Garrido

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ANDRES FERNANDEZ GARRIDO

AO DE LA PROMOCIN DE LA INDUSTRIA RESPONSABLE Y DEL


COMPROMISO CLIMTICO
I.E.P ANDRES FERNANDEZ GARRIDO









Nombre: Jos Luis
Apellido: Bravo Corne
Profesor: Miguel Huapalla
Grado: 2 de secundaria
Seccin: san Martin
Curso: Religin
Colegio: Andrs Fernndez Garrido


2014




ANDRES FERNANDEZ GARRIDO







Presentacin

Buenos das profesor yo soy el alumno BRAVO CORNE, JOSE
LUIS y hoy le hago entrega el trabajo que nos dej encargado
sobre la vida de Jess y la virgen Mara.

















ANDRES FERNANDEZ GARRIDO


Las anunciaciones le presenta el ngel Gabriel a Mara
26 En el sexto mes, el ngel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de
Galilea llamada Nazaret, 27 a una virgen desposada con un hombre llamado
Jos, de la casa de David. El nombre de la virgen era Mara. 28 Cuando entr a
donde ella estaba, dijo:
-Te saludo, muy favorecida! El Seor est contigo.
29 Pero ella se turb por sus palabras y se preguntaba qu clase de salutacin
sera sta. 30 Entonces el ngel le dijo:
-No temas, Mara! Porque has hallado gracia ante Dios. 31He aqu concebirs
en tu vientre y dars a luz un hijo, y llamars su nombre Jess. 32 Este ser
grande, y ser llamado Hijo del Altsimo; y el Seor Dios le dar el trono de su
padre David. 33Reinar sobre la casa de Jacob para siempre, y de su reino no
habr fin.
34 Entonces Mara dijo al ngel:
-Cmo ser esto? Porque yo no conozco varn.
35 -El Espritu Santo vendr sobre ti, y el poder del Altsimo te cubrir con su
sombra, por lo cual tambin el santo Ser que nacer ser llamado Hijo de
Dios. 36 He aqu, tambin tu parienta Elisabeth ha concebido un hijo en su
vejez. Este es el sexto mes para ella que era llamada estril. 37 Porque
ninguna cosa ser imposible para Dios.
38 Entonces Mara dijo:
-He aqu la sierva del Seor; hgase conmigo conforme a tu palabra.
Y el ngel se fue de ella.








ANDRES FERNANDEZ GARRIDO




Marcos 1
PRINCIPIO del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.
Como est escrito en Isaas el profeta: He aqu yo envo mi mensajero
delante de tu faz, Que apareje tu camino delante de ti.
Voz del que clama en el desierto: Aparejad el camino del Seor; Enderezad sus
veredas.
Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo del arrepentimiento para
remisin de pecados.
Y sala l toda la provincia de Judea, y los de Jerusaln; y eran todos,
bautizados por l en el ro de Jordn, confesando sus pecados.
Y Juan andaba vestido de pelos de camello, y con un cinto de cuero alrededor
de sus lomos; y coma langostas y miel silvestre.
Y predicaba, diciendo: Viene tras m el que es ms poderoso que yo, al cual no
soy digno de desatar encorvado la correa de sus zapatos.
Yo la verdad os he bautizado con agua; mas l os bautizar con Espritu
Santo.
Y aconteci en aquellos das, que Jess vino de Nazaret de Galilea, y fu
bautizado por Juan en el Jordn.
Y luego, subiendo del agua, vi abrirse los cielos, y al Espritu como paloma,
que descenda sobre l.
Y hubo una voz de los cielos que deca: T eres mi Hijo amado; en ti tomo
contentamiento.
Y luego el Espritu le impele al desierto.

Y estuvo all en el desierto cuarenta das, y era tentado de Satans; y estaba
con las fieras; y los ngeles le servan.
Mas despus que Juan fu encarcelado, Jess vino Galilea predicando el
evangelio del reino de Dios,
ANDRES FERNANDEZ GARRIDO

Y diciendo: El tiempo es cumplido, y el reino de Dios est cerca: arrepentos, y
creed al evangelio.
Y pasando junto la mar de Galilea, vi Simn, y Andrs su hermano, que
echaban la red en la mar; porque eran pescadores.
Y les dijo Jess: Venid en pos de m, y har que seis pescadores de hombres.
Y luego, dejadas sus redes, le siguieron.
Y pasando de all un poco ms adelante, vi Jacobo, hijo de Zebedeo, y
Juan su hermano, tambin ellos en el navo, que aderezaban las redes.
Y luego los llam: y dejando su padre Zebedeo en el barco con los jornaleros,
fueron en pos de l.
Y entraron en Capernaum; y luego los sbados, entrando en la sinagoga,
enseaba.
Y se admiraban de su doctrina; porque les enseaba como quien tiene
potestad, y no como los escribas.
Y haba en la sinagoga de ellos un hombre con espritu inmundo, el cual di
voces,
Diciendo: Ah! qu tienes con nosotros, Jess Nazareno? Has venido
destruirnos? S quin eres, el Santo de Dios.
Y Jess le ri, diciendo: Enmudece, y sal de l.
Y el espritu inmundo, hacindole pedazos, y clamando gran voz, sali de l.
Y todos se maravillaron, de tal manera que inquiran entre s, diciendo: Qu
es esto? Qu nueva doctrina es sta, que con potestad aun los espritus
inmundos manda, y le obedecen?
Y vino luego su fama por toda la provincia alrededor de Galilea.
Y luego saliendo de la sinagoga, vinieron casa de Simn y de Andrs, con
Jacobo y Juan.

Y la suegra de Simn estaba acostada con calentura; y le hablaron luego de
ella.
Entonces llegando l, la tom de su mano y la levant; y luego la dej la
calentura, y les serva.
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Y cuando fu la tarde, luego que el sol se puso, traan l todos los que tenan
mal, y endemoniados;
Y toda la ciudad se junt la puerta.
Y san muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, y ech
fuera muchos demonios; y no dejaba decir los demonios que le conocan.
Y levantndose muy de maana, aun muy de noche, sali y se fu un lugar
desierto, y all oraba.
Y le sigui Simn, y los que estaban con l;
Y hallndole, le dicen: Todos te buscan.
Y les dice: Vamos los lugares vecinos, para que predique tambin all; porque
para esto he venido.
Y predicaba en las sinagogas de ellos en toda Galilea, y echaba fuera los
demonios.
Y un leproso vino l, rogndole; hincada la rodilla, le dice: Si quieres,
puedes limpiarme.
Y Jess, teniendo misericordia de l, extendi su mano, y le toc, y le dice:
Quiero, s limpio.
Y as que hubo l hablado, la lepra se fu luego de aqul, y fu limpio.
Entonces le apercibi, y despidile luego,
Y le dice: Mira, no digas nadie nada; sino ve, mustrate al sacerdote, y ofrece
por tu limpieza lo que Moiss mand, para testimonio ellos.
Mas l salido, comenz publicarlo mucho, y divulgar el hecho, de manera
que ya Jess no poda entrar manifiestamente en la ciudad, sino que estaba
fuera en los lugares desiertos; y venan l de todas partes.

