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NOVELAS EJEMPLARES, I
Edicin,
introduccin y notas
de
JUAN BAUTISTA AVALLE-ARCE
Madrid
SUMARIO
INTRODUCCIN
NOTICIA BIBLIOGRFICA
BIBLIOGRAFA SELECTA
ABREVIATURAS EMPLEADAS
NOTA PREVIA.
NOVELAS EJEMPLARES, I
Novela de La gitanilla
Novela del amante liberal
Novela de Rinconete y Cortadillo
Rinconete y Cortadillo, Ms. Porras, segn la edicin Bosarte
ABREVIATURAS EMPLEADAS
Alonso Hernndez: Jos Luis Alonso Hernndez, Lxico del marginalismo del Siglo de Oro
(Salamanca, 1977).
Bib. Aut. Esp.: Biblioteca de Autores Espaoles.
BRAE: Boletn de la Real Academia Espaola, I (1914).
Campos-Barella: Juana G. Campos y Ana Barella, Diccionario de refranes (Madrid, 1975),
Anejos del Boletn de la Real Academia Espaola, XXX.
Corominas: J. Corominas, Diccionario crtico etimolgico de la lengua castellana, 4 vols.
(Madrid, 1954). Est en curso de impresin la segunda ed. ampliada, Diccionario crtico
etimolgico castellano e hispnico, con la ayuda de Jos A. Pascual, que ser en 6 vols. (Madrid,
1980). Mis referencias, salvo indicacin en contrario, son siempre a la primera edicin.
Correas: Gonzalo Correas, Vocabulario de refranes y frases proverbiales (1627), ed. de Louis
Combet (Burdeos, 1967).
Covarrubias: Sebastin de Covarrubias Orozco, Tesoro de la lengua castellana o espaola,
segn la reimpresin de 1611, con las adiciones de Benito Remigio Noydens publicadas en la de
1674, ed. preparada por Martn de Riquer (Barcelona, 1943).
Dice. Ac: Diccionario de la lengua espaola, Real Academia Espaola, decimonovena ed.
(Madrid, 1970).
Dice. Aut.: Diccionario de la lengua castellana, en que se explica el verdadero sentido de las
voces, su naturaleza y calidad, Real Academia Espaola, 6 vols. (Madrid, 1726-1739). Es ms
conocido por el nombre de Diccionario de Autoridades.
NBAE: Nueva Biblioteca de Autores Espaoles, dirigida por Marcelino Menndez y Pelayo
(Madrid, 1905-1928).
NE: Novelas ejemplares, precedidas por el nombre del editor, si no lo hay la referencia es a esta
edicin.
Rodrguez Marn, Rinconete: Miguel de Cervantes Saavedra, Rinconete y Cortadillo, ed. crtica
por Francisco Rodrguez Marn (Sevilla, 1905).
NOTA PREVIA
LAS brillantes contribuciones de R. M. Flores al estudio textual de la obra cervantina han demostrado
amplia y slidamente que al leer el texto de las ediciones prncipes no hacemos ms que leer las
1
con razones malas y buenas, se le ha negado. Yo no pienso terciar en esta cuestin, al menos hoy, al
preparar esta edicin. Pero como la paternidad cervantina no es categricamente cierta ni falsa, he
optado por la lnea de menor resistencia, suponer que Cervantes la compuso y lo anterior, repito y
subrayo, no implica ningn criterio mo acerca de la paternidad de la novelita.
En consecuencia, y para facilitar la labor del cervantista efectivo o en ciernes, lo que he hecho es
imprimir el texto de Porras de la Cmara de Rinconete y Cortadillo y de El celoso extremeo como
apndices a los textos impresos en la edicin prncipe. Y el texto de La ta fingida ir como apndice
al texto completo de las Novelas ejemplares. De esta manera el estudioso tendr entre sus manos
todos los textos relacionados con las Novelas ejemplares, de cerca o de lejos, con justicia o sin ella.
La edicin que modernizo a conciencia es la prncipe de Madrid, Juan de la Cuesta, 1613. La que se
denomina segunda, de Madrid, 1614, y asimismo por Juan de la Cuesta, es, con seguridad, una
falsificacin, y si no lo fuese es utpico pensar en una posible participacin cer vantina en ella. Al
modernizar el texto no he tocado, en absoluto, la integridad del relato original. He mantenido hasta
las erratas, y las he salvado en el texto o en las notas, pero siempre queda esto anotado. Con todo, he
conservado arcasmos de formas verbales y de tratamiento, para no caer en el paralogismo de que
Cervantes escriba en el espaol del siglo xx. He modernizado, sin embargo, y debido a su misma
numerosidad, las formas de infinitivo ms pronombre encltico: contarlo, no contallo. Pero para no
defraudar del todo al lector en su bsqueda de antiguallas y dejar algn tanto de saborcillo arcaico,
mantengo la ortografa original de los nombres propios, personales y geogrficos. En el resto de las
anotaciones he tratado de resolver los problemas que todo texto del siglo xvn puede traer a un lector
de hoy en da, de cualquier ndole que fuesen. Ave atque vale.
J. B. A.-A.
1
Me refiero, en particular, al estudio de R. M. Flores, The Compositors of the First and Second Madrid Editions
of Don Quixote Part I (Londres, 1975).
FE DE ERRATAS
Vi las doce Novelas, compuestas por Miguel de Cervantes, y en ellas no hay cosa digna que notar,
que no corresponda con su original.
Dada en Madrid, a siete de agosto de 1613.
TASA
Yo, Hernando de Vallejo, escribano de cmara del rey nuestro Seor, de los que residen en su
Consejo, doy fe, que habindose visto por los seores de l un libro, que con su licencia fue impreso,
intitulado Novelas ejemplares, compuesto por Miguel de Cervantes Saavedra, le tasaron a cuatro
maraveds el pliego, el cual tiene setenta y un pliegos y medio, que al dicho precio suma y monta
docientos y ochenta y seis maraveds en papel; y mandaron que a este precio, y no ms, se venda, y
que esta tasa se ponga al principio de cada volumen del dicho libro, para que se sepa y entienda lo
que por el se ha de pedir y llevar, como consta y parece por el auto y decreto que est y queda en mi
poder, a que me refiero.
Y para que de ello conste, de mandamiento de los dichos seores del Consejo, y pedimiento de la
parte del dicho Miguel de Cervantes, di esta fe, en la villa de Madrid, a doce das del mes de agosto
de mil y seiscientos y trece aos.
HERNANDO DE VALLE JO
Vea este libro el padre presentado Fr. Juan Bautista, de la orden de la Santsima Trinidad, y dgame
si tiene cosa contra la fe o buenas costumbres, y si ser justo imprimirse.
Fecho en Madrid, a 2 de julio de 1612.
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EL DOCTOR CETINA
APROBACIN
Por comisin del seor doctor Gutierre de Cetina, vicario general por el ilustrsimo cardenal D.
Bernardo de Sandoval y Rojas, en Corte, he visto y ledo las doce Novelas ejemplares, compuestas
por Miguel de Cervantes Saavedra; y supuesto que es sentencia llana del anglico doctor Santo
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Toms, que la eutropelia es virtud, la que consiste en un entretenimiento honesto, juzgo que la
verdadera eutropelia est en estas Novelas, porque entretienen con su novedad, ensean con sus
ejemplos a huir vicios y seguir virtudes, y el autor cumple con su intento, con que da honra a nuestra
lengua castellana, y avisa a las repblicas de los daos que de algunos vicios se siguen, con otras
muchas comodidades, y as me parece se le puede y debe dar la licencia que pide, salvo &c.
En este convento de la Santsima Trinidad, calle de Atocha, en 9 de julio de 1612.
