Jorge Abelardo Ramos - Movimientos Nacionales Del Brasil y Argentina - Cap 14 - Historia de La Nacion Latinoamericana PDF

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CAPTULO XIV

MOVIMIENTOS NACIONALES DEL


BRASIL Y ARGENTINA
"Despus de muchos aos de dominio y expoliacin de grupos econmicos y
financieros internacionales, me puse al frente de una revolucin y venc.. He
luchado mes a mes, da a da, hora a hora, resistiendo a una presin constante,
incesante, soportando todo en silencio, olvidando todo, renunciando a ser yo
mismo, para defender al pueblo que ahora se queda desamparado. Nada les
puedo dar a no ser mi sangre... Luch contra la expoliacin del Brasil... Yo os
di m vida. A hora, os ofrezco m muerte ".
Getulio Vargas, Testamento poltico, 1954.
"Si la Revolucin Francesa termin con el gobierno de las aristocracias, la
Revolucin Rusa termina con el gobierno de las burguesas. Empieza el
gobierno de las masas populares".
Coronel Juan Pern, 1945.
Durante un siglo y medio la dispersin de Amrica Latina se expres
dramticamente en el caso del Brasil. Ya la pennsula ibrica haba sido dividida
por la poltica inglesa. En el Nuevo Mundo la hostilidad entre Portugal y Espaa
se transfiri a los Estados nuevos creados despus de las guerras de
independencia. El resultado fue semejante a lo ocurrido entre los pases de habla
castellana: una completa incomunicacin. De este modo la fbula de un Imperio
brasileo compacto y felino, guiado por un Itamaraty invariablemente genial y
rigurosamente nacionalista, que desplegaba de siglo en siglo una poltica
diablica, lleg a ser una obsesin del Ejrcito y la historiografa argentinas.
Deban sonrer los ingleses ante nuestro ignorante candor, pues ellos
conocan mucho mejor el Brasil que los argentinos, y a la Argentina mejor que
los brasileos, para ser enteramente justos.
1. Unidad y separatismo brasileos
Pero la crisis de 1930 concluy con el patrn oro, el letargo de Amrica
Latina y la impasibilidad britnica. Deba revelarse con la fuerza de una ley
360 | JORGE ABELARDO RAMOS
que en cada bancarrota de los grandes imperios europeos, fuera financiera,
econmica o militar, los pases coloniales o dependientes encontraran siempre la
posibilidad de aproximarse convulsivamente a la modernidad. En Brasil esto ya
haba ocurrido en 1890 y con la primera guerra imperialista de 1914. Por lo
dems, la oligarqua brasilea, a semejanza de la burguesa comercial portea,
engendraba sin cesar el separatismo.
Desde los tiempos en que la "frontera mvil" de las bandeiras ensanchaba el
territorio brasileo a costa de los dominios espaoles, el parasitismo social del
rgimen esclavista, por otro lado, dejaba tan flojos los lazos del imperio que toda
la historia del Brasil se converta en una aventura constante tendiente a la
escisin de las partes que lo constituan. Muy diferente del carcter centralizador
de las monarquas europeas absolutas, el Imperio transmiti a la Repblica
brasilea esa debilidad orgnica ante las tendencias centrfugas tan caractersticas
hasta 1930 y que en nuestros das no han desaparecido del todo.
La unidad brasilea careci siempre de bases slidas; el secreto es preciso
buscarlo en su estructura social: en la ausencia de un centro capitalista unificador.
El resultado ha sido la importancia adquirida por el regionalismo econmico y
poltico y el papel excesivo jugado por algunos Estados brasileos en el conjunto
de la vida nacional.
Las luchas interestaduales fueron muy curiosas. Algunos Estados otorgaron
a los descendientes de alemanes ventajas culturales exclusivas, como el derecho
de abrir escuelas donde no se ensease el portugus, para obtener sus votos. La
polica del Estado de San Pablo lleg a ser tan poderosa como el Ejrcito
brasileo. Contaba con sus propios instructores militares de nacionalidad
francesa. Este fenmeno encontraba su rplica en otros Estados, como Ro
Grande do Sul y Minas Geraes. Freyre dice que "la repblica de 1889 en Brasil
lleg a caracterizarse por una guerra de aduanas entre los Estados, entre ellos y la
Unin"
1
.
2. La estructura social
Desde la proclamacin de la Repblica y la abolicin de la esclavitud, que
se haba vuelto antieconmica, la historia del Brasil presencia una dominacin
simultnea de los fazendeiros del caf y del imperialismo ingls. Esta fatdica
combinacin se expresa en el control del pas por dos partidos polticos, a su vez
representativos de dos Estados: el Partido Republicano Paulista y el Partido
Republicano Minero
2
.
HISTORIA DE LA NACIN LATINOAMERICANA I 361
La hegemona estadual de dichas regiones, sobre todo de la primera, sobre
el resto del Brasil, se fundaba en el predominio total del monocultivo cafetalero
en el comercio exterior del pas.
Ni las clases medias, ni los campesinos pobres, ni los peones de condicin
semi-servil de los ingenios, ni el mundo flotante y atroz de los desclasados y
harapientos de la sociedad marginal, ni los millones de indios, negros ignorados o
salvajes del Amazonas, ni mucho menos el reducido proletariado de los centros
urbanos tenan nada que decir ante las decisiones polticas nacionales. En ese
vasto mosaico tnico que tenda irresistiblemente a confundirse en un tipo
brasileo sin barreras raciales, alternaban diversas capas sociales en abierto
contraste, pero sin que ninguna de ellas ejerciera la ms remota ingerencia en la
cosa pblica. Los "coroneles" terratenientes, los grandes hacendados de los
Estados, los abogados de las empresas extranjeras, los mineros, cafeteros,
exportadores o profesores del sistema exportador, rodeados de un puado de
polticos profesionales bien educados, ejercan alternativamente el poder poltico.
El ejrcito y la Iglesia eran, dentro de este cuadro, los elementos ms coherentes
de la sociedad sin equilibrio en un Brasil informe.
Mientras el Ejrcito brasileo mantena una composicin ms democrtica,
social y tnicamente, hasta con oficiales de color en sus cuadros, la Marina
brasilea "tena el orgullo que sus oficiales fueran todos blancos caucsicos o
indocaucsicos, e hijos de familias aristocrticas o burguesas ricas"
3
.
La Iglesia, ms conservadora hasta 1960, era la aliada del rgimen
latifundista. Es por esa razn que el ms importante movimiento revolucionario
de la dcada del 20 se integrar con oficiales del Ejrcito en la clebre "Columna
Prestes".
3. Europeizacin de la "intelligentsia"
La "intelligentsia" brasilea sufra tambin la doble presin ejercida por el
casi irresistible llamado europeo y el conflictivo proceso de formacin del Brasil,
con sus clases y razas, sus plantadores fillogos, los antiguos esclavos
proletarizados y esa fascinadora aleacin de refinamiento y barbarie. Algunos
escritores "hacan todo lo posible por escribir como si tuvieran que someter su
gramtica, su composicin, su estilo, su vocabulario y tambin sus ideas a un
comit de profesores portugueses de gramtica y a un comit de profesores
franceses de literatura, derecho o sociologa de Pars. Casi
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todos ellos haban formado sus ideas sobre Brasil, no por un estudio directo o un
examen de las condiciones brasileas, sino a travs de lo que los socilogos
franceses lejanos y a veces ignorantes y de segunda categora, como Le Bon,
escriban sobre la mezcla de razas en la Amrica Latina", dice Freyre
4
.
Otros convertan sus obras en versiones testimoniales y dramticas de la
subyugacin brasilea. En su novela Canan, Graca Aranha hace decir a un
personaje: "Brasil es, y ha sido siempre, una colonia. Nuestro rgimen no es un
rgimen libre. Somos un protectorado... Dganme: donde est nuestra
independencia financiera? Cul es el dinero que de veras nos domina? Dnde
est nuestro oro? Para qu sirve nuestro miserable papel moneda, si no es para
comprar libras inglesas? Dnde estn nuestras propiedades pblicas? Lo poco
que tenemos est hipotecado. Los ingresos de las aduanas estn en manos de los
ingleses. No tenemos barcos. No tenemos tampoco ferrocarriles; todos estn en
manos de extranjeros. Acaso no es esto un rgimen colonial disfrazado con el
nombre de nacin libre?"
Y agrega: "Mi nico deseo es salir de aqu, expatriarme, abandonar el pas e
irme con mi gente a vivir en algn rincn de Europa... Europa!... Europa!".
4. Crisis y revolucin
La primera guerra imperialista haba originado, como en otros Estados
latinoamericanos, un fuerte impulso hacia la industrializacin. A ello contribuy
la inmigracin portuguesa o italiana que se instal en los nuevos centros
productivos. Pero este impulso capitalista se detuvo hacia 1923, cuando el
restablecimiento de la Europa imperialista permiti volver al antiguo "status" y
detener el desarrollo industrial. La cada de los altos precios originada por la
guerra europea se sum a la crisis industrial para generalizar un desasosiego
poltico y social agudo.
La baja catastrfica del caf, principal rubro de exportacin del Brasil,
ejerci el papel de fulminante en una situacin poltica caracterizada por el
descontento del Ejrcito. Un ncleo de jvenes oficiales, bajo la inspiracin del
mariscal Hermes Da Fonseca se lanz a la revolucin el 5 de octubre de 1922.
Eran "jvenes soadores"
5
, dir un participante, pero que expresaban, como en
los pronunciamientos
HISTORIA DE LA NACIN LATINOAMERICANA | 363
militares de Espaa, el descontento de todas las clases no privilegiadas de la
sociedad brasilea. Las fuerzas revolucionarias fueron derrotadas rpidamente
por las tropas leales de que dispona el Presidente Epitcio Pessoa.
Un ao ms tarde comenz a prepararse otro movimiento militar que estall
en 1924, y que eligi como jefe al general retirado Isidoro Dias Lpez. Entre los
oficiales figuraban el capitn Luis Carlos Prestes. Lograron ocupar la ciudad de
San Pablo; pero los 14.000 soldados federales aplastaron la revolucin. Las
fuerzas revolucionarias se dispersaron y algunas de ellas se plegaron a la columna
dirigida por el capitn Prestes en el Iguass. Ascendido al grado de general por el
general Isidoro Dias, Prestes inici una larga marcha de 36.000 kilmetros por
todo el Brasil, que se prolong durante dos aos. La ideologa de la columna
reflejaba toda la ambigedad de las clases sociales del Brasil
6
.
Ms tarde, al disolverse la Columna despus de librar episdicos combates,
Prestes se haba convertido en un soldado legendario. El programa de los
oficiales revolucionarios, por lo dems, no poda ser ms impreciso. Al comenzar
el movimiento, el comandante de las tropas en Baur reciba autorizacin del
general Isidoro Dias de aceptar voluntarios "de buena apariencia"
7
. El mismo
general Dias rechaz con indignacin en San Pablo la adhesin que venan a
ofrecerle dirigentes obreros, pues eso "desvirtuara el motivo original del
movimiento que buscaba la renovacin de los procesos polticos vigentes. No les
interesaba -deca el general- la presencia de izquierdistas en nuestros cuadros
combatientes, aunque viniesen a reforzar la revolucin hasta hacerla triunfar"
8
.
Entre los oficiales de la Columna no era menor la desconfianza hacia el
pueblo.
Isidoro Dias resumira sus aspiraciones polticas reclamando el voto secreto
que apareca, en las condiciones del Brasil tanto como en la Argentina de esa
poca, como una consigna democrtica revolucionaria. Pero todo se detena all.
Despus de la disolucin de la Columna, Prestes entr en contacto con el Partido
Comunista, que como las restantes fuerzas polticas vea en el general de la
Columna un posible eje de nucleamiento a escala nacional. Las vacilaciones de
Prestes y su ulterior resolucin resumen toda su tragedia personal y poltica, y se
integran naturalmente en la historia del Brasil contemporneo. Prestismo y
varguismo marchan ntimamente entrelazados y constituyen dos aspectos de un
mismo proceso que resumiremos aqu.
364 I JORGE ABELARDO RAMOS
5. De la Columna Prestes a la Alianza
La crisis del caf supona la revolucin en el Brasil. Durante cuatro
dcadas el caf haba constituido la base de la exportacin y del sistema de
poder en el pas
9
. Y qu poda sustituir al caf? Y qu carcter tena esa
revolucin que todos vean levantarse en el inmenso pas sin saber cul era
su contenido? La exclusiva dominacin del caf paulista y del Partido
Republicano Paulista agonizaba. La constitucin de la Alianza Liberal, en
la que participaban los ganaderos de Ro Grande do Sul, vinculados al
mercado interno, los nuevos industriales sin partido y hasta el Partido
Republicano Minero, fue la frmula de una lucha poltica que deba
encontrar su desenlace en la revolucin de 1930.
Surga rpidamente como jefe del agrupamiento Getulio Vargas,
nacido en 1883 en San Borja, junto a la frontera argentina, hijo del general
Vargas, hacendado l mismo y que haba llegado en su carrera poltica a
ocupar la Presidencia del Estado de Ro Grande. Era un hombre de
frontera, no estaba vinculado a los intereses exportadores y perciba la
existencia de Brasil en el contexto de Amrica Latina, como se aprecia en
sus primeros discursos.
En una sociedad social y racialmente tan compleja y tensa como la
brasilea, la personalidad de Vargas debe ser entendida no slo por medio
de los datos de la "infraestructura" econmica y del papel jugado por Ro
Grande do Sul en el Brasil, sino tambin por el hecho de que su nacimiento
en San Borja imprimi ciertos rasgos particulares en su psicologa. San
Borja era una antigua reduccin de las Misiones Jesuticas, y la tradicin
regional persiste con fuerza. Freyre dice que los hombres de la regin
misionera son "telricos, instintivos, fatalistas, orgullosos, dramticos y
casi trgicos en sus reacciones ante la crisis."
A estos factores por as decir culturales y tradicionales de su infancia,
es preciso aadir que Vargas se educ desde los 14 aos en la ciudad
minera de Ouro Preto, inmortalizada por las esculturas estremecedoras del
genial Alejaidinho, el artista enfermo de lepra que transfigur su protesta
social en los santos colricos o en subversivos Cristos que anunciaban la
redencin del mundo: esto deba saberlo el Alejaidinho, mulato y bastardo.
El joven Vargas, que proceda de la frontera jesutica, se educ en el
corazn del Brasil. Con su tradicin de msticos y revolucionarios, de
magnates y leprosos, Ouro Preto complet la formacin del heredero
riograndense.
HISTORIA DE LA NACIN LATINOAMERICANA | 365
6. Vargas en 1930
La lucha electoral contra el candidato abiertamente oligrquico Julio Prestes
asumi lo que luego se llamara un carcter "demaggico". Era en realidad, un
programa nacionalista burgus y democrtico, el primero que se expona en la
historia moderna del Brasil. Vargas invoc polticamente la figura del general
Prestes, como un mito militar disponible en la campaa electoral. Prestes, en la
emigracin, no rechaz el empleo de su nombre para la campaa electoral,
aunque tampoco lo autoriz. Mientras tanto, prosegua sus conversaciones con los
representantes del Partido Comunista en Buenos Aires. El antiguo jefe de la
Columna vacilaba.
El clima predominante en el Brasil en ese momento lo resuma el
gobernador del Estado de Minas Gerais, Antonio Carlos:"Hagamos la revolucin
antes de que el pueblo la haga"
10
.
El presidente Washington Luis haba acuado un aforismo menos
ambiguo:"La cuestin social es una cuestin de polica".
Mientras Prestes se suma en la perplejidad ante su destino poltico,
acuciado por sus antiguos oficiales para entrar en accin y por los hombres del
Partido Comunista para crear una alianza, Vargas levantaba el nombre del
caudillo militar como smbolo de un nuevo Brasil.
En su discurso de la explanada Do Castello, Vargas expone una poltica
social para la clase obrera de las ciudades, un plan siderrgico, la divisin del
latifundio, la expansin de la agricultura y la ganadera, la produccin del carbn
brasileo para sustituir a la importacin del producto extranjero, la jornada de
ocho horas, la jubilacin para obreros y empleados telefnicos, de transportes y
energa de las empresas de capital extranjero. Anuncia la intervencin del Estado
en la regulacin de la economa brasilea.
Por el contrario, el candidato oficial de la oligarqua, Julio Prestes,
presentaba "la necesidad de conseguir la estabilizacin monetaria... Era una
plataforma de las clases conservadoras dirigida a las clases conservadoras para
resolver problemas de las clases conservadoras"
11
.
El general Prestes era la bandera de Vargas y el mayor estimulante de su
campaa. Pero la mquina electoral del gobierno de Washington Luis volc todo
su poder en las elecciones fraudulentas y Vargas fue derrotado. Las fuerzas
polticas del varguismo se lanzaron a preparar la revolucin.
Los jefes militares encargaban armas a Checoeslovaquia y propagaban la
sublevacin en todas las guarniciones: el Brasil herva como una caldera, sin
ninguna ayuda del clima. Lanzada la revolucin, triunf en las ciudades ms
importantes con el apoyo popular. Grandes sectores del pueblo
366 | JORGE ABELARDO RAMOS
participaron del movimiento: civiles y militares tomaron juntos ciudades y
edificios pblicos con las armas en la mano. Si la participacin popular no fue
mayor, dice un antiguo dirigente comunista, fue porque
"la propaganda del Partido Comunista denunciaba el movimiento como una
simple lucha entre grupos burgueses"
12
.
7. El general Prestes se convierte al comunismo
Aunque el juicio citado encierre una sobrevalorizacin de la influencia
comunista en las masas, esa era sin duda la posicin del Partido Comunista. La
crisis entre Prestes y sus antiguos oficiales de la famosa Columna haba estallado
poco antes de la revolucin. Joven talentoso, brillante oficial del Colegio Militar,
Prestes habase formado en la tradicin liberal positivista dominante en el Brasil
de su adolescencia. Luego haba sufrido una crisis religiosa: su conversin al
catolicismo no fue menos espectacular que su posterior rechazo de toda fe
religiosa y la conversin a la ideologa marxista. Personalidad atrada por lo
absoluto, Prestes reflejaba fielmente el desconcierto, la angustia y la urgencia de
un camino que conmovan a la arruinada pequea burguesa de ese Brasil an
invertebrado en la tercera dcada del siglo.
Con la candidatura de Vargas a la Presidencia, y su ignorada decisin de
abrazar el comunismo, la ruptura de Prestes con los oficiales de su Columna fue
pattica. En una modesta pensin de la calle Gallo, en aquel desolado Buenos
Aires de 1930, atiborrada de revolucionarios brasileos que conjuraban el hambre
con interminables jornadas de mate, Prestes discuti speramente con sus
oficiales.
Derrotado fraudulentamente Vargas en las elecciones por la maquinaria
oligrquica de los seores del caf, los hombres de la Columna, unidos todava
por las dolorosas experiencias de la marcha y por el culto a su jefe, colaboraban
ya con el plan revolucionario de Vargas para conquistar el poder a mano armada.
Slo Prestes no se haba decidido.
Convocados a una reunin en Buenos Aires, una gran sorpresa esperaba a
sus oficiales. Prestes les anunci su conversin al marxismo y los invit a
acompaarlo. Hasta ese momento los dirigentes comunistas haban fracasado en
arrastrar a Prestes a una simple alianza! Slo haban podido dejarle un paquete de
literatura
HISTORIA DE LA NACIN LATINOAMERICANA | 367
marxista
13
. En las manos del jefe de la Columna ese paquete resultara explosivo.
El general Prestes se haba transformado en un comunista; sus oficiales no podan
dar crdito a sus odos. Les dijo a sus amigos estupefactos que el Gobierno
Federal:"Pasara de las manos de unos polticos a las de otros, con nuestra
complicidad, a cambio de media docena de posiciones subalternas y de una
amnista que tcitamente rehusramos muchos aos... No haba alternativa segn
l, si es que no estbamos vendidos a los capitalistas... Pareca un fantico y no
un lder de oficiales del Ejrcito responsable por los compromisos ya asumidos
con numerosos compaeros"
14

Los oficiales que escuchaban a Prestes estaban perplejos:"El propio Dr.
Artur Bernardes, contra quien habamos luchado durante aos, se proclamaba
ahora, revolucionario ardoroso en Minas Gerais. Evidentemente, aqulla no era
"nuestra revolucin"; pero, qu hacer?", se preguntaba uno de los oficiales. Y
agrega en sus Memorias:"Por otro lado, cmo concebir, ahora, una conversin
en masa al comunismo? Esa idea de Prestes era absolutamente loca"
15
.
Otro de los oficiales, Siqueira, que se haba mantenido en calma durante la
discusin (prolongada toda la noche, sin comer, a base de mate y cigarrillos) se
exalt cuando Prestes se pronunci contra el pago de la deuda externa.
-Y la escuadra inglesa?,pregunt.
-Nos vamos al interior .respondi Prestes.
-Vamos, Prestes, as pensaban los indios cuando lleg Cabral y todava hoy
andan por el interior
16
.
La discusin haba concluido, pero con ella terminaba tambin la Columna
Prestes. Sus antiguos tenientes sern los "tenentistas" del rgimen de Vargas, que
intentaron llevar la revolucin ms all de lo que el Presidente quera y fueron
luego rpidamente neutralizados, como haba vaticinado Prestes. El jefe de la
Columna lanz pocos das ms tarde, en mayo de 1930, su "Manifiesto de Mayo",
en el que expona un programa ultraizquierdista; propona un gobierno fundado
en los "Consejos de trabajadores de la ciudad y del campo, soldados y
marineros"
17
.
En otras palabras, la consigna de los Soviets.
Con esta poltica, sucumba irremediablemente la clebre Columna, su jefe
se transformaba en comunista y se aislaba de todo el proceso revolucionario de
masas. Era un error de Prestes? No, era un episodio de la tragedia internacional
del comunismo, en particular
368 | JORGE ABELARDO RAMOS
en los pases semicoloniales. La valiente decisin de Prestes de abrazar las
banderas del socialismo no podra ser objetada sino por el pensamiento
reaccionario. Su capacidad militar indiscutible corra pareja con su coraje moral y
su decisin poltica de llegar a las ltimas consecuencias para la salvacin de su
patria. Justamente en ese momento el proceso interno de degeneracin
burocrtica en la Unin Sovitica llegaba a su punto crtico.
t
8. La burocratizacin stalinista y Prestes
Stalin aplast o domestic a los dirigentes de cada partido asociado y la
"rusific" por completo, transformando a la Internacional en una proyeccin
cosmopolita del petrificado Partido Comunista sovitico.
Desde ese momento, la Internacional Comunista estara al servicio de la
diplomacia rusa.
Luis Carlos Prestes se convierte al marxismo en pleno perodo
ultraizquierdista.
Las consignas stalinistas valan tanto para la Alemania de Hitler como para
el Brasil de Vargas: sus resultados fueron ruinosos en ambas partes del mundo.
En Alemania, el sectarismo stalinista calific a los obreros socialistas de
"socialfascistas", la divisin del gigantesco movimiento alemn abri el camino
del triunfo electoral a las bandas hitlerianas. En el Brasil, Prestes, que era el
verdadero lder nacional del pas, se opuso junto con el Partido Comunista a la
revolucin que encabezaba Vargas y al movimiento de masas que la acompa
18
.
Lejos de apoyar crticamente al movimiento nacional que pesa a todo diriga
Vargas y colocarse en el eje de la movilizacin sosteniendo un programa
avanzado, lo que hubiera permitido al comunismo brasileo y a Prestes establecer
un ntimo contacto con las masas que crean todava en Vargas, se aisl de ellas,
formul consignas que carecan de toda relacin con la realidad social del Brasil,
con el peso social del proletariado en las sociedad brasilea y con el nivel de su
conciencia y se convirti en un brillante y legendario instrumento de la poltica
sovitica.
Tal fue su tragedia personal y la tragedia poltica del comunismo brasileo,
que haba atrado a sus filas al ms notable jefe militar del pas, tan slo para
esterilizarlo.
HISTORIA DE LA NACIN LATINOAMERICANA | 369
9. El "Estado Novo"
Aunque formalmente el "Estado Novo" se crea en 1937, parece legtimo
considerar el largo perodo de Vargas como un intento de remodelacin burguesa
de la vieja Repblica oligrquica. El movimiento cvico-militar que llev a
Vargas al poder se transformar en los prximos quince aos en un rgimen
burocrtico "sui gneris" que erigi el poder del "Estado Cartorial" como factor
omnipotente y regulador entre todas las clases sociales del Brasil. En este sentido
Vargas se aproxim considerablemente al establecimiento de un rgimen semi-
bonapartista.
En esencia, el ms importante movimiento nacional del Brasil realiz un
enrgico esfuerzo para asegurar mediante la intervencin del Estado un desarrollo
del capitalismo nacional brasileo.
19
No slo redujo la importancia del
"coronelismo" estadual, forma poltica de caciquismo regional que aseguraba la
feudalizacin poltica en cada Estado de los latifundistas, sino que Vargas
consum mediante la intervencin federal, la quema pblica simblica de
banderas y escudos de los Estados y con ella avanz hacia la expropiacin
poltica de la vieja oligarqua; en Otras palabras, hacia la unidad del poder en
Brasil.
10. Industrializacin y nacionalismo
La poltica de industrializacin fue la ms caracterizante de su gobierno.
Estableci un avanzado sistema de legislacin para los trabajadores, no siempre
cumplido, y someti a los sindicatos al control del Estado, prohibiendo las
huelgas. Alent el rpido enriquecimiento de los nuevos empresarios; y los
negociados en este orden recordaron al tipo genrico de todos los perodos
desordenados del desarrollo burgus en Europa, con sus aventureros, nuevos
ricos y embaucadores.
Este hecho, juzgado por la oligarqua latifundista como signo de
"inmoralidad" del rgimen, a diferencia de la asepsia administrativa de aquella
clase, es uno de los rasgos secundarios tpicos de la modernizacin burguesa.
Quien deseara desarrollo capitalista, deba admitir los peculados; los "moralistas"
de la estratificada sociedad oligrquica no hacan negociados, pues su latrocinio
no era privado ya; consista en la parlisis del Brasil. Sus manos tintas en sangre
de esclavos, estaban limpias desde haca medio siglo.
20

