De Ingaprica Al Vaticano

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UNIVERSIDAD VERDAD

REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DEL AZUAY


N 39
Abril 2006
UNIVERSIDAD DEL AZUAY
Dr. Mario Jaramillo Paredes
RECTOR
Ing. Francisco Salgado Arteaga
VICERRECTOR
Ing. Jacinto Guilln Garca
DECANO GENERAL DE INVESTIGACIONES
Econ. Carlos Cordero Daz
DECANO GENERAL ADMINISTRATIVO FINANCIERO
UNIVERSIDAD - VERDAD
Revista de la Universidad del Azuay
Director
Dr. Claudio Malo Gonzlez
Consejo Editorial
Dr. Oswaldo Encalada Vsquez
Arq. Diego Jaramillo Paredes
Dr. Juan Morales Ordez
Diseo y diagramacin
Econ. Mario Merchn Barros
La responsabilidad por las ideas expuestas en esta revista corresponde
exclusivamente a sus autores
Se autoriza la reproduccin del material de esta revista siempre que se cite la
fuente
Canjes y donaciones: Biblioteca <<Hernn Malo Gonzlez>> de la Universidad
del Azuay
ISSN 13902849
Avda. 24 de mayo N 7-77 y Hernn Malo
www.uazuay.edu.ec
Apartado Postal 981
Telfono: 2881-333
Cuenca- Ecuador
CREATIVIDAD Y HUMOR
5
CONTENIDO
NOTA EDITORIAL 9
DEL HUMOR Y OTROS DEMONIOS
Claudio Malo Gonzlez 11
LOS IMPENSADOS VIAJES DE LA FLECHA
Joaqun Moreno Aguilar 31
EL HUMOR
Jos R. Serrano Gonzlez 55
EL HUMOR CUENCANO
Felipe Aguilar Aguilar 63
LA COLUMNA HUMORSTICA EN POLTICA
Gonzalo Bonilla Corts 85
LA EDUCACIN EST EN EL RECREO
Oswaldo Encalada Vsquez 101
MS ALL DEL HUMOR NEGRO
Hernn Coello Garca 113
Juan Bautista Aguirre 133
Breve diseo de las ciudades de
Guayaquil y Quito 135
6
Jos Modesto Espinosa 147
El censo 149
Ya no se afeita! 157
Las literatas 163
Eduardo Cevallos Garca 171
De Ingapirca al Vaticano 173
Diccionario de brutalidades 199
Ernesto Albn Mosquera 231
Evaristo Corral y Chancleta,
Diputado de Peseta 233
Me siento Diputado 242
La Escoba 259
EL Pishquista Intelectual 261
Un libro de Escipcin Guambaa 272
Pic-nic en la Atenas 276
Tiempo de monas 286
Oda a la mona 292
Fundacin de Cuenca 293
Cordial recibimiento tribut Cuenca
a los pollos visitantes 298
7
Telegrama oficial al ro Tomebamba 301
Canto al vencedor del Deportivo
Caldas 303
El derecho de estirar la pata 305
Conscripcin vial 310
Alfonso Andrade Chiriboga 317
Calle seu Cata! 319
La moda 322
Ojos bizcos 329
Gonzalo Bonilla Corts 329
A qu huele el olor de santidad? 331
Alegato gratuito en favor del diablo 334
El gran mundo del pauelo 338
La cartera de mujer 341
Por sus zapatos los conoceris 344
Intemezzo sobre las vacaciones
del marido 348
La suegra, angelical criatura 351
8
La republica de la unanimidad 354
Oswaldo Encalada Vsquez
A las bienandanzas de una pulga 361
Joaqun Moreno Aguilar 365
Al amor imposible? 366
Segunda declaracin de amor 367
La vi hecha un oso a la Dafne Amoroso 368
Claudio Malo Gonzlez
Cigarro marketing 371
Jos Edmundo Maldonado
La noche de los giles 373
NOTA EDITORIAL
El hombre es el nico animal que re, se afirma con
acierto, si esto ocurre es porque hay razones para ello.
Nuestro comportamiento est condicionado por normas de
diversa ndole creadas por nosotros a lo largo del tiempo y su
incumplimiento, deseado o no deseado, recibe mltiples tipos
de desaprobacin, una de ellas es la risa. Cuando actuamos
cumpliendo con rigor lo establecido, nuestra vida se
desenvuelve en un mbito de seriedad, ms cuando tienen
lugar desvos, una respuesta es la risa ya que, para enorme
bienestar, poseemos el don del humor. Un caricaturista
destaca con intenciones alguna de las facciones de las
personas y, si es que es del caso, hace referencia a
determinados tipos de actividad con la intencin de que los
que observan reaccionen con hilaridad. El universo del humor
es gigantesco, va desde un traspi involuntario de una
persona importante en un acto solemne o la estrafalaria
vestimenta de un payaso de circo y las palabras sin sentido
que dice, hasta obras consideradas geniales en la historia
de la humanidad como el Quijote.
Nuestra capacidad creativa posibilita el ordenamiento
de l a real i dad en que vi vi mos, pero adems su
desordenamiento, que si se lo lleva a cabo con el propsito
de distraer, se denomina humor. Se suele destacar la
capacidad creativa del ser humano en las ciencias, las
tcnicas y las artes, pero en el mbito del humor poca
importancia se la da. Es frecuente que lo serio se tome en
broma, pero es muy raro que la broma se tome en serio,
restringindola a una manera ligera de hacer frente a la
realidad; pero as como en las tcnicas y las artes se da lo
malo, lo mediocre y lo excelente, igual ocurre en el humor.
Gigantesca distancia hay entre obras como el Quijote o
Tartufo y colocar carbn en el auricular de un telfono negro
9
para que quien lo us se manche su oreja para burla de los
dems.
La creatividad del humor puede manifestarse por
varios caminos, la actuacin en obras de teatro, pelculas o
simplemente de cmicos individuales es una de ellas; en
estos casos cuentan mucho el componente visual. Otra
importante va es la escritura que puede ser casi elemental
como en los comics con apoyo visual: Hay obras de enorme
aliento consagradas en la literatura universal como las que
mencion antes. En esta entrega de Universidad Verdad se
aborda al humor, por razones obvias, en su expresin escrita.
En su primera parte se publican artculos que abordan
esta rea de la creatividad humana con el afn de aportar
con sus fundamentos y repercusiones. Podramos hablar,
con las debidas reservas, de teora del humor. La segunda
parte reproduce escritos humorsticos, fundamentalmente de
Cuenca y algo del Ecuador, que han sido reconocidos por su
alto nivel. Las dimensiones de la revista no permiten contar
con obras de larga extensin, de all que sean ms bien cortas.
Una importante parte consta de artculos periodsticos ya que,
esta manifestacin literaria es un instrumento importante para
abordar temas de nuestra realidad, enfatizando su aspecto
jocoso.
Los artculos de peridicos responden a situaciones
circunstanciales, de all que, con frecuencia, es necesario
conocer y, de ser posible, experimentar los hechos sobre los
que el artculo versa. Pero hay algunos que sobrepasan esta
circunstancia temporal y, pese a haber transcurrido un
importante lapso, siguen cumpliendo su objetivo de provocar
hilaridad sobre lo que tratan. No se pretende una antologa
del humor, tan slo una reproduccin de aquellas piezas
pequeas que en su poca hicieron las delicias de los lectores
y que siguen arrancando risas y sonrisas.
10
DEL HUMOR Y OTROS DEMONIOS
Claudio Malo Gonzlez
Doctor en Filosofa por la Universidad de Cuenca
Doctor Honoris Causa por la Universidad de Carolina
del Norte - Ashville EE.UU.
Ex Ministro de Educacin y Cultura
13
No hace falta ser Mster en Literatura para saber que
al escoger el ttulo de este artculo he parafraseado el de una
novela de Gabriel Garca Mrquez: Del Amor y otros
Demonios. Para calmar los nimos y escrpulos de algunos
puristas, no tengo inconveniente en declararme plagiador
convicto y confeso, alegando a mi favor que la culpa de este
desmn tienen dos letras: h y u. Considero al humor una
de las expresiones creativas ms nobles del ser humano y,
al igual que el amor, puede llevar a resultados rayanos en la
excelsitud o a canalladas despreciables. Al demonio le
podemos dar un trato repulsivo o amigable ya que su utilidad
en la vida humana es enorme. En un mundo perfecto, como
supongo habra sido el Paraso Terrenal, no podra haber
espacio para el humor que proviene de imperfecciones y
desrdenes que se los suele atribuir al demonio; de aceptar
este presupuesto, sera el causante de la risa, lo que es un
bono a su favor.
En trminos figurativos, cuando nos atormentan
conflictos internos, hablamos de los demonios que bullen y
que, como resultado, alientan la creatividad que se expresa
de mltiples maneras. Lo que calificamos de males lo
atribuimos al demonio, lo que es encomiable, pues de no
haber males no habra bienes, de no haber pecados, no habra
virtudes. En torno al humor deambulan algunos demonios y
entre los chistes inocentes y los indecentes, los segundos
tienen una carga de risa mayor. En conclusin (no del
artculo), buena parte de las expresiones de humor, son obras
del demonio, lo que debemos agradecer.
14
Orden y desorden
Para bien o para mal, somos animales sociales y vivir
en comunidad requiere normas y pautas de conducta a las
que debemos sujetarnos para hacer frente con xito y
economa de desgaste sicolgico a los problemas que la vida
nos plantea. En la era digital es coherente comparar nuestra
conducta con los programas que introducimos en los
ordenadores para que dejen de ser meras pantallas de dudoso
valor esttico. Gracias a estos programas se conviertan en
instrumentos que con insospechada rapidez resuelven una
serie de problemas que van desde archi complicados
planteamientos matemticos hasta juegos inocentes o
indecentes para matar el tiempo y evitar la agresin del
aburrimiento. La programacin fundamental es el instinto que
en el mundo animal, al que con arrogancia lo calificamos de
irracional, agota los mbitos del comportamiento con mayor
o menor nivel de complicacin. Interesante sera que algn
injerto de bilogo e ingeniero de sistemas investigara las higas,
los ram, el bus de datos, la memoria cach de las abejas
que nos deleitan con su miel, cuya organizacin admiramos
y a cuyas picaduras maldecimos. Las pautas de conducta
del orden social son tambin programas que inciden en
nuestro comportamiento y que pueden ser modificados con
mayor rapidez.
La racionalidad y la posibilidad de practicar la libertad
han creado en nosotros un complejo de superioridad que ha
llegado a extremos como autocalificarnos reyes de la
creacin, aunque igual legitimidad tendra ser reyes de la
destruccin en cuanto la construccin de armas de extrema
eficiencia para acabar con la vida, inclusive animal, si es que
se diera una guerra nuclear, es obra demencial y perversa
de la especie humana. La agresin al planeta con tecnologas
usadas al margen de la razn y que lo someten a una muerte
lenta, es tambin el resultado del espritu destructivo -a veces
15
camuflado- de nuestra especie. Al margen de estas
travesuras, hemos despejado buena parte de las incgnitas
del real orden de la naturaleza que escapa a nuestros sentidos
y hemos creado rdenes en el mbito social que, afortunada
o desafortunadamente, ponen a la raya nuestras tendencias
arbitrarias a desafiar normas.
Hijo legtimo de esta condicin es el ocio que dista
mucho de la ociosidad. Los principios y pautas sociales
organizan la mayor parte de nuestro tiempo, especialmente
en la edad denominada productiva; este ordenamiento nos
torna eficientes en diversos niveles a costa de restringir
nuestra creatividad. Un trabajador modelo se caracteriza por
repetir con precisin creciente tareas simples sin desviarse
del orden establecido. De estas actividades surge la rutina,
hermana siamesa del aburrimiento, que no es otra cosa que
anquilosar nuestras capacidades creativas y tornarnos robots
de baja calidad.
Los cortos y largos lapsos de ocio permiten dar rienda
suelta a nuestra creatividad. No hacer nada o vagar sin rumbo
tienen, aunque parezca contradictorio, una dosis de
creatividad ya que ese no hacer es el resultado de nuestra
prctica de la libertad mediante una decisin que, acertada o
desacertada, hemos tomado. La tan denigrada vagancia es
una forma creativa de actuar pues su objetivo es el reposo
por el reposo para satisfaccin del cuerpo, sobre todo si est
cubierto de cobijas con la suave tibieza de las sbanas y la
acariciante blandura del colchn y..... etc.; la mente tambin
reposa pues, para dejar que vague a sus anchas no se
requiere hacer esfuerzos y, para un importante nmero de
personas, no hacer nada es ms constructivo que hacer algo.
Una forma, no por repetitiva carente de sentido, de usar el
ocio es ir a alguna funcin de circo o sintonizar el televisor en
alguna comedia para liberarnos de la espesa vida cotidiana
rindonos a costa de lo que otros, de pronto rabiando en su
16
interior, hacen para que ran los dems. Las historias o
historietas del payaso o cmico clebre por sus chistes que
vive una tragedia interna que a nadie le gustara, son tan
frecuentes que a veces resultan un chiste de mal gusto. Reir
Llorando, poema del mexicano Juan de Dios Peza, nos
muestra esta cuasi tragedia protagonizada por Garrick.
El juego, cuya capacidad de hacerlo compartimos con
muchos animales que lo digan si no los perros cuya
expresividad es fuera de lo comn- es una forma bastante
generalizada de usar el ocio. Desde una muy complicada
partida de ajedrez hasta lanzar una bola que cabe en una
mano para tratar de que se introduzca en un hueco, busca
hacer una pausa en la rutina o evadir, aunque sea por poco
tiempo, las tensiones que nos dan agruras y que creemos
se redoblarn en poco tiempo. Lo que da sustento y
respetabilidad al juego es que se trata de acciones sujetas a
reglas que debemos observarlas sabiendo que se trata de
una situacin ficticia, en el sentido de su ninguna o limitada
importancia en las serias metas de la vida. No ocurre igual
cuando un futbolista profesional corre y patea con el temor
de que sus desaciertos pongan en riesgo los dlares que le
pagan por esta tarea que no tiene para l el carcter de ficcin,
sino una forma de ganarse el pan con el sudor de sus pies, o
de su frente si alguna vez mete un gol de cabeza. Si
hablamos de juegos de barajas y aledaos, lo ms ingenioso
es la trampa que consiste en una cacera al ingenio, que si
no ha sido debidamente ejecutada y se descubre, hace que
el pilas se vuelva cazador cazado, sin necesidad de pedir
la mano de nadie.
Humor y desorden?
Acepto que quienes leen este artculo se pregunten si
no son vctimas de una tomadura de pelo por que esperaban
algn deleite histrinico o por lo menos calificar con los ms
17
refinados eptetos al autor de malos chistes (caldos en la
terminologa juvenil). Lo real es que el ocio y el juego son
como gallinas ponedoras que empollan muchos chistes que
tienen campo abierto y apetecido en estos esparcimientos;
verdad es que a veces, los ms hilarantes se producen en
situaciones de extrema seriedad (un velorio) sin que el autor
haya pretendido poner la nota cmica y obliga al pblico a
rerse de puertas adentro con convulsiones que tornan al trax
y el abdomen en vibradoras eficientes, como un lejano anticipo
de un ataque de epilepsia. La risa es la consecuencia
obligada del humor buscado o no buscado y, con gran
frecuencia, el ocio es un espacio para provocarla a voluntad
asi sti endo a eventos desti nado a este propsi to o
simplemente en reuniones cuya bondad se mide en funcin
del tiempo destinado a las carcajadas, cuanto ms sonoras,
mejores.
Buen aporte sera investigar, mediante trabajo de
campo, una tipologa de la risa que va desde la del
emparamado que consiste en una mala ficcin para festejar
un chiste en el que se es protagonista del ridculo
1
, hasta la
del que padece incontinencia oral y no respeta situacin
alguna. Hay la risa festiva que se define por el alto tono, la
que produce agradecimiento del contador de chistes poco
exitoso, la nerviosa que se destaca por su falta de oportunidad,
la de compromiso hija de la misericordia para no defraudar o
dejar en condicin de zoquete al chistoso aguado, la estridente
provista de un alto supervit de decibeles con agresin a los
tmpanos, la recatada que se limita a un ja ja con un lejano
esbozo de sonrisa, la educada propia de las damas del
pasado, cuando las normas sociales consideraban ligereza
de cascos dar rienda suelta a la risotada, de lo que estas
seoras se cuidaban mucho en no caer, la del solista que,
luego de hacer una desafortunada gracia que carece de
acogida en el grupo, autofesteja su ingenio sin que ni siquiera
las sillas o paredes se unan al jbilo. En mi cuarta o quinta
18
reencarnacin tal vez dedique tiempo a esta tarea si es que
alguien no acepta mi sugestin.
Iniciaba este artculo afirmando que los seres humanos
estamos sujetos a un ordenamiento social que encarrila
nuestra conducta, pero que, sabiamente, las colectividades
humanas establecen lapsos y ocasiones para romper con
licitud esta disciplina y permitir el desfogue espontneo de
nuestros humores buenos o malos; en otras palabras hay
espacios para practicar el desorden haciendo pausa a la
camisa de fuerza -no importa si de marca- que la vida cotidiana
nos impone. Una manera de bajar nuestras tensiones y
liberarnos de los condicionamientos sociales, es el humor
en sus innumerables manifestaciones, en otras palabras, la
risa hija del humor se legitima cuando hay alguna forma de
desorden que quebranta la sacralidad de los rectos carriles
de la vida. Las sesudas investigaciones para explicar estos
escapes, la molestia e indignacin por este quebrantamiento
son soluciones fuera de tiesto. El humor es la forma ms
sana, coherente y equilibrada, en medio de su desequilibrio,
en cuanto da forma al sentido humano en las personas
deformadas o anquilosadas en la rigidez del ordenamiento
social.
La naturaleza funciona con un orden bastante rgido.
Toda sociedad condiciona su funcionamiento a normas que
garantizan un orden; nos podemos entender en un mismo
idioma si aceptamos la organizacin semntica y sintctica
de las palabras, frases y discursos. La vida individual y
colectiva es un buen o mal proyecto y para su realizacin se
requi eren normas que establ ezcan l os l mi tes del
comportamiento en relacin con los otros. En una telenovela
brasilera- creo que El Bien Amado- Un alcalde empeoso en
contar con un muerto para inaugurar la obra ms importante
de su administracin: el cementerio, recurre a un personaje
con fama de loco convencido de que puede volar como las
19
aves, le lleva hasta una empinada colina, le pone unas alas
para disfrazarle de ngel y le pide que se lance al espacio,
orden que es cumplida, pero el chalado vuela, lo que provoca
risotadas en los televidentes ya que se produce un desorden
en las leyes naturales -en este caso la de la gravedad- y
porque se desordena el plan del alcalde de inaugurar el
cementerio. Dems esta decir que es el propio Alcalde el
que ocupa por primera vez la tumba fra sin haber sido testigo
ni oficiante de la inauguracin.
Si en un acto solemne, alguien que sube para recibir
una condecoracin tropieza y cae, el pblico re porque se
ha quebrantado un orden de manera no prevista. Numerosos
son los chistes, reales o inventados, que resultan de un uso
inadecuado del lenguaje por confusin del significado,
gazapos actos fallidos dira Freud- o por malicia. Cuentan
que alguna persona, para que otro identifique a una seora
de alcurnia en una reunin dijo es la poltrona que est sentada
en la matrona; algn agudo sicoanalista habra dicho que en
los recovecos de su inconsciente, este seor quera asfixiar
a la dama con los mullidos cojines del mueble; alguno ms
avanzado habra interpretado este gazapo como que el
caballero quera convertirse en poltrona para estar sobre la
matrona.
Estos ejemplos son risibles porque se quebranta el
orden semntico del idioma invitando a la risa este desorden.
Queda en claro que la risa no es la nica manera de reaccionar
frente a un desorden; a nadie se le ocurrira rer, si viajando
por una carretera de nuestras montaas, mira a pocos metros
de su vehculo que un cerro lleno de rocas se derrumba sobre
el pavimento o si teniendo necesidad de llegar con urgencia
a un destino encuentra que algunas personas, so pretexto
de paro para reivindicar sus sagrados derechos, han
interrumpido la va para castigar a los acongojados viajantes
20
que no tienen arte ni parte en el incumplimiento de esos reales
o supuestos derechos.
Los caminos del humor
Una primera gran divisin en las manifestaciones del
humor sera: voluntario e involuntario. En el segundo caso el
protagonista no pretende provocar risa en los dems, se
produce una situacin no buscada ni prevista, que al ser
percibida por los otros, causa hilaridad como el profesor que
al entrar a clase, por descuido, tiene abierta su bragueta, o la
autoridad que, en algn acto solemne, al intentar sentarse no
se da cuenta que la silla est retirada y da con su humanidad
en el suelo, o de quien al ocultar su calvicie con una peluca,
queda al desnudo sin el incitante sabor de la pornografa- a
causa de una inoportuna rfaga de viento que, adems, puede
provocarle un resfro. En otros casos puede provenir del
desconocimiento de palabras y actitudes en lugares distintos
a aquel en el que se desarrolla la vida. Es el caso de un
turista primerizo que en Cuba, a una bien dotada vendedora
de fruta, le pregunt cuanto cuestan sus papayas, en lugar
de recurrir al trmino fruta bomba, propio de la isla caribea.
Recuerdo la risotada que provoc en Espaa una coterrnea
que, para galantemente ponderar la buena conservacin y
apariencia juvenil de una seora entrada en aos, le dijo que
tena cara de polla. Abundan las situaciones cmicas de
personas de otro pas que, en el que visitan, usan palabras
inocentes en el suyo pero indecentes en el visitado. No
aconsejara a un mexicano, en cuyo pas el dulce de leche se
llama cajeta, que en Uruguay pida este potaje. Hilaridad
provocara un ecuatoriano que en Brasil diga que quiere subir
a una buseta, aunque de pronto se encuentre con una
satisfaccin no buscada.
21
No son raros los casos en los que, pretendiendo
actuar correctamente o mostrar alguna innovacin digna de
admiracin, se provoca sonrisas disimuladas, si es que no
abiertas risillas. En el caprichoso y cambiante universo de la
moda, suele ocurrir con alguna frecuencia. Quedaron ya en
los recovecos de la historia aquellos tiempos en los que la
vestimenta estaba vinculada a la condicin social de quienes
cubran sus intimidades y aledaos, existiendo barreras
sociales infranqueables y castigos informales a quienes las
quebrantaban y en algunos casos, con intervencin de
autoridad, como ocurra en la colonia cuando, audaces
personas, en la mayora de los casos mujeres, que no tenan
la condicin de blancos, vestan atuendos de seda.
Si algo se ha democratizado en nuestros das por lo
menos en la llamada civilizacin occidental- es el uso de la
vestimenta que, salvo muy pocas excepciones como las
destinadas a ceremoniales religiosos y eventos militares, no
tiene restriccin alguna. La enorme difusin del bluejean
muestra cmo barreras de toda ndol e, soci al es y
ocupacionales, han desaparecido. Se necesita tener una
especial percepcin, rayana en la mana, para distinguir si la
prenda cost tres dlares en la feria libre o un par de
centenares en caso de que lleve la marca de algn consagrado
diseador. La moda, en cuanto innovacin de estilos, colores
y cortes de vestimenta se ha refugiado en reducidos grupos
con poder y prestigio reconocidos para dar el visto bueno a
audaces cambios. Las modelos que en las pasarelas exhiben
prendas a veces casi invisibles- son las condesas y
duquesas del pasado y amenazan seriamente desplazar a
las consagradas artistas de cine cuyo talento teatral est
retado por las medidas anatmicas, hijas de forzados ayunos
llamados eufemsticamente dietas.
Gilles Lipovetsky, en su obra El Imperio de lo Efmero,
La Moda y su Destino en las Sociedades Modernas, escribe:
22
La moda es un sistema original de regulacin y de
presin sociales. Sus cambios presentan un carcter
apremiante, se acompaan del deber de adopcin y
asi mi l aci n, se i mponen ms o menos
obligatoriamente a un medio social determinado, tal
es el despotismo de la moda tan frecuentemente
denunciado a travs de los siglos. Despotismo por
otra parte muy particular ya que no cuenta con mayor
sancin que la risa, la burla o la reprobacin de los
contemporneos. Ms fundamentalmente los
decretos de la moda consiguen extenderse gracias
al deseo de los individuos de parecerse a aquellos a
quienes se juzga superiores, a aquellos que irradian
prestigio y rango
2
Audaces innovadores o pobres intrpretes de estos
dictmenes, con frecuencia, al no estar bendecidos por
nombres de postn como Oscar de la Renta, Carolina Herrera
o Christian Dior, hacen el ridculo y se convierten en blanco
de la burla. El ridculo es una ruptura involuntaria del orden
social y se da cuando las personas creen que estn actuando
correctamente o de manera original para atraer la admirada
aprobacin del entorno humano. La respuesta desaprobatoria
al ridculo es la risa que no siempre se da de manera
inmediata y en presencia del protagonista, sino evitndola o
en comentarios posteriores entre personas que estn de
acuerdo con esta pobre contravencin del orden establecido.
Si el responsable de estas risillas se percata de esta reaccin
desfavorable, reacciona con un sentimiento de humillacin y
vergenza que se la guarda en sus adentros o, lo que es
peor, intenta demostrar a los dems que es l quien est en
lo correcto y que los ridculos son los otros, con resultados
desafortunados en la mayora de los casos.
23
Las acciones ridculas son mucho ms frecuentes de
lo que creemos, todos alguna vez hemos hecho este papel,
pero los hay que reinciden con frecuencia. Cuando se
reconoce que se ha incurrido en ridiculez la experiencia lleva
a tratar de no repetir el dislate, cuando no hay conciencia
este fenmeno se torna parte de la personalidad. Richard
Armour inicia la introduccin a la Historia de la Estupidez
Humana de Paul Tabori con el siguiente prrafo:
Algunos nacen estpidos, otros alcanzan el estado
de estupidez y hay individuos, a quienes, la estupidez
se les adhiere. Pero la mayora son estpidos no por
i nfl uenci a de sus antepasados o de sus
contemporneos. Es el resultado de un duro esfuerzo
personal. Hacen el papel del tonto. En realidad,
algunos sobresalen y hacen el tonto cabal y perfecto.
Naturalmente, son los ltimos en saberlo, y uno se
resiste a ponerlos sobre aviso, pues la ignorancia de
la estupidez equivale a la bienaventuranza
3
.
Sin hacer una generalizacin absoluta, lo que Armour
afirma de la estupidez y los estpidos es aplicable, en buena
medida, a los ridculos contumaces. A gusto o disgusto,
aceptando o cuesti onando, tenemos que vi vi r en
conglomerados humanos y para hacerlo con el menor nmero
de conflictos posibles, tenemos que aceptar las pautas de
conducta propias de la comunidad que van desde los usos
sociales hasta las leyes. En el caso de las leyes no nos
queda otro recurso que observarlas influyendo para ello el
miedo a los castigos que su quebrantamiento acarrea; si se
trata de normas morales, el temor de que se est obrando
mal con la consiguiente reprobacin social y, con frecuencia,
interna, nos induce a obedecerlas. En los usos sociales entre
los que se encuentran la moda, la etiqueta y la urbanidad,
una de las pocas presiones para fortalecer su cumplimiento
es el ridculo cuyo castigo es la risa, que a la vez es premio
24
para los que observan, y su comportamiento normal se da
cumpliendo las normas, a veces complicadas y artificiosas.
Es frecuente el ridculo entre los nuevos ricos que, al
lograr xito econmico, creen estar automticamente en los
estratos sociales altos y, para demostrarlo, pretenden cumplir
las normas de urbanidad y etiqueta de manera forzada y con
notorios desaciertos. No es raro que los mejores chistes
provengan de quienes no tienen la intencin de hacerlos, al
contrario pretenden contribuir al mejoramiento del mundo
literario con poemas de alta calidad. En los versos de un
poeta con nfulas de laureado -de cuyo nombre me he olvidado
intencionalmente- para rimar adecuadamente, escribi Y tras
un floripondio/ Sus me escondio. Y luego: La mujer a los
quince es flor y espuma/ A los treinta baba y rema. Si hubiera
pretendido escribir obras humorsticas, lo ms probable es
que hubiera fracasado rotundamente El chiste, en este caso,
nace de su seriedad.
Humor y Creatividad
Si alguien quiere disfrutar de casos ficticios de estas
anomalas en nuestro medio, le recomiendo que lea en el
semanario La Escoba, publicado en Cuenca entre 1949 y
1961, la seccin El Pishquista, trmino que quiere decir
arribista o trepador social
4
. Moliere en sus comedias
cargadas de humor ha conformado tipos humanos modelos
de defectos, como Harpagn que encarna la avaricia o Tartufo
la hipocresa, ha logrado plasmar el mejor prototipo que
conozco del nuevo rico trepador: Monsieur Jourdin en su
comedia Le Bourgeois Gentilhomme.
Las obras a que he hecho referencia demuestran que
el humor no se limita a dislates con nfulas de seriedad, sino
que es una enorme y muy rica fuente de creatividad. Si la
risa es una forma de esparcimiento, si nos permite hacer
25
pausas a la realidad espesa y a la rutina, si es que para evitar,
aunque sea temporalmente, el mal de nuestros das cuyo
trmino stress se ha puesto de moda, hay muchas formas
de crear voluntariamente situaciones que provoquen risa de
mltiples tonos. Desde bromas ligeras o pesadas y cachos
bien o mal contados hasta novelas geniales como el Quijote
y pelculas rayanas en la genialidad como las de Charles
Chaplin. El ser humano en todos los tiempos ha recurrido a
su ingenio para crear situaciones risibles. Con el perdn de
los telogos sesudos y densos, no estara mal interpretar el
ofrecimiento que Eva hizo de la manzana a Adn y su
aceptacin, como una broma pesada que nos ha llevado a
recurrir a la risa para aliviar nuestro trnsito por este valle de
lgrimas.
No pretendo agotar las mltiples maneras para crear
situaciones risibles, enumerar algunas: bromas, disfraces,
cachos para fungir de culto puedo decir chascarrillos- en
los que su efecto hilarante depende, en buena medida, de la
manera como se l os cuenta, representaci ones que
comienzan con los ligeros payasos de circo, comedias de
todos los calibres en las que el talento representativo de los
cmicos juega un importante papel, pelculas que con las
tecnologas del sptimo arte contribuyen a intensificar las
escenas risibles. La expresin grfica como el dibujo llega a
su mayor expresin humorstica en las caricaturas.
Las palabras que aprisionan ideas generan, en alianza
con el dibujo, humor que se expresa en los comics de
peridico y revistas. No puedo olvidar que en mi infancia lo
primero que buscaba cuando el diario llegaba a mis manos,
luego de haber recorrido las de los mayores, era Benitn y
Eneas, el Profesor Nimbus y Don Pancho y Doa Ramona.
Este subgnero, o como quieran llamarlo, tiene escalas de
calidad determinadas por la demanda del pblico. Gran
acogida tienen o tuvieron- los personajes de Walt Disney,
26
Condorito y llegan a la mxima expresin en Mafalda que para
algunos es ms consistente que un difcil tratado de Filosofa
porque llama a profundas meditaciones sobre problemas de
la vida prctica, con ahorro de buenas cantidades de
neuronas y sustancia gris que seran consumidas en una
lectura de la Cudruple Raz del Principio de Razn
Suficiente de Arturo Schopenhauer.
El ao pasado el mundo, de manera especial el
hispnico, vivi pendiente de las celebraciones del cuarto
centenario de la publicacin del Ingenioso Hidalgo Don Quijote
de la Mancha. Comienza este ao la celebracin de William
Shakespeare. Posiciones diferentes se han dado en el mundo
de la cultura occidental sobre cual de los dos escritores lleg
a la ms elevada cumbre de la genialidad; la corriente
anglosajona se inclina por Shakespeare mientras la latina por
Cervantes. Para los propsitos de este artculo, vale la pena
destacar que El Quijote es una novela de humor y que
Shakespeare, adems de Hamlet y Macbet, escribi varias
comedias humorsticas de enorme xito como Las Alegres
Comadres de Windsor, Como Gustis, La Doma de la Brava,
El Sueo de una Noche de Verano, entre otras. El humor no
tiene lmites e igual lo manejan las ms altas cumbres de la
literatura y el cine que gentes que estn bastante por debajo
de la media y son acreedores a la octava obra de caridad:
rer de los chistes sin gracia.
El chiste puede ser inofensivo cuando su meta nica
es arrancar carcajadas o risas discretas como ocurre con
las seudo piruetas de un payaso de circo con vestimenta
estrafal ari a, o puede converti rse en un arma de
insospechados poderes dependiendo de la intencin de quien
los genera. Hay chistes que se agotan en la distorsin del
orden normal, sin alusiones personales como cuando
Eduardo Cevallos en su Diccionario de Brutalidades define a
caco como primo de la caca. Pero con mucha frecuencia
27
embozan crticas a determinados personajes que pueden
formar grupos con formas de vida uniformes como los
clrigos, militares o habitantes de determinados territorios.
Estas expresiones de humor provocan manifiestas o
encubiertas rabias entre algunos integrantes de los grupos,
que trasladan a sus personas lo que est dirigido a una
colectividad con la que, con o sin razn, se identifican y se
consideran en la obligacin de defender una causa, aunque
no haya causa para ello.
Dirigido a una persona puede ser una forma de
agresin en la que el ingenio ablanda el carcter burdo del
insulto. Algn poltico de los ms altos niveles llam a uno de
sus rivales burro, lo que mereci fuerte desaprobacin en
los medios de comunicacin y exigencia de que ofrezca
disculpas al ofendido; el poltico de marras, desde un canal
de televisin, ofreci disculpas al burro, con lo que intensific
su dura agresin, pero reemplazando la indignacin del
pblico con risas. Larga y creciente era la rivalidad entre dos
escritores, el uno de elevada estatura y el otro notable por su
corto tamao; en algn enfrentamiento verbal, el de alta
estatura dijo al de pequea si supiera que sabes nadar te
echara un escupitajo. En los ms diversos tonos el humor
como medio de agresin verbal es un arma de enorme poder,
ya que la nica manera de responder es mediante otro chiste
de igual o mejor calidad, lo cual pocas veces es posible.
Responder con agresin fsica o insultos provoca la
desaprobacin del gran pblico, ya que el agraviado
demuestra carecer de ingenio suficiente y, en la inmensa
mayora de los casos, el pblico siempre se pone a favor del
que recurri al humor.
El anecdotario poltico en prcticamente todos los
pases del mundo, est matizado con chistes hechos en pleno
debate. Daniel Samper Pizano, en una de sus obras nos
relata cmo en una agria polmica entre Laureano Gmez
28
Castro, conservador, y un Senador liberal de apellido Toro,
termin este ltimo su intervencin de esta manera: tenga
presente que yo soy Toro y embisto, a lo que el otro respondi:
Yo soy Gmez y Castro.
Ms all de la risa
Puede el humor ser usado como un instrumento para
plantear problemas trascendentales e invitar a profundas
reflexiones sobre diversos aspectos de la vida. El caso de
Don Quijote de la Mancha es un contundente ejemplo de lo
afirmado. Ros de tinta han corrido para abordar los profundos
planteamientos que sobre la condicin humana plantea el
caballero de la triste figura. Alguna vez mir un cmic sobre
el Quijote, dedicado a nios, las limitaciones para dilogos y
abordamientos de la realidad, redujo esta obra a una
secuencia de hechos cmicos ocasionados por los dislates
de una persona cuya mente se haba deteriorado y las
actitudes de un acompaante cuerdo, pero con tan limitado
talento, que su ingenuidad le llevaba a tomar como hechos
reales bromas que otros lo hacan, como gobernar una nsula
ficticia. Actuar con ideas y actitudes cargadas de idealismo
sobre el mundo en que se vive, puede llevar a una
desaprobacin castigada por la risa, a la vez que las distancias
entre el mundo que creemos debe ser y el que realmente es,
nos lleva a pensar, con pesimismo en las limitaciones de la
condicin humana que invitan a vivir con un quemeimportismo
ante la imposibilidad de asumir compromisos con los cambios
que el mundo requiere. Un simple interrogante surge luego
de leer esta obra, En donde radica el disparate? En las
actitudes y acciones de una persona cuya sanidad mental
parece ser evidente, o en las respuestas socarronas y
agresivas de quienes no tienen magn suficiente para captar
los fundamentos y metas de un mundo ideal.
29
El estrafalario Charles Chaplin es uno de los directores
- actores que ms carcajadas ha provocado y sus pelculas,
la gran mayora en la poca del cine mudo, siguen teniendo
actualidad, en alguna medida por sus dotes histrinicas, pero
sobre todo por los mensajes crticos contra el orden
establecido y las lacras sociales. El banquete que se da al
comer un zapato observando con detalle las normas de
urbanidad en la mesa invita a incontenibles risas, pero esta
oculto o evidenciado el problema del hambre que se pasa
ante el atractivo de obtener oro en Alaska y, de esta manera,
hacer easy money. En el Gran dictador no deja espacio
alguno para descansar de la risa, pero es una de las crticas
ms duras a la demencial vigencia del Nacional Socialismo
encarnado en Adolfo Hitler. Luego de dar rienda suelta a
nuestra necesidad de evasin mediante la risa al mirar
Tiempos Modernos o El Nio, nos queda un regusto de
angustia y preocupacin ante las casi trgicas situaciones a
que puede llevar la pobreza gestada por un orden establecido
inhumano.
Inagotable es el tema del humor para adentrarnos en
sus complicados contenidos. Una primera aproximacin nos
muestra su lado superficial partiendo del presupuesto de que
la risa es un escape a los agobios de la seriedad que es, a la
vez, la nica actitud sensata para hacer frente a los
problemas de la vida. Como en toda forma de la creatividad
humana literatura, arte, filosofa etc.- hay niveles que van
desde la epidermis y llegan a notables profundidades. Igual
ocurre con el humor, la cada estrepitosa de un payaso que
calza zapatos gigantescos o el comportamiento de Don
Quijote en una venta que la ha transformado en su mente en
castillo o los despliegues sentimentales frente a Aldonza
Lorenzo transformada en Dulcinea del Toboso tienen algo en
comn: el carcter cmico por la distorsin de la normalidad.
Pero hay aos luz de distancia entre el annimo payaso de
circo pobre y el caballero manchego.
30
Notas:
1
Para los que nacieron con vehculo automotor a la puerta o buses
en el terminal terrestre, emparamada es una persona que se despidi
de este mundo cruel alguna noche en un pramo helado al realizar
algn viaje a caballo o a pata, siendo caracterstico de esta muerte
una expresin de los msculos faciales similar a la risa, es decir
moran sin saber que se rean.
2
Lipovetsky, Gilles. El imperio de lo Efmero, La moda y su Destino
en las Sociedades Modernas, 2002, Anagrama, Barcelona
3
Tabori, Paul. Historia de la Estupidez Humana, 1984, Ediciones
siglo XX, Buenos Aires
4
En 1980 publiqu una Antologa de la Escoba, libro que alcanz
las 372 pginas
LOS IMPENSADOS VIAJES DE LA
FLECHA
Apuntes para una teora del humor
Joaqun Moreno Aguilar
Licenciado en Lengua y Literatura por la Universidad de
Cuenca
Mster en Desarrollo Educativo por la Universidad del
Azuay
33
Cuando se lee teoras acerca del humor se percibe
rpidamente la abundancia de puntos de vista; se siente que
cada tratadista se cree ms inteligente que el otro, que
escriben como si su teora fuera la nica que realmente
explicase algo del porqu remos, la nica acertada en
profundizar en las motivaciones psicolgicas, la nica que
clasifica adecuadamente los recursos y, en fin, en palabras
llanas: que en tratndose del humor, hay muy pocos
acuerdos.
Tanto es esto as, que ni siquiera hay una definicin
aceptada de lo que es humor o humorismo y, por ello,
para iniciar este escrito parto de la definicin que me ha
parecido desde hace muchos aos la ms acertada y que la
tom de un escrito denominado: Por qu remos, de Arthur
Koestler, del que no puedo citar ms, porque lo nico que
tengo es una vieja fotocopia en la que no estn las pginas
iniciales con los datos que indican la editorial, la fecha de
publicacin, etc.
Qu dice Koestler del humor?
En sus numerosas y clebres variedades, el
humorismo puede definirse sencillamente como un gnero
de estmulo que tiende a despertar el reflejo de la risa
Sabia definicin. Seria y precisa. La adopto, y es a
este gnero de estmulo que tiende a despertar el reflejo de
la risa a lo que me voy a referir en este escrito.
34
Procurar hacerlo, adems, con un estilo en lo posible
alegre, porque -como lo dej escrito en alguna ya lejana
ocasin, referirse al humor en trminos aburridamente serios,
tiene mucho parecido a buscar el secreto de la belleza de
una miss universo durante su autopsia.
Deca que no hay acuerdos respecto del humor, pero,
la afirmacin no es del todo cierta. S los hay pues se
concuerda que el humor suele ser profundamente local y
cruelmente temporal. Explico cada una de estas dos
caractersticas.
A fin de que a la primera el localismo del humor- se
la recuerde con facilidad, la expreso con la frase: casi todo
humor suele ser profundamente provinciano.
Y aunque aquello de provinciano no va a ser
comprendido en pases en los que existan estados, en
realidad no importa, porque la idea es clara y porque los
escritos no suelen tener tanta difusin como se cree, ni
siquiera ahora con las publicaciones online.
Es ms, afirmar que el humor es provinciano puede
ser un error por atribuir al humor un mbito demasiado amplio,
porque en muchas ocasiones su espacio es incluso ms
limitado que una ciudad o un pueblo y se reduce, ms
comnmente a la familia o al mbito de trabajo.
Experiencias abundan. Imaginemos una bastante
comn: asisten a una reunin con una familia a la que no
conocen mucho en la que, como en toda familia extendida
suele existir entre sus especmenes un gracioso. Apenas
la conversacin adquiere fluidez, el susodicho empieza a
narrar ancdotas del pasado familiar que, generalmente,
comienzan as: Y se acuerdan cuando y a continuacin,
se narra la ocasin aquella en que a la hermana le bailaban
35
los porotos en el ojo, aquella otra cuando el abuelito resbal y
cay estrepitosamente de culo; o esa terrfica en que la ta
ya muy viejita, pero metiche se empe en estar presente
mientras se peda la mano de y solt tremendo gas justo
cuando l as ci rcunstanci as exi gan l a mxi ma
circunspeccino incluso la trascendente de cuando la
prima N.N. se fue de paseo a X.X. sin avisar a la ta N.N. que
le iba a acompaar el X.X. y mientras los familiares,
conocedores de los antecedentes y sobre todo de los
consecuentes del hecho humorstico del pasado (algunos tal
vez, incluso, hijos del mismo) comienzan ya a colocar en su
fisonoma las facciones medio tontas que anteceden a la risa,
uno se siente inmensamente descontextualizado y procura
poner la cara ms inteligente y comprensiva posible.
Anticipando conceptos: mientras los familiares ya
estn en tensin humorstica, uno, el extrao, se siente un
poquito estpido.
En trminos un poco ms cientficos: es claro que
mucho del humor depende profundamente del contexto.
Los chistes y los chismes- de oficina o del lugar de
trabajo, son otra fuente abundante de ejemplos de lo dicho.
Si usted no trabaja en qu le importa que el ni s cuntos
le haya ganado ni s qu beldad al ni s cmo? Los
conocedores del suceso, se ren, sonren y aportan detalles
solamente cmicos para ellos- en veces reales y en muchas
otras inventados, tan solo por el prurito de mostrar que son
personas bien informadas. Uno, mientras tanto, pobre
descontextualizado del hecho morbi-cmico, se siente en el
limbo, lugar al que antes iban los nios muertos sin bautizar
y que ha pasado a ser un no lugar porque dicen que no
existe.
36
El humor de los pequeos poblados puede ser casi
trgico. Cuando los vivos de la poblacin se renen para
contar chistes sobre el tonto de la misma, se mueren de risa,
se festejan, se gozan.
Pero cuando van al pueblo vecino y cuentan los
mismos chistes que les causaron tanta gracia, nadie se re y
les miran, ms bien con cara extraa, al punto de sentirse
bastante tontos, ellos, los vivos. Es entonces cuando suelen
surgir los desesperados intentos de explicar el contexto
diciendo: Es que vern, no que es lo peor que cualquier
ser inteligente puede hacer cuando se trata de humor: intentar
explicar el porqu debieron rerse las otras personas, que no
comprendieron nada de nada.
La razn de esta aparente sinrazn es clara: en el
pueblo del lado el tonto es otro, tiene otro nombre y otras
caractersticas. Por eso, cuando nos cuentan chistes de
gallegos primero tienen que explicarnos que los gallegos son
tenidos por ingenuos, de la misma manera como por estas
tierras se les tiene a los de la ciudad o pueblo de y que por
lo tanto contar chistes de gallegos equivale a contar chistes
de Ah, ya entend!
Solo el humor genial logra rebasar el limitado mbito
geogrfico que suele tener la narracin humorstica comn y
corriente. Solo el humor genial rebasa las limitaciones
geogrficas y alcanza alguna fibra humana profunda que le
da adems- permanencia en el tiempo.
Incluso las series de televisin de gran xito
humorstico, por ejemplo Friends, (a la que me atrevo a
calificar de genial) necesitan construir su propio contexto y
universalizarlo. Cuando lo logran, ser ms fcil lograr en
los telespectadores el reflejo de la risa. Adems de que
procuran partir de situaciones humanamente interesantes y
37
que nos predisponen a la tensin humorstica como es la
presencia de varios hombres y mujeres con caractersticas
marcadas, viviendo en un ambiente reducido.
Pero, no nos desviemos. Vamos a la segunda
caracterstica enunciada como que el humor es cruelmente
temporal. En este caso, el ejemplo ya no se basar en los
tontos del pueblo, sino en los vivsimos de la nacin.
Tienen sentido los chistes cuyo protagonista es el
mal presidente de turno cuando por alguna razn (en el
Ecuador suele ser cada aparatosa y rpida huida) ha dejado
de gobernar? Ya no. Cado el gobernante los chistes pierden
su gracia y debemos esperar a que el nuevo mandams haga
alguna tontera o muestre sus caractersticas susceptibles
de burla para comenzar, nuevamente a rer a su costa.
Parece, que mientras ms malo es el gobierno, ms
narraciones cmicas har el pueblo, porque la risa funciona
entonces como catarsis, aunque no me atrevo a afirmarlo de
manera categrica. Podra ser tambin masoquismo.
En este caso, el humor rebasa los confines del pueblo
para alcanzar a toda una nacin, pero sus lmites estn
marcados por el tiempo que dure en el poder el objeto de la
irona, el sarcasmo o la caricatura.
Otro ejemplo de la temporalidad del chiste podemos
encontrarlo en las frases escritas en los aos viejos.
Los aos viejos, generalmente, buscan quemar las
penas principales sobrellevadas durante el ao, ms con
humor que con llamas, y por ello, tan esenciales como el
monigote, y en algunos casos ms, son los escritos que
suelen acompaarlos. Una lectura de las frases del diciembre
del 2004 ya no tendrn sentido la gran mayora- en el
diciembre del 2005. Fueron risas de un da, e igual que los
38
monigotes, se quemaron y se hicieron cenizas. Es un humor
que tiene lugar y fecha: la esquina de las calles tal y tal, en el
31 de diciembre del ao
Asimismo los testamentos del ao viejito -como les
decimos cariosamente- esos que ayer provocaron lgrimas
de alegra, hoy a lo ms, nos obligan a un esfuerzo de la
memoria para intentar -recordando las circunstancias- revivir
la sonrisa. El esfuerzo es, casi siempre, intil.
Es que como ya se ha dicho, muchos de los
elementos del humor, dependen con exceso- del contexto
cultural.
Dejemos a los tontos del pueblo y a los vivsimos de
la nacin y veamos unos ejemplos tomados de una de las
obras consideradas como cumbres del ingenio humano, tanto
por el estilo, como por la riqueza de los mensajes transmitidos
ypor el humor: Don Quijote de la Mancha.
Si el humor es tan temporal y tan espacial, tan
dependiente de las circunstancias, tan supeditado a la cultura,
al conocimiento que tenemos de los personajes, tan
subordinado a las connotaciones de las palabras, cmo es
que una obra de casi cuatrocientos aos todava conserva la
capacidad de provocarnos el reflejo de la risa.
Antes de la respuesta, una breve digresin:
Hay en La Ilada una escena que describe el momento
en que Hctor va a despedirse de su esposa Andrmaca, ya
vestido para el que ser su ltimo combate. Su pequeo
hi j o, al verl o con todos sus arti l ugi os de guerra,
confeccionados justamente tanto para proteger como para
causar temor, se refugia en los brazos de su madre. Padre
y madre ren, y el hroe tiene que despojarse de su yelmo
para poder abrazar al pequeo. Es para m, la ms bella
39
escena de esa obra blica, porque nos muestra que los nios
y los padres y las madres de hace tres mil aos eran iguales
a los actuales. La escena toca una caracterstica humana
permanente.
Si El Quijote tiene elementos que an nos hacen rer
deber ser porque esos elementos no estn supeditados a su
contexto cultural o, dicho de manera positiva, porque esos
elementos tocan algo esencial del ser humano, y podran
servirnos de muy buenas pistas para profundizar en qu es
lo permanente en el humor, pero eso sera motivo de un
estudio ms largo y profundo, ahora corresponde decir que
cuando lo releemos notamos que mucho de lo que debi ser
humor fino se ha quemado como las frases de los aos viejos
porque son caractersticas culturalmente alejadas y que ya
no tienen, por lo tanto, el poder de provocar en nosotros el
reflejo de la risa.
Seguramente debi eron ser humorsti cas l as
descripciones de cmo vestan muchos de los personajes,
pero cuando leemos que: comenzaron a entrar por el jardn
adelante hasta cantidad de doce dueas, repartidas en dos
hileras, todas vestidas de unos monjiles anchos, al parecer,
de anascote batanado, con unas tocas blancas de delgado
canequ, tan luengas que slo el ribete del monjil descubran.
1
el lenguaje es tan distante que hasta aproximarlo con las
averiguaciones acerca de qu es cada prenda, cualquier
gracia que pudiera haber existido habr desaparecido.
Y de estos ejemplos hay muchos. As, cuando llega
el paje de los duques a entregar la carta que Sancho ha
escrito a su esposa se indica:
A cuyas voces sali Teresa Panza, su madre, hilando un
copo de estopa, con una saya parda. Pareca, segn era de
corta, que se la haban cortado por vergonzoso lugar, con un
corpezuelo asimismo pardo y una camisa de pechos. No
40
era muy vieja, aunque mostraba pasar de los cuarenta, pero
fuerte, tiesa, nervuda y avellanada; la cual, viendo a su hija,
y al paje a caballo, le dijo: (Captulo L)
Sin embargo es posible que sonriramos si la
descripcin nos dijera algo as como: A cuyas voces sali
Teresa Panza, su madre, quien haba estado broncendose
como parte de los preparativos para su futuro desempeo
como esposa de un gobernador, y sali a recibir al paje tal y
como lo haba estado haciendo, en un minsculo bikini del
que no se saba si admirar ms la calidad de la tela o la
fortaleza de las costuras, pues entrambas alcanzaban a
contener valerosamente las frondosidades anatmicas de la
susodicha que amenazaban desbordarse. Es posible; pero
incluso la descripcin de una Teresa Panza en minsculo
biquini es temporal y lo que hoy es imagen visual, maana
ser tambin susceptible de la bsqueda al pie de pgina de
qu era esta prenda y por qu pretenda ser humorstica la
descripcin.
Y tan solo unos prrafos ms adelante:
-Ay Dios mo -replic Sanchica-, y que ser de ver a mi
padre con pedorreras! No es bueno sino que desde que
nac tengo deseo de ver a mi padre con calzas atacadas?
(Captulo L)
A propsito he conservado los nmeros que remiten
a explicaciones que nos aclararan el sentido del corpezuelo,
la camisa de pechos, las pedorreras. Pueden servirnos
para satisfacer una curiosidad intelectual; no nos sirven para
provocar la risa: perdido el significado, el humor de estos
prrafos se ha desvanecido, como lo hara el perfume de un
frasco destapado durante muchos aos.
41
Y as, muchas referencias a personajes de la poca,
formas de vestir, de comer, de montar, etc. han pagado su
precio al paso del tiempo.
Mientras las tragedias permanecen casi ntegras en
su grandeza porque tocan l os probl emas humanos
esenciales, pareciera que el humor es ms humilde, pues
nos habla muchas veces tan solo de elementos importantes
en la vida cotidiana: la forma de vestir, la manera de comer,
el traspi que tuvo el gobernante, el lapsus del orador
pretencioso
Aparentemente ms humilde, tan solo, porque hoy la
psicologa nos dice que el hombre, al menos el de estas
pocas, desbordado por la sobrecarga de informacin,
selecciona por sanidad mental tan solo aquellas cosas que
le parecen importantes para que su cerebro, su amado disco
duro, no se le cuelgue y comience a ver gigantes en donde
tan solo existen molinos con sus grandes aspas amablemente
movidas por el viento. El hombre posmoderno, se preocupa
ms de las pequeas cosas de la vida que de los insolubles
problemas filosficos (Sospecho que de igual manera se
habr comportado tambin el hombre del paleoltico.)
Pero, ya es hora de dejar de divagar y proponer algo
en esta bsqueda constante de la esencia del humor. Y para
ello, necesito ponerme un poco epistemlogo.
Para profundizar en el conocimiento (dicen los que
saben, es decir los miembros de las comunidades
cientficas) hay que partir de una teora; una teora que -por
supuesto- se base en estudios previos, y a la que se
enfrentar los hechos para ver si soporta este choque o por
el contrario es falsada por l; en palabras sencillas, si queda
en pie, fortalecida o, por el contrario, queda igualita que Don
Quijote despus de estrellarse contra las aspas del molino
42
de viento, tirada por el suelo, mostrndonos que todo fue
engao de algn famoso encantador y hechicero.
Corresponde pues, en este momento, explicitar la
teora que ha venido surgiendo en mi cabeza para ponerla a
di sposi ci n de l as personas que qui eran probarl a
enfrentndola a los mltiples chistes que hoy pueden
conseguirse de muy diferente forma y formato.
Si los hechos apoyan la teora, algo se habr
progresado; si, por el contrario la desvirtan, tambin se habr
adelantado en el conocimiento pues ya no tendr sentido
mantener afirmaciones desvirtuadas por la realidad. (Tengo
la rara sensacin de que si contino escribiendo con esta
misma juiciosidad y estilo terminar siendo admitido en alguna
de las comunidades cientficas.)
La importancia de partir una teora y de que sta est
cimentada en conocimientos previos, no es pedantera, es
necesidad.
Si no lo creen, y a manera de descanso, sirva este
ejemplo:
Imaginemos que deambulando plcidamente por las
lomas de mi tierra, el rato menos pensado, como decimos
en cuencano, me trompieso y me caigo de bruces contra
un hueso. Si no tengo una teora lo ms que har ser decir:
Casisito me caigo encima de ese hueso, carajo!, levantarme,
sacudir el polvo de mi verde gabn y dejar al hueso en
cuestin, all mismo, en brazos de la Pachamama.
Pero y si lo mismo le sucede a un paleontlogo que,
gracias a su slida formacin y a su aparato terico, intuye
rpidamente, que ese hueso puede ser, ni ms ni menos,
que una parte del eslabn perdido? Se imaginan el cuidado
43
con que lo tomara a pesar de sus rodillas rasmilladas?
Logran ver cunto abre sus ojos a pesar del dolor? No es
cierto que los titulares de los peridicos anunciando el
descubrimiento estaran escritos con unas letras grandotas?
Realmente es inimaginable el salto que se dara en el
conocimiento humano: Y todo por un hueso porque un hueso
visto desde una teora puede significar un salto en el
conocimiento humano. Visto sin ella, no pasara de ser un
obstculo para algn caminante despistado.
Si ni aun as ha quedado en claro la importancia de
partir de una teora en estudios cientficos como el presente,
lo siento, y prosigo.
Enfrentemos, pues, al toro de afilada cornamenta y
lancmonos a la aventura de proponer un elemento para una
teora explicativa del humor.
Eri ch Auerbach, en su l i bro Mi mesi s, La
representacin de la realidad en la literatura occidental,
plantea en el captulo denominado La Cicatriz de Ulises,
una teora, que dice que no es suya tampoco sino, ni ms ni
menos, que la tom de la correspondencia entre Goethe y
Schiller, un par de individuos que algo saban de literatura y
que, por lo tanto, algo podan aportar, as como Pel y
Maradona, podran hacerlo si de ftbol se tratase.
Auerbach afirma en resumen que mientras en la Ilada
predomina la morosidad pica, en la Biblia, campea la
tensin opresiva.
La tensin opresiva sera aquella que se esmera en
contarnos tan solo los sucesos importantes, aquellos que
apuntan directamente hacia una resolucin: la totalidad,
dirigida hacia un fin, con alta e ininterrumpida tensin (Op.
Cit. Pg. 17).
44
Para hablar en trminos entendibles, una telenovela
es un buen mal ejemplo de tensin opresiva. Buen ejemplo,
porque todo el tiempo est presentndonos momentos
culminantes, justamente para mantenernos en tensin y para
que no descienda el rating.
Eso explica el porqu en cada captulo casi suceden
cosas importantes: El hermoso protagonista, casi descubre
a la ms bella protagonista en la cama, con un no tan bello
amante (la belleza en las telenovelas est en relacin directa
a la importancia del papel) pero cuando iba a hacerlo -lo que
habra devenido en una balacera asesina y en el prematuro
final de esta novela- (a todas luces mexicana), en el mismo
instante en que iba a hacerlo, termina el captulo y nos dejan
desesperados por la angustia de saber cmo va a terminar
ese encuentro e ilusionados porque alguna circunstancia
imprevista impida el cruce de balazos a lo mero macho y el
prematuro final de la telenovela, apenas en su trigsimo cuarto
captulo.
Por supuesto que al da siguiente todo se aclara y el
que pareca amante no lo era, y lo que pareca escena trrida
tampoco tena nada de tal sino queComo todos los que
lean este artculo (que sern muy pocos) estarn dentro del
inmenso grupo de personas que han visto o ven telenovelas,
me ahorro ms descripciones.
El recurso de la tensin opresiva mencionado por
Auerbach, puede ciertamente ejemplificarse bien con
cualquier telenovela. Es ejemplo del recurso mencionado la
situacin descrita en los prrafos anteriores o esa otra cuando
el nio que no sabe quines fueron sus padres, casi logra
hacer que su vieja nodriza le cuente el misterio de su
nacimiento, pero, precisamente antes de hacerlo, la pobre
ancianita estira la pata y la incgnita contina por unos veinte
captulos ms. Es tensin opresiva la que da a da nos
45
anticipa lo que suceder en el captulo del da siguiente, con
unas pocas tomas, las suficientes para dejarnos tensos
pensando que en ese episodio s, el nio va a descubrir por
fin- el nombre de sus progenitores, que en ese captulo s, -
alivio inmenso- la esposa se va a enterar de sus cuernos y
va a poder caerle a tirones de pelo y aruadas a la
sinvergenza que, para empeorar las cosas, era su mejor
amiga; es tensin opresiva, ms grave an, la del da viernes
cuando ese poquito de anticipo har que nuestra tensin
crezca durante el fin de semana.
La espera, en cambio, esa que nos permite conversar
con el amigo, la amiga, el vecino o la vecina, todos ellos seres
comunes y corrientes, e incluso con connotados intelectuales,
respecto del: Qu crees que pase es, por el contrario, la
morosidad pica: el freno en la narracin que solamente
provoca ms tensin.
Para no slo hablar de telenovelas, pongamos
tambin como ejemplo de estos dos recursos algo de las
novelas de Salgari que muchas personas lemos hace ya un
buen nmero de aos: cuando el autor intentaba ponerse
literario y describirnos paisajes y selvas, (morosidad pica,
retardo en la narracin) sencillamente nos saltbamos hasta
llegar a los prrafos en los que volva a contarnos cmo iban
los preparativos para la lucha del tigre de la Malasia. Los
combates eran la tensin opresiva, las descripciones la
morosidad pica.
Morosidad pica o narracin lenta de hechos. Tensin
opresiva o acumulacin de hechos culminantes. Dos
recursos esenciales en la narracin.
Postulo como un aspecto importante del humor a la
tensin humorstica. Y, procuro explicarlo.
46
El humor, o al menos los chistes, por su brevedad, no
creo que tengan ninguna de las dos caractersticas de las
que hemos estado hablando. O si las tienen, ser en
dimensiones tan reducidas que -para estar actualizado- habra
que hablar de que en el humor solamente aparece una nano
tensin opresiva o una nano morosidad pica, pero
entonces estara mezclando conceptos de fsica con
conceptos literarios, y el resultado sera un escrito parecido
a una fanesca a la que, adems de los ms de diez
componentes vegetales, se la habra aadido unos tornillitos
por el prurito de ser innovadores. Y no est en mi intencin