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Lectura del Evangelio segn San Lucas. 22, 39-46
Sali Jess, como de costumbre, al monte de los Olivos;
y lo siguieron los discpulos.
Al llegar al sitio, les dijo: "Orad, para no caer en la tentacin".
l se arranc de ellos, alejndose como a un tiro de piedra
y, arrodillado, oraba diciendo:
"Padre, si quieres, aparta de m ese cliz.
Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya".
Y se le apareci un ngel del cielo que lo animaba.
En medio de su angustia, oraba con ms insistencia.
Y le bajaba el sudor a goterones, como de sangre, hasta el suelo.
Y levantndose de la oracin, fue hacia sus discpulos,
los encontr dormidos por la pena, y les dijo:
"Por qu dorms? Levantaos y orad, para no caer en la tentacin".
ANDRES FERNANDEZ GARRIDO



La resurreccin y las escenas subsiguientes son el fin natural de los evangelios
cannicos, que (tanto en los tres sinpticos como en el de Juan, a pesar de sus
diferencias) trazan una narracin lgica y cronolgica continuada desde
la encarnacin.
1 Pasado el sbado, al amanecer del primer da de la semana, Mara
Magdalena y la otra Mara fueron a visitar el sepulcro.
2 De pronto, se produjo un gran temblor de tierra: el ngel del Seor baj del
cielo, hizo rodar la piedra del sepulcro y se sent sobre ella.
3 Su aspecto era como el de un relmpago y sus vestiduras eran blancas como
la nieve.
4 Al verlo, los guardias temblaron de espanto y quedaron como muertos.
5 El ngel dijo a las mujeres: No teman, yo s que ustedes buscan a Jess, el
Crucificado.
6 No est aqu, porque ha resucitado como lo haba dicho. Vengan a ver el
lugar donde estaba,
7 y vayan en seguida a decir a sus discpulos: Ha resucitado de entre los
muertos, e ir antes que ustedes a Galilea: all lo vern. Esto es lo que tena
que decirles.
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8 Las mujeres, atemorizadas pero llenas de alegra, se alejaron rpidamente
del sepulcro y fueron a dar la noticia a los discpulos.
9 De pronto, Jess sali a su encuentro y las salud, diciendo: Algrense.
Ellas se acercaron y, abrazndole los pies, se postraron delante de l.
10 Y Jess les dijo: No teman; avisen a mis hermanos que vayan a Galilea, y
all me vern.
1 Pasado el sbado, Mara Magdalena, Mara, la madre de Santiago, y Salom
compraron perfumes para ungir el cuerpo de Jess.
2 A la madrugada del primer da de la semana, cuando sala el sol, fueron al
sepulcro.
3 Y decan entre ellas: Quin nos correr la piedra de la entrada del
sepulcro?
4 Pero al mirar, vieron que la piedra haba sido corrida; era una piedra muy
grande.
5 Al entrar al sepulcro, vieron a un joven sentado a la derecha, vestido con una
tnica blanca. Ellas quedaron sorprendidas.
6 pero l les dijo: No teman. Ustedes buscan a Jess de Nazaret, el
Crucificado. Ha resucitado, no est aqu. Miren el lugar donde lo haban puesto.
7 Vayan ahora a decir a sus discpulos y a Pedro que l ir antes que ustedes a
Galilea; all lo vern, como l se lo haba dicho.
8 Ellas salieron corriendo del sepulcro, porque estaban temblando y fuera de s.
Y no dijeron nada a nadie, porque tenan miedo.
9 Jess, que haba resucitado a la maana del primer da de la semana, se
apareci primero a Mara Magdalena, aquella de quien haba echado siete
demonios.
10 Ella fue a contarlo a los que siempre lo haban acompaado, que estaban
afligidos y lloraban.
11 Cuando la oyeron decir que Jess estaba vivo y que lo haba visto, no le
creyeron.
1 El primer da de la semana, al amanecer, las mujeres fueron al sepulcro con
los perfumes que haban preparado.
2 Ellas encontraron removida la piedra del sepulcro
3 y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Seor Jess.
4 Mientras estaban desconcertadas a causa de esto, se les aparecieron dos
hombres con vestiduras deslumbrantes.
5 Como las mujeres, llenas de temor, no se atrevan a levantar la vista del
suelo, ellos les preguntaron: Por qu buscan entre los muertos al que est
vivo?
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6 No est aqu, ha resucitado. Recuerden lo que l les deca cuando an
estaba en Galilea:
7 Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de los
pecadores, que sea crucificado y que resucite al tercer da.
8 Y las mujeres recordaron sus palabras.
9 Cuando regresaron del sepulcro, refirieron esto a los Once y a todos los
dems.
10 Eran Mara Magdalena, Juana y Mara, la madre de Santiago, y las dems
mujeres que las acompaaban. Ellas contaron todo a los Apstoles,
11 pero a ellos les pareci que deliraban y no les creyeron.
12 Pedro, sin embargo, se levant y corri hacia el sepulcro, y al asomarse, no
vio ms que las sbanas. Entonces regres lleno de admiracin por que haba
sucedido.
1 El primer da de la semana, de madrugada, cuando todava estaba oscuro,
Mara Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra haba sido sacada.
2 Corri al encuentro de Simn Pedro y del otro discpulo al que Jess amaba,
y les dijo: Se han llevado del sepulcro al Seor y no sabemos dnde lo han
puesto.
3 Pedro y el otro discpulo salieron y fueron al sepulcro.
4 Corran los dos juntos, pero el otro discpulo corri ms rpidamente que
Pedro y lleg antes.
5 Asomndose al sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no entr.
6 Despus lleg Simn Pedro, que lo segua, y entr en el sepulcro; vio las
vendas en el suelo,
7 y tambin el sudario que haba cubierto su cabeza; este no estaba con las
vendas, sino enrollado en un lugar aparte.
8 Luego entr el otro discpulo, que haba llegado antes al sepulcro: l tambin
vio y crey.
9 Todava no haban comprendido que, segn la Escritura, l deba resucitar de
entre los muertos.
10 Los discpulos regresaron entonces a su casa.
11 Mara se haba quedado afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba,
se asom al sepulcro
12 y vio a dos ngeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a
los pies del lugar donde haba sido puesto el cuerpo de Jess.
13 Ellos le dijeron: Mujer, por qu lloras?. Mara respondi: Porque se han
llevado a mi Seor y no s dnde lo han puesto.
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14 Al decir esto se dio vuelta y vio a Jess, que estaba all, pero no lo
reconoci.
15 Jess le pregunt: Mujer, por qu lloras? A quin buscas?. Ella,
pensando que era el cuidador de la huerta, le respondi: Seor, si t lo has
llevado, dime dnde lo has puesto y yo ir a buscarlo.
16 Jess le dijo: Mara!. Ella lo reconoci y le dijo en hebreo: Rabon!, es
decir Maestro!.
17 Jess le dijo: No me retengas, porque todava no he subido al Padre. Ve a
decir a mis hermanos: Subo a mi Padre, el Padre de ustedes; a mi Dios, el
Dios de ustedes.
18 Mara Magdalena fue a anunciar a los discpulos que haba visto al Seor y
que l le haba dicho esas palabras.