370 | JORGE ABELARDO RAMOS
Vargas, a pesar de su condicin de granjero, desenvolvi una poltica
nacional tendiente a crear las condiciones del crecimiento capitalista.
Impuls la formacin de una burguesa industrial y toda su poltica, an la
legislativa en favor de los obreros, tena un carcter de modernizacin burguesa
de la sociedad brasilea. Al favorecer legalmente a los trabajadores buscaba un
apoyo interior para su poltica general; pero al tutelar los sindicatos y prohibir las
huelgas, se propona reducir y limitar la actividad independiente de la clase
obrera. Despoj de influencia poltica a la oligarqua exportadora, pero no alter
la estructura de la propiedad rural y defendi los intereses de los productores
agrarios tradicionales, con lo que logr su consentimiento para el ejercicio del
poder.
11. El suicidio de Vargas
La nueva burguesa industrial paulista, surgida en parte por la poltica de
Vargas, era, como su colega argentina, en gran parte de origen extranjero y
careca de una conciencia crtica de s misma y del Brasil. El estanciero gaucho
Vargas, con su visin de productor agrario vinculado al mercado interno, la
tradicin de la frontera y de los peligros del separatismo riograndense que tan
bien conoca, tena una concepcin geoeconmica del Brasil como ninguno de
sus contemporneos. Fue un sustituto de una burguesa nacional cuasi inexistente
y formul una poltica nacional burguesa con el apoyo del nico factor
centralizado en el Brasil de su poca: el Ejrcito.
Esta relativa "independencia" de las clases sociales originaba la
"pendularidad" de Vargas, como de Pern en el caso argentino y era el resultado
ms evidente de la inmadurez de ambas sociedades, necesitadas de un piloto
supremo. En el caso de la clase ms directamente beneficiada por la poltica
industrializadora de Vargas, era notoria su incapacidad social para percibir su
propia existencia. El fenmeno es similar en Brasil y en la Argentina, y parece
general en todos los pases atrasados. Ms an, histricamente la burguesa jams
ha logrado ejercer el poder directamente, excepcin hecha de los Estados Unidos
en la poca moderna (y ya vemos con qu resultados).
Por esa razn Engels explicaba el bonapartismo en los siguientes trminos,
que creemos perfectamente aplicables tanto en Vargas como en Pern:
"Veo cada vez ms claramente que el burgus no se siente dispuesto a tomar
el control efectivo; por lo tanto, la forma normal de gobierno es el
HISTORIA DE LA NACIN LATINOAMERICANA I 371
bonapartismo, a no ser que, como en Inglaterra, una oligarqua pueda tomar a su
cargo la tarea de guiar el Estado y la sociedad con arreglo a los intereses
burgueses, a cambio de una rica recompensa. Una semidictadura segn el modelo
bonapartista, conserva los principales intereses de la burguesa, an en oposicin
a la burguesa misma, pero no le deja ninguna participacin en el control de los
negocios. Por otra parte, la dictadura se ve obligada, en contra de su voluntad, a
adoptar los intereses materiales de la burguesa".
21

Las limitaciones que sus intereses de clase le imponan a Vargas son de
suyo evidentes y prefiguraban en cierto modo su trgica cada. En las condiciones
histricas del Brasil, no obstante, el varguismo apareci como una forma de
innegable progreso histrico. Fue responsabilidad del Partido Comunista, y sobre
todo de la Internacional Comunista haber abandonado el movimiento de masas en
horas crticas, cuando an era tiempo. En Julio de 1954, exactamente un mes
antes del suicidio del Presidente Vargas bajo el acoso del imperialismo, el Partido
Comunista del Brasil publicaba su "Manifiesto Electoral" y deca:
"El gobierno de Vargas es un gobierno de traicin nacional. Su poltica de
completa sumisin a los gobernantes norteamericanos se manifiesta en todos los
aspectos de la vida del pas... gobierno de latifundistas y grandes capitalistas, el
gobierno de Vargas se somete con un servilismo sin precedentes al gobierno de
los Estados Unidos y hace de los representantes del Brasil en el exterior lacayos
del Departamento de Estado norteamericano".
Si esto deca el antiguo Capitn Prestes, qu podan esperar los stalinistas
argentinos del cosmopolita Vittorio Codovilla?
22

Antes de eliminarse, el Presidente Vargas dejaba escrito su testamento
poltico:
"Despus de muchos aos de dominio y expoliacin de grupos econmicos
y financieros internacionales, me puse al frente de una revolucin y venc. Inici
el trabajo de liberacin y establec el rgimen de libertad social. Tuve que
renunciar. Volv al Gobierno por la voluntad del pueblo. La campaa subterrnea
de los grupos internacionales se uni con grupos nacionales, rebelndose contra
el rgimen de garanta de trabajo. La ley de ganancias extraordinarias fue
detenida en el Congreso... He luchado mes a mes, da a da, hora a hora,
resistiendo a una presin constante, incesante, soportando todo en silencio,
olvidando todo, renunciando a ser yo mismo, para defender al pueblo que ahora
se queda desamparado. Nada les puedo dar a no ser mi sangre... Luch contra la
expoliacin del Brasil... Yo os di mi vida. Ahora, os ofrezco mi muerte".
23

372 I JORGE ABELARDO RAMOS
12. La crisis del movimiento nacional
Para medir la magnitud de su fuerza histrica, es preciso considerar la
herencia de Vargas al da siguiente de su muerte trgica. El Brasil ha sido
sometido por el Ejrcito a un intento de radical recolonizacin. La industria tan
laboriosamente erigida marcha hacia su absorcin mayoritaria por el
imperialismo yanqui, como en la Argentina.
24

El factor activo que facilita esa penetracin es la vieja oligarqua intocada
por Vargas. Domina la escena la misma burguesa comercial que lo oblig a
empuar su revlver y se escucha la voz de la misma prensa colonial de ayer. Se
reitera en el Brasil un fenmeno anlogo al de la Argentina o Bolivia: el
movimiento nacional de conduccin burguesa que no se transfigura en socialista
es derribado, o corrompido por las fuerzas antagnicas que no se atrevi a
destruir. La idea de volver compatibles la "dualidad de clases", es decir la
coexistencia de oligarqua y burguesa, de atraso y progreso, de revolucin y
contrarrevolucin termina inevitablemente con el triunfo de la forma arcaica
mediante la ayuda extranjera.
Si las fuerzas nacionales no marchan hacia la extirpacin de raz del viejo
orden, el viejo orden las vencer. Tal es el caso de Vargas, Goulart, Paz
Estensoro y Pern. Un caso diferente es el de Nasser en Egipto. Es cierto que
Nasser no considera que Egipto es una Nacin, sino un Estado, y en esa aguda
conciencia de sus lmites consiste la originalidad y fuerza de la revolucin
nacional rabe. La palabra socialismo en Amrica Latina debe unirse
ntimamente a la resonancia moderna de Bolvar. Si esto no es asumido
plenamente por el nacionalismo pequeo burgus o popular, ste correr una y
otra vez hacia su prdida.
13. Argentina: los viejos y bellos das
La Argentina era la ms europea de las regiones latinoamericanas. En sus
actuales fronteras, el Litoral exportador y en particular la ciudad de Buenos Aires,
despertaba siempre el asombro irnico de los visitantes del Viejo Mundo.
Concluida la unidad del Estado en 1880 y federalizada Buenos Aires por el
ejrcito de provincianos dirigido por Roca, la gran provincia qued sin su
orgullosa ciudad, que pas a ser de jurisdiccin federal, terminando un viejo
pleito. Este hecho coincidi con la expansin de la ganadera y la agricultura en
un ininterrumpido proceso hasta 1930. "Dios es argentino" era el vanidoso
aforismo de la oligarqua ganadera
HISTORIA DE LA NACIN LATINOAMERICANA | 373
bendecida por un maravilloso rgimen de lluvias y por una al parecer inagotable
capa de humus vegetal. Al otro lado del Ro de la Plata, la antigua Banda
Oriental, dotada de anlogos recursos naturales, responda con otra frase: "Como
el Uruguay no hay". El patriotismo chileno era menos arrogante: "Viva Chile,
m...!". Su renta agraria era menor y no se fundaba en la maravilla del "humus"
pampeano sino en la explotacin de los "inquilinos".
Entre las pequeas soberanas heredadas de la "balcanizacin", la Argentina
gozaba de una renta diferencial que haca de sus pampas las ms lucrativas
praderas del mundo. La tradicional indiferencia de la oligarqua portea por
Amrica Latina se convirti en una norma de oro de su diplomacia. El pas entero
se inclin hacia Europa. Era un valor entendido que la alianza con Gran Bretaa
en un prdigo intercambio de materias primas contra artculos industriales
bastaba para mantener el alto nivel de la oligarqua dispendiosa, de una clase
media acogida a la proteccin del "Estado Cartorial" y de un artesanado urbano
relativamente privilegiado. Junto a una estructura de servicios creada por el
imperialismo, este sistema garantizaba a sus trabajadores niveles de vida ms
altos que al resto de la poblacin.
El rgimen en su conjunto funcion sin grandes sobresaltos desde 1880
hasta 1930. Se fundaba en el reparto desigual de la renta agraria y las disputas
polticas diriman una mayor justicia en dicha distribucin entre las clases
participantes. El yrigoyenismo fue el primer movimiento nacional de este siglo
que canaliz polticamente a las clases sociales postergadas del sistema agrario,
aunque no cuestion el sistema mismo.
25

14. Ortega y el destino imperial
Hacia el ao 1930, mientras Amrica Latina se debate en la pobreza, la
oligarqua argentina rebosa de satisfaccin. Sus miembros viajaban a Europa
todos los aos con una comitiva asitica. Se dejaban esquilmar por los hoteleros
franceses con una soberbia displicencia e importaban en cambio, para su solaz, a
los grandes espritus disponibles de la poca. De este modo Ortega y Gasset
conoci Buenos Aires y retribuy atenciones:
"El pueblo argentino no se contenta con ser una nacin entre otras; quiere
un destino peraltado, exige de s mismo un destino soberbio, no le cabra una
historia sin triunfo y est resuelta a mandar. Lo lograr o no, pero es sobremanera
interesante asistir al disparo sobre el tiempo histrico
374 I JORGE ABELARDO RAMOS
de un pueblo con vocacin imperial"
26
. La facundia de Ortega se
desencaden con los agasajos que la nobleza ganadera derram sobre l.
Vivi en Buenos Aires anonadado por la fanfarronera portea de los altos
crculos oligrquicos, por la calle Florida, los chalets de San Isidro y los
asados criollos en las estancias ms ricas del mundo. El peso argentino
equivala a un dlar y las amerengadas damas de "Amigos del Arte" lo saban.
Ortega sobresalt a este insignificante mundillo cuando pretendi, en su
euforia, llamarlas "criollas". i "No les era grato orse llamar "criollas", un vocablo
que yo les lanzaba
con todo entusiasmo, como si l solo fuese ya un madrigal. Entonces ca en
la cuenta de que esa voz, como tantas otras, ha tenido mala suerte. Porque
en ese cambio de sentido sobreviven luchas civiles que hubo en este pas".
27

El verboso espaol adverta tardamente que estas insinuantes damitas de la
aristocracia pampeana representaban una parte del pas, pero que todo el resto era
una especie de enigma latente: por alguna misteriosa razn la palabra criolla
incomodaba a las elegantes de Buenos Aires.
15. Las serpientes y el Conde de Keyserling
Asimismo fue invitado para esa poca el conde Keyserling, con sus ojos
penetrantes y su arrebatadora barbita gris. Tuvo un xito fulminante. Careca de
todo escrpulo histrico. Su fuerte era la invencin, y su oficio formal de filsofo
era otra de las argucias maquinadas por su fantasa. Lo primero que hizo al
descubrir Amrica Latina fue desenterrar a Buffon: anunci al mundo que en
Sudamrica "me haba percatado de mi propia mineralidad" y que al sumirse "en
la contemplacin de las primeras almas sudamericanas, fui asaltado por visiones
de serpientes".
28

