Este documento presenta la introducción del libro "Anales Diplomático y Militar de la Guerra del Paraguay" escrito por Gregorio Benites. Explica que el libro contiene información sobre la acción diplomática del Paraguay en Europa y América durante la guerra contra la Triple Alianza, la cual permanece desconocida. El autor cree que es su deber como paraguayo contribuir a la historia del país publicando estos datos oficiales.
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Este documento presenta la introducción del libro "Anales Diplomático y Militar de la Guerra del Paraguay" escrito por Gregorio Benites. Explica que el libro contiene información sobre la acción diplomática del Paraguay en Europa y América durante la guerra contra la Triple Alianza, la cual permanece desconocida. El autor cree que es su deber como paraguayo contribuir a la historia del país publicando estos datos oficiales.
Este documento presenta la introducción del libro "Anales Diplomático y Militar de la Guerra del Paraguay" escrito por Gregorio Benites. Explica que el libro contiene información sobre la acción diplomática del Paraguay en Europa y América durante la guerra contra la Triple Alianza, la cual permanece desconocida. El autor cree que es su deber como paraguayo contribuir a la historia del país publicando estos datos oficiales.
Este documento presenta la introducción del libro "Anales Diplomático y Militar de la Guerra del Paraguay" escrito por Gregorio Benites. Explica que el libro contiene información sobre la acción diplomática del Paraguay en Europa y América durante la guerra contra la Triple Alianza, la cual permanece desconocida. El autor cree que es su deber como paraguayo contribuir a la historia del país publicando estos datos oficiales.
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Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay
Biblioteca Virtual del Paraguay 1
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ANALES
Diplomtico y Militar de la Guerra del Paraguay
Tomo I
por
GREGORIO BENITES
Ex plenipotenciario paraguayo cerca de varias potencias de Europa y Amrica
ASUNCIN Establecimiento Tipogrfico de MUOZ Hnos. 1906
Edicin Digital BIBLIOTECA VIRTUAL DEL PARAGUAY http://www.bvp.org.py Setiembre 2005
Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 2
Introduccin I
En la historia militar de la guerra del Paraguay, escrita y publicada por varios autores, se nota el vaco de la parte poltica o diplomtica, relativa a la accin oficial de la representacin del Paraguay en aquella poca, en Inglaterra, Francia y Alemania, donde tena la Repblica sus legaciones acreditadas; y como esa actuacin trascendental permanece an ignorada del pueblo paraguayo, que tiene derecho a conocerla, he credo de mi deber dar a la publicidad todos los datos oficiales, de carcter poltico, que estn en mi conocimiento, relativos a la gran epopeya nacional. Al llevar a efecto esta publicacin no me anima. intil es decirlo, la ms mnima pretensin literaria, para la cual no me creo con la suficiente preparacin, ni he cedido tampoco al impulso de ningn sentimiento mezquino haca las personas que aparecen citadas en el curso de la relacin de los hechos histricos, que contienen los volmenes a que preceden estas lneas. Mi actitud responde de una manera exclusiva, al cumplimiento estricto del deber que, como a todo buen paraguayo, me incumbe de contribuir con mi modesto bolo a la construccin del gran edificio de la historia patria; solicitando desde ya, de la indulgencia de los lectores, quieran disculpar las incorrecciones que notaren en la forma y estilo de este trabajo. II La presente obra en dos tomos, contiene la relacin sucinta de los antecedentes de la representacin oficial del Paraguay, y la accin de su diplomacia en los pases de Europa y Amrica, antes y durante la guerra contra la triple alianza; as como de la poltica internacional adoptada por el Paraguay en sus relaciones con los pases de Amrica y Europa. No se me escapa el que se pudiera decir que la publicacin de este trabajo Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 3 se hace en ausencia de algunos de los actores de los hechos relatados. Es cierto, y nadie tiene ms respeto que el autor de esta lneas, por la memoria de los que han satisfecho ya su tributo a la naturaleza: por consiguiente si me he decidido a hacer esta publicacin es porque me asiste la conviccin ntima, de que los actos oficiales de los funcionarios pblicos, como los que voy a consignar en estas pginas, pertenecen de un modo absoluto a la historia. En el presente caso, a la del Paraguay. Adems, alimento la creencia de que los actos del funcionario pblico, cualesquiera que ellas sean, y de quienes fueren, no se deben ocultar, por meros escrpulos, mxime cuando esos actos hayan sido, quizs, las cansas de grandes infortunios. As, previendo las objeciones a que pudiera dar lugar esta publicacin de los actos oficiales del antiguo representante diplomtico del Paraguay en Inglaterra y Francia, en los momentos de tanta trascendencia para la nacionalidad paraguaya; y no queriendo constituirme solidario, o encubridor de actos que siempre he reprochado, me he planteado estas dos cuestiones: 1. Debo entregar, desde ya, al dominio de la historia estos importantes datos desconocidos, que pertenecen a los anales histricos del Paraguay, sin tener en consideracin a sus autores? 2. 0 los debo conservar inditos, para que otros los den a la publicidad despus de mis das? Sin vacilar he optado por la primera cuestin; he aqu la razn: porque faltando a mi vez, siendo como soy, el nico conocedor de los hechos que voy a narrar, podra suceder que por cualquier motivo o causa, se suprimiesen y quedasen ignorados tan importantes materiales para la historia del Paraguay, como ha sucedido ya con numerosos documentos de importancia histrica, que fueron sustrados de mi domicilio, con mis papeles privados, por mandato dictatorial de los que se aduearon del gobierno del Paraguay, en 1874-75. Otros, en cuyo poder se encuentran esos papeles arrebatados vandlicamente, los han de utilizar, tal vez, algn da, como produccin Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 4 literaria de su propio cacmen. Si los vndalos saquearon discrecionalmente mis papeles que encontraron en mis bales, no han podido, o no se han animado a extraer de mi cerebro los elementos con que he vuelto a organizar estas pginas que ofrezco a mis compatriotas. III Es doctrina universalmente acatada, que la historia es el destino expiatorio de los que han delinquido, y la ctedra donde las nuevas generaciones aprenden a admirar y respetar las virtudes cvicas y a execrar los crmenes. Impelido, pues, por esas reflexiones, y no queriendo, por otra parte conservar por ms tiempo en mi conciencia, el conocimiento de hechos que siempre me han preocupado, he resuelto dar a luz los antecedentes del servicio diplomtico del Paraguay en los pases de Europa, durante el perodo de la guerra de 1864 1870, a fin de que la posteridad adjudique al Csar lo que es del Csar. IV El mundo entero contempl con admiracin la lucha titnica que el pueblo paraguayo sostuvo con bro indmito y un patriotismo acrisolado, durante un lustro, contra enemigos ms numerosos y mejor armados. Eso est en la conciencia de todos los paraguayos, y de los mismos que les han combatido y contemplado en lid tan desigual; pero lo que nadie conoce, ni siquiera podra sospechar, es lo que voy a consignar en estas pginas, en trminos concretos y absolutamente exactos, pidiendo desde luego, a los lectores que no extraen ni atribuyan a efectos de pasin poltica, ni a sentimientos de chauvinismo exagerado, los hechos que les voy a presentar con las reflexiones del caso. Con fundamento serio afirmo que el heroico pueblo paraguayo hubiera triunfado esplndidamente de sus numerosos adversarios, si su legacin en Inglaterra y Francia se hubiese inspirado en los sentimientos del deber, en momentos tan solemnes para el porvenir de la patria. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 5 Hago jueces de mi afirmacin a los mismos hombres de la triple alianza, que han actuado en la diplomacia y en la milicia, en aquella luctuosa poca, as como a los paraguayos capaces de reflexionar y apreciar con cordura los hechos que les voy a referir. V Ah! si la Repblica del Paraguay hubiese tenido en el extranjero una representacin que secundase las proezas heroicas con que sus hijos han asombrado al mundo, la triple alianza habra inevitablemente sucumbido en los ros y en las campias del Paraguay! Es la verdad. Les voy a presentar las pruebas. En efecto; si con la energa y el fecundo genio organizador, de que dio testimonios fehacientes el gobernante paraguayo, mariscal Francisco Solano Lpez, desde la expedicin a Matto-Grosso, en 1864, hasta la ltima jornada de Cerro-Cor en 1870, hubiese podido disponer, oportunamente, de los formidables elementos que su legacin en Europa se encontraba en aptitud y con instrucciones expresas de proveerle, pues los tenia a su disposicin, entonces, lo repito, el triunfo del Paraguay habra sido un hecho INFALIBLE. Para que los lectores no atribuyan esta afirmacin un mvil de ridculo fanatismo, les dir que los elementos a que me refiero, consistan en una escuadrilla de seis poderosos buques de guerra, en numerosos armamentos modernos, y en las simpatas intervencin colectiva de dos grandes potencias martimas de Europa y Amrica, en favor del Paraguay. Vase Captulo XI de este volumen. Pero lstima fue que al general en jefe de los ejrcitos paraguayos le faltara la ciencia militar en la direccin de la guerra, para subsanar el defecto de la conducta de su Legacin en Europa, que ha demostrado carecer de esos sentimientos nobles y generosos que enaltecen y dignifican al hombre o inmortalizan al ciudadano. As, la desgracia del pueblo paraguayo ha tenido varios factores: la infidelidad inexperiencia de sus agentes civiles y militares; la impericia del Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 6 general en jefe de sus ejrcitos, y la felona de sus pretendidos amigos y favorecidos. VI El presidente argentino, general don Bartolom Mitre, pact en su tratado secreto de Mayo 1865, la destruccin del Paraguay y del Presidente Mariscal Lpez ( 1 ). Sin embargo, el jefe argentino saba que era deudor al general Lpez de la salvacin de su honor militar, quizs de su vida, comprometidos seriamente a consecuencia de la desgraciada batalla de Cepeda. Vanse en el texto los documentos justificativos de este aserto. (Captulo II). El Paraguay haba ofrecido sus buenos oficios a la Confederacin Argentina y a la Provincia de Buenos Aires, en guerra civil en 1859. Aceptada la mediacin paraguaya por ambos beligerantes, fue el general Lpez el ministro mediador, en representacin del Paraguay. Cuando el ministro paraguayo lleg a Buenos Aires, la clebre batalla de Cepeda se haba librado ya, y en ella fue derrotado el ejrcito de Buenos Aires, al mando del general Mitre. Este se haba salvado a duras penas, retirndose en derrota completa a la capital portea. El general Urquiza, jefe del ejrcito entrerriano, vencedor, se diriga a marchas forzadas sobre la Ciudad de Buenos Aires. Estableci su Cuartel general en San Jos de Flores. All se negoci y se firm por los Comisionados del general Urquiza y de la Provincia de Buenos Aires el Convenio de 11 de Noviembre 1859, bajo la presidencia del mediador paraguayo, y la garanta del Paraguay. VII Como era natural, despus de firmado el Convenio, el mediador
1 El estadista brasilero seor Nabuco establece en su libro, la guerra del Paraguay que sino fuera la actitud del general Mitre, las simpatas de todos los americanistas de toda la Amrica del Sur, del Plata, del Per, de Colombia etc., todas contrarias al imperio, no habran permanecido en manifestaciones platnicas al acudir el Paraguay en socorro de Montevideo. El Consejero Nabuco ha sido uno de los ms conspicuos personajes que han actuado en los ms altos puestos del imperio. Su opinin es autorizada. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 7 paraguayo fue objeto de las demostraciones ms entusiastas de gratitud por parte de los principales personajes polticos argentinos, y de la culta poblacin de Buenos Aires, que le expresaban su reconocimiento por el servicio de haber reconciliado a la familia argentina anarquizada. Pero, esa misma familia argentina, o ms propiamente hablando, algunos de los hombres argentinos reconciliados por la generosa accin de la diplomacia paraguaya, y que haban colmado al general Lpez con demostraciones de amistad y gratitud, tramaron y llevaron a ejecucin, cuatro aos ms tarde, el desmembramiento de la Republica del Paraguay, y la destruccin de la persona del mismo personaje paraguayo, que, segn la expresin oficial del doctor don Carlos Tejedor, haba ejecutado tan digna y felizmente la accin diplomtica de su pas, acercando a los miembros de la familia argentina en guerra entre s. Ese primer paso externo de la ms joven do las Repblicas Americanas, aada el ilustrado estadista argentino, haba sido en obsequio de la paz y de la unin de sus vecinos; que en ese primer paso interpretado por el general Lpez, se haba descubierto que la Repblica del Paraguay, no slo ofreca a la Amrica el contingente de su poder y de su riqueza, sino tambin el valioso homenaje de una poltica alta y circunspecta, expresada por una diplomacia hbil, cuanto ingenua y sincera. Se complaca el Ministerio de Relaciones Exteriores de Buenos Aires en trasmitir al general Lpez la expresin del reconocimiento del pueblo de Buenos Aires por el resultado feliz de la mediacin practicada en representacin del Paraguay. Le significaba que el gobierno de la Provincia de Buenos Aires, conservara las impresiones agradables que la distinguida persona del representante paraguayo haba sabido inspirarle, como complemento lisonjero de la noble y feliz misin que haba desempeado. A su vez, el no menos ilustrado diplomtico argentino, doctor Luis J. de la Pea, ministro de Relaciones Exteriores de la Confederacin, comunicaba al mediador paraguayo, que el Poder Ejecutivo de la Confederacin, avalorando la importancia del servicio prestado a la Confederacin Argentina por la Repblica Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 8 hermana del Paraguay y por su digno representante , haba ordenado por decreto, sea presentado un voto de gracias a nombre de la Confederacin Argentina, al supremo gobierno de la Repblica del Paraguay, y al Excmo. seor Brigadier general ministro mediador, don Francisco Solano Lpez, que ha cumplido con noble y generoso empeo sus buenos fraternales oficios para acercar a la unin las partes disidentes de la Republica Argentina. El eminente jurisconsulto argentino Dr. Salvador M. del Carril, Vice Presidente en ejercicio del Poder Ejecutivo, manifestaba al mediador paraguayo, que sus trabajos diplomticos llevaban en s la recompensa y la satisfaccin ntima de haber conquistado una pgina gloriosa para la historia de la Repblica del Paraguay. Que el Convenio que llevaba la firma del mediador paraguayo, era obra de la poltica ms alta y previsora para ambos pases y gobiernos, EN TODAS LAS POSIBLES EVENTUALIDADES. VIII El general Lpez, mediador paraguayo, respondi a las manifestaciones lisonjeras de los ilustres estadistas argentinos, que sera siempre de grande importancia para el Paraguay el restablecimiento de la unin de la familia argentina, y que su gobierno se felicitara siempre de haberle cabido la fortuna gloriosa para la nacin paraguaya, de haber contribuido a esa unin, evitando a todos los pueblos confederados la efusin de sangre, que pareca imposible de evitar, en el estado a que haban llegado las diferencias. Que se senta feliz de haber prestado a la Nacin Argentina los servicios que daban lugar a las francas y amistosas declaraciones que le honraban. Que aceptaba con inters y con la ms viva emocin de gratitud las elocuentes felicitaciones que se le dirigan, y que haca fervientes votos porque fueran permanentes y duraderos los bienes de la paz que reuna a la gran familia argentina. Tales fueron las expresivas manifestaciones y felicitaciones que se cambiaron entre los hombres pblicos argentinos y el mediador paraguayo, general Lpez: vase las notas oficiales que ms adelante publicamos. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 9 Quien dira, o podra presumir, que cuatro aos ms tarde, ese mismo mediador paraguayo, que posteriormente lleg a ser Presidente de su pas, y que tan calurosas ovaciones y declaraciones de profunda gratitud de parte del pueblo y estadistas argentinos haba recibido, deba ser el objeto especial de una monstruosa alianza de aquellos misinos estadistas argentinos (no del pueblo argentino) con el imperio del Brasil, para destruir a la patria y a la persona, de ese mismo generoso mediador, que se haba conquistado la entusiasta afeccin en el corazn de los hombres y de los magistrados argentinos? Si la historia nos ofrece ejemplos de la ingratitud humana, difcilmente se encontrar en sus pginas uno de tan cruel elocuencia. IX Antes de iniciar las hostilidades entre la Confederacin Argentina y la Provincia de Buenos Aires, el gobierno del general Urquiza haba enviado a la Asuncin al Dr. Luis Jos de la Pea en misin confidencial, para solicitar del Paraguay una accin comn contra la Provincia rebelde de Buenos Aires. Quien tenga sentido comn no podra dudar de que a haberse satisfecho el objeto de la misin confidencial del Dr. de la Pea, se hubiera evitado la ruina del pueblo paraguayo, y la hecatombe de Cerro-Cor. Tampoco es dudable que si el gobierno de la Repblica del Paraguay hubiese apoyado militarmente a la Confederacin Argentina contra la Provincia de Buenos Aires, la derrota y sometimiento por la fuerza de esta belicosa Provincia no habra ofrecido dificultad ninguna. En efecto, basta tener presente lo que pas a la triple alianza de la Repblica Argentina, el Brasil y la Repblica Oriental, para calcular con precisin matemtica cul hubiera sido el resultado de una lucha entre la sola Provincia de Buenos Aires y la alianza de la Confederacin Argentina con el Paraguay. Sin embargo, el gobierno del Paraguay se neg a condescender al objeto de la misin confidencial del doctor Luis de la Pea, y en cambio ofreci Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 10 oportunamente sus buenos oficios a los hermanos argentinos en lucha fratricida; y es justo que la historia recoja este hecho real: que esa poltica noble, elevada y generosa, fue aconsejada al Presidente don Carlos Antonio Lpez, por su hijo el general, estando ya casi prometido el contingente solicitado del Paraguay. La intervencin personal y oportuna del general Lpez hizo fracasar la misin del honorable diplomtico argentino, doctor de la Pea. ( 2 ) As procedi el que lleg a ser el blanco de las iras implacables del general don Bartolom Mitre, que en prosecucin de sus miras absorbentes sobre el Paraguay, pact la destruccin, no slo de la persona de aquel mediador que haba recibido las manifestaciones de amistad y gratitud del gobierno y pueblo argentino, sino tambin el desmembramiento y la ruina de la nacin paraguaya, a cuya accin y representacin diplomtica debi su salvacin de las consecuencias de su derrota militar en Cepeda. X En una comunicacin dirigida a la Legacin paraguaya en Pars, en los primeros meses de iniciada la guerra contra la triple alianza el mariscal Lpez deca: El general Urquiza me ha faltado a los espontneos compromisos, que contrajo conmigo. ( 3 )
2 La leccin del pueblo paraguayo les enseaba (a los partidos polticos argentinos) que en las cuestiones internas no deben ir a buscar armas y vapores al Paraguay y al Brasil, sacrificando territorios y honra, como lo hizo Urquiza, buscando la alianza del Brasil primero, y la del Paraguay despus, para vencer la resistencia de Buenos Aires (carta del General Mitre) Pregntese al general Mitre, (*) qu hubiera sido y qu consecuencia hubiera tenido la resistencia de Buenos Aires, al ejrcito entrerriano, fuerte de 20 mil hombres de las tres armas al mando de Urquiza, que tena en un crculo de acero a la Capital bonaerense, a raz de la batalla de Cepeda, donde fue derrotado el ejrcito porteo, a su mando (de Mitre), si no fuera la negativa del presidente Carlos Antonio Lpez, inspirado por su hijo el general Solano Lpez, de aliarse a Urquiza contra la provincia de Buenos Aires, permanentemente hostil al Paraguay; y sobre todo, cul hubiera sido la consecuencia de la resistencia de la Ciudad de Buenos Aires al ejrcito entrerriano que la tena sitiada en 1859, si no hubiese sido la oportuna y feliz mediacin diplomtica del Paraguay, ejercida por el general Lpez, con la habilidad e ilustracin reconocidas por el mismo gobierno provincial de Buenos Aires, en notas oficiales, que se encuentran ntegras en las pginas de este tomo. * Cuando el autor escribi esta obra, an no haba fallecido el general Mitre (N. de los E) 3 Francisco Solano Lpez ser siempre una de las ms singulares figuras de la Amrica del Sur. An est dudosa la verdad sobre sus intenciones y ambiciones al empezar la guerra. Parece cierto que Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 11 Es otra causa de la derrota y ruina del Paraguay, por cuanto es lgico suponer que sin la combinacin militar con el general Urquiza, que fall, el general Lpez no habra quizs afrontado la lucha con la triple alianza, por ms que se hubiese considerado con suficientes elementos propios para hacer frente, con xito, a cualquiera eventualidad. Quizs el general Urquiza se acord de la negativa del Paraguay, o mejor dicho de su compadre el general Lpez, a satisfacer el objeto de la misin confidencial del Doctor de la Pea, y sea esa reminiscencia la que influy en su animo para no cumplir los compromisos que haba contrado con el gobernante de un pas vecino y amigo. Las fuerzas entrerrianas fueron, en verdad, desbandadas en los campamentos de Basualdo y Toledo; pero eso prob nicamente su resistencia a engrosar las filas del ejrcito de la triple alianza. Se ha dicho, sin embargo, que los desbandes de las fuerzas entrerrianas, haban sido obras del general Urquiza: y en honor de este prestigioso caudillo argentino, podra admitirse que la disolucin de los cuerpos entrerrianos obedeciese a su influencia. Ese ejemplo disolvente de los cuerpos entrerrianos se haba extendido a las dems provincias argentinas. As, cuando el gobierno central o nacional argentino, ordenaba el enrolamiento de algunos reclutas, estos eran trados de las provincias maniatados y bien custodiados. Tal era la impopularidad de la guerra que el general Mitre haba organizado contra el Paraguay, con la ayuda del imperio del Brasil y el gobierno oriental del general Flores.
contaba con Urquiza en la Argentina, con los blancos en el Uruguay, y con la esclavitud en el Brasil Pero cules eran sus planes? Se le atribuye la aspiracin de hacerse proclamar emperador Las obras de Lpez en Asuncin indican la endencia imperial de sus ideas (Nabuco. La Guerra del Paraguay) El autor de la obra titulada Guerra del Paraguay. pg. 161, el subttulo alemn, L. Schneider, al referirse a la actitud felona del general Urquiza, se expresa en estos trminos: Cuando Urquiza, despus de firmarse el tratado de la triple alianza, sali de Buenos Aires para reunir sus milicias en Entre-Ros, el presidente Mitre le acompa hasta el punto de embarquey, despidindose de l muy cortesmente, exclam: Apresuraos general. En ese momento se present un mensajero del presidente Lpez y entreg a Urquiza una carta de S. E., el Mariscal. Urquiza, por la letra del sobre, reconoci de quin era, y la entreg cerrada al presidente Mitre. Las lneas que preceden, corroboran materialmente la aseveracin del mariscal Lpez respecto a la conducta de Urquiza para con l. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 12 El Paraguay acept la guerra a que fue provocado por la poltica maquiavlica del gobierno del general Mitre. Por eso se manifestaba siempre dispuesto a suscribir una paz honrosa. Los argumentos de sus rivales, buscados en lo pasado, de la pretendida ambicin de conquista, no se fundaban en ningn hecho positivo o antecedentes de alguna seriedad. El Paraguay no ha hecho ms, al aceptar y sostener la lucha armada, sino permanecer fiel a su poltica tradicional de independencia y libertad. ( 4 ) XI Si es verdad que el Mariscal Lpez no tuvo la pericia necesaria para dirigir las acciones de guerra, tena mucho genio organizador, y mucho ms todava, orgullo personal. Quera a su pas; estaba listo a sacrificarse por l, como en efecto lo ha probado, jugando su propia existencia, en un partido, que lleg a ser ya excesivamente aventurado. Tena en sus manos la fortuna y los destinos del Paraguay. Posea una fuerza moral inquebrantable, y comprenda que su ejrcito, aunque joven inexperto, la tena tambin como l, quiz, ms que l, para vencer o morir. Sus propios enemigos que le combatan, le rindieron culto homenaje por la bravura y abnegacin. As, la impericia de los generales paraguayos facilit el triunfo militar y poltico de la triple alianza contra el Paraguay. Adems, la desastrosa conducta
4 El proyecto de Rosas era lo que an hoy alimentan todos los polticos argentinos, a saber: absorber el Estado Oriental del Uruguay, y la Repblica del Paraguay, reconstruyendo el antiguo Virreinato espaol del Ro de la Plata. La poltica internacional del Brasil creada por el partido conservador, y principalmente por el ilustre ministro Paulino de Souza, Vizconde del Uruguay, consista entonces, como consiste an hoy, en mantener la independencia de los dos Estados amenazados por la ambicin argentina. Las desinteligencias con el general Rosas y el tono insolente que este adopt con relacin al imperio, empezaron desde que promovimos el reconocimiento del Paraguay como Nacin Soberana e independiente. El representante argentino en Ro de Janeiro reclam enrgicamente contra este reconocimiento, alegando que el Paraguay era una provincia rebelde de la Confederacin Argentina. Schneider. Guerra del Paraguay bita 4, pg. 17, de Jos Mara Parahos. Otro estadista notable del Brasil, el Vizconde de Jequitinhonha, se expresa en estos trminos: Es un hecho nunca desmentido el deseo siempre manifestado por el gobierno argentino de unir a la Confederacin la Repblica del Paraguay, y de nuestra parte la poltica siempre seguida de mantenerlos separados. Una vez mermada la existencia poltica del Paraguay en provecho de la Confederacin, sea cual sea el procedimiento, no habr diques que contenga las ambiciones argentinas Considerado el Paraguay con relacin a la moral, puede no parecer muy interesante el tenerle consideracin en el orden poltico, pero importa al Brasil, quizs ms que a cualquiera otra potencia, el conservarle como es. Para vivir en paz y tener buena vecindad con el Paraguay, nos basta un buen tratado de paz bien consolidado y ejecutado de buena fe. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 13 en el desempeo de sus delicadas funciones del representante diplomtico del gobierno de Lpez en Inglaterra y Francia, ha sido el factor principal de la catstrofe de 1 de marzo 1870. La seleccin del Mariscal Lpez de sus jefes militares y agentes civiles en el extranjero, no ha sido las ms de las veces, acertada. A pesar de la impericia con que se sostuvo la defensa militar del pas y de la funesta esterilidad de la accin de sus agentes acreditados en el exterior, el pueblo paraguayo segua dando el ms noble espectculo de una abnegacin patritica inquebrantable, de que todo paraguayo debe sentirse orgulloso. Ese ejemplo de nuestros padres inculcar en las mentes de nuestros hijos la fe indeclinable que deben alimentar en los destinos de la patria, an en los momentos ms sombros de su existencia; evocarn a, los ojos de todos la imagen purificada de este Paraguay, cuya conservacin y seguridad debe ser el objeto de nuestra mayor vigilancia, y cuyo engrandecimiento debe inspirar nuestros constantes esfuerzos comunes. XII A los poderes que constituyen el gobierno de la Repblica, les incumbe la bella y patritica misin de preparar la seguridad y afianzamiento del porvenir de su patria, estableciendo fomentando la educacin del pueblo, el respeto a las instituciones patrias, la reorganizacin de su ejrcito para la defensa de sus derechos soberanos de su territorio desmantelado. Para completar la realizacin de nuestros anhelos, cicatrizar las heridas dolorosas que todos los paraguayos sentimos en el corazn. Necesario es no olvidar la leccin, triste leccin, que se desprende del pasado, que nos dicta una ley imperiosa. Basta de querellas odiosas, estriles y estpidas, que debilitan a la patria, exponindola indefensa a la concupiscencia de sus tradicionales rivales. Demos el ejemplo de un pueblo sensato, pacfico; marchemos resueltos y unidos en la va del progreso, de la libertad y de la justicia, en fin, de nuestra regeneracin social; conquistemos al lado del poder material, el poder moral, que es ms fuerte, ms irresistible, que en el mundo Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 14 moderno, no permitir ya que la ley brutal de la fuerza violar impunemente el derecho imprescriptible de la sociedad. Las acciones gloriosas de abnegacin y lealtad de nuestros mayores, de los ejrcitos de Paraguar, Tacuar, Corrales, Curupaity, Estero Bellaco, Humait, Villeta, etc., se han de reproducir eternamente en los corazones de las generaciones venideras. Es necesario que haya en la tierra clsica del Paraguay, que ha producido tantos heroicos defensores de la patria, algo duradero en que se traduzca o se reproduzca el culto sagrado que conservamos a sus hroes, el recuerdo de la vctimas que han luchado en los das nefastos, teniendo el presentimiento de que defendan el porvenir de la patria con la derrota del presente. Cuntos cayeron en los campos de batalla, derramando preciosa sangre paraguaya, desde Yata a Cerro Cor! La heroica defensa se prolong con soldados improvisados, bisoos, con nios hasta de diez aos de edad, mal armados, mal vestidos, careciendo de todo, menos de valor. En los combates de Corrientes, Riachuelo, Yata, Itapir, Estero Bellaco, Sauce, Curupaity, Humait, Ytorot, Avahy y tantos otros lugares, han quedado ejemplos de lo que son capaces los caracteres viriles y patriticos, cuando se inspiran en la causa sacrosanta de la patria, y en sus propios sentimientos cvicos. XIII El Paraguay conoce por propia experiencia en su pasada guerra cmo un diplomtico mediocre o nulo, complica y agrava las situaciones. Sabe que un mal agente pierde una causa buena, y que un diplomtico improvisado compromete los intereses a l confiados. Jams tendr la diplomacia paraguaya oportunidad ms apremiante, ni intereses ms sagrados para desplegar su celo, su actividad y patriotismo en la defensa que la que tuvo durante la guerra de un lustro. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 15 Cuando se reflexiona en los resultados que se han obtenido en las numerosas y cruentas batallas que se han librado sin el genio pericial del general en jefe, se comprende lo que hubieran hecho los paraguayos, si hubiesen sido dirigidos por un jefe de suficiente ciencia militar. Batallones y regimientos de reclutas, sin organizacin, sin instruccin militar, mal armados, peor vestidos y alimentados, peleaban con bros indmitos. El error militar digno de atencin que se observa, en esta guerra improvisada, dice el consejero Nabuco, es haberla empezado con fuerzas inferiores a las del enemigo. Si este hubiese sabido aprovechar la superioridad que en los primeros momentos tuvo, nadie podr calcular las consecuencias, por lo menos las polticas, del pnico que se hubiera producido... Ningn enemigo tuvo Lpez tan funesto como sus propios actos, tan mal encaminados, que parecan combatidos por un poder oculto que se entretena en desbaratarlos. Sus ataques nos sorprendan siempre, mas perdan su eficacia por exceso de temeridad optimista... XIV Vuelta otra vez al concierto de las naciones civilizadas, con dignidad y nuevos merecimientos, la nacin paraguaya se ha hecho acreedora a la consideracin y simpatas de las dems naciones del viejo y nuevo continente. La abnegacin de los invictos patricios no ser estril, ni la sangre con que fue regada la superficie del suelo patrio, no se habr vertido en vano; a lo menos esos antecedentes de imperecedera gloria trazarn sus deberes a las nuevas generaciones del porvenir, rememorando las lecciones y los ejemplos de sus antepasados. Nos dirn, a la vez, con la elocuencia de los hechos pasados, cun peligrosas son las ilusiones temerarias y la ineptitud pretenciosa, que conducen a las ms fatales consecuencias. Empero, es consolador contemplar al Paraguay rehecho fortificndose otra vez, moral y materialmente, para poder sostener en cualesquiera circunstancias sus intereses y sus derechos de pueblo independiente y soberano. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 16 El generalsimo de los ejrcitos aliados se equivoc al rechazar la paz que le ofreciera Lpez el 12 de Noviembre en la conferencia de Yataity-Cor, y se enga ms todava al apoyar esa negativa en la fuerza bruta de que dispona. A ningn pueblo le agrada el que se le haga vibrar las cuerdas de la amenaza y de la infatuacin. El Paraguay dio testimonios prcticos de que prefera un proceder noble y honroso, a la ostentacin ridcula de la fuerza bruta. ( 5 ). XV Aunque la guerra ha llegado a ser en nuestros das cada vez ms impopular entre las naciones, sin embargo, la base en que reposa la paz del mundo, es frgil. Tan es as que cualquier telegrama de pocas lneas, es capaz de producir el pnico financiero y la consternacin poltica en todos los pases del mundo, ligados por crculos comerciales y polticos. La palabra guerra justa, envuelve un contrasentido salvaje, dice Alberdi; es lo mismo que decir, crimen justo, crimen santo, crimen legal. No puede haber guerra justa, porque no hay guerra sensata. No es cierto que el fin justifica los medios; son los medios que justifican el fin, ms todava en la guerra que en poltica. ( 6 ) La guerra es en cierto modo un sistema o expediente de procedimiento o enjuiciamiento, en que cada parte litigante tiene necesidad de ser su propio juez, y a la vez juez de su adversario, a falta de un juez extrao en el debate.
5 Si el general Mitre hubiese adoptado la poltica de un gobernante neutral y verdaderamente imparcial en las querellas intestinas de sus vecinos, como la que adopt el Paraguay en 1859, no hubiera favorecido tan ostensible y escandalosamente a la rebelin del general Flores, y sobre todo no habra negociado y firmado el inicuo tratado secreto de la triple alianza de 1 de Mayo 1865, contra el Paraguay y su benefactor el general Lpez, segn queda bien establecido por el anlisis de la negociacin diplomtica del mediador paraguayo, y por las notas de los doctores Tejedor, de la Pea y del Carril. Sin la poltica maquiavlica del general Mitre, la hecatombe del Paraguay se hubiera evitado. Si el general Mitre hubiese procedido como un gobernante imparcial y recto, habra mediado entre el Brasil y el Paraguay, con motivo de la protesta de este ltimo, de fecha 30 de Agosto 1864. De este modo correcto habra retribuido al Paraguay, el servicio que ste prest a la Repblica Argentina con su mediacin, en 1859, de cuyo resultado fecundo, el que primero recogi beneficios, fue el mismo general don Bartolom Mitre. 6 El crimen de la guerra. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 17 Por eso la diplomacia es preferible a la guerra, como medio de resolver los conflictos internacionales; pero no es ms eficaz que la guerra de resolverlos en el sentido de la justicia, porque al fin la diplomacia no es ms que la accin de las partes interesadas. La buena voluntad en que descansa la paz de hombre a hombre, es la base de la paz entre Estado y Estado. ( 7 ) Lo que la razn no resuelve por la discusin no puede ser resuelto por la espada. Lejos de ser la espada la ltima expresin del derecho, es la primera razn del crimen. Es el absurdo ms grande el pretender que el exterminio en masa de millares de hombres tiles, la devastacin de las ciudades y de los campos, el incendio, la ruina, el engao, el fraude, la profanacin, puedan ser medios de educar, civilizar y mejorar la especie humana. ( 8 ) La gloria de Washington no es la de la guerra sino la de la libertad. Un pueblo en que cada nuevo ciudadano se fundiese en el molde de Washington, no seria un pueblo de soldados, sino un pueblo de grandes ciudadanos, de verdaderos modelos de patriotismo. ( 9 ) No son la poltica y la guerra las que han de sacar a los pueblos de su aislamiento, para constituir esa sociedad de pueblos, que se llama gnero humano. Sern los intereses, el comercio y las necesidades de la civilizacin de los pueblos mismos, como acontece sucesivamente. Lpez, al retirarse de la conferencia de Yataity-Cor, sin haber podido conseguir ningn arreglo de paz, le deca al general Mitre: Los ejrcitos de su mando conquistarn los escombros del Paraguay. Discutir largamente, es pura pedantera, es darse el aire de estar animado de sentimientos conciliatorios, y mantener a todo trance sus pretensiones y exigencias, es propio de generales poeta-diplomticos. La guerra sigui su lgubre curso hasta la jornada de Cerro Cor; los heridos prisioneros arrancaban sus vendajes; los vencidos procuraban
7 ALBERDI, Juan Bautista. El crimen de la guerra. 8 Ibdem. 9 Ibdem. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 18 reconquistar su libertad; la Nacin entera quera caer como haban cado Numancia y Zaragoza. Desde siglos atrs no se haba visto tan espantosa carnicera, y la humanidad no haba sufrido una lucha tan encarnizada, una defensa tan heroica, una destruccin tan atroz. Humait es la Troya paraguaya, que resisti durante dos aos 1866 1868 a los ejrcitos de tierra y a las fuerzas martimas de las potencias aliadas. La historia es el anlisis de las virtudes ciudadanas, y la expiacin de los grandes delincuentes. En ella aprenden las generaciones a venerar la virtud y a execrar los crmenes. As, pedir o guardar silencio respecto de los muertos, sera pedir el silencio a la historia, o mejor dicho la supresin de la historia. Los medios contemplativos son malas cataplasmas aplicadas a las llagas vivas, se ha dicho. GREGORIO BENTEZ Villa Rica, Mayo 1904
Noticia preliminar
En el Paraguay, desde su emancipacin poltica en 1810, el servicio militar ha sido obligatorio para todos los ciudadanos paraguayos; as, todos los hijos del pas, sin distincin de clases, desde la edad de 17 aos, eran llamados al servicio de las armas por un tiempo que de ordinario duraba lo necesario para adquirir la instruccin militar, y la prctica de la disciplina. Con este sistema de enrolamiento se haba dado a toda la poblacin masculina de la Repblica, bajo los gobiernos del doctor Francia y de los Lpez, una organizacin y disciplina militares, que hubieran sido de una eficacia trascendental en la guerra que la triple alianza del imperio del Brasil y de las repblicas Argentina y Oriental, hizo al Paraguay en 1865-70, si los Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 19 conocimientos tericos y la pericia militar del general en jefe de sus ejrcitos, hubiesen coincidido con el genio y la enrgica constancia que desplegara durante un lustro, contra fuerzas muy superiores del enemigo. Eso est en la conciencia de todos los que han presenciado de cerca o de lejos la lucha titnica que han sostenido los paraguayos en los campos de batalla. De manera que en el ao 1851, a la edad de 17 aos, me toc mi turno de ser llamado al ejrcito de la Repblica, establecido a la sazn en el campamento de Paso de Patria. Sent plaza en el batalln N 1, al mando del entonces coronel, ms tarde general, Vicente Barrios. El general en jefe del ejrcito, Francisco Solano Lpez se encontraba en el campamento. Su jefe de estado mayor General, era el sargento mayor Wenceslao Robles, despus general, y fusilado en el mismo punto al principio de la guerra con la triple alianza, por delitos que le fueron imputados de infidelidad a sus deberes militares, en frente del enemigo. Tom parte en la formacin del campamento de Humait y de sus fortificaciones en 1855. Asist a los preparativos blicos hechos en dicho punto el mismo ao, con motivo de la amenaza de la escuadra brasilera compuesta de 20 caoneras de guerra de subir el ro Paraguay, forzando el paso de Humait, lo que indudablemente no hubiera conseguido, estando ya entonces la vuelta de Humait, fortificada y artillada con minas flotantes en varios puntos del canal del Ro Paraguay. Adems, todas las bateras tenan sus hornallas subterrneas, donde se caldeaban las balas de los caones, destinadas a incendiar a los buques enemigos, que eran de madera. A principios del ao 1856, el general Lpez, estando en el campamento de Humait, mand a llamarme con el ayudante teniente Cndido Mora. Despus de una larga y variada conversacin, me propuso que escogiera entre quedarme con l en calidad de escribiente en el ministerio de guerra y marina, de que era titular, o volver a mi batalln con un ascenso militar. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 20 La proposicin era ventajosa para m, pues en lugar de seguir sirviendo en el batalln, era preferible pasar al ministerio de guerra en las condiciones indicadas, por lo que no vacil en optar por la primera proposicin. Desde entonces qued al lado del general Lpez, puede decirse en el doble carcter de secretario particular y oficial, pues a la vez que tena a mi cargo su archivo privado y su bien surtida biblioteca, tena tambin el manejo de los papeles oficiales del ministerio de guerra y marina. Adems, corran por sus manos, y por tanto por las mas, numerosos papeles y documentos de las diferentes reparticiones del gobierno, que su padre el presidente don Carlos Antonio Lpez le daba para estudiarlos, o en consulta. Al poner a mi cargo su voluminoso archivo particular y su Biblioteca, me recomend con encarecimiento verdaderamente paternal, que jams olvidar, que aprovechara la oportunidad de tener a mi disposicin los libros de su biblioteca para estudiar y adquirir los conocimientos necesarios al hombre en la sociedad. El mismo me indicaba las obras que deba leer y estudiar de preferencia. Es obvio decir, que me apresur a acatar las nobles indicaciones de mi generoso protector, que dicho sea de paso, tena influencia real en los consejos de su padre el Presidente de la Repblica. A la vez que me dedicaba a la lectura de las obras ms instructivas de la biblioteca a mi cargo, estudiaba tambin el francs con mi compaero el secretario teniente Paulino Aln, que lo posea. El seor don Carlos Saguier que frecuentaba la casa del general Lpez, de quien era amigo personal y protegido en sus negocios comerciales, tena tambin la galantera de darme algunas lecciones del idioma de Voltaire. Segn queda dicho, la biblioteca era bien surtida, y el archivo particular voluminoso. Sus corresponsales eran varios en el exterior. De los que me acuerdo en Europa, eran J. A. Blyth, Benjamn Green, Alejandro Laplace; y en Buenos Aires, Montevideo, Entre-Ros y Corrientes, los seores Nicols A. Calvo, Juan J. Soto, doctor Lorenzo Torres, Hctor Varela, doctor Valentn Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 21 Alsina, doctor Benjamn Victorica, doctor Roln y los genera]es Toms Guido, Mansilla, Urquiza, B. Mitre etc.
CAPITULO I Poltica exterior del Paraguay
Objeto especial de la legacin paraguaya en Europa. Dificultades para celebrar el tratado. Exigencias de Espaa. Notas diplomticas cambiadas. Del Ministro paraguayo de 6 de Junio. Del Secretario de Estado Angel Caldern, de 14 de Junio. De Lpez a Caldern Junio 15. Contestacin de Caldern, Junio 20. -Nota de Lpez a Caldern 21 de Junio. Nota verbal de Caldern Junio 21. De Lpez a Caldern Junio 22. Articulo 8 del proyecto de tratado. De Pacheco a Lpez, Octubre 7. Contestacin de Lpez, Octubre 16. Desacuerdo entre los negociadores.
La primera legacin que la Repblica del Paraguay acreditara en pases de Europa, fue confiada al ciudadano, general Don Francisco S. Lpez. Tuvo por objeto canjear la ratificacin de los tratados firmados el 4 de Marzo 1853, con Inglaterra, Francia e Italia. La legacin sali del Paraguay el 12 de Junio 1853, en la sumaca de guerra, Independencia del Paraguay, hasta Buenos Aires. Aqu tom el paquete de Europa. Adems, llevaba el importante encargo de negociar con Espaa un tratado de amistad que pusiera trmino a todo vestigio de desinteligencia, estableciendo buenas y cordiales relaciones entre ambos pases, unidos por vnculos de origen, religin, idioma, costumbres y afectos. El tratado no se pudo ajustar a causa de las exigencias presentadas por Espaa, en lo relativo a la nacionalidad de los espaoles residentes en el Paraguay y de sus hijos nacidos en el pas. El plenipotenciario paraguayo no quiso admitir las exigencias de la ex- metrpoli, sin exceder sus instrucciones y tuvo que retirarse o Francia, donde estaba tambin acreditado. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 22 Los documentos que se insertan a continuacin informan con precisin de las negociaciones infructuosas entabladas por el representante paraguayo con la Corte de Madrid, en el desempeo de su misin especial. Helos aqu: El Plenipotenciario paraguayo dirigi al Ministro de Relaciones Exteriores de Espaa, Seor Don Angel Caldern de la Barca con fecha 6 de Junio de 1854 la nota siguiente:
El que firma, Brigadier General de la Repblica del Paraguay y Ministro Plenipotenciario de la misma para el ajuste y conclusin de un tratado de paz y amistad con S. M. C., ha recibido ayer a las 8 de la noche el proyecto de Tratado que S. E. el Primer Secretario de Estado de S. M. C. se ha servido remitirle, y las observaciones acerca del mismo Tratado. El General que firma, ha ledo detenidamente uno y otro documento; y halla que el proyecto de tratado conserva en su mayor parte, y con muy pocas variaciones, los mismos artculos que fueron materias de discusin en las conferencias del 27 del pasado y 1 del corriente, entre S. E. el Primer Secretario de Estado y el que firma, y sobre los que no lograron, seguramente muy a su pesar, ponerse de acuerdo; las observaciones que acompaan al Tratado no destruyen las razones que expuso el infrascrito, tanto en dichas conferencias cuanto en el pliego de observaciones que acompa a su proyecto presentado el da 1, y por consiguiente no puede aceptar esos artculos... En la conferencia a que el abajo firmado fue admitido el 27 del pasado, manifest francamente su repugnancia a suscribir el contenido del artculo 8, relativo a que el Gobierno de la Repblica se preste en virtud del Tratado, a que los espaoles, que por cualquier motivo hayan adoptado la nacionalidad de la Repblica, puedan recobrar la suya primitiva, y que sus hijos nacidos en el territorio de la Repblica, tengan el derecho de optar por la nacionalidad que quisieren. El que firma ha manifestado ya y explanado en sus anteriores observaciones, las razones que le impedan conformarse con este artculo y suscribirlo; el arroja el concepto de que el Supremo Gobierno del Paraguay pueda alguna vez resistir que un Espaol, o cualquier otro extranjero que ya ha tomado la nacionalidad paraguaya, recobre si le conviene su primitiva nacionalidad, y renuncie las ventajas de ciudadano paraguayo; el Gobierno Supremo del Paraguay considera que esto es un derecho incontestable en todo Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 23 extranjero. El que firma ya ha dicho que el Gobierno del Paraguay a ningn extranjero impone nacionalidad, ni le impide que la renuncie si la ha tomado y le conviene dejarla. Por las leyes de la Repblica, como por las de toda nacin civilizada, de toda nacin que respeta y aprecia, los deberes de un ciudadano, por las leyes de Espaa, de Inglaterra y dems naciones cultas, todo el que naci en su territorio es ciudadano, o sbdito paraguayo, espaol, ingls, etc., y es considerado y tratado como tal en todo caso, cualquiera que sea la nacionalidad extranjera, o pabelln a que se haya acogido. El Gobierno del Paraguay, siguiendo el ejemplo de naciones tan adelantadas, mantiene y mantendr rigurosamente este principio tan importante, tan fecundo en consecuencias y tan moral. La relajacin de tal principio dara lugar al escndalo de que un ciudadano que hubiese atentado contra su pas, se presentase de nuevo en l cubierto con una nacionalidad extranjera, y haciendo alarde de su impunidad. Por una tan poderosa consideracin, el Plenipotenciario del Paraguay jams consentir que el hijo de un Espaol, Ingls o Francs nacido en el Paraguay, deje de ser paraguayo por haber tomado una nacionalidad extranjera; tmela si le conviene, pero hgalo sabiendo que la Repblica le considera y tratar siempre como un ciudadano de ella y sujeto por esta calidad a los deberes que le impone. El Plenipotenciario de la Repblica del Paraguay no debe, ni tiene derecho de juzgar las razones que hayan movido al Per y otras Repblicas de Amrica a consentir en tal estipulacin. El debe solamente consultar la dignidad y los intereses del pas que tiene el honor de representar, y considera que compromete uno y otro prestndose a suscribir ese artculo. Si el Gobierno de S. M. C. piensa que por no consignarse tal artculo en el Tratado con el Paraguay se establecera un precedente en que pudieran apoyarse otros Estados Americanos, S. E. el Primer Secretario de Estado le permitir observar que si tal omisin es un precedente perjudicial, la ocasin de evitarlo ha pasado ya, pues se dej de consignar en el Tratado con Mjico, y despus de esto ya no puede alegarse inconveniente. Tampoco puede el Plenipotenciario de la Repblica del Paraguay consentir en lo que se dice en los artculos 9 Y 13. En el primero, sobre que los espaoles tendrn la libertad entre otras de vender por mayor y menor. Esta facultad de vender por menor no se ha concedido a la Inglaterra, Francia y otros Estados que han ajustado Tratados de Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 24 Comercio con la Repblica. Si ahora se concediese a los sbditos de S. M. C., igual favor demandaran aquellas naciones, porque se les ha otorgado el de igual tratamiento que a cualquiera otra nacin. Por el articulo 13 se autoriza a los agentes diplomticos y cnsules a reclamar y hacer que se restituyan a su bordo los desertores de los buques de guerras y mercantes de su nacin, obligndose los gobiernos contratantes a prenderlos, custodiarlos y restituirlos. El Plenipotenciario del Paraguay ha manifestado ya, que una, estipulacin sobre este punto es enteramente ajena de un tratado de paz y de amistad; es un punto de suma gravedad que todos los gobiernos lo han reglado por tratados especiales en que se ha consultado una rigurosa reciprocidad que por ahora y en algunos aos no puede existir entre la Espaa y el Paraguay, y por la misma razn, sin duda, se ha omitido tal estipulacin en los Tratados con Mjico, Venezuela y otros Estados Americanos, que hacen un comercio directo con la Espaa y que el Paraguay aun no tiene; ingerir en tales circunstancias en el Tratado con el Paraguay una estipulacin como la de que se trata, seria, a ms de todo lo que contra ella queda expuesto, una singularidad muy inconveniente. Le es muy penoso al infrascrito no poder prestarse a los deseos de S. E. el Primer Secretario de Estado, y solo le consuela la conviccin de que el Gobierno de la Repblica del Paraguay y l, han hecho todo lo posible por ajustar y concluir un tratado de paz y de amistad con S. M. C. El que firma se permite asegurar a S. E. el Primer Secretario de Estado que espera que esto no disminuir, ni alterar las buenas disposiciones del Gobierno de la Repblica hacia los sbditos de S. M. C., tratando a los que lleguen a ella con todas las consideraciones de una nacin amiga a quien la ligan antiguas y fuertes relaciones. El abajo firmado aprovecha esta nueva ocasin etc. (Fdo.) FRANCISCO S. LPEZ
*** A la nota que precede, el jefe de la Cancillera Espaola don Angel Caldern de la Barca, contest con fecha 14 de Junio de 1854 en los trminos siguientes: Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 25
El infrascrito, Primer Secretario de Estado de S. M. C. ha recibido la nota que se ha servido dirigirle con fecha 6 del actual el seor Plenipotenciario del Paraguay, contestando al proyecto de Tratado y a las observaciones que confidencialmente le haba remitido. Habiendo tenido por conveniente el seor Lpez manifestar oficialmente en dicha nota las razones por las que dice no serle posible suscribir el proyecto referido, el infrascrito se ve precisado a consignar aqu en la misma forma los motivos por los que no puede, a su vez, el Gobierno Espaol aceptar las modificaciones propuestas por el seor General Lpez... Las observaciones hechas por el seor. General Lpez en su nota de 6 del corriente sobre la nacionalidad, persuaden ms y ms al gobierno de S. M. de la necesidad de conservar el artculo del Tratado referente a este punto. En efecto, el Gobierno de S. M. no puede admitir el principio de que todo hombre, sin excepcin, deba considerarse como sbdito o ciudadano del Estado en cuyo territorio ha nacido. Lejos de eso, el principio que el derecho pblico internacional tiene establecido, es que el hijo durante la menor edad sigue la nacionalidad de su padre, y que si por su nacimiento tiene derecho a la de otro pas, opta a su mayor edad entre la de su padre o la del pas en que naci. Este principio, adoptado por los ms distinguidos publicistas, y sancionado por la prctica de las naciones ms adelantadas del mundo, es el mismo que comprende el artculo del tratado propuesto por el infrascrito. El gobierno de S. M. lo ha sostenido siempre con todos los Estados con quienes mantiene relaciones, lo ha observado escrupulosamente en el territorio espaol, y se ha consignado casi en todos los tratados celebrados por S. M., con las Repblicas Hispano-Americanas, y si en algunos se ha omitido, como en el de Mjico, ha sido objeto de declaraciones y arreglos posteriores. Es por tanto absolutamente imposible al Gobierno de S. M. desistir del artculo referido El infrascrito aprovecha esta ocasin etc. (Fdo.) A. CALDERN DE LA BARCA
*** El general Lpez, Plenipotenciario del Paraguay, replic con fecha 15 de Junio a la nota que precede del Primer Secretario de Estado de S. M. C. en los Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 26 trminos siguientes:
El infrascrito, Brigadier General de la Repblica del Paraguay y Ministro Plenipotenciario de la misma para el ajuste de un tratado de paz y amistad, con el Gobierno de S. M. C. ha recibido la nota que con fecha de ayer le ha dirigido S. E. el Primer Secretario de Estado de S. M. C. en contestacin a la en que el abajo firmado con lecha 6 del presente expres oficialmente las razones que a su juicio no le permitan consentir en algunas estipulaciones; consignadas en el proyecto de tratado que ltimamente le pas S. E. el Primer Secretario de Estado. El infrascrito contestando a la referida nota del 14, tiene el honor de decir a S. E. el Primer Secretario de Estado, que le es en extremo penosa la divergencia que impide el ajuste y conclusin del proyecto de tratado, tanto ms, cuanto que considera que la divergencia versa sobre puntos de muy fcil allanamiento, y sin mengua de la dignidad de S. M. C., ni de los intereses de la nacin. Sin retirar ni contradecir las observaciones que el infrascrito expuso en su nota de 6 del corriente y cediendo a su vivo deseo de arribar a un acto que indudablemente ser til a ambas partes, se permitir algunas explanaciones sobre los puntos en discordia, que tal vez conduzcan al ajuste y conclusin del proyectado tratado. Antes de todo, el infrascrito se permitir decir a S. E. el Primer Secretario de Estado, que resolvi escribir su nota de 6 del corriente con el carcter de un documento oficial, porque siendo el asunto de que se trataba un negocio grave de que deba dar cuenta a su gobierno, era necesario darle toda la autenticidad y respetabilidad que corresponde y conviene a negocios de esta clase. En punto a la nacionalidad de los nacidos en el territorio de la Republica, de padres espaoles, y de los espaoles que habindose naturalizado en la Repblica quisieren recobrar su primitiva nacionalidad el que firma ha expuesto ya, con respecto a los ltimos, las consideraciones que hacen superflua, innecesaria e injuriosa la estipulacin, que les concierne; tal vez no habr tenido la fortuna de explicarse con bastante claridad para ser bien comprendido, y por lo tanto explanar algo ms su idea. Los sbditos espaoles, que por cualquier motivo hubiesen tomado la nacionalidad paraguaya y despus quisiesen recobrar la espaola, el que firma ha reconocido, del modo ms explcito y claro, que los espaoles que se pusiesen en tal caso, lo mismo que Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 27 cualquier otro extranjero, no haran ms que usar de un derecho que ningn gobierno puede desconocer o resistir. Consignar tal derecho y principio en el tratado con el Paraguay, importa arrojar sobre el Gobierno del Paraguay el concepto injurioso de que desconoce o resiste un derecho que, como justamente lo nota S. E. el Primer Secretario de Estado, es admitido y observado por todas las naciones cultas, y as es que ninguna de las naciones que han ajustado y concluido tratados con el Paraguay, naciones que no son menos celosas que la espaola, de los derechos e intereses de sus nacionales, ni mencin han hecho de tal estipulacin, porque han considerado su materia como una cosa tan sabida que no mereca expresarse en un tratado. En cuanto a los nacidos en el Paraguay de padres espaoles, la ley del Paraguay, como la de Espaa y dems naciones cultas, declara que es paraguayo, como la ley espaola declara que son espaoles, los que nazcan en los dominios de Espaa; mientras que el nacido en el Paraguay de padres extranjeros, sea de menor edad, naturalmente sigue la calidad y condicin de sus padres; a la mayor edad tendr, como cualquier paraguayo o aunque sea nacido de padres paraguayos, la libertad de adquirir una nacionalidad extranjera, si tal le conviene. Pero, saltando las cuestiones de hasta dnde se extiende esa libertad? Cules son los privilegios que la nacionalidad extranjera confiere al nativo de un pas que ha renunciado su primitiva nacionalidad y ha tomado una extraa? Aqu tiene S. E. el Primer Secretario de Estado cuestiones muy graves, que pueden ser de inmensa trascendencia, y que el Plenipotenciario del Paraguay no se cree autorizado a resolverlas, y mucho menos a consignar su resolucin en un tratado. La nacionalidad extranjera, que un nativo del Paraguay hubiese tomado, le servir para que en ciertos casos, como el de excepcin del servicio militar, contribuciones forzadas, etc. sea considerado extranjero, y tratado como tal; pero en el caso (ciertamente remotsimo, pero posible) de que ese natural del Paraguay hecho ciudadano y sbdito de un pas extranjero, atente contra el orden pblico del pas en que naci, o que lo hostilice como miembro del nuevo Estado que lo ha prohijado, deber ser considerado y tratado por el gobierno de su pas, en caso de ser aprehendido, como cualquier otro extranjero, y a la par de un prisionero comn? Si despus de haber conspirado contra su pas, o de haberle hecho la guerra tiene el atrevimiento de presentarse en ese pas, con una cucarda, o bajo pabelln extranjero, el Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 28 gobierno del pas en que naci estar obligado a considerarlo inviolable y sagrado, y la cucarda cubrir delitos que la moral pblica y las leyes de todas las naciones detestan y castigan? Podr cualquier jefe u oficial de la nacin que lo prohij emplear la fuerza para sustraerlo de la autoridad y jurisdiccin del gobierno de su pas? El Plenipotenciario del Paraguay no puede, ni debe avanzarse a una estipulacin tan elstica que puede extenderse a todo esto, ni consentir en la posibilidad de que pueda repetirse con su pas el escndalo que el ao pasado dio en la Baha de Constantinopla el capitn de un buque norteamericano, que abord a otro buque austriaco, y extrajo por fuerza un sbdito austriaco que haba tomado parte en la guerra contra el gobierno de su pas, ni podr ver impasible si un paraguayo, despus de haber conspirado contra su pas, hchole la guerra como Garibaldi a la Cerdea, y a todos los estados de Italia, se presentase en un puerto de la Repblica bajo pabelln extranjero. Consecuente con estos principios, le es imposible prestarse a la estipulacin referente a nacionalidades, y juzga que lo mejor, como medio de conciliacin, es dejar este punto para arreglarse en el tratado de comercio que debe ajustarse, tan pronto como sea posible, entre el gobierno de S. M. C. y el de la Repblica. Entonces el gobierno de quien el infrascrito depende, resolver la cuestin con perfecto conocimiento de causa, y sobre lo que se cree el infrascrito sin instrucciones ni poderes... Puede estar cierto S. E. el Primer Secretario de Estado que el abajo firmado se ha prestado a todo lo que en su concepto poda extenderse, a cambio de lograr el objeto con que el Supremo Gobierno de la Repblica lo ha enviado cerca de S. M. C. Quiera S. E. el Primer Secretario de Estado admitir la muy distinguida consideracin con que le saluda. (Fdo.) FRANCISCO S. LPEZ
*** A esta nota del Ministro Paraguayo, el Primer Secretario de Estado de S. M. C. repuso con fecha. 20 Junio como sigue:
El infrascrito, Primer Secretario de Estado de S. M. C. ha recibido la nota que con Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 29 fecha 15 del actual le ha dirigido el seor General Lpez, Plenipotenciario del Paraguay, manifestando el pesar que le causa la divergencia en que se encuentra con el infrascrito en algunos puntos capitales del proyecto de tratado entre la Espaa y el Paraguay. No sera menor el sentimiento del gobierno de S. M. que la negociacin pendiente no diere por resultado la celebracin de un tratado de paz y reconocimiento entre ambas naciones, porque desea sinceramente estrechar relaciones amistosas con los Estados Americanos, y est persuadido de que estas relaciones han de ser recprocamente ventajosas. As es que el gobierno de S. M. ha accedido en cuanto le era posible a las modificaciones propuestas por el seor Plenipotenciario del Paraguay, y slo se detiene en el lmite que cree no podra traspasar sin faltar a sus deberes e incurrir en grave responsabilidad... El infrascrito no puede menos de insistir en la insercin en el tratado del artculo relativo a la nacionalidad, porque esta es una estipulacin que el gobierno de S. M. considera necesario consignar en el momento de sancionar solemnemente la separacin de los Estados Hispano-Americanos de su antigua metrpoli. Del mismo modo que se reconoce en el tratado la Independencia respectiva de los poderes pblicos que gobiernan la Espaa y el Paraguay, se hace necesario declarar tambin que parte de esa poblacin, que antes perteneca a una misma nacionalidad, es espaola, y que parte es paraguaya. Esta declaracin se hace en el artculo propuesto de una manera conforme a las reglas establecidas por el derecho de gente; es decir, dejando a salvo el derecho de los individuos que hayan cambiado de nacionalidad, para socorrer la suya, si lo tienen por conveniente, declarando que el hijo menor sigue la nacionalidad del padre, y reconocindole la facultad de optar a su mayora entre la de ste y la del pas en que naci. El gobierno de S. M. encuentra muy natural que otras naciones extranjeras no hayan propuesto en los tratados que han celebrado con el Paraguay, ningn artculo relativo a la nacionalidad. Tampoco la Espaa lo inserta en los que negocia con otras potencias; y si cree que debe comprenderse en el que est pendiente de arreglo, es como queda dicho, por la especial situacin en que respecto una de otra se encuentran las partes contratantes, lo cual no deja duda, en sentir del que suscribe, a que ni una ni otra puedan creer inconveniente, ni menos poco decoroso el establecer las reglas que ha de servir para determinar la nacionalidad de uno y otro Estado. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 30 Con sentimiento del infrascrito, ve la indicacin del seor General Lpez, para que la estipulacin relativa a la extradicin de los marinaros desertores quede aplazada hasta la celebracin del Tratado de Comercio. El que suscribe no disimular al Plenipotenciario del Paraguay, que para que los puertos del pas sean frecuentados por el Pabelln Espaol, con ventaja recproca del comercio de uno y otro Estado, cree indispensable que los capitanes de los buques mercantes tengan la seguridad de obtener el auxilio de las autoridades locales, para recobrar los marineros que deserten de los mismos. El aliciente de un pas en que el trabajo y la industria proporcionan fcilmente la riqueza, atraera una gran parte, y si no hubiere medio de recobrarlos ser muy difcil, sino imposible, a los buques mercantes proporcionarse los brazos necesarios para su regreso. Cada da es mayor el nmero de las potencias que, persuadidas de la conveniencia recproca de dar a la marina mercante esta seguridad que redunda en beneficio y fomento de la navegacin, comprenden en su derecho positivo internacional la recproca entrega de los marinos desertores, o estipulan, a lo menos, que sus autoridades prestarn a los cnsules y capitanes de los buques los auxilios necesarios para recobrarlos. En el tratado de 22 de Febrero de 1819, entre la Espaa Y los Estados Unidos de Amrica, se insert un artculo (el 13), por el que ambas partes contratantes se obligaron a la entrega recproca de los marineros desertores; y es de notar de que el tratado referido, lejos de ser un tratado de extradicin, tena por principal objeto la cesin de la Florida hecha por la Espaa. El infrascrito espera que el seor Plenipotenciario del Paraguay tomar en consideracin las razones que quedan expuestas, y si bien ha manifestado ya el que suscribe que no har condicin sine qua non de la celebracin del tratado la insercin de la estipulacin de que se trata, espera al menos que el seor Lpez se prestar a consignarla en una declaracin separada. Cree el infrascrito haber hecho cuanto est de su parte para venir al apetecido acuerdo en la negociacin pendiente. Si contra su esperanza y su deseo sta no tuviere un trmino satisfactorio, lo deplorar vivamente el gobierno de S. M., pero ni disminuir por eso su simpata hacia el Pueblo Paraguayo, ni dejar de acoger con benevolencia y cordialidad a los ciudadanos del mismo, ni teme tampoco que sbditos de S. M. dejen de ser igualmente bien recibidos en el Paraguay. El infrascrito aprovecha esta ocasin etc. (Fdo.) A. CALDERN DE LA BARCA Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 31
*** El plenipotenciario paraguayo. contestando el 21 de Junio, a la nota que con fecha 20 del mismo mes, le dirigiera el jefe de la cancillera espaola, se expresaba en estos trminos:
Que ha visto con la ms viva satisfaccin que la distancia en que S. E. el Primer Secretario de Estado de S. M. C. se hallaba del infrascrito para el ajuste del tratado en proyecto, se ha disminuido mucho, y que es muy fcil hacerla desaparecer enteramente, desde que S. E. el Primer Secretario de Estado quiera dar un paso ms, como lo hace el infrascrito en el presente caso. El Plenipotenciario del Paraguay no est distante de la redaccin los artculos 1 y 2 referentes al territorio de la Repblica, en los trminos que propone S. E. el Primer Secretario de Estado, como tambin a la referente a secuestros y confiscos, con la insercin de algunas palabras en unos, y muy pequeas variaciones en otros, conducentes a su mayor claridad. Con respecto al punto de nacionalidad de espaoles que pudiesen haber tomado la de la Repblica, deseando vivamente el infrascrito remover, por su parte, todo obstculo al ajuste y conclusin del tratado proyectado, est pronto a suscribir la estipulacin, limitndola a la facultad que reconoce en los espaoles de poder recobrar su nacionalidad originaria, toda vez que les convenga hacerlo, sin decir nada de los nacidos en la Repblica de padres espaoles, dejndolos como estn hasta ahora todos paraguayos: que tienen la libertad de tomar a su mayor edad la nacionalidad que ms les convenga. Si S. E. el Primer Secretario de Estado de S. M. C. cree que lo respectivo a la nacionalidad puede estipularse del modo que el infrascrito deja expuesto, se servir S. E. el Primer Secretario de Estado designarle da y hora en que pueda tenerse en Palacio una conferencia, en que el infrascrito le ofrecer las palabras que en su concepto debe de insertarse en los artculos relativos al territorio y a los embargos o confiscos...... En la presente ocasin, le es muy satisfactorio al infrascrito renovar a S. E. etc. (Fdo.) FRANCISCO S. LPEZ
Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 32 *** A esta nota del Plenipotenciario Paraguayo, el seor don Angel Caldern de la Barca, respondi con una nota verbal del mismo da 21 de Junio diciendo que:
en atencin a la urgencia con que parece que otros asuntos reclaman la presencia de S. S. fuera de Espaa, se apresuraba a manifestarle que le es muy sensible no poder prestarse a aceptar la supresin que propona el seor Lpez en el artculo relativo a la nacionalidad. En cuanto a las otras cuestiones a que aluda S. S. estaba dispuesto el Primer Secretario de Estado a examinar las modificaciones u observaciones del seor Lpez, y con el fin de que el poco tiempo de que aquel poda disponer no cause a S. S. demoras que les sean molestas o inconvenientes, ha autorizado al seor don Jacinto de Albistur, director de poltica en este ministerio, para que conferenciara con el seor general Lpez, acerca de dichas cuestiones. El Plenipotenciario Paraguayo contest a la cancillera espaola con fecha 22 de Junio en estos trminos: Que puesto que le es imposible (a S. E. el Primer Secretario de Estado de S. M. C.) prestarse a la supresin que el infrascrito ha pedido, en lo tocante a los nacidos en el territorio de la Repblica, y no pudiendo l consentir en la redaccin que exige S. E. el seor Caldern, es intil toda nueva conferencia con el seor director de poltica de ese ministerio, don Jacinto de Albistur. El infrascrito propuso como medio de conciliacin, primero, porque consider, que ella en nada perjudica a la Espaa, cuando lo contrario, es decir, consentir en la redaccin de S. E. el primer Secretario de Estado, importa exceso de facultades para el infrascrito, pues que nada menos sera que la derogacin de un principio fundamental que nadie puede derogar sin especial autorizacin de quien corresponda. En el Paraguay es un principio fundamental que el que nace en el territorio de la Repblica es paraguayo, como en Espaa por el articulo 1 de la Constitucin, es espaol todo el que haya nacido en los dominios espaoles; lo que no quiere decir que no sean libres de tomar una nacionalidad extranjera, cuando les convenga. Segundo, porque vio que el gobierno de S. M. C. ningn inconveniente haba tenido, al ajustar su tratado de paz con la Repblica de Venezuela, en hablar solamente de los espaoles que se hubiesen naturalizado en la Repblica, sin Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 33 decir una palabra de los nacidos en ella, debe creerse que tal punto lo ha considerado el gobierno de S. M. tan subalterno, que ni de una ni de otra nacionalidad se habl en el tratado con Mjico; y en el que se hizo con la Repblica del Ecuador se estipul el artculo 12, en el sentido propuesto por el abajo firmado. Pero ya que tales consideraciones no pesan en el juicio de S. E. el Primer Secretario de Estado de S. M. C., y le es absolutamente imposible consentir en que se suprima lo relativo a los nacidos en la Republica, al infrascrito, a su vez, le es imposible condescender en firmar el artculo como quiere S. E. el Primer Secretario de Estado; la imposibilidad en que se declara S. E. el Primer Secretario de Estado cierra la negociacin, y hace superflua toda otra conferencia sobre los artculos referentes a territorios y confiscaciones. El pesar que siente el infrascrito de ver imposibilitado el ajuste y conclusin del tratado en proyecto, no tiene otro lenitivo que la consideracin de haber empeado todos sus esfuerzos para arribar a los deseos tan vivos que animan a su gobierno, de ver renovarse las tan antiguas y fuertes relaciones que unen al Pueblo Paraguayo con el Pueblo Espaol. El abajo firmado concluye protestando a S. E. el Primer Secretario de Estado la ms perfecta amistad y estimacin al gobierno y pueblo espaol etc. (Fdo.) FRANCISCO S. LPEZ
*** El artculo 8 presentado por el jefe de la cancillera espaola, don ngel Caldern de la Barca al Plenipotenciario Paraguayo general Lpez, y observado por ste, es el que sigue:
Para borrar de una vez todo vestigio de divisin entre los sbditos de ambos pases, tan unidos por los vnculos de origen, religin, lengua, costumbres y afectos, convienen ambas partes contratantes en que aquellos espaoles que por cualquier motivo hayan residido en la Repblica del Paraguay y adoptado aquella nacionalidad, podrn recobrar la suya primitiva, si as les conviniese, en cuyo caso sus hijos mayores de edad tendrn el mismo derecho de opcin, y los menores, mientras lo sean, seguirn la nacionalidad del padre, aunque unos y otros hayan nacido en el territorio de la Repblica. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 34 El plazo para la opcin ser el de un ao para los que existan en el territorio de la Repblica, y dos, para los que se hallen ausentes. No hacindose la opcin en este trmino, se entiende definitivamente adoptada la nacionalidad de la Repblica. Convienen igualmente en que los actuales sbditos espaoles nacidos en el territorio del Paraguay, podrn adquirir la nacionalidad de la Repblica, siempre que en los mismos trminos establecidos en este artculo, opten por ella. En tales casos sus hijos mayores de edad adquirirn tambin igual derecho de opcin, y los menores de edad, mientras lo sean, seguirn la nacionalidad del padre. Para adoptar la nacionalidad ser preciso que los interesados se hagan inscribir en la matrcula de nacionales que debern establecer las legaciones y los consulados de ambos Estados; y trascurrido el trmino que queda prefijado, solo se considerarn sbditos espaoles y ciudadanos del Paraguay, los procedentes de Espaa y dicha Repblica que, por su nacionalidad lleven pasaportes de sus respectivas autoridades y se hagan inscribir en el registro o matrcula de la legacin o consulado de su nacin. A la nota precedente del Ministro Paraguayo, el Primer Secretario de Estado seor don Angel Caldern de lis Barca, contest con fecha 7 de Octubre de 1854 en los trminos siguientes: El infrascrito Primer Secretario de Estado de S. M. C., ha recibido la nota del seor general don Francisco S. Lpez, Plenipotenciario del Paraguay, en la que manifiesta que no est en sus facultades hacer la declaracin para, la recproca entrega de marineros desertores, propuesta por el gobierno de S. M.; y que tal exigencia va a hacer perder la preciosa ocasin de celebrar el tratado de paz y reconocimiento entre la Espaa y el Paraguay. En vista de esta manifestacin del seor general Lpez, y en vista de las seguridades que da el seor Plenipotenciario Paraguayo de que la legislacin de su pas y la prctica observada por el gobierno del mismo, garantizan suficientemente la entrega de los marineros desertores an sin necesidad de una estipulacin expresa, la cual podr insertarse en tratados posteriores, el gobierno de S. M., movido del sincero deseo de estrechar relaciones con un pueblo al que la Espaa considera como hermano, no insiste en hacer condicin indispensable para la celebracin del tratado la firma simultnea de la declaracin para la mutua entrega de desertores. Por tanto, espera el infrascrito que el seor Lpez vendr a Madrid cuando lo tenga Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 35 por conveniente, para terminar este negocio, pues habindose ausentado de esta corte el seor Lpez, antes de que el infrascrito se hubiera encargado del Ministerio de Estado, es imposible firmar el tratado, sin que previamente se renan los dos plenipotenciarios que han de verificarlo. El infrascrito aprovecha esta ocasin para reiterar al seor general Lpez etc. (Fdo.) J. F. PACHECO
*** La nota que precede del ministro Pacheco, fue recibida por el plenipotenciario paraguayo, estando ste en Pars, ya de regreso al Paraguay. La contest el 16 de Octubre, en la forma siguiente:
Siendo tan vivos los deseos que alimenta el infrascrito de arribar al ajuste y conclusin con el gobierno de S. M. C. de un tratado que, restableciendo las antiguas relaciones entre pases de un mismo origen, religin e idioma, hiciese cesar el estado equvoco en que se mantienen a consecuencia de los acontecimientos que entre ellos han tenido lugar, ha procurado allanar todas las dificultades que podan retardar la realizacin de tan deseado suceso, pero cuando vio en la nota de 30 de Agosto ltimo que el seor Primer Secretario de Estado de S. M. C. insista tan decididamente en la declaracin que haba pedido el seor Caldern, antecesor del actual seor Secretario de Estado, perdi el infrascrito toda esperanza de arribar al fin deseado, y siguiendo las prevenciones del Supremo Gobierno de la Repblica, que urga por su pronto regreso, tom todas las disposiciones necesarias para retirarse a fines del presente mes. Ha pedido a S. M. el emperador de los franceses la designacin de da y hora para presentar carta revocatoria, y despedirse y ha hecho venir al puerto de Bordeaux el vapor de guerra de la Repblica Tacuari, para zarpar de all haca Amrica. En este estado de cosas le es absolutamente imposible emprender el viaje a Madrid, como lo indica el seor Primer Secretario de Estado de S. M. C. al objeto de que se renan los dos plenipotenciarios que han de verificar el tratado; y si en esa reunin de los plenipotenciarios se han de renovar y repetir, las discusiones que se tuvieron con el seor Caldern, se invertir forzosamente un tiempo de que el infrascrito no puede disponer, por Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 36 los motivos que deja indicados. El proyecto de tratado que el seor Caldern remiti al seor Marqus de Viluma, siendo ministro de S. M. C. en esta Corte, y del que el infrascrito tom ligero conocimiento, seguramente hubiera sido convertido en tratado y firmado, sino se hubiese exigido la declaracin de la entrega de desertores. El abajo firmado, supone en el gobierno de S. M. C. el mismo deseo y el mismo inters que le animan de arreglar y fijar sus relaciones mutuas; y si no hubiese algn inconveniente, que el infrascrito no descubre, podra adoptarse el temperamento de que S. M. C. confiriese sus plenos poderes a su ministro en Pars, y de este modo se podran aprovechar los pocos das de que el infrascrito puede disponer para consumar una obra que, aunque se ha de realizar inevitablemente, seria mejor y ms til a las dos partes que se hiciese cuanto antes, y mientras existen tan vivas las simpatas de una y otra. El abajo firmado mantendr siempre un vivo pesar de que deplorables incidentes hayan retardado la conclusin del tratado. En todo cas puede asegurar al seor Primer Secretario de Estado que el gobierno de S. M. C. encontrar siempre en el de la Repblica del Paraguay las mejores disposiciones a estrechar sus relaciones, y los sbditos espaoles que lleguen a la Repblica gozarn de la ms completa seguridad y proteccin. El infrascrito aprovecha esta ocasin etc. (Fdo.) FRANCISCO S. LPEZ
*** La dificultad principal que obst a la conclusin del tratado de paz y amistad, consista, sobre todo, en que la cancillera espaola pretenda establecer que los hijos de espaoles nacidos en el Paraguay tuvieran la nacionalidad de su padre. El ministro paraguayo resista a esta clusula, alegando que los hijos de espaoles, nacidos en el Paraguay, fueran paraguayos, salvo que a su mayor edad quisieran optar por la nacionalidad que ms les conviniese. En ese estado quedaron las relaciones hispano-paraguayas, en 1854. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 37
CAPITULO II Mediacin diplomtica del Paraguay I Accin diplomtica del Paraguay. Personal de la Legacin. El mediador paraguayo acredita su carcter pblico. Conferencia con el general Urquiza. Suspensin de las operaciones martimas.