LA VISITACIN DE MARA SANTSIMA A SU PRIMA SANTA ISABEL
Cuando el ngel anunci a Mara el misterio de la Encarnacin, le dijo tambin
que su pariente Isabel haba concebido un hijo en su vejez, y ya estaba de seis
meses aquella a quien llamaban estril. Poco despus, Mara se fue con
prontitud a la regin montaosa, a una ciudad de Jud, Ain Karim, seis
kilmetros al oeste de Jerusaln y a tres o cuatro das de viaje desde Nazaret.
Llegada a su destino, entr en casa de Zacaras y salud a Isabel. Y sucedi
que, en cuanto oy Isabel el saludo de Mara, salt de gozo el nio en su seno,
e Isabel qued llena de Espritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo:
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Bendita t entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y de dnde a m
que la madre de mi Seor venga a m? Porque, apenas lleg a mis odos la voz
de tu saludo, salt de gozo el nio en mi seno. Feliz la que ha credo que se
cumpliran las cosas que le fueron dichas de parte del Seor!
El saludo proftico y la bienaventuranza de Isabel despertaron en Mara un
eco, cuya expresin exterior es el himno que pronunci a continuacin,
el Magnficat, canto de alabanza a Dios por el favor que le haba concedido a
ella y, por medio de ella, a todo Israel. Mara, en efecto, dijo: Proclama mi
alma la grandeza del Seor, se alegra mi espritu en Dios, mi salvador; porque
ha mirado la humillacin de su esclava. Desde ahora me felicitarn todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por m: su nombre
es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generacin en generacin...
Muchos son los temas de meditacin que ofrece este misterio. Conocido el
embarazo de Isabel, Mara march presurosa a felicitarla, a celebrar y
compartir con ella la alegra de una maternidad largo tiempo deseada y
suplicada: qu leccin a cuantos descuidamos u olvidamos acompaar a los
dems en sus alegras! El encuentro de estas dos santas mujeres, madres
gestantes por intervencin especial del Altsimo, sus cantos de alabanza y
accin de gracias, y las escenas que legtimamente podemos imaginar a partir
de los datos evanglicos, constituyen un misterio armonioso de particular
ternura y embeleso humano y religioso: parece como la fiesta de la solidaridad
y ayuda fraterna, del compartir alegras y bienaventuranzas, del cultivar la
amistad e intimidad entre quienes tienen misiones especiales en el plan de
salvacin. Sera delicioso conocer sus largas horas de dilogo, sus
confidencias mutuas, sus plegarias y oraciones, sus conversaciones sobre los
caminos por los que Yahv las llevaba y sobre el futuro que podan vislumbrar
para ellas y para sus hijos. Parece una constante en la historia de los santos
que las almas de Dios se hayan encontrado y entre ellas haya abundado la
fraternidad y amistad, el dilogo, las confidencias, todo gnero de ayuda
recproca. Mara e Isabel son un modelo.
Un Padrenuestro, diez Avemaras y Gloria.
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"Por aquel tiempo se celebraba una boda en Can de Galilea, cerca de
Nazaret, y estaba all la madre de Jess. Fue invitado tambin a la boda Jess
con sus discpulos. Y, como faltara el vino, le dice a Jess su madre: No
tienen vino. Jess le responde: Mujer, qu nos va a m y a ti? Todava no
ha llegado mi hora. Dice su madre a los sirvientes: Haced lo que l os diga.
Haba all seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judos,
de unos cien litros cada una. Les dice Jess: Llenad las tinajas de agua. Y
las llenaron hasta arriba. Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala.
Ellos se lo llevaron. Cuando el maestresala prob el agua convertida en vino,
como ignoraba de dnde vena (los sirvientes, que haban sacado el agua, s lo
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saban), llama al novio y le dice: Todos sirven primero el vino bueno y cuando
ya todos estn bebidos, el inferior. Pero t has guardado el vino bueno hasta
ahora.
As, en Can de Galilea, dio Jess comienzo a sus signos. Y manifest su
gloria, y creyeron en l sus discpulos. Despus baj a Cafarnam con su
madre, sus hermanos y sus discpulos, pero no se quedaron all muchos das.
Se acercaba la Pascua de los judos y Jess subi a Jerusaln."













Jess han ti piloto
Con esta ltima pregunta, Pilato intenta hacer hablar a Jess. Pero ste
responde con dignidad: Ninguna autoridad tendras contra m, si no te fuese
dada de arriba. En efecto, la autoridad oficial de Pilato, que procuraba hacer
valer ante el Seor, era de Dios; y era responsable de ejercerla segn Dios. No
haba recibido una autoridad para condenar arbitrariamente al Santo y al
Justo despus de haberle declarado inocente. En esto, no obstante, se
cumpla el consejo de Dios; la condena a muerte deba ser pronunciada en
ltima instancia por Pilato, representante de todas las naciones, y no por los
judos. Sin embargo Judas, quien haba entregado al Seor, tena mayor
pecado; su responsabilidad era proporcional a los privilegios que haba
recibido, despus de haber vivido unos aos en la compaa del Seor. En
esto, es una imagen trgica de la nacin juda.
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Cuando, finalmente, Pilato pregunta a los judos: A vuestro Rey he de
crucificar?, los principales sacerdotes le responden: No tenemos ms rey que
Csar. Pilato, quien quera y deba permanecer como amigo de Csar, cae
en la trampa. La animosidad de los guas del pueblo nos hace pensar en esta
expresin del Salmo 22: como len rapaz y rugiente, y el furor del pueblo, en
el enfurecimiento de los perros (v. 13, 16).
El juicio anunciado por el profeta Oseas no poda sino confirmarse: Muchos
das estarn los hijos de Israel sin rey (3:4). Y el poder del imperio romano, del
que se valan, haba de destruir Jerusaln 40 aos ms tarde, esta ciudad que
haban llamado nuestro lugar santo (Juan 11:48).
Entonces Pilato les entrega a Jess para que fuese crucificado. As se
confirma la palabra de Salomn: En lugar del juicio, all impiedad; y en lugar de
la justicia, all iniquidad (Eclesiasts 3:16). As el Hijo de Dios, el testigo fiel y
verdadero sale y va al lugar llamado Glgota, para dar su vida.














