Este documento presenta una tipología del relato policial clásico propuesta por Tzvetan Todorov. Sostiene que el relato policial clásico contiene dos historias: la del crimen y la de la investigación. La primera historia, la del crimen, concluye antes de que comience la segunda, la historia de la investigación, donde los personajes aprenden pero no actúan ni corren peligro. Esta segunda historia narra cómo el lector toma conocimiento de los hechos a través de la investigación policial.
Este documento presenta una tipología del relato policial clásico propuesta por Tzvetan Todorov. Sostiene que el relato policial clásico contiene dos historias: la del crimen y la de la investigación. La primera historia, la del crimen, concluye antes de que comience la segunda, la historia de la investigación, donde los personajes aprenden pero no actúan ni corren peligro. Esta segunda historia narra cómo el lector toma conocimiento de los hechos a través de la investigación policial.
Este documento presenta una tipología del relato policial clásico propuesta por Tzvetan Todorov. Sostiene que el relato policial clásico contiene dos historias: la del crimen y la de la investigación. La primera historia, la del crimen, concluye antes de que comience la segunda, la historia de la investigación, donde los personajes aprenden pero no actúan ni corren peligro. Esta segunda historia narra cómo el lector toma conocimiento de los hechos a través de la investigación policial.
Este documento presenta una tipología del relato policial clásico propuesta por Tzvetan Todorov. Sostiene que el relato policial clásico contiene dos historias: la del crimen y la de la investigación. La primera historia, la del crimen, concluye antes de que comience la segunda, la historia de la investigación, donde los personajes aprenden pero no actúan ni corren peligro. Esta segunda historia narra cómo el lector toma conocimiento de los hechos a través de la investigación policial.
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Todorov, Tzvetan. Tipologa del relato policial.
En: Daniel Link El juego de los cautos:
Literatura policial desde Edgar A. Poe hasta J.D. James. Buenos Aires: La marca, 2003: 34-38.
Tipologa del relato policial Tzvetan Todorov * *
Si pongo de relieve estas palabras en un artculo que trata, precisamente, de las "especies" de la "novela policial", no es para subrayar mi desacuerdo con los autores, sino porque se trata de una opinin muy extendida, la primera frente a la cual es necesario tomar posicin. La hiptesis sobre la novela policial no se corresponde con la realidad: desde hace dos siglos aproximadamente, se siente una reaccin muy fuerte en los estudios literarios, que pone en cuestin la nocin misma de gnero. Se escribe tanto sobre la literatura en general como sobre una obra, atendiendo a una convencin tcita segn la cual ordenar diversas obras en un gnero es desvalorizarlas. Esta posicin tiene una buena explicacin histrica: la reflexin literaria de la poca clsica, que se interesaba ms en los gneros que en las obras, manifestaba adems una tendencia penalizante: la obra era juzgada negativamente si no obedeca de manera cuidadosa a las reglas del gnero. Esta crtica buscaba, pues, no solamente describir los gneros, si no tambin prescribirlos: la barrera de los gneros preceda la creacin literaria, en lugar de sucedera. La reaccin fue radical: los romnticos y sus retoos actuales se negaron no slo a obedecer las reglas de los gneros (era su pleno derecho), sino tambin a reconocer la existencia misma de esa nocin. Por otra parte, la teora de los gneros ha permanecido singularmente poco desarrollada hasta nuestros das. No obstante, en la actualidad es comprobable la existencia de una tendencia a buscar un intermediario entre la nocin muy general de literatura y esos objetos particulares que son las obras. El atraso proviene, sin duda, del hecho de que la tipologa implica y es implicada por la descripcin de esas obras particulares; precisamente, esta ltima tarea se halla lejos an de haber obtenido soluciones satisfactorias: en tanto no se pueda describir la estructura de las obras, habr que contentarse con comparar los elementos mensurables, como es el caso de la mtrica. Pese a toda la actualidad de una investigacin sobre los gneros, no es posible comenzarla sin hacer avanzar antes la descripcin estructural: slo la crtica del clasicismo podra permitir deducir los gneros a partir de esquemas lgicos abstractos.
* * Tzvetan Todorov es un conocido terico estructuralista. Gran parte de su obra est constituida por sistemas clasificatorios y taxonomas cuya eficacia puede discutirse pero que suministran una entrada clara y ordenada a cada uno de los problemas tratados.
