Comida

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 3

Pontificia Universidad Catlica de Chile

Instituto de Esttica
Profesora Claudia Lira
Trabajo Experiencia Esttica:
La comida
Cristin Daz ORyan
Cuando reconocemos a la cultura tradicional como fuente de la identidad de una
comunidad, estamos considerando que sus prcticas nos permiten una experiencia de apertura
hacia el aspecto trascendente de dicha cultura. En este sentido, la comida resulta parte fundamental
de como una comunidad se reconoce a s misma, ya que desde la siembra y cosecha hasta la
preparacin del alimento, se integran como partes de la experiencia esttica que permite al
individuo entrar en contacto con la tradicin. En este sentido, este ejercicio pretende ir en bsqueda
de ese contacto, despertando con l la atencin en el proceso de alimentarse y en la preparacin de
los alimentos. El desarrollo de este ejercicio result complejo, debido a que cuando comemos
nuestra atencin se encuentra presente espordicamente, vindonos atrapados en la rutina sin
darnos cuenta de lo que realmente estamos ingiriendo. Slo nos percatamos de los fines y no de los
procesos presentes durante esa accin. En consecuencia, este ejercicio ha significado un proceso de
autoconocimiento y disciplina, en el que la razn ha debido ser educada para que d un paso al lado
y el cuerpo se manifieste mediante el sentimiento.
Lo habitual que ocurra durante los momentos en que coma, era que mi disposicin frente al
alimento se encontraba determinada por las actividades de deba hacer. Por este motivo, muchas
veces me volva inconsciente de m mismo y de que lo que senta al comer. Slo era capaz de sentir
los sabores durante los primeros bocados, desapareciendo sus texturas y combinaciones en una
masa uniforme que deba ser tragada. Es as como los recuerdos de dichas comidas son nublosos, y
tristemente, olvidados entre el enredo de pensamientos importantes agendados para el da. Sin
embargo, los momentos fortuitos de descanso acompaados de un galletn de avena o un pan de
huevo se encuentran retenidos en mi memoria. Los das lunes y mircoles me veo enfrentado, junto
a algunos compaeros, a tres mdulos seguidos de clases en la misma sala, por lo cual casi no hay
tiempo de comer algo o ir al bao. Es por esto, que al terminar clases, el cuerpo me exige alguna
recompensa por las horas de concentracin y pensar, es as como se ha vuelto una tradicin comer
alguna galleta de avena o algn pan de huevo. La galleta de avena al ser artesanal, uno puede sentir
la textura de los granos que la conforman a la primera mascada, posee una sensacin textura
esponjosa que contrasta con la dureza de las semillas. Su sabor es suavemente dulce, que empieza a
dar paso para que brote el sabor caracterstico de la avena, que como es tradicin, viene a ser
acompaado por la sed. A diferencia de otras galletas, o quizs por el hambre que tengo, la sed no
es impedimento para seguir disfrutando de sus texturas y sabores, son ellos los que permiten una
sensacin de felicidad y calma, un momento en que el da se detiene y slo existe el plcido caminar
junto con esa calidez de sentir el estmago satisfecho. Porque el fro del camino se hace ms dcil
cuando uno posee la guatita llena.

Pero la experiencia ms significativa de estas meriendas, es comer un pan de huevo. Debo