JESUCRISTO SUBI A LOS CIELOS,
Y EST SENTADO A LA DERECHA DE DIOS, PADRE TODOPODEROSO
659 "Con esto, el Seor Jess, despus de hablarles, fue elevado al Cielo y se
sent a la diestra de Dios" (Mc 16, 19). El Cuerpo de Cristo fue glorificado
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desde el instante de su Resurreccin como lo prueban las propiedades nuevas
y sobrenaturales, de las que desde entonces su cuerpo disfruta para siempre
(cf. Lc 24, 31; Jn 20, 19. 26). Pero durante los cuarenta das en los que l come
y bebe familiarmente con sus discpulos (cf. Hch 10, 41) y les instruye sobre el
Reino (cf. Hch 1, 3), su gloria an queda velada bajo los rasgos de una
humanidad ordinaria (cf. Mc 16,12; Lc 24, 15;Jn 20, 14-15; 21, 4). La ltima
aparicin de Jess termina con la entrada irreversible de su humanidad en la
gloria divina simbolizada por la nube (cf. Hch 1, 9; cf. tambin Lc 9, 34-
35; Ex13, 22) y por el cielo (cf. Lc 24, 51) donde l se sienta para siempre a la
derecha de Dios (cf. Mc16, 19; Hch 2, 33; 7, 56; cf. tambin Sal 110, 1). Slo
de manera completamente excepcional y nica, se muestra a Pablo "como un
abortivo" (1 Co 15, 8) en una ltima aparicin que constituye a ste en apstol
(cf. 1 Co 9, 1; Ga 1, 16).
660 El carcter velado de la gloria del Resucitado durante este tiempo se
transparenta en sus palabras misteriosas a Mara Magdalena: "Todava [...] no
he subido al Padre. Vete donde los hermanos y diles: Subo a mi Padre y
vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios" (Jn 20, 17). Esto indica una diferencia
de manifestacin entre la gloria de Cristo resucitado y la de Cristo exaltado a la
derecha del Padre. El acontecimiento a la vez histrico y transcendente de la
Ascensin marca la transicin de una a otra.
661 Esta ltima etapa permanece estrechamente unida a la primera es decir, a
la bajada desde el cielo realizada en la Encarnacin. Solo el que "sali del
Padre" puede "volver al Padre": Cristo (cf.Jn 16,28). "Nadie ha subido al cielo
sino el que baj del cielo, el Hijo del hombre" (Jn 3, 13; cf, Ef4, 8-10). Dejada a
sus fuerzas naturales, la humanidad no tiene acceso a la "Casa del Padre"
(Jn14, 2), a la vida y a la felicidad de Dios. Slo Cristo ha podido abrir este
acceso al hombre, "ha querido precedernos como cabeza nuestra para que
nosotros, miembros de su Cuerpo, vivamos con la ardiente esperanza de
seguirlo en su Reino" (Prefacio de la Ascensin del Seor, I: Misa Romano
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El nacimiento de Jess en Beln a la luz de los evangelios y de la tradicin
cristiana


San Lucas escribe sobre el
nacimiento de Jess en Beln:
Sucedi en aquellos das que sali
un decreto del emperador Augusto,
ordenando se empadronase todo el
Imperio. Este primer
empadronamiento se hizo siendo
Cirino gobernador de Siria. Y todos
iban a empadronarse cada cual a su ciudad. Tambien Jos, por ser de la casa
y familia de David, subi de la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de
David, llamada Beln, en Judea, para empadronarse con Mara, su esposa,
que estaba encinta. Y sucedi que mientras estaban all, le lleg el tiempo del
parto a ella y dio a luz a su hijo primognito, le envolvi en paales y le acost
en un pesebre, porque no haba sitio para ellos en la posada (Lc. 2, 4-7)
Contina :Unos pastores, que pasaban la noche al aire libre velando por turno
su rebao, de repente un ngel les dijo, no temis, os anuncio una gran noticia
que ser de gran alegra para todo el pueblo, hoy, en la ciudad de David, os ha
nacido un Salvador, el Mesas, el Seor. Y aqu tenis la seal, encontrareis un
nio envuelto en paales y acostado en un pesebre. De pronto una legin del
ejrcito celestial, deca gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los hombres
de buena voluntad (Lc. 2, 8-14).
San Mateo escribe: Habiendo nacido Jess en Beln en tiempos del rey
Herodes, nos magos de Oriente llegaron a Jerusaln preguntando dnde est
el rey de los judos que acaba de nacer, porque hemos visto su estrella en
Oriente y venimos a adorarle. El rey Herodes al or esto, se turba y con l toda
Jerusaln. Rene a todos los prncipes del sacerdocio y a los escribas del
pueblo preguntndoles dnde poda nacer el Mesas. Ellos le contestan en
Beln de Jud, pues as est escrito. Los magos, guiados de nuevo por la
estrella, caminan hasta pararse sobre el lugar donde estaba el nio. Entran en
la casa, y ven al nio con Mara, su madre. De hinojos le adoran, y abriendo
sus cofres le ofrecen los dones de oro, incienso y mira. Advertidos en sueos
de no volver junto a Herodes, regresan a su tierra por otro camino (Mt. 2, 7-
12).
ANDRES FERNANDEZ GARRIDO

Como vemos y leemos en los Evangelios de san Lucas y de san Mateo, que
son los que narran el nacimiento de Jess en Beln y su adoracin por unos
magos de Oriente, no escriben nada sobre la presencia de animales, ni del
buey ni del asno en el mismo, sino que ello es producto de la tradicin cristiana
fundada en textos del Antiguo Testamento, como ensea el papa Benedicto
XVI en su libro,La infancia de Jess.
Sin embargo, ni san Lucas ni san Mateo no concretan ni el ao ni el mes ni el
da del nacimiento de Jess en Beln. En cuanto al ao, simplemente
sabemos por san Lucas que fue en tiempos del emperador Octavio de Roma, y
por san Mateo que Herodes era el rey de Palestina. El monje excita, Dionisio el
Exiguo, fija el ao de su nacimiento en el 754 despus de la fundacin de
Roma. Pero comete un error de seis aos, dado que el rey Herodes muere en
Jeric, entre marzo y abril del ao 750, y Jess nace, por lo menos, dos aos
antes de su muerte, en el ao 748 de la fundacin de Roma, aproximadamente.
En cuanto al da y al mes de su nacimiento, la Iglesia hasta el siglo IV, lo fija en
el da 6 o 7 del mes de enero. Pero a partir de dicho siglo, la Iglesia catlica lo
traslada al da 25 de diciembre, con la finalidad de sustituir la fiesta pagana del
nacimiento del astro Sol o solsticio de invierno, por la solemne fiesta del
nacimiento del Jess en Beln, como sol de luz y calor para la humanidad tan
atormentada por la injusticia, el egosmo y la ingratitud. Los antiguos
celebraban el da 25 de diciembre con gran alegra y fiesta, al ver que las
noches comenzaban a menguar y los das a crecer, comprendiendo que la luz,
el calor y la vida continuaban en el universo.

