Manual
Manual
Manual
n
( r a d i e n t e s c u l t u r a l e s
P o b l a c i o n e s n e o t r a d i c i o n a l e s
P o b l a c i o n e s i n d g e n a s
Ilustracin 5. Variaciones culturales en poblaciones neotradicionales e indgenas
(Begossi, 1998:132)
En la Ilustracin 5 puede verse como el grado de variacin de unos grupos
con otros es menor en el caso de las culturas neotradicionales que en las
indgenas, donde, a pesar de las lgicas similitudes, pueden identifcarse
grupos y culturas de una forma ms ntida.
En cualquier caso, la existencia de estos pueblos demuestra que la cultura es
un proceso continuo, que la unidad y coherencia que se aspira a recoger en
la etnografa es fruto a su vez de cambios, tensiones y adaptaciones pasadas.
Queda claro, en defnitiva, que la historia debe tenerse en cuenta a la hora
de formular los conceptos que nos sirven para describir la realidad.
150
Roseberry (1989) ilustra esta cuestin de una forma ntida. El distrito de
Bocon, en los Andes venezolanos, es una zona de difcil acceso. Pequeas
explotaciones distribuidas por las montaas y los valles forman una unidad
social y cultural alrededor de la ciudad que da nombre al distrito. Nadie
dudara que est en el centro de una sociedad campesina tradicional. Sin
embargo, esta sociedad est relacionada con el resto de Venezuela y el
mundo en una variedad de formas. En primer lugar, la presencia de
productos manufacturados en otros pases, como camisetas de Universidades
americanas, nos indica de la existencia de canales de comercializacin
regulares. En segundo lugar, con ocasin de un funeral, el visitante se
percata que algunos de los hombres que participan han pasado varios meses
en Caracas trabajando y que planean volver despus de la cosecha. En tercer
lugar, gran parte de la poblacin es descendiente de los inmigrantes
italianos y espaoles de la segunda mitad del siglo XIX, que se instalaron en
la zona como agricultores del caf o como comerciantes. Dado que la planta
del caf no proporciona rendimientos hasta pasados unos aos, se precisa un
capital que permita iniciar la explotacin hasta que empiece a devengar
rendimientos. Con la crisis del caf de los 30, los campesinos se vieron
obligados a ampliar sus cafetales (en detrimento de los cultivos de
subsistencia) para hacer frente a los crditos que recibieron de las
compaas comerciales, provocando una crisis de subsistencia y ecolgica.
Paralelamente, el petrleo dio oportunidades de empleo y contribuy al
establecimiento de un estado centralizado que en la actualidad es el primer
banquero y cliente de los campesinos de Bonoc.
Esta breve descripcin pone de manifesto cmo la coyuntura nacional o
internacional tiene profundas implicaciones en la conformacin de la
151
realidad campesina y cmo la perspectiva histrica es parte imprescindible
del anlisis.
Eric Wolf (1923-1999) ha defnido las sociedades campesinas que conocemos
hoy como productos histricos de la expansin del colonialismo. De hecho, en
su libro Europe and the people without history (1982), Wolf muestra cmo
muchas sociedades habitualmente tratadas por los antroplogos como
entidades estticas (bandas, tribus, jefaturas y estados), fueron de hecho
producidas y construidas en el curso de la expansin del capitalismo
alrededor del globo. En el caso de los campesino, Wolf (1955) distingue, como
veremos en el siguiente apartado dos tipos ideales de sociedades
campesinas: las comunidades cerradas y las comunidades abiertas, entre
otros tipos emergentes. Las comunidades cerradas, producen su propia
subsistencia y venden una pequea parte de su produccin a un sistema de
mercados locales. Estas comunidades interponen entre ellas y el sistema
mayor una corporacin (el sistema de cargos). Existen tierras comunales y la
corporacin realiza importantes actividades. En el caso de Mesoamrica
estas sociedades se conformaron en el seno de la Espaa colonial.
El segundo tipo comprende campesinos que venden regularmente una
cosecha comercial, la cual constituye entre el 50 y el 75% de su produccin
total. Geogrfcamente, este tipo de campesinado se distribuye en tierras
altas hmedas o tierras bajas tropicales. En el caso de lluvias estacionales
en el trpico se cultiva caa de azcar, mientras que las zonas de lluvias
constantes como el norte de Colombia, Venezuela o la costa de Ecuador,
permiten el cultivo de la coca y las bananas. El desarrollo de este
campesinado ha sido muy importante en las zonas donde el cultivo comercial
es el caf. Como sabemos, este cultivo precisa de capitalizacin externa y de
152
una estructura comercial internacional. Por tanto, la comunidad abierta
aparece como respuesta a la creciente demanda internacional de productos
agrcolas de los trpicos. Culturalmente, ambos tipos de comunidades son
diferentes:
The corporate peasant community is composed primarily of one subculture,
the peasantry. The open community comprises a number of subcultures of
which the peasantry is only one, although the most important functional
segment. The corporate community emphasizes resistance to infuences from
without which might threaten its integrity. The open community, on the other
hand, emphasizes continuous interaction with the outside world and ties its
fortunes to outside demands. The corporate community frowns on individual
accumulation and display of wealth and strives to reduce the efects of such
accumulation on the communal structure. It resist reshaping of relationships;
it defends the traditional equilibrium. The open-ended community permits
and expects individual accumulation and display of wealth during periods of
rising outside demand and allows this new wealth much infuence in the
periodic reshaping of social ties (1955:70).
Entre el tipo de comunidad corporativa y el de agricultura industrial existen
mltiples tipos intermedios. Lenin, en su Desarrollo del Capitalismo en
Rusia (1899, cit. en Cancian, 1989) apuntaba hacia la progresiva
diferenciacin de la clase campesina, bien como propietarios, bien como
trabajadores asalariados, esto es, a su progresiva desaparicin. Aunque esto
evidentemente no ha pasado de forma generalizada, la realidad es que
poblaciones campesinas del tipo cerrado apuntado por Wolf, como en el
caso de Zinancatn, en Chiapas, presentan una lite de capitalistas
agrarios, una clase de jornaleros y una clase de campesinos, entre los que
cabe distinguir a su vez a los campesinos que trabajan bsicamente para su
153
autosubsistencia, pero que incluyen fertilizantes y semillas procedentes de
empresas capitalistas, pequeos comerciantes y artesanos y semiproletarios.
De nuevo, nos encontramos con un sistema capitalista conviviendo con otras
formas de produccin que utiliza en funcin de sus necesidades. En la
actualidad, esta funcin de reserva ha incluso desaparecido, condenando a
amplias capas de la poblacin de Amrica Latina a la ms absoluta pobreza
(Bretn, 1999:269 y ss.).
LA COMUNIDAD CORPORATIVA
Eric Wolf, a partir de la comparacin de comunidades de Mxico y
Guatemala con Java, identifc la existencia de una comunidad corporativa
campesina cerrada caracterizada por una agricultura de subsistencia (i), la
produccin de un fondo de renta (ii) y la existencia de sistemas para prevenir
la entrada de extraos en la comunidad (esto es, a las tierras) (iii). Como
hemos sealado, estas comunidades campesinas son el resultado de la
dominacin colonial espaola y holandesa respectivamente. La dominacin
colonial constituy unidades administrativas basadas en el territorio, limit
las tierras disponibles de las unidades administrativas para permitir la
instalacin de colonos e hizo recaer los tributos y los servicios sobre las
respectivas comunidades. En ambos casos, las explotaciones comerciales
encontraron benefciosa la relacin con comunidades ms que con
individuos. En general, contina Wolf, este tipo de comunidades aparecen en
sociedades duales, con una clase dominante y una clase campesina
dominada (e.g. mir ruso). As, el sistema de cargos debe interpretarse como
una respuesta defensiva a los peligros que amenazan al campesino: la falta
de tierra y la completa proletarizacin.
154
No se trata de simples "supervivencias" ni consecuencias del "retraso
cultural", ni se deben a la putativa tendencia al conservadurismo,
caracterstica de cualquier cultura. No ejemplifcan la "contemporaneidad de
los no contemporneos". Existen porque sus funciones son contemporneas
(1957:94).
En el caso de Mesoamrica, este sistema de cargos fue importado de la pennsula
Ibrica, seguramente a partir de un modelo de cofradas reservado a grupos
tnicos (Moreno, 1985:191).
Estamos plenamente de acuerdo con los autores citados cuando sealan que
tanto las propias comunidades como el sistema de cargos con un hecho
fundamentalmente poltico, que revela la forma misma de articulacin entre
la sociedad global (el Estado) y los grupos locales. Por ello, es imprescindible
estudiar las funciones estructurales del sistema sin reducirnos a las funciones
que ste cumple en el interior de cada comunidad especfca. Nuestra tesis es
que se trasplanta a Amrica, implantndolo en las comunidades indgenas
tras la conquista, el modelo hispano de cofradas tnicas. Para entender bien
esto, hemos de detener nuestra argumentacin directamente referida al
sistema de cargos para exponer los elementos fundamentales del modelo de
sistema de cofradas que hemos elaborado hace unos aos con base a nuestros
trabajos antropolgicos en Andaluca.
Con la participacin en el sistema de cargos se consiguen simultneamente
diferentes efectos: afrmacin de la comunidad, esto es, de la base (en el
sentido de Gudeman), redistribucin de parte de los excedentes (obtenidos a
travs de la emigracin, por ejemplo) previniendo excesivas desigualdades y
diferenciacin simblica de los que tienen acceso a los recursos comunales.
El sistema de cargos, como muestra Foster en Tzintzuntzan, es fexible, de
155
forma que se pueden eliminar niveles o convencer a personas que repitan en
el cargo cuando los candidatos no son sufcientes.
Este sistema de cargos puede resultar realmente complejo, como en el caso
ya comentado de Zinancantn. La mayor aspiracin de un zinacantenco es
servir un ao en cada uno de los 4 niveles y 61 cargos de su comunidad. El
nivel inferior est constituido por 28 mayordomos y 12 mayores. El segundo
nivel lo constituyen 14 alfereces. El tercero, 4 regidores. Por fn, el cuarto
nivel lo constituyen 2 alcaldes viejos que pueden, incluso, nombrar un cargo
honorfco fnal. A este sistema fundamental se aaden cuerpos auxiliares
ms o menos permanentes. El coste de mantener los cargos es muy alto: es
necesario ahorrar durante aos, pedir prestado y disponer de apoyos para
sufragar las comidas ceremoniales y festas en honor de los diferentes
santos.
Sin embargo, este ideal de igualdad y nivelacin es slo terico y a pesar que
la norma considera todos los cargos importantes por igual, la realidad es que
algunos son ms importantes que otros y que son las mismas familias las
que los ostentan a travs de varias generaciones.
Otra de las caractersticas de las comunidades corporativas que se suma a la
existencia de tierras comunales, la agricultura de subsistencia como forma
predominante y el sistema ceremonial, es la envidia institucionalizada. Esta
envidia se manifesta desde acusaciones de brujera (por ejemplo, mal de ojo
por el nacimiento de un beb), a la ocultacin institucionalizada de la
riqueza o la existencia de frmulas ceremoniales que la previenen que sta
se desarrolle.
156
La propuesta de Foster (1967) es que las sociedades campesinas disponen de
una ideologa del bien limitado que est en la base de este fenmeno. La
riqueza no depende del trabajo, sino que es externa a l, viene dada.
Aumentando el trabajo individual slo se pueden conseguir pequeas
mejoras pero que no cambian la situacin general, razonamiento
plenamente racional teniendo en cuenta los condicionantes estructurales
existentes. Esta riqueza limitada se debe repartir de forma igualitaria, de
forma que todos tengan acceso a una parte alcuota. Por ello, la riqueza de
unos es la pobreza de otros, esto es, la riqueza slo se explica por tomar una
parte ms grande de la que en justicia corresponde. De ah la ideologa
igualitaria, la ocultacin de la riqueza, del bienestar, del consumo o la
obligacin de invertir en el complejo ceremonial como forma alternativa de
restablecer el equilibrio.
La propuesta de Foster, as como la de Oscar Lewis de cultura de la pobreza
(1959) enfatizan la existencia de una ideologa, surgida de las condiciones
objetivas de vida, que contribuye al mantenimiento de la situacin dada,
desalentando iniciativas que podran implicar cambios signifcativos. Con
estos controles sociales en el plano ideolgico y econmico y ceremonial, es
lgico que se caracterice estas poblaciones como resistentes al cambio.
Discutimos estas cuestiones en el apartado siguiente.
LA EXPLOTACIN CAMPESINA
La explotacin campesina presenta una serie de caractersticas que deben
ser tenidas en cuenta antes de atribuir a constructos ideolgicos su
comportamiento.
157
La primera de ellas es la produccin para el consumo. En el captulo
anterior analizamos las caractersticas del modo de produccin domstico y
la infuencia de Chayanov. En su clsico trabajo (1925) presenta los
campesinos rusos como independientes de la sociedad mayor. El esfuerzo
productivo de las unidades campesinas estaba en funcin de sus necesidades
de consumo y no de las rentas que pudiesen obtenerse en el mercado. Es por
ello, que la disponibilidad de una mayor fuerza productiva en la forma de
hijos e hijas no implicaba un mayor esfuerzo productivo o una mayor
produccin de la explotacin campesina. Es decir, que la familia campesina
constitua una unidad de produccin no conectada con la economa de
mercado.
As, la intensidad del trabajo estaba relacionado con el ciclo de reproduccin
de la unidad domstica, de forma que el aumento de los productores no
implicaba un aumento de la produccin (tabla tomada de Cancian, 1989):
158
+,os
casados
Miembros
Presentes
-onsumidores Productores -/P
ratio
#
'
#$
($
('
+$
6E
6E7
6E77
6E77
6E7
6E
(
+
&
&
+
(
(
(
(
+
+
(
#
#%'
(
#%+
#
#
M. Marido / E. Esposa/ 0. 1i2o/a
La segunda caracterstica de esta unidad campesina es la minimizacin del
riesgo. En esto, los campesinos no se diferencian de cualquier empresario
capitalista. Ortiz (1967, 1973), en respuesta a la teora del bien limitado o a
la cultura de la pobreza, sostiene que los campesinos actan racionalmente
en funcin de sus circunstancias y de sus niveles de informacin. En el caso
de los indios de habla Pez, en Colombia, su economa est claramente
dividida en dos esferas, la del caf (intercambio, dinero efectivo, relacin con
los blancos) y la de la subsistencia (en la que opera la reciprocidad, las
festas y obligaciones sociales). El comportamiento es perfectamente
racional, pero en cada una de las esferas. Con respecto a su racionalidad
homologable, Ortiz escribe lo siguiente:
The peasant's goals and aspirations are not altogether diferent from our own;
his behaviour can be explained without having to resort to a diferent logical
framework; his uncertainties are phrased diferently, perhaps, but his
response to them is similar to ours. Peasants are not endowed with a diferent
soul or a diferent perception of the world from ours. If they behave
diferently, if they shy away from recommended policies it is because they are
either less informed about certain events, or perhaps better informed about
the realities of their physical, social and economic world than we are
(1973:15).
159
La esfera de la subsistencia est compuesta por alimentos, que no se venden
en el mercado o slo de forma marginal, por el sistema de cargos
ceremoniales y obligaciones rituales y por los intercambios de trabajo
recproco.
Una familia de dos adultos y tres o cuatro hijos tena que gastar en 1961 un
mnimo de 353 dlares en comida, pequeos gastos domsticos, ropa y
herramientas. La carne, otros lujos y bebidas no estn incluidos aqu y
representan otros 100 dlares. Ostentar un cargo ceremonial puede ascender
a 435 dlares (el equivalente de todo la economa de subsistencia de una
familia completa durante un ao) ), a 162 si se trata de ser ayudante
principal o a 32 si se trata de un cargo secundario. Para afrontar estos
gastos, los Pez ahorran e invierten en ganado.
Barth (1967) y Wilk (1997) han mostrado como el ganado representa una
fuente segura de ahorro e inversin, tanto por su convertibilidad en
momentos de necesidad en carne o dinero, como por el incremento de su
valor con el tiempo. Este valor no se basa solamente en el trabajo sino que
los animales aprovechan recursos no accesibles a los humanos y contribuyen
con su estircol a aumentar la fertilidad de los campos. Con todo, su papel es
siempre complementario.
En el caso de los kekchi de Belice, los cerdos ocupan una posicin intermedia
entre la esfera de subsistencia y la esfera comercial, de forma que son
posibles conversiones en una u otra direccin (ver captulo siguiente).
Grfcamente:
160
P
r
o
f
a
n
o
#
a
g
r
a
d
o
# u b s i s t e n c i a - o m e r c i a l
A r r o ,
S a l a r i o s
- e r d o s
6 a " ,
A l i m e n t o s
s i l v e s t r e s 8
c a , a
) u b r c u l o s
8 - r o d u c t o s
9 o r t " c o l a s
Ilustracin 6. Taxonomas de la produccin kekchi (adaptado de Wilk, 1997:139)
La esfera de subsistencia se completa con el trabajo cooperativo entre las
difeentes unidades productivas. Siguiendo con el ejemplo de los pez, la
minga es la festa de trabajo cooperativo por excelencia. Se espera a que
lleguen todos los invitados temprano, se sirve un desyuno abundante, junto
con coca y bebida y se realizan los trabajos agrcolas con pequeos descansos
hasta el atardecer, en el que se vuelven a reunir para cenar. Normalmente
un pequeo animal es sacrifcado y se obsequia a los participantes con un
paquete de comida para que lleven a casa. No hay problema en participar en
muchas mingas puesto que es una manera de atender a las obligaciones
sociales. En ellas pueden participar el marido, la esposa o ambos.
Fuera de la esfera de subsistencia, los pez trabajan como jornaleros en los
campos de caf de los blancos de una manera muy fexible: un da para un
propietario y un da para otro.
As, la esfera de subsistencia se asegura de diferentes maneras (mediante
las obligaciones recprocas, el control de la tierra, la limitacin a la
161
circulacin de los bienes comunales) y se realizan cultivos comerciales en
funcin de la experiencia pasada y de las expectativas futuras. Se discute
ampliamente sobre la conveniencia de reintroducir el cultivo del trigo, por
ejemplo, en las zonas altas, para complementar un mercado inseguro del
caf.