Los sapos enormes del Brasil lo persuadieron que la naturaleza de Amrica
del Sur es "descomposicin, corrupcin, putrefaccin, basura, hedor, deformidad,
fealdad horrorosa y perpetuo asesinato"
29
.
Las mismas damas de Buenos Aires, con sus sutiles halagos, apenas
lograron moderar a este desaforado germano. Su doctrina de que Amrica Latina
es una tierra de "sangre fra", pareci sufrir entonces persuasivos rechazos, que no
es del caso historiar aqu. En la vida argentina, Keyserling observa un noble
decoro "para encubrir el propio pantano interior". El conde era el nuevo Coln de
la psicologa americana: si:"Legua era ms indio que Yrigoyen, y por ello mismo
ms taimado, en el sentido del mundo de la sangre fra"
30
. Yrigoyen habra
mantenido su neutralidad ante la guerra
HISTORIA DE LA NACIN LATINOAMERICANA | 375
mundial "porque no tena gana", clave en la que Keyserling cree descubrir la raz
recndita del alma argentina. En esos das venturosos de la oligarqua ganadera la
Argentina estaba en condiciones de resistir sin decir ay todas las depredaciones
de los pensadores de turno.
Medraba en las costas sudamericanas, atrado por el oro argentino, un
gnero cosmopolita de magos de la palabra, charlatanes clebres que exhiban su
falsa pedrera de gitanos del intelecto, con el reaseguro de su pasaporte europeo o
norteamericano y el respeto que tales ttulos y lenguas despertaban en las mujeres
ricas de la factora carnvora perdida en el Atlntico Sur. Waldo Frank era uno de
estos commis voyageur de las letras, munido de esa desenvoltura para mirar y
hablar que slo se adquiere despus de largos aos de oficio
31
.
La oligarqua estaba encantada con el estupendo visitante. Waldo Frank
advirti con su mirada sagaz a la portea:
"Su pecho es plido porque el sol de la Argentina decolora... con la mirada
negra de sus ojos acerca la pampa porque ha heredado el fino escudrio del
conquistador para los horizontes... vive al aire abierto, en una pampa de
posibilidades que amedrenta su necesidad femenina de hallar un sitio seguro y
cerrado donde parir sus hijos".
Ya era demasiado! Este mundo artificial y sofocante se derrumb
solemnemente en 1930.
16. Una Argentina industrial
A diferencia del proceso que la crisis engendr en el Brasil, donde un
movimiento nacional encabezado por Vargas dirigi la evolucin econmica
hacia una deliberada industrializacin, la cada de Yrigoyen disolvi el
movimiento nacional hacia nuevos rumbos. Tom el gobierno la oligarqua
ganadera, desplazada del poder en 1916 por Yrigoyen y que slo atin a
envilecerse ante el Imperio britnico: ste aprovech el naufragio general para
imponer a la Argentina una doble cadena alrededor de su cuello. Se estableci as
la dictadura provisional del general Uriburu, soldado de fortuna y pintoresco
fanfarrn de antiguo cuo.
Poco despus, el general Justo asuma el gobierno gracias a elecciones
delictuosas. Se inaugur as la llamada "Dcada infame". El conjunto de leyes
aprobadas, la poltica de carnes, la creacin del Banco Central, estuvo dictada por
la exigencia britnica de comprar las carnes argentinas slo a cambio del control
ingls de la economa nacional. Pero la crisis oper
376 | JORGE ABELARDO RAMOS
milagros inesperados. Por la ausencia de divisas y el hundimiento de los precios,
el gobierno oligrquico estableci el control de cambios y aument los derechos
aduaneros. Comenz a desarrollarse sin apoyo oficial una industria de
consideracin
32
. Al mismo tiempo se prohibi la inmigracin europea que desde
principios de siglo haba colonizado la "pampa gringa" del Litoral. Con la
aparicin de nuevas fbricas que deban sustituir las importaciones prohibidas, se
requera mano de obra. Como sta ya no poda provenir del exterior, los nuevos
obreros llegaron de las olvidadas provincias agrarias del Interior. Modificse
profundamente por este recambio la fisonoma social y racial de la clsica ciudad
europea del Plata.
Su tipo criollo pas inadvertido durante aos, pues se aloj silenciosamente
en la periferia de la gran ciudad: la oligarqua, como la clase media, ignoraron su
existencia. Con ellos vena la tradicin nacional, un nacionalismo elemental que
Buenos Aires no haba conocido jams. En sus apellidos resonaban nombres
olvidados de las guerras civiles o de la conquista. Amrica del Sur estaba
presente en la composicin de ese nuevo proletariado: miles de chilenos,
bolivianos y paraguayos emigran y se arraigan en las nuevas ciudades fabriles de
la Argentina.
17. Burguesa, proletariado y ejrcito
El nuevo proletariado que se forma en la dcada del 30 est orgnicamente
desvinculado de los partidos polticos de la factora, sean stos de derecha o de
izquierda. Socialistas y comunistas slo tenan alguna influencia en la ciudad
cosmopolita del sistema agrario; se haban opuesto siempre al yrigoyenismo,
marginndose con sus consignas porteas o abstractas de las peculiaridades de la
vida argentina.
Pero tambin la burguesa industrial, que recin naca, careca de un
comportamiento nacional. Eran neoburgueses vidos de ganancias, dispuestos a
pactar con el imperialismo, si era necesario; carecan de prensa propia. Tampoco
haban elaborado un sistema de ideas en el orden del nacionalismo econmico, ni
tenan peso alguno en la vida poltica. Era una indiferenciada masa de fabricantes,
una burguesa en s
33
. El ejrcito, que haba apoyado a Yrigoyen, a la cada del
caudillo fue expurgado de los oficiales yrigoyenistas. En su seno naci
lentamente una generacin militar nueva, que detestaba al Imperialismo britnico,
pues la crisis haba puesto al desnudo la fatal dependencia argentina. La guerra
proporcion una oportunidad para romper el sistema oligrquico.
Ensoberbecidos, los
HISTORIA DE LA NACIN LATINOAMERICANA I 377
conservadores impusieron al Presidente Castillo un candidato para sucederlo, de
notoria filiacin rupturista. El neutralismo ante la segunda guerra era demasiado
poderoso en el Ejrcito para permitir una ruptura con el Eje. La revolucin del 4
de junio de 1943 puso trmino al ciclo.
El coronel Pern se abri paso vertiginosamente como el caudillo poltico
del Ejrcito. Desde el comienzo busc el apoyo de los obreros sin organizar (los
sindicatos eran poco representativos y estaban en manos de socialistas y
comunistas) y promovi la formacin de grandes entidades gremiales. Las
enormes corrientes de obreros provincianos y porteos ingresaron a estas
organizaciones en masa y obtuvieron derechos que no haban conocido nunca. La
oligarqua adivin los peligros de esta poltica. Con el apoyo abierto del
embajador norteamericano Braden, prepar un golpe de Estado que derrib a
Pern. El 17 de octubre de 1945 la respuesta de las masas populares y del sector
del Ejrcito fiel a Pern se manifest en gigantescas huelgas generales que
devolvieron la situacin a su estado anterior.
Las elecciones del 24 de febrero de 1946 legitimaron el ascendente obtenido
por Pern en las mayoras argentinas. Antes de las elecciones, Pern intent
llegar a un acuerdo con los comunistas, que stos rechazaron, en virtud de que
toda su poltica hacia Pern se rega por las categoras impuestas segn el
acuerdo de los Cuatro Grandes en Yalta. Aquellos pases que se haban atrevido,
como la Argentina, a mantener su neutralidad ante la gran matanza, deban ser
castigados: as opinaban Roosevelt y Stalin
34
. Los comunistas argentinos vean en
Pern a una continuacin de Hitler. De ganaderos a izquierdistas, esta
caracterizacin fue unnime
35
.
18. Peronismo y clases sociales
El triunfo electoral de Pern y sus dos gobiernos congregaron sectores
sociales del ms diverso origen. Apareca resueltamente como un verdadero
Frente Nacional. A l confluyen los restos del yrigoyenismo agrario, algunos
dbiles sectores empresarios, raros socialistas que rompan con su partido,
sindicalistas tradicionales y nuevos sindicalistas, importantes sectores de la
Iglesia catlica; grandes grupos de la clase media de provincias vinculados al
mercado interno; obviamente la clase obrera y, detrs del conjunto, el Ejrcito.
Este ltimo era el verdadero partido poltico de Pern, el factor subrogante de una
burguesa demasiado dbil y confusa para percibir su verdadero papel
36
.
378 | JORGE ABELARDO RAMOS
r
En los pases semicoloniales, a diferencia de los pases imperialistas, la
industria no ha surgido como la expresin final de un lento y trabado
desenvolvimiento econmico, desde el artesanado a la gran produccin
capitalista. Por el contrario las posibilidades industriales de nuestros pases han
sido rigurosamente limitadas por la introduccin masiva de la produccin
extranjera. Slo han podido irrumpir en el mercado a travs de las fisuras abiertas
en el sistema del mercado mundial por los golpes de la crisis o los conflictos
militares del imperialismo. El desplazamiento de otros sectores sociales a la
produccin industrial, la seleccin casual de sus dirigentes y empresarios, la
deformacin cultural e ideolgica de un largo pasado librecambista ha creado en
la burguesa industrial argentina una disociacin entre sus intereses inmediatos,
su ideologa y su adhesin poltica.
Se comprender que con este tipo de nueva industria las necesidades
bruscamente creadas a todo el pas con la guerra y la aparicin de un mercado
interno slo podan ser satisfechas en la esfera de la poltica por la nica fuerza
centralizada no vinculada al imperialismo extranjero y que por su profesin
estaba orgnicamente marginada de los intereses agropecuarios. Esta fuerza era el
Ejrcito.
19. La naturaleza poltica del Ejrcito
Su funcin contradictoria en los pases semicoloniales ya ha sido estudiada
por nosotros
37
. La presencia dominante del imperialismo extranjero, de una
oligarqua antinacional y de una mediocre burguesa nativa, permite al Ejrcito,
bajo ciertas circunstancias crticas, asumir la representatividad de las fuerzas
nacionales impotentes, o, por el contrario, transformarse en el brazo armado de la
oligarqua. Esta dualidad se funda en el antagonismo latente que existe en la
sociedad semicolonial, donde no hay una sola clase dominante, a ejemplo de los
pases imperialistas, sino dos, una tradicional y una moderna, aunque mucho ms
dbil.
La pugna entre ambos grupos, aqul vinculado al sistema agrario-
exportador y ste situado junto a las clases interesadas en el crecimiento
econmico, se introduce en el seno del Ejrcito y genera en l esa misma
contradiccin en otro nivel. La variabilidad de sus actitudes, est influida por la
situacin internacional -donde el poder intimidatorio y las victorias o derrotas del
imperialismo juegan un papel impresionante- as como por las singularidades de
los fenmenos polticos nacionales. En un caso o en otro, la tendencia a
regmenes bonapartistas o semibonapartistas en la
HISTORIA DE LA NACIN LATINOAMERICANA I 379
Argentina de la era industrial se funda directamente en la inestabilidad crnica de
las clases poseedoras.
En el rgimen de Pern, las grandes conquistas de la legislacin obrera
provenan de la necesidad de que el rgimen obtuviera el necesario apoyo interior
para resistir las extorsiones del imperialismo extranjero. La propia clase obrera
apoy con ardor al peronismo, en quien simbolizaba su propio ingreso a la vida
poltica, un alto nivel de vida y la derrota de la oligarqua.
20. Conciencia nacional y conciencia de clase
Esta adhesin obrera al peronismo era completamente lgica: se fundaba en
las experiencias polticas vitales de las grandes masas y en la necesidad de
romper, a travs de un nuevo caudillo, el bloqueo social impuesto al pueblo por
el sistema oligrquico. Pero en un pas semicolonial, con un incipiente desarrollo
capitalista, esta incorporacin de las masas a un movimiento nacionalista popular
que manifiestamente se propona impulsar el crecimiento de la industria, y la
"armona" de las clases sociales, exige una explicacin especfica para
comprender la especial "actividad conformista" de la clase obrera con el
capitalismo, que ha sumido en la perplejidad y hundido en el ms negro
escepticismo a no pocos tericos "marxistas" cipayos.
"Mientras un rgimen de produccin se desarrolla en sentido ascensional,
escribe Engels, cuenta incluso con la adhesin y el homenaje entusiasta de los
que menos beneficiados salen por el rgimen de distribucin ajustado a l. Basta
recordar el entusiasmo de los obreros ingleses al aparecer la gran industria. Y an
despus de que este rgimen de produccin, consolidado ya, constituye en la
sociedad de que se trata un rgimen normal, sigue imperando en general el
contento con la forma de distribucin, y si alguna voz de protesta se alza, sale de
las filas de la clase dominante (Saint- Simn, Fourier, Owen) sin encontrar
apenas eco, por el momento, en la masa explotada"
38
.
Los obreros peronistas procedan en su mayor parte de las regiones agrarias
de la Argentina; e ingresaban a la industria, cambiando no slo sus condiciones
de aislamiento rural anterior, por las ventajas urbanas de todo orden, sino que
valoraban los aspectos positivos del rgimen capitalista, en relacin con las
condiciones de dependencia personal agraria anterior: salarios quincenales,
380 | JORGE ABELARDO RAMOS
relaciones objetivas con la patronal, superior nivel de vida, organizacin sindical,
peso poltico y dignidad individual. Todos estos factores suponan un ascenso
histrico, tan nuevo como el capitalismo que contribuan los obreros a consolidar
y tan deseable como detestable haba sido para ellos el sistema pastoril o agrcola
que haban abandonado perseguidos por la parlisis agraria.
21. Poltica y "Sociologa"
Si los partidos de izquierda quedaron aislados por el triunfo del peronismo,
esto no se debi a la supuesta "dictadura" sino a la aversin que despert en la
clase obrera la desercin de los socialistas y del Partido Comunista
39
, puesto que
dichos sectores abrazaron el bando del candidato Tamborini, con el apoyo
pblico del embajador Braden. Este hecho cerraba histricamente el ciclo de
expansin de la izquierda cosmopolita en la Argentina, coincidiendo con el fin de
la sociedad agraria exportadora que las haba engendrado
40
.
El Ejrcito ejerci el papel conductor de la revolucin nacional en la
Argentina, adems, porque tanto la burguesa como el proletariado eran
demasiado dbiles para asumir el liderazgo. El hecho ms significativo en cuanto
a la importancia relativa de la clase obrera con respecto a la burguesa nacional
radica, desde el punto de vista del rgimen de apropiacin, en que la mayor parte
de las grandes industrias estn en manos del capital extranjero; pero toda la
produccin reposa sobre los obreros argentinos. De este modo, el proletariado
ocupa en la industria una funcin incomparablemente ms decisiva que la
burguesa nacional. El rgimen peronista fund su poltica, de amplia
progresividad histrica, pese a sus limitaciones de clase, en una circunstancia
coyuntural: los altos precios de los productos agrarios alcanzados en la
postguerra y en las reservas de divisas acumuladas por las exportaciones
argentinas no pagadas durante el conflicto.
Las divisas se emplearon en la adquisicin de bienes de produccin y en
repatriacin de la deuda externa, cncer de la balanza de pagos. Los precios
agrarios permitieron al peronismo financiar la industria. Cuando esos precios
cayeron en Europa, el gobierno se vio obligado a mantener precios remunerativos
al campo, a pura prdida. El esfuerzo de capitalizacin nacional comenz a
peligrar y a daar todo el sistema.
HISTORIA DE LA NACIN LATINOAMERICANA I 381
22. La oligarqua ganadera
El fundamento de la crisis orgnica de la Argentina reside en el conflicto
hasta hoy irresuelto entre las exigencias de la industrializacin y la base nacional
de la acumulacin. El aumento de la poblacin ha sobrepasado hace mucho el
lmite que permita a la Argentina sostenerse con la produccin agraria. Por otra
parte, sta tiende cada vez ms a reducir el nmero de trabajadores necesarios,
por obra de la mecanizacin creciente. Las crisis mundiales crearon la industria;
sta fue reforzada por algunos capitales imperialistas que saltaron las barreras
aduaneras y se instalaron en la Argentina para monopolizar el mercado interior y
exportar las ganancias a travs de un mercado libre de cambios, aprovechando el
bajo costo de la mano de obra.
Pero la revolucin peronista y la ulterior escasez de divisas encerr al
capital extranjero dentro del mercado interno. De este modo se reforzaron las
posibilidades para desarrollar una industria liviana y semipesada relativamente
considerable. Las necesidades de las obras bsicas -siderurgia, comunicaciones,
qumica pesada- se agravaron con este crecimiento de las industrias livianas. Si la
base de la poltica de Pern consista en industrializar por medio de las divisas
obtenidas de las exportaciones, la tendencia desfavorable entre los precios de las
materias primas argentinas y los precios de los bienes de capital importados
revelaron que esa va era demasiado estrecha y vulnerable. Pues el aumento de la
poblacin y el nuevo nivel de la vida demostraron que los argentinos tienden a
consumir en su totalidad los alimentos que fueron tradicionalmente la fuente
exterior de las divisas
41
41.
Lo que ha ocurrido es muy sencillo. Mientras que la poblacin se ha
triplicado desde 1910, la produccin agrcola-ganadera ha permanecido
estacionaria.
Cul es la razn? La respuesta a esta pregunta encierra una de las claves de
la revolucin argentina. La produccin agraria creci desde 1880 hasta 1930
hasta los lmites histricos fijados por la capacidad de absorcin europea y all se
detuvo, lo mismo que la extensin de las lneas ferroviarias y el aparato
administrativo de la semicolonia. El auge de la ganadera extensiva concluy con
la explotacin rutinaria de la zona pampeana, la ms frtil y rica; la ganadera
extra-pampeana debi resignarse a producir carne para el mercado interno.
La oligarqua ganadera se constituy como una clase rentstica y no
productiva, educada durante generaciones en la idea de que la Naturaleza
382 I JORGE ABELARDO RAMOS
y no el trabajo humano invertido en la explotacin de la estancia provea su
fortuna. De ah naci la nica exigencia constante de los ganaderos: mayores
precios, nunca mayor produccin. El aumento de la poblacin y el mantenimiento
de su cuota protenica, encuentra en la parlisis de la produccin ganadera una
muralla que el pas no puede franquear sin destruir las actuales relaciones de
propiedad. O el pueblo argentino suprime el consumo de su alimento bsico
tradicional, o la economa argentina se paralizar por ausencia de saldos
exportables. Desde cualquiera de los dos puntos de vista la crisis estara
planteada.*
23. Capitalismo industrial y Propiedad agraria
No est en juego solamente el progreso econmico de la Argentina, sino la
existencia misma de su pueblo. El parasitismo oligrquico es de tal carcter que
los terratenientes constituyen una clase capitalista, pero no burguesa y se han
resistido con una perfecta indiferencia patriarcal a aumentar la produccin y a
considerar la estancia como empresa capitalista. Su tradicin les indica que se
trata de un bien de renta. Lo que constituy durante un siglo uno de los
privilegios de la Argentina -la renta diferencial- es decir la composicin qumica
del suelo, el rgimen de lluvias y la proximidad de las praderas al puerto de
Buenos Aires, se ha vuelto el taln de Aquiles de la oligarqua. Es as que la tierra
comienza a dar alarmantes seales de erosin
42
.
Nada de esto importa al terrateniente, cuyo estilo tradicional exige escasa
mano de obra y casi nulo capital variable
43
. Los campos han sido amortizados
desde hace generaciones y el "valor" de los campos es puramente especulativo. El
rgimen impositivo es benvolo y por lo dems es violado sistemticamente.
Todo ganadero argentino, salvo raras excepciones, deja que la "Naturaleza
obre"
44
. Aborrece los problemas tcnicos y se rehsa a construir la fbrica de
carne. Es de este tipo de rentista estril que depende la capacidad de
capitalizacin del pas: en esa pampa hmeda controlada por "manos muertas"
est el "Ruhr argentino"
45
. Bastar decir que la produccin convencional en las
ms frtiles praderas del mundo con pasturas naturales slo alcanza a una vaca
por hectrea. En Europa con fertilizantes qumicos nuevos se ha llegado a un
promedio de 7 u 8 vacas por hectrea
46
.
*N del E.: El autor seal sobre los originales que la otra clave es el M.C.E. Mercado Comn Europeo.
HISTORIA DE LA NACIN LATINOAMERICANA | 383
Pero la resistencia de la oligarqua ganadera es invencible: no produce ms
porque no le interesa sino disfrutar su renta. La duplicacin o triplicacin del
nmero de cabezas de ganado de 50 a 100 o 150 millones podra colocar a la
Argentina en posesin de gigantescos recursos para su crecimiento econmico en
todas las reas. Pero esto no slo supone el quebrantamiento de los canales
britnicos y europeos clsicos de la comercializacin de carnes, que han
dominado secularmente la produccin ganadera argentina, sino ante todo la
expropiacin directa de la oligarqua ganadera misma y su sustitucin por
estancias ganaderas del Estado que abracen vastas extensiones de campo,
sometidas a las pasturas artificiales, la inseminacin cientfica y la atencin de
veterinarios y agrnomos en aquellos casos en que las nuevas leyes impositivas a
dictarse no cambien la conducta productiva de los ganaderos indiferentes.
Dicha expropiacin pondra en manos del Estado revolucionario un
instrumento de negociacin mundial de incalculable alcance: el poder protenico
de la Argentina. En condiciones de alimentar a los hermanos de Amrica Latina,
y comerciar sobre todo con el mundo africano, asitico y rabe, terminara as con
la ilusin de revivir la era del mercado de Smithfield a la cual el Mercado Comn
Europeo ha puesto fin.
24. La poltica latinoamericana de Pern
La coalicin comercial-imperialista derrib en 1945 en el Brasil al
Presidente Vargas. Al ao siguiente, el caudillo brasileo deca:
"Fui vctima -dijo Vargas en 1946- de los agentes de las finanzas
internacionales, que pretenden mantener a nuestro pas en una situacin de simple
colonia, exportadora de materias primas y compradora de bienes industrializados
en el exterior... Los beneficiarios y los defensores de los trusts y los monopolios
no podan perdonarme que el gobierno hubiese arrancado de las manos de un
grupo extranjero, para restituirlo sin cargo al patrimonio nacional, el Valle del
Ro Dulce, con el pico de Itabir, que contiene uno de los mejores yacimientos de
hierro del mundo. Tampoco me perdonaron los agentes de las finanzas
extranjeras la nacionalizacin de los dems yacimientos minerales de nuestro rico
subsuelo y de las cadas de agua generadoras de energa, el uso de carbn
nacional, las fbricas de aluminio y celulosa y la construccin de Volta Redonda.
La industrializacin progresiva y rpida de Brasil atentaba contra los intereses de
las finanzas internacionales".
384 | JORGE ABELARDO RAMOS
En realidad, la participacin del Brasil en la segunda guerra mundial, por la
cual 250.000 brasileos fueron a Europa a luchar y morir por una causa que no
era la suya, contrastaba notablemente en esa poca con la conducta neutralista del
Ejrcito argentino, que mantuvo al margen de la guerra a la Argentina, pese a la
campaa de los partidos "democrticos", de izquierda a derecha, que pugnaban
por intervenir en el conflicto de los bandos imperialistas.
Por las razones apuntadas, la iniciativa del General Pern por llegar a un
acuerdo e integracin econmica y poltica con el Brasil encontr mayores
dificultades en el Brasil que en la Argentina, donde la influencia de Pern sobre
las Fuerzas Armadas y su profunda conciencia latinoamericanista triunfaron sobre
los viejos recelos antibrasileos azuzados por la diplomacia britnica en ambos
pases.
Vargas regres al poder en 1950, despus de ganar las elecciones con el
partido Trabalhista. Pero ya no contaba con el apoyo del Ejrcito, como haba
ocurrido durante su larga dictadura desde 1930 a 1945. En tales circunstancias,
sus conversaciones reservadas con el Presidente Pern, en lugar de fortalecer a
Vargas y facilitar la unin argentino-brasilea, condujeron en definitiva al
suicidio del Presidente del Brasil y al fracaso de la unin.
Para medir la debilidad de Vargas en ese momento, baste decir que los
sectores reaccionarios le impusieron como canciller a Joao Neves de Fontoura, un
cipayo pro-norteamericano prototpico, que actu desde el gobierno de Vargas
contra el mismo Vargas y que no ces en su hostilidad hacia Pern y la
Argentina. El propio Neves de Fontoura as lo dijo, al manifestar que el
Presidente Vargas estaba de acuerdo con la Argentina para celebrar un pacto pero
que l se opuso a tal propsito, pues dicha unin argentino-brasilea conduca a
"subordinar" el Brasil a la Argentina y a romper el "panamericanismo".
"Toda divisin de las Amricas ha de ser contra la Amrica -dijo Neves de
Fontoura- y en provecho de Amrica luch, durante todo el tiempo que estuve en
el gobierno, contra cualquier tentativa de integracin de los pueblos
latinoamericanos".
Pern haba propuesto tanto al General Ibez, Presidente de Chile, como al
Presidente Vargas, la firma de tratados de unin aduanera y complementacin
econmica. Cuando Pern firm con Ibez, en julio de 1953 el tratado, el propio
Ministro de Vargas, ya mencionado, denunci el acuerdo chileno-argentino, como
dirigido contra el Brasil. Toda la prensa brasilea, tan devota del imperialismo
como su similar de la Argentina, inici una gran campaa contra la Argentina.
Vargas estaba ya tan dbil y aislado que en sus ltimos meses mostr claros
signos de intentar complacer
HISTORIA DE LA NACIN LATINOAMERICANA I 385
al gobierno de Estados Unidos en su poltica exterior. De nada le vali. El 24 de
agosto de 1954 los jefes militares le pidieron la renuncia y Vargas se suicid en
el Palacio Catete.
25. Pern y Chile
Aunque el General Ibez contaba con una retaguardia frgil, sometido a la
presin de los "partidos democrticos" y del gobierno norteamericano opuesto a
todo acuerdo de Chile con la Argentina, la visita de Pern a Chile en febrero de
1953 permiti avanzar hacia la firma del tratado. El acuerdo de unin aduanera
subraya que sus trminos quedan abiertos para los pases limtrofes de Chile y la
Argentina. El 21 de marzo, a su regreso, Pern dice a la prensa lo siguiente, en la
estacin Retiro:
La idea de unidad, de asociacin o federacin americana, es tan vieja como
nuestra independencia. Ya en 1810 el fiscal de Lima, Pedro Vicente Caete,
lanza por primera vez la idea de asociacin de naciones americanas. Casi
simultneamente en Chile, Juan Egaa enuncia lo mismo y ya en 1810 el pueblo
chileno fija las bases para una unin continental. Esas tres afirmaciones de
unidad de nuestra Amrica Latina tienen su origen en estas benditas tierras
australes.
En 1810, en el mismo ao, Juan Martnez de Rosas, un argentino que
tambin fue chileno, presenta a nuestra Junta de Gobierno la idea de formar una
federacin de pueblos en la Amrica meridional. La oposicin de Mariano
Moreno, quien inst a Chile a formar gobierno propio, hizo fracasar esa iniciativa.
El 19 de setiembre de 1810, Alvarez Jonte lleva instrucciones en su misin a
Chile, deformar la federacin argentino-chilena, y el 21 de Marzo de 1811 se
realiza la primera Unin del sur, tratado firmado por Alvarez Jonte en forma
amplia y extensiva. En 1816 San Martn recibe instrucciones en el mismo sentido
del gobierno de Pueyrredn. En 1818 las proclamas de San Martn en Chile,
Per y en Argentina afirman el mismo sentimiento americano meridional.
En 1817, Bolvar insina a Pueyrredn formar una sola nacin de todo el
nuevo mundo o bien una sociedad de naciones en la Amrica meridional.
En 1822, Bolvar trata de hacer efectiva la idea anterior, y en 1826 se rene
el Primer Congreso de Panam que el 22 de junio del mismo ao realiza los
primeros tratados en el sentido de nuestra unidad.
Luego en toda Amrica, sea en el centro o en las formas de la Gran
Colombia, se han venido sentando y propugnando todas estas clases de
386 | JORGE ABELARDO RAMOS
unin bien recibidas por los verdaderos americanos, los que no sirven intereses
bastardos sino los intereses de los pueblos.
Yo deseo decir a todo el gobierno, a todo el Estado, y a toda el pueblo
argentino que sera el ms desdichado de los hombres si esta idea de unin,
nacida en la sinceridad y la lealtad ms absoluta, fuese mal ejecutada por los
hombres encargados de hacerla, y en vez de unir nuestros corazones, da a da,
por esos malos funcionarios, por esos malos argentinos, en vez de conquistar un
hermano, maana conquistaremos un enemigo.
A pesar de la reticencias de Vargas para incorporarse a la proyectada unin,
Pern persevera con la buena disposicin del General Ibez. En un discurso
pronunciado en la comida anual de las Fuerzas Armadas, con la presencia del
Presidente Ibez, el General Pern afirma:
Por eso, frente a las nuevas fuerzas de carcter econmico que pretenden
dominarnos, nosotros, chilenos y argentinos, retomando los antiguos ideales de
O'Higgins y de San Martn y pensando como ellos en nuestros pueblos y tambin
en los pueblos de Amrica, hemos decidido realizar la unin de nuestras fuerzas
econmicas, creyendo que sta es acaso la ltima hora que el destino nos ofrece
... Sabemos que en 1953, como en 1817 la infamia y la calumnia se cernirn
sobre nuestros planes y amenazarn nuestros ideales. Sabemos ya que hablar de
unin entre chilenos y argentinos con las mismas palabras de San Martn y
O'Higgins es merecer el encono de la lucha solapada y artera. Sabemos tambin
que llamarnos "compatriotas" es poco menos que un delito del que nos acusan
precisamente todos los mercaderes que prefieren llamar compatriotas a los
compradores de libertad y de soberana.
Los discursos y declaraciones de Pern en este perodo son todos muy
notables y demostrativos de su claridad en el tema. Mientras tanto, la "oposicin
democrtica" recoga los infundios procedentes de Estados Unidos. Del mismo
modo que los radicales, socialistas, conservadores y comunistas decan que la
fundacin de la industria pesada persegua el propsito de preparar al pas para la
guerra, los esfuerzos de Pern para la unidad con los pases latinoamericanos
suscitaban el comentario de la cipayera ilustrada en el sentido de que se trataba
de una actitud "imperialista". De tales declaraciones puede apreciarse el esfuerzo
titnico que exige en Amrica Latina adquirir la conciencia crtica de su unin,
frente a importantes segmentos de sus clases medias colonizadas por el poder
imperial, sea con argumentos extrados de la escuela liberal o de la academia
marxista.
El 21 de julio de 1953, en declaraciones formuladas al diario O Mundo de
Ro de Janeiro Pern predeca:
"La unin argentino-chilena es una antigua e histrica aspiracin de los
prohombres y de los pueblos de ambos pases ... Hubiera deseado, y esto lo
HISTORIA DE LA NACIN LATINOAMERICANA I 387
conoce el presidente Vargas, que este pacto se hubiera realizado ya hace tiempo
con Brasil, y estamos prontos a realizarlo en cualquier momento sobre las
mismas bases justas y convenientes. Creo que la creacin brasilea del A.B.C.
podra tener hoy ms actualidad que nunca y en el futuro sea quizs impuesta
por las circunstancias. El ao 2.000 nos encontrar unidos o si no, tal vez
dominados. Si no estamos a la altura de nuestra misin histrica seremos
severamente juzgados por la generacin de ese ao".
La osada del Presidente argentino, ante el poder al parecer incontrastable
de los Estados Unidos y la cobarda de las oligarquas sudamericanas, reconoca
pocos paralelos. Ms an, despus de concluir con Chile el tratado mencionado,
hace lo mismo con el Paraguay, incluyendo convenios para la validez de los
ttulos y estudios cursados en Paraguay, para su prctica en la Argentina,
adems de incluir acuerdos para integrar los sistemas de trasporte, supresin de
derechos aduaneros y otras medidas complementarias. Todava la ley 14.299,
sancionada el 17 de mayo de 1954, llevaba ms adelante la hermandad con el
Paraguay. Vctima valerosa de una conjuracin criminal de la Argentina
mitrista, del Uruguay liberal y del Brasil esclavista, Paraguay debi soportar con
herosmo una guerra extenuadora que diezm su poblacin y su economa en
1865. Esa fue la "guerra infame", resistida por todas las provincias argentinas
del interior, que se levantaron en armas para resistirla. Haban quedado
profundas heridas como herencia de esa guerra. La ley sancionada por el
Congreso argentino a pedido del Presidente Pern estableca la devolucin al
Paraguay de las armas y trofeos capturados por las tropas argentinas mandadas
por el General Mitre en esa guerra.
En ese mismo ao, diciembre de 1953, Ecuador se integra a la Unin
Econmica propuesta por la Argentina. Firma el tratado el Presidente ecua-
toriano Dr. Velazco Ibarra. Las relaciones comerciales con Venezuela y Co-
lombia cobran una desconocida amplitud. Del mismo modo, en setiembre de
1954 Bolivia se adhiere al Tratado. Bastaran estos pasos dados por Pern para
introducirlo en la historia de la Amrica Latina.
26. La conferencia "reservada'' en la Escuela Nacional de
Guerra
El 11 de noviembre de 1953 el Presidente Pern habl ante los jefes
militares del pas en una conferencia que asumi el carcter de "reserva-
388 i JORGE ABELARDO RAMOS
da", dada la importancia internacional de su contenido y la alerta provocacin
antiargentina del Departamento de Estado. Dijo Pern:
"La Repblica Argentina no tiene unidad econmica; Chile solo, tampoco
tiene unidad econmica, pero estos tres pases unidos conforman quizs en el
momento actual la unidad econmica ms extraordinaria del mundo entero, sobre
todo para el futuro, porque toda esa inmensa disponibilidad constituye su reserva.
Estos son pases reservas del mundo. Los otros estn quizs a no muchos aos de
la terminacin de todos sus recursos energticos y de materia prima; nosotros
poseemos todas las reservas de las cuales todava no hemos explotado nada. Esa
explotacin que han hecho de nosotros, mantenindonos para consumir lo
elaborado por ellos, ahora en el futuro puede drseles vuelta, porque en la
humanidad y en el mundo hay una justicia que est por sobre todas las dems
justicias, y que algn da llega ... Esto es lo que ordena imprescriptiblemente, la
necesidad de la unin de Chile, Brasil y la Argentina. Es indudable que, realizada
esta unin caern a su rbita los dems pases sudamericanos, que no sern
favorecidos ni por la formacin de un nuevo agrupamiento y probablemente no lo
podrn realizar en manera alguna, separados o juntos, sino en pequeas
unidades".
Pern aadi un concepto de tal importancia histrico-econmica que vale
la pena reproducirlo, pues revela plenamente la agudeza del disertante:
"Por este motivo, seores, todo este proceso de la unin econmica es
combatido. Claro, Cmo no va a combatirse una cosa que es tan provechosa y
til para los americanos? En esto juegan igualmente intereses. El da que nosotros
podamos realizar nuestro comercio entre nosotros, nos habremos realmente
independizado de toda corriente y de todo poder extracontinental, y en esto
debemos pensar que para nosotros, latinoamericanos, no debe haber nada mejor
que otro latinoamericano"
47
.
27. El exacto lmite de la revolucin peronista
El segundo paso de la revolucin peronista no fue dado: ste consista en
proseguir la industrializacin no ya con las diferencias de precios de las
exportaciones agrarias, sometidas a la depreciacin internacional, sino mediante
la expropiacin de la oligarqua financiera, ganadera y comercial intacta. En ese
momento la contraofensiva oligrquica derrib el rgimen peronista, justamente
porque el peronismo no la haba destruido. En ese hecho se revela su fatal
limitacin.
HISTORIA DE LA NACIN LATINOAMERICANA | 389
El movimiento nacional se resista a doblegar a la oligarqua exactamente
all donde poda asestarle un golpe definitivo, o sea en el secular monopolio de la
tierra. La fuente del poder oligrquico resida en su control irrestricto de la renta
absoluta. Como los precios de los productos agrcolas se estructuran de acuerdo
al valor de los productos de las tierras menos rentables, esto supone un aumento
de costo en el nivel de vida obrera y, en consecuencia, la exigencia al burgus de
establecer un salario mnimo ms elevado que en el caso de no existir el
parasitismo de la renta absoluta; sta significa una forma especial de tributo que
toda la sociedad se ve obligada a pagar al terrateniente improductivo. De esta
manera, el monopolio de la tierra significaba "una transferencia de valor de la
industria a la agricultura".
Por esa razn los tericos de la economa industrial burguesa haban
sostenido al principio la necesidad de abolir la propiedad privada del suelo en
beneficio del establecimiento de una sociedad capitalista ms slida y "barata"
48
.
La existencia de la renta absoluta, resultaba ser "un obstculo al desarrollo
ptimo del modo de produccin capitalista en general"
49
.
Pero este claro antagonismo entre burgueses y terratenientes, supona que
la lucha entre ambos en la poca del imperialismo deba ser ms aguda de lo que
haba sido en la etapa del enfrentamiento entre feudalismo y capitalismo? Toda la
experiencia de las revoluciones burguesas deba responder negativamente a la
pregunta. Pues las contradicciones de estas dos clases no condujo necesariamente
a la liquidacin radical del monopolio de la tierra.
En la Gran Revolucin de Francia, para tomar el ejemplo clsico, durante la
clebre noche del 4 de agosto, cuando la Asamblea Constituyente herva de
entusiasmo revolucionario, las cosas que realmente ocurrieron no fueron tan netas
como los discursos. Los burgueses no estaban menos inquietos en la Asamblea
que los terratenientes nobles. Con toda razn dir Jaurs que "sostener la
propiedad feudal contra los aldeanos rebeldes podra hacer abortar la Revolucin,
pero permitir a los aldeanos que desarraigaran violentamente el feudalismo era tal
vez aflojar las races de la propiedad burguesa"
50
.
Estas vacilaciones y temores que embargaban a la burguesa francesa del
siglo XVIII en la noche ms intrpida de su poca revolucionaria deban asumir
un carcter mucho ms conservador y cauto en las revoluciones nacionales
burguesas de los pases atrasados en el siglo XX.
Simblicamente, un ao antes se haba suicidado en el palacio de gobierno
el presidente Vargas; el jefe del Brasil renunciaba a la vida y el jefe de la
Argentina era arrojado del poder. Los dos grandes movimientos nacionales del
Brasil y la Argentina retrocedan bajo los golpes demoledores del imperialismo y
sus aliados internos
51
.
390 I JORGE ABELARDO RAMOS
28. La unidad latinoamericana
Despus de 1940 en diversos Estados latinoamericanos se manifiestan
movimientos populares y nacionales (considerando siempre la palabra "nacional"
con las debidas limitaciones) de tendencias anlogas. El velazquismo en Ecuador,
el arevalismo en Guatemala, el ibaismo chileno, el betancourismo en Venezuela
responden al generalizado fenmeno de la quiebra mundial del imperialismo y la
necesidad de las masas populares latinoamericanas de marchar hacia su
revolucin agraria y su unidad nacional. Algunos de esos movimientos son
derrocados, otros se desintegran sin dejar rastros, como el ibaismo, otros
asumen caractersticas reformistas y pactan con Estados Unidos, como Accin
Democrtica de Venezuela, no sin antes desprender de su seno tendencias
revolucionarias.
El triunfo de la revolucin cubana replantea los viejos problemas y
establece un nuevo punto de partida para considerar la estrategia revolucionaria.
La revolucin mexicana se detiene, sofocada por una nueva y golosa burguesa
que se erige sobre las conquistas de la guerra civil y administra vidamente los
millones de dlares del turismo yanqui. Carlos Fuentes ha retratado
magistralmente en La muerte de Artemio Cruz la decadencia de los viejos
generales revolucionarios, con sus smbolos verbales de la poca heroica,
rodeados de autos de lujo, piscinas de natacin y palacios deslumbrantes. El
sucesor de Vargas, Joao Goulart, cae sin lucha para ser reemplazado por la
extrema derecha del Ejrcito.
El general Barrientos sucede a Paz Estensoro y el eterno crculo vicioso de
Bolivia -"revolucin-contrarrevolucin"- comienza a girar nuevamente. El
despreocupado Uruguay de los das prsperos se pronuncia hacia la crisis y
vuelve sus ojos perplejos al espectculo de aquella Amrica Latina que haba
olvidado haca medio siglo. La Argentina, desde la cada de Pern, en 1955, no
ha logrado alcanzar su equilibrio. Nuevamente el Ejrcito toma el poder y se
apresura a entregar la conduccin econmica a los agentes ms siniestros del
imperialismo yanqui-europeo. Si la oligarqua vive horas dichosas, la clase obrera
comienza poco a poco a percibir que la Edad de Oro ha quedado atrs.
Entre los truenos y relmpagos de su drama, la Amrica Latina balcanizada
adquiere la conviccin de que ya est madura para la creacin de su propia
historia y que el vasto "hinterland" de los Estados Unidos ser decisivo para el
destino de la humanidad. La Nacin latinoamericana dividida en 20 fragmentos
tender a unirse para emerger del estancamiento y la impotencia. Para librarse del
absolutismo espaol, San Martn y Bolvar
HISTORIA DE LA NACIN LATINOAMERICANA | 391
lucharon en toda Amrica Latina hasta triunfar. Tampoco en la lucha
contempornea existe otra frontera que la de la lengua y la bandera unificadora.
La victoria final slo ser posible con la Confederacin de todos los Estados
latinoamericanos. Pero esta estrategia que hunde sus races en lo ms profundo de
nuestra historia comn designa un problema: la cuestin nacional.
i
392 | JORGE ABELARDO RAMOS
NOTAS
1
Gilberto Freyre, Interpretacin del Brasil p. 83, Ed. Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1945
2
El llamado "eje del caf con leche", por la produccin dominante en ambos estados.
3
Freyre, ob.cit., p.109.
4
Ibd,,:p. 178.
'Leoncio Basbaum, Historia sincera da Repblica de 1889 a 1930, Tomo II, p. 259, Ed. Livraria Sao Jos, Ro
de Janeiro, 1958.
6
El general Isidoro justificaba el movimiento afirmando que "el Brasil est casi en quiebra y no puede pagar
las obligaciones de su deuda fabulosa... las clases pobres estn acosadas por la miseria y por el hambre... los
diputados, senadores, presidentes de los Estados y Presidente de la Repblica son designados o nombrados... por
verdaderos trusts de la rendidora industria poltica, Ibid., p. 263.
7
Ibid., p. 264.
8
Basbaum, ob. cit., p. 264.
9
El control del caf brasileo no estaba, ni lo est hoy, en manos de sus productores, sino de un
puado de firmas extranjeras que dominaban el mercado mundial. Actualmente, 5 empresas
norteamericanas controlan el mercado comprador del caf brasileo. V. el slido estudio de Cid
Silveira, Caf, un drama na economa nacional, analise do mercado exportador, Ed. Civilizacao
Brasileira S. A., Ro de Janeiro, 1962. De setiembre de 1929 a diciembre de 1931 el caf brasileo
baj de 22,5 centavos de dlar la libra a 8 centavos.
El precio pagado por el consumidor yanqui en el mismo perodo, baj de 47,9 centavos dlar a 32,8. De modo
que el consumidor de Estados Unidos beba caf brasileo ms barato, aunque no tanto para que el monopolio
intermediario que compraba el caf en Brasil y lo venda en EE.UU. no se embolsara la diferencia. La cada de
los precios fue derivada por los magnates brasileos del caf hacia toda la poblacin por la devaluacin de la
moneda, que alcanz a un 40% V. Celso Furtado, Formacin econmica del Brasil, p. 193, Ed. Fondo de
Cultura Econmica. Mxico, 1962.
10
Ricardo J. Montalvo, Getulio Vargas y la unidad brasilea, p. 103. Gleizer, Editor, Buenos Aires,
1939.


