Los Estatutos de Limpieza de Sangre y El Patrón de Poder Colonial Trabajo Final

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Los Estatutos de limpieza de sangre y el patrn colonial de poder

Osvaldo Francisco Allione


F.D.yCs.Ss.
SeCyT
U.N.C.
En Espaa es una especie de ttulo de nobleza el
no descender ni de judos ni de moros; en
Amrica, la piel, ms o menos blanca, decide la
clase que ocupa el hombre en la sociedad. Un
blanco, aunque monte descalzo a caballo, se
imagina ser de la nobleza del pas.
Humboldt, Alexander von: Ensayo poltico sobre
el Reino de la Nueva Espaa

El registro terico desde el cual voy a abordar este texto es el de la colonialidad del
poder, una categora que fue desarrollada, a partir de la dcada del noventa, por el
terico peruano Anbal Quijano. La colonialidad designa una caracterstica del mundo
moderno que hace referencia al carcter inacabado de la descolonizacin. Se diferencia,
por tanto, del colonialismo, perodo histrico que en nuestro continente termin en el
siglo XIX con los procesos emancipatorios. La colonialidad, en cambio, tal como la
desarroll Quijano, es un acontecimiento de larga duracin: se inicia con la conquista de
Amrica y contina hasta nuestros das. Desde esta perspectiva, la colonialidad es la
otra cara de la modernidad, o, dicho de otro modo, sin colonialidad no hay modernidad.
Es ms, con esta categora Quijano afirma que la dominacin se ejerce
fundamentalmente por medios no coercitivos, logrando que los dominados naturalicen
el imaginario cultural europeo como nica manera plenamente humana de relacionarse
con la naturaleza y con el mundo socio-poltico, en definitiva, de construir su
subjetividad. De este modo, este pensador busca nombrar al patrn especfico de
dominacin que se forj en las colonias americanas desde 1492.
Esta propuesta de Quijano tuvo mltiples y diversas contribuciones, entre las que
cabe destacar las de Walter Mignolo y el entronque que hizo Enrique Dussel desde su
filosofa de la liberacin. Para Quijano, el poder colonial que Espaa Europa instaur
a partir de la llegada a estas tierras se puso en prctica no slo a travs de la dominacin
econmica, poltica y militar, sino que se ejerci y sustent tambin, y primordialmente,
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consiguiendo que los dominados aceptaran como indiscutible la hegemona epistmica


de los paradigmas occidentales. As, lo medular de esta propuesta hace al ncleo sobre
el que se articul la sociedad global a partir de finales del siglo XV hasta nuestros das,
y desde el cual se legitimaron y naturalizaron las relaciones de dominacin. Dicho
ncleo consiste en la clasificacin de la poblacin mundial en torno a la nocin de raza,
por lo que el patrn de poder colonial encuentra su fundamento epistmico en la
clasificacin racial de las poblaciones. Por ello, tanto para Quijano como para Dussel o
Mignolo, la crtica al poder colonial debe transitar, ineludiblemente, por un
cuestionamiento de su ncleo epistmico. En otras palabras, hay que poner en cuestin a
los saberes que justificaron y dieron legitimidad al dominio colonial.
En definitiva, la nocin de colonialidad del poder fue elaborada en el intento de
comprender la permanencia y continuidad de la nocin de raza como la principal forma
de ejercer la dominacin, an despus de los procesos emancipatorios del siglo XIX.
Quijano afirma que la colonialidad del poder
consiste, en primer trmino, en una colonizacin del imaginario de los
dominados. Es decir, acta en la interioridad de ese imaginario [...] La
represin recay ante todo sobre los modos de conocer, de producir
conocimiento, de producir perspectivas, imgenes y sistemas de imgenes,
smbolos y modos de significacin; sobre los recursos, patrones e
instrumentos de expresin formalizada y objetivada, intelectual o visual [...]
Los colonizadores impusieron una imagen mistificada de sus propios
patrones de produccin de conocimientos y significaciones. (Quijano,
1992a: 438)

As, la colonialidad del poder juega un rol decisivo en la estructuracin de la


sociedad, ya que la racializacin instala entre los dominados un imaginario de
inferioridad. De este modo, la raza adquiere un carcter definitorio en la posicin que
cada sujeto ocupa en la sociedad y en el espacio que cada pueblo ocupa en las relaciones
de poder globales. Sobre esta plataforma Espaa erigi y afianz su dominio en
Amrica durante los siglos XVI y XVII, haciendo que la raza operara como principio de
justificacin cientfica del poder colonial europeo tambin en los siglos siguientes.

