Expansión Minera y Desarrollo Industrial Pinto y Ortega

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Expansin minera y desarrollo industrial: un caso de crecimiento asociado (Chile 1850-1914)-Julio Pinto y

Luis Ortega.
Introduccin.
Durante la mayor parte del siglo XIX la minera fue el pilar de la economa chilena, entregndole modalidad de
crecimiento pero tambin de limitaciones. El comercio exterior, las finanzas y el gasto fiscal fueron indicadores
dinmicos del perodo, se ligaron a la minera por vnculos muy estrechos y una relacin de franca dependencia. Fue
la actividad que primero atrajo la inversin directa de capitales externos, con todas las implicancias anexas.
La hegemona minera se hizo presente en los inicios de la industrializacin nacional entre 1850 y 1954. En 1960 la
visin tradicional de la industrializacin chilena como un proceso surgido slo despus de la crisis mundial de 19291932 comenz a ser parcialmente cuestionada, varios economistas llamaron la atencin sobre una serie de
fenmenos de claro signo industrial cuya presencia era muy anterior al colapso del modelo exportador. El estudio
hecho por Oscar Muoz permiti establecer la fecha de inicio del crecimiento industrial a lo menos durante la primera
guerra mundial, momento en que el aislamiento de Chile respecto de sus tradicionales abastecedoras de
manufacturas estimul una sustitucin de importaciones semejantes a la producida despus de 1930, este proceso
tomaba un carcter de continuidad ms que de quiebre, como hasta entonces se haba sostenido.
Durante los aos 70 esta visin fue reforzada y profundizada desde el mbito historiogrfico, a travs de las
investigaciones de Marcelo Carmagnani y Henry Kirsch, no solo confirmaron lo que se haba dicho antes sino que,
retrasaron el inicio del proceso hasta la Guerra del Pacfico, llegando a la inesperada conclusin que el surgimiento
de las primeras industrias chilenas no haba sido impedido por un crecimiento basado en las exportaciones mineras,
sino que haba sido coincidencia y complementario por l.
La validez de aquella constatacin fue avalada por las tesis doctorales del historiador Luis Ortega y el economista
Gabriel Palma, quienes percibieron los lineamientos bsicos de un proceso industrializador. Se comenz a postular
que el sector exportador poda generar una dinmica de crecimiento capaz de traspasar sus propios lmites y
efectuar transformaciones ms amplias de los sistemas en que se hallaba inserto. Poda ayudar a modernizar
estructuras anexas y difundir las relaciones de mercado hacia otros mbitos de la economa, esto derivaba en
condiciones muy favorables a la industrializacin, aun cuando ella no se ajustara del todo a los patrones propios de
los pases que alcanzaron una forma madura de capitalismo.
Por el contrario estas industrializaciones perifricas se revelaron aquejadas de mltiples limitaciones: falta de
integracin y economa, dependencia de tecnologas forneas, debilidad financiera, subordinacin a un
proteccionismo fiscal estrecho y contraproducente, tendencia a la concentracin y al monopolio. En el caso chileno,
la industrializacin anterior a 1930 deba necesariamente insertarse en una formacin econmica que se sustentaba
en las exportaciones mineras y los estudios mas recientes lo afirmaban por el hecho de constituir la minera el sector
ms modernizado de la economa deba implicar a la vez un efecto de transformacin estructural y la conformacin
de un poderoso mercado interno cuyas necesidades podan satisfacerse al menos parcialmente, desde el interior del
pas.
Si bien la minera se ligaba por mltiples conductos financieros, tecnolgicos y comerciales, con las economas
centrales, su irradiacin deba haberse hecho sentir sobre el sistema econmico nacional, activando su transicin
hacia el capitalismo. En este libro se ha propuesto profundizar en la naturaleza de los vnculos que ligaron en Chile a
su principal sector exportador, la minera, con esa incipiente industrializacin detectada ya desde mediados del siglo
pasado y plenamente configurada para el estallido de la primera guerra mundial.
Se analizarn las transformaciones estructurales experimentadas por el propio sector minero a partir de su
integracin a la economa capitalista internacional, que lo transformaron en la primera muestra de una actividad
plenamente industrializada al interior del pas. Se analiza cmo las nuevas relaciones de produccin incorporadas al
quehacer minero pudieron haberse ido hacia el resto de la economa nacional contribuyendo a generalizar las

modalidades de capital y trabajo caractersticas de una economa industrial, sin este prerrequisito, habra sido
imposible la aparicin de una manufactura moderna.
Se quiere dimensionar los estmulos concretos ofrecidos por el mercado minero para una posible produccin
nacional de manufacturas, se ha considerado la demanda de bienes de capital emanada de las actividades mineras,
insumos, bienes intermedios, maquinaria industrial, como la demanda de bienes de consumo de una poblacin
plenamente asalariada y enclavada en una zona que deba abastecer casi todas sus necesidades desde afuera. Esta
influencia pudo detectarse a travs del surgimiento de empresas industriales en las provincias mineras, incluidas
dentro de este estudio las de Atacama, Antofagasta y Tarapac, como del flujo martimo de artculos manufacturados
hacia las mismas. Tambin se considera si el predominio minero pudo incidir sobre las insuficiencias que se han
detectado en nuestro desarrollo industrial, en su incapacidad de constituirse en motor de crecimiento autnomo y
sostenido.

Captulo I
Los caminos de la industrializacin
Revolucin industrial e industrializacin
Desde el ltimo cuarto del siglo XVIII el ritmo de la actividad econmica comenz a cambiar definitivamente en
Europa nor-occidental. La industrializacin, fenmeno exclusivamente ingls en sus orgenes, inicio, su inexorable
avance por el mundo, las manufacturas industriales y la organizacin del trabajo capaz de producirlas, se
convirtieron en factores de extraordinaria capacidad transformadora, no solo en el mbito de la economa, sino
tambin en la sociedad. En otras palabras se haba iniciado un proceso de cambio social y en la forma de producir
bienes tan importantes en s mismos como en su capacidad de dispersin.
Desde el punto de vista de la evolucin de la economas, comenzaba un proceso de transito prolongado hacia la
modernidad desde lo que ha sido denominado la economa del antiguo rgimen; aquella en que la agricultura
predominaba sobre la industria, el transporte estaba escasamente desarrollado y la produccin de manufacturas
estaba casi enteramente concentrada en bienes de consumo elaborados en pequeas unidades productivas
tradicionales.
Fue Karl Marx quien en el volumen I de Das Kapital (1867) hizo el primer anlisis sistemtico de la nueva sociedad
generada por el capitalismo industrial en Gran Bretaa. A partir de entonces, algunos autores seeros desarrollaron
estudios que contribuyeron a profundizar y popularizar el conocimiento acerca de la industria manufacturera
moderna.
Los orgenes de la revolucin industrial en Gran Bretaa, no pueden explicados solo en trminos de ese pas, sino
de la economa europea de la cual era parte, en un sistema que puede ser descrita como flujos econmicos de
comercios, pagos internacionales, de transferencias, de capital, pero, Por qu en Gran Bretaa y por qu hacia
fines del siglo XVIII?
Esto se debi a que las principales precondiciones para la industrializacin estaban ya presentes o era fcil crearlas.
Es ms de acuerdo a los parmetros aplicados a los pases subdesarrollados de hoy, Inglaterra no lo era, aunque si
lo eran partes de Escocia y Gales y cierta parte de Irlanda. Pero los lazos econmicos, sociales e ideolgicos que
inmovilizaron a las grandes masas preindustriales en situaciones y ocupaciones tradicionales ya eran dbiles y
podan ser fcilmente rotos. Por lo tanto, no haba mayores obstculos para transferir la fuerza del trabajo desde
empleos no industriales a la manufactura. La acumulacin de capital haba llegado a un nivel tal, que permita
realizar la inversin necesaria en equipos e instalaciones. En muchos aspectos el pas era ya un mercado nacional
integrado y contaba con un extenso y altamente desarrollado sector manufacturero y una estructura comercial an
ms desarrollada. En otras palabras la inversin requerida era baja y la expansin poda ser financiada por las
propias ganancias acumuladas. Estas circunstancias convirtieron el caso britnico en uno verdaderamente nico. De
ah que dicho pas se convirtiera en una suerte de centro de irradiacin de la industrializacin, en primer lugar a
Europa y luego a otros continentes.
La industrializacin, se convirti en algn momento, en sinnimo de desarrollo, de manera que los pases ms
atrasados deban transitar ese camino en la bsqueda de soluciones. Si el subdesarrollo estaba caracterizado por la
falta de integracin y movilidad econmica y social, la industrializacin estaba llamada a solucionar en gran parte
esos problemas, ella creara las fuentes adicionales de empleo, que seran mejor remuneradas y ms eficientes y
promovera la urbanizacin. Adems diversificara el sistema econmico, an en los sectores primarios, a travs de
sus demandas por materias primas. Finalmente, mediante la sustitucin de importaciones, contribuira de manera
decisiva a disminuir la presin en la balanza de pagos
Entonces, Qu es la industrializacin? Ciertamente no toda la produccin de manufacturas, de acuerdo con lo visto,
para que el fenmeno cristalice debe generarse un proceso global en el cual interactan diferentes factores que