hacer de este escrito una comida incomible.
Lo que propongo como teora explicativa es que en el
humor hay una caracterstica propia a la que he denominado
-como ya lo he hecho varias veces en este escrito, aunque
sin explicarlo- tensin humorstica y que consiste en
Vamos a las explicaciones y a los dibujos.
Qu es lo que tiene el poder de causar en nosotros
el efecto de la risa?
Jos Mara Cabodevila en su libro La Jirafa tiene ideas
elevadas, postula una muy interesante idea de que el humor
se basa en la discordancia. Para lo cual, si la memoria no
me es ingrata pona el ejemplo de algn seor obispo que
era docto en latines y teologa, santo y caritativo y pesaba
unas trescientas libras.
2
La di scordanci a es cl ara, y en l a obra que
mencionamos hace algunos prrafos, en El Quijote, es,
posiblemente esta, la mayor fuente de humor, pues una de
las riquezas de la novela radica, justamente, en las
discordancias: entre la sensatez y la locura, entre el idealismo
y el pragmatismo, entre la flacura y la casi obesidad, entre el
47
rocn y el burro, etc. y es esta serie de discordancias la que
an tiene, en ocasiones, una cierta capacidad humorstica.
Pero, segn mi teora, antes de que la discordancia
produzca su efecto, en el inicio mismo de ese estmulo que
tiende a despertar el reflejo de la risa est la: tensin
humorstica.
Que muchos de los recursos del humor se basan en
la discordancia y se logran por ella, es claro, pero por qu
las trescientas libras del arzobispo tienden a causar el reflejo
de la risa?
Mi respuesta es: por la tensin humorstica a la que
explicar con dos ejemplos, primero uno escrito y luego otro
visual.
Primer ejemplo. Imagnese usted, querido lector
(siempre tengo la duda metafsica de que existas) que el viejo
arco de Odiseo, ese que nadie poda tensar y que le sirvi al
hroe para tirarles flechas a los pretendientes que queran
tirarle a su fiel esposa Penlope, fuera descubierto hoy en
da, intacto. Con flechitas y todo.
Siga imaginando a los fuertes del mundo, a esos que
aparecen en las pelculas sin camiseta, llenos de msculos
logrados con entrenamiento y anablicos, luchando por tensar
el arco mtico y lanzar una flecha hacia la fama.
Imagine, por fin, que llega un prohombre de msculos
desmesurados, lo toma y con un esfuerzo sobrehumano logra
poco a poco, centmetro a centmetro, que la cuerda halada
por su musculatura formidable vaya retrocediendo sudor a
sudor, que el arco se doble y la flecha est en su sitio, lista
para partir hacia el blanco situado cincuenta metros por
delante. El hroe suda copiosamente, sus msculos
48
tiemblan, pero pese al esfuerzo, esboza una sonrisa, (lo que
se podra llamar una sonrisa pujosa). La tensin es evidente.
La multitud solo espera ver a la saeta clavarse en el blanco
para estallar en aplausos. Es el momento de la tensin:
tensin de los msculos; tensin de la cuerda; tensin de la
atencin del pblico.
La mano derecha suelta la cuerda, (el forzudo era
diestro) la flecha empieza su viaje, pero .peropero
En el mundo normal, en la lgica del mundo normal,
la flecha partira rauda, con una trayectoria lmpida, impactara
en el blanco y se clavara vibrando entre los alaridos de la
muchedumbre.
Pero el mundo del humor no es el mundo normal. Es
un mundo de viajes impensados sin que para estos sucesos
que rompen todas las leyes de la fsica y el derecho, se
necesiten razones. Qu es lo que hace que la flecha no
siga su camino? No importa, es ms, no tendra sentido
buscar explicaciones racionales, porque si las hubiera,
posiblemente el suceso dejara de ser chistoso y pasara a
ser lgica y aburridamente racional.
En el mundo del humor, la flecha que sale luego de
tanto esfuerzo, cae al piso dos metros por delante del forzudo,
con tan poca fuerza que ni siquiera llega a clavarse en la
tierra.
Ha imaginado la escena descrita? Espero que s,
pero como se dice que ahora vivimos en un mundo de
imgenes he pedido a una joven muy inteligente y creativa,
Carolina Alvarado M., que haga unos dibujos que procuren
visualizar esta idea, despus de explicarle que mis habilidades
en este arte no pasan de dibujar una carita feliz que, adems,
49
no me sale muy redonda que digamos, As es que vamos a
los dibujos y a una mayor explicacin de la tensin humorstica.
En este pri mer grfi co
tenemos, no al forzudo que
i ntenta tensar el arco de
Odiseo, sino a un bulmico
arquero que intenta llegar al
blanco. En el humor, tenemos
al chi stoso que comi enza
dicindonos: Saben el ltimo
de azogueos? o en el cine
tenemos la publicidad que nos
ha indicado que la pelcula es
una comedia, o en el televisin
sabemos de antemano que le
serie Friends nos har rer.
En otras palabras: creo que
exi ste, previ o al momento
mismo del desplegarse de la
risa, un momento de tensin
humorstica.
La tensin humorstica no es nada ms, en trminos
de nuestras explicaciones y de nuestros dibujos: este saber
que la flecha no dar en el blanco, este conocer que la
narracin no seguir los caminos comunes y obvios. Y es
este conocimiento el que nos pone en tensin, a la espera
de que la creatividad del humorista -si este es bueno- har
que la flecha siga los caminos ms impensados, tales que
despierten en nosotros el reflejo de la risa.
El momento de la tensin
50
As podemos ver en los grficos siguientes algunos
impensados viajes de la flecha:
l a vemos
duplicarse para
g i r a r
graciosamente
en torno al
blanco, segn
la interpretacin
de Alvarado, lo
que podra ser
una muy buena
visualizacin de lo que sucede en los chistes de doble sentido
o, en otro recorrido ilgico,
gira en el aire y se estrella
contra el propio arquero, la
que sera, a su vez una
excelente graficacin de los
chistes de los payasos, que
se pegan, se empujan y
caen aparatosamente sobre
sus bien almohadilladas
posaderas tan solo para
causarnos ri sa, -en l a
mayora de los casos- y en
l as de l os muy mal os
payasos, pena.
La flecha tambin puede volverse contra el pblico
anhelante y, dar en el inmenso pompis de una seora gorda
que estaba agachada recogiendo una dbil florecilla. No es
el parecido de los prominentes glteos con la redondez del
blanco lo que nos causa la risa; no hay, que la encuentre,
ninguna discordancia, es sencillamente que la flecha viaj
por caminos impensados y cumpli nuestras expectativas.
51
Es que la tensin (la de la cuerda, lista para impulsar el
venablo) y la tensin nuestra, a la espera de la novedad del
recorrido, se han relajado por fin con el reflejo de la risa.
La fl echa
p u e d e
recorrer, y
d e b e
hacerl o, el
camino que
l e di ga l a
creati vi dad
del humoris-
ta; mientras ms impensado, novedoso y creativo sea, ser
mejor.
Y una parte de la esencia del humor, segn mi
postulado terico (ya sueno importante) es que este
conocimiento que tenemos de que la flecha no seguir el
camino lgico, nos pone en tensin humorstica, nos
predispone al reflejo de la risa. Reiremos, ya lo he dicho,
cuando la creatividad del humorista, o la habilidad del contador
de chistes, logre que la flecha viaje por el aire en recorridos
imposibles desde la fsica y la lgica, y llegue a blancos
inverosmiles o, incluso, a ninguna parte.
Qu es un chiste sino una narracin breve que
insina que seguir una direccin y nos pone tensos porque
anticipamos que el camino no ser el comn, porque sabemos
que no ser el lmpido viaje rectilneo a clavarse en los crculos
blancos y negros, como sera lo normal, sino que va a
desviarse hacia lo impensado que es, justamente, lo que nos
provocar la risa? Estamos en tensin porque sabemos que
el mundo lgico va a ser trastocado por la creatividad y si
esta es buena, la tensin devendr en risa.
52
Puede usted, con su creatividad, darle caminos
impensados a la flecha del forzudo o del bulmico? Si puede,
usted tiene buenas posibilidades de volverse un humorista.
Para finalizar.
La idea central de todo este artculo es simplemente
esta: que un momento esencial del humor radica en que,
culturalmente, hemos sido educados para conocer que la
flecha no dar en el blanco.
Puede ser adems una prueba de que realmente
existe esta impronta cultural que provoca en nosotros la
tensin humorstica, (que tensa nuestra atencin ante la
posibilidad de la risa) las variaciones medio crueles que puede
tener en ciertas circunstancias.
Estoy seguro que les habr pasado a todos ustedes
(carsimos y escassimos lectores) escuchar a alguna de
esas personas totalmente desastrosas para contar un chiste,
comenzar su narracin con el clsico: Ni saben. Me contaron
uno buensimo. Vern, no y cuando empieza la narracin,
el conocimiento que tenemos de su mala calidad de contador
de chistes hace que la que deba ser tensin humorstica
se transforme en un sudor fro que terminar en una risa
fingida cuando el pobre, despus de confundir el orden -
importantsimo en ciertos chistes- o cambiar la palabra clave
portadora del doble sentido, termine de la peor de las maneras,
explicndonos o intentando hacerlo- en dnde estaba el giro
de la flecha con frases tan hermosas como : Es que lo que
pasa es que el marido no se haba dado cuenta de que el
amante haba estado escondido en la refrigeradora.
Qu es la tensin humorstica?
53
Es, sencillamente esa impronta cultural que permite
el momento en el que anticipamos que la flecha (la narracin),
lista a ser impulsada por la cuerda del arco, (por las palabras,
el tono, la mmica, etc. del humorista) no dar en el blanco y
que nos predispone a la alegre explosin de la sonrisa.
Cuenca, 18 de marzo de 2006.
Mis ms sinceros agradecimientos a Carolina Alvarado
Moreno, por haber captado en sus dibujos lo que quera
mostrar. Ciertamente, su libre y rica interpretacin de mi idea,
me ayud mucho a escribir la parte final de este artculo.
Notas:
1
CAPTULO XXXVIII. Donde se cuenta la que dio de su mala andanza
la duea Dolorida. Todas las citas del quijote slo se referirn al
captulo y no a la pgina, porque estn tomadas de una edicin
online.
2
En este caso la cita es ms incompleta todava, porque comet la
tontera de prestar el libro y nunca me devolvieron
EL HUMOR
Jos R. Serrano Gonzlez
Doctor en Jurisprudencia por la Universidad de Cuenca
57
Hagamos un poco de historia, comenzando por la
definicin de historia que nos da el humorista norteamericano
Ambrose Bierce. Historia: un relato, generalmente falso, de
sucesos, generalmente sin importancia, que son obra de
gobernantes, generalmente bribones, y de soldados,
generalmente estpidos. Remitindonos al mismo Bierce en su
concepto de humorista, que dice: Plaga que habra ablandado la
endurecida severidad del corazn del faran y la habra
convencido, en un abrir y cerrar de ojos, para que dejara marchar
a los israelitas con sus mejores deseos.
El humor en algunas acepciones del diccionario, del cual
no hay que fiarse en exceso, es definido de la siguiente forma
manera graciosa o irnica de enjuiciar las cosas. Humor negro:
Humorismo que se ejerce a propsito de cosas que suscitaran,
contempladas desde otra perspectiva, piedad, terror, lstima o
emociones parecidas. Mal humor Aversin habitual o pasajera
a todo acto de alegra y aun de urbanidad y atencin.
Pero creemos que el humorismo es algo ms y, sobre
todo, algo diferente, de lo que nos define el diccionario, que por
regla general carece en forma absoluta del sentido del humor.
Veamos lo que nos dice un escritor poco conocido, Kurt
Tucholsky en Exposicin de tableros de un humorista:
Despreciar al mundo es fcil, y a menudo es un signo de mala
digestin. Pero comprender el mundo, amarlo y slo rerse
entonces, amablemente, cuando todo est acabado... esto es
el humor. O lo que nos dice Jonson o Connor: Tres
caractersticas tpicas de los altos ejecutivos son hablar despacio,
impresionar con su aspecto y carecer por completo del sentido
del humor. O lo que nos deca Mijail Gorvachov: El humor es
la nica arma que les queda a los dbiles frente al poder opresor.
El poder no usa el humor, porque el poder no admite bromas.
Ese enorme poeta negro llamado Langston Huguess admirado
por Octavio Paz, Jos Emilio Pacheco y Leopoldo Marechal,
nos dice: Como grata lluvia de verano, el humor puede limpiar
y refrescar de pronto la tierra, el aire y a ti. Para concluir con lo
que nos dice Groucho Marx, sobre la imposibilidad de definir el
humor: Humor es posiblemente una palabra; la uso
constantemente. Estoy loco por ella y algn da averiguar cul
es su significado. y Enrique Jardiel Poncela: Intentar definir el
humorismo es como pretender pinchar una mariposa con un
palo de telgrafos.
Intentar explicar el sentido de una expresin humorstica
o el significado de una ocurrencia es algo tan pattico como lo
sucedido con un distinguido profesor, que por cierto no tiene
mayor sentido del humor cuando pretendi hacer un recuento
comentado de las ocurrencias del inolvidable Paco Estrella,
quedando su recuento en una manifestacin ridcula y engaosa
de lo que verdaderamente es el humor. Tal vez en el fondo,
tener sentido del humor no sea otra cosa que el ser consciente
de la relatividad de las cosas; o como afirma una amiga ma el
verse a uno mismo puede ser un buen estmulo del sentido del
humor.
El humor juega mucho con el doble sentido y los posibles
significados de una palabra, y aunque parezca una afirmacin
gratuita, el humor es indefinible. Mi to Alfonso Gonzlez me
deca que belladona, en italiano, es una dama hermosa; y en
castellano, un veneno letal; lo que era un llamativo ejemplo de la
identidad de las dos lenguas.
El uso que hacemos modernamente de la palabra
humor, en definitiva de su concepto, tiene orgenes, sobre todo,
literarios; naciendo de la investigacin que sobre lo cmico y el
humor la realiz el dramaturgo ingls Ben Jonson, encontrando
en los intentos de vinculacin de lo psquico con lo fsico los
elementos para una teora de la tipologa teatral. Pero conviene
58
anotar que la tipologa humorstica de Jonson no est
necesariamente ligada con lo cmico; pues en la misma poca
se encuentran huellas de esta concepcin en las tragedias de
Shakespeare. Pero muy pronto se produjo una verdadera
asimilacin de lo cmico y el humor. Y una de las razonas
histricas de esta asimilacin es que la comedia hace un uso
ms constante de los caracteres tipo que la tragedia. En
consecuencia el filn que fue descubierto por Ben Jonson fue
asimilado y aprovechado al mximo por la comedia; baste
recordar el subttulo de El Misntropo de Moliere: el atrabiliario
enamorado.
Pero en la literatura clsica inglesa el maestro indiscutido
del humorismo fue Jonathan Swift; gracias a su implacable irona,
el humor adquiere en l una dimensin militante de la que hasta
ese momento careca. El humor de Swift es inquietante, acosa,
fustiga e incluso atormenta, como en ciertos episodios de los
Viajes de Gulliver. En el siglo XIX el humor conoci un xito que
era una forma de decadencia. La clase dominante inglesa lo
convirti en una especie de caracterstica nacional. Un humor
al estilo del siglo XVIII que se puede encontrar en las novelas de
Dickens o en las de Thackeray. Pero poco a poco el humor se
transform en una actitud social, en una manifestacin del agrado
de vivir. Es lo que los sajones llamaron el sense of humour,
especie de distanciamiento divertido.
Pero ya en esta poca haba nacido un humor nuevo
en otra tierra. En Estados Unidos se alz la risa poderosa y
corrosiva de Mark Twain, que fue el padre de toda la estirpe de
los humores negro y rosa de varias generaciones, y cuya
herencia todava se mantiene viva. Este humor -del que
tambin participa Bernard Shaw- no es muy elevado. Coquetea
con el absurdo, el no sense cultivado desde haca tiempo por
los excntricos ingleses. Observemos lo que nos dice sobre
el humorismo Mark Twain: El humor proviene de la amargura.
En el Paraso no hay humorismo.
59
Una demostracin de agilidad mental y humor cido es
esta conversacin entre Winston Churchill y Lady Astor: Mrs.
Astor: Mr. Churchill, si yo fuera su mujer, envenenara su caf.
Churchill: Mrs. Astor si yo fuera su marido, lo tomara.
Mrs. Astor: Oh, Mr. Churchill, est usted borracho.
Churchill: es posible, madam, pero usted es horrible y maana
yo estar sobrio
Quiero concluir con tres citas y una carta:
1. El que hace rer a sus compaeros merece el paraso.
(Mahoma).
2. Cada vez que un hombre re aade un par de das a su vida.
(Curzio Malaparte).
3. Si eres sabio, re. (Marcial).
La carta es dirigida por Macedonio Fernndez a su amigo Jorge
Luis Borges, y textualmente es como sigue:
Querido Jorge:
Ir esta tarde y me quedar a cenar si no hay
inconveniente y estamos con ganas de trabajar. (Advertirs que
las ganas de cenar ya las tengo y solo falta asegurarme las
otras).
Tienes que disculparme el no haber ido anoche. Soy
tan distrado que iba para all y en el camino me acuerdo que
me haba quedado en casa. Estas distracciones frecuentes
son una vergenza y hasta me olvido de avergonzarme.
Estoy preocupado con la carta que ayer conclu y
estampill para vos; como te encontr antes de echarla al buzn
tuve el aturdimiento de romperle el sobre y ponrtela en la bolsillo:
60
61
otra carta que por falta de direccin se habr extraviado. Muchas
de mis cartas no llegan, porque omito el sobre o las seas o el
texto. Esto me trae tan fastidiado que te rogara que vinieras a
leer sta en casa.
Su objeto es explicarte que si anoche t y Prez Ruiz en
busca de Bartolom Galndez no dieron con la calle Coronda
debe ser, creo, porque le han puesto presa para concluir con los
asaltos que en ella se distribuan de continuo. A un espaol le
robaron hasta la zeta, que tanto la necesitan para pronunciar la
ese y aun para toser. Adems los asaltantes que prefieren esa
calle por comodidad, quejronse de que se la mantena tan
oscura que escaseaba la luz hasta para el trabajo de ellos y se
vean obligados a asaltar de da, cuando deban descansar y
dormir.
De modo que la calle Coronda antes era sa y
frecuentaba ese paraje, pero ahora es otra; creo que atiende al
pblico de 10 a 4, seis horas, lo ms del tiempo lo pasa cruzada
de veredas en algunas de sus casas: quiz anoche estaba
metida en la de Galndez; ese da le toc a Galndez vivir en la
calle.
Es por turnos y este es el turno de que yo me calle-
Macedonio.
EL HUMOR CUENCANO
Felipe Aguilar Aguilar
Licenciado en Lengua y Literatura por la Universidad de
Cuenca
65
Por alguna extraa circunstancia, la verdad es que el
ti empo suel e crear estereoti pos regi onal es. As,
inevitablemente, el manabita es rebelde, el guayaquileo es
laborioso y valiente, el quiteo es el dueo de la sal, el lojano
es cantor, el esmeraldeo juega ftbol y el cuencano es poeta.
Decir, por lo tanto, que Cuenca es tierra de lricos, que del
Descanso para ac todos nacemos en sacro olor a poesa
es ya un lugar comn, de cuya veracidad, sin embargo,
algunos escpticos siempre hemos dudado, por la sencilla
razn de que la historia registra un sinfn de versificadores y
rimadores impecables, lo cual no significa necesariamente,
que merezcan llamarse poetas.
En cambio, durante algunas ocasiones hemos
insistido en el hecho, para nosotros incuestionable de que
Cuenca es hoy, por hoy, una ciudad prdiga en narraciones y
narradores
1
para no decir cuentistas que el trmino tiene, en
el lenguaje coloquial, connotaciones de maledicencia,
chismorreo y habilidad para hacer que las famas y los
prestigios ms bien logrados, desciendan a niveles de
vergenza. Aunque, en rigor, hay que asumirlo, esta nueva
acepcin tambin la merecemos.
En todo caso, ya sea el escritor que se enfrenta a las
exigencias y traiciones del lenguaje para lograr una narracin
artstica o, el periodista que escribe su columna para orientar
la opinin pblica o el grupo de amigos de los dos sexos que
tijeretean el verbo puede ser considerado un cuencanismo
- y se solazan con las debilidades del prjimo, utilizan con
excepcional calidad un ingrediente de eficacia sorprendente
que, a veces, deja heridos y contusos, a veces se consuma
66
en la simple risotada, pero tambin es coyuntura propicia para
encontrar nuestra propia identidad, nuestro ser y nuestra
esencia. Nos referimos, claro est, a ese antdoto contra la
tristeza, a ese aliado que nos permite renacer de las mltiples
muertes de cada da, a esa fuente de reflexin e instrumento
de crtica, imposible de definir, que es el humorismo, pues,
ya lo deca el viejo Borges, con sorna y sabidura: Como el
amor, como la poesa, como el vino tinto, el humor es, por
definicin, indefinible.
Es que, parecera que el cuencano ha creado un
refranvoco: Al mal tiempo, buen humor. Y, en efecto, el
humor aflora en los momentos ms oscuros y ms tristes
de la existencia, no tiene lmites temticos y an lo ms serio,
solemne y grandilocuente: la ciencia, una cada, la
enfermedad, la muerte, la pobreza, las limitaciones fsicas,
la soledad, el arte, los esquemas culturales, pueden, y deben
ser, motivos de humor. En definitiva, el humor lo invade todo
y penetra en todas las oquedades. Y eso es bueno, es justo,
es necesario, porque el humor es un milagro, un milagro
autntico, y, ventajosamente, Cuenca ha tenido, a travs de
toda su historia y, sobre todo, en las ltimas dcadas, algunos
de estos brillantes milagreros.
Posiblemente el gnero literario en el que con mayor
frecuencia y eficacia se emplea el humor sea el periodismo,
su mismo carcter volandero y circunstancial, el hecho de
que llegue a pblicos heterogneos, as lo determina y,
cuando damos un vistazo al pasado no es sorpresa
comprobar que algunos de los histricos utilizaron diversos
matices del humor incluso en la polmicas ms incendiarias.
Muy lejos en el tiempo, un siglo ms menos,
encontramos a Jos Peralta, una de la figuras ms
controversiales de la historia cultural del pas y acaso el nico
que, en rigor, puede merecer ese calificativo honroso, un tanto
67
anacrnico, de pensador que lo usamos cuando no nos
atrevemos a decir filsofo. Y, claro, un pensador suele ser
muy reflexivo, solemne y circunspecto, es decir, situarse en
las antpodas del humor, pero, en el caso de Peralta, la regla
no se cumple, pues obligado por las circunstancias, de su
actividad poltica y periodstica, a batirse verbalmente con la
plana mayor de la prensa conservadora, tuvo que recurrir a
la forma ms elemental del humor cotidiano, el insulto
elegante, la comparacin inslita pero convincente, la
metfora que envilece.
El libro Tipos de mi tierra, escrito con una bella,
aunque por momentos inflada prosa, es la descripcin, a
veces elogiosa, otras caricaturizada, de personajes
cuencanos de las dos primeras dcadas del siglo XX. En
ella hace Peralta gala de una irona colrica, su rabia ante los
nefastos crmenes de explotacin de la fe, la simona, la
sacralizacin de imgenes horrendas, se decanta a travs
de descripciones plenas de gracia en las que quedan muy
mal parados algunos de los clrigos ilustres e intocables de
la Cuenca de esos tiempos: el obispo Jos Mara Plit,
Vicente Ferrer Alvarado y Julio Mara Matovelle, en tanto que
no tiene reparos en elogiar, con humor y con afecto, las
locuras de enemigos nobles como el Comandante De
Profundis o el obispo Miguel Len, castigado por la Cuenca
teocrtica y tradicionalista que no admita una administracin
eclesistica reformista y honesta.
Otro periodista cuencano rompa lanzas por ese
entonces. Ernesto Mora Manuel J. Calle, para la historia
en sus Charlas en el diario El Telgrafo de Guayaquil,
haca un periodismo de toma y daca, un periodismo feroz
que concitaba temor y admiracin, un periodismo que, en la
lnea de Juan Montalvo, sin retricas ni subterfugios, empleaba
como principal arma el insulto original, sangriento, cruel, sin
contemplaciones ni lmites
2
.
68
El humor de los dos periodistas liberales alfarista
total Jos Peralta, ligado al placismo Manuel J. Calle tena
algunos rasgos comunes, sobre todo el hecho de que, en los
dos casos, era un instrumento de ataque y defensa personal
ms que de crtica social o reflexin moralista.
Las polmicas sin tregua ni perdn de Carlos Tern
Centeno contra la plana mayor de diario El Mercurio en lo
que Gabriel Cevallos Garca en sus Evocaciones llam 7
contra Tebas no dejaron huella en el campo del humor porque
la pasin los encegueci y el talento se dilapid e incluso, a
veces, descendi al nivel de la diatriba y el sarcasmo y el
odio no es un buen aliado de la gracia.
Pero lleg, o resucit, La Escoba para ser testigo y
protagonista de la transicin de la Cuenca, aldea grande con
su estructura rgida y patriarcal, conservadora a ultranza y
catlica fervorosa, a la pequea ciudad moderna con sus
pluralismos, sus aperturas y sus disonancias. En efecto, la
Cuenca de los aos cincuentas del siglo pasado era eso que
suelen llamar un remanso de paz. Apacible, serena,
conventual, viva inmersa en sus tradicionalismos, en su
religiosidad, en su respeto a las buenas costumbres. Nada
rompa esa calma chicha: las gentes cumplan los preceptos
de la iglesia, acataban con docilidad las leyes, todo estaba
bien, la sociedad no estaba enferma, el dominio del patriarca,
la inequidad social, la falta de oportunidades, eran tomados
como hechos naturales y atvicos que haba que aceptarlos
y asumirlos en silencio. En suma, conformidad y convivencia
pacfica con las injusticias y aceptacin servil de la autoridad
conservadora eran las consignas.
Contra todo eso irrumpe La Escoba, un semanario
que apareca cuando le daba la gana. Un peridico de
creacin colectiva de unos talentos malvados que crea
69
remolinos, que altera en forma sustancial la vida de la
comarca, porque viene a poner el dedo en la llaga con un
objetivo muy acadmico, limpiar, fijar, dar esplendor. Sus
crnicas no se enfrentaban a molinos de viento, visualizaban
y rompan lanzas contra enemigos muy concretos y tangibles:
los estereotipos, los chovinismos, los falsos hroes y, sus
armas no eran la frase procaz y rencorosa, el discurso sesudo
y retrico o el ensayo erudito. No. Prefirieron un instrumento
delicado, sutil y, al mismo tiempo demoledor, el humorismo.
Un humor custico. Irreverente. Iconoclasta. Un humor que
no dejaba ttere con cabeza. Un humor que recorra diversos
caminos. A veces golpeaba sin pena y sin asco y, en otras,
dejaba la sutileza de una broma afectuosa y aleccionadora.
Gracias a ese humor y la actualizacin del viejo lema de
Vicente Solano, No ms tontos, grito de la razn, la ciudad
dej de ver hacia adentro y proclamar sus orgullos banales y
chiquitos para contemplar horizontes ms amplios y propicios.
Normalmente la columna periodstica tiene una vitalidad fugaz.
Dura lo que dura la circunstancia. Un da. Un mes. Un ao.
La Escoba trasciende esos lapsos. No quera ni deba morir.
Claudio Malo hizo una antologa que ya conoce una tercera
edicin y algunos claman por una cuarta. Algunos artculos
pasaron con xito y calidad variable al radio teatro y, hoy,
Juana Estrella, una mujer que siente pasin por el teatro y
ama profundamente su tierra natal, despus de una lenta y
rigurosa seleccin ha adaptado algunos textos para el teatro.
Un teatro que mira al pasado para comprender el presente.
Un teatro que lo mira con humor. Con el humor de los de La
Escoba que era, aunque la imagen est ya gastada, un caos
organizado en el que participaban todos los integrantes de
este extrao grupo les separaban las ideologas, les unan
las ideas y la aficin a la vida bohemia aunque fatalmente,
en virtud del azar, alguno de ellos, deba registrar, poner en
orden y redactar, la serie de improntus, ocurrencias, bromas
y dislates que surgan en torno al tema planteado. Uno de
ellos, una especie de Scrates cuencano sin la fealdad y el
70
desalio del filsofo griego jams firm sus artculos, pero
dej una serie de ancdotas que an ahora suelen narrarse
porque su repentizacin era realmente de excepcin. Se
llamaba Francisco Estrella Carrin, el Paco para sus
amigos, el Dr. Star para los que fuimos sus alumnos. Un ser
nico. Singular. Irrepetible. Un ser definitivo.
En cambio quien si firmaba sus escritos con el
seudnimo de MI era un hombre rubicundo, con una pinta
de nazi tercermundista que me han concedido sin que yo lo
quiera ni lo pida, admirablemente dotado para mirar las cosas
ms opacas con optimismo y viceversa, lo brillante con
escepticismo y encontrar en las circunstancias ms nimias
un asidero para hilvanar frases de un humor limpio, alegre y
saludable. Es probablemente el number one
3
de los
humoristas cuencanos porque, Estuardo Cisneros Semera
empleaba con habilidad sorprendente, acaso sin estudiarlos
en forma sistemtica, todos los mecanismos del humor:
retrucanos, hiprboles, juego de significados, etimologas
falsas, comparaciones inslitas y, sobre todo, la parodia, la
forma ms extrema y difcil del lenguaje del humor
4
.
La trascendencia de La Escoba no debe hacernos
pensar que tuvieron el monopolio de la risa. Simultneamente
y algunos aos despus de la desaparicin del peridico
terrible
5
hubo autores que, de cuando en vez, recorran los
caminos del humor, as Humberto Mata con sus ntidos
escupitajos y su irona afectuosa para biografiar al Atacocos,
un poeta popular, Alberto Andrade; ms conocido como
Brumel, dueo de un humor vitrilico; el lenguaje lapidario y
sentencioso, cotidiano y preciosista de Csar Andrade y
Cordero; las agudezas rimadas de Ivn Cantando y los versos
malvados del Arcipreste de Cuenca y, sobre todo, un Sal
con el arma de David, como lo llam Gabriel Cevallos, el
poltico y periodista, Sal Tiberio Mora. Las infernales
polmicas que entabl este periodista mediante sus, a veces,
71
cidos Frescos de Pia, son de miedo, porque, su intencin
era doble, tratar, mediante su incisiva y solitaria palabra de
socavar los cimientos que sustentaban a una muy joven y
brillante generacin conservadora cuya hegemona era total
y, por otro, promocionar su propia candidatura para diputado.
Lo logr parcialmente pues lleg al Congreso por las minoras,
pero, la experiencia poltica no fue grata y prefiri retornar a
su trinchera desde la cual inici una controversia feroz contra
Hernn Rodrguez Castelo, crtico literario que mantena una
columna de correccin idiomtica y notas bibliogrficas
llamada La crcel de Papel, en el diario El Tiempo de Quito.
Juan Pea, que ese era el seudnimo de Mora, ante alguna
apreciacin de Rodrguez que le disgust sobremanera, lanz
toda su artillera, a veces con irona, a veces con sarcasmo,
siempre con furor. Aunque era evidente, que Mora era un
lector lleno de pasin y Rodrguez Castelo, nadie lo quita, es
uno de los ms responsables, sagaces y capacitados crticos
literarios del pas, quien sali temblando ante la andanada de
argumentos y frases agresi vas fue el segundo, y,
posiblemente, an ahora, debe padecer insomnios cuando
recuerde La Sonata del Rebenque, pues Mora recopil todos
sus artculos y los convirti en un libro que merecera una
nueva edicin.
Despus vendrn los aos de Jos Edmundo
Maldonado un hombre de ml ti pl es facetas pero,
esencialmente, un periodista. Un periodista vital, alegre,
desenfadado, capaz de escribir a las volandas, el editorial,
su columna de opinin, una nota de relleno, una noticia de
ltima hora, mientras enmendaba los gazapos del reportero
novato y participaba en las conversaciones con sus amigos
minutos antes del cierre. Maldonado, lector a tiempo
completo, conversador insigne, dueo de mil y un seudnimos,
es paradigma del periodista definitivamente extinguido, el de
la improvisacin, el de la repentizacin, el que llenaba cuartillas
sin tiempo para corregirlas, el del aqu y ahora, el que sabe
72
que eso que escribe no durar ms que una maana y, sin
embargo, este egregio loco que vivi y muri a ritmo de vrtigo,
pudo comprobar que sus Mauricio Babilonia textos diminutos
que no faltaron ni un solo da, a travs de muchos aos se
convertan en la columna ms exitosa de la historia del
periodismo regional y que algunos de sus textos como La
noche de los giles- hilarante narracin de una noche en la
que los cuencanos nos cremos tan genios como para poder
anticipar un terremoto que pondra fin a la hermosa Atenas -
eran adaptados al teatro, que fue otra de sus pasiones.
Hoy, en la poca de los mensajes celulares a mil por
hora y los chistes bajados de Internet, aunque ya existen
muy pocos de esos devoradores de peridicos que
paladeaban todas las columnas, algunos de nuestros
periodistas siguen en la grata y saludable lnea del humor.
All est por ejemplo, Marco Tello que suele con fingida
humildad corregir los errores crasos que cometen sus
colegas o regocijarse con las meteduras de pata de los
polticos y siempre con irona. Irona que oscila entre la
conmiseracin y el desprecio en los artculos de Toms Aguilar.
Elicer Crdenas que consciente de la heterogeneidad del
pblico lector utiliza recursos del humor popular- lenguaje
coloquial en conversaciones imaginarias, monlogos,
informes, entrevistas imposibles, cruces de llamadas
telefnicas para escribir notas de un humor accesible, sin
complicaciones, quizs un tanto frvolo pero siempre ameno
y edificante. Con esa misma conviccin, y la prctica
constante de esos artificios, escribe Margarita Toral quien
cada vez adquiere ms soltura, pero debe probar variantes
pues corre el peligro de estereotipar su estilo. En diario El
Mercurio, al lado de columnistas de altas notas y ya
consagrados que, lamentablemente, rara vez ceden a la
tentacin de una sonrisa como Mario Jaramillo Paredes,
Armando Albornoz, Juan Castanier o Leoncio Cordero
Jaramillo, no sorprende que un buen poeta como es Alberto
73
Ordez Ortiz haya encontrado el venero del humor y emplee
sin sosiego el bistur de la chanza para criticar, para herir,
para obligar a una reflexin. Lo que si sorprende es el feliz
hallazgo de un estilo por parte de Juan Crdenas Espinoza,
quien parece singularmente dotado para este tipo de
peri odi smo pues pul sa todos l os resortes, l a fal sa
equivocacin, lenguaje jergal bien dosificado, el apodo
descriptivo y el paradjico, la frase popular, los refranes y
refranvocos
6
. En fin, Crdenas es un periodista que hay
leerlo y seguirlo con mucha atencin, porque nos sorprende
con sus guios y sus engaifas, y porque nos muestra
enormes posibilidades futuras.
Pero evidentemente, dos son los nombres mayores
en el periodismo del humor. Los dos escriben para el diario
capitalino Hoy. Los dos probablemente sean de la misma
generacin y los dos, aunque, seguro que no les agrada ya
son considerados maestros en distintos campos de la
actividad humana.
Claudio Malo en el periodismo serio ha diseado una
nueva forma de hacer editoriales. Sin alardes de erudicin,
con sencillez que no significa fragilidad, sin lenguaje ampuloso
lo cual tampoco significa prdida de profundidad ni renunciar
al ejercicio crtico, Malo escribe editoriales que se dejan leer
con facilidad e incluso, a veces, no puede abstenerse de algn
parpadeo de humor, pero, es en el diario capitalino y en su
columna Motepillo en donde da rienda suelta a su adiccin
a ver el lado risueo de las cosas, a herir con los dardos de
una broma y, a contemplar el mundo al revs, es decir, desde
su perspectiva verdadera.
Simn Espinosa es otros de los grandes nombres de
nuestra literatura humorstica
7
. Su humor es difcil y extrao.
Combina su admirable erudicin con lxico cotidiano e incluso
chabacano. Hace constantes alusiones bblicas, histricas,
74
literarias, que al lector comn se le escapan, juega con
etimologas y se inventa neologismos, ridiculiza sus propias
frases y, sin embargo, el lector vuelve a su columna, a
sabiendas de que puede quedarse con las manos vacas pero
tambin con la esperanza de que puede rer. Y, aprender.
En fin, en un mundo conflictivo en donde todo est en
entredicho, en un mundo de tensiones a punto de romperse,
el humor, la risa, la alegra, parecen integrar el ltimo refugio,
el ltimo asidero para la esperanza, porque el humor
transpone tiempos y espacios, rompe esquemas mentales,
pisotea los tradicionalismos, trivializa mitos y hroes,
empequeece lo grande, lo sublime, lo desmesurado, lo
intocable, solemniza lo cotidiano, abrillanta lo anodino,
magnifica lo enano y, en suma, es, ante el avance arrollador
de la ciencia, ante el desborde de la tecnologa, una de las
ltimas formas de sentirnos todava, como seres humanos.
S, en esta Cuenca que pese al fervor catlico nunca
ha credo que este mundo sea un valle de lgrimas, tenemos
risa para rato, y, por eso, si en otras partes hay mltiples
formas de morirse, de rabia con las torpezas del Alvarito, de
vergenza con el cinismo de Lucio, o de pereza y nostalgia,
de hambre y tristeza, los cuencanos preferimos morirnos de
risa. En suma, un pueblo que todava es capaz de rerse de
s mismo, de sus miserias y sus escorias, es un pueblo bien
equipado para la resistencia, es un pueblo que todava tiene
esperanzas.
Es cierto que nuestra prensa debera dar ms espacio
al humor como lo hacen los diarios de otras ciudades que
tienen pginas de humor en das determinados pero, tambin
es muy cierto que, en donde parece afincarse en forma
definitiva y sentirse muy cmodo es en la narrativa. Por ello,
aunque no creamos que un botn baste como muestra
adems de que, como sabe Perogrullo, cada escritor tiene
75
su estilo, exploramos, a continuacin algunos aspectos de la
ltima coleccin de cuentos de Jorge Dvila.
EL HUMOR EN LA NOCHE MARAVILLOSA
8
DE
JORGE DVILA
El cuento en el Ecuador ha tenido un desarrollo
paralelo al de la novela, al final de cuentas los autores son
los mismos y, las temticas y los procedimientos formales,
son similares. Hay, sin embargo, un elemento que los
diferencia en forma clara y ese es el humor ya que la novela
es muy austera y rgida pensemos, por ejemplo, en
Cumand pues es difcil encontrar un texto tan literario y
tan rido en tanto que, en el relato corto, los escritores si
conceden lugar y tiempo para la sonrisa, tal como se puede
observar en el delicioso aunque inocuo humor que se destila
en Novelitas ecuatorianas del propio Juan Len Mera. As,
un vistazo a las etapas de la narrativa corta, en el Ecuador,
nos permite sealar lo siguiente:
A) Etapa de Iniciacin: Los primeros pasos son vagos e
imprecisos, no se tiene una idea clara sobre la esencia del
gnero. Textos que, con ci ertas concesi ones, hoy
llamaramos cuentos son denominados por los propios
autores de maneras diversas: artculos humorsticos,
cuadros de costumbres, notas, casos, novelitas,
leyendas, etc.
Las narraciones son de marcado corte realista. Se
muestra el lado pintoresco de la sociedad, se describen
costumbres, se hace gala de un humor ms o menos frvolo
y anodino y se transmite una visin del mundo estable y
coherente propio del siglo XIX. En ntima relacin con la visin
conformista respecto a un mundo organizado con lgica y
relativa estabilidad, las tcnicas narrativas son simples y el
material anecdtico llega al lector sin complicaciones: lenguaje
directo, secuencia lineal, perspectiva fija, trabazn de los
acontecimientos y respeto a la ley de la causalidad. Hay que
insistir, en todo caso, que el rasgo distintivo ms destacado
es su amenidad cuyo ejemplo mayor sera Jos Antonio
Campos - y la facilidad con la que se los lee, pues, se trata
de relatos que rescatan la alegra y la jocosidad de lo cotidiano
y, en definitiva, no tienen ms pretensin que la de agotarse
en la sonrisa o el festejo momentneo.
B) Realismo Social. Se abre con un libro clave Los que se
van en 1930. Los escritores estn plenamente conscientes
de su oficio y conciben la obra literaria como instrumento
idneo para la denuncia de los problemas sociales. Se da,
en consecuencia, prioridad, e incluso, exclusividad, al
carcter ancilar de la obra literaria. Hay una superacin
definitiva del costumbrismo, la narracin folklrica, la evasin
y el humorismo fcil. Es ms, llevados por el afn de
denuncia y protesta, los autores presentan situaciones y
narran hechos que impactan, conmueven y laceran la
sensibilidad del lector: crmenes, venganzas, levantamientos,
haciendas quemadas, mujeres violadas, en fin, sangre, odio
y muerte que se acumulan y desbordan los lmites y anulan
la voluntad, la reflexin y la capacidad crtica del lector. Incluso
lo vacunan y lo hacen insensible precisamente ante esos
hechos que se narran. Pensemos en los casos extremos de
esos magistrales, pero muy crueles, y muy tremendos,
cuentos, El malo de Enrique Gil G. y Merienda de Perro de
Jos de la Cuadra. Este ltimo autor es quizs la excepcin
a ese gesto fiero y los puos apretados que adoptaron los
del realismo social, pues, en Los Sangurimas, Banda de
Puebl o, pese a l o trgi co vi ol enci a, venganzas,
enfermedades siempre hay espacio para la sonrisa e
incluso en ese excepcional cuento que es Chumbote el
humor aparece como el elemento esencial.
76
C) La Transicin. Es una etapa poco estudiada en la
evolucin de nuestra narrativa y aunque comnmente se la
considera opaca y sin relieve, significa algunos cambios
sustanciales como son, por ejemplo, la superacin de la
visin maniquea del mundo, el proceso de urbanizacin
temtica y, en lo tcnico, una perspectiva narrativa mltiple e
incorporacin definitiva de ciertas formas narrativas que
permiten una penetracin en el mundo interior del personaje.
En lo que al humor se refiere, se mantiene cierta austeridad
con alguna excepcin como es el caso de Un idilio bobo de
ngel F. Rojas y el humor, lindando con la jocosidad simple y
llana, que caracteriza algunos textos de Alejandro Carrin,
extrao en un autor que ha escrito la novela ms lacerante y
angustiada de nuestra historia literaria, La Espina; pero
normal si es que recordamos que la vena humorstica de
Carrin no admita pausas cuando ejerca el periodismo con
el seudnimo de Juan sin Cielo.
En todo caso, el humor de Carrin se agotaba en s
mismo, en el divertimento, en el festejo espontneo, en la
lectura amena, acercarse a sus textos era una forma grata
de llenar las horas vacas de la existencia. Ser necesaria la
irrupcin de los escritores de la generacin de 1974
9
, entre
ellos Jorge Dvila, para que se descubra la funcionalidad del
humor, para que se explote sus posibilidades con una
conciencia plena de que, no solamente que es lcito, sino
que es aconsejable, abordar los temas, trascendentes y
serios de la existencia, con el ropaje del humor o desde una
perspectiva irnica.
Se ha dicho que, en el cuento contemporneo ya no
interesa lo que se cuenta sino la manera de contar. Aunque
no es tan cierto, admitamos que la ancdota llamativa y, a
veces espectacular, ya prcticamente ha hecho mutis. El
cuentista actual toma la vida vulgar a nivel situacional y de
lxico y la procesa. As, Dvila narra episodios comunes y
77
situaciones de todos los das : una mujer rememora un
destello de su vaca existencia Viernes sin historia , un
hombre trata de escapar a la rutina vil de su cotidianidad
De la fuga y afines-, dos amantes fracasados vegetan en la
red de la hipocresa colectiva Perla -, una mujer engorda,
sufre, envejece, pierde sus encantos Cara y cruz-, a una
loquita le embarazan Los das del arcngel , un chico est
imposibilitado de comunicarse con su padre La grieta -,
una esposa se resigna y perdona las infidelidades y aventuras
de su esposo- Las esperas-, en fin. Estas trivialidades
anecdticas solamente se revitalizan y adquieren verdadera
categora artstica mediante el manejo de las tcnicas
narrativas y un aditamento esencial, el humor.
Vale la pena, sin embargo, insistir en el hecho de que,
en la narrativa daviliana, el humor es tan solo un ingrediente,
aunque muy importante. Es decir, Dvila no escribe textos
humorsticos puros
10
ni pretende que la lectura de sus textos
sea un amable pasatiempo o un espacio propicio para una
que otra broma ms o menos fugaz y superficial. El humor
de Dvila es ms funcional y significativo. No se agota en la
sonrisa sino que es fuente de reflexin y cumple su objetivo
ms noble, el de mostrar el lado oculto de las cosas y el de
obligar a contemplarlas desde nuevas perspectivas. Los
ejemplos abundan, sealemos, un poco al azar, algunos:
La irona superficial, directa, a la que podramos llamar
denotativa la de alabar la inteligencia de un tontito de la
cabeza, o la valenta del que muri en el intento, por ejemplo
- es usada profusamente en la vida cotidiana y es un recurso
de humor ms o menos sencillo. Pero, resulta muy complejo
crear la atmsfera irnica, hacer que donde se diga bondad
se respire la perversidad y donde se hable de amor se sienta
el odio. Dvila alcanza, con fluidez, estos logros, sobre todo,
en dos cuentos de esta edicin, que hay que leerlos con una
sonrisa de conmiseracin permanente pero tambin armados
78
79
contra los guios y las trampas que el narrador ha colocado:
La seorita Camila y Los das del arcngel.
Frases coti di anas, l ugares comunes, i ncl uso
procacidades, alivian las tensiones y el dramatismo, eso
sucede, por ejemplo, en el pensamiento insultante de Victoria
Carreo hacia su hermana que agoniza en su lecho en
Mercedes o los tiempos del olvido. En cambio, el lenguaje
agresivo, combinado con el juego de palabras y las ironas,
hace de Perla un cuento hilarante y malvado.
El lxico coloquial, los diminutivos, las hiprboles, la
ingenua fe en que los seres de ficcin pueden castigar al
ogro en la vida cotidiana, construyen, Papito monstruo, un
cuento de un humor delicioso.
El humor se basa en las oposiciones y contrastes, es
como deca alguien, la colisin de dos convoyes del
pensamiento, pero, a ese mundo al revs incluso se puede
tratarlo con sutileza y con lgica rotunda para producir el
efecto humorstico, como sucede en el relato, Los
Horscopos cambiantes pues es totalmente coherente que
si usted es piscis o escorpin en el ms all resulte ser cncer
de acuerdo con el inexorable momento en el que le toque la
marcha final. Un tono similar de broma fina y un tanto
conmiserativa se da en relatos como Las cartas geogrficas
engaosas, pero, sobre todo en El ro de la memoria pues
la experiencia vital nos ensea que muchas veces solamente
vemos lo que queremos ver y distorsionamos la realidad de
acuerdo con nuestros intereses, anhelos y frustraciones.
En Instantneas, la cotidianidad ms parda se ilumina
con los destellos de un milagro, los personajes comunes,
anodinos, simples, son tratados, en apretadas tres o cuatro
lneas, con una especie de ternura irnica, porque claro, son,
80
pese a su vulgar apariencia, seres inefables, sobre humanos
y estn ms all de bien y ms all del mal.
El humor como recurso que permite adaptarse a una
realidad se da en personajes como el Poeta en De importacin
directa y, en otras, es la forma en la que se manifiesta la
inconformidad y la rebelda como sucede con la Aleja de De
una vaga ilusin.
Mediante el lenguaje coloquial y una sutil irona, Dvila
desmitifica los mitos o, mejor an, los trivializa, los hace
cotidianos y minimiza a los grandes personajes de la historia,
de la literatura y la filosofa. En este volumen el lector tiene
un excelente ejemplo en el monlogo de Xantipa que reduce
al inmenso Scrates, en un bueno para nada en un pobre
hombre, que no sirve nada ms que para pensar. El motivo
de la apata e inutilidad de los genios para las cosas prcticas
reaparece en La luz en el abismo pero ahora se lo aborda
desde una perspectiva de dolor y desilusin, sin la irreverencia
del texto sobre el filsofo griego.
La forma ms compleja y eficaz del humor es la
parodia
11
. Dvila ha incursionado en ella con mesura y
calidad. As, sita a personajes y aconteceres totalmente
desligados de la situacin y contexto en el que se supone
vivieron en el caso de algunos mitos griegos o traspone
tiempos como es el caso, visible ya en el ttulo, de ese muy
bello, y muy potico, cuento titulado Homero suea a
Schelieman. La parodia que Arrabal el apellido tambin es
humorsticamente buscado, recurdese la expresin comn
poeta de arrabal hace de un conocido texto de Rubn Daro,
en el cuento Lili Story, resulta de antologa pues contrapone
la alegra de la vida, que es el texto original, con la tristeza de
la muerte de una mujer fatal pero manteniendo el tono festivo
y el ritmo alegre.
81
Pero, en donde, definitivamente vemos aflorar las
mej ores cual i dades del Dvi l a humori sta es en el
singularsimo cuento titulado De importacin directa. El tono
frvolo que caracteriza al texto pese a que la ancdota de
unas pobres mujeres que promocionan sus tristes y
devaluados encantos, no es, precisamente, risible se
consigue mediante la armnica conjuncin de lo puramente
situacional con lo lingstico, as:
Una artista remata su actuacin, haciendo ochos y
gritando como apache o cantante de rancheras. Los msicos
van cada uno por su lado y mientras el uno pareca querer
tocar algo as como un pasodoble, el otro andaba por la zamba
y el tercero por un bolero rumba ylos tres aullaban ms
que cantaban un tango. Y, la Nati, la duea del hotel Magnolia
y administradora del jugoso negocio sexual pronuncia, ante
sus chicas, un sensacional discurso nacionalista en defensa
del producto interno. Y el poeta bohemio deja, al paso, sus
iluminadas y artificiosas frases que contrastan con la sordidez
risuea del ambiente. Y, la Martell, que tiene carne como
para dar de comer a un ejrcito, dicta una clase magistral
sobre los secretos del strip tease. Y, bautiza, con sus
nombres de guerra a las improvisadas y eufricas artistas:
Lolita de Espaa, Bonguito, Miss Rita y los viejitos verdes
de la orquesta ms viejos que las iglesias coloniales sern
nada menos que El Maestro Mndez y sus boys. En fin,
hiprboles, ignorancias, eufemismos, procacidades,
equvocos, j uegos de pal abras, i nsl i tas al usi ones
mitolgicas, etc. crean un ambiente de gran comicidad sin
caer en lo grotesco o en la chanza de mal gusto.
En definitiva, La noche maravillosa muestra a un
autor consciente de su oficio y de la eficacia crtica y esttica
del humor.
82
Notas:
1
En el sentido estricto del gnero literario llamado cuento, Cuenca
tiene, en la actualidad, un grupo de escritores de calidad autntica
que emplea el humor como un ingrediente importante y sustancial
de sus relatos. Este artculo se referir se referir algunos periodistas
y, en extenso, a uno de los narradores, Jorge Dvila.
2
Ernesto Mora escribi crnicas de un humor consciente y alevoso,
pero Manuel J. Calle incurri en un humorismo involuntario cuando,
en sus Leyendas del tiempo heroico, en su afn de legar para la
posteridad un hroe -y que mejor un hroe nio- narr la muerte de
Abdn Caldern que, al decir de los periodistas de La Escoba,
muri gloriosamente en el Pichincha pero vive en el parque Caldern.
En efecto, la imagen de nuestro hroe reducido a un mun sangriento
gritando con su ltimo aliento, viva la Patria, viva la Libertad pretende
ser trgica pero resulta perversamente hilarante.
3
Quien podra disputar esta categora, Eduardo Cevallos Garca,
jams hizo periodismo, pero, es indiscutible que en una Antologa
del humor cuencano, la mayora de sus textos, captulos de Ingapirca
al Vaticano, del Ecuador en paos menores, del Diccionario de
Brutalidades, el soneto sin e, etc. tendran un muy merecido y amplio
espacio.
4
Aunque esta circunstancia ya la hemos sealado alguna vez, vale
la pena insistir en el hecho verificable de que las tres ms importantes
novelas en Ingls, Ulises de James Joyce, en francs, Madame
Bobary y en espaol, Don Quijote de la Mancha son sendas
parodias.
5
En los primeros aos de la euforia futbolstica, Estuardo Cisneros
y Jos Edmundo Maldonado la resucitaron con el nombre de La
Cancha con un cambio de eje, de lo poltico a lo deportivo,
curiosamente, no peg, aparentemente la gente no admita que los
espectaculares y gloriosos triunfos del Cuenquita sean vistos con la
lupa del humor.
83
6
Solamente una forma de humor atrevido, iconoclasta, revulsivo, el
de la mala palabra y los tacos perfectamente situados que tiene
como mximos exponentes a Jorge Lanata en la Argentina y Arturo
Prez Reverte en Espaa, no tiene un cultor entre nosotros. Debe
ser porque todava padecemos de timidez y morlaquismo o porque
nos creemos muy cultos y se identifica la cultura con el eufemismo
y la palabra corts.
7
Aunque sea obvio, si bien es el gnero en donde ms se aclimata,
el humor no es privativo del periodismo, en el humor nuestro de cada
da remos con las alegres ancdotas que matizan los sabios
discursos de Jos Vega, con el humor cruel y corrosivo de Jorge
Villavicencio, con las sorprendentes irreverencias de Alcibades Vega
que es capaz de convertir un acto pomposo, solemne y aburrido en
un festival de risas e insistimos, en donde ms y mejor, danza y se
vitaliza el humor es en el relato, Dvila Vzquez, Encalada, Crdenas,
Valdano, Toms Aguilar, Joaqun Moreno, en fin.
8
Jorge Dvila Vzquez, La noche maravillosa, Coleccin Antares,
N. 74, Libresa, 2006
9
Claro que hubo un antecedente. Y, de gran fuerza. La obra ms
bien parva - e incluso marginal e inasible en su tiempo - de Pablo
Palacio, el gran adelantado de nuestra narrativa que, con su humor
corrosivo y cruel, abri caminos inditos. Algunos de los escritores
de la generacin en vigencia reclaman para s el derecho a ser
considerados sus epgonos. Dvila, aunque no oculta su admiracin
por el escritor lojano y le ha dedicado excelentes estudios y un
bellsimo cuento que se incluye en este libro, evidentemente, no
est en esa lnea.
10
Quizs, en esta categora, sera lcito incluir a escritores del pasado
como Jos Antonio Campos, conocido como Jack the Ripper, a quien
Hernn Rodrguez Castelo llama Prncipe de humoristas - ignoramos
quien es el rey - pues, en l, es indudable que su principal objetivo
es el de hacer rer. En Dvila el humor no es un fin, es un medio
para la reflexin crtica y para no caer en la sensiblera y el patetismo.
11
No es casual por ello que las ms importantes novelas en espaol,
Don Quijote de la Mancha, en francs Madame Bovary y en ingls
Ulises, sea sendas parodias.
LA COLUMNA HUMORSTICA EN
POLTICA
Gonzalo Bonilla Cortes
(1936 - 1976)
87
Con premeditacin y alevosa, contraro esta tarde la
vieja costumbre de conferencistas, charlistas y articulistas de
que les preceda la enumeracin de sus virtudes ciertas y
fantsticas. S lo tedioso, protocolario y postizo de las
presentaciones por boca ajena. As he preferido hacer la ma
personalmente, no tanto porque presuma conocerme cuanto
porque la inmodestia puede provocar algunas sonrisas. El caso
es que soy quiteo, de 37 aos; dado a luz a los nueve meses
del matrimonio de mis padres, lo cual certifica su buena
conducta anterior y la diligencia para traerme al mundo. En
lo tocante a mi fsico, no dir ms que he ahuyentado a varias
chicas a quienes cortej cara a cara. Consta mi graduacin
en el colegio de los jesuitas, donde con mi bachillerato obtuve el
segundo premio en Francs, pese a que fui nico alumno en
tal asignatura.
No supuso cavilacin grande escoger la carrera
universitaria. Como siempre respet la salud del prjimo, no
segu Medicina. Si bien era bueno para hacerme un nmero,
la Ingeniera tampoco fue mi camino. Por otra parte, como
pasaba por buen estudiante, no entr en m la necesidad de
seguir la milicia. Y as por eliminacin, di en Jurisprudencia.
Conclu los seis aos de estudios, en la Universidad Central,
con dos ttulos: Licenciado en Ciencias Sociales y padre de
familia.
De dnde me viene |o de periodista? Quiero contarles
que, hasta hace algunos aos, jams tom en serio tan
interesante y noble oficio, en el que se pasa la mitad de la vida
hablando de lo que no se conoce y la otra mitad callando lo que
se sabe, como sostiene Henri Braud. Siempre lo haba
ejercido, como amena travesura. En la escuela editaba
88
manuscrito un periodicucho, en hoja de cuaderno, llamado
Tu abuela; en el colegio, dos a tres de variado gnero, en
mimegrafo e imprenta, y en la universidad, uno de poltica
estudiantil. Posteriormente, convencido por Aristteles de
que soy un poltico animal o un animal poltico, he afilado mi
pluma para decir lo que muchos desean leer, porque creen
que el periodista tiene que desentonar, en el coro monofnico
de aduladores de gobiernos.
En este punto encuentro la interseccin de la poltica y
del periodismo. El hombre de estado y el escritor son la
conciencia crtica del pueblo. En cuanto sean fieles a ella,
merecen respeto y ser llamados hombres. En cuanto no,
entonces extindaseles cualquier nombramiento en la prxima
dictadura, pues en la actual ya no quedan vacantes.
Pero el tema que debo desarrollar especifica la columna
humorstica en poltica; vale decir, la funcionalidad del
humorismo en artculos de peridico que traten de los
problemas nacionales.
No perder tiempo en intentar definir al humor, tarea
vieja e inconclusa. Supondr que todos tenis un concepto; al
menos si merece ser credo Celestino Fernndez de la Vega,
cuando dice que nadie quiere escuchar a quien pregunta
acerca del humorismo, por la sencilla razn de que todos creen
saber muy bien qu cosa sea.
Vale ms que subraye que los temas favoritos del
humor son la poltica y la mujer. Y esto tiene fcil explicacin:
ambas tocan a la estructura de poder. A travs de la poltica, los
hombres somos sojuzgados; a travs de la magia femenina,
domesticados. El varn se desquita con el humorismo, y de
esta suerte pretende anestesiarse para que duela menos el yugo.
Los instrumentos que esgrimen gobierno y mujer son los
mismos: coqueteos demaggicos, amenazas y el lloriqueo.
89
Qu otra cosa sino eso son, por ejemplo, los discursos
electorales, las declaraciones de prensa, las restricciones a la
libertad, por parte del uno; y la cada de ojos, la demanda de
alimentos y la queja permanente porque no tiene qu ponerse,
por parte de la otra?
Leern este artculo, muchas representantes del
maquiavlicamente denominado sexo dbil. Mis palabras les
incomodarn, aparentemente; en el fondo, sienten un regusto
i nevi tabl e y ancestral, pues lo que hago es reconocer
pblicamente su poder y rendirme ante la evidencia. Tan sutiles
son en la guerra de conquista que nos permiten creer que las
ganamos con nuestro galanteo. Igual sucede en poltica, donde
el pueblo no se cansa de soar que gobierna, simplemente
porque vot por una lista de candidatos.
No llama la atencin porqu el humorismo es escape
sicolgico. Aristfanes dio acabada muestra de la utilidad
del humor para criticar los negocios del Estado. Sus obras
plenas de irona carcomieron, con los dientes finos de la risa, a
los regmenes de entonces. En su comedia Los Caballeros
(424 a. de C.) atac a Clen, con notable osada. Los artesanos
de mscaras se negaron a confeccionar la que representaba al
poltico belicista. Pero el pueblo aplaudi al escritor humorista,
sin que Clen -que estuvo en el auditorio- diese muestras de
intolerancia o enojo. As era la democracia griega. Qu distante
aquella poca de la actual, en que los militares persiguen a
intelectuales, periodistas y crticos del gobierno!
Aristfanes tambin toc humorsticamente el poder
de la mujer. En su obra Lysistrata, destaca el triunfo de las
atenienses sobre sus maridos, logrado con solo negarles
compaa en el lecho. Sin tener mayor poder poltico que los
esclavos, pues no eran ciudadanas, tomaron el gobierno de la
ciudad, con tan eficaz y terrible arbitrio.
90
Y as el humorismo ha encontrado inagotable venero
en la poltica, bajo sus dos formas: el gobierno y la mujer. La
lista de escritores humoristas, especializados en criticar los
asuntos de Estado, llenara muchas pginas. Antes de
mencionar a los principales en el Ecuador, nombrar a Voltaire
con Cartas Filosficas; al escurridizo y refinado Jonathan
Swift con la novela satrica Viajes de Gulliver; y al liberal ruso
del siglo XIX Saltykov-Shchedrin con Cuentos de Hadas. Los
tres obnubilaron a los censores, mediante la alegora y la fbula,
de tal suerte que solo los entendidos de su poca captaron las
alusiones polticas. Confirmaron de esta suerte lo que el
viens Karl Kraus escribi: La stira que comprende el
censor merece ser prohibida. De all que la columna
humorstica en poltica debe hacer rer a los ciudadanos, mas
no a los aludidos ni a sus comensales...
En el Ecuador el periodismo humorstico sobre temas
polticos ha sido abundante y rico. Juan Montalvo, en sus
vitrilicos artculos contra Garca Moreno, pero singularmente
en las terribles caricaturas de Ignacio de Veintimilla y Antonio
Borrero, dio muestras acabadas en el gnero. El agudo
Manuel J. Calle, firmando sus Charlas con el seudnimo
Ernesto Mora, destrip gabinetes y amput con risas
miembros esclerticos de los regmenes de esa hora.
Ms cerca, la revista Momento -rgano oficial de la
C.F.P. en su edad de oro- regocij a los ecuatorianos, con
sus caones de largo alcance enfilados contra el placismo