11
Basbaum, ob. cit., p. 302.
12
Ibd., p. 321.
13
Astrojildo Pereira, uno de los fundadores del P.C. de Brasil dej en manos de Prestes "todo lo que
pudimos conseguir, en la ocasin, de literatura marxista existente en Ro -Marx, Engels, Lenn,
etc.-, una buena docena de volmenes, casi todos en francs de las ediciones de "L'Humanit". V.
Chacn, ob. cit., p. 328, y Basbaum, ob. cit, p. 313.
14
Joao Alberto Lins de Barros, Memorias de um revolucionario, p. 222 y ss., 2a. Edco, Ed.
Civilizacao Brasileira S.A., Ro de Janeiro, 1954.
15
Ibd., p. 224.
16
Ibid.
17
Basbaum, ob. cit., p. 314.
18
Para comprender el sentido de ese error poltico de Prestes, es necesario estudiar la historia de
la Internacional Comunista en ese perodo. Hay una ingente bibliografa. Slo daremos aqu los
ttulos ms indispensables: Isaac Deutscher. Trotsky, le prophete desarm, p. 427 y ss., Ed. Julliard,
Tomo II. Pars, 1964; Pierre Brou, Le part bolchevique, Ed. de Minuit, Pars, 1963; Len Trotsky, El
gran organizador de derrotas, Ed. Hoy, Madrid, 1931; Len Trotsky, La Revolucin china, Ed.
Coyoacn, Buenos Aires, 1965; Jorge Abelardo Ramos, Historia del stalinismo en la Argentina, 2a.
ed. Ed. Coyoacn, 1970, Buenos Aires.
19
V. datos sobre la industrializacin en Caio Prado Jnior, Historia econmica del Brasil, p. 330
y ss., E. Futuro, Buenos Aires, 1960; y Paul Schilling, ob. cit, p. 129 y ss. Sobre los aspectos
sociolgicos y polticos de la industrializacin; Octavio Ianni, Ragas o classes sociais no Brasil, p.
104 y ss. Ed. Civilizacao Brasileira, Ro de Janeiro, 1966; y Octavio Ianni, Estado e Capitalismo, p.
158 y ss., Ed. Civilizagao Brasileira S.A., Ro de Janeiro, 1965.
HISTORIA DE LA NACIN LATINOAMERICANA I 393
20
Acerca del "moralismo oligrquico" y su empleo por la burguesa comercial de las grandes
ciudades para movilizar a la pequea burguesa contra las dictaduras populares, V. O Moralismo
e a alienagao das classes medias, en Cadernos de Nosso Tempo, No. 2, 1954, Ro de Janeiro; fue
publicado en versin castellana en Izquierda. No. 2, ao I, Setiembre de 1955, Buenos Aires.
21
Carta a Marx del 13 de abril de 1866. Citada por Gustav Mayer. Engels, p. 195, Ed. Intermundo,
Buenos Aires, 1946. Esta carta tambin est reproducida en Marx y Engels, Correspondencia, p.
224. Ed. Problemas, Buenos Aires, 1947, pero en un castellano tan horripilante, que su sintaxis y
estilo evoca la Edad de Oro stalinista de la literatura. Para entender el pensamiento notable de
Engels, en consecuencia, es preciso acudir al libro de Mayer.
Acerca del bonapartismo: "Los gobiernos de los pases atrasados, es decir coloniales y semicoloniales, asumen
en todas partes un carcter bonapartista o semibonapartista; difieren uno de otro en esto: que algunos tratan de
orientarse en una direccin democrtica, buscando apoyo en los trabajadores y campesinos, mientras que los
otros instauran una forma de gobierno cercana a la dictadura policaco-militar. Esto determina asimismo el
destino de los sindicatos. Ellos estn bajo el patronato especial del Estado o sometidos a una cruel persecucin.
El tutelaje por parte del Estado est dictado por dos tareas que ste tiene que afrontar: 1) atraer a la clase obrera
ganando as un apoyo para su resistencia contra las pretensiones excesivas de parte del imperialismo; 2) al
mismo tiempo, regimentar a los trabajadores, ponindolos bajo el control de su burocracia": Trotsky, Por los
Estados Unidos Socialistas de Amrica Latina, p. 15, Ed. Coyoacn, Buenos Aires, 1961.
22
Vamirech Chacn, A revolucao no trpico, p. 24, Ed. Instituto Brasileiro de Estudios Afro-
Asiticos, Ro de Janeiro. 1962.
23
Schilling, ob. cit, p. 166.
24
V. Schilling, ob. cit, p. 182 y ss.
25
Para una descripcin y anlisis crtico del yrigoyenismo y del peronismo, V. Ramos. Revolucin
y contrarrevolucin en la Argentina, ob. cit.. Tomo II. Para el yrigoyenismo, Rodolfo Puiggrs. El
Yrigoyenismo, Tomo 2 de la Historia crtica de los Partidos Polticos Argentinos, Ed. Jorge Alvarez.
Buenos Aires, 1965.
26
Jos Ortega y Gasset. Obras Completas, Tomo II, p. 644. Ed. Revista de Occidente. Madrid, 1958.
Ortega funda su juicio en tres fuentes: el redactor jefe de un gran diario; un profesor universitario
y un miembro de la "juventud dorada" de la aristocracia portea. Estaba exultante el publicista
espaol y no se detena ante nada!
27
Ortega y Gasset, Meditacin de la criolla, ob. cit., p. 101.
28
Conde de Keyserling. Meditaciones sudamericanas, p. 24, Ed. Zig-Zag. Santiago de Chile. 1932.
29
Ver en las Memorias de Victoria Ocampo el tempestuoso romance ertico-literario entre la
estanciera ilustrada y el arremetedor germano. Volumen IV. Ed. Sur, Buenos Aires.
30
Ibd., p. 193. Sin detenerse en su bro, el Conde acua un aforismo que resume su coincidencia
con la oligarqua sudamericana: "As, pues, los caudillos sudamericanos, seres de sangre fra,
posedos por un ciego instinto de podero y carentes de todo fin, no se nos aparecen ya como
excepciones, sino como prototipos", p. 197.
31
Waldo Frank, Amrica Hispana, p. 115. Ed. Losada, Buenos Aires. 1950. Previsiblemente, Frank
juzga al Presidente popular Hiplito Yrigoyen: "Sentado en una silla otra vez, Yrigoyen no abre la
boca ni hace nada absolutamente..."; a Victoria Ocampo, en cambio, la estanciera "dilettante" e
invitadora, la define cmicamente as: _"Victoria Ocampo... en su culto a la luz y en su trabajo 'de
estructuracin dentro del caos de la pampa, se ha dado cuenta de que debe coger el cactus amargo
entre sus manos y apretarle contra su corazn. Y ha sido la profetisa de su pas", p. 124.
3Z
. Adolfo Dorfman, Evolucin industrial argentina, Ed. Losada, Buenos Aires, 1943.
33
V. sobre el papel de la burguesa y los movimientos nacionales en los pases atrasados, Jorge
Abelardo Ramos, La lucha por un partido revolucionario, p. 19, Ed. Pampa y Cielo, Buenos Aires.
34
Edward R. Stettinius Jr., Roosevelty los rusos, Ed. Plaza y Janes, Barcelona, 1961.
35
ngel Perelman, Cmo hicimos el .17 de octubre, p. 45yss., Ed. Coyoacn. Buenos Aires, 1961.
36
Uno de los raros pensadores argentinos, que no ostenta la patente de "socilogo* pero que
comprende como pocos la sociedad de su pas, don Arturo Jauretche. ha sealado que en la escala
tradicional de valores en la Argentina el industrial no obtiene satisfacciones de "prestigio social"
394 | JORGE ABELARDO RAMOS
fabricando heladeras, sino que espera lograrlo derivando parte de su dinero a la adquisicin de algn campo
donde pueda criar caballos criollos. Y por qu precisamente caballos? Criar estos animales no exige una gran
inversin en campos, ni en reproductores. Pero permite obtener un carnet de socio de la Sociedad Rural
Argentina, el Gotha de los grandes ganaderos e invernadores de la Provincia de Buenos Aires, fuente clsica de
la reputacin social. A su vez, los apellidos oligrquicos en las Sociedades Annimas industriales se explican
por razones de prestigio: el burgus sin apellido que se ha hecho rico, necesita de las relaciones polticas,
bancarias o sociales de algn "oligarca sin campos", de los que hay muchos, y que a cambio de un sueldo
reconfortante presta su nombre para encabezar la compaa. Generalmente se trata de segundones de las grandes
y prolficas familias que a la cuarta o quinta generacin han deshecho las grandes extensiones por obra de las
participaciones sucesorias o de gastos excesivos; los ltimos herederos se quedan sin una hectrea y se
conchaban como "empleados de lujo" del burgus plebeyo, o pasan a ser "ejecutivos" del mundo financiero en
la poca de Martnez de Hoz o de Alfonsn (1976-1988).
37
Jorge Abelardo Ramos, Historia poltica del Ejrcito Argentino, Ed. Pea Lillo, Buenos Aires, 1959.
3S
Engels se refera a un perodo "ascensional", esto es, al siglo XIX europeo: pero este perodo se produca en
la Argentina del siglo XX. Y si an ahora, cuando histricamente el capitalismo de los pases avanzados ha
perdido su progresividad, el proletariado europeo o norteamericano practica una actitud slidamente
"conformista" con el rgimen del salario, es evidente que en la Argentina semi-colonial del desarrollo del
capitalismo industrial no poda sino generar un "entusiasmo" y un fervor polticamente expresado en la adhesin
al peronismo. As como en los Estados Unidos Imperialistas, saqueadores de pueblos y genocidas, la clase
trabajadora norteamericana apoya a la plutocracia y exige la continuacin de las rdenes de compra para las
fbricas de armamentos que mantienen su nivel de vida, estableciendo un acuerdo de clases con su propia
burguesa, en los pases atrasados o semicoloniales, la nueva clase obrera pacta en los hechos con los sectores
nacionalistas, burgueses o pequeo burgueses, en la defensa de intereses que juzga comunes: soberana,
industrializacin, independencia econmica.
39
Nos referimos a los discpulos de Juan B. Justo, el tradicional "socialismo amarillo", hoy
divididos en media docena de agrupaciones de escasa gravitacin poltica. El Partido Comunista,
por su parte ha soportado diversas escisiones despus de 1945.
40
Todo el viejo sistema poltico e ideolgico se lanz contra el peronismo. Naturalmente, los
partidos oligrquicos, los socialistas y los stalinistas. as como el radicalismo agrario pequeo
burgus ligado a la estructura tradicional. Pero asimismo la "ciencia", es decir la sociologa y la
"inteligencia" en general. Del mismo modo que en la esfera econmica la economa argentina haba
dependido siempre del Imperio Britnico y sus ideas polticas de izquierda o de derecha continuaban
tal dependencia, en los nuevos tiempos, con la influencia creciente en las finanzas locales del
imperialismo norteamericano, tambin la vulgar sociologa neo-positivista de Estados Unidos ha
hecho su ingreso triunfal en la Argentina. Toda suerte de tonteras han tenido a bien derramar los
"socilogos" norteamericanos sobre el peronismo. Desde mgicas disertaciones sobre el "carisma"
de Pern, donde el fenmeno se explica por el fenmeno mismo, hasta precipitadas aserciones del
siguiente gnero: "S se considera al peronismo como una variante del fascismo, es, en ese caso, un
fascismo de izquierda, porque se apoya en los estratos sociales que de otra manera se volcaran al
socialismo o al comunismo, como vlvula de escape a sus frustraciones": p. 155, Ed. Eudeba,
Buenos Aires, 1964. El captulo se titula Peronismo: "fascismo" de la clase baja.
De este gnero de maestros han bebido Gino Germani, Imaz y otros socilogos semejantes. La aplicacin del
lenguaje psicolgico a problemas de la sociedad y de categoras europeas a la estructura poltica de un pas
semi-colonial demuestra el carcter "cientfico" de este prspero neo-positivismo.
"' En 1959 un informe de las Naciones Unidas afirmaba que la parlisis de la produccin agropecuaria
argentina y el aumento de la poblacin traera inexorablemente la consecuencia de que la poblacin consumir
todo el poder exportable del pas, a menos que se tecnifique rpidamente. V. El desarrollo econmico de la
Argentina, parte 2, p. 4. Naciones Unidas, Mxico. 1959.
42
! desarrollo econmico de la Argentina, ob. cit., p. 76. Casi la mitad de los 35,7 millones de hectreas de la
pampa hmeda estn afectadas por diversos grados de erosin. "El peligro que esto comporta es evidente: una
vez que el proceso de erosin comienza se desarrolla en forma acelerada y puede destruir en pocos aos lo que
la naturaleza ha tardado milenios en formar... La nocin de
HISTORIA DE LA NACIN LATINOAMERICANA I 395
la riqueza inagotable de su suelo ha llevado a la Argentina a no interesarse por ello.
43
La proporcin de trabajo humano en la explotacin ganadera es insignificante. Pero como
adems el capital constante (mquinas, accesorios, materias primas, etc.) es sumamente reducido,
la composicin orgnica del capital en la ganadera, "el Potos argentino", es la ms baja de la
economa nacional. Comparativamente, hace falta invertir ms capital para fabricar churros
madrileos que para explotar una estancia. Adems de la tierra, los "medios de produccin" son los
animales mismos, que se ocupan de reproducirse sin consejos ajenos y como en la mayor parte de
los casos los veterinarios y agrnomos son raramente llamados, la ganadera argentina es una
manifestacin del genio cientfico nacional; es la nica economa del mundo que se rige por las
leyes de la ciberntica: funciona sola, bajo la proteccin de la Divina Providencia. Con media
docena de peones se pueden manejar 5.000 cabezas de ganado.
44
Habla un ganadero: "Nosotros, afortunadamente, y por suerte, podemos compensar todos
nuestros errores con el clima y el suelo, aunque est empobrecido. Pero todava las vacas si uno les
echa un toro, le dan un ternero". El genial autor de estas palabras es el Sr. Patricio Donovan,
Clarn, 25 de julio de 1959, Buenos Aires.
45
V. Clase Obrera y Poder, Tesis central del Partido Socialista de la Izquierda Nacional de la
Argentina, Ediciones Izquierda Nacional, Buenos Aires, 1965.
46
En el noroeste de la provincia de Buenos Aires, en Laplacette, se experiment la crianza de
animales con pasturas artificiales sobre 47 hectreas. As pudieron alimentarse 8,5 cabezas de
ganado vacuno por hectrea de junio a setiembre; un campo prximo, con pasturas naturales, no
rindi un animal por hectrea. V. El desarrollo econmico de la Argentina, p. 32.
Por lo dems, en Europa se emplea ya el krillium o abono de amonaco lquido que aumenta prodigiosamente
la fertilidad del suelo. Se estima que el krillium es de 100 a 1.000 veces ms eficaz que el humus, el abono
natural o compuesto. Segn el profesor finlands Atturi I. Virtanen, Premio Nobel de Qumica, la aplicacin de
la ciencia agrcola moderna podra permitir la alimentacin suficiente para 4.000 millones de seres humanos en
nuestro hambriento planeta. V. Emest Mandel, Traite d'Economie Marxiste, Tomo I, p. 365, Ed. Julliard, Pars,
1962.
47
Publicado por primera vez en la revista Izquierda Nacional N 3, octubre de 1966, Buenos Aires.
48
No obstante, la contradiccin entre terratenientes e industriales, que haba llevado a Ricardo a
sostener la necesidad de nacionalizar la tierra y que la renta diferencial pasase al Estado, se atenu
con el tiempo y con la aparicin de nuevos enemigos de la burguesa industrial. Asimismo, en
Europa, el industrial se hizo terrateniente. Pero la razn esencial de no poner en discusin la
propiedad territorial se resumi en el temor de la burguesa a discutir un tipo de propiedad para
evitar que llegase a ponerse en tela de juicio la propiedad burguesa en general. De este modo, el
proceso de unidad nacional y de triunfo de la burguesa en Italia y Alemania se realiz por medio
de compromisos.
En la Argentina, el sector de terratenientes que arrienda tierras a chacareros para la produccin agrcola en la
llamada "pampa hmeda", expresin suprema de parasitismo, sufri la desagradable sorpresa de que el gobierno
militar de Pern de 1944 decretase la congelacin de los arrendamientos. Como al mismo tiempo comenzaba un
veloz proceso de inflacin monetaria ligada al desarrollo industrial, muy pronto los viejos arrendamientos
congelados se trasformaron en cifras ridculas. En otras palabras, el gobierno militar haba suprimido "de facto"
la renta absoluta. Toda la plusvala fue a parar al bolsillo de los chacareros, salvo parte de ella: a travs del
control estatal del comercio exterior, establecido por el I.A.P.I., qued en las manos del Estado, que venda
directamente al exterior pagando al chacarero precios calculados, lo que permiti al gobierno peronista impulsar
la industrializacin. En realidad, cuando el chacarero, ayudado por liberales y comunistas clamaba por la "libre
comercializacin de las cosechas" y exiga la entrega total de los beneficios de los altos precios obtenidos en
Europa, estaba reclamando parte de la renta absoluta que a travs de la ley de arrendamiento el gobierno haba
confiscado al terrateniente, haba pasado por la casa del chacarero y haba retornado al Estado por medio del
I.A.P.I. Es decir, haba vuelto a su verdadero dueo, el pueblo argentino.
49
Mandel, ob. cit, p. 343.
50
Jean Jaurs, Historia socialista de la Revolucin Francesa, p. 268, Tomo I, La Asamblea
Constituyente, ed. Poseidn, Buenos Aires, 1946.
52
El gobierno de Pern dentro de sus medios intent quebrar la balcanizacin econmica y poltica. Slo
recordaremos aqu sus negociaciones con Chile y el general Ibez para una "Unin
396 I JORGE ABELARDO RAMOS
Aduanera"; sus relaciones con Vargas; sus acuerdos con Bolivia y Paraguay. En 1948 el senador
peronista e historiador Diego Luis Molinar en viaje por Centroamrica declaraba en La Habana la
necesidad de establecer el mercado comn latinoamericano, la ciudadana latinoamericana, un
Banco nico y una moneda comn. -
HISTORIA DE LA NACIN LATINOAMERICANA | 397
CAPTULO XV
NACIN LATINOAMERICANA Y
CUESTIN NACIONAL
La formacin de la nacin es el lgico coronamiento poltico y jurdico del
desarrollo de la sociedad burguesa en Europa. Como el capitalismo encontr all
histricamente su centro generador, del mismo modo la formacin de las
nacionalidades nos ofrece su marco clsico en el Viejo Mundo. Dicho proceso
haba sido antecedido por la precoz creacin de la nacin inglesa en el siglo
XVII. Pero es a partir de la revolucin de 1789 en Francia, hasta la formalizacin
de la unidad nacional alemana en 1870, que se desenvuelve el ciclo fundamental
del movimiento de las nacionalidades europeas.
Por las vicisitudes del proceso histrico algunas naciones europeas y
euroasiticas como Turqua, concluyen su revolucin nacional democrtica hacia
1910yl912; las guerras balcnicas, la destruccin del Califato y del Imperio
multinacional turco, as como la primera guerra imperialista, dan a luz
tardamente nuevos Estados nacionales. El viejo irredentismo polaco toca as a su
fin. Pero estos Estados nacionales eran el complemento rezagado de los
movimientos nacionales aludidos del siglo XIX.
1. El marco histrico de los Movimientos Nacionales
Cuando Europa ya entra en su moderna poca imperialista, con la
formacin de los "Trusts" y el expansivo poder de los bancos en el control
monoplico de la industria, hacia 1880, comienza el despertar nacional de los
pueblos atrasados del Asia. Avanzando el siglo XX, se producirn nuevos
movimientos nacionales en frica y Amrica Latina. Estos ltimos ya no
respondern a una exigencia interna de las fuerzas productivas desatadas por el
capitalismo nacional, sino que brotan, al contrario, de su resistencia al progresivo
aniquilamiento econmico que se cierne sobre las colonias con la crisis del
rgimen imperialista mundial.
Mientras que los movimientos nacionales del siglo XIX en Europa
respondan plenamente al desarrollo de los pases donde se originaban,
398 | JORGE ABELARDO RAMOS
en el marco general de un triunfal desenvolvimiento de las fuerzas productivas,
los movimientos nacionales de nuestra poca en el Tercer Mundo se originan
inversamente en la ruina del imperialismo. Esta diferencia bsica en las razones
de su aparicin condiciona su naturaleza y sus particularidades.
Asia, frica y Amrica Latina desenvolvan su historia bajo leyes distintas
que las de Europa. Eran sujetos pasivos de una marginalizacin tajante. No poda
concebirse siquiera la formacin de un tipo de sociedad capitalista a la manera
europea. Es cierto que en Amrica Latina haba surgido una tentativa de crear una
Nacin o Confederacin Latinoamericana, propuesta por Bolvar. Pero ya hemos
indicado las razones de su derrumbe: en la "anfictiona americana" de Bolvar
haba de todo, menos relaciones capitalistas de produccin; estaban los ejrcitos,
pero haba carecido siempre del Tercer Estado y no vera la luz sino un siglo ms
tarde algo parecido a la "burguesa" en su versin ms impotente.
2. Capitalismo y Nacin
*
El Estado Nacional de Europa deba asentarse sobre un territorio comn.
Sus habitantes ligados entre s por una tradicin cultural anloga se relacionaban
por una lengua comn y una "psicologa nacional" elaborada por un largo perodo
de convivencia. Esa comunidad, entrelazada por territorio, lengua, tradicin
cultural -particularmente religiosa- y psicologa, encontraba su fundamento
dinmico para constituir su Estado Nacional en un desarrollo previo de relaciones
capitalistas de produccin que con frecuencia se remontaba al antiguo artesanado
del Renacimiento, como en Italia, y a una historia econmica donde las
sobrevivencias feudales bsicas -propiedad territorial, aduanas interiores, tasas,
gabelas, obligaciones personales, produccin individual de mercancas- haban
sido barridas por una larga evolucin o por la "crtica de la guillotina" segn el
ejemplo de la Revolucin Francesa.
El Estado Nacional, preparado por el absolutismo, con frecuencia instaurado
por enrgicas revoluciones, o por guerras nacionales, daba paso al progreso
general y facilitaba un amplio desarrollo del capitalismo. La centralizacin del
poder econmico y la aparicin de la democracia poltica burguesa no era menos
importante que la cohesin del nuevo proletariado engendrado por la flamante
sociedad y el despliegue correlativo de la lucha de clases en el vasto escenario del
Estado Nacional. Si para Cromwell la
HISTORIA DE LA NACIN LATINOAMERICANA I 399
unidad del Estado y la supresin del absolutismo real asuma la forma de un
mandato de la Divina Providencia y una bendicin para el comercio ingls, para
Robespierre constituira un triunfo de la Razn en la realizacin de la humana
felicidad. Por su parte, Marx daba por supuesto, ante el desarrollo capitalista que
se produca ante sus ojos, que el mundo perifrico no alcanzara a pasar por esta
etapa burguesa y que la revolucin socialista de las naciones civilizadas lograra
triunfar mucho antes que las colonias y semicolonias entrasen a la historia
universal.'
El triunfante socialismo europeo, con su poder econmico centuplicado por
la desaparicin de las fronteras nacionales, ayudara entonces a las colonias y
territorios atrasados en "estado de naturaleza", a evolucionar de modo incruento
hacia la civilizacin socialista. Europeo al fin y a pesar de su vigor proftico, no
estaba en condiciones de adivinar la aparicin del imperialismo, ni de concebir el
surgimiento de nuevos movimientos nacionales en el prximo siglo XX,
justamente en los Nuevos Mundos de esa lejana frontera histrica. Excepcin
hecha de los cnsules ingleses y de los naturalistas alemanes, toda la Europa
ilustrada posea una idea muy vaga del continente colombiano. Como en los
tiempos de Hegel, los pensadores de Europa, Marx entre ellos, consideraban a la
Amrica Latina como un hecho geogrfico que no se haba transmutado todava
en actividad histrica.
3. Marx y la idea de Patria.
La sacralizacin de Marx ha contribuido a forjar la imagen de un dios
infalible, en la cuestin nacional como en muchos otros importantes
problemas. Recordemos que al da siguiente de escribir su Manifiesto
Comunista (1848), en el que puede leerse la frase: "Los obreros no tienen
patria", Marx, Engels y los hombres del Club comunista de Pars viajaban a
la Alemania revolucionaria a incorporarse junto a la burguesa en la lucha
por la democratizacin y la unidad de la nacin feudalizada. Para cumplir
esa tarea Marx dirigi la Nueva Gaceta del Rin, con los fondos que lograron
extraerle a la medrosa burguesa renana, cuyo mayor temor en este mundo
era hacer su propia revolucin.
2
_
Con toda razn Trotsky escriba noventa aos despus del Manifiesto
Comunista, al analizar el envejecimiento y modernidad del clebre documento:
"Los problemas de la estrategia revolucionaria en los pases coloniales y
semicoloniales, no son tratados ni siquiera someramente en el
400 | JORGE ABELARDO RAMOS
Manifiesto. Estos problemas exigen soluciones particulares. As por ejemplo, es
evidentsimo que si la "patria nacional" ha llegado a ser el peor freno histrico en
los pases capitalistas desarrollados, constituye todava un factor relativamente
progresivo en los pases atrasados que estn obligados a luchar por su existencia
independiente.
3