Algunas consideraciones en torno a la idea de raza


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Cuando se habla de raza, habitual y generalizadamente se la asocia a rasgos


fenotpicos, ms propiamente, al color de la piel. En este sentido la idea de raza nos
lleva a pensar en seres humanos negros o blancos. Esta idea, que instituye a la raza
blanca caucsica como superior, fue considerada desde el siglo XVII hasta la primera
mitad del siglo XX como una categora cientficamente fundada, aunque se careciera de
una definicin precisa y compartida de ella. Algunos hombres de ciencia aun pensaban
que los grupos humanos presentaban diferencias en su patrimonio gentico y
hereditario, diferencias que afectaban a sus capacidades intelectuales, morales y
sociales, por las cuales podan ser considerados biolgicamente superiores o inferiores
con relacin a otros. Estas ideas circulaban entre la Antropologa, la Medicina, la
Sociologa, el Derecho, etc., y fueron tomadas en cuenta en el desarrollo de las polticas
pblicas. Ahora bien, a partir de la Segunda Guerra Mundial, las tipologas raciales
cientficas empezaron a ser desacreditadas y ya no son consideradas como tales
(Pogliano, 2005). En nuestros das hay un consenso generalizadamente difundido, tanto
en las ciencias sociales como en las naturales, que ha dejado de lado las reificaciones de
la biologa y piensa a la raza como un constructo histrico producto de diversas
articulaciones de situaciones de dominacin y ejercicio del poder que traspasan los
lmites del llamado racismo cientfico difundido desde el siglo XVII hasta la primera
mitad del XX (Hall, 2010).
El abordaje que se hace de la problemtica de la raza desde la perspectiva de la
colonialidad del poder, est fuertemente influenciado por los tericos de la negritud
Aim Csaire y Franz Fanon. Tanto para Csaire, como para Fanon lo substancial de la
nocin de raza se sustenta en un binarismo jerrquico que sostiene la natural
superioridad de unos y la inferioridad de otros, y que esta calidad o jerarqua se
transmite de generacin en generacin. Para ambos pensadores, el colonialismo no se
pone en prctica slo con dispositivos de dominacin material de las poblaciones, sino
que tambin se ejerce, y muy particularmente, por medio de discursos de inferiorizacin
de los colonizados. Esta representacin de los europeos que inferioriza a los dominados,
supone la deslegitimacin de sus culturas, esto es, la demolicin de las condiciones de
reproduccin y la desarticulacin del sistema de referencias vitales. Ahora bien, la
aniquilacin de la propia cultura supone simultneamente la imposicin de nuevas
formas de percibir y de vivir, desarrollando de este modo un imaginario de inferioridad
con lo cual se constituye el instrumento esencial para ejercer la dominacin fsica
(Fanon 1965: 38). En palabras de Csaire: la colonizacin trabaja para descivilizar al
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colonizado (2006: 15; nfasis en el original). Por su parte, Fanon afirma: Lgicamente
no es posible someter a la servidumbre a los hombres sin inferiorizarlos parte por parte.
Y el racismo no es ms que la explicacin emocional, afectiva, algunas veces
intelectual, de esta inferiorizacin (1965: 48). De ah que el racismo acte como uno de
los componentes de la imposicin colonial: El racismo, lo hemos visto, no es ms que
un elemento de un conjunto ms vasto: el de la opresin sistemtica de un pueblo
(Fanon 1965: 40). Asumiendo el registro terico de Csaire y de Fanon, Quijano y
Mignolo concuerdan en argumentar que el colonialismo es el espacio en el que surge y
opera el racismo como inferiorizacin del otro.
En un artculo publicado en 1998 Qu tal raza!, Quijano precisa lo que entiende
por raza. All afirma que debe ser estudiada como un patrn de clasificacin social que
recurre a una supuesta diferencia y jerarqua de orden biolgico entre los europeos y no
europeos. Esta concepcin de raza estableca una clasificacin arbitraria que suprima la
historicidad, ya que se fundaba en la diferencia de naturaleza entre el europeo y el noeuropeo. Dicho de otro modo, cuando los espaoles llegaron a estas tierras se
encontraron con seres humanos diferentes, a los cuales identificaron como inferiores en
razn de esa diferencia. Es ms, concibieron esa diferencia como algo que se transmita
biolgicamente de padres a hijos, por lo cual haba un sustrato natural de la inferioridad.
Se puede afirmar, entonces, que la diferencia cultural fue procesada como inferioridad
racial1. Avanzando en esta lnea argumental, Mignolo piensa que la raza es una
clasificacin de individuos desde la perspectiva de un modelo paradigmtico de
humanidad. En sus propias palabras: La cuestin de la raza no se relaciona con el
color de la piel o la pureza de la sangre, sino con la categorizacin de individuos segn
su nivel de similitud o cercana respecto de un modelo presupuesto de humanidad ideal
(Mignolo, 2007: 41). Y ms adelante agrega:
A mediados del siglo XVI, Las Casas proporcion una clasificacin racial
aunque no tuviese en cuenta el color de la piel. Era racial porque
clasificaba a los seres humanos en una escala descendente que tomaba
ideales occidentales cristianos como criterio para la clasificacin. La
categorizacin racial no consiste simplemente en decir eres negro o indio,
por tanto, eres inferior, sino en decir no eres como yo, por tanto eres
inferior (Mignolo 2007: 43; nfasis en el original).

Por este motivo Mignolo no va a nombrar a la diferencia como cultural, sino como diferencia colonial.