pinturero y taurfilo. Y la revista La Calle de Alejandro Camn
marc otra poca, como la columna Esta vida de Quito que
mantena dicho periodista en El Universo, mientras su pluma
se moj en tinta pura y no en la escudilla de sopa. Y las
chispeantes entrevistas imaginarias de Ferdinand Tapage,
en el semanario Maana fueron acabadas muestras de
humorismo poltico, hasta que tambin se alquilaron a tanto
por chiste. Y la vivacidad de la revista No sea hueso, humor
91
del chulla quiteo politizado con desgarbo, tuvo un sello de
autenticidad ideolgica, quiz por ello apasionada y sectaria.
Y la efmera y circunstancial revista El Gallo -que tuve el
gusto de dirigir-endulz una campaa electoral, como paliativo
anticipado a la cuarta recada del pas con el sarampin
velasquista. Y as otras publicaciones peridicas tocaron el
tema poltico, con la mano buena del humor.
Pero si me cio a columnas singulares, debo nombrar
a aquellas que hicieron y hacen del aforismo la sustancia:
Instantneas por Enrique Garcs, en El Da; D.D.T. -
alfileres de oro para la risa- en La Tierra; Gazapos
legislativos, una travesura efmera que se nutri de los
disparates pronunciados, en alta voz y con prosa, por los
diputados constituyentes de la Asamblea de 1967, columna
que mantuve en El Tiempo; y Pensndolo bien de
Polvorn, rica en juego de palabras y picarda crepitante,
que aparece en Ultimas Noticias.
A esta altura conviene ya que nos preguntemos:
Porqu la columna humorstica es temida y temible? La
respuesta parece fcil y, en apariencia, lo es. No cabe duda
de que su estilo ligero tiene mayor clientela de lectores. Frente
a un comentario serio, la gente prefiere el artculo que oprime
el resorte de la risa. Los polticos saben esto, y temen esta
popularidad. No hay peor enemigo de la majestad y
solemnidad de un hombre pblico que la sonrisa burlona de
los conciudadanos. Muchas veces, el poltico necesita que le
insulten, le calumnien, le persigan, le denosten y ataquen, porque
as acrecienta su figura, concita simpatas y condolencias, le
permite refutar, gritar y pelear. Todo se derrumba, en cambio,
cuando el pueblo le toma a chacota, urga sus lados flacos, se
re de l, inventa cachos que consagran una imagen histrinica
y vana. Los electores pueden votar por un pcaro o un loco,
mas nunca lo harn por un ridculo.
92
Pero hay algo ms subterrneo, como causa y
explicacin del poder de la columna humorstica en poltica.
Est s, en la fuerza y atractivo natural del humor; pero bastara
entonces hacer chistes para ser ledos. Tendran igual categora,
si as fuese, el payaso, el bufn, el gracioso con el periodista del
humor poltico. La tira cmica se codeara con la columna de
crtica humorstica.
No es tampoco la materia trascendente que toca con
su escalpelo. De tanta importancia como la poltica es la
Filosofa o la Sociologa; y hay periodistas geniales que labran
en esos campos. Por ejemplo, Pitigrilli y Marco Almazn, para
no citar ms que a dos. Qu es lo que acrecienta fuerza y
popularidad al humorismo poltico?
Llevamos todos, en el fondo del yo, a un iconoclasta.
Nos encanta, por consiguiente, derrocar dioses, profanar
santones, vulnerar a jefes y superiores. Los apodos que los
estudiantes aplican a sus profesores; la indisimulable carcajada
del empleado que ve resbalar al patrn; las tachuelas en el asiento
del rector, son manifestaciones primitivas de esa iconoclastia.
El humorista tiene xito cuando mejor cala en la
actualidad palpitante de su tiempo, y hace presentable lo
prohibido. El individuo se cuida mucho de desfogar su
agresividad iconoclasta, bien por inters, temor, escrpulo u
otro freno de similar naturaleza. Esa tendencia quedara
entonces incumplida, por el obstculo interior, segn Freud.
El chiste le libera, descarga esa energa reprimida,
produciendo el placer de la hilaridad. El gasto squico
ahorrado nos deja tranquilos: hemos desfogado, por
interpuesta persona. Por esto el aludido por el humorista no
se dirige con enojo a l, sino a quienes corean con carcajadas
el dicho gracioso. En el caso del columnista, los afectados por
su crtica temen, consciente o inconscientemente, a ese coro
que, por la difusin de la imprenta, es grande e intangible.
93
Este hecho empuja a dictadores y gobernantes a reprimir la
libertad de expresin: censuran al humorista; intentan
amedrentarl o, porque el l os -l os al udi dos- estn
amedrentados. Naturalmente, no anatematizan al humor;
por el contrario, sostienen que gustan de l, que lo admiran,
que lo consideran necesario y civilizado, pero califican
entonces como insulto o calumnia el dicho humorstico.
El columnista humorstico tiene que comprender esos
mecanismos sicolgicos, para mantener su serenidad, y
sonrer ante las reacciones violentas. Sabe bien que el chiste
inocente regocija en s mismo; el tendencioso regocija en el
objeto de esa tendencia. Mientras ms vinculada est una
persona a ese objeto, bien por simpata o antipata, su
reaccin ser favorable o contraria al chiste. En otro plano,
ese resorte sicolgico acta de la misma manera, en el dicho
italiano: Todas las mujeres son prostitutas, menos mi santa
madre.
Al capitn le importar una higa que tomen del pelo al
subteniente, y reir, con discrecin o imprudencia, con una
broma sobre su general; pero si el chiste le toca a l o a su
jefe inmediato muy querido, rechazar airadamente. De la
misma manera para la generalidad de los hombres, y si he
puesto el ejemplo en el mbito militar se debe a que, en ese
mundo, la jerarqua es rgida, tanto o ms que en el
matrimonio...
Y as hemos llegado -me atrevo a creer- a explicarnos
porqu la columna humorstica es temible y temida en poltica;
porqu su vasto alcance; porqu su podero destructor. En
este instante es oportuno indagar qu miembros del humor
se usan ms en la columna. Debis saber que, en el gran
mundo del ingenio, hay categoras y matices, que van del
amarguismo a la locura, de la simple metfora a la stira, de
la irona a la burla, de la pantomima al sarcasmo. El periodista
no puede utilizarlas indistintamente, so pena de perder
prestancia, desfigurar su intencin crtica, degenerar su
reobjetivacin. Peor que el chiste que necesita explicacin
es el que exige a su autor pedir disculpas, por vulgar,
inoportuno o grotesco.
Matthew Hodgart sostiene que la stira es la parte
ms poltica de la literatura, y, en verdad, lo es si atendemos
a su mezcla de crtica y agresividad. Los asuntos pblicos
piden una opinin de los ciudadanos y, por consiguiente, ms
del periodista, de quien he dicho ya que es la conciencia crtica
del pueblo. Mas la simple opinin no irrita, porque es un
enfoque desde la postura personal; pero si aadimos
agresividad correctiva entonces escalofra a la vctima y
produce placer hilarante al lector, al oyente, al tercero en
discordia.
La stira pretende influir en la conducta poltica; por
eso no se da en regmenes tirnicos. Solamente abunda y
respira en medio de la libertad. El intolerante proscribe a la
stira, pues la considera subversiva y atentatoria contra el
buen orden y la moral. El tirano la reprime, pues por
naturaleza odia la crtica y teme sus proyecciones. Juan
Montalvo tuvo que expatriarse, para que pudieran salir a luz
sus terribles Catilinarias. Los satricos romanos perdieron
su bravura, bajo los Csares. Persio se diluy en
explicaciones, bajo Nern. La stira es siempre testimonio
de valenta, la valenta de levantarse en pblico y decir algo
ofensivo para los poderes que sean (
*
), porque es didctica,
malintencionada, franca, noble en su dureza.
La irona, en cambio, goza de otros matices. Es ms
sofisticada, ms aguda, ms hilarante. Finge ignorancia,
candor, ingenuidad; por eso aparentemente alaba. Exige un
desdoblamiento en el lector o el oyente, para que distinga lo
que quiere decir de lo que dice. Alguien la ha llamado
94
socarronera refinada. Ortega y Gasset -autor en cuya boca
ponen tantas citas apcrifas los que pretenden pasar por
cultos- deca que en la irona en lugar de decir lo que
pensamos, fingimos pensar lo que decimos.
Esta forma del humorismo requiere tambin intencin,
buena o mala, pero depende mucho de la oportunidad. Por
esto -como veremos luego- la encontramos mucho en la
literatura poltica.
La columna humorstica se nutre, por consiguiente,
con la stira y la irona, pero, con frecuencia, en afn matizador,
el escritor recurre al sarcasmo, cuando se siente inflamado
de pasin. Entonces es custico, mordaz, cruel; mas como
el sarcasmo es el lmite del humor, tiene que cuidar la fcil
cada en el amarguismo, ya que entonces perder influencia.
El escritor humorista debe quedarse en los planos de
la stira, la irona y, eventualmente, el sarcasmo, si le
preocupa la calidad de su literatura y de su humor, pero si le
obsesiona decir su verdad, aunque pierda con ello elegancia
y finura humorsticas, no vacilar en bajar al chiste.
El chiste es artesana, es tcnica, no intelecto. Vienen
entonces el juego de palabras, el retrucano, el contraste
sencilln, porque busca la carcajada, no la sonrisa.
Mi artculo, a estas alturas, semeja receta de coctel. Si
he dado los ingredientes, parece fcil la mixtura. Pero
comprenderis que si el periodismo es vocacin, el humorismo
lo es ms, porque es una actitud frente a la vida, filosofa
existencia! verdadera. Por esto, precisamente, el mantenedor
de una columna humorstica sobre temas polticos no puede
escurrirse ante nada, ni sufrir escrpulos por tener que usar
el chiste, violar la Gramtica, destemplarse contra la
Preceptiva Literaria, utilizar el vocabulario del pueblo, etc.
95
Cosa muy distinta de lo dicho son las subtcnicas del
periodista del humor poltico. Me refiero a los recursos para
configurar personajes. Balzac nos ense que el nombre del
protagonista o de los dems actores de la historia deben ser
escogidos, con ms solicitud y cuidado que el de nuestros
hijos. Os imaginis, por ejemplo, a la protagonista de la famosa
nove-la romntica de Jorge Isaacs, llamarse, en vez de Mara,
Pancracia o Ramona? As entonces se explica porqu es legtima
y necesaria la desfiguracin de nombres propios o el bautizo
con apodos. Lo nico que, para los fines literarios, debe
cuidarse es que esos apelativos nuevos impriman carcter,
reflejen la personalidad del aludido, destaquen una circunstancia
importante, lo identifiquen con su poltica. Esta tcnica la utiliz
Juan Montalvo, cuando llam a Ignacio de Veintimilla Ignacio
de la Cuchilla; Alejandro Carrin cuando dej de Rupango a
Ruperto Alarcn; los Picapiedra, cuando con irreverencia
suma, deforman apellidos y componen nombres propios...
El satrico aplica la tcnica de la reduccin: desvaloriza
y degrada a su vctima. El poltico suele ponerse en pedestal; el
gobernante, estimulado por los besamanos de los palaciegos,
se considera infalible; el dictador, engordado de condecoraciones
se cree ms popular y querido que el pan. Entonces, el escritor
humorista le sacude, lo pone bajo el microscopio en paos
menores, y demuestra la verdad. A esto se debe que Velasco
Ibarra prefera y se regodeaba con el insulto, pero perturbbase
ante el ridculo.
La tcnica de la reduccin adoba a la vctima, para que
pueda ser engullida por el lector. Nadie se re del Cid
Campeador, pero s de Don Quijote; nadie hace chanza de
las flores de una tumba, pero s de los adornos de un mariscal;
nadie se desternilla frente al Che Guevara, pero s ante los
revolucionarios con automvil a la puerta y whisky libre de
derechos.
96
97
Y esa tcnica de la reduccin lo que busca, en
definitiva, es acoplar mejor el personaje a su carcter. La
tipificacin es un recurso satrico indispensable; lo vemos
en Moliere, en Shakespeare, en Cervantes, en Balzac, en
Swift, en Asturias, en George Bernard Shaw, en Tennessee
Williams, y hasta en nuestro modesto y simptico Evaristo.
Los fabulistas usan tambin la tipificacin, con la diferencia
que encarnan vicios o virtudes en un animal, mientras que
los humoristas de la poltica hacen, con frecuencia, lo
contrario...
Muchos satricos, cuando no pudieron soltar toda su
vena libremente, encontraron en la fbula el canal adecuado
para su crtica. Kan Andreyvich Krylov atac as a la
burocracia zarista; otro ruso, Salty kov-Shchedrin, con sus
cuentos sobre osos estpi dos, demol i al rgi men
autocrtico de su pas, a comienzos del siglo pasado; y, por
lo que conozco, la ltima fbula de importancia que se ha
escrito con sustancia poltica pertenece a George Orwell,
sobre la ascensin de Stalin.
Y en ese mundo de la ficcin, la columna humorstica
halla una mina inagotable. El escritor inventa situaciones,
detalles, escenas. Lo que pretende es, tambin por este
medio, acentuar los rasgos criticados del personaje. Por
qu la mayora de cuentos ingeniosos sobre dictadores
militares, aqu, en el Per, Brasil o Grecia, giran sobre
ignorancia y tontera? Porque justamente se quiere crear
una imagen determinada. Creo que todos conocemos a
militares inteligentes -no poda faltar la excepcin-, y el chiste
tendencioso intenta demostrar que el grupo castrense no
est llamado a gobernar un pas.
Este es, entonces, el sentido y justificacin de las
subtcnicas y tcnicas del humorista. Y as se entender
mejor tambin, la razn para que muchos usen seudnimo
98
en su columna. El tonto y el bravucn no captan el porque
del seudnimo. Toman como prueba de cobarda del escritor.
Se preocupan ms como castigar al miserable detractor,
antes que la verdad de los dichos o el mensaje de la irona.
Y no falta incluso el que confunde seudnimo con annimo.
En nuestro pas, muchos de esos bravucones o tontos han
sido merecidamente ascendidos a Intendentes e inclusive a
Ministros de Polica y Crceles.
El humorista enfrenta muchos riesgos, pero debe ser
fiel a su vocacin de crtico. Cuando nadie o pocos se decidan
a denunciar, l tiene que asumir la defensa de los intereses del
pueblo. Su gran sensibilidad al descontento social no dejar
tranquila su lengua ni su pluma. Los poderosos le temen, mas
tratan de aplastarle; los tiranos y hasta los dictadorzuelos le
persi guen; l os pragmti cos l e menospreci an; l os
acomodaticios le calumnian; los editores le explotan. Pero
l sonre filosficamente... El humorista puede morir a lo
Juan Montalvo, a lo Sneca, a lo Goethe, a lo Storni... Y vive
y vivir rindose de nuestra necedad: de las condecoraciones y
desfiles, del matrimonio y la Sintaxis, de la impiedad y la
beatera, del cncer y del aceite de hgado de bacalao, de los
Te Deum y de las clases de Lugar Natal... Pero ser un
apstol, un enamorado incansable, un luchador impenitente,
un hombre bueno.
Entre vosotros, quienes me leis, habr algn
humorista que suee en volcar el maravilloso cido de su
crtica, como periodista. Para ello, recuerde que el hombre
sigue buscando muletas irracionales para apuntalar su frgil
universo interior y reincide con sintomtica persistencia en
la entronizacin de embaucadores, charlatanes y saltimbanquis
tan groseros. (
**
)
Pero pensad todos que el humorista ni el periodista
son hechiceros de tribu. Los sabihondos quieren devolver la
99
oracin por pasiva. Entonces exclaman: Ya que usted critica,
hgalo. El columnista de humor poltico no pretende dar
recetas. Eso quede para mdicos, economistas, legisladores...
A l le toca resaltar, con el ingenio y la risa, los lados flacos de
una obra, de un plan, de un discurso, porque los gordos y buenos
ya tienen muchos defensores. Vale repetir aquella sentencia
La victoria tiene muchos padres; la derrota es hurfana, para
atisbar por lo menos la funcin del periodista humorista. El
deja la alabanza y el aplauso para los aduladores o los burcratas;
se encarga, en cambio, de la censura, del corte con bistur, del
enfrentamiento. Muy fcil es aplaudir. Hasta los chimpancs
y las focas bien amaestradas lo hacen; pero hasta ahora no se
ha visto un gorila emulando a Montalvo...
S que pronuncio herejas, para quienes aspiran, en sus
aos, a conquistar un buen standard de vida. Y para esta meta
dorada hay muchos caminos. Uno de ellos, matricularse en la
escuela militar, aguantar los servicios especiales, obedecer
sin reflexionar, acomodar el paladar al rancho, ser fuerte como
un caballo, tenaz como una mosca, vivo como el conejo, amable
como la garza solitaria. Entonces, matando el tiempo, se llegar
algn da a gozar de una buena renta, si es que antes no se ha
sentido tocado del divino celo por salvar al pas, como
dictador...
Y as muchos caminos, sin olvidar naturalmente los de
moda. De la misma manera que, en las parroquias y caseros,
las madres de familia se afanan para que sus hijas aprendan
corte y confeccin, porque as piensan salvarlas del futuro
incierto; y, en las ciudades, los padres empujan a matricularse
en academias y colegios, para que opten las nias el
deslumbrante ttulo de Secretarias Taquimecangrafas Bilinges;
as, digo, de la misma manera, nos urgimos a nosotros mismo
a seguir la carrera de moda, sin meditar si nos hace mejores, si
pone al espritu sobre la materia, si nos realiza como personas.
Por eso hay tantos economistas, tcnicos petroleros de primera,
100
segunda y tercera clase, asesores de gobiernos, doctores en
Derecho Internacional, etc.
El columnista poltico con humor debe ser, pues, vertical,
aun cuando est acostado. Lo ideal es que no tenga un pasado
oscuro, pero en mi caso eso ya es inevitable. Con decirles que
cualquiera, al verme recin nacido, poda haber sentenciado
que tendra un negro porvenir...
Lo que interesa sobremanera es que, cuando el mundo
se derrumbe, cuando los dolos sean comidos por la polilla,
cuando los sumosacerdotes de la democracia anden con el
rabo entre sus piernas, cuando los ex-dictadorzuelos bostecen
sentados en los bancos de la Plaza Grande, cuando el humorista
arre su bandera en el matrimonio, se pueda exclamar: Todo
se ha perdido, menos el humor!
Y a beber de esta savia os invito ahora, porque ms que
discurrir sobre el funcionalismo del humor en poltica, he querido
que apreciis la sustancia humanstica que posee para poder
mirar al mundo con ojos buenos, alegres, vitales. Si habis
sacado provecho de este artculo, juro que os habis redo de
m; si no, la sonrisa es solo ma...
Notas:
* La stira Matthew Hodgart
** H. L. Mencken: Prontuario de la Estupidez y los Prejuicios
Humanos
LA EDUCACIN EST EN EL RECREO
Oswaldo Encalada Vsquez
Doctor en Lengua y Literatura por la Universidad de
Cuenca
103
El PROGRESO INCONTENIBLE.- Hasta hace algn
tiempo durante ciertos perodos del ao lectivo las
instituciones educativas ingresaban en un perodo de
exmenes. En las escuelas y colegios, hoy, la palabra examen
ha desaparecido, y en su lugar se usa instrumento de
evaluacin, designacin que, a todas luces, es ms adecuada
y perfecta, porque dice todo lo que quiere decir, y, sobre todo,
porque est de acuerdo con la marcha y la orientacin
pedaggica del tiempo.
Esta imperiosa necesidad de cambiar los nombres a
las cosas, generalmente alargando o aumentado las palabras
es hoy un hecho frecuente. Al anciano se le denomina:
individuo de la tercera edad; al militar o polica jubilado se le
dice: personal en servicio pasivo; al ladrn: amigo de lo ajeno;
a la alcalda: gobierno local; a la prostituta: trabajadora sexual.
Con la excepcin de la alcalda (en cuyo uso hay otras razones
ms turbias y melindrosas) todas las actuales designaciones
alargadas se han originado en la urgencia social de ocultar
algo que resulta ofensivo, descorts o amedrentador.
Dentro de este repulsivo y antiptico campo de lo que
debe evitarse se encuentra, con toda razn, lo relativo a la
educacin. Un examen es, con toda evidencia, amedrentador,
provocador de estrs, sobre todo para quien prefiere la vida
fcil (o la vida loca de Ricky Martin). Por eso se justifica que
se haya cambiado a instrumento de evaluacin, y ms
adelante, cuando esta frase haya adquirido mala reputacin,
se puede inventar alguna otra, como esta, por ejemplo:
Mecanismo objetivo para la cuantificacin y cualificacin de
los saberes y valores. Y este mecanismo ya no tendr
preguntas, porque solo de or la palabra pregunta a cualquiera
104
le da culillo (como se le llama al miedo en la costa). Se
usar incgnita? Jams, porque esta palabra est muy cerca
de la terrorfica Matemtica. Habr que usar algo fcil y liviano
como: frase que espera respuesta.
Para marchar con el tiempo y no quedarse anticuado
hay que cambiar todo tipo de examen. As, los laboratorios
clnicos deberan anunciar desde ya: Aqu se realizan
instrumentos de evaluacin de la sangre o de las heces. Y la
iglesia deber cambiar tambin, so pena de quedarse sin
feligreses, y no deber decir examen de conciencia, y preferir
decir: bsqueda y seleccin de travesuras.
Pero no solo la palabra examen est cargada
negativamente, tambin lo est el profesor. Por eso ahora
es imperativo y decente llamarlo facilitador, o con ms
elegancia y precisin: mediador pedaggico. Con esto el
antiguo profesor ya no tiene nada que ensear, sino hacer
fcil todo, inclusive es lo primordial y el objetivo secreto- la
aprobacin.
En cuanto a las asignaturas tambin hay que
cambiarlas y rebautizarlas con solemnes nombres ms
simpticos. A la lengua espaola se la llama lenguaje, y luego
se le ha agregado como un parche y acompaante y
comunicacin, como si el lenguaje no fuera comunicacin, o
como si la comunicacin existiera sin lenguaje. Al ingls se
lo llama lengua extranjera, y con esto ya la lengua del to be or
not to be se aligera prodigiosamente y se obtienen mejores
calificaciones. La Educacin fsica no provoca miedo; pero
tambin es necesario cambiarla, y queda: Cultura fsica.
Notan ustedes la elegancia del nuevo nombre y cmo ha
cambiado tanto, hasta de uniforme? Este agradable nombre
le viene como anillo al dedo a la antigua educa como dicen
los alumnos.
105
La sociedad est obligada a modernizarse y mejorar.
Por eso proponemos que tambin otros trminos sean
rel evados y susti tui dos por nuevos vocabl os ms
evolucionados. As, por ejemplo, en lugar de matrcula se
puede decir: matriz de informacin personal del alumno. Miren
cunto se ha ganado en precisin, elegancia y modernidad.
En lugar de rector sugerimos: lder administrativo-pedaggico
de un centro educativo de nivel secundario, ttulo con el cual
se puede llenar media pgina, mientras que rector es apenas
una desamparada palabrita corta. En lugar de patio, para
diferenciarlo de cualquier espacio, porque hasta las casas
comunes tienen patios, solicitamos se diga: Espacio
pedaggicamente ubicado para el esparcimiento y el jolgorio
de los educandos. Van a ver que con solo el cambio de
nombre ya los alumnos se divierten solitos y andar el buen
humor retozando entre ellos.
Y finalmente, al huevo, para evitar malversaciones del
sentido, sugerimos que sea llamado de hoy en adelante:
producto de la esposa del cantor matutino, y con esto van a
ver que hasta los gallos modernos nos lo agradecen.
TALLER DE EVALUACIN
Duracin: 6 horas
Metodologa: se gastarn las cinco horas en dinmicas y
juegos.
Una hora para el trabajo del taller.
Objetivos:
Objetivo institucional: Mejorar los conocimientos de los
facilitadores en las modernas tcnicas de evaluacin.
Objetivo programtico: Mejorar las calificaciones sin
necesidad de estudiar (algo as como rsquese la barriga y
hgase rico)
Objetivo actitudinal: Mejorar la emocin de los estudiantes.
106
Objetivo procedimental: Optimizar el uso de la emocin en la
vida estudiantil.
Objetivo conceptual: Disminuir la carga de conocimientos.
Objetivo ideolgico: Nivelar hacia abajo.
Ejes:
Eje transversal: Todo el mundo es sabio mientras no se
demuestre lo contrario, y si logra demostrar puede ser
enjuiciado.
Eje longitudinal: Pide a Dios suerte, que el saber poco importa.
Eje oblicuo: El que sabe, sabe; y el que no sabe tambin
tiene derecho a aprobar.
Eje torcido: Es legtimo copiar si se hace con disimulo.
Las tcnicas pedaggicas actuales exigen poner en
ejecucin muchos cambios. Para que sus instrumentos de
evaluacin sean objetivos, confiables, dosificados, exactos y
reales deben tener ciertas condiciones bsicas. Por ejemplo
debe hacerse constar el nmero de dificultades de cada tem
del instrumento de evaluacin. As, por ejemplo, si se trata
de la asignatura de Estudios Sociales, el modelo puede ser
el siguiente:
1) Evaluacin con respuesta simple:
Cmo se llam el primer papa de la iglesia? 5 dificultades y
5 puntos.
Explicacin: La respuesta totalmente correcta es: Pedro.
Esta palabra tiene cinco letras, por tanto el alumno hace un
gran esfuerzo de abstraccin para separar en su mente cada
una de las letras, hecha esta abstraccin tiene que escribir
el nombre, lo cual no es sencillo. Si la respuesta es: Pablo,
se trata de una respuesta parcialmente correcta, porque ha
acertado completamente en dos letras (la p y la o), luego hay
que considerar que la d y la b son letras que los dislxicos
107
confunden con cierta facilidad debido a que la d es el reflejo
especular de la b, y sobre todo, considerando que la dislexia
no obedece a mala voluntad o ignorancia del alumno, se debe
aceptar la b como una d. Adems hay que considerar que la
r y la l son consonantes intercambiables y fcilmente
confundibles por ser lquidas. Por eso es que alguien dice
sarpullido en lugar de salpullido; de modo que se trata de un
ligero e insustancial descuido No error! Con esto tendramos
cuatro aciertos de las cinco dificultades. Adems hay que
reconocer que Pedro y Pablo fueron discpulos amparados
por los mismos derechos, y que si el favorecido result Pedro
fue sol amente porque l os desi gni os del Seor son
inescrutables. Por todo esto hay que sumar medio punto ms,
con lo que el puntaje asignado a la respuesta debe ser 4, 5
sobre 5. Y como la fraccin se redondea hacia la cifra superior,
tendremos 5 sobre 5 Esto es ser moderno y ser justo con
los vastos conocimientos y la buena intencin de los
educandos.
Para Matemtica.
2) Prueba con seleccin mltiple y con evaluacin de
destrezas.
Subraye lo correcto.
2 + 2 = 4 o 6
Cinco dificultades y 4 puntos.
Explicacin: Constituye una verdadera destreza de la
capacidad analtica el poder reconocer las figuras de los
nmeros. As: ese nmero que se parece a un patito, es el
dos (si alguien se queda solo con el patito, ha acertado
nicamente media dificultad) esa dificultad resuelta debe ser
calificada ya con un punto. El reconocer el signo de la suma
(una crucita) es otra notable destreza; por tanto, otro punto.
108
El signo de la igualdad (las lneas del ferrocarril) significa
otro punto. El reconocimiento de las figuras del cuatro (esa
especie de bandern) y del seis (un mono colgado del rabo)
implica dos destrezas ms, por tanto dos puntos ms. Si el
estudiante escogi 4 o 6 es irrelevante, porque la evaluacin
actual, que es cientfica y sistmica, evala los procesos y
no los resultados.
3) Evaluacin con la tcnica de completar la frase.
Ejemplo:
La capital del Ecuador es Quit
Esto, aunque aparentemente parezca sencillo, es una
prueba de gran complejidad, y que exige mucha concentracin
y conocimiento por parte del estudiante, porque debe recordar
todas las posibles respuestas y seleccionar en su mente una
de ellas para que encaje en el lugar. A modo de ejemplo, un
alumno de estos tiempos, debe bregar entre otras posibles
respuestas con las siguientes:
- Qutate
- Qutame all esas pajas.
- Kito con K (ttulo de una obra teatral)
- Quituisaca (apellido indgena)
As, para llegar al acierto debe pensar y discernir, por lo que
se considerara moderado otorgar un puntaje de 4 puntos a
la respuesta.
4) La prueba de falso o verdadero. Esta tcnica es
altamente recomendable porque exige del alumno una gran
dosis de conocimiento y de madurez reflexiva para distinguir
lo verdadero de aquello que no lo es. Por ejemplo:
La lluvia cae del cielo. F V
Madre hay una sola. F V
109
5) Prueba de respuesta completa: Esta es una prueba ideal
para lenguaje y comunicacin. Ejemplo: Conjugar el presente
de indicativo del infinitivo comer. 6 dificultades y 6 puntos.
Si la respuesta est correcta y completa (Yo como, t
comes, l come, nosotros comemos, vosotros comis, ellos
comen) todo estar bien; pero si no est completa tambin
estar bien. Por ejemplo: si el alumno respondi:
Yo
T
l
Nosotros
Vosotros
Ellos
El facilitador debe juzgar que la intencin del alumno
era correcta y que al poner los pronombres ya ha hecho la
mitad del trabajo, por tanto se le asignar un puntaje de 3
sobre 6. Luego hay que considerar que si no ha completado
no era por desconocimiento, sino porque como ya haba
comido en el recreo, en ese momento no tena hambre Y
cmo se le ha de exigir a alguien que coma sin tener apetito!
Eso sera inhumano y un atentado contra los derechos
humanos. Por estas consideraciones la respuesta incompleta
debe aceptarse como completa y llevar el puntaje de 6 sobre
6.
LA EDUCACIN HOLSTICA.- La educacin para ser
totalizadora debe tomar en consideracin la totalidad de la
persona, y una persona no es solo conocimiento adems
que sirve de muy poco- es otras muchas cosas. Por tanto
para realizar una evaluacin que est de acuerdo con el
carcter globalizador de la educacin, debe considerar a la
totalidad del educando. Por eso hay que evaluar, adems
del conocimiento, otros aspectos que son ms importantes.
110
Por ejemplo, hay que asignar un porcentaje muy significativo
a la
Puntualidad 2
Alegra 1
Atencin (si el alumno est con los ojos
fijos en el pizarrn, as su mente est
pensando en un paseo por la Remigio) 2
Las condiciones del hogar 2
Si es un pobrecito cuyos padres han migrado 2
Si tiene el uniforme limpio 1
Si saluda 1
Si pide permiso para salir al bao 1
Si usa discretamente el telfono celular 2
Si tiene el lpiz suficientemente aguzado 1
Si el cuaderno lleva forro 1
Si mastica chicle 1
Si tose con disimulo para no asustar a las moscas 1
Si bosteza tapndose la boca 1
Conocimientos 1
Total 20
LA RAZN IRRACIONAL Y LA INTELIGENCIA
EMOCIONAL.- Hasta hace unos pocos aos si alguien
hubiese odo hablar de la humedad seca se hubiera lanzado
al piso para rerse con ms comodidad; pero ahora no. Ah
el inefable progreso del tiempo, y de la ciencia tambin! As
mismo, hasta hace unos aos la gente comn saba de la
existencia de la inteligencia animal, de la inteligencia humana,
y dentro de esta estaban la inteligencia militar y la policial.
As tambin, los que creen en mashos hablaban de la
inteligencia extraterrestre. Hoy ha salido a las barbas del
mundo un nuevo espcimen: la inteligencia emocional.
111
La inteligencia es un hecho intelectual, obviamente, y
tiene que ver con la capacidad de entender o comprender,
con la capacidad de abstraer y deducir, y, sobre todo, con la
capacidad para resolver problemas.
En cambio la emocin se define como un hecho no
intelectual, como una alteracin del nimo, que puede ser
pasajera, penosa, agradable. Por ejemplo son emociones la
alegra, la ira. De ah que la frase dejarse arrastrar por las
emociones significa tener una conducta irracional. Entonces
De qu manera la inteligencia puede ser emocional?
Recuerdan la humedad seca? Pues del mismo modo.
Los grandes ci entfi cos contemporneos han
descubierto las siete inteligencias (y estn amenazando con
descubrir o inventar, en caso de no haberlas, otras muchas
ms); pero lo que en realidad estn haciendo es confundir la
inteligencia, que es una sola (como la madre) con el talento,
que este s, puede ser variado.
Pero si algn desconfiado y escptico, de esos que
nunca faltan, rasca ligeramente con la ua la cscara de la
inteligencia emocional lo que encontrar debajo ser simple
y llanamente la actitud. El significado que debe adivinarse
para esta bonita frase es: actitud positiva.
Fieles al espritu progresista de los tiempos los
grandes cientficos lo que han hecho es alargar las palabras
para ocultar los conceptos y as asomar como los salvadores
de la patria o como los descubridores del agua tibia.
Hoy el nfasis se marca en la inteligencia emocional,
o sea en la humedad seca. Por eso, si usted desea un puesto
de trabajo, vaya a la entrevista correspondiente, y cuando le
pregunten qu conocimientos posee, diga no ms, con
confianza y con soberbia, que no tiene ninguno; pero que eso
112
s, posee unas emociones que dan miedo. Seguro que el
trabajo ha de ser suyo!
Ms all del humor negro
Hernn Coello Garca
Doctor en Jurisprudencia por la Universidad de Cuenca
115
Hace ya varios aos la Universidad del Azuay auspici
la publicacin de un estudio sobre algunos de los mltiples
despropsitos que se haban consignado con el nombre de
ley dentro del ordenamiento jurdico vigente en el Ecuador.
Se hizo, entonces, un anlisis de diversas normas legales
que, incorporadas como disposiciones de la ms variada
naturaleza, esto es, como normas de Derecho Pblico,
Privado o Social, mantienen todava vigencia como preceptos
de derecho positivo pese a lo inconcebible de los absurdos
que consagran.
Habamos intitulado esta publicacin con el nombre
de Humor Negro en la Ley.
Se sostuvo generosamente, al leer esta publicacin,
que el Congreso ecuatoriano haba tocado fondo y que ya no
era posible concebir que se pueda superar el extremo al que
haba llegado cuando fue capaz de consignar con el nombre
de leyes los, al parecer, inigualables absurdos a que, en ese
entonces, se haba hecho referencia. Qu equivocado
estuvo este bondadoso comentario! Haba sido, talvez, slo
una demostracin de que Casimir Delavigne fue muy parco
cuando sostuvo que desde Adn los tontos estn en
mayora. Es que, como por mayora de votos se aprueban
las leyes, las que sirvieron de muestra del humor negro
con que se legisla en el Ecuador han quedado cortas en
cuanto a demostrar a qu desmedidos absurdos se puede
llegar.
Trataremos, asumiendo el riesgo de contaminar
nuestro ordenador con algo peor que un virus de alto
116
conteni do i nfecci oso, de demostrar que nuestras
afirmaciones siempre quedarn insuficientes, porque no es
posible encontrar en el idioma adjetivos del todo elocuentes
como para describir lo que contienen muchas normas que
forman parte del sistema de derecho positivo que rige en el
Ecuador del siglo XXI.
He aqu algunos ejemplos:
Aptrida.- El diccionario de la lengua espaola define este
adjetivo expresando que se dice aptrida a la persona que
carece de nacionalidad. Pues los ecuatorianos somos
aptridas, porque carecemos de nacionalidad, gracias a que
la asamblea nacional constituyente (no se merece letra
mayscula la que fue, sin duda, una asamblea nacional,
convocada por un presidente inconstitucional e interino para
reformar la Constitucin Poltica del Estado y que, por mayora,
resolvi declararse constituyente pese a que en Derecho
las cosas son lo que son, y no lo que las partes dicen que
son; y pese, naturalmente, a que, desconociendo el sentido
natural y obvio de la expresin de que se sirvieron para
calificar con un adjetivo que se mereca mayor respeto en
cuanto a su uso, creyeron ser constituyentes cuando slo
eran miembros de una comisin elegida con un propsito
especfico, lo que permite advertir cmo este desatino se le
parece a otro, cuya autora corresponde a unos pocos,
poqusimos estudiantes de la FEUE de hace ya mucho tiempo,
quienes, por unanimidad, resolvieron que la minora constitua
mayora); gracias a que, repetimos, esta asamblea nacional
, sin llegar a comprender lo que significa el adjetivo transitorio,
esto es, lo fugaz, lo perecedero, lo pasajero, incorpor, a la
Constitucin Poltica del Estado, como disposicin transitoria
la que debemos transcribir literalmente: Disposiciones
transitorias: Primera.- Cuando las leyes o convenciones
internacionales vigentes se refieran a nacionalidad, se leer
ciudadana
117
En virtud de este precepto constitucional, se nos ha
privado de la nacionalidad a los ecuatorianos, violando, de
este modo, no slo la propia norma fundamental que, en el
artculo 4, N. 3 proclama que El Ecuador, en sus relaciones
con la comunidad jurdica internacional, declara: que el
Derecho Internacional es norma de conducta de los Estados
en sus relaciones recprocas y, por lo mismo exige el respeto
nada menos que a la Declaracin Universal de los Derechos
del Hombre, por cuyos principios los propios autores del
despropsito que nos ocupa, seguramente, salen a las calles
a manifestar su adhesin el diez de diciembre de cada ao;
sino que, atropellando este documento ecumnico que
proclama, en dos de sus disposiciones, que toda persona
tiene derecho a una nacionalidad y que nadie puede ser
privado arbitrariamente de su nacionalidad (Artculo 15,
apartados 1 y 2), desmienten con las obras de las que son
sus hijos, lo que realmente son cuando actan y no lo que
dicen ser cuando se proclaman abanderados de los derechos
humanos.
Ser posible -preguntamos- que se solicite a quienes
redactaron este instrumento internacional y otros, como el
Cdigo de Derecho Internacional Privado que rige en el
Ecuador, que abandonen la tumba en la que disfrutan y no
como los mortales que debemos leer las leyes que se
expiden en el Ecuador ; disfrutan, repetimos, de la calma
que nos niega la vida y vuelvan, entonces, sobre sus pasos
para borrar de los textos la nacionalidad y consignar a favor
de nosotros, simples aptridas, la ciudadana? Lo propio
debera hacerse, entonces, tambin en los ms de trescientos
cuerpos legales -s, ms de trescientos! que sobre la
nacionalidad rigen en el Ecuador, entre los que se halla, por
ejemplo, la Ley de Compaas codificada despus de la
vigencia de la norma transitoria a que nos referimos y que
exige a los socios o accionistas cumplir con la obligacin de
consignar su nacionalidad en la escritura de constitucin y
atribuir tambin una a la sociedad que fundan. Por eso es
que, dando un ejemplo de cumplimiento irrestricto del principio
constitucional tantas veces irrespetado por la mayor parte
de los habitantes del pas; principio en virtud del cual la
Constitucin es la norma suprema de la Repblica, hemos
podido constatar que, en la ciudad de Loja, se ha constituido
una sociedad a la que se le ha atribuido la ciudadana lojana,
seguramente con la finalidad de que se incorpore una
pequea ciudadana ms a aquellas que inspiraron la
inolvidable cancin verncula que nutre nuestra msica
nacional que, con razn, ha sido calificada como una venda
puesta por Dios para curar las heridas del alma y de la que
es una muestra tan elocuente la inigualable inspiracin de la
hermosa ciudad Centinela.
Tal vez quepa recordar, a los autores de nuestras
leyes, algunos de los cuales han afirmado pblicamente que
la Constitucin actual ha acertado al regular la ciudadana
prescindiendo de la nacionalidad, que los connotados juristas
europeos que redactaron el proyecto del instrumento
internacional por el que se instituye una Constitucin para
Europa y que se halla en proceso de discusin y aprobacin,
y que fue adoptado por consenso por la Convencin Europea
los das 13 de junio y 10 de julio de 2003, ha proclamado, en
el artculo 8, el siguiente texto: Toda persona que ostente la
nacionalidad de un Estado miembro posee la ciudadana de
la Unin, que se aade a la ciudadana nacional sin destruirla.
No nos corresponde formular juicios de valor acerca
de los conocimientos de los juristas que redactaron el
antedicho instrumento y los que, violentando el sentido del
verbo transitivo leer, es decir, pasar la vista sobre un escrito
y aprehender su sentido, nos obligan a leer ciudadana en
los textos de los instrumentos internacionales y en las leyes
en que se haya escrito nacionalidad.
118
Mientras no se nos restituya la nacionalidad a los
ecuatorianos, no nos queda otro recurso que acogernos a la
Convencin que, en Nueva York, aprob la Asamblea de las
Naciones Unidas para establecer el Estatuto de los aptridas
que concede a estas personas el rgimen legal de los
extranjeros domiciliados. Los ecuatorianos somos, entonces,
por mandato constitucional, extranjeros domiciliados en
nuestra propia patria.
Bigamia.- Este estado civil por el cual un hombre o una mujer
se hallan casados con dos mujeres el primero o dos hombres
la segunda fue incriminado, como delito, en el sistema
ecuatoriano de Derecho Penal como consecuencia natural
del concepto de matrimonio monogmico que rige en nuestro
Derecho de Familia, pues, de conformidad con lo que dispone
el Art. 81 del Cdigo Civil, el matrimonio es un contrato
solemne por el cual un hombre y una mujer se unen (se
elimin desde 1981 el adjetivo actual en el concepto. Se
estar pensando ya en los matrimonios a prueba?); se unen
lo decimos nuevamente- con el fin de procrear, vivir juntos y
auxiliarse mutuamente.
El Cdigo Penal, correlativamente, incrimin como
conducta reprochable la bigamia y tipific el delito en el Art.
533 de su texto. El Cdigo Civil haba declarado, para guardar
la debida correspondencia y armona con el contexto de la
ley, que la accin de nulidad del segundo matrimonio es
imprescriptible.
Ya nada de esto rige en el Ecuador. Se ha superado,
entonces, el versculo tercero de la sura cuarta del Corn
que dice: No desposis ms de dos, tres o cuatro, y escoged
aquellas que os hayan gustado. Si no las podis sostener
con decoro y equidad, no tomis ms que una. Es que,
como se puede demostrar con mucha facilidad, en el Cdigo
Ci vi l codi fi cado por l a Comi si n de Legi sl aci n y
119
Codificacin, segn consta del texto publicado en el registro
oficial N. 46, de 24 de junio de 2005, se hace posible no slo
la bigamia; no slo la tetragamia que regula la sura ya
transcrita, sino mucho ms que esto, la poligamia.
En efecto, como la accin de nulidad del segundo o
ulterior matrimonio celebrado entre quienes mantienen un
vnculo matrimonial no disuelto prescribe, porque as lo seala
el Art. 99 de la codificacin, en el plazo de dos aos, cada
dos aos y un da quien fue bgamo puede celebrar un tercer
matrimonio y, luego, un cuarto y as sucesivamente mientras
la vida le alcance, aunque no pueda, porque no cabe, sostener
estos matrimonios con decoro y equidad.
Y como la norma contenida en el Art. 18 del Cdigo
Penal ecuatoriano declara que No hay infraccin si el acto
est ordenado por la ley o por decisin definitiva de autoridad
competente, si el segundo y los ulteriores matrimonios se
legitiman porque se extingue la accin de nulidad por
prescripcin modo legal de extinguir las acciones por la
declaratoria que debe hacerla el juez competente cumplidos
que sean los presupuestos legales -, la bigamia, que estuvo
proscrita y sancionada como delito en el Ecuador, hoy est
legitimada y, adems, ampliada a la posibilidad legal de varios
matrimonios celebrados sin la disolucin de los anteriores.
Contratos que no son gratuitos ni onerosos.- El Cdigo
Civil, cuando no haba sido deformado por los diputados que
lo han tornado a veces incomprensible con las reformas que
han introducido en su texto, era un ejemplo elocuente de
castiza y elegante forma. Dispuso, desde su vigencia, en
el que hoy es el Art. 1456 que los contratos son gratuitos o de
beneficencia y onerosos. Pero, con el perdn del recordado
cmico mejicano, y en una suerte de plagio de mal gusto al
comentario que haca cuando sostuvo que su padre no era
rico ni pobre sino todo lo contrario, nuestros honorables (dijo
120
121
Unamuno que no es raro encontrar ladrones predicando
contra el robo para que los dems no les hagan competencia);
nuestros honorables diputados (pues as se denominan a s
mismos) han dicho en el Art. 113 de la Ley de Mercado de
Valores que el contrato de fideicomiso mercantil no es gratuito
ni oneroso. Falt Cantinflas a la sesin que aprob este texto
para proponer que se agregue, si l hubiese sido diputado en
el Ecuador, que este contrato no es gratuito ni oneroso sino
todo lo contrario. Y que conste que ni en broma Mario Moreno
pudo imaginar que mediante este contrato que no es gratuito
ni oneroso, se puedan transferir a un patrimonio autnomo,
dotado de personalidad jurdica y representado por una
persona incapaz (la sociedad administradora de fondos y
fideicomisos a quien corresponde esta inconcebible gestin),
nada menos que inmuebles incorporales. Esto y mucho ms
dice la Ley de Mercado de Valores!
Delitos aerostticos.- A pesar de que la tecnologa del siglo
XXI ha hecho posible que naves espaciales puedan surcar el
espacio sideral sin que a nadie asombre que se haya podido
llegado a superar y en mucho la imaginacin de Julio Verne,
en el Cdigo Penal ecuatoriano se conserva una especial
forma ya no de extraterritorialidad de la ley penal, sino de
algo mucho ms que esto. En efecto, el inciso tercero del
artculo 5 del antedicho Cdigo declara que Se reputan
infracciones cometidas en el territorio de la Repblica: Las
ejecutadas a borde de aerstatos ecuatorianos de guerra o
mercantes; lo cual quiere decir, entonces, que, de acuerdo
con el sentido natural y obvio del sustantivo masculino a que
se refiere la norma transcrita, el delito se puede cometer en
estas aeronaves provistas de uno o ms recipientes llenos
de un gas ms ligero que el aire atmosfrico, lo que les hace
flotar o elevarse en el seno de ste.
Qu Fiscal podr ordenar una indagacin previa o la
instruccin que d paso a un proceso penal si se comete un
122
delito a bordo de estas naves? No hay duda de que el
calificativo de Charles Moeller atribuido en su inolvidable
Literatura del Siglo XX y Cristianismo a quienes llam, con
razn, aeronautas sin cargamento se puede atribuir con
ventaja a nuestros honorables encargados de deformar el
ordenamiento jurdico vigente. Comedidamente, y por el
bien del pas, rogamos a tan honorables aeronautas se dignen
poner los pies sobre la tierra especialmente cuando de legislar
se trata.
Estipulacin.- Los romanos, gracias a su sabia e irrepetible
vocacin jurdica, crearon el contrato verbal llamado estipulatio;
acuerdo ste en el que la pregunta contena el contrato que
se trataba de celebrar, como, por ejemplo, diciendo: quiere
usted comprar este objeto, al contado, por este valor? Si la
respuesta era afirmativa, el contrato quedaba perfeccionado.
Como las races latinas abundan en nuestro idioma, la
estipulacin es, legal y gramaticalmente considerado el
vocablo, un contrato o una clusula de un contrato. No
obstante l a el ocuenci a de este concepto, nuestros
parlamentarios (porque conjugan a diario el verbo
parlamentar, no porque ejerzan funcin alguna en ningn
parlamento, porque el gobierno ecuatoriano es republicano y
presidencial); nuestros parlamentarios, repetimos, ignorando
que los romanos prohibieron estipular a los mudos porque
no podan preguntar y a los sordos porque no podan escuchar
la pregunta, a la manera de sordomudos que no pueden
darse a entender como prev la ley porque son absolutamente
incapaces de conseguir su vano propsito, han dicho, en
varias leyes de ltima data, que la ley estipula, como si una
ley pudiera preguntar a otra acerca de su voluntad de contratar
y esta ltima pudiera, a su vez, contestar afirmativamente la
pregunta. Dentro de este incomprensible contexto se nos
ocurre, por ejemplo, averiguar si sera posible que la Ley
General de Instituciones del Sistema Financiero Nacional
estipule con la Ley de Mercado de Valores la compraventa de
123
la Ley para la Promocin de la Inversin de la Participacin
Ciudadana; leyes stas que citamos intencionalmente,
porque que todas ellas consagran en su texto el indescriptible
despropsito de aseverar que la ley estipula, sin que esto
quiera decir que sean las nicas que contienen este absurdo
que ha invadido el que, as debemos suponer, es el idioma
oficial del Estado para tratar de destruirlo con cada vez ms
inusitado empeo.
Difunto.- Como adjetivo, el diccionario del idioma oficial del
Estado califica as a la persona muerta, esto es, a la que
est sin vida. No obstante, en el sistema de derecho vigente
en el Ecuador, parece que la tumba no ha podido absorber
todava a la persona muerta, pues no de otro modo se
explica que, segn el texto de la codificacin que ha puesto
en vigencia la Comisin a que nos hemos referido ya, pueda,
de acuerdo las normas que se citarn a continuacin, actuar
el difunto como los vivos y, si se quiere, como algunos
vivsimos. Los siguientes ejemplos tomamos de la
codificacin del Cdigo Civil: el difunto puede casarse con
su viuda (Art.135); hacer una promesa de donacin mediante
escritura pblica entre vivos e incumplir luego la promesa
(Art. 1227); ser socio de una sociedad civil y disponer que
esta sociedad contine con sus herederos despus de su
muerte ( Art. 1277) seguramente para conceder razn al
mensaje de la Carta a Lizardo del Padre Aguirre; y, en fin,
estipular expresamente con el acreedor que el pago de las
deudas que contrajo en vida no sern pagadas en partes, ni
aun por sus herederos (Art. 1542, N. 4, inciso segundo).
Gnero neutro.- La Biologa, y, desde luego, la ley cuando
su texto se redactaba a la antigua como peda el doctor
Alfredo Prez Guerrero, esto es, en castellano, reconocan
que la mujer entra a la pubertad antes que el hombre. Le
corresponden, entonces, a ella, antes que al varn, los
derechos que la ley atribuye a los menores pberes. Pero la
124
inimitable manera de entender la igualdad ante la ley de parte
de nuestro Congreso, que no repara en que, cuando hay
personas diferentes, se deben expedir leyes distintas para
que estas personas sean iguales ante la ley, ha declarado,
en el Cdigo de la Niez y de la Adolescencia, en su Art. 4,
que Nio o nia es la persona que no ha cumplido doce aos
de edad. Adolescente es la persona de ambos sexos entre
doce y dieciocho aos de edad. Impone algn discrimen
el Cdigo Civil cuando, en el Art. 21, declara que las personas
son nios hasta los doce o los catorce aos, segn sean
mujeres u hombres y que son pberes o adolescentes los
que han dejado de ser impberes, esto es, quienes han
cumplido, en su orden, doce o catorce aos y no han llegado
an a los dieciocho? Obtienen algo las personas con que
se irrespeten las enseanzas de la biologa para igualarles
en la disposicin legal aunque sean personas diferentes que
requieren, por lo mismo, que normas distintas se ocupen de
definirlas? No estaremos preparando el camino para regular
la situacin jurdica de quienes quieran ostentar una suerte
de gnero neutro?
Querramos preguntar a nuestro mximo exponente del
atletismo ecuatoriano de todos los tiempos, Jefersson Prez
Quezada, si acaso le incomoda el que llamen atleta y no
atleto como parecen sugerir los que buscan la igualdad
ante la ley en la ofensa al idioma; o si al Rey Pel se le puede
llamar futbolisto sin caer en la trampa del off side?
Garantas reales que resultan imaginarias.- La Ley de
Mercado de Valores reform as dijo el Congreso Nacional,
aunque, en verdad, deform, segn hemos insistido, el Art.
1844 del Cdigo Civil y la norma correlativa del de
Procedimiento Civil (Art. 95 ) - expresando que Cuando se
deba ceder y traspasar derechos o crditos (esto es,
derechos personales, agregamos) para efecto de desarrollar
procesos de titularizacin al amparo de la Ley de Mercado
de Valores, cualquiera que sea la naturaleza de aquellos, no
125
se requerir notificacin alguna al deudor u obligado de tales
derechos o crditos. Por el traspaso de derechos o crditos
en procesos de titularizacin, se transfiere de pleno derecho
y sin requisito o formalidad adicional, tanto el derecho o crdito
como las garantas constituidas sobre tales crditos.
De este modo el deudor que desconoce que ha sido
cedido el derecho de crdito que le vincula con un acreedor
de mala fe, le paga a este acreedor de mala fe que le recibe
el pago y el nuevo acreedor, a lo mejor creyndose de buena
fe, porque se halla en posesin del crdito (aunque de
conformidad con el inciso final del Art. 721 del Cdigo Civil
el error, en materia de derecho, constituye una presuncin
de mala fe, que no admite prueba en contrario) demanda el
pago y el juez le condena al deudor a pagar dos veces, porque
quien paga mal paga dos veces.
Pero lo inaudito de esta norma es que, segn siempre
se ha entendido, tratndose de una garanta real hipotecaria,
la respectiva escritura deber ser inscrita en el registro
correspondiente. Sin este requisito, no tendr valor alguno,
ni se contar su fecha sino desde la inscripcin. Por la misma
razn, el propio artculo 1844 del Cdigo Civil que se
deformaba con la reforma, en el inciso segundo, antes de
que se le agregue el tercero que siembra el caos jurdico
dice que La cesin de un crdito hipotecario no surtir efecto
alguno si no se tomare razn de ella, en la oficina de registro
e inscripciones, al margen de la inscripcin hipotecaria;
criterio lgico ste que contradice inexplicablemente la
reforma agregada como inciso cuarto del precepto invocado
ya. De este modo, el inciso tercero dice una cosa y esta
cosa se contradice con el inciso cuarto de la misma norma.
Ms o menos como la definicin de Ley que consta en singular
del inciso primero del Cdigo; definicin distinta de la que se
ha incorporado, arbitrariamente por la Comisin, en plural,
en un inciso segundo.
126
Podra aunque ostente la calidad de mistagogo-; podra
alguien, con razones, explicar cmo una garanta hipotecaria
se transfiere de pleno derecho y sin requisito o formalidad
adicional, aunque este proceso de titularizacin se realice
en los das en que se halla cerrada la atencin al pblico la
oficina del registrador de la propiedad? Acaso algn
fantasma se encarga de cumplir esta sin par en el absurdo
jurdico diligencia que, por misteriosa, se halla reservada slo
para quienes tienen la aptitud de expresarse en un idioma
indescifrable, al estilo de la neolengua a que se refiere
George Orwuel en la novela 1984 y cuyos malos imitadores
tambin pretenden imponer en la ley un lenguaje que haga
imposible entender el lenguaje en que se expresan?
Infantes.- Se debe suponer que los seres humanos, al nacer,
son, no slo tan indefensos que por s solos pereceran en
muy poco tiempo, sino, desde luego, incapaces para obligarse
y, naturalmente, tambin para litigar por s solos ante los
tribunales de justicia. Pero en la Codificacin del Cdigo de
Procedimiento Civil promulgada el 12 de julio de 2005 se ha
reiterado el inigualable desatino que se mantiene vigente
desde la codificacin hecha por la Comisin Legislativa
Permanente en el ao de 1960. En virtud de esta norma, que
est por cumplir cincuenta aos de vida, los menores de edad,
esto es, los recin nacidos y todos cuantos no hayan llegado
a la pubertad, pueden comparecer por s solos en juicio, sin
necesidad de que les representen sus padres o guardadores,
y no slo para concurrir como partes, aunque no tengan
capacidad procesal, sino para defender los derechos que
nazcan de los contratos que hayan celebrado por s solos
sin la intervencin de su representante legal. Quisiramos
observar la actitud que podra asumir un notario a quien la ley
le atribuye nada menos que la facultad de autorizar los
contratos en que intervengan los difuntos, segn se ha visto
ya, sino, adems, los que otorguen los infantes, aunque sean
recin nacidos, quienes, pese a que no saben an expresar
su voluntad, pueden, legalmente, contratar y obligarse, si
concurren a la notara para otorgar un contrato vlido por s
solos. Cmo declararn estos notarios que oyen, ven y
entienden a estos menores si es que acuden, cumpliendo la
ley, a celebrar contratos solemnes por si solos, sin la
representacin de sus padres o guardadores? Y cmo
estos menores, asimismo por s solos, podrn defender ante
los jueces la validez del contrato que celebraron sin ostentar
representacin legal alguna?
Personas Jurdicas.- Fiel a la teora de la ficcin el Cdigo
Civil ha definido a las personas jurdicas como personas
ficticias, capaces de ejercer derechos y contraer obligaciones
civiles y de ser representadas judicial o extrajudicialmente.
Pero como es tan fcil desvirtuar los conceptos por quienes
creen que los conceptos jurdicos son nociones de las que
se puede opinar sin fundamento alguno, hubo un ciudadano,
de cuyo nombre no quiero acordarme quien, en un foro
pblico, llam a los abogados personas jurdicas. Claro que
no se le poda pedir a alguien como a este expositor que lea
a Unamuno, en su Sentimiento trgico de la vida porque
aunque lo hubiera hecho habra sido malgastar la noche, el
da y el tiempo como reflexionaba Shakespeare, pues no le
hubiera sido posible advertir que los abogados no son
ficciones sino seres que nacen, que viven, que sufren -cuando
escuchan estos y otros despropsitos y que mueren. Pues
bien, aunque el lector no lo crea, nada menos que en la Ley
Orgnica de Educacin Superior, en su artculo 78, se
establece que los legados hechos por personas jurdicas a
las universidades y escuelas politcnicas, institutos
superiores o tecnolgicos o al CONESUP, deben ser
registradas (sic) mediante escritura pblica. No se sabe
si, a lo mejor, ser preciso exigir a esta sui generis categora
de persona jurdica que se suicide para que, de este modo,
se abra la sucesin y pueda hacerse efectivo el legado.
127
Prueba material.- Las razones por las que se sustituy la
figura del cuerpo del delito que rega en el Cdigo de
Procedimiento Penal anterior por la de la prueba material no
interesan en este comentario. Slo queremos destacar por
qu, en el Ecuador, se ha vuelto tan fcil impedir que se dicte
auto de llamamiento a juicio en por un delito que y esto es
lo ms grave se comete a diario. Nos referimos al
homicidio.
El artculo 91 del Cdigo de Procedimiento Penal declara
que la prueba material consiste en los resultados de la
infraccin, en sus vestigios o en los instrumentos con los
que se la cometi. Regula, de este modo, una de las tres
clases de prueba que legalmente se admite, esto es, la
material. En tratndose del homicidio no est regulada la
prueba de los resultados de la infraccin por medios
indirectos; de modo que si el delincuente incinera el cadver
y hace desaparecer las cenizas, haciendo lo propio con los
instrumentos con los que cometi el delito, simplemente, por
falta de falta de prueba acerca de la existencia de la infraccin,
se deber dictar sobreseimiento definitivo del proceso y del
imputado.
Por qu no se recurri, como lo hizo el Cdigo de
Procedimiento Penal que ya no rige pero que permita la
prueba supletoria en lo que en ese entonces era el cuerpo
del delito, esto es, la demostracin, conforme a derecho, de
la existencia de una accin u omisin sancionada por la ley
penal? A lo mejor porque el actual Cdigo, que comenz a
regir por captulos, lleg a declarar en la disposicin final que,
hasta que se designen los tribunales penales deba
mantenerse la vigencia del Cdigo de Procedimiento Penal
publicado en el registro oficial N. 200 de 12 de abril de 1979,
pero, en la misma norma, solamente son un punto aparte,
dispuso lo siguiente: Dergase el Cdigo de Procedimiento
Penal promulgado en el registro oficial N. 200 de 12 de abril
128
129
de 1979. Nunca, en ningn lugar del mundo, una norma
pudo llegar a dar vigencia tan corta a un Cdigo como lo
consigui nuestro honorable Congreso Nacional!
Semoviente.- En los ya lejanos como inolvidables aos de
estudiantes de colegio tenamos la obligacin patritica
(ciertamente patritica por el esfuerzo que nos costaba
cumplir con este deber para con la Patria); debamos,
repetimos, cumplir con la instruccin prelimitar en la que
recibamos enseanzas ciertamente imposibles de borrar de
la mente como aquella segn la cual debo referirme
textualmente al dato- se nos deca: aprendern estudiantes
porque les voy a preguntar: la energa elctrica es una fuerza
ms fuerte que qu
El Congreso Nacional deba superar al clase que nos
daba tan inusitadas como inolvidables enseanzas y lo hizo,
al declarar, en la Ley Orgnica del Sector Elctrico, en su
artculo 7 que, Para efectos econmicos, se entender que
la energa elctrica es uno de los bienes a que se refiere el
artculo 604 del Cdigo Civil, esto es, entonces, un
semoviente, porque a los semovientes se refiere la norma
del Cdigo Civil que se invoca en esta ley orgnica.
Estas normas legales que se imprimen en un papel que
no ha dado motivo para semejante trato, recuerdan, del
Florilegio de Frases Envenenadas, que el haber derribado
los rboles, necesarios para elaborar la pulpa con la que se
fabrica el papel que debe soportar en l muchas palabras -y
que, adems, en l se impriman estas leyes- resulta ser una
grave afrenta ecolgica.
Cmo as no se le ha ocurrido a algn diputado pedir
que se agregue al tipo penal del abigeato un inciso que
incrimine como autor de este delito a quien sustrae energa
elctrica? Tendramos, as, una nueva forma de abigeato para
