Este documento es la introducción de una tesis doctoral que analiza las huellas de T.S. Eliot en la obra de Jaime Gil de Biedma. El autor introduce el tema señalando la gran admiración que Gil de Biedma sentía por Eliot, tanto en su poesía como en su labor crítica. Aunque se ha reconocido la influencia de la tradición anglosajona en la obra de Gil de Biedma, el autor cree que no se ha estudiado con profundidad la influencia específica de Eliot. Por ello, el objetivo de
Este documento es la introducción de una tesis doctoral que analiza las huellas de T.S. Eliot en la obra de Jaime Gil de Biedma. El autor introduce el tema señalando la gran admiración que Gil de Biedma sentía por Eliot, tanto en su poesía como en su labor crítica. Aunque se ha reconocido la influencia de la tradición anglosajona en la obra de Gil de Biedma, el autor cree que no se ha estudiado con profundidad la influencia específica de Eliot. Por ello, el objetivo de
Este documento es la introducción de una tesis doctoral que analiza las huellas de T.S. Eliot en la obra de Jaime Gil de Biedma. El autor introduce el tema señalando la gran admiración que Gil de Biedma sentía por Eliot, tanto en su poesía como en su labor crítica. Aunque se ha reconocido la influencia de la tradición anglosajona en la obra de Gil de Biedma, el autor cree que no se ha estudiado con profundidad la influencia específica de Eliot. Por ello, el objetivo de
Este documento es la introducción de una tesis doctoral que analiza las huellas de T.S. Eliot en la obra de Jaime Gil de Biedma. El autor introduce el tema señalando la gran admiración que Gil de Biedma sentía por Eliot, tanto en su poesía como en su labor crítica. Aunque se ha reconocido la influencia de la tradición anglosajona en la obra de Gil de Biedma, el autor cree que no se ha estudiado con profundidad la influencia específica de Eliot. Por ello, el objetivo de
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UNIVERSIDAD DE GRANADA
DEPARTAMENTO DE LINGSTICA GENERAL
Y TEORA DE LA LITERATURA LAS HUELLAS DE T.S. ELIOT EN LA OBRA DE JAIME GIL DE BIEDMA TESIS DOCTORAL Presentada por: Andrew Samuel Walsh Dirigida por: Dr. D. Antonio Chicharro Chamorro Introduccin 4 NDICE INTRODUCCIN.........................................................................4 PARTE PRIMERA: CUESTIONES PRELIMINARES Y PRETEXTUALES CAPTULO 1 LA FORJA DE UN ANGLFILO: ALGUNAS CONSIDERACIONES GENERALES Y GENERACIONALES......................................................13 CAPTULO 2 ANTECEDENTES ILUSTRES...................................................................24 CAPTULO 3 AMISTADES PROVECHOSAS: EL GRUPO DE BARCELONA...........33 CAPTULO 4 UN TEMPERAMENTO INGLS..............................................................49 CAPTULO 5 EL VALOR DE LA ANTIMSCARA......................................................62 CAPTULO 6 AFINIDADES ELECTIVAS......................................................................81 PARTE SEGUNDA: CUESTIONES TEXTUALES, PARATEXTUALES E INTERTEXTUALES CAPTULO 7 INTERTEXTUALIDAD E INTERDISCURSIVIDAD..............................126 CAPTULO 8 ASPECTOS DE PARATEXTUALIDAD E HIPERTEXTUALIDAD......180 CAPTULO 9 GIL DE BIEDMA FRENTE AL CANON INGLS..................................214 CAPTULO 10 GIL DE BIEDMA Y LA CRTICA ANGLOAMERICANA....................265 CAPTULO 11 GIL DE BIEDMA Y LA CRTICA ELIOTIANA.....................................303 PARTE TERCERA: LOS POEMAS CAPTULO 12 LOS POEMAS: ASPECTOS COMUNES.................................................355 CAPTULO 13 LOS POEMAS: UNA LECTURA ELIOTIANA.......................................394 CONCLUSIONES.....................................................................476 BIBLIOGRAFA.......................................................................481 Introduccin 5 INTRODUCCIN Introduccin 6 INTRODUCCIN Yo soy en muchsima parte un producto literario de tradicin anglosajona Jaime Gil de Biedma 1 La enorme admiracin que Jaime Gil de Biedma senta por la obra potica y crtica de T.S. Eliot qued manifiesta tanto en los versos del poeta barcelons como en sus trabajos de crtica literaria, y, en 1955 el poeta barcelons lleg incluso a traducir un libro que resulta clave para entender los esquemas crticos del autor angloamericano, Funcin de la poesa y funcin de la crtica, una traduccin que complet con un excelente estudio previo en el cual se esforz por demostrar la relevancia de la postura crtica de Eliot en la gran polmica que entonces se mantena en el mundo literario espaol el debate en torno a la poesa como comunicacin o como conocimiento. De este estudio, que demuestra una fuerte identificacin con las posturas crticas de Eliot que se prolongara a lo largo de la obra del autor barcelons, tendremos ocasin de hablar ms detenidamente en otro apartado de este trabajo. Hasta ahora, el peso de la tradicin angloamericana en la obra de Gil de Biedma ha sido ampliamente referido y reconocido, y ha llegado a constituir una de las caractersticas ms fcilmente identificables con el poeta barcelons. Tanto es as que creemos que tal identificacin corre el riesgo (si es que no ha llegado a consumarse del todo) de convertirse en un lugar comn, una lectura bastante manida y quiz algo perezosa de la poesa de Gil de Biedma, una lectura que no se apoya en
1 La cita proviene de una carta que el poeta barcelons le envi a Luis Garca Montero con motivo del nmero de Litoral que se le iba a dedicar en 1986. La carta aparece en Renacimiento, 6, 1991. Introduccin 7 demostraciones textuales y recurre invariablemente a las mismas fuentes. Aunque no se ha podido cuantificar y calibrar la importancia de Eliot en la obra de Gil de Biedma, no cabe mucha duda acerca de la importancia de la lectura que el poeta de Moralidades hizo de la obra eliotiana, y, en una reflexin que nos habla tanto del eliotismo de Gil de Biedma como de su conciencia de la poca precisin con la cual se identificaban estas huellas intertextuales en su propia obra (es decir cualquier rastro de las lecturas hechas de Eliot, desde alusiones directas o citas textuales hasta similitudes de temtica, tono o ideas), 2 el poeta barcelons lleg a proponerse un estudio de la influencia de Eliot en la poesa de Cernuda: A veces, cuando me zurran los odos con el sonsonete de cernudiano a propsito de algn poema mo cuyas fuentes yo s muy bien que estn sobre todo en T.S.E.(liot), me han entrado ganas de escribir un trabajo sobre el eliotismo en Cernuda. 3 En este trabajo, pues, nos proponemos seguir la indicacin de nuestro poeta para estudiar el eliotismo de su propia obra. Indudablemente, el nombre de T.S. Eliot (como los de Auden, Mallarm y Baudelaire, por citar a los otros poetas extranjeros que con ms frecuencia han sido asociados con la obra de Gil de Biedma) viste mucho. Su importancia en los esquemas crticos de nuestro poeta y su influencia sobre su poesa son reales, aunque pensamos que no basta con citar el consabido nombre y recurrir a las fuentes de siempre. Casi todos los comentaristas coinciden en apreciar esta presencia importante de escritores anglosajones en la obra del poeta de
2 En este sentido, nos parece muy acertada la definicin e la intertextualidad ofrecida por Demetrio Estbanez Caldern en su Breve Diccionario de Trminos Literarios (Madrid, Alianza, 2000): la presencia, en un determinado texto, de expresiones, temas y rasgos estructurales, estilsticos, de gnero, etc., procedentes de otros textos o que han sido incorporados a dicho texto en forma de citas, alusiones, imitaciones o recreaciones pardicas. 3 Carta indita a Emilio Barn Palma, reproducida en su libro T.S. Eliot en Espaa, 1996: 75. Pese al inters indudable de estas palabras, habra que sealar que denotan ciertas ganas de minimizar la Introduccin 8 Moralidades y, como hemos sealado antes, a nuestro juicio se detecta cierta tendencia a proferir multitud de insignes nombres angloamericanos sin corroborar estas afirmaciones tan ambiciosas. 4 El esplndido nmero monogrfico que la revista Litoral dedic al poeta en 1986 recoga algunas referencias tangenciales a la presencia de Eliot en la obra de Gil de Biedma, pero ninguno de los colaboradores acometi una lectura ms completa de estas coincidencias y afinidades poticas. Asimismo, de todas las numerosas comunicaciones y ponencias presentadas al congreso en torno al poeta cataln que se celebr en Zaragoza tan slo un ao despus de su muerte, slo hubo una 5 que vers explcitamente sobre este aspecto de su poesa y su labor crtica. Por lo tanto, creemos que resulta oportuno un anlisis ms exhaustivo del eliotismo de Gil de Biedma, ya que como seal Daz de Castro en el congreso de Zaragoza, la influencia de Eliot en la poesa de Gil de Biedma, no ha sido estudiada con la morosidad que precisa (Daz de Castro, 1996: 62), y en fechas tan recientes como 1999, Antonio Armisn ha asegurado que el anlisis de la relacin de Gil de Biedma y su poesa con la obra de T.S. Eliot est an por completar (Armisn, 1999: 149). se el reto que nos hemos propuesto en este estudio de las huellas de T.S. Eliot en la obra de Jaime Gil de Biedma. Pese a nuestras reticencias acerca de la alegra con la que se utiliza el nombre de Eliot (y Auden) en los estudios sobre nuestro poeta, creemos firmemente que la influencia de la poesa y la crtica
influencia real de Cernuda. Curioso desenlace, dados los intentos anteriores del poeta sevillano de relativizar su eliotismo, aunque por motivos bien distintos. Vase Barn Palma, 1996: 37-61. 4 Como muestra, en la introduccin a una reciente edicin antolgica de la promocin potica de los aos 50, se nos dice lo siguiente acerca de estos poetas: De hecho, es evidente en varios de ellos la influencia del Luis Cernuda de Las Nubes (1937) o de Desolacin de la Quimera (1956-1962) y, a travs de l, la de algunos poetas del perodo victoriano (Tennyson, Browning, Arnold, Swinburne o Hopkins), la de los grandes poetas romnticos ingleses (Wordsworth, Coleridge, Byron, Shelley o Keats) y la de algunos de los llamados poetas metafsicos (John Donne, George Herbert o Richard Crashaw). Introduccin 9 angloamericanas en la obra de Gil de Biedma es profunda y merecedora de un estudio ms preciso y riguroso. 6 La reiteracin alusiva que, a nuestro juicio, se ha venido produciendo en torno a este importante elemento de la obra del poeta de Poemas Pstumos justifica una revisin ms detallada y crtica del mismo, y es esta reflexin la que constituye el origen y el objetivo de este trabajo. Si es verdad, como dice Jos Manuel Blecua, que Jaime Gil de Biedma es un poeta cultsimo que esconde muy bien sus extraordinarias lecturas, y todos coincidimos en la importancia de las huellas eliotianas en la obra del poeta barcelons, habr que empezar a desenmascarar estas lecturas, rehuyendo de los lugares comunes y los tpicos ms asentados en este terreno. Como ha sealado Luis Garca Montero en su artculo titulado El juego de leer versos, la obra de Gil de Biedma se presta extraordinariamente bien a las lecturas intertextuales, y las que proceden de la literatura angloamericana son abundantes. En definitiva, en el trabajo de literatura comparada que nos hemos propuesto, tomamos como punto de partida las reflexiones del propio poeta del medio siglo quien afirmaba que frecuentemente se sorprenda a s mismo al encontrar referencias eliotianas en su propia poesa que le haban pasado desapercibidas. En todo caso, en la lectura eliotiana con la que concluimos este trabajo de investigacin, esperamos no caer en lo que Eliot denomin y Jaime Gil de Biedma tradujo como la haragana aficin a sustituir el estudio cuidadoso de los textos por la asimilacin de opiniones ajenas (Eliot, 1999: 49) El estudio que aqu presentamos est divido en tres apartados. El primero, que se titula Cuestiones Pretextuales, pretende estudiar los antecedentes y los aspectos
5 Mara ngeles Grande Rosales, Impronta del modernismo angloamericano en la actividad crtico- potica de Jaime Gil de Biedma, (Actas del Congreso, Jaime Gil de Biedma y su generacin potica, Universidad de Zaragoza, 1991) 6 Hasta la fecha, que sepamos, el nico estudio publicado dedicado exclusivamente a este tema es de Juana Sabadell Nieto: La influencia de T.S. Eliot en la poesa de Jaime Gil de Biedma: tradicin Introduccin 10 generacionales de la anglofilia literaria de Gil de Biedma, as como indagar en las razones personales de su identificacin con el ideario crtico de Eliot y el porqu de esta empata notable entre dos seres aparentemente tan dispares. El segundo apartado, Cuestiones textuales, intertextuales y paratextuales, se centra en la bsqueda de evidencias textuales del eliotismo del poeta barcelons, y presta una atencin especial al concepto de la intertextualidad que rige este estudio y los elementos de hipertextualidad que aportan ms datos obre sobre la anglofilia literaria de Gil de Biedma. Asimismo, en este segundo apartado, analizaremos con detenimiento la visin gilbiedmana del canon ingls, la tradicin crtica angloamericana, y, sobre todo, la relacin de nuestro poeta con la poesa y la crtica eliotianas y su incidencia en su propia obra, un aspecto que tambin constituye el eje del tercer y ltimo apartado, Los poemas, que analiza los aspectos comunes de la poesa de ambos autores y realiza una lectura eliotiana de los poemas de Jaime Gil de Biedma, una lectura que pretende encontrar las huellas eliotianas sugeridas por nuestro poeta, destacando asimismo algunas de las muchas otras huellas de la literatura inglesa en los versos del poeta barcelons En cuanto a los aspectos formales de este trabajo, quisiramos sealar que los ttulos eliotianos se dan en castellano si existe una traduccin espaola. Las citas de la poesa y la obra crtica del autor angloamericano se ofrecen siempre en su lengua original, con la correspondiente traduccin espaola (cuando la traduccin es nuestra, se indica en una nota a pie de pgina), con la excepcin muy consciente de las citas de Funcin de la poesa y funcin de la crtica, citas que indican con mucha frecuencia la procedencia del profundo eliotismo de nuestro poeta, cuya labor de lectura y traduccin se reflejara en una profunda asimilacin de las ideas crticas de
como ruptura en K.M. Sibbald y Howard Young, eds. , T.S. Eliot and Hispanic Modernity (1924- 1923), Society of Spanish and Spanish-American Studies, 1994, p.75-86. Introduccin 11 Eliot, una asimilacin anloga a la que se producira en el caso de los Cuatro Cuartetos, una obra que Gil de Biedma aseguraba haber llegado a saberse de memoria y por la cual sentira una veneracin y un valor de saturacin profunda que se aprecian en las huellas de T.S. Eliot a lo largo de su obra. Agradecimientos Por ltimo, adems de constituir una obligacin, es, ante todo, un placer poder dedicar un espacio destinado al agradecimiento a todas aquellas personas que de un modo directo e indirecto han contribuido al desarrollo y conclusin de esta investigacin. Desde un punto de vista acadmico, mi reconocimiento a la persona a quien debo el principal y ms sincero agradecimiento: el Profesor Antonio Chicharro Chamorro del Departamento de la Lingstica General y Teora de la Literatura de la Universidad de Granada. Como director de esta tesis, l ha me orientado con sus crticas constructivas y me ha ayudado de manera muy notable en el plano terico, aportando (para parafrasear a Gil de Biedma respecto a Eliot) sus nada desdeables conocimientos a mi investigacin inicial y asegurando as un mayor fundamento conceptual para esta tesis. Por consiguiente, no puedo dejar de expresar la gran suerte que he tenido en dar con un director tan presto a ayudar y animar, y esta tesis sera infinitamente ms pobre sin sus valiossimas aportaciones tericas y personales. Asimismo, me gustara agradecer a los profesores del rea de Teora de la Literatura la buena acogida que tuve en el seno de su Programa de Doctorado, en el transcurso del cual pude ir preparando el camino de esta tesis con mi trabajo de investigacin sobre este mismo tema. Por otra parte, me gustara tambin mostrar mi agradecimiento a mis compaeros y mis alumnos del Centro de Lenguas Modernas de la Universidad de Introduccin 12 Granada por el apoyo recibido y las muchas conversaciones estimulantes mantenidas en torno a Gil de Biedma y Eliot a lo largo de estos ltimos aos, conversaciones que en algunos momentos han reconfirmado mi fe en el posible inters del tema. En el terreno estrictamente personal, quisiera expresar mis agradecimientos a mis dos familias, la de Liverpool y la de Granada, sin cuyos nimos y afecto estoy seguro de que no habra podido llevar a cabo este trabajo. Y, last but not least, quiero dedicar este trabajo a mi mujer Lola, sin cuya ayuda yo no estara escribiendo estas lneas de agradecimiento. PARTE PRIMERA CUESTIONES PRELIMINARES Y PRETEXTUALES Captulo 1: La forja de un anglfilo: algunas consideraciones generales y generacionales 14 CAPTULO 1 LA FORJA DE UN ANGLFILO: ALGUNAS CONSIDERACIONES GENERALES Y GENERACIONALES Inglaterra deprime, al menos a m, que la he tenido tanto tiempo por mi segunda patria. Jaime Gil de Biedma, 1991, 151
Como es natural, el eliotismo y la anglofilia literaria de Jaime Gil de Biedma no se produjeron de forma casual o aislada, sino que vinieron a integrarse dentro de una tendencia muy significativa de una gran parte de su generacin potica: la influencia de otras literaturas, forjada por las circunstancias histricas en una juventud que vivi una separacin brutal de sus predecesores poticos de la cultura republicana del 27, y a menudo consolidada en estancias acadmicas y profesionales en el extranjero, como en el caso de Gil de Biedma, en primera instancia como estudiante en Oxford en 1953 (ostensiblemente para completar su formacin en materia econmica), una poca de intenso eliotismo segn confesara a Shirley Mangini (Mangini, 1979: 203) que despus sera narrada en un poema titulado Ampliacin de estudios -ttulo que, a nuestro juicio, ya de por s evoca otros tiempos y otras aspiraciones culturales- que, sin nombrar expresamente la histrica ciudad inglesa, deja traslucir su origen al hablarnos de una vieja ciudad / llena de nios gticos donde se bebe cerveza en lugares sagrados /por el uso del tiempo. Durante su estancia en la ciudad inglesa, (all precisamente viv los meses ltimos / en mi vida de joven sin trabajo/ y con algn dinero, dira algunos aos despus en el Captulo 1: La forja de un anglfilo: algunas consideraciones generales y generacionales 15 ya citado poema) frecuent a Alberto Jimnez Fraud y a su mujer Natalia Cosso (de quien alabara su agudo sentido de la comedia social inglesa) y sus recuerdos oxonienses estaban indeleblemente asociados con las tardes pasadas en su compaa: no era yo el nico asiduo; conoc all a una numerosa variedad de ingleses y espaoles durante los meses que siguieron. Cuando dej Inglaterra, el recuerdo de todas aquellas horas de deleitosa conversacin, inteligente o divertida, nunca trivial, muy pronto se agrand y se consolid en un recuerdo nico (Gil de Biedma, 1994: 260-261). Las ausencias de Espaa por parte de nuestro poeta se prolongaran cuando fue enviado a Manila como representante legal de la Compaa General de Tabacos de Filipinas, una estancia en un ambiente parcialmente anglfono (al menos, en su trato con los filipinos, el autor barcelons manejaba habitualmente el ingls, como se desprende de su diario de 1956, repleto de dilogos en dicha lengua y constantes anglicismos como veremos ms adelante) que se repetira con cierta frecuencia a lo largo de su vida profesional y cuya primera fase sera evocada con indudable esnobismo y una irona definitivamente anglfila por el autor de Retrato del artista en 1956, muy consciente del aire colonial y anglosajn que se respiraba en los crculos sociales en los cuales hubo de moverse: Surprise party en casa de Tony Rocha, que ayer cumpla 52. Ha sido mi segunda incursin entre lo que aqu llaman la cosmopolitan society de Manila; un aburridsimo saldo de espaoles, norteamericanos y mestizos hispanizados. Gente en su mayora de quinto orden, conversaciones de tercera mano (Gil de Biedma, 1991: 13). Indudablemente, la impronta anglosajona en la poesa de Jaime Gil de Biedma, sin ser un caso aislado o excepcional dentro de su propia promocin potica, Captulo 1: La forja de un anglfilo: algunas consideraciones generales y generacionales 16 ha concitado cierta unanimidad de valoracin entre los lectores ms atentos de la poesa de los que empezaron a escribir a lo largo de los aos cincuenta (la casustica en torno al concepto de generacin en el caso de este grupo potico la dejamos para otro momento), y el poeta de Las personas del verbo ha llegado a ser claramente identificado con esta tendencia anglfila, frente al afrancesamiento habitual de la cultura espaola. En este sentido, la opinin cualificada de Juan Garca Hortelano, autor de una conocida antologa y estudio previo de esta promocin potica, resulta especialmente ilustrativa para comprender este fenmeno: En cuanto a la influencia de movimientos poticos extranjeros, quiz la influencia ms destacable sea la de la poesa anglosajona como en el caso de Gil de Biedma, que ha traducido a Eliot por conocer muy bien esa lengua. Es quiz algo raro en esta literatura espaola tan afrancesada, y muchos de ellos rompen hacia la cultura anglosajona (Garca Hortelano, 1986). En justicia, habra que sealar que el poeta barcelons, lejos de ser un francfobo militante en materia literaria, tena tambin una enorme deuda expresa con la poesa francesa y, de manera muy especial, con la obra de poetas tan significativos para el propio Eliot como Baudelaire y Mallarm. 7 En este sentido, coincide plenamente con el esquema apreciativo del autor de los Cuatro Cuartetos, un esquema apreciativo que estuvo profundamente matizado por los valores literarios del poeta angloamericano, como veremos en la segunda parte de este estudio. Los versos de nuestro poeta incluiran citas de obras como Las Flores del Mal y Le tombeau d Edgar Poe, obras tambin objetas de una integracin intertextual por parte del poeta angloamericano. En las primeras pginas de Cntico, su estudio de la
7 Pese a declarar que Mallarm me ha interesado tanto que es el poeta ms citado en mi poesa, Gil de Biedma reprochara al poeta francs su falta de madurez, asegurando que tena mentalidad de nio de Captulo 1: La forja de un anglfilo: algunas consideraciones generales y generacionales 17 obra de Jorge Guilln, Gil de Biedma, tras asegurar que en el momento de leer por primera vez al poeta espaol mi bagaje de lector de poesa era poco ms o menos el de cualquier muchacho de mi edad, aprendiz de poeta, crecido en los aos inmediatamente posteriores a la guerra civil, nos cuenta cmo en su adolescencia haba ledo a Baudelaire y Mallarm, sin olvidar a Valry y a Rimbaud de quien nos dice que ste entr como un caballo en una cacharrera, y con su terrible sentido de lo que a esa edad verdaderamente ocurre e importa, no dej a mi alrededor ttere con cabeza (Gil de Biedma, 1994:72). Aunque su conocimiento de las estirpes poticas francesas fue relativamente temprana y anterior a sus primeras lecturas de la obra de Eliot, a nuestro juicio al incorporar a su obra ciertos guios intertextuales procedentes de la poesa francesa, el poeta de Moralidades contaba con el precedente fundamental de la obra del poeta de Saint Louis y, de manera muy especial, La Tierra Balda y los Cuatro Cuartetos. Los prstamos literarios que la poesa de Gil de Biedma hubo de tomar de la obra de los poetas galos fueron numerosos, notablemente en los ttulos de sus poemas, como Desembarco en Citerea (ttulo que proviene a su vez del poema Un voyage a Cythre de Las Flores del Mal) y Tintroduire dans mon histoire (una reformulacin personal del poema de Mallarm, Mintroduire dans ton histoire) y en algunas citas directas de su obra, como en el caso del conocido verso de Mallarm que cierra Ampliacin de estudios: tel quen Lui-mme enfin leternit le change?, ttulo que tambin aparecera reformulado en su ensayo cernudiano Como en s mismo, en fin. Pese a la conocida anglofilia literaria que desarrollara nuestro poeta con el paso de los aos, esa afinidad esttica con el canon ingls nunca supuso un acto implcito de apostasa respecto a su francofilia inicial ni gener ninguna clase de
quince aos. Los nios de esa edad, por geniales que sean escribiendo, me aburren (Campbell, 1971: 252). Captulo 1: La forja de un anglfilo: algunas consideraciones generales y generacionales 18 antagonismo en su valoracin de las dos tradiciones literarias. Aunque el autor de El pie de la letra jams se vio impulsado a declararse militante de ningn bando, quiz la nica ocasin en que tom partido decididamente por la literatura angloamericana frente a la francesa se dio en una resea crtica suya de una antologa de poticas publicada en Francia en 1956. En ese artculo, titulado De artes poticas, nuestro poeta lamentara la preponderancia de voces francfonas en la que pretenda ser una antologa con vocacin universal (En cuanto a los franceses, y era inevitable, estn todos los que son y bastantes ms) y denunciaba la ausencia clamorosa de la tradicin crtica angloamericana: Por lo que hace a los siglos XVI a XIX, los ingleses son acaso quienes salen peor parados: Sir Phillip Sidney, Ben Jonson, Dryden, Pope, Samuel Johnson, Wordsworth, Arnold, Browning y Hopkins, todos brillan por su ausencia. De Coleridge, uno de los hombres que ms profundamente han meditado acerca de la poesa, se citan exactamente diez lneas (Gil de Biedma, 1994:32). Tras sealar la relativa fortuna que haban corrido los tericos alemanes en esta antologa y lamentar de nuevo el trato preferencial dispensado a los franceses, vuelve a arremeter contra el ninguneo dirigido a la crtica angloamericana del siglo veinte, aunque su estimado Eliot se haba salvado de la quema: Pero los ingleses y los norteamericanos siguen en desgracia; de todo un movimiento potico y crtico que es uno de los ms ricos e interesantes de los ltimos cincuenta aos, slo aparecen T.S. Eliot y Carl Sandburg (Gil de Biedma, 1994: 33). Sin embargo, como hemos sugerido con antelacin, la anglofilia y la francofilia de Gil de Biedma no eran en absoluto antagnicas, y las crticas al chovinismo literario de la antologa gala estaban motivadas principalmente por el Captulo 1: La forja de un anglfilo: algunas consideraciones generales y generacionales 19 nimo de hacerle justicia a otra tradicin literaria que por entonces (1956, poca de intenso eliotismo por parte del poeta barcelons) ejerca una influencia cada vez ms profunda sobre nuestro poeta y su propia visin crtica. Ms all de plantear cualquier sugerencia de francofobia en los planteamientos poticos del autor barcelons (como hemos sealado, su anglofilia y su afrancesamiento literario coexistan de manera eminentemente provechosa y hasta simbitica), 8 nos interesa sealar la manera en que sus preferencias en cuanto a la poesa francesa y su aficin a incluirla en su propia obra estn tambin vinculadas, por muy paradjico que pueda parecer, a su gusto por los poemas de Eliot, admirador y estudioso de la poesa francesa y tan proclive como su discpulo barcelons a incorporar sus lecturas a sus versos. En este sentido, nuestro poeta no dudara en citar al poeta angloamericano en su ensayo sobre Baudelaire: en los mejores poemas de Baudelaire, encontramos casi siempre esa feliz conjuncin que sealaba Eliot en los poetas ingleses del Seiscientos: una cierta dosis de spero buen sentido al lado, y por debajo, de la exaltada tesitura lrica (Gil de Biedma, 1994: 62). 9 Las citas de Baudelaire y Mallarm que se encuentran en los poemas de Gil de Biedma provienen fundamentalmente de los mismos poemas (Le tombeau dEdgar Poe de Mallarm y, de manera ms general, Las Flores del Mal de Baudelaire) que haba citado el propio Eliot, especialmente en La Tierra Balda y los Cuatro Cuartetos, un libro repleto de citas directas y alusiones que Vicente Gaos
8 Vase como ejemplo de esa dualidad esttica su poema Epstola francesa, dedicado a un amigo (Paco Mayans) que aguarda dans la foule empress de New York (entre el gento ansioso de Nueva York) y que termina con el siguiente guio eliotiano acerca del tiempo: Il ny a plus triste temps que le futur pass (no hay tiempo ms triste que el futuro pasado). 9 El poeta del medio siglo se hace eco aqu de una opinin eliotiana tambin citada en su diario de 1956, como veremos ms adelante al referirnos a su amistad con Gabriel Ferrater: Me acordaba de lo que dice Eliot a propsito de los poetas metafsicos ingleses: spero sentido comn y alada gracia lrica (Gil de Biedma, 1991: 204). Captulo 1: La forja de un anglfilo: algunas consideraciones generales y generacionales 20 haba anotado con tanta precisin bibliogrfica en una primera edicin espaola que el autor de El pie de la letra conoca bien. 10 El punto culminante de este gusto comn, que en el caso del poeta barcelons haba pasado previamente por el filtro de su veneracin por la obra eliotiana, se presenta en forma de una especie de juego potico a tres bandas a travs del cual el archiconocido verso que Baudelaire dedic al lector en el prefacio de Las Flores del Mal (Hypocrite lecteur! -mon semblable, mon frre!), tras pasar por La Tierra Balda del autor angloamericano, reaparece en Pandmica y Celeste del poeta de Moralidades. As pues, como se ha sealado antes, dentro de lo que Juan Garca Hortelano denomin el grupo potico de los aos cincuenta, hubo varios poetas que destacaron por su alto grado de cosmopolitismo literario, y cuya poesa estaba fuerte y expresamente endeudada con la poesa universal y no slo la autctona. Segn el criterio del autor madrileo, parecen ser preponderantes las voces de la poesa inglesa contempornea en Claudio Rodrguez, Valente, Valverde y Gil de Biedma (Garca Hortelano, 1978: 26). Siempre de acuerdo con Garca Hortelano, los poetas de inspiracin ms francesa (ms concretamente del parnasianismo pero tambin de su opuesto, el simbolismo, precisa el autor madrileo) seran Jos Manuel Caballero Bonald, Jos Agustn Goytisolo y Carlos Barral, y, por otra parte seran ngel Gonzlez y Francisco Brines 11 los que ms reflejaron su gusto por los clsicos espaoles. Estas divisiones no son en absoluto excluyentes ni absolutas, como el autor de Tormenta de verano se encarga de matizar en seguida, y el gusto de Gil de Biedma por las grandes obras grecolatinas 12 y por los simbolistas franceses
10 Lo cita tanto en las notas pie de pgina de la traduccin de Funcin de la poesa y funcin de la crtica como en su ltimo ensayo eliotiano, Four Quartets. 11 Aunque algunos crticos han querido ver en Francisco Brines (fundamentalmente, el Brines de Otoo ingls) a otro anglfilo de corte eliotiano. Vase Barn Palma, 1996: 93-96. 12 En una entrevista con Federico Campbell, publicada en 1971 en el volumen titulado Infame turba, nuestro poeta aseguraba que la cultura clsica tiene mucha importancia para m. Me parece que la Captulo 1: La forja de un anglfilo: algunas consideraciones generales y generacionales 21 constituye un elemento importante de su obra y su visin potica. En cuanto a su coincidencia con Eliot en su aprecio por poetas franceses como Mallarm y Baudelaire, ya nos hemos dedicado a resaltar brevemente la manera en que sus lecturas francesas, iniciadas con antelacin a su encuentro con la poesa eliotiana, se vieron enriquecidas por el ejemplo del autor de los Cuatro Cuartetos y pasaron a incorporarse a la mitologa personal y la poesa y de nuestro poeta. Asimismo, la vocacin cosmopolita y modernizadora de estos poetas 13 no se deba nicamente a criterios estticos personales y aleatorios, sino que vena en cierto modo impuesta por la realidad cultural y educativa de los aos formativos de este grupo potico. Quizs haciendo suya la conocida tesis aparentemente contradictoria segn la cual la cultura florece ms como medida de resistencia a la reaccin poltica, Garca Hortelano aventur una interesante teora respecto a aquella poca que nos propone la curiosa paradoja de un mayor cosmopolitismo literario dentro de una sociedad que se haba sumido en un alto grado de degradacin cultural: las circunstancias no facilitan la comunicacin cultural. Alimentan su vocacin en las bibliotecas familiares, en las expoliadas bibliotecas pblicas, en las trastiendas clandestinas de algunos heroicos libreros y, sobre todo, mediante la obtencin de cualquier dato, por cualquier medio y la destruccin fagocitaria de las ideas recibidas. No es de asombrar, por tanto, que uno descubra a Eliot antes que a Machado, que otro haya ledo completo a Mallarm y apenas conozca el nombre de Salinas, o que todos deban redescubrir a Garcilaso y compaeros clsicos entre la hojarasca garcilasista y la andrajosa prpura del imperio (Garca Hortelano, 1978: 15).
influencia de los elegacos latinos puede encontrarse a partir de la mitad de Moralidades (Campbell, 1971: 251). 13 Grande Rosales (1996) ha hablado de su obsesin por conectar con la modernidad. Captulo 1: La forja de un anglfilo: algunas consideraciones generales y generacionales 22 A nuestro juicio, la teora de Garca Hortelano no est exenta de cierta dosis de exageracin 14 ya que el propio Gil de Biedma, al enumerar sus lecturas de adolescencia se refiere explcitamente a la poesa de la generacin del 27 y concretamente al grupo de poetas representados en la Antologa parcial de Gerardo Diego (Gil de Biedma, 1994:72) 15 y, por otra parte, su conocimiento de la obra de Antonio Machado 16 no era precisamente desdeable. Sin embargo, fueran cuales fueran el origen y la verdadera naturaleza de este cosmopolitismo literario, 17 su defensa se convirti en una de las seas de identidad de esta generacin y el autor de El pie de la letra no se recatara a la hora de sealar la estrechez de mente y el provincianismo que l perciba en el panorama literario de la posguerra, 18 caracterizado por un tremendo e interesado chovinismo que, segn la formulacin
14 Quiz en el caso del propio Garca Hortelano no fuera tanta la exageracin, ya que en su artculo La promocin potica de los aos 50, recogido en el nmero monogrfico de Olvidos de Granada de 1984, recuerda los avatares de su propia iniciacin en la literatura nacional y fornea: En el ao 1945, cuando descubr al poeta ingls Eliot lo cual estaba muy bien para un joven pedante-, Ernesto(Jareo), a cambio, me descubri a m al poeta espaol Garca Lorca, tal era el estado de la cuestin en los aos aquellos. 15 Vase tambin la entrevista con Federico Campbell publicada en Infame turba (1971) en la que el poeta reconoce que de los 19 a 25 aos, me eduqu en la poesa del Siglo de Oro, en el simbolismo francs, y sobre todo, en Baudelaire y los poetas espaoles del 27. 16 Del autor de Campos de Castilla, el poeta barcelons declarara que como poeta, me parece esplndido, pero no creo que me haya influido mucho (Campbell, 1971: 252). 17 En su ensayo cernudiano (1977), Como en s mismo, en fin, el poeta barcelons ofrece una curiosa teora acerca de la conciencia europesta de los poetas de su generacin, inspirado, a su juicio, en el deliberado intento de anacronismo literario llevado a cabo por Unamuno y Cernuda quienes suscitan la impresin de haber estado empeados, literariamente, en una inslita accin de retaguardia [...] Quizs por eso nos parecen a veces desmesurados y anacrnicos anacrnicos pero no arcaicos no arcaizantes, como lo son el popularismo de Lorca y de Alberti o la gloga, la Elega y la Oda del propio Cernuda. Y an hemos de agradecerles tal anacronismo. Pues en mucha parte por l, los poetas espaoles estamos hoy en mejor situacin de comprender que Blake, Coleridge y Wordsworth, Leopardi, Goethe y Hlderlin son algo ms que uno remotos nombres prestigiosos; son los primeros poetas modernos, los fundadores de la poesa que nosotros hacemos (Gil de Biedma, 1994: 350). 18 En su diario de 1956, el poeta barcelons relatara, no sin cierta crueldad, una visita a Jos Luis Cano que nos ofrece un testimonio elocuente de su desprecio por la cultura crtica de la Espaa de la posguerra y, especficamente, por la hegemona madrilea sobre la vida intelectual del pas: Voy esta maana a ver a Jos Luis Cano, en Campsa. Cano es una nulidad respetable y obligada. Para quien utilizase su revista nsula Insulsa, que deca Natalia Cosso- como instrumento de medir la temperatura intelectual en nuestro pas, l posea un valor de referencia grandsimo: era el cero en el termmetro. Uno poda confortarse pensando que el poeta Reglez est generalmente a diecisis sobre Cano y tiritar de tedio con el crtico Gutirrez, cuyos artculos marcan nueve bajo Cano. Se trataba, adems de un cero relativo y medido en estrictos grados centgrados. El mundo cultural madrileo utiliza mucho la escala Fahrenheit, y en ella Cano queda a ms treinta y dos (Gil de Biedma, 1991: 132). Captulo 1: La forja de un anglfilo: algunas consideraciones generales y generacionales 23 memorable de Garca Hortelano, radicaba en la hojarasca garcilasista y la andrajosa prpura del imperio. Como ha sealado Jos Mara Pozuelo Yvancos, la vocacin cosmopolita del poeta de Compaeros de viaje y su desconfianza hacia la autarqua literaria (que no la literatura espaola, pues su aprecio por las literaturas extranjeras jams ofusc su sensibilidad en torno a la poesa nacional con la excepcin de algunas exageraciones juveniles, fruto, a nuestro juicio, de cierta pose de anglfilo decadente) 19 deben enmarcarse en el contexto de uno de las ms nocivas delimitaciones que se ha impuesto sobre la literatura universal, la confusin (o quizs la mistificacin consciente) entre nacionalidad y literatura: Entre los muchos prejuicios arrastrados por la historia literaria tal como fue concebida en el siglo XIX no es el menos daino el de la vinculacin entre estudio literario y nacionalidad. Incluso sera oportuno denunciarlo ahora que hablamos de Gil de Biedma pues uno de los constantes reproches que le hizo a la cultura literaria espaola -y motivo principal de sus reticencias hacia la construccin terica de Carlos Bousoo- es la escasa consideracin de la poesa allende las fronteras lingsticas o nacionales, como si la evolucin literaria se gestase en el flujo de su solo dinamismo interior (Pozuelo Yvancos, 1996: 92). En definitiva, la vocacin cosmopolita de Gil de Biedma (parte de la apuesta por lo que l llamaba la abolicin de las aduanas poticas), su reaccin a lo que
19 En su diario de 1956, el poeta barcelons aseguraba con su reconocido esnobismo juvenil y cierto afn de exhibicionismo cultural que La verdad es que los espaoles no ofrecemos demasiado inters en lo que se refiere a matizacin psicolgica e inevitablemente tampoco lo ofrece nuestra poesa. Asombra comprobar de qu pocas cosas est hecho por dentro un espaol: somos muecos de resorte, y as resulta de aburrido nuestro trato y de extremosa y de simple nuestra literatura (Gil de Biedma, 1991: 166). Este exabrupto (expresado, al menos, en el plural de la primera persona, a diferencia de otras declaraciones suyas acerca de los espaoles) casa mal con sus conocidas opiniones acerca del europesmo esencial de la tradicin potica espaola y sera repudiado en su prosa madura. Incluso en el ya citado diario de 1956, se aprecian indicios de la escasa fiabilidad de esa arremetida tremenda contra la tradicin potica espaola: Leo estos das la Antologa de la poesa espaola de tipo tradicional, publicada por Alonso y Blecua. Es una lectura que no limita por ningn lado con mis propias preocupaciones e intenciones poticas y no pongo en ella mucha atencin, pero el deslumbramiento, cada vez que abro el libro, es inmediato. Me ocurre con esta lrica igual que con la Grecia clsica: volver a ella es como volver a una patria de origen, no se sabe cundo abandonada y slo de tarde en tarde recordada (Gil de Biedma, 1991: 135). Captulo 1: La forja de un anglfilo: algunas consideraciones generales y generacionales 24 perciba como el provincianismo cultural de su entorno, era profunda y, desde sus primeros escritos, el poeta barcelons insistira en la necesidad de mirar ms all de las fronteras de la poesa espaola, no slo para mostrar un inters saludable y necesario en las novedades ajenas, sino para volver a incorporarse a una tradicin europea que era a su vez una tradicin propia. Como afirm taxativamente en el prlogo a su traduccin de Funcin de la poesa y funcin de la crtica: Recordemos, tambin, que a pesar de todas las peculiaridades de nuestra historia y nuestro arte que a veces, un tanto imprudentemente, nos complacemos en exacerbar -bien est que existan, pero si existen a qu preocuparnos por ellas?; ya se manifestarn por s solas- a pesar de todas esas diferencias somos, antes que nada, europeos, y todo lo que hace referencia a una concreta tradicin literaria hace referencia a nuestra concreta tradicin: expresadas en trminos algo distintos, sus problemas sern tambin los nuestros (Gil de Biedma, 1999: 18). Captulo 2: Antecedentes ilustres 25 CAPTULO 2 ANTECEDENTES ILUSTRES Al menos por la ambivalencia casi edpica de sus sentimientos con respecto a ella, bien podra decirse que Inglaterra fue su segunda madrastra, usando de un trmino que l gustaba de aplicar a Espaa. Yo sospecho que la impronta inglesa se hace aun ms visible cuando marcha a Amrica, y si se piensa en la manera de ser de Cernuda, no parece extrao. Jaime Gil de Biedma, 1994: 347 Quiz una de las grandes novedades de muchos de los componentes del grupo potico de los 50 fue esta notable anglofilia literaria ya sealada, un hecho ciertamente novedoso aunque de ningn modo indito en el panorama de la literatura espaola. 20 Por razones histricas y, sin duda, geogrficas, la cultura francesa siempre haba ejercido cierta hegemona en cuanto a las posibles influencias extranjeras en la vida cultural espaola y, hasta bien entrado el siglo veinte, la influencia anglosajona casi se haba reducido a casos anecdticos como el de Blanco White 21 y algn que otro liberal exiliado en Londres como el Duque de Rivas 22 o Espronceda (de cuya obra El Diablo Mundo nuestro poeta lamentara la eleccin de la octava real, no s si contagiado por el Don Juan de Byron), otra figura muy
20 Por motivos de espacio nos limitaremos por ahora a la literatura espaola, ya que la enorme importancia de la literatura anglosajona en escritores hispanoamericanos como Borges o Bioy Casares obedece a otras razones histricas y culturales y se escapa plenamente de los parmetros de este estudio. 21 Figura tan cara a Juan Goytisolo quien lleg a arremeter de esta forma tan tremenda contra el escaso cosmopolitismo de sus compatriotas: El que una obra tan rica, completa y profunda como la de Blanco haya permanecido durante casi siglo y medio sin traducir muestra con aterradora elocuencia el bajsimo ndice de curiosidad intelectual que caracteriza desde siempre a los espaoles (Goytisolo, 1999: 17). Captulo 2: Antecedentes ilustres 26 estimada por Gil de Biedma quien en 1966 realiz una edicin crtica de El Diablo Mundo y El estudiante de Salamanca, cuyo prlogo (revisado y modificado para la primera edicin de El pie de la letra de 1980) contiene unas reflexiones muy interesantes sobre el romanticismo en general y el espaol en particular, reflexiones que resultan muy ilustrativas a la luz del inters que el autor cataln senta por los escritos crticos tanto de Eliot como de Robert Langbaum (a quien citara en este prlogo), un aspecto de su pensamiento crtico y de su vinculacin a la tradicin angloamericana que estudiaremos con ms detenimiento en la segunda parte de este estudio. En el ya citado prlogo dedicado al romntico espaol, el autor de Retrato del artista en 1956, tras afirmar que el mrito mayor de Espronceda consiste en haber comprendido en seguida que el romanticismo, antes que una moda, representaba un cambio fundamental en la concepcin del poema, acaba por concluir que Guste o no guste y acaso ir gustando ms segn pierdan vigencia los supuestos estticos que, de modo ms o menos explcito, han informado la poesa y la crtica de poesa espaola durante los ltimos cuarenta aos-, Espronceda es en nuestra lengua el primer poeta moderno (Gil de Biedma, 1994: 297-298). En definitiva, como acert a decir nuestro poeta al sealar el mrito de la poesa esproncediana, el incipiente romanticismo espaol tena una clara filiacin con el romanticismo ingls que influy profundamente en la obra posterior de los exiliados espaoles en Londres, siendo muy clara en este sentido la impronta byroniana en obras como El moro expsito 23 del Duque de Rivas o La cancin del pirata de Espronceda.
22 La estancia de ste en Londres, junto a otros exiliados espaoles como Antonio Alcal Galiano y Jos Joaqun de Moura, y su entrada en contacto con la tradicin literaria inglesa, haba de suponer un impulso definitivo para el romanticismo espaol. 23 Libro cuyo prlogo a cargo de Alcal Galiano ha sido considerado por muchos como el manifiesto del romanticismo espaol. Captulo 2: Antecedentes ilustres 27 Con algn que otro destello alemn en el caso de Ortega y Gasset, y el europesmo literario de Unamuno, 24 de quien nuestro poeta dira que paradjicamente, fue en ese terreno un europeizador y, habida cuenta del retraso y la precariedad con que arraiga en Espaa la tradicin moderna, nuestro primer gran pensador, escritor y poeta romntico, todo en una pieza (Gil de Biedma, 1994: 350), 25 hasta las primeras dcadas del siglo veinte, la cultura literaria en Espaa fue notablemente afrancesada, 26 mxime en la poca de los simbolistas y los modernistas y ejemplificada como nadie por un francfilo tan notable como Antonio Machado. Por otra parte, la estela eliotiana de la poesa de Juan Ramn Jimnez, especficamente en un poema titulado Espacio, procedente de La estacin total, ha sido ampliamente comentada 27 por Barn Palma en su excelente estudio de la influencia de Eliot en la poesa espaola contempornea. Asimismo, con la presentacin en sociedad de la generacin del 27, 28 se emprende una revisin de la tradicin fornea que llevar a poetas como Lorca a reivindicar la obra de Walt Whitman e incluso la de T.S. Eliot, especialmente en el caso de El Poeta en Nueva York, libro que, a nuestro juicio, guarda una notable relacin temtica y hasta
24 El caso de Unamuno es muy llamativo, ya que tambin se interes vivamente por el romanticismo ingls y, en este sentido, ha sido considerado no sin razn como un anglfilo conspicuo dentro de la historia de la literatura espaola. El inters del bilbano por la obra de Coleridge se reflejara en su traduccin de un poema del autor ingls, Reflexiones al tener que dejar un lugar de retiro. 25 Tambin sealara nuestro poeta de este espaol profesional que lo que verdaderamente distingue al noventayochista por excelencia [...] no es ni su dolor de Espaa ni su antimodernismo, sino su viva y personal asimilacin de la problemtica humana, intelectual y literaria iniciada por los grandes romnticos nrdicos (Gil de Biedma, 1994: 350). 26 El poeta barcelons hablara de esa otra generacin legendaria, la del noventa y ocho, nada ms compuesta por cinco o seis [...] inconmensurables robinsones hispnicos, acantilados en un ocano delicuescente, afrancesado y modernista (Gil de Biedma, 1994: 327). 27 De la primera parte de Espacio, Sucesin, seala Barn Palma: es precisamente Burnt Norton un poema de esttica neoclsica- quien acta de estmulo para la creacin de Sucesin un poema de corte experimental [...] No slo de estmulo: muchas imgenes del poema ingls reaparecen en el poema espaol, y la meditacin sobre el tiempo y sobre la capacidad humana para trascenderlo eje de Burnt Norton- es tambin elemento central en Sucesin (Barn Palma: 1996: 24). 28 En el momento de su designacin como tal, la generacin de 1927 se interesaba por la literatura en lengua inglesa de modo ms bien indirecto, ya que las forzosas estancias angloamericanas de algunos de sus miembros que les llevaran a profundizar en esta cultura an no se haban producido, con la excepcin de Pedro Salinas, quien ya haba trabajado como lector de espaol en Cambridge entre 1922-23. Captulo 2: Antecedentes ilustres 28 estilstica con La Tierra Balda. 29 Por otra parte, el inters de Pedro Salinas por la obra del poeta angloamericano se producira sobre todo durante los aos de exilio en los Estados Unidos, y dicho inters, reflejado en la correspondencia publicada entre el poeta sevillano y Jorge Guilln (quien tambin demostrara en esta correspondencia el aprecio que senta por la obra crtica eliotiana), se centraba fundamentalmente en los textos crticos del autor de Funcin de la poesa y funcin de la crtica y no tuvo una repercusin especialmente destacable en su poesa, al menos en el plano intertextual en el cual la huella eliotiana no se aprecia tan vivamente como en los versos de Cernuda y Gil de Biedma. A nuestro juicio, pese al incipiente inters por la poesa eliotiana por parte de la generacin del 27, antes del exilio britnico del poeta sevillano y el profundo conocimiento de la tradicin potica inglesa que supuso esa dura experiencia vital, el eliotismo espaol no dejaba de ser principalmente fruto de unos conocimientos algo superficiales y mediados por la traduccin, y la valoracin de la obra de La Tierra Balda se basaba por lo general en la recepcin de opiniones recibidas y ya canonizadas. As, hechas las matizaciones debidas en los casos de algunos poetas de la generacin del 27, habr que sealar que, sin duda, el eliotista ms destacado de esa generacin y el antecedente ms notable de nuestro poeta en el eliotismo espaol fue, en efecto, Luis Cernuda, autor de La desolacin de la Quimera, ttulo cuya vertiente intertextual, inspirada en unos versos de Burnt Norton de Eliot (the crying shadow
29 Hablando de Nueva York, el poeta granadino dijo: Nadie se puede dar una cuenta exacta de lo que es una multitud neoyorquina, bueno, Walt Whitman, que la buscaba en sus soledades, y lo sabe T.S. Eliot que lo estruja como un limn, para extraer ratas heridas, sombreros mojados y sombras fluviales (Garca Lorca, 1986: 939). A nuestro juicio, la relacin entre El Poeta en Nueva York y La Tierra Balda (que el poeta granadino ley en la traduccin de su amigo ngel Flores durante su estancia en al ciudad norteamericana) todava no ha sido estudiado con la profundidad que merece. Rafael Martnez Nadal ha relatado una curiosa ancdota acontecida en un paseo por Londres junto a Luis Cernuda en 1940: Senta l por entonces particular devocin por Keats, y una ms o menos secreta admiracin por T.S. Eliot que luego veremos la transformacin que sufrira. Yo reaccionaba ya contra lo que me pareca excesiva admiracin por el autor de los Four Quartets: en cualquiera Captulo 2: Antecedentes ilustres 29 in the funeral dance, / The loud lament of the disconsolate chimera), 30 tambin servira como ltimo homenaje al escritor sevillano en un poema que Gil de Biedma llamara Despus de la noticia de su muerte: Su poesa, con la edad hacindose ms hermosa, ms seca: mi pena resumida en un ttulo de un libro: Desolacin de la Quimera Precisamente fue el autor de La realidad y el deseo una de las referencias claves en la gradual asimilacin de la tradicin potica inglesa por parte de Gil de Biedma, para apropiarnos de una frase que el poeta barcelons le dedic a la trayectoria literaria del propio Cernuda, y el eliotismo del poeta sevillano sera sealado insistentemente por nuestro poeta en los tres ensayos suyos que versan sobre la obra cernudiana. As, el poeta de Moralidades apunta el estmulo germinal que Journey of the Magi, de Eliot, quiz supiese para La adoracin de los Magos sobre todo en su seccin tercera (Gil de Biedma, 1994: 346), y apenas puede hablar de Cernuda sin evocar la tradicin inglesa y, en especial la obra de Eliot. A nuestro juicio, la profunda lectura de la poesa anglosajona realizada por el sevillano a lo largo de su exilio angloamericano y la huella de esa lectura en su propia poesa ejerci una notable influencia entre algunos de los poetas de la promocin de los 50, y, de manera muy especial en Gil de Biedma y Valente. 31 De la simbiosis literaria entre la poesa y la crtica de nuestro poeta y las de Eliot (fruto de un conocimiento profundo de la obra del poeta angloamericano y fiel reflejo de lo que l mismo haba
de los poemas de Poeta en Nueva York est todo el Waste Land y mucho ms. Luis sonrea a mi intencionada exageracin (Martnez Nadal, 1983: 88). 30 La sombra que grita en la danza funeral,/ el ruidoso lamento de la quimera desconsolada. Captulo 2: Antecedentes ilustres 30 percibido en los versos de Cernuda), hablaremos ms adelante, ya que, como hemos sealado en nuestra introduccin, el poeta de Moralidades fue un lector extraordinariamente atento (un lector excepcional, 32 segn la definicin ofrecida por Eliot en su Funcin de la poesa y funcin de la crtica) tanto de la poesa del sevillano como del poeta de Saint Louis, y posea una clara conciencia de los eliotismos presentes en la poesa de ste ltimo y de las huellas eliotianas de los elementos cernudianos que la crtica sealaba en sus propios versos, como hemos visto en nuestra introduccin. En definitiva, el eliotismo de Cernuda y la impronta de la tradicin angloamericana en su obra constituyeron un punto de referencia ineludible en la evolucin anglfila de Gil de Biedma, y el ejemplo de Luis Cernuda, para citar el ttulo de un ensayo de 1962 dedicado al poeta sevillano, informara de manera notable el eliotismo del autor de Poemas Pstumos, quien tena la conciencia de estar siguiendo los pasos de un compatriota que temperamental y artsticamente haba descubierto en la poesa inglesa algo esencialmente afn a su propia sensibilidad: En el tantas veces aludido Historial de un libro hace una observacin que es rigurosa y literalmente exacta: si busc las enseanzas de la poesa inglesa fue porque en cierto modo ya las haba encontrado, porque para ellas estaba predispuesto (Gil de Biedma, 1994: 347-348).
31 En su ltimo ensayo sobre Luis Cernuda, Como en s mismo, en fin, el poeta barcelons habla de la admiracin por la tradicin potica inglesa en Valente y en m (Gil de Biedma, 1994: 345). 32 A juicio del poeta angloamericano, slo el lector excepcional llega en el transcurso del tiempo a clasificar y comparar sus experiencias, a considerar cada una a la luz de las dems y, segn van multiplicndose, a comprender cada una ms profundamente. El goce se profundiza en apreciacin, que aade una fruicin intelectual a la originaria intensidad del sentimiento (Eliot, 1999: 47). Captulo 2: Antecedentes ilustres 31 Sin duda, T.S. Eliot se ha convertido en el poeta angloamericano ms conocido y ms extensamente citado en el mundo de la poesa espaola 33 y su influencia no slo abarca la promocin potica de los aos 50 y los novsimos, con cuyos exponentes su nombre ha sido ms frecuentemente asociado, sino que tambin ha dejado su impronta a lo largo del siglo veinte. Las obras de Dmaso Alonso, cuyo Hijos de la ira presenta ciertas afinidades con la visin apocalptica trazada por Eliot en La Tierra Balda, y de Jos Antonio Muoz Rojas, hondamente impresionado por la vertiente religiosa de la obra de Eliot, representan dos ejemplos destacados de este legado en el panorama de la poesa espaola de los aos de la posguerra, y ambos autores seran entre los primeros en traducir los versos del poeta angloamericano al espaol. Si fueron el tono apocalptico de La Tierra Balda o el autodesprecio de La cancin de amor de J.Alfred Prufrock los aspectos de la poesa eliotiana que se reflejaran en la obra del madrileo, el poeta andaluz, por su parte, ha escrito unos poemas muy cercanos a la espiritualidad del poeta de los Cuatro Cuartetos y no se ha recatado en sus elogios hacia la poesa del autor angloamericano, insistiendo en su ensayo Humillacin y maestra en los poemas recientes de T.S. Eliot en la importancia de la poesa eliotiana dentro de la tradicin europea: De ecos de lo mejor de Europa est llena la poesa de Eliot, desde Dante a San Juan de la Cruz; poesa de ecos, voz que recoge y ampla los ecos clsicos de la poesa europea, de esta cristiana e inextinguible Europa. 34
33 Segn Emilio Barn Palma, la notoriedad de Eliot en el mundo de la poesa espaola est fuera de toda duda: Es Eliot un autor conocido entre nosotros? La respuesta es ociosa, sin duda. Dentro del reducido mbito en que circula la poesa, no creo que haya autor que ignore su nombre, aunque no lo haya ledo, o slo lo haya ledo en traduccin (Barn Palma, 1996:11). 34 El artculo en cuestin, publicado por primera vez en Arbor en 1950, reapareci en la coleccin titulada Ensayos Anglo-Andaluces, Pre-Textos, Valencia, 1996. Captulo 2: Antecedentes ilustres 32 Por ltimo, al igual que en el caso del eliotismo de los poetas de los aos 50, debido en gran medida a su vocacin cosmopolita, como hemos visto en el captulo anterior, la adhesin a la poesa de Eliot por parte de las ltimas generaciones de poetas espaoles se ha caracterizado por su asimilacin de la irona postmoderna y su integracin ldica de la intertextualidad. A nuestro juicio, estas cualidades eliotianas les han llegado fuertemente condicionadas y ensalzadas por sus asociaciones gilbiedmanas, y la maestra del poeta barcelons sobre estos poetas se hara patente en su adopcin del eliotismo como referencia hegemnica en su poesa. En este sentido cabe destacar, entre muchos otros nombres propios, el eliotismo que podemos encontrar en la obra de poetas contemporneos como Fernando Ortiz, 35 cuyo Personae de 1981 termina con una Nota que consiste en un dilogo entre el poeta espaol y Eliot, y Jon Juaristi, 36 traductor al euskera de la obra del poeta de Saint Louis y autor asimismo de ttulos con tantas resonancias eliotianas como Il miglior fabbro o Upanishad. Para concluir, creemos conveniente sealar que ste no pretende ser un anlisis exhaustivo del eliotismo espaol, tarea iniciada por Barn Palma en su ya citado estudio de 1996, sino un intento de establecer el trasfondo histrico de la cuestin en cuanto a los antecedentes ilustres de Gil de Biedma y constatar algunos indicios, forzosamente breves, de la profunda influencia del poeta barcelons en la recepcin de la obra de Eliot en la Espaa de las ltimas dcadas, un fenmeno retratado con humor y la debida irona intertextual por uno de sus mximos exponentes, Jon Juaristi, en un divertido pastiche gilbiedmano titulado Intento formular mi experiencia de la poesa civil, poema que resume
35 Fernando Ortiz tambin es autor de un muy interesante artculo de 1985 titulado T.S. Eliot en Cernuda que cumple de forma notable con el objetivo ya fijado por nuestro poeta (Ortiz, 1985). 36 Juaristi, cuya poesa tiene tantos puntos en comn con la de Gil de Biedma, tambin ha sealado su admiracin por la poesa de Philip Larkin, poeta ingls quien, a nuestro juicio, presenta muchas similitudes de tono y sensibilidad con el poeta barcelons. Captulo 2: Antecedentes ilustres 33 perfectamente la naturaleza del eliotismo espaol, abanderado por Cernuda y Gil de Biedma: El sndrome de Prufrock un malsano sentimiento de ocaso y agona el mundo me tea de un fastuoso color crepuscular. Captulo 3: Amistades provechosas: El grupo de Barcelona 34 CAPTULO 3 AMISTADES PROVECHOSAS: EL GRUPO DE BARCELONA Of what shall a man be proud if he is not proud of his friends? 37 Robert Louis Stevenson En este estudio del eliotismo de Jaime Gil de Biedma, consideramos que merece una atencin especial la colaboracin activa en la evolucin de su anglofilia literaria que tuvieron algunos de sus amigos barceloneses. 38 Seran muy numerosas las dedicatorias a estos amigos y, entre ellas, resulta especialmente interesante por su sencillez y elocuencia la que inicia Cntico, el estudio del mundo y la poesa de Jorge Guilln, que dice lo siguiente: A Gabriel Ferrater y Jaime Salinas con quienes da gusto hablar. Del intenso cruce de relaciones humanas y literarias que ha sido retratado tan minuciosamente por Carme Riera en su libro La Escuela de Barcelona, cabe destacar algunas amistades fundamentales para entender la trayectoria literaria del poeta de Moralidades: Jaime Salinas, de quien nos cuenta, en su mezcla particular de ingls y espaol, que Jaime siente la pasin redentora de los anglosajones and a deep concern for his friends (Gil de Biedma, 1991: 124), Carlos
37 Esta frase de Stevenson, citada por Gil de Biedma como respuesta a una pregunta de Federico Campbell sobre la importancia de la amistad (Campbell: 1971: 257), formula la siguiente interrogacin: de qu puede estar orgulloso un hombre si no es de sus amigos? 38 El grupo de escritores de Barcelona tena una viva conciencia de su mayor cosmopolitismo frente a sus coetneos de Madrid, una conciencia reflejada en la lnea editorial de la revista Laye. Nuestro poeta tambin senta cierta falta de comprensin hacia los ambientes intelectuales de Madrid, una actitud que, curiosamente, personalizara en la figura de Vicente Gaos, el primer traductor espaol de los Cuatro Cuartetos de Eliot. As, en su diario de 1956, en el transcurso de su ya citada entrevista con Jos Luis Cano, el poeta barcelons tambin relata su encuentro con Vicente Gaos: Mientras estoy all llega Vicente Gaos, regresado de Norteamrica. Me voy al poco rato. A estos escritores de Captulo 3: Amistades provechosas: El grupo de Barcelona 35 Barral (quien, adems de ser un ntimo amigo y su valedor inicial en las tertulias literarias de la Barcelona de los aos 50, fue editor suyo e instigador de variadas lecturas y algn que otro proyecto de traduccin, 39 de los cuales el que ms nos interesa aqu es la traduccin de Funcin de la poesa y funcin de la crtica que nuestro poeta llev a cabo para Seix-Barral en 1955) y los hermanos Ferrater, Juan y Gabriel, aunque de manera muy especial ste ltimo (un vicioso de la literatura conversada, igual que yo, como sealara nuestro poeta en un ensayo titulado La imitacin como mediacin, o de mi Edad Media y subtitulado Sobre Gabriel Ferrater y algunos poemas mos, a propsito de poesa medieval), que apareci en la vida del poeta barcelons en el momento de su progresiva vinculacin a la tradicin literaria anglosajona, su inters por los romnticos ingleses, y su lectura de The Poetry of Experience de Robert Langbaum. La importancia de la amistad literaria, no es, desde luego, un fenmeno exclusivo al grupo de Barcelona y nuestro poeta era muy consciente de la enorme contribucin de Ezra Pound a la evolucin de la obra de su amigo T.S. Eliot. Como es sabido, durante el proceso de la redaccin definitiva de La Tierra Balda, los dos poetas norteamericanos colaboraron de forma muy estrecha (previamente, Pound haba facilitado la publicacin de los primeros poemas del poeta de Saint Louis) y es muy conocida la intervencin de Pound en la versin definitiva del poema (de ah la famosa dedicatoria a il miglior fabbro). Por otra parte, no es menos cierto que Eliot ayud mucho a su amigo Pound en la elaboracin de los primeros Cantos, y tambin le dedicara un estudio titulado Ezra Pound: His Metric and his Poetry para
Madrid nunca s qu decirles y rara vez me interesa lo que dicen ellos. El resultado es desastroso: en cuanto no puedo poner un inters personal en el dilogo, dejo de existir (Gil de Biedma, 1991: 132). 39 En 1969, por encargo de Seix Barral, Gil de Biedma tambin tradujo el Adis a Berln de Christopher Isherwood y, en 1983, juntos realizaran una versin espaola de La vida de Eduardo II de Inglaterra de Christopher Marlowe/Bertolt Brecht para el Centro Dramtico Nacional en Madrid. Captulo 3: Amistades provechosas: El grupo de Barcelona 36 coincidir con la aparicin de Lustra. Los paralelismos entre esta relacin y la que Gil de Biedma mantendra con algunos de sus compaeros de Barcelona nos parecen muy llamativos, y nuestro poeta tena una viva conciencia de la importancia de la colaboracin amistosa entre poetas, como veremos en la segunda parte de este estudio en la cual nos ocuparemos de la visin gilbiedmana de la obra de Pound en el contexto de la de Eliot. A continuacin, pues, nos proponemos un anlisis de la importancia de estas amistades y colaboraciones literarias a la luz del precedente eliotiano, y su peso en la anglofilia literaria y el eliotismo del autor de El pie de letra, quien haba valorado as la importancia de la colaboracin entre los dos amigos norteamericanos afincados en el Londres de entreguerras: Adems de una extraordinaria competencia como connoisseur de poemas, Pound posea el don raro y generossimo que un escritor ms agradece en otro: el don de interesarse por el trabajo de los dems, en un empeo apasionado y desinteresado de que sus obras sean todo lo buenas que l cree que pueden ser (Gil de Biedma, 1994: 302). Jaime Salinas lleg a Barcelona en 1955 para trabajar en la editorial de Seix- Barral y dio lugar a cierta confusin inicial sobre su identidad -Carlos Barral nos dice que repar muy poco en aquel ayudante norteamericano, cre entonces, de apellido espaol (Barral, 1978: 128)- hasta el esclarecimiento de su condicin de hijo de Pedro Salinas. La empata que surgi entre Gil de Biedma y Jaime Salinas era previsible ya que, como aduce Carme Riera, no faltaban motivos para ella: Posiblemente es con Jaime Gil de Biedma con quien mejor congenia Salinas. Ambos unen a una slida cultura anglosajona el conocimiento de la literatura castellana y un psito sedimentado gracias a los contactos con la inteligentzia republicana (Riera, 1988: 67). En el diario de 1956, el nombre de Jaime Salinas es uno de los que
Se trataba de una versin espaola de la adaptacin brechtiana de la tragedia del malogrado dramaturgo ingls. Captulo 3: Amistades provechosas: El grupo de Barcelona 37 ms se prodigan, y en sus pginas encontramos una interesante y divertida ancdota acerca de la ambivalencia cultural de Salinas y su condicin de ser hbrido, entre dos aguas culturales al ser un anglosajn espaolizado de manera inconclusa, o quizs un espaol caracterizado por manas inequvocamente anglosajonas. As, al citar la opinin de Salinas acerca de las protestas estudiantiles que surgieron en febrero de 1956 a raz de la supresin gubernamental del Congreso de Jvenes Escritores (Yo soy de la opinin que lo de Madrid no tendr repercusiones, que quedar como un incidente aislado. Nos hundiremos en el chauvinisme de cromo histrico y sonarn de nuevo los platillos de las glorias nacionales haba escrito Salinas en una carta dirigida a su amigo y reproducida en el diario de 1956 de nuestro poeta), Gil de Biedma se refiere con afecto e irona a las contradicciones culturales inherentes al pobre Jaime, demostrando por ensima vez su especial olfato por cualquier punto de roce o de encuentro entre las culturas espaola y anglosajona: La progresiva indigenizacin de Jaime. Creo que es la primera vez que le oigo hablar de estas cuestiones en primera persona del plural. Y en la carta se percibe, si no un aroma de Carpetovetonia, un tono bastante menos anglosajn. Pobre Jaime, a punto de ser devorado por nosotros! (Gil de Biedma, 1991: 40). Carlos Barral, pese a reconocer su anglofobia juvenil e indicar su mayor proclividad hacia las letras francesas o alemanas -Antonio (Senillosa) y yo ramos furiosamente profranceses y anglfobos, pero en m apuntaba una subsidiaria debilidad por el mundo germnico (Barral, 1978: 184)-, llegara a ser uno de los amigos ms ntimos de Gil de Biedma y su amistad sera, sin duda, una de las ms significativas en el desarrollo literario de nuestro poeta. De los primeros pasos de este ltimo en el mundillo literario de Barcelona y del apoyo que le brind Barral, Captulo 3: Amistades provechosas: El grupo de Barcelona 38 nos ha hablado el poeta de Metropolitano en unas memorias en las cuales recuerda que a los pocos das de conocerse los dos ya intercambiaban poemas. Como hemos sealado, la importancia que tenan para estos amigos las lecturas y las crticas de la obra indita de los compaeros del grupo -en el caso de nuestro poeta, las opiniones que ms pesaban eran las de Salinas, Barral y los hermanos Ferrater- tiene, como hemos visto, un precedente muy directo en la colaboracin que existi entre Eliot y Pound, una similitud que seguramente no pasara desapercibida por los eliotistas y biblifilos ms consumados del grupo como los hermanos Ferrater y Gil de Biedma, quien, en el momento de conocer a Barral llevaba escasamente un ao escribiendo poesa. As nuestro poeta se sum a la tnica habitual del grupo y, segn Barral, obligado a hablar de literatura todo el tiempo, no le quedaba otro remedio que escribir (Barral, 1978:211). En definitiva, sin ser el anglfilo ms notorio del grupo (el propio Barral reconoca que su temprano afrancesamiento dio paso a una germanofilia literaria en toda regla, un proceso que se refleja en las traducciones que llev a cabo, siendo la ms conocida la de Rilke) la impronta de Eliot era tan notable en el grupo de Barcelona que ste difcilmente poda sustraerse a ella y Barral (al igual que Jos Agustn Goytisolo) inici su primer libro de poesa, Metropolitano, con una cita de Eliot (Un lugar desafecto remite directamente a Here is a place of disaffection, verso procedente de Burnt Norton que Gil de Biedma identificara en seguida como una alusin eliotiana en su artculo titulado Metropolitano: la visin potica de Carlos Barral) y otro poema del mismo libro, Entre tiempos, est encabezado por una cita en ingls tambin procedente de los Cuatro Cuartetos, esta vez del segundo de los cuartetos, East Coker (or as when an underground train, in the tube, stops too Captulo 3: Amistades provechosas: El grupo de Barcelona 39 long between stations), 40 sugiriendo, sin duda, la influencia de nuestro poeta que tan devoto era por entonces de ese libro eliotiano. Otro de los nombres propios ms citados en el diario de 1956 es el de Juan Ferrat (quien ya por entonces haba modificado su apellido), cuya importancia en el desarrollo del eliotismo de Gil de Biedma fue notable y qued reflejada tanto en los diarios como en los textos crticos del autor de El pie de la letra. Asimismo, Juan Ferrat fue autor de una traduccin catalana de La Tierra Balda, aparecida por primera vez en las pginas de la revista Laye como un estudio en lengua catalana de dicha obra titulado Lectura de La terra gastada de T.S. Eliot que Gil de Biedma estimaba la mejor obra sobre el poeta publicado en Espaa, asegurando en su ensayo Four Quartets que nada conozco en castellano comparable al trabajo de Joan Ferrat en Lectura de La terra gastada de T.S. Eliot (Gil de Biedma, 1994: 356). La vinculacin de Juan Ferrat con la obra del poeta angloamericano era tal que en la tertulia que se mantena en casa de Jaime Salinas, su mera presencia se asociaba con las lecturas de La Tierra Balda y su anlisis posterior. Segn Carme Riera, en esta tertulia (que se celebr desde la primavera de 1956 hasta 1959), Se comenta The Waste Land de T.S. Eliot, si est presente Juan Ferrat(r)(Riera, 1988:107), una afirmacin confirmada por los diarios de un Gil de Biedma convaleciente, que refleja as las visitas de Juan Ferrat, Luego Juan Ferrat con la antologa de Untermeyer: leemos en voz alta y comentamos The Waste Land (Gil de Biedma, 1991: 199). Por miedo a las represalias polticas como consecuencia de su participacin en el ya mencionado Congreso de Jvenes Escritores de 1956, cuando empezaron a producirse las primeras detenciones de los implicados en el suceso, Juan Ferrat decide quedarse un tiempo prudencial en los Estados Unidos, donde le sorprendieron
40 o como, cuando un Metro, en el tnel, se detiene demasiado entre dos estaciones Todas las traducciones espaolas de la poesa de Eliot citadas en este estudio son de Jos Mara Valverde salvo Captulo 3: Amistades provechosas: El grupo de Barcelona 40 las primeras noticias de las medidas represivas del gobierno ante la supuesta revuelta estudiantil. Aqul sera tan slo el primer episodio de un largo periplo por el mundo anglosajn por parte de Juan Ferrat, quien siempre se mantuvo en contacto 41 con Gil de Biedma a quien le una una amistad personal y literaria slidamente fundada en un comn aprecio por la poesa inglesa y en concreto, por Eliot y Auden. En un artculo titulado A favor de Jaime Gil de Biedma, su muy personal contribucin al nmero de Litoral que homenaje al poeta barcelons en 1986 (aunque el artculo data de 1969), Juan Ferrat concluye el anlisis clido y personal de la poesa de su amigo con una alusin al maestro Auden que muy bien poda resumir su amistad y la filosofa personal y potica de los primeros aos del grupo barcelons: Art, if it doesnt start there, at least ends, Whether aesthetics like the thought or not, In an attempt to entertain our friends. 42 Por su parte, el hermano de Juan, Gabriel, una figura tan atormentada como brillante, ejerci una enorme y reconocida influencia en las lecturas de Gil de Biedma, establecindose as una complicidad literaria y una amistad personal (definidas por Gabriel Ferrater, con la anglofilia comn a los dos, como su relacin de fellow conspirators) que el propio poeta no dudara en reconocer como fundamentales. Como el autor de El pie de la letra asegurara en 1985 en su ya citado ensayo titulado La imitacin como mediacin, o de mi Edad Media, con nadie he hablado y he reflexionado sobre poesa tan interminablemente, tan vivazmente y tan
que se indique lo contrario. 41 Como testimonio de su amistad epistolar, en 1994 fue publicada por primera vez una recopilacin de sus cartas (junto a dos artculos de Juan Ferrat dedicados a nuestro poeta) que abarcan el perodo desde 1957 hasta 1988. Vase Ferrat, 1994 42 El arte, si no comienza all, al menos acaba, / guste o no a la esttica, / en un intento de entretener a nuestros amigos. La traduccin es ma, A.W. Captulo 3: Amistades provechosas: El grupo de Barcelona 41 productivamente como con Gabriel Ferrater (Gil de Biedma, 1994:272). Junto a su hermano Juan y Jaime Salinas, Gabriel Ferrater fue uno de los grandes amigos anglfilos del grupo barcelons y, al ser algunos aos mayor que el resto de sus compaeros, gozaba de cierta autoridad intelectual en cuanto a la progresiva asimilacin de la literatura extranjera por parte de este grupo. 43 En el ya citado ensayo que serva tambin de homenaje a su amigo, nuestro poeta dedicara el siguiente elogio a su amigo: Ferrater tena ocho aos ms que yo, lo haba ledo casi todo en casi todas las lenguas europeas y era el lector ms inteligente que yo haya conocido en mi vida (Gil de Biedma, 1994: 271). Por otra parte, en una carta a Gabriel Ferrater escrita en Manila en 1956 (una carta plagada de otras referencias irnicas y llenas de complicidad a figuras literarias del mundo anglfono como Edith Sitwell y Henry Fielding), tras alegar su ignorancia de la poesa de A.O.Barnabooth 44 que su amigo elogiaba con entusiasmo (como buen eliotiano, nuestro poeta slo recuerda una mencin elogiosa precisamente de Eliot, me parece que en su ensayo sobre Baudelaire), 45 Gil de Biedma ofrece sus impresiones de los poemas recomendados por su amigo con una referencia al nexo comn de la poesa de Eliot: Eliot lo entendi: los Preludes son en sintaxis y en ritmo ms ceidos y musculosos que el Prufrock (Gil de Biedma, 1991:152). De los inicios de esta fructfera amistad entre los dos e incluso de una cierta tutela literaria ejercida por parte de Gabriel Ferrater y asumida por Gil de Biedma nos ha hablado Carme Riera, destacando tambin la anglofilia comn a ambos escritores:
43 Vase Riera, 2000:136-137 para ms informacin sobre la impresin y la envidia que el cosmopolitismo temprano de Gabriel Ferrater despertaban en los dems, sobre todo con respecto a su conocimiento de la obra y la figura de Jean Paul Sartre. 44 En realidad, se trata del seudnimo de Valery Larbaud y la obra en cuestin era su diario en verso. 45 En efecto, en su ensayo sobre Baudelaire, el poeta angloamericano se haba referido a la deuda de la poesa francesa con los poemas de A.O. Barnabooth de Valery Larbaud (Eliot, 1972: 428). Captulo 3: Amistades provechosas: El grupo de Barcelona 42 Pero va a ser Gabriel Ferrater no slo el sparring perfecto, como indica Barral, sino tambin uno de los mejores amigos de Jaime Gil y poticamente, adems, el ms afn a su obra [...] Les une, aparte de la inteligencia y la brillantez, el inters por la cultura anglosajona, concretamente por Eliot, al que Ferrater ha tenido acceso antes que Jaime Gil, como se observa en sus artculos de Laye [...] Sus afinidades literarias se centran, a nuestro juicio, en su comn admiracin por la literatura anglosajona, por los poetas treintinos y, en general, por la lrica y la labor crtica de Eliot y Auden, por quienes ambos estn muy influidos (Riera, 1988: 59-60). Ambos poetas dejaron un testimonio literario en ingls de su extraordinaria compenetracin literaria, de su thick-as-thievish complicity 46 como dira Gil de Biedma en el ya citado ensayo homenaje a Gabriel Ferrater, dedicndose sendos poemas en ingls: por parte de nuestro poeta una composicin titulada A Gabriel Ferrater, escrita en ingls (segn su autor para diversin ma y del destinatario) 47 en forma de dedicatoria de una edicin de Moralidades; y, por parte del poeta de lengua catalana, un poema ingls escrito en 1966 para dedicarle a Gil de Biedma su Teora dels cossos. La huella de Gabriel Ferrater no slo se limita a los diarios del poeta de Moralidades, sino que en su obra potica encontramos una deuda expresa de gratitud con el autor de Da nuces pueris, junto a algn que otro reproche que por lo que consideraba el desperdicio del talento de su amigo (Trabajos de seduccin perdidos fue tu vida nos dice en A travs del espejo, 48 con un eco inequvocamente shakespeariano). Quiz la expresin ms extraordinaria de esta amistad y de su cimentacin en una pasin comn por la literatura anglosajona es el ya citado poema ingls titulado A Gabriel Ferrater. El poema se incluy en la segunda edicin de Las personas del verbo y, pese a la modestia autodescalificadora de su autor quien
46 Esta frase inglesa hace referencia a la complicidad que supuestamente ha de existir entre ladrones. 47 Nota a la segunda edicin de Las personas del verbo, 1982:179 Captulo 3: Amistades provechosas: El grupo de Barcelona 43 afirma que el texto ha sido rescatado en la vertiente de la indulgencia, el poema revela un nada desdeable odo potico para la lengua inglesa en su muy lograda precisin mtrica y su dominio del registro demtico y propiamente literario, imbuido de un tono entre nostlgico e irnico que concuerda perfectamente con lo que esperamos del autor de Poemas Pstumos. Puesto que se trata de un autor cuyas estancias vitales en mbitos anglfonos 49 por entonces se limitaban a unos meses en Oxford y el uso intermitente de la lengua inglesa en Filipinas, tambin revela una considerable familiaridad con los ritmos y los registros de la lengua inglesa y una notable facilidad para su asimilacin y su puesta en prctica en sus propios versos. 50 Al margen de conjeturas acerca de la competencia lingstica de nuestro poeta, pensamos que tal facilidad forzosamente ha de atribuirse a numerosas y profundas lecturas en dicha lengua, lecturas centradas a partir de 1953 en la obra de Eliot y, de manera notable, los Cuatro Cuartetos, que, como sabemos, Gil de Biedma reconoca haber llegado a saberse de memoria. Como no poda ser menos en un poeta que en algunos lectores ha suscitado la impresin de estar ante un poeta angloamericano en traduccin espaola (Nolan, 1996), la impresin inicial que el lector bilinge se lleva del poema es de que se trata de una traduccin libre de un poeta espaol. El origen espaol del poema no slo no se oculta, sino que all precisamente radica su condicin de broma privada (que no
48 Poema cuyo ttulo no slo remite a la famosa novela de Lewis Carrol como reconoci el poeta barcelons- sino a un poema de Auden titulado Through the Looking Glass 49 Como seal nuestro poeta en la sobrecubierta de la primer a edicin de Las personas del verbo (1975), Nac en Barcelona en 1929 y aqu he residido casi siempre [...] Mi empleo me ha llevado a vivir largas temporadas en Manila, ciudad que adoro y que me resulta bastante menos extica que Sevilla, porque la entiendo mejor. Esta opinin habra cambiado en la edicin de 1982 en la cual aseguraba que Manila ya me aburre y en cambio me fascin Sevilla, por primera vez descubierta en noviembre de 1976, despus de haber estado en ella cuantsimas veces. 50 En una entrevista de 1982 con J. Batll, al contestar una pregunta acerca de la irona de sus versos (un intento de asumir una distancia dira Gil de Biedma), el poeta barcelons declaraba: ten en cuenta que yo pienso en ingls (Batll, 1982: 58). La exageracin nos parece evidente, aunque tambin claramente intencionada e ilustrativa de la autoimagen anglfila de Gil de Biedma y de su temperamento ingls. Captulo 3: Amistades provechosas: El grupo de Barcelona 44 privativa) entre Gil de Biedma y Gabriel Ferrater, una broma que evoca recuerdos de una noche regada por cantidades liberales de Chinchn y amenizada por las canciones de Judy Garland, patrona indiscutible de los gays anglosajones por entonces y hoy en da. Como testimonio de la enorme complicidad literaria entre los dos amigos y su veneracin comn por la poesa inglesa, este legado potico del autor de Moralidades, lejos de parecer una mera curiosidad bibliogrfica, constituye por s slo una de las manifestaciones ms importantes de la anglofilia literaria del poeta de Moralidades y el reconocimiento del papel que tuvo en ella una figura tan afn a l en lo literario como Gabriel Ferrater. As, entre evocaciones de aquella noche de msica y copas, nuestro poeta concluye por invocar su poesa y su amistad: Let them now do the talking, those sons-of-what-we-spoke, - Your poems and my poems, our old own private joke. 51 En uno de los apartados ms conmovedores de su diario de 1956, Gil de Biedma analiza con una lucidez tremenda la compleja personalidad de su amigo quien le ha comunicado su intencin de vender su biblioteca al encontrarse en un terrible callejn sin salida que nuestro poeta analiza de la siguiente manera: Gabriel vende su biblioteca. Dice que est harto de literatura y que quiere hacer dinero. La decisin debe ser simblica, supongo: vender sus libros no le va a sacar de mucho apuro. Comprendo que su situacin nada tiene de brillante, y que emplee una porcin considerable de su tiempo y su energa verbal en distraerse de ella. Treinta y cuatro aos, inteligentsimo, poco dinero, pocas posibilidades establecidas de progreso. Conoce los entresijos de la vida prctica con una extrema lucidez, y al mismo tiempo es radicalmente inepto para la vida prctica (Gil de Biedma, 1991: 128).