derivan en la aparicin de unidades productivas modernas, que se caracterizan por un alto retorno sobre la inversin,
lo cual, a su vez, permite la reproduccin, a mayor escala, del proceso y se traduce en mayores niveles de desarrollo
econmico. En otras palabras, para que un proceso de industrializacin tenga lugar, debe existir un orden
econmico-social en que imperen las relaciones de produccin y el modo de produccin capitalista. En su etapa de
formacin lo primero implica la creacin de un mercado interno y un proceso de separacin de los productores
directos (pequeos campesinos, trabajadores sometidos al pago de rentas de la tierra mediante prestaciones
personales o en dinero, pequeos mineros, artesanos manufactureros), de sus medios de produccin y su
transformacin en obreros asalariados en cualquier sector de la economa.
En el fondo, la industrializacin no solo requiri de la aplicacin de tecnologa en la elaboracin de bienes con el fin
de aumentar masivamente la productividad. Tambin y ms importante, demand un cambio socioeconmico que
hiciera posible el desarrollo del mercado, la aparicin del trabajador libre para vender su fuerza de trabajo; del
capital como la relacin de entre los propietarios de los medios de produccin y del asalariado y de las unidades
productivas modernas, dndose un proceso productivo nuevo, tanto desde el punto de vista cualitativo como
cuantitativo.
Las economas exportadoras y la industrializacin
Hacia el ltimo cuarto del siglo XIX comenz a ser evidente que, desde el punto de vista de la produccin de bienes,
el mundo se divida en dos tipos de pases. Por un lado aquellos en que el sector industrial ya constitua o se
perfilaba como el sector ms dinmico del sistema econmico; por otro, aquellos donde continuaba predominando la
produccin de bienes primarios y la manufactura de tipo artesanal y en los que la presencia de la industria moderna
era escaza o nula. De esta forma se estructur una relacin que, desde el punto de vista analtico, ha recibido
diversas denominaciones, siendo una de la ms adecuada la de centro-periferia la que no solo hace referencia a
las desigualdades estructurales entre los componentes de la ecuacin, sino tambin a la simetra en el tipo de
relaciones establecidas entre los participantes de ella.
Para los pases de la periferia las implicancias de la falta de la industrializacin fueron trascendentales,
principalmente porque junto con la estructuracin de una administracin eficiente y una infraestructura de
comunicaciones y transporte moderno, la industrializacin se constituy en uno de los criterios de la modernizacin y,
ms tarde en un sinnimo de desarrollo econmico. De all que una industrializacin limitada o, la ausencia de ella,
fuera equivalente a atraso econmico y, por consecuencia lgica, que la superacin del atraso y el acceso al
desarrollo pasaran por la camino de la industrializacin.
A pesar de estas disparidades, si se analiza el proceso de industrializacin desde una perspectiva global, resulta que
a comienzos del presente siglo, la industrializacin se haba convertido en un proceso generalizado. Sin embargo, el
agudo contraste entre los diferentes grados de industrializacin alcanzados contribuy a acentuar la dicotoma entre
el mundo del centro y el de la #periferia lo cual redundo en una serie de cuestionamientos acerca de problemas
tales como la connotacin progresiva de la expansin del capitalismo y la factibilidad de que en los pases
perifricos se alcanzaran altos niveles de desarrollo industrial y sus correspondientes niveles de vida
De acuerdo con cierta literatura acerca del desarrollo econmico, las posibilidades de que ocurriera algn tipo de
desarrollo industrial en los pases exportadores de bienes primarios eran negativas. Ello, en razn de un sistema
internacional que condenaba a aquellas naciones a ese status, ya fuese a cuenta de las caractersticas propias de
las relaciones entre el centro y la periferia siempre favorables al primero, estas siempre habran estado ms
interesadas en conservar su cuota de poder que en implementar reformas socioeconmicas que abrieran paso a
cambios profundos. De all que respecto del inicio del proceso de industrializacin en Iberoamrica, haya imperado,
por muchos aos, una visin que fija su punto de partida en la dcada de 1930, como una respuesta nacional a los
efectos econmicos de la crisis internacional y a los cambios sociopolticos que se hicieron manifiestos desde fines
del siglo XIX.

Captulo II.
Minera y Capital Industrial.
Todo proceso de industrializacin supone una renovacin e inyeccin masiva de capital. Esto reviste, en primer lugar,
una dimensin cualitativa: los instrumentos fsicos de produccin deben transformarse profundamente, Dando lugar a
unidades de mucho mayor tamao, con instalaciones y maquinarias de Creciente sofisticacin y complejidad
En este captulo se intentara demostrar que el sector minero estuvo presente en ambos aspectos, aportando capital
financiero al conjunto de la economa a la vez que revolucionaba, en su propio seno, las formas tradicionales del
capital fsico. A travs de ambos conductos, y desde el Angulo especifico del capital, se postula que la minera
contribuy sustantivamente a la penetracin
De relaciones capitalistas de produccin en Chile, y por ende a su proceso de industrializacin.
En el aspecto netamente financiero, es evidente que la minera, como uno de los principales generadores de
utilidades y divisas a lo largo del siglo XIX
Una constatacin afirmativa en ese plan ya estara sealando un aporte importante de la actividad minera a nuestra
incipiente revolucin industrial.
Es evidente que desde la dcada de 1830 la minera se situ en una posicin de vanguardia tecnolgica respecto del
conjunto de la economa nacional. Fue all donde ms tempranamente se adoptaron, en forma generalizada, las
tcnicas y formas de produccin propias de una organizacin industrial
Se sabe, sin embargo, que nuestra industrializacin no recorri el ciclo completo de los modelos clsicos, ni tuvo
tampoco idnticas consecuencias para el desarrollo nacional.
1.- La Minera como financista.
Siendo la minera el pilar y el motor de la economa chilena durante casi todo el siglo XIX. Es evidente que cualquier
proceso de formacin de capital, verificado en cualquier sector especifico, debi depender sustancialmente de ella.
Esto fue particularmente claro en aquellas actividades que, no pudiendo abastecerse en el pas de sus principales
instrumentos productivos, debieron depender de la importacin para crecer y funcionar.
Descontando el crdito exterior, que por lo dems se concentro durante el periodo fundamentalmente en el sector
pblico, esto se traduca en una marcada dependencia respecto de las exportaciones. Y dado que desde la dcada
de 1830 la minera nunca aporte menos del 60 por ciento de estas, siendo bastantes ms comunes cifras cercanas al
80 y hasta el 90 por ciento, puede deducirse que la capacidad de importar estuvo fuertemente condicionada por el
estado de las labores mineras
Todos los estudios referentes a las primeras etapas de la industrializaci6n chilena coinciden en destacar su
incapacidad de generar una base autnoma de crecimiento
Las fbricas chilenas constituyeron prcticamente la etapa final de una lnea de produccin
Que se originaba en Europa y terminaba en el consumidor local. En tales circunstancias, y puesto que esta situacin
no vari sustancialmente hasta por lo menos la dcada de 1930. La disponibilidad de divisas se constituyo en una de
las principales necesidades del sector manufacturero. Con ello se confirma un primer nivel de dependencia de la
industria secundaria respecto de la minera.
La obra de kirsch pasa a apoyarse en las tesis, por lo dems explcitamente formuladas, de que en la medida en
que crecieron las exportaciones, as tambin creci la industria

Una forma mas especifica de ligazn financiera es la que se da a travs del aporte crediticio. En este sentido, y
puesto que la minera fue una de las principales fuentes de utilidades del periodo, no habr sido natural que ella
alimentara a la naciente industria del capital necesario para su instalacin, expansin y operaciones cotidianas. Es
un hecho sabido que la riqueza minera, complementada con la mercantil que a la postre tambin dependa de ella,
permiti a Chile construir un sistema bancario y financiero en una etapa relativamente temprana de su organizacin
econmica. As los orgenes de la banca nacional se confunden con los apellidos de empresarios y habilitadores
mineros como Edwards, Ossa, Escobar y Subercaseaux.
Al carecerse de un estudio actualizado sobre las operaciones bancarias y crediticias para el siglo XIX, es imposible
saber a ciencia cierta cul fue la participacin de la industria manufacturera en la captacin de prstamos () Este
sector recibi un trato en general discriminatorio de parte de la banca. Por una parte, la legislacin impeda la
concesin de prstamos hipotecarios sobre la garanta de equipos, stocks o maquinarias, situando al empresario
industrial en desmedro respecto del terrateniente o del especulador de bienes races. Por otra, recin en 1929 se
autorizo a las sociedades annimas y de responsabilidad limitada a emitir bonos o debentures para incrementar su
capital en forma rpida y sin alterar su estructura de propiedad. Ms all de estas trabas institucionales, sin embargo,
estuvo la propia conducta de los agentes financieros, siempre propensos a privilegiar la inversin en tierras u
operaciones de corto plazo por encima de alternativas de mayor riesgo y duracin. El resultado fue que el sector
industrial quedo a merced de sus propias posibilidades o fuentes no institucionalizadas de crdito, como lo fueron por
ejemplo las grandes casas comerciales de Valparaso y otros puertos.
Estas evidencias indirectas estaran indicando que el aporte crediticio formal de la minera hacia la industria no tuvo
la magnitud que su capacidad habra permitido suponer.
Exista, sin embargo, otra conducta a travs del cual la minera pudo ayudar a financiar las primeras tentativas de
industrializacin: la inversin directa en empresas manufactureras
En Chile de los productos que ellos mismos antes haban importado. Por otra parte, su carcter de principal
prestamista para el sector industrial estableci un acceso directo hacia la gestin propiamente tal.
Puede distinguirse algn proceso anlogo a partir del empresariado minero? Si se analiza la composicin del
estamento industrial hacia fines del siglo pasado y comienzos del actual, puede descubrirse en lugares prominentes
a empresarios cuya fortuna familiar tuvo efectivamente un origen minero. Tal es el caso, entre otros, de Agustn
Edwards MacClure y Carlos Cousio, involucrados en empresas de la envergadura de la Refinera de Azcar de via
del Mar, compaa Chilena de Tabacos, compaa Cerveceras Unidas, fbrica Nacional de paos de Tome y
Cemento El Meln
En realidad, el empresariado industrial de la poca se compona en general de inmigrantes vinculados a dicha
actividad prcticamente desde su llegada a Chile, reforzados en el aspecto financiero por comerciantes, banqueros y
otros miembros de la elite econmica tradicional.
Otro apartado son los ferrocarriles que fueron construidos y financiados en forma particular por los principales
empresarios de la minera regional.
El capital especficamente minero fue m h bien reacio a invertir en empresas de carcter industrial. Esto pudo ser
ms o menos explicable para aquellas ubicadas fuera de la regin minera, cuyo empresariado se recluto entre los
sectores propios de la gestin econmica local y no vacil en invertir en empresas de transporte, ferrocarriles,
Bancos o servicios urbanos.