Al estudio de los gneros se suma una dificultad suplementaria, la cual tiene que ver con el carcter especfico de toda norma esttica. La gran obra crea, en cierta medida, un nuevo gnero, y, al mismo tiempo, transgrede las reglas hasta entonces vigentes de otro. El gnero de La cartuja de Parma, es decir, la norma a la que esta novela se refiere, no es la novela francesa de comienzos del siglo XIX; es el gnero "novela stendhalina", que es creado precisamente por dicha obra, y por algunas otras. Podramos decir que todo gran libro determina la existencia de dos gneros, la realidad de dos normas: la del gnero que transgrede, dominante en la literatura precedente, y la del que crea. Hay, sin embargo, un feliz dominio en el que esta contradiccin no existe: el de la literatura de masas. La obra maestra literaria habitual no entra en ningn gnero que no sea el suyo propio; pero la obra maestra de la literatura de masas es, justamente, el libro que mejor se inscribe en su gnero. La novela policial tiene sus normas; proceder "mejor" de lo que ellas reclaman es, al mismo tiempo, hacer mucho menos: quien quiere "embellecer" la novela policial hace "literatura", no novela policial. La novela policial por excelencia no es aquella que transgrede las reglas del gnero, sino la que se conforma a ellas: El secuestro de la seorita Blandish es una encarnacin del gnero, no una superacin. Si se hubieran descrito adecuadamente los gneros de la literatura popular, no habra lugar para hablar de sus obras maestras: es la misma cosa; la mejor novela ser aqulla de la cual no haya nada que decir. ste es un hecho muy poco destacado y cuyas consecuencias afectan todas las categoras estticas: estamos hoy en presencia de una ruptura entre sus dos manifestaciones esenciales; ya no hay en nuestra sociedad una sola norma esttica, sino dos; no se pueden medir con las mismas medidas el "gran" arte y el arte "popular". Poner en evidencia los gneros internos de la novela policial promete ser, pues, relativamente fcil. Pero para esto es necesario comenzar por la descripcin de las "especies", lo que quiere decir tambin por su delimitacin. Tomaremos como punto de partida la novela policial clsica, que conoci su hora de gloria entre las dos guerras y que podemos denominar "novela de enigma". Se ha intentado ya muchas veces precisar las reglas de este gnero; pero me parece que la mejor caracterizacin global es la que propone Michel Butor en su novela El empleo del tiempo. George Burton, autor de muchas novelas policiales, explica al narrador que "toda novela policial es construida sobre dos muertes, la primera de las cuales, cometida por el asesino, no es ms que la ocasin de la segunda, en la cual l es la vctima del matador puro al que no se puede castigar: el detective", y que "el relato... superpone dos series temporales: el tiempo de la investigacin que comienza despus del crimen, y el tiempo del drama que conduce a l". En la base de la novela de enigma encontramos una dualidad que va a guiarnos en su descripcin. Esta novela no contiene una historia sino dos: la historia del crimen y la historia de la investigacin. En su forma ms pura, estas dos historias no tienen ningn punto comn. He aqu las primeras lneas de una novela "pura": "En una pequea tarjeta verde se leen estas lneas escritas a mquina: 148, calle 71 Oeste: Odell Margaret. Asesinato. Estrangulada hacia las veintitrs horas. Departamento saqueado. Joyas robadas. Cuerpo descubierto por Amy Gibson, dama de compaa". (S. S. Van Dine. El crimen de la Canaria.) La primera historia, la del crimen, ha concluido antes de que comience la segunda. Pero; qu ocurre en la segunda? Poca cosa. Los personajes de esta segunda historia, la historia de la investigacin, no actan, aprenden. Nada puede ocurrirles; una regla del gnero postula la inmunidad del detective. No es posible imaginarse a Hrcules Poirot o Philo Vance amenazados por un peligro, atacados, heridos ni, con mayor razn, muertos. Las ciento cincuenta pginas que separan el descubrimiento del crimen de la revelacin del culpable estn consagradas a un lento aprendizaje: se examina indicio tras indicio, pista tras pista. La novela policial de enigma tiende as hacia una arquitectura puramente geomtrica: El crimen del Orient Express (de A. Christie), por ejemplo, presenta doce personajes sospechosos, el libro consta de doce interrogatorios y, nuevamente, de otros doce, prlogo y