En 1859, el general don Francisco S. Lpez, ministro de Guerra y Marina, fue designado por el gobierno de la Repblica del Paraguay como mediador entre el gobierno de la Confederacin Argentina y la provincia de Buenos Aires, en guerra civil a la sazn, y la cual termin bajo la accin de la diplomacia paraguaya, segn se ver por la narracin de los antecedentes histricos y los documentos oficiales que se insertan en este captulo. El ministro paraguayo se traslad a la Repblica Argentina a bordo del vapor de guerra nacional Tacuar, al Mando del capitn Morice, de nacionalidad inglesa. El personal de la Legacin se compona de la manera siguiente: General Francisco Solano Lpez, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario. Secretarios: Benigno Lpez, Paulino Alen y Gregorio Bentes. Agregados: Carlos Saguier, Ildefonso A. Bermejo, doctor Guillermo Stewart, Ramn Maz, Claudio Riera y capelln Jos M. Nez. Agregados militares: Coroneles Isidoro Resqun y Francisco Wisner; sargentos mayores Antonio Estigarribia y Francisco Gonzlez; subtenientes Manuel Nez, Jos E. Daz, (ste ms tarde general). Edecanes: Sargentos mayores Jos M. Aguiar y Rmulo Yegros; capitanes Avelino Cabral y Cndido Mora; subteniente Pedro Duarte, (ms tarde general) Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 38 y 12 de tropa de la escolta (Acaber). El mediador paraguayo, de paso por el Paran, capital provisoria de la Confederacin Argentina, acredit su carcter diplomtico ante el gobierno de la Confederacin. All encontr que los gobiernos de Inglaterra y Francia haban ofrecido su mediacin con fecha 29 y 30 de Setiembre de 1859, y que el gobierno del Paran la haba aceptado, sin perjuicio del curso y progreso de la del Paraguay, admitida desde el 22 de Agosto, del mismo ao. El general Urquiza se hallaba en las inmediaciones del Rosario, al frente de su ejrcito de operaciones; all fue el ministro paraguayo a conferenciar con l sobre el asunto de su misin. Encontr al jefe argentino animado de sentimientos elevados y generosos por la paz, unin y fraternidad de sus compatriotas. Obtuvo de l un apunte de las condiciones de arreglo pacfico, que podra discutirse con el gobierno de la provincia de Buenos Aires. Adems, consigui la suspensin de las hostilidades por diez das y el nombramiento de una comisin, que, unida a la que nombrase el gobierno de Buenos Aires, procediera a ajustar un tratado de paz. Con esas concesiones sigui viaje el mediador paraguayo a Buenos Aires. Como el general Urquiza le advirtiese que la escuadra de la Confederacin tena orden de salir del puerto de Montevideo, y que del 14 al 15 de Octubre forzase el paso de Martn Garca a toda costa, le pidi el general Lpez mandara suspender el combate, a fin de evitar la efusin de sangre entre hermanos argentinos. A ese efecto, y por si a su arribo a Buenos Aires encontrase a su gobierno igualmente dispuesto a la suspensin de hostilidades, le pidi y obtuvo una orden para que el jefe de la escuadra de la Confederacin suspendiera sus operaciones militares, cuando el mediador paraguayo le pidiera.
II El derecho de precedencia. Pedido al doctor Velez-Sarsfield. El mediador paraguayo presenta sus credenciales. Negativa del gobierno de Buenos Aires. Recusacin de comisionados. Contestacin de Urquiza. Dos ayudantes de Lpez en busca de Urquiza. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 39 Mediacin franco-inglesa.
El 11 d Octubre parti el ministro Lpez para Buenos Aires, llevando el reconocimiento por el gobierno de la Confederacin, del derecho de precedencia de la mediacin paraguaya, por hallarse ya en curso. En cuanto lleg a Buenos Aires el 12, y preocupado del combate naval que pudiera tener lugar entre las dos escuadras beligerantes, y sin cuidarse de las formas de etiqueta diplomtica, se dirigi al ministerio a ver al doctor Velez Sarsfield, ministro de Relaciones Exteriores del gobierno de Buenos Aires, para manifestarle lo que sigue: que, a pesar del conocimiento que tena de la declaracin hecha al seor Rancey, ministro ingls, de que descendiese el general Urquiza de la presidencia de la Confederacin, para que Buenos Aires se incorporase a sus hermanas, las provincias confederadas, esperaba que esa declaracin fuese levantada, para que la mediacin paraguaya pudiera ejercitarse. El honorable doctor Velez-Sarsfield, contest: que esa declaracin no era condicin sine qua non, y que poda considerarla como no hecha y que no sera objeto de ninguna discusin. Al pedido que hizo al doctor Velez y al gobernador doctor Valentn Alsina, de una suspensin de hostilidades, este ltimo le contest que de eso se tratara en consejo de ministros, despus que se pusiera en regla, es decir, despus que el mediador presentase sus credenciales. El general Lpez al apresurarse a ver a los personajes aludidos, tena presente la urgencia del objeto que le llevaba ante ellos, la suspensin de hostilidades, a fin de evitar el derramamiento estril de sangre de hermanos argentinos; les manifest que no sacrificaran a la etiqueta y a las formas un objeto de tanta trascendencia. Desengaado el mediador paraguayo de obtener su objeto primordial sin la presentacin de sus credenciales, porque vea que todo se sacrificaba a la etiqueta y a las formas, se apresur a pedir la audiencia de prctica para ponerse en regla, y proseguir su delicada tarea. El 13 de Octubre fue Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 40 reconocido oficialmente en su carcter de ministro mediador. En seguida solicit la suspensin de hostilidades, y particip al gobierno de Buenos Aires que el general Urquiza haba acordado esa suspensin, y nombrado ya sus comisionados para trasladarse al punto que se designase, para negociar la paz. El gobierno de Buenos Aires contest negndose a la suspensin de hostilidades, y manifestando al mediador paraguayo, que senta el que insistiese en su pretensin de una previa suspensin de hostilidades, le pidi sin embargo continuase en la mediacin de paz. El general Lpez despach el vapor de guerra Tacuar con comunicaciones para el general Urquiza, que se encontraba en el Rosario, participndole la ineficacia de sus esfuerzos cerca del gobierno de Buenos Aires, para obtener la suspensin de hostilidades. Le pedi mandara en el Tacuar sus comisionados. El gobernador de Buenos Aires recusaba a algunos de los comisionados del general Urquiza, especialmente al doctor B. Victorica. Lpez se dirigi a este, confidencialmente, pidindole que renunciara el cargo de comisionado por la Confederacin, para evitar dificultades. El general Urquiza contest a Lpez sus comunicaciones llevadas por el Tacuar, dicindole que ya no estaba dispuesto a enviar sus comisionados, por cuanto el gobernador de Buenos Aires resista a la suspensin de las hostilidades, interpretando, quizs, sus deseos por la paz, como debilidad o impotencia. El Ministro paraguayo comunic el contenido de estas notas al gobierno de Buenos Aires, pidindole, a la vez, que enviase sus comisionados a un punto prximo al cuartel general del presidente Urquiza, ofrecindole la garanta del Paraguay, y el vapor Tacuar, para conducir l personalmente a los seores comisionados. El gobierno de Buenos Aires, aunque dudaba de los sentimientos pacficos del general Urquiza, asinti no obstante el enviar sus comisionados al frente de la ciudad de San Nicols, y as lo expres al ministro paraguayo en su nota fecha 24 de Octubre, para que la trasmitiese al general Urquiza. En efecto el general Lpez despach a dos de sus ayudantes, el mayor Aguiar y el alfrez Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 41 Pedro Duarte ( 10 ) en busca del general Urquiza, a quien encontraron en el partido de Arrecifes. Los ministros de Inglaterra y Francia haban ofrecido tambin como queda dicho la mediacin de sus respectivos gobiernos, y con este motivo tuvo lugar un cambio de notas entre el gobierno de Buenos Aires y el mediador paraguayo. Aquellos pedan la suspensin de hostilidades, que el ministro paraguayo haba solicitado con anterioridad. Este ltimo pidi al gobierno de Buenos Aires le dijera, con franqueza, si la mediacin anglo francesa se iba a ejercer conjuntamente con la paraguaya, que ya tena muy adelantados sus trabajos. Entonces, el ministro del gobernador manifest a los representantes de Inglaterra y Francia, que su gobierno se encontraba embarazado para llevar a un mismo tiempo dos negociaciones, con diversos mediadores. Que los trabajos del Ministro paraguayo estaban muy adelantados, al punto de haber pedido al presidente de la Confederacin designase el paraje para la reunin de los comisionados, y que en tal situacin el gobierno no poda poner de lado la mediacin paraguaya ni le era posible atender simultneamente a las dos negociaciones; que por este grave inconveniente no podra entrar a discutir la base de paz propuesta por ellos, ministros ingls y francs.
III El gobierno de Buenos Aires da preferencia a la mediacin paraguaya Nombramiento de Comisionados por ambas partes Buenos Aires no acepta el armisticio Las conferencias empezaron bajo la presidencia del mediador paraguayo Puntos en discusin.
Declarado por el gobierno de Buenos Aires que la mediacin paraguaya tena preferente derecho a ser considerada y a excluir toda otra mediacin ( 11 ), se dedic el general Lpez a solicitar del presidente Urquiza el armisticio
10 El hroe de Yatay, mas tarde general. 11 Entonces, el Paraguay mereca la distincin de los gobernantes de Buenos Aires, no precisamente por natural cario, sino por afectuoso respeto. Lo que va de ayer a hoy! Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 42 previo. El gobierno de Buenos Aires comunic al mediador paraguayo por nota oficial, que haba nombrado como comisionados suyos, a los doctores Carlos Tejedor, Juan B. Pea y Antonio C. Obligado. El ministro paraguayo trasmiti al general Urquiza el nombramiento de los comisionados por parte de la provincia de Buenos Aires, y le pidi a la vez diera orden para que se neutralizara el camino que conduca a la Convalecencia y que los mdicos pudieran libremente salir hasta ese lugar, as como los auxilios para el establecimiento. La orden fue dada con amplitud. El general Urquiza accedi a la suspensin de hostilidades durante los das de las conferencias, y con la condicin expresa que en esos das se suspendieran los trabajos de atrincheramiento de Buenos Aires. El gobierno de Buenos Aires no acept el armisticio con la condicin de que la plaza suspendiera las obras de atrincheramiento. Fueron nombrados como comisionados por parte de la Confederacin los generales Toms Guido, Juan E. Pedernera y el doctor Daniel Araoz. La primera conferencia tuvo lugar en las Chacras de Monte Caseros, bajo la presidencia del mediador paraguayo. All, ste propuso, que para evitar que dos puntos encontrados, la evacuacin del territorio de Buenos Aires por el ejrcito del general Urquiza, y el cambio del personal del gobierno de Buenos Aires, no se discutiesen previamente como principales, sino despus de discutida y arreglada la cuestin nacional. El ministro paraguayo, confiaba que una vez arreglado lo esencial, que era la cuestin de la nacionalidad, el patriotismo de los comisionados y de sus gobiernos, les llevara a subordinar aquellas exigencias ante la seria y delicada cuestin de la reincorporacin de Buenos Aires. Habindose convenido entre los comisionados que se considerara como nico punto a discutir, el que propusiere el mediador, y no otra indicacin, ste les propuso un proyecto de convenio de paz. En la tercera conferencia se han propuesto y discutido estos tres puntos: Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 43 1 Amnista sin condiciones; 2 conservacin de los empleados puestos en la campaa del Norte, despus de la ocupacin del territorio de Buenos Aires, y 3 cambio completo del personal del gobierno de la provincia de Buenos Aires. Sin llegar a un acuerdo sobre dichos puntos, se retiraron los seores comisionados, a efecto de pedir instrucciones a sus respectivos comitentes y volver al da siguiente, para tratar y resolver los puntos llevados a discusin. Los comisionados del general Urquiza declararon que no teniendo instrucciones sobre el punto relativo a la eleccin del presidente de la Confederacin, que se promovi, consultaran con su comitente, y volveran al da siguiente con instrucciones para tratar sobre todos los puntos sometidos a su deliberacin. As termin la tercera conferencia del da 7 de Noviembre. El mediador paraguayo recibi a las 11 de la noche del mismo da 7 de Noviembre, una comunicacin del gobierno de Buenos Aires, en que este le participaba, que, habindole manifestado sus comisionados, que los tres puntos propuestos en la 3 conferencia, eran con carcter de indeclinables, por parte de los comisionados de la Confederacin, no haba vacilado un instante en disponer que dichos sus comisionados no continuasen en sus trabajos, de conformidad a sus instrucciones; y que le peda trasmitiese esta disposicin al general Urquiza. Esta inesperada ruptura de la negociacin proseguida con tanta felicidad no pudo dejar de sorprender y alarmar al mediador paraguayo. Ya el general Urquiza haba exigido el da de la 3 conferencia, que se tratase de activar el ajuste de paz, porque no le convena tener en inaccin a su ejrcito, esperando el resultado de una discusin que se prolongaba. El general Lpez contest esa misma noche a las 11.30 p. m. la nota del gobierno de la provincia, manifestndole que llenara los deseos del seor gobernador, si a ello no se opusiesen los compromisos contrados con los comisionados de su gobierno. El mediador que tena cuidado de conferenciar con el general Urquiza personalmente las veces que vea que sus comisionados tocaban dificultades Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 44 para allanar las proposiciones difciles emanadas de los comisionados rivales, o viceversa, haba obtenido de l que los tres puntos presentados en la 3 conferencia, no tuviesen carcter de indeclinables. El presidente de la Confederacin asegur al ministro paraguayo, que nada se presentara con carcter de indeclinable, desde que con las exigencias presentadas con ese carcter, fueran capaces de producir la ruptura de la negociacin, cuando el punto principal, la reincorporacin de Buenos Aires a la Confederacin, estaba ya arreglado. Al contestar esa misma noche al gobierno de Buenos Aires, sobre el aviso que le diera de que sus comisionados no concurriran ya a las conferencias, el mediador paraguayo le signific que segn la entrevista que acababa de tener con el general Urquiza, la 2 proposicin referente a la conservacin de las autoridades de campaa, poda modificarse. Esta nota fue dirigida a las 12 p. m. a casa particular del doctor Velez-Sarsfield, por temor de que, sabedor el general Urquiza de la ruptura de la negociacin, resolviese atacar la plaza el da 8. Y viendo el general Lpez que no llegaba la respuesta del doctor Velez hasta las 6 a. m. del da siguiente, resolvi trasladarse al campamento del general Urquiza, a conferenciar con l sobre el estado de la negociacin. Al salir de la plaza 11 de Setiembre se felicit Lpez de su resolucin de haber salido a esa hora, pues encontr que del otro lado de la plaza se movan considerables masas de tropas hacia la ciudad, y que el general Urquiza se ocupaba de municionar a los soldados, y se preparaba al ataque y asalto de la ciudad. El mediador paraguayo sufra al ver que pueblos hermanos iban a presentar un espectculo horroroso y sangriento en la lucha a que marchaba un ejrcito de 20.000 hombres de las tres armas. Bajo esa impresin se acerc al general Urquiza, y redoblando sus esfuerzos tuvo la suerte de conseguir de su compadre y amigo que suspendiera su marcha y esperase todo ese da para ver si se reanudaba la negociacin rota por la nota del gobernador de Buenos Aires.
IV Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 45 El general Lpez escribe al gobierno de Buenos Aires dndole cuenta de la conferencia con Urquiza. Contestacin del gobierno de Buenos Aires. Nota conciliatoria de Urquiza. Renuncia del gobernador doctor Alsina. Declaracin del nuevo gobernador. Suspensin de combate naval. Armisticio. Garanta del Paraguay.
Vuelto Lpez del campamento de Urquiza, con la promesa ste, que su ejrcito no avanzara sobre la ciudad, nterin no fuese avisado por l (Lpez), que la negociacin continuaba o no, escribi al gobierno de Buenos Aires, el 8 de Noviembre, expresndole que los motivos expuestos en su nota de la noche anterior, haba influido en su nimo para no comunicar oficialmente al presidente de la Confederacin la resolucin del gobierno de la provincia de no enviar ya sus comisionados a las conferencias y que, aprovechando los momentos favorables que se presentaban antes de un sangriento combate, se haba trasladado al cuartel general del general Urquiza a tener con l una entrevista, en que haba podido advertir que los puntos que quedaron pendientes, en la 3 conferencia, eran susceptibles de discusin y modificacin; que no eran absolutamente indeclinables. Pidi una pronta contestacin, porque eran solemnes los momentos porque pasaba es da 8 el pueblo argentino, y porque crea que el seor gobernador se complacera en ver reanudarse la negociacin de paz, que podra salvar a la patria de los argentinos de un derramamiento a torrentes de la sangre de sus hijos. En la nota que recibi del gobierno de la provincia le deca ms explcitamente que en las notas anteriores, que la negociacin de paz haba cesado, porque siendo de carcter indeclinable las proposiciones de los comisionados de la Confederacin, era imposible continuar la negociacin. Ese mismo da recibi Lpez una nota del general Urquiza, consintiendo en la supresin del 2 punto, relativo a las autoridades de campaa, y en no exigir ya la separacin del doctor Alsina, con tal que este gobernante nombrase un ministerio que represente la fusin. En ese nterin, el mediador paraguayo recibi un oficio del gobierno de Buenos Aires, en que le comunicaba que el doctor Alsina haba renunciado a la Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 46 gobernacin de la provincia y que su renuncia haba sido aceptada, y que el presidente del Senado, seor don Felipe Lavallol, tomaba posesin del mando. Sin perder tiempo, Lpez pas a saludar al nuevo gobernador, y habindole impuesto del estado de la negociacin de la paz, tuvo la suerte de escuchar de boca del seor Lavallol, que su gobierno estaba dispuesto a reanudar la negociacin de paz, y llevarla hasta obtener un resultado honorable y digno del pueblo de Buenos Aires. Llevada esta manifestacin por el mediador paraguayo a conocimiento del general Urquiza, ste le expres que jams impondra al pueblo de Buenos Aires una paz deshonrosa, y que por consiguiente esperaba a los comisionados de Buenos Aires el siguiente da 9, para proseguir la negociacin de paz, la que prefera a las glorias del triunfo militar. Sabiendo Lpez por el mismo general Urquiza que el da siguiente deba tener lugar un combate naval, entre las flotas beligerantes, y un asalto a la isla de Martn Garca, le pidi con urgencia la suspensin de ese combate, y le rog le diera una orden escrita para evitarlo, por que tena confianza que el seor gobernador Lavallol, no querra que se derramase una gota de sangre argentina, en vsperas de un desenlace feliz de la cuestin. El general Urquiza le dio la orden escrita que solicit. Obtuvo tambin la misma orden del gobernador, para el jefe de la escuadra de Buenos Aires. Con estos documentos hizo bajar al comandante del vapor Tacuar, y le orden que zarpase del puerto antes de amanecer, y fuese a Martn Garca a entregar los pliegos que le daba a los comandantes de las escuadras rivales. El Tacuar lev ancla a la 1 de la maana del da 9, y a pocas horas entreg a los jefes las notas de sus respectivos gobiernos. nterin fue el Tacuar a Martn Garca, Lpez solicit del general Urquiza y del gobernador seor Levallol la suspensin de hostilidades, y la consigui de ambos gobernantes, con tal de que se mantuviese la incomunicacin entre las lneas enemigas. Conseguido el armisticio, se reanud la negociacin de paz, teniendo Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 47 lugar la 4 conferencia el da 9, en que se firmaron los protocolos de las conferencias anteriores. Los comisionados de Buenos Aires manifestaron que los tres puntos que haban dado lugar a la suspensin de la negociacin, no ofrecan ya dificultades. Allanadas todas ellas, se trat sobre un punto pendiente, a saber, la garanta del gobierno del Paraguay, y el arbitraje que los comisionados de la Confederacin propusieron para los casos de disidencia en la interpretacin del Convenio. Los comisionados de Buenos Aires manifestaron que estaban perfectamente conformes en cuanto a la garanta del Paraguay, pero que no haban recibido instrucciones de su gobierno respecto al arbitraje. El mediador paraguayo, agradeci la confianza que se haca en su gobierno, pero que se hallaba, no obstante, en el caso de no poder ofrecer por entonces, sino la garanta moral del gobierno del Paraguay.
V Artculos 14 y 15 del convenio propuestos por el mediador La paz se proclam con entusiasmo Canje de prisioneros de guerra Lpez pide la libertad de presos polticos El ejrcito de Urquiza se retira al Tigre Obsequio de Buenos Aires al mediador paraguayo.
En la quinta conferencia que tuvo lugar el 10 de Noviembre continuaron las observaciones sobre la garanta que se peda al Paraguay. Al ver la completa conformidad de los seores comisionados sobre la necesidad de dicha garanta, el general Lpez propuso, a pedido de los mismos, los artculos 14 y 15 del convenio que dicen as:
Artculo XIV. La Repblica del Paraguay, cuya garanta ha sido solicitada por el Excmo. seor Presidente de la Confederacin Argentina, cuanto por el Excmo. Gobierno de Buenos Aires, garante el cumplimiento de lo estipulado en este Convenio. Artculo XV. El presente Convenio ser sometido al Excmo. seor Presidente de la Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 48 Repblica del Paraguay para la ratificacin del articulo precedente, en el trmino de cuarenta das o antes si fuese posible.
Conformndose con ellos los comisionados de ambos beligerantes, se proclam con entusiasmo la paz para la Confederacin Argentina y sus provincias, y la unin de todos los miembros de la gran familia argentina, procedindose a copiar y firmar todos los artculos convenidos, que constituyen el Convenio de paz celebrado el 10 de Noviembre, ratificado y canjeado por ambas partes contratantes el da 11 del mismo mes, 1859. Este Convenio que ha reconstituido la unin de la Repblica Argentina, lleva la firma del mediador paraguayo, general Francisco Solano Lpez, como negociador feliz de esa unin, y la garanta del Paraguay, segn los artculos 14 y 15 de dicho Convenio. Como complemento del Convenio de paz, el mediador paraguayo, solicit y obtuvo de las dos partes contratantes el canje de los prisioneros tomados en los combates, entre ellos los coroneles Santa Cruz y Muratore ( 12 ). Adems pidi y obtuvo del gobierno de la provincia de Buenos Aires la libertad de todos los presos por causas de carcter poltico. Canjeadas en la tarde del 11, en el cuartel general del presidente de la Confederacin Argentina, las ratificaciones del Convenio firmado el 10 de Noviembre, el general Urquiza dej en la maana del 12, los suburbios de Buenos Aires y se retir con su ejrcito al Tigre, para embarcarlo en este puerto. El Convenio de 11 de Noviembre 1859, fue el feliz resultado de la misin diplomtica que con tan feliz xito desempeara el mediador paraguayo, en una querella de hermanos argentinos. La culta poblacin y el comercio de Buenos Aires, le obsequiaron con dos preciosos lbumes, con firmas originales de las familias y de los comerciantes ms distinguidos de la capital portea,
12 Este ltimo fue el que recibi un sablazo en la cabeza, ddole por un oficial paraguayo en la batalla de Corrientes el 25 de Mayo de 1865. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 49 como testimonio material de su gratitud. El saln del ministro paraguayo se convirti en un verdadero jardn de flores, y una romera de las personas ms respetables de la localidad, entre ellos el feliz derrotado de Cepeda, general Bartolom Mitre. Sin embargo, el ilustrado historiador argentino Dr. E. Quesada en su interesante libro, titulado: La poltica argentina-paraguaya Pg. 19 dice lo siguiente: Poco tiempo despus, los sucesos de 1859, entre la confederacin y la provincia de Buenos Aires, dieron mrito a la intervencin amistosa del Paraguay y a la misin de don Francisco Solano Lpez; EL RESULTADO FUE NEGATIVO, y la batalla de Cepeda en Octubre 23 solucion la dificultad; pero el mediador paraguayo influy en el arreglo definitivo de Noviembre 13
13 Faltara al ms elemental de los deberes s, con orgullo nacional, no rectificase el grave error de concepto histrico, que menoscaba la dignidad y la reputada habilidad diplomtica, de la heroica raza hispano- guaran, a que se refieren el doctor Quesada y el general Mitre en su respectivos escritos La poltica argentina-paraguaya y La historia de Belgrano. El doctor Quesada pretende que la mediacin amistosa del Paraguay en el conflicto armado de las provincias argentinas, Buenos Aires y Entre Ros, tuvo resultado negativo y que la batalla de Cepeda librada en 23 de Octubre de 1859, haba solucionado la dificultad! As se escribe la historia! Es inexplicable que un publicista de la talla del doctor Quesada, incurra en confusiones tan notables al narrar periodos de historia contempornea, es decir de acontecimientos recientes, del ao 1859. No fue ni poda ser la batalla de Cepeda, librada el 23 de Octubre, y en la que fue derrotado el ejrcito de Buenos Aires al mando del general Mitre, por el de Entre Ros, bajo las rdenes del general Urquiza, la que solucionara el sangriento conflicto entre las dos mencionadas provincias ms importantes de la Confederacin Argentina, sino positivamente la mediacin del Paraguay, ejercida con brillante xito por el general Francisco Solano Lpez,: segn consta del texto de la Convencin de 11 de Noviembre de 1859, firmado por el gobierno de la Confederacin Argentina, y por el de la provincia de Buenos Aires, bajo la garanta de la Repblica del Paraguay (artculos 14 y 15 de la Convencin). Mal, pues, poda la batalla perdida, de Cepeda solucionar las graves desinteligencias existentes entre los dos Estados de la referencia, mxime cuando el ejrcito vencedor de Entre Ros, fuerte de 20 mil hombres al mando del general Urquiza, haba llegado ya a marchas forzadas a San Jos de Flores, donde se instal el cuartel general (de Urquiza), quedando la culta capital bonaerense en un circulo de acero, a lo prusiano. El da 9 de Noviembre fue el da designado por el jefe victorioso del ejrcito Entrerriano, para llevar el ataque a sangre y fuego a la ciudad sitiada; pero el mediador paraguayo, que sea dicho de paso, tena bastante ascendiente sobre el general Urquiza, consigui de este a ltima hora del da 8 de Noviembre, que suspendiera las hostilidades a fin de reanudar las conferencias pacficas de los comisionados de ambos beligerantes. El gobernador de Buenos Aires, doctor Valentn Alsina, haba renunciado el 8 de Noviembre, siendo sustituido en la gobernacin, por don Felipe Lavallol presidente del Senado de la Provincia. Debido tambin a la intervencin eficaz del mediador paraguayo se evit la intil efusin de sangre entre hermanos argentinos en el combate naval que deba librarse el 9 de Noviembre en las aguas de Martn Garca, entre las escuadras beligerantes. El vapor paraguayo Tacuar, fue el portador de las instrucciones de los gobiernos disidentes a sus respectivos almirantes, para que suspendieran las hostilidades, hasta nuevas rdenes. Entre tanto, las conferencias de los comisionados se haban reanudado, y se proseguan con actividad desde el da 9 de Noviembre, dando por resultado feliz el convenio de 11 del mismo 1859. El distinguido jurisconsulto doctor Carlos Tejedor ministro de Relaciones Exteriores del gobierno Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 50
VI Notas cambiadas entre los doctores Tejedor, de la Pea, del Carril y el general Lpez, mediador paraguayo, con motivo de la reconciliacin de los hermanos argentinos.
El doctor don Carlos Tejedor, ministro de Relaciones Exteriores del gobierno de Buenos Aires, dirigi al mediador paraguayo, general Lpez, con fecha 13 de Noviembre de 1859, la nota siguiente:
Tengo el honor de comunicar a V. E. que he recibido orden del Excmo. seor gobernador para significar a V. E. su ms sincero reconocimiento por la mediacin ofrecida por el Excmo. Seor Presidente de la Repblica del Paraguay, y ejecutada tan digna y felizmente por V. E. en la desgraciada desinteligencia que exista entre el Estado de Buenos Aires y la Confederacin Argentina. La accin diplomtica del Paraguay, acercando los miembros de una misma familia y allanando las dificultades que hasta hoy haban parecido insuperables, ha contribuido poderosamente a la resolucin por la paz, de las cuestiones que jams habran podido ser resueltas honorablemente para todos, por el empleo de las armas, al mismo tiempo que esa accin diplomtica, seor ministro, deja consignados dos grandes hechos de un significado tan lisonjero para el presente, como fecundo de esperanzas para el porvenir de la Amrica. El primer paso externo de la ms joven de las repblicas americanas, ha sido en obsequio de la paz y la unin de sus vecinos, dando un ejemplo consolador de desinters e imparcialidad poco comn en los anales de la Amrica, tan inspirada habitualmente por los intereses encontrados, creados por las posiciones y las luchas de los Estados que la componen; y en ese primer paso, adems, se ha descubierto sin dificultad que la Repblica del Paraguay, no slo ha ofrecido a la Amrica el contingente de su poder y su riqueza, sino el valioso homenaje de una poltica alta y circunspecta, expresada por una diplomacia hbil cuanto ingenua y sincera... La paz de la Repblica Argentina constituir quizs el principio de un nuevo orden
de Buenos Aires, a la sazn, dirigi al plenipotenciario paraguayo, con fecha 13 de Noviembre, la nota oficial que se encuentra en este volumen. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 51 de ideas en la poltica general de estos pases, reclamada por su felicidad y la ms perfecta consolidacin de sus derechos, y bajo este doble punto de vista, seor ministro, la mediacin practicada por V. E. se hace doblemente acreedora al reconocimiento del pueblo de Buenos Aires y que su gobierno se complace en trasmitir por mi rgano a V. E., para que V. E. se sirva elevarlo al conocimiento del Excmo. Seor Presidente de la Repblica del Paraguay. Me es grato tambin significar a V. E. que el gobierno de Buenos Aires conservar, las impresiones que la distinguida persona del representante del Paraguay ha sabido inspirarle como complemento lisonjero de la noble y feliz misin que ha desempeado. *** Con fecha 17 del mismo mes de Noviembre, el ministro de Relaciones Exteriores de la Confederacin Argentina, doctor Luis J. de la Pea, se dirigi tambin al mediador paraguayo, general Lpez, en estos trminos:
El gobierno argentino ha visto con la ms alta satisfaccin, que los laudables deseos de la Repblica del Paraguay, en favor de la paz interna de la Confederacin, cuya ejecucin fue dignamente confiada a los distinguidos talentos de V. E., han sido coronados por el ms brillante y completo resultado. S. E. el seor vicepresidente de la Confederacin en ejercicio del P. E., avalorando debidamente la importancia del servicio prestado a aquella por la Repblica hermana del Paraguay, y por V. E. como su digno representante, que ha cooperado con tanto celo como inteligencia a los invalorables esfuerzos del ilustre fundador de la Unin Nacional y de la Repblica Argentina, constituida bajo la ley de 1 de Mayo 1853, ha ordenado por su decreto de 15 del presente, sea presentado un voto de gracias a nombre de la Confederacin Argentina, a S. E. el seor presidente de la Repblica del Paraguay y a V. E. como su ministro plenipotenciario y mediador, en la gravsima cuestin que ha sido felizmente resuelta. Al poner en su conocimiento el mencionado decreto, que adjunto en copia legalizada, segn las rdenes de S. E. el seor vice-presidente, cumplo igualmente con la de presentar a V. E., a nombre de la Confederacin Argentina y de su gobierno, el ms expresivo voto de gracias por la habilidad y el celo, con que ha sabido contribuir a la unin Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 52 de todos los argentinos, ofreciendo este nuevo testimonio del vivo inters que le anima por la amistad estrecha de las dos repblicas Argentina y Paraguay. *** EL Art. 4 del decreto, del gobierno de la Confederacin Argentina, a que se refiere la nota que precede, se expresa en estos trminos:
Se ofrecer un voto de gracias al Supremo Gobierno de la Repblica del Paraguay y al Exmo. Seor Brigadier General, ministro mediador, don Francisco Solano Lpez, que ha empleado con noble y generoso empeo, sus buenos Y fraternales oficios para acercar a la unin las partes disidentes de la Repblica Argentina. ( 14 )
VII Notas del general Lpez, mediador paraguayo, con motivo de la reconciliacin de los hermanos argentinos Comunicacin del Vise-Presidente Dr. Salvador Maria del Carril.
El ministro paraguayo, general Lpez, contest con fecha 16 de Noviembre a la nota del doctor Tejedor, de 13 del mismo mes, en estos trminos: Altamente honrosas y muy agradables sern para el Excmo. seor Presidente de la Repblica del Paraguay, como lo son para m, las expresiones con que V. E. se digna reconocer con agradecimiento los esfuerzos de mi gobierno, y lo que yo, llenando los deseos de ste, he empleado para poder acercar los miembros de la familia argentina, que desgraciadamente se hallaban divididos. Este acontecimiento ser siempre de grande importancia para la Repblica del Paraguay, y su gobierno se felicitar siempre de que le haya cabido la fortuna, bien
14 Diez aos despus, el 1 de Marzo 1870, se ejecut ese voto de gracias en Cerro-Cor, en homenaje a los buenos y fraternales oficios que haba empleado con noble y generoso empeo el Brigadier paraguayo Francisco Solano Lpez, para acercar e las partes disidentes de la Repblica Argentina. El que inici y llev a ejecucin el cumplimiento de esa deuda nacional Argentina hacia la Repblica hermana del Paraguay por la importancia del servicio prestado a la Confederacin Argentina, fue el mismo general don Bartolom Mitre, autor de la triple alianza, y por tanto, actor exclusivo y directo de la destruccin del pueblo paraguayo, dando as una prueba practica de su ingratitud como hombre pblico americano, y como ciudadano argentino. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 53 gloriosa para la nacin paraguaya, de haber podido contribuir a que la unin de los argentinos les haya evitado a todos los pueblos con federados la efusin de sangre que pareca imposible evitarse, en el estado a que por desgracia haban llegado sus diferencias. El Excmo. seor Presidente de la Repblica del Paraguay, a cuya alta consideracin voy a llevar los sentimientos y las expresiones benvolas con que V. E. los manifiesta, siempre se felicitar de que la accin diplomtica del Paraguay haya dejado consignados, como V. E. se sirve decirme en la nota a que contesto, dos grandes hechos de un significado lisonjero para el presente y fecundo de esperanzas para el porvenir de la Amrica. V. E. en estas expresiones ha llevado al gobierno de mi pas, una recompensa ms all de lo que pudiera exigir, por ms que est dispuesto, como siempre lo est, aquella Repblica del Paraguay, a contribuir con desinters e imparcialidad a la paz, al engrandecimiento y unin de los vecinos. *** La contestacin del general Lpez, ministro mediador, al doctor Luis Jos de la Pea, ministro de Relaciones Exteriores de la Confederacin Argentina, lleva fecha 19 de Noviembre, y es del tenor siguiente:
Al aceptar el alto honor con que el Exmo. seor Presidente se digna favorecerme, lleno el ms grato de mis deberes, pidiendo a V. E. se sirva manifestar al Exmo. Seor Vice-presidente, que mi gobierno a quien voy a dar cuenta del resultado de mi misin y del contenido de la nota que contesto, recibir y apreciar con fino reconocimiento la demostracin altamente digna que el gobierno argentino le dirige por el feliz resultado de su mediacin. Yo, en su nombre, me apresuro a manifestar a V. E. el agradecimiento del Exmo. Seor Presidente de la Repblica del Paraguay, por el voto de gracias que se dirige a l, como a su ministro mediador, asegurando a V. E. que la nacin paraguaya mirar siempre como uno de sus acontecimientos ms felices, el haber contribuido a la unin de la gran familia argentina, por tantos aos dividida. Me retiro, seor ministro, para mi patria, llevando una gratitud que ser indeleble Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 54 por las distinguidas consideraciones de bondad, con que el gobierno de la Confederacin se ha dignado favorecerme. Dgnese V. E. elevar al conocimiento del Exmo. Seor Vice-presidente la expresin que dejo aqu consignada en nombre de mi gobierno, de mi reconocimiento a las honrosas distinciones que personalmente me ha hecho el seor Vice-presidente, y de mis votos por la prosperidad de la nacin argentina. *** El doctor don Salvador Mara del Carril, vicepresidente en ejercicio del Poder Ejecutivo de la Confederacin Argentina, escribi al mediador paraguayo, con fecha 17 de Noviembre 1859, en los trminos siguientes: advirtiendo que el doctor del Carril ha sido una personalidad descollante por su vasta ilustracin y su patriotismo acrisolado:
Despus que mi gobierno ha cumplido con el agradable deber de ofrecer a V. E. el ms expresivo voto de gracias por la constancia, habilidad y finsimo tacto con que ha empleado sus buenos y amigables oficios, para cortar la guerra fratricida que despedazaba sin piedad a la familia argentina; yo, no puedo ofrecerle sino mis congratulaciones por haber visto colmados mis deseos y esperanzas que V. E. tan generosamente emprenda sus trabajos en la obra de la reconciliacin. La buena voluntad de V. E. y la inteligencia especial de las cuestiones argentinas, me persuadieron desde entonces, que querindolo Dios, los esfuerzos humanitarios, fraternales y sinceros de V. E. habran de ser coronados por el xito ms feliz. Estos trabajos llevan en s mismo la recompensa, y despus de la satisfaccin ntima, inmensa que V. E. ha de sentir por ellas, es indudable que V. E. ha conquistado una pgina gloriosa para la Historia de la Repblica del Paraguay. El Convenio del 11 de Noviembre que lleva la firma de V. E., obra de la poltica ms alta y previsora, es la base y vnculo de seguridad recproca para ambos pases y gobiernos en todas las posibles eventualidades. Reciba, seor general, en este concepto mis felicitaciones y la seguridad de la grande y entusiasta afeccin que se ha conquistado en el corazn del hombre y del magistrado que se permite abrazarlo en el abandono de las ms vivas emociones. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 55 *** El general Lpez contest al doctor del Carril con fecha 19 de Diciembre de 1859, en estos trminos:
La carta de V. E. es la expresin del patriota sincero, que dedicado al servicio de su pas, le ha visto atravesar desgarrado por las guerras civiles, muchos aos de luchas y desastres, sin desesperar de encontrar un trmino a los males de los pueblos argentinos. Me complazco, seor, en participar de la justa satisfaccin de V. E. al presentir una era nueva para la gran familia argentina, una prosperidad futura que slo exige la bienhechora influencia de la paz. V. E. realza con su generosa apreciacin los servicios que me siento feliz de haber podido prestar a la Nacin Argentina, y es una recompensa bien grata para m, las francas y amistosas declaraciones con que V. E. me honra. Acepto, seor, con todo inters, y con la ms viva emocin de gratitud, las elocuentes felicitaciones que V. E. se dign dirigirme, y hago fervientes votos porque sean permanentes y duraderos los bienes de la paz que rene a la gran familia argentina.
CAPITULO III
Agresin de buques ingleses al Tacuar I El ministro paraguayo se embarca en el puerto de Buenos Aires Agresin de buques ingleses al Tacuar Resolucin de Lpez Intervencin del capitn Morice Desistimiento de Lpez El Tacuar regresa al puerto Acto de verdadera piratera Prescindencia de principios y de prcticas Viaje por tierra al Paran Bloqueo al Tacuar en Riachuelo Humillante para la Repblica Argentina Monstruosidades que no se repetirn hoy en puerto argentino Protesta de Lpez La Legacin sigue en el Ygurey a la Asuncin.
Satisfecho el objeto especial de la misin diplomtica confiada al general Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 56 Lpez, ste se embarc en el vapor paraguayo Tacuar el 29 de Noviembre 1859, a las 10 a. m. para regresar a la Asuncin. Varias personas de alta distincin; de Buenos Aires, le acompaaron hasta a bordo del vapor. Bandas de msica militar tocaron en el puerto el himno paraguayo, y la plaza saludaba con una salva de artillera, al embarcarse el feliz negociador paraguayo. Desde muy temprano del da fijado para la partida, estuvieron varios amigos a prevenir a Lpez, que las caoneras inglesas de estacin en las aguas del Plata, Bussard y Keppler haban recibido orden del ministro de su nacin de perseguir y dar caza al vapor paraguayo Tacuar, y tomar de su bordo al ministro Lpez, en calidad de rehn! Lpez no quera dar crdito a los avisos de carcter tan extrao, que le daban las personas amigas, tratndose de la marina de una de las naciones ms civilizadas del mundo. Sin embargo, en pocas horas se convenci de la realidad de la denuncia, viendo producirse en la misma rada interior de Buenos Aires, un acto de verdadera piratera. En cuanto lev ancla el Tacuar, las dos mencionadas caoneras inglesas se pusieron en movimiento, cruzando por delante del vapor paraguayo, con demostraciones hostiles. Este proceder, adems de ser una cobarda, era contrario a los principios del derecho internacional y a las prcticas de las naciones civilizadas, aunque, verdad es, no del todo extrao a los usos de la marina inglesa, tratndose de pases relativamente dbiles. En vista de los movimientos de las referidas naves inglesas, y de los dos caonazos que tiraron, el general Lpez orden que la tripulacin y la artillera del Tacuar se aprestaran a responder y resistir a la agresin. Los artilleros corrieron a sus puestos, cargaron los caones y prendieron la mecha. La tripulacin del vapor, y todo el personal de la legacin, que se encontraba a bordo, empuaron un rifle cargado. El Tacuar era caonera de guerra, de 6 piezas de artillera, y de marcha muy rpida. Lpez se manifestaba muy resuelto a sepultarse en el Tacuar a los fondos del Ro de la Plata, antes que consentir impunemente en una ofensa tan Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 57 gratuita y abusiva a la bandera tricolor que flameaba en el mstil del vapor paraguayo. Su conducta posterior, de 1864 a 1870, es la prueba convincente de que aquel carcter era capaz de poner en prctica semejante resolucin. El Tacuar era el vapor ms veloz de la navegacin del Ro de la Plata; pero su comandante, el capitn Morice, era ingls, como ingleses eran tambin todos los ingenieros y maquinistas del buque de su mando; de suerte que en vista de la disposicin enrgica de Lpez, de contestar a la agresin de las caoneras inglesas, se le acerc a manifestarle la gravedad de la situacin en que personalmente se encontraba, en su calidad de sbdito ingls, y comandante de un buque de guerra extranjero, que se preparaba a tirar a las naves que llevaba la bandera de su nacin. Que le constaba a l (Lpez) que tena su familia e hijos en Londres, y cual era el delito en que incurrira, y la pena que se le aplicara (ser colgado), si el buque de su mando tirase a la bandera de su pas. El capitn Morice abund en muchas otras consideraciones, que no podran menos que ser atendidas por el general Lpez. Este conoca personalmente a la familia del capitn Morice, as como las leyes inglesas que invocaba; por consiguiente, despus de un rato de reflexin, accedi al pedido del recurrente, y le orden que hiciera regresar el buque al puerto de Buenos Aires, lo que se ejecut a satisfaccin visible de toda la tripulacin del Tacuar, y en especial del personal flotante del buque, que prevea el resultado de un combate tan desigual, entre el pequeo vapor paraguayo y las dos caoneras inglesas, Bussard y Keppler muy superiores en casco y en artillera al Tacuar. Como se ve, el proceder de la marina britnica, en el puerto de un pas amigo atacando a un buque de guerra ha sido un acto de escandalosa violacin de los preceptos del derecho de gentes, y un desconocimiento audaz de las leyes que rigen la conducta de las naciones cultas. Adems, el Tacuar llevaba a bordo un agente diplomtico de alto rango, que acababa de prestar servicios sealados al comercio europeo, restableciendo la paz en los pases del Ro de la Plata, que se haba alterado, con motivo de la guerra civil que estall entre ellos. Mas, los buques ingleses, o mejor dicho, las autoridades inglesas que les Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 58 dieron las instrucciones para proceder como procedieron, no han tenido, como nunca tienen, ningn respeto, a los usos internacionales, cuando se trata de sus intereses egostas, y de adversarios ms dbiles que la vieja Albion. En efecto, es de prctica inconcusa entre las naciones civilizadas, que ni los buques de guerra de los pases beligerantes, pueden atacarse en puertos neutrales, o de pases amigos; pero la marina britnica, prescindiendo en aquella ocasin de los principios y usos de las naciones cultas, atac a un buque de guerra de un pas amigo, en plena rada interior del puerto de una nacin tambin amiga! De seguro que ese proceder no se hubiera autorizado por los agentes ingleses, si el Tacuar hubiese sido un buque francs, ruso, alemn, espaol, etc., etc. El Tacuar volvi al puerto, y el ministro paraguayo desembarc con el personal de su legacin. Pocos das despus sigui viaje por tierra al Paran, capital provisoria de la Confederacin. El Tacuar acosado por los buques ingleses, se meti en el Riachuelo, quedando las caoneras de S. M. Britnica, bloqueando la Boca de este ro, a fin de que no se les escapara la presa. Era un escndalo y una humillacin para la Repblica Argentina, el que buques de guerra extranjeros procedieran de esa manera violenta en la rada interior de su propio puerto! La verdad es, no obstante, que la vecina repblica tena entonces menos elementos martimos que el Paraguay, para hacer respetar sus derechos de nacin soberana. Mas, ahora se guardaran bien las autoridades inglesas de autorizar, o repetir aquellas monstruosidades en un puerto argentino. El viaje de Buenos Aires al Paran, fue penoso en todos sentidos. Era la estacin del verano o de los das calurosos. Se marchaba sin interrupcin de da y de noche durmiendo mal, comiendo peor. Lpez iba en una volanta con el coronel Resqun y don Carlos Saguier. Los dems del personal de la legacin, secretarios, edecanes y tropa, iban a caballo, hasta el Paran. Los agregados a la misin haban regresado a la Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 59 Asuncin en el vaporcito Jejuy. El vapor paraguayo Ygurey nos esperaba en el puerto del Paran. Lpez present una protesta al gobierno argentino, contra la conducta inusitada de los buques ingleses en la rada interior de un puerto argentino. En seguida, la misin se embarc en el lgurey, y sigui viaje a la Asuncin.
CAPITULO IV
Expedicin martima del Brasil
Causa de la expedicin armada Evacuacin de Paso de Patria Demarcacin de las bateras de Humait Intimacin a la escuadra brasilera Nota amenazante del almirante Pedro de Oliveira Contestacin enrgica del Ministro Falcn Desocupacin de las aguas paraguayas Responsabilidad de las hostilidades Acata la indicacin conciliatoria Sigue viaje en la caonera Maracan Recepcin por el Presidente Un tratado y una Convencin Ministro paraguayo en Ro Janeiro Se pacta por seis aos.
El gobierno de la Repblica se haba visto en la necesidad de dar su pasaporte, al Encargado de Negocios del Brasil, Sr. Felipe Jos Pereyra Leal, lo que particip al gobierno brasilero, dndole todas las explicaciones del caso. Mas, el gobierno imperial desatendi esas explicaciones, y tomando por pretexto el suceso que motivara el retiro de su representante diplomtico del Paraguay, prepar y despach contra este pas, una escuadra de 20 caoneras de guerra, con 130 piezas de artillera, calibre de a 68 y 32, a pedir satisfaccin por el insulto inferido al emperador, de haber dado su pasaporte a su Encargado de Negocios. Su tripulacin se compona de 2061 plazas y 3000 hombres de desembarque, al mando del almirante Pedro Ferreira de Oliveira. Cuando el presidente don Carlos Antonio Lpez tuvo conocimiento de que la escuadra brasilera se encontraba ya en Corrientes, con direccin al Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 60 Paraguay, orden la inmediata evacuacin del campamento militar de Paso de Patria y su traslacin a Humait. El ejrcito, fuerte de 6000 hombres de las tres armas, se movi de su antiguo campamento el 4 de Febrero a las 8 de la maana. Lleg a su destino a eso de las 12 del da. Humait era entonces una simple guardia fluvial, donde haca servicio semanal un piquete de 20 hombres con un oficial. Luego que lleg el ejrcito a su nuevo campamento el jefe de estado mayor general, coronel Wenceslao Robles, ms tarde general, dispuso el desmonte y la limpieza de toda la localidad, para establecer en ella los cuarteles del ejrcito. Pocos das despus lleg, procedente de la Asuncin, el general en jefe del ejrcito, don Francisco Solano Lpez. Sin prdida de tiempo procedi, con el coronel Wisner, a la demarcacin de todas las bateras que se construyeron rpidamente sobre la barranca del ro. El ejrcito trabaj en estas obras de da y de noche, turnndose los cuerpos de distintas armas, hasta que las bateras quedaron concluidas y listas, en menos de quince das, para entrar en accin. Todas ellas tenan sus parrillas subterrneas con balas caldeadas, en espera de la escuadra imperial, que entonces era de madera, que ya se hallaba anclada en las Tres Bocas. ( 15 ) En cuanto penetr la flota brasilera en las aguas del Paraguay, el jefe de la escuadrilla paraguaya situada en el Cerrito, capitn Pedro Ignacio Meza, notific por medio de una nota al almirante brasilero, que no poda seguir
15 Algunos ilustrados escritores brasileros, como los seores Schneider (y su erudito anotador), Nabuco, Ouro Preto, y otros publicistas de la ex-triple alianza pretenden transmitir a la historia en sus respectivas obras sobre la guerra del Paraguay, como hechos verdaderamente verdicos, los siguientes datos completamente ADULTERADOS: que el Brasil imperial haba instruido al ejrcito y marina del Paraguay, por medio de sus oficiales, Porto Carrero, Cabrita, Soares Pinto y Caminada, y que le construy sus bateras de Humait y todo el sistema de su defensa. Nada ms inexacto. El autor de estas lneas se encontraba en el ejrcito de la Repblica establecido en Paso de Patria, all por el ao 1851, y vio efectivamente a dos oficiales brasileros, el capitn Porto Carrero y teniente Cabrita, como instructores del regimiento de artillera al mando del capitn Vallovera, ms tarde coronel, muerto en la guerra. No ha visto a ningn otro oficial brasilero en el ejrcito paraguayo, ni en la marina, en aquella poca, ni posteriormente como instructor, ni en otro carcter. De haber sido los oficiales Porto Carrero y Cabrita instructores_ de los artilleros paraguayos en 1851, y que verdad es, formaron discpulos muy aprovechados, como el entonces alfrez, ms tarde general Bruguez, el hroe de Riachuelo, Cuevas, Itapir, no se sigue que el imperio haya sido el constructor de las hateras de Humait, y de todo el sistema de la defensa del pas. Es una afirmacin absolutamente incorrecta, como queda demostrado. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 61 adelante, sin permiso especial del gobierno de la repblica. Entonces el jefe brasilero, respetando la notificacin de Meza hizo fondear toda su escuadra en las Tres Bocas. El mismo da 20 de Febrero, el almirante Oliveira dirigi una nota al gobierno paraguayo, por intermedio del comandante de la guarnicin del Cerrito, participndole su venida en misin diplomtica, para tratar y arreglar las cuestiones pendientes entre el Paraguay y el Brasil. El ilustre almirante tuvo a bien terminar su nota con esta especie de amenaza:
... el abajo firmado aguardar en el punto en que se halla con la escuadra de su comando la respuesta de esta nota, seis das, contados desde hoy a las 12 del da; vencidos los cuales seguir su marcha hasta la Asuncin, donde presentar sus plenos poderes.
Era muy extrao que el monarca brasilero, don Pedro II, teniendo a su disposicin un selecto cuerpo diplomtico, haya confiado una delicadsima misin diplomtica, a un oficial de marina. Le expona a jugar un papel desairado. Contestando al almirante su nota de 20 de Febrero, el Ministro de Relaciones Exteriores don Jos Falcn, le dirigi con fecha 23 del mismo, la que sigue:
...Semejante forma en una misin diplomtica, cuando no ha precedido reclamacin ninguna que el Paraguay hubiese desechado, es inusitada, es imperiosa, ofensiva y humillante, sin necesidad. El seor Presidente de la Repblica estaba perfecta y sinceramente dispuesto a recibir a V. E. o a cualquier otro que S. M. el Emperador hubiese querido enviar al Paraguay al arreglo de los negocios pendientes, desde que se presentase en la forma y trminos que usan todas las naciones; pero a la vista de esa actitud hostil que ha tomado el gobierno de S. M. el Emperador, de ese aparato blico, y esas intimaciones perentorias con que V. E. anuncia su misin, el honor y la Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 62 susceptibilidad del pueblo paraguayo, no le permiten recibir a V. E. en carcter diplomtico. A pesar de que con slo el apresto y armamento se ha hecho ya al gobierno paraguayo y a la Repblica, una injuria y ofensa gravsima, S. E. el seor Presidente de la Repblica, cediendo todava a los deseos que le animan de conservar relaciones amistosas y benvolas con el Brasil, se desentiende de esa injuria, y est pronto a recibir a V. E. y entrar en una discusin y negociacin pacficas, si V. E. quiere hacer salir fuera de las aguas de la Repblica la escuadra de su mando, y arribar a la Asuncin en el buque que lo conduce, en inteligencia de que esta concesin, despus del decreto de 3 de Octubre ltimo, se hace en favor de V. E. por consideraciones particulares hacia el imperio... Si por desgracia, para ambos Estados V. E. no quisiere prestarse a este paso conciliatorio, e insiste en remontar el Ro Paraguay con su fuerza naval, V. E. habr iniciado las hostilidades a la Repblica, cargar con la responsabilidad de agresor gratuito y no provocado, y habr puesto a la Repblica en la indeclinable necesidad de defenderse, sin reparar en el resultado de la lucha, ni detenerse ante la superioridad del poder y fuerza de que V. E. dispone... JOS FALCN *** El jefe de la escuadra brasilera contest a la nota que precede el 26 de Febrero accediendo a la indicacin decorosa y conciliatoria de la cancillera paraguaya, y dando testimonio de la sinceridad de los sentimientos y miras pacficas que anunci en su nota de 20 de Febrero, dispuso la salida de les aguas de la Repblica de los buques de la armada a su mando, y sigui viaje en el buque que llevaba su insignia. Concluye su nota el almirante brasilero en estos trminos:
Limtase, pues, el abajo firmado a hacer conocer al Exmo. Seor Ministro, secretario de Estado, don Jos Falcn, que queriendo dar una prueba de los sentimientos pacficos y conciliatorios que lo animan, accede a la propuesta que se le hace de fondear la escuadra de su comando fuera de las aguas de la Repblica, y seguir viaje en la embarcacin en que se halla su insignia, hasta la Asuncin, maana por la maana, y Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 63 donde presentar los plenos poderes para tratar... PEDRO FERREIRA DE OLIVEIRA
As, el jefe de la flota imperial, acatando la intimacin del gobierno paraguayo, y no contando aun entonces don Pedro II, con la duplicidad armada de los presidentes argentino y oriental, generales Mitre y Flores, se puso en marcha el 27 de Febrero, remontando el Ro Paraguay en la caonera Maracan, habiendo sufrido en la caonera Amazonas varias varaduras en el curso de su viaje. Lleg a la Asuncin el 15 de Marzo. Fue recibido en audiencia pblica por el presidente Lpez el 29 del mismo mes. Despus de una negociacin laboriosa con el gobierno paraguayo, consigui el representante brasilero firmar con l el 27 de Abril 1855, un tratado de comercio y navegacin y una convencin adicional, por la cual se ligaba la ratificacin del tratado al de lmites, que se acord negociarse dentro de un ao. Mas el gobierno imperial no ratific dicho tratado de navegacin y comercio, por haberse ligado su ratificacin al tratado de lmites que deba celebrarse dentro de un ao. *** El gobierno imperial pidi al del Paraguay que mandara a Ro Janeiro un ministro suficientemente autorizado para el arreglo de todas las cuestiones pendientes entre ambos pases. En esa virtud el gobierno paraguayo deseoso de allanar todas sus dificultades con los pases vecinos en trminos decorosos y conciliatorios, acredit a don Jos Berges, en calidad de Ministro Plenipotenciario cerca del gobierno imperial. El 6 de Abril firm con el gobierno brasilero un tratado de amistad, comercio y navegacin. Por este tratado se aplaz la celebracin del de lmites, al Norte del Paraguay, por seis aos, permaneciendo entretanto neutral la zona disputada, entre los ros Apa y Blanco. El tratado fue ratificado por los dos gobiernos contratantes. En ese estado quedaron las relaciones diplomticas entre el imperio del Brasil y el Paraguay, cuando surgi el conflicto internacional en el Ro de la Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 64 Plata, que dio lugar a la triple alianza contra el Paraguay.
CAPITULO V
Misin diplomtica del Paraguay a Europa I Don Carlos Calvo nombrado Encargado de Negocios del Paraguay. Objeto especial de la misin. Viaje de Calvo a Asuncin. Nombramiento del Secretario de la Legacin. Intervencin del general Lpez. Sus consejos verdaderamente paternales. Sentimientos de gratitud. Distincin honrosa. Audiencia del presidente Carlos A. Lpez. larga conferencia. Viaje a Villa Rica. Nueva audiencia del presidente Lpez. Sus recomendaciones a favor de los jvenes paraguayos educandos en Inglaterra. Para gastos de viaje. Obsequio para los jvenes paraguayos. Despedida a bordo del Jejuy. Llegada a Buenos Aires. Pasaje en el paquete Mersey. Diligencias practicadas en Montevideo. Trasbordo en Ro Janeiro al Tyne.
Durante su permanencia en Buenos Aires, en el desempeo de su misin diplomtica, en los ltimos meses del ao 1859, el general don Francisco S. Lpez, hizo la relacin del Seor Don Carlos Calvo, hermano de su amigo y corresponsal, Don Nicols A. Calvo. Por empeos de este, y a pedido de aquel, Lpez prometi a Don Carlos hacerle nombrar representante diplomtico del Paraguay en Europa; de suerte que pocos das despus que el general regres a la Asuncin, el gobierno de la Repblica resolvi acreditar a Don Carlos Calvo en misin diplomtica cerca del gobierno ingls con el objeto especial de tratar y arreglar las diferencias que existan pendientes entre la Inglaterra y el Paraguay, relativas a las reclamaciones presentadas por el Cnsul ingls, Mr. Henderson, a favor de Don Santiago Canstatt, reducido a prisin como sindicado con algunos paraguayos en una conspiracin contra la vida del presidente D. Carlos A. Lpez, y el orden pblico establecido en el pas, que se haba descubierto en la Asuncin, en Febrero de 1859. A esas diferencias se agregaba la agresin al pabelln paraguayo de los Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 65 buques de guerra ingleses Burzard y Keppler, en el puerto neutral de Buenos Aires en Noviembre de 1859. A fin de acordar los detalles de la misin y recibir las instrucciones correspondientes, el general Lpez escribi al Seor Calvo, a nombre de su padre, Presidente de la Repblica, pidindole se trasladara a la Asuncin, si estuviese dispuesto a aceptar la misin en las condiciones que haban convenido en Buenos Aires. El Seor Calvo, en cuanto recibi la carta del general se march para la Asuncin, donde fue recibido cordialmente por el Presidente Lpez, y su familia. En breves das quedaron arreglados los detalles de la misin, por consiguiente, despus de muy corta permanencia en la Asuncin, el Seor Calvo regres a Buenos Aires, a preparar su partida a Europa. Era en Febrero de 1860. La posicin que ocupaba al lado del general Lpez en el ministerio de guerra, y la circunstancia de trabajar frecuentemente en el despacho del Presidente Don Carlos A. Lpez, en compaa de sus escribientes, los Seores Gumersindo Bentes, O. Ferreyra, y Silvestre Aveiro (este hoy Coronel) me ponan en situacin de poder tener algn conocimiento de los asuntos que se tratasen en las esferas gubernativas. Sin embargo, nada conoca del propsito que tena el gobierno de nombrarme Secretario de la Legacin paraguaya, confiada al Seor Don Carlos Calvo. Fue el 12 de Febrero de 1860, a su vuelta del Cabildo donde iba todos los das a ver a su padre, que el general Lpez, me llam para decirme estas textuales palabras: Estara Vd. dispuesto a hacer un viaje a Europa? Mi respuesta no poda ser sino afirmativa, como fue. Entonces, el general prosigui: Mi padre ha resuelto nombrar a Vd. Secretario de la Legacin de la Repblica en Inglaterra y Francia, por conceptuarlo capaz de corresponder Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 66 cumplidamente a su confianza. Me encarg hacer a Vd. esta indicacin, que, por mi parte se la hago con tanto mayor placer, cuanto que se lo he recomendado, dndole mi garanta de que Vd. desempeara con dignidad su posicin oficial. El general aadi a su nombre muchos otros consejos verdaderamente paternales, indicndome la conducta que deba adoptar en el desempeo de mis funciones oficiales y en mi trato personal con mi jefe de Legacin, y las personas con quienes llegare a relacionarme. Estos testimonios de distincin con que me colmaba un hombre que no me deba ningn favor retributivo, y sin ttulos que me hicieran acreedor a ellos, no han podido menos que imprimir en mi espritu un sentimiento de gratitud hacia el hombre que tan caballerescamente me proporcionaba la oportunidad de formarme hombre pblico, adquiriendo conocimientos y la experiencia del mundo culto, que me colocaran en aptitud de poder prestar alguna vez servicios tiles a la comunidad de que soy modesto miembro. Respond, pues, al general Lpez, que le agradeca sobremanera la alta distincin con que me honraba, y que le prometa que nada omitira por corresponder de la manera ms digna a su recomendacin y a la confianza que mereciera al gobierno de la Repblica, mediante su intervencin. En seguida me dijo que fuera a ver a su padre que se hallaba con la familia en su casa de campo en Salinares. El Presidente Lpez me acogi con marcada benevolencia, y me confirm todo cuanto me haba dicho su hijo a su nombre; agregando que me confiaba la Secretara de la Legacin paraguaya en Europa, con entera confianza, pues no dudaba. de que yo sabra corresponder a esa confianza de su gobierno. Le expres, como a su hijo, el general, mi agradecimiento por la distincin con que me favoreca prometindole hacer honor a su distincin. Me anunci que un buque de la marina nacional, el Jejuy, me conducira a Buenos Aires en breves das; que entretanto fuera a Villa Rica a despedirme de mi familia que a mi regreso le volviera a ver para despacharme. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 67 De regreso de la Villa fui el 21 de Febrero a ver al Presidente Lpez. Este me entretuvo largo rato, hacindome calurosas recomendaciones en favor de los jvenes paraguayos educandos en Europa, por cuenta del Estado; eran: Don Cndido Bareiro, Gernimo Perez, Andrs Maciel, Gaspar Lpez, Juan Crisstomo Centurin, Trujillo, Zavala, Gimenes, Figueredo, Ros y otros varios. El Presidente me deca que sus deseos eran que esos jvenes compatriotas aprovechasen su tiempo en Europa, y comprendieran los sacrificios que la Nacin haca por ellos, a fin de que a su regreso al pas, pudieran ser ciudadanos tiles a su patria, y a s mismos. Me recomend con encarecimiento que les atendiera en todo lo que fuese conducente a facilitar su educacin, a fin de que sus miras fueren colmadas, en ara del porvenir del Paraguay. Al despedirme, me hizo entregar por tesorera, con Don Pablo Gonzlez, tres mil pesos, en onzas de oro, para mis gastos de viaje y de instalacin en Europa. El general Lpez por su parte, me obsequi tambin por su cuenta particular, con algunas onzas del mismo metal, que me entreg su cajero Don Francisco Fernndez. Al mismo tiempo este me entreg diez y seis onzas de oro por orden del general Lpez, para los jvenes educandos, Cndido Bareiro, Gernimo Prez, Andrs Maciel, Juan Crisstomo Centurin y Gaspar Lpez; al primero cuatro onzas y los dems a tres. El general Lpez, al despedirme, me hizo, a su vez largas recomendaciones en favor de los jvenes mencionados. En la tarde del da 21 de Febrero me desped de los amigos, y me embarqu en el vapor paraguayo Jejuy, mandado por el teniente Jos Mara Martnez. Varios de mis amigos me acompaaron hasta a bordo, donde me despidieron. Entre ellos mi querido hermano Eduvigis, distinguido oficial de marina, y sus compaeros los tenientes Andrs Herreros, y Remigio Cabral, y los subtenientes Lucas Carrillo, Angel Fernndez y varios otros. Nuestro viaje se efectu de la Asuncin a Buenos Aires con perfecta felicidad. A mi arribo a la Capital Argentina, me traslad sin prdida de tiempo Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 68 al domicilio de mi jefe de legacin Don Carlos Calvo. Le hice entrega de la correspondencia y de la encomienda que el gobierno de la Repblica me haba confiado para l. Encontr al Seor Calvo ocupado en sus preparativos de viaje. El 27 de Febrero nos embarcamos en el paquete ingls Mersey que haca la carrera entre el Ro de la Plata y Ro Janeiro, en combinacin con el vapor de Europa, el Tyne, que se detena en el puerto de la Capital imperial. De paso por Montevideo y por encargo del Gobierno el Seor Calvo practic algunas gestiones por intermedio de Don Juan Jos Brizuela, para obtener ciertos documentos relativos a la verdadera nacionalidad de Don Santiago Canstatt, cuyo asunto tenia misin de tratar en Inglaterra. Despus de algunos das de permanencia en la Capital Oriental, partimos para Ro de Janeiro, en cuyo puerto nos trasbordamos al Tyne, y seguimos viaje a Europa.