51 Ahora que hablen ellos, esos hijos-de-lo-que-hablamos Tus poemas y los mos, nuestra vieja propia broma privada. La traduccin es ma, A.W. Captulo 3: Amistades provechosas: El grupo de Barcelona 45 A pesar de la enorme empata que exista entre los dos amigos catalanes, es difcil establecer cualquier paralelo entre este retrato de Gabriel Ferrater y un empirista racionalista tan devoto de la sensatez como Gil de Biedma (caracterizado, como dijo Castellet, por su inteligencia prctica), aunque el propio poeta de Compaeros de viaje insiste en las coincidencias esenciales entre l y su amigo con un juicio demoledor: Una de esas personas -yo me tengo por otra- que con los mismos defectos pero con menos cualidades, hubiera funcionado mucho mejor (Gil de Biedma, 1991: 128). El juicio correspondiente de Gabriel Ferrater sobre Gil de Biedma, reproducido algo ms tarde en el diario de ste ltimo, tambin resulta extremadamente lcido e ilustrativo de su enorme grado de compenetracin y coincide con la diagnosis de Castellet acerca del carcter esencialmente racional y analtico del autor de El pie de la letra: Gabriel Ferrater dice que soy un caso de vocacin equivocada. Que tengo un temperamento pragmtico y un talento analtico, y, por tanto, mayor aptitud para la prosa que para la poesa (Gil de Biedma, 1991: 204). La opinin de Gabriel Ferrater (a quien, en A travs del espejo, nuestro poeta reprochara su exceso de ser inteligente) no poda dejar de suscitar en su amigo una serie de reflexiones estimulantes e incluso algo inquietantes que, como era habitual en Gil de Biedma, desembocan en otra referencia a la visin eliotiana de los poetas metafsicos ingleses procedente del ensayo titulado Baudelaire que nuestro poeta citara tambin, como hemos visto, en su propio estudio del poeta francs, Emocin y conciencia en Baudelaire. A nuestro juicio, una lectura mnimamente Captulo 3: Amistades provechosas: El grupo de Barcelona 46 cuidadosa de la prosa crtica de del autor de Retrato del artista en 1956 (quien se defina a s mismo como empirista racionalista al estilo de Locke) tiende a otorgarle la razn a Gabriel Ferrater en lo que concierne a la primera parte de su definicin, aunque esto naturalmente no invalida la capacidad potica del autor de El pie de la letra, quien responda as a la provocacin de su amigo con una duda muy eliotiana acerca del valor permanente de su obra: He contestado que la prosa se pliega ms fcilmente a la expresin de este talento. Por eso mismo, si uno consigue incorporarlo en poemas, el resultado ser menos frecuente y ms valioso. Me acordaba de lo que dice Eliot a propsito de los poetas metafsicos ingleses: spero sentido comn y alada gracia lrica. Mi argumento es vlido, pero la observacin de Gabriel me ha dejado mohno. Si uno consigue... Bien y si no lo consigo? (Gil de Biedma, 1991: 204) En definitiva, el acercamiento de Gil de Biedma hacia la modernidad literaria, y ms concretamente hacia la obra de T.S. Eliot, no se produjo en un vaco cultural o personal y, tanto en su postura frente a sus antecesores en la poesa castellana como en su vocacin de cosmopolitismo literario, el poeta de Moralidades se vio en todo momento arropado por sus amigos barceloneses, especialmente los cuatro amigos a los que hemos aludido en este captulo, anglfilos y eliotistas como l. Como hemos visto, en algunos casos, su temprana y duradera relacin con la poesa de Eliot (veneracin, que dira luego) no slo fue compartida y estimulada por estos amigos, sino que en algunos casos fue iniciada por stos y, en este sentido, la importancia de los hermanos Ferrater en la orientacin de Gil de Biedma hacia la lectura ms completa y provechosa del poeta de La Tierra Balda fue fundamental y ha sido bien documentada. En algunos de los mejores poemas del autor barcelons (pensamos ahora en Pandmica y Celeste o Albada), se aprecia la tensin entre la Captulo 3: Amistades provechosas: El grupo de Barcelona 47 modernidad y la tradicin (o mejor dicho la relectura de esta tradicin, como en el caso de la visin gilbiedmana de la tradicin romntica), una tensin que se resuelve mediante la integracin de la tradicin y la mitologa con la modernidad y lo personal, una integracin esencialmente eliotiana (nuestro poeta conoca muy bien las tesis crticas de Eliot acerca de la multiplicidad de voces, mitos y textos en sus propias poemas y sin duda se reconoca en ellas, como veremos con ms detenimiento en la segunda parte de este estudio) que sera asimilada en la voz personal e inconfundible de Jaime Gil de Biedma. Esta fusin de lo nuevo y lo aejo, el cosmopolitismo literario y la tradicin indgena, sera una caracterstica de la trayectoria de los poetas del grupo barcelons y, como el autor de Poemas Pstumos se encargara de recordar en su diario, sus poemas y sus dedicatorias, fue fruto de una visin literaria compartida por sus amigos barceloneses. Como ha sealado Francisco Daz de Castro: Gil de Biedma abre el camino al estadio de la prctica potica que ha dado en llamarse postmoderna, en el sentido no frvolo del concepto, porque con Gabriel Ferrater y Carlos Barral acierta los objetivos de su ruptura con la tradicin anterior, la de la modernidad que los poetas del 27 apuran y liquidan, y tiende una cabeza de puente hacia la tradicin en el sentido eliotiano, es decir, leyendo de otra forma a los herederos del romanticismo europeo e incorporando las figuras de Baudelaire, T.S. Eliot, de Auden, entre otros: fragundose, por lo tanto, su propia tradicin (Daz de Castro, 1996: 61). A nuestro parecer, aquellos aos de tertulias literarias barcelonesas 52 y aficiones compartidas tuvieron una incidencia muy notable en el desarrollo de la
52 En una entrevista de 1971 con Ana Mara Moix, indita hasta el ao 2002, nuestro poeta insistira en su visin del mayor cosmopolitismo del mundo cultural de Catalua frente a Madrid: El error de las gentes de Madrid radica en creer que para no ser carpetovetnico hay que saber lo que se publica, lo que se lee cada da en Europa. No es as. Para ser europeo no hay que saber lo que se acaba de estrenar en Londres, hay que saber en qu consista ser escritor en Francia en la poca de Captulo 3: Amistades provechosas: El grupo de Barcelona 48 anglofilia literaria de Gil de Biedma, esa querencia esttica y a veces hasta tica que se ahondara de manera extraordinaria con el paso del tiempo. De estos aos y estos amigos, el autor de El pie de la letra nos dejara una emotiva constancia en un poema titulado Amistad a lo largo que data precisamente del momento ms intenso de esa amistad, es decir en torno al ao 1959 (Carme Riera ha hablado de ese ao como el momento clave para este grupo de poetas al producirse el homenaje a Antonio Machado en Colliure y la publicacin de la antologa de Castellet, Veinte aos de poesa espaola) y ofrece un testimonio elocuente de aquellos tiempos: Un destino condujo diestramente las horas, y brot la compaa. Llegaban noches. Al amor de ellas nosotros encendamos palabras, las palabras que luego abandonamos para subir a ms: empezamos a ser los compaeros que se conocen por encima de la voz o de la sea. En definitiva, los aos de tertulias barcelonesas, las colaboraciones en la revista Laye, las primeras publicaciones y las lecturas crticas de la obra de los amigos sentaron las bases de la anglofilia literaria y el eliotismo que, a partir de entonces, nunca abandonara Gil de Biedma. l mismo se encargara de analizar su propia trayectoria de lector y aprendiz de poeta, admirador de la poesa francesa y devoto de la poesa de Jorge Guilln, hasta producirse los primeros compases de su
Rabelais o de Voltaire, en que consista ser escritor en la Inglaterra de Ben Johnson (sic) o en la de Locke. Eso es lo que los madrileos ignoran: slo ven la cultura extranjera como actualidad. Los catalanes tenemos conciencia de que ser francs es algo ms que escribir obras de actualidad, Captulo 3: Amistades provechosas: El grupo de Barcelona 49 estrecha relacin con la poesa y la crtica angloamericanas, de la cual hablaremos ms detenidamente en el captulo siguiente de este estudio. Sin embargo, antes de adentrarnos en ese terreno, veamos el conciso e ilustrativo resumen que nuestro poeta ofreci de esa progresin hacia la anglofilia literaria que se expresara sobre todo en la impronta eliotiana de su obra potica y crtica: A los veintids aos yo me senta idealmente contemporneo de los poetas del 27 y mis nociones de modernidad potica se fundaban en Baudelaire, en Edgar Allan Poe (el famoso poeta francs, a quien no hay que confundir con su homnimo norteamericano, un escritor muy distinto), en Mallarm y en Valry. Mi maestro absoluto era Jorge Guilln, el Guilln de las tres primeras ediciones de Cntico, con quien yo aprend el arte de hacer poemas. En los aos que siguieron, mi progresiva vinculacin a la tradicin literaria anglosajona, mi inters por los romnticos, la lectura de The Poetry of Experience, de Robert Langbaum, y, por supuesto, las vicisitudes de mi vida y de mi tiempo, alteraron considerablemente mis nociones acerca de lo que en poesa convena hacer (Gil de Biedma, 1994: 271).
sabemos que la literatura francesa o la inglesa, o la italiana, es la expresin de unos modos de vivir y de una cierta coherencia, que no es la espaola, a lo largo de seiscientos aos (Moix, 2002: 99). Captulo 4: Un temperamento ingls 50 CAPTULO 4 UN TEMPERAMENTO INGLS Recuerdo mis desalientos en Oxford porque me senta incapaz de absorber el ambiente con intensidad bastante para despojarme de mis propios hbitos y prejuicios. El mero paso de la edad siempre me ha inspirado mucho temor. Jaime Gil de Biedma, 1991: 124 A nuestro juicio, el poeta barcelons se caracterizaba no slo por su anglofilia literaria sino tambin por cierto temperamento ingls 53 que le impulsaba a relacionar y contrastar los valores culturales espaoles con los que haba empezado a comprender durante su estancia en Oxford en 1953. Fue precisamente esta estancia en la ciudad universitaria inglesa el punto de inicio de una anglofilia duradera, y el poeta barcelons evocara con nostalgia su vida oxoniense 54 en un ensayo titulado Wellington Place, escrito en 1983 y ledo con gran emocin por parte de nuestro poeta como colofn a su conferencia recital de la Residencia de Estudiantes de Madrid en 1988. Su vida de estudiante en Oxford sera tambin el tema de un poema, Ampliacin de estudios, en el cual se vislumbran algunas de las claves de su mitologa personal en torno a la vida inglesa, de su afn de fidelidad a la experiencia
53 Usamos el trmino ingls y no britnico pues la mitologa personal de Gil de Biedma, al igual que la de Eliot, se cifr especficamente en su visin de Inglaterra, 54 En el ya citado ensayo Wellington Place, el poeta barcelons, tras relatar una ancdota acerca de unos familares comunes entre l y Natalia Cosso, aseguraba que Escuchar en Oxford y en 1953 el nombre de un tatarabuelo natural de Seplveda, fallecido en 1891, me sorprendi y me encant (Gil de Biedma, 1994: 259). Captulo 4: Un temperamento ingls 51 personal y la duda permanente y la tendencia a la autocrtica que haba asimilado de la poesa de Eliot: As de aquellos meses, que viv en una crisis de expectacin heroica, me queda sobre todo la conciencia de una pequea falsificacin [...] si ahora recuerdo, esa efusin imprevista, esa imperiosa revelacin de otro sentido posible, ms profundo que la injusticia o el dolor, esa tranquilidad de absolucin, que yo senta entonces, no eran sencillamente la gratificacin furtiva del burguesito en rebelda que ya suea con verse tel quen Lui-mme en fin leternit le change? De acuerdo con la cronologa ofrecida por Shirley Mangini (en la cual advertimos a menudo la mano interesada del propio poeta), en 1952 Jaime Gil de Biedma ley por primera vez los Cuatro Cuartetos de T.S. Eliot en la traduccin que Vicente Gaos haba publicado el ao anterior (es decir, siete aos despus de la aparicin del texto original), un texto que se caracteriza por ser una versin densamente anotada y repleta de todo el aparato crtico que por entonces se haba publicado en torno al libro del poeta angloamericano. Cuando nuestro poeta lleg a Oxford al ao siguiente, se dispuso entonces a leer la poesa del autor angloamericano en su lengua original y, como l mismo confes, result ser una lectura que, pese a sus todava modestos conocimientos de la lengua y la poesa Captulo 4: Un temperamento ingls 52 inglesas, 55 le produjo una enorme impresin y dej una profunda huella en la evolucin de su propia obra. Durante su estancia en la ciudad inglesa entre enero y julio de 1953, sus lecturas del poeta de los Cuatro Cuartetos no se limitaron slo a los poemas ms conocidos, sino que tambin tuvo ocasin de iniciar su lectura de la prosa crtica del autor de Saint Louis, amn de otros autores ingleses en su lengua original. Segn el ya citado inventario de lecturas elaborado por Shirley Mangini con la colaboracin del propio Gil de Biedma (es de suponer que con la ayuda de unos diarios personales, pues, si no, la exactitud con que recuerda sus lecturas sera nada menos que asombrosa), durante este ao ley los siguientes libros en lengua inglesa: World within World de Stephen Spender; Cuatro Cuartetos, Selected Prose y Funcin de la poesa y funcin de la crtica de T.S. Eliot; Collected Shorter Poems 1944 de Auden; y The Faber Book of Modern Verse de 1936, libros todos stos que seran citados, reflejados o incluso traducidos por nuestro poeta y que pertenecen a esta primera y trascendental experiencia inglesa. La lectura en ingls de los Cuatro Cuartetos, sera sin duda, la ms significativa de su estancia oxoniense, y en el prlogo a la traduccin catalana de dicha obra, llevada a cabo en 1984 por lex Susanna, Gil de Biedma ofrecera unas interesantes reflexiones sobre esta obra capital de Eliot y una informacin muy valiosa sobre su relacin con ella: Mi antigua veneracin llegu a sabrmelo de memoria se ha reavivado y centuplicado durante las sesiones que lex Susanna y yo dedicbamos al cotejo, verso a verso, de original y traduccin; nada hay ocioso, nada hay caprichoso, hasta la ms humilde y menos apercibida preposicin est all trabajando. The Waste Land es tambin un poema esplndido, de una invencin
55 La reaccin de Gil de Biedma ante la poesa de Eliot nos parece anloga a la del autor de Funcin de la poesa y funcin de la crtica ante la obra de Dante, descrita en el ensayo que le dedic al poeta italiano: Lo que sorprende de la poesa de Dante es que es, en cierto sentido, extremadamente fcil de leer. Es una prueba (aunque no digo que siempre sea cierta negativamente), que la poesa genuina puede comunicar antes de que sea comprendida (Eliot, 1972: 238). Captulo 4: Un temperamento ingls 53 y de una realizacin extremadas, pero menos paradigmtico a mi juicio en cuanto estricta concepcin potica. En Four Quartets, Eliot es el mayor artista, el indiscutible miglior fabbro entre todos los poetas de este siglo (Gil de Biedma, 1994: 362). Como cabe suponer, la influencia de un poeta a quien considera el indiscutible miglior fabbro entre todos los poetas de este siglo no poda ser leve y merece una atencin especial por parte de cualquier estudioso de la obra gilbiedmana, as como su veneracin por un libro seero del canon literario del siglo veinte que nuestro poeta reconoca haber llegado a saberse de memoria. Si las lecturas gilbiedmanas de la poesa de Eliot se iniciaron en 1952, es a partir de su estancia en Oxford en 1953 cuando el poeta de Poemas Pstumos empieza a interesarse profundamente por la poesa y la obra crtica del autor angloamericano, un hecho que se aprecia de forma clara en el prlogo a su propia traduccin de Funcin de la poesa y funcin de la crtica, traduccin que fue editada en 1955, aunque el libro original tambin lo haba ledo en Oxford. A partir de entonces, las huellas especficamente eliotianas de la obra gilbiedmana hay que buscarlas en los poemas del autor barcelons, ya que hasta 1984 (con otro prlogo en torno a la obra literaria de Eliot, esta vez perteneciente a la ya citada traduccin de los Cuatro Cuartetos por lex Susanna, un trabajo que, como asegur nuestro poeta, conllev una minuciosa y muy fructfera revisin de esta obra eliotiana) no volvi a dedicar unas pginas de forma exclusiva a la obra del poeta de La Tierra Balda. No obstante, a lo largo de estos aos, las alusiones eliotianas constituyeron una de las constantes de la prosa crtica del autor de El pie de la letra, y, desde su diario de 1956 con la traduccin eliotiana recin hecha y muy presente, hasta sus ensayos, sus conferencias y diversas entrevistas, la presencia del autor de La Tierra Balda como Captulo 4: Un temperamento ingls 54 punto de referencia imprescindible y decisivo lleg a convertirse en uno de los pilares del pensamiento crtico de Gil de Biedma. Como ha sealado Pere Rovira: Eliot es citado hasta la saciedad en los ensayos y prosas de nuestro poeta: se trata, sin duda, de uno de sus principales maestros a la hora de formarse una idea de qu es y cmo opera un poeta moderno (Rovira, 1986: 84). Naturalmente, ni Jaime Gil de Biedma fue el descubridor de Eliot en Espaa, ni fue su nico valedor en el mundo de la poesa espaola. Ya hemos visto cmo la importancia de la obra del poeta angloamericano fue reivindicada desde los aos veinte por Garca Lorca y tambin haba sido objeto de admiracin (e incluso de estudio) por parte de escritores como Pedro Salinas, Jorge Guilln, 56 Dmaso Alonso, Jos Antonio Muoz Rojas y, de manera muy significativa para nuestro poeta, Luis Cernuda, a lo largo de su exilio en Gran Bretaa y los Estados Unidos. Se trata, sin duda, del poeta angloamericano ms extensamente citado y nombrado del siglo veinte en el panorama de la poesa espaola, y es en parte all, en su condicin de gran pope de la poesa contempornea, donde reside parte del problema que sealbamos en la introduccin a nuestro estudio, puesto que, a nuestro juicio, se ha citado la influencia de Eliot en la obra potica y crtica de Gil de Biedma con cierta ligereza y una falta conspicua de demostraciones textuales. A nuestro entender, con el antecedente notable y reconocido de Cernuda, cuya gradual asimilacin de la tradicin potica inglesa fue un referente constante y expreso de nuestro poeta, la importancia de la lectura que hizo Gil de Biedma de la obra eliotiana radica no tanto en su originalidad sino en su transformacin de los valores eliotianos en hechos poticos, su traduccin a la poesa espaola de Captulo 4: Un temperamento ingls 55 conceptos como el monlogo dramtico y el distanciamiento irnico entre poeta y personaje creado, facetas stas ya apuntadas en la obra de Unamuno y Espronceda, segn el poeta barcelons, pero que adquirieron carta de naturaleza en los versos de Cernuda y el autor de Moralidades. Como ha sealado Daz de Castro, en palabras que hacemos nuestras con reserva por su omisin del legado potico y crtico de Cernuda, lo verdaderamente interesante de la lectura que Gil de Biedma hizo de Eliot fue su adopcin del pragmatismo eliotiano, un enfoque que el poeta barcelons despus aplicara con solvencia y personalidad a su propia obra crtica como veremos en la segunda parte de este estudio: La recepcin de Eliot por Gil de Biedma es la primera explcita verdaderamente inteligente y, sobre todo, desinteresada o interesada de otra forma - en las letras espaolas en castellano. 57 No es el conservadurismo ideolgico de Eliot lo que le importa, obviamente, sino la mezcla de empirismo y antihistoricismo idealista del crtico anglosajn. Lo que sucede es que sustituye las implicaciones religiosas del pensamiento cultural eliotiano por un talante radicalmente abierto a la vida y a la experiencia (Daz de Castro, 1996: 62). En cuanto a ese temperamento ingls que hemos sealado en el ttulo de este captulo, existe, a nuestro parecer, una ingente cantidad de datos que avalan esa percepcin de la visin crtica y potica de Gil de Biedma, una percepcin confirmada a menudo por las declaraciones del propio poeta barcelons quien incluso gustaba de definirse a s mismo como un producto de la tradicin literaria
56 Para ms informacin sobre el inters que tanto Pedro Salinas como Jorge Guilln sentan por la obra de Eliot as como su correspondencia acerca de este autor, vase Barn Palma, 1996: 20-21 57 Esta afirmacin nos parece cuando menos discutible en el caso de Cernuda, quien dio todo un recital de lectura desinteresada en su artculo titulado Goethe y Mr. Eliot. El poeta sevillano tampoco senta el menor aprecio por el conservadurismo ideolgico de Eliot, pero tambin supo entender el valor de su enfoque pragmtico y mesurado. Pese al desaire personal recibido por parte de Eliot, Cernuda an tuvo la nobleza de afirmar que Eliot no slo es uno de los mayores poetas hoy vivos, sino un crtico excepcional, a cuya agudeza se deben puntos de vista nuevos sobre el arte de la poesa en general, y sobre la historia de la poesa inglesa en particular (Cernuda, 1965: 151). Captulo 4: Un temperamento ingls 56 anglosajona y, sin duda, la cultura inglesa, incluso en sus manifestaciones sociales ms nimias y aparentemente triviales, formaba una parte muy importante de su imposible propensin al mito. 58 Como se puede comprobar de las pginas de su diario de 1956, su conciencia del tono caracterstico de la literatura inglesa, sus matices y sus subtextos, nos habla de un lector excepcional y de un gusto caracterizado por un inconfundible temperamento ingls: An hoy en da, la literatura inglesa expresamente se produce en funcin de un contexto social definido- the educated middle classes-, sea para afirmarlo, modificarlo o condenarlo. De ah su infalible justeza en el tono, que tambin tuvo la prosa francesa en el XVIII: la relacin que se establece con el lector es a la vez ntima y social (Gil de Biedma, 1991: 144). Uno de los elementos ms caractersticos y significativos de ese temperamento ingls que el poeta barcelons posea y, en cierta medida, cultivaba, se aprecia en los anglicismos constantes que aparecen en sus diarios, en su prosa y su poesa, giros ingleses que Gil de Biedma emplea incluso al hablar de la literatura francesa. 59 As, su visin cmica y perspicaz de los aspectos ms absurdos de la vida britnica y esa tendencia instintiva al anglicismo se conjugan en esta descripcin de uno de sus superiores en la Compaa General de Tabaco en Filipinas, una vieta divertida y muy lograda de la vida colonial britnica percibida en un compatriota del poeta espaol:
58 A juicio del poeta barcelons, el mito es una especie de abreviatura de la experiencia; una explicacin de lo que somos en trminos de lo que no hemos sido y ya no seremos nunca. A los 40 aos puede verse (Campbell, 1971: 256). 59 Entre diversos anglicismos, en un ensayo de 1961, Emocin y conciencia en Baudelaire,el poeta barcelons afirma que en la poesa baudeleriana, en los mejores poemas de Baudelaire, encontramos casi siempre esa feliz conjuncin que sealaba Eliot en los poeta ingleses del Seiscientos: una cierta dosis de spero buen sentido al lado, y por debajo, de la exaltada tesitura lrica (Gil de Biedma, 1994: 62). Como hemos visto ya, en el diario de 1956, al relatar una conversacin con Gabriel Ferrater, nuestro poeta haba citado la misma definicin eliotiana de los poetas metafsicos ingleses. Captulo 4: Un temperamento ingls 57 Parece recin salido de un cuento de Somerset Maugham que le hace muchos aos: El puesto avanzado, creo que se llamaba. Le imagino muy bien, laboriosamente duchado y vestido de smoking blanco, sentndose a leer en la veranda del bungalow un nmero atrasado del Daily Mail y bebiendo a tragos cortos un Singapore Sling que su boy le ha dejado silenciosamente a mano (Gil de Biedma, 1991: 10). A nuestro juicio, la habitual anglofilia lingstica del autor de El pie de la letra, ms que afectacin pretenciosa o exhibicionismo cultural, representa un ejemplo ms de su aficin y, hasta cierto punto, su necesidad intelectual de enlazar siempre la tradicin espaola con la angloamericana. 60 Ese temperamento ingls se reflejara naturalmente en sus lecturas, incluso en las ms juveniles, como se deduce de su ensayo De mi antiguo comercio con los hroes, en el cual habla de Aquel muchachito britnico -con todo lo que entonces significaba ser britnico (Gil de Biedma, 1994: 189), demostrando, que en lo ingls, su imposible propensin al mito le vena de antiguo. Otro ensayo que data de 1979, Cualquier vida secreta, o los otros papeles del club Pickwick, tambin nos ofrece unas imgenes sumamente eliotianas en su evocacin por parte de Gil de Biedma de una escena londinense que parece haberse inspirado directamente en Burnt Norton (Other echoes / inhabit the
60 En el ltimo ensayo de El pie de la letra, Four Quartets, al hablar de la composicin de Little Gidding, el mejor de los Cuatro Cuartetos a juicio de Gil de Biedma, el poeta barcelons afirma que viene a la memoria un consejo de Antonio Machado, en Proverbios y cantares: Da doble luz a tu verso,/ para ledo de frente / y al sesgo. A continuacin, tambin asegura que ese estar hablando de lo que rigurosamente no se dice, que acaso sea consustancial al decir potico en todas las pocas, es a menudo en los poetas de estirpe simbolista, como lo fueron Eliot y Machado, deliberada astucia para acendrar la emocin y para involuntariamente sembrar la confusin, segn la mayora de las interpretaciones crticas que se han dado a The Waste Land en exceso demuestra. No ocurre esto ltimo con los Cuartetos, cuya principal dificultad es de otra ndole (Gil de Biedma, 1994: 366). A nuestro juicio, en esta referencia a la ambigedad potica, se aprecian las huellas de la lectura de Siete tipos de ambigedad de Empson, libro que tuvo una notable resonancia el pensamiento crtico de nuestro poeta, como veremos en la segunda parte de este estudio. Por otra parte, la importancia de estar hablando de lo que rigurosamente no se dice tambin formaba parte de la valoracin gilbiedmana de los Cuatro Cuartetos y, citando a Eliot, nuestro poeta dira que viene a la memoria una frase en los prrafos de Three Voices of Poetry antes transcritos:parte del encanto de la gran poesa estriba en el placer de captar algo que no iba dirigido a nosostros. Nos ocurre eso leyendo los Cuartetos? Decididamente, s. El encanto y la emocin de estos poemas a menudo estriban el placer de captar un retintn, en aquello que precisamente a nosotros [no] se nos dice, que no va por Captulo 4: Un temperamento ingls 58 garden [...] the leaves were full of children, / hidden excitedly, containing laughter) 61 y que nos permite comprobar la profunda asimilacin de la imaginera de los Cuatro Cuartetos por parte de nuestro poeta: alguno de esos pesados y confortables interiores domsticos de la edad victoriana, tras de cuyos estores corridos se adivina el plido ramaje y se oyen los gritos intermitentes de los nios que juegan en el jardn del square (Gil de Biedma, 1994:235). A lo largo de su obra en prosa, su perspectiva cultural en torno a la vida espaola habitualmente se matizaba con diversas referencias a la cultura anglosajona. En un ensayo de 1979 titulado Nuestra hora de Chejov, el poeta de Moralidades habla de la gran aceptacin del teatro chejoviano en el mundo anglfono, asegurando que se trataba de un hecho cultural cuasi-anglosajn al que se debe el cuo de un especfico adjetivo, chekhovian, que ingleses y norteamericanos emplean para definir cierto tipo de ambientes, situaciones y caracteres, con igual frecuencia con que en Espaa clasificamos de kafkianas muchas situaciones (Gil de Biedma, 1994: 245). Asimismo, como buen eliotista, los personajes del dramaturgo ruso tambin le evocan las voces de La Tierra Balda, tras una comparacin cervantina que evidencia de nuevo su tendencia inveterada a la lectura intercultural y una visin literaria que invariablemente tiende a poner en relacin la tradicin espaola y la inglesa: Pues el mundo ficcional de Chejov es de una humanidad literaria que, por la cordialidad y la complejidad de las emociones con que nos mueve, suscita muchas veces el recuerdo de Cervantes [...]de poeta es su maravilloso sentido de la modulacin de las actitudes verbales de los personajes.
nsosotros. Se cuenta una viva historia que no est en la letra sino en la meloda, dira yo, retrorciendo unos clebres versos de Machado (Gil de Biedma, 1994: 368-369). 61 Otros ecos habitan el jardn [...] las hojas estaban llenas de nios /escondidos con emocin, conteniendo la risa. Captulo 4: Un temperamento ingls 59 Oyndoles hablar, pienso en la trivialidad desesperada y lrica de las voces que pueblan The Waste Land de Eliot (Gil de Biedma, 1994: 248). De ese gusto por enlazar lo espaol con lo ingls y su tendencia a entenderse a travs de las dos culturas, hay un breve pero fascinante ejemplo en el diario de 1956 cuando, al discurrir sobre las fuertes sensaciones que le provocaba el olor a pobreza de los barrios ms miserables de Manila y reflexionar sobre los distintos olores que tienen las ciudades que conoce, nos ofrece los siguientes esbozos de Madrid y de Londres, un Londres de posguerra dibujado con un detallismo escueto que nos resulta absolutamente eliotiano y que tambin recuerda poderosamente a su poema Anos triunfales (la ciudad pareca ms oscura / y los Metros olan a miseria): El olor a cuerpo y a prendas miserables. Los vagones del metro. Madrid: carne recalentada y ropa de difunto y un deje de grasa de chorizo, para fijar el aroma igual que el barniz una pintura. Londres: lana hmeda, chocolatinas baratas, cocina de manteca rancia, fish and chips, verduras tristes (Gil de Biedma., 1991: 118). Asimismo, esa anglofilia se haca patente en la eleccin de ttulos (Happy ending, Peeping Tom), los incisos ingleses de algunos poemas (El arquitrabe, Pars, postal del cielo) sus mltiples referencias a autores angloamericanos y, de forma muy pronunciada en su diario de 1956, cuyas pginas estn llenas de vocablos ingleses (country cousins, purple patch, wishful thinking). Los anglicismos gilbiedmanos tambin caracterizaban sus cartas personales, y la vena inglesa que se asomaba en esa correspondencia privada no nos parece en absoluto mera pedantera, puesto que su presencia se limitaba a las cartas dirigidas a amigos afines y no a sus maestros, por muy anglfilos que stos fueran. As, por ejemplo la correspondencia Captulo 4: Un temperamento ingls 60 mantenida con Jorge Guilln no demuestra esta faceta anglfona que abunda en las cartas a un anglfilo de su quinta como Juan Ferrat. Como muestra de este uso compulsivo de la lengua inglesa, basta con leer una frases entresacadas de una carta dirigida a Juan Ferrat desde Barcelona el 25 de noviembre de 1964: (los escritores clsicos) They are in; mientras que los escritores modernos estn casi siempre y si son anglosajones, no digamos definitely out[...] Escrib la obertura, que no estaba mal, but somehow, the thing didnt catch fire [...] se resienten de over-breeding (Ferrat, 1994: 134). En definitiva, la anglofilia de Gil de Biedma, ese temperamento ingls que hemos sealado, se pondra de manifiesto a lo largo de su correspondencia, sus ensayos, su poesa y su diario, y la presencia explcita e implcita de la obra de Eliot sera, sin duda, uno de los elementos fundamentales en esa forma de entender el mundo, como se puede apreciar en el siguiente extracto del diario de 1956 en el cual nuestro poeta relata unas de sus desavenencias familiares con una referencia no sealada a la tercera parte de Little Gidding, el mejor de los Cuatro Cuartetos a juicio del autor barcelons, como veremos en la segunda parte de este estudio: Anoche fui un estpido. Tuve la ocurrencia de contar por qu nombr beneficiario de mi seguro de viaje al cro de Luis hermano. Casi llanto de mi madre ante mi increble perversidad. Intento convencer a ella y a mis hermanas de que los malos sentimientos son cosa natural que es mejor sacar afuera de algn modo inofensivo, para acostumbrarse as a reconocerlos cuando se presentan, como suelen, disfrazados de virtud things ill done and done to others harm, which once you took for exercise of virtue (Gil de Biedma, 1991: 180). 62
62 cosas mal hechas y hechas para el dao de los dems que en otro tiempo tomaste por ejercicio de virtud Captulo 4: Un temperamento ingls 61 A nuestro parecer, el temperamento ingls de Gil de Biedma tambin se manifestara en su aficin a rerse de s mismo y en su apuesta por no tomarse a s mismo demasiado en serio (ni la poesa, dicho sea de paso, como se puede apreciar en el poema titulado En el nombre de hoy en el cual saluda a mis padres que no me estarn leyendo y, cual cronista taurino, dedica un recuerdo a la aficin en general y a los seoritos de nacimientos, por mala conciencia escritores de poesa social), una postura profundamente eliotiana (The Poetry does not matter. It was not to start again- what one had expected dira en East Coker) 63 y muy apreciada en el mundo anglosajn. A lo largo de sus ensayos crticos y intervenciones periodsticas, nuestro poeta desarrollara un juego tal vez inconsciente pero muy llamativo con las personas del verbo, alternando entre el plural de la primera y la tercera persona, una alternancia que l mismo tambin haba detectado en su amigo Jaime Salinas. A juicio del autor de El pie de la letra: El tomar lo que en un poema se dice como una proposicin genrica, vlida en cualquier situacin, es tpico de espaoles, porque los espaoles son gente del Antiguo Rgimen, gente que no ha vivido una revolucin romntica, gente arcaica; somos gente tridentina, y todo lo tomamos como si lo dijese el Padre Vitoria (Gil de Biedma, 1994: 228). Para concluir, cabe sealar que ese temperamento ingls, esa forma de entender el mundo a travs de la cultura inglesa, no pasara desapercibida por sus amigos barceloneses, y Carlos Barral confirmara esta percepcin de la mentalidad anglosajona del poeta de Compaeros de viaje en un dilogo que evidencia tanto el declarado pragmatismo de nuestro poeta como la imagen de anglfilo temperamental que se haba forjado entre sus amigos:
63 La poesa no importa. No era para empezar otra vez- lo que uno haba esperado. Captulo 4: Un temperamento ingls 62 Carlos Barral: Por qu no abandonamos esa especie de esquina filosfica de nuestro discurso? Jaime Gil de Biedma: Ya te estaba esperando yo en la esquina filosfica, como una prostituta, como un idealista cualquiera! Carlos Barral: No, tu postura no es nada idealista. Jaime Gil de Biedma: No. Es, digamos, empirista racionalista. Carlos Barral: Ya est! Sali el britnico! (Gil de Biedma, 1994: 224) Captulo 5: El valor de la antimscara 63 CAPTULO 5 EL VALOR DE LA ANTIMSCARA A menudo el crtico escoge un autor, un papel, que es, hasta donde ello es posible, su propia anttesis, una persona que actualiza todo lo que ha sido abolido en l; y podemos llegar a una intimidad muy satisfactoria con nuestras antimscaras. T.S. Eliot, 1999: 151 Antes de exponer nuestra visin de las esenciales afinidades electivas que vinculaban a Gil de Biedma con el poeta de los Cuatro Cuartetos, conviene sealar las indudables y profundas discrepancias que se observan entre las ideologas respectivas y las posturas ticas de ambos poetas, figuras aparentemente antitticas en lo pblico y en lo privado, pese a nuestra conviccin de que la visin gilbiedmana de la poesa del autor angloamericano se puede explicar en cierta medida con referencia a la nocin eliotiana de la antimscara. Indudablemente, el poeta barcelons senta una cierta ambivalencia hacia la persona de T.S. Eliot, a diferencia de su franca admiracin por su obra, como qued patente en una carta a Carlos Barral que redact en Filipinas en 1956 y que habla de un malentendido con la Harvard Press acerca de los derechos de la obra del autor angloamericano (Funcin de la poesa y funcin de la crtica) que nuestro poeta haba traducido para la editorial que regentaba Barral. La intervencin personal de Eliot por carta mereci la siguiente consideracin por parte de Gil de Biedma, una consideracin muy distinta de la que haba reflejado pblicamente en su prlogo del ao anterior: Captulo 5: El valor de la antimscara 64 A propsito de vuestro rifi-rafe con la Harvard Press: recib una carta de T.S. Eliot. Muy amable; pero en un inciso me deca que la llegada del libro haba sido una sorpresa para l, que luego haba cado en la cuenta que los derechos los tena Harvard Press y que supona que mis editores habran hecho las gestiones necesarias. Estos anglosajones creen, por lo visto, que una vez en el extranjero slo pueden fiarse del cuerpo consular. Le contest lacnicamente; dos prrafos, de los cuales te entresaco el segundo [...]Por lo visto el muy escamn escribi inmediatamente a Amrica preguntando [...] En fin, espero que esta vanidosa citacin de mis propios textos contribuya a mejorar tu ingls (Gil de Biedma, 1991:31-32). El propio Eliot era consciente de la negativa impresin que creaba entre los dems y sola ironizar acerca de su personaje pblico, Mr. Eliot, que despertaba reacciones que oscilaban entre la hilaridad y la extraeza. En sus Ejercicios para cinco dedos, el poeta angloamericano, con un guio intertextual a unos conocidos poemas de Edward Lear, se burlara de s mismo y de su propio modo de hablar, de la imagen que proyectaba a sabiendas de que no dejaba de ser una mscara, la del buen burgus, que prefiguraba la distancia irnica que nuestro poeta aplicara a sus propios versos firmados por un sujeto potico llamado Jaime Gil de Biedma: How unpleasant to meet Mr Eliot! With his features of clerical cut, And his brow so grim And his mouth so prim And his conversation, so nicely Restricted to What Precisely And If and perhaps and But. Oh how unpleasant to meet Mr Eliot! 64
64 Qu desagradable conocer al seor Eliot! / Con sus rasgos de corte clerical / y su frente tan sombra / y su boca tan estirada y su conversacin tan delicadamente / restringida a Lo Que Exactamente / y Si y Quiz y Pero / Qu desagradable conocer al seor Eliot! Captulo 5: El valor de la antimscara 65 A nuestro juicio, hay algunos aspectos de la gran divergencia entre las posturas ideolgicas y morales de T.S. Eliot y Gil de Biedma que conviene observar con ms detenimiento si queremos completar nuestro anlisis del porqu de esta curiosa identificacin del poeta barcelons con su antimscara angloamericana, aunque slo sirva para matizar esta relacin o indagar en las causas que la sostuvieron en vez de producir lo que podra haber sido una ms que previsible reaccin en contra. El eliotismo de nuestro poeta fue profundo y duradero, pero su escasa sintona con el hombre pblico, con Mr. Eliot, era innegable y resulta ineludible en cualquier estudio riguroso de esta vertiente de la obra gilbiedmana. Poltica El idealismo sentimental, el wishful thinking, la demaggica ambigedad, las vagas protestas en nombre de la esperanza, la justicia, el pueblo o la fraternidad, que la censura deja pasar porque no comprende su significado, o porque comprende muy bien que su significado es tan confuso que puede interpretarse de mil maneras, incluso de manera franquista, han tenido un efecto letal para las mentes y las obras de muchos escritores. Jaime Gil de Biedma, 1994: 185 En trminos polticos, los dos poetas estaban ciertamente en bandos completamente opuestos, Eliot instalado en el conservadurismo ms rancio del establishment britnico, y Gil de Biedma cercano en su juventud a los planteamientos del PCE y siempre defensor de ideas progresistas y esencialmente de izquierdas, 65
65 En cuanto a su propia evolucin poltica y la de sus coetneos, en 1971 nuestro poeta ofrecera el siguiente anlisis como respuesta a una pregunta acerca de la gauche divine: creo que la gauche divine se compone de gentes que han sido militantes de izquierdas durante su primera juventud y cuyas esperanzas de entonces de han frustrado. No s si porque la realidad poltica de estos ltimos aos, dentro y fuera de Espaa, se encarg de desmentrselas, o si, sencillamente y esto me parece ms probable-, porque la realidad ni siquiera se tom el trabajo y sigui por otro camino: por el mismo de siempre, slo que quiz peor. La ideologa de esas gentes ha muerto en cuanto proposicin prctica de orden colectivo, y slo sobrevive en aquello que ha podido ser asumido como actitud cultural (Moix, 2002: 97). Captulo 5: El valor de la antimscara 66 aunque con cada vez menos militancia y cada vez ms distancia irnica, como se observa en las siguientes declaraciones procedentes de la sobrecubierta de la edicin de 1975 de Las personas del verbo: Gano bastante dinero. No ahorro. He sido de izquierdas y es muy probable que siga sindolo, pero hace ya algn tiempo que no ejerzo. En cuanto al poeta de los Cuatro Cuartetos, si tomamos como punto de partida su famosa declaracin acerca de sus gustos en poltica, literatura y religin (en For Lancelot Andrewes, libro de ensayos de 1928, el autor angloamericano se denominara clsico en literatura, monrquico en poltica y anglocatlico en religin) 66 habra que convenir en que Gil de Biedma estaba en las antpodas de esa visin poltica y religiosa, aunque, en cuanto a la literatura, exista una afinidad evidente entre Eliot y el poeta barcelons, a quien Joan de Segarra haba llamado el ltimo de los clsicos. Asimismo, es muy conocida la atraccin que Eliot sinti en su juventud por las ideas ultraderechistas de Charles Maurras, lder de la Action Franaise y un hombre caracterizado por sus convicciones antidemocrticas y un antisemitismo 67 virulento que le llevaran a propugnar la violencia contra los liberales y los judos. El poeta angloamericano nunca se retract por completo de su admiracin hacia la figura de Maurras: proyect un estudio de su pensamiento poltico y en fechas tan tardas como 1948 contribuy a un libro titulado Hommage Charles Maurras, en el cual afirm que Maurras haba sido para l un Virgilio que le
66 A nuestro juicio, habra que tomar esa aficin autoclasificatoria cum grano salis, por emplear un trmino muy del gusto del autor de Moralidades. Stanley Sultan ha hablado de Eliots notorious self- labelling (la notoria autoclasificacin de Eliot) Vase Sultan, 1987: 15. 67 Para un anlisis ms detallado del antisemitismo de Eliot, vase el libro de Anthony Julius, T.S. Eliot, Antisemitism and Literary Form. El antisemitismo del autor de La Tierra Balda ha sido extraordinariamente polmico y ha hecho correr ros de tinta crtica, aunque nuestro poeta no repar en ello, pese a sealar esa faceta de la obra de Pound. Captulo 5: El valor de la antimscara 67 llev a las puertas del templo. El autor de Saint Louis, pues, se identificaba firmemente con el mximo representante de un movimiento autoritario y reaccionario que haba atentado contra la democracia liberal y que acabara encarcelado por su colaboracin en el gobierno pro-nazi de Vichy bajo el mando del mariscal Ptain. 68 A lo largo de las conferencias que imparti en los Estados Unidos durante el invierno de 1932-33, conferencias que luego apareceran publicadas bajo el ttulo de Funcin de la poesa y funcin de la crtica, Eliot se fue sumiendo progresivamente en las posturas ms reaccionarias que se le conocen. En Virginia, tras atacar de manera muy personal a Pound y a D.H. Lawrence, declar que la civilizacin americana estaba comida por los gusanos del liberalismo y que algunas zonas de los Estados Unidos haban sido invadidas por razas extranjeras. A continuacin declar que un pueblo deba ser homogneo y no adulterado por otras razas. Lamentaba especialmente la presencia en su pas de origen de tantos librepensadores judos a quienes calific de indeseables. 69 Pese al slido currculum derechista del poeta de los Cuatro Cuartetos, del cual hemos ofrecido tan slo un brevsimo resumen, su escaso dogmatismo (o su honestidad intelectual, a juicio de Gil de Biedma) le permita alabar el sentido comn y la sensatez de Len Trotski (de cuyo libro Literatura y revolucin dira Eliot que ofrece la versin ms sensata de la actitud comunista), asegurando en su ensayo La mente moderna que esas mismas
68 Como nota aclaratoria que no mitigante de esta actitud de Eliot, habra que sealar que el poeta angloamericano siempre mostr una lealtad extraordinaria hacia sus amigos y sus maestros, an cuando stos haban cado en la desgracia ms ignominiosa. Pese al oprobio que se cre en torno a la figura de Ezra Pound tras su condena por traicin a la patria, Eliot le ayud tanto econmica como artsticamente e interceda personalmente para solicitar su absolucin. Su generosidad hacia otros artistas como Joyce o Dylan Thomas tambin fue extraordinaria y ha sido reconocida por la totalidad de su bigrafos. 69 El autor de los Cuatro Cuartetos intent disculparse aos despus alegando que cuando hizo esas declaraciones estaba muy enfermo a lo largo de las conferencias haba hablado tambin de las fuerzas del mal o del carcter diablico de algunas manifestaciones culturales, y ante un grupo de Captulo 5: El valor de la antimscara 68 cualidades, valores supremos en la escala eliotiana, distinguan el anlisis del poltico y pensador ruso: Trostsky, en cualquier caso, traza la distincin de sentido comn entre arte y propaganda y muestra cierta conciencia de que el material del artista no son sus creencias en cuanto credas sino en cuanto sentidas (si es que sus creencias forman parte de su material). Es lo bastante sensato, adems, para advertir que los perodos revolucionarios no favorecen el arte y le hacen excesivamente consciente de sus creencias en cuanto credas (Eliot, 1999: 176). La trayectoria reaccionaria de Eliot no era ningn secreto para Gil de Biedma y no era, por supuesto, un historial que poda impresionar favorablemente a un joven progresista de la Espaa de la posguerra. Sin embargo, desde el prlogo de 1955 hasta el ltimo ensayo eliotiano de 1984, Four Quartets, nuestro poeta insistira en el abismo que, a su juicio, separaba la obra del poeta angloamericano, autor de una de las mximas expresiones del modernismo literario, y sus declaraciones pblicas que solan caracterizarse por su tono reaccionario y su hostilidad hacia el mundo moderno. 70 Sin que llegara a producirse una separacin total entre poesa y creencias (como aseguraba I. A. Richards que haba sucedido en La Tierra Balda), el poeta barcelons fue capaz de distinguir entre su admiracin hacia la poesa de Eliot y sus profundas discrepancias ideolgicas con su autor, procurando no confundir al hombre con su obra. En este sentido, la rigurosa distincin realizada por nuestro poeta entre el hombre y la obra qued patente en la introduccin a Funcin de la poesa y funcin de la crtica en la cual aseguraba:
alumnas de Vassar, explic que l no era el tipo de hombre que asesinaba a nias. Sin duda, eran datos que hablaban del estado precario de su salud mental en esos momentos. Captulo 5: El valor de la antimscara 69 Para que el conjunto de su obra poesa, teatro, ensayo logre unidad no necesita referirla a su propio yo, no precisa ser personal; la pgina escrita no nos refiere, obligatoriamente, al hombre que la ha escrito (Gil de Biedma, 1999:11). Como se desprende fcilmente de estas declaraciones de 1955, el poeta del medio siglo distingua muy claramente entre la obra potica y crtica de Eliot, que le despertaba un enorme respeto, y la figura algo caricaturesca del hombre pblico. Esa separacin necesaria en la esttica personal entre el hombre cuyo comportamiento y cuyas ideas son objeto de la desaprobacin cuando no el desprecio, y una obra que suscitaba una franca admiracin, se dara con una intensidad mucho mayor en el caso de Ezra Pound, como veremos en la segunda parte de este estudio. En definitiva, el desencuentro ideolgico entre el poeta barcelons y el autor angloamericano fue notable e innegable. El poeta barcelons pas de posturas ciertamente afines al PCE (en este sentido, la eleccin del ttulo Compaeros de viaje represent toda una declaracin de intenciones) hasta una actitud de progresismo razonado (la sensatez y la mesura que emplea en un artculo como El retorno de la torna dan fe del sentido comn que caracterizaba a nuestro poeta), matizado por una fuerte dosis de pragmatismo rayano en el pesimismo poltico (el espritu de realpolitik que demuestran las ideas expuestas en Carta de Espaa se debe a su escaso afn de realizar lecturas dogmticas 71 o de acatar la lnea del partido). Sin embargo, pese a la vocacin de sentido comn y sensatez que guiaban sus criterios polticos, valores que l mismo consideraba esencialmente eliotianos, la visin poltica del poeta de
70 Al referirse al Practical Criticism de I. A. Richards y su definicin de los cinco grandes temas de la poesa moderna, el autor angloamericano aseguraba que sus cinco puntos reflejan una moderna actitud emocional que no comparto (Eliot, 1999: 174). 71 En dicho ensayo de 1965, el poeta barcelons aseguraba que Para las clases universitarias e intelectuales, la literatura engage ha sido un poco lo que la devocin a este o aquel equipo para las masas urbanas: un sucedneo de la pasin y de la accin poltica (Gil de Biedma, 1994, 184-185). Captulo 5: El valor de la antimscara 70 Apologa y peticin slo se puede considerar radicalmente opuesta a la del autor de los Cuatro Cuartetos, y su eliotismo evolucion a pesar de esa oposicin ideolgica y de ningn modo debido a ella. Como hemos sealado, aunque Gil de Biedma intent ingresar en el PCE y se consideraba y se declaraba de izquierdas, no era un ser especialmente propenso a someterse a la disciplina de un partido y sus escritos periodsticos rezuman cierta desconfianza hacia las posturas dogmticas o partidistas. Eliot, que era declaradamente un monrquico de derechas a la antigua usanza, se caracterizaba tambin por un enorme escepticismo, como se deduce de su opinin sobre sus compaeros marxistas (Auden, Spender et al): parecen tan seguros de lo que creen. Mis propias creencias las mantengo con un escepticismo del cual espero no librarme nunca (Ackroyd, 1984: 163). Ambos poetas, sobre todo en su madurez, parecan desconfiar profundamente de los iluminados, y ese afn de mesura, equilibrio y desconfianza hacia el dogmatismo permita que el poeta de Moralidades (libro que incluye un poema dedicado a la revolucin cubana llamado Durante la invasin en el cual declaraba Contigo estn las gentes de la caa de azcar, / el hombre del tranva, los de los restaurantes, / y todos cuantos hoy buscamos en el mundo / un poco de esperanza que no venga de Miami) pudiera demostrar la siguiente visin crtica de la progresa norteamericana y europea respecto a la ignominia vivida por Ezra Pound: Conviene sin embargo, al apiadarse de Pound, abstenerse de fomentar la leyenda pattica que en los ltimos aos se ha ido creando en torno a l, como un complemento de la otra, la gloriosa de il miglior fabbro, colonizador de remotos emporios poticos, compaero, mentor y cuidador de una deslumbrante plyade de escritores. La leyenda del anciano poeta maldito de su patria, ese pas que interna en un manicomio a su mayor genio literario. Ya no recuerdo dnde le esa tontera, Captulo 5: El valor de la antimscara 71 cndido indicio de que la oposicin a todo lo que el establishment norteamericano significa, dentro y fuera de la Unin, encuentra a veces extraos desahogos (Gil de Biedma, 1994: 300). La cita reproducida arriba pertenece a un ensayo de 1972-73 (el propio Gil de Biedma no poda precisarlo con seguridad en la primera edicin de El pie de la letra al tratarse de un artculo aparecido en una revista mexicana de escasa difusin en Espaa) titulado Imagen postrera de Ezra Pound, en el cual el poeta barcelons demuestra su escasa simpata por los defensores de Pound como artista al margen de su lamentable comportamiento como ser humano durante la segunda guerra mundial, concluyendo su anlisis con una crtica muy lcida de lo que l perciba como el antiamericanismo faciln e irreflexivo imperante en parte de la intelectualidad europea de entonces, crtica que tambin refleja la cordura y el afn de honradez intelectual que guiaba al poeta cataln: Porque es ms que dudoso que sea Pound el mayor genio literario que ha producido Estados Unidos, pero es en cambio absolutamente cierto que en ningn pas europeo de posguerra hubiera sido castigado con unos meses de confinamiento en un campo de concentracin y unos aos de asilo en un sanatorio para enfermos mentales. En Europa no suelen andarse por esas ramas en el caso de un ciudadano, por muy famoso poeta que sea, que permanece voluntariamente en territorio enemigo en tiempo de guerra y realiza propaganda radiofnica contra el gobierno de su propio pas. De haber nacido europeo, un da cualquiera de 1972 hubiramos lamentado el vigsimo sptimo aniversario del fusilamiento de Ezra Pound. (Gil de Biedma, 1994: 300) Captulo 5: El valor de la antimscara 72 Religin Trotski no limita la poesa comunista a la produccin de panegricos del Estado sovitico, igual que yo no limito la poesa cristiana a la composicin de himnos. T.S. Eliot, 1999: 176 A nuestro juicio, es difcil apreciar cualquier punto de confluencia entre la extraordinaria religiosidad de Eliot y el laicismo reconocido y manifiesto de Gil de Biedma quien, a juzgar por sus poemas y ensayos, senta ms bien un desinters general por todo lo que sonara a religin organizada 72 e, inevitablemente, su condicin de poeta homosexual en la Espaa nacionalcatlica no le predisponan a mirar con muy buenos ojos la vida religiosa. Por el contrario, la enorme preocupacin religiosa del autor de The Idea of a Christian Society y su inters por la tradicin cristiana fueron consustanciales a una poesa madura que l mismo conceba ms como una suerte de bsqueda espiritual que la constatacin de una certeza. Como veremos en la segunda parte de este estudio, la visin gilbiedmana de la religiosidad de los Cuatro Cuartetos oscilaba entre un inters por la extraeza de sus ideas y cierto sonrojo ante lo que l consideraba sus manifestaciones ms embarazosas y, aunque el poeta barcelons no comparta en absoluto las inquietudes religiosas del poeta angloamericano, sin duda era consciente de la importancia que posean para esos Cuatro Cuartetos, el libro que ms profundamente le haba impresionado de toda la trayectoria potica del autor angloamericano. Aunque en 1984 lo tachara de notorio meapilas, Gil de Biedma saba perfectamente que Eliot no era ningn beato al uso, y, pese a mofarse algo de la imagen de religiosidad que ste proyectaba pblicamente, a nuestro poeta, como a Captulo 5: El valor de la antimscara 73 cualquier lector sensible del autor angloamericano, 73 le intrigaba la aparente contradiccin entre el autor y su obra, la tensin dialctica entre el hombre pblico, prohombre de la iglesia anglicana, y el poeta, plagado por tremendas dudas ontolgicas y visiones dantescas del mundo contemporneo. La difcil resolucin de esta tensin interna, esta aparente esquizofrenia vital, 74 sera analizada por el autor de Poemas Pstumos en los siguientes trminos, aceptando la exigencia eliotiana de asumir el punto de vista del autor estudiado: 75 Como ha sealado Auden, el hroe propio de la literatura moderna es la persona privada, a diferencia de lo que suceda en la Antigedad, en que lo era siempre la persona pblica. Y bien si la nocin de pecado y la nocin santidad son, en nuestro vivir, los nicos fundamentales supuestos significativos, qu importancia, ni qu significacin, pueden tener las nociones de persona pblica y de persona privada? Para quien se esfuerce en obrar, pensar y sentir conforme a la tradicional y rigurosa ortodoxa cristiana, persona privada y persona pblica son una y la misma, como lo son a los ojos del Seor: el hijo de Dios no es otro que el hijo del vecino (Gil de Biedma, 1994: 357-358). En definitiva, mediaba un abismo entre las creencias religiosas de Eliot y el laicismo militante de Gil de Biedma, y los esfuerzos de ste ltimo por reivindicar la importancia de los Cuatro Cuartetos pasaban en cierta medida por minimizar la condicin de ejercicios espirituales de estos poemas del autor angloamericano, como
72 En su diario de 1956, nuestro poeta asegurara que ser un espaolito de la alta burguesa y no haberse educado con los curas, resulta una rareza que agradezco a mis padres (Gil de Biedma, 1991: 204). 73 La religiosidad creciente del poeta de La Tierra Balda tambin exasperaba a colegas modernistas como Virginia Woolf y Ezra Pound, quien ofreci la siguiente reaccin en verso a la conversin de su amigo: In any case, let us lament the psychosis / Of all those who abandon the Muse for Moses (De todos modos, lamentemos la psicosis / de aquellos que abandonan a la Musa por Moiss). 74 En una entrevista de 1981, el poeta barcelons declarara que siempre que sea controlada y voluntaria, la esquizofrenia est muy bien , ja, ja, ja...! Me he pasado aos afirmando que viva en estado de esquizofrenia controlada y deliberada, conectando y desconectando cables segn el lugar donde me encontraba (Espada, 2000:5). 75 Segn el autor angloamericano, la calidad de cierta crtica reside en el hecho de que el crtico en cierto modo asume la personalidad del autor estudiado y a travs de ella puede hablar con su propia voz (Eliot, 1999: 150). Captulo 5: El valor de la antimscara 74 veremos con ms detenimiento en la segunda parte de este estudio. Sin embargo, la duda permanente que informa la poesa eliotiana y la sensatez y sentido comn de su obra crtica consiguieron imponerse a la incomprensin que suscitaban sus declaraciones pblicas y la distancia que Eliot fijaba entre la poesa y la religin concordaba perfectamente con el rechazo a la Metapoesa por parte del autor barcelons: No voy a discutir aqu los deplorables efectos morales y religiosos de confundir la poesa con la moral en el intento de hallar un sucedneo para la fe religiosa [...] Pedir a la poesa satisfaccin religiosa y filosfica y renegar, entre tanto, de la filosofa y la religin dogmtica es, desde luego, abrazarse a la sombra de una sombra (Eliot, 1999: 155-157) Sobre las creencias en poesa I deny, in short, that the reader must share the beliefs of the poet in order to enjoy the poetry fully. I have also asserted that we can distinguish between Dantes beliefs as a man and his beliefs as a poet [] If you deny the theory that full poetic appreciation is possible without belief in what the poet believed, you deny the existence of poetry as well as criticism 76 T.S. Eliot, 1972: 269 Como veremos con ms detenimiento en el captulo siguiente, las afinidades electivas que pudieran existir entre la figura puritana de Mr. Eliot y la de nuestro poeta (burgus dscolo y homosexual impenitente, capaz de autoflagelarse con saa - si no fueses tan puta!- por la vida disoluta que llevaba, para, a continuacin, reivindicar esa misma vida y hablar sin despreciar- alegres como fiesta entre semana- las experiencias de promiscuidad) son esencialmente de tipo literario, ya
76 Para resumir, niego que el lector deba compartir las creencias del poeta para disfrutar plenamente de la poesa. Tambin he afirmado que podemos distinguir entre las creencias de Dante en cuanto a hombre y cuanto a poeta [...] Si uno niega la teora segn la cual la apreciacin potica plena es Captulo 5: El valor de la antimscara 75 que rastrear en sus respectivas biografas en busca de coincidencias polticas o religiosas, ms all de una cierta visin comn que se fundamentaba en la madurez y la sensatez, resulta, por lo general, una empresa infructuosa. El propio Gil de Biedma diferenciaba muy claramente entre el enorme respeto (veneracin, para reproducir el trmino exacto que emple el poeta de Moralidades) que le mereca la obra potica de T. S. Eliot, y su casi nula sintona personal con la figura pblica del poeta de Saint Louis, quien llegara a suscitarle una cierta animadversin que expresara pblicamente (como sabemos, hay tambin cierta referencia malintencionada a la desconfianza de Eliot en una carta de nuestro poeta a Carlos Barral, reproducida en el diario de 1956) por primera y ltima vez en su ensayo de 1984, Four Quartets. En dicho ensayo, las palabras del poeta barcelons conjugaron el respeto hacia la figura literaria con la sorna hacia la figura pblica, una figura algo risible y hasta pattica, para encontrar en este contrapunto, un ejemplo muy sugerente de la dialctica personal en torno a la identidad potica que tanto le interesaba en sus escritos crticos y sus entrevistas: Cuando un clebre, grande y extremado poeta moderno, crtico con vocacin de preceptista, dictador literario de la ms encopetada editorial de poesa, resulta simultneamente ser un converso a la ms estricta observancia de la High Church de Inglaterra, un dedicado feligrs que participa en asambleas confesionales, un notorio meapilas que a menudo pasa el cepillo durante los servicios dominicales en su parroquia y un desdichado mortal a quien le ocurre estar viviendo una poca de su vida muy dolorosa y muy crtica, el problema de inventarse, de recrearse, una persona potica acorde, igual de convincente para los lectores y para l, es en verdad bastante peliagudo (Gil de Biedma, 1994: 357-358).
posible sin compartir las creencias del poeta, uno niega la existencia tanto de la poesa como de la crtica. Captulo 5: El valor de la antimscara 76 A nuestro juicio, para Gil de Biedma, quien haba arremetido contra lo que consideraba la literalidad de los espaoles, una de las grandes lecciones de Eliot era la constatacin de que la identidad potica no tena por qu tener nada que ver con la persona del poeta, y que las mscaras poticas (una teora desarrollada por el poeta angloamericano en su estudio The Three Voices of Poetry y citada extensamente por nuestro poeta en su ensayo Four Quartets) podan permitir una libertad expresiva que l mismo resuma en el ttulo de su antologa potica definitiva, Las personas del verbo. Sin embargo, la importancia del concepto de la mscara eliotiana en la obra de nuestro poeta no se limita tan slo a cuestiones de la persona potica, sino que, como sealaba Eliot en su Funcin de la poesa y funcin de la crtica, a veces el escritor halla en su propia anttesis una voz que le sirve de estmulo, unas ideas contrarias a las suyas contra las cuales ha de reaccionar 77 y, tal vez, una cierta oscura afinidad electiva con una persona que actualiza todo lo que ha sido abolido en l. El autor de Pandmica y Celeste, poema que sin duda habra sido anatema para el dedicado feligrs que haba compuesto los Cuatro Cuartetos, 78 encontr en la propia obra crtica de Eliot la respuesta a su dilema ante el proselitismo de una parte importante de su poesa, en particular la condicin de ejercicios espirituales de los Cuartetos y el conocido puritanismo de su autor. Como el poeta de Saint Louis haba asegurado en el libro traducido por su discpulo barcelons: En realidad, probablemente se encuentra ms placer en la poesa cuando se comparten las creencias del poeta, Por otra parte existe un placer definido en gozar de la poesa como poesa
77 En el diario de 1956, Gil de Biedma haba afirmado: Es curioso, para ponerme a tener ideas, necesito siempre arrancarme en contra de las ideas de otro. La disconformidad, o cuando menos el no estar del todo de acuerdo, es lo que me dispara. Dejado a m mismo, no pensara y probablemente tampoco escribira- casi nunca (Gil de Biedma, 1991: 185). 78 Aunque los llamados Bolo Poems (recientemente traducidos al espaol en un volumen titulado Inventos de la liebre de marzo) nos ofrecen una imagen muy distinta del poeta angloamericano en su temtica pornogrfica y lenguaje deliberadamente obsceno. Captulo 5: El valor de la antimscara 77 cuando no se comparten las creencias, anlogo al placer de dominar los sistemas filosficos de otros hombres (Eliot, 1972: 253) El problema de las creencias en materia potica fue una de las ideas recurrentes de Funcin de la poesa y funcin de la crtica y tambin constituy el eje del debate entre Eliot y su amigo el crtico ingls I.A. Richards, un crtico cuya obra tena para el autor angloamericano una capital importancia en la historia de la crtica moderna. El poeta de La Tierra Balda insistira una y otra vez en su incapacidad para apreciar la poesa de Shelley debido a la repugnancia que senta por las ideas de ste, aunque, como acabamos de ver, no descartaba la posibilidad de disfrutar de la poesa de un autor con cuyas ideas no comulgaba en absoluto y esa capacidad incluso le parece indicio de una suprema madurez lectora: El deliberado intento de hacernos con una poesa que no nos es afn, y que en algunos casos no lo ser jams, es algo que requiere extrema madurez (Eliot, 1999: 64). A juicio del autor angloamericano, el problema de las creencias en materia potica se reduce esencialmente a nuestra capacidad de distinguir entre el placer esttico que supone la lectura de un poema y que atribuimos objetivamente a ese poema, y el proceso de identificacin ideolgica, moral o simplemente personal con su autor. A nuestro juicio, la distincin eliotiana, que se basaba en la madurez, viene a coincidir con la de Antonio Gramsci, quien tambin haba marcado las distancias entre el goce esttico de la obra y la identificacin ideolgica con su autor: Distingo el goce esttico y el juicio positivo de la belleza artstica, esto es, el estado de nimo de entusiasmo de la obra de arte como tal, del entusiasmo moral, esto es, de la coparticipacin en el mundo ideolgico del artista, distincin que me parece justa y necesaria (Gramsci, 1968: 266). Captulo 5: El valor de la antimscara 78 Sin duda, no es necesario identificarse plenamente con la biografa de un autor para disfrutar de su obra, aunque naturalmente, una cierta identificacin personal (una coparticipacin en el mundo ideolgico del artista, como deca Gramsci) con el autor facilita la recepcin de cualquier obra potica: las adhesiones extraliterarias a la obra de Garca Lorca y Miguel Hernndez, o la tentacin de establecer una distincin maniquea entre los hermanos Machado 79 representan algunos de los casos ms destacados de este fenmeno en el panorama de la poesa espaola contempornea, y, respecto al canon ingls, el caso de Ezra Pound, antisemita y activo colaborador con el fascismo mussoliniano durante la segunda Guerra Mundial, plantea un dilema para cualquier lector, cuya recepcin de los poemas de Pound no puede obviar la incmoda conciencia de los desmanes ideolgicos de su autor. La visin gilbiedmana de la obra de Pound estuvo fuertemente condicionada por su conocimiento del filofascismo del poeta norteamericano, aunque en su ensayo Imagen postrera de Ezra Pound hizo un considerable esfuerzo de generosidad al abordar una obra con tanta significacin eliotiana como veremos en la segunda parte de este estudio. El problema de las creencias en la poesa, del desencuentro ideolgico o moral entre poeta y lector, fue ampliamente estudiado por Eliot a lo largo de su obra crtica, y, en Funcin de la poesa y funcin de la crtica, sus reflexiones se cifraban, cmo no, en torno a la poesa de Shelley, como ejemplo de la incidencia negativa de la ideologa en la poesa, y la de Dante, 80 como caso paradigmtico de una poesa que transciende su entorno ideolgico y su momento histrico a la vez que no exige
79 Gil de Biedma, fiel a su escaso afn de seguir las modas progresistas, apreciaba y aludira a ambos en su obra. 80 En una resea de 1957 de una antologa francesa de poticas, nuestro poeta lamentara la ausencia de Dante de dicha antologa en unos trminos muy cercanos a la prosa de Eliot que haba ledo por entonces: Si se tiene en cuenta que Dante, aparte de ser uno de los mayores poetas de la historia, fue Captulo 5: El valor de la antimscara 79 ninguna identificacin personal por parte del lector para gozar plenamente de su poesa: Volvamos ahora a la cuestin de hasta qu punto es posible disfrutar de la poesa de Shelley si no se aprueba el uso que de ella hace. Dante, desde luego, es el ms completo didctico 81 que encontrarse pueda; yo he sostenido, empero, y todava sostengo que para gozar de su poesa no es indispensable compartir sus creencias (Eliot, 1999: 132). La famosa defensa por parte de Coleridge de la necesidad de una voluntaria suspensin de la descreencia (una definicin que en su origen estaba expresamente vinculada a los elementos de fantasa e imaginacin presentes en la literatura creativa), formaba parte central de la polmica entre I.A. Richards y Eliot, ya que el primero afirmaba que tal suspensin no haba de producirse si leemos bien, una idea cuestionada por el poeta de La Tierra Balda quien sealara la madurez (esa obsesin gilbiedmana, a decir de su amigo Carlos Barral) 82 como el elemento esencial en cualquier discurso literario que nos guste sin sernos ideolgicamente afn: Cuando la doctrina, teora, creencia o visin del mundo manifiesta en el poema es una que el lector juzga coherente, madura y fundada en datos de la experiencia no constituye ningn obstculo para el goce del lector, sea que la acepte o la rechace, la apruebe o la deplore; si se trata, en cambio, de una teora que el lector juzga infantil o superficial, y l es un hombre intelectualmente adulto, puede producirse una casi total inhibicin de la sensibilidad (Eliot, 1999: 133).
