Nuevos Valores para Una Nueva Sociedad. Un Cambio de Paradigma en Educación

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EDETANIA 43 [Julio 2013], 53-65, ISSN: 0214-8560

Mara Rosa Buxarrais Estrada


Facultad de Educacin. Universitat de Barcelona
Fechas de recepcin y aceptacin: 8 de marzo de 2013, 3 de abril de 2013
Correspondencia: Passeig de la Vall dHebron, 171. Mundet, Llevant. 08035 Barcelona. Espaa.
E-mail: [email protected]
NUEVOS VALORES PARA UNA NUEVA SOCIEDAD.
UN CAMBIO DE PARADIGMA EN EDUCACIN
Resumen: Una vez determinados los principales rasgos que caracterizan nuestra socie-
dad actual, y a partir de los motivos que nos inducen a plantear un cambio de paradigma
en el mbito educativo, concretamente en el terreno de la educacin en valores, propo-
nemos una educacin que no olvide que la vida y la profesin de una persona dependen
del desarrollo equitativo de habilidades duras y habilidades blandas, considerando como
habilidades blandas las relacionadas con una educacin en valores que promueva la tica
del cuidado, el fortalecimiento de las relaciones humanas y el pensamiento creativo.
Propuestas, entre otras, como las de H. Arendt y E. Morin nos ayudan a justicar dichas
premisas, que han supuesto el triunfo del emotivismo moral o el destaque de las escue-
las en las que se pone en prctica una pedagoga del cuidado. Finalmente, apuntamos
algunas tendencias constructivas que surgen para crear esta nueva sociedad de la que ya
somos partcipes.
Palabras clave: Pedagoga del cuidado, tica del cuidado, educacin en valores, habi-
lidades blandas, habilidades duras, escuela, interculturalismo.
Abstract: Having identied the main features that characterize our society, and from
there a sons that lead us to a new paradigm in education, specically in the eld of edu-
cation in values , we propose an education that do not forget that life and profession of
a person depend on equitable development of hard skills and soft skills, soft skills con-
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sidering as the related values education that promotes the ethics of care, strengthening
human relationships and creative thinking. Proposals such as H. Arendt and E. Morin
help us to justify these assumptions which led to the triumph of moral emotivism or
advocate in schools which implement a Pedagogy of Care. Finally, we draw some con-
structive trends that emerge to create this new society in which we are living.
Keywords: Care education, ethics of care, values education, soft skills, hard skills,
school, interculturalism.
1. EN QU MUNDO VIVIMOS?
Vivimos en un mundo material nito donde el progreso no debe ser ilimitado, sino
sostenible. Cambios rpidos, exigencias elevadas, avances tecnolgicos y crisis de es-
tructuras y de organizaciones estn generando un desequilibrio en el ecosistema y el
sufrimiento en muchas personas. La crisis actual es mucho ms que una crisis econmica
y de estructuras, es una crisis provocada por el predominio de unos contravalores que
nos han llevado a la destruccin, por lo que estamos obligados a buscar los mecanismos
necesarios de correccin de la direccin y el sentido que estn tomando nuestras vidas.
Ahora, pues, es el mejor momento para reexionar sobre dnde estamos, cmo hemos
llegado hasta aqu y, lo ms importante, dnde queremos ir.
Nos encontramos en medio de un posible cambio de modelo social, un cambio de
paradigma. De todas formas, en estos momentos, en la sociedad conviven contravalores
que pertenecen a una forma de vivir, como el egosmo, la inconsciencia, la fragmen-
tacin, etc., valores que cristalizan en formas de ser y de tener que mantienen mucha
relacin con la soberbia, con unas rutinas y hbitos que han generado una destruccin
de recursos, una falta de sensibilidad y compasin hacia la diversidad de seres humanos
con quienes compartimos nuestro viaje vital.
A la vez, experimentamos profundos grandes cambios, movimientos que, a pesar
de que pueden pasar desapercibidos porque son intangibles, cada vez aoran en ms
personas. Pensamientos, sueos, valores, emociones, deseos, ilusiones, conocimientos,
experiencias, nos ofrecen la oportunidad de promover nuevas tendencias tanto en el
orden social como en el educativo. Apostamos por una sociedad ms armnica, equili-
brada y evolucionada, caracterizada por valores como la inclusin, la sostenibilidad, la
consciencia, la responsabilidad, la compasin, el bienestar integral, el desarrollo de todas
las dimensiones de la persona tanto cognitivas, emocionales y volitivas.