130
conceder razn al doctor Jos Cancino cuando opinaba (en
su Derecho Penal en la Obra de Garca Mrquez) que ya no
cabe decir que cosa es todo lo que existe excepto el hombre,
sino que, tal como se halla ahora el irrespeto por la propiedad
ajena, se debera decir que cosa es todo aquello que se puede
robar, aunque lo que se robe sea energa elctrica, vale decir,
de acuerdo con la ley, un semoviente.
Solidaridad.- Cuando no se ignoran las reglas que el Derecho
Civil, esto es, el derecho del ciudadano, o, como deca el
doctor Prez Guerrero, el derecho privado comn y general,
la solidaridad supone una obligacin de objeto divisible que
puede reclamarse a cualquiera de los obligados, a varios o a
todos ellos. Pero el desconocimiento de las disposiciones
de este Cdigo llev a deformar el artculo 41 del Cdigo del
Trabajo, expresando lo siguiente: Igual solidaridad,
acumulativa (a qu se acumula y qu es lo que se acumula?,
preguntamos) y electiva (es que es de la esencia de la
solidaridad que se escoja a cualquiera de los obligados para
reclamarles el pago de lo que deben) se imputar a los
intermediarios (el Art. 10 del Cdigo Penal establece que
son infracciones los actos imputables sancionados por las
leyes y se dividen en delitos y contravenciones segn la
naturaleza de la pena peculiar. Es que es delito, segn el
autor de la norma agregada como inciso segundo del Art. 41
del Cdigo del Trabajo, la solidaridad pasiva, o cabe, aplicando
la, como deca Carrara, piadosa norma del numeral 8 del
Art. 29 del Cdigo Penal admitir que quienes as ignoran la
ley lo hacen debido a la rusticidad que demuestra claramente
cuando cometen estos actos ciertamente punibles por
ignorancia?)
Telgrafo.- Seguramente advirtiendo que la primera
acepcin que consigna el Diccionario de la Lengua Espaola
se refiere a este sustantivo diciendo que es el conjunto de
aparatos que sirven para transmitir despachos con rapidez y
131
a distancia, a nuestro Congreso no se le ocurri mejor
solucin para obtener la extradicin de personas que, fugando
del pas, se refugian en pases lejanos, que consignar en la
Ley de Extradicin, promulgada en el mes de agosto del ao
2000, que la solicitud de extradicin puede comunicarse por
la va telegrfica a los pases en que se hallasen asilados los
imputados o sentenciados por delitos suficientemente graves
como para poner en juego estos recursos del Derecho Penal
Internacional. Slo que deban sugerir, adems, a ciertos
personajes que llegaron a la Cancillera sin otra misin que
la de tratar de disfrazar a los funcionarios del Ministerio con
un atuendo ridculo que deba servir para la temporada de
inocentes y no para el uso que quera darse a tal inusual
vestimenta, que se enteren de que ni pueden encontrarse
los aparatos telegrficos en otra parte que no sea algn
museo, ni cabe que se torture a los funcionarios del Ministerio
de Relaciones Exteriores con la enseanza del alfabeto
morse, cuando a las alturas de estos tiempos el correo
electrnico lo usan con solvencia incluso los nios y nias
que no han llegado an a la adolescencia. Pero, segn la
antedicha ley, repetimos, la solicitud de extradicin ha de
comunicarse mediante la va telegrfica, nada menos que
en el siglo XXI
Zaragutear.- Dice el Diccionario de la Lengua Espaola que
de este verbo transitivo se sirven las personas para embrollar,
enredar, o hacer las cosas con impericia y atropelladamente.
La brevsima resea de algunos ejemplos de lo que se ha
escrito como ley de la Repblica en el Ecuador demuestra
como los ciudadanos que acuden al Congreso Nacional para
legislar y fiscalizar, segn repiten todos los das, no hacen
sino zaragutear, trastocando, de este modo, no slo la funcin
para la que se les ha elegido, sino el lenguaje y el
ordenamiento jurdico del pas.
132
Qu distinta sera le ley en el Ecuador si los que se
encargan de formul arl a hubi esen escuchado, pero,
fundamentalmente aceptado como norma de comportamiento
el mensaje de Gayo: El Derecho deca el ilustre romano
no debe tocarse con manos sin lavar!
Juan Bautista Aguirre
1725 - 1786
135
Breve diseo de las ciudades de
Guayaquil y Quito
(Extracto de una carta poco seria escrita por el autor a su
cuado don Jernimo Mendiola, describiendo a Guayaquil y
Quito).
Dichoso paisano, en quien
con diverssimos modos
se miran los dones todos,
todas las prendas se ven,
perdona si en parabin
de tu carta no te da
algo mi amor, porque ya
cuanto yo darte poda,
que era la voluntad ma,
t te la tienes all.
Demostrarme agradecido
hoy mi empeo viene a ser,
y para poderlo hacer
de estos versos me he valido;
recbelos advertido,
de que si aun el don mayor
slo recibe valor
del amor de quien lo da,
inmenso mi don ser,
pues es inmenso mi amor.
Contarte un pesar intento
por ver si puedo lograr
el que mi propio pesar
sirva de ajeno contento;
escchame, pues, atento,
que ya mi triste gemido
136
empieza a dar condolido
dos afectos a mi canto,
pues lo que en mi voz es llanto
ser msica en tu odo.
Guayaquil, ciudad herniosa
de la Amrica guirnalda,
de tierra bella esmeralda
y del mar perla preciosa,
cuya costa poderosa
abriga tesoro tanto,
que con suavsimo encanto
entre ncares divisa
congelado en gracia y risa
lo que el alba vierte en llanto;
Ciudad que por su esplendor,
entre las que dora Febo,
la mejor del mundo nuevo
y hay del mundo lo mejor
abunda en todo primero,
en toda riqueza abunda,
pues es mucho ms fecunda
en ingenios, de manera
que, siendo en todo primera,
es en esto sin segunda.
Tribtanle con desvelo
entre singulares modos
la tierra sus frutos todos,
sus influencias el cielo;
hasta el mar que con anhelo
soberbiamente levanta
su cristalina garganta
para tragarse esta perla,
deponiendo su ira al verla,
la besa humilde la planta.
137
Los elementos de intento
le miran con tal agrado,
que parece se ha formado
de todos un elemento:
ni en rfagas brama el viento,
ni son fuegos sus calores,
ni en agua y tierra hay rigores,
y as llega a dominar en tierra,
fuego, aire y mar,
peces, aves, frutos, flores.
Los rayos que al sol repasan
all sus ardores frustran,
pues son luces que la ilustran
y no incendios que la abrasan;
las lluvias nunca propasan
de un roco que de prisa
al terreno fertiliza,
y que equivale en su tanto
de la aurora al tierno llanto,
del alba a la bella risa.
Templados de esta manera
calor y fresco entre s,
hacen que florezca all
una eterna primavera;
por lo cual si la alta esfera
fuera capaz de desvelos,
tuviera sin duda celos
de ver que en blasn fecundo
abriga en su seno el mundo
ese trozo de los cielos.
Tanta hermosura hay en ella
que dudo, al ver su primor,
si acaso es del cielo flor,
138
si acaso es del mundo estrella;
es en fin ciudad tan bella
que parece en tal hechizo,
que la omnipotencia quiso
dar una seal patente
de que est en el Occidente
el terrenal paraso.
Esta a ciudad primorosa,
manantial de gente amable,
corts, discreta y afable,
advertida e ingeniosa
es mi patria venturosa;
pero la siempre importuna
crueldad de mi fortuna,
rompiendo a mi dicha el lazo,
me arrebat del regazo
de esa mi adorada cuna.
(QUITO)
Buscando un lugar maldito
a que echarme su rigor,
y no encontrando otro peor,
me vino a botar a Quito;
a Quito otra vez repito
que entre toscos, nada menos,
varios diversos terrenos,
siguiendo, hermano, su norma,
es un lugar de esta forma,
disparate ms o menos.
Es su situacin tan mala,
que por una y otra cuesta
la una mitad se recuesta,
la otra mitad se resbala;
139
ella se sube y se cala
por cerros, por quebradotes
por guaicos y por rincones,
y en andar as escondida
bien nos muestra que es guarida
de un enjambre de ladrones.
Tan empinado es el talle
del sitio sobre que estriba,
que se hace muy cuesta arriba
el andar por cualquier calle;
no hay hombre que no se halle
la vista en tierra clavada,
porque es cosa averiguada
que el que anda sin atencin cae,
s no en tentacin,
en una cosa privada.
Hacen a Quito muy hondo
una y otra rajadura,
y teniendo tanta hondura,
es ciudad de ningn fondo.
Aqu hay desdichas ahondo,
aqu el hambre y la sed se anan
y a todos nos importunan;
van muy graves en cuadrilla,
aqu, en fin, raros enojos!
los que comen son los piojos,
los dems todos ayunan.
Son estos piojos taimados
animales infelices,
grandes como mis narices,
gordos como mis pecados;
cuando veo que estirados
va muy graves en cuadrilla,
140
me asusto que es maravilla
desde que un piojillo arisco,
slo con darme un pellizco,
me sumi la rabadilla.
Las sillas de mano aqu
se miran como a porfa,
y te aseguro a fe ma
que tan malas no las vi;
luego que las descubr
por unos lados y otros,
viendo los asientos rotos
y quebradas las tablillas,
dije: Bien pueden ser sillas,
mas yo las tengo por potros.
En estas sillas se encierra,
llevando cualquier serrana,
mucho pelo y poca lana,
como oveja de la tierra.
Aqu, pues, en civil guerra
con femeniles enojos
son de los piojos despojos,
y con dentelladas bellas,
los piojos las muerden a ellas,
y ellas muerden a los piojos.
Estas quiteas como oso
estn de cabello,
y aunque tienen tanto vello,
mas nada tienen de hermoso;
as vivo con reposo
sin alguna tentacin,
siquiera por distraccin
me venga, pues si las hablo,
juzgando que son el diablo,
hago actos de contricin..
141
Lo peor es la comida
(Dios ponga tiento en mi boca):
ella es puerca y ella es poca,
mal guisada y bien vendida;
aqu toda ella es podrida,
y vive Dios! que me aburro
cuando imagino y discurro
que una quitea taimada
me envi dentro una empanada
un gallo, un ratn y un burro.
Hay tal o cual procesin,
mas con rito tan impo,
que te juro, hermano mo,
que es cosa de inquisicin:
van cien Cristos en montn
corriendo como unas balas,
treinta quiteos sin galas,
ms de ochenta Dolorosas,
San Juan, Judas y otras cosas,
casi todas ellas malas.
Con calva, gallo, y sin manto,
un San Pedro se adelanta,
y, por ms que el gallo canta,
no quiere llorar el Santo;
pero le provoca a llanto
de sus llaves la reyerta,
pues cuenta por cosa cierta,
estando el Santo con sueo,
que se las hurt un quiteo
para falsear una puerta.
Va tambin tal cual rapaz
vestido de ngel andante,
con su cara por delante
142
y mscara por detrs;
con tan donoso disfraz
echan unas trazas raras,
dndonos seales claras
que, en el quiteo vaivn,
aun los ngeles tambin
son figuras de dos caras.
De penitentes con guantes
salen los nobles por no
dar limosna, y temo yo
que han de salir de danzantes.
Estos quiteos bergantes
cmo harn tal indecencia?,
pues hallo yo en mi conciencia
que es muy grave hipocresa
vestir la cicatera
con traje de penitencia.
Despus se ven unos viejos
beatos, brujos y quebrados,
y algunos frailes cargados
con sus arbas y agarejos;
luego se sigue a lo lejos
una recua de Cofrades,
despus las Comunidades,
y otras bestias con pendones,
porque aqu las procesiones
todas son bestialidades.
Mil pobres despilfarrados
se miran a cada instante,
mas ninguno es vergonzante,
que son bien desvergonzados;
ciegos, mudos, corcobados
y enanos hay en verdad
tantos en esta ciudad,
143
que yo afirmo sin rebozo
que es este Quito piojoso
el Valle de Josafat.
Hermano, en aqueste Quito
muchos mueren de apostemas,
de bubas, llagas y flemas,
mas nadie muere de ahito;
y hay serrano tan maldito
que al rezar la letana
pide a la Virgen Mara,
con grandsimo fervor,
que le conceda el favor
de morir de apopleja.
A cualquier forastero,
con extraa cortesa,
sea de noche, sea de da,
le quitan luego el sombrero;
y si l no trata ligero
de tomar otra derrota,
le quitan tambin sin nota
estos corteses ladrones
la camisa y los calzones,
hasta dejarlo en pelota.
Andan como las cigarras
gritando por estas sierras
que son leones en las guerras;
y lo son slo en las garras;
para hurtar estos panarras
con sutileza y con tiento
son todos un pensamiento,
de suerte que yo he juzgado
que en las uas vinculado
tienen el entendimiento.
144
El que es noble gamonal
algn obraje procura,
y de esta suerte asegura
tener en jerga el caudal.
Los quiteos, por su mal,
entablaron desdichados
estos obrajes malvados,
pues con esperanzas vanas
van al obraje por lanas
y se vuelven trasquilados.
Todos estos obrajeros,
por inters del velln,
compran ovejas y son
ellos gentiles carneros.
Tienen bueyes y potreros
del caudal para ventaja,
pero, aunque ellos se hacen raja,
nunca salen de pobreza,
pues vinculan su riqueza
en cueros, lanas y paja.
A todos con gran certeza
de frailes les acredito,
pues todos en este Quito
hacen voto de pobreza;
pero el fausto, la grandeza
y la gala es incesante,
pues aqu, como es constante,
se estudia con grande aprieto
la comedia de Moreto
nombrada, Trampa adelante
Cualquier chisme o patarata
lo cuentan por novedad,
y para no hablar verdad
145
tienen gracia gratis data:
todo hombre en lo que relata
miente o a mentir aspira;
mas esto ya no me admira,
porque digo siempre: Alerta!
slo la mentira es cierta
y lo dems es mentira.
Mienten con grande desvelo,
miente el nio, miente el hombre,
y, para que ms te asombre,
aun sabe mentir el cielo;
pues vestido de azul velo
nos promete mil bonanzas,
y muy luego, sin tardanzas,
junta unas nubes rateras,
y nos moja muy de veras
el buen cielo con sus chanzas.
Llueve y ms llueve, y a veces
el aguacero es eterno,
porque aqu dura el invierno
solamente trece meses;
y as mienten los franceses
que andan a Quito situando
bajo de la lnea, cuando
es cierto que esta este suelo
bajo las ingles del cielo,
es decir, siempre meando.
Este es el Quito famoso
y yo te digo, jocundo,
que es el sobaco del mundo
vindolo tan asqueroso.
Feliz t! que de dichoso
puedes llevarte la palma,
pues gozas en dulce calma
de ese suelo soberano,
y con esto, adis, hermano.
Tu afecto, Juan de buen alma.
Jos Modesto Espinosa
1833 - 1916
149
El censo
Mi amigo don Plcido Vidalegre es un hombre de
excelente humor, jovial y divertido como el que ms; y aunque
frisa ya con los cincuenta, se entretiene en cualquiera bagatela,
ni ms ni menos que un muchacho que apenas cuenta sobre
diez; su casa es mi refugio en los momentos de tedio y sinsabor
en que el espritu necesita distraccin y el corazn alivio.
Y sucedi que me amaneci un da en que, como deca
de mi cuento, pesaba sobre m la atmsfera que me aplastaba,
y tena ante mis ojos la lente del fastidio que me haca mirar
objetos desagradables en todo lo que me rodeaba; por lo que,
tomando el desayuno, sal en busca de solaz, y sin haberlo
pensado, y slo en fuerza de la costumbre, di con mi aburrimiento
en la habitacin de don Plcido. Mas cul no fue mi sorpresa,
cuando, en vez de apacible contento, descubr en el semblante
de mi amigo el disgusto y enfado que deban de pintarse en el
mo.
-Qu es esto, amigo don Plcido? Usted tambin de
mal humor? - le dije por toda salutacin.
-Mira no ms -me contest,- sino es para sacarle a uno
de sus casillas, que se le antoje al juez del barrio obligarle a
visitar todas las casa de una manzana, y a meterse en todos los
agujeros para averiguar los nombres, sexos, edades,
ocupaciones y qu se yo qu ms de cuanto bicho racional se
encuentre por ah!
-Est usted de comisionado para formar el censo de la
poblacin..?
- Toma que s lo estoy! pues lee este papelejo.
Y tomando el papel que me present don Plcido, le:
Modelo relativo a la ley que detalla el modo de formar el censo
de la poblacin. Y como escritos de semejante estilo son
remedio para curar de las enfermedades del nimo, recobr y
procur comunicar mi humor a don Plcido, y, logrando mi
intento, le supliqu me llevase como escribiente a visitar la
vecindad. Pedrselo yo, acceder l y ponernos en la calle con
sendos pliegos de papel arreglados segn el modelo remitido
por el juez, todo fue obra de un instante.
La casa ms inmediata era la de doa Petra Moscada:
entramos, pues, en ella; y despus de pasar revista a los
colchones, sbanas y frazadas que se calentaban al sol sobre
los pasamanos, segn es de antigua costumbre, nos
introdujimos en la habitacin de la buena seora, a quien
hallamos mirando la almohadilla con el auxilio de unas
enormes antiparas.
Anunciando el objeto de nuestra visita, me acerqu a
una esquinera, prueba irrefragable de que en los tiempos
antediluvianos haba tambin carpinteros; y me puse en actitud
de escribir con mi lpiz aguzado.
-Su nombre de usted? - pregunt don Plcido.
-Ha olvidado ya mi vecino el nombre de la vecina Petra?
cosas del mundo!
Petra Moscada, escrib en el correspondiente lugar
de mi cuadro; y como, vista la almohadilla, no se poda dudar
del sexo de la seora, aad mujer, para cumplir fielmente la
disposicin del seor Juez. Y sigui el interrogatorio.
-Cuntos aos tiene usted?
150
151
- Ay, vecino mo!, me agrada ms pensar en los que
puedo vivir que no en los que son idos.
-Pero poco ms, poco menos; que no sern
muchos, i est usted tan fresca I
-En mis juventudes me haba de ver usted; all cuando
en los tiempos del conde Ruiz de Castilla, bailaba al minu,
cosa de quitar el sueo a los mozos de veinticinco.
Setenta aos, escrib yo; y prosigui don Plcido:
-En cuanto a su estado de usted no hay que preguntar:
viuda del seor don Benito que muri el ao 12, segn me lo
contaba mi padre: su ocupacin los bolillos; y sabe leer y
escribir.
Hice los apuntamientos del caso, y practicamos igual
interrogatorio con los dems habitantes de la casa, indignos todos
de especial mencin, salvo una vieja limosnera y su
octogenario y paraltico esposo que nada quisieron responder,
temiendo la primera que las averiguaciones fuesen para
imponerle contribucin, y el segundo, para darle de alta en el
ejrcito.
La segunda casa que visitamos fue la del difunto don
Pascual de los Olvidados; y all fue de ver y or la barahnda
que sigui ala declaracin del objeto de nuestra visita; pues,
la viuda y sus cinco hijos pusieron el grito en el cielo, en tanto
que nosotros, fijando lo vista en la tierra, hubimos de
excusarnos con la necesidad de obedecer al juez y la ley.
- Averiguar la edad de las mujeres! - deca la mayor
de las nias:- miren qu lisura, y qu objeto tienen ustedes...?
-No somos nosotros quien lo exige, seorita: la ley...
152
Y no hubo qu hacer sino ponerme a escribir. La viuda
dio su nombre y se plant en los cuarenta y nueve aos, i El
horror que a tos mujeres causan los cincuenta! La primognita
no quiso pasar de los veinticinco; y como tambin es viuda y
tiene un hijo de diez y ocho aos:
-Rara muestra de asombrosa fecundidad- dijo don
Plcido; -ser madre a los siete aos! pues miren ustedes que
las ms apenas si aciertan a saber que son hijas en edad tan
tierna.
Y volvieron las alharacas; que la viudita y sus hermanas
ponindose tan altas, pusieron a don Plcido cual no digan
dueas: lo cual nos oblig a convenir en que la seora haba
sido madre a los quince y en que su hijo que carga ya charreteras
de capitn, no haba vivido ms de diez aos, Valiente debe ser
el chico!
Pasamos a la segunda que no haba tenido sino
veinticuatro aos; luego a la tercera que slo contaba veintids,
y despus a la cuarta que asegur no haber cumplido veinte
primaveras. Entonces don Plcido lleno de espanto exclam:
-Necio de m que me imaginaba que esta nia era tambin
hija de mi difunto amigo don Pascual, marido de la seora!;
pero como l muri hace cosa de veintids aos, segn consta
de la necrologa que yo mismo le hice...
-Impudente, desacredita usted a nuestra madre! -
clamaron a una voz todas las seoritas.
-Son ustedes, que no yo- replic don Plcido;- pues
en cuanto a la muerte de don Pascua!, cmo pudiera olvidarlo,
si fue tan buen amigo mo? y yo tena entonces veintiocho
aos, y ahora... ya ustedes me ven.
153
Las dos viudas y las tres solteras no hallaron medio de
escapar a la fuerza del argumento sino en los denuestos e
imprecaciones, que hicieron perder a don Plcido la serenidad
que le era habitual, en tanto que la ltima de las nias meditaba
sin duda sobre cmo podra salir de tan apurado lance. Llegla
por fin el turno, y public sus veintitrs aos que eran los
justos.
-Mayor que las dos hermanitas, eh? -observ mi
amigo, sin saber ya el abismo en que se hunda.
-No seor: soy la menor, pero...
Las hermanas no la dejaron concluir, interrumpindola
con una nueva descarga contra el pobre don Plcido; y entre
tanto yo estaba en mis glorias, y me acordaba de una nocente
nia, hija de legtimo matrimonio, que estaba persuadida de que
haba comido quesadillas la noche del casamiento de su mam.
Pero don Plcido haba perd, ya los estribos, y calmada la
tormento, volvi al interrogatorio, diciendo:
-Su sexo de usted, seorita?
-Don Plcido! - le dije yo; pero era ya tarde, y poco falt
para que la seora y las tifas anduvieran con l a ma sobre tuya.
Y entre la ensordecedora grita que hera mis odos, distingua la
voz de la ofendida muchacha: - Miren si tendr cara de hombre!
y toleraremos ultraje como ste! pero mi sobrino...
- Seoritas! dije entonces, levantando la voz, como un
capitn que quiere hacerse or de su gente en hora de borrasca;
y consegu mi objeto, porque callaron todas para dejarme hablar,
alentado con lo cual, prosegu:
-Vean ustedes el modelo que nos ha remitido el juez, y
achquenselo a l o a tos legisladores; pero ni a ellos ni a l,
154
seoritas; pues bastante disculpa tienen en los engaos que
sobre tan delicado particular han ocurrido. No ha mucho tiempo
que en Francia hubo que persona que, si en sus tres primeros
lustros no us crinolina, fue porque en ese entonces las mujeres
no acostumbraban ir con globos aerostticos; y poco despus
se arreglaba el bigote a la fernandina, y era en todo lo dems un
apuesto mancebo, cuya mano hubiera honrado a la ms
encopetada. As, pues, y por lo que pudiera suceder, l modelo
no me parece malo en este punto y no es nuestra la culpa si lo
est. Lo peor es que hay necesidad de indagar tambin la
ocupacin de cada individuo, y las seoras...
-Pues, seor, eso no importa nada -dijo la mam,
procurando calmar los nimos: -nosotras, por ejemplo, qu
ocupacin podemos tener si no es la de entender en nuestros
quehaceres domsticos?
Y yo lo cre de buena gana, que mayor la tena ya de
poner trmino a la comisin que me haba tomado; pero como
despus de verificado el correspondiente apuntamiento, se
hicieron inscribir en el cuadro dos costureras, la lavandera, las
aplanchadoras, la llavera, la despensera, la cocinera y una
docena de sirvientes de orden inferior, al salir de la casa no pude
menos de llamar, a un aquilino, que me pareci bastante bellaco,
y preguntarle cul era la ocupacin de la seora y las nias;
pues nada quedaba que pudiera hacer, y-el mozo no tuvo
embarazo en contestarme con burlona sonrisa..
-Ocupacin dice usted? ah es nada! La seora tiene
qu matar el tiempo la crnica privada de amigas y enemigas; la
madre del capitn borda gorros, tirantes y otras cosillas para un
coronel; una de las solteras toca el piano y canta que trae locos
a los vecinos; otra ensea a hablar a un papagayo; otra pasa el
da tras la vidriera por ver pasar al que ella se sabe bien que
hace continuamente visitas a la calle; y la ltima recibe y
despacha unos billetes que, como pasan por estas manos,
155
me dan ganas de tragrmelos por el olorcillo que despiden. Tales
son, seor comisionado, las ocupaciones de las seoras y las
seoritas de esta bendita casa, todos los ratos que el tocador,
la tertulia v el sueo las dejan disponibles.
- Quehaceres domsticos! -dije yo, y sin ms tardar
sal de la casa con mi buen amigo, que no quiso proseguir sus
visitas por aquel da, qUe tan aciago le haba sido. Pero yo s
que hice algunas ms, y en todas supe que por ah haban
andado tambin otros comisionados, averiguando unos el sexo
de maridos y mujeres, y preguntando otros la ocupacin de nios
de andaderas, y si saban leer y escribir muchachitos de
trescientos setenta y cinco das. En ninguna casa se hablaba
de otra cosa, y en todas se oan dilogos como ste:
-Sepan que la Rosita se ha puesto en los diez y ocho,
cuando muchachita yo, la conoc que haca ya tanto ruido.
-Y la Vernica? pues no es de reventar, que se haya
hecho menor que yo?
-Pero sobre todas la Cenobia: iOh, es de morir a
pura risa I
-Cuntos?
-Qu desvergenza la suya! todava no ha
cumplido los treinta.
-La hija de don Jernimo? pues ya se ve! si est
de novia la pobrecita!
Y Cenobia, la Vernica y la Rosita decan lo mismo de
las que as las criticaban: por donde y por lo de ms all
conocimos que todas cojeaban del mismo pie, y que el censo
iba a dar una poblacin flamante, como dinero recin acuado;
156
y lo que es ms, todos ocupados y trabajadores. Tantas cosas
pueden entrar en el rango de quehaceres domsticos! - Pero
todos esos que vagan por aqu y por all sin oficio conocido?
Y los que viven del tresillo y de las trampas, y todos
aqullos...? Pues y qu? no estn ah los negocios
particulares?
Si es as, callemos, que en boca cerrada no entra
mosca.
157
Ya no se afeita!
(Carta de Bonifacio a su amigo Rudecindo)
Estoy de plceme, amigo mo, pues he alcanzado
completa victoria. Mi Marica, mi adorada esposa, ya no se
afeita. Cuatro aos he sostenido el ms rudo combate, cuatro
aos he tenido sitiada la fortaleza de su vanidad; y cuando
algn otro desalentado y afligido se hubiera resuelto a levantar
el campo y confesarse vencido, he aqu que puedo repetir: La
paciencia vence lo que la dicha no alcanza; pues paciencia
he necesitado, y la ms constante paciencia en los reveses
de tan larga campaa, para coronar m frente con los laureles
del triunfo. No se da la corona sino a quien persevera hasta
el fin: persever, he peleado buena batalla, y estoy en el caso
de compadecer a los padres, a los maridos, a los hermanos
cuyas hijas, mujeres o hermanas perseveran en la insensata
vanidad a la cual mi Marica ha dado un eterno adis. Ya no
se afeita! T, amigo mo, no tienes mujer, no la escojas
dominada por la ridcula moda de embadurnarse la cara; pues
no sabes las torturas que pasa un pobre marido de mujer
empeada en parecer distinta de como la cri la naturaleza.
Para vivir contento y en paz con mujer que gasta blanquete,
es preciso tener sangre de chinche; y para aficionarse de
mujer de tan mala costumbre, no se lo que se necesite. Mi
Marica, cuando novia, muy avenida que estaba con la tez que
se tenia: donde no, otro habra sido su marido, que no el hijo
de mi madre. La corruptela vino despus, y despus pude
saber lo que cuesta hallarse casado con paleta de pintor. Qu
cleras de infierno las que se pasan!
-Hija, yo no te quiero pintada; que mujeres pintadas,
baratas se suelen comprar en los obradores de los artistas.
- No, si no he de ser menos que la Mercedes! Y no
ves que as lo pide el buen tono, y que el afeite es hasta un
ramo de educacin?
158
-Hija, que me das asco; porque al ver mujer afeitada
se me revuelven las entraas, que no s cmo no las arrojo.
-Arrjalas, enhoramala, que no por tu extravagancia
tengo de presentarme ridcula.
Y ni Santo Toms con toda la escuela sera poderoso a
persuadira que no es ridculo no afeitarse y parecer la mujer
lo que quiso Dios que fuese.
-Hija, a quin diablos te propones agradar con el
colorete? al marido que Dios te ha dado?
-Desdichada de m si me propusiera agradar a mi
marido de tan mal gusto. No ves al marido de la Mercedes,
que maldito si la regaa cuando se pone tan linda?
-Hija, ese marido de la Mercedes... Mira, que si no
hubiera muchos motivos para calificarle de necio, ste slo
bastara. Pero si al desdichado le agrada, a m me repugna
ms que botica; y a m me has de contentar, que no a ningn
insensato de aqullos que se dejan arrebatar por hermosuras
que se quedan en las almohadas, por colores que primero
son de comerciantes y boticarios, y se les compran a ellos
para emporcar las obras de la sabia naturaleza. Hermosuras
que la luz de la aurora encuentra plidas y marchitas, y que han
menester de gato, no son hermosuras de codicia, que son
hipcritas y fraudulentas, y con un lebrillo de agua limpia Dios
sabe adnde van a pasar. Mujer limpia me quiero yo, que no
con menjurjes, ungentos, polvos ni solimn.
Por este camino sigue predicando el pobre marido,
pero predica en desierto; porque no llega el Avemara cuando
la mujer se ha llegado a! tocador; y blanco por aqu, rosado
por all, negro por ac y por acull carmn adis esperanza
de ver saltar los colores al rostro, por ms que se apostrofe y
159
se reniegue! i Pues bien asentados estn otros colores que
no dan paso ni 3 las ms violentas conmociones del nimo.
Tiene clera la mujer? se ruboriza, se aflige? Una pasta
de albayalde oculta los movimientos del corazn, y la belleza
pierde todos sus atractivos, porque el sepulcro no atrae, y el
afeite es fra loza puesta en el sepulcro del alma. Mujeres
fariseas, sepulcros blanquelos!
Y mientras que la mujer pasa largas horas pintando,
retocando, limpiando, y volviendo a pintar y retocar, el hijito,
afeitado con tierra, ah se est que lastima el corazn. Quin
le ha de lavar?
-Hija, ya se hace tarde, la oficina me llama, y la camisa
est sin botones.
-Quieres que me quede con esta cara? no ves que
todava no acabo? Tengo plida una mejilla, y al componerse
los labios se me ha pintado la punta de las narices.
-Pero acaba, por vida de cuatro!
-Y las cejas se han de quedar como cuando me pari
mi madre? Y este lunar que me ha salido muy alto!
No hay arbitrio: preciso es ir a a oficina con el pecho
de la camisa abierto de par en par, y dejar a la mujer fuerte
embebida en los quehaceres domsticos. Y no es difcil que,
cerrada la oficina a las tres de la tarde, vuelva el pobre del marido,
y se encuentre con el angelito tostado por el sol en medio
patio; la criada tambin con su pedazo de espejo, peinndose
y tarareando las trovas que canta el zapatero de enfrente, sucia
toda la casa, desordenados los muebles, fra la cocina como
tambo del Chimborazo. y la mujer?... incansable, infatigable,
perpetua, incrustada en el tocador y rodeada de peines,
peinetas y peinetones; cintas, borlas y cordones; anillos,
160
pendientes, gargantillas y brazaletes; frascos, tarros botes,
botellas, brochas y pinceles.
- I Es posible, mujer!
-Hoy ha metido el diablo la
cola
-Qu ms cola de diablo que t, mujer de Barrabs!
Hoy no se come? no se arreglan los cuartos? no se
peina a ese pobre nio? no se da ocupacin a esa digna
criada? Mujer! hay sangre en tus venas? Te imaginas
que ests muy linda?
Y la mujer echa sapos y culebras por esa boca, que
faltan odos para tanto grito; y el marido tiene que callar,
porque ni para un pleito sirve mujer afeitada. Quin ha de
pelear con mujer que no muda de color? quin pelea con
una mscara parlante?
Y de stas se pasan todos los das, amigo mo. Infeliz
del que se casa con mujer que se afeita! Infeliz del marido
cuya mujer se aficiona de lujo tan asqueroso! Y son tantas las
que se afeitan!
No lo ves? Por milagro ha salido Juana antes de
almuerzo a la calle; pero tan tapada va que apenas si se la ve el
blanco del ojo. Se ha convertido? Consiguiralo Santa
Rita! Tapada va porque an no se afeita y est en su natural
color. Cmo pudiera mostrar la cara? Qu es de Rosita?...
No se presenta porque est indispuesta.- Indispuesta, dices?
Qu tiene? - Tienes sus propios colores, y con ellos no se
reciben visitas.
-Baada viene Luca: sta si que tiene lindos colores.
161
-Buena plata le cuestan, amigo mo.
-Pero no viene baada?
-Tres horas mortales ha durado el bao; y mira el
canastillo que lleva la criada;-jabones son? -No, que son
tarros y botellas.
Mujeres! mujeres! pobres mujeres! i Pero no todas,
gracias a Dios; y m i Marica (bendita sea) ya no se cuenta
entre esas pobres: ya no se afeita! Cmo lo he conseguido?
Ech un da los tarros y los botes, pasamanos abajo;
pero el siguiente fue de ayuno sin ser vigilia; porque el diario
de la cocina sirvi para reponer lo perdido, y yo qued
escarmentado. Introduje otro da inopinadamente a un amigo,
e hice que sorprendiera a Marica en el afn del blanqueo;
pero slo sirvi para que luego hubiera conmigo la de Dios
es Cristo, y despus quince das de no decir un Jess que es
bueno. Una maana, muy por la maanita, tuve listo un pintor
con todo el aparato de colores, brochas y pinceles, por ver si
a lo menos se despachaba ms pronto la faena cuotidiana; pero
poco falt para que el desdichado artista saliese con la cabeza
rota. Qu arbitrio no empleara? Mas quin lo haba de
esperar! Un adefesio me dio la victoria.
Deba salir un da con mi Marica a visitas de cumplido.
Se me present a las doce, blanca como la nieve; pero cul
no fue su sorpresa al verme de cala en parche, blanco tambin
como el alabastro, las mejillas rojas como una grana, las cejas
y bigotes como de azabache, y los labios como que chorreaban
sangre! Vamos, le dije, vamos a la visitas. Y sea que la
movi lo ridculo de mi aspecto; sea que la gracia de Dios la
toc el corazn por medio tan inesperado: mi Marica se ech a
llorar con tan amargo lamento, que el corazn se me parta de
medio a medio. Vuela luego al tocador, lvase con agua clara,
162
y Ni ms -me dice-, ni ms, Bonifacio mo!
Y desde entonces vivimos en paz: el angelito est limpio,
que me dan ganas de tragarlo; la criada muy bien ocupada; los
trastos aseados y en orden. Se almuerza y come a sus horas;
mis camisas estn con botones; y mi Marica para todo se
alcanza, sin perjuicio de la misa por las maanas, del rosario
por las noches, ni la comunin los domingos.
Triunfe, mi querido amigo! Mi Marica ya no se afeita!
163
Las literatas
(Respuesta de Rudecindo a su amigo Bonifacio)
... a de... de 18...
Aconsjasme, amigo mo Bonifacio, que no me case
con mujer amiga de afeites. Acertaras si me hubieras
aconsejado llanamente que no me casase, y eso cuando era
tiempo; pero obra ya de dos meses estoy casado, aunque por
inadvertencia no he puesto en tu conocimiento mi nuevo
estado. Casado me tienes, amigo mo; y si no me ha tocado
mujer como t decas, cunto no diera yo porque tuviera
esa costumbre ridcula, en vez del terrible defecto que he
descubierto cuando no hay remedio! Vine, vi, venc, dijo el
otro; yo digo: Vine, vi, me cas, labr mi desgracia. Me
cas sin largo trato ni perfecto conocimiento de la mujer que
eleg; y en vez de resultarme hueso de mi hueso y carne de mi
carne, como esperaba, me result cilicio de mi alma y martirio
del corazn. Rabio, me desespero, no s qu hacerme.
-Tiene madre de mal carcter? me dirs.
-Peor es que mala suegra el duro mal que padezco.
-Tiene lepra?
-Peor que la lepra.
-Qu puede ser?
-Es literata, con humos de poetisa. Considera, pues, si
ser cosa de llevar en paciencia, adems de tantos trabajos
como nos aquejan en este msero valle. Literata, amigo mo!
poetisa! gramtica! lectora de novelas! Cmo me la
quisiera yo envuelta en menjurjes desde los pies a la coronilla!
164
y yo mismo anduviera de tienda en tienda, y aun saliera a
lejanas tierras para traerla con que afeitarse.
Das pasados deca un amigo mo, que si el diablo en
vez de quitar los bienes al santo Job, hubiese procurado que le
moviesen pleito sobre ellos y que se pusiese el asunto en
tela de juicio, habramos visto si el santo Patriarca conservaba
la paciencia en medio de tanto embrollo. Puede que no, digan
lo que dijeren los abogados y dems gente de curia; pero yo
digo que si el diablo se hubiese metido en la mujer del varn
paciente y vultola literata, no le habra sido menester hacer
segunda visita; pues veo imposible que el seor Job las hubiese
tenido todas consigo. Estar casado con mujer literata es peor
que haber de raerse la carne viva con un guijarro.
Lo peor para mi desdicha es que no me queda ni el
arbitrio de hacer auto de fe con los libros de novelas y poesas,
porque ya mi mujer se tiene sorbidos buenos volmenes; y
si no hago el tal auto con mi mujer y todo, para nada puede
servirme la hoguera. T sabes, amigo mo, que nunca pude
llegar al fin ni de la ms jocosa letrilla; pues, cmo me
compondr con los eternos poemas que mi mujer se repite de
principio a fin con el ademn y semblante de potica
inspiracin? Y luego que no hay para ella conversacin si no es
con blandos favonios, helados cierzos, vagarosos cfiros,
fugitivas algas, cristalinas linfas, hojosas florestas, enriscadas
cumbres, y hadas, y slfides, y nereidas, y no s qu otras mil
barbaridades que me vuelven la cabeza como rueda de molino.
Es cosa de reventar a puras cleras, amigo mo.
Figrate ahora si podr soportar, con mi prosaico y
ms que prosaico gusto, los delirios de mi mujer que, cuando
la maldita inspiracin desciende a su pecho, se empea en
que me vuelva cfiro blando y juguete en torno suyo,
suavemente meciendo su destrenzada cabellera. Otras
veces quiere que me torne huracn furioso, y arranque de
cuajo los rboles ms robustos; ora pide que me convierta
165
en gota de roco, ora en arroyuelo que murmure difano, o en
caudaloso ro que en cascadas se desate; ya desea que trine
como jilguero, ya que susurre como suave brisa, ya que brame
como ronco trueno, ya que, revuelto mar, ruja conmoviendo
gigantescas rocas. No te parece que son conflictos? Si
procuro remedar a lo menos lo que algo pudiera con la voz y
movimiento, pierdo la dignidad de hombre y marido, y me
vuelvo el ser ms ridculo de la tierra; donde no, ah son las
tristes quejas y las elegas a las muertas ilusiones, que me
dan mpetus de convertirme en torbellino y dar al traste con
cuanto me rodea.
Desde que me cas no se reza en mi pobre hogar;
porque Florinda dice que: dnde se cuenta que Sapho rezara
el rosario? de Misa no hay que tratar, porque en el Olimpo no se
oye Misa.
Pero, a lo menos, estar bien asistido? As te lo
puedes imaginar, porque mi mujer no se afeita; pero ayer no
ms le peda que cogiese puntos en las medias que iba a
calzarme, y la respuesta fue:
Quin fuera como t, flor venturosa,
Quin como t, simptica violeta,
A quien cfiro nunca impone odiosa,
Prosaica ocupacin de hacer calceta!
Y hube de calzarme las medas con ms puntos que
una criba, por temor de que, si porfiaba, Florinda pasase a
mayores y me hiciese presente que el cfiro blando no se pona
medias.
-Y el arreglo de la casa?
- As es que no es nada! Pues Florinda quiere que
en todo reine el bello desorden de la oda, y no hay trasto en
166
su lugar. Las cosas que se hicieron para estar sobre las
mesas, estn debajo, y los vestidos sobre las mesas.
Espronceda y Zorrilla andan rodando por todas partes; y por lo
regular me encuentro con todo el parnaso espaol bajo las
almohadas, porque Florinda no se duerme sino embriagada de
poesa y al despertarse por la maana se santigua con un soneto.
Bello desorden de la oda, querido amigo) Aparadores no
me faltan; pero platos, cucharas, cuchillos y tenedores gozan
de la dulce libertad del vago viento. Parece que tuviera en mi
casa una docena de chiquillos.
-Florinda ma, qu comeremos ahora?
Pregunta excusada; porque cmo una poetisa ha de
entender en tan vulgares asuntos? ...
Pero aunque sea una mala sopa, est enfrindose en el
comedor; y la seora ma?... Dice que no hay apuro, que
todava no concluye un idilio que est escribiendo; y es preciso
aguardar, aunque la sopa se hiele. Y cuando al fin se deja venir,
le parece tan prosaico eso de comer en comedor, que hasta el
hambre se le quita. Ya, si fuera un banquete campestre a la
sombra de haya frondosa, teniendo ceida la frente con corona
de verde parra, sentada entre Dafnis y Melibeo, y recreada con
los acentos suaves de lejana pastorial flauta! ... Amigo, con
tales imaginaciones el pobre marido es ms indigesto que
sopa fra.
Hace una hora que Tomasa, la lavandera, est
esperando la ropa: y la seora? ... Todava no termina la
lista de las Diezas que se han de lavar. Viene por fin, entrega la
ropa y lee la lista:
Lleva Nereida, mi lavandera,
Cinco camisas de lino puro,
167
Ocho fustanes, diez pauelitos,
Dos trajes claros y un verdeoscuro.
Pares de medias van diez y nueve,
De Fabio bello tres calzoncillos,
Tres camisetas y dos chalecos,
Y de su amada cuatro manguillos.
Lmpidas ondas lo laven todo
En argentada, rauda corriente:
Squelo presto sobre la grama
Del rubio Febo la lumbra ardiente.
No hay para que decir que el Fabio bello oy yo que
tanto tengo de bello como de emperador, ni que la amada es
my mujer, ni que Ia lavandera Tomasa se queda estupefacta
oyendo que se la nombra Nereida, y mucho ms cuando,
terminada la lista le previene:
Florinda que la ropa se ha de lavar en el Duero o en el
Tajo, por ser muy renombrados en las poesas.
Dirs que mi mujer est loca? ...
Loca de atar est, Bonifacio mo; y lo peor es que no veo
remedo a tan extraa locura. Dichoso t que, con slo pintarte
la cara conseguiste que tu mujer se limpiase la suya. Pero que
yo, remedando tu proceder, me pusiese a aprendiz de letrillero
o cosa por el estilo, compusiese romances y recitase
canciones, adnde furamos a parar? Muchas veces mi
Florinda se compara con trtola solitaria, y se queja de que
sus lastimeros arrullos no tienen correspondencia; pero,
amigo, el trtolo se est muy callado y no soltar un arrullo ni
por las minas del Potos; porque qu msica no fuera si,
cuando me acatarra con dulces fevonios le respondiese yo
con serenas ureas! Formarase ventolina eterna, mi mujer se
168
viera como pez en el agua, y luego no permitira que hablase
en prosa ni para pedir ropa limpia. No amigo mo: mi mal no
tiene remedio, si no es la muerte.
Dirs que soy muy injusto, enemigo de que las
mujeres se ilustren y luzcan sus preciosas dotes? Dios me
libre de merecer cargo tan grave. Lo que yo digo es: bueno
es cilantro, pero no tanto. Que la mujer se lustre, santo y
bueno; que aprenda cuanto aprender deba; pero que la primera
leccin sea de no imaginarse que sabe; y la segunda, de no dar
a entender que es sabia. Tengo para m que la mujer misma es
poesa; y si Dios le dio que hiciese versos, hgalos enhorabuena;
pero vyase muy a tientas en el uso de este don; no sea que d
en el extremo que mi Florinda.
Que la mujer lea, mucho me agrada; pero despus de
haberse acordado que es cristiana (si lo es), despus que la
casa est limpia y en orden, dispuesta la comida, cosida la
ropa, arreglada la servidumbre; porque no quiero que por la
lectura deje de ser mujer aplicada al oficio que Dios le dio; que
lea, pero que no sean novelas; porque stas suelen hacer
nerviosas a las mujeres, y por qutame all esas pajas vienen
las convulsiones y pataletas, si no son cosas mayores.
Despus de leer una novela, casi no habr mujer que no quiera
ser la herona del cuento; y si por especial gracia de Dios no lo
intentan, qudalas, por lo menos, con la continuacin de tan
daosa; lectura, cierto disgustillo por los quehaceres vulgares
de esta miserable vida, y no son ya para la casa, y la familia
llega a serles pesada. Alerta, dira yo, alerta, padres de familia!
alerta, seores maridos! no sea que con pasta de
devocionario anden disfrazadas novelas peligrosillas.
Alguien dice que la mujer debe ser tal, que el marido
no se sonroje si en conversando con ella se le escapa un
barbarismo. No digo yo tanto. Me gusta que la mujer hable
castizo, pero sin afectacin ni melindre; me gusta que sepa
169
gramtica, con tal que no se empee en dar a entender que la
conoce. Dirs que esto es imposible. Difcil es, pero no
imposible.
Pero mi Florinda tiene un puntillo en parecer purista;
y yo que, en punto a lenguaje, coso con hilo gardo, figrate
no ms lo que tengo encima; y qu sustos no pasar cuando,
oyndome palabra no muy castiza, grita como si viese una araa;
y qu clera no tendr cuando me corrige. Tengo de estudiar
palabras y redondear frases para hablar con mi mujer, cual
debiera en un discurso acadmico? As digo continuamente
en rabioso soliloquio. Pues vale ms que esta lengua se
pudra; y me callo, hasta que la necesidad es ms poderosa
que el propsito de no hablar.
Y esto no es todo; sino que de repente me cita a
Horacio que no se dnde le vio; y cuando quiero enderezarla
cristianamente en algo, me arguye conque Plutarco dice esto, y
las matronas romanas hacan lo otro; y hasta me echa latines;
verbigracia: haba odo decir, quando caput dolet, coetera
membra dolent; y sin ms ni ms, un da que estuve con dolor
de cabeza, me sali conque quando capadola, cetera
merandola; y se qued tan ufana como si hubiera descubierto
la piedra filosofal.
Dime, Bonifacio, se puede aguantar esto? Esto no
es peor que el afeite? Al fin las que usan blanquete, pobres! ,
quieren parecer bonitas, qu es deseo disculpable en la mujer;
y se imaginan que afeitndose lo consiguen, y que todos
tragamos por liebre el gato. Pero las literatas? ... No
hablemos ms, Bonifacio amigo; y cierro mi carta con un
adis.
Rudecindo.
Eduardo Cevallos Garca
1915 - 1990
173
De Ingapirca al Vaticano
Relato de Fray Helotropo
1950
El Sueo Cumplido
Toda mi vida he soado con visitar tierras extranjeras,
en donde regar el inagotable manantial que llevo escondido dentro
de mi ser. Yo que poco o nada he conocido del mundo por vivir
absorto en mis tareas sacerdotales, apenas tena nociones
rudimentarias de la vida. El cura de parroquia debe permanecer
vigilante y alerta en sus funciones, para que el oficio sea
productivo. La sotana reduce el horizonte, pues limita el universo
sacerdotal a los linderos de su pueblo: la cantinera, el curandero,
la maestra de escuela, la mujer del teniente, he ah todo el
escenario que adorna una vida ministerial. Verdad es que el
curato es buen negocio, tal como me deca mi pap: Hijito, hazte
cura, anda ejercers en la Costa; en la misa no cae la lancha ni
la helada. Ya ni la sastrera, ni el contrabando dan para llenar la
barriga. Profticas palabras, son stas, que yo las guardo en lo
ms secreto de mi corazn. A no ser por mi pap, hoy estara
buscando trabajo como jornalero de las Obras Pblicas.
Pero bien. Al Papa se le mete en la cabeza declarar Ao
Santo a 1950 invitando a que los fieles de todo el mundo vayan
a Roma. El entusiasmo que tal invitacin produjo en muchsimas
gentes, contagi tambin mi apetito viajero, y resolv incluirme
en el inmenso nmero de peregrinos que liaban brtulos, con
rumbo a Europa. Yo estaba en iguales condiciones que todos:
tena a mano las limosnas, el platillo de almas benditas, los
fondos de Accin Catlica y otras inagotables fuentes de
produccin, que manan incesantemente de la ingenuidad del
pblico creyente. A buen seguro que ni la Contralora ni nadie
suele tomar cuentas de aquellos dineros, los eclesisticos los
podemos disponer como mejor se nos antoje.
174
A pesar de mis numerosos pecados y de los que he
hecho cometer a mis prjimos, tuve la suerte de ser
Peregrino, y no resisto a la tentacin de participarte, querido
lector, de uno tan fructfero como interesante recorrido. Si
lees estas pginas con esmero, podrs hacerte la cuenta
que conoces Europa sin que te haya costado la fabulosa suma
que yo sacrifiqu.
El pasaporte
No haba sido tan sencillo viajar al extranjero. No basta
coger los corotos y largarse a donde quiera. Antes se hace
indispensable armarse de un cuaderno llamado Pasaporte,
que es ms interesante que la misma persona que viaja. El
tal pasaporte, invento diablico, est lleno de signos
misteriosos y sellos reales. El viajero en embrin debe
someterse a muchas pruebas: fotos de frente; fotos de perfil;
fotos por detrs. Cada foto sale ms fea que otra y le ponen
a uno con cara de ratero fichado en la polica. Despus viene
el infolio de papel sellado, las cdulas, el certificado de buena
familia y un examen completo por el que descubren el sexo,
la sangre, las deudas, la salud, la estatura, el estado civil, el
sarampin y todas las fallas del neo-peregrino. El dinero corre
como agua, pues fuera de los impuestos, ha sido de Ley pagar
propina al ltimo ttere que hay en las oficinas, bajo pena de
no ser atendido y todava pagar multa.
Entre solicitudes y certificados, tuve la gloria de reunir
74 hojas de papel Oh dolor! ni con ello era suficiente. Un
alto funcionario de LEA, se empecin en verme el ombligo,
cobrndome por la inspeccin, 200 sucres. Yo le manifest
que poda hacerle gratis igual trabajo. Un pesquisa me tom
el pulso y me jal 300 billetes; por ltimo el seor Secretario
Privado tuvo a bien arrancarme 500 sucres por derecho de
sello, tal como me explic.
175
Tras el Pasaporte llegan las visas consulares,
operacin infame en donde arrancan a uno fabulosas
riquezas, para mantener al gato de Angora, al perro Cuc o a
los patos chinos, tan del gusto de los seores Procnsules.
Pens llevar tres maletas como equipaje, pero una
de ellas hubo de ocuparse ntegramente con los permisos,
pasaportes y licencias. Tuve que ejercer mi ministerio para
convertir mis sucres en dlares, pues la miserable moneda
ecuatoriana no vale un pito tras las fronteras de nuestro pas.
No tengo la menor idea de lo absurdo de nuestras Leyes;
con emitir dlares en lugar de sucres, estara obviada toda
dificultad. Y no debe costar mucho una mquina de fabricar
dlares. Al menos, as he pensado yo.
Viaje en Panagra
El 14 de junio sal de Guayaquil en un avin marca
Panagra. Oh! Qu maravilla es ver a uno de esos aparatos,
sentado en el Campo, esperando que le hagan volar! A m
me toc un avin de lujoso aluminio que con las alas abiertas
me dio la bien venida. Todo estaba listo para lanzarme al
espacio y volar entre las nubes, cual guila caudal.
Por medio de una escala de honor, ascend al cuarto
de pasajeros y encontr mullido asiento junto a un vitral. Se
acerc un hombre y me dijo que me ajuste la correa; le
respond que no usaba correa sino tirantes, y l, por toda
respuesta, tomndome quiz por loco me amarr contra el
asiento, dejndome inmvil. Quise protestar por el ultraje,
pero vi que tambin estaba amarrada una seora, sin dar
mayores muestras de enojo. Esto calm totalmente mi
indignacin.
Con la majestad de un len, el pjaro alz el vuelo No
tengo palabras para describir los paisajes de incomprensible
176
belleza que iban cruzando frente a mis ojos: ciudades
encantadas, ros que suban por una pared, montaas que
se hacan pequeas o grandes, rboles con la copa al suelo!
Mejor dir con San Pablo: ni ojo vio, ni odo oy, ni lengua
humana podr jams describir.
En tan altas esferas, a no ser por el ruido de los
motores, tengo para m que se oira la msica de los ngeles.
Me pareci muy adecuado dirigir la palabra a la seora
que viajaba junto a m; ni ella ni yo tenamos con quin
conversar. Tras de componer las cuerdas bucales, le dije:
Usted tambin es Peregrina? Por toda respuesta ella
extendi los brazos y cogi una bolsa de papel en la que
introdujo el rostro. Dentro de la bolsa comenz a hacer un
extrao ruido por el cual llegu al conocimiento que la pobre
anciana se empeaba en poner all todo el desayuno ingerido
en Guayaquil. Para que la seora no quede desairada ante
mis ojos, yo tambin enfund la cara y proced con la misma
maestra que ella. A los gemidos se acerc el barchiln, nos
mir fijamente y se retir sin decir palabra.
Sucedi algo raro y desconcertante, cuya explicacin
no encuentro todava: yo no s en donde, pero es lo cierto
que el barchiln se haba bajado y regresaba comprando
comida caliente para todos los pasajeros y comenz a
repartirla a cada uno en su puesto. Con la previsin que me
caracteriza, yo no perd el tiempo: ech los alimentos
directamente a la bolsa, sin pasarlos por el estmago. Este
mtodo prctico, caus mucha admiracin entre la
concurrencia.
Sin embargo de que el avin es mucho ms suave
que mi mula tordilla, el cansancio se apoder de m y me
qued dormido. Al despertar, brillaba el sol, pero la vieja del
vmito haba desaparecido misteriosamente. Talvez el
177
barchiln lo arrojara al espacio; no lo s. En todo caso, que
Dios haya tenido piedad de su alma!
Avin
Paquidermo glorioso,
monstruoso,
rijoso,
Vences el espacio,
topacio.
Despedazas las nubes,
subes.
Llora tu tripamento,
vences al firmamento,
eres nuevo sacramento,
cornpedo invento,
en t no hay momento,
solo viento, viento, viento.
Nubil en desventuras
que acaricias con el pico
una humanidad
en trance.
Mi alcance,
este poema
que tiene clara y tiene yema,
pongo en tu hlice,
oh bblico troglodita,
y al fin medita
en tronchados querubes
de rancio abolengo
con capas de coro,
y traednos mensajes
en copas de oro
de 24 kilates.
Quise averiguar en donde me hallaba, pero un letrero
luminoso deca: No Smoking que significa: No hablar. Obedec
al punto y el letrero se apag.
New York
Llegu en New York. Mi plan era sencillamente magistral:
al descender del avin pregunt por el seor Obispo, para que
se den cuenta de mi importancia. Nadie se percat o no quiso
percatarse de mi pregunta. Aquellos brbaros no saban
castellano y yo no hablaba ingls. Estbamos pagados.
En forma poco comedida fui conducido del aeropuerto
al hotel Hudson. En el trayecto pude ver algo de Nueva York, la
ciudad ponderada como una Babilonia Moderna pero con muchas
comodidades. Los automviles corran por todas partes, como
millones de arvejas regadas en un patio enladrillado. Santo
Dios, que mundo de autos!
Ya en el hotel, comenz a dolerme la cabeza tratando
de entender lo que decan los gringos. Pareca que ladraban e
invariablemente contestaban mis preguntas con un Okey, okey
que hasta ahora no comprendo lo que pueda significar.
Tres muchachones uniformados me hicieron seas a
que les siga. Me llevaron frente a una pared, y de repente se
abri una puerta. Entr en un cajn iluminado y la puerta se
cerr detrs de m. Con una palabra mgica, el cajn empez a
subir y yo supuse que estaba en un avin distinto a los Panagras.
Sin que nadie diga ni haga nada, el cajn se detuvo y la puerta
de salida volvi a abrirse. Me encontr frente a un corredor, en
tierra firme, lo cual me indicaba el fin de aquel viaje. Me llevaron
a un cuarto y oh prodigio! mis maletas estaban ya all, sin que
yo sepa por donde haban venido. Me abrac de ellas y dos
gruesas lgrimas rodaron por mis rosadas mejillas.
178
Una vez solo en el cuarto, cerr la puerta con llave y
trat de encender la luz. Toqu el botn que me pareci adecuado
y vi que las ventanas se abran con espantoso estrpito. Trat
de cerrarlas, pero todo esfuerzo result intil. Toqu otro botn
y se abri la pared, de donde sali una cama muy elegante,
Vaya estos botones, me dije y resolv tocar todos para seguir
viendo tan maravillosas sorpresas. Con otro botn sent que un
chorro de agua se lanzaba furiosamente sobre mi humanidad y
trat de cortarlo, pero la fuerza del chorro me arroj contra la
cama. Una mquina comenz a moverse vertiginosamente
haciendo un viento infernal que se llev las cobijas. Yo vol a
esconderme en un cuarto contiguo y mucho me maravill
encontrar un servicio de bao y otros menesteres caseros de
tanto lujo, que no me atrev a tocarlos por temor de que se
ensucien. Mientras tanto mi cuarto era una loquera: agua,
luz, chispas, gas, viento, ruido y las paredes que temblaban
en una danza macabra. Mi susto no tuvo lmite: sal
despavorido y ped auxilio. Cuatro hombres, raramente
vestidos, llegaron ululantes al son de una sirena. En dos
minutos qued todo en orden, pero vueltas las cosas a la
normalidad, aquellos magos se largaron echndome una
mirada de ira, pero no pudieron insultarme porque no saban
castellano.
Nuevamente qued solo pero no me atrev a moverme
del medio del cuarto, pues tem mayores alborotos. Con el
mayor tino, me sent en el suelo en donde amanec,
quietecito, casi arrepentido de estar en Nueva York. Acosado
por el hambre, sal del cuarto, pero no encontr manera de
bajar, pues seguramente haban escondido la grada, que no
asom en ninguna parte. Saqu la cabeza por una ventana y
casi me desmayo de susto. Estaba por lo menos a mil metros
de altura de la calle, en donde como gusanos, corran los
automviles. Sent pasos; un majestuoso gringo asom de
repente y yo resolv seguirle a dnde l fuera. Se acerc a
179
una pared, toc un botn y yo cerr los ojos pensando
nuevamente en el chorro de agua de mi cuarto. Pero no
sucedi as: el mismo cajn en que me subieron, acababa
de llegar. Me met en l con la esperanza de salvarme, mas
desgraciadamente aquel maldito aparato suba y suba sin
que yo adivine a dnde, pare por favor dije al gringo; Okey
me respondi y el cajn segua subiendo. Me acord de San
Pablo, arrebatado al tercer cielo. No, yo no quera ir al cielo
todava! Las piernas me flaquearon, las sienes me latan
con violencia y el corazn me palpitaba en la garganta: no
me acuerdo ms.
Al despertar de un profundo sueo, me encontr en
una cama, y parada al lado una seorita de blanco.
Padre, me dijo, no tema. Ya est bien, no fue sino un
desmayo.
Gracias! Por fin alguien habla castellano!
Qu le duele?
El alma
Ya le amputarn, si es preciso, aadi secamente.
Ante semejante receta, salt del lecho pero de
inmediato me met dentro de las cobijas, porque
estaba completamente desnudo. La seorita no dio
importancia al asunto, como si hubiera visto a una
criatura recin nacida, lo que no causa pecado.
Tengo hambre, musit entre dientes.
Por qu no come?
Porque no encuentro en donde. No conozco a nadie
y estoy perdido. Le ruego que me ayude, porque no
s dnde me paro.
Todo es cuestin de dinero. El hotel le dar un gua, o
dos, o cien guas, si usted as lo desea. Eso es todo.
Buenas tardes.
Gracias al desmayo, consegu un intrprete. Me sirvi
mucho, pues me ense a usar los botones y me mostr
180
181
dnde comer. Todo el da pas conociendo mi cuarto y a la
noche pude dormir en buena cama, despus de tanta
zozobra.
Durante cuatro das permanec en Nueva York, pero
slo pude conocer la ciudad desde la puerta del hotel Hudson,
pues me dijeron que era muy peligroso salir a la calle sin
conocer, ya que se corre riesgo de perderse. Casos se
cuentan de personas incautas que por ir en busca de un
pauelo, han desaparecido misteriosamente sin que nadie
vuelva a saber su fin. En una ciudad con tantos trenes areos,
coches, buses, buques terrestres, globos, autos, carretas,
tranvas, stanos, quimeras, carruseles, peterpanes, etc., etc.,
se puede fcilmente perder la cabeza y los cinco sentidos.
Nueva York est llena de edificios que suben hasta el
cielo; basta saber que cuando amanece en las terrazas,
todava es media noche en la calle. Estoy virgen de haber
odo cantar los gallos de la gran metrpoli, pero estoy seguro
que lo haran en ingls, por lo cual no me fue posible
entenderlos.
Sin embargo, aquella ciudad en donde todo es
inmenso, bien merece que mi musa le dedique inspirados
versos:
New York
Muralla de la evacin
donde el alma se dilata
con los sonoros silencios
de una luna menguante.
Por estos,
por todo el pentagrama
de un papagayo
tornasolado en caf;
182
bien corre la vida
entre el cemento
armado de coraje
y la gran Coca-cola
espiritual...
Nueva York
tierra de mis mayores
que en espritu fueron
hecho gemido azul
hasta las puertas
de acero doloroso
de tus murallas chinas.
Nueva York
lechera vaca
nfora llena
para la angustia
pantagrulica
de tus rasca-cielos
milagro de romance
encinta
que corre
de sonoro lenguaje.
Nueva York,
alfanje marchita
de mis rabes noches
con el idilio del musgo
en una gota de vino!
Ochenta millones
de seres humanos
piensan en ingls,
hablan en ingls,
aman en ingls,
183
pecan en ingls,
viven en ingls,
mueren en ingls.
Nueva York,
rubicunda armona
de cemento armado
y por armar!
Volando a Europa
El 18 de Junio salimos rumbo a Lisboa, segn decan
varios empleados de Panagra. Al dejar Nueva York, desde el
hotel hacia el aeropuerto, fcil es suponer que se repitieron
las mismas escenas de la llegada, pero al revs. A mis maletas
les haban enseado a andar solas y por eso llegaron al avin
antes que yo.
Algunos pasajeros que vinieron desde Guayaquil
estaban presentes all; los dems eran desconocidos, pero
todos charlaban animosamente. Yo no entiendo como la gente
puede hacerse de amigos sin que nadie les presente.
Me toc un asiento cerca de la ventanilla desde donde
pude observar que nos alejbamos de tierra y ahora
volbamos sobre el Atlntico. No se vea sino agua y ms
agua; semejante paisaje provoca inevitable sueo. Cansado
de dormir, lea; cansado de leer, dorma. Mientras tanto iba
perdiendo el sentido del uso de las piernas y la rabadilla se
adormeci completamente. Jams en vida haba estado
sentado tanto tiempo. Toda mi persona se acababa en la
cintura. Los que antes fueron mis pies parecan extraos y
cre que aquellas extremidades no viajaban conmigo sino all,
junto al cuarto de maletas. Cada vez que despertaba, miraba
el panorama: agua y solo agua. Nunca he visto tanta agua
junta! Y eso que yo he estado en crecientes terribles del
184
Tomebamba y el Chanchn. Viendo solamente los mapas,
no se puede dar cuenta de la inmensidad del ocano. Puf!
el Pacfico es una arra al lado del Atlntico. Eso es cosa
canela! De repente los gringos han de hacer alguna industria
con toda esa agua que ahora est botada sin provecho.
Ante tan majestuosa grandeza, se me despert la vena
potica y en un rapto de inspiracin, dije as;