La proclamacin del reino
Jess comienza su vida pblica declarando la llegada del Reino y poco antes
de su martirio sigue apostando por esa causa. El Reino de Dios o Reino de los
Cielos es la referencia permanente de toda la vida de Jess. El estilo de vida
itinerante por el que opt Jess parece ser fundamentalmente su deseo de
extender por toda la regin y con la mayor rapidez posible el mensaje y la
realidad del reino de Dios. Jess no habl de Dios, ni se predic a s mismo,
sino que predic el Reino de Dios.
Este trmino aparece en los evangelios como categora central. Jess nunca
defini el reino y anunci la llegada del Reino a travs de tres medios
fundamentales: Las parbolas, los milagros (tratado mas adelante) y las
comidas. Jess no identific el reino de Dios ni con el poder poltico, ni con el
Templo, ni con la Ley , sino con la vida del pueblo pobre. El Reino llega
cuando los ciegos ven, los cojos andan, lo sordos oyen, los mudos hablan y a
los pobres se le anuncia una buena noticia.
Las parbolas fueron el modo preferido por Jess para expresar la llegada del
reino. (Parbola es un hecho de la vida real que ofrece una metfora de un
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hecho /problema escondido). Este tipo de narraciones era muy utilizada por los
rabinos o maestros de la poca; no es nico de Jess, pero muy propio de l.
Las parbolas contienen lo ms original de la enseanza de Jess sobre el
Reino. Son comparaciones y un espejo del mundo social, natural y cultural que
vivi Jess. Hay dos grandes tipos de parbolas; las que presentan la
actuacin de Dios y las que indican las actitudes de los hombres como
respuesta. (Buscar ejemplo de tarea).
Pero, que es el Reino de Dios? Es la realizacin del proyecto de Dios, una
humanidad, y un mundo conforme a su voluntad. Es una buena noticia de luz y
de vida. El Reino de Dios esta llegando pero no podemos construirlo con
nuestras propias manos, pero podemos y debemos trabajar para que arraige
en nosotros y en nuestra sociedad. Es una realidad colectiva y comunitaria. Es
una buena noticia para todos los hombres. Dios es Padre de todos, y no tiene
acepcin de personas ni de grupos.
Si el Reino de Dios esta llegando, la conversin implica un cambio actual en
nuestra forma de vivir. No se trata de la muerte fsica, sino de la muerte a
nuestra concentracin egosta, a nuestras costumbres y comodidades, a
nuestras prcticas individualistas. Es un cambio en el hombre, y no slo en el
modo de vivir del hombre, sino en el ser. Jess no quiere mejorar al hombre,
viene a crear un hombre nuevo, y producir un nuevo tipo de hombre y de
mundo, un hombre regido por distintos valores y un mundo apoyado en
distintas columnas que las que le sostenan y sostienen. No hemos construido
el reino de Dios.













ANDRES FERNANDEZ GARRIDO

La coronacin de espina
Los soldados se lo llevaron al interior del palacio ,es decir, a la residencia del
gobernador- y convocaron a toda la compaa; lo vistieron de prpura, le
pusieron una corona de espino, que haban tensado, y comenzaron a hacerle el
saludo:
-Salud, rey de los judos!
Le golpeaban la cabeza con una caa y le escupan, y,
arrodillndose, le rendan homenaje. Terminada la burla,
le quitaron la prpura, le pusieron su ropa y lo sacaron para
crucificarlo.

































ANDRES FERNANDEZ GARRIDO

Pentecosts: la Venida del Espritu Santo.

Pentecosts era una de las tres grandes fiestas
Judas; muchos israelitas peregrinaban a Jerusaln en
Esos das para adorar a Dios en el Templo. Se
Celebraba cincuenta das despus de la Pascua.
La venida del Espritu Santo en el da de Pentecosts
No fue un hecho aislado en la vida de la Iglesia. El
Parclito la santifica continuamente: tambin
Santifica cada alma a travs de innumerables
Inspiraciones que son todos los atractivos,
Movimientos, reproches y remordimientos interiores,
Luces y conocimientos que Dios obra en nosotros,
Previniendo nuestro corazn con sus bendiciones, por
Su cuidado y amor paternal, a fin de despertarnos,
Movernos, empujarnos y atraernos a las santas
Virtudes, al amor celestial, a las buenas
Resoluciones; en una palabra, a todo cuanto nos
Encamina a nuestra vida eterna. Su actuacin en el
Alma es suave, y apacible, viene a salvar, a curar, a
Iluminar.
Como creyentes en el Espritu Santo, tenemos el dulce
Deber de anunciar que Cristo a muerto y resucitado
Para nuestra salvacin. De la misma manera nos vemos
Necesitados de pedirle frecuentemente que lave lo que
Est manchado, riegue lo que es rido, cure lo que
Est enfermo, encienda lo que es tibio, enderece lo
Torcido. Porque conocemos bien que en nuestro
interior hay manchas y partes que no dan todo el fruto
Que debieran porque estn secas, y partes enfermas, y
tibieza, y tambin pequeos extravos que es preciso
enderezar. Es necesario tambin pedir una mayor
docilidad que nos lleve a acoger las inspiraciones y
mociones del Parclito con un corazn puro.
El Espritu Santo nos mueve a la oracin, a la lectura
de la Biblia, a meditar una verdad de fe. El acta sin
cesar en nuestra alma. Es el Espritu Santo quien nos
impulsa suavemente al sacramento de la reconciliacin
para confesar nuestros pecados, a levantar el corazn
a Dios, a emprender una buena obra, a dar un consejo
sabio.
Acostumbrmonos a frecuentar al Espritu Santo que es
quien nos ha de santificar, a confiar en El, a pedir
su ayuda, a sentirlo ms cerca de nosotros. As se ir
agrandando nuestro corazn, tendremos ms ansias de
amar a Dios y por El, a todas las criaturas.


