Derecho Internacional de Los Derechos Humanos - Tomo I
Derecho Internacional de Los Derechos Humanos - Tomo I
Derecho Internacional de Los Derechos Humanos - Tomo I
DERECHO
INTERNACIONAL
DE LOS DERECHOS
HUMANOS
Culturas y Sistemas Jurdicos
Comparados
TOMO I
RICARDO MNDEZ-SILVA
Coordinador
CONTENIDO
Palabras de Diego Valads . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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Jorge A. BUSTAMANTE
Los derechos humanos de los emigrantes mexicanos en los Estados Unidos, una resolucin desconocida de la ONU . . . . . . .
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CONTENIDO
Labor de la Comisin para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en Ciudad Jurez . . . . . . . . . . . . . . . . .
Mara Guadalupe MORFN OTERO
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La persona humana como sujeto del derecho internacional: consolidacin de su posicin al inicio del siglo XXI . . . . . . . . . .
Antnio A. CANADO TRINDADE
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Reflexiones comparativas sobre los sistemas interamericano y europeo de proteccin de los derechos humanos . . . . . . . . . .
Hctor FIX-ZAMUDIO
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El marco jurdico e institucional mexicano para atender las recomendaciones de la Comisin Interamericana de Derechos Humanos y cumplir con las sentencias de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Jorge Ulises CARMONA TINOCO
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presidente del Instituto. Paralelamente al desarrollo del Congreso tendremos una exposicin facilitada por el Comit Internacional de la Cruz Roja
que lleva el ttulo Rostros del conflicto, cuya delegada en Mxico, Maryse Limoner, inaugurar desde este presidium y podremos visitar en el jardn anexo a este auditorio que lleva significativamente el nombre de Csar
Seplveda.
Nos acompaan, as mismo, el presidente de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos e investigador de este Instituto, don Sergio Garca Ramrez, y el ex presidente de la misma Corte y tambin investigador emrito
de este Instituto, Hctor Fix-Zamudio.
El Congreso va a tener una amplia difusin pues vamos a estar enlazados a travs del sistema de videoconferencia con las universidades de Guadalajara y de Morelia. Saludo a nuestros queridos colegas. Estoy seguro de
que ser un intercambio fructfero de opiniones el que tendremos con la
Universidad michoacana y la Universidad de Guadalajara.
Existe una riqueza temtica extraordinaria en este congreso. Cuando el
doctor Mndez-Silva me coment la colaboracin con el IHLADI, del que
es un prominente integrante, y la amplitud de los temas a tratar, en principio pareca excesiva la agenda; sin embargo, consideramos que tratndose
de un congreso internacional sobre derechos humanos y derecho humanitario, era indispensable abordar con la mayor amplitud que el tiempo permitiera los mltiples temas de esta materia que ha adquirido en nuestro
tiempo una relevancia incontestable.
En el mbito especfico de Mxico debo subrayar, y lo hago con la prevencin de que el tema va a ser desarrollado por expertos, una cuestin de
enorme importancia: el de la migracin, enmarcada por otras cuestiones
que sern tambin analizadas como la violencia y los derechos de la mujer;
la proteccin internacional de los menores; la democracia y los derechos
humanos; la biotecnologa y los derechos humanos; el Sistema Interamericano de Derechos Humanos; la proteccin de las minoras en Europa; el
derecho internacional penal y los derechos humanos, en fin, una relacin
extensa de cuestiones. Pero dentro de ellas aparece una que en este momento ocupa la atencin de la opinin pblica mexicana de una manera
particularmente significativa y que se encuentra entre las prioridades de la
agenda internacional, como antes deca, el tema de los trabajadores migrantes, en particular el que corresponde a nuestra relacin bilateral con los
Estados Unidos. Creo que justamente en un congreso de estas caractersti-
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cas es fundamental subrayar que esta cuestin debe ser abordada inevitablemente desde una perspectiva continental. Me atrevo, ante los distinguidos profesores que vienen del extranjero y los que tambin participan por
parte de Mxico, a dejar planteada una inquietud, la de la escasa, por no decir nula, solidaridad que se ha planteado hasta este momento sobre el tema
migratorio entre los pases de nuestro hemisferio. Los mexicanos estamos
defendiendo los intereses de los mexicanos en Estados Unidos pero a veces
se pierde de vista que en el proceso se encuentran involucrados salvadoreos, nicaragenses, ecuatorianos, brasileos, colombianos, peruanos, argentinos, en fin, prcticamente nacionales de todos nuestros pases y, sin
embargo, no hemos hecho nada, por lo menos que sea de mi conocimiento,
celebrara estar equivocado si as me lo hacen ver los profesores que intervendrn a continuacin. Ms an, estamos concientes de que en Mxico se
cometen afrentas contra las personas que vienen a trabajar al pas o que lo
utilizan como un corredor migratorio para llegar a los Estados Unidos.
Debemos evolucionar hacia una accin concertada que nos convierta en
defensores no de nacionalidades, sino de los derechos humanos que les corresponden a todos los migrantes que se encuentran en condiciones de desventaja y vulnerabilidad en su trnsito y estancia en el pas del norte y en
los pases que atraviesan hacia su destino.
Sabemos que hay formas jurdicas de proteccin, conocemos disposiciones internas en varios Estados tendentes a la defensa de sus nacionales
en el extranjero. Lamentablemente no es esa la situacin del caso mexicano, pero si nos asomamos a la Constitucin turca, a la rumana y a la polaca,
encontraremos previsiones y disposiciones tutelares de sus nacionales que
emigran, por ejemplo, la Constitucin turca seala: El Estado tomar las
medidas necesarias para asegurar la unidad de la familia, la educacin de
los nios, la satisfaccin de las necesidades culturales y de seguridad social
de los nacionales turcos trabajando en el exterior y adoptar las medidas
adecuadas para salvaguardar sus vnculos con el pas y auxiliarlos en su
repatriacin. La Constitucin rumana dice, en su artculo 7o.: El Estado
apoya el fortalecimiento de los vnculos con los rumanos en el extranjero y
contribuye a la preservacin, desarrollo y expresin de su identidad tnica,
cultural, lingstica y religiosa. La Constitucin polaca apunta en su artculo 36: Durante su estancia en el extranjero, los ciudadanos polacos
disfrutarn de la proteccin del Estado polaco. No podemos decir lo
mismo de Mxico, no obstante ser el pas que tiene a ms nacionales en el
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extranjero. Esta realidad ha sido ignorada por el sistema constitucional mexicano. Peor an, hemos puesto en manos de autoridades extranjeras la posibilidad de solucionar el problema de nuestros nacionales. Faltan esfuerzos para afianzar una solidaridad internacional, toda una lnea de
colaboracin con los pases proyectores de migrantes, y en general con los
pases de trnsito y con los de recepcin. Contamos con la Convencin
Internacional sobre Proteccin de los Derechos de los Trabajadores Migratorios y de sus Familiares, de la cual fue promotor entusiasta Mxico y que
entr en vigor en 2003; sin embargo, Estados Unidos por supuesto no se ha
adherido a esta Convencin y en general son muy pocos los pases que se
han sumado a este rgimen. Podramos, considero y lo pongo a la consideracin de los expertos en la materia, convertir este tema en una de las tantas
cuestiones e incluso propuestas para hacer un llamado para que los Estados
del Mundo respalden con su ratificacin y adhesin a la importante convencin de referencia. Esta es una preocupacin, distinguidos congresistas, que me atrevo a dejar a su consideracin. Si vamos a hablar, como se
har, de los derechos humanos en el mbito internacional y del derecho que
se aplica en cada una de nuestras naciones, tambin es oportuno abordar
una cuestin tan delicada y hacerlo con estricto rigor acadmico y doctrinario, que puede ser abordado de muchas formas pero esencialmente hay
que atenderla con la responsabilidad que corresponde a los especialistas.
He sealado slo uno de los muchos ejemplos que podra mencionar,
pero no voy a abusar de la palabra por ser el anfitrin del Congreso en mi
calidad de director del Instituto. El tema de la violencia intrafamiliar, del
desarrollo, de la democracia vinculada con los derechos humanos, de la
emergencia de nuevos derechos, como muchos otros que van a ser tratados,
son cuestiones que reciben en este momento atencin prioritaria en los pases de los que proceden todos los participantes, incluido por supuesto Mxico. Estimo que esta ocasin, en la que muy distinguidos expertos, internacionales y nacionales nos acompaan, y mxime ante la presencia del
presidente de nuestro tribunal constitucional, ser memorable para la vida
del Instituto, por la presencia de ustedes y por sus brillantes aportaciones;
lo ser igualmente porque las ponencias sern recogidas en la publicacin
de las memorias por el Instituto.
Agradezco una vez ms a quienes han hecho un esfuerzo importante por
trasladarse desde el extranjero a nuestro pas, a quienes en nuestro pas han
hecho otro esfuerzo no menos relevante para preparar los trabajos que se-
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les o municipales, amn de las actividades delincuenciales de grupos privados que incluyen a las pandillas de jvenes centroamericanos que se ceban
en los contingentes espantosamente vulnerables.
Participa con nosotros en el Congreso un acadmico y luchador de esta
causa. De l hemos aprendido lo que sabemos sobre los flujos de nuestros
migrantes, sobre los factores de atraccin histricos y econmicos de los
Estados Unidos, y los de proyeccin de nuestra sociedad, alimentados por
las crisis recurrentes, por el desempleo, por un desarrollo insuficiente e
inequitativo y por el espectacular diferencial de salarios que priva entre
Mxico y los Estados Unidos. l es el actual relator de las Naciones Unidas
sobre los trabajadores migrantes. Mucho nos enorgullece que un mexicano
que ha aportado tantas luces en la materia haya sido propuesto por un conjunto amplio de personalidades y de organismos de la sociedad civil para el
premio Nbel de la Paz y particularmente nos honra con su participacin:
Jorge Bustamante.
Concluyo con una referencia anecdtica. Cuando recin conclu mi carrera de abogado visit con un grupo de amigos a Jaime Torres Bodet. En
su inagotable biblioteca guardaba los testimonios de su paso por la vida poltica nacional y por la diplomacia. Nos relat que al arribar a su despacho
en Pars en 1948 como director general de la Organizacin de las Naciones
Unidas para la Educacin, la Ciencia y la Cultura encontr un telegrama
remitido por el Mahatma Gandhi. La UNESCO haba preguntado a los
pensadores y cientficos de la poca sobre los derechos humanos que deberan ser proclamados en una Declaracin que entonces era objeto de largas
y arduas discusiones. El telegrama deca que contestaba con cierta rapidez
al requerimiento de la Organizacin desde una estacin de ferrocarril durante uno de sus peregrinajes nacionales a favor de la convivencia pacfica
en su patria. Declaraba que no era experto en el tema sobre el que lo inquiran pero en palabras ms o menos textuales, segn la recordacin que
comparti con nosotros quien fuera secretario de Relaciones Exteriores y
de Educacin de Mxico, uno de los prohombres del siglo XX mexicano,
slo dijo una gran verdad: Desde nio mi sabia e ignorante madre me ense que el hombre no tiene ante el mundo ms derecho que el deber de
servir a sus semejantes. En su cosmovisin, el deber se antepone y legitima al derecho. Varios de los pensadores consultados por la UNESCO
tambin hicieron el enlace entre derecho y deber, y por ello el artculo 1o.
de la Declaracin Universal de los Derechos Humanos contiene una sentencia cvica, que si se observara a cabalidad como un acto de conviccin
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grandes figuras de las que uno aprenda tanto. No me toc colaborar con el
primer secretario general, el profesor Luis Garca Arias, que haba fallecido un ao antes; en cambio s colabor con el profesor Jos Luis de Azcrraga y Bustamante quien lo sucedi en calidad de segundo secretario general. Muerto l en 1985, los miembros del Instituto tuvieron a bien
nombrarme secretario general.
Qu es el Instituto Hispano Luso Americano y Filipino de Derecho
Internacional? Quisiera dedicar unas palabras a esta juventud tan fascinante que nos acompaa, aquellos que vamos sumando aos en nuestro trnsito terrestre, nos doblegamos ante las fuerzas jvenes que vienen detrs. Saludo especialmente en este Auditorio al nutrido grupo de egresados, de
alumnos y de quienes se estn iniciando en el cultivo de sus respectivas especialidades. Nos honran ellos con su presencia.
1951 es una fecha ya lejana para ustedes pero es muy importante para el
Instituto. En aqul ao se celebraba el V centenario del nacimiento de la
reina Isabel La Catlica, la sociedad internacional pasaba por una situacin
conflictiva por el enfrentamiento lgido de la Guerra Fra, en el escenario
histrico tambin aconteca la crisis de la Guerra de Corea que tuvo momentos de gran peligro. Un grupo de profesores espaoles en contacto con
colegas de pases latinoamericanos decidieron organizar un congreso internacional en Madrid, en donde se debatieron los principios generales del
derecho y los problemas que padeca la sociedad internacional en aquel
momento. El resultado de aquella reunin fue exitoso y se tradujo en la
creacin del Instituto Hispano Luso Americano y Filipino de Derecho
Internacional. Quisiera leerles unas lneas para indicarles cules son los
objetivos que los Estatutos del Instituto le asignan: estudiar y difundir las
concepciones y principios del derecho internacional que contribuyan a su
desarrollo progresivo, a su codificacin y a la convivencia pacfica e imperio de la justicia entre los pueblos; propagar la doctrina de la escuela clsica espaola de derecho internacional, que por sus principios y por la filosofa poltica que la forman ha ejercido una incuestionable influencia en la
estructuracin y evolucin del derecho de gentes y en la proteccin de los
derechos humanos; estudiar y difundir los aportes realizados por el continente americano para la efectiva reformulacin de los principios, reglas e
instituciones del derecho internacional que han permitido el logro de una
mejor convivencia entre los Estados; igualmente, mantener relaciones con
universidades, institutos, asociaciones y centros cientficos que propugnen
propsitos similares y con entidades y organizaciones internacionales co-
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en el constitucionalismo moderno, el cumplimiento de las normas constitucionales y el establecimiento de medios de reparar su violacin.
En el caso de Mxico, es de destacar la postura del Constituyente de
1857, que surgi dentro de uno de los tres grandes movimientos sociales
de la nacin a lo largo de su historia y ha tenido gran significacin poltica
en la vida republicana del pas.
Consciente de que el gobierno nacional requera una completa reconstruccin y reorganizacin, en donde el respeto a los derechos del hombre
era elemento fundamental de su propuesta de cambio caracterizada por un
abierto liberalismo, se creo uno de los rubros que distinguen a este texto
constitucional, precisamente el de los derechos humanos. Su artculo 1o.
sealaba: El pueblo mexicano reconoce que los derechos del hombre son
la base y el objeto de las instituciones sociales. En consecuencia, declara
que todas las leyes y todas las autoridades del pas deben respetar y sostener las garantas que otorga la presente Constitucin.
En el precepto anterior se advierte la influencia iusnaturalista, al reconocer la preexistencia de tales derechos; pero tambin el enfoque iuspositivista, al sealar que deben respetarse las garantas que otorga la propia
Constitucin para hacer efectivos aquellos derechos que expresamente determina.
En suma, cinco temas caracterizan a la Constitucin de 1857: derechos
del hombre, soberana y representacin, federalismo, divisin de poderes y
control constitucional. Este ltimo signific un adelanto sustancial de nuestro sistema jurdico, al establecer el juicio de amparo como medio de control
de los actos de las autoridades para dar eficacia a los derechos consagrados de
los gobernados.
Libertad y justicia se marcaron como los ejes de la vida poltica de nuestro pas. Si en 1857 se garantizaron los derechos del hombre, en la Constitucin Poltica de 1917 se dio el paso complementario, las garantas sociales, cuyo texto, resultado del movimiento social de 1910, se destaca como
el prototipo de la justicia social.
Ahora bien, el texto constitucional vigente se ha venido complementado
con los postulados de los tratados internacionales suscritos por Mxico,
como son el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos y la Convencin Americana sobre Derechos Humanos, conocida como Pacto de
San Jos. De esta forma, en Mxico los derechos del hombre se reconocen
a nivel constitucional, pero adems, se han incorporado derechos y mecanismos internacionales para su tutela y salvaguarda, incluso a travs de r-
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se esta frase lapidaria: Decir que todos los seres humanos nacemos iguales en dignidad y derechos, y no hacer nada para conseguir que esto sea una
realidad, es una farsa.
Un Poder Judicial, en cualquier latitud o circunstancia, no puede ser indiferente a la violacin de los derechos humanos, porque la tutela de stos
es, precisamente, la razn de ser de los tribunales encargados de impartir
justicia. Los servidores pblicos de cualquier rgano jurisdiccional, desde
el juez municipal o de paz que conoce de actos arbitrarios de un cacique en
las serranas de alguna entidad federativa, hasta los juzgadores del tribunal
en el que se ventilan las causas de Estado, tenemos el compromiso irrenunciable de proteger los derechos fundamentales de las personas.
Si bien la promocin, desarrollo y defensa de los derechos humanos es
tarea de todos, en el caso de los rganos jurisdiccionales, tal funcin se
concretiza en una sentencia, cuando en sta se da a cada quien lo que le corresponde. Un juzgador est siempre sujeto a un marco referencial, que es
el texto de la ley, pero en su labor hermenutica debe procurar integrar el
ncleo de preceptos aplicables al caso concreto, a la disposicin sustantiva
constitucional que aqullos preservan. La validez de la fuente, deber buscarla en una norma de mayor jerarqua que la sustente, la que, en la
mayora de los casos, tendr como contenido un derecho fundamental del
hombre.
Volviendo al caso de Mxico, es obligado analizar el papel del juicio de
amparo como medio de control constitucional de los actos de las autoridades y cuestionar su efectividad, funciona, cumple su misin? En principio, el amparo es un medio efectivo, sin embargo, no es perfecto, aunque s
es perfectible.
Por ello, al dirigirnos a la comunidad jurdica nacional, en abril de 2001,
con motivo de la presentacin del proyecto para una nueva Ley de Amparo, los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nacin sostuvimos,
y an sostenemos, que:
El Mxico del siglo XXI requiere de nuevas frmulas para lograr la armona y conciliacin entre los principios de libertad y autoridad, entre las
exigencias de un orden poltico estable y un gobierno ms participativo.
El Poder Judicial de la Federacin desea contribuir en la creacin de
una nueva relacin jurdica con la sociedad, en la que no impere la violencia y resplandezcan la libertad, la paz y la justicia.
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Efectivamente, despus de una consulta nacional y de un Congreso Nacional de Juristas, se integr un proyecto en el que se asegura la eficacia del
juicio de amparo. En el resultado de la Consulta Nacional para una Reforma Integral y Coherente del Sistema de Imparticin de Justicia en el Estado Mexicano, realizada en 2003, se reafirm la conveniencia de aprobar la
nueva Ley de Amparo referida.
Entre los aspectos que se recogen, con el propsito de hacer acorde a la
realidad y a las exigencias sociales el texto legal y la institucin jurdica
que reglamenta, en la materia que hoy nos ocupa, he de destacar que el
proyecto procura la ampliacin del mbito protector de nuestro juicio,
por lo que no se content con sostener que su objeto es resolver las controversias que se susciten por la violacin de las garantas individuales,
sino tambin por la de los derechos humanos establecidos en los tratados
internacionales suscritos por Mxico.
Con estos propsitos, no pretendemos solamente dar cuenta de que estamos conscientes de la dignidad de la persona y el respeto que merece, sino
tambin informar a la sociedad que apoyamos la institucionalizacin de
principios bsicos para su proteccin, lo que hace necesaria la modernizacin de la justicia, para que sea accesible a todas las personas, transparente
en sus resoluciones, comprensible en sus contenidos, pronta en su ejecucin, atenta a las cualidades de los ciudadanos que acuden a solicitarla,
responsable ante las eventuales quejas y tecnolgicamente avanzada.
Desde luego, el Poder Judicial de la Federacin no permanece indiferente, pues la tarea no se ha completado an, y otras acciones hemos encaminado para ir atendiendo las demandas sociales, segn es posible desde el
mbito de nuestra competencia.
En el seno de la Suprema Corte de Justicia de la Nacin hemos realizado
las acciones necesarias para transparentar nuestra actuacin y favorecer la
rendicin de cuentas a los ciudadanos; bien sea al atender puntualmente las
peticiones que en el marco de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a
la Informacin Pblica Gubernamental nos plantean los particulares, ya
que tan slo en el 2005, se otorg el acceso pleno a 36,236 solicitudes, de
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las 36,251 recibidas, lo que representa el 99.95% del total; o bien, a travs
de la difusin por televisin de las sesiones del tribunal pleno; en breve, se
concretar la puesta en marcha del propio Canal Judicial. De esta forma,
buscamos informar al pueblo de Mxico y a la comunidad internacional
sobre el resultado del diario quehacer jurisdiccional, seguramente ello
brindar mayor certeza sobre el trabajo de administracin de justicia.
Los rganos que conforman el Poder Judicial de la Federacin, a travs
de sus resoluciones, que son del conocimiento pblico, han venido creando
una poderosa tradicin de respeto y desarrollo de los derechos humanos a
partir de sus decisiones. En un principio, tal quehacer slo se reflejaba en
las sentencias dictadas dentro de los juicios de amparo; en nuestros das,
tambin se manifiesta en los fallos de la Suprema Corte de Justicia de la
Nacin, dictados en las controversias constitucionales y en las acciones de
inconstitucionalidad, as como en las resoluciones emitidas para dilucidar
las contradicciones de tesis entre los tribunales colegiados de circuito.
He aqu algunos importantes ejemplos:
El Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nacin, fundndose, entre
otras fuentes, en la Convencin Interamericana sobre Desaparicin Forzada
de Personas, estableci que por ser dicho delito de carcter permanente, se
consuma momento a momento durante todo el tiempo que la vctima se encuentre desaparecida y, por tanto, el plazo para que opere la prescripcin
empieza a correr a partir de que la conducta ilcita deja de consumarse, esto
es, desde que el sujeto pasivo del delito aparece, vivo o muerto.
Al interpretar el artculo 4o. constitucional, que consagra el derecho a la
proteccin de la salud, el Pleno del ms alto tribunal, hizo una exgesis teleolgica del precepto: consider que las instituciones pblicas de dicho
sector estn obligadas a proporcionar medicamentos a las personas que padecen sndrome de inmunodeficiencia adquirida. Con este criterio, la citada garanta individual ya no se constrie al derecho de acceso a los centros
hospitalarios o clnicas, sino que se ampla al derecho a la dotacin de medicamentos, por elevado que sea su costo.
La Segunda Sala de la Suprema Corte consider inconstitucionales los
preceptos de la Ley Federal del Trabajo que permitan la inclusin de la
clusula de exclusin en los contratos colectivos. Este criterio consolid el
derecho a la libre asociacin sindical de los trabajadores de Mxico.
El derecho a la informacin a que se refiere el artculo 6o. constitucional, evolucion notablemente a travs de resoluciones del ms alto tribu-
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aprobado por el Congreso de la Unin, estar a la altura de las legislaciones, en su gnero, ms avanzadas del mundo.
Exhorto a los acadmicos y a los especialistas en la materia de derechos
humanos, a analizar las sentencias de los rganos jurisdiccionales federales, particularmente las vinculadas con la proteccin y el desarrollo de los
derechos de la persona. As, a travs de una crtica constructiva, podr elaborarse una slida teora de los derechos humanos, que permita consolidar
el Estado constitucional de derecho en Mxico.
Los esfuerzos del Poder Judicial en la referida labor, no slo deben reflejarse en el mbito propiamente jurisdiccional, sino tambin en la formacin humanstica de sus miembros, de tal modo que stos, en cada momento de su quehacer, tengan conciencia de que las leyes se hicieron para
servir al hombre y que, por tanto, es la persona la que debe constituir el
motivo principal de sus afanes.
El Cdigo de tica del Poder Judicial de la Federacin responde a este
objetivo. As se refleja en el prembulo de este ordenamiento, que recogiendo el pensamiento del Constituyente de 1824, dice bellamente:
sin justicia no hay libertad, y la base de la justicia no puede ser otra que
el equilibrio entre los derechos de los dems con los nuestros; en el anhelo
de hacer reinar la igualdad ante la ley, la libertad sin desorden, la paz sin
opresin, la justicia sin rigor, la clemencia sin debilidad; demarcar sus lmites a las autoridades supremas de la nacin, combinar stas de modo
que su unin produzca siempre el bien y haga imposible el mal; arreglar la
marcha legislativa, ponindola al abrigo de toda precipitacin y extravo;
asegurar al Poder Judicial una independencia tal, que jams cause inquietudes a la inocencia ni menos preste seguridades al crimen
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I. INTRODUCCIN
Este trabajo se refiere a la relacin que hay entre los fenmenos de las migraciones internacionales y los derechos humanos. Se enfoca, primero, al
proceso legislativo que esta ocurriendo en nuestros das que hace que el tema de la migracin aparezca en los medios con una frecuencia que tiende
a borrar las caras de los seres humanos a quienes afecta. Cerca de 200 millones de ellos pululan por el mundo brincando fronteras internacionales,
mientras que los globalfilos y los globalifbicos discuten si los seres humanos pierden su alma cuando la dimensin masiva de sus relaciones les
hace perder nombre y apellido para convertirse en estadsticas. El hecho es
que la internacionalidad de sus desplazamientos esta poniendo en jaque la
sustentabilidad de la aldea mundial, de lo que nos damos cuenta cuando
los nios de frica nos denuncian, con sus ojos llenos de moscas y sus
vientres inflados, la incapacidad de los seres humanos para distribuir la riqueza que nos ha llevado a buscar la vida en otros planetas mientras que
en este la destruyen algunos ante la impavidez del resto. El sustrato de es*
Relator especial de la ONU para los derechos humanos de los migrantes; profesor
de El Colegio de la Frontera Norte y de la Universidad de Notre Dame. Las opiniones
vertidas en este texto son responsabilidad exclusiva del autor.
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JORGE A. BUSTAMANTE
En Estados Unidos esta ocurriendo algo que desafa los esquemas tericos con los que se suelen explicar los fenmenos de la realidad en las ciencias sociales. Para entenderlo es necesario hacer un recorrido por sus antecedentes, en el cual se harn entradas a la cultura poltica del pas, tanto como a
sus estructuras de poder.
El impasse que ha detenido el proceso legislativo en la indecisin del
Senado de Estados Unidos sobre el proyecto que aprobarn, para luego ser
confrontado en el comit de conferencia en el que se dirimirn las diferencias entre los proyectos aprobados por cada una de las cmaras, parece
haber sido resuelto en la segunda semana de mayo de 2006, segn las declaraciones de los lderes de la mayora, senador Bill Frist, y de la minora,
senador Harry Reid, publicadas en el diario New York Times el 13 de mayo
de 2006.
Los diversos proyectos que se han discutido en el Senado cubren un espectro que se ha ido reduciendo. En un extremo esta el proyecto Sensenbrenner, tambin conocido por su registro como HR-3447, orientado hacia
el control policial y del ejrcito en las fronteras, particularmente en la de
Estados Unidos con Mxico. Si en un extremo de esa poltica es vlido colocar al proyecto Sensenbrenner como representativo de lo ms xenfobo
o anti-inmigrante de la poltica migratoria que se discute en el Congreso de
Estados Unidos, en el otro extremo del espectro se ubicaran virtualmente
los proyectos ms amigables para los inmigrantes, pero vemos que el espectro poltico se reduce, no slo sin modificar uno de los extremos sino advir-
tiendo que ese extremo marcado por el proyecto Sensenbrenner est siendo
virtualmente corrido ms a la derecha por medidas como la de enviar a la
Guardia Nacional a la frontera con Mxico. Si bien el presidente Bush se ha
preocupado por no correr el pndulo poltico tan a la derecha, advirtiendo
que la Guardia Nacional no es el ejrcito de Estados Unidos pues est compuesto por voluntarios como si el resto de las fuerzas armadas no estuviera compuesto por voluntarios en su entrada, y que sus soldados no harn
tareas policiales (law enforcement) sino administrativas y de logstica, esa
preocupacin sera mas creble si no hubiera sido criticada en declaraciones, como las del gobernador de Nuevo Mxico, Bill Richardson, quien no
slo confirm que se trata de una movilizacin del ejrcito de Estados Unidos hacia la frontera con Mxico sino que llam la atencin sobre el sesgo
que representa hacerlo slo hacia la frontera sur. Ese espectro poltico esta
siendo tan dinmico como clara es la direccin hacia donde se esta moviendo. Esto qued claro con la votacin del 22 de mayo en contra de la enmienda propuesta por la senadora Feinstein del Partido Demcrata, sobre
la creacin de una nueva tarjeta-visa que legalizara a millones de indocumentados. La lnea dura del Partido Republicano se confirm al aprobar
enmiendas cuya relacin con la inmigracin es slo indirecta, como la aprobada por el Senado, del ingls como idioma nacional. Lo que es claro es
que, cuando el Senado se decida por alguna opcin legislativa, dejar ver el
escaso efecto que tuvieron las marchas sobre la decisin que finalmente se
produzca. Esta preceder al proyecto legislativo que surja del Comit de
Conferencia que ser sometido a la firma del presidente de Estados Unidos, quien tendr la opcin de vetar el proyecto o firmarlo para su promulgacin como la nueva ley de inmigracin de Estados Unidos.
El Senado de ese pas rompi finalmente el impasse de varios meses que
haba detenido el proceso legislativo para producir una nueva ley de inmigracin. La Cmara de Representantes haba aprobado un proyecto de ley
registrado como HR-3447, presentado por el congresista de Wisconsin, James Sensenbrenner, del Partido Republicano. ste haba recogido el sentimiento de un sector desusualmente amplio de legisladores rebeldes de su
partido en contra de la idea del presidente Bush sobre un programa de
trabajadores huspedes. Esta fue una propuesta de poltica migratoria
con la que el presidente de Estados Unidos estaba tratando de responder
al clamor mostrado por todas las encuestas de opinin a favor de una reforma a las leyes de inmigracin que incluyera un control ms efectivo
sobre las fronteras nacionales, en particular sobre la frontera con Mxico.
JORGE A. BUSTAMANTE
El presidente Bush hizo esa propuesta desde principios de su primera administracin, cuando los niveles de aceptacin de su gobierno haban rebasado el 80%, en concomitancia con la aprobacin de la invasin de Irak
y de su liderazgo en la guerra de Estados Unidos contra el terrorismo.
La exacerbacin de los sentimientos nacionalistas provocados por los
eventos del 11 de septiembre de 2001, se haban derivado hacia una corriente xenofbica que vea en todo elemento extranjero una potencial
amenaza a la seguridad nacional. En ese contexto fueron aprobados abrumadoramente por el Poder Legislativo de Estados Unidos, tanto los incrementos presupuestales para gastos de guerra, que llevaron el dficit presupuestal de Estados Unidos a niveles sin precedente en su historia, como la
reforma legislativa que aument el poder presidencial mediante la llamada Ley Patritica (Patriot Act) en desmedro de algunos derechos
civiles de proteccin de los individuos contra actos de autoridad y a favor
de la privacidad, que ya estaban consignados en las leyes de Estados Unidos. El fervor con el que fue abrazada toda la poltica a favor de la guerra y
en contra del terrorismo, en paralelo con el liderazgo del presidente Bush en
contra de los enemigos de Estados Unidos, fue tal que produjo efectos de
boomerang en contra de la propuesta de poltica migratoria del propio presidente Bush, de parte de miembros de su propio partido, encabezados por el
congresista Sensenbrenner, cuyas crticas en contra de su propio presidente
fueron que su propuesta de trabajadores huspedes era una amnista disfrazada que premiaba a violadores de la ley.
El congresista Sensenbrenner, desde su importante puesto de presidente
del Comit de lo Judiciario de la Cmara de Representantes, se subi al
tren de la xenofobia del postseptiembre 11 para presentar el proyecto HR
3447 que sera aprobado por una gran mayora en la Cmara de Representantes en diciembre de 2005. Este proyecto legislativo no slo se convirti
en la mayor expresin de rebelda de miembros de su propio partido, en
contra de la propuesta del presidente Bush de trabajadores huspedes, sino que recogi las propuestas ms radicales en contra de los migrantes, superando los records de xenofobia de la propuesta 187 de California de
1994 y de la Ley 200 de Arizona, contra todos los migrantes, tanto indocumentados como documentados. Tal incremento de los sentimientos anti
inmigrantes en la poltica de Estados Unidos, encontr como respuesta a lo
injusto e infundado de sus premisas bsicas, desde la perspectiva de los migrantes y sus aliados, que acab acaparando las expresiones de protesta de
la mayor parte del total de dos millones de marchistas, que desde la primera
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cluidas en el proyecto Sensenbrenner que ya provoc las marchas y el boicot de las semanas pasadas. No faltar quien interprete la movilizacin del
ejrcito de Estados Unidos a la frontera con Mxico como una escalada de
una poltica anti-inmigratoria que provocar nuevas manifestaciones pblicas de protesta, tanto en Estados Unidos como en Mxico. El hecho es
que la militarizacin de la frontera decretada por el presidente Bush estar
empeorando el ambiente poltico sobre la solucin a la cuestin migratoria.
Es previsible que las reacciones de protesta se internacionalicen, empezando por las reacciones pblicas en Mxico y en Centroamrica. Ya era notable la tensin provocada por la indecisin del Senado de Estados Unidos
que haba dejado latente el proyecto Sensenbrenner como la nica accin
legislativa que hasta entonces haba producido el Congreso estadounidense sobre el futuro de la poltica de ese pas en materia migratoria. Ante ese
ambiente de tensin, la medida de militarizar la frontera con Mxico podra resultar en el destapamiento de una virtual caja de Pandora de la que
podran salir males hasta ahora desconocidos. Ciertamente esa decisin
presidencial representa un claro rompimiento del status quo en las relaciones bilaterales, que en estricto derecho internacional, podra justificar el
retiro del embajador de Mxico en Washington para consultas de la Cancillera, orientadas al estudio de la delicada situacin en la que esa medida
presidencial del pas vecino esta colocando al gobierno de Mxico. Dado el
sentido de las declaraciones del presidente Fox sobre la poltica migratoria
de Estados Unidos, es fcil predecir que no se tomar medida concreta alguna que trascienda en beneficio de los migrantes o a favor de la dignidad
nacional.
Es muy elocuente que el mensaje del presidente Bush se haya presentando como el primero que se refiere a una cuestin de poltica interna (a domestic issue) en un discurso desde su oficina (Oval office) de la Casa
Blanca. Esta formalidad representa la manera tradicional con la que el gobierno de Estados Unidos ha visto a la cuestin migratoria, como una cuestin de poltica interna. En el fondo se trata de una manifestacin de esa asimetra de poder por la que Estados Unidos se ha negado atvicamente a
admitir la naturaleza internacional de un fenmeno conformado por factores
ubicados en ambos lados de la frontera. Al estudiarse en Mxico las implicaciones de la decisin del presidente de Estados Unidos de militarizar la frontera, se tendr que incluir un cuidadoso anlisis de la cultura poltica dentro
de la cual esta ocurriendo ese proceso legislativo que a partir del 15 de mayo
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migrantes y el Estado nacional del pas de acogida, que no es sustancialmente diferente de la condicin de asimetra de poder entre esos mismos migrantes y el Estado de su pas de origen. La diferencia principal entre los niveles
macro y micro de la asimetra de poder que caracteriza a las relaciones relevantes para los migrantes, est en la ausencia de un poder supranacional al
que tengan que someterse las soberanas de los Estados nacionales en la macrodimensional. En cambio, en la microdimensional, los individuos tienen
que someterse a los poderes del Estado nacin, entre los cuales esta el poder
de la ley que, en un Estado de derecho, establece derechos constitucionales
que no hacen distincin entre nacionales y extranjeros, como es el caso en
Estados Unidos respecto del derecho a la libertad de expresin al que ha
correspondido el derecho a manifestarse en la va pblica. En esta dimensin, los trabajadores tienen derechos a organizarse colectivamente y de
adquirir por esta va un poder para contrarrestar la asimetra de poder que
en el caso de los patrones est basada en su riqueza.
La organizacin de las marchas de protesta que moviliz a dos millones
de personas en total contando desde la primera en Chicago el 10 de marzo de 2006 en la que se juntaron mas de 300,000 marchistas, hasta las del
1o. de mayo en Los ngeles, para las que se movilizaron cerca de un milln de personas en dos manifestaciones a diferentes horas del mismo
da, demostr una capacidad de organizacin que se traducir en una expresin de fuerza poltica que producir efectos mediatos sobre la asimetra de poder entre los patrones y los migrantes en un grado que, hacia mediados de mayo de 2006, an estaba pendiente de dilucidarse por el
impasse de la decisin de poltica migratoria que se derivar del proyecto
legislativo que finalmente sea aprobado por el Senado de Estados Unidos.
A pesar de la incertidumbre provocada por la ausencia de decisin del Senado, por estas fechas nadie duda que las marchas producirn algn efecto
poltico que podra no hacerse notable en el corto plazo, pero que muy probablemente lo ser en las prximas elecciones intermedias de noviembre
de 2006. La hiptesis ms plausible a partir de las marchas, es que stas
produjeron un efecto de politizacin sobre suficientes jvenes con derecho
y con edad de votar, como para resultar en un incremento espectacular de
lo que se entiende en Estados Unidos por el voto latino. Si ste sigue las
tendencias establecidas en las ltimas elecciones (noviembre de 2005) de
California, el incremento del voto latino representar malas noticias para
los candidatos del Partido Republicano en las elecciones de noviembre
prximo. Por estas fechas (mayo de 2006) parece muy probable que el vo-
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hipocresa en el discurso presidencial, no solo en la omisin de la naturaleza bilateral del fenmeno migratorio, sino por las contradicciones en que
incurre con el discurso pronunciado en el rancho del presidente Fox durante su visita a Guanajuato al principio de su primera administracin. En
el mejor de los casos, en el discurso presidencial del 15 de mayo se mantiene esa ambigedad atvica en la opinin publica ms general de Estados
Unidos sobre el fenmeno migratorio desde Mxico, que es la de querer,
por una parte, el acceso a una mano de obra barata y, por otra, el rechazo de
quienes la personifican como miembros de la sociedad estadounidense.
Cabe anotar que detrs de la insistencia del presidente Bush en un rechazo
a una amnista est, en realidad, un rechazo a la idea de que los migrantes
adquieran el poder del voto y con ello salieran de las condiciones de vulnerabilidad como sujetos de derechos humanos en que han sido colocados
por la sociedad y por las leyes de Estados Unidos.
Quien fuera gobernador de Texas escuch desde muy joven que los braceros eran algo conveniente para los intereses de los empresarios agrcolas de su Estado. La razn de que lo eran estaba en la asimetra de poder tan
abismal que caracterizaba la relacin entre los patrones tejanos y los braceros, lo cual los colocaba en un grado cercano a la esclavitud, como lo
document en varios de sus libros del doctor Ernesto Galarza. No es casual
que el presidente Bush siga interesado en una legislacin que mantenga a
los trabajadores migratorios temporales, a los que corresponde su programa de trabajadores huspedes, en la condicin de vulnerabilidad anloga
a la que caracteriz la explotacin de los braceros de 1942 a 1964.
Hasta aqu el enfoque principal del presente anlisis ha sido Estados Unidos, en la dinmica poltica sobre la cuestin migratoria; sin embargo, sta
tiene dos caras, a pesar del carcter unilateral de la poltica migratoria estadounidense. Antes, se plante la hiptesis de que la decisin de militarizar la
frontera podra internacionalizar la cuestin migratoria. Desde luego, tal hiptesis parte de la realidad de un fenmeno que es internacional por definicin; por lo que, como se propuso antes, una decisin unilateral como las
que ha venido tomando Estados Unidos para definir su poltica migratoria
con la intencin de resolver una cuestin que es bilateral por definicin, est
condenada al fracaso, a menos que la resolucin de esa cuestin surja de una
negociacin bilateral en la que se acuerden medidas que comprometan a los
gobiernos y las sociedades de cada pas a hacer cumplir las normas y procedimientos mutuamente acordados, tanto de fondo como de puesta en prctica, que correspondan a la naturaleza bilateral del fenmeno migratorio en
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derechos polticos de aquellos que han nacido en el territorio nacional respectivo, excepto que para Mxico se requiere, adems, haber cumplido 18
aos, en tanto que para Estados Unidos se es ciudadano desde el momento
del nacimiento. La confusin empieza cuando se confunde la nacionalidad
con la ciudadana en el ejercicio del derecho a votar.
De acuerdo con la Constitucin mexicana, es posible adquirir otra nacionalidad sin perder la mexicana, que es considerada como permanente en
tanto que no se pierde por la adquisicin de otra. En la prctica esto da lugar a que implcitamente est permitida en Mxico la doble o triple nacionalidad; sin embargo, no est permitida la doble ciudadana; sobre todo
respecto al ejercicio del voto. Las leyes que rigen la ciudadana en Mxico
no fueron modificadas, en tanto que si lo fueron las correspondientes a la
nacionalidad en el sentido antes anotado. Las leyes mexicanas establecen
que si un ciudadano mexicano vota en elecciones de otro pas, puede perder su ciudadana y, en consecuencia, el derecho a votar en Mxico. Tambin establece que si se es ciudadano de otro pas y quiere votar en Mxico,
debe hacer una renuncia expresa de la otra ciudadana, antes de poder votar
en elecciones mexicanas.
Las diferencias entre las leyes mexicanas y las estadounidenses en materia de nacionalidad y ciudadana se complican ante situaciones de hecho en
las que, por ejemplo, un descendiente de mexicano o mexicana, nacido en
Estados Unidos, adquiere la nacionalidad mexicana sin renunciar a su ciudadana de Estados Unidos y es electo en Mxico para un cargo de eleccin que
exige la ciudadana mexicana, surge entonces la pregunta de si pierde por
ello el derecho a ejercer el cargo para el que fue electo. Esta es una situacin
que ser muy fcil que ocurra con la reforma constitucional de Mxico que
estableci la no prdida de la nacionalidad mexicana y el derecho de los mexicanos a votar en el extranjero. No pasar mucho tiempo antes de que se
presente un caso ante la Suprema Corte de Justicia de Mxico en el que sta
tenga que resolver cul debe ser la interpretacin de la ley que se convierta
en fuente de derecho de validez obligatoria en Mxico sobre esta materia.
Los resultados obtenidos del voto de los mexicanos en el extranjero correspondientes a las elecciones del 2 de julio, servirn para avanzar un poco en el nivel de conocimiento que actualmente se tiene sobre las implicaciones de esa nueva participacin de votantes en el proceso de desarrollo
democrtico del pas. Tambin servir para sugerir preguntas de investigacin que se tengan que hacer para mejorar el nivel de informacin y de an-
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lisis rumbo a las siguientes reformas legislativas que tendrn que hacerse
en preparacin de las siguientes elecciones presidenciales en las que tendr
que mejorarse el procedimiento para que ese derecho al voto que la Constitucin establece, de los mexicanos que residen en el extranjero, contribuya
al desarrollo democrtico del pas.
V. LA VULNERABILIDAD DE LOS INMIGRANTES
CENTROAMERICANOS EN MXICO
Hace varias dcadas que Mxico dejo de ser un pas slo de emigracin
para convertirse en un pas de inmigracin y trasmigracin de inmigrantes
que pretenden acudir a la demanda de fuerza de trabajo que se origina en
Estados Unidos. El fenmeno migratorio tradicional de Mxico se ha internacionalizado. Hay todava una gran escasez de investigacin en Mxico
sobre la inmigracin y transmigracin de centroamericanos; y muy pocos
datos que nos permitan saber a ciencia cierta el nivel de violaciones a los
derechos humanos de los centroamericanos en Mxico; sin embargo, hay
suficientes datos que sugieren que esas violaciones podran ser iguales y
an ms graves que las que se cometen en Estados Unidos en contra de los
mexicanos. Fundamento esta aseveracin en los siguientes trabajos: primero, el trabajo periodstico de Sonia Nazario, quien ha sido galardonada
con varios Premios Purlitzer en Estados Unidos, por su trabajo de investigacin, de fotografa periodstica y como escritora de un libro de non fiction titulado Enriques Journey (publicado por Randome House de Nueva
York, en 2006); por una nota periodstica publicada por el diario espaol
El Pas del 16 de agosto de 2005, titulada El tren que huele a muerte;
adems, por el informe de investigacin de una ONG mexicana titulado
Primer Informe de los Derechos Humanos del Migrante, al que tuve acceso mediante mi oficina en la ONU en Ginebra a donde fue enviado por
los autores, para la atencin del relator especial de la ONU para los derechos humanos de los migrantes. Tambin la fundamento en los hallazgos
de investigadores de El Colegio de la Frontera Norte, presidido por el
doctor Jorge Santibaez Romelln, en un informe an sin publicar agradezco la deferencia de facilitarme sus hallazgos preliminares sobre una
investigacin, la primera en su gnero, que describe las caractersticas socio-econmicas de los migrantes y transmigrantes centroamericanos. En
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ningn caso los autores de estas fuentes son responsables de manera alguna de este texto, del que lo es en exclusiva quien esto escribe.
El libro de Sonia Nazario, como lo sugiere su ttulo, se refiere a la saga
de un nio hondureo que sale de Tegucigalpa, para buscar a su madre en
Estados Unidos. La narracin de sus tribulaciones no slo es conmovedora
por su sentido humanista, sino de gran valor educacional como un riguroso
estudio de caso sobre las condiciones de vulnerabilidad extrema de un nio
migrante que le impusieron los sistemas, los gobiernos y las sociedades de
los pases de su jornada, estimulado por el amor hacia su madre, a quien extraaba a tal grado que lo motiv a superar obstculos increbles para un nio de doce aos.
La nota citada publicada en El Pas empieza diciendo: Miles de emigrantes centroamericanos sufren asaltos y accidentes que los dejan invlidos tratando de llegar a Estados Unidos en trenes mexicanos. Algunos
pierden la vida en el intento. Dicha publicacin no slo corrobora los datos recogidos y explicados por Sonia Nazario, en su citado libro, sino que
exponen un escenario de corrupcin y de criminalidad dentro de las agencias del gobierno de Mxico, principalmente los que tienen que ver con la
inmigracin de centroamericanos, consecuentemente provoca vergenza
or al presidente Fox y a su canciller Derbez presumir el cumplimiento de
los compromisos internacionales sobre derechos humanos suscritos por
Mxico. Una parte del texto publicado por El Pas, dice:
Noe Isaas, de 27 aos, hondureo, subi al tren de carga de la Compaa
Chiapas-Mayab, filial de un consorcio estadounidense, en la localidad mexicana de Ciudad Hidalgo, junto a la frontera con Guatemala. Quera llegar a Canad donde tiene algunos amigos. El sueo se desvaneci bruscamente cuando una pandilla de asaltantes con pistolas y cuchillos abord el
tren con las peores intenciones. Dime donde tienes el dinero!, gritaba
uno de ellos. Yo le haba dado todo lo que llevaba, pero quera ms. Me
apunt a la cabeza y dispar. Estaba en lo alto de un vagn, ca a la va, el
tren me arrastr y me quit una pierna, recuerda No.
Los asesinos eran mareros de Honduras o Guatemala, no los distingui bien. Los haba visto merodeando en la estacin de Ciudad Hidalgo.
Se acercaron para preguntarme de que mara era. Les dije que de ninguna.
Andaban unos chavos conmigo y debieron pensar que yo era un coyote y
que llevaba mucho dinero. Probablemente los asaltantes eran de la Mara
Salvatrucha MS-13 o de la MS-18, las dos pandillas que ms adeptos tienen en Centroamrica. No tiene la bala alojada junto al ojo derecho, del
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que ha perdido la visin. Tiene que pasar por el quirfano, pero en la ciudad mexicana de Tapachula no hay camas disponibles y, adems, no tiene
los quince mil pesos que cuesta la operacin. Su esposa y su hija no saben
nada. De momento espera en la casa del buen Pastor, un centro de atencin a los mutilados que sobrevive por la voluntad frrea de la seora
Olga Snchez, que recibi el Premio Nacional de Derechos Humanos
2004 de manos del presidente Vicente Fox. El panorama de este albergue
es desolador. La mayora de los pacientes son jvenes, muchachos casi,
sin brazos, sin piernas, con heridas de bala, de cuchillo o, los ms afortunados, con magulladuras en todo el cuerpo.
Los datos de El Colegio de la Frontera Norte permiten tener una idea del
perfil socio-econmico de los migrantes. De las entrevistas personales que
se hicieron sobre una muestra de 6426 migrantes entre 2004 y 2005, en la
frontera entre Mxico y Guatemala, se pueden extraer los siguientes datos
porcentuales:
El 99.8% de los migrantes entrevistados, seleccionados al azar,
nacieron en Guatemala.
El 19.9% no saben leer ni escribir.
El 98.1% tienen entre siete y nueve aos de escolaridad.
El 99.9% pensaba cruzar a Mxico en menos de una hora despus de haber sido entrevistados.
El 74.8% de la muestra de entrevistados estaba constituida por
hombres. El resto por mujeres.
El 97% cruzaron todo Mxico en su anterior emigracin hacia
Estados Unidos.
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ral de Poblacin, que rige las cuestiones tratadas en este texto. Se trata de
una normatividad reconocida ampliamente como obsoleta e insuficiente
para que se consideren cumplidos los compromisos adquiridos por Mxico
respecto de la obligacin que le impone haber, primero, promovido, luego,
suscrito y finalmente ratificado la Convencin Internacional de la ONU
sobre los Derechos de todos los Trabajadores Migratorios y sus Familias,
que entr en vigor hace cinco aos, despus de haber sido ratificada por el
mnimo de veinte pases establecido por ese instrumento, el cual representa
la normatividad ms completa de validez universal que existe sobre la proteccin de los derechos humanos y laborales de los migrantes internacionales. En estricto derecho, una reforma a la Ley General de Poblacin no
podr ser menos que lo ya comprometido con la entrada en vigor de la Convencin de la ONU de 1990. De acuerdo con la Constitucin mexicana, esta normatividad debe ser considerada como una ley interna vigente en Mxico, de la ms alta jerarqua de las que jura el presidente de Mxico
cumplir y hacer cumplir al tomar posesin como titular del Poder Ejecutivo de la nacin. De particular urgencia para el Poder Legislativo mexicano
es producir una legislacin que cubra las omisiones en las leyes de Mxico
respecto de la trata de migrantes, particularmente de nias, en correspondencia con los Protocolos de Palermo sobre trfico y trata de migrantes internacionales.
VI. BIBLIOGRAFA
ALMAGUER, Tomas, Racial Fault Lines: The Historical Origins of White
Supremacy in California, Berkeley, University of California Press,
1994.
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BOURDIEU, Pierre, Mditations Pascaliennes, Paris, Editions du Seuil,
1997.
BUSTAMANTE, Jorge A., Undocumented Immigrations: Research Findings and Policy Options, en ROETT, Riordan (ed.), Mexico and the
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JORGE A. BUSTAMANTE
I. INTRODUCCIN
Existe la creencia generalizada de que el fenmeno migratorio es exclusivo
de nuestro tiempo. No obstante forma parte de la compleja interrelacin de
los seres humanos. En Mxico, el fenmeno migratorio ha cobrado una alta
significacin poltica, econmica y jurdica. El tema migratorio forma parte
de las agendas del derecho internacional contemporneo. Los pases, gobiernos, organizaciones internacionales, acadmicas, civiles y polticas dedican
esfuerzos para entender el fenmeno, explicarlo y, algunas veces, para asegurar que los actores del drama migratorio y sus derechos queden protegidos
por las leyes.
La migracin mexicana hacia los Estados Unidos pone de manifiesto las
complicadas relaciones entre un pas altamente industrializado y desarrollado como los Estados Unidos con un pas en vas de desarrollo y en expansin demogrfica como el nuestro, as como la asimetra de ambas economas. El xodo de mexicanos al norte no es una novedad en la historia
pues inici al comenzar el siglo XX.
Razones econmicas propiciadas por el rgimen agrario y latifundista determinaron la migracin agraria hacia los Estados Unidos. Las expropiacio* Director de la Escuela Permanente de Extensin de la UNAM en San Antonio, Texas.
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Mxico
Latinoamrica
y el Caribe
Este
de Asia
Unin
Europea
y Canad
Resto
del
mundo
Antes
de 1975
21
13.3
17.7
19.6
55.7
14
1975-1985
21.1
19.6
21.8
23.6
14.5
24.7
1986-1993
22.5
25.2
24.5
22.5
12.8
23.2
1994-2003
35.4
41.8
36
34.3
17
38
27
28
cuando construyen las carreteras, siembran los campos, hacen los servicios
ms pesados de la industria turstica, lavan platos, planchan ropa, limpian
las casas, barren pisos, les ayudan en sus guerras. No tienen pasaporte, no
tienen visa, no les permiten tener identificacin, ni licencia de conducir, ni
credenciales. Ni siquiera un nmero del seguro social al que paradjicamente contribuyen todos los das, sin saber el destino de los fondos acumulados durante aos. Al no tener identidad no tienen cuenta en el banco, por
lo que esconden su dinero en casa. Por eso los roban, los asaltan, violan a
las mujeres, ultrajan a los nios impunemente, pues los mexicanos, acostumbrados a desconfiar de la justicia no se atreven a pedir ayuda a la polica extranjera, pensando que en ello ir su deportacin o ms vejaciones.
Tifton Georgia es un pueblecito del sur profundo de los Estados Unidos,
sus habitantes desean que su comunidad sea conocida como la ciudad
amigable del sur de Georgia. En sus folletos de promocin turstica mencionan su inters por extender su hospitalidad a quienes los visitan y tambin a quienes decidan hacer de Tifton su residencia. Su lema es que slo
buenas cosas pueden pasar cuando la gente trabaja de comn acuerdo:
good things happen when people work together.
En octubre de 2005 la prensa dio cuenta de que el alcalde del pueblo,
Paul Johnson, quien ms que un poltico profesional parece un abuelo de
pelo cano, impecablemente cortado, siempre con traje y corbata, tom una
extraa decisin: al lado de las banderas de los Estados Unidos, la de las 13
barras y las 50 estrellas, y la del Estado de Georgia, iz una bandera mexicana que pidi prestada a un pastor colombiano de la iglesia cercana. As,
sin que nadie lo hubiera acordado en el cabildo, sin que mediara peticin
alguna, sin que fuera el 16 de septiembre, nuestra bandera amaneci ondeando en el palacio municipal de Tifton, en el estado de Georgia. En el
edificio del ayuntamiento municipal nuestra bandera acompa a las otras
dos ante el asombro y estupefaccin del pueblo entero.
Unas horas antes haba ocurrido el crimen ms horroroso jams perpetrado en la comunidad de Tifton. Jornaleros de la industria de la construccin y otros trabajadores del campo descansaban despus de una ardua jornada de trabajo, en una de las miserables casas rodantes. Seis personas
fueron asesinadas a batazos, golpes y balazos, mientras dorman. Otros
cuatro quedaron seriamente heridos, fueron hospitalizados en estado de
coma. En un poblado cercano otro trabajador fue asesinado a balazos y su
esposa violada por los mismos atacantes, los tres hijos pequeitos fueron
testigos del horripilante suceso.
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El alcalde de Tifton recibi crticas de toda la comunidad hasta que explic su proceder. Iz la bandera de Mxico durante seis das. Uno por cada uno
de los mexicanos asesinados a batazos para robarles su dinero. Lo hice
dijo como muestra de dolor hacia la comunidad hispana... Estas personas son parte de nuestra comunidad. Pido disculpas a quien pude haber ofendido, pero pens que era lo menos que debamos hacer.
La migracin ha provocado un desdoblamiento de las personas en sus
derechos y libertades. Al cruzar las fronteras los migrantes dejan atrs muchas cosas, entre otras las garantas individuales y la proteccin a sus derechos humanos que las leyes y los sistemas de proteccin de sus pases les
otorgan. Su condicin de ilegales como equvocamente se les caracteriza, los lleva a perder uno de los valores esenciales de la persona como es
precisamente la identidad personal.4
Cada pas establece, conforme a su soberana y derecho interior, las normas que rigen la situacin de los extranjeros dentro del territorio donde
ejerce tal soberana. Cada Estado dicta sus normas sobre extranjeros y en
ocasiones los asimila a los nacionales y tambin hace excepciones. Algunas normas proceden de fuente internacional convencional, sea porque derivan de un tratado o porque el contenido del tratado se haya incorporado a
la legislacin nacional. En este sentido existe una norma que enmarca uno
de los principios de la Organizacin de Naciones Unidas, como es la Declaracin Universal de Derechos Humanos. Esta Declaracin proclam
que la libertad, la paz y la justicia en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrnseca y de los derechos iguales e inalienables de
todos los miembros de la familia humana. El artculo 1o. de la aludida Declaracin establece que todos los seres humanos nacen libres e iguales en
la dignidad. De esta manera la dignidad es algo inherente, intrnseco al ser
humano. La dignidad supone tambin la igualdad, pues no hay seres ms
dignos que otros, todos tienen la misma naturaleza humana y por consiguiente la misma dignidad ontolgica independientemente del grado de
desarrollo y de perfeccin de su personalidad. Otra disposicin de la misma Declaracin seala: Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaracin, sin distincin alguna de raza, color,
sexo, idioma, religin, opinin poltica o de cualquier otra ndole, origen
4 Por eso es plausible el esfuerzo de los diplomticos mexicanos y personal consular
por recuperar la tradicin de la matrcula consular para los mexicanos en el extranjero
que existe desde el siglo XIX y que es un valioso instrumento de identidad.
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igualdad de todos los seres humanos desde su nacimiento y que toda persona tiene los derechos y libertades proclamados por la misma Declaracin,
sin distincin de ningn tipo, en particular de raza, color u origen nacional.
Recuerda tambin resoluciones de la Asamblea General relacionadas con
el tema de los migrantes tales como la 2004/53, del 20 de abril de 2004; la
Resolucin 59/194, del 20 de diciembre de 2004; as como la Resolucin
44/144, del 13 de diciembre de 1985, todas ellas de la Asamblea General.
En particular la Resolucin 2005/47, del 10 de abril de 2005, de la Oficina
del Alto Comisionado de Derechos Humanos de la Organizacin de las
Naciones Unidas.
La resolucin impulsada por Mxico tambin se sustent en distintas
disposiciones aprobadas en diversas conferencias como la Conferencia
Mundial de Derechos Humanos,18 la Conferencia Internacional sobre Poblacin y el Desarrollo,19 la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social,20 la
Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer21 y la Conferencia Mundial
sobre el Racismo, la Discriminacin y la Xenofobia y las Formas Conexas
de Intolerancia. No dej de considerar resoluciones jurisdiccionales relevantes en el tema como el fallo de la Corte Internacional de Justicia del 27
de junio de 2001, las Opiniones Consultivas OC-1699, del 10 de octubre de
1999, relativas al derecho a la informacin sobre la asistencia consular en
el marco de las debidas garantas procesales, y la Opinin Consultiva
18/03 del 17 de septiembre de 2003, relativa a la condicin jurdica y los
derechos de los migrantes indocumentados, todas estas ltimas emitidas
por la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Adicionalmente, de particular inters en los antecedentes invocados resulta el fallo de la Corte Internacional de Justicia del 31 de marzo de 2004 en
el caso de Avena y otros nacionales mexicanos (Mxico vs. Estados Unidos
de Amrica). Entre las presiones a los Estados destaca la exhortacin por la
que se insta a todos los Estados a que promuevan y adopten medidas eficaces
Vase A/CONF.157/24 (Parte I) cap. III.
Vase Informe de la Conferencia Internacional sobre Poblacin y Desarrollo,
Cairo, 5-13 de septiembre de 1994; United Nations publication, Sales nm. E.95.XIII.18,
captulo I, resolucin I, anexo.
20 Vase Informe de la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social, Copenhagen, 6-12
de marzo de 1995; United Nations publication, SALES no. E.96.IV.8, captulo I, resolucin I, anexos y II.
21 Vase Informe sobre la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, Beijing,
4-15 septiembre 1995; United Nations publication, SALES No. E.96>IV.13, captulo I,
resolucin I, anexos I y II.
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para aplicar sus leyes migratorias y controles fronterizos slo por los medios
debidamente autorizados y por funcionarios del Estado capacitados, y que
impidan que particulares o grupos observen conductas reservadas a tales
funcionarios, as como que procesen y castiguen las violaciones de la ley que
puedan producirse como resultado de dichas conductas.22
Tanto la resolucin 60/169 de la Asamblea General como uno de sus antecedentes, la Resolucin 2005/47, Derechos Humanos de los Migrantes,
de la Comisin de Derechos Humanos fueron introducidas por Mxico.
Estas resoluciones de la Organizacin de Naciones Unidas requieren de un
trabajo intenso, suponen negociaciones intensas y la superacin de dificultades y cuando se alcanzan consensos son dignas difusin para lograr su
cumplimiento. Evidentemente la parte ms complicada de la negociacin
fue seguramente la relativa a la peticin que se exige para que se disuada y
prevenga que los particulares ejerzan las funciones pblicas relacionadas
con control fronterizo y migratorio, exclusivamente reservadas a los agentes del Estado, a las autoridades legalmente constituidas, debidamente autorizadas y capacitadas. Es entendible la extrema oposicin que gener el
prrafo 20 por parte de los Estados Unidos para quien estaba dirigida la resolucin, argumentaron que dentro de sus fronteras tienen la libertad de
aplicar la ley como lo estime conveniente y que su legislacin no prohbe la
actuacin de los grupos civiles vigilantes en la regin fronteriza.
Los pases promotores de la iniciativa, Mxico a la cabeza, insistieron
en que se trata de la defensa del Estado de derecho, ya que de admitirse o
tolerarse este tipo de conductas los gobiernos pueden llegar a incurrir en
responsabilidad internacional por los actos ilcitos cometidos por actores
privados en sustitucin de funcionarios del Estado. Por otra parte, de prevalecer esta grave circunstancia sin remedio legal, se corre el riesgo de que
en los pases afectados, grupos privados acten en reaccin y ejerzan funciones pblicas de vigilancia por su propia cuenta en contra de los extranjeros inocentes, lo que nos llevara irremediablemente a la ley de la selva y
a la imposibilidad de aplicar sanciones por responsabilidades pblicas de
carcter internacional. Si ha sido difcil evitar la comisin de abusos por
parte de los actores gubernamentales, resulta imposible garantizar que se
cumplirn las normas nacionales e internacionales de derechos humanos,
si son grupos privados los que ejercen la funcin de policas y de patrullas.
22 Asamblea General de las Naciones Unidas, Resolucin 60/169, Protection of
Migrants.
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No obstante la oposicin estadounidense durante la negociacin, se obtuvo el consenso de casi medio centenar de pases. Llama la atencin que la
resolucin aludida impulsada por Mxico no se difundi en nuestro pas, ni
ha sido objeto de anlisis por parte de la opinin pblica y por los actores
polticos. Un trabajo internacional de excepcin pas prcticamente desapercibido, lo cual es lamentable y hasta sospechoso.