Atlntico de aguas mojadas,


rima la cancin de tus pejes,
que yo desde mi avin
te escupo y te desprecio.
Termina tu inmensidad,
ten piedad de m.
Lisboa
La tarde del 19 de Junio, llegamos a Lisboa. Yo estaba
convencido que Lisboa era una nacin, pero da la casualidad
que ha sido una ciudad.
Lisboa es bastante bonita, pero las gentes de all son
detestables por el mal castellano que hablan. Si viviera don
Quijote, autor del Cervantes, les dara palo por lo que daan as
el espaol. Quien puede tolerar tamaa majadera: de puros
malos dicen el pasajeiro, mamadeira de traseiro y otros
disparates por el estilo. Lo que sorprende es que el Gobierno
no se preocupe por impedir esos desacatos a la lengua espaola.
Pero claro, si hasta al presidente le dicen Oliveira
Me aloj en el hotel Primaveira en donde encontr
verdadera comodidad. Nada de botones misteriosos ni de
cajones voladores: una buena cama con tres cobijas, el
respectivo vaso de noche, una jarra y su lavacara y una buena
toalla a mano, pendiente de un clavo. As la vida se vuelve
185
humana y muy de acuerdo con nuestro temperamento
ecuatoriano. Las paredes de mi cuarto eran bien adornadas
con vistosas estampas y cuadros de cazadores y montaas.
Cerca de la cama hay un bonito velador y encima de l una
piedra que sirve para golpear cuando uno necesita que venga
algn paje del hotel. En fin todo es comodidad y uno se siente
all mejor que en su propia casa. Son tan previsivos en aquellas
tierras que hasta le ponen una esperma para cuando falte la
luz.
La comida era maravillosa, pues la misma seora duea
de la fonda se encargaba de ir a la cocina y preparar platos
riqusimos. Lo nico que yo extra algo era el mote que he
usado toda la vida.
El 20 de Junio fui a visitar Ftima en junta de otros
peregrinos, entre ellos dos sacerdotes peruanos con quienes
trab ntima amistad. Desde aquel da ya no me sent solo y se
abrieron nuevos horizontes. Dichos sacerdotes haban sido dos
lumbreras, pues saban de todo, basta decir que el uno hablaba
el ingls. Francamente as cerebros no hay en nuestro clero.
Tengo apuntadas algunas recetas que me regalaron, que sirven
para hacer el famoso pisco peruano. En una palabra mis
dos amigos eran dos sabios.
Llegamos al santuario de Ftima y vimos all la imagen
portentosa de la Santsima Virgen, que tiene fama universal.
A nosotros no nos toc presenciar ningn milagro. Despus
de diez minutos de visitar el Santuario, regresamos a Lisboa,
pero en el camino encontramos una tienda bien provista de
todo cuanto puede el hombre comer. Entramos all, y tan
bien atendidos estuvimos, que al salir nos dimos cuenta de
que haban transcurrido sin sentir, ms de ocho horas. Al
llegar al hotel, todos dorman y tardaron mucho en abrirnos la
puerta. Desde que sal de Guayaquil no he tenido otro da
mejor que este clebre 20 de Junio.
186
Al siguiente da, de acuerdo con el plan de viaje, tuve
que levantarme temprano para ir a tomar el tren que deba
conducirme desde Lisboa a Sevilla. Me desped de la duea
del hotel quien dijo que me estimaba mucho y me pidi que le
regale una foto ma, a lo que tuve que complacer con todo
gusto. Adis Lisboa!
En Espaa
Un tren con muchsimas ruedas nos condujo hasta la
frontera espaola. La inmortal madre patria que todos los
americanos del sur deseamos conocer, estaba a nuestra
vista. Francamente yo me sent un poco desilusionado, pues
el aspecto general del sur se parece mucho a las alturas de
Curiquinga. Hablando fisiolgicamente, Espaa es como un
Ecuador ms grande y nada ms.
La primera ciudad a la que llegamos fue Sevilla. No
tiene mucha gracia, fuera de las numerossimas casas que
all han construido. Lo mejor de Sevilla es su Catedral; pero
desgraciadamente le han puesto una torre tan alta que slo
sirve para que duerman las lechuzas. Los sevillanos son un
poco mentirosos, pues trataron de engaarme que en Sevilla
estaba la Casa de Pilatos.
Lo que ms me llam la atencin fue el sinnmero de
cscaras de naranja regadas en todas partes. Toda la gente
chupa naranjas y es imposible encontrar a nadie que no tenga
siquiera una naranja en las manos aunque est oyendo misa.
Vindome que yo era sacerdote y por aadidura
bastante joven y de facciones regulares, las chicas de Sevilla
me andaban guiando el ojo y hubo momentos en que
empezaba a pesarme la sotana Caramba! Los eclesisticos
tienen vara alta en toda Espaa. Por algo hay infierno!
187
Tal como entre nosotros se ve en todas partes los
letreros de Coca-cola, as los espaoles hacen igual
propaganda de un seor Franco al que atribuyen poderes
sobrenaturales. Es obligatorio que todo ciudadano, nacional
o extranjero, se descubra la cabeza al pasar por delante de uno
de esos cartelones, bajo pena de ser castigado severamente
por enemigo de orden legal. Me han dicho que el mismo General
Franco se descubre delante de sus retratos.
En junta de los ilustres sacerdotes peruanos nos
alojamos en el hotel Americano, suntuoso palacio que en otro
tiempo estaba habitado por Visires y Califas. Me toc dormir en
la misma cama que haba pertenecido al Rey Abderramn
Tercero. Para tener derecho a usar aquel lecho, tuve la
satisfaccin y el capricho de pagar cinco mil pesetas. Cspita!
Para que se quiere la plata!
El 23 de Junio, a medio da, partimos con direccin a
Madrid, la imponderable capital espaola. El tren cruza por
lugares que deben ser hermosos pero que desgraciadamente
no los pude ver a causa de la nube de polvo que impide toda
visibilidad. Hay tanto polvo que ni dentro del mismo vagn se
puede distinguir a los pasajeros. La estacin estaba repleta de
gente y tan pronto como descend del coche, una muchedumbre
comenz a gritar: Peregrinos, peregrinos! Se abalanzaron
sobre m y se disputaban por llevar las maletas. Fue un
recibimiento apotesico el que me hicieron y estoy muy
reconocido de tanta gentileza. Casi en hombros fui llevado al
hotel Gato Negro en donde pude alojarme con toda comodidad.
Al saber que era peregrino ecuatoriano me contaron que en el
mismo hotel se haban hospedado das antes, varios obispos y
sacerdotes paisanos. Cunta amabilidad hubo para mi modesta
persona! Basta aadir que me dieron por slo cien pesetas una
cama que haba pertenecido al Rey Alfonso XII, la misma que el
seor Arzobispo us por mil pesetas. Dios me ha dado este
don de gentes, que a donde voy caigo en gracia y me hago
querer.
188
Otros Obispos ecuatorianos tambin han tenido la dicha
de dormir en camas clebres pertenecientes a monarcas tales
como Felipe II y la Reina Mara Cristina.
El dueo del Gato Negro me indic que en seguida de
mi llegada haba puesto el hecho en conocimiento del
Generalsimo Francisco Franco y que era muy posible que yo
reciba pronto una salutacin de tan alto personaje.
En Madrid el agua sirve solamente para lavarse los pies.
Para todos los dems usos, corre el vino y el aceite. Me han
dicho que los bomberos, en Madrid, apagan los incendios con
aceite puro de Oliva y a los chanchos les engordan a punte vino
y racimos de uva. Oh! Quin pudiera ser puerco!
En toda Espaa, especialmente en su capital, el orden
de consideracin y jerarqua es como sigue: en primer trmino
se respeta el nombre y persona del Caudillo; despus a los
jesuitas; siguen los Obispos y sacerdotes; luego la Polica; los
Militares; el Poder Judicial; los millonarios; los nobles; y por
ltimo, los ciudadanos honorables. Tanto la clase obrera
como los protestantes y ateos, no gozan de los derechos
ciudadanos.
La gracia de Madrid est en sus numerossimas
casas, muy parecidas entre s, tanto por la construccin como
por la pintura. Una casa no se diferencia de otra sino en el
nmero de la puerta, de modo que conociendo una calle ya
se puede decir que se conoce todas. Lo ms grandioso de
la capital espaola son los sabrosos helados que se venden
en todas partes. En cada zagun hay una heladera y esto
me llen de satisfaccin. Gracias os doy, Dios mo, por todos
los helados que pude tomar en Madrid!
Despus de cuatro das de permanencia en esta
ciudad, partimos con direccin a Zaragoza, el 28 de Junio.
189
Esta poblacin es muy importante por el nmero de
madrileos que all existen, pues con cuantas personas habl
me dijeron que eran de la Capital.
No me pasa todava la impresin recibida cuando
llegu al hotel Sin Rival y encontr que su dueo era el
hombre ms gordo que en mi vida he conocido, se pasaba
el da comiendo aceitunas y tomando vino, cosas ambas de
las que particip en gran escala. No puedo dar razn de
como es Zaragoza, pues desde que llegu hasta que sal de
all, me pas solamente recibiendo las atenciones del dueo
de la posada. Por la noche, este gran hombre, tuvo la gentileza
de darme sin costo alguno, una cama que haba sido de
Fernando Sptimo.
Lourdes
Al fin salimos de Espaa y seguimos acercndonos
al final de la peregrinacin. Muy consolado me sent al saber
que llegbamos a Lourdes, lugar famoso por la Gruta de la
Bernardita. Durante todo el trayecto me pas pensando lo
que hara en tan milagroso sitio. Yo pens encontrar una
especie de ciudad llena de piscinas y salones, y muy grande
fue mi desengao al ver solamente una iglesia de regular
tamao y cerca de all una acequia que llaman la fuente.
Muchsimos peregrinos de todo el mundo acuden all en
busca de salud; yo como soy joven y lleno de vida, no tuve
nada que pedir al cielo. Con todo, y siguiendo el consejo de
mis amigos peruanos, llen una botella de agua de Lourdes
y rogu a Dios que me cure la caspa. Estoy esperando el
prodigio de un momento a otro.
Camino a Italia
Como no encontr nada que me llame la atencin,
inmediatamente segu camino a Ginebra, Marsella y Gnova.
190
De Ginebra tengo muy mal recuerdo, pues todos los
habitantes hacen gala de baarse a cada rato y viven en una
ciudad demasiado limpia. En Ginebra es delito escupir en el
suelo o arrojar puchos a la calle. En tales circunstancias, el
viajero se siente incmodo y ms vale salir de all cuanto
antes. Creo que no es cierto que los famosos relojes suizos
se fabriquen en Suiza y menos a la mano, porque en ninguna
tienda pude encontrar a nadie en tal faena, tal como se ve
entre nosotros a los tejedores de sombreros de paja toquilla.
Ya en tierras italianas se respira otro ambiente. En
Gnova me mostraron la cuna de Cristbal Coln, fundador
de veintin repblicas americanas. Esta gracia de mostrar
la cuna de tan gran hombre, slo es concedida a pocas
personas que por sus merecimientos llegan a tan alto honor.
Tambin me han dicho que en la Catedral de Gnova se
conserva el huevo con el que Coln descubri Amrica.
Roma
En la maana del 3 de Julio salimos de esta ciudad y
llegamos a Roma a las 3 de la tarde. Al fin mis ojos pecadores
vean la ciudad eterna, donde se domestican los Papas desde
San Pedro hasta el fin del mundo. No es para descrito el
entusiasmo con que fuimos recibidos por parte del pueblo
italiano, que es el mejor de todo el planeta. En cuanto al tren
se detuvo en la Estacin, millares de hombres, mujeres y
nios, nos aclamaban, gritando: Lepelegrini, le pelegrini!
Mucha gente se disputaba el honor de hacerse cargo de mi
persona y unos me tomaban de los brazos otros de las
piernas y algunos hasta de la cabeza. Yo agradec, como
mejor pude, esta demostracin de cario y expliqu que
quera avanzar pronto a un hotel para descansar un poco.
No uno, sino cientos de hoteles tenan cuarto reservado para
m, y esto fue un gran problema, pues no quera disgustar a
nadie, sino complacer a todos. Al fin fui llevado al hotel Il
191
Amore en donde se me hizo triunfal recibimiento. Era tanta
la cantidad de peregrinos que haba en Roma por aquellos
das, que tuve que alojarme en un cuarto, junto con 23
peregrinos ms, todos ellos ecuatorianos, lo cual fue una
verdadera dicha, pues me encontraba en medio de Obispos
y Sacerdotes paisanos que se haban adelantado en el viaje.
Grande fue la sorpresa de ellos y ma al encontrarnos juntos
en tan distantes tierras, formando una colonia piadosa, y
obligados a hacer vida comn, dada la estrechez de
alojamientos. Les encontr a todos ellos, tendidos en sus
canaps y soplndose con abanicos, pues el calor era
inmenso, comparable solo al fuego.
Al punto me dispuse a baarme, pero me indicaron
que era indispensable obtener para ello permiso del Alcalde
de Roma para ocupar la ducha. Un bao simple cuesta 500
liras; con jabn, 1.500 liras y con derecho a usar toalla, 8.000
liras. Cada peregrino por una merced especial concedida
en Ao Santo, est autorizado para tomar hasta un bao por
semana, si as lo desea, pues con tal calor, se seca hasta el
agua y tienen que fabricarla para el servicio de la ciudad.
Tambin son pagados los servicios de otra ndole que son
comunes a todos.
Llenados todos los requisitos oficiales, pude tomar
un magnfico bao y disponerme as a las fiestas de la
Canonizacin. Tuve el agrado de compartir mi ducha con un
sacerdote jesuita al que le invit en vista de que se revolcaba
en el suelo, con un grandsimo dolor de muela debido al calor.
Francamente, en el catecismo falta esta otra obra de
misericordia: dar de baar al ardiente. El Reverendo Padre,
que tambin era peregrino ecuatoriano, qued aliviado de su
mal por ms de tres horas, durante las cuales no se le vio
chorrear la saliva de la boca, tal como le encontr.
192
Tanto el seor Arzobispo, como varios seores
Obispos, pasaban todo el da y la noche en calzoncillos, pues
el espantoso calor no les permita usar ninguna otra prenda
de vestir. Los 23 peregrinos que conmigo se alojaban, me
dijeron que no haban salido a la calle ni un solo momento
desde su llegada, pues el clima les mantena en un estado
completo de sopor. Todos anhelaban que llegue el da nueve
de Julio para asistir a la Canonizacin y regresar a sus
casitas, porque no se podan acostumbrar al verano de Italia,
que es ms propio para purgatorio de almas que para
hombres de mejillas delicadas.
Por mi parte, aunque sent inmenso calor, pude
soportarlo con paciencia; a lo que no me resign ni un
momento era a la prdida de mis maletas, libros, cartera y
hasta el reloj, que se me extravi al momento del triunfal
recibimiento. Gracias que en el bolsillo de la camiseta llev
un poco de oro, que de otro modo me dejaban limpio como
una pepa y parado en la media calle. Caramba, los rateros
de Italia son los ms hbiles del mundo!
Como el cuarto de alojamiento era algo incmodo y
estrecho, decid no dormir sino pasar la noche andando y
conociendo Roma. Sal a la calle, e inmediatamente me vi
asediado por una muchedumbre que exclamaba: gli
pelegrini. Son muy amables: todo el mundo me ofreca
vender algo: pauelos Ao Santo; jabn Ao Santo; galletas
Ao Santo; espejos Ao Santo; y, en una palabra, cuanto
puede uno imaginar, tena el sello de Ao Santo y adems
muchas indulgencias. Sobre todo, el jabn, era el ms
agraciado con aquel tesoro espiritual.
Lo que ms me gust de Roma, son sus hermosos
teatros y el gran Circo que all tienen siempre: tuve la suerte
de admirar ocho elefantes vivos, tres leones y dos jirafas.
Tambin llaman la atencin los camellos y los puerco-
espines que son bien amaestrados. El famoso circo est
complementado por dos payasos tan chistosos, que me
hacan rer mucho y eso que los chistes eran en italiano.
Cunto debo agradecer a la Divina Providencia, por el
hermoso circo que conoc!
El da 9 de Julio estuvo sealado para la Canonizacin.
Todos los peregrinos, as eclesisticos como seglares, nos
reunimos en la Baslica de San Pedro. A las siete de la maana
ya la iglesia estuvo repleta. Pude conocer al Santo Padre.
Pero ms me gust la silla en que vino sentado y los uniformes
de los soldados que le acompaan. Por su parte, el Papa, al
ver a los peregrinos ecuatorianos, pareci muy sorprendido
por descubrir que nuestros Obispos son de raza verde. La
ceremonia fue largusima y no puedo dar cuenta de toda ella,
porque me haba quedado dormido antes de la Misa, mientras
cantaban las letanas. Ms bien los seglares, siempre
curiosos, estaban muy atentos y sin pestaar. Para los
eclesisticos no nos llama eso mucho la atencin, pues varias
veces hemos ledo todo lo que se hace en una canonizacin
de algn Santo. Con todo no deja de ser algo majestuoso el
rito y las ceremonias, especialmente por el sinnmero de
Cardenales, Obispos, Diconos etc., que se renen en tal
solemnidad. Los que no han ido a Roma, pueden tener una
idea exacta de las grandes ceremonias, asistiendo en
Semana Santa a los oficios de la Catedral.
Mucho me impresion ver al Papa andando a pie,
haciendo unos pasos muy largos, cosa de dejar atrs a los
que le siguen. Otra novedad que no me olvidar fue el ver
un Obispo bien negro, que al rerse mostraba una sarta de
perlas con sus dientes bien blancos.
En la audiencia especial que el Papa concedi a los
peregrinos ecuatorianos, la delegacin de Quito obsequi a
su Santidad un camisn de dormir, un calzoncillo de bao,
todo bordados de oro y con hermosa flecadura. El Cardenal
193
que se hizo cargo de aquellos regalos, se mostr muy
admirado, y dijo que nunca haba visto cosa semejante.
La Catedral de San Pedro es algo grande, pero una
vez conocida sta, no hace falta visitar las otras Baslicas,
pues segn me dijeron, todas son por el mismo estilo, pero
un poco ms pequeas.
Despus de la Canonizacin, me fui al Vaticano, en
donde admir las maravillas de la ciudad Papal. Un mundo
de jardines bien cuidados, con flores nunca vistas y unos
hermosos perros, mansos como palomas, que se dejan
acariciar por los visitantes. Es una ciudad completa pero
se nota la falta de pulperas.
El calor nos iba embruteciendo y nuestro nico deseo
era huir de aquel infierno. Nos faltaba el aire, pero nos sobraba
la turba de italianos que nos perseguan a sol y sombra. Los
pelegrinis no pueden andar libremente por las calles de
Roma, sino regando un chorro de liras, so pena de que le
arrebaten hasta la camisa, aquellos infelices pordioseros que
forman la gran mayora del pueblo. Cierto da me propuse
encender un cigarrillo en plena calle: al minuto me vi rodeado
de centenares de fumadores que me seguan a la espera de
que arroje la colilla. Me asust un poco y slo pude llegar al
hotel protegido por la polica, la que me encareci ser ms
cauto en pblico, y no provocar la ira de los comunistas, que
por un acto como el mo, pueden hasta derrocar al Gobierno.
Al siguiente da de la Canonizacin, tuve la fortuna de
salir de Roma, donde ya estaba muy cansado de todo,
especialmente de la comida: muy por la maana, sirven
tallarines; al medio da tallarines con lechuga y por la noche,
lechuga con tallarines. En Roma se consigue fcilmente
indulgencias plenarias; lo que no hay por ningn precio es
pan, azcar, caf, arroz, agua, papas ni cereales. Las
194
195
sbanas estn racionadas y no pueden lavarse sino despus
de haber sido usadas por diez personas. Las toallas son de
uso simultneo y el Gobierno ha concedido agua en proporcin
de un litro semanal por cada habitante. De all es que pude
ver varios cardenales con caras sucias.
En Tierra Santa
Una vez que el gasto estuvo hecho, me entr ganas
de irme a los Lugares Santos, como en efecto lo hice. Mi
imaginacin rebas mucho a la realidad que encontr; un poco
de ruinas y una cantidad de iglesias por todas partes. No es
cosa que puede llamar la atencin de nadie. Ms bien, lo
interesante es la poblacin con sus costumbres tpicas y los
numerosos salones de diversin que encontr all. Claro que
devotamente visit los Lugares Santos, pero no encontr lo
que me imaginaba. Lamento haber ido hasta all, pues antes
de conocerlos yo tena mejor concepto de aquellos sitios.
De igual parecer fueron mis amigos, los sabios sacerdotes
peruanos que me acompaaron.
En Tierra Santa se toma muy buen coac y se
desayuna con esplndidas salchichas y cerveza negra.
Adquir muchas curiosidades de la regin, especialmente
objetos artsticos para adornos de mesas y unos primores
tejidos rabes que sirven de cortinas. Compr varios secretos
para conservar el cutis terso y limpio, y adems diez litros de
un maravilloso perfume oriental. Tambin traje una medallita
tocada en el Santo Sepulcro.
Hacia Pars
Lleg el da soado de conocer la bella y encantadora
capital de Francia, Pars, centro del buen gusto y corazn del
mundo. Nunca podr olvidar los deliciosos das, casi de
paraso, pasados en la hermosa ciudad.
196
Tan pronto como llegu a Pars, trab ntimas
relaciones con distinguidos hombres de alto mundo social.
Me vi obligado a despojarme de la sotana y vestir de civil.
Con el nuevo traje, mi personalidad cambi por completo. Al
fin me sent hombre, caballero, ciudadano. Y no era vanidad
ni mucho menos obra mundana el cambio de mi vestido, sino
simple necesidad, lo que me obligaba a ello, pues en Pars
una sotana es vista con curiosidad y yo no tena por qu dar
el triste espectculo de que me tomen por un sirviente del
Dalai Lama u otro personaje oriental.
Me han dicho que en Pars existe una famosa Catedral,
pero no tuve tiempo de visitarla, pues los das me vinieron
muy estrechos para gozar de tanta magnificencia.
Con varios amigos fuimos a la Opera y presenciamos
las maravillas del arte y de la civilizacin. No me cans un
solo instante de contemplar los muros y galeras que adornan
la Opera, en donde se siente uno como en la capital del
refinamiento y de la cultura.
Las muj eres son preci osamente bel l as y tan
insinuantes con los extranjeros; en cierto lujoso saln, al que
concurr casi todas las noches, me senta adorado por
aquellas bellezas. De no ser sacerdote, a estas horas ya
estara casado con una deidad parisiense.
Libre de la sotana, pude visitar muchos lugares
clebres admirables por su novedad. Teatros, cines, salones,
hacen la vida llevadera y son demostraciones de la verdadera
civilizacin. Hay absoluta libertad para todos, y no como
entre nosotros que cualquier acto es motivo de escndalo,
de censura y comentario.
Mi enorme temperamento potico puede estallar si
no hago estrofas a Pars, y aqu van stas, similares a las
197
que publico en algn peridico, cosa de dejarles bizcos a
mis lectores y a mis feligreses.
Oh, Pars, Pars,
Te amo con ternura de macho;
Pars, te amo,
por tu belleza,
por tu primor,
por tu civilizacin,
por tu hermosura,
por tus mujeres divinas
que suben en el espinazo
que huelen a mbar.
Oh, mi Pars, Pars, Pars...
cercado de arco iris negros
desde la evasin rota
por el madrigal desencuadernado
de los pilagos dolidos
en los muelles cabezudos
de resortes de retama
como ptalo de mesa
para el banquete rollizo
de infinitas navajas
que cortan al alma
en pedazos de alcanfor.
Pars, Pars, Pars,
tierra de mis mayores,
eres velador en flor.
Bien merece Pars los elocuentes versos que dejo
escritos, en honor y gloria de aquella hermosa ciudad que
vale por todo el mundo.
Ni en Pars ni en otras ciudades me han llamado la
atencin los poderosos museos. Esta misma opinin tienen
la mayor parte de los peregrinos ecuatorianos que en mi
198
compaa han visitado varios de aquellos sitios. El museo
del Vaticano no es ninguna maravilla. Muchos cuadros,
retratos, leos que no valen la pena. Hay personas que dicen
quedar extasiadas ante esos disparates; francamente mejor
nos hubiera sentado un buen plato de chicharrones con mote
pillo, como bien dijo uno de los ilustrsimos.
De Pars sal un da a visitar Lissieux, en donde me
encontr nuevamente con los camaradas de cuarto que tuve
en Roma. En la tierra de la Teresita tampoco hubo ms que
un pobre convento de monjas que se empeaban en darnos
medallas y estampas pero no nos invitaron nada de comer ni
beber, como observ sabiamente algn Prelado.
El retorno
Con todo el dolor de mi alma dej Pars. Quiera Dios
que algn da regrese a tan maravilloso paraso, en donde
han quedado jirones de mi corazn. Casi todos los peregrinos
amigos regresaron por otra ruta, pero yo prefer tomar mi
avin Panagra, directamente desde Pars hasta Guayaquil.
El regreso tuvo ms o menos los mismos incidentes que a la
ida, pero en forma algo distinta, con los placeres de lo al revs.
Lo que puedo asegurar es que he conocido casi todo el
mundo, pero en ninguna parte he visto el tal Panam que todos
dicen.
Al bajarme del avin, mi familia casi no me conoce
vindome de saco y pantaln. En mi casa volv a meterme en
mi sotana y aqu me tienen ahora, a la espera de otro Ao
Santo.
199
Diccionario de brutalidades
1951
Advertencia
Dedico este trabajo a mis colegas, todos los
estpidos del mundo, y a los miembros de la
Real Academia.
A pesar de encontrarnos en la segunda mitad del siglo
XX. hay muchas teoras que subsisten, dogmticas e
inmutables, en el diario gasto del tiempo. Una de ellas es la
que afirma que la palabra hablada o escrita, es el nico medio
para comunicarnos con nuestros semejantes. Prescindimos
aqu del lenguaje mmico, pues este libro no es para los
sordo-mudos que andan muy atareados de Presidentes,
Ministros, Congresistas y otros cargos pblicos, en donde
esas gentes se entienden por simples seas.
Nos referimos aqu a la gran mayora que habla, por
no tener otra cosa que hacer.
La palabra es el infalible medio para engaar a los
dems; escritores y periodistas del mundo entero nos darn
la razn de nuestro aserto. Venga quienquiera a hablarnos
de sinceridad, de convicciones y de verdades, pero ya nadie
puede creer en ello; sobre todo en esta sociedad donde prima
el egosmo y donde se rinde culto a la hipocresa.
Si todo el mundo hace gala de hablar en doble sentido,
creemos que es urgente reformar el diccionario, ya que las
palabras no tienen el concepto exacto para el que fueron
hechas. Seamos un poco ms honrados con nosotros
mismos y dejemos que la lengua hable con mayor claridad.
Llamemos a las cosas por su nombre, como el primer paso
hacia la franqueza de nuestras intenciones.
200
Aqu va una corta lista de vocablos cuyo sentido es el
ms prximo a la verdad. Es posible que los hombres honrados
encuentren aqu un motivo para condenarnos al fuego eterno.
Peor para ellos si tan en serio toman las inocentes brutalidades
de la vida.
Hay para dudar de la existencia efectiva de tantos
puritanos, y bien vale recordar la frase de Prou-dhon: Todo el
que me habla en nombre del honor es porque algo intenta contra
mi libertad o contra mi bolsillo.
A
A
Vocal que se pronuncia con la boca,
segn este autor que no se equivoca.
ABADESA
Vieja infame, mal cuajo y legaosa,
dictadora de una tribu religiosa.
ABANDERADO
Muchachn pintiparado
con un trapo coloreado.
ABANICO
Fue el precursor de los ventiladores;
si una dama se pea,
alejaba de s malos olores.
ABARCAR
Tendencia que tienen polticos feos
que empollan solitos hasta diez empleos.
201
ABDOMEN
Parte sonora y pensante
de la gente gobernante.
ABEJA
Hembra pobre que se ha comprometido
a mantener un zngano por marido.
ABERTURA
Contrario de cerradura
y propio de la hembra impura.
ABIGEATO
Mezcla de abeja con beata y gato,
en una solucin de permanganato.
ABOGADO
Tcnico en el arte de enredar nudos,
hbil obrero de chismes y cuentos,
confunde el honor con los excrementos
y pasa la vida buscando cojudos.
ABOLENGO
Antepasados de burros y bueyes
que tambin tienen por abuelos, reyes.
ABOLIR
Conjugue este verbo en tiempo presente
y ser usted su propio pariente.
ABOLLADURA
Negro recuerdo de un chivo que se form sin motivo.
ABORTAR
Arte de aparecer siempre doncella;
que despus de haber pecado
saca el feto y lo guarda en una botella.
202
ABSCESO
Bolita de poca monta
que sale a la gente tonta.
ABSTINENCIA
Autorizar que en las fondas
cocinen piltras hediondas.
ABSTRACTO
Es casi siempre un sujeto cuya casa es de concreto.
ABSURDO
Poeta modernista
de mediana estatura,
un caricaturista
de la literatura.
ABUELO
Usted, querido lector
si su hija pierde el pudor.
ABULTADO
Un poltico ignorante,
casi siempre Senador,
con una panza gigante.
ACADEMIA
Crculo de enfermos con el mismo mal
pues los Socios tienen catarro mental.
ACCSIT
Otrgase el Primer Premio al astuto
y el accsit queda para el otro bruto.
ACMILA
Es por regla general
un empleado fiscal.
203
ACORDEN
Concertina de alta cuna
lo mejor para una tuna.
ACREEDOR
Inocente palomita
que se dej deslumbrar,
y que prest su platita
y que no puede cobrar.
ACRBATA
Un poltico izquierdista
que al fin se hace Gobiernista
ACUERDO
Considerando que el Fulano ha muerto,
Nos alegramos de que sea cierto.
ADEMAN
Mala sea con las manos
que hacen los Legos Cristianos.
ADIPOSO
Estado en que se pone cuando ocupa
un Ministerio, un viejo curuchupa.
ADJUNTO
Muestra enviada a Inglaterra
de los tontos de esta tierra.
ADMINISTRADOR
Encontrarse en condicin
de convertirse en ladrn.
ADOBE
Mensaje Presidencial,
ms all del bien y el mal.
204
ADORACIN
Una de las formas de la hipocresa,
que dura lo mismo que la arrechera.
ADULAR
Es la nica receta aconsejada
contra la justicia, cuando est airada.
ADULTERA
Agenciosa mujer que a su marido
con el sudor de su ... frente,
procura mantenerle bien vestido.
ADVERSARIO
Se da el nombre de adversario
a cada Juan que
pelea por una misma Rosario.
ADVERSIDAD
Salir el tiro por la culata.
AEROPLANO
A los aviones llaman aeroplanos
los importantes seores lojanos.
AFEITAR
Poner la cara en manos de un malvado
que le deja el pellejo desollado.
AFILIADO
Cuota mensual que un pobre deposita
para que otro haga vida sibarita.
AGITADOR
Socialista que alborota
hasta que le den un cargo,
por salir de bancarrota.
205
AGRICULTOR
Un hombre que siembra vientos
y cosecha tempestades.
AGUERRIDO
El que a la guerra se ha ido
y se regresa estreido.
AHIJADO
Los curas amancebados
tienen muchos ahijados.
AIRE
Carretera donde andan los aviones
sin contar con los gringos de los Jones.
ALAMBRE
Fibra que no entra en la fabricacin
de fideos ni telas de algodn.
ALBOROTO
La sesin ordinaria y natural
del Ilustre Concejo Cantonal.
ALCAHUETE
Diestro manipulador de una fbrica de amor.
ALCATRAZ
Un pajarraco que tiene la gracia
de ser Concejal por antonomasia.
ALDEANO
La mayora, a decir la verdad,
de los que viven en la ciudad.
206
ALEGORA
Abusar de los pobres muchachos
disfrazndoles de mamarrachos.
ALFOMBRA
Un domicilio estupendo:
conviven pedos y pulgas
sin pagar ningn arriendo.
ALIENTO
El aliento de la novia
casi siempre huele a albahaca;
el aliento de la esposa
casi siempre huele a caca.
ALIVIO
Tranquilidad que se siente
cuando la suegra est ausente.
ALMA
De ti no puedo fugarme
y estoy harto de aguantarte;
mientras t quieres salvarte
te empeas en condenarme.
Algn da has de pagarme
esta conducta inaudita
mientras mi carne dormita
yo ser un muerto importante
y t sers, deambulante
una pobre alma bendita.
ALOCUCIN
Mil disparates que habla un ilustrado,
al pblico dejndolo jorobado.
207
ALQUILER
No tengo por qu pagar:
le doy viviendo en su casa,
y ahora me quiere cobrar.
AMANCEBADO
El que al mame se ha cebado,
ese es un amancebado.
AMANUENSE
Ultimo animal de la Zoologa
que no sabe jota de ortografa.
AMOR
El amor es infinito
si se funda en ser honesto;
pero aquel que acaba presto,
no es amor sino apetito.
(Quevedo)
AMPUTAR
Cuchilla que maneja un buen galeno
para cercenar el bolsillo ajeno.
ANACRNICO
Anacrnico, a la vista
de cualquier observador es,
mi querido lector,
un liberal alfarista.
ANCIANO
Es un patriarca con figura humana
que pertenece a la Bolivariana.
ANO
Ojal cuyo botn no han fabricado
los gringos todava.
208
APLAUSO
Manifestacin sonora
porque al fin ya se ha callado
un tipo que ha desbarrado
durante el tiempo de una hora.
APLICACIN
Es cosa vieja y sabida,
que ser primero en la Escuela,
es ser ltimo en la vida.
APODO
Mejor que el nombre suena el apodo,
pues todos tienen de mear, su modo.
APSTOL
Los seores apstoles
eran hombres muy brbaros
que colgaban sus pjaros
encima de los rboles.
(Annimo)
ARREPENTIDO
Hombre casado con una morena,
cuando las sucas son cosa buena.
ARROJAR
En la cantina dejar,
devolviendo por la boca,
lo mismo que fue a tomar.
ARTE
Con arte y engao
se pasa el medio ao;
con engao y arte,
la otra media parte.
209
ARTESANO
Sujeto con el Arte-sano
de trampear al gnero humano.
ASNO
Lder obrero que antao
era un hbil zapatero,
pero hoy el muy embustero,
vive de alcohol y de engao.
ATOLONDRADO
Quien con alondras en los talones
se entromete en todos los rincones.
AUDITORIO
Gente educada y dispuesta
a escuchar brutalidades
cuando la entrada no cuesta.
AUSENTE
Que hace de negarse en el domicilio
pues las deudas le tienen en exilio.
AVIN
El nico pjaro que no se reproduce por huevo.
B
B
Tiene esta letra la gracia
de que con ella se escribe
el Burro y la Burocracia.
210
BABOSO
Antecesor de la esponja:
generalmente un baboso
es hijo de alguna monja.
BACALAO
La Vaca y el Bacalo, segn el Dante,
no se parecen en nada al elefante.
BACANAL
Fiestas, orgas y depravaciones
que a ttulo de Diplomacia,
da el Ministerio de Relaciones.
BACINILLA
Resignado confidente
al que se encarga un secreto
que no guardara, discreto,
ni el ms ntimo pariente.
BCULO
Bculo, sabes lo que es?
un vinculo al revs.
BAILE
Baile es una diversin
en donde hay Vacas y Bacos
y corre el vino y el ron
y el sudor de los sobacos.
BALANZA
Un aparato eficiente
que da la medida exacta
de lo que se roba al cliente.
211
BALCN
Sitio que escogen los novios recatados
cuando no pretenden quedarse picados.
BALDADO
Por regla general, es un baldado
el que en la Biblioteca es empleado.
BLSAMO
Potico aceite que cura la vida,
pero infecta en cambio
cualquier otra herida.
BANDIDO
Funcionario de Aduana.
BANDO
La gallina y el Gobierno
cuando han puesto un triste huevo
meten un ruido de infierno.
BANQUETE
Coles de Egipto y nabos de Judea,
y al otro da famosa diarrea.
BAO
Despojarse de su propia basura
para quedar hediendo a jabn.
(Astudillo)
BARBERO
Entre brbaro y barbero
No hay ninguna diferencia;
Ambos hablan sin conciencia
Y roban pelo y dinero
212
BARDO
Poeta lerdo
igual al cerdo.
BARRIGA
Si procedes con razn
bscate querida amiga,
quien te llene el corazn
sin inflarte la barriga.
BARRO
Aunque todos somos del mismo
barro no da lo mismo ser bacn que jarro.
BASTN
Bastn delgadito,
reloj con bolsita,
anillo en el puro:
pendejo seguro.
BATUTA
Instrumento de msica
que toca el Director de Orquesta.
(Aguilar)
BAUTISMO
No bien nacida la guagua
me la remojan con agua;
crece despus la cliente
y le gusta el agua-ardiente.
BEATA
A la beata Juliana
le dio un atrevido un beso
castigar quiso el exceso
con la humildad ms cristiana:
213
a riesgo de su mancilla
imitar quiso al Seor,
y pidi que por favor
le besen la otra mejilla.
(Rendn)
BENEFACTOR
Agente de productos Max-Factor.
BENVOLO
Lleno de venias y bolas
que hace el amor a Jas cholas.
BESO
Con el alma arrodillada
se entrega la vida entera,
usando de escupidera
el hocico de la amada.
BIGOTES
Muestrario de cerdas para disimular la jeta.
BIZARRO
Un militar retirado
pipn, ti y jorobado.
BOCA
Es la boca un orificio
que en la cara puso Dios
para que estando con tos
por all salga el bullicio.
La tal boca es un perjuicio:
pues se habla mal de la gente
se bosteza, escupe, miente
y sirve para insultar
214
y comer y vomitar
y beber el aguardiente.
BOCHINCHE
Asamblea de Accin Catlica.
BODA
Ceremonia muy fingida
que un hombre y una mujer
por voluntario querer
se comprometen a ser
esclavos toda la vida.
BOHEMIO
Poeta cursi dado a la copa.
BOQUIABIERTO
Sobrestante de Obras Pblicas.
BORRACHO.
No son borrachos los que beben draques
y se arrepienten al siguiente da;
borrachos son los que estn chuchaques,
y beben todava.
BOTICA
Fbrica de brebajes
nocivos a la salud;
como gastar en potajes
mejor compre su atad.
BOZAL
Lo que falta poner a los oradores populares.
BRAVATA
Contrario de serenata.
215
BRAZO
No hay duda que es una ganga
meter la pata en la manga.
BRONCA
Una bronca se origina
cuando alguno da un sereno
en un balcn que es ajeno
mientras hay otro en la esquina.
BRUJO
Mdico
BRUTALIDAD
Sin tener ni miedo se cas Jos.
Qu bruto fue!
Pero as le quiere su consorte Ins.
Qu bruta es!
Y viven felices en tan triste unin.
Qu brutos son!
As se casa media humanidad;
Qu brutalidad!
BUCLE
Cerda domesticada a fuerza de clavo caliente
BUENO
El que por tonto no puede ser malo.
BUDA
Magistrado del Tribunal Electoral.
BURRO
Marido de buen carcter.
216
C
CABALLERO
Como el que monta a caballo
se hace llamar caballero,
quien se monta en una yegua
debe ser caballo entero.
CABALLO
Potro en pleno goce de ciudadana
que hasta puede aspirar a la Alcalda.
CABECILLA
Que tiene la cabeza muy chica.
CABEZA
Cabeza es la superficie
donde se cra el talento
y tambin cra calvicie
por cada mal pensamiento.
CABILDO
Reunin de viejecitos chismosos
que por lo general, son piojosos.
CABO
El Sargento dice al Cabo:
corra usted de cabo a rabo.
CACO
To de la caca.
CADVER
El que no tiene nada que perder
y se acuesta en una caja para heder.
217
CADENCIA
Voz de la Madre Abadesa
delante del Capelln.
CAFE
Bebida que se prepara
con habas, carbn y tusas.
CALABOZO
Sitio al que van a parar
llevados de las solapas
los que no dan de beber
lo suficiente a los chapas.
CALAMIDAD
Obra Pblica hecha por cuenta del Gobierno.
CALAVERA
Parte de la cara que no mostramos a nadie.
CALDO
Meta final a que llegan
las gallinas del vecino.
CALGRAFO
El que hace buena letra
en mquina de escribir.
CALVA
Corona hecha con la navaja del tiempo
y el jabn del desengao.
(N. Aguilar)
CALLE
Pista acondicionada para encontrarse con los acreedores.
218
CALLEJN
Nido de amor donde arrulla
el Chapa a la cocinera
mientras el ama masculla
cuatro rosarios siquiera.
CAMA
Hay que pedirle a Dios, sueo
y no pedirle la cama
ya que el cuerpo no reclama
sino la paz con su dueo.
Y resulta vano empeo
tener un catre adornado
cuando se est desvelado
haciendo heder las cobijas
mientras crujen las clavijas
del infeliz acostado.
CAMINANTE
Peregrino sometido a la tortura
de viajar en los trenes nacionales.
CAMOTE
Tubrculo que en vano aspira a ser algn da papa.
CAMPANARIO
Lugar donde se cran las campanas
CAMPAA
Borrachera de una semana.
CAMPEN
Necio que sirve para una sola cosa.
CAMPESINO
Miembro de la Guardia Civil.
219
CAMPO
Ciudad sin casas.
(S. Mora)
CAN
Perro de buena familia y que hasta tiene blasones.
CANALLA
El que no se deja explotar de los amigos.
CANDADO
La primera cosa que se llevan los ladrones.
CANDELERO
El que se deja meter la vela.
CANDIDATO
Enfermo de candorosidad.
CANDOR
Lo que pierden las chiquillas
en la primera ida al cine.
CANTAR
Vociferar disparates
mientras otros duermen.
CARA
Parte del cuerpo humano
que no sirve para sentarse
CARCTER
Los hombres de carcter
son slo de mal carcter .
(R. Crespo)
220
CARAVANA
Llegada de los Diputados a Quito.
CRCEL
Sitio al que van los que buscan abogados tontos.
CARESTA
Mercado en tiempo normal.
CARICIA
Lo que precede a toda desilusin.
CARIO
Se asegura que el cario
es lo que el hombre promete
a una guambra zoquete
hasta dejarle con nio.
CARRERA
Actuacin de los Generales
cuando hay peligro de guerra.
CASTIDAD
Voto que hacen las monjitas,
cuando es viejo el Capelln.
CASTIGAR
Sistema de hacer a los chicos
malos, duros y curtidos.
CASTO
Soltern empedernido
pero lleno de sobrinos.
CATAPLASMA
Mensaje a la Nacin.
221
CATECISMO
Sistema mtrico decimal, aplicable a la otra vida.
CATEDRTICO
Hijo de la Catedral.
CATERVA
Cuerpo de Profesores.
CAUCIN
Garanta que uno paga por lo que otro roba.
CAUTELA
Habilidad para no dejarse
coger en las mentiras.
CAUTIVO
Nombre romntico de los maridos humildes.
CAVERNCOLA
De Vanguardia Revolucionaria.
CELEBRE
Individuo que no ha hecho nada malo.
CELOS
Joven que casa con viejo
es espejo no bruido;
todos pulen ese espejo,
todos, menos el marido.
(Annimo)
CENCERRO
Orquesta de la Catedral.
222
CENTAVO
Moneda que nadie conoce.
CENTENARIO
Puente construido hace treinta aos
CENTINELA
Guardin que se vende barato.
CENTMETRO
Parte que roban los comerciantes al cortar las telas.
CENTURIA
Nombre que dan los conscriptos a la cintura.
CEPILLAR
Quitar la caspa del saco del Jefe.
CERDA
Animal indomable contra el que en vano
luchan los salones de Belleza.
CEREALES
Granos que salen en la cara.
CEREBRO
rgano que incuba las malas ideas..
CEREMONIA
Acto de ponerse en ridculo.
CERO
Gobernador de Provincia.
CERTAMEN
Concurso en el que de antemano se sabe quien se sacar el
premio
223
CICATRIZ
Recuerdo de la suegra
CIEGO
Individuo que gana la vida.
Mintiendo que no ve.
CIELO
Lugar vedado para los lectores de este libro:
Porque ese cielo azul que todos vemos,
ni es cielo ni es azul,
lstima grande que no sea verdad tanta belleza.
(Argensola)
CIEMPIES
Aspirante a Hermano Cristiano.
CIENCIA
Conocimientos rudimentarios
que ignoran los Profesores.
CIERTO
Aquello de lo que nunca estamos seguros.
(H. Wast)
CINCHA
Correa que usan los Padres Dominicanos.
CNICO
Funcionario de la Contralora.
CINTURA
Lindero natural entre la bestia y el hombre.
CIRCO
Conferencia de Cancilleres.
224
CIRCULO
Las personas bien educadas dicen:
cr-sulo en vez de cr-culo.
CIRCUNLOQUIO
Enloquecer en un crculo.
CIUDAD
Reunin de campesinos en busca de empleo.
CIVILIZADO
El que fuma fino y dice Okey.
CLANDESTINO
Destino de un clan.
CLARIDAD
Lo que desaparece al encender un foco,
CLARO
Hblame claro, Clarita,
porque yo, claro. Clarita
claro, Clarita, te hablo .
CLAUDICAR
Aceptar regalos del futuro yerno.
CLAVO
Persona que visita con mucha frecuencia.
CLIENTE
Que se deja explotar sin protesta.
CLIMA
Todo estado de tiempo, llueva o haga sol.
225
CLOACA
Meta final del problema de subsistencias.
COBIJA
Tejido de lana donde maduran los sueos
y adems los malos olores de sus dueos.
COCINERA
Especialista en daar alimentos
y en tener a los Chapas contentos.
COCHINO
Miembro del Partido Socialista.
COINCIDENCIA
Andar por la misma calle que el acreedor.
COJO
El que meti la pata donde debi meter la mano
COLABORAR
Laborar con cola
o lavar el rabo a la chola.
COLAPSO
Encuentro inesperado con el futuro suegro
COLCHN
Smbolo de resignacin cristiana,
ya que jams se enoja ni protesta
a pesar que la gente en l se acuesta
y hace en l lo que tiene su harta gana.
COLECTA
Forma decente de pedir limosna.
226
COLECTIVO
Mquina de triturar riones.
COLEGA
Que tiene el mismo modo de robar.
COLEGIAL
Tipo que est aprendiendo a fumar y beber.
COLILLA
Resto de cigarrillo al que se culpan los incendios.
COLINA
Montaa siete mesina.
COLINDANTE
Futuro enemigo.
COMADRONA
Mujer que tiene la ciencia
de fomentar las intrigas
y de tantear las barrigas
y de daar la conciencia.
De toda concupiscencia
se encuentra bien enterada;
hembra soltera o casada
que a buscar comadrona ha ido,
es porque teme al marido
o es porque esta ya preada.
COMEDIANTE
Jefe Supremo de un Partido Poltico.
COMER
Acto previo a la preparacin de abonos.
227
COMERCIANTE
Respetable salteador pblico.
COMISARIO
El que en nombre de la Ley
come Justicia y Administra pavos.
COMPADRE
El que amarc la guagua a la fuerza.
COMN
Lo que se hace, sin necesidad de definirlo.
COMUNA
Reunin de comunes, chicos y grandes.
CONCEJO
(Vase Comuna)
CONCIENCIA
Laboratorio donde analizamos
los defectos de los dems.
CONCIERTO
Bulla endemoniada que meten los grandes msicos.
CONCOMITANCIA
Opinin del Consejo de Estado.
CONFESOR
El que perdona los pecados
porque no es l el ofendido.
CONFIDENCIAL
Secreto que se divulga rapidamente.
228
CONGRESO
(Ay, mejor callemos!)
CONSCRIPCIN
Arte de soliviantar al indio.
CONSTITUCIN
La suprema Ley de la Repblica
que afortunadamente no sirve de nada.
CONTINENCIA
La forma ms dura de la abstinencia.
CONTORSIN
Discurso patritico.
CONTRABANDO
Forma de vida de las familias honorables.
CONTRASENTIDO
Casa de la Cultura Ecuatoriana.
CONTRATISTA
Empresa fundada para engaar al Fisco.
CONTRICIN
Arrepentimiento de los pecados
que no se pudo cometer a tiempo.
CONTRINCANTE
El que tiene la misma obsesin que otro.
CONTROL
Explotacin policaca
en favor de un Chapa-caca.
229
CONVERSAR
Encontrar un tonto que le oiga con paciencia.
CORAJE
Juramento de vengarse cuando el enemigo no le oye.
CORAZN
rgano que crece en los enamorados
pero que se deprime en los ya casados.
CORCHO
Poltico que se halla a flote
porque piensa con el cogote.
CURSIENTO
Alumno del primer curso
CUERPO
Oh Cuerpo, manso asnillo
tan dulce junto a m por la vereda!