Fuera de este modo de vida, existen los indios ms interesados en alinearse
con el estndar de vida de los blancos. Ambos tipos, progresivos y
"tradicionales" estn interesados en maximizar sus esfuerzos pero con
diferentes objetivos: estndar de vida o prestigio comunal.
La tercera caracterstica de la explotacin campesina es su reproduccin en
base a reglas de herencia y parentesco. Contreras (1991) ha mostrado para
la Pennsula Ibrica cmo las diferentes estrategias matrimoniales (dote y
celibato incluidos) y de herencia (indivisa o a partes iguales) se combinan
para asegurar la reproduccin de la unidad productiva. Las normas y los
ideales de trasmisin patrimonial no se cumplen perfectamente en la
prctica sino que producen variaciones y adaptaciones que aseguran esta
condicin.
En las zonas con la ideologa de la herencia divisible, la divisin de la
propiedad no se hace con la frecuencia y la intensidad con que dicha ideologa
o modelo permitiran esperar. De manera que el resultado en la distribucin
de la propiedad puede presentar diferencias ms o menos importantes en
relacin al que cabra considerar de darse una mera aplicacin de la horma.
As, en una zona de herencia divisible, para poder permitir la viabilidad de
una explotacin familiar, se impide, de alguna manera, el continuo proceso de
fragmentacin de la tierra mediante, por ejemplo, una transmisin
preferencial hacia uno de los hijos, que o bien tendr una mayor parte de la
162
herencia o bien, despus de efectuadas las divisiones, uno de los hijos compra
o arrienda a bajo precio las partes que han correspondido a sus hermanos,
siempre y cuando, claro est, stos tengan otras opciones diferentes a la del
trabajo de la tierra. Puede darse el caso tambin de que no todos los hijos
tengan de sus padres las mismas facilidades para casarse y, mediante la
permanencia en el celibato de alguno de ellos, se disminuye el grado de
fragmentacin del patrimonio que tendra lugar si todos los hijos se casaran.
As, por ejemplo, el fraccionamiento de la tierra o de la propiedad, en Castilla
o Andaluca, no es tan pronunciado como lo hara suponer su sistema de
herencia divisa e igualitaria, pues, como decimos, el celibato, el matrimonio
tardo y los matrimonios calculados palian sus efectos (pg. 368).
La resolucin de estas tensiones es parte fundamental de la vida de la
explotacin campesina. As, el permanecer como soltero o solterona en una
unidad domstica, el trabajo asalariado, la emigracin y la realizacin de
otras ocupaciones productivas o no, como las religiosas, son algunos de los
recursos de los que disponen estas explotaciones para asegurar su
reproduccin.
Por ltimo, la explotacin campesina dispone en los mercados campesinos de
un complemento natural de su produccin. De l obtiene los tiles y
productos que necesita y no produce. A l lleva pequeas cantidades de
alimentos o artesanas que convierte en dinero o troca por otros productos.
Estos mercados campesinos no infuyen en la produccin sino que permiten
complementar la economa domstica. No es que en ellos no se busque
obtener el mejor cambio sino que su funcin no es central. Ni los vendedores
lo son a tiempo completo ni los compradores necesitan del mercado para
subvenir a sus necesidades.
163
Estos mercados campesinos coexisten con mercados locales que se ocupan de
la comercializacin de los cultivos destinados a la exportacin y, en el caso
de Mesoamrica, con complejos sistemas regionales de mercados (Nash,
1967). En el siguiente captulo nos ocupamos de esta cuestin.
164
Captulo VII . DISTRIBUCIN
En este captulo atenderemos a la variedad de formas en las que los bienes
producto del trabajo se distribuyen. Para ello utilizaremos la tambin clsica
divisin de reciprocidad, redistribucin e intercambio por la comodidad
expositiva que permite. Entendemos por distribucin
12
las trasferencias de
bienes que se realizan entre personas o conjuntos de personas previamente
unidas entre s por otros vnculos, econmicos y no econmicos, diferentes
del que establece la propia trasferencia. Estas trasferencias se incluyen en
una variedad de instituciones: obligaciones de parentesco, dones, festas,
competiciones y mercados.
RECIPROCIDAD
Mucho se ha escrito sobre la reciprocidad desde que Mauss escribiera su
Ensayo sobre el don (1924). Sin embargo, a pesar de la riqueza de los datos
etnogrfcos recogidos, poco es lo que se ha avanzando en el plano terico
13
.
Alvin Gouldner (1960), Marshall Sahlins (1972) y Maurice Godelier (1998)
son algunos de los ilustres nombres que se han ocupado del tema.
Analicemos cada una de las propuestas.
Mauss empieza por preguntarse Cul es la norma de derecho y de inters
que ha hecho que en las sociedades de tipo arcaico el regalo recibido haya de
ser obligatoriamente devuelto? Qu fuerza tiene la cosa que se da, que
obliga al donatario a devolverla? La primera cuestin que apunta Mauss es
que en las sociedades primitivas "No son los individuos, sino las
12
Cf. Etnografa de la produccin y la ciruclacin, Valds, op. cit.
13
Ibidem.
165
colectividades las que se obligan mutuamente, las que cambian y contratan;
las personas que estn presentes en el contrato son personas morales:
clanes, tribus, familias, que se enfrentan y se oponen, ya sea en grupos que
se encuentran en el lugar del contrato o representados por medios de sus
jefes, o por ambos sistemas" (159-160). Tamati Ranaipiri, un informador
maor de R. Elsdon Best, habla del hau, el espritu de las cosas que las hace
devolverlas. De hecho, Mauss interpreta este testimonio como la persistencia
de la persona que ha donado el objeto en el objeto. El hau tiende al volver a
su lugar de origen, al santuario del bosque y del clan y por lo tanto a su
"propietario". Los dones, adems, no slo se realizan entre vivos sino que
tambin los antepasados y los dioses participan en forma de sacrifcios y
destrucciones de bienes.
A travs del anlisis del kula, de otras instituciones polinesias y melanesias,
del potlach del noroeste americano (del que distingue cuatro tipos
diferentes) Mauss sostiene la existencia de un principio humano
fundamental: la obligacin de dar, recibir y devolver. Este principio puede
ser rastreado en los derechos romano, hind (en el que recibir regalos es
considerado peligroso en ocasiones), germnico (gaben) y chino.
sta es la formulacin clsica del don. Mauss defende en defnitiva que el
don y el contradn est impreso en la psyque humana: se cambian las cosas
no por lo que valen, sino por lo que vale el cambio: la alianza, la solidaridad,
la socialidad. La alternativa es la guerra, la hostilidad. Lvi-Strauss llev,
como sabemos, esta idea hasta sus ltimas consecuencias.
Godelier retoma la pregunta de Mauss (qu tienen los objetos donados que
obliga a devolverlos?) y, a partir de la rica etnografa de Melanesia (Weiner,
1976, 1992; Strathern, A, 1971, Strathern, M., 1975, Godelier, 1982), la
166
contesta en los siguientes trminos: nada se devuelve sino que se re-dona,
creando una nueva deuda con el que recibe; la presencia del que dona
contina en el don. No se anula, por tanto, la deuda con la devolucin, sino
que se crea una nueva.
Godelier contina categorizando los objetos que se donan: los objetos
sagrados (i), los cuales son inalienables; los objetos preciosos (ii) que son los
que se donan y (iii) los objetos corrientes que son los que se intercambian.
Como apuntamos en el primer captulo, para que sea posible la circulacin
mercantil, el intercambio, es necesario reservar objetos fuera de la
circulacin: los objetos sagrados.
Los objetos sagrados proceden de los hroes fundadores de los clanes o de los
dioses. Se trata de objetos primordiales. Los objetos preciosos, por su parte,
se sitan a medio camino entre lo sagrado y lo corriente puesto que pueden
condensar poderes y sustituir a personas reales (de ah que se utilicen como
compensaciones por las deudas de sangre). Estos objetos deben ser
comparables entre s, de modo que puedan ser utilizados como medios de
rivalidad y prestigio. Estos objetos deben ser adems intiles, abstractos y
bellos. Como veremos en el siguiente captulo, las monedas primitivas
suelen disponer de ejemplares que recorren las tres categoras de objetos
que propone Godelier.
Tanto Mauss como Godelier nos informan ampliamente sobre el don, pero no
tanto sobre la reciprocidad. Los dones, tan magistralmente descritos, son de
hecho formas ceremoniales de la reciprocidad, pero no la agotan.
Sahlins, por su parte, defne la reciprocidad en relacin inversa con las
relaciones del parentesco. As defne la reciprocidad generalizada como
167
propia de la unidad domstica o el linaje, la equilibrada como propia de la
unidad poltica o la tribu y la negativa como propia de otros grupos polticos.
El rapto y la guerra son as interpretados como formas de reciprocidad
negativa, afrmando, de hecho, la existencia de una unidad funcional.
Alvin Gouldner, por ltimo, formula la reciprocidad en trminos ms
amplios: la reciprocidad es un valor moral universal que obliga de forma
general a ayudar al que te ayuda; su carcter indefnido le permite legitimar
todo tipo de transacciones ad hoc. Esta formulacin tiene, bajo nuestro
punto de vista, la ventaja de sealar la doble naturaleza del concepto de
reciprocidad: la material y la ideolgica.
Nuestra propuesta es la siguiente: la reciprocidad alude a dos fenmenos, a
menudo relacionados, a saber, a la circulacin diferida de bienes y a un
constructo ideolgico que afrma la obligacin de devolver de forma
equilibrada. As, bajo la denominacin reciprocidad podemos designar
desde trasferencias entre iguales, por ejemplo el intercambio de regalos
entre socios comerciales (ver infra), a trasferencias entre desiguales, como
las relaciones de patronazgo o trasferencias agonsticas, como en el caso de
las instituciones de la economa de prestigio. En unos casos la circulacin
material puede coincidir con la norma moral pero en otros la norma moral
esconde precisamente la desigualdad.
En su aspecto material, la circulacin diferida de bienes, la reciprocidad es
propia de la unidad de produccin y consumo
14
, ya sea la unidad domstica o
la banda, como en el caso de los cazadores-recolectores.
14
Ibidem.
168
Los determinantes objetivos de esta reciprocidad cotidiana, de estas
transferencias didicas (porque son didicas: cada familia da, cuando tiene, a
cada una de las otras familias, y cuando no tiene recibe de cada una de ellas;
tcnicamente, no se hace fondo comn), no son difciles de ver. En las condi-
ciones tecnoecolgicas de esa caza y esa recoleccin ningn individuo,
ninguna familia, puede llegar a almacenar y conservar una cantidad de
alimentos sufciente como para hacerse independiente del trabajo, ni siquiera
pasajeramente. Cualquier eventualidad individual, el fracaso de una cacera,
la falta de suerte en la recoleccin, una herida, una enfermedad, un parto, la
muerte de un familiar, puede condenar a una familia al hambre por varios
das. Se podra decir entonces que cada transferencia didica representa una
inversin, la nica inversin posible, que se retira luego cuando por alguna
circunstancia el esfuerzo propio no tiene xito o no puede hacerse, o
simplemente cuando no se quiere trabajar. En suma: dar, recibir, devolver no
son obligaciones del mismo tipo. Recibir es la necesidad. Dar y devolver, los
medios para satisfacerla
15
.
En la banda, la circulacin material se iguala o tiende al igualarse al ideal
de devolucin equilibrada del nivel ideolgico. Sin embargo, esto no tiene
porqu ser as ni siquiera en el caso de la unidad de produccin y consumo:
unos hijos pueden trabajar ms que otros, y, como hemos visto en el captulo
anterior, heredar o recibir ms que otros.
En su aspecto ideolgico, la reciprocidad esconde desigualdades y
competencia all donde se afrma la pertenencia a una misma comunidad
moral en el mismo acto del cambio. El don nos confunde precisamente por
ello, porque es ante todo un acto ideolgico (poltico, por tanto) que se
materializa en un regalo, mientras que en la banda el regalo de comida es
15
Ibidem.
169
ante todo un acto material. Con el don se hacen aliados o se vence a los
enemigos sin violencia fsica; con la comida se reproduce la unidad
funcional. Analticamente, pues, pensamos que distinguir las dos
dimensiones del concepto nos ayuda a interpretar la variedad de fenmenos
recogidos con esta denominacin.
REDISTRIBUCIN
Siguiendo a Polanyi, entendemos por redistribucin las trasferencias a un
fondo comn y el reparto equitativo o desigual posterior, sin tener en cuenta
el valor de las aportaciones previas individuales. Recordaremos que las tres
formas de integracin propuestas por Polanyi, reciprocidad, redistribucin e
intercambio, no son exclusivas de tipos evolutivos, sino que se presentan de
forma simultnea en todas las sociedades. Sin embargo, en cada unas de
ellas una de las formas es dominante. As, entre los cazadores recolectores la
reciprocidad sera la forma dominante de distribucin como hemos visto,
mientras que en las sociedades tribales o los estados la redistribucin sera a
su vez la forma dominante. El intercambio equilibrado e incluso competitivo
est presente en todas las formas, pero slo en la sociedad de mercado
constituye la forma dominante de distribucin, por lo menos en teora.
Dentro de la redistribucin podemos distinguir dos tipos: la igualitaria y la
estratifcada
16
:
16
Ibidem.
170
En la redistribucin igualitaria, el colector y redistribuidor del fondo comn
no lo es por propia iniciativa ni permanentemente, participa de un modo
activo en el esfuerzo de la produccin y no obtiene ningn benefcio, ni
material ni social por encima de los que obtienen los dems miembros del
grupo (e.g. nacimientos, funerales). ()
En realidad, esta redistribucin igualitaria no es ms que una variante
compleja de la reciprocidad. Durante cierto tiempo, una unidad de produccin
se benefcia de las transferencias didicas e incluso recibe en ellas un trato
privilegiado y est exenta de la obligacin de devolver. Pasado ese plazo, la
festa es su contraprestacin recproca. La centralidad social que la
redistribucin implica, en sta igualitaria no es ms que transitoria, concluye
con la festa. Mejor dicho, concluida la festa el centro se desplaza, pasa a
estar en otro colector y redistribuidor al que una muerte en la familia le
obligue a seguir los mismos pasos. ()
En la redistribucin estratifcada el colector y redistribuidor lo es por
iniciativa propia y/o permanentemente, puede participar en el esfuerzo
productivo o abstenerse de hacerlo, y obtiene un benefcio material y/o social
superior al que obtienen los dems miembros del grupo (Big man, incas, rey
ashanti, potlach).
En la redistribucin estratifcada es el mbito en el que suelen darse las
instituciones agonsticas. El potlach ya hemos tenido ocasin de presentarlo
en el captulo III. Veamos ahora dos ejemplos adicionales, el buritila'ulo y el
moka antes de ofrecer una interpretacin de las razones de su existencia.
El buritila'ulo, tomado de Malinowski (1935) representa un mutuo desafo
entre dos aldeas, de forma que intercambian las cosechas. Este es un
171
ejemplo extremo de competicin en el que la redistribucin es, de facto,
nula.
El buritila'ulo consiste en un intercambio de la cosecha de dos aldeas de
forma competitiva bajo la forma de un regalo, que, obviamente, debe
devolverse de inmediato. Si la devolucin en forma de ames, nuez de betel
y caa de azcar es demasiado pequea, su inadecuacin ser objeto de
burla. Sin embargo, si devolucin es excesivamente generosa, los receptores
la tomarn como un insulto. Despus de reunir la cosecha sin ayuda de otras
aldeas o parientes,
() los indgenas tienen que calcular aproximadamente la capacidad cbica
necesaria para contener todos los ames reunidos. Van a la selva y recogen
unos cuantos postes robustos y algunos palos. Con stos construyen una
especie de gran jaula (llamada liku) y la llenan de ames para comprobar su
capacidad. Luego la desarman y toda la aldea (A) comienza el trabajo de
transportar los ames y las partes componentes de esa gran jaula a la aldea
desafada (B). En sta, los ames se depositan en el baku mientras se
reconstruye el gran receptculo, ahora ms solidamente, porque los hombres
de la aldea B tendrn que transportarlo a la aldea A sin tocarlo.
Cuando el gran receptculo est acabado, cada individuo deposita en l su
contribucin. Encima de todo se colocan los grandes tubrculos, cada uno
atado entre dos palos, as c0mo los trozos de caa de azcar y los manojos de
nuez de betel. El liku lleno y decorado, listo para el desafo fnal, espera el
momento de su traslado. (...)
Luego viene la verdadera transaccin. Ante todo, se toman las medidas
exactas de la gran jaula. La comunidad B tendr que devolver a la comunidad
A ese mismo receptculo, sin modifcarlo en lo ms mnimo, y llenarlo
172
exactamente hasta la misma altura. (...) Cada hombre de la comunidad B, la
receptora, recibe su parte exactamente equivalente a su aportacin
procedente de su propio almacn, al regalo de devolucin. Al da siguiente se
transporta el liku sin desmontar a la aldea A, donde fue construido por
primera vez. En la ocasin que presenci se necesitaron unos veinte hombres
para levantarlo y transportarlo. El resto de los pobladores de la aldea,
hombres, mujeres y nios, se ocupaban de transportar los ames.
[Despus de devolver la cosecha con una cantidad extra] el regalo extra no
se ofrece con un espritu amistoso. Ser objeto de jactancia para la comunidad
B, que adems reclamar inmediatamente su devolucin. Pero puesto que la
comunidad A ha agotado todos sus recurso con el regalo original, le es
imposible devolverlo. Tienen que regatear, afrmando que el excedente en
realidad no es tal sino que se ha formado a base de no llenar honesta y
completamente la kalamelu. El buritila'ulo dar lugar a otra pelea y otra
lucha. (pg. 199-203)
Mientras se est en la aldea rival se reciben todo tipo de insultos y arengas
de los jefes rivales.
En este caso, los bienes intercambiados en la competicin son prcticamente
equivalentes. En cambio, en el ejemplo siguiente, el vencedor puede llegar a
conseguir que el perdedor no le pueda devolver la riqueza tan
trabajosamente obtenida.
