Documentos de La Ifa PDF
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DE LA
INTERNACIONAL
DE
FEDERACIONES
ANARQUISTAS
Desde que las maquinaciones del bloque autoritario en el seno de la
Asociacin Internacional de los Trabajadores dieron al traste con los
anhelos revolucionarios y emancipadores de la clase obrera mundial, los
antiautoritarios de todas las latitudes han intentado coordinar sus esfuerzos
para abatir el sistema social existente de dominio y explotacin.
En 1872, delegados de varios pases se dieron cita en Saint-Imier para
celebrar un congreso que fijara las lneas de accin del anarquismo social
y revolucionario: organizacin al margen de la poltica burguesa, mediante
la solidaridad de la accin revolucionaria; todo poder poltico
presuntamente revolucionario es falso, por tanto hay que ir a la destruccin
de cualquier clase de poder poltico; pacto de solidaridad, amistad y apoyo
mutuo; la sociedad ha de fundarse en el trabajo y la libertad: libre
organizacin del trabajo contra las tiranas poltica y religiosa; todo Estado
es injusto y tirnico y debe ser sustituido por la libre federacin de los
grupos productivos fundada en la solidaridad.
En el mes de julio de 1881 se celebr en Londres el que sera el primer
congreso anarquista internacional. Asistieron delegados de frica,
Amrica, Asia y Europa en representacin de alrededor de 50.000
militantes anarquistas. Es un congreso clandestino. Se parte de los acuerdos
de Saint-Imier y se trata, fundamentalmente, de dos asuntos: la violencia
revolucionaria y la creacin de una organizacin internacional
especficamente anarquista. Si bien se lleg a crear un organisn;lO
relacionador, la oleada de represiones gubernamentales desatada en la
poca impidi la celebracin del congreso que dara carta de naturaleza a la
internacional anarquista.
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Hasta 1907 no se pudo reunir otro congreso. Fue celebrado en
Amsterdam durante el mes de agosto. Convocados por los grupos belgas y
holandeses, acudieron delegados de Amrica, Asia y Europa. Se habl,
sobre todo, de sindicalismo y de organizacin anarquista. Se tomaron
decisiones muy flexibles, con las que quedaba clara la realidad del
anarquismo en sus diferentes facetas. Se perfilaron dos grandes corrientes:
la que daba a la accin sindical preponderancia sobre las dems acciones a
emprender y la que, sin quitar importancia a la accin obrera, declara que
sta es un medio para llegar a la anarqua, nunca un fin en s misma. Hubo
unanimidad, en cambio, a la hora de afirmar que anarquismo y
organizacin son ideas complementarias. Se lleg a la creacin de la
internacional anarquista con una oficina de relaciones, con sede en
Londres. Esta oficina desarroll su trabajo durante unos aos. Tras la
Primera Guerra Mundial y el estallido de la Revolucin de Octubre en
Rusia, hubo otras reuniones internacionales. Su corolario fue la
reactivacin en 1922 de la Asociacin Internacional de los Trabajadores,
heredera de la Primera Internacional y del Congreso de Saint-Imier.
Diseada como internacional del sindicalismo revolucionario
(anarcosindicalismo), su actividad llega hasta nuestros das.
En plena Guerra Fra se llevaron a cabo otros intentos de organizacin
internacional estable. El congreso de Londres, celebrado el verano de 1958,
reactiva las relaciones internacionales y, por medio de un boletn interno de
aparicin frecuente, se intercambian opiniones entre las diferentes
federaciones anarquistas. De esta forma se organizar el congreso de
Carrara de 1968.
Marcado por la explosin del movimiento juvenil y por la represin
desatada tanto en el bloque capitalista como en el sovitico, este congreso
supondr el inicio de una organizacin universal estable: la Internacional
de Federaciones Anarquistas. Adems de los estatutos de dicha
organizacin, el congreso debatir sobre una serie de asuntos: movimiento
obrero, revoluciones del siglo XX, bloques imperialistas, religiones,
economa revolucionaria ... Las bases ideolgicas y orgnicas para el
trabajo internacional estaban aseguradas.
Las federaciones anarquistas se vuelven a dar cita en Pars en 1971. Si
bien en este congreso no se lleg a conclusin alguna, los debates
resultaron reveladores de la problemtica por la que atravesaba el
movimiento anarquista.
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En 1978, Yde nuevo en la ciudad de Carrara, se celebra otro congreso.
De l salen interesantes acuerdos sobre bases ideolgicas, cuestiones
cientficas en relacin con la revolucin, el movimiento estudiantil, el
terrorismo y el marginalismo.
Pars ser otra vez, en el otoo de 1986, sede de un nuevo congreso. Se
debati sobre los problemas del momento: luchas de liberacin nacional,
poltica de bloques, militarizacin ... y se trazaron las perspectivas de
transformacin social y lucha anarquista.
En Valencia, en 1990, un congreso analizar la situacin mundial y
tomar un acuerdo sobre la posicin de los anarquistas en el movimiento
obrero, adems de debatir cuestiones de organizacin y redactar un nuevo
pacto asociativo de la LF.A.
El, hasta la fecha, ltimo congreso, se celebr en Lyn en 1997. All,
entre otras cuestiones, se analizaron los mecanismos de dominacin y
explotacin mundiales.
Hemos seleccionado una serie de documentos de estos seis ltimos
congresos, los propios de la LF.A. El criterio ha sido elegir textos que sean
idneos en las luchas actuales. No queremos decir con esto que los que
aqu no aparecen carezcan de utilidad; en absoluto. Simplemente han sido
superados por los acontecimientos o por otros acuerdos posteriores. Por
idntica razn, hemos suprimido algunos prrafos de los acuerdos
publicados.
En cualquier caso, que nadie pretenda encontrar en estos textos recetas
magistrales. Los congresos anarquistas internacionales no determinan
ninguna lnea fija y obligatoria. Son reuniones donde todo el mundo aporta
cuanto sabe y los acuerdos se toman por unanimidad.
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BASES IDEOLGICAS DEL ANARQUISMO SOCIAL,
ORGANIZADOR Y REVOLUCIONARIO
El congreso internacional de federaciones anarquistas, confirmando la
posicin histrica del movimiento anarquista organizado, tomada en la
Conferencia de Saint-Imier, y las resoluciones del Congreso de Carrara de
1968, tomando en consideracin las aportaciones de las federaciones y de
los grupos anarquistas adherentes a la I.F.A., considera, despus del
correspondiente estudio, que las bases ideolgicas, tcticas yde
organizacin establecidas por nuestros tericos (Bakunin, Kropotkin,
Malatesta, Rocker y otros) histricamente confirmadas por las experiencias
de las luchas sociales y revolucionarias de los pueblos y los trabajadores,
particularmente por la Comuna de Pars, la Revolucin rusa y la
Revolucin espaola, son valederas y de actualidad.
Estos principios son los siguientes:
-Negacin de toda autoridad y de toda clase de poder.
-Negacin de la jerarqua.
-Negacin de las leyes jurdicas.
-Libertad, igualdad, solidaridad, justicia social, pacto libre, libre
iniciativa, atesmo, antimilitarismo, internacionalismo, descentra-
lizacin, autonoma, federalismo, autogestin y comunismo liberta-
rio.
La negacin de la autoridad y de toda clase de poder es el principio
esencial y el signo distintivo del anarquismo y del movimiento anarquista.
Los otros principios libertarios resultan de esta negacin de la autoridad y
del poder.
El poder asume tres formas distintas en la sociedad actual:
-Poder econ6mico representado por la propiedad y por el capital.
-Poder poltico expresado por el Estado, los partidos polticos y los
grupos de presin.
-Poder espiritual y moral ejercido por las religiones y las iglesias,
igualmente por todos los organismos e instrumentos de informacin,
de educacin, de instruccin, de orientacin y de dominacin
espiritual, cultural y moral.
El poder, toda clase de poder, se traduce por la explotacin del hombre
por el hombre y por la opresin del hombre por el hombre, opresin y
dominacin material, espiritual, moral y tambin fsica. Estas tres formas
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de poder estn orgnicamente ligadas entre si y a los privilegios que
condicionan su existencia y de los que, a su vez, derivan.
Por esta razn la posicin social y revolucionaria del anarquismo se
expresa por la lucha irreductible contra todo privilegio, para la igualdad,
asegurada por la posesin social de las riquezas naturales, de los medios de
produccin, de transporte, de intercambio y de reparto de los productos
frutos del trabajo colectivo, por la autogestin de la vida social, poltica,
econmica y cultural.
La libertad, condicin imprescindible para el funcionamiento normal de
todo organismo social y sano; la solidaridad garantizando la fuerza por la
unin y la justicia social: principios nicos de una verdadera moral,
determinan la estructura realmente viable de la futura sociedad libre.
Los principios del anarquismo no sufren cambio alguno, afirman la
incompatibilidad del anarquismo con el marxismo, ya sea ste dogmtico
o no, ya que no cuestiona la cadena lgica del pensamiento que, partiendo
de la teora conduce a la prctica o al reconocimiento del poder estatal, as
como todas las teoras autoritarias representadas bajo una forma liberal, en
estos principios bsicos del anarquismo reafirmados, reconocemos la
posibilidad de efectuar un nuevo anlisis anarquista, siguiendo las
condiciones socio-econmicas contemporneas.
Este anlisis, concebido como crtica anarquista y no como crtica al
anarquismo, puede enmarcarse en el cuadro siguiente no limitativo: anlisis
diferente del siglo XIX, estimando la funcin actual del Estado, de la
composicin y de las relaciones entre las clases, de la evolucin de la
ciencia y de su vulgarizacin, la funcin de esta ltima en el refuerzo de la
alienacin, de la utilizacin de medios de comunicacin de masas por el
Estado y los partidos polticos, de formas alternativas tendentes a
transformar la vida cvtidiana.
La realizacin, la edificacin y funcionamiento armonioso de esta
sociedad, no puede ser sino la obra de los hombres directamente
interesados, es decir de los individuos que por su situacin sQcial o por
motivaciones de carcter ideolgico, son solidarios con la clase
trabajadora.
A la hora de escoger los medios de realizacin de las aspiraciones a la
emancipacin total del hombre, el anarquismo social rechaza el
parlamentarismo y el reformismo. La emancipacin social no podr ser
alcanzada mas que por la accin directa sostenida que conduce a la
revolucin social, es decir la transformacin radical de la sociedad y de
todas sus estructuras.
La espontaneidad revolucionaria es un fenmeno natural y necesario,
pero una de las condiciones esenciales para la realizacin de la meta Hnal
es la existencia de organizacin revolucionaria antes y durante la
revolucin.
Esta necesidad exige la organizacin de fuerzas ideolgicas, la creacin
de grupos libertarios, territorialmente federados, nacional e internacional-
mente, de igual forma que la organizacin de los trabajadores por ellos
mismos, en la empresa, el taller, por profesiones y ramos de produccin,
as como territorialmente a todos los niveles.
(Carrara, 1978)
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EL ANARQUISMO Y EL MARXISMO ANTE LA PRUEBA DE LA
EXPERIENCIA REVOLUCIONARIA DEL SIGLO XX
Preliminar. - El desarrollo del tema, tanto en sus aspectos analticos como
en los crticos, reclamara un volumen y una extensin que necesariamente
habran de rebasar los limites prudenciales de un estudio-dictamen
sometidos a discusin y elaboracin colectiva en un comicio anarquista.
Nos ceiremos, pues, a algunos puntos que consideramos interesantes y
esenciales, por varios conceptos, situando el problema del anarquismo y
del marxismo y, por ende, del marxismo-leninismo, tras anlisis, teniendo
en cuenta las realidades de nuestro siglo, de la experiencia de las
revoluciones ms importantes habidas en su transcurso y hasta nuestra
fecha, e intentaremos hacerlo de la manera ms objetiva y sin detenemos
largamente en honduras de disquisiciones doctrinales, filosficas e
ideolgicas.
El marxismo, desde Marx a nuestro tiempo, ha sido presentado por sus
exgetas con varias interpretaciones novedosas, con la pretensin de
remozarlo y de que pudiera mejor resistir al desgaste y a los impactos de la
crtica.
El marxismo se ha visto obligado a retroceder en su absoluta
concepcin mecanicista de la Historia, producto, en parte, de la abstrusa y
contradictoria filosofa hegeliana. Se ha visto obligado a hacer concesiones
al factor humano en la Historia y al papel que juega en sentido voluntarista
y tambin a dorar, matizndolo superficialmente, su esquema del homo
faber y del hombre nuevo.
Pero entre las aportaciones novedosas al marxismo, despus de la
exgesis de Plejanov, figuran los remedios de lo que se ha llamado
"leninismo", que representa todava una interpretacin ms rgida y ms
cerrada de lo que hay de jacobinismo revolucionario en el marxismo. Si
ste en sus orgenes acepta al decaimiento de las formas de Estado y hasta
su desaparicin en lontananza, el leninismo, a pesar de ciertas reticencias
tericas en cuanto a la perdurabilidad del Estado, afirma y consolida la
existencia de ste, en forma sui generis de transitoriedad y su permanencia.
y en la degradacin estalinista la dictadura del proletariado, en su
manifestacin estatal, es presentada como la "forma ms justa y poderosa
del poder estatal que jams haya existido".
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Por principio el anarquismo, en su negacin completa de la autoridad y
del Estado, sienta una afirmacin vital y perenne de libertad y de la
necesidad de la construccin de una sociedad nueva basada en ella.
Hace resurgir al hombre, al individuo libre, como elemento bsico y
vital de la sociedad, fomentando un permanente movimiento renovador que
tiende constantemente a liberarlo de toda superestructura ajena que lo
envuelva, que sea extraa a s mismo y que dificulte su desarrollo.
No hace de la economa un ente mitolgico. La reduce a la dimensin y
a la escala del hombre y de la sociedad tal como racionalmente pueden
concebir en su evolucin y fases ms optimas de desenvolvimiento.
El anarquismo se subleva contra el determinismo mecanicista como
motor de la historia. Dando la importancia debida al materialismo histrico
y filosfico, mantiene la tesis de las autonomas esenciales y funcionales,
de la presencia de factores cunticos oponindose a la unicidad del
pensamiento, de forma y de estructuras, no poniendo punto final al
progreso ni a la revolucin y admitiendo la espontaneidad y las mutaciones
bruscas revolucionarias. Sostiene que la autoridad nunca puede ser
revolucionaria. Que puede cambiarse de tiranas y de cadenas, pero que,
aunque los tiranos y las dictaduras sean nuevas y nuevas las cadenas,
vivirn tambin encadenados los hombres.
El anarquismo es la insurreccin y la rebelda permanentes y creadoras.
Un caudal de energas renovadoras abriendo va y camino progresivo
desbordando todos los diques de contencin polticos, sociales,
econmicos, tnicos, culturales, ideolgicos y filosficos; barriendo todos
los prejuicios y convencionalismos; sacudiendo todo estancamiento y
constituyendo una revolucin permanente demoledora y constructiva de su
propio mundo, en perenne mutacin y floracin.