un hombre consciente y expresamente preocupado por los problemas de su arte, la decisin no deja de ser curiosa (Gil de Biedma, 1994: 32). 81 A decir del poeta barcelons, El poeta didctico, el poeta engag (que no pasa de ser un didctico disfrazado) refiere siempre sus poemas a un sistema de creencias religiosas o morales, a una ideologa poltica o social, que posee una absoluta validez: la poesa es transmisin (Gil de Biedma, 1999: 22). 82 Segn nos cuenta Carlos Barral en sus Aos de penitencia, al conocer por primera vez a Gil de Biedma en 1950, se percat de que Jaime tena la obsesin de la inmadurez, que a m en cambio me pareca un estado privilegiado, que quebraba el compromiso con la vida cotidiana, un hecho que se explicaba por el sufrimiento que le haba costado a nuestro poeta asumir con madurez su propia Captulo 5: El valor de la antimscara 80 A nuestro juicio, en ese anlisis de las condiciones esenciales del goce esttico y de la posibilidad de apreciar la obra de un autor con cuyos planteamientos ideolgicos o morales estamos en franco desacuerdo, el propio Eliot nos proporciona las claves de la valoracin gilbiedmana de la obra del poeta de los Cuatro Cuartetos: la coherencia y la madurez, virtudes supremas tanto para Gil de Biedma como para el poeta angloamericano, fueron las bases de su adhesin a la obra eliotiana, pese al considerable desencuentro ideolgico entre ambos. En su ltimo ensayo dedicado a la figura de su precursor eliotista, Luis Cernuda, nuestro poeta ofrecera la siguiente reflexin sobre la madurez, valor esencial para l y, a nuestro juicio, la razn subyacente de su tal vez improbable afinidad con el autor de Funcin de la poesa y funcin de la crtica: La rabia del amor y la perenne frustracin ansiosa del deseo son pasin de juventud y son de todos, aunque nadie haya logrado expresarlas como l lo hizo. La madurez, en cambio, es solitario empeo en uno mismo, y cada cual tiene la madurez que merece (Gil de Biedma, 1994: 339). Para concluir, aunque las ideas sociales y religiosas de Eliot estaban, sin duda, diametralmente opuestas a las de Gil de Biedma, creemos conveniente sealar que fueron, a nuestro juicio, la sensatez 83 de su formulacin y la coherencia con que las mantuvo los pilares de la recepcin positiva de la obra del poeta angloamericano por parte del autor barcelons, as como el rechazo eliotiano de la poesa como seudoreligin y su afn de honestidad intelectual, expresada a travs de una duda permanente. Debido a esta valoracin independiente y esencialmente madura de las
excepcionalidad: Jaime tena razones para detestar la inmadurez. La etapa de indecisin de la personalidad haba sido, en su caso, ms bien angustiante y dolorosa (Barral, 1978:211). 83 En un juicio sumamente eliotiano de 1957, el poeta barcelons asegurara que abstenerse de prejuzgar la genialidad y la importancia de sus contemporneos es la mejor y ms sencilla muestra de sensatez que cualquiera puede ofrecer (Gil de Biedma, 1994:35) Captulo 5: El valor de la antimscara 81 ideas del poeta de los Cuatro Cuartetos, lo que pudo ser un profundo desencuentro result ser la confirmacin de la idea formulada por el escritor angloamericano y traducida por su discpulo barcelons, quien encontrara en la obra eliotiana una intimidad muy satisfactoria con su anttesis, con su antimscara. Captulo 6: Afinidades electivas 82 CAPTULO 6 AFINIDADES ELECTIVAS - Si yo uviesse de scoger, ms querra con mediano ingenio buen juizio, que con razonable juizio buen ingenio. - Por qu? - Porque hombres de grandes ingenios son los que se pierden en heregas y Falsas opiniones por falta de juizio. No ay tal joya en el hombre como el buen juizio. Juan de Valds, Dilogo de la Lengua Habida cuenta de las profundas divergencias entre las vidas y las personas pblicas de T.S. Eliot y Jaime Gil de Biedma, ms que de similitudes ideolgicas o identificacin personal del discpulo con el maestro, a nuestro juicio, ms bien cabra hablar de afinidades electivas. La cita de Juan de Valds con la que el poeta barcelons da comienzo a su prlogo a Funcin de la poesa y funcin de la crtica constituye toda una declaracin de principios de sus valores literarios y de la enorme simpata que senta, si no por la persona, al menos por el pragmatismo y la inteligencia prctica del pensamiento crtico del autor angloamericano, quien, en su ya citado libro terico de 1933, haba hablado de su inaptitud para el razonamiento abstracto (Eliot, 1999:183). Si bien es verdad que la admiracin que nuestro poeta senta hacia el autor de los Cuatro Cuartetos se circunscribe principalmente a su obra, y que los dos eran personas enormemente diferentes en lo poltico y lo espiritual, creemos que hay ciertos puntos de confluencia entre ambos que merecen Captulo 6: Afinidades electivas 83 ser analizados con ms detenimiento, ya que demuestran una afinidad que va ms all de lo estrictamente textual e incide en la concepcin ms amplia de la interdiscursividad cultural que analizaremos con ms detenimiento en la segunda parte de este estudio. A continuacin, ofrecemos un anlisis ms detallado de la naturaleza de esta relacin literaria entre dos seres tan aparentemente dispares, una afinidad electiva que se puede resumir en unas palabras de nuestro poeta procedentes de su artculo Revista de bares (o apuntes para una prehistoria de la difunta gauche divine): dos clientelas; porque efectivamente son dos las que conviven sin mezclarse, extraas la una a la otra, pero en realidad vinculadas por cierta oscura afinidad electiva (Gil de Biedma, 1994: 205). La desmitificacin del poeta Para un poeta no plantea problemas ser un ganapn en otro tipo de actividad. Al contrario, creo que tiene grandes ventajas, si uno aprende a pensar en la poesa como una actividad gratuita. La poesa no es una profesin. El gran defecto de muchos poetas contemporneos es que, aunque saben que la poesa no puede ser una profesin, porque no da para ganarse la vida, se empean en actuar como si lo fuese, creen que tienen que publicar un libro cada dos o cada tres o cada cuatro aos [...] Eso es insensato. La gran ventaja de no poderse ganar la vida con la poesa es que uno no necesita escribir. Jaime Gil de Biedma, en Merino, 1982: 64 De la poca paciencia que despertaban en Eliot las declaraciones ms estridentes sobre la poesa y la supuesta misin sagrada de los poetas, la muestra ms clara la encontramos en su juicio sobre Shelley y la archiconocida sentencia de ste ltimo segn la cual los poetas son los ignorados legisladores de la humanidad. El tono mesinico del romntico por antonomasia no convenca en absoluto al poeta de Saint Louis, quien, tras sopesar las contribuciones de Wordsworth y Coleridge en Captulo 6: Afinidades electivas 84 cuanto al cambio fundamental en la percepcin social de la poesa y del papel del poeta, acaba por resaltar los excesos de Shelley: Wordsworth y Coleridge no se limitan a demoler una tradicin literaria superada, sino que se rebelan contra todo un orden social; sus pretensiones a propsito de la funcin de la poesa alcanzaran un punto de mxima exageracin en la frase famosa de Shelley (Eliot, 1999: 54). El autor de Funcin de la poesa y funcin de la crtica tambin asegurara acerca del gran maldito ingls que un entusiasmo por Shelley se me antoja, tambin, cosa de la adolescencia: para la mayor parte de nosotros, Shelley marca un intenso periodo anterior a la madurez, pero para cuntos sigue siendo el compaero de la edad madura?(Eliot, 1999: 125), una lectura que se sostena en su concepto de la madurez potica y lectora y, a nuestro juicio, una recepcin conscientemente basada en un gusto personal y ligeramente excntrico 84 que asuma sus propias limitaciones y su incapacidad para comprender a determinados autores, un enfoque que sera compartido por el poeta de Moralidades quien en un artculo de 1979 dedicado al teatro de Chejov asegurara que: La historia personal de la literatura que uno va componiendo al azar de sus experiencias de lector nunca es de fiar, ni siquiera para uno mismo, y a veces nos encastilla en limitaciones tontas [...] Nada ms injusto, pero tampoco nada ms natural (Gil de Biedma, 1994: 245). Asimismo, resulta interesante cotejar las palabras ya citadas del poeta angloamericano acerca de la madurez lectora con las ideas que Gil de Biedma haba formulado en la introduccin a su estudio de Cntico, una introduccin titulada De
84 Segn Eliot, todos hemos de tener un gusto ligeramente excntrico para tener verdadero gusto (Eliot, 1999:179). Captulo 6: Afinidades electivas 85 la lectura a la crtica en la cual el poeta del medio siglo hace un repaso de sus entusiasmos adolescentes en materia literaria y, muy particularmente, de su pasin por Rilke y Rimbaud, poetas que le inspiraban: Una fe ciega en que la poesa, un poeta cualquiera-, iba un da a decirme a algo importante, definitivo. Atravesaba esa ltima crisis de la adolescencia, que uno cree que ha de desembocar en una revelacin y que desemboca, de modo por completo inopinado, en las primeras estribaciones de la edad adulta [...] Rilke -las Elegas-, luego Rimbaud [...] Cuando devolv sus poemas a la estantera me encontraba materialmente en cueros vivos [...] mis efusiones anteriores me parecan un sarcasmo (Gil de Biedma, 1994: 72). En una entrevista con Ana Mara Moix, el autor de El pie de la letra no dudara en apoyarse en un poeta ingls tan relevante como Keats (irnicamente, un poeta que suele ser considerado como paradigma del romntico atormentado, es decir, un poeta en el sentido ms fcilmente comprensible y universal del trmino) para restarle importancia al supuesto hecho diferencial del poeta. 85 En este sentido, tras la estela de Unamuno, Machado y Cernuda, nuestro poeta, a decir de Luis Garca Montero, consigui saldar por fin las cuentas de los billetes pedantescos, exhibiendo en pblico que no hace falta ponerse muy potico para escribir, leer o criticar poesa (Garca Montero, 1986:163), una huida de la pedantera y la autodiferenciacin del metapoeta que el autor barcelons resuma de esta forma tan contundente y tan anglfila en su apuesta por desmitificar la labor potica:
85 Fueron numerosas las instancias de la autopresentacin poco literaria, con una cierta pose de filisteo, de nuestro poeta quien incluso llegaba a restarle importancia a su vocacin potica juvenil, asegurando que en el momento de cierta vista de Aleixandre a Barcelona .Por aquella poca yo no haba escrito un solo verso, no lea poesa jams y estaba por completo en ayunas de la existencia del poeta (Gil de Biedma, 1994:45). Captulo 6: Afinidades electivas 86 Segn Keats: los poetas son la gente menos potica del mundo porque no son nadie, son la pura disponibilidad. El poeta no tiene ms sensibilidad que el resto de los mortales, slo que la tiene organizada y disponible. Para m, esta disponibilidad, ese no entregarse del todo a nada, es la esencia del ser del poeta (Moix, 1972: 77). La desconfianza visceral que Gil de Biedma senta hacia las posturas parnasianas y la divinizacin de la literatura 86 fue una constante de su obra crtica y sus lecturas de los textos tericos de Eliot no vinieron sino a reforzar esas creencias. Los valores supremos de la sensatez, la coherencia y la cordura que propugnaba el poeta de Saint Louis se le antojaron a nuestro poeta los grandes mritos y atractivos de la obra eliotiana y, en fechas tan tempranas como 1955, el barcelons insistira en estos elementos como los grandes logros de la obra crtica del angloamericano, cimentando as las bases de su visin de las condiciones esenciales de su voz potica y la voz crtica: Ignoro hasta qu punto es Eliot una gran personalidad o un hombre con mucha personalidad, segn suele decirse; posee, en cambio, algo no tan espectacular pero mucho ms raro: una personalidad coherente [...]mas siempre en ella advertimos las mismas cualidades, que a ciertos crticos y poetas humanos parecern sin duda bien modestas: sensibilidad, intuicin, algo que podramos llamar humildad manual, y lo que es ms precioso sentido comn, son imprescindibles para ser un gran crtico (Gil de Biedma, 1999: 11). Quiz la mayor afinidad electiva entre ambos poetas en el mbito personal y biogrfico se produjo en su preferencia por un trabajo extraliterario 87 y su pretensin
86 En la ya citada entrevista con Federico Campbell, el poeta barcelons relat as el inicio de su vocacin literaria: quiz tena unas copas encima y me di cuenta de que poda ser poeta porque tena en la cabeza un poema ya hecho (Campbell, 1971: 243) 87 Segn nuestro poeta, el ganarse la vida con un trabajo que no tiene nada que ver con la literatura, ofrece la ventaja de que cada da te arroja a la cara tu disponibilidad, tu falta de entrega total. Es Captulo 6: Afinidades electivas 87 de no ir de poeta en cada momento de su vida, parte de su apuesta comn por la desacralizacin del poeta. 88 Jaime Gil de Biedma, como Eliot, lleg a formular toda una dialctica personal a favor de la conveniencia de llevar una vida plena y ordenada 89 fuera de la literatura, y nunca ocult su escaso aprecio por las posturas malditas ni se dejaba embaucar por los que tendan a sacralizar la literatura, una actitud que no fue fruto de la llegada de la madurez como cabra esperar, sino que ya se asomaba en el diario que escribi entre los 26 y los 27 aos: Me impacientan los escritores que parecen perpetuamente llevar un cirio en la procesin de la literatura, pero no tanto como los que se disfrazan de buen salvaje (Gil de Biedma, 1991: 12). 90 A raz de una noche delirante con Juan Goytisolo que haba dejado algo perplejo a nuestro poeta (Esperaba un rato de conversacin ms o menos literaria, y no una interminable travesa por tugurios de absoluta irrealidad), Gil de Biedma tambin dejara constancia de la desconfianza que le mereca el malditismo de su compaero barcelons y de su suspicacia acerca de las posturas que le suelen acompaar, pese a su propia condicin de noctmbulo irredento:
ms sano trabajas intensamente, pero te das cuenta de que tus acciones no te han posedo, no te has identificado con ellas (Moix, 1972: 76-77). 88 En el coloquio titulado Sobre el hbito de la literatura como vicio de la mente y otras ociosidades, Carlos Barral asegura que para la persona que vive de la literatura la mayor parte de su vida, como es tu caso y el mo-, la literatura llega a ser absolutamente privativa, o sea que vives a travs de la literatura. Ante esta confusin entre la vida y la literatura por parte de su amigo barcelons, Gil de Biedma le contesta A mi ya no me pasa. De jovencito s (Gil de Biedma, 1994: 220).Testimonio de su sensatez y su desmitificacin de la literatura que nos recuerda a la conocida distincin de Goether para quien aseguraba que el Arte y la Vida son dos completamente diferentes, por eso una se llama el Arte y la otra se llama la Vida. 89 Las primeras palabras de su diario de 1956 son: En el fondo la nostalgia del orden, el deseo de simetra (Gil de Biedma, 1991: 7). Sin duda, es un comentario algo atpico en un joven que contaba con slo 26 aos en aquel momento, y nos habla de su necesidad casi compulsiva del orden, una necesidad muy parecida a la de Eliot. 90 La referencia algo custica al buen salvaje iba dedicada a Henry Miller ya que Carlos Barral le haba propuesto a Jaime Gil de Biedma que realizara una traduccin de El coloso de Marusi del novelista estadounidense. Captulo 6: Afinidades electivas 88 Me divert mucho. Pero hay en el frenes de Juan estaba de verdad borracho?- una cierta deliberacin, una ausencia de conviccin fsica y un malditismo que en el fondo no me agradan (Gil de Biedma, 1991: 135). La apuesta por la desacralizacin de la poesa tambin estaba fuertemente arraigada en el pensamiento crtico del poeta angloamericano quien, en 1923, como parte de una encuesta de la revista Chapbook, dejara meridianamente claro hasta qu punto podan llegar su descreimiento en la grandeza mtica de la poesa y su rechazo a la Metapoesa. 91 As, al ser preguntado por la funcin especial de la poesa en el panorama global de la literatura, el poeta de La Tierra Balda contest de manera lacnica: ocupa menos espacio. 92 A nuestro juicio, parte del rechazo de Gil de Biedma hacia la sacralizacin de la poesa y su desconfianza hacia los que hacan de la poesa, si no una religin, al menos un modo de vida, resida en su distincin rigurosa entre la labor potica y la vida laboral. 93 La actitud del autor de El Pie de la letra en este sentido entronca perfectamente con la de Eliot, quien tras sus estudios en Harvard, la Sorbona, y Oxford, abandon la carrera acadmica por la tranquilidad econmica y la estabilidad vital de un trabajo en el Departamento Extranjero de Lloyds, un puesto que slo abandonara por un puesto de directivo en la editorial Faber y Faber. La eleccin vital del poeta angloamericano, pues, no era ni forzosa ni meramente circunstancial y representaba toda un declaracin de principios frente al malditismo de sus coetneos instalados en la bohemia parisina. La historia merece la
91 En la Conclusin de su Funcin de la poesa y funcin de la poesa, Eliot aseguraba, con una caracterstica referencia a la sensatez, que considero sensato ponerse en guardia contra toda concepcin que espere demasiado de la poesa (Eliot, 1999: 183). 92 Al ser preguntado Cmo ve usted su obra en relacin a la de los poetas de su generacin?, nuestro poeta ofrecera una respuesta lacnica muy parecida a la de Eliot: Ms breve (Campbell, 1971: 250). 93 Al recordar unas declaraciones suyas de 1956, nuestro poeta afirmara que el recurso comparativo a la Grecia clsica me resulta ahora, a veintiocho aos de distancia, un tanto sospechoso de confusin entre vida y literatura (Gil de Biedma, 1994:270). Captulo 6: Afinidades electivas 89 siguiente interpretacin por parte de Jos Mara Valverde, autor de una excelente traduccin espaola de las poesas completas de Eliot: Desde 1917, T.S. Eliot entr a trabajar en un banco, el famoso Lloyds, revelndose como empleado concienzudo que llegara a ser propuesto para la categora de gerente, cuando en 1925 lo dej para ser director de una editorial. En esto tambin Eliot es representativo de una poca en que los poetas, escarmentados, no caen en la trampa de la bohemia de los maudits, y prefieren asumir la mscara de un serio oficio, dividiendo su tiempo entre la rutina del empleo y las horas del hobby creativo (Valverde, 1978, 15). Por supuesto, no todos adoptaron la misma postura ni rehuyeron la bohemia ms clsica y, resulta interesante cotejar las palabras de Jos Mara Valverde con las que Gil de Biedma dedic a la figura de Ezra Pound, ntimo amigo y estrecho colaborador del poeta de La Tierra Balda: Como tantas otras, la leyenda de Pound est asociada al recuerdo de aquella Internacional Europea de la Bohemia, aquel improvisado y permanente Caf Parisien de las Naciones en donde se fraguaron la literatura, la pintura y la msica de la primera mitad del siglo XX. La aventura fue magnfica. Pero una vida as, medianamente pobre y completamente libre, lejos del propio pas, itinerante entre Londres, Pars y Rapallo, exclusivamente vivida en una sociedad a la vez muy fluida y muy cerrada, entre personas sin ms pasin compartida que la pasin artstica y sin ms inters inmediato que las contiendas, los movimientos y las personalidades literarias, resulta fatalmente empobrecedora. Perder la sensatez es fcil (Gil de Biedma, 1994: 301). Ya sali el britnico, como deca Carlos Barral. En definitiva, para nuestro poeta, una vida as no era aceptable porque careca de sensatez. Lo que atraa al autor de El pie de la letra era el sentido prctico de esta burguesa ilustrada inglesa, representada por figuras tan seeras como Eliot o Auden o por contemporneos Captulo 6: Afinidades electivas 90 suyos como Kingsley Amis o Philip Larkin (un poeta cuya irona y acidez sentimental presentan unos interesantes paralelos con la obra de nuestro poeta y autor de un poema como Toads que reza as: Ah, were I courageous enough / To shout Stuff your pension! / But I know, all too well, thats the stuff / That dreams are made on) 94 que le ofrecan otro modelo literario a seguir, y un ejemplo de honradez intelectual frente a posturas ms parnasianas o ensayos de malditismo. pater la bohemia De qu sirve, quisiera yo saber, cambiar de piso dejar atrs un stano ms negro Que mi reputacin y ya es decir-, Poner visillos blancos, y tomar criada, renunciar a la vida de bohemio..... Jaime Gil de Biedma, Contra Jaime Gil de Biedma A nuestro juicio, hay otro elemento de idiosincrasia comn a los personajes poticos y sociales de Gil de Biedma y T.S. Eliot: un gusto por llevar la contraria 95 a la progresa habitual a base de exhibir un dandismo sin complejos, lo que podramos denominar como su aficin por pater la bohemia y no esconder su apuesta por la
94 Ojal tuviera yo el valor / de gritar a la mierda con la pensin!/ pero s, demasiado bien, que de eso/ estn hechos los sueos. La ltima frase, The stuff that dreams are made on, es una cita textual de Shakespeare. 95 Al hablar de la conocida novela de Merime, Carmen, un libro que defiende de un modo muy particular, disfrutando de llevar la contraria con su gusto por lo lowbrow y su rechazo del consenso crtico en torno a esta espaolada, nuestro poeta realiza una defensa de esta novela supuestamente folklrica que, inopinadamente incluso recurre a las teoras de Eliot: Muy leda en el pasado siglo y sospecho que muy poco en ste, la narracin pasa en nuestro pas por una espaolada [...] pero adems, guardando distancias que Merime ser el primero en guardar con su amigo y maestro, no es una flagrante italianada La Chartreuse de Parme? Dejmonos pues de bobadas de color y de verdad local y hablemos de literatura [...] Sevilla, Gaucn y Estepona, Gibraltar y su Campo, Mlaga y Ronda, la serrana de Crdoba y sus ermitorios no se describen en Carmen, estn. Deca T.S. Eliot que un lugar se hace real no describindolo, sino porque algo sucede en l (Gil de Biedma, 1994: 267). Esta definicin eliotiana tambin haba aparecido en el estudio de Cntico con referencia explcita a las novelas de Henry James (Gil de Biedma, 1994: 147). Captulo 6: Afinidades electivas 91 condicin de integrados frente a los apocalpticos, segn la dicotoma establecida por Umberto Eco. Es significativo, adems, y nos dice mucho del espritu independiente y hasta antibohemio del autor de Poemas Pstumos que, lejos de disimular sus aires de gentleman y su porte aristocrtico, los cultivaba a conciencia en un ambiente tan poco propicio para estos gestos como fue el de los crculos izquierdistas de la Barcelona de la posguerra. Su introduccin en la tertulia de Barral da un irritante aire aristocrtico al ambiente politizado y popular de las reuniones y, fiel a su estilo superficial de dandi y haciendo gala de un espritu independiente, nuestro poeta opta por el gin-tonic del gentleman ingls en vez de la cerveza que consuman todos los dems. El autor de Aos de penitencia recuerda la irrupcin en escena del poeta de Compaeros de viaje de la siguiente manera: Temo que deba resultar realmente antiptico, lo que no deba disgustarle en absoluto. Posaba como interlocutor de ambig, como en la ocasin de nuestro conocimiento [...] Jaime era una persona incmoda en sociedad. Ante un auditorio de ms de tres interlocutores se senta irreprimiblemente impelido a avasallar con su inteligencia [...] Era en pblico desusadamente agresivo, como si estuviera continuamente necesitado de justificacin (Barral, 1975: 211-212). Sin duda, estos aires de dandi juvenil y la frivolidad que sugeran haban de molestar sobremanera a los ms izquierdistas de ese crculo, y, en este sentido, fue Pepe Sacristn quien parece haber torpedeado su intento de ingreso en el PCE por considerarlo un personaje sospechoso, no solo por razones homfobas sino por su aire de burgus frvolo. En su diario de 1956, el propio Gil de Biedma sospecha que la razn es precisamente esa frivolidad que le caracterizaba y que no encajaba muy bien con los planteamientos austeros y rigurosos de los ms politizados de su entorno. Eliot, por supuesto, no sinti el menor inters por ingresar en el partido
Captulo 6: Afinidades electivas 92 comunista aunque s estaba dispuesto a reconocer que la lectura marxista de la sociedad era la nica que le mereca un respeto equiparable a la cristiana y, como hemos visto, alababa el sentido comn y la coherencia de Trotski. El comportamiento del poeta angloamericano durante los aos veinte pareca constituir un intento de pater la inteligentzia modernista, demasiado radical para los conservadores y demasiado conservador para los radicales. Indudablemente, el autor de Funcin de la poesa y funcin de la crtica, como muy bien saba nuestro poeta, fue un ser sumamente contradictorio (el novelista ingls V.S. Pritchett describi a Eliot como una compaa de actores dentro de un solo traje, cada uno provocando a los otros) un hombre que, en el momento del enorme xito de La Tierra Balda, simultaneaba el cargo de gran pope del movimiento modernista y, al mismo tiempo, el del diligente empleado de un prestigioso banco londinense. En 1924, es decir slo dos aos despus de la aparicin de La Tierra Balda y cuando la fama de esta obra estaba en su mximo apogeo, Eliot estuvo en Pars, ostensiblemente para buscar colaboraciones para su revista el Criterion, y su aspecto y sus modales dejaron claro que tena muy pocas ganas de agradar a la bohemia ms granada de esa ciudad, entre ellos dos paisanos suyos, Gertrude Stein y William Carlos Williams. La primera recordaba su visita de la siguiente manera, destacando la seriedad y el aspecto conservador del poeta angloamericano: A sober, almost solemn, not so young man who, refusing to give up his umbrella, sat clasping its handle while his eyes burned brightly in a non-committal face. 96
96 Un hombre sobrio, casi solemne, no demasiado joven quien, habindose negado a soltar su paraguas, se qued sentado asiendo el pomo del paraguas mientras en sus ojos arda una mirada ambigua. Captulo 6: Afinidades electivas 93 El autor de Paterson, por su parte, insistira en el aspecto chocante de Eliot en los cafs parisinos frecuentados por los artistas, ese mundillo que Gil de Biedma llamara La Internacional Europea de la Bohemia, y sus ganas aparentes de provocar a estos modernos con su aire de aristcrata a la antigua usanza: T.S. Eliot had come to Paris about then, appearing at the Dome and other bars in top hat, cutaway and striped trousers. It was intended as a gesture of contempt and received just as that. 97 La postura de Gil de Biedma frente a la bohemia ms clsica y su autoimagen de poeta burgus, coincidan notablemente con la de su maestro, aunque en el caso del barcelons tambin exista cierta mala conciencia nacida de las contradicciones inherentes a su apuesta simultnea por la poesa social. Igual que su maestro angloamericano en los casos de Goethe y Shelley, nuestro poeta demostrara cierta presteza para confesar sus fobias personales hacia determinados escritores antes de analizar su obra, una costumbre asimilada en cierta medida de sus lecturas de la crtica eliotiana. En este sentido, uno de los mximos exponentes de esa ya citada bohemia parisina, Ezra Pound despertara muy poca simpata personal en el escritor barcelons, y el juicio ya citado de ste sobre esa vida de artista maldito (fatalmente empobrecedora) deja bien clara su visin particular y nos ayuda a comprender las causas de sus reticencias hacia el mundo vocacionalmente bohemio. A nuestro juicio, las claves de la apuesta antibohemia de Gil de Biedma, reflejada y hasta cierto punto inspirada en la de Eliot, se encuentran en su desconfianza hacia esa sociedad cerrada en torno a s misma, fatalmente autorreferencial y peligrosamente falta de inters por el mundo exterior y su propio rechazo de toda la morralla mistificadora de la Captulo 6: Afinidades electivas 94 Metapoesa y la bohemia. En definitiva, para un notorio empirista racionalista como fue el poeta barcelons, ese mundo incompleto e irreal hubo de resultar intolerable, as como su apuesta por la negatividad, segn la denominacin ofrecida por Garca Montero en un estudio cuyo ttulo resulta sumamente gilbiedmano, Poesa, cuartel de invierno: Al entrar en la lgica necesaria del exceso, como nica forma de volver a espiritualizar la cultura de la gran ciudad, la vida y la obra de los poetas encuentran su razn de ser en la composicin de un espacio marginal, enfrentado a la norma y a los cuartos de estar de la burguesa. Hay una cierta gloria en no ser comprendido y esto como seal Hugo Friedrich- es asumido por la lrica moderna como una apuesta por la negatividad (Garca Montero, 1987, 45). Tanto Gil de Biedma como Eliot se caracterizaban por llevar una vida extraliteraria anclada en la realidad ms mundana de los negocios, y ambos poetas incluso afirmaran sentir cierta preferencia por las amistades no literarias, siempre y cuando la amistad no precediera a la actividad literaria como en los casos de sus amistades respectivas con Ezra Pound y con Carlos Barral. En cuanto a esta faceta de la vida laboral del poeta de los Cuatro Cuartetos, uno de sus bigrafos, el novelista ingls Peter Ackroyd, ha escrito: In fact throughout his life Eliot appreciated, and needed, the company of people who were more conventional, or at least less complicated, than himself, not out of any particular desire to conform but rather because there was a large element in his own character which was neither literary nor intellectual (Ackroyd, 1984: 31). 98
97 Por entonces T.S. Eliot haba llegado a Pars, presentndose en el Dome y otros bares con un sombrero de copa, un chaleco largo y pantalones de raya. Se haba concebido como un gesto de desprecio y fue entendido como tal. 98 De hecho, a lo largo de su vida Eliot apreciaba, y necesitaba, la compaa de personas que eran ms convencionales, o al menos no tan complicadas, que l mismo -no por un deseo particular de ser Captulo 6: Afinidades electivas 95 El poeta barcelons, por su parte, tambin dej constancia de su gusto por la compaa no intelectual, de manera especial en el diario de Filipinas (aunque aqu tambin primaba la motivacin sexual de estos encuentros) y, de su escasa necesidad de compaa literaria en su madurez, pasada la intensidad de la primera juventud, aunque las dedicatorias y las amistades parecen decir lo contrario. En una entrevista realizada en 1981 por Arcadi Espada y Ramn Santiago, aunque publicada por primera vez en el ao 2000, Gil de Biedma afirmara: Yo no hago vida de escritor. El personaje no sale a pasear, no sabra qu hacer con otros personajes literarios. Soy un hombre que ha escrito poemas, ensayos, pero nada ms. En mis relaciones personales me siento ms cmodo entre ejecutivos, aunque no tenga nada que ver con ellos, que con escritores que no sean directamente amigos mos, como Barral o Mars. Y como resulta que ser escritor ha sido una vocacin profunda, el hecho de identificarme con el personaje literario me produce una incomodidad que no siento con mi personaje de ejecutivo. Adems de representarlo mejor, no me incomoda porque no apuesto nada en ello (Espada, 2000, 5). A nuestro parecer, los paralelos con el proceder diario de Eliot son notables, pues, en opinin de todos los que le trataron en su vida profesional en su primera etapa en el banco o ms tarde en la editorial Faber y Faber, el poeta angloamericano era un hombre atento y muy a gusto entre otros compaeros ejecutivos (tena la costumbre de entregarse a cualquier tarea administrativa por muy rutinaria que fuera aunque su nica obligacin autntica era tratar con los autores y valorar los manuscritos), pero su timidez y su notoria frialdad podan causar estragos en los encuentros con otros escritores, incluso cuando no tena ningn motivo para sentirse
conformista sino ms bien porque haba una gran parte de su personalidad que no era ni literaria ni intelectual Captulo 6: Afinidades electivas 96 en inferioridad de condiciones. La lista de encuentros desafortunados entre el autor de La Tierra Balda y otros escritores es muy larga pero quizs uno de los ms curiosos fue el que se produjo entre Eliot y James Joyce en Pars en 1920, en el transcurso del cual el poeta angloamericano, en compaa de Wyndham Lewis, regal al novelista irlands un par de botas viejas pertenecientes a Ezra Pound, un gesto que molest tanto a Joyce que en seguida dej de prestarle atencin a Eliot, refirindose constantemente a l como tu amigo (Ackroyd, 1984: 102). Aunque esta ancdota representa un caso extremo de esta faceta del carcter de Eliot, y su preferencia por la compaa no literaria constituye, a nuestro juicio, un punto ms de afinidad temperamental con Gil de Biedma. Asimismo, esta postura les alejaba de los que Celaya ha denominado los poetas poetsimos 99 y se reflejara tanto en su poesa como en su obra crtica. Aunque podran parecer meras ancdotas biogrficas que tienden a la similitud, creemos que corresponden a la demostracin de una forma anloga de concebir la poesa, el personaje del poeta y su relacin con la sociedad, parte de su apuesta comn por la positividad burguesa y el inters creciente por lo que cada uno tiene de hijo de vecino. 100 Su rechazo comn del metapoeta, de los desmanes de Shelley o del Bcquer ms exaltado (Yo soy la ignota escala que el
99 En un ensayo titulado Despus de la muerte de Alfonso Costafreda Gil de Biedma reflejara su escasa fe en su propia grandeza potica y elogiara la sensatez de su compaero barcelons ante la conciencia de sus limitaciones artsticas: Cuando descubri, como a todos nos ha ocurrido, que nunca sera el poeta grande que haba soado, no quiso ser, ni aparentar, ninguna otra cosa (Gil de Biedma, 1994: 218). En el mismo texto, el poeta del medio siglo ofrecera otro de sus habituales anglicismos con guio intertextual incluido al afirmar en su conclusin: All passion spent, lo nico que importa es concluir manifestando mi admiracin y mi respeto por Alfonso Costafreda, una referencia inglesa que remite al ttulo (All passion spent) de las memorias de Vita Sackville- West, escritora inglesa del grupo de Bloomsbury muy ligada a la figura de Virginia Woolf. 100 En la ya citada entrevista de 1981, nuestro poeta asegurara que de joven, lo que realmente te interesa de ti es aquello que te parece nico en ti, que no se da en los dems. Aquello, en fin, en que uno no es hijo del vecino [...]ah est el germen de esa distincin de esa distincin entre el Hijo de Dios y el Hijo del Vecino. A partir de la edad madura, cada vez te va interesando ms aquello que tienes absolutamente afn a los dems. Resulta mucho ms fascinante lo genrico que lo que es nico en ti (Espada, 2000: 5). Captulo 6: Afinidades electivas 97 cielo une a la tierra), 101 se traducira en una forma de abordar la poesa que Gil de Biedma haba encontrado de manera slida y convincente en la obra de Eliot: No hay poeta honrado que se sienta absolutamente seguro del valor permanente de su obra: acaso haya desperdiciado su tiempo y echado a perder su tiempo (Eliot, 1999: 195). Cabe preguntar hasta qu punto el autor de Poemas pstumos construy este discurso potico para justificar sus propias elecciones vitales: 102 el haber seguido la tradicin familiar y haberse convertido en un ejecutivo burgus, de cara al pblico, un modlico profesional dedicado a un negocio (la Compaa Nacional de Tabaco en Filipinas) que no dejaba de ser un vestigio de la presencia colonial. Ciertamente, su vida pblica casaba muy mal con el ambiente izquierdista y progresista que reinaba en la inteligentzia barcelonesa de los aos sesenta y setenta y, en consecuencia, no pudo dejar de influir en esa tan mencionada mala conciencia que reflejara en su propia poesa. Aunque pensamos que el ideario eliotiano de tradicin, sensatez y desconfianza hasta las posturas ms exaltadas se integraban muy bien en el discurso personal de la madurez que construy el poeta de Moralidades, a nuestro juicio, las claves de esta postura estaban presentes desde su ms temprana juventud y sus primeras poesas. En este sentido, un poema como Las afueras no se concibe en su totalidad sin la citada lectura apasionada de Eliot, y el prlogo gilbiedmano a Funcin de la poesa y funcin de la crtica de 1955 revela su asimilacin definitiva de las claves de las posturas tericas del escritor angloamericano. Sin duda, el poeta de Saint Louis se ira convirtiendo con el paso de los aos en un punto de referencia
101 Aunque no figuraba entre sus poetas preferidos, la obra del poeta sevillano merecera algunos elogios por parte del autor de El pie de la letra quien hablara de la obra admirable y nica de Bcquer (Gil de Biedma, 1994: 350). Captulo 6: Afinidades electivas 98 imprescindible, y resulta extraordinario comprobar con qu frecuencia Gil de Biedma recurra a las ideas de Eliot -y, en menor medida, las de otros escritores angloamericanos- para explicarse a s mismo y para fundamentar sus propias teoras. Sin embargo, a nuestro juicio, esa tendencia no fue sino la confirmacin de la sintona artstica que el joven poeta barcelons sinti al leer por primera vez los Cuatro Cuartetos, establecindose entonces un dilogo intercultural que no se interrumpira hasta su muerte en 1990. Una vida ordenada For I have known them all already, known them all Have known the evenings, mornings and afternoons, I have measured out my life with coffee spoons. 103 T.S. Eliot, La cancin de amor de J. Alfred Prufrock A lo largo de su vida, T.S. Eliot sinti una necesidad ciertamente compulsiva de orden y de rutina y, tras abandonar su labor como maestro de escuela, puesto que las tareas que le imponan esa profesin encajaban muy mal con su carcter introvertido, pasara a incorporarse al Departamento Colonial de Lloyds. Al principio sobre todo, el poeta angloamericano disfrutaba mucho con el trabajo en el banco de Lloyds y afirmaba que encontraba fascinante la ciencia del dinero, siendo su labor principal la redaccin de informes comerciales sobre bancos extranjeros, una tarea que le diverta al igual que el mundo lgico y racional de los nmeros. A nuestro juicio, existe un interesante paralelo con la labor de Gil de Biedma en la Compaa Nacional de Tabaco en Filipinas, y la inclusin de su Informe sobre la Administracin General en Filipinas en Retrato del artista en
102 En una entrevista de 1972, el poeta barcelons explicara, con su pragmatismo habitual, su eleccin profesional: lo nico que quera era solventar de una vez el problema de ganarme la vida, estar tranquilo y poder pensar en mis cosas (Campbell: 1971:257). Captulo 6: Afinidades electivas 99 1956 constituye no slo uno de los casos ms singulares de la incorporacin de la prosa comercial al mbito de la literatura, sino una reivindicacin implcita de la exigencia formulada por el poeta del medio siglo y su amigo Gabriel Ferrater segn la cual un poema debe tener el mismo sentido que una carta comercial. Tanto el autor norteamericano como el barcelons eran poetas convencidos de la conveniencia de llevar una vida ordenada 104 fuera de la poesa y, lejos de repudiar su trabajo en la empresa privada, cantaban sus virtudes con parecida conviccin. Naturalmente, en esta apuesta por el orden y el trabajo convencional se encontraban en las antpodas del Olimpo de los poetas poetsimos denunciados por Celaya, aunque su defensa de una actividad plenamente integrada en el sistema capitalista les aleja inequvocamente de los planteamientos de ste ltimo acerca del trabajo y la poesa: Cuando los poetas viven improductivamente, protegidos por los mecenas, o, a falta de stos ltimos, como los juglares o los scops, sin sujetarse a un trabajo fijo y asalariado, no buscan la ociosidad, madre de todos los vicios o vicio de malgastar el tiempo, desperdicindolo, segn rezan los viejos Diccionarios, sino un trabajo no enajenado, escogido segn la propia vocacin, por gusto o libre eleccin, y cumplido, no por necesidad o imposicin, es decir, no como el de la alienante sociedad capitalista, o el de la sovitica, porque la produccin ha sido nacionalizada, sigue siendo coactivo. Los poetas, tantas veces mal tachados segn la lgica del trabajo y la recompensa o el principio socialista a cada uno segn lo que produce, prefiguran el Ocio de la sociedad capitalista o el a cada cual segn sus necesidades de la comunista (Celaya, 1972: 57). Ni Gil de Biedma ni Eliot sentan su actividad en la empresa capitalista como algo alienante y, en el caso del poeta barcelons, ni siquiera lamentaba que le robara el tiempo necesario para escribir. Definitivamente, ambos autores llegaron a preferir
103 Pues les he conocido ya a todos, les conozco a todos - / he conocido los anocheceres, maanas, tardes, / he medido mi vida con cucharillas de caf. Captulo 6: Afinidades electivas 100 vivir la literatura como algo esencialmente ldico (sobre las motivaciones del escritor hablaremos en la segunda parte de este estudio al abordar las cuestiones intertextuales) al margen del trabajo y no como una profesin en s misma. 105 En el caso del autor de Funcin de la poesa y funcin de la crtica, hubo quien intent convencerle e incluso ayudarle para que dejara ese trabajo mundano y se dedicara por completo a la poesa (Ezra Pound lleg a afirmar que la permanencia de Eliot en el banco era un crimen contra la poesa) y varios amigos intentaron recaudar fondos para que el poeta angloamericano pudiera dejar su trabajo de ejecutivo, pero, significativamente, el propio Eliot siempre rechaz estas ayudas no solicitadas. As, por ejemplo, en 1920 renunci a la posibilidad de un trabajo a tiempo completo como editor de la revista cultural Athenaeum porque dijo preferir la estabilidad del banco y, evidentemente, porque la rutina y el orden de ese mundo tambin le complacan enormemente. En ese mismo ao de 1920, Eliot conoci por primera vez a I.A. Richards, por entonces un joven acadmico de la Universidad de Cambridge que se haba emocionado enormemente con las primeras poesas del autor de Saint Louis. Richards intent convencerle para que se incorporara a la recin establecida Escuela de Estudios de Ingls de dicha universidad, pero el poeta de Gerontion se neg a aceptar dicha propuesta como tambin cinco aos antes se haba negado a aceptar una oferta de la Universidad de Harvard para volver all como profesor tras completar su tesis doctoral sobre A.E. Bradley. 106 Como se puede observar, si Eliot
104 En su Revista de bares, el poeta barcelons reafirmara su gusto por el orden y racionalidad, asegurando que no porque la vida resulte confusa hemos de instaurar sin ms la confusin en nuestra vida (Gil de Biedma, 1994: 208). 105 Eliot no se senta capaz de escribir durante ms de tres horas al da no quera ser un escritor a tiempo completo y necesitaba un trabajo til. 106 En 1926, sin embargo, Eliot se present como candidato a un puesto de research fellow (profesor investigador) en el colegio de All Souls en Oxford y le fue denegada la plaza precisamente por lo modernista de su obra (Ackroyd, 1984: 157). Captulo 6: Afinidades electivas 101 nunca se integr en la crtica universitaria fue porque as lo quiso y no cabe hablar de ningn tipo de enfrentamiento, y menos de resentimiento, con el mundo acadmico. El poeta de los Cuatro Cuartetos tena una visin extraordinariamente clara de su posicin dentro del mundo de la literatura inglesa y desde el principio se recreaba en la figura del outsider que vea en gente como Henry James, cuya identidad cultural, europea de una manera radicalmente modificada por su americanismo, atribuira a todos los grandes artistas norteamericanos. Gil de Biedma, por su parte, tampoco quiso entrar en la vida acadmica y, tras ejercer de ayudante del profesor Fabin Estap, opt por el mundo de los negocios y estableci as una clara delimitacin entre su vida profesional y su poesa, 107 una delimitacin ya trazada por su admirado Eliot. Sobre los pramos culturales En Espaa la gente se apretaba en los cines Y no exista la calefaccin Jaime Gil de Biedma, Elega y recuerdo de la cancin francesa Salvando todas las distancias culturales y sociohistricas, tanto Gil de Biedma como T.S. Eliot tuvieron la sensacin de crecer en un ambiente exterior de pramo cultural, paliado en cierta medida por sus propias lecturas en la biblioteca familiar y un afn de conocimientos que les impulsara a extender sus lecturas ms all de lo que se estilizaba en sus propios mbitos sociales. Los aos formativos de nuestro poeta en la Espaa de los aos cuarenta fueron caracterizados ciertamente por una innegable penuria sociocultural, aunque no es menos cierto que un hijo de la alta burguesa barcelonesa no viva de manera demasiado brutal estos sufrimientos (en
107 Gil de Biedma se declarara un poeta de domingo con conciencia de lunes, una metfora que alguien dijo a propsito de Wallace Stevens y que pusimos en circulacin Gabriel Ferrater y yo Captulo 6: Afinidades electivas 102 Infancia y confesiones nos cuenta que mi familia era bastante rica y su infancia era mi pequeo reino afortunado), y una buena biblioteca familiar estaba siempre a su alcance. En el primer captulo de Cntico: El mundo y la poesa de Jorge Guilln, el poeta del medio siglo ofrece unos datos ms precisos sobre sus lecturas de poesa hasta su primer encuentro con el libro de Guilln al cual dedicara un estudio publicado en el ao 1960: Cuando Cntico, en su edicin de 1945, cay en mis manos por primera vez, mi bagaje de lector de poesa era poco ms o menos el de cualquier muchacho burgus de mi edad, aprendiz de poeta, crecido en los aos inmediatamente posteriores a la guerra civil. El inventario de mis lecturas espaolas comprenda casi exclusivamente el Siglo de Oro sobre todo Garcilaso y Gngora y el grupo de poetas representados en la Antologa parcial de Gerardo Diego, por la mayor parte de los cuales senta una admiracin sin lmites. Sumbase a esto un conocimiento muy incompleto, pero muy apasionado, de las dos estirpes poticas francesas que, arrancando de Baudelaire y pasando por Mallarm y Rimbaud, van a dar respectivamente en Valry y los surrealistas (Gil de Biedma, 1994: 72). 108 Como se puede observar, las lecturas que por entonces haba realizado ese muchacho de 16 aos no nos hablan precisamente de un restringido acceso a la cultura y menos de un pramo cultural. Si brilla por su ausencia la tradicin angloamericana se debe sobre todo a la tradicin afrancesada de la burguesa espaola y su sistema educativo, y la ausencia de un autor contemporneo tan
(Batll, 1982:58). 108 Resulta interesante cotejar esta declaraciones de Gil de Biedma con el siguiente inventario de lecturas escolares realizadas por Eliot a los 16 aos, su ltimo curso en la Academia Smith antes de preparar su ingreso en la Universidad de Harvard, lecturas que nos hablan del cosmopolitismo literario que ya se forjaba el joven poeta, su inters por la literatura clsica y un cierto temprano afrancesamiento: Los Principios de la Retrica de Hill; Otelo de Shakespeare; El Golden Treasury (una muy conocida antologa de poesa inglesa); Milton; Macaulay; Addison; La conciliacin con Amrica de Burke; los libros III y IV de La Eneida de Virgilio; Ovidio; Cicern; La Iliada de Homero; Andromaque y Horace de Racine; les Miserables de Hugo, Le Misanrhrope de Moliere; Las Fbulas de Fontaine (Ackroyd, 1984: 25). Captulo 6: Afinidades electivas 103 importante como Sartre -a quien Gabriel Ferrater ya haba ledo en 1938 cuando se carte con el autor de La nusea (Riera, 1988: 136)- sin duda se explica por el estrecho cerco de la censura cultural del franquismo. Sin embargo, la ausencia del poeta de los Cuatro Cuartetos, el mismo Mr. Eliot conocido por su defensa de la tradicin cristiana y su simpata por los movimientos autoritarios de signo derechista, era una omisin circunstancial ms que una exclusin censoria, ya que en los aos 40 y 50 hubo varias traducciones espaolas de la poesa eliotiana a cargo de estudiosos y poetas (Dmaso Alonso, Jos Luis Cano, Jos Antonio Muoz Rojas) plenamente respetables ante los ojos del rgimen franquista, un aspecto de la recepcin espaola (en la cual, nuestro poeta hubo de desempear un papel de gran relevancia a partir de los cincuenta) de la obra del poeta de Saint Louis que ser objeto de un anlisis ms detallado en la segunda parte de este estudio. El pramo cultural estaba fuera en los institutos, la universidad y las libreras, pero el propio poeta de Las afueras tuvo un acceso privilegiado al menos a la cultura tradicional y la de vanguardia potica de antes de la guerra civil. Como hemos sealado anteriormente, la Espaa de posguerra ha sido calificada con frecuencia como pramo cultural -curiosamente, hay una resonancia eliotiana en el mismo trmino ya que en ingls el trmino pramo se traduce al ingls como waste land y, de hecho, en 1930, Enrique Mungua realiz una traduccin al castellano de la obra magna de Eliot con el ttulo de El Pramo- aunque algunos crticos como Riera (1988: 31) 109 han cuestionado esta denominacin y otros antlogos de la promocin potica de los 50 como Garca Hortelano han insistido precisamente en el
109 Segn Hernndez, la promocin desheredada vive en un pramo cultural y no viaja al extranjero. Tal vez puede calificarse de pramo la cultura espaola de la posguerra. Sin embargo, los miembros de esta promocin eso s, tras rocambolescas aventuras- consiguen hacerse con los libros de mayor inters publicados en el extranjero y muchos de ellos comienzan a traspasar las fronteras con regularidad. Baste recordar a Jaime Gil de Biedma, estudiante en Oxford; a Claudio Rodrguez, Captulo 6: Afinidades electivas 104 papel fundamental de las bibliotecas familares de los componentes de dicha promocin que les facilitaran unas lecturas caracterizadas por un alto grado de cosmopolitismo que, a su vez, se traducira en el antiprovincianismo que acompaara siempre a autores como Gil de Biedma, Barral y los Goytisolo, una apuesta por la abolicin de las aduanas poticas que se convertira en una de su principales seas de identidad. El concepto tan eliotiano del pramo es, desde luego, altamente matizable en el caso del autor de El pie de la letra, aunque ste no pudo sustraerse del todo a la penuria cultural existente en el mundo exterior. Por su parte, T. S. Eliot, vivi una infancia y una primera juventud caracterizadas tambin por una sensacin de desarraigo (para emplear el trmino de Dmaso Alonso que tanta fortuna hizo en los estudios de la poesa de posguerra) con un exterior poco afn a sus intereses culturales, una situacin paliada en gran parte por la amplia biblioteca a su disposicin gracias a su procedencia de la lite universitaria de Nueva Inglaterra. El poeta angloamericano, hijo de la alta burguesa intelectual de Boston, naci en Saint Louis, Missouri en 1888, ciudad a la cual se haba desplazado su abuelo William Greenleaf Eliot como misionario de la iglesia unitaria. Este abuelo bostoniano abandon la Facultad de Teologa de la Universidad de Harvard en 1834 para dedicarse a las labores de difundir la doctrina unitaria en lo que era por entonces una zona fronteriza y salvaje. Como prueba de su celo reformador y su vocacin educativa, el abuelo de Eliot ayud a fundar varios colegios y tambin la primera universidad de Saint Louis. Cuando naci su nieto Thomas, la ciudad se haba convertido en un importante centro industrial, pero el futuro autor de La Tierra Balda era muy consciente del abismo que separaba a Saint Louis, la ciudad donde se
profesor en Inglaterra; a Jos ngel Valente, funcionario en Ginebra; a Carlos Barral y a Jos Agustn Goytisolo, asiduos viajeros por Europa (Riera, 1988: 31). Captulo 6: Afinidades electivas 105 cri, de las tradiciones patricias de la vida cultural de Boston, a donde se march en 1905 para preparar su ingreso en la Universidad de Harvard. El padre del poeta angloamericano era un conocido empresario de Saint Louis cuyos negocios -el transporte martimo, los productos qumicos y la fabricacin de ladrillos- constituan la esencia de la transformacin de Saint Louis en un importante centro industrial en el cual los Eliot se distinguan entre los prceres de la sociedad burguesa de aquella ciudad norteamericana. El joven T.S. Eliot, sin despreciar este mundo, saba que no era el suyo, y la ambivalencia que senta hacia l sera compartida aos despus por su discpulo barcelons. La conciencia de pertenecer forzosamente a la lite de una burguesa capitalista con la que no se poda identificar plenamente (los llamados Boston poems como Cousin Nancy y Cousin Helen hablan de la ambigedad que Eliot senta hacia su propio mbito social y familiar) es algo que tambin observamos en la poesa gilbiedmana, 110 notablemente en el caso de Barcelona ja no s bona, o mi paseo solitario en primavera: Oh mundo de mi infancia, cuya mitologa se asocia bien lo veo con el capitalismo de empresa familiar! Era ya un poco tarde incluso en Catalua, pero la pax burguesa reinaba en los hogares y en las fbricas Rusia estaba muy lejos y muy lejos Detroit. En honor a la verdad, hay que sealar que en el mismo poema, el poeta barcelons habla de su resentimiento contra la clase en que nac, y que se complace
110 En su diario de 1956, el poeta barcelons expresaba su escepticismo acerca de la escasa inquietud intelectual de su entorno social: Ignoro si las gentes de mi clase empiezan a interesarse por las ideas Captulo 6: Afinidades electivas 106 tambin al ver mordida, ensuciada la feria de sus vanidades, una postura que se aleja radicalmente de la de Eliot en el plano poltico aunque no tanto en cuanto a los esfuerzos del poeta angloamericano por renunciar a la vida previamente diseada para alguien como l, 111 y optar por combinar la vida burguesa con la poesa en Londres, para disgusto de una familia que se caracterizaba por su apego a las costumbres ms rancias y su concepcin estricta del estatus social de Nueva Inglaterra. Quizs la irona comn a la vida Gil de Biedma y Eliot fue que, a diferencia de lo que dictaba el canon bohemio, acabaron por aceptar gustosamente una vida profesional de prestigio en el mundo de la empresa y ambos adoptaron sin tapujos las costumbres de los ejecutivos burgueses y hasta reivindicaron la conveniencia de este estilo de vida para su obra potica. En este sentido, el ejemplo del poeta de los Cuatro Cuartetos fue un caso singular en medio del frenes bohemio de los aos veinte y, a nuestro juicio, el poeta barcelons lo tomara como punto de referencia en su apuesta por la positividad y el orden del burgus.
de los dems o si sencillamente empiezan a acostumbrarse a ellas, que tambin sera un progreso (Gil de Biedma, 1991: 176). 111 En su ensayo de 1984, Four Quartets, Gil de Biedma explica as las circunstancias de las conferencias impartidas por Eliot en los Estados Unidos en 1932-33, conferencias que seran editadas con el nombre de Funcin de la poesa y funcin de la crtica: En octubre de 1932 Eliot viaja a Estados Unidos para profesar un ciclo de conferencias en la ctedra Charles Eliot Norton de la Universidad de Harvard, donde l se educ entre 1906 y 1910, y otro en la de Virginia. Tiene cuarenta y cuatro aos, es su primer viaje desde 1915, cuando fue all para notificar a sus padres la decisin de establecerse en Inglaterra y de casarse con Vivien Haigh-Wood; un matrimonio desastroso y doloroso de cuya vida en tte tte ofrece un memorable trasunto el dilogo de la parte II de The Waste Land [...] la estancia en Nueva Inglaterra, en los lugares de su infancia y adolescencia y primera juventud, inevitablemente anuda el roto hilo de la vida que podra haber sido la suya, como nativo norteamericano y como profesor de filosofa en la Universidad de Harvard (Gil de Biedma, 1994: 366-367). A nuestro juicio, la referencia a la vida que podra haber sido la suya (en cursiva en el texto original) remite a unos versos del comienzo de Burnt Norton: What might have been and what has been / Point to one end, which is always present (Lo que podra haber sido y lo que ha sido / apuntan a un solo fin, que est siempre presente). Captulo 6: Afinidades electivas 107 Extranjeros de s mismos Y a menudo he pensado en otra historia distinta y menos simple, en otra Espaa Jaime Gil de Biedma, Apologa y peticin Como hemos sealado antes, a ambos poetas les una cierta sensacin de extranjerismo social. Eliot por tradicin familiar y formacin educativa era un seorito bostoniano transplantado al seno de la burguesa capitalista del Sur de los Estados Unidos, y Gil de Biedma, por su parte, como miembro de una eminente familia de origen castellano que se haba trasladado al mundo de la alta burguesa barcelonesa haba de tener cierta sensacin de ser un outsider, no en la ciudad ciertamente mestiza de Barcelona, pero s en la alta sociedad catalana donde los apellidos siempre han pesado y los suyos le delataban, si no como un xarnego, al menos como un ser ajeno a la tradicin cultural de Catalua, 112 puesto que su padre, Luis Gil de Biedma y Becerril haba nacido en Madrid y su madre, Mara Luisa Alba Delibes en Valladolid, y los dos se haban establecido en Barcelona al contraer matrimonio en 1923. Sus compaeros barceloneses de generacin tenan credenciales catalanistas mucho ms importantes y algunos escribieron sus poemas exclusivamente en lengua catalana (caso de Gabriel Ferrater) o se dedicaron a traducir a poetas catalanes al castellano (Alfonso Costafreda, Jaime Ferrn Jos Agustn Goytisolo). 113 Sin embargo, la relacin del poeta de Moralidades con la
112 Sin embargo, nuestro poeta no presentaba ningn tipo de desarraigo, y en la sobrecubierta de la edicin de 1975 de Las personas del verbo afirmaba que La alternancia entre Catalua y Castilla, es decir: entre la ciudad y el campo o, para ser ms exacto, entre la vida burguesa y la vie de chteau-, ha sido un factor importante en la formacin de mi mitologa personal. 113 Segn Carlos Barral, escribamos en una situacin incmoda desde dentro y hacia fuera. ramos extraos y a lo sumo tolerables desde el punto de vista de una literatura nacional, la catalana, a la que nuestro medio de expresin traicionaba, Escribir en castellano nos haca cmplices de la Guardia Civil, de las fuerzas represoras de una cuya cultura cuyo destino y cuya condicin poltica compartamos, pero que no era la nuestra, a la que ramos inmediatamente extranjeros (Barral, 1978:187). Captulo 6: Afinidades electivas 108 lengua catalana nunca fue de hostilidad 114 como demuestra el prlogo a la traduccin catalana de los Cuatro Cuartetos en el cual habla con trminos muy elogiosos de esa lengua y de su mayor aptitud para traducir la poesa inglesa en comparacin con el castellano, asegurando que el cataln es ms rico en tonalidades voclicas que el castellano, mucho ms abundante en monoslabos y en palabras agudas (Gil de Biedma, 1994:370). 115 Sin embargo, la percepcin de su familia como monrquica y bastante rica (Riera, 1988: 57) 116 complicaba la situacin an ms y la percepcin de seorito que algunos formaban de l en el primer contacto era tambin, sin duda, consecuencia de esa pose de snob anglfilo que reconoca haber cultivado a su vuelta de Oxford en 1953. Eliot, por su parte, comparta esa sensacin de desarraigo no slo por los motivos sociales que hemos expuesto, sino tambin por una conviccin real de no pertenecer plenamente a la sociedad en la que se haba criado y no poder identificarse con la clase social en la que haba nacido. Se vea a s mismo en una especie de tierra de nadie dentro de su propio pas ya que, al haber nacido en el Sur, no poda considerarse uno ms del Norte y sus lazos familiares y culturales con el Norte le impeda sentirse un verdadero ciudadano del Sur. La dicotoma Norte-Sur en los Estados Unidos de principios del siglo veinte aun segua ejerciendo una fuerte presin poltica y social, y el poeta de La Tierra Balda se tuvo que labrar
114 En un artculo titulado A propsito de un manifiesto surrealista afirma que me pareca la situacin del cataln, adems de injusta, muchsimo ms sombra y seala que el inters general est en un pas donde nadie es ms que nadie y ninguna de las dos lenguas es ms que la otra (Gil de Biedma, 1994: 250-253). Tambin declarara en el mismo artculo que La imposicin del castellano por la fuerza fue una absoluta injusticia histrica, pero el bilingismo en Catalua es un hecho histrico ya irreversible. 115 En una entrevista con Joaqun Galn, nuestro poeta dira: La rima consonante en castellano no va bien, que es una lengua con excesos de acentos en la penltima slaba. Adems hay exceso de palabras largas y una exasperante pobreza voclica que la rima consonante agrava todava ms. Creo que la asonancia permite efectos ms variados y evitar ese horrible retintn a calderilla de las palabras de cuatro slabas con acento en la penltima (Galn, 1978:45). 116 En Dos infancias y la guerra, nuestro poeta afirmara, quizs con un elemento de wishful thinking, que provena, como sus amigos Joan y Jacint Revents, de una slida familia de la burguesa liberal acomodada (Gil de Biedma, 1994: 256). Captulo 6: Afinidades electivas 109 una autoimagen propia ante esta crisis de identidad que le llev inexorablemente a acentuar sus orgenes ingleses y reivindicar su condicin de ingls de adopcin y sentimiento hasta un punto que poda llegar a ser ciertamente desmedido. No obstante, la raz de esa anglofilia particular, de esa mitologa personal que le impuls a presentar a conciencia una identidad inglesa rayana en la caricatura, est en su percepcin de estar entre dos mundos que poltica y socialmente mantenan un entendimiento forzoso y tenso que se haba forjado a travs de una guerra civil. En este sentido, una carta de 1928 a Herbert Read apunta al origen de esta dialctica interna: He described how he could not consider himself to be a Northerner in the United States because of his Missouri origins, and how because of his Northern ancestry he could not claim to be a Southerner, he did not believe himself to be an American at all. He was a resident alien an appellation to which in various circumstances he attached himself. But the fact that he dated this letter Saint Georges Day suggests to what lengths he would go to find an identity and a home (Ackroyd, 1984: 24). 117 La tensin latente en Gil de Biedma acerca de su origen no se tradujo, afortunadamente, en una renuncia de su catalanidad ni de sus orgenes castellanos, dos vertientes de su personalidad que le parecan perfectamente compatibles. En el caso del poeta barcelons, la dialctica personal en torno a sus orgenes socioeconmicos y su lugar en la sociedad que le toc vivir de joven produjo una lectura bien distinta que desembocara en lo que tantas veces ha sido descrito como su mala conciencia de burgus. No obstante, si no renunci a su espaolidad ni
117 Describi cmo no poda considerarse del Norte dentro de los Estados Unidos debido a su procedencia de Missouri y cmo debido a su antepasados del Norte no poda pretender ser del Sur, ni siquiera se crea americano. Era un extranjero residente una denominacin que se atribuy a s mismo en varias ocasiones. Pero el hecho de que fech esta carta el da de San Jorge (el patrn no Captulo 6: Afinidades electivas 110 padeci ningn tipo de trauma acerca de su identidad nacional en la Espaa de la posguerra, l mismo se encarg de declarar a Inglaterra su segunda patria, atrado por la cordura y la mesura que l vea en la vida intelectual de aquel pas. 118 Ya conocemos su visin de la burguesa intelectual de Inglaterra (creo que la burguesa intelectual inglesa es, en materia de sentimiento, la ms culta del mundo) y lo que ms apreciaba en ella (Valoracin de la honestidad intelectual por encima de la inteligencia. Humor, irona.), pero nuestra visin es necesariamente incompleta si no tenemos en cuenta su percepcin de la historia espaola y las idiosincrasias sociales de su propio pas que le llev a sentir la necesidad de adoptar, como su admirado Eliot, su segunda patria en lo que para el rgimen de entonces no dejaba de ser la Prfida Albin. Hay dos poemas claves para entender la visin de Espaa que tena Gil de Biedma, la Espaa perenne y la de la posguerra, aunque ambos poemas estn sin duda entre las menos eliotianas de su obra: Apologa y peticin y Aos triunfales. En el primero de los dos, nuestro poeta se lanza directamente al ruedo al hablar con amargura de nuestra madre Espaa y preguntarse sobre qu decir de: este pas de todos los demonios en donde el mal gobierno, la pobreza no son, sin ms, pobreza y mal gobierno sino un estado mstico del hombre, la absolucin final de nuestra historia?
slo de Catalua sino tambin de Inglaterra) sugiere hasta qu extremos llegara para procurarse una identidad y un hogar. 118 Sin embargo, no dudaba en criticar los desmanes polticos de los ingleses y su colonialismo trasnochado, enlazando esa visin, como siempre, con una referencia netamente espaola: Al fin los ingleses parecen enterarse de que no tienen fuerza para precipitar y resolver la crisis por s solos. Todo el mundo lo saba, menos ellos: hoy son un poco el marido dio decimonnico que por primera Captulo 6: Afinidades electivas 111 El poema, tras cuestionar el mito interesado de la naturaleza intemporal e intrnseca de la pobreza espaola, nuestra famosa inmemorial pobreza y sealar sus races temporales y plenamente humanas, acaba por desear que se inviertan las tablas y Que la pobreza suba hasta el gobierno. / Que sea el hombre dueo de su historia. En uno de los versos ms contundentes y memorables del poema, Gil de Biedma seala su visin de la tragedia latente en la historia de Espaa: De todas las historias de la Historia sin duda la ms triste es la de Espaa, porque termina mal. Aos triunfales, por su parte, habla mucho ms expresamente de la guerra civil perdida y de sus consecuencias: Barcelona y Madrid eran algo humillado. Es la conciencia de la vulgaridad de la Espaa vencedora, el aire irrespirable para los del bando perdedor, lo que empuja a nuestro poeta y a los de su generacin hacia el cosmopolitismo como una especie de refugio intelectual en el cual capear el temporal interminable de la dictadura franquista, y este cosmopolitismo vocacional se mezclara con la nostalgia republicana 119 como el punto de referencia ms inmediato y ms personalmente creble (recordemos los contactos de nuestro poeta con la familia de Alberto Jimnez Fraud y Natalia Cosso en Oxford y Pars y con Mara Zambrano, cuyo exilio en Roma evocara en Piazza del Poppolo) de otra Espaa posible. A nuestro juicio, sin la tragedia de la guerra civil ni Gil de Biedma ni sus compaeros de generacin habran tenido que adoptar lo forneo con tanto fervor, y
vez se ve los cuernos en el espejo: Qu ridculo papel /entre nosotros haca: /todo Madrid lo saba, /todo Madrid, menos l! (Gil de Biedma, 1991: 154). 119 Aunque Gil de Biedma y Barral, con su sorna habitual, eran muy capaces de desmitificar la cultura republicana y la famosa Generacin del 27: incluso llegarn a asegurar, con mucha dosis de humor, que si la situacin en la Espaa de la Repblica era parecida a la que se explicitaba en un verso de Captulo 6: Afinidades electivas 112 la inclinacin del poeta de Compaeros de viaje hacia el sentido comn y la ecuanimidad de la vida intelectual inglesa slo se puede comprender plenamente en el contexto del panorama desolador de la posguerra espaola. Sin embargo, creemos conveniente sealar que la visin gilbiedmana no deja de ser una idealizacin personal aunque comprensible, ya que el poeta del medio siglo pas por Oxford como alumno privilegiado -l mismo se encargara de evocar su vida de joven sin trabajo y con algn dinero- y, a diferencia de su experiencia filipina, no lleg a convivir con los elementos menos ideales de la sociedad inglesa, entre ellos su profundo clasismo, un caso anlogo a la estancia privilegiada de Lorca en Nueva York, aunque en el poeta granadino la experiencia produjo un profundo rechazo slo matizado por un sentimiento de admiracin hacia la ciudad ms atrevida del mundo. Esta idealizacin por parte del autor barcelons fue, sin duda, consciente y voluntaria, un ejemplo ms de lo que l mismo llam su imposible propensin al mito, y tiene sus causas ms profundas en la guerra civil y sus consecuencias, la miseria y la humillacin descritas en Aos triunfales: Media Espaa ocupaba Espaa entera con la vulgaridad, con el desprecio total de que es capaz, frente al vencido, un intratable pueblo de cabreros. La ambivalencia que Gil de Biedma senta hacia Espaa se manifestara en mltiples ocasiones y se deba, en gran medida, a su rechazo a lo que en el ensayo titulado Juan Gil-Albert, entre la meditacin y el homenaje llamara (con otro ejemplo de su alternancia entre el plural de la primera y la tercera persona para
Emilio Prados(las mariposas fecundaban los cuerpos desnudos de las muchachas a la orilla de los ros) el ejrcito hizo bien en levantarse (Riera, 1988: 142-143). Captulo 6: Afinidades electivas 113 referirse a las cosas de Espaa) nuestro inveterado provincianismo cultural, un provincianismo que apreciaba a su alrededor y que consideraba mucho ms profundo que el aislamiento poltico que lo propiciaba en aquel momento. Esta conciencia de ser un outsider, un incomprendido en una Espaa hostil e incomprensiva no es, desde luego, exclusiva al autor de Retrato del artista en 1956, 120 sino que puede encontrar su reflejo en muchos de los antecedentes ilustres a quienes hemos aludido en el segundo captulo de este trabajo, aunque hay un punto de referencia ineludible en la figura de Luis Cernuda, quien reuna casi todos los elementos de discordancia con la Espaa oficial que senta Gil de Biedma -su homosexualidad, su liberalismo- y fue el antecedente directo del poeta barcelons en su anglofilia literaria y, de manera muy especial, su admiracin por la obra de Eliot, algo que tambin dejara plasmado en su propia poesa. Acerca de cierto poema cernudiano, A sus paisanos, quizs una de las composiciones ms amargas escritas por un espaol sobre Espaa (Contra vosotros y esa vuestra ignorancia voluntaria, / Vivo an, s y puedo, si as quiero, defenderme), nuestro poeta reflejara su simpata por la postura del autor de La realidad y el deseo pero, en otro alarde de su valoracin de la madurez y la mesura, la matizara con su habitual sentido comn ante lo que l crea la exageracin y la tendencia al tremendismo autocomplaciente del poeta sevillano: Ledo en vida de l, A sus paisanos me pareci esplndido por el orgullo desabrido, por la autenticidad no encubierta del resentimiento, por la sarcstica humildad tan verdadera pero desmesurado; y eso que mis ideas acerca de Espaa, y acerca de los espaoles en general, no eran mucho ms halageas que las suyas Ciertamente la vida del hombre y del poeta haba sido infortunada. Pero ni la vieja herida de Perfil del aire, ni el destierro, que agrav su soledad de
120 l la identificaba muy claramente en Gil-Albert, un artista de rara calidad entre nosotros, que ha vivido y ha escrito durante los ltimos veinte aos bajo la obsesin de morir indito. Bergamn observ una vez que en la literatura francesa puede leerse a la carta, mientras que en la espaola hay Captulo 6: Afinidades electivas 114 siempre y estorb el conocimiento de su poesa, [...] me servan para del todo comprender aquella complacencia amarga en la propia leyenda, en el desvo de su compatriotas y en el vengativo silencio que haran recaer -segn l- sobre su obra y su persona despus de muerto (Gil de Biedma, 1994: 340). A lo largo de sus escritos crticos y sus manifestaciones pblicas Gil de Biedma se caracterizara por cierta ambigedad amarga hacia su pas de nacimiento, un rechazo que le conducira hacia una anglofilia profunda y una vocacin europesta que, si bien eran consustanciales a su temperamento y su educacin, difcilmente se habran exacerbado tanto de vivir en una Espaa ms sosegada y, en definitiva, ms libre. Por motivos histricos bien distintos, Eliot adopt una anglofilia tremendamente exagerada que le llevara a adoptar la nacionalidad britnica y, en materia de tradiciones inglesas, el poeta angloamericano acab por ser ciertamente ms papista que el Papa. La visin que Eliot tena de su pas de origen no difera sustancialmente de la del poeta de Moralidades, sobre todo en cuanto a su visin del desprecio al estatus del artista en los Estados Unidos, la sociedad capitalista por excelencia. Al igual que en el caso del poeta barcelons, esta visin se traducira en trminos literarios en una defensa de la tradicin europea y, como americano en Europa, el poeta de los Cuatro Cuartetos inevitablemente hubo de mirarse en el espejo de Henry James, 121 autor de Retrato de una dama (ttulo que Eliot tomara prestado en su primer libro de poemas), novela que tiene como argumento principal el contraste entre la sociedad estadounidense y la inglesa. En su bsqueda de identidad, la figura de Henry James sera clave para el autor de Saint Louis:
que contentarse con el plato del da. Y tanto estamos acostumbrados a l, editores y lectores, que ya nadie pide ni espera ms (Gil de Biedma, 1994: 307). 121 Henry James, tras estudiar en Harvard, se traslad a Europa donde viajara de manera habitual desde su casa de Londres. Las similitudes biogrficas no se le escaparon a T.S. Eliot. Captulo 6: Afinidades electivas 115 If he sought for any definite identity, it was closer to the European one which he recognized in another American expatriate, Henry James. James was a European writer, he said, in a way that no person born in Europe could be: it was a consciously created identity, nourished by a peculiarly American sense of the past (Ackroyd, 1984: 89). 122 La apuesta eliotiana por una identidad creada conscientemente iba mucho ms all de su poesa, y la necesidad de escudarse tras una identidad cultural de adopcin, una especie de bandera de conveniencia literaria, representa, a nuestro juicio, otro punto de afinidad electiva con Gil de Biedma, quien hablara con gran lucidez de la construccin consciente de la persona potica de Eliot y se aplicara la misma leccin en sus propios versos. En el caso de ambos poetas, esta identidad creada conscientemente se nutra de una adopcin consciente de una identidad literaria que, supuestamente, no les corresponda por su nacimiento y su condicin social, una postura que valoraba la mesura y la ecuanimidad del ideal ingls y que slo conceba su propia herencia cultural dentro del ms amplio contexto del canon europeo, un hecho que se reflejara en la densa alusividad y la vocacin intertextual de ambos autores. As, en su diario, el autor de Retrato del artista en 1956 hablara de: MI especial amistad con la literatura inglesa, incluso al nivel de las medianas. Creo que la burguesa intelectual inglesa es, en materia de sentimiento, la ms culta del mundo [...] Valoracin de la honestidad intelectual por encima de la inteligencia. Humor, irona. Capacidad para distinguir entre grandes libros y buenos libros y para apreciar propiamente unos y otros. La mentalidad de los ingleses no es literal, a diferencia de franceses y espaoles, que lo toman todo al pie de la letra (Gil de Biedma, 1991: 143-144).
122 Si buscaba una identidad definitiva, era una identidad ms cercana a la europea que reconoca en otro expatriado americano, Henry James. James era un escritor europeo, deca, de una manera que no era posible para una persona nacida en Europa: se trataba de una identidad creada conscientemente, nutrida por un sentido del pasado peculiarmente americano. Captulo 6: Afinidades electivas 116 A nuestro juicio, esta idealizacin de la cultura inglesa y de su burguesa intelectual se debe entender como parte de la mitologa personal del autor barcelons, parte de esa identidad creada conscientemente que se basa en la nostalgia de una poca que ya no existe, y en la conciencia de que los parasos pretritos son lricos esencialmente (Gil de Biedma, 1994: 177), como dira nuestro poeta en un ensayo, Adnde el paraso, sombra, t que has estado?, inspirado en las ideas de Auden y que analizaremos con ms detenimiento en la segunda parte de este estudio. Como hemos sealado anteriormente, este proceso de idealizacin de lo ingls por parte de Gil de Biedma resulta ms comprensible en el contexto histrico de la posguerra espaola, poca en la cual el gran sosiego de la vida intelectual inglesa deba de parecer sumamente atractivo y envidiable para un poeta atrapado en la penuria cultural descrita por Luis Martn-Santos en Tiempo de silencio. Asimismo, la anglofilia del poeta barcelons constituy en parte un intento de refugiarse en la nostalgia de otro pas, del pasado, y hasta de la Repblica, e Inglaterra le ofreca un panorama exento de las tensiones violentas que haban caracterizado la vida intelectual y poltica de Espaa en los aos que precedieron a la guerra civil y que tan nefastas consecuencias tuvieron para el pas. Si a ratos detectamos en los escritos crticos del autor de El pie de la letra cierta tendencia a idealizar el pragmatismo valorativo y la ecuanimidad de la burguesa ilustrada inglesa, este entusiasmo resulta ciertamente comprensible en un espritu cosmopolita atrapado en una sociedad tan cerril y monoltico como la Espaa franquista. Para el poeta del medio siglo, la miseria cultural y social de esta poca era un lastre que tardara mucho en quitarse de encima, una poca que evocara en su poema Asturias, 1962: Grises aos gastados tercamente aprendiendo a no sentirse sordos, Captulo 6: Afinidades electivas 117 ni ms solos tampoco de lo que es humano que los hombres estn. Aunque no es la intencin de este trabajo indagar principalmente en la vertiente social de la poesa gilbiedmana (un aspecto de su obra que, sin duda, nos aleja del eliotismo que es el objeto de este estudio), s creemos conveniente sealar la aoranza republicana del poeta como un elemento inherente a su vocacin cosmopolita que incluso encontrara una curiosa expresin a lo largo de su estancia en Oxford, cuando trat asiduamente a Alberto Jimnez Fraud, director de esa Residencia de Estudiantes de Madrid que tanto haba contribuido a la brillantez del mundo cultural de la Segunda Repblica. Como puente entre la cultura republicana perdida en el exilio y la creciente adopcin de los valores y la cultura de la burguesa intelectual inglesa por parte del poeta de Compaero de viaje, la figura de Alberto Jimnez Fraud fue clave y, durante la estancia del autor barcelons en Oxford en 1953, ste ejerci una influencia personal muy profunda que sera recordada con cario algunos aos despus en el artculo titulado Wellington Place. 123 En este breve artculo, recuerda con afecto, y con un aire ciertamente eliotiano, sus encuentros en las tardes oxonienses con Don Alberto y su mujer Natalia: Como en Inglaterra son pocas las tardes en que no se pueda salir un rato al aire libre, incluso en invierno, no era raro encontrar a don Alberto y a Natalia cuando no estaban trabajando, o a uno de los dos, en el pequeo jardn (Gil de Biedma, 1994: 259). Tras relatar la escena con sus habituales parntesis relacionados con la literatura inglesa (al contemplar a los dos exiliados, ya mayores pero
123 El artculo apareci por primera vez en nsula en 1983 y sera incorporado a la segunda edicin de El Pie de la letra en 1994. Captulo 6: Afinidades electivas 118 extraordinariamente guapos, no puede evitar pensar en la famosa sentencia de Keats: Beauty is Truth) el autor de El pie de la letra acaba por elogiar su espritu de resistencia frente a la dureza del exilio y reflexionar con tristeza sobre lo que su prdida supuso para la cultura universitaria de Espaa: Ahora pienso que la disponibilidad de tiempo y la igualdad de nimo con que a todos nos acogan en Wellington Place eran genuinamente heroicas, sin parecerlo en ningn momento [...] Les era forzoso adems ayudarse econmicamente mediante traducciones y trabajos ocasionales que a veces les mantenan levantados hasta ms all de las dos de la madrugada. Pero el visitante en las horas amenas de la tarde no percibi jams ni un rastro de fatiga ni un deje de impaciencia. Quien sabe por qu admirable ejerci de libertad interior don Alberto y Natalia haban escapado a la atrabiliaria deformacin de carcter que la dureza del exilio impone al que lo padece. Eran, en el nmero 2 de Wellington Place, exactamente los mismos que haban sido en Madrid, veinte aos atrs, cuando animaban el ms deslumbrante ensayo de dignificacin universitaria que ha conocido nuestro pas (Gil de Biedma, 1994: 260-261). La tradicin europea Los poetas espaoles estamos hoy en mejor situacin de comprender que Blake, Coleridge, Wordsworth, Leopardi, Goethe y Hlderlin son algo ms que unos remotos nombres prestigiosos: son los primeros poetas modernos, los fundadores de la poesa que nosotros hacemos. Jaime Gil de Biedma, 1994: 350 Como es sabido, T.S. Eliot se caracteriz por su defensa apasionada de la tradicin europea, y lleg a convertirse en un abanderado del canon literario del Viejo Continente hasta llegar a una franca exaltacin del mismo consustancial a su conservadurismo integral. Gil de Biedma, por su parte, demostr una vocacin europesta de races muy distintas, pero, como se aprecia en la cita que acabamos de
Captulo 6: Afinidades electivas 119 ver, igual de apasionada en su defensa de la conveniencia de entender e integrar la literatura de su pas dentro de las corrientes histricas y contemporneas de la tradicin europea. El autor de los Cuatro Cuartetos, pese a su conservadurismo social, abog por la necesidad de conocer la historia y la actualidad de la literatura europea y la conveniencia de reconocer la literatura autctona en ese espejo. Eliot fue considerado el gran lector, un hombre de lecturas amplias y variadas (Conrad Aiken declar que La Tierra Balda era la obra de una conciencia intensamente literaria) hasta el punto de ser tachado un exhibicionista pedantesco por sus detractores que crean que sus manas biblifilas y su aficin por citar en profusin servan para disimular sus propias carencias poticas. 124 El autor de El pie de la letra tambin posea una cultura literaria muy amplia que iba mucho ms all de los confines de la literatura espaola y, de hecho, uno de sus mayores reproches al establishment literario de la Espaa de la posguerra fue su escaso inters por las culturas literarias ajenas, un reproche que con frecuencia personalizara en la figura de Carlos Bousoo. Al igual que los jvenes al mando de la revista de Laye en la Barcelona de los aos 50 (el grupo de Gil de Biedma empez a colaborar en la revista a partir del nmero 11 de la revista que fue publicado en 1951), Eliot se implic a fondo en varias revistas de vocacin marcadamente europesta, publicaciones que pretendan romper con el provincianismo que apreciaba a su alrededor y reflejar las nuevas corrientes literarias que estaban imperantes en todo el continente europeo e integrar su propia tradicin literaria dentro de este contexto, reivindicando no slo lo europeo sino la condicin netamente europea de lo autctono. El autor de Prufrock y otras observaciones ya haba colaborado activamente en el Egoist con Ezra Pound (fue en esta revista donde en 1917 public
124 En una carta a W.B. Yeats, la escritora Dorothy Wellesley dira Eliot?, ese hombre no es moderno. Exprime el pasado y ofrece los jugos a los que estn demasiado ocupados o los que son Captulo 6: Afinidades electivas 120 por primera vez su Prufrock y otras observaciones) y en 1922 l mismo fund la revista el Criterion en cuyo primer nmero aparecera La Tierra Balda. Con dicha publicacin, el poeta angloamericano pretenda ofrecer una revista de mbito europeo y, por ese motivo, estableci relaciones con escritores como Valry Larbaud, Jos Ortega y Gasset y Robert Curtius. Como muestra de su vocacin de difundir los textos ms importantes del modernismo europeo, el Criterion fue la primera revista inglesa en publicar las obras de gente como Cocteau, Valry y Proust. Una poesa popular Aparte de la variedad de funciones que los poetas han asignado a su arte, con ms o menos xito, con designios de instruccin o de persuasin, no hay duda de que todo poeta desea dar placer, entretener y divertir a la gente, y normalmente se alegrar si la cantidad de personas que disfrutan de esa diversin es lo ms extensa y heterognea posible. T.S. Eliot, 1999: 61 Ambos poetas, lejos de buscar la gloria de no ser comprendidos, optaron decididamente por ganarse los favores del lector general y no slo los aplausos de las reducidas filas de la sociedad literaria, y los dos lo consiguieron a su manera. Por este motivo, sus coetneos vean con recelo el xito que Eliot cosechaba entre el pblico en general con sus obras de madurez (especialmente sus piezas teatrales) mientras que el poeta angloamericano no renegaba en absoluto de esta aceptacin popular. 125 Es decir, tanto Eliot como Gil de Biedma apostaron por buscar un acomodo entre la bohemia desclasada y el dandismo parnasiano, posturas que, a juicio de Gabriel Celaya, tienden a parecerse en sus planteamientos ms profundos:
demasiado creativos para leer tanto como l. 125 En su Funcin de la poesa y funcin de la crtica, Eliot haba asegurado que el poeta prefiere naturalmente dirigirse a un pblico lo ms amplio y heterogneo posible y que son el semieducado y el mal educado, ms que el ineducado, quienes obstaculizan su camino: de m mismo dir que deseara un pblico que no supiese leer ni escribir (Eliot, 1999: 193). Captulo 6: Afinidades electivas 121 La finalidad nica en ambos casos es evidente: como revancha contra la sociedad que le ignora, el desclasado trata de hacer patente que la Poesa es el privilegio de unos pocos seres de excepcin -una especie de casta de mistagogos- , y hasta considera el xito como un signo de vulgaridad y de inferioridad. Para l, tan poco cuentan los mercantilizados y rastreros burgueses los filisteos, de los que tanto se burlaban los romnticos como el pueblo: la plebe municipal y espesa a que aluda Rubn Daro en plena exquisitez modernista. Es la poesa para los poetas que ya haba anunciado otro incomprendido: Bcquer. Es el reino de lo misterioso y lo sagrado en que se refugian los desclasados: la Metapoesa (Celaya, 1972:28-29). Gil de Biedma, sin llegar a las enormes cotas de popularidad del T.S. Eliot ms maduro (tras la concesin del Premio Nobel, el poeta de los Cuatro Cuartetos dara un recital de su poesa ante 15000 personas en un estadio de ftbol y tambin sera objeto de recepciones multitudinarias en distintas ciudades europeas y americanas, llegando a ser un smbolo de lo que el pueblo entenda por un poeta), tambin consider una virtud de su poesa su popularidad entre un pblico que tal vez no era el habitual de la poesa, llegando incluso a hablar de las lecturas sofisticadas como esa perversin de la poesa moderna. En este sentido, el poeta barcelons coincida con el autor angloamericano quien en su Funcin de la poesa y funcin de la crtica haba advertido del peligro que corre el lector que padece la obsesin de ser listo y de encontrar algo -no sabe qu a ciencia cierta- o de que no le tomen el pelo (Eliot, 1999:191). En la misma estela, en la ya citada entrevista de 1981, al ser preguntado si pensaba que su poesa era popular, el poeta del medio siglo contest: Para lo que puede ser una poesa moderna, sorprendentemente s. Siempre y cuando tomemos el trmino popular en un sentido muy restringido, el que expresa la disponibilidad de ser leda con placer por personas que no son habituales lectores de poemas. Lo que ocurre, por otra Captulo 6: Afinidades electivas 122 parte, es que la poesa moderna est concebida para gentes que leen poesa, que tambin escriben, o para catedrticos [...] Yo he tenido la suerte, hasta cierto punto, de escapar a esa perversin de la poesa moderna. No es nada recomendable leer un poema con la preocupacin o la angustia de si lo vas a entender o no, que es precisamente la actitud que toman los lectores sofisticados, escritores frustrados o catedrticos instalados. Creo que hay que ser absolutamente vulgar para leer poesa (Espada, 2000:5). Pese a su apuesta por una poesa comprensible y, en la media de lo posible, popular, la postura de nuestro poeta no siempre haba sido tan democrtica, sobre todo en su juventud, en su poca de eliotismo ms intenso, su cultivada pose de snob, 126 su aire de anglfilo decadente y su distincin radical entre lo highbrow y lo lowbrow resultaban todo menos popular: Llevo todo el verano escuchando Agua, azucarillos y aguardiente y hasta hoy mismo no haba pensado que es una obra maestra. Soy todava un snob y reservo mi capacidad de discernimiento esttico para aquello que considero importante o que the right people considera (Gil de Biedma, 1991: 179). A nuestro juicio, hay asimismo otros aspectos de la vida y la obra de ambos poetas que contribuyen a esa afinidad electiva que hemos sealado en el ttulo de este captulo, entre ellos el concepto de la amistad literaria y de la colaboracin que esa amistad puede conllevar, un fenmeno que hemos reflejado en el segundo captulo de este estudio y que representa otro elemento comn a los dos escritores. Por otra parte, ambos escritores adolecan de lo que podramos denominar como cierto pseudoanglicismo consistente en una visin muy estilizada y ciertamente idealizada
126 En el relato de su visita a Picasso, Monstruo en su laberinto, el poeta barcelons confiesa que Por muy snob que yo sea o haya sido, que en esta ocasin uno de mis interlocutores era nada menos que Picasso ms bien agudizaba mi depresin que la aliviaba (Gil de Biedma, 1994: 199-200). Captulo 6: Afinidades electivas 123 de la vida inglesa. Eliot estaba enamorado de una idea muy particular que tena de Inglaterra (un poema muy temprano como A Fable for Feasters revela las claves de su mitologa particular acerca de la historia inglesa), pero era una idea que no corresponda con la idea que sus contemporneos ingleses tenan de su propio pas, una visin idealizada y estereotpica y en el cual ellos no se vean reflejados. Gil de Biedma, tambin formara su propia mitologa personal acerca de Inglaterra, aunque fue una mitologa conscientemente creada y debidamente matizada por la irona habitual del poeta barcelons quien ofrecera la siguiente evocacin mtica y deliberadamente tpica de su segunda patria: Inglaterra es la isla mtica del podero martimo, de las populosas tabernas londinenses, los cottages buclicos, las grandes mansiones gticas seoriales, irguiendo entre prados sus torrecillas y pinculos tapizados de hiedra (Gil de Biedma, 1994: 317). Otra coincidencia que, a nuestro parecer, refleja una determinada predisposicin comn ante la vida y la literatura y que creemos interesante sealar, se da en el caso de la enfermedad, vivida por ambos como causa y tema de la escritura y que ejercera una influencia decisiva en la evolucin de la obra de los dos autores. En 1921, el mdico de Eliot le oblig a tomarse unos meses de convalecencia pues su salud fsica y mental estaba en peligro. Fue a Margate, un pueblecito de la costa del sur de Inglaterra y lugar de veraneo tradicional para los londinenses, donde compuso una parte importante de La Tierra Balda (On Margate sands / I can connect/ Nothing with nothing) 127 para despus continuar su viaje hasta Lausana en Suiza donde consigui completar su gran poema. Aunque el autor angloamericano no dej constancia de su opinin al respecto, es evidente que el Captulo 6: Afinidades electivas 124 reposo obligado a tan temprana edad, lejos de aminorar su creatividad, le dio un impulso definitivo. Gil de Biedma por su parte, quien tena que ser plenamente consciente de las circunstancias de la composicin de La Tierra Balda, s fue muy explcito acerca de los posibles beneficios del descanso forzoso debido a una enfermedad moderada y del retiro al cual obligaba. En su artculo Recordando al Doctor Revents, el poeta barcelons asegurara con motivo de la deteccin de su enfermedad por dicho doctor: De la ma guardo, igual que el mdico que me cuid, el mejor de los recuerdos. Para quien se siente con una vocacin intelectual y contemplativa, una tuberculosis moderada durante un perodo de tiempo razonable es, si no se padecen agobios econmicos, el mejor de los regalos. Yo hubiera querido que durase unos meses ms; escrib un libro, poda haber escrito otro (Gil de Biedma, 1994:203). A nuestro juicio, ambos poetas posean una conciencia intensamente literaria que se reflejara en la extraordinaria intertextualidad de su poesa, como en la tercera parte de este estudio. Asimismo, la afinidad temperamental entre los dos autores se puede apreciar en la integracin de los valores terico-crticas eliotianos que presenta la prosa de Gil de Biedma, quien en 1959, la poca de su eliotismo ms intenso eliotismo, formulara el siguiente juicio que evidencia su profunda asimilacin de la crtica eliotiana, como veremos con ms detenimiento en la segunda parte de este estudio: hasta cierto punto el desarrollo de cada personal experiencia traduce a trminos propios el de la tradicin cultural que la ha precedido (Gil de Biedma, 1994: 51).