Bajo estas premisas, la educacin en valores se plantea ahora como una posibilidad de
reorientar la educacin hacia nalidades ms acordes con los retos que nos ofrece la so-
ciedad. La educacin actual debe abordar de forma explcita el anlisis de esas realidades
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sociales, con bagaje conceptual apropiado, procurando que los alumnos y las alumnas se
planteen estos problemas y vayan construyendo su posicin ante ellos.
2. MOTIVOS PARA UN CAMBIO DE PARADIGMA
La escuela, tal y como se concibe en la actualidad, no resulta adecuada para educar en
valores a los nios y las nias que sern los adultos del maana. Debemos plantear cam-
bios profundos en los sistemas educativos del mundo occidental para ajustar la escuela a
las necesidades y objetivos que ahora deben plantearse. De todas formas, creemos que no
se trata solamente de ajustarse a los cambios sociales, sino que existen otros motivos de
especial relevancia que deben animarnos a promover dicho cambio. Los motivos pueden
ser, entre otros, uno econmico y otro intercultural.
El primer motivo es econmico, porque cmo vamos a educar a estos nios para
que sean capaces de acceder en condiciones y con competencias adecuadas al mercado
laboral de este siglo? Estamos ante un objetivo particularmente arriesgado y ambicioso
porque ni siquiera sabemos cules van a ser las condiciones del mercado laboral dentro
de un corto periodo de tiempo, por ejemplo, en el ao prximo.
Estamos de acuerdo en que los avances tecnolgicos son una caracterstica de la
sociedad actual incorporados en todos los mbitos de la vida cotidiana. Los gobiernos
plantean modicaciones curriculares, incorporando el uso de las tecnologas de la infor-
macin y la comunicacin (TIC) a un ambiente de incertidumbre e impredictibilidad
que sigue apostando por la produccin y no por la convivencia y el cuidado.
El segundo motivo es intercultural. El pensamiento educativo se dirige a imaginar
cmo conseguir que nios y nias que tradicionalmente han sido educados bajo siste-
mas educativos nacionales y junto a personas que consideran culturalmente semejantes,
puedan conciliar el sentimiento de identidad local con un sentimiento de pertenencia
global. Este segundo objetivo pretende responder a dos de los principales desafos de la
globalizacin: 1) el encuentro y la convivencia con personas de identidades distintas, y
2) el declive del Estado nacin como fuerza ordenadora de la economa, de las socieda-
des y de la vida de las personas. Es decir, se pretende hacer modicaciones curriculares
considerando sobre todo las diferencias, y no lo similar o lo comn entre las personas.
Las reformas educativas simplemente se dedican a reformular un modelo obsoleto, a
maquillarlo para que parezca actual. Es de sobra conocido que el sistema educativo ac-
tual fue concebido, diseado y estructurado en una poca histrica pasada. Fue diseado
dentro del ambiente intelectual de la Ilustracin, bajo los valores liberales, y la circuns-
tancia econmica de la Revolucin Industrial. El resultado fue un modelo educativo
propulsado por un imperativo econmico capitalista, que promova la memorizacin
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de datos a travs del estudio de textos clsicos. Por lo anterior, los valores del esfuerzo
individual y el pensamiento academicista se consideraron muy valiosos en la educacin
formal, frente a otros mbitos como el pensamiento creativo, el cuidado de las personas
o el fortalecimiento de los vnculos entre las personas. Estos tres mbitos forman parte
del nuevo paradigma educativo hoy tan necesario y por el que apostamos.
Todos los mbitos del sistema educativo actual, desde el diseo curricular hasta la
disposicin de las aulas, se sostienen sobre los valores del sistema de produccin indus-
trial: uniformidad, homogeneizacin, alienacin, control, predictibilidad, certidumbre,
planicacin, linealidad, etc.
