Chloe Santana - Una Noche en Paris
Chloe Santana - Una Noche en Paris
Chloe Santana - Una Noche en Paris
NDICE
Captulo uno
Captulo dos
Captulo tres
Captulo cuatro
Captulo cinco
Captulo seis
COPYRIGHT
YRIGHT
NOTA INFORMATIVA
QUEDA PROHIBIDA LA VENTA AS COMO LA ALTERACIN TOTAL O PARCIAL DE LA
MISMA. EL AUTOR SE RESERVA TODOS LOS DERECHOS.
CAPTULO UNO
Judith se pein el cabello hacia atrs en un gesto cansado. Aquel da tan
deprimente iba a acabar con ella. Tena dos manchas grises bajo los
prpados, el cabello pelirrojo alborotado en amplias ondas que caan sobre
sus hombros y la espalda dolorida a causa de mantenerse sentada frente al
ordenador de su oficina desde haca ms de cuatro horas.
El negocio de la publicidad era un mundo difcil, y slo los ms
cualificados llegaban a alcanzar el xito. Ella lo saba, y por eso, dedicaba a
su trabajo ms tiempo que a cualquier otra parcela de su vida. Ahora, con
veintisiete aos, un gato como nica compaa y su nula vida social los
fines de semana, estaba empezando a replantearse sus prioridades. Pero el
negocio de la publicidad es competitivo, se dijo, aqu no llega cualquiera,
slo los ms preparados.
Sus compaeros de trabajo ya se haban marchado y la oficina estaba
rodeada de una completa oscuridad excepto por su despacho fugazmente
iluminado. Apag el ordenador y cogi la cartera. Frente a la puerta estaba
uno de sus compaeros de trabajo.
-Eh, Judith, Todava aqu?-le dijo en tono burln, sealndola con un
dedo- Sabes que no pagan las horas extras, verdad? O quiz no te importa,
Cundo fue la ltima vez que saliste, en el siglo diecinueve?
Judith lo fulmin con la mirada.
Al negocio de la publicidad no llegaba cualquiera, pero con el idiota de
Charlie haban hecho una excepcin.
CAPTULO DOS
Judith no haba trabajado con Charlie antes. Sus encuentros se basaban ms
bien en desencuentros a la hora del almuerzo en la oficina, varias miraditas
fugaces por su parte cuando saba que l no la observaba y algunos
comentarios mordaces que ambos se dedicaban acerca de lo intil que era
el otro en su trabajo.
Aquella, por tanto, era una experiencia nueva.
Le dedic a Charlie una mirada glacial.
-No la cagues-le espet sin amabilidad alguna.
l se seal a s mismo con un gesto de indignada superioridad herida.
-Si alguien hubiera hecho bien su trabajo ninguno de los dos estara ahora
aqu.
Judith apret el vaso de papel entre sus dedos y lo tir a la papelera sin
hacer canasta.
-Para tu informacin, el trato ya estaba cerrado. Y si alguien me hubiera
informado de cierta campaa de nuestra mayor empresa competidora yo
habra tomado cartas en el asunto. Oh, disculpa, Ese no era tu trabajo?
Joder a la competencia?-lo acus.
-No exactamente.
-Seguro. Jodes a todo el mundo.
CAPTULO TRES
Todo haba salido bien, tal y como haba asegurado Charlie. El carisma de
l unido a la profesionalidad de ella formaron un tndem perfecto que
convenci a los empresarios.
De vuelta al hotel, Charlie se mostr ms amable que de costumbre con
ella.
-Has estado genial-le dijo con sinceridad-sobre todo cuando sealaste las
deficiencias de la competencia. Conseguiste ser despiadada sin sonar como
una vbora.
Judith se encogi de hombros.
-Trabajar durante tantos aos en publicidad te ensea ciertas cosas.
-Y qu hay de ti, Judith? Nunca sales con tus compaeros de trabajo y
apenas tienes tiempo libre. En qu ocupas tu vida?
Ella se tens y se puso a la defensiva.
-Y a ti que te importa-grazn.
-No pretenda ser grosero-le dijo l, ponindole una mano sobre el hombro.
Ella sinti una extraa oleada de placer cuando l la toc.
-Una copa para celebrar nuestro primer xito conjunto?
Seal hacia el restaurante del hotel.
CAPTULO CUATRO
Judith se meti bajo la ducha, dispuesta a olvidar las manos seguras de
Charlie sobre su piel y el sabor de sus labios. Era difcil, en pocos minutos
l haba conseguido despertar sensaciones que crea inexistentes en ella.
Nunca antes otro hombre consigui que ella anhelara ser tocada, pero con
l haba sido fcil. Saba como quera que la tocara y comprenda como
quera que la besara.
Antes de que fuera consciente, apunt el chorro del grifo contra su cltoris
y se dej llevar. Las caricias del agua en su punto ms dbil hicieron que
ella pudiera olvidarse de Charlie. Slo durante unos minutos.
Se puso su camisn y se ech sobre la cama, dispuesta a olvidarse de l. No
iba a entregarse a un hombre como Charlie. Aunque para ello tuviera que
negarse el placer que tanto anhelaba.