El moka de Nueva Guinea puede describirse de la siguiente forma (Godelier,
1988):
El moka es un sistema de intercambios ceremoniales y competitivos que
asocia y opone a un conjunto de tribus cuyos territorios rodean el monte
173
Hagen. La poblacin de esos grupos asciende a ms de cien mil personas que
hablan lenguas muy prximas. ()
En qu consiste concretamente un intercambio moka?
Tomemos el ejemplo ms simple, una transaccin hecha entre dos asociados
solamente, X e Y, en la cual las conchas son el principal objeto del don. En un
primer momento, X dona a Y dos conchas y un cerdo, equivaliendo el valor de
este ltimo a dos pearl-shells. ()
Es el don de retorno el que constituye el moka, con la condicin de que supere
en cantidad al don inicial. Supongamos que Y, tras haber dejado que
transcurra el tiempo necesario para reunir ocho pearl-shells, las enva a X
como don de retorno. Por supuesto, puede decidir no reenviar ms que cuatro
pearl-shells, pero en ese caso se dice que nicamente ha pagado sus deudas y
que el moka no ha tenido lugar. Qu es lo que ocurre cuando tiene lugar un
moka? Ocurre que el primer asociado, X, se vuelve ms rico al adquirir
cuatro pearl-shells ms, pero tambin Y se vuelve ms grande al haber
donado ocho pearl-shells. Pero uno no se puede detener en este punto.
Entonces debe comenzar una segunda secuencia, en la que es Y quien toma la
iniciativa. ()
De hecho, para un Big Man, el smmum consiste en donar lo mximo posible
sin pedir nada en retorno. Bajo esta ptica, el moka est muy prximo al
potlatch: la motivacin de los asociados del moka no estriba en obtener
benefcios, sino en aumentar los dones y crear deudas con ellos. (pg. 139 y
ss.)
Cmo interpretar estas instituciones que, observemos, utilizan la ideologa
de la reciprocidad? La respuesta de Sahlins (1972) es que estas
instituciones, caracterizadas como de economa de prestigio, tienen la
174
funcin de obligar a las unidades domsticas a producir por encima de su
tendencia, esto es, para su consumo. En el caso de los grandes hombres,
stos movilizan a una amplia red de seguidores que trabajan para l con el
objetivo de acumular un fondo de riqueza listo para ser disipado. En el caso
de los jefes y caciques, como en los reyes africanos, los impuestos (de hecho
catalogados de obligaciones del parentesco) van a un fondo comn que se
regala a otros dignatarios o se reparte en caso de necesidad. De ah la
expresin de Malinowski de que los jefes son los banqueros de la tribu. Este
modo de produccin, si bien puede mantener una estratifcacin incipiente,
no puede mantener sistemas de castas de forma permanente, o si lo hace,
como en el caso de Hawai o Tahit, es a costa de crisis peridicas que
reestableceran el equilibrio (Cf. Sahlins, 1972:144).
INTERCAMBIO
Polanyi y sus seguidores (1957) han mostrado la diversidad de instituciones
que contemplan el intercambio de bienes: diplomticos que no obtenan
benefcio material, clases especializadas, pueblos comerciantes, puertos de
comercio, mercados dirigidos. En este apartado presentaremos las formas de
comercio a travs de socios comerciales y los diferentes tipos de mercado
existentes dejando para el captulo siguiente la cuestin del medio de
cambio.
COMERCIO
El comercio a larga distancia dio lugar al nacimiento de una forma
institucional, los puertos de comercio, que podemos encontrar en frica
Occidental, entre los aztecas y otros pueblos (Polanyi, 1957). Estos puertos
de comercio son enclaves con estatutos propios en los que se realiza comercio
175
de larga distancia de objetos preciosos y/o esclavos. En estos enclaves la paz
y la seguridad est garantizada por la autoridad del puerto. En Dahomey,
por ejemplo, la trata con los europeos (esclavos, marfl, maderas, goma) era
realizada por funcionarios reales y funcionaba por criterios mercantiles a
travs de un puerto de comercio. La existencia de estos enclaves hace
posibles unos intercambios que, de otra forma, estaran limitados al rea de
accin de la proteccin que pudiera proporcionar los socios comerciales.
Bajo la denominacin de socios comerciales incluimos una amplia diversidad
de instituciones que van desde el kula al compadrazgo y que tienen como
punto en comn el aseguramiento de una seguridad y continuidad en los
intercambios.
En el bien conocido caso del kula, por ejemplo, el intercambio diferido de los
ornamentos de concha realizado entre socios varones del Pacfco Occidental
(interior y ocenico) es acompaado de un efectivo intercambio de bienes por
parte de los acompaantes de los socios. Aunque desde un punto de vista
emic lo importante del kula son los vaygua, los intercambios de alimentos
tienen lugar. En la isla kiriwina, los intercambios institucionalizados entre
poblaciones de la costa (pescado) y del interior (batatas y betel) reciben el
nombre de wasi. La tasa de cambio, como en el resto de intercambios
institucionalizados que veremos, no sufre variaciones a causa de la mayor o
menor abundancia relativa de bienes.
Otro caso de socios comerciales (Casaverde, 1977) lo tenemos en los
habitantes de las puntas de Cailloma (Arequipa, 3.700-5000 m de altitud).
Se trata de pastores de llamas y alpacas que realizan intercambios
tradicionales con agricultores de la Costa Pacfca, el Valle de Colca y Cuzco.
Los varones adultos se pasan la mayor parte del ao viajando con recuas de
176
hasta 100 animales. Antes de iniciar el viaje a travs de las rutas
tradicionales se realizan ritos propiciatorios a travs de una red de
compadres. Los intercambios con los socios siguen un sistema de
equivalencias tradicional. El intercambio se realiza de la siguiente forma:
en primer lugar el pastor realiza un obsequio introductorio (una pata de
llama). El anftrin, a continuacin, separa de la carga los productos
encargados previamente o los que necesita. Si sobran se reparten en otros
conocidos del pastor o amigos del anftrin. Despus de unos das de
albergue, el pastor recoge los objetos ofrecidos a cambio y el anftrin
obsequia al pastor con un regalo equivalente al obsequio introductorio. De
esta forma, gracias a la red de compadres, es posible disponer de la
seguridad de un abastecimiento regular de una serie de productos
procedentes de diferentes altitudes: papas, carne, aj.
Un ejemplo que la seguridad no es un tema trivial en la sociedad primitiva,
lo constituye el comercio silencioso. Herodoto lo describe de la siguiente
forma
17
:
Otra historia nos referen los cartagineses: que en Libia, ms all de las
columnas de Hrcules, hay cierto paraje poblado de gente donde fondean y
sacan a tierra sus gneros, y luego los dejan en el mismo borde del mar, se
embarcan de nuevo y desde los barcos dan con humo seal de su llegada.
Apenas lo ve la gente del pas, cuando llegados a la orilla dejan al lado de los
gneros el oro, y se apartan otra vez tierra adentro.
Evers y Schrader han sealado una interesante cuestin en su libro The
Moral economy of trade ethnicity and developing markets (1994): el dilema
del comerciante. El argumento es el siguiente: para que exista comercio es
17
Ibidem.
177
necesario por una parte solidaridad entre los que comercian (por ejemplo los
casos que hemos visto de socios comerciales) y, por otra, distancia cultural
con los clientes (pues en caso contrario no es posible obtener un margen de
benefcio). Cuando los cambios no estn fjados de forma tradicional o
estatutaria, esta contradiccin se ha solucionado de una variedad de formas:
una de ellas es la existencia de minoras especializadas en el comercio. Otra,
una especializacin tnica, como en el caso de los judos, por ejemplo. Una
tercera consiste en la realizacin de gastos ceremoniales o pblicos por parte
de comerciantes enriquecidos para compensar as, la desigualdad existente.
Por ltimo disponemos de la fgura del comerciante ambulante del cual se
desconfa de forma institucionalizada. Por supuesto, el capitalismo ha
optado por despersonalizar las relaciones econmicas. Esta cuestin nos
lleva ya ocuparnos de los mercados.
MERCADOS
Es posible distinguir diferentes tipos de mercados: mercados primitivos y/o
campesinos, en los que se obtiene un complemento de la economa
domstica, mercados locales con la presencia de comerciantes especializados
y mercados regionales, regulados o no, conectados a una amplia red
geogrfca.
Bohannan y Dalton (1965) distinguen para frica tres tipos de sociedades en
relacin al mercado: sociedades sin mercados y en las que el principio de
mercado es muy dbil (i), sociedades con mercados perifricos, esto es,
sociedades que no precisan de esos intercambios para subsistir (ii) y
sociedades dominadas por el mercado, en las que se vende el trabajo y la
tierra y los productos necesarios para la subsistencia y la produccin se
178
adquieren mediante un sistema de precios (iii). La clasifcacin de Bohannan
y Dalton se orienta a contestar la cuestin de hasta qu punto las
transacciones realizadas en las plazas de mercado o mediante el principio de
mercado son necesarias para la reproduccin material de la subsistencia de
compradores y vendedores. Se intenta, adems, establecer el rol del mercado
en cada caso.
Comunidades sin mercados. Estas pequeas sociedades sin mercados estn
marcadas por economas multicntricas (ver infra), una caracterstica que
comporten con las sociedades con mercados perifricos. La forma ms usual
es la existencia de dos esferas, cada una de ellas con sus productos, servicios
y modos de intercambio especfcos: la esfera de prestigio y la esfera de
subsistencia. Entre las diferentes esferas se producen conversiones, a veces
deseadas como muestra de generosidad, o a veces obligadas por la necesidad
(por ejemplo la venta de un esclavo para obtener medios de subsistencia).
Mercados perifricos. Estas sociedades diferen poco de las anteriores
excepto por lo que se refere a la existencia de multitud de pequeos
mercados locales, al estilo de lo que ocurra en la Europa altomedieval. Estos
pequeos mercados tienen las siguientes caractersticas: (i) los vendedores y
compradores no precisan del mercado para subsistir (un ejemplo de ello son
las minsculas cantidades vendidas en estos mercados); (ii) los precios,
aunque pueden fuctuar estacionalmente, estn fuertemente infuenciados
por otras consideraciones diferentes del principio de mercado: parentesco,
religin y normas tradicionales entre otras; (iii) las decisiones sobre la
produccin futura no estn determinadas por las ventas en el mercado; (iv)
los mercados cumplen funciones polticas, religiosas y de socializacin a
veces por encima de los propios intercambios.
179
Los dos tipos anteriores son bsicamente economas de subsistencia. En
ellas, la moneda existe pero su uso no implica la existencia de un principio
de mercado. Por ejemplo, podemos encontrar transacciones consuetudinarias
que utilizan moneda de uso especial y transacciones totalmente basadas en
la oferta y la demanda que no utilizan moneda sino trueque. En cambio, las
sociedades campesinas suelen utilizar moneda de uso general, al estilo de la
Occidental.
Economas de mercado: campesinas, urbanas y nacionales. En la frica
rural se encuentra una economa campesina en la cual las transacciones
dominadas por el mercado dominan, as como la moneda Occidental, pero
tanto la tecnologa como la cultura tradicionales se mantienen en gran
medida. En ninguna economa ni cultura las comunidades campesinas estn
totalmente integradas con las ciudades o la nacin (1968:12). Los principios
sobre los que operan estas sociedades son: (i) el precio de mercado est
determinado por las fuerzas impersonales de la oferta y la demanda, (ii) los
vendedores y los compradores dependen del mercado para su subsistencia y
(iii) los precios de mercado de los productos fnales infuencia de forma
crucial las decisiones de produccin (incluyendo al trabajo).
En el caso del Mxico prehispnico, pero tambin en el inca o del Antiguo
Egipto, Pedro Carrasco y Johanna Broda (1978) nos muestran la existencia
de un mercado dirigido en el que los bienes circulan tambin en esferas de
intercambio. Mediante la tasacin fexible de precios por parte de la
autoridad y le control de la produccin se deja al mercado la tarea de la
redistribucin, cuya denominacin se ajusta ms a esta forma institucional
que otras:
180
Es menester tomar en cuenta la posibilidad de que otro modelo -el del
mercado dirigido- sea ms aplicable a la economa prehispnica. Este otro
modelo supone un orden institucional muy distinto del que forma la base para
el mercado libre. Los derechos de propiedad estn restringidos por la
organizacin estamental: ciertos bienes estn limitados a los miembros de
ciertos estamentos mediante reglas suntuarias; el uso de la propiedad est
adems sujeto a las obligaciones estamentales que se imponen al individuo
como condicin para el uso de sus bienes. La libertad de acceso y de
contratacin existe slo dentro de ciertas categoras sociales y sujeta a las
reglas suntuarias. El control del mercado se basa en la existencia de
equivalencias o precios tasados (no necesariamente fjos) por la autoridad;
otras medidas posibles son el racionamiento de las existencias y las compras o
ventas forzosas. El objetivo del mercado es efectuar el intercambio entre los
proveedores de distintos bienes para lograr la distribucin adecuada de stos.
La autoridad tasa los precios de manera que cada quien obtenga, a combo de
los bienes que ofrece, otros bienes que satisfagan sus necesidades al nivel de
vida propio de su status. Claro que la autoridad que tasa los precios toma en
cuenta las existencias y necesidades, pero esto no es lo mismo que la oferta y
la demanda en un mercado libre. La oferta y la demanda no efectan la
distribucin de la riqueza que se debe lograr para que cada quien viva al nivel
adecuado a su posicin social. El xito de esta poltica requiere no slo el
control de precios sino tambin cierta regulacin de la produccin en base a
fjar la calidad y cantidad de los bienes producidos para el mercado: el tipo de
reglas que imponan los gremios medievales. Segn este modelo las
transacciones que tienen lugar en el mercado no son -en la terminologa de
Polanyi- canjes comerciales sino reciprocidad y redistribucin, es decir,
repartirlos como raciones, de modo que cada quien reciba lo necesario para
mantener el nivel de vida apropiado a su status. Es el tipo de organizacin
que se suele mencionar para los incas o el antiguo Egipto. el mercado dirigido
181
logra los mismos fnes tasando los precios, previa la base de la regulacin de
la produccin y de reglas suntuarias que defnen el nivel de vida de cada
quien. Los concurrentes al mercado tienen la libertad limitada de escoger con
quin efectuar el intercambio y de variar el tipo y cantidad de bienes que
obtienen, aunque no la de negociar los trminos de la transaccin; la
autoridad se ahorra el trabajo de tener que acumular todos los bienes para
despus redistribuirlos directamente como raciones (pg. 50).
La diversidad institucional del comercio y los mercados nos informan que la
bsqueda de benefcio forma parte de estas sociedades pero no constituye el
principio fundamental de funcionamiento. Los mercados cumplen funciones
redistributivas y sociales al tiempo que cumplen sus funciones propiamente
econmicas. En el caso de los mercados tiv, por ejemplo
18
, los mercados
cumplen las siguientes funciones:
1. Lugar de justicia al que acuden las autoridades para solventar las
diferencias entre grupos.
2. Terreno neutral en el que pueden contactar y negociar los grupos en
guerra.
3. Lugar de informacin en que las autoridades religiosas y polticas pueden
hacer anuncios a la poblacin.
4. Lugar de encuentro entre grupos de parientes separados por las reglas de
residencia; acuerdos matrimoniales.
5. Lugar de celebracin y de festa: con ocasin de matrimonios o de la
fnalizacin de los trabajos colectivos grupos de danzantes y de msicos
concurren al mercado para celebrar el acontecimiento.
18
Ibidem.
182
La teora de la Central Place que presentamos en el primer captulo aade a
las consideraciones institucionales unas constricciones geogrfcas. En el
caso de Guatemala Occidental (pero tambin en Oxaca, Mxico, y en otras
zonas de Mesomrica y China), nos encontramos con un sistema altamente
desarrollado favorecido por la variedad de ecosistemas cercanos al lago
Atitln, la existencia de comerciantes a tiempo completo y la especializacin
de comunidades en cultivos y artesanas (Nash, 1967). El sistema es solar,
con mercados centrales permanentes y mercados subsidiarios que se
celebran uno o ms das a la semana. La teora predice lo siguiente
(Plattner, 1998; Smith, 1975, 1985):
El precio de una mercanca est afectado fundamentalmente por la
distancia, o mejor dicho, por el tiempo de transporte necesario. Por tanto, a
medida que nos alejamos de un centro aumenta su precio pero disminuye el
esfuerzo de transporte necesario. Ambas funciones confuyen en un punto
que determina la localizacin de un mercado local. Este mercado local, estos
mercados locales, estn, a su vez, especializados, de forma que de ellos
fuyen mercancas hacia otros mercados. La localizacin de esos otros
mercados, situados en un nivel jerrquico superior (tanto por la afuencia de
visitantes como por el valor de las mercancas que en ellos se puede
encontrar) tender a ser central en relacin a sus proveedores. En el
siguiente grfco se pueden apreciar estos niveles. El centro de cada
hexgono lo constituye un mercado local. Estos mercados locales se
coordinan en una unidades superiores, el centro de las cuales las
constituyen mercados regionales con un centro a su vez.
183
Ilustracin 7. Teora de la Central Place (adaptado de Plattner, 1989)
Este sistema altamente desarrollado de mercados regionales exige, como
hemos dicho, una serie de condiciones ecolgicas, histricas y econmicas.
En el resto de casos (mercados perifricos y sociedades sin mercados) los
intercambios suelen realizarse en el seno de esferas. Veamos esta cuestin a
continuacin.
ECONOMAS MULTICNTRICAS
Una economa multicntrica es aqulla constituida por varias esferas
distintas de transacciones. Cada esfera est caracterizada por diferentes
conjuntos de bienes y de servicios y frecuentemente por principios de
intercambio y por valores morales diferentes. En circunstancias
excepcionales puede haber conversiones de una esfera a la otra. La
existencia de un mnimo de dos esferas parece ser un hecho generalizado:
una esfera de bienes de subsistencia (igualitaria) y una esfera de bienes de
prestigio (desigual). En el caso de los indios pez de Colombia, de los kekchi
de Belice hemos visto como la esfera de la subsistencia y el trabajo est
asociada a la reciprocidad, mientras que existen otra esfera en la que los
cultivos comerciales o los salarios tienen cabida. En el caso de los fur de el
184
Sudn descritos por Barth (1967), agricultores del mijo, trigo y ganado, la
circulacin de bienes y trabajo tambin pueden clasifcarse de esta manera.