EL PADRE PRESENTADO FR. JUAN BAUTISTA
APROBACIN
Por comisin, y mandado de los seores del Consejo de su Majestad, he hecho ver este libro de
Novelas ejemplares, y no contiene cosa contra la fe ni buenas costumbres, antes con semejantes
argumentos nos pretende ensear su autor cosas de importancia, y el cmo nos hemos de haber en
ellas; y este fin tienen los que escriben novelas y fbulas; y as me parece se puede dar licencia para
imprimir.
En Madrid, a nueve de julio de mil y seiscientos y doce.
EL DOCTOR CETINA PRELIMINARES
APROBACIN
Por comisin de vuestra Alteza he visto el libro intitulado Novelas ejemplares, de Miguel de
Cervantes Saavedra, y no hallo en l cosa contra la fe y buenas costumbres, por donde no se pueda
imprimir, antes hallo en l cosas de mucho entretenimiento para los curiosos lectores, y avisos y
sentencias de mucho provecho, y que proceden de la fecundidad del ingenio de su autor, que no lo
muestra en ste menos que en los dems que ha sacado a la luz.
En este monasterio de la Santsima Trinidad, en ocho de agosto de mil y seiscientos y doce.
APROBACIN
Por comisin de los seores del Supremo Consejo de Aragn vi un libro intitulado Novelas
ejemplares, de honestsimo entretenimiento, su autor Miguel de Cervantes Saavedra, y no slo [no]
hallo en l cosa escrita en ofensa de la religin cristiana y perjuicio de las buenas costumbres, antes
bien confirma el dueo de esta obra la justa estimacin que en Espaa y fuera de ella se hace de su
claro ingenio, singular en la invencin y copioso en el lenguaje, que con lo uno y lo otro ensea y
admira, dejando de esta vez concluidos con la abundancia de sus palabras a los que, siendo mulos de
la lengua espaola, la culpan de corta y niegan su fertilidad, y as se debe imprimir; tal es mi parecer.
En Madrid, a treinta y uno de julio de mil y seiscientos y trece.
EL REY
Por cuanto, por parte de vos, Miguel de Cervantes, nos fue hecha relacin que habades compuesto
un libro intitulado: Novelas ejemplares, de honestsimo entretenimiento, donde se mostraba la alteza
y fecundidad de la lengua castellana, que os haba costado mucho trabajo el componerle, y nos
suplicastes os mandsemos dar licencia y facultad para le poder imprimir, y privilegio por el tiempo
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que fusemos servido, o como la nuestra merced fuese, lo cual, visto por los del nuestro Consejo,
por cuanto en el dicho libro se hizo la diligencia que la pragmtica por nos sobre ello hecha dispone,
fue acordado que debamos mandar dar esta nuestra cdula en la dicha razn, y nos tuvmoslo por
bien.
Por la cual vos damos licencia y facultad para que, por tiempo y espacio de diez aos cumplidos
primeros siguientes, que corran y se cuenten desde el da de la fecha de esta nuestra cdula en
adelante, vos, o la persona que para ello vuestro poder hubiere, y no otra alguna, podis imprimir y
vender el dicho libro, que de suso se hace mencin.
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Y por la presente damos licencia y facultad a cualquier impresor de estos nuestros reinos, que
nombrredes, para que durante el dicho tiempo lo pueda imprimir por el original que en el nuestro
Consejo se vio, que va rubricado, y firmado al fin, de Antonio de Olmedo, nuestro escribano de
Cmara, y uno de los que en el nuestro Consejo residen, con que antes que se venda le traigis ante
ellos, juntamente con el dicho original, para que se vea si la dicha impresin est conforme a l, o
traigis fe en pblica forma, como por corrector por nos nombrado se vio y corrigi la dicha
impresin por el dicho original.
Y mandamos al impresor que as imprimiere el dicho libro, no imprima el principio y primer pliego
de l, ni entregue ms de un solo libro con el original al autor y persona a cuya costa lo imprimiere,
ni a otra alguna, para efecto de la dicha correccin y tasa, hasta que antes, y primero, el dicho libro
est corregido y tasado por los de nuestro Consejo.
Y estando hecho, y no de otra manera, pueda imprimir el dicho principio y primer pliego, en el cual,
inmediatamente, se ponga esta nuestra licencia, y la aprobacin, tasa y erratas; ni lo podis vender ni
vendis vos, ni otra persona alguna, hasta que est el dicho libro en la forma susodicha, so pena de
caer e incurrir, en las penas contenidas en la dicha pragmtica y leyes de nuestros reinos, que sobre
ellos disponen.
Y mandamos que durante el dicho tiempo persona alguna, sin vuestra licencia, no lo pueda imprimir
ni vender, so pena que, el que lo imprimiere y vendiere, haya perdido y pierda cualesquier libros,
moldes y aparejos que de l tuviere, y ms incurra en pena de cincuenta mil maraveds por cada vez
que lo contrario hiciere.
De la cual dicha pena sea la tercia parte para nuestra Cmara, y la otra tercia parte para el juez que lo
sentenciare, y la otra tercia parte para el que lo denunciare.
Y mandamos a los de nuestro Consejo, presidente y oidores de las nuestras Audiencias, alcaldes,
alguaciles de la nuestra Casa y Corte y Cnancilleras, y otras cualesquier justicias de todas las
ciudades, villas y lugares de estos nuestros reinos y seoros, y a cada uno de ellos, as a los que
ahora son, como a los que sern de aqu adelante, que vos guarden y cumplan esta nuestra cdula y
merced, que as vos hacemos, y contra ella no vayan, ni pasen, ni consientan ir, ni pasar en manera
alguna, so pena de la nuestra merced, y de diez mil maraveds para la nuestra Cmara.
Fecha en Madrid, a veinte y dos das del mes de noviembre de mil y seiscientos y doce aos.
YO EL REY
JORGE DE TOVAR
PRIVILEGIO DE ARAGN
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Nos, Don Felipe, por la gracia de Dios Rey de Castilla, de Aragn, de Len, de las dos Sicil [i] as, de
Jerusaln, de Portugal, de Hungra, de Dalmacia, de Croacia, de Navarra, de Granada, de Toledo, de
Valencia, de Galicia, de Mallorca, de Sevilla, de Cerdea, de Crdoba, de Crcega, de Murcia, de
Jan, de los Algarbes, de Algecira, de Gibraltar, de las islas de Canaria, de las Indias Orientales y
Occidentales, Islas y Tierra Firme del mar Ocano, Archiduque de Austria, Duque de Borgoa, de
Bravante, de Miln, de Atenas y Neopatria, Conde de Abspurg, de Flandes, de Tyrol, de Barcelona,
de Roselln y Cerdea, Marqus de Oristn y Conde de Goceano.
Por cuanto por parte de vos, Miguel de Cervantes Saavedra, nos ha sido hecha relacin, que con
vuestra industria y trabajo habis compuesto un libro intitulado Novelas ejemplares, de honestsimo
entretenimiento, el cual es muy til y provechoso, y le deseis imprimir en los nuestros reinos de la
Corona de Aragn, suplicndonos fusemos servidos de haceros merced de licencia para ello.
Y nos, teniendo consideracin a lo sobredicho, y que ha sido el dicho libro reconocido por persona
experta en letras, y por ella aprobado, para que os resulte de ello alguna utilidad, y, por la comn, lo
habernos tenido por bien.
Por ende, con tenor de las presentes, de nuestra cierta ciencia y real autoridad, deliberadamente y
consulta, damos licencia, permiso y facultad a vos, Miguel de Cervantes, que, por tiempo de diez
aos, contaderos desde el da de la data de las presentes en adelante, vos, o la persona o personas que
vuestro poder tuvieren, y no otro alguno, podis y puedan hacer imprimir y vender el dicho libro de
las Novelas ejemplares, de honestsimo entretenimiento, en los dichos nuestros reinos de la corona de
Aragn, prohibiendo y vedando expresamente que ningunas otras personas lo puedan hacer por todo
el dicho tiempo, sin vuestra licencia, permiso y voluntad, ni le puedan entrar en los dichos reinos,
para vender, de otros adonde, se hubiere imprimido.