Por ello la nocin de raza que surgi hace algo ms de cinco siglos es un constructo
ideolgico moderno diseado como instrumento de dominacin social: se trata de un
desnudo constructo ideolgico, que no tiene, literalmente, nada que ver con nada en la
estructura biolgica de la especie humana y todo que ver, en cambio, con la historia de
las relaciones de poder en el capitalismo mundial, colonial/moderno, eurocentrado
(Quijano1998:39). Esta idea de raza nace, entonces, con Amrica a partir de la
diferenciacin entre los europeos como superiores y los indios2 como naturalmente
inferiores. Desde entonces, las viejas ideas de superioridad-inferioridad implicadas
en toda relacin de dominacin, quedaron asociadas a la naturaleza [] de una escala
de desarrollo histrico que va desde lo primitivo (lo ms prximo a la naturaleza, que
por supuesto inclua a los negros ante todo y luego a los indios) hasta lo ms
civilizado (que, por supuesto, era Europa) (Quijano, 2000a: 42). Con lo cual la raza
no solo se convirti en el eje articulador de clasificacin y estructuracin social, con el
que Espaa consolid su dominio en Amrica durante tres siglos, sino que tambin
sirvi como legitimacin racional del poder colonial europeo en los siglos posteriores.
Esto fue as debido a la centralidad de Espaa en el sistema mundo que emerge a partir
del descubrimiento de Amrica; la idea de raza organiza, entonces, desde ese
momento, a la poblacin mundial en un orden jerrquico, convirtindose, de esta
manera, en el principio ordenador de la divisin mundial del trabajo y del sistema
patriarcal global. Es por esto que, si bien la idea de raza como binarismo jerrquico
puede encontrarse en diversos tiempos y culturas, es recin con la formacin del
sistema-mundo en el siglo XVI que se convierte en la base epistmica de un patrn de
poder mundial que continua hasta nuestros das, organizndose y legitimndose de
diversas maneras (Quijano, 2000).
La clasificacin de la poblacin mundial en razas, estableci, por lo tanto, para cada
una de ellas, un lugar fijo e inmvil en la escala jerrquica social y en su capacidad para
producir acciones y saberes legtimos. As, slo la superioridad natural de Europa le
permite desarrollar prcticas y conocimientos plenamente humanos. Por esta razn, la
idea de raza se encuentra relacionada a la diferenciacin y jerarquizacin de los estratos
poblacionales destinados a ser fuerza de trabajo, ya que, en torno a dicha idea se
organizaron todas las formas conocidas de control del trabajo, de sus recursos y de sus
productos. Desde este punto de vista, entonces, la emergencia del concepto de raza, la
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Denominacin homogeneizadora con la que los espaoles inferiorizaron y racializaron a los originarios
de estos territorios.