En el siguiente grfco se puede apreciar cmo a partir del trabajo es posible
aumentar la produccin de mijo si se ofrecen festas de cerveza a las que
acuden vecinos que aportan su trabajo. Esta esfera (A) es la esfera de la
subsistencia y la reciprocidad. La conversin puede tener lugar en el potaje o
la cerveza que se consume en festas no productivas (D) en lugar de en
autoconsumo o en las festas que movilizan el trabajo colectivo. Tambin
existe una conversin hacia D en forma de gastos de peregrinacin a la meca
desde la segunda esfera, la esfera del efectivo (B). En esta ltima se obtiene
dinero a partir de cultivos comerciales con los que se obtienen bienes de
consumo y, sobre todo, recursos para poder casarse. El ganado puede
considerarse como una inversin por su convertibilidad e incremento de su
valor con el tiempo.
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E f e c t i v o
> a n a d o
+
4 -
%
Ilustracin 8. Esferas econmicas en Darfur (adaptacin de Barth, 1967:159)
La esposa (C), a su vez, permite incrementar la fuerza de trabajo para
obtener los medios de vida. Entre el mijo y el dinero se da una relacin
185
cuando es necesario por las razones que sean obtener una provisin
adicional de simiente o vender el sobrante para disponer de dinero. La
tendencia es a mantener el circuito trabajo, mijo, cerveza separado del
circuito trabajo, tomates- efectivo. No es posible obtener trabajo a cambio de
mijo si no es a travs de su forma de festa y cerveza.
Otro ejemplo clsico de economa multicntrica lo encontramos entre los tiv
de Nigeria (1959). Entre los tiv existen tres esferas de intercambio, la de
subsistencia, la de prestigio y la de esposas. Veamos cada una de ellas.
1. Yiagh, esfera de subsistencia. Incluye toda clase de alimentos producidos
localmente: ames, cereales bsicos, condimentos y especias, as como
ganado menudo (pollos, cabras, ovejas). Incluye igualmente utensilios
caseros (morteros, molinillos, cestas y ollas), algunas herramientas
(agrcolas) y materiales brutos para la produccin de cualquier tem de la
categora. A pesar de que se trata de mercado libre el mecanismo de cambio
es el trueque. No exista tradicionalmente mercado en esta esfera.
2. Shagba, esfera de prestigio. No existe el mercado estricto en esta esfera
pero s la moneda (varillas de latn), utilizada para obtener cargos rituales,
esclavos, ganado, vestidos blancos tugudu. Esta moneda era usada como
medio de cambio dentro de la esfera, como patrn de valor (si bien no el
nico) a la vez que como medio de pago.
3. Esfera del matrimonio. La forma ms simple de matrimonio consiste en el
intercambio de las hermanas de dos hombres. Sin embargo se suele
constituir un grupo de tutela en el que se distribuyen o intercambian
mujeres entre "guardianes" (ingol) de una o ms. Cada guardin intentar
encontrar un forastero con el que cambiar su tutelada por una mujer para
186
l. En determinados casos se realizan conversiones de una esfera a la otra,
no deseadas en este caso pero existentes. As un hombre se puede ver
obligado a cambiar mujeres por vacas o varillas. La conversin de la esfera
de prestigio a la esfera de subsistencia se realizaba tambin habitualmente
en trminos de varillas de metal. Las varillas no eran divisibles y no se
poda recibir "cambio" de una varilla. Incluan todo lo que un hombre
pudiese comprar en un da de mercado. Se utilizaban para las grandes
compras.
Por lo tanto, en el pas tiv tenemos una economa multicntrica de tres
esferas, una especie de moneda de uso general dentro de la esfera de
prestigio (acumulacin, cambio, pago, patrn), y una moneda de uso especial
(pago) utilizada para transacciones especiales, en la que el resto de las
esferas quedaban imbricadas de alguna manera. La introduccin de la
moneda, la necesidad de obtener dinero para pagar los impuestos, oblig a
los tiv a producir determinados cultivos comerciales. Por otra parte, el hecho
de utilizar una moneda general para todas las esferas trastoc el sistema
provocando una rpida infacin del precio de la novia.
La presencia de las varillas tiv nos introducen en el tema del captulo
siguiente: la moneda primitiva.
187
CAPTULO VIII . MONEDA PRIMITIVA
El fenmeno de la moneda ha intrigado a mltiples pensadores desde
Aristteles, pero hubo que esperar a los autores neoclsicos para disponer de
una teora de la moneda propiamente dicha, especialmente Jevons (1875).
Hasta entonces, la moneda se haba concebido como un simple instrumento
de acumulacin de riqueza (Mercantilismo) o un facilitador del intercambio
(Adam Smith) que permita separar el momento de la compra del momento
de la venta a diferencia de lo que ocurre en el trueque, en el que ambos
momentos precisan ser simultneos. En cambio, desde la perspectiva
neoclsica, la moneda se convierte no en vehculo, sino en un actor del
mercado, con una dinmica propia. Carl Menger, On the Origins of Money
(1892) plantea la cuestin con brillantez :
Cul es la naturaleza de esos pequeos discos o documentos, los cules en s
mismos no sirven para nada y que sin embargo, en contradiccin con toda
nuestra experiencia, pasan de mano en mano a cambio de las ms tiles de
las mercancas, y ms, por las cules cualquiera se inclina con diligencia
rindiendo sus bienes? Es la moneda un miembro orgnico en el mundo de las
mercancas o constituye una anomala econmica? Tenemos que referir el
valor de esta moneda de uso comercial a las mismas causas que condicionan
el resto de bienes, o son el producto distintivo de la convencin y la autoridad?
Para los autores neoclsicos la moneda constituye una mercanca ms,
caracterizada por su demanda estable, consecuencia de su escasez,
divisibilidad y portabilidad. De ah que los metales preciosos fuesen los
188
candidatos naturales a servir de medio de cambio y que los billetes y
documentos pretendiesen ser smbolos de estos ltimos
19
.
A partir de aqu se han desarrollado las teoras sobre el papel de la moneda,
la llamada teora cuantitativa (recuperada por el monetarismo de fnales del
siglo XX), que relaciona la masa monetaria y su velocidad de circulacin con
los niveles de precios, y la teora cualitativa de Keynes (1936) que relativiza
la infuencia de la masa monetaria en el ndice de precios. El argumento de
Keynes es el siguiente: en determinadas condiciones, cuando existen
recursos ociosos y desocupacin, una expansin de la masa monetaria no
causa infacin, ya que la mayor produccin de bienes neutraliza el aumento
de sta. Como es fcil imaginar, el debate contina hoy da.
La antropologa econmica tiene algunas aportaciones que hacer a este
debate sobre la naturaleza de la moneda desde una perspectiva etnolgica.
La primera de ellas es que la moneda acuada es slo una de mltiples
formas de objetos que han servido para los mismos fnes y que llamaremos
por convencin objetos monetarios. De hecho, la misma expresin pecunia
o pecuniario hace referencia a las cabezas de ganado romano, utilizadas
como objetos monetarios, al igual que salario hace referencia al pago en
especias a la milicia romana, sal en este caso. Actualmente sabemos que las
primeras monedas acuadas (Grierson, 1978) fueron creadas seguramente
como consecuencia de las necesidades de los estados de pagar mercenarios y
trabajos pblicos. Estas monedas fueron usadas por primera vez en Asia
Menor algo antes del reinado del rey lidio Craso (561-546 a.C.). En el tercer
cuarto del siglo VII a.C. estas primeras monedas eran de electrum (aleacin
19
Jevons abog por la eliminacin del patrn oro y su sustitucin por un ndice general de
precios.
189
de oro y plata) y disponan de una inscripcin slo en una de las caras. La
moneda acuada e incluso los billetes, pueden convivir y de hecho han
convivido con otros objetos monetarios. Por otra parte, existen ejemplos de
objetos monetarios de uso tan generalizado como la moneda acuada como,
por ejemplo, las conchas cauris, ampliamente representadas en toda frica
hasta bien entrado el siglo XIX.
La segunda contribucin es que la moneda a la que se referen los autores
neoclsicos existe principalmente (aunque no exclusivamente) en las
economas de mercado, pero que en otros contextos histricos y etnogrfcos
podemos encontrar objetos monetarios con slo algunas de las funciones que
generalmente le son atribuidas. Es lo que Polanyi (1957) llama moneda de
uso especial distinguida de la moneda de uso general. Esta distincin es
importante porque nos ayuda a entender la diferencia del dinero y la
moneda en contextos histricos, sociales y culturales diferentes.
Por ltimo sealar que en las sociedades tradicionales y primitivas, los
objetos monetarios, ms all de la esfera econmica, cumplen en muchas
ocasiones funciones de control al acceso de las posiciones de prestigio en la
sociedad, adems de funciones polticas y religiosas. Veamos cada una de
estas contribuciones.
OBJETOS MONETARIOS Y MONEDA PRIMITIVA
Paul Einzig recogi en su libro Primite Money (1949) una asombrosa
variedad de objetos utilizados con fnes monetarios, esto es, utilizados al
menos en los intercambios de bienes y servicios. Antes de entrar a analizar
en profundidad algunos casos podemos describir esta amplsima variedad de
190
objetos usados histricamente como medio de cambio en los siguientes
trminos:
Objetos de uso monetario que conservan todo su valor de uso: bienes de
consumo, productos manufacturados y materias primas. Ejemplos:
sal, metales, nuez de cola, tejidos de algodn o rafa, esteras, ganado,
armas, tiles, tabaco, t, pimienta, cigarrillos...
Monedas primitivas: bienes con valor convencional sin utilidad directa
ni indirecta excepto como adornos. Divisibles, homogneos y
duraderos. Africa: cauris (pequeas conchas importadas desde la
Edad Media de las Islas Maldivas hasta el siglo XIX), cuentas de
vidrio (Palaos), sistema de conchas de diferentes medidas y tamaos
(Isla Rossel) o artesanas realizadas con conchas (wampun).
Adems de estas dos categoras podemos distinguir la existencia de objetos
manufacturados con valor simblico, sin valor de uso real, y que sirven de
medio de intercambio, como objetos de hierro o de cobre que imitan en
miniatura tiles, adornos o armas. Se trata de objetos poco manejables y no
divisibles.
No incluimos en esta categora los vaigua del kula ni, en general, los objetos
preciosos que, aunque circulen, no sirven como medio de cambio por otros
bienes sino que se intercambian contra objetos de su misma categora.
A continuacin analizaremos algunos ejemplos de moneda primitiva.
191
LA SAL DE LOS BARUYA
Entre los baruya de Nueva Guinea
20
existen unos especialistas encargados
de fabricar unas barras de sal que se utilizan en los intercambios con otras
tribus y que son consumidas de forma ritual en el interior. Aunque existen
otros objetos (collares de concha) que se utilizan en intercambios, su
extensin es mucho ms limitada.
Fabricacin de la sal
La sal se extrae de las cenizas de una planta cultivada, una especie de caa
de sal que los baruya siembran en zonas irrigadas natural o artifcialmente.
Una vez cortadas, fltradas y secas, las caas se queman para que sus cenizas
se puedan mezclar con agua. La solucin salada resultante se libera
lentamente del agua en grandes hornos de sal. Cuando el proceso, que dura
dos das y una noche, llega a su fn, se obtienen unas quince barras de sal
cristalizada que pesan entre 2 y 3 kilos cada una. La cristalizacin en los
hornos se confa a un especialista que alimenta el fuego, elimina las
impurezas que se depositan en la sal, etc. Estas actividades estn
fuertemente ritualizadas. Mientras dura su trabajo, este especialista no
puede poner los pies en su hogar y tiene prohibido mantener relaciones
sexuales con mujeres. Si no se atuviera a esas interdicciones, la sal se
convertira en agua y su propietario no podra intercambiarla. Todos los
clanes de los baruya disponen de campos de caas de sal habilitados en las
orillas de los ros. Al especialista, que detenta un saber mgico, se le agradece
su trabajo con el don de una o dos barras de sal. (Godelier,1998: 197).
20
En este apartado glosamos de forma amplia la descripcin realizada por Godelier en El
enigma del don (1996), Economa, fetichismo y religin en las sociedades primitivas (1974) y
La produccin de los Grandes hombres. Poder y dominacin masculina entre los baruya de
Nueva Guinea (1986).
192
En la siguiente Ilustracin puede apreciarse la distribucin de estos
trabajos:
P35-E#5 %E P35%6--"7N
Produccin de la materia prima 8abricacin de la sal
Naturale$a y
orden de las
operaciones
#
1ortar 8
e?tender
las ca3as
( 1ortar 8
trans-ortar
la le3a
-ara la
-ira 8 el
9orno
+
1onstruir
la -ira
& Recoger
8 a-i3ar las
ca3as
9uecas
' =igilar la
incineracin
2
1onstruir
un
abrigo
-ara las
ceni,as
0 !lenar
los
bamb4es
de agua
-ura% filtrar
8
trans-ortar
al taller
* =igilar la
eva-oracin
. Embalar
las barras
Transformacin
del producto
Coix gigantea Koenig 1eni,as Solucin Sal cristali,ada
8ormas de
traba2o
1olectivo
femenino
;dos
mu:eres
Individual
masculino
6asculino
8
femenino
;#$
-ersonas<
Individual masculino Individual masculino 1olectivo
masculino
%uracin de
cada operacin
( d"as ( d"as @ d"a @ d"a # noc9e # d"a ( d"as ' d"as 8 '
noc9es
# @ 9oras
-or barra
-antidad de
traba2o social
( ? ( & ( d"as @ d"a @ ? #$
' d"as
@ d"a # D"a ( d"as + d"as (( 9oras
+ d"as
-antidad de traba2o social para producir 9: barras de sal . 29 das -antidad de traba2o social por barra . 9
; das
Ilustracin 9. La produccin de la sal entre los baruya de Nueva Guinea
(Godelier, 1974)
Consumo ritual de la sal
Entre los baruya, la sal se consume en los momentos socialmente importantes
(iniciaciones masculinas, iniciaciones femeninas, etc.).
La sal en cuestin no es sdica, sino potsica. Proporciona un sabor salado a
los alimentos, pero en fuertes dosis constituye un poderoso veneno. Se
considera que la sal es una fuente de fuerza que se acumula en el hgado, un
rgano lleno de sangre que, para los baruya, constituye el lugar donde se
concentra toda la fuerza contenida en los individuos. Ms secretamente, la sal
se asocia al esperma, a la fuerza masculina. Por eso su fabricante es un
hombre, y debe tener prohibido todo contacto sexual cuando procede a la
cristalizacin de la sal. Entre los baruya, la sal tiene dos usos y dos modos de
circulacin posibles. En el interior de la tribu es objeto de repartos, de una
193
redistribucin por medio del don. Y aunque fnalmente se consuma, se hace
slo en contextos rituales. Por ejemplo, los padres de los iniciados donan
pedazos de sal a los hombres que inician a su hijos para que aqullos la
mastiquen y escupan su jugo sobre los alimentos ceremoniales. Pero tambin
se puede donar una barra de sal a un chamn que haya expulsado un espritu
maligno del cuerpo de alguien, al menos cuando el propio chamn lo desea.
En suma, la sal se redistribuye principalmente a travs de las relaciones de
parentesco, de vecindario, de coiniciacin, etc. Nunca circula, entre los
baruya, como una mercanca, sino como un objeto de don, un don contra el
cual no se espera por lo dems contradn alguno, ni directo ni diferido. (pp.
201)
Comercio exterior de la sal
La mayor parte de la sal de los baruya no se produce para consumirla en
estos contextos rituales sino para comerciar con las tribus vecinas. Los
baruya realizan viajes (con el cuerpo pintado con signos mgicos que los
protegen de los brujos enemigos y de los malos espritus) para encontrarse
con sus socios comerciales, los cules garantizan su seguridad.
Los intercambios se hacen ante su puerta, en un espacio que funciona
durante algn tiempo como zona de paz y como mercado. La sal se
intercambia entonces por diversas categoras de bienes: medios de produccin
(herramientas de piedra, de acero, etc.), medios de destruccin (arcos, fechas,
etc.), medios de reproduccin social (plumas de ave del paraso, de casuario,
cauris, grandes conchas, y otros tantos ornamentos y motivos necesarios para
engalanar a los iniciados, los guerreros, las jvenes iniciadas, las mujeres
casadas, etc.), bienes de consumo cotidiano (capas de corteza, mallas de
cuerda trenzada), y cerdos pequeos.
194
Se trata de una mercanca que sirve para medir el valor de otras
mercancas. Por ejemplo, una barra mediana se cambia por cuatro grandes
capas de corteza o, antiguamente, por dos lminas de piedra pulida para
fabricar azuelas, en lo que constituye un sistema de precios.
La sal es, adems, divisible, pues se puede partir en trozos y esa divisin no
reduce su valor de uso, algo que no ocurre con una capa de corteza o con una
azuela de piedra.
No obstante, nos parece que la sal sirve de moneda igualmente por otra razn:
porque, tanto a los ojos de las tribus vecinas como para los mismos baruya, la
sal contiene una fuerza de vida mgico-religiosa, algo propio del universo de
los kwaimarni, de los objetos sagrados. Adems, tanto unos como otros, la
emplean exclusivamente en contextos rituales, aunque sus ritos sean
diferentes y no provengan siempre de la misma cultura. Cabe sealar sin
embargo que, cuando venden su sal, los baruya no se sienten ligados
personalmente a aqullos con quienes la intercambian por herramientas o
capas de corteza. Tienen y deben tener vnculos personales con el
corresponsal que les hospeda, les protege y pregona su llegada con la sal.