Y si, despus de publicadas las presentes, hubiere alguno o algunos que durante el dicho tiempo
intentaren de imprimir o vender el dicho libro, ni meterlos impresos para vender, como dicho es,
incurran en pena de quinientos florines de oro de Aragn, dividideros en tres partes, a saber: es, una,
para nuestros cofres reales; otra, para vos, el dicho Miguel de Cervantes Saavedra; y otra, para el
acusador. Y dems de la dicha pena, si fuere impresor, pierda los moldes y libros que as hubiere
imprimido, mandando con el mismo tenor de las presentes a cualesquier lugartenientes y capitanes
generales, regentes la Cancellara, regente el oficio, y por tant[a]s veces de nuestro general
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a que sea hecho lo contrario en manera alguna, si de ms de nuestra ira e indignacin, en la pena
susodicha desean no incurrir.
En testimonio de lo cual, mandamos despachar las presentes, con nuestro sello real comn en el dorso
selladas.
Datt. en San Lorenzo el Real, a nueve das del mes de agosto, ao del nacimiento de nuestro Seor
Jesucristo mil y seiscientos y trece.
YO EL REY
Dominus rex mandauit mihi D. Francisco Gassol, visa per Roig Vicecancellarium, Comitem
generalem Thesaurarium, Guardiola, Fontanet, Martnez, &. Prez Manrique, regentes Cancellariam.
PRLOGO AL LECTOR
Quisiera yo, si fuera posible, lector amantsimo, excusarme de escribir este prlogo, porque no me
fue tan bien con el que puse en mi Don Quijote, que quedase con gana de segundar con ste. De esto
tiene la culpa algn amigo, de los muchos que en el discurso de mi vida he granjeado, antes con mi
condicin que con mi ingenio, el cual amigo bien pudiera, como es uso y costumbre, grabarme y
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esculpirme en la primera hoja de este libro, pues le diera mi retrato el famoso don Juan de Jurigui,
y con esto quedara mi ambicin satisfecha, y el deseo de algunos que querran saber qu rostro y talle
tiene quien se atreve a salir con tantas invenciones en la plaza del mundo, a los ojos de las gentes,
poniendo debajo del retrato: Este que veis aqu, de rostro aguileno, de cabello castao, frente lisa y
desembarazada, de alegres ojos y de nariz corva, aunque bien proporcionada; las barbas de plata, que
no ha veinte aos que fueron de oro, los bigotes grandes, la boca pequea, los dientes ni menudos ni
crecidos, porque no tiene sino seis, y sos mal acondicionados y peor puestos, porque no tienen
correspondencia los unos con los otros; el cuerpo entre dos extremos, ni grande, ni pequeo, la color
viva, antes blanca que morena; algo cargado de espaldas, y no muy ligero de pies; ste digo que es el
rostro del autor de La Galatea y de Don Quijote de la Mancha, y del que hizo el Viaje del Parnaso,
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a imitacin del de Csar Caporal Perusino, y otras obras que andan por ah descarriadas, y, quiz, sin
el nombre de su dueo. Llmase comnmente Miguel de Cervantes Saavedra. Fue soldado muchos
aos, y cinco y medio cautivo, donde aprendi a tener paciencia en las adversidades. Perdi en la
batalla naval de Lepanto la mano izquierda de un arcabuzazo, herida que, aunque parece fea, l la
tiene por hermosa, por haberla cobrado en la ms memorable y alta ocasin que vieron los pasados
siglos, ni esperan ver los venideros, militando debajo de las vencedoras banderas del hijo del rayo de
la guerra, Cario Quinto, de felice memoria. Y cuando a la de este amigo, de quien me quejo, no
ocurrieran otras cosas de las dichas que decir de m, yo me levantara a m mismo dos docenas de
testimonios, y se los dijera en secreto, con que extendiera mi nombre y acreditara mi ingenio. Porque
pensar que dicen puntualmente la verdad los tales elogios, es disparate, por no tener punto preciso ni
determinado las alabanzas ni los vituperios.
En fin, pues ya esta ocasin se pas, y yo he quedado en blanco y sin figura, ser forzoso valerme por
mi pico, que aunque tartamudo, no lo ser para decir verdades, que, dichas por seas, suelen ser
entendidas. Y as te digo otra vez, lector amable, que de estas novelas que te ofrezco, en ningn modo
podrs hacer pepitoria, porque no tienen pies, ni cabeza, ni entraas, ni cosa que les parezca; quiero
16a
Heles dado -nombre de ejemplares, y si bien lo miras, no hay ninguna de quien no se pueda sacar
algn ejemplo provechoso; y si no fuera por no alargar este sujeto, quiz te mostrara el sabroso y
honesto fruto que se podra sacar, as de todas juntas, como de cada una de por s.
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llegar a entretenerse, sin dao de barras; digo sin dao del alma ni del cuerpo, porque los ejercicios
honestos y agradables, antes aprovechan que daan.
S, que no siempre se est en los templos; no siempre se ocupan los oratorios; no siempre se asiste a
los negocios, por calificados que sean. Horas hay de recreacin, donde el afligido espritu descanse.
Para este efeto se plantan las alamedas, se buscan las fuentes, se allanan las cuestas y se cultivan, con
curiosidad, los jardines. Una cosa me atrever a decirte, que si por algn modo alcanzara que la
leccin destas novelas pudiera inducir a quien las leyera a algn mal deseo o pensamiento, antes me
cortara la mano con que las escrib, que sacarlas en pblico. Mi edad no est ya para burlarse con la
otra vida, que al cincuenta y cinco de los aos gano por nueve ms y por la mano.
A esto se aplic mi ingenio, por aqu me lleva mi inclinacin, y ms que me doy a entender, y es as,
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que yo soy el primero que he novelado en lengua castellana, que las muchas novelas que en ella
andan impresas, todas son traducidas de lenguas extranjeras, y stas son mas propias, no imitadas ni
hurtadas; mi ingenio las engendr, y las pari mi pluma, y van creciendo en los brazos de la estampa.
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con Heliodoro, si ya por atrevido no sale con las manos en la cabeza; y primero vers, y con
brevedad dilatadas, las hazaas de don Quijote y donaires de Sancho Panza, y luego las Semanas del
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jardn.
Mucho prometo, con fuerzas tan pocas como las mas; pero quin pondr rienda a los deseos? Slo
esto quiero que consideres, que pues yo he tenido osada de dirigir estas novelas al gran Conde de
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Lemos,
No ms, sino que Dios te guarde y a m me d paciencia para llevar bien el mal que han de decir de
m ms de cuatro sutiles y almidonados. Vale.
Tampoco suplico a vuestra Excelencia reciba en su tutela este libro, porque s que, si l no es bueno,
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no dejarn los Zoilos, los Cnicos, los Aretinos y los Bernias de darse un filo en su vituperio, sin
guardar respeto a nadie. Slo suplico que advierta vuestra Excelencia que le envo, como quien no
dice nada, doce cuentos que, a no haberse labrado en la oficina de mi entendimiento, presumieran
ponerse al lado de los ms pintados.
Tales cuales son, all van, y yo quedo aqu contentsimo por parecerme que voy mostrando en algo
el deseo que tengo de servir a vuestra Excelencia, como a mi verdadero seor y bienhechor mo.
Guarde nuestro Seor, &c.
De Madrid, a catorce de julio de mil y seiscientos y trece.
Criado de vuestra Excelencia,
MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA
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Soneto
Si en el moral ejemplo y dulce aviso,
Cervantes, de la diestra grave lira,
en docta frasis el concepto mira
el lector retratado un paraso;
mira mejor que con el arte quiso
vuestro ingenio sacar de la mentira
la verdad, cuya llama slo aspira
a lo que es voluntario hacer preciso.