CAPITULO VI
Gestin diplomtica ante el gobierno ingls I Nota pidiendo audiencia. Contestacin negativa de Lord Russel. Conferencia con el Sub- secretario. Memorandum. Dr. Philimore plantea la cuestin. Sus opiniones favorables al Paraguay. Importantes fundamentos. El Paraguay no puede renunciar sus derechos. Adhesin del estadista francs, Drouin de Lhuys. El agente paraguayo pasa a Francia. Vuelve a Londres. Conferencia infructuosa. Convenio conciliatorio firmado en Asuncin. Documentos relativos.
Llegamos a Londres el 3 de Abril 1860. Nos alojamos en el Hotel Morigy, Regent Street. Pocos das despus, el seor Calvo se dirigi con fecha 10 de Abril, al Conde Russell, principal secretario de Estado de Su Majestad Britnica, pidiendo le indicase el da y la hora en que pudiera recibirle para presentarle su carta credencial, que le acreditaba como Encargado de Negocios del Paraguay. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 69 El honorable Lord le contest el 23 del mismo mes, observando que el gobierno de S. M. no poda recibirle en su carcter diplomtico, hasta que el gobierno del Paraguay haya satisfecho las reclamaciones que el cnsul britnico, Mr. Henderson, le ha presentado de conformidad con sus instrucciones: 1 poner en libertad a Santiago Canstatt, con compensacin proporcionada a sus sufrimientos; 2 Una satisfaccin al gobierno de S. M. por la falta de respeto, manifestada a las representaciones hechas en su nombre por el cnsul Henderson. Despus de recibir y transmitir al gobierno de la Repblica, la contestacin negativa del gobierno ingls, el seor Calvo solicit y obtuvo una conferencia con Lord Wodehouse, subsecretario de Estado, quien le confirm, de palabra, el contenido de la nota del jefe del Foreign Office. Habindose convencido el diplomtico paraguayo de que en el Consejo del Gabinete britnico predominaba un espritu malevolente contra el Paraguay, con prescindencia de todo sentimiento de rectitud y conveniencia internacional, resolvi someter la causa especial de su representacin, a la rectitud del ms eminente de los jurisconsultos ingleses, Dr. Phillimore, abogado del almirantazgo britnico y autor de una de las obras ms reputadas sobre derecho internacional. Al efecto; hizo formular un memorandum documentado con el solicitante Mr. Lake, sobre las cuestiones pendientes con Inglaterra, para someterlas al examen y opinin de dicho Dr. Phillimore. El doctor Phillimore ha planteado la cuestin en estos trminos:
Admitamos: 1 Que Santiago Canstatt era bajo todos respectos un sbdito britnico, nacido en territorio britnico, de padres britnicos; 2 Que el cnsul britnico tena autoridad para intervenir en el asunto, y para producir una demanda a su respecto al gobierno paraguayo. Partiendo de estas pasajeras suposiciones, surge la cuestin: Estaba el gobierno paraguayo justificado por la ley de las naciones para asumir y mantener esa posicin? Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 70 Es una regla de la ley internacional, reconocida con repeticin por los tribunales ingleses en toda causa civil, que la lex fori, gobierna todas las formas del juicio y procedimientos, cualesquiera que sean las partes complicadas, y donde quiera que la causa tenga origen. No tengo noticia que se haya intentado hasta ahora aplicar diferentes principios a una causa criminal. Suponiendo el derecho del Cnsul para intervenir y que Canstatt era un sbdito britnico, soy de opinin que el gobierno paraguayo no ha cometido ofensa contra ningn principio o uso de la ley internacional. Hay algn fundamento para el pretendido derecho del Cnsul britnico? Yo he credo siempre, y continuar en mi creencia, hasta tanto que se me pruebe lo contrario, que el Cnsul no tena derechos diplomticos, poderes o privilegios; que sus deberes y los objetos de su cargo, se limitan a ciertos intereses comerciales y de navegacin; que es un sbdito temporario del Estado en que resida... El Cnsul extranjero es admitido bajo las mismas bases reconocidas por la ley internacional. Soy de opinin que el gobierno del Paraguay, legalmente tena competencia para haber rehusado entrar en ninguna discusin con el Cnsul britnico sobre el caso de M. Canstatt. Era un asunto que no perteneca, por la ley general, a sus funciones, y que no est comprendido por esa excepcin en los trminos del tratado... Era en verdad, Santiago Canstatt sbdito ingls? y siendo as era l un sbdito britnico en el sentido que autorizase a Inglaterra para insistir en que fuera considerado exceptuado de la jurisdiccin del Paraguay? El certificado legal de haberse naturalizado en Montevideo el belga Bernardo Canstatt, lo tengo a la vista, y su hijo Santiago Canstatt, naci en Montevideo, y viaj con su pasaporte que lo declara sbdito de la Banda Oriental. La Inglaterra sostiene que toda persona nacida bajo cualesquiera circunstancia dentro del territorio, es sbdito britnico. Ella debe por consiguiente, conceder el mismo derecho a los Estados extranjeros. El Paraguay no puede acceder a renunciar sus derechos a ser tratado por los mismos principios que rigen en los Estados ms poderosos de Europa. La Inglaterra es, espero y creo, el ltimo pas que pueda profesar, mucho menos Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 71 compeler, una doctrina diferente. Pero an admitiendo que la prueba de la nacionalidad del seor Canstatt, se deduzca prima facie que es ingls de origen, no por eso deja de ser subditus temporaneus mientras permaneci en el Paraguay estaba obligado a observar durante ese tiempo, las leyes del Estado siendo pasible de las mismas penas por toda infraccin que cometiere contra ellas.
Esta opinin del respetable jurisconsulto britnico, fue elevada al jefe del Foreign Office, juntamente con la adhesin del ilustrado estadista francs Drouin de Lhuys, sin que ambas opiniones produjeran notable influencia en el espritu del principal secretario de Estado de S. M. B. En vista de la tenaz negativa del gobierno britnico de recibir al representante paraguayo, en su carcter diplomtico, el seor Calvo resolvi pasar a Francia a presentar sus credenciales de Encargado de Negocios del Paraguay al gobierno francs; lo que tuvo lugar en Junio 1860. Una vez recibido en su carcter pblico por el gobierno imperial de Francia, el agente paraguayo se hizo presentir con las cartas de recomendacin que tena, al eminente diplomtico francs, Mr. Drouyn de Lhuys, cuyo aprecio y distincin supo captarse muy pronto. Aquel con la carta de introduccin que obtuvo de este ltimo para el renombrado Lord Palmerston, primer ministro de la Reina Victoria, se traslad a Londres, con el objeto de tentar nuevamente su recepcin por el gobierno britnico. En efecto, tuvo una conferencia con el clebre estadista ingls, pero ella solo fue satisfactoria para el seor Calvo, personalmente, por la civilidad con que fue acogido, pero ineficaz para el objeto especial de su misin. El ministro ingls le reiter que la cuestin pendiente tena que arreglarse en el Paraguay, y que antes no se le poda recibir en su carcter pblico. En efecto, poco tiempo despus el gobierno britnico envi a la Asuncin al seor Thorton, ministro ingls, residente en Buenos Aires, quien previa negociacin firm un convenio conciliatorio con el gobierno paraguayo, Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 72 quedando as definitivamente arregladas las cuestiones pendientes hasta entonces entre Inglaterra y el Paraguay, que haban sido el objeto especial de nuestra misin a Europa. Las dos notas que s insertan a continuacin, son relativas a ese arreglo diplomtico.
Asuncin, Setiembre 29 1862. A S. E. el seor Francisco Sanches. El abajo firmado Encargado de Negocios de Su Majestad britnica en la Confederacin Argentina, ha recibido una nota del Conde Russel, en contestacin a la de Mr. Thorton (Plenipotenciario britnico en Buenos Aires) relativa a. la convencin firmada por V. E. y Mr. Thorton, que fue enviada al Conde Russel, para la aceptacin del gobierno de S. M. EL abajo firmado tiene instrucciones de explicar a V. E. para el conocimiento de S. E. el Vicepresidente del Paraguay, que el gobierno de S. M. desea vivamente ver una solucin definitiva de las cuestiones con el gobierno del Paraguay, y cree que S. E. el Vicepresidente, a fin de obtener el objeto deseado, no tendr dificultad alguna, en acceder a una alteracin del artculo 2 de la convencin, pues el gobierno de S. M. dice all expresamente que jams autoriz al ataque al Tacuar en aguas neutrales. La alteracin propuesta de la redaccin del artculo 2 es como sigue: Que el gobierno de S. M. jams autoriz ningn ataque contra el Tacuar en aguas neutrales; pero hallndose en hostilidades contra el Paraguay, tena el derecho de recurrir a represalias, en alta mar, lo cual adopt, estacionando buques fuera de los lmites de aguas neutrales, para interceptar al Tacuar, caso de dejar el puerto de Buenos Aires y hacerse a la mar. V. E. observar que esta alteracin satisface de todo punto la queja del gobierno del Paraguay, mencionada en el prembulo de la convencin. El abajo firmado est tambin autorizado de informar a V. E. que le ser muy agradable al Conde Russel, recibir en nombre de la reina al seor Calvo Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 73 como representante del Paraguay, tan pronto como pueda yo comunicar a S. S. (Russel) que las cuestiones fueron finalmente arregladas. El gobierno de S. M. ha sabido con placer las disposiciones tendientes a facilitar comunicaciones con el Paraguay, y fomentar el cultivo del algodn en el pas, disposiciones que el gobierno de S. M. cree contribuirn al desarrollo de los grandes recursos naturales del Paraguay, y al aumento de las relaciones mercantiles entre el Paraguay y los pases extranjeros. El abajo firmado aprovecha esta ocasin para expresar a V. E. sus sentimientos de alta consideracin. (Firmado) Wm. Doria ***
A S. S. William Doria, Encargado de Negocios de S. M. B. en la Confederacin Argentina. El abajo firmado Ministro de Relaciones Exteriores, tiene la honra de acusar recibo de la nota que V. S. se ha servido dirigirle, con fecha 29 de Setiembre ppdo., en que refirindose a un despacho recibido del Conde Russel, relativo a la Convencin firmada por Mr. Thorton y el abajo firmado, dice as: Que V. S. se halla instruido de explicar al abajo firmado para la informacin de S. E. el Vice Presidente del Paraguay, que el gobierno de S. M. se halla sinceramente deseoso de poner un arreglo final a las cuestiones con el Paraguay, y confa que S. E. el Vice Presidente, para obtener el resultado deseado, no tendr dificultad en la alteracin del art. 2 de aquella Convencin, como el gobierno de S. M. manifestaba distintamente, que jams autoriz el ataque del Tacuar en aguas neutrales. Que la alteracin propuesta en la redaccin del art. 2 era la siguiente: Que el gobierno de S. M. nunca autoriz ningn ataque sobre el Tacuar en aguas neutrales, pero que hallndose en un estado de hostilidad al Paraguay, estaba autorizado a recurrir a la represalia en mar abierto, lo que haba adoptado, estacionando buques en el exterior de los lmites de aguas neutrales, para interceptar el Tacuar, en el caso que dejase el puerto de Buenos Aires, hacindose a la mar. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 74 Que el abajo firmado observar que esta alteracin encuentra fielmente la queja promovida por el gobierno del Paraguay, como ha sido promovida por el prembulo de la Convencin. Que V. S. ha sido ulteriormente instruido para informar al abajo firmado que era muy agradable al Conde Russell recibir en nombre de la Reina al Seor Calvo, como representante del Paraguay, tan luego como sea posible a V. S. informar a S. E. que estas cuestiones se hallan definitivamente arregladas. Que el gobierno de S. M. se ha instruido con inters del progreso en que se hallan medida tendentes a adelantar la comunicacin con el Paraguay, y el aumento de su trfico comercial con los pases extranjeros. Habiendo elevado la nota de V. S. al conocimiento de S. E. el Seor Vicepresidente de la Repblica, el abajo firmado ha recibido orden de contestar como pasa a hacerlo. Muy lisonjero ha sido para S. E. la seguridad del sincero deseo que el gobierno de S. M. B. espera por un arreglo definitivo de las cuestiones que desgraciadamente se han suscitado entre los dos pases. El gobierno paraguayo, que nunca ces de abundar en los mismos sentimientos, se apresur a contribuir de una manera eficaz al arreglo definitivo de aquellas cuestiones, desplegando un espritu conciliador, y se manifest fcil para arribar a un acuerdo amistoso, cuando el Seor Thorton, Ministro de S. M. B. le ofreci la ocasin de dar una nueva prueba de esos sentimientos. Impulsado por este mismo espritu, el gobierno del abajo firmado, se apresur a considerar muy detenidamente la alteracin propuesta por el gobierno de S. M. B. para la redaccin del art. 2 del Convenio de 23 de Abril de este ao, nico punto sobre que aquellas cuestiones quedan reducidas, y siente profundamente no poder adherirse a ella. La adopcin de esa redaccin por parte del Paraguay, importara su renuncia a la nica satisfaccin que le asegura dicho Convenio, por la demostracin hecha por el Tacuar, el da 29 de Noviembre de 1859 por las fuerzas navales de S. M. B. El abajo firmado que no reconoce que en poca alguna haya estado el Paraguay en hostilidad con el gobierno de S. M., ni cometido acto alguno hostil, que pudiera autorizar una represalia por parte del gobierno de S. M. B., no puede consentir en la adopcin de un principio que le imputa un acto que nunca ha estado en su mente. La declaracin de que el gobierno de S. M. B. nunca autoriz el ataque al Tacuar en aguas neutrales, manifiesta su respeto a los derechos del neutral; y si ella debe ser Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 75 muy grata a Buenos Aires, no puede tener la misma significacin para el Paraguay, que no tiene. conciencia de haber provocado ningn acto de represalia. El abajo firmado alimenta la confianza de que el gobierno de S. M. B. querr hacerse cargo de estas observaciones y consentir todava en el art. 2 del Convenio de 23 de Abril, que conformando con los hechos, salva el decoro y la dignidad de ambos gobiernos, y que en consideracin al vivo inters con que el Paraguay ha buscado reanudar las amistosas relaciones con la Gran Bretaa, el gobierno de S. M. no insistir en una exigencia, cuya concesin sera nociva a la estimacin que su gobierno desea merecer en sus relaciones internacionales. El gobierno del abajo firmado agradece al de S. M. B. el inters con que ha mirado las medidas tendentes a facilitar sus comunicaciones con las potencias extranjeras, y el cultivo del algodn en el pas. Estas disposiciones, promoviendo los intereses generales del Paraguay tienden tambin a obtener la consideracin y simpatas de todas las naciones. Dejando as contestada la nota de V. S., es grato al abajo firmado ofrecerle la seguridad de su ms alta consideracin. (Firmado) Francisco Sanches ***
II Mis estudios. Catedrticos de los cursos que frecuentaba. Traducciones. Compaero de oficina. Intimidad del presidente Carlos A. Lopez.
La posicin oficial de Secretario de Legacin en las Cortes de Londres y Pars, me colocaba en la imperiosa necesidad de dedicarme a estudios necesarios, para poder desempear mi cometido con la dignidad correspondiente. Si bien la compaa d mi ilustrado jefe de Legacin; seor Calvo, era una escuela prctica de bastante eficacia, en la carrera de mi iniciacin, me fue, no obstante, indispensable dedicarme al estudio del idioma francs y del derecho de gentes, en cuanto llegamos a Londres; de suerte que Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 76 cuando la Legacin se traslad a Pars, despus de tres meses de residencia en Londres, ya poda hacerme entender en el idioma de Talleyrand. En Francia, organic mis estudios con profesores especiales, aprovechando los momentos que me dejaban libres mis ocupaciones oficiales. Frecuent con asiduidad los cursos de la Escuela de Derecho de Pars y del Colegio de Francia, de los eminentes catedrticos, Royer-Collard, Eduardo de Laboulaye, Miguel Chevalier y Baudrillart; el primero, de derecho de gentes, el segundo de instituciones comparadas, y los dos ltimos, de economa poltica. Adems, Mr. Royer-Collard, tuvo la deferencia de darme en su gabinete, lecciones particulares de derecho internacional, durante dos aos, tres veces a la semana. Para facilitar el conocimiento del idioma francs, emprend la traduccin al espaol de las obras siguientes: Gude diplomatique, por Carlos de Marteus Lesprit des institutions militaires, por el mariscal Marmont. Publiqu en Pars, por encargo especial del general don Francisco Solano Lpez, la traduccin de esta ltima, en 1863, y mand al ejrcito paraguayo 2.000 ejemplares. En cuanto a la traduccin del Guide diplomatique no la hice imprimir, porque no haba concluido la traduccin del 2 volumen. A nuestro arribo a Londres, habamos hecho venir a la Legacin al joven estudiante, don Cndido Bareiro, para que nos sirviera de auxiliar e intrprete en el idioma ingls, en los primeros das de nuestra permanencia en la capital britnica. As Bareiro lleg a ser mi compaero de oficina y amigo de ntima confianza. Nuestras relaciones tenan el carcter de verdadera fraternidad. Yo le haba conocido ya en la Asuncin, cuando era escribiente, en la capitana del puerto a cargo de su to don Francisco Bareiro antes de ser enviado por el gobierno a estudiar en Europa por cuenta del Estado. En aquella poca el capitn del puerto, don Francisco Bareiro era hombre de la intimidad de la familia del presidente, don Carlos Antonio Lpez.
Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 77 ***
III Conflagracin armada en el Ro de la Plata. Incompatibilidad. Aviso de Gaspar Lpez. Confirmacin de Cndido Bareiro. Por delicadeza personal. Recomendacin en favor de Bareiro. Telegrama de este. El seor Calvo es reemplazado. Expansin de Bareiro. Testimonio autorizado. Su nombramiento le sorprende. Nombrado agente comercial. Reconsideracin. Escrpulo personal.
Amenazados los pases del Ro de la Plata, de una conflagracin armada, con motivo de la actitud militar del Imperio del Brasil, en los asuntos internos de la Repblica Oriental lleg a ser incompatible con los intereses primordiales del Paraguay, la presencia de un ciudadano argentino al frente de su representacin diplomtica en Europa; por lo que el gobierno del Mariscal Lpez dispuso dar sucesor a mi jefe de Legacin, seor Calvo. Con tal motivo el oficial mayor del ministerio de Relaciones Exteriores don Gaspar Lpez, uno de los jvenes educados en Inglaterra, por cuenta del Estado, me escribi una extensa carta previnindome que en el gabinete se haba resuelto separar al seor Calvo de las Legaciones de la Repblica, en vista de los acontecimientos del Ro de la Plata, y dejarme a m al frente de ellas, con carcter de Encargado de Negocios interino. Me rog que lo pidiera al presidente Lpez para que me lo mandara como secretario de la Legacin. La noticia del oficial mayor, me fue confirmada por las que me dio sobre el particular mi amigo personal don Cndido Bareiro, que se encontraba a la sazn en la Asuncin en muy buenas relaciones de amistad con el ministro de Relaciones Exteriores, don Jos Berges. Las noticias de mis referidos corresponsales no me agradaban, no porque desconociera o no me lisonjeara la importancia del honor con que el gobierno de mi pas se propona favorecerme, sino porque no me convena remplazar a mi jefe de Legacin por motivos de delicadeza personal. Aprovech, pues, el primer vapor para escribir al general presidente Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 78 Lpez, participndole la noticia que haba recibido de la Asuncin, de la alta distincin con que se propona honrarme; y por si ella fuera exacta, le peda como un servicio especial, me exonerara de tan alto honor, y que en cambio me destinara a cualquier otro puesto, en servicio de la Repblica. Con tal motivo me permit recomendarle calurosamente el joven Bareiro, que, en mi concepto, tena la suficiente preparacin intelectual para desempear un puesto diplomtico, si es que realmente el gobierno haba resuelto reemplazar a su Encargado de Negocios en Francia e Inglaterra. Ofrec francamente al Presidente Lpez, que no tendra ningn inconveniente en quedar con el nuevo Encargado de Negocios, en el mismo rango de Secretario de Legacin, nterin dispusiera otra cosa. En el mes de Mayo, 1864, a eso de las 4 de la maana, recib un telegrama de don Cndido Bareiro, despachado de Lisboa, anuncindome que vena a reemplazar al seor Calvo. Fui a su encuentro a Shoutampton. Me trajo correspondencias del Presidente Lpez y de otros amigos de la Asuncin. El general, en contestacin a mis cartas en que le haba pedido me exonerara del honor de dejarme al frente de las Legaciones de la Repblica en Pars y Londres, y en las que, a la vez, le haba recomendado mi joven amigo Bareiro, me anunci que este haba sido designado para reemplazar al seor Calvo, en calidad de Encargado de Negocios, y que yo continuara con el novel diplomtico hasta ponerle al corriente de los asuntos de la Legacin, que l me dara la orden para regresar al Paraguay. Que entretanto hiciera mis preparativos de viaje. En una de las expansiones que mi amigo Bareiro tuvo conmigo despus de su arribo a Pars, me deca textualmente lo que sigue:
La correspondencia de la Legacin de Pars lleg a la Asuncin, en momentos en que yo me preparaba a salir para Buenos Aires, a sustituir como Agente comercial a Don Flix Eguzquiza, de quien el gobierno no estaba muy satisfecho. Pero en cuanto recibi Lpez dicha correspondencia, me hizo llamar con uno de sus ayudantes, y me comunic que mi nombramiento de Agente Comercial, quedaba sin efecto, y que me iba a mandar Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 79 en reemplazo del Encargado de Negocios de la Repblica en Inglaterra y Francia. Se me despach de la Asuncin con la misma precipitacin con que fui nombrado, con tal sorpresa ma, que cuando vena bajando el Ro Paraguay, por frente de Humait me pareca SER UN SUEO MI REGRESO A EUROPA EN EL CARCTER CON QUE VENA INVESTIDO. TAL FUE LA SORPRESA QUE ME CAUS mi nombramiento y envo a Europa como Encargado de Negocios de la Repblica.
Se puede afirmar que esa franca manifestacin es un testimonio autorizado de que mis recomendaciones a favor de mi amigo Bareiro en cartas recibidas en la Asuncin, en momentos en que l se preparaba a salir para Buenos Aires en calidad de Agente Comercial, han contribuido de una manera decisiva en su nombramiento de agente diplomtico de la Repblica en Europa, en reemplazo del seor Calvo. Es evidente. Si yo no quise aceptar aquella vez la sucesin de mi jefe de Legacin, el distinguido publicista argentino don Carlos Calvo, era por mero escrpulo personal, y no por otras causas de carcter trascendental. El lector querr disculpar el que me vea en la necesidad de establecer ciertos detalles preliminares, al parecer de carcter personal, a fin de facilitar la apreciacin de los que van a ser considerados en los captulos siguientes.
CAPITULO VII
Misin a Berln Mi misin a Berln. Obsequio de Lpez al Rey Guillermo. Acogida cordial. Invitado a banquetes en el Palacio. El Rey toma mate. El gusto de la yerba le pareca semejante al t de la China. Otros lo tomaron tambin. Nombramiento de una comisin cientfica. Nota del Dr. Grimm. Visita del Dr. Prager. Dictamen de la comisin sobre la yerba. Visitas a establecimientos pblicos de Berln. Audiencia del Prncipe heredero. Bismark, Molke, Federico Carlos. Obsequio del Rey de Prusia.
Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 80 Despus de algunos meses de la llegada de Bareiro a Pars, y de hacerse cargo de la Legacin de la Repblica, el Presidente Lpez le dio instrucciones para que me mandara en misin a Berln, llevando al Rey de Prusia 6000 libras de yerba paraguaya, con que el jefe de Estado del Paraguay, retribua el obsequio que le haba hecho el Soberano prusiano por intermedio de su agente diplomtico, von Gulich. Adems, el objeto de Lpez era introducir, y hacer aceptar, si posible fuera, la yerba paraguaya, como consumo en los ejrcitos de Europa. S. M. el Rey Guillermo de Prusia, ms tarde Emperador de Alemania, me acogi con la ms expresiva distincin. Aunque simple Secretario de Legacin, en aquella poca, me hizo el alto honor de invitarme a varios banquetes que dio en su palacio, durante mi permanencia en Berln, a notabilidades diplomticas, civiles y militares de la Corte. La primera vez que fui invitado ha sido el da siguiente de mi arribo a Berln, y despus de haber hecho entrega al gran Mariscal del Palacio, de la encomienda de que era portador. En una larga conversacin que el Soberano prusiano me dispens despus de la comida S. M. me manifest su deseo de probar el mate paraguayo. M pidi le indicara la manera de prepararlo. A lo que le ofrec preparrselo yo mismo, el da que tuviere a bien designar. En el acto me fij las 9 de la maana del da siguiente, hora en que me esperara en Palacio para probar el mate paraguayo. La misin era delicada para m, por su carcter especial. No obstante, concurr a Palacio a la hora convenida, del da siguiente, llevando la yerba y el mate con su correspondiente bombilla. Encontr con S. M. muchos personajes ansiosos de conocer y probar el mate paraguayo. Me esperaban con agua caliente en un calentador y azcar sobre la mesa del comedor. Empec a llenar mi cometido cebando el primer mate a S. M. con todo el esmero que haba meditado, a fin de evitar que le subiera el polvo de la yerba por la bombilla, como suele suceder con el primer mate. El Rey tom en la mano el mate cebado, y contemplando primero un rato el mate y su bombilla empez a sorber y a saborear la infusin de la yerba. Dijo que era bastante agradable al paladar y que tena en su gusto alguna semejanza al t de la Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 81 China. En seguida me pidi le cebara otro mate ms. Es obvio decir, que este segundo mate sali mucho mejor que el primero, ya sin las partculas de la yerba, y con la prctica del consumidor, bien entendido; de suerte que el segundo fue despachado como si estuviera en manos de un viejo yerbatero. Los Seores presentes me pidieron que les cebara un matecito, a lo que condescend con el mayor placer, racionando a cada uno de ellos, tuve que echar yerba fresca al mate, a fin de de dar cumplimiento a mi cometido. Todos quedaron muy satisfechos; tomaron el mate con los mismos instrumentos; lo que no sucedera si se tratase entre particulares o gentes del pueblo. El Rey me anunci que nombrara, como en efecto nombr, una comisin cientfica, bajo la presidencia del sabio Dr. Grimm a fin de proceder al estudio qumico de la yerba paraguaya. El eminente sabio alemn me dirigi con tal motivo la siguiente nota:
Berln, 14 de Diciembre de 1864 Seor don Gregorio Benites, Secretario de la Legacin paraguaya en Pars, en comisin en Berln. Por orden de S. M. el Rey, mi augusto Soberano, el Departamento de economa militar del Ministerio de guerra, me ha comunicado que en virtud del decreto del 9 de este mes, debo proceder al examen especial de una muestra del t paraguayo (mate) con que S. E. el Seor Presidente de la Repblica del Paraguay ha obsequiado a las tropas prusianas que han tomado parte en la ltima guerra. A la vez, se me invita por el mismo decreto a ponerme en comunicacin con Vd. en todo lo que se relacione a la manera de prepararse y emplearse el t. As, teniendo el honor de llevar a su conocimiento lo que precede, me permito aadir, que he encargado verbalmente al Doctor Prager (mdico del batalln que hace servicio actualmente en la seccin mdica del ejrcito) para que se constituya cerca de Vd. a fin de pedirle los informes necesarios sobre la preparacin de la yerba mate y otros datos que me seran tiles. El Doctor Prager, no dejar de irlo a ver, muy prximamente, a fin de ponerse de acuerdo con Vd. ms ampliamente sobre el objeto de su comisin, y le ruego quiera tener Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 82 la bondad extrema de darle los informes mencionados. (Firmado) Dr. Grimm El jefe del Departamento mdico *** El doctor Prager, estuvo, en efecto, a verme en mi hotel, y convenimos con l que me avisara los das de la reunin de la Comisin a fin de que pudiera asistir a sus sesiones, para darles las explicaciones necesarias del modo de elaborar, preparar y tomar la yerba paraguaya, en Sudamrica, tanto de la yerba en polvo como la preparada en hoja. Me comunicaron, pues, los das designados para la reunin de la Comisin, y concurr a sus sesiones a los fines indicados. Se tom en la Comisin, el mate paraguayo, en todas las formas; en el mate, en infusin del polvo y de las hojas. Todos opinaban que la forma en que se tomaba el mate en Sudamrica, era defectuosa e inaceptable en Europa. Despus de prolijos y detenidos estudios qumicos, por ms de dos meses, la Comisin formul y present su dictamen a S. M. el Rey Guillermo, que tanto inters haba manifestado por conocer las cualidades de la yerba paraguaya. He aqu el texto de ese dictamen:
La manera de preparar y tomar en la Amrica meridional, el t del Paraguay, que arranca su origen de una planta llamada en botnica, th paraguayensis, en un mate y con un instrumento que se llama bombilla, es poco conforme a los usos europeos, y principalmente alemanes, que es preciso buscar otra preparacin de dicho t, a fin de evitar, a la vez, la grande calor de la bebida, la penetracin en la bombilla, por un movimiento de esta, algunas partculas de la verba, y el sabor fuerte que pueda tener para el paladar alemn. Estos inconvenientes que embarazan el uso comn del t paraguayo, se aumentan por la dificultad, e imposibilidad de dar a cada persona un mate con su bombilla, y por el desagrado que todo europeo tiene, en general, de tomar una bebida en el mismo vaso o con la misma bombilla de otra persona, en razn de que todos temen al contagio o a una infeccin. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 83 En vista de estas dificultades graves para introducir el consumo del t paraguayo en la economa militar o civil, es necesario buscar por la va de estudios especiales, una manera de prepararlo, ms conforme con nuestras costumbres, y conserve al mismo tiempo al t sus cualidades alimenticias y refrescantes, que sin duda las tiene, segn los estudios practicados por varios autores renombrados, cuyos estudios estn reforzados por la composicin qumica del t. (el alcaloide coffes y el acide launique del caf Slenhouse y Rotheder). Estos estudios o experimentos han dado finalmente el resultado siguiente: Se toma dos hasta tres cucharadas grandes del t (la yerba) en polvo, que se envuelve en un retazo de gasa o muselina simple o doble (si es muy clara) y de esta porcin se prepara una infusin ordinaria con una mitad de agua hirviendo (540 gramos), que se deja filtrar por algn tiempo. De esta manera se consigue una infusin clara en el color y al gusto muy parecido al del t de la China, con todas las calidades propias al t del Paraguay, preparado del modo ordinario. Se le puede preparar un poco ms fuerte o ms simple, segn la dosis o porcin del t en polvo. Despus de tomar la infusin obtenida, se siente un efecto refrescante, alimenticio y satisfactorio; la segunda y tercera infusin dan casi la misma fuerza que la primera. El gusto no es tan fuerte, es aromtico, agradable y no altera el movimiento de la sangre en las arterias, y satisface por algn tiempo las ganas de comer. Entonces el t paraguayo tiene para la economa del hombre la misma dignidad que se atribuye al caf y el t de la China, con respecto a sus efectos fisiolgicos. El t paraguayo ahorra cierta cantidad de alimentos, y con tomarlo se refuerza el efecto muscular del hombre normal. Para los golosos, quizs sea provechoso darles el t con un poco de azcar o leche, pero tal lujo no es necesario para el efecto fisiolgico. Si se quiere dar el mate al soldado, la mejor hora ser la del almuerzo o despus de la velada o vigilia, particularmente para las tropas que no reciben en la maana la sopa o el caf, porque el t paraguayo, tiene la fuerza de reemplazar eficazmente al caf, y es muy preferible a la caa. En los hospitales, donde el mdico puede ordenar y obtener todos los remedios medicinales y alimenticios que juzgue necesarios, el t paraguayo no es necesario, por cuanto la sustitucin del t de la China y del caf, estara por dems. En cuanto a la yerba en hojas, su preparacin es muy sencilla. Sin embargo, no se Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 84 la puede recomendar, en razn de ser evidentemente ms cara; se precisara de mayor cantidad que el t en polvo. El t paraguayo en hojas es muy aromtico y astringente, aunque se le siente el olor del humo. El Seor Benites, Comisionado del gobierno paraguayo, ha manifestado que una infusin preparada en agua fra, produce, en verano, un efecto refrescante y satisface la sed. En el verano prximo se harn los ensayos convenientes. (Firmado) Dr. Grimm *** Durante mi permanencia en Berln, Octubre de 1864 a Febrero de 1865, inclusive, tuve oportunidad de visitar los grandes y adelantados establecimientos pblicos de Prusia; arsenales, cuarteles, fortificaciones, fundicin, Colegios. Asist a varios ensayos de la artillera de campaa, sistema Krupp, a tiros a distancia variadas as como a los tiros al blanco de los batallones de la guardia Real. Conoc y trat personalmente a los principales personajes civiles y militares de aquella regia Corte, a quienes haba sido presentado oportunamente. El prncipe heredero Federico, y su amabilsima esposa, hija de la Reina Victoria de Inglaterra, me acogieron con no menos galantera que sus coronados padres. Tuve tambin la oportunidad de ser presentado a los clebres generales prusianos, Conde de Molke, y prncipe Federico Carlos, as como al renombrado estadista prusiano, Conde de Bismark, ms tarde Prncipe. Todos ellos me acogieron y trataron con la ms exquisita benevolencia, durante mi estada en la Capital del Reino de Prusia. A mi despedida, S. M. el Rey Guillermo me obsequi con la Cruz de Caballero de la Orden de la Corona de Prusia, la cual conservo como grato recuerdo de la acogida graciosa que le merec en la Corte, as como de la distincin con que me ha colmado la culta sociedad de Berln.
Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 85 CAPITULO VIII Antecedentes de la guerra contra la triple alianza I Nuevo Presidente. Misiones que ha desempeado. Desarrollo intelectual y material. Sucesos internacionales. 64 mil hombres. Guido Spano. Arbitro amistoso. La hoguera de la guerra civil. Actitud firme. Sucesor constitucional. Serie de reclamaciones. Nota del ministro Saraiva. Contestacin del ministro oriental Herrera. Plan poltico. El punto de mira.
A la muerte del Presidente de la Repblica don Carlos A. Lpez, acaecida en Setiembre 1862, el Congreso Nacional nombr el 16 de Octubre del mismo ao, Presidente del Paraguay al ministro de guerra, general don Francisco Solano Lpez, que desde muy joven haba actuado en los negocios pblicos del pas, al lado de su padre. Haba desempeado con habilidad y tacto misiones diplomticas en Europa, en calidad de ministro plenipotenciario a canjear la ratificacin de los tratados de amistad, comercio, etc., firmados por el Paraguay con varias potencias del viejo continente. Posteriormente practic, con feliz xito, la misin diplomtica que el gobierno de la Repblica le confiara, como mediador amistoso, entre las provincias argentinas en guerra civil, Entre-Ros y Buenos Aires. Era el organizador de los ejrcitos y de la marina de la Repblica. Fundados en esos antecedentes, todos en el Paraguay y fuera de l, esperaban lgicamente, que el general Lpez hara un gobierno verdaderamente regular y progresista; que la Repblica entrara resueltamente en una nueva faz de su desarrollo intelectual y material. El campo en que el nuevo magistrado iba a ejercer sus facultades administrativas era vasto, y ofreca poderosos estmulos a sus sentimientos patriticos, a la vez que una hermosa perspectiva de satisfaccin a su legtimo orgullo nacional. Mas, la elevacin del general Lpez a la presidencia del Paraguay coincidi con los graves sucesos internacionales que se desarrollaban en el Ro de la Plata; de manera que no tuvo tiempo ni para formular un plan de gobierno. Las complicaciones polticas se precipitaron de tal modo en las Repblicas Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 86 Oriental y Argentina que envolvieron al Paraguay en sus redes. No hubo remedio. As, el nuevo gobernante, para evitar o resistir a una invasin extranjera, se ocup en preparar activamente un ejrcito de 64 mil hombres, de las tres armas, que se disciplinaron en los campamentos militares de Cerro Len, Humait, Villa Encarnacin, Concepcin y Asuncin. El alma excitada por la perspectiva de una empresa magna, de un esclarecido renombre, deca, el vate argentino, Guido Spano, adquiere esa indomable energa, esa luz interna, que son al mismo tiempo, el signo de los fuertes, y la aureola de las virtudes varoniles. ( 16 ) Era razonable y lgico esperar que el general Lpez, bastante joven an, de inteligencia nada comn, suficientemente ilustrado, dominando con la firmeza de su carcter los acontecimientos y las preocupaciones, se esforzase en hacerse digno de la alta y patritica misin de que se encontraba encargado por la confianza de sus conciudadanos. El Paraguay empezaba a ser rbitro amistoso en las diferencias intestinas de los pases vecinos. En la Repblica Argentina, segn queda dicho, haba ya ejercido su accin bienhechora, reconciliando a los hermanos argentinos de Buenos Aires y Entre-Ros en 1859. A su vez, la Repblica Oriental recurra a su intervencin amistosa en sus graves conflictos con el imperio del Brasil. La Repblica Argentina y el Imperio del Brasil atizaban la hoguera de la guerra civil en la Repblica Oriental. sta, debilitada por la escisin de sus propios elementos, anarquizados, en presencia del peligro que exiga, sin embargo, plena unidad del pensamiento y de accin; el gobierno Oriental, asediado por dificultades y obstculos serios, se vio obligado a recurrir a expedientes diplomticos, que ms tarde dieron lugar a la actitud firme que el
16 En este capitulo reproduzco, con gusto, algunos escritos del egregio publicista argentino, don Carlos Guido Spano publicados en la prensa del Ro de la Plata sobre la guerra de la triple alianza contra el Paraguay. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 87 Paraguay tuvo que asumir hacia el Imperio y el gobierno del general Mitre. Las acusaciones rajantes y los cargos acerbos, que recprocamente se hacan los gabinetes argentino y oriental, fueron de tal carcter, que motivaron la suspensin de sus relaciones diplomticas. La Argentina acredit al doctor Rufino de Elizalde como agente diplomtico en Montevideo, que fracas en su misin. Por su parte el Imperio mand otra, confiada al seor don Jos A. Saraiva, con instrucciones de presentar al gobierno oriental, en trminos perentorios, las exigencias que deban colocarle en la ms intrincada de las situaciones. El gobierno uruguayo estaba prevenido por el Imperial, de los aprestos blicos puestos en accin para apoyar la misin Saraiva, que iba a inaugurar en la Repblica Oriental, una nueva fase de la poltica imperial. El seor Berro, haba terminado su perodo presidencial siendo el seor Aguirre su sucesor constitucional, como presidente del Senado. El plenipotenciario imperial, en cuanto lleg a Montevideo, present al gobierno oriental, en nota de 18 de Mayo 1864, una serie de reclamaciones, exigiendo su pronta solucin. Los hechos que motivaban esas reclamaciones, procedan desde el ao 1852, es decir, de actos pasados durante varias administraciones anteriores. La parte ms exaltada de la colonia brasilera en la Banda Oriental, que no bajaba entonces de 40 mil almas, tomaba las armas, para engrosar las filas de la revolucin del general Flores. En nota de 4 de Junio, el seor Saraiva se expresaba al gobierno oriental, en estos trminos:
Mantenase el gobierno imperial hasta hace poco en la resolucin de esperar que este pas mejor administrado, proporcionase a los residentes brasileros, las garantas que l en vano ha solicitado en el transcurso de 12 aos; que no por eso le es vedado proceder de otra manera, habiendo llegado al trmino de sus ilusiones, y creyendo como cree que su poltica de condescendencia ha sido interpretada como debilidad e Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 88 irresolucin, a cuyo favor puede el gobierno Oriental liquidar las cuestiones pendientes, con todos los que le ponen serios embarazos, menos con el Brasil, Estado vecino, y que considera deber sagrado respetar la independencia e integridad de la Repblica... El gobierno Oriental est bien informado de que el gobierno imperial observando la ms escrupulosa neutralidad en las luchas internas de este pas, ha sido incansable en recomendar a la presidencia de la provincia de San Pedro de Ro Grande del Sur, medidas que obsten al pasaje por la frontera, de tropas, en auxilio de la REBELIN que domina una parte de la Repblica... El abajo firmado tiene igualmente orden de su gobierno para prevenir al de la Repblica, que, con el objeto de hacer respetar el territorio del Imperio, y mejor impedir el pasaje de contingentes por la frontera de la provincia de Ro Grande del Sur para el general Flores, el gobierno de S. M. el Emperador, resolvi aumentar la fuerza estacionada en la misma frontera.
El gobierno Oriental sorprendido con la exigencia perentoria del plenipotenciario seor Saraiva, orden a su Ministro de Relaciones Exteriores, seor Herrera, contestase, como lo hizo el 2 de Mayo, a las acusaciones del gobierno imperial en esta forma:
Que de lamentar era que se haya credo lo ms conveniente y lo ms til volver la vista hacia una poca pasada, e iniciar con procesos que nada tenan que ver con la actualidad, gestiones llamadas quizs a dar para la Repblica y el Imperio resultados benficos, buscados hasta hoy por medios inadecuados, en concepto del infrascrito... Todas esas reclamaciones, a excepcin de una que otra, son anteriores a la poca de la invasin. Muchas veces han resultado inciertos los hechos sobre que se fundaron; la discusin se ha seguido, y ya despus de conferenciar, ya despus de comunicaciones escritas, la legacin brasilera, ha silenciado... Que en contraposicin a la nmina de las reclamaciones brasileras, anteriores a la invasin, el ministro oriental se ha visto obligado a formar el cuadro de reclamaciones orientales ante el gobierno imperial por asuntos de idntica o peor naturaleza, reclamaciones pendientes unas, desatendidas otras... Siendo las causas que producen unas y otras reclamaciones de orden ajeno a los Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 89 sucesos de actualidad; teniendo ellas sus races en otro terreno, momento llegar de que ambos gobiernos reclamantes estudien aquellas causas y procuren su desaparecimiento. Que en referencia a toda reclamacin justa que tenga aducida o aduzca el gobierno imperial, y a fin de colocarse el gobierno Oriental en el terreno en que acepta toda discusin, el seor Herrera tena orden de declarar al seor Saraiva, franca y sinceramente que es la voluntad decidida de su gobierno atender a toda reclamacin o solicitud fundada en derecho, que tienda a proteger los intereses legtimos de la poblacin brasilera, domiciliada en el territorio Oriental. Que el gobierno Oriental no entenda hacer concesiones al imperio vecino; entenda s, hacer acto de justicia, lo que vala decir acto de conveniencia propia; y lejos de suponerse que la denuncia leal y fundada por parte del gobierno imperial de un abuso o de un atentado contra aquellos legtimos intereses, ha de despertar enojos o desagrado en el nimo del gobierno Oriental, se tuviera por cierto siempre que sea tal denuncia considerada, como un apoyo, como un auxilio, a los propsitos de su gobierno... Que la situacin porque atravesaba su pas, la que le ha creado a su gobierno la invasin que, meditada y organizada en territorio argentino y brasilero, haba trado la mas ruinosa e injustificable guerra, sin que hasta entonces se haya puesto estorbo por ninguna de las autoridades de esos territorios a los atentados cometidos, colocaran al mismo gobierno en el caso bien justificado de desor reclamaciones retrospectivas, con cuyo nmero hacinado estudiosamente, con cuyas exageraciones e inexactitudes, pareca quererse minorar responsabilidades y justificar procederes, que ante el derecho y los respetos debidos a la Repblica, de parte de los pases limtrofes, no tienen justificacin posible...
La contestacin del Dr. Herrera, no produjo ninguna impresin en el nimo del plenipotenciario imperial que pudiera modificar el plan poltico, que tenia misin de desarrollar y sostener en el Ro de la Plata. El punto de mira era el Paraguay. ***
Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 90 II Reunin de diplomticos. Trompe loeil. Escndalo y no mediacin. Complicidad repugnante. Ministro ingls Thornton. General Flores considerado rebelde. Nota dirigida a Saraiva. Saraiva va a Buenos Aires. Su nota a Herrera. Cmulo de reclamaciones. Plazo improrrogable de seis das. Nota del Dr. Herrera. Actos de verdadera diplomacia. Insistencia del Dr. Herrera. Su nota. Devolucin de notas. Parcialidad de crculos polticos y de la prensa argentina. El Paraguay ofrece su mediacin. Nota de la cancillera paraguaya. El Brasil declina la oferta de mediacin.
El da 6 de Junio tuvo lugar en Montevideo la reunin de los diplomticos argentino y britnico, seores doctor Rufino de Elizalde y Eduardo Thornton, agregndose a ellos el ministro brasilero Consejero Saraiva. Este diplomtico se felicitaba y felicitaba al gobierno oriental por la perspectiva de un arreglo amistoso de los asuntos que le haban sido confiados por su gobierno, (trompe l aeil). Los seores ministros congregados, empezaron por reconocer la beligerancia a las dos partes, al gobierno legal y a la rebelin!! Aquello era un escndalo, y no una mediacin de representantes diplomticos de naciones imparciales. Con esa declaracin diplomtica, los representantes argentino, brasilero e ingls, establecieron y aseguraron el triunfo de la guerra civil en el Estado Oriental. La complicidad del ministro ingls en esa accin ha sido escandalosa. Las nociones ms elementales del derecho de gentes excluyen y condenan la intervencin extranjera en los asuntos internos de un pas independiente, como era y es el Estado Oriental del Uruguay. El representante diplomtico de la nacin clsica del respeto a la ley, la Inglaterra, seor Thornton se constituy en propugnador de las pretensiones del caudillo Oriental, en la rebelin contra el gobierno legal de su pas. Sin embargo, su honorable colega el seor Lettson, haba consignado en un documento oficial que al general Flores no se le poda considerar sino rebelde. Era la verdad, nada ms que la verdad. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 91 En nota de 9 de Agosto, dirigida al seor Saraiva, contestando a la en que este haba vuelto a insistir en sus postergadas reclamaciones, le deca el seor Herrera:
Nacida fuera de las condiciones convenidas con V. E. y sus honorables colegas la exigencia de una mudanza ministerial, y habindose tambin prestado a ella S. E. el presidente de la Repblica, la ruptura sobreviene, porque el Jefe del Estado no acept los candidatos que nominativamente le presentaba S. E. el Consejero Saraiva con el apoyo de sus colegas, no tanto como una exigencia de don Venancio Flores, sino como una garanta para el Brasil.
El ministro Saraiva resolvi hacer un viaje a Buenos Aires y al ausentarse deca al ministro Herrera, lo siguiente:
Que para providenciar su ltima palabra al gobierno Oriental, necesitaba, con arreglo a sus instrucciones, buscar el acuerdo del gobierno argentino.
A su regreso a Montevideo, el 4 de Agosto, y despus de haber conferenciado con el gabinete argentino, y pustose de acuerdo con l con arreglo a sus instrucciones, el diplomtico imperial se dirigi al gobierno Oriental en estos trminos:
Fiel al propsito funesto de no encarar las cuestiones internacionales, sino por el prisma de las pasiones de partido que conmueven y animan al pas, el gobierno Oriental prefiri oponer a los reclamos del de su majestad, las acusaciones vulgares de la prensa descarriada imputando al Brasil y a la Repblica Argentina la responsabilidad de la presente guerra civil, como si los pases vecinos pudiesen participar de los deplorables errores de la poltica interna del Estado Oriental, cuyo gobierno no comprendi todava el deber de tolerancia y moderacin en las luchas de los partidos, y cuya historia se reduce al destierro y al suplicio de algunos ciudadanos, en provecho exclusivo de otros. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 92
Los reproches no podan ser ms duros. El mediador, como agraviado de la serie de comprobantes de las reclamaciones relativas que le fueron presentadas por el ministro de Negocios extranjeros de la Repblica Oriental, doctor Herrera, que gravitaban de una manera terrible sobre el honor y la responsabilidad del gobierno imperial, reasumi el cmulo de reclamaciones elevadas a la consideracin del gobierno uruguayo, y concluye de la manera siguiente:
Y si dentro del plazo improrrogable de seis das, contados desde esta fecha, no hubiese el gobierno Oriental atendido el reclamo del gobierno imperial, no pudiendo este tolerar por ms tiempo los vejmenes que sufren sus conciudadanos, teniendo indeclinable necesidad de garantirles por cualquier modo, estoy habilitado para declarar a V. E. lo siguiente: que las fuerzas del ejrcito brasilero estacionadas en la frontera, recibirn rdenes para proceder a represalia, siempre que fueren violentados los sbditos de S. M., o sean amenazadas su vida y seguridad, incumbiendo al respectivo comandante providenciar en la forma ms conveniente y eficaz, en bien de la proteccin de que ellos carecen; que tambin el almirante Tamandar recibir instrucciones para del mismo modo proteger con la fuerza de la escuadra a sus rdenes, a los agentes consulares y a los ciudadanos brasileros ofendidos por cualesquiera autoridad o individuo incitados a desacatos por la violencia de la prensa o instigacin de las mismas autoridades. Las represalias y las providencias para garanta de sus conciudadanos arriba indicadas no son como V. E. sabe actos de guerra, y espero que el gobierno de esta Repblica, evite aumentar la gravedad de aquellas medidas, impidiendo sucesos lamentables, cuya responsabilidad pesar exclusivamente sobre el mismo gobierno.
Al recibo de esta nota, cuyo extracto es el que precede, el Dr. Herrera, recapitulando las notas y contestaciones cambiadas anteriormente, y significando la extraeza e impresin que le causaba la perentoria intimacin hchale por el plenipotenciario imperial seor Saraiva, se expres de la manera siguiente: Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 93
En su concepto no son aceptables los trminos que se ha permitido usar V. E. al dirigirse al gobierno de la Repblica, ni es aceptable la conminacin. Para el gobierno de la Repblica es la misma siempre, la razn y la justicia, y la respetar y la sostendr lo mismo en la discusin, como ante la fuerza y la amenaza. Por esto es que ha recibido orden de S. E. el presidente de la Repblica, de devolver a V. E por inaceptable la nota ultimatum que ha dirigido al gobierno. Ella no puede permanecer en los archivos orientales.
Si es verdad que esta resolucin de la Cancillera Oriental, significaba la ltima expresin de la virilidad y patriotismo de un pueblo, ella careca, sin embargo, de esa flexibilidad filosfica que caracteriza los actos de verdadera diplomacia. Los momentos eran en extremo apremiantes para el gobierno Oriental. Se encontraba bajo la amenaza de un poder fuerte, que proceda con resolucin meditada de llevar adelante su propsito de cambiar la situacin poltica de aquel pas. Estaba agotada la paciencia del Dr. Herrera. No habiendo desconocido la obligacin que tena el gobierno oriental de atender a las justas reclamaciones presentadas por el gobierno imperial, sujeto a la reciprocidad de este ltimo, el Dr. Herrera insista en la inoportunidad de la ocasin para satisfacer las reclamaciones presentadas por hechos pasados desde 12 aos atrs, y que se deducan en justificacin de los que combatan entonces las instituciones de su pas con las armas en la mano.
No obstante esta conviccin, agregaba el Dr. Herrera, y atenta la poca confianza que queda al gobierno de alcanzar con el Consejero Saraiva el arreglo de las dificultades existentes; en el deseo de alejar todo pretexto de inconveniente o injusto proceder, en sus resoluciones con el gobierno de S. M. imperial, propone por mi conducto a S. E. como el medio el ms intachable, y que ninguna exigencia fundada en justicia puede repeler, el sometimiento de comn acuerdo, de las actuales diferencias entre ambos gobiernos, al arbitraje de una o ms potencias de las representadas en Montevideo, por S. S. E. E. los ministros de Espaa, don Carlos Creus; de Italia, don Rafael Barbolani; de Portugal don Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 94 Leonardo de Souza Leite Acevedo; de Francia, don Martin Maifeller; de Prusia, don Federico Von Gulich; y de Inglaterra, don Guillermo Lettson. Los rbitros decidirn sobre la oportunidad de las reclamaciones deducidas ante el gobierno Oriental por el del Imperio, y en seguida si la oportunidad fuese declarada, propondrn los medios prcticos de proceder al examen y satisfaccin de las reclamaciones pendientes. Habiendo el gobierno de S. M. el emperador del Brasil aceptado los principios del Congreso de Pars y habindolos puesto recientemente en prctica en sus diferencias con una de las grandes potencias signatarias en aquel congreso, el gobierno de la Repblica no puede creer que V. E. rehse esta proposicin.
La legacin imperial del Brasil, no solo por la razn que el Dr. Herrera haba invocado para justificar igual procedimiento, sino por contener extraas inexactitudes de hecho le devolvi su nota, rechazando la proposicin de arbitraje y reiter las amenazas y quejas. A ese extremo haban llegado las relaciones diplomticas entre la Repblica Oriental y el Imperio del Brasil. Entretanto, qu dispona el gobierno de la Confederacin Argentina, en su calidad de garante de la independencia de la Repblica Oriental del Uruguay? Los miembros del partido blanco que tenia el poder en Montevideo, eran acusados y denigrados en los crculos polticos de Buenos Aires y en la prensa adicta al general Mitre. Se elogiaba la conducta diplomtica del representante imperial, seor Saraiva. Si el honorable delegado del imperio se hubiese imaginado la gravedad y trascendencia de los sucesos que instigaba en la Repblica Oriental, quizs habra moderado sus mpetus, y retrocedido con espanto. No presuma, para nada que en aquellos momentos era el agente inconsciente, de la supresin de la monarqua sudamericana, que serva con tan abnegada sumisin. O sino, cul ha sido la consecuencia prctica para el imperio del Brasil, y Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 95 para la democracia Americana la poltica iniciada en la Banda Oriental, por el emperador don Pedro II, de acuerdo con el presidente argentino general Mitre? No ha sido, pues, la supresin de la monarqua en Amrica y la prdida para el soberano de su trono imperial? Este fue el resultado histrico de la misin del seor Saraiva en Montevideo en 1864, y de la guerra que preparaban tan injusta y brbaramente contra la Repblica del Paraguay. En vista de la situacin grave creada a la Repblica Oriental por las exigencias imperiosas del imperio del Brasil, y a solicitud de la legacin Oriental acreditada en la Asuncin, el gobierno del Paraguay, consecuente con su poltica de paz y conciliacin hacia los pases vecinos, de que haba ya dado testimonios prcticos en las luchas intestinas de las provincias argentinas en 1859, ofreci, a los gobiernos del Brasil y de la Repblica Oriental, sus buenos oficios, a fin de allanar pacfica, y equitativamente las diferencias debatidas entre sus respectivas cancilleras. El texto de las notas dirigidas al Ministro de Relaciones Exteriores del Brasil y a su legacin extraordinaria en Montevideo, es el siguiente:
Asuncin, Junio 17 de 1864. Exmo. Seor Ministro de Relaciones Exteriores del Imperio del Brasil. El abajo firmado, Ministro Secretario de Estado de Relaciones Exteriores, tiene el honor de dirigirse a V. E. para comunicarle que la legacin oriental residente en esta Capital solicit en nombre de su gobierno la mediacin amistosa del de esta Repblica, para el arreglo de las cuestiones confiadas por el gabinete imperial a S. E. el seor Consejero Saraiva, en su misin especial en aquella Repblica. El. gobierno del abajo firmado, que ve con pesor todo cuanto puede destruir la armona entre dos pueblos vecinos y amigos, y sensible a la manifestacin de confianza que el gobierno Oriental deposita en su rectitud y justicia, accedi al pedido de la legacin Oriental, aceptando el encargo de mediador que le ofrece su gobierno. El gobierno imperial, justo apreciador del verdadero valor de los intereses bien Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 96 entendidos de todos los ribereos del Plata y de sus afluentes, conoce tambin la imperiosa necesidad de amistosas relaciones entre todos ellos, y del arreglo de los intereses opuestos que puedan surgir. Esta conviccin y la poltica de moderacin que distingue al gabinete imperial, hacen esperar al gobierno del abajo firmado que el de Su Majestad el Emperador ha de resolver, de acuerdo con esta misma poltica, las diferencias que motivaron la misin extraordinaria de S. E. el seor Consejero Saraiva. El gobierno del abajo firmado se considerar muy feliz, si, empeando su cooperacin pueda contribuir a un resultado tan satisfactorio. El abajo firmado aprovecha esta ocasin para ofrecer a V. E. las seguridades de su muy distinguida consideracin y estima. (Fdo.) JOS BERGES *** En la misma fecha 17 de Junio, el gobierno paraguayo se dirigi al ministro brasilero acreditado en misin especial en la Repblica Oriental, Consejero Saraiva, comunicndole que el gobierno de la Repblica Oriental del Uruguay, haba solicitado su mediacin por intermedio de su ministro residente en la Asuncin, a fin de arreglar amistosamente las cuestiones internacionales pendientes entre el imperio y la Repblica Oriental. Que haba aceptado la honrosa prueba de confianza que le daba el gobierno Oriental, con el objeto de remover todo motivo de desavenencia entre dos naciones vecinas y amigas. El ministro de Relaciones Exteriores del Brasil, seor Daz Vieira, contest con fecha 7 de Julio a la nota del ministro Berges, de 17 de Junio, diciendo que estando el gobierno de S. M. el Emperador, conforme con la respuesta dada por el Consejero Saraiva peda al seor Berges quisiera ser ante su gobierno el rgano de los sentimientos de gratitud y aprecio que inspir al gobierno de S. M. el Emperador el noble proceder del de la Repblica. La respuesta a que se refiere el seor Daz Vieira, es la que dio el seor Consejero Saraiva con fecha 24 de Junio a la nota paraguaya, de 17 del mismo mes, en estos trminos: Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 97
nterin reciba las rdenes de mi gobierno, cmpleme entretanto el deber de declarar a V. E. que, alimentando las ms fundadas esperanzas de obtener amistosamente del gobierno Oriental la solucin de las mencionadas cuestiones, me parece por ahora sin objeto la mediacin del gobierno paraguayo, siempre apreciada por el gobierno de S. M.
CAPITULO IX
Ruptura de Relaciones I Protesta del Paraguay, Agosto 30. El gobierno imperial del Brasil la desestima. Nota Setiembre 1. La cancillera paraguaya corrobora su declaracin de 30 de Agosto, Setiembre 3. Ruptura de relaciones con el imperio, Nota Nov. 12. Detencin del Marquez de Olinda. El ministro brasilero pide explicaciones, Nota Nov. 13. Contestacin del ministro Berges, Nota Nov. 14. Ministro brasiIero protesta y pide pasaportes, Nota Nov. 14. El gobierno paraguayo enva pasaportes, Nota Nov. 14 Circular del gobierno paraguayo a todas las naciones amigas, Nov. 17. El ministro americano, seor Washburn ofrece buenos oficios, Nota Nov. 12. Contestacin del gobierno paraguayo, Nota Nov. 18. Buenos oficios del ministro americano en favor del seor Viana de Lima, Nota Nov. 17. Nota del ministro brasilero a Washburn, Nov. 17. Plena libertad de arbitrar los medios de partida con seguridad, Nota Nov. 19. Seguridades dadas por el ministro brasilero al seor Washburn, Nota Nov. 21 Corroboracin necesaria a nombre del gobierno americano de las seguridades dadas por el seor Viana de Lima, Nota Nov. 22. Notas de Washburn y de Viana de Lima, Nov. 23; sobre seguridades. Portador de correspondencias para la legacin brasilera, Nota Nov. 23-24 Confianza depositada en la honra del Emperador del Brasil. Expresiones inconvenientes, Nota Nov. 25, del ministro paraguayo. El ministro Washburn manifiesta sorpresa, y pesar. Al gobierno de Estados Unidos incumbir reclamar contra la violacin de la fe y honor empeados, Nota Nov. 26 Un miembro adicional de la legacin brasilera. Notas relativas, Nov. 26- 27. Hasta dnde la calidad de decano impone obligaciones, Nota Nov. 28 Nota Nov. 29, adjuntando pasaporte para el conductor de valija. Sin obligacin a consentir en intervenciones. Debe respetarse los principios y prctica del derecho internacional. Inmunidades diplomticas. De qu manera cesan Derecho de expulsin.
Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 98 El gobierno del Paraguay, receloso de las consecuencias de la intervencin armada del imperio del Brasil en los asuntos internos de la Repblica Oriental del Uruguay, y habiendo declinado el gobierno imperial la oferta de sus buenos oficios, para el arreglo amistoso de las cuestiones pendientes entre ambos pases, el Brasil y la Repblica Oriental, dirigi al representante imperial seor Csar Viana de Lima una nota con fecha 30 de Agosto 1864, en que declaraba que el gobierno del Paraguay considerara cualquiera ocupacin del territorio Oriental por fuerzas imperiales del Brasil, por los motivos consignados en el ultimtum de Saraiva de 4 de Agosto, intimando al gobierno Oriental, como atentatorio al equilibrio de los Estados del Plata, que interesaba a la Repblica del Paraguay, como garanta de su seguridad, paz y prosperidad; y que protestaba de la manera ms solemne contra tal acto, descargndose, desde luego, de toda la responsabilidad de las ulterioridades de la presente declaracin. El que sigue es el texto de la nota:
Ministerio de Estado Relaciones Exteriores Asuncin, Agosto 30 de 1864 El abajo firmado Ministro Secretario de Estado en el Departamento de Relaciones Exteriores ha recibido orden del Excmo. Seor Presidente de la Repblica para dirigir a V. E. esta comunicacin con el motivo que pasa a exponer. El abajo firmado ha recibido de S. E. el Seor Vzquez Sagastume, Ministro Residente de la Repblica Oriental del Uruguay, una nota, que con fecha 25 de este mes le ha dirigido de orden de su Gobierno, acompaando copia de la ltima correspondencia cambiada entre el Gobierno Oriental y S. E. el Seor Consejero Saraiva, Ministro Plenipotenciario de S. M. el Emperador del Brasil en misin especial cerca de aquella Repblica, constante de tres notas que se registran bajo las fechas de 4, 9 y 10 del presente mes. El importante e inesperado contenido de esas comunicaciones ha llamado seriamente la atencin del Gobierno del abajo firmado por el inters que le inspira el arreglo de las dificultades con que lucha el pueblo Oriental, a cuya suerte no le es permitido ser indiferente, y por el mrito que puede tener para este Gobierno la Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 99 apreciacin de los motivos que pudieran haber aconsejado tan violenta solucin. La moderacin y previsin que caracterizan la poltica del Gobierno Imperial, autorizaron al del Paraguay a esperar una solucin diferente en sus reclamaciones con el Gobierno Oriental, y esta confianza era tanto ms fundada, cuanto que S. E. el Seor Consejero Saraiva y hasta el mismo Gabinete Imperial al declinar la mediacin ofrecida por este Gobierno para el arreglo amistoso de esas mismas reclamaciones, a solicitud del Gobierno Oriental, calificaron como sin objeto por el curso amigable de las mencionadas cuestiones. El gobierno del abajo firmado respeta los derechos que son inherentes a todos los Gobiernos para el arreglo de sus diferencias, o reclamaciones, una vez denegada la satisfaccin y justicia, sin prescindir del derecho de apreciar por s el modo de efectuarlo, o el alcance que puede tener sobre los destinos de todos los que tienen intereses legtimos en sus resultados. La exigencia hecha al gobierno Oriental por S. E. el seor Consejero Saraiva en sus notas del 4 y 10 de este mes, es de satisfacer a sus reclamaciones dentro del improrrogable trmino de seis das, bajo la amenaza de usar de represalias, en caso contrario, con las fuerzas imperiales de mar y tierra reunidas de antemano sobre las fronteras de la Repblica Oriental y de aumentar la gravedad de las medidas de la actitud asumida; lo que significa una prxima ocupacin de alguna parte de aquel territorio, cuando su Gobierno no se niega a atender y satisfacer las reclamaciones presentadas, como consta de la nota de S. E el Ministro de Relaciones Exteriores del 9 de este mes. Este es uno de los casos en que el Gobierno del abajo firmado no puede prescindir del derecho que le asiste de apreciar este modo de efectuar la satisfaccin de las reclamaciones del Gobierno de V. E., por que su alcance puede venir a ejercer consecuencias sobre los intereses legtimos que la Repblica del Paraguay pudiera tener en sus resultados. Penosa ha sido la impresin que ha dejado en el nimo del abajo firmado la alternativa del ultimtum consignado en las notas de S. E el Sr. Consejero Saraiva del 4 y 10 de este mes al Gobierno Oriental, exigindole un imposible por el obstculo que opone la situacin interna de esa Repblica, y para cuya remocin no han sido bastante ni el prestigio de S. S. E. E. seores Thornton, Elizalde y Saraiva, ni el concurso y la abnegacin del Gobierno Oriental. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 100 No menos penosa ha sido para el gobierno del abajo firmado la negativa de S. E. el Consejero Saraiva a la proposicin del arbitraje que le fue hecha por parte del Gobierno Oriental, mucho ms cuando este principio haba servido de base al gabinete imperial en sus reclamaciones con el Gobierno de S. M. B. El Gobierno de la Repblica del Paraguay deplora profundamente que el de V. E. haya credo oportuno separarse en esta ocasin de la poltica de moderacin en que deba confiar ahora ms que nunca, despus de su adhesin a las estipulaciones del Congreso de Pars; pero no puede mirar con indiferencia, ni menos consentir que en ejecucin de la alternativa del ultimatum imperial, las fuerzas brasileras, ya sean navales, o terrestres, ocupen parte del territorio de la Repblica Oriental del Uruguay ni temporaria, ni permanentemente; y S. E. el Sr. Presidente de la Repblica ha ordenado al abajo firmado declare a V. E. como Representante de S. M. el Emperador del Brasil, que el Gobierno de la Repblica del Paraguay considerar cualquiera ocupacin del territorio Oriental por fuerzas imperiales por los motivos consignados en el ultimatum del 4 de este mes, intimando al gobierno Oriental por el ministro Plenipotenciario del Emperador en misin especial cerca de aquel Gobierno, como atentatorio al equilibrio de los estados del Plata que interesa a la Repblica del Paraguay, como garanta de su seguridad, paz y prosperidad, y que protesta de la manera ms solemne contra tal acto, descargndose, desde luego, de toda la responsabilidad de las ulterioridades de la presente declaracin. Habiendo as cumplido las rdenes del Exmo. Sr. Presidente de la Repblica, el abajo firmado aprovecha esta ocasin para saludar a V. E. con su consideracin muy distinguida. JOS BERGES A S. E. el Sr. Csar Sauvan Vianna de Lima, Ministro Residente de S. M. el Emperador del Brasil. &. &. *** Es ya del dominio de la historia que el imperio del Brasil no haba dado importancia ninguna a la actitud que el Paraguay asumiera en los asuntos de la Repblica Oriental, a instancia amistosa de su gobierno; la desestim y prescindi de ella, segn consta del tenor de la nota de la legacin imperial acreditada en la Asuncin, que es el siguiente: Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 101 TRADUCCIN Legacin Imperial del Brasil Asuncin 1 de Setiembre de 1864. SEOR MINISTRO Tuve la honra de recibir la nota de V. E. datada anteayer, en la cual, refirindose a la ltima correspondencia cambiada entre el Gobierno Oriental y la misin especial del Brasil en aquella Repblica, y haciendo a ese respecto algunas consideraciones, se sirvi V. E. comunicarme, que recibiera orden del Exmo. Sr. Presidente de la Repblica para declararme, que el gobierno del Paraguay considerar cualquiera ocupacin del territorio Oriental por parte de las fuerzas imperiales, y por los motivos consignados en el ultimatum de S. E. el Sr. Consejero Saraiva del 4 del mes prximo pasado, como atentatorio del equilibrio de los Estados del Plata, que interesa a la Repblica del Paraguay como garanta de seguridad, paz y tranquilidad, y que protesta de la manera ms solemne contra tal acto, descargndose desde luego de toda responsabilidad por las ulterioridades de la presente declaracin. No entrar en mayor desenvolvimiento sobre la justicia de las reclamaciones del Gobierno Imperial, ni sobre los motivos que lo compelieron, bien a su pesar, a recurrir al derecho de represalia, para obtener reparacin de las violencias y persecuciones cometidas por algunas de las propias autoridades civiles y militares de la Repblica, contra las personas y propiedades de sbditos brasileros all residentes, por que V. E. tiene cabal conocimiento de la correspondencia diplomtica del Exmo. Sr. Consejero Saraiva, en que se hallan circunstanciadamente explanadas las razones que tiene el mismo Gobierno para proceder as. Siento que el Gobierno, de que V. E. hace parte, nutra recelos sobre las verdaderas intenciones del Gobierno Imperial y vea en la actual coyuntura peligros, que no existen, para la independencia e integridad del Estado Oriental. Era lcito suponer que las pruebas reiteradas de franqueza y lealtad de que abunda la poltica del gabinete imperial, para con los Estados vecinos, bastara para separar del nimo del Gobierno del Paraguay cualquiera aprehensin sobre el fin que tiene el de S. M. el Emperador en la resolucin que fue obligado a tomar en presencia de la constante denegacin de justicia a las reclamaciones que desde largo tiempo ha dirigido infructuosamente al Estado Oriental. El Gobierno Imperial, por el hecho de mandar a Montevideo a S. E. el seor Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 102 Consejero Saraiva, cuyas elevadas cualidades lo tornaban tan recomendable para semejante misin, dio un nuevo e irrefragable testimonio de moderacin y deseo de ver resueltas de modo amigable sus reclamaciones; mas, infelizmente ese ltimo llamado hecho al Gobierno Oriental y los esfuerzos del distinguido diplomtico brasilero fueron frustrados por la resistencia sistemtica que le opuso aquel Gobierno. Qu es lo que peda el Brasil que no pudiese y debiese ser luego atendido? El inmediato castigo, sino de todos, al menos de aquellos reconocidos criminosos que quedarn impunes, algunos de los cuales ocupan puestos en el ejrcito Oriental, o ejercen cargos civiles del Estado, indemnizacin por la propiedad de que sus nacionales fueron expoliados por las autoridades locales; y finalmente garantas para que en el futuro no se reprodujesen iguales atentados contra sbditos brasileros, que all residen bajo la proteccin de las leyes de la Repblica. En la dicha nota alude V. E. al ofrecimiento de mediacin hecho por el Gobierno del Paraguay al Enviado brasilero, a pedimento del de la Repblica Oriental, en la ocasin en que se hallaban en curso las negociaciones para la pacificacin de aquel Estado, negociacin en que convergieron los loables y generosos esfuerzos de los Representantes del Brasil, de la Confederacin Argentina y de la Gran Bretaa; mas que no tuvieron el deseado xito, como V. E. sabe, por haberse rehusado el Gobierno Oriental a aceptar la condicin esencial impuesta por el Sr. General D. Venancio Flores. Pedir licencia a V. E. para observar que, atento el propsito firme en que parece estar el Gobierno Oriental de no acoger las reclamaciones brasileras, cualquier mediacin en la actual controversia slo servira para crear nuevas dilaciones, diferiendo un estado de cosas que tornse intolerable para los brasileros que habitan la campaa oriental, y malogrando as las vistas del Gobierno Imperial, que tienden precisamente a obtener pronta reparacin a fin de impedir que durante las actuales perturbaciones polticas se reproduzcan las tropelas y violencias hasta hoy practicadas contra sbditos brasileros, y que se han repetido con ms frecuencia desde que apareci la guerra civil que infelizmente devasta aquel pas. El Gobierno Imperial ha explicado repetidas veces en varios documentos, que estn hoy en el dominio del pblico, los justos fundamentos de sus quejas contra el Gobierno Oriental; comprobado con el testimonio irrecusable de los hechos, su respeto por la independencia y autonoma de aquel Estado, y dado exuberantes pruebas de Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 103 longanimidad y moderacin; mas viendo frustrados los esfuerzos ltimamente empleados para llegar a un acuerdo amigable, recurre a los medios coercitivos que el derecho de las gentes autoriza a fin de conseguir aquello que no puede obtener por los medios persuasivos, esto es, que justicia sea hecha a sus reclamaciones. De cierto, ninguna consideracin lo har cesar en el desempeo de la sagrada misin que le incumbe de proteger la vida, honra y propiedad de los sbditos de S. M. el Emperador. Ultimar la presente comunicacin asegurando a V. E. que voy a dar conocimiento al Gobierno Imperial del contenido de la nota a que respondo. Aprovecho esta ocasin para renovar a V. E. las expresiones de mi subida estima y distinguida consideracin. CSAR SAUVAN VIANNA DE LIMA A S. E. el Sr. D. Jos Berges Es copia Gaspar Lpez
La cancillera paraguaya, al contestar a la legacin imperial su nota que precede declar categricamente, en corroboracin de su protesta de 30 de Agosto, que tendra el pesar de hacerla efectiva, toda vez que fuesen puestos en ejercicio los medios coercitivos con que ha sido amenazada la Repblica Oriental, por el gobierno del Brasil. He aqu el texto de la rplica del gobierno paraguayo:
Ministerio de Estado de Relaciones Exteriores Asuncin, Setiembre 3 de 1864 El abajo firmado Ministro Secretario de Estado en el Departamento de Relaciones Exteriores ha tenido la honra de recibir, en la tarde de ayer la nota que con fecha 1 del corriente, le ha dirigido V. E. en respuesta a la de este Ministerio del da 30 del mes prximo pasado. El abajo firmado siente, que haya sido mal apreciada por V. E. la alusin que en aquella nota ha hecho del ofrecimiento de mediacin; no al Enviado brasilero en el Estado Oriental, a quien se limit a dar noticia, sino al Gobierno de V. E. directamente, enviando Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 104 los pliegos por un oficial del Ejrcito de la Repblica. La mediacin del Gobierno del abajo firmado no tiene correlacin alguna con la que dice V. E. fueron intilmente ejercitadas por los representantes del Brasil, la Repblica Argentina y la Gran Bretaa. Sin entrar a apreciar los motivos que hicieron infructuosa esa mediacin conjunta, el abajo firmado apuntar solamente, que ella tena por objeto el arreglo de la cuestin intestina de la Repblica Oriental, mediando entre el Gobierno legal y la rebelin que le combate. Los propsitos de la mediacin ofrecida por el Gobierno del abajo firmado al de S. M. el Emperador del Brasil, difieren esencialmente de la otra, desde que era ofrecida a un Gobierno soberano para el amistoso arreglo de sus cuestiones internacionales con otro Gobierno igualmente soberano. Al obrar de esta manera el Gobierno paraguayo, haba deseado precisamente evitar al de Brasil y al de la Repblica Oriental del Uruguay, por sus buenos oficios, la actitud en que respectivamente se hallan, y que es la misma que le ha obligado a dirigir a V. E. la solemne Protesta del da 30 de Agosto. Pero, para que V. E. no alimente dudas sobre la oportunidad de una mediacin, el abajo firmado declara, que no ha sido el nimo de su Gobierno ofrecer mediacin alguna en el estado a que han llegado las cosas, y si pasajera alusin ha hecho en su referida nota a la que antes fue infructuosamente ofrecida, al de V. E., ha sido slo para recordar el inters que haba tomado, en evitar la penosa situacin en que se hallan hoy las relaciones de S. M. el Emperador del Brasil con la Repblica Oriental del Uruguay. Por mucho respeto que el Gobierno del abajo firmado tribute a la franqueza y lealtad de la poltica del gobierno de V. E. lamenta que en esta ocasin, no haya podido quitarle la aprehensin a que V. E. se refiere, y de que confiesa no haber podido libertarse, ante la actitud amenazadora y hostil, creada por el ultimatum de S. E. el Consejero Saraiva contra la Repblica Oriental del Uruguay. No alterando en nada la nota de V. E. la situacin que ha motivado la solemne declaracin del Gobierno del abajo firmado, queda ste notificado de que, de cierto ninguna consideracin har cesar al Gobierno de V. E. en el empleo de los medios coercitivos, que haba resuelto poner en ejercicio, y corroborando la protesta que ha dirigido a V. E. en la citada fecha de Agosto ltimo, tendr el pesar de hacerla efectiva, Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 105 toda vez que los hechos all mencionados vengan a confirmar la seguridad que V. E. acaba de trasmitir en su nota de esta contestacin. El abajo firmado aprovecha esta ocasin para saludar a V. E. con su consideracin distinguida. JOS BERGES A S. E. el Sr. Csar Sauvan Vianna de Lima, Ministro Residente de S. M. el Emperador del Brasil. &. &. *** Habiendo llegado a la Asuncin la noticia de que, prescindiendo de las solemnes declaraciones del gobierno paraguayo de fecha 30 de Agosto y 3 de Setiembre, el gobierno imperial del Brasil, haba procedido a la ocupacin militar de la Villa Melo, cabeza del departamento Oriental de Cerro Largo, el presidente Lpez declar que quedaban rotas las relaciones diplomticas con el Imperio, y privada la navegacin de las aguas de la Repblica para sus banderas de guerra y mercante. He aqu la nota paraguaya:
Ministerio de Estado de Relaciones Exteriores Asuncin, Noviembre 12 de 1864. El abajo firmado, Ministro Secretario de Estado en el Departamento de Relaciones Exteriores, tiene orden del Exmo. Seor Presidente de esta Repblica para decir a V. E. Que, a pesar de que esa Legacin en su nota de 1 de Setiembre prximo pasado afirm en su contestacin a la nota Protesta de este Ministerio del 30 de Agosto que, de cierto ninguna consideracin hara cesar al Gobierno Imperial en la poltica, que haba adoptado para con el Gobierno Oriental, el del abajo firmado esper, sin embargo, que la moderacin del Gobierno Imperial y la consideracin de sus verdaderos intereses, as como los sentimientos de justicia que constituyen la garanta de la respetabilidad de todo Gobierno, influiran en su nimo, para que apreciando lo expuesto en la Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 106 citada nota del 30 de Agosto, adoptase una poltica ms conforme a los intereses generales y al equilibrio del Ro de la Plata, como por s mismo aconsejaba tan grave situacin. Pero, es con profunda pena que el Gobierno del abajo firmado ve, que lejos de haber merecido atencin al Gobierno Imperial su moderacin, las declaraciones oficiales del 30 de Agosto, y la confirmatoria del 3 de Setiembre, responde a ella con actos agresivos y provocadores, ocupando con fuerzas imperiales la Villa de Melo cabeza del Departamento Oriental de Cerro-Largo, el da 16 del prximo pasado Octubre, sin previa declaracin de guerra, ni otro acto pblico de los que prescribe el derecho de gentes. Este acto violento, y la marcada falta de consideracin que esta Repblica merece al Gobierno Imperial, han llamado seriamente la atencin del Gobierno del abajo firmado sobre sus ulteriores consecuencias, sobre la lealtad de la poltica del Gobierno Imperial: y sobre su respeto a la integridad territorial de esta Repblica, tan poco recomendado ya por las continuas y clandestinas usurpaciones de sus territorios, y ponen al Gobierno Nacional en el imprescindible deber de echar mano de los medios reservados en su Protesta del 30 de Agosto, de la manera que juzgue ms conforme a alcanzar los objetos que motivaron aquella declaracin; usando as, del derecho que le asiste para impedir los funestos efectos de la poltica del Gobierno Imperial, que amenaza no slo dislocar el equilibrio de los Estados del Plata, sino atacar los mas grandes intereses y la seguridad de la Repblica del Paraguay. En consecuencia de una provocacin tan directa, debo declarar a V. E. que quedan rotas las relaciones entre este Gobierno y el de S. M. el Emperador, privada la navegacin de las aguas de la Repblica para la bandera de guerra y mercante del Imperio del Brasil, bajo cualquier pretexto o denominacin que sea, y permitida la navegacin del Ro Paraguay para el comercio de la Provincia brasilera de Matto Groso, a la bandera mercante de todas las naciones amigas con las reservas autorizadas por el derecho de gentes. Aprovecho esta ocasin de reiterar a V. E. las seguridades de mi Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 107 consideracin y estima. JOS BERGES A. S. E. el Sr. Csar Sauvan Vianna de Lima, Ministro Residente de S. M. el Emperador del Brasil. &. &. &.
Hecha la declaracin contenida en la nota que antecede, quedaba el Paraguay en estado de guerra con el Imperio, no habiendo este tomado en consideracin la protesta de 30 de Agosto, y la declaracin de 3 de Setiembre, por consiguiente, y en respuesta a la ocupacin por fuerzas imperiales de la Villa Melo, el gobierno paraguayo, procedi a la detencin del transporte brasilero, Marquez de Olinda, de la navegacin del Alto Paraguay, que haba salido de Montevideo ya despus de la ocupacin de Melo: de suerte, que, la protesta tena que hacerse efectiva, so pena de jugar el Paraguay un rol humillante y pusilnime. El representante Imperial, Seor Vianna de Lima, dirigi al gobierno paraguayo, la siguiente comunicacin, pidindole explicaciones sobre la detencin del Marquez de Olinda. *** TRADUCCIN Legacin Imperial del Brasil Asuncin, Noviembre 13 de 1864. SEOR MINISTRO: En este instante, nueve horas de la maana, fui informado de que el paquete brasilero Marquez de Olinda, que saliera de este puerto para Matto-Groso, anteayer a las dos horas de la tarde, llevando a su bordo al Sr. Presidente nombrado para aquella provincia, se halla desde esta madrugada anclado en el puerto de la Asuncin y bajo bateras del vapor de guerra paraguayo Tacuar. No habindose presentado el Comandante de dicho paquete en esta Legacin para explicar el motivo de su inesperado regreso, debo suponer fundadas las noticias que aqu Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 108 circulan de haber sido aquel vapor brasilero perseguido por el Tacuar que dej este ancladero pocas horas despus del Marquez de Olinda, y por l detenido, hallndose actualmente incomunicable con la tierra. En tales circunstancias me dirijo inmediatamente a V. E. pidindole explicaciones sobre el grave hecho que acabo de exponer. Reitero a V. E. las expresiones de mi distinguida consideracin. (fir.) CSAR SAUVAN VIANNA DE LIMA A S. E. el Sor. D. Jos Berges, Ministro Secretario de Estado de las Relaciones Exteriores de la Repblica del Paraguay. *** El gobierno paraguayo, cuyas comunicaciones oficiales han sido desatendidas, burladas, por el gabinete Imperial del Brasil, a pesar de las buenas relaciones de amistad existentes entre ambos, se limit a significar al Seor Vianna de Lima, que las explicaciones que peda las hallara en su nota de 12 de Noviembre:
Ministerio de Estado de Relaciones Exteriores Asuncin, Noviembre 14 de 1864 Acabo de imponerme de la nota que V. E. haba hecho entregar en esta oficina, ayer Domingo, con la fecha del da, pidiendo explicaciones sobre la detencin del paquete brasilero Marquez de Olinda que habiendo salido de este puerto para Matto-Grosso en la tarde del 11, se encontraba de regreso desde la madrugada de ayer, anclado bajo las hateras del vapor Tacuar. Tengo por excusada toda explicacin sobre la materia, desde que V E. debe hallarla en la nota que tuve la honra de dirigir a esa Legacin el da 12 del corriente. Aprovecho esta ocasin para saludar a V. E. con mi consideracin muy distinguida. JOS BERGES A S. E. el Sr. Csar Sauvan Vianna de Lima, Ministro Residente de S.M. el Emperador del Brasil. &.&.&. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 109 *** La Legacin Imperial, contestando a la nota del gobierno de la Repblica del 12 de Noviembre que precede, protest contra el acto de hostilidad practicado en plena paz, dice, contra el paquete Marquez de Olinda, y termina pidiendo pasaportes para s, su familia, secretario y comitiva, en estos trminos:
Legacin Imperial del Brasil Asuncin, 14 de Noviembre de 1864 Seor Ministro: Ayer a la noche lleg a mis manos la nota de V. E. datada el da anterior comunicndome que recibiera orden del Exmo. Sr. Presidente de la Repblica para notificarme, que en consecuencia de no haber sido atendida por mi Gobierno la protesta contenida, en la nota de V. E. de 30 de Agosto ltimo, contra la entrada de fuerzas imperiales en el Estado Oriental, quedaban interrumpidas las relaciones entre los dos Gobiernos e impedida la navegacin en las aguas de esta Repblica para la bandera de guerra y mercante del Imperio, bajo cualquier pretexto o denominacin que sea. Es, sin duda debido a esta grave resolucin del Gobierno de que V. E. hace parte el acto de violencia cometido sobre el paquete brasilero Marquez de Olinda, que se diriga a Corumb llevando a su bordo al Sr. Presidente nuevamente nombrado para la Provincia de Matto-Grosso, acto acerca del cual me apresur ayer mismo a pedir a V. E. explicaciones, que hasta este momento an no recib, continuando el Comandante, pasajeros y tripulacin del paquete a permanecer detenidos e incomunicables con la tierra. En presencia de semejante estado de cosas prescindo de discutir las consideraciones de que V. E. acompa su comunicacin, y me limito a protestar del modo ms solemne en nombre del Gobierno de S. M. el Emperador, contra el acto de hostilidad practicado en plena paz contra el referido paquete Marquez de Olinda en violacin de lo que fue convencionado entre los dos paises respecto del trnsito fluvial, y desde ya resalvo los derechos de la compaa de navegacin del Alto Paraguay por las prdidas y daos que le pueda ocasionar la interrupcin que dicho paquete sufre y viniese Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 110 a sufrir en sus viajes en consecuencia de la decisin tomada por el Gobierno de la Repblica. Teniendo, por tanto, de retirarme cuanto antes de esta Capital, pido a V. E. que se sirva mandar los pasaportes para m, mi familia, el secretario de la Legacin y comitiva, a fin de poder seguir viaje en el paquete Marquez de Olinda. Reitero a V. E. las expresiones de mi distinguida consideracin. (firmada) CSAR SAUVAN VIANNA DE LIMA A. S. A. el Sor. D. Jos Berges Ministro Secretario de Estado de las Relaciones Exteriores de la Repblica del Paraguay. *** Concediendo al pedido del Seor Vianna de Lima, el gobierno paraguayo, le enva los pasaportes acompandolos con la siguiente nota:
Ministerio de Estado de Relaciones Exteriores Asuncin, Noviembre 14 de 1864 He recibido la nota que en contestacin a la de este Ministerio del 12 del corriente, V. E. me hizo la honra de dirigir con fecha de ayer, protestando contra la detencin del paquete Marquez de Olinda sobre cuyo caso haba pedido explicaciones, que dice, no haber recibido an, atribuyendo el acto a la enunciada resolucin de mi Gobierno, y pidiendo pasaportes para retirarse cuanto antes de esta Capital, con el personal de la Legacin. Si al cerrar la nota que contesto, todava V. E. no haba recibido mi respuesta a su nota de demanda de explicaciones del da 13, la habr recibido inmediatamente despus, y por ella se habr informado V. E. de que no se ha equivocado al atribuir la detencin del Marquez de Olinda a mi notificacin del 12 del corriente. Adjunto tengo la honra de acompaar a V. E. el pasaporte que solicita para retirarse cuanto antes de esta Capital, con su familia, Secretario de Legacin y comitiva. Aprovecho esta ocasin para renovar a V. E. la expresin de mi consideracin distinguida. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 111 JOS BERGES. A S. E. el Sor. Csar Sauvan Vianna de Lima, Ministro Residente de S. M. el Emperador del Brasil &. &. &. *** Sin perder tiempo, la cancillera paraguaya dirigi la circular de prctica a todos los gobiernos amigos, llevando a su conocimiento la grave resolucin a que haba sido obligado por la actitud del gobierno imperial del Brasil, ocupando el territorio Oriental, cuyo caso estaba previsto en la nota protesta del gobierno del Paraguay de 30 de Agosto, y en su declaracin de 3 de Setiembre. He aqu los trminos de la Circular:
Circular Ministerio de Relaciones Exteriores Asuncin, Noviembre 17 de 1864 El abajo firmado, Ministro Secretario de Estado en el Departamento de Relaciones Exteriores, ha recibido orden del Exmo. Sor. Presidente de la Repblica, para poner en conocimiento de V. E. que habindose verificado el 12 de Octubre prximo pasado la invasin y ocupacin del territorio Oriental del Uruguay por la vanguardia del ejrcito Imperial del Brasil, al mando del Brigadier Mena Barreto, y llenndose as el caso previsto en la solemne Protesta del 30 de Agosto ltimo, consecuente con aquella declaracin y la de 3 de Setiembre, el abajo firmado ha dirigido a S. E. el Sor. Csar Sauvan Vianna de Lima, Ministro Residente de S. M. el Emperador en esta Capital, la resolucin que V. E. hallar en la copia adjunta bajo el nmero 1, y su contestacin bajo el nmero 2. El abajo firmado, se lisonjea de que en los principios de libre navegacin y comercio lcito para la Provincia de Matto-Grosso, en favor de las banderas amigas, querr, V. E. ver una manifestacin del vivo conato que su Gobierno tiene, de circunscribir en cuanto de l dependa, los males de la guerra a las prcticas de las Naciones ms civilizadas, evitando perjuicios a los nacionales de los Gobiernos amigos que tengan intereses en aquella Provincia brasilera. El infrascrito aprovecha esta ocasin para reiterar a V. E. las seguridades de su alta Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 112 consideracin y estima. JOS BERGES A S. E. el Seor Ministro de . . . . . . . . . . . . . *** La Legacin de Estados Unidos, acreditada en el Paraguay, a cargo de Mr. Carlos Washburn, en presencia de los graves sucesos que se desarrollaban en el Ro de la Plata con motivo de la poltica del Imperio del Brasil en los asuntos internos de la Repblica Oriental, dirigi a la Cancillera paraguaya la siguiente nota:
Legacin de los Estados Unidos Asuncin, Noviembre 12 de 1864. A S. E. el Honorable D. Jos Berges, Ministro de Relaciones Exteriores. Seor: El honorable William H. Seward, Secretario de Estado de Estados Unidos en un despacho que me dirigi el 26 de Agosto acusa el recibo de una copia de la nota que me habis hecho el honor de pasarme el 17 del mismo mes en que me participabais la intencin del gobierno paraguayo de acceder a la solicitud del Ministro Oriental, el Sr. Sagastume, y la oferta de la mediacin amistosa del Paraguay entre su Gobierno y el Brasil. De los acontecimientos que han tenido lugar en la Repblica Oriental anteriores a aquella fecha, Mr. Seward observa que dan lugar a aprehensiones de que sus poderosos vecinos tuviesen el designio de destruir su nacionalidad, pero expres la esperanza de que la mediacin del Paraguay tendra el xito de impedir una guerra entre aquel pas y el Brasil. Una guerra de tal naturaleza en que no slo se encontraran en peligro los intereses materiales, sino la propia existencia de una Repblica hasta aqu floreciente, sera grandemente deplorada por el Gobierno de los Estados Unidos, y estoy instruido por Mr. Seward para decir que toda clase de buenos oficios que yo pueda prestar secundando los esfuerzos del Presidente del Paraguay en promover resultado tan deseable como el Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 113 arreglo pacfico de las diferencias existentes entre aquellos pases, seran aprobados por mi Gobierno. Casi no tengo precisin de agregar que la noticia del fracaso de todos los esfuerzos de mediacin en esta desgraciada contienda ser recibida por mi Gobierno con profundo pesar, o que una guerra general, hacia la cual toda la Amrica del Sur, del Este de los Andes, parece estar movindose, ser mirada como una grande calamidad para todo el mundo. Los esfuerzos del Presidente del Paraguay para impedir tan grande catstrofe debe mirarse muy recomendables por todos los que conocen la importancia de la paz para desarrollar los recursos de estos pases y obtener para sus habitantes esa estabilidad y seguridad, que son esenciales a la ms alta prosperidad y felicidad de los pueblos. Me prevalezco de esta ocasin para ofrecer a V. E. las seguridades de mi consideracin distinguida. (firmado) CHARLES A. WASHBURN
El Ministro Don Jos Berges impuesto de la nota que precede del representante de la Unin Americana, respondi agradeciendo su contenido, y que le era, no obstante, penoso el que hayan sido infructuosos los buenos oficios que su gobierno haba interpuesto con tanta lealtad y amistoso inters, buscando el arreglo de las diferencias que haban dado lugar a la situacin creada entre los gobiernos de la Repblica Oriental y el Emperador del Brasil. Que el gobierno paraguayo nada haba excusado para el mantenimiento de la paz en el Ro de la Plata, as como para la conservacin de la nacionalidad y derecho de la Repblica Oriental del Uruguay. He aqu el texto de dicha contestacin:
Ministerio de Estado de Relaciones Exteriores Asuncin, Noviembre 18 de 1864. El abajo firmado Ministro Secretario de Estado en el Departamento de Relaciones Exteriores, ha tenido el honor de recibir la nota que V. E. le ha dirigido el 12 del corriente, Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 114 para comunicarle el despacho que de S. E. el Honorable Mr. William H. Seward ha recibido esa Legacin con fecha 26 de Agosto, sobre la apreciacin que el Gobierno de los Estados Unidos de Amrica hace de los acontecimientos del Ro de la Plata, y de la parte que el Gobierno paraguayo tomaba en ellos. Llevada esta importante comunicacin al conocimiento del Exmo. Sr. Presidente de la Repblica, el abajo firmado, ha recibido orden de S. E. para agradecer muy expresivamente los sentimientos de noble justicia que los actos de su Gobierno merecen al de los Estados Unidos de Amrica, a cuyo ilustrado juicio atribuye la importancia que tienen. Penoso es sin embargo, que los buenos oficios que el Gobierno del abajo firmado interpuso con tanta lealtad y amistoso inters para buscar el arreglo de las diferencias que desgraciadamente haban dado lugar a la situacin creada en el mes de Junio ltimo entre los Gobiernos del Estado Oriental del Uruguay y de S. M. el emperador del Brasil, hayan sido de todo punto infructuosos. V. E. conoce cmo se han esterilizado estos buenos oficios, y se halla al corriente de los sucesos todava ms desgraciados que han sobrevenido despus de las fechas de que hace mencin el Honorable Secretario de Estado de los Estados Unidos, pero el abajo firmado, abriga la confianza de que su Gobierno nada ha excusado para el mantenimiento de la paz del Ro de la Plata, ni para la conservacin de la nacionalidad y derechos de la Repblica Oriental del Uruguay, tan amistosamente deseada por el Honorable Mr. Seward, y hoy ms seriamente amenazada que nunca. Grato ha sido a S. E. el Sr. Presidente ver que el Exmo. Gobierno de los Estados Unidos de Amrica haya instruido a V. E. para secundar sus esfuerzos en la mediacin enunciada, pero deplora la situacin que los negocios han tomado a esta hora, haciendo la poltica agresora y abusiva del vecino Imperio, cada vez ms difcil de obtener la paz, de cuyos benficos resultados, tanto necesitan estas nacionalidades. Dejando as cumplida la orden de S. E. el Sr. General Lpez, Presidente de esta Republica, el abajo firmado aprovecha esta ocasin para reiterar a V. E. las seguridades de su consideracin muy distinguida. JOS BERGES A S. E. Mr. Charles A. Wasburn Ministro Residente de los Estados Unidos. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 115 *** El ministro americano, seor Washburn, en su calidad de decano del cuerpo diplomtico extranjero residente en la Asuncin, y a pedido de su colega el ministro del Brasil, seor Vianna de Lima, crey deber dirigirse al gobierno de la Repblica, interponiendo sus buenos oficios a favor de dicho su colega, a fin de que se le proporcionasen los medios necesarios para que pudiera salir del Paraguay, no pudiendo hacer uso del vapor brasilero Marquez de Olinda, por estar este detenido en el puerto de la Asuncin; su nota es la siguiente:
TRADUCCIN Legacin de los Estados Unidos Asuncin, Noviembre 17 de 1864 A S. E. el Honorable D. Jos Berges, Ministro de Negocios Extranjeros. SEOR: En este momento he recibido una nota (cuya copia tengo el honor de adjuntarle) de S. E. el Honorable Csar Sauvan Vianna de Lima, Ministro brasilero, informndome, como Decano del Cuerpo Diplomtico de esta Capital, que debindose a la circunstancia de haber sido detenido el paquete brasilero Marquez de Olinda por el Gobierno paraguayo, y en la imposibilidad de partir tan pronto, como lo desea por cualquier otro buque, sea a vapor o de vela, se halla sin medios de conduccin para s mismo y squito, de la Repblica del Paraguay. De consiguiente me ha dirigido esta nota solicitando mis buenos oficios de procurarle esos medios de conduccin, y agradecer grandemente a V. E. por cualesquiera explicaciones o sugestiones que tiendan a facilitar la partida del Sor. Lima, y comitiva. Aprovecho esta ocasin para ofrecer seguridades de mi alta consideracin. (firmado) CHARLES A. WASHBURN *** Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 116
COPIA Asuncin, Noviembre 17 de 1864 SEOR MINISTRO Estando pronto para partir, en consecuencia de los acontecimientos que V. E. conoce, me veo privado de los medios de efectuar dicha mi retirada, por hallarse hasta aqu detenido por el Gobierno paraguayo, el paquete brasilero Marquez de Olinda y haber sido prohibida la salida de este puerto a todo y cualesquier navo mercante. En tales circunstancias me dirijo a V. E., Decano del Cuerpo Diplomtico, pidindole que se sirva obtenerme los medios de llevar a efecto mi salida de esta Repblica y transportarme a Buenos Aires con mi familia, Secretario de la Legacin y criados. Aprovecho la ocasin para ofrecer a V. E. las protestas de mi particular y distinguida consideracin. (Firmado ) CSAR SAUVAN VIANNA DE LlMA. A S. E. el Sor. Charles A. Washburn, Ministro de Estados Unidos de Amrica. P. S. Habindoseme en este instante presentado el Seor Antonio Mara Pereira Leite, sbdito brasilero, pasajero del paquete Marquez de Olinda a quien el Gobierno Paraguayo permiti su desembarque, y debiendo regresar a Ro de Janeiro, deseo llevarlo en mi comitiva. (Firmado ) CSAR SAUVAN VlANNA DE LIMA. *** Al acusar recibo de la nota precedente, el gobierno paraguayo manifiesta al seor ministro de Estados Unidos, que el Paraguay haba llenado su deber, otorgando sus pasaportes al representante imperial a su pedido, y que por consiguiente quedaba dicho seor en plena libertad de arbitrar los medios de su partida del Paraguay; que siendo transitoria la medida prohibitiva adoptada con respecto a la salida del puerto de la Asuncin de toda embarcacin, el seor Vianna de Lima poda esperar su levantamiento, o si tuviere urgencia de Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 117 seguir viaje, quedaba a su arbitrio la adopcin, con toda seguridad, de cualquiera de las vas terrestres. El texto de la nota es como sigue:
Ministerio de Estado de Relaciones Exteriores Asuncin, Noviembre 19 de 1864. El abajo firmado Ministro Secretario de Estado en el Departamento de Relaciones Exteriores, ha tenido la honra de recibir la nota que V E. le ha dirigido el 17 del corriente, adjuntando copia de la que como Decano del Cuerpo Diplomtico de esta Capital haba recibido de S. E. el Seor Csar Sauvan Vianna de Lima, en que denunciando la detencin del Marquez de Olinda y la prohibicin de salida de todo buque mercante de este puerto, pide a V. E. le obtenga los medios de llevar a efecto su salida de la Repblica transportndose a Buenos Aires con su familia, Secretario de Legacin y criados, y en consecuencia V. E. desea recibir las explicaciones o sugestiones que tiendan a facilitar la partida del seor Lima y comitiva. V. E. conoce los acontecimientos que han dado lugar a las medidas tomadas por el gobierno del abajo firmado, como se ve por la nota del Seor Vianna Lima. l ha recibido pues sus pasaportes y el gobierno de la Repblica cree haber llenado su deber, otorgndole a su solicitud, quedando desde entonces el Sor. Lima en plena libertad de procurarse los medios de efectuar su salida de la Repblica. La prohibicin de salida del puerto de la Asuncin para todo buque mercante, es una medida cuyo derecho, el abajo firmado espera, se ha de reconocer a su gobierno como dictada en salvaguardia de sus intereses y propia seguridad. Siendo prohibida la salida del puerto, slo como medida transitoria es de esperar que dentro de un breve tiempo sea levantada, y el Sor Lima podr entonces aprovecharse de la va fluvial para efectuar su viaje, si as le conviniera, pero si la urgencia que desde el principio ha manifestado, es de tal naturaleza que no le permita esa espera, V. E. puede asegurarle que nada embaraza para que salga del pas con toda seguridad y hasta con auxilio por cualquiera de las vas terrestres. Por lo dems, V. E. ha de permitir que el abajo firmado prescinda de tomar en consideracin el P. S. de la nota del Sr. Vianna de Lima relativamente a su deseo de llevar en su comitiva el sbdito brasilero Seor Antonio Mara Pereira Leite, Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 118 desembarcado del Marquez de Olinda, a cuyo bordo se hallaba en calidad de pasajero. Esperando haber satisfecho los deseos de V. E., el abajo firmado aprovecha esta ocasin para repetir a V. E. las seguridades de su alta consideracin y estima. JOS BERGES A S. E. el Seor Charles A. Wasburn, Ministro Residente de Estados Unidos de Amrica. *** El Seor Ministro Washburn, al contestar la nota del Seor Berges que antecede, le manifiesta que el Sr. Ministro del Brasil daba las seguridades necesarias, a nombre de su gobierno, de que el buque paraguayo que le condujere a este pas, no sufrira ningn perjuicio de parte de las tropas y buques brasileros; y que as quedaban satisfechos ambos objetos: la salida inmediata del representante imperial, sin perjuicio ninguno de los intereses del Paraguay. El que sigue es el texto de la nota del Sr. Washburn:
TRADUCCIN Legacin de los Estados Unidos Asuncin, Noviembre 21 de 1864 A S. E. el Honorable Don Jos Berges, Ministro de Relaciones Exteriores. SEOR: Tengo el honor de acusar recibo de la nota de V. E. de 19 del corriente y concurro muy sinceramente en la esperanza all expresada que la prohibicin de salida de este puerto sea pronto removida, y que S. E. el Ministro brasilero pueda en breve tomar pasaje por el ro hasta el puerto de abajo que pueda serle ms conveniente. Este deseo que V. E. manifiesta de que en breve l podr aprovecharse de este medio de partida, est en conformidad con el acuerdo a que tuve el honor de llegar en una entrevista personal con S. E. el Presidente de la Repblica el 16 del corriente. Por el arreglo entonces propuesto se crea que mientras que el Sr. Vianna de Lima y comitiva saliesen por la va fluvial con poca o ninguna demora, los intereses del Paraguay no sufriran ningn dao o detrimento. Se tuvo entonces entendido que si el Ministro brasilero diese seguridades sobre el honor y Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 119 la fe de su gobierno que no se tomara ninguna ventaja por fuerzas terrestres o navales del gobierno brasilero de la noticia llevada por el buque que fuese a conducirlo de este pas, y l respondiese y prometiese que el vapor que lo condujera, a su regreso no sera impedido en manera alguna por tropas o buques brasileros, y que todos los otros buques en las aguas abajo Humait, pertenecientes al Paraguay, o teniendo carga para este pas estaran tan seguro de molestia o impedimento, como si ningn buque hubiese salido del Paraguay, y que sera mirado como una quiebra del honor nacional, no solamente para el Paraguay sino para los Estados Unidos, que el Brasil tome ventaja de la informacin llevada por el buque sobre los sucesos recientes del Paraguay; en tal caso el Ministro brasilero y comitiva seran provistos prontamente de los medios de conduccin de este pas. Me es agradable informar a V. E. que el Sr. Vianna de Lima accede gustoso a estos trminos, y que dar todas las seguridades necesarias. La oferta que V. E. hace de proveer para la seguridad de su viaje por tierra, y an de dar auxilio para el pasaje, espera l no haya necesidad para aprovecharse. Con su larga familia, en esta estacin del ao, el tiempo muy caluroso, y los arroyos y ros muy crecidos, de modo a hacer en algunos parajes casi intransitable el camino, el viaje debe ser largo, difcil, fastidioso y hasta peligroso para la salud de alguno de su comitiva. A fin de que se les ahorre un viaje en todo respecto tan desagradable, estoy muy seguro que S. E. el Presidente har todo lo que est en su poder, salvo de comprometer o apeligrar intereses importantes, de su pas, para efectuarlo. Por el plan arriba bosquejado, parece que ambos objetos podrn obtenerse; que el Ministro tenga salida inmediata, y que no se arriesgue ningn inters del Paraguay. Aadir que el Sr. Vianna de Lima, estar perfectamente satisfecho de no ir ms lejos que Corrientes en un vapor paraguayo, si fuese ms conveniente de dejarlo en ese punto que llevarlo a l y su comitiva hasta Buenos Aires. Aprovecho esta ocasin para renovar seguridades de estima y distinguida consideracin. (firm.) CHARLES A. WASHBURN *** Al recibo de la nota que precede, la cancillera paraguaya signific al seor Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 120 ministro Washburn, la necesidad de corroborar en su carcter oficial, con la garanta de los Estados Unidos de Amrica, las seguridades dadas por el seor ministro del Brasil, a fin de satisfacer los deseos expresados por el representante americano, en favor de la pronta partida de la Asuncin, de su colega el seor Vianna de Lima. Que el deseo del gobierno de la Repblica era que el personal de la Legacin brasilera nada sufriese al dejar el pas, de la situacin creada por su propio gobierno. Que en la conferencia del da 16, a que aluda el seor Washburn, el presidente Lpez no entenda haber convenido en estipulaciones ni arreglos sobre la partida de la Legacin imperial. El ministro paraguayo manifiesta al representante americano que no pretenda proveer a la seguridad personal del seor Vianna de Lima, si se decidiese a efectuar su viaje por tierra, por cuanto esa seguridad estaba plenamente garantida por las leyes de la Repblica, y la moralidad de sus habitantes, segn ha tenido ocasin de apreciar el seor Washburn, en sus varios viajes al interior de la Repblica. El jefe de la cancillera paraguaya termina diciendo que se limitaba a esperar las seguridades ofrecidas por el ministro brasilero para proceder en su mrito a satisfacer los deseos del seor ministro Washburn, confiando que ellas sean tan solemnes como amplias cual corresponde a la situacin excepcional que las motivaba. He aqu el texto de la nota paraguaya:
Ministerio de Estado de Relaciones Exteriores Asuncin, Noviembre 22 de 1864. El abajo firmado, Ministro Secretario de Estado en el Departamento de Relaciones Exteriores, ha recibido la nota que V. E. se ha servido dirigirle el 21 del corriente, respondiendo a la del 19 del mismo. Mientras V. E. manifiesta concurrir sinceramente en la esperanza de que la prohibicin de salida de este puerto, sea en breve removida y que el Sr. Vianna de Lima pueda tomar pasaje por el ro, hasta el puerto que le convenga, dice que este medio de Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 121 partida est de conformidad con el acuerdo a que V. E. haba tenido el honor de llegar el 16 del corriente, en una entrevista personal con S. E. el Presidente de la Repblica, fijando el arreglo propuesto entonces para la partida del Sr. Vianna de Lima y comitiva, en los trminos que aparece en la nota de esta contestacin. Nada es mas cierto, Sr. Ministro, que el deseo de S. E. el Sr. Presidente de la Repblica, de que el personal de la Legacin brasilera, en nada sufra las consecuencias de la situacin creada por su gobierno, y V. E. que ha tenido la ocasin de reconocerlo as, ha recibido evidentes pruebas, y puede dar de ello fe, cuando ha encontrado en S. E. hasta la disposicin de hacer conducir fuera del pas con medios nacionales aquel personal toda vez que los altos intereses comprometidos por esa misma situacin, as lo permitan. Sin embargo, cuando el Sr. Presidente manifestaba a V. E. estos nobles y caballerescos sentimientos en la entrevista del 16 del corriente, y deseaba ofrecer facilidades por su parte, no entendi convenir con V. E. estipulaciones ni arreglos, y menos todava bosquejar plan alguno sobre la materia. Con tales antecedentes, y con los trminos de la referencia que V. E. hace ahora de su entrevista con S. E. el Sr. Presidente, as como la favorable acogida que le ha merecido la gestin de V. E., habra sido ms fcil y ms expeditivo para su propsito, es decir la pronta salida del Sr. Vianna de Lima, hacer desde luego mencin de aquella entrevista en su nota del 17 y ofrecer las seguridades necesarias por parte del ministro brasilero, robustecindolas V. E. por su parte, con la garanta de los Estados Unidos de Amrica. El abajo firmado, no ha pretendido proveer a la seguridad del Sr. Vianna de Lima en el caso de viajar por tierra, como V. E. parece haberlo comprendido, por que esta seguridad est plenamente garantida por las leyes de la Repblica y la moralidad de sus habitantes como V. E. ha tenido ocasin de apreciarlo en sus frecuentes viajes al interior de la Repblica. Los alegatos de la estacin del ao, el tiempo caluroso, los arroyos crecidos, la casi intransitabilidad de algunos parajes de los caminos, el largo, difcil, fastidioso, y hasta peligroso viaje para la salud de alguno de la comitiva, no son ya de tomarse en consideracin, desde que V. E. dice, que el Sr. Vianna de Lima, accede gustoso a dar todas las seguridades necesarias. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 122 Sin entrar en la apreciacin del plan que V. E. bosqueja, el abajo firmado debe limitarse a la espera de esas seguridades, para en su mrito proceder a satisfacer los deseos de V. E., confiando que ellas sean tan solemnes como amplias y precisas cual corresponde a la situacin especial que las motiva. El abajo firmado aprovecha esta ocasin de reiterar a V. E. las seguridades de su consideracin muy distinguida. JOS BERGES A S. E. el Honorable Charles A. Washburn, Ministro Residente de los Estados Unidos de Amrica. *** El ministro americano Si. Washburn se apresur a responder a la nota del ministro Berges que precede, acompaando copia de la que le dirigiera el agente brasilero, Sr. Vianna en que este diplomtico daba a nombre de su gobierno todas las seguridades de que el buque paraguayo que le condujera con su familia fuera del pas no sufrira ninguna molestia en su viaje de ida y regreso, de parte de las fuerzas de tierra y de mar del Brasil. El Sr. ministro Warhburn, en trmino medio imperativos e inslitos manifestaba que estando llenadas las condiciones requeridas, y dadas por el Sr. Lima a nombre de su gobierno todas las seguridades en obsequio de los intereses paraguayos, confiaba que las facilidades de partida mucho tiempo retardadas, seran inmediatamente concedidas. Las notas en referencia son las siguientes:
TRADUCCIN Legacin de los Estados Unidos Asuncin, Noviembre 22 de 1864. A S. E. el Honorable Don Jos Berges, Ministro de Relaciones Exteriores. SEOR: Tengo el honor de acusar el recibo de la nota de V. E. de ayer relativa a la partida Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 123 del ministro brasilero, contestacin a la ma del da anterior; una copia de esta nota de V. E. fue dada al Sr. Vianna de Lima como tambin he sometido a su inspeccin su nota de hoy, y en respuesta tengo una nota cuya copia tengo el honor de enviar adjunta a esta. Creyendo ahora que todas las condiciones requeridas han sido llenadas, y todas las seguridades dadas por el S. Vianna de Lima a nombre de su gobierno, que le es permitido dar, o sean necesarias para la seguridad de los intereses paraguayos, confo que las facilidades de partida mucho tiempo retardadas, sean inmediatamente concedidas. Aprovecho esta oportunidad para expresar mi consideracin distinguida. (firmado) CHARLES A. WASHBURN *** TRADUCCIN Asuncin, Noviembre 23 de 1864 SEOR MINISTRO: En respuesta a la nota que V. E. se sirvi dirigirme con fecha de hoy, tengo la honra de certificarle que concuerdo enteramente con las declaraciones hechas por V. E. al gobierno de la Repblica del Paraguay en el inters de establecer una base para tener yo medios de transporte para [viajar] fuera de esta Repblica por la va fluvial. Refirindome a dichas reclamaciones contenidas en su nota del 24 del corriente al Exmo. Sr. D. Jos Berges, doy toda la seguridad en nombre del gobierno de S. M. el Emperador del Brasil, que si el gobierno del Paraguay me hiciese transportar cuanto antes con mi familia, Secretario de la Legacin y comitiva, en uno de sus vapores, sea para Corrientes, sea para Buenos Aires, como mejor juzgare, ninguna ventaja sacarn las fuerzas de mar y tierra del Brasil de la anticipacin de las noticias llevadas por el vapor que me condujere, para hostilizar al comercio y a buques paraguayos; que el dicho vapor no sufrir impedimento alguno, ni ser nimiamente molestado, sea a su ida, sea a su vuelta a esta Repblica, por las dichas fuerzas brasileras, y que en cuanto a los buques pertenecientes al Paraguay, o con carga para la mencionada Repblica, y que se hallan en viaje, tambin ninguna ventaja sacarn las fuerzas imperiales de la misma anticipacin de noticias llevadas por el vapor que me transportare, quedando, por tanto, esos navos libres de impedimento segn las condiciones constante de la presente nota. Declaro ms a V. E. que este compromiso ser puntualmente observado por los Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 124 Comandantes de las fuerzas brasileras, y que la falta de su ejecucin acarreara para mi pas la quiebra de su honra, tanto para con el gobierno de los Estados Unidos de Amrica, como para con el de esta Repblica. Renuevo a V. E. las expresiones de mi alta estima y distinguida consideracin. (firmado) CSAR SAUVAN VIANNA DE LIMA Conforme con el original (firmado) CSAR SAUVAN VIANNA DE LIMA A .S. A. Charles A. Washburn, Ministro Residente de Estados Unidos de Amrica en la Repblica del Paraguay. *** Las dos notas que van a continuacin, son relativas a un portador de despachos para la Legacin imperial del Brasil, que no haba podido desembarcar a causa de haber llegado el paquete Paraguar, ya fuera de hora hbil, segn resulta de la nota del seor Berges:
TRADUCCIN Legacin de los Estados Unidos Asuncin, Noviembre 23 de 1864. A S. E. el Honorable D. Jos Berges, Ministro de Delaciones Exteriores SEOR: Estoy impuesto por el Ministro Brasilero el Sor. Vianna de Lima, que el Caballero enviado por su gobierno como portador de Despachos para l, y que vino por el paquete Paraguar llegado ltimamente, se halla detenido a bordo de ese buque. Como portador de despachos tiene derechos a todas las inmunidades; derechos y privilegios de la Legacin, lo mismo que el ministro; presumo que esta detencin es hecha sin conocimiento de V. E., y que solo tengo que llamar su atencin sobre el hecho para asegurar su inmediata libertad. Aprovecho esta ocasin para renovar las expresiones de mi alta consideracin. (firmado) CHARLES A. WASHBURN Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 125 ***
Ministerio de Estado de Relaciones Exteriores Asuncin, Noviembre 24 de 1864. A las 8 de esta maana, tuve el honor de recibir la nota que V. E. me ha dirigido con fecha de ayer, avisndome hallarse informado por el Sr. Vianna de Lima, que un caballero recientemente llegado por el Paraguar como portador de despachos de su gobierno, se halla detenido a bordo de aquel buque, y que presumiendo V. E. que esta detencin era hecha sin mi conocimiento, solo llamaba mi atencin sobre el hecho, para asegurar la pronta libertad del individuo. Aunque V. E. no tuvo por bien decirme el motivo que le haba impulsado a pasar la nota de esta contestacin, con la simple informacin del Sr. Vianna de Lima, me he apresurado a tomar los esclarecimientos necesarios, y resulta que habiendo llegado ayer tarde el paquete que V. E. nombra, la capitana de puerto, no permiti el desembarco de sus pasajeros ni de la tripulacin, y que esta maana temprano, haban saltado a tierra los primeros, con inclusin de un oficial de la marina de guerra del Brasil, que se deca portador de despachos para el Sr. Vianna de Lima. No habiendo llegado por dicho paquete otro caballero conductor de Despachos que el oficial mencionado, debo creer que es a l a quien V. E. ha aludido en su nota de ayer, el mismo que haba ya bajado libremente a tierra, antes del recibo de la nota de V. E. en esta oficina. Aprovecho esta ocasin para reiterar a V E. la expresin de toda mi consideracin. JOS BERGES A S. E. el Sor. Charles A. Washburn, Ministro Residente de Estados Unidos de Amrica. *** El ministro de Relaciones Exteriores, Sr. Berges, al responder a la nota del Sr. Washburn de fecha 23 de Noviembre, relativa a la salida del pas del Sr. ministro del Brasil, observa que hubiera deseado que las seguridades dadas por el Sr. Vianna de Lima de que el buque paraguayo que le condujera fuera Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 126 del pas, no sufrira ningn perjuicio, fueran corroboradas con la garanta de los Estados Unidos; pero ya que no ha tenido a bien responder explcitamente a esa parte de su nota de 22 de Noviembre, y, depositando el gobierno paraguayo su confianza en la honra del Emperador del Brasil y con el fin, de facilitar al personal de la Legacin imperial los medios de salir cuanto antes del pas, ha ordenado que un buque paraguayo conduzca al Sr. Vianna de Lima, y su squito hasta Buenos Aires, y que al efecto se ha pedido al ministro de la marina designara el buque que deba emprender el viaje. El ministro paraguayo concluy manifestando al Sr. Washburn su extraeza de ver consignadas expresiones inconvenientes en su nota, a que contesta con la siguiente:
Asuncin, Noviembre 25 de 1864. El abajo firmado Ministro Secretario de Estado en el Departamento de Relaciones Exteriores, ha tenido la honra de recibir ayer da la nota que V. E. le ha dirigido el 23 del corriente en respuesta a la de este Ministerio del da anterior, relativa a la partida del Sr. Vianna de Lima, con su familia y personal de la Legacin del Brasil. Adjunta esta comunicacin, recibo tambin, copia autorizada de la nota que el Sr. Vianna de Lima, haba dirigido a V. E. en la misma fecha 23 del corriente, ofreciendo en nombre del gobierno de S. M. el Emperador del Brasil las seguridades de que, si el gobierno del Paraguay le hiciera transportar cuanto antes, con su familia, Secretario de Legacin y comitiva, en uno de sus vapores, sea a Corrientes o a Buenos Aires, como mejor lo juzgase, este buque no sera en ninguna manera molestado a su ida y regreso por las fuerzas brasileras, lo mismo que cualquiera embarcacin nacional u otras con carga para la Repblica, entendindose tales embarcaciones libres de todo impedimento, y que este compromiso seria puntualmente observado por los Comandantes de las fuerzas brasileras. El abajo firmado habra, Sr. Ministro, deseado una declaracin ms precisa de tiempos y lugares, y haba entendido que las seguridades ofrecidas por el seor Vianna de Lima, seran corroboradas por V. E. con la garanta de los Estados Unidos de Amrica, pero puesto que V. E. no ha tenido por conveniente responder explcitamente a esta parte Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 127 de la nota del 22 del corriente, en tanto que el Sr. Vianna de Lima, manifiesta el deseo de satisfacer las condiciones que las actuales circunstancias hacen necesarias; depositando el gobierno del abajo firmado, fe en la honra del de S. M. el Emperador del Brasil, y consecuente con su propsito de facilitar al personal de la Legacin brasilera, antes acreditada cerca de l, los medios de salir cuanto antes del pas, ha ordenado que sea conducido el Sr. Vianna de Lima, y su squito por uno de los vapores nacionales hasta el puerto de Buenos Aires. En consecuencia, con esa misma fecha pide, el abajo firmado, a su colega del Departamento de Guerra y Marina, se sirva nombrar la embarcacin que deba conducir al Sr. Vianna de Lima, con solicitud de darle aviso, del da en que tal embarcacin est pronta a zarpar del puerto, para que llegue oportunamente al conocimiento del Sr. Vianna de Lima. El abajo firmado, no cerrar esta nota, sin expresar a V. E. toda la sorpresa que ha experimentado al ver consignada en la nota de V. E. de que confiaba que las facilidades de partida mucho tiempo demoradas, seran inmediatamente concedidas. Una asercin de tal naturaleza, no puede quedar subsistente, cuando nada autorizaba a V. E. a emplearla, desde que lejos de importar una obligacin para su gobierno la provisin de los medios precisamente fluviales, con prescindencia de todo otro, la concesin de ellos, era acto de pura condescendencia y cortesa, nunca prometido por el gobierno del abajo firmado, y slo considerado como posible para el caso de que as lo permitieran los intereses del Estado, y las seguridades ofrecidas por V. E. en nombre del Sr. Vianna de Lima, que slo se han recibido ayer con fecha del da anterior. No hay pues, motivo para el reproche que V. E. dirige al gobierno paraguayo con las frase las facilidades de partida mucho tiempo demoradas. El abajo firmado, no debi esperar tal inculpacin por parte de V. E. que tantas facilidades ha encontrado en su gobierno para el xito de la oficiosa solicitud de que se haba hecho cargo, en favor del Sr. Vianna de Lima. El abajo firmado aprovecha esta ocasin para reiterar a V. E. las seguridades de su alta consideracin y estima. JOS BERGES A S. E. el Sr. Charles A. Washburn, Ministro Residente de Estados Unidos de Amrica. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 128 *** Al responder a la nota que precede, el seor Washburn manifest que le haba causado sorpresa y pesar el disgusto del seor Berges, por la manera como ha conducido la correspondencia diplomtica, relativa a la partida del ministro brasilero. Alega que su deber era, en su calidad de decano del cuerpo diplomtico acreditado en la Asuncin, dar al seor Vianna de Lima la proteccin a su alcance, para que pudiera salir del pas con el personal de su legacin. Que respecto de las seguridades ddasle por el ministro brasilero de que seran observadas las condiciones estipuladas para su partida en un buque paraguayo, al gobierno de los Estados Unidos incumbira la facultad de reclamar contra la violacin de la fe y del honor empeados ( 17 ). El seor Washburn concluy agradeciendo al gobierno paraguayo por la liberalidad y confianza con que ha proporcionado un vapor al seor Vianna de Lima, para que pudiera salir del pas con la familia. He aqu el texto de la nota del diplomtico americano:
TRADUCCIN Legacin de los Estados Unidos Asuncin, Noviembre 26 1864. A S. E el Honorable D. Jos Berges, Ministro de Relaciones Exteriores. SEOR: Tengo el honor de acusar el recibo de la nota que V. E. me ha hecho el honor de dirigirme con fecha de ayer en respuesta a la ma del 23 del corriente.
17 Es al gobierno del pas donde estaban acreditados los seores Washburn y Lima que incumba facilitar los medios para que el agente diplomtico del pas enemigo pudiera salir con seguridad del pas de su residencia, y no a un representante extranjero. Si el seor Washburn ha pretendido atribuirse esa facultad empleando en su nota del 23 y 26 de Noviembre expresiones muy poco diplomticas, es debido sin duda a su improvisacin en la carrera de Talleyrand. Slo as ha podido emplear en su nota del 23 de Noviembre las expresiones de facilidades de partida mucho tiempo retardadas, SEAN INMEDIATAMENTE CONCEDIDAS, que en su nota del 26 ha tratado de explicar, en vista de las observaciones pertinentes de la cancillera paraguaya. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 129 Es con sorpresa y con pesar que he observado el manifiesto disgusto en esta nota de ayer por la manera con que ha sido conducida por m la correspondencia relativa a la partida de S. E. el ministro brasilero. V. E. sabe que, como miembro decano del cuerpo diplomtico en esta capital, era de mi deber, cuando as suplicado por el Sr. Vianna de Lima, de darle toda la asistencia que est a mi alcance para procurarle a l y su comitiva los medios expeditivos y consistentes de partida de este pas. He procurado cumplir con este deber, y haba esperado que despus de mi larga residencia como ministro cerca de esta capital haba obtenido ya la confianza del gobierno que habra mirado favorablemente mis esfuerzos de servir a mi colega y evitar cualquier peligro o perjuicio a intereses paraguayos. V. E. manifiesta su extraeza de que las seguridades dadas por el Sr. Vianna de Lima no hubiesen sido endosadas por m con la garanta del gobierno de los Estados Unidos, y dice que haba entendido que yo dara tal garanta. No recuerdo haber hecho jams ninguna observacin que justificase esa esperanza. Ofrecer tal garanta sera exceder el poder, o la autoridad que me haya conferido mi gobierno. Habiendo el ministro brasilero empeado solemnemente su gobierno al de los Estados Unidos de que ciertas condiciones estipuladas seran observadas, si olvidasen de respetar esas condiciones (que considero casi imposible), entonces le tocara a mi gobierno pedir satisfacciones que una violacin tan flagrante de la fe y del honor, requieran. La sorpresa que V. E. manifiesta sobre mi observacin en mi nota del 23 del corriente relativa a las facilidades retardadas de la partida del Sr. Vianna de Lima, no puede exceder la ma por la interpretacin dada a esa expresin. El Sr. Vianna de Lima recibi sus pasaportes el 14 del corriente y hasta el 23 no ha podido procurar los medios convenientes de dejar el pas. Nada he dicho de la causa del retardo, y estaba muy lejos de atribuirlo en esa nota a ningn acto del gobierno. Habl de ello, simplemente como un hecho de haber habido una larga demora, pero no atribu por ello a ninguna culpa, no puedo ver cmo poda mirarse como un reproche a inculpacin al gobierno del Paraguay. No puedo concluir esta nota sin una expresin de gratitud al ser informado de la intencin de su gobierno de despachar un vapor por el cual el Sr. Vianna de Lima y familia puedan partir. Por este acto de liberalidad y confianza deseo expresar mis sinceros agradecimientos. Aprovecho esta ocasin para expresar a V. E. mi alto miramiento y distinguida Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 130 consideracin. CHARLES A. WASHBURN *** Las dos notas que se trascriben a continuacin, son relativas a un individuo portador de correspondencias para la legacin brasilera y para quien el seor Washburn solicita tambin pasaporte, a fin de que pueda salir del pas agregado al personal de la legacin imperial:
Ministerio de Estado de Relaciones Exteriores Asuncin, Noviembre 26 de 1864. El abajo firmado tiene la honra de avisar a V. E. que en virtud de la resolucin de su gobierno comunicada en nota de ayer, y como lo ha anunciado a V. E., se ha dirigido al Departamento de Guerra y Marina, solicitando la designacin del vapor que debe conducir a Buenos Aires al Sr. Vianna de Lima con su familia y squito oficial. En respuesta avisa S. E. el ministro de aquel departamento que ha dispuesto que el vapor Paran haga el viaje indicado, y que estar pronto para salir del puerto el da martes 29 del corriente, lo que el abajo firmado pone en conocimiento de V. E. El infrascrito aprovecha esta ocasin de renovar a V. E. las seguridades de su distinguida consideracin. JOS BERGES A S. E. el Sr. Charles Washburn, Ministro Residente de los Estados Unidos de Amrica. ***
TRADUCCIN Legacin de los Estados Unidos Asuncin, Noviembre 27 de 1864. A S. A. el Honorable D. Jos Berges, Ministro de Relaciones Exteriores. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 131 SEOR: Tengo el honor de acusar recibo de la nota de V. E. de ayer en que me informa la determinacin liberal y generosa de ese gobierno de despachar el vapor Paran el martes que viene para conducir al Sr. Vianna de Lima, su familia y squito oficial hasta Buenos Aires. Como hay ahora en esa comitiva un miembro adicional a los que lo componan en el tiempo que los pasaportes fueron dados: a saber el Sr. Lus Barbacho Muniz Finza, quien vino como portador de despachos a esa legacin, el Sr. Vianna de Lima me ha suplicado, como decano del cuerpo diplomtico, para obtener de V. E. el pasaporte que lo habilitara a partir con el resto de la legacin. Con muchos y repetidos agradecimientos por este acto de bondad y liberalidad de parte del gobierno. Me prevalezco de esta ocasin para renovar seguridades de alta estima y distinguida consideracin. (Firmado) CHARLES A. WASHBURN *** El ministro Berges, al acusar recibo de la nota del seor Washburn de 26 de Noviembre, observa que a este diplomtico tocaba medir hasta dnde su calidad de decano del cuerpo diplomtico le impona obligaciones para gestionar en favor del seor Vianna de Lima; y que respetando su juicio al respecto no ha querido pronunciarse sobre la materia. Que considerndose dispensado de ponderar la fe que atribuye (Washburn) a las seguridades ofrecidas por el seor Vianna de Lima, empeando la dignidad y honra del gobierno de S. M. el Emperador del Brasil, el gobierno paraguayo sobre ese empeo del honor nacional, no ha trepidado para enviar uno de sus buques a vapor, llevando hasta Buenos Aires el personal de la legacin cesante del Imperio. La siguiente es la nota del ministro paraguayo:
Ministerio de Estado de Relaciones Exteriores Asuncin, Noviembre 28 de 1864 El abajo firmado tiene la. honra de acusar a V. E. recibo de la nota que le ha dirigido Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 132 el 26 del corriente, en contestacin a su anterior del 25. Si sorprendente y pesaroso fue para V. E. el disgusto observado en esta nota por la manera con que ha sido conducida por V. E. la correspondencia relativa a la partida del Sr. Vianna de Lima, no ha sido menos penoso para el abajo firmado, la necesidad en que se ha visto de entrar con V. E. en rectificaciones y observaciones que sinceramente habra deseado evitar en un asunto ajeno a los intereses inmediatos que V. E. representa, tanto porque en su larga residencia cerca de este gobierno nunca haba cesado de merecerle la confianza que V. E. invoca, cuanto porque en el fondo de la cosa exista el acuerdo de ambas partes. A V. E. toca medir hasta dnde su calidad de decano del cuerpo diplomtico de esta ciudad, le impona obligaciones para gestionar en favor del seor Vianna de Lima, y es respetando el juicio de V. E. a este respecto, que el abajo firmado, no ha querido pronunciarse en la materia; pero si V. E. haba encontrado incompatible con los derechos del decano en esta ocasin, la garanta de su gobierno sobre la efectividad de las seguridades ofrecidas por el Sr. Vianna de Lima, y crey V. E. de su deber limitarse a la simple transmisin de esas declaraciones, como aparece en su nota del 23 del corriente, hubiera agradecido a V. E. esta franca manifestacin al responder a la del 22, en que categricamente expresaba V. E. la esperanza de esa garanta. Empero, ante el silencio que V. E. ha guardado sobre este tpico en la citada nota de 23 del corriente, ces, desde luego, esa esperanza en el nimo del abajo firmado, y renunciando a ella su gobierno, se limit a una ligera alusin en su contestacin a V. E. El abajo firmado, debe a V. E. la declaracin de que ninguna promesa formal de garanta le ha sido hecha por su parte, pero lejos de creerla incompatible con la gestin de que el decano del cuerpo diplomtico se ha hecho cargo en favor de la legacin brasilera, haba comprendido subentendida esa garanta en la empeosa solicitud de V. E. El abajo firmado se considera dispensado de ponderar la fe que atribuye a las seguridades ofrecidas por el Sr. Vianna de Lima, en su declaracin del 23 del corriente, empeando la dignidad y honra del gobierno de S. M. el Emperador del Brasil, cuando sobre ese empeo de honor nacional, no ha trepidado su gobierno para enviar uno de sus buques a vapor, llevando hasta Buenos Aires el personal de la legacin cesante del Imperio. Se ve por esto, que el gobierno paraguayo, considera de todo punto imposible Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 133 que aquellas condiciones no sean respetadas, yendo as, todava, ms lejos que V. E. mismo. El abajo firmado siente no haber podido dar otra inteligencia que la que aparece de su nota del 25 del corriente, a la confianza manifestada por V. E. en la suya del 23, de que una vez ofrecidas las seguridades del Sr. Vianna de Lima, seran inmediatamente concedidas las facilidades de partida, mucho tiempo demoradas. El sentido genrico de la frase, la actualidad de su empleo y hasta la misma circunstancia de no haberse motivado el retardo, indujeron al abajo firmado, a la inteligencia que le ha dado, y en consecuencia crey de su deber levantarla, pero desde que V. E. se sirve declarar ahora, de que ha estado muy lejos de su nimo atribuir aquella demora a ningn acto ni culpa del gobierno del abajo firmado, este cumple el grato deber de expresar a V. E. su ms sincero agradecimiento. El abajo firmado, sensible a la expresin de gratitud que V. E. le dirige por la confianza y liberalidad con que su gobierno se propone hacer salir del pas al seor Vianna de Lima, se prevalece de esta ocasin para reiterar a V. E. las seguridades de su ms distinguida consideracin. JOS BERGES A S. E. el Sr. Charles A. Washburn, Ministro Residente de los Estados Unidos de Amrica. *** Ministerio de Estado de Relaciones Exteriores Asuncin, Noviembre 29 de 1864. SEOR MINISTRO: Tengo el honor de adjuntar a V. E. el pasaporte que ha pedido con fecha 27 del corriente para el Sr. Luis Barbacho Muniz Finza conductor de despachos a la legacin brasilera. Con tal motivo me es grato renovar a V. E. las seguridades de mi alta consideracin y estima. JOS BERGES A S. E. el Sr. Charles A. Washburn, Ministro Residente de los Estados Unidos de Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 134 Amrica. *** De las notas diplomticas reproducidas en este captulo, resulta que el ministro americano, seor Washburn, en su calidad de decano del cuerpo diplomtico extranjero residente en el Paraguay, haba credo deber intervenir en favor de su colega el ministro brasilero, seor Vianna de Lima, quien haba recibido sus pasaportes. Verdad es que el gobierno paraguayo, sin estar obligado legalmente a consentir en la intervencin de ningn representante extranjero en asuntos de su exclusiva potestad, tena, no obstante, el deber moral de respetar los principios del derecho internacional y las prcticas de las naciones civilizadas, otorgando la ms amplia garanta de seguridad personal a los miembros de la legacin brasilera que se retiraba del pas por causa de la ruptura de las relaciones amistosas entre el pas de su representacin y el de su residencia. Las inmunidades diplomticas cubren a los agentes pblicos hasta su salida del territorio del pas en que fue acreditado. Esa inviolabilidad empieza desde que el carcter pblico del agente extranjero se haya constatado a su entrada en el territorio del pas a que es enviado, hasta su retiro de l, a consecuencia del estado de guerra, u otras causas. Esas inmunidades cesan cuando el agente diplomtico por sus actos o manejos subversivos provoca de parte del gobierno local medidas de precaucin, o de defensa, contra l; es decir, si por sus actos de notoria complicidad en alguna maquinacin contra el orden y la seguridad del Estado de su residencia, llega a perder la confianza del gobierno cerca del cual ha sido acreditado. El gobierno del Estado ofendido, por miramientos al carcter pblico del agente extranjero, se limita de ordinario a comunicar a su gobierno los actos culpables de su ministro y a pedir su retiro, y el castigo correspondiente. En caso de necesidad urgente o de negativa del gobierno del agente infiel, el gobierno local tiene derecho a expulsar de su territorio al agente diplomtico. Es la prctica de las naciones civilizadas, ajustada a los principios consagrados Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 135 por el derecho internacional que regla la conducta de los pueblos entre si. El seor Vianna de Lima no se encontr en este caso. Su conducta fue siempre correcta ( 18 ).
II Testimonio formidable. Polmica entre O y X. Revelaciones curiosas. Protegiendo invasiones. Intervencin brasilera y argentina. Escapa por la tangente. Opinin formada sobre puntos discutidos. Adhesin escandalosa. Escuela del dictador Rosas. Velez-Sarsfiel y Juan Carlos Gmez. Se burl de la ocurrencia. Profeca del doctor Elizalde. Proceder falso.