Antagonismo fundamental entre el marxismo-leninismo y el
anarquismo
Para la burguesa liberal y democrtica, clase hoy dominante en los
regmenes capitalistas, el Estado es necesario. Para los absolutistas y las
derechas reaccionarias lo es tambin. Igualmente lo apuntalan los partidos
polticos de izquierda y de derecha al aspirar a gobernar y a ocupar el
poder, aunque sea por la plataforma de eleccin al sufragio universal y la
del parlamentarismo que conducen directamente a integrarse al aparato
estatal y a hacerse funcionarios de sus diversos engranajes.
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Para los marxistas-leninistas tambin el Estado, an adoptando la
adjetivacin de "proletario" o "popular", representa una necesidad, si bien
admiten su carcter transitorio, por tiempo indeterminado; y aunque con la
denominacin de "Estado democrtico popular", esa etapa transitoria se
convierte en "dictadura del proletariado", o sea, de hecho, en dictadura del
Partido Comunista nico, trasformndose ste en "dirigente" y en poder
permanente, por encima de la sociedad, de todas las dems organizaciones
sociales y sindicales y ejerciendo el papel de dueo, de inspector y de
observador de todos los organismos, del aparato represivo, de las fuerzas
armadas y policial es, etc.
Slo el sindicalismo revolucionario y el anarquismo niegan de plano la
necesidad del Estado, del gobierno, del parlamentarismo. Por parte del
anarquismo la negacin de la autoridad, su rechazo, su posicin antagnica
frente a ella es total, radical, absoluta, bajo forma y crcter que se
presente, en todo tiempo y an durante los periodos revolucionarios y los
llamados de "transicin".
El Estado, como institucin, no ha existido, como se sabe, en todos los
tiempos. El Estado moderno ha emergido con el hundimiento de los
regmenes feudales y el desarrollo del sistema burgus y capitaiista, de sus
estructuras econmicas, de la propiedad privada, de sus instituciones
jurdicas, de las ideologas burguesas y de la moral basada en el respeto a
la ley, de la desigualdad de clases, pero sobre todo de la propensin al
poder, al autoritarismo y a su centralizacin.
La supresin del poder-autoridad es indispensable para la liberacin de
la sociedad, para su desenvolvimiento. Lo es para la libertad del hombre.
An admitida la premisa equvoca de que el poder fuera de todos, del
pueblo, para que no se reconstituyera, nadie debera disponer de l sobre su
semejante, ni por consentimiento de ste, ni por delegacin temporal, ni
nadie debera abdicar de su parte ante nadie. Menos equvoca, ms clara, es
la formula anarquista: nada de autoridad, nada de gobierno, inexistencia de
poder-mando, del Estado, lo que significa, de hecho, ausencia de toda
coercin, de toda opresin y de toda explotacin.
Ninguna revolucin hasta la fecha ha suprimido el Estado, el poder
La realidad histrica demuestra que ni la Revolucin inglesa, con
Cromwell, ni la Revolucin francesa de 1789-93, ni la de 1848, ni la
Revolucin mexicana de 1910, ni la Revolucin msa de 1917, ni las
revoluciones de los pases del Este llamados de "democracia popular", ni la
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Revolucin china, ni la Revolucin cubana, ni la misma Revolucin
espaola de 1936-1939, han suprimido ni abolido el Estado-poder.
Las corrientes revolucionarias anti-estatales y anarquistas en esos pases
en medio de esas grandes conmociones histricas, han sido minoritarias,
an all donde han tenido ms fuerza e incremento los anarquistas. No han
podido ejercer una influencia decisiva por causas complejas. Y menos
cuando no han querido caer, como se da el caso en la Revolucin espaola,
en la tentacin dictatorial ni dejarse encerrar en el crculo autoritario.
Los marxistas-leninistas (incluidos maostas y trotskistas), en cambio,
aunque ello supone su condenacin irremediable ante el porvenir que, pese
a todo, ser de libertad por ser sta una necesidad biolgica, tica y
esencial en el hombre, en el individuo y vital en la sociedad, aplicando sus
mtodos autoritarios han conseguido un triunfo de poder transitorio, no de
revolucin, que les ha llevado a la instauracin de la dictadura sobre cada
pueblo en que se han adueado de las riendas del Estado y sobre los
trabajadores. stos siguen siendo clase dominada, sometida, divididos en
categoras y controlados por la nueva clase dirigente a travs de la
omnipotencia de los partidos comunistas y de las minoras que los dirigen,
condicionan y manipulan, teniendo en sus manos en esos pases llamados
de democracia popular socialista y comunista, todos los resortes claves de
dominacin y encuadramiento.
A grandes rasgos, como definicin de cada una de las ms importantes
revoluciones producidas en nuestro siglo, llegamos a la siguiente sntesis:
La Revolucin rusa
La Revolucin rusa, con todo lo que pueda representar de paso adelante
dado bajo el impulso del pueblo ruso alzado contra la tirana zarsta y sus
estructuras, es una revolucin traicionada por el marxismo-leninismo y su
excrecencia del ms feroz y exacerbado jacobinismo.
En la U.R.S.S. existe un super-Estado todopoderoso. El Estado
interviene en todo. En la U.R.S.S. existe la desigualdad. Tambin el
asalariado y las diferencias de salario: las categoras salariales.
En la U.R.S.S. existe el dinero. La compra y la venta. El mercado
acaparado por el Estado.
En la U.R.S.S. existe la propiedad estatal. La sola excepcin de los
koljoses, con relativa autonoma, no hace la regla.
El monopolio de la produccin se halla en manos de los cuadros del
Partido. La planificacin es estatal. Las finanzas las monopoliza el Estado.
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En la U.R.S.S. el poder lo ejerce la "nueva clase": el Partido Comunista,
no el pueblo ni tampoco la clase obrera ni las masas populares. Y este
poder es la dictadura del Partido Comunista sobre todos los dems.
A travs de la experiencia de la Revolucin rusa se puede afirmar que,
en la practica, el marxismo-leninismo ha degenerado en un absolutismo
ideolgico y en un sistema concentrado poltico-econmico.
La revolucin marxista-leninista en los pases satlites
Las "democracias populares", inspirndose en el marxismo-leninismo,
con relacin a la U.R.S.S., como se da el caso en Polonia, Hungra,
Bulgaria, Alemania del Este, Rumania, Checoslovaquia -sta a pesar de su
evolucin reciente- y la misma Albania, presentan pocas variantes, en lo
esencial del sistema, de los mtodos, de las estructuras y de la vertebracin
autoritaria de que es modelo tipo el llamado pas de los soviets.
La "democracia popular", la "democracia revolucionaria", como la
"democracia burguesa" o, simplemente, la "democracia" sin adjetivos,
tiene un vicio de origen y un punto esencial comn: cracia, es decir,
autoridad, Estado, gobierno. Sea la autoridad blanca, roja, negra, azul, del
color que fuere, es autoridad, negacin o limitacin de la libertad; algo
absoluta y fundamentalmente incompatible con la anarqua, como lo es el
Estado, no importa como se denomine, y algo igualmente incompatible con
el socialismo de libertad y con el comunismo libertario.
La Revolucin yngoslava
Del caso de Yugoslavia se ha querido por algunos hacer mencin aparte
en el contexto del marxismo-leninismo. Pero si es cierto que en Yugoslavia
existe un mecanismo estructural y funcional menos rgido, no por eso deja
de tener el defecto comn de ser profundamente autoritario.
Existe, s, la autogestin en las empresas de produccin, pero bajo la
inspeccin estatal y sin poder salirse del mecanismo de Estado y de
economa estatal planificada.
Puede comprobarse claramente que, a travs de los comits populares,
de la Constitucin, de las leyes existentes y de la reglamentacin y
procedimientos que se aplican, hay una mayor integracin de las masas al
mecanismo gestor del Estado, alienndolas, y una centralizacin
burocrtica que, de forma centrfuga, absorbe poco a poco la autonoma
local y encuadra la gestin de las empresas y organismos econmicos.
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El dominio reservado y superior del Estado desarrolla el poder efectivo
de ste ltimo sobre los dems organismos y la Federacin entera. La
autogestin est sujeta a caucin y dependencia. Y confiesan los propios
gobernantes yugoslavos que todava existen en ese pas injusticias patentes.
La Revolucin china
Bajo el impulso maosta y a la vez la inspiracin nacionalista y
marxista-leninista, y en la que predomina el elemento campesino como
fuerza de masa potencial, apoyando a los "dirigentes" -en el fondo bastante
pragmticos a pesar de su barniz marxista- adolecen de taras parecidas a las
de la Revolucin rusa.
La estructura del poder estatal ha seguido, bajo la direccin guerrera y
dictatorial, un proceso autoritario y centralizador incontestable. La comuna
autnoma ha sido sacrificada. Y la burocracia de los llamados "comits
revolucionarios", an a travs de la "revolucin cultural", ha extendido las
redes autoritarias locales, provinciales y centrales. China es un pas
"civilmente" militarizado. El Partido Comunista, desmembrado por sus
mismas luchas intestinas, ha perdido influencia. El fraccionalismo armado
ms o menos vinculado al "maosmo", es el que predomina por ahora.
Cuadros "activistas" nuevos y representantes del ejrcito, poco permeados
por el marxismo ortodoxo, preparan sus escaladas al poder. La Revolucin
china, considerada como revolucin social y emancipadora, es tambin una
revolucin abortada.
La Revolucin cubana
La Revolucin cubana no es una revolucin de inspiracin marxista-
leninista en su inicio como tampoco lo fue la revolucin mexicana de 1910.
Pero la Revolucin cubana, en parte propiciada por elementos de
formacin ms o menos pequeo burguesa y nacionalista, poco a poco ha
cado en la rbita terica del marxismo-leninismo, sin verse totalmente
absorbida por l.
El Movimiento del 26 de Julio, con Castro a la cabeza, junto con
Cienfuegos, Che Guevara y otros, tiene ms poder y dinmica
revolucionaria que el Partido Comunista cubano. Pero la Revolucin
cubana est infectada tambin por el virus autoritario. Diversas
circunstancias han influido en la implantacin de un marxismo-leninismo
heterodoxo en Cuba, an as, la mentalidad y la psicologa cubana son
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bastante reacias a asimilar las tesis y las dosis doctrinales especficamdnte
marxistas.
La revolucin cubana es una revolucin de ms pan y de ms libertad,
impulsada por una minora desde la cspide, cuyas directivas han hallado
eco entre el campesinado y entre las capas populares. Es una revolucin
bastante pragmtica, sobre un fondo autoritario y en cierto modo
"patemalista". Ella puede difcilmente desembocar en la emancipacin
efectiva del pueblo y de la clase trabajadora cubana.
Ni el sindicato, ni los trabajadores industriales y campesinos
organizados tienen una influencia determinante en Cuba. La dictadura del
castrismo, que no puede ejercerse en nombre del proletariado, es la que
dispone de todos los resortes autoritarios en el pas y la economa se halla
en sus manos, siendo sujeta, por otra parte, a vaivenes y dependencias de la
fluctuacin internacional. Hoy en da la economa cubana es
principalmente tributara de la U.R.S.S.
En Cuba existen tambin diferencias de salarios, aunque DO tan
importantes como en la U.R.S.S. y en otros pases satlites entre las
categoras salariales.
Cuba es un rgimen estatal, bajo la dependencia de una minora, a pesar
de que, al parecer, quiere defenderse de la plaga parasitaria de la
burocracia.
El poder local en Cuba no es autnomo. Y se halla viciado tambin por
un mecanismo "activista" que reduce, inspecciona y monopoliza sus
funciones.
No obstante, Cuba es un pas ms permeable a las teoras y
experimentaciones de tipo comunista libertario que lo son la U.R.S.S. y
pases satlites.
La Revolucin espaola
La Revolucin espaola de 1936-1939 es la revolucin de mayor
contenido, sentido y significacin libertarias de las que se han producido en
el siglo XX, y podramos decir, sin exageracin, en el curso de la historia.
Lo es ya como lucha consciente de un pueblo y de la clase trabajadora
organizada por su independencia y contra el fascismo. Lo es por la
orientacin y finalidad que se la imprime desde abajo y por la realizacin
directa del pueblo de un tipo netamente libertario, por los organismos que
crea, como las colectividades y las socializaciones, al margen del Estado.
Lo es por la toma de posesin de las tierras, de las fabricas, de los
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instrumentos de trabajo. Por la organizacin de una economa en manos de
los trabajadores. Por la autogestin en fbricas y talleres, en el campo, en
los servicios de transportes y comunicaciones, etc. Por la organizacin no
comercializada del intercambio de productos, abastecimiento y consumo.
Por la creacin, de hecho, de la comuna autnoma local. Por la federacin
de ellas de comn acuerdo. Lo es por el federalismo funcional de
organismos e instituciones, desvinculados del Estado. Lo es por la
abolicin de la propiedad privada, hecha efectiva en muchas partes. Lo es
en fin por la responsabilidad directa que asume la organizacin sindical de
los trabajadores aliados C.N.T.-U.G.T. independientemente del Estado y de
los partidos polticos en la gestin, administracin y funcionamiento de los
rganos ms vitales de la sociedad.
La Revolucin espaola adquiere este carcter libertario y esa
responsabilidad revolucionaria social verdadera debido principalmente a la
densidad de penetracin y de saturacin anarquista en el pueblo espaol y
en la parte ms dinmica y consciente del proletariado organizado en la
Confederacin Nacional del Trabajo, organizacin sindicalista
revolucionaria, federalista, anti-estatal y de finalidad comunista libertara y
debido a la presencia activa de la Federacin Anarquista forica, del
movimiento libertario espaol y de los anarquistas y simpatizantes en
general.
Pero as como la C.N.T. y la p.A.!. se esforzaban en imprimir carcter y
contenido fundamentalmente libertario a la Revolucin espaola, los
partidos polticos hacan todo lo posible para frenada, y el Partido
Comunista para saboteada.
Los partidos, republicanos y democrticos, incluido el Partido Sociaiista
Obrero Espaol, no queran ir ms lejos de una revolucin de signo
pequeo-burgus. El Partido Comunista por otra parte, viendo que no poda
controlar la revolucin, ni dade un carcter marxista-leninista, cosa que
tampoco le interesaba a la U.R.S.S. en aquella coyuntura histrica, se
dedic a destrozar las realizaciones colectivistas y a revalorizar los
organismos estatales que el impulso revolucionario popular haba
quebrantado y que todava se hallaban en pie.
La Unin General de Trabajadores, central sindical reformista, influida
por los-socialistas, por su parte segua reticente a las audacias e iniciativas
revolucionarias de la C.N.T. encaminadas a una transformacin social
efectiva. Eran ms bien los propios obreros de la U.G.T., que
prescindiendo de las consignas oficiales de los dirigentes ugetistas,
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secundaban con cierto entusiasmo las iniciativas de la C.N.T. No obstante,
el anarquismo no lleg nunca en Espaa, a pesar de su potencialidad, a
poder ser una fuerza determinante para que la revolucin pudiera triunfar.
Lo realizado por la Revolucin espaola, bajo el impulso del
anarquismo y de la parte ms dinmica de los trabajadores y del pueblo
espaol, en materia social, econmica, cultural y de organizacin bsica de
la nueva sociedad, tiene profunda significacin libertaria y deja huella
indeleble en la Historia. Es una cantera de estudio y de reflexin para todos
los revolucionarios sinceros.