2. La minera Vanguardia Industrial.


El empresario minero fue uno de los primeros en traer la gran industria a chile.
La minera comenz a adoptar, fundamentalmente en las labores de refinado, mecanismos y relaciones de
produccin propios del capitalismo industria. As, las refineras de cobre, plata y salitre incorporaron a sus faenas la
mecanizacin y la racionalizacin, junto con relaciones laborales de claro sello capitalista. Como resultado de ello,
dieron cuerpo al primer sector industrializado de la economa chilena, a una verdadera "vanguardia industrial" en el
seno de una formacin todava predominantemente pre-capitalista
Es verdad que la situacin imperante al comienzo del ciclo de expansin minera no se deja mucho de las normas
generales de la Amrica colonial, y que los adelantos introducidos durante el transcurso del proceso no lograron
generar una dinmica permanente y auto sostenido de innovacin. Sin embargo, como para tales adelantos fueron
demasiado contundentes Como para que se pueda seguir hablando tranquilamente de "tnicas pre-industriales
En todo caso, lo que se puede decir en forma general es que el solo hecho de que la minera chilena se viera
obligada a responder a un mercado mundial cada vez mas exigente y en un proceso de expansin sin precedentes,
prcticamente obligo a abandonar los procedimientos convencionales.
Empezaban a depender de los suministros provenientes de la periferia. Algunos autores atribuyen la presencia
masiva de capitales europeos en este tipo de actividades precisamente a la urgencia de despejar este "cuello de
botella", considerando la reticencia incapacidad de los capitalistas nacionales a emprender la tarea personalmente.
Sea como fuere, el caso es que las condiciones del mercado mundial, el avance en los medios de transporte, la
evolucin de los precios, e incluso la legislacin adoptada por los diversos pases involucrados, llevaron a que la
minera chilena trascendiese una primera etapa de exportacin de minerales en bruto y se extendiera hacia la etapa
del refinado. Es verdad que en esta obra le cupo un papel fundamental a la inversin extranjera.
3. Tres Momentos en el desarrollo de la metalurgia:
Una Industrializacin Inconclusa?
3. a. El Cobre.
Hasta la dcada de 1830, la metalurgia chilena del cobre se ajusta plenamente a la imagen artesanal que rodea a la
minera tradicional latinoamericana en su conjunto. El mineral era fundido en homos de manga, construidos de
barro y alimentados con lea, atizados por grandes fuelles movidos por la energa humana, hidrulica o animal.
Sin embargo, el mercado tradicional del cobre no peda mucho. Durante la colonia, este metal se empleaba
bsicamente para la fabricacin de utensilios domsticos y ornamentales, agregndose
Hacia el final del periodo, e implementos para la industria azucarera. Solo con el advenimiento del siglo XIX y la
consolidacin de la revolucin industrial empieza a configurarse una demanda verdaderamente masiva Dara el cobre
chileno. Abierto por lo dems desde 1810 a todos los mercados mundiales.
Es a partir de entonces, por lo tanto, que su metalurgia debe enfrentar directamente el desafo modernizador.
Aparte la falta de equipamiento previo, incidi en esta situacin la poltica arancelaria de Gran Bretaa, lejos el
principal comprador chileno.
A ello vino a agregarse una importante alza en los precios internacionales del cobre, ms la abolicin en 1844 de los
impuestos con que el gobierno agravaba la intimacin de carbn ingls. Esto litigio pona a disposicin de las
fundiciones nacionales un recurso energtico de excelente calidad, complementado a partir de la dcada de 1850
con la produccin de carbn en Lota, Coronel, Arauco y Lebu

As durante la dcada de 1850 la metalurgia chilena del cobre alcanz su mayora De edad. El primer hito
demarcatorio de ese proceso lo constituyo la construccin de la gran fundicin de Tongoy, iniciada en 1849 por la
empresa britsh Mexican and South American Smelting Company, y adquirida diez aos despus por Urmeneta y
Errzuriz.
Esta usina permiti iniciar por primera vez en
Chile la produccin de barras de cobre a gran escala. Su produccin anual promedio durante la dcada de 1870
superaba casi dos mil toneladas.
Las que en definitiva hicieron de Chile el principal productor mundial de cobre, jerarqua que conserv hasta fines de
la dcada de 1870 (22). Fue en ellas, por lo tanto, donde ms claramente se percibi el carcter de vanguardia
industrial que este trabajo les ha adjudicado
Para ser caracterizados como establecimientos industriales: elaboracin a gran escala, inversin sustantiva de
capitales, concentracin de gran cantidad de obreros sometidos a rgimen salarial y faenas mecanizadas
En ese momento, ambas fundiciones disponan de los ltimos adelantos mundiales en la materia, como lo hacan
tambin sus congneres, aun ms grandes, de Coronel y Lota. Esta ltima, como se sabe, se haba diversificado
hasta llegar a constituir un verdadero nudo industrial, incluyendo fbricas de vidrio, ladrillos refractarios y loza (29).
De ese modo, las grandes fundiciones de cobre configuran indudablemente el principal y ms poderoso sector
industrial de la economa chilena antes de la Guerra del Pacifico. Eran, verdaderamente, una vanguardia industrial
para su poca.
Ninguna de ellas, sin embargo, fue capaz de mantenerse en tal condicin. Como se sabe, desde mediados de la
dcada de 1870 la minera chilena del cobre entr en una crisis que james pudo superar por sus propios medios. El
marco en que se dio esta declinacin fue la Gran Depresin de fines del siglo XIX (1873-1896), fenmeno de baja
prolongada de precios que golpe con especial intensidad a los productos bsicos
Lo que si corresponde hacer notar es que, en lo que respecta a la metalurgia del cobre, se perdi la capacidad de
mantenerse al da.
Sin embargo, ni ella ni Los nuevos hornos de manga pudieron revertir la tendencia declinante que aquejaba al sector.
Por otra parte, el gran adelanto de fines de siglo, el tratamiento electroltico de Los minerales, ~solo lleg a Chile en
forma experimental.
As, pese a su imponente apariencia de mediados de siglo, la metalurgia chilena Del cobre no logr sobreponerse a
su primera crisis seria de mercados y mantener Niveles siquiera comparables a los de su mejor momento.
Lo que interesa destacar, sin embargo, es que ninguno de estos casos se logro otra cosa que prolongar una agona
que a la postre se revelara definitiva. Derrotados por las vicisitudes del mercado mundial, y por su incapacidad para
absorberlas y superarlas,
Por otra parte, no debe olvidarse que, incluso en sus mejores tiempos, el sector ms altamente tecnificado de la
metalurgia chilena del cobre no fue ms que una isla en una industria cuyo predominio numrico segua radicado en
una multitud de pequeitos establecimientos de carcter cuasi-artesanal
De hecho, como se sabe, la crisis estructural solo vencerse con la llegada masiva de capitales estadounidenses, y la
conformacin de los centros de irradiacin indudablemente mucho menor, de la gran minera del cobre.

3b. La plata.
A diferencia del cobre, la metalurgia chilena de la plata conserv por un tiempo mucho ms prolongado una tcnica y
carcter eminentemente coloniales.
Se han propuesto para Latinoamrica, o con el calificativo de minera artesanal que Pierre Vayssihre ha adjudicado
a la minera de la plata y el cobre Chilenos por igual. As, el auge argentfero signado por los descubrimientos de
Chanarcillo (1832) y Tres Puntas (1848) se vali en lo esencial del antiguo sistema de amalgamacin denominado
de patio, as como de los tradicionales trapiches y tahonas para el chancado del mineral
Hacia la dcada de 1850, cuando se generaliza el uso de la energa hidrulica a la vez que la amalgamacin pasa a
realizarse en tinas de madera dotadas de un movimiento circular
Pese a ello, las dimensiones de los establecimientos siguieron siendo reducidas -no ms de diez operarios en
promedio-, y su tcnica de produccin bastante rudimentaria (40). Esto se demostraba entre otras cosas por las
elevadas prdidas de mercurio, as como por la incapacidad de procesar minerales sulfurosos o fros que deban
seguirse exportando en bruto
Curiosamente, fueron los mismos ciclos mundiales que trajeron la crisis a la metalurgia del cobre los que, en el caso
de la plata, desembocaron finalmente en su industrializacin
Sin embargo, as como la crisis de produccin provocada en los principales pases abastecedores por las guerras de
independencia, determinaron que su precio se mantuviera estable y atractivo.
Chile pudo incorporarse activamente a la produccin mundial de plata sin alterar en nada las formas tradicionales de
produccin. Hasta mediados del siglo XIX, una metalurgia arcaica no fue obstculo para competir ni para crecer
Todo comenz a cambiar a partir de 1860. En primer lugar, el hallazgo de nuevas fuentes de mercurio abaratar los
costos de produccin lo suficiente como para hacer rentable el aprovechamiento de minerales de ley mucho ms
reducida. Gracias a ello, productores tradicionales como Mxico incrementaron significativamente su oferta. Por otra
parte, la dcada de 1860 marc la entrada en escena de Estados Unidos como gran productor de plata. Impulsada
por la riqueza de sus vetas y algunos importantes adelantos Gnicos, la produccin de ese pas lleg a alcanzar el
45 por ciento del total mundial en el ltimo quinquenio de los aos 70. As, el volumen de plata que empez a circular
en los mercados mundiales super todos los ndices conocidos, ejerciendo una presin depresiva sobre los precios
que solo pudo frenarse temporalmente por el crecimiento anlogo de las transacciones
De mucho mayor gravedad fue la decisin, adoptada por los ms importantes gobiernos europeos, de convertirse en
forma exclusiva al patrn oro. Esta desmonetizacin de la plata vino a sumarse al incremento en su produccin para
provocar una cada vertiginosa en los precios que no se detuvo, salvo un breve interludio a fines de la dcada del 80,
hasta el inicio del nuevo siglo.
Para poder siquiera sobrevivir en tales circunstancias, a la minera de la plata no le quedaba otra opcin que
emprender el difcil camino de la modernizacin
En el caso chileno, dicha modernizacin tuvo su primer indicio en 1862, con la aparicin de un nuevo sistema de
refinado patentado en Copiap por el qumico alemn Bertold Krhnke
La introduccin del sistema KrBhnke tuvo las proporciones de una revolucin en esta rama de la industria minera,
posibilitando una produccin por encima de todo lo previamente conocido