Despus de la resolucin aprobada en forme unnime por la Asamblea
de la Organizacin de Naciones Unidas es un tanto irnico que el tema migratorio se haya deteriorado tanto y que la respuesta visible de los Estados
Unidos haya sido la construccin de un muro que pretende impedir la migracin mexicana hacia ese pas. Es inadmisible que las resoluciones aludidas no se hayan difundido adecuadamente y no se invoquen para la proteccin que debe brindarse a los migrantes que son agredidos por grupos de
vigilantes privados.
V. PERSPECTIVAS
Las recientes movilizaciones de migrantes que exigen sus derechos en
las ciudades estadounidenses donde se concentran numerosos ncleos de
poblacin mexicana son un parteaguas en la historia de las relaciones entre
Mxico y Estados Unidos. Si bien los manifestantes no se han externado
como mexicanos y han evitado dar con ello un carcter binacional al problema, es evidente que su lucha es un asunto interno de los Estados Unidos
con enormes repercusiones en Mxico. La llamada Ley Sensebrenner,
aprobada por la Cmara de Representantes de los Estados Unidos, propona convertir en delito la migracin ilegal, incluyendo como sujetos pasivos de la ley a las familias, as como a quienes ayudaran a los migrantes ilegales. Este proyecto de ley pretende, adems, la autorizacin de los fondos
necesarios para obtener el dinero para construir un muro a lo largo de la
frontera con nuestro pas. Para empezar 500,000 personas salieron a las calles de la ciudad de Los ngeles al mismo tiempo que se daban protestas
menores en otras ciudades de los Estados Unidos. Despus de esa manifestacin inicial otras se han sucedido mostrando la relevancia del tema.23
23 Una semana despus, el domingo 9 de abril, otro medio milln de migrantes se
manifest en Dallas y al da siguiente cientos de miles en 136 ciudades de los Estados
Unidos: 180,000 en Washington; 125,000 en Nueva Cork; 125,000 en Phoenix; 50,000
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Una ley que castiga a personas cuyo inters fundamental es trabajar y muchos de ellos arriesgan la vida en el intento por cruzar la frontera e internarse en aquel pas es una ley injusta e inhumana. Por un lado, nuestro gobierno se ha mantenido discreto y evasivo y no ha expuesto con firmeza y
energa su rechaz y condena a esta propuesta y, por otro lado, cuando ve
alguna posibilidad de que las protestas y manifestaciones rindan frutos las
asume torpemente como si fueran propias, afirmando que son el resultado
de un acuerdo migratorio que es inexistente. No engaan a nadie. Se trata
ya en esta etapa de un asunto unilateral que resolver el Congreso de los
Estados Unidos, cuando es un asunto que debera ser multilateral y discutido en la arena internacional por los efectos que tendr en un futuro en las
relaciones internacionales.
El Senado de los Estados Unidos intervino y es de esperar una rectificacin de poltica para evitar lo que parece ser un inminente conflicto. Un
Comit del Senado aprob una propuesta para que 11 millones de inmigrantes ilegales puedan alcanzar la ciudadana estadounidense. No obstante, la decisin de un comit no es suficiente y el Senado continua el difcil debate que ha dividido a los grupos polticos en ese pas. En este
contexto es lamentable que una decisin que afecta de manera tan definitiva a los dos pases y finalmente al continente americano en su conjunto no
forme parte de las regulaciones internacionales y sea tomada unilateralmente por un pas. Si esto es cierto tambin lo es que la organizacin espontnea de mexicanos y de otros inmigrantes en los Estados Unidos para
protestar y exigir sus derechos puede convertirse en un elemento inesperado que oriente las decisiones a una solucin justa, humana y solidaria.
Existe tambin el riesgo de que las manifestaciones pro migracin puedan convertirse en un detonador de ataques y reacciones de grupos nativistas y racistas que polarice a la opinin pblica. Es previsible que grupos
que no entienden la magnitud de este fenmeno pretendan proteger su status quo oponindose a la organizacin poltica de los migrantes. De hecho
han aparecido algunos signos preocupantes. Ya se quem una bandera mexicana y algunos hablan pblicamente de los migrantes como invasores en
Estados Unidos. Por ello cobra relevancia la Resolucin 60/169, conocida
como Protection of migrants impulsada por Mxico y aprobada por la
en Atlanta; 50,000 en Houston; 18,000 en San Antonio; 10,000 en Madison, Wisconsin;
2000 en Tyler y en el Paso; y, 1,200 en Austin. National Capital Inmigration Coalition;
Center for Community Change. San Antonio Express News, 11 de abril de 2006.
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Para efectos de la conceptualizacin de los derechos humanos, en Amrica se distingue entre people, que comprende la acepcin tanto de colectivo compuesto por todos los habitantes de un Estado, como la de colectivo plural sin dimensin determinada: culto, reunin, asociacin, y man,
individual, subset, que se refiere a los sujetos individuales. En Francia
(1789) se distinguen entre homens y citoyens; en Espaa (1912) entre
* Investigador en el Instituto de Investigaciones Jurdicas, UNAM.
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racin incluye a los originarios y primarios derechos del ser humano, tales
como la vida, la libertad (en todas sus expresiones), la integridad fsica y la
integridad moral; igualmente, se han incluido otros derechos, como el de
propiedad. Los derechos de la segunda generacin comprenden los derechos de un determinado grupo o clase social, como la campesina y la trabajadora. En esta rea, Mxico es pionero en cuanto a regular esos medios de
proteccin, al inscribir garantas sociales en la Constitucin Poltica de los
Estados Unidos Mexicanos del 5 de febrero de 1917. Los derechos de la tercera generacin son los llamados derechos de solidaridad, como los de la
paz, la tranquilidad pblica, el desarrollo econmico, la seguridad de contar
con un medio ambiente sano y saludable, etctera. Todos estos derechos tienen como caracterstica genrica, que no pueden ser detentados o posedos
por alguna persona en particular, de ah que a estos derechos se les denominen intereses difusos, cuyo titular es indeterminado.
la obligacin de respetar esas garantas. Entonces, las garantas son los medios jurdicos
de proteccin de los derechos del hombre frente a las autoridades estatales. En la Constitucin Federal de 1857, su artculo 1o. expresaba que, el pueblo mexicano reconoce que
los derechos del hombre son la base y el objeto de las instituciones sociales. En consecuencia, declara que, todas las leyes y todas las autoridades deben respetar las garantas
que otorga la presente Constitucin. Por su parte, la Constitucin Poltica del Estado de
Sonora en su artculo 1o., contempla: Los derechos del hombre son la base y el objeto
de las instituciones sociales. En el Estado de Sonora todo individuo goza de las garantas
que otorga la Constitucin Poltica de los Estados Unidos Mexicanos En consecuencia,
las autoridades, los funcionarios y empleados del Estado y Municipios tienen la ineludible obligacin de respetar y hacer respetar, en la rbita de sus facultades, dichas garantas y prerrogativas que esta Constitucin local concede. En estas constituciones impera
una distincin entre los derechos del hombre y las garantas individuales, siendo stas
medios de tutela o proteccin de aqullos, los que son reconocidos por el gobierno del
Estado y para que los mismos se respeten por las autoridades pblicas. Incluso, estos
conceptos se consideran en el prembulo y el artculo 8o. de la Declaracin Universal de
Derechos Humanos: Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos
por un rgimen de derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelin contra la tirana y la opresin; toda persona tiene derecho a un recurso efectivo, ante los tribunales constitucionales competentes, que la ampare contra actos
que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitucin o por la ley.
Conforme al referido documento internacional, los derechos deben ser protegidos por
nuestro orden jurdico, tanto en el mbito interno como en el exterior a travs de la institucin consular mexicana, derechos que son oponibles ante las autoridades estatales y
frente a los dems miembros de la sociedad. Estas consideraciones se apoyaron en
Fix-Zamudio, Hctor, Ensayos sobre el derecho de amparo, Mxico, Porra-UNAM,
2003, pp. 619 y ss.; Azuela Rivera, Mariano, Garantas, Mxico, SCJN-Universidad Benemrita de Puebla, 2005, pp. 81 y ss.
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Los derechos humanos al encontrarse previstos en la Constitucin Poltica de los Estados Unidos Mexicanos, son ley suprema del pas, por lo
que engloban todos los principios constitucionales dentro de su estructura
como el de supremaca constitucional, por virtud del cual, ninguna ley,
tratado internacional, reglamento administrativo o acto de autoridad puede
conculcar las garantas del gobernado; en el supuesto de existir un acto que
viole una garanta, el mismo ser inconstitucional y contra l proceder el
juicio de amparo, motivando que se declare su nulidad por ese vicio. Por
ello, el precepto 15 constitucional prohbe la celebracin de tratados internacionales que alteren las garantas del gobernado, por lo que stas tienen la
calidad de ley mxima. Estas garantas pueden agruparse en diversos rubros,
atendiendo a sus caractersticas intrnsecas que las equiparan unas con otras,
considerando el derecho del gobernado que es protegido por la garanta o
dependiendo de la obligacin que la garanta impone a las autoridades p-
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blicas. As, existen diversos tipos de garantas constitucionales, entendiendo por garanta constitucional al medio de tutela de un derecho humano
inscrito en la carta magna, es decir, los medios de proteccin de derechos
subjetivos por parte de la ley suprema, con independencia de quin sea su
titular (un gobernado, un sujeto de derecho social, etctera).
Atendiendo al sujeto titular de ellas, encontramos los siguientes tipos de
garantas constitucionales:4
a) Garantas del gobernado. De ellas goza todo sujeto que tenga la
calidad de gobernado, con independencia de su nacionalidad, sexo, raza, color, estado civil, edad, condicin econmica, etctera
(artculo 1o.). Estas garantas no atienden a clase o grupo alguno
de sujetos de derecho, sino que su destinatario es todo gobernado,
por lo que se protegen a los derechos fundamentales o naturales
del hombre.
b) Garantas sociales. Se confieren a una clase social determinada,
como los trabajadores (artculo 123) o los campesinos (artculo
27), los pueblos indgenas (artculo 2o.), los beneficios que tiene a
su favor la clase consumidora (artculo 28) y la de los profesores
universitarios, investigadores, autores e inventores (artculos 3o. y
28), cuyos titulares son miembros de ciertos grupos sociales. Estas
garantas no se han creado para tutelar o proteger los derechos naturales del hombre, sino los de una clase social determinada, por lo
que su violacin puede ser impugnada va juicio de amparo, argumentando que hay una contravencin con la garanta de legalidad
(artculo 103).
c) Garantas del ciudadano. Su titular es el ciudadano mexicano mayor de dieciocho aos, que tenga un modo honesto de vivir (artculo 34), por lo que de ellas no gozan todos los gobernados, como
los extranjeros y los menores de edad. El objetivo de estas garantas es la proteccin de los derechos polticos del ciudadano, como
votar, ser votado, asociarse libre y voluntariamente a un partido
poltico, quedar inscrito en el padrn electoral, participar en reuniones de carcter poltico, etctera. Estas garantas no tutelan los
derechos naturales del hombre, sino sus prerrogativas ciudadanas
4 De aqu en adelante se hace referencia a artculos son parte de la Constitucin Poltica de los Estados Unidos Mexicanos.
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sancin por responsabilidad oficial, dos veces por la misma conducta (artculo 109); las garantas en materia de extradicin (artculo 119).
Atendiendo a la obligacin que tiene el gobierno del Estado, las garantas del gobernado obedecen a la obligacin derivada de la relacin de supra a subordinacin que implica la garanta del gobernado, en el entendido
de que el sujeto pasivo puede estar constreido a no hacer o, por el contrario, a desplegar ciertas conductas en respeto a la garanta del gobernado.
As, se despliegan las garantas formales, en que la obligacin de los entes
pasivos de la garanta en aras del respeto de ella consiste en un hacer (garantas de seguridad jurdica). El rgano de gobierno debe cumplir con todas las conductas que prevn tanto la Constitucin como las leyes secundarias, para que su acto sea vlido. Tambin estn las garantas materiales,
cuya caracterstica es que la obligacin gubernamental derivada de la garanta radica en un no hacer (garantas de libertad, igualdad y propiedad).
En este tipo de garantas, el rgano de gobierno no impide el actuar del gobernado, no obstruye la detentacin que ejerce sobre un determinado bien
ni hace distincin entre los gobernados. Entonces, cmo surge la corresponsabilidad del gobierno mexicano de los migrantes irregulares a Estados
Unidos y su obligatoriedad de la defensa extraterritorial de estos derechos
humanos a travs de los Consulados?5
III. CORRESPONSABILIDAD DEL GOBIERNO MEXICANO
DE LOS MIGRANTES IRREGULARES A ESTADOS UNIDOS
Y SU OBLIGATORIEDAD DE LA DEFENSA EXTRATERRITORIAL
DE ESTOS DERECHOS HUMANOS A TRAVS DE LOS CONSULADOS
Los flujos migratorios irregulares de Mxico a Estados Unidos han ocurrido a lo largo del siglo XX, en especial, en su ltima dcada y en la primera
del siglo XXI. Una premisa bsica del concepto de crculo migratorio es
que la persistencia y las grandes dimensiones que han caracterizado a estos
flujos a lo largo del siglo se explican, precisamente, por medio de un proceso
5 Los juicios descritos se apoyaron en Guillen Lpez, Ral, Las garantas individuales en la etapa de la averiguacin previa, Mxico, Porra, 2003, pp. 4 y ss.; Basave Fernndez del Valle, Agustn, Filosofa del derecho internacional, Mxico, UNAM-Ins- tituto
de Investigaciones Jurdicas, 2001, pp. 353 y ss.; Fix-Zamudio, op. cit. nota 1, pp. 365 y ss.
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Estados Unidos se derivan del concepto de que la migracin, desde Mxico, es un fenmeno relacionado con el crimen, visto algunas veces como
concomitante al trfico de drogas. Mientras tanto, la realidad de estos migrantes irregulares toma una dimensin diferente, ya que sta es la dimensin de un fenmeno de mercado laboral, puesto que es ms clara la demanda estadounidense de fuerza de trabajo indocumentada cada vez ms
diversa, que en atencin al gnero es el de los servicios.9
La persistencia de este flujo migratorio irregular por ms de un siglo se
explica bsicamente en el contexto de un mercado laboral internacional de
facto, en el que la demanda de trabajo de parte de los patrones estadounidenses interacta con una correspondiente oferta laboral desde Mxico; sin
embargo, no existe un mercado laboral homogneo en Estados Unidos.
Esto explica una gran parte de la existencia de flujos migratorios tan diferentes en las condiciones socioeconmicas de sus componentes individuales,
como las variaciones entre regiones de las condiciones del mercado laboral
para el migrante mexicano en Estados Unidos.
El flujo migratorio descrito se conforma por jvenes de origen rural y en
los ltimos aos por los de origen urbano, como lo muestra el auge de los
del Distrito Federal y otras ciudades de gran intensidad poblacional. Por
tanto, los flujos de indocumentados y crculo migratorio, son esenciales
para entender la importancia sobre un fenmeno de migracin indocumentada de caractersticas nicas en el mundo por ms de un siglo. Estos migrantes indocumentados probablemente han sido arrestados y expulsados
por autoridades de inmigracin estadounidenses y, subsecuentemente, encontrados en una ciudad fronteriza mexicana, tratando de regresar a
Estados Unidos. Cabe resaltar que la ruta migratoria marca una diferencia
en cuanto a las caractersticas del mercado laboral y los costos para alcanzarlo, dependiendo del lugar de origen del migrante y de otras condiciones socioeconmicas asociadas a ello.10
Zacatecas, Michoacn, Jalisco y Guanajuato son los estados con el mayor nmero de habitantes emigrando hacia Estados Unidos. Nuestra fron9 Es relevante comprender la posicin o visin de la consolidacin hispana, pero
desde los Estados Unidos, sobre este tema vase Huntington, Samuel P., El desafo hispano, Letras Libres, Mxico, ao VI, nm. 64, abril de 2004, pp. 12 y ss.; id., Quines
somos?, Mxico, Paids, 2004, pp. 25 y ss.
10 Para plasmar estas deliberaciones, se acudi a Aspe, Pedro, Nuestro futuro en
Amrica del Norte, Nexos, Mxico, agosto de 2005, pp. 19 y ss.
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tera norte, con dos mil millas de longitud, es una de las ms largas del mundo, colinda con condados estadounidenses que tienen tanto el ms alto como el ms bajo ingreso per capita en aquella nacin, stos son los condados californianos de San Diego y Orange, y a la regin suroeste de Texas,
respectivamente. Este contraste est muy relacionado con las diferencias
en las condiciones de los flujos migratorios, puesto que algunos migrantes
indocumentados estn cruzando por primera vez hacia Estados Unidos;
muchos de ellos poseen informacin limitada sobre las condiciones del
mercado laboral en Estados Unidos y, otros alcanzan la frontera mexicana
de acuerdo con lo que pueden pagar ms que con un plan bien pensado sobre su destino migratorio en nuestro pas vecino del norte, aunque una vez
en la ciudad fronteriza mexicana, los migrantes tratan de obtener informacin de los contactos disponibles que se encuentran comnmente en el
contexto social de los migrantes en estas ciudades fronterizas. Algunas veces el objetivo inmediato es entrar a Estados Unidos, y uno secundario es
tomar cualquier oportunidad que se presente que pueda resultar ser el factor determinante en su destino migratorio.
Lo precisado ha provocado un aumento en el uso de los servicios de traficantes, cuyos clientes son trasladados al otro lado de la frontera sin tener
que esperar. La intensidad de esta interaccin podra parecer incongruente
con los contrastes entre estos dos pases vecinos, no slo en lo econmico (el
producto interno bruto de Mxico representa aproximadamente la vigsima
parte del estadounidense), sino en lo cultural, ya que la frontera sur de los
Estados Unidos lo es con toda Amrica Latina. En lo cultural, los Estados
Unidos son esencialmente una nacin anglosajona, a pesar de la multitud de
orgenes de los inmigrantes que histricamente han conformado su sociedad, es decir, se refiere a un multiculturalismo anglo-hispnico.11 El contraste entre la cultura latinoamericana y la del otro lado, habitado por personas
de idioma, religin e historia diferentes, es un reto cotidiano en la convivencia, as como un reto al estudio y entendimiento de su dinmica. Los cruces
de esta lnea divisoria, que establecen rcords mundiales, hacen una experiencia de retos tan agudos que sugieren analizar la relacin bilateral con
nuevos enfoques de ambos pases en el siglo XXI.
A pesar de las diferencias que ahora aparecern con mayor presencia y
frecuencia en nuestras vidas, seguiremos teniendo muchas cosas en comn
con la gente del otro lado. Nuestras necesidades vitales que tenemos en
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hasta antes del 11 de septiembre) a algo que nos separa; quiz eso es parte
de la naturaleza poltica de la frontera, dado que en ese contexto, la frontera
no fue inventada originalmente para unir, sino para separar. Tal vez, esa
naturaleza es concomitante con la relacin que hay entre la nocin de soberana y la nocin de fronteras nacionales.
Es entendible que un pas, cuya soberana ha sido violada de manera tan
dramtica, como lo fue la de Estados Unidos el 11 de septiembre, quiera
estar seguro de que sus fronteras internacionales estn protegidas.13 Esto es
igual a decir que no hay materia ms interna que el control y cuidado de las
fronteras nacionales, sobre todo las de un pas en guerra. En este sentido,
no nos debe extraar que la frontera no es lo mismo en tiempos de guerra
del pas vecino, que en tiempos de paz. Mientras sta no se restablezca, la
relacin bilateral difcilmente regresar a lo normal. En este tenor, por lo
que hace a la parte institucional, cabe preguntarse: y el gobierno mexicano,
qu corresponsabilidad tiene ante el fenmeno migratorio irregular a
Estados Unidos?14
Un obstculo para que el gobierno de Mxico pudiera formular una reclamacin por tal responsabilidad de Estado por las muertes de mexicanos
y la violacin de sus derechos humanos y laborales, est constituido por
una grave omisin. sta es la ausencia de reconocimiento expreso de parte
del gobierno de Mxico de su corresponsabilidad, derivada de que ha existido una poltica econmica que ha contribuido de manera causal a la emigracin de mexicanos en busca de empleo a Estados Unidos. La poltica
econmica del Estado mexicano no ha sido un acto de la naturaleza, sino
un conjunto de decisiones que han afectado diferencialmente a regiones y
poblaciones de Mxico. Esas decisiones han implicado actos de gobierno
de los cuales se derivan responsabilidades de funcionarios y responsabilidades del Estado mexicano.
13 Saul, Ben, Rehaznos for Defining and Criminalizing Terrorismo in International Law, Anuario Mexicano de Derecho Internacional, Mxico, nm VI, 2006, pp.
419 y ss.
14 Es substancial conocer las funciones constitucionalistas y legales de las autoridades mexicanas, para efectos de defenderse ante ellas o exigirles que cumplan sus funciones, para hacer valer los derechos fundamentales en Mxico y en el exterior a travs de
los consulados. Para ello, se sugiere reflexionar en Schmill, Ulises, Fundamentos tericos de la defensa de la Constitucin en un Estado Federal, en Cossio, Jos Ramn y Prez de Acha, Luis M., La defensa de la Constitucin, Mxico, Doctrina Jurdica Contempornea, 2003, pp. 7-42.
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no es la de nuestra propia gente, y que, adems, no se devala. Es, precisamente, en lo que menos invierte nuestro Estado constitucional, comparativamente con el petrleo y las manufacturas o en infraestructura para el
turismo.
El hecho es que el monto de las remesas que mandan los mexicanos que
trabajan en Estados Unidos se est convirtiendo en uno de los factores de
mayor importancia para mejorar las condiciones de marginacin de las poblaciones de los municipios con ms alto ndice de migracin en el pas.
Esto, por supuesto, se debe tanto a cuestiones culturales como a una ausencia
en la reestructuracin del Estado mexicano, tanto en el proyecto econmico
como en las instituciones constitucionales en sus tres mbitos de gobierno,
federal, estatal y municipal.
Si el combate a la pobreza y la marginacin es uno de los objetivos ms
importantes de los programas gubernamentales federales y estatales, por
qu no se hace del fenmeno migratorio un punto central de los mismos?
Esto no es nada fcil, es producto de lo ajeno que las clases medias y altas del
pas, junto con nuestros polticos, se han mantenido respecto de los migrantes que se van a trabajar a Estados Unidos. La razn principal para crear una
dependencia que aglutine los esfuerzos institucionales sobre el ramo, es que,
el gobierno ha creado una gran confusin sobre quien es responsable de
atender la cuestin migratoria: ya sea la Secretara de Gobernacin, su Subsecretara de Poblacin y el Instituto Nacional de Migracin. Lo menos que
se podra conseguir con la creacin de una dependencia de esta naturaleza,
es poner orden en algo que tiene que ver con aquellos a quienes con toda justicia les han considerado como arriesgados y hroes en otras tierras. Por supuesto, esta dependencia federal que se propone, deber implementar, adems, una poltica pblica sobre remesas.
Se trata de una propuesta cuya puesta en prctica cae ms en el mbito
de una poltica pblica del gobierno de Mxico que en un acuerdo bilateral.
Su financiamiento requiere de la participacin de una institucin de la banca internacional para el desarrollo, para lo cual, el apoyo de Estados Unidos estara ligado al inters de que el objetivo principal de esta propuesta se
logre. Tal objetivo es la disminucin de los flujos migratorios de indocumentados de Mxico a Estados Unidos.17 La estrategia para alcanzar este
objetivo es dual y tiene una dimensin objetiva y otra subjetiva.
17 Para asimilar de una forma mejor las causas por las cuales se da esta migracin de
pases latinoamericanos (entre ellos Mxico) a Estados Unidos, vase Torre Martnez,
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La objetiva consiste en la creacin de oportunidades para hacer negocios, obtener capacitacin para el empleo, obtener grados en niveles de
educacin superior, incremetar la creacin de empleos permanentes, y mejorar los niveles de vida de las comunidades de origen de los migrantes
internacionales.
La dimensin subjetiva se reflejara en una estrategia para ganar la confianza de los jvenes y de sus familias a travs de un programa gubernamental, con el propsito de proteger los derechos humanos y laborales de
nuestros trabajadores migratorios en Estados Unidos. Conjuntamente, esta
dependencia que se propone englobara una poltica de repatriacin con un
enfoque ciudadano. Esto conlleva la participacin institucionalizada de
ciudadanos a quienes se dirige esta accin gubernamental en la solucin
de un problema bilateral migratorio. Por ende, habra un padrn de migrantes con credencial de elector. Igualmente, las escuelas de extensin de
la UNAM, ubicadas en varias ciudades de Estados Unidos (San Antonio,
Chicago, Los ngeles), podran coadyuvar como agentes del desarrollo
econmico, social y cultural a nivel individual, de sus familias y de sus comunidades de origen. Consecuentemente, estas extensiones funcionaran
como generadores de informacin til para la vida, los intereses y los derechos de los migrantes; como generadores de programas de estudio en sus
niveles bsico, medio y superior, con el fin de proporcionar a nuestros paisanos mejores condiciones para el empleo en los Estados Unidos, por
ejemplo, generar programas para la obtencin de grados mediante convenios con universidades pblicas o privadas de los Estados Unidos, diseados para responder a las necesidades e intereses de los migrantes.
A la par, uno de los costos sociales de la migracin es la separacin familiar. Las extensiones de nuestra casa de estudios en Estados Unidos,
podran generar programas de asistencia familiar que procuraran la comunicacin permanente de los migrantes con sus familias; la asistencia
para la resolucin de problemas familiares; la asistencia a las necesidades
e intereses de gnero de las migrantes, as como la asistencia a nios y nias; la asistencia a otros familiares de los connacionales y, el desarrollo
de sus comunidades de origen, como la generacin de programas para inCarlos de la, Justicia social, democracia y derechos humanos en Amrica Latina, en
Daz Mller, Luis T. (coord.), El mito del desarrollo y las transiciones a la democracia,
Mxico, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurdicas, 2006, p. 99; Palomar Lever, Joaquina, La influencia de los factores psicolgicos en la movilidad social, Comercio
Exterior, Mxico, vol. 56, nm. 2, febrero de 2006, pp. 89 y ss.
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centivar el desarrollo econmico a partir del conocimiento de las experiencias de migracin internacional de otros pases que indican, en trminos
generales, que el migrante desarrolla con mayor xito sus capacidades empresariales en los lugares de destino de su inmigracin, ms que en sus lugares de origen.18
IV. POR QU ES CARDINAL QUE EL GOBIERNO MEXICANO
EST ATENTO DE LOS DERECHOS HUMANOS DE PRIMERA,
SEGUNDA Y DE TERCERA GENERACIN DE SUS CONNACIONALES
EN ESTADOS UNIDOS?
El xito de los programas y polticas pblicas en materia de derechos humanos dirigidos a los connacionales en Estados Unidos, depender de la generacin de confianza entre los migrantes para con las instituciones del Estado mexicano, con el propsito de generar proyectos orientados hacia la
creacin de empleos en las regiones de origen de ellos. Por tanto, para que
esto tenga xito y contribuya al crecimiento nacional, se requiere que se supere el nivel de desconfianza entre el gobierno y los migrantes, y que las
oportunidades de desarrollo econmico, social y cultural a las que se ha aludido, se mantengan y se difundan ampliamente, junto con sus resultados, a
todos los latinos de origen mexicano, ya que ellos han transformado al pas
vecino norteo, puesto que contribuyen en el apuntalamiento de la economa ms importante del mundo, as como en la innovacin poltica y cultural; incluso, el espaol es el idioma situado en segundo lugar despus del
ingls. Lo latino y en especial lo mexicano, son los estilos que se imponen
en la cocina, la msica, la literatura, la cinematografa, el mundo financiero, la publicidad y las costumbres familiares.
Hoy en da hay 25 millones de mexicanos aproximadamente en el pas
vecino del norte y, segn conteos del IFE, hay alrededor de cuatro millones
de mexicanos con credencial de elector con fotografa.
Consecuentemente, es cardinal que el gobierno mexicano se involucre y
se relacione con las organizaciones mxico-americanas, para que a travs
de ellas promueva la proteccin de los derechos humanos de los mexicanos
18 Para una mayor comprensin del derecho familiar en el mbito internacional, vase Pereznieto Castro, Leonel y Silva Silva, Jorge Alberto, Derecho internacional privado, Mxico, Oxford University Press, 2004, pp. 63 y ss.
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radicados all por medio de los consulados, sean indocumentados, residentes o cuenten con la doble nacionalidad.
Ello es relevante, en virtud de que esas organizaciones de origen mexicano han implementado una serie de acciones para hacer valer los derechos
humanos del migrante en Estados Unidos, y en su mayora sin el apoyo, reconocimiento y solidaridad del gobierno de Mxico, razn mxima por la
cual, la Secretara de Relaciones Exteriores debe de replantear las funciones y servicios consulares para atender este reclamo y rescatar a esa gente
tan valiosa para ambos pases, pues dentro de las acciones ms sobresalientes de estas organizaciones en los espectros sociales, econmicos, culturales, de salud, laborales y de bienestar, son las que a continuacin se mencionan:19
A las personas de la tercera edad brindan atencin en funcin de sus necesidades lingsticas y culturales; apoyan a familias urbanas a obtener una vida de excelencia e integracin en sus comunidades, por lo que sus programas
se conducen a personas con discapacidades, pobres y mal representados en
los servicios; colabora en el mejoramiento de profesionistas hispanos; participan en la industria de la construccin; promueven el desarrollo, profesionalismo, integridad y calidad del trabajo; impulsa una participacin ms
equitativa de los latinos con discapacidades y sus familias en todos los espectros sociales de manera independiente, productiva y significativa; brindan servicios en abogaca, programas de capacitacin, informacin y canalizacin de varias prestaciones; desarrollan actividades sobre entrenamiento
preventivo, asistencia tcnica e investigacin social; brindan fondos y ayuda
a organizar coaliciones y fomentar el desarrollo del liderazgo; funge como
centro de recursos tcnicos para cuestiones de salud de los hispanos; estimulan el registro de votantes latinos a travs de una amplia gama de coaliciones
no partidistas, as como la promocin de la educacin del voto no partidista
por medio de talleres, seminarios, conferencias y produccin y difusin de
material escrito y audiovisual; promueven la cultura y programas artsticos
latinos; promueven los principios democrticos para obtener el empoderamiento de los hispanos, el desarrollo de liderazgo y maximizando la conciencia cvica en los procesos electorales; ofrece servicios de capacitacin y
19 Las consideraciones presentes se basaron en el estudio de campo que su servidor
realiz en la ciudad de Chicago, Illinois, en el transcurso del ao 2004 y el presente, con
el apoyo de Isaas y Angel Vera, migrantes de Zacatecas y hoy ciudadanos estadounidense, prsperos empresarios de la construccin y vinculados a organizaciones hispanas en
esa ciudad.
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empleo en apoyo a los trabajadores agrcolas del Estado de Illinois, comprendiendo la canalizacin, orientacin, atencin infantil, asistencia de
emergencia, servicios de alimentacin, transportacin, traduccin, asesora,
asistencia en reubicacin y salud; promueve y consolida los negocios de los
mxico-americanos en Illinois; suministran servicios de salud econmicos y
de calidad a la comunidad hispana, especialmente a los que no cuentan con
un seguro mdico o lo tienen de forma limitada; atienden a personas de
otras culturas y razas; dispone de esquemas de capacitacin laboral, desarrollo de habilidades, asesora y empleo; ofrece servicios de tutora despus de la escuela para nios de seis a doce aos, as como educacin fsica, deportes de equipo y arte; apoyan el desarrollo de viviendas con rentas
accesibles, proporcionando orientacin sobre vivienda, asistencia tcnica
y dispone de un programa de mantenimiento de viviendas para ancianos y
discapacitados; cuentan con programas y actividades sobre intervencin
de pandillas y servicios juveniles; realizan informacin, investigacin y servicios de emergencia; brinda asesora escolar, educacin para adultos y clases de ingls; proporcionan programas de asistencia en asuntos de ciudadana, inmigracin, guarderas, cuidado adoptivo, adopcin, mantenimiento
familiar, enriquecimiento e intervencin temprana, nutricin y maternal,
hospital, relaciones interraciales, alojamiento y servicios domsticos, asesora sobre violencia domstica, canalizacin y programas de voluntarios, alfabetizacin, capacitacin pre-empleo, agencia de empleo, preparacin para el
pago de impuestos, entrenamiento para padres, asesora de jvenes y familias, servicios bilinges, programas de concientizacin sobre la relevancia
de tener una carrera para los jvenes latinos, tiendas de asistencia social, comida y ropa de emergencia, programas para padres, clases para el examen de
educacin general de bachillerato, universidad comunitaria; eventos especiales como ferias sobre salud, programas juveniles, desarrollo social, becas
y asesora, residencias, campamentos y asesoramiento a parejas, a mujeres
que han sufrido abuso y a sus hijos, informacin y referencia de instituciones
gubernamentales y medios de comunicacin.
Estas actividades constituyen ejemplos de lazos solidarios y de cmo
hacer realidad los derechos humanos para salir avante en Estados Unidos,
un pas de desafos y de sufrimientos, pero tambin de retos y oportunidades. Inclusive, estas organizaciones mexicano-americanas son un ejemplo para nuestros polticos mexicanos, especialmente para los legisladores, cuya misin principal es velar por los fines y valores que persigue el
pacto federal. De esta forma, es de reconocer la trascendencia de los conna-
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cionales que residen en Estados Unidos para con sus familiares en Mxico,
y actualmente su potencial traducido en votos desde el extranjero. Ello significa que se sientan moralmente fuertes, al saber que el gobierno mexicano y la sociedad mexicana, despus de una evolucin, dilogo y superacin
de obstculos de todo tipo, ha empezado a reconsiderar su visin acerca de
los mexicanos de all y que hoy da se les ha respaldado en sus derechos
poltico-constitucionales para hacerlos efectivos en su Mxico lindo y
querido. Esto ha representado un triunfo histrico, producto de un esfuerzo y cambio de mentalidad de los mexicanos, de un lado y del otro, pues se
trata de sentirnos ms autnticos, ms iguales, aunque hace falta mucho
camino que recorrer para lograr una defensa ms efectiva de los derechos
humanos de los mexicanos de all.
Ante esta realidad, las acciones que aqu se describen se justifican en
trminos econmicos, legales y morales, cuando se toma en cuenta las
condiciones de vulnerabilidad como sujetos de derechos humanos que
son inherentes a las condiciones bajo las cuales ocurren las migraciones
internacionales. Por stas y otras razones, la ONU ha resuelto incluir a los
migrantes internacionales como grupos vulnerables, que requieren de
especial atencin de sus programas. El esfuerzo y el gasto que requiere la
organizacin y puesta en prctica de lo esbozado, sera una respuesta justa, por parte del Estado mexicano, a estos paisanos que han contribuido
en el sostn de millones de familias en nuestro pas.20
V. EN LA PRCTICA CONSULAR MEXICANA, CMO SE DEFIENDEN
Y EJERCEN ESOS DERECHOS HUMANOS DE FORMA EXTRAESTATAL
EN ESTADOS UNIDOS DE AMRICA?
La institucin consular es una representatividad de un Estado en el territorio de otro, con el fin de la proteccin administrativa de los intereses del
20 Las consideraciones precisadas en este apartado se basaron en: Coderch Planas,
Jos, Cambios en la sociedad internacional y su reflejo en Naciones Unidas, en Fernndez de Casadevante, Carlos y Quel, Francisco Javier (coords.), Las Naciones Unidas
y el derecho internacional, Madrid, Ariel, 1997, pp. 9 y ss.; Gutirrez Pantoja, Gabriel,
Teora de las relaciones internacionales, Mxico, Oxford Univesity Press, 1997, pp. 99
y ss; Fernndez Arroyo, Diego, Derecho internacional privado interamericano, Mxico,
Universidad Anhuac-Miguel ngel Porra, 2003, pp. 75 y ss.; Malpica de Lamadrid,
Luis, La influencia del derecho internacional en el derecho mexicano, Mxico, Noriega,
2002, pp. 65 y ss.
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lados generales, consulados, viceconsulados y agencias consulares. Igualmente, de acuerdo a la Convencin de Viena (artculo 3o.), son oficinas autnomas el consulado general y el consulado; son oficinas heternomas el
viceconsulado y la agencia consular, ya que stas son abiertas o establecidas por aqullas.
En este tenor, las funciones y servicios consulares del Servicio Exterior
Mexicano realizan de manera extraestatal los derechos humanos garantizados en nuestra Constitucin, al cumplir las instrucciones que le son impartidas por la Secretara de Relaciones Exteriores y la embajada de Mxico en
el pas en que se encuentren y, en el caso de los consulados, las que emita el
consulado general del que dependan; ejercer, dentro de su circunscripcin
particular, las funciones consulares correspondientes e, informar acerca de
la situacin que prive en su circunscripcin. As, corresponde a los consulados generales supervisar el funcionamiento de las oficinas consulares que
estn establecidas dentro de su circunscripcin general, y a los consulados
de carrera supervisar el funcionamiento de las agencias consulares y de los
consulados honorarios que estn dentro de su circunscripcin. Las agencias
consulares sern establecidas para auxiliar a las representaciones consulares
en lugares dentro de su circunscripcin y slo podrn ejercer aquellas funciones que especficamente le sean asignadas por la Secretara. La seccin
consular formar parte de la embajada y el ejercicio de las funciones consulares corresponder al jefe de la misma, quien ser el responsable de su funcionamiento. Corresponde a los consulados honorarios proteger los derechos humanos y los intereses de los mexicanos que se encuentren en sus
respectivas circunscripciones; promover la imagen y cultura de Mxico, as
como inversiones, comercio y turismo; expedir documentos consulares en la
forma y trminos que autorice la Secretara y la documentacin migratoria
que expresamente autorice la Secretara de Gobernacin por conducto de la
Secretara; recaudar los derechos que correspondan por la prestacin de los
servicios que otorgue, y las dems que determine la Secretara.
Entonces, en la prctica consular mexicana, cmo se ejercen esos derechos humanos de forma extraestatal en Estados Unidos de Amrica?22 Co22 Es muy importante entender a la nacin de los Estados Unidos de Amrica desde
sus orgenes, evolucin y las relaciones bilaterales actuales entre Mxico y dicha nacin,
para poder comprender mejor la forma de operar de los consulados en la defensa de los
derechos humanos de nuestros connacionales y, en su momento, plantear propuestas para
mejorar su actuacin. Para ello se sugiere acudir a Valds Ugalde, Jos Luis, Estados
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Dicha representacin puede tener lugar en las distintas etapas de la defensa en un proceso judicial (recopilacin de evidencias, investigaciones,
presentacin de medios preparatorios al juicio, representacin en audiencias, contestacin, alegatos, sentencia e interposicin de ser el caso de recursos posteriores a la sentencia); el abogado, despacho u organizacin
que es contratado a travs de este programa tiene la responsabilidad de proporcionar servicios de orientacin y asesora a los mexicanos que le sean
canalizados por el consulado, evaluar la viabilidad de llevar a juicio aquellos casos en los que los mexicanos hayan sufrido algn menoscabo de sus
derechos, elaborar y, en su caso, presentar a las autoridades competentes las
demandas, evidencias, promociones, documentos legales y medios de prueba que correspondan a la etapa procesal del caso, localizar y contratar peritos
para que, en su carcter de expertos, elaboren los dictmenes y desahoguen
las pruebas periciales necesarias para proteger los intereses de los connacionales, orientar y asesorar a las representaciones consulares en aquellos casos que lo ameriten y facilitar a los consulados la comprensin de los procesos judiciales.
Con el programa de asistencia jurdica a los mexicanos sentenciados a pena capital, el gobierno de Mxico busca evitar que los mexicanos acusados
por la comisin de delitos de extrema gravedad sean ejecutados o reciban dicha condena. Con la ayuda de este programa, la cancillera ha realizado esfuerzos en la capacitacin de los funcionarios del Servicio Exterior Mexicano que desempean labores de proteccin en Estados Unidos y en Mxico, a
fin de proporcionarles elementos terico-prcticos para el mejor manejo de
los casos de pena de muerte. Los criterios para la inclusin de casos en este
programa, con el visto bueno de la Consultora Jurdica de la Secretara de
Relaciones Exteriores, son: mexicanos que ya se encuentren sentenciados a
la pena de muerte; mexicanos cuyo proceso judicial pudiera derivar en esta
pena; mexicanos en procesos judiciales o sentenciados, de quienes pueda
presumirse inocencia; mexicanos a los que, por circunstancias especiales
(retraso mental, historia personal de maltrato, menores de edad al momento
de cometer el delito, etctera), se les pueda conmutar la sentencia; mexicanos cuyo proceso judicial les result desfavorable por el deficiente desempeo de su abogado defensor.26
26 Sobre estos tpicos, consultar las pginas electrnicas de los consulados mexicanos en el extranjero.
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Tambin existe el programa de consulado mvil. Para nuestro pas, particularmente en su relacin con Estados Unidos, la proteccin cobra especial significado no slo por el gran nmero de inmigrantes mexicanos que
se encuentran en ese pas, sino tambin por lo que implica: los innumerables casos que llegan a las oficinas consulares solicitando proteccin consular (en los mbitos penal, civil, laboral). Este programa se ha instrumentado con la finalidad de llevar los servicios consulares a los connacionales
que no pueden acudir a las instalaciones del consulado. As, en 1991 se establece el programa de consulado mvil como una estrategia del gobierno
mexicano hacia los mexicanos de all, en la que los 46 consulados de
Mxico en Estados Unidos proponen fechas y lugares dentro de su circunscripcin para visitar a las comunidades de mexicanos que se encuentran en
la unin americana.
Este programa se refiere a los servicios prestados por una representacin
consular (Consulado General, Consulado de Carrera, Agencia Consular), en
alguna poblacin de su circunscripcin, en donde por motivos geogrficos y
de concentracin de mexicanos sea necesario desplazarse por va area o terrestre. La posibilidad de prestar todos los servicios consulares de defensa y
de proteccin a los migrantes fuera de la oficina consular, pero dentro de la
circunscripcin de la representacin, est contemplada en la Convencin de
Viena de 1963 y la Convencin Consular entre Mxico y Estados Unidos sobre Relaciones Consulares. Se pretende brindar los servicios consulares in
situ con el fin de apoyar a los connacionales a adquirir la documentacin que
posteriormente podrn utilizar para regularizar su situacin migratoria y poder trasladarse a Mxico. Se ofrece asesora a aquellos que presenten un caso
de proteccin y para difundir las actividades del Programa de Comunidades
Mexicanas en el Exterior, de ah que los Consulados mviles se realizan los
fines de semana, con el propsito de llevar de manera directa los servicios
consulares, y en su caso detectar los problemas que enfrenta la poblacin
mexicana. Adicionalmente, se organizan en el marco del Programa conferencias impartidas por especialistas en materia laboral, migratoria, de derechos humanos, y se proporciona material de proteccin preventiva, de qu
hacer y a dnde dirigirse en alguna circunstancia en que el connacional se
encuentre en una situacin difcil, informacin del Programa Paisano, acerca
de la proteccin consular de los derechos humanos en asuntos civiles, penales y laborales, repatriacin, legalizacin de documentos pblicos extranjeros, legalizacin de exhortos internacionales y cartas rogatorias, diligencias
judiciales, entre otros servicios.
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VI. CONCLUSIN
Debido a la vigente movilidad social a nivel mundial inmersa en una
globalizacin, los derechos humanos de los migrantes son de gran discusin, de estudios profundos y de mayor envergadura que en otras pocas,
sin que ello quiera decir que antes no se tena conocimiento de ellos o el
hombre no se ocupara de los mismos. Su presencia y regulacin actual es
palpitante y necesaria, crendose medios para su proteccin, como tratados
y organismos internacionales e instituciones consulares. Estos derechos
son una vivencia y una necesidad en el desarrollo en plenitud del migrante
en Estados Unidos, sin que sea dable pensar que son caducos o que han pasado de moda y que su estudio o remembranza es inocua e innecesaria. La
proteccin de los derechos de los migrantes mexicanos en Estados Unidos
de Amrica jams dejar de tener vigencia, pues son inherentes al ser humano y mientras la especie humana tenga vida, sus derechos naturales oponibles frente a todos los dems sujetos de derecho, tendrn vigencia, con
independencia de la teora que se adopte en torno a su surgimiento.27
27 Es significativo sealar que para esta descripcin se acudi a: Pastor, Roberto A.,
Romper la caja, Newsweek, Mxico, 27 de marzo de 2006, pp. 12-14; Valencia Saldana, Enrique, Breve historia de la dependencia Mxico-EU (1810-2005), Aduanas, revista mexicana de comercio exterior, ao 5, nm. 2, marzo-abril de 2006, pp. 21-26.
I. INTRODUCCIN
A lo largo de la historia humana, nos hemos preocupado por nuestro desarrollo, por tener ms y mejores oportunidades y elevar nuestro nivel y
calidad de vida.
Nos preocupa nuestro bienestar, y para obtenerlo hemos desarrollado
nuestra capacidad de lucha que nos lleva a trabajar en conjunto para lograr
un objetivo satisfactorio y pleno para todos; sin embargo, no todas las personas hemos sido vistas como iguales ante el resto de las sociedades, dependiendo de lo que las estructuras de poder definan como diferencia, inferioridad, incapacidad, es decir, sin derechos y con sujecin a la tutela y la
proteccin por parte de aquellos que en el momento histrico de que se trate, creen ser los ms fuertes y capaces de manejar el mundo. Quiz no han
considerado que dichos grupos tal vez constituiran un gran aporte para la
humanidad si se les hubiera dado el reconocimiento como personas capaces de pensar, razonar, sentir, actuar, crear y participar en la vida comunitaria, supliendo aquello que su naturaleza les impide realizar por aquello
para lo que son aptos quedando la definicin de aptitud, ubicada en el contexto poltico social.
En consecuencia, estos grupos sociales han sufrido la marginacin, la
discriminacin, el odio, el exterminio, la inferiorizacin y la exclusin por
parte de los poderosos y fuertes, quienes han decidido que carecen de derechos y facultades capaces de hacer su vida digna, decorosa y que les haga
* Maestra en derechos humanos por la Universidad Iberoamericana.
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La dignidad sobrepasa a las personas ms all de sus condiciones de nacimiento, raza, color de piel, etnia, idioma, creencia religiosa, ideologa,
edad, nacionalidad, discapacidad, sexo, gnero, estado civil, clase social,
preferencias sexuales, estado de salud, y cualquier otra caracterstica que
diferencie a cada persona.
Afortunadamente, conforme cambian los tiempos, los grupos que ms
adelante mencionar, han descubierto que no merecen vivir en el olvido y
en la segregacin, por lo que han luchado por encontrar un lugar adecuado
a su condicin conviviendo con el resto de las personas, demostrndose a
s mismos y a los dems que es posible lograr la igualdad si reconocemos
que lo que hace mejor al mundo son justamente sus diferencias, porque
gracias a ellas se logra el equilibrio y la armona necesarias para evolucionar nuestro entorno en todas sus dimensiones.
Esta lucha no ha sido fcil, ha costado ideas, pensamientos, vidas, libertad, familias, dignidad e integridad personales, y ha causado daos no slo
a los sectores discriminados, sino a toda la sociedad, porque ha negado una
parte de s misma y se ha privado de la invaluable oportunidad de crecer y
encontrar nuevos recursos para fortalecerse.
Hoy en da, conocemos ms a estos grupos y nos preocupamos por generar las condiciones que permitan su integracin a la sociedad que durante siglos nos ha marginado, y adoptamos medidas nacionales e internacionales de carcter legislativo, poltico, econmico, social, laboral y cultural,
1 Guerra Lpez, Rodrigo, Afirmar a la Persona por s misma, Mxico, Comisin
Nacional de los Derechos Humanos, 2003, p. 116.
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que sin duda significa un gran avance para procurar que sta vez la historia
no sea cclica y nos gue para no repetir los mismos errores.
Todo lo anterior, puede resumirse en dos palabras: derechos humanos.
Palabras que escuchamos y que no siempre comprendemos en toda su
magnitud. Estoy convencida que ms all de los compromisos que cada
pas adquiere, debemos pensar en la existencia del otro desde el ncleo familiar, educativo o laboral como fuentes de las cuales emanan los valores y
principios que nos forman como seres humanos. sta idea la expresa la filsofa espaola Adela Cortina, quien, por un lado, define a los derechos
humanos como todo aquello que se adscribe a todas las personas por el hecho de serlo, y por otro lado, como la compasin y el cuidado por el otro.
Tambin podemos entender a los derechos humanos parafraseando a
Luigi Ferrajoli, como la ley del ms dbil; sin embargo, cabe preguntarse, quin es el dbil?, quin ha descubierto quien tiene derechos y capacidades para trascender?, para quin o quines se han creado leyes especiales de proteccin que les definan como iguales a los dems? Como he
expresado anteriormente, para quienes han sufrido la marginacin histrica: los nios, las mujeres, las personas con discapacidad, los indgenas, las
personas discriminadas por su raza o color de la piel, los homosexuales, los
enfermos por VIH-SIDA, los migrantes y las personas adultas mayores. En
esta ocasin me limitar a hablar de las mujeres.
II. DERECHOS DE LAS MUJERES
A lo largo de la historia han existido seres destinados a proteger, a sacrificarse por otros, sentirse culpables, educar, transmitir los valores y la cultura del momento y, sobre todo, cumplir con papeles previamente establecidos por la sociedad. Deben comportarse con delicadeza, y no han tenido
la autorizacin para decidir por s solas sobre sus cuerpos, sus vidas e incluso para expresar abiertamente sus ideas, sus pensamientos y su sentir,
por lo que la cultura del silencio y la obediencia han constituido la principal norma de vida; especialmente si atendemos a que, al decir de Marcela
Lagarde en su libro Los cautiverios de las mujeres, madreesposas, monjas,
putas, presas y locas, la mujer aparece tradicionalmente como propiedad
de otros.
Por lo tanto, el quebrantamiento de cualquier norma establecida, la coloca en una situacin de violencia, discriminacin y doble transgresin a
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infancia, probablemente lo asociemos a todos los hombres jvenes, adultos, ancianos y nios, ricos y pobres, con empleo y sin l, incluso con o sin
nombres, pero ms tarde descubrimos que aquellos de quienes hablaba no
eran todos los hombres, sino quienes tenan un empleo formal, y tenan
veinicinco aos de edad, si esto ocurra con los varones, cul sera el lugar
de las mujeres?
Resulta interesante advertir que a las mujeres no se les atribua ni siquiera
la facultad de razonar, por lo que sera impensable para un mundo de varones
concebir la posibilidad de la igualdad de condiciones, y mucho menos la
existencia del trmino equidad de genero, empleado en nuestros das. A
propsito de la Revolucin francesa, y su Declaracin antes citada, existi
en 1791, dos aos despus de la Declaracin de los Derechos del Hombre y
del Ciudadano, un instrumento de esta naturaleza que consagraba los derechos de la mujer y la ciudadana ideado por Olympe de Gouges, que en su
prembulo cuestiona el derecho de la mujer y del hombre para regir al
mundo, y argumenta que la naturaleza est gobernada por ambos sexos.
El artculo 8o. de la citada Declaracin, consagra para la mujer derechos
civiles y polticos como la igualdad, la seguridad, la propiedad y constituirse en Asamblea Nacional. Con toda certeza puedo afirmar que si leyramos la declaracin completa, nos parecera totalmente vigente y no nos
causara escndalo; pero Olympe de Gouges lo caus y encontr por respuesta a su declaracin la guillotina. Irnicamente, la declaracin precepta que si la mujer puede subir al cadalso y ser castigada por sus faltas al
igual que los varones, tambin tiene el derecho de subir a la tribuna
Las preguntas obligadas seran qu ha tenido que suceder para que las
mujeres de hoy tengamos ms acceso a todas las esferas de la sociedad?,
qu deber suceder para que las barreras todava existentes se eliminen y
vivamos en un mundo, y ms concretamente, en un pas en el que no importe si quien gobierna, legisla o juzga, es un hombre o una mujer, y que lo
relevante sean las capacidades profesionales y valores ticos de quien ocupa el puesto?, qu debemos esperar para garantizar que la mujer tenga el
mismo acceso a la justicia que el hombre, y para que uno y otro sexo sean
atendidos y/o juzgados con perspectiva de gnero?
Otro tema relevante es la violencia contra las mujeres, fenmeno an
ms reprobable cuando es justamente la cultura de la discriminacin la autora de este evento. Para hablar de la violencia contra la mujer, debemos
primero entender claramente su concepto, que segn la Convencin Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mu-
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pepan.
Entrevista con Mnica Esparza, abril de 2004, Centro de Readaptacin Social Te-
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la reclusin en la prensa escrita o electrnica; sin embargo, existen diferencias causales que rodean a la comisin del delito, y las condiciones de vida
de una mujer en reclusin con respecto a los hombres en la misma circunstancia.
En cuanto a delitos contra la salud, no son precisamente las mujeres
quienes directamente planean la logstica del narcotrfico, ms bien, ellas
son enganchadas por hombres dedicados a esta labor, y muchas veces se
les oculta el verdadero contenido del paquete que transportan, para luego
denunciarlas y una vez detenidas involucrar a otras mujeres a quienes dan
el calificativo de burras o burreras. Otro factor para la comisin de este delito es el amor, porque al hacerlo constituye la prueba que la pareja exige
para ser amada, o tambin imperan situaciones de violencia.
Algo semejante al narcotrfico ocurre la mayora de las veces con el delito de secuestro, porque en muchas ocasiones las mujeres relacionadas
con este ilcito fungen como cmplices obligadas por un hombre, y son pocas las que liderean las bandas delictivas con el pleno conocimiento y premeditacin de lo que van a hacer. No quisiera que al hablar de este tema
nos enfocramos slo en el aspecto criminolgico, y que ms bien desarrollramos la certeza de que se trata de personas que viven, aman, sienten, se
angustian, viven la soledad y, muchas veces, el abandono y el rechazo por
parte de sus familias, su pareja y sus amistades, con lo que son doblemente
condenadas, primero por haber cometido un delito y despus, por su condicin de mujeres, pues transgredieron el papel que la sociedad les haba
brindado. Las diferencias de gnero son notorias cuando a las mujeres se
les aplica las penas mximas, no siempre conforme a la gravedad del delito
cometido, sino a la cultura de los roles de gnero que se ha extendido del
mbito domstico y privado del que he hecho referencia anteriormente,
hasta el jurdico que limita la igualdad real de oportunidades y el mismo
ejercicio pleno de los derechos.
Acaso ser mujer es un delito?, cul es la causa del sentir de muchas
mujeres reclusas sobre el trato preferencial que reciben los varones, tanto
en la aplicacin de la pena, como en los beneficios preliberacionales? Todo
esto lo confirma la antroploga Elena Azaola en su libro titulado justamente El delito de ser mujer, en el que diversas mujeres relatan sus experiencias y sentir a este respecto. Cabe mencionar que a lo largo de mis visitas a
reclusorios, y de mi investigacin sobre este tema, he percibido esta misma
realidad.
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Debido a la extensin de este texto, resumir cada violacin a los derechos humanos, las historias de vida, la superacin personal, el sentir, los
anhelos, las diferencias de gnero que resultan abismales, la parte legal y
procesal, el arte y todo lo que pueda rodear a las mujeres en reclusin, requerira de mucho espacio, porque implica un universo infinito de temas;
sin embargo, podemos deducirlos de las diferencias de gnero que encontramos en la vida libre de custodios, rejas y jueces, y suponer que si histricamente las mujeres somos vulnerables, la vulnerabilidad de quien est
en reclusin es an mayor, porque la violencia en todas sus formas, la discriminacin y todos los sentimientos humanos se intensifican al tener poco
contacto con el exterior.
Dicho de otro modo, es preciso ver y sentir a las mujeres en reclusin desde nosotros mismos, y recordar que todos en algn momento de nuestras vidas podemos sentir amor, rechazo, violencia, impotencia, rabia, valenta, soledad y abandono. Adems, debemos estar conscientes que en ocasiones la
libertad o la reclusin no siempre dependen del libre albedro. Un simple accidente, un error, o la ignorancia de lo que hacemos exactamente, nos puede
colocar del otro lado de la lnea entre continuar viviendo nuestras vidas, o
que stas cambien totalmente en cuestin de das, meses o aos.
Cabe mencionar como conclusin de este tema, un aspecto que pocas
veces se aborda, y que es la discriminacin contra quien vivi la reclusin,
que se acenta ms en el caso de las mujeres, ya que debido a los estigmas
sociales, les es ms difcil retomar su trabajo, su educacin, la familia y la
pareja, las amistades y de hecho su vida entera, porque al decir de ellas
mismas, no las preparan para vivir en libertad, pero s podemos prepararnos para recibirlas como seres valiosos y dignos que pueden construir junto con nosotros a una sociedad incluyente.
Existen una serie de prerrogativas y derechos custodiados por instrumentos nacionales e internacionales. Considero adecuado elaborar un listado con los principales instrumentos y tratados internacionales referidos
explcitamente a la mujer y dedicados a la proteccin de sus derechos:
a) Convencin Interamericana sobre Concesin de los Derechos Civiles a la Mujer.
b) Convencin sobre los Derechos Polticos de la Mujer.
c) Declaracin sobre la Eliminacin de la Violencia contra la Mujer.
d) Declaracin sobre la Eliminacin de la Discriminacin contra la
Mujer.
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c) Los Estados deben modificar todo patrn sociocultural que menoscabe la integridad y la dignidad de la mujer en todos sus aspectos, tanto fsico, social, intelectual y psicolgico.
d) La mujer tiene derecho a participar activamente en la vida pblica del pas.
e) Los Estados deben adoptar las medidas necesarias para eliminar
toda forma de discriminacin en el acceso y desempeo de las
mujeres en la vida pblica del pas.
Derechos patrimoniales:
a) La mujer tiene derecho a recibir prestaciones familiares.
b) La mujer tiene derecho a obtener prstamos bancarios, hipotecas y otras formas de crdito financiero.
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no de Mxico, en la asamblea de agosto de 2002, dijo que se muestra especialmente preocupado por la aparente falta de conclusiones finales en las
investigaciones sobre las causas de los numerosos homicidios de mujeres y
la identificacin y enjuiciamiento de los perpetradores de tales crmenes
para proteger a las mujeres de dicha violencia. Al tiempo que insta al
Estado parte a impulsar y acelerar el cumplimiento de la Recomendacin
44/98 emitida por la CNDH.
El 24 de junio de 2002 se instalaron mesas de trabajo en relacin a los
homicidios de Ciudad Jurez, pero fueron suspendidas a ltima hora en
forma unilateral por el gobernador por problemas de agenda. El 23 de septiembre, la presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres, anunci la instalacin de dos mesas de trabajo sobre los asesinatos.13 No obstante las reuniones citadas, ni se ha detenido la violencia contra las mujeres, ni se han
esclarecido los crmenes.
Las muertas de Jurez constituyen un genocidio, ms especficamente
un feminicidio. Entendido ste, segn el diccionario de la Real Academia
de la Lengua Espaola, como el extermino o eliminacin sistemtica de un
grupo social, en este caso, las mujeres trabajadoras de Ciudad Jurez.14
En los estudios realizados por las OSCs, como Epikeia, se puede constatar que de los 300 cadveres encontrados en estos 10 aos, todas son mujeres, la mayora jvenes, de extraccin humilde y trabajadoras de las maquilas. Tambin la mayora han sido violadas, torturadas, muertas por
estrangulamiento, para lograr la contraccin genital y proporcionar ms
placer a sus violadores y muchas de ellas han sido descuartizadas.
Este horripilante caso incumbe a toda la sociedad, y es motivo de vergenza nacional. Por ello, en noviembre de 2002 la Federacin Mexicana
de Universitarias, A.C., as como otras organizaciones exigimos que la
13 Una de dilogo emergente entre gobierno y las OSCs, y otra para coordinar acciones en contra de la violencia hacia las mujeres. Con el objeto de realizar una minuciosa revisin de los expedientes, dar seguimiento a las investigaciones y los procesos que
estn en curso contra los presuntos responsables de homicidios, con una metodologa
creada de manera expresa para desarrollar el trabajo. En la segunda mesa, se busca una
coordinacin de los esfuerzos de todas las instancias involucradas, desde las procuraduras de justicia y las corporaciones policacas hasta las organizaciones sociales, en acciones de prevencin, atencin a vctimas y familiares, y mejoramiento general de las condiciones de vida.
14 Que en este caso no es por motivo de raza, religin o poltica, sino posiblemente
para servir a la industria del snuff, del crimen organizado.
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Procuradura General de la Repblica atrajera el caso y que el gobierno federal coadyuvara para detener esta masacre.
No es posible que est ventilndose el caso por los organismos internacionales, ONU y OEA, y que las autoridades federales no intervengan.
Se ha esgrimido el argumento de que no es un caso de competencia federal. Pero ante la incompetencia municipal y del gobierno del Estado, no se
puede dejar de actuar.
Adems, en muchos de los expedientes se establece que los asesinatos
pueden haberse perpetrado por el crimen organizado, que es de competencia federal. Pero aunque no fuera el caso, es evidente que 300 muertes, cuyos cadveres han sido encontrados y ms de 250 desaparecidos, son razn
ms que suficiente para intervenir.
Ante la gravedad del problema y la falta de solucin, nos congratulamos
de que una oficina del alto comisionado para derechos humanos de la ONU
se establezca en nuestro pas, pues casos como el de Ciudad Jurez prueban
que se requiere el auxilio internacional, ya que las autoridades nacionales
no han sido capaces de resolverlo.
El asunto, por su gravedad, trasciende del mbito policial al moral. No
se puede pregonar que defendemos los derechos humanos y la paz ante el
mundo, cuando no somos capaces de defender los derechos humanos en
nuestro propio territorio, ni garantizar la integridad fsica de sus mujeres.
La ciudadana vive atrapada por el juego poltico partidista, en donde
cada uno achaca al adversario el no esclarecimiento de los hechos, lo que
es un uso criminal de la poltica.
Las muertas de Jurez no son un problema de los juarenses, son un problema de todas las mexicanas. La violencia contra las mujeres incumbe a
toda la sociedad del pas, nadie debe eludir su responsabilidad, ni jurdica,
ni poltica, ni moral; ni en el tiempo presente, ni ante la historia.
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Desarrollo Social o los institutos de las mujeres que sera largo enumerar
aqu, pero que deben ser considerados y reconocidos en este largo camino
por visibilizar la violencia de gnero y actuar con una tica de Estado para
prevenirla y sancionarla.
El pasado 18 de mayo, la Comisin Especial de la Cmara de Diputados
que da seguimiento a los feminicidios, dio a conocer la investigacin-diagnstico sobre violencia feminicida que realiz en diez entidades del pas.