expansin del colonialismo europeo y el surgimiento del capitalismo son procesos


ntimamente vinculados. Dicho de otro modo, la raza no es un elemento aadido a las
estructuras econmicas y polticas del sistema mundial capitalista, sino una parte
constitutiva integral del sistema mundo moderno-colonial (Grossfoguel, 2006).
Sin embargo, no se puede desconocer que en el siglo XVI la nocin de raza aun
no haba sido desarrollada. En Espaa las personas eran clasificadas en trminos
religiosos, estableciendo dicha clasificacin un principio de superioridad y de exclusin
de los que eran considerados inferiores, por ser judos o musulmanes. Esta
categorizacin pretenda sustentarse en una evidencia asociada al cuerpo, evidencia
transmitida biolgicamente por los padres a sus hijos, a la que denominaron limpieza
de sangre, pero que tena fundamentalmente una dimensin religiosa, ya que dicha
pureza de sangre sirvi para diferenciar a los cristianos. Tal como se haba
desarrollado en la pennsula ibrica, esta nocin buscaba determinar el linaje, esto es,
establecer una genealoga libre de herejas y que no tuviera mculas en lo que a la
ortodoxia cristiana respecta (Mignolo, 2003).
Breve noticia sobre los Estatutos
A raz de la persecucin sufrida por los judos en Espaa y Portugal hacia fines
del siglo XIV, un gran nmero de miembros de la comunidad sefard crey que la mejor
alternativa que se presentaba para sobrevivir era la conversin al cristianismo. Un siglo
ms tarde se repitieron las conversiones en masa, como consecuencia del Edicto de
Expulsin de los Judos promulgado por los Reyes Catlicos en 1492. La conversin
al cristianismo pareca ser, entonces, la solucin para el problema judo. Sin embargo,
se convirti en una dificultad mayscula para aquellos que procuraban sostener su
propia hegemona por medio de la homogeneidad religioso-social establecida por el
catolicismo, ya que, segn el derecho cannico, los conversos disfrutaban de los
mismos derechos que los cristianos viejos, disponiendo por esta prerrogativa de
vastas posibilidades profesionales y de una gran movilidad social. Esta situacin
socavaba el estatus y los privilegios de aquellos cristianos viejos, que comenzaron a
considerar a los judos y a los musulmanes, aun bautizados, como impuros de sangre,
supuestos portadores de un linaje maculado (Surez Fernndez, 1980: 201-215). A esta
situacin se agregaba el hecho de que algunos conversos continuaron practicando su
antigua religin, con lo cual se convertan en herejes. Se generaron entonces acciones de
persecucin a los conversos porque se los presuma herejes, aunque lo que realmente se
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buscaba era impedir que ellos ejercieran en plenitud los derechos adquiridos. Por este
motivo, a finales del siglo XV y hasta mediados del siguiente, se dieron en Castilla
sucesivas oleadas de persecucin religiosa y de guerras de pureza. Los cristianos viejos
consideraban que los derechos adquiridos por los nefitos violaban sus propios derechos
y privilegios. Por este motivo desarrollaron instrumentos que les impidieran a los judos
convertidos al cristianismo el ingreso a las instituciones del poder y del saber. En este
contexto es en el que surgieron los Estatutos de Limpieza de Sangre. Estos
comenzaron a aplicarse en el Concejo de Toledo en 1449, propagndose
ininterrumpidamente durante los siglos XV, XVI y XVII. El objetivo fundamental era
descubrir la identidad y las prcticas de los que se sospechaba que eran falsos cristianos.
Los Estatutos consistan, bsicamente, en investigar el linaje genealgico de las
personas sospechadas, a las que se abran procesos de indagacin sobre los
pensamientos, sentimientos y actos, para establecer cmo se transmitan las
caractersticas negativas de madres y padres. De esta manera se estableca en qu forma
y con qu categoras deba juzgarse la calidad de las personas. As, mucho antes de los
racismos cientficos que se desarrollaron desde el siglo XVII, aquel rgimen simblico
de clasificacin de las personas por su linaje genealgico, constituy un sistema de
clasificacin social que se transmita de padres a hijos a travs de la sangre (Hering
Torres, 2006).
La historiadora mexicana Mara Elena Martnez dice que descendencia y
religin, sangre y fe fueron los dos fundamentos de la ideologa de los estatutos
(Martnez, 2008:1). As, dado que la sangre operaba como smbolo de la continuidad e
integridad de los linajes cristianos, la certificacin de la limpieza de sangre instituy
un nuevo rgimen legal de segregacin y discriminacin, dado que, aun convertidos y
aunque los bautismos fueran ya de larga data, los judos seguan siendo segregados por
su linaje. Ahora bien, dado que esto entraba en clara contradiccin con la doctrina
cristiana que establece que el bautismo es el modo de integrarse al cristianismo, fue
necesario erigir un constructo terico que diera legitimidad a la letra y la prctica de los
Estatutos. Fue entonces cuando se empez a argumentar en tratados y folletos que la
sangre juda de los cristianos nuevos conservaba sus propiedades impuras y,
consiguientemente, los judos heredaban las tendencias al mal. As, el Fraile
Torrejoncillo en su trabajo Centinela contra los Judos (1674), desarroll la teora de
que el ser judo tena su origen en la sangre, sin importar si la persona estaba bautizada.
[Para] ser enemigos de Christianos [...] no es necessario ser padre, y madre iudios, uno
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solo basta: no importa que no lo sea el padre, basta la madre, y esta aun no entera, basta
la mitad, y ni aun tanto, basta un quarto, y aun octavo, y la Inquisicin Santa ha
descubierto en nuestros tiempos que hasta distantes veinte un grados se han conocido
judaiar (en Hering Torres, 2003). En ese contexto persecutorio se form el tribunal
especializado por excelencia en el reconocimiento de la hereja y de aquellos que la
practicaban: el Santo Oficio de la Inquisicin. La necesidad de disponer de una
definicin legal de los cristianos nuevos, es lo que llev a la creacin de la
Inquisicin espaola a los efectos de identificar a los judos secretos. El tribunal
comenz su trabajo en la ciudad de Sevilla en el ao 1483. Su escrupulosa tarea
permiti la propagacin de los Estatutos de Limpieza de Sangre no solo en el Viejo
Mundo, sino tambin, ya desde el s. XVI, en el Nuevo. De esta manera, la Inquisicin
cumpli un rol decisivo en el surgimiento de una ideologa espaola y cristiana
obsesionada con la genealoga y con la idea de que tener un linaje puro era el signo
incuestionable de pertenencia aristocrtica, no tanto a una fe comn, sino a un estatuto
humano superior (Castro, 1984). As, la nocin de limpieza tiene la particularidad de
hacer aparecer criterios de diferenciacin que no son nicamente religiosos. En este
contexto aparece el trmino raza como la representacin de un defecto, una tara,
una mcula, en la ascendencia (Hering Torres, 2006). El fillogo Sebastin de
Cobarrubias lo defina en el Tesoro de la lengua castellana o espaola (1611) de la
siguiente manera: RAZA, [] en los linages se toman en malaparte, como tener
alguna raza de Moro, o Judio (en Hering Torres, 2006b, pp. 221-222). Estamos, por
cierto, ante una idea de raza muy distinta de la utilizacin que se le dar en el siglo XIX.
En la controversia por la puesta en prctica de los Estatutos de Limpieza de Sangre
realizada en el Cabildo Catedralicio de Toledo en 1547, el arzobispo Juan Martnez de
Silceo3 quien seguramente fue el mayor idelogo de este rgimen utiliz el trmino
raza para referirse a la limpieza de sangre: [...] se propuso un estatuto por nos
Arzobispo de Toledo en esta Santa Iglesia en el cual se contena desde aquel da en
adelante todos los Benefiziados de aquella Santa Iglesia a Dignidades como Canonigos
Razioneros Capellanes y clerizones fuesen cristianos Viejos sin raza de Judio ni de
Moro ni hereges [...] (en Hering Torres, 2006b, pp. 220-221). De este modo, con el
Estatuto de Limpieza de Sangre se implant en la mdula de la sociedad castellana un