eplogo (es decir, descubrimiento del crimen y descubrimiento del culpable). Esta segunda historia, la historia de la investigacin, goza pues de un status muy particular. No es por azar si es contada frecuentemente por un amigo del detective, que reconoce explcitamente su propsito de escribir un libro: la historia consiste, en realidad, en explicar cmo puede cumplirse el relato mismo, cmo es escrito el libro mismo. La primera historia ignora enteramente el libro, es decir, no se reconoce nunca libresca (ningn autor de novelas policiales podra permitirse indicar el carcter imaginario de la historia, tal como ocurre en la "literatura"). La segunda historia, en cambio, est obligada no slo a tener en cuenta la realidad del libro, sino que ella es precisamente la historia de ese mismo libro. Podemos caracterizar esas dos historias, adems, diciendo que la primera, la del crimen, cuenta "lo que efectivamente ocurri", en tanto que la segunda, la de la investigacin, explica "cmo el lector (o el narrador) toma conocimiento de los hechos". Pero estas definiciones no son las de dos historias que contienen la novela policial, sino las de los dos aspectos de toda obra literaria que los formalistas rusos descubrieron hace cuarenta aos. Los formalistas distinguan, en efecto, la fbula y el asunto de un relato, considerando a la fbula como lo acontecido en la vida, y al asunto como la manera en que el autor nos lo presenta. La primera nocin corresponde a la realidad evocada, a acontecimientos semejantes a los que se producen en nuestra vida; la segunda, al libro mismo, al relato, a los procedimientos literarios de los cuales se sirve el autor. En la fbula no hay inversin en el tiempo, las acciones siguen su orden natural; en el asunto, el autor puede presentarnos los resultados antes que las causas, el fin antes que el principio. Estas dos nociones no caracterizan dos partes de la historia o dos historias diferentes, sino dos aspectos de una misma historia, son dos puntos de vista sobre la misma cosa. Cmo es, entonces, que la novela policial llega a hacerlas presentes a ambas, a ponerlas una junto a la otra? Para explicar esta paradoja es necesario primero recordar el status particular de las dos historias. La primera, la del crimen, es en verdad la historia de una ausencia: su caracterstica ms justa es que ella no puede estar inmediatamente presente en el libro. En otras palabras, el narrador no puede transmitirnos directamente las rplicas de los personajes que estn implicados en dicha historia, ni descubrirnos sus gestos: para hacerlo debe, necesariamente, pasar por intermediario de otro (o del mismo) personaje que contar, en la segunda historia, las palabras escuchadas o los actos observados. El status de la segunda es, lo hemos visto, notoriamente exagerado: es una historia que no tiene importancia alguna en s misma, que sirve solamente de mediadora entre el lector y la historia del crimen. Los tericos de la novela policial han estado siempre de acuerdo en que el estilo, en este tipo de literatura, debe ser perfectamente transparente, inexistente; la nica exigencia a la cual obedece es la de ser simple, claro, directo. Se ha intentado incluso -lo que es significativo- suprimir enteramente esta segunda historia: una casa editorial public verdaderos expedientes, compuestos por informes policiales, interrogatorios, fotos, impresiones digitales, mechones de cabellos, incluso; esos documentos "autnticos" deban conducir al lector al descubrimiento del culpable (en caso de fracasar, un sobre cerrado y pegado a la ltima pgina contena la respuesta del juego; por ejemplo, el veredicto del juez). Se trata, entonces, en la novela de enigma, de dos historias, la primera de las cuales est ausente pero es real, la otra se halla presente pero resulta insignificante. Esta presencia y aquella ausencia explican la existencia de las dos en la continuidad del relato. La primera comporta tantas convenciones y procedimientos literarios (que no son otra cosa que el aspecto "asunto" del relato), a los cuales el autor no puede dejar sin explicacin. Esos procedimientos son esencialmente de dos tipos, inversiones temporales y "visiones" particulares; el tenor de cada informacin est determinado por la persona que la transmite; no existe observacin sin observador: por definicin, el autor no puede ser omnisciente, como en la novela clsica. La segunda historia aparece, entonces, como