Cuerpo: Humildad del Alma;


agua de sus ardores;
estircol de sus flores;
lmite de su anhelo;
lastre para su vuelo
de aguilucho arrogante;
cristal turbio a la vera de su lumbre
y, a su lado, constante
leccin de sencillez y mansedumbre
(J. M. Pemn)
Ernesto Albn Mosquera
1912 - 1984
233
Evaristo Corral y Chancleta, Diputado
de Peseta
Original de Gonzalo Almeida Urrutia
Escena primera
(Evaristo y Mster)
(Entra a escena Evaristo liando un cigarrillo y
dirigindose al pblico).
Evaristo.- Caray! ... Ahora todo es Sindicatos y Congresos.
Hay el Congreso de los Educadores; el Sindicato
de los Mal Educados; el Congreso de ex -
Carabineros: hay el Congreso de los ex -
Analfabetos... Les contar que hace algunos das
fui a la Iglesia de la Compaa de Jess, como es
mi costumbre, a or misa a las seis de la maana
y me encontr con un analfabeto que ya haba
dejado de serlo por obra y gracia de la Unin
Nacional de Periodistas. El hombre se encontraba
atnito mirando la escultura del Cristo de Limpias
y descifrando el rtulo que dice: Inri, y dijo en
alta voz: Adi... pobre taita Diosito, lo que ha
muerto con inritacin...
Mister.- Usted estar mintiendo.
Evaristo.- Yo no estoy mintiendo riada. Voy a empezar a
hacerme propaganda previa para cuando vaya al
Congreso.
234
Mister.- Oh! .... Va usted hacerse elegir Diputado de los
Sablistas?
Evaristo.- Qu esta, pues, diciendo?... Yo voy a ser taita
de la Patria: Diputado por los inquilinos.
Mister.- De los inquilinos?
Evaristo.- Claro, de los inquilinos, que es el partido ms
nutrido en estos momentos; mucho ms que el
Partido Liberal de ahora.
Mister.- Hombre, eso no puede ser.
Evaristo.- Pero es. No ve que ahora los liberales estn de
capa cada. ... Ahora estamos de moda los
Socialistas.
Mister.- Cmo! Usted ser Sociolisto? No era antes
conservador curuchupa?.
Evaristo.- Era, pues. Y adems, no se dice Sociolisto,
sino Socialista. Eso que dicen que estamos a la
que cae por los empleos, no quiere decir que
seamos listos. A lo ms, socios de la Compaa
Burocrtica Nacional. Sociedad Annima.
Mister.- Mi creer que usted es curuchupa.
Evaristo.- Eso ramos cuando estbamos tragados que
ramos la mayora; pero ahora me he colocado
junto a los que tienen la sartn por el mango.
Junto a los que llevan las de ganar.
Mister.- Pero eso ser muy inmoral.
235
Evaristo.- Adis!... Qu ha de hablar de moralidad... No
sabr, pues, que las razones de Estado estn
por encima de todo?...
Mister.- Oh, las razones de Estado! Pero cuales ser
esas razones de Estado?...
Evaristo.- Tan ignorante que le han de ver... No sabr cual
es el Estado? Ver usted: Hay el Estado fregado,
que es el que le colocan en la Cdula de Identidad
y que dice: -estado casado. Ese es el estado
fregado!... Hay el Estado dormido, que es el
Estado Mayor del Ejrcito en la Campaa de El
Oro.
Mister.- Pero y el estado de esta Nacin?...
Evaristo.- Ah ... ese Estado llama Estado Comatoso.
Mister.- Muy bien. Y ese estado si que ser bien triste.
Evaristo.- No crea. Hay un estado ms triste: El Estado
Sin - ttico
Mister.- Y cual es ese Estado Sinttico?...
Evaristo.- El Sin - ttico. Que quiere decir: Sin... o ser
nada. Y ttico, teta, o mamadera. Ese es el
mo: sinttico.. Al margen del presupuesto.
236
Escena segunda
Dichos y Jesusa.
Jesusa.- (ENTRANDO DESESPERADA) Jess, Jess!
... Qu horror, que bochorno!...
Evaristo.- Pero qu te pasa, mujer?
Jesusa.- Por culpa de este viejo adefesio pas unos
chascos horribles.
Evaristo.- Por mi culpa?...
Jesusa.- Claro, pues. (AL MSTER) Ver usted: yo
pertenezco a la Sociedad de Socorros de los
hurfanos de la Cochinchina, pero las matronas,
mi s ami gas, han descubi erto que este
mamarracho es ahora Camarada y me han
expulsado del Centro, calumnindome diciendo
que me voy a coger la plata de los cochinchinos
para repartirla entre los hurfanos de aqu.
Evaristo.- Haras bien tomando esos fondos, ya que por
aqu tenemos ms hurfanos que en esa cocha
no se que dices vos.
Jesusa.- Siempre que hay un terremoto o una epidemia,
nosotras nos apiadamos y levantamos fondos
para remediar esos males.
Evaristo.- Cierto. Hace das lleg la Jesusa al cuarto con
la Marlene en gran bomba, y dizque haba estado
colectando fondos para las viudas Quiteas de
la Revolucin de Mayo, que tanta sangre hizo
regar por estas calles de la capital.
237
Mister.- Pero si en Quito no haber muertos entonces!
Evaristo.- Cierto. Pero tampoco stas entregaron plata
para las viudas. O cree usted que el trago fue
gratis?...
Jesusa.- Cllate, mejor, viejo ignaro!
Evaristo.- Adis! ... Qu es, pues eso de ignoro?
Jesusa.- Ve, pues, este analfabeto dizque va a salir Diputado
y no sabe ni siquiera las palabras raras que se
usan para sorprender a las gentes sencillas que
van a las barras.
Mister.- S, pero entiendo que usted ayudarle en los
discursos.
Jesusa.- Yo le he de hacer los discursos, como a muchos
de sus colegas les ayudan sus santas esposas.
Evaristo.- No ve?... Queriendo emplear palabras raras
dice burradas.
Jesusa.- Adis! ... .Qu te pasa?... Y qu dicen, pues,
los Diputados?...
Evaristo.- Nosotros los Diputados, empleamos solamente
escogidas palabras y vocablos brillantes. Yo odio
los lugares comunes y las frases hechas. Los
dejar patidifusos!
Mister.- Pero si usted no estar preparado para discursear,
don Eva.
238
Evaristo.- Oiga lo que toda la Repblica escuchar de mis
labios, cuando haciendo un sacrificio personal, y
abandonando mis intereses particulares, vaya a
servir en la Cmara por la mdica suma de 200
amarillentos Federicos diarios:
(TOMA POSE DE ORADOR DE PUEBLO... ES
DECIR DE DIPUTADO PERFECTO).
Seor Presidente: Soy de natural parco en el
hablar. Soy hombre de accin. Pero me veo
precisado a hacer uso de la palabra para
defenderme de las gratuitas calumnias de que he
sido vctima por parte de mis detractores, y para
demostrar que hay una revolucin en marcha, ya
que negros nubarrones obscurecen el cielo de la
Patria. Pero he ah que llego yo a tiempo a esta
Asambl ea, para tomar el barro de l as
reivindicaciones sociales, y dndole forma,
luchando brazo a brazo, hombro a hombro, pierna
con pierna, pi con pi y pelo con pelo, es decir,
hecho una sola masa con el pueblo inerme en
comunidad de anhelos, lograr poner el pendn
rojo sobre el Capitolio!
Pero mi Diputado principal no se enferma y yo
me quedo con el sermn aprendido.
Mister.- Pero decir usted que no gustar hablar y estarnos
ensopetando un discurso kilomtrico.
Evaristo.- Usted si que es bien ingenuo. En los Congresos,
todo Diputado odia hablar, pero cuando pide la
palabra por dos segundos, estos se alargan y son
tan soporficos que acaban por dormirse hasta
los presidentes al leo que cuelgan de sus
paredes.
239
Jesusa.- Pero adems, andas diciendo que vos has
derramado la sangre por la revolucin, solamente
tuya y otras pavadas.
Evaristo.- Pero si actualmente el artculo de primera
necesidad ms barato es la revolucin. Cualquiera
se hace dueo de ella y hroe. Los unistas, creen
que ellos la hicieron allende el trpico, y los otristas
dicen que fue forjada aquende los Andes, y la tiran
de un lado a otro como trapo viejo, hasta que
termin por romperse en la mitad.
Jesusa.- Y entonces, con qu pretexto quieres ser diputado,
viejo borrico?...
Evaristo.- Es que tengo mi carta de tapada.
Mister.- Y cual ser esa carta de tapada que usted decir?
Evaristo.- Ofrecer el Oro y el Moro. Que falta el azcar?...
Eso no tiene importancia: hay que destripar,
quemar y echar al viento las cenizas de los
acaparadores y colocar en los ingenios unos
pocos de esos empleados del Gobierno que se
alzan con los fondos, y zas, el azcar vuela.
Que por falta del ferrocarril a Esmeraldas los
ibarreos no pueden darse baos de mar?...
Pues no importa: Que se den la mar de baos?...
Que Chillogallo quiere cantonizarse?.... Que se
cantoni ce. Que Durn qui ere hacerse
Provincia?... Que se haga. Nadie lo impide. Que
Fulanito quiere ser Embajador, que se ha peleado
con su mamacita o est nostlgico?... En buena
hora; hay que hacerlo Embajador. Que Sutanito
quiere aprender ingls y que por eso es necesario
enviarle a la Universidad de Malchingu o
240
Michigan?...! Qu se vaya a aprender ingls an
cuando nunca haya podido aprender el castellano.
Mister.- Usted lo que ser es un vividor.
Jesusa.- Me muero, Evaristo! No te conozco con esas
ideas ms raras que te oigo. Si sigues as, vas a
ir a parar al Panptico, a hacerles compaa a
esos arroyistas de poncho que son los nicos que
han quedado all.
Evaristo.- No importa.
Mister.- Pero el panptico debe ser muy aburrido.
Evaristo.- No crea. Se entretiene uno colocando coronas
en la celda del Viejo Luchador!
Mister.- Si resucitara el Viejo Luchador!....
Evaristo.- Si resucitara, se pondra verde de las iras, al
contemplar que el rojo pendn, en lugar de estar
al tope en el Capitolio, es ahora zarandeado en
forma de muleta por la plaza de toros.
Jesusa.- En forma de muletilla, querrs decir, Eva.
Evaristo.- De muleta, de muleta. No vis que ahora para ser
liberal, dizque hay que saber banderillar?...
Jesusa.- Naturalmente, porque para ser ahora liberal,
cuando todos l os chol os se han vuel to
camaradas, hay que tener sangre torera.
Mister.- Por lo que haberle escuchado, mi creer que, si
Dios orle sus oraciones, la Patria ser derrumbada.
241
Jesusa.- Ilusiones de borracho, no ms.
Evari sto.- Antes, cuando l os di putados eran con
nombramiento del Ministerio de Gobierno, tal vez
hubiera podido ser hasta Ministro.
Jesusa.- T lo que eres es un sinvergenza y un canalla.
Evaristo.- Eso es lo que se necesita para ser buen Diputado!
Jesusa.- Pero... T sabes lo que es la poltica?...
Evaristo.- La poltica es la ciencia
de saber parlamentar;
alarde hacer de sapiencia,
con un poco de elocuencia...
Y sobre todo... engaar!...
242
Me siento Diputado
(Por Rodrigo de Triana)
Arreglo al teatro de Ernesto Albn
Por esta Estampa el intrprete fue sableado en la Polica de
Quito, y guard prisin en la ciudad de Guayaquil).
Personajes: Evaristo, Padre Ramn
Jesusa, Lder Liberal
Marlene, Lder Socialista.
Decorado: Interior de una sala modesta.- Se oye silbar en la
calle.
Marlene.- Ya voy, hombre de Dios! Vean que los hombres
son.... Pero, a quin se le ocurre venir tan de
maana?...
Quiroga.- Nada, hijita; que traigo importantes noticias, para
don Evaristo!
Marlene.- Ya s de que se trata: seguramente noticias
polticas...
Quiroga.- Pero mujer, qu le vamos a hacer! T ves que
es el lado flaco de tu padre! y si no fuera porque
yo le he convencido de que es un gran poltico,
jams hubiera consentido en que yo sea ms
tarde tu marido.
Marlene.- S, pero en cambio, pap se est volviendo loco
con eso de la poltica. No hace otra cosa que
hablar de los artculos de la constitucin y de
tantos seores que yo no s ni quienes sern ni
tengo el gusto de conocerlos....
243
Quiroga.- Cierto es, hija, pero yo no tena otro pretexto para
entrar a la casa.... Y si no hubiera sido por la
bendita poltica, a estas horas estara silbando en
la esquina o parado como gallinazo en el tejado
de enfrente....
Marlene.- Pero mi pap se est quedando sin alma de
dinero.... Porque dice que ha de ser diputado este
ao o el diablo le ha de cargar. Y que hasta ha de
llegar a encargado de no s qu poder que
ejecuta.... Por este orden, mil adefesios ms....
Quiroga.- No tanto, Marlene de mi alma; pero s llegar a
ser Diputado. Te lo garantizo.
Marlene.- Y cmo puedes decir eso?
Quiroga.- Es un secreto.... Todo est arreglado. Ya
vers.... Llama a mi futuro suegro. Ah, pero
antes, no me das un beso? (ENTRA JESUSA).
Jesusa.- Qu es eso?....
Quiroga.- Nada, doa Jesusa. Que le iba a decir un
secreto a Marlene.
Jesusa.- Yo s de qu secretos se trata, so imprudente...
Marlene, vyase de aqu....
Marlene.- S, mam, voy a llamar a pap....
Jesusa.- Y para qu vas a llamar a tu pap? Yo sola me
entiendo con este jovenzuelo atrevido....
Quiroga.- Seora, por favor. Es que tengo graves
revelaciones que hacer a don Evaristo....
244
Jesusa.- Graves revelaciones? Ha de ser la misma treta
de siempre! La maldita poltica que le tiene ya
demente al pazguato de mi marido! Y es usted el
causante de todas las cosas que suceden en la
casa....
Quiroga.- Doa Jesusa: yo no me he metido en cosas
ntimas de ustedes.
Jesusa.- Si; pero en cambio, mi marido no puede ni comer
un plato de lentejas, si no se le dice que ese plato
es del Presupuesto Nacional.... Ya no le gusta la
carne, porque dice que el Cdigo Penal prohbe
la pena de muerte, y quiere oponerse a que se
maten vacas en el camal. Por ltimo, el muy
poco cristiano me ha jurado que si va al Congreso
pedir que las mujeres voten.... Como si nosotras
tuviramos sirvientes para que hagan el aseo
todas las maanas: hemos de ser nosotras las
que hemos de votar por no s qu ley de naufragio
libre que dice, que har aprobar al Congreso....
Quiroga.- De sufragio querr decir, seora....
Jesusa.- Yo no s. Y por ltimo dice que l ser disputado;
y a mi marido no le disputa nadie, porque yo soy
su nica mujer, y estoy casada ante el Registro
Civil y por la bendicin del Padre Ramn, por
scula seculorum.
Quiroga.- Doa Jesusa: Su esposo no ser disputado por
nadie, sino que ser Diputado, lo cual quiere decir
representante al Congreso Nacional, que es el
Primer Poder del Estado, mediante la expresin
del voto popular, de las libertades pblicas.
245
Evaristo.- (ENTRANDO).- Y de la conciencia ciudadana,
que, sojuzgada por el cohecho envilecedor renace
como un amanecer radiante de hiperblicas
sensaciones liberatrices....
Quiroga.- Muy bien dicho, don Evaristo!.... As se habla!....
Jesusa.- Qu hiperblica ni que siete cueros.... Vos lo que
ests es loco de remate. Y ya le voy a decir al
padre Ramn que te venga a echar un poco de
agua bendita para que te saque el demonio que
tienes en el cuerpo.
Quiroga.- Y ahora que usted dice que va a llamar al padre
Ramn, vengo a participar a don Evaristo que el
Padre Ramn vendr despus de pocos minutos
a hablar con l....
Evaristo.- A hablar conmigo un fraile? Imposible! Soy
radical como mi compadre Abelardo Montalvo y
no puedo tratar con los frailes....
Jesusa.- Ojal viniera el Padre Ramn para que te abra el
seso.
Quiroga.- Le explicar, don Evaristo. El Padre Ramn
vendr a nombre del Centro Catlico Los
Peregrinos de Mara, a proponer su candidatura
para su diputacin.
Jesusa.- Tambin el Padre Ramn?
Evaristo.- Mejor que te elimines y abdiques, mujer estulta,
incomprensiva e ignorante....
Evaristo.- Es verdad. Las mujeres no conocen de tica
parlamentaria....
246
Quiroga.- La cuestin es sta: los conservadores,
presididos por el Padre Ramn, tenan duda de
que si usted era liberal o conservador; y yo les
convenc que usted era ms catlico que todos....
Evaristo.- Qu? Y quin te autoriz para decir semejante
hiprbole?
Quiroga.- Djeme terminar y ver que todo est bien hecho.
Lo principal era que usted figurara en la lista
conservadora, para que los del Centro Peregrinos
de Mara, voten por su candidatura.... Hay que
ser poltico, don Evaristo, en estos tiempos en
que los vientos cambian....
Evaristo.- Pero los principios....
Quiroga.- Sern los finales. La cuestin es principiar y
llegar a la curul parlamentaria....
Evaristo.- Me gusta la palabrita: curul parlamentaria....
Marlene.- (ENTRANDO).- Pap, pap.... El Padre Ramn
viene a la cabeza de una porcin de gente
gritando: Viva el candidato don Evaristo Corral y
Chancleta!.
Evaristo.- Y qu hago ahora? Qu les digo a esa gente?
Quiroga.- Haga usted el papel de todo buen poltico.
Marlene.- Ay, pap!.... No s, pero tengo miedo.
Evaristo.- Por qu? Por qu temblar? El cielo est sin
nubes y tranquila est la mar....
247
Jesusa.- La mar de loco estis vos.... Y ahura, qu le vas
a decir al Padre Ramn?
Evaristo.- Todo el mundo fuera de aqu.... Vos hija, treme
la leva cruzada que usaba antes del 95.... Vos,
Quiroguita, puedes quedarte....
Quiroga.- Yo me voy, por que podran sospechar. Don
Evaristo (MUTIS).
Jesusa.- Yo me quedo para ver que cara pones frente al
padrecito....
Evaristo.- Pase, seor. pase adelante.
Ramn.- (ENTRANDO).- Que haya paz en esta casa y que
Dios bendiga a todos....
Evaristo.- Y usted haga el favor de tomar asiento y decirme
a que se debe esta vi si ta que me honra
sobremanera.
Ramn.- Querido amigo mo: muy honrosa es la comisin
que tengo para vos; pues en estos momentos en
que la Patria peligra, en que los impos y fariseos
han asaltado el Capitolio, queremos nosotros los
catlicos que un hombre que tenga encomendada
su conciencia a Dios, vaya como Representante
por nuestra provincia al prximo Congreso.
Jesusa.- Pero, Padrecito, yo le explicar a usted que mi
marido.
Ramn.- Es un buen catl i co y sabr defender
tesoneramente nuestra causa en esta Repblica
del Sagrado Corazn de Jess, como l a
consagrara el Gran Garca Moreno....
248
Evaristo.- Efectivamente, la conciencia del sagrado deber
que tenemos los hombres desde el pecado
original de nuestros primeros padres, ha muerto
lastimosamente; pero an habemos fieles a la
causa del Seor, por la cual sabremos inmolar
nuestras cochinas vidas por la eternidad de los
dictados divinos.... Yo le garantizo a usted y a
todos l os mi embros que auspi ci an mi
propugnatura, que Evaristo Corral y Chancleta
ser la mejor Chancleta que haya pisado el
Congreso, porque: o defiendo los sagrados
postulados divinos o se queda Chancleta para el
infierno....
Ramn.- Efectivamente, querido amigo Chancleta: ha
habido muchas chancletas en los Congresos,
pero uno de tu talla, jams; y de ah que te pido
aceptes pblicamente tu postulacin ante el
pueblo que al pi se congrega....
Evari sto.- No tengo i nconveni ente, queri do Padre!
(ASOMNDOSE AL BALCN).- Pueblo catlico
del Ecuador: Acepto vuestro mandato soberano
y voy, resignada y cristianamente al sacrificio que
para m implica el ejercicio del Poder. Y lo hago
por el santo propsito de salvar a este pas del
Corazn de Jess, de las garras sacrlegas del
comunismo, de las fauces despiadadas y
demaggicas del socialismo, de la voracidad
presupuestvora del liberalismo y de las horrendas
herejas del masonismo. (OVACIN). Tenemos
que luchar contra todos estos fantasmas del
Averno, aliados de Satans, enemigos de las
buenas costumbres y de nuestra Santa Madre
Igl esi a Catl i ca, Apostl i ca y Romana!
(OVACIN). Aqu, ante nuestro muy querido y
249
respetado Prroco, juro luchar con el mismo ardor
con que lo hicieron los Santos Padres de la
inquisicin, a sangre y fuego, por el exterminio
total, absoluto de todas estas plagas de la
cristiandad. (OVACIN). Luchemos por el triunfo
de la fe, del amor cristiano, de la paz y de la Iglesia.
He dicho.
Ramn.- Muy bien, Evaristo.... Vos irs al triunfo por nuestro
esfuerzo. por nuestra causa....
Jesusa.- Ay Ha conseguido usted convertir a mi marido....
Evaristo.- Y cundo he dejado de ser catlico, hija ma?
Marlene.- S, mamita, si. Pap siempre ha sido
compactado....
Ramn.- Y ahora les dejo en paz en esta casa Que el
seor os bendiga... Por esta accin os concedo
500 das de indulgencias.... (MUTIS).
Evaristo.- Que el cielo os ilumine.... Y de mis indulgencias
le doy el cincuenta por ciento.
Quiroga.- (ENTRANDO).- Brutal, don Evaristo! Ha estado
usted magnfico?
Evaristo.- Es que para algo uno es poltico. Y sobre todo
hay que tomar en cuenta que soy un hombre de
carcter, de convicciones, fiel a mi conciencia....
Y qu dicen ustedes ahora?
Jesusa.- Que francamente cre que eras ateo.....!
Quiroga.- Don Evaristo.... Deseara hablar a solas con
usted....
250
Marlene.- (APARTE).- Le vas a hablar de nuestro
matrimonio?
Quiroga.- Todava no.... Deja amarrar bien la balsa....
Evaristo.- Vamos a mi escritorio, muchacho, para despus
dar gracias al Seor, y luego ver el plan que
trazaremos....
Quiroga.- Vamos, futuro Diputado....
Marlene.- Ya ves, mam, como Quiroga es un buen y
perfectsimo muchacho?
Jesusa.- No me convence del todo ese pjaro.... Para m,
que tiene arreglado otro pastel.... (GRITOS).
Marlene.- Qu ser eso?
Jesusa.- Otra bulla igual?
Marlene.- Calla! Es don Carbonato, el boticario, el que
viene a la cabeza: y ese hombre no es nadita
catlico.
Jesusa.- (APARTE).- Anda llama a tu padre para que se
cuide... Creo que viene contra l.
Marlene.- Papa! Don Carbonato el boticario viene a la
cabeza de una porcin de gente....
Evaristo.- Dices que viene el Boticario a la cabeza?...
Bscame el revlver y los cartuchos.
Quiroga.- Nada de eso.... No se asusten.... Don Evaristo,
reclamo calma!.... No viene contra usted. Por el
251
contrario: vienen a proclamarlo como candidato
liberal!....
Evaristo.- Que dices, que vienen a proclamarme candidato
liberal?
Marlene.- Pap, si t eres catlico....
Evaristo.- Explcate eso, Quiroga....
Quiroga.- Un momento y basta de sofocaciones.... Para
asegurar el triunfo, es necesario que usted figure
en la lista del Partido Liberal.... Hara mal usted
en desairar a la Junta Liberal que lo proclama
hombre de su confianza....
Evaristo.- Pero acabo de aceptar ser candidato de los
azules!
Quiroga.- Pero es necesario que acepte tambin ser de
los rosados, para que el triunfo sea seguro.... Es
necesario estar con todos....
Evaristo.- Tienes razn, Quiroga.... Mujer: treme el
chaquet, que es clsico traje de nosotros los
liberales de levita.... Pero pronto!.... Aprate
mujer, que no hay que perder el tiempo.... Y ahora,
Quiroga, diles que pasen....
Quiroga.- Aprese pronto, que ya estn en el zagun los
Delegados....
Evaristo.- Ahora si que parezco liberal de la Reforma.
Quiroga.- Adelante, seores, adelante....
252
Liberal.- (ENTRANDO).- Salud, noble prcer y adalid
esforzado de las libertades.... Buenas tardes,
seora Jesusita, mi encantadora Marlenita....
Evaristo.- Oh! liberal farmacutico!.... Bien se ve, que
nuestra causa tiene como base un laboratorio de
alquimia pura y purificadora.
Jesusa.- Lo que es yo me voy para no or estas cosas....
Liberal.- Vena, querido compaero de luchas, a nombre
del pueblo soberano, a proponeros vuestra
candidatura para los prximos comicios de
diputados, para que ocupis las curules del sector
liberal. Como radical que sois y adicto a las luchas
por reivindicar los colores encendidos que elev
al tope en el Capitolio nuestro inmortal Jefe, don
Eloy Alfaro.
Evaristo.- Mi humildad habra hecho que rechace tal honor;
pero dentro de la disciplina del partido y por los
sagrados ideales de libertad, estoy dispuesto a ir
al sacri fi ci o, hasta perder el peri toni o
apendictico....
Liberal.- Estas frases decidlas al pueblo que os aclama!....
Evaristo.- Gracias, gracias amado pueblo del 31 de Febrero,
precursor del ao bisiesto.
Liberal.- Seores: el benemrito liberal don Evaristo Corral
y Chancleta, acaba de aceptar muy contra su
voluntad en el sentido poltico, pero con un
concepto del deber que le honra, la postulacin
de los ncleos liberales para ir a las Cmaras y
l uchar contra el pel i gro conservador.
(OVACIONES).
253
Evaristo.- (AL PUEBLO).- S, mis queridos colegas: el deber
y el cumplimiento de los preceptos de nuestro
Partido, deben ser la sagrada divisa de los que
soamos con el triunfo irrestricto de las libertades
dem.... Hoy que el Partido ultramontano amenaza
con sus tentculos conventuales la Libertad que
el Viejo Luchador conquistara para su pueblo
amado, es necesario que todos nos pongamos
de pi para resistir la embestida de la sotana y de
la clerigalla abracadbrica.... (OVACIN).- La
sangre de nuestros hermanos, derramada en el
combate de los campos de Jaramij y en las
agitadas aguas del Gatazo, no puede ser trocado
su color bermelln, por el azul incoloro del
conservadurismo claustral.... (OVACIN).- Id,
pues, colegas del ideal sagrado, a las urnas, que
vuestro candidato sabr estar a vuestro lado en
el triunfo y en el sacrificio gstrico (OVACIN).
Liberal.- Magnfico, amigo Evaristo, es usted todo un
orador.... Y ahora, mi querido colega, le dejo para
ir a enrolarme a las filas.... Que all me reclama
el deber... (MUTIS).
Evaristo.- Vaya usted con Dios.... O que digo.... con el
pendn rojo de las libertades que tremol en el
Capitolio el Viejo Luchador....
Marlene.- Pero, pap, no eres catlico?
Evaristo.- Catlico yo? Cundo he sido?
Quiroga.- Ve Marlene, vos no sabes estas cosas de
poltica. Tu pap sabe lo que dice....
254
Jesusa.- (ENTRANDO).- No seor. Este no sabe lo que
dice.... Usted, so pedazo de enredista, es que ha
formado todo este desbarajuste! (OYENSE
RUIDOS EN LA CALLE)
Marlene.- Dios mo! Qu ser?
Quiroga.- (ASOMNDOSE).- Son los socialistas, don
Evaristo!....
Evaristo.- Los socialistas?
Marlene.- S, pap.... Es el maestro carpintero don Jos
Astillas el que viene a la cabeza.
Jesusa.- Vlgame Dios! Esta es la destruccin de
Gomorra, que dice el Padre en el sermn....
Evaristo.- Qu Gomorra ni que Sodomas.... Treme el
overol y djate de tonteras....
Quiroga.- Todo va bien, don Evaristo, y usted ser
Diputado.
Evaristo.- Aprate Marlene, que ya vienen.
Quiroga.- Ya estn abajo.
Evaristo.- Diles que suban esos camaradas....
Socialista.- (ENTRANDO).- Querido camarada Evaristo!....
Evaristo.- Oh, camarada Astillas, cuanto placer!
Socialista.- Los trabajadores de esta Parroquia, reunidos
en Asamblea celebrada anoche, y tomando en
255
cuenta los altos mritos que adornan a usted, han
resuelto postular su nombre para las prximas
elecciones de diputados....
Evaristo.- Oh, camarada Astillas! No poda ser de otro
modo, visto mi amor por la causa obreril. Voy a
decirles a estos trabajadores que venden su sudor
al capitalismo absorbente, que estoy dispuesto a
disglutirme en la hoguera perifrsica del sacrificio
reivindicador....
Socialista.- As se habla, camarada. Choque....
Evaristo.- (AL PUEBLO).- Compaeros: La hora de las
grandes realizaciones ha llegado! La hora en que
l as cl ases opri mi das por l os tentcul os
reaccionarios de los burgueses y capitalistas,
estn resueltas a reconquistar sus derechos
conculcados, a aplastar para siempre a los
explotadores, a los que comercian con el sudor,
el hambre y la miseria de las masas proletarias!
(OVACIN). La hora suprema de las grandes
reivindicaciones ha sonado! Que tiemblen los
acostumbrados a vivir en la holganza, los
parsitos sociales. Hemos de luchar por la
implantacin de los salarios mximos, y la jornada
nica, la Ley de Inquilinato, el establecimiento de
Almacenes de vveres baratos para el Pueblo,
porque ya el hambre aprieta y darle de comer a
l as masas pauprri mas es el i mperati vo
categrico del momento csmico que atraviesa
el mundo en esta hora crucial y definitiva.
(OVACIN).- Vi va l a futura Repbl i ca de
Trabajadores del Ecuador! Abajo la Burguesa!
Abajo la Fraileca! Abajo la Bancocracia! Abajo
la Plutocracia! Abajo la Teocracia! Abajo la
256
Liberalocracia y todo lo terminado en cracia. Viva
el pan de a cinco centavos, s el pan, seores,
porque ahora este producto harinceo se ha
vuelto microscpico y aereosttico y anda por las
nubes en partculas infinitesimales. Viva la
manteca de a dos rales y medio y cal! Abajo
los liberales! Abajo los conservadores! Abajo....
abajo tenemos que ver a los que estn arriba para
poder subir nosotros.... (OVACIN).
Socialista.- Esto es precisamente entender lo que es una
ideologa!
Evaristo.- Jess, Mara y Jos....!
Socialista.- Eh! Qu dice usted?
Evaristo.- Nada.... He dicho: Lenn, Trosky y Larrea Alba....
Socialista.- Perdn, entonces, haba entendido mal, (SE
OYEN OVACIONES).- Hasta encontrarnos
nuevamente en el da del triunfo.... Salud,
camarada! (SALE).
Quiroga.- Esto era lo que menos esperaba....
Jesusa.- (SALIENDO).- Si usted don monifutre se lo
esperaba todo por que usted es el autor de lo que
est pasando... Usted le ha convencido a ese
loco que debe ser disputado y hasta hereje....
Marlene.- No, mam.... Quiroga no tiene la culpa....
Quiroga.- Efectivamente, seora....
Evaristo.- Claro, mujer.... Si todo esto es producto de mi
popularidad....
257
Jesusa.- Qu popularidad ni que paos tibios. Ahora
me acabo de enterar por el vecino Tiburcio que
ha sido Quiroga el que ha pedido que te pongan
en las listas de todos los Partidos....
Evaristo.- Mujer, yo soy todo un poltico....!
Jesusa.- T lo que eres, es un vividor y un sinvergenza....
Evaristo.- Eso es, justamente, lo que se necesita para ser
un poltico moderno!
Quiroga.- Y ahora, don Evaristo, voy a tener que decirle
algo que me da mucha pena....
Evaristo.- Habla, di lo que quieras, que para eso soy
representante de la mayora y de la voluntad
soberana del pueblo para escuchar y gobernar
con ella....
Quiroga.- Que como usted ya es Diputado y como se ir a
Quito con su familia.... yo....
Evaristo.- Nada, nada; que vos te vas con nosotros.... Te
nombro mi secretario privado y novio oficial de mi
hija....
Jesusa.- Ele, eso s que no aguanto yo....
Marlene.- Mam....
Evaristo.- Usted se calla. Aqu soy yo el prximo y futuro
Encargado del Poder Ejecutivo y mi sacra voluntad
es omnmoda.
258
Jesusa.- Qu mona ni que inmina.... No dijiste que
cumpliras con la voluntad de la mayora? Y aqu
la mayor de todas soy yo....
Evaristo.- Eso se dice no ms antes de subir al Poder.
Pero una vez arriba.... Se procede de acuerdo
con los intereses que ms convengan (POR EL
BOLSILLO) y se acab.- Vos, hijita, te casas con
este muchacho y todo el mundo chitn o tomo
las extraordinarias....
Quiroga.- Don Evaristo, es usted un digno representante
de las Vanguardias....
Jesusa.- Y de las retaguardias....
Marlene.- Nos casamos?
Quiroga.- Ya est dicho
Evaristo.- (AL PBLICO):
Siempre ser la Poltica,
tanto aqu como en la China,
en la edad tierna o la crtica,
una cosa bien cochina.
Y slo podr triunfar
quien a ella se dedica,
si al viejo arte de engaar
su vida ntegra la aplica.
La Escoba
1949 - 1961
261
El Pishquista Intelectual
Por Homo Sapiens
PRIMERA PARTE: DIMENSIN Y
GENERALIDADES
Quien tiene ms saliva traga ms pinol
Si Ud., amigo lector, es un hombre del siglo XX,
comprender que al fin o al cabo, la Poesa, la Literatura, el
Arte y otras hierbas, han de servir para algo til, y no solamente
para que las colegialas abandonen los quehaceres
domsticos y se dediquen a languidecer sobre El dolor de
mis Ocasos -la celebrada obra del Seor Ministro Fiscal de
la Corte Superior de Justicia del Distrito del Azuay, Caar y
Santiago Zamora-, a entornar los ojos mientras, tatareando,
dan curso al pasillo El Alma en los Labios, que ha sido causa
de tantos matrimonios luctuosos, o a pensar que el osado y
hueco Oficial de la Guardia Civil que la enamora, es el Prncipe
Azul de que hablan los cuentos de la coleccin de Saturnino
Calleja. Ni deben servir nicamente para que una vez al ao
unos cuantos seores olorosos a naftalina, en unin de sus
familiares, todos ellos cien por cien espiritualizados, pero con
un apetito y una sed dados al piojo, se renan bajo un sauzal
y sobre la verde grama para decir cosas que nadie atiende ni
entiende, pero que todos aplauden a rabiar. Ni deben servir
tampoco para que en vida uno se muera de hambre y
despus de muerto le levanten monumentos y le digan cosas
que no admiten reclamo. (Y esto si el tal monumento no se
transforma en un elegante chalet de propiedad del recaudador
de las cuotas y erogaciones pro monumento al poeta
desconocido).
262
Estas cosas las conoce al dedillo el Pishquista
Intelectual, quien pone en prctica, religiosamente, todos sus
conocimientos y recursos. Si el intelectual que no es de su
clase est condenado a vivir ignorado y morir pobre, el
pishquista, poco a poco, levantar su villa estilo colonial,
prestar dinero al tres y cuatro por ciento, se cargar de
medallas y diplomas y, ya muerto, ser acompaado al
cementerio por la banda del ejrcito con su respectivo perro.
No es posible negarle la razn al Pishquista Intelectual,
pues sus opiniones y teoras detentan una aplastante y
optimista lgica de Ingeniero. As, por ejemplo, veamos si
alguien puede contradecirle cuando sostiene cosas como
stas: la violeta es una bella vctima para un soneto, pero
resulta mucho mejor en infusin para la gripe. Un da de sol,
cuyo esplendor merece los honores de una oda, es ms
provechoso si uno se da un buen bao en el Hondo del Palo.
Piensen, amigos -dice el pishquista-, en todo el trabajo que
se hubiera evitado a la Sanidad si los poetas en vez de cantar
al Tomebamba se baaran en l con la misma frecuencia de
sus loas.
Todo eso es lo que ha comprendido el Pishquista
Intelectual, y por ello concluye: hay que sacarle el jugo al Gay
Decir De qu modo? Pues muy sencillo: si Ud. puede
conquistar con un madrigal a una nia de ojos lnguidos y
tez descolorida, pues simplemente dedica ese mismo
madrigal a una guambra vigorosa, rozagante, bien nutrida y
con harta plata, o siquiera con un pap suficientemente
relacionado como para ayudarle a trepar a una Concejala,
con lo cual se demuestra que un madrigal bien empleado
puede madrugarle nada menos que a un Cabildo Municipal.
Asi mi smo un di scurso, o una seri e de di scursos,
tcnicamente pronunciados, con motivo de las Festividades
Patrias, de las coronaciones de las reinas, de las primeras
piedras, de los nacimientos y defunciones, etc., etc., -mejor
263
si los discursos abundan en palabras tales como egregio,
epnimo, Pndaro, Safo, Minerva, Mercurio (no el
peridico que envenena su existencia, y la ma, sino otro
Mercurio), Jpiter, Dionisios, Sneca, Grecia, La
Antigua Roma y Cuenca que nace, Catn, Superman,
etc.- puede llevarle a cualquier modesto ciudadano, que
tranquilamente pace en un prado, a la Presidencia de la
Repblica o siquiera a la Secretara de una embajada, cargos
que le facultan a introducir mercanca al pas sin pagar
derechos de Aduana.
Business are business es la traduccin que el
Pishjuista hace al ingls de la frmula El Arte por el Arte.
Como humanista que es de nuestro tiempo, l traduce a la
lengua de Mr. Brandon y no al latn o al griego, pues ha odo
que stas son lenguas muertas.
Por qu el poeta ha de morirse de hambre,
acompaada de su seora e hijos? Por qu ha de
abandonarse a la bohemia, ha de huir de las peluqueras,
enriquecer a Serafn Gonzlez, frecuentar las contaduras y
quedarse sin merienda por contemplar extasiado una cada
de sol? Por qu? Ms conveniente es merendar bien y
encargar a algn amigo que presencie la cada de sol y luego
le proporcione los datos, para escribir, verbigracia, un poema
con este ttulo: Ojos en xtasis. Y en cuanto a eso de la
vida bohemia, slo debe practicarse cuando se desea adquirir
ese aire interesante caracterizado por las profundas ojeras,
y las huellas de agua azucarada en las radas solapas del
saco que cautiva a las colegialas quinceaeras y a las
jvenes y sentimentales solteronas de sesenta. Entonces,
cuando quiera convencer a una de estas damas, el Pishquista
Intelectual se dedicar a la bohemia, y har gala de llevar en
su bolsillo una foto de Edgar Allan Poe y otra del doctor Prez
Echawhisky. Porque, razonablemente, piensa que, despus
de todo, la vida airada ninguna utilidad reporta; por el contrario,
264
lo nico que se saca de ella, si no se aprovecha en la forma
indicada, es pescarse a la larga una cirrosis, soportar los
inoportunos reclamos de los acreedores y las cantineras, el
menosprecio de los parientes y amigos distinguidos, e ir a
parar en los toletes de los chapas y al da siguiente verse con
la cara de suegra con lentes de Fizha, el Intendente.
N 50 - Noviembre - 27 1949
* * *
El Pishquista Intelectual
Por Homo Sapiens
SEGUNDA PARTE; INFANCIA Y ADOLESCENCIA
La falta de espacio nos impide remontar esta historia
hasta la poca en que el Pishquista Intelectual era un nio de
pechos. Partiremos solamente desde cuando empieza su
brillante carrera de estudiante, en el Asilo.
La mejor prueba de que el Pishquista Intelectual no
se hace, sino nace, est en que desde su ms tierna infancia
comienza demostrando su amor al Arte y al Pishquismo. En
los exmenes finales del Asilo, por ejemplo, nunca sabe una
palabra de nada, y tarda mucho tiempo hasta comprender
en qu se diferencia un perro de un automvil, pero en cambio,
empieza ya a brillar por su innata inclinacin a los versos,
pues es el mejor recitador de la clase. De este perodo el
Pishquista Intelectual conservar el desparpajo para decir
sonoramente las cosas que no entiende, ante la embobada
sonrisa del auditorio.
Con el transcurso del tiempo, ya en los grados
superiores de la escuela, se siente tan tentado por las Bellas
Letras que... toma lecciones de caligrafa. Simultneamente
se inicia en la produccin literaria, y para ello recurre a la
265
lectura intensiva de los cuentos de Calleja, el Almanaque
Bristol y la pgina literaria de El Mercurio. Y cuando en su
pequeo cerebro se ha hecho un cocktail atmico con el
preparado de semejantes lecturas, escribe su primera
composicin, que la dedica a la profesora del curso, pues
estn cercanos los exmenes finales y, salvo obsequio fortuito
o palanca mayor, el nio pishquista perder el ao. La
composicin, que es una mezcla futurista de copias serviles
y copias hbiles, conmueve hasta el llanto a la sentimental
profesora, que no trepida en proclamar al autor como al futuro
Juan Montalvo, si la maestra es normalista, o como el futuro
Revilla Terreros, si la profesora es monjita. Si es en verso, la
composicin dice ms o menos as:
Seorita de mi vida
Seorita de mi amor,
con delantalito blanco,
palomita cucul.
(Si la vctima no es civil sino religiosa, donde dice
seorita, lase madrecita).
La profesora se siente pedaggicamente halagada en
su amor propio y decide que el nio pishquista recite estos
versos en la Hora Social, de tres horas, de fin de ao. Pero,
naturalmente, resuelve darle un retoque por su propia cuenta,
para que los padres de familia puedan apreciar la calidad de
su enseanza. En efecto, tras largas noches en vela, la
maestra deja as los versos, y as los recita el precoz poeta:
Seorita de mi vida,
preceptora del saber,
con delantalito blanco,
sirves a la juventud.
Me voy pero volver
palomita cucul.
266
En el Colegio se destaca por su aversin a la
Gramtica y su habilidad para copiar los exmenes. Con todo,
lleva en su alma la marca sagrada de la Poesa. Se deja crecer
melena, fuma dorado como un Notario Pblico, lleva los
bolsillos llenos de cancioneros, permanentemente sostiene
bajo el brazo un libro voluminoso que, por la forma cmo
agobia al portador, podra presumirse que es La Monografa
Histrica del Azuay, por Vctor M. Albornoz. Por el tercero o
cuarto ao de secundaria lee vorazmente Mara, por Jorge
Isaacs, las obras completas de Alejandro Dumas, Emilio
Salgar!, Vargas Vila y las novelas policiales de Sexton Blake,
y en estas obras halla inspiracin para escribir tres o cuatro
cuadernos de versos con los cuales piensa obtener, en tiempo
no lejano, el primer premio en la Fiesta de la Lira, o cuando
menos en los Juegos Florales de Guayaquil.
Todo esto le da condiciones para destacarse en la
clase de Prcticas Literarias, donde lleva la voz cantante.
Sobre todo es admirable su facilidad para la rima. Si el profesor
le da, por ejemplo, el siguiente pie:
Sucre en Berruecos,
El pishquista inmediatamente pulsa el pareado y
dice:
Sucre en Berruecos
muri con huecos.
Y ante la admiracin de sus compaeros, que llegan
a la epilepsia, termina el cuarteto:
Sucre en Berruecos
muri con huecos,
calzando zuecos
de gallos cluecos.
267
Cuando el profesor acaba de or el cuarteto, prorrumpe
en exclamaciones de alborozo y termina diciendo: Ni a
Homero se le hubieran ocurrido semejantes metforas.
Por esta poca el oven pishquista es muy dado a
paseos solitarios por el parque de San Sebastin (a) Miguel
Len, donde habitualmente mora Miguel Moreno, o por el de
San Blas (a) Hurtado de Mendoza, donde las golondrinas
hacen en pblico cosas prohibidas por la Sanidad y la Junta
Censora, sobre el monumento de don Manuel de J. Calle.
Ejercita una manera lnguida y soadora de mirar, ayudada
de la cual y de los primeros poemas trata de conquistar a la
colegiala de sus insomnios, y rendirla con el siguiente
acrstico:
Sinforosa, bella rosa
Ilumina mi camino...
No seas mala, primorosa,
Faciltame un pepino
Oh, aurora de mi vida,
Recibe mi corazn,
O remindame la herida
Silbndome esta cancin:
Adis pampa ma!...
Cuando el adolescente pishquista termina de escribir
el ltimo verso, se siente agotado por el esfuerzo.
Y como an no ha descubierto las excelencias
poticas del aguardiente, para el prximo poema llamar en
su ayuda a las musas ingiriendo una media botella de Neuro-
Fosfato Skay.
N 52 - Diciembre -11 1949
* * *
268
El Pishquista Intelectual
Por Homo Sapiens
TERCERA Y LTIMA PARTE: JUVENTUD,
MADUREZ Y PARNASO DEL PISHQUISTA
INTELECTUAL
Cuando el Pishquista Intelectual egresa del Colegio
de Secundaria, los clarines de la fama comienzan ya a
pregonar por la ancha tierra las excelencias literarias del novel
poeta. Y al mismo tiempo que la melena le crece, va
perdiendo poco a poco su nombre de pila, pues la gente slo
le llama por el apellido, antecedido: eso s, por el calificativo
de poeta.
Es cuestin accidental que nuestra vctima entre o no
a la Universidad, mas es imposible que deje de participar en
el Concurso Marial de los universitarios. Realmente sus
sentimientos religiosos no son muy firmes ni claros, y es
posible que en cierto crculo de sus amistades se manifieste
volterianamente ateo, pero eso es lo de menos: lo que le
interesa es obtener algn premio, no importa cul sea, para
presentarse con cara de Adonis compungido e inteligente,
en la tradicional Velada del ltimo sbado de Mayo, para ser
aplaudido por los caballeros ms respetables y las chicas
ms bonitas de la ciudad. Y la verdad es que, si no a la
primera vez, a la segunda o tercera el Pishquista se saldr
con la suya, pues, salvo error u omisin, no hay Pishquista
de esta variedad que no haya sacado premio en un Concurso
Marial.
Esta premiacin en la tradicional fiesta universitaria
le rodea de una aureola que le da patente para tratar por el
nombre, generalmente en diminutivo, a los viejos Pishquistas
Intelectuales que, ya cargados de medallas, diplomas,
cartulinas, pergaminos y otros cueros, se han dedicado a
269
hacer el papel de Mecenas de las jvenes esperanzas de
las Bellas Letras del Pensil Azuayo, y de patricios del Gay
decir. Gracias a estas relaciones y amistades, cuando el
joven pishquista est entre los 25 y 30 aos, le toca el turno
de sacarse la Alfalfa de Plata en la Farra de la Lira, para
cuyo efecto confecciona un poema de este calibre:
PLENILUNIO
En la noche romntica cual una
linda gitana de ojos negros, negros,
baila en el cielo azul la bella luna
como un yerno novato con sus suegros!

Los lagos y lagunas, mansamente


reflejan los luceros blancos, blancos
y los rboles crecen, largamente,
como el bombero Tamariz con zancos!

Las rosas desfallecen de tristeza,


con sus ptalos morados, bien morados.
Al Padre Mio le duele la cabeza,
lo mismo que a los muertos bien matados!

El xito obtenido por el Pishquista en la clsica Farra


de la Lira le consagra definitivamente, no ya como una
promesa para el Parnaso, sino como una deslumbrante
realidad. Desde entonces es solicitado para toda clase de
discursos, bien sean brindis donde las Pitimuchas, en los
bautizos y en las bodas, o bien alocuciones fnebres por la
muerte de algn judo o por otro acontecimiento igualmente
trgico, como una despedida de soltera, por ejemplo. Pero
sus triunfos ms sonados los obtiene cuando acta como
270
Secretario ad-hoc de la Seorita rbol de Navidad o de la
Seorita Palo Ensebado, o cualquiera otra Seorita o
Reina, o Princesita, que todo es lo mismo para el
Pishquista. Y para la proclamacin tiene siempre el mismo
di scurso, el cual en sus partes esenci al es di ce
aproximadamente as: No son las Hadas Madrinas del Olimpo
las que hicieron la luz, ni son tampoco los preclaros Grupos
Diessel. Son las lucirnagas que rompen sus lentejuelas
en la oscuridad de la noche en tinieblas: por eso es que a m
me gustan tus manos.., Quin pudiera vivir escuchando la
sinfoneta de tu voz, para saborear la dulce fragancia de los
cuadros de Rubens, y despus morir a tus plantas, como
piel de oso aterciopelado y tmido!... Beethoven te habra
buscado como modelo para sus esculturas y Cristbal Coln,
al saberte americana, hubiera resuelto por mayora de votos
no nacer en Gnova si no cabe este Continente do el sordo
de Bonn ya nombrado escuchaba la fiesta parlera de nuestros
ros. Por eso yo te proclamo, bella reina ma, Seorita Palo
Ensebado...
Las instituciones culturales han abierto de par en par
sus puertas para dar entrada al bardo. Llega un momento en
que no tiene dnde guardar las medallas, las placas, los
nombramientos y los diplomas con que le agobian las
Organizaciones Pblicas y Privadas que ven en l al nico
ser capaz de reivindicar las viejas glorias intelectuales de la
tierra nativa. Su ingreso definitivo e indiscutible al Parnaso
Universal tiene lugar cuando la Casa de Ancianos de la Cultura,
que est empeada en defender los viejos tesoros de la
sabidura clsica, frente a la insolencia de los atrevidos
modernistas, recibe en su seno al Pishquista Intelectual, en
Sesin Solemne, durante la cual el agraciado recita el
siguiente soneto de incorporacin:
271
A SIMN BOLVAR
(En el da de su gloriosa muerte)
Trabajador sin igual de nuestra tierra,
sin honorarios ni pagos t luchaste
solo y sin empresarios en la guerra,
y nunca sobretiempo nos cobraste.
Por ti Libertad Libertad Lamarque!
en la radio nos canta sus dolores
y dice el Caldern que est en el parque
Qu buena es Libertad! Caros seores!
Gloria, Simn, Gloria in excelsis Deo!
en Junn y en Pichincha yo te veo
aceitando las ruedas del can.
Olmedo pregonaba tus victorias,
conoce el doctor Mrquez tus historias
y yo elevo mi copla a tu balcn.
(Fin del Pishquista Intelectual).
N 156 - Enero - 15 - 1950
272
Un libro de Escipcin Guambaa
A la manera de Alejandro Carrin, el crtico.
Por M
Elegantemente impreso ha llegado a mi mesa de
redaccin un pequeo poemario titulado RUGIDOS,
NOSTALGIAS Y CIRCUITOS SUPERHETERODINOS cuyo
autor es Escipcin Guambaa.
Conoc a Guambaa all por el ao treinta. Su
imaginacin gil y viva haba encontrado modernas variantes
para los ya anticuados cuentos del to, del billete de lotera
premiado, etc. Fue gracias a mi sugestin -me enorgullezco
en decirlo- que Escipcin decidi no malgastar su talento y
dedicarse a las bellas letras.
Varios aos despus volv a encontrarlo. Segua
siempre igual, como sonrisa de estatua; al reconocerme se
acerc alborozado y despus de un estrecho abrazo se
deshizo en frases de agradecimiento, explicndome que en
eso de las letras le iba muy, pero muy bien. Poco tard en
enterarme de la confusin ocurrida: mi amigo Escipcin
Guambaa se haba dedicado a falsificar letras de cambio.
Trat de demostrarle su error, pero la negativa fue terminante.
Meses despus me enter que el desgraciado haba sido
capturado por la polica e internado en el panptico. No volv
a tener noticias suyas y la llegada de su poemario ha
constituido una muy halagadora sorpresa: Escipcin,
despus de todo haba seguido mi consejo!
Pero mi alegra no reside solamente all; luego de
recorrer detenidamente las pginas del poemario, he llegado
a la conclusin de que ha surgido, por fin, un positivo valor
de las letras ecuatorianas. Los treinta y ocho poemas estn
llenos de sentido csmico, de intuicin telrica, de inspiracin
273
endotrmica y de faltas de ortografa, lo cual contribuye a
dar ms originalidad al libro.
Escipcin Guambaa revela poseer una sensibilidad
delicadsima una capacidad magistral de integracin. En
su poema ARQUITECTURA DEL ORZUELO me he sentido
hondamente conmovido al leer estas lneas.
Plumplumplumplum, cataplum!
jPlum, cataplum, plum, plum!
Cataplum, plum plum!
Plum, Cataplum,
Chiln!
Este verso, por s solo, habra bastado para que
Escipcin Guambaa, se haya hecho merecedor a un sitial
privilegiado en las letras ecuatorianas.
Ningn poeta antes, haba llegado a compenetrarse
tanto con la palabra; Escipcin llega hasta su sustancia
misma; la desmenuza, se identifica con ella, y surge luego
la palabra esplendorosa, con un vigor nuevo. Solo as ha
podido adquirir tan admirable dominio sobre el Cataplum!;
ese Cataplum! que se repite adquiriendo en cada caso el
sentido que justamente ha querido darle su autor; se repite,
pero es jinete diestro el que maneja la frase y no permite que
sta caiga en la monotona. La transicin, sin embargo, no
es brusca, queda un eco flotando en el espacio Plum, plum!
lnguido, sutil, nos sume en una especie de sopor, de xtasis.
El autor -perdn, el poeta: perdn, EL POETA no quiere que
perdamos el contacto con el mundo exterior y termina el
verso con un sonoro Chiln! que parte el alma.
Escipcin Guambaa vuelca su dolor sobre s mismo;
lo explora anhelante y angustiado por el sufrimiento, lanza
un grito rotundo, conmovedor:
274
Los callos me duelen,
Me duelen los callos;
tengo dos zapallos
que los pies me muelen!...
El sufrimiento fluye en estos versos, Los callos!
Quin no ha tenido callos? el Poeta comprende esa
angustia tremenda de los que tenindolos, sufren adems el
tormento de usar zapatos apretados. Y no slo eso: lleva el
dolor al grado mximo: slo los elegidos pueden soportar
con entereza ese dolor. Escipcin es uno de ellos porque
adems de tener callos y usar zapatos apretados, encima,
de los pies tiene dos zapallos.
El sufrimiento hace encontrar a Escipcin su propia
grandeza, nos demuestra que a pesar de la tortura, todava
conserva la inteligencia lcida y encuentra el remedio que
pone fin a todos sus males:
Me duelen los callos
porque hay dos zapallos
encima de mis pies?
Antes de contar diez,
los zapallos quito:
alivio exquisito!
Espritu altamente sensible, delicado, Escipcin
Guambaa sufre. Pero no son nicamente los callos; al Poeta
le martiriza la soledad, el hambre, el abandono:
Solo,
Triste,
Enfermo y optimista,
El joven perito en Irrigacin Agrcola
Encaramado en un mustio rbol frutal,
Devora una deliciosa pia (*) tropical
275
Poeta, poetazo! exclama uno sin poder contenerse,
al leer esas lneas del poema GALVANOPLASTIA ME HAS
VENCIDO.
El amor ha sido y es fuente de eterna inspiracin; claro
que algunos se casan, pero al poeta eso no le asusta; recuerda
que est en la crcel y por lo tanto, momentneamente a
salvo. Por eso, abre su corazn rebosante de cario:
Amar:
Cantar.
Querer:
Placer!
Enamorar?
i A mamar!
Pueden algunos decir que en estos versos est flotando
Csar Andrade, pero Escipcin no necesita recurrir a fuentes
extraas en busca de su inspiracin:
Eres t?
S. soy yo!