La Revolucin espaola no pudo dar toda la medida de s misma. Le
falt tiempo material. Fue aplastada, aunque no vencida, por la cruzada
reaccionaria y el fascismo internacional, antes de que pudiera adquirir
mayor volumen y extensin y dar frutos ms maduros.
La Revolucin espaola es la que ha tenido menos densidad autoritaria
gracias al potente movimiento de la C.N.T. y de la FAJ., de los
anarquistas organizados, gracias a su dinmica de actuacin, a su sentido
realista (sin dejar de incurrir en algunos errores, en parte explicables),
influyendo en las masas populares y estimulndolas a la gestin directa de
la economa y de la vida social, en las nuevas formas sociales de
convivencia libre y solidaria.
La Revolucin espaola no ha adquirido carcter jacobino o totalitario
marxista-leninista, sobre todo a causa de la presencia y de la accin del
movimiento libertario espaol y de su enfrentamiento constante con el
Partido Comunista.
La Revolucin espaola, an subsistente el Estado republicano en la
zona geogrfica de Espaa libre de las garras del fascismo, es una
revolucin que tiende a la anulacin del Estado, a la instauracin de una
sociedad de productores libres, administrada directamente por los
trabajadores, sin exclusivas directivas o dirigentes de partidos, sin el
totalitarismo de un partido nico y sin una dictadura transitoria a base de l
o de otros. Tanto en la finalidad, como en la plasmacin real y su
orientacin, la Revolucin espaola va ms all de lo que fue y significa
histrica, social y revolucionariamente la propia Comuna de Pars de 1871
y cuantas revoluciones posteriores se han producido.
La Revolucin e~paola es una revolucin inacabada y latente, que
conservar perennemente sus caractersticas singularmente originales y su
profundo sentido libertario.
18
La defensa de la revolucin
La defensa de la revolucin no debe ser cosa exclusiva del proletariado
revolucionario estableciendo una dictadura. Ella ha de interesar a todo ei
pueblo y a l debe ser confiada. De esa defensa, se quiera o no se quiera, se
manifestar, naturalmente, el papel de cada una de las fuerzas o minoras
revolucionarias ms activas y capaces de hacer sentir su presencia. La
eliminacin de las mismas por la ms potente, con miras a la obtencin y al
monopolio del poder revolucionario exclusivista, originar siempre el
quebrantamiento del impulso revolucionario verdadero; el debilitamiento
de la accin directa masiva popular y, por otra parte, desencadenar las
luchas intestinas ms feroces, la marcha galopante hacia la dictadura. Una
revolucin, para ser tal y salvarse, sin frustraciones ni retrocesos, debe
evitar la creacin del poder poltico, de la dictadura transitoria y de la
institucionalizacin de los mismos.
La existencia de las minoras revolucionarias debe ser respetada y
llegarse a una coexistencia sobre el convenio formal de supresin de todo
poder, autoridad u organismo estatal y de gobierno.
La revolucin social, para ser revolucin social verdaderamente
transformadora y emancipadora, que termine con las diferencias de clase,
con la esclavitud econmica y con la opresin poltica, debe arrancar de
esta premisa esencial. El postulado axiomtico anarquista de que la
existencia de la autoridad es la anttesis de la libertad, tuvo ayer, tiene hoy
y tendr maana validez permanente.
Toda revolucin que tenga que recurrir a la dictadura o al poder estatal
para manifestarse, ser ahogada o degenerar.
Ejrcito o pueblo en armas?
Lo mismo para un pueblo que para una revolucin, aunque parezca
paradjico, la amenaza mayor constituye su llamado aparato de defensa, si
ste es el ejrcito. El ejrcito, si no lo utiliza directamente o por va
interpuesta, tiene los resortes de un poder permanente en potencia. Su
subordinacin al aparato civil dominante es de circunstancia y nunca
incondicional. Y detrs del ejrcito asomar siempre el perfil del dictador,
siendo el dictador muchas veces teledirigido por conocidas u oscuras
fuerzas o grupos de presin financiera o por coaliciones de poder
enarbolando estandartes de ideologas fascistas, "patriticas", racistas o
"revolucionarias". Toda democracia sucumbe finalmente, en los momentos
cruciales y difciles, bajo la bota del golpismo militar. Toda revolucin ha
19
de chocar y de enfrentarse a lo largo de la historia con el ejrcito y la
fuerza armada, con el aparato represivo estatal o dictatorial. Perdurar en la
U.R.S.S. y en China ms el ejrcito que el proprio Partido Comunista. Y
los golpes contrarrevolucionarios (no decimos contra-totalitarios) lo mismo
en esos que en otros pases, vendrn de mandos militares coaligados, tan
peligrosos para el pueblo, para los trabajadores y para las libertades
humanas, como las mismas "direcciones colegiales ejecutivas" de los
partidos marxistas-leninistas.
El ejrcito "popular", profesional y permanente, sus cuadros en activo o
en reserva, constituyen siempre una emergencia autoritaria, un dispositivo
de poder generador de prepotencia liberticida. Pueblo que tenga formado
un ejrcito nunca podr considerar seguras ni garantizadas sus libertades.
Si los marxistas-leninistas exaltan las virtudes del ejrcito "popular",
los anarquistas no podemos hacerles coro. Debemos rechazar toda forma
de ejrcito, toda militarizacin, aunque se llame revolucionaria. Debemos
rechazar sistemticamente las estructuras militares o paramilitares.
En las milicias populares civiles armadas, no permanentes, las guerrillas
de voluntarios, los grupos o comits de defensa, bajo la vigilancia directa
de los trabajadores y constituidos por ellos sin estructuras contradictorias,
pueden responder a las necesidades de defensa armada de la revolucin y
contra el "golpismo" contrarrevolucionario, sin perder de vista nunca, que,
an as, no pueden dejar de ser consideradas como un mal menor.
La misma formula vaga de "pueblo en armas" har comprensible que la
revolucin no se halla consolidada ni segura. Solo estar cuando el pueblo
pueda vivir libre y en paz y armona, sin estamentos armados que lo
defiendan, por ser l consciente y efectivamente capaz de defenderse por s
mismo de todo enemigo interior y exterior.
Relatividad de la eficacia
Frente a los anarquistas, los marxistas-leninistas, ante lo que consideran
un triunfo de sus mtodos en la U.R.S.S. y en otras partes, esgrimen el
argum,ento de la validez y de la superioridad de los mismos, de su eficacia,
desde el punto de vista revolucionario.
Los anarquistas, aseveran, no han ganado ninguna revolucin. Sus
mtodos de lucha son infantiles. Nosotros, dicen, podemos presentar los
ejemplos de tina revolucin triunfante en la U.R.S.S., gracias sobre todo al
Partido Comunista y a su papel de dirigente.
20
Este argumento es falso. Primero, porque la revolucin rusa no es la
obra exclusiva del Partido Comunista, sino del pueblo ruso. Segundo,
porque el Partido Comunista se ha impuesto al pueblo con su dictadura.
Tercero, porque el triunfo es del Partido Comunista estrangulando a la
revolucin rusa popular y encadenando de nuevo al pueblo, despus de
haber abatido el zarismo.
Nadie puede afirmar seriamente que el marxismo-leninismo haya
liberado el pueblo ruso ni al ciudadano ruso.
A la distancia de cincuenta aos de su triunfo, el Partido Comunista no
ha podido todava reconocer algunas libertades esenciales y derechos
elementales reconocidos hasta en los mismos regmenes estatales y
capitalistas, como por ejemplo, la libre expresin del pensamiento, el
derecho de asociacin libre, el de reunin, el de propaganda, ete.
La eficacia de los mtodos marxistas-leninistas-estalinistas, desde el
punto de vista de la libertad y del respeto a la personalidad humana,
despus de cincuenta aos de experiencia real marxista-leninista-
estalinista, queda desmentida prcticamente.
El anarquismo, es cierto, no ha triunfado an en ningn pas, pero no
puede triunfar si el pueblo y el individuo no triunfan, si los hombres y la
sociedad no se liberan por s mismo y demuestran su capacidad, su aptitud
y su voluntad de ser libres y, por tanto, no podra achacrsele fracaso
semejante.
La experiencia de la eficacia de los mtodos de libertad preconizados
por el anarquismo, el valor de los mismos en sus aplicaciones parciales,
reales y prcticas, all donde se han ensayado, en condiciones ambientales
an no suficientemente maduras para una plena y vasta experimentacin
anrquica popular, manifestndose conscientemente y de manera
espontanea, no dirigida, queda intacta. Su valor permanente representa una
promesa y una esperanza, una confianza, tambin sobre el devenir humano
y sobre un porvenir formado y forjado por la razn, la consciencia, la
ciencia, la capacidad, el equilibrio sano y vital del hombre integralmente
considerado, dueo de s mismo y de su destino, de las propias
revoluciones que desencadena, de las transformaciones que crea, y no
mecanismo o autmata de las fuerzas ciegas y fatales, de los mitos o de las
instituciones, de las estructuras esclavistas y autoritarias que hasta hoy han
predominado en la historia e impedido a la humanidad vivir en paz, libre y
feliz, en medio de la abundan::ia y practicando la solidaridad y el apoyo
mutuo.
21
Marxismo y anarquismo
Es necesario puntualizar que el anarquismo y el marxismo son
diferentes y totalmente opuestos desde sus orgenes, no pudindose
plantear un marxismo bueno con el que podramos encontrar alianzas y
lugares comunes. La aplicacin actual del marxismo no es ninguna
desviacin, es la realidad del marxismo.
Por su carencia de nueva moral y su destruccin del individuo en
beneficio de una clase privilegiada, el marxismo es incapaz de ofrecer
soluciones vlidas a la humanidad. El anarquismo en su universalidad,
posee una economa, una poltica y una moral que le caracterizan. Querer
mezclar el marxismo y el anarquismo es desconocer profundamente el
anarquismo.
En este sentido, no concebimos ninguna similitud entre el anarquismo y
el marxismo.
Conclusiones
El marxismo ha contribuido, sin duda, a la crtica de la economa y de la
sociedad burguesa, poltica y jurdica, de lo que no tiene la exclusiva, pues
otros crticos no marxistas, entre ellos los llamados socialistas utpicos y
los pensadores y socilogos anarquistas y de otras escuelas, han
contribuido tambin seriamente a ella e incluso algunos se han anticipado a
Marx y a Engels y, naturalmente, al mismo Lenin, en esa critica y en la
formulacin de algunas de las teoras de las cuales el mismo marxsmo se
ha apropiado o desarrollado. Pero el marxismo, an dentro de su crtica al
rgimen burgus, ha contribuido a levantar el cuIto de la economa poltica,
deus ex machina para l, del desarrollo de la Historia, despreciando el
factor humano y subordinndolo al mecanismo y al determinismo fatalista
de las fuerzas econmicas.
El marxismo-leninismo-estalinismo ha sido un destructor de
"ideologas" para convertirse, en la practica, en un monopolizador de un
super-monismo ideolgico permanente y estereotipado.
El marxismo ha sido incapaz de crear, de formar, de engendrar, de
cimentar, de definir, y de hacer vivir nuevos valores humanos de libertad,
de dignidad individual, de tica libre, sin sancin ni obligacin, de
humanismo solidario y de convivencia social sin autoridad.
Se puede hablar de bancarrota y de fracaso del marxismo-leninismo?
lil 22
IIII1I1
Desde el punto de vista revolucionario de instauracin del socialismo y
del comunismo por medio de la "dictadura del proletariado" y del ejercicio
del poder o gobierno por los marxistas leninistas, la respuesta es
afirmativa. Su fracaso es rotundo.
Ni los mtodos, ni las tcticas, ni la estrategia marxista-leninista, ni su
lnea de conducta, ni sus esquemas y fundamentos doctrinales conducen al
socialismo ni al comunismo libres ni a la lberacin efectiva de los
hombres y de los pueblos. Su fracaso es tan patente y evidente como el de
la social-democracia reformista y de la democracia burguesa para crear una
sociedad justa y libre de respeto total a la personalidad humana y de
dignificacin del individuo.
El anarquismo sigue y seguir asumiendo, cara al porvenir, un papel
considerable y trascendente dentro de la Humanidad y en las
transformaciones y revoluciones sociales del futuro.
El anarquismo, sin ignorar las influencias del materialismo histrico,
coloca al hombre como factor primordial y esencial de su proprio destino
individual y social como impulsor y motor de la Historia. Como ser
pensante y consciente, como voluntad actuante, como poder transformador,
en biologa social, para crear su proprio medio, con los recursos de la
Naturaleza de que dispone, con la utilizacin y transformacin de los
mismos, por medio de su esfuerzo y de su trabajo, de su saber, de su
tcnica y de su ciencia, apoyndose en una nueva moral humanista y
solidaria e imprimiendo al desarrollo histrico su intenso ritmo voluntarista
avivndolo con sus propias fuentes de inspiracin y plasmando en lo real
las formas modlicas de las nuevas estructuras sociales perfectible s, '"
siempre en progresin ascendente hacia el ms all ilimitado de bienestar y
armona universal.
Pero el error ms fuerte de los anarquistas sera adormilarse o detenerse
sobre la marcha; perder su combatividad de luchadores por la libertad;
dejar mellar su voluntarismo revolucionario y desconocer el valor ofensivo,
defensivo y creador del movimiento anarquista en accin permanente, de la
organizacin federativa y autnoma especficamente anrquica, del
impulso individual y colectivo mancomunado en un medio ambiente
anrquico o por anarquizar.
Los anarquistas han de manifestarse en el presente y en el futuro con
mayor impulso y energa anrquicos, para hacer frente a las realidades
nuevas, a la vanguardia de todos los otros movimientos revolucionarios,
dando pruebas constantes de su capacidad constructiva y fieles eficazmente
23
a los principios fundamentales del anarquismo, que tiene valor actual y
perenne.
Solo as los anarquistas estaremos a la altura del gran papel histrico
llamado a jugar por el anarquismo militante. Solo as contribuiremos a que
sea realidad la aguda, lcida y esperanzadora profeca de Bovio:
"Anrquico es el pensamiento y hacia la anarqua va la historia" ..Que esto
sea realidad en la humanidad y en el tiempo, depende principalmente de los
propios anarquistas y de su permanente e incesante accin y esfuerzo
anrquico en los das venideros.
(Carrara, 1968)
24
PERSPECTIVA PARA UNA REVOLUCIN SOCIAL DE
INSPIRACIN ANARQUISTA
El sindicalismo contemporneo y el anarqnismo
El sindicalismo actual en el mundo entero (excepcin hecha del
anarcosindicalismo y como ejemplo la C.N.T. de Espaa), se ha convertido
en una estructura de integracin al sistema capitalista, privado o estatal:
Correa de transmisin de los partidos polticos (Francia, Espaa, Italia),
engranaje estatal (pases del Este y Escandinavia), corporativo sin
perspectivas generales ni siquiera reformistas (U.S.A.), o las tres opciones
a la vez como en Alemania.
La finalidad de los anarquistas es la revolucin social y el comunismo
anarquista, utilizando la accin directa antiparlamentaria y el federalsmo
autogestionario.
Las comnnidades y las cooperativas rurales y urbanas en el marco de
la sociedad actual y su cometido.