el lugar en el cual todos esos procedimientos son justificados y "naturalizados": para conferirles un aire "natural" el autor debe explicar que escribe un libro! Y es por temor de que esta segunda historia no se vuelva opaca por s misma o proyecte una sombra intil sobre la primera que se ha insistido tanto en la recomendacin de mantener el estilo neutro y simple, de hacerlo imperceptible. Examinemos ahora otro gnero en el interior de la novela policial, el cual fue creado en los Estados Unidos poco antes y, sobre todo, despus de la Segunda Guerra Mundial, el que ha sido incorporado en Francia a la "serie negra"; podemos llamarla novela negra, aunque este trmino tenga tambin otra significacin. La novela negra es una novela policial que fusiona las dos historias o, dicho de otro modo, suprime la primera y da existencia a la segunda. Ya no se nos narra un crimen anterior al momento del relato: el relato coincide con la accin. Ninguna novela negra ha sido presentada en forma de memoria: no hay punto de llegada a partir del cual el narrador abarcar los acontecimientos pasados, ni sabemos si llegar vivo al fin de la historia. La prospeccin sustituye a la retrospeccin. No hay historia que adivinar, no hay misterio, en el sentido en que estaba presente en la novela de enigma. Pero el inters del lector no disminuye por esto: aqu se comprende que existen dos formas de inters totalmente diferentes. La primera puede ser denominada curiosidad; su marcha va del efecto a la causa: a partir de un cierto efecto (un cadver y ciertos indicios) se debe hallar la causa (el culpable y lo que impuls al crimen). La segunda forma es el suspenso y en este caso se va de la causa al efecto: se nos muestran primero las causas, los datos iniciales (los gangsters que preparan malignos golpes), y nuestro inters est sostenido por la espera de lo que acontecer, es decir, por los efectos (cadveres, crmenes, peleas). Este tipo de inters era inconcebible en la novela de enigma, pues sus personajes principales (el detective y su amigo, el narrador) estaban, por definicin, inmunizados: nada poda ocurrirles. La situacin se revierte en la novela negra: todo es posible y el detective arriesga su salud si acaso no su vida. He presentado la oposicin entre novela de enigma y novela negra como una oposicin entre dos historias y una sola; pero sta es una clasificacin lgica y no histrica. Para aparecer, la novela negra no ha tenido necesidad de producir ese cambio preciso. Infortunadamente para la lgica, los gneros no se constituyen en conformidad con las descripciones estructurales: un gnero nuevo se crea en torno de un elemento que no era obligatorio en el anterior: los dos codifican elementos diferentes. Por esta razn es que la potica del clasicismo se perda en la bsqueda de una clasificacin lgica de los gneros. La novela negra moderna se constituy no en torno de un procedimiento de presentacin, sino en torno del medio representado, en torno de personajes y costumbres particulares; dicho de otra manera, su caracterstica constitutiva est en sus temas. As la describa en 1945 su promotor en Francia, Marcel Duhamel: uno encuentra en ella "la violencia bajo todas sus formas, y ms particularmente las ms viles y la masacre". "La inmoralidad est en ella, tanto como los buenos sentimientos". "Hay amor tambin preferentemente bestial, pasin desordenada, odio sin piedad...". En efecto, es alrededor de ciertas constantes que se constituye la novela negra: la violencia, el crimen, srdido con frecuencia, la amoralidad de los personajes. Obligatoriamente, adems, la "segunda historia", la que se desenvuelve en el presente, alcanza aqu un lugar central; pero la supresin de la primera no es un rasgo obligatorio: los primeros autores de la "serie negra", D. Hammett y R. Chandler, conservan el misterio; lo importante es que el misterio tendr aqu una funcin secundaria, subordinada y no central, como en la novela de enigma. Esta restriccin en el medio descrito distingue tambin la novela negra de la novela de aventuras, aunque tal lmite no ser muy neto. Uno cae en la cuenta de que las propiedades enumeradas hasta aqu, el peligro, la persecucin, el combate, se encuentran tambin en una novela de aventuras; sin embargo, la novela negra conserva su autonoma. Es necesario distinguir muchas causas en ese hecho: el relativo eclipse de la novela de aventuras y su sustitucin por la novela de