Oxgeno ms hidrgeno?
Agua!
No, l es nico, puro, autntico. Su voz se eleva
vertical y difana. Algn da Guambaa saldr del presidio y
entonces podremos aquilatar, con sus obras futuras el mrito,
el valor, la altura de la poesa de este nuevo y gran poeta
lojano, en quien saludamos al renovador de nuestros
marchitos laureles literarios.
N 134 - Febrero - 14 - 1954
Nota:
* Se dice tambin anans y pineapple en Ingls.
276
Pic-nic en la Atenas
Por Eugenio de la Sierra
(PRIMERA PARTE)
Aburrido el ateniense por la montona vida de esta
montona Atenas, cansado de las vueltas maniticas
alrededor del parque, de las declaraciones que hace el Dr.
Salazar Gmez y de las que no hace el Gobernador de la
Provincia, del enlucido en tecnicolor que le estn clavando a
la Catedral Nueva, de las noticias de los banquetes del Dr.
Velasco Ibarra, de la cara de hambre de los empleados
pblicos y de esperar que el Instituto de Recuperacin
Econmica intervenga en el mercado de sombreros, resuelve
or el llamado de la naturaleza, de la torrencial primavera y de
las primaverales monas. Decide, entonces, organizar un pic-
nic.
El ateniense entra en febril actitud, como candidato
en vspera de elecciones, o como los tres millones de
ecuatorianos por leer LA ESCOBA, o el Presidente por las
puras alverjas. Se pone al habla con su jorga, y como todos
estn igualmente aburridos, y cansados, y han odo las
mismas voces, se aprueba el plan por unanimidad. Los
organizadores ponen manos a la obra y estilgrafos o
pulseras a la venta.
Los preparativos del pic-nic comprenden varias
operaciones, que se desarrollan ms o menos en el siguiente
orden:
a) LISTA DE PASEANTES.- Este punto merece largo y
detenido estudio. En primer lugar, van los palos gruesos,
pues es necesario asegurar la financiacin de la empresa.
En segundo trmino, los amigos que aunque no tienen plata
277
para pagar la cuota, ponen en cambio sus diligentes servicios
y sus hermosas aas. Son cuidadosamente eliminados los
arnistas y otros pesados, as como los enamorados de las
hermanas de los organizadores, a menos que sean flaquitos
para que puedan aguantar una pisa cuando llegue la hora de
hablar de la amistad.
En cuanto a las damas, van en primer lugar las
guambras de los organizadores, la de los palos gruesos, las
hermosas hermanitas de los pobres, conforme arriba se
indica, y varias y selectas monas Holstein, con su respectivo
chal.
Para garantizar la respetabilidad del pic-nic y
conseguir hasta los ms reaccionarlos permisos maternales,
se tiene la precaucin de invitar a la ta solterona de una de
las chicas, y para asegurar la concurrencia de sta, se invita
tambin a un to chispo y alhaja de uno de los organizadores,
por si acaso...
b) PRESUPUESTO.- Se calcula a base de las cuotas
recaudadas, y los fondos se distribuyen as:
1% naranjas, guineos y pinol para la ta;
2% tamales;
2% coca-cola para las Holstein;
2% camioneta;
3% Valencia y sus 7 Instrumentos con garganta y todo;
90% trago
Desde luego, la aprobacin de esta distribucin del
patrimonio social da lugar a acaloradas discusiones, pues la
mayora sostiene, con argumentos de peso, que el porcentaje
destinado al trago es muy exiguo.
c) COMISIONES.- Se nombran las comisiones de acuerdo
con las partidas del presupuesto. La de naranjas, guineos y
278
pinol queda integrada por los paseantes y serviciales. Esta
comisin se encarga tambin la coca-cola. La de camioneta
queda a cargo de los amigos del joven Arturo Semera, quien,
si va la que sabemos, puede dar gratis el vehculo. La de
msica y trago (se nombra una sola comisin porque msica
y trago son inseparables como Oscar y el doctor Csar) se
forma con los ms chispos de la jorga, que son, por lo tanto,
ntimos amigos del Gerente de Estancos.
Tambin se designa una comisin especial de
enganchadores de guambras, buscando para ello a los amigos
de los socios del Tennis Club, es decir, a lo ms granado
de la flota.
El nombramiento de Tesorero es, desde luego,
infalible. Recae en el ms vivo, en el que tiene una incontenible
vocacin para Ministro de Economa o del Tesoro, o cuando
menos para Presidente de la Junta de Reconstruccin del
Tungurahua, como lo demuestra al no pagar la cuota, al fumar
Lucky durante las dos semanas posteriores al paseo, y
asomar el domingo subsiguiente en el especial del Cuenca,
en luneta, luciendo un vistoso traje combinado, con saco a
cuadros, aunque de casimir nacional no ms porque hubo
algunos que no pagaron las cuotas; y,
d) SEALAMIENTO PRECISO DEL DA Y HORA DE SALIDA
Y DEL LUGAR DE DESTINO.
N 104 - Abril - 19 - 1953
(SEGUNDA PARTE)
Llega la fecha del pic-nic. A las siete de la maana,
da domingo, la comisin de cuotas que encabeza el
candidato a Ministro de Economa, no parece por ninguna
parte, pues, como el susodicho candidato tambin aspira a
279
Ministro de Defensa, se ha pegado la del oso. Sale en su
busca la Comisin de Camioneta, la cual logra localizarlo en
el bar El Tropezn del Paisano Quiteo.
Reunidos al fin, los miembros del consistorio del pic-
nic, recorren las casas de las invitadas, comenzando por
acomodar el contrabando, los tamales, la ta solterona y el
pinol. Desde luego, la recoleccin de invitadas es tan difcil
como reunir a los dirigentes del Centro de Estudios Histricos
y Geogrficos. Unas estn roncando todava, otras han salido
a misa, otras aguardan que les llegue el traje pedido a la
vecina, otras, las cerdonas, no aciertan a desamarrarse los
guatos, otras, por ltimo estn vistiendo a los hermanos. Las
nicas puntuales son las feas, pues esta oportunidad de
pescar novio acaso no se repita.
Como quiera que sea, a las once de la maana,
apiados en la camioneta como parientes de los miembros
del Directorio de la Casa de la Cultura en los espectculos
patrocinados por la mentada Casa, parten los paseantes al
lugar escogido, que est situado, generalmente, a orillas del
Gualaceo.
Todos l os paseantes l ucen pi ntorescos y
heterogneos atavos. Las damas, polcromos pauelos en
la cabeza; las ms audaces, atrevidos blue-jeans y blusas
convenientemente escotadas. La ta, que es toda sonrisas y
gafas, hecha la modernista lleva tambin blue-jean, el cual,
a diferencia de los de las holstein, no sugiere nada y ms
bien deprime el nimo.
Los hombres llevan vestimentas acordes con su
situacin financiera. Los palos gruesos, mocasines, media
amarilla, pantaln de gabardina comprada a un teniente,
hawayana de mil colores, gafas Wilson y gorra de visera.
Tambin llevan cmara fotogrfica, chiclets, tres cajetillas de
280
Lucky, pastillas Life-Savers para las monas y un billete de
veinte para la Virgen del Tahual. Los pobres, en cambio, van
con pantaln kaki, casaca que en sus buenos tiempos fue
saco; una cajetilla de Full y dos cajas de fsforos para dar
lumbre a las monas, pastillas Villacs para las guambras;
como no llevan nada a la Virgen del Tahual ese rato se hacen
los comunistas, escandalizando a la concurrencia, menos a
las monas; y una buena provisin de chistes y ancdotas de
todo color, as como boleros de ltima moda. El to chispo y
alhaja, vestido como siempre, se ha acomodado junto a la
jaba de cerveza, a consecuencia de lo cual, a la altura de
Chicticay empieza a entonar Cuando era joven, nunca me
olvido..., haciendo las delicias de la ta. Valencia y sus siete
i nstrumentos pugnan por sobrevi vi r, pus han si do
depositados debajo de perniles y perras de contrabando.
* * *
Al llegar a la playa, los paseantes pobres ayudan a
bajar las jabas, los perniles, los siete instrumentos y su
Valencia, el contrabando y la ta. Los palos gruesos
descienden del vehculo mona en mano, e ipso facto las
conducen a orillas del rumoroso ro para mostrarles la lancha
Gualaceo, orgullo de la flota comarcana. Mientras tanto, el
to, achispado, ronca su mona, cabe un sauce llorn.
El Tesorero, rodeado de sus ntimos, guarda el
contrabando en sitio seguro. La ta, mientras con el rabillo
del ojo observa entristecida al to inerte e inoperante, se dedica
a arreglar las viandas, y ruega a las ms influyentes que
cuidado le den de beber al chofer.
Valencia enloquece sbitamente y ataca un pasodoble,
ante el entusiasmo de las azuayas y el olmpico desdn de
las monas. En este estado, los Serviciales sirven el primer
turno, al grito de Qu viva el gusto! Viva la duea del cuarto!
Abajo el sentido comn! y otras expresiones de rigor, que
281
no causan ningn efecto en las monas, las cuales ms bien
ren, encantadoramente, cuando ven que un perro comienza
a lamer la cara del to yacente.
Los ms encamotados inician el baile, pero nadie les
presta atencin porque ello coincide con el bao de las monas,
que en esta oportunidad muestran su entusiasmo por la
higiene, sus llamativos trajes de bao, su impecable crawl
y otras cosas ms mejores, todo lo cual despierta al to y
remata a Valencia, que bota los instrumentos y, en el colmo
de la locura, tambin se baa, olvidando que no sabe nadar.
El to chispo entona para s Guayaquil de mis amores,
toma uno ms para asentar la emocin que le produce el
paisaje, y cuando el paisaje sale del agua para vestirse, torna
a dormirse para soar con el paisaje mismo.
Esta vez son la ta y las azuayas quienes han mostrado
glacial indiferencia ante la acutica escena.
Los serviciales, empeados en inyectar humor a la
reunin, sirven nuevamente sendos draques, que surten el
efecto deseado, sobrevinindoles a los paseantes una
incontenible gana de bailar, aun cuando sea con la ta. Este
es el momento en que se repara en la ausencia del virtuoso
Valencia, para cuyo rescate se destaca una comisin, que
logra salvarlo ya en la confluencia del San Francisco con el
Gualaceo. Mientras la ta, que ha comenzado a tomarle
simpata a Valencia le atiende convenientemente hasta dejarle
en condiciones de servicio, el hbil de la jorga ejecuta Mil
violines con una guitarra, en medio del alborozo general.
Siendo la una de la tarde, se sirve el postrer abreboca
y se ataca las viandas, que desaparecen como la plata del
Banco de Abastos en manos de los arnistas. La ta, por servir
a los circunstantes, se queda sin comer. Maniobrando sutil y
282
desesperadamente, trata de despertar al to para ofrecerle
un plato especial, laboriosamente preparado y reservado para
l. Pero el to, fiel al paisaje, prefiere seguir soando con l.
Despus del almuerzo, las parejas enderezan sus
pasos por sendos chaquianes, so pretexto de conocer la
buclica regin, y recorren los umbrosos saucedales, los
verdegueantes caadulzales, los verdes pastizales, los
ureos retamales, los rutilantes arenales, los rebaos de
Indiferentes animales, las obras municipales, los huertos
frutales... Entonces, los azuayos integrales, hallndose en
sus cabales, se ponen informales besando a las monas
angelicales.
(En el prximo nmero: Tercera y ltima parte: FIN DE
FIESTA Y RETORNO).
(No perder, no perder).
N* 105 - Abril. - 26 - 1953
(TERCERA PARTE)
Los que todava conservan el uso de razn, por
causas glandulares y hepticas que no son del caso enumerar
aqu, ayudan a la ta solterona en la agobiadora tarea de
recoger restos de hornado, al to chispo, la vajilla, los
instrumentos y su Valencia, los chales de las Holsteln y las
botellas desparramadas en un radio de varios kilmetros.
El traslado a Cuenca presenta una serie da problemas
casi insolubles. En efecto, todas las enamoradas parejas
pugnan por ocupar con exclusividad, la penumbrosa,
traqueteante y acogedora banca trasera. Nadie quiere ir al
lado de la ta o donde se proyecte el ms raqutico rayo de
luz. Todos buscan acomodarse al lado de una Holstein, o
283
si eso es imposible, al lado de un palo grueso que tenga
cigarrillos y cartera. El sol se ha puesto, la ta se ha puesto
nerviosa porque el chofer ha bebido demasiado, las monas
se han puesto sus chales, Valencia se ha puesto a dormir en
el hombro de la ms linda y ms resignada de las azuayas.
Al fin, el vehculo arranca en medio de un grito velasquista
por lo ensordecedor, y los jvenes de cada banca inician una
tonada independiente de la de las dems. Los arnistas,
galantes y sutiles como ellos solos, entonan Guayaquil de
mis Amores, en infructuoso esfuerzo por consolidar
posiciones cerca de las porteas quienes -en legtima
defensa- gritan modrese serrano zngano y chofer pare,
que aqu me bajo. Estas protestas se confunden con las de
las azuayas, que, ms cancheras y garantizadas, chillan a
todo vapor deduciendo muy sagazmente que despus de este
paseo, acaso no haya otro.
El chofer desbocado por la babilnica confusin,
introduce hasta el fondo el acelerador de la agobiada
camioneta, permitiendo as que -a cada curva del camino-
se borren las fronteras y se consolide la unin entre la Sierra
y la Costa. En la oscuridad estallan chirlazos tmidos. Las
azuayas pugnan por imitar, con resultados desastrosos, el
rasgueante dialecto de sus paisanas las monas. El to chispo
se ha dado de cabeza contra un perno sobresaliente.
Valencia protege sus siete instrumentos con todas las fuerzas
de que es capaz, mientras la camioneta, justamente
indignada, se ha detenido cabe la puerta de una cantina de
El Descanso donde venden gasolina, aguardiente, galletas
prehistricas y pastillas para perfumar el aliento. All los palos
gruesos, siempre presumiendo, descienden para preguntar
de manera que las monas oigan bien, s hay en el modesto
boliche, bombones superfinos, whisky por cajas o una buena
orquesta para agasajar en forma a las amigas. El sooliento
cantinero no ha odo jams hablar de tales cosas y
cortsmente insina que acaso sea del agrado de todos un
284
buen gloriado para pasar el fro. La iniciativa salvadora es
acogida con gritos de jbilo por todos los presentes que bajan
del vehculo gritando como enajenados. All, al acogedor
calorcillo de un brasero, en el escenario iluminado
discretamente por una petromax que ya fallece, despiertan
otra vez, incontenibles, las ganas de bailar para estirar las
piernas, conforme explica el ms tonto de los asistentes al
paseo. Valencia, ms ronco que el Dr. Bolvar Tamariz, canta
La Cuencanita, a pedido de un azuayo que, conforme se
acerca a la ciudad, muestra ganas de entrar en amistad con
su morlaca novia abandonada todo el da por los criminales y
desaprensivos encantos de una turista bella como el Lic. Julio
Len S., en da domingo.
Mientras tanto, la ta, temerosa de que la inocente
diversin degenere en una orga romana, y echando mano
del ltimo saldo de encantos que le queda, convence al chofer
que importune a la entusiasta juventud mediante prolongadas
pitadas. El sufrido trabajador del volante -que maana tiene
que viajar a Quito- ejecuta obedientemente la orden y la
caravana, ms soolienta que auditorio da conferencia
cientfica, retorna a envasarse en la camioneta apostndose
en los mismos sitios, con el objeto de aprovechar plenamente
los ltimos kilmetros del recorrido.
Los cantos y los chistes de dudoso color van
disminuyendo; los paseantes, despus de haber bebido y
comido hasta cansarse, quieren descontar todava la cuota
del paseo. Mas, como reina la ms completa oscuridad, este
cronista no puede describir en qu consiste el tal descuento,
solamente se escuchan, sueltas, estas frases: No te olvides
de mandarme albaricoques a Guayaquil. Si era de broma
no ms, no es para tanto. Qu lindo que es Gualaceo, no?
Maana a las nueve sin falta. Nicols, no ronques. Te
juro que me he de ir para el nueve de octubre Qu va, si
285
todo lo morlaco son iguale He dicho que no. Modrese,
serrano zngano, etc. etc.
El paseo ha sido feliz hasta aqu, pero para estropearlo
estn los guardas del Estanco que, con su habitual finura,
detienen el coche y obligan a los pobres excursionistas a
descender de l para hacer una minuciosa inspeccin de sus
pasajeros y su mecanismo. Las chicas gritan, el to chispo
dice que ha conocido al Patricio desde cuando era un guagua
lindo. Valencia oculta en el bombo una botella de puro para
clicos, los arnistas dicen que les apunten los nombres, pues
ellos lo arreglarn todo, inclusive la cancelacin de los
guardas, pero stos, que han olido farra, se ponen
impertrritos, citan artculos legales que desconocen y, al fin,
acceden a trepar en la camioneta y acompaar a los viajeros
hasta sus respectivos domicilios.
La calma retorna, pero aumenta la envidiable
estrechez del espacio vital, y al vehculo que ha hecho un
esfuerzo digno del Sr. Alfredo Cordero, le entra un acceso de
tos en el carburador y empaca precisamente en el parque de
San Blas. Esta circunstancia fortuita es aprovechada por
los palos gruesos que, empuando sendas monas, se dirigen
al domi ci l i o ms cercano de uno de el l os, dej ando
abandonados a los pobres, las azuayas, la ta, el to, los
guardas, las perras, Valencia y la camioneta, para ir a terminar
el paseo con una cena en el Hngaro, mientras los menos
afortunados, ya sin bonitas guayaquileas, tienen que ir a
distribuir azuayas en casas de padres furiosos y concluir
melanclicamente con una opulenta bronca en una
democrtica pero abrigada cantina.
F I N
N 109 - Agosto - 2 - 1953
286
Tiempo de monas
Por Eugenio de la Sierra
(PRIMERA PARTE)
En Enero comienza en esta Cuenca que se ha de
hacer tierra, el dulce tiempo de los capules, los duraznos,
las reinaclaudias, los albaricoques, los higos, las peras, los
ciruelos, los membrillos, las manzanas, las chirimoyas, y las
monas. De estas frutas, el azuayo normal quisiera comerse
las ltimas, con pepa y todo. Sin embargo, para Mayo, es
fcil observar que los comidos con pepa y todo resultan ser
los azuayos.
Un buen da, sin que nos demos cuenta de ello,
dejamos de interesarnos por nuestra enamorada, novia o
esposa, y hasta nuestra suegra, efectiva o en potencia, es
un ser tan inofensivo como un militar en la frontera. Cuando
nos damos cuenta estamos bien acomodados en una mesa
del Hngaro, del Toledo o a la Fuente de Soda, gastando
plata como agua -sea propia o ajena-, hablando en una media
lengua que no entendemos y haciendo peores chistes que
los de la ESCOBA... Y sucede que, por mera coincidencia,
se sientan a nuestra misma mesa tres o cuatro monas que
hablan incansablemente ante el arrobado asombro del
azuayo, que de rato en rato les secunda como disco rallado.
De las monas, la una es la mam, la otra el pap, la otra
una hermanita menor, y la ltima es un acertado cocktail de
Heddy Lamar, Mara Flix, Mara Antonieta Pons y una
guambra de Cuenca que no queremos decir. El cocktail es
tan bueno, damas y caballeros, que es capaz de hacerle
perder la cabeza al mismsimo doctor Nicanor Merchn.
En esta poca los paseos donde las Pitimuchas, a
Baos, Gualaceo, o Paute se organizan tan fcilmente como
el Partido Conservador del Azuay nombra a sus curuchupas
que han de ganar dos mil sucres mensuales, hacindose los
287
diputados. En esos paseos la cocktail canta, baila, sonre,
charla y se divierte ms que nuestro querido amigo Humberto
Espinosa, hablando por radio en un da de tragedia nacional.
El azuayo invitante quiere drseles de gran trago, y en
menos de lo que se persigna un cura ato, se emborracha,
tanto que se pone a hacer declaraciones sobre el oriente,
propicia circunstancia que es aprovechada por los amigos
del invitante para quitarle a ste su invernal conquista.
El Teatro Cuenca, del cual todos los cuencanos nos
creemos dueos, nota las consecuencias del cambio de
estacin. Las funciones dominicales ven entrar a nuestro
paisano elegantemente vestido y acompaado de las cuatro
monas ya indicadas, y como, dentro de la sala, stas
manifiestan que vieron la pelcula hace algunos aos, se
dedican ms bien a otras cosas.
Y a la salida del cine, por lo general, se repite la escena
del sal n, arri ba descri ta, aunque otras veces van
directamente al hotel donde se alojan las veraneantes, hotel
que el azuayo tiene que abandonar por consuncin pues all
le tienen horas de horas y no le dan ni agua.
Es, sin embargo, en la retreta dominical, cuando mejor
se observa que es tiempo de monas, pues se encuentra uno
con ellas como con las pepas de capul en las calles. Viejos
que no salen sino a misa, en esta poca prefieren el parque,
hasta los cholos se vuelven nios bien y los nios bien,
ms cholos que de costumbre; los msicos de la banda
pierden el comps cada cuatro notas, y no notan; los choferes
de automviles se hacen la plata dando vueltas como locos
alrededor del parque, y el mismo Abdn Caldern, se hace el
que se cae para que las monas le vean. Y sobre la escena
flota una acariciante msica de voces y ricas monas y
morlacas, al escuchar la cual uno no sabe si bailar la raspa o
el sanjun. Y tcnicamente colocados en las bancas,
2/88
esquinas y recovecos del parque, adolescentes cuencanos,
por docenas, siguen con ojos de maana qu comeremos
las cimbreantes siluetas de las cimbreantes monas, porque
las cuencanas no tienen cimbra.
(Fin de la primera parte)
N 61 - Marzo - 5 - 1950
(SEGUNDA PARTE)
Si no fuera por este alborozado tiempo de monas,
por estos dichosos meses que van de Enero a Abril, en que
nos visitan nuestras perturbadoras compatriotas del otro lado
de la cordillera occidental, la Atenas morira de hasto,
monotona y consuncin. Imagnense Uds. lo que sera
pasarse todo el ao viendo solamente a don Ignacio Andrade
siguindonos desesperadamente para cobrar el valor de los
libros que tuvo la imprudencia de fiarnos, al mismo fotgrafo
del parque hacindoles peinar a los mismos indios, a los
chapas con las mismas cholas, al Ministro Astudillo con el
mismo abrigo y a don Ramn Machuca montado en el mismo
caballo!...
En esta poca florece el corazn y se marchitan los
bolsillos de los azuayos. Trinan alegres las alondras en la
enramada y los curuchupas se preparan para las elecciones.
El sol brillara esplendoroso en el firmamento azul, si es que
no lloviera todo el da. Pero nada de esto le importa al morlaco
enamorado: l es para ellas todo ojos, odos, pies, manos,
sombrero, saco, chaleco, corbata, abrigo, bufanda, guantes,
reloj, estilgrafo, leontina, anteojos, anillos y peinilla. Al fin del
invierno apenas es ojos, odos, pies, manos y peinilla.
Fiel a la tradicin, el azuayo utiliza la misma tcnica
para abordar a l a mona que para conqui star a l a
tomebambina. Le sigue por calles y plazas, a dos cuadras
de distancia, silbndola escandalosamente y viendo para otro
289
lado cada vez que ella se revuelve. Si la suerte quiere que
alguna vez la costea y el ateniense se encuentren de manos
a boca, ste podr balbucir apenas, bonita, qu amor de
negrita!, qu atita ms ojona!, teniendo desde luego la
preocupacin de colocar estas expresiones entre dos
suspiros profundos y desgarradores, matizados con una
coloreada capaz de hacerle envidiar al suquito Vintimilla del
Banco con Gerente y todo. Y as el azuayo camina cuadra
tras cuadra, hasta que ella entra en su alojamiento. El se
queda a dos cuadras de distancia, pues, acostumbrado como
est a que los fornidos hermanos de las azuayas salgan y
atenten contra su integridad personal, siempre cree prudente
guardar la distancia adecuada entre los puos de los posibles
hermanos de la mona y su nariz.
Estas tcticas de enamoramiento, que rinden grandes
resultados con las chicas de estas tierras, son un desastre
con las monas, las cuales no saben si el que la enamora es
loco, poeta o tontito...
Mas, despus de largas noches de insomnio -
insomnio contra el cual nada pueden Nembutal, Hova, litros
de cloroformo, baldes de ter, ni siquiera la lectura repetida
de La Antigua Tomebamba y Cuenca que Nace, por Vctor
Manuel Albornoz- toma una decisin audaz y modernista y
en la primera oportunidad, sea por la maana o por la tarde,
se acerca a la mona, tropieza, se va de bruces, se levanta
sonriente y coloreando, palideciendo, volviendo a colorear y
tartamudeando dice-. Casisito me caigo! Buenas noches!
Vamos al Hngaro!
Al da siguiente el ateniense se siente el hombre ms
Tyrone del mundo. Como -aunque Uds. no lo crean- ella le
ha aceptado una invitacin a Baos, l se levanta a las seis
de la maana, se pone el pantaln de bao y se mira
largamente en el espejo mientras se golpea las costillas con
290
los puos hacindose el Tarzn. Despus, apropiadamente
ataviado para el paseo, con pantaln tropical, camisa
hawayana, sombrero de tela, gafas y plata prestadas, en el
mejor carro de plaza y con el amigo ntimo, cuya misin es
entretener a la mam, va en busca de ella, y oh sorpresa!, la
encuentra acompaada de media docena de amiguitas... Ante
los hechos consumados el pobre ateniense sale disparado y
regresa con otro carro, otro amigo y sin reloj.
Al fin, todos estn en Baos y dispuestos al bao.
Ella, luciendo un traje de bao de dos piezas, que le deja al
azuayo en una sola pieza, se sumerge con gracia en las
clidas y sulfurosas aguas y con rtmicos movimientos, en
elegante crawl cruza la piscina. De pronto una cosa blanca,
con pecas y zapatos, sale velozmente de uno de los
camerinos y se precipita de barriga al agua, produciendo un
ruido infernal, semejante al que hara el gringo Campodnico
cayndose de la cpula de la Catedral Nueva sobre un
diputado curuchupa. Es el azuayo que con el objeto de no
dejar que se vean sus poco apolneas formas, ha optado por
esta zambullida intempestiva, y acto seguido empieza a nadar
estilo Vado. Cuando ella y los dems baistas, todava sin
reponerse de la sorpresa, le preguntan por qu se baa con
zapatos, el ateniense se da cuenta de la barbaridad que ha
cometido y responde, ruborizndose intensamente:
-Estoy un poquito enfermo.
Estas y otras cosas nos suceden en esta bella y
nostlgica temporada. Viajamos a Paute y Gualaceo;
bailamos, bebemos y no pagamos en el Toledo; paseamos
en automvil; no faltamos a los especiales de domingo;
empeamos el abrigo y el impermeable cuando ms lo
necesitamos; firmamos vales y pagars como si diramos
autgrafos, vendemos hasta el ltimo recuerdo de familia.
Como sea, el amor nos sonre: hacemos por lo menos dos
291
conquistas y en Mayo, cuando por las lluvias primaverales
las golondrinas buscan el refugio de los aleros, el azuayo
torna al resignado y tibio regazo de su novia o esposa. De
tarde en tarde, mientras juega rummy o lee LA ESCOBA, se
pone a soar con el prximo tiempo de monas y suspira
profundamente. Son cosas de la vida.
N 62 - marzo - 12 - 1950
292
Oda a la Mona
Colaboracin oficiosa.
Aqu miris, seores, ondulantes,
de peligrosas curvas adornadas
-si no fueran tan verdes, rozagantes-,
y aun cuando patiabiertas, bien formadas.
Son las monas que moran junto al llano
que manso lame el caudaloso Guayas
aguachentas, cual suelen en verano,
estar de maduradas las papayas...
Huyendo del invierno y sus rigores,
hacen en la ciudad su desembarque,
guian el ojo a mozos y seores
que les siguen babeantes por el Parque.
Coinciden con el tiempo de aguaceros
y llegan justamente a carnavales,
acaparan casados y solteros
celebrando con todos esponsales...
Tiempo de monas! cmo nos encanta
verlas andar en clida cadencia...
Tenemos una gana santa, santa,
de que torne el invierno y su presencia...
Maconoritz,
N 137 - Julio - 4 - 1954
293
Fundacin de Cuenca
Pesadilla radio-teatral soada por el distinguido
historiador Dr. Toms Vega Toral.
Caracterstica del programa: Por eso te quiero
Cuenca.
Locutor: Presentamos en homenaje a Cuenca, en su
fecha natalicia, la pesadilla radio-teatral en verso
12 de Abril de 1557, relatada a nuestro
departamento de dramas y comedias por el Dr.
Toms Vega Toral. (Gong), con el siguiente:
REPARTO:
Marqus de Caete Don Roberto Crespo
Gil Ramrez Dvalos Luis Cordero Crespo
Cacique Leopulla Humberto Espnoza
Cacique Dumma Hctor Pauta
Bachiller Gmez de Tapia. Jacinto Revilla
Un Conquistador Alejandro Ugalde
Narrador Vctor Albornoz C.
Soldados, Colonos, mitayos de ambos sexos.
La accin en Lima y luego en Paucarbamba.- Ao 1557.
Narrador (Vctor Albornoz): Era el tiempo del Rey (Don Felipe
Segundo,
Seor de las Espaas, Conquistador del Mundo.
Aqueste andino lado haban solamente
Taday y Pindilig, y Gualagio al Oriente.
Y orden Don Felipe al Virrey Don Andrs
294
Hurtado de Mendoza, de Caete Marqus,
Que fundara una villa en pleno Paucarbamba
Con radiodifusora La Voz del Tomebamba.
Mas Don Andrs no pudo venir l en persona
Porque en Lima pegse una horrenda mamona.
Y entonces, resolvi delegar a Don Gil
La fundacin de Cuenca en un 12 de Abril...
Don Roberto (Marqus de Caete):
Id a Caar, Don Gil, y buscad una pampa,
Tomad en vuestras manos la barreta y la lampa,
Y casas construid, y organizad vos mismo
Con don Moiss Len, la Empresa de Turismo.
Doctor Lucho (Gil Ramrez):
Est bien, mi Seor, yo cumplir gustoso,
Pues muy ligero soy, aunque me dicen Oso.
Don Roberto (Marqus de Caete):
Good by, mi buen Don Gil, no olvidis la contrata..
Doctor Lucho (Gil Ramrez) (Zalamero):
Descuidad, Visorrey, jams meto la pata...
Narrador Albornoz:
En larga caravana, por riscos y ribazos,
vinieron Gil Ramrez y diecinueve chazos.
La campia era verde, y los indios igual,
Rumoroso era el ro, no exista el camal...
(Rumor de indios chumados
que se acercan asustados).
Doctor Lucho (Gil Ramrez):
(Dirigindose al ms emplumado):
Buenos das, seores, cmo han amanecido?
295
Indios levantiscos (a coro):
Y a usted qu le importa, curuchupa bandido?
Doctor Lucho (Gil Ramrez):
Por orden del Virrey Hurtado de Mendoza
A fundar Cuenca vengo do la mirada goza.
Despus de cuatro siglos, ni uno ms, ni uno menos,
Aqu oirn las chicas melodiosos serenos;
Vacas Holstein habr de rubicundas tetas
Y mocitos borrachos se darn de poetas.
Alfonso y Leonidas buscarn la alcalda
Pero en verdad os digo, no les llegar el da...
Coquetear don Carlos con el indio Morocho
Y sonar el Alcalde al Ingeniero tocho.
Hctor Pauta (Cacique Dumma):
Nosotros no sabemos qu es lo que es ingeniero
Doctor Lucho (Gil Ramrez):
Ni nosotros tampoco, mitayo majadero!
Prosigo la visin: habr un Calle muy tuerto
Y un Zhuro que hablar con Solano ya muerto;
Una casa de ancianos ser de la Cultura
El Ncleo Provincial. En noches de amargura
Bebern los azuayos en Hngaro y Toledo,
En Gato Negro y Corcho, sin distincin de credo.
Humberto Espinosa (Cacique Leopulla) (humildemente):
Ya han pensado nombrar locutor oficial
Que transmita el evento de la misa campal?
Alejandro Ugalde (Un Conquistador):
Los almacenes Volga pagarn la audicin,
A Don Gil ya le he dado algo ms de un milln.
296
Doctor Lucho (Don Gil) (furioso):
Solemnemente os digo, colonos de esta Villa,
No es cierto lo que dice este joven plantilla!
Jacinto Revilla (Cura Gmez de Tapia):
Mal ejemplo no deis, peleando entre vosotros...
Hctor Pauta (Cacique Dumma):
Tenis acaso el disco del bolero Nosotros?
Doctor Lucho (Gil Ramrez):
Por favor, un momento. Sigo viendo el futuro;
La poblacin en masa beber slo puro,
Pues toda la nobleza vender contrabando
A la vista y paciencia del Gerente Fernando;
Por calles y plazuelas saldrn las procesiones,
Don Gonzalo Cordero portar los pendones;
A misa de la aurora madrugarn las viejas,
A los santos y santas relatarn sus quejas...
Jacinto Revilla (Cura Gmez de Tapia) (abanicndose):
Uf, qu calor, barajo! Quisiera que fundemos,
Lo ms pronto posible, la ciudad que veremos
Levantarse orgullosa desde San Sebastin
Constituyendo feudo de Nicanor Merchn...
Alejandro Ugalde (Un Conquistador) (entrometindose):
Pardiez, qu estis errado; do vuestra vista folga
Todo habr de cubrirse de almacenes El Volga!
Doctor Lucho (Gil Ramrez) (interviniendo):
Tenis razn, de Tapia; comencemos el acta...
297
Narrador Albornoz:
As naci a la vida nuestra querida llacta.
Hernando Leopulla y el buen Cacique Dumma
Asentaron la fiesta pegndose una chuma
Por su parte las gentes hispnicas y cholas
Se tiraron los pelos hasta quedar cocolas;
Repartironse tierras, casronse con runas,
Plantaron arboledas, se dieron a las tunas.
Construyendo la vieja mansin de los Concejos,
Al Marqus de Caete comprronle azulejos;
Se hicieron atenienses, exportaron sombrero,
Vencieron a peruanos en un mes de febrero.
Desde entonces, seores, ante todo, el morlaco
Ama slo a su tierra para la cual no hay taco!!!!