instrumento procedimental que permita una clasificacin genealgica perfectamente


establecida. Es as que, lo que en sus comienzos fue un instrumento para asegurar la
pureza e integridad de la fe, se convirti rpidamente en un dispositivo que gener un
orden sociopoltico jerrquico y excluyente, asentado casi nicamente en la sangre, esto
es, en el linaje y alcurnia familiar (Brendecke, 2012). As, mediante un proceso de
clasificacin genealgica, una persona poda atestiguar su pureza de sangre, lo cual lo
legitimaba como cristiano y lo posicionaba socialmente. Por otra parte, la doctrina de la
limpieza de sangre nos muestra que, a travs de un argumento teolgico, se puede
construir un determinismo biolgico que ubica a las personas en una condicin de
inferioridad natural, no solo en el orden religioso sino tambin en el biolgico. De esta
manera, quien estaba en condiciones de acreditar un linaje inmaculado proveniente de
cristianos viejos, tena el camino despejado para lograr acceder a las posiciones sociales
ms encumbradas de cualquier institucin, sea sta religiosa o secular. Por el contrario,
quien no poda acreditar un linaje puro, estaba sujeto a la segregacin y a ocupar los
lugares sociales ms descalificados. As, el Estatuto de Limpieza de Sangre fue tambin
un modo de clasificacin y de estructuracin de la sociedad, ya que fijaba la posicin
social que cada uno poda ocupar (Benito Ruano, 2003).
El Estatuto de la Limpieza de Sangre en el Nuevo Mundo
El libro The Modern World-System de Inmanuel Wallerstein produjo un
desplazamiento epistemolgico importante en la teora social en la dcada del setenta
del siglo pasado. All analiza lo decisivo del descubrimiento de Amrica ya que, a
partir de ese acontecimiento se conforma una nueva entidad geopoltica el sistemamundo-moderno. El flujo comercial entre las Indias Occidentales y Espaa y Portugal
desarrolla el circuito comercial del Atlntico. Lo significativo de la teora de
Wallerstein es que muestra que, desde el siglo XVI, el Mediterrneo deja de ser el eje
sobre el que gira la historia de Europa y la de aquellas regiones con las cuales estaba
ligada, historia que as la concibe Hegel es para los europeos la historia universal. A
partir de este corrimiento del eje de la historia mundial, Europa se provincializa, o,
dicho de otro modo, la historia de Europa no es sino una historia regional ms, como
tantas otras. Desde esta perspectiva, de ahora en ms lo importante ya no es el estudio
de Europa como tal, sino del sistema-mundo con toda su diversidad y complejidad
estructural (centros, periferias y semiperiferias) (Wallerstein, 1984). Sin embargo, para
Mignolo, si bien Wallerstein disuelve el eurocentrismo al desplazar el eje de la historia
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mundial, su proyecto est todava demasiado centrado en Europa ya que no le da a las


culturas no-europeas toda la entidad que stas tienen y no les reconoce el impacto global
que produjeron. De esta manera, sigue sosteniendo una cierta supremaca cultural
europea. En pocas palabras, no concibe a los acontecimientos surgidos de la conquista
de Amrica como unidades geoculturales (Mignolo, 2003). Si bien Wallerstein seala
acertadamente que Amrica es determinante en la conformacin del sistema-mundomoderno, su perspectiva es todava eurocntrica, ya que sostiene que la primera
geocultura de este sistema es el liberalismo que se form recin en siglo XVIII, a partir
de la difusin mundial de la Revolucin Francesa. Por este motivo, segn piensa
Mignolo, Wallerstein sigue ligado al mito erigido por los filsofos de la Ilustracin
segn el cual, la segunda modernidad, la que surge en siglo XVII, es la modernidad por
excelencia (Mignolo, 2000). As, la primera modernidad surgida a partir de fines del
siglo XV y la geocultura que ella genera es completamente invisibilizada. En sntesis, lo
que Wallerstein no puede percibir es que en el mismo momento de la llegada de los
espaoles a estas tierras, surgi el primer gran discurso del mundo moderno. Para
Dussel, Quijano y Mignolo, entonces, la modernidad no comienza con la Ilustracin en
los siglos XVII y XVIII, tal como lo entiende Habermas, tampoco con las teoras de
Rousseau y Marx, como sugiere Lyotard, sino que se dasarrolla progresivamente desde
finales del siglo XV con el entramado que se da ente entre la racionalidad formal, la
aspiracin a la dominacin del mundo por parte de Europa y la emergencia del mercado
mundial. Por eso, la modernidad no es un proceso que se resuelva en la dinmica interna
de la historia europea, sino que es parte de una compleja articulacin colonial de poder
epistmico, poltico y econmico.
De esta manera, al sacar a Europa del centro de la historia universal y al pensar a
la modernidad como un acontecimiento que no es el mero producto de la dinmica
interna europea, surgen otras perspectivas de la historia mundial. As, desde el punto de
vista de la colonialidad, y como venimos diciendo, el primer gran relato global o
universal de los tiempos modernos no proviene originariamente de la creencia burguesa
liberal de la Revolucin Francesa, sino de la ideologa y las prcticas aristocrticas
espaolas, en el cual jug un rol determinante el discurso de la limpieza de sangre. Este
discurso funcion desde el siglo XVI como la primera taxonoma de la poblacin
mundial. En palabras de Mignolo, esto significa que, en razn de la supremaca mundial
alcanzada por Espaa durante los siglos XVI y XVII, un esquema clasificatorio
perteneciente a una historia local la cultura medieval, se volvi un diseo global que
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sirvi para clasificar a las poblaciones de acuerdo a su posicin en la divisin