Aporta, con claridad, en un ejercicio indito, los datos que son una severa
llamada de atencin al Estado mexicano por la magnitud del problema.
Ha sido satisfactorio para la Comisin para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en Ciudad Jurez, o Comisin para Jurez, haber
contribuido en su Segundo informe de gestin, de agosto de 2005, con una
propuesta de estrategias para la construccin de modelos para la atencin del
feminicidio a partir de la experiencia adquirida en esa ciudad fronteriza.
Los casos de los homicidios dolosos contra las mujeres en esta ciudad
han servido en Mxico para revelar cmo la violencia sexista vulnera los
derechos de las mujeres, entre ellos el derecho fundamental a una vida libre
de violencia; cmo esta violencia ocurre en otras partes del pas; cmo es
necesario generar indicadores desagregados por sexo en todas las entidades federativas (uno de los compromisos de la Conferencia de Pekn fue
contar con ese tipo de datos estadsticos), y analizar las distintas causas de
la violencia de gnero, para responder con polticas pblicas de prevencin
y erradicacin, y cmo las omisiones, negligencias y complicidades por
parte del aparato del Estado en todas las esferas de gobierno, lo colocan en
posicin de responsabilidad frente a sus compromisos internacionales, sobre todo los de las grandes convenciones de derechos de las mujeres, la
CEDAW y la Convencin de Belem do Par.
La Comisin para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres
en Ciudad Jurez es una institucin federal que depende de la Secretara de
Gobernacin. Su trabajo en Ciudad Jurez sirve a la verdad y a la justicia,
al dilogo social y a la atencin de las vctimas.
Contribuye a crear conciencia para que en Mxico entero se reconozca
la dimensin de la violencia contra las mujeres con sus distintas causas y
formas de prevencin.
Coordina una serie de esfuerzos federales y locales en Ciudad Jurez,
promueve el respeto a cada una de las familias de las vctimas, impulsa con
una visin de Estado el cumplimiento de recomendaciones de derechos humanos de relatoras, relatores y expertos, y reconoce los aportes que hace la
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preciso tomar en cuenta las implicaciones que tiene el modelo de desarrollo de la industria de ensamblaje o las maquiladoras, que propician migracin y que por dos dcadas ofrecieron empleo casi nada ms a mujeres, en
una ciudad que ha crecido aceleradamente con graves carencias en equipamiento e infraestructura de servicios.
La Comisin para Jurez reconoce el enorme valor de los organismos
sociales, especialmente del Consejo Ciudadano por el Desarrollo Social,
del que forma parte la mesa de mujeres que trabaja con mujeres adultas y
menores en situaciones que las han vulnerabilizado. Tambin es parte de
este Consejo el Movimiento Pacto por la Cultura, iniciativa ciudadana gracias a la cual, por ejemplo, ya ha dado su primer concierto de msica clsica la primera de una serie de Orquestas y Coros Juveniles, compuesta por
jvenes, nias y nios de zonas marginadas, con una metodologa diseada
en Caracas y Bogot, para trabajar por la paz en barrios violentos, y que ha
sido posible gracias a la conjuncin de esfuerzos de distintas personas e
instituciones federales y locales.
Nadie nunca sola puede nada, dice Laura Bonaparte, de las Abuelas y
Madres de la Plaza de Mayo, en Buenos Aires. De nuestro trabajo conjunto
con otras organizaciones e instituciones destaco:
Que hoy est en Jurez y en Chihuahua el Equipo Argentino de
Antropologa Forense (EAAF), as como la creacin de una Fiscala Especial federal de alto perfil y el nombramiento de una
destacada feminista, Alicia Elena Prez Duarte, como su titular.
El EAAF ha logrado identificar a la fecha catorce restos de mujeres que no haban sido reconocidos, nueve en Ciudad Jurez y
cinco en Chihuahua y espera en fecha breve tener la confirmacin
de ADN de otros casos.
El Anlisis de la violencia de gnero e inseguridad ciudadana
en Ciudad Jurez, Chihuahua: propuestas para su prevencin.
Este estudio est hecho por la Comisin para Jurez con El Colegio de la Frontera Norte (Colef) y la colaboracin del Instituto
Nacional de Estadstica, Geografa e Informtica. En breve estar listo para ser difundido y sumado al Diagnstico para un Plan
de Accin Social Concertado, coordinado por Clara Jusidman,
con fondos del Instituto Nacional de Desarrollo Social (Indesol), y a otro valioso diagnstico auspiciado por el Instituto Na-
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o juiciosa, sino oportuna la creacin inmediata de una Corte de Derechos Humanos. Vala la pena dejar que la Comisin se desarrollara un poco
ms y que visemos cmo marchaban las cosas antes de dar el paso hacia
un tribunal.
Esta fue la posicin mexicana antes de la Conferencia y al inicio de ella,
pero no se conserv al final. Hubo modificacin del punto de vista de Mxico en favor de una Corte subsidiaria, complementaria. Empero, nuestro
pas no reconocera la competencia contenciosa de la Corte sino muchos
aos despus 1998, tras haberse adherido tambin varios aos despus de la Conferencia a la Convencin Americana en 1981. Cito esto
slo como una ancdota, consciente de que el tema de mi intervencin no
es la posicin de Mxico en aquella Conferencia.
Qu paso despus de suscrita la Convencin Americana? Transcurri
una dcada antes de que entrara en vigor. A lo largo de dos lustros, muchos
Estados americanos no todos, con gran reflexin, paulatinamente suscribieron el instrumento hasta que se pudo contar con las once ratificaciones que permitiran la vigencia de la Convencin. La Corte se instal en
1979. Pero su quehacer no comenz, con el ritmo que luego tendra, en ese
mismo ao. Hubo varias circunstancias que no lo permitieron.
Los pases ms grandes me refiero a grandeza demogrfica, no tica o
poltica, que es igual en todos los casos, esto es, Brasil y Mxico, slo en
1998 reconocieron la competencia contenciosa de la Corte. Por ende, corrieron veinte aos antes de que la mayora de los habitantes de nuestra
Amrica nuestra Amrica Latina, digamos se hallasen cobijados por
la jurisdiccin contenciosa de la Corte Interamericana.
Si vamos sumando, nos daremos cuenta del largo tiempo transcurrido
desde que se gener la idea, se plasm en un documento y entr ste en vigor, hasta que finalmente quedaron incorporados quinientos millones de
seres humanos en el mbito subjetivo de tutela de la jurisdiccin interamericana. Esto nos pone en 1999, cuando se integr el total de pases latinoamericanos en el sistema contencioso. Tal es el espacio judicial de la competencia contenciosa de la Corte.
El corpus iuris al que me estoy refiriendo, que alumbra con la declaracin y que prosigue, toma eficacia evidente y funcionalidad inmediata gracias a la Comisin Interamericana, no queda en ese punto. Haba que dar, y
afortunadamente se han dado, muchos pasos ms. No ha existido el nimo,
salvo entre algunos, de abrir la Convencin y revisarla, recapitular sobre
las libertades y los derechos, los rganos de proteccin, las bases procesa-
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les, pero si ha existido afortunadamente el nimo para ensanchar o enriquecer el corpus iuris americano con diversos instrumentos que han
avanzado en aspectos especficos de la tutela de los derechos humanos, a
propsito de fenmenos muy complejos y dolorosos, como la tortura o la
desaparicin forzada, o la violencia y discriminacin contra la mujer
Convencin de Belm do Par. Tambin han hecho aportaciones a la
buena causa otras convenciones y protocolos: el de San Salvador, sobre
derechos econmicos, sociales y culturales, y el protocolo, todava escasamente suscrito, para la abolicin de la pena de muerte. Ah tenemos un bloque de normas integrantes de nuestro corpus iuris.
Un segundo bloque que es pertinente subrayar, est compuesto por los
estatutos y reglamentos de los organismos internacionales de tutela, especficamente la Corte y la Comisin. Los destaco porque ms all del nombre de esos textos, que puede ser contrado y modesto, se ha depositado el
rgimen procesal de ambos organismos. Quienes hemos cultivado la materia procesal, pero tambin quienes la han vivido como justiciables, sabemos la enorme importancia que tiene un buen rgimen procesal, completo,
suficiente y adecuado, para la marcha de una institucin con atribuciones
jurisdiccionales, y a la postre, para la prctica misma de la justicia. En los
reglamentos expedidos por ambos cuerpos y renovados por ellos reside,
fundamentalmente, el desarrollo del procedimiento correspondiente, cuya
base se localiza, por supuesto, en la Convencin Americana.
Dentro de este proceso de creacin del corpus, mencionar en tercer trmino las recomendaciones de la Comisin, que poseen, muy alto valor, y la
jurisprudencia de la Corte. En veinticinco aos, pero sobre todo en los
veinte ms recientes, se ha formado una copiosa jurisprudencia que abarca
un amplio nmero de temas no todos todava de los recogidos en la
Convencin Americana en materia de derechos, libertades y reparaciones,
cuestin, esta ltima, acerca de la cual existe una jurisprudencia sumamente
rica, renovadora. Estimo que la jurisprudencia sobre reparaciones forma uno
de los aspectos estelares del quehacer de la Corte. Tambin hay que mencionar la jurisprudencia acerca de medidas provisionales y, desde luego, la formada en torno a la competencia misma del tribunal interamericano.
Todo esto ha logrado mover las fronteras de la causa de los derechos
humanos. Mover las fronteras de la proteccin de los derechos humanos
desde una primera situacin ms moderada hasta otra, en la que nos encontramos, de mayor enjundia y mejor alcance. Las fronteras se han desplazado pro homine, en favor del ser humano, sin aventuras, que no seran
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Ha habido alguna crisis, afortunadamente pasajera. Consisti en el retiro unilateral de la competencia contenciosa de la Corte de uno de los Estados, que la Corte no estim admisible y que finalmente se resolvi bajo el
nuevo gobierno de aquel Estado. Ha habido, tambin, algunas dudas sobre
la competencia de la Corte para supervisar el cumplimiento de sus resoluciones. Dudas que se han aclarado y obstculos que se han allanado. En fin,
tropiezos, piedras en el camino, pero no de manera persistente ni decisiva.
En los pases latinoamericanos se ha observado una apreciable recepcin constitucional y jurisprudencial, a travs de importantes reformas
constitucionales y nuevos rumbos jurisprudenciales. Todo esto nos lleva a
preguntarnos si estamos ante una Corte latinoamericana; si este es el espacio judicial al que podemos aspirar. En Europa se habla de un espacio judicial europeo, con una dimensin diferente y con una penetracin distinta.
En Amrica, podramos entender que el espacio judicial para los fines de
la tutela internacional de los derechos humanos es el que ahora tenemos?
Creo que no podemos considerarlo as y resignarnos a que as sea, pero
hasta el momento esas son nuestras fronteras.
En Amrica del Norte los signos no son muy alentadores todava. Seamos optimistas y usemos el todava. No creo que los Estados Unidos reconsideren pronto su posicin frente a ste y otros tribunales. No son parte
de la Convencin Americana. El caso de Canad tiene otras caractersticas.
Ha habido intercambios saludables. Estamos hablando de 350 millones de
seres humanos en esa regin septentrional de Amrica y en la insular caribea. Nos hara mucho bien sumar 350 a los otros 500, lo que dara una cifra semejante a la que hoy corresponde a la Corte Europea. Lo que deseamos afianzar, a fin de cuentas, es la existencia de derechos para todos y
jurisdicciones para todos.
En el Caribe, solamente un Estado, Barbados, ha reconocido la competencia contenciosa de la Corte. Podra hablar tambin de Hait, Repblica
Dominicana, Surinam, pero lo que llamamos el Caribe de ascendencia britnica, con cultura de common law, es fundamentalmente el Caribe de Barbados. Para entender bien algunas de las cuestiones que se susciten a propsito de la relacin entre el derecho de los latinoamericanos y el derecho
caribeo, es muy recomendable la lectura de una magnfica entrevista hecha al juez Oliver Jackman, nuestro querido juez caribeo de la Corte, donde se explaya a propsito de su perspectiva como hombre del Caribe frente
a la visin de los latinoamericanos en cuanto a los quehaceres cotidianos
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LA NECESIDAD DE DETERMINAR
PROCESALMENTE EL PAPEL DE LA COMISIN
INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS
EN EL PROCESO CONTENCIOSO ANTE LA CORTE
INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS,
COMO CONSECUENCIA DE HABERLE OTORGADO
LOCUS STANDI IN JUDICIO A LA PRESUNTA
VCTIMA O A SUS REPRESENTANTES
EN EL REGLAMENTO APROBADO
EN 2000
Manuel E. VENTURA ROBLES*
SUMARIO: I. Introduccin. El cuarto reglamento de la Corte Interamericana aprobado en 2000, en lo relativo a la participacin de la presunta vctima o sus representantes en el proceso contencioso. II. Los
tres anteriores reglamentos de 1980, 1991 y 1996 y el Reglamento
de 2000. III. El mandato de la Asamblea General para dar participacin autnoma a la presunta vctima o a sus representantes (locus
standi in judicio). IV. La consecuencia en el proceso contencioso de
la entrada en vigor del cuarto Reglamento de la Corte el 1o. de junio
de 2001. V. La posicin del Estado de Colombia sobre esta materia
en sus alegatos escritos presentados en el caso de la Masacre de Mapiripn. VI. La necesidad de adoptar el quinto Reglamento para determinar procesalmente el rol de la Comisin y de la presunta vctima o sus representantes, con el fin de restablecer la igualdad de
armas. VII. Conclusiones.
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parte procesal cumpla el papel que le corresponde. Sobre este tema versar
esta proposicin.
II. LOS TRES ANTERIORES REGLAMENTOS DE 1980, 1991 y 1996
Y EL REGLAMENTO DE 2000
El primer reglamento de la Corte, aprobado en 1980, se refiere en los artculos 20 y 21 a lo que entonces se entendan como las dos nicas partes en
el proceso contencioso ante la Corte: la Comisin Interamericana y el o los
Estados partes que participaran en l.
As, el artculo 20, refirindose a los Estados dispona: (Representacin de las Partes) Las partes sern representadas por Agentes, que podrn
ser asistidos por consejeros, abogados, o por cualesquiera personas de su
eleccin.
Por su parte, el artculo 21, refirindose a la Comisin Interamericana
sealaba: (Representantes de la Comisin) La Comisin ser representada por los delegados que al efecto designe. Estos delegados podrn si lo desean, hacerse asistir por cualesquiera persona de su eleccin.
Con fundamento en esta disposicin, cuando en 1986 ingresan los primeros casos contenciosos a la Corte, Velsquez Rodrguez, Godnez Cruz y
Fairn Garbi y Sols Corrales4 contra Honduras, la Comisin design a los
4 Los siguientes casos corresponden a la Corte Interamericana de Derechos Humanos: Caso Velsquez Rodrguez. Excepciones Preliminares, sentencia del 26 de junio de
1987, serie C, nm. 1; Caso Fairn Garbi y Sols Corrales. Excepciones Preliminares,
sentencia del 26 de junio de 1987, serie C, nm. 2; Caso Godnez Cruz. Excepciones
Preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, serie C, nm. 3; Caso Velsquez Rodrguez, sentencia del 29 de julio de 1988, serie C, nm. 4; Caso Godnez Cruz, sentencia
del 20 de enero de 1989, serie C, nm. 5; Caso Fairn Garbi y Sols Corrales, sentencia del
15 de marzo de 1989. serie C, nm. 6; Caso Velsquez Rodrguez. Indemnizacin Compensatoria (artculo 63.1 Convencin Americana sobre Derechos Humanos), sentencia
del 21 de julio de 1989, serie C, nm. 7; Caso Godnez Cruz. Indemnizacin Compensatoria (artculo 63.1 Convencin Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 21
de julio de 1989, serie C, nm. 8; Caso Velsquez Rodrguez. Interpretacin de la Sentencia de Indemnizacin Compensatoria (art. 67 Convencin Americana sobre Derechos
Humanos), sentencia del 17 de agosto de 1990, serie C, nm. 9; Caso Godnez Cruz.
Interpretacin de la Sentencia de Indemnizacin Compensatoria (artculo 67 Convencin Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 17 de agosto de 1990, serie C,
nm. 10.
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international, Pars, 2000, pp. 547-577, citado en Canado Trindade y Ventura Robles op.
cit., nota 6 pp. 48-50.
10 Cfr. los artculos 44(2) y 22(2) y tambin los artculos 34(1) y 43(1) y (2), del
Reglamento de 1991. Anteriormente, en los casos Godnez Cruz y Velsquez Rodrguez (reparaciones, 1989), relativos a Honduras, la Corte recibi escritos de los familiares y abogados de las vctimas, y tom nota de los mismos (Sentencia del 21 de julio de 1989). Vase
Canado Trindade y Ventura Robles, op. cit., nota 6, pp. 48-50.
11 Cfr. la intervencin del juez A. A. Canado Trindade, y las respuestas del seor
Walter Mrquez y de la seora Ligia Bolvar, como representantes de las vctimas, vase
Corte Interamericana de Derechos Humanos, Transcripcin de la audiencia pblica celebrada en la sede de la Corte el da 27 de enero de 1996 sobre Reparaciones - Caso El
Amparo, pp. 72-76 (mecanografiado, circulacin interna), citado en Canado Trindade y
Ventura Robles, op. cit., nota 6, pp. 48-50.
12 Cfr. las dos resoluciones de la Corte, del 10 de septiembre de 1996, sobre los referidos
casos, en Corte Interamericana de Derechos Humanos, Informe Anual de la Corte Intera-
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Consecuentemente, es a partir de las sentencias de la Corte en el caso Benavides Cevallos13 contra Ecuador, del 19 de junio de 1998, y en el caso
Garrido y Baigorria14 contra Argentina, del 27 de agosto de 1998, en que
los representantes de las vctimas comparecen ante la Corte independientemente de la Comisin, pero claro est, solamente en la etapa de reparaciones.
As, en este Reglamento la Corte aprob la inclusin de tres ttulos en
materia referente a la representacin en los procesos contenciosos: uno sobre la representacin de los Estados, otro sobre la representacin de la Comisin y otro sobre la representacin de la presunta vctima. Por lo tanto,
los artculos 21, 22 y 23 del citado Reglamento disponen lo siguiente:
Artculo 21. Representacin de los Estados
1. Los Estados que sean partes en un caso estarn representados por un
agente, quien a su vez podr ser asistido por cualesquiera personas de su
eleccin.
2. Cuando el Estado sustituya a su agente tendr que comunicarlo a la
Corte y la sustitucin tendr efecto desde que sea notificada a la Corte en
su sede.
3. Podr acreditarse un agente alterno, cuyas actuaciones tendrn igual
valor que las del agente.
4. Al acreditar a su agente el Estado interesado deber informar la direccin a la cual se tendrn por oficialmente recibidas las comunicaciones
pertinentes.
Artculo 22. Representacin de la Comisin
1. La Comisin ser representada por los delegados que al efecto designe. Estos delegados podrn hacerse asistir por cualesquiera personas de su
eleccin.
2. Si entre quienes asisten a los delegados de la Comisin conforme al
prrafo anterior figurasen el denunciante original o los representantes de
las vctimas o de sus familiares, esta circunstancia deber ser informada a
la Corte, la cual podr autorizar su intervencin en los debates a propuesta
de la Comisin.
mericana de Derechos Humanos - 1996, pp. 207-213, contenido en Canado Trindade y
Ventura Robles, op. cit., nota 6, pp. 48-50.
13 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Benavides Cevallos, Sentencia
del 19 de junio de 1998, Serie C, nm. 38.
14 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Garrido y Baigorria. Reparaciones (artculo 63.1 Convencin Americana sobre Derechos Humanos), Sentencia del
27 de agosto de 1998, Serie C, nm. 39.
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De tal manera que no es coherente con el mandato convencional, la posicin de la Comisin al deferir a los peticionarios la concrecin de sus
pretensiones en materia de reparaciones y mucho menos solicitar una nueva oportunidad procesal para cuantificarlas, si los familiares de los peticionarios no lo hicieran.
Este aparte de la demanda genera un desequilibrio procesal para el Estado. De acuerdo con el Reglamento de la Convencin [sic] slo la Comisin
y el Estado en su condicin de partes procesales tienen capacidad para presentar pretensiones (artculos 33 y 38 del Reglamento de la Corte). Es as
como en la contestacin de la demanda el Estado deber declarar si acepta
los hechos y las pretensiones o si los contradice, y la Corte podr considerar
como aceptados aquellos hechos que no hayan sido expresamente negados
y las pretensiones que no hayan sido controvertidas. Lo anterior indica que
la demanda de la Comisin y la contestacin del Estado son los que determinan el objeto del proceso contencioso ante la Corte.
Por lo anterior, el Estado considera que en este aparte de la demanda la
Comisin incumpli el Reglamento y por lo tanto solicita un pronunciamiento de la Corte con el fin de promover mejores prcticas procesales
por parte de la Comisin en aras de la seguridad jurdica de las partes.32
53. Ciertamente el escrito de solicitudes y argumentos de los representantes, titulado Demanda de los representantes de las vctimas caso Jos
del Carmen lvarez Blanco y otros Pueblo Bello contra la Repblica de
Colombia, no tiene tal carcter de demanda y en esos trminos lo ha considerado este tribunal. En efecto, en este caso, de acuerdo con lo estipulado en la Convencin, la Comisin Interamericana es la que tena la facultad de iniciar un proceso ante la Corte mediante la interposicin de una
demanda strictu sensu, y no los representantes. Dicho escrito de solicitudes y argumentos tiene el propsito de hacer efectiva la facultad procesal
de locus standi in judicio reconocida a las presuntas vctimas, sus familiares o representantes.
54. Al respecto, la Corte considera oportuno reiterar su jurisprudencia
en relacin con la posibilidad de participacin de las presuntas vctimas,
sus familiares o representantes en los procesos ante el tribunal, y de alegar
otros hechos o la violacin de otros derechos que no estn comprendidos
en la demanda:
En lo que respecta a los hechos objeto del proceso, este tribunal considera, como lo ha hecho en otras ocasiones, que no es admisible alegar
nuevos hechos distintos de los planteados en la demanda, sin perjuicio de
32 Cfr. escrito de excepciones preliminares, contestacin de la demanda y de observaciones al escrito de solicitudes y argumentos (expediente de fondo, t. II, p. 35, folio 392).
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exponer aquellos que permitan explicar, aclarar o desestimar los que han
sido mencionados en la demanda, o bien, responder a las pretensiones del
demandante. Adems, hechos que se califican como supervinientes podrn
ser remitidos al tribunal en cualquier estado del proceso antes del dictado
de la sentencia...
Asimismo, en lo que atae a la incorporacin de otros derechos distintos a los ya comprendidos en la demanda de la Comisin, esta Corte ha establecido que los peticionarios pueden invocar tales derechos. Son ellos
los titulares de todos los derechos consagrados en la Convencin Americana, y no admitirlo sera una restriccin indebida a su condicin de sujetos del derecho internacional de los derechos humanos. Se entiende que lo
anterior, relativo a otros derechos, se atiene a los hechos ya contenidos en
la demanda...
Igualmente, este tribunal tiene la facultad de analizar la posible violacin de artculos de la Convencin no incluidos en los escritos de demanda y contestacin de la demanda, as como en el escrito de solicitudes y argumentos de los representantes, con base en el principio iura
novit curia, slidamente respaldado en la jurisprudencia internacional,
en el sentido de que el juzgador posee la facultad e inclusive el deber de
aplicar las disposiciones jurdicas pertinentes en una causa, an cuando
las partes no las invoquen expresamente, en el entendido de que se le
dar siempre a las partes la posibilidad de presentar los argumentos y
pruebas que estimen pertinentes para apoyar su posicin frente a todas las
disposiciones jurdicas que se examinan.33
55. En esta misma lnea, en el caso de la Masacre de Mapiripn este
tribunal agreg que:
[e]n la actual etapa de evolucin del sistema interamericano de proteccin de derechos humanos, la facultad de las presuntas vctimas, sus familiares o representantes de presentar en forma autnoma solicitudes, argumentos y pruebas no puede ser interpretada sino en forma consecuente
con su condicin de verdaderos titulares de los derechos reconocidos en la
Convencin y destinatarios de la proteccin ofrecida por el sistema, sin
desvirtuar por ello los lmites convencionales a su participacin ni al ejercicio de la competencia de la Corte. Una vez iniciado el proceso por la
Comisin, la posibilidad de presentar solicitudes y argumentos en forma
autnoma ante la Corte incluye la de alegar la violacin de otras normas
33 Cfr. Caso de la Masacre de Mapiripn, Sentencia del 15 de septiembre de
2005, Serie C, nm. 134, prrafo 57; Caso de la Comunidad Moiwana, Sentencia del 15
de julio de 2005, Serie C, nm. 124, prrafo 91; Caso De la Cruz Flores, Sentencia del
18 de noviembre de 2004, Serie C, nm. 115, prrafo 122.
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De acuerdo con la opinin del Estado colombiano solamente los Estados partes y la Comisin Interamericana pueden presentar la demanda ante
la Corte, lo que equivaldra a someter el caso a consideracin de la Corte
Interamericana de acuerdo con el artculo 61.1 de la Convencin. Es decir,
si no se reforma dicho artculo de la Convencin, sobre lo cual existe abundante material publicado al respecto,36 el problema sealado de la prdida
34 Cfr. Caso de la Masacre de Mapiripn, Sentencia del 15 de septiembre de
2005, Serie C, nm. 134, prrafos 58 y 59.
35 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso de la Masacre de Pueblo Bello, Sentencia del 31 de enero de 2006, Serie C, nm. 140.
36 Canado Trindade y Ventura Robles, op. cit, nota 6.
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1. El otorgamiento del locus standi in judicio a la presunta vctima o vctimas y a sus representantes legales, mediante la reforma reglamentaria de
2000, as solicitada por la Asamblea General de la OEA, fue un avance histrico muy importante, que ha enriquecido el debate judicial, y que pretendi definir el papel que, de acuerdo con el desarrollo actual del derecho internacional de los derechos humanos, deben jugar en el proceso
contencioso las presuntas vctimas, el Estado y la Comisin.
2. Dicha reforma defini a la presunta vctima y al Estado como partes
sustantivas en el proceso y a la Comisin nicamente como parte procesal.
Esto supona que cada parte desempeara un papel o rol diferente a la otra.
3. En la prctica esto no ocurri as, porque debido a que el artculo 61.1
de la Convencin Americana dispone que solamente los Estados partes y la
Comisin pueden someter un caso a consideracin de la Corte, sta sigui
presentando la demanda ante la Corte y lo mismo han hecho los representantes de las presuntas vctimas, denominando incluso en algunas ocasiones como demanda al escrito de solicitudes, argumentos y pruebas. Es
decir, los representantes de la presunta vctima y la Comisin han venido
desempeando un mismo papel, presentando incluso escritos muy similares, por lo que el Estado tiene que enfrentar en el proceso a dos partes que
acusan, perdindose as la igualdad de armas.
4. La solucin a este problema que afecta la posicin del Estado en el
proceso es difcil, ya que se podra hacer va reforma a la Convencin
Americana, reformando el artculo 61.1 de la misma y dando ius standi o
acceso directo al tribunal a la presunta vctima, solucin que ameritara un
protocolo a la Convencin, un proceso de negociacin de los Estados partes y, en todo caso, una solucin lenta para un problema que deber resolverse con prontitud.
5. Una solucin va reglamentaria, expuesta ya en este trabajo, que facilitara el rol de las partes en el proceso contencioso, es la interpretacin del
artculo 61.1 de la Convencin en el sentido de que la Comisin somete el
caso a la Corte con la presentacin del informe a que se refiere el artculo
50 de la Convencin, debidamente preparado, incluyendo las conclusiones, pretensiones y pruebas. As, los representantes de las presuntas vctimas presentaran la demanda, el Estado la contestacin y la Comisin, como parte auxiliar de la Corte en la bsqueda de la verdad y la justicia,
defendera su informe ante la Corte. Esta situacin, de ser dada, convertira
a la Corte Interamericana en un tribunal de pleno derecho, ya que la Comi-
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sin recibira la prueba antes de someter el caso a la Corte. Excepcionalmente, la Corte podra ordenar pruebas para mejor proveer o repetir alguna
recibida por la Comisin, si lo considera pertinente.
6. Otra alternativa de solucin, en caso de determinarse que la actual redaccin del artculo 61.1 de la Convencin obliga a la Comisin a someter el caso
presentando la demanda, sera precisar en el Reglamento, de manera clara y
detallada, el papel que deben desempear en el proceso contencioso los representantes de las presuntas vctimas y la Comisin, una vez presentada la demanda por sta, para que no hagan lo mismo, lo cual, en todo caso no sera fcil de lograr por las pretensiones de la misma que naturalmente obligaran a la
Comisin, al presentar la demanda, y a los representantes de las presuntas vctimas al adherirse a, y defender, las conclusiones de la demanda.
7. Este tema debera ser objeto de un amplio anlisis por la Corte y la Comisin en una reunin conjunta, y la solucin que acuerden debe ser sometida a los rganos pertinentes de la OEA para su aprobacin por la Asamblea
General de dicho organismo. Al analizarse este tema por la OEA, no podra
dejarse de lado la asistencia econmica a la presunta vctima, en el caso de
que una organizacin no gubernamental no la represente, ya que la disparidad
entre las presunta vctima y el Estado, en cuanto a recursos econmicos, es
enorme, y no se le puede dejar desamparada frente al todopoderoso Estado.
I. INTRODUCCIN
Mucho me complace retomar un tema que vengo cultivando hace aos (y
an recientemente, en un curso que ministr al respecto, en la XXXIII sesin externa de la Academia de Derecho Internacional de La Haya, realizada en Lima, Per, del 5 al 16 de diciembre de 2005), y al cual atribuyo la
* Ph.D. (Cambridge); juez y ex presidente de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos; profesor en la Universidad de Brasilia; miembro del Institut de Droit International y del Curatorium de la Academia de Derecho Internacional de La Haya.
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mayor importancia, a saber, el de la consolidacin de la personalidad y capacidad jurdicas internacionales del individuo y de su acceso directo a los
tribunales internacionales de derechos humanos.1 En mis anteriores estudios al respecto, he sostenido la necesidad de la legitimatio ad causam de
los individuos en el derecho internacional (subjetividad activa), concentrndome en los fundamentos jurdicos del acceso directo del ser humano a
la justicia internacional, mediante el pleno ejercicio del derecho de peticin individual internacional. En uno de mis estudios sobre la materia, publicado en el Anuario 2003 del Instituto Hispano-Luso-Americano de Derecho Internacional (IHLADI),2 me permit recordar el legado de la
doctrina clsica atinente a la subjetividad internacional de la persona humana, que resumo a continuacin.
II. EL LEGADO Y LA ACTUALIDAD DE LA DOCTRINA
CLSICA ATINENTE A LA SUBJETIVIDAD INTERNACIONAL
DE LA PERSONA HUMANA
En efecto, no hay que olvidar la considerable importancia atribuda a la
materia en aprecio por los llamados fundadores del derecho internacional. A lo largo del siglo XVI, floresci la concepcin de Francisco de Vito1 Cfr. Canado Trindade, A.A., El acceso directo del individuo a los tribunales internacionales de derechos humanos, Bilbao, Universidad de Deusto, 2001, pp. 17-96; id.,
The Procedural Capacity of the Individual as Subject of International Human Rights
Law: Recent Developments, Karel Vasak Amicorum Liber - Les droits de lhomme
laube du XXIe sicle, Bruselas, Bruylant, 1999, pp. 521-544; Canado Trindade, A. A.,
Vers la consolidation de la capacit juridique internationale des ptitionnaires dans le
systme interamricain des droits de la personne, 14 Revue qubcoise de droit internacional, 2001, pp. 207-239; id.,, Las clusulas ptreas de la proteccin internacional del
ser humano: el acceso directo de los individuos a la justicia a nivel internacional y la intangibilidad de la jurisdiccin obligatoria de los tribunales internacionales de derechos
humanos, El Sistema Interamericano de Proteccin de los Derechos Humanos en el umbral del siglo XXI - Memoria del Seminario (noviembre de 1999), San Jos, Corte Interamericana de Derechos Humanos, 2001, pp. 3-68; id., El nuevo Reglamento de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos (2000): la emancipacin del ser humano como sujeto del derecho internacional de los derechos humanos, 30/31 Revista del Instituto Interamericano de Derechos Humanos, 2001, pp. 45-71.
2 Cfr. Canado Trindade, A. A., A Consolidao da personalidade e da capacidade
jurdicas do indivduo como sujeito do direito internacional, 16 Anuario del Instituto
Hispano-Luso-Americano de Derecho Internacional, Madrid, 2003, pp. 240-247.
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que viene a dar un contenido tico a las normas tanto del derecho pblico
interno como del derecho internacional.7
A la doctrina jurdica del siglo XX no pas desapercebido que los individuos, adems de titulares de derechos en el plano internacional, son tambin
portadores de deberes enmanados directamente del derecho de gentes (la dimensin tanto activa como pasiva de su subjetividad).8 Los avances en ese
sentido se revisten de crucial importancia para el combate a la impunidad,
como reiteradamente ha advertido la Corte Interamericana de Derechos Humanos,9 se ha afirmado el deber del Estado10 de organizar el poder pblico
para garantizar a las personas bajo su jurisdiccin el libre y pleno ejercicio
de los derechos humanos, deber ste que se impone independientemente de
que los responsables por las violaciones de estos derechos sean agentes del
poder pblico, particulares, o grupos de ellos.11 Esta posicin forma hoy en
da jurisprudence constante de la Corte, resaltando el carcter erga omnes
de las obligaciones convencionales de proteccin.
El reconocimiento de la personalidad jurdica internacional del individuo,
adems de reflejar el proceso de humanizacin del derecho internacional
contemporneo,12 resalta la apremiante necesidad de superar las limitaciones clsicas de su legitimatio ad causam en el derecho internacional. Tanto
el Estado (creado a propsito, para la realizacin del bien comn), como
los individuos que lo componen, son dotados de personalidad jurdica inIbidem, pp. 247-259.
Esta ltima encontrando expresin concreta en el establecimiento de los Tribunales Penales Internacionales ad hoc para la ex Yugoslavia (1993) y para Ruanda (1994),
as como del Tribunal Penal Internacional permanente (Estatuto de Roma de 1998).
9 A partir del caso Paniagua Morales y Otros versus Guatemala (fondo, Sentencia
del 8 de marzo de 1998), en el cual la Corte conceptualiz como impunidad la falta en
su conjunto de investigacin, persecucin, captura, enjiciamiento y condena de los responsables de las violaciones de los derechos protegidos por la Convencin Americana,
toda vez que el Estado tiene la obligacin de combatir tal situacin por todos los medios
legales disponibles ya que la impunidad propicia la repeticin crnica de las violaciones
de derechos humanos y la total indefensin de las vctimas y de sus familiares (Serie C,
nm. 37, prrafo 173).
10 Bajo el artculo 1(1) de la Convencin Americana sobre Derechos Humanos.
11 Prrafo 174 de la referida Sentencia de la Corte Interamericana.
12 Canado Trindade, A. A., A humanizao do direito internacional, Belo Horizonte, edit. del Rey, 2006, pp. 3-409; cfr. A.A. Canado Trindade, A emancipao do ser
humano como sujeito do direito internacional e os limites da razo de Estado, 6/7 Revista da Faculdade de Direito da Universidade do Estado do Rio de Janeiro, 1998-1999,
pp. 427-428 y 432-433.
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La titularidad jurdica internacional del ser humano, tal como la antevan los llamados fundadores del derecho internacional, es hoy da una
realidad. En el mbito del derecho internacional de los derechos humanos,
en los sistemas europeo e interamericano de proteccin dotados de tribunales internacionales en operacin hoy se reconoce, a la par de su personalidad jurdica, la capacidad procesal internacional (locus standi in judicio) de los individuos. Es ste un desarrollo lgico, por cuanto no parece
razonable concebir derechos en el plano internacional sin la correspondiente capacidad procesal de vindicarlos; los individuos son, efectivamente, la verdadera parte demandante en el contencioso internacional de los
derechos humanos. Sobre el derecho de peticin individual internacional
se erige el mecanismo jurdico da emancipacin del ser humano vis--vis
al propio Estado para la proteccin de sus derechos en el mbito del derecho internacional de los derechos humanos.
En la base de todo ese notable desarrollo se encuentra el principio del
respeto a la dignidad de la persona humana, independientemente de su
condicin existencial. En virtud de ese principio, todo ser humano, independientemente de la situacin y de las circunstancias en que se encuentre,
tiene derecho a la dignidad.13 Todo el extraordinario desarrollo de la doctrina jusinternacionalista al respecto, a lo largo del siglo XX, encuentra races como no podra dejar de ser en algunas reflexiones del pasado, en
13 Sobre ese principio, cfr. Maurer, B., Le principe de respect de la dignit humaine
et la Convention Europenne des Droits de lHomme, Aix-Marseille-Pars, CERIC,
1999, pp. 7-491; varios autores. Le principe du respect de la dignit de la personne humaine (Actes du Sminaire de Montpellier de 1998), Strasbourg, Conseil de lEurope,
1999, pp. 15-113; Wiesel, E.,Contre lindiffrence, Agir pour les droits de lhomme au
XXIe. sicle, Pars, UNESCO, 1998, pp. 87-90.
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mejor comprensin del individuo como titular de derechos. Y tornaron posible, con el surgimiento de los derechos humanos en nivel internacional,
la gradual superacin del derecho positivo. A mediados del siglo XX, quedaba clara la imposibilidad de la evolucin del propio derecho sin el derecho subjetivo individual, expresin de un verdadero derecho humano.19
Como me permit sostener en mi voto concurrente en la histrica Opinin
Consultiva nm. 16 de la Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre el
Derecho a la Informacin sobre la Asistencia Consular en el mbito de las
Garantas del Debido Proceso Legal (del 1o. de octubre de 1999), actualmente testimoniamos:
El proceso de humanizacin del derecho internacional, que hoy alcanza tambin este aspecto de las relaciones consulares. En la confluencia de estas
con los derechos humanos, se ha cristalizado el derecho individual subjetivo
a la informacin sobre la asistencia consular, de que son titulares todos los
seres humanos que se vean en necesidad de ejercerlo: dicho derecho individual, situado en el universo conceptual de los derechos humanos, es hoy
respaldado tanto por el derecho internacional convencional como por el derecho internacional consuetudinario (prrafo 35).
La emergencia de los derechos humanos universales, a partir de la proclamacin de la Declaracin Universal de 1948, vino ampliar considerablemente el horizonte de la doctrina jurdica contempornea, revelando las
insuficiencias de la conceptualizacin tradicional del derecho subjetivo.
Las necesidades apremiantes de proteccin del ser humano en mucho fomentaron ese desarrollo. Los derechos humanos universales, superiores y
anteriores al Estado y a cualquier forma de organizacin poltico-social, e inherentes al ser humano, se afirmaron como oponibles al propio poder pblico.
La personalidad jurdica internacional del ser humano se cristaliz como un lmite al arbitrio del poder estatal. Los derechos humanos liberaron
la concepcin del derecho subjetivo de las amarras del positivismo jurdico. Si, por un lado, la categora jurdica de la personalidad jurdica internacional del ser humano contribuy para instrumentalizar la vindicacin de
los derechos de la persona humana, enmanados del derecho internacional,
por otro lado el corpus juris de los derechos humanos universales proporcion a la personalidad jurdica del individuo una dimensin mucho ms
19
Dabin, J., El derecho subjetivo, Madrid, Revista de Derecho Privado, 1955, p. 64.
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En efecto, la legitimatio ad causam de los individuos pas a ser considerada en relacin con la creacin de los tribunales internacionales a lo largo
del siglo XX. La cuestin de la capacidad procesal de los individuos ante la
Corte Internacional de Justicia (CIJ), y su predecesora la Corte Permanente
de Justicia Internacional (CPJI), fue efectivamente considerada con ocasin de la redaccin original, por un Comit de Juristas designado por la
antigua Sociedad de las Naciones, del Estatuto de la Corte de La Haya, en
1920. La mayora del Comit (ocho de sus diez miembros) se pronunci
en contra de que los individuos pudieran comparecer como partes ante la
Corte, sosteniendo que slo los Estados podran hacerlo, como personas
jurdicas en el ordenamiento internacional.21 La posicin que prevaleci en
1920 la cual sorprendente y lamentablemente fue mantenida en el artculo 34(1) del Estatuto de la Corte de La Haya hasta la fecha fue pronta y
duramente criticada ya en la doctrina ms lcida de la poca.22
El carcter exclusivamente interestatal del contencioso ante la CIJ definitivamente no se ha mostrado satisfactorio. Al menos en algunos casos,
relativamente a la condicin de individuos, la presencia de estos ltimos (o
de sus representantes legales) para presentar, ellos mismos, sus posiciones,
hubiera enriquecido el procedimiento y facilitado la labor de la CIJ. Recurdense, como ejemplos a ese respecto, el caso clsico Nottebohm sobre
doble nacionalidad (Liechtenstein vs. Guatemala, 1955), y el caso relativo
a la Aplicacin de la Convencin de 1902 sobre la Guarda de Menores
(Holanda vs. Suecia, 1958), y, ms recientemente, los casos del Juicio de
los Prisioneros de Guerra Paquistanes (Paquistn vs. India, 1973), de los
Canado Trindade, op. cit., nota 2, pp. 280 y 281.
Cfr. Spiropoulos, J., Lindividu en Droit International, Pars, LGDJ, 1928, pp. 50
y 51; Politis, N., Les nouvelles tendances du Droit international, Pars, Libr. Hachette,
1927, pp. 84-87; Korowicz, M. St., The Problem of the International Personality of
Individuals, 50 American Journal of International Law (1956) p. 543.
22 Politis, op. cit., nota anterior, pp. 76-78, 69, 82-83 y 89-90, y cf. p. 92 y 61; Spiropoulos, op. cit., nota anterior, pp. 25, 31-33, 40-44, 49-53 y 61-66.
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As, aos antes de la antigua CPJI, la experiencia pionera del establecimiento de un tribunal internacional en Centroamrica, la Corte Centroamericana de Justicia otorg acceso directo a los individuos a una jurisdiccin internacional, mostrando que no haba imposibilidad jurdica alguna a
que as se procediera en otros tribunales internacionales, inclusive en el
plano universal. Cuando fue creada la Corte de Justicia Centroamericana,
en 1907, el mundo viva el optimismo generado por las dos Conferencias
de Paz de La Haya, de 1899 y 1907, que buscaban avanzar en la solucin
pacfica de controversias internacionales mediante la propuesta de establecimiento de tribunales internacionales de arbitraje. La principal caracterstica de la Corte de Justicia Centroamericana (que oper por una dcada)
fue la amplitud de su jurisdiccin, en lo que fue verdaderamente pionera al
otorgar acceso directo, para interponer demandas, no slo a los Estados sino tambin a los individuos, contribuyendo as a la consagracin de stos
como sujetos del derecho internacional.25
Aunque el individuo no haya tenido su locus standi in judicio reconocido
por el Estatuto de la CIJ, su acceso a las instancias internacionales se ha desencadenado en la era de las Naciones Unidas, con la adopcin del sistema
de peticiones individuales bajo algunos de los tratados de derechos humanos
contemporneos de carcter universal, y sobre todo en el plano regional, bajo las Convenciones Europea y Americana sobre Derechos Humanos, que
establecieron tribunales internacionales (las Cortes Europea e Interamericana, respectivamente) de derechos humanos. El individuo, en efecto, gradualmente vino as a marcar presencia tambin ante los tribunales internacionales en las ltimas dcadas. Figura l como sujeto pasivo ante los tribunales
penales internacionales contemporneos, adems de haber actuado, en las
ltimas dcadas y hasta la fecha, como sujeto activo ante los tribunales internacionales de derechos humanos.
Al respecto, cabe igualmente tener presentes a los tribunales administrativos internacionales. Y no hay que pasar desapercibido que, por ejemplo,
en lo que atae al Tribunal Internacional del Derecho del Mar, su sala de
controversias de los fondos marinos especficamente tiene una jurisdiccin
ratione personae ampliada, al abrir acceso a toda persona fsica o moral
(de derecho pblico o privado) que tenga un contrato de exploracin de los
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Son slidos los argumentos que, a mi juicio, militan en favor del reconocimiento del locus standi de las presuntas vctimas en el procedimiento ante la Corte Interamericana en casos ya enviados a sta por la Comisin.
En primer lugar, al reconocimiento de derechos, en los planos tanto nacional como internacional, corresponde la capacidad procesal de vindicarlos o ejercerlos. La proteccin de derechos debe ser dotada del locus standi
in judicio de las presuntas vctimas (o sus representantes legales), que contribuye para mejor instruir el proceso, y sin el cual estar este ltimo desprovisto, en parte, del elemento contradictorio (esencial en la bsqueda de
la verdad y la justicia), adems de irremediablemente mitigado y en flagrante desequilibrio procesal.
Es de la propia esencia del contencioso internacional de derechos humanos la contradiccin entre las vctimas de violaciones y los Estados demandados. Dicho locus standi es la consecuencia lgica, en el plano procesal,
de un sistema de proteccin que consagra derechos individuales en el plano internacional, por cuanto no es razonable concebir derechos sin la capacidad procesal de vindicarlos. Adems, el derecho de libre expresin de las
presuntas vctimas es elemento integrante del propio debido proceso legal,
en los planos tanto nacional como internacional.
En segundo lugar, el derecho de acceso a la justicia internacional debe
hacerse acompaar de la garanta de la igualdad procesal de las partes
(equality of arms/galit des armes), en el procedimiento ante el rgano ju26 Parte XI, artculos 186 y 187 de la Convencin de las Naciones Unidas sobre el
Derecho del Mar; Estatuto del Tribunal, artculo 37.
27 Marsit, M. Mouldi, Le Tribunal du Droit de la Mer, Pars, Pdone, 1999, p. 40;
Gomes Rocha, F. O., The International Tribunal for the Law of the Sea, Hamburg, Universitt Hamburg, 2001, pp. 92 y 93.
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dicial, elemento esencial a cualquier mecanismo jurisdiccional de proteccin de los derechos humanos, sin el cual estar el mecanismo en cuestin
irremediablemente mitigado.
En tercer lugar, en casos de comprobadas violaciones de derechos humanos, son las propias vctimas la verdadera parte demandante ante la
Corte quienes reciben las reparaciones e indemnizaciones. Bajo la Convencin Americana, los individuos marcan presencia tanto en el inicio del
proceso, al ejercer el derecho de peticin en razn de los daos alegados,
como al final del mismo, como beneficiarios de las reparaciones en casos
de violaciones comprobadas de sus derechos; no hace sentido negarles presencia durante el proceso.
A estas consideraciones de principio se agregan otras, de orden prctico,
igualmente en favor de la representacin directa de las vctimas ante la
Corte, en casos ya sometidos a ella por la Comisin. El avance en este sentido conviene no slo a las supuestas vctimas, sino a todos: a los Estados
demandados, en la medida en que contribuye a la jurisdiccionalizacin del
mecanismo de proteccin; a la Corte, para tener mejor instruido el proceso;
y a la Comisin, para poner fin a la ambigedad de su rol,28 atenindose a
su funcin propia de guardin de la aplicacin correcta y justa de la Convencin (y no ms con la funcin adicional de intermediario entre los
individuos y la Corte).
Mediante el locus standi in judicio de las supuestas vctimas ante los tribunales internacionales de derechos humanos, se logra la consolidacin de
la personalidad y plena capacidad jurdicas internacionales de la persona humana (en los sistemas regionales de proteccin), para as hacer valer sus derechos cuando las instancias nacionales se mostraren incapaces de asegurar
la realizacin de la justicia. El perfeccionamiento del mecanismo de nuestro
sistema regional de proteccin debe ser objeto de consideraciones de orden
esencialmente jurdico-humanitario, inclusive como garanta adicional para
las partes en casos contenciosos de derechos humanos. Como seal hace
casi dos dcadas en un curso ministrado en la Academia de Derecho Internacional de La Haya, todo jusinternacionalista, fiel a los orgenes histricos de
28 En los casos contenciosos, mientras que en la etapa anterior ante la Comisin las
partes son los individuos reclamantes y los gobiernos demandados, ante la Corte comparecen la Comisin y los gobiernos demandados. Se ve, as, la Comisin en el rol ambiguo de defender los intereses de las supuestas vctimas y defender igualmente los intereses pblicos como un Ministre public del sistema interamericano de proteccin. Cabe
evitar esta ambigedad.
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nacional contemporneo y el derecho internacional de los derechos humanos. Ya no se trata de una justicia tan slo punitiva o sancionatoria, sino,
adems, tambin reparatoria (Estatuto de Roma, artculo 75), y previendo
distintas formas y modalidades de reparacin (Reglamento del TPI, regla
98),41 tanto individuales como colectivas. En nada sorprende que en sus primeros pronunciamientos en el caso Th. Lubanga Dyilo y la investigacin
de la situacin en la Repblica Democrtica del Congo42 el TPI haya hecho referencia expresa a la rica jurisprudencia de la Corte Interamericana
(referencias a los casos Blake vs. Guatemala, 1998; Nios de la Calle vs.
Guatemala, 1999; El Amparo vs. Venezuela, 1996; Neira Alegra vs. Per,
1996; Paniagua Morales vs. Guatemala, 2001; Baena Ricardo y Otros vs.
Panam, 2001, entre otros). El derecho internacional de los derechos humanos y el derecho penal internacional contemporneo pueden aqu reforzarse
mutuamente, en beneficio ltimo de los seres humanos.
La consolidacin de la personalidad penal internacional de los individuos, como sujetos activos as como pasivos del derecho internacional, fortalece la responsabilidad (accountability) en el derecho internacional por
abusos perpetrados contra los seres humanos. De ese modo, los individuos
tambin son portadores de deberes bajo el derecho internacional, lo que refleja la consolidacin de su personalidad jurdica internacional.43 Desarrollos en la personalidad jurdica internacional y la responsabilidad internacional se dan pari passu, y toda esta evolucin da testimonio de la
formacin de la opinio juris communis en el sentido de que la gravedad de
ciertas violaciones de los derechos fundamentales de la persona humana
afecta directamente valores bsicos compartidos por la comunidad internacional como un todo.44
41 ICC, Selected Basic Documents Related to the International Criminal Court, The
Hague, ICC Secretariat, 2005, pp. 52 y 155.
42 Cfr. International Criminal Court (ICC)/Pre-Trial Chamber I, doc. ICC-01/04, del
17 de enero de 2006, pp. 14, 15, 29 y 34; ICC-01/04, del 31 de marzo de 2006, p. 12; y
ICC-01/04, del 31 de julio de 2006, pp. 8 y 9.
43 H.-H. Jescheck, The General Principles of International Criminal Law Set Out in
Nuremberg, as Mirrored in the ICC Statute, 2 Journal of International Criminal Justice,
2004, p. 43.
44 Cfr., v.g., A. Cassese, Y a-t-il un conflit insurmontable entre souverainet des tats
et justice pnale internationale?, en Cassese, A. y Delmas-Marty, M. (eds.), Crimes internationaux et juridictions internationales Pars, PUF, 2002, pp. 15-29; y cfr. Carrillo Salcedo, J. A. (ed.), La criminalizacin de la barbarie: la Corte Penal Internacional, Madrid,
Consejo General del Poder Judicial, 2000, pp. 17-504.
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El acceso del ser humano a la justicia internacional encontr gradual expresin en experiencias pioneras en ese sentido en la primera mitad del siglo
XX . Este proceso emancipador se aceler, en particular, con la entrada en
vigor de la Convencin Europea de Derechos Humanos (en 1953) y de la
Convencin Americana sobre Derechos Humanos (en 1978), dotadas de tribunales internacionales; la operacin de estos ltimos (Cortes Europea e
Interamericana) vino a consolidar dicho acceso a la justicia internacional a lo
largo de las ltimas dcadas. Cabe resumir, a continuacin, este proceso de
gran trascendencia histrica, que en mucho contribudo a la corriente humanizacin del derecho internacional.45
1. Convencin Europea de Derechos Humanos
Hace casi medio siglo, an al concebir el artculo 25 originalmente como una clusula facultativa, los redactores de la Convencin Europea cuidaron de determinar, en el primer prrafo in fine de la clusula, la obligacin de los Estados partes, la cual aceptaron, de no interponer cualquier
impedimento u obstculo al ejercicio del derecho de peticin individual.
En el caso Cruz Varas y Otros versus Suecia (1990-1991), la Corte Europea de Derechos Humanos, y, en escala ms amplia, la antigua Comisin
Europea de Derechos Humanos, reconocieron el derecho de naturaleza
procesal que el artculo 25(1) confiere a los individuos demandantes, en
virtud del cual estos ltimos podan recurrir libremente a la antigua Comisin, sin que el Estado parte en cuestin impida o dificulte su iniciativa.46
45 Para un estudio general reciente, vase Canado Trindade, A. A., A humanizao
do direito internacional, Belo Horizonte-Brasil, Editorial del Rey, 2006, pp. 3-409.
46 Comparar la sentencia, del 20 de marzo de 1991, de la Corte Europea de Derechos
Humanos en el caso Cruz Varas y Otros vs. Suecia (Fondo, Serie A, vol. 201), pp. 33, 34
y 36, prrafos 92, 93 y 99, con la Opinin, del 7 de junio de 1990, de la Comisin Europea de Derechos Humanos en el mismo caso, pp. 50-52, prrafos 118, 122, 125 y 126. La
Comisin fue ms all que la Corte, al argumentar, adems, que, al dejar de cumplir con
una solicitud de no deportar al individuo demandante (H. Cruz Varas, chileno), Suecia
viol la obligacin consagrada en el artculo 25 in fine de la Convencin Europea de no
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49 Council of Europe, Protocol nm. 9 to the Convention for the Protection of Human
Rights and Fundamental Freedoms - Explanatory Report, Strasbourg, C.E., 1992, pp. 8 y
9, cfr. pp. 3-18; para otros comentarios, cfr. Flauss, J.-F., Le droit de recours individuel
devant la Cour europenne des droits de lhomme - Le Protocole nm. 9 la Convention
Europenne des Droits de lHomme, 36 Annuaire franais de droit international, 1990,
pp. 507-519; G. Janssen-Pevtschin, Le Protocole Additionnel nm. 9 la Convention Europenne des Droits de lHomme, 2 Revue trimestrielle des droits de lhomme, nm. 6,
1991, pp. 199-202; Salvia, M. de, Il Nono Protocollo alla Convenzione Europea dei Diritti dellUomo: Punto di Arrivo o Punto di Partenza?, 3 Rivista Internazionale dei Diritti
dellUomo, 1990, pp. 474-482.
50 Un relato del ex-greffier de la Corte Europea, ya fallecido, seala que los gobiernos se
han acomodado a la prctica de los delegados de la Comisin de recurrir casi siempre a
la asistencia de un representante de las vctimas; los gobiernos han dejado de plantear objeciones a sto, manifestando a veces su acuerdo, encontrndolo o simulando encontrarlo normal. Eissen, M.-A., op. cit., nota 48, p. 34.
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proteccin del sistema europeo as como del interamericano de proteccin de los derechos humanos. De ah las preocupaciones prontamente manifestadas, con toda razn, an antes de la entrada en vigor del Protocolo nm.
14, en el sentido de la necesidad de mantener la integridad del derecho de peticin individual internacional.62 Pasemos ahora a la otra Convencin regional de derechos humanos, en el continente americano.
2. Convencin Americana sobre Derechos Humanos
En mi entendimiento, no se puede analizar el artculo 44 de la Convencin Americana sobre Derechos Humanos, que consagra el derecho de peticin individual, como si fuera una disposicin como cualquier otra de la
Convencin, como si no estuviera relacionada con la obligacin de los Estados partes de no crear obstculos o dificultades para el libre y pleno ejercicio
del derecho de peticin individual, o como si fuera de igual jerarqua que
otras disposiciones procedimentales. En efecto, en el sistema interamericano
de proteccin de los derechos humanos, el derecho de peticin individual se
ha constituido en un medio eficaz de enfrentar casos no slo individuales sino tambin de violaciones masivas y sistemticas de los derechos humanos,63 an antes de la entrada en vigor de la Convencin Americana sobre
Derechos Humanos (i.e., en la prctica inicial de la Comisin Interamericana de Derechos Humanos).
62 Cfr. Cohen-Jonathan, G.y Flauss, J.-F. (eds.), La rforme du systme de contrle
contentieux de la Convention europenne des droits de lhomme (Le Protocole nm. 14
et les Recommandations et Rsolutions du Comit de Ministres), Bruselas, Bruylant-Nemesis, 2005, pp. 42-44, 59, 73, 113, 122-125, 129 y 189; Lemmens, P. y Vandenhole, W.
(eds.), Protocol n. 14 and the Reform of the European Court of Human Rights, Antwerpen/Oxford, Intersentia, 2005, pp. 45, 50, 52-54, 59, 62, 64, 68-76 y 78-84.
63 Lamento, pues, no poder compartir la insinuacin presente en parte de la bibliografa
especializada europea contempornea sobre la materia. Vase Mllerson, R., The Efficiency of the Individual Complaint Procedures: The Experience of CCPR, CERD, CAT
and ECHR, en Bloed A. et al. (eds.), Monitoring Human Rights in Europe - Comparing
International Procedures and Mechanisms Dordrecht, Nijhoff, 1993, pp. 25-43, en el
sentido de que el derecho de peticin individual tal vez no sea eficaz en lo referente a
violaciones sistemticas y masivas de derechos humanos. La experiencia acumulada de
este lado del Atlntico, en el sistema interamericano de proteccin, apunta exactamente
en el sentido contrario, y gracias al derecho de peticin individual muchas vidas fueron
salvadas y se logr realizar la justicia en casos concretos en medio a situaciones generalizadas de violaciones de derechos humanos.
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Su importancia ha sido fundamental, y no podra ser minimizada. La consagracin del derecho de peticin individual bajo el artculo 44 de la
Convencin Americana se revisti de significacin especial. No slo fue su
importancia, para el mecanismo de la Convencin como un todo, debidamente enfatizada en los travaux prparatoires de aquella disposicin de la
Convencin,64 sino que tambin represent un avance en relacin a lo que,
hasta la adopcin del Pacto de San Jos en 1969, se haba logrado al respecto
en el mbito del derecho internacional de los derechos humanos. La Convencin Americana torn el derecho de peticin individual (artculo 44 de
la Convencin) mandatorio, de aceptacin automtica por los Estados ratificantes,65 abrindolo a cualquier persona o grupo de personas, o entidad
no gubernamental legalmente reconocida en uno o ms Estados miembros
de la OEA, lo que revela la importancia capital atribuida al mismo.
Fue ste, reconocidamente, uno de los grandes avances logrados por la
Convencin Americana, en los planos tanto conceptual y normativo, as
como operativo. No se justificara, pues, que, transcurridos veinte aos
de operacin de nuestra Convencin regional,66 se admitiera circundar de
restricciones el amplio alcance de la le gi ti ma tio ad cau sam, por parte
de cualquier persona, bajo el artculo 44 de la Convencin Americana.
Cabe extraer las consecuencias del amplio alcance del artculo 44 de la
Convencin, en lo que se refiere a la condicin de los individuos peticionarios.67 Adems, en la misma lnea de pensamiento, el artculo 1(1) de la
Convencin Americana consagra la obligacin general de los Estados partes de respetar los derechos en ella consagrados y asegurar su libre y pleno
ejercicio a toda persona sujeta a su jurisdiccin (sea ella nacional, extranje-
64 Cfr. OEA, Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos Actas y Documentos, San Jos, 7-22 de noviembre de 1969, doc. OEA/Ser.K/XVI/1.2,
Washington D. C., Secretara General de la OEA, 1978, pp. 43, 47 y 373.
65 La otra Convencin regional de derechos humanos entonces en vigor, la Convencin Europea, slo aceptara el derecho de peticin individual originalmente consagrado
en una clusula facultativa (el artculo 25 de la Convencin), condicionando la legitimatio ad causam a la demostracin de la condicin de vctima por el demandante individual, lo que, a su vez, propici un notable desarrollo jurisprudencial de la nocin de vctima bajo la Convencin Europea.
66 A partir de su entrada en vigor, el 18 de julio de 1978.
67 Cfr., en ese sentido, el voto disidente del juez A. A. Canado Trindade, en el caso
El Amparo, resolucin sobre interpretacin de sentencia, del 16 de abril de 1997, prrafo
29, nm. 12.
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cho de peticin individual, se di finalmente expresin concreta al reconocimiento de que los derechos humanos a ser protegidos son inherentes a la
persona humana y no derivan del Estado. Por consiguiente, la accin de su
proteccin no se agota no puede agotarse en la accin del Estado.
Si no fuese por el acceso a la instancia internacional, jams se hubiera
hecho justicia en sus casos concretos... Sin el derecho de peticin individual, y el consecuente acceso a la justicia a nivel internacional, los derechos consagrados en la Convencin Americana se reduciran a poco ms
que letra muerta. Es por el libre y pleno ejercicio del derecho de peticin
individual que los derechos consagrados en la Convencin se tornan efectivos. El derecho de peticin individual abriga, en efecto, la ltima esperanza de los que no encontraron justicia a nivel nacional... El derecho de
peticin individual es indudablemente la estrella ms luminosa en el firmamento de los derechos humanos (prrafos 33 y 35).
Siendo la va jurisdiccional la modalidad ms perfeccionada y evolucionada de proteccin internacional de los derechos humanos, sostuve en aquel
Voto Concurrente que los individuos deban tener el derecho de acceso directo [a la Corte] independientemente de la aceptacin de una clusula facultativa, como la del artculo 62 de la Convencin Americana sobre Derechos
Humanos, por sus respectivos Estados (prrafo 40). Es decir, a mi juicio tanto
el derecho de peticin individual como la jurisdiccin de la Corte Interamericana deberan ser automticamente mandatorios para todos los Estados partes
en la Convencin Americana (prrafo 41). Y ponder, en seguida, que:
Trtase de buscar asegurar, ya no slo la representacin directa de las vctimas o de sus familiares (locus standi) en el procedimiento ante la Corte
Interamericana en casos ya enviados a sta por la Comisin (en todas las
etapas del proceso y no apenas en la de reparaciones), sino ms bien el derecho de acceso directo de los individuos ante la propia Corte (jus standi),
para traer un caso directamente ante lla, como futuro rgano jurisdiccional nico para la solucin de casos concretos bajo la Convencin Americana. Para sto, prescindiran los individuos de la Comisin Interamericana, la cual, sin embargo, retendra otras funciones que la contenciosa,73
prerrogativa de la futura Corte Interamericana permanente...74
73 A ejemplo de la realizacin de misiones de observacin in loco y la elaboracin de
informes.