127 En las arenas de Margate / no puedo relacionar nada con nada Captulo 6: Afinidades electivas 125 Para concluir este anlisis de las afinidades electivas que, a nuestro juicio, subyacen a la huella eliotiana que apreciamos en la obra de Gil de Biedma, nos parece oportuno citar unas palabras del poeta de Moralidades acerca de la afinidad que l mismo apreciaba entre Constantino Cavafis y Juan Gil-Albert: Juan Gil-Albert no es el Cavafis espaol, para emplear un estereotipo de nuestro inveterado provincianismo cultural. La afinidad entre el britanizado griego de Alejandra y el afrancesado valenciano de Alcoy es de otra ndole, y es honda. No se restringe a los pequeos detalles anecdticos recogidos en mi evocacin y a otras muchas coincidencias en gustos actitud, temperamento y circunstancias [...] La afinidad ltima, y asimismo el contraste, reside en el hecho de haber sido Cavafis un exiliado en su tierra (Gil de Biedma, 1994: 310). En definitiva, sera una demostracin muy notable de provincianismo cultural afirmar que el poeta barcelons es el Eliot espaol, aunque el eliotismo de su obra potica y crtica representa, a nuestro juicio, uno de sus rasgos ms destacados. Asimismo, la afinidad entre el estadounidense y el espaol anglfilos era ciertamente honda y presentaba muchas coincidencias en cuanto a gustos, actitudes y temperamento, e incluso en algunas circunstancias familiares y laborales. Estas cuestiones pretextuales fueron la esencia de esa afinidad electiva y tambin sentaron las bases de la relacin intertextual entre ambos poetas que hemos denominado la huella eliotiana de la obra y que analizaremos con ms detenimiento en la segunda y la tercera partes de este estudio. A nuestro juicio, las obsesiones eliotianas, el sentido comn, la modestia, la coherencia, la sensatez y la madurez encontraran su reflejo en el poeta barcelons y formaran la base del eliotismo que se manifestara en su propia obra. 126 PARTE SEGUNDA CUESTIONES TEXTUALES, PARATEXTUALES E INTERTEXTUALES Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 127 CAPTULO 7 INTERTEXTUALIDAD E INTERDISCURSIVIDAD Consideraciones generales Hay una cosa rarsima en la vocacin literaria. Yo puedo imaginar que haya alguien que rompa a bailar sin haber visto nunca bailar; o a esculpir sin haber visto jams una escultura; o a pintar sin haber visto jams un cuadro. Pero no me imagino a nadie escribiendo sin haber ledo. Jaime Gil de Biedma en Espada, 2000:5 No hace falta ms que un conocimiento rudimentario de la relacin entre el Quijote y los romances de caballera para saber que no hay obra que surja de un vaco literario y, como seal el autor de Moralidades, resulta impensable pensar que alguna vez alguien se haya puesto a escribir sin haber ledo un libro antes. A nuestro juicio, esta conclusin tal vez axiomtica est en el origen de la intertextualidad y, naturalmente, en el origen de la profunda relacin intertextual entre T.S. Eliot y Jaime Gil de Biedma. Con independencia de esta relacin, ambos poetas pueden ser considerados como paradigmas de lo que habitualmente se entiende por la intertextualidad, una faceta de sus obras que ellos mismos se encargaron de resaltar a travs de su prosa crtica y que se convirti en una de sus principales seas de identidad. No hay, pues, dos escritores ms idneos para abordar la cuestin de la intertextualidad, ya que la practicaron en todos sus registros (intratextualidad, alusin, pastiche, cita literal, etctera), teorizaron sobre ella antes de que se hubiera Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 128 acuado el trmino y, como sabemos, es el nexo entre ellos al caracterizarse los escritos del barcelons por una profunda huella intertextual de la obra eliotiana. Estamos, pues, ante dos escritores singularmente indicados para ayudarnos a entender en qu puede consistir la intertextualidad en la prctica y tambin para aportarnos su visin particular de la teora. A continuacin, intentaremos ofrecer nuestra propia concepcin del fenmeno intertextual en aras de delimitar el campo de trabajo y aclarar los conceptos de la intertextualidad que rigen este estudio. Antes de Kristeva: las fuentes y las influencias No poet, no artist of any art, has his complete meaning alone. 128 T.S. Eliot, 1972 :15 A pesar de las mltiples discrepancias que han suscitado la concepcin y la aplicacin del trmino intertextualidad, pensamos que todos estaremos de acuerdo en sealar que, hasta la fecha, ningn texto existe en un vaco literario. Desde que en 1967 Julia Kristeva public su famoso artculo (Bakhtin, le mot, le dialogue y le roman) y acu el trmino intertextualidad, se ha desatado una autntica torrente de estudios denominados intertextuales y escritos metatericos que han abordado este fenmeno que no deja de ser una precisin terica muy oportuna acerca de los viejos estudios de fuentes e influencias, ms atentos a los autores y sus biografas que a los discursos propiamente textuales. Aunque no es nuestra pretensin defender la vigencia de aquellos estudios de la vieja preceptiva y del antiguo comparatismo, y no obviamos las deficiencias de su metodologa prescriptivista, pensamos que la labor de Castro Guisasola (en el caso de las Observaciones sobre las fuentes de la
128 Ningn poeta, ningn artista, tiene su sentido completo en solitario. Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 129 Celestina) o los estudios de Kenneth Muir (autor de una obra monumental llamada Shakespeares sources) buscaban unos fines comunes a los nuevos estudios intertextuales aunque fueron caracterizados por unos planteamientos tericos excesivamente positivistas. Sin duda, la operacin matemtica de sumar las influencias para que nos salga el resultado de la obra definitiva carece de rigor y no deja de ser una especie de seudociencia. Sin embargo, antes de examinar la concepcin de la intertextualidad que rige en este estudio, nos parece de justicia sealar los mritos y los logros valiosos de los estudios anteriores. Asimismo, puesto que los vnculos del concepto de la intertextualidad con los estudios de la Literatura Comparada son evidentes, muy pronto los comparatistas haran suyas las tesis kristevianas acerca de las relaciones intertextuales, viendo en ellas un apoyo valioso a su labor habitual de bsqueda positivista de datos sociohistricos y biogrficos para explicar las tendencias imperantes en la produccin literaria y los cambios que se producen en ella a travs del tiempo. A juicio de Claudio Guilln, para los comparatistas el concepto de intertextualidad [...] es esencialmente beneficioso (Guilln, C., 1985:313). Los comparatistas, sin nombrarlo, siempre haban recurrido al estudio intertextual como base de su labor comparativa. Como es obvio, no todo era penumbra crtica antes de la aparicin del citado artculo y, aunque no se manejaba el trmino de forma explcita, los estudios de fuentes e influencias se basaban de modo inmanente en este sistema de anlisis y comparacin textual. Aunque la metodologa y el marco terico que subyacan a tales empresas de bsquedas de fuentes nos pueden parecer del todo inadecuados, sus hallazgos no dejan de ser valiosos por el mero hecho de no haber sido bautizados con el nombre de la intertextualidad. El comentario de Pedro Salinas acerca de estos Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 130 estudios (crtica hidrulica) es tan memorable como excesivamente cruel, y los viejos estudios de fuentes e influencias tuvieron una importancia histrica incuestionable y sentaron las bases de lo que hoy consideramos el campo de la intertextualidad. Como seala Jos Enrique Martnez Fernndez en su estudio de la intertextualidad (Martnez Fernndez, 2001), el hecho de que los trminos fuentes o influencias siguen figurando en muchos ttulos que se anuncian como estudios intertextuales y que la crtica moderna se refiere a los viejos estudios de fuentes e influencias como trabajos intertextuales demuestra hasta qu punto nos es imposible desasociar por completo estos conceptos. La intertextualidad no vino a enterrar los estudios de las fuentes e influencias sino a definirlos, explicarlos y ofrecerles un marco terico de mayor rigor. A nuestro juicio, hay que aceptar su importancia histrica, situarlos en su contexto metaterico y no desechar sus muchos aciertos, sin dejar de proceder con la cautela debida ante trminos potencialmente tan nebulosos, especialmente el de la influencia que lo abarca todo en su sentido ms amplio. Segn Juan Goytisolo, en el caso de un gran escritor: Todo, absolutamente todo influye en l; un libro meditado o ledo por casualidad, un recorte de peridico, un anuncio callejero, una frase captada en un caf, una ancdota familiar, la contemplacin de un rostro, grabado o fotografa (Goytisolo, 1995: 27). Si estamos dispuestos a criticar la falta de rigor de los conceptos aejos de las influencias y las fuentes, habr que sealar que el propio concepto de la intertextualidad, por la extraordinaria amplitud de su campo de referencia y lo que Jos Enrique Martnez Fernndez ha llamado la gran labilidad del trmino, tambin presenta problemas similares de definicin y delimitacin y, si todos coincidimos en calificar de hecho intertextual la asimilacin de un verso de Eliot en el ttulo Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 131 cernudiano de Desolacin de la Quimera, no todos coinciden en recurrir al trmino intertextualidad para explicar esta relacin entre los autores (que no entre los textos) que se plasma en el intertexto. Por mucho que se quiera descontruir el texto original (por no decir que a veces ha parecido ms bien un intento de cargarse al autor), 129 sigue habiendo un sujeto que lee la obra de otro sujeto de carne y hueso, y esa lectura, ese discurso interpersonal y a veces intercultural, ha de influir en el nuevo texto. Quizs habra que precisar que slo se trata de una influencia textual, pues las influencias posibles son inabarcables y desbordan el campo de los textos. Esas otras influencias posibles a menudo resultan claves para entender adecuadamente una obra literaria: la sociedad que la rodea, el momento histrico, los hechos biogrficos, aunque por supuesto no queremos caer en la tentacin de pensar que una biografa explica por s sola una obra. Sin embargo, para limitarnos a los parmetros de nuestro estudio, pensamos que la influencia 130 de Eliot y su obra en los escritos de Jaime Gil de Biedma tiene mucho que ver con el momento histrico de esa relacin intertextual e interdiscursiva y con la condicin social del poeta barcelons. A nuestro juicio, es difcil imaginar a un hijo del bando vencido, un desheredado del proletariado urbano, adhirindose al ideario tradicional de T.S. Eliot, con independencia de la consideracin de su poesa. De los complejos motivos personales y sociales que atrajeron al poeta barcelons hacia la obra y el pensamiento del autor de los Cuatro Cuartetos ya hemos hablado en otros captulos de este
129 Vase el artculo de Luis Garca Montero, Pasiones, Babelia, 17 de noviembre 2001: La necesaria puesta en duda, por ejemplo, del biografismo decimonnico, que haba confundido la Historia de la Literatura con la historia de las vidas de los escritores, lleg a desembocar en la estpida sentencia de muerte del autor, como si la mano que escribe y la voz inventada no fuesen un mbito imprescindible de significacin histrica y literaria. 130 En su diario de 1956, el poeta barcelons haba cuestionado las nociones de influencia y afinidad con respecto a la poesa de Jorge Guilln: En el captulo quinto, Guilln y Valry, o el pleito de las influencias me alargar probablemente en una disquisicin acerca de las influencias literarias, las afinidades y las diferencias. Cmo y en qu sentido es verdad la afirmacin, corriente hace veinte aos, de sus afinidades con Valry? Luego examinar otro tipo de influencia muy distinta contagio, no afinidad: Hugo sobre Valry, un ejemplo bastante curioso (Gil de Biedma, 1991: 189). Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 132 estudio, as que nos conformaremos con constatarlos de nuevo y remitirnos a dichos captulos para un tratamiento ms profundo de la cuestin. En definitiva, la intertextualidad siempre se ha producido en la literatura con o sin ese nombre y siempre ha sido percibida por los lectores y los crticos, quienes, a su vez, se han preocupado por estudiarla como fuente o influencia. La intertextualidad nos parece una precisin terminolgica muy til (basta con mirar la ingente bibliografa que ha suscitado el trmino para comprobar el inters que ha despertado desde la aparicin del citado artculo de Kristeva), pero, evidentemente, no nos ha descubierto ninguna realidad oculta ni ha falsificado ninguna tesis anterior, principalmente porque no estamos ante una ciencia exacta. No cabe aqu ningn hallazgo irrefutable y todo es susceptible de la matizacin que supone la lectura subjetiva de cualquier obra o de la propia historia literaria. Los aejos conceptos de fuentes e influencias pueden parecernos inadecuados para afrontar los estudios intertextuales pero, a poco que indaguemos en el tema, su utilizacin se vuelve ineludible y se constata el indudable parentesco que existe entre ellos y la intertextualidad. Han sido varios los crticos que han sealado lo que ven como la escasa novedad del trmino, entre ellos George Steiner, quien, con su afn habitual de ir a contracorriente, ha hablado de una muestra de la jerga actual para referirse a la verdad evidente de que en la literatura occidental, los escritos ms serios incorporan, citan, niegan o remiten a escritos previos (Steiner, 1991:109) y, entre nosotros, ngel Gonzlez ha insistido en esa misma idea de la escasa novedad del concepto: La hoy llamada intertextualidad se conoca antes por diversos nombres, que venan a significar distintos aspectos de este hecho: rasgo de estilo, de escuela o de generacin; fuentes, influencias, prstamos literarios o- en su forma degradante plagio (Gonzlez, 1994). Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 133 Eliot y la intertexualidad potica El gran poeta es, entre otras cosas, aquel que no solamente restaura una tradicin olvidada sino que entreteje en su poesa cuantos cabos sueltos de tradicin sea posible. T.S. Eliot, 1999: 121 El anlisis y la comparacin son las dos virtudes principales que T.S. Eliot precisaba en la labor crtica, valorndolas muy por encima de la interpretacin. En su ensayo de 1923, La funcin de la crtica, sugiere que la superioridad de estos dos enfoques reside en su relacin con los hechos frente a la mayor volatilidad de la interpretacin. As, en una imagen caractersticamente lgubre, el poeta angloamericano traza la siguiente distincin: Comparison and analysis need only the cadavers on the table; but interpretation is always producing parts of the body from its pockets, and fixing them in place. 131 El propio Eliot tena un sentido muy pronunciado de la intertextualidad de la literatura mucho antes de que se introdujera el trmino kristeviano y es quizs uno de los poetas ms intensamente intertextuales que ha dado la literatura universal. Para demostrar la importancia del fenmeno intertextual, bastara con citar La Tierra Balda, una obra que slo se explica a travs de su extraordinaria intertextualidad, y en su labor crtica el poeta de Saint Louis tambin se destac por su defensa de la tradicin literaria frente al dogma de la inspiracin individual. Aunque a menudo se ha tenido a Eliot por un crtico tremendamente conservador anclado en una visin muy particular de la tradicin, basta con leer su Tradicin y el talento individual para darse cuenta de la gran consonancia de sus ideas con los planteamientos intertextuales ms actuales. En este
131 La comparacin y el anlisis slo necesitan los cadveres encima de la mesa; pero la interpretacin est siempre sacando partes del cuerpo de sus bolsillos y fijndolas en algn sitio. Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 134 conocido ensayo (del cual se suele citar a menudo el famoso concepto de la disasociacin de la sensibilidad, aunque el trmino no aparece en este trabajo sino en su estudio de los poetas metafsicos ingleses, como Gil de Biedma se encarg de recordar) tras cuestionar la originalidad o la diferencia de un escritor y sealar que no poet, no artist of any art, has his complete meaning alone, el autor angloamericano procede a insistir en the importance of the relation of the poem to other poems by other authors y defender su conception of poetry as a living whole of all the poetry that has ever been written (Eliot 1972; 15-17). 132 Si algo caracteriza la poesa modernista de Eliot y la vincula con la poesa posmoderna de Gil de Biedma es la intertextualidad, llevada a cabo con una devocin casi doctrinaria por el primero y a menudo con un espritu ciertamente ldico en el caso del ltimo (no en vano se refiri al juego de hacer versos). La consciente alusividad de la poesa contempornea se ha convertido, sin duda, en una de sus principales seas de identidad. En Espaa se han dado muchos casos de intertextualidad anclada en la tradicin castellana, como el de Blas de Otero y, sobre todo a partir del ejemplo de Cernuda, poetas que demuestran una vocacin intertextual de mbito nacional e internacional como Valente, Gimferrer y Jon Juaristi por citar tres nombres de distintas promociones poticas, y , en este sentido, resulta llamativo comprobar cmo el propio autor de Poemas Pstumos se burlaba de las pretensiones eliotistas de algunos de los novsimos. Gil de Biedma fue un representante muy destacado de ambas corrientes, hasta el punto de suscitar la correspondencia intertextual de admiradores suyos como Juaristi o Manuel Vzquez Montalbn. Como ha sealado Jos Enrique Martnez Fernndez en su citado
132 Ningn poeta o artista tiene su sentido completo en solitario [...] la importancia de la relacin del poema con otros poemas de otros autores [] la concepcin de la poesa como un ser vivo compuesto de toda la poesa que se ha escrito con antelacin. Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 135 estudio, la poesa contempornea se caracteriza sobre todo por el fenmeno intertextual: Como estudioso de la poesa contempornea no he dejado de observar su intensa intertextualidad, explcita o difusa, que integra en el tejido textual voces otras que hacen del texto un cuerpo abierto, taracea a veces de una abundante copia de citas y ecos (Martnez Fernndez, 2001: 9). La intertextualidad eliotiana en la poesa de Gil de Biedma: la huella Words move, music moves Only in time: but that which is only living Can only die. Words, after speech, reach Into the silence. Only by the form, the pattern, Can words or music reach The stillness, or as a Chinese jar still Moves perpetually in its stillness. 133 T.S. Eliot, Burnt Norton Al elegir el trmino huella para definir el rasgo caracterstico de la intertextualidad existente entre las obras de Gil de Biedma y T.S. Eliot, hacemos nuestra la terminologa deconstruccionista, que ve en la huella una consecuencia de la desconstruccin del signo saussuriano efectuado por Derrida (Martnez Fernndez, 2001, 69). As, de acuerdo con los planteamientos derridianos, el significado de una palabra (pongamos que jardn o rosa, por citar dos vocablos recurrentes en la obra de los dos poetas ya citados) no est nica y exclusivamente presente en el signo lingstico, sino diseminado en toda una cadena de significantes. Como es lgico, ninguna palabra existe en un vaco y es siempre precedida, seguida y repetida sin llegar a significar exactamente lo mismo en dos
133 Las palabras se mueven, la msica se mueve / slo en el tiempo; pero lo que est slo vivo / slo puede morir. Las palabras, despus del habla, tienden / al silencio. Slo por la forma, la estructura, / Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 136 ocasiones diferentes. De la misma manera, el texto siempre remite a otros textos anteriores, a otras palabras, a otros signos. En el caso de la intertextualidad observada entre la obra de Gil de Biedma y la de Eliot, ms que un injerto consciente del segundo en los poemas del primero, se aprecia la huella del poeta angloamericano, en el sentido ms estricto del trmino: las palabras claves de Eliot, los topoi, la misma imaginera, los mismos escenarios, aparecen una y otra vez en la poesa del barcelons, sin que lleguen a constituir normalmente lo que se denomina una alusin y mucho menos una cita directa. La presencia indeleble de la poesa del autor de La Tierra Balda en los poemas del autor cataln, se manifiesta a travs del signo eliotiano, asumido por Gil de Biedma, y estas palabras (lo dej dit) nos remiten inexorablemente a la obra original, fusionando ambas obras en una intertextualidad profunda y duradera. La huella intertextual es por definicin un fenmeno implcito, una intertextualidad no marcada, pero creemos que es precisamente la huella, la presencia anterior (la obra de Eliot) en la manifestacin posterior (la obra de Gil de Biedma) la que caracteriza esta relacin intertextual. Si la posibilidad de la huella intertextual es infinita, en este caso su concrecin es puntual e inconfundible. Jenny (1976) ha insistido en la necesidad de distinguir entre la intertextualidad explcita y la implcita, una distincin que nos parece extraordinariamente importante en el caso de la intertextualidad manifiesta de la poesa de Jaime Gil de Biedma. Sin duda, hay una vertiente de su intertextualidad que es plenamente explcita: la que podramos denominar la intertextualidad espaola y en menor medida, la francesa, aunque tambin hay claras alusiones a Auden, Donne y Shakespeare en algunos de sus poemas. Por otra parte, existe una tendencia a la intertextualidad implcita en su poesa y en su prosa crtica, que es, a
pueden las palabras o la msica alcanzar / la calma, como un jarrn chino sigue / movindose perpetuamente en su calma. Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 137 nuestro juicio, precisamente cmo se pone de manifiesto y de forma ms intensa la influencia del poeta de los Cuatro Cuartetos. A nuestro juicio, la distincin estriba en una cuestin de intencionalidad que analizaremos con ms detenimiento un poco ms adelante. Por ahora, intentaremos establecer en qu consiste el concepto de la intertextualidad que pretendemos aplicar en este estudio del fenmeno entre el autor de Poemas Pstumos y su maestro angloamericano. Si convenimos en que uno de los elementos constituyentes del fenmeno intertextual est en su recepcin, en la capacidad del lector de percibir las alusiones y las citas injertadas en el texto, habr que sealar que, como hemos sealado antes, en la poesa de Jaime Gil de Biedma hay dos vertientes muy distintas de la intertextualidad: la que se refiere a la poesa espaola, caracterizada a menudo por sus injertos culturales, frases hechas y coloquialismo (hay referencias meteorolgicas, burocrticas y hasta taurinas en poemas como En el nombre de hoy y Noche triste de octubre), que es, ante todo, de tipo explcito, y la que se nutre de la poesa extranjera (aunque en el caso de la poesa francesa los ejemplos son conocidos y, por la coyuntura histrica y cultural en que se produjeron, fcilmente reconocibles para el lector de poesa de cultura medio alta), y muy especialmente la angloamericana, siendo la de Eliot la presencia textual ms notable y continuada, que es esencialmente implcita. Para no desviarnos excesivamente de los parmetros de este estudio, nos contentaremos con constatar el carcter explcito de la intertextualidad de raz hispana que se produce en la poesa de Gil de Biedma, un fenmeno, por otra parte, que ha sido ampliamente estudiado en diversos artculos y libros. Lo que nos concierne a nosotros es la naturaleza de la intertextualidad que existe entre la obra del poeta barcelons y el canon ingls en general y la obra de Eliot en particular. A nuestro juicio, las alusiones al poeta de los Cuatro Cuartetos no suelen obedecer a un Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 138 afn de exhibicionismo culturalista como se ha sugerido muchas veces en el caso de los novsimos, sino que a menudo parece haber sido una incorporacin inconsciente o, como mucho, un juego libresco o una integracin ldica. Es decir, en un poeta que reconoce haber venerado los Cuatro Cuartetos hasta el punto sabrselos de memoria y adems lleg a afirmar que a menudo descubra huellas eliotianas en sus poemas que ni l mismo sospechaba, no resulta atrevido afirmar que la presencia textual de Eliot en la obra de Gil de Biedma se caracteriza por la huella profunda ms que por una intertextualidad consciente y explcita. Los topoi de la poesa de Eliot (el jardn de las rosas, smbolo de la infancia, el mar, las calles urbanas al atardecer, el paseante solitario, la intrahistoria familiar) estn diseminados a lo largo de la obra Gil de Biedma y muy rara vez se aprecia la presencia deliberada de un injerto textual procedente de la poesa del autor angloamericano. Los guios al lector que forman una parte importante de la intertextualidad de la poesa contempornea, y que en los versos de Gil de Biedma adquieren un protagonismo muy notable (Luis Garca Montero ha dedicado un estudio muy completo a este fenmeno titulado, con una correspondiente vocacin intertextual, El juego de leer versos) no cuentan con las mismas garantas de percepcin en el caso de la intertextualidad procedente del canon britnico. Las alusiones a Auden (De ahora en adelante), Donne (Pandmica y Celeste) y Shakespeare (Pandmica y Celeste y A travs del espejo, este ltimo poema dedicado a su amigo y compaero en anglofilia literaria, Gabriel Ferrater) son muy claras para cualquier lector de literatura inglesa, y en absoluto hace falta ser un lector doctus para aprehender estas referencias, que por otra parte apenas se disimulan, llegando incluso a citar el nombre del poeta en el caso de Auden (Cada maana trae, como dice Auden, verbos irregulares que es preciso aprender), sealar la condicin de cita y remitirnos al autor en el caso de Donne (que sus misterios, como dijo el poeta, son Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 139 del alma, pero un cuerpo es el libro en que se leen) o ofrecer reformulaciones muy claras de un mismo ttulo en el caso de Shakespeare (trabajos de amor dispersos y trabajos de seduccin perdidos nos remiten inequvocamente a la obra titulada Trabajos de amor perdidos del dramaturgo ingls). Sin embargo la mayora de las alusiones a Eliot (y las hay, a pesar de nuestra creencia de que, en general, la presencia eliotiana en la obra de Gil de Biedma se caracteriza ms bien por la huella) son difcilmente perceptibles para un lector no doctus, pues ni estn sealadas como citas o alusiones y en su reformulacin no se mantiene fielmente la sintaxis original. Hay dos alusiones indiscutidas que han aparecido en la totalidad de los estudios publicados sobre la vertiente intertextual del poeta de Moralidades: los cansados hombres en pijamas de Idilio en el caf que, a juicio de todos, parece haberse inspirado en los lonely men in shirtsleeves (cansados hombre en mangas de camisa) de La cancin de amor de J. Alfred Prufrock y las noches en hoteles de una sola noche de Pandmica y Celeste que demuestra una indudable relacin intertextual con la referencia eliotiana a restless nights in one- night cheap hotels (noches inquietas en hoteles de una sola noche) del ya citado poema eliotiano. Creemos que, hasta ahora, no se han ofrecido muchos ms ejemplos de alusiones claras a la poesa de Eliot en la poesa gilbiedmana (aunque trataremos este tema con ms profundidad en el ltimo captulo de este estudio), sin duda porque para aprehender la mayora de las alusiones a Eliot en la obra potica de Gil de Biedma, habra que ser un lector razonablemente docto en la obra del poeta angloamericano. En este sentido, el propio poeta barcelons haba ironizado acerca de la tan cacareada anglofilia de los novsimos, sealando que su admiracin por la poesa en lengua inglesa operaba en proporcin inversa a sus conocimientos del ingls: Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 140 Cuando se piensa en la autoridad y la influencia que ejerci Ezra Pound sobre nuestros jvenes poetas de los aos setenta, cuyos conocimientos directos del ingls eran por lo general de una modestia encantadora (Gil de Biedma, 1994: 356). La imitacin - el primer paso de la intertextualidad Es necesario, tambin, buscar una tradicin, unos maestros a imagen y semejanza de los versos que intentamos hacer. Jaime Gil de Biedma, 1994: 68 Gil de Biedma reconoca que a veces se propona la imitacin como un modo de componer, 134 y en este sentido hay que entender la eleccin del ttulo de su ensayo acerca de la literatura de la Edad Media, La imitacin como mediacin, o de mi Edad Media, en el cual explica la imitacin potica como un ejercicio esencialmente ldico y formativo, en el cual no haba que confundir fondo y forma. 135 Asimismo, el poeta barcelons trazaba una distincin entre sus relaciones con otros libros como lector (hablara de su sensibilidad de espontneo lector que lee por gusto y por pasin de leer) y como escritor, en especial de la poesa medieval (segn nuestro poeta, Mis lecturas jams han sido excesivas y a partir de cierto momento fueron casi siempre interesadas; en los poetas medievales apenas busqu otra cosa que lo que necesitaba encontrar para escribir los poemas que deseaba escribir). As, al reconocer lo interesadas de sus lecturas, el autor de El pie de la letra sealara las claves de su relacin como escritor con otros textos: buscaba su aprovechamiento como materia prima de los poemas que l quera escribir. La mutua dependencia entre el escritor y el lector es importante porque explica la naturaleza
134 El poema Epigrama votivo est subtitulado en imitacin de Gngora. 135 En un ensayo de 1962 titulado El ejemplo de Luis Cernuda, nuestro poeta afirmara que la distincin ms o menos consciente- entre fondo y forma es un elemento primordial en nuestro Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 141 del proceso de elaboracin intertextual de Gil de Biedma, un proceso consciente que se aprecia en la densa alusividad de muchos de sus poemas. Sin duda el reconocimiento de la bsqueda en otros poemas de lo que uno necesita para escribir los propios est a una distancia sideral de la doctrina del genio y la originalidad. Pensamos que la influencia eliotista en la obra del barcelons lleg mucho ms all de la mera imitacin adolescente y el hecho de que el mismo confesara encontrar elementos de la poesa de Eliot en sus propios poemas que antes no haba apreciado nos habla de una asimilacin muy profunda, una incorporacin intertextual inconsciente de este poeta a quien empez a leer siendo muy joven y cuya poesa le acompaara a lo largo de su vida. Su eliotismo se convertira en una pasin que le llev a saberse de memoria una obra como los Cuatro Cuartetos y tal pasin no poda sino manifestarse de manera intensa en sus propios versos. Respecto al dilema que supone para el joven aprendiz de poeta la asimilacin de otras voces y la bsqueda de la propia voz potica, nuestro poeta dira: Como todo poeta joven y adiestrado en el arte de hacer poemas, vacilaba entre la vocacin de llegar a ser contemporneo de m mismo y el halago de seguir sintindome idealmente contemporneo de mis maestros (Gil de Biedma, 1994: 270). Obviamente, Gil de Biedma no vea ninguna contradiccin entre la bsqueda de la voz propia y la asimilacin de los modelos poticos a imitar. Su filosofa del aprendizaje a travs de la imitacin sincera se manifiesta en El juego de hacer versos cuando expresa su simpata por el joven aprendiz de poeta que empieza a escribir en los aos de la adolescencia y que hace bueno el dicho ingls segn el cual la imitacin es la forma ms sincera del halago:
disfrute de lectores: sin l no podramos apreciar cmo, y hasta qu punto, ha logrado el poeta Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 142 Y son nuestros poemas del todo imaginarios - demasiado inexpertos ni siquiera plagiamos Para nuestro poeta, la imitacin de determinados autores era necesaria para llegar a encontrar la propia voz, y la imitacin irnica de las formas ajenas era, cuando menos, un ejercicio divertido cuando no un comentario irnico (de Apologa y Peticin, el autor barcelons dira que su intencin era ciertamente irnica pero no frvola) sobre las mismas. Sin embargo, era la capacidad de distanciamiento irnico, de asimilar de forma crtica la tradicin y establecer las pautas diferenciales entre aquella y la poesa que uno quiere hacer: Todo poeta eminente suele hacer ms difcil el trabajo a sus sucesores, segn deca Eliot. Para llegar a ser contemporneos de nosotros mismos es necesario ensearse a analizar crticamente la inmediata tradicin en que nos hemos formado y es necesario emanciparse mediante la formulacin de los supuestos estticos fundamentales de la poesa que intentamos hacer, que no son exactamente los mismos en que se fundaba aqulla (Gil de Biedma, 1994: 271). En el ya citado ensayo sobre la imitacin, el poeta barcelons ofrece todo un recital prctico sobre la construccin de un intertexto, sobre todo en el caso de Albada, una composicin bastante ms ambiciosa, intenta la puesta al da de otro estereotipo de la lrica medieval, la separacin de los amantes al amanecer, tal como se da en los trovadores (Gil de Biedma, 1994: 278). En una conferencia impartida en la Universidad de Barcelona en 1982, Gil de Biedma llegara a afirmar
concertar uno y otra (Gil de Biedma, 1994: 66). Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 143 que la imitacin es necesaria, es la nica forma de llegar a escribir poesa. Uno escribe en funcin de lo que ha ledo (Rovira, 1986:175). Evidentemente, la imitacin no slo le pareca inevitable sino necesaria y deseable, y un poeta que practicaba y defenda la imitacin con tal afn slo poda caracterizarse por la intertextualidad de su obra posterior, como as fue en el caso del autor de Compaeros de viaje. La intertextualidad a travs de la traduccin: el problema de la percepcin Espero, con todo, haber evitado ese aire de hospiciano recin rapado tan frecuente en las traducciones espaolas Jaime Gil de Biedma, 1999: 28-29 El conocimiento del intertexto es un elemento imprescindible para el fenmeno intertextual en su plenitud, y ha de existir al menos la posibilidad de este conocimiento para que la intertextualidad se pueda producir. De lo contrario, se trata de una broma privada cuyo esoterismo imposibilita la percepcin por parte del lector no iniciado en los secretos del grupo. Pensemos, por ejemplo en un caso extremo, una alusin en castellano a un texto de una lengua minoritaria que no ha sido traducido: la intencionalidad est sin duda, pero no se cierra el crculo intertextual, y habra que considerarlo un caso de intertextualidad esotrica o incluso imposible, puesto que la posibilidad de conocimiento del texto original es un sine quae non del fenmeno intertextual. Como ha sealado Jos Enrique Martnez Fernndez: Cualquier texto previo puede ser utilizado en la produccin del nuevo texto, pero entra dentro de la prctica lgica el uso alusivo de textos conocidos para facilitar la interaccin comunicativa con el receptor (Martnez Fernndez, 2001: 40). Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 144 La traduccin literaria les interesaba vivamente tanto a Gil de Biedma como a Eliot, y ambos ejerceran de traductores. Sobre la traducibilidad del autor de los Cuatro Cuartetos y, como ya hemos visto, con un dardo apenas disimulado hacia la excesiva intertextualidad y exhibicionismo cultural de los novsimos, el poeta de Moralidades hablara de la antigua y slida reputacin de que disfruta Eliot entre nosotros, la justeza de estas apreciaciones salta a la vista [...] Pound y Eliot son efectivamente traducibles, aunque por supuesto nada fciles de traducir. De la suerte que ha corrido el primero no me considero muy enterado, pero en lo que se refiere a Eliot creo que ha tenido, y seguir teniendo, mejor fortuna en cataln (Gil de Biedma, 1994: 356). 136 Tradicional y necesariamente, la intertextualidad de la literatura extranjera se ha llevado a cabo principalmente a travs de la traduccin, sobre todo entre lenguas no hermanas que por razones culturales no han tenido el mismo proceso de confluencia. Es decir, si la percepcin representa uno de los pilares imprescindibles de la construccin intertextual, en el caso de la literatura extranjera, tal percepcin depende de la traduccin y evidentemente no puede darse por hecha, presentando as una problemtica muy especial. Sin embargo, la traduccin es un hecho literario de indudable peso y no resulta difcil recordar frases traducidas que forman parte de la conciencia colectiva de cualquier lector: desde los casos ms notorios como el ser o no ser de Hamlet hasta el verso de un poema de John Donne que da ttulo a una novela de Hemingway (Por quin doblan las campanas), la transmisin textual a travs de la traduccin forma parte de nuestro bagaje cultural y nuestra aportacin al nuevo texto. La Biblia es, sin duda, el texto traducido de mayor importancia en la historia cultural del mundo occidental y su desconocimiento en lengua original
136 A nuestro juicio, habra que tomar esta aseveracin cum grano salis, ya que forma parte del prlogo a una traduccin catalana realizada por un amigo del poeta en la cual l mismo haba Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 145 (pocos podemos presumir de leer el hebreo o el arameo) nunca ha sido bice para toda clase de citas y alusiones en textos literarios y no literarios, llegando a ser indudablemente el caso ms resonante del fenmeno intertextual a travs de la traduccin. El estudio de las traducciones bblicas, por su parte, constituye toda una escuela en s misma que nos sirve para comprobar que la intertextualidad a travs del conocimiento de un texto traducido no es ningn espejismo, aunque, sin duda, resulta mucho ms complicada contar con su eficacia en cuanto a las posibilidades de percepcin que estarn condicionadas por la difusin del texto traducido. Respecto a las lecturas que Gil de Biedma hizo de textos eliotianos en traducciones castellanas y catalanas, disponemos de algunos datos muy concretos gracias al diario de 1956 del propio poeta barcelons, algunos ensayos suyos (Four Quartets es el ms importante en este sentido) y, sobre todo, la cronologa de lecturas que fue reproducida en el libro de Shirley Mangini en 1981, un estudio que cont con la colaboracin personal (aunque fue quizs una colaboracin algo interesada en cuanto a su orientacin posterior de las lecturas) del autor de Poemas Pstumos. As, pues, la lista de traducciones castellanas o catalanas que afirmaba conocer es la siguiente: la traduccin que Vicente Gaos hizo de los Cuatro Cuartetos en 1951 y que el poeta barcelons reconoce haber ledo al ao siguiente, es decir, un ao antes de partir para Oxford donde tambin empez a leer los poemas de Eliot por primera vez en su lengua original; la versin catalana de La Tierra Balda (La Terra Gastada, 137 que su amigo Juan Ferrat haba publicado en el nmero 21 de Laye en 1952 y que fue comentada con asiduidad por el crculo de amigos de Gil de Biedma como sabemos por el diario de 1956); la traduccin de La Tierra Balda de ngel Flores que data del ao 1930; un volumen de Poesas, obra de varios traductores
colaborado. Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 146 (aunque no lo dice el poeta barcelons, entre los traductores figuraban Dmaso Alonso, Leopoldo Panero, Jos Luis Cano y Jos Antonio Muoz Rojas) publicada en la Coleccin Adonais en 1946; la traduccin de las Poesas Completas por parte de Jos Mara Valverde de 1963. 138 En lneas generales, el resumen que nuestro autor formula de las traducciones al castellano de la poesa eliotiana a disposicin de sus contemporneos es bastante completo, aunque en Latinoamrica (principalmente en Mxico y Argentina) se haban publicado otras traducciones de la obra del poeta angloamericano. Aunque la intencin de nuestro poeta al realizar esta enumeracin de traducciones no era la de ser exhaustivo, slo se le escaparon algunas traducciones publicadas en Espaa: dos versiones de The Hollow Men (Los hombres huecos), una de Len Felipe aparecida en la revista Contemporneos en 1930 (vol.3, nm.33) y otra de Jos Antonio Muoz Rojas publicada en Cntico en 1949 (nm.8); la traduccin de La Tierra Balda de Enrique Mungua (El Pramo) que tambin apareci en el ya citado nmero de Contemporneos en 1930; una traduccin parcial de La Tierra Balda de Mariano Manent, publicado en Poesa Inglesa. Los contemporneos en 1948 (Gil de Biedma s cita a Manent como traductor al cataln de Eliot) y otro tomo del mismo traductor de 1958 publicado en la editorial de Jos Jans de Barcelona (resulta sorprendente que Gil de Biedma no supiera de la existencia de esta traduccin); de 1963, otra recopilacin de poesa inglesa a cargo de Dmaso Alonso con traducciones eliotianas de ste ltimo y tambin de Vicente Gaos, Leopoldo Panero y
137 Esta traduccin tambin sera publicada con el nombre de La Terra Eixorca. Vase al respecto Riera, 1988: 138. 138 De las distintas traducciones, ofrece una valoracin desigual: del librito de Adonais no he guardado impresin ninguna; del trabajo de Flores, slo el disparate de traducir the loitering heirs of city directors por los perezosos hijos de empleados municipales. (la traduccin ms correcta sera ser los ociosos herederos de los directores de la ciudad, aunque Juan Eslava Galn lo ha traducido con ms libertad y ms fortuna como los alegres vstagos de paps preeminentes) Las traducciones de Gaos y Valverde son nada ms que fieles al decir del texto original, aunque no estn limpias de errores uno de ellos compartido: ground swell (o sea, mar gruesa) literalmente se convierte en Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 147 Jos Antonio Muoz Rojas; una traduccin de La Tierra Balda de J.M. Aguirre, aparecida en Zaragoza en 1965; unas traducciones de Jess Daz que formaban parte de su estudio sobre Eliot, publicado en 1969; otra traduccin de La Tierra Balda, esta vez a cargo de Agust Bartra y publicada en Barcelona en 1977; la traduccin de La Tierra Balda de Avantos Swan de 1982. Por ltimo, hay algunas traducciones posteriores al citado prlogo de Gil de Biedma, como las de Esteban Pujals Gesal (los Cuatro Cuartetos) y Juan Eslava Galn (El Yermo, su traduccin de La Tierra Balda), y una traduccin de muy reciente aparicin (2001) de La Tierra Balda, Cuatro Cuartetos y otros poemas de Eliot llevada a cabo por Juan Malpartida y Jordi Doce. Todo este corpus de traducciones (y citamos tan slo las traducciones poticas al castellano realizadas en Espaa, sin contar las abundantes ediciones latinoamericanas ni la gran difusin que la obra de Eliot ha tenido en la lengua catalana) nos da una idea de la familiaridad con la obra del poeta de La Tierra Balda que est al alcance de cualquier lector de poesa en Espaa. Eliot es, sin duda, el poeta contemporneo en lengua inglesa (e incluso nos atrevemos a decir el poeta extranjero) ms traducido y ms conocido por el pblico lector espaol, de modo que, si la traduccin ha de formar la base del juego intertextual e incide en la posibilidad de conocimiento y percepcin, estamos ante un caso singularmente indicado para ello. Sin duda, la relacin intertextual depende para su consecucin completa de la percepcin del lector, un elemento imprescindible que se torna ms difcil de asegurar en el caso de un intertexto extranjero. Se precisa la competencia del lector para percibir y para descifrar una intertextualidad interlingstica, y en el caso de Eliot en Espaa es, tras Shakespeare, el autor anglosajn ms fcilmente
hinchazn de la tierra y ola de fondo (Gil de Biedma, 1994, 356-357). La precisin de la cita nos da una idea del grado de conocimiento que el autor barcelons tena de los textos originales de Eliot. Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 148 identificable. A nuestro juicio, habr pocos lectores de poesa incapaces de percibir la procedencia de frases como Abril es el mes ms cruel o El tiempo presente y el tiempo pasado estn quizs presentes en el tiempo futuro. Como Gil de Biedma, Eliot tambin ejerci de traductor, realizando una versin inglesa de Anabase de Saint-John Perse, un autor que les interesaba por igual a Jaime Gil de Biedma 139 y Carlos Barral quienes en 1952 ofrecieron conjuntamente dos conferencias en el Instituto Francs de Barcelona sobre la obra titulada Pluies de este mismo poeta francs. La traduccin la inici en 1926 (con la colaboracin del propio Saint-John Perse) en un intento de superar el bloqueo creativo que haba sufrido desde la publicacin de La Tierra Balda en 1922 y un volumen de sus poesas reunidas en 1925 (Poemas 1909-1925) hasta la publicacin de Los hombres huecos en 1930, el mismo ao en el que public su traduccin de Anabase. Todo parece indicar que el proceso de traducir la poesa de otro le ayud a liberar de nuevo su propia creatividad y, adems, en cuanto a la intertextualidad inherente a la traduccin, l mismo crea que el poema del autor francs haba influido en su propia obra y vaticin que futuros estudiosos de su poesa descubriran la importancia de la huella de Saint John Perse en los poemas que escribi durante el proceso de traduccin y en los aos posteriores (Ackroyd, 1984:189). De hecho hay huellas del vocabulario y de la imaginera de Anabase en El Viaje de los Magos, Marina y Mircoles de Ceniza, y, sobre todo se nota la presencia de lo que Eliot, en el prlogo a su traduccin, haba llamado el tono declamatorio. Eliot planific otras traducciones, aunque ninguno de estos proyectos lleg a ser publicado. Asimismo, en su poca de estudiante en Pars, se entretuvo imitando a sus poetas favoritos como Laforgue y Baudelaire (una prctica a la que siempre recurra para
139 En el Retrato del artista en 1956, Gil de Biedma describe una familia que me ha recordado mi infancia y los poemas juveniles de Saint-John Perse (Gil de Biedma, 1991: 9). Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 149 desbloquearse), cuyos poemas confesaba no entender del todo al principio, aunque le gustaban el ritmo y los sonidos sensuales de sus versos. Quizs el caso ms intenso de la intertextualidad a travs de la traduccin, es decir de la asimilacin por parte del traductor de un autor traducido por el traductor, sea el de un autor que tambin representa un nexo entre Gil de Biedma y Eliot: Baudelaire, cuyas traducciones de Edgar Allan Poe constituyen a juicio de muchos crticos uno de los hitos de la traduccin literaria. Acerca de la compenetracin entre los dos a travs de la traduccin y la percepcin del autor americano que la versin baudeleriana haba creado, nuestro poeta ha dicho que a los veintids aos mis nociones de modernidad potica se fundaban en Baudelaire, en Edgar Allan Poe, el famoso poeta francs, a quien no hay que confundir con su homnimo norteamericano, un escritor muy distinto (Gil de Biedma, 1994: 271). En definitiva, la traduccin siempre ha sido uno de los principales cauces de la influencia intercultural y, por lo tanto, se sita en el epicentro de lo que podramos denominar la intertextualidad interlingstica o intercultural. La apropiacin por parte de Lorca de las preocupaciones temticas y hasta de algunos rasgos estilsticos del Walt Whitman de Hojas de Hierba se deba principalmente a su conocimiento a travs de la traduccin, y la recepcin lorquiana de Whitman y su composicin de un poema como Oda a Walt Whitman en clave whitmaniano slo pudieron consumarse mediante la cultura de la traduccin. 140 Es decir, tanto el escritor como el lector perciben la intertextualidad a travs de su conocimiento de la traduccin, y, en el caso de Gil de Biedma y la poesa de Eliot, la lectura gilbiedmana de ste ltimo se inici mediante la traduccin y se consolid en la lengua original. A nuestro
140 En el caso de Lorca y sus lecturas de Walt Whitman y Eliot, el granadino contaba con la ventaja de que dos amigos suyos durante su estancia en Nueva York, ngel Flores y Len Felipe, haban traducido a los dos poetas norteamericanos y le ayudaron a formar su propia visin de su obra, con todas las consecuencias que tuvo para su Poeta en Nueva York. Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 150 juicio, los conocimientos de la poesa de Eliot por parte de los lectores de poesa espaoles (convendremos en que es un poeta muy traducido y muy conocido, aunque de forma algo superficial, poseedor de una antigua y slida reputacin entre nosotros a decir de nuestro poeta) se deben en gran medida a la importante difusin de su obra a travs de la traduccin. La relacin intertextual entre Jaime Gil de Biedma y T.S. Eliot y su percepcin por parte de los lectores del poeta barcelons, se construy fundamentalmente a travs de la traduccin del poeta angloamericano y el fenmeno intertextual en este caso no opera (es decir, no es percibida, no se cierra el crculo intertextual) sin ella. El problema de la percepcin, de la capacidad del lector para identificar y descifrar la referencia intertextual ha llevado a algunos a distinguir entre el lector doctus y el lector illiteratus, sugiriendo una escala de competencia lectora que incidir siempre en la recepcin. A nuestro juicio, es absurdo leer un poema preocupado por si uno va a percibir todos los elementos que lo configuran (recordemos que Eliot haba advertido del peligro que corre el lector que padece la obsesin de ser listo y de encontrar algo no sabe qu a ciencia cierta- o de que no le tomen el pelo), lo cual presupone una nica lectura correcta y completa, una recepcin ptima y otra equivocada, que nos parece a todas luces una pura quimera a la luz de las nuevas teoras de la recepcin. La intertextualidad no debe pretender excluir a nadie, ni distinguir entre lectores buenos (los que son capaces de captar todas las alusiones) y malos (los pobres ignorantes a quienes se les escapan las alusiones a la poesa alemana de la Baja Edad Media). Indudablemente, hay un elemento de divertimento libresco en el juego intertextual (la parodia no es sino un ejercicio que pretende divertir a unos a costa de burlarse de otros), pero corre el riesgo inherente de convertirse en exhibicin pedantesca cuando el autor pretende avasallar con sus lecturas y reduce al lector a la condicin de espectador pasivo, Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 151 condenado a maravillarse ante la erudicin del poeta y resignarse a un esfuerzo acadmico por descifrar su intertextualidad hermtica. Riffaterre propone el saber literario como elemento imprescindible del fenmeno intertextual, aportando su reescritura, distingue entre intertexto (conjunto de los textos ledos) e intertextualidad (fenmeno que orienta la lectura del texto, que gobierna su interpretacin y que es lo contrario de la lectura de la lectura lineal) y afirma que la prctica de la intertextualidad se debe a la participacin activa del lector, a su reescritura de lo no dicho (Riffaterre, 1979, 121). Aunque nos parece acertado el hecho de sealar la participacin del lector en el fenmeno intertextual, pues sin percepcin por parte de ste, no hay intertextualidad completa, sino un dilogo cojo y desequilibrado, nos parece que, en su nimo de defender la implicacin del lector en el fenmeno de la recepcin, tal enfoque carga las tintas demasiado sobre el escritor, aminorando su figura hasta el punto de insinuar que el lector tiene que interpretar y reescribir lo no dicho. Que algo est ms o menos explcito, que se transmita a travs de la irona o la alusin, no quiere decir que no est escrito o que no haya un responsable nico de ese acto inicial de creacin. A veces las ganas de desacralizar al escritor toman visos de desprestigiarlo hasta el punto de relegarlo hasta un puesto de escasa implicacin con la recepcin de su propia obra. A nuestro juicio, cabe sealar que el Eliot de La Tierra Balda pec en exceso de esta exhibicin pedantesca (el propio autor se sinti obligado a ofrecer las famosas notas 141 para orientar su lectura y tambin para contrarrestar las acusaciones de plagio que se vertieron sobre el libro), aunque el resultado tambin fue uno de los textos ms extraordinarios e influyentes del siglo veinte. En este sentido, y a la luz de Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 152 la afinidad temperamental que hemos analizado en la primera parte de este estudio, nos parece significativo que el joven Gil de Biedma optara por la mayor madurez de los Cuatro Cuartetos, una obra cuya intertextualidad es ms reducida en el nmero de autores citados, aunque ms profunda en su seguimiento, lejos del exhibicionismo culturalista de La Tierra Balda. 142 La intertextualidad presente en la obra potica del autor de Moralidades no suele ser especialmente exhibicionista ni mucho menos hermtica, a diferencia de la que se observa en gran parte de la obra de Jos ngel Valente, por ejemplo, cuya poesa requiere un lector hipercodificado y rechaza, por tanto, al receptor masivo, en un retorno de la poesa al circuito minoritario caracterstico de la tradicin potica moderna (Romano, 1994: 123). As, pues, en el caso de la literatura espaola, la intertextualidad gilbiedmana, consiste habitualmente en reformulaciones muy claras de poetas como Gngora, Alberti y Cernuda, en la francesa, de citas directas y conocidas de Baudelaire y Mallarm, y, en el caso de la inglesa, esa intertextualidad se produce habitualmente de forma muy marcada (las alusiones a Donne y Auden), muy clara y repetida (la alusin a Shakespeare y sus Trabajos de amor perdidos, ttulo que parece haber marcado intensamente a nuestro poeta, ya que lo reformul en ms de una ocasin) o bien de manera mucho ms profunda y hasta inconsciente en el caso de Eliot, con la excepcin de algunas alusiones ms o menos directas que valoraremos en la ltima parte de este estudio. Sin embargo, todos los crticos han coincido en sealar la presencia de la poesa eliotiana en la obra de Gil de Biedma y han insistido en su importancia, sin que se hayan presentado, a nuestro juicio, ms que unos pocos ejemplos textuales.
141 El propio Eliot, con su habitual autocrtica y cierto prurito anti-intelectual, se refiri a las notas a La Tierra Balda como this remarkable example of bogus scholarship. (Este notable ejemplo de falsa erudicin). 142 Hay una parodia memorable de esta obra de Eliot realizada por la poeta inglesa Wendy Cope, Waste Land Limericks, que termina de la siguiente manera: The thunder, a shower of quotes / From the Sanskrit and Dante. / Da. Danyata. Shantih. / I hope youll understand the notes ( El trueno y una lluvia de citas / del snscrito y de Dante. / Da. Danyata. Shantih. / Espero que comprendan las notas) Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 153 Cuando hablamos de la recepcin de Eliot en Espaa a travs de la traduccin, indagamos necesariamente en las posibilidades de percepcin en la recepcin de una obra marcadamente eliotista como fue la de Gil de Biedma. Cuando el autor del intertexto ha ejercido adems de traductor de la obra del autor original, las cosas se vuelven ms complejas a la par que ms intensas y la relacin se profundiza. La definicin del fenmeno del autor que ejerce de introductor, traductor y, sobre todo agente intertextual de un autor extranjero ha sido analizada por Weisstein (1975) en su Introduccin a la Literatura Comparada, y en su estudio de 2001, Jos Enrique Martnez Fernndez ha vuelto a prestar atencin al tema. En unas palabras que muy bien se podran haber dedicado a la relacin literaria entre nuestro poeta y el autor de los Cuatro Cuartetos, nos habla de: La recepcin singular de una obra extranjera por un escritor determinado, caso ms importante an si el escritor-receptor acta de intermediario (as, por ejemplo, el Baudelaire de Las Flores del Mal traducido por Antonio Martnez Sarrin, que hace de intermediario); la imagen que el escritor fabrica como crtico de autores extranjeros, as como de sus obras; el tema de la traduccin; la repercusin o eco de los clsicos. (Martnez Fernndez, 2001: 68) Es decir, para su generacin literaria y sus lectores, el autor de Moralidades no slo tradujo una de las obras capitales del pensamiento crtico de Eliot, sino que con su prosa incidi notablemente en el conocimiento y la percepcin de la obra del poeta angloamericano en Espaa (sin desdear, por supuesto, la importancia que tuvo en este sentido el trabajo de poetas como Luis Cernuda o Jos Antonio Muoz Rojas), una labor que, irnicamente, servira de apoyo fundamental a la percepcin de la intertextualidad eliotista en su propia obra, una intertextualidad que es, insistimos, habitualmente implcita cuando no inconsciente. En el caso de Gil de Biedma y el eliotismo espaol, pues, estamos ante un caso notable de lo que ha sido Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 154 denominada la recepcin productiva. A nuestro juicio, los escritos del autor cataln acerca de la obra de T.S. Eliot han incidido de manera muy clara en la recepcin de ste ltimo en Espaa, 143 al igual que la poesa de Gil de Biedma, identificada habitualmente como deudora de la tradicin anglosajona y, de manera muy especial, de la obra del poeta de Saint Louis, ha influido sin duda en la lectura de Eliot (tanto en traduccin como en su lengua original) de al menos dos generaciones de poetas espaoles. En este sentido, basta con recordar el poema titulado Intento formular mi experiencia de la poesa civil (como se ve, la aficin a las relaciones intertextuales de la poesa contempornea es prcticamente insaciable) en el cual Jon Juaristi acua el trmino el sndrome de Prufrock para observar con humor el fenmeno del eliotismo espaol a luz de la obra de Gil de Biedma, y la propia obra del autor bilbano constituye uno de los testimonios ms sonados de este fenmeno de recepcin productiva que se fragu entre el autor de Moralidades y el gran poeta angloamericano. Si toda obra puede leerse desde otra obra, qu duda cabe de que muchos lectores espaoles han ledo a Eliot condicionados por la obra de Jaime Gil de Biedma. Una cuestin de intencionalidad Y los poemas son un modo que adoptamos para que nos entiendan y que nos entendamos. Jaime Gil de Biedma, El juego de hacer versos
143 En su bibliografa reducida acerca de la obra de Eliot que acompaa su traduccin eliotiana de 2001, Juan Malpartida y Jordi Doce slo consideran procedente incluir dos referencias espaolas, ambas de Jaime Gil de Biedma. Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 155 Como hemos sealado anteriormente, en la intertextualidad manifiesta de la poesa de Jaime Gil de Biedma hay una diferencia notable entre la intencionalidad que se observa en el caso de las alusiones espaolas (e incluso las francesas, que suelen existir como citas directas a textos muy conocidos por los contemporneos lectores del poeta) y el carcter ms difuso, subcutneo de la intertextualidad angloamericana que a veces toma cuerpo como alusiones ms o menos directas a Auden o Donne, o alguna que otra trascripcin de Shakespeare, aunque en el caso de Eliot son ms bien indirectas, presencias testimoniales de la profundidad y la fruicin de su lectura, en definitiva, evidencia de las huellas de su poesa. No es que cuestionemos la intencionalidad de la escritura del poeta barcelons, ni estamos sugiriendo que los poemas fueran escritos en una especie de trance inducido por la impresin que le haba creado la lectura tan apasionada de los Cuatro Cuartetos, pero s que la presencia de Eliot en sus poemas no siempre obedece a criterios de intertextualidad consciente y precisa (recordemos que l mismo insista en el hecho de que a menudo descubra huellas eliotistas insospechadas a lo largo de su obra y en la de Cernuda tambin). Si la influencia de por s es una campo abierto, y un olor, una noticia, una sensacin apenas recordada pueden influir en un poema (al fin y al cabo, no es otra cosa el famoso correlato objetivo eliotiano), la influencia literaria es igual de imprecisa y no toda la intertextualidad es igual de clara o igual de consciente. La alusin y la cita son, evidentemente, procesos textuales muy conscientes, pero la influencia abarca un campo mucho ms difuso y el cmulo de lecturas de cualquier persona no se manifiesta en cada momento con la misma intensidad. Hay lecturas que se recuerdan con ms precisin y lecturas profundas y repetidas que son capaces de sustentar la escritura de un poeta igual que la tradicin oral y las fuentes extraliterarias. Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 156 A nuestro juicio, cabe hablar de la influencia de Eliot en la poesa, la teora potica (o la ausencia de ella en la madurez) 144 y en el anlisis literario de Gil de Biedma, y a veces esta influencia se manifiesta de una manera netamente intertextual, aunque la mayora de las veces su naturaleza es ms profunda pero igualmente cierta: en los poemas, en la asimilacin de los topois de la poesa eliotiana, la imaginera de los Cuatro Cuartetos, un gusto por las formas clsicas reelaboradas con irona moderna, la presencia de la tradicin y su yuxtaposicin con la realidad ms prosaica del mundo moderno; y en la prosa crtica, en el afn de mesura y sentido comn, la bsqueda de la objetividad que aporta la distancia histrica, y cierta postura de lector aficionado metido a crtico circunstancial. 145 Hablaremos mucho ms detenidamente de todo esto en los apartados correspondientes al estudio de la poesa y la prosa gilbiedmana a la luz de la obra de Eliot. No obstante, si se nos permite rescatar el trmino influencia del abandono al cual ha sido relegado por su escasa precisin (una acusacin que, por otra parte, bien se podra dirigir hacia la propia intertextualidad, pues Martnez Fernndez ha hablado de la gran labilidad del trmino y muchos han coincidido en la necesidad de acotarlo), y clarificar en qu sentido consideramos que la obra de Eliot ejerci una notable influencia sobre la de Gil de Biedma, nos atrevemos a afirmar que la naturaleza de la relacin entre el poeta angloamericano y su discpulo espaol se caracteriza precisamente por la profunda influencia del primero sobre el segundo, un fenmeno cuya manifestacin ms habitual fue la huella eliotiana en su poesa y su prosa crtica. La lectura palimpsstica y eliotista no es necesaria para entender la
144 Siguiendo la estela de Eliot, quien aseguraba carecer de teora propia sobre la poesa, el poeta barcelons, al ser preguntado si tena preocupaciones tericas sobre la poesa, respondera: Ninguna. Ya me pas la edad. A partir del momento en que uno descubre qu tipo de poesa quiere escribir ya no siente preocupacin terica (Campbell, 1971: 255). 145 En una carta a Jorge Guilln de 1954, nuestro poeta afirmara que su estudio guilleniano es a la vez un ensayo sobre Cntico y la historia de mis lecturas de ese libro y de lo que representaron en la Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 157 poesa del autor de Moralidades, pero sin duda la hace ms enriquecedora y hace que nuestra percepcin se acerque ms a la del lector modelo de Umberto Eco, al marco cultural de su concepcin original. En esencia, la intertextualidad es la manifestacin ms clara del autor como lector, en toda la amplitud de sus lecturas. Dionisio Caas ha propuesto a Jorge Luis Borges como el prototipo del escritor en esa identidad de lector, y adems ha afirmado que esta postura es deudora de una identidad de una tradicin anglosajona con la que Gil de Biedma se identifica (Caas, 1998:18). Sin cuestionar la validez de su afirmacin acerca de la vinculacin del poeta barcelons con la tradicin anglosajona, nos atreveramos a afirmar que esa tradicin no fue la raz de su vocacin intertextual ni de su asimilacin de la identidad del escritor como lector, sino que fue uno de los campos donde ms exhibi su intertextualidad. Segn Dionisio Caas, en el caso de Gil de Biedma, lo que resulta cierto es que esa aparicin de un horizonte literario usurpado nos remite siempre al autor como lector, que es uno de los rasgos que definen su identidad potica (Caas,1998: 20). Evidentemente, la intertextualidad ni es nueva ni est especialmente vinculada a la tradicin anglosajona. Jos Enrique Martnez Fernndez ha ofrecido varios y sugerentes ejemplos de la intertextualidad de los escritores del Siglo de Oro, y la literatura espaola nos ha legado mltiples ejemplos de intertextualidad mucho antes de que el trmino se hubiera acuado y de que sus postulados tericos hubieran sido acogidos con un fervor casi doctrinario por algunos estudiosos. Aunque pensamos que la asimilacin del binomio escritor/lector siempre ha sido consustancial a la creacin literaria, de manera ms o menos explcita (no cabe mayor demostracin que su exposicin irnica en el Quijote), en el caso de Gil de
formacin definitiva de mi conciencia de escritor. En este ltimo sentido, me pareca que revela bien a las claras que soy un crtico literario amateur. Dicha carta fue publicada en Renacimiento, 5, 1991. Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 158 Biedma tambin provena de manera muy clara de sus amigos barceloneses (especialmente Gabriel Ferrater) y de sus amplias lecturas, destacndose los nombres de Luis Cernuda y T.S. Eliot en la creciente asimilacin de esta voz intertextual que se erige en torno al escritor en su condicin de lector. La tradicin anglosajona marc profundamente a Gil de Biedma en su poesa y en su pensamiento, pero nos resistimos a creer que fue la causa nica y exclusiva de la extraordinaria intertextualidad de sus poemas o que la intertextualidad que proviene de la condicin manifiesta de lector que posee cada escritor es un fenmeno destacable en la tradicin angloamericana por encima de otras, entre ellas la espaola. Las influencias angloamericanas sobre la obra de nuestro poeta son ciertamente profundas pero, a nuestro juicio, a veces se profieren con una ligereza poco aconsejable cuando haba que buscar al menos una parte de sus races en la propia tradicin espaola. Indudablemente, Gil de Biedma fue un consumado anglfilo, pero en ningn caso un renegado de su cultura natal o una especie de exiliado interior que compensaba su anglofilia con una hispanofobia literaria 146 que le llevara a sobrevalorar lo ajeno en detrimento de lo propio. Si aceptamos que la intertextualidad es una de las seas de identidad de la obra de Jaime Gil de Biedma al igual que lo fue de su admirado T.S. Eliot, cabe preguntarnos por las razones de este fenmeno textual, por su intencionalidad. Algunos de los motivos son los mismos que sustentan a cualquier vocacin literaria, mientras que otros claramente tienen que ver con las condiciones histricas que han hecho que la posmodernidad artstica destaque por su aficin a los juegos intertextuales. En lo que a la intertextualidad se refiere, el posmodernismo le ha tomado el relevo a la intertextualidad de los modernistas (entre ellos, en primersima
146 Sin embargo, se aprecia cierta exageracin en su desprecio juvenil hacia la literatura espaola en el diario de 1956, fruto, a nuestro juicio, de una cultivada pose de anglfilo decadente de la cual se Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 159 fila, el propio Eliot) que se caracterizaba por la seriedad con la que fusionaban lo mtico y lo mundano, integrando con enorme conviccin artstica la tradicin cultural con su propia visin trgica de la vida moderna. La intertextualidad posmodernista (entre cuyos practicantes habra que sealar a Gil de Biedma como un representante destacado) se inclina ms por el pastiche, la irona, una visin tragicmica del mundo y hasta un aprovechamiento ldico del fenmeno, y el propio autor barcelons lamentaba precisamente la falta de irona, de ocurrencia y hasta de humor en la poesa contempornea, declarando en una entrevista de 1988 que no se puede ser tan imposiblemente decadente. La decadencia debera estar teida de irona y no lo est. La sorpresa est ausente, cuando la poesa debe ser ocurrente, incluso divertida (Viladerb,1988:9). 147 Conviene, pues, preguntarse por las intenciones que acompaan la intertextualidad de la literatura de la postmodernidad, para lo cual quisiramos recurrir a un muy interesante ensayo de George Orwell titulado Why I write (Por qu escribo) que representa, a nuestro juicio, uno de los mejores acercamientos al tema que se ha dado en la literatura inglesa, un ensayo caracterizado por ese afn de honestidad intelectual por encima de todo que tanto admiraba el poeta de Moralidades. En su ensayo, Orwell presenta cuatro motivos para escribir que, segn l, existen en mayor o menor medida en todos los escritores y todas las pocas. El primero sera el egosmo puro (sheer egoism), que el autor ingls define como
retractara despus. 147 Sin duda, haba un prurito algo carca de cargar contra lo nuevo en estas declaraciones que, a nuestro juicio, delatan cierto esnobismo cansino de quien no quiere tomarse la molestia de reanalizar los viejos prejuicios y someter lo nuevo a una lectura profunda al final de su vida, Eliot tambin se crea incapaz de entender o apreciar la poesa ms actual. Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 160 Desire to seem clever, to be talked about, to be remembered after death, to get your own back on the grown-ups who snubbed you in childhood etc, etc. It is humbug to pretend that this is not a motive and a strong one. 148 A continuacin, el autor de 1984 seala el placer esttico (aesthetic enthusiasm) que sera: Perception of beauty in the external world, or, on the other hand, in words and their right arrangement. Pleasure in the impact of one sound on another, in the firmness of good prose or the rhythm of a good story. Desire to share an experience which one feels is valuable and ought not to be missed [] Above the level of a railway guide, no book is quite free from aesthetic considerations. 149 El tercer motivo comn a los que escriben, segn Orwell, es el impulso histrico (historical impulse) que consiste en: desire to see things as they are, to find out true things and store them up for the use of posterity. 150 El cuarto y ltimo motivo propuesto por el novelista ingls es la intencin poltica (political purpose), una puntualizacin que no poda faltar en uno de los grandes polemistas de la literatura inglesa en cuya obra destaca de manera muy especial su periodismo poltico. Orwell defenda a ultranza el carcter poltico de todo texto, incluso el ms supuestamente apoltico:
148 El deseo de parecer listo, de que hablen de ti, de ser recordado despus de la muerte, de vengarte de los adultos que te ningunearon en la infancia, etctera, etctera. Es hipcrita fingir que esto no sea un motivo y un motivo muy fuerte. 149 La percepcin de la belleza en el mundo exterior, o, por otra parte, en las palabras y su ordenacin adecuada. Placer en el impacto de un sonido sobre otro, en la firmeza de la consistencia de la buena prosa o el ritmo de una buena historia. El deseo de compartir una experiencia que uno siente como valiosa y no deber perderse[...] Por encima del nivel de un horario de trenes, ningn libro est totalmente libre de las consideraciones estticas. Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 161 Using the word political in the widest possible sense. Desire to push the world in a certain direction, to alter other peoples ideas of the kind of society that they should strive after. Once again, no book is free from political bias. The opinion that art should have nothing to do with politics is itself a political attitude. 151 A la hora de enfrentarnos a la consideracin de los motivos de la intertextualidad en la poesa de Jaime Gil de Biedma y, de manera ms especfica, la intertextualidad que se observa entre su obra y la de T.S. Eliot, el ensayo de Orwell nos ha parecido un excelente punto de partida y un ejercicio muy sugerente a la hora de establecer nuestros propios criterios, algunos de los cuales son comunes a las consideraciones generales del autor de Homenaje a Catalua, y otros son inherentes a la prctica intertextual. As, siguiendo la estela orwelliana, creemos que los cuatros motivos principales de la intertextualidad potica son: 1. Exhibicin de la inteligencia y las lecturas: hay un fondo vanidoso en el acto de escribir, unas ganas de darse a conocer, de exhibir la sensibilidad y la inteligencia y reclamar su puesto entre los elegidos. Es una forma de egosmo absolutamente inmanente a la vocacin de escribir poemas y Gil de Biedma no era en absoluto ajeno a ella, aunque dijo una vez que, ms que poeta, quera ser poema. Al igual que la tendencia poltica, las ganas de exhibirse, de reivindicarse a travs de la literatura, est ms presente en algunos que en otros y se acepta mejor en determinadas pocas histricas. Segn Rafael Nez, el arte se ha convertido en un
150 El deseo de ver las cosas como son, de descubrir los hechos verdaderos y almacenarlos para el uso de la posteridad. 151 Utilizando la palabra poltico en el sentido ms amplio posible. El deseo de empujar el mundo hacia cierto direccin, de alterar las ideas de los dems acerca del tipo de sociedad que deberan buscar. De nuevo, ningn libro est verdaderamente libre de tendencia poltica. La opinin segn la cual el arte no debera tener nada que ver con la poltica es en s misma una actitud poltica. Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 162 negocio (y su rentabilidad no es slo econmica, especialmente en el caso de la poesa). Las tendencias estructuralistas y la condena a muerte del autor que a veces ha supuesto, (como en el caso de Barthes y su declaracin de La muerte del autor) han hecho que corran malos tiempos para el autor como divo, un egocntrico como Shelley no sera tolerado hoy, e incluso las manifestaciones ms metapoticas de Lorca provocaran cierta hilaridad entre la crtica contempornea. 152 Sin duda, el ser reconocido como poeta sigue suponiendo un prestigio, si no econmico, al menos personal y social y sigue siendo una manera muy clara de reivindicarse personalmente como un individuo de sensibilidad y erudicin, cuando no una manera de ganarse el afecto y el respeto de los dems. La intertextualidad pretende presentar tanto la erudicin del autor (ese presumir de lecturas que, por mucho lo arropemos con irona y autoburla, sigue anidando en el fondo de la intertextualidad) y su visin de s mismo como poeta dentro de una tradicin prestigiosa. Es, sin duda, una pretensin modesta, lejos de la doctrina de la inspiracin y la originalidad suprema, pero el intertexto permite al sujeto potico insertarse dentro de una tradicin prestigiosa, la poesa, al igual que su distanciamiento irnico frente a ella es una prueba ms de su inteligencia posmoderna. La asociacin de la poesa de uno con los clsicos o los contemporneos ms destacados inevitablemente ha de conferir algo de lustre a la propia obra: al citarlos e incorporarlos en nuestros poemas insinuamos que los comprendemos a un nivel muy profundo, que existe una afinidad esencial entre ellos y nosotros, por mucho que nuestro distanciamiento irnico prevenga al lector sobre este ltimo punto, y pretendemos introducir algo del prestigio de su nombre y sus asociaciones en nuestros propios versos. Esto no es de ningn modo una censura,
152 Hoy quin sera capaz de manifestar sin matices lo mismo que Lorca en su conferencia-recital sobre El Poeta en Nueva York?: ni voy a narrar un viaje, pero s mi reaccin lrica con toda Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 163 slo un reconocimiento de uno los factores humanamente comprensibles que mueve al autor del intertexto: la incorporacin del otro confiere prestigio por asociacin, al igual que hay personas que gustan de dejarse ver al lado de los famosos, los poderosos o simplemente los guapos, tres categoras de personas que en poesa se puede resumir en una: el canon, sea el histrico o el contemporneo. Como dijo Orwell, sera hipcrita fingir lo contrario. En definitiva, hay muchas personas que no pueden leer un gran poema sin desear haberlo escrito. La cara inversa de este egosmo plenamente comprensible (si no fuera as, nadie firmara con su propio nombre ni asumira la autora de su propia obra) es el exhibicionismo, la pedantera que a menudo ha acompaado a la intertexualidad. Entre nosotros, muchos crticos y algn que otro poeta han sealado a los novsimos como culpables de un grado inaceptable de exhicionismo culturalista y el propio Gil de Biedma los juzg con dureza: La antologa (Nueve novsimos) est presentada como un intento de renovacin y la verdad: es una continuacin lamentable. No rompe con nada anterior, la poesa de los novsimos sigue siendo tan provinciana como antes (Moix, 1972: 78). As, pues, de las ganas de exhibirse como poeta, de reivindicarse personalmente y cubrirse del prestigio asociado con el canon potico, a veces hay una lnea muy fina que consiste, a nuestro juicio, en el uso irnico del intertexto y su relevancia al nuevo texto, su integracin en el nuevo poema y su relacin con el mismo, Si no existe esta relacin, si la incorporacin no es relevante, la cita es hueca y pomposa y el autor ha convertido el derecho legtimo de exhibirse a travs de su poesa (salvo casos patolgicos, ningn poeta quiere parecer ignorante, aunque hay muchos malditos que han querido fingir una rudeza y una anti-intelectualidad que no
sinceridad y sencillez; sinceridad y sencillez dificilsimas a los intelectuales pero fcil al poeta. Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 164 les son propias) en un ejercicio de autopromocin pedantesca, un inventario de lecturas que no es un poema. 2. Halago a la inteligencia del lector: el acto de lectura de un poema supone la creacin de una comunidad entre el poeta y su lector, una comunidad que parte de las ganas de comunicar del autor (dejamos para otro momento las polmicas en torno a la comunicacin y el conocimiento) y las ganas de comprender de ambos. Quizs en un grado ms alto que en cualquier otro discurso escrito, hay un tono de intimidad, de complicidad personal en la poesa contempornea que reside sobre todo en la condicin de hijo de vecino del poeta contemporneo, partcipe de las mismas experiencias que sus lectores (para entender la complicidad de la voz potica y su cercana al mundo del lector no resulta ocioso preguntarnos si en la actualidad existe algn lector vocacional de poesa que no haya ejercido alguna vez de poeta). Ya que el poeta contemporneo ha bajado del Olimpo de los Metapoetas y se ha situado al lado de su lector, es natural que la complicidad entre ambos se traduzca en un interdiscurso caracterizado por el reconocimiento de la inteligencia del lector y su complicidad con el autor. Quizs la enunciacin ms importante de la aparicin del nuevo lector la formul Baudelaire en sus Flores del mal con su famosa apelacin al Hypocrite lecteur, mon sembable, mon frre, una cita fundacional de la poesa moderna que sera reproducida por Eliot y Gil de Biedma. Si el lector es el semejante y el hermano del poeta (incluso en su hipocresa), ste ltimo tendr que hablarle con confianza y con la certeza de ser comprendido, una postura que intrnsecamente representa todo un halago a la figura del lector. ste ya no necesita ser instruido ni mucho menos arengado, y este discurso de halago al lector sintoniza perfectamente con el fenmeno intertextual, pues la intertextualidad presupone la comprensin inteligente del lector y en la naturaleza del juego Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 165 intertextual est la creacin de complicidad y comunidad. En el caso de la poesa de Jaime Gil de Biedma, la intertextualidad suele funcionar a travs del humor, la irona con la que el poeta plantea su intertexto al lector que reconoce como un interlocutor competente. Tanto en la forma (buen humor, irona) como en el fondo (referencias espaolas muy marcadas, y citas y alusiones a autores franceses e ingleses), la intertextualidad de los poemas del barcelons parte de un halago implcito al lector inteligente a quien el poeta se dirige tambin desde su doble condicin de autor y lector. Al autor de Compaeros de viaje, la incomprensin de sus poemas no le pareca en absoluto un mrito, ni buscaba la gloria de ser incomprendido. Por el contrario, la claridad le pareca no slo la cortesa del filsofo, para reproducir una cita orteguiana que nuestro poeta deba de conocer a travs de Castellet, sino tambin el deber del poeta. En definitiva, la intertextualidad conlleva intrnsecamente un halago a la inteligencia del lector, aunque en sus deformaciones ms notorias acaba por degradarse hasta el punto de ser, ms que el juego de leer versos, un juego de adivinanza para pedantes. 3. Sincero homenaje: A nuestro juicio, otro motivo fundamental de la intertextualidad consciente es el homenaje a los poetas admirados por el autor del intertexto. Si exceptuamos los casos de parodia descarada (como las que practicaba Dylan Thomas), las incorporaciones intertextuales suelen expresar un mayor o menor grado de entusiasmo por la obra incorporada, aunque a menudo se presentan con la mirada irnica con la que la postmodernidad suele contemplar un pasado ms ingenuo, o al menos un pasado caracterizado por una mayor seguridad ideolgica o espiritual. As, pues, aunque la alusin al verso esproncediano en A una dama muy joven, separada (con seis amantes por banda) puede parecer una burla del estilo rimbombante del poema original, conocemos muy bien la admiracin que Gil de Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 166 Biedma senta hacia Espronceda, 153 destacando el carcter irnico y coloquial de sus versos y llamndolo el primer poeta moderno en nuestra lengua. En el caso de Eliot y los dems autores del canon britnico, aunque seguimos insistiendo en nuestra creencia de que las huellas de Eliot son mayoritariamente indirectas e incluso inconscientes en la obra potica de Gil de Biedma, su presencia constituye un homenaje sincero a su obra y la vinculacin del autor con ella. 4. Intertextualidad ms o menos inconsciente: Por ltimo, cabe destacar la intertextualidad que se produce de forma ms o menos inconsciente, una relacin intertextual muy habitual entre la obra de Eliot y la de Gil de Biedma. Sobre este punto, ya hemos expuesto nuestra conviccin de que la intertextualidad entre ambos autores se caracteriza por la huella y la asimilacin profunda de la obra eliotiana por parte del barcelons, y , a nuestro juicio, hay una permanente intertextualidad posible entre cualquier autor y una obra que ste haya ledo con tanta intensidad y constancia, una presencia que no siempre ha de traducirse en citas literales o alusiones directas sino en la integracin en la propia obra de los topois, los rasgos estilsticos y las preocupaciones formales y temticas que se han asumido de la obra ajena. Como ha sealado Weisstein, la influencia es una intimacin inconsciente y la imitacin, una influencia consciente. La irona intertextual Ahora s hasta qu punto tuyos eran el deseo de ensueo y la irona, la sordina romntica que late en los poemas
153 En su prlogo de 1966 a una edicin de El Diablo Mundo y El estudiante de Salamanca nuestro poeta asegurara que Espronceda ha salido de su confinamiento entre acadmicos y middlebrows para suscitar un inters algo ms vivo (Gil de Biedma, 1994: 291). Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 167 mos que yo prefiero, por ejemplo en Pandmica.... Jaime Gil de Biedma, Despus de la muerte de Jaime Gil de Biedma
Sin adentrarnos demasiado en las disquisiciones semnticas en torno a la palabra irona (que, segn la preceptiva tradicional, consistira en dar a entender lo contrario de lo que se dice), nos parece conveniente analizar la irona que fundamenta el juego intertextual en la poesa contempornea en general, y la de Jaime Gil de Biedma en particular. Lejos de parecernos una exhibicin culturalista o un mero juego libresco, creemos que la irona intertextual del autor de Poemas Pstumos obedece a razones ntimamente vinculadas con la historia literaria, el paso del romanticismo al modernismo y el papel de la poesa de la experiencia, 154 una historia que l no slo intua sino que conoca muy bien a travs de la lectura de tericos angloamericanos como Robert Langbaum y Morris Peckham. Entre la exaltacin del yo y su concomitante doctrina de la creatividad original que sustentaron al movimiento romntico, y la deshumanizacin del modernismo, empeado en neutralizar el yo potico, la poesa contempornea (por la cual entendemos esencialmente la poesa que se empez a escribir a partir de la dcada de los treinta, aunque no ignoramos que hubo poetas muy caros a Gil de Biedma como Cernuda, Auden y el propio Eliot que ya alumbraron el camino antes) opta por recuperar la voz de la experiencia personal y la sita en el mundo cotidiano, arropndola con la inteligencia que reconoce la naturaleza de sus limitaciones y el distanciamiento irnico (una distancia irnica que en gran medida le fue proporcionada por el monlogo dramtico que le vena, ante todo, de la literatura anglosajona) que recupera la tradicin, una visin potica que es siempre consciente
154 Hasta donde yo s, el primer poema concebido y realizado en nuestra lengua segn los modos de la poesa de la experiencia, es el Himno al sol de Espronceda (Gil de Biedma, 1994: 349). Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 168 de sus limitaciones y de la modestia de cualquier propuesta artstica. Para Eliot y Gil de Biedma, el tiempo de los iluminados (los ignorados legisladores de la humanidad a juicio del bueno de Shelley) ya pas. Como parte consustancial de esta mirada irnica al pasado y hacia el presente est el fenmeno de la intertextualidad consciente, presente como leitmotiv en la casi totalidad de los poetas contemporneos (en el caso de la poesa en lengua inglesa, hubo una excepcin notable en el caso de Dylan Thomas, quien destacara por una poesa caracterizada por su gran riqueza verbal y una torrente de imgenes rupturistas, una poesa que entroncaba de manera distante con la tradicin celta de la que provena pero no present ningn tipo de parentesco textual con la tradicin en lengua inglesa. Es un caso excepcional de un poeta difcil y hermtico en la poesa inglesa de la posguerra, caracterizada ms habitualmente por la intertextualidad que ha sido considerada uno de los rasgos ms importantes de la poesa contempornea. En su estudio de la intertextualidad, Jos Enrique Martnez Fernndez reconoce que como estudioso de la poesa contempornea no he dejado de observar su intensa intertextualidad, explcita o difusa, que integra en el tejido textual voces otras que hacen del texto un cuerpo abierto, taracea a veces de una abundante copia de citas y ecos (Martnez Fernndez, 2001: 9). Asimismo, la irona intertextual de la poesa contempornea, pues, no ha pasado desapercibida por ningn lector mnimamente atento y preparado. Procede, entonces, plantearnos formalmente el porqu de este fenmeno en la poesa moderna y, de manera especial, en lo que atae a la poesa de Gil de Biedma y T.S. Eliot. El propio autor de La Tierra Balda no slo fue el puente entre el modernismo literario y el postmodernismo 155 con toda su carga de distanciamiento irnico y relativismo
155 Segn Peter Ackroyd, Eliot ayud a y crear la idea del modernismo con su poesa difcil, y luego colabor en su entierro, En eso radica su genialidad. Sus elecciones y obsesiones privadas se Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 169 artstico, sino que protagoniz uno de los casos ms destacados del fenmeno de la intertextualidad potica, faceta de su obra que abarca tanto su fase modernista (cabe imaginar mayor taracea de citas y ecos que La Tierra Balda?) como los cuatro poemas que componen los Cuatro Cuartetos, un libro que en su concepcin est muy alejado ya del nihilismo existencial que rezuma La Tierra Balda y que suele ser interpretado como la gran reflexin espiritual sobre lo que la Segunda Guerra Mundial supuso para Inglaterra: a juicio de Gil de Biedma, sin la conmocin de la guerra, Four Quartets no hubiera existido y quiz Eliot no hubiese escrito ms poemas (Gil de Biedma, 1994: 357). En definitiva, la poesa de Eliot no se concibe sin la presencia intertextual de una serie de escritores que forman el ncleo del llamado canon occidental. Incluso si no hubiera sido un eliotista tan conspicuo, resulta impensable que Gil de Biedma, en cuanto poeta y hombre de su tiempo, hubiera podido sustraerse a la tendencia imperante de la intertextualidad potica, y el hecho de haber ledo con tanta intensidad y tanta devocin los poemas de Eliot haba de conducirle hacia una marcada vocacin intertextual, a veces ldica, a veces mucho ms soterrada, que todos los crticos han coincidido en sealar como una de las seas de identidad de su obra. La irona de su juego intertextual se exhibe de manera muy clara en un poema titulado A una dama muy joven, separada, una composicin de extraordinaria alusividad que l mismo se encarg de analizar en su ensayo La imitacin como mediacin, o de mi Edad Media. En dicho ensayo, nuestro poeta afirmara que en mi caso, la imitacin consisti en la puesta al da de temas y motivos de la poesa castellana de tipo tradicional (Gil de Biedma, 1994: 275), y la abundancia de citas, alusiones y reformulaciones que componen el poema dan fe de ello. As, entre
volvieron emblemticas y de alguna manera determinaron nuestra visin de la tradicin en el siglo veinte (Ackroyd, 1984:239). Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 170 alusiones a Gngora, Espronceda y, como buena prueba del espritu de mestizaje cultural, el gusto tanto por lo highbrow como por lo lowbrow que caracteriza la postmodernidad, como la incorporacin de un bolero de cuando yo era muy joven, el poeta barcelons fusiona el intertexto y la irona con la que contempla la distancia entre la literatura y la vida: Hoy vestida de corsario en los bares se te ve con seis amantes por banda - Isabel, nia, Isabel -, Shirley Mangini ha hablado de cmo este poema con sus alusiones literarias nos vuelve desde la ilusin de la realidad a la realidad de la ilusin literaria (Mangini,1979: 81), es decir, de cmo nos sita fuera del poema y seala el carcter de artificio de cualquier poema. En ltimo trmino, hay una notable sinceridad en indicar la artificiosidad de la construccin cultural que es un poema, una sinceridad que incide decisivamente en lo que hemos denominado el halago a la inteligencia del lector. Para Gil de Biedma (y para Eliot), el poema no representa una emocin 156 sino la reformulacin intelectual de la misma, y la presencia de otros textos anteriores no hace sino confirmar esta condicin de artificio. El poema netamente intertextual representa una confesin de la artificiosidad inmanente de la poesa, y el acto de reconocimiento, la irona de la mirada sobre la obra propia y la ajena,
156 En su ensayo Metropolitano: la visin potica de Carlos Barral, nuestro poeta habla del peligro de sustituir la emocin del pensamiento por el pensamiento mismo (Gil de Biedma, 1994: 43), una distincin muy parecida a la famosa idea de la disasociacin de la sensibilidad que Eliot haba formulado respecto a la obra de John Donne. Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 171 representa el triunfo de la inteligencia sobre el idealismo, o (como dijo Gil de Biedma) de la realidad sobre la naturaleza: En toda la cultura clsica, la literatura, o el arte, no son una imitacin de la realidad; son una imitacin de la naturaleza [...]viene de la crtica idealista del conocimiento en el siglo XVII y que hace su aparicin, despus, en el XIX. Creo que al utilizar realidad y naturaleza como sinnimos, estamos olvidando algo muy importante: la naturaleza evoca la idea de lo que es siempre igual a s mismo: en cambio la realidad es cambiante. O sea, que el hecho de que se haya pasado de decir naturaleza a decir realidad implica un cambio en la visin de las relaciones humanas y de la historia del hombre. Implica pensar que es ms importante lo que cambia que lo invariable (Gil de Biedma, 1994: 223-224). Segn Dionisio Caas, para que el efecto irnico se realice es indispensable un contexto verosmil, unas connotaciones que sean fcilmente descifrables para el lector (Caas, 1998: 25), es decir, tanto en el recurso de la irona como en el de la intertextualidad, el fenmeno no se llega a producir del todo si no hay percepcin por parte del lector - son dos tcnicas cuyos mecanismos interiores son muy parecidos y, en el caso de Gil de Biedma, estos dos recursos llegan a fusionarse de forma notable. No resulta en absoluto atrevido afirmar que la intertextualidad posmoderna es, en su esencia misma, irnica. Puede ser ms o menos ldica (los juegos librescos de Borges), exhibicionista (los excesos pedantescos de algunos de los novsimos), o comprometida con fines sociales (la integracin de la tradicin castellana en la poesa social de Blas de Otero), pero lo que se escribe en la pgina no es del todo inocente, y dice ms que la suma de sus partes lingsticas, aunque, por supuesto, slo si percibimos su trasfondo irnico podremos descifrar su verdadero significado. Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 172 La interdiscursividad: un dilogo intercultural Frente o al lado de la palabra objetual y de la palabra directa, denotativa, autoral, se alza la interaccin de voces, la palabra como asuncin de la palabra ajena, de la voz del otro. Se opone, por lo tanto, a la voz monolgica, normativa, autoritaria. El lenguaje es polifnico por naturaleza. Todo enunciado est habitado por la voz ajena Jos Enrique Martnez Fernndez, 2001: 53 La primera referencia al trmino intertextualidad surgi precisamente en el conocido artculo de Julia Kristeva sobre Bajtn, y, as, el concepto se fundament desde el primer momento en el marco bajtiniano del dialogismo. Dada la enorme amplitud potencial del fenmeno intertextual, muy pronto se constat la necesidad no slo de aclarar el trmino con un mayor grado de precisin (llegando as a establecer subdivisiones en el fenmeno como la intertextualidad implcita y explcita), sino de acotar el campo de influencia de dicho fenmeno ya que, al manejar conceptos tan nebulosos como la influencia, era muy previsible que el trmino acabara por abarcar tanto terreno hasta el punto de quedarse inoperativo. As se empez a cuestionar la posibilidad de aplicar el concepto dialgico (con todas sus ramificaciones de discurso social) al fenmeno estrictamente intertextual y la conveniencia de distinguir entre intertextualidad e interdiscursividad, que, segn Iris M. Zavala, es como deberamos denominar el fenmeno intertextual en trminos bajtinianos, una especie de dialoga intercultural e interpersonal. Tal distincin naci entre los partidarios de manejar un concepto restringido de la intertextualidad (Genette, Claudio Guilln, la propia Iris M. Zavala), limitndola a casos demostrables de cita y alusin de cierta literalidad y los que abogaban por una concepcin mucho ms amplia segn la cual todo texto remite a otros textos (el todo texto es un intertexto de Barthes), o otros cdigos culturales que nos lleva al concepto de la interdiscursividad. Segn Marchese y Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 173 Forradellas (1986: 218), por interdiscursividad se debe entender las relaciones que cualquier texto mantiene con todos los discursos registrados en la correspondiente cultura (o culturas, en el caso de Gil de Biedma, que mantuvo un discurso muy intenso con las culturas inglesa y francesa al igual que la suya propia) ordenados ideolgicamente, y Jonathan Culler ha hablado de un espacio discursivo en el que una obra se relaciona con varios cdigos formados por un dilogo entre textos y lecturas (Culler, 2000: 46). Ante todo, al hablar de la intertextualidad potica, conviene no perder de vista que el propio Bajtn se neg expresamente a extender a la poesa el carcter de dialoga (Bajtn, 1989, 102-103), y muchos tericos de corte bajtiniano se remiten a la concepcin netamente social (es decir, una permanente dialctica ideolgica) para negar la polivalencia de esta teora, insistiendo en el hecho de que, aunque es una teora muy amplia, tiene naturalmente sus lmites y no vale para analizar fenmenos ajenos a su concepcin original. Sin embargo, Kristeva se refiri expresamente a la creacin potica al fundamentar su teora de la intertextualidad en los planteamientos dialgicos de Bajtn, aunque es evidente que Bajtn no pensaba ni en la poesa ni en el fenmeno intertextual cuando formul su teora del dialogismo, aunque, a nuestro juicio, la polifona potica de La Tierra Balda bastara por s sola para demostrar las posibilidades dialgicas de la poesa. Como es sabido, las ideas del terico ruso acerca de la polifona novelstica excluan expresamente la poesa y se referan explcitamente al mbito social de la novela. No obstante, esta teora, tan parecida en sus planteamientos a la dialctica hegeliana, ha resultado extraordinariamente fecunda en sus aplicaciones, y sus postulados bsicos sobre el dilogo entre distintas voces, dirigidos originalmente al discurso novelstico, seran fcilmente extrapolables a otros discursos literarios. Es decir, la no-inclusin del fenmeno intertextual entre los planteamientos expresos del dialogismo no nos parece bice para su Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 174 aprovechamiento del mismo modo que nadie cuestiona la extensin del pensamiento marxista a otros mbitos que no sean los socioeconmicos de su concepcin original. Vaya por delante, pues, nuestra conciencia de la escasa relacin existente entre los planteamientos formulados de manera precisa por Bajtn y el fenmeno intertextual de la poesa. Sin embargo, aunque el autor de Problemas de la potica de Dostoievski y sus defensores contemporneos no hayan querido apadrinar la criatura, la intertextualidad se nutre esencialmente del discurso entre distintas voces textuales y hay un discurso ms amplio entre distintos autores, distintas pocas y distintas culturas que es donde se produce un elemento fundamental de la intertextualidad que es, como ya hemos sealado, la interdiscursividad. Si la intertextualidad se limita a la evidencia textual, la interdiscursividad transciende la pgina escrita (aunque es all donde se plasma su realidad) y se adentra en el discurso interpersonal, intercultural, en definitiva, en la relacin entre el escritor y su cultura de partida y el lector y su cultura de acogida. As, cuando un joven estudiante ingls lee por primera vez El Romancero Gitano de Lorca, se lleva inevitablemente una serie de impresiones acerca de la cultura y la sociedad espaolas de entonces y de ahora que van mucho ms all de lo meramente textual. En esta lectura, el abismo cultural entre la cultura de partida y la de acogida puede (y suele) producir una lectura errnea, pero no deja de ser un caso de interdiscursividad, aunque la falta de sofisticacin del lector debilita el discurso. Las lecturas adolescentes suelen caracterizarse por la idealizacin y el entusiasmo desmedido que, con el paso del tiempo, se van corrigiendo y se asientan en una fase de madurez que se ve facilitada por un mayor grado de conocimiento y ecuanimanidad en el juicio. Cuando estas lecturas juveniles se dirigen a un poeta extranjero, la intensidad de la idealizacin, propiciada por el desentendimiento de la Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 175 cultura de partida, es mayor y la interdiscursividad all constituida se destaca al principio por la cantidad ms que por la calidad. En este sentido, el caso que nos concierne es el de Gil de Biedma y sus primeras lecturas de Eliot, descubierto por primera vez en versin traducida en 1951 (la de Vicente Gaos) y asumido con veneracin a partir de la estancia del poeta barcelons en Oxford en 1953. La intensidad de sus primeras lecturas nunca le abandon por completo (basta con leer Four Quartets, su prlogo de 1984 a la traduccin catalana de lex Susanna, en el cual, como hemos visto, asegurara que mi antigua veneracin llegu a sabrmelo de memoria- se ha reavivado y centuplicado durante las sesiones que lex Susanna y yo dedicbamos al cotejo, verso a verso, de original y traduccin) y se convirti en una de las seas de identidad de una obra caracterizada por un grado muy intenso de intertextualidad. Evidentemente, ni Eliot ni Gil de Biedma padecieron lo que Harold Bloom ha denominado la angustia de las influencias, por el contrario, ambos tenan una concepcin muy clara de la tradicin y de la naturaleza ineluctable de la influencia, la imposibilidad de la originalidad suprema y absoluta, anticipndose a Barthes y sus declaraciones acerca de la condicin de intertexto que tiene todo texto literario. Lejos de angustiarles el fenmeno les resultaba de suma utilidad, y en sus escritos crticos dedicaron muchas pginas a explorar el fenmeno antes (y despus, en el caso del barcelons) de que Julia Kristeva hubiera realizado su gran aportacin terminolgica en su ya citado ensayo sobre Bajtn. Si Eliot abander el fenmeno de la modernidad literaria con su gran obra La Tierra Balda, su herencia posmoderna sera recogida en Espaa por Gil de Biedma, autor de una obra densa y conscientemente alusiva, que, habiendo aprehendido la seriedad intertextual del autor de los Cuatro Cuartetos, la integr en su propia voz potica con espritu ldico, con humor y, por supuesto, con su habitual irona. Sin embargo, su apropiacin personal de la obra potica de Eliot, Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 176 una obra que haba abrazado con un fervor adolescente que luego dara paso a una valoracin mucho ms madura y duradera, se caracteriza, a nuestro juicio, por su profundidad, por lo que Weisstein ha llamado una intimacin inconsciente, que se traduce en la adopcin de una serie de leitmotivs, preocupaciones formales y temticas y ciertos rasgos estilsticos que abundan a lo largo de su obra y que proceden, segn aseguraba nuestro poeta, de su lectura de la obra del poeta de los Cuatro Cuartetos. Evidentemente, el dialogismo bajtiniano abarca mucho ms que la intertextualidad o incluso el campo sociocultural ms amplio de la interdiscursividad y, por supuesto, su aplicacin a la intertextualidad no lo convierte en sinnimo de la misma. Los recelos de los bajtinianos acerca de la ligereza con la que algunos se avalan del marco terico de los escritos de Bajtn son plenamente comprensibles y a menudo justificados. Sin embargo, a nuestro juicio, hay un dialogismo inmanente en el caso de la intertextualidad que va mucho ms all de lo meramente textual y as conviene distinguir rigurosamente entre intertextualidad, un fenmeno que, como su propio nombre indica, debe circunscribirse a lo estrictamente textual, y la interdiscursividad, cuyo mbito de influencia abarca la dialctica entre distintos cdigos culturales y sociales y que valdra incluso para analizar nuestra recepcin de cualquier autor y su incidencia en la obra ajena, sin que se produzca un fenmeno intertextual empricamente contrastable. Julia Kristeva no slo atribuy el concepto de la intertextualidad a los planteamientos de Bajtn acerca del dialogismo, sino que intent subrayar el carcter sociocultural del fenmeno, no slo lo meramente textual, aunque, al final, entre sus lectores de la crtica especializada se impuso el atractivo del trmino intertextualidad y los dems elementos que entroncaban ms claramente con el carcter sociolgico del dialogismo no llegaron a suscitar el mismo inters. Sin Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 177 embargo, nos parece importante sealar que la propia Julia Kristeva no perdi de vista la esencia sociolgica del dialogismo, y lejos de sacarlo de ese contexto y transplantarlo en un suelo nuevo denominado intertextualidad, quiso integrar la naturaleza social del dialogismo en su teora de la intertextualidad, hablando del ideologema. La naturaleza de la intertextualidad que propona Kristeva era, no obstante, esencialmente textual. En los aos posteriores algunos han abogado por la ampliacin del trmino al campo de otras formas discursivas exoliterarias como la msica y los artes plsticos y la han ubicado dentro de un espacio discursivo que supera lo meramente textual. Por eso, nos parece conveniente aclarar que por intertextualidad entendemos lo estrictamente textual, y que la relacin de un texto con otros discursos no textuales (aunque a veces encuentran su reflejo en un texto) debe ser considerada interdiscursividad. La anglofilia literaria de Gil de Biedma provena directamente de sus lecturas de determinados escritores, pero tambin de su visin idealizada de los valores tradicionales de la burguesa intelectual inglesa, de su sentido comn, su ecuanimidad y su mesura. En definitiva, su adopcin de la anglofilia cultural se vertebraba en torno a un espacio discursivo que exceda lo estrictamente textual. Todo lo que influye en un texto no es intertextualidad, aunque, a nuestro juicio, toda intertextualidad presupone una interdiscursividad de mayor o menor intensidad. El dilogo intercultural entre Gil de Biedma y la tradicin anglosajona, personificada en la figura de T.S. Eliot, alcanz una profundidad notable que hace que se nos antoje muy difcil entender las claves de su poesa y su prosa crtica sin esa tradicin, bien de forma netamente textual e intertextual (citas, alusiones, ensayos monogrficos), o de manera ms difusa pero quizs ms importante, en el contexto del dilogo intercultural que mantuvo a lo largo de su vida con la tradicin angloamericana, una interdiscursividad que encontr su referencia ms destacada Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 178 en los poemas y la prosa del autor de La Tierra Balda. Aunque algunos bajtinianos se resisten a admitir la derivacin bajtiniana del concepto de la intertextualidad, uno de los pilares de las teoras dialgicas del pensador ruso es su visin del hombre como ser eminentemente dialgico, inconcebible sin el otro. La naturaleza de esta dependencia del otro, el hecho de que ningn hombre se puede entender sin referencia a su dilogo con los dems, no slo se traduce en un mbito social, sino a travs de nuestras lecturas, dentro y fuera de nuestra propia cultura materna. No hay escritor sin otros autores, ni lectores sin escritor, y este dilogo interpersonal e intercultural (que suele operar en primera instancia mediante un inters por los datos biogrficos del autor o el contexto sociohistrico de su obra), esta interdiscursividad, es inherente al fenmeno intertextual y viene a ser la antesala del intertexto. En definitiva, la intertextualidad es un campo tan amplio y difuso que necesita cierta definicin para que nos siga siendo til como recurso analtico. La intertextualidad propiamente dicha ha de ser textual, pues, de lo contrario, nos perdemos inevitablemente en un sinfn de posibles influencias y asociaciones subconscientes que son tan fciles de postular como imposibles de demostrar. En este estudio, nos ha parecido necesario distinguir entre la intertextualidad explcita o marcada (citas directas o alusiones que, por su contenido lxico, sus imgenes o sus ideas, remiten con cierta claridad a un texto previo) y la implcita o no marcada, las huellas de textos previos, la reproduccin intensa y frecuente (es decir no se puede tratar de un caso aislado) de ciertas palabras, topois, coincidencias de tono, rasgos estilsticos e incluso algunas cuestiones temticas que, sin llegar a tener una procedencia tan claramente identificable como en el caso de la intertextualidad explcita o marcada, nos remiten de alguna manera a textos previos (el tema del tiempo en la poesa del autor de Compaeros de Viaje, por ejemplo, sin aludir Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 179 directamente a las formulaciones eliotianas de los Cuatro Cuartetos, parece haberse matizado por la lectura intensa de esos poemas). En el caso de las relaciones intertextuales entre Gil de Biedma y Eliot, lo que hemos observado principalmente es una corriente muy importante de intertextualidad implcita, y, en menor medida, ciertos rastros de intertextualidad explcita, tendencia sta que el poeta barcelons suele reservar para la literatura espaola, y, con varias citas directas, la francesa. Asimismo, la relacin se profundiza y se completa con una interdiscursividad apasionada y duradera, que le hace posicionarse constantemente respecto a la cultura inglesa, definirse y explicarse a travs de ella, sus tradiciones, sus lecciones provechosas y tambin sus pequeas miserias (aunque pensamos que la anglofilia del poeta barcelons se caracteriza por una idealizacin consciente e inteligente, la construccin de su mitologa personal, el diario de 1956 demuestra que no obviaba el esnobismo y la prepotencia postimperialista de ese pas, anclado en una visin del mundo que ya no corresponda con su nuevo papel). Esta interdiscursividad hispanoinglesa constituy un elemento esencial en el desarrollo de su visin crtica y de su voz potica, y cuando a veces le tildaban de cernudiano, 157 nuestro poeta se encargaba de sealar la autntica procedencia de sus ideas acerca de lo que haba que hacer en la poesa, afirmando que Cernuda no me vena de nuevas. Me interesaba, porque haca en poesa espaola algo que a m me haba gustado en poesa inglesa (Campbell, 1971: 252-253). En definitiva, en el caso de Jaime Gil de Biedma estamos ante un autor que siente una necesidad de estar continuamente
157 Carlos Bousoo ha hablado de su lectura de un aventajado discpulo de Cernuda (sera Jaime Gil de Biedma, a quien le una cierto pique mutuo?) y muestra su rechazo al estilo cernudiano del intertexto: leo ahora mismo un intenso poema escrito totalmente en la concepcin de la vida y en el estilo cernudiano; si lo s de Cernuda, me producir hondo placer, mas lo desdear, ya casi no me emocionar si alguien me seala que no es de su mano, que lo ha escrito un aventajado discpulo suyo. Siendo las palabras idnticas, por qu apenas me roza lo que antes me conmova? (en Celaya, 1972: 237). Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 180 aludiendo a su experiencia como lector (Caas, 1998: 21), tanto en su prosa como en su poesa, un poeta de una conciencia extremadamente literaria, una conciencia literaria que como lector y escritor se tradujo en una extraordinaria intertextualidad e interdiscursividad entre su obra y la tradicin angloamericana. Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 181 CAPTULO 8 ASPECTOS DE PARATEXTUALIDAD E HIPERTEXTUALIDAD Me gustara abrir esos tres captulos con unas citas de Mallarm, Lewis Carroll y Antonio Machado que aclaran bastante el sentido del texto. Pero las citas de clsicos extranjeros, sobre todo si no se traducen y cmo traducir a Mallarm?- suelen considerarse en nuestro pas como una afectacin pretenciosa.