El general don Bartolom Mitre, presidente de la Repblica Argentina y su prensa diaria sostenan que ninguna connivencia tena el gobierno argentino con la revolucin iniciada por el general Flores en la Repblica Oriental, contra el gobierno del seor Berro, cuya administracin era de las mejores, sino la mejor, que haya tenido aquel bello pas desde su emancipacin poltica. Sin embargo, existe un testimonio histrico formidable que confirma las acusaciones lanzadas sobre el general Mitre, de su participacin efectiva en la revolucin de Flores. En la polmica suscitada en la prensa de Buenos Aires, all por el mes de Febrero 1866, entre un seor X. que se deca ser el seor ministro argentino Mrmol, y un seor O. que ms tarde se revel ser el ilustrado ciudadano brasilero, seor Antunes, secretario del almirante, jefe de la escuadra brasilera en el Ro de la Plata. Respondiendo al seor X. en la Nacin Argentina, del 11 de Febrero, le deca el seor O:
Podamos tambin decir que si el Brasil intervino en la cuestin Oriental, fue porque la Confederacin Argentina suscit esa cuestin, protegiendo la invasin del general
18 El 9 de Enero de 1902, el agente diplomtico de la Repblica Argentina acreditado en el Paraguay, Seor Lauro Cabral dio asilo y proteccin a varios ciudadanos paraguayos, sindicados como iniciadores y autores del sangriento suceso que tuvo lugar en la asamblea legislativa el da mencionado 9 de Enero. Con este motivo, el gobierno paraguayo se quej a la cancillera Argentina de la conducta observada por su representante diplomtico en asuntos relacionados con el trastorno del orden pblico interno del pas; le pidi el retiro del seor Cabral, que haba dejado de ser persona grata para el gobierno del Paraguay. No tard en retirarle de la Asuncin, pasndole a la capital boliviana. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 136 Flores, y animando cuanto pudo la revolucin que encabezaba aquel general. Que si no hubiera aparecido aquella guerra civil, fomentada desde Buenos Aires, la campaa Oriental permanecera tranquila, los extranjeros brasileros no hubieran sufrido las violencias de que fueron vctimas por parte del gobierno blanco, y el gobierno brasilero no se hubiera visto en la necesidad de acudir en proteccin de este [aquellos].
El seor X. contrincante del seor O. responde en La Tribuna, en estos trminos: Si el seor O. piensa que el origen de la actual situacin, se encuentra en la cooperacin que prest la Confederacin Argentina a la invasin del general Flores; o si piensa que la situacin actual es obra de la Providencia, son opiniones que no creemos oportuno examinar: Nosotros pensamos de distinto modo. Creemos que la situacin actual, tiene por causa la intervencin brasilera en los negocios Orientales. Pero el examen de estas opiniones, es lo que no creemos oportuno.
La tremenda acusacin del seor O. contra el general Mitre no slo no ha sido refutada por el seor X. sino que qued subsistente y confirmada por el articulista de la Tribuna. Escap por la tangente, diciendo que no era oportuno proceder al examen de las opiniones en discusin! La opinin pblica en el Ro de la Plata qued perfectamente formada respecto a los puntos discutidos por los seores X. y O.; es decir, quedaron vigorizadas las acusaciones formuladas por el seor O. contra la conducta reprochable del gobierno del general Mitre, en los asuntos internos de la Repblica Oriental ( 19 ). En ese proceder del gobierno argentino, haba algo ms que las antipatas personales por uno u otro de los gobiernos del pas vecino. En vez de observar la conducta justa y honorable que le marcan la ley internacional y la prctica de los pueblos civilizados, dio pblica y escandalosamente su adhesin a
19 Guido Spano. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 137 tentativas criminales contra una nacin vecina, sin la observancia del menor respeto debido al derecho de los pueblos, y sin consultar para nada su propia dignidad y decoro. Quizs, el general Mitre haya credo llegada la oportunidad de tentar la realizacin de aquellos grandes pensamientos evocados por l. La escuela del general Mitre, o mejor dicho de su predecesor el dictador Rosas, ha hecho numerosos proslitos. Peor para los orientales, paraguayos y bolivianos, si se dejan distraer o sorprender por las expresiones almibaradas y maquinaciones tenebrosas de los eternos rivales de sus respectivas patrias. El honorable argentino, doctor Velez-Sarsfield, codificador y ex-ministro de su nacin deca el ao 1857 al doctor Juan Carlos Gmez, al despedirle en un banquete para Montevideo, estas textuales palabras:
Que sea feliz en todos sus pasos; que alce su antigua patria de la postracin y desgracia que sobre ella pesan; que el cielo y los hombres le ayuden a hacer de sus dos patrias UNA SOLA, como antes lo fueron; que a l se deba la unin en una sola Repblica del Estado Oriental y de los Estados del Plata.
Algunos escritores independientes de la prensa del Ro de la Plata, entre ellos, el polemista don Nicols A. Calvo, se burl de la ocurrencia del doctor Velez, tomndola como objeto de risa. Sin embargo, la cosa no era ni es para tanta chacota. Es una idea que subsiste y se alimenta. Ms tarde, en Abril 1865, el pensamiento de los seores Juan Manuel Rosas, general Mitre y doctor Velez, fue corroborado oficialmente por el doctor Rufino de Elizalde, ministro de Relaciones Exteriores del gobierno del presidente Mitre. Deca, al ministro plenipotenciario de la reina Victoria, el honorable gentleman, Mr. Thornton, lo que sigue: que esperaba poder vivir hasta ver a Bolivia, el Paraguay, el Uruguay y la Repblica Argentina unidos en una confederacin y formando una poderosa repblica en la Amrica del Sur Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 138 ( 20 ). Guido Spano deca en uno de sus escritos publicados en Buenos Aires, lo siguiente: Puesto ya en campaa el general Flores, ni los recursos que sac de nuestro pas eran suficientes a sacarle avante en su empresa, ni se observaba la neutralidad tan decantada por las autoridades argentinas; proceder falso e indeciso, que dejaba descontentos a todos aumentando cada vez ms las alarmas del gobierno oriental.
CAPITULO X
Preparativos blicos I Sustitucin del Jefe de la Legacin. Lpez pide armamentos y buques de guerra. Abre crdito ilimitado. Ingentes sumas entregadas. Extracto de cartas de F. Egusquiza. Remesas de fondos. Carta de don Luis Caminos. Ofertas de armas y buques de guerra. Sagacidad poltica y patriotismo. Tenia la confianza absoluta del P. E. Extracto de las cartas de Lpez a la legacin. Manifiesta urgencia en sus pedidos. Carta importante de 7 de Agosto 1864. La de 28 de Noviembre muy significativa. Lpez mistificado. Urquiza falta a sus compromisos.
Cuando el nuevo encargado de negocios de la Repblica, don Cndido Bareiro, dej la Asuncin en los primeros meses del ao 1864, para trasladarse a Europa a tomar posesin de las legaciones del Paraguay en las cortes de Londres y Pars en sustitucin del seor Carlos Calvo, las relaciones diplomticas del Paraguay con el Imperio del Brasil haban llegado ya a un
20 Si anexiona, o medita una anexin (la Argentina), puede estar segura de que en el momento en que lo llegue a manifestar, el Brasil se levantar en masa, y no dejar las armas hasta no haber logrado completa victoria. He aqu expuesto con toda franqueza el pensamiento del gobierno imperial. Expngale del mismo modo al gobierno argentino, y procure convencerle. (Instrucciones del gobierno brasilero a su ministro Octaviano, residente en Buenos Aires, Mayo 5, 1866) Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 139 estado de tirantez real, con motivo de la ingerencia del Imperio en los asuntos internos de la Repblica Oriental, protegiendo a una revolucin local con fuerzas de tierra y de mar. Por consiguiente, el gobierno del Paraguay, en previsin de lo que pudiera suceder, recomend con urgencia a su agente diplomtico, al despacharle para Europa, la compra y envo de los armamentos y buques de guerra de que precisaba, para hacer respetar sus derechos. Al mismo tiempo le autoriz para que hiciera construir en los astilleros de Europa dos monitores acorazados de 1 clase, capaces de abrirse paso en los ros Paran y Paraguay, hasta la Asuncin. Son los trminos textuales del encargo del mariscal Lpez. Para el cumplimiento de sus pedidos, le abri un crdito ilimitado en la casa de los seores J. A. Blyth, agentes financieros del gobierno de la Repblica en Europa, adems de las ingentes sumas que le haba entregado a su partida de la Asuncin, y de las fuertes cantidades que posterior y sucesivamente le enviaba de Buenos Aires el agente comercial del Paraguay en el Ro de la Plata, don Flix Egusquiza, por encargo del gobierno. He aqu el extracto de algunas de las comunicaciones del seor Egusquiza, avisando al encargado de negocios los giros que efectuaba a su favor: Con fecha 12 de Abril 1864, el seor Egusquiza, le dice:
Cumpliendo con lo que ofrec a V. a su pro-partida, le envo inclusa primera va de un giro del valor de & 8000, pagadero en Londres a los noventa das vista. Tambin le envo adjuntas las segundas vas de los giros, cuyas primeras las llev V. y que le servirn para si se le hubiesen traspapelado aquellas...
El 11 de Agosto 1864, le deca lo siguiente:
Inclusa le acompao primera va de un giro de & 2000, y segunda va del giro de & 4000, que le envi adjunta a mi anterior, esperando poder llenar la suma de & 8000 que tengo que mandarle por el siguiente correo... Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 140
Muchas otras remesas importantes de fondos ha hecho el seor Egusquiza, por orden y cuenta del gobierno paraguayo, al seor Encargado de Negocios, en los aos 1864-65 ( 21 ). El seor don Luis Caminos, alto funcionario paraguayo (colector general), escribi al seor Bareiro, de Buenos Aires, el 12 de Febrero 1865, lo que sigue:
Hace ocho das que me hallo en esta ciudad, a donde vine con el objeto de negociar algunos fondos para remitir a V. a esa; mas, hasta ahora no tengo esperanzas de llenar ese objeto, por la situacin actual del comercio... Sin embargo, pude haber obtenido algunos giros hasta por la cantidad de & 10.000, pero como es tan insignificante comparativamente a la necesaria, no he querido aceptar, por creer que esto sera un desprestigio del crdito de nuestro gobierno...
Los extractos que preceden demuestran las provisiones de fondos hechas a la legacin del Paraguay acreditada en Inglaterra y Francia en vspera de una guerra exterior. Ms adelante aparecern otros documentos autnticos sobre la misma materia. Cuando se tuvo conocimiento en Europa de la ruptura de las relaciones diplomticas entre el Paraguay, el Brasil y la Repblica Argentina, varios comerciantes de Marsella, Burdeos, Nantes, Havre, etc. se presentaron en la legacin paraguaya, a ofrecer al jefe de la misma, la cantidad y clase de armamentos que quisiera comprar para su pas, 20 o 30 mil fusiles, 4 o 6 bateras de artillera de campaa, de sistemas modernos. Le ofrecan tambin buques de guerra de la clase que quiera. El Encargado de Negocios se limit a agradecerles sus ofertas, dicindoles que no tena instrucciones de su gobierno para comprar y enviarle
21 Advierto que muchos de mis apuntes y notaciones histricas fueron sustrados de mi domicilio en 1874 por mandato inquisitorial de la autoridad que imperaba en el Paraguay en aquella nefasta poca bajo la influencia de fuerzas militares extranjeras... Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 141 armamentos! Sin embargo, la situacin en que se iba a encontrar el Paraguay en breve, era de extrema gravedad, encerrado hermticamente, sin comunicacin posible con el exterior. Por tanto hubiera sido de grande sagacidad poltica, y un acto de patriotismo, el proveer al gobierno del pas con instrucciones o sin ellas, de cuanto pudiera precisar en su encierro por los enemigos. El agente paraguayo tena plenos poderes y la confianza absoluta de su comitente, segn se ver por los documentos que se insertan en este captulo. Es cierto que el general Lpez, al despachar de la Asuncin a su representante, le pidi le mandara algunas muestras de fusiles y de caones, para hacer su eleccin; pero posteriormente le pidi que le enviara algunos miles de rifles y carabinas rifles y algunas bateras de artillera de campaa, segn consta de las correspondencias del mismo Lpez que van en este captulo. Habra sido una grave falta de imprevisin por parte del gobernante paraguayo el que no supiera apreciar el peligro de la posicin geogrfica del pas de su mando, para un caso de guerra internacional. Se dira, y con verdad, que un agente hbil, activo y previsor, que tiene la confianza plena de su comitente, debe proceder, en casos extraordinarios, de manera a subsanar las imprevisiones o negligencia de su representado, tratndose del mejor servicio de los intereses del pas de su representacin. Algunas bateras de artillera de campaa y algunos miles de fusiles comprados en Francia y en Inglaterra, no fueron despachados oportunamente y permanecieron en los depsitos en Nantes, Havre y Liverpool, con inmensos perjuicios para el Paraguay. Esos armamentos y su valor pagado fueron perdidos para el pas. He aqu en extracto algunas de las comunicaciones del mariscal Lpez a la legacin de la Repblica, que dan una idea acabada de la impaciencia con que aguardaba el jefe paraguayo recibir los armamentos que haba pedido a su representante oficial:
Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 142 Mayo 6, 1864. El ministro de hacienda escribe al cnsul y a V. mismo sobre nuevos fondos con que deber hacer frente a los gastos de armas y otros objetos que le han sido encomendados, as como la compra que ahora le encargo dems, mil quinientos rifles mosquetes Enfield Pattern, calibre 577, para 1200 yardas con espoletas, tapn, etc. de la mejor calidad, y mil carabinas rifles de caballera Enfield Pattern, calibre 577, para 300 yardas con espoletas, etc., todo de fbrica inglesa y segn las muestras presentadas por la casa de Blyth. F. S. L. *** Junio 21, 1864. El ministro de hacienda ordena a Buenos Aires la remesa de 40.000 pesos fuertes a la orden de Vd. y servir para hacer frente a los primeros gastos de la orden dada a Mr. du Graty, debiendo continuarse a remesar lo que falte... ( 22 ) Francisco S. Lpez *** Julio 6 1864. El negocio de armas me interesaba especialmente, pero ya veo que no hubo tiempo para tomar informacin alguna, y aguardo sus noticias por el primer vapor... F. S. L. *** Julio 21 1864 Grata me ha sido la noticia del estado general en que quedaban las compras de armas. Una parte estar ya en camino y la otra saldr a fines del mes entrante. Seguidamente habr Vd. recibido nuevos encargos de la misma especie, cuya adquisicin confo le habr sido ya ms fcil. La razn que Vd. apunta para haber dado la inspeccin de las armas a una
22 Esta orden fue destinada al pago del importe de las 36 piezas de artillera Krup, de grueso calibre, adquiridas en Prusia, casi ya en la vspera del rompimiento con el Brasil. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 143 compaa respetable, con preferencia a un oficial del gobierno; explica suficientemente el asunto. La larga demora no poda convenir a la premura recomendada. Quedo impuesto de cuanto Vd. me dice con respecto a las armas de infantera y caballera de Mont Stomb, y habr hecho Vd. bien de servirse de Mr. Curie, a quien se deban los conocimientos que Vd. ha llevado, as como las muestras aprobadas, sin ms alteracin en la infantera que la sustitucin de bayonetas de espada a las comunes; pero no ha hecho Vd. bien de intermediar la casa Blyth en este negocio, que debi tratar por s, teniendo ms de un inconveniente el camino que Ud. ha tomado. Mr. Curie, como Vd. sabe, haba recibido ya algunas comisiones directas, conducindose a mi satisfaccin, y en el negocio de las armas en cuestin obraba en representacin de los intereses fiscales y no del fabricante, debiendo abonrsele una comisin, y si esta toma tambin la casa Blyth, esto sera un recargo intil, adems de que en definitiva, ha encontrado Vd. que los precios de la casa de Curie eran ms ventajosos. Lo que digo de las armas de Mont Stomb en relacin a Mr. Curie y Blyth, no debe entenderse en cuanto a los otros encargos en que bien puede servir como intermediario de confianza la ltima casa; lo que no conviene es herir sin necesidad a casas que cada una debe tener sus pretensiones... Esto no impide para que Vd. haya tomado la resolucin que indica sobre caones de campaa, en vista de la resolucin del general Barn Ambert ( 23 ). La muestra de la carabina Mont Stomb estar ya en su poder a esta fecha. Se han recibido los nuevos planos de encorazados que ha mandado, y anunciado Vd. la casa Blyth; ellos por desgracia no han sido bastante completos y detallados, como hubiera sido a desear. Con todo por la adjunta copia de la orden del ministerio de guerra y marina, se informar Vd. de la resolucin tomada al respecto. En ella se da a Ud. una ingerencia directa en el negocio. Mi deseo es que se aproximen en cuanto sea posible a las condiciones y observaciones constantes de aquella comunicacin, y que desde luego, una vez arreglados los planos y el precio definitivo y el tiempo de construccin. MANDE VD. PROCEDER A SU MS RPIDA EJECUCIN SIN ESPERAR NUEVA RESOLUCIN:
23 General francs, escritor militar distinguido, amigo mo, a quin present el joven diplomtico paraguayo, para tratar con l sobre armamentos, etc. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 144 AS LO DEMANDA LA URGENTE NECESIDAD DE UN TAL ELEMENTO. Una vez resuelta la adquisicin de buques encorazados, no hay ya conveniencia inmediata en la compra de caoneras inglesas. ( 24 ) F. S. L. *** Agosto 7 1864. Supongo que el vapor de Liverpool que deba traer la primera remesa de armas llegar a Montevideo a mediados del corriente mes, y si la segunda que Vd. anuncia para estos das se expide por la misma va, no tardar tambin en llegar. Apruebo la autorizacin que V. se propona dar a Mr. Curie, sobre las armas de Mont Stomb. Los fusiles de este sistema deben ser conforme a las observaciones de Mr. Curie, es decir, cortos con bayonetas de espada, conforme al uso de la infantera inglesa y francesa. Muy oportunamente se haban tomado los informes que Vd. ha encargado al seor du Graty, sobre compra de caones rayados del gobierno prusiano, pues le ha sido expedida la orden de compra, de que usted tiene aviso. Quedo enterado del resultado de iguales, averiguaciones por parte de Mr. Tenr sobre armas francesas. Es suficientemente cara la batera de caones rayados de a cuatro, en el precio de ciento veinte y cinco mil francos, pero siendo posible adquirir quiero una de ellas. Necesito establecer comparaciones ( 25 ). Una vez que se haya comprobado la buena calidad de los fusiles depositados en Marsella, la compra de 4000, al precio indicado, habr sido oportuna, y si la existencia fuere mayor podr comprarse hasta el total de diez mil ( 26 )... RECOMIENDO NUEVAMENTE TODA ACTIVIDAD Y EMPEO EN LA
24 Ni encorazados, ni caoneras se han adquirido desgraciadamente. 25 En estas rdenes, Lpez ha incurrido en grave error. Los momentos no eran ya para hacer comparaciones entre sistemas de armas, sino pedirlas con urgencia. 26 Cuando se hizo esta oferta al agente paraguayo, varios amigos del Paraguay en Pars le instaron para que en lugar de consultar a Lpez sobre las armas, procediera a la compra de algunos miles y se las mandara, sin perder tiempo: pero el agente paraguayo entendi y procedi de otro modo diciendo que no tena instrucciones. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 145 CONSTRUCCIN DEL ENCORAZADO ORDENADO A LA CASA DE BLYTH POR EL PAQUETE ANTERIOR ( 27 )... El ministro de hacienda tiene orden de ir remesando fondos para todos los gastos ordenados... F. S. L. *** Agosto 21 1864 Por el Paraguar que llegar dentro de tres das espero saber la llegada del vapor de Liverpool con los fusiles y carabinas que Vd. anuncia. Queda recibida la copia de su carta de autorizacin a Mr. Curie, y espero que los objetos encomendados all llegarn prximamente. En mi carta de 9 de Mayo nada hay que debiera hacerle desistir de la compra de los fusiles ofrecidos por Tenr, y a este respecto confirmo lo que he dicho anteriormente. F. S. L. *** Octubre 21 1864. Quedo enterado del viejo espaol que me dice haber tomado al servicio de la legacin; es bueno para el primer ao y para cuando haya recargo de trabajo, pero no habiendo, DEBE VD. TRATAR DE HACER TODO NACIONAL EL SERVICIO DE LA LEGACIN, EJERCITNDOSE VD. MISMO EN TRABAJOS DE ESA NATURALEZA ( 28 ). A Mr. Curie se le manda la orden de dos mil lanzas y 8000 espoletas fulminantes de artillera, cuyo abono mandar Vd. efectuar, enviando tambin por su parte igual cantidad de espoletas del sistema francs, que da explosin, no por martillo, sino por la violenta friccin de un alambre tirado por gancho, de un tubo tambin de cobre. F. S. L. ***
27 Los encorazados Herval, Mariz y Barro, Baha, Lima Barros, Silvado, Colombo y Cabral, fueron construidos en Europa. Algunos de estos encorazados, SINO TODOS, excepto el Colombo y Cabral, han sido construidos por cuenta de Lpez. (Ouro Preto. A marinha d OutOra). 28 Se ve claramente que Lpez reconoca la falta de experiencia de su joven representante. Era tarde, desgraciadamente. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 146 28 de Noviembre 1864 Quiero que atendiendo a las erogaciones a que se halla Vd. autorizado, no descuide la casa de Blyth, en cuanto posible sea, porque aunque de Buenos Aires debe continuarse remesando a la orden de Vd. TODOS LOS FONDOS DISPONIBLES, bien claro est que esas remesas no pueden ser tan regulares ni tan cuantiosas por el estado actual en que estamos; y por ltimo har Vd. valer todos sus medios, para que la casa de Blyth no suspenda y siga ADELANTE CON LA CONSTRUCCIN Y APRESTO DEL ENCORAZADO DE QUE SE LE HA ENCARGADO, EMPEANDO EL CRDITO DEL GOBIERNO, DE QUE LA CASA TIENE YA SOBRADAS PRUEBAS. ( 29 ) Es notable el retardo puesto por el seor Curie en el apresto y envo del armamento que le ha sido encomendado, de manera que en la actual emergencia no puede ya contarse con esos recursos...( 30 ) (Fdo.) F. S. L. *** Enero 1 de 1865 DENTRO DE POCOS DAS EL GENERAL URQUIZA DEBE TOMAR UNA ACTITUD DECIDIDA, NO SIENDO POSIBLE QUE CONTINE COMO HASTA AQU. (Fdo.) F. S. L. *** Refirindose a la actitud probable de algunas provincias argentinas, en el caso de una alianza del general Mitre con el Brasil contra el Paraguay, Lpez, con fecha 26 de Febrero de 1865, deca:
El caso est prximo a suceder, y aunque no contamos todava con ningn disidente, porque el general Urquiza ha faltado a sus espontneos ofrecimientos, si la
29 Lpez estaba mistificado, y en qu circunstancia! Los seores Blyth no se han portado como debieran con el gobierno del Paraguay, a quien deban pinges beneficios, como su agente financiero en Europa. Eran inspirados por Bareiro. 30 Ya era demasiado tarde. La guerra haba empezado con el Brasil. Lpez se precipit a la guerra antes de recibir todos los elementos blicos pedidos a Europa, y que sus agentes tuvieron en encargo de mandrselos, y que retardaron su cumplimiento. Procedieron con marcada lentitud, que pareca ser calculada, a pesar del apremio que proceda de la Asuncin. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 147 guerra se hace inevitable con ese pas, contando con la decisin y entusiasmo de mis compatriotas, espero llegar a buen fin. (Fdo.) F. S. L.
II Primer encorazado brasilero. Aviso de Lpez a su legacin en Paris. Digna actitud del gobierne francs. Indiferencia del representante paraguayo. Misin especial del Barn de Penedo en Francia. Sus gestiones no tenan embarazo. Referencia del Marquez de Moustier. Desembargo del encorazado. Lleva el nombro de Silvado. Carta del agente paraguayo a Lpez. Su derecho a reclamar. Otra carta del mismo al mismo. La espontaneidad del gobierno francs. Comunicacin del Encargado de Negocios a Lpez. Su falsa aseveracin. Declaracin de los funcionarios del ministerio. Manifestacin curiosa del agente paraguayo.
El Brasil, tan pronto como se apercibi de la inminencia, o mejor dicho, de la seguridad de una guerra con el Paraguay, orden a sus agentes residentes en Europa, la adquisicin por compra y construccin de buques encorazados, adecuados para la navegacin de los ros. En consecuencia, sus representantes contrataron en Francia la construccin del primer encorazado brasilero que fue puesto en los astilleros de la Seyne cerca de Touln. El mariscal Lpez haba tenido noticia de la construccin de este buque encorazado por cuenta y orden del Brasil; con tal motivo escribi a su agente diplomtico Seor Bareiro con fecha 1 de Febrero 1865, en estos trminos:
El Brasil construye en los puertos de Inglaterra y Francia, varios buques blindados, CUYAS SALIDAS confo habr Vd. embarazado. Uno de ellos veo que ha sido lanzado al agua en el puerto de Marsella, si mal no me recuerdo el 2 de Diciembre. ( 31 ) (Fdo.) F. S. L.
31 Se refera al encorazado puesto en construccin en los astilleros de la Seyne. Lpez saba que su representante caracterizado, tena suficiente derecho para oponerse a la partida del encorazado y de cualquier otro elemento blico destinado contra el Paraguay. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 148 *** Despus que fue recibida en Europa la noticia del rompimiento de relaciones entre el Paraguay y el Brasil, el gobierno francs orden ESPONTNEAMENTE a las autoridades martimas de La Seyne para que embargasen el buque encorazado, puesto en construccin por cuenta del Brasil en dicho puerto francs, a fin de que su construccin no terminase y fuese despachado para el teatro de la guerra. Con esta disposicin oportuna y generosa del gobierno de Napolen III, la construccin del buque ces y qued bajo la vigilancia de las autoridades martimas de dicha localidad. Los amigos del Paraguay, que eran numerosos en Francia, se apresuraron a comunicar a su representante diplomtico la medida tomada por el gobierno imperial de Francia, respecto al encorazado en cuestin. Mas, el agente paraguayo no tuvo ni la cortesa de expresar al gobierno francs su agradecimiento, a nombre de su comitente, por la rectitud de su conducta de neutral. Tan pronto como lleg a Ro de Janeiro la noticia del embargo del mencionado encorasado, el gobierno imperial, aunque tena su ministro plenipotenciario residente en Pars, el seor de Macedo, acredit a su representante en Inglaterra, Barn de Penedo, diplomtico sagaz e inteligente, en misin especial, para que pasara a Francia a gestionar ante el gobierno francs, el desembargo del referido buque encorazado, retenido espontneamente por las autoridades francesas. Toda la prensa de Pars y de Londres anunciaba el objeto de la misin especial del ministro Penedo y sus gestiones ante el gobierno francs; pero el agente diplomtico del Paraguay no juzg necesario dar ningn paso cerca del gobierno francs, en el sentido de embarazar los trabajos del Barn de Penedo, e impedir que consiguiera el desembargo del referido encorazado. Esto me lo ha referido ms tarde el mismo ministro de Relaciones Exteriores de Napolen III, marqus de Moustier y sus empleados del ministerio. Intil es decir que el plenipotenciario brasilero, Barn de Penedo, secundado activa y eficazmente por su colega residente en Pars, seor de Macedo, trabaj cerca del gobierno francs con la ms Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 149 completa libertad y facilidad durante dos meses, y al fin consigui levantar el embargo del buque, hizo seguir y terminar su construccin, e inmediatamente lo despach para el teatro de la guerra. Es el que actualmente lleva en la escuadra brasilera el nombre de Silvado, y que tan prominente rol jug en los pasajes de las fortalezas de Curupaity y Humait. Con fecha 7 de Marzo 1865, el Encargado de Negocios escribi al presidente Lpez la siguiente carta, sobre el buque encorazado, a cuya construccin se refera este ltimo en su comunicacin de 1 de Febrero, que queda reproducida.
La corbeta construida para el Brasil en el astillero de la Seyne est aprontndose para salir sin armamento, sin duda porque temen que yo trate de impedir su salida ( 32 ). Su calado es de cinco metros, igual a 18 pies y 3 pulgadas medida inglesa, y por lo tanto intil para con nosotros. Maana a las diez tengo que recibir por conducto de Mr. Arman todos los pormenores de este buque y de la circunstancia de su expedicin, para que despus de una consideracin ms detenida, resuelva si ha de convenirnos o no atajarlo ( 33 ).
Corroborando su nota de 7 de Marzo 1865 el Encargado de Negocios dirigi al mariscal Lpez, con motivo de la disposicin del gobierno francs, prohibiendo la construccin y salida del encorazado puesto en obra en los astilleros de la Seyne, por cuenta del Brasil, la siguiente comunicacin, de fecha 24 de Marzo del mismo ao:
32 Era natural que recelasen, puesto que en su carcter diplomtico tenia perfecto derecho de reclamar contra la construccin de cualquier buque destinado a los ejrcitos de la triple alianza, en guerra con el Paraguay. Pero desgraciadamente de balde tenan recelos los agentes aliados por cuanto el del Paraguay les dejaba la libertad absoluta de sus actos. 33 Y por qu no ha de convenir. atajar o impedir el despacho de ese poderoso elemento destinado a combatir contra el Paraguay? Nada ms natural ni ms ajustado a derecho que impedir la salida del encorazado en cuestin. Proceder de otro modo, era faltar al cumplimiento del ms imperioso de los deberes. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 150 La caonera que los brasileros llaman corbeta, construida en astillero de La Seyne, no podr pasar un momento por delante de nuestro monitor, y por su calado, como dije antes, no puede entrar en los ros, y es dudoso que pueda hacerse a la mar por ahora, porque el gobierno francs ha impedido espontneamente su salida ostensible para el Brasil. Un caballero de Touln me ha escrito que dicha corbeta brasilera est en el mismo puerto de Touln, a cargo de un piquete de infantera de la marina francesa. ( 34 ) (Fdo.) C. B. ***
Posteriormente, el 7 de Abril, volvi a escribir el seor Encargado de Negocios a su comitente, sobre el mencionado encorazado, en estos trminos:
Hasta ahora no tengo noticia de que se trabaje en Europa por cuenta del gobierno brasilero ningn buque con que se podr tentar el pasaje por delante de Humait, y ni creo que se ha construido Nl SE CONSTRUIR JAMS SEMEJANTE BUQUE, porque hasta ahora no se ha construido coraza de buque de poco calado, que sea invulnerable a las piezas de 68, a una distancia regular.
Se comprende que el gobierno francs haya accedido a las reclamaciones y pedidos de los plenipotenciarios brasileros, en vista de la inaccin e indiferencia del representante paraguayo, a quien incumba el deber de oponerse, con perfecto derecho, a las gestiones brasileras. Esta observacin se me haba hecho en ms de una ocasin, posteriormente, en el ministerio de Relaciones Exteriores de Francia, por los seores de Mollard y Geoffroid, el primero jefe de la reparticin de Protocolos y el ltimo, subdirector de la direccin poltica del ministerio de Relaciones Exteriores, con ttulo de ministro plenipotenciario.
34 Con reconocer la espontaneidad de la conducta del gobierno francs, el agente paraguayo confiesa que no ha solicitado la prohibicin de la construccin y partida del encorazado en cuestin, de un puesto neutral. El Paraguay fue mejor servido por la autoridad francesa que por su propio agente diplomtico. Es la verdad histrica. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 151 Por mi parte comprenda la necesidad y conveniencia de impedir a todo trance que el imperio del Brasil se proveyera en los pases neutrales de buques, encorazados y de otros elementos de guerra, destinados contra el Paraguay; pero el jefe de la legacin se manifestaba invariablemente como sigue: que no slo no crea deber impedir el envo de esa clase de buques por cuenta del Brasil, sino que se ofrecera el mismo para conducirlos en persona, pues siendo demasiado grandes, estaba seguro de que seran del todo intiles para las operaciones militares en los ros. Desgraciadamente fue el encorazado construido en la Seyne, uno de los primeros que hostilizaron a las posiciones paraguayas de ltapir y Paso de Patria.
CAPITULO XI
Las hostilidades I Se produjo el casus belli. Manifestacin entusiasta de la poblacin al gobierno. Discurso de Lpez. Este prepara una expedicin militar a Matto-Grosso. Revista de las tropas expedicionarias. Proclama patritica del presidente Lpez. Libro titulado Primeras batallas.
Cuando lleg a la Asuncin la confirmacin de la noticia de la invasin del territorio Oriental por fuerzas brasileras, de que el gobierno paraguayo haba hecho casus belli, en su protesta de 30 de Agosto, una efervescencia profunda se produjo en la opinin pblica; entusiastas manifestaciones populares se organizaron por los ms conspicuos habitantes de la Asuncin. Los Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 152 manifestantes se dirigieron al palacio de gobierno, donde presentaron al presidente Lpez un documento firmado por todos ellos, ofrecindole sus servicios personales y sus bienes, para sostener los derechos de la Repblica y la soberana de la nacionalidad paraguaya. Lpez les recibi en el palacio izando la bandera nacional, que fue saludada con 21 tiros de can. Al concluir la lectura del manifiesto, Lpez tom la palabra y dirigindose a los circunstantes, se expres en estos trminos:
A nombre de la patria os doy gracias ciudadanos, por la solemne manifestacin que me hacis y cuya principal importancia consiste en la sinceridad y espontaneidad de que vens haciendo justo alarde. Como magistrado y paraguayo, me felicito de recibir aqu consignada vuestra elocuente adhesin a la poltica del gobierno por una explosin de patriotismo, como la que representa esta populosa reunin. El Paraguay no debe aceptar ya por ms tiempo la prescindencia que se ha hecho de su concurso, al agitarse en los estados vecinos cuestiones internacionales que han influido ms o menos directamente en el menoscabo de sus ms caros derechos. Al asumir la situacin que ha provocado vuestra generosa adhesin y ofrecimiento, no me he hecho ilusiones sobre la gravedad de esa misma situacin; pero vuestra unin y patriotismo y el virtuoso ejrcito de la Repblica han de sostenerme en todas las emergencias para obrar cual corresponde a una nacin celosa de sus derechos y llena de un grandioso porvenir. En el desempeo de mis primeros deberes es que he llamado la atencin del emperador del Brasil sobre su poltica en el Ro de la Plata, y todava quiero esperar que, apreciando la nueva prueba de moderacin y amistad que le profeso, mi voz no ser desoda; pero si, desgraciadamente no fuese as, y mis esperanzas fueran fallidas, apelar a vuestro concurso, cierto de que la patritica decisin de que estis animados, no ha de faltarme para el triunfo de la causa nacional, por grandes que puedan ser los sacrificios que la patria demande a sus hijos. Entre tanto, permaneced tranquilos en la imponente actitud que habis asumido, Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 153 mientras no me veis en la necesidad de apelar directamente a vosotros.
Por la noche hubo serenatas, bailes, msica y toda clase de diversiones populares. Lpez prepar una expedicin militar a la provincia brasilera de Matto- Grosso, bajo la direccin del entonces coronel, ms tarde general Vicente Barrios. En la vspera de la partida de las fuerzas expedicionarias, el general Lpez pas revista en el Hospital Potrero a los diferentes cuerpos designados para la campaa del Norte. Concluida la parada, Lpez dirigi a sus tropas una proclama elocuente y patritica. Vase nuestro libro: Primeras batalla.
II Irona del consejero Paranhos. Su segunda maravilla. Invasin a Matto-Grosso. Toma de Coimbra. La primera maravilla. Guido Spano. Destruccin de Paisand. Tremenda afirmacin de Paranhos. Falsa neutralidad del gobierno de Mitre. Expresin audaz. Compra y construccin de encorazados. El diario brasilero La Aurora. Plaza de armas del imperio. Valor de las intrigas. Opinin de Guido Spano. La triple alianza pactada can anterioridad. Carta leda por Paranhos en el Senado. xito de la diplomacia brasilera. Improperios contra el Paraguay. Casus belli.
Estamos amenazados de la intervencin del Paraguay, deca irnicamente y con una pueril ligereza el notable estadista imperial Paranhos en su discurso de 5 de Junio en el Senado brasilero. El gobierno argentino (dgase general Mitre) como yo, dudaba siempre de esta segunda maravilla paraguaya ( 35 ). Pero cuando Lpez requiri oficialmente permiso para pasar con su ejrcito por el territorio de Corrientes, a todos pareca que tentaba seriamente aquella empresa, y en todo caso ya no era lcito tratar aquella amenaza, como una ficcin.
35 Se refera a la invasin de Corrientes y Ro Grande por fuerzas paraguayas. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 154 Ah! La guerra civil se desarroll en la Repblica Oriental, con la proteccin que reciba su caudillo, el general Flores de los Estados vecinos. El Imperio del Brasil se hizo su aliado. Los ejrcitos imperiales traspusieron las fronteras de Ro Grande y ocuparon una ciudad oriental. El Paraguay, consecuente a los compromisos contrados ante el mundo, por su protesta de 30 de Agosto, declar la guerra al Imperio; penetr con su ejrcito en Matto-Grosso; asalta y toma el fuerte de Coimbra y ocup militarmente una extensin considerable de aquella provincia. Fue la primera maravilla del consejero Paranhos. Al mismo tiempo, el patriotismo oriental hace explosin y la defensa de Paisand caus la admiracin del mundo. La espada fulgurante de Leandro Gmez, inmolado brbara y cobardemente, escribi en los muros de la heroica cit oriental, la sentencia capital del trono del invasor imperial. Paisand combati y sucumbi gloriosamente. (Guido Spano). El gobierno del general Mitre, mistificando al pas de su mando y a las naciones extranjeras, declaraba su neutralidad en la lucha ardiente que el gobierno oriental sostena contra la revolucin del general Flores, sostenida por el Imperio. El general Mitre suministraba secretamente los armamentos necesarios para destruir a Paisand, este baluarte de la independencia oriental, afirmaba el escritor argentino ya citado. El seor Paranhos deca en la referida sesin del Senado, estas palabras:
En el primer ataque e Paisand nos faltaron algunas municiones, y las encontramos en los parques de Buenos Aires Dnde, pues, est la pretendida neutralidad del gobierno del general Mitre? La historia se encargar de narrar algn da los pormenores de las maquinaciones tenebrosas que dieron por resultado la cada de Montevideo, la instalacin de la dictadura del general Flores y la destruccin tenida en vista de la Repblica del Paraguay.
Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 155 El presidente Mitre deca en un mensaje presentado al Congreso argentino: Conocido es el feliz desenlace de la cuestin oriental Feliz desenlace! De laudace, encore de laudace, loujours de laudace. Los arsenales del imperio se ponan en movimiento, trabajndose en ellos da y noche. Las naves imperiales que haban incendiado a Paisand, tan a mansalva, no fueron conceptuadas suficientemente capaces para afrontar a Humait. As, el gobierno imperial orden a sus agentes en Europa la adquisicin por compra y construccin de buques encorazados. Al mismo tiempo mand construir en los arsenales de Ro Janeiro varios monitores igualmente encorazados. La Aurora, peridico brasilero, redactado por ilustrados patriotas de esa nacin, refirindose al estado de cosas de la poca, deca lo siguiente:
Eso no est en el espritu de los pueblos, prueba de ello [es] la repugnancia que se mostr para marchar a la provincia Cisplatina, el horror que hay por el servicio militar y por el reclutamiento, y la continua desercin de que se quejan los jefes de los cuerpos. A veces hemos lamentado, no el espritu militar de los brasileros, sino la fatuidad que nos inspiran los antiguos gobernantes, que los nuevos cultivan con distinguido esmero. Una cosa es haberse impuesto al pueblo el rgimen militar, habrsele regimentado en 1, 2 y 3 lnea, y otra es que ese pueblo tenga hbitos e inclinaciones guerreras. Nuestros capitanes de milicias, nuestros comandantes y algunos de nuestros oficiales generales, apeteceran muy poco una campaa en que recogiesen laureles y triunfos, y no estaran muy dispuestos a marchar a la frontera. Es esa tendencia a la fatuidad, el amor a los alampados y las condecoraciones, ms bien que el amor a los combates, lo que hemos argido a algunos de nuestros compatriotas, lo que hemos acriminado al gobierno que sistemticamente promueve sa desgraciada inclinacin.
El gobierno imperial del Brasil y sus consejeros penetrados de la insuficiencia de las tropas formadas con los elementos a que se refiere La Aurora, se pusieron en campaa activa para reclutar las poblaciones guerreras Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 156 de los pases del Plata, que sirvieran de vanguardia en la campaa proyectada. Con esos fines se impartan instrucciones y se despachaban hbiles diplomticos. En cuanto al general Flores, su contingente estaba asegurado, y haca ya de Montevideo la plaza de armas del Imperio. (Guido Spano). Sin embargo, el Imperio tena an necesidad de dominar la voluntad de los altivos argentinos, de manera a utilizarles en la poltica imperial. La cuestin era, cmo y de qu medios valerse para inculcar a los argentinos la necesidad de abandonar los beneficios de la paz y hostilizar al Paraguay, que no les ha inferido ninguna ofensa, en la prensa y en los clubs. Las dificultades eran arduas, indudablemente. Sin embargo, de qu sirven el talento, la intriga, el conocimiento de los hombres? decan los representantes imperiales.
A los que no son propensos del engao, se les seduce. agregaban. No faltan desgraciadamente, verdad es, en las alturas, vanidades que se inflaman con el humo del incienso de las adulaciones soeces. Hay conciencias mercantiles, inteligencias traficantes confundidas en derredor de los caracteres honrados y probos.
Es creble que el Imperio, o sus hombres, persuadidos de la realidad ofensiva de esas reflexiones, se hayan resuelto a abordar a los republicanos argentinos, sugirindoles compromisos, sin razn y sin causa en la guerra que se preparaba a sostener contra el Paraguay? Si la austeridad republicana no hubiese sufrido cierta decadencia, los agentes imperiales no hubieran jams emprendido semejante tarea en los republicanos Estados del Ro de la Plata. (Guido Spano). La triple alianza estaba pactada con anterioridad a la invasin de Corrientes por las fuerzas paraguayas, segn se patentiza con las palabras del primer ministro de la corona imperial, el seor consejero Paranhos, pronunciadas en la sesin ya mencionada del Senado brasilero.
Estamos amenazados por el Paraguay, deca el primer ministro imperial, Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 157 desde el 30 de Agosto, y el gobierno argentino slo considera casus belli la violacin de su territorio por el Paraguay. El pensamiento cordial de las instrucciones que yo recib, era el de obtener la alianza del gobierno argentino, tomando por base el elemento oriental, representado por el general Flores, en el sentido de la pacificacin del Estado Oriental, y resolucin de las cuestiones internacionales pendientes.
El mismo seor Paranhos ley en la Cmara de Senadores una comunicacin confidencial que le dirigiera el ministro de Relaciones Exteriores, seor Juan Pedro Daz Vieira, con fecha 7 de Enero 1865, en estos trminos:
El gobierno imperial confa en que V. E. en las circunstancias difciles en que nos encontramos, sacar todo el partido que permiten tales noticias (invasin paraguaya a Matto-Grosso) interesando en la lucha al gobierno argentino, tanto ms cuanto que parece que ese gobierno no podr por mucho tiempo conservarse en la posicin de NEUTRALIDAD IMPERFECTA que desea. Los acontecimientos le han de obligar a cambiar de poltica.
El seor Paranhos manifest que la alianza con la Confederacin Argentina era prevista y obviada, dada la hiptesis, que se realiz, de la invasin a Corrientes por las fuerzas paraguayas. (Segunda maravilla de Paranhos).
La verdad es que la diplomacia del Imperio obtuvo rpida y esplndidamente todo cuanto quera del gabinete argentino, presidido por el general Mitre, a pesar de ser contra la voluntad del pueblo argentino, contra sus anhelos y sus necesidades de paz, sus simpatas manifiestas por el Paraguay, sus prevenciones tradicionales contra el Imperio, en fin, contra sus intereses primordiales; la prensa de Buenos Aires adicta al gobierno de Mitre, se desat en improperios contra el Paraguay y en dicterios a Lpez; abog pblicamente por la alianza con el Imperio (!!) y los agentes imperiales que tejan sus redes, envolvan en ellas al jefe del gobierno, sin esfuerzos de ninguna especie; estaba pronto. Desde luego exigan al general Mitre y conseguan con l protocolizar las conferencias que haban celebrado y en las que el jefe del Estado Argentino se haba Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 158 comprometido a no permitir el trnsito por Corrientes al ejrcito paraguayo, debiendo hacer casus belli de la violacin de su dominio territorial. (Guido Spano).
III Segunda edicin de la campaa de Belgrano. Ignominiosa ingratitud del derrotado de Cepeda. Solicitud de pasaje inocente. Estratagema del general Mitre. Su resultado. Nota paraguaya de Enero 14. Su contestacin negativa de Febrero 9. Dr. Elizalde ignora los antecedentes de la expedicin martima. Notable afirmacin de Nabuco. Expresin del anotador del libro de Schneider. Opiniones de Grocio, de Vatel. Otras doctrinas semejantes. Son principios generales. Alternativa peligrosa. Declaracin de guerra a la Argentina. Mensaje del Poder Ejecutivo. Dictamen de la comisin especial del Congreso. Su resolucin soberana. Ocupacin de Corrientes. Gobierno provisorio. Falta de tacto diplomtico. Combinacin frustrada.
Se atribua al bigrafo del general Belgrano [Mitre] el deseo ardiente de hacer una 2 edicin de la campaa del Paraguay, a fin de practicar la correccin de ciertos errores militares que l crea cometidos por su predecesor. Esos errores consistan en que el mulo de Belgrano supo tomar la precaucin de implorar previamente la alianza de dos vecinos, para proceder a la rectificacin de la campaa del ao 1811, en que no hubo triple alianza. As, si la historia registra la derrota en Paraguar y la capitulacin de Belgrano en Tacuar, la misma consignar en sus anales la cobarda e ignominiosa ingratitud con que procedi hacia el Paraguay en 1865, el hroe de Cepeda, es decir, el derrotado, en 1859 y salvado por el Paraguay, en el mismo ao, de una humillacin militar y anulacin poltica. Los acontecimientos se haban precipitado. Lleg el momento, despus de la declaracin de guerra al Imperio, en que el Presidente del Paraguay, ajustando su conducta a las prescripciones de la ley internacional, y apremiado de una manera imprescindible por las necesidades urgentsimas de la guerra, solicit cortsmente del gobierno argentino, el pasaje inocente de sus tropas por el territorio desierto de las misiones correntinas. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 159 El general Mitre, presumiendo la impresin que su contestacin negativa producira lgicamente en el nimo de Lpez, sabiendo como saba, que ste tena conocimiento de que la ciudad de Corrientes estaba destinada a ser la base de operaciones blicas de la escuadra brasilera contra el Paraguay, le neg el pasaje solicitado. La estratagema del general argentino le dio el resultado que buscaba. He aqu ntegra la nota paraguaya:
Asuncin, Enero 14 1865. A S. E. el seor Ministro de Relaciones Exteriores de la Repblica Argentina, Dr. Rufino de Elizalde. El abajo firmado, ministro secretario de Estado de Relaciones Exteriores, tiene el honor de dirigirse a V. E. por encargo del Excmo. seor Presidente de la Repblica, para solicitar el asentimiento del gobierno argentino, a fin de que los ejrcitos de la Repblica del Paraguay puedan transitar por el territorio argentino de la provincia de Corrientes en el caso que a ello fuesen obligados por las operaciones de la guerra en que se encuentra empeado este pas con el imperio del Brasil. Siendo notorios los graves motivos que obligaron al gobierno del abajo firmado a aceptar la guerra a que lo provoc el imperio, por el desprecio de su protesta de 30 de Agosto, corroborada por la del 3 de Setiembre del ao prximo pasado, e importando dichos motivos un estricto deber para todos los gobiernos que tienen conciencia de sus derechos y de sus ms vitales intereses, el gobierno de esta Repblica espera que el argentino querr condescender sin dificultad a esta solicitud, protestando desde ya que todo el trnsito se efectuar sin gravamen para los pueblos y con toda la consideracin debida a las autoridades argentinas. El gobierno del abajo firmado se lisonjea de que el de V. E. se servir tomar en consideracin este atento pedido, tanto ms cuanto que accediendo a l, en nada alterar ni empeorar su poltica al respecto, ni tampoco originar complicaciones o reclamaciones de parte del gobierno imperial del Brasil, visto que existen precedentes del gobierno de V. E. que autoriza esa concesin. Cuando en el ao 1855, el gobierno imperial juzg conveniente iniciar la poltica de apoyar con su escuadra y ejrcito las negociaciones pendientes con la Repblica del Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 160 Paraguay, haciendo subir una escuadra numerosa, con tropas de desembarque por las aguas del Plata y del Paran hasta el ro Paraguay, lo hizo con el consentimiento del gobierno de Buenos Aires, segregado entonces de la Confederacin Argentina, as como con el del gobierno nacional de esa Repblica, a lo menos as dej suponer el silencio de los dos gobiernos, y corrobora esta conviccin la acogida hospitalaria y amistosa que la escuadra brasilera encontr en el territorio argentino para proveerse de toda clase de recursos. El gobierno del abajo firmado prescindi entonces de tomar en consideracin un hecho hostil a sus intereses y a su propia soberana. Despus de este precedente, que no es lcito mirarlo con indiferencia, el gobierno imperial no puede considerarse ofendido por el acto de consideracin que el abajo firmado solicita hoy de manera diversa, sin apartarse de los principios de equidad y justicia, visto que los gobiernos de Buenos Aires y de la Confederacin permitieron el pasaje por el territorio argentino, en beneficio de la accin del Brasil. Sin prejuzgar la poltica que el gobierno de V. E. juzgue conveniente observar en la actual guerra entre el Brasil y el Paraguay; respetando las convicciones que la motiven, el gobierno del abajo firmado no duda de que esa poltica no ser de naturaleza a impedir al de V. E. la concesin de este acto de justa reciprocidad, permitiendo el pasaje del ejrcito de esta Repblica para la provincia brasilera de Ro Grande del Sur, con las garantas oficiales. Y como las circunstancias apremiantes exigen una pronta solucin de este amistoso pedido, el portador de la presente nota, el seor don Lus Caminos, lleva el encargo de recibir y traer la respuesta que el gobierno de V. E. quiera dignarse dar a esta comunicacin. El abajo firmado aprovecha esta ocasin para reiterar a V. E. las seguridades de su consideracin y estima. (Fdo.) JOS BERGES (Traducida de la obra Schneider) *** El ministro argentino doctor Elizalde respondi a la nota que precede, con fecha 9 de Febrero 1865, diciendo que su gobierno haba visto con dolor el Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 161 rompimiento de las relaciones amistosas entre gobiernos vecinos y amigos, como los del Paraguay y del Brasil y que se propona, observar la ms estricta neutralidad en la guerra, que nada pudo hacer para evitarla ( 36 ). Que consecuente con ese propsito, respetara por su parte los legtimos derechos de ambos beligerantes, cumpliendo hacia ellos los deberes de amistad y de buen vecino, solicitando a su vez que se respeten los derechos de la soberana y de la neutralidad del pueblo argentino. Que por tanto, el gobierno argentino, fiel a sus deberes de neutro, y consultando los deberes de la nacin, no considera conveniente acceder al pedido del gobierno del Paraguay. Si bien que el derecho del gobierno argentino para no declarar los motivos de esta negativa sea incontestable y que slo baste enunciarla para que sea acatada, sin embargo, la consideracin en que tiene al gobierno del Paraguay, y el deseo de remover la ms remota causa que pueda alterar sus buenas relaciones, obligan al abajo firmado a manifestarlos a V. E. amistosamente. El ministro argentino pretende que no exista ninguna de las causas que segn los principios del derecho de gentes podan influir en la opinin del gobierno argentino para conceder a los beligerantes el trnsito por el territorio de la provincia de Corrientes: La concesin que se solicita, prosigue el doctor Elizalde, tiene todos los inconvenientes que justifican una negativa, segn las doctrinas y prcticas constantes, admitidas por las naciones cultas. Que concedido el trnsito al gobierno del Paraguay, quedara libre tambin para el Brasil, y entonces el territorio neutro argentino vendra a ser el teatro de la guerra y de este hecho surgiran males o complicaciones muy graves, que es del deber del gobierno evitar y prevenir. V. E. reconoce que el trnsito que solicita no puede dejar de causar esos males y peligros, cuando protesta que se efectuar sin gravamen de los pueblos y con toda la consideracin debida a las autoridades argentinas, protesta que no puede satisfacer al gobierno argentino, que no puede admitir, y que no evitara esos males y peligros, porque importara dejar a juicio del gobierno del Paraguay el modo de ejecutar el trnsito y que sera autorizarle, en cierta forma, poniendo a su disposicin para una operacin blica
36 El cinismo no puede ser ms escandaloso. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 162 toda la provincia de Corrientes, por los trminos genricos de la solicitud, a ejercer jurisdiccin en territorio argentino y porque a pesar de sus deseos no podra evitar las consecuencias forzosas de convertir ese territorio en teatro de guerra. Lo que se juzg conveniente hacer en el ao 1855, no obliga al gobierno argentino a proceder del mismo modo. El neutro puede conceder o negar el trnsito a los beligerantes, en uso de un derecho que en ningn caso puede alienar; por consiguiente puede concederlo en una guerra y negarlo en otra posterior, cuando la experiencia le haya demostrado el error que antes cometi, o los males sufridos le hayan hecho comprender mejor sus intereses. ( 37 ) Mas, el recuerdo que V. E. hace no tiene aplicacin al caso para el cual es invocado. Tratbase entonces del trnsito por agua para una negociacin que acab por un arreglo diplomtico, y fue esta la explicacin dada por el gobierno imperial, cuando se le pregunt cul era el objeto del trnsito, neg tener objeto hostil, lo que qued corroborado por el acto de ser admitido benvola y amistosamente por el mismo gobierno del Paraguay; que lejos de inferir menoscabo a su soberana, se manifest respeto por ella, puesto que como nacin soberana toca solamente al Paraguay determinar dentro de sus lmites el modo y forma, en que las dems naciones deben acercrsele para tratar de sus cuestiones, o para dirimirlas. An as mismo, tratndose del trnsito por los ros de que el Imperio del Brasil es ribereo y para un fin pacfico ( 38 ), V. E. lo clasifica en la nota a que contesto, de acto
37 Es una doctrina curiosa de prctica internacional la que pretende sostener el ministro argentino. Un gobierno verdaderamente neutro, imparcial y de intenciones sanas, acuerda o niega las concesiones a los beligerantes, sin excepcin ni consideracin por ninguno de ellos. Pero en el caso de que se trata, el gobierno argentino, pretendido neutro, hace concecin al enemigo del Paraguay y le niega a ste la misma concesin. Es una neutralidad sui generis del doctor Elizalde. 38 Fin pacfico! Se ve que el ministro argentino, doctor Elizalde, ignoraba los antecedentes y el objeto real de la expedicin martima que mand el imperio del Brasil al Paraguay en 1855. He aqu lo que afirman varios publicistas y notables estadistas brasileros sobre el particular, entre ellos el eminente hombre pblico, consejero Joaqun Nabuco: El primer Lpez haba dado los pasaportes al ministro brasilero Leal, acusndole en una nota de dedicarse a la intriga y a la impostura en odio al supremo gobierno del Estado y de levantar atroces calumnias contra l... En demanda de satisfaccin de la ofensa hecha por el presidente del Paraguay al ministro brasilero, el gobierno de ste envi a la Asuncin una escuadra mandada por Pedro Ferreyra, en el que si aada a la calidad de jefe de la misma, la de plenipotenciario... Fue muy censurada entonces la actitud de Pedro Ferreira, pero parece probable que el abstenerse de subir a viva fuerza el Paraguay, ante la intimacin de Lpez, fue la ms prudente y discreta resolucin que pudo adoptarse. Las instrucciones de nuestro negociador y almirante, escribi poco despus Paranhos, autorizaban para ciertos casos, un procedimiento enrgico y militar. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 163 hostil a los intereses y a la soberana del Paraguay, clasificacin infundada, que tendra mucha fuerza si el gobierno del Brasil lo emplease en el caso de concederle a una expedicin militar por el territorio de la provincia de Corrientes, con el fin declarado de llevar la guerra a una de las provincias... No existe, pues, la justa reciprocidad que V. E. invoca, recordando el hecho del ao 1855 para que se conceda al gobierno del Paraguay el trnsito terrestre de su ejrcito para la provincia brasilera de Ro Grande; no slo es un caso diverso, sino porque ni an como precedente puede invocarse en el presente, an dado el caso que fuese anlogo, para determinar la reciprocidad, que slo es aplicable a la continuidad de una guerra y no a una situacin pasada a que el mismo gobierno del Paraguay puso trmino, sellando amistosamente compromisos solemnes, que establecieron el derecho de la navegacin de los ros, para los ribereos, a que fueron agregadas otras estipulaciones sobre la materia, que definiendo claramente los derechos y deberes de estos, en la paz y en la guerra, que entonces no estaban determinados, completando as aquel derecho que tiene por base la mutua conveniencia y el mutuo consentimiento. La reciprocidad consiste en conceder en una guerra la misma cosa a los beligerantes, no en dar a estos lo que se concedi en otra guerra anterior. No hay reciprocidad entre el trnsito inocente por aguas navegables para llegar a una negociacin pacfica y el trnsito con un fin que se declara hostil ( 39 ). Puede con todo concederse por agua a los beligerantes, sean o no ribereos de los ros que van a pasar, an mismo que no existan tratados que lo concedan, sin que por eso se tenga que dar forzosamente trnsito terrestre, y si el fluvial est reconocido para la paz y para la guerra a uno o ms beligerantes, debe ser mantenido para todos igualmente. Esto es lo que constituye la reciprocidad. Mas en nombre de sta no puede solicitarse trnsito terrestre porque se concede el fluvial, ni del derecho a este, se deduce el otro.
Pedro Ferreyra expuso en comunicacin reservada de 11 de Abril 1855, las razones que tuvo para considerar su misin pacifica en vez de guerrera. Reflexion cuerdamente. 39 El anotador del libro de Schneider, Jos da Silva Paranhos, hijo del clebre estadista brasilero de este nombre, se expresa sobre la negociacin pacfica del almirante Pedro Ferreyra, en estos trminos: Sigui la misin especial confiada al jefe de escuadra Pedro Ferreyra, que se present en las Tres Bocas con ana imponente fuerza naval y tropas de desembarque. Esa misin tena por objeto OBTENER SATISFACCIN de la ofensa hecha al Imperio en la persona de su representante (ministro Leal). He ah la negociacin pacfica a que se refiere el honorable ministro argentino, doctor Elizalde. El Paraguay contest entonces con el mismo derecho con que se le amenazaba, el derecho de la fuerza, quedando sin efecto el aparato militar. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 164 El gobierno argentino no duda que las consideraciones expuestas han de pesar en el juicio ilustrado del gobierno del Paraguay, y que haciendo la debida justicia a los sentimientos amistosos que le expresa, comprender que no le es posible acceder a su solicitud y confa en que por su parte ha de propender a evitar todo motivo que pueda alterar las relaciones amistosas que tiene el ms decidido empeo en cultivar y estrechar. El abajo firmado aprovecha esta oportunidad para reiterar a V. E. las seguridades de su alta consideracin y estima. (Fdo.) RUFINO DE ELIZALDE (Traduccin de la obra de Schneider). *** EL gobierno argentino no peda legalmente dejar de acceder a la peticin del Paraguay, tanto ms cuanto que se le garantizaba que el pasaje de las fuerzas paraguayas se efectuara en perfecto orden. El clebre tratadista Grocio, el verdadero creador del derecho de gentes moderno, ha dicho en su grande obra: Nuestro temor injusto, no priva de su derecho al que pide pasaje por nuestro territorio. Vatel, otro autor competente y respetado en Europa y Amrica, es an ms explcito que Grocio:
El derecho de trnsito es un resto de la comunin primitiva, en la cual la tierra era comn a los hombres, y su acceso libre donde quiera para todos, segn sus necesidades; nadie puede ser privado enteramente de este derecho; pero su ejercicio es restringido por la introduccin del dominio y de la propiedad. Desde esa introduccin no puede usrsele sino respetando los derechos propios de los dems. El efecto de la propiedad, es hacer prevalecer la utilidad del propietario sobre la de cualquier otro. As, pues, cuando el dueo de un territorio juzga a propsito negaros su entrada, es preciso que tengis razones ms poderosas que todas las suyas, para entrar en l, a pesar suyo. Tal es el derecho de la necesidad: este os permite una accin, ilcita en otras circunstancias, la de no respetar el derecho de dominio. Cuando una verdadera necesidad Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 165 os obliga a penetrar en pas ajeno, por ejemplo si no podis sustraeros de otro modo a un peligro inminente, si no tenis otro pasaje para procuraros los medios de vivir, o los de satisfacer cualquier otra necesidad indispensable, podis forzar el paso que se os rehsa injustamente.
El tratadista Burlamaqui, cuya obra fue editada y anotada por Dupn ain, en 1820 en Pars, se expresa en estos trminos, respecto a la materia:
Es deber el consentir el pasaje inocente a todas las naciones con las cuales se est en paz, y este deber comprende a las tropas como a los individuos... Si la injusticia de la negativa fuese manifiesta, si en el uso y en el caso de que hablamos, el pasaje fuese indudablemente inocente, una nacin podra hacerse justicia s misma, y tomar por la fuerza lo que se le negase injustamente... Si el pasaje es forzado en semejante ocasin, se reprochar menos al que le fuerza, que a la nacin que fuera de propsito se ha trado esta violencia. La necesidad extrema y absoluta suspende todos los derechos de propiedad, y si el dueo no est en el mismo caso de necesidad que nosotros, os es permitido hacer uso, a pesar suyo de lo que le pertenece. As, pues, cuando un ejrcito se ve expuesto a perecer, o no puede volver a su pas, a menos de atravesar por territorio neutro, tiene el derecho de pasar contra la voluntad del soberano de ese territorio, y de abrirse paso con la espada en la mano. Pero primero debe pedir el pasaje, ofrecer seguridades y pagar los daos que hubiese causado. ( 40 )
Tales son los principios generales que reglan la conducta de las naciones civilizadas en tiempo de guerra y que el sentido comn los sanciona. Lpez ajust la suya a esos principios y prcticas de las naciones civilizadas. El gobierno del general Mitre los viol con escndalo del mundo. Esa
40 Es precisamente lo que el Paraguay cumpli con el gobierno argentino, prometindole abonar los daos que sus fuerzas pudieran causar a travs de los territorios desiertos de las Misiones. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 166 violacin fue funesta a la nacin argentina que perdi en consecuencia la vida de miles de sus hijos y millones de su fortuna pblica. Fciles comprender cun crtica y peligrosa lleg a ser la situacin del Paraguay, colocado en la alternativa de perecer en la inaccin, o de forzar el pasaje denegado, sin la aquiescencia del dueo de la propiedad. Lpez comprendi que la pretensin del gobernante argentino, era dejar encerrado al Paraguay en su territorio; pero teniendo pleno conocimiento de las maquinaciones secretas del general Mitre con los agentes del emperador del Brasil, prescindi de la negativa del pasaje solicitado, e hizo marchar su ejrcito al travs del territorio argentino con direccin a la provincia enemiga de Ro Grande, previa declaracin de guerra por el congreso paraguayo a la Repblica Argentina. As, el Paraguay, previendo que la guerra se le traera por el imperio del Brasil en connivencia de los generales Flores y Mitre, crey conveniente prevenir los sucesos y tomar la ofensiva en la lucha que se organizaba. Declar la guerra al gobierno argentino, en virtud de la resolucin del congreso paraguayo, reunido en sesin extraordinaria. He aqu el texto de la resolucin legislativa del 18 de Marzo 1866 y de los documentos oficiales que la preceden:
Mensaje de S. E. el Sr. Presidente de la Repblica del Paraguay al H. Congreso Nacional Muy Honorables Seores Representantes de la Nacin Siento la ms viva satisfaccin al veros reunidos en este augusto recinto en momentos solemnes para la patria. El inters pblico y las graves materias de que vais a ocuparos, me han decidido a usar de las atribuciones que me confiere el artculo 4 Tit. 7 de la ley de 13 de Marzo de 1844. convocndoos extraordinariamente para buscar en vuestro patriotismo y luces el consejo que ha de guiar al gobierno, y en vuestra autoridad, la cooperacin que ha de robustecer su fuerza para corresponder a las esperanzas de la nacin. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 167 Desde que me habis confiado la direccin de los destinos de la Repblica, uno de mis ms constantes objetos ha sido la conservacin de las relaciones internacionales y me es grato anunciaros que se conservan en pi de cordialidad con todas las potencias amigas, a excepcin del Imperio del Brasil y la Repblica Argentina. El gobierno imperial prevalido de una poltica insana, y de circunstancia, dignas de lastimarse, ha provocado nuestras armas a la lucha, sin que para evitarla haya sido bastante todo el esfuerzo, la moderacin y el espritu conciliatorio del gobierno. El gobierno argentino, a quien el paraguayo nunca ha cesado de dar exuberantes pruebas de una sincera amistad, ha creado tambin una situacin incierta en nuestras relaciones, a consecuencia de un cambio de notas en que aquel gobierno, lejos de corresponder a la lealtad y franqueza, ha credo conveniente eludir las explicaciones amistosas que le eran demandadas. Una dificultad momentnea surgi tambin con la Repblica Oriental del Uruguay, pero dadas las satisfacciones debidas, las relaciones amistosas se han restablecido. Los motivos de la ruptura de nuestras relaciones con el Imperio del Brasil, y del estado poco cordial en que han quedado con el gabinete argentino, son los sangrientos acontecimientos que hoy enlutan la Repblica Oriental del Uruguay, y amenazan dislocar el equilibrio del Ro de la Plata. Estas dos potencias garantes de la independencia de aquel Estado, son las que hoy la atacan, y el Brasil que en 1850 en un tratado solemne sostena con nosotros la necesidad del stastu quo de las nacionalidades de esta parte de Amrica, y especialmente la autonoma de la Repblica Oriental, se ala al partido rebelde, que lanzado de la capital argentina y con los auxilios de un comit revolucionario pblicamente establecido all, desola la riqueza nacional y ensangrienta el suelo patrio. La repblica del Paraguay a quien ni por la importancia que haba conquistado por sus constantes esfuerzos, ni por su seguridad y vida interior y exterior, no era dado prescindir del principio de equilibrio de los poderes del Ro de la Plata, ni poda mirar con indiferencia los sucesos que all se preparaban, hizo cuanto estuvo de su parte para precaver tan grandes males, ya solicitando amistosas explicaciones del gobierno argentino, para desvanecer los recelos del oriental, sobre su neutralidad en la guerra intestina que le devoraba, y ya ofreciendo su mediacin amistosa al Imperio del Brasil, para el arreglo pacfico de sus diferencias con la misma Repblica Oriental a, quien se Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 168 amenazaba con la presin de una escuadra y ejrcito terrestre. La efusin de sangre, no pudo, sin embargo evitarse, por que infructuoso el ofrecimiento de mediacin, el Imperio del Brasil bien pronto declar que la cuestin de reclamaciones sobre daos y perjuicios, datados desde doce aos atrs, la confiaba a las fuerzas navales y terrestres para que ejecutaran represalias, y con este nombre se ha hecho la guerra que hoy aflige a aquel pas. Resolucin tan grave no fue comunicada al gobierno de esta Repblica, cuya amistosa relacin acababa de ser eludida como no necesaria. Hasta entonces el gobierno de la Repblica, esperaba todava, que mejor aconsejado el de S. M. el emperador, le ofrecera las explicaciones honorables que aquietasen los serios temores que abrigaba por la conmocin del equilibrio del Estado del Plata, base de la prosperidad, tranquilidad y respetabilidad de estos pases, y as lo notific en una formal declaracin al gobierno imperial; pero este acto solemne fue tambin intil, y aquel gobierno, despreciando en l a la Repblica, procedi a la ocupacin y conquista del territorio Oriental. Ultrajada la honra y la dignidad nacional y comprometida la seguridad e integridad de la Repblica, el gobierno se ha visto en la imperiosa necesidad de aceptar la guerra a que el Imperio le obligaba, para sostener los principios de su vital inters, y lavar el honor patrio, tantas veces insultado por el mismo imperio. Razones militares y polticas y la seguridad de nuestras fronteras del Norte, aconsejaron al gobierno la inmediata ocupacin de una parte del territorio de Matto- Grosso, que el Imperio haba usurpado a la Repblica con injuria de los derechos que le asisten por el descubrimiento, la posesin y los tratados, acumulando en ellos grandes recursos militares, para ejecutar nuevos avances en el territorio nacional. El gobierno orden la ocupacin de aquellas comarcas, y las expediciones militares que all se han emplearlo, han tenido ocasin de gloria para nuestras armas y de prueba para su disciplina y bravura. Era necesario repeler as la injuria del Brasil, y para ello el gobierno ha sido estimulado por el dictamen del Consejo del Estado y la pblica manifestacin que de la nacin ha recibido. En previsin del conflicto que pudiera suceder con el Imperio del Brasil por nuestra Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 169 frontera del Este, y en el deseo de precaver todo motivo de desavenencia con la Repblica Argentina y de abundar todava en pruebas de consideracin y respeto hacia el pueblo argentino, mi gobierno, sobreponindose a justos resentimientos, solicit el beneplcito de aquel gabinete para transitar el territorio de Corrientes, cuando los sucesos de la guerra as lo obligasen, pero no solamente acaba de denegar ese beneplcito al mismo tiempo que protege la accin del Brasil, franqueando sus aguas para la escuadra y ejrcito imperial, sino que extiende esa negativa al territorio nacional de las misiones orientales del Paran, reclamando urgentes explicaciones sobre la presencia, y objeto de nuestras fuerzas por aquella parte. La situacin del pas reclamaba la adopcin de medidas conducentes a su defensa, el ejrcito de lnea ha sido considerablemente aumentado, llamando a las armas los ciudadanos que han corrido a la voz de la patria a ocupar sus puestos en las filas con un entusiasmo digno del mayor elogio, consecuente con las manifestaciones populares en favor de la causa pblica. Ahora viene a solicitar el gobierno vuestra soberana decisin y la conducta que debe guiarle en tan grave emergencia. En la edad casi octogenaria y decadente salud del Reverendo Obispo Diocesano, la conservacin y aumento del culto del Estado, aconsejaba la provisin de un Coadjutor, haciendo mrito de las relevantes calidades del Dean de la Santa Iglesia Catedral, Presbtero Ciudadano Manuel Antonio Palacios, fue presentado para este fin a Su Santidad el Papa Pio IX, que reconociendo la urgente necesidad se dign proveer sin demora las bulas de institucin, y mediante el celo paternal de su Beatitud la iglesia paraguaya no ha tenido que deplorar una nueva viudedad a la muerte del Reverendo Obispo Ciudadano Juan Gregorio Urbieta. El estado interno del pas es satisfactorio, la paz y armona reina en la administracin y los funcionarios pblicos desempean sus deberes con patriotismo y celo. Las finanzas del Estado han hecho y continan haciendo a frente a las crecidas erogaciones que exigan los trabajos pblicos y los preparativos blicos. Los Ministros Secretarios de Estado en los diferentes Departamentos darn a V. H. cuenta de sus respectivos Departamentos. Al llamaros, Honorables Representantes a estas Sesiones, han sido mi objeto daros Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 170 cuenta de la situacin del pas, de las medidas que he credo conducentes a salvar su ms vitales intereses, y con entera fe en vuestra ilustracin y patriotismo os someto los graves negocios que vais a tratar, cierto de que animados de un verdadero amor a la patria, posedos de todo el celo que demanda la honra, dignidad y prosperidad del pas, corresponderis con vuestras deliberaciones a esta confianza y a la de vuestros compatriotas que en estos momentos fijan los ojos en vosotros. Asuncin, Marzo 5 de 1865 Francisco S. Lpez *** MEMORIA S. E. EL SR. MINISTRO SECRETARIO DE ESTADO EN EL DEPARTAMENTO DE RELACIONES EXTERIORES PRESENTADA AL H.C.G.E. EN 5 DE MARZO DE 1865.