74 Ampliada, funcionando en salas, y con recursos humanos y materiales considerablemente mayores.
181
182
siglo para dar expresin concreta al referido jus standi. Con la consolidacin de este ltimo, es la proteccin internacional que, en ltima instancia,
en el mbito de nuestro sistema regional de proteccin, tendr alcanzado
con eso su madurez (prrafos 42-46).
Manifestaciones en este sentido encuntrense en la jurisprudencia reciente de esta Corte en materia no slo contenciosa, sino tambin consultiva, por ejemplo, la Opinin Consultiva nm. 17, sobre la Condicin Jurdica y Derechos Humanos del Nio (del 28 de agosto de 2002), la cual se
situ en la misma lnea de afirmacin de la emancipacin jurdica del ser
humano, al enfatizar la consolidacin de la personalidad jurdica de los nios, como verdaderos sujetos de derecho y no simples objeto de proteccin; fue ste el Leitmotiv que perme toda la Opinin Consultiva nm. 17
de la Corte.77
76 Ms recientemente record esta ponderacin en mi voto concurrente (prrafo 7)
en las Medidas Provisionales de Proteccin en el caso de dos Nios y Adolescentes Privados de Libertad en el Complejo del Tatuap de FEBEM versus Brasil (Resolucin del
30 de noviembre de 2005). - Adems, transcurridos siete aos desde la Sentencia de fondo de la Corte Interamericana en el caso paradigmtico de los Nios de la Calle (Villagrn Morales y Otros versus Guatemala, sentencia del 19 de noviembre de 1999, y la
sentencia sobre reparaciones del mismo caso, del 26 de mayo de 2001), los abandonados
y olvidados del mundo volvieron a alcanzar un tribunal internacional de derechos humanos en bsqueda de justicia, en los casos de los miembros de las Comunidades Yakye Axa
(sentencia del 17 de junio de 2005) y Sawhoyamaxa (sentencia del 28 de marzo de
2006). En estos casos recientes, los forzadamente desplazados de sus hogares y tierras
ancestrales, y socialmente marginados y excludos, han efectivamente alcanzado una jurisdiccin internacional, ante la cual han en fin encontrado justicia.
77 Y afirmado de modo elocuente en los prrafos 41 y 28 de la misma.
183
Anteriormente, el contencioso del supracitado leading case de los Nios de la Calle (caso Villagrn Morales y Otros vs. Guatemala, 19992001) revel la importancia del acceso directo de los individuos a la jurisdiccin internacional, posibilitndoles vindicar sus derechos contra las
manifestaciones del poder arbitrario, y dando un contenido tico a las normas tanto del derecho pblico interno como del derecho internacional. Su
relevancia fue claramente demostrada ante la Corte en el procedimiento de
aquel caso histrico, en el cual las madres de los nios asesinados, tan pobres y abandonadas como los hijos teniendo acceso a la jurisdiccin internacional, comparecieron a juicio,78 y gracias a las sentencias en cuanto al fondo y reparaciones de la Corte Interamericana,79 que las ampararon,
pudieron por lo menos recuperar la fe en la justicia humana.80
Trascurridos cuatro aos, el caso del Instituto de Reeducacin del Menor vs. Paraguay vino una vez ms a demostrar, como seal en mi voto
razonado (prrafos 3 y 4), que el ser humano, an en las condiciones ms
adversas, irrumpe como sujeto del derecho internacional de los derechos
humanos, dotado de plena capacidad jurdico-procesal internacional. La
sentencia de la Corte en este ltimo caso reconoci debidamente la alta relevancia de las histricas reformas introducidas por la Corte en su actual
Reglamento (prrafos 107, 120, 121 y 126), vigente a partir de 2001,81 en
pro de la titularidad, de los individuos, de los derechos protegidos, otorgndoles locus standi in judicio en todas las etapas del procedimiento contencioso ante la Corte. Los referidos casos de los Nios de la Calle y del
Instituto de Reeducacin del Menor son testimnios elocuentes de tal titularidad, afirmada y ejercida ante esta Corte, aun en situaciones de la ms
extrema adversidad.82
78 Audiencias pblicas de los das 28 y 29 de enero de 1999 y 12 de marzo de 2001
ante esta Corte.
79 Del 19 de noviembre de 1999 y del 26 de mayo de 2001, respectivamente.
80 En mi extenso Voto Razonado (prrafos 1-43) en aquel caso (Sentencia de reparaciones, del 26 de mayo de 2001), resalt precisamente este ponto, adems de otro virtualmente inexplorado en la doctrina y jurisprudencia internacionales hasta la fecha, a saber, la
trada de la victimizacin, del sufrimiento humano y de la rehabilitacin de las vctimas.
81 Cfr. Canado Trindade, A. A., Le nouveau Rglement de la Cour Interamricaine
des Droits de lHomme: quelques rflexions sur la condition de lindividu comme sujet
du Droit internacional, Liberts, justice, tolrance - Mlanges en hommage au Doyen
G. Cohen-Jonathan, Bruselas, Bruylant, 2004, vol. I, pp. 351-365.
82 Como en el caso del Instituto de Reeducacin del Menor, las que padecieron los
internos en el Instituto Panchito Lpez, inclusive en medio a tres incendios (con inter-
184
En los cinco ltimos aos, los individuos peticionarios han pasado a participar activamente en todas las etapas del procedimiento contencioso ante la
Corte Interamericana, con resultados muy positivos en los tres ltimos aos.
Adems, pasaron igualmente a tener una participacin tambin en el procedimiento consultivo, como lo ilustra lo ocurrido en relacin con las histricas Opinin Consultiva nm. 16, sobre El derecho a la informacin sobre la
asistencia consular en el marco de las garantas del debido proceso legal
(del 1o. de octubre de 1999), y Opinin Consultiva nm. 18, sobre La condicin jurdica y los derechos de los migrantes indocumentados (del 17 de
septiembre de 2003).
La participacin directa de los individuos, en los ltimos aos, en todo
el procedimiento ante la Corte, no se ha limitado a los casos contenciosos y
opiniones consultivas, sino que se ha extendido igualmente a las medidas
provisionales de proteccin, en casos ya bajo el conocimiento de la Corte,
a partir de Tribunal Constitucional (2000), y de Loayza Tamayo (2000),
ambos relativos al Per. sto demuestra no slo la viabilidad, sino tambin
la importancia del acceso directo del individuo, sin intermediarios, a la
Corte Interamericana de Derechos Humanos, an ms en situacin de extrema gravedad y urgencia. Estamos, en efecto, en medio de un proceso
histrico, y jurdicamente revolucionario, de construccin del nuevo paradigma propio del jus gentium de este inicio del siglo XXI.
Como advert en mi voto razonado en la sentencia sobre reparaciones en
el caso de los Nios de la Calle (Villagrn Morales y Otros vs. Guatemala, Sentencia del 26 de mayo de 2001), la trada formada por la victimizacin, el sufrimiento humano y la rehabilitacin de las vctimas, no ha sido suficientemente tratada por la jurisprudencia y la doctrina jurdica
internacionales contemporneas, y urge que lo sea, necesariamente a partir
de la integralidad de la personalidad de las vctimas (prrafos 2-3 y 23 del
voto), tomando en cuenta inclusive su identidad cultural. En el mismo voto
razonado en el caso de los Nios de la Calle (reparaciones), me permit
advertir adems que:
Aunque los responsables por el orden establecido no se den cuenta, el sufrimiento de los excludos se proyecta ineluctablemente sobre todo el
nos muertos quemados, o heridos), y an ante las limitaciones de su capacidad jurdica
en razn de su condicin existencial de nios (menores de edad); an as, su titularidad de
derechos enmanados directamente del derecho internacional ha subsistido intacta, y sua causa alcanz un tribunal internacional de derechos humanos.
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Con su importante decisin en los referidos casos la Corte Interamericana salvaguard la integridad de la Convencin Americana sobre Derechos
Humanos, que, como todos los tratados de derechos humanos, se basa en la
garanta colectiva de la operacin del mecanismo internacional de proteccin. Posteriormente, la Corte Interamericana volvi a preservar la integridad del mecanismo de proteccin de la Convencin Americana en sus Sentencias sobre excepciones preliminares, del 1o. de septiembre de 2001, en
los casos Hilaire, Benjamin y Constantine vs. Trinidad y Tobago; en estos
ltimos casos, la Corte rechaz la pretensin del Estado demandado de interponer una restriccin, no prevista en el artculo 62 de la Convencin
Americana (y que subordinara sta a la Constitucin nacional), a la aceptacin de su competencia en materia contenciosa. Con esto la Corte afirm
el primado de la normativa internacional de proteccin del ser humano.
En el sistema interamericano de proteccin, alcanzar el derecho de peticin individual su plenitud el da en que pueda ser ejercido por los peticionarios ya no ms ante la Comisin Interamericana, pero s directamente ante la
Corte Interamericana de Derechos Humanos. La va jurisdiccional constituye la ms perfeccionada y evolucionada modalidad de proteccin internacional de los derechos humanos. El sistema europeo de proteccin esper
casi medio siglo86 para dar expresin concreta a esta realidad. Su perfeccionamiento institucional, con la entrada en vigor del Protocolo nm. 11 a la
Convencin Europea, reflej, en ltima instancia, el reconocimiento inequvoco de que los derechos humanos deben ser protegidos en el plano internacional por un rgano judicial permanente, con jurisdiccin compulsoria en
materia contenciosa, al cual los individuos tengan el derecho de acceso directo independientemente de la aceptacin de una clusula facultativa por
sus respectivos Estados.87 Al proceder en esta lnea de razonamiento, los
86 Desde la adopcin en 1950 y entrada en vigor en 1953 de la Convencin Europea de
Derechos Humanos hasta la entrada en vigor de su Protocolo nm. 11, el 1o. de noviembre
de 1998.
87 A estos elementos se suman la agilizacin y perfeccionamiento del procedimiento, y
el estmulo al desarrollo de una jurisprudencia homognea y claramente consistente. Cfr.
Council of Europe, Protocol n. 11 to the Convention for the Protection of Human Rights and
Fundamental Freedoms and Explanatory Report, Strasbourg, C. E., 1994, pp. 3-52, esp. pp.
25-28, 30, 35 y 43; y, para un estudio particularmente detallado del Protocolo nm. 11, cfr.
Drzemczewski, A., A Major Overhaul of the European Human Rights Convention Control
Mechanism: Protocol nm. 11, 6 Collected Courses of the Academy of European Law
(1997)-II, pp. 121-244.
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Los avances reglamentarios de la Corte y el referido Proyecto de Protocolo a la Convencin deben ser apreciados necesariamente en combinacin
con los avances jurisprudenciales de la Corte en los ltimos aos. Dicha jurisprudencia ha buscado asegurar la proteccin efectiva (effet utile) de los
derechos consagrados en la Convencin Americana. Ha demostrado, adems, dinmica, acompaado la evolucin de los tiempos, y el modo de atender a las nuevas necesidades de proteccin.97 La Corte ha adoptado una posicin firme al tratar de cuestiones-llave de interpretacin y aplicacin de la
Convencin Americana, tales como las atinentes al derecho de peticin individual,98 y a su propia base jurisdiccional en materia contenciosa.99 La Corte
ha dejado claro que estas cuestiones atienden a clusulas ptreas correspondientes a los pilares bsicos del mecanismo de proteccin de la Convencin Americana, mediante el cual se realiza la emancipacin del individuo
vis--vis su propio Estado; por consiguiente, cualesquiera intentos de minar
aquellos pilares, o privarlos de eficacia, son claramente inadmisibles.
La jurisprudencia protectora de la Corte Interamericana ha efectivamente contribuido a la creacin de un ordre public internacional en la regin,
basado en la observancia de los derechos humanos. En un continente marcado por incertidumbres y amenazas constantes a los derechos humanos, la
jurisprudencia evolutiva de la Corte ha efectivamente establecido lmites
al voluntarismo estatal, ha salvaguardado la integridad de la Convencin
Americana, y ha fortalecido la posicin de los individuos como sujetos del
derecho internacional de los derechos humanos, dotados de plena capacidad procesal internacional.100
Estados partes en la Convencin. En mis intervenciones en el Consejo Permanente de la
OEA y en su Comisin de Asuntos Jurdicos y Polticos (CAJP), en Washington D. C., en
abril de 2001 y abril de 2002, propuse la creacin de una comisin nuclear, en el mbito
de la CAJP, integrada por representantes de los Estados partes en la Convencin Americana,
que tendra por funcin la supervisin internacional de la ejecucin de las sentencias de la
Corte Interamericana, - llenando as una laguna en el sistema interamericano de proteccin.
97 Cfr. Canado Trindade, A. A., Le systme inter-amricain de protection des droits de
lhomme: tat actuel et perspectives dvolution laube du XXIme sicle, 46 Annuaire
franais de Droit internacional, 2000, pp. 547-577.
98 En el caso Castillo Petruzzi y Otros versus Per (Excepciones Preliminares, 1998).
99 En los casos del Tribunal Constitucional y de Ivcher Bronstein, ambos relativos al Per (Competencia, 1999), y en los casos de Hilaire, Benjamin y Constantine versus Trinidad y
Tobago (Excepciones Preliminares, 2001).
100 Cfr. Canado Trindade, A. A., Tratado de direito internacional dos direitos humanos,
Porto Alegre, Fabris ed., 2003, t. III, pp. 96-111.
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mo internacional, y destinatario final de todas las normas jurdicas, de origen tanto nacional como internacional.
Estamos ante un ordre public internacional humanizado (verdaderamente humanista) en que el inters pblico o el inters general coincide
plenamente con la prevalencia de los derechos humanos,111 lo que implica
el reconocimiento de que los derechos humanos constituyen el fundamento
bsico del ordenamiento jurdico. En el dominio del derecho internacional
de los derechos humanos, movido por consideraciones de ordre public internacional, estamos ante valores comunes y superiores, que le son subyacentes, y que se configuran verdaderamente fundamentales e irreductibles.
Podemos aqu visualizar un verdadero derecho al Derecho, o sea, el derecho a un ordenamiento jurdico que efectivamente salvaguarde los
derechos inherentes a la persona humana.
X. EPLOGO. EL JUS STANDI DE LOS INDIVIDUOS ANTE LA CORTE
INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS: PROPUESTAS CONCRETAS
DEL PROTOCOLO DE ENMIENDAS A LA CONVENCIN AMERICANA
SOBRE DERECHOS HUMANOS PARA FORTALECER
SU MECANISMO DE PROTECCIN
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Adems, al final de la primera frase del artculo 59 de la Convencin, se debe agregar lo siguiente:
...y con el Acuerdo entre la Secretaria General de la OEA y la
Corte, sobre el funcionamiento administrativo de la Secretara
de la Corte, en vigor a partir del 1o. de enero de 1998.
La clusula facultativa de la jurisdiccin obligatoria de la
Corte, plasmada en el artculo 62 de la Convencin Americana,
es un anacronismo histrico,113 por lo que propongo que el artculo 62 consagre el automatismo de la jurisdiccin obligatoria
de la Corte para todos los Estados partes en la Convencin,
remplazando todos sus prrafos actuales por los siguientes trminos, tout court.
Todo Estado parte en la Convencin reconoce como obligatoria de pleno derecho y sin convencin especial, integralmente y
sin restriccin alguna, la competencia de la Corte sobre todos
los casos relativos a la interpretacin o aplicacin de esta Convencin.
secretario general de la OEA, en consulta con el Secretario de la Corte, debe ser enmendado, y remplazado por la siguiente disposicin, tout court: El personal de la Secretara
ser nombrado por la Corte. En lo que concierne a la autonoma de la Corte como tribunal
internacional de derechos humanos, el artculo 18 del Estatuto de la Corte, sobre incompatibilidades, tambin requiere atencin. El artculo 18(1)(a) del Estatuto, ao disponer sobre
la incompatibilidad, con el ejercicio del cargo de Juez de la Corte, de los cargos y actividades de miembros o altos funcionarios del Poder Ejecutivo, excepta los cargos que no
impliquen subordinacin jerrquica ordinaria, as como los de agentes diplomticos que
no sean jefes de Misin ante la OEA o ante cualquiera de sus Estados miembros. Este
ltimo agregado es un casusmo que entra en conflicto directo e irremediable con los cnones ms elementares del derecho diplomtico. As, la referencia a agentes diplomticos que no sean jefes de Misin ante la OEA o ante cualquiera de sus Estados miembros
debe ser eliminada. Un Jefe de Misin Diplomtica es un agente del Estado, un alto funcionario subordinado jerrquica y permanentemente a la autoridad mxima del Poder Ejecutivo, independientemente del lugar en que ejerza sus funciones, sea Tailandia o China,
Uganda o ustria, Egipto o Finlandia, o cualquier otro pas del mundo, o cualquier organizacin internacional de composicin intergobernamental.
113 Tal como sealado en mi estudio publicado en el tomo I de las Actas del clebre
Seminario de noviembre de 1999 organizado por la Corte; Cfr. Canado Trindade, A. A.,
Las clusulas ptreas de la proteccin internacional del ser humano: el acceso directo de
los individuos a la justicia a nivel internacional y la intangibilidad de la jurisdiccin obligatoria de los tribunales internacionales de derechos humanos, El Sistema Interamericano de Proteccin de los Derechos Humanos en el umbral del siglo XXI - Memoria del
Seminario, cit., nota 1, pp. 3-68.
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vencionales internacionales de buena fe, no pudiendo invocar, como justificativa para su incumplimiento, disposiciones o dificultades de derecho
constitucional o interno.117
Este principio bsico, judicialmente consagrado de forma inequvoca y
contundente, se encuentra debidamente codificado precisamente en el artculo 27 de las dos Convenciones de Viena sobre Derecho de los Tratados
(de 1969 y 1986). As, las supuestas o alegadas dificultades de orden interno no eximen de modo alguno a los Estados partes, en tratados de derechos
humanos, de la responsabilidad internacional por el incumplimiento de las
obligaciones convencionales internacionales contradas, inclusive la de
dar cumplimiento a las decisiones de la Corte Interamericana.118 La omisin o recusacin de las autoridades pblicas de ejecutar una sentencia internacional constituye una denegacin del acceso a la justicia (a niveles
tanto nacional como internacional).119
Resulta necesario adoptar, en el plano nacional, mecanismos de derecho
interno para asegurar la fiel ejecucin de las sentencias de los tribunales in117 Corte Permanente de Justicia Internacional (CPJI), caso de las Comunidades Greco-Blgaras (1930), Serie B, n. 17, p. 32; CPJI, caso de los Nacionales Polacos de Danzig (1931), Serie A/B, n. 44, p. 24; CPJI, caso de las Zonas Libres (1932), Serie A/B, n.
46, p. 167; Corte Internacional de Justicia (CIJ), caso de la Aplicabilidad de la Obligacin de Arbitrar bajo el Convenio de Sede de las Naciones Unidas (caso de la Misin de
la OLP), ICJ Reports (1988) pp. 31 y 32, prrafo 47.
118 En el presente dominio de proteccin, hay una circunstancia agravante: la Convencin Americana, as como algunos otros tratados de derechos humanos, establece el derecho a un juicio justo por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial (artculo 8). Este derecho sera ilusorio si se refiriera tan slo a la formulacin de las
garantas procesales y a la conducta de las partes litigantes, sin abarcar tambin la implementacin de las decisiones judiciales, lo que difcilmente se conformara con la propia
nocin del Estado de Derecho (rule of law/prminence du droit); cfr., en este sentido,
Corte Europea de Derechos Humanos, caso Hornsby versus Grecia, Sentencia del 19 de
marzo de 1997, Serie A, nm. 33, pp. 510 y 511, prrafo 40. En efecto, la correcta administracin de la justicia es uno de los elementos esenciales del Estado de Derecho, la cual
incluye la ejecucin de las sentencias, y an ms cuando estas buscan asegurar la intangibilidad de las garantas del debido proceso legal.
119 Cfr., ibidem., pp. 511 y 512, prrafos 41 y 45 (en violacin del artculo 6(1) de la
Convencin Europea de Derechos Humanos). Posteriormente, en su Sentencia sobre reparaciones (del 1o. de abril de 1998) en el mismo caso Hornsby versus Grecia, la Corte
Europea expres un sentimiento de incertidumbre y ansiedad y un profundo sentimiento de injusticia generados por el incumplimiento de su sentencia; Corte Europea de
Derechos Humanos, caso Hornsby versus Greece case (reparaciones), p. 8, prrafo 18
(circulacin limitada).
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ternacionales de derechos humanos,120 sobre todo de la Corte Interamericana, por cuanto hasta la fecha muy pocos Estados han tomado iniciativas
en este sentido en nuestra regin. As, en esta lnea de pensamiento, y con
el mismo fin de asegurar el fiel cumplimiento de las sentencias de la Corte,
en el plano del derecho interno de los Estados partes, se debe agregar al final del artculo 68 de la Convencin, un tercer prrafo, en los siguientes
trminos:
En caso de que dicho procedimiento interno todava no exista, los
Estados partes se comprometen a establecerlo, en conformidad
con las obligaciones generales estipuladas en los artculos 1(1) y
2 de esta Convencin.
El artculo 75, al disponer sobre reservas a disposiciones de la
Convencin Americana, remite al sistema de reservas consagrado
en la Convencin de Viena sobre Derecho de los Tratados (de
1969). A mi modo de ver, el desarrollo en los ltimos aos, tanto
en la doctrina como en la prctica de los rganos internacionales
de supervisin de los derechos humanos tal como lo sealo en
un extenso estudio reciente121 han demostrado la inadecuacin
del sistema de reservas consagrado en las dos Convenciones de
Viena sobre Derecho de los Tratados (de 1969 y de 1986) en relacin con la aplicacin de los tratados de derechos humanos.
Siendo as, con base en la amplia experiencia acumulada a lo largo de los aos en la aplicacin de la Convencin Americana sobre Derechos Humanos, en aras de la seguridad jurdica y del necesario estableci miento de un or dre pu blic inter nacio nal en
materia de derechos humanos, propongo que el artculo 75 de la
Convencin Americana pase a tener la siguiente redaccin, tout
court:
Esta Convencin no admite reservas.
120 Cfr., Lambert, E., Les effets des arrts de la Cour europenne des droits de lhomme, Bruselas, Bruylant, 1999, pp. 99-527.
121 Canado Trindade, A. A., The International Law of Human Rights at the Dawn
of the XXIst. Century, Cursos Euromediterrneos Bancaja de Derecho Internacional,
1999, Castelln, Aranzadi ed., 2000, vol. III pp. 145-221; y, en el mismo sentido id.,
Tratado de direito internacional dos direitos humanos, Porto Alegre, Fabris ed., 1999,
vol. II, pp. 152-170.
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I. INTRODUCCIN
1. En la actualidad es posible afirmar que existen dos grandes categoras de sistemas de proteccin de derechos humanos a nivel internacional: A) el que podemos calificar como universal o mundial; B) los de
carcter regional, que a su vez podemos dividir en tres subsistemas: a) el
europeo; b) el interamericano; y c) el que se puede denominar africano,
que se encuentra en un periodo de consolidacin.
2. Aun cuando nuestro propsito es analizar de manera comparativa
nicamente los sistemas regionales europeo e interamericano, haremos
una muy breve mencin del extenso sistema de proteccin de los derechos
humanos construido de manera paulatina por la Organizacin de las Naciones Unidas a partir de su fundacin en 1945, ya que en su Carta estableci
* Investigador emrito en el Instituto de Investigaciones Jurdicas de la UNAM;
miembro de El Colegio Nacional; ex juez y ex presidente de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos.
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HCTOR FIX-ZAMUDIO
1 El artculo 1o., inciso 3, de la Carta de la Organizacin de las Naciones Unidas, situado en el captulo I, Propsitos y principios, dispone en su parte relativa: Los propsitos de las Naciones Unidas, son: 3. Realizar la cooperacin internacional en la solucin de problemas internacionales de carcter econmico, social, cultural y humanitario,
y en el desarrollo y estmulo de respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales de todos, sin hacer distincin por motivos de raza, sexo, idioma o religin....
(cursivas del autor).
2 Cfr., entre otros, Nikken, Pedro, La proteccin internacional de los derechos humanos. Su desarrollo progresivo, Madrid, Civitas-Instituto Interamericano de Derechos
Humanos, 1987, pp. 65-75; Seara Vzquez, Modesto, El individuo ante las jurisdicciones internacionales en la prctica actual, Comunicaciones al VI Congreso Internacional
de Derecho Comparado, UNAM, 1962, pp. 223-232; Rodrguez y Rodrguez, Jess, El
derecho de acceso de los individuos ante las jurisdicciones internacionales, tesis profesional, Mxico, 1965, pp. 69-185.
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3 Cfr. McGoldrik, Dominic, The Human Rights Committee. Its Role in the Development of International Convenant on Civil and Political Rights, Oxford, Clarendon
Press, 1994. Las observaciones generales del Comit de Derechos Humanos fueron compilados en la obra de Carbonell, Miguel et al., Derecho internacional de los derechos humanos. Textos bsicos, Mxico, Porra-Comisin Nacional de los Derechos Humanos,
2002, pp. 225-556.
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HCTOR FIX-ZAMUDIO
6. Las propias Naciones Unidas han creado varios Comits, formados por
expertos independientes designados a ttulo individual por periodos de cuatro aos, los cuales se encargan de analizar la situacin de los derechos humanos contenidos en los tratados especficos en los diversos pases, con objeto de formular recomendaciones y vigilar el cumplimiento de los mismos.4
7. La misma organizacin internacional ha creado organismos jurisdiccionales para resolver los conflictos surgidos entre los Estados y, en algn
sentido, entre stos y las personas individuales por la violacin de sus derechos fundamentales, al menos en lo que respecta a aquellos que afectan a la
humanidad en su conjunto. El primero de dichos organismos es la Corte
Internacional de Justicia, establecida en el Captulo XIV de la Carta de las
Naciones Unidas suscrita en la ciudad de San Francisco el 26 de junio de
1945, y que tiene como antecedente el Tribunal Permanente de Justicia
Internacional establecido en el artculo 14 del Pacto de la Sociedad de las
Naciones, adoptado en Versalles el 19 de junio de 1919 y que entr en vigor el 10 de enero siguiente. El Estatuto de la citada Corte fue aprobado por
la misma Asamblea de San Francisco el mismo da en que se firm la Carta
y ambos instrumentos entraron simultneamente en vigor el 24 de octubre
de 1945, y esta normativa fue complementada por el Reglamento de la
Corte expedido por la misma el 6 de mayo de 1946, con apoyo en lo dispuesto por el artculo 31 del mencionado Estatuto, y reformado el 14 de
abril de 1978, que es el vigente.5
8. Debe destacarse que dicho tribunal tiene como objeto esencial resolver los conflictos entre los Estados miembros de la Organizacin de las
Naciones Unidas, pero eventualmente, tambin, se ha ocupado de cuestiones relativas a los derechos humanos, como las que se han dictado reciente4 Cfr. Ksentini, Fatman Zohra, Les procdures onusiennes de protection des droits
de lhomme. Recours et dtours, Publisud, 1994. Mxico se someti a la competencia de
los citados comits, incluyendo el de Derechos Humanos, vase Carmona Tinoco, Jorge
Ulises, El significado de la aceptacin de la competencia de los comits de Naciones
Unidas, facultados para decidir peticiones individuales en materia de derechos humanos
y su previsible impacto en la imparticin de justicia en Mxico, Reforma Judicial. Revista Mexicana de Justicia, Mxico, nm. 1, enero-junio de 2003, pp. 156-192.
5 La bibliografa sobre la Corte Internacional de Justicia es muy extensa, por lo que
nos limitamos a sealar algunas obras significativas, como las de Rosenne, Shabtai, The
Law and Practice of Internacional Court, Leyden, A. W. Sijhoff, 1965, 2 vols.; Documents on the Internacional Court of Justice, edicin bilinge, Dordrecht, Martinus Nijhoff, 1991; Carter, Barry E. y Trimble, Philip R., International Law. Selected Documents
and New Developments, Boston, Little, Brown and Company, 1994, pp. 817-821.
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15. En poca reciente fue creada la Corte Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos, la cual tuvo su origen en la Conferencia de Jefes de
Estado y de Gobierno reunidos en Tnez en junio de 1994 (integrada actualmente por 53 Estados del continente), que consider necesario el establecimiento de dicho organismo jurisdiccional y convoc a una comisin
de expertos que se reunieron en Sudfrica en septiembre de 1995 y en
Mauritania el ao siguiente. En diciembre de 1997 se efectu una tercera
reunin integrada tambin por diplomticos.13 En esta ltima se expidi el
Protocolo de la creacin de la Corte Africana, que est abierta a la ratificacin de los Estados.14
II. LOS SISTEMAS EUROPEO E INTERAMERICANO.
ANTECEDENTES E INTEGRACIN
16. Debemos destacar, en primer trmino, que ya se han realizado anlisis comparativos entre los sistemas europeo e interamericano de proteccin de los derechos humanos, y entre ellos podemos destacar los elaborados por el destacado jurista ingls A. H. Robertson,15 y por el distinguido
internacionalista uruguayo Hctor Gros Espiell.16 Por nuestra parte redactamos un breve ensayo comparativo entre las Cortes Europea e Interamericana de Derechos Humanos.17
17. A) Por lo que respecta al sistema europeo, ste se origin por la trgica experiencia de las muy graves, persistentes y masivas violaciones a
los derechos humanos realizadas por los regmenes autoritarios durante la
Segunda Guerra Mundial. En el Congreso reunido en La Haya del 8 al 10
13 El texto en ingls de dicho Protocolo aparece como apndice VI de la obra de Murray, Rachel, op. cit., nota anterior, pp. 249-256.
14 Cfr. Odimba, Jean Cadet, Proteccin regional de los derechos humanos. Comparado, Mxico, Porra, 2006.
15 Pactos y Protocolo Opcional de las Naciones Unidas, Convencin Americana y
Convencin Europea sobre Derechos Humanos. Estudio comparativo, en Alcal-Zamora y Castillo, Niceto (coord.), La proteccin internacional de los derechos del hombre.
Balance y perspectivas, Mxico, UNAM, 1983, pp. 45-189.
16 La Convencin Americana y la Convencin Europea de Derechos Humanos. Anlisis comparativo, Santiago, Editorial Jurdica de Chile, 1991.
17 Cfr. Fix-Zamudio, Hctor, The European and the Inter-American Courts of Human Rigths: A Brief comparison, en Mahoney, Paul et al. (eds.), Protection des droits
de lhomme; la perspective europenne: Protecting Human Rights: The European Perspective. Mlanges a la mmoire de Studies in memory of Rolf Ryssdal, pp. 507-531.
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de nuevos textos fundamentales, hasta que la mayora de dichos pases, incluyendo los que se separaron de la antigua Unin Sovitica, y entre ellos
la Federacin Rusa que sustituy a la primera, pasaron a formar parte del
Consejo de Europa y suscribieron la Convencin de Roma.19 De esta manera, en la actualidad el citado Consejo de Europa est formado por 46 pases que abarcan prcticamente todo el Continente Europeo.20
20. La citada Convencin de Roma estableci dos organismos esenciales y uno de apoyo, para hacer efectivos los derechos consagrados en la
misma, es decir, la Comisin y la Corte Europeas de Derechos Humanos,
as como el Comit de Ministros del Consejo de Europa.21 La Comisin
Europea inici sus actividades en 1954, y el organismo jurisdiccional el 23
de enero de 1959. Tanto estos dos organismos, como el Comit de Ministros, han tenido su residencia en la ciudad de Estrasburgo, Francia, en la
que todava tiene su sede la Corte al suprimirse la Comisin.
21. B) Los ensayos de formacin de una Unin de Estados Americanos
se iniciaron con el Tratado suscrito en Panam en 1826 y que se revivieron
19 Cfr. entre otros, Mazza, Mauro, La giustizia costituzionale in Europa Orientale,
Padua, 1999; Flores Suberas, Carlos y Torres Prez, Mercedes, Los tribunales Constitucionales y su papel en la proteccin de los derechos fundamentales en las nuevas democracias de la Europa Central y Oriental, Cuestiones Constitucionales, Revista Mexicana de Derecho Constitucional, Mxico, nm. 5, julio-diciembre de 2001, pp. 89-143;
Sadruski, Wojciech, Constitucional Justice, East and West. Democratic Legitimacy and
Constituional Courts in Posst-Communist Europe en A Comparative Perpective, The Hague-Londres-Nueva York, Kluwer Law International, 2002, Segunda Parte, Constitutional Justice in Post-Communist Europe, pp. 163-394.
20 La bibliografa sobre el sistema europeo es muy amplia, por lo que nos limitaremos a sealar algunos estudios significativos: Cohen Jonathan, Gerard, La Convention
Europenne des Droits de lHomme, Aix-en-Provence-Pars, Presses Universitaires
dAix-Marseille-Economica, 1989, pp. 31-154; Garca de Enterra, Eduardo et al., El sistema europeo de proteccin de los derechos humanos, Madrid, Civitas, 1979, pp. 109121: Buergenthal, op. cit., nota 12; Carrillo Salcedo, Juan Antonio, The European
System of Human Rights, en Carpi, Federico y Chiara Giovannuchi, Orlando (eds.), Judicial Protection of Human Rigths at the National and International Level, Miln, Giuffr, 1991, t. I, pp. 357-386; Hitters, Juan Carlos, Derecho internacional de los derechos
humanos, t. I, Convenio Europeo de Derechos Humanos. La Carta Social Europea, Buenos Aires, EDIAR, 1991.
21 Este rgano es preexistente a la Comisin y al tribunal. Est formado por los Ministros de asuntos exteriores de los Estados miembros de la organizacin y acta como
rgano directivo del Consejo de Europa. Es un rgano que sirve de apoyo a las recomendaciones de la Comisin Europea y de las sentencias de la Corte. Al suprimirse la primera por el Protocolo nmero 11 de la Convencin de Roma, el citado Comit contina con
su labor de apoyo del tribunal.
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la OEA misma, a pesar de los obstculos naturales y de los elementos adversos que militaron en su contra, lo que confirm el fenmeno de lo que se
ha calificado como desarrollo funcional (y progresivo), de los organismos
internacionales, en particular los dedicados a la proteccin de los derechos
humanos.36
33. En relacin a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, sta
tiene un antecedente inmediato: la resolucin que se tom en la mencionada Novena Conferencia Extraordinaria reunida en Bogot en 1948, en la
cual se encomend al Comit Jurdico Interamericano la elaboracin de un
proyecto para crear dicha Corte Interamericana (vase los prrafos 21 y
22), pero tambin puede mencionarse un antecedente remoto en el establecimiento de la Corte Centroamericana.
34. Este ltimo tribunal fue creado por la Convencin suscrita en Washington, D. C., el 20 de diciembre de 1907, por Costa Rica, Guatemala,
Honduras, Nicaragua y El Salvador, y tena un carcter predominantemente jurisdiccional, ya que decida en forma imperativa las controversias que
le sometieran dichos Estados. Dicha Corte Centroamericana se estableci
primeramente en la ciudad de Cartago, Costa Rica, pero debido al terremoto que destruy su sede en esa ciudad, se traslad posteriormente a San Jos (en la que reside la actual Corte Interamericana). Funcion hasta 1918
en el que finaliz la vigencia de la Convencin de Washington, que desafortunadamente ya no fue renovada.
35. La citada Corte Centroamericana poda conocer tanto de conflictos
entre los Estados partes como de reclamaciones individuales de personas
residentes en uno de estos Estados, pero del cual no fueran nacionales, lo
que constituy el primer precedente mundial sobre el acceso de particulares ante un tribunal internacional. Por lo que respecta al primer sector, la
propia Corte estaba facultada para resolver, segn el artculo I de la Convencin: Todas las controversias o cuestiones que entre ellas (las partes en
la Convencin), pudieran sobrevenir, de cualquier naturaleza y cualquiera
que sea su origen, en caso de que las respectivas Cancilleras no hubiesen
llegado a un avenimiento. Adems, el sometimiento de los Estados partes
en el tratado no era potestativo sino obligatorio.
36. La atribucin ms significativa y que puede considerarse como un
antecedente de las que se confieren a la Corte Interamericana, en cuanto a
36 En su estudio ya mencionado, Mxico. La Comisin Interamericana de Derechos
Humanos, cit., nota 34, pp. 199-203.
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37. Una vez sealada en forma muy breve los antecedentes de los sistemas regionales de derechos humanos, intentaremos realizar un resumen
del rgimen actual y el desarrollo de los organismos de los sistemas europeo e interamericano.38
III. INTEGRACIN DE LOS RGANOS DEL SISTEMA EUROPEO
38. Respecto a la integracin de los organismos que conforman el sistema europeo, es preciso hacer una divisin entre el rgimen original establecido por la Convencin de Roma de 1950 y aqul establecido con motivo del Protocolo nmero 11 a dicha Convencin, que entr en vigor el 1o.
de noviembre de 1998.
39. A) Por lo que respecta a la estructura original, debemos tomar en
cuenta a tres organismos: a) la Comisin Europea; b) la Corte Europea,
ambas de Derechos Humanos, y c) el Comit de Ministros del Consejo de
Europa.
40. a) La Comisin Europea de Derechos Humanos se integraba por un
experto, electo a ttulo individual por la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, por cada uno de los Estados que hubiesen ratificado la
Convencin de Roma y se hubiesen incorporado al citado Consejo de Europa.
41. b) La Corte Europea, tanto en este periodo como el posterior a diciembre de 1998, se integraba y se integra por un juez por cada uno de los
Estados que se han adherido al Consejo de Europa y suscrito la Conven37 Cfr. Pasos Argello, Luis, La Corte de Justicia Centroamericana, Managua, 1986;
Hitters, op. cit., nota 24, t. II, pp. 199 y 200; Nikken, op. cit., nota 2, p. 69.
38 Cfr. Fix-Zamudio, op. cit., nota 17.
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de Ministros, dicho informe se publicaba hasta que dicho Comit lo decidiera, de acuerdo con su criterio y con el resultado de sus negociaciones.46
65. B) Ahora nos ocuparemos tambin de manera sinttica de las facultades conferidas a la Corte Europea de Derechos Humanos, las que pueden
dividirse en dos etapas: a) la primera, que comprende desde 1959, cuando
inici sus actividades, hasta octubre de 1998, en la que termin ese primer
periodo, y b) a partir del primero de noviembre de 1998 en que entr en vigor el Protocolo nmero 11 a la Convencin de Roma, hasta la actualidad,
debido a que en estos aos ha existido acceso directo de los afectados ante
el citado tribunal internacional, al haberse suprimido la Comisin Europea. Finalmente, en la parte relativa a las perspectivas futuras del tribunal,
haremos breve referencia a las innovaciones establecidas en el Protocolo
nmero 14, suscrito en mayo de 2004 por el Consejo de Europa, pero que
todava no entra en vigor y al cual haremos mencin ms adelante (vanse
los prrafos 192-201).
66. a) La citada Corte Europea de los Derechos Humanos inici sus actividades el 25 de enero de 1959 y estableci su residencia en la ciudad de
Estrasburgo, Francia, en la cual tambin se haba instalado la Comisin
Europea, segn se ha dicho. Desde entonces se integraba con un juez nacional de cada uno de los Estados que formaban parte del Consejo de Europa, que haban suscrito la Convencin de Roma y se hubiesen sometido a la
competencia del tribunal. Eran electos en un principio por la Asamblea
Consultiva y posteriormente por el Parlamento Europeo, que subsiste actualmente, por un periodo de nueve aos y podan ser reelectos. No poda
haber ms de un juez de la misma nacionalidad (artculos 38 al 40 del texto
entonces vigente de la Convencin de Roma). Los jueces incrementaron su
nmero a medida en que los Estados se integraban al Consejo de Europa y
llegaron a 39 en la poca inmediatamente anterior a la vigencia del Protocolo nmero 11, con la incorporacin en esa poca de algunos de los pases
de Europa Oriental, de la Federacin Rusa, as como miembros de la Comunidad de Estados Independientes, formada por los pases que se separa-
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mada demanda (en realidad, recurso) de revisin, que poda plantearse por
las partes o por la Comisin ante la Corte, en el supuesto de descubrirse
un hecho que por su naturaleza ejerza una influencia decisiva en un caso, y
que fuese desconocido en la poca de pronunciarse la sentencia, tanto por
el tribunal como por el demandante de la revisin (artculos 50 a 53 de la
Convencin de Roma, en su texto entonces en vigor y 53 a 57 del Reglamento actual de la Corte Europea).
73. En esa primera etapa a la que hacemos referencia, la actividad de la
Corte Europea fue muy amplia y creciente en materia jurisdiccional, ya
que pronunci 469 fallos entre noviembre de 1960 y el 23 de julio de 1994,
mismos que han enriquecido considerablemente la interpretacin de la
Convencin y de sus protocolos hasta entonces vigentes.
74. b) Como hemos sealado, un segundo periodo para la Corte Europea se inici el primero de noviembre de 1998, al entrar en vigor el Protocolo nmero 11 de la Convencin de Roma, que tuvo su inmediato antecedente en el Protocolo nmero 9, que estableci el acceso directo de los
particulares ante la Corte por medio de un sistema muy riguroso de admisin, el cual entr en vigor en mayo de 1994, como un paso previo a la reestructuracin de la propia Corte Europea a travs del citado Protocolo nmero 11. Debe destacarse como uno de los aspectos bsicos de esta nueva
etapa, que el tribunal tiene carcter permanente y est integrado actualmente por cuarenta y seis jueces.49
75. En esta etapa que se inici, como se ha dicho, el 1o. de noviembre de
1998, y de acuerdo con el mencionado Protocolo nmero 11 a la Convencin de Roma, la Corte Europea se integra, como anteriormente, por un juez
por cada uno de los Estados miembros del Consejo de Europa que hubiesen
ratificado la mencionada Convencin, todos ellos designados a ttulo personal por el Parlamento Europeo a proposicin de los Estados respectivos y
que permanecern en sus cargos por seis aos (en lugar de los nueve aos de
la etapa anterior), y podrn ser reelectos, pero debern retirarse forzosamente al cumplir setenta aos de edad.
49 Cfr. Drzemezewski, Andrew y Meyer Ladewig, Jens, Principal Characteristics of
the NEW ECHR Control Mecanism, as Establish by Protocol nm. 11, signed on 11 mayo de 1994. A Single European Court of Human Rights to Replace the Existing Commission and the Court in Strasbourg, Human Rights Law Journal, Kehl am Rhein, nm. 3,
24 de julio de 1994, pp. 81-91; Drzemewski, Andrew, A Single Court of Human Rights
in Strsasbourg, Revista del Instituto Interamericano de Derechos Humanos, San Jos,
nm. 21, enero-junio de 1995, pp. 47-52.
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76. La Corte Europea en esta nueva etapa se renovar por mitad a los
tres aos de la eleccin, y funciona en Comits de tres jueces, que podrn
resolver de manera firme sobre la admisibilidad de las instancias individuales; en Salas de siete jueces para decidir sobre la admisibilidad y sobre
el fondo, y una Gran sala de diecisiete jueces y al menos tres jueces suplentes, que se pronuncia sobre los asuntos de mayor trascendencia. El rgimen
de admisin se estableci desde un principio como muy riguroso y se ha
vuelto cada vez ms estricto, debido al nmero creciente de reclamaciones
individuales. El procedimiento es similar al anterior, pero el mayor peso de
la tramitacin ha recado sobre los jueces instructores, auxiliados por los
secretarios cuyo nmero ha aumentado de manera constante. Y por supuesto se conserva la intervencin del Comit de Ministros para vigilar el
cumplimiento de los fallos de la Corte.
77. De acuerdo con el nuevo Reglamento de la Corte Europea (que ha sido reformado en varias ocasiones),50 el Pleno del Tribunal debe elegir a su
presidente, a uno o dos vicepresidentes, por un periodo de tres aos, as como los presidentes de las salas por el mismo lapso y todos ellos pueden ser
reelectos en el mismo cargo slo por una vez (artculos 30 del texto actual
de la Convencin de Roma y 8o. del Reglamento).
78. La Corte se divide, como hemos dicho, en a) Comits integrados por
tres jueces, que son designados por las salas por un periodo de doce meses
en rotacin entre los miembros de las propias salas y que conocen en un
primer momento de las cuestiones de admisibilidad; y estn facultados para declarar por unanimidad inadmisible o archivar una demanda individual
cuando no sea necesario proceder a un examen complementario; b) por varias salas que se forman por siete jueces, cada una encabezada por un presidente y un vicepresidente, y cuya composicin debe estar equilibrada desde el punto de vista geogrfico y de gnero. Cuando en las salas no exista
un juez nacional, ste se ha retirado o se excusa de participar, el presidente
de la misma invita al Estado respectivo para que designe un juez ad hoc.
Las salas tienen la facultad de pronunciarse sobre la admisibilidad cuando
los Comits no hubiesen decidido sobre la misma, y en su caso, del fondo
de la controversia; c) la Gran Sala, como se ha dicho, se forma con diecisiete jueces, y a ella se remiten los asuntos de mayor trascendencia. De la
Gran Sala deben formar parte el presidente y los vicepresidentes del tribu50 La ltima modificacin fue aprobada el 7 de noviembre de 2005, con vigencia a
partir del 1o. de diciembre del mismo ao.
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nal, as como los presidentes respectivos de las salas y dems jueces designados de conformidad con el reglamento (artculos 27 a 31 del texto vigente de la Convencin de Roma y 71 al 73 del Reglamento).
79. Los idiomas oficiales de la Corte son el ingls y el francs (artculo
34 del Reglamento). Pueden presentar demandas ante la Corte Europea
tanto los Estados miembros (representados por agentes), como las personas individuales, organizaciones no gubernamentales o grupos de individuos, los que pueden acudir personalmente o por medio de representantes,
quienes participan en las audiencias, pero el presidente de la sala puede autorizar al demandante para que presente directamente su caso, o bien que
debe hacerlo por medio de un abogado o de un representante (artculos 35 y
36 del Reglamento). En relacin con los demandantes particulares, cuando
los mismos no tienen capacidad econmica para contratar un abogado,
existe un amplio sistema de asistencia jurdica (Legal Aid) (artculos 91 a
96 del Reglamento).51
80. Este sistema de asistencia legal es de carcter gratuito y se ha establecido especialmente para los reclamantes que son procesados en materia
penal, que incluye la etapa previa de investigacin policial, pero tambin
existen algunos precedentes en relacin a otras materias procesales. Este
instrumento tiene su apoyo en los artculos 91 a 96 que integran el captulo
X, intitulado Legal Aid, del Reglamento actual de la Corte Europea, en su
texto actualizado hasta el mes de diciembre de 2005. De acuerdo con estos
preceptos, para obtener el beneficio de asistencia legal gratuita se requiere
que el interesado eleve una solicitud al presidente de la sala competente del
tribunal, en la cual el peticionario demuestre que carece de recursos suficientes para solventar todos o parte de los costos procesales, de acuerdo
con sus ingresos, incluidos los gastos que debe enfrentar respecto de sus
dependientes o los de carcter financiero. Esta solicitud debe ser certificada por las autoridades domsticas competentes.
81. El presidente de la sala respectiva de la Corte debe cerciorarse que el
beneficio es necesario para garantizar la adecuada tramitacin del caso ante el tribunal. La ayuda econmica comprende tambin los honorarios de
los abogados del peticionario y los viticos necesarios para los viajes del
interesado o de su representante y la subsistencia de los mismos. Los montos de estos apoyos deben ser cuantificados por el secretario de acuerdo
con las tarifas autorizadas de los honorarios, as como las cuantas de los
51
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larmente testigos y peritos). Para lograr la precisin de los hechos, las salas
de la Corte pueden adoptar cualesquiera medidas de investigacin, entre
ellas, la de invitar a las partes a presentar pruebas o declaraciones, las que
tambin pueden solicitar de las personas que pueden producirlas. La amplia regulacin de tales medidas se encuentra en uno de los anexos al Reglamento. Por otra parte, las reglas prcticas y detalladas del procedimiento fueron expedidas por el presidente de la Corte, con apoyo en el artculo
32 del Reglamento.53
85. De acuerdo con el artculo 43 del texto vigente de la Convencin,
adems de los artculos 71 a 73 del Reglamento,54 cuando un caso pendiente ante una sala plantea serias cuestiones relativas a la interpretacin de la
Convencin o de sus Protocolos, o cuando la decisin del asunto puede resultar contradictoria con una resolucin anterior de la Corte, dicha sala tiene la facultad de elevar la controversia ante la Gran Sala, que acepta la
competencia si considera fundadas las razones de la remitente, cuando estime que es una cuestin grave, ya sea de carcter general o relativa a la interpretacin o aplicacin de la Convencin o de sus Protocolos. Adems,
dicha Gran Sala tiene competencia para conocer de una controversia, cuando una de las partes solicita que le sea enviada dentro del plazo de tres meses a partir de la sentencia de una sala, en casos excepcionales, en el supuesto de que un colegio de cinco jueces nombrado por la Gran Sala acepte
la remisin (artculos 71 a 73 del Reglamento).
86. El captulo VIII del Reglamento establece el contenido de la decisin de fondo; los requisitos relativos a la reparacin equitativa a la parte
afectada, cuando se demuestre la violacin de las normas de la Convencin; el lenguaje del fallo (ingls o francs); la notificacin del fallo y la
publicacin del mismo, as como de los documentos que se considere necesarios (artculos 74 a 78 del propio Reglamento). Las sentencias de las Sa53 Dicho artculo 32 del Reglamento seala que el presidente de la Corte puede establecer disposiciones prcticas en las materias relativas a las audiencias pblicas y a los
requisitos de las peticiones de las partes y otros documentos.
54 El citado artculo 43 de la Convencin de Roma dispone: Remisin ante la Gran
Sala. En un plazo de tres meses a partir de la fecha de la sentencia de una Sala, cualquiera parte en el asunto podr solicitar en casos excepcionales la remisin del asunto ante la
Gran Sala. 2. Un colegio de cinco jueces de la Gran Sala aceptar la demanda si el asunto plantea una cuestin grave relativa a la interpretacin o aplicacin de la Convencin y
de sus Protocolos o una cuestin grave de carcter general. 3. Si el Colegio acepta la demanda, la Gran Sala se pronunciar acerca del asunto mediante sentencia (cursivas del
autor).
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las son en principio definitivas o firmes, salvo que los asuntos sean sometidos y aceptados por la Gran Sala y sta los decida en cuanto al fondo, pues
entonces el fallo definitivo corresponde a esta ltima (artculo 44 del texto
actual de la Convencin).
87. En principio la sentencia definitiva y firme de la Corte Europea no
puede ser impugnada por medio de recursos ordinarios o extraordinarios,
pero los artculos 56 y 57 del primer Reglamento de dicho tribunal (artculos 79 y 80 del actualmente en vigor) establecen dos instrumentos de posible modificacin de la decisin final. El primero recibe la denominacin
imprecisa de demanda de interpretacin de un fallo, y el segundo debe
considerarse como un recurso excepcional de demanda de revisin de un
fallo. Por lo que respecta al primer instrumento, la solicitud debe interponerse en el periodo de un ao a partir del pronunciamiento de la sentencia.
En la revisin, la misma puede requerirse por la parte afectada dentro del
plazo de seis meses a partir de que dicha parte tuvo conocimiento de un hecho que tenga influencia decisiva respecto del fallo definitivo, pero era
desconocido para el tribunal y que razonablemente no pudo ser conocido
por la parte recurrente.55 La llamada interpretacin de la sentencia fue acogida por la Convencin Americana y por el Reglamento de la Corte Interamericana, y en cuanto a la revisin si bien no fue reconocida expresamente,
se discute doctrinalmente la posibilidad de interponerla en el sistema interamericano (vase el prrafo 187).
88. Ya hemos sealado que la facultad de la Corte Europea de resolver
opiniones consultivas es mucho ms reducida que la que se confiere a la
Corte Interamericana (vanse los prrafos 126-129), en primer lugar en
cuanto dichas opiniones slo pueden ser solicitadas al tribunal por el Comit de Ministros, siempre que la peticin respectiva sea adoptada por el
voto mayoritario de los representantes que tengan derecho de intervenir en
el Comit; y en segundo trmino la consulta no puede referirse a cuestiones
que guarden relacin con el contenido o la extensin de los derechos y libertades definidos en el ttulo I de la Convencin o de sus protocolos, ni sobre las dems cuestiones de las que el tribunal o el citado Comit de Ministros pudieran conocer con motivo de la presentacin de un recurso previsto
55 El artculo 102 de las disposiciones transitorias del Reglamento de la Corte Europea, en su texto modificado por el tribunal el 13 de diciembre de 2004, establece las reglas del procedimiento concreto para la tramitacin de la instancia de revisin de la sentencia definitiva.
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formular sugerencias adecuadas respecto de dicho cumplimiento y, finalmente, la regla ocho dispone que cuando el Comit ha determinado que el
Estado involucrado ha tomado todas las medidas necesarias para la ejecucin del fallo, dictar una resolucin para sealar que se ha cumplido con
la sentencia en los trminos de la Convencin Europea.
V. ATRIBUCIONES DE LOS RGANOS DEL SISTEMA
INTERAMERICANO
99. Como lo hemos sealado anteriormente, el Sistema Interamericano
se integra por dos rganos, es decir, la Comisin y la Corte Interamericanas de Derechos Humanos. Haremos el intento de realizar un examen sinttico de las facultades de cada uno de ellos.
100. A) Por lo que respecta a la Comisin Interamericana de Derechos
Humanos, deben tomarse en consideracin las reflexiones que hicimos en la
parte relativa de este estudio comparativo en relacin con sus actividades en
1960, hasta su incorporacin en la Convencin Americana. Por tanto, nos
concentraremos en las actividades de la citada Comisin a partir de su regulacin por la Convencin Americana, la que entr en vigor, como se ha dicho, el 18 de julio de 1978 (artculos 234 a 51). El Estatuto de la Comisin
fue aprobado en La Paz, Bolivia, en octubre de 1979, y el Reglamento expedido por la propia Comisin fue aprobado en abril de 1980 y reformado en
varias ocasiones. Fue reelaborado en diciembre de 2000 y fue modificado
nuevamente en octubre de 2002.
101. La Convencin, tambin de acuerdo con lo sealado anteriormente, reconoci expresamente las diversas facultades que se le haban otorgado a la Comisin Interamericana de manera paulatina, y puede afirmarse
que son mucho ms amplias que las conferidas a la Comisin Europea durante el tiempo en que estuvo en actividad, como tambin se expres anteriormente.59 Por tanto, haremos especial mencin de su atribucin esencial
de recibir y tramitar reclamaciones individuales.
102. De acuerdo con el artculo 32 de su Reglamento, la Comisin slo
podr considerar las peticiones presentadas dentro del plazo de seis meses
contados a partir de la fecha en que la presunta vctima haya sido notificada
59 Cfr. Fix-Zamudio, Hctor, Notas sobre el Sistema interamericano de Derechos
Humanos, en Garca Belande, Domingo y Fernndez Segado, Francisco (coords.), La
jurisdiccin constitucional en Iberoamrica, Madrid, Dykinson, 1997, pp. 176-186.
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106. Uno de los requisitos esenciales para la admisibilidad de las peticiones se refiere al agotamiento de los recursos internos de acuerdo con
los principios de derecho internacional generalmente reconocidos, pero
esta exigencia no se aplica en los supuestos establecidos por el artculo 31,
pargrafo 2, del Reglamento.61 Tanto la Comisin como la Corte Interamericanas, ya que a esta ltima le corresponde la decisin final sobre esta materia, han establecido reglas adicionales a las reglamentarias sobre dicho
agotamiento, de acuerdo con las situaciones concretas que se presentan en
la realidad de los casos planteados.62
107. El artculo 34 del Reglamento original de la Comisin estableca
un procedimiento muy flexible debido a que en esa poca los Estados contra los cuales se interponan las reclamaciones, en trminos generales, no
colaboraban con la propia Comisin cuando se les solicitaban informes sobre las peticiones,63 dicho precepto fue interpretado por la Corte Interamericana en el sentido de que no exiga un pronunciamiento expreso sobre la
admisibilidad de la peticin, ya que para iniciar la tramitacin era suficiente que la propia Comisin aceptara en principio dicha admisibilidad.64
108. Como la situacin ha mejorado sustancialmente, y se ha logrado
que la mayora de los Estados miembros de la OEA tengan un acercamiento con la Comisin, el Reglamento vigente exige un pronunciamiento previo y expreso sobre la admisibilidad de la peticin para iniciar el
61 Segn est precepto, no existe dicha obligacin de agotar los recursos internos,
cuando: a) no exista en la legislacin interna del Estado en cuestin el debido proceso
legal para la proteccin del derecho o derechos que se alegan hayan sido violados; b) no
se haya permitido al presunto lesionado en sus derechos el acceso a los recursos de jurisdiccin interna, o haya sido impedido en agotarlos; c) haya retardo injustificado en la decisin sobre los mencionados recursos....
62 La obra clsica en esta materia, desde el punto de vista general, es la redactada por
el destacado jurista brasileo, juez y presidente de la Corte Interamericana Canado Trindade, Antonio, O esgotamento dos recursos internos no direito internacional, Brasilia,
Editora Universidade de Brasilia, 1984; id., The Application of the Rule of Exhaustion of
Local Remedies, International Law, Cambridge University Press, 1983.
63 Lo anterior determin la inclusin del artculo 42 del Reglamento original (actualmente, 39), el que dispona y ahora establece, con ligeras modificaciones, que: Se
presumirn verdaderos los hechos alegados en la peticin cuyas partes pertinentes hayan sido trasmitidas al Estado en cuestin, si ste no suministra informacin relevante
para la controversia dentro del plazo fijado en el artculo 38 del presente Reglamento
(dos meses) siempre que de otros elementos de conviccin no resulte una conclusin
contraria (las cursivas son del autor).
64 Cfr. Gros Espiell, Hctor, La Convencin Americana y la Convencin Europea de
Derechos Humanos, cit., nota 16, pp. 152-155.
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toma en cuenta que el artculo 33 de la Convencin Americana sobre Derechos Humanos dispone que tanto la Comisin como la Corte Interamericanas son los organismos encargados de conocer del cumplimiento de los
compromisos contrados por los Estados partes, por lo que al ratificar la
Convencin, dichos Estados se comprometen a atender las recomendaciones que la Comisin aprueba en sus informes.
121. Lo anterior significa que las recomendaciones contenidas en los informes de la Comisin Interamericana de los Derechos Humanos no tienen
ni pueden adquirir carcter obligatorio para las autoridades o los Estados a
los que se dirigen, pero no por ello dejan de tener efectos jurdicos de importante significado, con mayor razn si son aceptadas, pues entonces adquieren carcter imperativo, aun cuando no ejecutivo, por lo que en la actualidad
en un porcentaje importante son cumplidas por los entes pblicos que deben
restablecer a los afectados en el goce de sus derechos fundamentales.
122. Una cuestin de gran trascendencia y sobre la cual se ha presentado
un debate sin que se hubiese llegado a una decisin verdaderamente satisfactoria, se refiere al criterio que debe adoptar la Comisin Interamericana
para enviar un caso a la Corte por medio de la demanda respectiva, ya que
en la Convencin no se precisa esta situacin, por lo que hasta las reformas
introducidas en el Reglamento ms reciente de la Comisin de diciembre
de 2000 y su nueva modificacin de octubre de 2002, se establecen varias
reglas relativas al sometimiento de los casos a la Corte Interamericana. Al
respecto se dispone en el artculo 44 del Reglamento vigente, que cuando
la citada Comisin considere que el Estado respectivo no ha cumplido con
las recomendaciones propuestas en el primer informe previsto por el artculo 50 de la Convencin Americana (vase los prrafos 113-114), y,
adems, dicho Estado se hubiese sometido a la competencia contenciosa
de la Corte, el caso ser sometido al tribunal, salvo decisin fundada de la
mayora absoluta de los miembros de la propia Comisin.
123. Para tomar dicha decisin, que debe apoyarse en la obtencin de la
justicia en el caso particular, para lo cual deben tomarse en cuenta los siguientes criterios: a) posicin del peticionario; b) naturaleza y gravedad de
la violacin; c) la necesidad de desarrollar o aclarar la jurisprudencia del
sistema; d) el eventual efecto de la decisin en los ordenamientos jurdicos
de los Estados miembros, y e) la calidad de la prueba disponible.
124. Desde nuestro particular punto de vista, es loable esta precisin de
los criterios para someter un caso a la Corte, ya que se advierte un aumento
considerable de asuntos planteados por la Comisin ante el tribunal, pero
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este incremento, si bien moderado, debe tomar en cuenta que la Corte Interamericana no funciona de manera permanente (como s ocurre con la Europea), sino que slo se rene en los periodos en que su presupuesto, siempre exiguo, lo permite, de manera que si bien la mayora de los criterios
mencionados son correctos, deben fundamentarse por conducto de una decisin muy razonada y cuidadosa para enviar casos a la Corte, con el objeto
de no rebasar su capacidad de tramitacin y decisin. Por tanto, consideramos desde nuestro punto de vista apoyado en la realidad del sistema interamericano, que dicho artculo 44 del Reglamento debiera modificarse para
establecer que nicamente, en casos muy calificados, se aprobar la remisin por votacin de la mayora absoluta de los comisionados y no a la inversa, con objeto de no agobiar al tribunal.
125. B) De acuerdo con lo dispuesto por los artculos 1o. y 2o. de su Estatuto, la Corte Interamericana posee dos atribuciones esenciales: a) la de carcter consultivo sobre la interpretacin de las disposiciones de la Convencin Americana, as como la de otros tratados concernientes a la proteccin
de los derechos humanos en los Estados Americanos, y b) la que puede calificarse de contenciosa, que tiene naturaleza claramente jurisdiccional, 67 para resolver las controversias que se le sometan respecto a la interpretacin y
aplicacin de la propia Convencin Americana y sus protocolos.