La habilidad acadmica y el esfuerzo individual fueron fundamentales durante el pe-
riodo histrico de la modernidad, cuando era necesario optimizar la explotacin de los
recursos naturales y satisfacer las necesidades de mano de obra de la industrializacin de
las sociedades. Por eso, las asignaturas se jerarquizaron, se ordenaron teniendo en cuenta
dos premisas: 1) que las materias ms tiles para el trabajo eran las ms importantes y,
por eso, generalmente la educacin formal aleja a las personas de los mbitos que no
estn estrechamente ligados al mbito productivo, como por ejemplo, el cultivo de la
creatividad y su expresin, el cuidado de las personas, el aprender a tomar decisiones, el
fomento de la participacin y el intercambio, etc. Se considera que estas facetas son de
poca utilidad para encontrar empleo.
A la vista del bajo nivel de resultados del informe PISA, para el caso de Espaa (Mi-
nisterio de Educacin y Ciencia, 2007) demostramos la inadecuacin de la enseanza
predominante en nuestras aulas en relacin con las demandas intelectuales que exige el
tratamiento de problemas sociales y ambientales de nuestro tiempo. Nuestros alumnos,
en general, se muestran incompetentes para resolver problemas que no sean acadmicos
convencionales. Pero ellos no son los culpables, porque dos de los principales factores de
su fracaso son: la organizacin disciplinar tradicional de los contenidos escolares, que no
facilita el tratamiento de este tipo de problemas, y las metodologas de enseanza-apren-
dizaje, bsicamente transmisivas y repetitivas, que no ayudan a formar a los alumnos en
las nuevas competencias que la sociedad actual demanda, como por ejemplo: la capaci-
dad para seleccin y procesar la ingente cantidad de informacin disponible en nuestro
entorno, la capacidad para gestionar los problemas de nuestro mundo o la polivalencia
a la hora de integrarse en el mundo laboral.
La escuela ha demostrado que es incapaz de proporcionar un pensamiento ms com-
plejo, capaz de abordar con xito la problemtica social, ambiental y tica. Tampoco la
cultura acadmica es capaz de conectar con las pautas culturales y valores que todos los
alumnos comparten, por lo que los alumnos que proceden de una cultura muy distinta
a la cultura acadmica, maniestan una reaccin de desapego o desafeccin, lo que
se traduce en reacciones de pasotismo, absentismo, situaciones conictivas, etc. Este tipo
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de reacciones sabemos que son propiamente una forma de resistencia, no consciente,
frente a este (Garca Daz et al., 2007).
3. HABILIDADES DURAS Y HABILIDADES BLANDAS
Ahora sabemos que el xito de una persona en el desarrollo de su profesin y de su
vida depende de dos tipos de habilidades: las habilidades blandas y las habilidades duras.
Las habilidades blandas son aquellas que permiten poner en prctica valores que
contribuyen a que la persona se desarrolle adecuadamente en los distintos mbitos de ac-
cin, como trabajar duro bajo presin, tener exibilidad y posibilidad de adaptarse a los
distintos escenarios, contar con habilidades para aceptar y aprender de las crticas, dis-
poner de autoconanza y capacidad de ser conable, lograr una comunicacin efectiva,
mostrar habilidades para resolver problemas, poseer un pensamiento crtico y analtico,
saber administrar adecuadamente el tiempo, saber trabajar en equipo, tener proactividad
e iniciativa, tener curiosidad e imaginacin y disponer de voluntad para aprender, ade-
ms de saber conciliar la vida personal, familiar, social y laboral, entre otras.
Mientras las habilidades blandas se adquieren en diversos contextos, las duras se
obtienen a travs de la educacin formal, tradicionalmente en entornos acadmicos o
profesionales y estn relacionadas con contenidos propios de la educacin formal.
Sin embargo, el xito profesional frecuentemente requiere de habilidades blandas.
Est demostrado y, ciertamente, es lo que hoy da las empresas valoran. Los valores ticos
se clasicaran dentro de las habilidades blandas.
Por otro lado, la habilidad acadmica, formada en el razonamiento deductivo y la
memorizacin de datos, por s misma, desarrolla al ser humano integral. Esta idea im-
pregn el sistema educativo moderno y pervive hasta nuestros das.