Vengo, Honorables seores Representantes de la Nacin, en cumplimiento de mi deber, a dar cuenta al Congreso Nacional del estado de nuestras relaciones exteriores, manifestando la marcha quo ha, seguido este ministerio, desde la, fecha en que mi ilustre antecesor dio su ltimo informe a esta augusta corporacin. La conservacin de las buenas y amistosas relaciones con los gobiernos vecinos y amigos, ha sido siempre el desideratum del gobierno y el objeto constante de sus trabajos; pero graves cuestiones surgidas en las Repblicas del Plata, muy especialmente en el Estado Oriental del Uruguay, han agitado profundamente los nimos en esta parte de Amrica y han llegado a perturbar nuestra paz de ms de medio siglo, siendo provocados por el Imperio del Brasil a una guerra, que no hemos podido evitar sin deshonor y mengua de la dignidad nacional. Por su orden comenzar a informar a V. H. de las diversas gestiones que han tenido lugar desde Noviembre del ao 1862. Uno de los primeros cuidados de S. E. el Sr. General D. Francisco S. Lpez, tan luego como fue llamado a la presidencia de la Repblica por el voto unnime de sus conciudadanos, fue atender a las necesidades de la Iglesia, presentando a Su Santidad el Papa Pio IX para Obispo Coadjutor de esta Dicesis al Presbtero ciudadano Manuel Antonio Palacios. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 171 Nuestro Santsimo Padre tom luego en consideracin esta solicitud, y bien pronto fueron expedidas las bulas a favor de nuestro virtuoso prelado, instituyndole Obispo de Mallos y Coadjutor del Paraguay, con futura sucesin a esta Dicesis. El 11 de Octubre de 1862 el Congreso Nacional argentino autorizaba al P. E. de esa Repblica, para celebrar un convenio especial con don Jos Lavarello para la navegacin a vapor del Bermejo, concedindole terrenos en propiedad a la derecha y a la izquierda de este ro. Con tal motivo este ministerio se dirigi al de igual clase de esa Repblica, pidiendo esclarecimientos y una explicacin prctica de aquella parte de la ley, sealando el punto de las concesiones a Lavarello. La contestacin del gobierno argentino dada el 31 de Enero de 1868, fue satisfactoria, no alterando en nada y dejando en toda su fuerza y vigor los derechos que pudieran tener ambos pases sobre esa parte del territorio del Chaco que baa el Bermejo, hasta el arreglo definitivo de la cuestin de lmites. Anexo N. 1. El 15 de Enero de 1863, S. S. Mr. William Doria daba conocimiento a este ministerio que el gobierno de S. M. B. haba aprobado la convencin firmada por los Seores Snchez y Doria el 14 de Setiembre del ao anterior, para el arreglo definitivo de las diferencias que desgraciadamente existan entre el gobierno ingls y el del Paraguay, relativamente a la cuestin Canstant, Tacuar y Litle Polli. Este desenlace amistoso de la ruidosa y debatida cuestin anglo-paraguaya, restableca las buenas relaciones entre ambos pases, y desde entonces una Legacin qued establecida en la corte de Londres. A su vez S. M. la Reina del Reino Unido de la Gran Bretaa e Irlanda, cre una Legacin en esta capital, y el 27 de Agosto del mismo ao el caballero don Eduardo Thornton fue recibido en Palacio en audiencia pblica, donde present la carta credencial que le acredita Ministro Plenipotenciario de S. M. la Reina cerca del Exmo. Sr. Presidente de la Repblica. El 7 de Marzo de 1863 lleg a este puerto H. E. Mr. Charles Lefebvre de Becourt, Ministro Plenipotenciario de S. M. el Emperador de los franceses; el 13 del mismo mes fue recibido en audiencia pblica, y despus de haber entregado dos autgrafos que S. M. el Emperador Napolen III enviaba a S. E. el Presidente de la Repblica, expres el objeto de su misin, que era canjear las ratificaciones de la convencin de 9 de Agosto de 1862, para la renovacin y confirmacin del tratado de 4 de Marzo de 1853, cuyo acto tuvo lugar Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 172 el 16 del mismo mes, despus de haberse labrado las respectivas certificaciones del canje. Estn pues, vigentes los tratados entre el Paraguay y la Francia. El 2 de Setiembre de 1863 el representante de la Repblica Oriental del Uruguay, denunciaba a este gobierno los antecedentes circunstancias y tendencias de la invasin encabezada por el general Don Venancio Flores, que desde el territorio argentino se lanz al oriental, llevando la guerra y la desolacin a ese pas. Impuesto el gobierno, con pesar, de la grave situacin en que se hallaba colocada esa Repblica amiga, contest este ministerio al oriental que no seria indiferente a un tal estado de cosas, que afectando la tranquilidad y prosperidad de una Repblica hermana y amiga, no poda menos que influir funestamente sobre los intereses generales de esta Repblica, y que apreciando debidamente las consecuencias que pueden llegar a ejercer aquellos acontecimientos, sobre el equilibrio, la seguridad y la paz de los Estados del Plata, se diriga con la misma fecha al gobierno argentino para recabar explicaciones, sobre esos acontecimientos, esperando que la rectitud de sus principios, la consideracin de sus intereses permanentes y el ser uno de los garantes de la independencia del Estado Oriental, no perturbara la tranquilidad de un Estado amigo. El gobierno, estimando justa y elevada la poltica del argentino, y en la confianza de que apreciara los efectos que pudieran producir en el nimo de los otros gobiernos la creencia de su participacin en los negocios internos del Estado Oriental, cuya independencia garanti por un tratado solemne, y cuya existencia poltica, es condicin del equilibrio y de la paz que protege los intereses de todos en el Ro de la Plata, solicit amistosas explicaciones sobre la invasin Flores, esperando confiadamente, que esas explicaciones sobre los sucesos orientales seran tan amplias, que colocaran al gobierno del Paraguay en situacin de desvanecer cualquiera desfavorable impresin, que se hubiese apoderado del espritu del gobierno oriental. El gobierno argentino contest el 2 de Octubre del mismo ao con palabras amistosas, pero el del Paraguay, no habiendo hallado en esa contestacin las explicaciones que haba solicitado, y no pudiendo prescindir de ellas, en presencia de las graves complicaciones que haban surgido en el Ro de la Plata, replic el 21 del mismo mes y tuvo lugar el cambio de notas que termin con fecha 6 de Febrero del ao de 1864, declarando el gobierno que, en la necesidad de prescindir de las explicaciones amistosas, que le haba denegado el argentino, en adelante atendera solamente a sus propias Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 173 inspiraciones sobre el alcance de los hechos que pueden comprometer la autonoma del Estado Oriental, a cuya suerte no le era permitido ser indiferente, ni por la dignidad nacional, ni por sus propios intereses en el Ro de la Plata, como lo hallaris detallado HH. SS. RR., en el anexo N 2. Pasar a informar a V. H. de los nobles esfuerzos que el gobierno ha hecho para consolidar la soberana e independencia de la Repblica Oriental del Uruguay, amenazada por la revolucin Flores, y abiertamente sostenida y protegida por el Imperio del Brasil y por el gobierno argentino; pero desgraciadamente todos sus buenos oficios fueron estriles, por dominar en los consejos de los gabinetes de ambos gobiernos las malas pasiones y la ambicin del predominio sobre esta parte de Amrica. Desde que el representante oriental denunci el peligro que corra la autonoma de su pas, el gobierno trabaj activamente por la tranquilidad y el bienestar de esa Repblica amiga, ya empleando su poder moral y su influencia para dulcificar su situacin, ya haciendo reclamaciones al gobierno argentino que no fueron atendidas, ya ofreciendo mediacin amistosa para el arreglo de las diferencias pendientes entre la Repblica Oriental y el Imperio del Brasil, que infelizmente no fue aceptada. En estas circunstancias, y cuando el gobierno de la Repblica se empeaba ardorosamente en sostener la cansa del gobierno oriental, un incidente inesperado tuvo lugar en la rada de Montevideo, entre el comandante del vapor nacional Paraguar que haca el servicio de paquete esta y esa capital, y las autoridades del puerto de aquella ciudad por haber llevado entre sus pasajeros a los deportados orientales Dr. don Jaime Estrzulas, don Francisco Carabia y don Adolfo Bazaez, lo que ocasion un cambio de notas entre las autoridades de Montevideo y el comandante del paquete nacional Paraguar, que se vio obligado a dejar el puerto antes del tiempo prefijado para su salida. Este conflicto vino a paralizar nuestra accin a favor de los intereses orientales y a cortar temporariamente nuestras relaciones con aquella repblica. El gobierno pidi explicaciones sobre este hecho que afectaba gravemente el honor de la Repblica del Paraguay y reclamaba una justa reparacin. El gobierno oriental se prest a dar una amplia satisfaccin por aquella penosa ocurrencia, y su representante en esta ciudad dio en ese sentido una solemne declaracin con fecha 3 de Junio del 64. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 174 Restablecidas las buenas relaciones, el gobierno se hall de nuevo habilitado para continuar mostrando su inters, en todas ocasiones, por la conservacin de la paz e independencia de esa Repblica amiga. Por no ser difuso en la explanacin de los constantes esfuerzos que altamente honran a S. E. el Presidente de la Repblica, en sostener la soberana del Estado Oriental y la conservacin del equilibrio de esta parte de la Amrica, someto a la H. R. N. el anexo N 3. Pasar a llenar el deber de dar conocimiento a los HH. SS. RR. de la nacin de los motivos de nuestra ruptura con el Brasil y de la situacin difcil en que se hallan nuestras relaciones con la Repblica Argentina. Cumplido el trmino prefijado por la convencin estipulada con el Grasil en la corte de Ro Janeiro el 6 de Abril de 1856, de sealar los lmites de ambas naciones dentro del preciso trmino de seis aos, el gobierno del emperador no dio un paso en el sentido de definir esa grave cuestin de sumo inters para la Repblica y el Imperio; por el contrario, en el decurso de ese tiempo, fund las colonias de Dorados y Miranda en territorio comprendido entre los ros Igatimi e Igurey, con repugnante violacin de nuestros derechos. A pesar de esa flagrante violacin de las estipulaciones del tratado de 1856, el deseo de no alterar con el gobierno imperial las relaciones de buena inteligencia y vecindad, y en la creencia, que mejor aconsejado ese gabinete por la razn y la justicia de nuestra causa, apreciara la moderacin del de la Repblica, esperbamos confiadamente que esa reparacin no se hara esperar por parte de aquel gobierno. Dos aos despus de esta situacin indecisa, apareci en esta capital el Sr. Cayetano Mara de Lpez Gama, nombrarlo por el gobierno imperial encargado de negocios cerca de esta repblica; pero este caballero, pocos das despus de su llegada a la Asuncin, perdi la salud y el 9 de Abril pidi pasaporte para retirarse temporariamente a restablecerse en el Ro de la Plata, solicitando verbalmente dejar al Sr. Jarbas Muniz Barreto, adido de esa legacin, en clase de encargado de negocios interino, regenteando la legacin imperial del Brasil, sin manifestar autorizacin competente de su gobierno. Este ministerio no pudo acceder a esta solicitud, por no establecer el precedente de crear legaciones, y despus retirar el jefe, dejando los negocios a cargo del adido, y el Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 175 seor Lpez Gama levant entonces la legacin retirndose al exterior. Anexo nm. 4. Algn tiempo despus apareci la misin del seor consejero Saraiva en el Estado Oriental del Uruguay, hacindose acompaar de una imponente fuerza naval en el Ro de la Plata y la aproximacin de un ejrcito en aquella frontera. Aparato tan inesperado como alarmante hizo temer al gobierno de la Repblica una conflagracin entre ambos Estados, que no poda sino afectar los grandes intereses con que estn ligadas las Repblicas del Plata. Animado este gobierno de sentimientos de cordial amistad, y en el deseo de cortar los males que pudiera traer un rompimiento entre el Estado Oriental y el Brasil, crey conveniente ofrecer su mediacin oficiosa para el arreglo de las cuestiones pendientes entre ambos pases; pero desgraciadamente estos buenos deseos, tan nobles y desinteresados, no fueron aceptados. Habiendo fracasado la misin de los seores Elizalde, Saraiva y Thorton que haban intentado el arreglo de las cuestiones internas del Estado Oriental, el enviado especial del Brasil el consejero Saraiva, viendo frustrada esta negociacin en que haba tomado una parte tan activa e interesada, notific al gobierno oriental el 4 de Agosto el ultimtum de que, si dentro del perentorio trmino de seis das, no acceda a dar satisfaccin a las reclamaciones que haba representado en proteccin de los sbditos del Imperio y databan desde el ao 1852, ordenara a las fuerzas imperiales de mar y tierra procediesen a represalias. El gobierno oriental que se encontraba en guerra con la revolucin encabezada por el general Flores, se hallaba en la imposibilidad de acceder a una exigencia, que a la vez era humillante y atentatoria a la dignidad de aquel Estado; sin embargo, hizo en obsequio de la paz todo lo que poda hacerse en esas apremiosas circunstancias, proponiendo al representante del Brasil el sometimiento de la oportunidad de los reclamos a uno de los agentes extranjeros que quisiera nombrar. El seor Saravia rehus este medio conciliatorio a que anteriormente se haba adherido el Brasil, aceptando los principios estipulados en el congreso de Pars, principios que acababa de invocar para conciliar sus dificultades con la Inglaterra. En esta situacin extrema de que poda surgir graves y numerosos males para los intereses vitales de todas las nacionalidades del Plata, el gobierno de la Repblica, se vio en la imperiosa necesidad de prevenirlos por su concurso decidido e inmediato. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 176 Entonces fue que el ministerio a mi cargo, con fecha 30 de Agosto ltimo, dirigi al seor Vianna de Lima, ministro residente de S. M. el emperador del Brasil, una nota, en que despus de exponer con franqueza la grave situacin creada por el ultimtum de 4 de Agosto, y el derecho que tena de apreciar el alcance y las consecuencias que poda traer tan violenta resolucin para los que tienen inters en sus resultados, ha declarado la necesidad en que se vea el gobierno de la Repblica en no permitir que las fuerzas imperiales ocupasen el territorio oriental ni temporaria ni permanentemente, debiendo considerarse tal acto como atentatorio al equilibrio de los Estados del Plata y a la seguridad, paz y prosperidad de esta Repblica. Tan justa como necesaria declaracin, reclamada anticipadamente con sinceridad y en bien de la paz, por cuyo medio esperaba el gobierno de la Repblica que el del emperador reconsiderase los actos abusivos del seor Saraiva en el Estado Oriental, en vez de encontrar eco en el nimo del seor ministro Vianna de Lima, notific por su comunicacin de 1 de Setiembre que ninguna consideracin hara cesar a su gobierno en el empeo de proteger la vida, honra y propiedad de los sbditos de S. M. el emperador. Esta declaracin explcita autorizaba al gobierno de la Repblica para prevenir, desde ya, los desbordes del poder imperial contra los altos principios e intereses que haba invocado; pero no hizo uso de este derecho, esperando todava que el gobierno imperial hara justicia a la necesaria ingerencia que el de la Repblica haba tomado por su propia seguridad, por la, paz general y por el mutuo respeto que se deben los gobiernos. Pero con profunda pena, el gobierno de la Repblica lleg a saber, que fuerzas brasileras se haban apoderado de Villa de Melo, capital del departamento de Cerro Largo, en virtud de rdenes de su gobierno en desprecio de la protesta, del 30 de Agosto. El gabinete imperial procedi as, sin tentar siquiera una explicacin amistosa, que garantice al gobierno nacional que sus miras no eran de absorcin y conquista; por el contrario, vel su resolucin con un silencio injurioso a la Repblica. No slo nuestros intereses, sino tambin la honra y dignidad nacional, se vean comprometidas, desde entonces, por la conducta inusitada del gobierno imperial, y el de la Repblica no pudiendo consentir la mengua de sus ms caros derechos, hizo lo que todo gobierno pundonoroso deba hacer; declarando rotas las relaciones con el Imperio, Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 177 por medio de una nota dirigida con fecha 12 de Noviembre al representante del Brasil en esta capital, en que se consignaba a la vez, negado el paso por las aguas de la Repblica para la bandera de guerra, y mercante del Imperio, y permitida la navegacin a todas las banderas amigas para el comercio de la provincia, brasilera de Matto-Grosso. Esta resolucin fue seguida de la detencin y embargo del paquete brasilero Marquez de Olinda, que navegaba las aguas de la Repblica con conocimiento de la protesta de este gobierno, y de la ocupacin de la Villa de Melo. Valiosos intereses de la Repblica se hallaban fuera del pas en estas circunstancias, lo que aconsej al gobierno la clausura accidental del puerto; entre tanto, el ministro brasilero pidi y obtuvo sus pasaportes, y no resolvindose a salir por tierra del territorio de la Repblica, para lo que se le ofreci facilidades, obtuvo del gobierno, por medio de la oficiosa intervencin del seor Washburn, ministro americano, un vapor que condujo hasta Buenos Aires al representante del Brasil, su familia y el personal de la legacin. El anexo num. 5 en que aparecen los documentos a que me he referido, impondr al H. C. N. del pormenor de estas cuestiones que el gobierno ha sostenido con dignidad, rechazando las injustificadas pretensiones del Imperio, que ha credo, era llegada la hora, de realizar sus miras sobre el Paraguay. Recorriendo cualquiera de las pocas de nuestra historia del descubrimiento hasta la fecha presente, la perfidia y duplicidad del gobierno imperial, que con un refinamiento propio del progreso del siglo, sigue la poltica de sus antepasados, encubierta unas veces y abiertamente cuando le parece oportuno, empleando siempre la poltica de usurpacin e intrigas, guardando para nunca faltarle pretextos las indefinidas cuestiones de lmites. Esta poltica ha costado a la Repblica sus territorios al alto Paraguay, la provincia de Vera en la izquierda del Paran, y las Misiones Jesuticas en la izquierda del Uruguay, siendo siempre de ayer y de hoy para el Brasil la cuestin de lmites el motivo, no para fijarlos sino para usurparlos; si la historia del pasado nos ensea tan amargos resultados para nuestras cuestiones territoriales, no es menos demostrativa la historia contempornea en las transacciones nacionales que demuestran que el Imperio no merece fe en ellas, como se ve por la clandestina ocupacin del Pan de Azcar y el establecimiento de las colonias de Miranda y Dorados. Entre muchos ejemplos recordar tambin el tratado de 26 de Agosto de 1828, en Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 178 que desprendindose del Estado Oriental da instrucciones secretas al Marquez de Santo Amaro, su enviado especial a Europa el 24 de Abril de 1830, en los trminos que aparecen del anexo nm. 6. Las aspiraciones actuales del Imperio son idnticas, y si alguna cosa merece admiracin, es el inters que supo inspirar a la Repblica Argentina, que combata en 1828 por la causa oriental, hasta el punto de haberla decidido en 1864 a prepararle la vctima en que deba saciar su codiciosa ambicin. Si la poltica absorbente del Imperio autoriza los justos recelos del gobierno de la Repblica, no lo es menos hostil, la del gabinete argentino. Desde las dilatorias y evasivas contestaciones de aquel gobierno a nuestra demanda de amistosas explicaciones, las relaciones de los dos gobiernos quedaron indefinidas. Este gobierno, por su parte, no poda dejar de formar su opinin sobre la falta de neutralidad del argentino en los negocios orientales, y su inters manifiesto por la invasin del general Flores. La intimidad de las relaciones entre el gobierno imperial y el argentino autoriza a creer, de que la misin Saraiva ha sido prevista, sino consentida por el gobierno que dirige los destinos de la nacin argentina. Desde entonces, el gobierno argentino desenvolvi una nueva faz en la poltica del Ro de la Plata y en sus relaciones con el Paraguay, y ms tarde se hizo, por su indiferencia, cmplice de los horrores de la guerra del Estado Oriental y de los crmenes perpetrados en Paisand. El gobierno de la Repblica no ha dado jams al argentino motivo alguno de duda sobre la lealtad y altura de su poltica, negndose a las repetidas solicitudes de alianza del gobierno oriental, en sus desavenencias con el gabinete argentino, reservndose su accin independiente para sustentar la autonoma del Estado Oriental. Esta poltica de consideracin para con el gobierno argentino, data desde la cada del general Rosas, y no ha dejado pasar una sola oportunidad de manifestarla, con el sincero deseo de contribuir a la consolidacin de sus instituciones y de la paz interna. En 1859 es cuando el gobierno pudo dar al pueblo argentino el testimonio ms irrefragable de su inters por la paz interna de aquella Repblica, y por la prosperidad de Buenos Aires. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 179 Tal es el inters que le inspiraba la suerte de aquel Estado, y el dolor con que miraba la lucha fratricida, que prescindi de los justos motivos de queja que el gobierno de la provincia de Buenos Aires le dio, reconociendo una logia revolucionaria de algunos hijos espurios de la Repblica, a quienes daba proteccin oficial, y despreci las calumnias de su prensa. El gobierno de la Repblica ha dado tal importancia a sus relaciones con la Repblica Argentina, que S. E. el seor Presidente estableci relaciones personales con el actual jefe del gobierno argentino, el seor general Mitre, en el empeo de que esas relaciones facilitasen a sus respectivos gobiernos el arreglo de las cuestiones pendientes entre ambos Estados, y uniformarse su poltica internacional con los otros gobiernos amigos a fin de que nada embarace el libre desarrollo de sus concursos en el engrandecimiento y prosperidad de los pueblos que presiden. Ningn resultado produjo este noble empeo, y una animosidad la ms hostil, si bien no manifestada por el gobierno argentino, emprendi su prensa oficial y oficiosa, que con raras excepciones ha sido siempre hostil al Paraguay, sin tener el ms mnimo motivo para ello. Me permito llamar la atencin de V. H. sobre el hecho que desde la aparicin de las fuerzas navales y terrestres del Imperio en el Estado Oriental, y la protesta del 30 de Agosto de 1864, y desde la intimidad entre los gobiernos argentino y brasilero, datan los desenfrenados insultos y los improperios ms viles y calumniosos de la prensa bonaerense contra la nacin paraguaya y su gobierno. El respeto que debo a esta Honorable Asamblea y el decoro, me prohben repetirlos a V. H., pero la clasificacin de brbaros para la nacin y de tirano para S. E. el seor Presidente de la Repblica, son los menos ultrajantes. Entre los documentos anexos se halla una coleccin de esas repugnantes producciones de una prensa inmoral y venal, del que ms sabe interesar su codicia. Cualquiera que sean las instituciones de libertad de la prensa, por ms independiente que ella sea de la influencia del gobierno, siempre le cabe la que dicta el decoro hacia los gobiernos amigos, y esta es directa y absoluta en las publicaciones que tienen carcter oficial, o son subvencionadas por el Estado, y con justo resentimiento se puede hacer responsable al gobierno argentino de las producciones de su prensa oficial y subvencionada, considerando como una expresin de sus propios sentimientos, contra la Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 180 nacin paraguaya y su gobierno. La situacin de la Repblica en completa desinteligencia con el Brasil, y la posicin geogrfica del Estado Oriental, limtrofe con el Imperio y la Confederacin Argentina, aconsejaron a este gobierno solicitar amistosamente del argentino su consentimiento para que los ejrcitos de la Repblica pudieran transitar por el territorio de la provincia de Corrientes, en el caso que le fuese necesario para las operaciones de la guerra con el Brasil, protestando que se efectuara ese trnsito sin gravamen al vecindario y con toda la consideracin debida a las autoridades argentinas. El gobierno argentino, sin apreciar debidamente los precedentes que se haban invocado en esa solicitad, y que haban hecho esperar al de la Repblica el allanamiento del trnsito de las fuerzas nacionales por territorio argentino, en casos dados, se ha pronunciado por la negativa, en trminos que muestran el espritu de hostilidad que abriga contra el Paraguay, sin ocultar su parcialidad en favor del Brasil. As debe apreciarse la contestacin dada en 9 de Febrero prximo pasado a la nota de este ministerio del 14 de Enero, que tengo el honor de presentar a V. H. bajo el anexo nm. 7. Hay un otro hecho ms que debe tomarse en consideracin para formar juicio de la poltica equvoca, o ms bien hostil del gobierno argentino con respecto al Paraguay. A la misma fecha en que denegaba el permiso del trnsito a nuestras tropas por el territorio de Corrientes ha pedido explicaciones de carcter urgente sobre la reunin de fuerzas paraguayas en el territorio de la Repblica a la izquierda del Paran, expresando al mismo tiempo, que el dominio de ese territorio es contestado por la Repblica Argentina, cuando el Paraguay, con mejor derecho, ha sostenido y sostiene la propiedad de ese territorio. Finalmente, es el resultado de nuestra solicitud amistosa cerca del gobierno argentino, la denegacin por su parte de no prestar a la Repblica facilidad alguna en la guerra a que ha sido arrastrada por el Imperio, cuya accin favorece abiertamente, y la provocacin de una cuestin de lmites, por aquella parte, en las presentes civcunstancias. Debo tambin llamar la atencin de la H. R. N. sobre el restablecimiento en Buenos Aires del comit revolucionario, de ocho traidores paraguayos, que, alucinados por el oro y las promesas del Brasil y alentados por el gobierno argentino, intentan tomar armas Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 181 contra la Repblica, trayendo la bandera paraguaya, no como ensea nacional, sino como smbolo de la divisin y la anarqua. El gobierno argentino se complace en protejer tal atentado, que, aunque insignificante y sin esperanzas de resultado alguno, conspira moralmente contra la independencia y soberana nacional, y su prensa hace votos por el triunfo del Brasil contra el Paraguay, constituyndose en rgano de ese comit revolucionario, para trabajar en favor del Imperio. Estos son hechos palpitantes, que tienen lugar en la ciudad de Buenos Aires, asiento del gobierno argentino, que intenta traer a este pas la repeticin de las escenas sangrientas que ha llevado al Estado Oriental por el general Flores. El H. C. N. puede juzgar en su sabidura los motivos de nuestra ruptura con el Brasil, y el estado melindroso de nuestras relaciones con la Repblica Argentina. Tengo el honor de saludar a la H. R. N. con el mayor respeto y consideracin. Asuncin, Marzo 5 de 1865. JOS BERGES ***
DICTAMEN De la Comisin Doble Especial al muy Honorable Congreso Nacional Extraordinario de 1865.
VIVA LA REPBLICA DEL PARAGUAY! HONORABLES SEORES REPRESENTANTES DE LA NACIN: La Comisin doble Especial encargada de abrir dictamen al Honorable Congreso Nacional sobre los asuntos que el Poder Ejecutivo ha sometido a su consideracin, habindose impuesto detenidamente de todos los documentos relativos, tiene el honor de manifestar a V. H. el juicio que ha formarlo sobre cada uno de ellos, y las medidas que considera necesarias para salvar los grandes intereses de la patria, comprometidos en la lucha a que nos ha provocado la poltica insidiosa del imperio del Brasil. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 182 La comisin considera la ocupacin del territorio Oriental con fuerzas brasileras, despus de la protesta del gobierno de la Repblica de 30 de Agosto ltimo, que no ha sido contestada, no slo como una provocacin injuriosa al honor y a la dignidad nacional, sino tambin como un atentado contra el equilibrio de los Estados del Plata, condicin y base de una paz permanente; y por lo mismo justificada la prudente medida que ha adoptado el gobierno de la Repblica, ocupando la parte del territorio de Matto-Grosso que nos ha sido usurpada por el Imperio. Este hecho ha puesto en pblica exhibicin la mala fe del gabinete imperial para con la Repblica, y los planes que tena premeditados contra los derechos territoriales, descubriendo el inmenso armamento que haba aglomerado sobre nuestras fronteras, con abuso de los tratados vigentes, para apoyar con la fuerza los lmites que pretende al norte. Ningn gobierno americano tiene acumulados sobre su nombre y poltica ms graves ni ms justos cargos, por actos de ambicin y perfidia que el gabinete brasilero, an desde el tiempo que ha sido colonia de Portugal, cuya poltica ha heredado y seguido constantemente. La historia, y mucho menos la Repblica del Paraguay, no podr olvidar jams el acto palpitante de perfidia del gabinete imperial, contra la autonoma de las repblicas americanas, consignado en las instrucciones secretas dadas el 24 de Abril de 1830 al Marquez de Santo Amaro, su enviado especial en Europa. El imperio del Brasil mantiene pendientes cuestiones de limites casi con todos los Estados limtrofes; cuestiones que no pueden dirimirse por la exorbitancia de las pretensiones del Imperio, con el manifiesto propsito de tratarlas en las ocasiones de premura de sus vecinos. Notorios son los sacrificios territoriales que en momentos urgentes ha impuesto al Estado Oriental; y no contento con ello ha introducido en su seno, ha soplado y fomentado la tea de la discordia para debilitarlo, poner al frente de su gobierno una entidad rebelde, criatura suya, establecida all con influencia directa, aproximando la poca de la agregacin del territorio uruguayo al Imperio. Cuando se recuerda la historia de las usurpaciones territoriales que el Imperio ha hecho al Paraguay, a merced de los grandes conflictos y largas guerras, en que la metrpoli espaola se vea empeada con las potencias de Europa, cuando se trae a la Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 183 memoria que los siete pueblos de Misiones, al otro lado del Uruguay, han sido conquista y posesin espaola; y que nuestros lmites al norte han sido sealados por el marco del Jaur y la ciudad espaola de Jerez sobre el ro Mbotetey, y toda la extensa provincia de Vera sobre la margen oriental del ro Paran, no puede contenerse la expresin de la indignacin nacional, viendo al Imperio empeado todava en cercenar ms nuestro pequeo territorio, y despojarnos de posesiones que han sido consagradas por los sudores, las fatigas y hasta la sangre de nuestros mayores, que fundan los ttulos ms respetables de dominio. Hechos recientes justifican el juicio que formulaba la comisin sobre los planes ambicioso de la poltica imperial, con respecto a la Repblica. En 1850, cuando estbamos en la expectativa de la inminente guerra con que nos amenazaba el dictador Rosas, y sin los recursos blicos y financieros con que hoy contamos, el Brasil ocup y fortific clandestinamente el Pan de Azcar, territorio de la Repblica. Con escndalo de la razn, de la justicia y de los antecedentes histricos, ha pretendido traer sus lmites hasta el Jeju, queriendo as vendernos el reconocimiento de nuestra independencia, al precio de la mitad de nuestro territorio. Cuando un gobierno que as procede y ha procedido siempre, explotando la debilidad, la desgracia o los conflictos de sus vecinos ataca abiertamente, bajo los ms frvolos pretextos, a una repblica amiga y vecina no es lcito considerar amenazados los intereses comunes y especialmente de aquellos con quienes el Imperio mantiene cuestiones pendientes de grave importancia? Las consideraciones precedentes que la comisin pudiera acrecentar inmensamente, y no lo hace por brevedad y respeto a la ilustracin de V. H. justifican la poltica previsora con que el gobierno de la Repblica ha reclamado el mantenimiento del statu quo y equilibrio de las soberanas del Plata, y juzgando las miras tenebrosas que deja entrever la conducta del gobierno argentino, sosteniendo que el gabinete imperial no abriga ambicin siniestra sobre el Estado del Uruguay y dems vecinos. En resumen, la comisin considero no slo digna de aprobacin, sino meritoria y laudable la poltica que S. E. el Sr. Presidente de la Repblica ha adoptado en la cuestin del equilibrio de los Estados del Plata, como condicin de la seguridad, de la paz y prosperidad de la Repblica. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 184 La ocupacin de una parte del territorio de Matto-Grosso usurpada por el Brasil al Paraguay, no es ms que el justo ejercicio de nuestros derechos en una guerra a que hemos sido provocados, recobrando, unas posesiones insidiosamente detentadas. El dictamen de la comisin es que V. H. debe autorizar al Poder Ejecutivo de la manera ms amplia para que contine la guerra con el Brasil, hasta obtener la ms completa reparacin de la ofensa inferida al honor, la dignidad y los derechos nacionales, as como para hacer la paz y los arreglos que viere necesarios y convenientes a los intereses de la Repblica, dando cuenta al Congreso Nacional, conforme a la ley. La comisin ha considerado seriamente la correspondencia cambiada entre el gobierno nacional y el argentino, sobre el paso inocente de nuestras tropas por el territorio de la Confederacin, y ha visto con sorpresa la conducta inamistosa que el ltimo ha guardado con nosotros, no slo denegndonos el paso terrestre, sino pidiendo explicaciones urgentes sobre la aglomeracin de nuestras fuerzas en territorio nacional. El estado de la guerra entre la Repblica y el Imperio, era patente al gobierno argentino y a todo el mundo, no slo por la protesta del 30 de Agosto ltimo, sino por las operaciones que tuvieron lugar en la provincia brasilera de Matto-Grosso. Adems, el gobierno de la Repblica ha manifestado categricamente al de la Confederacin esa situacin y el objeto de su pedido. No se concibe, pues, la razn del recelo de que el gobierno argentino afecta hallarse posedo con motivo de la reunin de nuestras fuerzas en las fronteras, y slo puede explicarse como la expresin indirecta de la mala voluntad que abriga hacia nuestra causa, y como un pretexto para favorecer al Brasil. La Repblica del Paraguay mantiene sus derechos sobre el territorio que comprenda la antigua provincia de Misiones, y en este concepto la solicitud del gobierno de la Repblica no poda referirse sino a territorio reconocidamente correntino. Reclama seria atencin el contesto de la negativa del gobierno argentino y la circunstancia de acompaarla con la exigencia de urgentes explicaciones sobre el aumento de tropas paraguayas en territorio nacional en la izquierda del Paran, con la manifestacin de que el dominio de ese territorio es contestado por la Repblica Argentina. Por Cdula Real de 17 de Mayo de 1803 el monarca espaol estableci un Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 185 gobierno particular en el territorio de las Misiones al mando de don Bernardo Velazco, hacindolo independiente de los gobiernos del Paraguay y Buenos Aires, entre los cuales se hallaban divididas. Pero en 1806 el gobernador Velasco fue nombrado gobernador del Paraguay con retencin del gobierno de Misiones, titulndose gobernador militar y poltico, e intendente de la Provincia del Paraguay y de los treinta pueblos de Misiones de indios guaranes y tapes del Paran y Uruguay etc., de manera que por este acto del monarca espaol el territorio de las Misiones ha tornarlo a la jurisdiccin del gobierno del Paraguay. Don Bernardo Velazco fue el ltimo gobernador espaol del Paraguay; que ha cesado en el empleo por efecto de la revolucin del ao 11. Por consiguiente, este pas qued con el territorio y lmites que le demarcara el monarca espaol, y que no fueron alterados al disolverse el antiguo virreinato. Adems, el gobierno nacional ha protestado constantemente contra los pretendidos derechos de la Confederacin a ese territorio, y lo ha hecho ocupar y policiar con nuestras fuerzas en diferentes ocasiones, sin que hayan sido contestados esos actos por parte del gobierno argentino, antes ni despus de la cada del dictador Rosas. Ni puede invocarse el tratado que fue firmado entre el gobierno paraguayo y argentino sobre lmites en esa parte, porque no habiendo sido ratificado por la legislatura argentina, no lleg a tener efecto, y las cosas tornaron a su antiguo estado. La comisin entiende, por tanto, que las fuerzas nacionales en ejercicio de sus derechos, esta vea como en otras ocasiones, pueden transitar libremente el territorio de Misiones, sin injuria del gobierno argentino. Este gobierno deniega el paso terrestre y concede el fluvial, porque las fuerzas navales del Imperio, siendo superiores a las nuestras, impediran hacer uso de tal concesin. Si la relacin de las cosas estuviera en sentido inverso, es lcito suponer que el gobierno argentino nos denegara tambin el trnsito fluvial, pidiendo explicaciones sobre la preparacin y equipo de nuestra escuadra. La comisin funda su juicio en hechos repetidos, muy pblicos, que manifiestan la malevolencia del gobierno argentino hacia el Paraguay. La independencia del Paraguay, desde los primeros albores de la revolucin que la produjo, ha sido el blanco constante contra que se han dirigido siempre los tiros y las Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 186 tramas de la poltica portea. Separado el Paraguay del virreinato de Buenos Aires por la soberana deliberacin de su representante nacional, y reconocida su personalidad poltica, ha guardado una conducta inofensiva y amistosa para los Estados vecinos, y una estricta neutralidad en las discusiones domsticas que los trabajaban. Sin embargo, el dictador de Buenos Aires atac su soberana, insulta groseramente al pas y calumni la administracin de su gobierno. Para no remontarnos a pocas lejanas, bastar citar algunos hechos que hacen ver lo que el Paraguay puede esperar del gobierno argentino. En la disidencia armada y sangrienta de la Confederacin Argentina, el gobierno nacional interpuso su mediacin amistosa, que, merced a nobles y generosos sacrificios, pudo evitar las funestas consecuencias de una guerra fratricida en que se despedazaran los argentinos. Nacionales y extranjeros reconocieron la importancia de los servicios prestados por el mediador paraguayo. No pas mucho tiempo, sin embargo, pora que ellos fuesen desconocidos y hasta desfigurados. El primer uso que hizo la prensa portea de la paz alcanzada mediante los nobles esfuerzos de la mediacin paraguaya, fue hostilizarnos, retribuyendo los buenos oficios del gobierno nacional, con la ms negra ingratitud, calumnias e insultos, consecuente con los actos hostiles ejercidos antes de la mediacin. Por nuestra parte se han despreciado esos desahogos y maquinaciones innobles, frutos de pasiones mezquinas, y se ha mostrado una vez ms el deseo que tenemos de consultar los grandes intereses de la Amrica del Sur, concilindolos con los nuestros, lamentando el desborde de la anarqua y del espritu revolucionario que domina en torno nuestro, y limitndonos a la rectificacin de los hechos. La poltica de Buenos Aires considerada a la luz de los antecedentes, no poda traducirse y apreciarse, cuando menos, sino como misteriosa, equvoca e inamistosa. Consecuente con el principio establecido en el tratarlo del 25 de Diciembre de 1850 con el imperio del Brasil, y no pudiendo ser indiferente el gobierno de la Repblica a la conservacin de la autonoma del Estado Oriental del Uruguay, que considera condicin de equilibrio, seguridad y paz de los Estados del Plata, y siendo graves las acusaciones dirigidas contra el gobierno argentino, sobre su participacin en favor de la rebelin del Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 187 general don Venancio Flores, y pblico el hecho de que en Buenos Aires, asiento del gobierno argentino, incida una comisin directiva de la revolucin Oriental, que fsica y moralmente la, apoyaba, S. E. el seor Presidente de la Repblica se vio en la necesidad de pedir amistosas explicaciones al de la Confederacin Argentina sobre los hechos denunciados, y si bien ofreci ampliamente cuantas explicaciones puedan desearse sobre cualquier hecho o acto suyo que se refiera a la Repblica Oriental, y manifest hallarse persuadido ntimamente de que esas explicaciones han de producir frutos benficos para estrechar cada vez ms una sincera, amistad con el gobierno del Paraguay, por ltimo las ha eludido, hacindolo depender de una previa satisfaccin de lo que el gobierno oriental haya solicitado o propuesto al del Paraguay, relativamente a su poltica para con el argentino. No permitiendo la dignidad del gobierno nacional insistir ms en las explicaciones pedidas, y primero ofrecidas y luego denegadas por el gobierno argentino, le declar que colocado en la necesidad de prescindir de ellas, en adelante consultara slo a sus propias inspiraciones sobre el alcance de los hechos que puedan comprometer la soberana e independencia del Estado Oriental. Uno de los hechos ms graves de que era acusado el gobierno argentino, es que el programa de su poltica internacional protega el pensamiento de reconstruir el antiguo virreinato de Buenos Aires, y que auxiliaba, o cuando menos toleraba, el enganche de tropas y el acopio y envo de elementos blicos al general Flores, para combatir la autoridad legal del Estado Oriental. La negativa por parte del gobierno argentino a suministrar las explicaciones amistosamente solicitadas, importaba, pues, una confesin tcita de las acusaciones que le eran dirigidas por el gobierno oriental. Por otra parte, la prensa oficial y oficiosa de Buenos Aires no ha cesado de dirigir injurias, no provocadas, al pueblo y al gobierno paraguayo. La comisin ha ledo con la ms viva indignacin los libelos diarios que se publican en esa ciudad, en cuanto concierne a nuestra patria. Apenas instalados con diferencia de das los actuales presidentes del Paraguay y de la Confederacin, la prensa portea hizo la propaganda de guerra con el Paraguay, predicando la necesidad de que pasara por el bautismo de sangre y una conmocin profunda para entrar en la senda del progreso, como si no fuesen notorios los adelantos que haba alcanzado la Repblica bajo su rgimen e instituciones actuales. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 188 Tales fueron los primeros ensayos de la demagogia contra nuestra tranquilidad, despus de la desaparicin del comit revolucionario que se estableciera en Buenos Aires, compuesto de algunos paraguayos rebeldes y extranjeros venales y turbulentos, con el designio de convulsionar el Paraguay al abrigo de utopas desacreditadas y principios anrquicos, sin ocultar siquiera la sacrlega intencin de sacrificar la propia autonoma de la patria a la consecucin de sus inicuos propsitos de cambiar el orden legal existente. El rgano oficial del gobierno argentino ha manifestado mayor animosidad y encono contra el Paraguay y su gobierno, cuando vio que este sostena de hecho el principio de equilibrio poltico de los Estados del Plata, haciendo calorosas manifestaciones de sus simpatas por la causa del Brasil y ardientes votos porque triunfe de nosotros en la presente lucha. La libertad de la prensa, que se alega, no excusa legtimamente la tolerancia del gobierno argentino en orden a los insultos que su prensa dirige a la Repblica del Paraguay, que respeta y hace respetar en las publicaciones de la suya a todos los gobiernos. El mencionado comit revolucionario ha levantado de nuevo la cabeza en Buenos Aires, animado por el oro y las intrigas del Brasil, y la prensa del gobierno argentino se complace en franquearles sus columnas y apoyar las calumnias e injurias que vierte contra el gobierno y pueblo paraguayo. Esta misma era la tctica de la poltica portea respecto del Estado Oriental, auxiliando la revolucin preparada y lanzada desde su seno contra l por el general Flores, que obtuvo su baja del servicio del gobierno argentino con este objeto, y que ha conseguido entregarlo debilitado e inerme al yugo del ambicioso imperio. Apuntados ligeramente los hechos que demuestran la poltica malevolente que preside a los actos del gobierno argentino para con el Paraguay, la Comisin pasa a examinar a la luz de los principios del derecho la negativa del gobierno al trnsito inocente de nuestras tropas por su territorio. Arreglndose estrictamente a los principios del derecho internacional, el gobierno argentino deba ayudarnos en la guerra que nos hace el Brasil, rompiendo el equilibrio de los Estados del plata; porque cuando hay una nacin inquieta y maligna, dispuesta siempre a daar a las dems, ponindoles estorbo y suscitndoles disensiones intestinas, Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 189 todas las otras tienen derecho de reunirse para reprimirla, y reducirla a la imposibilidad de hacer mal. Es tambin un principio del derecho que cuando un Estado se vea acometido injustamente por un vecino poderoso que intenta oprimirlo, si el inmediato puede, tiene el deber de defenderlo. De modo que ya fuese con relacin a nosotros, ya con respecto a la Repblica Oriental, el gobierno argentino no ha debido conservarse en la actitud de aparente indiferencia que guarda. La negativa al paso de nuestros ejrcitos por territorio correntino al pretexto de neutralidad, es un acto de manifiesta parcialidad en favor del Imperio. Del trnsito no poda resultar dao alguno a la Confederacin, puesto que nuestro gobierno le ofreci desde luego esa seguridad y la indemnizacin conveniente en el caso de algn dao imprevisto; y es un principio del derecho que el trnsito inocente se debe dar a todas las naciones amigas, extendindose el deber tanto a las tropas como a los particulares. Los tratadistas ms rgidos y ms celosos de los derechos del propietario, acuerdan el derecho de trnsito cuando hay urgente necesidad. Es evidente que nosotros nos encontramos en ese caso, porque provocado a la lucha por el Imperio, nos hallamos en la necesidad de salirle al encuentro, antes que se haga ms fuerte y venga a encerrarnos en nuestro territorio. El gobierno argentino negndonos sin buenas razones el trnsito inocente con detrimento de los intereses de las repblicas del Plata, se separa de las reglas de neutralidad, y manifiesta, su parcialidad con el Imperio. Desde entonces, en virtud del derecho de la propia seguridad y conservacin, el gobierno paraguayo, prescindiendo del consentimiento del argentino, y haciendo justicia por s mismo, puede abrirse el paso que necesita con urgencia para salvar sus vitales intereses. Las consideraciones precedentes adquieren mayor fuerza, si se tienen en cuenta los deberes que impone el mantenimiento del equilibrio de los Estados, y el solemne compromiso que tiene contrado el gobierno argentino, garantiendo la independencia y autonoma del Estado Oriental, juntamente con el Brasil, bajo cuya presin estaba prximo a espirar, cuando nuestro gobierno solicit el paso inocente con el laudable Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 190 objeto de llevarle la proteccin que urgentemente necesitaba para salvarse y salvar consigo la dislocacin del equilibrio del Plata. Cuando la neutralidad es observada en sus limites, como la expresin del respeto debido a la soberana de los beligerantes, no puede inferir agravio alguno, pero cuando ella no es ms que un clculo para medrar a la sombra de las revueltas que tal vez se han procurado, con prescindencia culpable de los deberes que impone la conservacin de la paz continental o el equilibrio de los Estados de una vasta regin, la Comisin considera que tal conducta no es ms que una agresin encubierta. Mr. A. de Lamartine en su Historia de la Turqua, con referencia a la neutralidad de Austria y de la Prusia en la invasin de la Rusia contra la Puerta Otamana, que es tambin como el Estado Oriental en Sudamrica, la condicin necesaria para el mantenimiento de la balanza poltica en Europa, dice: Nosotros compadecemos al Austria y la Prusia, si pronunciando el no en el fondo de su conciencia, no osan proclamarlo en alta voz en presencia de amigos y enemigos. Una palabra de estas potencias evitara el derramamiento de la sangre que va a correr. Su silencio y su inmovilidad sern faltas graves a los ojos de la Providencia, que juzga las neutralidades inicuas, como las agresiones encubiertas! Refirindose al mismo asunto, dice el autor citado: Nosotros no criticamos a la Inglaterra ni a la Francia, por haber prolongado hasta una contemporizacin deplorable los esfuerzos que han hecho por conservar la paz del mundo. Nosotros aborrecemos la guerra inicua, la guerra ambiciosa, la guerra sistemtica, la guerra caprichosa y an la guerra impremeditada. Pero ahora, esta guerra no es guerra, ni ante Dios ni ante los hombres. Esta guerra es simplemente la defensa de la paz. Vienen tiempos en que los principios ms santos atacados por la violencia, tienen necesidad de armarse y de presentar sus bayonetas como la ltima razn de la humanidad y de la paz! La Comisin ha trascrito los dos lugares del ilustre escritor francs, porque no slo tienen completa analoga con nuestra situacin, sino porque expresan exactamente el pensamiento de la Comisin con respecto a la poltica del gobierno argentino. Si el silencio y la inmovilidad del Austria y de la Prusia en una cuestin de inters continental, son considerados como agresiones encubiertas qu calificacin se dar a la poltica argentina que, proclamando neutralidad, protege abiertamente una rebelin, favorece la accin de un imperio contra una dbil repblica hermana, promueve la discordia en otra que con generosa abnegacin sale en defensa de la primera, y de la paz Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 191 en los Estados de Plata? De qu modo se puede calificar la conducta del gobierno argentino, concediendo un paso que no se le pide, y denegando el que se demanda como necesario o til para la conservacin del equilibrio de los Estados del Plata? La comisin piensa entonces que si una guerra sobreviniese con la Repblica Argentina con motivo del trnsito de nuestros ejrcitos por nuestro territorio de las Misiones, o por el suyo, no es la guerra, sino simplemente la defensa de la paz y de nuestra propia conservacin. Si la poltica antinacional del gobierno argentino no pudo hallar excusa en la opinin del mundo, ni ser justificada por motivo alguno, la que inicia con la Repblica del Paraguay, debe merecerle con la desaprobacin general, una manifestacin decisiva del Muy Honorable Congreso Nacional. No contento el crculo que hoy gobierna la Confederacin Argentina (porque lejos est de la mente de esta Comisin el confundir al pueblo argentino con esta fraccin demaggica de Buenos Aires) con provocar y alimentar oficialmente todos los traidores que intentan revolucionar la patria, como lo practic con el comit directivo de la revolucin oriental, y desde aos y de nuevo con los que bajo de la gida del Brasil pretenden ahora ensangrentar la Repblica del Paraguay, como hijos espurios y traidores que son, se valen an de medios ms reprobados y abyectos para hostilizarnos y traernos la guerra, que no se considera suficiente para hacerla por si mismo, a falta de motivos y de pretextos plausibles, y por la insuficiencia de sus recursos y capacidad para emprenderla; tales son los insultos ms soeces e injuriosos dirigidos al Paraguay y su gobierno, insultos de que se abstendra la clase ms nfima de la sociedad. Si es lcito despreciar producciones tan ofensivas de individuos particulares, o de una prensa venal, no es dable hacerlo, o dejarlo pasar inapercibido, cuando es un gobierno el que por conducto de los rganos que dependen de l, procede de esa manera con una nacin y un gobierno como el nuestro, de quien nunca recibi sino favores y una continua manifestacin de los ms constantes empeos de amistad y consideracin. Proceder tan reprobado por el honor, y contrario a todos los medios morales de poltica internacional, no puede tener otros fines sino aspiraciones perversas y amenazadoras a la integridad territorial, a la soberana de la nacin paraguaya, bien como a su tranquilidad y paz interna y externa. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 192 La comisin, al trazar el cuadro de la hostil e inmoral poltica del circulo porteo que as compromete el sentimiento y la poltica argentina, apoyando y hasta unindose a las tendencias seculares de la ambicin brasilera, penetrada de la dignidad nacional y del respeto debido a su gobierno, y convencida que no le es posible promover la prosperidad de la patria con la eficacia debida, en cuanto ella sea expuesta a ser continuamente hostilizada, como hasta ahora, por el argentino por medios que los principios del gobierno y honor nacional no le permiten retribuir y talionar, no trepida sealar el nico camino que a su juicio queda para la vindicacin del honor y derechos de la Repblica, y para consultar su seguridad y tranquilidad en el porvenir, recomendando a la consideracin de V. H. el adjunto proyecto de ley. Los trabajos administrativos, los decretos y dems disposiciones del Poder Ejecutivo que instruye el informe del seor ministro de Estado en el Departamento del Interior, se recomiendan por sus benficos resultados de que los honorables seores representantes son testigos, y son un testimonio de los esfuerzos del gobierno de la Repblica por el adelanto material, moral e intelectual del pas. El inmenso adelanto e impulso dado a la agricultura en el corto periodo de la administracin del seor Presidente Lpez, mediante la especial proteccin que se ha dedicado a este ramo, no slo ha contribuido a mejorar las costumbres pblicas y a afirmar el orden, sino tambin a proporcionar recursos y medios de subsistencia a nuestra sociedad en la presente guerra con el imperio del Brasil y sus emergencias. El informe del Departamento de Guerra y Marina es sumamente satisfactorio, dando cuenta del estado adelantado de nuestros ejrcitos y de nuestra marina, capaces de responder y hacer frente a todas las necesidades de la patria. Otro tanto sucede con respecto a las fortalezas de la Repblica, que poseen los ms modernos inventos de armas pesadas, porttiles y proyectiles. Por el mismo informe se ve que nuestra va frrea alcanza ya la jurisdiccin de Paraguar y el telgrafo elctrico hasta Villa Franca, de manera, que los ms poderosos agentes de comunicacin, civilizacin y progreso van atravesando el interior de la Repblica, y recorriendo lo largo de sus costas, en estado ya de prestar muy importantes servicios a la defensa de nuestra causa. El examen de las cuentas del Departamento de Hacienda ha producido en el nimo de los miembros de la Comisin, no slo el conocimiento sino tambin la conviccin de la Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 193 habilidad y delicadeza con que el gobierno nacional administra las finanzas pblicas, que no slo han hecho frente a las grandes erogaciones que demandan la organizacin y equipo de nuevas tropas, el mejoramiento de las fortalezas, los preparativos blicos, el pago de las listas diplomticas, civiles, militares y eclesisticas, sino tambin el aumento del esplendor del culto Divino, de la instruccin pblica y de las mejoras introducidas en el ramo de la industria agrcola. La Comisin Doble Especial nombrada para abrir dictamen a V. H., asistiendo a todas vuestras sesiones, se ha inspirado en los patriticos sentimientos de los muy honorables seores representantes de la nacin, de manera que al presentaros el adjunto proyecto de ley, no cree traer ante V. H. una obra suya, sino vuestra: y as considera excusado recomendar la justicia, la importancia y la necesidad de que sea sancionado para consultar la seguridad de nuestros derechos, la dignidad, el honor y el decoro del pueblo paraguayo. Los miembros de la Comisin Doble Especial, al dar cuenta de sus trabajos, tienen el honor de saludar a los muy honorables seores representantes de la Nacin con los sentimientos de su ms profunda veneracin. Asuncin, Marzo 17 de 1865 JUSTO ROMN (Presidente de la Comisin) Manuel Jos Caballero Liberato Rojas Pedro Lescano Francisco Espinosa Juan Manuel Bentez Domingo Antonio Gmez Sebastin J. Alvarenga Jos Carmelo Talavera Basilio A. Molina Domingo Arza Pedro Burgos Toms Frutos Jos Antonio Bazars Isidro Ayala Carlos Riveros (Diputado secretario) El Soberano Congreso Nacional Visto y atendido lo expuesto por la Comisin especial nombrada de su seno para dictaminar sobre la grave situacin en que se halla colocada la Repblica, a causa de la guerra a que ha sido obligada, por el imperio del Brasil, y sobre la poltica hostil e insultante del gabinete argentino para con la Repblica del Paraguay y su gobierno, segn lo manifiestan: 1 Las dos notas del 9 de Febrero prximo pasado, denegando, en Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 194 proteccin del Brasil, el trnsito solicitado por el territorio de Corrientes para nuestras fuerzas, a ttulo de neutralidad, mientras como en pocas anteriores franquea a la escuadra brasilera la ciudad y territorio de Corrientes para depsito de carbn, refresco de vveres, etc.. etc., con abierta infraccin de la neutralidad invocada; 2 El desconocimiento del derecho de la Repblica a su territorio de Misiones, situado entre los ros Paran y Uruguay; 3 La proteccin que de aquel gobierno recibe ahora por segunda vez un comit revolucionario de algunos traidores, que vendidos al imperio del Brasil enganchan extranjeros mercenarios en el territorio y hasta en la misma capital de la Repblica Argentina para vilipendiar la ensea de la patria, levantndola al servicio del Brasil en la guerra que trae a la nacin; 4 La abierta proteccin que da al Brasil en su prensa oficial contra la causa del Paraguay, y las producciones anrquicas e insultantes con que se provoca la rebelin en el pas; y como el ejercicio del derecho de la Repblica en su territorio de Misiones ha de dar al gobierno argentino el pretexto del casus belli que busca sin encontrar en la poltica del gobierno nacional, para hacer efectiva su alianza con el Brasil, cuando por otra parte es indudable la mancomunidad del gobierno de la Confederacin Argentina con el del imperio del Brasil para dislocar el equilibrio poltico de los Estados del Plata; y no siendo compatible con la seguridad de la Repblica, ni con la dignidad de la nacin y su gobierno tolerar por ms tiempo este proceder ajeno a toda moralidad y ofensivo al respeto que se debe a la Nacin Paraguaya, concordando con el dictamen de la comisin DECLARA: Art. 1 Aprubase la conducta del Poder Ejecutivo de la Nacin para con el imperio del Brasil, en la emergencia trada por su poltica amenazadora del equilibrio de los Estados del Plata, y por la ofensa directa inferida al honor y la dignidad. de la nacin; y usando de las atribuciones del art. 3 tt. 3 de la ley de 13 de Marzo de 1844, autorzasele para continuar en la guerra. Art. 2 Declarase la guerra al actual gobierno argentino, hasta que d las seguridades y satisfacciones debidas a los derechos, a la honra y la dignidad de la Nacin Paraguaya y su gobierno. Art. 3. S. E. el Presidente de la Repblica har la paz con uno y otro beligerante, cuando juzgue oportuno, dando cuenta a la representacin nacional conforme a la ley. Art. 4 Comunquese al P. E. de la nacin. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 195 Sala de Sesiones en la Asuncin a 18 de Marzo de 1865. JOS FALCN Vice-presidente del H. C. N. Siguen 30 firmas de los diputados y las de los secretarios. Es copia JOS FALCN Vicepresidente del H. C. N. Bernardo Ortellado (Diputado secretario 1); Gregorio Molina (Diputado secretario 2). Asuncin, Marzo 19 de 1865. Publquese LPEZ El Ministro de Relaciones Exteriores JOS BERGES ***
En consecuencia orden la captura de dos viejos buques argentinos, mandados ex profeso, segn se deca en el pblico y en la prensa, al puerto de Corrientes. Al mismo tiempo fue ocupada la capital correntina por dos batallones paraguayos. Un gobierno provisorio, aliado del Paraguay, se form en la Provincia de Corrientes, compuesto de los seores Victor Silvero, Teodoro Gaona y Sinforoso Cceres. El plan de la triple alianza, que segn el testimonio del ilustrado estadista argentino, seor Mrmol, estaba acordado desde la poca de la batalla de Pavon, corto tiempo despus de la feliz mediacin paraguaya del ao 1859, quedaba plenamente realizado. Sin embargo, con un poco ms de flexibilidad de carcter, y ms tacto Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 196 diplomtico, el presidente mariscal Lpez, que haba tomado las armas en defensa de la Repblica Oriental, una vez que capitul Montevideo, y se instal el gobierno provisorio en aquella capital, hubiera podido desistir de la actitud primera, dando, si hubiere lugar plena satisfaccin al Brasil, por lo que haya podido causarle ofensa. Este proceder no es extrao a la diplomacia, ni tampoco es desdoroso para ninguna nacin; pero Lpez, sea por su carcter absoluto, o ya por su excesiva confianza en sus fuerzas materiales, el caso es que acept la guerra contra las tres naciones aliadas. Adems, el gobernante paraguayo ha confiado en la sinceridad y xito de los arreglos y combinaciones militares, que haba pactado con poderosos jefes argentinos en previsin de la alianza del general Mitre con el imperio del Brasil.
IV Bellas palabras de Guido Spano El que primero reconoci la independencia del Paraguay Protesta de la Argentina Contra-protesta del Brasil Requisito indispensable de alianza Pudo evitarse la guerra con el Brasil Comunicacin del ministro ingls a su gobierno Declaracin de Mitre y Elizalde Misteriosa reserva Tratado secreto, vergenza pblica Alianza de Mitre y Pedro II Opinin de Guido Spano Dos maneras de atacar Estratagema del general Mitre Precisaba de la opinin pblica Conciencia orientada de su derecho.
Vamos a honrar estas pginas con un trozo ntegro de las bellas producciones del patriota argentino Carlos Guido Spano, que se expresaba en aquella poca memorable en estos trminos:
La noticia de la captura pirtica del 25 de Mayo y la toma de Corrientes, estall a modo de bomba en el castillo de los ensueos dorados del presidente Mitre... El momento se presta a lanzar una palabra fulminante, que llenando de luz artificial el vaco de fuertes concepciones, sea para las almas febricientes, el fiat de una pica victoria. Buenos Aires es la trpode sobre la cual va a hablar el magistrado poeta. La multitud esperaba jadeante de emocin. Mas, ay! la musa clortica agotada sin duda, por los excesos de una Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 197 existencia estrafalaria, es en vano invocada por el orador, quien, vindose en apuros, plagia una proclama de Nelson, prometiendo que en tres meses estara en la Asuncin, sin advertir que es ms fcil leer las hazaas del dictador romano que imitarlas. Mientras el general Mitre peroraba al pueblo, preparndose a fuer de valiente soldado a ponerse en campaa, abandonando sus goces favoritos y a jugar su vida, impresionndose menos que si jugase una partida de ajedrez, los agentes de don Pedro II se frotaban las manos. No bien se hubo callado, cuando stos se le presentan haciendo cortesas y le entregan, conteniendo la risa, el tratado de alianza. La discusin es breve; no hay oposicin slo resiste la virtud. El presidente de la Repblica Argentina pone su firma al pi de la del brbaro caudillo de La Florida y Paisand, del mismo que abri las puertas de la patria al extranjero, a trueque de servirle de baqueano en sus futuras conquistas. Pero est en buena compaa, puesto que marcha de bracero con los delegados imperiales. Los que parece hubiesen hecho de Maquiavelo en tantas ocasiones un estudio esmerado, desaprovecharon esta vez, que su doctrina era sana, el consejo de su juicio profundo, cuando dice: que habiendo un prncipe de acometer a otro, debe huir de toda alianza con quien sea ms poderoso que l, no obligando a hacerla la necesidad; situacin violenta que debe evitar todo el que aprecie su independencia. As es como se perdieron los venecianos, por haberse aliado, sin necesidad a la Francia contra el duque de Miln... Muchas veces se evita un peligro para caer en otro mayor. La prudencia humana sirve solamente para escoger al menos perjudicial de los males conocidos. Instintivamente ha comprendido el pueblo esas verdades; que no hay poltico ms sagaz tratndose de su destino. Todava, resonaba en sus odos y en su corazn el can de Paisand, y el gobierno se obligaba a que abrazase a los que traan sus manos manchadas con la sangre de vctimas ilustres! El pabelln de Mayo iba a ser defendido por los sbditos de un rey!, unidos a los que acababan de traicionar su patria! Tan degenerados estbamos, qu necesitsemos de semejante socorro, para arrojar de la nuestra al invasor?
El presidente Mitre, olvid, o por fatuidad, no le import tener en cuenta que el Imperio, con quien contraa alianza para destruir al pueblo hermano del Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 198 Paraguay, por el crimen de haber este resistido siempre a formar parte integrante de la Confederacin Argentina, ha sido el primero que reconoci la independencia del Paraguay, por el rgano de su representante diplomtico residente en Asuncin, seor Pimenta Bueno. Verdad es que el gobierno argentino, presidido por el general Juan Manuel Rosas, protest el 21 de Febrero 1845, contra el reconocimiento por el Brasil de la independencia del Paraguay, por el rgano de su ministro acreditado en Ro de Janeiro. La protesta. terminaba as:
El gobierno argentino, por las razones deducidas y otras de no menor importancia, considerando inoportuno el reconocimiento de la soberana e independencia del Paraguay, por parte del de S. M. imperial, manda al infrascrito declarar que la Confederacin Argentina no le da fuerza ni valor alguno, y en ninguna circunstancia tendr por vlidos y subsistentes cualesquiera actos que en aquella razn se practicasen, ni prestar atencin a las pretensiones y reclamaciones que sobre l se promoviesen.
A esta protesta del ministro argentino el de Relaciones Exteriores del Brasil, don Paulino de Abreu, contest con fecha 29 de Julio 1845, en los trminos siguientes:
Consultndose cual fue la voluntad libre y espontnea del Paraguay, al separarse de la Metrpoli, fcil es reconocer que el Paraguay constituy desde luego una nacionalidad propia y enteramente independiente de la de Buenos Aires. Esta asercin, a ms de otros hechos, se funda en la resolucin explcita y terminante de la Asamblea General de la Provincia del Paraguay, que se reuni en la ciudad de la Asuncin en 17 de Junio 1811, y decret entre otras medidas, que la Provincia del Paraguay se gobernase por s misma, separada y sin intervencin de la de Buenos Aires. De todo lo que el abajo firmado ha expuesto, resulta el firme propsito en que est el gobierno imperial de sustentar, como sustenta, en todas sus consecuencias, el acto de Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 199 reconocimiento de la independencia del Paraguay, contra el cual protest en nombre de su gobierno, el Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de la Confederacin Argentina, en su nota de 21 de Febrero del corriente ao, considerando el gobierno imperial, como considera, el dicho protesto de ningn efecto para con el gobierno del Brasil.
El gobierno brasilero, haba sostenido siempre, respecto del Paraguay, principios polticos diametralmente opuestos a las doctrinas fraternales que profesaban los que han pretendido reasumir el poder de la extinta Metrpoli espaola en el Ro de la Plata. No estando an reconocida la independencia del Paraguay por la Repblica Argentina, el Brasil exigi como requisito indispensable de su alianza con las provincias argentinas sublevadas contra el poder dictatorial del general Rosas, en 1851, el reconocimiento de la independencia de la Repblica del Paraguay por las mencionadas provincias. El gobierno del Mariscal Lpez no tuvo la suficiente sagacidad diplomtica para haber evitado la guerra con el Brasil, y ms bien estrechar las relaciones del Paraguay con este pas vecino, que se le haba manifestado en tan buenas disposiciones polticas. El ministro ingls acreditado en Buenos Aires, Mr. Thorton, escriba a Lord Runed, principal secretario de Estado de Relaciones Exteriores de Inglaterra, con fecha 24 de Abril, lo siguiente:
Yo haba pensado a la llegada del doctor Octaviano, ministro brasilero, quien haba venido antes de lo que l mismo crea, INVITADO POR EL GOBIERNO ARGENTINO, que inmediatamente se entablaran las negociaciones para una alianza formal con el Brasil, en lo que respecta al Paraguay; pero al principio hubo una evidente frialdad entre el seor Octaviano y el gobernante argentino. Yo slo puedo atribuirla a la estipulacin que exiga el primero, que ambas partes declarasen que respetaran la independencia de la Repblica del Paraguay. El general Mitre y el seor Elizalde me han declarado varias veces, QUE NO QUERAN COMPROMETERSE CON EL BRASIL EN UNA Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 200 ESTIPULACIN DE ESA CLASE, PORQUE ELLOS NO ME OCULTARON QUE CUALESQUIERA QUE FUESEN SUS MIRAS EN EL PRESENTE A ESTE RESPECTO, LAS CIRCUNSTANCIAS PODAN CAMBIARLAS DESPUS. ( 41 ).