La filosofa y la accin revolucionaria anarquistas tienen por finalidad
la liberacin del individuo y la emancipacin de la humanidad.
Existen dentro de nuestra sociedad dos fenmenos que forman parte de
la expresin y de la accin libertaria: las comunidades y las cooperativas.
-Las comunidades libertarias buscan la forma de suprimir las
relaciones autoritarias entre los individuos sobre el plano afectivo
y humano.
-Las cooperativas estn limitadas a la produccin y al reparto de
bienes de consumo. Se conocen dos formas:
a) Las cooperativas del siglo pasado, por ejemplo los falansterios,
creadas con el fin de intentar esbozos de socialismo libertario, han
degenerado por una burocratizacin interna impuesta por el medio
capitalista que finaliza por digerirlas.
b) Hoy da, en ciertos casos, los trabajadores estn forzados a crear una
cooperativa con el fin de salvaguardar sus empleos. Con esta situacin, el
carcter tomado por el fenmeno cooperativista, puede ir de la autogestin
hasta la burocracia ms compleja, pasando por la convivencia de los dos
aspectos.
Es importante demostrar la convergencia entre esos dos fenmenos
sociales cuyos lmites no son estrictos y se barajan con frecuenci"
Las cooperativas y las comunidades demuestran que la anarqua no es
una utopa, sino que es viable, en el plano de las relaciones entre
individuos, como en el de relaciones de produccin. Por consiguiente esas
cooperativas y esas comunidades son interesantes como valor de ejemplo y
permiten a algunos sustraerse temporalmente de una parte de nuestra
opresin cotidiana. Estos islotes de libertad y de igualdad, no derrumbarn
ellos solos la sociedad capitalista y estatal, que ha sabido en el transcurso
de la historia y por varias veces, dejarlas vivir, cuando stas no la han
puesto en peligro ..
Evidentemente, por el hecho de poner en causa la autoridad, las
tentativas comunitarias y cooperativistas son molestas para el poder del
capital y del Estado, por ello nuestros opresores harn todo lo que puedan
para destruirlas o bien integrarlas en sus ruedas jerrquicas.
Estas formas de liberacin precaria y parcial no hacen la economa de
una revolucin social, que queda como el primer puntal indispensable a
nuestra emancipacin. No condenamos las cooperativas y las comunidades,
se puede comprender que anarquistas participen en ellas, pero su presencia,
an muy desarrollada, no bastar para concretar nuestro ideal. Estos
intentos libertarios no son incompatibles con la penetracin del anarquismo
social en el movimiento obrero, condicin indispensable de la revolucin
social y total.
La juventud y los estudiantes (mocin sobre la educacin)
La cultura actual, para nosotros anarquistas adheridos a la I.EA., es la
expresin y el principal vehculo de los valores morales e intelectuales de
la clase dominante. A estas estructuras autoritarias y represivas, los
anarquistas proponemos ciertas crticas y ejes de lucha frente a la
educacin y a la escuela.
La escuela, adems del sistema selectivo (favoreciendo a los jvenes de
la burguesa) tiende a servir de va muerta para los jvenes que esperan
incorporarse al trabajo.
La sociedad, por conducto de la familia y de la escuela, moldea al
individuo a fin de inculcarle el reflejo de obediencia que aumentarn y
11utilizarn posteriormente el ejrcito y la fbrica.
Partiendo de este anlisis, la Internacional de Federaciones Anarquistas:
-Estimula las iniciativas de la lucha radical para contrarrestar la
funcin y la estructura de la escuela, desechando particularmente su
26
contenido ideolgico, la separacin entre la escuela y el trabajo, la
limitacin, a un perodo de la vida y a una minora, de la instruccin.
-Preconiza el desarrollo de una cultura especficamente anarquista.
Sobre los problemas de las mujeres y su movimiento
La Internacional de Federaciones Anarquistas apoya la rebelin de las
mujeres porque entre los movimientos de protesta, stas llevan una parte
muy importante de la potencialidad libertaria. Por la doble opresin que a
las mujeres se les impone en nuestra sociedad -explotacin econmica y
dominacin falocrtica- sus luchas ponen en evidencia lo nefasto de las
bases fundamentales de la sociedad dominadora:
-El patriarcado y su corolario, la estructura familiar.
-La educacin.
-La sexualidad.
La LF.A. incita al conjunto de sus militantes a emprender una intensa
actividad para impulsar una toma de conciencia poniendo en tela de juicio
la sociedad desde una ptica libertaria. La I.FA. demanda un trabajo real
por todos los grupos federados, de los problemas fundamentales que
plantean las mujeres a travs de sus luchas; la I.F.A. no relega a un
segundo plano el problema de la mujer y no se conformar con una
discusin terica sin una aplicaci,n en la vida cotidiana.
Esperanto
El Congreso sugiere el estudio y la prctica del esperanto para las
relaciones internacionales y para ser utilizado conjuntamente con los otros
idiomas empleados hasta aqu.
(Carrara,1978)
27
ACTITUD DE LA I.F.A. FRENTE AL TERRORISMO, A:. LAS
DIFERENTES FORMAS DE VIOLENCIA, AL "MARGINALISMO"
y A LAS MANIFESTACIONES "REVOLUCIONARIAS"
FOLKLRICAS
La Internacional de Federaciones Anarquistas proclama, para los
anarquistas, la libertad de escoger todo medio de accin que no est en
contradiccin con los principios libertarios y las finalidades perseguidas
por el movimiento. Que sea individual, minoritaria o de masas, violenta o
pacifica, reivindicativa o revolucionaria, legal o clandestina, la accin
anarquista debe reflejar en ella misma la altura moral de los postulados
fundamentales del anarquismo.
El derecho, individual y colectivo, a la insubordinacin, a la revuelta y a
la insurreccin es imprescriptible e incodificable. Es un hecho natural y
espontneo. Los anarquistas, organizados en la LF.A., que se interesan
verdaderamente por el problema de la revolucin, es decir, la supresin del
privilegio econmico, social y cultural, tienen conciencia de que se
emplazarn en una situacin de violencia.
Para los anarquistas, existe un problema tico en la utilizacin de una
violencia que no puede confundirse con la fuerza pblica, legalizada por el ,
poder del Estado y del Capital; no tiene equivalente con la brutalidad que
los referidos imponen diariamente y de forma sistemtica contra los
individuos. Esta violencia del Estado, cuyo fundamento cultural debe
buscarse en el patriarcado, causa de otra violencia, encuentra su expresin
ms consumada a travs de la militarizacin creciente de la sociedad.
La LF.A. rechaza las formas de accin poltica fundadas sobre la
violencia ciega e innecesaria, la ausencia del respeto a la dignidad humana
de sus enemigos mismos y mucho ms de los neutros e inocentes.
Denuncia toda forma de manipulacin, violencia y terrorismo militarista y
estatal, que se profundizan con frecuencia en la accin de organizaciones
polticas, las cuales, hoy perseguidas y luchando en pro de causas justas,
aspiran la mayor parte de ellas, por sus mtodos e ideologas, a constituirse
en futuro poder de Estado.
El recurso a la lucha armada traduce la transformacin de
enfrentamiento de clase en enfrentamiento militar, por una prctica de
guerra entre aparatos especializados, grupos armados y bandas represivas
del Estado. La extensin cotidiana de tales prcticas no demuestra sus
11 xitos, al contrario, contribuye al refuerzo de medidas de represin del
Capital y del Estado, quienes despus de hacer pagar los gastos de la crisis
a los trabajadores, hacen pesar sobre ellos una represin acentuada. Y
resulta suicida esta prctica cuando no se ha trabajado por la creacin .de
una capacidad ofensiva en el movimiento obrero. Los anarquistas no creen
que la propaganda por el hecho, concebida como el despertar mtico de la
conciencia del proletariado siempre dispuesto a la rplica, pueda tener el
menor xito. Si esta lnea poltica se afirmara, no podra ms que
profundizar el foso entre activistas y la poblacin.
La radicalizacin de los enfrentamientos tiene su punto de partida tras
las grandes esperanzas suscitadas por las luchas de 1968-69, cuando la
creatividad popular chocaba contra el muro de su propia impreparacin a la
autogestin, permitiendo el renacer de burocracias neorreformistas de
grupsculos. La incapacidad de hacer la revolucin "enseguida y a no
importa qu precio" ha llevado a numerosos compaeros y militantes de
izquierda o de extrema izquierda a una prctica cotidiana hecha de
compromisos a la sombra de la poltica parlamentaria, a un repliegue
individualista del "dejad hacer", a un repliegue basado en una concepcin
de clandestinidad. Esto es el fruto de concepciones que slo pueden
conducir a un reformismo oportunista o a un extremismo militarizado.
Decimos que es hora de empezar de nuevo la actividad del
revolucionario en el terreno que es suyo, en el seno de las luchas de los
trabajadores y paralelamente de darle cuerpo a la propaganda especfica
anarquista, buscando hacer reconocer la profunda validez de nuestro
pensamiento.
La solidaridad de los anarquistas significa ante todo defender a todos
los que combaten al Capital y al Estado, practicando correctamente la
crtica y no la calumnia hacia estos militantes. Solidaridad y crtica son los
dos aspectos de nuestra tica, porque somos conscientes de que a partir de
la liquidacin fsica de estos militantes, el Estado emprende el ataque
contra todas las actitudes antirreformistas y antiautoritarias.
Los anarquistas afirman que la revolucin social es imprescindible para
la instauracin de una sociedad sin clases, sin Estado ni patriarcado, donde
la violencia haya desaparecido. Por lo tanto, no creemos que las clases
dominantes renuncien a sus privilegios econmicos, sociales y culturales,
sin que estn obligadas a hacerlo. El enfrentamiento violento est por tanto
inscrito en la fase insurreccional, violencia que no puede ser mas que
colectiva, como siempre han sido las revoluciones pasadas.
29
En tanto que movimiento organizado, el anarquismo debe establecer
una estrategia de lucha, basada en la inteligencia, capaz de analizar con
lucidez las lecciones de la historia y la situacin y devenir de nuestra
sociedad. En esto reside el inters fundamental del concepto de accin
directa, ya sea violenta o pacfica, medio de acelerar la toma de conciencia
de las capacidades de auto-organizacin y de auto-emancipacin
colectivas.
Como Errico Malatesta, no estamos de acuerdo con los opuestos a toda
violencia ni con los compaeros partidarios de cualquier violencia. Ni
aprobamos ni condenamos en bloque toda forma de "terrorismo".
Estamos inducidos a constatar que estos actos terroristas son motivados
por otro terrorismo: el que hace prevalecer una clase dirigente sobre el
pueblo; constatamos igualmente que las consecuencias seran negativas o
nefastas sobre el movimiento obrero en general y el movimiento anarquista
en particular. Pensamos que la prctica de la violencia revolucionaria no
puede ser comprendida y aceptada mas que cuando existe paralelamente un
potente movimiento obrero organizado y ampliamente partidario de las
ideas libertarias.
Marginalismo
Marginalismo es un trmino demasiado genrico. Es necesario que con
este trmino entendamos los fenmenos que abarcan una vasta capa
popular compuesta de jvenes que, por su eleccin ideolgica de vida o por
las condiciones objetivas en las que estn obligados a vivir, estn situados
al margen de la sociedad "oficial".
Los marginales no van ms all del rechazo de la sociedad en la que
viven, plantean solamente un problema de resistencia y supervivencia en el
plano individual, buscando refugio en fenmenos como la droga, el
misticismo, etc. Existen no obstante marginales que van ms all de esta
simple "resistencia" y buscan nuevos modelos de vida, nuevos sistemas de
comunicacin, nuevos lenguajes y nuevos mtodos liberadores para
remontar algunas de las miserias cotidianas.
En el primer caso, existe entre estos marginales potenciales
revolucionarios, si consideramos su prctica de rebelin y de resistencia
cotidiana. En el segundo caso, existe ya un embrin revolucionario
libertario.
30
Si el marginalismo no se plantea el problema esencial de la
transformacin social, al menos aporta una enorme contribucin al cambio
en las relaciones humanas.
(C~rrara, 1978)
31
LA ORGANIZACIN DE LA ECONOMA EN UNA SOCIEDAD
ANARQUISTA O DURANTE LA ETAPA DE TRANSICIN
REVOLUCIONARIA HACIA LA ANARQUA
Revolucin sociallibertaria indispensable
La organizacin de la economa con orientacin y finalidad libertariis y
su desarrollo hace indispensable un cambio radical del sistema capitalista y
estatal y asimismo del llamado comunista de Estado imbuido de todos los
principios marxistas-leninistas. Este cambio implica necesariamente abolir
y superar ambos y asentar las bases fundamentales de la nueva economa y
de la sociedad anarquista o del verdadero socialismo en marcha hacia ella.
Ni la sociedad anarquista ni siquiera la comunista libertara se van a
realizar por arte de encantamiento en un da, ni de manera sincronizada en
el plano mundial, en una fase concreta de la historia universal. La
revolucin social no ser simultnea en todos y cada uno de los pases del
mundo a la vez. Ni tampoco podr ser uniforme, a base de un tipo o patrn
nico, pues las condiciones geogrficas, climticas, tnicas, demogrficas,
de desarrollo industrial, de riquezas naturales, de existencia o no de
materias primas, de posibilidades agrcolas, de ambiente, mentalidad,
cultura, etc., influirn en las variantes constructivas de esta revolucin,
bajo la influencia libertaria. Segn su implantacin y los caracteres
especficos sealados, el sistema aparecer en cada pas con estructuras
nuevas bajo perfiles y aspectos mltiples y diversos, en una bsqueda
incesante de perfeccionamiento y armona.
Las caractersticas esenciales de la sociedad anarquista y de los medios
y procedimientos prcticos y eficaces para llegar a ella, deben manifestarse
clara y vigorosamente para prender en la realidad desde hoy con miras a las
eclosiones futuras.
La finalidad de la nueva economa libertaria y de la sociedad anarquista
debe ser la libertad y el bienestar de todos, en un medio de igualdad social
y de solidaridad humana.
Para realizar este fin se hace indispensable la desaparicin del Estado,
as como toda dictadura, aunque se llame transitoria. Hay que suprimir
todas las instituciones autoritarias del capitalismo, la propiedad privada,
todas las formas de explotacin y de opresin del hombre por el hombre,
las clases sociales, jerarquas, privilegios y el salariado.
Aunque la revolucin social en un pas no puede ir, desgraciadamente,
en sus primeras fases, ms all de ciertas condiciones determinadas que
32
impondrn inevitablemente las caractersticas del proprio pas y los medios
con que el mismo cuente en el momento que estalle o se produzca aquella,
al menos en el orden econmico, pues la economa globalmente
considerada no se crea ni desarrolla en un instante, desde el primer
momento, imprimiendo su huella fecunda y su voluntad realizadora
firmemente definida, por parte de los anarquistas se ha de tener la
preocupacin de plasmar en la realidad la mxima esencia, realizaciones y
desarrollo libertarios.
El lema debe ser: libertad, pan, vestido, vivienda, cultura y recreo para
todos. "De cada uno segn sus posibilidades, a cada uno seglin sus
necesidades". Habr que destruir y borrar todos los obstculos interiores
que se opongan a la libre organizacin de la sociedad nueva.