espionaje; luego su inclinacin por lo maravilloso y extico, que la aproxima, por un lado, al relato de viajes, y por otro, a las actuales novelas de ciencia ficcin; en fin, una tendencia hacia la descripcin, que sigue siendo totalmente extraa a la novela policial. La diferencia en el medio y las costumbres descritos se agrega a todas esas distinciones; y es ella precisamente la que ha permitido a la novela negra constituirse. Rasgos a primera vista insignificantes pueden encontrarse codificados en uno u otro tipo de novela policial: un gnero rene particularidades situadas a diferentes niveles de generalidad. As, la novela negra, a la cual toda preocupacin sobre los procedimientos literarios le es extraa, no reserva sus sorpresas para el ltimo prrafo del captulo; en tanto la novela de enigma, que legaliza la convencin literaria explicitndola en su "segunda historia", terminar frecuentemente el captulo con una revelacin particularmente sorprendente ("Usted es el asesino", dice Poirot al narrador en El asesinato de Roger Ackroyd). Por otra parte, algunos rasgos de estilo en la novela negra le pertenecen con exclusividad. Las descripciones estn hechas sin nfasis, framente, inclusive cuando se trata de acontecimientos extraordinarios; puede decirse "con cinismo" ("Joe sangraba como un puerco. Increble que un viejo pueda sangrar de esa manera", Horace Mc Coy. Adieu la vie, adieu l'amour...). Las comparaciones connotan cierta rudeza (descripcin de las manos: "senta que si sus manos nunca hubieran oprimido mi garganta, l me hara salir sangre por los odos", J. H. Chase. Garcs de femmes!). Basta con leer un pasaje para caer en la cuenta de que tenemos una novela negra en las manos. No es sorprendente que entre esas dos formas tan diferentes haya podido surgir una tercera que combina sus propiedades: la novela de suspenso. De la novela de enigma la novela de suspenso conserva el misterio y las dos historias, la del pasado y la del presente; pero rechaza reducir la segunda a un simple descubrimiento de la verdad. Como en la novela negra, es la segunda historia la que ocupa el lugar central. El lector est interesado no slo por lo que ha ocurrido sino tambin por lo que va a ocurrir ms adelante, se interroga tanto sobre el porvenir como sobre el pasado. Los dos tipos de inters se encuentran, pues, reunidos aqu: la curiosidad de saber cmo se explican los acontecimientos ya pasados; y el suspenso tambin: qu va a ocurrirles a los personajes principales? Recordemos que en la novela de enigma esos personajes gozaban de inmunidad; aqu ellos arriesgan su vida sin cesar. El misterio tiene una funcin diferente de la que desempeaba en la novela de enigma: es, primordialmente, un punto de partida; el inters principal reside en la segunda historia, la que se desarrolla en el presente. Histricamente, esta forma de novela policial apareci en dos momentos; sirvi de transicin entre la novela de enigma y la novela negra, y ha existido contemporneamente con esta ltima. A esos dos perodos corresponden dos tipos de novela de suspenso. El primero, que podra llamarse la "historia del detective vulnerable", est atestiguada sobre todo por las novelas de Hammett y de Chandler. Su rasgo principal es que el detective pierde su inmunidad, se hace golpear, herir, arriesga su vida sin cesar, en pocas palabras, est integrado al universo de los otros personajes, en lugar de ser en l un observador independiente, como lo es el lector. Estas novelas son clasificadas actualmente como novelas negras a causa del medio que describen, pero segn su composicin creemos que se relacionan ms bien con las novelas de suspenso. El segundo tipo de novela de suspenso ha querido precisamente desembarazarse del medio convencional de los profesionales del crimen, y retornar al crimen personal de la novela de enigma, conformndose enteramente a la nueva estructura. De ellos resulta una novela que podra denominarse la "historia del sospechoso detective". En este caso un crimen es cometido en las primeras pginas y las sospechas de la polica recaen sobre una persona determinada (que es el personaje principal). Para probar su inocencia, esta persona debe hallar al verdadero culpable, aunque para lograrlo ponga en peligro su propia vida. Puede decirse que, en este caso, dicho personaje es al mismo tiempo el detective, el culpable (a los ojos de la polica) y la vctima (potencial de los verdaderos asesinos).