La opinin pblica en la Argentina vea con disgusto y antipata la misteriosa reserva con que segua la negociacin entre el ministro del Imperio y el gobierno del general Mitre. El tratado secreto de 1 de Mayo 1865, se negociaba y conclua. Fue sometido al Congreso el 5 de Mayo y esta representacin soberana del pueblo argentino lo sancion a puertas cerradas, sin estudiarlo en sus consecuencias trascendentales. Con ese motivo La Amrica de Buenos Aires, deca: el tratado es secreto; la sesin es secreta: slo LA VERGENZA ES PBLICA. En efecto, la alianza se pact contra el torrente de la opinin pblica de los habitantes del Ro de la Plata, manifestada en diversas formas, de suerte que la alianza lleg a ser personal del general Mitre y del emperador D. Pedro II, y no de los pueblos del Plata, que la soportaron con resignacin patritica.
Sentado el proceder voluntarioso de los gobernantes, no es extrao que la alianza fuese contrariada por una repulsin general. Desde entonces, todo fue confusin, anarqua, desorden. Las medianas infatuadas ostentaron con impudencia ante el pas su nulidad desquiciadora. La jactancia quijotesca usurp el lugar del consejo prudente. Donde deba haber economa hubo derroche. El mercantilismo se hizo tctico. El fraude se acurruc en los escondrijos de una poltica extravagantemente aventurera. Vinieron los motines, las sublevaciones, los combates en territorio brasilero, cuando el argentino estaba ocupado por el enemigo. Y quien nos ha dado el derecho de intervenir en el rgimen interno del Paraguay, de imponerle A balazos, una civilizacin de que el hecho mismo sera su contradiccin
41 Reflexionen los patriotas paraguayos, y sobre todo, la ilustrada juventud paraguaya, sobre el significado de las expresiones de los dos hombres pblicos argentinos, dirigidas al ministro ingls Thornton. Esas miras no ocultadas por Mtre y Elizalde, son las mismas de que fue instrumento infortunado el general Belgrano, en su invasin del ao once: el sometimiento del Paraguay por la fuerza, al dominio argentino. A no olvidarlo patriotas paraguayos. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 201 flagrante? (Guido Spano) ( 42 ).
El gobernante de la Confederacin halagado por el rol de redentor que le haba adjudicado su aliado imperial, nombrndole generalsimo de los ejrcitos aliados, se encaminaba derecho a la ms tremenda decepcin. El Paraguay y su gobierno eran objeto de los ataques de la prensa y de los crculos polticos de Buenos Aires. En efecto, hay dos maneras de atacar: con los insultos y los caones; as se obliga a una nacin, a fuerza de provocaciones, a pedir satisfaccin, so pena de deshonor, y se consigue irritarla hasta el punto de un rompimiento, que se busca. El general Mitre procedi de manera a aparecer ante el pblico como obligado a aceptar la guerra con que se le provocaba, con la captura de dos buques argentinos en el puerto de Corrientes. An para aquellos que establecen que la fuerza prima el derecho, haba una fuerza de que aquellos precisaban, era la opinin pblica. Suceda que los timoratos evitaban en cargar, ante la conciencia pblica, con la responsabilidad de los choques terribles y de los encuentros sangrientos. Mitre comprenda que no se podra responsabilizar a la Repblica Argentina de una guerra motivada por la ofensa inferida al pabelln argentino. Esto fue necesario establecer. Los pueblos del Ro de la Plata, no podan convencerse de la necesidad de la guerra contra el Paraguay, ni vean que su causa estuviera afectada realmente en las diferencias entre el Paraguay y el Imperio del Brasil. El Paraguay que se presentaba slo en el campo del honor, provocando, o mejor dicho, aceptando la provocacin de tres adversarios coaligados, ms o menos fuertes, tena la idea de su misin poltica, y una conciencia perfectamente orientada de su derecho.
42 Los escritos de este ilustrado publicista argentino, publicados en la prensa de los pases del Ro de la Plata, sobre la guerra del Paraguay, nos proporcionan preciosos datos que coinciden esencialmente con los que poseemos en nuestra coleccin de documentos histricos, y con nuestro conocimiento personal de las cuestiones que dieron lugar a la guerra; por eso nos hacemos el honor de citarlos frecuentemente, haciendo nuestras las ideas. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 202
V Nota del ministro ingls a su gobierno Su indebida parcialidad Ciudades neutrales franqueadas a la escuadra del Brasil Falsedades del ministro Thornton La Nacin Argentina El ilustre Florencio Varela Su opinin sobre el Paraguay Nuevo orden de cosas.
El ministro ingls, Mr. Thornton, acreditado en la Repblica Argentina, escribi el 6 de Mayo 1865, a Lord John Russell, principal secretario de Estado de la reina Victoria, la nota siguiente:
Milord: La nota fecha 29 de Marzo ltimo, del ministro paraguayo, seor Berges, dirigida al seor Elizalde, Ministro de Relaciones Exteriores de la Repblica Argentina, en respuesta de la nota de este ltimo, slo vino a conocimiento del gobierno argentino, el primero del corriente, por medio del diario paraguayo, El Semanario, en que fue publicada. El original lleg a su poder el tres del corriente, 19 das despus que la ciudad de Corrientes, fue ocupada por fuerzas paraguayas ( 43 ). El seor Berges, trasmite una copia en la nota mencionada de la declaracin de guerra, sancionada por el Congreso paraguayo, el 18 de Marzo, de la que acompao traduccin. Las razones alegadas en aquel documento, para la medida extrema de la guerra, son: 1. La negativa del gobierno argentino sobre el paso inocente de fuerzas paraguayas por la provincia de Corrientes. 2. La negativa sobre el reconocimiento de los derechos del Paraguay al territorio de Miones, entre el Paran y el Uruguay. 3. Porque el gobierno argentino permiti el alistamiento de soldados en Buenos Aires, para ser empleados contra el Paraguay, por el Brasil.
43 Quin se lo cont? Por qu conducto lo supo? Por el mismo seor Elizalde? Este es rgano sospechoso en la materia. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 203 Y 4. El apoyo dado por la prensa oficial de Buenos Aires, a la causa del Brasil contra el Paraguay. Respecto del primer argumento, pienso que pocos negaran que esta Repblica est en su pleno derecho para rehusar el paso por su territorio, tanto a brasileros como a paraguayos ( 44 ). El gobierno argentino haba declinado siempre reconocer el derecho del Paraguay al territorio de Misiones; y a pesar de esto, ni se han tomado medidas activas para prevenir la ocupacin constante de ese territorio por los paraguayos. En cuanto al alistamiento de hombres en Buenos Aires para el servicio brasilero contra el Paraguay, slo puedo decir que nunca he llegado a descubrir que hubiese tenido lugar un hecho semejante ( 45 ). En este pas no hay realmente prensa oficial. Empieza, sin embargo, a ser cada da ms evidente que el presidente Lpez contaba con los descontentos en la Repblica Argentina, y no queda duda que antes de entregarse Montevideo a las fuerzas unidas del general Flores y del emperador del Brasil, l (Lpez) tena fundadas razones para acariciar esta esperanza. Hoy, sin embargo, los que entonces estaban descontentos, parecen deseosos de ser guiados en la direccin que les indican sus propios intereses, y me parece que el general Mitre puede contar con su cooperacin. (Fdo) EDUARDO THORNTON *** El diplomtico ingls pretende que el gobierno argentino estaba en su perfecto derecho de rehusar el pasaje de las tropas paraguayas por Corrientes. El seor Thornton ha debido saber que esa negativa del pasaje de las fuerzas paraguayas por territorio de las Misiones, no daba derecho al gobierno argentino para ceder las ciudades neutrales del Paran y Corrientes al imperio del Brasil, para que ste hiciera de ellas el depsito de carbn para su
44 El informe del seor Thornton a su gobierno es parcial. Ha debido saber que las ciudades argentinas Paran y Corrientes, fueron puestas al servicio del Brasil, para depositos de carbn de su flota en opeaciones contra el Paraguay. 45 Las observaciones del seor ministro ingls estn calcadas sobre los argumentos de los enemigos del Paraguay, ni ms ni menos. Son los argumentos del doctor Elizalde. Y la legin paraguaya? Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 204 escuadra en operaciones contra el Paraguay. El seor ministro britnico no estuvo muy feliz en sus apreciaciones de los deberes de las naciones neutrales. Tampoco fue correcta su afirmacin de que nunca haya tenido lugar el alistamiento de hombres en Buenos Aires para la guerra contra el Paraguay. De que el seor Thornton no haya llegado a descubrir ese hecho, no se sigue que tal alistamiento no haya tenido lugar. El congreso paraguayo lo ha especificado con bastante claridad. El honorable Mr. Thornton, como ciudadano de una gran nacin, donde florece radiante la libertad de la prensa, debe haber observado, sin duda, que en Buenos Aires exista un rgano especial, que pasaba por ser el rgano oficial del general presidente Mitre; era La Nacin Argentina. En la alusin que haca al final de su nota de los descontentos, con cuya cooperacin contaba entonces el general Lpez, se destaca visible la figura de un gran general argentino, que fue poderoso caudillo en una de las provincias ribereas de la Argentina. El ilustre publicista argentino don Florencio Varela, deca en su diario El Comercio del Plata, correspondiente al 12 de Enero 1846, refirindose a la actitud poltica que el Paraguay asumi en aquella poca, lo que sigue:
Se obstina Rosas (Mitre en 1863) en reducir al Paraguay a la misma sumisin estpida en que tiene a las provincias argentinas; resiste aquel (el Paraguay) la pretensin; y desbaratando la idea favorita del dictador, preconizada por l aqu y por sus fautores en Europa. Idea ambiciosa y desorganizadora de reconstruir el virreinato de Buenos Aires. Creacin es esa le dice el Paraguay, del sistema colonial; cuando rompimos con l, ese armazn vino por tierra; y la misma razn tengo yo para sostener mi independencia de la dictadura de Rosas, que l para sostener la suya de la Espaa... Todos esos puntos del manifiesto del Paraguay, todos esos principios de su poltica expuestos en templado y digno lenguaje a presencia de las naciones, encierran todos los Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 205 elementos de un sistema de organizacin futura, fundado esencialmente en la justicia, en el respeto a los derechos del extranjero, en la bien entendida y oportuna libertad de navegacin y de comercio; en la observacin y respeto de los principios constitucionales y orgnicos de los pueblos argentinos en la oposicin a pretensiones ambiciosas que tratan de fundarse en mentidos derechos derivados del rgimen colonial; y finalmente en el establecimiento de gobiernos de libre eleccin y de responsabilidad constitucional. Tal es el programa que el Paraguay anuncia al desplegar su bandera en las filas de los que combaten la dictadura.
Con su autoridad irrefragable, la noble vctima de las libertades argentinas, Florencio Varela, ha reconocido que el Paraguay fue el que estableci un nuevo orden de cosas en la vida poltica de los pueblos democrticos del Ro de la Plata.
VI Abandono del magnfico monitor encorazado. Su adquisicin por el Brasil. Reiterados avisos del cnsul paraguayo Julio Fauch. Referencia del eminente oriental doctor Juanico. Rgida imparcialidad. Esfuerzos estriles. Extracto de las comunicaciones del cnsul Fauch a la legacin. Cargo hecho al jefe de la legacin por el seriar Fauch. Juicio arbitral. fallo desfavorable a la legacin. 334 mil francos perdidos. Comunicaciones del agente paraguayo, Noviembre 7 y 24. En lugar de perjuicio, brillante negocio. Derecho y deber del representante diplomtico. La Francia cumpli su deber de neutral. Formidable elemento. Felona internacional. Resultado problemtico. Religiosa lealtad de los representantes de la triple alianza. Detencin de 36 piezas de artillera de grueso calibre. Carta de un amigo prusiano, Marzo 7 1865. Proceder correcto de los agentes aliados.
El grande y magnfico monitor que, en virtud de instrucciones especiales y urgentes del gobierno de la Repblica haba mandado construir el representante paraguayo en los astilleros del seor Arman, en Burdeos, fue abandonado a su constructor, despus de habrsele abonado ms de setenta mil pesos oro, quedando la construccin de dicho monitor bastante adelantada. Qu sucedi en consecuencia? Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 206 Los activos y patriotas representantes brasileros compraron sin prdida de tiempo el monitor paraguayo, por cuenta del Brasil, hicieron seguir y concluir su construccin, y lo despacharon a ingresar en la escuadra imperial, en operaciones contra el Paraguay! La legacin paraguaya fue prevenida oportunamente de todo ello por el cnsul de la Repblica en Burdeos, seor Julio Fauch, y por varios otros amigos de la causa del Paraguay, entre estos ltimos, el eminente estadista oriental, doctor Cndido Juanic, plenipotenciario de la Repblica Oriental del Uruguay. Este caballero me refiri en Montevideo en 1877 que en varias ocasiones haba hablado y escrito al seor Bareiro sobre el particular, y que ste le haba respondido invariablemente que no haba podido conseguir con el gobierno francs la detencin de dicho monitor! Sin embargo, los mismos funcionarios franceses del ministerio de Relaciones Exteriores han declarado que el Encargado de Negocios del Paraguay nunca haba hecho reclamacin sobre el particular. Los que conocen los principios y usos del derecho internacional que reglan la conducta de los pases neutrales, y la rgida imparcialidad con que el gobierno de la culta Francia haba cumplido su deber internacional, con la detencin o embargo que orden espontneamente del encorazado brasilero, construido en la Seyne, sabrn valorar las respuestas dadas al respetable doctor Juanic. Por mi parte haba recibido de los seores Delol & Zibelin de Burdeos, y del mismo cnsul Fauch, reiterados avisos sobre la adquisicin del monitor paraguayo por el Brasil; pero a pesar de mis incesantes esfuerzos hechos con el jefe de la legacin, no pude conseguir con l, que diera el paso necesario para impedir la salida de ese y otros encorazados comprados por los agentes del Imperio en los pases de Europa. La escuadra brasilera dominaba los ros y tena al Paraguay hermticamente encerrado, sin comunicacin con el exterior. He aqu extractadas las comunicaciones dirigidas por el cnsul paraguayo Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 207 en Burdeos, seor Julio Fauch, al Encargado de Negocios de la Repblica sobre el monitor mencionado:
Seor don Cndido Bareiro. Burdeos, Mayo 3 1866. Practiqu con toda la reserva que exigen las circunstancias las investigaciones necesarias para obtener los informes deseados. Al efecto, recurr a amigos altamente colocados que se ofrecieron a mi disposicin. He aqu los nuevos informes que recog yo mismo y por intermedio de dichos amigos: Se dice a los obreros y proveedores para que lo repitan a los que pregunten, que el monitor se construa por cuenta del rey de Prusia; pero esta manera inhbil de disimular la verdad, no engaa a nadie. Por ciertas indiscreciones de los interesados, el pblico est persuadido de que la construccin de dicho buque se efectuaba por cuenta del Brasil, segn le he informado ya anteriormente. Varias veces estuve a bordo, y si no le doy los detalles de la construccin de dicho buque, es porque Vd. tiene el plano. Me parece de los ms ingeniosos y mejor preparados para los fuegos contra enemigos colocados sobre las dos mrgenes del ro. La tripulacin est perfectamente colocada al abrigo de las balas enemigas. Los obreros que trabajan en la construccin de este buque son numerosos. Se les ha dividido en dos secciones, la una para los trabajos de da y la otra para de noche. La obra marcha con una prodigiosa actividad. El buque estaba amarrado cerca del guinche que le alz las maquinarias a bordo y todo el material. Ayer dej el paraje donde estaba y fue a colocarse en frente de los astilleros del Ocano, sobre la margen derecha del ro, para recibir en sus depsitos los blindajes de fierro, que no estaban listos cuando el buque fue lanzado al agua. La compaa del Ocano se ha comprometido a entregar el monitor el 10 del presente mes. Considero este informe exacto, porque lo he obtenido por conducto fidedigno. Varios oficiales y marinos han llegado ya, y se espera a los que faltan, de un da a otro. Se dice que la tripulacin se organizar de brasileros y argentinos. No tengo la menor duda de que Vd. en la situacin actual tenga el derecho de reclamar al gobierno imperial para que, conforme a las reglas de la neutralidad, tenga a Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 208 bien impedir la partida de este buque de guerra, construido en un astillero francs, destinado a operar contra una nacin amiga. El gobierno francs, ms que nadie, posee los medios y la facilidad de saber que el monitor se ha construido por cuenta y orden del Brasil; probablemente lo sabe y si lo ignorase sera justo que a solicitud de Vd. ordenase una informacin, la que en breves das producira el conocimiento de la verdad, es decir, la confirmacin de los informes que ya le he trasmitido a Vd. Por la poca muy prxima y a para la entrega y partida del buque, Vd. apreciar mejor que nadie, que conviene proceder con la mayor celeridad posible. Si llegare a mi noticia algn hecho nuevo, que pueda interesar a Vd. me apresurar a llevarlo a su conocimiento... J. FAUCHE *** Mayo 8 1866 Su carta del 6 del corriente me informa que Vd. tiene motivos fundados para pensar que el gobierno imperial ordenar una informacin, (enqute). La poca de la partida inminente del monitor, exige que la informacin para que fuera eficaz se practicase con la brevedad posible. Despus de mis ltimas comunicaciones nada nuevo he sabido, excepto la confirmacin de los hechos que le tengo transmitidos. Es difcil saber por ahora el pabelln que llevar el buque. El oficial designado para su mando, tampoco lo sabe todava. Parece que la eleccin de la bandera no se har, o no se conocer sino a ltima hora de la partida. Es probable que icen la bandera inglesa o la norte-americana; pero esa hiptesis no tiene fundamento bastante slido, para que yo la presente como una verdad. Muchos, sin embargo, la admiten como una realidad. En cuanto a la nacionalidad de la tripulacin puedo desde ya decirle que se compondr de marinos de distintos pases. Voy a redoblar mis cuidados y a activar mis indagaciones, pues el tiempo urge para satisfacer sus pedidos. Jueves o viernes de la presente semana el monitor ensayar sus mquinas, la Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 209 rotacin de sus torres, etc. Asistir a sus primeras maniobras y evoluciones que tendrn lugar en presencia de los agentes oficiales del gobierno, para quien se ha construido el buque. Mi presencia a bordo en tal circunstancia me permitir completar mis informes. Lo que urge ms por el momento, es poner obstculo a la partida del monitor. J. F. *** Mayo 12 1866. El ensayo del monitor no tuvo lugar en esta semana, no habiendo concluido los trabajos. Van a terminar el blindaje de la carena. Las primeras maniobras y evoluciones se efectuarn el martes o mircoles prximos. Segn le avis ya, soy uno de los pocos privilegiados que asistirn a esas maniobras experimentales, y me apresurar a trasmitir a Vd. el resultado de mis impresiones y los datos nuevos que pueda obtener. Me complazco en pensar que la informacin se habr ordenado, y que estar en buena va de ejecucin J. F. *** Mayo 23 1866 El blindaje de la carena del monitor ha terminado. Slo falta el de las dos torres. El buque tiene una arboladura baja de tres mstiles de barca. Abandon el lugar donde estaba y fue delante de los astilleros del Ocano, conducido por un remolcador, el sbado ltimo. Ese da se hicieron los ensayos de la mquina, la que sin duda no ha funcionado bastante bien an, pues no pudo atravesar el ro, sino con la ayuda de un buque a vapor. No me parece que los trabajos se prosiguen con toda la actividad con que se haban empezado. Sin embargo, se espera que a fines de esta semana pueda efectuar sus primeras evoluciones, sino se ve en el caso de diferirlas por algunos das ms. Se han notado en la construccin algunos desperfectos que han ocasionado el retardo inesperado de la entrega. Obtuvo Vd. la orden de informacin? ( 46 ).
46 El Encargado de Negocios, al leer esta carta trat a su autor de entrometido e impertinente. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 210 Segn le he dicho ya hay distintas versiones sobre cul pueda ser el Estado que orden la construccin. Estos ltimos das, el director de los astilleros del Ocano dijo a uno de mis dependientes que la construccin se haba efectuado por cuenta de los Pases Bajos, y que un banquero holands la pagara. Esta asercin me parece poco admisible. Si fuera verdad, el pago se efectuara por conducto del Cnsul de Holanda... J. F. *** Mayo 31 1866. Recib su carta del 25 del corriente. El seor Pastoureau, ingeniero naval del Estado y director de los astilleros del Ocano, tuvo la bondad de llevarme con uno de mis amigos al establecimiento de su direccin. Nos hizo visitar diversas reparticiones del buque, y nos explic cmo deba evolucionar, mover sus torres y dirigir los tiros de sus cuatro caones. Las dos torres no estn an completamente revestidas de las placas de fierro forjado, que tienen un espesor de 12 centmetros, como las de la carena. El buque estaba con vapor, haciendo el ensayo de sus dos mquinas, que tienen juntas la fuerza de doscientos caballos, y hacen mover a dos hlices, colocados a babor y estribor. El seor Pastoureau espera que el buque andar diez nudos. Yo creo que se hace ilusin. El casco del buque me parece demasiado pesado para que pueda obtener semejante resultado. Este ingeniero me dijo que por el monitor se ha pagado a la compaa dos millones de francos, pero l haca un precio ms bajo sino se le obligase (como sucedi con ste) a hacer trabajar sus obreros de da y de noche. Cree que podr entregar el buque en la semana prxima. La experiencia que tengo en las construcciones navales me hace suponer que este plazo ser grandemente excedido. La compaa del Ocano no provee la artillera. Estando abordo vino un personaje de edad avanzada que se nos dijo ser la persona encargada de la vigilancia de la construccin, y a quien dan el ttulo de Comodoro. No pude saber a qu nacionalidad pertenece. Habla perfectamente el francs. Un amigo bien informado me dijo que el monitor deba, segn los compromisos de la compaa, ser entregado a sus expensas en las aguas del Estado a que es destinado. En este caso la tripulacin sera francesa, sino en la totalidad al menos en parte. Si esto Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 211 fuera cierto, seria difcil que la informacin produzca un resultado favorable a sus propsitos. El seor Pastoureau me ha ofrecido venderme un buque de fuerza de 160 caballos que acaba de reparar, dejndolo nuevo. El buque puede cargar mil hombres; adems de su provisin de carbn, 3 a 400 toneladas de mercaderas. Pide por l 350.000 francos ($70.000). Nuevo costara el doble. Si este buque pudiese convenir a su gobierno se le podra dar un armamento de guerra, ms o menos aparente, hacerle navegar con pabelln francs, y cambiar estos colores al llegar a su destino. Creo que aceptara letras sobre el Paraguay, por una parte de la suma. Quiera Vd. reflexionar sobre esta proposicin, que yo le proporcionar amplios informes al respecto. J. F. *** Julio 18 1866. El monitor parti para Ro de Janeiro hace varias semanas, con tripulacin francesa. Parece que la compaa martima del Ocano se comprometi a entregar este buque de guerra en las aguas del Brasil. No he continuado dando a Vd. informes sobre el particular, porque Vd. no me ha manifestado el deseo de recibir la continuacin.. J. F. *** Despus que los agentes brasileros despacharon el monitor, cuya construccin haba costado al Paraguay casi la mitad de su valor, el Encargado de Negocios, form un simulacro de juicio arbitral para recuperar, a lo menos, una parte de la suma pagada al seor Arman, por el referido monitor ( 47 ). Design para su representante en dicho juicio a Aquiles Tamberlich, (hermano del clebre cantor de este nombre), que desde su arribo al frente de la Legacin de la ,Repblica, en 1864, hasta su separacin de ella, en 1868, ha sido su factotum.
47 Vase sobre estos encorazados la nota del Captulo X, apartado II, de este volmen. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 212 El fallo del tribunal de rbitros, fue que el Paraguay no tena derecho a reclamar la devolucin de la cantidad pagada al seor Arman, quedando de esta manera totalmente perdida para el tesoro de la Repblica dicha suma de setenta y tantos mil pesos oro, segn consta de las siguientes comunicaciones del mismo Encargado de Negocios, dirigidas al Mariscal Lpez:
Noviembre 7 1865. Hallndome siempre en la imposibilidad de continuar los pagos del monitor, contratado en Marzo ltimo, he firmado el 28 ltimo con la compaa constructora, un convenio por el cual sometemos al arbitraje de dos peritos la rescisin del negocio, siendo el nombrado por m Mr. Lussignol, ingeniero civil de la compaa de navegacin a vapor trasatlntica y del Credit Movillier, que me fue recomendado por el secretario general de este establecimiento, y otras personas respetables... ( 48 ) Los rbitros deben dar su dictamen dentro de 15 das de la fecha del convenio, habindoseles acordado otros 15 das para el caso de que tengan que nombrar un tercero en discordia. Maana a las 3 1/2 tenemos que reunirnos para saber lo que hayan deliberado. La compaa ha presentado una cuenta como de medio milln de francos de prdida de intereses, indemnizacin que ha tenido que pagar para rescindir las contratas que ha hecho para la maquinaria, blindaje, artillera, etc., etc., pero visto el inters que tiene en quedarse en buenas relaciones con nosotros, no dudo que su rbitro se habr mostrado fcil, y que el dictamen ser equitativo, dejando a salvo los intereses que desgraciadamente he comprometido (Fdo.) Cndido Bareiro *** Diez y siete das despus de escrita la carta que precede, el seor Encargado de Negocios dirige otra a Lpez, en estos trminos:
Noviembre 24 1865. Por los trminos del dictamen, la compaa adquiere el derecho de disponer del
48 Aquiles Tamberlich fue el verdadero rbitro del agente paraguayo. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 213 buque en construccin, obligndose a construirnos otro por la suma de 1.800.000 francos, con la deduccin de los 334 mil del primer pago que ha recibido ya, siempre que se le ordene la construccin antes de la espiracin de 12 meses ( 49 ). En caso contrario debe quedarse con dichos 334.000 francos, POR VA DE INDEMNIZACIN (!!) Mi rbitro opt por este arreglo, CON MI ASENTIMIENTO, con preferencia a la rescindencia absoluta de la contrata, en cuyo caso no se habra logrado adjudicar a la compaa menos de 256 a 300 mil francos, es decir la mitad de los dos quintos de la cuenta que ha presentado, de perjuicio y prdida de intereses (!!!) (Fdo.) Cndido Bareiro. *** A nadie puede escapar lo absurdo de tal dictamen, que mucho se parece a una culpable simulacin, pues lejos de haber recibido perjuicios el constructor por la orden recibida del agente paraguayo, de cesar la construccin de dicho buque, hizo un brillante negocio con l, vendindolo inmediata y ventajosamente al Brasil en la suma de dos millones de francos, segn consta de la carta del cnsul paraguayo, seor Fauch, de fecha 31 de Mayo 1866, que queda reproducida. Es principio de derecho internacional adoptado universalmente en la prctica, que un agente diplomtico tiene el derecho, y naturalmente el deber, de reclamar y exigir del gobierno cerca del cual est acreditado, la detencin y embargo de cualquier buque de guerra o elementos blicos, que se tratase de despachar de un puerto neutral, contra el pas de su representacin; y que el gobierno neutral, cerca del cual est acreditado ese agente diplomtico, tiene la obligacin moral e internacional de acoger y satisfacer la solicitud que le presentare a nombre de su gobierno, en razn de que a un pas neutral le est absolutamente prohibido proveer a un Estado beligerante de buques de guerra y de otros elementos blicos, en detrimento de su adversario, con el cual mantiene relaciones de amistad. Se ha visto que la Francia ha llenado religiosa y noblemente su deber de neutral y de amiga del Paraguay, con el hecho de haber detenido
49 Para qu? Para cuando? Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 214 espontneamente y con oportunidad el primer buque encorazado construido por cuenta del Brasil, en uno de sus puertos martimos, sin que haya sido solicitado por el representante paraguayo. Est en la conciencia del mundo, en la de los mismos actores de la triple alianza, y en particular del pueblo paraguayo, vctima, que sin el formidable elemento de los encorazados del Brasil, con que fueron forzados los pasos de Itapir, de Curupaity, de Humait, de Timb, de Angostura, etc., etc., para proteger eficazmente las operaciones de los ejrcitos invasores de la triple alianza, el resultado de la guerra habra sido, probablemente, muy distinto al que tuvo para el pueblo paraguayo, y quizs para los mismos Estados del Ro de la Plata, que alguna vez han de experimentar las consecuencias de la felona internacional que han cometido. Reflexionando seriamente sobre la facilidad con que el Imperio del Brasil ha hecho construir y despachar de los puertos neutrales de Europa, sus encorazados, en presencia de la legacin paraguaya, y el resultado que le han dado en la guerra esos formidables elementos militares, se puede afirmar que sin su adquisicin la guerra habra tenido un resultado problemtico, por ms de un concepto. Sin embargo, es justo reconocer que los representantes oficiales de la triple alianza en los pases de Europa, han cumplido, desde los primeros das de la tirantez de las relaciones diplomticas entre el Paraguay y el Brasil, con religiosa lealtad, sus deberes de agentes pblicos y de ciudadanos, impidiendo por todos los medios que le facilitaba su posicin oficial, que ningn buque ni armamentos fuesen despachados de Europa, por cuenta del Paraguay. Cumplieron su deber, haciendo uso del derecho perfecto que les acuerdan la ley internacional y la prctica de las naciones civilizadas. De ese modo, y haciendo uso de ese derecho el ministro brasilero acreditado en aquella poca, 1864, en Berln, el seor Carvallo, ms tarde vizconde de Itajuba, distinguidsimo diplomtico del Brasil, reclam al gobierno de Prusa, e impidi en los ltimos meses del ao 1864 el despacho de unas 36 Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 215 piezas de artillera de grueso calibre, sistema Krup, que el gobierno paraguayo haba. contratado en la capital prusiana, en los momentos en que las relaciones de la Repblica con el Imperio haban llegado a una situacin extrema. Si los caones mencionados hubiesen sido colocados en las bateras de Itapir, Curupaity, Humait, Timb y Angostura, de seguro que ninguno de los encorazados del Brasil habra sido capaz de resistir a sus proyectiles, y por consiguiente no hubieran forzado el paso de ninguna de esas posiciones artilladas. Los ejrcitos aliados habran tocado dificultades insuperables para internarse en el pas, sin la proteccin eficaz de los encorazados. Luego, los ejrcitos de tierra no habran avanzado, y la campaa hubiera sido de muy difcil prosecucin por parte de los aliados. Esto es lgico y racional; pero repito, los agentes aliados cumplieron su misin y su doble deber de ciudadanos y de funcionarios pblicos, sirviendo con actividad y lealtad la causa de su pas, que les estaba confiada. Me encontraba en Berln en los ltimos meses del ao 1864, en misin del gobierno, segn queda referido en el captulo III, cuando se iniciaron las reclamaciones brasileras sobre los caones adquiridos por el Paraguay en Prusia. Estando de regreso en Pars, recib de uno de mis amigos altamente colocado en el ministerio de guerra, la siguiente carta:
Berln, Marzo 7 1865 Seor don Gregorio Benites. Mi querido amigo. Tuve el gusto de recibir su graciosa carta del 1 del corriente y le estoy muy grato, por el hecho de haberse acordado de m con amistad. En cuanto al asunto de los caones rayados de grueso calibre, que Vd. ha pedido para su gobierno, tengo el sentimiento de decirle que el telegrama que usted ha visto en los diarios, es exacto. A Vd. le consta que habamos escrito (el ministro de guerra) al presidente del ministerio, conde de Bismark, avisndole que estbamos prontos a entregar al agente paraguayo 36 caones rayados, de a 24 lib. con el aparejo de Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 216 Wahrendorf; 36 cureas (afft) con un eje, todos los accesorios para las 36 piezas y 100 proyectiles huecos, con sus correspondientes espoletas para cada una, por 2000 thalers por pieza, o sea 72.000 thalers por los 36 piezas. Al mismo tiempo hemos observado que no tenamos disponibles proyectiles cargados, pero que con mucho gusto los bamos a hacer preparar en la fbrica de Creusot, si Vds. los quieren. El 9 de Febrero ppdo., el seor de Bismark contest sobre el particular, que las relaciones internacionales prohiban en estos momentos, en que el Paraguay est en guerra con el Brasil, de proporcionarles los caones y que as lo ha comunicado al seor du Graty ( 50 ). Parece que el ministro del Brasil tuvo conocimiento del asunto y entabl reclamaciones. Siento infinitamente que Vds. no tengan la oportunidad de hacer uso de nuestros excelentes caones en vuestra presente guerra; pero todos sus amigos no hemos podido remover las dificultades. Con un apretn cordial de mano, me repito con la ms perfecta amistad, su atento servidor. Fdo. FALLBOUTZ *** Se ve que el proceder de los representantes aliados en el desempeo de su cometido ha sido correcto, activo y patritico. Es que un buen ciudadano debe siempre sobreponer su fidelidad a su patria, a cualquiera circunstancia o causa personal; que el funcionario pblico y el hombre decente tienen la obligacin moral de desempear con honradez y lealtad el cargo pblico que se le confa y acepte; y que el hombre verdaderamente honrado y patriota, cualquiera que sea su posicin oficial o privada, debe siempre conservar con altura su decoro y dignidad personales. Solo as podr merecer la distincin de la sociedad, de la poca y los recuerdos de la posteridad.
VII
50 Du Graty era el Encargado de Negocios del Paraguay en Berln. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 217 Emprstito de 25 millones de pesos oro. Nota del ministro de hacienda. Texto de la ley del Congreso. Poder legal del presidente de la repblica. Carta de Lpez a Bareiro, expresndole toda su confianza. Sustituye poder legal a Tamberlich. Mala eleccin. La puerta de los grandes banqueros. Lo que pudo haberse hecho. Numerosas ofertas de armas y buques. Condiciones ventajosas.Ofertas desestimadas. Carta de introduccin. Sin compromiso.
En previsin de una guerra con el Brasil y el bloqueo de los ros por la flota imperial, el gobierno de la Repblica dio a su Encargado de Negocios instrucciones y poder especial, en virtud de ley del Congreso Nacional, para negociar en Europa un emprstito de cuatro millones de pesos oro, pudiendo, en caso necesario, elevar esta cantidad a la suma mxima de 25 millones. He aqu el texto de los documentos oficiales relativos a esta importante operacin financiera:
Asuncin, Marzo 15 1865 Seor don Cndido Bareiro, Encargado de Negocios de la Repblica del Paraguay. Habiendo el Congreso Nacional autorizado recientemente al Exmo. seor Presidente de la Repblica, para contraer un emprstito de 25 millones de pesos fuertes, como instruir a V. S. la copia autorizada de la ley respectiva que adjunta le dirijo; S. E. con esta fecha se ha servido autorizar a V. S. por el poder autntico que cerrado le adjunto igualmente, para contraer el emprstito, solamente hasta el mximo de cuatro millones, no teniendo objeto en las circunstancias actuales la mayor parte de aquella suma, porque el gobierno, an cuando hubiese pensado en la construccin de vas frreas que crucen del Ro Paraguay al Gran Chaco hasta Bolivia, no puede distraer su atencin en empresas de fomento y por la dificultad de recibir los materiales. V. S. podr contraer el emprstito con la casa que juzgue ms conveniente efectuarlo, con la calidad de reembolsable o amortizable en el periodo que fuere ms cmodo al supremo gobierno, an antes del plazo fijado en el contrato. Despus, segn las circunstancias, podr procederse a la totalidad del emprstito, si S. E. lo tuviere a bien, y lo aconsejare el estado monetario de la casa con quien lo contratase. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 218 Me es grato etc. (Fdo.) MARIANO GONZLEZ Ministro de Hacienda ***
EL SOBERANO CONGRESO DE LA NACIN Teniendo en consideracin las graves erogaciones que han de pesar sobre el tesoro nacional por la guerra en que la Repblica se halla empeada por la salvacin de su honor, dignidad y la garanta de sus ms vitales intereses, SANCIONA CON FUERZA DE LEY Artculo 1 Autorzase al Poder Ejecutivo de la nacin para contraer un emprstito de 25 millones de pesos fuertes en el exterior. Art. 2 El emprstito autorizado por el articulo o tendr por principal fianza del inters y amortizacin, las rentas de la yerba mate y el canon de las tierras pblicas. Art. 3 El P. E. verificar el emprstito bajo las mejores condiciones que pudiere obtener. Art. 4 Comunquese al Poder Ejecutivo para los efectos consiguientes. Sala de Sesiones en la Asuncin, Marzo 7 de 1865. Jos, Falcn, Vice-Presidente del Honorable Congreso de la Nacin. Bernardo Ortellado, Diputado Secretario 1. Gregorio Molinas, Diputado Secretario 2.
El poder especial otorgado por el Presidente de la Repblica al Encargado de Negocios, es el siguiente:
El ciudadano Francisco Solano Lpez, mariscal Presidente de la Repblica del Paraguay y general en jefe de sus ejrcitos. Por cuanto el honorable congreso general extraordinario ha autorizado al Poder Ejecutivo en la ley del 7 del corriente para contraer Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 219 emprstito en el exterior, hasta la cantidad de 25 millones de pesos fuertes, garantiendo los intereses y capital con las rentas de la yerba mate y de las tierras pblicas. Por tanto, usado de la expresada autorizacin, se faculta en forma bastante al ciudadano Cndido Bareiro, encargado de negocios de la Repblica del Paraguay, cerca de los gobierno de S.S. M.M. el Emperador de los franceses y la Reina del Reino Unido de la Gran Bretaa e Irlanda, para que lleve a efecto dicho emprstito por el mximun de cuatro millones de pesos fuertes, y verificado otorgue en la forma y modo que convenga las escrituras de obligacin y compromiso que fueren de hacerse, en seguridad de los intereses del prestamista o prestamistas, conviniendo en la cantidad y plazos para el pago de los intereses y amortizacin del capital que hubiere recibido, con arreglo a la copia autorizada de la citada ley, y de las instrucciones que recibir por el Ministerio de Hacienda. Y para que esta disposicin surta sus efectos, va firmada y sellada como corresponde y refrendada por el Ministro Secretario de Estado en el Departamento de Hacienda. Dado en el palacio presidencial de la Asuncin, capital de la Repblica del Paraguay, a 15 de Marzo de 1865. (Fdo.) FRANCISCO S. LPEZ El Ministro de Hacienda (Fdo.) Mariano Gonzlez ***
El presidente Lpez escribi a su Encargado de Negocios, con fecha 15 de Marzo 1865, dicindole:
Si el mercado monetario ha mejorado en los trminos que Vd. esperaba, tendr facilidades para llevar a cabo el emprstito de que se le encarga, y en cuya operacin no necesito recomendarle celo por los intereses nacionales, PUES QUE LE DOY UNA PRUEBA DE TODA MI CONFIANZA, DEJANDO A SU ENTERO ARBITRIO LOS TRMINOS.
Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 220 Sin embargo, la importante operacin financiera autorizada por el Congreso de la Repblica, segn consta de los documentos reproducidos en este captulo, no se ha llevado a efecto, desgraciadamente, a pesar de las facultades amplias y la confianza ilimitada con que el Poder Ejecutivo encomendara aquella misin trascendental a su representante diplomtico. El seor encargado de Negocios sustituy sus poderes oficiales al tristsimo individuo, Aquiles Tamberlich, hermano del cantor de este nombre y le despach para Blgica, a gestionar un emprstito por cuenta del Paraguay. El resultado de esta misin fue, como tena que ser, absolutamente negativo. En efecto, confiar a individuos de esa calaa una misin de tanta delicadeza y trascendencia, es exponerse a sabiendas, a un seguro fracaso, como sucedi a la misin financiera del improvisado negociador Tamberlich. Las posiciones diplomticas franquean de par en par las puertas de los palacios y de los grandes banqueros, como Rotschild, Baring, Murieta, Erlanger, etc. y de tantos otros financistas afamados de Londres, Pars, Francfort, etc. Hubiera sido mucho ms eficaz que el mismo agente diplomtico del Paraguay, como era natural, hubiese recurrido, en persona, a esos grandes establecimientos bancarios, o por intermedio de otros agentes de negocios competentes, que abundan en los centros civilizados de Europa, en solicitud de la operacin financiera autorizada, si l no se sintiese con suficiente aptitud. Es fcil comprender, lo repito, que el resultado de la guerra del ao 64 habra sido distinto al que tuvo desgraciadamente en 1870, si el Paraguay hubiese recibido oportunamente todos los elementos blicos que haba pedido a sus agentes en el exterior. Si se hubiese realizado el emprstito de cuatro, hasta veinte y cinco millones de pesos oro, con su producto se hubiera podido adquirir en Europa y enviar al Paraguay, poderosos buques de guerra y armamentos de toda clase, para la defensa eficaz del pas. Despus de rotas las relaciones diplomticas, entre el Paraguay y el Brasil, varios comerciantes y especuladores se acercaron al Encargado de Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 221 Negocios del Paraguay a ofrecerle en venta buques de guera, encorazados o no, y la clase y cantidad de armamentos que quisiere, segn queda relacionado en este captulo. Se comprometan a llevarlos por cuenta y riesgo de ellos, a entregarlos al gobierno de la Repblica en el puerto de la Asuncin, y recibir all su importe, despus de hecha la tradicin. Qu ms podra desear? Las ofertas no fueron aceptadas. El seor Encargado de Negocios deca a sus autores que nada poda introducirse en el Paraguay, estando bloqueados y cerrados sus ros por la escuadra enemiga. Los ofertantes respondan que no preguntaban si los ros estaban o no bloqueados y cerrados; lo que pedan era celebrar el contrato de compra-venta y que la legacin les diera cartas de introduccin para el presidente del Paraguay; que ellos se encargaran de conducir a la Asuncin y entregar all al gobierno los buques y armamentos que ofrecan y que se contratasen. En todo caso, insistan los representantes, el Paraguay o su representante nada poda perder, ni se comprometa en nada, puesto que nosotros nos encargamos de conducir por nuestra cuenta y riesgo hasta entregar al gobierno en la Asuncin, los buques y armamentos que ofrecemos ( 51 ). ***
VIII Propuesta de magna trascendencia. Salvacin del Paraguay. Duelo singular a caonazos. Jefes y oficiales del sur en la legacin. Ofrecen firmar contrato. Guerra marina de corso. Patentes. Nada piden ms que la bandera. Utilidades de la expedicin. Delante de las ciudades de la triple alianza. Se corta toda comunicacin por mar. Fuerzas aliadas encerradas en los ros. xito garantido. Practicabilidad cel plan. A veces muy entusiasmado. Calurosas instancias. El designado a representar a la autoridad. Idas y venidas estriles. La noticia cruz el Atlntico. Formacin de una divisin naval. Encorazado construido para el Paraguay. Inquietud causada por la noticia. Los diarios del Plata. Derecho del Paraguay reconocido. Se debi subsanar la
51 En una de las comunicaciones de Lpez a su Encargado de Negocios reproducidas en este captulo, se hace referencia a estas ofertas. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 222 imprevisin. De imposible prosecucin. Clausura del Uruguay y Paran. Probable capitulacin. El criterio del lector lo dir. Temple y pericia profesional. Deudores de estatua a Lpez. No es menos acreador. Grave referencia de don Cirilo Solalinde.
Igual acogida negativa tuvieron por parte del representante paraguayo otras propuestas de mayor magnitud y trascendencia que le fueron hechas en obsequio de los intereses fundamentales del pueblo paraguayo de su represen de su representacin. La salvacin de la nacin paraguaya y la destruccin infalible del poder de la triple alianza, dependan, positivamente, de la aceptacin y ejecucin de las propuestas mencionadas, y que vamos a establecerlas con la ms rigurosa exactitud, por cuanto la historia del Paraguay debe consignar en sus pginas hechos de esta naturaleza y trascendencia. Helos aqu:
Terminada la colosal guerra civil entre los Estados del Norte y el Sur de Estados Unidos de Amrica, y despus que fue echado a pique el famoso corsario sudista Alabama por el buque de guerra del gobierno de la Unin, el Karseige en un duelo singular a caonazos, delante del puerto militar de Cherbourg (Francia), muchos jefes y oficiales de marina y especuladores de los Estados vencidos del Sur se refugiaron en Europa. Tenan disponibles, como es fcil comprenderlo, numerosos buques y armamentos que deseaban realizar o vender. Algunos de esos jefes y oficiales de marina que haban dirigido las excursiones martimas de los terribles corsarios sudistas, se presentaron en la legacin paraguaya, situada en los Campos Elseos nm. 97, el da 7 de Mayo 1866, a las dos de la tarde, y sin mucho prembulo hicieron al seor Encargado de Negocios de la Repblica, don Cndido Bareiro, la siguiente proposicin:
1. Que se comprometan por un contrato que firmasen con el representante oficial del Paraguay, a organizar, por cuenta de ellos una flotilla de seis vapores, de los ms ligeros y fuertemente armados, que les haban servido en la larga guerra de secesin. Que la flotilla sera dotada de la tripulacin y armamentos necesarios para hacer, con Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 223 seguro xito, la guerra martima de corso. 2 Que no siendo el Paraguay signatario ni adherente del tratado de Pars de 1856, tena perfecto derecho a expedir patentes de corso ( 52 ). 3 Que no pedan a la legacin paraguaya un centavo, un slo hombre, ni nada, para emprender y llevar a efecto la expedicin martima que proponan organizar. Que solo pedan al representante paraguayo que les proveyera de la bandera de su nacin y de los documentos necesarios, que acreditasen oficialmente el carcter de la expedicin naval proyectada. 4 Que si el Encargado de Negocios juzgase conveniente mandar a bordo de uno de los vapores de la flotilla a un ciudadano paraguayo, para que representara a la autoridad de su pas, eso quedaba a su arbitrio. 5 Que cederan a la legacin paraguaya la mitad de las utilidades que reportase la expedicin martima en sus excursiones de guerra, sea capturando los numerosos buques mercantes y de guerra, que navegaban con bandera de las tres naciones aliadas en el mar, por las costas brasileras y en el Ro de la Plata; o ya imponiendo fuertes contribuciones de guerra las ciudades martimas del Imperio, como Par, Pernambuco, Baha, Ro Janeiro y las dems de los pases de la triple alianza. 6 Que la flotilla, prosiguiendo sus operaciones de guerra martima, se presentara en el Ro de la Plata, delante de Montevideo y de Buenos Aires, a los efectos de la guerra. Daran caza a todos los buques de guerra de la alianza que se encontrasen en el Ro de la Plata, y que por la inferioridad de su casco, de su artillera y de su velocidad, no podran luchar con ninguno de los buques de la escuadra paraguaya. 7 Que terminadas sus operaciones de guerra, delante de las ciudades martimas del Imperio y de las Repblicas Oriental y Argentina, la flotilla ira a colocarse en el Ro de la Plata, de manera a cortar de una manera absoluta, toda comunicacin por mar, entre Ro Janeiro y los ejrcitos aliados en operaciones en el Paraguay. Que la numerosa escuadra de pequeos buques de madera (entonces) y los ejrcitos de la triple alianza quedaran encerrados en los ros Paran y Paraguay, hasta que se viesen obligados a capitular por hambre o a pedir la paz.
52 A raz de su gran guerra de un lustro, el Paraguay, bajo la imperiosa sugestin de los gobiernos de la triple alianza, cuyos ejrcitos ocupaban la Asuncin, decret su adhesin al tratado de Pars de 1856. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 224 8 Que garantizaban en los trminos ms formales que las operaciones de la escuadrilla que se comprometan a organizar en guerra, se llevaran a efecto con la mayor facilidad e infalible xito
Siento no recordar los nombres de los intrpidos marinos americanos, de graduacin elevada algunos, a que me refiero; los tena en mis apuntes entre los papeles que se me han sustrado de mi domicilio en 1874. Cualquiera qu tenga criterio comn, y que no haya olvidado los clebres combates y abordajes de la chata y canoas paraguayas con la blindada flota imperial, podr fcilmente apreciar la practicabilidad y la trascendencia que hubiera tenido el plan de operaciones martimas sometido a la sancin competente del representante diplomtico del Paraguay, por marinos de la talla y cualidades especialsimas de los arriba mencionados, si su proposicin hubiese sido aceptada y llevada a ejecucin inmediata. El seor Encargado de Negocios se manifestaba a veces muy entusiasmado con el proyecto de operaciones martimas que se le propona, pero no se resolva aceptarlo de una manera definitiva, a pesar de la insistencia con que le solicitaban sus autores. Estos caballeros iban a la Legacin todos los das a conferenciar detenidamente con el agente paraguayo sobre tan importante asunto. Comprendiendo la magnitud y trascendencia de la empresa me permita, por mi parte, instar calurosamente al jefe de la Legacin, para que sin vacilacin aceptara la salvadora proposicin de los jefes americanos. Le repeta la indicacin de stos, a saber, que el Paraguay tena legtimo derecho a expedir lettres de marques, o patentes de corso, no siendo adherente al tratado de Pars de 1856; que siendo l, adems, representante diplomtico del Paraguay con facultades ilimitadas, poda competentemente expedir, a nombre de su gobierno, las patentes de corso y proveer a los buques de bandera paraguaya. El seor Encargado de Negocios se manifestaba muy conforme con las Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 225 indicaciones que le haca, como compaero de tareas y amigo personal, y hasta me signific una vez que yo sera el designado para representar a la autoridad paraguaya, a bordo de uno de los buques de la flotilla, que se despachasen en operaciones de guerra; intil es decir, que acoga con entusiasmo febril la indicacin del jefe de la Legacin, pues estaba tan convencido de que con esa medida se prevena el exterminio inminente del pueblo paraguayo. Sin embargo, las idas y venidas de los personajes americanos a la Legacin paraguaya, por espacio de diez o doce das, acabaron por ser estriles, en razn de que el representante paraguayo les declar terminantemente que no se animaba a expedir patentes de corso, sin instrucciones expresas de su gobierno. Con esta declaracin los marinos americanos se retiraron definitivamente. La noticia de la oferta hecha a la legacin paraguaya de una flota de seis vapores por los marinos americanos, para las operaciones martimas de corso, haba cruzado el Atlntico con direccin al Ro de la Plata y el Paraguay, segn se colige de las correspondencias siguientes: la una procedente del ejrcito aliado, fechada en Palmares de Curupaity, el 13 de Julio 1866, y publicada en La Nacin Argentina del 18 del mismo mes y ao, y dice:
Hacen algunos das que circula una noticia bastante alarmante (con razn se alarmaron). Se dice que el Paraguay ha podido, por medio de sus agentes en el extranjero, armar algunos corsarios, que se proponen hostilizar al comercio brasilero, y an a los trasportes que salgan del imperio para las aguas del Ro de la Plata. Vds. ah, mejor que nosotros, pueden saber lo que hay al respecto; todo lo que s es que va a formarse en Montevideo una divisin naval, que ser mandada por el barn de Amazonas (almirante Barroso), y se compondr de las corbetas Nicteroy y Amazonas; y adems, los cuatro encorazados que deben llegar a todo momento a Montevideo. Uno de esos encorazados es el que el Paraguay haba mandado construir en Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 226 Europa, y que fue vendido al gobierno brasilero.
La otra correspondencia fue dirigida de Humait, con fecha 9 de Setiembre 1866, al Semanario de la Asuncin, y se expresa en estos trminos:
Se habla de seis blindados norteamericanos, que se dirigen de New York al Ro de la Plata. Se ignora el objeto de esa expedicin, que ha servido para varias conjeturas en el nimo de los partidos de la lucha terminada, en que se reparten las simpatas de estos pueblos (se refiere a la guerra civil de Norte Amrica). Creyendo poder trasmitirle en la prxima semana importantes noticias, se despide por hoy su corresponsal ( 53 ).
Adems, la Amrica de Buenos Aires, de 18 de Marzo 1866, publicaba una carta particular dirigida de Pars por un argentino caracterizado, con fecha 8 de Febrero 1866, que dice as:
Lo que extrao es que el presidente Lpez no haya dado patentes de corso, como han hecho los chilenos. Hace meses se dijo aqu que se estaba construyendo en Burdeos un vapor de hierro, por el modelo de los corsarios sudistas, por orden de los agentes paraguayos, y esto me tena inquieto por el comercio de mi pobre patria, que sufrira mucho a la par del brasilero. El corso es un recurso terrible para los pases pobres, en lucha con otros ms ricos y comerciales; es por eso, como argentino, celebro mucho que no haya ocurrido al Paraguay dar patentes de corso. ( 54 ). La Tribuna de Buenos Aires de 10 de Mayo 1867 deca tambin sobre el particular lo siguiente:
53 Se ve que en el Paraguay haban recibido tambin la noticia de la proyectada operacin martima de la flotilla de corsarios. 54 El autor est en lo cierto. Es un derecho perfecto de que el Paraguay pudo haber hecho uso legtimamente. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 227
Nuestro poder de guerra fluvial, materialmente considerado, es nulo y si por acaso cayera un corsario paraguayo en nuestras aguas, impunemente ofendera nuestros pueblos y costas..... ( 55 ).
Se comprende sin dificultad, que si el Paraguay hubiese expedido patentes de corso, como tena derecho y necesidad de expedir, la guerra se hubiera muy pronto cortado, por cuanto los ejrcitos de la triple alianza no habran podido ya recibir ninguna clase de proteccin del Brasil, en vveres, municiones y contingentes militares. Los corsarios paraguayos hubieran perseguido y destruido a cuantos buques brasileros se hubiesen aventurado a navegar entre Ro Janeiro y el Ro de la Plata. Mas, por aquellas fatalidades del destino de las naciones y de los hombres, no se le haba ocurrido al mariscal Lpez autorizar expresamente a su legacin en Europa, antes de su encierro en el Paraguay, para que organizara el servicio de corso; y su agente caracterizado, a pesar de sus plenos poderes, no se animaba o no quera subsanar la fatal imprevisin, u olvido, de su comitente ( 56 ) Con haberse situado la escuadrilla de corsarios en el Ro de la Plata, las operaciones de los ejrcitos de mar y tierra de la triple alianza, habran llegado ser de imposible prosecucin. O sino Qu hubieran hecho en los ros Paran y Paraguay los buques de la armada y los ejrcitos de tierra, con su pesado tren militar, de la triple alianza, careciendo de vveres de municiones y de contingentes militares? Por dnde hubieran, salido del Paraguay? Cruzando las Misiones y el Ro Uruguay? O retirndose a travs del Chaco?
55 Nada ms correcto. 56 El vizconde de Ouro Preto, ministro de marina del imperio del Brasil, durante la guerra del Paraguay, dice: el Paraguay no adhiri al tratado de Pars, reservndose el derecho de armar corsarios, y segn informes autnticos, trataba de poner en prctica ese medio de guerra (A marinha d Outr Ora). Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 228 No, pues los corsarios hubieran vigilado el curso del Ro Uruguay, de manera que nadie lo hubiera podido cruzar impunemente, de una a otra orilla. En cuanto al Ro Paran, hubiera quedado hermticamente clausurado en Martn Garca, sin que pudiera pasar un slo bote. La retirada de los ejrcitos aliados que se tentare por las Misiones o por el Chaco, habra sido, pues, de ejecucin harto desastrosa, sino imposible, con un tren militar enorme. En todo caso, la guerra habra terminado con la toma o destruccin de los buques de guerra que constitua la escuadra de la triple alianza. Por consiguiente, es ms que probable que los ejrcitos de mar y tierra aislados, combatidos por el hambre y las fuerzas paraguayas en su encierro dentro del dominio de la Repblica, se hubieran visto en la forzosa obligacin de cesar en sus operaciones blicas, o capitular en peores condiciones que la divisin de Estigarribia en Uruguayana. Es una ilusin? Una exageracin? El criterio del lector se lo dir. Cualquiera que conozca el temple y la pericia profesional de los marinos americanos, encargados de dirigir las operaciones navales de los poderosos corsarios paraguayos, que se hubieran lanzado al mar, no podr dudar de la infalibilidad de su xito. As, los Estados que han constituido la triple alianza, con el criminal propsito, confesado en pacto internacional, de desmembrar y destruir a la Repblica del Paraguay, son deudores de una estatua de bronce al mariscal paraguayo F. S. Lpez, por haber este olvidado de facultar expresa y oportunamente a su representante diplomtico, a proceder a la organizacin y despacho de buques corsarios, en operaciones de guerra. En cuanto a su representante diplomtico, plenamente facultado no era menos acreedor a la gratitud de la triple alianza, por el hecho de no haber aceptado una propuesta de la ms colosal trascendencia; la cual llevada a la prctica habra sido la destruccin infalible del poder martimo y terrestre de las naciones aliadas y la consiguiente conclusin de la guerra a favor del Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 229 Paraguay ( 57 ).
CAPITULO XII
Defensa legitima I La falsedad en lugar de la razn. Ejerce su derecho de defensa. Responsable el que la provoca. Acumulacin de armamentos. Miras hostiles del imperio. Ciudad argentina destinada a ser depsito militar del Brasil. Afirmacin de los senadores Mrmol y Frias. Provocacin de acuerdo con Mitre. Salen municiones del parque de Buenos Aires. Expresin autorizada del senador Frias. Ultrajes al derecho de gentes. Atacar era defenderse. Guerra hecha al Paraguay sordamente. Lleg el caso de hacer efectiva la protesta. Segn prctica de las naciones cultas. Ocupacin de Pan de Azcar. Manifiesto del presidente Lpez.
Se ha acusado al gobierno del Paraguay de haber comenzado la guerra, sin motivos y sin declaracin previa. La tctica de los que tienen mala causa que defender, consiste en emplear siempre la falsedad y la violencia en lugar de la razn. El Paraguay ha sido provocado a la lucha, y en vano han pretendido sus adversarios convertir su actitud defensiva en agresin culpable; en realidad no hizo otra cosa, sino ejercer su derecho de legtima defensa, en circunstancias muy graves para su honor y su independencia. La responsabilidad de la guerra no es del que primero la declara, sino del que primero la provoca y la hace necesaria.
57 El da 14 de Julio 1895, a las 6 p. m. me encontr con don Cirilo Solalinde en la vereda de la casa que ocupa el diario La Democracia, calle 25 de Diciembre entre Oliva y General Daz, y en conversacin sobre generalidades de la guerra pasada, me hizo esta referencia: que don Cndido Bareiro le haba dicho en una ocasin, que l no haba aspirado al triunfo del Paraguay, por evitar que continuara el sistema de gobierno de los Lpez. Sin embargo, era el representante diplomtico del gobierno de los Lpez. El seor Bareiro cometi grave error, abandonando A su pas a los azares de una guerra ruinosa. Los hombres pasan, las naciones quedan. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 230 El Imperio del Brasil continuaba acumulando armamentos en la provincia de Matto-Grosso, adonde varios buques, entre ellos el Marqus de Olinda, transportaban caones y otros materiales de guerra, clandestinamente, por cuanto el tratado con el Brasil, de navegacin del Ro Paraguay, se opona formalmente al transporte de armamentos, por este Ro, mientras la cuestin de frontera no estuviese resuelta. Esos armamentos, acumulados en Matto- Grosso con quebrantamiento de la palabra imperial empeada en dicho tratado solemne, han sido la ms perfecta prueba de las miras hostiles del Imperio hacia el Paraguay, y de los preparativos a una lucha prxima. El gobierno argentino, presidido por el general don Bartolom Mitre, ha pretendido que el Paraguay atac a la Repblica Argentina, sin motivos, en plena paz, cuando con toda seguridad descansaba en la fe de los tratados, y cuando observaba escrupulosamente sus deberes de neutralidad; pero el gobernante argentino olvidaba, o aparentaba olvidar, que an antes que el Paraguay forzara su pasaje por Corrientes, que se le haba negado, esta ciudad argentina, estaba destinada a ser el depsito militar y base de las operaciones de las fuerzas brasileras contra el Paraguay; olvidaba tambin que haba puesto a la escuadra imperial en posesin de sus aguas, de sus puertos; olvidaba adems, que abasteca a dicha escuadra de provisiones de todas clases para sus marinos, de carbn para sus mquinas; y hasta de municiones para sus caones, como lo han afirmado los senadores ms honorables de la Repblica Argentina, seores Mrmol y Flix Frias; y como lo haba afirmado tambin el mismo estadista brasilero Consejero Paranhos, en el Senado de Ro Janeiro. El Paraguay no poda, pues, dudar que la tormenta provocada por el Imperio Sudamericano, de acuerdo con el presidente argentino, general Mitre, en la embocadura del Ro de la Plata, en 1864, no se desplomara sobre l, al sucumbir el Uruguay. No poda tener confianza en la sinceridad de las reclamaciones del seor Saraiva, ni en las protestas de neutralidad del gobierno argentino. Saba, adems, que desde el principio del ao 1864, el Brasil se haba Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 231 entendido con el general Mitre; que el seor Saraiva ministro brasilero, nada haca en Montevideo sin el acuerdo previo y concurso del citado jefe argentino; que el dinero de Buenos Aires y las municiones de su parque alimentaban al general Flores, y que el gobierno oriental atacado por los tres aliados secretos, que ms tarde deban firmar el tratado de 1 de Mayo 1865, era el gobierno ms honrado que haya jams conocido el Estado Oriental, segn la expresin autorizada, del ya citado senador argentino don Flix Fras. Conocedor el gobierno paraguayo de todo eso, y de otras miras, saba, por consiguiente, que tantos esfuerzos y tantos ultrajes al derecho de gentes, no tenan por nico objeto el colocar al general don Venancio Flores en la silla presidencial del Uruguay; saba por tanto, que no tardara en ser atacado a su vez, como hubo de serlo en 1855, y en circunstancias mucho ms graves que entonces. Amenazado pues, por enemigos tanto ms peligrosos, cuanto que artificiosamente disimulaban sus propsitos, el Paraguay deba obrar, como obr, con energa y resolucin. Cada da que pasaba traa un nuevo peligro a su situacin. En tal emergencia, atacar era defenderse. Esperar era dejarse envolver, y renunciar a todas las ventajas de la iniciativa en una lucha. S, ha hecho la guerra, pero la ha hecho con lealtad, a cara descubierta, como un soldado que slo se inspira en la noble consigna del deber. Ha hecho la guerra, porque se la hacan el Imperio del Brasil y el general Mitre, sorda y clandestinamente, como han hecho el tratado de 1 de Mayo. La protesta del Paraguay, del 30 de Agosto de 1864, no era una declaracin de guerra, en forma de prctica; pero esa protesta no fue el nico documento preliminar de guerra que el gobierno paraguayo, haba dirigido al gobierno imperial del Brasil. Cuatro das despus, el 3 de Septiembre lis confirmaba, agregando la declaracin significativa de que llegado el caso, tendra el pesar de hacerla efectiva: finalmente el 12 de Noviembre del mismo ao, por una nota dirigida al seor Vianna de Lima, representante del Imperio, residente en la Asuncin, rompa toda relacin con el gobierno imperial, declarando perentoriamente que, a consecuencia de la invasin del Uruguay Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 232 por el Brasil, el momento haba llegado para el Paraguay, de echar mano de los medios reservados en su protesta de 30 de Agosto. Esta ltima nota tena, a no dudarlo, el carcter de una formal declaracin de guerra, pues el 17 del mismo mes, (Vase en el Cap. VIII) el gobierno paraguayo pasaba copia de ella a los representantes de las naciones extranjeras acreditados en la Asuncin, expresando su intencin de circunscribir los males de la guerra, cuanto le fuera posible. El gobierno que as proceda, no faltaba seguramente a los usos de las naciones cultas. Pero an admitiendo que el Paraguay, hubiese faltado a esos usos de naciones civilizadas, no sera el Imperio a considerarse con derecho a escandalizarse de ello. Haba declarado el Imperio la guerra al Paraguay cuando en 1850 se apoder sin ningn prembulo del Pan de Azcar, en territorio paraguayo? Tampoco se la declar cuando en 1855 remontaba el Ro Paran con una formidable escuadra y amenazaba bombardear sus costas, al mismo tiempo que reuna un ejrcito numeroso en San Borja para invadirle. Ya no es posible la duda, deca entonces el presidente don Carlos Antonio Lpez, en una proclama al pueblo paraguayo; fuerzas brasileras han penetrado en el ro; no se nos ha dirigido una sola palabra de cortesa; somos invadidos y obligados a defender nuestro suelo, nuestra independencia, nuestro honor y existencia. Ayer 20 (Febrero 1855) tal vez habr tenido lugar un combate con nuestras bateras de Humait... Una escuadra imperial ha entrado en el Ro Paraguay, sin que ni su gobierno, ni su jefe hayan pasado al gobierno de la Repblica un simple aviso
II Motivo suficiente. Proceder capcioso. Generalsimo in partibus. Parecido a jugador de rias. Indebida parcialidad. El parlamento ingls, vlvula preciosa. Desgraciada ocurrencia del doctor Carlos de Castro. Su carta a Lord John Russel. Repercusin del estruendo de los caones. Vinculado a un tratado secreto. frente a frente ante el fallo de la opinin. Desciende de Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 233 una posicin fatigosa. Entre el honor nacional y Lord Russel. Diferencia entre dos ministros. Otra carta de Castro a Mr. Lettson. El parlamento public el tratado secreto. Mviles que le han inducido. Contestacin de Lettson a Castro. Promesa de la ms estricta reserva. El ridculo de dirigir reproches.
Poner a la disposicin del Brasil en plena paz la provincia de Corrientes para atacar al Paraguay desde el suelo argentino, era dar al Paraguay un motivo ms que suficiente para adelantarse a ocupar ese territorio cedido e su enemigo, para usos de guerra. La paciencia en persona, investida de la presidencia del Paraguay, habra procedido como el general Lpez. Traer al Paraguay en el territorio argentino por ese proceder ardidoso y capcioso, era en el general Mitre darse a s mismo un motivo plausible para declararle guerra por esa ocupacin, de que nadie era causante sino ese mismo general; a l solo le interesaba esa ocupacin, pues sin ella no poda pactar la alianza, y sin la alianza no poda ser generalsimo de los ejrcitos aliados, en su propio pas ( 58 ). El Paraguay, lo repetimos, no hizo sino anticiparse a ocupar el territorio y ciudad de Corrientes, cedidos anticipadamente al Imperio, para que le sirvieran como cuartel general y base de sus operaciones militares contra el Paraguay. En efecto, por esas combinaciones y apostasa democrtica, no tard el general Mitre en verse generalsimo de las fuerzas aliadas, aunque solo in partibus, es decir, slo de las fuerzas de tierra, no de las escuadras, pues, an la Argentina y la Oriental deban estar bajo las rdenes del almirante de la escuadra imperial, segn el tratado secreto, art. 3. As, el Imperio, lejos de poner en territorio fluvial argentino, a su almirante bajo las rdenes de su aliada la Repblica Argentina, ha logrado, al contrario, colocar al presidente argentino, dentro del mismo suelo argentino, bajo el mando de su almirante Tamandar ( 59 ). La alianza del Imperio del Brasil con las Repblicas Argentina y Oriental,
58 Alberdi 59 dem Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 234 era tan desigual, que mucho se pareca un juego de gallos, que el jugador lleva debajo de cada brazo uno, para hacerles reir en provecho y honra del gallero solamente ( 60 ). Lo singular fue que habiendo sido negociado y firmado el tratado de la triple alianza en Buenos Aires, donde resida el seor Thornton, ministro ingls, no haya sido comunicado al Foreing Office, sino dos meses despus, por el seor Lettson, tambin ministro ingls en Montevideo; lo que parecera probar en el caballero Thornton, o mucho tacto diplomtico, o indebida parcialidad por los aliados. La verdad es, que su publicacin oportuna se ha debido a los usos del parlamento britnico, esta vlvula preciosa, como deca el ilustre publicista argentino citado, donde se exhala la infidencia, el secreto de todos los atentados urdidos contra los pueblos de la tierra, no importa de qu pas Cuando el tratado secreto del 1 de Mayo volvi al Plata, en letras de molde, con procedencia de Inglaterra, caus una especie de revolucin moral en el espritu pblico de las poblaciones del Ro de la Plata. Sus signatarios se conmovieron a tal punto, que uno de ellos, el seor don Carlos de Castro, tuvo la desgraciada ocurrencia de reprochar, por escrito, a Lord John Russel, principal secretario de Estado de la reina Victoria, por el hecho de haber dado a publicidad dicho documento; y tambin al seor Lettson, sobre el mismo asunto y en idntica forma. He aqu los curiosos documentos:
Montevideo, Mayo 13 1866 A S. E. Lord John Russell, Primer Ministro del Reino de la Gran Bretaa, etc., etc. Seor:.......... Si la fortuna y el mrito han podido colocaros en una posicin envidiada por los reyes, no habr contribuido poco vuestra honradez y lealtad.