126. a) La competencia consultiva de la Corte Interamericana, si bien
puede calificarse de judicial en sentido amplio, no posee carcter jurisdiccional, como lo pretende un sector de la doctrina,68 en virtud de que no implica la resolucin de la controversia por un rgano pblico imparcial, sino
exclusivamente la emisin de un dictamen u opinin sobre los preceptos cuya interpretacin se solicita. Es este sector en el cual la Convencin Americana otorg una gran amplitud a las atribuciones de la Corte, al tomar en
cuenta la situacin peculiar del Continente Americano, especialmente Latinoamrica, en la cual existe, por una experiencia histrica dolorosa, aun
cuando se atena de manera progresiva, una desconfianza tradicional hacia
el sometimiento de controversias a organismos internacionales.69
127. Adems de una gran flexibilidad en cuanto a la legitimacin, debido a la cual pueden solicitar opiniones consultivas a la Corte Interamericana, no slo los Estados miembros de la Organizacin, sino tambin la Co67
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cha Opinin Consultiva, para fundar las resoluciones que dict en los casos
interpuestos por los gobiernos de la Repblica Federal de Alemania (concerniente a los ciudadanos alemanes hermanos Le Grand) y de Mxico (caso
Avena y otros nacionales mexicanos), en relacin con la inobservancia del
citado artculo 36 de la Convencin de Viena sobre Relaciones Consulares
por parte de los agentes del gobierno de los Estados Unidos, y en sus respectivos fallos, dicha Corte consider que este ltimo debe respetar dicho precepto internacional, pues de lo contrario incurre en violacin de los derechos
fundamentales del debido proceso y del derecho a la vida de los nacionales
de dichos pases condenados a muerte en los Estados Unidos y que no han
tenido la oportunidad, por falta del aviso correspondiente, de acudir ante sus
respectivos cnsules.78
140. Las opiniones consultivas ms recientes pronunciadas por la Corte
Interamericana son la nmero 17 sobre Condicin jurdica y derechos humanos del nio, resuelta el 28 de agosto de 2002, la nmero 18 relativa a la
Condicin jurdica y derechos de los migrantes indocumentados, resuelta
el 17 de septiembre de 2003, y la nmero 19 pronunciada el 28 de noviembre de 2005, que se refiere al Control de legalidad en el ejercicio de las
funciones de la Comisin Interamericana sobre Derechos Humanos.
141. b) La funcin contenciosa de la Corte Interamericana sigue el modelo europeo en varios aspectos,79 puesto que requiere que los Estados
americanos reconozcan de manera expresa la competencia jurisdiccional
de la Corte, ya sea en forma incondicional, bajo condicin de reciprocidad,
por un plazo determinado o para casos especficos, y en cuanto al mbito
de proteccin ste es ms limitado en relacin con las opiniones consultivas, ya que se refiere a la interpretacin y aplicacin de la Convencin
Americana (artculo 62), pero esta materia se ha ampliado de manera paulatina si se toma en consideracin a los dos Protocolos vigentes de la propia
Convencin (vase el prrafo 26); y a otros instrumentos del propio sistema americano. Por lo que respecta a la legitimacin activa nicamente
pueden acudir a la Corte Interamericana para plantear una controversia por
violacin de los derechos consagrados en la mencionada Convencin, en
primer trmino la Comisin Interamericana tratndose de reclamaciones
individuales planteadas ante ella, o bien un Estado parte de la Convencin
contra otro (esta ltima clase de controversias interestatales han sido muy
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solicite del demandante que subsane los defectos en un plazo de veinte das
(artculo 34 del Reglamento).
148. Tan pronto se haya recibido la demanda, el secretario de la Corte la
comunicar junto con una copia de la misma al presidente y a los jueces de
la Corte, al Estado demandado, a la Comisin, si ella no es la promovente,
al denunciante original, si se conoce, a la presunta vctima, sus familiares y
representantes debidamente acreditados si fuera el caso. Una vez notificada la demanda a estos ltimos, disponen de un plazo de treinta das para
presentar autnomamente a la Corte, sus solicitudes, argumentos y pruebas (esto ltimo, de acuerdo con la evolucin que otorga mayor participacin a las vctimas en el proceso ante la Corte Interamericana, vase los
prrafos 156-157). Adems, el secretario debe informar sobre la presentacin de la demanda a los otros Estados partes, al Consejo Permanente de la
OEA a travs de su presidente, y al secretario general de la Organizacin
(artculo 35 del Reglamento de la Corte).
149. Por lo que respecta a la contestacin de la demanda, sta debe presentarse dentro de los dos meses siguientes a la notificacin de la propia
demanda y deber cumplir con todos los requisitos formales y materiales
que se exigen para esta ltima, de acuerdo con el artculo 33 del Reglamento, y en esa respuesta el demandado deber declarar si acepta los hechos y
las pretensiones o si los contradice, y la Corte podr considerar como aceptados aquellos hechos y pretensiones que no hayan sido expresamente
negados o controvertidos (artculo 37 del mismo Reglamento).
150. En los reglamentos anteriores de la Corte Interamericana, la etapa relativa a las excepciones preliminares, es decir, aquellas que comprenden a
las que en el proceso comn se conocen como perentorias (que deben resolverse de inmediato), las relacionadas con los presupuestos procesales y las
que se refieren al objeto del proceso, que pueden resolverse conjuntamente
con la cuestin de fondo, deban plantearse previamente a la contestacin de
la demanda. En el Reglamento vigente, debido a los requerimientos de la
economa procesal, dichas excepciones preliminares deben ser opuestas en
el escrito de contestacin de la demanda, con la exposicin de los hechos referentes a las mismas, los fundamentos de derecho, las conclusiones y los
documentos que las apoyen, as como el ofrecimiento de los medios de prueba que el promovente pretende hacer valer. Una regla importante que se estableci desde los primeros reglamentos fue que la presentacin de excepciones preliminares no suspende el procedimiento en cuanto al fondo, ni
los plazos o los trminos respectivos (artculo 36 del Reglamento).
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151. Los problemas relativos a las excepciones preliminares son complejos, pues dentro de ellas pueden quedar comprendidas cuestiones procesales de diversa naturaleza, como son las relativas a la competencia de la
Corte; las condiciones de admisibilidad (por ejemplo, la conclusin del
procedimiento contradictorio ante la Comisin Interamericana); los presupuestos procesales propiamente alegados, y algunas otras cuestiones que
pueden estar relacionadas con el fondo. Entre estas ltimas se encuentra el
agotamiento de los recursos internos, que es uno de los requisitos esenciales para la procedencia de las reclamaciones individuales ante la Comisin
(artculos 46 de la Convencin y 31 del Reglamento de la propia Comisin), y que como se ha dicho anteriormente, con la independencia de la
apreciacin de esta ltima, la Corte tiene libertad para examinar nuevamente si lo considera necesario (vase el prrafo 106), y as lo ha hecho en
varias ocasiones.
152. En un porcentaje importante de las controversias que se han introducido ante la Corte Interamericana se han planteado excepciones preliminares por parte de los gobiernos demandados, las cuales se han desechado
en su mayora por la Corte de acuerdo con el criterio de que es preciso que
se trate de cuestiones que realmente impidan por motivos de gravedad el
conocimiento en cuanto al fondo, y adems, con respecto a algunas de estas excepciones, la decisin respectiva se ha diferido a la etapa de fondo
del asunto, en particular las hiptesis relativas al agotamiento de los recursos internos, y ello debido a que, en general, las excepciones interpuestas
han estado vinculadas con problemas de carcter formal del procedimiento, o de errores u omisiones que no afectan seriamente los derechos de defensa de los gobiernos demandados.
153. En los casos excepcionales en los cuales la Corte ha determinado el
sobreseimiento por haberse aceptado los argumentos expresados en excepciones preliminares, se ha seguido el criterio de que el tribunal debe
guardar un justo equilibrio entre la proteccin de los derechos humanos,
fin ltimo del sistema y la seguridad jurdica y equidad procesal que asegura la estabilidad y confiabilidad de la tutela internacional.83
83 Cfr. Caso Cayara. Excepciones Preliminares. Resolucin de 3 de febrero de 1993,
San Jos, Unin Europea-Secretara de la Corte, 1994, prrafos 43-63. Sobre esta materia
tambin puede consultarse a Hitters, Juan Carlos, Derecho Internacional de los Derechos
Humanos, cit., nota 24, t. I, pp. 489-491; y Reina, Ana Mara, Las excepciones preliminares en el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, Nieto Navia, Rafael La Cor-
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154. Puede existir un acto adicional de la tramitacin escrita, en el supuesto de que contestada la demanda y con anterioridad a la iniciacin del
procedimiento oral, las partes soliciten al presidente se efecten otros actos
procesales. En este caso, si el presidente lo considera pertinente, fijar los
plazos para la presentacin de los documentos respectivos (artculo 38 del
Reglamento).
155. La fase oral del procedimiento ante la Corte Interamericana se inicia en cuanto el presidente seale la celebracin de las audiencias que fueren necesarias. En ellas el mismo presidente dirigir los debates y determinar el orden en que tomarn la palabra las personas que puedan intervenir
y dispondr las medidas pertinentes para la mejor realizacin de las propias audiencias. Ha sido prctica constante del tribunal realizar reuniones
informales con los representantes de las partes con anterioridad a las audiencias, con el objeto de que la Corte llegue a un acuerdo con ellas sobre
las condiciones en que se desarrollen las audiencias respectivas.
156. Debe tomarse en consideracin que el reglamento actual de la Corte Interamericana, que entr en vigor en julio de 2001, estableci una importante innovacin respecto de la intervencin directa de las presuntas
vctimas, sus familiares y representantes, tanto en la etapa escrita como la
oral de la tramitacin. En los reglamentos anteriores al actual se ampli, de
manera paulatina, la intervencin de las vctimas, familiares y representantes, las que participaban como coadyuvantes de la Comisin Interamericana en las diversas etapas del procedimiento ante la Corte, ya que podan ser
designadas, si lo solicitaban, como asesores de la propia Comisin, la que
lo informaba a la Corte desde la presentacin de la demanda o posteriormente, y en esa condicin participaban activamente en la tramitacin, particularmente en las audiencias, en las que podan interrogar libremente a
los testigos y peritos, as como formular alegatos, pero todo ello con la conformidad de los delegados de la propia Comisin, y en el Reglamento de
1997 se otorg a las presuntas vctimas el derecho de presentar peticiones
autnomas respecto de las reparaciones.
157. Pero a partir del citado Reglamento vigente desde junio de 2001,
las presuntas vctimas, conjuntamente con sus familiares y representantes,
tienen reconocida la calidad de una parte autnoma, en forma similar a lo
te y el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, cit., nota 80, pp. 421-444. Ms recientemente se sobresey por defectos procesales el caso Martn del Campo contra
Mxico, resuelto el 13 de septiembre de 2004, y notificado el 16 del mismo mes y ao.
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que ocurre en el procedimiento de la Corte Europea de Derechos Humanos, inclusive con antelacin a la entrada en vigor del Protocolo nmero
11, que hemos citado en varias ocasiones (artculo 23 del Reglamento de la
Corte Interamericana).
158. Por lo que respecta a las intervenciones durante los debates, los
jueces estn facultados para formular las preguntas que estimen pertinentes a toda persona que comparezca ante la Corte. Los testigos, peritos y toda otra persona que la Corte decida or, podrn ser interrogados por las partes y sus representantes durante las audiencias bajo la moderacin del
presidente del tribunal, el que est facultado para resolver sobre la pertinencia de las preguntas formuladas y para dispensar de responderlas a las
personas a las que vayan dirigidas, a menos que la Corte resuelva otra cosa;
adems de que no sern admitidas las preguntas que induzcan las respuestas (artculo 42 del Reglamento de la Corte).
159. En materia de instruccin, as como de recepcin y valoracin de
las pruebas, la Corte Interamericana posee amplias facultades, tanto para
actuar a peticin de parte como de oficio, ya que los lineamientos formativos del derecho procesal internacional de los derechos humanos requieren
de mayor concentracin e impulso procesal que los lineamientos que se
aplican a otras materias de conflicto internacional o nacional.84 Por lo que
respecta a los elementos de conviccin, stos nicamente sern admitidos si
son ofrecidos en la demanda o en su contestacin; en su caso, en el escrito de
excepciones preliminares y en su contestacin, por lo que se refiere a las presuntas vctimas, sus familiares y representantes, como ya se ha dicho, dentro
de los veinte das contados a partir de la notificacin de la demanda, o con
motivo de la presentacin de excepciones preliminares. De manera excepcional la Corte podr admitir una prueba si alguna de las partes alegare fuerza mayor, un impedimento grave o hechos supervenientes en momentos
distintos de los sealados, siempre que se garantice a las partes contrarias
el derecho de defensa (artculo 43 del Reglamento de la Corte).
84 Cfr. Fix-Zamudio, Hctor, Lineamientos procesales ante la Corte Interamericana,
cit., nota 80, pp. 156-158; id., Orden y valoracin de las pruebas en la funcin contenciosa de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, El Sistema Interamericano de Proteccin de los Derechos Humanos en el Umbral del siglo XXI. Memoria del Seminario.
Noviembre de 1999, San Jos, Corte Interamericana de Derechos Humanos, 2001, t. I,
pp. 197-215; Hitters, Juan Carlos, op. cit., nota 24, t. II, pp. 471-475; Gozani, Osvaldo, El
proceso transnacional. Particularidades de la Corte Interamericana, Buenos Aires,
EDIAR, 1992.
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160. Por lo que se refiere a las medidas de instruccin recabadas de oficio por la Corte, stas pueden tomarse en cualquier estado de la causa en relacin con toda prueba que el tribunal considere til y, en particular, podr
or en calidad de testigo, perito o por otro ttulo a cualquier persona cuyo
testimonio, declaracin u opinin estime pertinente; requerir de las partes
el suministro de algn medio de conviccin que est a su alcance o de cualquier explicacin o declaracin, que a su juicio pueda ser til. Tambin est facultada la Corte a solicitar de cualquier entidad, oficina, rgano u autoridad de su eleccin que obtenga determinada informacin, que exprese
una opinin o que haga un informe o dictamen sobre un punto determinado. Mientras la Corte no lo autorice, los documentos respectivos no sern
publicados. Finalmente, el tribunal puede comisionar a uno o varios de sus
miembros para que realicen cualquier medida de instruccin (artculo 45
del Reglamento respectivo).
161. Cabe expresar algunas breves palabras sobre la terminacin anticipada del proceso, lo cual puede ocurrir en tres hiptesis: a) cuando la parte
actora notifica al secretario de la Corte su intencin de desistir. Si las otras
partes aceptan dicho desistimiento, la Corte puede ordenar el archivo del
expediente, despus de conocer los puntos de vista de la Comisin Interamericana; b) puede ordenarse el archivo del asunto por sobreseimiento,
cuando las partes en un caso ante la Corte comuniquen a sta la existencia
de una solucin amistosa, de una avenencia o de otro hecho apto para proporcionar una solucin al conflicto, para lo cual se debe or previamente al
denunciante original, a la presunta vctima o a sus familiares; c) el reconocimiento de la responsabilidad del Estado demandado sobre los hechos que
se le imputan y que equivalen a un allanamiento. En este sector se advierte
una tendencia creciente en la conducta de los Estados de nuestro Continente para admitir expresamente su responsabilidad, ya que indica la voluntad
de reparar las violaciones que se les han imputado, con anterioridad a que
la Corte pudiese dictar una sentencia condenatoria. En ese supuesto, el tribunal proceder cuando fuere el caso, a determinar las reparaciones y costas correspondientes. Aun cuando se presenten alguna o algunas de las hiptesis mencionadas, la Corte est facultada para resolver que se prosiga el
procedimiento, teniendo en cuenta las responsabilidades que le incumben
de proteger los derechos humanos (artculos 53 a 55 del Reglamento).
162. Resoluciones y sentencias. De acuerdo con la clasificacin generalmente aceptada, la Corte Interamericana, y en su caso su presidente, puede
dictar tres clases de resoluciones: decretos, autos y sentencias. De manera
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167. Por lo que respecta a las medidas o providencias cautelares o precautorias reiteramos lo que sostuvimos al examinar esta institucin en la
tramitacin de los casos ante la Corte Europea de Derechos Humanos
(vanse los prrafos 91-92), sobre la trascendencia de este instrumento
procesal para la conservacin de la materia del proceso y con el objeto de
evitar perjuicios de difcil reparacin o la consumacin irreparable de violacin a los derechos que se discuten en la controversia, efectos que asumen todava mayor significado tratndose de la tutela de los derechos fundamentales. Consideramos muy acertada la observacin del distinguido
internacionalista uruguayo Hctor Gros Espiell en el sentido de que el sistema interamericano se encuentra ms desarrollado en esta materia que el
europeo, el cual tiene su fuente original en la regulacin del procedimiento
ante la Corte Internacional de Justicia (artculo 41 del Estatuto y 73-79 del
Reglamento de esta ltima).89
168. El inciso 2 del artculo 63 de la Convencin Americana regula las
medidas precautorias o cautelares (que califica de medidas provisionales),
de la misma manera que lo hace el sistema europeo, como lo sealamos anteriormente (vanse los prrafos 91 y 92), y lo hace con una gran amplitud,
en cuanto dispone que, en casos de extrema gravedad y urgencia, y cuando
se haga necesario evitar daos irreparables a las personas, la Corte podr
tomar las medidas provisionales que considere conveniente en los asuntos
que est conociendo. Pero adems dicho precepto establece que si se tratare de asuntos que an no estn sometidos a su conocimiento, podr actuar
a solicitud de la Comisin. El artculo 25 del Reglamento de la Corte Interamericana, al transcribir el citado precepto de la Convencin, dispone que
cuando se trate de asuntos tramitados ante la Corte, sta puede decretarlas
en cualquier estado del procedimiento, ya sea de oficio o a peticin de
cualquiera de las partes, pero en el supuesto de que el asunto todava no se
le hubiese planteado, slo puede actuar a solicitud de la Comisin Interamericana.
169. La Corte Interamericana ha decretado, de oficio o a solicitud de las
partes, varias medidas precautorias desde los primeros casos contenciosos
que le fueron sometidos, pero han sido ms frecuentes las promovidas por
la Comisin Interamericana en los asuntos que est tramitando, especialmente cuando se encuentra en riesgo la vida, la libertad o la integridad fsica de las presuntas vctimas, debido a la situacin de inestabilidad en que
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Gros Espiell, Hctor, La Convencin, cit., nota 16, pp. 184 y 185.
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entrado en vigor,97 pero que se espera que lo sea en un plazo razonable, establece nuevas medidas para lograr la ejecucin efectiva de las sentencias
condenatorias del tribunal cuya supervisin se encuentra a cargo del Comit de Ministros.98 En efecto, en el citado Protocolo se propone la modificacin del artculo 46 de la Convencin en el sentido de que, por una parte, si
dicho Comit considera que la ejecucin de un fallo se dificulta por un problema de interpretacin del mismo, puede decidir por el voto de dos terceras partes de los representantes del propio Comit, someter al tribunal una
solicitud de interpretacin para precisar los alcances de la sentencia. Por
otra parte, cuando el propio Comit de Ministros considere que el Estado
responsable se niega a cumplir con el fallo del tribunal, despus de haberlo
notificado al propio Estado y por mayora de votos de los dos tercios de los
representantes del Comit, puede solicitar de la Corte que se pronuncie sobre la ejecucin de su sentencia, si el tribunal considera que s ha habido incumplimiento por parte del Estado involucrado, retorna el caso al Comit
de Ministros para que tome las medidas que considere pertinentes. Si la
Corte estima que no ha habido incumplimiento, el Comit de Ministros
debe concluir el examen del asunto.
177. B) Bien puede afirmarse que las sentencias condenatorias pronunciadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos poseen una naturaleza similar a las de la Corte Europea, en cuanto tambin deben considerarse como obligatorias y no ejecutivas, pero no estrictamente declarativas; el
cumplimiento de dichos fallos en el mbito interno ha seguido otros lineamientos en virtud de lo dispuesto por el artculo 63, inciso I, de la Convencin Americana, el cual establece que si la Corte decide que hubo violacin
de un derecho o libertad protegidos por la misma Convencin, dispondr
que se garantice al lesionado en el goce del derecho o la libertad conculcados, y dispondr asimismo, si ello fuera posible, que se reparen las consecuencias de la medida o situacin que ha configurado la vulneracin de esos
derechos y el pago de una justa indemnizacin a la parte lesionada.
178. Desde los primeros casos contenciosos resueltos por la Corte Interamericana,99 se decidi otorgar directamente a los familiares de las vctimas, que fueron objeto en ambos casos de desaparicin forzada, una inVanse los prrafos 194 y ss. en este trabajo.
Sobre dichas atribuciones ver en especial prrafo 201 en este trabajo.
Es decir los casos de Velzquez Rodrguez y Godnez Cruz, contra el gobierno de
Honduras, resueltos en cuanto al fondo el 19 de julio de 1988 y 20 de enero de 1989, respectivamente, y conjuntamente en cuanto a las reparaciones el 21 de julio de 1989.
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186. Otro pas latinoamericano que ha legislado sobre esta materia es Colombia por conducto de la Ley 288, publicada el 8 de julio de 1996, en la
cual se establecen instrumentos especficos para hacer efectivas indemnizaciones establecidas por determinados organismos internacionales de derechos humanos, en beneficio de las vctimas de violaciones de tales derechos.
Si bien el artculo 2o. de esta ley se refiere para tal efecto al Comit de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, establecido por el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos y a la Comisin Interamericana de Derechos Humanos, en una interpretacin por mayora de razn este precepto
debera incluir a la Corte Interamericana, si se toma en cuenta que el gobierno colombiano se someti expresamente a su jurisdiccin en 1985.
187. Finalmente, el ordenamiento mexicano reconoci muy recientemente la responsabilidad patrimonial del Estado de carcter objetivo y directo, por conducto de la reforma del artculo 113 de la carta federal, 109 as
como la modificacin de la denominacin del Ttulo IV de la misma Constitucin que actualmente se titula De las responsabilidades de los servidores y patrimonial del Estado, por decreto legislativo publicado el 14 de junio de 2002, que fue desarrollado por la Ley Federal de Responsabilidad
Patrimonial del Estado publicada el 31 de diciembre de 2004, con vigencia a partir del 1o. de enero de 2005.110
188. Debe destacarse respecto de la materia que examinamos que el artculo 2o., de la citada ley reglamentaria, establece que las disposiciones de
la misma, tanto en su procedimiento como en los derechos que reconoce
tiene aplicacin para el cumplimiento de los fallos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en vista de que nuestro pas reconoci expresamente la competencia contenciosa de dicho tribunal de acuerdo con la
109 El citado artculo 113 de la Constitucin Federal en su texto actualmente en vigor,
establece: La responsabilidad del Estado por los daos que, con motivo de su actividad
administrativa irregular, cause a los bienes o derechos de los particulares, ser objetiva y
directa. Los particulares tendrn derecho a indemnizacin conforme a las bases, lmites y
procedimientos que establezcan las leyes (nfasis del autor). El promotor de esta reforma constitucional ha sido el jurista mexicano lvaro Castro Estrada, quien realiz constantes e intensivas gestiones ante los miembros del Congreso de la Unin. Sus propuestas
aparecen en varias obras entre las cuales destaca su libro Responsabilidad patrimonial
del Estado, Mxico, Porra, 1997.
110 Cfr. Castro Estrada, lvaro, Nueva garanta constitucional. La responsabilidad
patrimonial del Estado, Mxico, Porra, 2002. En dicha obra se contiene el proyecto de
ley reglamentaria que sirvi de base al Congreso de la unin para aprobar la publicada el
31 de enero de 2004, mencionada en el texto.
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declaracin del 16 de diciembre de 1998,111 as como respecto de las recomendaciones que dirija a nuestro pas la Comisin Interamericana de Derechos Humanos, que se refieran al pago de indemnizaciones, si las mismas son aceptados por el gobierno mexicano (ya que as se convierten en
obligatorias, vase el prrafo 121).
189. El tercer y ltimo prrafo del citado artculo 2o. de la citada ley reglamentaria, precisan que la aceptacin y cumplimento de las recomendaciones respectivas debern llevarse a cabo por el ente pblico federal que
ha sido declarado responsable, y lo mismo deber observarse para la ejecucin de los fallos jurisdiccionales de reparacin, y ser la Secretara de Relaciones Exteriores el conducto para informar de los cumplimientos respectivos, tanto a la Comisin como a la Corte Interamericanas de Derechos
Humanos, segn corresponda. Estas normas deben considerarse como un
notorio avance en nuestro derecho positivo, si se toma en cuenta, por una
parte y como lo hemos dicho, que son escasos los ordenamientos latinoamericanos que han establecido procedimientos para el cumplimiento de fallos y recomendaciones de organismos internacionales, y por la otra, debido a que por mucho tiempo el ordenamiento mexicano se encontraba en
notorio retraso en el reconocimiento de la responsabilidad objetiva y directa del Estado, tanto en el orden interno, como en el internacional.
190. Si bien los fallos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos
han logrado un cumplimiento efectivo bastante amplio en el mbito interno de los Estados de nuestra regin, sera conveniente que se legislara de
manera especfica en esta materia en un mayor nmero de ordenamientos
latinoamericanos, sobre los procedimientos adecuados para lograr una
efectiva ejecucin de las sentencias condenatorias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (y en su caso, de las resoluciones aceptadas de
la Comisin Interamericana), para resolver las dificultades que con frecuencia se encuentran en la prctica, lo que por otra parte ocurre en el mbito europeo, tambin por ausencia de una reglamentacin especfica.
VII. PERSPECTIVAS Y FUTURO DE LOS SISTEMAS EUROPEO
E INTERAMERICANO DE PROTECCIN DE LOS DERECHOS HUMANOS
191. A) En primer trmino nos referiremos sucintamente al Sistema Europeo de Proteccin de Derechos Humanos, y de acuerdo con el mtodo
111 Cfr. Fix-Zamudio, Hctor, Mxico y la Corte Interamericana de Derechos Humanos, 2a. ed., Mxico, Comisin Nacional de los Derechos Humanos, 1999.
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tuvo una larga y minuciosa preparacin a partir de la Convencin Ministerial realizada en Roma en noviembre de 2000), se destaca que uno de los
motivos esenciales para elaborar dicho Protocolo ha sido la excesiva carga
de trabajo de la Corte Europea, y como ejemplo se seala que durante el
2003 se presentaron 39,000 reclamaciones individuales y al final de ese
ao 65,000 quejas se encontraban pendientes de tramitacin. Tambin se
hace referencia que en ese mismo ao el tribunal declar inadmisibles
aproximadamente 17,270 reclamaciones y slo admiti 753, es decir, se
rechazaron el 96% de dichas peticiones. Adems en ese mismo ao se dictaron 703 sentencias de fondo, de las cuales el 60% se referan a cuestiones
reiterativas, es decir, ya resueltas anteriormente por el tribunal en varios
supuestos y en varias sentencias.
195. En el citado documento del Consejo de Europa se subraya que de
acuerdo con el principio de subsidiariedad, la proteccin de los derechos
humanos debe realizarse en primer trmino y de manera esencial en la esfera nacional, por lo que es preciso reforzar la capacidad de los ordenamientos internos para prevenir y reparar las violaciones de los citados derechos
por las autoridades nacionales, para lo cual es muy importante el apoyo de
los organismos internacionales, entre el cual destacan los lineamientos establecidos por la Convencin de Roma y la jurisprudencia de la Corte Europea. Este perfeccionamiento de los ordenamientos internos, al cual han
contribuido las sentencias del tribunal, a mediano plazo aliviarn la carga
de la Corte, aun cuando para lograrlo deben tomarse medidas urgentes
196. El citado Protocolo nmero catorce, suscrito en Estrasburgo el 13
de mayo de 2004, y que entr en vigor tres meses despus de que hubiese
sido ratificado por los 46 Estados miembros, tiene el propsito esencial de
establecer nuevos procedimientos para restringir todava ms la admisibilidad de las quejas presentadas ante el tribunal, tales como el rechazo inicial de las reclamaciones en las cuales no se advierta un perjuicio importante en los derechos de las presuntas vctimas, adems se adoptan
medidas para solucionar los problemas relativos a las quejas reiterativas.
Como sera difcil examinar todos los aspectos de este amplio Protocolo,
nos limitaremos a sealar los aspectos de mayor trascendencia.
197. a) El artculo 27 del citado Protocolo introduce un sistema de jueces individuales, asistidos por relatores, y cuya funcin es pronunciarse sobre la admisibilidad de las peticiones individuales, o archivar los expedientes en los casos muy claros de notoria improcedencia. En caso de duda el
juez individual debe remitir el expediente a un Comit o a la Sala respecti-
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desde hace varios aos de lograr el perfeccionamiento del Sistema Interamericano de Derechos Humanos por medio de un nuevo protocolo que establezca una reestructuracin de los rganos de tutela del sistema, as como
las modificaciones procesales adecuadas que mejoren la evolucin desarrollada por los reglamentos de los dos rganos principales del mismo.116
205. Para hacer referencia nicamente a las actividades ms recientes,
podemos mencionar el Seminario sobre el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, organizado por la Comisin Interamericana con participacin de la Corte Interamericana en la ciudad de Washington, D. C., durante los das 2 a 4 de diciembre de 1996, cuyo objeto esencial fue debatir
el futuro del referido sistema.117 Varios de los temas examinados en esa
reunin fueron incorporados en el libro El futuro del Sistema Interamericano de Proteccin de los Derechos Humanos.118 Ese Seminario puede
considerarse como el inicio hacia un movimiento dirigido a hacer posibles
reformas a la Convencin Interamericana con el objeto de perfeccionar el
sistema de proteccin y particularmente sus dos organismos tutelares, ya que
marc un camino para realizar posteriores reuniones y debates sobre el sistema interamericano. En esta direccin es importante mencionar que el Instituto Interamericano de Derechos Humanos dedic el nmero 30-31 de su
Revista IIDH, al Fortalecimiento del Sistema Interamericano de Proteccin
de los Derechos Humanos.119
206. La polmica sobre el tema prosigui, ya que la Comisin de Asuntos Jurdicos y Polticos de la Comisin Permanente de la OEA, con el objeto de cumplir un mandato de la Asamblea General, convoc a una sesin
especial efectuada tambin en la ciudad de Washington, en abril de 1997,
con un grupo de expertos gubernamentales. Adems, en la Asamblea General reunida en la ciudad de Lima, Per, en junio de 1997, se reiter la necesidad de continuar las deliberaciones sobre el futuro del Sistema Interamericano de Proteccin de Derechos Humanos con la colaboracin del
citado Instituto Interamericano.
116 Puede consultarse como ejemplo el documento elaborado por el Consejo Permanente de la Organizacin de Estados Americanos el 26 de noviembre de 1996 intitulado
Hacia una nueva visin del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, OEA/Ser/
L/II. 95. Doc. 28 del 11 de marzo de 1997.
117 Los debates de esa reunin fueron consignados en el Documento OEA/Ser/L/II.
95. Doc. 28 del 11 de marzo de 1997.
118 San Jos, Instituto Interamericano de Derechos Humanos, 1998.
119 San Jos, 2001.
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207. A su vez, la Corte Interamericana promovi un conjunto de actividades para realizar aportaciones para el mejoramiento del sistema en general y
del propio tribunal en particular y as, en su periodo de sesiones realizadas en
su sede de San Jos, Costa Rica, del 18 al 29 de enero de 1999 tom la decisin de estudiar los posibles medios para fortalecer el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, y para ese objeto design como relator al notable
internacionalista juez Antonio A. Canado Trindade y a una Comisin de
Seguimiento integrada por el mismo relator y los jueces Mximo Pacheco
Gmez, Hernn Salgado Pesantes y Sergio Garca Ramrez.
208. La referida Comisin de Seguimiento organiz varios eventos, el
primero de los cuales se realiz en la misma ciudad de San Jos, Costa
Rica, los das 23 y 24 de noviembre de 1999, por conducto del seminario intitulado El Sistema Interamericano de Proteccin de los Derechos Humanos en el umbral del siglo XXI, en el cual se presentaron numerosas
ponencias por los miembros de la Corte y de la Comisin Interamericanas,
as como por destacados juristas e integrantes de organizaciones no gubernamentales, las que fueron publicadas en un grueso volumen con el ttulo El
Sistema Interamericano de Proteccin de los Derechos Humanos en el umbral del siglo XXI. Memoria del Seminario de Noviembre de 1999.120
209. La Corte Interamericana organiz, en su sede, cuatro reuniones de
expertos sobre el fortalecimiento del Sistema Interamericano, que se realizaron las primeras en septiembre y noviembre de 1999 y las ltimas en el
mes de febrero de 2000, en las cuales se alcanzaron valiosas conclusiones.
Todo el material fue reunido por el relator, el juez Antonio A. Canado
Trindade, en esa poca presidente de la Corte, en una extensa relatora.
Tanto las actas de estas reuniones de expertos como la citada relatora y
otros documentos fueron publicados en la obra Informe: Bases para un
Proyecto de Protocolo a la Convencin Americana sobre Derechos Humanos para fortalecer su Mecanismo de Proteccin, Relator: Antonio
Canado Trindade.121 La obra ms reciente sobre esta materia es la coordinada por los jueces de la Corte Interamericana, Antonio Augusto Canado
Trindade y Manuel Ventura Robles, intitulada El Futuro de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.122
San Jos, Corte Interamericana de Derechos Humanos, 2001, t. I.
San Jos, Corte Interamericana de Derechos Humanos, 2001, t. II.
3a. ed., San Jos, Corte Interamericana de Derechos Humanos-Oficina del Alto
Comisionado para los Refugiados, 2005.
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no parece posible esa transformacin radical, baste tomar en cuenta la limitacin de recursos de la Organizacin de Estados Americanos y compararlos con los que dispone la Unin Europea. Debido a esta situacin, consideramos que el crecimiento de la Corte Interamericana debe ser mucho
ms moderado, de manera que en un futuro prximo se puede estimar factible un incremento prudente de los siete actuales a once de los jueces y de
los comisionados con un resultado favorable para las atribuciones y actividades de ambos organismos tutelares, en virtud de que les permitira formar
dos salas de cinco miembros cada una y con ello duplicar el nmero de sesiones, sin perjuicio de que el pleno respectivo pudiese reunirse en algunas ocasiones en las que fuese necesario tomar decisiones de carcter general.
216. Por otra parte, esa organizacin ms compleja requerira que los
presidentes de la Comisin y de la Corte Interamericanas durante la duracin de su cargo residieran en la sede, y que adems no integren las salas,
sino nicamente la direccin del pleno con el fin de que pudiesen realizar
de manera continuada su difcil labor de la tramitacin de los asuntos respectivos y la fiscalizacin de las actividades administrativas del tribunal,
todo ello con el apoyo de la Comisin Permanente de la propia Corte.
217. Existe consenso en diversos foros y en la doctrina en la necesidad
de revisar la situacin de los jueces ad hoc que pueden designar los gobiernos, si el juez de su nacionalidad se excusa en intervenir en un asunto que
los afecta o si no existe en la integracin de la Corte un juzgador nacional
de ese pas (artculos 55 de la Convencin, 10 del Estatuto y 18 del Reglamento). Esta institucin se inspir en el Estatuto de la Corte Internacional
de Justicia, lo que se justifica debido a que dicho tribunal conoce de conflictos entre los Estados y se ha considerado conveniente que uno de sus
jueces sea experto en el derecho nacional de cada parte, lo que ya no resulta
tan evidente en relacin con un tribunal de derechos humanos. Es cierto
que la institucin de los jueces ad hoc tambin esta reconocida por la Convencin Europea en su actual artculo 27, inciso 2, pero debido a que la
Corte respectiva se integra por un juez de cada Estado miembro, se acude
con poca frecuencia a esa figura.
218. En la experiencia de la Corte Interamericana varios de los jueces ad
hoc se han desempeado con independencia e imparcialidad, pero el problema no resulta tanto de la conducta de dichos juzgadores, sino en la
complicacin que se produce en la integracin del tribunal que debido a
su composicin reducida, con frecuencia debe funcionar para el conoci-
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223. La situacin de rezago de los tribunales en nuestra poca puede calificarse de dramtica y por ello se ha tratado de encontrar soluciones al fenmeno del acceso a la justicia,128 pues adems de los problemas relativos
a la posibilidad de que personas de escasos recursos puedan acudir a los tribunales y en general a los organismos de solucin de conflictos, los primeros son lentos y onerosos, y por ello se trata de encontrar los medios necesarios para que las controversias puedan resolverse dentro de un plazo razonable, de acuerdo como lo exigen los preceptos de los tratados de derechos
humanos para el mbito interno.129 Esta situacin es todava ms evidente en
relacin con los organismos internacionales de derechos humanos. Por ello
hemos insistido en la necesidad de tomar como base la diferencia entre tribunales internacionales y los de naturaleza transnacional, ya que los primeros
deben considerarse como subsidiarios y complementarios respecto de los
organismos nacionales de tutela de los derechos humanos, y el olvido de este principio bsico condujo a un fracaso la aplicacin del Protocolo nmero 11 a la Convencin de Roma, ya que en la actualidad la Corte Europea se
encuentra totalmente rebasada por el nmero de asuntos que debe conocer,
y ha sido necesaria otra reforma radical.
224. Este cambio sustancial ha culminado en la suscripcin de un nuevo
Protocolo, el nmero 14, aprobado en Estrasburgo el 13 de mayo de 2004,
al cual nos hemos referido anteriormente con cierto detalle y nos remitimos
a lo que se expres en esa oportunidad (vanse los prrafos 194-201).
225. La experiencia del sistema europeo nos conduce a la conclusin de
que no debe reiterarse en el sistema interamericano el error en que incurri
el europeo en el Protocolo nmero 11, y por ello no sera conveniente suprimir la Comisin Interamericana, sino por el contrario perfeccionarla para que pueda proporcionar un mayor apoyo a la Corte. Tampoco es posible
aceptar, ni siquiera a largo plazo, el acceso directo ante esta ltima, ya que
resultara ilusorio como ocurri en Europa, pero en cambio es posible vigorizar en el mbito nacional de cada uno de los Estados parte la proteccin de los derechos humanos tanto internos como los de fuente internacional y, adems, incrementar la tendencia, que tambin se advierte en nuestro
Continente, de que los organismos internos, especialmente los de mayor
128 Cfr. Cappelletti, Mauro y Garth, Bryant, Acceso a la justicia. La tendencia en el
movimiento mundial para hacer efectivos los derechos, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1997.
129 Cfr. Fix-Zamudio, op. cit., nota 48, pp. 22-31.
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jerarqua, utilicen de manera creciente la jurisprudencia de la Corte Interamericana, como ya est ocurriendo.130
226. d) Como modificaciones adicionales consideramos, en primer trmino, que es indispensable en el sistema interamericano la necesidad de establecer en la Organizacin de los Estados Americanos un organismo similar al Comit de Ministros del Consejo de Europa, con la funcin esencial
de supervisar la ejecucin de las recomendaciones aceptadas de la Comisin
y los fallos de la Corte, ya que el actual sistema de encomendar esta tarea a la
Asamblea General, que generalmente se rene anualmente en distintos pases del Continente, ha resultado totalmente ineficaz.131 Es muy complejo
proponer una solucin concreta sobre esta cuestin, pero lo que s es necesario es que esta responsabilidad recaiga en un organismo integrado por un nmero reducido de titulares, sin perjuicio del auxilio de personal tcnico, con
el suficiente nivel para lograr el respeto y atencin de los Estados miembros,
y que adems acte de manera permanente y no espordica.
227. En segundo trmino, tambin se requiere el establecimiento de un
sistema de asistencia legal adecuado (Legal Aid), por medio de instituciones integradas por abogados y tcnicos, cuyas actividades y apoyos econmicos se encuentren a cargo de la Comisin y de la Corte Interamericanas de
Derechos Humanos, similar al establecido en el sistema europeo y actualmente ante la Corte Europea de Derechos Humanos, al que nos hemos referido anteriormente ya que es evidente que en la realidad latinoamericana, un
porcentaje mucho ms elevado que el europeo de reclamantes individuales,
carecen de los medios suficientes para solventar los gastos procesales de los
asuntos planteados primero ante la Comisin y posteriormente, en su caso,
ante la Corte Interamericana, y menos an si carecen del apoyo de organi130 Cfr., entre otros, Colmenares, Carmen Mara, Aplicacin del derecho internacional
de los derechos humanos en el mbito del derecho interno, Anuario Iberoamericano de
Justicia Constitucional, Madrid, nm. 5, 2001, pp. 67-90; Sags, Nstor Pedro, La jurisprudencia constitucional de la Suprema Corte de Justicia de Argentina (1997-1999),
Anuario Iberoamericano de Justicia Constitucional, Madrid, nm. 3, 1999, pp. 461-487,
esp. pp. 475-481; Garca Sayn, Diego, Una viva interaccin: Corte Interamericana y tribunales internos, La Corte Interamericana de Derechos Humanos. Un cuarto de siglo:
1979-2004, San Jos, Corte Interamericana de Derechos Humanos, 2005, pp. 323-374.
131 Cfr. Ventura Robles, Manuel, La necesidad de establecer en la Organizacin de
los Estados Americanos un grupo de trabajo permanente dedicado a supervisar el cumplimiento por los Estados Partes en la Convencin Americana, de las sentencias y medidas
provisionales que dicta la Corte Interamericana de Derechos Humanos (voto razonado en
el caso Cesar contra Trinidad y Tobago, op. cit., nota 122, pp. 311-359).
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ediciones de gran trascendencia de trabajos y aportaciones acadmicas realizadas en diversas reuniones organizadas por el mismo tribunal. Adems,
en el 2005, el mismo Consejo de Europa proporcion un donativo adicional para celebracin de algunas reuniones fuera de la sede de la Corte, que
resultaron de gran utilidad. Asimismo, para complementar el financiamiento de las publicaciones del tribunal se recibieron donativos voluntarios de los gobiernos de Mxico, Brasil, Dinamarca y Finlandia.
232. Debe resaltarse el apoyo econmico del gobierno de Costa Rica, el
que adems del subsidio anual que tiene su base en el Convenio de Sede, ha
proporcionado otras aportaciones adicionales, como la que permiti la adquisicin del inmueble que ha ocupado la Corte desde el inicio de sus actividades, y que era alquilado (1993), y ms adelante una nueva aportacin
importante (2000-2001), con fondos de cooperacin internacional obtenidos por el mismo gobierno de Costa Rica, que se destinaron a la adquisicin de un inmueble cercano a la ubicacin del citado edificio del tribunal
para la casa sede de la biblioteca conjunta Corte-Instituto y la creacin de
una biblioteca virtual. Esta casa sede de la biblioteca, en la cual tambin se
instal un centro de documentacin, era una necesidad imperiosa debido a
que el acervo de la biblioteca estaba en gran parte en la cochera del edificio
de la Corte, en condiciones sumamente precarias.137
233. d) Finalmente, uno de los sectores que, conjuntamente con las proposiciones que se han formulado con anterioridad, pueden influir de manera
notoria en el desenvolvimiento de la propia Corte Interamericana de Derechos Humanos es aquel que se relaciona con el enriquecimiento creciente y
progresivo de su jurisprudencia. En efecto, las resoluciones del tribunal en
los asuntos contenciosos y los criterios expresados en las diecinueve opiniones consultivas hasta ahora decididas por la Corte Interamericana, han formado un acervo muy importante de jurisprudencia sobre temas muy amplios
relativos a la interpretacin de la Convencin Interamericana, pero tambin
realizacin de las mismas qued a cargo del presupuesto ordinario de la Comisin y de la
Corte, lo que constituy desde entonces una erogacin adicional.
137 Resulta conveniente destacar que el edificio principal de la Corte que proporcion
primero en alquiler y posteriormente donado en propiedad, originalmente era una casa
particular con una construccin amplia y adems dentro de un terreno extenso que admita otras edificaciones, no obstante lo cual, su utilidad era inadecuada para las instalaciones del tribunal, el que debido a varias donaciones voluntarias, ajenas al presupuesto ordinario, ha podido adaptarse de manera paulatina a las funciones y actividades crecientes
del propio tribunal.
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divulgacin de sus criterios jurisprudenciales tanto en publicaciones impresas como los seis volmenes que contienen sentencias de casos contenciosos y decisiones en opiniones consultivas, aparecidos en 2005, as como
en varias publicaciones electrnicas contenidas en discos compactos, y toda esta se incorporar en su totalidad en el mes de junio de este ao a la pgina web de la Corte reorganizada en su totalidad.142
(1979-2004), op. cit., nota 130, pp. 523-1228, y que abarca un gran porcentaje de dicho
volumen. Se advierte la nota de los compiladores en el sentido de que la jurisprudencia
abarca el periodo de 1981 hasta la contenida en los pronunciamientos de junio de 2005.
142 http: //www.corteidh.or.cr.
I. ASPECTOS GENERALES
El debate sobre el perfeccionamiento y eventual reforma del Sistema Interamericano de Proteccin de Derechos Humanos es relativamente antiguo.
Ya en 1995 se manifest en el XXV periodo de sesiones de la Asamblea
General, culminando con la Declaracin de Montreaux, la cual contiene interesantes proposiciones al respecto. El debate continu con la discusin
que origin la presentacin en diciembre de 1996 ante el Consejo Permanente de la OEA del secretario general, Csar Gaviria, sobre la reforma del
sistema interamericano y el seminario organizado por la Comisin Interamericana de Derechos Humanos pocos das despus; as como los posteriores y sucesivos debates que siguieron ese ao y los siguientes sobre el
tema en la Comisin de Asuntos Jurdicos y Polticos del Consejo Permanente de la OEA.
Con ocasin de la conmemoracin del cuadragsimo aniversario de la
Comisin Interamericana de Derechos Humanos, del trigsimo aniversario
de la adopcin de la Convencin Americana sobre Derechos Humanos y
* Ex secretario ejecutivo de la Comisin Interamericana de Derechos Humanos;
miembro de la Comisin de Derecho Internacional de Naciones Unidas y secretario general del OPANAL.
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del vigsimo de la instalacin de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, los ministros de Relaciones Exteriores de los Estados de la OEA,
que se reunieron en San Jos de Costa Rica, el 22 de noviembre de 1999,
con el fin de adoptar una declaracin relativa a esas conmemoraciones, decidieron conformar un grupo de trabajo ad hoc, integrado por representantes de los ministros de Relaciones Exteriores de los Estados partes de la
Convencin Americana sobre Derechos Humanos, de la Comisin Interamericana de Derechos Humanos, de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, de un representante del secretario de la Organizacin de Estados
Americanos y de un experto del Instituto Interamericano de Derechos Humanos, para que presentaran un plan de accin sobre el fortalecimiento y
desarrollo del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, el cual se
evaluara periodicamente.
De las reuniones de dicho grupo, la primera de las cuales tuvo lugar en
San Jos de Costa Rica, los das 10 y 11 de febrero de 2000, se establecieron las bases para que la Asamblea General adoptara ese mismo aZo la resolucin 1701, en la que el rgano supremo de la OEA, recomend a la Comisin y a la Corte Interamericana de Derechos Humanos reformar sus
respectivos reglamentos a fin de perfeccionar y fortalecer el Sistema Interamericano de Derechos Humanos. Tanto la Comisin como la Corte, durante el mismo aZo adoptaron nuevos reglamentos que, aunque fueron parcialmente modificados con posterioridad, se encuentran todava vigentes.
El gran mrito que tienen esos reglamentos es que a travs de ellos se lograron corregir algunas prcticas que evidentemente no eran convenientes
y se desarrollaron progresivamente ciertas normas que permitieron perfeccionar el sistema en beneficio de la proteccin de los derechos humanos.
De ese modo se perfeccion el sistema; sin embargo, en esas oportunidades se opt por no reformar la Convencin Americana de Derechos Humanos, no obstante sus limitaciones y defectos, posiblemente por las dificultades que tal reforma acarreara.
En esta exposicin pretendemos abogar por la conveniencia de llevar a
cabo una reforma del Pacto de San Jos de Costa Rica de 1969, el cual no
obstante sus logros requiere de algunas transformaciones que ya no es posible efectuar nicamente por la va reglamentaria: para tal objeto se expondrn previamente los logros alcanzados por el Sistema Interamericano
de Derechos Humanos; los criterios que deban inspirar la reforma; las limitaciones y los inconvenientes que ha ofrecido el sistema para su adecuado
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funcionamiento. A modo de conclusin se seZalarn las reformas a la Convencin Americana sobre Derechos Humanos que, a nuestro juicio, pueden permitir fortalecer el Sistema Interamericano de Proteccin de los Derechos Humanos.
II. VALORIZACIN DEL SISTEMA INTERAMERICANO
DE DERECHOS HUMANOS
En lo que ataZe a la valorizacin del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, el punto de partida de todo anlisis debe ser el reconocimiento de que lo ms importante hasta ahora realizado por la OEA ha sido
precisamente su labor en el campo de los derechos humanos y, dentro de
ella, el fundamental papel que le ha correspondido desarrollar a la Comisin Interamericana de Derechos Humanos. En efecto, la Comisin, en sus
ms de cuarenta aZos de existencia, ha cumplido en forma sobresaliente las
tareas y actividades fundamentales para la vigencia de los derechos humanos y la democratizacin del continente, como han sido sus observaciones
in loco y sus informes en la mayora de los pases de la OEA;1 sus propuestas para codificar y desarrollar progresivamente el derecho internacional
de los derechos humanos, lo que se ha traducido en la adopcin de importantes convenciones interamericanas; su mediacin en conflictos entre un
Estado y un grupo de sus ciudadanos; su actuacin en situaciones de crisis
o emergencia; sus informes o relatoras especiales sobre ciertos temas o determinados derechos, como la libertad de expresin; y su contribucin a la
promocin y enseZanza de los derechos humanos en el continente.
En materias que podran calificarse de jurisdiccionales o cuasi jurisdiccionales, merece destacarse el papel asumido por la Comisin durante el
periodo de graves violaciones a los derechos humanos por dictaduras militares en cuanto a intervenir con prontitud y eficacia en situaciones en que
se denunciaron detenciones arbitrarias que pudieron haber conducido a desapariciones forzadas. Gracias a esas intervenciones, la Comisin literalmente salvo la vida a decenas de personas. En los ltimos aZos la Comisin
ha desempeZado tambin un papel positivo en la solucin amistosa de casos individuales que haban sido sometidos a su conocimiento.
1 Argentina, Bolivia, Brasil, Chile (4), Colombia (5), Cuba (7), Ecuador, El Salvador (2), Guatemala (5), Hait (5), Mxico, Nicaragua (2), Panam (2), Per (2), Repblica Dominicana (2), Suriname y Uruguay.
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En la evaluacin de este sistema de proteccin resulta fundamental tomar en consideracin el contexto histrico que ha existido cuando dicho
sistema ha sido aplicado. Aunque establecido en 1948 e institucionalmente
desarrollado con la creacin de la Comisin Interamericana de Derechos
Humanos en 1959 y la adopcin en 1969 de la Convencin Americana sobre Derechos Humanos, el Sistema Interamericano de Proteccin de los
Derechos Humanos comenz a operar de un modo efectivo en la dcada de
los setenta cuando se produjeron graves, masivas y sistemticas violaciones de los derechos humanos en buena parte de Amrica Latina. Como
acertadamente lo ha observado Mnica Pinto:
Los aZos setenta presentan una realidad indita que desafa toda estructura
vigente. La Comisin afronta un elevadsimo nmero de denuncias que,
en general, comprometen a gobiernos de facto que protagonizan y ejecutan polticas de masivas y sistemticas y violaciones a los derechos humanos. La prescindencia del derecho y la perversidad de los modos de violacin son los rasgos de una realidad que ninguna norma jurdica haba
previsto, ni siquiera las que aguardaban su turno para entrar en vigor.2
Frente a esta realidad, la Comisin Interamericana de Derechos Humanos, sin una base institucional de carcter convencional, ya que el Pacto de
San Jos de Costa Rica entrara en vigor en 1978 y tardara todava varios
aZos ms para entrar en vigor respecto de la mayora de los Estados acusados
de cometer graves violaciones a los derechos humanos, utiliz los escasos
recursos y medios que dispona para afrontar esa situacin. Las miles de de2 Pinto, M., La denuncia ante la Comisin Interamericana de Derechos Humanos,
Buenos Aires, 1993, p. 181.
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nuncias que recibe las transmite ponindolas en conocimiento de los gobiernos acusados, realiza con stos gestiones, algunas de ellas muy activas, que
en algunos casos permitirn solucionar la situacin denunciada; practica
observaciones in loco, redacta informes sobre la situacin de los derechos
humanos respecto a los pases donde ocurren esas violaciones, los cuales
pone en conocimiento de las correspondientes opiniones publicas y de los
rganos polticos de la OEA, en especial de su Asamblea General, que de
ese modo se convierte en el principal foro poltico para debatir la situacin
de los derechos humanos en los pases acusados de su violacin.
Para la CIDH, durante esos aZos, el sistema de denuncias en casos individuales fue uno de los medios, ni siquiera el principal, de que se vali para
proteger los derechos humanos. Como ha agregado Mnica Pinto:
La decisin y la autonoma de criterio de los miembros de la Comisin y
de su Secretara que supieron comprender que la presentacin de una peticin, adems de importar el ejercicio de un recurso jurdico era un llamado a gritos a la imposicin de limites a la prepotencia del poder, al horror,
a la perversin institucionalizada.33
Ibidem, p. 182.
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caso a la Corte, al amparo de la ambigedad y contradiccin de las correspondientes disposiciones de la Convencin Americana sobre Derechos
Humanos.
Ya en el siglo XXI, especialmente a partir de 2000, cuando la Asamblea
General de la OEA promueve la modificacin de los reglamentos de la
Comisin y la Corte para perfeccionar el sistema interamericano de derechos humanos, se producen importantes modificaciones en lo que respecta a la tramitacin de las denuncias ante la Comisin y las demandas ante
la Corte.
En lo que respecta a la Comisin, entre los ms convenientes cambios
con respecto a lo que era la prctica anterior, cabe seZalar los siguientes:
a) La Comisin, como regla general, debe previamente pronunciarse
sobre la admisibilidad de la denuncia.
b) Durante la tramitacin de la denuncia, la Comisin debe esforzarse
por procurar una solucin amistosa del asunto fundada en el respeto a los derechos humanos.
c) Si la Comisin decide que el Estado que ha violado una disposicin de la Convencin y no ha cumplido las recomendaciones que
ella ha formulado, automticamente deber remitir el caso a la
Corte, a menos que la mayora de los miembros de la Comisin
dispongan lo contrario.
Por su parte, el reglamento de la Corte, aprobado en noviembre de 2000
y que entr en vigor en junio de 2001, permite a las vctimas, familiares y
representantes, poder participar autnomamente ante la Corte y hacer valer
directamente ante ella sus pretensiones, argumentos y pruebas, sin necesidad de hacerlo a travs de la Comisin. La nica limitacin que actualmente tienen las vctimas es que ellas no pueden presentar por s mismas
denuncias ante la Corte.
Ese fundamental cambio afect el papel que la Comisin vena teniendo
ante la Corte. Salvo que la Comisin todava conserva el monopolio para
presentar demandas ante la Corte; en los hechos, procesalmente las funciones que tienen la Comisin y las vctimas son prcticamente iguales en
cuanto a la procedencia y oportunidad para sostener sus argumentos y
presentar pruebas durante el proceso ante la Corte.
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do de modo tal que pueda avanzarse en cuanto a que las normas del sistema
puedan aplicarse unvocamente a todos los Estados miembros de la OEA.
En particular, si se aspira a contar con la ratificacin de Estados Unidos y
la adhesin de Canad sera importante entrar a negociaciones que permitan de un modo aceptable para todos los Estados modificar el actual artculo 4o. de la Convencin, concerniente al derecho a la vida, que es el mayor
obstculo para que esos dos Estados no sean an partes de la Convencin.
4. Subsidiario
El sistema debe operar una vez que los rganos internos principalmente el Poder Judicial no hayan podido corregir o dejar sin efecto la
violacin del derecho humano que se imputa al Estado. Ello supone (salvo
para situaciones de emergencia en que se requiera actuar con prontitud)
una estricta observancia de la regla del previo agotamiento de los recursos
internos. Con todo, el carcter subsidiario de la proteccin internacional no
debe estar limitado a que previamente existan decisiones del Poder Judicial. El criterio de la subsidiariedad implica tambin que cuando se trata de
modificar o dejar sin efecto las leyes que sean contrarias a la Convencin
Americana de Derechos Humanos los rganos de proteccin deberan, antes de conocer un asunto derivado de la contradiccin entre la Convencin
y una ley, estimular a los Estados para que emprendan la adaptacin de su
legislacin interna a las normas internacionales.
A pesar de los notables logros alcanzados por el sistema interamericano
de derechos humanos gracias al afn que han tenido sus rganos para ir
constantemente perfeccionando el sistema por medio de modificaciones
reglamentarias en lo que se refiere a denuncias individuales, adolece todava de ciertas limitaciones e inconvenientes que podran corregirse a travs
de algunas modificaciones a la Convencin Americana de Derechos Humanos.
V. LIMITACIONES E INCONVENIENTES QUE OFRECE EL SISTEMA
Existen ciertas limitaciones derivadas de la propia Convencin Americana sobre Derechos Humanos de 1969 que han influido para que el sistema no sea eficiente, predecible, universal y subsidiario.
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dades quienes no necesariamente deberan requerir, como los jueces, dedicacin exclusiva, toda vez que resulta ms conveniente que esos comisionados puedan ser personalidades con experiencia poltica y diplomtica,
comprometidos con la defensa de los derechos humanos, que pueden estar
ejerciendo otras funciones en sus respectivos pases. El nfasis en las tareas que deber corresponderle a la Comisin debera estar puesto en
aqullas que mejor le puedan permitir cumplir el mandato que le ha conferido la Carta de la OEA, esto es, de promover la observancia y la defensa de
los derechos humanos y de servir como rgano consultivo de la organizacin en esa materia. De ese modo, deberan corresponderle a la Comisin
tareas como las de elaborar informes sobre pases o sobre ciertas situaciones especiales, pudiendo realizar observaciones in loco; codificar y desarrollar progresivamente el derecho internacional de los derechos humanos
en Amrica a travs de proyectos de convenciones o de resoluciones sobre
derechos humanos; actuar con rapidez en situaciones de emergencia que
afectan la vigencia de los derechos humanos; proponer la adopcin de medidas que permitan dar mayor vigencia a esos derechos; asesorar a gobiernos que as lo solicitan en asuntos de derechos humanos; promover la observancia de tales derechos en los distintos Estados, etctera.
El cumplimiento de esas funciones no debera impedir actuar a la Comisin en casos individuales. Desde luego, debera conservar sus actuales
funciones con respecto a los Estados que no son partes de la Convencin
Americana sobre Derechos Humanos. Aun respecto a la Corte, la Comisin debera tener la facultad de presentar demandas en casos notorios, si
dentro de determinado plazo no lo hacen las vctimas. Adems de solicitudes de opiniones consultivas, tambin en casos generales que afecten a un
conjunto de personas, la Comisin podra asumir su representacin en el
ejercicio de la competencia contenciosa de la Corte.
Se trata, por supuesto, de ideas generales que llegado el momento habra
que evaluar y perfeccionar. Lo importante es que el Sistema Interamericano de Proteccin de los Derechos Humanos, que ha sido uno de los mayores logros de la OEA, pueda ir superando las limitaciones e inconvenientes que ofrece y de esa manera ir cumpliendo sus funciones en forma cada
vez ms expedita y eficiente a modo de permitir resguardar mejor los intereses de aquellos para los que se ha creado el sistema: las vctimas de
violaciones de derechos humanos.
Ariel E. DULITZKY*
SUMARIO: I. Introduccin. II. La Convencin Americana y los Estados con estructura federal. III. Reflexiones finales.
I. INTRODUCCIN
Argentina, Brasil, Mxico y Venezuela, todos Estados partes de la Convencin Americana sobre Derechos Humanos (en adelante la Convencin
o la Convencin Americana) tienen una estructura federal. Ello significa
que la mayora de las personas protegidas por la Convencin viven en estados federales. Por lo tanto, es importante reflexionar sobre la relacin
entre federalismo y proteccin internacional de los derechos humanos.
La estructura federal repercute interna e internacionalmente a la hora de
dar cumplimiento a las obligaciones emergentes de las normas internacionales de derechos humanos.1 En muchas ocasiones los agentes pblicos
* Secretario ejecutivo adjunto de la Comisin Interamericana de Derechos Humanos.
Las opiniones del presente artculo son de exclusiva responsabilidad del autor.
1 CIDH, Informe sobre la situacin general de los derechos humanos en Brasil,
1997, pg. 14, OEA/Ser.L/V/II.97, Doc. 29 rev.1, 29 septiembre de 1997, Original: Portugus, Captulo 5. El Comit de Derechos Humanos de Naciones Unidas ha tomado en
cuenta que la estructura federal de diversos estados dificulta, afecta u obstaculiza el cumplimiento cabal del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos. Vase Comit de
Derechos Humanos, Observaciones finales, Blgica, U.N. Doc. CCPR/C/79/Add.3 (1992),
prrafo 4 (toma nota de las dificultades principales con que se enfrenta Blgica, a saber,
el carcter centrfugo del federalismo belga); Observaciones finales, Suiza, U. N. Doc.
CCPR/CO/73/CH (2001), prrafo 6 (preocupa al Comit que la aplicacin de las obligaciones del Estado Parte en virtud del Pacto en todas las partes de su territorio pueda verse dificultada por la estructura federal del Estado Parte).
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responsables de violaciones a los derechos humanos dependen de los gobiernos locales y no del federal. El gobierno federal puede encontrarse en
la situacin embarazosa de tener que responder a denuncias internacionales por faltas cometidas por sus Estados federados que las autoridades centrales no comparten y de hecho condenan.2
Tambin resulta cierto que varios pases han intentado ampararse en su
estructura federal para limitar los efectos internos de la ratificacin de tratados de derechos humanos3 o para restringir el alcance de su responsabilidad internacional.4 Paralelamente, autoridades locales han pretendido de2 Konder Comparato, Fabio, A proteao a os direitos humanos e a organizaao federal de competncias, en A Incorporaao das normas internacionais de proteao dos
direitos humanos no direito brasilero, 1996, p. 281. En adelante, A Incorporaao. Un
ejemplo categrico de esta situacin se produjo en el caso Toomen contra Australia ante
el Comit de Derechos Humanos de Naciones Unidas. En dicho caso se cuestionaba dos
disposiciones del Cdigo Penal de Tasmania que tipificaban como delitos diversas formas de contacto sexual entre hombres, incluida cualquier forma de contacto sexual entre
hombres homosexuales adultos, con su consentimiento y en privado. El gobierno federal
australiano concord con el Seor Toomen en que ste ltimo haba sido vctima de injerencia arbitraria en su vida privada e incluso que podra ser vctima de discriminacin y
claramente indic que no comparta los razonamientos de las autoridades de Tasmania.
En su respuesta al Comit de Derechos Humanos, el gobierno australiano acompa las
defensas producidas por el gobierno de Tasmania. Vase Comit de Derechos Humanos,
Nicholas Toonen vs. Australia, Comunicacin N 488/1992, U.N.Doc. CCPR/C/50/D/488
/1992 (1994), en particular prrafos 6.1 y ss.
3 Quizs el ejemplo ms claro es la declaracin que el gobierno de Estados Unidos
de Amrica acompa al momento de ratificar el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos que dice: Los Estados Unidos entienden que este Pacto ser aplicado por
el Gobierno federal en la medida en que tenga atribuciones legislativas y judiciales en las
materias de que se trata; en los dems casos ser aplicado por las administraciones estatales y locales; en la medida en que las administraciones estatales y locales tengan atribuciones sobre esas materias, el Gobierno federal tomar las medidas adecuadas segn el
sistema federal para que las autoridades competentes de las administraciones estatales o
locales puedan tomar las medidas procedentes para el cumplimiento del Pacto. Brad R.