Jaime Gil de Biedma, 1991: 176 El concepto de la paratextualidad fue formulado por primera vez por Grard Genette en su Introduction larchitexte de 1979, aunque en 1982, al publicar su Palimpsestes. La Littrature au second degr, 158 el propio Genette aseguraba que he encontrado un trmino mejor [...] y paratextualidad pas a designar algo muy distinto a lo que designaba entonces (Genette, 1989: 9). As, lo que en 1979 se haba denominado la architextualidad (o la literariedad de la literatura segn la explicacin del crtico francs), pasa a denominarse la transtextualidad o trascendencia textual del texto, un fenmeno que sobrepasa ahora e incluye la architextualidad (Genette, 1989: 9-10). A continuacin, Genette pasa a exponer los cinco tipos de transtextualidad que l percibe en la literatura y que enumera en un orden aproximadamente creciente de abstraccin, de implicitacin y de globalidad (Genette, 1989: 10). El primer tipo sera la intertextualidad (cuya denominacin por parte de Kristeva reconoce como la base de su paradigma terminolgico) cuyas implicaciones en el eliotismo de Gil de Biedma ya hemos analizado en el captulo anterior y de manera implcita subyacen a este estudio en su totalidad, junto al
158 Existe una traduccin espaola de 1989 a cargo de Celia Fernndez Prieto, Palimpestos. La literatura en segundo grado. Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 182 concepto de interdiscursividad que, a nuestro juicio, est ntimamente asociado a la intertextualidad eliotiana del poeta barcelons. El segundo tipo de transtextualidad sera el paratexto, que el terico francs define como el conjunto de: ttulo, subttulo, interttulos, prefacios, eplogos, advertencias, prlogos, etc.; fajas, sobrecubierta, y muchos otros tipos de seales accesorias, autgrafas o algrafas, que procuran un entorno variable al texto y a veces un comentario oficial u oficioso del que el lector ms purista y menos tendente a la erudicin externa no puede siempre disponer tan fcilmente como lo deseara y lo pretende (Genette, 1989:11-12). En definitiva, el paratexto abarca todo lo que no es propiamente el cuerpo cannico del texto literario y un anlisis del conjunto paratextual de la obra de Jaime Gil de Biedma refuerza la percepcin inicial de todo lector acerca de la influencia del canon anglosajn en su obra, y la de T.S. Eliot en particular, sobre todo en cuanto a las copiosas notas a pie de pgina que acompaaron sus escritos ensaysticos y su traduccin de 1955. De los tres volmenes de poesa que public el autor barcelons (Compaeros de viaje, Moralidades y Poemas Pstumos), todos contienen citas introductorias de poetas angloamericanos: Wordsworth, Auden y Byron, respectivamente, aunque la coleccin de sus poesas reunidas, Las personas del verbo, estara encabezada por una cita de Antonio Machado, quiz para compensar tanta anglofilia paratextual. El tercer tipo de transtextualidad propuesto por Genette es la metatextualidad que, es, en esencia, la relacin crtica, aunque la presencia expresa de la obra de Eliot en los textos crticos de nuestro poeta se produce principalmente en dos prlogos y en una profunda huella en el resto de su obra crtica que le impulsa a citarlo en multitud de ocasiones. En este sentido, las categoras propuestas por el crtico francs no son en absoluto mutuamente excluyentes y el paratexto gilbiedmano ofrece Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 183 tambin los mayores indicios de metatextualidad crtica dirigida a la obra del poeta de los Cuatro Cuartetos. El quinto tipo de transtextualidad (que es mencionado en cuarto lugar por Genette) es la architextualidad, que, segn el crtico francs, es una relacin completamente muda que, como mximo, articula una mencin paratextual [...] de pura pertenencia taxonmica (Genette, 1989: 13). Por ltimo, el cuarto tipo de transtextualidad, que representa el tema central del citado estudio de Genette, es la hipertextualidad: Entiendo por ello toda relacin que une un texto B (que llamar hipertexto) 159 a un texto anterior (al que llamar hipotexto) en el que se injerta de una manera que no es el comentario [...] Para decirlo de otro modo, tomemos una nocin general del texto en segundo grado [...] o texto derivado de otro texto preexistente. Esta derivacin puede ser del orden, descriptivo o intelectual, en el que un metatexto (digamos tal pgina de la Potica de Aristteles) habla de un texto (Edipo Rey). Puede ser de orden distinto, tal que B no hable en absoluto de A, pero que no podra existir sin A, del cual resulta al trmino de una operacin que calificar, tambin provisionalmente, como transformacin, y la que, en consecuencia, evoca ms o menos explcitamente, sin necesariamente hablar de l y citarlo (Genette, 1989: 14). A nuestro juicio, la traduccin por parte de Gil de Biedma de Funcin de la poesa y funcin de la crtica (transformacin seria, o transposicin, segn Genette, como veremos a continuacin) representa el ejemplo ms importante de la hipertextualidad explcita en el conjunto de la obra del poeta del medio siglo, aunque la lnea divisoria entre el concepto kristeviano de la intertextualidad en sus aplicaciones ms amplias y la hipertextualidad que propone Genette es ciertamente difusa. Como hemos sugerido en el captulo anterior, la intertextualidad eliotiana que
159 Conviene tener en cuenta, para evitar posibles confusiones, que a partir del desarrollo de los sistemas digitales de escritura, George P. Landow acu el trmino hipertexto para referirse a las nuevas posibilidades de lectura que ofrecan estos nuevos sistemas de reproduccin textual (Landow, 1995). Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 184 caracteriza los versos de nuestro poeta a menudo remite a la obra del autor angloamericano a quien evoca ms o menos explcitamente, sin necesariamente hablar de l y citarlo. No es la intencin de este trabajo entrar en cuestiones que se nos antojan puramente taxonmicas, sino investigar la naturaleza del eliotismo de Jaime Gil de Biedma, una empresa en la cual tanto las propuestas intertextuales de Kristeva como los conceptos de la transtextualidad formulados por Genette nos resultan de suma utilidad. Por consiguiente, a continuacin proponemos un anlisis de los elementos transtextuales (paratextualidad e hipertextualidad, pues de la metatextualidad nos ocuparemos en el captulo que dedicaremos a la visin gilbiedmana de la crtica eliotiana y de la intertextualidad ya nos hemos ocupado en el captulo anterior, aunque de alguna manera informa todo este trabajo) de la obra del poeta barcelons en clave angloamericana y eliotista, analizando en primer lugar su prlogo y traduccin eliotiana de 1955, seguidos por su diario de 1956 y su coleccin de ensayos, El pie de la letra, y, en ltimo trmino, el conjunto de poemas, reunidos en 1982 en el volumen definitivo de Las personas del verbo. Funcin de la poesa y funcin de la crtica Como todo traductor, empec mi tarea decidido a guardar una fidelidad literal al texto extranjero para advertir muy pronto que la traduccin literal es a menudo la ms infiel, porque conceptos equivalentes poseen en cada Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 185 lengua un valor idiomtico distinto; no queda otro remedio que apartarse de la letra. Jaime Gil de Biedma, 1999: 28 La traduccin de Funcin de la poesa y funcin de la crtica que Gil de Biedma llev a cabo en 1955 tiene un doble inters transtextual: el primero reside en la condicin de metatexto del prlogo, aspecto ste que, como hemos indicado, analizaremos con ms detenimiento en otro captulo de este estudio; la segunda vertiente transtextual de la citada traduccin la representan las copiosas notas a pie de pgina ofrecidas por nuestro poeta, elementos paratextuales que aclaran su visin de la obra crtica eliotiana y sitan las ideas del autor angloamericano en el contexto del canon ingls y de la poesa espaola contempornea; el tercer aspecto transtextual lo constituye el propio hecho de la traduccin como hipertexto. En cuanto a la condicin de hipertexto de las traducciones, Genette ha sealado: La transformacin seria, o transposicin, es sin ninguna duda la ms importante de todas las prcticas hipertextuales, aunque slo sea [...] por la importancia histrica y la calidad esttica de algunas de las obras que se incluyen en ella [...] la forma de transposicin ms atractiva, y con seguridad la ms extendida, consiste en transponer un texto de una lengua a otra: se trata claro est, de la traduccin, cuya importancia no es apenas discutible, sea porque es preciso traducir bien las grandes obras, sea porque ciertas traducciones son en s mismas obras maestras (Genette, 1989: 262- 264). La traduccin viene a ser, en definitiva, una especie de reescritura del texto original, sobre todo en el caso de una versin como la de Gil de Biedma que se aparta clara y conscientemente del texto original, del pie de la letra como deca nuestro poeta, y lleva el texto al lector y no al revs. En este sentido, la traduccin Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 186 gilbiedmana de Funcin de la poesa y funcin de la crtica opta por la segunda de las opciones formuladas por Schleiermacher y recogidas por Ortega y Gasset en su conocido ensayo Miseria y esplendor de la traduccin, una opcin censurada tanto por el telogo alemn como por el filsofo espaol: Conviene advertir, de todos modos, que lo esencial sobre el asunto fue dicho hace ms de un siglo por el dulce telogo Schleiermacher en su ensayo Sobre los diferentes mtodos de traducir. Segn l, la versin es un movimiento que puede intentarse en dos direcciones opuestas: o se trae al autor al lenguaje del lector o se lleva al lector al lenguaje del autor. En el primer caso, traducimos en un sentido impropio de la palabra: hacemos, en rigor, una imitacin o una parfrasis del texto original. Slo cuando arrancamos al lector de sus hbitos lingsticos y le obligamos a moverse dentro de los del autor, hay propiamente traduccin (Ortega y Gasset, 1940:128). A nuestro juicio, aunque la experimentacin con los hbitos lingsticos del lector puede dar sus frutos en el caso de la poesa o de la llamada prosa potica, tal experimentacin no es fcilmente admisible en el caso de la traduccin de unos ensayos de corte tradicional y de temtica ntimamente ligada a la cultura del autor original, y sin duda el lector se cansara de ese intento manifiesto de arrancarle de sus hbitos lingsticos. El propio Gil de Biedma se percat muy pronto del problema e intuy que la traduccin literal es a menudo la ms infiel, una intuicin que basaba, como hemos visto, en la evidencia de que conceptos equivalentes poseen en cada lengua un valor idiomtico distinto y, por lo tanto, no queda otro remedio que apartarse de la letra. La de nuestro poeta se trata, pues, de una traduccin integradora en la cultura de acogida, una traduccin que es, en cierta medida, una lectura personal, puesto que el poeta barcelons no era en absoluto un traductor neutral sino un traductor esencialmente afn a los planteamientos de la obra original (a diferencia de lo que le pasaba con Henry Miller, a quien renunci a traducir precisamente por la Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 187 irritacin que le produca el autor norteamericano), 160 movido por cierto afn de proselitismo literario en este encargo de traduccin, una traduccin que presentaba con una justificacin de sus pretensiones y la expresin clara de las deficiencias habituales de aquellas traducciones que guarden una fidelidad excesiva al pie de la letra del texto original, asegurando, como hemos visto, que lamento no haber sabido dar una correspondencia exacta de la prosa eliotiana: espero con todo haber evitado ese aire de hospiciano recin rapado tan frecuente en las traducciones espaoles (Gil de Biedma, 1999: 29). Habida cuenta de la naturaleza hipertextual de la traduccin tan personal que Gil de Biedma realiz del citado libro de Eliot, procede analizar con ms detenimiento los elementos propiamente paratextuales que el poeta barcelons integr en su versin del texto, elementos que, tras el conocido prlogo, se limitan por lo general a las abundantes notas a pie de pgina que completan el texto original. Estas notas ya aparecen en el prlogo, sobre todo en forma de algunos datos sobre las traducciones espaolas de la obra del poeta de Saint Louis (se cita por primera vez la traduccin de los Cuatro Cuartetos publicada por Vicente Gaos en 1951 y una traduccin argentina de Los poetas metafsicos y otros ensayos que data de 1944), cierta informacin bibliogrfica acerca de la obra crtica del escritor angloamericano y sobre la ubicacin de Funcin de la poesa y funcin de la crtica dentro de ella. Tambin las notas a pie de pgina del prlogo recogen algunas traducciones de los pasajes breves citados de los Cuatro Cuartetos y los Ejercicios para cinco dedos que hemos de suponer del propio autor cataln ya que no los atribuye a ningn otro
160 No ocurre lo mismo con Celaya, quien, en un artculo titulado Noticia de Henry Miller(nsula, nm. 41, 15 mayo,1949, p.2) declarara que recomiendo, pues, al lector que haga la experiencia de tomar contacto con Henry Miller por su cuenta y riesgo. Porque vale la pena. Para ms informacin sobre la lectura celayana de la obra de Miller, vase Chicharro, 1989; 66-68. Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 188 traductor como hace con otras citas eliotianas del texto. 161 Las notas tambin sirven para que nuestro poeta enlace el pensamiento eliotiano con el de Carlos Bousoo, citando tanto su Teora de la expresin potica como otra obra suya, La poesa de Vicente Aleixandre, y para que el prologuista aclare su uso del trmino experiencia con una cita de otro ensayo del poeta de Saint Louis, Los poetas metafsicos: El significado preciso que doy aqu al trmino experiencia aparece muy claro en las siguientes palabras de Eliot: para Donne, un pensamiento era una experiencia: modificaba su sensibilidad (Gil de Biedma, 1999: 23-24). Por ltimo, cabe sealar la aclaracin de intenciones que formula nuestro poeta en el prlogo respecto a la informacin que su traduccin pretende ofrecer acerca de las referencias literarias especficamente inglesas que se prodigan en Funcin de la poesa y funcin de la crtica, una informacin que, en efecto, proporciona algo ms que la escueta nota bibliogrfica, como veremos a continuacin: En mis notas acerca de los escritores de significacin puramente inglesa citados por Eliot procuro -dentro de la forzosa brevedad- dar al lector espaol algo ms que la escueta nota bibliogrfica (Gil de Biedma, 1999: 18). La primera nota a pie de pgina de clara procedencia eliotiana la encontramos en la Introduccin, en una referencia por parte de Eliot a los dramaturgos senequistas del teatro isabelino. A raz de esta referencia eliotiana, Gil de Biedma demuestra su familiaridad con la obra ensaystica del poeta angloamericano al remitir
161 Al reproducir sendas citas de las traducciones de Vicente Gaos y Dmaso Alonso, por ejemplo, nuestro poeta seala claramente su procedencia. Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 189 al lector espaol a un ensayo titulado Sneca en traduccin isabelina, publicado en 1927 y recogido en la ya citada recopilacin argentina: Creville, Daniel, Alexander y los restantes poetas del crculo de la condesa de Pembroke intentaron crear una tragedia culta, a imitacin de Sneca, frente a los excesos del teatro popular. La influencia de Sneca fue muy profunda en Inglaterra, 162 y no fueron ellos los nicos en experimentarla; Eliot se ha ocupado de ella en un trabajo que aparece incluido en Los poetas metafsicos y otros ensayos bajo el ttulo Sneca en traduccin isabelina (Gil de Biedma, 1999: 51). En la misma Introduccin, Gil de Biedma ofrece otra nota acerca de un poeta ingls, Cowley, cuya valoracin por parte de nuestro poeta tambin se debe en gran medida a la que l conoca de su traduccin del texto eliotiano. La famosa distincin de Coleridge entre imaginacin y fantasa, una distincin que se mostraba claramente a favor de la primera cualidad, se haba realizado proponiendo a Milton como ejemplo de la imaginacin y Cowley de la fantasa, y fue rechazada por el poeta de los Cuatro Cuartetos por demasiado simplista y basada en una argumentacin especiosa (Eliot, 1999: 91), debido en parte a la reconocida superioridad de Milton sobre un poeta menor, Cowley. As, el poeta barcelons se hace eco de su maestro angloamericano y despliega su habitual irona en su nota a pie de pgina sobre Cowley, aludiendo tambin a la conocida mala lengua de Alexander Pope, otro de los favoritos de Eliot: Abraham Cowley (1618-1667) es un excelente poeta menor, agradable e ingenioso, a quien se suele incluir entre los metafsicos; fue un gran admirador de Anacreonte, al cual imit repetidas veces, y su muerte no desdice de sus admiraciones literarias de creer a Pope que tena mala lengua-,
162 En el ya citado ensayo, Eliot aseguraba que Ningn autor ejerci una influencia ms profunda o ms amplia sobre la mente isabelina o sobre la tragedia isabelina que Sneca. (Eliot, 1972: 65) Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 190 pues una siesta en el campo, tras copiosas libaciones, le produjo una congestin mortal (Gil de Biedma, 1999: 58). La obra de otro poeta menor, Robert Bridges, tambin es elucidada en una nota pie de pgina por nuestro poeta, cuya valoracin de las cualidades tcnicas de los versos del poeta ingls y su esfuerzo por no burlarse de sus limitaciones (como su admirado Eliot, Gil de Biedma sola reservar la embriagadora tentacin de pronunciar excomuniones y conceder salvoconductos para las vacas sagradas como Juan Ramn Jimnez o Shelley) revelan unos valores crticos muy cercanos a los del autor de Funcin de la poesa y funcin de la crtica: Robert Bridges (1844-1930). Su obra ms conocida es The Testament of Beauty, extenso poema filosfico compuesto a los ochenta y cinco aos de edad. Fue el primer editor y prologuista de los poemas de Hopkins (1918), y esta buena accin ha sido en cierto modo causa del escaso aprecio en que hoy se tiene a Bridges: durante los ltimos aos ha estado de moda rerse de l, de su poesa y de su incapacidad para comprender plenamente la obra de su genial amigo. Bridges fue en realidad un discreto poeta y un excelente tcnico a quien las circunstancias -y las propias limitaciones- condenaron a marchar por una va muerta (Gil de Biedma, 1999: 68). La ya citada distincin de Coleridge entre imaginacin y fantasa tambin asoma en otra nota a pie de pgina de nuestro poeta, al confesar en su traduccin del ensayo titulado La poca de Dryden que no ha podido encontrar en el espaol una equivalencia satisfactoria del trmino original (fancy) empleado por el crtico ingls, Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 191 una dificultad complicada por la importancia paralela del concepto ingls de wit, 163 vocablo de gran importancia al abordar las obras de escritores como Dryden o Pope: La palabra inglesa fancy no concuerda exactamente con la espaola fantasa, y de aparecer ms incidentalmente en la versin original, quizs la hubiese traducido por ingenio, que reservo ahora para el wit ingls con el cual desdichas del traductor- tampoco coincide de manera absoluta (Gil de Biedma, 1999: 89). Las alusiones por parte de Eliot a William Collins y Thomas Gray tambin inducen a nuestro poeta a ofrecer una informacin ms amplia acerca de los dos poetas britnicos y exponer una valoracin personal muy influenciada por los ensayos del escritor angloamericano, una valoracin que es asimismo deudora de la visin crtica expresada tanto en Funcin de la poesa y funcin de la crtica como en Los poetas metafsicos, Andrew Marvell o John Dryden, ensayos incluidos en el Selected Prose 164 que nuestro poeta asegura haber ledo en Oxford en 1953 (Mangini, 1979: 203): William Collins (1721-1759) y Thomas Gray (1716-1771) representan ya el sentimentalismo, la melancola y la meditacin ante el paisaje. Son significativas las Odes del primero y, sobre todo la oda inacabada On the Superstitions of the Scottish Highlands, con su inters por Escocia, tan tpico del Romanticismo. En cuanto a Gray, es un completo prerromntico, y su hermossima 165 Elegy in a Country Churchyard es uno de los ms famosos poemas de la literatura inglesa.
163 Para facilitar la comprensin de este concepto ingls, que expresa el ingenio presente en el humor inteligente y refinado, se podra decir que las comedias de Oscar Wilde, con su humor elegante y ligeramente decadente, representan el paradigma del wit en la literatura inglesa. 164 En uno de los ensayos de dicho volumen, Andrew Marvell, Eliot haba asegurado que Gray y Collins eran maestros, pero haban perdido esa percepcin del los valores humanos y de la experiencia humana que fue la gran hazaa de los poetas isabelinos y jacobinos (Eliot, 1972:297). 165 El poeta barcelons utilizara exactamente la misma frase en su estudio de la poesa de Guilln, al referirse al la hermossima Elegy Written on a Country Churchyard de Thomas Gray (Gil de Biedma, 1994 : 119). Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 192 Ninguno de los dos poetas fue muy afortunado en vida, y su fama es en gran medida pstuma (Gil de Biedma, 1999: 97). Por otra parte, y en el mismo ensayo dedicado al pensamiento literario de Dryden, una referencia eliotiana a Walter Savage Landor provoca la siguiente nota a pie de pgina de Gil de Biedma que tiene cierto parecido con las teoras de Auden acerca de los destinatarios de poesa: Walter Savage Landor (1775-1864) fue un hombre arbitrario y encantador que derroch su fortuna y ri con casi todos sus familiares y amigos. Pas la mayor parte de su vida en Italia. En Espaa estuvo durante la guerra de independencia, y de aqu se llev el tema de para una discreta tragedia: Don Julin. Landor es un fino humanista, un excelente crtico, un elegante escritor de prosa un si es no es redicho- 166 en sus Imaginary Conversations, y un poeta muy bueno: Poems (1795) y Gebir (1790). Pertenece a ese tipo de escritores cuyo renombre no es grande, pero que tienen en todas las pocas un grupo fiel de lectores, o mejor dicho, de amigos (Gil de Biedma, 1999:97). Otro de esos ya citados problemas traductolgicos se asoma tambin en otra nota a pie de pgina en su traduccin del ensayo titulado Wordsworth y Coleridge en el cual nuestro poeta reconoce la enorme dificultad que le supone dar con una equivalencia satisfactoria del trmino ingls wit. Como es de esperar, su bsqueda de una equivalencia le lleva a ensayar una explicacin transcultural del concepto y sugerir una posible huella intertextual de la poesa metafsica inglesa en la de Pedro Salinas, a cuya anglofilia literaria ya hemos aludido en la primera parte de estudio: Confieso no haber encontrado equivalente espaol. Una traduccin lejana sera arte de ingenio pero, aparte de no reflejar fielmente la expresin inglesa, para emplearla aqu sera preciso
166 En su valoracin de la calidad de la prosa de Landor, nuestro poeta destaca las mismas cualidades que atribua a la de Eliot, esos incisos y salvedades que tanto le gustaban en la obra del escritor angloamericano. Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 193 insuflar en ella un sentido distinto al que tiene en Gracin. El wit de Dryden y los metafsicos, por otra parte, no coincide con el ingenio espaol barroco. Me parece que la poesa de Pedro Salinas 167 ofrece, dentro de nuestra literatura, el tipo de ingenio ms cercano al wit; no creo imposible que los metafsicos concretamente, Donne- ejerzan una influencia real sobre el poeta espaol (Gil de Biedma, 1999: 120). La insistencia eliotiana en la inmadurez de la poesa de Shelley tambin inspira otra interesante nota a pie de pgina a cargo del poeta barcelons. El poeta angloamericano reconoce el placer que le producan los versos del gran romntico ingls, pero circunscribe ese placer a la adolescencia, una edad que a su juicio estara libre de dilemas personales acerca de las creencias en materia de poesa: Me inclino a pensar que si a los quince aos la poesa de Shelley me embriagaba y hoy me parece casi ilegible no es porque aceptase entonces sus ideas, en tanto que ahora las rechazo, sino porque a esa edad la cuestin de la creencia o descreencia, como Richards la llama, no se plantea (Eliot, 1999: 134). Ante el rechazo por parte del Eliot maduro de la mentalidad supuestamente juvenil inherente a la poesa de Shelley, una lectura que consideraba propia de la inmadurez a diferencia de autores como Shakespeare o Dante, Gil de Biedma apunta una teora muy similar a la defensa de la necesidad de aliarse con los abuelos contra los padres que expondra muchos aos despus en su ensayo La imitacin como mediacin, o de mi Edad Media: Acaso influya tambin el hecho de que Wordsworth y Shelley pertenecen a una poca mucho ms cercana a Eliot, en el tiempo, que Dante o Lucrecio (Gil de Biedma, 1999: 134).
167 A la luz de ese apunte gilbiedmano, resulta interesante cotejar las siguientes lneas de una cartas de Salinas a Jorge Guilln, fechada el 26 de septiembre de 1942: Despus de Eliot estoy oyendo otras poesas, en antologa, de varias pocas y un disco excelente de Donne [...] Y qu difcil es entender Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 194 Por ltimo, en otra nota a pie de pgina, el poeta barcelons seala la influencia sobre el autor de La Tierra Balda de T.E. Hulme, otro poeta contemporneo suyo a quien ya haba citado en su prlogo como protagonista, junto a Eliot y Pound, de la reaccin contra el callejn sin salida que supona la obra de los Georgian Poets. El escritor angloamericano haba asegurado acerca de Hulme que una voz se alz, en nuestro tiempo, que expresaba una concepcin diferente, la de un hombre que escribi poemas notables y a la vez posea cierta aptitud para la teologa: T.E. Hulme (Eliot, 1999: 189). Nuestro traductor barcelons, por su parte, secundaba el elogio de Eliot y ofreca la siguiente puntualizacin: Thomas Ernest Hulme (1883-1917), pensador y poeta ingls, fundador del movimiento imaginista; ejerci una gran influencia sobre Eliot (Gil de Biedma, 1999: 189). Las notas a pie de pgina de la traduccin de Funcin de la poesa y funcin de la crtica tambin ofrecen una serie de apuntes intertextuales muy interesantes por parte de nuestro poeta acerca de la obra de Eliot, entrelazando su prosa crtica con sus poemas e incluso apuntando una particular obsesin shakespeariana por parte del poeta de los Cuatro Cuartetos como veremos ms adelante en el captulo que dedicaremos a la visin gilbiedmana de la crtica eliotiana. Asimismo, tambin son dignas de nuestro inters las traducciones que el poeta barcelons ofrece de fragmentos breves de la poesa de Shakespeare, Keats, Byron o Shelley y los numerosos apuntes sobre la filosofa 168 y la historia literaria angloamericanas que, si
a fondo y por los cuatro costados la buena poesa inglesa! Se da uno cuenta, por ejemplo, oyendo el Kubla Khan de Coleridge, que me ha tenido entretenido dos das (Guilln, J., 1992: 287-288) 168 El Nuevo Humanismo, escuela terica centrada en figuras tan caras a Eliot como Irving Babbit o Paul Elmer Moore, sera descrito por Gil de Biedma como ncleo de escritores de norteamericanos que a lo largo de la dcada de los veinte llevaron a cabo una crtica severa y a veces ligeramente Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 195 no tienen ninguna vinculacin directamente eliotiana, nos ayudan a formar una visin ms completa de la anglofilia de Gil de Biedma Retrato del artista en 1956 Si yo fuera un diarista romntico, condenado a contar lo que ocurre en mi alma, deber cerrar este cuaderno. Jaime Gil de Biedma, 1991: 131 Resulta muy claro el guio intertextual a la conocida obra de James Joyce en el ttulo de este diario, un ttulo que asimismo representaba la ampliacin del texto publicado en 1974, Diario del artista seriamente enfermo. Pese a la ambivalencia que senta nuestro poeta por la obra del autor dublins, una actitud que analizaremos con ms detenimiento en el captulo siguiente, las resonancias joyceanas se mantendran en los ttulos del primer y tercer apartado del libro, Las islas de Circe y De regreso en Itaca, ttulos que nos remiten inequvocamente al mito de Ulises. Las notas a pie de pgina de la primera parte del diario proporcionan sobre todo una informacin ms completa sobre las personas mencionadas en el texto, aclaraciones acerca de la geografa y la historia de Filipinas y algn que otro apunte literario respecto a la procedencia de una cita directa o una alusin textual. As, tras el parntesis de la segunda parte del libro, Informe sobre la Administracin General en Filipinas, la tercera parte de Retrato del artista en 1956, De regreso en Itaca, se inicia con un extenso epgrafe procedente de Little Gidding(sin que se seale la procedencia de la cita), el cuarto de los Cuatro Cuartetos y sin duda el mejor de los cuatro poemas, como dira tiempo despus en su ltimo ensayo eliotista, Four Quartets. La cita del
histrica- de los movimientos intelectuales, morales y sociales de la posguerra (Gil de Biedma, 1999: Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 196 poema de Eliot es de la segunda parte del cuarteto, la que alude tanto a la Comedia Divina como al Inferno de Dante en su evocacin del maestro muerto: So I assumed a double part, and cried And heard anothers voice cry: What ! are you 169 here? Although we were not. I was still the same, Knowing myself yet being someone other- And he a face still forming; yet the words sufficed To compel the recognition they preceded. 170 En su conferenciarecital en la Residencia de Estudiantes de Madrid en 1988, nuestro poeta aseguraba que un poema suyo, Las afueras, trata muy deliberadamente de imitar un pasaje del Cuarto Cuarteto (una afirmacin que estudiaremos con ms profundidad en el ltimo captulo de este estudio que dedicaremos ntegramente a realizar una lectura intertextual de los poemas de Gil de Biedma en clave eliotiana), de modo que la eleccin como epgrafe de una cita de esta segunda parte del que le pareca el mejor de los Cuatro Cuartetos no nos parece casual, ya que el inters del poeta barcelons por esta seccin del poema, con sus evocaciones dantescas y su simulacin consciente de la terza rima, se expresara tambin en el ya citado ensayo de 1984 sobre la poesa de Eliot, en el cual confirmara de nuevo su fascinacin por estos cuatro poemas del autor
165). 169 En el primer borrador del poema, Eliot haba escrito Are you here, Sr. Brunetto?, una referencia a Brunetto Latini que confirma las alusiones dantescas de esta seccin del Cuarteto. 170 As asum un doble papel, y grit / y o la voz de otro gritar: Como ests aqu t? / aunque no ramos. Yo segua siendo el mismo, / conocindome a m mismo y sin embargo siendo algn otro- / y l una cara an formndose; pero las palabras fueron bastante / para obligar al reconocimiento al que precedan. Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 197 angloamericano y sealara la especial importancia de la escena del maestro muerto que aparece como epgrafe a la tercera parte de su diario de 1956: Por primera vez el recuerdo de los versos que me s de memoria deja de darme motivos de irritada decepcin, segn los voy leyendo traspuestos a otra lengua. Y me parece esplndida la versin del encuentro con el difunt mestre en la parte II de Little Gidding; Eliot ide para este episodio dantesco the Brunetto Latini episode, segn se le suele denominar- una estilizacin muy simple y muy eficaz de la terza rima, mediante la alternancia de terminaciones llanas y terminaciones agudas, que el traductor ha recreado casi impecablemente (Gil de Biedma, 1994: 369- 370). El pie de la letra La mentalidad de los ingleses no es literal, a diferencia de franceses y espaoles, que lo toman todo al pie de la letra Jaime Gil de Biedma, 1991, 144 La coleccin de ensayos de Gil de Biedma ofrece como preludio al cuerpo del texto dos epgrafes procedentes del canon ingls, el primero de Auden y el segundo de Lewis Carroll. Ninguna de las dos citas se traduce al espaol, sugiriendo que aunque en 1956 le preocupaba la inclusin de citas de clsicos extranjeros, sobre todo si no se traducen, su posible interpretacin en Espaa como una afectacin pretenciosa le inquietaba bastante menos en 1980, ao de la primera aparicin de El pie de la letra, un ttulo que, como hemos visto, hace referencia a la supuesta literalidad que el poeta barcelons apreciaba en los espaoles en comparacin con los ingleses. La cita de Auden trata de la validez de las opiniones crticas de los autores y ofrece una interesante visin de la visin gilbiedmana del pensamiento literario del Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 198 poeta ingls que analizaremos con ms detalle en el captulo que dedicaremos a la relacin del autor cataln con la tradicin crtica angloamericana. La cita de Lewis Carroll, por su parte, procede de Through the Looking Glass, es decir de A travs del espejo, la segunda entrega de la conocida serie del escritor ingls y un ttulo que tambin aprovechara el poeta barcelons en forma del guio intertextual del poema que dedicara a Gabriel Ferrater, A travs del espejo, como veremos en la ltima parte de este estudio. Asimismo, esta cita de Carroll versa sobre el significado del lenguaje y las dificultades e insatisfacciones que entraan las palabras y sus significados, un concepto tambin muy eliotiano si recordamos que en East Coker el poeta angloamericano haba hablado de la intolerable lucha con las palabras y significados y en Little Gidding haba asegurado que las palabras del ao pasado pertenecen al lenguaje del ao pasado / y las palabras del ao que viene aguardan otra voz: Thats a great deal to make one word mean, Alice said in a thoughtful tone. When I make a word do a lot of work like that, said Humpty Dumpty, I always pay it extra. Oh! said Alice. She was too much puzzled to make any other remark. Ah, you should seem come round me of a Saturday night, Humpty Dumpty went on, wagging his head gravely from side to side, for to get their wages, you know. 171 La nota preliminar de esta coleccin de ensayos tambin ofrece numerosos ejemplos de la asimilacin del estilo y los valores crticos de Eliot por parte de nuestro poeta. Desde sus primeras lneas, el autor ofrece una disculpa de sus propias limitaciones y asegura que tal vez el lector pueda comprender esas limitaciones ms
171 Eso es mucho significado para una sola palabra dijo Alicia con un tono pensativo. Cuando le doy mucho trabajo as a una palabra dijo Humpty Dumpty, siempre le pago ms Oh! dijo Alicia. Estaba demasiado perpleja para hacer cualquier otro comentario. Ah, t deberas verlos venir a verme los sbados por la noche prosigui Humpty Dumpty. Moviendo la cabeza gravemente de un lado a otro, para cobrar su sueldo, sabes Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 199 claramente que el propio autor, lo cual representa todo un alarde de humildad y de autodesprecio en la mejor estela eliotiana: Intermitentemente escritos a lo largo de veinticinco aos, los ensayos aqu reunidos carecen, en cuanto conjunto, de unidad ninguna si se excepta aquella a la cual ninguno aspiraba: la que les confieren las inveteradas limitaciones de su autor. De muchas de ellas, quien tenga la bondad de leerlos todos sin duda se formar nociones ms claras que yo mismo (Gil de Biedma, 1994: 11). La precisin que el poeta barcelons realiza a continuacin acerca de la primera de las dos limitaciones principales que seala en su obra ensaystica entraa una inequvoca alusin al ttulo de un conocido estudio de Eliot, Sobre poesa y poetas (una alusin que repite en seguida), junto a una reivindicacin de la poca conveniencia de vivir la literatura como una obsesin, una postura que constituira una de las seas de identidad de nuestro poeta en su madurez, 172 como hemos visto en la primera parte de este estudio: Una, que la mayora de mis trabajos versan sobre poesa y poetas. Quizs por eso me han cado ms simpticos los incluidos en la seccin tercera, Variedades; en ellos distraigo una obsesin que me tuvo posedo durante aos: cmo se hace para hacer un buen poema (Gil de Biedma, 1994: 11).
172 En el coloquio literario titulado Sobre el hbito de la literatura como vicio de la mente y otras ociosidades, Gil de Biedma dej constancia divertida de su discrepancia con Carlos Barral acerca de la relacin entre la vida y la literatura. Cuando Barral afirma que lo que quera era reducirte al callejn de escoger entre la vida y la literatura, o de hacerte confesar que para ti, no hay vida sin literatura, nuestro poeta responde que tu manera, Carlos, de plantear la literatura y la vida no la acabo de entender. Asimismo, cuando su amigo le asegura que llega un momento en que uno no tiene ms vida que lo que uno tiene escrito, y que los estmulos de la vida son bsicamente verbales, el poeta de Moralidades le contesta con su habitual irona anti-parnasiana que Eso no slo les pasa a los escritores. Les ocurre tambin a los abogados del Estado (Gil de Biedma, 1994: 222). Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 200 Por ltimo, la nota preliminar a la coleccin de ensayos (que contiene una cita extensa de un poema de la escritora norteamericana Marianne Moore que analizaremos en el captulo siguiente que dedicaremos a la visin gilbiedmana del canon ingls) concluye con una peticin muy eliotiana de comprensin por parte del lector de las debilidades de los textos inmaduros y la insistencia en la importancia del proceso de aprendizaje del autor: La revisin de los textos ha sido ante todo literaria y si a veces he aadido un poco, a menudo he quitado ms. En alguna ocasin hubiera deseado volver sobre mis ideas, pensarlas y formularlas de otro modo que me pareciese mejor, pero la pereza no me ha dejado. No me contenta la debilidad de uno de mis primeros ensayos, Sensibilidad infantil, mentalidad adulta, que hoy en su mayor parte me parece un galimatas; ocurre sin embargo, que en los ltimos prrafos acierto en un planteamiento que influy ms que ningn otro en la concepcin y realizacin de mis poemas. As que lo he conservado por gratitud (Gil de Biedma, 1994: 13-14). En este sentido, el final de su nota preliminar se parece mucho al del prefacio de Eliot en su Selected Prose, un prefacio caracterizado por la inseguridad, la autocrtica y la humildad (falsa, a juicio de I.A. Richards, como veremos en otro captulo de este estudio) que solan preceder las contundentes crticas del poeta angloamericano: On reviewing the contents of this book, I find myself at times inclined to quarrel with my own judgements, and more often to criticise the way in which they were expressed. For myself, this book is a kind of historical record of my interests and opinions; as one grows older one may become less dogmatic and more pragmatical; but there is no assurance that one becomes wiser; and it is even Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 201 likely that one becomes less sensitive. And where I have adhered to the same opinions, many readers may prefer them in the form in which they were first expressed (Eliot, 1972: 8). 173 El estudio gilbiedmano de la poesa de Jorge Guilln 174 tambin ofrece algunas notas a pie de pgina y citas que evidencian la anglofilia literaria del poeta de Compaeros de viaje, aunque, como ha sealado Francisco Daz de Castro, en la versin del texto publicada en 1980 se haban suprimido algunas referencias a Eliot. 175 Asimismo, al referirse nuestro poeta al fenmeno de la evolucin de los gustos poticos en la adolescencia y de la primera fase de imitacin que tambin describira en El juego de hacer versos, asegura que conoce dos excelentes descripciones de este fenmeno, ambos debidos a poetas anglosajones (Gil de Biedma, 1994:73). El primero de estos poetas es, naturalmente, T.S. Eliot, de quien cita unas palabras de su propia traduccin de Funcin de la poesa y funcin de la crtica, y el otro es W.H. Auden, de quien nuestro poeta cita su leccin inaugural como titular de la Ctedra de Poesa de la Universidad de Oxford, reproducida en el libro de 1957 Making, Knowing and Judging (Gil de Biedma, 1994: 73). El tercer captulo del citado estudio guilleniano est encabezado por la segunda cita de Lewis Carroll, tambin procedente de A travs del espejo y que, ms que a preocupaciones lingsticas, alude con irona a un pas lento en el cual hace falta correr mucho para quedarse en el mismo sitio:
173 Al repasar el contenido de este libro, a veces me inclino a cuestionar mis propios juicios, y sobre todo a criticar el modo en que se expresaron. Por mi parte, este libro es una especie de testimonio de mis intereses y opiniones; conforme uno se va haciendo mayor se puede volver menos dogmtico y ms pragmtico; pero no hay ninguna garanta de que uno se vuelva ms sabio; y es incluso probable que uno se vuelva menos sensible. Y donde he mantenido las mismas opiniones, muchos lectores pueden preferirlas en la forma en la que se expresaron por primera vez. 174 En una entrevista de 1972, el poeta barcelons hablara de Jorge Guilln, a quien imit durante aos y sobre quien he escrito un libro (Campbell, 1971: 252). 175 Tambin se suprimieron referencias a Aleixandre, Cernuda, Eluard y Quasimodo (Daz de Castro, 1996). Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 202 Well, in our country said Alice, still panting a little, youd generally get to somewhere else if you run very fast for a long time, as weve been doing. A slow sort of country! said the Queen. Now, here, you see, it takes all the running you can do, to keep in the same place. 176 En su estudio de la poesa de Jorge Guilln el poeta barcelons cita varias veces al crtico norteamericano Edmund Wilson y, concretamente, su Castillo de Axel de 1931, un texto que, segn la cronologa ofrecida por Shirley Mangini, el autor cataln ley por primera vez en 1955 (Mangini, 1979:204) y cuya profunda influencia en el autor de El pie de la letra analizaremos en el captulo que dedicaremos a la visin gilbiedmana de la crtica angloamericana. El libro sobre Cntico tambin recoge una nota a pie de pgina que hace referencia a Philosophy in a New Key, una obra de la filsofa norteamericana Suzanne K. Langer y, como no poda ser de otra manera en un estudio realizado en los aos de ms intenso eliotismo por parte de nuestro poeta, la ltima cita que se ofrece en la conclusin del libro es de Little Gidding, el mejor de los Cuatro Cuartetos de Eliot a juicio de su discpulo barcelons. En esta conclusin la cita eliotiana pretenda vincular la obra del poeta espaol con una ms amplia tradicin europea: As, la obra de Guilln al igual que la de otros grandes contemporneos suyos, espaoles o extranjeros nos aparece como ltima encarnacin viva de una tradicin que entre 1870 y 1930 ha fecundado la mejor poesa europea, y como un primer intento de superacin no siempre logrado (Gil de Biedma, 1994: 174).
176 Bueno, en nuestro pas dijo Alicia, todava jadeando un poco, por lo general llegaras a otro sitio si corres deprisa durante mucho tiempo, como hemos estado haciendo Un pas muy lento! dijo la Reina. Pues, aqu, ya lo vers, hace falta correr mucho para quedarse en el mismo sitio. Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 203 La dialctica entre la tradicin y ese primer intento de superacin es, a juicio de Gil de Biedma, lo que une a Eliot y a Guilln, y la cita del poeta angloamericano se introduce con cierta insistencia en esas preocupaciones comunes a la poesa del espaol, asegurando que como ha escrito un contemporneo suyo: Last years words belong to last years language And next years words await another voice. 177 Por otra parte, la amistad entre Gil de Biedma y Gabriel Ferrater, una amistad profundamente literaria y con una base de anglofilia comn que ya hemos analizado en la primera parte de este estudio, tambin encontrara su reflejo en el paratexto gilbiedmano en forma de un poema en ingls escrito por Ferrater y el siguiente comentario respecto a su complicidad: Acerca de nuestras conversaciones sobre poesa y nuestra thick as thievish complicity, que los dos a menudo recordaramos aos ms tarde, vase mi poema ingls A Gabriel Ferrater, dedicndole en 1966 un ejemplar de Moralidades (Gil de Biedma, 1994: 272). El ensayo titulado Juan Gil-Albert, entre la meditacin y el homenaje contiene una valiosa informacin acerca del shakesperianismo del poeta barcelons y, de manera particular, su fascinacin por La tempestad que analizaremos en el captulo siguiente, una fascinacin compartida por Eliot quien citara dicha obra varias veces en La Tierra Balda. Dicho ensayo tambin ofrece ciertos elementos paratextuales que iluminan la anglofilia literaria del poeta del medio siglo, especialmente en cuanto a su valoracin de la obra de W.H. Auden. El epgrafe del
177 Las palabras el ao pasado pertenecen al lenguaje del ao pasado / y las palabras del ao que viene aguardan otra voz Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 204 ensayo (The lions mouth, whose hunger no metaphors can fill) 178 procede de The Sea and the Mirror del poeta ingls, como indica el autor de El pie de la letra en una nota a pie de pgina que tambin insiste en la importancia del estudio audeniano en la evolucin de su propia visin de la obra del dramaturgo de Stratford: 179 Cualquiera que haya ledo The Sea and the Mirror. A Commentary on Shakespeares The tempest, de Auden, apreciar en seguida el importe de la deuda que las siguientes pginas tienen con esa obra, a la que pertenecen los versos transcritos como epgrafe a mi ensayo, y en especial con dos de sus ms memorables momentos: el parlamento de Prspero despidindose de Ariel y el largo discurso en prosa de Calibn al pblico (Gil de Biedma, 1994: 318). Por ltimo, las notas a pie de pgina de Four Quartets, el ensayo que cierra El pie de la letra, proporcionan una amplia variedad de matizaciones, opiniones e informacin complementaria a los poemas de Eliot y a la historia y los avatares de sus traducciones espaolas. En este sentido, tras nombrar algunas de las traducciones castellanas y catalanas que conoce y sealar que mritos de los traductores aparte, el cataln ofrece un medio mucho ms idneo que el castellano para la traduccin de poesa inglesa (Gil de Biedma, 1994: 356), nuestro poeta ofrece la siguiente puntualizacin: Temo que la enumeracin no sea completa. En castellano recuerdo ahora, de muchsimos aos atrs, una versin de The Waste Land por ngel Flores, un tomito de Poesas, obra de varios traductores, que incluy entre sus muy primeros nmeros la Coleccin Adonais, la versin de Four Quartets por Vicente Gaos y la posterior de Jos Mara Valverde. Seguro que hay ms cosas. Del librito de Adonais no he guardado impresin ninguna; del trabajo de Flores, slo el disparate de traducir the loitering heirs of city directors por los perezosos hijos de empleados
178 La boca del len, cuya hambre ninguna metfora puede saciar. La traduccin es ma, A.W. 179 Asimismo, el autor de El pie de la letra alude a otro texto crtico de Auden para hablar de los sonetos de Shakespeare, sealando en una nota a pie de pgina que sus ideas se deben en gran medida a la lectura de Shakespeares Sonnets en Forewords and Afterwords (Gil de Biedma, 19994: 323). Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 205 municipales Las traducciones de Gaos y Valverde son nada ms que fieles al decir del texto original, aunque no estn limpias de errores uno de ellos compartido: ground swell (o sea, mar gruesa) literalmente se convierte en hinchazn de la tierra y ola de fondo (Gil de Biedma, 1994, 356-357). Asimismo, al hablar de la irrupcin en la poesa eliotiana del reconocible y reconocido Mr. Eliot, Gil de Biedma realiza una ligera pero muy intencionada variacin sobre el verso original del poeta angloamericano que inicia la quinta parte de sus Ejercicios para cinco dedos (O how pleasant to meet Mr. Eliot!, segn la nueva versin del poeta barcelons), una variacin que explica de la manera siguiente: He variado convenientemente el estribillo original (How unpleasant to meet Mr Eliot!). Dejo en ingls la cita y la siguiente porque no conozco traducciones catalanas ni castellanas de las mismas y prefiero no improvisar una ahora (Gil de Biedma, 1994: 360). 180 En su anlisis de los Cuatro Cuartetos, nuestro poeta se refiere al trabajo minucioso de Helen Gardner en The composition of Four Quartets (un libro en el que el lector interesado puede encontrar casi todo lo que humanamente puede saberse acerca de la gnesis y composicin de estos poemas) y seala en una nota a pie de pgina que, pese a las excelencias del trabajo meticuloso de investigacin de la profesora inglesa, como lectora de poesa, Dame Helen no es tan de fiar (Gil de Biedma, 1994: 363). La lectura gilbiedmana de los Cuartetos no puede evitar relacionarlos con otros poemas de Eliot como New Hampshire o La Tierra Balda, y su lectura intratextual de los versos del poeta de Saint Louis se debe en gran medida al estudio de su amigo Joan Ferrat, como se encargaba de sealar en una
180 Curiosamente, nuestro poeta acababa de reconocer que conoca las traducciones eliotianas de Jos Mara Valverde, traducciones que incluan una versin en castellano de los Ejercicios para cinco dedos. Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 206 nota a pie de pgina que hace referencia a la esencia del heart of light (corazn de la luz) de Burnt Norton: El cor de la llum es un giro tomado de Dante, segn apunta Joan Ferrat: del cor delluna delle luci nove (Paradiso, XII, 28). Consltese en Lectura de la La terra gastada [...] todo su comentario a ese episodio del poema, muy til para hacerse una idea de las afinidades y diferencias con ste del jardn de las rosas (Gil de Biedma, 1994: 363). Una explicacin por parte del poeta barcelons de su empleo del trmino ingls quaint para definir los Cuatro Cuartetos, una definicin que analizaremos en el captulo que dedicaremos a la visin gilbiedmana del canon ingls, y otra referencia al citado estudio eliotiano de Joan Ferrat concluyen el conjunto paratextual de El pie la letra, junto a una ltima nota a pie de pgina acerca de la evolucin potica del autor de Mircoles de Ceniza y de la comprensin de su poesa por parte de su autor, basndose en unas declaraciones del poeta angloamericano: A Donald Hall, en una entrevista para The Paris Review. Quizs haya que tomar esto con cautela, habida cuenta de la incmoda relacin personal que Eliot mantuvo con The Waste Land casi desde el primer momento -las famosas notas son una obra maestra en el arte de orientar desorientando-, pero mi propia experiencia me induce a creerlo: componer un poema es una ocupacin intelectualmente absorbente, y cuando el poeta se habla a s mismo, o a nadie en particular, entender lo que est diciendo le resulta una preocupacin secundaria: bastante tiene con entender lo que est haciendo (Gil de Biedma, 1994: 369). Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 207 Las personas del verbo Como cualquier poema medianamente bien hecho, ahora carezco de libertad interior, soy todo necesidad y sumisin interna a ese atormentado tirano, a ese Big Brother insomne, omnisciente y ubicuo-Yo. Mitad Calibn, mitad Narciso, le temo sobre todo cuando le escucho interrogarme junto a un balcn abierto: Qu hace un muchacho de 1950 como t en un ao indiferente como ste? All the rest is silence. Jaime Gil de Biedma, 1982 La cita reproducida arriba, que proviene de la sobrecubierta de la edicin de 1982 de Las personas del verbo, contiene una triple alusin al canon ingls: la primera al Gran Hermano orwelliano, realizada poco antes de ese terrible 1984 vaticinado por el novelista ingls; la segunda hace referencia a Calibn, personaje monstruoso de La tempestad, una obra shakesperiana que posea una enorme significacin para nuestro poeta, como veremos en los captulos siguientes; y, por ltimo, all the rest is silence (todo lo dems es silencio) son las ltimas palabras de Hamlet, protagonista por antonomasia de la tragedia de William Shakespeare. La sobrecubierta de 1982 tambin ofrece unas muy interesantes reflexiones sobre la decisin tomada por nuestro poeta de dejar de escribir versos, una decisin que sera objeto de muchas preguntas, preguntas que tendran, segn el poeta de Moralidades, dos respuestas convincentes: Quiz hubiera que decir algo ms sobre eso, sobre el no escribir. Mucha gente me lo pregunta, yo me lo pregunto. Y preguntarme por qu no escribo inevitablemente desemboca en otra inquisicin mucho ms azorante: por qu escrib? Al fin y al cabo, lo normal es leer. Mis respuestas favoritas son dos. Una que mi poesa consisti sin yo saberlo-en una tentativa de inventarme una identidad; inventada ya, y asumida, no me ocurre ms aquello de apostarme entero en cada poema Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 208 que me pona a escribir, que era lo que ms me apasionaba. Otra, que todo fue una equivocacin: yo crea que quera ser poeta, pero en el fondo quera ser poema (Gil de Biedma, 1982). Si consideramos como definitiva la edicin de 1982 de Las personas del verbo, una edicin a cargo del propio Gil de Biedma, la eleccin de los epgrafes en dicho volumen ofrece algunos indicios de la profunda y duradera anglofilia literaria del poeta barcelons y su presencia en el conjunto paratextual de su obra. A nuestro juicio, la finalidad intrnseca del epgrafe literario es la de orientar la lectura y, en este sentido la presencia de citas de Wordsworth, Byron y Auden evidencia la importancia del canon ingls no slo en la mitologa personal del autor barcelons sino en su concepcin de su propia obra y el sesgo deliberado que quera darle a la recepcin de esta obra en su ltima edicin. As, pues, en el texto de 1982, la primera parte de Compaeros de viaje, Ayer, tiene como epgrafe una extensa cita de Wordsworth, ausente tanto de la edicin original de 1959 como de la primera versin de Las personas del verbo que data de 1975: 181 Shades of the prison-house begin to close Upon the growing Boy, But he beholds the light, and whence if flows, He sees it in his joy; The youth, who daily farther from the east Must travel, still is Nature Priest, And by the vision splendid Is on his way attended; At length the Man perceives it die away,
181 La segunda edicin del libro tambin incluye ocho poemas ms que la primera: Tintroduire dans mon histoire, Son plticas de familia. De senectute, Cancin de verbena, Epstola francesa, Epigrama votivo, A Gabriel Ferrater y Cancin final. Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 209 And fade into the light of common day 182
El poema citado de Wordsworth comienza la mirada frustrada de un Nio hacia el mundo exterior, hacia la luz y la libertad. Este chico se convierte a continuacin en un Joven viajero que sigue la luz y, al final un Hombre maduro que asiste a la desaparicin de la luz (que supone la alegra y la juventud) y la llegada de otra luz, la del da comn. Como hemos sugerido en el captulo anterior, las citas se insertan el texto literario con la intencin de ensalzar y profundizar la obra propia, ofreciendo un marco para su lectura y su mayor comprensin, y, en este sentido, la preocupacin por el paso del tiempo, la visin de la vida como un viaje hacia la madurez donde hay que aceptar lo comn, lo que tenemos de hijo de vecino, una vez desvanecida la alegra de la juventud, ya se perfila como una de las ideas fijas en la poesa de Gil de Biedma, quien, como Wordsworth, pareca tener una concepcin de la vida en tres fases independientes e irreconciliables. 183 La segunda edicin de Las personas del verbo tambin ofrece una modificacin significativa en el texto respecto a un epgrafe ingls, pero esta vez en sentido inverso, puesto que en la primera edicin de Compaeros de viaje, la tercera parte del libro, La historia para todos estaba encabezada por una cita extensa de un poema de Auden: Whats your proposal? To build the just city? I will.
182 Las sombras de la crcel empiezan a cerrarse /sobre el Nio creciente, / Pero l contempla la luz, y de dnde sale, / la ve en su alegra; / El Joven, quien a diario ms lejos del Este / debe viajar, an es el Predicador de la Naturaleza, / y por esa visin esplndida / es atendido en su camino; / A lo lejos, el Hombre percibe cmo se pierde / y se desvanece en la luz del da comn. La traduccin es ma, A.W. 183 Yo pas mi juventud muy bien. Me divert mucho. Pero como a todo el mundo, me sabe a poco. O quizs no. Lo que pasa es que est mal distribuida. A uno le gustara en realidad tener 65 aos por la maana , 35 por la tarde, y 20 por la noche. Y como eso es todava ms imposible, uno se contenta con pensar que le gustara volver a los 20 aos, pero con menos experiencia que la que entonces tena, con ms capacidad de ilusin, y ms guapo. (Campbell, 1971:249) Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 210 I agree. Or is it the suicide pact, the romantic, Death? Very well, I accept for I am your choice, your decision. Yes, I am Spain. 184 En la versin de 1982, la cita haba quedado reducida al primer verso del poema audeniano. A nuestro juicio, la eleccin inicial de una cita de este poema del autor ingls merece un comentario aparte. Como hemos sealado con antelacin, la cita proviene del poema titulado Spain, escrito en 1937 para recaudar fondos para la causa republicana en Espaa 185 y que no ha dejado de crear polmica por su contenido y su apologa del asesinato poltico. Auden, tras realizar un breve viaje a Barcelona y Valencia en ese mismo ao de 1937 volvi horrorizado por las imgenes de iglesias quemadas y retoc el poema en varias ocasiones para acabar suprimindolo por completo de todas las antologas de su poesa. En concreto la referencia a la necesidad del asesinato (Hoy el aumento deliberado de las posibilidades de muerte / la aceptacin consciente de culpabilidad en el asesinato necesario) enfureci a muchos de los que vivieron la guerra de manera ms directa y dolorosa, como George Orwell, quien observ con indignacin que gentes como Hitler y Stalin han descubierto que el asesinato es necesario [...] Slo es posible el nivel de amoralidad que alcanza el seor Auden si eres el tipo de persona que siempre est en otro lugar cuando se aprieta el gatillo. Resulta cuando menos curioso que en 1959 Gil de Biedma eligiera un poema de Auden del cual su propio autor ya haba abjurado tras abrazar la fe cristiana y retractarse por completo de sus
184 Cul es tu propuesta? Construir la Ciudad Justa? / Lo har. / Estoy de acuerdo. O es el pacto de suicidio, la Muerte romntica? / Muy bien, estoy de acuerdo, porque / soy tu eleccin, tu decisin: s, soy Espaa. La traduccin es ma. A.W. 185 Segn Tom Burns Maran, Spain fue publicado como panfleto en una gran tirada y se vendi como churros por un cheln de entonces, unas 125 pesetas de hoy, con el fin de recaudar fondos para Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 211 posturas marxistas de los primeros aos treinta. La intencionalidad poltica de la cita se debe a su eleccin en los aos de mayor politizacin por parte del poeta barcelons, 186 una etapa de intensa politizacin que ya se haba suavizado en el momento de recopilar los poemas de Las personas del verbo en cuya sobrecubierta de 1975 apareca un autoanlisis de la evolucin en su postura poltica que ya hemos visto en la primera parte de este estudio (Gano bastante dinero, No ahorro. He sido de izquierdas y es muy probable que siga sindolo, pero hace ya algn tiempo que no ejerzo). El segundo libro de poesa de Gil de Biedma, Moralidades, est precedido por una extensa cita del crtico y poeta norteamericano Yvor Winters (figura muy ligada a la Nueva Crtica de Empson e I.A. Richards), una cita procedente de su libro In Defense of Reason (En Defensa de la Razn) que arremete tanto contra el oscurantismo potico como los excesos del romanticismo y cuya defensa de la racionalidad haba de atraer a un poeta caracterizado, a decir de Castellet, por su inteligencia prctica: The artistic process is one of moral evaluation of human experience, by means of a technique which renders possible an evaluation more precise than any other. The poet tries to understand his experience in rational terms, to state his understanding, and simultaneously to state, by means of the feeling which we attach to words, the kind and degree of emotion that should properly be motivated by this understanding. 187
Socorro Rojo. La vanguardia de la clase obrera no necesitaba ninguna llamada a las armas en forma de alejandrinos para ir a luchar en Espaa (Burns Maran, 2000: 182). 186 Sabemos que en 1956, Gil de Biedma pidi el ingreso en el PCE, una peticin denegada tal vez por su homosexualidad y/o su frivolidad. Vase Gil de Biedma, 1991: 138. 187 El proceso artstico es uno de evaluacin moral de la experiencia humana, por medio de una tcnica que hace posible una evaluacin ms precisa que cualquier otra. El poeta intenta comprender su experiencia en trminos racionales, formular su comprensin, y simultneamente formular, mediante los sentimientos que atribuimos a las palabras, el tipo y el grado de emocin que debera ser motivada por este tipo de comprensin. Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 212 El ultimo libro de poesa publicado por Gil de Biedma, Poemas Pstumos, aparece en Las personas del verbo en 1982 con unos cambios sustanciales respecto a las versiones anteriores. 188 Al igual que en el caso de los dos libros anteriores, nuestro poeta eligi otro epgrafe ingls para la versin definitiva de este volumen de poesas (que en la edicin de 1982 inicia con un poema titulado A Gabriel Ferrater, escrito en ingls para diversin ma y del destinatario, como seala en su nota final), unos versos del Don Juan de Byron, 189 una eleccin que adems presenta una curiosa filiacin eliotiana. Pese a la antipata que el poeta de los Cuatro Cuartetos senta por Byron, una antipata que Gil de Biedma deba de conocer muy bien por sus lecturas de la prosa crtica del escritor angloamericano como veremos en los captulos siguientes de este estudio, el epgrafe byroniano ofrecido por nuestro poeta tiene una indudable resonancia eliotiana procedente de Funcin de la poesa y funcin de la crtica: Si cierto poema mo, Mircoles de Ceniza, se reedita alguna vez pienso encabezarlo con unos versos del Don Juan de Byron (Eliot, 1999: 60). El propsito de encabezar uno de sus poemas con una cita del Don Juan de Byron, formulado por Eliot en su conocido libro de ensayos, sera recogido y puesto en prctica algunos aos ms tarde por su traductor barcelons, quien presentaba la siguiente cita del poema byroniano como epgrafe a sus Poemas Pstumos:
188 En una nota a la edicin de 1982, nuestro poeta aseguraba que bajo este ttulo se imprimen aqu veintisiete poemas cuya datacin vara entre 1965 y 1981, en lugar de los doce escritos en un lapso relativamente breve- que figuraban en la edicin original. He decidido, pues, no reincidir en mi criterio de 1975, interpolando donde mejor me pareciera, y he ordenado la coleccin segn la perspectiva en que la veo ahora (Gil de Biedma, 1982: 180). 189 En una entrevista de 1972, nuestro poeta asegurara acerca del romntico ingles que su Don Juan lo admiro inmensamente. Lo dems de Byron es bastante aburrido (Campbell: 1971: 252). Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 213 Of all the barbarous middle ages, that Which is most barbarous is the middle age Of man: it is I really scarcely know what; But when we hover between fool and sage, And dont know justly what we would be at A period something like a printed page, Black letter upon foolscap, while our hair Grows grizzled, and we are not what we were;- Too old for youth, -too young, at thirty five To herd with boys, or hoard with good threescore,- I wonder people should be left alive; But since they are, that epoch is a bore; Love lingers still, although twere late to wive; And as for other love, the illusions oer; And money, that most pure imagination, Gleams only through the dawn of its creation. 190 La preocupacin por la vejez que ya se empieza a vislumbrar en la mediana edad (de todas las brbaras edades medias, la ms brbara es la mediana edad del hombre) marcar de manera muy directa la temtica de poemas como De Vita Beata y De Senectute e incluso en un poema como Contra Jaime Gil de Biedma, nos parece percibir un eco de este poema de Byron, como veremos en el ltimo captulo de este estudio. El sentimiento de aburrimiento ante la mediana edad y de horror a la vejez sera una constante en las entrevistas concedidas por el poeta barcelons, en las que llegara a asegurar:
190 De todas las brbaras edades medias, / la que es la ms brbara es la mediana edad / del hombre: es apenas s lo que es; / Pero cuando vacilamos entre ser tontos o sabios, / y no s sabemos con certeza qu debemos hacer- / una poca como una pgina impresa, / letra negra sobre el folio, mientras nuestro pelo / se vuelve canoso, y ya no somos lo que ramos;- / Demasiado viejos para la juventud, -demasiado jvenes, a los treinta y cinco, / para amaestrar a los chicos, o ser avaros como los de sesenta aos,- / Me pregunto por qu siguen vivos; / pero ya que lo estn, esa poca es un aburrimiento; / El amor permanece todava, aunque es tarde para casarse, / Y en cuanto a otro amor, la ilusin se ha acabado; / y el dinero, esa imaginacin tan pura, / Brilla slo desde el amanecer de su creacin. La traduccin es ma, A. W. En el poema de Byron, hay un importante juego de palabras entre middle ages (la Edad Media) y middle age (mediana edad) una asociacin que tambin percibimos en el ttulo de un ensayo de Gil de Biedma, La imitacin como mediacin, o de mi Edad Media. Captulo 8: Aspectos de paratextualidad e hipertextualidad 214 Yo me aburro a m mismo. Me odio a mismo porque tengo que envejecer, porque tengo que morir, me odio por muchas razones (Mesquida: 1977: 42). Para concluir este anlisis de los elementos paratextuales que muestran la anglofilia literaria de Gil de Biedma, y, de manera muy especial, su intenso eliotismo, cabe sealar la eleccin de algunos ttulos de procedencia anglosajona como Peeping Tom (mirn, en ingls), Happy Ending, Las Grandes Esperanzas (cuyo ttulo quizs entrae cierta alusin a la conocida novela de Charles Dickens, una alusin que el lector excepcional seguramente percibira y cuya eleccin no resulta del todo inocente en un anglfilo tan consumado como el poeta barcelons) y A travs del espejo 191 que confirman la tesis de Jos de Enrique Martnez Fernndez para quien los ttulos de algunos libros o poemas son guios al lector cuya competencia intertextual se sobreentiende (Martnez Fernndez, 2001: 38). Asimismo, el poema Audens At last the secret is out constituye un interesante hipertexto al original audeniano que analizaremos con ms detenimiento en el ltimo captulo de este estudio, al igual que Prncipe de Aquitania en su torre abolida, ttulo que, a nuestro juicio, remite indudablemente a La Tierra Balda de T.S. Eliot.
191 El propio Gil de Biedma aclarara el sentido de este ttulo en su conferencia-recital de 1988: El ttulo A travs del espejo, aparte de alusin al famoso libro de Lewis Carroll, tiene un doble sentido. Por un lado es: yo era el espejo que reflejaba la imagen de Gabriel, que reflejo aqu; pero, a su vez, Gabriel era el espejo en el que me vea reflejado, y me pareca un espejo bastante deprimente a veces (Gil de Biedma, 2001: 39). Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 215 CAPTULO 9 GIL DE BIEDMA FRENTE AL CANON INGLS Mi especial amistad con la literatura inglesa, incluso al nivel de las medianas. Creo que la burguesa intelectual inglesa es, en materia de sentimientos, la ms culta del mundo. Jaime Gil de Biedma, 1991: 142 La deuda expresa de Gil de Biedma con la tradicin angloamericana (que le llevara a afirmar, como hemos visto, que era en muchsima parte un producto literario de tradicin anglosajona) fue notable y, naturalmente, no se limit a la poesa de Eliot, aunque el propio poeta barcelons no dudara en reconocer la enorme importancia que tuvo el poeta norteamericano en el desarrollo de su obra potica y crtica. De la impronta de la crtica angloamericana, y muy especialmente la eliotiana, nos ocuparemos en los prximos captulos de este estudio, tras examinar en ste la visin gilbiedmana de algunos autores significativos del canon ingls, una visin habitualmente informada y matizada por su intenso eliotismo y cuyas referencias fundamentales son, en gran medida, las del propio autor de los Cuatro Cuartetos. Asimismo, tambin creemos necesario sealar la tendencia inveterada de nuestro poeta a recurrir en primer trmino a la tradicin literaria angloamericana como punto de referencia e incluso a la propia lengua inglesa para entenderse a s mismo y explicarse a los amigos ms afines, una faceta de su pensamiento literario y personal que tambin hemos resaltado al hablar de sus constantes anglicismos en la primera parte de este estudio. En su estudio de la poesa de Gil de Biedma, Pere Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 216 Rovira ha resumido de forma concisa las principales lecciones que nuestro poeta extrajo de la literatura inglesa para luego integrarlas en su propia poesa: En esta apreciacin de las virtudes de la literatura inglesa aparecen varios de los rasgos que van a peculiarizar la poesa de Jaime Gil de Biedma: la educacin sentimental, la capacidad de matizacin psicolgica; el situarse el poeta en un contexto social definido que caracteriza su voz e implica la presencia de lo social en cualquier situacin, por ntima que sea; el preferir la honestidad intelectual, la sinceridad, al ingenio y al brillo verbal; la irona como ingrediente bsico para configurar la mirada de un poeta que sabe no estar siempre a favor de los propios sentimientos (Rovira, 1986: 82-83). A nuestro juicio, la relacin de Gil de Biedma con la obra de T.S. Eliot no slo fue la ms destacada en cuanto al canon ingls, sino que tambin fue la influencia principal sobre sus lecturas de otros escritores angloamericanos, habiendo asimilado la obra eliotiana con una veneracin que guiara su propio criterio esttico durante muchos aos. Los criterios literarios proporcionados por el poeta angloamericano se asentaron de manera muy profunda en los aos formativos de nuestro poeta (en ese momento que en El juego de hacer versos evocara as: Con la primera muda,/en los aos nostlgicos / de nuestra adolescencia, a escribir empezamos./Y son nuestros poemas del todo imaginarios/-demasiado inexpertos / ni siquiera plagiamos) y sus gustos literarios ingleses estaban compuestos de manera notable en fiel sintona con los gustos del autor de La Tierra Balda, aunque con alguna que otra divergencia curiosa e innegable como en los casos de Byron o Joyce. En este sentido, la tutela ejercida por el maestro fue decisiva y el discpulo lo reconoca al sealar que el esquema apreciativo de todo lector actual de poesa inglesa era, en gran medida, obra de Eliot, pero naturalmente no hasta el extremo de abandonar todo criterio propio. Sin embargo, sobre todo en los aos cincuenta, los Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 217 aos de su ms intenso eliotismo, se puede apreciar una relacin estrecha entre sus gustos literarios en cuanto al canon ingls y sus lecturas eliotianas. El poeta barcelons sola acceder a determinados autores a travs de sus lecturas de Eliot y la aprobacin de ste pareca ser una condicin esencial para su asimilacin por parte del autor de Compaeros de viaje, como en el caso de los poetas metafsicos. A lo largo de la obra crtica y de los escritos personales de Jaime Gil de Biedma, las alusiones eliotianas o las citas directas de la obra del poeta de Saint Louis son abundantes. En su ltima noche en Roma, rumbo a Filipinas, entre la extraeza y la nostalgia, la primera cita que le viene a la cabeza es de los Cuatro Cuartetos (All time is unredeemable), lo cual nos viene a confirmar el hecho de que su confesada obsesin con esta obra eliotiana estaba en su apogeo en ese momento. Asimismo, la prxima escala en Sri Lanka provocara la siguiente reflexin y una cita de La Tierra Balda, concretamente unos versos algo menos conocidos que el que les precede y que inicia la primera parte del conocido texto eliotiano (Abril es el mes ms cruel, criando lilas de la tierra muerta): Un lugar extrao Colombo. Mixing memory and desire, stirring dull roots with spring rains. 192 Por otra parte, en el mismo diario de su primera estancia en Filipinas en 1956, al relatar una excursin a una hacienda tabaquera llamada Santa Isabel, tras comentar la gran impresin que le ha causado el imponente ro local, A quien ha visto el Ebro como mayor cosa, el ro Grande de Cagayn le parece inmenso y lentsimo, y sus mrgenes altas y muy escarpadas (Gil de Biedma, 1991:118), no puede evitar Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 218 relacionar sus impresiones con las que Eliot expuso sobre el Mississipi en su poema The Dry Salvages, el tercero de los Cuatro Cuartetos que, como hemos visto, tanta significacin posean para el poeta barcelons: I do not know much about gods; but I think that the river Is a strong brown god- sullen untamed and intractable. 193 A nuestro juicio, el eliotismo de Gil de Biedma no se limit a sus escritos crticos o poticos, sino que permeaba su forma de aprehender el mundo, sobre todo en su adolescencia aunque, como veremos al examinar sus ensayos postreros y sus poemas ltimos, nunca le abandon del todo. Sin embargo, la anglofilia literaria del poeta barcelons no se circunscribi a los textos del poeta de Saint Louis, aunque creemos que su relacin con el canon ingls estuvo siempre fuertemente matizada por la visin proteica de la crtica eliotiana acera de esa tradicin literaria. Indudablemente, una de las causas fundamentales de la adopcin por parte de nuestro poeta de los criterios literarios de Eliot en cuanto a la tradicin anglosajona la supuso la traduccin de Funcin de la poesa y funcin de la crtica que llev a cabo en 1955, un ejercicio de lectura y estudio que le proporcion un conocimiento muy detallado del pensamiento eliotiano acerca del canon crtico y potico de la literatura inglesa en un momento en que su veneracin por los Cuatro Cuartetos estaba en su apogeo. En esas circunstancias, no resultaba difcil que la asimilacin de las pautas estticas del poeta angloamericano en el mbito de la poesa y la crtica del poeta de Moralidades tambin se extendiese a su propia visin del canon ingls. La lectura de la obra crtica del autor de Funcin de la poesa y funcin de la crtica y el estudio implcito a la mencionada labor de traduccin
192 Mezclando memoria y deseo, removiendo / turbias races con lluvia de primavera.. Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 219 fueron el punto de partida y se convirtieron en el eje de la anglofilia potica del poeta barcelons, siendo la influencia del poeta angloamericano una de sus constantes literarias a lo largo de su vida y su obra. A continuacin, analizaremos la naturaleza precisa de la relacin de Gil de Biedma con el canon ingls, empezando por la obra del propio Eliot (aunque, naturalmente, el eliotismo de nuestro poeta permea todo este trabajo), un anlisis que proponemos en orden cronolgico y guiado siempre por la presencia eliotiana en esas lecturas gilbiedmanas, sobre todo en el caso de Ezra Pound, il miglior fabbro a juicio del autor angloamericano en su dedicatoria de La Tierra Balda. La importancia del autor de los Cantos en la evolucin de la obra potica de Eliot y, de manera muy especial y explcitamente reconocida, en la elaboracin textual del citado poema eliotiano de 1922, se reflejara en la atencin que le prest Gil de Biedma, deseoso de conocer en qu consista su aportacin a una obra que para l revesta tanta importancia como lector y como poeta. En su ensayo de 1984 sobre la obra potica de Eliot, Four Quartets, el poeta barcelons ofrecera su visin sucinta del corpus de la poesa del escritor angloamericano en el momento de la aparicin de los Cuatro Cuartetos, una visin que se caracterizaba por una desigual valoracin de algunos de sus poemas ms conocidos: segua siendo antes que nada el autor de The Waste Land, cuya conversin a la edad madura y al anglocatolicismo no pareca haberle aprovechado gran cosa. The Hollow Men es flojo, Ash Wednesday tiene very fine moments indeed si se me permite parodiar los tics verbales eliotianos-, pero en conjunto no convence; lo mismo sustancialmente ocurre con los Ariel Poems, con Triumphal March, con Difficulties of a Statesman. Y estos dos ltimos apenas son algo ms que un pitinemente sur place (Gil de Biedma, 1994: 357).
193 Yo no s mucho de dioses, pero creo que el ro / es un fuerte dios pardo hurao, sin domar, intratable. Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 220 Pese a la distincin oficiosa entre el Eliot vanguardista de La Tierra Balda de 1922, y el conservador del primero de los Cuatro Cuartetos, Burnt Norton, aparecido en 1935, Gil de Biedma insiste en la esencial continuidad entre esas dos obras y duda del efecto nocivo de la conversin del poeta angloamericano en su poesa, pese al indudable conservadurismo que haba de suponer en su pensamiento pblico: Parece como si Eliot, clsico en literatura, monrquico en poltica, anglocatlico en religin, y ya patum indiscutible, tuviera dificultades en inventarse una persona potica acorde con su nuevo estado (Gil de Biedma, 1994: 357) . A juicio del poeta barcelons, la raz de esa continuidad potica estaba en el conflicto entre el personaje pblico de Eliot, y su condicin de gran pope del modernismo literario, un conflicto que naturalmente era de muy difcil resolucin, y, como hemos visto, Gil de Biedma consideraba que, en el caso del poeta de Saint Louis, el problema de inventarse, de recrearse, una persona potica acorde, igual de convincente para los lectores para l, es en verdad bastante peliagudo. Para el poeta barcelons, los Cuatro Cuartetos eran la ms aceptada expresin del renacer del sentimiento religioso y de la conciencia histrica colectiva que la guerra mundial supuso para muchos ingleses, de la misma manera que The Waste Land en su da se convirti en la ms aceptada expresin de la resaca generacional del espritu que sigui a la primera gran guerra (Gil de Biedma, 1994: 359). Nuestro poeta tambin hablara de la presencia inequvoca del personaje de Mr. Eliot: la irrupcin en la poesa eliotiana del reconocible y reconocido Mr.Eliot fue un suceso afortunado, no s hasta qu punto para el Altar y el Trono, pero s desde luego para la Poesa (Gil de Biedma, 1994: 359-360). Su valoracin de los Cuatro Cuartetos y su grado de conocimiento de su posicin en el corpus eliotiano se reflejan ampliamente en el ya Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 221 citado ensayo de 1984, en el cual nos asegura que de lo que no cabe duda es de que Four Quartets responde a una concepcin formal de una simplicidad, de una flexibilidad y de una unidad de efecto admirables (Gil de Biedma, 1994: 363). Su habilidad para la lectura intratextual de la obra de Eliot, que ya hemos observado en el prlogo y traduccin de 1955, se hace patente de nuevo en este texto en el cual nos ofrece diversos indicios de lo que l perciba como la esencial continuidad esttica de la poesa eliotiana: Quien conozca los deslumbrantes pasajes reflexivos y exhortatorios de Four Quartets advertir en seguida cun prximos a ellos estn estos versos iniciales del coro VI de The Rock [...] las afinidades entre los Cuartetos y New Hampshire, Virginia y Cape Ann, los tres Landscapes de tema norteamericano, no son nicamente de orden formal. Ecos de New Hampshire los escuchamos al principio y al final de Burnt Norton [...] y en la conclusin de Little Gidding. En el riu ms llarg, que tambin aparece all, desemboca el ro de Virginia, y es el mismo ro de The Dry Salvages [...] dos sobreimpresiones: la de los nios en el paisaje de New Hampshire y la que, en el giro el cor de la llum, nos remite a la primera parte de The Waste Land, a la escena en el jardn de los jacintos que, por cierto, desempea en la economa interior de ese poema una funcin equivalente a la del jardn de las rosas en Burnt Norton y en los tres siguientes Cuartetos (Gil de Biedma, 1994: 360-363). La obra teatral de Eliot, de considerable xito de pblico aunque merecedor de escasos elogios por parte de la crtica y de otros poetas contemporneos suyos, apenas suscit el inters de Gil de Biedma quien tan slo ofrece una cita textual del teatro eliotiano, procedente de The Cocktail Party en el primer apndice de El pie de la letra, titulado Del amor como tema literario, en el cual evoca una sentencia del autor angloamericano acerca del amor: En el amor dice T.S. Eliot por boca de uno de los personajes de The Cocktail Party- el xtasis es real, los que no tienen ninguna realidad son los que lo experimentan (Gil de Biedma, 1994: 375). Si el teatro del autor de La Tierra Balda le interesaba de alguna manera, era en funcin de su Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 222 incidencia en la poesa de ste y, de manera muy especial, en la composicin de los Cuatro Cuartetos: A la reciente experiencia teatral deben los Cuartetos, segn el propio Eliot, una cierta simplicidad en el lxico y la sintaxis, si se les compara con Ash Wednesday y The Waste Land, y una actitud verbal que es fundamentalmente la de quien conversa con su lector (Gil de Biedma, 1994: 360). La lectura de los Cuatro Cuartetos represent, sin duda, el inicio y el elemento ms profundo y duradero del eliotismo del poeta barcelons, y ste volvera una y otra vez al recuerdo de los versos que me s de memoria (Gil de Biedma, 1994: 369), versos cuya traduccin al cataln sera el motivo de su ltima gran reflexin sobre la poesa de Eliot, en cuyos Cuatro Cuartetos apreciaba ese despliegue de gradaciones, fidelidad a la propia biografa espiritual de transterrado y de converso y una estupenda inteligencia potica (Gil de Biedma, 1994: 366). A nuestro juicio, en un poeta tan prctico y tan poco aficionado a las veleidades e imprecisiones de la Metapoesa como fue Gil de Biedma, esa estupenda inteligencia potica que valoraba en la poesa del escritor angloamericano nos puede ayudar a comprender la veneracin duradera que sinti por ella, una veneracin que se reflejara en su prosa crtica y en sus propios poemas. Acerca de la pretendida religiosidad de estos poemas, su aspiracin a la condicin de ejercicios espirituales, ya hemos hablado en la primera parte de este estudio, pero es precisamente ese aspecto de los Cuatro Cuartetos el que presenta el nico reproche por parte de Gil de Biedma a este conjunto y a su autor, quien ya haba merecido con ese libro el calificativo de el mayor artista, el indiscutible miglior fabbro entre todos los poetas del este siglo (Gil de Biedma, 1994: 363). A juicio del poeta barcelons, el carcter religioso de los poemas apenas presenta Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 223 problemas de recepcin para los lectores contemporneos laicos (conviene tener en cuenta que esta matizacin la realiz el poeta barcelons en 1984, y no en 1955, cuando se haba limitado a elogiar la lucha de Eliot por controlar sus impulsos didcticos en su obra crtica) que no compartan las creencias ni las inquietudes espirituales de su autor: Poesa didctica, pues, poesa religiosa confesional y gran poesa, adems, pero poesa decididamente quaint, 194 al menos para una gran mayora de lectores contemporneos. Bien es verdad que toda gran poesa es hasta cierto punto quaint, de una manera o de otra, pero leyendo Little Gidding, sin duda el mejor de los cuatro poemas, cuntos entre nosotros se sentirn movidos afectivamente por toda esa teologa de la experiencia unitiva, por muy ortodoxa que sea y por muy vestida que est de irreprochable poesa (Gil de Biedma, 1994: 364). El conflicto entre la religiosidad de la poesa de Eliot y la mirada irnica y decididamente laica de Gil de Biedma queda, pues, resuelta a satisfaccin del poeta barcelons con una referencia a la extraeza de esa poesa (poesa decididamente quaint), aunque esa extraeza no siempre basta para mitigar los excesos de religiosidad por parte del autor angloamericano, un aspecto de los Cuatro Cuartetos que nuestro poeta se confiesa incapaz de leer en serio y que en el caso de la cuarta parte de East Coker llega a calificar de embarazoso: Y no siempre es as. La parte IV de East Coker, el intermedio lrico en que Eliot empieza a descubrir sus cartas y formula las nociones cristianas del Pecado original y Redencin mediante una alegora emblemtica, al estilo de los poetas metafsicos del siglo XVII, apenas puede leerse de otro modo que como un pastiche. Otros pasajes hay no del todo convincentes, pero aqul es el nico que resulta embarazoso (Gil de Biedma, 1994: 365).