Actualmente, el sistema de educacin pblica en el mundo occidental es un extenso
proceso de admisin, un proceso que tiene como objetivo lograr que ms personas lle-
guen al nivel de educacin superior o educacin universitaria, sin considerar los valores
que lleven a la prctica tal n. Las consecuencias de estas premisas han sido, por un lado,
que muchas personas con talento, brillantes y creativas en mbitos no acadmicos son
consideradas de menor vala para el mercado laboral, es decir, que no privilegian el pen-
samiento deductivo y memorstico; los valores que guan a estas personas son invisibles
o subordinados. Por otro lado, las personas que logran niveles educativos universitarios
no siempre ejercen acciones ticas ejemplares. Hay quien arma que uno de los motivos
podra ser que en la educacin superior se ensea la tica desde un punto de vista cogni-
tivo, terico, que no garantiza el comportamiento tico de las personas.
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Por otra parte, si analizamos los sistemas educativos del mundo occidental, vemos
que las asignaturas de la educacin formal poseen diferente prestigio. Por ejemplo, las
matemticas y las lenguas estn muy bien valoradas, luego tenemos a las humanidades y,
por ltimo, las ms subestimadas, las artes. No abundan escuelas donde enseen danza
a los nios todos los das, de la misma forma que se les ensea matemticas. Esto ha
provocado que las capacidades que poseen nios y nias desde su nacimiento, es decir,
el cultivo de la creatividad, el cuidado de las personas, el aprender a tomar decisiones y
el fortalecimiento de las relaciones humanas, paulatinamente se vean mermadas en la
educacin formal. El resultado es que estamos educando a las personas para que olviden
valores valiosos para enfrentar al desafo de una sociedad globalizada: valores como la
exibilidad, la adaptacin, la adecuacin, el dilogo, la negociacin, la colaboracin y la
conciliacin, entre otros, an no han ganado prestigio.
De acuerdo con la crtica a las reformulaciones intiles del modelo de educacin tra-
dicional, dos procesos educativos son principalmente dainos en la educacin: primero,
que el propsito de ser educado contina siendo relatado como un proceso lineal. a)
un trabajo arduo en el aula permite la b) obtencin de buenas calicaciones, y de esta
manera c) se puede cursar una educacin superior o universitaria para d) obtener un
buen empleo que garantice una vida digna. Esta linealidad cticia no se corresponde
con la vida en s misma, porque la vida es orgnica. Construimos nuestras vidas en
simbiosis, mientras exploramos nuestros talentos en relacin con las circunstancias que
contribuyen a crearnos. Eso signica que los valores de uniformidad, homogeneizacin,
alienacin, control, predictibilidad, certidumbre, planicacin eciente y linealidad, en-
tre otros, no son valiosos para la vida de las personas, nicamente son valiosos para la
educacin formal y la escuela.
Adems, el proceso educativo formal es alienante porque frecuentemente desprecia
el pensamiento creativo, que permite ensayar y equivocarse, el cuidado de las personas,
que permite cultivar valores propios de una tica del cuidado, o el fortalecimiento de las
relaciones humanas, que pone a prueba nuestras habilidades para convivir paccamen-
te, tan necesarios para abordar al menos dos caractersticas de las que se dan actualmente
en nuestra sociedad: la diversidad y la incertidumbre.
Los contextos ldicos y de ocio favorecen el encuentro de las personas. Los ambientes
distendidos y el buen humor son potencialmente fundamentales para el aprendizaje co-
laborativo y las motivaciones intrnsecas, personales, identitarias y trascendentales, por
las que las personas pueden desarrollar el valor de la autonoma, son ms apasionantes
en el proceso de aprendizaje que la promesa de obtener un empleo bien remunerado. El
desafo debe ser colocar la pasin como centro motivacional y fuerza propulsora en la
educacin de las personas. Los valores capaces de impulsar todo lo anterior deberan ser
considerados tan importantes como en su momento lo fue la alfabetizacin.
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Debemos evolucionar de un modelo de educacin esencialmente industrial, de ma-
nufactura, que basado en la uniformidad, homogeneizacin, alineacin, etc., a un mo-
delo que entienda que el fortalecimiento humano no es un proceso mecnico, sino un
proceso orgnico. Eso quiere decir que no podemos predecir el resultado del desarrollo
humano, solo pueden crearse las condiciones donde las personas uyan. Estas condicio-
nes suceden en ambientes informales, no formales y formales.