Pero no sienten obligacin alguna frente a los que les compran la sal: sta, en
tanto que objeto, se separa completamente de su propietario. As pues, para
los baruya, los intercambios mercantiles revisten un carcter impersonal. Es
cierto que, en circunstancias excepcionales, la sal puede no intercambiarse
como mercanca entre los baruya y una tribu vecina; y donarse, en cambio,
como prenda, para sellar un tratado de paz. Las barras de sal que se ofrecen
en esas ocasiones ya no pueden intercambiarse ni consumirse: estn ah para
recordar a los hombres un acuerdo poltico, pues contienen de hecho un
juramento, y su don exige, por parte de los enemigos de ayer, un contradn
que selle la amistad y la igualdad que la paz ha recobrado. En suma, las
195
barras de sal no son buenas ni para comer ni para intercambiar; se donan
para que se las conserve y para que sirvan de testimonio.
A pesar de estas caractersticas que la hacen tan preciada, los baruya no
producen ms sal de la que necesitan para procurarse los bienes necesarios.
La sal no se almacena, no puede ser utilizada como capital (Cf.
Godelier,1998:203).
CONCHAS EN LA NORTEAMRICA INDGENA
En California los shastas, wintun, yukis y yurok usaban las conchas de
dentalio como moneda, mientras que los miwok, yokuts y chumashes usaban
conchas de almeja. Es de destacar el elaborado sistema de los yurok
(Herskovits, 1954). Entre los yurok el valor de una concha dependa de su
longitud y stas formaban parte de sartas de un tamao determinado.
<ongitud conc1a
(pulgadas
Nombre de la conc1a Nombre de la sarta -onc1as por sarta =alor en > (9?2@
( @ Aerger-itl Ao9te-sis ## ('
( 'B#2 )egoCo DaCa-es #( #$
( #B* Eega Da9Fse-itl #+ '
( 7eGi8em )aCane-itl #& (%'
# @ 6erostan )se-u-itl #' #%('
Mercanca =alor
# bote grande ( sartas de doce
conc9as% # larga 8
otra corta% o #$ -ieles
grandes o 2$
-eHue3as de -:aro
car-intero5
# bote -eHue3o # sarta de #+ conc9as
o + cabe,as de -:aro
car-intero
# bote -eHue3"smo ' conc9as de una
sarta de #+
# casa + sartas
196
Ilustracin 10. Tabla de equivalencias de la moneda primitiva de los yurok
El valor de una concha depende, como puede apreciarse, de su longitud. Las
conchas se enhebraban en sartas de ejemplares del mismo tamao. Es de
destacar como el medio de pago puede ser diferente y la amplia variedad de
objetos que peuden ser adquiridos por esta moneda.
Cinturones de pequeas conchas llamados wampun fueron utilizados por los
iroqueses y pueblos del nordeste de Amrica para efectuar todo tipo de
transacciones y tambin para sellar acuerdos polticos.
MONEDA DE LAS ISLAS PALAU Y YAP
La moneda de Palau (undoud) consta de dos sistemas, uno de piezas de
cermica y otro de cuentas de vidrio que suman 9 familias, 282 tipos y 2.947
ejemplares, algunos de ellos fuera de uso, bien por roturas accidentales o por
la muerte de las personas que las atesoraban sin revelar su escondite
(Ritzenthaler, 1954; ver tambin Moreno Feliu, 1991). La procedencia de la
moneda es importada en todos los casos.
En 1783, el capitn Henry Wilson, naufrag con su barco El Antlope en
Palau y ya inform de la existencia de los dos tipos de monedas operando al
mismo tiempo. La dominacin espaola (1885-1899) dio paso a la
dominacin alemana (1899-1914) como consecuencia de la venta de la
Micronesia por parte de Espaa a Alemania a causa de su guerra con
Amrica. A continuacin la dominacin japonesa se extendi al perodo de
entreguerras (1914-1944). En 1954, momento en que Ritzenthaler escribe,
todava se utilizaban los dos sistemas, ya bajo dominio norteamericano e,
incluso, se restauraron algunas costumbres antiguas en contra de la opinin
de los jvenes, los principales perjudicados, como el amulu!ul, costumbre
197
que exige regalos peridicos de estos objetos a la familia de la mujeres (dos
veces al ao).
En conjunto, pues, puede decirse que el sistema est congelado, de forma
que no se introducen nuevos ejemplares en circulacin, aunque con algunos
pequeos cambios, como por ejemplo, la eliminacin de las cuentas verdes
del sistema por poderse confundir fcilmente con fragmentos de botellas y la
incorporacin de cuentas de vidrio posiblemente de origen veneciano.
En la siguiente ilustracin puede apreciarse la complejidad del sistema:
N 8amilia Material 8orma Tipos E2emplares E2emplares
fuera de uso
# baIal braF cermica
amarilla
-rismas 00 '2(
( baIal
mun:un:au
cermica ro:a -rismas '$ #..
+ baIal IeldoioI vidrio verde cuentas # 0$ ##(
& bleab braF cermica
amarilla
-rismas #+ ((.
' bleab
mun:un:au
cermica ro:a -rismas &# #$2.
6 bleab !eldoio! vidrio verde cuentas 16 221
0 IelbuIub vidrio
-olicromado
cuentas #2 *$ 0#
* FluF vidrio
-olicromado
cuentas ## #$* *2
9 dlobo! vidrio
policromado
cuentas 5 140
Total ($. (+#0 2+$
Ilustracin 11. Moneda de la Isla Palau (Ritzenthaler, 1958)
Muchos de los tipos disponen de un nico ejemplar, mientras que otros
pueden llegar a disponer de 70 o ms ejemplares. No parece existir ninguna
regla en este punto. De las nueve familias de moneda de Palau, dos estn
fuera de uso, una est limitada a un solo tipo y en dos casos slo se utilizan
los tipos ms valiosos. Los ejemplares fuera de uso pertenecen a diversos
tipos tambin.
198
Semejante complejidad requiere del concurso de especialistas. Pocos de ellos
son capaces, incluso, de memorizar los 209 tipos de monedas. En Palau hay
nueve expertos, con alto prestigio y no cobran una cantidad fja por sus
servicios, aunque s reciben regalos. Se puede pedir prestado con inters
dando una pieza de las familias brak o munjunjau como garantay tomando
una pieza de kluk y un dlobo! como inters!
Como puede apreciarse, las cuentas de vidrio son mucho menos numerosas
que las cermicas. Las primeras se utilizan en las transacciones econmicas
ordinarias mientras que las segundas tienen otras funciones como veremos a
continuacin.
9
b a A a l
b r a k
2
b a A a l
m u 2 u n 2 a u
B b a A a l
A e l d o i o A
C
A e l b u A u b
D
k l u k
E
b l e a b
b r a k
:
b e a b
m u 2 u n 2 a u
F b l e a b
A e l d o i o A
?
d l o b o A
+
-
= a l o r
8 a m i l i a s d e m o n e d a
/ i e , a s d e c e r m i c a a m a r i l l a
/ i e , a s d e c e r m i c a r o : a
1 u e n t a s d e v i d r i o v e r d e
1 u e n t a s d e v i d r i o - o l i c r o m a d o
199
Ilustracin 12. Familias de moneda de la Isla Palau
Se pueden adquirir las monedas a travs de la maquinaria social, como
pagos por la novia, el ms utilizado, regalo a la madre por el nacimiento de
un hijo, regalo a los padres por elegir el nombre, pago por educar en algunas
artes como el tatuaje, pago a concubinas, los regalos peridicos a la familia
de la mujeres que ya hemos comentado y el pago por la muerte de la esposa
a cada una de las hermanas, entre otras. Tambin se pueden adquirir
monedas mediante herencia (alrededor de de la moneda es poseda por
individuos y el resto por familias), construccin de una casa, multas,
recoleccin de moneda en algunos cultos, pago compensatorio por muertes
en la batalla pero tambin a cambio de cabezas del enemigo.
Las monedas ms valiosas son el patrimonio ms preciado de las familias.
La adquisicin de estos objetos constituye la meta fundamental de la vida de
los individuos.
El valor de la moneda bal (La ms valiosa de todas), como el de todo el
dinero de las Palaos, se basa en la calidad, el tamao y la historia. Dicha
moneda slo la posean, tradicionalmente, las familias de ms alto rango, sin
que se empleara nunca en las transacciones econmicas corrientes. En
tiempos anteriores, se la emple principalmente para el pago de reparaciones
de guerra, pero intervena tambin en ciertas importantes prcticas sociales.
Tales como el pago que deba hacerse a la familia de la esposa al morir sta
En la actualidad, esta moneda ejerce funciones de moneda de prestigio,
smbolo de rango social y de poder. Se hacen todos los esfuerzos imaginables
para evitar que salga de la familia y sta desarrolla considerables intrigas
para adquirir las piezas monetarias importantes, recurriendo principalmente
a la concentracin de matrimonios de conveniencia. (Moreno Feliu: 1991).
200
Algunas piezas se pueden exibir como colgantes per lo usual es envolverlas
de forma separada y tratarlas con sumo cuidado. Todo el mundo est
hablando todo el tiempo de monedas.
Otro ejemplo de la existencia de complejos sistemas monetarios lo tenemos
en las islas Yap, donde las conchas de tridacnas y el ncar se utilizan para
operaciones importantes y de menor cuanta respectivamente, quedando los
grandes discos de piedra con un agujero enmedio para permitir su
transporte, reservados para fnes ceremoniales y de prestigio. Resulta
interesante comprobar como los grandes discos de piedra fueron trados con
canoa desde las islas Palau (Ashby, 1989).
MONEDA DE LA ISLA ROSSEL
La Isla Rossel es uno de los casos ms asombrosos de moneda primitiva
(Armstrong: 1928). En cada clase de piezas en circulacin hay un lote de
ejemplares virtualmente inalterable, que ha sido transmitido a las
generaciones actuales desde tiempos inmemoriales. Los artculos a los
cuales llamamos monedas estn hechos de conchas y son de dos tipos
llamados Dap y K respectivamente.
Dap: fragmentos de concha pulida, entre 2 y 20 cms. cuadrados. Cada
moneda est perforada a unos pocos milmetros de una de sus bandas.
Existen 22 valores principales de la moneda con un nombre para cada
uno que no son descriptivos de los valores.
K: diez discos de concha. Los discos individuales no tienen valor y
cada conjunto es cambiado como una totalidad.
La moneda ndap fue hecha por Wonaj a partir de un molusco que encontr
en la Baha Yongga, en el extremo occidental de la isla. Desde entonces ese
201
sitio es sagrado y est custodiado por una serpiente dorada que todava
castiga cualquier infraccin de los tabs que hay que observar en el lugar.
La cancin con la cual Wonaj fabric las conchas ndap actualmente slo es
conocida por algunos jefes de la isla. Actualmente se cree que la mayor parte
de la moneda ndap fue fabricada por el dios, aunque algunas adiciones se
hicieron posteriormente.
La moneda ndap slo puede ser transportada por las canoas ceremoniales
para n, posedas slo por los jefes, de los cuales constituyen su principal
atributo (adems de poder fabricar moneda).
4ien -lase
)ierra de una localidad (#
>ran casa ($
1ocotero ($
7uerto de taro o sag4 ($
1anoa de navegacin ($
1anoa nda- ($
7ombre -ara fiesta ($
1erdo -ara fiesta #*
1anoa ;calidad media< #*
1a:a de tabaco #*
Ilustracin 13. Equivalencias de cada clase de objeto monetario
La moneda nk tambin es atribuida a Wonaj. Las conchas fueron
encontradas segn la tradicin en Wolunga Bay, un lugar sagrado al cual
slo pueden aproximarse las canoas para n. Este lugar es custodiado por
dos dioses: un tiburn llamado Bamwili y un cocodrilo llamamo Kmwana.
Los dos tipos de moneda forman dos sistemas ms o menos independientes
pero paralelos. La moneda ndap tiene 22 valores, cada una de ellas con un
nombre genrico. Sin embargo, las aproximadamente 150 piezas que van de
202
los valores 12 al 22 tienen adems nombrees propios, al igual que algunas
del 8 al 11.
Ejemplares: 7 del 22, 10 del 21, 10 del 20, 10 del 19, 20 del 18, 7 del 17, 7 del
16, 10 del 15, 30 del 14, 30-40 del 13. De los valores ms bajos es difcil
poder hacer una estimacin. El nmero 4 es ms comn en la isla (ms que
el 1, 2 y 3) y puede tener unos 200 ejemplares. En total estamos hablando de
menos de un millar de ejemplares de moneda ndap, lo que equivale a dos
monedas por cada tres personas de la isla.
El valor no est marcado por la escasez, sino por la costumbre. Los valores
no son vistos como simples mltiplos de alguna unidad de valor (el principio
usual en la mayora de los sistemas monetarios) sino por su relacin
expresada en la siguiente frmula:
Valor de n= valor de m(1+k)
n-m
Existen especialistas llamados ndeb, encargados de efectuar estas
operaciones, a menudo totalmente dedicados.
Los nmeros 18 al 22 son considerados sagrados, propiedad de los jefes y se
observa una actitud ceremonial cuando los ejemplares del 18 cambian de
manos, pues del 19 al 22 no pueden ver la luz del da y, especialmente, no
pueden ser alumbrados por el sol.
Estas conchas sirven para "comprar" objetos cotidianos como cestas, objetos
de prestigio como canoas o cerdos, para obtener esposas y para pagar
servicios mortuorios como enterrar un cuerpo.
Por lo que se refere a la moneda nk, sta es utilizada (posiblemente no
poseda) por las mujeres, pues cuenta la tradicin que Wonaj las fabric
para ellas. Esta moneda tiene 16 valores. Sus nombres se construyen al
203
aadir el sufjo kagn a los nombres de las monedas ndap 7 al 22. Estas
monedas parten del nmero superior hacia abajo, a diferencia de las ndap
que lo hacen de abajo a arriba.
A veces las sartas de monedas de aproximadamente la misma dimensin se
separan y se unen en sartas de hasta 500 discos. Al volverlas a unir se
producen pequeos cambios y errores! (11 discos en una sarta en lugar de
10).
En los matrimonios se efectan pagos ndap y nk. Es interesante el tipo de
matrimonio llamado ptyilibi, segn el cual un asociacin de cuatro o cinco
hombres toman una mujer a cambio de un n 18 (como en el matrimonio
convencional) y una cuerda de nk. Quizs sean algunas piezas menos. Este
matrimonio se considera auxiliar. Los tabs en torno al adulterio son muy
estrictos.
La principal distincin entre nobles y plebeyos es el canibalismo asociado
con la muerte de un jefe por sus parientes. Tan pronto como unjefe muere,
una vctima debe ser sacrifcada, su asesino pagado con un ndap de alto
valor.
CAURIS
Las conchas cauris (Moreno Feliu,1991) constituyen una sombroso fenmeno
de un sitema monetario que abarc durante siglos el Ocano ndico, frica y
algunos puntos de Europa, sobre todo para el trfco de esclavos.
Las conchas cauris se extraan en las islas Maldivas desde el siglo IX y se
distribuan desde aqu a la costa malabar y a las caravanas de comerciantes
que se adentraban en frica. La "moneta" se obtena al lanzar al mar hojas
de palmera a las que se adheran los moluscos; una vez secados al sol, se
204
enterraban en la arena y se lavaban para agruparse fnalmente en lotes de
12.000.
El poder poltico central de las islas posea el monopolio del cauri: todas las
conchas eran entregadas al sultn el cual adquira mediante el cauri arroz,
tejidos y sal, que luego redistribua entre la poblacin. El cauri no se
utilizaba como dinero en las islas sino el larin, una especie de anzuelo de
plata (tambin monopolizado por el rey) que se rompa en trozos.
Antes de los europeos (XVI y XVII) haban dos rutas: una casi local, la de
Bengala, vital para las Maldivas debido al arroz, y una segunda que se
diriga al oeste, bsicamente monopolizada por mercaderes rabes, y que
transcurra por el golfo Prsico, a travs de Ammn y conclua en Venecia o
en El Cairo. A partir de la llegada de los europeos las conchas se utilizaban
como lastre de los barcos, llegaban a a Amsterdam o Londres, donde se
subastaban y ya en barriles se llevaban a frica para la compra de esclavos.
Durante el siglo XVII britnicos y holandeses compitieron por el monopolio
del comercio del cauri. El hundimiento del cauri se debi a la prohibicin
"legal" de la esclavitud en 1807, a la introduccin por parte de comerciantes
alemanes en frica occidental del Cyprea annulus de Zanzbar, ya que
aunque el annulus no desplaz al moneta y no fue aceptado en todas partes,
la llegada masiva desbarat por completo la estabilidad del cauri y el
dominio colonial directo y la falta de aceptacin por parte de las autoridades
coloniales del cauri para pagar impuestos.
En frica Occidental existen referencias del uso del cauri ya en los siglos XI
y XII. En Dahomey en el siglo XVIII el cauri se utilizaba como moneda para
cuatro usos pero el patrn de valor lo constituan los esclavos. El cauri se
contaba en grupos de cinco, agrupados en montones de 60, 80 o 90 a los que
205
se llamaban "cien". Sartas de "40" (39 o menos, segn la comisin del
ensartador o el control del palacio). En 1520 un varn adulto costaba siete
cabras o 6370 conchas. En 1680, entre 10.000 y 31.000 conchas por esclavo;
en la dcada de 1710, entre 40.000 y 50.000 cauris; 1760- 80.000; 1760-1770:
de 160.000 a 176.000 conchas por esclavo.
MONEDA DE USO GENERAL Y MONEDA DE USO ESPECIAL
La moneda cumple, siguiendo a Jevons (1875) cuatro funciones: (1) medida
de valor, (2) medio de cambio, (3) medio de atesoramiento y (4) estndar o
patrn de valor. La redundancia entre la primera y la cuarta funcin llev a
Polanyi (1957) a hablar solamente de tres con algn cambio adicional: medio
de intercambio, medio de pago y patrn de valor. Otro autores han fjado las
funciones en patron de valor, medio de cambio y medio de atesoramiento
(Burstein, 1963, citado por Codere, 1968). En cualquier caso, parece claro
que la moneda de la que habla Jevons es la moneda utilizada por el
capitalismo para reproducirse, introduciendo la equivalencia entre todas las
cosas, esto es, mercantilizando la tierra, el trabajo, la naturaleza y los
bienes en general.
Karl Polanyi introduce una distincin importante: moneda de uso especial y
moneda de uso general. Aunque la distincin es difusa en ocasiones, permite
identifcar objetos monetarios y se corresponde con la existencia de esferas
diferentes de intercambio en la sociedades tradicionales y primitivas.