La relativizacin de Trotsky del grave error cometido por Marx en el
Manifiesto Comunista es insuficiente y an inaceptable que la idea de la patria
resulte todava "relativamente progresiva". En realidad todo el texto del
Manifiesto Comunista es un resumen brillante de las utopas nacidas con la
Revolucin Francesa y cuyo centro es el "hombre abstracto" de la Ilustracin.
La desvalorizacin de la idea de patria en lugar de proftica, resultaba
anacrnica. Slo poda encontrar un punto de apoyo en la Europa de Carlomagno
o en la idea de los Imperios medievales paneuropeos. La idea de patria, por el
contrario, sustituyendo a la lealtad a la monarqua absoluta, comenzaba su triunfal
carrera en Europa y se prolongara a lo largo del siglo siguiente al Tercer Mundo.
Patria, Estado y Nacin, mucho ms que el supuesto espectro del comunismo que
segn Marx recorra Europa, apareca como el movimiento revolucionario que
buscaba terminar con la parlisis del Congreso de Viena y de Metternich
realizando la unidad nacional de Alemania, Italia, y la eliminacin de los
imperios multinacionales opresores de nacionalidades. Era, pues, el nacionalismo
y no el comunismo el protagonista de la historia europea cuando Marx escribi el
Manifiesto Comunista y lo sera para el mundo subyugado de Asia, frica y
Amrica Latina hasta el fin del siglo XX.
4. La unidad nacional de Alemania
La candente cuestin de la unidad alemana para escoger un ejemplo clsico
de la Europa del siglo XIX, fue resuelta inesperadamente por los junkers bajo la
direccin de Bismarck. Esa gran causa histrica cay en manos de la camarilla
dinstica de los Hohenzollern y de los terratenientes prusianos. Formados en la
tradicin intelectual renana, que haba mirado siempre desde arriba a los rudos
militares de Prusia, Marx y Engels vean en la dinasta de Guillermo un
instrumento de la diplomacia zarista. Abrigaban excesivas ilusiones sobre el
fuego revolucionario de la burguesa alemana, en la que vean, con obvio rigor
terico, a la creadora de un Estado nacional que deba interesarle ante todo a ella.
Esos clculos resultaron errados
4
.
HISTORIA DE LA NACIN LATINOAMERICANA I 401
No fue la burguesa alemana, con sus fabricantes, intelectuales y
funcionarios la que subi sobre el escaln del "Zollverein" para construir el
imponente edificio de la Nacin Alemana, sino justamente los ten-atenientes
armados de Prusia, reunidos alrededor de la bandera monrquica. No se lanzaron
a unificar Alemania para crear el mercado interno nico sino para expandir el
poder de la dinasta.
Naturalmente, no debemos llevar muy lejos este juicio. Tampoco los junkers
desconocan la necesidad militar de contar con una interrelacin econmica entre
las distantes partes de Alemania, con un sistema de comunicaciones y transportes,
mediante una trabazn ntima de los Principados. A este respecto, la burocracia
berlinesa, antes de Bismarck, trabajaba tenazmente en esa direccin. Estos
prusianos: "Trabajaban en silencio en una obra prctica de considerable alcance:
eran los funcionarios de Berln, los representantes de esa burocracia cuya
inteligencia admiraba Hegel y cuyo xito alab Ricardo Cobden. Uno de ellos,
Motz, haba inaugurado en 1829 las pacientes negociaciones que hicieron caer
una a una las barreras aduaneras tan molestas para el comercio y la industria de
Prusia y de los pases vecinos. Fue una obra difcil e ingrata: como ha dicho un
historiador, "nada se parece menos a un gran movimiento nacional que esos
interminables y sospechosos regateos, esas ridas discusiones financieras, en las
que los Estados secundarios trataban de vender lo ms caro posible su adhesin
al sistema prusiano".
5

Felices de renunciar al herosmo, los burcratas prusianos podan decir en
1829 con el burgomaestre de Magdeburgo: "Sin valernos de la espada, ese tratado
d por fin a nuestro pas un lugar en Alemania y por consiguiente tambin en
Europa".
6

En efecto, el "Zollverein" naca en 1833; pero la circulacin de las
mercancas por el mercado unificado no lograra constituir por s sola la nacin
alemana. Habra que valerse de la espada, de todos modos!
Que este factor dinstico, persiguiendo fines puramente militares, realizase
al fin y al cabo la tarea histrica de otra clase social, fue reconocido por Marx y
Engels: no era la primera vez y no sera la ltima que un proceso histrico se
realizase por medios reaccionarios y por una clase ntimamente hostil a ese
progreso. Como dice Mannheim: "La camarilla militar constitua el ncleo del
cuerpo social alemn. Esto a su vez se relaciona con la situacin geogrfica, en
especial la de Prusia, entre dos pases enemigos, lo cual llev de un modo natural
a la formacin de un Estado militar".
7

La unidad nacional alemana, en definitiva, abra un ancho campo para la
concentracin e individualizacin poltica y sindical del proletariado alemn:
"Para los obreros, todo lo que centralice a la burguesa es por
402 | JORGE ABELARDO RAMOS
supuesto favorable", comentaba Marx.
8
Por su parte, Engels juzgaba que este
proceso haba cado como un regalo "en manos de la burguesa. Pero no sabe
dominar, es impotente e incapaz de hacer nada. Lo nico que sabe hacer es
vomitar furia contra los obreros en cuanto stos se ponen en movimiento".
9

5. Cuestin social y cuestin nacional
Sin embargo, esa guerra haba sido desencadenada por una deliberada
provocacin de Bismarck, al falsificar el famoso telegrama de Ems
10
. Pero la
provocacin de Bismarck, ignorada por Engels en ese momento, no alteraba el
significado histrico de esa guerra, del mismo modo que Engels no se engaaba
con respecto al canciller prusiano que haba proclamado ante la Europa
estupefacta su decisin de consumar la unidad alemana "por el hierro y por la
sangre". Los miembros de la I
o
Internacional, por su parte, no entendan mucho la
cuestin nacional alemana, sobre todo aqullos que pertenecan a naciones ya
constituidas.
Marx comenta irnicamente en una carta a Engels, del 20 de junio de 1866,
los incidentes de una reunin a la cual haba asistido en Londres sobre la guerra
austro-prusiana:
"Los representantes de la "joven Francia" (No obreros, subrayado de Marx)
se vinieron con el anuncio de que todas las nacionalidades y an las naciones
eran "prejuicios anticuados". Stirnerismo proudhonizado. Todo debe disolverse
en pequeos "grupos" o "comunas" que a su vez formarn una "asociacin" pero
no un Estado... Los ingleses se rieron mucho cuando empec diciendo que
nuestro amigo Lafargue, etc., que haba terminado con las nacionalidades, nos
haba hablado en "francs", esto es, en un idioma que no comprendan las nueve
dcimas partes del auditorio. Tambin suger que por negacin de las
nacionalidades l pareca entender, muy inconscientemente, su absorcin en la
nacin francesa modelo"
1
' .
El representante de la pequea burguesa, Proudhon, opona la "cuestin
social" a la "cuestin nacional", ignorando su interrelacin y anticipndose en un
siglo a muchos "cipayos de izquierda" en Amrica Latina.
El problema de Irlanda perfeccion las ideas de Marx y Engels en la
materia. Marx se sumergi durante varios aos en el estudio de la historia
irlandesa; Engels lleg a escribir borradores para publicar una Historia de Irlanda.
Pero si durante mucho tiempo Marx haba considerado que la
HISTORIA DE LA NACIN LATINOAMERICANA | 403
liberacin irlandesa del yugo britnico slo poda ser el resultado del triunfo del
socialismo en Gran Bretaa, dichos estudios lo llevaron a la conclusin inversa.
12

En 1869 Engels escriba a Marx que "la historia irlandesa le muestra a uno
lo desastroso que es para una nacin el haber subyugado a otra nacin"
13
. Las
sangrientas represiones del gobierno ingls en Irlanda movieron a la
Internacional, por inspiracin de Marx, a pronunciarse sobre el asunto. Marx
escriba a su amigo Kugelmann: "La condicin primera de la emancipacin en
Inglaterra -el derrocamiento de la oligarqua terrateniente inglesa- sigue siendo
imposible debido a que la posicin de sta no puede ser conmovida mientras
mantenga sus fuertemente atrincherados puestos de avanzada en Irlanda... En
Irlanda no se trata de una simple cuestin econmica, sino al mismo tiempo de
una cuestin nacional".
14