Meditacin tomada del libro Hablar con Dios del padre
Francisco Fernndez Carvajal.
ANDRES FERNANDEZ GARRIDO



























ANDRES FERNANDEZ GARRIDO

Presentacin de Jess

Luis de Morales, Presentacin de Jess en el templo, 1560-1568. Museo del
Prado.

Simen recibe a Jess en el templo. leo de Rembrandt
Presentacin de Jess en el Templo es la denominacin convencional de un
episodio evanglico y un tema iconogrficorelativamente frecuente en el arte
cristiano.
Se refiere a la presentacin de Jesucristo por sus padres, en el Templo de
Jerusaln. Est narrado por Lucas el Evangelistaen el Nuevo
Testamento (Lucas 2,22-40).
Tratamiento diferenciado, tanto en el arte como en el calendario
litrgico o santoral, tiene una escena previa: la Circuncisin de Jess,
operacin ritual prescrita en la religin juda,1 y que se le hizo a Jess a los
ocho das de nacer (se celebra el 1 de enero). La presentacin tuvo lugar
posteriormente cuando se cumplieron los das de la purificacin.
La fiesta de la Presentacin se celebra el da dos de febrero. Por asociacin de
actos y de simbolismos se celebra el mismo da la Purificacin de la Virgen,
llamada tambin fiesta de las Candelas o de la Virgen de Candelaria. La
iglesia bizantinala convirti en una fiesta solemne muy importante.
Y como se cumplieron los das de la purificacin de ella, conforme la ley
de Moiss, le trajeron a Jerusaln para presentarle al Seor. (Lucas 2:22)
Mara y Jos llevaron a Jess al Templo y segn la costumbre, ofrecieron como
sacrificio dos trtolas. En el templo se encontraba Simen que tena fama de
ser un hombre justo. Al verlos tuvo la conviccin de que actuaba impulsado por
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elEspritu, le tom en brazos y bendijo a Dios diciendo el Nunc dimittis. Las
escrituras lo narran as:
Y los bendijo Simen, y dijo su madre Mara: He aqu, ste es puesto para
cada y para levantamiento de muchos en

Jesucristo







27-5-1987

1. Los Evangelios -y todo el Nuevo Testamento- dan testimonio de Jesucristo
como Hijo de Dios. Es sta una verdad central de la fe cristiana. Al confesar a
Cristo como Hijo de la misma naturaleza que el Padre, la Iglesia contina
fielmente este testimonio evanglico. Jesucristo es el Hijo de Dios en el sentido
estricto y preciso de esta palabra. Ha sido, por consiguiente, engendradoen
Dios, y no creado por Dios y aceptado luego como Hijo, es
decir, adoptado. Este testimonio del Evangelio (y de todo el Nuevo
Testamento), en el que se funda la fe de todos los cristianos, tiene su fuente
definitiva en Dios-Padre, que da testimonio de Cristo como Hijo suyo.

En la catequesis anterior hemos hablado ya de esto refirindonos a los textos
del Evangelio segn Mateo y Lucas. Nadie conoce al Hijo sino el Padre (Mt
11, 27). Nadie conoce quin es el Hijo sino el Padre (Lc 10, 22).

2. Este testimonio nico y fundamental, que surge del misterio eterno de la vida
trinitaria, encuentra expresin particular en los Evangelios sinpticos, primero
en la narracin del bautismo de Jess en el Jordn y luego en el relato de la
transfiguracin de Jess en el monte Tabor. Estos dos acontecimientos
merecen una atenta consideracin.

3. En el Evangelio segn Marcos leemos: En aquellos das vino Jess desde
Nazaret, de Galilea y fue bautizado por Juan en el Jordn. En el instante en
que sala del agua vio los cielos abiertos y el Espritu, como paloma, que
descenda sobre l, y una voz se hizo (oir) de los cielos: T eres mi Hijo, el
Amado, en quien tengo mis complacencias (Mc 1, 9-11).

Segn el texto de Mateo, la voz que viene del cielo dirige sus palabras no a
Jess directamente, sino a aquellos que se hallaban presentes durante su
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bautismo en el Jordn: Este es mi Hijo amado (Mt 3, 17). En el texto de Lucas
(cf. Lc 3, 22), el tenor de las palabras es idntico al de Marcos.

4. As, pues, somos testigos de una teofana trinitaria. La voz del cielo que se
dirige al Hijo en segunda persona: T eres... (Marcos y Lucas) o habla de l
en tercera persona: Este es... (Mateo), es la voz del Padre, que en cierto
sentido presenta a su propio Hijo a los hombres que haban acudido al Jordn
para escuchar a Juan Bautista. Indirectamente lo presenta a todo Israel: Jess
es el que viene con la potencia del Espritu Santo: el Ungido del Espritu Santo,
es decir, el Mesas/Cristo. l es el Hijo en quien el Padre ha puesto sus
complacencias, el Hijo amado. Esta predileccin, este amor, insina la
presencia del Espritu Santo en la unidad trinitaria, si bien en la teofana del
bautismo en el Jordn esto no se manifiesta an con suficiente claridad.

LAS SIETE PALLAS SIETE12. Jess muere en la Cruz
(Mt 27,50; Mc 15,37; Lc 23,46-49; Jn 19,30)
Los soldados levantaron Mi Cruz y la colocaron en el agujero preparado.
Desde donde Me encontraba, contempl a la multitud. Intentando ver, con
dificultad con Mis Ojos Hinchados, contempl entonces el mundo. No vi
ningn amigo, entre todos los que se burlaban de M. Nadie vino a
consolarme. "Dios Mo, Dios Mo!. Por qu Me has abandonado?"
Abandonado por todos los que Me amaban. Mi Mirada se pos entonces
sobre Mi Madre. Yo la mir y nuestros corazones hablaron. "Te entrego a
Mis hijos bienamados, para que sean, tambin, tus hijos. T sers su
Madre". (9 de noviembre de 1986)
Recuerdas cuando Yo Estaba en la Cruz?. Cules fueron las Palabras
que dije?. Dije que Ella es tambin su Madre; Ella los ama y se preocupa
por ustedes; Abba les da a aquellos a quien a l le place; acepten lo que
Dios les Est dando.
He gritado desde Mi Cruz. Era Mi ltimo gran grito, el que di cuando
estaba todava en la carne, un grito cargado de sufrimiento, de pena y de
amargura, que resonaba desde las profundidades de Mi Alma, penetrando
en las alturas de los Cielos. l hizo estremecer los cimientos de la tierra y
parti en dos los corazones de los que Me amaban, como desgarr el velo
del templo. Suscit servidores devotos para seguirme, as como despert
a los muertos de sus tumbas, desplazando la tierra que los cubra, tal
como desplaz el mal. Fuertes truenos sacudieron las alturas mismas de
los Cielos, y todos los ngeles se prosternaron, temblando, y Me
adoraron en silencio. Mi Madre, de pie, muy cerca de M, al or Mi grito,
cay de rodillas cubriendo su rostro, baado en lgrimas. Ella llev
consigo este ltimo grito hasta el da de su dormicin... Ella sufri.. (29 de
abril de 1987)
ANDRES FERNANDEZ GARRIDO