As, podemos encontrar ejemplo de moneda primitiva de uso general, como el
caso de las conchas cauris que hemos estudiado en el apartado anterior o las
conchas utilizadas por los Indios de California, y moneda primitiva de uso
206
especial, como los complicados sistemas monetarios de las Islas Palaos, Yap,
Rossel o, incluso, las barras de sal entre los baruya.
No tiene por qu existir necesariamente una correspondencia entre objetos
monetarios que conservan su valor de uso con moneda de uso especial, o
viceversa, objetos monetarios con valor simblico y moneda de uso general,
como pudiera pensarse. Ejemplos que podran indicar esta asociacin
podran ser la sal de los baruya y las conchas cauris. En el caso de la sal
baruya, con valor de uso, se utiliza como patrn de valor y medio de pago en
las transacciones exteriores de la tribu, pero no se puede acumular, con lo
que disponemos de una moneda de uso especial con dos funciones. Las
conchas cauris, con valor simblico y sin valor de uso (excepto como adornos)
fueron sin duda utilizadas como moneda de uso general en todo tipo de
intercambios. Pero tambin podemos encontrar ejemplos que apuntan en la
direccin contraria: objetos monetarios que conservan su valor de uso, como
las mantas de algodn adquiridas por los kwakiutl y que fueron utilizadas
como moneda de uso general, y las varillas de latn de los tiv de Nigeria,
utilizadas solamente en la esfera de prestigio y, por tanto, de uso especial.
En este punto es interesante recordar la propuesta de Dalton (1965) de que
la moneda primitiva no es ms que un signo superfcial de cunto difere
una sociedad de otra y que analizar la diversidad de monedas en s misma
nos puede hacer perder de vista la misma diversidad de los sistemas
socioeconmicos y culturales de los cules forman parte. Evidentemente,
una sociedad que disponga de monedas de uso general tendr un nivel de
mercantilizacin mucho mayor que otra que slo disponga de monedas de
uso especial, lo cual indica la existencia de esferas separadas de
intercambio, un indicador de la existencia de instituciones precapitalistas.
207
La distincin de las funciones de la moneda es til tambin entender
ejemplos tomados de Grecia y Egipto (Grierson, 1978:10). Por ejemplo,
[...] en la sociedad homrica el estndar de valor era el buey. Cuando
Diomedes y Glauco intercambiaron dones preciosos, el poeta comenta la
locura de Galuco al dar una armadura de oro valorada en cien bueyes por una
armadura de bronce valorada en slo nueve. En la competicin de tiro al arco
entre Ulises y Ajax en el funeral de Patroclo, el premio del ganador era un
trpode de bronce valorado en 12 bueyes, mientras el perdedor obtendra un
esclavo entrenado en muchas artes valorado en cuatro. Aqu el buey es
caramente la medida de valor ... En los pagos efectivos el ganado era
reemplazado por oro (es probable que el talento equivaliese originariamente a
un buey) o en bienes reconocidos por el mismo valor.
[...] El Egipto Farnico no tena moneda y usaba el metal al peso como
estndar de valor. Los pagos efectivos, sin embargo, eran hechos en bienes.
Dos contratos tpicos mostrarn como poda hacerse sto. En el quinceavo ao
de Ramss II (circa 1275 a.C.) un mercader ofreci a la noble egipcia Erenofre
una esclava siria cuyo precio, sin duda despus del regateo, fue fjada en 4
deben 1 kite (alrededor de 373 gr.) de plata. Erenofre hizo una seleccin de
vestidos y mantas de valor 2 deben 2 1/3 kite los detalles se mantienen fuera
del documento- y entonces pidi prestados una miscelnea de objetos de sus
vecinos barcos de bronce, un pote de miel, diez camisetas, 10 deben de cobre
hasta que se alcanz el precio convenido.
Este fenmeno (contina Grierson) de divergencia entre el estndar de valor
y el medio de pago, es muy comn en la historia como consecuencia de la
escasez de moneda acuada. Polanyi (1975:175) concluye lo siguiente:
208
En la Babilonia de Hammurabi, la cebada era el medio de pago; la plata era el
estndar universal; en el intercambio, del que haba muy poco, se utilizaban
ambos junto al aceite, la madera y otros alimentos bsicos. Resulta visible por
qu los usos del dinero --como las actividades comerciales-- pueden alcanzar
un nivel de desarrollo casi ilimitado, no slo fuera de las economas
dominadas por el mercado, sino incluso en la misma ausencia de mercado.
LA MONEDA PRIMITIVA Y LA ECONOMA DE PRESTIGIO
Parece claro que la moneda primitiva suele tener simultneamente menos
funciones por una parte que la moneda acuada de uso corriente en la
sociedad de mercado y ms dimensiones institucionales por otra. En el caso
de la moneda de la Isla Rossel, una moneda de uso especial a pesar de su
barroca complejidad, hemos visto como las monedas fueron donadas
originalmente por un ser sobrenatural, y cmo algunos ejemplares
pertenecen ms a la esfera de lo sagrado y lo poltico que de lo econmico.
Este continuum es explicado por Godelier (1988:149) en los siguientes
trminos: existen tres clases de objetos, los sagrados, los preciosos y los
comunes. Las tres clases forman parte del mismo complejo cultural y se
necesitan mutuamente. Los objetos sagrados son inalienables, no circulan y
son precisos como punto de anclaje simblico e institucional.
La segunda clase de objetos, los objetos preciosos, son los que circulan y por
cuya posesin se desata la lucha en el seno de la sociedad. A estos objetos se
accede mediante el don entre personas, as como los primeros fueron
donados originalmente por los dioses. El don teje una red de relaciones y
obligaciones mutuas que mantienen vivo el entramado institucional. Esta
segunda clase se dona al tiempo que se conserva (Weiner, 1992), pues son de
209
hecho inalienables, es decir, circulan los objetos pero siguen conectados a sus
poseedores originales. Este carcter ceremonial les permite ser equivalentes
de personas, matrimonios o cargos, as como de compensaciones por deudas
de sangre.
La tercera clase, los objetos comunes, son los que se intercambian o
enajenan, los que entran en el comercio.
Desde esta perspectiva, las monedas primitivas recogen todo ese complejo
cultural e institucional. Godelier (1998:236) ilustra esta cuestin con la
moneda de concha de Nueva Caledonia.
(Esas conchas) son sustitutos de las personas, entran en las dotes y sirven
para compensar el fallecimiento de los guerreros muertos en combate y para
sellar acuerdos de paz. Se emplean igualmente como moneda con ocasin de
otros intercambios de carcter ms profano. Y, siendo divisibles, extraen sin
embargo su fuerza de un objeto sagrado indivisible, una especie de cesto al
que las enganchan.
Las monedas se conservan en un cesto sagrado, en una obra de cestera en la
cual se depositan tras haberlas engarzado a un gancho que se denomina
cabeza del antepasado. Divisibles y alienables, se supone que reciben de esa
cabeza de antepasado un poder de vida, una fuerza que se desliza en ellas por
el lazo que las une al gancho. El conjunto cesto-gancho-monedas de concha se
presenta en cierto modo como una sntesis material de todos nuestros
anlisis. Los jefes de los clanes conservan los cestos y los ganchos como
tesoros que se consideran sagrados e inalienables. Por su parte, las monedas
circulan en los intercambios de dones o en los intercambios mercantiles; son
alienables y de hecho se alienan. Sin embargo, el cesto y su gancho no
210
circulan jams y constituyen la fuente permanente de la presencia vital de los
antepasados, el punto fjo que permite que todo el resto circule.
El cesto y el gancho asumen pues la funcin de objeto sagrado, de fuente de
los intercambios, sustrada por su parte al intercambio. El intercambio puede
ser intercambio de dones o intercambio mercantil: las mismas brazas de
conchas funcionan en el primer caso como riquezas que se donan y, en el
segundo, como moneda, como medio de pago de servicios o mercancas. Por lo
tanto, el mismo tipo de objeto asume dos funciones distintas, puesto que entra
en dos campos distintos de relaciones sociales. En todas esas sociedades, y
ste es un aspecto importante, los intercambios mercantiles y los
intercambios de dones existen y coexisten como dos modos de intercambio y
dos dominios de la prctica social que se mantienen, consciente y
voluntariamente, diferenciados y separados, aun cuando el mismo tipo de
objeto circule en uno y en otro dominio y de un dominio a otro.
La propuesta de Godelier es interesante porque, efectivamente, permite
explicar el continuum religioso, poltico y econmico que observamos en
algunas monedas primitivas, especialmente en la Melanesia.
Sahlins (Sahlins, 1977:148), el segundo autor que analizaremos, es rotundo
en su asociacin de moneda primitiva y sociedad tribal:
Por comparacin con las bandas, las tribus segmentarias manifestan un
aumento, mayor o menor, segn las circunstancias, en la proporcin entre el
intercambio equilibrado y el generalizado. En la trayectoria de esta evolucin,
tal vez su expresin ms completa sea la paricin del "dinero primitivo" en
determinadas regiones tribales, como las conchas-moneda de Melanesia y la
California aborigen. Funcionando como patrones consuetudinarios de
equivalencia y medios de cambio, estas "monedas" refejan, a la par que
facilitan, un slido trfco equilibrado. No todas la tribus segmentarias tienen
211
dinero, pero las que lo poseen son tribus tpicamente segmentarias. El dinero
primitivo es raro o inexistente en las economas de enlace menos desarrollado.
Y tambin en los cacicatos ms evolucionados, por mucho que esto vaya en
contra de nuestras ideas sobre progreso econmico.
Para Sahlins, esta moneda facilita y expresa un trfco institucionalizado
con otras tribus, acompaando matrimonios, deudas de sangre o mercancas.
Permite e incentiva, adems, la lucha por el prestigio en el interior de la
sociedad, lo cual redunda de una redistribucin de la riqueza y un acicate
para la produccin.
La propuesta de Sahlins es interesante porque asocia la moneda primitiva
con sociedades tribales, agricultores primitivos bsicamente, y con otras
instituciones como son los grandes hombres o las ceremonias competitivas
de reparticin de bienes que hemos llamado economa de prestigio.
La tercera propuesta terica que analizaremos aqu es la de Mary Douglas
(1967) sobre la moneda primitiva como un caso de cupones primitivos. La
idea es poderosa: la moneda primitiva, especialmente en sus casos de
circulacin especial en la esfera de prestigio, ms que para circular sirve
para controlar. Dado que los ejemplares se correlacionan con posiciones
sociales o cargos religiosos, la competencia desatada por estos objetos
constituye de hecho una regulacin del acceso a un nmero predeterminado
de posiciones sociales de prestigio. En este sentido, estos ejemplares no
sirven para comprar, sino para disponer de las posiciones asociadas, al
estilo de los cupones o ttulos que han acceso a una porcin regulada de
bienes. De nuevo, pensando en casos etnogrfcos podemos ver como las
varillas de latn de los tiv, o los ejemplares ms valiosos de las Islas Palau,
Yap o Rossel se ajustan a esta perspectiva.
212
La propuesta de Mary Douglas es coherente, adems, con el carcter
inalterable de las series de monedas. Recordemos que estas monedas no se
pueden fabricar, o bien proceden de sitios lejanos a travs de viajes azarosos,
como el caso de los rai de las islas Yap. Incluso si algunos ejemplares se
pierden o rompen, no se pueden reemplazar. En el caso de las conchas
cauris, una moneda de uso general, esta funcin ceremonial y de cupn no
estaba presente. La produccin, aunque controlada durante muchos siglos,
era continua, hasta la introduccin de su competidora de Zanzbar. En
defnitiva, este control del inventario de monedas acta como el equivalente
de los escaos de un hemiciclo, regulando el acceso a las posiciones sociales
disponibles.
Las tres contribuciones son de hecho compatibles y nos ayudan a entender
mejor el papel de la moneda primitiva en las sociedades tribales.
UNA CLASIFICACIN DE LA MONEDA PRIMITIVA
Podemos resumir lo dicho hasta aqu sobre la moneda primitiva en los
siguientes trminos:
1.La variedad de objetos monetarios utilizada por la especie humana es
extraordinaria. Estos objetos pueden dividirse a grandes rasgos entre
objetos monetarios que conservan su valor de uso y objetos monetarios
con valor simblico o convencional.
2.En cada clase de objetos es posible distinguir usos generales o
especiales, dependiendo de cada caso. As, podemos encontrarnos con
objetos monetarios que conservan su valor de uso como sal, mantas, t
o cigarrillos y ser utilizados como moneda de uso general y viceversa,
213
podemos encontrar objetos monetarios de valor convencional de uso
restringido o especial, como las varillas de latn tiv o las clases de
conchas que acompaan los matrimonios.
3.Los objetos monetarios sirven para una variedad de propsitos o
funciones, incluida la moneda acuada o los billetes de curso legal y
sus sustitutos electrnicos: medio de cambio, patrn de valor, medio
de atesoramiento. Estos objetos pueden combinarse entre s, de forma
que el cmputo se realice en bueyes y el pago en metales, dependiendo
igualmente de cada caso.
4.Llamamos monedas primitivas a objetos monetarios de valor
convencional dispuestos en algn sistema de equivalencias. Estas
monedas estn asociadas en muchos casos a sociedades tribales y
comparten las siguientes caractersticas:
Se trata de un sistema de lotes de objetos fjos, ms o menos
inalterables, de origen sagrado.
El sistema suele disponer de tres clases de objetos: los objetos
sagrados, que no circulan y constituyen la fundacin de la
misma sociedad; los objetos preciosos que acompaan la
renovacin del edifcio social (matrimonios, cargos, pagos
ceremoniales, funerales) y a los que se puede acceder bien
mediante el don, bien mediante el concurso de especialistas y
los objetos comunes, que ayudan al intercambio de los bienes de
subsistencia.
Regulan el acceso a los cargos disponibles o a los bienes. As, la
circulacin de las piezas equivale en general a la circulacin o
214
de los bienes (un cocotero o una canoa, para los cuales es
necesario disponer de una pieza de un determinado valor).
No todos los objetos preciosos son objetos monetarios, aunque stos ltimos
puedan serlo en ocasiones. Hemos reservado el uso del trmino objeto
monetario a aquellos objetos que son utilizados como medio de cambio o
forman parte de un sistema de equivalencias. As, los objetos preciosos que
circulan en el kula, o las faldas ceremoniales que se reparten en los sagalis
de las Tobriand son objetos de prestigio pero no objetos monetarios.
Por ltimo, recogeremos al original aportacin de Codere (1968) para una
clasifcacin general de los objetos monetarios.
Codere retoma la propuesta de Polanyi (1966:1974) de considerar la moneda
como un sistema simblico, como un lenguaje que facilita la interaccin
social. Para ello propone construir una tipologa general de la moneda que
va desde un nivel de abstraccin ms bajo hasta al nivel de abstraccin
superior. As tendramos un primer sistema en el que un bien slo puede ser
obtenido con un objeto monetario determinado. Un segundo sistema en el
que cantidades determinadas de objetos monetarios permiten obtener
cantidades equivalentes de bienes. Un tercer sistema, en el que es posible
introducir fracciones y un cuarto en el que se introduce la escritura y, por
tanto, se realiza plenamente la potencialidad del sistema: registros,
cmputos, crditos, etc. Veamos cada uno de ellos.
1.Sistema M. Este sistema exige que un bien slo puede ser obtenido
por un objeto determinado, singular y sin equivalentes. Codere pone
el ejemplo de los ejemplares superiores ndap de la isla Rossel, de
forma que una esposa o un cocotero exigen de piezas determinadas.
215
Tambin pone el ejemplo de las conchas que circulan en el kula. Es
posible, en algunos casos, ampliar brevemente la lista de bienes, de
forma que un objeto singular permita obtener o acceder a un
inventario limitado de bienes equivalentes.
2.Sistema MN. Este sistema ya incluye las clases de objetos monetarios
equivalentes, de forma que dos unidades de un objeto corresponden a
dos unidades de un bien. Este sistema representa un nivel de
abstraccin superior al anterior. Pone como ejemplo las varillas tiv o
las conchas de dentalio yurok.
3.Sistema MNA. Este sistema incluye fracciones, de manera que no slo
es posible intercambiar cantidades equivalentes de objetos y bienes,
sino que los mismo objetos se pueden fraccionar para adaptarse a las
fracciones de los bienes. Los ejemplos que pone son las mantas de los
kwakiutl en el perodo posterior a 1840 y las conchas cauris.
4.Sistema MNAW. Este sistema es el que incluye la escritura y, permite
por tanto, el desarrollo de las fnanzas y el sistema bancario, ya sea
en sociedades capitalistas o precapitalistas.
La propuesta de Codere es muy sugestiva, sobre todo porque incluye desde el
kula hasta el dlar. Sin embargo, pensamos que no ayuda a entender la
naturaleza de los objetos monetarios tal como los hemos descrito aqu.
En primer lugar, como ya hemos dicho, incluir todo lo que circula como un
objeto monetario nos parece ampliar demasiado el campo de estudio. Al
menos es necesario conservar el criterio de que los objetos monetarios tienen
que servir para facilitar los intercambios o tienen que formar parte de
216
sistemas de equivalencias. Algunos ejemplares de algunos sistemas no
circulan, pero forman parte del sistema de cmputo o patrn de valor.
En segundo lugar, el sistema de clasifcacin propuesto por Codere permite
colocar objetos monetarios simultneamente en diferentes categoras, por lo
que no alcanza su propsito. Las barras de sal baruya pueden clasifcarse
sin problemas como MN y MNA, o la moneda de la Isla Rossel puede
recorrer todo el espectro, excepto el de la escritura. Qu sentido tiene
clasifcar en apartados separados objetos que pertenecen a un mismo
sistema monetario, cultural y etnogrfcamente localizado? Es precisamente
ese fenmeno el que queremos explicar.
No obstante estas objeciones, el intento de Codere nos ayuda a entender que
los objetos monetarios no siguen un patrn evolutivo de menor a mayor
complejidad y que estos objetos son expresin de los sistemas socioculturales
de los que forman parte.