internacional del trabajo (Mignolo, 2003).
Para Mignolo la afirmacin de la superioridad europea sobre las poblaciones
colonizadas estaba situada en el presupuesto epistmico del Orbis Universalis
Christianus en el cual se representaba al orbe dividido en tres territorios: Asia la tierra
de Sem, frica la tierra de Cam y Europa la tierra de Jafet4. En esta representacin
europea del mundo, el Nuevo Mundo no tena un espacio, ya que no poda constituir un
cuarto territorio que se agregara a los tres ya conocidos. Los territorios americanos
fueron representados entonces como una continuacin del territorio de Jafet, es decir
como una prolongacin de Europa. Por ello en 1523 los territorios conquistados por
Espaa fueron jurdicamente incorporados en el reino de Castilla. Desde entonces los
indios, fueron vasallos de la Corona y sta asuma una responsabilidad sobre ellos, ya
que en trminos legales y religiosos tenan el estatus de gentiles o paganos, dado que no
conocan las Sagradas Escrituras. Sus almas inocentes deban ser salvaguardadas del
pecado y del error, tarea que slo los europeos podan realizar ya que slo de Europa
provena la luz del conocimiento verdadero sobre Dios. La Corona deleg, entonces, en
la Iglesia la tarea de educarlos en la fe verdadera. Por todos estos motivos, los espaoles
entendieron que estaba plenamente justificado y legitimado la apropiacin y el
usufructo de los recursos naturales y la opresin y expoliacin de las poblaciones. La
evangelizacin se present, entonces, como un objetivo que determin que slo los
cristianos viejos, es decir, aquellos que no tenan su sangre maculada por la mezcla
con judos, moros (pueblos descendientes de Cam o de Sem) o herejes, fueran los que se
podan establecer legtimamente en el Nuevo Mundo. Las Indias Occidentales
resultaron ser, entonces, el lugar natural para el ensanchamiento de la cultura cristiana
del hombre blanco europeo. Las consecuencias de esta poltica fue que se impuso un
modelo humano paradigmtico que no deba ser contaminado, esto es, haba que
conservar al europeo blanco con linaje reconocido. De esta manera, de acuerdo a la
interpretacin de Mignolo, el discurso de la limpieza de sangre con todas las derivas y
adaptaciones que tuvo en las colonias es el primer imaginario geocultural del sistemamundo que se incorpora en los modos de percepcin que los espaoles tenan de
originarios, africanos y mestizos, legitimando a la vez la divisin racial del trabajo y el
flujo de personas, capital y materias primas a nivel global. Mientras en Espaa la

Segn el texto bblico, Sem, Cam y Jafet eran los hijos de No (cf. Gn. 9:18-19; 10:1)

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limpieza de sangre fue una exigencia de ndole religiosa, en Amrica se va convirtiendo