Al asunto ofrecidas las memorias
dedica el tiempo, que en tan breve suma
caben todos sucintos los extremos;
y es noble calidad de vuestras glorias,
que el uno se le deba a vuestra pluma,
y el otro a las grandezas del de Lemos.
DE FERNANDO BERMDEZ Y CARVAJAL
CAMARERO DEL DUQUE DE SESSA,
A MIGUEL DE CERVANTES
29
Soneto
Dejad, Nereidas, del albergue umbroso
las piezas de cristales fabricadas,
de la espuma ligera mal techadas,
si bien guarnidas de coral precioso;
salid del sitio ameno y deleitoso,
Drades de las selvas no tocadas,
y vosotras, oh Musas celebradas!,
dejad las fuentes del licor copioso;
todas juntas traed un ramo solo
del rbol en quien Dafne convertida,
al rubio Dios mostr tanta dureza,
que, cuando no lo fuera para Apolo,
hoy se hiciera laurel, por ver ceida
a Miguel de Cervantes la cabeza.
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31
Soneto
Oh t, que aquestas fbulas leste:
si lo secreto de ellas contemplaste,
vers que son de la verdad engaste,
que por tu gusto tal disfraz se viste!
Bien, Cervantes insigne, conociste
la humana inclinacin, cuando mezclaste
lo dulce con lo honesto, y lo templaste
tan bien que plato al cuerpo y alma hiciste.
Rica y pomposa vas, filosofa;
ya, doctrina moral, con este traje
no habr quin de ti burle o te desprecie.
Si agora te faltare compaa,
jams esperes del mortal linaje
que tu virtud y tus grandezas precie.
1
Todos estos preliminares son parte de la ley de imprenta o censura de la poca, que remonta a la
reglamentacin de los Reyes Catlicos de 1502, que slo hubo que retocar en 1554. Pero de inmediato, en 1558,
ante el descubrimiento de los primeros focos luteranos en la Pennsula, todo se rigoriz considerablemente.
2
Murcia de la Llana: abuelo, padre e hijo formaron una verdadera dinasta de correctores de libros. El del texto
se llamaba Francisco, fue mdico y corrector de libros de 1609 hasta su muerte en 1639, tambin corrigi las dos
partes del Quijote y el Persiles, v. mi ed. de esta ltima novela en esta misma coleccin, nota 2.
Tasa: era el precio de la obra encuadernada a la rstica, fijado tambin por el Consejo Real, no por el impresor
o el librero. Su inclusin era obligatoria entre los preliminares.
4
Hernando de Valle jo: era escribano del Consejo Real y firm la tasa del Quijote de 1615.
Fr. Juan Bautista: el trinitario fray Juan Bautista Capataz, amigo de Cervantes y elogiado por ste en Viaje del
Parnaso, cap. III, vv. 301-303: Fray Juan Baptista Capataz se llama, / descalzo y pobre, pero bien vestido / con
el adorno que le da la fama/ Era natural de Benavente, dicesis de Cuenca, y dos documentos suyos de 1603
public N. Alonso Corts, Acervo biogrfico, BRAE, XXIX (1949), 299.
El Doctor Cetina: el doctor Gutierre de Cetina, homnimo del poeta, fue vicario general de Madrid, y
normalmente era el censor general a quien l Consejo Real encargaba de la obra en cuestin. Era l quien
introduca las enmiendas necesarias para obtener la aprobacin, o bien negaba terminantemente la licencia,
secundado por otros censores designados por l. Es curioso que el Quijote de 1605 sali sin aprobacin,
mientras que el de 1615 sali con tres, dirigidas por el doctor Gutierre de Cetina, por cierto, una menos que las
Novelas ejemplares.
8
Doctor Santo Toms: es referencia a su Summa theologica, II, 2, quest. 168, art. 2: Philosophus etiam ponit
virtutem eutrapeliae circa ludos, quam nos possumus dicere iucunditatem. La forma alterada del texto,
eutropelia, desembocar en tropela.
10
Alonso Gernimo de Salas Barbadillo: escritor madrileo (1581-1635) de apicarada vida, entremesista,
comedigrafo y novelista, siendo su obra capital la novela La hija de Celestina (1612). Fue muy amigo de
Cervantes, quien dice de l en el Viaje del Parnaso, cap. II, vv. 97-99: Este s que podrs tener en precio, / que
es Alonso de Salas Barbadillo, / a quien me inclino y sin medida aprecio.
11
Por el tiempo que fusemos servido: el privilegio real se extenda por perodos variables, as, por ejemplo, el
Viaje del Parnaso y el Guzmn de Alfarache lo recibieron por seis aos cada uno, mientras que las Novelas
ejemplares y el Quijote lo recibieron por diez aos cada uno.
12
Jorge de Tovar: toledano, secretario y valido de Felipe III, no hay que confundirle con su hijo Jorge de Tovar
Valderrama, a quien Lope de Vega dedic la comedia Quien ama, no haga fieros, donde dice, en parte,
refirindose al firmante del privilegio de las Novelas ejemplares-. Por agradecer los [favores] que he recibido
siempre del seor Jorge de Tobar, su padre, persona tan digna de la confidencia de los papeles de Estado, y de
mayores lugares.
13
Privilegio de Aragn: el privilegio firmado por Jorge de Tovar slo afectaba a la Corona de Castilla.
Cervantes ahora quiere impedir lo que ocurri en 1605 con el Quijote, que de seis ediciones que tuvo slo dos
fueron madrileas (las famosas de Juan de la Cuesta), otras dos fueron de Lisboa y otras dos de Valencia.
14
15
Don Juan de Jurigui: l se firmaba Juregui, era sevillano de abolengo navarro (1583-1641), y le recuerda
otra vez Cervantes en el Quijote, II, lxii, esta vez como poeta. El retrato mencionado en el texto, y que se ha
reproducido a menudo, hoy en da es propiedad de la Real Academia Espaola y es una superchera.
16
Viaje del Parnaso: slo sali al ao siguiente de las Novelas ejemplares, Madrid, por la viuda de Alonso
Martn, 1614. Como declara Cervantes, su modelo fue el Viaggi di Parnaso (1582) de Cesare Caporali de Perusa
(1531-1601).
16a
17
Nombre de ejemplares: la ejemplaridad de estas novelitas ha creado una tormentilla crtica de la que me he
hecho cargo en la Introduccin.
18
Mesa de trucos: juego parecido al billar, y que describe largamente Covarrubias, s. v. truco.
19
Dao de barras: Sin dao de barras, suele por alusin sinificar tanto como sin perjuyzio de tercero. Est
tomada esta manera de hablar de los jugadores de argolla, no siendo su intento tirar a ella, sino a la bola del
contrario, Covarrubias, s. v. dao. Argolla: juego ass dicho, porque se pone clavada en tierra una punta o
espiga de hierro, que tiene por cabeza una argolla, dicha comnmente aro, con unas rayas hechas al borde de uno
de los lados de ella, y con una pala acanalada se tiran unas bolas a embocar por ella, que si se meten por donde
no tiene las rayas, no solo no se gana, pero es necesario tirar otra vez a deshacer lo hecho, Dice. Aut., s. v.
20
Primero que he novelado: a lo largo de toda su vida Cervantes demostr plena y clara conciencia de sus
mritos literarios, y la afirmacin del texto no es excepcin, como estudi en la Introduccin.
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Trabajos de Persiles: Los trabajos de Persiles y Sigismundo. Historia setentrional salieron como obra
postuma, Madrid, Juan de la Cuesta, 1617. Pero los dos primeros libros de la novela deben fecharse entre 1599 y
1605, como demostr en mi edicin citada.
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Heliodoro: novelista griego (siglo ni de Cristo), cuya Aethiopica o Tegenes y Cariclea tuvo enorme difusin
en la Europa del siglo xvi. En espaol se hicieron dos traducciones, una annima de Amberes, 1554, y la otra de
Fernando de Mena (Alcal de Henares, 1587), que, probablemente, es la que conoci y ley Cervantes: 1613:
Eliodoro.