217
CAPTULO IX . CONSUMO
No ha sido hasta fecha reciente que el consumo se ha constituido como un
campo especfco de investigacin. Daniel Miller (1995) pronostica que el
consumo transformar la antropologa como disciplina y que ste pasar a
ocupar el lugar central que histricamente ha ocupado el parentesco. Al
margen del optimismo de Miller, lo cierto es que el consumo ha sido
considerado hasta hace poco un simple epifenmeno de la produccin desde
la perspectiva marxista o un equivalente a la demanda desde la teora
neoclsica (Narotzky 1997:100). Las recientes contribuciones llaman
naturalmente la atencin sobre el hecho que los bienes comunican, que el
consumo es un fenmeno social y que estos factores deben estudiarse desde
la perspectiva de una antropologa del consumo. Por otra parte, el consumo
debe situarse tambin dentro del proceso econmico y atender a su
organizacin de la misma forma que la organizacin de la produccin o de la
distribucin, procesos que tanta atencin han recibido histricamente. En
este captulo estudiaremos estas dos cuestiones: el consumo como proceso
social y el lugar del consumo en el proceso econmico.
EL CONSUMO COMO PROCESO SOCIAL
La crtica de Mary Douglas y Baron Isherwood (1979) a la postura
neoclsica es bien conocida en antropologa econmica: el consumo es un
proceso social que no puede reducirse a un agregado de individuos. En la
teora marginalista clsica, el consumo se interpreta como produccin
negativa, esto es, como la destruccin de las utilidades producidas:
218
[] consumption may be regarded as negative production. Just as man can
produce only utilities, so he can consume nothing more as his production
of material products is really nothing more than a rearrangement of matter
which gives it new utilities; so his consumption of them is nothing more than
a disarrangement of matter, which lessens or destroys its utilities (Marsall,
1964:22, cit. en Narotzky 1997:103).
El consumo fnaliza de esta forma el proceso econmico en sentido estricto,
esto es, lo elimina. Una vez adquiridos los bienes en el mercado, el consumo
desaparece de la esfera econmica.
Sin embargo, esta perspectiva deja sin resolver importantes cuestiones. El
consumo no es instantneo e individual sino que constituye un proceso
organizado y se produce en determinados contextos sociales. Reservamos
esta cuestin para el apartado siguiente. Nos ocupamos a continuacin de la
distincin entre bienes y objetos de lujo por una parte y la cuestin del
ahorro.
El concepto necesidad y su gradacin, algo asumido como natural y
axiomtico por la economa neoclsica y cuya satisfaccin es el objetivo del
proceso econmico, es algo que dista mucho de estar claro (Cf. Sempere,
1992). Cmo diferenciar entre bienes necesarios y bienes lujosos sin
atender a variables culturales o de clase social? Adam Smith (1776, Cap. II)
lo plantea en los siguientes trminos:
By necessaries I understand not only the kind of commodities which are
indispensably necessary for the support of life, but whatever the custom of the
country renders it indecent for creditable people, even of the lowest order, to
be without. . . . Under necessaries, therefore, I comprehend not only those
things which nature, but those things which the established rules of decency
219
have rendered necessary to the lowest rank of people. All other things I call
luxuries; without meaning by this appellation to throw the smallest degree of
reproach upon the temperate use of them. Beer and ale, for example, in Great
Britain, and wine, even in the wine countries, I call luxuries. A man of any
rank may, without any reproach, abstain totally from tasting such liquors.
Nature does not render them necessary for the support of life, and custom
nowhere renders it indecent to live without them.
Es pues, necesario atender a la satisfaccin no slo de las necesidades
fsiolgicas (hambre, sed, abrigo) sino a los estndares mnimos que
establece cada sociedad para diferenciar entre bienes necesarios y bienes
lujosos. Superados estos estndares, si un hombre puede mantener su
posicin renunciando a un bien, entonces este bien constituira un lujo.
Desde una perspectiva propiamente marginalista los bienes lujosos se
diferencian de los necesarios en funcin del grado de elasticidad de su
demanda en relacin a un aumento del precio. As, los bienes necesarios
presentan una elasticidad por debajo de la unidad mientras que los lujosos
lo haran por encima. Esto signifca tambin que a medida que aumentan los
ingresos la demanda de bienes de primera necesidad crecera
proporcionalmente por debajo de la demanda de objetos de lujo. Sin
embargo, esto no explica porqu unos bienes pasan de ser lujosos a
considerados como necesarios. El estudio de Mintz (1985) sobre la
introduccin del azcar en los hbitos alimentarios de la clase trabajadora
en Inglaterra nos informa de los condicionantes histricos del consumo, de
los gustos y de la cocina (Cf. tambin Goody, 1982). El azcar, asociado a la
lite inglesa se populariz hasta el extremo de sustituir otros consumos
asociados a la clase obrera, como la cerveza y el pan hechos en casa. Este
220
proceso se explica tanto por los intereses de los importadores de este
producto sobre la base de mano de obra esclava como por los intereses de los
capitalistas ingleses en introducir bebidas reconstituyentes (t y azcar) en
el proceso productivo en lugar de comidas.
Otro aspecto relacionado con el consumo es el ahorro, esto es, el consumo
diferido. Por qu la gente ahorra? Douglas y Isherwood ha mostrado las
difcultades de los economistas para explicar este fenmeno. Keynes plantea
el ahorro como una respuesta psicolgica universal que lleva a no gastar en
la misma proporcin que aumentan los ingresos. Sin embargo, aducen los
autores, en el siglo XIX aumentaron los ingresos y no aument el ahorro.
Friedman, por su parte, afrma que la eleccin entre consumo y ahorro se
realiza de una forma perfectamente racional. Un objetivo racional del
consumidor es igualar su consumo a lo largo de la vida. Por lo tanto, el
ahorro est destinado a compensar posibles decrementos de los ingresos del
futuro. El ahorro es prudente y la prudencia es racional. Un tercer autor,
Duesenberry, introduce la variable social: los individuos consumen en
funcin de la subcultura en la que estn inscritos y ahorran en funcin de
sus ingresos. As, un individuo con ingresos altos podr atender a su gasto
social y ahorrar al mismo tiempo, mientras que un individuo con ingresos
menores no podr hacerlo, pues, una vez descontada la renta gastada por la
presin del grupo, no le queda renta disponible para ahorrar. Es pues
necesario abandonar el individualismo metodolgico para dar cuenta de
fenmenos econmicos como el ahorro.
Los bienes, continan nuestros autores, no slo sirven para satisfacer
necesidades individuales, se defnan como se defnan, presentes o futuras,
sino tambin necesidades de comunicacin. Cabe recordar en este punto el
221
debate sobre regalos y mercancas (gifts commodities) popularizado por
Appadurai en su introduccin a The Social Life of Things (1986). Los objetos
de lujo son signos encarnados y disponen de las siguientes caractersticas:
[...] (1) restriction, either by price or by law, to elites; (2) complexity of
acquisition, which may or may not be a functions real of "scarcity"; (3)
semiotic virtuosity, that is, the capacity to signal fairly complex social
messages (as do pepper in cuisine, silk in dress, jewels in adornment, and
relics in worship); (4) specialized knowledge as a prerequisite for their
"appropriate" consumption, that is, regulation by fashion; and (5) a high
degree of linkage of their consumption to body, person, and personality" (pg.
38)
As, el acceso a los objetos de lujos est restringido socialmente, son parte
constitutiva de la personalidad, precisan de un conocimiento especializado
para consumirlos en la forma apropiada y disponen de una dimensin
simblica. En la misma lnea (Miller, 1995), los bienes permiten a los
individuos, adems de comunicar mensajes, construir su propia identidad.
Sin negar la dimensin simblica del consumo o la importancia de la
comensalidad, por ejemplo, nuestra perspectiva sobre el tema es que el
consumo de masas obedece principalmente a la lgica del sistema
capitalista, el cual busca no solamente reproducirse a la tasa ms alta
posible sino que busca constantemente en la cultura los medios para llevarlo
a cabo, ya sea en la forma de turismo o en la forma de objetos de prestigio en
el pasado. En este sentido, el capitalismo crea su propia demanda de bienes
(Galbraith, 1967) a travs de los medios que controla y que son el marketing
y la demanda estatal. Los consumidores son soberanos en el plano ideolgico
solamente. Las empresas multinacionales se aseguran una demanda
222
adecuada mediante el formidable desarrollo de una maquinaria de
manipulacin constantemente perfeccionada por la investigacin de
mercados. Esta manipulacin hace que la gente desee consumir lo que se le
ofrece. Qu sera del sistema econmico que estamos describiendo si
llegados a un punto determinado las personas decidiesen dejar de trabajar
(y por tanto de consumir)? Este punto de la crisis de consumo es
precisamente el desarrollado por Rifkin en El fn de trabajo que tuvimos
oportunidad de estudiar en el captulo IV, una crisis de consumo forzada por
la falta de trabajo, o por Inglehart (1977, 1990), segn el cual en las
sociedades avanzadas se est desarrollando una nueva clase de
consumidores post-materialistas que reducen su consumo y que pueden
poner en peligro el sistema capitalista. Por supuesto, el sistema buscar las
formas de evitarlo.
Se supone, contina Galbraith, que el consumidor expresa sus gustos en el
mercado a partir de sus necesidades y estas elecciones informan a los
productores de sus preferencias y permiten el ajuste de la oferta. Si los
ofertantes se ajustan, ganan; si ignoran al consumidor pierden. Pero la
realidad es que el consumidor est subordinado a los intereses de la
organizacin y de su aparato de marketing. Proclamar que el consumidor es
el rey es un efcaz mecanismo de legitimacin de la manipulacin. El
ciudadano de hoy ha estado educado principalmente para comprar.
Si alguien tiene alguna duda del sentido de la infuencia en el proceso de
consumo le remitimos a la tesis de la Mcdonalizacin de la sociedad de
Ritzer que presentamos tambin en el captulo IV: un sistema organizativo
ha provocado un cambio en los hbitos de consumo de cientos de millones de
personas que, por lo visto, no ha hecho ms que empezar.
223
En segundo lugar, a la pregunta de porqu se preferen unos bienes en
particular, la respuesta es que el consumo de masas est orientado a
convertir en objetos cotidianos los objetos atribuidos histricamente a las
clases altas (Bell, 1977). Los blasones supuestamente histricos que
aparecen en objetos de todo tipo, las vajillas y cuberteras presentes en todas
las casas de clase baja, la ropa y el calzado, en fn, todos los bienes de
consumo nos informan de la clase social a la que pertenecen sus
propietarios, como veremos ms adelante.
El capitalismo no ha estado asociado siempre con consumo ostensible. De
hecho, Weber muestra en su libro La tica protestante y el espritu del
capitalismo (1904-1905) como la moral del hombre de negocios calvinista,
era la del trabajo y la austeridad. Una vida sencilla que contrastaba con la
acumulacin. Pronto, por las necesidades del capitalismo, la austeridad
protestante dej paso al consumo de masas. Este consumo se produce
mediante el proceso de emulacin descrito por Veblen y que presentaremos a
continuacin. Creemos que tiene razn Mary Douglas cuando reclama que la
antropologa tiene algo que decir en procesos econmicos que dicen basarse
en la envidia.
EL CONSUMO OSTENSIBLE
Thorstein Veblen (1857-1929), admirador de Morgan y Marx y principal
exponente del institucionalismo, intenta explicar en La teora de la clase
ociosa (1899) las condiciones histricas que posibilitaron el nacimiento y
mantenimiento de una "clase ociosa". Desde una perspectiva evolucionista,
Veblen supone la existencia de una etapa pacfca (idlica) y una
subsiguiente etapa caracterizada por la lucha. El guerrero, sus trofeos,
224
animan la emulacin. "Honor" quiere decir reconocimiento de agresin
exitosa, de bienes arrebatados con violencia. Se instala una disposicin
mental que hace de la lucha la institucin dominante. Para que se desarrolle
esta etapa depredadora es necesaria una evolucin de la tcnica y la
aparicin de las armas.
En el proceso de evolucin cultural, la aparicin de una clase ociosa coincide
con el comienzo de la propiedad. En primer lugar, se dio la propiedad de la
mujer por el hombre. En principio la propiedad del botn era del grupo, slo
ms tarde se diferencia la propiedad del individuo. A medida que las
posibilidades de obtener el trofeo mediante proezas agresivas y la actividad
industrial va desplazando, en la vida cotidiana y en los hbitos mentales, a
la actividad depredadora, la propiedad acumulada reemplaza cada vez en
mayor grado los trofeos como exponente de prepotencia y xito. Los
individuos que no llegan a alcanzar el grado normal de riqueza son
despreciados por sus congneres y por s mismos pues el autorespeto, razona
Veblen, surge del respeto de los dems. El individuo necesita para su
tranquilidad mental poseer una parte de bienes tan grande como la porcin
que tienen los otros con lo que est acostumbrado a clasifcarse. Si tiene ms
este nivel se convierte en punto de partida para una clasifcacin superior,
un nuevo nivel de sufciencia. Veblen llama a este proceso emulacin.
Para ganar y conservar la estima de los hombres no basta con poseer
riqueza y poder. La riqueza o el poder tienen que ser puestos de manifesto,
por la estima slo se otorga ante su evidencia. El ocio vivido y no mostrado
ha de hacerse ostensible. Una de las mejores manera es la existencia de
modales sofsticados. Otra manera es disponer de una o ms personas que
exhiben un ocio vicario. El vestido permite la ostentacin por antonomasia
225
al ser visible y, al estar sujeto a las modas, la demostracin inequvoca que
el derroche es continuo. Si adems el vestido imposibilita la realizacin de
cualquier tarea til (cors, faldas estrechas, etc.) la evidencia es mayor.
Una alternativa al ocio ostensible es el consumo ostensible. El consumo
ostensible es preferible cuando la movilidad de la poblacin hace necesario
exhibir inequvocamente el estatus obtenido. El ocio ostensible y el consumo
ostensible son fenmenos histricos derivados de la aparicin y el
mantenimiento de una clase ociosa que se mantiene en el poder o que es
emulada. Estos fenmenos se fundamentan, no en la satisfaccin racional de
las necesidades infnitas sino en el principio psicolgico de la emulacin
(envidia?).
Un nivel de vida es un hbito. Variar el nivel de vida es romper el hbito. La
propensin a la emulacin es probablemente el ms fuerte, persistente y
alerta de los motivos econmicos propiamente dichos. Se ha de gastar lo que
establece el decoro de la clase a la que se pertenece para poder ser aceptado
por los dems y por uno mismo.
Veblen nos descubre la importancia de la emulacin de las clases superiores
para explicar el consumo en nuestra sociedad y la funcin del consumo
ostensible como marcadores de las diferencias sociales.
En el siguiente apartado presentaremos el trabajo de Pierre Bourdieu (1979)
en el que se relacionan los estilos de vida y el gusto con las diferentes clases
sociales. El consumo (y los gustos por tanto), estara fuertemente
infuenciado por la posicin social ocupada.
226
HABITUS, GUSTO Y DISTINCIN
A partir de una encuesta sobre estilos de vida realizada en Pars, Lille y una
pequea ciudad de provincias en 1963 sobre una muestra de 692 personas y
en 1967-1968 con una encuesta complementaria a 1.217 sujetos, Bourdieu
elabora una teora sobre la distincin. Su hiptesis bsica es que es posible
encontrar una correspondencia directa entre estilo de vida y clase social y
que esta correspondencia es una manifestacin del proceso de estructuracin
de las sociedades, a saber, la tensin entre campo y habitus. Mientras que
Bourdieu entiende por campo el conjunto de condiciones objetivas de
existencia, el habitus es un conjunto de disposiciones que orientan las
prcticas cotidianas, las percepciones, el sentido comn. Al situarse ms all
de la conciencia, naturalizan las posiciones existentes y las recrean. Veamos
con un poco ms de detalle el pensamiento de Bourdieu.
Bourdieu se defne como estructuralista constructivista (1987: 23 y ss.):
Por estructuralismo o estructuralista, quiero decir que existen en el mundo
social mismo, y no solamente en los sistemas simblicos, lenguaje, mito, etc.,
estructuras objetivas, independientes de la conciencia y de la voluntad de los
agentes, que son capaces de orientar o de coaccionar sus prcticas o sus
representaciones. Por constructivismo, quiero decir que hay una gnesis social
de una parte de los esquemas de percepcin, de pensamiento y de accin que
son constitutivos de los que llamo habitus, y por otra parte estructuras, y en
particular de los que llamo campos y grupos, especialmente de lo que se llama
generalmente las clases sociales
Esta propuesta intenta superar la tradicional contradiccin en las ciencias
sociales entre las posturas objetivistas y subjetivistas.
227
Por lo tanto las representaciones de los agentes varan segn su posicin (y
los intereses asociados) y segn su habitus, como sistema de esquemas de
percepcin y de apreciacin, como estructuras cognitivas y evaluativas que
adquieren a travs de la experiencia duradera de una posicin en el mundo
social. El habitus es a la vez un sistema de esquemas de produccin de
prcticas y un sistema de esquemas de percepcin y de apreciacin de las
prcticas. Y, en los dos casos, sus operaciones expresan la posicin social en la
cual se ha construido. En consecuencia, el habitus produce prcticas y
representaciones que estn disponibles para la clasifcacin, que estn
objetivamente diferenciadas; pero no son inmediatamente percibidas como
tales ms que por los agentes que poseen el cdigo, los esquemas
clasifcatorios necesarios para comprender su sentido social. As, el habitus
implica un sense of one's place pero tambin un sense of other's place. Por
ejemplo, decimos que una vestimenta, un mueble o un libro: "huele a
pequeoburgus" o "huele a intelectual". Cules son las condiciones sociales
de posibilidad de tal juicio? Primeramente eso supone que el gusto (o habitus)
en tanto sistema de esquemas de clasifcacin, es objetivamente referido, a
travs de los condicionamientos sociales que lo han producido, a una condicin
social: los agentes se clasifcan ellos mismos, se exponen ellos mismos a una
clasifcacin, al elegir, conforme a sus gustos, diferentes atributos,
vestimenta, alimentos, bebidas, deportes, amigos, que quedan bien juntos y
que les quedan bien, o ms exactamente, que convienen a su posicin. Con
ms exactitud: al elegir, en el espacio de los bienes y de los servicios
disponibles, los bienes que ocupan una posicin homloga en este espacio a la
posicin que ocupan en el espacio social. Lo que hace que nada clasifque ms
a alguien que sus clasifcaciones.