No se podr contar mucho con la solidaridad revolucionaria mundial
apoyando la revolucin social del pas que fuere, sobre todo si se presenta
con tipologa preponderante definidamente anarquista. Toda ayuda de los
bloques mundiales predominantes tender a la satelizacin.
Adems, hay que contar que en todo cambio revolucionario pwfundo se
produce un perodo de marasmo econmico, de tanteo experimental, de
ajuste de las estructuras, y todo ello pone a prueba la capacidad
revolucionaria de un pueblo, sobre todo su capacidad de construir.
Asegurar la existencia y el libre funcionamiento de la sociedad
Desde el primer momento se hace necesario asegurar la produccin, el
abastecimiento, incrementar el rendimiento, la productividad, sin explotar
al hombre productor, sin extenuarle, sin aprisionarle en normas de trabajo
alienadoras.
El triunfo inmediato de la revolucin social y su consolidacin y las
fases futuras de su desenvolvimiento progresivo dependern en mucho de
la propia capacitacin social, econmica, cultural e ideolgica de los
trabajadores, de la que podramos llamar capacidad especfica
revolucionaria y libertaria, individual y globalmente considerada. El factor
esencial del orden nuevo debe ser el hombre libre y consciente de s
mismo.
Ningn tipo de economa, desechando todo cuanto puede suponer
sistema capitalista estatal o comunista de Estado, es consustancial con el
anarquismo.
Nuestro fin es vivir en libertad y hacer todo lo posible para que todos
los seres puedan disfrutar de ella y gozar, en igualdad de condiciones, de
33
cuanto la Tierra, la naturaleza y el esfuerzo solidario de los hombres pueda
proporcionar a todos y a cada uno indistintamente.
Concepto del anarquismo social
Por las mismas razones nuestra concepcin del socialismo integral es
simple y no exhaustiva, ni uniforme en sus posibilidades y modalidades de
aplicacin prctica. Y si nuestras preferencias van hacia el comunismo
libertario, como sistema abierto y perfectible, no rechazamos
absolutamente, aparte de los sistemas burgueses y autoritarios, otras
modalidades de organizacin social, ya sean de tipo mutualista,
colectivista, cooperativista, siempre que quede excluida toda explotacin
del hombre por el hombre. La libertad de experimentar diferentes sistemas
econmicos en una sociedad en vas de transformacin, segn principios
anrquicos, se debe asegurar a condicin de que una planificacin libre y
federativamente elaborada, as como libremente aceptada, garantice la
produccin de los bienes necesarios y el funcionamiento normal de los
servicios esenciales, a fin de satisfacer las necesidades de todos segn las
posibilidades de la poca.
Libertad de experimentacin
La experimentacin y coexistencia de diferentes tipos de socializacin:
mutualista (Proudhon), colectivista (Bakunin-Mella), comunista
(Kropotkin-Malatesta), cooperativista (no comercializados), a escala local,
comarcal, regional o nacional, puede ser posible, dentro del sistema
libertario, salvaguardando el principio anrquico esencialmente
antiautoritario, fundamentalmente autnomo y federalista. Y mxime si se
entiende, como es lgico, que la evolucin humana y la de las formas
sociales no se estanca y que ninguna estructura econmica podra
considerarse definitiva e inmutable. Crear siempre ms libertad, ms
bienestar, ms abundancia de todo, mayor perfeccin, y las ms ptimas
condiciones para el pleno desarrollo del individuo, del grupo social, del
conjunto humano, tal debe ser la orientacin y el fin de la sociedad .
anarquista.
Esbozos sociales y econmicos del pensamiento libertario
La economa no puede desarrollarse sin base social. Y donde existe el
ser o el grupo humano, surge la sociedad, de la misma convivencia. Las
necesidades de la vida en sociedad hacen que los hombres se vean en la
34
obligacin de buscar un principio regulador para hacerla al menos
compatible. Es preciso un pacto o contrato libre y conscientemente
aceptado, y aplicado de igual forma.
En la concepcin anarquista -al menos en la que admite la base
organizadora por pacto libre- el comunismo libertario es el sistema mas
adaptado al desarrollo de una sociedad que quiere vivir sobre los principios
citados.
Base de la nueva sociedad: la comuna libre
La idea de comunas independientes para las agrupaciones territoriales
y de grandes federaciones de oficio para las agrupaciones con funciones
sociales -ambas relacionadas y prestndose apoyo para satisfacer las
necesidades de la sociedad- permite a los anarquistas concebir de una
manera concreta, real, la organizacin posible de una sociedad libre. No
hay ms que aadir las agrupaciones por afinidad personal (innumerables,
efmeras o de larga duracin, surgiendo segn las necesidades del
momento y para todo lo imaginable) agrupaciones que ya vemos surgir en
la sociedad actual, aparte de los grupos polticos y profesionales.
Estas tres maneras de agruparse, entrelazndose como una red,
permitirn la satisfaccin de todas las necesidades sociales: el consumo,
la produccin y el intercambio; las comunicaciones, la sanidad y la
educacin; la proteccin contra las agresiones, el apoyo mutuo y la
defensa del territorio; en definitiva, la satisfaccin de las necesidades
cientficas, artsticas, literarias y recreativas. Todo lleno de vida y siempre
listo para responder a nuevas necesidades y a las nuevas influencias del
medio social e intelectual.
Si una sociedad de este tipo se desarrollara en un territorio tan amplio
y poblado que permitiera la necesaria variedad de gustos y necesidades, se
corroborara que la coaccin por la autoridad, sea cual sea, sera intil.
P. Kropotkin: Ciencia moderna y anarquismo
La piedra angular de la nueva organizacin sociallibertaria adems del
individuo, del grupo, de la colectividad, del sindicato, es la comuna libre.
La comuna libre, constituda por todos y cada uno de los ciudadanos,
puede tener la funcin de coordinacin social general, en el aspecto
simplemente administrativo, nunca un papel de poder o de institucin
poltica, sino de servicio social, en el plano local. Sus funciones deben
ajustarse a aquellas resoluciones y decisiones que las propias asambleas
35
libres comunales hayan tomado de consenso mutuo. De la organizacin
comunal ha de desterrarse todo autoritarismo y toda burocracia.
Las federaciones comarcales, regionales y nacionales de comunas libres
podrn constituirse en el plano general de un pas o zona geogrfica y
tnica determinada, y confederarse internacionalmente.
La comuna no debe concentrar en s el poder poltico, y menos militar,
que debe desaparecer absolutamente. Ni siquiera poder revolucionario.
Todo poder poltico debe ser abolido y nadie debe ejercerio. Tampoco debe
haber en la comuna propiedad econmica, que haga de su trmino
geogrfico e histrico un coto cerrado o un feudo. Toda comuna debe estar
abierta a la solidaridad, practicarla y recibirla, basndose en el principio de
que toda riqueza natural, creada o fabricada, todo producto, herramienta o
material, es patrimonio comn y permanece a disposicin de todos, siendo
su 'usufructo regulado por las normas colectivas establecidas por todos
libremente.
Del sindicato revolucionario y de sus funciones
El organismo que en la sociedad socialista mejor puede asegurar la
organizacin del trabajo, es el sindicato de carcter sindicalista
revolucionario, constituido por los trabajadores libres de la industria, del
campo, de la mina, de los laboratorios, de los centros de investigacin, los
de especialidades tcnicas. Los sindicatos, agrupados por ramos de
industrias, en federaciones locales, comarcales, regionales, nacionales e
internacionales y administrando directamente, bajo su responsable control,
fbricas, talleres, campos, minas, puertos, institutos cientficos y
tecnolgicos, son organismos aptos para asegurar la produccin de todos
los artculos y cosas indispensables a la sociedad y a sus componentes, a
tenor de las necesidades que se hagan sentir y se presenten, persiguiendo el
objetivo de crear la abundancia con la aportacin de cada uno al esfuerzo
comn, segn sus fuerzas y capacidades y sin explotacin de nadie ni
privilegio alguno. Todos los recursos materiales, econmicos y tcnicos,
los artculos manufacturados, los productos agrcolas, ganaderos, de pesca,
etc., habrn de ponerse a disposicin de todos, por medio de los
organismos adecuados, para la distribucin, el cambio y el reparto ms
equitativos.
Las federaciones de sindicatos podrn formarse por categoras de
produccin, ya sea industrial, agrcola, etc., o de servicios pblicos:
correos, comunicaciones, transporte y dems.
36
La revolucin social, con la desaparicin de la burguesa y de las
estructuras capitalistas y autoritarias, deber establecer un nuevo orden
econmico, que implicar necesariamente otras modalidades de trabajo,
reajuste de fabricacin, reconversiones profesionales, especialidades
distintas de produccin.
Los sindicatos por profesin o industria tampoco habrn de disponer de
poder poltico ni de propiedad de fbrica, de maquinaria o de productos
elaborados. No se debe dejar germinar la propiedad corporativa en la
sociedad anarquista o comunista libertaria.
La autogestin ha de tener por base asegurar la mayor y ms racional
organizacin del trabajo y la funcin productiva, controladas por un
elevado sentido de responsabilidad individual y profesional consciente y
voluntario.
Los comits o comisiones de autogestin de fbrica, empresa, taller o
colectividad productora sern nombrados directamente por el propio
personal ocupado en las mismas estando sujetos a renovaciones peridicas
y siendo revocables en todo momento.
La burocracia debe desterrarse de los comits y de todas partes. Al
mismo personal tcnico no ha de conferrsele, en ninguna circunstancia,
categora de mando.
Nos manifestamos contrarios a admitir el principio de "todo el poder a
los sindicatos", como el de concederlo a cualquier persona tcnica o
especializada, encargada responsablemente de un trabajo, quien deber
considerar a los dems trabajadores en un plano de igualdad moral y
efectiva, como hombres y como productores, cooperando en las labores de
una empresa comn al servicio del bien general.
Sobre el salario o remuneracin
Si los anarquistas nos hemos fijado como finalidad el suprimir la
explotacin del hombre por el hombre, el abolir las clases y el salariado,
lgicamente no podramos pronunciamos por el mantenimiento de un tipo
de salario o de categoras salariales por el trabajo efectuado.
Indudablemente son muchos y numerosos los problemas que supone la
supresin del salario. Y buscar procedimientos de remuneracin por
concepto de trabajo o unidades y especialidades del mismo, tampoco sera
una solucin libertaria y todava menos compatible con un alto sentido de
justicia y de solidaridad humana.
37
Partiendo de este razonamiento, nos manifestamos partidarios de la
aplicacin del principio "de cada uno segn sus posibilidades, a cada uno
segn sus necesidades", considerando que el trabajo de cada uno le da
derecho a la satisfaccin de sus necesidades personales y a procurarse
libremente el abastecimiento de cuanto sea indispensable, en los
almacenes, cooperativas o centros de distribucin comn.
El hecho de ser trabajador o productor -como los enfermos, invlidos,
ancianos o nios- dar derecho a beneficiarse de todos los servicios
comunes. La socializacin de los mismos, como tambin los de la vivienda,
sanidad, espectculo y recreo, ha de considerarse como una de las frmulas
ms accesibles para atender este objetivo.
Cada ser humano vlido debe tener asegurada una plaza, un empleo, en
la organizacin comn o colectiva del trabajo. Es un derecho inalienable e
imprescindible reconocido y establecido por la sociedad anarquista, por la
nueva organizacin social comunista libertaria.
Distribucin y consumo
El fin de la organizacin social que defendemos y preconizamos, no
debe ser el beneficio o el provecho industrial o comercial, manipulado o
monopolizado por un grupo, clan, entidad u organismo cualquiera, sino el
bien comn, dentro de la federacin o asociacin de comunas libres y
solidarias.
Por otra parte entendemos que las formas y mecanismos econmicos de
la sociedad anarquista no deben encajarse en una rgida armadura, en un
rgimen monoltico y de estructuras inamovibles.
Respetando el principio fundamental de no explotacin del hombre por
el hombre, de comunidad de riquezas, bienes, tierras, mquinas y
productos, todo ha de ser puesto a la disposicin, consumo y utilizacin
individual y comn.
y as la libertad, el pan, la cultura y la independencia dentro de la unin
solidaria quedarn mejor garantizados y asegurados para todos.
La distribucin general coordinada y detallada de productos agrcolas y
manufacturados podr ser asegurada por las asociaciones o federaciones de
consumidores, mediante almacenes de abastecimientos y suministros al por
mayor, donde los sindicatos de produccin y colectividades podrn
suministrar y depositar los productos, y por medio de las cooperativas de
consumo y de los economatos o centros calificados para la distribucin al
consumidor, exentos de todo mercantilismo.
38
Organismos de la revolucin: las colectividades
Las colectividades de produccin, y hasta las mixtas de produccin y
consumo, sobre todo en el medio rural, pueden ser tambin un factor
importante entre los medios eficaces de asentamiento de la nueva
economa, como organismos vitales funcionando sobre el principio de libre
cooperacin en la nueva economa solidaria, sin mercantilismos ni
competencias.
Hasta la fecha, experimentalmente, como ejemplo prctico y eficaz de
realizacin colectivista-comunista, puede ofrecerse el de las colectividades
de tipo libertario durante la Revolucin espaola, en una situacin dada de
trascendental realismo histrico, manifestndose como organismos eficaces
para asegurar el desarrollo econmico de un pueblo, sobre todo porque
funcionaron vinculadas a los sindicatos y dems organismos comunales,
complementarios unos de otros y atendiendo las necesidades econmicas y
sociales de la nueva sociedad.
Consejos econmicos y sociales
Para completar las informaciones y las acciones necesarias para el buen
funcionamiento de esta economa, se pueden aadir a estas colectividades
consejos de economa de mbito local, regional y nacional. El conjunto
desembocara en el consejo general de la economa nacional federada.
Estos organismos permitirn una organizacin ms perfecta, una mejor
coordinacin de las informaciones sobre experiencias nuevas y mayores
posibilidades para el desarrollo econmico y la explotacin de nuevas
riquezas en comn.
Los consejos econmicos no tendrn ms que un carcter consultivo y
de investigacin, jams ejecutivo.
Los componentes de estos consejos, que podran ser denominados
consejos sociales y econmicos, sern designados con carcter temporal y
revocable. Podrn ser elegidos por la comuna, los sindicatos, las
cooperativas y centros de consumo, los organismos tcnicos y culturales.
Podemos citar los siguientes consejos sociales y econmicos:
alimentacin, vivienda, vestido, produccin, agricultura, minera, pesca,
transporte, comunicaciones, prensa, ediciones, industria metalrgica y
siderrgica, agua, electricidad, energa, industrias qumicas y los diversos
ramos del vidrio, la cermica, la madera, la construccin, la sanidad, la
cultura, artes y oficios, ciencia, investigacin, tcnica, intercambios,
39
relaciones exteriores, importacin y exportacin. Todos estos consejos
conforman, con sus diversas ramificaciones y sin ningn tipo de
centralismo, un consejo general de coordinacin y solidaridad.
Este consejo funcionar de abajo a arriba y sin ninguna funcin
ejecutiva.
Por descontado que esta lista de posibles consejos no es definitiva:
segn las necesidades de las diversas especialidades se crearn los consejos
oportunos; todo de comn acuerdo entre los interesados, directamente y sin
ninguna imposicin.