paulatinamente en un asunto racial y slo accesoriamente una cuestin de fe. La lucha
por la limpieza de sangre en el mundo colonial se seculariz para estigmatizar las
infiltraciones de otros grupos sociales en el mundo del cristiano de pura cepa. Segn
Mara Elena Martnez en Hispanoamrica la nocin de pureza gradualmente comenz
a ser igualada con ascendencia espaola, una idea que tena poco significado en el
contexto metropolitano (Martnez, 2008:2). A falta de judos o moros que erradicar, las
infecciones con sangre de indios, y ms an, los africanos, se convirtieron en el
problema a descubrir. Lo interesante, sin embargo, es que las nuevas preocupaciones
sociales no desplazaron del todo, sino que se superpusieron, a las viejas obsesiones de la
pureza religiosa; en cualquier caso, se sumaron a ellas para delimitar al sujeto sin
mcula. De all que, en Amrica, las desigualdades sociales se asentaron no slo en los
distintos niveles de vida material (ricos o pobres) sino, y muy particularmente, en las
diferencias provenientes de la sangre y la pertenencia a un linaje. Consecuentemente, la
subjetividad de la primera Modernidad no est vinculada en su surgimiento a la
burguesa, sino que esa subjetividad se enlaza en su emergencia con el imaginario
aristocrtico espaol de la blancura. Dicha subjetividad engendra su identidad fundada
en la diferencia racial ante el otro y esto es lo que especifica la primera geocultura del
sistema-mundo-moderno/colonial (Martnez 2008).
Ahondando en el tema, con el desarrollo econmico que tuvieron las ciudades
coloniales, la sociedad fue cada vez ms jerrquica y se cohesion en torno a los grupos
con estirpe y alcurnia familiar, antigua y reconocida. De este modo, para impedir la
propagacin de las mezclas, las oligarquas coloniales se pensaron a s mismas en
trminos de un cuerpo civil criollo cuya pureza social haba que defender. Por este
motivo los criollos fundaron su hegemona en alianzas familiares que fortalecan la
honorabilidad de sus linajes y, al mismo tiempo, impeda las intromisiones ilcitas.
Dicho de otro modo, la sociedad se conglomer en torno a los linajes familiares,
profundizndose de esta manera, la afirmacin de valores como el origen de las
personas junto con la limpieza de sangre y legitimidad de nacimiento (Martnez 2008).
Se presuma que mestizos, producto de relaciones desiguales, eran seres biolgica y
culturalmente inferiores y, por esto mismo, sospechosos de hereja. Su presencia pona
en riesgo la integridad criolla, sustentada en la pureza tnico-racial, que garantizaba
costumbres y formas de vida moralmente correctas. Eran persona de calidad, de buena
familia. Por este motivo el mestizo quedaba recubierto de un halo de pecado y
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contaminacin que era necesario eliminar. Para hacerlo era imperioso establecer una
barrera social, que alejara a los espaoles de la posibilidad de mezclarse con indios,
negros o mestizos. Por este motivo, los grupos de sangre mezclada fueron definidos
jurdica y econmicamente como inferiores y, como tales, legalmente incapacitados
para mezclarse con los superiores. As, limpieza de sangre y legitimidad de nacimiento
adquirieron status distintivo en las nacientes sociedades americanas y se convirtieron en
una condicin indispensable para pertenecer a los grupos de privilegio. Por lo dems,
para los criollos se convirti en la nica credencial para pertenecer a la aristocracia
(Jaramillo Uribe, 1968). Por estas razones el fenotipo de los individuos (blanco, negro,
indio, mestizo), comenz a adquirir importancia como elemento de marcacin social, y
aunque no fue la nica, si era una marca perceptible que jugaba un rol decisivo en su
posicionamiento en la sociedad (Martnez, 2008).
Del cuidado que tuvieron las lites criollas por evitar cualquier sospecha sobre su
linaje europeo surgieron diversas taxonomas que buscaban establecer cul era la
posicin social de las personas; as nacieron las castas. La emergencia de stas en el
siglo XVII en el Nuevo Mundo, tiene su origen en la aparicin de la nueva realidad
social derivada del contacto de indios, espaoles y negros. El historiador sueco Magnus
Mrner ha sealado que la nocin de casta fue usada por las lites en la poca de la
colonia para marcar a las personas de sangre mezclada. La palabra castas se utiliz,
entonces, para definir a los estratos que, a travs de mestizajes mltiples, no respondan
a la configuracin inicial de las comunidades (Mrner 1969). En este contexto
genuinamente americano, los instrumentos llegados a Amrica para definir la limpieza
de sangre de los miembros de la comunidad recibirn un nuevo sentido y derivarn en
prcticas y criterios simblicos que no tenan sentido alguno en el mundo castellano.
Las castas sirvieron para reelaborar toda una jerarqua de las calidades que distinguan a
los individuos. De este modo, toda la variedad de conceptos y palabras que definan el
perjuicio y la exclusin de judos, judaizantes y marranos fueron poco a poco sustituidas
por una colorida descripcin de las castas (Martnez 2008)5. A travs de estas
5

Basta como ejemplo esta lista que corresponde a la Nueva Espaa del siglo XVIII:
1. De espaol e india, mestizo
2. De mestizo y espaola, castizo
3. De castiza y espaol, espaol
4. De espaola y negro, mulato
5. De espaol y mulata, morisco
6. De morisca y espaol, albino
7. De espaol y albina, torna atrs
8. De indio y torna atrs, lobo