reconocer que poseo una carga emocional bastante fuerte con ste alimento, ya que en mi infancia,
siempre acompaaba las idas a la playa en el litoral central durante las vacaciones en casa de mis
abuelos. Ya slo pensar en l me trae recuerdos de esos das ventosos en Santo Domingo, en donde
haba un sol que emprenda su camino hacia el horizonte. La calidez de la arena y la paz que entrega
el movimiento del mar cuando rompe en las rocas, se encuentra concentrado en cada trozo de este
tradicional bocado. Cuando por primera vez vi que vendan pan de huevo en la panadera La Espiga
de Avenida Holanda, no pude evitar sentir felicidad, y sin dudarlo por trescientos pesos lo compr.
Su textura no es la misma de esa diversidad existente en la playa, ste es ms crujiente, uno siente
los dientes romper la corteza del pan y las migas caer sobre la lengua, desplegando un suave sabor
que inunda la boca. En su esencia, es aquel pan que coma en mi infancia, que con su aroma es capaz
de trasladarme a esos das remotos. Como residuo, reluce una sensacin de melancola por aquellos
das, por un mundo que ya no va a volver a ser, junto a una serenidad que se regocija en el recuerdo
vivo de aquellos lugares y personas que ya no estn. El color amarillo de ste pan se condice con las
tonalidades que rodean esos recuerdos, el naranja y amarillo de aquel sol que se va retirando
cuando entro de regreso por el prtico de madera a la casa de mis abuelos.
Otro de los momentos importantes donde pude concretar un momento de atencin, fue
en una cena con mi familia en el que comimos lentejas. Este es un plato q que me encanta comer,
aunque no siempre fue as, ya que cuando era nio era bastante maoso, por lo que comer esas
deliciosas legumbres estaba vetadas en mi dieta. Pero al crecer uno empieza a permitirse probar
ms cosas, y de esta manera, pude conocer la maravilla de estos alimentos. Haca bastante tiempo
que no cocinaban lentejas en mi casa, y ese da tuvo una connotacin especial, ya que mi hermana,
mi cuado y mi sobrina se encuentran viviendo con nosotros. Un plato de lentejas es algo que
representa el hogar, es ese plato de comida casera que siempre nos hace sentir como en casa, es por
eso que ese momento era ms significativo, ya que en ese plato haba una invitacin a vivir en
familia. El olor y la textura es un sosiego al ritmo del da, su forma circular y la textura se mezclan
con el arroz y la acelga, hacen una mezcla que hace vibrar la lengua y los msculos de la mandbula.
La suavidad recorre las paredes de la boca, y despus de tragar, uno siente como esas mismas
texturas se deslizan por la garganta, haciendo que dichos cosquilleos desciendan y liberen hacia el
cuerpo entero. La reaccin quizs debi ser generalizada, porque hubo una sensacin de comunin
en la mesa, una unin que va de la mano del sabor y los recuerdos que cada uno tiene de las
lentejas. La vibracin que qued en el cuerpo se transport a mi mente, y ella me hizo sentir de una
forma ms cercana a los comensales que compartan la mesa.
La experiencia de cocinar fue distinta al ser ms ntima, ya que cocin para mi novia. Lo que
prepar fueron galletas de chocolate, algo que nunca haba hecho, por lo que fue una instancia
interesante para poder aprender. Deb buscar la receta y poder ver cul era la que ms se
acomodaba a mis habilidades. As que una vez seleccionadas cuales iban a ser las galletas, comenc
a realizarlas no exento de nerviosismo. Sin embargo, al ser una experiencia nueva me senta atento
de lo que estaba haciendo. Por ejemplo, cuando bata senta como se mova mi brazo y cierta
tensin se alojaba en mi hombro y cuello, pero not que dicha tensin estaba amarrada a un
pensamiento, el de si lo estaba haciendo bien. En ese instante me di cuenta que no deba estar
atrapado en el cmo me iban a quedar las galletas, y dedicarme a estar presente en el hacer.
Despreocupado del fin y solo disfrutando los olores, las texturas de la masa y el chocolate, senta
placer en el movimiento de mis manos sobre la masa. Mi desempeo fue mucho ms fluido, a pesar

de algunos errores que comet, mis galletas nacieron como tales. En el momento que ellas las comi,
estuve ms atento en su reaccin frente a ese instante en que compartamos. Pero a pesar de mis
intentos, no poda desprenderme del nerviosismo y la ansiedad de saber si les haban gustado. El ver
como se abran sus ojos para luego cerrarse en un gesto de placer, hizo que en mi interior pudiera
experimentar una sensacin de alegra adornada con el dulzor del chocolate de las galletas. A travs
de esas galletas hubo una comunicacin y una entrega, el ver como otra persona disfruta lo que
hiciste con dedicacin y amor, establece un vnculo y el sentirse parte de esa persona. La aceptacin
de la ofrenda es la aceptacin de uno como persona, y los alimentos se convierten en el medio en
que uno puede llevar a cabo dicha comunin.
A travs de esta experiencia pude poder apreciar el valor que posee la comida, como la
valorizacin de un espacio cotidiano. Es en la ritualidad del preparar y comer donde existe una
comunicacin con nuestra identidad, donde recordamos donde pertenecemos y quienes somos. En
este ejercicio pude vivenciar retazos de esta tradicin familiar, pero sobre todo hizo surgir en mi la
inquietud de querer seguir viviendo estas experiencias, el contacto a travs del cuerpo con lo
trascendente.

También podría gustarte