Efectivamente, fue durante el apogeo del mineral de Caracoles en los aos 70 que el nuevo sistema se materializ
en plantas de beneficio verdaderamente modernas, con instalaciones y dimensiones sin precedentes en el ramo.
Ninguna de las dos modernas plantas iquiqueas, sin embargo, guardaba comparacin con lo que fue
indiscutiblemente la expresin ms espectacular de industrializacin el beneficio de la plata, el establecimiento de la
compaa boliviana de HUANCHACA en Playa Blanca, Antofagasta. La construccin de esta enorme usina se inicio
en 1889 como parte de un plan destinado a aumentar la produccin y reducir los costos de elaboracin del mineral
de Pulacayo, explotado por la referida empresa. Una vez completado el ferrocarril que una a ese punto con el puerto
de Antofagasta, result ms conveniente concentrar all el refinado que seguirlo realizando en Huanchaca mismo, en
pleno altiplano. Tras una inversin inicial de 3.836.501 pesos bolivianos, a comienzos de 1893 la planta quedaba en
condiciones de empezar a producir.
Estas imponentes instalaciones, sin embargo, o la inversin que ellas representaban no fueron capaces de revertir la
declinacin que ya vena experimentando la industria de la plata desde mediados de los aos 70. A la cada de los
precios, ms pronunciada y catastrfica que nunca en la ltima dcada del siglo, se uni una disminucin tanto en la
produccin como en la ley del mineral de Pulacayo, lo que impidi al flamante establecimiento emplear su capacidad
a fondo. Fruto de ello, en 1895 el directorio decidir primero reducir y luego paralizar totalmente los trabajos de la
seccin amalgamacin, quedando activa solo la de fundicin, de costos mis reducidos e instalaciones ampliadas.
Esta sola medida signific el despido de 250 operarios ms del 40 por ciento del total inicial.
El desenlace se produjo en 1899, cuando la compaa Huanchaca opt por abandonar los trabajos y arrendar la
planta, en 400 libras esterlinas anuales, a la firma norteamericana Guggenheim & Sons. Por esa fecha el
establecimiento fue avaluado en seis millones de pesos chilenos, unas 420.000 libras esterlinas. Solo continuaban
laborando en 61, sin embargo, entre 15 y 20 operarios
Haba botado y perdido aquella enorme suma de millones, resolviendo trasladar lo que quedaba de la maquinaria
hasta Pulacayo (60). En Antofagasta solo permanecieron, como permanecen todava hoy, las ruinas de la obra
gruesa, mudo testimonio de otra vanguardia industrial fracasada
Al menos despus de 1870, los principales establecimientos de beneficio de plata fueron capaces
De mantener un ritmo adecuado de inversiones y modernizacin tecnolgica, sin apreciarse rezagos importantes
respecto de otras zonas productoras en el mundo. Fruto de ello, el volumen de produccin de plata alcanz los
ndices ms altos del siglo entre 1890 y 1894, superando casi en un 20 por ciento los de 1850-54, poca dorada de
la minera Atacamea.
Es verdad que la participacin de la plata en el producto nacional disminuyo notoriamente despus de la guerra del
pacifico, eclipsada por el aporte de la industria salitrera. Sin embargo, en relacin a s misma, no cabe sino concluir
que la industrializacin de su metalurgia durante esos mismos aos tuvo efectos altamente satisfactorios.
Dentro de las economas modernas, los metales preciosos pasaban a ocupar un lugar cada vez ms prescindible.
As, tampoco la metalurgia de la plata pudo escapar a la transitoriedad intrnseca que afect a la minera chilena
durante el siglo pasado, y aun cuando, tardamente, incorporarse al mundo de la industrializacin, su ejemplo para
el resto del pas no pudo ser ms que efmero.
3c. El Salitre.
La industrializacin de las oficinas salitreras comenz mucho antes que esa actividad se vinculara decisivamente a
los destinos del pas. Sin embargo, fue el empresario chileno Pedro Gamboni el que primero parece haberse
aventurado por ese camino, all por los inicios de la dcada de 1850.
Los fondos reciban el calor directamente de fogones u hornillas a leila, situacin que llev al tcnico brithnico William
Bollaert a calificar dichas instalaciones como simples fogones de cocina

Todo ello cambio a partir de 1852, con la introduccin del sistema de gamboni o de vapor abierto. Presionados por
una demanda mundial que desbordaba la capacidad mxima de las paradas. Los salitreros buscaron
procedimientos que ampliaran el poder productivo.
El financiamiento de tales operaciones, por otra parte, exig movilizar enormes sumas de capital. En comparacin
con las 23.000 libras esterlinas que deban invertirse en promedio para equipar una oficina en los aos 70, la
adopcin del sistema Shanks impuso un gasto no inferior a las 40.000
Esto condujo rpidamente a la concentracin de la industria en unas pocas grandes unidades, reflejada en Tarapac
en la reduccin de oficinas activas desde ms de 160 antes de la Guerra del Pacifica a unas 40 hacia el inicio de los
aos 90. Paralelo a esto fue el desplazamiento de los antiguos productores locales, nacionales o extranjeros, por
sociedades annimas constituidas en el mercado financiero de Londres sobre la base de enormes sumas de capital
Caractersticas.
A semejanza de las grandes refineras de cobre y plata descritas anteriormente, algunas oficinas incluso contaban
con fundiciones bien montadas
El gasto total para instalar una oficina se estimaba en unas 100.000 libras esterlinas. El nmero adecuado de
operarios, tambin promedio, se situaba alrededor de los trescientos (77).
Una constatacin interesante que se desprende de estos datos es que en la industria salitrera, a diferencia de la
plata y el cobre, los adelantos tcnicos tendieron a uniformarse con el transcurso del tiempo. No se percibe aqu, en
otras palabras, el notorio contraste entre una vanguardia de unidades altamente modernizadas y una gruesa
constelacin de plantas tradicionales de dimensiones nfimas.
Tambin la presencia sustantiva del capital extranjero, puesto que el nacional se mostro siempre reacio a invertir en
las cantidades requeridas para una transformacin como la que se experimenta con la introduccin del sistema
Shanks. En palabras de un contemporneo, Por lo que respecta a la primitiva, es evidente que ninguna empresa
industrial chilena haba colocado en esa oficina una maquia de la gran facultad productiva que han colocado los
capitalistas ingleses
La existencia de alguna competencia internacional pudo tal vez haber dificultado el recurso a ese tipo de
expedientes, incentivando respuestas mis creativas e innovadoras. Pero pudo tambin, como de hecho sucedi en la
industria del cobre, haber tenido el efecto contrario, liquidando definitivamente al sector. De alguna forma, fue
precisamente eso lo que sucedi despus de la Primera Guerra Mundial, con la diferencia que el competidor tom
esta vez el carcter de sustituto sinttico. Por lo que respecta a este trabajo, en todo caso, lo cierto fue que tampoco
la industria salitrera se demostr capaz de convertirse en un agente sostenido de modelizacin econmica.
Vanguardia industrial indiscutible en su momento de mayor apogeo, su influencia no paso de ser, como en el cobre o
la plata, algo intrnsecamente efmero
4 Hubo Efecto de demostracin?
Lo que puede desprenderse de la argumentacin precedente es que la metalurgia del cobre, la plata y el salitre
efectivamente tuvo, cada una en su momento, la virtud de generar unidades productivas cuya organizacin y
equipamiento revistieron un carcter incuestionablemente industrial. Dada la importancia de esa produccin para el
conjunto de la economa nacional, y muy en especial la presin ejercida por una demanda mundial que exiga
incrementos rpidos y sustantivos en la oferta, el alcance del proceso fue adems bastante profundo.
En el contexto de la economa nacional, naturalmente, esto se traduca en una superioridad especialmente notoria.
Frente a cualquiera de las grandes usinas mineras u oficinas salitreras