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Semanas del jardn: una obra inacabada y perdida, como lo fue la segunda parte de la Galatea, todava
prometida en el Quijote de 1615.
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Gran Conde de Lemos: sus principales ttulos siguen de inmediato. En 1610, cuando Lemos fue nombrado
virrey de aples, Cervantes so con una vuelta a aples en la comitiva virreinal, que no se cumpli para
bien de la posteridad. Fue el verdadero y simptico mecenas de Cervantes, quien le dedic las Ocho comedias y
ocho entremeses (1615), segunda parte del Quijote (1615) y los Trabajos de Persiles y Sigismundo (1617).
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Hipogrifo de Astolfo: caballo alado, hijo de grifo y yegua, en el Orlando Furioso de Ariosto, canto IV.
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Aretinos: Pietro Aretino (1492-1557), el flagelo de los prncipes, prolfico autor de escandalosa fama.
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Bernias: Francesco Berni (1496-1536), poeta satrico y jocoso, en una manera que se llam bernesca.
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Marqus de Alcaices: don Alvaro Antonio Enrquez de Almansa, elevado a la Grandeza de Espaa en 1626.
En el Viaje del Parnaso, cap. V, vv. 313-14, Cervantes declar reconocer a cinco poetas titulados en Castilla,
y los haba nombrado con anticipacin, cap. II, vv. 247-49, en este orden: el conde de Salinas, el prncipe de
Esquilache, el conde de Saldaa, el conde de Villamediana y el marqus de Alcaices.
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Fernando Bermdez y Carvajal: elogiado tambin en el Viaje del Parnaso, cap. II, vv. 202-04, y asimismo le
elogia Lope de Vega en su Laurel de Apolo (1630), silva III.
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Don Fernando de Lodea: el apellido tambin se escriba Ludea. Le elogia Cervantes en el Viaje del
Parnaso, cap. IV, vv. 382-87, y Lope de Vega, Laurel de Apolo, silva III. Lope tambin le dedic su comedia El
primer rey de Castilla. Lodea era madrileo y militar y muri en 15 de julio de 1634.
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Juan de Sols Meja: le elogia Cervantes en el Viaje del Parnaso, cap. V, vv. 283-85. Hay versos suyos en El
Monte Vesuvio del doctor Juan de Quiones (Madrid, 1632) y en los Elogios al Palacio Real del Buen Retiro de
Don Diego de Covarrubias y Leiva (Madrid, 1635).
NOVELA DE LA GITANILLA
Parece que los gitanos y gitanas solamente nacieron en el mundo para ser ladrones: nacen de padres
ladrones, cranse con ladrones, estudian para ladrones, y, finalmente, salen con ser ladrones corrientes
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y molientes a todo ruedo, y la gana del hurtar y el hurtar son en ellos como ac[c]identes
inseparables, que no se quitan sino con la muerte. Una, pues, de esta nacin, gitana vieja, que poda
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ser jubilada en la ciencia de Caco, cri una muchacha en nombre de nieta suya, a quien puso [por]
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nombre Preciosa, y a quien ense todas sus gitaneras, y modos de embelecos, y trazas de hurtar.
Sali la tal Preciosa la ms nica bailadora que se hallaba en todo el gitanismo, y la ms hermosa y
discreta que pudiera hallarse, no entre los gitanos, sino entre cuantas hermosas y discretas pudiera
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pregonar la fama. Ni los soles, ni los aires, ni todas las inclemencias del cielo a quien ms que otras
gentes estn sujetos los gitanos, pudieron deslustrar su rostro ni curtir las manos; y lo que es ms, que
la crianza tosca en que se criaba no descubra en ella sino ser nacida de mayores prendas que de
gitana, porque era en extremo corts y bien razonada. Y, con todo esto, era algo desenvuelta; pero no
de modo que descubriese algn gnero de deshonestidad; antes, con ser aguda, era tan honesta, que
en su presencia no osaba alguna gitana, vieja ni moza, cantar cantares lascivos ni decir palabras no
buenas. Y, finalmente, la abuela conoci el tesoro que en la nieta tena, y as, determin el guila
vieja sacar a volar su aguilucho y ensearle a vivir por sus uas.
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volvi a la Corte y a su antiguo rancho, que es adonde ordinariamente le tienen los gitanos, en los
campos de Santa Brbara,
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todo se vende. Y la primera entrada que hizo Preciosa en Madrid fue un da de Santa Ana, patrona
y abogada de la villa, con una danza en que iban ocho gitanas, cuatro ancianas y cuatro muchachas, y
un gitano, gran bailarn, que las guiaba. Y aunque todas iban limpias y bien aderezadas, el aseo de
Preciosa era tal, que poco a poco fue enamorando los ojos de cuantos la miraban. De entre el son del
tamborn y castaetas y fuga del baile sali un rumor que encareca la belleza y donaire de la
gitanilla, y corran los muchachos a verla, y los hombres a mirarla. Pero cuando la oyeron cantar, por
ser la danza cantada, all fue ello! All s que cobr aliento la fama de la gitanilla, y de comn
consentimiento de los diputados de la fiesta, desde luego le sealaron el premio y joya de la mejor
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rbol preciossimo
que tard en dar fruto
aos que pudieron
cubrirle de luto,
y hacer los deseos
del consorte puros,
contra su esperanza
no muy bien seguros;
de cuyo tardarse
naci aquel disgusto
que lanz del templo
al varn ms justo:
santa tierra estril,
que al cabo produjo
toda la abundancia
que sustenta el mundo;
casa de moneda,
do se forj el cuo
que dio a Dios la forma
que como hombre tuvo;
madre de una hija
en quien quiso y pudo
mostrar Dios grandezas
sobre humano curso.
Por vos y por ella
sois, Ana, el refugio
do van por remedio
nuestros infortunios.
En cierta manera, tenis,
no lo dudo,
sobre el Nieto imperio
piadoso y justo.
A ser comunera
del alczar sumo,
fueran mil parientes
con vos de consuno.
Qu hija, y qu nieto,
y qu yerno! Al punto
a ser causa justa,
cantrades triunfos.
Pero vos, humilde,
fuistes el estudio
donde vuestra Hija
hizo humildes cursos,
y agora a su lado,
a Dios el ms junto,
gozis de la alteza
que apenas barrunto.
El cantar de Preciosa fue para admirar a cuantos la escuchaban. Unos decan: Dios te bendiga la
muchacha ! Otros: Lstima es que esta mozuela sea gitana! En verdad, en verdad que mereca ser
hija de un gran seor. Otros haba ms groseros, que decan: Dejen crecer a la rapaza, que ella
har de las suyas! A fe que se va audando en ella gentil red barredera
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Otro ms humano, ms basto y ms modorro, vindola andar tan ligera en el baile, le dijo: A ello,
hija, a ello! Andad, amores, y pisad el polvito atan menudito! Y ella respondi, sin dejar el baile:
Y pis-relo yo atan menudo!
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Acabronse las vsperas, y la fiesta de Santa Ana, y qued Preciosa algo cansada; pero tan celebrada
de hermosa, de aguda y de discreta, y de bailadora, que a corrillos se hablaba de ella en toda la Corte.
De all a quince das volvi a Madrid con otras tres muchachas, con sonajas y con un baile nuevo,
todas apercibidas de romances y de cantar cilios alegres, pero todos honestos; que no consenta
Preciosa que las que fuesen en su compaa cantasen cantares descompuestos, ni ella los cant jams,
y muchos miraron en ello, y la tuvieron en mucho. Nunca se apartaba de ella la gitana vieja, hecha su
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Argos, temerosa no se la despabilasen y traspusiesen; llambala nieta, y ella la tena por abuela.