13

tipificaciones, las lites fundaban un orden social y elaboraban representaciones sobre el


lugar que ellos y las castas deban ocupar en ese orden. Ahora bien, la marcacin racial
no se sustentaba en meras estimaciones subjetivas de las lites, sino que estaban
regladas por un ordenamiento legal esto es, los Estatutos de Limpieza de Sangre, por
el cual se ubicaba a cada individuo en un grupo racial. As, el discurso racial y
segregacionista de la limpieza de sangre formaba parte integral del imaginario de la elite
criolla dominante, en tanto que operaba como principio de resguardo de privilegios e
instrumento de dominacin. El ideal de la blancura, originado y sostenido por el
discurso de la limpieza de sangre, era una aspiracin generalizada en la sociedad
colonial y funcionaba como el ncleo en torno al cual se eriga la subjetividad de las
personas. Por lo dems, hay que hacer notar que ser blanco no tena que ver tanto con el
color de la piel, sino con la posibilidad de situarse dentro de un imaginario cultural
entrelazado por creencias religiosas, modos de produccin de saberes, posesiones
econmicas, conductas sociales, etc. La articulacin de estos emblemas culturales
constitua de suyo un capital simblico que posicionaba socialmente a las personas
ubicndolas dentro del imaginario de la blancura. As, el concepto de raza estaba y
est ligado a estructuras econmicas, polticas, sociales e ideolgicas que van ms all
de lo puramente biolgico: la dimensin cultural, y muy especialmente lo concerniente
a la religin, ocuparon en el mudo colonial un lugar preponderante en su construccin
y funcionamiento. En definitiva, el ideal de la blancura que se difundi por el Nuevo
Mundo fue el del seoro aristocrtico espaol.

Para Finalizar
Como vengo diciendo, en sus orgenes el binarismo jerrquico que supone la
nocin moderna de raza no est asociado a la idea de color de la piel. Como bien apunta
Martnez presentar el problema de limpieza en esos trminos es caer en una trampa
conceptual, al confiar en una definicin rgida de raza que hace que las construcciones
biolgicas y cultural/religiosas de la diferencia sean mutuamente excluyentes; el
concepto no siempre necesita a la biologa para hacer 'su trabajo' (Martnez, 2008: 59).
9. De lobo e india, zambaigo
10. De zambaigo e india, cambujo
11. De cambujo y mulata, albarazado
12. De albarazado y mulata, barcino
13. De barcino y mulata, coyote
14. De mujer coyote e indio, chamiso
15. De chamisa y mestizo, coyote mestizo
16. De coyote mestizo y mulata, ah te ests (Mrner, 1969: 68).

14

Por ello Quijano afirma que la primera raza en sentido moderno fue la de los indios, y
que despus los afroesclavizados fueron racializados como negros, con lo cual los
europeos comenzaron a construir su identidad como blancos contrapuesta a la de los
dominados. As, color y raza son dos constructos, de los cuales color se impone como
sinnimo de raza recin en el siglo XIX. De all que, a partir de la diferencia que los
espaoles establecen con los africanos, las identidades dominadas tambin indios y
mestizos comienzan a ser asociadas con el color de la piel. As se consolid un
rgimen clasificatorio y de superioridad racial, denominado sistema de castas que, si
bien est arraigado en las diferencias culturales, resalta las marcas fenotpicas como
elemento categrico para la diferenciacin (Quijano 1998). Dicho de otra manera, si
bien los rasgos fsicos comienzan a tener una significacin importante en el rgimen que
impone las taxonomas sociales, lo ms revelador sigue siendo el hecho de que los
espaoles procesen las diferencias culturales en trminos de superioridad biolgica.
Estamos, pues, ante distinciones y jerarquizaciones naturalizadas, imaginariamente
biolgicas, entre culturas hegemnicas y culturas subordinadas. Por lo dems, hay que
agregar que no se puede desechar y quitar relevancia al color en las taxonomas
raciales. En el pensamiento de Quijano: El color de la piel fue definido como la
marca

racial

diferencial

dominantes/superiores

ms

significativa,

europeos,

de

un

por
lado,

ms
y

el

visible,

entre

conjunto

de

los
los

dominados/inferiores no- europeos, del otro lado (2000b: 375).


Es manifiesto, entonces, que la nocin de raza se transform con el tiempo y que
no se la represent de la misma manera en el siglo XVI a lo que lleg a ser durante la
revolucin biologicista del siglo XIX, la cual produjo taxonomas cientficas que
fundan la supuesta superioridad biolgica de unos seres humanos sobre otros. Con todo,
se puede decir que hay una cierta similitud entre el racismo del siglo XIX y las ideas de
los colonizadores con respecto a los grados de humanidad de los colonizados. En el
siglo XIX, cuando la ciencia reemplaz a la religin, la clasificacin racial pas del
paradigma de la mezcla de sangre al del color de la piel. A pesar de las distintas
configuraciones, el paradigma esencial del mundo moderno/colonial para la
clasificacin epistemolgica de las personas, estaba basado en distinciones raciales, y,
ya que fuera de piel o de sangre, los rasgos discriminadores eran siempre fsicos. Por lo
tanto, se puede decir que el racismo cientfico y la idea de raza fueron las expresiones
manifiestas de un talante o disposicin del nimo ms general y difundido sobre la
humanidad de sujetos colonizados y esclavizados en las Amricas y en frica, desde
15

finales del siglo XV. Lo que surgi en ese momento fue un concepto de raza fluido,
profundo y potente, que se manifiesta an hoy en una actitud caracterizada por un
binarismo jerrquico en el cual el hombre blanco occidental se considera superior a
cualquier otro diferente. Este modo de caracterizar al diferente legitim a lo largo del
tiempo cualquier tipo de barbarie ejercida desde los valores de la cultura occidental.

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