En suma, la estructura de la economa chilena decimonnica en funcin de las exportaciones mineras tuvo por
consecuencia la gestacin de un sector que puede caracterizarse perfectamente como una vanguardia industrial
La evolucin temporal del sector demuestra que Este tambin se adelant en experimentar las principales falencias
que posteriormente impediran la consolidacin en Chile de un sector industrial que oficiara de verdadero eje de
desarrollo. Una primera insuficiencia que salta a la vista es la falta de uniformidad en los procesos de modernizacin.
En el caso de la plata y el cobre, se
ha vistoComo el adelanto tendi a concentrarse en unas pocas grandes unidades que no lograron nunca desplazar
totalmente a los establecimientos artesanales que las haban precedido.
La industria del salitre logr en este sentido una mayor simetra, pero fuera del mbito del refinado, y sobre todo en
la extraccin, los adelantos fueron menores y actuaron como freno a la modernizacin global del sistema
As una caracterstica comn a todos los casos estudiados fue su dependencia estructural respecto de una demanda
externa sobre la cual no se tena prcticamente ningn control.
Un rasgo anlogo exhibido por la experiencia de las refineras es su permanente dependencia tecnolgica,
eventualmente financiera, con respecto a las economas dominantes. Como se sabe, el grueso de la tecnologa y los
sistemas de produccin que dieron a este sector su carcter de vanguardia se originaban en el extranjero y
estuvieron siempre subordinados a la capacidad de importar.
As, y nuevamente guardando una estrecha semejanza con la evolucin de la industria nacional, la metalurgia del
siglo XIX tampoco logr zafarse de esta otra forma, posiblemente ms compleja, de dependencia.
Similares tanto en su alcance como en sus defectos, puede en definitiva establecerse una correlacin demostrable
entre la industrializacin del sector minero y el surgimiento de la industria manufacturera? Lo que este captulo ha
intentado argumentar que los procesos de transformacin y acumulacin del capital productivo que los modelos
clsicos de desarrollo asocian con la industrializacin se verificaron en Chile en el refinado minero, antes y en forma
ms contundente que en la industria manufacturera propiamente tal. Que ello fue as pareciera quedar mis o menos
clara. De ello, sin embargo, no se deduce automticamente que el ejemplo haya sido efectivamente tomado como tal
por los primeros empresarios industriales. Que, en otras palabras, se haya producido verdaderamente un efecto de
demostracin
Captulo III: Minera y Proletarizacin
Del mismo modo que una economa industrial requiere de nuevas formas y definiciones de factor capital, as tambin
requiere de un nuevo tipo de trabajador. Este debe poseer conductas y habilidades que por lo general no se
encuentran en el trabajador preindustrial y debe tambin saber adaptarse a una relacin laboral totalmente diferente.
En Chile, esa derrota y esa ruptura se verificaron primeramente en el mbito de la minera, verdadera cuna del
proletariado nacional. En consecuencia, tambin por este camino se llegara a la conclusi6n de que en los orgenes
de nuestra industrializacin hubo una marcada presencia minera.
Con tal propsito, se comenzara por analizar la importancia de proletarizacin para la formacin de una economa
industrial, argumentando que ella constituye un requisito indispensable para tal efecto. Ms que nada, se tratara de
definir las principales relaciones y conductas que abarca el concepto de proletarizacin, cuya aparicin en Chile se
hace primeramente perceptible en el trabajo minero.
Establecidos los parmetros pertinentes, se procede a analizar dos momentos diferentes en la proletarizacin del
trabajador minero. En el primero, se observamos en el ciclo cupro-argentifero del Norte Chico se verifica lo esencial
de la transicin en estudio, remontndose sus orgenes a las postrimeras de la Colonia.

En el caso del ciclo salitrero, en cambio, la proletarizacin se verifica plenamente. De acuerdo a lo que se plantea en
este captulo, sin ese paso previo la industria del salitre simplemente no podra haber alcanzado los niveles de
modernizacin a los que ya se hizo referencia. Como se dijo en el capitulo anterior, las exigencias del mercado
mundial y la ausencia de productores alternativos obligo aqu a avanzar mucho ms decididamente por el camino de
la industrializacin, situacin que tambin se expresa ntidamente en el terreno de las relaciones de produccin.
A semejanza del captulo anterior, lo que puede desprenderse del anlisis precedente es simplemente que la minera
ayudo a generar condiciones que eran esenciales para un proceso de industrializacin, pero no que tal aporte haya
sido necesariamente directo. As, la transformacin del pen pre-industrial en proletario familiarizaba al pas con esta
nueva forma de trabajo y la pona a disposicin de otros sectores de la economa.
1.- Requisitos laborales de una economa industrial
La produccin capitalista en general, y la industrial en particular, requieren de una fuerza de trabajo a la vez libre y
cautiva. Libre, en el sentido de estar en condiciones de desplazarse desde y hacia distintas actividades solamente en
funcin de los requerimientos del mercado, sin ninguna traba cultural o institucional que lo impida. Cautiva, sin
embargo, en cuanto a no poder sustraerse completamente del sistema o acceder a opciones alternativas de
supervivencia.
Como ya se insinu en la introduccin, esta por lo general no ha sido una experiencia para la cual las personas se
hayan prestado espontneamente. Si por lo general no resulta fcil adaptarse a la perdida de una forma y estilo de
vida que, con todos sus defectos, posee al menos la cualidad tranquilizadora de lo conocido, debi serlo mucho
menos en pocas como las pre-capitalistas, donde lo excepcional era el cambio y lo normal la continuidad de
patrones centenariamente consagrados.
Por todo ello, los procesos conocidos de proletarizacin se rigieron ms bien por la lgica del garrote que por la de
la zanahoria: para crear un trabajador libre se debi partir privando a los supuestos Beneficiarios de toda
alternativa, y muy fundamentalmente la de seguir viviendo de acuerdo a lo que ya les era habitual.
El camino ms empleado para lograr este objetivo fue la separacin entre los productores y sus medios de
produccin, ejemplificado en su versin europea clsica el cercado de los campos ingleses y en nuestro continente
por la expropiacin de tierras comunitarias durante el siglo XIX.
Durante el siglo XIX, el crecimiento demogrfico y la consolidacin del latifundio siguieron engrosando el contingente
de posibles reclutas. As, para cuando la minera comenz a experimentar su mayor auge ya se dispona de una
base desde la cual comenzar a construir la nueva fuerza de trabajo.
En primer lugar, por su emplazamiento geogrfico la minera chilena siempre necesito de una fuerza de trabajo
habituada a la movilidad fsica y ocupacional. Ubicada en zonas dbilmente pobladas y alejadas de las provincias
centrales, la actividad minera dependi siempre de la disposicin de sus potenciales trabajadores a abandonar su
lugar de origen y desplazarse a un mundo lejano e inhspito.
En suma, el trabajo minero era incompatible con los principios de relativa estabilidad e inmovilidad caractersticos,
por ejemplo, del inquilinaje agrario tradicional. Era se un requisito que posteriormente tambin iba a exhibir el
trabajo industrial.
Algunos autores han sealado que para poder hablar propiamente de proletarizacin es necesario que el grupo
social sometido a tal proceso internalice su nueva condicin, que acepte lo irreversible del cambio y construya su
nueva identidad a partir del.

La migracin hacia las zonas mineras, sin embargo, implicaba una ruptura bastante mis definitiva y difcil de revertir,
tanto por la distancia como por la transformacin cualitativa del rgimen de trabajo.
Una segunda diferencia fundamental entre la movilidad laboral impuesta por la minera y la trashumancia tradicional
fue el papel desempeado por la motivacin salarial. Es verdad que el pen colonial tambin se desplazaba de un
lugar a otro para asegurarse la subsistencia, pero en ello no resultaba determinante el pago de un salario.
En el caso del trabajador minero, en cambio, el salario pasaba a ser la piedra angular de su existencia. Era por
dinero, en primer lugar, que se tomaba la decisin de emigrar a las provincias nortinas. Y si el faltaba, era muy difcil
en el caso de la regin salitrera virtualmente imposible- seguir viviendo.
En todas las consideraciones anteriores tiende a prevalecer la nocin de proletarizacin como ruptura con el pasado,
o como adecuacin a ciertos mecanismos fundamentales-movilidad ocupacional, dependencia salarial- por los que
se rige el nuevo sistema.
En efecto, fueron las faenas mineras -y sobre todo las que se desenvolvan al interior de las refineras- las que
familiarizaron al trabajador chileno con una produccin Propiamente industrial. En trminos de equipamiento fsico,
fue all donde este se acostumbro al trabajo con maquinaria y tecnologas ms complejas.
La organizacin misma de las faenas mineras fue ajustndose cada vez ms a los parmetros con que
habitualmente se distingue al trabajo industrial: concentracin de la mano de obra en grandes unidades, divisin del
trabajo en etapas claramente delimitadas, produccin ininterrumpida y en serie.
Tal vez ms importante y difcil que eso, sin embargo, era la adaptacin a un tipo de relacin laboral, donde la
autonoma y el control del obrero sobre su nuevo trabajo iban a ser infinitamente menores que en el pasado. Entre
otras cosas, esto involucraba el sometimiento a un horario, a una disciplina mucho ms estricta, y sobre todo a una
autoridad patronal frente a la cual no caba oponer objeciones.
En definitiva, en todos los parmetros anteriormente enunciados, con la excepcin del surgimiento inicial de una
masa potencial de reclutamiento, fue la minera la que ocupo el lugar que en otras experiencias desempeo
directamente la industria. En las dos secciones que siguen se analizara el curso histrico concreto que adopto este
eso, todava parcial en el Norte Chico pero ya completo en el ciclo salitrero del norte Grande. A travs de uno y otro,
la economa chilena adquiri aquella fuerza de trabajo proletarizada que necesitaba para su industrializacin.
2.-La transicin laboral en el norte chico: un proceso inconcluso?
Ya desde fines de la poca colonial se percibe en la economa minera del Norte Chico un tipo de trabajador que
presenta rasgos anlogos a los sealados en el apartado anterior. Uno era la movilidad fsica, inherente a una
actividad efectuada en zonas apartadas y de suerte siempre precaria en virtud de su escaso grado de desarrollo.
Otro mucho ms importante, fue la aparicin de un verdadero trabajo asalariado cuando ello era todava excepcional
en el pas.
En conformidad con ellos conservo su tradicional predominio el trabajo autnomo o pirquinaje, cuya asociacin con
el capital era ms bien de orden mercantil o financiero.
Fue entonces, al convertirse la minera en palanca dinamizadora de toda la economa nacional, que la cuestin de la
mano de obra adquiri verdadero relieve. Por una la expansin de las faenas -extractivas, de transporte y refinadorequiri de una Cantidad de trabajadores que sobrepasaba largamente lo acostumbrado, y desde luego la
disponibilidad estrictamente regional.