6. Irlanda y la dominacin britnica
La conclusin era la siguiente: Irlanda es el baluarte de la aristocracia
terrateniente inglesa. Esa es la base de su fuerza, no slo en Irlanda, sino sobre
todo en la propia Inglaterra. Pero el derrocamiento de la aristocracia inglesa en
Irlanda supone la posibilidad de su derrocamiento en Inglaterra. Hacerlo primero
en Irlanda es mucho ms fcil porque en Irlanda la cuestin de la tierra est ligada
a la cuestin nacional y por:
"la naturaleza apasionada de los irlandeses y el hecho de que son ms
revolucionarios que los ingleses".
15

Al mismo tiempo, la dominacin inglesa sobre Irlanda, permite a la
burguesa inglesa disminuir los salarios en Inglaterra con la empobrecida mano de
obra irlandesa que emigra a Gran Bretaa. De aqu que la poblacin trabajadora
inglesa estuviera dividida en dos campos hostiles: los proletarios ingleses y los
proletarios irlandeses.
"El obrero ingls comn odia al obrero irlands en cuanto competidor que
baja su nivel de vida. En relacin con el obrero irlands (el obrero ingls) se
siente miembro de la nacin dominante, convirtindose as en instrumento de los
aristcratas y capitalistas en contra de Irlanda, reforzando de este modo la
dominacin de aqullos sobre s mismos. Alberga prejuicios religiosos, sociales y
nacionales contra el obrero irlands. Su actitud para con ste es muy parecida a la
de los "blancos pobres", para con los negros en los antiguos estados esclavistas de
los
404 I JORGE ABELARDO RAMOS
EE.UU. Por su parte, el obrero irlands, se lo devuelve con intereses en la misma
moneda. Considera al obrero ingls como partcipe del pecado de la dominacin
inglesa sobre Irlanda y al mismo tiempo como su estpido instrumento".
16

Al redactar su circular confidencial sobre la cuestin irlandesa para la 1
Internacional, Marx reiteraba el aforismo del Inca Yupanqui en las Cortes de
Cdiz:
"Un pueblo que oprime a otro no puede ser libre".
17

De esta manera, Marx sentaba la idea motriz de la interpretacin revo-
lucionaria de la cuestin nacional: la contradiccin entre nacin dominante y
nacin oprimida. Por lo dems, Marx sealaba que:
"lo que los irlandeses necesitan es un gobierno propio e independiente
respecto a Inglaterra.... una revolucin agraria... y tarifas aduaneras pro-
teccionistas contra Inglaterra... una vez que los irlandeses sean independientes, la
necesidad los volver proteccionistas, como lo hicieron Canad, Australia, etc".
18

7. El conservatismo del proletariado ingls
Las relaciones entre el proletariado ingls y su burguesa, en las condiciones
del dominio industrial del mundo por Gran Bretaa, merece una observacin
especial. En ningn momento consideraciones de "internacionalismo abstracto"
deben hacer perder de vista a la clase obrera concreta de la Inglaterra de ese
tiempo, que por tantos motivos recuerda al actual proletariado norteamericano y
europeo. Al estallar la guerra civil entre los Estados del Norte y los Estados
esclavistas del Sur en Estados Unidos, Inglaterra apoyaba a los esclavistas, no por
razones "ideolgicas" sino porque la industria textil inglesa se abasteca del
algodn empapado en la sangre de los esclavos negros del Sur.
Pero mientras el grueso de los obreros ingleses simpatizaba con Lincoln, al
que Marx en nombre de la Internacional envi un mensaje de apoyo, el autor
citado se indignaba ante la "actitud cobarde de los obreros de Lancashire. Cosa
semejante no se ha visto en el mundo... durante este reciente perodo, Inglaterra
se ha cubierto de vergenza ms que ningn otro pas; los obreros, por su
naturaleza de esclavos cristianos; la burguesa y los aristcratas, por su
entusiasmo por la esclavitud en su forma ms directa. Pero las dos
manifestaciones se complementan mutuamente".
19

HISTORIA DE LA NACIN LATINOAMERICANA | 405
Engels, a su vez, en una carta a Kautsky no se andaba con rodeos:
"Usted me pregunta lo que piensan los obreros ingleses de la poltica
colonial. Pues exactamente lo mismo que piensan acerca de la poltica general: lo
mismo que piensa el burgus. Aqu no hay partido obrero, slo hay
conservadores y liberales-radicales, y los obreros comparten gozosos las cadenas
del monopolio ingls del mercado mundial y las colonias"
20
!.
8. Errores de Marx sobre la colonizacin de la India
Para Marx como para Engels la cuestin nacional se planteaba solamente en
la Europa civilizada, donde algunas nacionalidades no haban logrado an erigir
su Estado nacional por las supervivencias feudales o por el dominio retrgrado de
los Imperios multinacionales (Austria, Hungra, Turqua y Rusia zarista). Si no
siempre alentaban y apoyaban los movimientos nacionales (cuando juzgaban por
ejemplo que algunos de stos formaban parte de las intrigas dinsticas de la
poca), su actitud frente a Polonia, el movimiento irlands y otras naciones
europeas oprimidas era inequvoca. Ms ambigua era la actitud de Marx y Engels
en lo que concierne al mundo colonial y semicolonial extra-europeo.
En lo tocante a la India, por ejemplo, Marx incurri en un error notable.
Rehusando ver en el pasado del Indostn "una edad de oro", describa
minuciosamente el pavoroso espectculo del despotismo asitico, cuyas finanzas
eran el pillaje organizado hacia adentro, as como su administracin militar era el
pillaje organizado hacia afuera y cuyo nico mrito histrico, derivado de las
condiciones climticas y la naturaleza del suelo, consista en la organizacin de
grandes obras hidrulicas, riego artificial, etc. Sin olvidar la descripcin de la
cruel penetracin britnica en la India y dejando a un lado los aspectos morales
del proceso histrico, se preguntaba si "al realizar una revolucin social en el
Indostn", Inglaterra no era "el instrumento inconciente de la historia al realizar
dicha revolucin
21
.
En 1853 la naturaleza del imperialismo y sus resultados no estaban a la vista
y ni siquiera Marx poda adivinar ese proceso.
"Inglaterra tiene que cumplir en la India, escriba, una doble misin:
destructora por un lado y regeneradora por otro. Tiene que destruir la vieja
sociedad asitica y sentar las bases materiales de la sociedad occidental en
Asia."
22
.
Marx supona que la penetracin de una potencia capitalista en el mundo
atrasado deba acarrear necesariamente la introduccin del
406 I JORGE ABELARDO RAMOS
capitalismo en ese mundo, lo que estimaba justamente como un gran progreso
histrico.
23

"Si introducs las mquinas en el sistema de locomocin-de un pas que
posee hierro y carbn, ya no podris impedir que ese pas fabrique dichas
mquinas ... El sistema ferroviario se convertir por tanto en la India en un
verdadero precursor de la industria moderna".
Un siglo ms tarde sabemos que no fue as y por qu razones el
imperialismo se convirti en el principal obstculo no slo para desarrollar la
gran industria sino tambin para asegurar la pervivencia del atraso agrario. Al
predecir tales resultados en la penetracin inglesa en la India, Marx observaba la
propensin natural de los hindes para las artes mecnicas.
Adems, "la industria moderna, llevada a la India, por los ferrocarriles,
destruir la divisin hereditaria del trabajo, base de las castas hindes, ese
principal obstculo para el progreso y podero de la India".
24

El ferrocarril britnico en la India, como lo hizo en la Amrica Latina, no
llev sin embargo a la creacin de la industria hind, sino a la destruccin de las
viejas artesanas nacionales y a la introduccin de los productos terminados de la
industria inglesa. Las castas hindes, no slo no fueron suprimidas, sino que por
el contrario fueron fortalecidas por el conquistador y subsisten hasta hoy, como
resultado del apoyo ingls a los prncipes y dspotas orientales. En ese orden de
las ideas las previsiones de Marx no se han verificado.
9. Engels aplaude la agresin yanqui a Mxico
Engels, por su parte, formul aventurados juicios en la misma poca sobre
la anexin norteamericana a Mxico, que han sido utilizados posteriormente
como justificacin terica de una posicin antinacional. Pero para el joven
Engels, las operaciones de anexin llevadas a cabo por la rapaz burguesa yanqui
a costa del territorio mexicano eran episodios del proceso mundial de expansin
del capitalismo; gravitaban en su espritu, no slo estas consideraciones, que para
su poca parecan estar justificadas desde Europa, sino tambin los propios y
clsicos prejuicios europeos sobre los pueblos atrasados.
En este sentido, ni siquiera Marx y Engels podan emanciparse bajo ciertos
aspectos de las "ideas dominantes" de su tiempo. Slo as puede concebirse que
Engels aplaudiese el pillaje de las minas de oro de California,
HISTORIA DE LA NACIN LATINOAMERICANA | 407
pertenecientes a Mxico, por "los enrgicos yanquis" ms aptos para explotarlas
que los "perezosos mexicanos".
25
La cuestin nacional les resultaba clara en
Europa, no en Amrica Latina. Lo monstruoso no son estos errores de Engels,
sino que todava existan marxistas en Amrica Latina, que desdeen la cuestin
nacional irresuelta con la autoridad que proporcionan los errores de tales clsicos.
En un artculo publicado por Engels en 1848, el ao del Manifiesto Comunista, se
regocijaba de la marcha irresistible del capitalismo mundial, que a sus ojos
supona el fortalecimiento de la clase obrera (europea). En l deca lo siguiente:
"Hemos presenciado tambin, con la debida satisfaccin la derrota de
Mjico por los Estados Unidos. Tambin esto representa un avance. Pues cuando
un pas embrollado por guerras civiles y sin salida alguna para su desarrollo, un
pas cuya perspectiva mejor habra sido la sumisin industrial a Inglaterra,
cuando este pas se ve arrastrado forzosamente al progreso histrico, no tenemos
ms remedio que considerarlo como un paso dado hacia adelante. En inters de
su propio desarrollo, convena que Mxico cayese bajo la tutela de los Estados
Unidos... Quin saldr ganando con esto? La respuesta es siempre la misma: la
burguesa y slo la burguesa...".
26

Esto significaba para Engels que cuanto ms rpido se operaba la
concentracin del capital, ms rpidamente el proletariado ajustara sus cuentas
con la clase explotadora. Por eso conclua su artculo con un anuncio impregnado
de ingenua irona:
"Continuad batallando valientemente y sin descanso, adorables seores del
capital! Todava tenemos necesidad de vosotros... vuestra misin es la monarqua
absoluta; aniquilar el patriarcalismo... Dictad vuestras leyes, brillad en el trono de
la majestad creada por vosotros mismos, celebrad vuestros banquetes en los
salones de los reyes y tomad por esposa a la hermosa princesa pero no olvidis
que "a la puerta os espera el verdugo".
27

Engels tena 27 aos cuando escriba ese apresurado Rquiem al desarrollo
burgus. Su error era inevitable, pues a la burguesa no le esperaba an su
verdugo, el proletariado, sino sus vctimas, los pueblos del mundo colonial, y
todava contaba con un largo perodo de ininterrumpida expansin.
10. Marx difama a Bolvar
La puntualizacin de estos juicios de Marx y Engels sirve para poner de
relieve la importancia de una conciencia crtica de su legado. A este respecto, la
famosa condenacin de Bolvar por Marx es bien conocida:
408 | JORGE ABELARDO RAMOS
"Pero ver que comparen a Napolen I, con el pillo ms cobarde, ms vulgar
y miserable, es algo que exceda todo lmite. Bolvar es el verdadero Soulouque".
escriba Marx a Engels.
28
En un trabajo dictado por la necesidad de sobrevivir,
escrito para la Enciclopedia Americana, Marx describe superficialmente las
campaas militares de Bolvar. Afirma que las derrotas iniciales del caudillo
americano se deban a su incapacidad militar y sus triunfos posteriores, a la
Legin Britnica. Bolvar, "como la mayora de sus coterrneos era incapaz de
cualquier esfuerzo prolongado"; en lugar de hacer la guerra "gastaba ms de dos
meses en bailes y fiestas"; indolente, en vez de avanzar sobre el general Morillo
resueltamente, en cuyo caso "la fuerza europea de su ejrcito habra bastado para
aniquilar a los espaoles... prefiri prolongar la guerra cinco aos ms; dej al
"General Sucre todas las tareas militares, y se decidi por su parte a hacer
entradas triunfales, a publicar manifiestos y promulgar constituciones".
En fin, con el Congreso de Panam, Bolvar se propona "hacer de toda
Amrica del Sur una repblica federal de la que l sera dictador".
29

Estos infortunados juicios de Marx sobre Bolvar estaban sin duda influidos
por la tradicin antiespaola prevaleciente en Inglaterra, donde viva Marx, y por
el comn desprecio europeo hacia el Nuevo Mundo, cuyos orgenes se
remontaban a los filsofos de la Ilustracin y a las observaciones olmpicas de
Hegel en su Filosofa de la Historia Universal.
Por lo dems, Amrica Latina estaba fuera del foco visual de las
preocupaciones de Marx. Lo que resulta ms trgico an, es que esta actitud hizo
escuela entre muchos de sus discpulos europeos y no pocos latinoamericanos
rusificados, cuando ya Amrica Latina haba demostrado en la historia universal
que era imposible ignorarla.
11. La cuestin nacional en el siglo XX
La cuestin nacional cambia de carcter cuando la constitucin del
imperialismo a fines del siglo XIX abre la poca del saqueo general de pueblos y
continentes enteros. En el siglo XX la cuestin nacional se vincula ntimamente a
la cuestin colonial y a la lucha contra el imperialismo mundial. En los tiempos
de Marx y Engels la cuestin nacional apareca como la forma rezagada de la
formacin de los Estados nacionales en aquellos pases que por diversas razones
an no haban logrado su cohesin estatal: Alemania, Italia, Polonia, Irlanda, los
checos, finlandeses, servios, armenios y otras nacionalidades europeas.
HISTORIA DE LA NACIN LATINOAMERICANA | 409
Los esclavos y semiesclavos de Asia, frica y Amrica Latina no entraban
en las consideraciones tericas de los socialistas de la II Internacional
pertenecientes a las "naciones civilizadas". La cuestin nacional se reduca a la
cuestin nacional de los aludidos europeos de segunda clase. La II Internacional
se haba formado como resultado del crecimiento del capitalismo europeo en su
hora de supremo esplendor; los europeos, como los antiguos griegos, gozaban de
las ventajas de la cultura occidental gracias a la explotacin inicua de las
colonias. Retenan para s las libertades democrticas que las naciones europeas
rehusaban a sus esclavos. Un proletariado privilegiado se haba formado en tales
circunstancias, pero el socialismo de este proletariado slo abrazaba el campo de
la civilizacin. Tal es el carcter del reformismo de la // Internacional (actual
Internacional Socialista) que no slo se manifestaba por las tesis de Bernstein
con respecto a la utopa de una revolucin catastrfica, sino que tenda a repetir,
en condiciones radicalmente diferentes, los juicios primeros de Marx y Engels
sobre el futuro del mundo semicolonial y colonial: ste sera arrastrado hacia el
socialismo por el proletariado triunfante de una Europa socialista.
Sin embargo, este socialismo obeso de la II Internacional de la "belle
poque", proyectaba la revolucin hacia un futuro distante. Predicaba la filosofa
del reposo y las maravillas de la evolucin constante. Los fundamentos
materiales de esa doctrina eran elocuentes, pues desde la paz de Sedn en 1870
hasta el conflicto de 1914, el capitalismo haba emprendido una asombrosa
carrera: la prosperidad general, el lujo, la cultura y la paz permitieron corromper
a vastos crculos de obreros en Europa y sentar las bases de una ideologa
conformista que pareca justificar los juicios de Bernstein.
30

Era previsible que la cuestin colonial y nacional de los pases atrasados
careciera de importancia para la socialdemocracia envuelta en esa atmsfera de
incesante bienestar.
12. Un debate en el Congreso de Stuttgart
A este respecto bastar sealar un significativo episodio del Congreso
Internacional Socialista realizado en Stuttgart en 1907, al que Lenn consider:
"el mejor congreso internacional que se haya celebrado jams".
31

Se haban reunido en Stuttgart 884 delegados de 25 naciones. Estaban
presentes dos pocas: los grandes dirigentes de la socialdemocracia europea,
Augusto Bebel, Clara Zetkin, Kautsky, Rosa Luxemburgo y los jefes
410 | JORGE ABELARDO RAMOS
revolucionarios de ese Imperio multinacional situado entre Europa y Asia, entre
la revolucin socialista y la revolucin nacional: Lenn, Trotsky, Martov,
Plejanov. Las resoluciones sobre el militarismo, el imperialismo y las
perspectivas de la guerra fueron perfectas. Slo un "hecho sorprendente y
lamentable" vea Lenn en el brillante Congreso de la Internacional: la discusin
sobre la cuestin colonial.
En la Comisin que estudi el asunto la mayora adopt un proyecto de
resolucin en el que se lea lo siguiente: "El Congreso no rechaza por principio
en toda ocasin una poltica colonial, que bajo un rgimen socialista, puede
ejercer una influencia civilizadora".
Lenn calific de "monstruosa" la frase. El dirigente socialista alemn
Eduard David haba sostenido esa tesis. Afirmaba que "no se puede combatir
algo con nada. Contra la poltica colonial capitalista, los socialistas deben
proponer un programa positivo de proteccin de los derechos de los indgenas".
32

El expositor de la posicin colonialista en el Congreso Socialista fue el
holands Van Kol (en aquella poca todava la pequea y civilizada Holanda
gozaba los frutos de tres siglos de explotacin de millones de indonesios semi-
esclavos)
El socialista Van Kol fue de una lgica rigurosa: afirm que: "el
anticolonialismo de los congresos no haba servido para nada y que los
socialdemcratas deban reconocer la existencia indiscutible de los imperios
coloniales... y presentar propuestas concretas para mejorar el tratamiento de los
indgenas, el desarrollo de los recursos naturales y el aprovechamiento de estos
recursos en beneficio de toda la raza humana. Pregunt a los contrarios al
colonialismo si estaban realmente preparados, teniendo en cuenta la situacin
real, para prescindir de los recursos de las colonias, aunque sus pueblos los
necesitasen mucho. Record que Bebel haba dicho que nada era malo en el
desarrollo colonial como tal y se refiri a los xitos de los holandeses al
conseguir mejoras en las condiciones de los indgenas".
33

Estos confortables socialistas europeos de 1907 no se apiadaban de los
indgenas hasta el extremo de poner en peligro sus chalets con techo de pizarra,
su buen licor de Guinea, sus chimeneas humeantes y sus gabanes peludos. Van
Kol, con esa insinuante pregunta, persuadi a numerosos delegados de que,
realmente "no podran prescindir de los recursos naturales necesitados por sus
pueblos".
Naturalmente Van Kol tena sus propias ideas sobre la mejor manera de
conquistar una colonia:
"Todas las fuerzas socialistas deben impedir la consumacin de estos
regmenes salvajes de conquista y procurar que si se hace colonizacin, se haga
para dignificar hombres y no para atrofiar y envilecer los pueblos".
34

HISTORIA DE LA NACIN LATINOAMERICANA I 411
Excelente consejo. Tambin el holands se permiti agregar que en
"circunstancias determinadas, la poltica colonial puede ser obra de civilizacin",
aunque discretamente se reserv el describir tales afortunadas circunstancias para
el socialismo. Concluy su exposicin sealando el porvenir: "Hay muy pocos
socialistas que se atreveran a afirmar que en el rgimen socialista no sern
necesarias las colonias, Qu se har de la superpoblacin de Europa"?.
35

El delegado alemn Eduard David no estuvo por debajo del holands.
Record al Congreso que' "en un manifiesto electoral, el grupo socialista
parlamentario ha declarado que los pueblos de civilizacin superior tienen el
derecho y el deber de dar educacin a los pueblos atrasados".
36

Desde el otro punto de vista este "socialista" aadi: "La Europa tiene
necesidad de colonias. No tiene, a pesar de todo, bastantes. Sin colonias seramos
asimilables, desde el punto de vista econmico, a la China".
37
Result
espectacular el resultado de la votacin, pues a pesar de tales opiniones el
Congreso rechaz la mocin colonialista por slo 128 votos contra 108. La
victoria, aunque por un margen estrecho, fue lograda por los votos de los pases
ms atrasados, mientras que la mocin colonialista, como caba esperar, cont
con el apoyo de los grandes partidos socialistas de Europa. Los rusos votaron,
naturalmente, en contra.
El nico partido de Amrica del Sur representado en el Congreso de
Stuttgart fue el Partido Socialista de la Argentina. De ah que su voto fuera ms
representativo an, pues dio su apoyo a la mocin anticolonialista. El partido del
Dr. Juan B. Justo, notorio partidario de las expediciones civilizadoras al frica y
de la supremaca de la raza blanca? Esto sera realmente inexplicable si no fuese
por el hecho de que el Dr. Justo y sus amigos no viajaron a Alemania aquel ao.
Dicho partido debi ser representado por su delegado permanente en la Oficina
Socialista Internacional, Manuel Ugarte. Ugarte dio su voto, junto a Lenn, los
polacos, los blgaros, los servios, los espaoles y otros, contra el descarado
colonialismo de los partidos europeos. Como para que resulte inexplicable el
entierro histrico de Ugarte! Los suizos, cuyo socialismo se imparta en las
escuelas de hotelera, expresaron su infinita moderacin abstenindose.
Educado en una actitud reverencial hacia la socialdemocracia alemana,
Lenn advirti estupefacto el cnico oportunismo de los grandes jefes de ese pas.
Al comentar los resultados del Congreso de Stuttgart escriba poco despus:
"En este caso ha hecho acto de presencia un rasgo negativo del movimiento
obrero europeo, rasgo que puede ocasionar no pocos daos a la
412 I JORGE ABELARDO RAMOS
causa del proletariado... el vasto poder colonial ha llevado en parte al proletariado
europeo a una situacin por la que no es su trabajo el que mantiene a toda la
sociedad, sino el trabajo de los indgenas casi totalmente sojuzgados de las
colonias. La burguesa inglesa, por ejemplo, obtiene ms ingresos de los
centenares de millones de habitantes de la India y de otras colonias suyas que de
los obreros ingleses. Tales condiciones crean en ciertos pases una base material,
una base econmica para contaminar de chovinismo colonial al proletariado de
esos pases".
38