La irrupcin de los dispositivos electrnicos y las TIC frecuentemente genera te-
mores y desconanza en los sistemas educativos tradicionales, sin embargo, al mismo
tiempo, estos representan una oportunidad indita en la historia de la educacin que no
podemos desaprovechar, para favorecer el aprendizaje colaborativo, el uso personalizado
del conocimiento y la creatividad. Con ellas, se podr trascender la educacin acade-
micista que an se imparte, por si algn da se necesita para consolidar una manera de
encontrar un conocimiento cuando se necesita.
4. CAMBIO DE VALORES EN LA EDUCACIN
Hannah Arendt (1954), en su obra La crisis de la educacin, enunciaba tres supuestos
bsicos para referirse a los aspectos que se deben considerar respecto de las crisis edu-
cativas: 1) la prdida de la autoridad en la cadena generacional entre nios y adultos,
destacando como resultado nios librados a s mismos, sin un referente adulto, que
parece que tan solo puede decir al nio que haga lo que quiera y despus evitar que
ocurra lo peor; 2) el abandono de los nios a sus propias posibilidades, la fuente ms
legtima de la autoridad del profesor: ser una persona que, se mire por donde se mire,
sabe ms y puede hacer ms por sus discpulos; 3) dos sustituciones clave en los proce-
sos educativos: el trueque del aprender por el hacer, con la intencin de ir desterrando
la adquisicin de conocimientos e ir reemplazndola por la enseanza del arte de vivir,
de las habilidades para relacionarse, y una segunda, basada en el relevo del trabajo
por el juego, por la que se puede aprender jugando. Si nos detenemos en lo que nos
propona Arendt, nos damos cuenta de que su anlisis est de plena actualidad, incluso
puede resultarnos familiar cuando las pedagogas alternativas que se presentan hoy (La
educacin prohibida) se basan en los criterios que se presentan como negativos.
De todas formas, es evidente que no podemos seguir con esas pedagogas pasadas de
moda, buenas en otros tiempos, pero que ahora han perdido su validez. La capacidad
de la escuela para formar ciudadanos y ciudadanas, capaces de afrontar los problemas
de nuestro mundo, no depende de una iniciativa curricular limitada, sino que exige una
profunda redenicin de la educacin formal en su conjunto, e incluso de la escuela, que
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tal y como fue creada est obsoleta, e incorporar como natural la educacin en valores
de forma explcita y sistemtica.
Hay que plantearse una reforma global, al modo de Morin (2001), quien la bas en
su da en los siete saberes capitales. En un mundo informacional como el nuestro dis-
ponemos de una gran cantidad y diversidad de informaciones que no implican disponer
de conocimientos. De ah, la necesidad de una gran reforma que propugne un cono-
cimiento global y democrtico. La educacin debe servir para saber relacionarse con el
conocimiento. Pero entender el mundo de una manera global y compleja implica, l-
gicamente, entender la complejidad del ser humano, de la condicin humana, en todas
sus dimensiones, fsica, biolgica, psquica, cultural, social, moral e histrica. Porque en
un mundo tan repleto de conictos como el nuestro es necesaria no solo la comprensin
intelectual y objetiva, sino tambin la comprensin humana intersubjetiva, condicin
y garanta de la solidaridad intelectual y moral de la humanidad. Una educacin para
nuestro mundo tendra que contemplar como nalidad bsica el desarrollo de senti-
mientos de solidaridad y responsabilidad entre las personas, valores esenciales de una
nueva pedagoga: la pedagoga del cuidado.
5. LA PEDAGOGA DEL CUIDADO: EL TRIUNFO DEL EMOTIVISMO MORAL
En las ltimas dcadas, el paradigma de educacin moral ms reverenciado segua
los postulados de la tica kantiana, defendiendo que todos los nios y las nias tienen
acceso a una misma ley moral universal. La pedagoga de la discusin de dilemas morales
de Kohlberg ha fracasado por una promocin del relativismo en las escuelas. Basndose
en los estudios de Piaget (1974) sobre el desarrollo de la moralidad infantil, Kohlberg
sostuvo que hay una meta comn para toda la humanidad y que los nios evolucionan
a lo largo de diversas etapas desde una moralidad impuesta (heternoma), en la que las
diversas guras de autoridad establecen el criterio de lo que est bien y lo que est mal,
hasta una moral autnoma, en la cual la accin es guiada por principios universales. Es
de sobra conocida la teora de Kohlberg, que considera que el juicio oral evoluciona de
forma parecida al conocimiento.