En consecuencia, se necesitaba tambin aclimatar a los trabajadores a formas y relaciones de produccin de


nuevo cuo. A decir verdad, los ciclos mineros del Norte Chico no lograron esto en su totalidad. No obstante, se
avanzo lo suficiente como para poner a los trabajadores
Involucrados en un primer contacto masivo con las implicancias de la proletarizaci6n.
Los flujos migratorios hacia Atacama pueden clasificarse como espontneos o dirigidos, segn la naturaleza de su
impulso inicial. Por lo que respecta al segundo tipo, solo en un caso es posible hablar de formulas tradicionales de
trabajo forzado, ms propias de una economa colonial que de una que se pretende definir como en transicin al
capitalismo.
En general, los mecanismos de reaccin espontanea activados por el auge minero se revelaron suficientes para dar
la reaccin esperada. As, aun si los enganches pudiesen calificarse como una migracin forzada, las cifras que
ellos movilizaron -1.500 en el caso ms masivo, implementado a comienzos de la dcada de 1850 - Distaban mucho
de dar cuenta cabal lujo migratorio.
No fue la coaccin, entonces, sino el salario el que actu de principal incentivo trasladarse a Atacama. Presionados
por una oferta laboral siempre inferior a sus necesidades, los empresarios mineros hicieron del alza salarial su
instrumento ms efectivo para atraer y retener a la mano de obra.
Para mediados de la dcada del 50 el salario del apir se haba duplicado y hasta triplicado con respecto al de diez
aos antes. Aun eso se rebel insuficiente para retener plenamente a la mano de obra, vindose los empresarios
frecuentemente obligados a pagar por adelantado.
En suma, y como corresponde a una economa que se rige por el mercado, la oferta Laboral atacamea paso a
depender esencialmente del incentivo salarial.
En esa medida, y si la proletarizacin se definiese exclusivamente en funcin de la dependencia salarial, no cabe
duda que los peones atacameos se ajustan plenamente al modelo.
Esto puede apreciarse primeramente en las formas en que se desenvolva el trabajo minero. Al respecto, es
importante distinguir entre las distintas etapas que abarcaba el proceso productivo, desde la extraccin propiamente
tal, pasando por el transporte, hasta el refinado. En cada una de ellas la realidad laboral fue modificada en diverso
grado con relacin a las prcticas coloniales. En consecuencia, igualmente diversos los avances en el proceso de
proletarizacin.
Donde el cambio fue menor y ms lento fue en la extraccin, que subsisti como el sector menos afectado por las
formas capitalistas de produccin. As, la distribucin tradicional de tareas entre barreteros y apires tiende a
mantenerse prcticamente hasta el final del ciclo, modificndose solamente en forma significativa a partir de la
dcada de 1860.
En tal sentido, la minera del Norte Chico solo comenz a transformarse significativamente.
Hacia el final de los aos 60, cuando la crisis de precios que ya se insinuaba para el sector llevo a los empresarios a
buscar formulas rpidas para reducir costos. Fue entonces, con la aparicin de los huinches mecnicos en
reemplazo de los malacates, que la fuerza del vapor se vinculo por vez primera a las labores propiamente
extractivas. La primera mina que instalo este tipo de maquinas fue la Descubridora de Chaarcillo, propiedad de la
familia gallo.
La introduccin del vapor al porteo de minerales permiti iniciar la mecanizacin de otras faenas. As, la evacuacin
de las aguas subterrneas paso a realizarse con la ayuda de bombas mecnicas. Tambin se implanto maquinaria
para la ventilacin de los tneles y el chancado de los minerales, operaciones que antes se hacan en forma manual
o simplemente no se hacan. Asimismo, se construyeron reles y carritos metlicos para facilitar todava ms el
transporte hacia el exterior de la mina.

Con todas estas innovaciones, las expresiones ms adelantadas de la minera atacamea dejaron atrs algunas de
las principales penurias del trabajo minero tradicional, a la vez que familiarizaban a los operarios con el uso de
maquinaria y tcnicas modernas. En lo que respecta a la especializaci6n de las tareas el cambio significo una notoria
disminucin de los apires.
En ese sentido fundamental, el trabajo minero atacameo se mantuvo apegado a un molde bastante tradicional
hasta el final del ciclo. Slo mucho despus, cuando el primer auge de la plata y el cobre chilenos era ya algo asado,
se produjo una industrializacin cabal de las faenas extractivas. Para entonces, sin embargo, los procesos de
proletarizacin minera haban avanzado mucho ntidamente en otros sectores. As, lo que puede concluirse respecto
de este mbito especfico del trabajo minero es que su transformacin fue solo fragmentaria y tarda.
Tal vez el nico criterio de proletarizacin que si se cumpli fue el relativo a concentracin numrica de obreros,
cuya coordinacin y convivencia en torno a una tarea comn pudo prestarse para vivencias de nuevo cuo. As, el
mineral de Chaarcillo contaba en 1854 con 2.911 operarios, congregndose en algunas de sus labores principales
contingentes superiores a 200.
Distinto es el caso para las otras etapas de la cadena productiva, donde si bien la transformacin tampoco fue
completa, los signos de modernidad fueron al menos ms frecuentes y profundos. Esto puede apreciarse en las
maestranzas o talleres de reparaci6nque surgieron junto a algunas explotaciones mineras, equipados y organizados
en un sentido ms industrial. Se aprecia mucho ms claramente en el caso del transporte, tempranamente impulsado
a reemplazar la carreta o la tropilla de mulas por el ferrocarril. Como se sabe, el ferrocarril de Copiap a Caldera,
primero en el pas, respondi directamente a la iniciativa e inversin del empresariado minero.
El ferrocarril, desde luego, era uno de los smbolos ms visibles de desarrollo industrial y el trabajo en l se
adecuaba plenamente al modelo esbozado.
Otro tanto puede sostenerse respecto de los trabajadores de las plantas de beneficio, al menos aquellas que
contaron con instalaciones modernas. A este respecto, cabe recordar que la industrializacin de las refineras del
Norte Chico no fue un proceso generalizado y que muchas se mantuvieron fieles a las antiguas formas de
produccin.
De todas maneras, la complejidad misma de un establecimiento de beneficio y las tcnicas ms refinadas que en l
se ejecutaban suponan una organizacin ms exigente de las faenas. En ese sentido, el trabajo all pudo prestarse
mucho mejor para el aprendizaje industrial que el trabajo propiamente extractivo. Maestranzas, refineras y
ferrocarriles habran sido, para el ciclo minero atacameo de pre-guerra, instancias mucho ms claras de
transformacin laboral que las minas en s mismas.
En lo que se refiere a la reglamentacin de las faenas, parece ser que si hubo algn intento empresarial de darles
cierta continuidad, encuadrndolas por ejemplo dentro de un horario. A tal efecto, se perfilo una jornada ideal de
trabajo cuya duracin fluctuaba entre nueve y once horas. Durante ellas, la produccin deba desarrollarse sin
interrupciones.
En el fondo, esta dificultad no era sino el reflejo parcial de un problema general que el empresariado minero del
Norte Chico nunca supo resolver: el de la disciplina laboral. Acorralados por la doble limitacin de la falta de
trabajadores y la autonoma de hecho que conservaban dentro de las faenas, con la consiguiente libertad para
afectar los ndices de produccin, a los empresarios no les quedo otro remedio que resignarse ante ciertos
comportamientos que violentaban todos sus criterios. Esto no los inhiba, sin embargo, de elevar sus protestas o
recurrir a mecanismos de control ajenos al proceso productivo mismo. Ese fue el sentido fundamental de los
sucesivos reglamentos mineros implantados, y de la accin reguladora ejercida por la autoridad local sobre los
desplazamientos y conducta de los peones.

En suma, se intenta hacer de las placillas o campamentos mineros verdaderas prisiones laborales donde poder
doblegar el espritu dscolo y conflictivo de los trabajadores. Dicho espritu se mantuvo, sin embargo, y el
disciplinamiento laboral sigui como una meta sin alcanzar.
La dureza de las medidas represivas, y la abierta intervencin en ellas de la autoridad poltica, revelaban una
contradiccin fundamental en el seno de los propsitos empresariales. Revelaban, bsicamente, la imposibilidad de
inducir en los trabajadores una verdadera internalizacin de la nueva disciplina laboral, as como la imposibilidad de
inmovilizar una poblacin cuya caracterstica esencial era precisamente la movilidad.
Finalmente, quedaba el recurso extremo de la marginalidad y el bandidaje, fenmeno que alcanzo en Atacama
ribetes alarmantes hacia mediados de siglo. Entrabada por la existencia de tantas rutas de escape, la imposicin de
una disciplina laboral de corte capitalista tena que ser una meta muy difcil de lograr.
Por lo respecta especficamente a este captulo, en todo caso, lo que importa es destacar transicin laboral solo se
verifico en el ciclo del Norte Chico en forma parcial, sucedi con la transicin econmica en su totalidad. Para la
provincia de Atacama en la pre-guerra del Pacifico. La proletarizacin no paso de ser una experiencia inconclusa.
3.- El Norte salitrero: cuna proletaria
A diferencia del Norte Chico, el ciclo salitrero del Norte Grande marco la primera experiencia masiva y permanente
de proletarizacin en Chile. Por una parte, el contexto geogrfico en que este se desenvolvi combinaba los
elementos que en Atacama favorecieron tal proceso con otros que despejaron los ltimos obstculos para su
consumacin. Por otra, la naturaleza misma del trabajo salitrero, tanto en su organizacin como en las relaciones
sociales a que dio origen, se aproximaba con mucha mayor nitidez al modelo capitalista.
En lo que respecta a la conformacin de una fuerza de trabajo, las provincias salitreras enfrentaron inicialmente
problemas anlogos a los del Norte Chico, solo que de mucha mayor envergadura.
Porque si en esta ltima regin la poblacin de origen local se demostr insuficiente para las necesidades de una
minera en expansin, mucho ms deba serlo en un desierto casi deshabitado en el que repentinamente se implanto
un monopolio mundial de produccin. En el caso de Tarapac, principal teatro de la industria hasta la dcada de
1900, la poblacin anterior a la consolidacin del comercio Salitrero no parece haber excedido nunca las diez mil
personas.
Numricamente este fenmeno se tradujo, siempre para Tarapac, en una expansin superior al 500 por ciento en el
casi medio siglo transcurrido entre 1862 y 1907, a una tasa anual promedia de 3,95 por ciento. Como el crecimiento
puramente vegetativo fue siempre muy bajo, es fcil deducir que este espectacular incremento se debi sobre todo a
la inmigracin.
Otra forma de detectar la elevada proporcin de inmigrantes en esta provincia se apoya en la distribucin genrica y
por edades de su poblacin. As, en el censo de 35 el ndice de masculinidad ascenda a un 137,38 por ciento. Si
solo se considera a poblacin entre los quince y cuarenta aos de edad, este llegaba al 150,82 pronto.
Tal atraccin, naturalmente, solo poda deberse a la bonanza salitrera. Tomando el conjunto de las provincias
involucradas, la mano de obra directamente ocupada en esa industria aumento desde 2.800 personas en 1880 hasta
44.000 en 1914, un incremento anual promedio de 8,4 por ciento y uno general de 1.471 por ciento en 34 aos. Lo
Interesante para los prop6sitos de este anlisis es que tan impresionante movimiento