Roth, Understanding the Understanding: Federalism Constraints on Human Rights
Im- plementation, 47 Wayne L. Rev. 891.
4 Por ejemplo, en el caso Garrido-Baigorria ante la Corte Interamericana, la Argentina invoc la clusula federal o hizo referencia a la estructura federal del Estado en tres
momentos del caso. En primer lugar, cuando se discuta el fondo del asunto, el Estado
sostuvo que la responsabilidad del caso no recaa sobre l, sino en la provincia de Mendoza, en virtud de la clusula federal. La Argentina desisti luego de este planteamiento
y reconoci expresamente su responsabilidad internacional en la audiencia del 1o. de febrero de 1996. El Estado pretendi por segunda vez hacer valer la clusula federal al
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Al mismo tiempo debe prestarse atencin a la posibilidad que organismos internacionales de proteccin de los derechos humanos puedan afectar
la estructura federal de un Estado. As, en un caso la CIDH encontr que un
Estado federal haba violado sus obligaciones internacionales por permitir
que la determinacin de si los homicidios cometidos por menores de edad
merecan la pena de muerte quedara en manos de cada Estado de la Unin y
no del gobierno federal.11 En muchos pases federales, las disposiciones en
materia penal son eminentemente una facultad de los gobiernos locales y no
del gobierno central.12 La categrica conclusin a la que arrib la CIDH
obligara a Estados federales como Mxico o los Estados Unidos a modificar
esta distribucin constitucional de competencias producto de complejos balances institucionales y prcticas histricas.
En el presente artculo, realizaremos un anlisis de las obligaciones internacionales de los Estados federales que son parte de la Convencin
10 CIDH, Informe sobre la situacin general de los derechos humanos en Brasil,
1997, p. 14, OEA/Ser.L/V/II.97, Doc. 29 rev.1, 29 septiembre 1997, Original: Portugus.
11 CIDH, caso nm. 9647, Estados Unidos, Resolucin N3/87, prr. 63; Informe
Anual de la Comisin Interamericana de Derechos Humanos 1986-1987, OEA/Ser.
L/V/II.71, Doc. 9 rev. 1, 22 septiembre 1987. En otro caso, la Comisin ha debido pronunciarse acerca de los derechos de los residentes del Distrito de Columbia en Estados
Unidos, que de acuerdo a la Constitucin de dicho pas no pueden votar, en tanto y en
cuanto residen en la ciudad capital y asiento del Gobierno federal. Los redactores originales de la Constitucin norteamericana teman que otorgarles la posibilidad de voto, podra crear desequilibrios e influencias indebidas en el Gobierno federal. La Comisin
consider que tal situacin era violatoria de la Declaracin Americana de los Derechos y
Deberes del Hombre. Vase informe nm. 98/03, Caso 11.204, Fondo, Statehood Solidarity Committee, Estados Unidos, 29 de diciembre de 2003, prrafo 100.
12 Ver por ejemplo la Constitucin mexicana que establece la competencia federal
solamente por los delitos y faltas contra la Federacin o los conexos con estos. Ver artculo 73 fraccin XXI (El Congreso tiene facultad: XXI. Para establecer los delitos y
faltas contra la Federacin y fijar los castigos que por ellos deban imponerse. Las autoridades federales podrn conocer tambin de los delitos del fuero comn, cuando estos tengan convexidad con delitos federales). No es el caso sin embargo de Brasil, Argentina y
Venezuela. En Brasil ver el artculo 22 constitucional (Compete privativamente Unio
legislar sobre: I - direito ... penal...;); en Argentina ver la Constitucin en su artculo 75
inciso 12 (Corresponde al Congreso: 12 Dictar los cdigos Penal); en Venezuela
vase el artculo 156 inciso 32 de la Constitucin (Es de la competencia del Poder Pblico Nacional: 32. La legislacin en materiapenal).
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Americana. Nuestra propuesta es desentraar el alcance de tales obligaciones internacionales. En las siguientes secciones analizaremos especficamente la regulacin y la interpretacin de la Convencin Americana en
materia de Estados con estructura federal. El anlisis partir de un breve recuento de los antecedentes de la clusula federal en el tratado interamericano sin pretender con ello sobrevalorar el recurso a los trabajos preparatorios como mtodo de interpretacin. Solamente pretenderemos reflexionar
sobre el origen de tal disposicin. A continuacin realizaremos un estudio
de las obligaciones generales que tienen todos los Estados partes, es decir,
las de respeto y garanta de los derechos humanos y el deber de adoptar
normas de derecho interno en conjuncin con la clusula federal y las particularidades en los Estados federales. Dado que una caracterstica de los
Estados federales es el reparto de competencias entre el gobierno central y
los gobiernos locales, tambin exploraremos dos temas relacionados, por
un lado, la disparidad de regulaciones en materia de derechos humanos al
interior de un Estado federal y el principio de no discriminacin; por el
otro, un anlisis de este reparto de competencias a la luz de la clusula federal de la Convencin. Esta seccin concluye con un esbozo de las obligaciones que las unidades integrantes de la federacin tienen con relacin a la
Convencin Americana.
El artculo concluye con unas breves reflexiones finales, destinadas principalmente a llamar la atencin sobre la necesidad de crear un mecanismo
que provea el espacio institucional y las herramientas jurdicas necesarias
para coordinar las actividades entre el gobierno nacional y los gobiernos
provinciales tanto de manera preventiva como proactiva para facilitar el respeto y garanta de los derechos humanos tanto a nivel federal como local.
II. LA CONVENCIN AMERICANA Y LOS ESTADOS
CON ESTRUCTURA FEDERAL
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2. Con respecto a las disposiciones relativas a las materias que corresponden a la jurisdiccin de las entidades componentes de la federacin, el
gobierno nacional debe tomar de inmediato las medidas pertinentes, conforme a su Constitucin y sus leyes, a fin de que las autoridades competentes de dichas entidades puedan adoptar las disposiciones del caso para
el cumplimiento de esta Convencin.
3. Cuando dos o ms Estados partes acuerden integrar entre s una federacin u otra clase de asociacin, cuidarn de que el pacto comunitario
correspondiente contenga las disposiciones necesarias para que continen
hacindose efectivas en el nuevo Estado as organizado, las normas de la
presente Convencin.13
Esta clusula federal tiene en mente en sus primeros dos incisos solamente a un grupo de Estados, aqullos con estructura federal frente a la
gran mayora del resto del articulado convencional que se dirige sin distincin a la totalidad de los Estados parte.14
1. Los antecedentes del artculo 28 de la Convencin Americana
El artculo 29 de la Convencin de Viena sobre Derecho de los Tratados
expresamente prev: Un tratado ser obligatorio para cada una de las partes por lo que respecta a la totalidad de su territorio, salvo que una intencin diferente se desprenda de l o conste de otro modo.
13 El Pacto Internacional de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales (PIDESC)
y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos (PIDCP) adoptados en el mbito
de Naciones Unidas, expresamente establecen que los mismos son aplicables en toda la
extensin territorial del Estado federal sin excepcin o limitacin de algn tipo. As, el
PIDESC en su artculo 28 y el PIDCP en su artculo 50 disponen de manera idntica que:
Las disposiciones del presente Pacto sern aplicables a todas las partes componentes de
los Estados federales, sin limitacin ni excepcin alguna.
14 Carnota, Walter, Federalismo y Derechos Humanos, E.D. 127-911. Otros artculos
que podran tener estas caractersticas son el 4, inciso 2, que se dirige solamente a aquellos Estados que mantienen la pena de muerte (estableciendo los requisitos para su imposicin); el 5, inciso 5, que se refiere solamente a los Estados que permiten el procesamiento de menores de edad (requiriendo que sean separados de los adultos y llevados
ante tribunales especializados, con la mayor celeridad posible, para su tratamiento); el 6,
inciso 2, que se refiere a los pases donde ciertos delitos tengan sealada pena privativa
de la libertad acompaada de trabajos forzosos o el 6, inciso 3.b, que indica que en los
pases donde se admite exencin por razones de conciencia [al servicio militar], el servicio nacional que la ley establezca en lugar de aqul.
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Este brevsimo recuento de la historia legislativa del artculo 28 convencional tuvo por fin ilustrar cmo se lleg a la redaccin presente de la clusula federal. En modo alguno implica endosar el mtodo histrico de interpretacin que considera que el nico sentido posible de una norma jurdica
es aquel que surge de la intencin de sus redactores. Por el contrario y tal
como hemos citado siguiendo a la Corte Interamericana, vemos a la Convencin como a cualquier otra norma jurdica, como un instrumento que
debe ser analizado de acuerdo al contexto y realidad actual sobre la que se
aplica.
En todo caso, la historia legislativa demuestra que la preocupacin principal radic en no federalizar todas las materias cubiertas por la Convencin Americana. Pero ni siquiera en las posiciones sostenidas por los Estados Unidos exista la intencin de sostener que la Convencin regira
solamente en los mbitos sobre los cules el gobierno central ejerca jurisdiccin.
2. Las obligaciones de respetar y garantizar los derechos
y de adecuar el derecho interno en los Estados federales
A fin de analizar las obligaciones que emergen de la Convencin Americana en los Estados federales es indispensable leer conjunta e integralmente
todo el texto convencional y no de manera aislada su clusula federal. En
particular deben considerarse los artculos 1o. y 2o. convencionales. El artculo 1o., inciso 1, indica:
1. Los Estados partes en esta Convencin se comprometen a respetar los
derechos y libertades reconocidos en ella y a garantizar su libre y pleno
ejercicio a toda persona que est sujeta a su jurisdiccin, sin discriminacin alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma, religin, opiniones
polticas o de cualquier otra ndole, origen nacional o social, posicin econmica, nacimiento o cualquier otra condicin social.
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CIDH, Informe N 8/91, Caso 10.180, Mxico, 22 de febrero de 1991, prrafo 41.
Idem.
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El artculo 1o. de la Convencin obliga a los Estados partes no solamente a respetar los derechos y libertades reconocidos en ella, sino a garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona sujeta a su jurisdiccin.
La Corte ha dicho que esta disposicin: Contiene un deber positivo para
los Estados. Debe precisarse, tambin, que garantizar implica la obligacin del Estado de tomar todas las medidas necesarias para remover los
25 Vase mutatis mutandi, Corte IDH, Exigibilidad del Derecho de Rectificacin o
Respuesta, Opinin consultiva OC- 7/86, de 29 de agosto de 1986, prrafo 24.
26 CIDH, Propuesta de modificacin a la Constitucin Poltica de Costa Rica relacionada con la naturalizacin. Opinin Consultiva OC-4/84 del 19 de enero de 1984. Serie A, Nm. 4, prrafo 53.
27 CIDH, Informe Nm. 59/99* Caso 11.405 Newton Coutinho Mendes y Otros, Brasil 13 de abril de 1999, prrafo 107.
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obstculos que puedan existir para que los individuos puedan disfrutar de
los derechos que la Convencin reconoce.28
La estructura federal del Estado puede constituirse en uno de dichos
obstculos para el efectivo goce de los derechos y, por ende, el gobierno
central deber efectuar y adoptar todas las medidas necesarias para evitar
que la estructura federal impida o dificulte dicho goce. Ello no implica
eliminar el federalismo, sino lograr que el gobierno central y los gobiernos locales se encuentren en condiciones de asegurar el efectivo disfrute
de los derechos.
Para ello se requiere la existencia de un orden normativo dirigido a hacer posible el cumplimiento de esta obligacin.29 El Estado federal debe
crear la estructura legislativa que le permita por s o a travs de las unidades federales cumplir con su obligacin de garantizar los derechos. Adems, este deber comporta la necesidad de una conducta gubernamental que
asegure la existencia, en la realidad, de una eficaz garanta del libre y pleno
ejercicio de los derechos humanos.30 De ah que en adicin al marco normativo, el Estado federal debe realizar todas las conductas necesarias para
que las normas convencionales produzcan un efecto til, es decir, que tengan existencia concreta en la realidad de las provincias.
La obligacin de garanta de los derechos reconocidos en la Convencin
implica el deber de los Estados partes de organizar todas las estructuras a
travs de las cuales se manifiesta el ejercicio del poder pblico, de manera
tal que sean capaces de asegurar jurdicamente el libre y pleno ejercicio de
los derechos humanos.31 Es claro que dentro de las estructuras de poder pblico se encuentran aquellas a nivel provincial o estadual. Por eso, la Comisin ha instado a un gobierno federal a que adopte de inmediato las medidas pertinentes, conforme a su Constitucin y a sus leyes, para que todo
el aparato del Estado, incluyendo las autoridades de los Estados federados,
adopten las medidas del caso para cumplir con la Convencin.32
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cal, estadual o provincial ha concitado mucha atencin en Estados con estructura federal. En varios pases, precisamente para dotar al gobierno
federal con mayores herramientas, se ha dado una tendencia de federalizar la
persecucin de los delitos vinculados a la violacin de derechos humanos.37
Del deber de garanta tambin se desprende la obligacin de reparar el
dao que haya sido causado por una eventual violacin a alguno de los derechos reconocidos.38 El Estado no puede invocar disposiciones de derecho interno para modificar o incumplir la obligacin de reparar, ya que est
sujeto en todos los aspectos (alcance, naturaleza, modalidades y determinacin de los beneficiarios) al derecho internacional.39 De modo que en un
Estado federal existe una obligacin convencional de que la vctima de una
violacin ocurrida en una provincia reciba una reparacin integral por parte del gobierno federal o el gobierno local. Esta obligacin es independiente
de lo que disponga su derecho federal, en particular todo lo relativo a la indemnizacin. En varios casos ante el sistema interamericano, los gobierAs en Brasil una reciente reforma constitucional establece que:
Artculo 109: Corresponde a los jueces federales:V-A - las causas relativas a derechos humanos a que se refiere el 5 de este artculo;
5 En las hiptesis de graves violaciones a los derechos humanos, el Procurador
General de la Repblica, con la finalidad de asegurar el cumplimiento de las obligaciones emergentes de tratados internacionales de derechos humanos de los que Brasil sea
parte, podr suscitar, ante el Superior Tribunal de Justicia, en cualquier fase de la investigacin o del proceso, incidente de transferencia de competencia para la Justicia Federal.
Emenda Constitucional N 45/2004, Publicada no DOU de 31/12/2004 (traduccin
propia). Vase Piovesan, Flavia, Reforma do Judiciario e Direitos Humanos, mimeo, s.
f., pp. 18 y ss.
En el mismo sentido, en Mxico existen diversas iniciativas de reforma constitucional con el objetivo de otorgar competencia a la justicia federal en materia de violaciones a los derechos humanos. Por ejemplo, la propuesta del presidente Vicente Fox ha
propuesto adicionar a la Constitucin lo siguiente:
Asimismo, las autoridades federales podrn conocer de los delitos del fuero comn relacionados con violaciones a los derechos humanos, cuando estas trasciendan el
mbito de los estados o del Distrito Federal, en los trminos que establezca la ley.
Iniciativa de Decreto que Reforma Diversos Artculos de la Constitucin Poltica
de los Estados Unidos Mexicanos, en materia de Derechos Humanos, Gaceta Parlamentaria, 5 de mayo de 2004.
38 Vase, Shelton, Dinah, Remedies in International Human Rights, Oxford University Press, 2000.
39 CIDH, Caso Masacre Plan de Snchez. Reparaciones (art. 63.1 Convencin Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 19 de noviembre de 2004, Serie C, nm.
116, prrafo 53.
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nos estaduales han asumido el pago de las indemnizaciones por violaciones a los derechos humanos.40
En sntesis, los deberes de respeto y garanta que surgen del artculo 1o.
son las determinantes al momento de precisar el alcance de las obligaciones de un Estado federal y el artculo 28 de la Convencin viene a complementar estas obligaciones genricas. As, la CIDH indic que:
El artculo 1(1) de la Convencin establece claramente la obligacin del
Estado de respetar los derechos y libertades reconocidos en la Convencin, as como de garantizar su libre y pleno ejercicio, de modo que toda
violacin de los derechos reconocidos por la Convencin que pueda ser
atribuida, de acuerdo con las normas del derecho internacional, a accin u
omisin de cualquier autoridad pblica, constituye un acto de responsabilidad del Estado. De acuerdo con el artculo 28 de la Convencin, cuando
se trata de un Estado federativo el Gobierno nacional responde en la esfera internacional por los actos practicados por las entidades que componen la federacin.41
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pero de ninguna manera sustituye o suple, a la obligacin general y no condicionada que resulta del artculo primero de la Convencin de respetar y
garantizar los derechos.44 El propio artculo 2o. indica que el Estado debe
adoptar medidas con arreglo a las disposiciones de la Convencin, que para el caso de los Estados federales especficamente estn contempladas en
el artculo 28.
La Comisin ha aceptado esta interpretacin sosteniendo que:
Estas obligaciones contenidas en los dos primeros artculos de la Convencin Americana son las que imponen al Gobierno... la exigencia de tomar
de inmediato las medidas pertinentes, conforme a su Constitucin y sus leyes, a fin de que las autoridades competentes (de las entidades componentes de la Federacin) puedan adoptar las disposiciones del caso para el
cumplimiento de esta Convencin, en los trminos del Artculo 28.2.45
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de la Federacin,48 incluso restringir notablemente las obligaciones asumidas por los Estados federales en el marco de la Convencin49 o crear una
desigualdad entre los Estados partes de la Convencin.50 Por el contrario,
la interpretacin de esta clusula a la luz de la Convencin Americana en
su integridad y de los principios sobre los que se asienta conduce inexorablemente a soslayar toda posibilidad de encontrar en la clusula federal un
eximente de responsabilidad internacional.
La clusula federal podr servir para deslindar responsabilidades al interior del Estado federal, pero en modo alguno, crear un vaco de responsabilidad internacional.51 Este deslinde interno de responsabilidades no
siempre resulta sencillo. La prctica y jurisprudencia constitucional de
pases federales est plagada de ejemplos de las complejidades relativas a
la exacta distribucin de competencias entre autoridades federales y locales.52 Adems puede exigir que la Comisin y la Corte deban analizar el derecho interno de los Estados para determinar si en el caso concreto, se trata
de materias sobre las que [el Estado federal] ejerce jurisdiccin legislativa
y judicial (artculo 28.1) o materias que corresponden a la jurisdiccin de
las entidades componentes de la federacin (artculo 28.2). Ello debido a
que el inciso 1 del artculo 28 remite al derecho interno de las federaciones
para atribuir, segn el reparto de competencia federal y local, el deber del
gobierno federal de cumplir con el tratado dentro de las obligaciones que le
son propias.53 Mientras que el acpite 2 del artculo 28 complementa al inciso anterior para adjudicar al gobierno federal una obligacin de actuar
segn su Constitucin y sus leyes para impeler a los gobiernos locales a
adoptar las medidas que les permitan cumplir con la Convencin.54 Si el
48 Gross Espiell, Hctor, La Convencin Americana y la Convencin Europea de
Derechos Humanos. Anlisis Comparativo, Editorial Jurdica de Chile, pp. 202 y 204.
49 Faundez Ledesma, Hctor, El Sistema Interamericano de Proteccin de los Derechos Humanos, Aspectos institucionales y procesales, 3a. ed., 2004, p. 60.
50 Barberis, Julio A., Consideraciones sobre la Convencin Americana sobre Derechos Humanos como Tratado Internacional, Liber Amicorum en Homenaje al juez Hctor Fix-Zamudio, p. 249.
51 Pinto, Mnica, Temas de Derechos Humanos, Editores del Puerto, p. 74.
52 Vase Buergenthal, Inter-American System, pp. 447 y 448. Puede verse Colautti,
donde analiza como muchas clusulas de la Convencin en Argentina son de competencia concurrente en las provincias y el Estado nacional, Colautti, Carlos, El Pacto de San
Jos de Costa Rica, pp. 144 y 145.
53 Bidart Campos, Germn, Tratado elemental de derecho constitucional argentino,
t. III, p. 279.
54 Idem.
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Estado no lo hace viola la Convencin al omitir dictar las normas a que est
obligado por el artculo 2o.55
En uno y otro caso, las obligaciones del gobierno federal pueden ser diferentes, pero en modo alguno eliminan sus obligaciones establecidas en
los artculos 1o. y 2o. de la Convencin, en relacin con el artculo 28 de la
misma. Para decidir con precisin, los rganos del sistema deberan analizar si el gobierno federal adems de sus obligaciones de respeto y garanta
estaba obligado por si mismo a cumplir con todas las disposiciones de la
presente Convencin relacionadas con las materias sobre las que ejerce jurisdiccin legislativa y judicial (artculo 28.1) o si por el contrario deba
tomar de inmediato las medidas pertinentes, conforme a su Constitucin y
sus leyes, a fin de que las autoridades competentes de las entidades puedan
adoptar las disposiciones del caso para el cumplimiento de esta Convencin (artculo 28.2). Pero lo determinante de todas maneras ser precisar si
el o los derechos en cuestin fueron respetados y garantizados tal como lo
exige el artculo 1o. de la Convencin y si el Estado adopt las disposiciones de derecho interno (sea ste federal o estadual) para hacer efectivos los
derechos y libertades reconocidos en la Convencin.
En este sentido, algunos han sostenido que la clusula federal es insustancial porque el problema se resolvera no desde el derecho internacional, sino
desde el derecho constitucional que es el que en definitiva deslinda las competencias territoriales.56 Efectivamente, no es tarea del derecho internacional
ocuparse de la organizacin del Estado y cmo se asignan competencias federales y estaduales. La cuestin de la distribucin de competencias es de la
mayor relevancia en el mbito del derecho constitucional, pero en el del derecho internacional no pasan de ser hechos, que no tienen incidencia en la
configuracin de la responsabilidad internacional del Estado.
Con base en lo dispuesto en el artculo 28, la Comisin en un caso seal
que esperaba que el Estado federal adoptase de inmediato todas las medidas
pertinentes a efecto de que las recomendaciones contenidas en un informe
sobre un caso individual sean cumplidas por la autoridad competente.57 Es
decir, la CIDH, conciente de la estructura federal del Estado en cuestin,
55 Vase mutatis mutandi, CIDH, Opinin Consultiva OC 13/93, Ciertas Atribuciones
de la Comisin Interamericana de Derechos Humanos, de 16 de julio de 1993, prrafo 26.
56 Dalla Va, Alberto, Estudios sobre Constitucin y economa, Mxico, UNAM,
2003, p. 89.
57 CIDH, Informe nm. 2/99, caso 11.509, Manuel Manrquez, Mxico, 3 de febrero
de 1999, prrafo 121.
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no pretende que el gobierno central por s mismo cumpla las recomendaciones emitidas, para lo cual carecera de competencia. Lo que la Comisin
requiere es que el gobierno central logre, a travs de los medios apropiados, que las autoridades locales cumplan con las recomendaciones efectuadas, pero si no lo logra, la responsabilidad internacional continua en cabeza del Estado federal.58
D. Las entidades de la federacin frente a la Convencin Americana
Las provincias carecen de personalidad jurdica internacional y por lo
tanto no son tcnicamente parte del tratado.59 No por ello pueden desatenderse internamente del tratado celebrado por el Estado federal que las comprende.60 Por ello, an cuando el gobierno central no adopte las medidas
58 En un caso aislado, la Corte Interamericana interpret errneamente que el artculo 28 de la Convencin prev la hiptesis de que un Estado federal, en el cual la competencia en materia de derechos humanos corresponde a los Estados miembros, quiera ser
parte en ella. Es decir, a un supuesto previo a la ratificacin y no como tema de implementacin interna del tratado o de generacin de responsabilidad. Esta interpretacin del
tribunal, no se compadece que los precedentes interamericanos que hemos reseado,
tampoco con el claro texto del artculo 28 que habla de Estado parte en su inciso 1, lo
que significa que ese est en el supuesto de un Estado que ya ha ratificado. Adems, el
mismo inciso 1 menciona que el gobierno federal cumplir todas las obligaciones sobre
las que tenga competencia, es decir una obligacin de futuro y no previa a la ratificacin.
Por ltimo, el artculo 28 se ubica en el captulo IV de la Convencin, relativo a la suspensin de garantas, interpretacin y aplicacin del tratado, es decir claramente el supuesto
de la Convencin ya vigente luego de su ratificacin y cuando debe ser implementada
por el Estado parte. El Captulo X regula lo relativo a firma, ratificacin, reserva, enmienda,
protocolo y denuncia de la Convencin. Especficamente el artculo 74 en sus dos incisos se
refiere a las firmas y ratificaciones y el artculo 75 a reservas. La interpretacin de la Corte
sera en su caso una reserva a la aplicacin de la Convencin en un Estado federal o en todo
caso una interpretacin declarativa acerca de cmo el Estado distribuira internamente las
competencias para cumplir con el tratado. De hecho, la propia Corte, de manera contradictoria con su mencin previa, agrega en el mismo prrafo que dado que desde el momento de
la aprobacin y de la ratificacin de la Convencin la Argentina se comport como si dicha competencia en materia de derechos humanos correspondiera al Estado federal, no
puede ahora alegar lo contrario pues ello implicara violar la regla del estoppel. En otras
palabras, la Corte analiza la actuacin del Estado argentino con relacin al artculo 28 en
las etapas tanto anterior como posterior a la ratificacin. CIDH, Caso Garrido y Baigorria. Reparaciones (artculo 63.1 Convencin Americana sobre Derechos Humanos),
sentencia del 27 de agosto de 1998, Serie C, nm. 39, prrafo 46.
59 Barberis, Julio A., op. cit., nota 51, p. 249.
60 Bidart Campos, Germn, op. cit., nota 54, p. 279.
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Sin embargo, la mayora de los precedentes internacionales no han encontrado que la diversidad de legislaciones o prcticas al interior de un
Estado federal implique per se una discriminacin. Particularmente, en diferentes casos se utiliz este argumento ante el Comit de Derechos Humanos de Naciones Unidas que a la fecha no lo ha aceptado. As ha sostenido
que: Al ser el Estado parte una unin federal, son posibles diferencias entre las partes que constituyen la Federacin lo que no constituye por s mismo una violacin al principio de igualdad y no discriminacin.77
Solamente la Comisin, en un antiguo caso y en el que se discuta la aplicacin de la Declaracin Americana y no de la Convencin, entendi que:
La diversidad en la prctica de los Estados de la Unin reflejada en el
hecho de que algunos de stos hayan abolido la pena de muerte mientras
que otros permiten que ella sea aplicada a nios menores de 10 aos de
edad tiene como resultado que se apliquen sentencias totalmente distintas por la comisin de un mismo crimen. La privacin de la vida por parte
del Estado no debera estar sujeta a un factor tan fortuito como el lugar
donde el delito fue cometido. Bajo el actual sistema penal de los Estados
Unidos un joven de 16 aos que cometiere un delito capital en el Estado
de Virginia podra ser privado de la vida mientras que si el mismo joven
perpetra la misma ofensa del otro lado del Memorial Bridge, en Washing77 Sergei Anatolievich Cheban et al., The Russian Federation, Communication Nm.
790/1997, U.N. Doc. CCPR/C/72/D/790/1997, 2001, prrafo 7.4, vase asimismo, el caso Hesse donde se aleg discriminacin con base en los diferentes plazos de prescripcin
en distintas provincias australianas. El Comit declar inadmisible la peticin por falta
de fundamentacin en este punto. Peter Hesse vs. Australia, Comunicacin Nm. 1087/
2002, U.N. Doc. CCPR/C/75/D/1087/2002, 2002, prrafo 4.2. En el caso Lindgren contra Suecia, donde se aleg discriminacin ya que distintos municipios tenan regmenes
diferentes en cuanto a subsidios a escuelas privadas, el Comit tampoco encontr violacin. Lindgren y otros vs. Sweden, Comunicacin No. 298/1988, U.N. Doc. CCPR/C/40/
D/298 /1988 (1990), prrafo 10.4. En el caso Arieh Hollis Waldman, los denunciantes
alegaron la diferencia de trato entre los residentes en diferentes provincias de Canad con
relacin a la educacin religiosa, sin que el Comit de Derechos Humanos se pronunciara
al respecto. Vase Arieh Hollis Waldman vs. Canada, Comunicacin Nm. 694/1996,
U.N. Doc. CCPR/ C/67/D/694/1996, 1999, prrafo 3.1 vase en el mismo sentido, Corte
Europea de Derechos Humanos, caso Dudgeon vs. The United Kingdom, 22 de Octubre
de 1981, Opinin Disidente del juez Matscher indicando:
La diversidad de leyes domsticas que es la caracterstica de un Estado federal,
nunca puede constituir discriminacin y no hay necesidad de justificar la diversidad en
este aspecto. Un reclamo en contrario sera irrespetar totalmente la esencia misma del federalismo (traduccin del autor).
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ton, D. C., donde la pena de muerte ha sido abolida tanto para adultos como para menores de edad, su sentencia no sera la muerte.
63. El hecho que el Gobierno de los Estados Unidos deje a discrecin
de cada Estado de la Unin la aplicacin de la pena de muerte al menor de
edad ha producido un mosaico de leyes que sujetan la severidad del castigo no a la naturaleza del crimen sino al lugar donde ste se cometi. El ceder a las legislaturas estatales la decisin de si un menor de edad puede ser
o no ejecutado no es equivalente a dejar a discrecin de cada Estado de la
Unin la determinacin de la mayora de edad para adquirir bebidas alcohlicas o para contraer matrimonio. La falla del gobierno federal consiste en no haberse adueado de la legislacin del ms fundamental de todos
los derechos, el derecho a la vida. De ah que los Estados Unidos tengan
un muestrario de legislacin arbitraria que trae como consecuencia la aplicacin arbitraria de la privacin de los derechos a la vida y a la igualdad
ante la ley, lo cual es contrario a los artculos I y II de la Declaracin
Americana de los Deberes y Derechos del Hombre, respectivamente.78
Como indicamos al principio de este artculo, una definicin tan categrica es problemtica, pues en muchos pases federales las disposiciones en
materia penal son eminentemente una facultad de los gobiernos locales y
no del gobierno central.79 Precisamente es una caracterstica propia de la
esencia del federalismo la existencia de diversidad de respuestas dependiendo del lugar donde una situacin ocurra, as como de un mosaico de legislaciones diferenciadas. Adems, la CIDH pareciera que hace una evaluacin de que materias son propias de la regulacin estadual la
determinacin de la mayora de edad para adquirir bebidas alcohlicas o
para contraer matrimonio y cual propia de regulacin federal decisin
de si la pena de muerte puede ser impuesta a un menor de edad y cualquiera que sea la respuesta a este ltimo supuesto.80
78 CIDH, caso Nm. 9647, Estados Unidos, Resolucin Nm. 3/87, 22 septiembre
1987, prrafos 62 y 63.
79 Vase texto y notas 19 y 20.
80 En efecto, la Comisin haba decidido previamente que en dicho momento, 1987,
no haba una norma de derecho internacional que fijara cul era el lmite de edad para
imponer la pena de muerte. Vase informe Nm. 3/87, prrafo 60 La Comisin cambiara
acertadamente esta jurisprudencia en el Informe Nm. 101/03, Caso 12.412, Fondo, Napoleon Beazley, Estados Unidos, 29 de diciembre de 2003.
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Informe Nm. 101/05 Alejandro Ortiz Ramrez, peticin 388/01, Mxico, prrafo 12.
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En el marco de las Naciones Unidas, tambin los organismos encargados de verificar el cumplimiento de los tratados de derechos humanos han
insistido en esta necesidad. Han llamado a los Estados federales a coordinar
y cooperar entre las diferentes autoridades y organizaciones para la eficaz
aplicacin de las disposiciones de los tratados en las respectivas unidades de
la federacin;86 establecer mecanismos adecuados entre los niveles federal
y provincial para garantizar en mayor medida la plena aplicabilidad del tratado respectivo;87 adoptar medidas para garantizar que las autoridades de
todos los cantones y comunidades conozcan los derechos enunciados en el
respectivo tratado y sean conscientes de su deber de velar por su respeto;88 a
garantizar que el gobierno federal disponga de los suficientes medios y recursos para asegurar que en todas las provincias, en la legislacin provincial
y en la prctica, se respeten las disposiciones de los instrumentos internacionales de derechos humanos ratificados,89 y para lograr que los derechos se
protejan de manera efectiva por los gobiernos estatales.90 Para esto han reconocido la necesidad del dilogo y negociacin entre el gobierno central y
las unidades de la federacin sin que ello libere al Estado parte de su obligacin de velar porque se respeten y garanticen los derechos reconocidos
en el tratado en todas las partes de su territorio sin limitacin ni excepcin
alguna.91
Para concluir, el federalismo no es un problema sino una posibilidad. Al
crear un doble sistema de garantas constitucionales, los derechos tericamente tienen mejores posibilidades de ser protegidos. El derecho internacional de los derechos humanos provee un tercer sistema de proteccin.
Por lo tanto de lo que se trata es de buscar la manera de integrar a los tres
sistemas plenamente. Y para ello se requiere de voluntad poltica y no de
excusas jurdicas.
86 Comit de los Derechos Econmicos, Sociales y Culturales, Conclusiones y recomendaciones: Australia, U.N. Doc. E/C.12/1993/9 (1993), prrafo 13.
87 Comit de Derechos Humanos, Observaciones Finales: Alemania, CCPR/CO/80/
DEU (2004), prrafo 12.
88 Comit de Derechos Humanos, Observaciones Finales, Suiza, U.N. DOC. CCPR/
CO/73/CH (2001), prrafo 6.
89 Informe del Grupo de Trabajo sobre la Detencin Arbitraria sobre su visita a
Argentina.
90 Comit de Derechos Humanos, Observaciones finales: Brasil, 1996, CCPR/C/
79/Add.66.
91 Comit de Derechos Humanos, Observaciones finales: Australia, 24/07/2000.
A/55/40, prrafos 498-528.
I. INTRODUCCIN
Si abstrajramos los logros de la humanidad, generados como respuesta o
reaccin a los abusos del poder sufridos por siglos, encontraramos en un
primer momento destellos del establecimiento de una serie de derechos
* Versin actualizada de la ponencia presentada en el Congreso Internacional de Derecho Internacional de los Derechos Humanos, celebrado del 23 al 26 de mayo de 2006
por el Instituto de Investigaciones Jurdicas de la UNAM y el Instituto Luso-Americano
de Derecho Internacional.
** Investigador en el Instituto de Investigaciones Jurdicas de la UNAM.
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caso procedan para cumplir con los estndares derivados de los instrumentos internacionales aplicables.4
Considerando que las visitas en el terreno slo pueden llevarse a cabo
por iniciativa o, en su caso, con la anuencia del Estado de que se trate, podemos afirmar que existe una obligacin implcita de atender de buena fe
las recomendaciones que hubieren derivado de dicho ejercicio. No obstante, hace algunos aos la Comisin inici una prctica de seguimiento a la
atencin estatal a sus informes de visitas.
En el mbito interno, recomendaciones generales como las sealadas
poseen una gran utilidad, no obstante que se carezca de un mecanismo de
exigibilidad jurdica concreta de las mismas, pues no hay obstculo para
que puedan ser invocadas ante los rganos de creacin y aplicacin del derecho, pero tambin que se puedan utilizar como parmetros en la presentacin de quejas individuales derivadas de casos concretos ante la propia
Comisin Interamericana.
B. Otorgamiento de medidas cautelares
Las medidas cautelares las puede dictar la Comisin Interamericana
cuando del conocimiento de un caso se desprenda que existe una situacin
de extrema gravedad y urgencia que pueda causar un dao irreparable a las
personas o a sus derechos humanos, con fundamento expreso en el artculo
25 de su reglamento. Si bien por una parte la falta de un precepto convencional explcito podra minar la fortaleza del vnculo jurdico de los Estados en la consideracin y observancia a este tipo de medidas, as como el
argumento de que la mxima determinacin que pudiera emitir la Comisin en el trmite de una queja individual, como veremos, es esencialmente
una recomendacin, no hay duda alguna que el Estado debe tomarse en serio las medidas cuya adopcin solicite la Comisin, ms all de una consideracin sobre su base jurdica ltima, pues lo que en este caso se impone
es la base fctica que origina lo solicitado como medida cautelar y las
posibles consecuencias que podra acarrear no actuar de manera oportuna.
Esto exige por parte del Estado maximizar su disposicin a la atencin
de lo que pida la Comisin, pero tambin por parte de sta la mayor seriedad y objetividad posibles en la calificacin de los hechos que ameriten la
adopcin de medidas. La experiencia reciente en la materia es indicativa de
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misin a trmite,7 las etapas de concrecin de la litis,8 pronunciamiento sobre admisibilidad,9 posibilidades de solucin amistosa,10 y examen de
fondo.11 De concluir la Comisin que se acreditaron trasgresiones a la
Convencin Americana o a algunos de los instrumentos del sistema interamericano que admiten el mecanismo de quejas individuales, procede la
emisin del informe previsto en el artculo 50 de la Convencin que culmina con la emisin de las recomendaciones dirigidas al Estado para solucionar el caso en cuestin.12
En dicho informe confidencial, que debe ser trasmitido al Estado nicamente, se establece el plazo dentro del cual ste debe pronunciarse sobre la
atencin a las recomendaciones que le fueron dirigidas (artculo 43 del Reglamento de la Comisin). Fenecido el plazo, con o sin respuesta por parte
del Estado, la Comisin debe determinar el curso de accin a seguir a partir
de la posicin de ste. De conformidad con el artculo 51 de la Convencin,
dichas opciones son: a) emitir un segundo informe con las conclusiones y recomendaciones definitivas sobre el asunto, otorgar un plazo final al Estado
para atenderlas, luego de lo cual puede determinar la Comisin hacer pblico el informe de referencia a travs de su inclusin en su Informe Anual que
presente ante la OEA o a travs de otros medios, por ejemplo en su pgina
electrnica oficial, o b) demandar al Estado ante la Corte Interamericana de
Derechos Humanos (artculo 44 del Reglamento de la Comisin).
Las recomendaciones de la Comisin van dirigidas por lo regular a que
cese el acto que afecta a los derechos humanos (que incluso puede implicar
la modificacin a los ordenamientos internos de los Estados), que se investigue adecuadamente su trasgresin, que se sancione a los responsables del
hecho, y que se repare adecuadamente a las vctimas.13
Artculos 26 a 29 del Reglamento de la Comisin.
Artculo 30 del Reglamento de la Comisin.
Artculo 37 del Reglamento de la Comisin.
Artculo 41 del Reglamento de la Comisin.
Artculos 38 y 42 del Reglamento de la Comisin.
Artculo 43 del Reglamento de la Comisin.
Vese Reisman Michael, W., Compensation for Human Rights Violations: The
Practice of the Past Decade in the Americas y Klein, Eckart, Individual Reparation
Claims under the International Covenant on Civil and Political Rights: The Practice of
the Human Rights Committee en Randelzhofer, Albrecht y Tomuschat, Christian
(comps.). State Responsibility and the Individual, la Haya, Martinus Nijhoff Publishers,
1999, pp. 27-41, 63-108; Fandez Ledesma, Hctor. Reparaciones e Indemnizaciones
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La Corte Interamericana consider que los Estados parte de la Convencin debern cumplir, de buena fe (pacta sunt servanda), de acuerdo con todo lo provisto en la Convencin, incluyendo aquellas provisiones relativas a
la operacin de los dos rganos supervisores del sistema interamericano; y,
de acuerdo con el objetivo fundamental de la Convencin, que es garantizar
la proteccin efectiva de derechos humanos, conforme a los artculos 1.1, 2,
51 y 63.2 de la Convencin Americana, los Estados parte deben abstenerse
de incurrir en acciones que vayan en contra del restitutio in integrum de los
derechos de las supuestas vctimas (considerando nmero 9).
Es precisamente a partir de 1998, al menos con respecto a Mxico, que
la Comisin intent por s misma ir ms all de la mera publicacin y distribucin del Informe de Fondo e inici una prctica consistente en la celebracin de audiencias sobre casos de informes publicados y de solicitudes
de informacin a los Estados, sobre el cumplimiento de recomendaciones
en stos.
El gobierno mexicano, entre otros Estados del continente, se opuso inicialmente a la aceptacin de una prctica de seguimiento de recomendaciones de informes publicados, sobre la base de que sta no hallaba fundamento alguno en la propia Convencin Americana, ni en el reglamento de la
propia Comisin. De esta forma, simplemente eran desatendidos los llamados a la participacin estatal en las audiencias de seguimiento que, no obstante, eran llevadas a cabo nicamente entre la Comisin, las vctimas y sus
representantes.
Esta actitud por parte del Estado mexicano afortunadamente fue efmera,
pues tiempo despus modific sustancialmente su posicin, aceptando plenamente participar en las actividades peridicas de seguimiento de recomendaciones y dando respuesta a las comunicaciones dirigidas por la Comisin
con tal motivo, a efecto de intentar resolver los asuntos planteados.
En el mbito interamericano, tambin existi un esfuerzo por adoptar
disposiciones jurdicas y resoluciones en el seno de la Asamblea General
de la OEA, que brindaran una base jurdica slida a las tareas de seguimiento de informes sobre casos especficos. En este sentido, por una parte, la Asamblea General de la OEA emiti algunas resoluciones15 que en15 Vase a manera de ejemplo la resolucin de la Asamblea General de la OEA
AG/RES. 1890 (XXXII-O/02), intitulada EVALUACIN DEL FUNCIONAMIENTO DEL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIN Y PROMOCIN DE LOS DERECHOS HUMANOS PARA SU
PERFECCIONAMIENTO Y FORTALECIMIENTO, aprobada el 4 de junio de 2002, en la que se
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fatizaron el deber de los Estados de realizar sus mejores esfuerzos para dar
seguimiento a las recomendaciones de la Comisin y afirmaron la importancia del cumplimiento de las decisiones de los rganos del sistema interamericano y, por la otra, el Reglamento de la CIDH, en vigor a partir de
mayo de 2001, que incorpor expresamente las mencionadas facultades
de seguimiento de informes en el artculo 46, en el sentido de que una vez
publicado un informe sobre el fondo en el cual hayan sido formuladas recomendaciones, la Comisin podr tomar las medidas de seguimiento que
considere oportunas, tales como solicitar informacin a las partes y celebrar audiencias, con el fin de verificar el cumplimiento de las recomendaciones.
La Comisin Interamericana a partir de su Informe Anual correspondiente a 2002, ha incluido un apartado sobre el estado de cumplimiento de
las recomendaciones de la CIDH, en el que las clasifica en tres rubros: a)
cumplidas totalmente, b) cumplidas parcialmente o c) pendientes de cumplimiento. En dicho apartado (prrafo 103 del informe referido), la Comisin seal que el cabal cumplimiento de las decisiones de la Comisin
Interamericana constituye un elemento indispensable para asegurar la plena vigencia de los derechos humanos en los Estados miembros de la OEA,
as como para contribuir al fortalecimiento del sistema interamericano de
proteccin de los derechos humanos.
Como corolario de lo anterior, podemos afirmar que el umbral jurdico
de la atencin estatal de las recomendaciones no llega an a convertirlas
en modo alguno en plenamente vinculantes, obligatorias o exigibles, pero tampoco reduce su atencin al mero capricho libre de los Estados, podemos decir que se trata de una atencin reglada gobernada por la buena fe que debe guiar las relaciones internacionales de los Estados en favor
de la vigencia de los derechos humanos que requiere al interior de los
propios Estados una regulacin que garantice criterios claros y explcitos
sobre cmo hacer frente a este tipo de compromisos, sin que se deje a la
oportunidad o la discrecin de quienes estn al frente de los rganos
estatales.
resolvi, entre otros, continuar acciones concretas para el seguimiento de las recomendaciones de la Comisin e instar a los Estados a cumplir las decisiones o sentencias emitidas por la Corte Interamericana y realizar sus mejores esfuerzos para dar seguimiento a
las recomendaciones de la Comisin Interamericana de Derechos Humanos. Cabe sealar
que en una Resolucin similar correspondiente al ao 2001, se seal que los esfuerzos
de los Estados deberan ser en el sentido de aplicar las Recomendaciones.
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A la fecha la Corte ha emitido diecinueve opiniones, en las que ha desarrollado diversos temas, como la condicin jurdica de los nios, condicin
jurdica y derechos de los migrantes indocumentados, pena de muerte, derecho de rectificacin o respuesta, el derecho a la asistencia consular as
como diversos preceptos de la Convencin Americana sobre Derechos Humanos. De las diecinueve opiniones que ha emitido la Corte, 13 han sido
16 Para un estudio especfico de esta atribucin de la Corte Interamericana, vase
Ventura Robles, Manuel E. y Zovatto Garetto, Daniel, La funcin consultiva de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos: naturaleza y principios. 1982-1987, Madrid,
IIDH-Civitas, 1989; Pacheco, Mximo, La competencia consultiva de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Corte Interamericana de Derechos Humanos. El Sistema Interamericano de Proteccin de los Derechos Humanos en el umbral del siglo XXI
(Memoria del Seminario), cit., nota 14, pp. 71-92; Nikken, Pedro. La funcin consultiva
de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, op. cit., nota 14, pp. 161-184.
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solicitadas por Estados parte de la Convencin Americana como Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, Mxico, Per, Uruguay y Venezuela; las
restantes seis opiniones fueron solicitadas por la Comisin Interamericana
de Derechos Humanos.
Uno de los requisitos de las opiniones consultivas es que los cuestionamientos que se dirijan a la Corte Interamericana no entraen planteamientos de casos particulares en trmite, esto es, que no se conviertan en una va
alterna para la solucin de asuntos que hallarn solucin por la va de las
atribuciones contenciosas de la Corte, ni en una forma anticipada de recabar un criterio judicial sobre un asunto en particular.17 No obstante, las opiniones que se plantean a la Corte por lo regular estn inspiradas en situaciones derivadas de la prctica del sistema o la necesidad de contar con un
criterio judicial para asuntos futuros.
La Corte responde a los planteamientos de manera genrica ofreciendo
su interpretacin de las disposiciones de derechos humanos involucradas. Dichas determinaciones judiciales poseen el carcter de interpretacin oficial de los estndares de derechos humanos y sirven como pautas
de decisin en la calificacin jurdica de casos concretos posteriores ante
la Comisin y la propia Corte Interamericana;18 en este sentido puede
afirmarse que los criterios emitidos por va consultiva poseen un valor
vinculante per se como jurisprudencia derivada de interpretacin judicial, con lo cual pueden tener un importante impacto en el mbito interno
de los Estados.19
Por otro lado, si fuese el caso de un planteamiento realizado por un Estado con el fin de que la Corte se pronuncie sobre la compatibilidad de un de17 Vase entre otras, las siguientes Opiniones Consultivas: La colegiacin obligatoria
de periodistas (Artculo 13 y 29 de la Convencin Americana sobre Derechos Humanos).
Opinin Consultiva OC-5/85 del 13 de noviembre de 1985, Serie A, nm. 5, prrafos 21
a 23; Condicin jurdica y derechos de los migrantes indocumentados. Opinin Consultiva OC-18/03 del 17 de septiembre de 2003, Serie A, nm. 18, prrafos 62 y 63.
18 Vase Corte Interamericana de Derechos Humanos, Condicin jurdica y derechos
de los migrantes indocumentados. Opinin Consultiva OC-18/03 del 17 de septiembre de
2003, Serie A, no. 18, prrafo 63.
19 Vase a este respecto Sentencia de la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de Cosa Rica, de 9 de mayo de 1995, relacionada con el tema de las Opiniones Consultivas como Fuente en el Sistema Normativo de Costa Rica: La libertad de expresin y la
colegiacin profesional obligatoria de periodistas, Dilogo Jurisprudencial, nm. 1, julio-diciembre de 2006, Corte Interamericana de Derechos Humanos-Instituto Interamericano de Derechos Humanos-UNAM-Fundacin Konrad Adenauer, 2006, pp. 25-40.
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C. Resoluciones en litigios
Por lo que se refiere a las decisiones judiciales finales emitidas durante
un litigio ante la Corte Interamericana, todas ellas son emitidas y calificadas como sentencias, aunque dicha denominacin en estricto sentido debiera reservarse para la determinacin de fondo del asunto. No obstante, es
entendible la prctica que se gener en principio por parte de la Corte en el
sentido de calificar como sentencias las determinaciones de culminacin
anticipada del proceso, sobre reparaciones e incluso sobre interpretacin
de las sentencias de fondo, pues de otro modo se abra la posibilidad de que
los Estados objetaran la obligatoriedad de alguna resolucin que no tuviera
dicho calificativo.
Esto obedece a que el artculo 68 de la Convencin Americana seala lo
siguiente:
Artculo 68. 1. Los Estados partes en la Convencin se comprometen a
cumplir la decisin de la Corte en todo caso en que sean partes.
2. La parte del fallo que disponga indemnizacin compensatoria se podr ejecutar en el respectivo pas por el procedimiento interno vigente para la ejecucin de sentencias contra el Estado.
De esta manera, las sentencias que la Corte emita son obligatorias para
los Estados involucrados en el caso de que se trate, no nicamente la determinacin de fondo del asunto (como parece indicar el precepto citado).
Adems, no se debe perder de vista el hecho de que los criterios contenidos
en las resoluciones de la Corte son jurisprudencia internacional exigible y
aplicable, en virtud de que se trata de la interpretacin judicial definitiva
del derecho internacional de los derechos humanos en el continente.23
La obligatoriedad declarada por la propia Convencin Americana es
claramente indicativa de que los Estados partes en sta, que han aceptado
la competencia contenciosa de la Corte, adquieren un compromiso jurdico
de cumplir con sus determinaciones.24 Inclusive, como veremos ms adeCfr. Carmona Tinoco, op. cit., nota 1, pp. 331-353.
Vase a este respecto, Pomi, Renzo, El Sistema Interamericano y el Cumplimiento de los Compromisos por Parte de los Estados, Memoria del Foro:El Marco Legal
Internacional de los Derechos Humanos y la Normativa Interna, Mxico, Comisin Mexicana de Defensa y Promocin de los Derechos Humanos, 2001, pp. 88 a 101; Bicudo,
Helio, Cumplimiento de las Sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Huma23
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Resulta sumamente complicado ofrecer un panorama completo y detallado de la manera en que cada uno de los pases ha hecho frente a los compro27 As se seal por la propia Corte Interamericana en el Caso Baena Ricardo, competencia, prrafo 87; vase tambin Council of Europe, Rules adopted by the Committee
of Ministres for the aplication of article 46, pragraph 2 of the European Convention on
Human Rights, approved on January 10th, 2001 at the 76th Meeting of the Ministers
Deputies. Las estadsticas del Comit de Ministros sobre cumplimiento de sentencias
http://www.coe.int/t/e/human_rights/execution/03_reports_and_statistics/02_Statistics.asp
#TopOfPage. Vase tambin a este respecto Ruiz Miguel, Carlos, La ejecucin de las
sentencias del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, Madrid, Tecnos, 1997. Barkhuysen, Tom, Emmerik Michiel and Kempen, Piet (comps.), The Execution of Strasbourg and Geneva Human Rights Decisions in the National Legal Order, la Haya, Martinus Nijhoff Publishers, 1999.
28 Corte Interamericana de Derechos Humanos, La Corte Interamericana de Derechos Humanos, Un cuarto de siglo 1979-2004, San Jos, Costa Rica, Corte Interamericana de Derechos Humanos, 2005, p. 505.
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misos internacionales, derivados de los casos en los que se han visto involucrados en el Sistema Interamericano, sean o no Estados partes al menos de la
Convencin Americana sobre Derechos Humanos o hayan aceptado la competencia de la Corte Interamericana. Lo que queremos poner de manifiesto
es que, por lo regular, la atencin de dichos compromisos no manifiesta un
patrn claro y consistente, pues est vinculada a criterios de oportunidad, de
importancia y costos polticos y depende en gran medida de la disposicin
de quienes estn a cargo de rganos claves en el propio Estado.
Es claro que la ndole de las obligaciones de los Estados frente a las determinaciones de los rganos del Sistema Interamericano exige que se
cuente con un marco normativo especfico y claro, que evite en mayor medida discrecionalidades laxas en sus fronteras, ya que de lo contrario podra agregarse a algunos casos un factor adicional de desigualdad de trato a
la hora de atenderlos en el mbito interno; sin embargo, hay que precisar
que el solo hecho de que no se cuente con dicho marco no implica que el
Estado se halle en una situacin de incumplimiento, eso sera objeto de un
estudio en especfico de caso por caso y pas por pas. Lo anterior tambin
dificulta un seguimiento puntual de cmo fueron atendidos los compromisos desde dentro del Estado, pues por lo regular se trata de acciones generadas en el mbito de los rganos ejecutivos, a las que difcilmente se puede tener acceso.
Un ejemplo de lo anterior, es la manera en que Honduras atendi el aspecto de reparacin econmica derivada de los casos Velsquez Rodrguez
y Godnez Cruz, mediante un decreto de reforma al presupuesto de egresos, con el fin de crear una partida para hacer frente a dicho compromiso.29
Puede tambin mencionarse ms recientemente la forma en que Panam
atendi lo resuelto por la Corte en el caso Baena Ricardo y Otros, mediante
un decreto de gabinete publicado oficialmente el 16 de abril de 2002 que
establece las bases para el cumplimiento del fallo y consider el aspecto
econmico previsto en la sentencia como parte de la deuda nacional, para
efectos del pago correspondiente.30
Resulta pertinente aclarar lo anterior, porque en este apartado analizaremos los esfuerzos de aquellos pases que han intentado crear una va ju29 Vase a este respecto, Rodrguez Huerta, Tania Gabriela. La Ejecucin de las
Sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el Caso de Honduras, Revista Lex, Mxico, 3a. poca, ao II, nm. 7, enero de 1996, pp. 17-20.
30 Vase Decreto de Gabinete nm. 8, publicado en la Gaceta Oficial de Panam, de
fecha 16 de abril de 2002.
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una violacin de derechos humanos y se establezca que deben indemnizarse los correspondientes perjuicios (cabe sealar que ninguno de los dos rganos en sus observaciones o recomendaciones establece cantidad lquida
alguna, slo sealan por lo regular un deber de reparacin).
b) Una vez notificada dicha decisin al Estado, y dentro de los 45 das
siguientes, un comit interno formado por los ministros del interior, de
Relaciones Exteriores; de Justicia32 y del Derecho, y de Defensa Nacional,
debe pronunciarse si ha lugar cumplir la decisin del rgano internacional
de derechos humanos. Para los casos ya decididos con anterioridad a la
promulgacin de la ley en julio de 1996, el plazo sealado comenzara a
correr a partir de la entrada en vigor de sta y se llevara a cabo el procedimiento previsto, as hubieren caducado las acciones previstas en el derecho interno para efectos de obtener la indemnizacin de perjuicios por hechos violatorios de los derechos humanos.
La decisin del comit debe ser favorable siempre que se renan los
presupuestos de hecho y de derecho establecidos en la Constitucin Poltica y en los tratados internacionales aplicables, para lo cual deber considerar, entre otros, las pruebas recaudadas y las providencias recadas en
los procesos judiciales, administrativos disciplinarios internos y en la actuacin surtida ante el respectivo rgano internacional.
Como puede observarse, si bien en principio pareciera una forma indirecta de someter la eficacia plena de la decisin de las instancias internacionales a una ulterior etapa interna, la labor de sta, representada en el comit mencionado, est reglada, aunque en trminos sumamente generales
que otorgan un margen de apreciacin y de decisin muy amplios.
La ley prev adems una lnea de actuacin en los casos en que el Comit no se pronuncie a favor del cumplimiento por parte del Estado colombiano, que consiste en tener que presentar una demanda o interponer los recursos que procedan contra la decisin internacional. En un esquema como el
sealado, en el caso de las determinaciones de la Comisin Interamericana,
significara que el Estado colombiano se vera en la necesidad de someter
el caso ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos; una hiptesis
prevista en principio en la propia Convencin Americana, pero an no lle32 A este corresponde adems designar a los funcionarios del Gobierno Nacional que
puedan tener acceso a los expedientes administrativos, disciplinarios y judiciales, incluidos los tramitados ante la jurisdiccin penal militar, para efectos de las actuaciones que
deban surtirse ante los rganos internacionales de derechos humanos (artculo 13 de la
ley 288).
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vada a la prctica por Estado alguno en esos trminos.33 En el caso del Comit de Derechos Civiles y Polticos de las Naciones Unidas, no existe un
rgano jurisdiccional ulterior al cual acudir, por lo que la posibilidad de
cuestionar sus observaciones est de inicio cerrada.
La Ley 228 precisa que si no existiere segunda instancia prevista en el
tratado internacional aplicable o se hubiere agotado el trmino para impugnar la decisin, el comit deber rendir concepto favorable al cumplimiento de la decisin del rgano internacional (artculo 2o., pargrafo 2). Como sealamos, tcnicamente en casos individuales el Comit de derechos
civiles no tiene un rgano ulterior de revisin de sus determinaciones y,
por lo que se refiere a la Comisin Interamericana, el procedimiento ante
sta no es una instancia, ni la Corte propiamente un rgano de apelacin o
impugnacin de su decisin;34 el trmino para que el Estado someta el caso
a consideracin de la Corte Interamericana sera el de tres meses a partir
que le es notificado el informe confidencial de la Comisin, que es el mismo con el que sta cuenta para tal efecto de conformidad con la Convencin Americana.
Si el comit formado por las instancias nacionales se pronuncia a favor
de que se cumpla la decisin internacional, la ley prev que corresponder
al gobierno nacional solicitar una audiencia de conciliacin ante el agente
del Ministerio Pblico adscrito al Tribunal Contencioso Administrativo
que sera competente, de acuerdo con el derecho interno, para dirimir la
controversia objeto de la conciliacin, en un trmino que no exceda los
treinta (30) das (artculo 3o.). Si existe ya un proceso contencioso administrativo iniciado para obtener la indemnizacin de los perjuicios derivados de los mismos hechos a que se refiere la decisin del rgano internacional de derechos humanos, la conciliacin puede adelantarse dentro de
dicho proceso, aun cuando hubiere precluido en el mismo la oportunidad
para realizar la conciliacin (artculo 5o.).
Una vez que reciba la solicitud, el agente del Ministerio Pblico debe
proceder a citar a los interesados con el fin de que concurran ante l y presenten los medios de prueba de que dispongan para demostrar su legtimo
33 Vase sobre esta posibilidad, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Opinin Consultiva OC-19/05, del 28 de noviembre de 2005, solicitada por la Repblica Bolivariana de Venezuela, Control de Legalidad de en el Ejercicio de las Atribuciones de
la Comisin Interamericana de Derechos Humanos (artculos 41 y 44 a 51 de la Convencin Americana sobre Derechos Humanos).
34 Idem.
356
inters y la cuanta de los perjuicios (artculo 3o.).35 La propia ley menciona al respecto que se tendrn como pruebas, entre otras, las que consten en
procesos judiciales, administrativos o disciplinarios internos y, en especial, las valoradas por el rgano internacional para expedir la correspondiente decisin (artculo 6o.).
Satisfecho lo anterior, el agente debe correr traslado de las pruebas
aportadas y de las pretensiones formuladas por los interesados al gobierno
nacional y citar a las partes a la audiencia de conciliacin, a cuyo trmite
debe ser convocado de igual manera el defensor del pueblo (artculo 3o.).
La audiencia de conciliacin debe versar nicamente sobre el monto de la
indemnizacin, el cual es determinado por la entidad pblica a la cual hubieran estado vinculado el servidor pblico responsable de los respectivos hechos, de comn acuerdo con las personas que hayan demostrado legtimo inters y con base en los medios de prueba que obren en el expediente
respectivo, mismos que debern soportar debidamente tanto los perjuicios,
como el nexo de causalidad con los hechos objeto de la decisin del rgano
internacional. Para efectos de la tasacin de los perjuicios se deben aplicar
los criterios de la jurisprudencia colombiana vigente (artculo 4o.).
De llegarse a un acuerdo con los trminos sealados, las partes suscribirn un acta en la que conste el arreglo, misma que deber refrendar el agente del Ministerio Pblico. El acta se debe enviar:
Inmediatamente al respectivo Tribunal Contencioso Administrativo para
que el magistrado a quien le corresponda por reparto, decida si la conciliacin resulta lesiva a los intereses patrimoniales del Estado, o si puede hallarse viciada de nulidad. En cualquiera de ambos casos, el magistrado
dictar providencia motivada en que as lo declare (artculo 7o.).
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que dicte una sentencia definitiva y obligatoria para los Estados partes en
el tratado, deber aceptarse igualmente que el gran desafo del sistema
gravitar finalmente en los mecanismos jurdicos que hagan posible la ejecucin eficaz de la decisin judicial en el mbito interno del Estado que ha
violado las obligaciones convencionales.
Por lo que respecta al mecanismo propuesto en el proyecto de Ley, destaca en su artculo 1o. la declaracin de obligatoriedad a secas de las recomendaciones emitidas por la Comisin Interamericana en sus informes
confidenciales dirigidos al Estado, lo cual a su vez genera un deber de ejecutarlas en el plazo de tres meses previsto en propio artculo 51 de la Convencin. De no ser as, el proyecto prev como alternativa la presentacin
del caso por parte del Estado ante la Corte Interamericana (artculo 2o.).
El proyecto distingue entre recomendaciones de la Comisin o sentencias de la Corte no indemnizatorias y aquellas que entraan el pago de indemnizaciones (artculos 3o. y 4o.). En el primer caso, las obligaciones del
Estado sern: disponer el cese de la situacin que dio origen al pronuncia-
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miento y adoptar a la brevedad las medidas ejecutivas, judiciales y/o legislativas correspondientes. En el caso de que sean las provincias o la Ciudad
Autnoma de Buenos Aires las implicadas, el gobierno nacional debe notificarles la resolucin y otorgarles un plazo razonable para su cumplimiento; si en el plazo concedido no se obtiene el cumplimiento de referencia,
corresponder al gobierno nacional retomar el asunto y determinar la
adopcin de las medidas administrativas, judiciales y/o polticas que crea
conveniente a fin de dar cumplimiento a las obligaciones internacionales y
determinar las responsabilidades en que se hubiera incurrido con motivo
del incumplimiento (artculo 3o.).
En el segundo caso, cuando las recomendaciones o las sentencias implican indemnizaciones:
El Estado argentino por intermedio del Poder Ejecutivo nacional deber
notificar el informe o la sentencia a la provincia comprometida o a la Ciudad Autnoma de Buenos Aires y presentarse ante el rgano jurisdiccional
competente segn el derecho interno para su determinacin, la cual tramitar por va incidental previa convocatoria por parte del magistrado interviniente a una audiencia de conciliacin (artculo 4o.).