Pusironse a bailar a la sombra en la calle de Toledo, y de los que las venan siguiendo se hizo luego
un gran corro; y en tanto que bailaban, la vieja peda limosna a los circunstantes, y llovan en ella
ochavos y cuartos como piedras a tablado,
caridad dormida.
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dgoles que es famoso, y compuesto por un poeta de los del nmero, como capitn del batalln.
Apenas hubo dicho esto, cuando casi todos los que en la rueda estaban dijeron a voces:
Cntala, Preciosa, y ves aqu mis cuatro cuartos!
Y as granizaron sobre ella cuartos, que la vieja no se daba manos a cogerlos. Hecho, pues, su agosto
y su vendimia,
romance:
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cant el siguiente
A su padre te encomiendo,
que, humano Atlante, se encorva
al peso de tantos reinos
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Apenas acab Preciosa su romance, cuando del ilustre auditorio y grave senado
muchas se form una voz sola, que dijo:
Torna a cantar, Preciosica, que no faltarn cuartos como tierra!
que la oa, de
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Ms de docientas personas estaban mirando el baile y escuchando el canto de las gitanas, y en la fuga
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de l acert a pasar por all uno de los tenientes de la villa, y viendo tanta gente junta pregunt qu
era, y fuele respondido que estaban escuchando a la gitanilla hermosa, que cantaba. Llegse el
teniente, que era curioso, y escuch un rato, y por no ir contra su gravedad, no escuch el romance
hasta la fin; y habindole parecido por todo extremo bien la gitanilla, mand a un paje suyo dijese a
la gitana vieja que al anochecer fuese a su casa con las gitanillas, que quera que las oyese doa
Clara, su mujer. Hzolo as el paje, y la vieja dijo que s ira.
Acabaron el baile y el canto, y mudaron lugar; y en esto, lleg un paje muy bien aderezado a
Preciosa, y dndole un papel doblado, le dijo:
Preciosica, canta el romance que aqu va porque es muy bueno, y yo te dar otros de cuando en
cuando, con que cobres fama de la mejor romancera del mundo.
Eso aprender yo de muy buena gana respondi Preciosa; y mire, seor, que no me deje de
dar los romances que dice, con tal condicin que sean honestos; y si quisiere que se los pague,
concertmonos por docenas, y docena cantada, y docena pagada; porque pensar que le tengo de pagar
adelantado es pensar lo imposible.
Para papel siquiera que me d la seora Preciosica dijo el paje, estar contento; y ms, que el
romance que no saliere bueno y honesto, no ha de entrar en cuenta.
A la ma quede el escogerlos respondi Preciosa.
Y con esto, se fueron la calle adelante, y desde una reja llamaron unos caballeros a las gitanas.
Asomse Preciosa a la reja, que era baja, y vio en una sala muy bien aderezada y muy fresca muchos
caballeros que, unos pasendose y otros jugando a diversos juegos, se entretenan.
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Quirenme dar barato, ceores? dijo Preciosa, que, como gitana, hablaba ceceoso,
artificio en ellas, que no naturaleza.
y esto es
A la voz de Preciosa y a su rostro, dejaron los que jugaban el juego, y el paseo los paseantes, y los
unos y los otros acudieron a la reja por verla, que ya tenan noticia de ella, y dijeron:
Entren, entren las gitanillas, que aqu les daremos barato.
Caro sera ello respondi Preciosa si nos pellizcacen.
No, a fe de caballero respondi uno; bien puedes entrar, nia, segura que nadie te tocar a la
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vira
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Si t quieres entrar, Preciosa dijo una de las tres gitanillas que iban con ella, entra
enhorabuena; que yo no pienso entrar adonde hay tantos hombres.
Mira, Cristina respondi Preciosa: de lo que has de guardar es de un hombre solo y a solas, y
no de tantos juntos; porque antes el ser muchos quita el miedo y el recelo de ser ofendidas. Advierte,
Cristinica, y est cierta de una cosa: que la mujer que se determina a ser honrada, entre un ejrcito de
soldados lo puede ser. Verdad es que es bueno huir de las ocasiones; pero han de ser de las secretas, y
no de las pblicas.
Entremos, Preciosa dijo Cristina; que t sabes ms que un sabio.
Animlas la gitana vieja, y entraron; y apenas hubo entrado Preciosa, cuando el caballero del hbito
vio el papel
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Y no me le tome, seor; que es un romance que me acaban de dar ahora, que aun no le he ledo!
Y sabes t leer, hija? dijo uno.
Y escribir respondi la vieja; que a mi nieta hela criado yo como si fuera hija de un letrado.
Abri el caballero el papel y vio que vena dentro de l un escudo de oro, y dijo:
En verdad, Preciosa, que trae esta carta el porte dentro: toma este escudo que en el romance viene.
Basta dijo Preciosa, que me ha tratado de pobre el poeta. Pues cierto que es ms milagro
darme a m un poeta un escudo que yo recibirle; si con esta aadidura han de venir sus romances,
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traslade todo el Romancero general, y envemelos uno a uno, que yo les tentar el pulso, y si
vinieren duros, ser yo blanda en recibirlos.
Admirados quedaron los que oan a la gitanica, as de su discrecin como del donaire con que
hablaba.
Lea, seor dijo ella, y lea alto; veremos si es tan discreto ese poeta como es liberal.
Y el caballero ley as:
Gitanica, que de hermosa
te pueden dar parabienes:
por lo que de piedra tienes
te llama el mundo Preciosa.
De esta verdad me asegura
esto, como en ti vers;
que no se apartan jams
la esquiveza y la hermosura.
Si como en valor subido
vas creciendo en arrogancia,
no le arriendo la ganancia
a la edad en que has nacido;
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que un basilisco
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se cra
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tu intencin va a disculparte,
y tu hermosura a dar muerte.
Dicen que son hechiceras
todas las de tu nacin:
pero tus hechizos son
de ms fuerzas y ms veras;
pues por llevar los despojos
de todos cuantos te ven,
haces, oh nia!, que estn
tus hechizos en tus ojos.
En sus fuerzas te adelantas,
pues bailando nos admiras,
y nos matas si nos miras,
y nos encantas si cantas.
De cien mil modos hechizas:
hables, calles, cantes, mires,
o te acerques, o retires,
el fuego de amor atizas.
Sobre el ms exento pecho
tienes mando y seoro,
de lo que es testigo el mo,
de tu imperio satisfecho.
Preciosa joya de amor,
esto humildemente escribe
el que por ti muere y vive,
pobre, aunque humilde amador.
En pobre acaba el ltimo verso dijo a esta sazn Preciosa: mala seal! Nunca los enamorados
han de decir que son pobres, porque a los principios, a mi parecer, la pobreza es muy enemiga del
amor.
Quin te ensea eso, rapaza? dijo uno.
Quin me lo ha de ensear? respondi Preciosa. No tengo yo mi alma en mi cuerpo? No
tengo ya quince aos? Y no soy manca, ni renca, ni estropeada del entendimiento. Los ingenios de las
gitanas van por otro norte que los de las dems gentes: siempre se adelantan a sus aos; no hay gitano
necio, ni gitana lerda; que como el sustentar su vida consiste en ser agudos, astutos y embusteros,
despabilan el ingenio a cada paso, y no dejan que cre moho en ninguna manera. Ven estas
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muchachas, mis compaeras, que estn callando y parecen bobas? Pues ntrenles el dedo en la boca
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y tintenlas las cordales, y vern lo que vern. No hay muchacha de doce que no sepa lo que de
veinte y cinco, porque tienen por maestros y preceptores al diablo y al uso, que les ensea en una
hora lo que haban de aprender en un ao.
Con esto que la gitanilla deca tena suspensos a los oyentes y los que jugaban le dieron barato, y aun
los que no jugaban. Cogi la hucha de la vieja treinta reales, y ms rica y ms alegre que una Pascua
de Flores, antecogi sus corderas y fuese en casa del seor teniente, quedando que otro da volvera
con su manada a dar contento [a] aquellos tan liberales seores.