194 En una nota a pie de pgina, el poeta barcelons explicaba as su empleo del trmino ingles: Vale la pena transcribir la definicin de este adjetivo ingls, que en muy poco espacio he empleado tres veces: Extrao, habilidoso, diestro; estilado, reservado; sutil, especioso; anticuado y singular, artificiosamente elegante; raro, caprichoso, rebuscado (Gil de Biedma, 1994: 364). Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 224 A nuestro juicio, hay una incapacidad manifiesta y asumida por parte de Gil de Biedma para comprender la religiosidad severa y puritana de Eliot y, por consiguiente, se produce en ese mbito un desencuentro fundamental que el poeta barcelons reconoca sin ambages. Pese a la multitud de afinidades literarias y hasta temperamentales que apreciamos entre la obra del poeta angloamericano y su discpulo cataln, es en el terreno de la religiosidad declarada de gran parte de la obra del poeta de los Cuatro Cuartetos donde la recepcin por parte de Gil de Biedma queda incompleta y esa religiosidad le llega a parecer un pastiche, una apreciacin que se debe al desencuentro esttico e ideolgico entre dos sensibilidades sociales muy alejadas: una, la del poeta barcelons, laica, postmoderna, incluso con un prurito camp que percibe un ensayo de pastiche o de parodia (al igual que contemporneos modernistas como Pound, Wyndham Lewis o Woolf, dicho sea de paso) en los ejercicios espirituales ms serios; y la de Eliot, formalmente puritana en sus valores y cuya cultura literaria modernista estaba en permanente conflicto con sus aspiraciones religiosas y didcticas. El poeta barcelons perciba claramente el peligro de este desencuentro cultural entre Eliot y el lector laico modelo, aunque insista en relativizar la importancia de esta faceta de la obra eliotiana y situar sus referencias religiosas (que no sus objetivos ltimos, claro est) en el mbito comn a cualquier laico contemporneo, sobre todo en el caso de Burnt Norton: Todo esto no cuenta para el primer Cuarteto, escrito cinco aos antes, que en ningn momento va ms all del mundo de experiencias y de referencias A San Juan de la Cruz, a las tentaciones de Cristo en el desierto- que cualquier laico contemporneo, medianamente cultivado y con un mnimo de sensibilidad religiosa, reconoce y comparte. Siendo el ms enigmtico y abrupto, Burnt Norton es sin embargo el ms inmediatamente afn a todo lector (Gil de Biedma, 1994: 365). A nuestro parecer, por parte de Gil de Biedma hay una notable incomodidad en torno a la religiosidad de la obra de Eliot, una incomodidad muy parecida a la que Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 225 senta ante el conocido conservadurismo del poeta angloamericano y que tambin le induca a adoptar estratagemas discursivas para relativizar o excusar esa faceta de su obra que haba de suponerse poco atractivo para esos laicos contemporneos que el poeta barcelons imaginaba como los posibles interesados en la poesa de Eliot y la suya propia. As, el autor de Poemas Pstumos, con cierto desenfado irnico y uno de sus leves dardos habituales a los excesos del lenguaje rigurosamente acadmico, se esfuerza por conectar la dialctica interior de los Cuatro Cuartetos con una dialctica esencialmente moderna: Dicho en pedante: se trata de superar la dicotoma de la conciencia en que consiste nuestra modernidad. Y dicho en mi jerga particular: se trata de fundir en uno solo el hijo de Dios y el hijo de vecino, operacin delicada que en los Cuartetos exige el recurso gradual, exquisitamente gradual, a la revelacin cristiana, y en el ltimo, en Little Gidding, a la Iglesia de Inglaterra y a Inglaterra (Gil de Biedma, 1994:366). En su afn de relativizar el carcter religioso de los Cuatro Cuartetos y de la poesa eliotiana en general a partir de La Tierra Balda, Gil de Biedma llega a elaborar todo un discurso de estirpe barroca en torno la intromisin del personaje del reconocible y reconocido Mr. Eliot, persona potica a quien no haba que confundir con el ciudadano de carne y hueso que profesaba las creencias religiosas ms puritanas. El personaje de Mr. Eliot, sera, segn nuestro poeta, la mscara adoptada por el poeta Eliot para hablar a s mismo de s mismo, y la voz que se dirige al pblico desde los Cuartetos (y los Cuatro Cuartetos tenan una vocacin eminentemente pblica, de discurso generacional, a diferencia del hiperintimismo y la autorreferencialidad de La Tierra Balda) sera igualmente la de un personaje potico: Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 226 Lo que aqu me interesa es otra cosa, y es que al hablar a los dems de los dems en seguida se le convierte a Eliot en otro modo eficaz de hablarse a s mismo de s mismo; en su mscara, en esa segunda voz que empez a or segn compona los coros de The Rock, nada ms asumirla poticamente, se reconoce- es su persona pblica, es Mr. Eliot. Y a partir de ese momento, a la vez por vocacin de su fe religiosa y por adquirido derecho de sus prestigios literarios, el poeta se ejercita en algo as como un ministerio pblico de la vida interior (Gil de Biedma, 1994: 359). A nuestro juicio, el poeta barcelons se preocupaba quiz en exceso por matizar el didacticismo religioso de la poesa de Eliot, una faceta ms pronunciada de su personalidad pblica que de sus mejores versos y que no ha perjudicado en absoluto su prestigio potico (el declive gradual de su prestigio personal es otra historia bien distinta, azuzado por una serie de biografas muy crticas con el hombre y su pensamiento poltico) entre los lectores de poesa en lengua inglesa. En la insistencia gilbiedmana en relativizar la religiosidad de la poesa de Eliot, nuestro poeta coincide al menos en un aspecto con el autor de los Cuatro Cuartetos al sealar que toda gran poesa es hasta cierto punto quaint, reivindicando un gusto personal por la poesa extraa que escape de los criterios estticos predominantes. Como hemos visto anteriormente, el poeta angloamericano haba afirmado en Funcin de la poesa y funcin de la crtica que todos hemos de tener un gusto ligeramente excntrico para tener verdadero gusto, una excentricidad que a su juicio radica en nuestra propia imperfeccin y singularidad: Un gusto genuino es siempre un gusto imperfecto; pero, de hecho, todos somos imperfectos; el hombre cuyo gusto en poesa no ostenta el sello de su particular personalidad- esto es, que hay afinidades y diferencias entre lo que le gusta y lo que nos gusta a nosotros, as como diferencias en nuestro gusto por las mismas cosas- ser un interlocutor muy poco interesante para una conversacin sobre poesa (Eliot; 1999: 65). Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 227 Gil de Biedma se esforzara por enlazar las preocupaciones espirituales de los Cuatro Cuartetos con las experiencias comunes a todos, asegurando que en su planteamiento, esa tentativa a que me refera antes- hablando en plata, el argumento de Four Quartets- puede formularse en trminos que a todos nos son familiares, y ms a partir de cierta edad (Gil de Biedma, 1994: 365). Sin embargo, a nuestro parecer, el recelo del autor de El pie de la letra ante la vertiente religiosa de la poesa eliotiana, y, de manera muy especfica, ante los Cuatro Cuartetos que tanto admiraba, se debe esencialmente a otras preocupaciones personales y sociales por parte del poeta barcelons, decidido a reivindicar estos ejercicios espirituales ante la progresa espaola de su poca y quitarle a la poesa eliotiana el sambenito de ser la obra de un clsico en literatura, monrquico en poltica y anglocatlico en religin, un notorio meapilas, el mismo autor que ya haba previsto el problema de los gustos poticos en unas pginas traducidas por nuestro poeta en 1955: Nuestros gustos poticos no pueden ser aislados de nuestros dems intereses y pasiones: los condicionan y vienen condicionados por ellos; son limitados lo mismo que nuestro yo es limitado. (Eliot, 1999: 65) Los isabelinos El peor pecado que puede cometer la poesa es el aburrimiento; a los dramaturgos isabelinos les salv, casi siempre, y les galvaniz hasta la vivacidad la necesidad de divertir. Su vida dependa de ello: o divertan o moran de hambre. T.S. Eliot, 1999: 83 Como hemos sealado anteriormente, creemos que los gustos poticos de Jaime Gil de Biedma solan guardar una estrecha relacin con sus lecturas de la prosa crtica de Eliot y los juicios de valor all expuestos, sin caer en la mimesis ms Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 228 ramplona pero siempre demostrando unos intereses y unos criterios muy afines a los de su maestro angloamericano. La primera referencia en orden cronolgico al canon ingls por parte del poeta barcelons es a Sir Philip Sidney, autor a cuyo pensamiento literario en torno a la experimentacin mtrica y las convenciones teatrales al respecto el poeta angloamericano haba dedicado el primer ensayo de Funcin de la poesa y funcin de la crtica, Apologa de la condesa de Pembroke. La poesa de Sidney no le haba merecido tanto inters a Eliot e incluso la obra ms conocida de Sidney, su Arcadia, un romance pastoral en cinco libros, le pareca un monumento de pesadez (Eliot, 1999: 82). Es precisamente en funcin de las consideraciones mtricas donde aparece el testimonio del inters del poeta de Moralidades por esta figura isabelina, un inters que estara vinculado a su propio uso de la sextina en un poema titulado Apologa y Peticin: La curiosidad por el canon estrfico que invent el gran Arnaut Daniel me vena de la poesa en lengua inglesa; Sir Philip Sidney tena una esplndida sextina doble (Gil de Biedma, 1994: 282). Otra figura importante de las letras isabelinas, Christopher Marlowe, tambin haba de suscitar el inters de nuestro poeta, un inters que de nuevo encontrara una referencia fundamental en la obra crtica de Eliot. A juicio del poeta angloamericano, el mrito de Marlowe resida en su aportacin del uso dramtico del verso blanco al drama, asegurando que Marlowe fue el primero que mostr las posibilidades dramticas del verso blanco (Eliot, 1999: 79) y, en otro ensayo de 1919, Christopher Marlowe, un ensayo dedicado a analizar algunos aspectos intertextuales y hasta intratextuales de la obra del autor de Fausto, acabara por concluir que Marlowes talent, like that of most poets, was partly synthetic [...] but the direction in which Marlowes verse might have moved, had he not dyed Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 229 swearing, is quite un-Shakespearian, is towards this intense and serious painting and sculpture, attains its effects by something not unlike caricature (Eliot, 1999: 120-125). 195 En 1983, otro gran poeta sinttico como Gil de Biedma, dejara constancia de su inters por la obra de Marlowe al llevar a cabo junto a Carlos Barral una versin espaola de La vida de Eduardo II de Inglaterra para el Centro Dramtico Nacional en Madrid, una obra a la que ya haba aludido en su ensayo sobre Juan Gil-Albert, Juan Gil-Albert, entre la meditacin y el homenaje(Gil de Biedma, 1994: 322). Shakespeare La lucidez suprema de Prspero, cuando sus artes mgicas le han devuelto su perdido seoro, consistir en renunciar a aqullas, para encararse con la certeza ineludible de la caducidad y de la muerte, que al fin le reconcilia con la vida. Jaime Gil de Biedma, 1994: 320-321 Apenas cabe imaginar un anglfilo literario indiferente a la obra de Shakespeare y, en este sentido, Gil de Biedma no era ninguna excepcin, y, como es sabido, hay un ttulo shakespeariano, Trabajos de amor perdidos, que hace acto de presencia intertextual en dos poemas de nuestro poeta. En Pandmica y Celeste, el ttulo aparece reformulado como trabajos de amor disperso (Aunque sepa que nada
195 El talento de Marlowe, como el de la mayora de los poetas, era en parte sinttica [..] pero la direccin en la que los versos de Marlowe podran haber ido, si no se hubiera muerto Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 230 me valdran / trabajos de amor dispersos / si no existiese el verdadero amor.) y en otro poema, A travs del espejo, dedicado a ttulo pstumo a Gabriel Ferrater, el poeta barcelons asegura que Trabajos de seduccin perdidos fue tu vida. Sin embargo, a nuestro juicio, hay otra obra shakespeariana, La tempestad, por la que el poeta del medio siglo llegara a sentir una intensa fascinacin que dejara traslucir en su prosa mediante una notable evocacin de la figura de Prspero. As, en su anlisis de Valentn de Gil-Albert, el autor de El pie de la letra percibe: Dos voces distintas en las que resuena el eco fascinante de otras, segn las omos en la obra postrera de Shakespeare, en La tempestad. Quien con un dejo de amargura nos habla del clima seductor de los libros no es acaso Prspero, duque legtimo de Miln, que absorto en ellos, delega la enfadosa rutina del gobierno en un hermano, en un lugarteniente que le traiciona y le desposee? Y esa segunda voz, toda expansiva versatilidad, no es la del fiel servidor de Prspero en su isla encantada? La voz de Ariel, 196 el genio areo y cambiante (Gil de Biedma, 1994: 319-320). El poeta barcelons realiza en el citado ensayo una lectura de este libro eminentemente shakespeariano de Gil-Albert en clave de La tempestad, una obra por la que senta una pasin debida en gran medida a su lectura de The Sea and the Mirror de Auden como l mismo se encargara de reconocer en una nota a pie de pgina que ya hemos visto anteriormente. Los sonetos de Shakespeare y su posible inspiracin homoertica tampoco haban de resultarle indiferentes al poeta de Pandmica y Celeste, aunque su inters en torno a esta cuestin se expresara a travs de una lectura heterodoxa basada en la tesis de Auden que rehuye la interpretacin ms tpica de los sonetos como una declaracin de la homosexualidad frustrada del dramaturgo ingls. As, tras sealar que el propio GilAlbert haba
blasfemiando, es muy poco shakespeariana, iba hacia esta pintura y escultura intensas y serias, y consigue su efecto a base de algo como la caricatura. 196 Un nombre que asimismo tiene muchas resonancias eliotianas debido a los Ariel Poems del autor angloamericano. Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 231 declarado que Valentn (un texto de vocacin profundamente shakespeariana, como demuestra su incorporacin de dos personajes llamados Yago y Falstaff) era un tratado acerca de la revelacin de Eros y acerca de las trgicas ambigedades en que implica a quien la vive, Gil de Biedma asegura que Lo mismo podra decirse de ese pattico testimonio que son los sonetos de Shakespeare, los primeros ciento veintisis, a propsito de los cuales observa Auden que su discusin en trminos de homosexualidad y de heterosexualidad carece propiamente de sentido (Gil de Biedma, 1994: 323). A nuestro juicio, las lecturas shakespearianas de Gil de Biedma constituan uno de los elementos esenciales en su anglofilia literaria, sin llegar a asumir proporciones tan importantes como en el caso de su recepcin de Eliot o incluso de Auden. Una cierta familiaridad con la obra de Shakespeare se puede presuponer como parte del bagaje cultural de cualquier literato europeo de su poca y de su condicin social, sin que el shakespearianismo gilbiedmano llegue a resultar especialmente caracterstico dentro del conjunto de su obra. En el pensamiento del poeta barcelons, las referencias a las obras del gran dramaturgo isabelino tan slo forman parte de esa tendencia suya a enlazar lo espaol con lo ingls 197 y a recurrir a fuentes del canon ingls para explicar sus ideas. En este sentido, su Imagen postrera de Ezra Pound presenta una evocacin isabelina del autor de los Cantos que remite a la tragedia del Rey Lear: Aquella figura conmovedora, aquella esplendorosa y casi teatral apoteosis de la decepcin, de la soledad y de la hermosura senil, traa a la memoria el recuerdo del Rey Lear, y es posible que el infalible instinto literario y publicitario del poeta se complaciera en la semejanza.
197 As en su diario de 1956, en una carta a Paco Mayans (en la cual le encarga la compra de versiones en disco de La cancin de amor de J.Alfred Prufrock y La Tierra Balda) nuestro poeta asegura acerca del autor de Retorno a Brideshead: Waugh es cada da ms snob, el pobre desde que muri el padre Coloma no se conoca un caso semejante (Gil de Biedma, 1991: 164). Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 232 Unas declaraciones suyas de hace unos aos, muy Rey Lear tambin, dejaban la impresin de que el viejo confunda voluntariamente a la periodista con Cordelia y a la prensa con el teatro (Gil de Biedma, 1994: 299). Como hemos sealado con anterioridad, a nuestro parecer, en la obra de Gil de Biedma, la referencia shakespeariana fundamental es la de La tempestad, una obra que llegara a ejercer una enorme fascinacin sobre el poeta barcelons, una fascinacin que se expresara a travs de una fuerte identificacin personal con la figura de Prspero, (declarndose un discpulo de Prspero) y que encontrara su reflejo en los ltimos poemas del escritor barcelons como veremos en la tercera parte de este estudio: No slo pecamos por accin sino por omisin y, ms an, por equivocacin, dice Richard una vez. Por equivocacin peca, que se crey distinto de los dems mortales y no supo comprender a tiempo que esa confianza suya era en el fondo resentimiento y menosprecio de la vida. Pero no es ese el error en que todos los discpulos de Prspero caemos, Gil-Albert incluido, y del que slo despertamos para sobrellevar, aunque sea en circunstancias aparentemente menos trgicas, el peso de una doble decepcin: la de la insuficiencia del arte, la de la irremediable insuficiencia de la vida? (Gil de Biedma, 1994:326) Los poetas metafsicos Loves mysteries in souls doe grow, But yet the body is his booke. 198 John Donne, The Extasie Los poetas metafsicos es el ttulo de uno de los ensayos ms conocidos de la primera etapa crtica de Eliot, un texto de 1921 en el que aparece por primera vez
198 Los misterios del amor crecen en las almas/ pero el cuerpo es su libro. Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 233 el famoso concepto de la disasociacin de la sensibilidad, y dicho ensayo sera citado por Gil de Biedma en el prlogo a Funcin de la poesa y funcin de la crtica cuando quera precisar el significado exacto que l le daba al vocablo experiencia: El significado preciso que doy aqu al trmino experiencia aparece muy claro en las siguientes palabras de Eliot: Para Donne, un pensamiento era una experiencia: modificaba su sensibilidad(Gil de Biedma, 1999: 23-24). La cita eliotiana proviene del ensayo de 1921, aunque reaparecera en el texto traducido por el poeta barcelons en 1955, y, como hemos sealado con antelacin en este estudio, el autor de El pie de la letra tambin ofrecera otra lectura intratextual perspicaz de la obra de Eliot al percibir en una referencia a Donne (sospecho que Donne era otra) un eco inequvoco de un verso anterior del poeta angloamericano, procedente de su poema Susurros de Inmortalidad. El inters del autor de los Cuatro Cuartetos por la obra de Donne sera ampliamente correspondido por su discpulo barcelons, y no slo a travs del guio intertextual de Pandmica y Celeste que ha sido recogido a menudo por la crtica. En un recital-conferencia ofrecido en la Residencia de Estudiantes de Madrid en diciembre de 1988, nuestro poeta hablara de su pasin por otro poema de John Donne, The Anniversarie, en el cual se haba inspirado parcialmente para escribir dos poemas suyos de ttulo y temtica parecidos, Vals del aniversario y Cancin del aniversario. En su ltimo ensayo sobre Luis Cernuda, Como en s mismo, al fin, Gil de Biedma, sugiere una posible huella textual entre unos versos del poeta sevillano y The Collar, un clebre poema religioso de George Herbert, otro poeta metafsico de quien Eliot haba hablado en su estudio de 1921. La poesa de Herbert tiene asimismo otra innegable resonancia eliotiana, ya que ste fue un gran amigo de Nicholas Ferrar, el fundador de la comunidad religiosa de Little Gidding (recordemos que para nuestro poeta el ltimo de los Cuatro Cuartetos, Little Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 234 Gidding, era sin duda el mejor de los cuatro poemas), y el poeta ingls estuvo fuertemente vinculado a esa comunidad. Antes de morir, Herbert mand a Ferrar el manuscrito de sus poemas devocionales, The Temple, para que ste los publicase. Por consiguiente, la referencia a la poesa de Herbert tiene un indudable trasfondo eliotiano y, de manera muy especfica, una relacin directa con el que nuestro poeta crea el mejor de los Cuartetos, 199 y el autor de El pie de la letra la enlaza con la de otro gran anglfilo literario y un notorio eliotista como fue Luis Cernuda, asegurando que los ltimos versos del poema cernudiano, La poesa, podan guardar una cierta relacin textual con el poema de Herbert: Pero me parece ms significativo advertir que lo que le rondaba la mente, sobre todo al escribir las dos ltimas estrofas -con su conato de rebelda y la inmediata sumisin tras la llamada- era el recuerdo de un clebre poema religioso de George Herbert, The Collar, a cuyo final alude plidamente el suyo (Gil de Biedma, 1994: 353). Los romnticos ingleses En este pas, hay poco romanticismo de verdad, pero en Inglaterra, donde hay mucho y muy bueno... Jaime Gil de Biedma, 1994: 226 La lectura y la traduccin de Funcin de la poesa y funcin de la crtica haba de familiarizar al joven Gil de Biedma con la tradicin romntica inglesa, y, en gran medida, la gnesis de su visin de la poesa romntica en lengua
199 El alto grado de conocimiento por parte de Gil de Biedma de las fuentes y las referencias histricas y geogrficas de los Cuatro Cuartetos se puede comprobar en el ya citado ensayo, Four Quartets, en el cual nuestro poeta cita con aprobacin el estudio de Dame Helen Gardner, The Composition of the Four Quartets, libro en el que el lector interesado encontrar casi todo lo que humanamente puede saberse acerca de la gnesis y composicin de estos poemas (Gil de Biedma, 1994: 363. Como hemos visto anteriormente, a pesar de su entusiasmo por la informacin ofrecida en dicho libro, cuya lectura Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 235 inglesa se encuentra all en las pginas que Eliot dedic a figuras como Wordsworth, Byron, Coleridge o Shelley. Sobre todo en el juicio negativo formado por el poeta barcelons acerca de ste ltimo, se puede observar cmo hizo suyas muchas de las tesis eliotianas acerca de la poesa romntica y tambin acerca de su obra crtica como veremos en el captulo siguiente de este estudio. La vinculacin del poeta de Moralidades a la tradicin romntica inglesa tambin incidira enormemente en su valoracin del romanticismo espaol. As, la misma existencia de un movimiento romntico en Espaa estara siempre puesta en tela de juicio, un lugar comn entre la crtica que en el caso del autor de El pie de la letra sera reforzado por su conocimiento de una tradicin romntica slida e incuestionable como fue la inglesa. As, en un ensayo titulado El mrito de Espronceda nuestra poeta aseguraba que: Es juicio aceptado que el inters histrico del movimiento romntico espaol supera su inters puramente literario; pero ha existido, adems, en la tradicin potica de nuestro siglo, una cierta antipata hacia la poesa romntica, a veces muy acentuada (Gil de Biedma, 1994). El citado ensayo, que constitua el prlogo a una edicin crtica de El estudiante de Salamanca a cargo del poeta barcelons, un ttulo esproncediano que le pareca la obra ms perfecta del romanticismo espaol (Gil de Biedma, 1994: 292- 293), tambin ofreca otra de la tpicas lecturas hispanoinglesas de Gil de Biedma, sabedor de las influencias inglesas sobre Espronceda (de cuya anglofilia literaria hemos hablado en la primera parte de este estudio) y conocedor l mismo de esa tradicin romntica inglesa del cual el poeta del siglo diecinueve sera deudor. As, las elecciones mtricas del poeta de El Diablo Mundo le parecen fruto de una posible contaminacin por parte de Byron:
le parece fascinante, el poeta barcelons no puede evitar dejar caer que Como lectora de poesa, Dame Helen no es tan de fiar. Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 236 Finalmente es una lstima que nuestro poeta, no s si contagiado por el Don Juan de Byron, escogiera la octava real-que en lengua castellana se presta a la parodia heroico-burlesca, pero de ninguna manera a la irona y la reflexin- como vehculo de muchas de sus digresiones (Gil de Biedma, 1994: 297). En su ltimo ensayo sobre Cernuda, Como en s mismo, en fin, Gil de Biedma vuelve a referirse al Don Juan de Byron, para situar al poeta ingls dentro de lo que l percibe como una de las caractersticas de la modernidad potica. A juicio del poeta barcelons, la fundamental experiencia del vivir est en la ambivalencia de la identidad, en esa doble conciencia que hace que me reconozca simultnea o alternativamente uno, unignito, hijo de dios, y uno entre otros tantos, un hijo de vecino (Gil de Biedma, 1994: 341). Esta dicotoma entre el hijo de dios y el hijo de vecino, la experiencia de la ambivalencia de la identidad, es una constante en el pensamiento potico del autor de El pie de la letra, y tendremos ocasin de hablar ms detenidamente de ello en la tercera y ltima parte de este estudio. Sin embargo, conviene sealar aqu cmo nuestro poeta la sita en el epicentro de su visin contempornea y la enlaza con la obra de Byron, Robert Browning, y, cmo no, la de Eliot. Era sa la experiencia, crea yo, que debe servir como supuesto bsico de todo poema contemporneo, precisamente porque no es nueva, porque es tradicionalmente moderna: aparece cuando se consolida la desacralizacin de la sociedad, es decir, cuando se consolida la sociedad burguesa, y tiene los mismos aos que el Romanticismo [...] en poesa me parece sentirla implcita en un poema narrativo como Don Juan, de Lord Byron en lo que tiene de personal expresin del propio Byron, no en cuanto relato de las aventuras del protagonista-, o en ciertos monlogos de Browning, Expresa plenamente a partir de Laforgue, la encontramos en Valry Larbaud y en el joven Eliot y en tantos otros en algunos modernistas latinoamericanos, por ejemplo-. Casi me atrevera a decir que todo poema irnico moderno apunta, con ms o menos latitud, hacia esa direccin (Gil de Biedma, 1994: 341). Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 237 Como es obvio, el inters de Gil de Biedma por la poesa de Byron, 200 cuyo Don Juan deca haber ledo por primera vez en 1961 (Mangini, 1979:211), y por el romanticismo ingls en general no se limitaba a reconocer a dicha poesa como un movimiento romntico autntico, compuesto por una poesa y una crtica brillantes y coherentes, a diferencia de lo que vea como el romanticismo imperfecto y parcial de Espaa, sino que formaba parte de su visin de la propia modernidad potica, una visin que sera articulada en gran medida por la lectura en 1957 de La poesa de la experiencia de Langbaum. En cuanto al propio Byron, hay una cita de la sptima parte del citado poema que servira de epgrafe a Poemas Pstumos, el ltimo volumen de poesa de Gil de Biedma que aparecera en 1968, slo dos aos despus de la publicacin de su edicin crtica de la citada obra de Espronceda, sugiriendo que sus lecturas de Byron estaban en un momento particularmente intenso por entonces. Pese a nuestra creencia de que los gustos literarios de Gil de Biedma acerca del canon ingls suelen coincidir de manera notable con los de Eliot o, al menos, inspirarse parcialmente en ellos, hay que sealar que en su entusiasmo por la poesa de Byron, el poeta barcelons se desmarca de las pautas estticas del autor de los Cuatro Cuartetos, quien no senta demasiado aprecio por la poesa byroniana, 201 aunque no llegara a sentir por su autor la antipata tan profunda que le profes siempre a Shelley, otro compaero de excesos romnticos y tambin paradigma del estilo de vida asociado a ese movimiento. Como hemos sealado, el inters de Gil de
200 Poco antes de su muerte estuvo preparando una edicin de las cartas venecianas del poeta ingls, una tarea que sera completada por Eduardo Mendoza. 201 En un ensayo de 1937, Byron, Eliot aseguraba que de Byron, puede afirmarse, como de ningn otro poeta ingls de su importancia que no agreg nada a la lengua, que no descubri nada en los sonidos ni ampli en nada el sentido de las palabras particulares. Habra podido ser un perfecto extranjero que escriba en ingls; y no recuerdo a ningn otro poeta de su calidad sobre quien podra decir lo mismo. En el mismo ensayo hablara de las afirmaciones sonoras de vulgaridades sin significado profundo de la poesa byroniana y de sus versos no demasiado buenos para una revista escolar. Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 238 Biedma por el romanticismo ingls encontr su contrapunto en su valoracin del romanticismo espaol, y sin su entusiasmo por la poesa y el pensamiento de Wordsworth y Coleridge, es difcil imaginar que hubiera dado tan poco crdito a la existencia de un movimiento romntico en la literatura espaola: No bastan los artculos de Larra, unos cuantos momentos de Espronceda y, bastante despus, la obra admirable y nica de Bcquer para decir que en el siglo XIX espaol hubo, de verdad, una revolucin romntica (Gil de Biedma, 1994: 350). Con la debida excepcin hecha del gusto gilbiedmano por la poesa de Byron, los romnticos ingleses que mejor consideracin le merecen al poeta barcelons son precisamente los mismos cuya obra crtica y potica haba sido defendida por Eliot en su Funcin de la poesa y funcin de la crtica. Es decir, Coleridge y Wordsworth se destacan como las mayores figuras del romanticismo, y el juicio del poeta barcelons acerca de stos dos corresponde notablemente con el del poeta angloamericano, quien en su ensayo Wordsworth y Coleridge haba analizado las diferencias esenciales entre ambos escritores para llegar a una conclusin parecida en cuanto a su importancia duradera: Tampoco eran afines los hombres en el detalle de sus vidas y aficiones- Wordsworth, indiferente a los libros; Coleridge, lector voraz-; pero tenan algo en comn ms importante que todas las diferencias: eran las dos mentes poticas ms originales de su generacin (Eliot, 1999: 104). El propio Eliot, con un punto de exageracin que censuraba en otros, no se recat en su estimacin de la importancia de Wordsworth y Coleridge, contrastando su aportacin con uno de sus muchos reproches a la figura de Shelley, reproches que seran refrendados por su discpulo barcelons como veremos en el captulo siguiente. A juicio del poeta angloamericano: Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 239 Wordsworth y Coleridge no se limitan a demoler una tradicin literaria superada, sino que se rebelan contra todo un orden social; sus pretensiones a propsito de la funcin de la poesa alcanzaran un punto de mxima exageracin en la frase famosa de Shelley (Eliot, 1999: 54). A nuestro parecer, la lectura gilbiedmana de los romnticos ingleses fue esencialmente eliotiana no slo en su origen sino en sus valores esenciales, y , con la excepcin de Byron, parece que su inters principal por ellos resida tanto en su obra potica como en su obra crtica y su importancia histrica en el desarrollo de la modernidad potica. Tambin, como era habitual en el poeta barcelons, le servan de punto de referencia en cuanto a la poesa espaola en el caso de Wordsworth (quizs el poeta ingls cuyas trazas con ms frecuencia creo adivinar, borrosamente, tras los poemas de Cernuda, dira en su ensayo Como en s mismo, en fin) en cuanto al mismo proceder potico en el caso de Keats (recordemos que Gil de Biedma invocara al poeta ingls para asegurar que, segn Keats, los poetas son la gente menos potica del mundo porque no son nadie, son la pura disponibilidad), o incluso como una advertencia de los excesos de la Metapoesa en el caso de Shelley, asumiendo como propia la antipata eliotiana hacia el romntico por definicin. La valoracin gilbiedmana de Wordsworth (de cuya obra se reproducen unos versos como epgrafe a Ayer y a quien en sus ensayos cita con cierta frecuencia e indudable aprobacin) y de Coleridge (quien fue para el poeta barcelons, uno de los hombres que ms profundamente han meditado acerca de la poesa, como hemos visto en la primera parte de este estudio) era, insistimos, profundamente eliotiana y su deuda con la lectura crtica de estos autores que el poeta angloamericano realiz en su Funcin de la poesa y funcin de la crtica sera notable, como tendremos ocasin de ver en el captulo siguiente de este estudio. Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 240 Robert Browning Que tal fuera la finalidad principal, y no el deseo de sustraerse a su persona potica, parece confirmarlo el hecho de que sus ejercicios en ese gnero, salvo en el caso de Lzaro, disten mucho de las magnficas impersonaciones tras de las cuales Robert Browning desaparece completamente. Jaime Gil de Biedma, 1994: 348 Las palabras que reproducimos arriba pertenecen a un intento por parte de Gil Biedma de analizar la influencia de los monlogos dramticos de Browning sobre la poesa de Cernuda, y es en virtud de estas dos cuestiones, el monlogo dramtico y la posible incidencia de este recurso de Browning en la poesa cernudiana, donde surge el inters de nuestro poeta por la obra del autor ingls. Junto al inters de Cernuda por su obra, el entusiasmo que senta nuestro poeta por la conocida obra de Langbaum (que se subtitula precisamente el monlogo dramtico en la tradicin literaria moderna) fue la causa fundamental de la presencia del nombre de Browning en los ensayos del autor de El pie de la letra, ya que nunca demostr conocer demasiado bien la obra del poeta ingls ni sentir demasiado entusiasmo por ella, al igual que su admirado Eliot, y, en este sentido, resulta llamativo que el propio Langbaum hubiera afirmado que Eliot no es precisamente prdigo en sus elogios a Browning (Langbaum 1996, 153). 202 Por otra parte, su propia admiracin por la poesa de Cernuda y un inters nada casual en los aspectos anglfilos de sta (Cernuda fue siempre, creemos, un punto de referencia personal y literario de primer orden para nuestro poeta) le llevaba a examinar con una perspectiva privilegiada la
202 El escaso aprecio de Eliot por la obra de Browning se deba, en cierta medida, a la estrecha identificacin del poeta ingls con Byron y Shelley, algunas de cuyas ideas heterodoxas (repugnantes dira Eliot) como el vegetarianismo o atesmo, eran compartidas por el propio Browning. Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 241 gradual asimilacin de la tradicin potica inglesa por parte del poeta sevillano, un proceso que le conduca irremediablemente hacia Robert Browning, llegando a unas conclusiones que evidencian la modestia del poeta de La realidad y el deseo: De Browning tom el monlogo dramtico para ayudarse, segn nos dice, a mejor objetivizar la propia experiencia emotiva, proyectndola sobre una situacin histrica o legendaria [...] Ocurre as que en Invocaciones, bastante antes de que Cernuda hubiera ledo a Browning, encontramos dos esplndidos monlogos dramticos: Soliloquio del farero y La gloria del poeta, tan importantes ambos en la formalizacin de su propio mito y de su propio personaje (Gil de Biedma, 1994: 348). A nuestro juicio, para Gil de Biedma la poesa de Robert Browning interesaba sobre todo por su vinculacin con las teoras de Langbaum acerca del monlogo dramtico y como punto de referencia para hablar de la obra de otros autores espaoles afines a la tradicin angloamericana como Cernuda o Gil-Albert, cuyo Valentn le pareca una obra estilizada y deliberadamente postromntica, victoriana, idealmente contempornea de Tennyson y Browning (Gil de Biedma, 1994: 318). Este inters por asociacin ms que por entusiasmo por el autor en cuestin tambin se dara en el caso de Ezra Pound, aunque esta vez de forma mucho ms intensa como veremos a continuacin. Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 242 Oscar Wilde Wilde era narciso y homosexual, yo tambin, pero no veo por qu lo uno y lo otro han de estar necesariamente en relacin. Jaime Gil de Biedma, 1991: 55 Por su valor de sntesis de las ideas de Jaime Gil de Biedma sobre dos mbitos fundamentales en su propia poesa, la homosexualidad y la literatura inglesa, resulta sumamente interesante comprobar la ambigedad que el poeta del medio siglo senta acerca de una de las figuras emblemticas de ambos mundos, un escritor que representaba el punto de confluencia literaria de ambas corrientes, Oscar Wilde. En su diario de 1956, el poeta barcelons recuerda el conocido aforismo de Wilde acerca del escaso aprecio que el siglo diecinueve senta tanto por el romanticismo como por el realismo en una alusin a una obra shakespeariana, La tempestad, que, como hemos sealado, llegara a asumir una enorme importancia para el poeta barcelons: Recuerdo ahora dos aforismos de Wilde entre los que sirven de prtico al Dorian Gray: la aversin del siglo XIX al idealismo 203 es la rabia de Calibn al no ver su rostro reflejado en el espejo; la aversin del siglo XIX al realismo es la rabia de Calibn al ver su rostro reflejado en el espejo, Creo que cito literalmente segn la traduccin de Julio Gmez de la Serna. Quiz no supiese entonces quin era Calibn, pero s que saba muy bien quin era Narciso (Gil de Biedma, 1991: 55). Tras realizar esta matizacin acerca de la relacin antagnica entre el personaje shakespeariano de Calibn (a savage and deformed slave, como recordara Gil de Biedma en su ensayo sobre Valentn de Gil-Albert) y el mito de Narciso, nuestro poeta ofrece otro ejemplo de su aficin a las lecturas interculturales y su
203 Aunque Wilde hablaba expresamente del Romanticismo, Gil de Biedma lo traduce por idealismo, ya que dice: Creo que cito literalmente segn la traduccin de Julio Gmez de la Serna. El lapsus, en todo caso, sera atribuible al primer traductor Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 243 habitual recurso al canon britnico (en este caso, otro gran narcisista como Auden) para explicarse y situar el origen de sus ideas literarias, vinculndolas en su propia mitologa personal a Calibn y Narciso, y, por ende, al narcisista por antonomasia, Dorian Gray: Lo curioso es que el rapprochement entre Narciso y Calibn no me viene de Auden, en The Sea and the Mirror, sino de ah (El retrato de Dorian Gray), de mucho ms lejos, al menos en su origen (Gil de Biedma, 1991: 55). Es evidente que la figura de Wilde, en cuanto mrtir de la homosexualidad y sumo sacerdote de las letras inglesas, no poda resultarle indiferente a Gil de Biedma, y ste no desperdici la ocasin de desmitificar la obra del autor de La importancia de llamarse Ernesto y de distanciarse de su figura ciertamente icnica: Lastima de mito bellsimo y equvoco acerca de la fascinacin y la miseria de poseerse The Picture of Dorian Gray-, malogrado por el exceso de memez decadentista, por el exceso de sugerida truculencia pecaminosa, por la falta de irona y sobre todo por aquel insoportable Lord Henry Wotton, con su ametralladora de disparar paradojas (Gil de Biedma, 1991: 55). 204 Aunque no es el propsito de este trabajo indagar en el homoerotismo de la poesa de Gil de Biedma ni en las opiniones heterodoxas del autor de Pandmica y Celeste acerca de la cultura gay de la pluma, 205 nos parece que, con la excepcin muy notable de Luis Cernuda, su postura al respecto se sostena con frecuencia en la influencia de sus ms admirados poetas ingleses y, muy especialmente, en la figura de W.H. Auden. Como hemos visto respecto a los sonetos de Shakespeare, el poeta
204 Una afirmacin un tanto sorprendente al tratarse de un texto de Oscar Wilde. Pensamos que este juicio se debe ms bien a una valoracin posterior de una lectura juvenil de la traduccin ya citada, uno de cuyos defectos ya hemos observado. 205 Vase al respecto Homosexualidad en la generacin del 27 (Una conversacin con J.G.B.) en Enrquez, 1978. Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 244 barcelons era muy reacio a realizar lecturas dogmticas o a enjuiciar una obra ajena desde la ptica de la orientacin sexual de su autor, una postura que, hasta cierto punto, obedeca a su tendencia a llevar la contraria a las opiniones ms la page. El gueto gay no le atraa en absoluto a nuestro poeta, y pensamos que la dureza de su juicio sobre El Retrato de Dorian Gray se debe en cierta medida a sus ganas de marcar las distancias entre la visin de la literatura que realmente posea y la que su sexualidad supuestamente haba de imponerle. Como su admirado Eliot, el poeta de Moralidades defenda a ultranza un gusto personal e idiosincrsico en la literatura, un punto de excentricidad que hua siempre de las lecturas esquematizadas. En este sentido, su propio eliotismo constituye el mejor ejemplo de su independencia esttica, defensor de un autor seriamente cuestionable para la progresa espaola de su poca. Sin embargo, aunque Gil de Biedma intent distanciarse hasta cierto punto del mito de Wilde y hasta puso en tela de juicio la famosa irona wildeana, la obra del dublins y su postura ante la homosexualidad no dejaba de interesarle como podemos observar en su diario de 1956 cuando, tras afirmar que no vea ninguna relacin ineludible entre la homosexualidad y el narcisismo, el poeta barcelons nos descubre una innegable afinidad con Wilde y un respeto por la valenta que demostr en la defensa de the love that dares not speak its name 206 (la muy conocida definicin wildeana de la homosexualidad que nuestro poeta citara en su ensayo sobre Juan Gil- Albert), una defensa que asume como suya con un tono desafiante: Wilde era narciso y homosexual, yo tambin, pero no veo por qu lo uno y lo otro han de estar necesariamente en relacin. Y no creo que jams se arrepintiese de su catastrfica querella contra Lord Queensbury, aunque lamentara las consecuencias. En cuanto a m, jams me he arrepentido de otra cosa que de mis omisiones: lo que no he hecho, lo que no hago, lo que estoy a
206 El amor que no se atreve a pronunciar su propio nombre. Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 245 cada momento dejando de hacer. Me remuerde la incapacidad de dedicarme igual y continuamente a nada, ni siquiera a la poesa que es lo nico que de verdad me importa (Gil de Biedma, 1991: 55-56). Pese a sus crticas al Retrato de Dorian Gray, libro que reconoca haber ledo a los trece aos y tan slo en traduccin (una traduccin que ya era algo defectuosa, como hemos visto, sugiriendo que la irona de Wilde, como la poesa a juicio de Robert Frost, era precisamente lo que se perda al traducir), crticas que creemos debidas a cierto intento de distanciamiento de la figura de Wilde, Gil de Biedma demostrara entusiasmo por otras obras del escritor angloirlands y un vivo inters por su pensamiento ltimo, ya arruinado y encarcelado, recogido en De Profundis. En otra de sus muchas interlecturas hispanoinglesas, el poeta barcelons seala un posible parentesco entre Valentn de Gil-Albert y un conocido cuento de Wilde acerca de los sonetos de Shakespeare, sugiriendo que, en la idea germinal de la novela del escritor valenciano, no s si por caso de cerebracin inconsciente, parece latir el recuerdo de una teora apcrifa el inspirador de los sonetos habra sido un joven actor, representante de sus personajes femeninos, al que el poeta am perdidamente brillantemente argumentada en El Retrato de Mr. W.H. de Oscar Wilde (Gil de Biedma, 1994: 317). Por ltimo, nuestro poeta dice reconocerse en las reflexiones de Wilde en la crcel de Reading, reflexiones con las que se identificaba vivamente: A propsito de Wilde otra vez y de m. Casualmente he ledo esta tarde en Edmund Wilson unas palabras del De Profundis que me parecen muy verdad y con las que me identifico: While I see that there is nothing wrong in what one does, I see that there is something wrong in what one becomes 207 Exacto. Pero what we become es por igual consecuencia, o an ms, de nuestras omisiones que de nuestras acciones (Gil de Biedma, 1991: 56).
207 Aunque veo que no hay nada malo en lo que uno hace, veo que s hay algo malo en lo que uno llega a ser. Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 246 La literatura norteamericana La aoranza de una patria perdida. Nostalgia aquellos de Estados Unidos que pareci que iban a nacer definitivamente con la guerra civil y cuya posibilidad muri definitivamente con ella, nostalgia de la Amrica entrevista y cantada por Whitman, que hoy, precisamente porque permea una gran parte de la literatura norteamericana contempornea, a los europeos se nos antoja un tanto complaciente y tpica. Jaime Gil de Biedma, 1994: 305 El inters de Gil de Biedma por la literatura norteamericana debe entenderse desde la doble perspectiva de su anglofilia y su vocacin europesta, tendencias ambas que en el diario de 1956 le impulsaban a cierto rechazo de las posturas ms etnocntricas de los Ensayos de Pound (quien por otra parte se destacaba por un cosmopolitismo casi enciclopdico), sealando con su sorna habitual que me hace gracia adems su americanismo integral, sobre todo al nivel de la cultura: rastrear el parentesco entre el Readers Digest y su How to read resulta casi demasiado fcil. 208 En un anglfilo tan conspicuo como el poeta barcelons, cuya anglofilia estuvo siempre informada y equilibrada por un europesmo de corte eliotiano, la literatura ms netamente americana de fondo y forma haba de despertar muy poco entusiasmo y as fue, llegando a reservar su entusiasmo para aquellos escritores norteamericanos que desarrollaron una obra conectada con la tradicin europea y la modernidad del Viejo Continente. As, pues, la siguiente reflexin sobre la identidad cultural de Eliot es muy iluminadora respecto a lo que nuestro poeta valoraba en la obra del escritor angloamericano y su visin de la literatura norteamericana contempornea:
208 Acerca de la tensa dialctica entre el americanismo integral y el europesmo esttico de Pound, nuestro poeta hara la siguiente observacin: La cabaa del leador y el ms refinado esteticismo fin de siglo anglofrancs! La mezcla era tan inestable que forzosamente haba de resultar explosiva. (Gil de Biedma, 1994: 305) Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 247 Hemos de recordar que Eliot es, antes que nada, un europeo, un norteamericano que se nacionaliz ingls porque ser ingls era para l la nica forma posible de ser europeo (Gil de Biedma, 1999: 18). A nuestro juicio, la visin gilbiedmana de la literatura norteamericana estuvo, pues, notablemente condicionada por su anglofilia y su europesmo, dos facetas de su obra que provenan en gran medida de sus lecturas de Eliot, su referente principal en cuanto a los escritores norteamericanos, y el poeta barcelons formara su propia visin de la literatura americana en funcin de los valores literarios expuestos en la obra del poeta de los Cuatro Cuartetos: el valor permanente de la tradicin, la vinculacin de la tradicin propia con la tradicin europea, una reivindicacin de las ms importantes autores de la crtica inglesa. Como hemos indicado con anterioridad, la primera conclusin a la que se llega tras un anlisis de los gustos de nuestro poeta en materia de literatura norteamericana es que todos los que merecen su entusiasmo se han integrado de alguna manera en la tradicin europea y muchos han contado con los elogios e incluso la colaboracin directa de Eliot. Su inters por la obra de Edgar Allan Poe se cifra, como hemos visto, precisamente en su condicin de famoso escritor francs a quien no hay que confundir con su homnimo norteamericano, un escritor muy distinto. El autor de La cada de la casa de Usher se educ en parte en Inglaterra, y gran parte de su obra revela una cultura esencialmente europea. A diferencia de Poe, los versos de un contemporneo suyo, Walt Whitman, slo sirvieron a Gil de Biedma como ejemplo de la tendencia norteamericana a la insularidad ms ingenua, pese al gran predicamento que el autor de Hojas de Hierba ha tenido entre los poetas hispanos del siglo veinte. En la visin gilbiedmana de la literatura norteamericana, Whitman figura en su condicin del profeta del americanismo integral que impacientaba a nuestro poeta, y autores tan netamente americanos como Twain o Faulkner brillan por su ausencia. Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 248 En definitiva, al poeta barcelons le interesaban los norteamericanos europestas, y si stos contaban con el beneplcito de Eliot, tanto mejor. A continuacin, examinaremos la visin gilbiedmana de la obra de un aliado eliotiano tan notable como fue Ezra Pound, pero antes proponemos observar las opiniones del poeta barcelons acerca de algunas figuras menores de las letras norteamericanas. En primer trmino, conviene sealar que el inters de nuestro poeta por la obra de Marianne Moore, entusiasta y extensamente citada en el prlogo a El pie de la letra, tiene cierta filiacin eliotiana. Moore, contempornea y paisana de Eliot fue entre 1925 y 1929 editora de The Dial, una revista norteamericana de gran relevancia cultural y de vocacin marcadamente cosmopolita en cuyas pginas se publicaran algunos de los primeros textos de Eliot y Pound. El poeta de La Tierra Balda, a su vez fue instrumental en la publicacin de la obra de la autora norteamericana, una obra caracterizada por su temtica urbana y su estilo conversacional. En el citado prlogo de su coleccin de ensayos, tras relativizar la importancia de la poesa, nuestro poeta introducira su cita de la escritora norteamericana con el siguiente elogio: La poesa sigue siendo para m importante, pero mi actitud est mas cerca ahora de la que Marianne Moore formul mejor que nadie, en un poema que me encantara haber escrito: I. too, dislike it: there are this things that are important beyond all this fiddle. Reading it, however, with a perfect contempt for it, one discovers in it after all, a place for the genuine. Hands that can clasp, eyes that can dilate, hair that can rise if it must, these things are important not because a high-sounding interpretation can be put upon them but because Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 249 they are Useful. 209 El realismo de la poesa de Moore, su preferencia por la poesa til y su rechazo a la interpretacin altisonante (un rechazo que se inserta en la lnea discursiva de Eliot, como sabemos por su Funcin de la poesa y funcin de la crtica, libro en el cual el poeta angloamericano cuestionaba la validez de las interpretaciones hechas por I.A. Richards de su propia obra, como veremos en el captulo que dedicaremos a la visin gilbiedmana de la crtica eliotiana) haban de resultar muy atractivos para el Gil de Biedma maduro, poeta y lector aficionado como gustaba de definirse a s mismo, defensor de una visin prosaica, prctica, casi utilitaria de la poesa, y poco amigo de la Metapoesa por un lado, y la excesiva teorizacin por el otro: Idealmente, segn la Moore, la finalidad prctica de la poesa reside en la creacin de jardines imaginarios habitados por sapos de verdad. Una actitud menos de crtico que de poeta, menos de poeta que de lector aficionado, y que no fue la ma durante aos (Gil de Biedma, 1994:12). En cuanto a otros poetas norteamericanos contemporneos, slo hemos podido encontrar testimonio escrito del juicio de Gil de Biedma acerca de dos de ellos, Hart Crane y Robert Frost, dos escritores cuyas obras presentan notables diferencias entre s. Hart Crane fue una especie de Whitman de la Depresin, autor de una poesa repleta de simbologa netamente americana y preocupada por la bsqueda de la esencia de la identidad nacional de los estadounidenses. En resumidas cuentas, el prototipo del tipo de poeta cuya obra le pareca complaciente y tpica al
209 A m tampoco me gusta: hay cosas que son ms importantes ms all / de todo este enredo. / Leyndolo, sin embargo, con un desprecio prefecto por l, uno / descubre en l, /al final, un lugar para lo genuino. / Manos que aprietan, ojos / que se dilatan, pelos que se levantan / si hace falta, estas cosas son importantes no porque / se les pueda dar una interpretacin altisonante sino porque / son / tiles. Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 250 autor barcelons en su ensayo sobre Ezra Pound que data de 1972-1973, aunque nuestro poeta dejara testimonio de su aprecio por la obra del poeta estadounidense. As, la referencia positiva a la poesa de Crane, cuyo Adagio of Islands citada varias veces, procede del diario de 1956, y es evocada por un viaje areo por Filipinas: Adagios of islands. Siempre, cuando estoy en lo alto sobre el mar y la tierra, me viene a la memoria ese verso de Hart Crane que ahora me parece muy bueno, de recordarlo tantas veces (Gil de Biedma, 1991: 76). Robert Frost, por su parte, es citado en el ltimo ensayo publicado por el poeta barcelons, Four Quartets, en el cual una conocida afirmacin suya sirve de punto de partida para esta reflexin sobre la traducibilidad de la poesa de Eliot que es, en realidad, el ltimo gran testimonio de Gil de Biedma acerca del poeta de los Cuatro Cuartetos. La poesa de Frost tiene, a priori, muchos puntos de sintona con la de Eliot, en su mezcla de las formas tradicionales con un tono coloquial, una mezcla tambin practicada con conciencia y mucho acierto por el autor de Moralidades. Sin embargo, la de Frost no es una poesa europesta en su concepcin original, y, quizs por eso, su escasa traducibilidad era una de las causas del pesimismo de su autor acerca de la viabilidad de la traduccin potica. En este sentido, el poeta barcelons lo comparaba con Robert Graves, (de quien tambin afirmara en el citado ensayo que para leer a Robert Graves de un modo suficientemente satisfactorio, en cambio, s es necesario un conocimiento muy vivo y particularizado de su lengua inglesa), asegurando que Frost y Graves a sabiendas escogieron por suya una poesa que pierde demasiado de s misma al traducirse (Gil de Biedma, 1994: 354). Sin embargo, en su eleccin de la cita de Frost y la explicacin que ofrece sobre ella, percibimos algunas de las razones por las que Gil Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 251 de Biedma decidi encabezar su estudio eliotiano con la famosa idea de Frost, una eleccin cuando menos heterodoxa para encabezar el prlogo a una traduccin potica: su memorabilidad, su parcialidad (llmese visin personal o de lector aficionado segn el caso) y su claridad, tres cualidades que nuestro poeta estimaba enormemente en la obra crtica de Eliot y que intentaba imprimir en la suya: Que poesa sea lo que se pierde al traducir, segn dijo Robert Frost, como definicin a casi nadie convence pero a todos nos gusta. Tiene por lo menos tres virtudes: es memorable- para qu sirve una definicin, sino para quedarse en la memoria?-, es deliberadamente parcial y uno al instante capta, con toda precisin, a cul poesa se est refiriendo; lo que deja fuera todos sabemos que es mucho ms heterogneo, mucho ms variable, mucho ms difcil de circunscribir genricamente. Poesa, adems puede ser alguna vez lo que se gana al traducir, y creo que Frost estara de acuerdo (Gil de Biedma, 1994: 355). Hay, asimismo, otro escritor norteamericano, Henry Miller, prototipo de la bohemia ms encarnada de Pars (lo que nuestro poeta llamara en su ensayo sobre Ezra Pound la Internacional de la Bohemia, aquel improvisado y permanente Caf Parisien de las Naciones) que despertaba una profunda y quizs algo irracional antipata en el poeta barcelons. El trmino que ms emplea Gil de Biedma para describir su relacin con la obra del novelista norteamericano es irritacin (Miller es un escritor que me irrita, sin que el placer que me produce llegue a compensarme de esa irritacin, dira en su diario de 1956) un sentimiento que se debe a su rechazo a lo que l consideraba el disfraz de buen salvaje ofrecido por Miller en El coloso de Marusi, libro cuya traduccin espaola le haba encargado Carlos Barral. Nuestro poeta demuestra escasa mesura en su hostilidad personal hacia el autor de El Trpico de Cncer, aunque reconoce que el citado libro est bien escrito, una postura poco objetiva y ligeramente contradictoria que tambin abundaba en la prosa crtica de Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 252 Eliot, a pesar de sus reiteradas declaraciones de las limitaciones personales de su visin crtica. Los reproches a Miller se formulaban, pues, en torno a la antipata personal que despertaba en su lector barcelons: Me siento cada vez menos inclinado a traducir El Coloso de Marusi. El libro est bien escrito, pero Miller es un personaje que me pone nervioso. Resulta cmico el trabajo que se toma para decirnos que no ha ledo a Homero, o para hacernos creer que l cree que The Phoenix and the Turtle es un soneto; y me irritan extraordinariamente sus estrepitosas declaraciones de pobreza- una pobreza que sospecho bastante confortable (Gil de Biedma, 1991: 12). A nuestro juicio, la profunda irritacin que le produce la figura de Henry Miller obedece a una antipata ms general por la bohemia que hemos analizado en la primera parte de este estudio, una desconfianza visceral hacia las posturas malditas que ya haba encontrado su reflejo en la obra crtica de Eliot. Sin embargo, resulta extraordinario cotejar estas declaraciones de desprecio por el malditismo con algunas de las muchas aventuras sumamente escabrosas que el poeta barcelons nos va relatando a lo largo de las pginas dedicadas a su estancia en Filipinas. Aunque Gil de Biedma nunca quiso hacer bandera literaria del malditismo, al contrastar sus descalificaciones hacia figuras como Miller o Juan Goytisolo y los detalles srdidos de sus diarios que ofrece sin ningn tipo de pudor e incluso con un cierto elemento de exhibicionismo, no podemos dejar de recordar un aforismo de Oscar Wilde quien aseguraba que una fuerte antipata suele ocultar una secreta afinidad. Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 253 James Joyce Con todo los Cantos me hacen el efecto de La Lgende des Sicles contada por Molly Bloom. Una Molly Bloom algo frgida, aunque muy excitable, que tuviese relaciones formales con un Camisa Negra italiano muy artista y muy ledo Jaime Gil de Biedma, 1994: 302 Las resonancias joyceanas inherentes al ttulo de su diario de 1956 (ese Retrato del artista en 1956 que alude al Portrait of the artist as a young man de Joyce) son bien claras, y ese guio intertextual representa el ejemplo ms conocido del inters algo desigual de nuestro poeta por la obra del novelista dublins. Si Gil de Biedma senta veneracin por los Cuatro Cuartetos y tambin profesaba su admiracin por La Tierra Balda (aunque no dudaba en expresar la predileccin que senta por la primera composicin, pero no sin reconocer que la segunda era tambin un poema esplndido, de una invencin y de una realizacin extremadas), un anglfilo literario tan consumado como l no poda dejar de sentir inters por la otra obra magna en ingls del siglo veinte, el Ulises de James Joyce. As, tras leer un estudio de Stuart Gilbert sobre dicho libro, confiesa que las glosas textuales de Gilbert le han ayudado a comprender mejor algunas cosas de las cuales I could make neither head nor tail, 210 pero acaba por confesar que mi entusiasmo por esa novela sigue siendo igual de tibio (Gil de Biedma, 1991: 178). A continuacin, realiza un brillante y muy divertido anlisis de los aspectos estilsticos de la novela, apoyndose como siempre en otras lecturas paralelas y contrastadas (especialmente luminosa resulta su fusin de lecturas y reflexiones que le lleva a la siguiente afirmacin: El negro catedrtico que Mallarm llevaba dentro, como dice Machado, lo saca afuera Joyce) para terminar con una reflexin caractersticamente pragmtica: uno se
210 Gil de Biedma emplea aqu una rancia expresin britnica para expresar su perplejidad ante la novela de Joyce, una expresin que se puede traducir como no le encontraba ni pies ni cabeza. Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 254 pregunta si una dificultad tan fcil aunque tan prolija de explicar, es en verdad autntica, en verdad necesaria (Gil de Biedma, 1991: 178). Como era habitual en el poeta barcelons, se senta impulsado a apoyar sus juicios en sus lecturas inglesas, y aunque su familiaridad con la obra de Auden no nos viene de nuevas, s nos llama la atencin el grado de erudicin y la extensin de sus lecturas inglesas que demuestra al citar el divertido juicio de un crtico ingls acerca de una de las ms conocidas obras de Auden: De muchos episodios yo dira lo que Richard Hoggart a propsito del monlogo de Sebastin en The Sea and the Mirror. It is a feat roughly comparable to explaining differential calculus whilst riding a bicycle backwards and just as unnecessary (Gil de Biedma, 1991: 178). 211 Por ltimo, aunque Gil de Biedma conoca de su lectura de Langbaum la valoracin eliotiana de Ulises, (la expresin ms importante de nuestra era) es curioso comprobar que, en su escaso aprecio por la novela de Joyce, nuestro poeta se aproximaba ms a la valoracin de Richard Aldington (quien llam al Joyce de Ulises un profeta del caos), y no coincida en absoluto con su admirado T.S. Eliot quien tambin fue el responsable de uno de los ms conocidos elogios de dicha novela, al afirmar que It is the book to which all of us are indebted and from which none of us can escape. 212
211 La cita de Hoggart dice lo siguiente: Es una hazaa ms o menos comparable a explicar el clculo diferencial al mismo tiempo que uno va hacia atrs montando en bicicleta e igual de innecesaria. 212 Es el libro con el cual todos estamos en deuda y del cual ninguno puede escaparse. Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 255 W.H. Auden Cada maana trae, como dice Auden, verbos irregulares que es preciso aprender, o decisiones penosas y que aguardan examen. Jaime Gil de Biedma, De ahora en adelante Al referirnos a la visin gilbiedmana de la obra potica del escritor angloamericano W.H. Auden y la influencia de sta en los poemas y la prosa del poeta barcelons, habra que proceder con muchsimo ms detenimiento del que podemos disponer en este trabajo: la relacin entre Gil de Biedma y la obra de Auden fue consecuencia de una lectura tan intensa y provechosa (aunque muy tarda en el caso de la obra crtica segn Gil de Biedma) que por s sola justifica plenamente un estudio independiente. Por consiguiente, nos ceiremos tan slo a lo ms destacado de esta relacin para as no despedirnos del eliotismo gilbiedmano en el proceso. Auden es el nico poeta extranjero citado expresamente por su nombre en toda la obra potica de Jaime Gil de Biedma, un privilegio que comparte con los amigos que se nombran en el poema titulado En el nombre de hoy (Carlos, ngel, Alfonso y Pepe, Gabriel y Gabriel, Pepe (Caballero) y a mi sobrino Miguel, Joseagustn y Blas de Otero), con Gerardo Diego (en Conversaciones poticas, Gil de Biedma nos hablara de algn maestro borrosamente afn a su retrato en la Antologa de Gerardo Diego) y Espronceda (recordemos el tono coloquial con el que evoca a ste ltimo en Trompe Loeil, evocando la dulce vaguedad del sentimiento, que deca Espronceda). As, como hemos visto, en De ahora en adelante, nuestro poeta alude directamente al autor ingls al escribir cada maana trae, como dice Auden, verbos irregulares que es preciso aprender. De acuerdo con la informacin facilitada por el propio Gil de Biedma, la obra crtica de Auden haba de ejercer su influencia sobre la del autor de El pie de la letra Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 256 en fechas ms tardas, pero ste conoca su obra potica al menos desde su estancia en Oxford en 1953 cuando reconoce haber ledo los Collected Shorter Poems del poeta ingls, un volumen que incluye su polmico Spain, citado luego por el poeta barcelons como epgrafe a la tercera parte de Compaeros de viaje, La historia para todos. La obra de Auden que ms veces aparece citada en los textos de nuestro poeta es The Sea and the Mirror, un comentario potico sobre La tempestad de Shakespeare que es una mezcla de verso y prosa dedicada a elucidar la visin audeniana de la famosa obra postrera del dramaturgo ingls, una obra a cuyo atractivo especial para el poeta barcelons ya hemos aludido. As, al hablar de su propio uso de la sextina en Apologa y peticin, Gil de Biedma alude a su empleo por parte de tres poeta modernos de lengua inglesa, Pound, Auden y Eliot, y su juicio al respecto viene a resumir su valoracin de los tres: impaciencia ante lo que consideraba la inautenticidad de Pound, inters por la poesa de Auden (un inters que incrementara mucho al conocer ms profundamente la obra crtica de ste) y franca admiracin por la de Eliot: Creo que fue Ezra Pound, entre los poetas modernos, el primero en resucitar ese desusado artilugio de los trovadores; Altaforte, un monlogo dramtico puesto en boca de Bertan de Born, suena a falso Robert Browning y convence poco. Auden tambin tiene una, en The Sea and the Mirror. En cuanto a valor esttico, lo mejor que la sextina ha dado de s en nuestra poca est en la maravillosa y libre estilizacin a que la someti T.S. Eliot en la parte segunda de The Dry Salvages (Gil de Biedma, 1994: 282). Por ltimo (y concluimos aqu slo en vista de las autolimitaciones que nos hemos fijado al abordar el tema de la importancia de Auden en la obra de Gil de Biedma), el poeta ingls tambin ostenta la doble particularidad de ser el nico autor nombrado por el poeta barcelons en el ttulo de un poema y el nico autor forneo Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 257 traducido en verso nos referimos, claro est, a Audens at last the secret is out, un texto que Gil de Biedma calificara, como buen eliotista, de finger exercise. Esta traduccin libre, de la cual nos ocuparemos ms extensamente en el ltimo apartado de este trabajo, constituye un homenaje muy logrado a un poeta cuya influencia en la obra gilbiedmana debera ser objeto de un estudio de caractersticas similares al presente, un estudio que hemos de posponer para otro momento. A nuestro juicio, la influencia de la poesa de Auden fue algo ms discreta que la de su obra crtica, una influencia que examinaremos en el captulo siguiente, y la de ambas facetas de la obra del poeta ingls fue relativamente tarda si se le compara con la de Eliot, aunque en 1964 nuestro poeta asegurara que no cabe duda de que estoy en falta con un maestro a quien, en uno y otro terreno, debo muchsimo, y cuyas intimaciones me inspiran tanto respeto como confianza (Gil de Biedma, 1994:178). Ezra Pound Conviene, sin embargo, al apiadarse de Pound, abstenerse de fomentar la leyenda pattica que en los ltimos aos se ha ido creando en torno a l, como un complemento de la otra, la gloriosa de il miglior fabbro. Colonizador de remotos emporios poticos, compaero, mentor y cuidador de una deslumbrante plyade de escritores. Jaime Gil de Biedma, 1994: 300 Una figura tan estrechamente ligada a Eliot como fue Ezra Pound, tampoco poda dejar de despertar el inters de Gil de Biedma quien, como hemos visto, le dedic uno de sus ms interesantes ensayos acerca del canon ingls, Imagen postrera de Ezra Pound, un texto que hemos citado extensamente en los primeros captulos de este trabajo para reflexionar sobre lo que Castellet llam la inteligencia prctica del barcelons y su rechazo de la insensatez de la bohemia. A nuestro juicio, la influencia directa del poeta de los Cantos en la obra de nuestro poeta es prcticamente inexistente y se limita casi enteramente a reflexionar sobre su figura y Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 258 las ideas peregrinas que sostena, y no tanto sobre una obra potica que el poeta barcelons apenas cita y por la que no pareca sentir un gran aprecio. 213 El inters del ya citado ensayo reside en su intensa argumentacin acerca de la figura polmica de Pound, una argumentacin que el poeta barcelons construye en torno al discurso eliotiano de la sensatez, y que parece confirmar la afirmacin ya citada del diario de nuestro poeta en la que deca necesitar ideas contrarias a las suyas para ponerse a pensar. La raz de su visin de Pound es la disconformidad, ya que el inters principal del autor de los Cantos resida en el mito del maldito y su relevancia respecto a la obra de Eliot, pero Gil de Biedma nunca demostr demasiado inters por la obra del autor de Cathay ni un conocimiento especialmente profundo de esa obra tan difcil e irregular, y la leyenda literaria de Pound, transformado en el anciano maltratado por su patria inculta, proviene de una lectura que el autor de El pie de la letra rechaz y deconstruy con gracia y conviccin. A nuestro juicio, si no fuera por la resonancia literaria de su figura y su asociacin con el poeta de La Tierra Balda, seguramente Gil de Biedma ni se habra tomado la molestia de reflexionar en pblico sobre un individuo que claramente le irritaba pese a reconocer su sensibilidad literaria y una capacidad de sntesis crtica que ya admiraba en su colega Eliot: La insensatez, la petulancia y la falta de sentido del humor fueron los peores defectos de Pound, slo en parte redimidos por su aguda intuicin literaria, su inmediata sensibilidad a lo que hay de contemporneo y vivo en las literaturas del pasado, su clara conciencia de la necesaria sntesis entre modernidad y tradicin y su infalible instinto de la clase de poesa que el mundo de la primera posguerra postulaba. Su importancia como crtico reside sobre todo en su importancia como
213 En una entrevista de 1971, nuestro poeta declarara que Ezra Pound es un cretino. Me parece un cretino con un odo maravilloso [...]el nico tema de la poesa de Pound es la experiencia de escribir poesa. Es un tema poco interesante (Campbell, 1971: 251). Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 259 preceptista y director de algunas de las ms escrupulosas conciencias literarias de la poca (Gil de Biedma, 1994: 301-302). A Pound, il miglior fabbro del poeta de La Tierra Balda, Gil de Biedma le dedica una atencin muy por encima de su valoracin como poeta, una atencin debida precisamente a su condicin de mentor literario, colaborador y editor de su admirado Eliot. Evidentemente, haba una enorme curiosidad debida al intenso eliotismo del poeta barcelons por conocer el porqu de la importancia de Pound en una de las obras cumbres de la obra de Eliot, y una necesidad imperiosa de explicarse su propio rechazo de la obra y la figura de una de las mximas estrellas de la constelacin eliotiana. Si nuestro poeta haba confirmado con placer su sintona literaria con el poeta de Saint Louis al leer a Wordsworth o Donne, la impaciencia que le produca el poeta de los Cantos necesitaba una explicacin y, en este sentido, leera los poemas de Pound a travs de los de Eliot, como si fuera, ms que poeta, un agitador cultural, un redactor de manifiestos estticos: En cuanto a las piezas incluidas en Personae, el volumen de Collected Shorter Poems, a veces me ocurre leer alguna de ellas como si propiamente no fuesen poemas, sino modelos para los poemas que los poetas, a juicio de Pound, deban escribir en aquel momento (Gil de Biedma, 1994: 302-303). El poeta barcelons intentara hablar con ecuanimidad de las aptitudes y las limitaciones de Pound aunque, evidentemente, su homofobia y su fascismo militante haba de despertar escasa simpata en Gil de Biedma: Pound, acaso a pesar suyo, fue toda su vida algo ms que un insensato, que un petulante y que un consumado artfice potico. Sus odiosas declamaciones antijudas, sus aburridas preocupaciones de arbitrista econmico y su estridente fascismo tienen en ltimo trmino origen en Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 260 un sentimiento noble y comn, y no nicamente en la satisfaccin de ese prurito doctrinario que tan a menudo atosiga a los escritores. La aoranza de una patria perdida (Gil de Biedma, 1994: 304-305). Nos resulta difcil imaginar que nuestro poeta hubiera hecho tamao esfuerzo de generosidad por mitigar el antisemitismo, el fascismo y la homofobia de un sujeto que no contara con tanta estima potica y personal por parte de Eliot. Pese a sus muchas reticencias personales hacia la obra de Pound, la estrecha vinculacin de ste con la poesa eliotiana y su aportacin a la evolucin potica del poeta de La Tierra Balda inclinaban a Gil de Biedma a reivindicar la importancia crtica de Pound sin olvidar su leyenda perniciosa, movido por un afn de justicia literaria de procedencia fuertemente eliotiana: Quedmonos nicamente con su primera leyenda, que es justo reflejo de una realidad: la de su intervencin decisiva en la liquidacin de la herencia literaria decimonnica -liquidacin hasta cierto punto, claro est: lo que la poesa de Pound debe a Robert Browning o a los simbolistas franceses es buena prueba de ello-y la de su decisiva influencia en la poesa de lengua inglesa y en la vinculacin activa del movimiento literario norteamericano al de la Europa de los treinta primeros aos de este siglo (Gil de Biedma, 1994: 300). Las referencias por parte de nuestro poeta al infalible instinto para la buena poesa de Pound y su decisiva influencia en la poesa de lengua inglesa se deben a la colaboracin de ste con Eliot, una colaboracin que aunque no se reconozca explcitamente en cada alusin al poeta norteamericano, informa la valoracin gilbiedmana del autor de los Cantos. Adems, en su valoracin de la poesa de Pound, Gil de Biedma tampoco quera dejar de mostrar una cierta generosidad hacia esta mxima figura eliotiana, y procuraba resaltar las cualidades formales de sus poemas, cualidades muy afines a las que conoca de la poesa de Eliot, algunas de las cuales (las citas y alusiones a otras obras) tambin caracterizaban sus propios versos: Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 261 La supresin de toda ilacin argumental o discursiva, el uso deliberado de citas y alusiones y el relampagueo de imgenes aparentemente inconexas no estorban el goce pleno de otros poemas y escritos segn esa misma tcnica, ilustre desde hace ya muchos aos y familiar a cualquier lector medio de buena poesa (Gil de Biedma, 1994: 302). Sin embargo, y pese a reconocer la maestra formal y la erudicin potica de la obra de Pound, Gil de Biedma hubo de reconocer la insatisfaccin que le produca: Quizs, a pesar de sus altsimos dones poticos, Pound no alcanz a ser un gran poeta. Uno admira su vital e inventivo sentido de la lengua, la finura maravillosa de su odo y, pasada la primera excitacin, se siente vagamente frustrado (Gil de Biedma, 1994: 302). Tras confesar la frustracin que le produce la lectura de la poesa de Pound, (y esa frustracin slo la puede sentir quien se ha hecho muchas expectativas, como el gran eliotista que fue Gil de Biedma), nuestro poeta ofrece una confesin sumamente eliotiana de su incapacidad lectora y su limitacin personal para comprender una obra ajena, expresada con un afn de justicia y de autocrtica rayana en la modestia exagerada del poeta de los Cuatro Cuartetos: Nunca he sido capaz de leer la totalidad de los Cantos y, acaso por ello, de esa dantesca tentativa por uncir con amore en un volumen su mitologa de la cultura y su peculiar interpretacin econmica de la historia, guardo un recuerdo convenientemente injusto (Gil de Biedma, 1994: 302). As, pese a los elogios parciales de la obra potica de Pound (su prosodia es siempre de primer orden, la retrica casi siempre magnfica), nuestro poeta insiste en los excesos enciclopdicos que conllevaban la erudicin del autor de los Cantos, sealando que bajo el impecable desenfado verbal adivinamos algo de irreal y frgido (Gil de Biedma, 1994: 304). A juicio del poeta barcelons, esa extraordinaria Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 262 competencia como connoisseur de poemas, constitua tal vez su mayor defecto como poeta ya que su apasionada excitacin potica le impeda aplicar a su propia obra la coherencia que era capaz de imprimir a las obras ajenas, y su insensatez (un reproche que Gil de Biedma formula dos veces en el citado ensayo) y su inmadurez (nuestro poeta definira esa faceta de la poesa de Pound como un rasgo fundamental de su carcter, concomitante de su insensatez, de su vitalidad, de su dilatada juvenilidad) explicaban su mayor limitacin potica, una limitacin que el autor de El pie de la letra expone con un guio eliotiano de indudable simbolismo: Porque Pound fue casi siempre incapaz de expresar poticamente otra emocin que la emocin potica, y esa fue su mayor limitacin, la que le impidi ser algo ms que il miglior fabbro (Gil de Biedma, 1994: 304). En definitiva, creemos que la valoracin gilbiedmana del canon ingls, fue profundamente eliotiana en su procedencia y en sus conclusiones. En cuanto al problema de las creencias en materia potica que hemos abordado en la primera parte de este estudio, la condicin de aplogo mussoliniano de Pound hubo de pesar mucho en su lectura de la obra del autor norteamericano, presentando un dilema ideolgico muy distinto al que supona la obra de Eliot, caracterizada no por un estridente fascismo sino por una religiosidad profunda que le impulsaba a introducir sus inquietudes espirituales en sus poemas y a desarrollar un cierto tono didctico en el fondo de su obra crtica. Sin embargo, lo que salva a Eliot como artista es la duda, a diferencia de Pound quien no albergaba la ms mnima duda acerca de nada. Ese fanatismo de Pound, la degeneracin final de su apasionada excitacin potica, le llevaran a lo que nuestro poeta denomin el catico desorden de los Pisan Cantos (de nuevo, una censura marcadamente eliotiana), un desorden que no era sino indicio del derrumbamiento de la conciencia del poeta (Gil de Biedma, 1994: 304). Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 263 Para concluir, a nuestro juicio, la visin gilbiedmana del canon ingls se debe en gran medida a su asimilacin del esquema apreciativo de Eliot. Las principales referencias que hemos expuesto aqu son tambin las que mayor vinculacin tienen con el eliotismo del poeta barcelons, desde los romnticos ingleses a contemporneos del autor angloamericano como Auden y Pound. Sin embargo, el poeta de Moralidades tena una familiaridad con la tradicin anglosajona que iba mucho ms all de las lecturas que hemos analizado en este captulo, y a travs de sus ensayos, su diario de 1956 y diversas entrevistas publicadas en vida del poeta, hemos podido conocer su inters por poetas como Thomas Gray (en su estudio de la poesa de Guilln, nuestro poeta se refera, al igual que en su traduccin eliotiana de 1955, a la hermossima Elegy Written on a Country Churchyard de Thomas Gray) 214 o Keats (de quien citara la famosa sentencia Beauty is truth, tambin analizada por Eliot en su Funcin de la poesa y funcin de la crtica). En el diario de 1956, hay asimismo referencias a novelistas ingleses como Somerset Maugham, Henry Fielding (cuyo Joseph Andrews cita como lectura ligera durante su temporada de convalecencia en Nava de la Asuncin), o a ttulos claves de la literatura norteamericana como El Gran Gatsby de Scott Fitzgerald o los Collected Poems de E.E. Cummings, ambos ledos en 1957 (Mangini, 1979: 207). Tambin tenemos referencias de sus lecturas de Lolita de Nabokov y las True Confessions of George Barker (Mangini, 1979: 209), de la poesa de Gerard Manley Hopkins (a quien elogia en su diario de 1956) y, por ltimo, algunos de los poetas del grupo de Oxford de los aos treinta, como Christopher Isherwood (cuyo Adis a Berln sera traducido por nuestro poeta en 1967), Louis MacNeice (de quien hablara en su conferencia-recital de 1988 en la Residencia de Estudiantes de Madrid, en conexin con su poema Contra Jaime Gil de Biedma, como veremos en la ltima parte de este estudio) y
214 Nuestro poeta se equivoca ligeramente en el ttulo, pues el famoso poema de 1751 se titula Elegy Captulo 9: Gil de Biedma frente al canon ingls 264 Stephen Spender, cuyo World within World, ledo en 1953 en Oxford, le proporcionara algunas de las claves de su mitologa particular acerca de la literatura inglesa en general, y del mundo literario de Eliot en particular. 215
written in a Country Church-Yard. 215 Spender fue, asimismo, autor de un conocido estudio de la obra de Eliot que nuestro poeta deba conoce dado su inters por ambos autores, aunque no hemos encontrado ninguna referencia a dicha obra por parte de Gil de Biedma. Vase Spender, 1975 Captulo 10: Gil de Biedma y la crtica angloamericana 265 CAPTULO 10 GIL DE BIEDMA Y LA CRTICA ANGLOAMERICANA me han influido otros crticos que no se preocupan tanto por la estilstica como por lo que hace o pretende hacer, o bien reparan en si vala la pena expresar en este tono lo que el poema expresa, o si el tono est equivocado, o no, respecto a lo que el poeta quera expresar. Podra citar a T.S. Eliot, los escritos crticos de Auden, que le ya muy tarde, a William Empson, autor de Siete tipos de ambigedad. En general, citara al corpus de crtica potica inglesa que va desde Matthew Arnold. Jaime Gil de Biedma, en Campbell, 1971: 146 Como se puede apreciar en las declaraciones de la cita, la deuda expresa de Gil de Biedma con el corpus de la crtica potica inglesa era fundamental y, como sabemos, y l mismo se encarg de sealar, no se limitaba en absoluto de forma exclusiva a Eliot, aunque, junto a Auden, es el nombre propio del canon ingls que ms se prodiga en los textos crticos de nuestro poeta. De acuerdo con la simpata esencial que el autor de El pie de la letra le profesaba a la sensatez de la burguesa intelectual inglesa, la impronta de la tradicin crtica angloamericana en la obra de Gil de Biedma englobara la preceptiva inglesa ms tradicional (sobre todo en cuanto a algunos de sus exponentes ms vetustos y tan poco de moda como Coleridge y Wordsworth), la corriente de la llamada New Criticism (Yvor Winter, I.A. Richards y, sobre todo, William Empson) 216 u otros crticos afines como Edmund Wilson, Herbert Read y, quiz el crtico angloamericano cuya obra ms se asociara con Gil de Biedma, Robert Langbaum, autor de un libro emblemtico titulado La poesa de la experiencia que fue considerado por el poeta barcelons como nada menos que el Captulo 10: Gil de Biedma y la crtica angloamericana 266 mejor estudio que conozco acerca de los especiales problemas que la creacin potica suscita a partir de la Ilustracin (Gil de Biedma, 1994: 50). Queda claro, pues, que sus lecturas no se circunscribieron a un conocimiento superficial de la obra crtica de Eliot y Auden, sino que demostraron una notable familiaridad tanto con la Gran Tradicin (por apropiarnos del ttulo del conocido estudio de F.R. Leavis) como con las teoras contemporneas que se desarrollaban en el mundo anglfono. En el caso de Empson y Langbaum, Gil de Biedma dej un amplio testimonio del inters que le suscitaba la obra de ambos, y, a su vez, la fecundidad que l perciba en el pensamiento de los dos crticos angloamericanos se dejara traslucir en su propia obra crtica. Una de las manifestaciones ms interesantes de la influencia de estos tericos angloamericanos en las reflexiones crticas del poeta de Las personas del verbo, y uno de los aspectos ms singulares de su anglofilia literaria se aprecia en la manera en que instintivamente relaciona su pensamiento literario de signo ingls con la tradicin espaola, como si operara siempre desde un doble barmetro crtico y potico, tan ingls como espaol, y no desde una dialctica antagnica entre las dos culturas. A lo largo de su labor crtica, Gil de Biedma nunca concebira la literatura inglesa como algo radicalmente ajeno a la espaola, sino que vea ambas tradiciones como partes de una tradicin europea ms amplia y, en este sentido, tenda a enlazar y relacionar las dos culturas constantemente, fiel a una concepcin proteica de la literatura que haba asimilado en gran medida de la obra crtica del autor de Funcin de la poesa y funcin de la crtica. A nuestro juicio, su relacin con la crtica angloamericana, como con el canon literario de esa tradicin, fue en gran medida consecuencia de su lectura y su
216 Segn Armisn, Junto a la referencia de Langbaum, tantas veces citado por la crtica, el libro de Empson es quiz el libro terico ms veces mentado por el poeta en sus entrevistas (Armisn, 1996:115). Captulo 10: Gil de Biedma y la crtica angloamericana 267 profunda asimilacin de la obra de Eliot, y ste a su vez fue el mediador habitual entre el poeta barcelons y la crtica literaria del mundo anglfono. El propio autor de El pie de la letra insistira en la enorme importancia que le conceda a los juicios literarios del poeta de La Tierra Balda, y asegurara en su prlogo a Funcin de la poesa y funcin de la crtica que el esquema apreciativo de todo lector actual de poesa inglesa es, en gran medida, obra suya (Gil de Biedma, 1999: 10). As, pues, creemos que la relacin de Gil de Biedma con la crtica angloamericana debera examinarse desde la ptica de su profundo eliotismo, siendo los textos crticos del escritor angloamericano la fuente habitual de su visin de estos crticos y siendo muy frecuente que el poeta barcelons asumiera como propia la visin eliotiana acerca de la preceptiva tradicional inglesa. Si la obra crtica del poeta barcelons no se entiende sin su lectura de los textos terico-crticos del autor angloamericano, asimismo creemos que su visin de la tradicin crtica angloamericana tampoco resulta plenamente comprensible si no es desde la mediacin valorativa del poeta de los Cuatro Cuartetos. As pues, empezando por la incipiente crtica de los isabelinos y la Ilustracin (dos pocas respecto a las cuales la visin gilbiedmana muestra una clara deuda con los textos de Eliot, citando a figuras como Jonson o Dryden con un esquema apreciativo claramente eliotiano), pasando por los romnticos ingleses (entre los cuales nuestro poeta demuestra bastante ms conocimiento independiente y criterio personal, aunque las referencias principales y los valores esenciales siguen la estela del poeta angloamericano) hasta llegar a la obra crtica de los poetas treintinos, la Nueva Crtica de Empson o los estudios influyentes de tericos como Edmund Wilson o Robert Langbaum, procederemos a examinar de forma cronolgica la visin que nuestro poeta ofreci de la tradicin crtica angloamericana, un anlisis que realizamos con la conviccin ya formulada de que esta visin procede en primer Captulo 10: Gil de Biedma y la crtica angloamericana 268 trmino de su lectura y su asimilacin de obra crtica de Eliot, que es, en definitiva, donde reside nuestro inters principal en este estudio. Por otra parte, aunque hemos querido dedicar nuestra atencin de forma independiente a la visin gilbiedmana del canon ingls, analizada en el captulo anterior, y su relacin con aquella tradicin crtica, forzosamente se han de solapar muchos nombres propios y no pocas ideas, algo que se debe al especial inters de nuestro poeta por aquellos escritores que, como l, ejercan de poetas y crticos. Los isabelinos y sus sucesores Por lo que hace a los siglos XVI a XIX, los ingleses son acaso quienes salen peor parados: Sir Philip Sidney, Ben Jonson, Dryden, Wordsworth, Arnold, Browning y Hopkins, todos ellos grandes crticos adems de grandes poetas, brillan por su ausencia. De Coleridge, uno de los hombres que ms profundamente han meditado acerca de la poesa, se citan exactamente diez lneas. Jaime Gil de Biedma, 1994: 33 La atencin prestada por Gil de Biedma a la tradicin crtica prerromntica es indudablemente escasa, aunque las pocas declaraciones suyas acerca de figuras isabelinas como el poeta Sir Philip Sidney y el dramaturgo Ben Jonson, o el poeta y ensayista John Dryden, principal exponente de la preceptiva inglesa de la Ilustracin, revelan una clara procedencia eliotiana. Tras declararlos grandes crticos adems de grandes poetas en su ensayo de 1957, De artes poticas, no los vuelve a citar a lo largo de su obra crtica, con la excepcin de una referencia (en el ensayo titulado La imitacin como mediacin, o de mi Edad Media) al empleo de la sextina por parte de Sidney, sugiriendo que su juicio acerca de su grandeza como poetas y crticos provena por completo de su lectura reciente de Funcin de la poesa y funcin de la crtica. En dicho libro, Eliot haba dedicado el primer ensayo, Apologa de la Captulo 10: Gil de Biedma y la crtica angloamericana 269 condesa de Pembroke 217 al pensamiento literario isabelino, afirmando en primer trmino que La crtica literaria del periodo isabelino no es demasiado copiosa (Eliot, 1999: 67). El poeta angloamericano reconocera la justicia de las censuras de Sidney al teatro de su poca, y se anticipara a contestar a los reproches que se pudieran formular hacia esa crtica del teatro isabelino (El ensayo de Sidney al cual pertenecen los pasajes que ridiculizan el teatro de su tiempo debi de escribirse en fecha tan temprana como 1580, y en todo caso antes de que aparecieran las grandes obras de la poca), para finalmente valorar la importancia de la postura crtica de Sidney en relacin con la de Ben Jonson, el mejor crtico de la poca, una valoracin que poco tiempo despus hara suya su traductor barcelons, as como la visin acerca de la tradicin expuesta por Jonson: Sir Philip Sidney, con todo el peso de la preceptiva italiana sobre l, y sin conocer a Aristteles tan profundamente como a los autores latinos e italianos, exager un poco; pero en principio tena razn, y su severidad para con el teatro de su tiempo estaba justificada. Un crtico mejor que Sidney, el mejor crtico de la poca, Ben Jonson, dice sabiamente: No conozco cosa que ms ensee en materia de letras que examinar las obras de los antiguos y no descansar en su sola autoridad ni admitirlo todo bajo palabra, siempre que se eviten los peligros de juzgar y pronunciarse contra ellos: la envidia, el resentimiento, la precipitacin, el descaro y la burla grosera. Frente a todas sus observaciones tenemos nuestra propia experiencia, la cual, si la empleamos, nos proporcionar mejores medios de juicio. Cierto que ellos abrieron las puertas y marcaron el camino: pero como guas, no como capitanes (Eliot, 1999: 78). Por su parte, Dryden, (aparte de constituir uno de los principales puntos de referencia acerca del concepto ingls del wit que hemos analizado con antelacin en nuestro captulo dedicado al paratexto gilbiedmano) es incluido entre los grandes crticos de la tradicin inglesa debido esencialmente a la valoracin eliotiana que Gil
217 La condesa de Pembroke, aunque no lo seala Gil de Biedma, fue la hermana menor de Sir Philip Sidney, quien le dedicara la primera versin de su Arcadia. A la muerte de ste en 1586, su hermana Captulo 10: Gil de Biedma y la crtica angloamericana 270 de Biedma conoca muy bien de su traduccin de Funcin de la poesa y funcin de la crtica, al igual que la que deba conocer de su lectura de los Selected Essays, recopilacin de la obra ensaystica del poeta angloamericano que inclua un texto suyo de 1921 titulado John Dryden. En dicho ensayo, tras asegurar que Dryden is one of the tests of a catholic appreciation of Poetry, 218 el autor de los Cuatro Cuartetos valoraba de la siguiente manera la influencia de la crtica de Dryden: Wordsworth knew his work, and Keats invoked his aid. We cannot fully enjoy or rightly estimate a hundred years of English poetry unless we fully enjoy Dryden; and to enjoy Dryden means to pass beyond the limitations of the nineteenth century into a new freedom (Eliot, 1972:306). 219 Los romnticos Jaime Gil de Biedma: T conoces la distincin de Coleridge entre imaginacin y fantasa?