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Poder Ejecutivo nacional deber invitarlas formalmente y coordinar su actuacin con el rea competente del Ministerio de Relaciones Exteriores de
la Nacin (artculo 8o.). En este mismo precepto se prev el derecho de repeticin contra las provincias o de la Ciudad Autnoma de Buenos Aires y
de los agentes y funcionarios responsables de la violacin de los derechos
humanos por todo lo pagado en concepto de indemnizaciones.
3. La Ley 27775 de Per38
El 5 de julio de 2002 fue expedida en Per la Ley nmero 27775, que regula el procedimiento de ejecucin de sentencias emitidas por tribunales
supranacionales.
El propio Cdigo Procesal Constitucional (Ley Nm. 28237), publicado el 31 de mayo de 2004, remite a la Ley 27775 y seala en concordancia
con sta y con el artculo 205 de la Constitucin de 1993,39 lo siguiente:
Artculo 115. Ejecucin de resoluciones.
Las resoluciones de los organismos jurisdiccionales a cuya competencia se haya sometido expresamente el Estado peruano no requieren, para
su validez y eficacia, de reconocimiento, revisin, ni examen previo alguno. Dichas resoluciones son comunicadas por el Ministerio de Relaciones
Exteriores al presidente del Poder Judicial, quien a su vez, las remite al tribunal donde se agot la jurisdiccin interna y dispone su ejecucin por el
juez competente, de conformidad con lo previsto por la Ley Nm. 27775,
que regula el procedimiento de ejecucin de sentencias emitidas por tribunales supranacionales.
38 Dicho precepto tendra su antecedente en el artculo 40 de la Ley de Hbeas Corpus y Amparo nm. 23506, de 1982, que estableca: La resolucin del organismo internacional a cuya jurisdiccin obligatoria se halle sometido el Estado peruano, no requiere
para su validez y eficacia de reconocimiento, revisin ni examen previo alguno. La Corte
Suprema de Justicia de la Repblica recepcionar las resoluciones emitidas por el organismo internacional, y dispondr su ejecucin y cumplimiento de conformidad con las
normas y procedimientos internos vigentes sobre ejecucin de sentencias. Dicha Ley,
as como la Constitucin de 1979 bajo la cual fue expedida fueron abrogadas. Vase a
este respecto Buergenthal, Thomas, Implementation fo the Judgments of the Interamerican Court of Human Rights, op. cit., nota 14, pp. 191.
39 Dicho precepto seala: Artculo 205. Agotada la jurisdiccin interna, quien se
considere lesionado en los derechos que la Constitucin reconoce puede recurrir a los tribunales u organismos internacionales constituidos segn tratados o convenios de los que
el Per es parte.
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humanos que se tramitan a nivel internacional, desde otro ngulo, debe ser
un motivo de preocupacin seria por parte de los Estados, por cuanto pueden ser un indicador visible de situaciones ms graves y generalizadas que
deriven en la ineficacia del marco jurdico o de las propias instituciones de
proteccin de derechos fundamentales.
Cabe hacer notar que en un procedimiento cuasi jurisdiccional, como es
el que se desarrolla ante la Comisin Interamericana de Derechos Humanos, con etapas dirigidas a precisar las posiciones de las partes y darles las
debidas oportunidades probatorias y de defensa, es normal encontrar en
ocasiones puntos de vista discrepantes y, en algunos casos, completamente
antagnicos. Sin embargo, se debe tener presente el fin ltimo del procedimiento que es el respeto y proteccin de los derechos humanos de vctimas
reales y concretas.
Por otra parte, las reglas de procedimiento para casos individuales se dirigen a otorgar certeza jurdica a las partes en el procedimiento, y a su vez
garantizar la objetividad en la actuacin y la toma de decisiones de los rganos internacionales de supervisin, que no deben perder de vista su
carcter subsidiario.
En virtud de estar integrados por expertos a ttulo personal, tanto la CIDH
como la Corte Interamericana basan su actuacin en la experiencia, imparcialidad, independencia, buen juicio y objetividad de quienes las conforman,
de tal manera que sus integrantes deben estar conscientes de que su labor a
favor de los derechos humanos les impone ciertas pautas de actuacin objetiva, imparcial e independiente, que debe verse reflejada en sus decisiones.
Las audiencias y reuniones de trabajo sobre casos en trmite convocadas por la Comisin Interamericana durante sus periodos de sesiones anuales, en su sede en Washington, D. C., como parte del trmite de peticiones
individuales, han sido de la mayor importancia no slo para fijar la respectiva postura de las partes, o aclarar puntos controvertidos con presencia de
los involucrados, sino tambin para generar un ambiente propicio a la solucin amistosa44 de los casos y flexibilizar de manera razonable las posiciones de las partes, dentro del marco de respeto a los derechos fundamentales
vigentes en el sistema interamericano.
44 Vase a este respecto, Carmona Tinoco, Jorge Ulises, La solucin amistosa de
peticiones de derechos humanos en el mbito universal y regional, con especial referencia al sistema interamericano, Anuario Mexicano de Derecho Internacional, Mxico,
2005, vol. V, pp. 83-122.
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cuestionar la manera en que la Comisin haba tramitado y decidido algunas etapas del asunto.
As, el papel de Mxico en el sistema interamericano puede calificarse
como positivo desde diversos ngulos, pero tambin hay que sealar que
an existen tareas muy importantes pendientes, como la satisfaccin de un
buen nmero de recomendaciones derivadas de casos especficos y tambin del informe general emitido como resultado de la visita a Mxico de la
Comisin en 1996, que involucran la necesidad de cambios normativos, al
igual que cuestiones ms inmediatas como son la debida investigacin de
las violaciones a los derechos humanos o de su amenaza, la correspondiente sancin a los responsables de las mismas y la debida reparacin a favor
de los afectados o sus familiares, de acuerdo con criterios modernos y compatibles con el Sistema Interamericano de Proteccin de los Derechos Humanos.
2. El papel de los peticionarios en el cumplimiento
de las recomendaciones de la Comisin y de las resoluciones de la Corte
Interamericana, en casos individuales
El elemento central de los sistemas de proteccin de los derechos humanos en el mbito interno e internacional es sin duda la vctima y/o peticionario. En el procedimiento ante la Comisin y en el proceso ante la Corte
Interamericana, se observa una tendencia, desde hace varios aos, a fortalecer el papel de los peticionarios con el fin de que tengan stos la oportunidad de una participacin ms activa y determinante en los procedimientos que al final del da les pueden representar la ltima instancia de justicia
disponible.
Esta circunstancia implica que la atencin de las recomendaciones y el
cumplimiento de las sentencias internacionales por parte del Estado, sean
cruciales en la obtencin de justicia en casos concretos.
No escapa a nuestra atencin que, desde el punto de vista de las vctimas
de las violaciones, nada hay ms frustrante e injusto que haber tenido que
recorrer el largo camino de los recursos de jurisdiccin interna, la presentacin internacional de la queja, salvar las etapas de admisibilidad ante la
Comisin y sustentar su pretensin para lograr una decisin favorable del
fondo del asunto, para arribar finalmente a la conclusin de algo que para
370
ellas fue obvio desde el principio: que en efecto les fueron vulnerados sus
derechos humanos, pero que desafortunadamente el Estado declarado internacionalmente responsable, no desea solucionar el asunto o manifiesta
una serie de inconvenientes para ello, escudndose en ocasiones tras la
cmoda posicin de la supuesta naturaleza no vinculante a secas de las
recomendaciones de la Comisin Interamericana.
Lo anterior se magnifica si adems se le suma la tramitacin de un proceso ante la Corte Interamericana, cuya sentencia final no tuviera manera
de convertirse en acciones concretas al interior del Estado en la investigacin, sancin y reparacin de violaciones a los derechos humanos.
Las organizaciones no gubernamentales, que por lo regular fungen como peticionarios o como representantes de las vctimas ante los rganos
del sistema interamericano, no han permanecido indiferentes ante la bsqueda de dar eficacia a las determinaciones de los rganos del sistema interamericano. Su participacin no se ha limitado a la participacin ante los
rganos internacionales, sino tambin por supuesto en la etapa de denuncia
interna y de agotamiento de recursos internos, as como durante la tramitacin de los casos en el mbito supra nacional y por supuesto en diversas
gestiones y esfuerzos de implementacin de las determinaciones de esta
ndole en el mbito interno.
Dicha tarea merece un importante reconocimiento y puede calificarse de
perseverante (en muchos casos incluso extenuante), debido a las mltiples
maneras en que el propio Estado en ocasiones pretende desalentar o
desgastar los esfuerzos de quienes exigen la atencin de ste a los compromisos internacionales.
Adems de las gestiones ante las autoridades administrativas e incluso
en ocasiones tambin frente a las de carcter legislativo, ante el estado de
indeterminacin e incertidumbre en que sistemticamente ha quedado la
atencin de las recomendaciones dirigidas por la Comisin al gobierno de
Mxico, una de las opciones que vala la pena intentar era volver al mbito
interno con la responsabilidad del Estado por la violacin a los derechos
humanos declarada internacionalmente, y buscar mediante el juicio de
amparo dar eficacia a las recomendaciones emitidas por la Comisin
Interamericana.
La va intentada fue precisamente la interposicin de un juicio de amparo indirecto en febrero de 2001, para exigir el cumplimiento de las recomendaciones emitidas en el Informe 43/96, publicado en 1996 con respecto al
371
Amparo mexicano, no es un mecanismo de impugnacin directa respecto de posible omisin o inactividad legislativa en el desarrollo de
tratados internacionales.
Comisin Interamericana de Derechos Humanos, amparo improcedente cuando se reclaman por s mismo el incumplimiento de una recomendacin no vinculante.
Comisin Interamericana de Derechos Humanos, no trasgrede el artculo 133 constitucional el eventual incumplimiento, por s, a una
recomendacin de la.
Comisin Interamericana de Derechos Humanos, amparo improcedente cuando los aspectos que contiene la recomendacin, en lo individual o en su conjunto, no configuran un acto que pueda ser reparado
a travs del juicio de garantas.
46 Vase Semanario Judicial de la Federacin y su Gaceta, novena poca, t. XVIII,
julio de 2003.
47 Cfr. Carmona Tinoco, Jorge Ulises. El valor jurdico y la eficacia de las Recomendaciones de la Comisin Interamericana de Derechos Humanos de Acuerdo con la
Jurisprudencia Mexicana (comentarios a cuatro tesis emitidas por el Segundo Tribunal
Colegiado en Materia Penal del Segundo Circuito), Reforma Judicial. Revista Mexicana
de Justicia, Mxico, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurdicas, Comisin Nacional
de Tribunales Superiores de Justicia de los Estados Unidos Mexicanos, nm. 4, julio-diciembre de 2004, pp. 167-188.
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Amparo, juicio de, no puede ser utilizado de manera que supla capri-
Dichas tesis se han convertido en precedentes aptos para formar criterios vinculantes en trminos del artculo 193 de la Ley de Amparo, de reunirse el nmero de ejecutorias necesarias apoyadas por el nmero de votos
requeridos, o de presentarse una contradiccin de criterios que sea resuelta
por una de las salas de la Suprema Corte de Justicia de la Nacin, de conformidad con el artculo 197-A del mismo ordenamiento.
Por lo que se refiere especficamente a las resoluciones de la Corte
Interamericana (hasta ahora slo en materia de medidas provisionales),
sin duda el carcter de provedos jurisdiccionales de rango internacional,
que tienen un mayor impacto y atraen ms la atencin, ha sido un factor
importante para motivar a las autoridades a participar activamente con
los peticionarios en la bsqueda del acatamiento de las resoluciones, lo
cual se ha llevado a cabo por lo regular en el mbito de las dependencias
del Poder Ejecutivo Federal, especficamente la Secretara de Relaciones
Exteriores y la Secretara de Gobernacin.
Hasta ahora, al parecer no ha habido la necesidad de intentar en estos casos la va jurisdiccional interna para hacer valer las determinaciones de la
Corte Interamericana sobre medidas provisionales de proteccin, pero
consideramos que es un camino disponible ya que, a diferencia de las decisiones de la Comisin, tienen muchos ms elementos y posibilidades a fa-
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vor de ser consideradas plenamente vinculantes para las autoridades, incluso por su similitud con la suspensin del acto reclamado en el juicio de
amparo. De nueva cuenta, se aprecia la necesidad de que tales circunstancias queden fuera de toda duda por la va normativa interna, sobre todo en
el caso de que pudiera darse en su momento una sentencia de fondo en un
caso contencioso ante la Corte Interamericana.
Por otra parte, segn el discurso que se ha apreciado en los ltimos aos,
la posicin del gobierno de Mxico en la nueva actitud demostrada hacia
sus compromisos internacionales en materia de derechos humanos, es favorable al reconocimiento del valor, la autoridad y la importancia de las recomendaciones emanadas de la Comisin Interamericana, a la necesidad
de atenderlas de buena fe y de intentar solucionar los casos que las generaron. Asimismo, hasta ahora se ha mostrado una actitud de acatamiento a las
resoluciones de la Corte Interamericana.
No obstante lo anterior, el cumplimiento de las recomendaciones contenidas en los informes publicados por la Comisin, no est exento de problemas diversos en Mxico, ms all de la disposicin que tenga el gobierno para atenderlas.48 En efecto, como se ha insistido, existen en general
problemas de vacos jurdicos, especialmente en los mbitos administrativo y presupuestal, que en ocasiones obstaculizan la atencin plena de una
recomendacin, en especial lo relacionado con los aspectos de reparacin
econmica, lo cual orilla en ocasiones a las autoridades a extremar su
creatividad para poder cumplir sin transgredir directamente el marco jurdico que rige su actuacin. Estos casos estn presentes tambin cuando se
trata de medidas cautelares o de medidas provisionales, y podran darse
con relacin al cumplimiento de alguna sentencia adversa que emitiera en
un futuro la Corte Interamericana.
En los siguientes prrafos ofrecemos un recorrido panormico del marco institucional y normativo vigente para el cumplimiento de los compromisos internacionales en materia de derechos humanos.
48 Sobre el cumplimiento y ejecucin de las resoluciones internacionales, Hctor
Fix-Zamudio opina: ...constituye una experiencia generalizada que las resoluciones respectivas no se ejecutan con prontitud, debido a los obstculos derivados de la situacin
privilegiada, al menos en los ordenamientos nacionales, de las autoridades del Estado en
el cual se dictan los fallos, pero tampoco las decisiones de los organismos internacionales son cumplidas tan fcilmente, Fix-Zamudio, Hctor, Eficacia de los instrumentos
protectores de los derechos humanos, Anuario Mexicano de Derecho Internacional, Mxico, 2002, p. 44.
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375
De igual forma, de conformidad con la Ley Orgnica de la Administracin Pblica Federal,51 se atribuye a la Secretara de Gobernacin conducir
la poltica interior que competa al Ejecutivo y no se atribuya expresamente
a otra dependencia, y expresamente vigilar el cumplimiento de los preceptos constitucionales por parte de las autoridades del pas, especialmente
en lo que se refiere a las garantas individuales y dictar las medidas administrativas necesarias para tal efecto (artculo 27, fracciones XII y XIII).
Dentro de la estructura administrativa de la Secretara de Gobernacin, corresponde a la Unidad para la Promocin y Defensa de los Derechos Humanos atender las recomendaciones dictadas por organismos internacionales en materia de derechos humanos cuya competencia, procedimientos
y resoluciones sean reconocidos por el Estado Mexicano y dar trmite administrativo a las disposiciones jurdicas que procuren el pleno respeto y
cumplimiento, por parte de las autoridades de la administracin pblica
federal, de las disposiciones jurdicas que se refieren a las garantas individuales y a los derechos humanos (artculo 21, fracciones VI y VIII del Reglamento Interior de la Secretara de Gobernacin).52
Como puede observarse de los preceptos sealados, que son de vigencia
reciente (2001 y 2002, respectivamente), al menos en el mbito administrativo se cuenta actualmente con rganos con atribuciones en materia de
atencin nacional de los compromisos internacionales en materia de derechos humanos. Esto por lo pronto genera la posibilidad de que en caso de
incumplir con dichas disposiciones en la forma especfica prevista, es posible exigir la responsabilidad administrativa e incluso penal de los funcioen relacin con la poltica exterior de Mxico en materia de derechos humanos o sobre
los casos individuales objeto de atencin internacional; X. Coordinar el anlisis y preparar los informes del gobierno de Mxico conforme a los compromisos internacionales adquiridos en materia de derechos humanos; XI. Promover y coordinar una relacin efectiva entre la Secretara y las organizaciones de la sociedad civil interesadas, con miras a
tomar en cuenta sus observaciones y sugerencias en la definicin y ejecucin de la poltica exterior de Mxico en materia de derechos humanos; XII. Proponer al Secretario la
suscripcin y adhesin a instrumentos internacionales sobre derechos humanos ya existentes o, en su caso, promover la participacin del Gobierno de Mxico en las negociaciones de nuevos instrumentos, en coordinacin con las dems reas competentes de la
Secretara, as como dar seguimiento al cumplimiento de los mismos, y XIII. Realizar las
dems atribuciones que las disposiciones legales confieran a la Secretara, que sean afines a las sealadas en las fracciones anteriores y que le encomiende el Secretario.
51 Publicada en el Diario Oficial de la Federacin, 29 de diciembre de 1976.
52 Publicado en el Diario Oficial de la Federacin, 30 de julio de 2002.
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inici la revisin de las reservas a instrumentos internacionales de que forma parte Mxico para proceder al retiro de aquellas que as lo ameritaban.
Sin embargo, tiempo despus vino una especie de decadencia del mecanismo, que coincidi con los ltimos meses del sexenio del presidente
Ernesto Zedillo, para despus ser retomada y reinstalada el 12 de junio de
2001, ya en el periodo presidencial de Vicente Fox. Cuando fue reinstalada,
la Comisin tena entre sus funciones la de coadyuvar con el gobierno en la
tarea de implementar medidas eficaces para evitar las violaciones a los derechos humanos tales como promover la transparencia y el dilogo abierto
con la sociedad civil, implementar el acuerdo de Cooperacin Tcnica con
la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la Organizacin de las Naciones Unidas; cumplir las recomendaciones de la Comisin Interamericana de Derechos Humanos, as como tender una invitacin abierta a los mecanismos internacionales de derechos humanos para
visitar Mxico.
El 11 de marzo de 2003, dicho mecanismo fue establecido con carcter
permanente por acuerdo del Ejecutivo, bajo la denominacin de Comisin
de Poltica Gubernamental en Materia de Derechos Humanos. Tanto su
composicin como alcances fue modificado, incluso su titularidad ahora
esta bajo la Secretara de Gobernacin y se diversific su operacin, de
manera que se ha abierto a la participacin de la sociedad civil.
A partir de su establecimiento permanente la Comisin de Poltica
Gubernamental est integrada por la Secretara de Gobernacin, que la
preside; la Secretara de Relaciones Exteriores, a cargo de la vicepresidencia; as como los titulares de la Secretara de la Defensa Nacional, de Marina, de Seguridad Pblica, de Educacin Pblica, de Desarrollo Social, de
Salud, y de Medio Ambiente y Recursos Naturales. Como miembros invitados permanentes (con voz, pero sin voto en las decisiones del organismo), se encuentran la Procuradura General de la Repblica, la Secretara
de Hacienda y Crdito Pblico, la Comisin Nacional de los Derechos Humanos, el Instituto Mexicano del Seguro Social, el Instituto de Seguridad y
Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, el Instituto Nacional de
las Mujeres, el Instituto Nacional Indigenista (Comisin Nacional para el
Desarrollo de los Pueblos Indgenas), la Secretara del Trabajo y Previsin
Social (acuerdo del Pleno del 12 de septiembre de 2003), la Secretara de
Economa (acuerdo del Pleno del 12 de septiembre de 2003), y el Sistema
Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia, DIF (acuerdo del Pleno
del 12 de septiembre de 2003).
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Entre las funciones asignadas a la Comisin, en el tema especfico objeto del presente trabajo estn las de:
Artculo 3o. del acuerdo:
V. Crear los mecanismos de coordinacin permanente para que las dependencias y entidades de la administracin pblica federal, colaboren de
manera oportuna y completa conforme a la ley, a efecto de que se atiendan
las obligaciones internacionales del gobierno mexicano;
IX. Coordinar las acciones de las dependencias y entidades de la administracin pblica federal tendientes a dar cumplimiento a las sentencias,
resoluciones y recomendaciones dictadas por organismos internacionales
de derechos humanos cuya competencia, sea reconocida por el Estado mexicano.
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53 Cfr. Carmona Tinoco, Jorge Ulises. El significado de la aceptacin de la competencia de los comits de Naciones Unidas, facultados para decidir peticiones individuales
en materia de derechos humanos y su previsible impacto en la imparticin de justicia en
Mxico, Reforma Judicial. Revista Mexicana de Justicia, Mxico, nm. 1, enero-junio
de 2003, pp. 161-192.
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Las resoluciones, as como las sentencias irrevocables emitidas por tales tribunales, gozarn de fuerza obligatoria, las autoridades administrativas y judiciales del fuero federal, comn y militar debern garantizar su
cumplimiento conforme a lo dispuesto en las leyes.
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indemnizacin a quienes, sin obligacin jurdica de soportarlo, sufran daos en cualquiera de sus bienes y derechos como consecuencia de la actividad administrativa irregular del Estado, esto es, de acuerdo con la propia
Ley, la actividad estatal que cause dao a los bienes y derechos de los particulares en virtud de no existir fundamento legal o causa jurdica de justificacin para legitimar el dao de que se trate (artculo 1o.).
Los sujetos de la ley son los entes pblicos federales, entendindose por
tales: los Poderes Judicial, Legislativo y Ejecutivo de la Federacin, organismos constitucionales autnomos, dependencias, entidades de la Administracin Pblica Federal, la Procuradura General de la Repblica, los
Tribunales Federales Administrativos y cualquier otro ente pblico de carcter federal(artculo 2o.).
Para efectos del presente trabajo destaca el contenido del mencionado
artculo 2o., el cual ordena que la Ley ser aplicable para cumplimentar
los fallos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, as como las
recomendaciones de la Comisin Interamericana de Derechos Humanos,
aceptadas estas ltimas por el Estado Mexicano, en cuanto se refieran a pago de indemnizaciones. Destaca el hecho de que los Comits de Naciones
Unidas no se encuentran incluidos, no obstante que Mxico acept la competencia de varios de ellos para tramitar quejas individuales en el 2002, pero en todo caso comparten la naturaleza de la Comisin Interamericana.
El artculo 2o. de la ley establece de manera adicional que el ente pblico federal que haya sido declarado responsable, de entre los ya sealados,
es en todo caso el encargado de aceptar y cumplir las recomendaciones de
la Comisin Interamericana. Lo mismo se afirma de los fallos de la Corte
Interamericana en materia de reparacin. En ambos casos, se precisa, corresponder a la Secretara de Relaciones Exteriores ser el conducto para
informar de los cumplimientos respectivos a la Comisin o a la Corte, segn corresponda.
Esta parte del precepto merece ser aclarada, pues ambos rganos declaran en todo caso la responsabilidad del Estado en su conjunto, ms no la de
un ente especfico, lo cual en todo caso puede derivarse de los propios
hechos del asunto, las conclusiones de la comisin o los puntos resolutivos
de la decisin de la Corte, as, la identificacin precisa del ente que provoc la responsabilidad es ms bien una cuestin interna. Habra que sealar
adems que la representacin del Estado para esos asuntos recae en la Secretara de Relaciones Exteriores, que debe preocuparse de que todos los
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entes involucrados estn al tanto oportunamente del procedimiento y puedan hacer valer sus argumentos, pues de acuerdo con la ley a stos corresponder decidir en ltimo caso si aceptan o no acatar las resoluciones internacionales.
Por otra parte, este esquema si bien en todo caso podra operar tratndose de las recomendaciones de la Comisin o de los Comits de Naciones
Unidas, no es apropiado en caso de la Corte, pues los fallos de esta deben
ser cumplidos sin excepcin y no es vlido que sean sometidos a una ulterior decisin de un rgano interno que pudiera sealarse como involucrado
o responsable de la responsabilidad estatal internacional.
Por ltimo, cabra mencionar que el esquema sealado slo se refiere a
la intervencin de entes federales, pero no as cuando sean entes locales cuyos actos u omisiones hubieren provocado la responsabilidad estatal a nivel internacional, lo cual sigue siendo entonces un problema por resolver
en el mbito interno, pero frente a un deber de ndole internacional, pues el
artculo 28 de la Convencin Americana asigna al gobierno Federal el deber de hacer cumplir dichos compromisos en esta hiptesis.55
Con relacin a la reparacin que proceda, la misma ser cubierta con cargo a los respectivos presupuestos de los entes pblicos involucrados, conforme a la disponibilidad presupuestaria del ejercicio fiscal correspondiente,
sin afectar el cumplimiento de los objetivos de los programas que se aprueben en el Presupuesto de Egresos de la Federacin (artculo 5o.). En ese
sentido, corresponde a los entes pblicos prever en sus anteproyectos de presupuesto los recursos para cubrir las erogaciones derivadas de responsabilidad patrimonial, pero dicha suma no podr exceder del equivalente al 0.3 al
millar del gasto programable del Presupuesto de Egresos de la Federacin
para el ejercicio fiscal correspondiente (artculo 6o.).
55 Artculo 28. Clusula Federal. 1. se trate de un Estado parte constituido como
Estado Federal, el gobierno nacional de dicho Estado parte cumplir todas las disposiciones de la presente Convencin relacionadas con las materias sobre las que ejerce jurisdiccin legislativa y judicial. 2. Con respecto a las disposiciones relativas a las materias que
corresponden a la jurisdiccin de las entidades componentes de la federacin, el gobierno
nacional debe tomar de inmediato las medidas pertinentes, conforme a su constitucin y
sus leyes, a fin de que las autoridades competentes de dichas entidades puedan adoptar
las disposiciones del caso para el cumplimiento de esta Convencin. 3. Cuando dos o
ms Estados partes acuerden integrar entre s una federacin u otra clase de asociacin,
cuidarn de que el pacto comunitario correspondiente contenga las disposiciones necesarias para que continen hacindose efectivas en el nuevo Estado as organizado, las normas de la presente Convencin.
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385
A la luz de estos preceptos, consideramos que la inclusin de la posibilidad de la aplicacin de la ley que se comenta para las reparaciones ordenadas en recomendaciones de la Comisin y en las sentencias de la Corte, no
fue adecuadamente razonada. Ya que en el caso de la Corte, sta es por lo
regular la que se ha encargado de fijar el monto de la reparacin econmica
cuando proceda y, por lo que se refiere a la Comisin, cuando determina la
procedencia de reparar, la cantidad debe calcularse de conformidad con
criterios internacionales aplicados por la Corte y no someterlos a los criterios nacionales que son en muchos casos poco favorables a la vctima. En
todo caso correspondera a ambos rganos internacionales decidir si la reparacin otorgada es adecuada con la responsabilidad internacional declarada y con los estndares internacionales de reparacin, as como la fijada
en casos similares previos.
Por lo que se refiere al procedimiento para hacer valer la indemnizacin,
la ley exige en primer lugar la reclamacin de la parte interesada (artculo
17) ante el Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa, a travs de
una demanda en la que habr de sealar, en su caso, el o los servidores pblicos involucrados en la actividad administrativa que se considere irregular (artculo 18), pero de conformidad con las reglas de la Ley Federal de
Procedimiento Administrativo. Si iniciado el procedimiento de responsabilidad patrimonial del Estado, se encontrare pendiente alguno de los procedimientos por los que el particular haya impugnado el acto de autoridad
que se reputa como daoso, el procedimiento de responsabilidad patrimonial del Estado deber suspenderse hasta en tanto la autoridad competente
en los otros procedimientos no haya dictado una resolucin que cause estado (artculo 18).
En el procedimiento, son los particulares los que deben soportar en su mayor parte la carga de la prueba de los daos ocasionados (artculos 21 y 22).
Si la resolucin del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa
niega la indemnizacin o sta, por su monto, no satisface al reclamante, dicha resolucin puede impugnarse en esta ocasin por la va jurisdiccional
ante el mismo tribunal (artculo 24), lo que se llevara a cabo de conformidad con las reglas de la Ley Federal de Procedimiento Contencioso Administrativo.
Cabe sealar como un aspecto negativo de la reglamentacin que se comenta, que si bien hay remisiones tanto a la Ley Federal de Procedimiento
Administrativo, como a la Ley Federal de Procedimiento Contencioso Administrativo, no existe en principio una adecuada coordinacin normativa
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entre los ordenamientos, pues no se encuentra en ellos un apartado especfico para este tipo de asuntos, ni se sealan al menos los ttulos o captulos
aplicables respectivos. Asimismo, es criticable y tcnicamente incorrecto
el hecho de que el propio tribunal que conoce del procedimiento inicial,
sea el que a su vez decida por la va jurisdiccional sobre las inconformidades
que llegaren a presentarse, situacin que de facto alarga el procedimiento
enormemente y posiblemente haga surgir cuestionamientos ms problemticos sobre la idoneidad del procedimiento.
El derecho a reclamar indemnizacin prescribe en un ao, el cual se computar a partir del da siguiente a aquel en que se hubiera producido la lesin
patrimonial, o a partir del momento en que hubiesen cesado sus efectos lesivos si fuesen de carcter continuo. Cuando existan daos de carcter fsico o
psquico a las personas, el plazo de prescripcin ser de dos aos (artculo
25). Estas reglas en todo caso operaran luego de aceptada la recomendacin
de la Comisin o de notificada la sentencia de la Corte Interamericana al peticionario.
El Estado tendr el derecho de repetir de los servidores pblicos el pago
de la indemnizacin cubierta a los particulares, para lo cual se debe substanciar el procedimiento administrativo disciplinario previsto en la Ley
Federal de Responsabilidades Administrativas de los Servidores Pblicos,
se determine su responsabilidad, y que la falta administrativa haya tenido
el carcter de infraccin grave (artculo 31).
Como sealamos, el marco anterior es inadecuado, por lo menos en lo
que se refiere a la Corte Interamericana, cuyas sentencias por lo regular
contemplan en materia de reparaciones la cantidad y el concepto por el
cual hay que pagar a las vctimas. Lo que implica que las autoridades nacionales lo nico que deben hacer es identificar a los beneficiarios y proceder a cubrir, sin mayor dilacin, la cantidad sealada por concepto de reparacin, adems del resto de las acciones que implique el cumplimiento de
la sentencia de que se trate (investigacin de violaciones a los derechos en
el mbito interno, sancin a los responsables de stas, modificacin del ordenamiento, actos solemnes simblicos, etctera).
6. El Cdigo de Procedimientos Civiles y la ejecucin
de sentencias extranjeras
Antes de la mencionada reforma al artculo 113 constitucional y de la expedicin de la ley reglamentaria, el tema de la posibilidad de hacer frente a
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nizaciones de la sociedad civil, al igual que autoridades que integran la mesa de armonizacin legislativa de la mencionada Comisin de Poltica
Gubernamental.
En los prrafos siguientes ofrecemos un panorama de los aspectos ms
relevantes del proyecto an en formacin, que en mucho recoge la prctica
generada hasta ahora en el tratamiento de esos asuntos, pero que sistematiza y crea las bases para una colaboracin institucional ms eficaz.
El proyecto de Ley General de Cooperacin con los rganos del Sistema Interamericano de Promocin y Proteccin de los derechos humanos,
seala que esta tiene por objeto establecer un sistema de cooperacin y
coordinacin entre las autoridades, para garantizar el efectivo cumplimiento de las obligaciones internacionales del Estado mexicano derivadas
de los instrumentos y rganos del Sistema Interamericano de Promocin y
Proteccin de los Derechos Humanos. Sus disposiciones son declaradas de
orden pblico y de observancia general en toda la Repblica, esto es, no se
limitan al mbito federal.
A partir del ttulo y la direccin del proyecto surge la pregunta de por
qu se deja de lado el tema de los Comits de Naciones Unidas, que en su
funcionamiento son similares en muchos aspectos a la Comisin Interamericana de Derechos Humanos. Consideramos que con algunos pequeos
ajustes en los trminos utilizados podran tambin abarcar a los mencionados comits, cuya competencia para tramitar peticiones individuales acept Mxico en el 2002.
La ley contiene en su artculo 2o. un abundante catlogo de definiciones
de los trminos ms usuales derivados de los instrumentos y la prctica internacional, relacionados con medidas de proteccin y peticiones individuales.
Las decisiones, informes, resoluciones y sentencias de los rganos del
Sistema Interamericano, as como a los acuerdos de solucin amistosa, debern ejecutarse sin demora alguna por medio de las autoridades nacionales (artculo 3o.). Todas las autoridades cooperarn de manera plena con la
Comisin y la Corte. Asimismo, atendern de manera expedita las solicitudes de informacin, decisiones, recomendaciones, informes, resoluciones,
y sentencias que les sean notificadas; los servidores pblicos que no cumplan con la Ley, quedarn sujetos a las responsabilidades administrativas,
penales o civiles a que diere lugar (artculo 4o.).
El proyecto prev la posibilidad de crear un grupo de trabajo, en algunos
casos con participacin del peticionario, las vctimas y/o beneficiarios, con
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el fin de dar atencin eficaz a las solicitudes de cooperacin que deban dar
cumplimiento a las decisiones, recomendaciones, informes, resoluciones y
sentencias de los rganos del Sistema Interamericano (artculo 4o.).
Con relacin al procedimiento previsto para la colaboracin con los rganos del sistema interamericano, en los diversos procedimientos a cargo de
stos, el proyecto establece reglas y trminos que permitan dotar de una base
normativa expresa lo que hasta ahora han sido usos y prcticas implementadas por la propia Secretara de Relaciones Exteriores, en la atencin de peticiones individuales y medidas de proteccin (artculo 7o. y siguientes).
Destaca en el apartado de procedimientos lo relativo a los informes sobre casos, emitidos por la Comisin Interamericana, respecto de los cuales
el proyecto seala las etapas y las atribuciones sobre todo de la Secretara
de Relaciones Exteriores, para dar cuenta no de la posicin del Estado, sino
del cumplimiento de las recomendaciones emitidas. As, se establece, la
Secretara informar a dichas autoridades de las medidas que debern
adoptarse para cumplir con las recomendaciones que incluya el Informe
Provisional y el plazo otorgado para atenderlas (artculo 9o.).
En caso de que las recomendaciones en el informe provisional no hubieren sido atendidas y se emita un informe definitivo, el mismo procedimiento habr de seguirse para darles cumplimento en tiempo y forma. Lo que s
resulta una innovacin es que para dar cumplimiento al informe provisional (que es confidencial), y al pblico derivados de casos, se prev que la
Secretara convoque a las vctimas, beneficiarios y/o peticionarios, para
escuchar y atender sus observaciones y propuestas para el debido cumplimiento de las recomendaciones formuladas en stos (artculo 9o.).
El proyecto tambin prev un marco de actuacin ante informes generales
sobre la situacin de los derechos humanos, emanados de la Comisin en
ejercicio de sus visitas en el terreno (artculo 10). Asimismo, se establece todo un marco de negociacin y cumplimiento de acuerdos de solucin amistosa de asuntos ante la Comisin (artculo 11), y ante la Corte (artculo 15).
Por lo que se refiere a los procesos ante la Corte, derivado de una demanda presentada por la Comisin Interamericana contra el Estado, el artculo 12 del proyecto menciona etapas y modalidades de cooperacin entre los rganos del Estado para dar respuesta a la demanda, y tambin en
los casos de medidas provisionales (artculo 13).
En este rubro destaca el artculo 14 del proyecto que hace alusin a las
sentencias de la Corte Interamericana, mismas que son declaradas en tr-
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minos de la propia Convencin como obligatorias, definitivas e inapelables. Tales sentencias deben ser cumplidas en el Estado, sin ms requisito
que su notificacin a la Secretara.
Para tal efecto, se prev su notificacin inmediata a las autoridades sealadas como responsables y a aquellas de las cuales se requiera su colaboracin para darles cumplimiento, por parte de la Secretara de Relaciones
Exteriores; sta y la Secretara de Gobernacin, en su caso, estarn a cargo
de la coordinacin del cumplimiento de las sentencias. Se establece adicionalmente un deber de convocar a las vctimas y peticionarios para recibir y
atender sus observaciones y propuestas para el debido cumplimiento de las
sentencias (artculo 14).
Un tema relevante del cumplimiento de las sentencias es el de reparacin, que est previsto en el artculo 16 del proyecto. En dicho precepto se
detallan las diversas hiptesis que integran el derecho a una reparacin, de
conformidad con los parmetros y avances de la jurisprudencia de la Corte
Interamericana, adems, se establecen como obligaciones genricas a cargo del Estado, por medio de sus autoridades:
a. Poner fin al hecho que genera el incumplimiento de la obligacin
y restituir la situacin, en la medida de lo posible, al estado que se
encontraba antes de la violacin.
b. Ofrecer seguridades y garantas adecuadas de no repeticin.
c. Reconocer y reprobar oficial y pblicamente el incumplimiento de
las obligaciones internacionales derivadas de los instrumentos interamericanos o, en su caso, la responsabilidad internacional derivada de las violaciones de los derechos humanos.
d. Tramitar los procedimientos legales respectivos en contra de los
probables responsables de las violaciones de derechos humanos.
e. Reparar ntegramente el dao material y moral causado por el incumplimiento de la obligacin derivada de los instrumentos interamericanos...
La reparacin ntegra, a su vez, se descompone en diversos rubros y modalidades, acordes a lo que se ha establecido en el tema sobre todo en las
sentencias ms recientes de la Corte Interamericana.60
60 Artculo 16 del proyecto: ... 2. La reparacin integral del perjuicio causado por el
incumplimiento de la obligacin internacional podr adoptar la forma de restitucin, in-
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Por lo que se refiere a los montos de las indemnizaciones, el proyecto remite para su determinacin a los criterios previstos en la Ley Federal de
Responsabilidad Patrimonial del Estado, que analizamos en un punto anterior, pero tambin alude a los otros criterios que establezca el Sistema
Interamericano de Proteccin y Promocin de los Derechos Humanos (artculo 16), los que en realidad deben guiar el tema y no aparecer como subsidiarios o complementarios, mxime que como dijimos en el apartado
conducente, la mencionada ley de responsabilidad patrimonial tiene dificultades para adaptarse tal cual a las reparaciones derivadas de decisiones
internacionales en materia de derechos humanos.
Finalmente, se reitera la atribucin del Estado de repetir en contra de los
servidores pblicos responsables el pago de la reparacin, de conformidad
con el artculo 31 de Ley Federal de Responsabilidad Patrimonial del Estado (artculo 16).
Otro de los aspectos destacables del proyecto es el establecimiento de
parmetros de igualdad de oportunidades, la equidad de gnero, la transparencia y la participacin de la sociedad civil organizada, para la propuesta
de nominacin por parte del Estado mexicano de integrantes de la Comisin o la Corte Interamericana, que deber llevarse a cabo mediante convodemnizacin, satisfaccin, rehabilitacin y/o garantas de no repeticin, ya sea de manera nica o combinada, de conformidad con las disposiciones del presente artculo o de las
obligaciones internacionales contradas por el Estado mexicano o lo que en su caso determinen los rganos del Sistema Interamericano. 3. La restitucin, ser otorgada siempre y
en la medida en que: a) No sea materialmente imposible; o b) No entrae una carga totalmente desproporcionada con relacin al beneficio que derivara de la restitucin en vez
de la indemnizacin. 4. Con el fin de que la indemnizacin sea adecuada en todos los casos previstos en esta Ley, se deber tener en cuenta para su determinacin entre otros los
siguientes rubros: a) Dao emergente.- En el que se incluyen los gastos y costas incurridos como consecuencia directa de la violacin de los derechos humanos; b) Lucro cesante. Que consiste en las percepciones a las que legtimamente tenga derecho y que se dejaron de obtener como consecuencia de la violacin, c) Dao moral. Que consiste en el
dao a la reputacin o la dignidad as como tambin los sufrimientos y/o las aflicciones
causados a las vctimas o sus familiares, el menoscabo de valores y otras perturbaciones morales. 5 La satisfaccin tambin deber contemplar la adopcin, entre otros, de
los siguientes actos de autoridad: i. Acciones que permitan a las vctimas y a la sociedad en su conjunto conocer la verdad respecto a los hechos, violaciones cometidas as
como de sus autores en la medida en que esa revelacin no provoque ms daos o amenace la seguridad y los intereses de la vctima, de sus familiares, de los testigos o de personas que han intervenido para ayudar a la vctima o impedir que se produzcan nuevas
violaciones; ii. Reconocimiento de responsabilidad, y iii. La reivindicacin de la memoria de la vctima.
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catoria pblica con determinadas etapas (artculo 18). Sin embargo, consideramos que dicha propuesta debe tambin considerar los propios parmetros previstos a nivel internacional para la eleccin de expertos integrantes de tales rganos.
El proyecto culmina con un captulo que hace hincapi en los temas de
promocin y capacitacin (artculo 19), que obliga a las autoridades a incluir en los programas de capacitacin de sus funcionarios acciones destinadas al estudio y anlisis de los derechos humanos.
El proyecto de Ley de Cooperacin que resumimos y comentamos es un
esfuerzo destacable que esperamos llegue a hacerse realidad, pues con todo
y algunos detalles subsanables de los que dimos cuenta, vendra a llenar parte del vaco actual que en su momento llevara a una situacin que impidiera
una atencin apropiada de las recomendaciones de la Comisin o un cumplimiento cabal y en tiempo de alguna decisin de la Corte Interamericana.
VI. CONCLUSIONES
Primera. La evolucin del derecho internacional de los derechos humanos
no puede estar satisfecha si se queda en el mbito del establecimiento de estndares y de rganos de garanta internacional de su cumplimiento por
parte de los Estados. Se requiere adems que stos establezcan un marco
adecuado y generen las condiciones institucionales propicias para hacer
frente en el mbito interno a los compromisos internacionales que pudieran
derivar de las decisiones de los rganos de garanta internacionales, de otra
manera, se pone en riesgo de ser completamente ilusorio el goce real de los
derechos.
Segunda. La Comisin y la Corte interamericanas emiten en ejercicio de
sus atribuciones diversos tipos de determinaciones, pero en el caso de la
primera las primordiales son recomendaciones, y en el caso de la Corte se
trata de resoluciones de entre las que destacan las sentencias. Estas ltimas
tienen una fuerza vinculante reconocida y cada una de ellas, en su grado
correspondiente, obligan al Estado a actuar a favor de su eficacia. Por lo
que se refiere a las recomendaciones de la Comisin, el Estado tiene un deber de atenderlas de buena fe y de realizar sus mejores esfuerzos para cumplirlas; en el caso de las resoluciones de la Corte, es indudable su carcter
de obligatoriedad, por lo que su cumplimiento es inexcusable.
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Tercera. Al sistema interamericano no le es propio sealar procedimientos y etapas especficos para la eficacia de las recomendaciones y de las
sentencias, slo en este ltimo caso, y para efectos de reparacin, se hace
alusin a la posibilidad de hacer valer los fallos a travs el procedimiento
previsto en el mbito interno para ejecutar sentencias contra el Estado. El
artculo 68 de la Convencin Americana ofrece lo anterior como una posibilidad nicamente y, por otro lado, menciona que es para efectos de la mera ejecucin, no para que se tenga que iniciar en el mbito interno procedimientos para la determinacin o la validacin del monto ya fijado por la
Corte. En este sentido, los Estados tienen un margen amplio para disear
los mecanismos jurdicos idneos, pero deben en esta labor tomar en
cuenta que se trata de determinaciones que derivan de todo un procedimiento (ante la Comisin) y, en su caso, de un proceso (ante la Corte), por
lo que agregar procedimientos internos complicados, largos e incluso anulables, pone en riesgo la eficacia ltima de los derechos humanos y deja en
entredicho el compromiso de los Estados en la materia.
Cuarta. Los Estados que se han visto involucrados en informes de la Comisin o en fallos de la Corte han seguido por lo regular dos caminos genricos para cumplir sus compromisos. Uno de ellos es la atencin ad hoc del
asunto, que implica dictar instrucciones especficas a los rganos internos
involucrados, en especfico en el rubro de reparacin, con el fin de disponer de los recursos que el asunto amerite. Otro de ellos es establecer, va la
expedicin de una ley, reglas de observancia general para hacer frente a los
compromisos aludidos, para lo cual se crean instancias, rganos, procedimientos y plazos. Consideramos que esta ltima opcin es la adecuada si se
realiza bajo la premisa de la atencin inmediata, con el mnimo de requisitos y trmites, bajo la premisa de ejecutar o cumplir, no de crear instancias
para cuestionar o revisar lo ya decidido en el mbito internacional.
Quinta. Entre los pases que han optado por expedir una ley, se encuentran Colombia y Per; el primero de estos pases dedica su legislacin nicamente al cumplimiento de las recomendaciones de la Comisin Interamericana y del Comit de Derechos Humanos de Naciones Unidas, pero
parece dar por hecho que en el caso de la Corte Interamericana sus sentencias son vinculantes, y habra que proceder en estos casos slo a ejecutarlas,
no obstante, sera positivo sealar el procedimiento para llevarlo a cabo o
por lo menos los rganos responsables de coordinar dicha ejecucin. En el
caso de Per, la ley se ocupa de la ejecucin de las resoluciones de la Corte
Interamericana primordialmente, pero estn ausentes el tema de la aten-
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a) Que se busque dotar de reconocimiento constitucional a las determinaciones de los rganos internacionales en materia de derechos humanos.
b) Que los procedimientos se expliciten a travs de una ley especfica, lo
cual pretende terminar con una prctica an incipiente pero nociva en las
autoridades estatales, de tratar los casos segn su impacto o relevancia
poltica, en lugar de entender que los compromisos derivan de procedimientos y rganos por igual y que por ese slo hecho merecen un trato positivo igual; dejar las cosas como estn slo sumara un nuevo tipo de violacin a los derechos humanos que es la falta de igualdad ante los mismos
estndares normativos.
c) Que la legislacin sea omnicomprensiva, de manera que si bien se
pueda hacer distinciones entre una determinacin vinculante per se como
sera una derivada de un rgano jurisdiccional, de aquellas que son recomendaciones, no se dejen de lado determinaciones de rganos presentes o
futuros; en el caso de Mxico esto implicara subir el nivel de abstraccin
en ciertos trminos del proyecto de ley, para abarcar al menos a los comits
de Naciones Unidas encargados de supervisar tratados de derechos humanos, tanto en su modalidad de quejas individuales, como de recomendaciones derivadas de otras atribuciones de supervisin internacional (por ejemplo, anlisis de informes y visitas en el terreno).
d) Que los mecanismos que se prevean se ocupen de la atencin o cumplimiento de todo tipo de recomendaciones o decisiones, y no nicamente
de las que impliquen reparacin.
e) Que los procedimientos que se establezcan sean accesibles, giles, sencillos, completos y definitivos, tendientes sobre todo a la ejecucin de lo decidido, ms no como una instancia de cuestionamiento ulterior o de prolongacin indefinida del cumplimiento, y que en ellos la carga de la prueba se
establezca en los trminos ms favorables a las vctimas y/o peticionarios.
Se debe cuidar sobre todo que no incidan en el procedimiento impugnaciones internas ulteriores, por lo que en mucho casos es de suma utilidad que intervengan los rganos jurisdiccionales de mayor grado y ltimos, cuyas determinaciones son inimpugnables.
f) Que en los casos de estados federales o compuestos, la distribucin de
competencias no sea un obstculo insalvable para atender los compromisos internacionales, sino que se de efectividad al mximo a las clusulas
federales previstas y reconocidas en el mbito internacional.
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g) Que se creen vas de acuerdo o solucin amistosa, acordes con los estndares de derechos humanos, para resolver puntos controvertidos sobre
la determinacin de cantidades no prefijadas.
h) Que los estndares de reparacin sean los reconocidos a nivel internacional, de donde derivan las recomendaciones o las decisiones jurisdiccionales en estos casos, pues de otra forma estaran siendo sometidos a criterios internos, que usualmente son mucho ms reducidos por provenir de
situaciones y con parmetros distintos a los temas de violaciones a los derechos humanos. Lo anterior no obsta para que los Estados se preocupen
por revisar sus mrgenes econmicos de indemnizacin, muchos de los
cuales estn sustentados en criterios decimonnicos, completamente desfasados de la situacin y necesidades actuales.
i) Que exista una difusin adecuada del cumplimiento de las recomendaciones y sentencias internacionales, con el fin de que stas tengan adems un
efecto multiplicador y preventivo, que permita a las autoridades nacionales
motivarlas a corregir su actuacin y ajustarla a los estndares de derechos
humanos. Esto buscara terminar con la usual secrecia con la que son tratados este tipo de asuntos, con el argumento falaz y negativo de que al ser publicitados se generaran una cantidad incontenible de casos (lo cual por otra
parte es una confesin expresa de una ineficacia generalizada de los derechos humanos).
Novena. Consideramos que el tema de la eficacia interna de las recomendaciones y la ejecucin de las sentencias internacionales en materia de
derechos humanos, se mantendr como un punto central en la agenda an
pendiente de los Estados, pero que los esfuerzos nacionales de los que hemos descrito podran servir para fijar estndares mnimos exigibles desde
el mbito interno y, en su momento, incluso analizar la posibilidad de incorporarlos a nivel internacional. No obstante lo anterior, el hecho de no
contar an con procedimientos especficos, o el de establecer mecanismos
de atencin futura de recomendaciones y sentencias, no significa en modo
alguno, ni debe servir de pretexto, para dejar de cumplir con las recomendaciones o sentencias de casos ya decididos, que por lo que se refiere a Mxico siguen esperando, algunos ya por ms de una dcada, un cumplimiento satisfactorio por parte del Estado.
I. INTRODUCCIN
Como uno de los poderes del Estado, el Poder Judicial juega un papel de
primersimo orden, en principio porque sus decisiones pueden ser vistas
como posiciones del Estado en las relaciones internacionales; es decir,
sus decisiones forman parte de la opinio juris del Estado. Adems, en el
caso mexicano al Poder Judicial se le tiene encomendado tambin revisar
la constitucionalidad de los tratados, y la conformacin de las leyes con
los tratados internacionales. En la prctica mexicana, la Suprema Corte
de Justicia de la Nacin (SCJN) se ha pronunciado sobre la interpretacin del artculo 133 en relacin sobre el lugar de los tratados en el sistema jurdico interno. Posicin que sin ser obligatoria erga omnes, por ser
meramente una tesis, si ha sido de gran importancia por servir como un
parmetro o una gua a seguir por las autoridades mexicanas.
Otro aspecto importante a hacer notar es la transformacin de la situacin de los poderes en el Estado mexicano. En otro momento, junto con el
monopolio de un solo partido o como parte de ese monopolio, la presidencia mexicana era un poder imperial que nublaba a los otros poderes.
* Investigador en el Instituto de Investigaciones Jurdicas de la UNAM.
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Adems, tambin de gran importancia es lo dispuesto en el reiterado artculo 133 de la Constitucin, que frecuentemente olvidan los jueces: Los
jueces de cada Estado se arreglarn a dicha Constitucin, leyes y tratados a
pesar de las disposiciones en contrario que pueda haber en las Constituciones y leyes de los Estados.
Quizs podamos criticar esta disposicin por ser corta y referirse slo a
los tratados internacionales y no en general al derecho internacional, pero
obviando esa crtica normal al sistema que adopta nuestra Constitucin, podemos observar que la misma es clave para exigir la aplicacin de los tratados por parte de los jueces. Lo cual a su vez lleva a una serie de condiciones6
como la necesidad de que los abogados postulantes conozcan, sepan interpretar e invoquen los tratados, y por su parte los jueces tengan la voluntad y
la sapiencia para decidir con base en dichas normas internacionales.
Dicho de otra manera, la Suprema Corte tiene el poder de controlar al
Ejecutivo, en lo que se refiere a la constitucionalidad de los tratados. Como
lo sealamos anteriormente, la Corte ha dictado diferentes ejecutorias en
ese sentido, pero y los actos de poltica exterior? Es decir, las facultades
que las leyes fundamentales atribuyen a los organismos del Ejecutivo y Legislativo, para que puedan ejercerlos dentro de amplio margen de discreDiario Oficial de la Federacin, 18 de enero de 1934.
Diario Oficial de la Federacin, 30 de diciembre de 1946.
Vase Carmona Tinoco, Jorge Ulises, La aplicacin judicial de los tratados internacionales, en Mndez-Silva, Ricardo (coord.), Derechos internacionales de los derechos humanos. Memorias del VII Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional,
Mxico, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurdicas, 2002, p. 198.
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En este trabajo, se hacen comentarios a la decisin de la Corte en el Caso de los Halcones, desde la perspectiva, fundamentalmente, del derecho
internacional, que creemos que fue algo que les falto a los ministros de
nuestro ms alto tribunal.
1. Antecedentes
El 10 de junio de 1971 fue convocada la realizacin de una manifestacin estudiantil que partira de las instalaciones del Instituto Politcnico
Nacional. Cuando la manifestacin alcanzaba el suburbio estudiantil de
San Cosme fue agredida por un cuerpo paramilitar denominado halcones, en una accin, al parecer, concertada con diferentes corporaciones
policiales y militares mexicanas (la polica preventiva, el servicio secreto,
la polica judicial federal, la polica militar, el Estado Mayor Presidencial y
el cuerpo de lite de Guardias Presidenciales) se reprimi fuertemente a los
manifestantes. La accin represiva obedeca a un plan preconcebido en
donde se utiliz la infraestructura del gobierno como la transportacin y
uso de armas reservadas al ejrcito. La represin deriv en una matanza de
decenas de estudiantes y heridos (el nmero exacto se desconoce). Aduciendo que se trataba de un choque o enfrentamiento entre grupos estudiantiles (como si eso fuera excluyente de responsabilidad) el caso de la represin de los halcones (o la matanza del 10 de junio, como lo conoce la
opinin pblica) no fue investigado, ni se castig a los culpables, quedando impune la accin represiva.
Slo hasta el mes de junio de 2002, el Comit 68 Pro-libertades Democrticas A. C. interpuso una denuncia ante la Fiscala Especializada para
Movimientos Sociales y Polticos del Pasado (FEMOSPP), mismo que
despus de haber agotado la averiguacin, a travs del Ministerio Pblico
de la Federacin (MPF), ejercit accin penal en contra de Luis Echeverra
lvarez y Mario Augusto Jos Moya y Palencia, presidente de la Repblica y secretario de Gobernacin respectivamente, en la poca de los hechos,
y de importantes jefes de la polica y de diversos miembros del grupo represor de Los Halcones, atribuyndoles presunta responsabilidad por el
delito de genocidio previsto y sancionado por el artculo 149 bis del Cdigo Penal Federal. En esta etapa del procedimiento, el asunto de los halcones se substanci ante el Juzgado Segundo de Distrito de Procesos Penales
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La sujecin del Estado al derecho; es decir, la existencia de un Estado de derecho que antes no exista (actualmente el Estado est sujeto al derecho, esa idea no imaginable en algn tiempo, parece que
corresponde con la realidad jurdica del momento).21
Al mismo tiempo, el Estado est sometido al derecho, especialmente
al derecho internacional de los derechos humanos.22
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stas son las tesis expresadas por el ministro Silva que fueron objeto de
discusin en la sesin de febrero de 2005 y que prcticamente marcaron el
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Ibidem, p. 28.
Ibidem, p. 29.
Ibidem, pp. 29 y 30.
Ibidem, p. 31.
Ibidem, p. 32.
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rumbo del asunto de los halcones. A continuacin nos proponemos analizarlas desde una perspectiva de derecho internacional.
A. Un Estado de derecho antes inexistente. Significado
del movimiento estudiantil
Un punto que se puso en la mesa de las discusiones por el ministro Silva
y que no llam la atencin de los dems, por lo menos en la sesin de febrero de 2005, fue el de la conformacin de un Estado de derecho que antes no
exista. Tanto el caso del 68 como el del 10 de junio, son de excepcional
importancia porque significan una lucha ciudadana (se dira ahora de la sociedad civil) por crear un Estado de derecho y la represin del Estado mexicano que tena una fachada meramente democrtica, como lo mostr su
respuesta violenta, que veremos a continuacin.
El 10 de junio de 1971 se organiz una manifestacin estudiantil (era la
primera manifestacin que sala a la calle despus movimiento estudiantil
del ao de 1968). La importancia del movimiento estudiantil de 1968 y su
secuela, indudable, la masacre de 1971 realizada por los halcones, golpeadores y asesinos a sueldo del gobierno, estriba en que tal movimiento
tena como demanda fundamental que se pusiera en vigor el Estado de derecho en el que se supona que vivamos.28
La respuesta sangrienta del gobierno mexicano, tanto el de Daz Ordaz,
como el de Luis Echeverra, evidencia un sistema autoritario que, en violacin de la Constitucin, negaba las garantas individuales que sta garantiza. Entonces, el sistema poltico mexicano estaba caracterizado por una
presidencia autoritaria con apariencia de legalidad (el concepto de dictadura perfecta del escritor Vargas Llosa es adecuado), apoyado en un partido
dominante y poderes sujetos, en lo esencial, al Ejecutivo. De ah que la llegada al poder de un presidente no prista se vea como una transicin, concepto que generalmente se utiliza para denominar el paso de un sistema no
democrtico a otro que s lo es.
Este punto es importante porque los casos que fueron llevados a la Corte
se refieren precisamente a la actuacin de un gobierno autoritario en un sistema en que la administracin de justicia estaba negada o supeditada a los
designios del Ejecutivo. Desgraciadamente este fenmeno no es nuevo, se
28 Estrada, Gerardo, 1968, Estado y universidad. Orgenes de la transicin poltica
en Mxico, Mxico, Plaza y Janes, 2004, p. 191.
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ha presentado en varios Estados, de tal manera que ya la Corte Interamericana se ha pronunciado al respecto, como podemos ver en la Opinin Consultiva 9/87 que textualmente dice:
La inexistencia de un recurso efectivo contra las violaciones a los derechos reconocidos por la Convencin constituye una trasgresin de la misma por el Estado parte en el cual semejante situacin tenga lugar. En ese
sentido debe subrayarse que, para que tal recurso exista, no basta con que
est previsto en la Constitucin o la ley o con que sea formalmente admisible, sino que se requiere que sea realmente idneo para establecer si se
ha incurrido en una violacin a los derechos humanos y proveer lo necesario para remediarla. No pueden considerarse efectivos aquellos recursos
que, por las condiciones generales del pas o incluso por las circunstancias
particulares de un caso dado, resulten ilusorias. Ello puede ocurrir, por
ejemplo, cuando su inutilidad haya quedado demostrada por la prctica,
porque el Poder Judicial carezca de la independencia necesaria para decidir con imparcialidad o porque falten los medios para ejecutar sus decisiones; por cualquier otra situacin que configure un cuadro de denegacin de justicia, como sucede cuando se incurre en retardo injustificado en
la decisin; o, por cualquier causa, no se permita al presunto lesionado el
acceso al recurso judicial (nfasis del autor).
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ciente en virtud de que corresponde a los poderes Legislativo y Judicial hacer la parte que le corresponde.
Ahora bien, surge la cuestin: el Poder Judicial debe de tomar en consideracin estas circunstancias polticas excepcionales o simplemente se debe
de limitar a aplicar la normatividad tal cual es? Indudablemente este tipo de
asuntos son de excepcional importancia por lo que anteriormente dijimos y
por tratarse de un caso de grave violacin de los derechos humanos en el cual
tiene especial importancia el derecho internacional de los derechos humanos, y adems la creacin de un Estado de derecho que es piedra angular de
un sistema democrtico. Como lo sealaba el jurista argentino Bidart Campos: Un sistema de derechos en un Estado democrtico debe interpretarse
de tal modo que logre completitud y quede cerrado a travs de dos fuentes:
la interna y la internacional.
B. El carcter consuetudinario del delito de genocidio
El derecho consuetudinario fue un aspecto que si bien fue tocado en la
ponencia del ministro Silva (en casos verdaderamente excepcionales, se
ha reconocido que la costumbre internacional, puede dar lugar a la existencia de obligaciones dirigidas a los individuos, tendentes a proteger intereses relacionados con los derechos humanos), se hizo con bastante timidez
(ya que se menciona que en caso, verdaderamente excepcionales, cuando debera ser una prctica normal) y fue obviado en la discusin por los
dems ministros, cuando es un punto de gran importancia.
Para analizar la aplicacin del derecho consuetudinario, primero hay
que tomar en consideracin que la Convencin para la Prevencin y la
Sancin del Delito de Genocidio fue adoptada el 9 de diciembre de 1948 y
entr en vigor el 12 de enero de 1951. Mxico a su vez ratific la Convencin el 22 de julio de 1952, se public en el Diario Oficial de la Federacin
el 11 de octubre de 1952 y entr en vigor, para Mxico, el 22 de octubre de
1952. Es decir, ms de una dcada antes de que se suscitaran los penosos
incidentes del 68 y 71; en otras palabras, para el 68 ya exista punible, de
acuerdo con el derecho mexicano, el delito de genocidio, no solamente
desde su perspectiva convencional sino tambin consuetudinaria, como lo
veremos a continuacin.
Ahora bien, hay que tomar en cuenta que para 1948 la Convencin sobre
Genocidio recogi el derecho consuetudinario formado con anticipacin,
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El artculo 309 no impedir que un Estado, al firmar o ratificar esta convencin o adherirse a ella, haga declaraciones o manifestaciones, cualquiera que sea su enunciado o denominacin, a fin de, entre otras cosas,
armonizar su derecho interno con las disposiciones de la convencin siempre que tales declaraciones o manifestaciones no tengan por objeto excluir
o modificar los efectos jurdicos de las disposiciones de la convencin en
su aplicacin a ese Estado.
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Como se ve, en el primer inciso, este artculo reconoce la aplicacin estricta del derecho penal, pero en el segundo hay una excepcin a dicho
principio al reconocer tambin que los tipos del delito pueden estar dados
por el derecho internacional.
Es decir, el principio de no retroactividad lo contienen varios tratados e
inclusive lo contiene la Convencin de Viena (como lo menciona, acertadamente el ministro Cosso en su intervencin en la sesin de febrero), en
su artculo 28 que establece:
Las disposiciones de un tratado, no obligarn a una parte respecto de ningn acto o hecho que haya tenido lugar con anterioridad a la fecha de entrada en vigor del tratado para esa parte, ni de ninguna situacin que en
esa fecha haya dejado de existir, salvo que una intencin diferente se desprenda del tratado o conste de otro modo.
Sin embargo, hay que colocar en su justa dimensin tal principio y para
comenzar hay que ver, como lo menciona tal artculo (salvo que una intencin diferente se desprenda del tratado o conste de otro modo), que la no
retroactividad no es concepto absoluto, a tal grado que las partes pueden
convenir en contrario. As lo reconoce la doctrina internacional cuando se
refiere a las reservas;43 indudablemente no es un principio imperativo internacional y es entendible pues trata de ser un dique en manos del Poder
Judicial contra el Legislativo en la creacin de leyes o contra el Ejecutivo
en la aplicacin y en beneficio de los gobernados, pero no precisamente un
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principio que afecte los derechos de ellos. Adems, el principio de prescripcin tiene limitaciones, como lo veremos a continuacin.