Consideraciones generales
Al esbozar esta serie de frmulas lo hacemos con la preocupaclOn
principal de evitar las influencias y reminiscencias autoritarias, las
tendencias centralizadoras y el deseo de dar.a la libertad, a la autonoma,
contenido vivaz, estructurado, funcional, prctico y estimulante para un
progreso incesante.
Tomamos al ser humano como fundamento de la dinmica social,
considerndolo como unidad autnoma asociado voluntariamente a la
comunidad.
En las etapas de realizacin del comunismo libertario, cuando la
produccin todava sea insuficiente, ser necesario regular la distribucin
lo ms racional y justo que sea posible.
Durante cierto tiempo se puede mantener un sistema de remuneracin,
siempre que sea igualitario, ya que de otra forma resurgiran el egosmo y
la desigualdad y, a la larga, se caera en la injusticia, el rencor y volvera la
desigualdad.
La existencia del dinero, tan controvertida, debe acabar. Con el
establecimiento de un sistema de bonos se evitar la centralizacin de un
organismo de tipo bancario. Es!os bonos, emitidos por la comuna, no deben
tener un valor de adquisicin general.
Hay que evitar la acumulacin, de la naturaleza que sea. Acumulacin
de una comuna, de una colectividad o de una empresa poderosa, una regin
ms desarrollada, as como la centralizacin y el monopolio.
Cuando se haga sentir la necesidad de un plan econmico general, no se
podr realizar ms que por el acuerdo de todas las partes interesadas. Pues
si la voluntad general se manifiesta y se impone, con la omnipotencia de un
poder eficaz e indiscutible, se crearan las condiciones para que se diera un
40
nuevo rgimen de opresin, surgiendo la revuelta como reaccin defensiva
inevitable.
La sociedad debe ser como un organismo vivo en el que todos los
rganos cumplen sus funciones para asegurar la vida. Pero con la
diferencia esencial de que en este organismo social el hombre se manifiesta
de forma autnoma, contribuyendo con su individualidad a enriquecerlo, a
darle vida y conciencia con su inteligencia, su razn y sus conocimientos;
dndole un desarrollo armonioso y creciente.
Lejos de nosotros la idea de definir de manera inmutable las bases
sociales, ticas y econmicas del anarquismo. Nuestras definiciones
escapan al menos de un gran peligro: no utilizamos la palabra poltica a
causa de las confusiones que puede provocar.
Sabemos que la historia no sigue una lnea continua ascendente sino que
avanza de forma discontinua resolviendo sus contradicciones. Las formas
sociales y el desarrollo del pensamiento humano pasan y se renuevan sin
parar.
La propia dialctica de la vida crea el germen que hace avanzar a la
humanidad.
Conscientes de ello, nosotros, anarquistas, luchamos por los logros
sociales y mantenemos vivo y activo el espritu revolucionario. No
trazamos lmites a este desarrollo.
(Carrara, 1968)
41
DINMICA TECNOCIENTb'ICA DE LA PRODUCCIN EN EL
PLANO ECONMICO Y SOCIAL (pAPEL DE LAS
MULTINACIONALES), EN RELACIN CON LA LUCHA
CONTRA EL CAPITALISMO Y EL ESTADO Y LA SOLIDARIDAD
DE LOS OBREROS EN EL MUNDO
El Congreso de la I.F.A. confirma las causas originales de los
problemas sociales que el anarquismo denunci en todo momento.
El empleo de nuevos trminos y conceptos correspondientes a la nueva
evolucin de las tcnicas no significa en modo alguno que haya habido
ningn cambio en los orgenes y evolucin de la crisis social permanente
de la sociedad capitalista y del capitalismo de Estado.
Nuestro anlisis confirma la vigencia de los principios bsicos de la
lucha que el anarquismo mantiene, as como sus tcticas de combate contra
la alienacin permanente del ser humano.
Produccin de los bienes de consumo
La ciencia y la tcnica no pueden, solas, condicionar la totalidad de las
estructuras internas de una sociedad. Sin embargo pueden intervenir como
un factor material determinante en la formacin de las clases y de sus
luchas.
Si el elemento tecno-cientfico principal del siglo XIX fue la mquina
de vapor, hoy estamos asistiendo a la intervencin progresiva de otros
factores materiales que nos obliga a considerar alguno de los conceptos que
tenamos de la sociedad burguesa. Tenemos cada da una conciencia ms
clara del cambio de forma (no de esencia ni de fondo) de las presiones, de
las enajenaciones que sufrimos en nuestra vida cotidiana.
La categora tcnica que sustituye a la mquina de vapor como eje en
torno al que se articula la estructura de la sociedad, que definen los grupos
sociales, es la electrnica, elemento central de la produccin de las
riquezas materiales, sustituyendo por ejemplo a la imprenta, instaura el
reino de la imagen y de la palabra televisada, creando as para una
ideologa dominante nueva, un medio de difusin. Con la utilizacin de la
mquina electrnica se pueden delimitar tres conjuntos sociales en funcin
de las relaciones que se establecen con ella.
lO) El conjunto de los que utilizan el computador electrnico.- La
complejidad tcnica y la extremada especializacin que implica su
utilizacin ha condicionado la aparicin de un grupo social especfico: los
42
tecncratas. Hijos de la burguesa o del proletariado, indiferentemente,
formados por el Estado en sus escuelas especializadas, son los que dirigen,
"programan", planifican el conjunto de la produccin ya que son los nicos
en dominar completamente las computadoras. Son ellos los que dan la
totalidad de las directivas que rigen, en los niveles inferiores, la
produccin: en consecuencia son ellos los que ejercen el poder activo, real,
sin poseerlo; en efecto, si saben utilizar el computador electrnico
(mediatizacin moderna del poder) no lo poseen.
2) El conjunto de los que poseen el computador electrnico.-
Capitalistas en el sentido clsico del trmino, ya que son propietarios de los
medios de produccin, son sin embargo, totalmente diferentes de los
burgueses de las pocas anteriores. Completamente annimos, poseedores
del capital, en migajas, con "acciones" de sociedades o bancos, no
intervienen en ningn nivel decisivo de la produccin. Si siguen poseyendo
el poder, no lo ejercen. Su potencia tiene origen en la posibilidad que
tienen de barrer en todo momento al equipo tecnocrtico que ejerce el
poder.
3) El conjunto de los que obedecen a los computadores.- Compuesto
por los proletarios en el sentido estricto de la palabra, este grupo rene a
todos los que ejecutan rdenes transmitidas, codificadas y racionalizadas
por los computadores. Lo qu~ les diferencia esencialmente de los
proletarios del siglo pasado es la ausencia de relacin personal en los
antagonismos sociales. La divisin del trabajo ha despersonalizado la lucha
de clases.
Observaciones sobre el papel de la tecnocracia en el terreno social
Materialmente, la tecnocracia est totalmente integrada en el ciclo de la
produccin. Asimismo puede considerarse que el tcnico es, como el
ltimo de los braceros, un proletario, ya que, se encuentra en la
imposibilidad d ejercer el menor poder sobre el fruto de su trabajo y el
empleo de su vida. Sin embargo su nivel cultural, las posibilidades
econmicas de que dispone y la propaganda de la ideologa dominante le
inducen a pensar que es un miembro de sta o por lo menos un aliado de la
clase dominante. La tecnocracia se encuentra pues, objetivamente, en un
estado de subdeterminacin social ya que, por otra parte dispone de un
nivel de vida incomparablemente superior al de los obreros. El trabajo del
proletariado consCiente es el de convencer a esta clase intermedia de su
condicin esencialmente proletaria, sealndole el carcter real de su
43
alienacin e ilusorio de su bienestar. Este proceso de proletarizacin de una
parte de la tecnocracia ha podido verse en el Mayo parisino y en el
"malestar de los cuadros".
Est claro que el capitalismo, hoy como ayer, intenta por todos os
medios dividir a sus explotados para lograr sus fines. De no realizarse esta
unin entre obreros y tcnicos, los conflictos sociales se limitarn a una
lucha entre estos dos grupos dejando en paz a sus enemigos comunes: el
capitalismo y el Estado. La tecnocracia vendra a ser as un dique de
contencin para la clase dominante.
Sobre el papel de la burguesa
La clase burguesa existi antes que el Estado burgus. El proceso de
conquista del Estado por la burguesa no fue sino la instalacin de un
aparato de represin disimulado por algunas funciones de carcter social y
que estaba atento a las rdenes de la clase dominante. Su funcin era
impedir por todos los medios, brutales o sutiles, los anhelos emancipadores
del proletariado. Durante toda esa poca, poca del capitalismo puramente
liberal, el Estado forma parte del aparato domstico de la burguesa. Ms
tarde, las propias contradicciones del capitalismo, la competencia, impuso
al Estado un papel de regulacin y, de hecho, el ejercicio de un poder en el
seno mismo de la burguesa.
Cada vez ms planificador y centralizador, el Estado va interveniendo
cada da de manera ms visible en todos los rdenes de la produccin, lo
que nos lleva a afirmar que hoy ms que nunca el capitalismo y el Estado
estn confundidos y que la lucha contra uno es inseparable de la lucha
contra el otro. Este doble combate contra el capitalismo y el Estado rene
en un mismo movimiento histrico a los proletarios del mundo entero,
porque las oposiciones entre los Estados con pretensiones socialistas y los
Estados occidentales no son ms que mascaradas, si se tienen en cuenta las
buenas relaciones que existen a menudo entre ellos, para perpetuar el
sistema de explotacin de los pueblos.
En relacin con el desarrollo del problema de la electrnica podemos
ver que, por una parte el Estado ejerce el monopolio de la formacin
intelectual de los tcnicos, y por otra ese mismo Estado est compuesto por
hombres que poseen y ejercen el poder. Lo que nos permite apreciar el
formidable desarrollo de la potencia del Estado. Aunque ganan mucho
dinero, slo se renen una vez cada ao para discutir la gestin de una
44
empresa que desconocen por completo, y para renovar su confianza,
puramente interesada, en el equipo dirigente.
El verdadero poder
La asfixia del capitalismo tradicionalmente liberal y la dominacin del
mundo occidental por el Estado capitalista queda perfectamente ilustrada
con la disminucin de la importancia del dinero en la estructura social. Con
el desarrollo enorme de los cheques para el pago de los sueldos y de las
mercancas, el Estado reconoce implcitamente lo que ya sabamos desde
aos: el verdadero poder est en la produccin de mercancas y no en la
posesin pasiva del oro o de cualquier otro valor muerto. El cheque que, no
es sino un bono equivalente a una cierta cantidad de bienes de consumo,
pone en evidencia al capitalismo en estado de bancarrota permane~te, ya
que no dispone de la equivalencia monetaria de los valores bancarios que
pone en circulacin. Sin embargo, este sistema le permite ejercer un
control estricto de las posibilidades mercantiles de cada uno y preservarse
de las fluctuaciones del patrn monetario, eliminando as una de las
principales contradicciones propias. El revs de la moneda es que el
proletariado, productor de todos los bienes, ve confirmada por sus propios
enemigos la potencia del conjunto de los productores de las riquezas
sociales.
Dependencia de la tecnocracia frente al capitalismo y al Estado
Teniendo en cuenta que el poder equivale para una empresa a la
produccin de una cierta cantidad de mercanca, sta se obliga a producir
de una manera desenfrenada. Si, durante algunos decenios (de hecho
durante un siglo entero) la produccin del capitalismo -teniendo C01T\O
motivacin el provecho- tenda a cubrir necesidades efectivas del conjunto
de la poblacin, hoy -cuando todava podemos considerar que el pueblo
est en estado de subdesarrollo permanente- la produccin ha dejado de
tener un carcter utilitario. La democracia estudia qu producto dara el
margen mximo de beneficios en funcin de las posibilidades de su
empresa y despus, sin preocuparse de saber si este producto es til o no,
se empuja a travs de la publicidad al pblico a comprado.
La competencia entre empresas consiste en encontrar de qu manera la
gente consumir lo que producen. Esto nos confirma cmo la clase
dominante impone sus opiniones al pueblo.
45
Produccin de la ideologa dominante
El Estado, segn Marx, tiene por funcin esencial la representacin
simblica e ilusoria del inters general. Pero no siempre, a travs de la
historia, ha tenido la potencia de que dispone hoy, aunque la creacin de
ilusiones acompae siempre al poder.
Estas ilusiones corresponden, en el terreno ideolgico, a los rganos
represivos de los que pueden disponer las clases dominantes. Cada
categora de ilusin o de ficcin pertenece propiamente a una clase
dominante de tal forma que su cada implica la cada de la ilusin que la
caracteriza.
La religin, ilusin propia de las sociedades feudales, era el cemento
que ligaba los siervos a la nobleza. La resignacin, virtud esencial de las
religiones cristianas, impeda al siervo rebelarse contra el seor so pena de
comprometer su ascensin al paraso. La religin motivaba por otra parte,
una estructura mental que situaba al seor en condicin esencialmente
diferente y superior a la del siervo.
La burguesa, tras de haberse apoderado del Estado y haber instalado su
poder de hecho en la posesin de la totalidad de los medios de produccin,
ha intentado destruir la ficcin religiosa o por lo menos reducida a un
papel subalterno. Era inconcebible que la burguesa, habiendo liquidado el
poder monrquico en todos sus aspectos, dejase subsistir la preeminencia
de la ideologa que le acompaaba. Por esta misma razn intent
simultneamente limitar la influencia de la religin e imponer la nueva
forma de ilusin que le es propia: la ilusin poltica.
Pero, en este doble movimiento, siempre hay un cabo difcil de
franquear, cuando la i<;leologaanterior ha muerto y la nueva es poco
segura. Se notar con inters que la primera poca revolucionaria (Comuna
de Pars, acontecimientos de 1917 en Rusia) se sita en este lapso de vaco
ideolgico y que precisamente la contrarrevolucin cogi la forma de
ofensiva social-demcrata. Sin embargo, debemos notar que la ficcin
poltica no tiene las mismas cualidades que las diversas religiones, ya que
en estos ltimos aos hemos asistido al desgaste progresivo de la poltica.
La oleada de insatisfaccin general que se va concretando en los hechos,
acompaada por la defeccin hacia el electoralismo, la irrupcin de la
accin directa en la lucha de clases, son toques de atencin para la
burguesa y el Estado.
Al margen de las posibilidades que se abren en el terreno de la
produccin material, la electrnica ha permitido la implantacin de un
46
sistema de difusin de ideologas totalmente nuevo. Elemento central de la
difusin de la ideologa estatal, la televisin ha relevado a todas las
ideologas del pasado ya que permite imponer fragmentos ideolgicos en
cualquier lugar instantneamente. La televisin ha conseguido destruir
completamente todas las formas de agrupaciones humanas, hasta la ms
antigua: la familia.
Cada individuo establece relaciones unilaterales con el Estado a travs
de su televisor. El Estado dispone en cada familia de un propagandista
eminente que distrae el espritu combativo de los pueblos con las ficciones
polticas que transmite y la invencin de polos de inters con la publicidad.
El hombre moderno corre el riesgo en breve plazo de transformarse en una
mquina atontada con las mentiras de los polticos y perpetuamente
buscando comprar algn objeto intil.