La metodologa que propona supona una aceleracin del paso de una etapa inferior
a una superior, estimulando el razonamiento moral con diferentes tipos de dilemas.
Muy pronto aparecern crticas a la propuesta de Kohlberg. La ms conocida fue
la de Carol Gilligan, que trabaj con Kohlberg hasta que los resultados de los estudios
sociolgicos acabaron por sugerir que las mujeres mostraban un proceso de evolucin
moral ms lento que los hombres. Pero eso solo pona de maniesto que los datos que
Kohlberg utiliz provenan de la muestra de hombres utilizada. As, Gilligan arm que
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el pensamiento moral femenino se deja modular por la interrelacin, el cuidado y la
empata; en cambio, el pensamiento moral masculino es formal, legal e imparcial.
Por desgracia, Gilligan ha tenido una incidencia muy escasa en nuestras escuelas, pero
la moda actual de la educacin emocional es una traduccin limitada de esta. Hoy en
da, la emocin se ha convertido en la protagonista. Sin duda, vivimos en una sociedad
hiperemotiva. Segn MacIntire (1987) la deriva emotivista de la moralidad contempo-
rnea tiene su origen en el politesmo axiolgico dominante. Ahora algunos tericos de
la educacin moral no han tenido ms remedio que tratar de defenderse, incorporando
el trmino emocin o sentimiento a sus argumentaciones (Martnez, Tey), acudiendo a
Strawson (1995) para tratar las emociones que deben educarse; pensemos, por ejemplo,
en los resentimientos, los remordimientos y la indignacin (Burguet, 2010: 427). El
principal objetivo de una pedagoga del cuidado (Noddings, 2009: 43) es facilitar a las
personas la comprensin de los dems y de nosotros mismos a travs del cuidado tico.
Pero, no debemos olvidarnos de otros paradigmas que han adquirido fuerza en el
campo de la educacin moral, como la educacin del carcter (Lickona, 1991) y la
construccin de la personalidad moral (Buxarrais, Martnez, Puig y Trilla, 1995), entre
otros. Estos pueden inspirarnos intervenciones educativas que integren aspectos propios
de una nueva concepcin de la educacin en valores.
6. TENDENCIAS CONSTRUCTIVAS PARA UNA NUEVA SOCIEDAD
El objetivo fundamental de la educacin, y de la educacin en valores, es hacer perso-
nas felices, lo que signica que los/as educadores/as deben ayudar a las personas a asumir
plenamente su humanidad, con sus luces y sus sombras, y desde ella construir cada uno
su propia personalidad, su propia manera de ser en el mundo, de forma racional y aut-
noma pero con un profundo sentimiento de cuidado por el otro.
Nos atrevemos aqu a plantear algunas tendencias constructivas que se deberan te-
ner en cuenta para ver a qu tipo de sociedad estamos avanzando, o mejor dicho, nos
gustara avanzar.
6.1. Educar para ser, no para tener
En la sociedad actual todo lo que nos entra por los sentidos supone una invitacin
explcita o tcita a consumir. En nuestras relaciones sociales el tener ahoga muchas veces
el ser, y esto puede llegar a destruirnos. Hemos construido entre todos una sociedad
centrada en la cultura del tener, un nivel de vida denido en trminos de posesiones
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materiales, consumo desenfrenado y valores de mercado que han potenciado valores
desadaptativos como la inmediatez, los ritmos acelerados, la competitividad, el egos-
mo, la avaricia, la soberbia, la irresponsabilidad, la explotacin de recursos, la facilidad,
el culto al cuerpo, el exhibicionismo, la falta de solidaridad y una lucha feroz de unos
contra otros.
6.2. Del autoconocimiento a la autorrealizacin
El autoconocimiento es el primer paso en este largo caminar por la vida social. El
desconocimiento de uno mismo provoca miedo a todo lo desconocido, genera inseguri-
dades, dependencia y malestar. Tambin es fuente de baja autoestima porque el valor que
una persona se otorga a s misma resulta del reconocimiento de sus cualidades y puntos
fuertes por parte de los dems. Adems, el autoconocimiento conduce a la responsabili-
dad personal que nos induce a realizar acciones de cuidado hacia nosotros mismos, hacia
los dems y hacia nuestro planeta, haciendo un uso ms inteligente y sostenible de los
recursos disponibles.