Los mismos colonialistas de la II Internacional que proponan justificar
desde el ngulo "socialista" la poltica colonial de sus Imperios fueron los ms
resueltos partidarios de la primera guerra imperialista.
Este tipo de debates disgustaba al fundador del socialismo cipayo en la
Argentina. El Dr. Justo dara su juicio sobre el Congreso de Stuttgart aos
despus en los siguientes trminos: "Las declaraciones socialistas internacionales
sobre las colonias, salvo algunas frases sobre la suerte de los nativos, se han
limitado a negaciones insinceras y estriles. No mencionan siquiera la libertad de
comercio, que hubiera sido la mejor garanta para los nativos y reducido la
cuestin colonial a lo que deba ser... .
El librecambismo como garanta para los indgenas esclavizados: he ah al
"maestro" del socialismo argentino en toda su sabidura.
No hemos mencionado el nombre de Manuel Ugarte como delegado al
Congreso Socialista de Stuttgart por azar. Mientras que el ruso Lenn se
sorprenda ante el colonialismo de los delegados europeos, Ugarte no tena
motivos para mayores sorpresas. Los conoca muy bien, por sus frecuentes visitas
a Europa y de primera mano estaba informado sobre los librecambistas
argentinos. En todos sus libros estableci Ugarte una diferencia radical entre los
pases llamados civilizados, o sea las grandes potencias imperialistas y los pases
dbiles, conocidos como coloniales o semi-coloniales. Esta misma distincin
esencial haba sido marcada por Lenn, mucho antes que los dirigentes rusos
establecieran despus de su muerte un antagonismo nuevo: el Estado socialista y
el mundo capitalista.
Posteriormente, los chinos de la poca de Mao-Tse-Tung coincidieron en
clasificar los grandes dilemas de nuestra poca en el enfrentamiento entre los
pases del Tercer Mundo y las potencias imperialistas, ms bien que la lucha
entre el Este y el Oeste.
Considerados los movimientos nacionales desde el punto de vista
puramente econmico (peligrosa reduccin que es preciso manejar con
prudencia), el contenido de los movimientos nacionales puede ser resumido de
este modo: "En todo el mundo, la poca del triunfo definitivo
HISTORIA DE LA NACIN LATINOAMERICANA | 413
del capitalismo sobre el feudalismo estuvo ligada a movimientos nacionales. La
base econmica de estos movimientos estriba en que, para la victoria completa de
la produccin mercantil, es necesario que territorios con poblacin de un solo
idioma adquieran cohesin estatal, quedando eliminados cuantos obstculos se
opongan al desarrollo de ese idioma y a su consolidacin en la literatura. El
idioma es el medio esencial de comunicacin entre los hombres: la unidad del
idioma y su libre desarrollo es una de las condiciones ms importantes de una
circulacin mercantil realmente libre y amplia, que responda al capitalismo
moderno; de una agrupacin libre y amplia de la poblacin en todas las diversas
clases. Es por ltimo, la condicin de una estrecha ligazn del mercado con todo
propietario, grande o pequeo, con todo vendedor y comprador".
40

13. Naciones oprimidas y naciones opresoras
Hemos dicho ya que en el siglo XIX la cuestin nacional se planteaba en los
pases rezagados de Europa -Alemania, Italia, Polonia, etc.-. Los movimientos
nacionales en el siglo XX en cambio no se manifiestan en Europa sino fuera de
ella, esto es, en los pases coloniales y semicoloniales, donde aparecen no en
virtud del desarrollo de las fuerzas productivas internas sino por la crisis mundial
del imperialismo que los oprime. En tales condiciones, los movimientos
nacionales de los pases atrasados ya no libran su lucha contra el feudalismo
interno sino contra el imperialismo exterior, al que debilita en sus propios
cimientos.
Para desmentir a aqullos que confiaban en una progresiva "pacificacin" y
"ablandamiento" del imperialismo a causa de la prosperidad adquirida despus de
1945, sus rasgos agresivos y expansivos no han hecho ms que aumentar. Las
intervenciones norteamericanas en Cuba, Santo Domingo, Grenada y Nicaragua,
la agresin militar inglesa en las Malvinas, del mismo modo que la intrusin
yanqui en Corea y en Vietnam, para no olvidar el conflicto del Canal de Suez en
1956, demuestran categricamente el carcter agresivo del imperialismo
moderno.
Transformada la Unin Sovitica en gran potencia de la era misilstica, sus
postulados de "internacionalismo proletario" no han podido ocultar la invasin
militar a Hungra, Checoslovaquia y Afganistn, as como la presin militar y
poltica sobre Polonia. Los conflictos fronterizos entre la URSS y China, que
mantienen sobre las armas a centenares de miles de hombres,
414 I JORGE ABELARDO RAMOS
lo mismo que el estado de guerra casi permanente entre Vietnam y Camboya,
constituyen la demostracin ms acabada que la conquista del poder y la creacin
de un Estado considerado a s mismo como socialista, fundado en la propiedad
estatal de los medios de produccin, no ponen punto final a las aspiraciones
nacionalistas y territoriales de cada una de dichas naciones.
Si la URSS ha llegado a ser un pas imperialista, como afirman los chinos,
es un tema que dejaremos para su tratamiento por los politiclogos o
"marxlogos", si es que hay profesiones semejantes. De la historia
contempornea en todo caso, se desprende que mientras rusos y norteamericanos
procuran un "equilibrio" que preserve su respectivo poder y reas de influencia,
para los pueblos del Tercer Mundo y de Amrica Latina el objetivo supremo no
es el equilibrio sino la ruptura del equilibrio. En ello radica su propia salvacin.
Que dicha lucha est lejos de ser simple, racional y transparente, lo
demuestra la serie de movimientos nacionales que irrumpen en el Tercer Mundo
bajo los ropajes ms diversos y muy lejos de la tipologa poltica concebida por
los europeos.
En nombre del Islam, bajo la conduccin del Ayatollah Komeini, del
"socialismo rabe" con el Coronel Kadhafi o del Ejrcito peruano con el General
Velazco Alvarado, las viejas nociones sobre el carcter "revolucionario" de los
movimientos nacionales y sociales han perdido todo valor. El propio concepto
occidental de lo "progresivo" o "reaccionario", o de la "izquierda" o la "derecha"
de idntico origen exige su empleo con escrupuloso cuidado. Sobre las fuerzas
reales en presencia y sus mscaras ideolgicas Len Trotsky ha escrito lo
siguiente:
"El imperialismo slo puede existir porque hay naciones atrasadas en
nuestro planeta, pases coloniales y semi-coloniales. La lucha de estos pueblos
oprimidos por la unidad y la independencia nacional tiene un doble carcter
progresivo, pues, por un lado, prepara condiciones favorables de desarrollo para
su propio uso, y por otro, asesta rudos golpes al imperialismo. De donde se
deduce, en parte, que en una guerra entre la repblica democrtica imperialista
civilizada y la monarqua brbara y atrasada de un pas colonial, los socialistas
deben estar enteramente del lado del pas oprimido, a pesar de ser monrquico, y
en contra del pas opresor, por muy "democrtico" que sea.
41

Espontneamente viene a la memoria la guerra de Malvinas. Fue un
conflicto sostenido entre un gobierno militar de una dictadura en la Argentina
semi-colonial contra un pas imperialista gobernado democrticamente, como el
Reino Unido. Sin embargo, como result notorio
HISTORIA DE LA NACIN LATINOAMERICANA I 415
para toda Amrica Latina, menos para gran parte de la "inteligencia" argentina,
las "formas" polticas velaban el desnivel histrico-social de ambos pases. Y del
mismo modo que en el interior de una nacin las fuerzas revolucionarias,
nacionalistas o socialistas, apoyan siempre las aspiraciones de justicia de las
mayoras obreras y populares contra las minoras oligrquicas, en escala
internacional es su deber apoyar al pas injustamente relegado contra las
potencias que ejercen la injusticia a escala planetaria, cualesquiera sean
transitoriamente los regmenes polticos de ambos pases.
42

Por los textos reproducidos puede observarse que los tericos y polticos
rusos, haban comprendido los problemas de Oriente de un modo penetrante. Sus
sucesores en la Unin Sovitica poco han ahondado en la materia. Sus intereses
de gran potencia les sugiere una conducta bsicamente dirigida a presentar tal
condicin. As como el librecambismo es una doctrina imperialista para la
exportacin, para la Unin Sovitica el artculo de exportacin es el "socialismo
internacionalista" pero el nacionalismo gran ruso su metro de oro.
Que la democracia formal no es el elemento para valorar los movimientos
nacionales sino que para juzgarlos se impone estudiar las consecuencias prcticas
derivadas de su lucha contra el imperialismo; y de que el mundo moderno
presencia la oposicin mundial entre pases opresores y pases oprimidos, tales
son las tesis principales del debate en el socialismo europeo y asitico del perodo
mencionado. Se comprende que la Internacional Socialista y los
socialdemcratas de hoy rehsen aceptar tesis semejantes que ya haban
rechazado sus antecesores de la // Internacional. Eso significara condenarse a s
mismos y a la propia Europa "socialista" donde asientan su poder.
14. Consecuencias en Amrica Latina del desconocimiento de
sus problemas por los tericos marxistas-leninistas
En los 40 volmenes de sus Obras Completas, Lenn slo alude tres veces a
la Amrica del Sur, seis veces a la Argentina, cuatro al Brasil, cuatro a Mxico y
en una sola oportunidad se refiere a Chile. Se trata, por lo dems, de alusiones
incidentales, muchas veces incluidas en una mencin estadstica. A los restantes
Estados de Amrica Latina no los menciona jams. En un artculo escrito en
1916, dice: "No vamos a "sostener" la comedia de la repblica en algn
principado de Mnaco o bien las aventuras "republicanas" de los "generales" en
los pequeos pases de la
416 | JORGE ABELARDO RAMOS
Amrica del Sur o en alguna isla del Ocano Pacfico, pero de esto no se deduce
que sea permitido olvidar la consigna de la repblica para los movimientos
democrticos y socialistas".
43

En las discusiones de los primeros Congresos de la Internacional
Comunista, Amrica Latina fue omitida por completo. El Presidente de la
Internacional, Gregori Zinoviev, en el V Congreso de 1924 dijo en su discurso:
"Poco o nada sabemos de la Amrica Latina".
El delegado por Mxico era un escritor norteamericano, Bertram Wolfe,
quien protest por esa ignorancia. Zinoviev contest: "Es que no se nos
informa".
44

Antes de radicarse en Mxico, donde formul juicios notables sobre la
revolucin latinoamericana, Len Trotsky tampoco tena conocimientos serios
sobre Amrica Latina. En su Historia de la Revolucin Rusa escriba: "Las
revoluciones crnicas de las repblicas sudamericanas nada tienen de comn con
la revolucin permanente; en cierto sentido, constituyen su anttesis".
45

En Amrica Latina haba tenido lugar la revolucin mejicana! Sandino
combata con las armas en la mano contra las tropas yanquis, la Columna Prestes
marchaba a* travs de todo el Brasil, el movimiento nacional yrigoyenista llevaba
al poder a la pequea burguesa nacionalista, pero los notables tericos y jefes de
la Revolucin Rusa "carecan de informacin".
La impenetrabilidad de la teora marxista en Amrica Latina no slo
derivaba de la indiferencia hacia sta de las grandes figuras euro-asiticas del
socialismo. La propia doctrina se opona a "americanizarse". Pues lo que
conocemos como "doctrina marxista" nunca fue concebida como tal por Marx,
quien solamente se consagr a pensar y escribir sobre multitud de las ms
variadas cuestiones sin remontarse jams a sistema alguno. La inmediata
posteridad tom a su cargo formular una especie de "codificacin" de sus ideas
pero enseguida la familia se dividi en mltiples y antagnicos herederos. Lo
esencial del pensamiento marxista, no obstante, que permanece inmutable en sus
diversos intrpretes, salvo en la "prctica" de Lenn y de Mao, es su universalidad
y su internacionalismo. De este modo entr la "doctrina marxista" en Amrica
Latina, que sufra de universalidad y de internacionalismo hasta el martirio, pues
haba sido despedazada en su integridad nacional e incorporada al mercado
mundial del imperialismo. A fin de que esa "doctrina marxista", fuese til, haba
que destruirla y reutilizarla en sus elementos vivientes para volver reconocible a
la realidad latinoamericana. Es lo que haban hecho Lenn en Rusia y Mao en
China. Pero constitua una tarea excesiva para los hombros frgiles de los partidos
comunistas latinoamericanos, que rendan culto ritual a los rusos y a los
HISTORIA DE LA NACIN LATINOAMERICANA | 417
chinos y repetan como loros barranqueros a ambos, sin entender a ninguno de los
dos y mucho menos a la Amrica Criolla.
Excepcin hecha de Haya de la Torre y de Jos Carlos Maritegui, ninguno
de los partidos comunistas latinoamericanos pudo brindar una generalizacin
terica y creaciones originales a las grandes experiencias revolucionarias
latinoamericanas.
La prensa imperialista europea haba sometido a su burla despiadada las
"crnicas revoluciones sudamericanas", producto directo de la "balcanizacin"
impuesta y usufructuada por esas mismas potencias. La informacin de los
revolucionarios de Europa deba nutrirse, a falta de otras ms responsables, de
esas fuentes contaminadas.
Pues los problemas de la revolucin latinoamericana, en definitiva, deban
ser estudiados y resueltos por los propios latinoamericanos. Al fin y al cabo, eso
mismo haba ocurrido en todas las revoluciones.
Si cada revolucin es "peculiar" y "excepcional", en los pases
semicoloniales se cruzan diversos niveles tcnicos y edades histricas de
sorprendente antagonismo; esta combinacin de atraso y progreso, de industria y
barbarie produce fenmenos sociales y polticos determinantes de la accin
poltica y de sus grandes fines. An dentro de la Amrica Latina balcanizada
dichos niveles revelan diferencias muy acusadas que exigen mltiples mtodos
polticos de accin revolucionaria.
15. Las Repblicas Quechua y Aymar
Cuando el proceso conservador de la Unin Sovitica afect el
funcionamiento de la Internacional Comunista, se manifestaron en Amrica
Latina los cambios producidos en la direccin latinoamericana del comunismo. Si
Lenn y Zinoviev confesaban que nada saban de Amrica Latina, Stalin pretenda
saberlo todo. La situacin empeor, como era de esperar.
Se inici la edad "stalinista". De las vaguedades y abstracciones de los
inexpertos comunistas latinoamericanos magnetizados por los primeros aos de la
Revolucin rusa, se pas a la aplicacin de frmulas resecas extradas de Mosc y
aplicadas implacablemente a la realidad de Amrica Latina. De este modo, el
stalinismo del Per pudo proclamar en 1931, la teora de separar a ese pas en dos
Repblicas, una quechua y otra aymar.
418 I JORGE ABELARDO RAMOS
El Partido Comunista de la Argentina, al registrar la presencia de miles de
chacareros italianos en Santa Fe, que todava hablaban piamonts y de chacareros
judos en las colonias de Entre Ros, declaraba que dichas "minoras nacionales"
estaban oprimidas por la "nacionalidad argentina dominante" y afirmaban el
derecho de los colonos italianos y judos a "la autodeterminacin nacional", y a la
creacin de Estados autnomos. En Bolivia uno de los ltimos fragmentos
separados del virreinato del Ro de la Plata, y que simbolizaba el fracaso del
Libertador para unificar Amrica Latina, deba aparecer todava otra teora de la
balcanizacin llevada esta vez al delirio mismo.
Un terico del stalinismo boliviano, Jorge Obando, realiz un examen de la
estructura "nacional" de Bolivia y descubri que esta Repblica, compuesta por
las viejas provincias altoperuanas del virreynato del Ro de la Plata, que la
oligarqua portea lanz a una autonoma suicida y a la que Chile en la guerra del
Pacfico arrebat su salida al mar, adems del territorio de Antofagasta, sera un
"Estado Multinacional", opresor de decenas de nacionalidades.
La "Nacionalidad boliviana dominante", oprimira a 34 nacionalidades,
tribus y esquirlas etnogrficas "subyugados" por aqulla. Dice el seor
Obando:"Si Bolivia es un Estado multinacional, Qu naciones, nacionalidades,
tribus y grupos etnogrficos entran en su composicin? Nosotros consideramos
que Bolivia est constituida por: una nacin: bolivianos; cinco nacionalidades
principales: aymars, quechuas, chiquitos, moxos, chiriguanos; ocho
nacionalidades pequeas: chapacuras, itonamas, canichanas, movimas,
cayuvavas, pacaguaras, itnez, guarayos; varias tribus y grupos etnogrficos:
chipayas, urus, yuracars, mocetenes, tacanas, maropas, apolistas, tobas,
mataguayos, abipones, lenguas, samucos, saravecas, otuques, curuminacas,
covarecas, curavs, tapiis, curucanecas, paiconecas y sirions".
46

El General Belgrano, apoyado por el General San Martn, propona en 1816
el establecimiento de una monarqua incaica para la Amrica en emancipacin.
La tesis monrquica persegua el objetivo de contar para la revolucin con las
grandes masas del extinguido imperio incaico y de facilitar un grado tal de
centralizacin poltica que volviera imposible la dispersin de los nuevos
Estados.
Si hubiera triunfado esta tesis, quizs el quechua con el espaol habran sido
las lenguas dominantes de la Amrica criolla, unida e independiente, quizs con
una tercera, la que hablaban los mexicas. Grandes naciones, como Canad, son
bilinges, y Estados prsperos como Suiza son cuatrilinges, para no hablar de la
Unin Sovitica, donde se hablan y se escriben decenas de lenguas.
HISTORIA DE LA NACIN LATINOAMERICANA I 419
En ese caso, no habra sido imposible un marquesado incaico para el seor
Obando y la posibilidad de que Stalin no hubiera entrado jams en la vida del
Marqus. Pero no pudo ser.
Aquejado de grave rusificacin, Obando ha degradado la cuestin nacional
latinoamericana a la condicin de pura etnografa. Esta reivindicacin abstracta
de los derechos indgenas -de que no goza Bolivia en su conjunto- tiende a erigir
a las diversas etnias en factores independientes del destino de Bolivia y de
Amrica Latina.
La tradicional resistencia de los aymars y quechuas a emplear la lengua
castellana no es solo psicolgica (por tratarse de la lengua de los antiguos
dominadores) sino que ante todo reconoce una causa social, econmica y cultural.
La segregacin del campesino indgena de la economa moderna, la subsistencia
del rgimen del "pongueaje", su reclusin en la economa natural, su secular
separacin de" la ciudad monetaria y del mundo mercantil eran las causas que
fijaban a las lenguas tradicionales al segregado y explotado campesino quechua o
aymar.
Ya Maritegui haba identificado indio con campesino y haba situado el
problema en su verdadero terreno al transferir la cuestin racial a la cuestin
agraria. Bast el triunfo de la revolucin nacionalista de 1953 y la resolucin
elemental de la cuestin mediante la distribucin de la tierra entre los campesinos
para ampliar la influencia lingstica espaola en Bolivia. La necesidad de
comerciar los excedentes en las ciudades y el descubrimiento conmovedor de su
libertad personal, as como de su indito poder de compra, impuls a centenares
de miles de campesinos propietarios a aprender el castellano. Las escuelas en las
zonas rurales prepararon desde entonces a las nuevas generaciones en el empleo
de la lengua nacional de Amrica Latina, junto al portugus.
En el caso que nos ocupa, slo al imperialismo disgregador, cuyas
predilecciones "indigenistas" son bien conocidas, as como su sutil campaa
anticatlica y antihispnica, puede beneficiar la tendencia a multiplicar los grupos
nacionales o lingsticos o, mejor an, los nuevos Estados, en una Amrica
Criolla fragmentada desde la muerte de Bolvar y cuya ltima Repblica de
Panam, en 1903, result una invencin del imperialismo yanqui para construir el
Canal de Panam contra la oposicin del Senado de Colombia, pas del que
Panam era su provincia nortea.
Bien es cierto que el enunciado de Maritegui era algo simple y que el ttulo
de propiedad de su predio no trasformaba de un da para el otro a los
melanclicos y humillados hijos de Atahualpa en "farmers" del Medio Oeste
norteamericano. Pesaba sobre ellos un doloroso fardo de siglos y la mirada hostil
de una cultura diferente.
420 I JORGE ABELARDO RAMOS
Despus de la accin del imperialismo disgregador, correspondera al
stalinismo rusificante realizar un esfuerzo regresivo de la clase a la raza, de la
Nacin latinoamericana al Estado Boliviano y del Estado Boliviano al Estado
Multinacional (o pluri-tribal). Esta grotesca y a la vez trgica teora, precisamente
por su pueril exageracin, permite inundar de luz el debate y apreciar sus
verdaderas proporciones.
16. El Insularismo stalinista
Una teora fragmentadora de ndole indigenista como la propuesta por el
autor citado slo tiende a debilitar el vnculo idiomtico esencial para la
formacin del mercado y la Nacin latinoamericana. Si al imperialismo le bastaba
con las 20 repblicas, al stalinismo ya no le parecan suficientes; las repblicas
indgenas operaran maravillas. Esta versin burlesca de la cuestin nacional en
Per, Bolivia y Argentina era la manifestacin no slo del servilismo poltico de
la era de Stalin, sino la degradacin sin paralelos del pensamiento marxista en
Amrica Latina.
Como Stalin haba escrito un libro sobre la cuestin nacional (en Rusia) en
el que describa las diversas nacionalidades que la Unin Sovitica haba
heredado del zarismo y se exponan las tesis de Lenn sobre el derecho a
separarse de dichas nacionalidades oprimidas, los stalinistas latinoamericanos, ni
cortos ni perezosos, aplicaron con indudable energa ese mismo criterio,
formulado en un Imperio multinacional opresor de mltiples nacionalidades, a las
condiciones de una gran nacin semicolonial fragmentada en veinte Estados.
47

Pretendieron multiplicar la balcanizacin mediante la creacin de nuevos
Estados, por ms fantsticos que fueran.
48

Otros "tericos", como Rodney Arismendi, del Partido Comunista del
Uruguay, pasaban de la etnografa a la geografa y consideraban a la revolucin
latinoamericana no como el fruto de una necesidad histrico-social, sino como un
hecho geogrfico: la revolucin latinoamericana es
"una revolucin continental" y su "unidad esencial est determinada, en
primer trmino, por el hecho de quin es el principal enemigo: el imperialismo
norteamericano".
49

En otras palabras, slo por el imperialismo yanqui existe la revolucin
latinoamericana. Esto es rigurosamente falso. Su "unidad esencial" ya exista en
tiempo de Bolvar, cuando la nacin latinoamericana luchaba por su existencia en
la poca de la hegemona inglesa. La "unidad esencial" de la revolucin
latinoamericana no procede de un enemigo exterior, por principal
HISTORIA DE LA NACIN LATINOAMERICANA I 421
que sea, sino de la ntima exigencia de 600 millones de latinoamericanos para
emerger de la miseria y la humillacin. Para el stalinismo extranjerizante toda
accin histrica debe obedecer siempre al factor externo". En este juicio, vemos
al diligente comisionista sirviendo a la diplomacia sovitica,
Pero al mismo tiempo, dicho stalinista no ha ledo a Stalin sino en los
"misales" de la poca, pues no encuentra en Amrica Latina el menor rasgo
"nacional". Por el contrario, se refiere pluralmente a "los procesos nacionales" de
sus Estados, exactamente igual que los imperialistas. Como lgico corolario, el
confortable diputado del Uruguay se pronuncia "contra las utopas pequeo
burguesas que parlotean acerca de una unidad o confederacin latinoamericana en
el marco de las actuales estructuras" pero Arismendi no se pronuncia a favor de
esa unidad ni siquiera en el futuro socialista.
50
Muy curioso el insularismo
stalinista! Las grandes potencias no podran objetarlo.
Obando, el ya mencionado stalinista tribal, coincide con el orondo burcrata
uruguayo de este modo:"Existe, por ejemplo, la teora que sustenta que no hay
diferencias nacionales entre los pueblos de Amrica Latina, que todos constituyen
una sola nacin... precisa ser denunciada como la variante latinoamericana con
que el imperialismo yanqui tiende a extirpar el patriotismo de nuestros pueblos.
Es una variante del cosmopolitismo que tiende a negar la existencia de las
naciones, las nacionalidades y tribus de Amrica Latina... Esta teora es un
emparedado de nacionalismo, cosmopolitismo, trotskysmo y franquismo muy a
gusto de Washington".
51