La burguesa, que nunca tuvo una ideologa suficientemente fuerte para
resi~tir a la presin de los hechos, ha tenido la suerte de encontrar una
fuerza tcnica que le permite imponer fragmentos ideolgicos suficientes
aunque insignificantes, al mismo tiempo que le da posibilidades, a travs
de la publicidad, de ocultar su mxima contradiccin: la produccin de
objetos intiles. La burguesa compensa la debilidad de su ideologa con la
fuerza de su medio de transmisin ..
Creer, como lo han credo y siguen creyendo los marxistas ortodoxos,
que el capitalismo morir asfixiado bajo el peso de sus propias
contradicciones, es un error en el cual no debemos caer. El capitalismo,
basndose en el fantstico desarrollo de los medios tcnicos, va
resolviendo sus propias contradicciones o por lo menos las va ocultando
tras la aceleracin de la produccin de bienes de consumo y de mercancas
ideolgicas. Si el movimiento revolucionario comprende que la fuerza del
capitalismo moderno reside en el desarrollo de la electrnica y de sus
aplicaciones en el terreno de las riquezas y de la ilusin ideolgica, si sabe
desviar la totalidad de estos medios tcnicos para utilizarlos en provecho,
no ya de una clase particular, sino de la totalidad del pueblo, se le abren
perspectivas ilimitadas ya que el desarrollo tcnico tal vez sea el
argumento definitivo que pueda asegurar el triunfo revolucionario. La
electrnica permitir y favorecer a una sociedad revolucionaria la
realizacin de las ideologas "utpicas" que soaron los revolucionarios del
pasado.
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A modo de conclusin
Hoy como ayer, la utilizacin particular de los logros cientficos y
tecnolgicos por la organizacin de la clase burguesa y estatal ha dado,
como resultado concreto y contrario a los objetivos humanos, una
dependencia permanente y cada vez ms estrecha del hombre a la mquina,
del individuo atado a las tcnicas determinantes y absolutas del sistema
social.
La revolucin social anarquista, en concordancia con los objetivos
humanos que la guan, entiende y propugna que el progreso de las tcnicas
deber colocarse al servicio del hombre y que aumentando las
posibilidades de produccin de riquezas necesarias, le liberar
progresivamente de parte de las obligaciones, para permitirle relacionarse
mejor con sus semejantes, aumentando a la vez su independencia en tanto
que individuo.
Para ello es fundamental que la revolucin revista las caractersticas que
el anarquismo mantiene en sus principios, suprimiendo -con la eliminacin
del capital y de la coaccin represiva del Estado- la ley del provecho
financiero, palanca motora de la sociedad moderna.
(Carrara, 1978)
48
PERSPECTIVAS DE TRANSFORMACIN SOCIAL
Y LUCHA ANARQUISTA
'Para la Internacional de Federaciones Anarquistas la realidad social
actual, en el Este como en el Oeste, en el Norte como en el Sur, se
estructura a la vez alrededor de la explotacin del hombre por el hombre y
de la opresin del hombre por el hombre.
P~nsamos que un cambio social pasa de forma ineludible por un cambio
econmico y por consiguiente por la destruccin de la estructura
econmica del capitalismo. Pero pensamos igualmente que nuestra
interv~ncin en el terreno econmico, en la fbrica, en la oficina, en el
campo, debe integrar todas las luchas tendentes a cambiar j a viGa en un
sentido libertario (antimilitarismo, luchas contra la opresin religiosa,
ccologa, luchas de las mujeres, luchas de liberacin sexuaL.).
El combate de la LF.A. se apresta a destruir las estructuras econmicas,
polticas, sociales, ideolgicas ... del capitalismo, a multiplicar las
alternativas a este sistema en el plano econmico, poltico, sociaL.. para
que, una vez destruida la estructura econmica del capitalismo, estas
alternativas, que hoy no pueden resultar ms que embrionarias, puedan
abrazar la totalidad del campo social y estructurar la construccin del
mundo nuevo que llevamos actualmente en nuestros corazones.
Antimilitarismo
La militarizacin no se reduce al slo problema del ejrcito o de la
guerra. Hoy, en el Este como en el Oeste, la militarizacin abarca la
totalidad del espectro social (refuerzo de los cuerpos represivos, de las
instituciones estatales, del autoritarismo, de la jerarqua ... en la vida social).
Por ello estamos contra todos los ejrcitos, contra todos los imperialismos -
tanto los grandes (D.S.A., U.R.S.S.) como los pequeos (Europa, Sudeste
asitico...).
Por ello no creemos en tratados de paz o de desarme establecidos entre
los Estados.
Por ello, asimismo, creemos en la solidaridad internacionalista de los
pueblos que se desembaracen del capitalismo y del Estado.
Por ello nuestro antimilitarismo se sita en el interior y en el exterior de
los cuarteles.
49
Ecologa y nucleares
El capitalismo, privado o estatal, no se contenta con explotar y opri
a los hombres. Explota igualmente la naturaleza hasta destruir ras
condiciones mismas de la vida (aniquilacin de los recursos naturafes,
poluciones de todas clases ...).
Por ello oponemos a esta lgica un sistema donde la produccin estara
basada en las necesidades reales de la gente. Este sistema, que excluita el
despilfarro energtico, no tendra ninguna necesidad de energa nucleaf. Por ello oponemos a la lgica actual un sistema autogestiopario
basado en el federalismo. En efecto: un sistema autogesti~nario
federal no tendra ninguna necesidad de una produccin ener,gtica
centralizada, en la que las nucleares son el ejemplo tpico..
Atesmo
Las religiones, confesionales y laicas, por su creencia absoluta en un ser
supremo o en un paraso futuro, son un obstculo para el cambio de la
realidad social actual. Siempre hay un contacto estrecho entre las religiones
y el poder. Actualmente las ideas laicas estn de capa cada y las religiones
confesionales, por medio de un vistoso aparato externo, aprovechan para
captar a una nueva juventud.
Por ello rechazamos todas las religiones y combatimos las estr\lcturas
de alienacin que ellas vehiculan.
Educacin
La escuela, privada o estatal, tiene como objetivo, en tanto que
institucin, el mantenimiento y consolidacin de la estructura social
dominante. Lo realiza con la imagen de una educacin muy determinada
que considera al individuo y al nio como una esponja.
La escuela produce una ideologa; su funcin es permitir al nio
insertarse en el sistema existente.
El objetivo final de la educacin actual no es ayudar al individuo a ser
feliz, sino hacerle aceptar la explotacin y la opresin que sufre. Los
anarquistas han creado, desde hace mucho tiempo, espacios de auogestin
del saber, de desenvolvimiento autnomo del nio, de permisividad
sexual. ..
Estas experiencias de educacin libertaria permiten al mno
expansionarse libremente y desarrollar la autogestin de su propia vida, no
han querido ser jams "islas de libertad" en un ocano de opresin. Todas
50
se han producido en relacin estrecha con los momentos de lucha contra el
capital, el Estado, la Iglesia, etc. No son utopas, sino elementos de un
enfrentamiento social e instantes de madurez de la humanidad en marcha
hacia su emancipacin.
Opresin sexual
La sociedad capitalista (en el Este como en el Oeste) es una institucin
patriarcal, dominada por los valores del machismo (opresin de la mujer
por el hombre, asimilacin de comportamientos no conformes con las
normas del machismo como desviaciones: homosexualidad ...). El poder
(Estado, religin, etc.) produce y explota esta situacin que le permite
dividir a los explotados y oprimidos.
La LF.A., que est por la libertad y la igualdad entre todos los
individuos, rechaza y combate toda discriminacin y opresin sexual.
Por ello, estamos por la abolicin de la familia patriarcal en tanto que
institucin y por la reconstruccin de relaciones humanas basadas en el
libre acuerdo.
Por ello la LF.A. denuncia y se opone a todas las violencias sexuales
hachas contra las mujeres. La LF.A. lucha para que las mujeres en el
mundo entero puedan disponer libremente de su cuerpo (contracepcin e
interrupcin voluntaria del embarazo libre y gratuitamente) y de su
porvenir (igualdad econmica y social).
Racismo
El capitalismo, privado o estatal, coloca siempre los problemas de las
diferencias entre los individuos en trminos de desigualdad. Y esto con el
fin de dividir a los explotados y oprimidos. Actualmente, y no por
casualidad pues la crisis econmica se muerde la cola, el racismo encuentra
un nuevo vigor. La LF.A. afirma que el racismo no es ms que una
consecuencia de la divisin de la sociedad en clases.
Por ello combate todos los racismos y proclama que, por encima de las
diferencias que pudieren existir entre los seres humanos, todos son iguales.
Autiestatismo y federalismo
El sistema capitalista, ya sea privado o estatal, es una frmula por la que
se explota y oprime a la mayora. La institucin estatal es uno de los
mtodos que le permiten reprimir a los explotados y oprimidos y, de esa
51
manera, perpetuarse. La institucin estatal es a la vez causa y efecto de
divisin social.
Por ello la LF.A. quiere destruir el capitalismo y el Estado por medi~e
la accin directa, de la autogestin de las luchas, del antiparlamentaris o,
de la insurreccin, etc. Lucha en favor de un sistema social federal ba do
en la libre relacin de los individuos y los grupos sociales: el comunifmo
libertario. !
(Pars, 1986)
52
POSICIN DE LOS ANARQUISTAS SOBRE
EL MOVIMIENTO OBRERO
I,a I.F.A constata que el movimiento obrero organizado juega un papel
IHl'ponderante no solamente en el desarrollo de las reivindicaciones
inmediatas, sino tambin en la creacin, en el seno mismo de la sociedad
l'apitalista, lo que maana sern las formas revolucionarias de la sociedad
futura. Fueron los sindicatos, en Espaa y otros pases que han atravesado
perodos revolucionarios, los instrumentos ms adecuados para la
reconstruccin social.
I)S hechos histricos muestran que an cuando el sindicalismo se
limite a una funcin puramente defensiva de los intereses de la clase
obrera, ste se enfrenta con el capitalismo y con el Estado, y se ve obligado
a hacer frente a situaciones revolucionarias.
Ikbemos tambin sealar la situacin de una buena parte del
movimiento obrero cado en numerosos pases en el reformismo que, de
hecho, ha convertido a los sindicatos en instrumentos del Estado y del
l'apitalismo privado o estatal. Sealamos, para ilustrar esta comprobacin,
lo que son algunos sindicatos en los pases del Este, en los Estados Unidos,
en las diversas repblicas de Amrica Latina y en otros pases. A esto
debemos aadir la dependencia en que se encuentran numerosas centrales
sindicales, dirigidas y dominadas unas por los partidos polticos, otras por
la Iglesia.
La I.F.A declara que los anarquistas no han jugado nunca en las
organizaciones sindicales un papel director o de mando, ni siquiera en los
pases en que ellos consiguieron crear organizaciones o sindicatos
anarcosindicalistas. Los anarquistas trabajan como obreros manuales o
intelectuales en el seno de los sindicatos, e intentan convencer a los
trabajadores por la propaganda y por el ejemplo, orientndoles en el
sentido revolucionario, mostrndoles el camino a seguir para llegar a la
emancipacin integral, respetando siempre la plena independencia de las
organizaciones.
En este sentido es preciso reconocer la obra realizada por las
organizaciones sindicales en Espaa, en Bulgaria, en Italia, en Argentina,
.cn Francia (no debemos olvidar que la C.G.T. fue fundada por los
sindicalistas revolucionarios), y en otros pases, antes de la Primera Guerra
Mundial. La AI.T., continuadora de la Primera Internacional, aunque
aminorada por la destruccin de alguna de sus secciones por el fascismo y
53
I
/
/
el autoritarismo, continu defendiendo los principios y las tcticas de fa
Primera Internacional, siendo la sola organizacin de carcter sindical
internacional que haya escapado a las desviaciones reformistas/ o
totalitarias.
La LF.A emplaza a sus federaciones adherentes a participar en las
luchas obreras bajo todas las formas correspondientes a la realidad de cada
pas. Esta participacin no podr naturalmente desenvolverse ms que
sobre la base de los principios generales del anarquismo, es decir, accin
directa, federalismo y finalidad de revolucin sociallibertaria.
Partiendo del principio de accin directa, entendiendo por tal la
solucin de los conflictos entre el capital y el trabajo tratando directamente
patronos y obreros, prescindiendo de la mediacin de cualquier burocracia
o autoridad. La LF.A aconseja que los compaeros de las diferentes
federaciones no realicen trabajos de gestin o burocrticos remunerados en
el seno de los sindicatos.
A partir de las situaciones en que cada seccin de la I.F.A. se
desenvuelva, sta accin podr ser de las siguientes formas:
-Accin en los sindicatos anarcosindicalistas miembros de la
Asociacin Internacional de los Trabajadores, ALT.
-Accin no burocrtica en otras organizaciones sindicales con objeto de
desarrollar concepciones anarcosindicalistas.
-Accin en los comits de lucha, consejos obreros u organizaciones de
parados y de trabajadores precarios, con objeto de crear un movimiento
autnomo autogestionario.
Las federaciones de la LF.A no perdern de vista la necesaria
solidaridad en consideracin a los compaeros de otras secciones de la
LF.A en las luchas obreras que impulsen. Las federaciones de la LF.A. se
comprometen a sostener con su solidaridad a las secciones de la A.I.T. y a
los movimientos sociales que puedan surgir, siempre que stos desarrollen
una actuacin anarquista en las luchas obreras.
La LF.A constata, a travs de los hechos, que cuando las masas
laboriosas estn reunidas en organizaciones sindicales independientes y
con finalidad revolucionaria, y que tambin, cuando los anarquistas puedan
apoyarse en la accin obrera e impulsando otros movimientos sociales, ser
posible transformar la condicin social de los trabajadores y de todos los
seres humanos en general.
(Valencia, 1990)
54
ASPECTOS DE LA DOMINACIN
Y LA EXPLOTACIN MUNDIALES
I,a mundializacin del capitalismo y la puesta en marcha de
organizaciones estatistas supranacionales (F.M.I., Banco Mundial, etc.) no
se han producido para satisfacer las necesidades de la humanidad. No estn
concebidas ni estructuradas para ser controladas por la poblacin mundial.
En el plano econmico, este sistema est sostenido por un nmero cada
vez ms restringido de empresas que constituyen oligopoiios: las
multinacionales. Estas orientan y rigen el sistema econmico mundial,
evidentemente para obtener el mximo de beneficios.
Para 10grarIo se apoyan en la capacidad de control social, militar,
policial y religioso de los Estados y en el control ideolgico ejercido por
los medios de comunicacin. Estos controles garantizan de hecho la
estabilidad poltica y, por tanto, la estabilidad econmica.
La mundializacin del capitalismo es el logro a escala mundial del
movimiento secular de concentracin de capital inherente a todo sistema de
cllInpetencia. Hoy asistimos a un crecimiento global de los intercambios
comerciales y financieros en el planeta. No obstante, este crecimiento
global permanece al menos en parte en el dominio de lo virtual,
concerniendo nicamente a los ttulos de propiedad financieros
(obligaciones y acciones) y a la moneda.