En su Decisin nm. 88-250 del 29 de diciembre de 1988, el Consejo
Constitucional Francs en relacin con esa cuestin en lo que parece una
corolario del principio de no retroactividad ha afirmado que: le principe
qui interdit de faire renatre en matire rpressive une prescription legalment acquise.44 Esta postura del Consejo Constitucional ha sido criticada
en forma vehemente por Paul Coste-Floret que invoca la decisin de la
Corte de casacin francesa del 26 de enero de 1984 en el caso de Klaus
Barbie, en el que reconoce definitivamente que la prescripcin de la accin
pblica no puede beneficiar a una persona que es perseguida por crmenes
contra la humanidad, independientemente de la fecha en que es cometido
el delito. Esta postura de la Corte va muy de acuerdo con la decisin de la
Cmara de acusacin de Lyon del 28 de octubre de 1983.45
Para situar en su medida correcta el problema que planteamos, debemos
de tomar en consideracin e insistir que actualmente, en los albores del siglo XXI, se ha producido una jerarquizacin de la normatividad internacional, en donde las normas de ciertos delitos, como genocidio, de lesa humanidad y de guerra, ocupan un lugar muy alto en la jerarqua jurdica, lo
cual es comprensible pues de otra manera la balanza entre el individuo
frente a la autoridad o quien comete esos delitos esta totalmente en desequilibrio. El derecho lo que trata es proveer de normas protectoras y mecanismos que pueda accionar el individuo frente al poder pblico, que si no
tiene controles lo puede tener todo para reprimir a un individuo.
Dicho de otra manera, en un sistema totalitario, sera absurdo exigir, pedirle a un individuo que acuda a las instancias legales correspondientes para defenderse, si por eso es totalitario un sistema, por ausencia total de controles. En ese sentido es ilgico tratar a un gobierno autoritario por actos
cometidos en contra de sus ciudadanos con los mismos derechos que un rgimen constitucional y respetuoso de los derechos humanos. En esa lnea
de pensamiento esta la expresin del juez Nicholls en el caso Pinochet,
cuando la defensa alegaba la inmunidad diplomtica del dictador, que con
423
base en la Convencin de Viena sobre Relaciones Diplomticas, fue totalmente certera y de una gran profundidad:
El derecho internacional reconoce que las funciones de un jefe de Estado
pueden incluir actividades que son incorrectas, incluso ilegales, segn las
leyes estatales; pero el derecho internacional ha dejado bien claro que
ciertos tipos de conducta, como el secuestro o la tortura, no son aceptables
aunque su autor sea un jefe de Estado; pretender lo contrario sera una
burla del derecho internacional.46
Es lgico que la funcin de una autoridad nunca ha sido matar a su poblacin, reprimirla, va en contra de cualquier sentido de Estado de derecho
y de democracia; en consecuencia, al responsable de tal felona no se le
puede otorgar un tratamiento normal por realizar tal tipo de actividad. Esta
misma idea ha sido expresada por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos de la siguiente manera: No cabe admitir que el poder pueda
ejercerse sin lmite alguno o que el Estado pueda valerse de cualquier procedimiento para alcanzar sus objetivos, sin sujecin al derecho o a la moral. Ninguna actividad del Estado puede fundarse sobre el desprecio a la
dignidad humana.47
Esto nos lleva a otro punto interesante de anlisis: el principio de no
aplicacin retroactiva es absoluto?
Hay que notar que la expresin contenida en nuestra Constitucin, en su
artculo 14: A ninguna ley se dar efecto retroactivo en perjuicio de persona alguna, de entrada muestra que no es absoluto, ya que s puede ser aplicada una ley en forma retroactiva si es en beneficio de alguna persona, segn reza una interpretacin a contrario sensu. Ahora bien, siguiendo ese
orden de razonamiento, en el caso de crmenes de lesa humanidad, de genocidio y de crmenes de guerra, en donde hay dos partes en la relacin: el
presunto culpable de los crmenes considerados por el derecho internacional de gran gravedad, como los mencionados, y por la otra parte la vctima
o los deudos de la vctima. Si tomamos en cuenta lo dicho en relacin con
Pinochet, evidentemente que la balanza se debe de inclinar a favor de las
vctimas o sus deudos. Dicho de otra manera, sera irracional e injusto
46 Vase Remiro Brotons, Antonio, El caso Pinochet. Los lmites de la impunidad,
Madrid, Poltica Exterior. Biblioteca Nueva, 1999, p. 145.
47 CIDH, Caso Velzquez Rodrguez. Sentencia de 29 de julio de 1988, serie C,
nm. 4, pargrafo 154.
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La postura de la Corte omite el derecho convencional internacional e insistimos, crea un precedente bastante discutible.
VII. CONCLUSIONES
Si bien la SCJN de conformidad con la Constitucin tiene amplias y trascendentes facultades en materia de derecho internacional, todava no las ha
ejercido en su plenitud como se esperaba, sobre todo en casos trascendentes
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ra la concrecin de uno de los tres propsito fundamentales de las Naciones Unidas, a saber: el respeto a los derechos humanos y libertades
fundamentales de todos, sin distincin alguna por motivos de raza, sexo,
lengua y religin.3
Bajo el liderazgo de figuras tales como Rene Cassn (Francia), Eleoanor
Franklin D. Roosvelt (Estados Unidos de Amrica), Charles Malik (Lbano)
o Pen-Chung Chang (China), la Comisin de los Derechos del Hombre, conformada en sus inicios por representantes de dieciocho Estados miembros de
Naciones Unidas, inici un proceso de ms de un ao y medio de debate y
discusin en torno a un catlogo comprensivo de derechos y deberes que pudiera servir de referente tico-jurdico a todos los hombres y pueblos del
mundo.4 El proyecto de Declaracin, que segn narra el propio Cassn tiene
por columnas la dignidad, la libertad, la igualdad y la solidaridad, fue remitido a la Asamblea General de Naciones Unidas luego de ser aprobado por doce votos a favor y cuatro abstenciones por los miembros de la Comisin5 y
ser sometido a una exhaustiva revisin por parte de la Tercera Comisin de
la Asamblea General para, finalmente, ser aprobado en la noche del 10 de diciembre de 1948, por 48 votos a favor y 8 abstenciones.6
Sin duda, ste fue el logro ms importante y perdurable de la Comisin
de Derechos Humanos en sus casi sesenta aos de historia. Cuando el 16 de
junio prximo se declare definitivamente abolida la Comisin, para que el
19 de ese mismo mes celebre su primera sesin el recin aprobado Consejo
de Derechos Humanos, muchos recordarn la proeza de haber podido redactar en los primeros aos de la posguerra el instrumento que servira como punta de lanza del desarrollo y expansin del derecho internacional de
los derechos humanos.
3 Cfr. Prrafo tercero del artculo 1o. de la Carta de Naciones Unidas del 26 de junio
de 1945.
4 Al terminar la sesin del 10 de diciembre de 1948 Eleanor Roosvelt poda exclamar lo siguiente: Esta Declaracin puede perfectamente convertirse en la Carta Magna
de todos los hombres. Esperamos que su proclamacin por la Asamblea General sea un
acontecimiento comparable al de la proclamacin de la Declaracin francesa de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, a la adopcin de un Bill of Rights por el
pueblo Norteamericano, y al de la adopcin de las declaraciones de derechos de los distintos pases en las diversas pocas.
5 Las abstenciones fueron de la Unin Sovitica, Yugoslavia, Ucrania y Bielorrusia.
Cfr. Verdoot, op. cit., nota 1, p. 69.
6 En este caso los pases que se abstuvieron fueron: Bielorrusia, Checoslovaquia,
Polonia, Arabia Saudita, Ucrania, Unin Sudafricana, Rusia y Yugoslavia. Ibidem, p. 75.
435
Con posterioridad a estos primeros aos y a medida en que se fue disolviendo de la memoria de los hombres la leccin legada por las dos guerras
mundiales de que si no se protege la dignidad y los derechos de la persona
la humanidad en cualquier momento corre el riesgo de recaer en la barbarie, la construccin de acuerdos en el seno de la Comisin fue hacindose
cada vez ms compleja y en ciertos momentos casi imposible.7 El ejemplo
ms patente es el hecho de que aun cuando ya estaba entre las intenciones
de los primeros integrantes de la Comisin el preparar una Convencin
Internacional que pudiera dotar de fuerza jurdica a la Declaracin, tuvieron que pasar casi treinta aos para que finalmente a travs de los Pactos
Internacionales los Estados se obligaran jurdicamente a garantizar entre
las personas que estuvieran bajo su jurisdiccin el ejercicio de los derechos
contendidos en la Declaracin Universal.
Las dos principales causas de la enorme inmovilidad y falta de acuerdos en la que incurri la Comisin durante la etapa que corre de principios de la dcada de los cincuenta hasta bien entrada la dcada de los
ochenta, fueron, en primer lugar, la tensin generada por la Guerra Fra
entre las potencias del Este y el Oeste, la cual, por ejemplo, implic el que
violando el principio de la integralidad de los derechos y bajo la figura de
dos pactos internacionales con aparentemente distinto grado de efectividad y justiciabilidad, se pudiera alcanzar la vinculatoreidad jurdica de
los derechos civiles, polticos, econmicos, sociales y culturales reconocidos en la Declaracin8 y, en segundo lugar, la integracin al sistema de
Naciones Unidas de un gran nmero de pases africanos y asiticos que
habiendo terminado su proceso de descolonizacin recientemente y proviniendo de culturas muy diversas, cuestionaron fuertemente el carcter
7 Vase Ishay, Michelin R., The History of Human Rights; From Ancient Times to
the Globalization Era, Los Angeles, University of California Press, 1999.
8 Utilizo la palabra aparente de manera intencional debido a que a pesar de que en
el artculo segundo de ambos Pactos la redaccin es distinta, en el sentido de que en el
Pacto de derechos civiles y polticos se establece que estos sern de aplicacin inmediata
en los Estados parte, mientras que en el Pacto de derechos econmicos, sociales y culturales se establece que la aplicabilidad de stos estar sujeta a los recursos con los que
cuenten los Estados y que la implementacin ser gradual, el Comit de derechos econmicos, sociales y culturales ha establecido que en el caso del artculo segundo del
PIDESC se debe interpretar que un conjunto muy amplio de derechos son de aplicacin
inmediata y que en relacin con otros derechos los Estados adquieren la obligacin de
establecer medidas concretas y progresivas de implementacin. Cfr. Comentario General
nmero 3 del Comit de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales de 1990.
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producida en la ex Yugoslavia16 y en Ruanda17 entre 1993 y 1994; el conflicto en Sierra Leona,18 Colombia,19 Timor Oriental20 y, de manera an
ms reciente, la crisis humanitaria en Darfur, Sudn21 o la impasibilidad
con la que la Comisin a actuado en torno a la prisin en Guantnamo y la
tortura de Abu Grahib.22
A esto habr que sumar que en los ltimos 10 aos la Comisin redujo
considerablemente su capacidad para establecer estndares internacionales.
En este periodo los nicos instrumentos relevantes que en el seno de la Comisin se han podido adoptar son el Protocolo Facultativo de la CEDAW
del 6 de octubre de 1999, dos Protocolos Facultativos de la Convencin sobre los Derechos del Nio, uno sobre la participacin de nios en los conflictos armados y otro relativo a la venta de nios, la prostitucin infantil y la
utilizacin de nios en la pornografa, ambos del 25 de mayo de 2000, y el
Protocolo Facultativo de la Convencin contra la Tortura de 18 de diciembre de 2002. Por otro lado ha sido incapaz de aprobar la redaccin final de
instrumentos sumamente necesarios tales como: el Protocolo Facultativo del
PIDESC, una convencin internacional para proteger los derechos de las
personas discapacitadas, una convencin relativa a los derechos de los pueblos indgenas y una convencin que proteja a las personas del fenmeno de
las desapariciones forzosas.23 Todo ello ha implicado el que en los ltimos
cinco aos la Comisin enfrente una situacin de completo desprestigio e incredulidad que ha mostrado no slo la necesidad de reformar algunos aspectos de su funcionamiento, sino de sustituirla por un nuevo rgano de defensa
y promocin de los derechos humanos.
16 Informe de Human Rights Watch; para Yugoslavia, 1993, http://www.hrw.org/re
ports/1994/WR94/Helsinki-25.htm#P819_256142.
17 Informe de Human Rights Watch; para Ruanda, 1994, http://www.hrw.org/reports/
1995WR95/AFRICA-08.htm#P397_139563.
18 Informe de Human Rights Watch; para Sierra Leona, 1999, http://www.hrw.org/
wr21/Africa-09.htm#TopOfPage.
19 Informe de Human Rights Watch: para Colombia, 1992, http://www.hrw.org/reports/1993/WR93/Amw-02.htm#P103_70128.
20 Informe de Human Rights Watch; para Timor Oriental, 2000, http://www.hrw.org/
wr2k1/asia/etimor.html.
21 Informe de Human Rights Watch; para Sudan, 2004, http://hrw.org/english/docs/
2005/01/13/sudan9885.htm.
22 Informe de Human Rights Watch; para Estados Unidos de Amrica, 2004, http:/
/hrw.org/english/docs/2005/01/13/usdom9853.htm.
23 Cfr. 2005 UN Commission on Human Rights: The UNs Chief Guardian of Human
Rights? (documento elaborado por Amnista Internacional).
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problemas ms importantes que haban obstaculizado el correcto funcionamiento de la Comisin en los ltimos aos. La centralidad de esta pregunta
estriba en que el principal argumento de los pases que votaron en contra
consiste en sealar que la reforma slo implic un ligero retoque a la antigua Comisin y que, por lo tanto, como lo apunt John Bolton, embajador
de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, la creacin del Consejo no es
ms que una pantalla para hacer pensar que estamos frente a un nuevo organismo, cuando en la realidad estamos frente a un rgano que seguir acarreando los mismos problemas.30
Del anlisis de las posturas de los Estados, as como de las organizaciones civiles y los propios rganos de la ONU, podemos afirmar que existe
un amplio consenso en subrayar a tres como los principales problemas que
provocaron que la Comisin traicionara el mandato de ser el mximo foro
internacional de debate en torno a los temas de derechos humanos para
convertirse en un rgano sumamente politizado empleado por los Estados,
como indicaba el informe del panel de expertos, para defenderse de las
crticas y para criticar a otros.31
El primer problema se refiere a la membresa de la Comisin y consiste en que los Estados pretendan formar parte de ella como una estrategia
para que nadie los pudiera tachar de violadores de derechos humanos y, a
la vez, para poder sealar desde esa tribuna el incumplimiento de otros
Estados de sus obligaciones asumidas en materia de derechos humanos.
Pensemos, por ejemplo, en el esfuerzo reiterado que hacan pases como
China (1982-2005), Cuba (1989-2006), Rusia (1947-2006), Arabia Saudita (2001-2006), Irak (1987-1992) o Zimbabwe (2003-2005) con el fin de
ocupar un asiento en la Comisin o el hecho de que los Estados Unidos,
con excepcin del periodo 2001-2004, siempre fueron miembros de la Comisin y el que Sudan fuera electo para el periodo 2002-2007.
El segundo problema se refiere a la selectividad con la que actuaba la Comisin, pues las mayores quejas de los Estados en contra de la Comisin
consisten en que las medidas de monitoreo y anlisis de la situacin de los
derechos humanos se dirigan slo hacia ciertos pases y que, adems, cuando stas se dirigan a varios pases se utilizaban distintos raseros, o textual30 Vase Explanation of Vote by Ambassador John R. Bolton, U.S. Permanente Representative to the United Nations, on the Human Rights Council Draft Resolution, in the
General Assembly, March 15, 2006, http://www.un.int/usa/06print_051.htm.
31 Cfr. A More Secure World; Our Shared Responsibility, cit., nota 24, p. 90.
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Dado que parece casi irrelevante discutir si existe una diferencia sustancial entre ser elegido por la mayora absoluta o por las dos terceras partes,
la segunda medida que integra el Consejo me parece an de mayor relevancia, esta consiste en que a diferencia de la Comisin, ante la cual el procedimiento de eleccin de sus miembros se haca por aclamacin de entre los
distintos grupos de representacin regional, los miembros del Consejo tendrn que ser electos por votacin secreta, directa e individual.34 Esta medida se ve an ms fortalecida si, como lo hizo el gobierno mexicano, se adquiere el compromiso unilateral de abstenerse de intercambiar votos en
candidaturas para elegir a los miembros del Consejo y de anunciar anticipadamente la orientacin del voto.35 Ya que con ello se busca despolitizar
el proceso de eleccin de los miembros y poner mayor atencin en los mritos que en el campo de los derechos humanos los Estados han podido cosechar.
De hecho, una tercera medida que se introduce con la creacin del Consejo consiste en que los Estados al momento de elegir a los miembros del
Consejo debern tener en cuenta las contribuciones que stos hayan hecho
a la promocin y proteccin de los derechos humanos, as como los compromisos que ellos hayan adquirido en este sentido.36 La manera de materializar esta recomendacin no ha sido bien definida, mxime si se toma en
cuenta que la redaccin empleada es sumamente abierta y flexible. Para la
primera eleccin de los miembros del Consejo, llevada a cabo el 9 de
mayo, la Oficina del Alto Comisionado de derechos humanos propuso un
conjunto de criterios e indicadores que los Estados que pretendieran formar
parte del Consejo deban tomar en cuenta en sus pliegos de peticin de candidatura;37 sin embargo, al ser una mera recomendacin, muy pocos de los
Cfr. Resolucin A/60/251.
Vase Intervencin del embajador Enrique Berruga Filloy, Representante Permanente de Mxico ante las Naciones Unidas, con motivo del establecimiento del Consejo
de Derechos Humanos de la ONU, Nueva York, 15 de marzo de 2006. http://www.sre.
gob.mx/oi/zB01c:Consejo_02.htm.
36 El punto nmero ocho de la Resolucin que crea el Consejo establece expresamente: Decide que la participacin en el Consejo estar abierta a todos los Estados
Miembros de Naciones Unidas; al elegir a los miembros del Consejo, los Estados Miembros debern tener en cuenta la contribucin de los candidatos a la promocin y proteccin de los derechos humanos y las promesas y compromisos voluntarios que hayan hecho al respecto.. Idem.
37 Entre los requisitos y criterios se encuentran: 1) Presentar una lista de los instrumentos ratificados por el Estado, as como de los instrumentos que se compromete a rati34
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Asia
Europa Oriental
Europa
Occidental
Amrica Latina
y el Caribe
Comisin
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Consejo
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ron para que otros pases con igual record quedaran fuera, como fue el caso
de Venezuela e Irn. Incluso, como lo seal en su momento Kenneth
Roth, director de Human Rights Watch, los nuevos filtros del Consejo ayudaron a que otros Estados violadores de derechos humanos, como Sudan,
Libya, Zimbabwe, Repblica Democrtica del Congo, Vietnam, Nepal, Siria y Etiopa, se abstuvieran incluso de presentar sus candidaturas.45
As, un balance ms objetivo debera de sealar que aunque la membresa del Consejo no qued plenamente blindada en contra de los Estados sealados como violadores de derechos humanos, si logr establecer algunos
filtros que dificultan que el Consejo sea tomado como su refugio. Pero adems, es importante sealar junto con la alta comisionada de Derechos Humanos de Naciones Unidas, que lo importante es que bajo el nuevo Consejo todos sus miembros tendrn que someterse al procedimiento de revisin
universal.46
V. LA ELIMINACIN DE LA SELECTIVIDAD Y EL DOBLE RASERO
Esta es precisamente la que a mi juicio es la reforma ms importante del
nuevo Consejo y la nica medida capaz de solventar el problema de la selectividad y doble rasero con el que actuaba la Comisin. La idea de establecer un mecanismo de revisin universal fue propuesta por Kofi Annan
en su informe Ampliando el concepto de libertad bajo el nombre de mecanismo de revisin entre pares (peer review mechanism).47 Para su correcto
funcionamiento, Annan seal cinco caractersticas fundamentales: que
fuera universal, es decir, que todos los Estados miembros de Naciones
Unidas se tuvieran que someter a l voluntariamente; que fuera peridico,
esto es, que se calendarizaran las fechas en que se fuera a practicar; que
fuera integral, en el sentido de que se tomaran en cuenta y se les dara la
misma importancia a todos los derechos humanos, incluido, el derecho al
desarrollo; que fuera transparente; que fuera complementario al resto de
mecanismos de revisin y que se emplearan los mismos criterios e indica45 Cfr. New U.N. Rights Group Includes Six Nations With Poor Records, New
York Times, 10 de mayo de 2006.
46 Cfr. High Commissioner welcomes election of members of Human Rights Council, United Nations Press Release, 10 de mayo de 2006.
47 Cfr. In Larger Freedom; Addendum 1, Human Rights Council Explanatory note
by the Secretary-General. http://www.un.org/largerfreedom/add1.htm.
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Idem.
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I. INTRODUCCIN
Desde hace poco ms de medio siglo la proteccin de los derechos humanos
iniciaba una nueva ampliacin al crear organismos regionales de defensa de
los ciudadanos en contra de los abusos de las autoridades, derechos que estaban reconocidos por ordenamientos jurdicos nacionales y por tratados internacionales firmados y ratificados por sus respectivos Estados.
A pesar de la existencia de estos organismos desde hace ms de medio
siglo en el continente africano, se encuentra an en proceso de consolidacin un sistema regional propio de proteccin de los derechos humanos;
sin embargo, el xito de este sistema est hipotecado por mltiples elementos esenciales para entender la cuestin de los derechos humanos en
frica; el deterioro del tejido social al interior de las comunidades africanas, los enfrentamientos militares y las dificultades de orden econmico,
encuentran como eje la crisis del Estado en frica. Es importante pues,
poner nfasis sobre temas medulares como el fortalecimiento del Estado
de derecho, la democracia, la proteccin jurdica de los pueblos, las garantas individuales y el buen gobierno.
Es fundamental, adems, entender la existencia de varias fricas, diferenciadas en el tiempo y en el espacio por varios factores, y a las que no es
* Doctor en derecho por la UNAM, actualmente adscrito a la Secretara Tcnica del
Consejo Consultivo de Comisin Nacional de los Derechos Humanos.
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2. Periodo colonial
El periodo colonial fue relativamente breve, aunque denso si se toman
en cuenta las profundas alteraciones que gener en las estructuras sociopolticas internas. El inici del periodo colonial se dio de forma simblica
con la firma del Acta del Congreso de Berln en 1885 y empez a extinguirse a finales de la dcada de los cincuenta.
En el contexto de la expansin colonial, a finales del siglo XIX y principios del XX, Gran Bretaa, Francia, Alemania, Portugal, Espaa e Italia,
crearon nuevas unidades polticas algunas de ellas minsculas, fundaron ciudades en las costas y fijaron de manera arbitrara las fronteras coloniales, lo que provoc tanto la fragmentacin de importantes grupos tnicos,
que quedaron divididos entre dos o tres administraciones coloniales, como la
coexistencia de grupos rivales al interior de una misma unidad colonial, adems de la distorsin de las relaciones econmicas precoloniales. En ese mismo contexto se gest la tendencia histrica que persiste a inicios del siglo
XXI hacia la pauperizacin masiva de los pueblos africanos. La expansin colonial introdujo, adems, las lenguas occidentales, que en el periodo
independiente, generalmente, se convirtieron en lenguas oficiales: ingls,
francs, alemn, espaol e italiano.3
Represent, asimismo, la violacin masiva de los derechos humanos
por los colonizadores, la destruccin de las instituciones polticas y sociales tradicionales, y su sustitucin por las dictaduras coloniales de los pases
europeos.
Justamente es durante este periodo en el que se empieza a integrar el derecho consuetudinario africano con el derecho importado de Europa.
Desde tiempos inmemoriales, el derecho consuetudinario constituy el
principal sistema jurdico en las comunidades africanas; sin embargo, esta
exclusividad se vio interrumpida en el siglo XIX cuando los colonos europeos introdujeron su propia legislacin metropolitana y el sistema de tribunales en sus colonias, aunque conservaron aquella parte del derecho consuetudinario y de los procedimientos judiciales africanos que no consideraban
contrarios a la moralidad ni a la justicia bsicas. El resultado de la imposicin del dominio colonial, por ende, fue un sistema dual, o paralelo, de tribunales y legislaciones en los pases africanos.
3 Varela, Hilda, Organizacin regional en frica Subsahariana: procesos e instituciones, Mxico, UNAM-FCPyS, 2000, p. 20.
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ltima favoreci la creacin de los partidos tnicos en la vspera de la independencia de sus imperios coloniales. Por su parte, la portuguesa no los reconoci condenndolos a convertirse en movimiento de liberacin o de
guerrilla.
De estas elecciones y partidos polticos, nacieron nuevas clases polticas
africanas que encabezaron la lucha o las negociaciones para la descolonizacin, apartando de este proceso a las autoridades tradicionales por su colaboracin con la colonia, para apoyarse en los sindicatos y otras organizaciones de corte socio-profesional. Dichas instituciones estaban dotadas de
una doble conciencia (tradicional y moderna) forjada en las mencionadas
instituciones metropolitanas y en la estructura poltica local. De entrada,
una nueva elite poltica se enfrent a una nueva realidad, la organizacin
poltica y econmica de un Estado multinacional, multicultural, multilinge y multifuncional creado por la colonizacin.
Para mantener la unidad y crear una nueva relacin entre los ciudadanos y
los Estados basados en una autoridad consentida y no impuesta, se defini
un marco jurdico e ideolgico que pronto evolucionara hacia la instauracin de prcticas autoritarias, culminando con la institucin generalizada de
partido nico. En trminos generales, un Ejecutivo fuerte y personalizado,
dotado, tanto en rgimen parlamentario como en rgimen presidencial, de
prerrogativas nuevas y asumiendo, dado el caso, poderes dictatoriales, frente
a un legislativo muy debilitado, es la caracterstica primera de los regmenes
polticos africanos
Por ello, los sistemas en su conjunto fueron severamente cuestionados,
al no cumplir con los objetivos planteados al iniciar su vida como Estados
independientes. En consecuencia, es fundamental abordar brevemente la
forma en que ha ido crendose el constitucionalismo africano.
Aunque no se cuenta con referencias cronolgicas de la recepcin de
instrumentos de origen europeo en el sistema africano, hay que reconocer
que la tarda colonizacin de la regin permiti la integracin del derecho
europeo directamente a los sistemas nacionales de los pases colonizados
sin necesidad de una incorporacin del exterior.
La Constitucin como el conjunto de reglas permanentes que define los
principios y fomenta los poderes del Estado nunca existi en frica o en la
tradicin oral africana, lo cual nos lleva a afirmar que las nuevas elites polticas heredaron un vaco constitucional desde las colonias y tuvieron que
enfrentar la situacin indita de la multitud de etnias que la colonizacin
461
no pudo unir en una sola nacin. Esta situacin las oblig a adoptar constituciones que conectaran a la poblacin con el Estado. Estos instrumentos
se caracterizan por tres etapas importantes:
a) Reproduccin de las Constituciones de las antiguas colonias.
b) Rectificacin o africanizacin de las Constituciones africanas.
c) Adaptacin a la nueva coyuntura internacional (llamadas las Constituciones de la posguerra).
En este sentido, la falta de referentes condujo a los Estados africanos a
adoptar o reproducir las constituciones de las antiguas metrpolis (francesa, britnica, belga y portuguesa), resultado de varios siglos de cambios
polticos pacficos o violentos. Por lo tanto, las Constituciones africanas
redactadas por los expertos de estos pases, proclamaron los derechos polticos, sociales y econmicos de tipo occidental; es decir, fueron marcadas
por la ideologa liberal sin tomar en cuenta la situacin socioeconmica
para la satisfaccin de estos derechos.
Por otra parte, se pueden identificar tres enfoques bsicos en relacin
con el lugar del derecho consuetudinario en los sistemas legales de frica
despus de la independencia. Los pases anglfonos han conservado gran
parte de las estructuras legales duales creadas durante el dominio colonial,
a la vez que intentaban reformar y adaptar el derecho consuetudinario a las
nociones del derecho ingls. Por su parte, los pases de habla francesa y
portuguesa han seguido una va integracionista y han intentado introducir
el derecho consuetudinario en la legislacin general. Etiopa y Tnez son
los nicos pases que han adoptado medidas radicales para abolir legislativamente aspectos cuidadosamente seleccionados del derecho consuetudinario.4 Sin embargo, independientemente del enfoque adoptado, en ningn
pas africano se ha descartado totalmente ni proscrito el derecho consuetudinario, ya que sigue siendo reconocido y respetado, aunque en diferentes
medidas, segn la jurisdiccin.
Las Constituciones y leyes nacionales la autorizan como una fuente importante de la ley que debe ser definida y aplicada en los procedimientos
legales cuando las partes la reclaman.
Se puede afirmar pues, que la supervivencia del derecho consuetudinario y de su practica se justifica por su supervivencia frente al derecho colo4
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nial y poscolonial estatal, por medio de la informalizacin del propio Estado, del derecho y de la economa y la creacin de nuevos espacios como
sustitutos del Estado.5 Dicha supervivencia se manifiesta por un sincretismo jurdico en la solucin de los problemas diarios, que el derecho nacional oficial se muestra incapaz de resolver. Por lo tanto, son ellos lo que mejor reflejan la praxis de los derechos humanos en el frica precolonial. Por
ello es preciso analizar la concepcin que aquella frica tena de la persona humana y sus diferentes modos de organizacin a travs de los cuales se
puede hacer una lectura global y especfica de los derechos humanos
III. LA CARTA AFRICANA DE DERECHOS HUMANOS
La Carta Africana de los Derechos Humanos y de los Pueblos, de junio
de 1981, adoptada por la Dcima Octava Conferencia de Jefes de Estado
y de Gobierno de la Unin Africana, antigua Organizacin de la Unidad
Africana; en Nairobi Kenia, se considera el primer instrumento en la conformacin del sistema africano de proteccin de los derechos humanos y
de los pueblos, a pesar que desde la fundacin de la OUA se prevea la
creacin de rganos de proteccin de los derechos humanos en la regin.
Esta entr en vigor en octubre de 1986, cinco aos ms tarde.
Funciona dentro del marco de trabajo institucional de la Unin Africana
(UA), organizacin intergubernamental regional fundada en 1963, como
Organizacin de la Unidad Africana (OUA), cuenta con cincuenta y tres
Estados miembros. Opera a travs de una Secretara Permanente, diversas
conferencias ministeriales, un Consejo de ministros y la Asamblea de Jefes
de Estado y de Gobierno, esta ltima se rene una vez al ao y es el cuerpo de
mayor jerarqua en la elaboracin de polticas de la OUA.
Normativamente, la Carta Africana es un documento de derechos humanos innovador. Parte substancialmente de las formulaciones bsicas de
otros instrumentos universales de proteccin de los derechos humanos,
consta de sesenta y ocho artculos y esta dividida en cuatro captulos: derechos humanos y de los pueblos, obligaciones, actuacin de la Comisin y
5 Oko Elechi, O., Human Rights And The African Indigenous Justice System, Criminal Justice Department, University of Wisconsin, (A Paper for Presentation at the 18th
International Conference of the International Society for the Reform of Criminal Law,
August 8-12, 2004, Montreal, Quebec, Canada), 2004.
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principios aplicables. Paralelamente en la Carta, son abordadas las tres generaciones de derechos humanos: derechos civiles y polticos, econmicos, sociales y culturales. La carta vincula los conceptos de derechos humanos, derechos de los pueblos y obligaciones de los individuos.
Dicha Carta expresa un concepto particular de los derechos humanos,
reflejo de las propias singularidades del continente africano, pero que al
mismo tiempo es parte constitutiva importante de un concepto universal de
los derechos humanos. En primer lugar, esta Carta no slo proclama derechos, sino tambin obligaciones; en segundo, codifica los derechos individuales y tambin los de los pueblos; en tercer lugar, adems de garantizar
derechos civiles y polticos, protege los derechos econmicos, sociales y
culturales, por ltimo, el tratado ha sido creado de forma que permite a los
Estados parte imponer importantes restricciones y limitaciones en los derechos que proclaman.
Las disposiciones de la Carta reflejan la influencia de los instrumentos
en la materia de la Organizacin de Naciones Unidas y las tradiciones africanas. El nfasis que pone la Carta en la tradicin africana se expresa claramente en su prembulo y en la forma de articular muchos de sus deberes y
obligaciones. El prembulo habla de las virtudes histricas africanas y de
los valores de su sociedad, los cuales deben inspirar y caracterizar la reflexin sobre los conceptos de los derechos humanos y de los pueblos.6 El
acento se pone en el derecho a desarrollarse, derecho de los pueblos, y la
relacin que se establece entre las distintas categoras de derechos individuales, la cual encuentra su fuente conceptual en la prctica estndar de
elaboracin de parmetros de la ONU.
La Carta contiene una clusula extensa sobre la no discriminacin y otra
sobre proteccin equitativa. Garantiza el derecho a la vida y prohbe la esclavitud, la tortura y el trato y castigo crueles, inhumanos y degradantes.
Impide el arresto y la detencin arbitraria, y establece las leyes penales y
los castigos ex post facto. Contiene, adems, disposiciones creadas para
garantizar el proceso de la ley y las visitas imparciales; garantiza la libertad
de culto, el derecho de recibir informacin, de expresar las opiniones per6 El Prembulo de la Carta Africana de los Derechos Humanos y de los Pueblos, seala al respecto, Teniendo en consideracin las virtudes de la tradicin histrica y los valores de la civilizacin Africana debern caracterizar las reflexiones en torno a los conceptos de los derechos humanos y de los pueblos. http://www1.umn.edu/humanrts/instree/
z1afchar.htm.
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sonales, la libertad de asociacin y de reunin. Adems, reconoce el derecho a la libertad de trnsito, pues prohbe la expulsin masiva de extranjeros orientada contra grupos nacionales, raciales, tnicos o religiosos.
Este instrumento garantiza el derecho a la propiedad, al trabajo, a la remuneracin equitativa por trabajo igual, al goce del mejor estado posible
de salud mental y fsica, as como el derecho a la educacin y a la participacin en la cultura. Tambin declara que el fomento y la proteccin de los
valores morales y tradicionales reconocidos por la comunidad debern ser
la obligacin del Estado. Asimismo, expresa un concepto en el cual caracteriza a la familia como la unidad natural y la base de la sociedad, al tiempo
que declara que el Estado tendr el deber de ayudar a la familia institucin que custodia los valores morales y tradicionales de la sociedad.
Establece que los ancianos y los discapacitados tienen derecho a disponer de medidas especiales de proteccin para sus necesidades fsicas y morales. En su artculo 18 establece que el Estado deber asegurar la eliminacin de toda discriminacin contra la mujer y asegurar la proteccin de los
derechos de los nios estipulados en las declaraciones y convenciones internacionales.
Muy pocos de los tratados sobre derechos humanos, si no es que ninguno, hacen uso de esta forma extremadamente liberal de incorporacin por
referencia de otros instrumentos internacionales.
Aunque el catlogo de derechos individuales de la mencionada Carta es
muy extenso, algunos de los derechos estn redactados en un lenguaje de
tal forma que no se entienda su significado. Debe notarse, sin embargo, que
otros derechos, en particular los que hablan de la integridad fsica del individuo y del proceso de ley, no permiten las restricciones aceptadas en los
derechos relacionados con el ejercicio de las libertades polticas. Tambin
es digno de sealarse el hecho de que la Carta Africana de Derechos Humanos no contiene una clusula general de derogacin que permita a los Estados partes suspender el goce de determinados derechos durante emergencias nacionales. An est por verse si la existencia de esta facultad est
implcita o si est incorporada por referencia a travs del contenido del artculo 60, el cual alude a otros instrumentos de derechos humanos.
La mayora de las libertades, as como los derechos humanos definidos
en la Carta Africana de Derechos Humanos como derechos de los pueblos, en ocasiones son descritas como derechos de tercera generacin, entre los cuales se encuentra el derecho de los pueblos a la autodeterminacin
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7 Mbaye, K., Les droits de lhomme en Afrique, Pars, Editions A. Pedone-Commission Internationale de Juristes, 1992.
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tos en la Carta,10 pues el continente africano desde el fin del periodo colonial (que empez desde el final de los aos cincuenta y culmin con el fin
de apartheid en Sudfrica) se encuentra polticamente en periodo de consolidacin de la democracia y del buen gobierno; un camino de casi cincuenta aos con altas y bajas debido a las guerras civiles, golpes de Estado
y problemas de orden climtico que han generado retrocesos en el desarrollo econmico y social. A pesar de estos obstculos se ha establecido una
organizacin poltica continental que intenta dar un empuje a la promocin
y proteccin de los derechos humanos, creando un sistema continental africano, cosa no existente todava en un continente como el asitico.
IV. EL SISTEMA PROCESAL AFRICANO DE PROMOCIN
Y PROTECCIN DE LOS DERECHOS HUMANOS Y DE LOS PUEBLOS
1. La Comisin
La Comisin Africana de los Derechos Humanos y de los Pueblos naci
para consolidar lo previsto en la Carta de la Organizacin de la Unidad Africana, hoy Unin Africana, en la reunin nmero diecisis, en la ciudad de
Monrovia, Liberia, el 17 de julio de 1979. Inici sus actividades oficiales en
1987 y se encuentra ubicada en la ciudad de Banjul, capital de Gambia.
La composicin de la Comisin se encuentra establecida en el artculo
31 de la Carta Africana, la cual se encuentra integrada por once miembros,
elegidos por la Asamblea de Jefes de Estado y de Gobierno entre personalidades africanas reconocidas por su capacidad moral, su integridad y su imparcialidad, con conocimientos en materia de derechos humanos, a partir
de una lista de nombres presentada por los Estados parte, ya que todos los
Estados miembros estn representados en la Asamblea, aun los Estados
que no son parte de la Carta pueden votar para seleccionar a la Comisin,
aunque nicamente los Estados parte puedan nominar a los candidatos.
Los miembros de la Comisin son elegidos para un periodo de seis aos y
actan a ttulo individual y no como representantes de gobierno.
Las facultades cuasi judiciales de la Comisin Africana pueden dividirse en dos partes: los llamados poderes interpretativos y los poderes aplicables a la resolucin de querellas donde se denuncian violaciones de los
10
Idem.
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das progresivas.
Preparar estudios o informes que considere convenientes para el desempeo de sus funciones.
Solicitar informes a los gobiernos sobre las medidas que adopten en
materia de derechos humanos.
Servir como cuerpo asesor en materia de derechos humanos.
Examen de la situacin general de los derechos humanos en un Estado (Country Reports).
Por otro lado, las partes en el proceso ante la Comisin son: cualquier
persona (peticionaria) que considera que el Estado ha violado su derecho
protegido por los instrumentos y que ha buscado sin xito la reparacin de
los daos a travs de los mecanismos nacionales. Es posible que un grupo
de personas no necesariamente tiene que ser la vctima ni sus familiares,
aunque generalmente coinciden y el Estado o Estados demandados. Los
Estados tambin pueden ser peticionarios, en el caso de que un Estado considere que otro ha violado los derechos humanos de sus nacionales, despus de buscar la reparacin de los daos por las vas bilaterales sin xito,
dicho Estado puede acudir a la Comisin para pedir su intervencin y lograr que la parte demandada ponga fin a las violaciones de los derechos
humanos y, en su caso, repare los daos causados.
El mecanismo de demandas individuales de la Carta Africana presenta
una semejanza impresionante con el procedimiento establecido por la ONU
mediante la Resolucin 1503 del Consejo Econmico y Social (ECOSOC).
Difiere, por otro lado, muy significativamente del sistema de peticiones individuales de las Convenciones Europea y Americana, por aceptar las peticiones colectivas sobre las violaciones de los derechos relacionados con la
familia y con las comunidades como lo indica de manera expresa la Corte
Africana de los Derechos Humanos y de los Pueblos.
El artculo 55 de la Carta Africana exige que la Secretara de la Comisin compile una lista de las comunicaciones que no provengan de los
Estados parte de la presente Carta y la transmita a los miembros de la comi-
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sin. Este artculo parece indicar que las comunicaciones pueden provenir de ciudadanos privados, organizaciones no gubernamentales y otras
muchas entidades. Aunque el texto es lo suficientemente general como para admitir la posibilidad de que se aplique tambin a las comunicaciones de
los Estados miembros de la OUA que no sean partes de la Convencin, es
dudoso que sta haya sido la intencin. Basta con lograr una mayora simple entre los miembros de la Comisin para que una comunicacin aparezca en la lista de la Secretara. La comunicacin es, empero, sometida a los
diversos requisitos de admisibilidad establecidos en el artculo 56 de la
Carta, entre ellos se incluyen la obligacin de haber agotado los recursos
nacionales y el requisito de que la demanda no debe estar basada exclusivamente en noticias difundidas por los medios de comunicacin masiva.
Es importante reconocer que el sistema de peticiones individuales de la
Carta Africana no ha sido creado con objeto de hacerse cargo de casos individuales de violaciones de los derechos humanos o de los pueblos. Esto le
permite a la Comisin proceder slo en relacin con los casos especiales
en los cuales se revele la existencia de una serie de violaciones graves o
masivas de los derechos humanos y de los pueblos.
En resumen, si una comunicacin no revela una serie de violaciones
graves masivas, sta no establece un derecho de accin regido por la Carta.
Posiblemente las violaciones masivas sean aquellas que por naturaleza son
de gran escala. Quiz se incluy el concepto de serie de violaciones graves para asegurarse de que la Comisin no se encargue de atender violaciones aisladas de la Carta. A la inversa, si un Estado parte no ha participado en violaciones masivas de los derechos humanos y de los pueblos,
debera bastar con exponer que ste comete o tolera con regularidad violaciones individuales graves, estn relacionadas o no, para que el problema
entrara en la jurisdiccin de la Comisin.
Una vez que la Comisin ha determinado que la demanda es admisible y
que satisface los requisitos establecidos en el artculo 58, sta debe remitirla a la Asamblea de Jefes de Estado y de Gobierno. Despus, corresponde
a la Asamblea decidir si ha de solicitar que la Comisin emprenda un estudio a profundidad y hacer un informe de los hechos, acompaando de sus
conclusiones y recomendaciones. As, si una demanda revela, en opinin
de la Comisin, la existencia de una serie de violaciones graves o masivas, ste rgano slo podr investigar el problema si la Asamblea realiza
la solicitud estipulada en el artculo 58. Cabe sealar que en situaciones
muy especiales (casos graves y urgentes) la Comisin puede realizar una
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Habiendo sido declarada la admisibilidad y habiendo recibido informaciones del Estado demandado y de la parte peticionaria, la Comisin inicia
la etapa de investigacin de los hechos mediante un examen del asunto
planteado, para cuyos efectos todas las partes tendrn conocimiento de las
actuaciones procesales, las cuales le proporcionarn todas las facilidades
necesarias. La Comisin puede, incluso, solicitarles a las partes cualquier
informacin pertinente y recibir escritos y exposiciones verbales; en este
ltimo caso, mediante el sealamiento de una audiencia privada junto con
las partes.
Finalizada la etapa de investigacin y de no haberse llegado a una solucin amistosa, la Comisin emite el informe (artculo 50 de la Convencin Americana) en el que expone los hechos, sus conclusiones y recomendaciones, para lo cual, le otorga al Estado demandado un plazo para
cumplirlas que no podr ser mayor a tres meses. El informe es transmitido a los Estados interesados, los cuales no pueden publicarlo. A pesar de
que el sistema africano de proteccin de los derechos humanos da prioridad a las soluciones amistosas entre las partes, las normas son claras para
seguir el procedimiento en el caso de que las partes no puedan llegar a un
acuerdo.
Dentro de ese plazo, si el Estado no acata sus recomendaciones, la Comisin puede tomar las siguientes decisiones:
Por un lado, puede enviar el caso a la Corte Interamericana, lo cual no es
automtico. Primero pide el parecer del peticionario, que adems debe incluir la posicin de la vctima o sus familiares si fueran distintos del peticionario, argumentacin que debe ser presentada dentro del mes posterior
a su notificacin. Luego, la Comisin considerar esa posicin del peticionario, ms los siguientes aspectos: la naturaleza y gravedad de la violacin,
la necesidad de desarrollar o aclarar la jurisprudencia del sistema, el eventual efecto de la decisin en los ordenamientos jurdicos de los Estados
miembros y la calidad de la prueba disponible.
Por otro lado, puede optar por no enviar el caso a la Corte y emitir, por
mayora absoluta de votos, el informe del artculo 51 de la Convencin
Americana, conteniendo su opinin y conclusiones finales y recomendaciones. Este reporte ser transmitido a las partes, las cuales, en el plazo fijado por la Comisin, informarn sobre el cumplimiento de las recomendaciones. Evaluado el cumplimiento de las mismas, la Comisin decide si
publica ese informe, ya sea incluyndolo en su informe anual a la Asam-
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blea General de la OEA o publicndolo en cualquier otro medio que considere apropiado.
Hay que especificar que con el nuevo reglamento la Comisin tiene la
recomendacin de ingresar todo los casos recibidos ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
La Carta Africana establece un mecanismo de demandas interestatales
que dispone de dos mtodos distintos para resolver las disputas.
El primero permite que un Estado parte que considere que otro ha violado la Carta, presente el problema a la atencin de los Estados en una comunicacin oficial, de la cual se entrega una copia a la Comisin. El Estado
demandado cuenta con tres meses para presentar su rplica. Cualquiera de
los Estados puede remitir el conflicto a la Comisin en el transcurso de los
tres meses a partir de la fecha en la cual la comunicacin inicial es recibida
por el Estado demandado, siempre y cuando el problema no se haya dirimido a satisfaccin de los dos Estados involucrados mediante negociaciones bilaterales o a travs de cualquier otro procedimiento pacfico. La Comisin no desempea un papel activo en estos procedimientos, si el Estado
decide no llevar la querella ante sta, las negociaciones pueden prolongarse durante aos sin llegar a ninguna solucin.
La otra opcin con que cuentan los Estados se enuncia en el artculo 47
de la Carta, el cual permite que un Estado parte presente una demanda interestatal directamente a la Comisin sin tener que pasar por el procedimiento descrito anteriormente.
Una vez que la demanda se ha remitido formalmente a la Comisin ya
sea a travs de los artculos 47 o del 48 se le da un tratamiento idntico y
los procedimientos aplicables a sta son los mismos. Aqu, la demanda se
somete al requisito de que se hayan agotado todos los recursos nacionales,
si es que los hay, a menos que la Comisin considere evidente que el procedimiento para obtener esos recursos sera excesivamente prolongado.
Una vez satisfecho el requisito de admisibilidad, la Comisin emprende un
proceso de investigacin con objeto de obtener toda la informacin relevante en torno al caso. La Comisin no se limita a recibir informacin de
las partes y tiene libertad para buscarla en otras fuentes.
Tambin, puede sostener audiencias en las cuales los Estados en cuestin
tienen el derecho de presentar pruebas por escrito y en forma oral. Si no se ha
alcanzado una resolucin cordial basada en el respeto de los derechos humanos y de los pueblos la Comisin debe elaborar un informe presentando
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los hechos y sus fallos. Este informe es transmitido a los Estados involucrados y a la Asamblea de Jefes de Estado y de Gobierno de la OUA. En ste, la
Comisin puede tambin dirigir a la Asamblea cualesquiera recomendaciones que juzgue tiles. La Carta no contiene disposiciones que le exijan a la
Asamblea tomar acciones ulteriores respecto al informe de la Comisin,
aunque presumiblemente cualquier Estado representado en la Asamblea es
libre de plantear el problema en sus reuniones anuales. Aun est por verse
qu tan efectivo ser este procedimiento; aunque, por el tiempo que tiene,
hay pocas bases para considerarlo una va idnea.
A pesar de que no existen antecedentes de una demanda entre los Estados, resuelta en la Comisin o en la Corte Interamericana, la Convencin
prev el mecanismo de resolucin de conflicto entre los Estados. Es importante mencionar que algunos casos sucedidos en el continente se han resuelto o han sido sometidos a la Corte Internacional de Justicia dado que
los Estados Unidos no ha reconocido la competencia jurisdiccional de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos.14
La elaboracin de informes sobre pases es una de las funciones ms importantes tanto de la Comisin Interamericana como de la Comisin Africana, aunque en la segunda con menor eficacia, debido a la escasez de los
recursos financieros, lo que impide a la Comisin cubrir todos los pases
con la debida atencin. A lo anterior hay que aadir el clima poltico no tan
propicio en muchos pases, debido a situaciones de guerras civiles, que
provoca condiciones difciles.
En ambas comisiones la iniciativa para elaborarlo puede ocurrir por las
siguientes vas:
a) Peticin de informes al Estado o a otras instituciones gubernamentales.
b) Audiencias de testigos y expertos.
c) Comunicaciones individuales.
d) Observaciones in loco (la Comisin pide permiso al Estado o le
sugiere que la invite).
e) Entrevistas pblicas o privadas de personas, grupos o instituciones.
14 Casos de los trabajadores migratorios mexicanos y caso de los mexicanos condenados a muerte a pesar de la violacin de sus derechos humanos previstos en los instrumentos internacionales.
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cin, dicha Conferencia asegurar asimismo que haya una adecuada representacin de gnero.
El presidente de la Corte Africana de los Derechos Humanos y de los
Pueblos es elegido por mayora de votos de los jueces que la integran. De la
misma manera se elige el vicepresidente por un periodo de dos aos,
reelegible una sola vez.
El presidente ejerce sus funciones de tiempo completo y tiene su residencia en el lugar donde se encuentra la sede de la Corte. Las funciones del
presidente y del vicepresidente de la Corte estan determinadas en el Reglamento Interno de la Corte.
La Corte elige de entre sus miembros al presidente y vicepresidentes por
dos aos; stos podrn ser reelectos; el vicepresidente sustituye al presidente en su ausencia temporal, y en caso de ausencia del presidente y del
vicepresidente, sus funciones sern desempeadas por los otros jueces en
el orden de precedencia que establece el artculo 13 del mismo estatuto, el
cual se refiere a su antigedad en el cargo.16
Por su parte, las audiencias de la Corte Africana de los Derechos Humanos y de los Pueblos sern pblicas. La Corte Africana tiene la facultad de
decidir sobre las audiencias celebradas tanto a puerta cerrada como abierta,
dependiendo de la necesidad de uno u otro procedimiento, siempre
protegiendo a las partes del conflicto.
Cada parte en una controversia sometida ante la Corte Africana tiene el
derecho de ser representada por un consejo jurdico de su eleccin. Es importante sealar que una representacin o una asistencia jurdica pueden
ser gratuitamente aseguradas por la Corte a una parte o a las partes si las
condiciones lo requieren, para proporcionar un juicio igual entre ellas.
Todas las personas, testigos y representantes de las partes, gozan de la
proteccin y facilidades reconocidas por el derecho internacional, necesario para el cumplimiento de sus funciones ante la Corte Africana de los
Derechos Humanos y de los Pueblos.
A la Corte Africana pueden tener acceso:
1. La Comisin.
2. El Estado parte que ha presentado la queja ante la Comisin.
3. El Estado parte contra quien se ha presentado una queja ante la
Comisin.
16
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4. El Estado parte del que sean sus nacionales quienes fueron vctimas de una violacin a los derechos humanos.
En cuanto a la Corte Africana, en esta materia se prev que proceder al
anlisis contradictorio de los documentos de acusacin y justificacin sometidos por las partes en el conflicto; en el caso de necesidad, se ordenar
una investigacin. La Corte recibir todo tipo de prueba, escrita u oral, que
considere apropiada para fomentar su resolucin.
Cuando la Corte considere que hubo violaciones a los derechos humanos dictar una resolucin con medidas apropiadas para remediar dicha
violacin, obligando a pagar la reparacin de los derechos violados. En caso de extrema situacin de urgencia o cuando exista amenaza de un dao
irreparable en contra de las personas, la Corte ordenar medidas provisionales que considere pertinentes para evitar esta situacin.
La Corte someter ante la Conferencia Ordinaria de Jefes de Estado y de
Gobierno el informe anual sobre las actividades de la Corte. Estas actividades sealan tambin los casos en que uno de los Estados no haya cumplido
con la sentencia de la Corte.
Las cortes regionales de derechos humanos establecen unilateralmente
su reglamento interno, determinan su procedimiento y consulta a la Comisin Africana y de los Pueblos siempre que sea necesario.
Por otro lado, es preciso sealar que cada Estado tiene la capacidad de
dirigir un escrito al secretario general de la Organizacin de la Unidad
Africana para presentar su enmienda relacionada con el protocolo creador
de la Corte Africana de los Derechos Humanos y de los Pueblos. La Conferencia de Jefes de Estado y de Gobierno pueden aprobar por unanimidad o
por mayora absoluta el proyecto de enmienda, siempre que hayan sido informados a tiempo con el acuerdo de la Corte Africana de los Derechos
Humanos y de los Pueblos. La Corte tambin puede, mediante el secretario
general de la Organizacin de la Unidad Africana, presentar su enmienda.
La enmienda entrar en vigor para cada Estado que la haya aceptado treinta
das despus de la notificacin de la aceptacin al secretario general de la
Organizacin de la Unidad Africana.17
17 Conviene mencionar que este sistema est constituido por cincuenta y tres Estados
del continente africano que forman parte de la Unin Africana, dirigida por un presidente
rotativo entre los jefes de los Estados y de Gobiernos miembros de la organizacin, as
como una comisin considerada como el Ejecutivo de la organizacin, la cual cuenta con
ocho comisarios, quienes deben tener una experiencia en los asuntos africanos. Los
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Por su parte, la Corte Africana tiene la obligacin de responder a las peticiones consultivas de los pases miembros de la Unin Africana, las organizaciones reconocidas por sta sobre cuestiones jurdicas relacionadas
con la Carta Africana u otros instrumentos relacionados con la promocin
y proteccin de los derechos humanos y de los pueblos, con la condicin de
que el objetivo de la opinin consultiva no se refiera a un caso pendiente
ante la Comisin Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos. Las
opiniones de la Corte Africana son justificadas si un juez puede adjuntar
una opinin personal o disidente.18
3. Los mecanismos nacionales de proteccin de los derechos
humanos en frica
En el mbito nacional, la sociedad africana se ha propuesto una orientacin hacia la integracin de los mecanismos oficiales dentro de la administracin pblica como existe en pases como Estados Unidos y de cierta forma en Mxico, donde hay subdirecciones y direcciones generales dentro
de las secretaras de Estado orientadas a la promocin y proteccin de los
derechos humanos. Esta situacin dificulta establecer un hilo de comparacin directa respecto de las instituciones europeas y en cierta medida con
las de Amrica Latina y Canad, las cuales han adoptado los Principios de
Pars y han logrado sus independencias frente al Ejecutivo.
Consideramos que esta situacin se refleja de una manera ms clara en
algunas comisiones de ciertos pases de frica, como es el caso de la Comisin Sudafricana de Derechos Humanos (que sustituye a la Comisin de
la Verdad), que ha rendido frutos en la recuperacin de la paz y el establecimiento de un nuevo orden democrtico en dicho pas, pero que no cuenta
con un mandato constitucional para permitir su funcionamiento como una
institucin autnoma de promocin y proteccin de los derechos humanos.
miembros actuales son: Alpha Oumar Konar, quien es el presidente de la Comisin, y
Sada Agrebi (Tunisie), Sad Djinnit (Algerie), Juilia Dolly (Gambie), Bernard Zoba
(Congo-Brazzaville), Gawanas Bience Philemon (Namibie) Rosebud Kurwijila (Tanzanie) y Elizabeth Tankeu (Camern) queda el nombramiento del ltimo comisario, quien
se ocupara de asuntos econmicos.
18 Artculo 4,1-2, del Protocolo de la Carta Africana de los Derechos Humanos y
de los Pueblos sobre opinin consultiva de la Corte Africana de los Derechos Humanos
y de los Pueblos.
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Como en el sistema de Amrica del Norte, las organizaciones no gubernamentales se han propuesto el trabajo de promocin y proteccin de los
derechos humanos, encontrndose a la vanguardia en esta materia, a pesar
de que las ONGs conjugan grandes esfuerzos para asesorar a las poblaciones, as como para enfrentar las agudas dictaduras y sistemas autoritarios
que permanecen en este continente, los resultados no son satisfactorios.
Esta situacin se debe a las jvenes democracias en construccin en casi
todos los pases de frica, a la falta de un desarrollo econmico, como
tambin la falta de voluntad poltica y el desequilibrio entre el crecimiento
de la poblacin y el desarrollo social.
Resulta importante fortalecer las democracias africanas continuando
con los esfuerzos para el establecimiento de los mecanismos nacionales
para tutelar los derechos humanos y de los pueblos, pues resulta ms difcil
instaurar un mecanismo eficaz a nivel regional sin tener previamente los
mecanismos que hagan respetar los derechos humanos a nivel local y nacional. En los procesos de democratizacin de los Estados miembros de la
organizacin, es necesario el establecimiento de sistemas polticos estables
comprometidos con los derechos humanos y el bienestar social.
Consideramos tambin que las instituciones internacionales, sean de la
Organizacin de las Naciones Unidas o las organizaciones no gubernamentales internacionales, deben encontrar las formas adecuadas para presionar
(por medio de la cooperacin) a los dirigentes de los pases del continente
africano para incitarlos al respeto de los derechos humanos y a ayudarlos a
fortalecer sus mecanismos de buen gobierno y de proteccin de los mismos.
Solamente logrando la cultura institucional de los derechos humanos en
los pases parte de la Unin Africana (los cuales forman parte del sistema
africano) se podr pensar en la conformacin de un mecanismo regional
eficaz de promocin y proteccin de los derechos humanos.
Al margen de los sistemas regionales de promocin y proteccin de los
derechos humanos antes citados hay que considerar a los actores nacionales que han inspirado a los juristas para concretizar los mecanismos actuales. Estos mecanismos podran fungir como fuentes importantes de los
actuales mecanismos no jurisdiccionales en la materia.
En el caso del sistema africano, su futuro depende de la consolidacin y
el funcionamiento de la Corte en gestacin, que podra dar un impulso a la
proteccin jurisdiccional de los derechos humanos en el continente africano. Tambin el refuerzo de la democracia y la consolidacin de la paz ser
determinante para el funcionamiento de todo el sistema.
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V. CONCLUSIONES
En este orden de ideas, se trata, por una parte, de concienciar al norte para que abandone las prcticas polticas y econmicas internacionales perversas, que vulneran objetivamente el respeto de derechos humanos en el
sur, y en particular para que proceda a un replanteamiento radical del tema,
ms all del marco del pensamiento y de las prcticas occidentales que han
servido de referencia hasta ahora; y por otra, de quitar a los gobiernos africanos la excusa de la especificidad que les permite ignorar los derechos
fundamentales de sus ciudadanos, en nombre de una tradicin en desuso, o
en crisis, y manipulable con fines polticos y econmicos, y convertida en
instrumento de dominacin de los gobernantes sobre los gobernados y de
los hombres sobre las mujeres. La verdadera tradicin casi intacta y amenazada de extincin es la de las zonas rurales mayoritarias y excluidas del
ejercicio del poder y del acceso a las ventajas de la modernidad. En esta tradicin, llamada tambin el derecho popular o el derecho de la practica, la
que se ha de recuperar para crear la civilizacin popular de derechos humanos, una civilizacin del dar y del recibir, basada en la sntesis de modelos
occidentales y africanos, o sea del individualismo y del comunitarismo.
Dicho de otra manera, se ha de proceder, por un lado, a la interiorizacin
de valores externos positivos, y por el otro, a la exteriorizacin o exportacin de valores internos igualmente positivos, siendo la meta conseguir la
universalidad a travs de la complementariedad de las diversidades.
Sin embargo, si esta sntesis parece posible por la existencia de un trasfondo comn de convergencia panhumana en todas las culturas, la tarea de
conciliacin se vuelve difcil al existir importantes discrepancias.
1. Asimismo, se recomienda que la Unin Africana ejerza presin
hacia los Estados para lograr:
a) La ratificacin de los instrumentos y mecanismos propuestos
por la Unin Africana.
b) La creacin de los mecanismos nacionales necesarios para el
buen funcionamiento de los instrumentos regional y universal.
2. Se sugiere la permanencia de las actividades de la Comisin y de
la Corte africanas.
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hemos de reconocer que paulatinamente se ha ido incorporando la legislacin internacional de los derechos humanos a la legislacin interna,
porque es un deber de los Estados, tal vez por aquello de que los derechos
humanos representan valores anteriores y superiores al Estado, y tambin
porque con frecuencia han descuidado realizar esfuerzos conjuntos, y slo a travs de la cooperacin e integracin podrn lograr la ansiada paz,
pero partiendo de la persona humana y sus derechos fundamentales. Es la
vigencia y modernidad del pensamiento de Francisco de Vitoria al afirmar el ius inter gentes, o sea la necesaria existencia de un ordenamiento
jurdico de validez universal, que debera y debe regir a la comunidad de
pueblos y hombres. Es un mensaje perenne y categrico de prctica tica,
igualdad y justicia social.
Si todos aceptamos la necesidad de una conciencia jurdica coherente y
bien articulada, como herencia de los defensores del derecho de gentes, ser fcil comprender que el respeto a los derechos humanos resulta imprescindible para que un Estado pueda insertarse en una sociedad global e interdependiente.
Los Estados tienen la obligacin de elevar a la poblacin en su condicin personal y social, obteniendo un nivel educativo y cultural ascendente
para afrontar las realidades del nuevo siglo XXI, en definitiva garantizar la
plena vigencia de los derechos humanos para que el imperio de la ley sea
un hecho, no un derecho conculcado, as la sociedad estar al servicio
del bien comn, estableciendo orden en el caos con el triunfo y la aplicacin del derecho.
Estamos aqu porque la colectividad exige dilogo, respeto y entendimiento, porque requiere de expertos como ustedes para todas las instituciones y organismos, alejados de la corrupcin e identificados con la autntica
justicia, equidad y rectitud en los procedimientos.
Estimados amigos, que no se extingan los mensajes, comentarios, verdades y decisiones que han iluminado estas jornadas, mantengmoslos como estela permanente de lucha moral, de esperanza y de paz, alzando a los
derechos humanos al sitial que les corresponde en el nuevo orden internacional al que todos aspiramos.
A pesar de que vivimos en una civilizacin anrquica en la que se olvidan y violan los compromisos contrados, seamos pragmticos y ayudemos a convertir en imperativo mundial, en nuestros cargos y profesiones,
en nuestras universidades e instituciones, para que influyan con los gobier-
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