se convirti en su albacea literaria, adems de destacar por sus propias traducciones de Petrarca y su condicin de mecenas de la sociedad literaria isabelina. 218 Dryden es una de las pruebas de un gusto catlico en poesa. El doble sentido del vocablo catlico en las palabras de Eliot no poda ser casual. 219 Wordsworth conoca su obra y Keats invocaba su ayuda. No podemos valorar o disfrutar plenamente de cien aos de poesa inglesa si no disfrutamos de Dryden; y disfrutar de Dryden significa pasar de las limitaciones del siglo diecinueve hacia una nueva libertad. Captulo 10: Gil de Biedma y la crtica angloamericana 271 Carlos Barral: No, pero me parece filolgicamente peligrosa. 220 Jaime Gil de Biedma: A Eliot tampoco le gustaba. Segn Coleridge, la fantasa no est basada en la aprehensin simptica de las cosas, como la imaginacin, sino en la memoria. Jaime Gil de Biedma, 1994: 221 La distincin que Coleridge traz entre la imaginacin y la fantasa y que Gil de Biedma formul en el coloquio literario reproducido en El pie de la letra como Sobre el hbito de la literatura como vicio de la mente y otras ociosidades, dejando bien claro que a Eliot no le haba convencido (a Eliot tampoco le gustaba, nuestro poeta asegurara a continuacin), ya haba ocupado la atencin del poeta angloamericano en su Funcin de la poesa y funcin de la crtica. En el ensayo titulado La poca de Dryden, el poeta angloamericano contrasta las ideas de Coleridge acerca de la imaginacin y la fantasa con las de Dryden, para concluir que el anlisis de Coleridge me parece menos convincente que el de Dryden y la distincin que establece demasiado simplista (Eliot, 1999: 91). Las objeciones de Eliot, sin embargo se centran en la naturaleza subjetiva de la distincin propuesta por Coleridge (la distincin es expresamente una distincin de valor: el trmino fantasa parece empleado peyorativamente para aplicarlo al tipo de poesa inteligente que a uno no le gusta), mientras que a Gil de Biedma, que aqu se aparta radicalmente del autor de los ejercicios espirituales que eran los Cuatro Cuartetos, la distincin le sugiere una interpretacin ertica: Hay algo en esa distincin que se aplica perfectamente al erotismo. Es decir, un muchacho joven, haciendo el amor, tiene mucha imaginacin. Un hombre adulto tiene slo fantasa, porque opera exclusivamente con datos de la memoria, viejos recuerdos, viejas obsesiones [...]No intenta
220 La respuesta de Barral parece indicar que no habra ledo la traduccin eliotiana que le encarg a su Captulo 10: Gil de Biedma y la crtica angloamericana 272 conocer amorosamente, que es lo que la imaginacin intenta. No te digo que est de acuerdo con esa distincin en materia literaria, pero s en materia ertica (Gil de Biedma. 1994: 221). Las lecturas de Gil de Biedma acerca del romanticismo ingls y su concomitante tradicin crtica eran, quizs, las ms amplias con la excepcin de las que dedic a los poetas del grupo de Oxford de los aos treinta (Auden, Spender, MacNeice) y, por supuesto, de sus lecturas de Eliot. Aunque creemos que la influencia de ste fue decisiva en la evolucin del esquema apreciativo del poeta barcelons, tambin conviene sealar que, al ser mayores sus conocimientos y ms independientes sus lecturas en el mbito del romanticismo ingls, sus criterios acerca de esa tradicin crtica y potica no siempre coincidan sistemticamente con los de su maestro angloamericano, como hemos visto en el caso de la poesa de Byron. Sus reflexiones sobre el papel del romanticismo en la creacin de la modernidad potica fueron mucho ms profundas y autnomas que las que hemos visto acerca de sus predecesores isabelinos, y su inters por esta cuestin le impulsara a leer con tanta fruicin las obras crticas de tericos como Morse Peckham 221 (en su ltimo ensayo sobre la obra de Cernuda, Como en s mismo, en fin, nuestro poeta hablara de los esplndidos ensayos de Morse Peckham sobre el Romanticismo) o Robert Langbaum, interesados ambos en descifrar las razones de la revolucin potica que medi entre la mente romntica y la moderna. La familiaridad de nuestro poeta con los conceptos crticos del romanticismo ingles se evidencia de nuevo en su ensayo titulado Juan Gil-Albert, entre la meditacin y el homenaje 222 cuando, tras declarar su recin descubierto entusiasmo por la obra del escritor de Alcoy, el poeta de Moralidades explica as su
amigo. 221 Autor de un estudio titulado The triumph of Romanticism que nuestro poeta ley en 1973 (Mangini, 1979: 220). Captulo 10: Gil de Biedma y la crtica angloamericana 273 identificacin personal con dicha obra: Como buen converso he dramatizado el caso, he incurrido en lo que los ingleses llaman la falacia pattica (Gil de Biedma, 1994: 307). 223 Sobre todo en sus reflexiones sobre la poesa de Cernuda, quizs consciente de la notable asimilacin cernudiana de la tradicin inglesa, Gil de Biedma recurre con frecuencia a la preceptiva romntica de Inglaterra para explicar la obra del poeta sevillano (autor a su vez de un estudio titulado Pensamiento potico en la lrica inglesa del siglo XIX) con la que tantas cosas tena en comn su propia obra potica. As, el Historial de un libro y La realidad y el deseo merecen un juicio totalmente enraizado en la ms profunda tradicin crtica del romanticismo ingls: El tema de esas pginas es sustancialmente el mismo del Prelude de Wordsworth: the growth of a poets mind, desde su primera juventud hasta la fecha de la tercera edicin de La realidad y el deseo. [...] La realidad y el deseo es una ntima reflexin sobre la existencia moral e intelectual de Luis Cernuda y, en segunda instancia, una meditacin sobre la vida -a criticism on life, dicho con palabras de Arnold (Gil de Biedma, 1994: 65). Las referencias al magisterio potico y crtico de William Wordsworth eran muy frecuentes en la obra ensaystica del poeta barcelons. En el prlogo de Funcin de la poesa y funcin de la crtica, nuestro poeta haba evocado la famosa definicin de la poesa ofrecida por el poeta ingls (La poesa nace de la emocin recordada en tranquilidad), pero no se detiene en esa frase lapidaria, conocida por cualquier escolar ingls, sino que procede a analizar el resto de esa definicin mil veces citada: La emocin es contemplada hasta que, por una especie de reaccin, la tranquilidad
222 Un texto que contiene la siguiente la siguiente evocacin de procedencia notablemente eliotiana: En algn lugar del jardn, las voces y las risas que l escucha son ahora, de sus sobrinos, y hasta la luz del aire libre queda transida de fugacidad (Gil de Biedma, 1994: 314). 223 El trmino la falacia pattica fue acuado por Ruskin (Of the Pathetic Fallacy, 1856) para designar la tendencia de muchos escritores a atribuirle emociones humanas a la naturaleza y es una nota caracterstica en la obra de poetas como Gray o Wordsworth. Captulo 10: Gil de Biedma y la crtica angloamericana 274 desparece poco a poco y una emocin emparentada 224 con la que era antes objeto de contemplacin se produce de modo gradual y llega a existir verdaderamente en la mente (Gil de Biedma, 1999: 21). La definicin de Wordsworth es contrastada por nuestro poeta con otra de Tolsti, una definicin sta ltima que no le satisfaca demasiado, concluyendo que El anlisis de Wordsworth es mucho ms fino que el de Tolsti (Gil de Biedma: 1994: 21). En este prlogo de 1955, el poeta cataln tambin se hara eco de la valoracin eliotiana de Wordsworth, 225 asignndole una importancia capital en su propia teora de la expresin potica: Wordsworth que fue el primer terico de la comunicacin, se daba perfecta cuenta del carcter especialsimo de las emociones originadoras de poemas (Gil de Biedma, 1999: 21). Precisamente, en este elogio al autor del Preface to Lyrical Ballads, a quien en el prlogo de su traduccin de Funcin de la poesa y funcin de la crtica haba llamado el primer terico de la comunicacin, hacindose eco del juicio de Eliot expresado en ese mismo libro, 226 aunque en la versin publicada en 1980 el elogio al poeta ingls se haba suavizado algo y era tan slo uno de los primeros en adelantar la idea de que la poesa es comunicacin (Gil de Biedma, 1994: 24). En el ya citado coloquio con Carlos Barral, Juan Mars y Beatriz de Moura, tras cuestionar la realidad de romanticismo espaol en comparacin con el ingls (En este pas, hay poco romanticismo de verdad, pero en Inglaterra, donde hay mucho y muy bueno...), nuestro poeta insiste en apoyar su tesis en un poema de Wordsworth, tambin citado
224 Gil de Biedma insiste en subrayar esta palabra, quizs para insistir en el carcter sucedneo de esa emocin potica. 225 En la Conclusin de su Funcin de la poesa y funcin de la crtica, Eliot haba reivindicado la tesis de Wordsworth: Dudo que la experiencia recin apuntada sea origen de la ms profunda poesa, o siquiera de la mejor en la obra de un autor (Eliot, 1999: 185). 226 En su ensayo titulado Matthew Arnold que forma parte de Funcin de la poesa y funcin de la crtica, Eliot se refiere a Wordsworth en trminos muy parecidos: la grandeza de Wordsworth [...] se trata, en definitiva, de una teora de la comunicacin, como toda teora del poeta como maestro, gua o sacerdote, tiene forzosamente que ser (Eliot, 1999: 154). Captulo 10: Gil de Biedma y la crtica angloamericana 275 con aprobacin por el autor de los Cuatro Cuartetos como muestra de la grandeza del poeta ingls, asegurando que la revolucin que Wordsworth llev a cabo tena en verdad trascendencia y Wordsworth es una parte esencial de nuestra literatura (Eliot, 1999: 123-124). Dicho poema, Resolution and Independence, posee, a juicio del poeta barcelons, una visin absolutamente moderna y, digamos, gilbiedmana, de la distancia entre la persona real del poeta y el personaje potico. basta comparar el relato que hace Wordsworth en su diario del incidente que dio lugar a Resolution and Independence con el poema mismo para darte cuenta de todo lo que ha puesto Wordsworth sentado a la mesa. Wordsworth, que no era tonto, saba perfectamente la distancia que haba entre l, como persona real, y l como personaje potico (Gil de Biedma, 1994: 226). En resumen, la visin que Gil de Biedma se form acerca de la tradicin crtica del romanticismo ingls tuvo su origen en su lectura de Funcin de la poesa y funcin de la crtica, y el esquema apreciativo de Eliot en cuanto a poetas y crticos romnticos como Coleridge y Wordsworth haba de ejercer una notable influencia en el del poeta barcelons. Sin embargo, como veremos ms adelante al hablar de las ideas de Robert Langbaum, el inters de nuestro poeta por la tradicin crtica del romanticismo ingls no se limitaba a su asimilacin de las teoras de Eliot, o a un conocimiento rudimentario de los textos recomendados por el poeta angloamericano, sino que se deba a una amplia serie de lecturas propias que se plasm en una visin personal de una tradicin crtica cuyos mayores exponentes le ofrecan algunos de los primeros indicios de la distancia irnica que perseguira en su propia poesa. Captulo 10: Gil de Biedma y la crtica angloamericana 276 El siglo veinte En el siglo XX [...]los ingleses y los norteamericanos siguen en desgracia; de todo un movimiento potico y crtico que es uno de los ms ricos e interesantes de los ltimos cincuenta aos, slo aparecen T.S. Eliot y Carl Sandburg Jaime Gil de Biedma, 1994: 33 Antes de referirnos a algunos de los nombres propios ms importantes en la visin gilbiedmana de la tradicin crtica angloamericana del siglo veinte, nos parece conveniente sealar una tendencia cuando menos llamativa en esa visin que es su conservadurismo consciente, un conservadurismo marcado por un cierto prurito anti- intelectual y anti-acadmico que hemos sealado en la primera parte de nuestro estudio. Gil de Biedma, como su admirado Eliot, 227 no era muy amigo de las nuevas tendencias crticas o de la metateora, y sus gustos en crtica literaria se caracterizaban por la preceptiva anglosajona ms tradicional. No cabe duda de que, en el caso de un intelectual espaol de los aos setenta, una preferencia por la obra crtica de Coleridge frente a la de Barthes resultaba cuando menos algo quaint, por decirlo con un vocablo ingls muy del gusto de nuestro poeta, una prueba ms de su aficin a pater la bohemia con sus aires de dandi anglfilo ligeramente decadente. En este sentido, su adhesin a la tradicin crtica anglosajona era realmente muy aconsejable dada la profunda desconfianza hacia la teorizacin que siempre ha existido en el mundo acadmico ingls donde las teoras estructuralistas slo empezaron a tener cierta repercusin a partir de la dcada de los sesenta, al igual que la crtica marxista defendida por un crtico tan importante como Raymond Williams.
227 En la Introduccin a su Funcin de la poesa y funcin de la crtica, Eliot aseguraba que No he llevado a cabo esta sumaria revisin de los progresos de la crtica para terminar asocindome con alguna tendencia crtica moderna, y menos que ninguna con la sociolgica (Eliot, 1999:56). Pese a su insistencia algo snob en su falta de inters por la crtica sociolgica, en el mismo texto era capaz de incurrir en una de sus habituales contradicciones afirmando acerca de la obra de Wordsworth y Coleridge que Todo cambio radical en las formas poticas es sntoma de cambios mucho ms profundos en la sociedad y el individuo (Eliot, 1999, 110). Captulo 10: Gil de Biedma y la crtica angloamericana 277 Con anterioridad, en los aos cuarenta haba aparecido el concepto de la Nueva Crtica, tras la publicacin en 1941 de The New Criticism de John Crowe Ransom, un libro que recoga diversas tendencias y las obras de varios crticos, entre ellos I.A. Richards, William Empson, Yvor Winters y el propio T.S. Eliot. Aunque la obra de estos crticos es tan distinta entre s que resulta imposible generalizar acerca de los objetivos comunes de la llamada Nueva Crtica, todos a su modo contribuyeron a cuestionar los viejos conceptos de la historia literaria y su dependencia del biografismo, y as prepararon el camino para las escuelas tericas que les seguiran. Edmund Wilson Como crtico, Eliot ocupa hoy un lugar privilegiado e influyente, de importancia igual a su posicin como poeta. Sus escritos son relativamente breves y escasos ha publicado slo cuatro libritos de crtica -pero probablemente ha influido en la opinin literaria del periodo posterior a la guerra ms profundamente que ningn otro crtico en lengua inglesa. Edmund Wilson, 1977: 96 Las palabras del crtico norteamericano Edmund Wilson aqu citadas pertenecen a su conocido libro de 1931, El Castillo de Axel, un texto que, segn la cronologa ofrecida por Shirley Mangini con la colaboracin del propio Gil de Biedma, nuestro poeta ley por primera vez en 1955, al igual que otro texto de Wilson, La estacin de Finlandia (Mangini, 1979:204). El Castillo de Axel, un estudio de la literatura simbolista que presta una atencin especial a la obra de T.S. Eliot, sera citado dos veces por el poeta barcelons en su estudio sobre la poesa de Jorge Guilln, que, como sabemos por el diario de 1956 , aunque fue publicado por primera vez en 1960, sera compuesto a lo largo del ltimo lustro de la dcada de los cincuenta, cuando la recepcin gilbiedmana del libro de Wilson estaba en su momento ms intenso y la influencia de sus ideas acerca de la poesa eliotiana se Captulo 10: Gil de Biedma y la crtica angloamericana 278 haca patente en el pensamiento crtico de nuestro poeta. Es precisamente la incidencia del citado texto de Wilson sobre la lectura gilbiedmana del poeta de los Cuatro Cuartetos lo que nos interesa aqu, una incidencia que, a juicio de Antonio Armisn, se plasmara en su prlogo a Funcin de la poesa y funcin de la crtica, realizado en el mismo ao que la lectura de El Castillo de Axel: las observaciones del barcelons sobre la incidencia de la conversin de T.S. Eliot en la obra potica parecen una ampliacin de las que Edmund Wilson hace al respecto en Axels Castle. El estudio de Wilson lo lee el mismo ao que escribe y publica su prlogo y traduccin de Funcin de la poesa y funcin de la crtica (Armisn, 1999:149). A nuestro juicio, la importancia del texto de Wilson en la evolucin del eliotismo de Gil de Biedma no slo se aprecia en sus ideas acerca de la importancia que la conversin de Eliot tendra para su poesa, sino que dicho texto inform de manera notable la visin gilbiedmana de la poesa y la obra crtica del poeta de La Tierra Balda. Aunque en El Castillo de Axel el crtico norteamericano analiza las consecuencias poticas de la adopcin de la disciplina anglocatlica por parte del poeta angloamericano, conviene recordar que el libro fue publicado en 1931, es decir, cinco aos antes de la aparicin del primero de los Cuatro Cuartetos, la mxima expresin de la religiosidad eliotiana (aunque una religiosidad profundamente angustiada y caracterizada ms por la necesidad de la creencia que por la propia creencia en s) y fuente principal del eliotismo gilbiedmano. Para el poeta barcelons, lo ms significativo de la lectura de Eliot realizada por Wilson en El Castillo de Axel era, sin duda, su exposicin entusiasta, aunque de ningn modo acrtica, de las cualidades poticas y tericas de la obra del poeta angloamericano, un hecho que en seguida encontrara su reflejo en el prlogo de Funcin de la poesa y Captulo 10: Gil de Biedma y la crtica angloamericana 279 funcin de la crtica que nuestro poeta publicara en 1955, el mismo ao de la lectura del texto de Wilson. A nuestro juicio, la visin de la crtica eliotiana expuesta por Gil de Biedma en el citado prlogo de 1955 es esencialmente la misma que haba asimilado del libro de Wilson. Si el crtico norteamericano aseguraba que Eliot ocupa hoy un lugar privilegiado e influyente, de importancia igual a su posicin como poeta, el poeta barcelons coincida al sealar que el crtico Eliot, ingls por eleccin, ocupa ya un puesto semejante al de Johnson o al de Arnold (Gil de Biedma, 1999: 10), y si el primero declaraba que El estilo de la prosa de Eliot tiene una suerte de oportunidad distinta de la de su estilo potico: es preciso y sobrio hasta el exceso (Wilson, 1977:96), nuestro poeta era de la misma opinin: Eliot es un gran poeta y un gran escritor, su prosa la precisin misma (Gil de Biedma, 1999:28). Con indicar estas similitudes de criterio, no pretendemos sugerir ningn tipo de mimetismo por parte del autor de El pie de la letra, pero s apuntar que, al igual que sucedera con sus lecturas de la obra crtica del propio Eliot, la lectura de las ideas de Wilson acerca del poeta de los Cuatro Cuartetos se traducira en una profunda asimilacin de las ideas del maestro por parte del joven aprendiz, un fenmeno tambin sealado por Wilson con respecto a la adopcin eliotiana de las poticas de Corbire y Laforgue, una teora que asimismo sera recogida por Gil de Biedma en el prlogo de 1955. En definitiva, el autor de El Castillo de Axel apreciaba en la obra crtica de Eliot las mismas cualidades que despertaran la admiracin de Gil de Biedma: sensatez, coherencia y un enfoque practico que rechazaba la crtica impresionista que le haba precedido: Ha recuperado para la crtica inglesa algo de ese racionalismo mordaz que admira en el siglo dieciocho, pero con una apreciacin mucho ms universal de los estudios y los puntos de vista diferentes que la tolerada en el siglo dieciocho (Wilson, 1977: 97). Captulo 10: Gil de Biedma y la crtica angloamericana 280 Naturalmente no todo eran alabanzas de la obra terica de Eliot por parte de una mente crtica tan aguda como la de Wilson y, pese a reconocer que el cosmopolitismo y la condicin angloamericana del poeta de Saint Louis haban contribuido a formar una voz crtica de enorme importancia (Ha podido realizar con xito lo que muy pocos escritores han logrado: la tarea sumamente delicada de enjuiciar a los escritores ingleses, irlandeses y norteamericanos en relacin de unos con otros, y a los escritores en ingls en relacin con los escritores del Continente), no ocultaba cmo ese racionalismo mordaz de Eliot se transformaba muy fcilmente en las frases de lacnico desdn que Eliot ha acuado (Wilson, 1977:97). 228 Sin embargo, el juicio de Wilson sobre la obra crtica de Eliot acab siendo favorable, gracias a las cualidades que el poeta barcelons tambin valorara en la prosa eliotiana: la lucha contra sus propias tendencias didcticas y la confesin de la naturaleza subjetiva y relativa de sus opiniones: La intensidad real de su entusiasmo nos hace olvidar la gazmoera de su tono; y del dogmatismo ocasional le redime su habilidad para ver ms all de sus propias ideas, la buena disposicin para admitir el carcter relativo de sus conclusiones (Wilson, 1977: 103). La atencin que Wilson dedica a la poesa de Eliot se centra especialmente en la intertextualidad de los poemas del autor de La Tierra Balda, una faceta de su obra que haba de interesar vivamente a un poeta con una vocacin intertextual tan profunda como Gil de Biedma. As, tras sealar que Eliot y Pound han creado una escuela potica que depende en un grado sin precedentes de citas y referencias literarias y precisar que al poeta angloamericano siempre le ha gustado iniciar sus poemas con citas y pasajes, a imitacin de otros poetas, Wilson se decanta muy
228 Wilson se refiere al desprecio eliotiano por las obras de Byron, Shelley y Keats (aunque Eliot tambin asegurara -en una de sus habituales contradicciones -en su ensayo Shelley y Keats que Captulo 10: Gil de Biedma y la crtica angloamericana 281 claramente por la poesa eliotiana frente a la de Pound con una argumentacin y unas conclusiones que despus seran recogidas por el autor barcelons en sus ensayos dedicados a los dos poetas norteamericanos: En este sentido hay un curioso contraste ente Eliot y Ezra Pound. La obra de Pound ha quedado parcialmente hundida por el peso de su erudicin, en tanto que Eliot, en el plazo de diez aos, ha dejado sobre la poesa inglesa una huella ms inequvoca que la de ningn otro poeta en lengua inglesa [...] La gran popularidad de Eliot se explicara por el hecho de que, pese a su mtodo fragmentario, posee una absoluta personalidad literaria en un sentido que Pound, con toda su integridad, no posee. Aun siendo un buen poeta, Ezra Pound no se nos impone como un maestro de imaginacin; ms bien nos deleita como coleccionista de una miscelnea de obras de arte admirablemente elegidas (Wilson, 1977: 93). A nuestro juicio, las conclusiones de Wilson acerca de la obra de Eliot haban de influir notablemente en la visin gilbiedmana de esa obra, y tanto la valoracin de las cualidades intelectuales del poeta de Saint Louis (T.S. Eliot ha meditado con persistencia y coherencia sobre las diferentes fases de la experiencia humana, y su afn de proporcin y de orden se refleja en sus poemas) como su percepcin de la importancia del personaje potico de los versos eliotianos (el propio Eliot es realmente un poeta dramtico. Mister Prufrock y Sweeney son personajes) encontraran su reflejo en la obra crtica del eliotista barcelons, notablemente en el prlogo de 1955 y en su ensayo de 1984, Four Quartets, en el primero de los cuales insistira en la personalidad coherente de Eliot y en el segundo nos hablara de esa segunda voz que empez a or segn compona los coros de The Rock, nada ms asumirla poticamente, se reconoce es su persona pblica, es Mr. Eliot (Gil de Biedma, 1994: 359).
Keats me parece tambin un gran poeta); Para l, Byron es una mente turbia y sin inters; Keats y Shelley, ni con mucho tan grandes poetas como se supone que son (Wilson, 1977: 97). Captulo 10: Gil de Biedma y la crtica angloamericana 282 William Empson No hay nada que me d tantas ganas de escribir poemas y me haga sentirme tan lleno de ideas como la lectura de un buen libro sobre cuestiones de orden formal. Seven Types of Ambiguity, de William Empson es esplndido y me est haciendo un buen servicio. Jaime Gil de Biedma, 1991: 38 William Empson fue un poeta y sobre todo un crtico de enorme renombre en el mundo anglfono del siglo veinte, un figurn acadmico cuya obra ms conocida fue la que citaba con tanta aprobacin nuestro poeta, Siete tipos de ambigedad. Dicha obra se public en 1930 bajo la influencia de la crtica prctica de I.A. Richards, quien el ao anterior haba publicado Practical Criticism: A Study in Literary Judgement, un texto que defenda un enfoque prctico y cientificista en el campo de los estudios literarios y rechazaba la teorizacin biogrfica y la crtica impresionista imperantes por entonces. La sintona de ese enfoque pragmtico y sensato con el de Eliot (quien cultivaba a conciencia una obra menos acadmica pero esencialmente afn) y, por ende, con el esquema apreciativo de Gil de Biedma resulta ciertamente llamativa. La ambigedad a la que se refiere el ttulo de la obra es de naturaleza lingstica, incluyendo todo tipo de metforas, juegos de palabra y dobles significados, y el estudio sistemtico de lo que Empson denomina los Siete tipos de ambigedad se centra en la obra de autores tan caros a Eliot y a Gil de Biedma como Shakespeare y John Donne, aunque tambin cabe destacar la presencia notable de una de sus btes noires, Shelley. El entusiasmo que Gil de Biedma expres en su diario de 1956 por los buenos libros de cuestiones de orden formal y, de manera especfica, por el esplndido libro de Empson, se hara patente de nuevo en un ensayo de 1959, Sensibilidad infantil, mentalidad adulta, un ttulo que asimismo Captulo 10: Gil de Biedma y la crtica angloamericana 283 parece haberse inspirado parcialmente en las ideas encontradas en la obra crtica de Empson. En dicho ensayo, en un alarde realmente notable de su profunda asimilacin de la tradicin crtica angloamericana, nuestro poeta cita en el mismo prrafo no slo al autor de Siete tipos de ambigedad, sino tambin a Robert Langbaum y a Stephen Spender, sugiriendo la intensidad con la que fluan las ideas angloamericanas en el pensamiento literario del autor barcelons: Por aquella poca- dice Empson, refirindose al primer tercio del siglo XIX- comenzaron las dudas sobre si esta o aquella persona es mentalmente adulta, que tanto iban a preocupar desde entonces a quienes se interesan por sus amistades. La cuestin queda as planteada casi en los mismos trminos en que la plantea Robert Langbaum en The Poetry of Experience, el mejor estudio que conozco acerca de los especiales problemas que la creacin potica suscita a partir de la Ilustracin [...] De manera que lo que en ltima instancia venimos a requerir es la admisin expresa o tcita de que todo acontece dentro del mbito de una particular experiencia; el poeta no puede limitarse a la simple expresin de una realidad integrada, sino que adems ha de expresar su conciencia de la precariedad y de los lmites subjetivos de esa integracin. Vale la pena de citar a este propsito unas palabras de Stephen Spender escritas hace casi veinte aos (Gil de Biedma, 1994: 50). El inters de Gil de Biedma por la conocida obra de Empson y su inveterada tendencia a enlazar la cultura literaria espaola con la inglesa tambin se plasmaron de nuevo en el diario de 1956, cuando una reflexin sobre las ideas encontradas en el libro del poeta y crtico ingls le lleva a nuestro poeta a discurrir sobre la similitud entre unos versos chinos traducidos por Arthur Waley y reproducidos en el libro de Empson y la poesa de Jorge Guilln, otro ejercicio de la lectura comparada y contrastiva que explicita el espacio de simbiosis literaria hispanoinglesa en la que se mova naturalmente el poeta de Moralidades: Captulo 10: Gil de Biedma y la crtica angloamericana 284 Pienso ahora en dos versos de un poema chino que cita Empson en Seven Types of Ambiguity, segn la traduccin de Arthur Waley: Swiftly the years beyond recall. Solemn the stillness of the spring morning. 229 La idea se articula de un modo muy afn al de Guilln. Por ejemplo, en estos versos de Tarde mayor: Fugaz la historia, vano el destructor. Resplandece la tarde, t conmigo. Eterna al sol la brisa juvenil. Releer el comentario de Empson. Coincidencia. Recibo carta de Guilln, todava en Wellesley (Gil de Biedma, 1991: 134). Por ltimo, en este sentido cabe sealar otro interesante apunte de Antonio Armisn acerca la asimilacin gilbiedmana de la obra ms conocida de Empson en la calculada ambigedad de muchos de sus poemas, sobre todo los de temtica social. Otros crticos como Carme Riera tambin han sealado una cierta ambivalencia en la conciencia de clase del poeta barcelons (uno de los seoritos de nacimiento / por mala conciencia escritores /de poesa social, como dira nuestro poeta en En el nombre de hoy) como se pone de manifiesto en poemas como Barcelona ja no s bona y l mismo hablara en Aunque sea un instante de la indiferencia extraa de lo que ya est hecho. As, pues, segn Armisn, la ambigedad personal y poltica de muchos de los poemas de Gil de Biedma tendra una cierta inspiracin terica en lectura del libro de Empson, una lectura cuya importancia destacara en muchas ocasiones: Gil de Biedma, interesado conocedor del importante trabajo de Empson sobre la ambigedad desde 1956, busca en 1958 un final para Ampliacin de
229 Velozmente los aos irredimibles / Solemne la quietud de esta maana de primavera Captulo 10: Gil de Biedma y la crtica angloamericana 285 estudios en el que parece tan calculada su autoinculpacin como la apertura ltima a los lectores que la reiterada interrogacin trae consigo (Armisn, 1999: 115). Stephen Spender La sensibilidad para captar el reflejo social instintivo, las actitudes sociales en la relacin personal. Siempre que pienso en literatura inglesa me acuerdo del ttulo de un ensayo de Spender: Personal Relations and Public Powers. Jaime Gil de Biedma, 1991:143-144 Las referencias aqu citadas a la sensibilidad y las actitudes sociales de la burguesa intelectual inglesa siguen adoleciendo, a nuestro juicio, de un exceso de idealizacin de la cultura anglfona que nuestro poeta identificara en otro apartado de su diario de 1956 como una pose adoptada a conciencia tras su vuelta de Oxford en 1953, descrita por el poeta barcelons como mi regreso de Oxford empapado de la sensibilidad, el esnobismo y las maneras de la burguesa intelectual inglesa (Gil de Biedma, 1991:124). Sin embargo, aunque ya era capaz de reconocer el esnobismo que haba en esa postura, la valoracin esencial de ese ideario de la burguesa intelectual inglesa segua intacta, y la obra de Spender formaba una parte importante de ella. La referencia aqu citada al poeta ingls, autor de World within World 230 que Gil de Biedma reconoca haber ledo en Oxford en 1953 al igual que la poesa del mismo escritor ingls (Mangini, 1979: 203), es la primera de las dos que ofrecera
230 En una nota a pie de pgina de su traduccin de Funcin de la poesa y funcin de la crtica, el poeta barcelons, tras ofrecer uno de sus apuntes intertextuales acerca de la obra de Eliot, seala que En l, como en todos los grandes poetas, hay una incesante interaccin entre habla, prosa y verso. Stephen Spender cuenta en su autobiografa (World within a World, pg. 146, Hamish Hamilton Ltd, Londres, 1951) una curiosa ancdota a propsito de un verso de Prufrock (Gil de Biedma, 1999: 103). Dicha ancdota, referente a la similitud entre el habla del poeta angloamericano y unos versos muy conocidos de La cancin de amor de J. Alfred Prufrock (Me har una raya en el cabello por detrs? Me atrevo a comer un melocotn?), aparece en las pginas 209-210 de la traduccin espaola (Spender, 1993). Captulo 10: Gil de Biedma y la crtica angloamericana 286 nuestro poeta en su obra crtica, y ambas aluden a su prosa y no a su poesa que es la faceta ms conocida del escritor ingls, sugiriendo quizs un gusto ligeramente excntrico por parte de este discpulo de Eliot, para quien un gusto algo excntrico era una seal inequvoca de un gusto verdadero. La segunda referencia aparece tambin en fecha muy temprana en un ensayo de 1959 titulado Sensibilidad infantil, mentalidad adulta, en el cual, tras citar, como hemos visto, a Empson y a Langbaum, nuestro poeta insiste en aportar la visin de Spender (a quien Vale la pena de citar a este propsito) sobre la experiencia potica que tanto interesaba a este lector de Wordsworth y La poesa de la experiencia: La poesa no enuncia verdades: enuncia las condiciones dentro de las cuales es verdadero algo sentido por nosotros. Incluso mientras escribe acerca del pequeo sector de realidad que forma parte integrante de su experiencia, puede el poeta tener conciencia de otra realidad diferente, ms all de aqulla. Su problema consiste en asimilar esa verdad menor al sentido de otra verdad mayor que yace fuera de su experiencia y que acaso conozca de modo especulativo (Gil de Biedma, 1994: 50-51). Captulo 10: Gil de Biedma y la crtica angloamericana 287 Captulo 10: Gil de Biedma y la crtica angloamericana 288 W.H. Auden The critical opinions of a writer should always be taken with a large grain of salt. For the most part, they are manifestations of his debate with himself as to what he should do next and what he should avoid. 231 W.H. Auden, Reading La cita reproducida arriba es la que aparece al principio de El pie de la letra, junto con otra cita de Lewis Carroll que ya hemos analizado en nuestro captulo dedicado al paratexto gilbiedmano. Como veremos al examinar ms detenidamente la relacin de Gil de Biedma con la crtica eliotiana, esta confesin de la doble motivacin de cualquier ensayo de crtica literaria por parte de un poeta la haba encontrado ya nuestro poeta en los textos de Eliot, sobre todo en su Funcin de la poesa y funcin de la crtica, en el cual el poeta angloamericano insiste (para desesperacin de su amigo el crtico I.A. Richards) en las limitaciones de su propia visin crtica de lector aficionado y en lo interesadas de sus lecturas de otros escritores. El poeta barcelons no duda en secundar las tesis de Auden y Eliot, y en el mismo prlogo de su coleccin de ensayos declara que: a medias disfrazado de crtico y a medias de lector, estaba en realidad utilizando la poesa de otro para discurrir sobre la poesa que estaba yo haciendo, sobre lo que quera y no quera hacer (Gil de Biedma, 1994: 12). Sin embargo, nuestro poeta era muy consciente del carcter universal de esta limitacin aparente, y resulta llamativo que en materia crtica recurriera con tanta frecuencia a poetas metidos a crticos como Cernuda, Auden o Eliot:
231 Las opiniones crticas de un escritor siempre deberan ser tomadas, en gran medida, cum grano salis. Por lo general, son las manifestaciones de su debate consigo mismo acerca de qu debera hacer a continuacin y qu debera evitar. Captulo 10: Gil de Biedma y la crtica angloamericana 289 Por supuesto, no pretendo describirme como un singular caso de perversin profesional; las palabras de Auden que sirven de prtico a este libro son bien explcitas. Tiene toda la razn. Incluso en el mejor de los casos nunca resultamos del todo convincentes, aunque a veces s muy estimulantes, precisamente porque estamos hablando en secreto de nosotros mismos (Gil de Biedma, 1994: 12). Aunque seguimos creyendo que en el caso de la obra de Gil de Biedma la visin crtica hegemnica en materia de literatura inglesa es la de Eliot, la presencia y la influencia de la obra crtica de Auden son ciertamente muy destacadas. Aunque el poeta barcelons dijo haber ledo muy tarde esa obra terica (recordemos que la obra potica ya la haba empezado a leer durante su estancia en Oxford en 1953), la primera mencin a su obra crtica se encuentra en Cntico: El mundo y la poesa de Jorge Guilln, en el cual cita con precisin el libro Making, Knowing and Judging de 1957. De hecho, en la cronologa ofrecida en el citado estudio de Shirley Mangini, el poeta barcelons asegura haber ledo dicho libro de Auden en 1958 (Mangini, 1979: 208). Dadas las ya referidas fechas de composicin de Cntico, habr que concluir que, aunque la presencia de la crtica audeniana ira ganando presencia en ensayos posteriores, el autor de El pie de la letra ya tena cierta familiaridad con su obra crtica a finales de los cincuenta e incluso tenda a enlazarla con la de Eliot. As, pues, la primera referencia a Auden en la obra crtica de Gil de Biedma se produce junto a una cita de Funcin de la poesa y funcin de la poesa acerca de la imitacin potica por parte de los jvenes: Lo que sucedi despus debe ser un fenmeno bastante corriente; conozco, al menos, dos excelentes descripciones de l, ambas debidas a poetas anglosajones. En esa etapa-escribe T.S. Eliot el poema, o la poesa de un determinado poeta, invade la conciencia juvenil hasta posesionarse completamente de ella [...] El resultado es un brote de actividad potica que podemos designar como imitacin, siempre que tengamos bien presente el sentido verdadero del trmino que empleamos (Gil de Biedma, 1994: 73). Captulo 10: Gil de Biedma y la crtica angloamericana 290 Como se puede apreciar en esta cita del estudio sobre la poesa guilleniana, la insistencia posterior de nuestro poeta en la utilizacin del trmino imitacin tiene una clara procedencia eliotiana. Asimismo, la excelencia de las descripciones crticas proporcionadas por los dos poetas anglosajones no slo se reflejara en dicho estudio, sino que ambos poetas seran citados una y otra vez en la obra crtica del poeta barcelons. En otro artculo fechado en 1964, Adnde el paraso, sombra, t que has estado?, Gil de Biedma responde a la exigencia audeniana de que el crtico explique su concepto del paraso, un concepto que no sera un asunto privado sino de obligada exposicin pblica para el crtico literario a juicio del poeta ingls: En tanto uno se limite a escribir poesa o ficcin dice W.H. Auden-, su sueo del Edn es cosa suya, pero tan pronto se aventura a escribir crtica literaria, la honradez requiere que lo explicite a sus lectores, que estarn as en mejor condicin de ponderar sus juicios (Gil de Biedma, 1994: 178). A continuacin, tras sealar el pretexto audeniano de este ensayo, el poeta barcelons revela hasta qu punto eleva su deuda crtica con Auden y el grado de confianza que tiene en los juicios literarios de ste: Como yo no me he limitado a escribir poemas, sino que hace tiempo me aventur a escribir tambin trabajos de crtica literaria, no cabe duda que estoy en falta con un maestro a quien, en uno y otro terreno, debo muchsimo, y cuyas intimaciones me inspiran tanto respeto como confianza (Gil de Biedma, 1994: 178). Como hemos sealado en el captulo anterior, la influencia de la obra crtica de Auden fue clave en la lectura gilbiedmana de Shakespeare, sobre todo en cuanto a los sonetos y una obra que adquirira una dimensin personal muy importante para el Captulo 10: Gil de Biedma y la crtica angloamericana 291 poeta barcelons, La tempestad. En el ensayo titulado Juan Gil-Albert, entre la meditacin y el homenaje, nuestro poeta recurre varias veces a la obra crtica de Auden para comprender mejor la obra de Shakespeare y, por consiguiente, esa obra tan shakespeariana de Gil-Albert, Valentn. Ya hemos visto cmo Gil de Biedma seala claramente la procedencia audeniana de su visin de La tempestad, y sus ideas sobre los sonetos de Shakespeare tambin se basan en las muy sensatas tesis (as las denomina Gil de Biedma, con su valoracin habitual de la sensatez) del poeta ingls que proceden de su libro Forewords and afterwords. El ensayo dedicado a la obra de Gil-Albert data de 1974, y la presencia de la crtica audeniana en la obra de nuestro poeta ira en aumento hasta los ltimos ensayos de los aos ochenta, citndolo dos veces en La imitacin como mediacin, o de mi Edad Media y, por ltimo, en el ensayo definitivo sobre la obra de Eliot, Four Quartets. Como sabemos, dicho ensayo, que fue publicado como prlogo a una traduccin catalana de los Cuatro Cuartetos, ofrece el ejemplo ms claro de la influencia de la crtica audeniana acerca de la visin gilbiedmana de quien era, segn su propia definicin, el indiscutible miglior fabbro entre todos los poetas de este siglo. El problema de la personalidad potica, la dicotoma entre la persona pblica y la persona privada, y la evolucin de la identidad del poeta en la poesa moderna suscitan la vinculacin terica entre la poesa de Eliot, para quien el problema de inventarse una persona potica acorde, igual de convincente para los lectores y para l es en verdad bastante peliagudo, y las teoras de Auden. As, nuestro poeta insiste en apelar a las ideas del autor de For the time being para aclarar esta lucha interna de Eliot, asegurando que Como ha sealado Auden, el hroe propio de la literatura moderna es la persona privada, a diferencia de lo que suceda en la Antigedad, en que lo era siempre la persona pblica (Gil de Biedma, 1994: 358). Las ideas de Auden que aqu cita nuestro poeta proceden de su libro La mano del teidor, en el Captulo 10: Gil de Biedma y la crtica angloamericana 292 cual el autor ingls haba reflexionado sobre la cuestin de la identidad en la poesa moderna, llegando a la siguiente conclusin: su hroe caracterstico no es el Gran Hombre ni el rebelde romntico, ambos realizadores de hechos, sino el hombre o la mujer que, dentro de cualquier actividad, a pesar de las presiones impersonales de la sociedad actual, logra adquirir y conservar un rostro propio (Auden 1974, 103). A nuestro juicio, la impronta de la obra crtica de Auden fue adquiriendo una importancia creciente en la obra ensaystica de Gil de Biedma, y creemos que la insistencia de nuestro poeta en asegurar que ley muy tarde esa obra crtica (pese al dato contradictorio que despus ofrecera a Shirley Mangini) se debe ms bien no slo a una lectura autntica ms amplia y profunda que se producira con el paso del tiempo, sino a su propia percepcin creciente de la huella del pensamiento audeniano en su labor crtica. Aunque Auden siempre ha sido considerado como una figura muy prxima a Eliot, quien fue su primer editor en 1930 al aprobar la publicacin de sus Poems en la editorial Faber and Faber (tras rechazar sus primeros poemas en 1927), el poeta de los Cuatro Cuartetos mantuvo siempre una actitud ciertamente ambigua hacia la obra de su protegido literario, considerando a menudo que ste desperdiciaba sus talentos con la excesiva politizacin y didacticismo de algunos de sus poemas. La visin gilbiedmana de Auden, aunque no poda ser indiferente al aval potico que le haba concedido el autor de Funcin y funcin de la crtica, no era en absoluto de procedencia estrictamente eliotiana y si consideramos que las huellas de T.S. Eliot en la obra de Jaime Gil de Biedma son profundas, tambin son notables de las de W.H. Auden, y sin duda merecedoras de un estudio independiente cuyo inters sealamos pero forzosamente dejamos para otro momento. Captulo 10: Gil de Biedma y la crtica angloamericana 293 Robert Langbaum tenemos ante nosotros una de las modalidades tpicas de la lrica moderna, la poesa de la experiencia, segn denominacin de Robert Langbaum. Jaime Gil de Biedma, 1994: 291 Sobre todo, lo que nos interesa sealar en el caso particular de La poesa de la experiencia es cmo, por ensima vez, el inters de Gil de Biedma por un autor o crtico angloamericano se cifra en torno a su propio eliotismo. El poeta de los Cuatro Cuartetos es, junto a Browning, la referencia potica fundamental del libro de Langbaum, cuya introduccin, titulada El romanticismo como tradicin moderna (un ttulo que bien podra ser un resumen del inters gilbiedmano por los romnticos ingleses) se inicia con una cita del conocido ensayo de 1917, Tradicin y talento individual: Rara vez se habla de tradicin en textos ingleses, se quejaba T.S. Eliot en 1917. Actualmente, debido sobre todo a la influencia de Eliot, vehemente adversario de la tendencia que denuncia, rara vez se habla de otra cosa (Langbaum, 1996: 61). A continuacin, y siguiendo la misma estela eliotiana, Langbaum indaga en las razones de la gran aceptacin del trmino tradicin por parte de la crtica contempornea, llegando a unas conclusiones que coinciden plenamente con las de Eliot y que hara suyas el poeta barcelons: Por qu, cabra preguntarse, un trmino que antes asocibamos a la ms estril ortodoxia se reviste ahora del brillo de la novedad? Porque el trmino ha sido usado, con mayor frecuencia e insistencia que antes de 1917, para recordarnos que la tradicin es esa cosa que no poseemos, para advertirnos de nuestra modernidad. El trmino nos ayuda a construir esa imagen de nosotros mismos que constituye el sentimiento moderno, una imagen de nosotros mismos como seres emancipados Captulo 10: Gil de Biedma y la crtica angloamericana 294 hasta la desmemoria, hasta ese punto en que cada uno es libre de aprender por s mismo que la vida, sin tradicin, carece de sentido (Langbaum, 1996: 61). Desde las primera pginas de su introduccin, Langbaum recurre una y otra vez a la poesa de Eliot, refirindose a la dama herida de La Tierra Balda como el moderno equivalente eliotiano de Ofelia y afirmando que la incapacidad de establecer conexiones de la dama herida que Eliot retrata es un sntoma de poca (Langbaum, 1996: 62). A juicio del crtico angloamericano, esa incapacidad se debe a nuestra relacin ambigua con el pasado y la tradicin que nos precede, una relacin que se vertebra simultneamente en torno al rechazo de la tradicin hegemnica que nos ha precedido y la asimilacin de una tradicin mucho ms amplia y antigua, origen de la modernidad literaria y parte de ella. En este sentido, segn Langbaum, The Waste Land de Eliot y Ulysses de Joyce son al mismo tiempo ms nihilistas y ms deliberadamente tradicionales que cualquiera de las obras del siglo diecinueve (Langbaum, 1996: 62-63). A nuestro modo de ver, la presencia de Eliot en el epicentro del discurso de La poesa de la experiencia explica en gran medida la fuerte identificacin que el poeta barcelons sinti por el libro del crtico angloamericano, y el ideario eliotiano expuesto por Langbaum encontr un lector idneo y especialmente receptivo en el autor de El pie de la letra. El discurso eliotiano del libro de Langbaum suele centrarse en unas cuestiones que despus seran reformuladas por Gil de Biedma en sus propios ensayos crticos. As, el crtico angloamericano se apoya en el famoso concepto de la disasociacin de la sensibilidad que el autor de Funcin de la poesa y funcin de la crtica haba propuesto en su ensayo de 1921, Los poetas metafsicos. A juicio de Langbaum: Los rasgos de la poesa decimonnica que el siglo veinte desaprueba brotan principalmente de una disasociacin entre sensibilidad y pensamiento, por usar la clebre expresin de Eliot. En el Captulo 10: Gil de Biedma y la crtica angloamericana 295 siglo diecisiete afirma Eliot en su ensayo sobre los poetas metafsicos, se produjo una disasociacin de la sensibilidad de la que no nos hemos recuperado (Langbaum, 1996: 99). Gil de Biedma, por su parte se haba referido al mismo ensayo eliotiano y el mismo concepto de la disasociacin de la sensibilidad en su ensayo de 1959, Sensibilidad infantil, mentalidad adulta, precisamente el mismo texto en el que haba declarado que el libro de Langbaum era el mejor estudio que conozco acerca de los especiales problemas que la creacin potica suscita a partir de la Ilustracin, sugiriendo que en ese momento de intenso eliotismo, la lectura de La poesa de la experiencia se haba abordado en clave del pensamiento eliotiano, aunque el poeta barcelons no se recataba en cuestionar las tesis de su maestro angloamericano: La disasociacin de la sensibilidad que, segn Eliot, empieza a producirse en la poesa inglesa despus de la guerra civil no es un fenmeno insular y sera equivocado cargarla en cuenta a la reaccin puritana, como me parece que l insina.Para Donne, un pensamiento era una experiencia: modificaba su sensibilidad. A la vuelta de unos cuantos aos esto no pudo ser as (Gil de Biedma, 1994: 49). Aunque nuestro poeta cuestiona ligeramente las teoras de Eliot, no las rechaza en absoluto sino que intenta ampliarlas ms all de los confines de la literatura inglesa y la cultura puritana que se instal en la Inglaterra de la Reforma protestante. A nuestro juicio, la raz de su objecin est en su conciencia europesta de la poesa y su recurso instintivo a la lectura intercultural, un recurso que habitualmente le impele a comprender la literatura espaola a travs de la inglesa, y muy especialmente a travs de la visin crtica de Eliot. Asimismo, creemos que la importancia de la poesa y la obra terica del poeta de La Tierra Balda para el libro de Langbaum haba de constituir uno de los principales reclamos de dicho libro para Captulo 10: Gil de Biedma y la crtica angloamericana 296 nuestro poeta, al igual que la atencin prestada a los romnticos ingleses y el papel de stos en la evolucin de la sensibilidad moderna. Es precisamente la gnesis de esa sensibilidad moderna, el paso de la mente romntica a la moderna, lo que interesa a Langbaum y lo que sustenta su estudio del monlogo dramtico, un estudio caracterizado por muchas de las preocupaciones formales y temticas que ya haban despertado el entusiasmo de nuestro poeta en su lectura de Funcin de la poesa y funcin de la crtica. Es en la bsqueda comn de las claves de la transicin del espritu crtico y de la tradicin potica desde la tradicin clsica hacia la sensibilidad moderna, pasando por la revolucin romntica, donde confluyen las teoras de Eliot y Langbaum y donde surge el inters de Gil de Biedma por la La poesa de la experiencia: El monlogo dramtico parece el mejor vehculo posible para estudiar las transformaciones del romanticismo a travs de la evolucin de una poesa de la experiencia (Langbaum, 1996: 153). El libro de Langbaum, pues, deudor indiscutible de las teoras de Eliot, responde a las inquietudes literarias del poeta barcelons, tanto en su clara inspiracin en la obra del poeta angloamericano, como en su preocupacin por los romnticos ingleses como Coleridge y Wordsworth, cuya colaboracin en Lyrical Ballads es identificada por Langbaum como uno de los textos fundacionales de la poesa de la experiencia. La asimilacin gilbiedmana de las tesis de Langbaum acerca de la experiencia en materia potica sera formulada de manera muy clara por el poeta barcelons en un ensayo escrito muchos aos despus, La imitacin como mediacin, o de mi Edad Media en el cual nuestro poeta afirmara: En cuanto realidad, Espaa no es abarcable imaginativamente por la particular experiencia de nadie, y el supuesto fundamental que da forma a la poesa moderna, ya lo dice Robert Langbaum, Captulo 10: Gil de Biedma y la crtica angloamericana 297 reside en la nocin de que la aprehensin imaginativa obtenida a travs de la experiencia inmediata es lo primordial y cierto, en tanto que la reflexin analtica que la sigue es secundaria y problemtica (Gil de Biedma, 1994: 284). Por ltimo, cabe sealar la importancia para nuestro poeta (o cualquier laico contemporneo) de la interpretacin de los Cuatro Cuartetos ofrecida por Langbaum en La poesa de la experiencia, una interpretacin que proporciona algunas de las claves de la posible lectura agnstica de los cuatro poemas de Eliot, y confirma la validez de la lectura ya laica realizada por el poeta barcelons: Cabe preguntarse si, pese a toda su ortodoxia, Four Quartets no satisface ms al escptico que al ortodoxo, dado que este ltimo preferir una articulacin de la verdad religiosa no menos explcita que sus propias convicciones. Por su parte, las mentes post-ilustradas estn particularmente fascinadas con la mstica del mito y el inconsciente, como retorno, me parece, a un tipo de especulacin religiosa que no los compromete en absoluto y que preserva intacto su estatuto de hombres inteligentes, cientficos y modernos (Langbaum, 1996: 191). A nuestro juicio, en las lecturas eliotianas ofrecidas por Langbaum en La poesa de la experiencia, lecturas laicas que insisten en los problemas de la identidad potica y de la transmisin de la experiencia personal a travs del recurso distanciador del monlogo dramtico, el crtico norteamericano tambin elucida la presencia de la fe cristiana en la poesa de Eliot, y sugiere una esencial continuidad (una teora muy del gusto de Gil de Biedma, como veremos al analizar la relacin del poeta barcelons con la crtica eliotiana) en la bsqueda espiritual de los poemas del autor angloamericano: Las dificultades emocionales de estos personajes iniciales de Eliot ganan en significacin moral a medida que se identifican con problemas de fe religiosa en aquellos monlogos dramticos Captulo 10: Gil de Biedma y la crtica angloamericana 298 que anuncian con xito la proclamacin personal de Four Quartets. Los monlogos dramticos ocupan posiciones sucesivas en un camino abierto hacia la fe en primer lugar, el reconocimiento de la desolacin asociada a la irreligin en Gerontion, The Waste Land y The Hollow Men, y luego, en Journey of the Magi, A Song for Simeon y Marina, el reconocimiento de la necesidad de una creencia aun en la imposibilidad de abrigarla con suficiente fortaleza (Langbaum, 1996: 177). En definitiva, la influencia de La poesa de la experiencia en la visin potica de Gil de Biedma tuvo un origen esencialmente eliotiano, y la resonancia del libro de Langbaum en la poesa espaola desde entonces ha sido, sin duda, esencialmente gilbiedmana. Aunque el texto de Langbaum, segn lvaro Salvador, 232 tal vez ha sido ms citado que ledo en el mundo de la poesa espaola, su estrecha vinculacin con la teora y la prctica potica de Eliot explica su enorme inters para nuestro poeta y lo convierten en una referencia fundamental en su obra crtica como el mismo se encargara de recordar en 1985: En los aos que siguieron, mi progresiva vinculacin a la tradicin literaria anglosajona, mi inters por los romnticos, la lectura de The Poetry of Experience, de Robert Langbaum, y, por supuesto, las vicisitudes de mi vida y de mi tiempo, alteraron considerablemente mis nociones acerca de lo que en poesa convena hacer (Gil de Biedma, 1994: 271).
232 Me atrevo a afirmar que, si exceptuamos unos pocos especialistas en la obra de Gil de Biedma, no llegarn a la docena los interesados en el debate potico actual que hayan manejado las recientes ediciones norteamericanas (Salvador,1996: 13-14). Captulo 10: Gil de Biedma y la crtica angloamericana 299 Ezra Pound Repaso los Ensayos de Pound y esta vez me cae simptico. Sus maneras son deplorables y sus caprichos ortogrficos me irritan, pero tiene una vitalidad ilimitada y un infalible instinto para la buena poesa. Jaime Gil de Biedma, 1991: 160 En el captulo anterior, hemos dedicado una amplia atencin a la visin gilbiedmana de la obra de Ezra Pound, il miglior fabbro a juicio de Eliot quien le dedicaba as La Tierra Balda, poema de cuya versin definitiva fue artfice el autor de los Cantos. 233 Insistimos, pues, en nuestra conviccin ya expuesta de que el inters del poeta barcelons por la obra de Pound se debe fundamentalmente a su curiosidad por conocer las razones de la altsima estima que Eliot senta por la obra de su amigo y compatriota. Como cabe suponer, la conclusin a la que llega nuestro poeta est fuertemente condicionada por las asociaciones eliotianas de Pound, colaborador y primer editor de la incipiente obra del poeta de Saint Louis, y la valoracin gilbiedmana de la obra crtica del autor de El ABC de la lectura se cifra en torno a su infalible instinto literario para la buena poesa, sin olvidar mencionar la irritacin tica y esttica que le produce. Las maneras deplorables de Pound (que viene a ser una forma indirecta de denominar su ideario fascista, su virulento antisemitismo y su tremenda homofobia, aspectos stos de la delirante obra ensaystica de Pound que Gil de Biedma sealara mucho ms claramente en su ensayo de 1972-73, Imagen postrera de Ezra Pound) y sus caprichos ortogrficos (curiosamente, nuestro poeta, amante de las buenas formas y la prosa precisa y concisa, tambin le tena cierta mana a otro notorio heterodoxo de la ortografa, Juan Ramn Jimnez) no impidieron que en sus diarios de 1956, todava en su poca de
233 Para una informacin completa sobre la colaboracin entre Eliot y Pound, vase Gallup (1970) as como los manuscritos originales editados en Eliot, 1971. Captulo 10: Gil de Biedma y la crtica angloamericana 300 eliotismo ms intenso, el poeta de Moralidades reivindicara el gusto literario del responsable de los primeros grandes poemas de Eliot En su ya citado ensayo de 1972-73, pese a reconocer muchos de los mritos crticos de Pound, de quien dira que fue el primero en descubrir la esencial modernidad de las dos tradiciones poticas remotas: la poesa china y la poesa elegaca latina (Gil de Biedma, 1994:303), Gil de Biedma no se recatara en sealar los aspectos ms deplorables de la obra y la persona de Ezra Pound, destacando por encima de todo el vicio de la insensatez, un defecto que irritaba profundamente tanto a Eliot como a su discpulo barcelons, En ltimo trmino, al igual que en el caso de la poesa que hemos analizado con ms detenimiento en el captulo anterior, el eliotismo de nuestro poeta se impuso en su valoracin de la obra crtica de Pound, a quien deca leer con inters y respeto, pese a sus muchas reticencias acerca de su obra y su ideologa, una postura que, a nuestro juicio, slo se entiende a la luz de la implicacin del poeta de los Cantos en la obra eliotiana: Es en el copioso epistolario de Pound y en sus ensayos crticos donde la insensatez se hace ms pronto patente, porque Pound, que hablaba varias lenguas, conoca muchas ms y haba ledo casi todo lo que se ha escrito en casi todas las lenguas, tena sin excepcin no en vano era descendiente de Robert Browning- ideas acerca de todo absolutamente. Uno puede estar o no de acuerdo con sus juicios estticos, pero los lee siempre con inters y respeto, aunque sus maneras sean a menudo irritantes (Gil de Biedma, 1994: 301). Para concluir esta visin de la relacin entre Gil de Biedma y la tradicin crtica angloamericana, conviene recordar que eran muchas ms las obras de crticos literarios anglosajones que conoca y estimaba nuestro poeta. En este sentido cabe destacar a Michael Roberts, autor de la mejor introduccin a la poesa en lengua inglesa del primer tercio de este siglo (Gil de Biedma, 1994: 355), el Faber Book of Captulo 10: Gil de Biedma y la crtica angloamericana 301 Modern Verse que ley en Oxford en 1953 (Mangini, 1979: 203), o Herbert Read, 234 autor de Form in Modern Poetry que nuestro poeta ley en 1956 (Mangini: 1979: 206) y cuyas teoras acerca de las cualidades formales de la poesa (con especial referencia a las ideas de Coleridge) haban de interesarle enormemente a tan apasionado lector de los Cuatro Cuartetos. La preceptiva tradicional angloamericana atraa poderosamente al poeta barcelons y, a nuestro juicio, cuanto mayor era su filiacin eliotiana, mayor era el inters de nuestro poeta por ella. Eliot fue, tanto en poesa como en materia de crtica literaria, el gran mediador entre el autor de El pie de la letra y la tradicin angloamericana, y, para parafrasear a nuestro poeta, el esquema apreciativo del poeta barcelons en cuanto la crtica angloamericana fue en gran medida obra suya. La anglofilia profunda del poeta barcelons le impela a entenderse y explicarse a travs de ambas culturas literarias y sus lecturas de crticos como Empson, Wilson o Langbaum, nombres claves en su progresiva vinculacin a la tradicin literaria anglosajona, le proporcionaban, segn su propia confesin, un enorme estmulo creativo y un punto de referencia imprescindible. Su visin de la necesidad de comprender la esencial continuidad de la tradicin crtica, aprendida en sus lecturas de Eliot, la expresara en un ensayo de 1957, De artes poticas, un texto en el cual tambin lamentaba la escasa presencia de la preceptiva angloamericana en la antologa de poticas que era objeto de la resea crtica. A nuestro juicio, el profundo eliotismo de fondo y forma es innegable y constituye un testimonio elocuente de las huellas eliotianas de la visin gilbiedmana de la tradicin crtica angloamericana:
234 En un parntesis de su traduccin de las Notas del Autor de Funcin de la poesa y funcin de la crtica, una traduccin publicada en 1955, al referirse el poeta angloamericano a los trminos personalidad y carcter, nuestro poeta asegura que Sin duda, Eliot alude a las pginas iniciales de Form in Modern Poetry en las que Herbert Read discute e interpreta estos conceptos como base para una psicologa de la personalidad creadora (Gil de Biedma, 1999: 198). El libro de Read es, adems, citada varias veces por Eliot en el libro traducido por nuestro poeta. Captulo 10: Gil de Biedma y la crtica angloamericana 302 Creo que hubiera sido necesario rastrear en el pasado la mayor cantidad de ejemplos de esa mentalidad crtica a que antes aluda, y cuyo desarrollo es tan fundamental para entender la sucesin histrica de las ideas acerca de la poesa como lo es para entender la historia de cualquier otra actividad del espritu humano, mostrndonos cmo se ha ido abriendo paso a travs de las exigencias preceptivas de cada poca, constantemente interfirindose con ellas y configurndolas al mismo tiempo que era condicionado por ellas (Gil de Biedma, 1994: 33). Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 303 CAPTULO 11 GIL DE BIEDMA Y LA CRTICA ELIOTIANA Identificacin y asimilacin sensibilidad, intuicin, algo que podramos llamar humildad manual, y, -lo que es ms precioso- sentido comn, son imprescindibles para ser un gran crtico Jaime Gil de Biedma, 1999: 11 Al igual que su poesa, la obra crtica de Jaime Gil de Biedma fue breve e intensa. Esta obra, que antes se haba desperdigado en distintas revistas, en algn que otro prlogo o incluso en la forma de un estudio monogrfico (como fue el caso de Cntico: El mundo y la poesa de Jorge Guilln) fue recopilada por primera vez en 1980 bajo el ttulo de El pie de la letra. En 1994, tres aos despus de la muerte del poeta, este libro tendra una segunda edicin definitiva que contaba con otros inditos que se haban publicado en los aos posteriores a su primera edicin y algunas revisiones que el poeta barcelons haba realizado de otros artculos ms antiguos. Segn las palabras del propio Gil de Biedma que inician el prlogo a estos ensayos, habra que leerlos de acuerdo con su escasa vocacin de conjunto, ya que, como hemos visto, su modestia irnica (que a veces consista ms bien en una especie de falsa humildad muy parecida a la de Eliot como veremos ms adelante, aunque discrepamos de los que han querido ver una vertiente de arrogancia en su prosa crtica) le impeda presentarlos de una forma ms pretenciosa: Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 304 Intermitentemente escritos a lo largo de veinticinco aos, los ensayos aqu reunidos carecen, en cuanto conjunto, de unidad ninguna si se excepta aquella a la cual ninguno aspiraba: la que les confieren las inveteradas limitaciones de su autor (Gil de Biedma, 1994: 11). La influencia de los textos tericos de Eliot en la obra crtica de Gil de Biedma es, pues, fundamental y se remonta a las primeras lecturas del poeta y crtico norteamericano que se produjeron en torno al ao 1952 en el caso de la poesa (la traduccin de Cuatro Cuartetos a cargo de Vicente Gaos) y sobre todo durante su estancia en Oxford entre enero y julio de 1953 cuando reconoca haber ledo por primera vez (y en ingls) La Tierra Balda, el Selected Prose 235 y The Use of Poetry and the Use of Criticism, un libro que l mismo traducira al espaol en 1955 con el ttulo Funcin de la poesa y funcin de la crtica. La influencia de este libro, cuya traduccin le haba llevado a una lectura profunda y minuciosa del pensamiento eliotiano, se hara patente a lo largo de la obra crtica del barcelons y el enfoque terico-crtico de Eliot, sobre todo el que se expone en ese libro, tendra una importancia decisiva en el desarrollo del estilo analtico y discursivo de la prosa y de la propia visin crtica de Gil de Biedma. Como muestra del grado de la asimilacin del pensamiento literario de Eliot por parte de nuestro poeta, basta con comparar las siguientes afirmaciones, la primera del poeta barcelons en su prlogo a la traduccin de Funcin de la poesa y funcin de la crtica y la segunda del escritor angloamericano en la introduccin a dicho libro:
235 En el prlogo a su traduccin de Funcin de la poesa y funcin de la crtica, Gil de Biedma se refiere expresamente a la edicin de 1951, aunque tambin hace referencia a dos libros anteriores como son The Sacred Wood y For Lancelot Andrewes, algunos de cuyos ensayos fueron recogidos en la primera recopilacin de la prosa de Eliot publicada en 1932 para luego desaparecer en la edicin de 1951 que manej el poeta barcelons. A lo largo del prlogo, el poeta de Moralidades demuestra una familiaridad con la obra ensaystica del escritor angloamericano que va mucho ms all del texto que tradujo. Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 305 Importa, para empezar, distinguir entre la naturaleza de la poesa y las funciones que la poesa desempe a lo largo de la historia o desempea en nuestros das, porque todos poetas, lectores y crticos- damos en definir la poesa de acuerdo con la peculiar funcin que tiene asignada dentro de nuestro esquema de vida; Eliot insiste discretamente sobre este punto, y nos hace ver que lo que la poesa es y lo que la poesa hace por nosotros no son la misma cosa (Gil de Biedma, 1999: 19). Eliot, por su parte, haba escrito en el mismo texto traducido: Nuestros gustos poticos no pueden ser aislados de nuestros dems intereses y pasiones: los condicionan y vienen condicionados por ellos; son limitados lo mismo que nuestro yo es limitado (Eliot 1999: 65). Con la excepcin del ya citado prlogo de 1955 que fue reproducido en 1980 con algunos cambios significativos que comentaremos a lo largo de este captulo, todos los ensayos reunidos en El pie de la letra se escribieron con posterioridad a la traduccin del texto eliotiano (el primero en orden cronolgico es De artes poticas que se public en nsula en 1957) y, por lo tanto, la huella de T.S. Eliot se puede apreciar en un gran nmero de ellos, incluso los que aparentemente no tienen nada que ver con la literatura inglesa contempornea (hay una abundancia de referencias a Eliot en los sitios ms insospechados, en ensayos sobre la poesa francesa, las novelas de Juan Gil Albert, la obra potica de Jorge Guilln o lo que nuestro poeta denomina la imitacin literaria), un hecho que nos habla de la notable influencia de la obra del poeta angloamericano y de la profunda asimilacin de sus valores crticos y la integracin de sus planteamientos tericos por parte del autor de El pie de la letra. Tanto en las pginas del texto traducido (las notas a pie de pgina proporcionan una informacin muy valiosa acerca del eliotismo de Gil de Biedma y sus conocimientos de la obra de ste y del canon ingls en general, una faceta de la obra del poeta barcelons que hemos analizado con ms detenimiento en el captulo Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 306 dedicado al paratexto gilbiedmano) como en el conocido prlogo a cargo del traductor, se percibe la enorme importancia que el pensamiento eliotiano ya ejerca en los esquemas crticos del poeta en ciernes. Por entonces, con la excepcin hecha de un ttulo publicado en edicin propia del autor llamado Versos a Carlos Barral que data de 1952, slo haba publicado Segn sentencia el tiempo, un libro que apareci en 1953 dentro de la serie de publicaciones de la revista Laye y que tan poca consideracin le mereci a su autor que slo rescat uno de sus poemas para su coleccin de poesas reunidas, Las personas del verbo. 236 En cuanto a los escritos crticos, salvo alguna que otra colaboracin en revistas como la ya citada Laye, 237 Gil de Biedma no haba acometido ningn trabajo crtico de envergadura 238 hasta que se propuso realizar un estudio sobre el Cntico de Jorge Guilln, un trabajo que, aunque no se public hasta 1960, sabemos por el diario de 1956 que ya se estaba fraguando por entonces. La coincidencia notable que exista entre los planteamientos tericos de ambos poetas no pudo ser sino fruto de un conocimiento profundo de la obra crtica de Eliot por parte de Gil de Biedma, un conocimiento que, como sabemos, obedeca al menos en cierta medida a una necesidad profesional concreta: la traduccin espaola de Funcin de la poesa y funcin de la crtica. La lectura tan cuidadosa de dicha obra que conllevaba la labor de traduccin result especialmente fructfera en el desarrollo posterior del trabajo crtico del poeta de Compaeros de viaje, hasta el
236 De esta primera coleccin titulada Segn sentencia el tiempo, cinco de los poemas pasaron a formar parte de Compaeros de viaje. Del poema rescatado para su coleccin definitiva, Sorprendiese en la luz del crecimiento, el poeta nos dice que es el ltimo y menos malo de los muchos en que serv mi aprendizaje de poeta. 237 En dicha revista empezaron a aparecer sus primeras poesas, aunque tambin aport un artculo sobre Pedro Salinas en su tiempo que pertenece al nmero 17 de la revista y se public en enero de 1952. 238 A partir de 1957 empez a colaborar en nsula con artculos como De artes poticas (N130, 1957), Dos novelas de Alain Robbe-Grillet ( N 132, 1957 y Metropolitano: la visin potica de Carlos Barral (N 135, 1958) Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 307 punto de convertirse, diramos que de forma indiscutible, en la principal influencia fornea sobre sus escritos crticos. Como ha sealado Pere Rovira: Eliot es citado hasta la saciedad en los ensayos y prosas de nuestro poeta: se trata, sin duda, de uno de sus principales maestros a la hora de formarse una idea de qu es y cmo opera un poeta moderno (Rovira, 1986: 84) . Ms que cualquier mimetismo de origen eliotiano en los valores literarios expuestos en los ensayos crticos de Gil de Biedma, habra que hablar de una lectura sumamente provechosa y selectiva de la obra crtica de Eliot que le lleva a asumir algunos de los postulados bsicos de esta obra y ponerlos a su propio servicio con todas sus limitaciones conscientes y autoimpuestas, limitaciones que constituan una de sus principales seas de identidad. A juicio de nuestro poeta, Eliot no pretenda erigirse en una suerte de sumo sacerdote de la esencia potica y tampoco se propona sentar ctedra de forma excluyente y fulminante, aunque a menudo eso es precisamente lo que haca, bajo el pretexto de la sinceridad lectora y la visin personal incurra en las generalizaciones de las que oficialmente abominaba. El autor de Funcin de la poesa y funcin de la crtica parta de lo que Gil de Biedma llam una modestia deliberada y en la claridad y la proporcin razonable de sus objetivos y, en definitiva, en la pretendida sensatez y la cordura que los inspiraban, radicaba el xito de la empresa, aunque ese enfoque personal inevitablemente entraaba otros defectos que, a nuestro juicio, seran compartidos en cierta medida por su discpulo barcelons. Sin embargo, antes de analizar estos aspectos de la obra crtica de ambos, conviene comprobar el grado de identificacin con el estilo crtico de Eliot que se produjo en nuestro poeta. Como seal el propio Gil de Biedma, en palabras que nos recuerdan el juicio de Jos Manuel Blecua que aparece en la introduccin de este Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 308 estudio, parte del mrito y de la lucidez que l apreciaba en los ensayos de Eliot vena de la ausencia de presuncin erudita en su enfoque crtico: Eliot -a pesar de su no desdeable preparacin histrica y filosfica- se acerca a la actividad crtica a ttulo de practicante del arte potica y gustador de poemas; se propone, antes que descubrir la esencia ltima de lo potico si es que existe -, hallar orientacin para quienes, como l, escriben y leen poemas (Gil de Biedma, 1999: 16). Las semejanzas con la postura que luego desarrollara el poeta de Moralidades son innegables: desacralizacin del poema y del poeta (y si la intertextualidad se caracteriza por la desacralizacin del autor, resulta coherente encontrar dos practicantes consumados entre los que rechazaban la Metapoesa), 239 modestia en las propuestas criticas, un escaso afn de asombrar al lector con su erudicin y un desdn por lo que ambos consideraban la mixtificacin terica imperante. En el mismo texto que traduca, a Gil de Biedma, quien ya haba hablado de la tpica cautela de las ambiciones de Eliot, tampoco poda resultarle indiferente la siguiente advertencia eliotiana acerca de las lecturas interesadas o excesivamente sofisticadas (una advertencia harto irnica en el autor de La Tierra Balda) y del lector que padece la obsesin de ser listo y de encontrar algo no sabe qu a ciencia cierta- o de que no le tomen el pelo (Eliot, 1999: 191). A juicio del poeta angloamericano, tal preocupacin en el lector ordinario ante un poema que se caracteriza por su oscuridad o dificultad acaba por ofuscar los sentidos de ste, que se expone a caer en un estado de azoramiento muy desfavorable para la receptividad potica. El poeta barcelons lleg a la misma conclusin que su maestro acerca del peligro de acercarse a la poesa cohibido por el temor a no entender por completo el Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 309 supuesto significado autntico del poema (recordemos que en la ya citada entrevista de 1981 afirm que no es nada recomendable leer un poema con la preocupacin o la angustia de si lo vas a entender o no), y en el prlogo a El pie de la letra, lleg a advertir que Quien por placer no lea, que no me lea (Gil de Biedma, 1994: 12). Por otra parte, aunque Gil de Biedma aseguraba con insistencia que Eliot rehua cualquier tentativa de sentar ctedra potica de forma inapelable e imperiosa, cuando tena que confesar su escasa simpata por un autor lo haca sin ambages, de manera firme e inequvoca, guiado quizs en parte por ese deseo de coherencia intelectual que tanto admiraba nuestro poeta. As, el poeta de los Cuatro Cuartetos no demostr ninguna piedad en su juicio acerca de Shelley cuyas ideas sobre la poesa le parecan pueriles y en cuya poesa abundan los pasajes que no pasan de ser mal sonsonete (Eliot, 1999: 128). No contento con semejante descalificacin, en el mismo ensayo titulado Shelley y Keats, Eliot hablara de la repugnancia de una persona como yo por la poesa de Shelley, una repugnancia que se basaba en el infantilismo y la poca coherencia que encontraba en las ideas de Shelley. Gil de Biedma, por su parte, no dudara en secundar la opinin de su admirado Eliot y, en un ensayo suyo de 1957 (De artes poticas), nos habla de las mismas delirantes palabras de Shelley, una referencia a la conocida definicin de Shelley de los poetas como los ignorados legisladores de la humanidad, dejando as bien claro que el intento de deificacin del poeta por parte del gran romntico ingls, ms que un juicio solvente, representa ms bien una confusin entre sus propios deseos y la realidad:
239 Tal vez parte de la mana que nuestro poeta le profesaba a Juan Ramn Jimnez se deba a la apuesta del poeta onubense por la resacralizacin de la poesa espaola, su nfasis en lo trascendental dedicado a la inmensa minora. Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 310 Cuando Shelley, por ejemplo, escribe que los poetas son los ignorados legisladores de la Humanidad, no nos dice lo que los poetas son, sino lo que, de acuerdo con sus ideas, los poetas deben ser (Gil de Biedma, 1994: 31). Gil de Biedma, por su parte, no dudara en mostrar sus reticencias hacia las vacas sagradas de la llamada generacin del 27 o, de forma especialmente virulenta, hacia la figura de Juan Ramn Jimnez quien, segn el poeta del medio siglo, adoleca de una falta de sentido de la composicin y cuya aspiracin a la pura brevedad instantnea se resuelve demasiado a menudo en vaguedad palabrera, para acabar sentenciando que la voz que habla en sus poemas est siempre a favor de las propias emociones, y sa es la marca indeleble del poeta menor (Gil de Biedma, 1994: 254-255). Con la notable excepcin de Espronceda (y una referencia discretamente elogiosa a Bcquer en el ya citado ensayo titulado De artes poticas), el poeta de Moralidades no dejaba ttere con cabeza en su juicio sobre el Romanticismo espaol en relacin con el ingls, y de paso dejaba bien claro su aprecio por la construccin que Wordsworth hizo del narrador ficticio en sus poemas. Precisamente, era el autor del Preface to Lyrical Ballads a quien, en el prlogo de su traduccin del texto de Eliot, haba llamado el primer terico de la comunicacin, hacindose eco del juicio de Eliot, 240 aunque en la versin publicada en 1980 el elogio al poeta ingls se haba suavizado algo y era tan slo uno de los primeros en adelantar la idea de que la poesa es comunicacin (Gil de Biedma, 1994: 24): En este pas, hay poco romanticismo de verdad, pero en Inglaterra, donde hay mucho y muy bueno, no hay ms que comprobar. Por ejemplo, basta comparar el relato que hace Wordsworth en su diario del incidente que dio lugar a Resolution and Independence con el poema mismo para darte
240 En el ensayo titulado Matthew Arnold que forma parte de Funcin de la poesa y funcin de la crtica, Eliot utiliza unos trminos muy parecidos para referirse a la grandeza de Wordsworth: se Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 311 cuenta de todo lo que ha puesto Wordsworth sentado a la mesa. Wordsworth, que no era tonto, saba perfectamente la distancia que haba entre l, como persona real, y l como personaje potico (Gil de Biedma, 1994: 226). Si la presencia explcita e implcita de Eliot en los poemas de Gil de Biedma parece fuera de toda duda, tampoco parecen existir voces disidentes en cuanto a la primaca de las ideas del poeta angloamericano en el desarrollo y el sustento de los esquemas tericos del barcelons. Segn Daz de Castro, es en los ensayos crticos donde advertimos que las ideas bsicas proceden de una fuente principal: Eliot. Son las opiniones de aqul las que fundamentan, como digo, lo esencial de sus valores crticos. (Daz de Castro, 1996: 66). Sin embargo, Gil de Biedma, pese a su declarada reverencia por la poesa de Eliot (una actitud que no vendra sino a reforzarse en los ltimos aos de su vida cuando colabor muy estrechamente en la elaboracin de una traduccin catalana de los Cuatro Cuartetos a la cual aport otro prlogo que evidencia de nuevo su pasin eliotiana), lleg a eliminar algunas referencias al autor angloamericano de la edicin revisada de Cntico: El mundo y la poesa de Jorge Guilln que apareci en 1984 y fue incluida en la edicin definitiva de El pie de la letra, sugiriendo quizs que era consciente de la importancia de relativizar en cierta medida su deuda terica con el autor de Funcin de la poesa y funcin de la crtica. No pretendemos sugerir que quisiera retractarse de su profundo aprecio de antao, sino que el sambenito de ser un notorio eliotista le podra llegar a resultar una carga molesta y, de hecho, el ya citado prlogo de la traduccin catalana de Cuatro Cuartetos que data de 1984 y fue incorporado a la segunda edicin de El pie de la letra, 1984 tambin recoge las primeras declaraciones peyorativas hacia la figura de Eliot (dictador literario de la ms encopetada editorial de poesa y un notorio
trata, en definitiva, de una teora de la comunicacin, como toda teora del poeta como maestro, gua o sacerdote, tiene forzosamente que ser (Eliot 1999: 154). Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 312 meapilas que a menudo pasa el cepillo durante los servicios dominicales en su parroquia) que realiz fuera de su correspondencia privada. Un lector excepcional slo el lector excepcional llega en el transcurso del tiempo a clasificar y comparara sus experiencias, a considerar cada una a la luz de las dems y, segn van multiplicndose, a comprender cada una ms profundamente. El goce se profundiza en apreciacin, que aade una fruicin intelectual a la originaria intensidad del sentimiento T.S.Eliot, 1999: 47 Resulta muy llamativo comprobar el grado de atencin que Gil de Biedma puso en la lectura tanto del libro traducido de Eliot como de los dems textos crticos y poticos del autor de La Tierra Balda. La traduccin que el poeta barcelons realiz de Funcin de la poesa y funcin de la crtica est repleta de notas que evidencian la perspicacia de su lectura de la obra terico-crtica del autor angloamericano y su capacidad para identificar huellas de su poesa en su prosa y de su prosa en su poesa, demostrando as una capacidad de lectura intratextual que lo convierte en lo que Eliot llam un lector excepcional. Posea un fino aprecio de las cualidades ms importantes de la prosa eliotiana que describira con una lucidez y una precisin que no desmerecen en absoluto al autor original, sobre todo en los elogios que dedic a los Cuatro Cuartetos tras reemprender su lectura para la traduccin catalana en la que colabor. Segn el autor de Poemas pstumos, en la prosa de Eliot: nada hay ocioso, nada hay caprichoso, hasta la ms humilde y menos apercibida preposicin est all trabajando (Gil de Biedma, 1994: 362). Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 313 De su lectura atentsima y su capacidad de comparar en seguida los textos crticos con los poemas de Eliot, tambin nos dan fe sus notas al pie de pgina en la traduccin de Funcin de la poesa y funcin de la crtica. As, en el ensayo titulado Wordsworth y Coleridge, cuando Eliot realiza uno de sus incisos habituales y enlaza sus teoras con otro poeta (Coleridge fue una de esas desdichadas personas sospecho que Donne era otra que, de no haber sido poetas, hubiera hecho algo con sus vidas), Gil de Biedma en seguida repara en el eco casi literal de un poema del mismo Eliot y, en una nota a pie de pgina, aduce su propia teora acerca del porqu de esa tendencia a la intratextualidad (algo que muchos crticos han apreciado en el mismo Gil de Biedma, quien era propenso a recrear su prosa o su habla particular en sus poemas): Donne, I suspect was such another Sin darse cuenta Eliot repite casi a la letra un verso suyo en Whispers of Immortality (Poems, 1920): Donne, I suppose, was such another. Seguramente la frase habr asomado innumerables veces a su conversacin llena siempre de incisos antes de tomar forma escrita. En l, como en todos los grandes poetas, hay una incesante interaccin entre habla, prosa y verso (Gil de Biedma, 1999: 103). Tanto la incesante interaccin entre habla, prosa y verso (una idea defendida tambin por Eliot en las pginas del mismo libro) como la intratextualidad son dos conceptos que la mayora de los crticos han apreciado en la obra de Jaime Gil de Biedma, y es una faceta de su obra que no slo comparta con su maestro angloamericano sino que identificaba en la obra de ste, fiel a su concepto de la importancia esttica de la prosa crtica y de su condicin de actuacin. Hay otro ejemplo llamativo de esta capacidad de cotejo perspicaz que evidencia un hondo conocimiento de la obra eliotiana en la traduccin del ya citado ensayo sobre Wordsworth y Coleridge cuando el poeta barcelons percibe una referencia a una Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 314 anmona marina y en seguida la enlaza con The Dry Salvages, el tercero de sus Cuatro Cuartetos, un libro que por entonces aseguraba saberse de memoria: He aqu una alusin a la anmona en The Dry Salvages, poema publicado unos aos ms tarde: El mar es tambin.../ los charcos en donde ofrece a nuestra curiosidad / las algas ms delicadas y las anmonas marinas Cito segn la traduccin de los Cuatro Cuartetos por Vicente Gaos, coleccin Adonais, nmeros LXXXVI-LXXVII, Madrid, 1951 (Gil de Biedma, 1999: 114). Gil de Biedma ofrece otra lectura intertextual e intratextual acerca de la obra de Eliot en la Conclusin de Funcin de la poesa y funcin de la crtica al destacar una cita shakespeariana (perlas son los fueron sus ojos) por parte del poeta angloamericano y realizar la siguiente puntualizacin: Those are pearls that were his eyes El verso de Shakespeare en La tempestad (acto segundo, escena tercera) constituye casi una obsesin para Eliot. Vase por ejemplo, La tierra balda (vv. 48 y 125) (Gil de Biedma, 1999: 186). Por ltimo, la traduccin gilbiedmana de 1955 tambin ofrece otro ejemplo de su lectura contrastiva entre la prosa y la poesa de Eliot en la Conclusin de su traduccin de Funcin de la poesa y funcin de la crtica al sugerir un paralelo entre las imgenes descritas por Eliot como ejemplos de la composicin de la vida sensitiva de un poeta (el canto de un pjaro, el salto de un pez, en un cierto instante y lugar, el aroma de una flor, una anciana en un camino de montaa alemn; seis rufianes que juegan a los naipes vistos a travs de una ventana abierta de noche, en una pequea estacin francesa de enlace ferroviario donde haba un molino) y el poema de Eliot titulado Viaje de los Reyes Magos: Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 315 Por ltimo, hacia el alba, alcanzamos un valle suave y hmedo ... / Con un arroyo y un molino que bata las sombras .../ luego llegamos a un fign: las hojas de una parra cubra el dintel./ En el umbral seis manos jugaban a los dados unas piezas de plata.../ No nos dieron razn y seguimos viaje T.S. Eliot: Viaje de los Reyes magos, traduccin de Dmaso Alonso, Vol. XXVI de la Coleccin Adonais. El poema ingls se public en 1932 (Gil de Biedma, 1999: 188). Frente a la tendencia ciertamente dogmtica de distinguir de forma rigurosa entre el Eliot modernista (el de La Tierra Balda, compaero de Pound y Joyce, que dejara de serlo en los aos treinta al abrazar la fe cristiana) y el Eliot conservador (el de los Cuatro Cuartetos, de la inmensa mayora de la prosa crtica como La idea de una sociedad cristiana y de las prcticas religiosas y las posturas polticas que espantaron a sus amigos modernistas), 241 Gil de Biedma se encarg de demostrar lo equivocada de esta lectura, al menos en lo que a los textos crticos se refera, dando muestras de un grado muy profundo de conocimiento de la obra de Eliot, a diferencia de los que preferan atenerse a los tpicos establecidos en torno a este asunto y que solan confundir a la figura pblica de Eliot con sus escritos. El propio poeta barcelons ya haba insistido en el peligro de caer en esta trampa, afirmando que la pgina escrita no nos refiere, obligatoriamente, al hombre que la ha escrito, y en el caso de Eliot, ya haba detectado cierta tendencia perezosa a proferir una reduccin simplista de su obra basada en conjeturas acerca de su trayectoria vital y no en la lectura de los textos, una tendencia que corresponda a lo que el propio Eliot haba llamado la haragana aficin a sustituir el estudio cuidadoso de los textos por la asimilacin de opiniones ajenas (Eliot, 1999: 49). As, al reivindicar lo que l vea como una de las grandes virtudes crticas (que no necesariamente personales) de Eliot, su personalidad coherente, nuestro poeta tambin insiste en la constancia de
241 Tras la conversin al cristianismo del poeta angloamericano, Virginia Woolf lleg a decir que Eliot tena menos credibilidad que un cadver. Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 316 esta mirada crtica, contradiciendo las percepciones ms extendidas en torno al poeta de Saint Louis: Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 317 Esa coherencia en los distintos rdenes de actividad intelectual se manifiesta tambin a lo largo de cada uno de ellos. All en 1917, poca en que l y sus amigos eran tenidos por unos revolucionarios ruidosos y maleducados, Eliot publicaba su primer ensayo importante, Reflections on vers libre; su lectura nos hace hoy pensar si el verdadero fermento revolucionario de la poesa y de la crtica de Eliot no consistira en una cordura poco frecuente; porque a este temprano trabajo pertenecen estas sensatas palabras: En arte no hay libertad. Lo que se llama verso libre, y que si es bueno es cualquier cosa menos libre, se defiende mejor bajo otra etiqueta (Gil de Biedma, 1999: 11). A continuacin, Gil de Biedma se refiere al conocido ensayo eliotiano Tradicin y talento individual, un trabajo que, segn el poeta barcelons, defiende una teora clsica del arte potica y que se ha convertido en un clsico de la crtica literaria inglesa (Gil de Biedma, 1999: 11-12). Dicho ensayo data del ao 1919, es decir, tres aos antes de la publicacin de La Tierra Balda y ya en plena poca de furor modernista y vanguardismo, lo cual constituye una refutacin de los prejuicios de los lectores menos atentos de Eliot, aquellos que obvian la trayectoria coherente de su prosa crtica. Ciertamente, hay mucho que objetar a la obra terico-crtica del autor de Funcin de la poesa y funcin de la crtica, pero una falta de coherencia en su trayectoria no figura entre sus posibles defectos. A muchos admiradores de la poesa de Eliot les ha disgustado profundamente su obra crtica y han intentado disimular ese disgusto (el caso de I.A. Richards) o establecer una distincin funcional y cmoda entre el Eliot modernista de antes de su conversin al cristianismo y el neopuritano que surgi despus. A nuestro juicio, no cabe hablar de una especie de autotraicin en esta obra, pues su tradicionalismo y su visin proteica de la literatura ya se podan observar en sus primeros ensayos. Precisamente, era la coherencia de los planteamientos tericos de Eliot uno de los elementos que ms seducan a nuestro poeta, pese a las distinciones arbitrarias Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 318 establecidas por la crtica ms superficial. A todos nos resulta peligrosamente fcil manejar determinados tpicos pero, como seal Gil de Biedma en su prlogo a la traduccin de Funcin de la poesa y funcin de la crtica, una de las grandes lecciones de Eliot se hallaba precisamente en la vocacin permanente de estar sometiendo a nueva prueba los valores ya demasiado a ciegas aceptados, una visin quizs excesivamente benvola del enfoque crtico del autor angloamericano pero, indudablemente, parte consustancial de la lectura de la obra terico-crtica de Eliot que mantuvo el poeta barcelons en su versin revisada de 1980, una versin que s ofreca otras rectificaciones o modificaciones significativas. En 1955, en su prlogo haba afirmado que El pensamiento de Eliot ha ganado en hondura y extensin ms apenas precis rectificar, detalle significativo en una persona de honestidad intelectual reconocida (Gil de Biedma, 1999: 12). En la versin revisada para la primera edicin de El pie de la letra, el elogio era ya ms tibio, sugiriendo que, aunque su valoracin de la poesa segua igual de apasionada, haba detectado ciertas incoherencias en la obra crtica del autor angloamericano, pues la referencia a una persona de honestidad intelectual reconocida ha desparecido por completo, aunque la valoracin gilbiedmana de la coherencia de la prosa de Eliot se ha mantenido sin fisuras. Como es sabido, al llevar a cabo en 1955 su traduccin espaola de la conocida obra crtica de Eliot, Funcin de la poesa y funcin de la crtica, Jaime Gil de Biedma se propona una labor que, a su juicio, vena a suplir la falta de conocimiento en Espaa de la obra terica del escritor angloamericano, a diferencia de su obra potica que ya llevaba varias dcadas en boga entre la inteligentzia espaola: Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 319 Conocido en todos los aspectos creadores de su obra, vertido a nuestra lengua y representado con xito, Thomas Stearns Eliot nos ofrece una vertiente menos familiar: su notable labor crtica (Gil de Biedma, 1999: 9). La traduccin de esta notable labor crtica no slo se justificaba por la magnitud artstica de su autor, sino que resultaba especialmente oportuna en aquel momento histrico dentro del mundillo de la poesa espaola. En 1955, el mismo ao de la aparicin de su traduccin de Funcin de la poesa y funcin de la crtica, Gil de Biedma ya haba publicado un artculo titulado Poesa y comunicacin en Cuadernos Hispanoamericanos, un texto que, segn Carme Riera, sera refundido en el prlogo que antecede a su traduccin (Riera, 2000: 39), y que ya haba destacado el extraordinario inters del pensamiento eliotiano en cuanto al marco terico de la polmica poesa - comunicacin o conocimiento. A juicio de Carme Riera, Poesa y Comunicacin, por ejemplo, texto fundacional de las ideas que sobre poesa tena por entonces Jaime Gil, nunca hubiera podido escribirse sin la lectura provechossima de Eliot (Riera, 2000: 39), y esas ideas pasaban por cuestionar la visin de la poesa como comunicacin que, a su juicio, estaba fuertemente arraigada en la literatura espaola por motivos histricos y debido a la labor potica y terica de algunas personas muy cercanas a su propio entorno: La idea de que el arte es comunicacin se remonta a los albores del Romanticismo, su extraordinaria fortuna en nuestro pas, a fecha ms reciente; en los tres ltimos lustros, gracias al magisterio potico de Vicente Aleixandre 242 y la obra terica de Carlos Bousoo, la identidad poesa- comunicacin ha tomado carta de naturaleza entre nosotros (Gil de Biedma, 1999: 19-20).