Se constata en efecto una cierta desconexin entre, por una parte, los
intercambios financieros organizados a escala planetaria y, por otra, los
intercambios comerciales y un sistema productivo ms o menos
estructurado a escala continental. Esto revela las tensiones de competencia
que existen a escala planetaria por el control de la produccin y los
intercambios. Por otra parte, esta economa de "casino" nos hace pasar de
un capitalismo con crisis de produccin ms o menos cclicas a un
capitalismo de crisis permanente.
Lejos de desembocar en un sistema monoltico, en la constitucin de
algunas superempresas fordistas, este movimiento se ha dotado de una
estructura extremadamente flexible y mvil. El aumento del poder de los
holdings va parejo con un desarrollo de las pequeas y medianas empresas.
Esto no significa que se est asistiendo a la puesta en marcha de una
economa a dos niveles. Desde la ms pequea de las empresas hasta el
55
holding ms poderoso, existen vnculos, pero, como debe ser en el sistema
capitalista, esos vnculos son las relaciones de dominacin y explotacin.
El sistema econmico actual es un sistema de explotacin en cascada.
Este mecanismo no es nuevo. Ya haba sido puesto de relieve por Eiise
Reclus a finales del siglo XIX a propsito de la explotacin colonial de los
indios por los capitalistas britnicos a travs de los marajs hindes. De
hecho el sistema capitalista se basa en una jerarquizacin de los estatus
sociales y los ingresos.
La mundializacin del capitalismo no reduce en absoluto las diferencias
entre zonas geogrficas ni entre clases sociales. Lejos de unificar el planeta
y la sociedad en una mtica sociedad de consumo y una hipottica clase
media, la mundializacin del capitalismo genera de hecho una
fragmentacin sin precedentes entre espacios geogrficos y clases. Acenta
las desigualdades econmicas y sociales, incrementa el nmero de
proletarios y los empobrece cada vez ms.
En resumen, la mundializacin del capitalismo genera un sistema de
explotain complejo, generalizado en el conjunto del planeta, basado en
relaciones de clases y de poder, oponiendo el proletariado (los que slo
tienen su fuerza de trabajo) a la burguesa (los que poseen y controlan los
medios de produccin y de intercambio), pero tambin enfrenta a los
proletarios entre ellos y a las diferentes facciones de la burguesa entre s.
Sin duda, la burguesa de la triada (Amrica del Norte, Europa
Occidental y Asia del Sudeste) domina actualmente el sistema capitalista
mundial. Explota al conjunto del planeta en funcin de los beneficios que
pueda obtener de l. No obstante, para 10grarIo, no estn solos en el
mundo. Se apoyan en una red espesa de burguesas locales presentes en
todos los pases, tanto los de la triada como los dems.
Esta jerarqua global no est determinada del todo. Las relaciones de
fuerza que existen en el seno de los diferentes estratos de la burguesa no
estn fijadas para siempre. Las nuevas burguesas pueden surgir tanto a
nivel local como a escala internacional. En este ltimo caso, se incorporan
simplemente a las oligarquas existentes, se convierten por un tiempo en las
nuevas dominadoras del mundo.
En definitiva, en lo que concierne a la situacin mundial, pensamos que
es muy importante subrayar los siguientes puntos:
1.- La competencia econmica mundial y la reduccin de los mrgenes
de maniobra de las empresas se acentan paralelamente provocando el
deterioro de las condiciones de vida de las clases -sociales proletarias,
56
Illlhn:s o marginadas por todo el mundo. La desigualdad social aumenta,
incluidos los pases llamados desarrollados.
I':nla situacin actual, el mantenimiento del sistema capitalista depende
rllda vez ms del consumo de la mercanca blica, de las guerras y siempre
IIIS.:uccras. A pesar de las instancias supranacionales (Unin Europea,
A.I ,.F.A.N., AS.E.AN., etc.), el desarrollo de la ideologa y las polticas
nllcionalistas, militaristas y racistas es una necesidad vital del sistema
capitalista en su poca actual para dividir y crear rivalidades en el
proletariado del planeta.
2.- La situacin de dependencia en la que se encuentran todas las
regiones del planeta frente al mercado capitalista mundial y el nivel de
centralizacin alcanzado por la economa capitalista han transformado el
nm:ionalismo "revolucionario" tercermundista en un simple instrumento de
llls luchas interimperialistas .
.1.- En este perodo de totalitarismo democrtico-mercantil, se asiste a
unll deriva completa de las diferentes corrientes del "socialismo"
1I11lmitarioo estatista (la derecha y la izquierda se confunden y son
inlcrc.mbiables) y a la transformacin de los sindicatos burocrtico-
rcfmmistas en instrumentos de aplicacin de los planes represivos de los
gohernantes y los capitalistas. Es decir, en instrumentos de la
el Inlrarrevolucin.
Los sindicatos reformistas, retornando en esto el papel ancestral de las
religiones, vienen a gestionar ellos solos o con estas ltimas la asistencia
phlica social, es decir, una parte del control social.
Debemos hacer una crtica radical, rechazando el modelo sindical
impuesto por los Estados, basndonos en una propaganda que los denuncie
Cllllstantemente.
Debemos defender un modelo sindical diferente, basado en las
asambleas generales de los trabajadores, en la accin directa y la
solidaridad, as como en el apoyo a las diferentes iniciativas que puedan
aparecer con vistas a crear organizaciones anarcosindicalistas por el
mundo.
IIn este perodo, el capitalismo recupera todas las luchas sectoriales,
trunsl'ormndolas en simples piezas de teatro polticas o politico-
"revolucionarias" .
4.- Particularmente en los pases de la periferia del capitalismo mundial,
la democracia representativa y el reformismo son, en el periodo actual,
medios decisivos para impedir la eclosin y el desarrollo de la guerra social
57
de los explotados y los oprimidos contra los explotadores y los opresores.
La democracia y el reformismo son las dos grandes armas ideolgico-
polticas de los centros dirigentes del capitalismo mundial.
5.- En el marco actual del capitalismo, los problemas ecolgicos, sin
duda muy graves, tienen an tendencia a agravarse ms. Sin embargo, los
proletarios no pueden ser considerados responsables del deterioro del
medio ambiente. La responsabilidad es de todos los que gestionan el
sistema econmico: los capitalistas.
6.- La organizacin de la violencia contrarrevolucionaria constituye uno
de los objetivos prioritarios del conjunto de los gobiernos totalitarios,
fascistas o democrticos, de izquierda o de derecha, en el periodo actual.
7.- Los problemas econmicos y sociales de las clases pobres y
proletarias, as como el conjunto de las consecuencias de la guerra
econmica entre capitalistas, constituyen la base sobre la que puede
fundarse una guerra social, oponiendo directamente a los pobres y a los
gobernados a las clases gobernantes y explotadoras. Eso nos conducir a la
revolucin mundial anarquista.
El combate de ideas es indispensable para unir a los proletarios ~ontra
la burguesa, pero no basta por s solo. Debemos tambin favorecer la
formacin de organizaciones de lucha mltiples y plurales. No obstante, no
puede tratarse de un esfuerzo nico que pretenda construir un solo tipo de
organizacin. Debemos favorecer la creacin y el desarrollo de un conjunto
coherente de estructuras espedficamente anarquistas, pero tambin
sindicales, territoriales (comits de barrio y de municipio) y de los diversos
sectores de lucha (organizacin de mujeres, de jvenes, antimilitarista,
anticlerical y antirreligioso, etc.), respondiendo a las diferentes
preocupaciones del proletariado.
Al igual que la lucha sindical no debe conducir al reformismo sindical,
est claro que las luchas ecologistas y territoriales (especialmente
municipales) no deben en ningn caso confundirse con la simple lucha
medioambiental o con la participacin en elecciones locales, a las que nos
oponemos como quiera que sean.
(Lyn, 1997)
58
PACTO ASOCIATIVO DE LA INTERNACIONAL DE
FEDERACIONES ANARQUISTAS
1~l 1.F.A. es una organizacin internacional de federaciones anarquistas
que se vincula, por su pacto asociativo y su accin, con los principios de la
Primcra Internacional anarquista, constituida en Saint-Imier en 1872.
1~l 1.F.A. lucha por:
Abolir toda forma de autoridad, cualquiera que sea, econmica,
poi t ka, social, religiosa, cultural, sexual, etc.
-( 'onstruir una sociedad libre, sin clases ni Estados ni fronteras, fundada
sohre la base del federalismo libertario, el apoyo mutuo y la solidaridad.
I~I accin de la lF.A. se basar siempre, tanto en la teora como en la
prctica. en la accin ditecta contra el parlamentarismo y el reformismo.
I.as federaciones adherentes a la lF.A. se comprometen a desarrollar
cntre ellas la solidaridad ms eficaz en todos los campos, a apoyar y
coordinar todas las iniciativas, a suministrar una ayuda regular y constante
11 la I.E.A. y a su secretariado, a desarrollar, a escala mundial, la accin
anarquista. Cada federacin es autnoma en su desenvolvimiento y en el
desarrollo de la propaganda.
Para adherirse a la lEA. una federacin debe:
-Identificarse con el pacto asociativo y la accin definidos en sus
congresos.
-Presentar su peticin al secretariado de la lEA., que se encarga de
comunicarlo a todas las secciones. A falta de oposicin por parte de las
federaciones adherentes, formulada en el espacio de seis meses, la adhesin
es cfectiva inmediatamente. Deber ser ratificada, por unanimidad, en el
congreso siguiente. En caso de oposicin, slo el congreso puede re-
examinar la peticin de adhesin. La condicin de seccin de la lF.A.
implica el pago de una cotizacin, cuyo importe ser determinado en
congreso.
La lEA. desea la existencia de una sola federacin por pas, pero no
reconociendo la geografa poltica, impuesta por los Estados, acepta la
formacin de otras federaciones en un mismo territorio, siempre y cuando
la fcderacin ya adherente no formule oposicin.
La LEA. acepta la adhesin de federaciones plurinacionales que
entienden, de esta forma, desarrollar en el interior de un rea geogrfica o
Iingilstica contigua, la prctica del intemacionalismo anarquista.
59 .
En caso de constatacin por el secretariado de falta de actividad durable
y confirmada por parte de una federacin adherente a la LF.A., ste se
encarga de comunicados a todos los miembros de la LF.A. En ausencia de
oposicin por parte de las federaciones adherentes, formulada en el espacio
de seis meses, la baja ser considerada efectiva; deber ser ratificada, por
unanimidad, en el congreso siguiente. Ep caso de oposicin, slo el
congreso puede re-examinar esta baja. '
En el caso de una vuelta a la actividad que fuese constatada, esta
federacin puede volver a proponer su adhesin a la I.FA. conforme al
pacto asociativo.
Ante la inexistencia de organizacin federada de mbito nacional,
pueden adherir a la LF.A. tambin grupos que se comprometen, en el rea
del territorio de referencia, a crear federaciones. Esta adhesin no puede
ser ms que provisional. Las federaciones de la LF.A. se reservan el
derecho de reconsiderar esta adhesin en el marco de su congreso, si el
grupo en cuestin no ha llegado an a constituir una federacin. En caso
contrario, la nueva federacin deber hacer su peticin de adhesin a la
I.F.A.
La LF.A. mantiene lazos cordiales con el conjunto del movimiento
libertario mundial en su lucha contra todas las formas y estructuras de
dominacin (cambio de informacin, solidaridad, etc.) y puede ..invitar a
delegaciones para asistir a sus trabajos.
La LF.A. se rene en congreso por lo menos cada tres aos; el congreso
decide las orientaciones y los ejes de accin de la LF.A. por unanimidad.
Un ao antes de su celebracin, una reunin conjunta del secretariado con
los delegados encargados de relaciones internacionales de las diferentes
federaciones, define el orden del da, la fecha y el lugar del congreso de la
LF.A.
El congreso delibera bajo las iniciativas propuestas por la organizacin
y confa, por unanimidad, el secretariado de la LF.A., encargado de la
aplicacin de los mandatos del congreso, a una federacin adherida que
nombrar sus miembros. El secretariado, adems, tiene por tarea mantener
los contactos con los encargados de relaciones internacionales en sus
diferentes federaciones adheridas, que se renen, conjuntamente o por
reas geogrficas, por lo menos cada seis meses.
El secretariado representa a la LF.A. y tiene la tarea de trabajar a la vez
por su difusin y por su desenvolvimiento. Adems:
-Estimula los contactos y el debate interno en la LF.A.
60
-Indica los casos en que es necesario desarrollar la ayuda mutua y
Imlidaridad internacionales.
-Edita el boletn internacional con referencias para la correspondencia y
1:1 dehate interno de la organizacin.
-Se ocupa de la edicin de propaganda referida a las resoluciones y la
ul:cin de la LF.A.
-Percibe y administra las cotizaciones que las federaciones pagan
rl:gularmente para el mantenimiento de la actividad de la LF.A.
-Informa de sus actividades y de su gestin.
El secretariado presenta su dimisin en los congresos.
El no el respeto de los compromisos materiales y ticos que preceden
constituye una puesta en causa efectiva de la adhesin' a la lF.A., que ser
ratificada en el congreso siguiente.
Toda proposicin de modificacin del presente pacto asociativo debe
ponerse en conocimiento de todas las federaciones adherentes por lo menos
un ao antes del congreso que deber examinarlas.
(Valencia, 1990)
61
NDICE
-Bases ideolgicas del anarquismo social,
organizador y revolucionario 7
-El anarquismo y el marxismo ante la prueba
de la experiencia revolucionaria del siglo XX 10
-Perspectivas para una revolucin social
de inspiracin anarquista 25
-Actitud de la LEA. frente al terrorismo, a las
diferentes formas de violencia, al "marginalismo"
y a las manifestaciones "revolucionarias" folklricas 28
-La organizacin de la economa en una sociedad
anarquista o durante la etapa de transicin
hacia la anarqua 32
-Dinmica tecnocientfica de la produccin en el
plano econmico y social (papel de las multinacionales),
en relacin con la lucha contra el capitalismo y el
Estado y la solidaridad de los obreros en el mundo .42
-Perspectivas de transformacin social y lucha anarquista .49
-Posicin de los anarquistas sobre el movimiento obrero .53
-Aspectos de la dominacin y la explotacin
mundiales .55
-Pacto Asociativo de la I.FA : 59
FEDERACIONES ADHERENTES
I"I\I>ERACIN LIBERTARIA ARGENTINA- F.L..A.
Fr'm(~RATION ANARCHISTE BULGARE - F.A.B.
FDRATION ANARCHISTE FRANCOPHONE
(l"rancia y Blgica) - F.A.
ANARCHIST FEDERATION (GRAN BRETAA) -
A,I",
INITIATIVE fur eine ANARCHISTICHE
I,'HDERATION in DEUTSCHLAND - I-AFD
<AI,EMANIA)
FEDERACIN ANARQUISTA IBRICA - F.A.L
I"HDERAZIONE ANARCHICA ITALIANA - F..A.L
CONTACTOS
I. F.A. - Secretariado LF.A
Casella Postale 17127
20170 Milano - Italia
tel/fax (++39)022551994
E-mail:ifanarch(cVtin.it
Publicado por la Internacional de Federaciones Anarquistas
Enero de 2001
Impreso en La Cooperativa Tipolitografica
Via San Piero, 13/A 54033 Carrara (Italia)