(El despertador del Doctor Toms Vega se alborota


poniendo fin a la pesadilla tan terrorfica como histrica)
N 96 - Abril - 14 - 1951
298
Cordial recibimiento tribut Cuenca a
los pollos visitantes
Por intermedio del Dr. Malo, nos concedieron
una entrevista.
Sabedores del arribo a esta ciudad de una partida de
pollos inmigrantes contratada por el Instituto de Recuperacin
Econmica, nos trasladamos al aerdromo Paucarbamba
donde tuvimos oportunidad de observar a los ilustres
huspedes en animada charla con el Sr. Salvador Monsalve
y dos aguaricos que les presentaban un saludo especial.
En unin del Dr. Ricardo Malo, que ha venido de
manager del equipo, nos acercamos al grupo de extranjeros
en pos de un reportaje que ellos, al saber que era para LA
ESCOBA, se apresuraron en concedrnoslo con la mejor de
sus sonrisas.
Desgraciadamente, ninguno de los integrantes del
grupo sabe castellano. Es por eso que la entrevista tuvo que
hacerse a travs del intrprete oficial Dr. Malo cuya espontnea
y gentil colaboracin agradecemos de manera expresa.
Y disparamos la primera pregunta.
Reprter.- Qu tal viaje tuvieron?
Pollo Jefe.- Po, po, cri, cri, era. chuchi, chuchi.
Intrprete Dr. Malo.- El Sr. Pollo dice que estn algo
fatigados por la travesa y apenados por la muerte de
varios congneres que fallecieron todava en
huevecitos. Sin embargo, vienen con unas tremendas
ganas de agradar a la culta aficin avcola de Cuenca.
299
Reprter.- Les parece nuestro clima adecuado para sus
actividades?
Pollo Jefe.- jPi, pi, pol
Intrprete Dr. Malo.- Reptame, por favor, no pude orle bien.
Pollo Jefe.- Pi - p - po!
Intrprete Dr. Malo.- iAh! s. Dice que aqu hace un poco
ms de fro que debajo de su mam gallina, su ilustre
y copetona progenitora, pero que tienen seguridad de
encontrar la cooperacin suficiente para cumplir como
hombres su deber, as les pongan en hielo.
Reprter.- Qu opinin tienen de las gallinas azuayas?
Pollo Jefe.- Chuchi, chuchi, chuchi, chuchi!!
Intrprete Dr. Malo.- (sonriendo). El visitante expresa que la
fama de la tradicional belleza, plumaje y entusiasmo
de la polla azuaya ha llegado hasta los ms proceros
corrales norteamericanos.
Reprter.- Cmo piensan realizar las complicadas labores
que les ha encomendado el Instituto?
Pollo Jefe.- Pechi, pichi, po.
Intrprete Dr. Malo.- Los seores dicen que han venido a
difundir tcnicas recin implantadas en centros ms
civilizados que el nuestro, pues las de aqu son
absolutamente arcaicas.
Reprter.- Tiene recelo de los gavilanes azogueos?
300
Pollo Jefe.- Chiu, chiu, chiu, ch...
Intrprete Dr. Malo.- Absolutamente ninguno. En Guayaquil,
debo informarle, nuestros distinguidos huspedes,
fueron atacados por gallinazos cefepistas; sin
embargo, lo ms granado de la pollanquera portea
les brind un exquisito cocktail de afrecho, presidido
por el Embajador Gral. Enrquez Gallo.
Como notamos que tres viajeros estn atacados de
pepitazo agudo, iniciamos la retirada, formulando, a nombre
de LA ESCOBA, cordiales votos porque la permanencia de
los distinguidos extranjeros en Cuenca, les sea agradable y
prolfica. El Dr. Malo, a nombre del grupo, nos invit a un
palte-party que el Cnsul y Vicecnsul Sres. Pollo Orellana y
Dr. Chuchi Correa, ofrecern a sus distinguidos coterrneos,
el lunes venidero, desde las seis de la maana, en una cama
elctrica especialmente acondicionada por el Sr. Cnsul
Los pollos iniciarn sus labores, a ms tardar, el
viernes prximo, muy por la madrugada. Ya lo saben las
pollas azuayas, sigan el consejo del porro: disfrzate de maz,
pa que te piquen los pollos...
N 109 - Agosto - 2 - 1953
301
Telegrama oficial al ro Tomebamba
A la manera de Remigio Romero y Cordero
Azuayo lenguaraz en carta me ha contado
que ha noches resolviste hacerte el desgraciado,
tumbar de El Vado el puente, destrozar al maicedo,
asustar la familia de doa Ins Salcedo,
al buen amigo Roche hacerle ver estrellas,
de Chimbo en la cantina trizar varias botellas,
convertir en necrpolis la casa del Monfilio
del sauce y el culantro romper el dulce idilio,
a Cuevas y Onitchenkos sacar a la carrera
y a Cuesta, el Zeppeln, trocar en rara fiera...
Yo no quise creer lo que de ti deca
ese morlaco amigo... Te defend ese da...
Te conoc de chico recuerdas Tomebamba?...
Era el tiempo en que an no se bailaba zamba
En tus linfas las viejas se lavaban los pieces
y en Noviembre los guambras cogamos tres peces
T eras muy manso, entonces, tal Manuelito Coello,
aunque eres -desde luego!- muchsimo ms bello
Yo no quise creerlo, pero El Mercurio vino
a confirmar el dato; y es tanto el desatino
de este sacha peridico, que entonces cre menos
Ms lleg, al fin, LA ESCOBA, con alarmantes trenos
por la grande tragedia. . Y ya no dudo ms...
Pedazo de gran bestia, hijo de Barrabs!:
no quedars impune. Este mensaje airado
yo te escribo en el tiempo de un minuto clavado!...
Numen de mi Pas, Dios regional qu has hecho?...
Por qu en la medianoche abandonaste el lecho?
Bien pudiste agarrar tremenda pulmona
302
por anegar la quinta Moscoso y Compaa.
Alarmaste a los cuyes, despertaste gallinas,
agitaste a las cholas, rompiste concertinas,
molestante al Bombero, lo mismo que al Alcalde
y aguant el Ingeniero, casi, casi, de balde!..
Por qu nada dejaste de las blancas glicinas,
de lirios y legumbres y las otras pamplinas?
Por qu ya ms no fuiste el bello Dios aedo
e hiciste cerrar puertas al gran saln Toledo
Por qu capulicedas sacstelas de gajo
y tumbaste alizares, sin compasin, barajo!?
Por qu raudo arrastraste, en tu agua correnta,
los cadveres muertos de la abuela y la ta,
del nio y el anciano, del pobre y del chulquero,
del cura y del ateo, del tonto y del soltero?...
Y no te cristianaron las aguas del bautismo
para que hayas perdido la virtud del civismo
y destruyas, as, tradicin y altamisa,
obligando a mi Musa a sonarte esta pisa?...
Te has vuelto curuchupa, te has hecho socialista,
o acaso eres un tcnico del Gobierno Placista?
Te reconvengo, ro, por el Camal que has roto...
Y yo desde hoy te digo que hago mo este voto:
que, por tu bien y el nuestro, un da no lejano
te dome el Doctor Lpez y te haga ms humano
Adems. Solicito por la paz de esa Villa,
que junto a ti le amarren al Miguel Vintimilla!
Quito, a 10 de Mayo de 1950.
N 72 - Julio - 9 - 1950
303
Canto al vencedor del Deportivo
Caldas
A la manera de don Jos Joaqun de Olmedo
El shoot horrendo que el goal revienta
y en gritos de entusiasmo se dilata
entre la barra inculta,
al hincha avisa que el score se altera
y el goal de empate se hace necesario.
Del triunfo que magnfico prepara
a sus colores al equipo mono
es Nuncio cierto el tanto colocado.
Sus palmas bate la Victoria ufana
y el pueblo congregado
un tono de la banda solicita.
-0-0-
El Juez pit: Seores,
haced el juego limpio y sin patadas
en este encuentro. Viejos futbolistas
en cien canchas del mundo jugadores,
pensad del reglamento en los rigores
que prohbe foulear al adversario;
nula es la fuerza y la pericia es vuestra:
que gane el mejor cuadro,
pues jugar con valor y no a puetes
es el mejor presagio de Victoria.
Prestadme odo, siempre:
la mesa de control y mi pitada
son la nica ley cabe la cancha;
observad de los linemen la bandera;
que a la pista penetren solamente
embrocacin, naranjas y suplentes,
y nadie ms: ni pavos de la kodak,
ni Ralph del Campo, ni el Palacios Chiken,
304
ni del guardia civil la gris casaca,
ni el Alcalde Guerrero Valenzuela.
-0-0-
Quin es aquel que la pelota lleva
con lentitud que a la aficin inquieta...?
Que al campo desde all mide, y el sitio
del combinar y del disparo indica...?
Que el adversario cuadro observa, cuenta
y en su mente lo rompe y desordena
y a los ms bravos a foulear condena
cual guila caudal que se complace
cabe la red adversa en poner huevo?
Quin es el que ya corre
pronto y apercibido al pase...?
Preada de patadas le rodea
rosca tremenda: del botn la punta
es el vivo reflejo de la gloria;
su dribling pasma, su pericia abruma.
Quin aquel que al cobrar un libre tiro,
ufano como Nuncio de Victoria
un alevoso half esquiva y burla,
y corre sin cesar por todo lado...?
Quin sino el carbonero de El Salado?
-0-0-
Nosotros vimos de Emelec el campo,
vimos que al desplegarse
de Barcelona y Caldas los equipos,
se turba el centro forward altanero
y corre el fiero wing despavorido
o pide paz rendido.
Gole Chuchuca, el Caldas fue vencido;
y en triunfal pompa, en hombros levantado,
el crack a la cantina fue llevado...
N 38 - Agosto - 21 - 1949
305
El derecho de estirar la pata
Drama en dos actos.
(Puedo alargarlo si quieren)
A la manera de los escritores cursis.
Por M
PRIMER ACTO
Al subir el teln, el lujoso saln de recibir del doctor
Limones. En escena, el buenmozo y gallardo doctor y una
cliente, la linda y aristocrtica Helena Mara.
HELENA MARA.- (suplicante) Doctor!... Salve la vida de
mi padre, se lo ruego!
DOCTOR LIMONES.- Lo siento, es imposible.
HELENA MARA.- Har lo que Ud. diga! Pagar lo que me
pida!
DOCTOR LIMONES.- (Insensible al dolor que atenaza el
corazn de Helena Mara). Que lo salve!... Cmo
puedo salvarlo?... Quin puede salvarlo?... le he
dicho ya que es imposible. Su padre es un anciano
de cincuenta y ocho aos.
HELENA MARA.- (interrumpindole) cincuenta y siete y medio,
no ms.
DOCTOR LIMONES.- Cincuenta y siete y medio... Aquejado
de reumatismo, enfermo de viruelas, atacado por la
tuberculosis, sufre de amebas y fiebre tifoidea, tiene
clculos en los HELENA MARA.- Dos millones y
medio! Tanto gast en su curacin?
306
DOCTOR LIMONES.- No. Esos gastos fueron pagados por
mi hermano. Los dos millones y medio los perd
porque mi padre al restablecerse, reform el
testamento y me deshered... DOS MILLONES Y
MEDIO!... No, Helena Mara, no puedo salvar a su
padre. El destino seala con mano implacable la fecha
en la cual debemos rendir cuentas al Creador.
Pretender alterarla es ir contra los designios divinos.
La muerte, Helena Mara, es a veces un bien, un alivio,
una oportunidad para no pagar las deudas. Cada
hombre tiene su lmite; un lmite sealado del cual no
podemos pasar. Mire, Helena Mara: en el altar de la
noche hay misa de estrellas y el silencio imponente
comulga con la hostia luminosa de la luna llena...
incensarios vivos son las corolas que en el jardn
exhalan aromas enervantes... y todo eso tiene tambin
un lmite, como todo lo creado. No, no podemos violar
ese derecho sagrado... EL DERECHO DE ESTIRAR
LA PATA!
HELENA MARA.- Doctor!... (sollozando)... Pero no!... No
puedo dejar morir a mi padre! Slvelo, slvelo!
DOCTOR LIMONES.- Le he dicho que es imposible... No
puedo.
HELENA MARA.- No puede, por qu?
DOCTOR LIMONES.- Porque usted se ha equivocado. Yo
no soy mdico. Soy doctor en leyes.
TELN RPIDO.
0-0
307
SEGUNDO ACTO
En humilde cuarto de la casa de Helena Mara.
DECORADO: Dos ceniceros y un pisapapel.
HELENA MARA.- Todo es intil, madre, todo!
CLEMENTINA.- S, ya me lo imaginaba... Tu padre, no tiene
salvacin!
HELENA MARA.- Si por lo menos tuviera seis millones en el
banco!
CLEMENTINA.- Cmo?
HELENA MARA.- Oh! Nada... Es el dolor que me hace
desvariar.
CLEMENTINA.- Lo comprendo... Hija ma, tu padre se muere
irremediablemente. Ha llegado la ocasin de revelarte
un terrible secreto. Helena Mara, TU NO ERES SU
HIJA!
DON RAFICO.- (Pl i do, demacrado, apareci endo
intempestivamente). Miserable mujer! Lo he odo
todo detrs de esa puerta! Helena Mara no es mi
hija! Qu vergenza... Nuestra casona... nuestro
apellido salpicado por el lodo de tu impudor...
CLEMENTINA.- No! No! Por lo que ms quieras, esposo
mo... Pgame! Golpea mi carne hasta sacarme
sangre... pero no me insultes! te lo suplico!... No
me insultes!
308
DON RAFICO.- Helena Mara, no es mi hija! Es ms de lo
puedo soportar, mujer infame! (se desploma) Me has
asestado el golpe de gracia. Siento ya la fra brisa de
la muerte acariciar mi cara; siento endurecerse mis
miembros: Infame! Me voy! Pero muero como
mueren todos los buenos liberales del siglo dieciocho:
En pleno siglo veinte! (muere).
HELENA MARA.- (sollozando) Padre! Padre!... Muerto,
yerto, caspi!. .. Mira lo que has hecho, mam! Por
qu tuviste que decirlo!
CLEMENTINA.- (con una serenidad espantosa) Yo no crea
que se lo hubiera tomado a pecho.
HELENA MARA.- Qu tragedia! Mi padre muerto... y yo no
soy su hija!
CLEMENTINA.- S, Helena Mara, t no eres su hija... ERES
SU HIJO!
HELENA MARA.- Cmo!... Qu dices! Yo, SU HIJO?
CLEMENTINA.- S, Pepe Mara, pues as te llamas, en verdad,
t eres su hijo. Me vi forzada a ocultar tu verdadera
identidad. Cuando tu padre rompi con su malvado
socio, el licenciado Martnez; ste jur que se vengara
en nuestros hijos, pero nada dijo acerca de nuestras
hijas. Por eso yo te disfrac de mujer sin que ni tu
mismo padre lo supiera, para ver si pasabas de
agache.
HELENA MARA.- (Que desde hoy se llamar Pepe Mara).
Ah, ahora comprendo entonces... muchas cosas!
Claro! Por eso es que !Pero t, mi buena negra
309
Dolores, t que me has cuidado desde nia, acaso
no te diste cuenta?
DOLORES.- (Hablando por la boca) Y... como en estos
tiempos se ven tantas cosas raras...
PEPE MARA.- Y pensar que Alfredo quera casarse conmigo!
es horrible! Ms de lo que yo puedo soportar! (saca
una pistola del bolsillo de su abrigo y se dispara en la
sien Muere)
CLEMENTINA.- Hija... Hija! Digo, hijo mo! Por qu has
hecho eso! Pero yo te seguir! (coge la pistolacon
una de sus dos manos y se dispara en la sien. El
proyectil, desviado en su trayectoria, penetra por el
oj o derecho del apuntador qui en muere
instantneamente, vctima de una fulminante pulmona
doble).
DOLORES.- Mis hijos, mis hijos! (Saca un pual y se lo
clava en el pecho). Pero ahora que me acuerdo
Maldicin! Por qu me mato? ELLOS NO SON MIS
HJOS! (muere).
TELN VIOLENTO, pero tan violento que toda la
parrilla se desploma, muriendo los tramoyistas y el director.
FIN
Nota.- EL AUTOR NO MUERE A LA SALIDA. Qu
va! Una compaa cinematogrfica le compra la obra; una
revista le paga enormes derechos para publicarla y 476
radiodifusoras le pagan fuertes sumas por transmitirla... Es
el Derecho de Nacer como Flix B. Caignet.
132 - Enero 31 - 1954
310
Conscripcin vial
Tragedia Morlaca en un acto y cuatro cuadros.
Texto e ilustracin a la manera de Luis Moscoso
Vega.
ACTO NICO
Dramatis Personae:
Ley de Conscripcin Vial,
Brgida, la mujer de Toribio,
Toribio, el marido de Brgida,
Juancho, nio de un ao, hijo de Brgida y
probablemente de Toribio,
Capitn, el perro del boho,
Cuc, el gallo del boho,
El Concejal,
El Sobrestante,
Indios, conscriptos viales, vacas,
quipis y, al fondo, la Estacin de Susudel.
CUADRO PRIMERO
(Al levantarse el teln se ve un boho maltn, con un
fogn, varias boigas de vaca y mltiples de cuy, y muchos
cromos religiosos, un calendario La Reforma del ao
pasado, en rstica tabla de pacarcar a manera de altarcillo,
una tarima de agreste carrizo y un gallo con pepa que canta
a las cinco de la maana)- Brgida sentada al borde de la
tarima y tambin de la tumba porque est tisicota; Toribio de
pie junto a ella. El gallo se pasea por el foro y se prepara a
cantar pues van a ser las cinco.
-El gallo.- Cucuruc!
311
-Toribio.- Ya son el reloj de cuc que tenemos los pobres-
Cuan diferente nuestra vida de la de nuestros
padres del Inkario, que tenan reloj de sol...
-Brgida.- (interrumpindole) Mi estmago choclonea por
falta de mote, y mi alma por falta de esperanzas...
-Juancho.- (tristsimo) Por qu yo nacela tan pobl?
-Capitn.- Auuuu... auuuuuu...
-Brgida.- (meditabunda) Recuerda, esposo mo, tu obligacin
legal de trabajar 4 largas jornadas cabe el camino
del Concejal,
-Toribio.- (con energa desesperada) Tengo que marchar,
aunque el pequeuelo y t hayan de perecer de
hambre.- (en trgico ritornelo) El hambre el
hambre... (se come un piojo gordo)
Trabajar para los gamonales, para los que
explotan mi sudor y mi plusvala. Esta ley
inconsulta, expedida por el juato Velasco Ibarra,
nos ha condenado a los runitos a la peor
servidumbre... Esto es puro concertaje redivivo,
carajo!...
-Brgida.- Pero, qu comeremos hoy da? (Echando
miradas en torno).
-Toribio.- (tristemente) Me comer mi propia hambre; vos
y el longo, cmanse el reloj... el pobre cuc...
-Capitn.- Auuuuuu... auuuuuu...
312
-Juancho.- (tarareando con inocencia conmovedora)
...pol que en el fondo del alma siemple existe la
amalgula...
Toribio, con un nudo en la garganta, al escuchar la
cancin del inocente Juancho, abraza a Brgida y puja de
emocin.- el gallo dndose cuenta de la amenaza que pende
sobre su cresta, hace mutis veloz por el foro.- Toribio se
desprende de los brazos conyugales, sale, da un portazo, y
se cae el boho mientras desciende el TELN
CUADRO SEGUNDO
(La mansin del Concejal.- Un camino bordeado de
tilos conduce al portn de hierro forjado, tras del cual juegan
robustos nios en centelleante pavimento de verdes azulejos.-
Al fondo se divisa la aerodinmica silueta de un Packard
modelo 1950.- De la cocina elctrica emana un apetitoso
olorcillo de viandas exticas.- La seora del Concejal, vestida
de neglig de seda y oro, acaricia a su pavorreal de turno,
cubierto con la delgada tnica del arcoiris.- Una orquesta
filarmnica, situada en un atrio morisco, ejecuta a manera
de abreboca, un alado minuet de Mozart.- En el camino
bordeado de tilos, trabajan los conscriptos viales, a quienes,
al alzarse el teln, arenga el Concejal, mientras el Sobrestante
sostiene en la mano un pesado garrote con clavo en la punta).
-Concejal- (Acaricindose la panza) Estis cumpliendo,
ciudadanos, un imperativo cvico. La Ley de
Conscripcin vial har la redencin de la Patria,
pues slo habr prosperidad para el Ecuador,
cuando hayis terminado este camino a mi
quinta...
-Toribio.- (Alzando la voz, furibundo) La injusticia y el abuso
nunca harn la grandeza de la Patria...
313
-Concejal.- (Interrumpindole se dirige al Sobrestante).
Aplicadle el inciso 4 de la Ley de Conscripcin.
-Sobrestante.- (Quedando bien con el dspota, apalea al
contingente del ao 1920 y clava el clavo a Toribio).
-Toribio.- (Con sorda ira, dirigindose al esbirro) Sha,
guagraahui Cuando alumbre el nuevo da, me
sacar este clavo!
-Concejal.- (Jubiloso, re) Ja, ja, ja, ja, ja...
-Sobrestante.- (Con risa de esbirro) Ji, ji, ji...
TELN
CUADRO TERCERO
(Ruinas del boho, y sobre ellas Brgida, con la mano
en la mejilla, mientras Juancho, en actitud estoica, mastica
su pequeo mama dedo. Junto a ellos Capitn se sacude
las pulgas, que caen muertas de anemia. Al gallo no se le
encuentra ni con palo de romero. Es la hora del ngelus, o
sea la del Especial).
-Brgida.- Termina ya el da y con l mi vitalidad. Nada hey
comido durante todo el da. Juancho tambin ha
cainado sin renovar sus caloras Qu hacer?
(con resolucin digna de todo aplauso), ir al
cerco para robar el mizhqui de la vecina, y con l
aplacar el hambre del longo, la ma y la del
Capitn, como la lluvia aplaca la sed de los
campos labrantos!...
-Capitn.- (Mirando golosamente a Juancho) Grrrrrrr.
(Aparte.- arareando para s). Me he de comer esa
314
tuna... (Con perra decisin) No tengo por qu
morirme de hambre...
-Brgida.- (Haciendo mutis por la izquierda, se tapa con una
rada lliglla, coge la chulla shilla que hay en el boho
y se dirige hacia la llashipa en busca del mishqui).
Tengo la Tulipa llena de siniestros presentimientos,
como la noche tenebrosa cuando el bho agorero
gorjea en la enramada, (vse).
-Capitn.- (enloqueciendo sbitamente) Miauuu!..
Miauuu!... (dirigindose al pblico, por la
derecha). Acabo de tomar una fatal decisin. El
hambre es ms poderosa que la fidelidad.
(Consecuente con su locura, da tres pasos de
ballet y se dirige a Juancho, cuyas extremidades
comienza a lamer).
-Juancho.- (Sintiendo el chirichi de la muerte, habla para la
posteridad). Si mi rnueste contlibuye pala que
cese el hambl e del Capi tn, baj al
chanquilamente al puzn del izhito.
(Capitn de tres bocados se traga a Juancho, que
hace mutis por el hocico del lebrel).
-Brgida.- (regresando con manos, lliglla y shilla vacas,
ms hambrienta que en los actos anteriores). Ya
ni la penca de pulque, ni la noche trae sosiego al
shungo. La miseria slo tiene por compaera a
la miseria. (Viendo a Capitn) Ingenua
bestezuela, por qu pipona yaces cabe las
ruinas de la heredad? (descubriendo de repente
la tremenda verdad). Oh hados, por qu os
pl ugo sacri fi car a l a i nocente guagi ta,
convirtindola en chicle del allcu? (enloquece)
315
Tra, la, la. . . Viva Ruperto Alarcn! Tri, li, li...
(loca de remate)! Viva el Partido Conservador!
Tro, lo, l... Este perro me lo como yo! (se come
el perro, botando los huesos por segundo trmino
izquierda) mientras cae EL TELN
CUADRO CUARTO
(Es de noche. Toribio regresa embriagado de la
Conscripcin vial. Cuando llega a las ruinas del boho, Brgida,
abotagada, yace en segundo trmino, derecha).
-Toribio.- (entrando, canta con voz aguardentosa)
Onde te vayas,
onde te hallares,
con mis clamores
te encontrar!
(llegando junto a Brgida). Cmo has pasado la
jornada, mientras yo vengo sudando para los
gamonales?
-Brgida.- (desvariando) Acabo de servirme un hotdog.
-Toribio.- (interrumpindole) Dnde est el fruto de mis
entraas?
-Brgida- (loqusima) En las mas...
-Toribio.- (cortante) Y el Capitn?
-Brgida.- (ms cortante an) All mismo.
-Toribio.- (sin darse cuenta de la tragedia) Tengo hambre...
-Brgida.- (indiferente) Yo, ya no... ya no...
316
-Toribio.- (comprendiendo entre las brumas del alcohol)
Queris decir?... (comienza el patinaje).
-Brgida.- Tra, la, l...
-Toribio.- (mesndose los cabellos hasta quedar co-colo,
pues ya est loco).
Comer o no comer, la disyuntiva es esa...
La Conscripcin Vial, el hambre que atraviesa del runa
las entraas. No hay nada que comer!.. (dirigindose al
pblico) con el permiso vuestro, me sirvo a mi mujer!...
(Con tranquilidad alucinante, Toribio se engulle a
Brgida, mientras va descendiendo el teln. A lo lejos la quipa
del viento gime en Jima).
FIN
N 76 - Agosto - 22 - 1960
317
Alfonso Andrade Chiriboga
1881 - 1954
Calle seu Cata!
1941
-Ele, ya traigo la sal...
Calle, calle seu Cata,
Ni una librita cabal
Y el chapa casi me mata...
Semejante culatazo
que me larga el animal...
Pero la carota, el chazo,
Le refregu con la sal...
Y, dndole en el hocico,
As le dije: verdugo...
Pero, esprate, huallmico,
Te hay de hacer sacar el jugo...
Traga-de balde... Hecho en minga...
Sipi..., Tarozo., Ladrn....
Cerda-buchi..., Llambu-zinga...,
Llachapa... Suchu-calzn...
Alcahuete..., Cuchimanco...
Hijo de la... Dios me guarde!
Seu Catita, si me arde
Y me tiembla el bojue blanco...
Y, aura diga, qu reclamo,
Ni que nada... en cuarto oscuro,
Quien socorre, ni a quin llamo...
No hay remedio: o comer gamo,
O dejarse dar bien duro...
319
Y no hay vuelva el jueves, diga,
Ni entre para dentro y pose...
Doncellita, ay no s, no s,
Esto si que tiene jiga...
-Nada... que el juicio final
nos trinca... Ele, eso est visto...
La guerra contra la sal
Es cosa del Antecristo...
-Sale con domingo siete,
seu Cata, ust tambin,
y al Anticristo le mete,
sin motivo...
-Sepa bien
que es contra la religin
lo de la sal... No es de risa...
Porque bien sabe el masn
Que sin sal no se bautiza...
Y aura que digo masn,
Jess! Lo que han sido tantos...
Con razn, en Todos Santos,
diz que ha llorado el gagn...
Por eso dije Antecristo,
Y por eso llueven males,
Desde que en Cuenca se han visto
Masones, como animales...
-Por eso, porja la helada,
y la chacra est vaca...
-Mas, naidin a la manada...
le dice esta boca es ma...
320
321
-El huevo subi a dos rales....
-La manteca a sucre y pico...
-Este ao, slo algn rico
podrpes comer chmales...
-Slo el agua est barata...
-Ya han de estancar, es lo malo...
-Falta todo y sobra palo...
-Deje, deje, seu Cata!
322
La moda
1941
Doa Clemencia, la brava,
Mujer de alta condicin,
Tiene por hija un pichn,
Quiero decir, una pava...
Ms de un chico echa la baba
Por atraparse esa guinda...
Tiene unos ojos, Aminda
Y una bocaSanto Cristo!
En cien leguas no se ha visto
Otra muchacha mas linda
Doa Clemencia, revienta
Y a los diablos se da toda,
Cuando vestida a la moda
Su bella hija se presenta...
Y dice: - por ti me avienta
El Padre cada sermn
Que me huele a excomunin
Y a mucho ms...Santa Pura!,
Esta vez el Seor Cura,
Me niega la absolucin...
Y se entabla, entre las dos,
La discusin de este modo:
La moral rueda en el lodo,
dice la seora, Ay Dios,
esta tal moda es atroz...
No tiene razn de ser...
Siempre el Cura dice, al ver
La mantilla: vade retro...
En ese abalorio, el cetro
Culmina de Lucifer...
323
Pero mam, la chiquilla
contesta, con voz ardiente,
la mantilla es transparente
y eso prueba que es sencilla...
toda con su mantilla,
Conozco ms de una santa.
Al diablo la luz le espanta,
Por mas que sea Luzbel...
Y es ms fcil dar con l,
Tras los pliegues de una manta...
Bachillera...y no te humilla
la pierna casi desnuda...?
As el calcetn la escuda,
Como al cuello la mantilla...
-Qu muestro la pantorrilla?
Pues, por poco se alborota...
Antes, mostraba la bota
Y estaba bien la comedia.
Ahora, muestro la media
Y la moral queda rota...
-El escote es indecente
escandaliza y espanta...
-Si baja de la garganta,
mas de un jeme, ciertamente...
-Si todo est transparente,
a la seduccin abierto...
-Pero di, mam, no es cierto
que el rostro seduce ms
y no te choc jams
que lo lleve descubierto...
-El traje de medio paso
no te deja caminar...
-Mam, mejor es andar
324
As, pasito por paso...
Que melena! - Es mala, acaso?
Se peca hasta con pelo...!
Por la vida de mi abuelo,
Mam yo nunca he odo
Que una nia haya perdido,
Por un simple rizo el cielo...
-Es hija de la locura
la moda, como te he dicho;
es un lascivo capricho.
Como afirma el seor Cura...
-Yo, como flor de cultura
y de elegancia, la veo...
Se abusa de ella, lo creo...
Hay que aceptarla con tino...
Habr algo mejor que el vino?
Y un borracho es lo ms feo...
-Esa falda... es tan escasa...
-As, mam sobre el pie,
No entraa el peligro de
Ser la escoba de la casa
De esa cola que se engrasa,
Flamea, se moja y rueda...
En el templo, polvareda;
En la calle, broma y risa...
Todo el que pasa, la pisa,
Se mete en todo y se enreda...
-La melena, encanta, hechiza...
Es milagro de San Lucas...
-Es mejor que las pelucas
Y que la trenza postiza...
-Ya el pelo no es rizo, es risa...
325
Es todo, pero no es trenza...
De donde, con ruda ofensa,
Se llega siempre a saber,
Que le arrastr a su mujer
Un marido sinvergenza...
Repuso Doa Clemencia:
-Hablas como una doctora...
Pero, haz gastado, habladora,
Mi bien probada paciencia
Es que le falta experiencia
A tu juventud, florida,
Y, con la sangre encendida,
Ves todo de otro color...
Una mujer sin pudor
Es como un astro sin vida...
Cubre tu garganta, acaso,
la transparente mantilla?
El fro, de tu rodilla,
no habla de tu traje escaso?
Modelado tu regazo,
Ser decente? No tal!
Hace el mentido cendal,
A tu cuerpo peregrino,
Traslucirse, como el vino
Tras la copa de cristal...
Esto, Aminda, no te espante,
Se denomina impudicia...
Y el Cura lanza, en justicia,
Su anatema fulminante...
Se hunde la mano en el guante
Y el traje sube... de modo
Que se ha desnudado todo,
Menos la mano...Qu horror?
326
Como si ahora el pudor
Ya no pasara del codo...
Y basta de discusin,
No acepto rplicas ya...
Desde hoy, en tu traje habr
Nia, mas moderacin...
-Pero, mam, la opinin...,
El zarao que se apresta...
Qu dirn de m en la fiesta,
yendo en contra de las modas?
-Dirn que fuiste, entre todas,
Aminda, la nica honesta...
Juzgue el lector, sin que rinda,
Ni violente su conciencia.
Estar, Doa Clemencia,
en lo justo? O es Aminda
La chica moderna, y linda,
La que a la razn se ajusta?
La causa de sta me gusta,
Lo confieso, y no me pesa...
Pero, hablando con franqueza,
La chica, en cueros, me asusta...
327
Ojos bizcos
1941
Ojos donde el color balda
Y la luz se esfuma y pierde,
Que apenas tiene de verde,
Como el indio por la espalda
Ojos de jugo que escalda
Y de pestaas que aguijan,
De lagaas se cobijan
Y miran siempre de canto
Ojos que si vierten llanto,
No lloran sino aguadijan...
Ojos que van desbocados
Por pendientes desiguales;
Ojos que fingen puntales
De techos desvencijados,
Que al mismo tiempo apuntados
Al norte y al sur estn...
Ojos con nias que van,
A donde van, divorciadas...
Balas fras, desviadas,
Nunca en el blanco dan
Ojos en los que se asoma
El alma, pero al revs,
Mostrndose de travs,
Siempre bronca, siempre roma
Pupilas de punto y coma
En donde el impar se excede...
Ojos que, sin rer puede
328
Nadie verlos despertados,
Y hasta cuando estn cerrados
Parecen hechos adrede
Pupilas donde el amor,
Hall su cruz y su huesa,
En las que la naturaleza
Mostr todo su rencor.....
Ojos en los que el dolor
No tuvo expresin jams.....
Ojos que la pena, ms
Enfierece y descompone,
Y el llanto, en ellos, impone
Risa cruel en los dems...
Ventanas descuadernadas,
Contra escuadra y contra plomo,
Escurrindose del lomo
De la nariz, mal montadas...
Pupilas crucificadas...
Cristales, s, pero en tiestos...
Do entre pujos, indigestos,
El amor, hecho conato,
Se deja ver algn rato,
Pero siempre haciendo gestos.
Gonzalo Bonilla Corts
1936 - 1976
331
A qu huele el olor de santidad?
En la escala zoolgica de los murmuradores, hay una
especie singular; los hagigrafos. Son los que gastan tinta y
papel en escribir las virtudes reales e imaginarias de los
santos. Debo advertir que tinense por tales a personas que
gozan con divino aburrimiento, que se martirizan por los
pecados ajenos, que ofrecen su vida en oraciones pblicas
para conjurar una peste, o que pasan por este mundo sin
aceptar un cargo en la administracin estatal ni tener
matrcula de comercio o industria en ninguna cmara.
Los apologistas nos advierten que esa gente muri en
olor de santidad. La frase tan repetida casi nos deja en
ayunas. Mi tarea, por consiguiente, en este artculo es
descifrar -si es posible- el significado de la frmula.
Tendra yo seis o siete aos cuando o, por primera
vez, que alguien haba muerto en olor de santidad. No estaba
entonces a mis alcances el sentido teolgico de esa
calificacin, y pas ms de un da discurriendo cmo y de
qu clase sera tal efluvio. No encontr solucin al caso, por
ms que me puse, con grave impertinencia, a olisquear a
cuanta gente topaba conmigo. Inicial experimento fue una ta
abuela ma, santa mujer que se despertaba con los maitines,
comulgaba diariamente, daba limosna a los pobres, y viva
en tranquila y paciente virginidad. Abusando del parentesco
y la proximidad, la olfate largamente hasta que ella me
pregunt si estaba acatarrado. No advert olor especial. Su
ropa despeda un tufillo compuesto: polvos de arroz, naftalina
y jabn casero. Si tal fuese el olor de santidad, prefera yo el
que despeda una vecina a la que solamente vea al
anochecer.
En el colegio, me empach con la lectura de libros de
santos. Mi director espiritual me ponderaba las maneras y
los remilgos de esa gente pa. Dirigir la mirada al piso,
arrodillarse sobre garbanzos, vestir tosco sayal, rezar mucho,
ayunar y disciplinarse eran las reglas del buen cristiano.
Tampoco comprend entonces de dnde despeda el olor a
santidad y cul su naturaleza.
Mas libros virtuosos me empujaron a creer que el tal
olor tendra intensidad variada. Los beatos despediran un
husmo diferente a los venerables, y estos ms custico que
los doctores. Entiendo que un confesor expelir partculas
qumicas distintas que un padre de la iglesia. El patriarca
oler ms rancio que un apstol. No s por qu se me figura
que una virgen huele a maleta de viaje y es precursora de la
penicilina (
*
*) S que un mrtir despedir olor a sangre
guardada. Un intercesor tendr fragancia de papel sellado.
Un patrono, perfume de mecenas o de dictador paternalista.
Mas ninguno puede definir el olor a santidad.
Queda, pues, para los profanos esta tarea. Si las
sagradas escrituras o la tradicin hubiesen explicado el
fenmeno, no seran tantos los desertores de la grey catlica.
Indirectamente se ha intentado precisar. Esos aburridos
hagigrafos cuentan que el cuerpo de la doncella tal, del mrtir
cual, del siervo de Dios, despedan suavsimo perfume. Se
mencionan entonces rosas, nardos, azahares, lirios,
azucenas. No he hallado escrito alguno en esta materia,
que hable de otras flores. Hasta en este punto, la divisin
aristocratizante mete mano. Las flores de pramo, tan bellas
y ms lozanas, han sido ignoradas. Para hablar de una
doncella piadosa tenemos que recurrir a la azucena o al lirio.
Y dnde quedan el clavel, la retama, el copihue, la margarita?
Si hablamos de olor, tenemos que tocar el fenmeno
olfatorio. Deberase, pues, entender que la persona que
332
333
muere con tal fragancia llega a todas narices. Para ello
despedir partculas olfativas que toquen la pituitaria. Y aqu
descanso, para transcribir lo que testifica un diccionario -
enciclopdico: Los receptores del olfato se encuentran en
una pequea porcin de la mucosa nasal o pituitaria de
caractersticas especiales. En la pituitaria se encuentran las
clulas nerviosas propiamente sensoriales, cuyas dendritas
terminan con unas prolongaciones filiformes en el borde libre
del epitelio; los cilindro-ejes de estas neuronas constituyen
el nervio olfatorio. Los cilios olfatorios estn baados por un
lquido seroso producido por unas glndulas especiales de
dicha mucosa. El estmulo adecuado de estos receptores
es qumico...
No he entendido nada de lo transcrito, pero consta
para que los telogos consideren sesudamente cmo es el
olor de santidad. Y aqu pongo mi grano de arena. Gente de
iglesia, espritus puros, dictadores, generales a medio tiempo,
curi al es paci entes, tecncratas humi l des, vrgenes
involuntarias tienen como primer deber, que especificar su
olor. Ellos, que conviven con sus miasmas y esencias, deben
catalogarse.
Para m, entre tanto, una beata oler a ropa sucia;
una doncella, a jabn y tela de araa; un confesor, a marisco
viejo; un profeta, a mensaje presidencial prefabricado; un
apstol al perfumado olor de papel de armenia, que se quema
para despejar otros desagradables olores.
Nota:
* Fleming explic este asunto al estudiar el moho.
334
Alegato gratuito en favor del diablo
Siento que es un deber asumir la defensa del Diablo.
Observo que da a da aumenta el nmero de quienes no
creen en l, se burlan impamente de su existencia, y -lo que
es ms grave- lo sustituyen maosamente, al punto que el
pobre corre peligro de quedar en la desocupacin.
Nada ms diablico, sin embargo, que negar la
existencia del Diablo. Retorciendo argumentos habra para
sospechar que la habilidad satnica es tan sutil que l mismo,
por medio de sus agentes de relaciones pblicas, hace correr
la especie a fin de maniobrar luego a sus anchas. Pero ni
esta posibilidad me desva de mi camino dialctico, antes lo
refuerza, tanto ms cuanto que an quedara un grueso
batalln de incrdulos sinceros. Contra ellos blando el trinche,
digo mi pluma, y acometo.
El Diablo es un artculo de primera necesidad. Ningn
pueblo ha podido vivir sin la idea del demonio. Requerimos,
pues, creer en l, aunque ms importante es descubrirlo. Si
no lo hacemos, damos un punto a favor de los negadores,
ya que su principal argumento dice que el Diablo es
nicamente fruto de la fe. Mi afirmacin en suma es: El Diablo
existe, no porque creamos en l, sino porque se demuestra.
Haciendo un parntesis, anoto que la culpa de esta
ola de impiedad tiene Hollywood. La pelcula El Exorcista
no solamente ha roto las marcas de taquilla, sino que despert
a filsofos, socilogos, antroplogos, psiquiatras con el tema,
y a un seor dormido, con el grito aterrorizado de una
espectadora. En Pars el debate contina. Los principales
rganos de prensa lo han destacado. El acreditado Le Monde
Diplomatique dedica una pgina entera al asunto con el
epgrafe El retorno de lo irracional. La televisin francesa
335
organiz una encuesta. La revista Pars Match entrevist
al padre Henri Gesland, exorcista oficial de la arquidicesis
parisina. En Roma la discusin es bien sostenida. S que
en Londres con flema y todo, andan buscando al Diablo, a
pesar de la neblina. Todo un pandemonium...
El culpable? El seor William Friedkin que film la
pelcula, sobre la base del libro de otro seor norteamericano,
don W. Peter Blatty.
Concedo que el Diablo no es como lo han pintado.
Cuando un retrato es fiel al original? Hbilmente en El
Exorcista desenterraron a Pazuzu, demonio del viento del
sudeste y de la fiebre, segn la mitologa asiria. Un seor as
no se da ni entre los economistas. Tampoco es exacta la
imagen que nos dejara el piadoso jesuita Hernando de la Cruz,
en el cuadro de La Compaa. No, seor, el Diablo no tiene
cuernos, simplemente porque no es marido conformista. El
Diablo es unisex. Tampoco tiene cola, ni siquiera de paja, o
fuera velasquista. Esos ojos inyectados en sangre no le van
bien en absoluto, porque es abstemio para no perder jams
la cabeza. Falso adems que ande desnudo. Si esta fuese
caracterstica identificadora todos seramos demonios a
determinada hora del da o de la noche, y bien comprendemos
que, en tales momentos es precisamente cuando se nos va
el diablo...
Esta grosera falsificacin del fsico del Prncipe del
Mal, como lo llaman con delectacin mstica algunos seores
curas, ha contribuido ciertamente a que se dudase de su
existencia. Complcase ms con la pintura del ambiente:
pailas de plomo derretido, fuego de lea verde, etc. As
cualquiera piensa que el Diablo es tan tonto que sera el nico
que no usara el petrleo para pasarlo bien. No caer, pues,
en el mismo error de retratar al protagonista para probar su
existencia, sino lo identificar en sus obras.
336
Hay dos clases de diablos: los buenos y los malos.
S, no es tomadura de pelo. Hay diablos buenos. No estn
acaso en esta categora los nios traviesos, el enamorado
que se trepa a la ventana de su amada con grave riesgo de la
vida, los obispos y sacerdotes que se van a la izquierda
justamente para no caminar derechito al infierno, el estudiante
que corta el circuito para no tener clase, el jefe que enamora
a su secretaria, la alumna que saca la lengua a su profesor, el
recluta que escribe leyendas contra su sargento en el urinario,
los locos, los ventrlocuos apolticos, el rapaz que timbra en
cada puerta y corre, el viejo de sonrisa taimada ante un
pimpollo, y mil ms. Diablos buenos, diablos honorables,
diablos sinceros.
Pero los malos... iah! Mientras los anteriores son
independientes, estos se someten a rigurosa jerarqua. Los
hay supremos, medianos y diablejos. Los primeros son los
todopoderosos. Visten bien, sea frac o uniforme con plumas
y entorchados. Tienen en sus manos grandes y carnosas el
destino de los pases. Citar antiguos, para no herir
susceptibilidades: Dracn, Nabucodonosor, Nern, Calgula,
Atila, Herodes, Hitler, Stalin. Sobre estos hay consenso de
reconocimiento, no as, aunque los bandos de partidarios son
considerables, por Fidel Castro, Batista, Prez Jimnez,
Pinochet, el Sha de Irn, el General Amina Dada. En el
Ecuador est en proceso de canonizacin para diablo mayor
un caballero que ha gobernado cerca de cuarenta aos. (Por
algo se dice: Ms sabe el Viejo por diablo que por viejo).
Dudo que anden por la primera categora los
dictadores. Creo que estn en la segunda, la de los medianos,
junto con las suegras, los usureros, los terratenientes de codo
de hierro, los abogados de compaas transnacionales, los
tecncratas perfumados, los agentes de la CA, los agentes de
la contra-CA, los comerciantes de barril sin fondo, los polticos
de toma y daca, y, por asimilacin, los vampiros. Lo
337
encomiable en el gremio de los diablos medianos es que se
colocan en estricto orden de mrito alfabtico.
Los diablejos, en cambio, despiertan alguna simpata
piadosa, sin llegar a tolerrselos. Al fin y al cabo son pupilos,
nada ms, de los anteriores. Este grupo componen los
adulones, los envidiosos, los periodistas que mojan su pluma
en la sopa, los burcratas, las solteronas sin imaginacin, los
pagadores hoscos y ceudos, los asesores de regmenes de
facto, los calumniadores bobos, los malos mdicos, los
dentistas inexpertos, las celestinas y los acreedores
impacientes. La lista es incompleta y me lo perdonarn.
Y los humoristas? Aunque nos toman por pobres
diablos, lo nico que somos es hombres. No vendemos el
alma al Seor del Averno, aunque se disfrace de Ministro,
industrial o profeta. Guardamos relaciones formales con el
Diablo, s, como Ecuador mantiene relaciones con el rgimen
chileno. Y a ellas debemos que nos haya prestado las gafas
del diablo, de las que nos cuenta Wenceslao Fernndez
Flores. Esas gafas nos permiten ver a las personas y las
cosas como son, no como se pintan.
Y si luego de este artculo demonaco quedase alguno
que negara la existencia del Ser Maligno, mire atentamente a
un pas bueno, rico y casi nuevo al que lo estn mandando al
diablo...
Pars, a 14 de Diciembre de 1974
338
El gran mundo del pauelo
Diferenciador social es el pauelo. Este trozo de lienzo
acredita la prosperidad del nuevo rico, si es grande como
sbana, polcromo y empapado en colonia. Asegura el
atractivo del don Juan, si va erecto y almidonado, en el bolsillo
pechero, como flor virginal. Acusa el oficio del usuario, si
est manchado de grasa; o el vicio, si tiene adherido rap.
Es auxiliar oportuno del caballero, cuando la dama se mancha
el vestido. Sirve de asiento en el estadio, para que el polvo
no se adhiera al pantaln y mil funciones ms.
Revis ms de una enciclopedia y ninguna trae la
biografa del pauelo. Quin lo invent? Sera un catarroso
o el primer asaltante de caminos para cubrir el rostro?
Misterio! Parecido enigma, aunque menos intrincado, pende
sobre el nacimiento de la ropa interior. Pauelo y calzoncillo
son prendas de padre desconocido. Son los expsitos de la
moda.
Mas el misterio se agudiza, desorienta, desespera frente
al pauelo femenino. Es tan breve, como si su duea tuviese
narices de perro pequins. Tan adornado, cual si no entrase
jams en las ventanas hmedas. Las damas y damiselas
llevan uno en el bolso: uno solo! La democracia autoriza
portarlo debajo de la corrella del reloj. La angelical criatura
lo saca con delicadeza inimitable. Se lo lleva a sus napias;
sopla un poquillo, como ratn con gripe; se enjuga. Nada ha
pasado.
Por qu el pauelo femenino es tan pequeo? Ellas,
las hijas de Eva, segn la antropometra, tienen narices de
igual dimensin que las de los hombres. Supnese que el grado
de mucosidad es igual. Estn expuestas de la misma manera
339
a una vulgar rinitis. Lloran y suspiran ms. Las ojeras
postizas, la pintura de labios, el negrete que se aplican en
pestaas, alguna peca fruto de pincel finsimo, se van con la
primera sonada. Entonces, si tantas son las necesidades,
por qu el miniaturismo del lienzo? Seguramente pretenden
mostrar refinamiento, delicadeza, finura.
La caricatura patent aquella escena de la mujer que
deja caer su pauelo como anzuelo. El galn que se agacha
a recogerlo tena ya la ocasin para presentar sus cartas
credenciales. El artificio femenino corresponda, pues, al
agrment de los gobiernos al nuevo embajador extranjero.
Si el truco se practic, no puedo certificar. En la poca que
me ha tocado vivir, el gesto descrito condenara al ingenuo,
por lo menos, al Purgatorio.
En nuestra venturosa sociedad de consumo, el
pauelo de encaje, el brevsimo trapo, pretende reemplazarse
con los pauelos de papel hidrfilo. Vienen en paquetitos de
tamao adecuado; doblados cuidadosamente, como para ser
extrados de uno en uno; con ligero efluvio a inodoro
pulcrsimo. Sus fabricantes aseguran que llevan ventaja
sobre sus congneres de tela, puesto que sirven para los ms
variados menesteres, desde servilleta hasta para lances
amorosos en sitios inhspitos.
Los pauelos de papel han conseguido, de alguna
manera, igualar, en el uso, a hombres y mujeres. Un
caballero no se avergonzar de aprovechar una hojita de
esas, en un saln. Bien cierto es que sigue prefiriendo el
pauelo tradicional, y mejor si despide perfume de lavanda.
Dice el vulgo que obsequiar pauelos es seal infalible
de pesares futuros. Si la prenda enjuga lgrimas, se asocia
este servicio al destino inmediato del poseedor. No puede
sostenerse tal cosa. Regalar una docena de estas prendas
340
a una viuda es piadoso como prctico realismo... a sabiendas
de que muy pronto, en lugar de secar lagrimones, servir
para borrar huellas de lpiz labial en la mejilla del repuesto.
Oh los pauelos de mujer! Pequeos, delicados,
gaseosos! Estn hechos a medida de sus pesares y en
relacin inversa al tamao de sus sonrisas.
341
La cartera de mujer
Nada tan insondable y misterioso como la cartera de
mujer. Se me imagina el arca de No, la torre de Babel, cajn
de sastre, una sesin del Congreso Nacional, un plato fro de
fanesca o el Archivo Nacional de Historia. Sin embargo es
universal, eterna y transcultural. El bolso que cuelga del
hombro de una chiquilla hippie y el elegante de una parisina
o londinense son hermanos de raza y espritu. El exterior de
la cartera las diferencia; su contenido demuestra que una y
otra son mujeres de carne y hueso.
En el sexo masculino hay otros denominadores
comunes: la suficiencia, su debilidad para el dolor fsico ms
pequeo, la inexplicable vocacin por cazadores cazados, y
la conviccin que tienen de ser los amos del mundo. Tambin
tienen diferenciadores. Uno de ellos es el pauelo y la forma
de llevarlo y usarlo. Esto da materia para dos tomacos de
tamao enciclopdico. Por hoy -a manera de contraste con
la cartera- me limitar a sealar algunos detalles.
Dir, en primer lugar, que por el pauelo puede
adivinarse, con margen de error muy pequeo, la profesin y
virilidad de su dueo. Pauelos grandes, blanquizcos, cuyo
dobladillo est hecho con punto de cruz u ojo de pollo delatan
al cura, al soltern que vive mansamente con una ta viuda,
al polica municipal casado con mujer hacendosa; con
iniciales bordadas, al amante frustrado, al dandi (que los
manda a confeccionar con la costurera del barrio), al
burcrata que ascendi a Subsecretario; con iniciales
grabadas con pepa de aguacate, al seminarista, al soldado
raso, a los solteros pensionistas en una residencial, al
carpintero que tiene hijos ya jvenes. Los pauelos
almidonados son de diplomticos y abogados petroleros, a
342
ms de algn cannigo que usa gomina y viste traje de cuello
romano. Los abogados provincianos, en cambio, extienden
pauelos polcromos, de rayas anchas, mojados en agua de
colonia barata. Los mdicos se chiflan por aquellos que se
asemejan a la mascarilla, el pao benevolente que oculta la
identidad como el pauelo del asaltante de caminos. Los
ingenieros llevan ese pao apretadamente. Las arrugas
mltiples por apelotonar la prenda se conservan gracias a la
transpiracin enjugada. Y as mil cosas y detalles. Pero no
he venido a escribir del pauelo. Slo quise consignarlo como
diferenciador en el sexo masculino.
La cartera de mujer, deca, es insondable y misteriosa.
El ms escrupuloso fiscalizador se rendir al minuto; un buzo
experto en profundidades salinas renunciara al primer
zambulln; los telogos -gente acostumbrada y domesticada
para meter las narices en problemas sin respuesta
satisfactoria- se volveran ateos de cansancio.
Entremos en una cartera de mujer. No importa el
tamao: el contenido es el mismo. Y este es el primer
misterio: bolsicos minsculos embolsan lo mismo que el
maletn de moda. Creo que la cartera de mujer es la madre
legtima del sombrero de mago. Salen de ella mil objetos: un
lpiz labial nuevo con el color de moda, un medio lpiz con
palillo de fsforo, tres imperdibles, un tarrito de colorete, cuatro
o cinco sucres en moneda pequea, el cintillo de un recuerdo
de bautizo, dos analgsicos para los das crticos, llaves de
varios tamaos cuyo uso desconoce la duea, un estuche
con polvo facial, un pauelito de encaje y varios de papel
higinico, un agarrador de pelo, la planilla del telfono con el
comprobante de la multa, un libretn de direcciones
desencuadernado, fotos de un hombre o de nios segn el
estado civil o la moral prctica de la fmina, una peinilla con
cinco dientes menos y un cepillo para el cabello, una servilleta
medio usada en el ltimo t, un anillo sin la piedra de adorno,
343
la cdula de identidad que luce una foto de hace ocho aos,
la racin diaria de la pldora anticonceptiva, una medallita
religiosa y el recuerdo de una primera comunin, media galleta,
un apunte escrito al apuro, un espejito, una cajetilla de
cigarrillos, un encendedor o su sustituto arcaico la cajita de
fsforos, un frasquito de perfume (generalmente muestra
gratis), una billetera, la chequera si la doa tiene marido
burgus, la licencia de conducir automvil, varios invisibles,
algn botn (no de camisa, por supuesto), trocitos de tela
como muestrario para el almacn, una mosca muerta, el pan
de San Antonio o una foto del Che Guevara, de Anthony Quinn
o del doctor Otto Arosemena, etc. (Permtanme un descanso
y que use el etctera, que es el sal vavi das de l os
desmemoriados, los ablicos, los anmicos y los impotentes).
Slo dos cosas son comparables a la cartera de mujer:
el bolsillo de un rapaz de barrio y el departamento tcnico de
la Junta de Planificacin de cualquier pas subdesarrollado.
Como me faltan las fuerzas, termin el artculo. Dir,
con una exhalacin: Hay del que recibe, como respuesta a
un piropo, un carterazo! Mas le valiera no haber nacido; y de
haber nacido, ser mujer para luchar con las mismas armas.
344
Por sus zapatos los conoceris
Desde un punto de vista, los hombres empiezan en la
cabeza y terminan en los pies. El dueo de las extremidades
las usa a discrecin o capricho; as hay quienes razonan con
los pies, y otros andan cabeza abajo.
Los rigores del medio y la vanidad estimulan el ingenio.
Se invent el calzado. Desde el forro torpe de piel hasta los
sofisticados modelos de zapatos de lujo median siglos, y,
aunque la variedad sirve a la misma necesidad, hay
diferencias sicolgicas determinantes en la seleccin del tipo.
Mi hiptesis no es ciertamente original, pero mtome con
ella empujado por mis observaciones personales. Digo, en
suma, que se puede conocer a un individuo con solo mirar
sus zapatos.
Antes de saber andar, el infante tiene ya enfundados
los pies. La solicitud materna o el cario goloso de las tas
solteronas proveen los escarpines. He olvidado mi
experiencia al respecto, mas presumo que al nio le ayudan
a sentir seguridad, gracias al calorcillo de la lana. Quienes
fueron criados sin este protocalzado devienen en tipos
nerviosos, cuasi frustrados, que no gustan dar el primer paso
en nada. Otros, aquellos que teniendo escarpines los mojaban
inocentemente y no reciban la muda oportuna, son tambin
inseguros, enfermos de gota y magistrados de justicia.
Vamos con los adultos; y de entre ellos hablar, en
primer lugar, de los varones. La moda del zapato con
plataforma es el preferido de los enanos. Quieren compensar
su pequeez natural. Los trasatlnticos que calzan les
ayudan a sentirse normales. Cuidan con esmero que est
lustroso el cuero, espejo del alma para ellos. Se miran
discretamente, y si alguien fija los ojos en los descomunales
345
artefactos aclaran rpidamente que los usan para evitarse
pisotones.
Los que fallaron en su vocacin religiosa prefieren los
zapatos con hebillas. All como que les flota ese su anhelo
de un obispado, pues debe saberse que la ortodoxia impone
-o impona, antes del ltimo Concilio- el calzado con hebillas.
Me confiaba un cannigo, hombre inteligente y cultivado, que
esos broches mientras ms pesados y macizos ayudan a
dar pasos seguros y prudentes. Quiz lo contrario -no llevar
hebillas- sea el primer acto liberador de los clrigos que vuelven
al mundo, al demonio y se inician en la carne.
He visto jvenes aprendices de diplomticos que
calzan igual. Qu secreta afinidad existir entre las dos
especies? Asimismo, los componentes de una banda frvola,
experta en cumbias y chachachs, poseen las famosas
hebillas.
Los burcratas viejos calzan, en cambio, zapatos
puntiagudos. El gusto por esa forma supera a la tortura
interior, pues debe recordarse que los dedos estn
aprisionados con sadismo. Casi se montan unos sobre
otros, para ajustarse al atad... Y, si el empleado tiene pies
planos, su andar es ms tardo y lento. Esto bien mirado le
ayuda para ascender. Si adviene un rgimen de facto queda
en primera fila de candidatos para un Ministerio o la
Subsecretara.
Los curiales, los choferes de taxi, los curas de aldea,
los empleados de banco prefieren los zapatos anchos...
Parecera que su alma descansa en ellos, como en sofs
inmensos o canoas de salvamento. La lengeta sobresale
libidinosamente, como queriendo lamer el empeine. Andan
ellos pausadamente, y, cuando los sorprende un aguacero y
se mojan de pies a cabeza, se mueven como robots. Slo
346
podra compararlos de mejor manera, si reprodujera la figura
de los dinosaurios con artritis.
Los tiracueros se ingenian para fabricar botas,
polainas, chanelas, zapatillas, escalfarotes, alpargatas,
babuchas y sandalias. Tienen clientes para todo. El jubilado
adora el calzado suave; la monja, el ms vulgar y plano; los
notarios, el que chirra; el maestro normalista, el de suela
ancha y los cordones gruesos; el economista, el importado;
los internos de hospital, el blanco; las mujeres en los das
crticos, los de taco bajo; las alumnas de colegios religiosos,
los bicolores castos, el vendedor de libros a domicilio, los de
hule; los dirigentes deportivos, el zapato de gamuza, aunque
sea artificial; los ascetas, las sandalias con clavos
sobresalientes; el sudoroso, los aireados, etc.
Los patojos seleccionan con cuidado su calzado. Casi
vaya en ello su vida. Procuran que sus zapatos sean
discretos, pero cmodos, fuertes, ms funcionales. No as
el cojo. El quiere lucir su unidad, como queriendo concentrar
all la atencin de los dems.
Juanetes y callos son los enemigos del buen andar.
Sus propietarios sufren cada maana al calzarse, y poco a
poco se tornan envidiosos de los pueblos primitivos que jams
aprisionaron sus pies.
Las botas son sinnimo de fuerza. El ascensionista,
el caballista y el militar las prefieren. Son hechas para trabajos
rudos. La elegancia no interesa, al menos en las categoras
inferiores. El ascenso vertical exige la sofisticacin y el lujo
para las fiestas campestres, los desfiles y el cambio de
presillas.
Plinio, en su Historia Natural, cuenta la ancdota de
Apeles, el pintor griego de renombre. Deseoso de valorar
347
objetivamente sus obras, las exhiba pero se ocultaba. As
oy a un zapatero que opinaba con suficiencia competidora
de su ignorancia. Entonces Apeles dijo: Ne sutor ultra
crepidam, equivalente de Zapatero a tus zapatos.
Hay pases y naciones en los que no gobiernan los
que pueden y saben, sino los zapateros. Y para
agravamiento del mal, en estas pocas proliferan los
lustrabotas...
348
Intermezzo sobre las vacaciones del
marido
El modelo perfecto de animal de costumbres es el
marido. Lo demuestra de mil maneras y a tiempo completo.
Sin embargo, una circunstancia lo retrata mejor: cuando el
espcimen se queda solo en la ciudad, de vacaciones. Ha
luchado con sutileza para que su mujer haga maletas, junte
a los hijos, y vaya a veranear. Naturalmente, debi
convencerla -al menos eso cree- que los negocios o el trabajo
exigen el sacrificio de no acompaarles. La seora, en
realidad, finge conformidad. Bien conoce ella, por intuicin y
sabidura de raza, que lo que pretende el marido es sentirse
otra vez dueo absoluto de un edn; previendo el resultado,
simula magnficamente honda preocupacin.
Con sonrisilla entre siniestra y golosa, acompaa el
marido hasta el aeropuerto o estacin a la tropa familiar. Besa
con devocin a la prole, embarca las maletas, y agita el
pauelo en amorosa despedida. Cuando se aleja el aparato,
poco le falta para emitir un grito tarzanesco. Por fin solo!
Mas, desde ese instante, empieza su fracaso: los ms
infelices olvidan -con terrible ataque de amnesia, cuya
etiologa debera explicar los siclogos, si ellos mismos no
fuesen hombres y maridos- todo el plan estratgico; o los
menos ponen en marcha su aparato de campaa.
En la casa -ahora ms grande que nunca- se da
vueltas, revisa la despensa, escancia un vaso de licor, y suelta
sus huesos en el sof ms mullido, para revisar mentalmente
el programa: ir a comer donde amigos (siempre hay
comedidos que ayudan a la mujer de vacaciones a cuidar al
marido); dir que est cansado, para retirarse; se entrar en
un bar para quemar tiempo, y entonces s... Todo va bien
349
hasta que le asalta un temor: cualquier ladrn podra
percatarse que la casa est sin dueo, forzar una ventana, y
vaciar los cuartos. Piensa, con enorme sentido de
responsabilidad, que bien har si da una vuelta de inspeccin.
Entra con cierto escalofro, cree que alguien ha movido los
muebles, sube y baja escaleras, prende todas las luces, y
respira tranquilo pues no falta nada. Durante ese tiempo,
sus nervios han destruido las ganas de aventura.
El segundo da, el proceso se repite con algunas
variantes. Comienza a observar que debe arreglar la cama,
ordenar las cosas, lavar la vajilla que ha usado. Esto no le
desanima; hace con prontitud aunque deficientemente, pero
se llena de orgullo porque est probando que el marido puede
encargarse de los quehaceres domsticos, y superar en
eficacia y espritu prctico a la mujer. Goza as una falsa
independencia.
Si la seora no ha dado vacaciones a la criada, esta
se encarga de sus deberes. El soltero temporal empieza a
ver hermosa a la mucama, le sonre y trata finamente, le
propina pellizcones sugerentes. La fmula no se rinde con
facilidad: como mujer que tambin es, sabe que la resistencia
al asedio da mejores dividendos... Si el seor al fin consigue
su propsito, queda ms bien arrepentido y sin nimo para
salir de casa esa noche.
Y vienen otras ms, as de aburridas y desorganizadas.
Si por acaso parrandea una el da siguiente es de ayuno y
quebrantos. Los males de la bebida no hay quien los aplaque.
Tiene que curarse con mano propia. Entonces extraa quien
conteste el telfono, reciba al lechero, compre los peridicos,
atienda a pordioseros, lustrabotas, cartero, vecinos que por
siniestra coincidencia que huele a confabulacin, acuden
precisamente esa maana. Y no se libra de esas inoportunas
interrupciones de su sueo, aunque la criada estuviese en casa,
350
pues ella no resuelve nada: todo consulta al torturado patrn.
Habr alguno que aguante este rgimen de vida dos,
tres, cuatro semanas, sin que empiece a sentir ansiedad por
el retorno de la mujer? Pero ni el regreso mengua el
agotamiento sicolgico y fsico del marido, pues, por encima
de esas circunstancias y para garantizar su correccin, tiene
que cumplir sus deberes conyugales.
La esposa sonre ladinamente. Ha confirmado la
domesticacin del hombre...
Lo extrao, inslito e imbcil es la ilusin que se forja
el marido, en el siguiente verano, de que entonces ser
diferente!
351
La suegra, angelical criatura
(o el miedo es libre )
No hay ser ms calumniado y vilipendiado que la
suegra. A su alrededor se ha tejido una leyenda negra,
perversa. Los ms crueles eptetos, los atributos ms
nefandos, se han puesto en su cabeza Y la realidad?
Justamente lo contrario. No hay ngel de bondad que est
sobre ella; querubn que vaya delante, en amabilidad; profeta
que le supere en previsin; conquistador con mayor arrojo e
independencia.
Dnde los orgenes de la fbula? En los oscuros
rincones de la prehistoria encontramos al hombre tosco,
ignorante, inmediatista. No reconoca an su papel de
engendrador. Dir mejor: no abstraa el milagro; se
concretaba a los hechos, y estos ensean que la mujer es la
madre. Por eso el macho era libre, autnomo en la cacera,
distrado. E insensiblemente se afirm el matriarcado. La
mujer mucho ms lista y lcida que el hombre, invent el
gobierno, la poltica, el horario, el monlogo, el s y el no, el
despus y el nunca, la pedagoga, la ley de la ventaja y la
cama de dos plazas. Pero su perspicacia se aguz en los
albores del neoltico, cuando la agricultura hizo sedentario al
hombre; por consiguiente, obligado a observar el proceso
cclico de siembras y cosechas. La mujer, entonces, arri la
bandera del matriarcado e iz -ella misma- la del patriarcado.
El nuevo seor sonri ingenuamente...
Mas, en esta aventura qu funcin desempe la
suegra? Sustancialmente fue instructora. Si la hija haba
llegado a la edad de matrimonio, la madre abra para ella el
cofre de sus ms slidas experiencias: trucos, maas, el arte
de la simulacin, la estrategia del llanto, la artesana de las
riendas de seda, alguna prctica de brujera o hechizo... Y la
352
novi a perpetuaba as l a suti l hegemona. Pero el
adiestramiento no poda quedar en el nivel primario; deba
llegar a la secundaria y a la universidad. Esto explica por qu
la suegra busca, prefiere, invita a que los recin casados
vivan con ella. No confa en la memoria de su hija, sino que
opta por la asesora constante. La misma poltica practican
hoy ciertas potencias extranjeras: no se limitan a vender su
armamento, obsequiar manuales, dictar cursillos intensivos
en Fort-Gullik, Varsovia o Pekn, alentar pactos de asistencia
recproca sino que mantienen, con sonrisas, cocteles y
condecoraciones, misiones militares permanentes. Todo a
nombre de la paz, igual que las suegras a ttulo de amor y la
indisolubilidad matrimonial...
Que algunas suegras revientan hogares, provocan
discordias, fomentan reyertas? Achquese aquello a exceso
de buena voluntad, no a servicia atroz. El mrito de Maquiavelo
estuvo en destilar, para su tratado de poltica, el arte de
gobierno femenino. La regla de que el fin justifica los medios
es invencin de las suegras. Ninguna quiere que su hija sea
abandonada, burlada, vejada. Suea con un yerno bueno y
manso de corazn, ministro o industrial, General en servicio
activo aunque no d nietos, ministro de cualquier culto o
excura que puede conseguir un buen empleo. Entonces, de
qu delito puede acusrsele a la suegra? No son valores
sociales la paz conyugal, el progreso econmico, la
monogamia, los bienes races, los nios educados en buenos
colegios? Cmo obtener todo sin la vigilancia, el desvelo,
la intervencin armada de la suegra? El hombre, veleidoso y
timorato al fin, dbil e inconstante, nmada y hedonista,
necesita de esa metrpoli, esa ultramadre que es la suegra.
Perdonadme que, en el curso de este alegato
(interesado, como sospecharis), repita tanto ese nombre,
sustantivo con carga emotiva, que suena casi a mala palabra.
Para odos reverentes o diplomticos debera usar la
353
denominacin madre poltica. Pero me suena peor, por
descarado, paradjico, entre freudiano y maquiavlico.
Maternidad poltica huele a imperialismo, dictadura,
ginecocracia directa. As apercibida aquella, el nombre
suegra es dulcsima msica, canto celestial, cancin de
cuna.
Tosudos detractores cargarn sus bateras con un
argumento, que, a entendederas flojas, parece slido: Si
tribus, pueblos, sociedades han descartado la poligamia,
dbese nicamente a que los hombres consideran que con
una suegra tienen de sobra. Ridcula falacia de atingencia!
La razn es doble y anda por otro lado: a) las mujeres, por
naturaleza, odian la propiedad comunitaria; y, b) la sabidura
femenina descubri, antes que los uruguayos y nosotros, que
el gobierno colegiado es dbil.
Y a ellos, a los detractores, opongo un hecho
irrefutable. No hay fiera por indcil y salvaje que no haya sido
amansada o domesticada por el hombre. Si la suegra fuese
cruel y malvada, supisemos, de algn valiente y sagaz que
le hara comer en la mano. Citadme un solo caso, uno nada
ms, y empezar a dudar de mi teora. Pues tan malvola
es la leyenda negra contra las suegras que no se ha sabido
de yerno que prorrumpa contra su madre poltica delante de
ella. Temor reverencial? Hipocresa? Juzgo ms bien que
criticar a espaldas de la suegra es intento fallido del hombre
por parecer amo y seor, el jefe del hogar, el indomesticable,
el macho de pelo en pecho y pocos pelos en la lengua...
354
La repblica de la unanimidad
Malos vientos soplaron un da en el Reino Animal. All
donde hubo sosiego, orden y respeto a las leyes de la
Naturaleza, sobrevino terrible inquietud. El Len, ilustre seor,
se haba dedicado a la bebida. Por supuesto tena sus
razones, pero el vicio lo incapacitaba para el ejercicio del
gobierno. Aquellos que podan reemplazarle se hallaban
ausentes, enfermos o comprometidos: el Elefante segua en
el exterior en un curso de otorrinolaringologa; el Tigre haba
perdido crdito, por sus sanguinarias francachelas; el Bho,
sabio y prudente, padeca insomnio agudo, y sus nervios
estaban destrozados; el guila, de tanto volar por las cumbres
ms altas, se haba enamorado de la filosofa y otras ciencias
no menos importantes; el Zorro, cuya habilidad salv muchas
veces a la repblica animal, descansaba, en un lujoso
balneario mediterrneo, usando para ello los sustanciosos
ahorros que haba depositado, durante aos, en un banco
suizo.
Citados por la necesidad, congregronse, en una
enorme llanura, los animales. Haban aprendido del Hombre
que, en tales circunstancias, se deba nombrar un director
de sesiones. Aunque se enunciaron varias candidaturas, la
asamblea se puso prontamente de acuerdo en designar al
Buey. Avanz hasta el podio solemnemente. Si bien no
conoca los nobles secretos de la lidia, le favorecan en cambio
un nimo sosegado, cierta madurez de juicio, y su evidente
neutralidad.
Abierto el debate, intervinieron, en riguroso tumo,
muchos animales. Con distinta prosa, todos coincidieron en
tres cosas: a) el Reino Animal se precipitaba en brazos de la
anarqua; b) el cambio de estructuras era necesario; y c) que
en la variedad est el gusto.
355
(El Perro -que haca de secretario- anotaba las
mociones; el Pjaro Carpintero tomaba, con ms fidelidad,
los discursos, con sorprendente taquigrafa).
Cuando la asamblea estuvo a punto de disolverse fue
al proponer la eleccin del nuevo gobernante. Despertronse
facciones y partidos. Cada uno alardeaba superioridad sobre
los adversarios. No falt quien postulase viejas figuras. Otros,
a nombre de renovacin, lanzaron extraas candidaturas: al
Camello, a la Urraca, al Ornitorrinco...
La pasin amenaz desbordarse. En la confusin
poda, sin embargo, distinguirse a los agitadores y activistas.
Subieron a la tarima nuevos oradores; agitaban sus patas
delanteras angustiosamente, en busca de calmar nimos y
conseguir atencin. Todo en vano. El Buey hizo mutis por el
foro, aduciendo que no estaba hecho para estos quebrantos,
y, adems, corra peligro de perder el siguiente captulo de su
telenovela favorita.
Sobre el barullo son de repente un rugido. gilmente
se trep a lo ms alto el Gorila. La asamblea call como por
encanto. El silencio, tenso y paralizante, denotaba una mezcla
de temor, incertidumbre, complacencia, esperanza... Habl
el Gori l a, con voz pausada, que dej aba entrever
determinacin; brillo en los ojos, seal de sincero entusiasmo;
mmica estudiada, aunque inelegante. Dijo: Asumo el
gobierno del Reino Animal. Frente a la corrupcin
administrativa del Len, del Tigre, del Zorro, he decidido
intervenir. Prometo el cambio de estructuras que demandan
todos. Se han terminado los privilegios. Por qu el Armio
ha de mirar por encima al conejo? Qu derecho tiene el
Toro para consumir ms hierba que la Oveja? Desde hoy
somos todos iguales. (La concurrencia empez a aplaudir).
Adems, hay que desterrar de nuestro Reino la insidiosa labor
del Oso, porque representa al ms nefando imperialismo
356
extranjero. (Los aplausos aumentaron, provenientes del lado
de los animales de piel fina). Reconozco todos los tratados
vlidamente celebrados con el Hombre: el Perro seguir de
guardin; el Caballo permitir que continen montndolo; la
Gal l i na entregar sus huevos; y as l os dems
animales...(Aqu se desbord la alegra. Vtores, hurras,
manifiestos de adhesin llenaron la enorme llanura). Muchos
exclamaron: Tiene derecho a gobernarnos. Al fin y al cabo,
es el ms parecido al Hombre...
El Gorila empez, pues, a gobernar. Los das
subsiguientes anduvo muy ocupado en recibir felicitaciones,
organizar su gabinete, y redactar los primeros decretos. El
partido oficialista se vigoriz rpidamente. Se afiliaron el
Borrego, la Cacata,

el Piojo, el Zngano, la Avispa, el Sapo,
la Liebre, el Canguro, la Mula, el Ciervo, el Lince, la Mosca
(que afirmaba contar con el respaldo de todos los insectos),
y la Lombriz. Encontrar asesores no fue difcil. Felizmente
abundaban, y, aunque muchos de ellos haban colaborado
con los gobernantes anteriores, denotaban buena voluntad,
adocenamiento y, al menos a primera vista, brillantes
iniciativas. Formaron ese batalln la Ardilla, el Saltamontes,
el Conejo, la Marmota Silbadora, la Mariposa, el Escarabajo,
el Bho, el Papagayo, la Jirafa, el Ratn, la Serpiente, el Grillo
y el Pavo.
El Gori l a desi gn, para que presi di eran ese
conglomerado al Avestruz, la Tortuga, el Topo y el Cangrejo.
El rgimen se robusteci an ms. Una tarde, previa
concesin de la audiencia, fueron a felicitar y dejar buenos
augurios, el Petirrojo, el Cardenal, el Canario misacantano,
la Alondra, la Mantis Religiosa, el humilde Gorrin, el Diosted
y la angelical Paloma, y un sinfn de pajarillos.
357
Para satisfacer un recndito anhelo del pueblo animal,
se inici una campaa contra el Tiburn, el Gaviln, el Buitre,
el Lagarto y la Hiena. Es cierto que cayeron en la redada
algunos inocentes, tanto como que entre los represores haba
antiguos socios, rivales y hasta gemelos de los perseguidos,
pero los supremos intereses del Reino Animal no podan dar
importancia a tales detalles...
Para evitar la insurgencia, el descontento y a lo mejor
la aoranza de lo poco bueno que hubo antes, el Gorila juzg
prudente y acertado emitir un decreto. El trmite fue
secretsimo; se consult al Chimpanc, al Cndor y al Pez
Espada; tomaron parte en la discusin, voluntariamente,
muchos Mamferos. Pulido y ponderado expidise el
milagroso decreto. Contena un solo artculo. No se requera
ms, es verdad.
Deca. De hoy en adelante, se prohbe pensar
Se fund entonces la Repblica de la Unanimidad; y
cay sobre ella la ms intensa, dulce y maravillosa felicidad
animal...
Oswaldo Encalada Vsquez
A las bienandanzas de una pulga
I
Canta, oh musa, con florido verbo
-mejor que el de cualquier Amado Nervo-
de la pulga la principesca vida.
Canta, con labia elegante y sostenida.
Canta, no ms, no seas tmida ni boba,
y cuenta los dulces secretos de la alcoba.
II
Al orbe entero asombra tu bravura,
pues, aunque enana, eres feroz y caradura.
Asaltas y picas cuando quieres,
y mortificas sin piedad a los que hieres.
Presumes de cruel, despiadada y valiente,
y picas no s sin con aguja o con diente.
Como t, quisiera el seoro en la cama,
refugiado en los muelles brazos de mi dama.
En su cuerpo medira catetos, tangentes y cosenos,
y besara el sagrado volumen de los senos.
Me recreara en las tibias partes delanteras
y ms en la divina redondez de las traseras.
Y juro por pares y por nones
que me holgara en el cepo feliz de los calzones!
Luego ira por la pierna, la entrepierna y la cadera
visitando todo con gentil manera,
y llegara ms tarde al espeso bosque hirsuto
con el nimo feliz y el corazn astuto,
y, pasito, me arrimara a la venerada orilla de la gruta
-norte y fin de todo camino y toda ruta-.
361
Despus de la visita terminada,
con serenidad y la calma recobrada,
me encaminara en busca del reposo
al hoyo del ombligo primoroso.
Ah agradecera por no ser pulga de perro
ni odiada garrapata de becerro.
Luego ira a estirar las piernas al ropero
y desde ese lugar, como del mejor otero,
divisara, a media luz, y sin ropa,
la celestial armona de la popa.
Y volvera el deseo de comerte entera, vida ma,
-perdn por tan licenciosa y extrema osada-.
III
El vulgo dice que eres indiscreta, pesada y enfadosa
y que picas ms que el espino de la rosa;
que eres ruin, salvaje y descocada;
pero a ti de la ofensa no se te da nada.
Porque yo s que eres de costumbre austera,
que te da lo mismo dormir en cama que en estera.
No te atraen los gordos chicharrones
ni te apetece la miel de los turrones.
No buscas faisanes, pescados ni morcillas,
y te bastan la carne mollar y las costillas.
No importa que la gente sea flaca o rolliza
ni que sea ms casta que una monja clarisa,
ni que use tentador y negro portaligas
como la que fue la mejor de mis amigas.
Con pie ligero recorres el pdico camisn de la soltera
y del rico la opulenta faltriquera;
del adusto soldado el rgido uniforme
y de la candorosa novia el velo enorme.
Te solazas en sangraduras, corvas, manos
y en la inefable regin de los arcanos.
Duermes en el vaporoso sostn de la doncella
que en la ventana suspira por la estrella.
362
363
Esperas, serena, en iglesias y divanes
para, sin miedo, cumplir con tus afanes.
Sobresaltas al mendigo, al docto juez, al enano,
al forzudo gigante, al borrachn, al escribano,
al rubicundo cura que predica
y al incontinente mozo que fornica;
a la ramera que en la cama se menea
y al inocente nio que gatea;
al bobo, al manco, al sano, al bizco,
al atolondrado, al falso, al levantisco
al cojo, al cojudo, al artesano,
al loco, al locuaz y al hortelano,
al obrero, a la actriz, al matasanos,
a fulanos, a zutanos y a menganos.
Todos te temen: monjas, curas, sacristanes,
barraganas, viudas y rufianes.
Paseas por palacios, alcobas y jardines
y picas en misas, en rosarios y en maitines.
Conoces del convento el recatado locutorio
y de la ms devota monja el nalgatorio.
Por eso en la plaza, el foro o la botica
el agraviado amante despotrica:
Diantre! Uf! Maldita seas!
que toda la carne de mi amada manoseas.
Moras sin recelo en todas partes
y para vivir te valen siete mil artes.
Vas el domingo a un juego de pelota
y vives con pasin el triunfo o la derrota,
y acomodada en los altos quitasoles
acompaas el grito de los goles.
Oyes las letanas y las preces
desde los hombros de los arrepentidos feligreses.
En la noche profunda, en la madrugada o en el da
nadie se libra de tu incansable tropela.
364
IV
Traviesa y chiquilla, eres para m
como el cado punto de la letra i.
Una sola cuestin me es enojosa:
no saber si eres ojeruda, cejijunta o pecosa,
pues de tan chica pareces ente balad,
como un pedazo de semilla de ajonjol.
Y no digo ms porque ya el burdo criticastro,
brotado recin de un sucio camastro,
barbilargo, corto de alcances y con prisa,
vendr, lenguaraz y con fatua ojeriza,
a condenar mi expresivo canto
con ms saa que un nuevo Radamanto.
Sigue, pulga, mientras yo duermo en los pajares,
sirvindote de los muslos los manjares.
Deja a tu paso ronchas y seales.
As sabr el mundo cunto vales!
365
Joaqun Moreno Aguilar
En su pequeo pueblo, el nio Eleuterio Aria deslumbra por
sus dotes literarios. Su padre, cuando llega a la adolescencia,
para que ese talento no se sofoque entre vacas y gallinas, le
enva a la ciudad a fin de que sus aptitudes florezcan con
vigor. En el colegio mira a una compaera, Dafne Amoroso,
que le cautiva de manera absoluta. Usa sus mejores armas,
sus dotes poticos, para declararle su amor, pero recibe un
total desdn (cal abazas se di ce en otras partes)
ocasionndole una crisis de esas que le hacen creer que se
acab el mundo. Pasan los aos y alguna vez encuentra en
la calle a Dafne rebosante de kilos, en tiempos en que la
anorexia es indicador del encanto femenino. Piensa en lo
fugaz de la belleza y a su mente viene el latinajo: sic transit
gloria mundi. Nuevamente recurre a la poesa para expresar
sus emociones en el poema: Le vi hecha un oso a Dafne
Amoroso. Reproducimos los versos de este tragicmico
idilio que es parte de la Novela de Joaqun Moreno Aguilar La
Fructfera Vida Literaria de Eleuterio Aria
366
Al amor imposible?
Te vi un instante,
y se qued temblando,
tu imagen bella
en mi pupila azul.
Te vi un instante,
y se grab en mi mente,
tu rostro hermoso,
con rayos de luz.
Te vi un instante,
y estall en mi alma,
terrfica y magnfica explosin.
Te vi otro instante,
Y estall en mi miembro,
Terrfica y magnfica ereccin,
que dej devastados los recuerdos,
de cuanto hasta ahora
pudiera anhelar yo.
Te vi a ti, Dafne,
-no saba tu nombre-
pero ya presenta
la emocin
de poder pronuncirtelo en tu odo,
temblando al pronunciarlo
con mi voz.
Te vi a ti, Dafne
y me jur a m mismo:
367
Ser ella ma
o no ser ms yo.
Por ello vengo a suplicar me digas:
S!
Eleuterio!
Sigue siendo vos!
Segunda declaracin de amor

Tu amor,
que me arrebata,
es ya,
dolor
que mata.
..
Creme,
-y te lo digo de buen modo-
yo, solo tornar a estar sano,
cuando me den tu mano
y pueda coger todo.
368
La vi hecha un oso a la Dafne
Amoroso
Poema lrico, pico y filosfico, que habla de lo efmero
de la belleza humana, sobre todo de la femenina.
Ayer deambulando por la calle
-una calle de Cuenca y de la vida-
la vi de improviso:
Yo iba de bajada,
ella de subida.
La vi: hecha un oso
A la Dafne Amoroso.
La vi y -no les miento-
Este fue mi primer pensamiento:
Cuan fugaz es la belleza
y cuan frgil la hermosura!.
Cmo, t, ayer, palmera,
eres hoy esta gordura?
Ella resaltaba
-en ayer lejano-
por su risa hermosa,
su pelo de trigo,
sus ojos de noche,
su andar de gacela,
sus dientes de perla,
labios de rub,
nalgas de esmeralda,
senos de diamante.
Por sus piernas tersas,
sus caderas curvas,
-curvas de guitarra-
369
y todos los versos
que dicta el amor.
Ayer
-el ayer de veras-,
el que est antes de hoy,
me cruc con ella,
-misteriosos encuentros de la vida-
Yo iba de bajada
ella de subida.
Iba, bien subida,
De libras y carnes.
Mi voz tembl al verla
Tembl al saludarla:
Dafnecita, linda,
qu bien se conserva!
Ella,
tembl toda!:
Gracias, seor Aria
No hubo ms palabras.
Me baj a la calle.
Segu mi bajada.
Sigui con su vida
(iba de subida)
A solas, de noche,
Medit un momento:
Dios mo,
qu solos,
se quedan los muertos!
(Perdn, ese es Bcquer.)
A solas, de noche,
370
Le habl a la distancia.
(No por el telfono,
no sera potico)
le habl de alma a alma,
tal vez fue por eso,
no respondi nada.
Le dije: amor mo,
T dejaste huellas
Muy dentro de mi alma.
Ahora, sospecho,
Dejas por do pasas:
Ya sea en la grama,
Ya sea en la grava
(me sali un bonito
juego de palabras)
Te pregunto, amiga,
Del ayer distante,
Si ser posible
Que cuando te sientas,
O te depositas,
En silleta o silla,
En banca o silln,
Algo de tu nalga,
No te sobresalga?
No quiero respuestas
-te hablo de alma a alma-
En la noche en calma,
me voy a dormir.
371
Claudio Malo Gonzlez
Cigarro marketing
El afn de hacer dinero por todos los medios ha
aguzado el ingenio humano para vender. El consumismo
hace que toda persona que tiene algn excedente de dinero
compre cualquier cosa, obedeciendo irreflexivamente a los
condicionamientos que ha hecho de la propaganda una
religin que predica las enseanzas del becerro de oro. Lo
que importa es ser in. Ha surgido una nueva ciencia cuyo
nombre tiene un halo mgico: el Marketing que ensea todas
las tretas para vender, siendo el pas campen Estados
Unidos. Para el xito de la venta de un producto, si se
descubre un nuevo uso hay que explotarlo al mximo. El
nombre de la marca es esencial y la adiccin de celebridades
importantsimo.
En la telenovela tres equis: Clinton y Lewinski que
ha batido records de difusin a travs del Internet, en uno de
los captulos aparece un cigarro: una noticia de la Agencia de
prensa Efe textualmente dice segn el informe del fiscal, el
presidente tuvo un peculiar episodio ertico con la joven, al
introducirle un cigarro (puro) en la vagina. Me atrevo a dar
algunos consejos a los vendedores de cigarros partiendo de
este clebre acontecimiento:
Averige si el cigarro del que goz la Lewinsky fue
cubano, ya que de serlo, Clinton podra ser juzgado por
traicin a la patria. Si procediera de la isla maldita use todos
los trucos para hacerlo aparecer como made in U.S.A.
372
Si la marca es conocida, inicie una gran campaa
publicitaria. Si la Lewinsky cobrara diez millones de dlares
por sus memorias, Ud. puede cobrar mucho ms. Si no se
conoce la marca, ponga una fbrica patentando una nueva
que podra ser Clinwinsky. Cudese de usar los nombres de
los protagonistas pues corre el riesgo de ser enjuiciado por
atentar contra la propiedad intelectual.
Refute la idea de que el cigarro y sus parientes
contaminan el ambiente. Con este nuevo, original e inocente
uso, no se atenta contra el respeto que el hbitat se merece.
Sea ecologista.
Enfatice este uso original del cigarro que no estuvo ni
en la boca de Clinton ni en la de Lewinsky ya que el primero
hablaba con un congresista y la segunda tena sus carnosos
labios ocupados en otros quehaceres similares, pero
diferentes.
Los fumadores de cigarros se deleitan por la reaccin
de sus papilas gustativas ante el humo, destaque que puede
agradar a otras papilas.
Un buen fumador de cigarro solo lo inhala hasta la
boca y no hace golpe. Con este nuevo uso s es posible:
lance la idea de los golpes bajos.
Para el uso del cigarro hay que contar con una cuchilla
para cortar su punta; asesrese con Lorena Bobbit, experta
en la materia.
Espero haber contribuido con un granito de arena al
marketing de los cigarros, reservndome el derecho a cobrar
comisin cuando se incrementen sus ventas.
373
Jos Edmundo Maldonado
1937 - 1995
La noche de los giles
JOSE IGNACIO SAENZ DE LA BARRA
A dnde van mdicos, carpinteros, odontlogos,
profesores, cocineras, monjas, estudiantes, diputados,
abogados, periodistas, mecnicos, panaderos, zapateros,
poetas, novelistas, noveleros, borrachos, exborrachos,
desocupados, taxistas, cargadores, damitas, las que
sabemos, caballeros, el clero secular y regular, motociclistas,
policas, soldados, comerciantes, industriales? A dnde van
envueltos en ponchos, cobijas, sbanas, colchas, sabanillas,
bufandas, toallas, casacas de ir al Cajas, pasamontaas,
gafas de soldar autgenas, calentadores, ropa de campaa,
termos con caf puro, guaguas envueltas al apuro, nios
llenos de mal genio como el gordo Torbay, perros asustados,
gatos apurados, muchachas de manos llenas de chalinas de
los indios otavaleos?
Van a ver el terremoto anunciado para las tres de la
maana, pero como la hora es cuencana ha quedado para
las tres y media, de acuerdo a los comunicados, comentarios,
rumores, chismes, habladuras, decires, noticias, locutores,
emisoras. El miedo acaricia los pelos, las barbas, -hasta de
los lampios-, las trenzas, los zapatos de los morlacos que
se encaminan sin rumbo cierto, los que viven arriba van para
abajo, porque all no har mucho dao el terremoto, los que
viven abajo van para arriba porque a las alturas no llega el
terremoto. Los ubicados en el parque Caldern huyen de
pronto, porque en el lugar hay huecos profundos de donde
salen los gagones, el cura sin cabeza, la caja ronca, el farol
374
de la viuda y otras alajas novedades, vlidas para asustar a
los giles cuyo nmero exacto ya conocemos: ciento cuarenta
y ocho mil doscientos cuarenta y tres cuencanos y medio.
Muchos antes de salir de las casas cortan las lneas
del telfono, porque as han dicho los bomberos, otros dejan
matando a los cuyes y a las gallinas, aquellos sacan loa velas
para los tres das de oscuridad, stos llevan los ramos y los
romeros benditos para quemar en cuanto comience el
terremoto, mientras rezan Santa Brbara doncella lbranos
de la centella. El pecador reza: Seor mo Jesucristo Dios
hombre y verdadero, pero se olvida y confunde la oracin
con el Credo y luego con el Yo Pecador y acaba gritando la
parte final del Padre Nuestro. Rugen los altoparlantes de las
ciudadelas, pidiendo a todos abandonar las casas, las villas,
las camas para dirigirse hacia las llanuras, los valles, las
planicies, mientras el fro cala los huesos y la neblina hace
de Cuenca un pueblo parecido a Chunchi.
Lloran las monjas, lloran los hombres, -aunque los
hombres nunca lloran-, lloran los pobres, lloran los ricos,
porque los ricos tambin lloran. Terror, temblor, miedo,
chirichis, agua de toronjil, abrazos de despedida, perdonada
de deudas, recomendaciones, sacars los dlares debajo
del colchn, esconders la televisin debajo de la cama, en
el forro del abrigo estn los mil que eran para el chupe del
sbado, abre el atn de la despedida, porque dicen que para
morir se debe comer bien, un por si acaso en el infierno
demoren la comida como en la villa bolivariana. Todo es
confusin, carreras, desorden, desfile, se encienden los
faroles, se prenden las ceras, se queman los ramos, se
quema el romero, se canta perdn oh Dios mo, perdn e
indulgencia, perdn y clemencia, perdn y piedad, pequ ya
mi alma, su culpa confiesa, mil veces me pesa de tanta
maldad, salve dolorosa y afligida madre salve tus dolores y a
todos nos salven.
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Son las dos y quince de la maana, faltan tres cuartos
de hora para el terremoto, que lentas pasan las horas, los
minutos, los segundos. Sollozan los nios, ladran los perros,
fuman las pipas. Las dos y treinta de la maana y nada.
Qu pasar de noche, no hay maana que no haya en e1
jardn rosas difuntas, sobre estas cosas mi querida hermana,
porqu a nuestro Seor no le preguntas, pasemos esta noche
en la ventana, los ojos fijos y las manos juntas, para saber
maana de maana, porqu hay en el jardn rosas difuntas.
Las dos y cuarenta y dos, seores y seoras faltan dieciocho
minutos para el terremoto, profetizado por Mariana de Jess,
cuando los pueblos no hagan nada contra los malos
gobiernos. Temblor, pavor, crujir de dientes, nos piernan las
tiemblan, cunde el pnico. Faltan dos minutos para las tres,
se ponen en cruz los ateos, se hincan los comunistas, se
santiguan los socialistas, se golpean el pecho los del MPD,
se ren los curuchupas, pero de miedo.
Las tres, el terremoto no llega, seguro no hay
presupuesto porque todo se ha gastado en los dcimos
juegos bolivarianos. As es con Cuenca, ni un terremoto bueno
puede tener, fuera para Ambato ya llegara uno para dejar
cincuenta mil muertos y Pelileo hecho ruinas. Las tres y cinco
y slo el fro hace ms amarillo los rostros de todos los
morlacos, hombres, mujeres, ancianos, nios. Las tres y
cuarto y claman los locutores, no es cierto, no es verdad,
hay error, mentira, falso, quin dice, no hagan caso, lata no
ms era, al saber le llaman leche, somos giles, a la bio, a la
bao, a la bim bum bam, terremoto, terremoto no habr.
Cuatro de la maana, quin tiene miedo carajo, yo no
me asust, me estaba riendo, saba de antemano que era
mentira, los terremotos no se profetizan, estuve en la calle
por nota. Desaparecen los nerviosos, los asustados, los
temblorosos y se multiplican los valientes. Centenares de
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tarzanes, supermanes, kalimanes, kingkones, gilmanes en
lugar de giles. Se multiplican los audaces, los temerarios,
las mujeres maravillas, los fuertes, los integrantes de la
brigada, los nervios de acero. Nos encontramos con Rambo
I y Rambo II, en calles y avenidas estn Rocky I, Rocky II y
Rocky III. Los ateos recobran los colores y niegan a Dios,
pero todava las quijadas se mueven como de los esqueletos.
No olvidaremos la madrugada del lunes anterior, cuando
todos a una estuvimos de acuerdo en que no hay brujas
Garay, pero que de haberlas hay.

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