Hay Poder en Lo Que Usted Dice
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Capítulo 1
Usando El Poder De La Confesión De La Fe
Introducción
Tres milenios atrás (3,000 años), cuando la flor de Israel hubo florecido hasta ser
la más hermosa de las flores, el sabio Salomón escribió: "Te has enlazado con las
palabras de tu boca..." (Pr 6:2). Él comprendió el poder que había en lo que usted
decía. Pues es verdad que en su boca hay poder para atrapar, poder para librar,
poder para curar, poder para matar. En lo que usted dice hay poder que
sobrepasa lo que cualquiera pueda imaginar.
"Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate
en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo
que diga le será hecho" (Mr 11:23).
Oh, sé que nos hemos equivocado en este respecto; hemos dudado, y hasta sido
incrédulos. Sin embargo, la palabra de Dios es verdad.
La Palabra de Dios necesita ser creída simplemente, "...sea Dios veraz, y todo
hombre mentiroso..." (Ro 3:4).
B. NUESTRA CONFESIÓN
"Oh, hermano Mahoney", usted dice: "Esto no puede ser literalmente cierto". ¡Pero
lo es! Hay poder en lo que usted habla. "Recibirá cualquier cosa que diga", si lo
dice creyendo.
Así que, comenzó a buscarlos; primero, debajo de la silla que estaba en una
esquina; luego, detrás de la mesa, debajo de la alfombra y detrás de las
almohadillas de los asientos. Su madre le dijo en esos momentos: "¡Tomasito,
estás cada vez más cerca de donde están! ¡Ahora estás más lejos!", etc.
Finalmente, se detuvo, colocó sus manos sobre sus caderas y miró a su mamá
desilusionado. Ella exclamó: "Tomasito, estás realmente cerca" Sorprendido, miró
hacia abajo, sólo para ver que sus manos estaban realmente cerca del bolsillo de
su abrigo. Metió sus manos en los bolsillos, y allí estaban los huevos de
caramelo, exactamente en los bolsillos de su abrigo".
Aquello por lo que está orando, buscando e inquiriendo está (como los huevos de
caramelo en el bolsillo del abrigo del niño) en el poder de su boca. Dígalo ahora
mismo, a toda voz. ¡Confiéselo a todo pulmón! (Sal 47:1). ¡Cuéntelo a sus vecinos!
¡Pregónelo con su propio testimonio! ¡Trátelo!
Esta verdad poderosa obrará a su favor. "Y ellos le han vencido por medio de la
sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus
vidas hasta la muerte" (Ap 12:11).
Como una ráfaga de luz divina, vino el amanecer sobre mí por primera vez de que
Jesús es Sumo Sacerdote de lo que decimos.
Ya había reconocido con presteza Su ministerio de Sumo Sacerdote. Estaba
consciente de que: "…teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos,
Jesús el Hijo de Dios…" (He 4:14).
Sabía que: "… Cristo está sentado a la diestra de Dios… viviendo siempre para
interceder… por nosotros" (Col 3:1; He 7:25).
Lo que ese ministerio de Sumo Sacerdote envolvía, era algo que no comprendía
totalmente. No obstante, de repente lo vi: Jesucristo es "…Sumo sacerdote de
nuestra profesión [confesión: lo que decimos o hablamos]…" (He 3:1).
F. EN JUICIO
Contemple la escena en el Cielo. Nuestro Padre celestial está sentado sobre el
trono. Jesús está sentado a la diestra del Padre.
1. Nuestro Acusador
Pero hay alguien más ante el trono de Dios. ¿Quién es? Las Escrituras dan la
respuesta: "Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios,
entre los cuales vino también Satanás" (Job 1:6).
¡Véalo, hijo de Dios! Satanás está "delante de Jehová", entre los hijos.
Las Escrituras indican además que "…ha sido lanzado fuera el acusador de
nuestros hermanos, el que los acusaba… día y noche" (Ap 12:10). Por lo tanto,
vemos a Satán allá ante el trono celestial acusando a los hermanos.
2. Nuestro Abogado
¡Pero gracias a Dios! "…abogado tenemos para con el Padre…" (1 Jn 2:1), a Jesús,
quien intercede por nuestra causa contra las acusaciones de Satanás.
3. Nuestro Testimonio
¿Con qué está abogando nuestra causa? ¿De qué es El Sumo Sacerdote? Amigo
mío, reciba esta poderosa verdad. Él aboga con aquello de lo cual ha dicho que
es Sumo Sacerdote. Jesús está allá abogando o intercediendo por lo que usted
dice o confiesa. Utiliza su confesión contra las acusaciones del diablo. Él es
Sumo Sacerdote de nuestra confesión (de lo que decimos).
El diablo está vigilando cada detalle a fin de poder descubrir algún detalle del
cual pueda acusarme delante del Padre. Jesús se inclina para escuchar lo que
Ralph está diciendo.
G. CONCLUSIÓN
¡Oh, Aleluya! Amigo mío, he aquí su camino hacia la victoria. ¡Confiese,
proclame, hable o dé un testimonio de fe ahora mismo!
Quizás usted esté pensando: "Nadie está presente para escuchar". ¡Por supuesto
que sí hay alguien presente para escucharle! Jesús está esperando escucharle a
fin de que pueda ser el Sumo Sacerdote de su confesión. El diablo lo escuchará y
temblará. Dios lo escuchará y traerá victoria sobre el diablo, le llevará
directamente a la victoria de Jesús. Por lo tanto, proclámela para que todos los
ejércitos del cielo la escuchen.