En consecuencia, no es exagerado suponer que los que optaban por probar suerte en las oficinas lo hacan en virtud
de consideraciones que estimaban tan poderosas como para contrarrestar todo elemento disuasivo. Y a falta de
otros incentivos posibles, lo nico que quedaba era el salario.
A decir verdad, tanto la evolucin ocupacional como la demogrfica indican que la industria salitrera fue capaz de
sobreponerse a sus limitaciones geogrficas-la aridez y la distancia-, y a las propias exigencias del crecimiento, por
una va estrictamente econmica. Sin excepciones, su nico instrumento de reclutamiento laboral fue el salario.
As como el salario serva para atraer mano de obra, la falta de l poda tambin alejarla en coyunturas
desfavorables. En suma, el ciclo salitrero se estructuro y creci en base a una movilidad laboral casi perfecta,
requisito primordial de una economa capitalista. Era un primer y fundamental paso hacia la proletarizacin
No era, sin embargo, el nico. Para el obrero del Norte grande el salario no fue solamente el imn que lo atrajo o
expulso, a veces reiteradamente, de la zona. Fue tambin su nico sustento en una economa absolutamente
dependiente de las relaciones de mercado.
Una vez incorporado al mundo de la minera industrial, su destino era quedarse dentro. Su proletarizacin era
irreversible. A consecuencia de ello, las experiencias vividas en las oficinas salitreras tenan que producir un efecto
mucho ms profundo sobre la identidad y el comportamiento. Poco a poco, la nueva condicin obrera debi irse
asumiendo como permanente, como lo normal. La dependencia salarial y todas sus consecuencias pasaban a ser el
marco prcticamente nico de todo proceso laboral.
EI trabajo salitrero se enmarco desde sus inicios en la unidad productora bsica de la oficina, que como se vio en
el capitulo anterior ya comienza a industrializarse a partir de los aos 50. Para la dcada de 1880 este proceso haba
avanzado lo suficiente como para que el nmero promedio de obreros empleados por oficina se situara alrededor de
los 200, llegando en algunos casos especficos a 600 o 700.
El trabajo en las oficinas, como en cualquier actividad industrial paradigmtica, se planteaba como una experiencia
necesariamente masiva.
Las faenas de una oficina salitrera se dividan en dos grandes secciones: la pampa, donde se realizaba la
extraccin del caliche, y la maquina o planta elaboradora, donde se lo refinaba. En la primera, y guardando alguna
relacin con lo sucedido en el ciclo del cobre y la plata, el trabajo manual sigui ocupando un lugar de bastante
importancia.
En la prctica, sin embargo, este obrero ni siquiera era propietario de las herramientas con que trabajaba, y su
dependencia del salario era total. Aun as, su experiencia laboral conservaba claros resabios pre-industriales.
Ms que en la dependencia salarial, era en esta nueva modalidad de trabajo donde Radicaba el aspecto ms
inequvocamente industrial de la experiencia salitrera, y donde la necesidad de disciplinamiento laboral se hizo ms
imperiosa. No fue fcil acostumbrar a los obreros a horarios y reglamentos que restringan su autonoma mucho ms
all de todo lo conocido. Por ese motivo, obreros y empleadores se enfrascaron en una pugna en torno a la
autoridad en el lugar de trabajo que recuerda en varios aspectos lo que ya se ha visto para el Norte Chico.
Para resolver tal disyuntiva, Costos aplicaron diversas medidas restrictivas contempladas en el Reglamento
mencionado ms arriba, y cuya vigencia se hizo universal para la industria salitrera. Su sentido fundamental era
limitar la movilidad fsica de los obreros obligndolos a permanecer dentro de las oficinas mientras durase su
empleo.

Frente a esta batera de restricciones el obrero poda insistir en sus conductas Rebeldes, como de hecho lo hizo. Sin
embargo, su dependencia absoluta de un salario, as como la facilidad con que poda ser reemplazado, otorgaban a
tal rebelda una precariedad que no haba existido en experiencias anteriores. A diferencia del minero tradicional del
Norte Chico, el obrero de mquina no posea destrezas o conocimientos especficos que le otorgaran una
estabilidad laboral relativamente independiente de la voluntad de su empleador.
En una economa donde prcticamente no quedaba ningn sector que no se rigiese por los mecanismos del
mercado, las formas de organizacin del trabajo tendieron a ser cada vez mis uniformes. De ese modo, la nica
alterativa a la nueva disciplina industrial dentro de la regin era la marginalidad-opcin que de hecho fue preferida, al
menos ocasionalmente, por ms de alguno. La norma General, sin embargo, fue la de terminar asumiendo la nueva
condicin, y buscar mejoras dentro de ella. Para el trabajador salitrero, la proletarizaci6n estaba destinada a ser una
experiencia definitiva.
Por otra parte, la naturaleza del trabajo salitrero tambin se aproximo mucho mis Estrictamente a los caones
clsicos de la produccin capitalista. La seccin de maquina, as llamada precisamente por el predominio en ella
de la mecanizacin, permiti que, al mismo tiempo que las tareas se distribuan en etapas, el trabajo ejecutado en
cada una de ellas fuera perdiendo todo rastro de especificidad.
4.- Irradiacin del trabajo proletario.
El Norte minero sirvi de escenario para uno de los primeros procesos masivos de proletarizacin en Chile,
desplegado en dos grandes etapas que coinciden con los ciclos Fundamentales del sector. Esto no significa, sin
embargo, que procesos similares no se hayan desarrollado en otros sectores econmicos o geogrficos. De hecho,
se sabe que hubo al menos otra zona minera, la del carbn, donde ya se percibe una mano de obra proletarizada
hacia la dcada de 1850.
En suma, la transicin laboral no fue algo privativo de las provincias mineras. Sin embargo, cuando se pone el
acento en la masividad del proceso, o en la generalizacin y permanencia de las relaciones sociales a que el dio
lugar, aquellas adquieren un rango claramente prioritario.
Con respecto a lo primero, considerando solamente a la provincia de Atacama, el censo de 1865 registra una
poblacin masculina dedicada a la minera de 11.002 personas. El total de la poblacin activa masculina para el
mismo ao asciende a 31.705, mientras que la poblacin femenina activa era de 8.311.
Un caso aun ms claro es el de la provincia de Tarapac en el censo de 1895, en pleno auge de su industria
salitrera. La poblacin econmicamente activa de la provincia ascenda para esa fecha a 44.040 personas, de las
cuales un 80,5 por ciento eran varones y un 19,5 por ciento mujeres. Entre los primeros, tomando solamente cuatro
categoras que pueden identificarse con relativa confianza como asalariados -1as de gaanes, jornaleros,
calicheros y mineros-, se llega a un total de 16.260 personas.
La poblacin total de las dos provincias del Norte Grande, por otra parte, llegaba en el censo de 1907 a 233.900
personas.
A ese respecto, no debe olvidarse que los obreros absorbidos por el mercado laboral de las grandes ciudades
centrales o la regin carbonfera conservaron por mucho tiempo la opcin de combinar tal ocupacin con otras ms
tradicionales, de volver a la tierra.
En el Norte minero en cambio, especialmente en el Norte Grande, esa opcin era mucho ms inaccesible, y su costo
mucho ms elevado. No haba all muchas actividades que se escaparan a la 1ogica del mercado, emprenderse en
cualquier momento y sin ms y el abandono de la regin no era algo que pudiera medios que los propios pies. En