El gusto, por tanto, est socialmente determinado y se relaciona con el
sistema de posiciones sociales existente. Bourdieu realiza una clasifcacin
228
de los datos recogidos en la encuesta de estilos de vida en base al capital
econmico y el capital cultural. El capital econmico permite identifcar una
dimensin: capital econmico + y capital econmico --. Dado que el nivel de
ingresos es el principal indicador de la clase social ste es obligado.
La segunda dimensin est constituida por el capital cultural. Este capital
es adquirido por la socializacin en el seno de una clase social, con una
diferencia: las clases sociales elevadas aprenden adems cmo usarlo. El
capital cultural se opone al capital escolar, es decir, al capital aprendido en
las instituciones educativas. Con estas dos dimensiones es posible construir
un espacio en el cual colocar las posiciones sociales y los estilos de vida,
defnidos stos a partir de la alimentacin, de los gustos, de la manera de
recibir a los invitados o el mobiliario. En el siguiente cuadro pueden verse al
lado de posiciones sociales objetos defnitorios de estilos de vida. As, el
ftbol est asociado con clases bajas (peones) y capital cultural bajo y la
pera sera su reverso.
229
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1 u a d r o s s e c t o r - r i v a d o
I n d u s t r i a l e s
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G o y a B u u e l
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T u r i s m o e n
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R e n a u l t 1 6
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T e l e % i s i " n
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Ilustracin 14. Estilos de vida y clases sociales (adaptacin de Bourdieu, 1979:124)
La propuesta de Bourdieu proporciona base emprica a la determinacin
social del consumo.
Hasta aqu el examen del consumo como proceso social. Veamos a
continuacin el lugar del consumo en el proceso econmico.
230
EL LUGAR DEL CONSUMO EN EL PROCESO ECONMICO
Marx distingue entre consumo productivo y consumo individual. El consumo
productivo es aqul que se realiza para producir otros bienes; el consumo
individual es el que permite la reproduccin de la fuerza de trabajo.
The workers productive consumption and his individual consumption are
therefore totally distinct In the latter, he belongs to himself, and performs
his necessary vital functions outside the production process The fact that
the worker performs acts of individual consumption in his own interest, and
not to please the capitalist, is something entirely irrelevant to the matter (of
social reproduction of labour power) the capitalist may safely leave this to
the workers drive for self-reservation and propagation. (Cit. en Fine y
Leopold, 1993:259)
As, el consumo productivo y el consumo individual pertenecen a dos rdenes
diferentes aunque ste ltimo sea necesario para la reproduccin de la
fuerza de trabajo.
Fine y Leopold (1993) proponen revisar la separacin entre la esfera de la
produccin, de creacin y apropiacin del valor de cambio y la esfera del
consumo, del valor de uso. A travs de su propuesta de los medios de
aprovisionamiento proponen estudiar las formas en las que las mercancas
y los servicios llegan al consumidor. El consumo no es slo el uso de
mercancas. El consumo incluye todos las utilidades obtenidas a partir del
mercado, de la autoproduccin o de los servicios del Estado, los cuales
proveen en algunos pases de transporte, educacin y cuidados mdicos,
entre otros importantes servicios. Todos estos elementos deben ser tenidos
en cuenta a la hora de contabilizar el consumo de un individuo. Las
231
mercancas y los servicios no estn, adems, aleatoriamente distribuidas,
sino que se agrupan en paquetes que se corresponden con medios de
aprovisionamiento que pueden ser explicados a partir de las relaciones de
produccin y la estructura poltica. Veamos algunos ejemplos.
Los sistemas de alarmas de las casas particulares, por ejemplo, slo pueden
ser entendidos si atendemos a la existencia de una demanda estatal en
sistemas de vigilancia militar que fnanci el desarrollo de esta tecnologa y
al cambio de locus del consumo, que pas del Estado a la esfera domstica.
Estos sistemas han sido transformados en mercancas aptas para el
consumo privado, favoreciendo largos perodos fuera del lugar a causa del
trabajo o del transporte. Paralelamente, ha sido necesario formar al
consumidor para que pueda entender las ventajas de los dispositivos y
comparar unos con otros. Esta formacin ha llevado a la dependencia de una
serie de consultores en seguridad que hacen posible el funcionamiento de
estos dispositivos.
De la misma forma, el crecimiento del video domstico, de las comidas
preparadas y del micro-ondas slo puede entenderse a partir de la creciente
incorporacin de la mujer en el mercado de trabajo.
Pero es en el segmento de mercado de Hgalo Usted mismo donde esta
interdependencia se muestra de forma ms ntida. La realizacin de un
conjunto de actividades de autoproduccin slo es posible a partir del
desarrollo de mquinas e insumos preparados para poder ser utilizadas por
los propios consumidores. Maderas listas para ser ensambladas, mquinas
universales con todo tipo de complementos, tornillos que llevan listo su taco,
instrucciones de uso y mantenimiento, son el producto de una organizacin
de la produccin destinada a incorporar al consumidor en el proceso de
232
creacin de la utilidad. Al igual que en el caso de las alarmas, ha sido
necesario invertir en la formacin de consumidores con las habilidades
necesarias para adquirir este tipo de productos, o, por lo menos, en la
creacin de la ilusin de que stas se disponen. Sin duda, el traspaso a los
consumidores de parte del proceso de produccin representa un ahorro
objetivo del trabajo necesario. Se convence a los consumidores que completen
el proceso aadiendo su propio trabajo, no slo por el que no reciben nada,
sino por el que pagan.
Los ejemplos podran multiplicarse. En defnitiva, la propuesta de Fine y
Leopold es que los procesos de consumo no tienen lugar de forma separada
sino que forman parte integral de las relaciones de dominacin existentes.
Analicemos a continuacin el consumo desde la perspectiva de la unidad
domstica. En su interior tambin existen relaciones de dominacin que
podemos analizar a travs de los procesos de consumo.
Susana Narotzky (1997) seala que la unidad domstica presenta relaciones
de dominacin determinadas por el lugar ocupado en las relaciones de
consumo. El trabajo necesario para consumir los alimentos, por ejemplo, el
cuidado de los nios y de las personas mayores, la limpieza y el
aprovisionamiento y administracin (no el control), son actividades
categorizadas de no productivas. As, ocupar un rol vinculado con el
consumo y la reproduccin implica una situarse en una situacin de
dominacin, marcada por una falta de control de los recursos (herencia,
ingresos, gestin). Este trabajo, a diferencia del trabajo productivo, no se
acumula sino que efectivamente se destruye en el proceso de consumo.
233
Pahl (1984), a travs de su estudio de la isla de Sheppey ha mostrado cmo
las diferentes unidades domsticas reorganizaban su actividades para
compensar la prdida de ingresos provenientes de empleos en el mercado.
Esta reorganizacin permite aumentar las actividades de autoproduccin de
servicios, diversifcar las fuentes de obtencin de ingresos, formales e
informales y mantener en defnitiva su nivel de vida. Paradjicamente, las
familias con mayores ingresos realizan mayores actividades de
autoproduccin y disponan de un bienestar mayor. Aunque Pahl reconoce no
haber estudiado las unidades domsticas monoparentales con la misma
profundidad, lo cierto es que las unidades domsticas cumplan funciones de
reproduccin y consumo de forma ventajosa, a costa, por supuesto, de la
explotacin de la mujer.
A lo largo de este libro he asumido implcitamente que las familias son las
mejores unidades para salir adelante Pero hay crticas legtimas que
afrman que estas unidades logran su efectividad particular como unidades
slo en el supuesto de la subordinacin continuada de las mujeres, las cuales
tienen, invariablemente, la responsabilidad fnal de las formas bsicas de
reproduccin, es decir, de la mayor parte del trabajo. A qu intereses sirven
las familias es una cuestin muy pertinente parecen servir a os intereses de
los hombres y del capital satisfactoriamente. Sin embargo, este supuesto tan
superfcial debe ser examinado (pg. 405).
A travs de las relaciones de consumo se manifestan las relaciones de
dominacin existentes en la sociedad. Naturalmente, el consumo y el
disfrute individuales estn presentes, pero en el marco de un sistema de
relaciones sociales.
234
235
Captulo X . CONCLUSIONES
A lo largo de este trabajo hemos mostrado cmo la antropologa econmica
ha desarrollado durante el siglo XX un conjunto de contribuciones
sustantivas que permiten mejorar nuestra comprensin de las instituciones
sociales que regulan la obtencin de los medios de vida. En este perodo, la
vitalidad de la antropologa econmica ha sido innegable: exploracin de la
relacin del ritual con el ecosistema de diferentes tipos de sociedades, los
sistemas de mercados regionales, las instituciones de la economa de
prestigio, los modos de reproduccin de las unidades domsticas, la
circulacin de dones, el impacto de los desastres, los tipos de moneda
primitiva y la historia de las instituciones econmicas de los estados
prstinos, por citar slo algunos de los campos de aplicacin. En esta
empresa se han recogido y sistematizado informaciones referentes a la
actividad econmica (horas de trabajo, cantidades de bienes intercambiados,
consumos anuales, crditos en circulacin, caloras obtenidas). Este trabajo
ha sido extraordinario, tanto por las condiciones de campo en las que se ha
desarrollado como por la falta de este tipo de datos en la sociedades grafas.
Disponemos en las etnografas de antropologa econmica realizadas de un
precioso valor. A partir de ellas cabe resear un conjunto de contribuciones
que hemos agrupado en tres mbitos: la racionalidad econmica, ecologa y
cultura e instituciones econmicas.
La antropologa econmica ha contribuido a la comprensin de la doble
racionalidad que presenta la conducta econmica. Esta doble racionalidad,
maximizadora del benefcio o del prestigio, se presenta de forma simultnea
en esferas de actuacin diferentes. La etnografa en este punto es rica: la
236
existencia de dos o ms esferas es un lugar comn (economas
multicntricas). As, se pueden documentar conductas orientadas a obtener
el mximo benefcio y, a continuacin, conductas aparentemente irracionales
como las que se exhiben en las ceremonias de la economa de prestigio. En el
caso de algunas sociedades campesinas, un sistema de cargos puede
sancionar una economa de prestigio y enfatizar una moral de reciprocidad
en la esfera de subsistencia que coincide con un explotacin igualmente
racional de cultivos comerciales. Creemos que todas las sociedades
presentan, de una forma u otra, estas dos esferas, en las que operan
conductas maximizadoras bien del prestigio bien del benefcio. Ahora bien,
estas conductas no se dan en el vaco sino en el seno de marcos
institucionales histricamente determinados.
La moneda primitiva se explica mejor si tenemos en cuenta la existencia de
esta doble racionalidad y de diferentes esferas de circulacin. As, unos
ejemplares de moneda primitiva pueden servir para fnes propiamente
monetarios y otros para la regulacin al acceso de las posiciones de prestigio.
En la moneda primitiva se aprecia cmo religin, poltica y economa estn
integradas en los mismos complejos institucionales.
Una segunda contribucin consiste en la comprensin del papel del ritual y
de las instituciones en la relacin de las poblaciones con el medio. Aunque se
trata de un campo contestado, a travs de los trabajos realizados sabemos
que los grupos humanos explotan su medio de forma activa y selectiva, con
un conocimiento preciso y elaborado de los recursos disponibles. Esta
apropiacin del medio suele estar regulada por rituales. Si estos rituales son
explicables completamente en funcin de sus capacidades adaptativas
constituye otra cuestin.
237
La tercera contribucin consiste precisamente en haber documentado la
multifnalidad de las instituciones econmicas. Estas instituciones
disponen tanto de funciones polticas y religiosas como econmicas.
Solamente en nuestra sociedad la economa reclama una autonoma que
posiblemente es slo formal, a juzgar por el inters de conceptos tales como
economa informal o economas tnicas. Las funciones econmicas de las
instituciones sociales no las agotan sino que las complementan.
An reconociendo la importancia de estas contribuciones, podemos decir que
el desarrollo terico de la antropologa econmica no ha sido paralelo al de
las contribuciones empricas. Los conceptos de don, de reciprocidad, de
economa de prestigio, han sido aplicados pero no superados. Bajo nuestro
punto de vista, la antropologa de los desastres, la ecologa poltica, la
ecologa humana, representan desarrollos de la antropologa econmica,
campos de aplicacin de indudable inters, pero no renovaciones tericas de
la disciplina.
En el Captulo I hemos defendido la idea que gran parte del desarrollo de la
antropologa econmica puede explicarse como reaccin (o aplicacin) de la
economa neoclsica. Tambin sugerimos que la antropologa econmica
debiera haber buscando en la economa institucionalista el aliado que
represent Veblen, por ejemplo, en sus inicios. No somos optimistas de un
desarrollo futuro paralelo de ambas disciplinas, a pesar de los intentos
recientes de sntesis de algunos autores entre la economa neoclsica y la
institucionalista aunque pensamos que esta cooperacin permitira mejorar
nuestra comprensin de lo econmico.
En el Captulo II hemos estudiado la emergencia histrica de la categora
econmica y como fue confgurndose como una esfera separada de la
238
conducta. Las orientaciones tericas presentes en la antropologa econmica
(estudiadas en el captulo III) han permitido formular importantes teoras:
los modos de integracin econmica, la ecologa cultural, el modo de
produccin domstico, entre otras. Sin embargo, estas contribuciones no han
supuesto reformulaciones de la teora de valor en el campo de la economa o
de la racionalidad econmica, a pesar de las difcultades crecientes de la
economa neoclsica por explicar los fenmenos agrupados bajo el rtulo de
capital social.
En el Captulo III hemos intentado delimitar tambin el campo de la
antropologa econmica. La propuesta de centrarse en la forma en que se
obtienen los medios de vida (Narotzky, 1997) permite un amplio campo de
aplicacin de la antropologa econmica. Este enfoque permite identifcar
conductas y entramados institucionales que podemos califcar de
econmicos en un amplio abanico de tipos de sociedades, presentes y
pretritas. En el Captulo IV hemos mostrado campos de aplicacin actuales
como son el de la economa informal o las economas tnicas. Pensamos
tambin que en nuestra sociedad el enfoque de redes sociales es til para
identifcar la circulacin de bienes, servicios e informacin tanto entre
individuos como en unidades domsticas (Molina, 2001).
En la segunda parte hemos intentado sistematizar las contribuciones de la
disciplina a partir de una divisin clsica de la material en produccin,
distribucin y consumo.
En el Captulo V hemos analizado los medios de produccin, ecologa,
tecnologa y trabajo, y sus caractersticas generales en la sociedad primitiva.
A pesar de la escasez del trabajo, de la limitacin de la tecnologa y de las
caractersticas del modo de produccin domstico, orientado al consumo, las
239
sociedades estudiadas presentan en general un buen nivel de bienestar y un
nivel de densidad demogrfca muy por debajo de la terica capacidad de
sustentacin del medio en relacin con la tecnologa utilizada. Las
diferentes artes de subsistencia presentan niveles de efciencia similares,
aunque lgicamente la agricultura pone en funcionamiento una dinmica
especfca, al invertir la relacin con el medio. La agricultura permite,
adems, por las razones que sean, intensifcar la produccin y alimentar a
una poblacin mayor, poniendo en marcha procesos de desarrollo de la
complejidad cultural.
En el Captulo VI hemos estudiado las sociedades campesinas. Hemos
caracterizado estas sociedades a partir de la tipologa propuesta por Wolf en
sociedades campesinas abiertas y cerradas, en funcin de la importancia
de los cultivos comerciales. En el caso de las cerradas suele presentarse un
sistema ritual que garantiza el acceso a los medios de produccin por parte
de los miembros de la comunidad e interpone barreras con el sistema mayor
en el que se hayan insertas.
En el Captulo VIII hemos estudiado los fenmenos de reciprocidad,
redistribucin e intercambio. En el apartado de reciprocidad hemos
propuesto diferenciar el aspecto material del aspecto ideolgico, esto es,
diferenciar la circulacin diferida de bienes y servicios por una parte, de una
norma moral que enfatiza el equilibrio. As, ambos aspectos pueden coincidir
en la unidad de produccin y consumo mientras que en otras ocasiones a una
moral de reciprocidad pueden corresponder intercambios desiguales, o,
incluso, competitivos.
En el apartado de redistribucin hemos prestado atencin a instituciones de
la llamada economa de prestigio, preferentemente en sociedades tribales.
240
Estas instituciones se han explicado por su carcter de impulsor de la
produccin del modo de produccin domstico a travs de competiciones.
Este aumento de la produccin permite una incipiente estratifcacin de
estas sociedades o, en el caso de sociedades de castas, crisis peridicas. La
moneda primitiva est muy relacionada con este tipo de sociedades.
En el apartado de intercambio hemos estudiado la variedad de formas de
comercio y de tipos de mercados, as como las economas multicntricas. El
comercio y los mercados presentan una variedad de formas institucionales,
de organizacin geogrfca y de propsitos. As, podemos encontrarnos desde
sociedades sin mercados a sociedades con mercados perifricos o sistemas
regionales de mercados jerarquizados.
El captulo VIII , dedicado a la moneda primitiva, presenta la propuesta de
considerar los objetos monetarios ms all de la esfera econmica y
considerar sus funciones de control al acceso a las posiciones de prestigio en
la sociedad, adems de polticas y religiosas. Una rica etnografa ha sido
presentada.
Por ltimo, en el Captulo IX hemos estudiado la dimensin social del
consumo y el lugar que ste ocupa en el proceso econmico. Compartimos la
idea que el consumo no ha recibido la atencin necesaria hasta fechas
recientes y que a travs del estudio de su organizacin se muestran las
relaciones de dominacin de nuestra sociedad. Hemos presentando la
hiptesis de la clase ociosa y el consumo ostensible de Veblen, y la
correlacin entre gusto, estilo de vida y clase social presentada por
Bourdieu.
241
Hasta aqu, un breve repaso de los temas ms destacados. Qu espera a la
antropologa econmica en el futuro probablemente es una cuestin que no
puede separarse del futuro de la antropologa en general.
242
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