Ya tena aviso la seora doa Clara, mujer del seor teniente, como haban de ir a su casa las
gitanillas, y estbalas esperando como el agua de mayo ella y sus doncellas y dueas, con las de otra
seora vecina suya, que todas se juntaron para ver a Preciosa. Y apenas hubieron entrado las gitanas,
cuando entre las dems resplandeci Preciosa como la luz de una antorcha entre otras luces menores.
Y as, corrieron todas a ella: unas la abrazaban, otras la miraban, stas la bendecan, aqullas la
alababan. Doa Clara deca:
ste s que se puede decir cabello de oro! stos s que son ojos de esmeraldas!
La seora su vecina la desmenuzaba toda, y haca pepitoria de todos sus miembros y coyunturas. Y
llegando a alabar un pequeo hoyo que Preciosa tena en la barba, dijo:
Ay, qu hoyo! En este hoyo han de tropezar cuantos ojos le miraren.
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se llama vuesa merced hoyo, seora ma? Pues yo s poco de hoyos, o se no es hoyo, sino
sepultura de deseos vivos. Por Dios, tan linda es la gitanilla, que hecha de plata o de alcorza no
podra ser mejor! Sabes decir la buenaventura, nia?
De tres o cuatro maneras respondi Preciosa.
Y eso ms? dijo doa Clara. Por vida del teniente, mi seor, que me la has de decir, nia de
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oro, y nia de plata, y nia de perlas, y nia de carbuncos, y nia del cielo, que es lo ms que puedo
decir.
Denle, denle la palma de la mano a la nia, y con que haga la cruz dijo la vieja, y vern qu
de cosas les dice; que sabe ms que un doctor en medicina.
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Ech mano a la faldriquera la seora tenienta, y hall que no tena blanca. Pidi un cuarto a sus
criadas, y ninguna le tuvo, ni la seora vecina tampoco. Lo cual visto por Preciosa, dijo:
Todas las cruces, en cuanto cruces, son buenas; pero las de plata o de oro son mejores; y el sealar
la cruz en la palma de la mano con moneda de cobre sepan vuesas mercedes que menoscaba la
buenaventura, a lo menos la ma; y as, tengo aficin a hacer la cruz primera con algn escudo de oro,
o con algn real de a ocho, o, por lo menos, de a cuatro; que soy como los sacristanes: que cuando
hay buena ofrenda, se regocijan.
Donaire tienes, nia, por tu vida dijo la seora vecina.
Y volvindose al escudero, le dijo:
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Vos, seor Contreras, tendris a mano algn real de a cuatro? Ddmele, que en viniendo el
doctor, mi marido, os le volver.
S tengo respondi Contreras; pero tngole empeado en veinte y dos maraveds, que cen
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No tenemos entre todas un cuarto dijo doa Clara, y peds veintids maraveds? Andad,
Contreras, que siempre fuistes impertinente.
Una doncella de las presentes, viendo la esterilidad de la casa, dijo a Preciosa:
Nia, har algo al caso que se haga la cruz con un dedal de plata? Antes respondi Preciosa
se hacen las cruces mejores del mundo con dedales de plata, como sean muchos.
Uno tengo yo replic la doncella; si ste basta, hele aqu, con condicin que tambin se me ha
de decir a m la buenaventura.
Por un dedal tantas buenas venturas? dijo la gitana vieja. Nieta, acaba presto, que se hace
noche.
Tom Preciosa el dedal y la mano de la seora tenienta, y dijo:
Hermosita, hermosita,
la de las manos de plata,
ms te quiere tu marido
que el Rey de las Alpujarras.
Eres paloma sin hil;
pero a veces eres brava
como leona de Oran,
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decimos el Evangelio;
no llores, seora; acaba.
Como te mueras primero
que el seor teniente, basta
para remediar el dao
de la viudez que amenaza.
Has de heredar, y muy presto,
hacienda en mucha abundancia;
tendrs un hijo cannigo;
la iglesia no se seala.
De Toledo no es posible.
Una hija rubia y blanca
tendrs, que si es religiosa,
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As lo dicen y lo hacen los desalmados replic el teniente; pero el juez que da buena
residencia no tendr que pagar condenacin alguna, y el haber usado bien su oficio ser el valedor
para que le den otro.
Habla vuesa merced muy a lo santo, seor teniente respondi Preciosa; ndese a eso y
cortarmosle de los harapos para reliquias.
Mucho sabes, Preciosa dijo el teniente. Calla, que yo dar traza que sus Majestades te vean,
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quisiesen para discreta, an llevarme han; pero en algunos palacios ms medran los truhanes que
los discretos. Yo me hallo bien con ser gitana y pobre, y corra la suerte por donde el cielo quisiere.
Ea, nia dijo la gitana vieja, no hables ms, que has hablado mucho, y sabes ms de lo que yo
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te he enseado. No te asotiles tanto, que te despuntars; habla de aquello que tus aos permiten, y
no te metas en altaneras, que no hay ninguna que no amenace cada.
El diablo tienen estas gitanas en el cuerpo! dijo a esta sazn el teniente.
Despidironse las gitanas, y al irse, dijo la doncella del dedal:
Preciosa, dime la buenaventura, o vulveme mi dedal; que no me queda con qu hacer labor.
Seora doncella respondi Preciosa, haga cuenta que se la he dicho, y provase de otro dedal,
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o no haga vainillas hasta el viernes, que yo volver y le dir ms venturas y aventuras que las que
tiene un libro de caballeras.
Furonse, y juntronse con las muchas labradoras que a la hora de las avemarias suelen salir de
Madrid para volverse a sus aldeas, y entre otras vuelven muchas, con quien siempre se acompaaban
las gitanas, y volvan seguras. (Porque la gitana vieja viva en continuo temor no le salteasen a su
Preciosa.)
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gitanillas, en un valle pequeo que est obra de quinientos pasos antes de que se llegue a la villa,
vieron un mancebo gallardo y ricamente aderezado de camino. La espada y daga que traa eran, como
decirse suele, una ascua de oro; sombrero con rico cintillo y con plumas de diversas colores
adornado. Repararon las gitanas en vindole, y pusironsele a mirar muy de espacio, admiradas de
que a tales horas un tan hermoso mancebo estuviese en tal lugar, a pie y solo.
Por vida vuestra, amiga, que me hagis placer que vos y Preciosa me oyais
palabras, que sern de vuestro provecho.
Como no nos desviemos mucho, ni nos tardemos mucho, sea en buen hora respondi la vieja.
Y llamando a Preciosa, se desviaron de las otras obra de veinte pasos, y as en pie, como estaban, el
mancebo les dijo:
Yo vengo de manera rendido a la discrecin y belleza de Preciosa, que despus de haberme hecho
mucha fuerza para excusar llegar a este punto, al cabo he quedado ms rendido y ms imposibilitado
de excusarlo. Yo, seoras mas (que siempre os he de dar este nombre, si el cielo mi pretensin
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y apartando el
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herreruelo, descubri en el pecho uno de los ms calificados que hay en Espaa; soy hijo de
Fulano que por buenos respetos aqu no se declara su nombre, estoy debajo de su tutela y
amparo; soy hijo nico, y el que espera un razonable mayorazgo. Mi padre est aqu en la Corte
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pretendiendo un cargo, y ya est consultado, y tiene casi ciertas esperanzas de salir con l. Y con
ser de la calidad y nobleza que os he referido, y de la que casi se os debe ya de ir trasluciendo, con
todo eso, quisiera ser un gran seor para levantar a mi grandeza la humildad de Preciosa, hacindola
mi igual y mi esposa. Yo no la pretendo para burlarla, ni en las veras del amor que la tengo puede
caber gnero de burla alguna; slo quiero servirla del modo que ella ms gustare: su voluntad es la
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ma. Para con ella es de cera mi alma, donde podr imprimir lo que quisiere; y para conservarlo y
guardarlo no ser como impreso en cera, sino como esculpido en mrmoles, cuya dureza se opone a
la duracin de los tiempos. Si creis esta verdad, no admitir ningn desmayo mi esperanza; pero si
no me creis, siempre me tendr temeroso vuestra duda. Mi nombre es ste y djosele; el de mi
padre ya os lo he dicho. La casa donde vive es en tal calle, y tiene tales seas; vecinos tiene de quien
podris informaros, y aun de los que no son vecinos tambin, que no es tan oscura la calidad y el
nombre de mi padre y el mo que no le sepan en los patios de palacio, y aun en toda la corte. Cien
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escudos traigo aqu en oro para daros en arra y seal de lo que pienso daros; porque no ha de negar
la hacienda el que da el alma.