consecuencia, las nuevas relaciones laborales se fueron asimilando cada vez mas como algo permanente. No se
podan ser proletarios solo algunos meses al ao.
Por todo lo anterior, es posible argumentar que el Norte Minero fue la verdadera cuna del proletariado nacional, el
marco geogrfico donde una cantidad importante de trabajadores conoci y fue llevado a internalizar los elementos
esenciales de esa nueva condicin de vida. Ello, como se dijo al comienzo de este captulo, aportaba un segundo
elemento fundamental para la transformacin de la economa chilena en una de sello verdaderamente capitalista,
nico en que poda generarse un proceso de industrializacin en todo el sentido de la palabra.
Captulo IV el norte minero como mercado industrial.
Aunque con algunos rezagos e insuficiencias, la minera chilena logro transformarse, durante el siglo XIX en una
actividad de claro sello capitalista. Tanto en su dotacin de capital como en su forma de producir se verifico una
modificacin sustantiva de elementos tradicionales convirtindola en un sector modernizado de la economa
nacional. Fue as que este se convirti en el primer sector industrial en chile y el modelo para los empresarios de
otras ramas. Significo un impulso a la economa. Las actividades mineras dieron origen a que existiera una demanda
de equipos y materia prima de naturaleza industrial, a raz del surgimiento de este tipo de empresario se va
configurando en el pas una industria dedicada a la fabricacin de herramientas y bienes de capital requeridos por la
minera. Con el paso del tiempo estas producciones se fueron optimizando y volvindose cada vez ms autnomos.
Tambin se crearon establecimientos orientados a fomentar el mercado interno, entre estos se encuentran empresas
que dan inicio a la industria nacional, como las fundiciones La Victoria y la Unin. No obstante no se logra desplazar
la competencia extranjera, por otro lado la demanda generada por la minera era lo suficiente poderosa como para
estimular una industria nacional de bienes y produccin que mantenan el flujo creciente de importaciones. Las
provincias mineras se vieron enfrentadas a las mltiples necesidades de su consumo debido a su numerosa
poblacin. A la minera se le agrega el poder de su demanda para insertarse en el primer proceso de industrializacin
a escala nacional.
La industria pesada del norte minero
Una minera cada vez ms industrializada deba convertirse ella misma en consumidora, en 1861 atacama importaba
ms del 14% del total de la maquinaria del pas la demanda minera tambin abarca productos no metlicos, como la
plvora y los ladrillos, con ello se fue configurando un importante mercado para la colocacin de herramientas y
bienes de produccin al principio estas necesidades atendieron con artculos importados pero con el paso del tiempo
se crearon las condiciones para realizar este trabajo. Las grandes distancias que existan entre chile y Europa
principal exportador manufacturero resultaba inconveniente y lenta la llegada de cargas de mercancas a chile.
La devaluacin de la moneda nacional respecto a la libra encareci las importaciones, esto sin duda aumento la
situacin empresarial del pas. La diversificacin interna de las actividades productivas de la maestranza de caldera
ayudo a prolongar su ciclo. Por otro mbito la declinacin de la minera de atacama de 1870 sin embargo la
maestranza haba tenido una amplia oportunidad de demostrar los logros alcanzados.
Las producciones autnomas de las maestranzas se vea coartadas por lo que sigui siendo una teora fundamental,
las maestranzas estaban capacitadas para fabricar muchas de sus piezas y respuestas. En cambio las empresas
que se ocuparan solamente de producir bienes de capital podran obtener todos los beneficios de la dedicacin
exclusiva de la especializacin, sin contar con la flexibilidad que otorgaba el aprovechamiento pleno mercado
regional. La minera atacamea todava reacia a la tecnificacin y la produccin en serie puede haber incidido. Sin
embargo hay que sostener que fue en Tarapac y en Antofagasta donde se crearon los primeros establecimientos de
industria pesada de la regin nortina. Ningn precedente copiapino pudo compararse en magnitud y capacidad a la

fundicin de Tarapac en vspera de la guerra del pacifico este establecimiento perteneca a la sociedad Fowler,
moore, luego de la ocupacin chilena fue adquirida por thomas H. Humphery.
La expansin de la industria salitrera se sigui beneficiando en forma anloga en la posteridad. Por otro lado Iquique
contaba con una segunda fundicin industrial capacitada para producir bienes de capital para la minera la industria
salitrera, no cabe duda constituira un mercado industrial mucho ms poderoso que sus antecesores del norte chico.
Hacia 1897 se dan cuenta de la elaboracin de un horno redondo de agua de dos toneladas de peso destinado al
beneficio de minerales de estao y cobre, en otro mbito hay que sealar que existi una gran proliferacin de
crditos bancarios concebidos a la empresas para la renovacin de equipos y capitalizacin. La fabricacin de
hornos para la fundicin de estao alcanzo el ms alto prestigio regional de la empresa alcanzando niveles nunca
antes vistos, perfeccionando maquinarias defectuosas tradas desde Europa
El norte minero y la fabricacin de bienes de consumo.
La llegada de grandes contingentes humanos a las provincias mineras gesto un mercado de consumo de claros y
estimulantes efectos sobre el resto de la economa nacional, se establece una sociedad plenamente comercializada
como la minera, donde todas las necesidades deban satisfacerse por la va de mercado, tena que significar una
demanda ms sostenida y dinmica . La potencialidad del mercado consumidor nortino demostr en formas ms
inmediatas con la aparicin de fbricas en la zona. La actividad minera estimulo la formacin de una industria pesada
regional. La grandes concentraciones dieron origen a una industria liviana, a mediados de la dcada de 1850, ya
exista en Copiap una fbrica de cerveza esto sin duda denotaba la expansin de la economa antofagastina a partir
del cambio de siglo vigorizo la industria liviana.
Por otro lado la industria del calzado promovi la instalacin de varios establecimientos ms durante estos aos.
Mercado minero e industria nacional.
La demanda industrial y de consumo generado por la minera nortina no se satisface ni con las importaciones ni con
la produccin local. Por el contrario sus efectos se hicieron sentir con bastante fuerza en el mercado chileno. Esto
colabora de gran manera al surgimiento de las primeras industrias del pas. La demanda de los mercados mineros
actu la industria de bienes de consumo, articulados de fabricacin nacional como cerveza, cigarros y tejidos.
La produccin e industria se distribuye en dos grandes etapas: antes y despus de la guerra del pacifico en el primer
periodo el destaca mercado libre de atacama. La expansin de mercados nortinos se expres con nitidez en cada
uno de los grupos en que se ha subsidiado el cabotaje industrial. Hasta 1898 las cifras de cabotaje no distinguen
entre productos nacionales solo confirma la importancia de las provincias mineras.
Los lmites del mercado minero
La industrializacin que vivi nuestro pas no tuvo los efectos que en otros pases no tuvo la capacidad de generar
una dinmica de crecimiento sostenido y de autoalimento que liberara al pas de su dependencia externa como de
las contradicciones del subdesarrollo.
Autores sealan que la industrializacin vivida en chile fue la falta de integracin vertical, la dependencia de
recursos materiales, tecnolgicos y de mano de obra especializada y la irregularidad de su crecimiento. Se destaca
el tipo de empresariado siempre de origen extranjero.

Conclusin.
La industrializacin no fue un fenmeno desconocido para los pases que durante el siglo XIX se especializaron en la
produccin y exportacin de materias primas. En la especializacin fue el motor de que condujo esas economas en
tal sentido, estos se percibe con nitidez en los mecanismos a travs de los cuales fue surgiendo el sector industrial
as como el sello general que lo caracteriz, se percibe en sus desviaciones respecto de las experiencias clsicas
que han servido de base para la gestacin del paradigma industrializador, con su ecuacin entre industrializacin y
desarrollo. En el caso chileno, la economa exportadora estructurada desde mediados del siglo XIX dio lugar a un
proceso de esta naturaleza, ya sea de ventajas y desventajas, siendo el motor industrializador la minera.
Este proceso fue verificado por medio de: la insercin del sector minero en el mercado internacional lo oblig a
adecuarse a exigencias siempre crecientes de productividad y eficiencia, esto no signific una transformacin total
de los mtodos tradicionales de produccin, pero s una acentuada como para hacer de la minera el sector ms
moderno de la economa nacional.
Dentro de las tareas propias de la minera, lo que menos se renov fue la extraccin; en el transporte y refinado, en
cambio, la penetracin de los nuevos mtodos fue total, en los ferrocarriles y plantas procesadoras de minerales, se
conform el primer sector plenamente industrializado de Chile, tanto por su equipamiento como por la forma en que
se organizaban las faenas, como pioneros de un modo de produccin donde lo mximo fue la industria
manufacturera, la industrializacin chilena se inici en el seno de la minera. Los componentes fundamentales del
proceso lo fueron el capital incluida la tecnologa que crecientemente se incorporaba a los medios de produccin y el
trabajo.
En los medios de produccin la minera revolucion el concepto mismo que se tena en Chile de capital productivo,
ajustndolo a pautas propias del capitalismo industrial, se equiparon plantas procesadoras, su empleo masivo
creciente de tecnologa, la organizacin de sus tareas para permitir una produccin ininterrumpida y sujeta a las
seales del mercado. En el trabajo se configur una fuerza laboral asalariada de carcter permanente, habituada a
las formas y disciplina de trabajo propias del capitalismo, un proletariado industrial.
Se descubri un aporte concreto del capital minero al surgimiento de la industria nacional, a travs de, la creacin de
empresas industriales por su propia cuenta, el capital minero fue fundamental en la conformacin de un mercado
financiero nacional, de cuyos prstamos o inversiones pudo eventualmente nutrirse la naciente manufactura
industrial, sin embargo ni el estudio de estos autores puede comprobar aquello, es por esto que lo dejan en manos
de futuras investigaciones.
Sin existir este aporte directo de capitales, las transformaciones motivadas por la minera en el mercado nacional fue
uno de los principales estmulos para la conformacin de un sector industrial, la mantencin y funcionamiento de las
empresas mineras dio origen a una demanda de bienes de capital que fue progresiva aunque nunca exclusivamente
satisfecha por productores radicados en el pas. La demanda efectiva de bienes de consumo en las provincias
mineras fue un componente importante en la aparicin de la industria liviana nacional. Los cambios sufridos
internamente por la minera se proyectaron ms all de s misma en la misma medida en que la expansin,
complejidad y especializacin de sus funciones fue dando forma a un mercado interno de creciente amplitud y
profundidad.
Las relaciones de mercados se fueron ampliando y abarcando rincones cada vez ms alejados del sistema
econmico nacional. En la transicin chilena hacia el capitalismo, minera e industrializacin marcharon juntas tanto
en logros como en fracasos, pero ninguna de ellas pudo con el subdesarrollo.

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