60 Alberdi Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 235 Cuando el noble pueblo ingls tena ms derecho a exigir de vuestra ancianidad, esa honradez que constituye la gloria de los grandes hombres, un terrible desencanto viene a borrar todo un pasado. Si una de las ms esplndidas conquistas para la diplomacia de los tiempos modernos, ha sido la lealtad y la buena fe, acabis, Lord Russell, de darle un rudo golpe, deteniendo su marcha progresiva, y haciendo estragos a la verdadera civilizacin. Cuando los pueblos han llegado a comprender que el sistema de Maquiavelo, era el suicidio de la nica poltica que conduce al puerto de salvacin, relegndolo al polvo de su sepulcro, Lord Russell pretende restaurar una poltica condenada inexorablemente por el poder, el honor y las conveniencias legtimas. Una grave cuestin que afecta profundamente al mundo econmico, se agita en el Ro de la Plata. El estruendo de los caones... va a repercutir del otro lado del ocano. La Inglaterra siempre celosa y previsora, se muestra intranquila. Yo haba suscrito como ministro un tratado de alianza que crea provechoso para mi pas, para los pueblos beligerantes y para el mundo entero. El representante de la Gran Bretaa en esta Repblica, manifiesta sus instancias para conocer aquel documento, apareciendo incierto sobre la suerte de una nacionalidad, a quien tal vez crea comprometida. En vista de las exigencias del caballero Lettson, no tuve inconveniente en revelar, bajo la palabra de honor del representante de la Gran Bretaa, un tratado, a cuyo secreto haba vinculado mi deber, como funcionario pblico y mi honor de caballero. Cre hacer el ms eminente servicio a esa misma, triple alianza, evitando complicaciones acaso en los momentos ms graves porque atravesaba. Debo declarar en honor de la verdad, que el caballero Lettson permaneci fiel a su palabra empeada como diplomtico y como hombre. Mr. Lettson empea a la vez la palabra de honor, confiando el secreto a una de las ms prominentes figuras del mundo diplomtico Cmo no esperar del primer ministro de su patria, lo que puede exigirse al ltimo hijo de la pobre Irlanda? Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 236 Vos, por razones que no se conciben, ni mucho menos se justifican habis revelado un secreto en que estaba interesado el honor de la Inglaterra. Si os visteis apremiado por las exigencias del Parlamento, no era dudosa la conducta de un hombre de honor y de conciencia. El noble Lord debi preferir una cada honrosa, antes que cometer una infidencia, sin ejemplo en los anales de la diplomacia moderna Yo os coloco frente a frente ante el fallo inexorable de la opinin y de la historia. De un lado estar el joven representante de una dbil Repblica para quien slo ha habido das de glorias e infortunios. Del otro el noble Lord que, presidiendo los consejos de un gabinete poderoso, no ha sabido guardar la fe prometida. Si mi modesta posicin exiga reserva, si una noble ligereza puede constituir una culpa, si hubo temeridad de fiarme de la palabra del primer hombre de Estado de Inglaterra, cmo podr clasificarse el diplmata que aspira a marcar una poca de su siglo, y a quien nada han dicho los sentimientos del honor?... Yo me engro de haber sido la vctima de una imprevisin que me ser estril en lo futuro, descendiendo gustoso de una posicin que me era harto fatigosa. De hoy ms una nueva ruta est trazada para la diplomacia, mientras que Lord Russel presida los consejos del gabinete ingls. Si la Inglaterra presente, fascinada por vuestro brillo, no os pide estrecha cuenta, la Inglaterra futura sacudir el polvo de la deshonra, para cubrir la tumba de un mal ingls, que no supo responder a la confianza nacional. Pero no. Entre el honor nacional y Lord Russell, no debo, ni quiero dudar de la eleccin del Parlamento, si es que ese Parlamento se muestra fiel a su proverbial honradez. Es tanta la confianza que me inspira, y tan grave la falta del grande hombre, que no apelo a mis conciudadanos, sino que espero justicia del gobierno y del pueblo britnico. Os adjunto mi renuncia y la declaracin del representante aqu de la Gran Bretaa, para que el mundo juzgue la diferencia que existe entre vos, primer ministro de una gran nacin, y el ciudadano de una Repblica. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 237 (Fdo.) C. DE CASTRO *** PARTICULAR: Seor don G. Lettson, etc., etc. Seor: Con esta fecha elevo al gobierno mi renuncia del cargo de Ministro de Estado, fundada en que, habiendo hecho a Vd. la confianza de prestarle un borrador del tratado de alianza, atendiendo sus exigencias, pero con carcter confidencial, y bajo la promesa de la ms escrupulosa reserva, creyendo prestar con ello un servicio a mi pas, propendiendo a que la poltica inglesa fuera favorable a la alianza (!!) ese documento ha sido publicado por el gobierno ingls, no obstante la palabra empeada por Vd. comprometiendo de ese modo al mo. La responsabilidad que me cabe, seor Lettson, Vd. comprender cuan pesada es para m, no obstante que el abandono de la posicin oficial, no es un sacrificio. Pero necesitando resguardarme de ulterioridades y dejar constatada la verdad de los hechos y los mviles honorables que me indujeron a prestarme a sus instancias, invoco los sentimientos de honor y de delicadeza de Vd., exigiendo de esos sentimientos se sirva decirme al pie de la presente, si son ciertos los hechos relatados, que sirven de fundamento a mi expresada renuncia. Con tal motivo, me ew grato saludar a Vd. con distincin. (Fdo.) CARLOS DE CASTRO. Casa de Vd., Mayo 12 1866. *** CONFIDENCIAL. Montevideo, Mayo 12 1866. Seor: Contestando, como me lo pide Vd. en su carta particular y confidencial, de esta fecha, y que devuelvo, debo decir que es cierto que Vd. me comunic CONFIDENCIALMENTE una copia en borrador del tratado de alianza, y de los cuatro artculos adicionales, BAJO LA PROMESA DE MI PARTE DE LA MS ESTRICTA RESERVA. Dejo ahora al juicio de Vd. despus que haya ledo lo que sigue, el determinar si en Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 238 alguna manera me he separado de aquella promesa. Di conocimiento del tratado a mi gobierno, en un oficio encabezado CONFIDENCIAL, y que contiene el prrafo siguiente, que traduzco textualmente de mi borrador: Soy deudor al doctor don Carlos de Castro de estos dos documentos, respecto a cuya posesin S. E. me pidi que mantuviese la ms estricta reserva. Con tal motivo, me es grato saludar a Vd. con distincin. (Fdo.) H. G. LETTSON. *** Indudablemente, el doctor Castro ha acreditado poco tacto diplomtico al concebir la idea de dirigir las comunicaciones que preceden al jefe del Foreign Office, y a su representante oficial en Montevideo. En efecto, es difcil descubrir el verdadero mvil que haya inducido al ministro oriental aliado del Imperio, a formular y dirigir esos reproches a un gobierno como el de Inglaterra, cuyo Parlamento es el ms libre del mundo, y el ms rgido en sus deliberaciones. Adems, el doctor Castro ha incurrido en el ridculo de dirigir reproches a estadistas de la nacin ms poderosa del mundo por la libertad de sus instituciones polticas.
III La alianza exista de hecho. Famoso ultimtum. Rpida preparacin del tratado. Razn de ser de la triple alianza, segn sus agentes. Diferencia entre las alianzas de 1850 y 1865. Palabras de un ministro francs. Seguridades falsas. Desmembramiento del Paraguay ya pactado. Bula de Alejandro VI, Mayo 1493. Propuesta de reunir el virreinato al Brasil. Provincia de Cisplatina. Instrucciones secretas de Santo Amaro.
La alianza entre el imperio del Brasil y la Repblica Argentina, exista de hecho desde mucho tiempo. La prueba de ello se encuentra en la nota del ministro oriental, doctor Juan Jos Herrera, de fecha 9 de Agosto 1864, en cuya nota se afirma que para decir su ltima palabra sobre la cuestin de las Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 239 reclamaciones del Brasil, el seor Saraiva tena orden de entenderse con el gobierno de Buenos Aires; lo que hizo, en efecto, puesto que el da de su regreso de Buenos Aires a Montevideo, el 4 de Agosto 1864, dirigi al gobierno oriental su famoso ultimtum, redactado en Buenos Aires evidentemente, y con el concurso del gobierno del general Mitre, segn toda probabilidad. Se sabe por una nota del ministro ingls, seor Thornton, al conde Russell, ministro de Relaciones Exteriores, fecha 20 de Abril 1865, que el ministro brasilero signatario del tratado de alianza de 1 de Mayo, no lleg a Buenos Aires hasta el 16 de Abril, y no present sus credenciales hasta el 18 del mismo mes; lo que no deja ms de 12 das para preparar el tratado y enviar su proyecto a Janeiro y volver de all. As, el tratado de 1 de Mayo, ha sido concebido y decidido mucho antes de que el Paraguay hubiese comenzado la guerra con la Repblica Argentina, y an con el Brasil. En una de sus notas el ministro ingls Mr. Thornton, deca al Foreing Office, que el gobierno argentino recin recibi la declaracin de guerra del Paraguay el 1 de Mayo 1865, es decir, el mismo da en que fue firmado el tratado de la triple alianza. Luego este pacto estaba convenido o ajustado con anterioridad a la declaracin de guerra del Paraguay a la Argentina. Vase pgina 187. Para explicar la razn de ser de la triple alianza, sus agentes diplomticos acreditados en Europa, presentaban al presidente del Paraguay, como un potentado ambicioso y caprichoso, que sembraba el desorden y la inquietud a su alrededor, que devastaba el territorio de sus vecinos, y que era necesario derrocarle a todo trance, segn la prctica constante de los pueblos civilizados de todas las edades, segn la prctica del mismo Paraguay que en 1850, se ali al Brasil para derrocar la dictadura del general Rosas ( 61 ). En cuanto a la alianza del Paraguay y del Brasil en 1850, para derrocar al dictador Rosas, comparada con la alianza de los gobiernos del Brasil, de la Repblica Argentina y del Uruguay, para derrocar al presidente del Paraguay, existe la diferencia de que en 1850, no haba sido an reconocida la
61 Nota del Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario del Brasil, seor de Macedo, dirigida con fecha 12 de Junio 1865, a S. E. el seor Marqus de Moustier, ministro de Relaciones Exteriores de S. M. el emperador Napolen III. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 240 independencia del Paraguay por la Repblica Argentina, de que el general Rosas era el jefe ms o menos legtimo; que el Paraguay se hallaba en hostilidad permanente con ella y con su jefe, mientras que en 1865, el Brasil, la Repblica Argentina y el Uruguay, la haban reconocido desde muchos aos, lo mismo que a su gobierno. Para hacer la guerra al dictador Rosas, el Paraguay no necesitaba disimular respeto por la nacin, cuyo jefe combata, como lo han hecho el Brasil y sus aliados hacia la nacin paraguaya; las leyes de la guerra y sus intereses fundamentales le autorizaban a combatir a la nacin argentina y a su jefe, para garantir su propia seguridad. S. E. el seor Drouyn de Lhuys, Ministro de Relaciones Exteriores de Napolen III, deca en su Exposicin de la situacin del Imperio en 1866, lo que sigue:
Las regiones del Ro de la Plata han sido teatro de nuevas hostilidades. A la lucha empeada primero entre el Brasil y el Uruguay, ha sucedido una guerra en que esos dos Estados hacen causa comn con la Confederacin Argentina contra el Paraguay. Su desenlace es todava incierto; pero resulta de las seguridades dadas por los Estados aliados que su objeto no es alterar en manera alguna las actuales delimitaciones territoriales.
Cuando los representantes de la triple alianza daban esas seguridades a los gobiernos de Europa, cerca de los cuales estaban acreditados, la desmembracin del Paraguay estaba pactada por el tratado de 1 de Mayo 1865, que ya exista en secreto. La diplomacia de la triple alianza en Europa acusaba al Paraguay, ora en notas oficiales, ora por la prensa, de espritu de conquista, es decir, de aspirar a la conquista del Brasil y de la Confederacin Argentina!! Es el colmo del maquiavelismo. En todos los tratados de lmites que la monarqua portuguesa ha celebrado con la monarqua espaola, estn latentes las pretensiones a la Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 241 posesin de toda la margen oriental del Ro de la Plata anteriores al siglo XIX; datan casi desde la primera ocupacin de la Amrica por los europeos. Por la primera vez se han descubierto con carcter autntico en la Bula de Alejandro VI, del 4 de Mayo 1493 ( 62 ). Desde principios del ltimo siglo, esas pretensiones se descubren, quizs con ms claridad. En 1808, el prncipe regente del Brasil, ms tarde rey de Portugal, bajo el nombre de Juan VI, hizo proponer al Cabildo de Buenos Aires, el tomarlo bajo su proteccin con todo el Virreinato del Plata, es decir, el reunir todo ese Virreinato al Brasil, so pretexto de que habiendo abdicado Carlos IV, y hallndose prisionero de Napolen I Fernando VII, los derechos de la Espaa sobre la Amrica recaan en la princesa Carlota, hermana de Fernando VII, y esposa del autor de la proposicin. En caso de que el Cabildo no accediese a ella, el Brasil se vera en la necesidad de hacer causa comn con los enemigos de Buenos Aires ( 63 ). En 1812 el prncipe Regente, puso en ejercicio esa medida e invade el Uruguay, a nombre y como aliado del mismo soberano, a quien poco antes haba considerado despojado de sus derechos. En 1816 el Prncipe Regente vuelve a invadir el Estado Oriental del Uruguay, de que acab, en fin, por apoderarse y anex en seguida al Brasil, bajo el nombre de Provincia Cisplatina. En 1830, a pesar del tratado de 1828, en que se comprometa bajo la garanta moral de la Inglaterra, a respetar y a hacer respetar, si necesario fuere, la independencia del Uruguay, que acababa de erigirse en Estado soberano, daba a su enviado especial a Europa, el Marqus de Santo Amaro, las instrucciones, secretas entonces, hoy del dominio pblico, de que copiamos el artculo siguiente:
VII. En cuanto al nuevo Estado Oriental o Provincia Cisplatina, que no forma parte del territorio argentino, que fue incorporado al Brasil, y que no puede permanecer independiente, V. E. deber esforzarse, en tiempo oportuno y francamente, en probar la necesidad de que sea de nuevo incorporado al Imperio; Forma la frontera natural del
62 Alberdi 63 Buenos Aires and the Provinces of the Ro de la Plata, by sir Woodbine Parish London 1852. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 242 Brasil, y su reunin al Imperio sera el mejor medio de evitar causas futuras de querella entre el Brasil y los Estados del Sur.
IV En realidad hostilidad a Rosas. Por gratitud y deseo de paz con el vecino. En 1855 se hizo nacer pretexto. Palabra de Pedro II en el parlamento brasilero. El almirante, Pedro de Oliveira obedeci. Lneas de Nabuco. Su opinin. El imperio ignoraba los recursos del Paraguay. Poblacin indignada. Tratado de lmites aplazado. fundacin de Humait. Organizacin de los medios de defensa. La experiencia prob el genio y la previsin.
En 1844, el Brasil reconoci la independencia del Paraguay. Esta medida era en realidad un acto de benevolencia hacia el Paraguay, y de hostilidad hacia el dictador Rosas, que no haba querido ratificar en 1843, un tratado firmado en Ro de Janeiro, por su representante oficial, general don Toms Guido. Al mismo tiempo que reconoca la independencia del Paraguay, el Brasil le propona un tratado de lmites, al cual el gobierno paraguayo se mostr dispuesto a suscribir, tanto por gratitud por un acto que nada costaba, sin embargo, al Brasil, cuanto por un deseo sincero de ver removido todo motivo de dificultad entre la Repblica y su vecino imperial. Mas, el tratado lleg a hacerse imposible, por ciertas exigencias manifestadas por el Imperio, al principio de sus relaciones oficiales con el Paraguay. En 1855, el Imperio no tena, como en 1865, el pretexto de un ataque anticipado del Paraguay; sin embargo, se prepar a atacarle. Pretexto no faltar, y si fuera necesario se har nacer, como en efecto as se hizo. El emperador don Pedro II haba dado su palabra soberana en el Parlamento brasilero de que no habra conflicto armado; pero parece que el Imperio se haba empeado en justificar en poltica esta expresin clebre, atribuida a un diplomtico moderno, que la palabra ha sido dada al hombre para disimular su pensamiento y el almirante Pedro de Olivera remont los ros con una escuadra reputada bastante fuerte para someter al gobierno Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 243 paraguayo. Penetr en el Paraguay, hasta el Cerrito; all encontr una escuadrilla que le intim fondear, y el almirante obedeci, como se ha visto en el captulo II de este volumen. El gobierno imperial desaprob la conducta de su almirante, atribuyndola a cobarda. Sin embargo, las dificultades de la guerra que empez en 1864, probaron que el almirante no se haba equivocado, cuando dijo al Ministro de relaciones exteriores de su pas: Por eso cuando medito en la importancia y alcance de los pasos dados por la oficiosa diplomacia anglo-francesa, no vacilo en creer que V. E. aprobar la condescendencia con que me prest a subir el ro con un solo buque, y mandar que la escuadra se apartase media legua de las aguas del Paraguay ( 64 ). El ilustrado consejero Nabuco, en su libro La guerra del Paraguay, opina que el abstenerse de subir el ro Paraguay a viva fuerza, ante la intimacin de Lpez, fue la ms prudente y discreta resolucin que pudo adoptar. La guerra que entonces pareca inminente no estall. El almirante que tena instrucciones para hacerla, o para tratar diplomticamente, opt por este ltimo temperamento. La actitud del gobierno paraguayo, de aquella poca, a la vez enrgica y conciliadora, hizo reflexionar seriamente al almirante Oliveira, que lleg a comprender que su gobierno, que le haba dado instrucciones para proceder con energa y militarmente con la escuadra a su mando, no conoca los recursos del Paraguay y lo que era su gobierno. Sea de ello lo que fuere, la verdad es que el almirante brasilero se conform con la notificacin perentoria del gobierno paraguayo, de no subir el ro Paraguay con su escuadra. A la vez respet la indicacin que se le hizo de no provocar de trnsito a la poblacin paraguaya que se hallaba profundamente indignada por la amenaza inesperada de la escuadra a su mando. La cuestin de lmites entre los dos pases qued sin solucin como haba
64 Joaquin Nabuco. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 244 sucedido antes. El almirante diplomtico ha consentido en el aplazamiento de su solucin en el trmino de un ao; pero el gabinete de Ro, al desaprobar su conducta, crey deber anular tambin sus compromisos. Fue, por tanto, prorrogada la solucin del diferendo hasta 1862, y en 1862 fue eludida. Entretanto, el Imperio se preparaba militarmente para la oportunidad que acechaba. Habiendo hecho referencia a las bateras de Humait, no est por dems ampliar la explicacin de su transformacin en fortaleza, de simple guardia fluvial que fue antes. Esa transformacin empez en 1855, cuando el Paraguay, amenazado por la escuadra del almirante Oliveira, hubo de improvisar medios de defensa, cuya necesidad no se haba sentido hasta entonces. En esa poca, el general don Francisco Solano Lpez, ms tarde presidente del Paraguay, acababa de regresar de Europa; su padre le encarg de la organizacin, a toda prisa, de los medios militares de defensa contra la agresin posible de la flota imperial. El general trabaj con tan buen xito, que el almirante brasilero renunci a sus proyectes blicos. Ms tarde los trabajos improvisados en 1855 de la fortaleza de Humait, fueron completados bajo la misma direccin; y la experiencia ha probado ms tarde el genio y la previsin con que el joven general desempe su cometido.
V Infraccin de las leyes de la guerra. Mariscal Lpez se dirigi al generalsimo. Texto de su nota de 20 de Noviembre. Contestacin del general Mitre. Este confirma las acusaciones de Lpez. Texto de la circular del gobierno paraguayo. Nota del diplomtico ingls Mr. Lettson, sobre prisioneros de guerra. Se conferencia al respecto con los colegas francs y portugus. El seor Plangini no niega.
Los soldados paraguayos, cados prisioneros de guerra en la batalla de Yata y en la rendicin de Uruguayana, en Setiembre de 1865, fueron obligados por los generales de la triple alianza a empuar las armas contra su patria, con Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 245 quebrantamiento escandaloso de las leyes de la guerra entre naciones civilizadas, y con menosprecio de la humanidad. Cuando lleg la noticia de este proceder de refinada barbarie al cuartel general del mariscal Lpez, este se apresur a dirigir al generalsimo de los ejrcitos aliados, la siguiente enrgica protesta:
Cuartel General en Humait, Noviembre 20 de 1865. A S. E. el Presidente de la Repblica Argentina, brigadier general don Bartolom Mitre, general en jefe del ejrcito aliado de la misma Repblica, de la del Uruguay y el Imperio del Brasil. Como general en jefe de los ejrcitos aliados en guerra con esta Repblica, tengo el honor de dirigir a V. E. la presente. En la imperiosa necesidad en que algunas veces se hallan los pueblos y sus gobiernos de dirimir entre s por las armas las cuestiones que afectan sus intereses vitales, la guerra ha estallado entre esta Repblica y los Estados cuyos ejrcitos V. E. manda en jefe. En tales casos, es de uso general y prctica entre naciones civilizadas, atenuar los males de la guerra por leyes propias, despojndola de los actos de crueldad y barbarie que deshonrando la humanidad estigmatizan con una mancha indeleble a los jefes que los ordenan, autorizan, protegen o toleran, y yo lo haba esperado de V. E. y sus aliados. As penetrado y en la conciencia de estos deberes, uno de mis primeros cuidados fue ordenar la observancia de toda la consideracin con que los prisioneros de cualquiera clase que sean fuesen tratados y mantenidos con respeto a sus graduaciones, y en efecto han disfrutado de las comodidades posibles, y hasta la libertad compatible con su posicin y conducta. El gobierno de la Repblica ha dispensado la ms alta y amplia proteccin, no solamente a los ciudadanos argentinos, brasileros y orientales que se hallaban en su territorio, o que los sucesos de la guerra haban colocado bajo el poder de su armas, sino que ha extendido esta proteccin a los mismos prisioneros de guerra. La estricta disciplina de los ejrcitos paraguayos en el territorio argentino, y en las Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 246 poblaciones brasileras as lo comprueban, y an las familia y los intereses de los individuos que se hallan en armas contra la Repblica han sido respetados y protegidos en sus personas y propiedades. V. E., entre tanto, iniciaba la guerra con excesos y atrocidades, como la prisin del agente de la Repblica en Buenos Aires, ciudadano Flix Egusquiza; la orden de prisin y consiguiente persecucin del ciudadano Jos Rufo Caminos, cnsul general de la Repblica cerca del gobierno de V. E. y su hijo don Jos Flix, que tuvieron que asilarse a la bandera amiga de S. M. Britnica; la secuestracin y confiscacin de los fondos pblicos y particulares de aquellos ciudadanos, ya sea en poder de ellos mismos, o en depsitos en los Bancos; la prisin del ciudadano Cipriano Ayala, simple portador de pliego, el violento arranque de las armas nacionales del consulado de la Repblica, para ser arrastrado por las calles; el pblico fusilamiento de la efigie del presidente de la Repblica y el consiguiente arrojo que de esa efigie y del escudo nacional, se hizo al ro Paran en pblica expectacin en el puerto de la ciudad del Rosario; el asesinato atroz cometido por el general Cceres en el pueblo de Salados con el subteniente ciudadano don Marcelino Ayala, que habiendo cado herido en su poder no se prest a llevar su espada contra sus compaeros y el brbaro tratamiento con que ese mismo general acab los das del tambin herido alfrez ciudadano Faustino Ferreira en Bella Vista; la brbara crueldad con que han sido pasados a cuchillo los heridos del combate del Yatay y el envo del desertor paraguayo Juan Gonzlez con especial y positiva comisin de asesinarme, no han sido bastante a hacerme cambiar la firme resolucin de no acompaar a V. E. en actos tan brbaros y atroces, ni pens jams que pudiera todava encontrarse nuevos medios de crmenes para enriquecer las atrocidades e infamias, que por tanto tiempo han flagelado y deshonrado ante el mundo las perpetuas guerras intestinas del Ro de la Plata. Quise todava esperar que en la primera guerra internacional como esta, V. E. sabra hacer comprender a sus subordinados que un prisionero de guerra no deja de ser un ciudadano de su patria, cristiano, y que como rendido deja de ser enemigo; ya que no supo hacer respetar de otro modo los derechos de la guerra, y que los prisioneros seran por lo menos respetados en su triste condicin y sus derechos de tal, como lo son ampliamente en la Repblica los prisioneros del ejrcito aliado. Pero es con la ms profunda pena que tengo que renunciar a estas esperanzas, ante la denuncia de acciones todava ms ilegales como atroces e infames, que se Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 247 cometen con los paraguayos que han tenido la fatal suerte de caer prisioneros en poder del ejrcito aliado. Tanto a los prisioneros hechos en varios encuentros de ambas fuerzas, como notablemente los del Yatay, y los rendidos de la Uruguayana, V. E. ha obligado a empuar las armas contra su patria, aumentando por millares con sus personas el efectivo de su ejrcito, hacindolos traidores, para privarles de sus derechos de ciudadana y quitarles la ms remota esperanza de volver al seno de su patria y su familia, sea por un canje de prisioneros, o por cualquier otra transaccin; y aquellos que han querido resistirse a destruir su patria con sus brazos, han sido inmediata y cruelmente inmolados. Los que no han participado de tan inicua suerte han servido para fines no menos inhumanos y repugnantes, pues que en su mayor parte han sido llevados y reducidos a la esclavitud en el Brasil, y los que se prestaban menos por el color de su cutis para ser vendidos, han sido enviados al Estado Oriental y las provincias argentinas de regalo, como entes curiosos, y sujetos a la servidumbre. Este desprecio, no ya de las leyes de la guerra, sino de la humanidad; esta coaccin tan brbara como infame que coloca a los prisioneros paraguayos entre la muerte y la traicin, entre la muerte y la esclavitud, es el primer ejemplo que conozco en la historia de las guerras, y es a V. E., al emperador del Brasil y al actual mandatario de la Repblica Oriental, sus aliados, a quienes cabe el baldn de producir y ejecutar tanto horror. El gobierno paraguayo, por ninguno de sus actos, ya sea antes o despus de la guerra, ha provocado tanta atrocidad. Los ciudadanos argentinos, brasileros y orientales, han tenido toda libertad de retirarse con sus haberes y fortuna de la Repblica y del territorio argentino, ocupado por sus ejrcitos o de permanecer en ellos conforme les conviniese. Mi gobierno as respetaba las estipulaciones convenidas en los pactos internacionales para el caso de una guerra, sin tener en cuenta que esos pactos hubiesen espirado, considerando slo sus principios como de inters permanente, de humanidad y de honor nacional. Jams olvid tampoco el decoro de su propia dignidad, la consideracin que debe a todo gobierno y al jefe del Estado, aunque en la actual guerra, para tolerar insultos al emblema de la patria, de los aliados, o el fusilamiento de V. E. o el Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 248 de sus aliados en efigie, y mucho menos podra acompaarle como medio de guerra en empleo de algn trnsfuga argentino, oriental o brasilero para asesinarlos en sus campamentos. La opinin pblica y la historia juzgarn severamente esos actos. Las potencias aliadas, pues, no traen una guerra como lo determinan los usos y las leyes de las naciones civilizadas, sino una guerra de exterminio y horrores, autorizando y valindose de los medios atroces que van denunciados y que la conciencia pblica marcar en todos los tiempos como infames. Trada la guerra por V. E. y sus aliados en el terreno en que aparece, en uso de mis derechos y de la obligacin que tengo en el mando supremo de los ejrcitos de la Repblica, har de mi parte que V. E. cese en esos actos que mi propia dignidad no me permite dejar continuar, y al efecto invito a V. E. en nombre de la humanidad y del decoro de los mismos aliados, a abandonar ese carcter de barbarie en la guerra, a poner a los prisioneros de guerra paraguayos en el goce de sus derechos de prisioneros, ya estn en armas, esclavizados en el Brasil o reducidos a servidumbre en la Repblica Argentina y Oriental, a no proseguir en ningn acto de atrocidad, previniendo a V. E., que su falta de contestacin, la continuacin de los prisioneros en el servicio de las armas contra su patria, diseminados en el ejrcito aliado, o en cuerpos especiales, la aparicin de la bandera paraguaya en las filas de su mando, o una nueva atrocidad con los prisioneros, me han de dispensar de toda la consideracin y miramientos que hasta aqu he sabido tener, y aunque con repugnancia, los ciudadanos argentinos, brasileros y orientales, ya sean prisioneros de guerra o no en el territorio de la Repblica, o en los que sus armas llegasen a ocupar, respondern con sus personas, vidas y propiedades la ms vigorosa represalia. Esperando la contestacin de V. E. en el perentorio trmino de 30 das, en que ser entregada en el Paso de la Patria. Dios guarde a V. E. muchos aos. Fdo. FRANCISCO S. LPEZ. ***
El generalsimo de los ejrcitos de la triple alianza, contest a la nota que precede del jefe paraguayo, con la siguiente: Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 249
Cuartel General, frente a Bella Vista, Noviembre 25 de 1865. Al Exmo. seor Presidente de la Repblica del Paraguay, mariscal don Francisco S. Lpez. He recibido la nota que como general en jefe de los ejrcitos aliados me dirige V. E. desde su cuartel general en Humait, con fecha 20 del corriente, en que despus de referirse a hechos que supone en desacuerdo con las leyes de la guerra, perpetrados por los ejrcitos aliados, sobre los prisioneros paraguayos en el combate del Yatay, y rendicin de la Uruguayana, as como otros que V. E. seala, me invita a la observancia de aquellas leyes, significndome su disposicin a usar de la represalia en caso contrario. Impuesto de la citada nota de S. E. es de mi deber manifestarle en respuesta que, todos los hechos que S. E. seala en ella como graves cargos contra los sentimientos de humanidad y de dignidad propia, de parte de los ejrcitos aliados, contra los paraguayos en armas que han cado rendidos al esfuerzo de sus armas, son totalmente falso unos, y desfigurados otros, quiz debido todo a apasionados o supuestos informes trasmitidos a V. E.; y es sensible que un momento de reflexin no haya patentizado a su nimo la falsedad de esos informes. Colocado el gobierno de mi patria as como los del Brasil y Repblica Oriental en el imperioso deber de salir a la defensa de su honor, de su dignidad y de la integridad de su territorio, alevosamente atacado por V. E. de una manera inusitada entre pases civilizados, asaltadas en plena paz sus fortificaciones de tierra, y buques de su armada sin previa declaracin de guerra, lo que da el carcter de pirticas a tales agresiones; y teniendo que ocurrir a salvar de la muerte y de la depredacin ms brbara, las vidas y propiedades de sus nacionales respectivos, tanto en las provincias imperiales de Matto Grosso y de Ro Grande, como en esta argentina de Corrientes, han procurado hacer esta defensa con estricta sujecin a las prescripciones del derecho en los casos de guerra internacional. Y as lo han hecho, no slo por deber y por honor, sino tambin porque habiendo mirado con indignacin y repugnancia las violencias y crmenes de todo gnero cometidos por las fuerzas de V. E. en pueblos y dems puntos de los territorios brasilero y argentino, que han tenido la desgracia de ocupar, aunque haya sido momentneamente, no podan incurrir en el mismo delito que reprochaban, ni podan, ni deban presentar ante el mundo civilizado y cristiano otro ejemplo que el que estn acostumbrados a dar en sus Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 250 ejrcitos, que tenan y tienen la noble misin de vindicar el honor nacional, y no la de saquear las poblaciones indefensas y las propiedades particulares, como lo han hecho las fuerzas de V. E. desde que por ambas riberas del Uruguay pisaron tierra argentina y brasilera, hasta los pueblos de Uruguayana, y Paso de los Libres, a que alcanzaron, dejando todos los campos completamente arrasados, habindose transportado gran parte del robo a disposicin de V. E. en el Paraguay, y por su orden, segn consta en el libro copiador de las comunicaciones que dirigi a V. E. el comandante Estigarribia, jefe de esas fuerzas paraguayas, cuyo libro original existe en poder del Exmo. Gobierno del Brasil, mientras que el ejrcito que V. E. lanz sobre esta provincia de Corrientes, y que alcanz hasta el paso de Santa Luca, ha cometido todava hechos ms atroces an, arrebatando violentamente todos los ganados de millares de establecimientos de campo, incendiando las habitaciones y dejando sin techo ni abrigo a miles de familias de la extensa campaa que han asolado, llevando sin humanidad, o ms bien dicho la de V. E. cuya orden se invoc para el efecto, hasta la barbarie de arrancar de sus casas y conducir prisioneros al Paraguay las inocentes esposas y tiernos hijos de jefes patriotas y valientes pertenecientes al ejrcito argentino, que haban permanecido en puntos ocupados por fuerzas de V. E. creyndole capaz de observar esas mismas prescripciones que hoy invoca en favor de prisioneros paraguayos, habiendo derecho a dudar de la sinceridad de ellos, en quien los ha desconocido como V. E. lo ha hecho hasta en las mujeres y en los nios. Todos estos actos que son de pblica y evidente notoriedad ser una ignominia perdurable, para quien los ha ordenado, autorizado o consentido, y en consecuencia V. E. tendr que responder siempre, no slo ante los pueblos aliados que le hacen hoy la guerra, sino ante el mundo todo que ha sido unnime en alzar un grito de execracin contra ellos. Terminados los combates por el triunfo de las armas aliadas, los heridos y prisioneros que salvaron del conflicto, han sido los primeros recibidos y tratados en los hospitales del ejrcito, a la par de los mismos heridos pertenecientes al ejrcito aliado; y podra an decir que han sido ms favorecidos en su asistencia, por la compasin y simpata que naturalmente inspiraban tanto por el estado de desnudez y desamparo en que se hallaban, cuanto porque no podan mirar en ellos sino unas desgraciadas vctimas de un mal aconsejado gobernante que los lanzaba a la muerte, en una guerra tan inmotivada como injusta, provocada por una voluntad caprichosa y arbitraria. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 251 As es que lejos de obligar a los prisioneros a ingresar violentamente en las filas de los ejrcitos aliados o de tratrseles con rigor, han sido tratados todos ellos no slo con humanidad, sino con benevolencia, habiendo muchos de ellos sido puestos en completa libertad, trasladados otros a las poblaciones en considerable nmero, y destinados una parte a servicios pasivos en los ejrcitos aliados, especialmente en los hospitales de sangre, en que se han curado sus mismos compaeros. Es cierto que muchos de ellos han ingresado en las filas de los ejrcitos aliados, pero ha sido por voluntad propia, y por haberlo as solicitado, gracia que no se les deba negar, cuando sus paisanos los paraguayos emigrados en el territorio de las naciones aliadas haban pedido espontneamente armarse en su calidad de tales, y se les haba reconocido este derecho. Estos son los principales cargos que se contienen en la nota de V. E. Basta lo expuesto, no slo para desvanecerlos, sino para hacer recaer sobre quien corresponde la inmensa responsabilidad de los hechos de barbarie, que por desgracia han ocurrido en la presente guerra. Podra hacerlo del mismo modo con los otros hechos aislados de que V. E. se ocupa; pero es tan notoria la falsedad de unos y la inexactitud de otros, que sera escusado entrar a refutarlos, y sobre todo hallndonos en guerra abierta, y debiendo las armas decidir en la cuestin. V. E. comprende bien que no es esta la oportunidad de las recriminaciones, y que no podra dejar de entrar en este terreno si debiera contestar a estos otros cargos de V. E. Agregar para terminar, que no alcanzo a comprender cmo pueda haber dado cabida a la especie del desertor paraguayo Juan Gonzlez, si es que tal desertor ha existido, siendo sensible que por honor mismo del puesto en que V. E. se ha colocado en esa Repblica, haya dejado consignado en una nota seria y bajo su firma, el temor del pual dirigido alevosamente por la mano de un general argentino. Declaro a V. E. que no le creo capaz de atentar de semejante manera contra mi vida, ni contra la de ninguno de los otros generales de los ejrcitos aliados, porque acostumbrado siempre a hacer este honor a los jefes enemigos contra quienes he tenido que combatir, me es forzoso hacrselo tambin a V. E. En consecuencia de lo expuesto, y en prevencin de los desafueros a que puede lanzarse V. E. y que me hace presentir el espritu de la nota a que contesto, declaro a V. E. formalmente, en cuanto me corresponde como general en jefe de los ejrcitos aliados, que la salvaguardia de la vida de los argentinos, brasileros y orientales de que V. E. haya podido apoderarse por la casualidad o la traicin, y no en lucha abierta y leal en la que todava no ha tenido V. E. la fortuna de apoderarse ni de un slo soldado, de las Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 252 propiedades de aquellos mismos que estn a su alcance, y que cualquier acto que V. E. o autoridades a sus rdenes puedan cometer en violacin de los principios reconocidos, que son leyes para los pueblos cultos, adems de las satisfacciones y reparaciones a que hubiese lugar en oportunidad, V. E. ser responsable personalmente con sujecin a las mismas reglas que invoca y establece. Si apesar de esto V. E. emplease medios en desacuerdo con los regulares reconocidos en la guerra, V. E. se habr colocado deliberadamente fuera de la prctica y del amparo de la ley de las naciones, y an autorizara a los poderes aliados a obrar segn V. E. lo insina, pues quedar manifiesto el propsito deliberado de hacer ms crueles los males de la guerra, que las naciones aliadas han procurado minorar en cuanto les ha sido posible, en cuya resolucin perseveran y perseverarn, siendo su nimo firme y tranquilo no dejar las armas de la mano hasta obtener plena y completa reparacin de sus agravios, fiando su vindicacin, despus de la voluntad de Dios, al poder de sus armas, y no a venganzas innobles y cobardes ejercidas contra hombres inermes e indefensos y contra mujeres y nios inocentes. Tal es la nica contestacin que me es dado ofrecer a V. E. todo sin perjuicio de las resoluciones que en vista de la nota de V. E. tomen los gobiernos de la triple alianza, a quienes doy en esta misma fecha conocimiento, as de ella como de esta contestacin. Dios guarde a V. E. BARTOLOM MITRE. *** El mismo general Mitre confirma las terribles acusaciones que le ha dirigido Lpez, de haber ordenado, o consentido la incorporacin de soldados paraguayos, prisioneros de guerra, en los cuerpos militares de la triple alianza. Al recibo de la contestacin del general Mitre, el gobierno paraguayo dirigi a los gobiernos amigos, la siguiente Circular:
COPIA Ministerio de Estado de Relaciones Exteriores Asuncin, Diciembre 12 de 1865. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 253 El abajo firmado, Ministro Secretario de Estado en el Departamento de Relaciones Exteriores de la Repblica del Paraguay, que tuvo el honor de dirigirse a V. E. con la circular del 26 del pasado, cumple ahora con el deber de acompaar a V. E., la contestacin que ha merecido de S. E. el Sr. Brigadier General Mitre la nota del Exmo. Seor Mariscal Presidente de la Repblica, objeto de aquella circular. El abajo firmado, siente que el General en Jefe de la triple alianza no haya acordado otra consideracin a una comunicacin de tanto inters para la humanidad, y de tanta trascendencia para las relaciones presentes y futuras. El abajo firmado cree no deber molestar a V. E. con las consideraciones que se desprenden de la notable contestacin del General Mitre, y pidiendo a V. E. permiso para abstenerse de honrar con una mencin cualquiera los insultos personales que al Jefe de su Gobierno hace el General en Jefe de los Ejrcitos aliados, llama su atencin sobre la confesin que el propio General hace, de que se haba reconocido el derecho de beligerante a una docena de paraguayos negociantes, que se hallaban en Buenos Aires, y que en consecuencia, los prisioneros de guerra han sido tambin admitidos, por gracia, a traer las armas contra su patria en los Ejrcitos de su mando, cuando diariamente estn invadidas nuestras fronteras por esos mismos prisioneros, que no queriendo ser traidores, desertan de sus filas, y buscan su patria, a pesar de las ms activas persecuciones y los ms crueles castigos. Sin embargo, el Sr. Mariscal Lpez haciendo un ltimo esfuerzo de respeto por la humanidad, quiere todava esperar que se produzcan los hechos, que ha sealado en su comunicacin del 20 del pasado, para proceder a la ms rigurosa represalia. El abajo firmado ruega a V. E. quiera servirse elevar esta comunicacin al conocimiento de su Gobierno, y aceptar las seguridades de su consideracin muy distinguida. (fir.) JOS BERJES. Es copia Gumersindo Bentez A S. E. el seor Ministro de.... *** Para que el lector pueda apreciar con ms precisin las recprocas acusaciones de los dos generales beligerantes, reproducimos a continuacin la Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 254 nota que el agente diplomtico ingls seor Lettson, acreditado en la Repblica Oriental, dirigi a su gobierno, con fecha 17 de Agosto 1866, justamente sobre la materia que ha motivado las quejas de Lpez. Es la siguiente:
El gobierno de esta Repblica ha cometido recientemente con motivo de la guerra contra el Paraguay un acto que para calificarlo segn el lenguaje empleado en la correspondencia oficial, no hay en mi opinin, expresiones de adecuada severidad. Procedo en seguida a facilitar a V. E. los detalles del incidente a que he aludido. Hace como diez das se me dijo que el gobierno delegado pensaba remitir, en calidad de contingente, un nmero de paraguayos prisioneros de guerra para ser incorporados a las fuerzas orientales a las rdenes del brigadier general Flores. Estos prisioneros paraguayos van a ser, por consiguiente, llevados a pelear contra sus mismos compatriotas, los paraguayos. El peligro, al cual estos pobres hombres van expuestos no es materia de duda. Destinados a ser fusilados por sus mismos compatriotas, que rechazan con la ms excesiva tenacidad la libertad que les ofrecen el Brasil y sus aliados, o a ser tomados prisioneros, corren siempre el peligro a que se exponen los que toman en las manos las armas, para volverlas contra su propio pas. Sin prdida de tiempo fui a hablar sobre este asunto con el Encargado de Negocios de Francia, Mr. Maillefer, en presencia de nuestro colega portugus, en donde ambos agregamos que en caso de ser fundado lo que se me haba dicho, sera propio dirigir una comunicacin al gobierno sobre el particular. Para cerciorarme de la exactitud del hecho, y con el deseo, aunque con poca esperanza de inducir al gobierno provisorio delegado para que abandonase tan atroz idea, si en efecto la haba concebido, me aperson al ministro de Relaciones Exteriores; dicindole lo que haba odo, agregndole que l, como persona que respeto, no prestara su consentimiento a semejante medida. El seor Flangini, me contest que hasta aquel momento el gabinete no haba resuelto nada definitivamente, pero que su influencia para con sus colegas del gabinete era muy modesta. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 255 En justicia para el seor Flangini debo decir, que por sus maneras me pareci que estaba avergonzado de que aquel hecho fuere cierto. En seguida le manifest que yo no poda creer que la influencia de un Ministro de Relaciones Exteriores fuera desestimada, y que l deba urgir calurosamente en sus colegas para pesar bien cual poda ser la opinin formada por los gobiernos extranjeros respecto del de la Repblica, con quienes mantena relaciones, en caso de que tal medida fuera llevada a efecto. El seor Flangini me agradeci los trminos que haba empleado al ocuparme de su persona, repitiendo que l no tena influencia en el gobierno. A los pocos das un considerable nmero de paraguayos, que, como por burla, fueron incorporados al batalln Libertad, eran enviados desde esta plaza ro arriba, para incorporarlos al ejrcito Oriental, a pelear contra sus compatriotas. Mr. Maillefer al saber este hecho expres al seor Flangini cual era su modo de pensar respecto de este acto del gobierno Oriental. El seor Flangini no neg que la medida hubiese sido adoptada, pero trat de ocultar el crimen diciendo que aquellos paraguayos haban ofrecido ir como voluntarios a engrosar el ejrcito Oriental. (Fdo.) W. G. LETTSON *** Con el testimonio irrecusable del ministro diplomtico de Inglaterra, quedan plenamente confirmadas las graves acusaciones hechas por el Mariscal Lpez al general Mitre, en su nota de 20 de Noviembre 1865, y que el generalsimo ha tratado de tergiversar en su contestacin del 25 del mismo mes y ao. As se escribe la historia.
VI Sentimientos fraternales. Texto de la protesta de los Estados del Pacfico. Rudo golpe asestado al castillo de la triple alianza. Bandera de la democracia. Se pretende inmolar a odiosas ambiciones. El Pueblo. En pi de guerra las provincias Manaos y Par. Los documentos relativos. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 256
El tratado de alianza produjo tambin sus efectos en los Estados del Pacfico, donde la causa del Paraguay, en lucha con la triple alianza, tena las ms vivas simpatas. El Pen, Chile, Bolivia, Ecuador, Colombia, etc. no ocultaron el impulso de los nobles y fraternales sentimientos que les dominaban hacia el Paraguay. Lanzaron, por intermedio del Per, una protesta contra los propsitos de la guerra hecha al Paraguay, consignadas en el clebre tratado secreto de la triple alianza, de 1 de Mayo 1865. La protesta del Per, interpretando fielmente los sentimientos de los hombres honrados y de los pueblos viriles de Amrica, ha dicho: Que las naciones coaligadas tenan derecho para exigir la reparacin de pretextadas ofensas, pero no lo tenan para reducir a la miseria por tiempo perdurable, a toda una sociedad que no debe pagar los errores de sus gobernantes, si errores hayan habido. Esa protesta tenia una fuerza irresistible de la verdad; sublime como la democracia, en cuya defensa se ha producido. Fue un rudo golpe asestado por la Amrica republicana, al castillo de la triple alianza. Era la palabra vibrante, severa, de la repblica, que protestaba contra la iniquidad, que haba pactado la desaparicin de un pueblo americano. Aquella noble actitud de los pueblos del Pacfico tena por base inconmovible, la ley de las naciones, y por bandera los principios sacrosantos de la democracia. He aqu el texto de ese importantsimo documento histrico:
PROTESTA RESPECTO DE LA GUERRA DEL PARAGUAY El Peruano, diario oficial, de fecha 11 de Junio, contiene la siguiente nota: Seor Encargado de Negocios de la Repblica cerca de los gobiernos de Buenos Aires, Montevideo y Ro Janeiro. Desde que se inaugur el actual gobierno provisorio, y no obstante las graves Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 257 atenciones que lo han rodeado constantemente, ha seguido con gran inters el curso de los acontecimientos que se desarrollaban en los Estados del Plata, y no ha cesado de hacer los ms fervientes votos, por la terminacin de una lucha, que haba necesariamente de ocasionar gravsimos males, no solo a los Estados que en ella estn empeados, sino a toda la Amrica del Sur. El jefe supremo ha prescindido del anlisis de las causas que motivaron esa lucha, ya que de su justicia y necesidad slo podan ser jueces competentes los Estados beligerantes; pero no ha podido dejar de fijarse en sus desastrosos resultados, sobre todo cuando la guerra se haca en una poca en que la parte occidental del continente era vctima de una inicua agresin europea, que en la hiptesis de ser coronada de buen xito, poda muy bien repetirse en sus costas orientales. Le bastaba al jefe supremo considerar que la guerra se haca entre estados americanos, para que desease con la ms viva solicitud ver el trmino de ella. Esa solicitud deba crecer de punto, desde que se tuviese en cuenta que, amenazada la Amrica toda por un enemigo comn, era menester reconcentrar las fuerzas de todos sus Estados, para sostener en cualquiera emergencia, la libertad y la independencia que todos juntos conquistaron hace cuarenta aos. Dola al gobierno peruano que, al propio tiempo de formarse una alianza ofensiva y defensiva entre las repblicas del Pacfico, para repeler los violentos ataques y las arrogantes pretensiones de la Espaa, existiese ya otra alianza entre naciones americanas del Atlntico, para combatir, no contra una potencia extraa, sino contra una nacin igualmente americana, ligada a las naciones aliadas por los vnculos tan caros y estrechos, que en poca no muy remota la hacan formar parte integrante del territorio de uno de esos mismos Estados con quienes se hallaba actualmente en lucha. Si en todos tiempos deba ser sumamente doloroso tan extrao espectculo, tena que serlo ms en el presente, merced a las excepcionales circunstancias en que las agresiones europeas haban colocado a la Amrica desde 1861. Estas y otras consideraciones, fciles de percibir, decidieron al gobierno peruano a buscar los arbitrios ms conducentes a la terminacin de la contienda entre los aliados y el Paraguay, apresurndose por tanto a dirigir a V. S. con fecha 20 de Diciembre de 1865, las respectivas instrucciones para ofrecer los buenos oficios y an la mediacin del Per. Posteriormente y ya realizada la alianza de Bolivia, Chile, el Ecuador y el Per, se celebr un acuerdo entre el ministro de Relaciones Exteriores del gobierno chileno y los representantes de Bolivia y el Per en Santiago, afianzando los tres el asentimiento del gobierno de Quito, para ofrecer de nuevo la mediacin colectiva de los cuatro Estados, Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 258 acuerdo que mereci la aprobacin de todos los gobiernos. Pero antes de que el de Lima supiera el resultado que haban producido las gestiones que a nombre de los cuatro gobiernos deban hacerse en las orillas del Plata, ha tenido conocimiento del texto del tratado de 1 de Mayo de 1865, que hasta hace poco haba permanecido oculto. No es mi nimo entrar en el examen de los motivos que las naciones aliadas contra el Paraguay hayan tenido para mantener oculto ese pacto; motivos que, sin duda son muy poderosos, puesto que la revelacin de aqul ha dado lugar a acontecimientos que demuestran palpablemente que no era de la conveniencia de los gobiernos aliados que fueran conocidas las estipulaciones que haban formulado. Si es un derecho incuestionable el que toda nacin tiene para declarar y hacer la guerra y para celebrar pactos de alianza con otras naciones, no se comprende, por qu los Estados aliados que, de hecho, haban declarado la guerra al Paraguay, que le haban llevado al propio territorio paraguayo y que no ocultaban que procedan as en virtud de una alianza, tuviesen empeo en conservar secreto el pacto en que esta haba sido formulada y cuya existencia, no era ni podr ser ya desconocida. Es costumbre mantener en sigilo los tratados de alianza, hasta que llegue la poca de ponerlos en ejecucin; pero siempre se ha publicado cuando la alianza principia ya a surtir sus efectos. Mientras tanto, en el articulo 13 del tratado de 1 de Mayo de 1865 se estipula expresamente que permanecer secreto, hasta que el principal objeto de la alianza se haya obtenido; y como del prembulo y de otras clusulas del mismo tratado se deduce que el principal objeto de la alianza es hacer desaparecer al gobierno del Paraguay, lo que se desprende es que el tratado deba permanecer secreto hasta la definitiva terminacin de la contienda, y hasta que el Paraguay, vencido, quedase completamente a merced de los aliados victoriosos, pues esto y no otra cosa importara la desaparicin del gobierno paraguayo. Por manera que virtualmente el tratado de alianza tena que permanecer secreto mientras durase la contienda; sin que las dems naciones y principalmente las de Amrica, supiesen la suerte que estaba reservada al Paraguay, si sucumba. A lo que parece, el gobierno de la Gran Bretaa concibi a ese respecto algunos temores y los hizo presente por medio de sus representantes en Montevideo. Para aquietarlo, fue que el ministro de Relaciones Exteriores del Uruguay dio una copia del tratado al ministro ingls; pero de suponer era que esos temores se despertasen algn da entre los dems gobiernos, sobre todo entre los americanos, y deber era de los aliados Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 259 manifestar, no solamente las causas de la guerra, sino los propsitos que abrigaban y los resultados que se proponan alcanzar, para desvanecer toda duda y alejar cualquier motivo de recelo que pudiese suscitarse en cuanto a la independencia y soberana de uno de los Estados americanos. Digna de elogio es ciertamente la declaracin que los aliados hacen en la primera parte del art. 8 de que se obligan a respetar la independencia, soberana e integridad territorial de la Repblica del Paraguay; pero esa obligacin queda destruida con otras estipulaciones, tanto o ms explcitas que aquella, como lo demostrar un breve anlisis de las principales. En el artculo 7 sientan los aliados que la guerra no es contra el pueblo del Paraguay, sino contra su gobierno. Por muy plausible que fuera la teora de que puede hacerse una guerra contra el gobierno de una nacin, y no contra, la nacin misma, en el terreno de la prctica no es muy fcil separar a la nacin del gobierno que la representa, tratndose de una guerra exterior. El derecho de gentes no admite semejante distincin; lejos de eso, considera a la nacin y al gobierno que la rige como una sola entidad, como un todo tan estrechamente inseparable, que reputa como hechos al gobierno los daos que se irrogan, no solamente a la nacin en masa, sino a uno o varios de sus sbditos o ciudadanos. Admitido en toda su latitud el principio sentado en el artculo 7 del tratado, la guerra seria en muchos casos difcil y en algunos imposible. Tal gobierno habra a quien no pudiesen alcanzar las represalias u hostilidades del enemigo, por que debiesen ejercerse primero contra la nacin, reputada inocente. Hay algo ms. Legtimo como puede ser el derecho de los aliados para hacer la guerra al Paraguay, ese derecho slo puede extenderse hasta alcanzar una completa victoria e imponer al vencido las condiciones necesarias para reparar las ofensas y los daos irrogados y alcanzar, si se quiere, seguridades para lo futuro; pero no es admisible que la alianza tenga por objeto principal derrocar al gobierno paraguayo; porque el derecho de derrocar a un gobierno slo es concedido a la misma nacin que lo ha erigido. En esta cuestin el nico juez competente es la nacin paraguaya; sufra ella, en buena hora, las consecuencias de los desaciertos de su gobierno; pero, mientras lo sostenga, ningn poder extrao puede arrogarse la facultad de hacer en obsequio de los paraguayos lo que estos no hacen por s mismos. Proceder de otro modo, es minar los principios del derecho pblico moderno, que son los de todos los Estados americanos, y establecer una doctrina que, aplicada hoy al Paraguay, como lo fue hace poco a la Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 260 Repblica mejicana, pondra a los dems Estados de Amrica a merced de lo que una o ms potencias vecinas o lejanas tuviesen a bien resolver sobre sus destinos presentes y futuros. Y qu seguridad tendra ya una nacin de conservar su soberana, su independencia, su integridad territorial, sus instituciones, todos y cada uno de aquellos elementos que constituyen su autonoma? La existencia de los gobiernos y por tanto la de las naciones mismas, no depender ya nica y exclusivamente de la voluntad del pueblo, sino de los juicios, de las aspiraciones y acaso de las conveniencias de otros gobiernos y de otras naciones. Admitir semejante doctrina, sera renunciar a los principios de la soberana nacional, que son el fundamento de los Estados americanos; guardar silencio cuando se ve puesta en prctica esa doctrina, por algunas de las naciones americanas, sera acoger para las dems un sistema que, tarde o temprano, podra aplicrseles con buen derecho. De la obligacin de respetar la independencia, soberana e integridad territorial de la Repblica del Paraguay, deducen los aliados, como forzosa consecuencia, la facultad para el pueblo paraguayo, de elegir su gobierno y darse las instituciones que le convengan, no incorporndose ni pretendiendo protectorado a ninguno de los aliados, como consecuencia de la guerra. Por ms que en esa estipulacin, que es la del art. 8 del tratado, aparezca la decidida voluntad de los aliados de respetar la soberana del Paraguay, no es menos evidente que esa soberana sufre un gran detrimento, desde que se pretende imponer al pueblo paraguayo, como condicin de la paz, la obligacin de elegir un nuevo gobierno, por ms conforme que parezca estar con el que actualmente posee. Y en cuanto al cambio de instituciones, sugerido en el tratado, bien que quedando aparentemente al arbitrio del pueblo paraguayo, lo que se desprende es que, en concepto de los aliados, ese cambio es conveniente, porque los aliados han juzgado que las actuales instituciones del Paraguay, aunque actualmente tengan el asentimiento del pueblo, no deben subsistir, sino cambiarse por otras, en cuya formacin han de tomar precisamente los aliados la parte legtima de influencia que les conceda la victoria. Y que tal sea el pensamiento de los gobiernos aliados, se deduce claramente del artculo 9 del tratado, por el cual los tres gobiernos se comprometen a garantir colectivamente la soberana e integridad territorial del Paraguay, por el periodo de cinco aos. Se entiende que esa garanta se refiere a un pas regido por un nuevo gobierno que ha de nombrarse por voluntad de los aliados, conforme a la estipulacin del artculo 7, y sometido a instituciones que naturalmente se han de resentir de la influencia de la alianza. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 261 Que se haga un tratado de alianza ofensiva y defensiva para hacer la guerra, con el fin de obtener por medio de esta la reparacin de un agravio, nada ms justo y racional; pero que la alianza se proponga por principal objeto derrocar a un gobierno para reemplazarlo por otro, agregndose a ello el cambio de instituciones, es dar a la guerra otro carcter; ya no ser una guerra para restablecer derechos desconocidos y para reparar injurias irrogadas; es una guerra pura y simplemente de intervencin, ante la cual las dems naciones no pueden permanecer como meras espectadoras, sobre todo cuando esas naciones tienen que velar, no solamente por la conservacin de los principios que forman el derecho pblico de todas ellas, sino por la del equilibrio continental y an por su propia seguridad. El respeto que los aliados prometen guardar a la soberana, independencia e integridad territorial del Paraguay, declarando adems que este no se incorporar ni pretender protectorado a ninguno de los aliados, se hace de todo punto ilusorio con el compromiso contrado por ellos de garantir colectivamente esa soberana, independencia e integridad territorial, por el periodo de cinco aos. Segn esto, el Paraguay no estar, es verdad, sujeto al protectorado de uno de los Estados aliados, pero lo estar al de los tres. La existencia del Paraguay, como nacin, depender, a lo menos durante cinco aos, del compromiso que han contrado los aliados, no de la voluntad del pueblo paraguayo que quiso constituirse y desea ser para siempre Estado soberano e independiente. Y si los aliados han tenido facultad para garantir la independencia y soberana del Paraguay, es claro que la tenan tambin para no prestar semejante garanta y para disponer libremente de la nacin garantizada. Por ms que sea sensible expresarlo, semejantes principios no podrn ser jams aceptados por los dems Estados de Amrica. Y una vez trascurrido ese periodo de cinco aos y cuando haya terminado la garanta, qu ser del Paraguay? Desligados los aliados del compromiso que han contrado pretender cualquiera de ellos o todos juntos absorber al Paraguay, anexndolo ntegramente o dividindolo en partes ms o menos proporcionales que se agregaran a los Estados vecinos? Sobre esto nada dice ciertamente el tratado; pero cualquiera de esas hiptesis es la consecuencia lgica de la clusula en que se establece el triple protectorado y se ofrece una garanta mancomunada tan slo por cinco aos. Y tan cierto es que en el tratado de alianza est envuelto el pensamiento de la posible desaparicin de la nacionalidad paraguaya, que para nada se ha contado con esta al establecer los lmites futuros de demarcacin de los respectivos territorios. No dice el Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 262 tratado que, terminada la guerra, las naciones aliadas y el Paraguay procedern de concierto fijar dichos lmites, sino que exigirn del nuevo gobierno paraguayo, que se guarden las bases que sobre limites procede a establecer detenidamente el mismo tratado, en su artculo 16. Es incuestionable que en presencia de una estipulacin tan perentoria, si el gobierno paraguayo resistiese a esa exigencia, como estara en su derecho el hacerlo, nacera indefectiblemente un nuevo motivo de guerra, y que esta se reputara ms justa y legitima que aquella que se emprende para derrocar un gobierno o introducir cambios en las instituciones de un pas. Y el Paraguay no podr verse jams libre de las pretensiones de los aliados, porque stos han cuidado de dar a la alianza, para la actual guerra ofensiva y defensiva, un carcter perpetuo y perdurable, en el artculo 17 del tratado, en el que los aliados no se han reservado siquiera el derecho de examinar la justicia o injusticia de las demandas que cualquiera de ellos pudiera formular en lo futuro contra el Paraguay. Para que no quedase duda de lo que la triple alianza propona hacer con el Paraguay, se ha agregado al tratado un protocolo, con cuatro artculos, en los que segn parece, se ha querido disipar las dudas que pudiesen nacer de las estipulaciones del tratado. Se establece en esos artculos que, en cumplimiento del tratado de alianza, las fortificaciones de Humait sern demolidas y que no se permitir que otra u otras de aquella naturaleza se levanten; que como condicin para garantir la paz con el nuevo gobierno del Paraguay, no se le dejarn armas ni elementos de guerra, y que todos aquellos que se encuentren sern divididos por iguales partes entre los aliados, etc. Exigir de una Nacin, que demuela sus fortificaciones y que no levante ninguna otra en adelante; obligarla a entregar todas sus armas y elementos de guerra, para dejarla completamente incapacitada de proveer ni a su seguridad exterior, ni a la conservacin del orden interno, es una pretensin de que acaso no hay ejemplo en la historia, y es el ms explcito desconocimiento de la soberana e independencia del Paraguay, que los aliados se comprometan a respetar, sino a garantir. Consumada que fuera la obra emprendida por los aliados, diran ellos mismos que el Paraguay segua siendo una Nacin soberana e independiente, duea exclusiva de sus destinos? Los aliados no han podido pensar por un momento que el sistema que se proponan adoptar respecto del Paraguay mereciese la aquiescencia de los dems Estados de Amrica. Hacer del Paraguay una Polonia americana, sera un escndalo que la Amrica no podra presenciar sin cubrirse de vergenza. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 263 Los sentimientos y las ideas que acabo de exponer no son nicamente de la Nacin peruana y su gobierno, son, estoy seguro de ello, las ideas y los sentimientos de todas las naciones y de todos los gobiernos de Amrica. Por lo pronto puedo afirmar que los conceptos emitidos en esta nota reproducen fielmente el pensamiento de las naciones del Pacfico que, para conservar su independencia y soberana, se han aliado contra la Espaa y que desean hacer permanente su alianza, precisamente para garantir y asegurar en lo futuro la independencia de todas las naciones de Amrica. Por lo mismo, Bolivia, Chile, el Ecuador y el Per, no pueden consentir en que por Estados americanos se haga lo que no consentiran en dejar hacer ni por las ms grandes potencias del mundo, a menos de ser ellos mismos envueltos en la comn calamidad, porque sus esfuerzos no fuesen suficientes para preservarse de ella. El gobierno peruano cuenta con el asentimiento de sus aliados; pues ya le ha sido explcitamente manifestado el de sus respectivos representantes en Lima, a quienes he dado conocimiento de esta nota y antes de poco la voz de cada uno de los gobiernos se har or directamente en defensa de la soberana e independencia del Paraguay. Bolivia, Chile, el Ecuador y el Per, no diran una sola palabra, sino es en el sentido de la conciliacin, para detener la guerra desastrosa que hoy riega en torrente de sangre hermana los campos del Paraguay; pero desde que esa guerra no se limite a reclamar un derecho, a vengar una injuria, a reparar un dao, sino que se extienda hasta desconocer la soberana e independencia de una nacin americana, a establecer sobre esta un protectorado y a disponer de su suerte futura, el Per y sus aliados no pueden guardar silencio y el ms sagrado e imperioso de los deberes los compele a protestar del modo ms solemne contra la guerra que se hace con semejantes tendencias, y contra cualquiera acto que, por consecuencia de aquella, menoscaben la soberana, independencia e integridad de la Repblica Paraguaya. Para que los gobiernos, cerca de los cuales se halla V. S. acreditado, y que son precisamente los que han firmado el tratado de 1 de Mayo de 1865, conozcan el juicio que el gobierno peruano ha formado respecto del tratado y sus tendencias, as como la protesta que contra estas se ve en la necesidad de formular, el Jefe Supremo me encarga ordene a V. S. que transcriba esta nota a los gabinetes de Buenos Aires, Montevideo y Ro Janeiro. Dios guarde a V. S. Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 264 TORIBIO PACHECO. *** El tratado de 1 de Mayo 1865, contra el cual protestaban las Repblicas de los pases del Pacfico, fue un documento que mereca la reprobacin de todos los pueblos que tengan respeto por el derecho y la justicia, que se ha pretendido inmolar a odiosas ambiciones de gobernantes omnmodos. El nico juez, con poder para derrocar al gobierno paraguayo es la Nacin paraguaya, y todo otro que lo intentare, atacara la soberana y la independencia de la misma. Es doloroso, deca El Pueblo de Buenos Aires, para una Nacin como la Repblica Argentina, donde el desideratum de todos los hombres, es la prctica de la libertad y el derecho de cada uno, aparecer a los ojos del mundo, sindicada por gobiernos americanos, como persiguiendo lo que ataca el derecho y la libertad de otro pueblo. La letra del tratado es atroz, agregaba el rgano mencionado, y los que no conozcan los antecedentes y las intenciones del gobierno argentino, y se cian a esa letra, indeleble, sino protestan contra ella, del fondo de su alma, han de exclamar por lo menos: Por qu a una causa tan justa, cual era la declaracin de guerra al gobierno del Paraguay, darle el colorido siempre triste y siempre repugnante de la intervencin? Pesa sobre ese documento, el ms recto de todos los juicios, el de la opinin pblica. El imperio del Brasil, temiendo las consecuencias de las protestas del Per contra el tratado de la triple alianza contra el Paraguay, puso en pie de guerra las provincias del Imperio Manaos y Par limtrofes a aquella Repblica. He aqu los documentos relativos:
SECRETARA DE GUERRA Y MARINA. Comandancia General del Departamento Fluvial de Loreto Iquitos. Noviembre 24 Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 265 de 1866. Seor Capitn de Navo, Director de Marina en la Secretara del ramo. Seor Director: La carta que original adjunto a V. E. y que me fue dirigida por el seor Cnsul del Brasil en Loreto, le har ver las razones que segn dicho seor, han tenido, tanto el gobierno imperial, cuanto los presidentes de las provincias de Manaos y del Par, para enviar tropas, armamentos, municiones, ingenieros y caones a los fuertes de Tabatinga, Manaos, Obidas y Par, donde actualmente deben haber llegado dos vapores blindados. La voz general esparcida segn creo, por agentes del gobierno asevera que todos estos preparativos blicos tienen por objeto resistir a la invasin o ataque que se espera del Per, con motivo de la nota protesta de nuestro Ministro de Relaciones Exteriores, sobre la guerra que se hace a la Repblica del Paraguay.... Sin embargo, sera bueno, como digo V. S. en oficio separado, reforzar nuestras fronteras, con tropas de lnea, por lo pronto, y con fortalezas ms tarde, a fin de asegurar nuestro honor e intereses, y evitar que nos falten al debido respeto, confiados en que no tenemos fuerzas con que repelerlos, en caso contrario. Dios guarde a V. S. (Fdo.) FRANCISCO ALZAMORA. *** Comisario del Per, para los lmites del Brasil Manaos, Noviembre 10 1865. Seor Capitn de Navo, Comandante General del Departamento Fluvial de Iquitos. Seor Capitn General: La protesta del Per contra la guerra que hace a la Repblica del Paraguay la triple alianza de este Imperio y las Repblicas Argentina y Oriental, ha alarmado al gabinete del Brasil al extremo de tomar disposiciones para poner en estado defensivo esta provincia y la del Par. Con tal propsito se estn aumentando las tuerzas con tropas de lnea y han venido de la capital de Ro de Janeiro ingenieros que deben ocuparse en fortificaciones, y se espera por momentos en el Par, una respetable fuerza martima para acrecer la estacin naval de las mencionadas provincias. La prensa brasilera contiene producciones Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 266 violentas contra la enunciada protesta que lastima la honra del Per y la de Chile y Bolivia, y afirma que tales aprestos blicos son para repeler la invasin que temen. De lo expuesto he dado cuenta al supremo gobierno por el ltimo paquete, anunciando al ministerio que tambin lo participara a V. E. en primera ocasin, como lo verifico. Dios guarde a V. E. (Fdo.) FRANCISCO CARRASCO Csar Alverano Es Copia
VII Esfuerzos activos y patriticos. Artculos financieros del Times. Ausencia de una diplomacia hbil y activa. Arbitraje Internacional. Nunca fueron simples espectadoras. Han aprendido del pueblo paraguayo.
Los agentes diplomticos del imperio trabajaban con actividad y patriotismo en Europa, para justificar la actitud de su pas y la causa de la guerra; y a pesar de las dificultades que tocaban en la prensa europea para satisfacer sus propsitos, nunca cesaban de proseguir su objeto. Los agentes argentinos les prestaban su concurso en las columnas del coloso Times de Londres, donde el cnsul de ese pas, Mr. Yhampson, escriba el artculo financiero titulado Money Market. Sus publicaciones tendan siempre a calmar la desconfianza que inspiraba al gobierno britnico y al pblico los actos del imperio en los pases del Plata. Si una diplomacia activa y hbil se hubiera puesto en accin en aquellos momentos, no habra sido difcil conseguir que la Inglaterra, Francia y Estados Unidos, se movieran en un sentido ms amplio de lo que haba hecho el cuerpo diplomtico extranjero en Montevideo, en favor de la paz, en 1864. Con tacto y perseverancia se hubiera podido conseguir que las cancilleras de los pases mencionados, manifestasen al Brasil la conveniencia de someter sus cuestiones Gregorio Benites ANALES DIPLOMATICO Y MILITAR de la Guerra del Paraguay Biblioteca Virtual del Paraguay 267 con el Paraguay a un arbitraje internacional, que evitase la prosecucin de una guerra, que amenazaba la destruccin de los valiosos intereses de sus respectivos nacionales establecidos en los Estados beligerantes. A lo menos se hubiera obtenido que los gobiernos aliados formulasen sus exigencias, los fines que se proponan con la guerra, y las condiciones de la paz. Entonces el Paraguay hubiera satisfecho sus exigencias, o les habra propuesto a su vez, someter la causa de la guerra y las pretensiones de sus actores a un arbitraje de pases neutrales. Era factible producir esos hechos, por cuanto Inglaterra, Francia y Estados Unidos nunca han sido simples espectadores en las cuestiones o luchas de los pases del Ro de la Plata. Si se ha querido saber a qu grado de herosmo puede llegar un pueblo que defiende su suelo, su independencia, su honor, su vida, lo han aprendido del pueblo paraguayo, cuyo carcter, bravura y patriotismo se ignoraban, hasta por sus orgullosos vecinos. FIN DEL TOMO I
Descripcionhistoriademolas - Image.markeddescripción Histórica de La Antigua Provincia Del Paraguay Por D. Mariano Antonio Molas. Buenos Aires Año 1868