Para quien ha descubierto que Bolivia no es un Estado sino en realidad 34
naciones, la evidencia de que Amrica Latina es una Nacin debe resultarle una
horrible pesadilla. La idea de que al imperialismo debe seducirle la unidad de los
pueblos latinoamericanos, con el multiplicado poder econmico y poltico que ese
hecho supone, es una idea, entre cochabambina y siberiana, cuya paternidad
exclusiva debe reclamar el Sr. Obando.
Para comprender el triste destino del marxismo en Amrica Latina y el
Tercer Mundo, fuera de las curiosidades etnogrficas de Obando que acabamos de
describir, convendra recordar que la dictadura del General Batista cont con la
colaboracin de los comunistas cubanos durante la segunda guerra mundial, en las
personas de los intelectuales stalinistas Juan Marinello y Carlos Rafael Rodrguez,
Ministros del dictador. Rodrguez es el actual Vice Presidente de Cuba. En la
Argentina, Vittorio Codovilla, Jefe del Partido Comunista, con el apoyo activo del
Embajador norteamericano Spruille Braden, contribuy a forjar la Unin
Democrtica
422 I JORGE ABELARDO RAMOS
que enfrent al Coronel Pern en las elecciones de 1946. Ese mismo ao, los
stalinistas de Bolivia, bajo la proteccin de la Embajada norteamericana en La
Paz y las felicitaciones de Pablo Neruda, intervenan en el derrocamiento del
gobierno revolucionario del Mayor Gualberto Villarroel, organizador de los
mineros y de los indios, ahorcado por la "turba democrtica" en un farol de la
Plaza Murillo, frente a la Casa de Gobierno. En 1944, en un acto realizado en
Managua para apoyar al dictador Somoza se fundaba el Partido comunista de
Nicaragua. En toda Amrica Latina, los partidos comunistas predicaban la ruptura
de relaciones con Alemania y la participacin militar en la guerra mundial junto a
las "democracias".
En la India, por la misma poca, el dirigente comunista ingls Palme Dutt,
"experto en asuntos hindes", calificaba a Gandhi "genio pacifista del mal de la
poltica india". Al mismo tiempo que Gandhi, Nehru y los dirigentes nacionalistas
eran encarcelados por los ingleses en 1942 o pasaban a la clandestinidad, los
militantes comunistas eran entrenados como fuerza voluntaria por la oficialidad
britnica para actuar en la segunda guerra mundial. El Secretario del Partido
Comunista de la India denunciaba las huelgas obreras. Al da siguiente de la
independencia, en 1947, los comunistas dirigieron una revuelta campesina armada
contra el gobierno hind, que acababa Se conquistar la independencia nacional.
En 1948 el Nizam de Haiderabad levant la prohibicin que pesaba sobre el
Partido Comunista para utilizarlo contra el Congreso Nacionalista. Lo mismo
ocurri en Indonesia, donde los comunistas fueron manipulados por los
colonialistas holandeses para debilitar el movimiento nacionalista. La lista de las
aberraciones "antinacionalistas", de los comunistas y de sus alianzas con el
imperialismo, antes y despus de la segunda guerra mundial, sera interminable.
Preferimos limitarnos a los ejemplos ya citados.
17. Vindicacin de Bolvar
Lo que no poda entender este gnero de tericos que fundaba sus
especulaciones sobre los textos de la Academia de Ciencias de la U.R.S.S., es que
si en la Rusia zarista, "crcel de pueblos", la esencia de la poltica nacional del
proletariado era el "derecho a separarse", en Amrica Latina la mdula de la
posicin marxista en la cuestin nacional consiste en el "derecho a unirse".
Para existir como naciones normales, los pueblos atados al yugo autocrtico
deban separarse de ese yugo que les impeda el desarrollo
HISTORIA DE LA NACIN LATINOAMERICANA I 423
econmico y cultural; para obtener los mismos fines, por el contrario, los pueblos
de Amrica Latina deben federarse. El enemigo de los pueblos algenos de la
Rusia zarista era la autocracia, que ejerca su poder reunindolos en su puo; el
enemigo fundamental de los pueblos latinoamericanos es el imperialismo, que
mantiene su control econmico directo y su dominio poltico indirecto fundado en
la separacin de las partes constituyentes de la nacin latinoamericana. Si la
creacin de una industria pesada en la Argentina result muy difcil, sea por los
lmites del mercado, por las dificultades de la comercializacin en las condiciones
del mercado mundial competitivo, o por la escasez de capitales, conviene
imaginar qu tipo de industria pesada podra construirse aisladamente en Cuba, en
Honduras, en El Salvador o en el Ecuador, para dar slo algunos pocos ejemplos,
y de qu manera, a menos que Ecuador sea condenado eternamente a plantar
bananas, podran los Estados latinoamericanos por s mismos escapar al flagelo
del monocultivo como no fuera por una unidad econmica y una planificacin
nacional de todos sus recursos.
52

Ni desde el punto de vista del capitalismo, ni desde la perspectiva del
socialismo puede concebirse un desarrollo aislado de las fuerzas productivas en
cada uno de los 20 Estados.
Uno de los fenmenos*habituales del "izquierdismo cipayo" de Amrica
Latina, consiste en su manifiesta perplejidad ante la unidad latinoamericana: Se
tratara de federar a los Estados despus de hacer la revolucin en cada uno de
ellos o antes? La lucha por la unidad de Amrica Latina supone la postergacin
de la lucha por la revolucin en cada uno de los Estados balcanizados? Basta
plantearse estos insensatos interrogantes para comprender cmo responderlos.
El triunfo revolucionario en la Isla de Cuba (en una isla!) implic
inmediatamente la necesidad de romper la soledad insular del pueblo cubano.
Todas las esperanzas de los cubanos se depositaron en un rpido triunfo
revolucionario en Venezuela. Es completamente natural que esta espontnea
actitud se fundara en la evidencia: si la revolucin triunfaba en Venezuela o en
Centroamrica, se impondra una planificacin conjunta de sus economas con la
de Cuba, quizs una moneda comn, una poltica aduanera semejante,
probablemente una federacin poltica a corto plazo. Este acercamiento no tendra
un carcter supranacional, como el Mercado Comn Europeo, constituido por
antiguas naciones de lengua e historia diferentes, sino esencialmente nacional,
integrado por partes separadas de un mismo pueblo y que solamente unidas
pueden alcanzar rpidamente las diversas etapas del crecimiento econmico. La
lucha se entabla, como es natural, en los cauces inmediatos creados por la
balcanizacin; pero esa lucha debe tener una meta: la unidad, federacin o
confederacin de los pueblos de habla hispano-portuguesa. Esto no excluye el
Estado de
424 I JORGE ABELARDO RAMOS
Hait, cuyo francs es menos importante que su "crele", hablado por el pueblo y
que vincula a los haitianos a la patria comn, para no referirnos a los derechos
histricos que corresponden a Hait gracias al papel desempeado por Alexandre
Petin en la independencia de Amrica.
De otro modo, la lucha por la creacin de 20 Estados "socialistas" de
Amrica Latina supondra la inauguracin de la "miseria marxista" o el
establecimiento de algn "tutor" (Brasil o Argentina) rodeado de una nube de
pequeos Estados enclenques.
Pero esta unin no ser el fruto de los razonadores estriles de la
diplomacia, de los tcnicos hbridos que semejan "cuchillos sin hoja", ni de las
conferencias incesantes de la CEPAL, que slo ha logrado el autodesarrollo de
los bien remunerados desarrollistas, sino el resultado de la revolucin triunfante.
La unidad de Amrica Latina llega demasiado tarde a la historia del mundo como
para que sea el coronamiento del desenvolvimiento automtico de las fuerzas
productivas de su anmico capitalismo.
La categrica necesidad de esa unin se abre paso an a travs de los
gobiernos ms reaccionarios: la Cuenca del Plata, las grandes represas que
intercomunican al Brasil, Uruguay, Paraguay y la Argentina, el Pacto Andino, la
crnicamente postergada canalizacin del Bermejo, la conexin de las Cuencas
del Orinoco, el Amazonas y el Plata, el Mercado Comn Latinoamericano y la
moneda comn, no podrn ser detenidas por fuerza alguna. La coincidencia y la
unidad poltica de los Estados permitirn el pleno despliegue de los grandes
proyectos que permitan a la Amrica Criolla desenvolver el formidable emporio
fsico que descubri Alejandro de Humboldt. Pero esa unidad poltica pasa por el
meridiano de la revolucin nacional latinoamericana.
HISTORIA DE LA NACIN LATINOAMERICANA | 425
NOTAS
1
"Una vez lograda la reorganizacin de Europa y Norteamrica, constituir un poder tan colosal y ejemplo tal,
que todos los pases semicivilizados se despertarn por s mismos. Las solas necesidades econmicas provocarn
este proceso". Federico Engels, Correspondencia, p. 415, Ed. Problemas,
Buenos Aires, 1947.
2
Engels explicaba la conducta seguida por l y Marx durante la revolucin alemana de 1848; "Al regresar a
Alemania en la primavera de 1848, nos afiliamos al partido democrtico (partido burgus) por ser aqul el nico
medio de que disponamos para llegar a los odos de la clase obrera; ramos el ala ms avanzada de ese partido,
pero ala suya al fin y al cabo". Agrega Mehring. "Engels aconsejaba a sus amigos que no lanzasen al
movimiento americano como bandera de lucha el Manifiesto Comunista, que ellos haban silenciado, como
queda dicho, en la Nueva Gaceta del Rin, pues el Manifiesto, como casi todos los trabajos cortos de Marx y
suyos eran todava difcilmente inteligibles para Amrica; los obreros del otro lado del Ocano acababan de
abrazar el movimiento, no estaban todava bastante cultivados y su rezagamiento, sobre todo en teora, era
enorme". V.
Mehring, ob. cit., p. 330.
3
Len Trotsky, A noventa aos del Manifiesto Comunista, en revista Inicial, p. 4 No. 2, Ao 1,
octubre del 1938, Buenos Aires.
4
Para los asuntos de Alemania, Engels fundaba sus apreciaciones en la lectura casi exclusiva de la prensa
britnica (V. Mayer, ob. cit., p. 195). Segn se sabe, la burguesa inglesa no vio nunca con buenos ojos la unidad
nacional de las restantes naciones, ni el desarrollo capitalista de sus posibles competidores. Pero este
"antibismarckismo" de Engels fue dejado de lado cuando la
nobleza prusiana llev a cabo la unificacin de Alemania.
5
Georges Weill, La Europa del siglo XIX y la idea de nacionalidad, p. 72, Ed. Uteha, Mxico.
6.Ibid
7
Mannheim, Ensayos sobre sociologa y psicologa social, p. 91, Ed. Fondo de Cultura Econmica,
Mxico, 1963.
8
Marx y Engels, Correspondencia, p. 231.
9
Ibd, Obras Escogidas, Tomo I, p. 674. Ed. en Lenguas Extranjeras, Mosc.
10
La guerra franco-prusiana fue preparada con el mayor cuidado por el Canciller Bismarck, que la
juzgaba polticamente necesaria para constituir la nacin alemana. En una situacin tensa entre
Napolen III y Guillermo I, Bismarck recibi un telegrama de su emperador, destinado a la prensa,
pero de carcter conciliador. Mediante una audaz sntesis de su texto lo transform en un
comunicado de corte provocativo y brutal que precipit el estallido de las hostilidades. V. Henry
Valloton, Bismarck, p, 223, Ed. Fayard, Pars, 1961.
"Marx y Engels, Correspondencia, p. 26.
12
Marx deca.; "Est en inters directo y absoluto de la clase obrera inglesa que sta se libre de su
actual vnculo con Irlanda. Y esta es mi conviccin ms completa, y ello por razones que en parte
no puedo expresarles a los propios obreros ingleses. Durante mucho tiempo cre que sera posible
derrocar el rgimen irlands por el ascendiente de la clase obrera inglesa. Siempre expres este
punto de vista en The New York Tribune. Pero un estudio ms profundo me ha convencido de lo
contrario. La clase obrera inglesa nunca har nada mientras no se libre de Irlanda. La palanca
debe aplicarse en Irlanda. Por esto es que la cuestin irlandesa es tan importante para el movimiento
social en general": Marx, en Correspondencia, p. 297.
13
Ibd., p. 283. Se trata de una variante de la frase del Inca Yupanqui.
14
Marx y Engels, Correspondencia, p. 306.
15
Ibd., p. 305.
i6
Ibd., p. 296.
426 | JORGE ABELARDO RAMOS
17
V. Captulo IV de esta obra, pargrafo Del Inca Yupanqui a Carlos Marx.
18
Marx y Engels, Correspondencia, p. 248. Por el contrario, el Partido Comunista de la Argentina,
defiende la poltica librecambista de la oligarqua portea en el siglo XIX. V. Jaime Fuchs, Argentina:
su desarrollo capitalista, p. 454 y ss., Ed. Cartago, Buenos Aires, 1965. -
19
Marx y Engels, La guerra civil en los Estados Unidos, p. 305, ed. Lautaro, Buenos Aires, 1946.
20
Engels, Correspondencia, p. 415.
21
Marx, Obras Escogidas, Tomo I, p. 358.
21
Ibd., p. 363.
Una particularidad fueron los pases productores de alimentos, como Uruguay y Argentina en el Ro de la
Plata. Aqu, precisamente porque el imperialismo necesitaba producir alimentos en grandes proporciones,
impuls el desarrollo capitalista de las relaciones de produccin en el sector
agropecuario.
24
Marx, ob. cit, p. 365.
25
V. Domingo F. de Toledo y J., Mxico en la obra de Marx y Engels, p.30, Ed. Fondo de Cultura
Econmica, Mxico, 1939.
26
Engels. Los movimientos revolucionarios de 1847, en el apndice del Manifiesto Comunista, p.
412, Ed. Cnit, Madrid, 1932.
27
Engels, ob. cit.
28
Revista Dialctica, No. 5, ao I, p. 272, julio de 1939, Buenos Aires.
29
Marx, Simn Bolvar, p. 51 y ss., Ed. de Hoy, Buenos Aires, 1959.
30
Bernstein consideraba que el mejoramiento paulatino de las condiciones de vida obreras y el
aumento de poder parlamentario de la socialdemocracia postergaban "sine die" la perspectiva de
una conquista revolucionaria del poder. En consecuencia, opinaba que haba que adecuar el
lenguaje a las tareas reales y los medios a los fines; "para m, el movimiento era todo y aquello que
habitualmente se llama el objetivo final del socialismo, no era nada". Esto lo deca, pues juzgaba
que el socialismo haba dejado de ser un "fin", para ser una tarea a realizar diariamente, una
conquista incesante de reformas. V. Bernstein, Les marxistes, p. 276, Ed. J'ai lu, Pars, 1965.
31
Bertram D. Wolfe, Tres que hicieron una revolucin, p. 601, Ed. Jos Janes, Barcelona, 1956.
32
Ibd.
33
G.D.H. Col, Historia del pensamiento socialista, Tomo III, p. 79, Ed. Fondo de Cultura
Econmica, Mxico, 1960.
34
La Vanguardia, 3 de octubre de 1907, Buenos Aires, rgano oficial del Partido Socialista de la
Argentina.
35
Ibd.
36
La Vanguardia, 30 de setiembre de 1907. Este mismo "socialista" dispuesto a succionar los
pueblos coloniales con el pretexto de educarlos, pocos aos ms tarde, al estallar la primera guerra
imperialista, adoptara una actitud equivalente. Cuando Carlos Liebknecht. el nico diputado
socialista alemn que entre 110 miembros del partido en el Reichstag, rehus votar en favor de los
crditos de guerra pedidos por el Kaiser, y la mayora imperialista exigi su expulsin del Parlamento,
sus ex camaradas, que votaron por los crditos de la gran carnicera, impedidos de aceptar la
expulsin de Liebknecht, se redujeron a decir que se trataba de un exaltado inofensivo, Eduardo
David se permiti aadir: "Un perro que ladra no muerde". Liebknecht fue a la crcel. Rosa
Luxemburgo escribi un volante contra David titulado: Una poltica de perro. En 1919, el partido
ultracorrompido de los socialistas de David, unido a la soldadesca prusiana, asesinaba en Berln a
los dos grandes jefes del proletariado, mientras se aplastaba la insurreccin de los espartaquistas
alemanes. V. Paul Frolich, _Rosa Luxemburg, sa vie et son oeuvre, p. 279, Ed. Francois Maspero,
Pars, 1965.
HISTORIA DE LA NACIN LATINOAMERICANA | 427
37
Ibd. En su edicin del 23 de agosto de 1907, La Vanguardia, que public durante ms de un
mes abundantes informaciones, corresponsalas y actas del Congreso de Stuttgart, d a conocer
un artculo publicado en Bruselas por Le Peuple rgano del Partido Socialista de Blgica, en al cual
puede leerse la opinin de estos social-imperialistas ante la posibilidad de que Blgica se hiciese
cargo del Congo: "Si a pesar de todos los esfuerzos la burguesa nos dota de una colonia, slo habr
llegado la hora de luchar, palmo a palmo, para obtener en favor de ese pueblo un poco de humanidad
y de justicia". Con un poquito bastaba.
38
Lenin, Obras completas, Tomo XIII, p. 71, Ed. Cartago, Buenos Aires, 1960
39
V. Juan B. Justo, Internacionalismo y patria, Ed. La Vanguardia, Bs. Aires, 1938.
40
Lenn, Obras Completas, TomoXX, p. 392.
41
Trotsky, Por los Estados Unidos Socialistas de Amrica Latina, p. 57.
42
Por su parte, Stalin explicaba la misma cuestin en los siguientes trminos refirindose al
naciente nacionalismo en el Egipto de principios de siglo: "La lucha de los comerciantes y de los
intelectuales burgueses egipcios por la independencia de Egipto es, por las mismas causas, una
lucha objetivamente revolucionaria, a pesar del origen burgus y la condicin burguesa de los
lderes del movimiento nacional egipcio y a pesar de que estn en contra del socialismo; en cambio,
la lucha del gobierno laborista ingls por mantener la situacin de dependencia de Egipto es, por
las mismas causas, una lucha reaccionaria, a pesar del origen proletario y de la condicin proletaria
de los miembros de ese gobierno, y a pesar de que son "partidarios" del socialismo. Stalin, El
marxismo y el problema nacional y colonial, p. 236, Ed Problemas, Buenos Aires, 1946.
43
Lenn, ob. cit.. Tomo XXIV, p. 59.
44
Haya de la Torre, El antiimperialismo y el APRA, p. 58.
45
Trotsky, Historia de la Revolucin Rusa, Tomo II, p. 569.
46
Jorge Obando, Sobre el problema nacional y colonial de Bolivia, p. 27, Ed. Canelas, Cochabamba,
1961.
47
La aplicacin a Bolivia, mediante el mtodo de la "science fiction", del ejemplo multinacional
ruso, podr evaluarse en toda su amenidad si el lector recuerda que el Imperio zarista o la actual
Unin Sovitica, contena dentro de sus fronteras a 57 grupos nacionales. Segn el censo de 1926,
haba 77.320.000 de grandes rusos; 31 millones de ucranios, 4.700.000 de bielorrusos, 4.900.000
turcos-trtaros, 4.578.000 de kazaks y kirguises. Las nacionalidades restantes, desde los
morovinianos (1.339.000) hasta los uzbekis, sartos, turcomanos, calmucos, chinos, coreanos,
mongoles, ostiacos, georgianos, armenios, etc., etc., constituan antes de la revolucin pueblos
antiguos, en su mayora con viejas literaturas, clases sociales y un nivel cultural que en algunos
casos no era inferior a la nacionalidad dominante. Cf. Richard Pipes, El Proceso de integracin de
la Unin Sovitica, p. 383, Ed. Troquel, Buenos Aires, 1967; y Centre D'Etudes de U.R.S.S.,
Contribution a l'tude du problme national en U.R.S.S., p. 79, Ed. Librairie du Recueil Sirey,
Pars, 1948.
48
Otra analoga posible entre la "nacionalidad boliviana opresora" y los grandes Rusos. Se ha
calculado que el crecimiento territorial del Imperio Ruso entre el final del siglo XV y el final del siglo
XIX, se oper a razn de 130 kilmetros cuadrados por da. El ritmo de absorcin se redujo entre
1761 y 1856 a 80 kilmetros cuadrados por da. Podra el Sr. Obando explicarnos el ritmo de
crecimiento territorial mediante el cual los boyardos del Gran Ducado de Cochabamba absorbieron
a las restantes nacionalidades hoy oprimidas en el Altiplano? V. Pipes, ob. cit, p. 15.
49
Rodney Arismendi, Problemas de una revolucin continental, p. 22 y ss. Ed. Pueblos Unidos,
Montevideo, 1962.
50
Renunciamos a escribir la historia melanclica de los detritus ideolgicos en el stalinismo
latinoamericano. Slo recordaremos aqu el caso del Partido Comunista en Chile, cuyo patriotismo se
ha reducido a tomar el partido de la miserable oligarqua chilena en el caso de Ro Lauca, en la
disputa con Bolivia. En lugar de plantear la mezquindad de ese debate entre pueblos hermanos y
sealar al verdadero usurpador de la soberana latinoamericana (y del cobre chileno) estos stalinistas
428 I JORGE ABELARDO RAMOS
aldeanos visitaban la Casa de la Moneda para llevar su adhesin al gobierno! Basta recordar su historia, desde
el Frente Popular con Aguirre Cerda hasta su apoyo a Gabriel Gonzlez Videla, para comprenderlo todo!
51
Obando. ob. cit.
52
El terrorismo ideolgico del imperialismo durante un siglo y medio de balcanizacin ejerce un
funesto influjo sobre la "inteligencia" latinoamericana. An en Guatemala, donde la tradicin
unionista de Morazn y de Barrios deba contribuir a mantener viva la conciencia de los intereses
comunes, era posible que un alto funcionarlo del Gobierno del Dr. Juan Jos Arvalo, escribiese en
1946 lo siguiente: "El trmino Latinoamrica es solamente una expresin geogrfica porque las
veinte naciones as llamadas no tienen unidad cultural. La desunidad es un resultado de las
variaciones en clima, topografa y fuentes naturales, las cuales a su vez causan variaciones en las
condiciones econmicas de cada una de las Repblicas": Dr. Marco Antonio Ramrez S. La economa
latinoamericana en relacin a los grandes poderes, en Revista de Economa, p. 211, Guatemala,
1947. Ms curioso resulta todava si se considera que el Presidente de Guatemala en ese momento
era Arvalo, autor de un libro titulado Istmania, donde sostena la tesis de unificar los pases del
Istmo. V. Istmania, Ed. Indoamrica, Buenos Aires, 1954.
HISTORIA DE LA NACIN LATINOAMERICANA I 429

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