Todo se cumpla, la salvacin estaba cerca. He visto los Cielos abrirse y
todos los ngeles se mantenan derechos, en silencio: "Padre Mo, entre
Tus Manos entrego Mi Espritu; Yo Estoy contigo ahora". (9 de noviembre
de 1986)
Estoy embebido de amargura, sufriendo cada vez ms por todas las
iniquidades del mundo, por su maldad, por su deslealtad y por su
egosmo. Mi grito se hace ms fuerte de da en da. Fui abandonado sobre
Mi Cruz, quedndome solo para llevar los pecados del mundo sobre Mis
Hombros, solo para sufrir, solo para morir, derramando Mi Sangre, que ha
cubierto la tierra entera, rescatndoos, Mis bienamados. Ese mismo grito
est ahora sobre la tierra, como un eco del pasado. Es que Yo vivo en
las sombras del pasado? Mi Sacrificio ha sido en vano? Cmo podis
vosotros no or Mi grito desde Mi Cruz? Por qu cerris vuestros odos y
lo hacis desaparecer? (29 de abril de 1987)
ABRAS DE JESS
EN LA CRUZ

Las 7 palabras se
refieren a las siete
frases que
pronunci Nuestro
Seor desde la
Cruz.



no supe lo que yo
Asuncin de la virgen mara perdn de la divina justicia: ten misericordia de
dLa fiesta de la Asuncin de la Santsima Virgen Mara, se celebra en toda la
Iglesia el 15 de agosto. Esta fiesta tiene un doble objetivo: La feliz partida de
Mara de esta vida y la asuncin de su cuerpo al cielo.
En esta solemnidad de la Asuncin contemplamos a Mara: ella nos abre a la
esperanza, a un futuro lleno de alegra y nos ensea el camino para alcanzarlo:
acoger en la fe a su Hijo; no perder nunca la amistad con l, sino dejarnos
iluminar y guiar por su Palabra; seguirlo cada da, incluso en los momentos en
que sentimos que nuestras cruces resultan pesadas. Mara, el arca de la
ANDRES FERNANDEZ GARRIDO

alianza que est en el santuario del cielo, nos indica con claridad luminosa que
estamos en camino hacia nuestra verdadera Casa, la comunin de alegra y de
paz con Dios. Homila de Benedicto XVI (2010)













Misterio de "El Nio perdido y hallado en el templo" para meditar en el
rezo del Santo Rosario

Gracias del misterio de Jess hallado en el templo, descended a mi alma y
convertidla.

Te pedimos, Seor, proclamar continuamente tu misericordia con la
bienaventurada Virgen Mara, y experimentar la proteccin de aquella a quien
llamamos Reina para los pecadores, Camino para el encuentro con Cristo y
Madre de misericordia con los pobres.

1. Cuando (Jess) tuvo doce aos, subieron ellos (a Jerusaln) como de
costumbre a la fiesta. (Lc. 2, 42).
2. Y pasados los das, al regresar ellos, el Nio Jess se qued en Jerusaln
sin que sus padres se dieran cuenta. (Lc. 2: 43).
3. Y al no dar con l, se volvieron a Jerusaln, sin dejar de buscarlo. Al cabo de
tres das lo hallaron en el Templo. (Lc. 2, 45-46).
4. Sentado en medio de los doctores, escuchndoles y haciendo a la vez sus
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preguntas. (Lc. 2, 46).
5. Todos los que le escuchaban estaban asombrados de su talento y de las
respuestas que daba. (Lc. 2, 47).
6. Hijo mo, por qu te has portado as con nosotros? Tu padre y yo te
buscbamos llenos de angustia. (Lc. 2, 48).
7. Por qu me buscabais? No sabais que yo debo ocuparme en los asuntos
de mi Padre?. (Lc. 2, 49).
8. Pero ellos no comprendieron el alcance de sus palabras. (Lc. 2, 50).
9. Descendi Jess con ellos, fue a Nazaret y les estaba sumiso. (Lc. 2,51).
10. Jess creca en sabidura, en edad y en gracia delante de Dios y de los
hombres. (Lc. 2, 52).


Entre este acontecimiento y el precedente median doce aos, y dieciocho
pasarn hasta el siguiente. En torno a l reina el silencio que guarda la
Escritura sobre la infancia, la juventud y los primeros aos de la edad adulta de
Cristo. Salvo lo que cuentan los Evangelios acerca de la primera infancia, no
omos nada acerca de estos treinta aos. Slo destaca un suceso: que Jess,
a los doce aos, cumple el precepto de la Ley y realiza su primera
peregrinacin a Jerusaln. All se queda en el templo, sin que lo sepan los
suyos, y Mara se angustia por su hijo. El modo como, al fin, lo encuentra -
sentado en medio de los doctores, oyndolos y preguntndoles- debe de
haberle procurado una mayor zozobra, pues, al preguntarle, apenada: Hijo,
por qu has hecho esto?, recibe esta respuesta: Por qu me buscabais?
No sabais que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?. La profunda
vinculacin maternal de Mara con su hijo es afectada aqu por algo poderoso
que lo aleja de ella: la voluntad del Padre. Qu difcil esto y qu grande el
desconcierto que agita su corazn lo indica la frase siguiente: Ellos no
comprendieron lo que les deca (Lc 2, 46, 50).
Esto se repite espiritualmente en cada vida creyente. Siente a Cristo como
suyo; est cierta de l en la fe y participa en su vida mediante el amor. Pero
luego l desaparece, a menudo de repente y sin motivo alguno. Se crea una
distancia. Surge un vaco. La persona se siente abandonada. La fe le parece
una locura. La esperanza tiene que conservarla contra toda esperanza. Todo
se vuelve difcil, penoso, sin sentido. Debe continuar sola y seguir buscando.
Pero un da vuelve a encontrar a Cristo, y entonces se le hace patente el poder
de la voluntad del Padre, al que ella pertenece.
Guardini, Romano, Orar con... El Rosario de Nuestra Seora, Descle de
Brouwer, Bilbao, 2008, p. 113.