6.3. De la inteligencia lgico-matemtica a las inteligencias mltiples
La teora de las inteligencias mltiples de Gardner debe hacerlos reexionar sobre
qu tipo de inteligencias desarrollamos en nuestro sistema escolar. La inteligencia, segn
Gardner, se dene como un conjunto de capacidades que nos permite resolver proble-
mas o construir productos valiosos en nuestra cultura. Existen ocho grandes tipos de
capacidades o inteligencias, segn el contexto, y todos podemos desarrollar cada una de
ellas en distinto grado. La inteligencia lgico-matemtica que utilizamos para resolver
problemas de lgica y matemticas debe acompaarse de las inteligencias lingstica,
espacial, musical, corporal, intrapersonal, interpersonal y naturalista.
Como es de sobra conocido, en nuestro sistema educativo damos ms importancia a
las matemticas que a las humanidades y, en menor grado, a las artes.
6.4. Del uso insostenible de recursos a la cultura de la sostenibilidad y la ecologa
En todos los contextos, educativos o no, familias, escuelas, empresas y organizaciones
varias hemos abusado de los recursos disponibles y hemos acabado gastando aquello de
lo que no disponemos. De manera similar se ha funcionado respecto a la explotacin de
los recursos naturales, y la tierra tambin se resiente.
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Creemos necesario promover una visin global integradora, mediante un cambio
profundo de ideas que potencie la cultura de la sostenibilidad, nica alternativa posible
en el mundo actual. La sostenibilidad conlleva un uso equilibrado de los recursos tanto
econmicos, naturales como emocionales.
6.5. Del bien individual al bien comn
Debemos situar a las personas en el centro porque son lo ms importante, pero en el
contexto actual hay que apostar ms all, por un bienestar integral al abasto de todas las
personas, sea cual sea su procedencia y momento vital. Somos plenamente conscientes
de lo que tenemos, de los recursos de los que disponemos? Reivindicamos derechos y no
queremos asumir responsabilidades. Queremos recoger sin sembrar.
Una sociedad madura debe tener un cuidado especial por todos aquellos que perte-
necen a colectivos vulnerables, practicando los valores de la solidaridad, la generosidad,
el altruismo, etc., valores que han permitido a nuestra especie superar muchos escenarios
difciles.
6.6. De la comunicacin tcita a la comunicacin tica
Estamos inmersos en tipo de comunicacin polarizada en la que solo nos movemos
en los extremos, entre lo blanco o lo negro, pero sabemos que tambin hay grises. En
estos momentos, se produce tambin un cambio de paradigma en el terreno de la co-
municacin: nuevos medios de comunicacin, nuevos lenguajes, nuevos actores, nue-
vos escenarios. Deberamos preguntarnos si la dinmica comunicativa actual refuerza la
convivencia, pasando de la comunicacin tcita a la comunicacin tica. La comunica-
cin debera evitar el fomentar contravalores como la manipulacin, la ignorancia, la
inconsciencia, la reactividad, el conicto y el miedo a ayudar a consolidar valores como
el respeto, la honestidad, la libertad, la solidaridad, la convivencia, la cooperacin y el
acuerdo.
6.7. De los valores pensados a los valores sentidos y vividos
En Educacin Moral siempre hablamos de lo importante que es fomentar en nuestros
nios y nias la coherencia, entre lo que pensamos, sentimos y hacemos. Dicha coheren-
cia condiciona nuestro bienestar y equilibrio, nuestra salud emocional, por decirlo en
pocas palabras, nuestra capacidad para liderar e inuir en otras personas, porque cuanto
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ms coherencia ms autoridad moral tiene uno. Para ello, es necesario ofrecer oportu-
nidades educativas por las que los valores sean vividos en la prctica, no solo adquiridos
cognitivamente. De qu nos sirven los valores en el pensamiento si no somos capaces
de convertirlos en acciones transformadoras? Nuestro reto principal en la educacin ser
que no se quede todo en deseos o en palabras, como suele ocurrir, sino que las personas
y las instituciones se impliquen en llevar a cabo un modelo de educacin propio de un
lugar como el que habitamos.
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