En tanto que el caballero esto deca, le estaba mirando Preciosa atentamente, y sin duda que no le
debieron de parecer mal ni sus razones ni su talle; y volvindose a la vieja, le dijo:
Perdneme, abuela, de que me tomo licencia para responder a este tan enamorado seor.
Responde lo que quisieres, nieta respondi la vieja; que yo s que tienes discrecin para todo.
Y Preciosa dijo:
Yo, seor caballero, aunque soy gitana pobre y humildemente nacida, tengo un cierto espiritillo
fantstico ac dentro, que a grandes cosas me lleva. A m ni me mueven promesas, ni me desmoronan
ddivas, ni me inclinan sumisiones, ni me espantan finezas enamoradas; y aunque de quince aos
(que, segn la cuenta de mi abuela, para este San Miguel los har), soy ya vieja en los pensamientos y
alcanzo ms de aquello que mi edad promete, ms por mi buen natural que por la experiencia. Pero
con lo uno o con lo otro s que las pasiones amorosas en los recin enamorados son como mpetus
indiscretos que hacen salir a la voluntad de sus quicios; la cual, atropellando inconvenientes,
desatinadamente se arroja tras su deseo, y pensando dar con la gloria de sus ojos, da con el infierno
de sus pesadumbres. Si alcanza lo que desea, mengua el deseo con la posesin de la cosa deseada, y
quiz abrindose entonces los ojos del entendimiento, se ve ser bien que se aborrezca lo que antes se
adoraba. Este temor engendra en m un recato tal, que ningunas palabras creo y de muchas obras
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dudo. Una sola joya tengo, que la estimo en ms que a la vida, que es la de mi entereza y
virginidad, y no la tengo de vender a precio de promesas ni ddivas, porque, en fin, ser vendida, y si
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puede ser comprada, ser de muy poca estima; ni me la han de llevar trazas ni embelecos: antes
pienso irme con ella a la sepultura, y quiz al cielo, que ponerla en peligro que quimeras y fantasas
soadas la embistan o manoseen. Flor es la de la virginidad que, a ser posible, aun con la imaginacin
no haba de dejar ofenderse. Cortada la rosa del rosal, con qu brevedad y facilidad se marchita! ste
la toca, aqul la huele, el otro la deshoja, y, finalmente, entre las manos rsticas se deshace. Si vos,
seor, por sola esta prenda vens, no la habis de llevar sino atada con las ligaduras y lazos del
matrimonio; que si la virginidad se ha de inclinar, ha de ser a este santo yugo; que entonces no sera
perderla, sino emplearla en ferias que felices ganancias prometen. Si quisiredes ser mi esposo, yo lo
ser vuestra; pero han de preceder muchas condiciones y averiguaciones primero. Primero tengo que
saber si sois el que decs; luego, hallando esta verdad, habis de dejar la casa de vuestros padres y la
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habis de trocar con nuestros ranchos, y tomando el traje de gitano, habis de cursar dos aos en
nuestras escuelas, en el cual tiempo me satisfar yo de vuestra condicin, y vos de la ma; al cabo del
cual, si vos os contentredes de m, y yo de vos, me entregar por vuestra esposa; pero hasta entonces
tengo de ser vuestra hermana en el trato, y vuestra humilde en serviros. Y habis de considerar que en
el tiempo de este noviciado podra ser que cobrsedes la vista, que ahora debis de tener perdida, o,
por lo menos, turbada, y visedes que os convena huir de lo que ahora segus con tanto ahinco. Y
cobrando la libertad perdida, con un buen arrepentimiento se perdona cualquier culpa. Si con estas
condiciones queris entrar a ser soldado de nuestra milicia, en vuestra mano est, pues faltando
alguna de ellas, no habis de tocar un dedo de la ma.
Pasmse el mozo a las razones de Preciosa, y psose como embelesado, mirando al suelo, dando
muestras que consideraba lo que responder deba. Viendo lo cual Preciosa, torn a decirle:
No es este caso de tan poco momento, que en los que aqu nos ofrece el tiempo pueda ni deba
resolverse; volveos, seor, a la villa, y considerad despacio lo que vi-redes que ms os convenga, y
en este mismo lugar me podis hablar todas las fiestas que quisiredes, al ir o venir de Madrid.
me pides; pero pues es tu gusto que el mo al tuyo se ajuste y acomode, cuntame por gitano, desde
luego, y haz de m todas las experiencias que ms quisieres; que siempre me has de hallar el mismo
que ahora te significo. Mira cundo quieres que mude el traje, que yo querra que fuese luego; que
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con ocasin de ir a Flandes engaar a mis padres y sacar dineros para gastar algunos das, y
sern hasta ocho los que podr tardar en acomodar mi partida. A los que fueren conmigo yo los sabr
engaar de modo que salga con mi determinacin. Lo que te pido es (si es que ya puedo tener
atrevimiento de pedirte y suplicarte algo), que si no es hoy, donde te puedes informar de mi calidad y
de la de mis padres, que no vayas ms a Madrid; porque no querra que algunas de las demasiadas
ocasiones que all pueden ofrecerse, me saltease la buena ventura que tanto me cuesta.
Eso no, seor galn respondi Preciosa; sepa que conmigo ha de andar siempre la libertad
desenfadada, sin que la ahogue ni turbe la pesadumbre de los celos; y entienda que no la tomar tan
demasiada, que no se eche de ver desde bien lejos que llega mi honestidad a mi desenvoltura; y en el
primero cargo en que quiero estaros es en el de la confianza que habis de hacer de m. Y mirad que
los amantes que entran pidiendo celos, o son simples, o confiados.
Satans tienes en tu pecho, muchacha dijo a esta sazn la gitana vieja: mira que dices cosas
que no las dira un colegial de Salamanca! T sabes de amor, t sabes de celos, t de confianzas:
cmo es esto, que me tienes loca, y te estoy escuchando como a una persona espiritada,
latn sin saberlo?
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que habla
Calle, abuela respondi Preciosa, y sepa que todas las cosas que me oye son nonada y son de
burlas, para las muchas que de ms veras me quedan en el pecho.
Todo cuanto Preciosa deca, y toda la discrecin que mostraba, era aadir lea al fuego que arda en
el pecho del enamorado caballero. Finalmente, quedaron en que de all a ocho das se veran en aquel
mismo lugar, donde l vendra a dar cuenta del trmino en que sus negocios estaban, y ellas habran
tenido tiempo de informarse de la verdad que les haba dicho. Sac el mozo una bolsilla de brocado,
donde dijo que iban cien escudos de oro, y di-selos a la vieja; pero no quera Preciosa que los
tomase en ninguna manera; a quien la gitana dijo:
Calla, nia; que la mejor seal que este seor ha dado de estar rendido es haber entregado las
armas en seal de rendimiento; y el dar, en cualquiera ocasin que sea, siempre fue indicio de
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generoso pecho. Y acurdate de aquel refrn que dice: Al cielo rogando, y con el mazo dando
ms, que no quiero yo que por m pierdan las gitanas el nombre que por luengos siglos tienen
adquirido
en oro,
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