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LA CELEBRACIN DEL MISTERIO CRISTIANO
1322 La Sagrada Eucarista culmina la iniciacin cristiana. Los que han sido
elevados a la dignidad del sacerdocio real por el Bautismo y configurados ms
profundamente con Cristo por la Confirmacin, participan por medio de la
Eucarista con toda la comunidad en el sacrificio mismo del Seor.
1323 "Nuestro Salvador, en la ltima Cena, la noche en que fue entregado,
instituy el Sacrificio Eucarstico de su cuerpo y su sangre para perpetuar por
los siglos, hasta su vuelta, el sacrificio de la cruz y confiar as a su Esposa
amada, la Iglesia, el memorial de su muerte y resurreccin, sacramento de
piedad, signo de unidad, vnculo de amor, banquete pascual en el que se
recibe a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la gloria
futura" (SC 47).
I. La Eucarista, fuente y culmen de la vida eclesial
1324 La Eucarista es "fuente y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11). "Los
dems sacramentos, como tambin todos los ministerios eclesiales y las obras
de apostolado, estn unidos a la Eucarista y a ella se ordenan. La sagrada
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Eucarista, en efecto, contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir,
Cristo mismo, nuestra Pascua" (PO 5).
1325 "La comunin de vida divina y la unidad del Pueblo de Dios, sobre los que
la propia Iglesia subsiste, se significan adecuadamente y se realizan de manera
admirable en la Eucarista. En ella se encuentra a la vez la cumbre de la accin
por la que, en Cristo, Dios santifica al mundo, y del culto que en el Espritu
Santo los hombres dan a Cristo y por l al Padre" (Instr. Eucharisticum
mysterium, 6).
1326 Finalmente, por la celebracin eucarstica nos unimos ya a la liturgia del
cielo y anticipamos la vida eterna cuando Dios ser todo en todos (cf 1
Co 15,28).
1327 En resumen, la Eucarista es el compendio y la suma de nuestra fe:
"Nuestra manera de pensar armoniza con la Eucarista, y a su vez la Eucarista
confirma nuestra manera de pensar" (San Ireneo de Lyon, Adversus
haereses 4, 18, 5).






La crucificacion
El juicio y muerte de Jesuscristo es narrado de formas que algunos consideran
contradictorias debido a que los detalles mencionados en los Evangelios no
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son coincidentes entre s. La tradicin cristiana ha convertido estos detalles en
una narracin que se complementa creando un cuadro general denominado "la
Pasin".
Segn los Evangelios sinpticos, tras su detencin Jess fue llevado al palacio
del sumo sacerdote Caifs, pero, segn el Evangelio de Juan fue llevado
primero ante Ans,
3
donde fue interrogado. La tradicin juda consigna la
crueldad de la clase dirigente saducea: Ay de m por la casa de Jann [Ans],
ay de m por sus calumnias!. (Talmud, Pes. 57.). Jess habra sido
condenado a muerte, segn unos evangelios, por el entero Sanedrn reunido;
segn otros, solo por allegados al sumo sacerdote.
4

Segn los evangelios sinpticos Jess habra sido ejecutado el mismo da de la
Pascua juda, mientras que en el evangelio segn Juan fue en la vspera de
esa fiesta. La Enciclopedia Judaica explica: "Tenemos que suponer que Jess
celebraba el festival la vspera, de acuerdo con la costumbre galilea, en caso
de que la festividad tuviera que coincidir con el sbado. Pues segn el
concepto de [la escuela farisea de Shamay], prevaleciente en Galilea, el
sacrificio del cordero pascual era un sacrificio particular y no era admisible en
sbado".
5

Luego de hallarlo culpable de blasfemia fue entregado en manos de los
romanos.
6

7
A la maana siguiente, pues los juicios romanos se hacan antes
del medioda, Jess fue llevado ante Poncio Pilatos, el praefectum-procurator
romano.
8
El Evangelio de Lucas aade que Pilato envi a Jess ante Herodes
Antipas, tetrarca de Galilea, que se encontraba de visita en Jerusaln, algo
histricamente correcto, ya que en la ley romana la jurisdiccin corresponda al
lugar de origen del acusado. Herodes lo mand de nuevo a Pilato al no hallarlo
culpable de nada.(Lc 23:1-25). A pesar de lo anterior, la corona puesta sobre
Jess y el letrero del cargo indican que fue condenado a morir en la cruz bajo
el cargo de sedicin, al considerarse que se haba proclamado rey, lo que
significa la aplicacin de la Lex Iulia Lesae Maiestatis promulgada por Tiberio
Csar aos antes.
La actitud misericordiosa y vacilante de Pilatos descrita en los evangelios,
contrasta drsticamente con lo descrito por Flavio Josefo sobre su personalidad
violenta y actos de extrema crueldad. Adems, el episodio que presenta a
Pilatos otorgando al pueblo la decisin de liberar o condenar por aclamacin a
un reo, acusado abiertamente de sedicin, viola la ley romana y carece de
precedente. La supuesta "costumbre de liberar a un preso en las fiestas"
tampoco ha sido consignada por fuentes histricas judaicas como Josefo o
el TalmudA CORONACIN DE LA VIRGEN MARA COMO REINA DEL
UNIVERSO
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Pablo VI dice en su Exhortacin Apostlica Marialis cultus: La solemnidad de
la Asuncin se prolonga jubilosamente en la celebracin de la fiesta de la
Realeza de Mara, que tiene lugar ocho das despus y en la que se contempla
a Aquella que, sentada junto al Rey de los siglos, resplandece como Reina e
intercede como Madre. Se subraya as el vnculo profundo que existe entre la
Asuncin y la Coronacin de la Virgen. En esa misma lnea de pensamiento, el
Concilio Vaticano II, en su Constitucin sobre la Iglesia, enumera las grandezas
de la Madre de Jess, que culminan en su coronacin: Los Apstoles
recuerda, antes de recibir el Espritu Santo el da de Pentecosts,
perseveraban unnimes en la oracin con Mara, la Madre de Jess. Tambin
Mara imploraba con sus oraciones el don del Espritu, que en la Anunciacin
ya la haba cubierto a ella con su sombra. Finalmente, la Virgen Inmaculada,
preservada inmune de toda mancha de culpa original, terminado el decurso de
su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial, y fue
ensalzada por el Seor comoReina universal con el fin de que se asemejase
de forma ms plena a su Hijo, Seor de seores y vencedor del pecado y de la
muerte (Lumen gentium, 59).
Po XII, en su Encclica sobre la Realeza de Mara, expona que el pueblo
cristiano, desde los primeros siglos de la Iglesia, ha elevado suplicantes
oraciones e himnos de loa y de piedad a la Reina del Cielo, tanto en sus
tiempos de felicidad y alegra como en los de angustia y peligro; y que nunca
fall la esperanza en la Madre del Rey divino, Jesucristo, ni languideci la fe
que nos ensea que la Virgen Mara, Madre de Dios, reina en todo el mundo
con maternal corazn, y est coronada con la gloria de la realeza en la
bienaventuranza celestial.













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