Cogi el mando a distancia y encendi el televisor. Una reposicin de lo
que el viento se llev apareci en la pantalla. La imagen corresponda a la
escena en la que Reth haca el amor con Scarlett. Cambi de canal. Un
documental de dos monos aparendose le revolvi el estmago. Cambi de
canal. Una pelcula ertica mostraba a dos amantes encendidos por la
pasin. Apag el televisor alterada y se dispuso a dormir.
Treinta minutos ms tarde slo haba conseguido dar vueltas en la cama. Su
cuerpo estaba caliente y expectante, y sus pensamientos vagaban hacia l.
Cmo sera Charlie desnudo. Cmo le hara el amor
Se sent en la cama, con los pies sobre el suelo. Sus manos se aferraban a
las sbanas para que se quedara. Las plantas de sus pies se pegaban al fro
mrmol del suelo para que se marchara.
No puedes ir.se dijono puedes ir.
Antes de que pudiera pensrselo ya desfilaba por el pasillo en camisn.
Adopt una actitud segura, coloc una mano en la cadera y llam a la
puerta.
CAPTULO CINCO
-Charlie, Qu ests?
-No!
Le tir el antifaz a la cama, del mismo modo que haba hecho con las
esposas.
-S-la ret l.
-No pienso dejar que me esposes y me tapes los ojos!-protest-no sabra lo
que vas a hacerme
Charlie puso los ojos en blanco.
-De eso se trata.
-Pues no quiero hacerlo.
Dio un paso hacia atrs, l la cogi de la mano y la apret contra s.
-Judith, Recuerdas que dije que no iba a hacerte nada que no te gustara?
Ella seal hacia el antifaz y las esposas con recelo.
-Eso no me gusta.
-Te gustar. Slo confa en m.
-Pero
-No hay peros que valgan , solo confa en m-l se acerc a la cama, le
mostr las esposas y se las tendi,-si no te gusta puedes pedirme que pare.
-Y parars?-pregunt ella sin ocultar su ansiedad.
-Por supuesto que parar!
-Bien
Judith se tumb en la cama sin ocultar su desconfianza. Si alguien le
hubiera preguntado haca un par de horas que era lo que pensaba de los
juegos con esposas en la cama, habra contestado que aquello eran cosas de
locos.
Slo que ella se haba vuelto loca.
CAPTULO SEIS
Judith se despert dos horas ms tarde. La ereccin de Charlie estaba
pegada a la curva de sus glteos de una manera demasiado tentadora para
obviarla.
-Charlie?-susurr.
El sigui dormido, con unos apacibles ronquidos saliendo de sus labios.
Se dio la vuelta para admirarlo.
-Charlie?-lo llam.
Judith baj la mirada hacia su entrepierna para constatar lo que ella haba
visto. Cmo era posible que l durmiera con eso tandespierto?
No quera despertarlo, pero
Baj hacia su entrepierna y se arrodill. Se pregunt cmo sera tenerlo
dentro de su boca. Lo sostuvo entre las manos temblorosas y bes la punta.
Los ojos de l se abrieron de inmediato.
-Judith, Qu ests..?
Ella rode su glande entre sus labios y succion. Charlie dej escapar un
sonido ronco de su garganta.
Instintivamente, ella desliz su lengua alrededor de la fina piel y lami la
punta, dejando que su miembro entrara y saliera de su boca, y
acompaando aquel movimiento con sus manos.
Charlie le recogi el pelo con las manos y comenz a guiarla, siendo ms
exigente. Ella se movi con ms rapidez, con su lengua y sus labios
bajando y subiendo. Senta las manos de l enredadas en su cabello y sus
caderas empujar hacia su garganta.
Era una sensacin extraa. Al mismo tiempo se vea sometida y duea de la
situacin; como si ella fuera la que lo tuviera en sus manos y no al revs.
-OhdiosJudith-gimi l.
-Judith-le dijo, cuando los primeros rayos de luz inundaron la habitacinQu vamos a hacer ahora?
Ella se haba hecho la misma pregunta mientras estaban abrazados. No slo
haban compartido una noche de sexo, sino que ella haba encontrado a un
hombre que la comprenda, que saba lo que necesitaba y que estaba
dispuesto a drselo.
-Qu quieres hacer t?-le pregunt, temerosa de saber la respuesta.
-Te quiero en mi vida.
Los ojos de ella se inundaron de lgrimas, sin creer lo que estaba oyendo.
l, y ella. Ella, con Charlie. Pareca un sueo.
Charlie bes cada una de sus lgrimas.
-Y quiero que dejes esa maldita oficina.
Ella quiso protestar, pero l le puso un dedo en los labios.
-Judith, ya est bien de vivir para trabajar. Cuando estuve ayer en la
reunin contigo, supe que puedes hacer grandes cosasconmigo.
-A qu te refieres?-pregunt emocionada.
-Quiero que seas mi socia. A la mierda el resto del mundo. Juntos podemos
hacerlo.
-Oh, Charlie.
Ella lo rode por el cuello y le dio un beso.
-Qu te parece?-le pregunt l, tan emocionado como ella.
-Charlie, creo que si eres tan bueno en la cama como en los negocios
realmente mereces la pena.