242 Gil de Biedma se cuida mucho de no extender sus crticas hacia su maestro y amigo Vicente Aleixandre, insistiendo en la particularidad de la postura del autor de El amor o la destruccin: Hay que hacer una salvedad inicial: en muchos casos, quien afirma que la poesa es comunicacin slo pretende afirmar que la poesa cumple primordialmente una funcin comunicativa; me parece que tal es el caso de Vicente Aleixandre: la poesa es, para l, comunicacin. Aleixandre habla como poeta y lector, y lo que dice es una verdad personal, no una verdad crtica (Gil de Biedma, 1999: 20). Resulta Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 320 As, pues, desde las primeras pginas de su prlogo, Gil de Biedma empez a dejar bien clara la relevancia del texto eliotiano respecto a las polmicas poticas que se fraguaban en la Espaa de los aos cincuenta, sugiriendo con una irona y una discrecin (el hbito discursivo del understatement, que viene a ser la atenuacin del entusiasmo o el exceso en el juicio, fue uno de los tics britnicos que ms hondo cal en el poeta barcelons) muy eliotianas que la lectura de este libro podra proporcionar un contraste muy valioso con las ideas imperantes por entonces en la poesa espaola: La obra crtica de Eliot, aparte de poseer verdadera importancia, nos procura un excelente contraste para las ideas acerca de la poesa y la crtica de la poesa vigentes hoy entre nosotros (Gil de Biedma, 1999:9-10). Con las matizaciones debidas, Gil de Biedma era muy consciente del hecho de que la obra terico-crtica de Eliot, aparte de poseer verdadera importancia, tambin resultaba ser una excelente arma arrojadiza contra el otro bando en esa polmica tan vigente por entonces, un bando cuyas posturas se podan resumir y personalizar en la figura de Carlos Bousoo. Como veremos a continuacin, en su diario de 1956, Gil de Biedma se burl sin compasin de las teoras de Bousoo que l rechazaba por etnocntricas y rigurosamente academicistas, y, en el prlogo de su traduccin, tampoco se resisti a lanzar algn que otro dardo al poeta y profesor, aunque naturalmente de forma ms discreta y menos hiriente:
interesante observar el esfuerzo por disculpar a Aleixandre, cayendo al final incluso en una de esas vaguedades que muchos crticos han sealado en la obra crtica de Eliot. Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 321 Por lo visto, no toda comunicacin a travs de meras palabras es poesa, a pesar de la afirmacin de Carlos Bousoo. Tiene que haber algo ms: Y ese algo ms no es otra cosa que la intencin formal, raz de todo poema (Gil de Biedma, 1999:26). 243 En su diario de 1956 no se recatara tanto en sus reproches a Bousoo, hablando de su inconfesable desinters por todo lo que no sea poesa espaola y asegurando que a Bousoo jams le ocurrir encontrar en la poesa de otras lenguas nada que no haya encontrado previamente en la espaola, que para l es la Poesa- por-Antonomasia. A continuacin, comenta con sorna el asombro de Bousoo ante el empleo por parte de Aleixandre de la matizacin psicolgica del personaje imaginado: Creo que podemos estar tranquilos: dentro de muy pocos aos, Bousoo descubrir la existencia del Prufrock, del Portrait of a lady, de la poesa de Laforgue, de la de Browning y de bastantes cosas ms [...] incluida la Teresa de Unamuno (Gil de Biedma, 1991:165). Asimismo, un poeta con una vocacin cosmopolita tan pronunciada como Jaime Gil de Biedma no poda desaprovechar la ocasin de reivindicar la oportunidad de la traduccin del texto de Eliot en aqul momento histrico y no slo de cara a una polmica efmera como la que se sostena por entonces en torno a la comunicacin y el conocimiento. La sensibilidad europesta del poeta angloamericano constituy uno de los mayores atractivos para el poeta de Moralidades, una faceta de su obra que tambin representaba el mejor aval posible ante la suspicacia que haban de despertar sus credenciales conservadores. Recordemos que, para nuestro poeta, Eliot es, antes que nada un europeo, un norteamericano que se nacionaliz ingls porque ser ingls era para l la nica forma posible de ser europeo, y su visin del conjunto de la literatura europea tambin haba hecho mella en la concepcin crtica del joven poeta barcelons, quien
243 Curiosamente, la referencia explcita a Carlos Bousoo haba desaparecido del texto que apareci en El pie de la letra Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 322 aprovechara para reivindicar el carcter esencialmente europeo de la literatura espaola, afirmando, como hemos visto ya, que a pesar de todas las peculiaridades de nuestro temperamento, nuestra historia y nuestro arte que a veces, un tanto imprudentemente, nos complacemos en exacerbar [...] a pesar de todas esas diferencias somos, antes que nada, europeos, y todo lo que hace referencia a una concreta tradicin literaria europea hace referencia a nuestra concreta tradicin. As, pues, en cuanto a su vocacin europesta, y no slo sus aficiones anglfilas, la lectura de Eliot fue decisiva en su apuesta por la abolicin de las aduanas poticas: El carcter concreto del tema la crtica y la poesa de una tradicin literaria extranjera- acaso haga dudar a algunos del inters que esta obra puede tener para el lector espaol. Cierto, las fronteras intelectuales de los pueblos europeos se han vuelto un tanto coriceas en los ltimos aos; creo, sin embargo, que Funcin de la poesa y funcin de la crtica resultar interesante incluso para quienes estn poco familiarizados con la historia y los problemas de la poesa inglesa (Gil de Biedma, 1999: 17-18). Creemos que, con su traduccin de Funcin de la poesa y funcin de la crtica, Gil de Biedma se propuso de alguna manera presentar un aspecto de la obra de Eliot que, a su juicio, era an desconocido para sus paisanos: su labor crtica. Aunque el poeta barcelons era consciente de la difusin de la obra potica y dramtica del autor de los Cuatro Cuartetos (sabemos que ya haba ledo la traduccin de Vicente Gaos, y en cuanto a la asimilacin potica de la obra de Eliot la referencia personal ms clara que tena en este sentido era Luis Cernuda), los textos crticos del escritor angloamericano no gozaban del mismo grado de conocimiento entre los lectores espaoles, y nuestro poeta se haba propuesto paliar esta deficiencia, atrado personalmente por lo que l vea como el inters intrnseco y puntual de esta obra e impulsado por su propio eliotismo literario que se haba acentuado desde su estancia en Oxford en 1953 y que hacia finales de la dcada de Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 323 los cincuenta estaba en su momento lgido. Sabemos, adems, que haba otros motivos que facilitaban la difusin de la obra de Eliot aparte de su inters en el debate en torno a la polmica poesa comunicacin-conocimiento de los aos cincuenta: el peso intelectual y potico del autor angloamericano, Premio Nobel en 1948 y laureado desde el mundo acadmico y editorial, y su inocua condicin poltica ante el rgimen franquista, pues no era ni haba sido nunca comunista ni se haba destacado por su defensa de la causa republicana como sus compaeros (y protegidos literarios) Spender, Macneice y, de manera muy notable, Auden, siendo ste ltimo adems el autor de un poema tan controvertido sobre la guerra civil espaola como fue Spain. Todos estos factores eran de dudoso atractivo para la progresa espaola, pero indudablemente allanaban el camino de la difusin de la obra de Eliot (una tarea realizada adems por personas aparentemente ms afines al nacionalcatolicismo como Dmaso Alonso y Jos Antonio Muoz Rojas) al no levantar su autor suspicacia poltica alguna. La tradicin literaria And what is there to conquer By strength and submission, has already been discovered Once or twice, or several times, by men whom one cannot hope To emulate but there is no competition- There is only the fight to recover what has been lost And found again and again: and now, under conditions That seem unpropitious. But perhaps neither gain nor loss. For us, there is only the trying. The rest is not our business. 244 T.S. Eliot, East Coker
244 Y lo que hay que conquistar / por fuerza o sumisin ha sido ya descubierto / una o varias veces por hombres con quienes no cabe / la emulacin pero no hay competencia- / slo la lucha por recobrar lo perdido / y encontrado y vuelto a perder una vez y otra y ahora en condiciones / que no parecen propicias. Ms quiz ni ganancia ni perdida. / para nosotros slo hay el intento. Lo dems no es cosa nuestra (La traduccin la ofrece el propio Jaime Gil de Biedma en su prlogo a la traduccin de Funcin de la poesa y funcin de la crtica). Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 324 Esta cita de East Coker fue reproducida ntegramente por Gil de Biedma en el prlogo de su traduccin de Funcin de la poesa y funcin de la crtica, y resulta clave para entender la concepcin de la tradicin literaria que propona Eliot tanto en su obra terico-crtica como en su poesa, as como su reproduccin textual por parte del autor barcelons nos puede ayudar a entender su propia visin eliotiana del pasado literario y su incidencia en el presente de cualquier creador. En estos versos del segundo de los Cuatro Cuartetos, se aprecia con claridad esa modestia deliberada de los objetivos literarios de Eliot, su conciencia de la naturaleza puramente quimrica de la originalidad suprema, la imposibilidad de la emulacin (aunque aqu s que la modestia es, a la fuerza, una cuestin de cortesa, pues al escribir este poema en 1940, Eliot gozaba de una reputacin literaria de gran resonancia y era considerado ya un clsico contemporneo) y de la necesidad imperiosa (la lucha, como dice el poeta angloamericano en estos versos, un trmino que repetira el poeta barcelons en su prlogo) de recuperar lo que est en peligro constante ser perdido u olvidado, 245 una empresa que quiz no conlleve ningn resultado definitivo, pero cuya verdadera importancia reside en nuestros esfuerzos por llevarla a cabo. Tal es la visin metaliteraria de un cuarteto de poemas que el joven Gil de Biedma lea con veneracin hasta sabrselos de memoria y tal sera la impronta terica que dejara en su propia obra crtica, aplicndose a hacer diversos actos de justicia literaria hacia figuras como Espronceda y Juan Gil-Albert, la poesa medieval o la tradicin crtica anglosajona de mayor o menor renombre en la Espaa de su tiempo.
245 En un ensayo de 1962, El ejemplo de Luis Cernuda, nuestro poeta realizara una defensa del valor permanente de la tradicin que postulaba Eliot: En una sociedad literaria como la espaola, en la que los libros, segn ha dicho en una ocasin Luis Cernuda, slo tienen -cuando la tienen- actualidad, en donde la incomprensin o la reputacin de una obra literaria pueden perdurar aos y aos, por la sencilla razn de que casi nadie relee, el centenario de un gran escritor del pasado, el oportuno homenaje a un poeta que vive, son una bendicin. Nos fuerzan, en efecto, a eso en que verdaderamente consiste la actividad de leer -lo otro es puro y simple informarse-: nos fuerzan a releer (Gil de Biedma, 1994: 63). Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 325 De la estima en que Gil de Biedma tena la obra terico-crtica de Eliot y de la hegemona que esta obra llegara a ejercer en su propio pensamiento, tambin nos da buena cuenta en el prlogo de 1955, en el cual, tras recordar las palabras que el poeta de los Cuatro Cuartetos haba dedicado a Matthew Arnold (de tiempo en tiempo, es deseable la aparicin de un crtico que emprenda una revisin de la literatura del pasado y establezca un nuevo orden de poetas y poemas) y afirmar que, efectivamente, ese puesto ya lo desempeaba el propio Eliot, el poeta de Moralidades manifiesta hasta qu altura elevaba la importancia crtica del poeta angloamericano, situndolo en la cima de la preceptiva tradicional inglesa junto a Johnson y Arnold y subrayando la importancia de su concepcin proteica de la literatura, una concepcin que comparta plenamente el barcelons: Acaso la misin ms urgente de la crtica literaria sea el rescate continuo, generacin tras generacin, de lo que por estar ya hecho amenaza perderse o, por lo menos, depreciarse; Eliot ha cumplido con ese deber de modo casi impecable (Gil de Biedma, 1999: 10). Si Gil de Biedma era capaz de considerar la defensa o la recuperacin de la tradicin como la misin ms urgente de la crtica literaria, es evidente hasta qu punto haba asumido con plena conviccin la visin eliotiana de la literatura como un continuo ajeno a las modas y las tendencias efmeras y del papel del crtico como guardin de esa tradicin, presto, si hiciera falta, a emplearse en el rescate de lo que est en peligro de ser menospreciado u olvidado. Las tesis conservadoras del Eliot de Funcin de la poesa y funcin de la crtica, aparentemente tan alejadas del modernismo literario que l mismo haba ayudado a instalar, fueron acogidas con entusiasmo por el joven Gil de Biedma, poco amigo del experimentalismo y de lo que l vea como la negatividad del surrealismo y las florituras excesivas del 27. Este
Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 326 conservadurismo literario extraa en un joven de veintisis aos, y el clasicismo que demuestra provena en gran medida de sus lecturas del Eliot crtico (por entonces, como sabemos por las propias referencias ofrecidas en la traduccin, Gil de Biedma haba ledo no slo Funcin de la poesa y funcin de la crtica, sino The Sacred Wood, For Lancelot Andrewes y el volumen de Selected Prose) y el poeta (los Cuatro Cuartetos, uno de sus libros de cabecera en aquellos aos, representa todo un monumento a la tradicin literaria frente al paso del tiempo de cada vida humana, su intento de aprehender el punto de interseccin de lo intemporal con el tiempo, 246 segn rezaba la cita del mismo poema que sera reproducido por el barcelons en su prlogo), lecturas que configuraron esa mirada crtica que tanto se pareca a la de su maestro angloamericano, de quien dijo en este prlogo: A lo largo de su labor nos ha mostrado adems cun profundamente el pasado nos configura y, a la vez, es configurado por nosotros, y como toda autntica revolucin en arte es histricamente justa. Nada de vanas nostalgias eruditas. El pasado no es un perdido paraso 247 al cual, sin excesiva conviccin, se suea con volver: nos interesa porque es presente; la entera tradicin literaria europea nos aparece como una sucesin y como un orden simultneo (como una norma de momentos intemporales, se dice en Little Gidding) (Gil de Biedma, 1999: 10). La cita que acabamos de reproducir nos permite observar el grado de identificacin del poeta barcelons con los postulados terico-crticos de Eliot y, adems, la forma en que la poesa de ste ltimo estaba ntimamente relacionada con el ideario de su propia obra crtica. Sin embargo, Gil de Biedma muestra su habitual perspicacia al querer distanciarse de cualquier tentativa de nostalgia literaria, una matizacin cuya fuerza se realza con una afirmacin de calculada ambigedad
246 La cita (But to apprehend/ the point of intersection of the timeless / with time ) procede de Las Dry Salvages. 247 Una alusin, quizs, al Paraso Perdido de Milton, autor citado varias veces por Eliot en este texto. Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 327 poltica (toda autntica revolucin en arte es histricamente justa) y su rechazo a las vanas nostalgias eruditas. A nuestro juicio, el poeta de Moralidades tena la conciencia de estar presentando en sociedad (o al menos la sociedad literaria de la Espaa de los aos 50) la obra terica de Eliot, relativamente desconocida en comparacin con su obra potica y dramtica, y, en consecuencia, tuvo cuidado en desmontar con antelacin cualquier posible insinuacin de caducidad en las ideas del poeta de La Tierra Balda y contextualizar el conservadurismo del hombre a diferencia de su obra. En el ambiente politizado en el que se mova este compaero de viaje, tan cercano al Partido Comunista Espaol, la introduccin de un notorio conservador como T.S. Eliot (quien a menudo ha sido tachado de filofascista y antisemita) tena que ser realizada con una gran dosis de justificacin previa y cierto tono de disculpa. Siguiendo la lnea de argumentacin que emplea nuestro poeta al defender la vigencia de la obra terica de Eliot, resulta muy llamativo que Gil de Biedma en seguida parezca sentir la necesidad de distinguir claramente entre la personalidad literaria de Eliot y su figura pblica (la pgina escrita no nos refiere, obligatoriamente, al hombre que la ha escrito), un asunto sobre el cual volvera con mucho ms detenimiento (y bastante menos reverencia) en su ensayo de 1984, Four Quartets. Gil de Biedma tena una visin muy clara de la tarea que de manera implcita se haba impuesto Eliot en la elaboracin de este libro, nada menos que la revisin del pasado del canon anglosajn y la ordenacin de su presente en lo que a la crtica y la poesa se refera, algo que haba logrado de forma notable a juicio de su traductor barcelons: De tiempo en tiempo se dice en uno de los captulos de esta obra, es deseable la aparicin de crtico que emprenda una revisin de la literatura del pasado y establezca un nuevo orden de poetas y poemas. Estas palabras ilustran perfectamente la empresa llevada a cabo por su Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 328 autor. Dentro de la historia de la literatura inglesa, el crtico Eliot, ingls por eleccin, ocupa ya un puesto semejante al de Johnson o al de Arnold (Gil de Biedma, 1999: 10). Tras efectuar un elogio tan encendido, Gil de Biedma insiste con la siguiente afirmacin tan extraordinaria como absolutamente sentida, lo cual nos da una idea del respeto que le mereca la labor crtica de Eliot y la importancia que le conceda, asegurando que el esquema apreciativo de todo lector actual de poesa inglesa es, en gran medida, obra suya. Entre los lectores actuales de poesa inglesa, es de suponer que se incluira a s mismo, una suposicin que la lectura de los textos crticos que ira produciendo a partir de estas fechas y un anlisis de su propio esquema apreciativo no vienen sino a confirmar. Para insistir en la vigencia de la obra de Eliot para sus contemporneos, Gil de Biedma no slo aduca su oportunidad respecto a la polmica comunicacin-conocimiento, sino que tambin resaltaba la creciente vala de esta obra crtica, no sujeta a los avatares de las modas literarias sino construida con una paciencia y una seriedad que avalaban su puesto en el epicentro de la literatura inglesa. Como no poda ser menos en un pragmtico tan conspicuo como Eliot, los objetivos de su trabajo pretendan ser claros y realistas y el propio Gil de Biedma (quien ya haba insistido en la modestia deliberada de la labor crtica del poeta de Saint Louis) percibi en seguida el valor extraordinario que tena este enfoque crtico para sus propios fines, una impresin reforzada por la fuerte afinidad artstica y hasta temperamental que senta con el poeta angloamericano. El autor de El pie de la letra era, al menos en sus textos publicados, un erudito que sola esconder muy bien sus lecturas y tambin senta cierta desconfianza hacia lo que l vea como la pirotecnia acadmica y, en este sentido, Eliot le proporcionaba una referencia fundamental de la crtica extrauniversitaria. A nuestro juicio, la raz de la antipata que el poeta barcelons senta por las teoras de Carlos Bousoo se Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 329 encontraba en cierta mana antiacadmica. 248 Pese a reconocer que Carlos es una persona encantadora y sus trabajos sobre poesa son de verdad interesantes, insiste el barcelons en que esos trabajos estn escritos en un tono de falsa modestia profesoral que me impacienta mucho (Gil de Biedma, 1991: 185). Hay que sealar que la falsa modestia era una postura que l mismo (y Eliot) adoptaba con suma facilidad (en el caso del autor angloamericano, I.A.Richards hablara de su ridcula falsa humildad que es pretenciosidad), junto a una irona anti-intelectualizante que con frecuencia esconda su verdadera erudicin, un anti-intelectualismo que siempre ha sido una actitud profundamente inglesa. 249 La inteligentzia inglesa suele ser reacia a declararse como tal, sabedora del recelo que el trmino suele despertar en la burguesa ms o menos ilustrada y el propio Gil de Biedma se haba referido (con una precisin terminolgica nada casual) a su admiracin por la burguesa intelectual inglesa cuyo pragmatismo y horror a la ideologa han sido diseccionados con gracia y lucidez por George Steiner: This land is blessed with a powerful mediocrity of mind. It has saved you from communism and it has saved you from fascism. In the end you dont care enough about ideas to suffer their consequences (en Paxman, 1998: 190). 250
248 En un ensayo sobre Luis Cernuda de 1977 titulado Como en s mismo, en fin, hablara de las aluviales inepcias de Torrente y Del Ro [...] la estupidez de tantos otros trabajadores de escalafn y nmina y precisara que si el nivel de la crtica literaria espaola era muy bajo, si la mayora abrumadora entre los hispanistas la compona un rebao de memos laboriosos, se trataba de insuficiencias con las que todos tenamos que pechar, no de una particular maldicin que fulminase a Cernuda (Gil de Biedma, 1994: 340). 249 En su diario de 1956, el poeta barcelons aseguraba que las razones son putas, si uno se fa. Admiro a los ingleses porque sabe ponerlas en su sitio, guardar las distancias: su conformismo entraa siempre alguna subversin. Los franceses son maestros en demoler razones pero es para abrazarse a las que les quedan con una intemperancia y una avaricia de rentiers. En cuanto a los espaoles, creemos absolutamente en todo lo que no creemos y en una porcin de cosas en las que no hemos pensado jams (Gil de Biedma, 1991: 161-162). 250 Esta tierra ha sido bendecida con una poderosa mediocridad mental. Os ha salvado del comunismo y os ha salvado del fascismo. Al fin y al cabo, no os importan lo suficientemente las ideas como para sufrir sus consecuencias. Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 330 En su recelo de la academia y de la crtica profesional, Gil de Biedma se acercaba conscientemente a la postura de Eliot, aunque en honor a la verdad, habra que sealar que la figura del poeta de Saint Louis era cualquier cosa menos anti- establishment, y ya por los aos cincuenta ejerca una tutela literaria enorme sin la menor necesidad de ostentar una ctedra. Sin embargo, la coherencia y la modestia deliberada del enfoque crtico de Eliot no dejaban de suscitar el entusiasmo del poeta barcelons, quien no dudaba en afirmar que ste ltimo: se propone, antes que descubrir la esencia ltima de lo potico si es que existe -, hallar orientacin para quienes, como l, escriben y leen poemas. Al examinar la historia de la poesa y de la crtica de poesa no cae en la embriagadora tentacin de pronunciar excomuniones y conceder salvoconductos (Gil de Biedma, 1999: 16). Cuestionar el canon El rescate continuo, generacin tras generacin, de lo que por estar ya hecho amenaza perderse o, por lo menos, despreciarse [...] sometiendo a nueva prueba los valores ya demasiado a ciegas aceptados. Jaime Gil de Biedma, 1999: 19 Gil de Biedma tena una clara conciencia de estar reaccionado contra lo que consideraba la excesiva influencia de sus antecesores ms cercanos, la Generacin del 27 (en un ensayo de 1962 titulado El ejemplo de Luis Cernuda, hablara de la poesa de los del 27, contra la cual ahora empezamos a reaccionar conscientemente), sobre todo en cuanto a lo que consideraba el escaso inters de su prosa y los excesos de algunos de sus poetas como Emilio Prados. En un ensayo llamado Luis Cernuda y la expresin potica en prosa, el autor barcelons reconoca de antemano que se refera en primer lugar al tpico acerca de esta generacin (segn la imagen convencional, la generacin del veintisiete es una Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 331 generacin de grandes poetas a quienes acompaa un solitario ensayista divagador, y tambin gran poeta a sus horas, Jos Bergamn) pero aun as su juicio al respecto fue fulminante, evidenciando que a veces su afilada irona (y su sorna hacia la crtica acadmica) poda ms que su afn de mesura: Lo cierto es que la creacin en prosa de los escritores aparecidos en los aos veinte, salvo contadas excepciones que datan casi todas de los aos siguientes a la guerra civil, no parece que haya de ocupar ante la posteridad un lugar muy distinguido. En el mejor de los casos, y como sucede a tantas reliquias de nuestra literatura, disfrutar de una alguna retrada eminencia debidamente frecuentada por la crtica acadmica y escasamente atendida por los aficionados lectores. Si pocas veces se ha escrito en castellano con tanta voluntad de arte, pocas veces el resultado tuvo tan poco inters (Gil de Biedma, 1994: 327). En su ensayo titulado La imitacin como mediacin, o de mi Edad Media, Gil de Biedma nos da una muestra inequvoca de la intensidad con la que haba asimilado los postulados eliotianos acerca de la tradicin literaria y su valor permanente en la creacin y la crtica literarias, postulados que comparta con su amigo Gabriel Ferrater, cuya estela eliotista cita con aprobacin: Para llegar ser a contemporneos de nosotros mismos es necesario ensearse a analizar crticamente la inmediata tradicin en que nos hemos formado y es necesario emanciparse mediante la formulacin de los supuestos estticos fundamentales de la poesa que intentamos hacer, que no son exactamente los mismos en que se fundaba aqulla. Emanciparse hasta cierto punto, puesto que, segn observaba Gabriel Ferrater, la necesidad de innovar autnticamente obliga al escritor a no innovar demasiado y a ligarse a los modelos y a los escritores con respecto a los cuales pretende innovar; en tanto que se opone a ellos, depende de ellos. Por eso, remontarse en el pasado ms all de la tradicin inmediata- es quizs el medio ms sutil y eficaz para innovar (Gil de Biedma, 1994:271). Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 332 Esta innovacin basada en la tradicin era lo que Gil de Biedma llamara aliarse con los abuelos en contra de los padres, una alianza que en su caso tambin contara con algn que otro pariente extranjero que le pudiera ayudar en su tarea, siendo T.S. Eliot el ms destacado entre ellos. En su prlogo a Funcin de la poesa y funcin de la crtica, el poeta barcelons identificaba una relacin entre la reaccin que pretendan llevar a cabo los de su promocin potica contra sus antecesores poticos (recordemos su juicio acerca de la poesa de la generacin del 27, contra la cual ahora empezamos a reaccionar conscientemente) y la que fue protagonizada por Pound, Hulme y el propio Eliot hacia el tardoromanticismo de sus predecesores ms inmediatos, los llamados Georgian Poets, 251 quienes haban llevado el Romanticismo ingls a lo que nuestro poeta llam un callejn sin salida: La obra de Eliot igual que la de otros contemporneos suyos-naci en parte como un escape del callejn sin salida en que los Georgian Poets, ltima encarnacin del impulso romntico, haban metido a la tradicin potica inglesa. Esta reaccin adopt en principio o, mejor dicho, se vio forzada a adoptar-un modo pragmtico: el imaginismo. Pero Hulme, Pound o Eliot se proponan sobre todo afirmar lo que la poesa tiene de arte frente a lo que en ella puede haber de confidencia sentimental (Gil de Biedma, 1999: 12). Gil de Biedma tena una opinin muy clara acerca de la sntesis entre la obra terico-crtica de Eliot y su poesa, una sntesis que l atribua a la coherencia del pensamiento eliotiano y que perciba desde los inicios de esa actividad potica con la publicacin de Prufrock y otras observaciones en 1917, slo dos aos antes de la aparicin de lo que el poeta barcelons seala con acierto como el primer ensayo
251 Georgian Poetry fue el nombre dado a una serie de cinco volmenes de poesa inglesa que fueron publicados entre 1912 y 1922. Fueron numerosos los poetas incluidos en estos volmenes, entre ellos Rupert Brooke, D.H Lawrence, Robert Graves y Siegfried Sassoon. La presencia en estas publicaciones de otros autores de marcado acento tradicionalista hizo que el trmino adquiriera pronto un tono ciertamente despectivo y algunos de los miembros ms destacados del grupo acabaron por distanciarse de l. Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 333 importante del escritor angloamericano Reflexiones sobre el vers libre. A juicio de nuestro poeta, lejos de representar una contradiccin con el supuesto conservadurismo de su obra terica, los primeros poemas eliotianos son incluso dilucidados por esa obra: Hoy, al cabo del tiempo, es fcil advertir que las Reflections on vers libre aclaran, y no contradicen los poemas de Prufrock and other observations, publicados el mismo ao. Es el arranque. A partir de ese momento, teora y prctica, crtica y poesa, avanzan de consuno y despiertan una atencin y ejercen una influencia siempre creciente (Gil de Biedma, 1999: 12). Como se puede comprobar a partir del prlogo de 1955, el poeta de los Cuatro Cuartetos le haba ofrecido a Gil de Biedma un modelo a seguir no slo en cuanto a sus versos, sino en la propia vocacin de crtico que posea el autor cataln, proporcionndole el espejo en el que mirarse en una tarea crtica que se propona desde la postura eliotista de practicante del arte potica y gustador de poemas, intentando aplicar la mesura y el sentido comn que predicaba el poeta angloamericano, aunque en el caso de Eliot lo que se predicaba no siempre era lo que se practicaba, como tendremos ocasin de ver ms adelante, y la exaltacin del sentido comn por parte de ambos nos remite al famoso juicio de Descartes quien aseguraba que el sentido comn era la cualidad que con ms justicia est repartida por el mundo ya que todos creen poseer mucho y nadie cree necesitar ms. Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 334 El estilo eliotiano Eliot es un gran poeta y un gran escritor, su prosa la precisin misma: toda palabra cuenta: Y tras la palabra escrita se transparenta siempre, dndole viveza, la palabra hablada, el modo de entonar y acentuar, el tono ligeramente ms bajo que en el dilogo se marca uno de esos incisos, tan frecuentes en esta prosa escrupulosa, que parecen reflejar los rodeos del pensamiento hasta llegar a la formulacin exacta, una vez hechas todas las salvedades y habida cuenta de cada posible excepcin. Jaime Gil de Biedma, 1999: 28-29 La consecuencia ms clara de la profunda asimilacin de la obra critica de Eliot por parte de Gil de Biedma es la adopcin de lo que se puede denominar un estilo eliotiano, 252 un enfoque crtico que se caracterizaba en primer trmino por la valoracin del sentido comn, la mesura y una visin muy cercana a la eliotiana de la tradicin europea y de su importancia para la literatura contempornea. Ambos poetas demuestran un claro placer en llevar la contraria, en defender lo que est pasado de moda o incluso olvidado y reivindicar su importancia a contracorriente. En el caso de Eliot, esta aficin de iconoclasta a la inversa se demuestra de forma notable en sus ensayos sobre los poetas metafsicos y su defensa de algunas de las figuras menores de las letras inglesas frente a lo que vea como el histrionismo de Byron y Shelley y la injusticia del hecho de que su desmedida notoriedad literaria se hubiera conseguido en buena medida por razones ms biogrficas que poticas, sobre todo en el caso de ste ltimo de quien dira que el inters biogrfico que siempre ha suscitado hace casi imposible leer la obra sin recordar al hombre: enftico, pedante, egocntrico, a veces casi un sinvergenza (Eliot 1999:125). El poeta barcelons, por su parte, no dudara en aplicarse a recuperar el prestigio de una figura como
252 Al concluir su prlogo de 1956, nuestro poeta afirmara acerca de la prosa eliotiana que el estilo jams se hace pesado, y en algn momento, al enfrentarse con alguna cuestin demasiado seria, algo como una irnica humildad nos hace sonrer (Gil de Biedma, 1999: 29). Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 335 Espronceda, a quien consideraba un poeta injustamente marginado por las modas literarias espaolas: Nunca, ni siquiera en los aos en que menos se le ha estimado, han dejado de reconocerse en Espronceda ciertas cualidades[...] Guste o no guste -y acaso ir gustando ms segn pierdan vigencia los supuestos estticos que, de modo ms o menos explcito, han informado la poesa y la crtica de poesa espaolas durante los ltimos cuarenta aos-, Espronceda es en nuestra lengua el primer poeta moderno (Gil de Biedma, 1994: 297-298). Asimismo, tanto Eliot como Gil de Biedma demostraron escaso inters por las nuevas tendencias de la teora literaria, en parte por razones cronolgicas en el caso del poeta angloamericano (aunque los formalistas rusos ya haban empezado a publicar sus primeros estudios en los aos veinte, tuvieron una escasa incidencia en los estudios literarios de Inglaterra, anclados en la tradicin, como hemos sealado en nuestro captulo anterior, hasta bien entrada la dcada de los sesenta) y estas corrientes innovadoras dejaron por completo indiferente al poeta angloamericano, quien sola aludir a su ignorancia y su incapacidad para comprender la crtica sociolgica o psicolgica. Por razones de temperamento y gusto en el caso de ambos poetas, tanto su valoracin de la tradicin como su escepticismo ante posturas doctrinarias o radicales, fueron consecuencia en parte de cierto anti-intelectualismo profundamente ingls que hemos sealado antes y que les alej de cualquier tentativa de asimilar las ideas de la nueva crtica, y el hecho de considerarse crticos extraacadmicos tambin incidira en su distancia respecto a las nuevas teoras de la literatura. En los dos escritores, se produjo, si no un rechazo, al menos una cierta desconfianza hacia lo que vean como las maneras profesorales de otros crticos, personificados en las figuras de Carlos Bousoo y I.A. Richards respectivamente. En Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 336 el caso de Eliot, esta actitud le llev a afirmar (con una muestra de ingenuidad algo forzada) que no entenda la lectura de su obra que haca el crtico ingls: 253 Cuando Richards asegura que en La tierra balda se da una completa separacin entre poesa y creencias, cualesquiera que stas sean, no estoy ms capacitado que otro lector para negarlo (Eliot, 1999: 170). En el caso de Gil de Biedma, la ausencia de referencias a las nuevas teoras literarias no se puede explicar por razones meramente cronolgicas. En un ensayo de 1985, La imitacin como mediacin, o de mi Edad Media, obvi cualquier referencia a la intertextualidad al referirse a este aspecto de sus poemas, aunque es difcil imaginar que era ajeno por completo al trmino que llevaba en boga literaria varios aos desde la aparicin en 1967 del conocido artculo de Julia Kristeva. De hecho, emple una y otra vez el vocablo imitacin (un trmino que, a su vez, haba defendido el propio Eliot) para referirse a la vertiente intertextual de su propia obra, sugiriendo unas ganas ligeramente provocativas de demostrar su preferencia por la terminologa ms antigua y huir de las presuntas modas crticas para hablar de su obra. A nuestro juicio, el escaso inters que Gil de Biedma senta por las nuevas teoras literarias (aunque no as por muchos tericos, puesto que a menudo no dudaba en elogiar algunos fillogos cercanos a su forma de entender la literatura como Jos Mara Castellet o Francisco Rico, por ejemplo, y, por supuesto, los crticos pertenecientes a la tradicin anglosajona que tanto le interesaba, desde Coleridge hasta Langbaum) se puede explicar en parte por la asimilacin de la obra crtica de
253 Sin embargo, Eliot tambin hablara en trminos muy elogiosos de la obra crtica del autor de Science and Poetry, asegurando en Funcin de la poesa y funcin de la crtica: I.A. Richards, que conoce mejor que nadie el instrumental que un crtico cientfico precisa, nos dice que se requiere un conocimiento apasionado de la poesa y una aptitud para el anlisis desapasionado (Eliot, 1999: 45). Para un estudio mucho ms detallado de la dialctica crtica entre Richards y Eliot, vase Constable, 1990b. Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 337 Eliot y sus concomitantes doctrinas de sentido comn y desconfianza hacia las supuestas modas pasajeras, una postura que inevitablemente se traduce a veces en una desconfianza hacia lo nuevo. En un anlisis magistral del estilo ensaystico del poeta angloamericano y sus defectos sutilmente engaosos, su bigrafo Peter Ackroyd seala las caractersticas principales de la prosa crtica de Eliot y la forma en la que a menudo esta prosa consigue deslumbrar antes que convencer: He characteristically begins with a judgement that is to say, his perceptions seem instinctively to take that form and then casts around for evidence which might support it. But where the assertions of judgement seem magisterial and final, the actual process of justifying, or elaborating upon, them is often vague or inconsistent. Critics have often noticed how often, and with what ease, he will contradict himself, even in such key matters as the nature of belief or poetic personality. His tone of certainty and assurance, however, carries him over these difficulties he exhibits a kind of wilfulness, an extraordinary faith in his own perceptions and judgements which he does not feel it necessary properly to justify. There is, of course, also an element of subtle bluff as he had once confessed to Richard Aldington he has a habit of making recondite references which are meant to impress rather than to inform. For these essays are in a way performances-Eliot is contemplating himself playing the role of critic, and there is a tone of oblique irony evident in many of them. They are, as it were, dramatic monologues, dramatic monologues no less rigorously worked up than his poetry (Ackroyd, 1984: 106). 254 A nuestro juicio, el autor de Moralidades tambin sola incurrir en las mismas inconsistencias en su prosa crtica, una labor en la cual primaba ms la calidad
254 Habitualmente empieza con un juicio de valor -es decir, sus percepciones parecen tomar esa forma instintivamente- y luego empieza a buscar evidencia que pueda apoyarlo. Pero mientras que las sentencias parecen magistrales y definitivas, el proceso de justificarlas o desarrollarlas es a menudo vago o incoherente. Los crticos han notado con qu frecuencia y con qu facilidad se contradice a s mismo, incluso en asuntos tan importantes como la naturaleza de las creencias o la identidad potica. Su tono de conviccin y seguridad le permite sobreponerse a estas dificultades- exhibe una especie de testarudez, una fe extraordinaria en sus propios percepciones y juicios que no siente la necesidad de justificar. Hay tambin un elemento de farol sutil, como confes una vez a Richard Aldington -tiene la costumbre de hacer referencias recnditas que sirven para impresionar ms que para informar. Estos ensayos son de algn modo actuaciones -Eliot se est contemplando a s mismo Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 338 esttica que la coherencia discursiva, como l mismo estaba dispuesto a reconocer en la Nota Preliminar a su El pie de la letra, asegurando sin complejos que ante la pgina por hacer, siempre he vigilado menos el hilo de la idea que el trabajo de las palabras (Gil de Biedma, 1994: 12). Esta confesin nos confirma la sensacin de efectismo que a menudo desprende la obra crtica de Jaime Gil de Biedma, la hegemona de la calidad de la prosa sobre el rigor de las ideas, la supremaca de la brillantez irnica en el juicio subjetivo sobre el desarrollo minucioso de un discurso lgico y coherente. Al igual que su admirado Eliot, el poeta barcelons se defenda mejor en el terreno del anlisis de un escritor en concreto en vez de la teora en general. Tal vez por su conciencia de sus propias limitaciones crticas, rara vez se adentraba expresamente en los terrenos de la metateora literaria, sino que procuraba aportar (con una modestia muy estudiada y tan deliberada como la del autor de los Cuatro Cuartetos) su personal lectura de poeta de los textos y los autores elegidos: Incluso en el mejor de los casos, los poetas metidos a crticos de poesa nunca resultamos del todo convincentes, aunque a veces s muy estimulantes, precisamente porque estamos hablando en secreto de nosotros mismos (Gil de Biedma, 1994: 12). Por otra parte, creemos que el poeta barcelons tambin consideraba sus ensayos como una forma de actuacin, como una manifestacin artstica ms, una de las limitaciones de su prosa crtica que haba sealado en la Nota Preliminar y que asuma con plena conciencia e incluso con absoluta conviccin: En cuanto a la segunda limitacin, no la siento como tal porque no me siento en absoluto a disgusto con ella; al contrario, estoy de acuerdo. Consiste en haber credo, y en seguir creyendo que la crtica literaria no es sino una variedad del arte de escribir y que el efecto esttico es tan principal en ella como en cualquier otro gnero de literatura (Gil de Biedma, 1994:12).
haciendo el papel de crtico y hay un tono de irona oblicua en muchos de ellos. Son, digamos, Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 339 La consideracin esttica, francamente efectista a veces, era a su vez una de las principales seas de identidad comunes a la prosa crtica de Gil de Biedma y la de Eliot, pero tambin su primaca a veces representaba uno de sus principales defectos, por muchos que ambos poetas insistieran en sealar las limitaciones de su obra crtica tanto en sus planteamientos formales como en su realizacin Eliot resumira estas limitaciones en un acto de autocrtica de una lucidez extraordinaria: me doy perfecta cuenta de la limitacin de mi perspectiva, que no intento excusar, de mi inaptitud para el razonamiento abstracto, as como de flaquezas menos excusables. Carezco de teora general propia (Eliot 1999: 183). La disculpa justificatoria, repetida con frecuencia por ambos, de ser meros practicantes del arte potica y gustadores de poemas y no crticos profesionales 255 adecuadamente preparados sirvi para intentar mitigar las deficiencias de una obra crtica que permita la introduccin habitual de prejuicios personales y generalizaciones no corroboradas 256 con el pretexto de la sinceridad de la visin personal y la reiterada disculpa preliminar de la modestia de los propios propuestos. Es una estratagema que funcion muy bien para ambos escritores y, en el caso de Gil de Biedma, creemos que la influencia estilstica ms importante en la gnesis de este recurso se encuentra precisamente en los textos de T.S. Eliot, textos que el poeta barcelons haba ledo con suma aprobacin y, como se pudo apreciar despus, con no poca fruicin.
monlogos dramticos, monlogos dramticos no menos elaborados que los de su poesa. 255 El poeta barcelons sola aludir a su propia ignorancia acerca de las fechas o los lugares de publicacin de muchos de sus escritos, ofreciendo as un tono de aficionado a su prosa que, a nuestro juicio, no era ni casual ni inconsciente. 256 Como hemos visto anteriormente, Eliot era sumamente capaz de percibir estos defectos en la obra de los dems (y a reconocerlos en su propia obra si los sealaban otros), diciendo de cierta idea de Coleridge: La ltima frase-Milton tena una gran imaginacin, Cowley mucha fantasa-es suficiente para hacernos sospechar, ya que se apoya en una argumentacin especiosa: se traza una distincin, se escogen dos autores que la ilustren satisfactoriamente y se ignoran los ejemplos negativos o los casos difciles. Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 340 En justicia, hay que sealar que tanto Gil de Biedma como Eliot solan criticarse a s mismos y estaban dispuestos a reconocer e incluso a resaltar los defectos de su prosa crtica. En el caso del autor de Funcin de la poesa y funcin de la crtica, algunas de las anotaciones a sus propios textos son muy corrosivas y su capacidad de autocrtica era muy notable. En uno de los casos ms singulares de la historia literaria, Eliot escribi una carta al New English Weekly en la cual, tras darle la razn a Ezra Pound por sus crticas en una resea de Funcin de la poesa y funcin de la crtica, el poeta de los Cuatro Cuartetos procedi a atacar su propio libro, acusndolo de ignorancia, imprecisin y de revelar las prisas de su composicin. Tambin dijo que haba sobrevalorado a Dryden, no haba comprendido a Coleridge y que su ensayo sobre Arnold era superfluo ya que tard ocho horas en no llegar a ninguna conclusin (Ackroyd, 1986:196). Aunque el recurso al autodesprecio no siempre resulta tan inocente o tan sincero como puede parecer a primera vista (insistimos en nuestra creencia de que en ambos autores tal recurso funciona como una suerte de estrategia discursiva al fundamentar su perspectiva crtica de lector aficionado sin excesiva sofisticacin terica o erudita, y, por lo tanto, crtico objetivo, sincero y digno de la confianza del lector), los dos demostraron un alto grado de autoconciencia en indicar los autnticos defectos de su propia obra crtica y, por supuesto, los mayores logros de esa obra, que en ambos poetas resida en su lectura perspicaz e iluminadora de la obra de otros poetas ms que en conjeturas tericas o generalizadoras acerca de fenmenos literarios de mayor extensin. Como ha sealado, Peter Ackroyd: praise at his critical acumen in the examination of individual authors was mixed with scorn or bafflement at the general principles he espoused. Eliot was perceptive enough about his own work Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 341 to share this attitude in part; he realized, for example, that his essays on individual poets would probably be of more lasting worth than his more generalised pieces (Ackroyd, 1984: 237). 257 Por otra parte, Gil de Biedma tambin se diverta mucho con una postura muy eliotiana, la de adoptar un toque de irona conservadora ante la crtica ms radical y fingir cierta ignorancia acerca de su propia obra o la posible complejidad de la de otros. A nuestro juicio, tal postura fue una de las consecuencias ms exageradas y menos deseables de la exaltacin de la doctrina del sentido comn, consistente con su bsqueda de una poesa tan comprensible como una carta comercial y nada oscura (en consonancia con el realismo crtico que postulaba Castellet) y su desconfianza anglfila hacia las posturas intelectualizantes. En su prlogo a Funcin de la poesa y funcin de la crtica, el poeta barcelons cita con aprobacin la sorna con la que Eliot se despach a gust con un crtico de The Times Literary Supplement (la mejor, ms respetable y ms respetada de nuestras publicaciones literarias, como sealaba el poeta angloamericano, como para insistir en el despropsito que nos estaba refiriendo) quien le haba acusado de haberse detenido en su marcha vanguardista al haber elegido el camino ms conservador, al menos en trminos ideolgicos. Pese a la simpata que la postura del poeta angloamericano le inspiraba al autor barcelons, cuando pensamos que dicho crtico se refera a la coleccin de ensayos titulada For Lancelot Andrewes y, en particular, su conocida declaracin de su autor como clsico en literatura, monrquico en poltica y anglocatlico en religin, la acusacin de conservadurismo era plenamente justificable, aunque la propia obra de Eliot no siempre recreaba esos esquemas tan reaccionarios, como nuestro poeta se haba
257 Elogios de sus aciertos crticos en el anlisis de autores especficos se mezclaron con desprecio o confusin acerca de los principios generales que postulaba. Eliot tena una perspicacia suficiente sobre su propia obra para compartir esta actitud en parte; se dio cuenta, por ejemplo, que sus ensayos sobre poetas especficos tendran ms valor duradero que sus piezas ms generalizadas. Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 342 encargado de sealar en su prlogo, destacando la coherencia de sus ideas y la simbiosis existente entre su obra crtica y su poesa. En esta identificacin con el Eliot provocador de la inteligentzia progresista, es posible discernir cierto ramalazo de seorito bon vivant en la postura de Gil de Biedma, la aficin del poeta exquisito a provocar a los artesanos de la crtica ms radical y politizada, consecuencia de lo que en otro apartado de este trabajo hemos denominado su propensin a pater la bohemia. Sobre todo a partir de los aos sesenta, se detecta una sensacin creciente de desencanto poltico que invada sus textos crticos como el artculo titulado Carta de Espaa (O todo era Nochevieja en nuestra literatura al comenzar 1965), un texto que refleja su falta de fe en cualquier utopa poltica o incluso en un cambio radical en la vida poltica espaola. Una y otra vez el poeta del medio siglo insiste en justificar el conservadurismo del escritor angloamericano al atribuirlo a su creencia en el valor permanente de la tradicin, pero es patente la incomodidad que senta el joven intelectual espaol de 1955 ante la evidencia de la personalidad reaccionaria del autor de uno de los textos poticos ms vanguardistas del siglo veinte, como se desprende de su insistencia en distinguir claramente entre el enorme inters que l perciba en la obra de Eliot y la figura pblica del mismo: Por lo que respecta al proceso espiritual del hombre Eliot, que aqu nos interesa menos (Gil de Biedma, 1999: 14). La presentacin en sociedad de Eliot y su obra terica a veces pareca obligar a nuestro poeta a caminar por una especie de cuerda floja ante las expectativas politizadas de quienes eran previsiblemente los lectores de su traduccin y de ese texto introductorio a cargo del poeta barcelons que es mitad prlogo, mitad justificacin, en el cual percibimos su ansiedad por despersonalizar la obra del poeta angloamericano, recordando que la emocin del arte es impersonal, ha dicho muchas veces Eliot (Gil de Biedma, 1999: 25). Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 343 Otro elemento esencial del estilo eliotiano que Gil de Biedma deca admirar profundamente y segn l era una de las caractersticas ms reconocidas del hombre era la honestidad intelectual (recordemos su referencia en el citado prlogo a Eliot como un hombre de reconocida honestidad intelectual, referencia que haba desparecido de la versin revisada que public en 1980), una consecuencia de la coherencia que la obra terico-crtica del escritor angloamericano posea a juicio del poeta barcelons. En este sentido, sin compartir en absoluto las convicciones religiosas de su maestro, admiraba el esfuerzo de ste por no dejar que esas creencias ejercieran una influencia dogmtica sobre su obra crtica, manteniendo as lo que el autor de El pie de la letra denomina una lucha por mantener la objetividad intelectual: Sus convicciones religiosas le imponen adems cierto didactismo contra el cual el escritor ha luchado con supremo tacto y casi siempre con xito (Gil de Biedma, 1999: 15). 258 Como hemos sealado con anterioridad, una de las constantes del enfoque crtico de Eliot que sera asimilada por Gil de Biedma es la adopcin consciente de la postura del lector, 259 propagando una modestia deliberada que a veces le impulsa a fingir cierta ingenuidad o sorpresa ante interpretaciones que le desagraden. Esta postura conlleva implcitamente el rechazo a la postura clsica del crtico frente al autor y como intermediario entre ste y el lector. Al igual que en el caso de su poesa, la prosa crtica del poeta barcelons presupona la adopcin de un papel, la representacin de un personaje que no corresponda del todo con el bagaje cultural
258 En la versin revisada de 1980, este comentario se haba convertido en cierto didacticismo contra el cual el escritor ha luchado con mucho tacto y a menudo con xito (Gil de Biedma., 1994: 21). Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 344 del individuo detrs de la mscara. Segn el poeta barcelons, la mirada crtica de Eliot fue configurada por la modesta deliberada que aportaba a sus estudios de la literatura, imponindose una restriccin (Gil de Biedma se refiere en su prlogo a una triple restriccin que entraa esa modestia deliberada, sin especificar ms de dos de estas restricciones que Eliot sola imponerse a la hora de abordar sus estudios crticos: la brevedad y la concrecin del tema en cuestin) que condicionaba en todo momento estos estudios y evitaba la tentacin a perderse en la bsqueda metapotica de la esencia de la poesa. A nuestro juicio, Gil de Biedma, a pesar de su no desdeable preparacin literaria y terica, a veces obviaba las contradicciones internas de la crtica eliotiana, y cuando dice que Eliot no cae en la embriagadora tentacin de pronunciar excomuniones y conceder salvoconductos, 260 no es estrictamente cierto, pues Eliot s que se dedicaba a fulminar a autores como Addison (a quien llam un conspicuo ejemplo de mediocridad embarazosa) o Shelley (en el caso de ste por su inmadurez y sus ideas repelentes) con argumentos extremadamente subjetivos, aunque como su discpulo barcelons, tena el mrito de demostrar la sinceridad necesaria para reconocer la antipata que senta antes de pegar la pualada correspondiente. Naturalmente, ningn escritor est por encima del bien y del mal y en la exaltacin de la mesura de Eliot, al poeta barcelons se le va la mano con frecuencia. As, sus opiniones dursimas sobre Juan Ramn Jimnez se asemejan llamativamente en su virulencia subjetiva a lo que aseguraba que estaba ausente en la obra crtica del poeta angloamericano, ya que demuestran unas ganas enormes de excomulgar
259 Como sealaba nuestro poeta en su diario de 1956: Poesa. No s si ser el mo un caso particular, pero la imagen que esa palabra inmediatamente me evoca no es la de un hombre escribiendo un poema sino la de un hombre-yo- leyendo un poema [...] Desde ese punto de vista, poesa es el poema en tanto que asumido en la lectura. Como dice Eliot, lo que el poeta experimenta no es la poesa, sino el material potico (Gil de Biedma, 1991:186). Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 345 literariamente al poeta de Moguer, permitiendo que sus prejuicios personales acerca de dicha figura impregnen por completo su juicio sobre su obra. As, por ejemplo, en J.R.J.: Notas a un centenario, en un tono que recuerda el que adopt Eliot para hablar de Shelley, 261 Gil de Biedma insiste en vincular su juicio literario sobre el autor de La estacin total que hemos reproducido con anterioridad (un juicio, por otra parte, absolutamente razonada y justificable en un ensayo de crtica literaria) y su psimo concepto subjetivo del ser humano: A una excepcional capacidad para sentirse a s mismo, J.R.J. una una excepcional incapacidad para verse, en relacin con los dems y en relacin consigo mismo. Quiz por ello, en la vileza instintiva de sus arremetidas contra otros poetas -Machado, Salinas, Guilln, Lorca, Aleixandre y Neruda- nunca le embaraz el pudor de disimular lo que en l haba de pelendrn, de mezquino y malicioso seorito de casino de pueblo de Huelva (Gil de Biedma, 1994: 255). A nuestro juicio, en la obra ensaystica de Gil de Biedma se aprecia a menudo cierta contradiccin interna, como en el caso de unas afirmaciones pertenecientes al prlogo de Funcin de la poesa y funcin de la poesa que pretendan insistir en la necesidad de una crtica impersonalista y objetiva cuyos criterios apreciativos eludieran en todo lo posible el terreno personalizador. Resulta difcil reconciliar estas declaraciones con el estilo corrosivo y francamente personal del poeta barcelons y su empeo habitual en calificar su obra crtica de un mero cmulo de impresiones personales sin valor objetivo alguno, emitidas desde la ptica del practicante del arte potica y gustador de poemas. As, pues, esta declaracin de intenciones se caracteriza en primer lugar por su vaguedad terica, (un defecto que sola camuflar
260 Un comentario del cual no se retract en 1980 en una versin revisada llena de modificaciones muy ponderadas y nada casuales, sugiriendo una actitud cuando menos contradictoria hacia la figura de Eliot a quien tambin consideraba por entonces un dictador literario. 261 Con una crueldad irnica que habra hecho las delicias de su traductor barcelons, Eliot dira de Shelley: de un poeta que en una nota sobre vegetarianismo nos dice que el orangutn se asimila por Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 346 muy hbilmente con irona y una prosa esmerada) y la contradiccin interna que supone con su propia teora de la recepcin potica: Estos criterios apreciativos acaso hayan de ser predominantemente formales sobre todo si queremos aplicarlo con un mnimo de xito a la poesa de nuestro tiempo-, como un correctivo a nuestra impertinente aficin a adoptar posiciones personales en terrenos donde la personalidad no tiene maldita cosa que hacer (Gil de Biedma, 1999: 19). Gil de Biedma aseguraba en el prlogo de su traduccin de Eliot que era un autor que siempre ha mostrado escaso entusiasmo por las generalizaciones precipitadas (Gil de Biedma, 1999: 20), una afirmacin que no corresponde demasiado con la realidad, ya que el escritor angloamericano a menudo demostraba bastante ms brillantez que solidez en su prosa crtica y era sumamente propenso a generalizar 262 acerca de todo lo que no le gustaba, una tendencia a la que sucumbira tambin su discpulo barcelons, aunque tambin es cierto que sola reconocer su ignorancia o su falta de inters en algunos temas o autores. Su confesin de su incapacidad para apreciar la literatura alemana, por ejemplo, con la excepcin de Rilke, se caracteriza por su subjetividad y su mezcla de sinceridad y escaso afn de rigor crtico: en cuanto a lo que la poesa cernudiana asimil del idealismo romntico alemn, no puedo, lamentablemente, opinar con un mnimo de solvencia. Desconozco el idioma y, por si ello fuera poco, una temprana, breve y desgraciada pasin por las Elegas del Duino me ha hecho alrgico a esa tradicin a esa tradicin moderna tan importante [...] yo los he ledo poco y en castellano, y temperamentalmente no los entiendo mucho (Gil de Biedma, 1994: 346).
completo al hombre, tanto en el orden como en el nmero de los dientes, podemos esperarlo todo (Eliot 1999: 124). 262 En justicia, hay que sealar que el propio Eliot dijo en su Introduccin a Funcin de la poesa y funcin de la crtica que nuestra directa experiencia de la poesa requiere una buena cantidad de actividad generalizadora (Eliot, 1999: 44). Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 347 En la subjetividad de su juicio y sus declaraciones de alergia hacia una tradicin literaria e incapacidad temperamental para entender a ciertos autores, el discurso crtico del barcelons se parece notablemente al de Eliot quien, curiosamente, senta una ambivalencia parecida hacia la literatura germana y, de manera muy especial, una verdadera animadversin irracional hacia la figura de Goethe. 263 El enfoque crtico de Eliot se construy principalmente en torno a la difusin de su percepcin personal de la obra de otros poetas y crticos, adornada con una serie de generalizaciones descalificatorias que a veces se mitigaban con la interesada sinceridad con la que su autor reconoce sus prejuicios o la estudiada modestia con la que apela a su falta de conocimientos concretos de ciertos temas. Sus ensayos se destacan por su irona o su memorabilidad 264 ms por la solidez de sus argumentos a la segunda lectura, y los mismos mritos y deficiencias se detectan tambin en las pginas de El pie de la letra. Un buen ejemplo de este estilo irnico y memorable, 265 aunque ligeramente especioso, se encuentra en la crtica de la nocin de la poesa como comunicacin que Gil de Biedma hace en el prlogo a su traduccin de Funcin de la poesa y funcin de la crtica: Me pregunto por qu esa determinada emocin personal del poeta necesit comunicarse en forma de poema; miles de compaeras suyas se contentan con medios ms inmediatos y quizs ms eficaces tales como el beso o la bofetada (Gil de Biedma, 1999: 21).
263 Para un estudio muy interesante de la curiosa actitud de Eliot hacia Goethe, vase Cernuda, 1965. 264 En un ensayo titulado Borges, nuestro poeta afirmara que la memorabilidad es un valor literario de curso ms que corriente (Gil de Biedma, 1994: 263). 265 En su diario de 1956, nuestro poeta asegurara que acaso porque sus veros son especialmente memorables basta una sola lectura para retener muchos- quienes practicamos esa triquiuela acudimos a Fray Luis con una curiosa frecuencia. Gngora y Quevedo son tambin muy memorables, pero sus versos estn hechos de un metal particular y no siempre permiten la aleacin. Garcilaso y Lope, bastante menos (Gil de Biedma, 1991: 127). Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 348 El autor de El pie de la letra saba ridiculizar con estilo, no contestando a preguntas incmodas sino intentando desbaratar las tesis contrarias con sorna ms que con argumentos, obviando el debate ms profundo y complejo. A nuestro juicio, era consciente de que no le interesaba entrar en un debate profesoral con un contrincante ms ducho tericamente como Carlos Bousoo, y, al introducir el nombre de Eliot como valedor en la polmica poesa comunicacin-conocimiento, Gil de Biedma se provea de un formidable caparazn intelectual en la forma de quien era probablemente el crtico de literatura inglesa ms influyente y ms prestigioso del siglo veinte, pero tambin de un estilo crtico que est seriamente viciada por una tendencia a la generalizacin excesiva y la vaguedad especiosa. Creemos que la visin gilbiedmana de la obra terico-crtica de Eliot a menudo resultaba excesivamente benvola, aunque la debilidad que senta por el estilo eliotiano resulta plenamente comprensible ya que su propia prosa suele caracterizarse por las mismas cualidades y, de forma concomitante, los mismos defectos que haba asimilado de la obra del poeta angloamericano, como esa tendencia eliotiana a introducir una serie de incisos y salvedades para crear la impresin de la ecuanimidad del lector aficionado y objetivo, una postura conscientemente elaborada que a veces esconde una falta de coherencia interna. Hasta la dcada de los ochenta, resulta infructuoso buscar un solo comentario negativo por parte de Gil de Biedma hacia la obra terico-crtica de Eliot (aunque senta un inters desigual por la poesa como hemos visto en los casos de Los Hombres Huecos y Mircoles de Ceniza) y este entusiasmo a veces se desbordaba en el intento de hacer pasar como aseveraciones elogiosas despropsitos como el siguiente acerca del estilo crtico del crtico angloamericano: Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 349 Y es que su obra no se realiza en un desplazamiento sucesivo, no engendra trayectoria: cuando Eliot desembarca en un nuevo territorio no lo hace en son de aventura, sino que lo anexiona gradualmente y lo funde sin esfuerzo con los reductos iniciales de su pensamiento (Gil de Biedma, 1999: 12). El formato eliotiano Hablar de poesa es una parte, o una prolongacin, de nuestra experiencia potica, y lo mismo que se ha invertido mucha meditacin en hacer poesa, mucha puede invertirse en estudiarla. T.S. Eliot, 1999: 46 Con la excepcin de su estudio de 1960, Cntico: El mundo y la poesa de Jorge Guilln, la obra crtica de Gil de Biedma se caracteriza por su brevedad. Sus ensayos suelen ser piezas de corta extensin sobre temas muy concretos, a ser posible su propia relacin como poeta y lector con la obra de otro escritor. As, tanto en el fondo como en la forma, los ensayos del poeta de Moralidades se asemejan mucho a los mejores trabajos crticos de su maestro Eliot, escritos desde su doble condicin de poeta y lector y dedicados con frecuencia a reivindicar la importancia de ciertos autores en el continuo de la tradicin literaria inglesa y a proponer un nuevo orden en dicha tradicin (evidentemente, los objetivos crticos del angloamericano no siempre se caracterizaban precisamente por su modestia deliberada). El propio poeta barcelons se encarg de sealar los rasgos habituales de la obra ensaystica de Eliot, dentro de la cual un texto extenso, ambicioso y marcadamente terico como Funcin de la poesa y funcin de la crtica constitua una notable excepcin: en efecto, la crtica eliotiana, parte por necesidad, parte por voluntad, se ha ejercido casi siempre sobre temas concretos y en ensayos ms bien breves: Tradicin y talento individual es una Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 350 excepcin a lo primero, Funcin de la poesa y funcin de la crtica constituye una excepcin a lo primero y a lo segundo (Gil de Biedma, 1999: 16). Asimismo, la obra ensaystica de Gil de Biedma, aun contando con excepciones como el estudio guilleniano ya citado, est compuesta mayoritariamente por ensayos breves dedicados a reflejar su aprecio por la obra o figura de distintos autores espaoles o extranjeros, sobre todo en la primera fase de su produccin. La coleccin titulada El pie de la letra est dividida en cuatro apartados cronolgicos, siendo el primero de ellos el que abarca el periodo que va desde el ao 1955 hasta 1962 y cuyos ensayos versan de manera preeminente sobre autores concretos como Eliot, Baudelaire, Vicente Aleixandre, Alain Robbe-Grillet, Carlos Barral y Luis Cernuda. El ms extenso de ellos es el prlogo de su traduccin del texto de Eliot que ocupa trece pginas y el ms breve el que dedica a la figura de Aleixandre (Encuentro con Vicente al modo de Aleixandre) que consta de tan slo tres pginas. Hay adems otros dos ensayos breves, De artes poticas (una resea de una antologa francesa de poticas que es criticada por nuestro poeta por la escasa atencin que presta a la tradicin anglosajona) y Sensibilidad infantil, mentalidad adulta que tienen cinco pginas cada uno. El tercer apartado de su coleccin de ensayos (el segundo se dedica ntegramente al ya citado estudio de la obra de Guilln) que abarca los aos 1964- 1968 se titula Variedades y, como su propio nombre indica, 266 est compuesto por un gran nmero de ensayos de temtica muy variada, reminiscencias personales acerca de amigos, reseas de libros, crtica teatral, un debate literario entre amigos y hasta un ensayo llamado Revista de bares (o apuntes para una prehistoria de la difunta
266 Variedades, era, asimismo, un trmino muy del gusto de Eliot, quien haba sealado que el poeta siente la satisfaccin de desempear en sociedad un papal tan digno como el actor de variedades (Eliot, 1999: 195). Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 351 gauche divine) que traza un panorama de los distintos bares de copas barceloneses que frecuentaba nuestro poeta y en el cual no faltan referencias a literatos tan dispares como Racine, Zorrilla y Andr Breton, como no poda ser de otro modo en la obra de un buen letraherido cataln, un escritor de una conciencia intensamente literaria como su admirado Eliot. De todos los ensayos agrupados en este segundo apartado de la coleccin, es la ya citada revista de bares, junto a la reproduccin de un debate literario, Sobre el hbito de la literatura como vicio de la mente y otras ociosidades, una conversacin mantenida por Gil de Biedma, Carlos Barral, Juan Mars y Beatriz de Moura y dominada de forma aplastante por los dos primeros, quizs impulsados por ese afn de avasallar con su inteligencia que el propio Barral haba identificado en su amigo y compaero de promocin potica. El cuarto y ltimo apartado del libro de ensayos cubre el periodo que va desde el ao 1966 hasta 1984, es decir cuando ya formalmente haba dejado de escribir poesa. Los seis ensayos aqu recogidos son eminente literarios y versan sobre las obras de Espronceda (El mrito de Espronceda), Ezra Pound (Imagen postrera de Ezra Pound), Juan Gil-Albert (Juan Gil-Albert, entre la meditacin y el homenaje), Luis Cernuda (Luis Cernuda y la expresin potica en prosa y Como en s mismo, en fin) y, de manera muy significativa para nuestros fines, T.S. Eliot, escritor con quien comienza y concluye su obra crtica. El ensayo dedicado a los Cuatro Cuartetos de Eliot, Four Quartets, es, con la excepcin del ya citado ensayo sobre la obra de Gil-Albert, el ms extenso desde el anterior estudio del poeta angloamericano al contar con diecisiete pginas, representa a nuestro juicio uno de los momentos ms brillantes de su obra ensaystica, y constituye un punto y final a la carrera literaria de Gil de Biedma, cuya prosa haba comenzado con una muestra de su intenso eliotismo y haba concluido con un magistral estudio personal de la obra del poeta angloamericano que tanto haba influido en su poesa y su prosa, una Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 352 despedida eliotista que, como veremos ms tarde, se produce tambin en su poesa con su Cancin final Para concluir, creemos conveniente sealar que la obra crtica de Eliot hubo de influir en la de Gil de Biedma no slo en el fondo sino en la forma. El poeta barcelons insistira a menudo en la coherencia interna del pensamiento literario del escritor angloamericano y sola intentar matizar el supuesto conservadurismo de esta obra terico-crtica, trazando una distincin muy estricta entre la personalidad del autor y sus escritos. Lo mejor de ambas obras crticas est en su anlisis perspicaz de otros poetas, un anlisis que se realiza como una especie de actuacin, considerando la funcin crtica como una manifestacin literaria ms, una postura que a veces les impulsaba a primar la calidad de la prosa sobre el rigor de las ideas. Sin embargo, tanto el poeta angloamericano como el espaol eran sumamente conscientes de estos defectos, aunque en algunas ocasiones la humildad con la que presentaban las limitaciones de su obra crtica no resultaba tan plenamente inocente o sincera poda parecer. Las tesis literarias de Eliot no son, en efecto, siempre tan conservadoras como ha sugerido el lugar comn extendido en torno a su obra, como se encarg de demostrar el autor de El pie de la letra, y ciertamente hay una notable coherencia interna a lo largo de esta obra crtica, pero el abismo que separa sta de su poesa es innegable, por mucho que el poeta cataln intentara excusarlo, asegurando que a partir de ese momento (la publicacin simultnea en 1917 de Reflexiones sobre vers libre y Prufrock y otras observaciones) teora y prctica, crtica y poesa, avanzan de consuno. La obra crtica del autor de Funcin de la poesa y funcin de la crtica le proporcion a nuestro poeta una referencia fundamental y un modelo a seguir en cuanto a su perspectiva crtica, y unos objetivos compartidos de justicia literaria, mesura y sentido comn, objetivo ste ltimo que a menudo no se cumpla y se converta en una doctrina tan dogmtica como las que pretenda denunciar. Captulo 11: Gil de Biedma y la crtica eliotiana 353 A juicio de Eliot, el peor pecado de la poesa es aburrir, una valoracin que es plenamente aplicable a su obra crtica, a menudo bastante ms entretenida que convincente y cuya brillantez no ocultaba del todo la falta de solidez que anidaba en su interior. La prosa crtica de Gil de Biedma, cuya estela eliotiana era muy profunda, presenta parecidas caractersticas, fruto de su asimilacin de elementos del ideario literario del poeta angloamericano como su visin de la intrahistoria literaria y su empeo en reivindicar el valor permanente de la tradicin. El entusiasmo que el poeta barcelons sinti por la obra crtica del barcelons nunca se desvaneci, aunque lleg a atemperarse en los aos ochenta con la versin revisada de su prlogo de 1955 y la publicacin en 1984 de otro prlogo titulado Four Quartets, en el cual afirmara que el arte de Eliot para casualmente insinuar obviedades capciosas, a falta de mejores argumentos, a veces resulta demasiado evidente (Gil de Biedma, 1994: 359). Al fin y al cabo, ambos poetas eran muy conscientes de la finalidad ltima de su obra crtica, una conciencia que los dos expresaron de una forma notablemente parecida, en el caso del poeta barcelons asegurando, como hemos visto, que A medias disfrazado de crtico y a medias de lector, estaba en realidad utilizando la poesa de otro para discurrir sobre la poesa que estaba yo haciendo, sobre lo que quera y no quera hacer, una afirmacin que encuentra su reflejo en las siguientes palabras de Eliot: Cuando el crtico es adems poeta siempre se sospecha si la finalidad de sus afirmaciones no ser otra que la justificacin de su propia prctica potica (Eliot 1999: 58). Captulo 12: Los poemas: aspectos comunes 354 PARTE TERCERA LOS POEMAS Captulo 12: Los poemas: aspectos comunes 355 CAPTULO 12 LOS POEMAS: ASPECTOS COMUNES Estar convencido de que escribir un puado de buenos poemas es lo nico que de veras importa en la vida, ciertamente me sigue pareciendo maravilloso, aunque sea una conviccin que a partir de cierta edad, y salvo admirables excepciones, slo se puede mantener a fuerza de hacerse, con demasiada frecuencia, el tonto. Jaime Gil de Biedma, 1994: 11 Como ha sealado la inmensa mayora de la crtica, la obra potica de Jaime Gil de Biedma presenta una clara filiacin con la poesa de Eliot, una poesa que conoca con una profundidad innegable hasta el punto de llegar a saberse de memoria los Cuatro Cuartetos, obra clave en el eliotismo del autor barcelons. Las huellas de los versos del poeta angloamericano en los de nuestro poeta sern objeto de un riguroso estudio intertextual en el ltimo captulo de este estudio, pero antes queremos indagar en algunas de las asimilaciones temticas que la poesa gilbiedmana hara de la eliotiana, y reflejar la gran afinidad que, a nuestro juicio, existe entre las visiones poticas de ambos autores, una visin potica en gran medida deudora de la obra terica del autor de Funcin de la poesa y funcin de la crtica el caso del poeta de Moralidades. Tanto la visin pragmtica de la labor potica, como la irona distanciadora entre el poeta y sus poemas apreciada en la obra eliotiana se reflejaran en los poemas de Gil de Biedma, quien tambin se haba identificado intensamente con los planteamientos terico-crticos del autor angloamericano y las haba integrado en su propia obra crtica. A nuestro juicio, las afinidades electivas entre ambos poetas que hemos analizado en la segunda parte de nuestro estudio tambin haban de reflejarse en los aspectos comunes de su poesa, en sus similitudes de forma, de tono y de temtica, y la lectura gilbiedmana de la Captulo 12: Los poemas: aspectos comunes 356 poesa de Eliot, y, de manera muy especial, de los Cuatro Cuartetos, se traducira as en lo que el poeta angloamericano denomin una saturacin personal de la imaginera de la obra del poeta por parte del lector, un fenmeno que el autor de Funcin de la poesa y funcin de la crtica haba sealado con motivo de unas huellas de Sneca en los versos del dramaturgo ingls Chapman y tambin en los suyos propios: Es probable que estas imgenes tuvieran originariamente cierto valor de saturacin personal, por as decirlo, para Sneca; otro para Chapman, y otro para m que en dos ocasiones las he tomado de Chapman. Sugiero que lo que les presta intensidad en cada caso es su saturacin [...] por sentimientos demasiado oscuros para que los mismos autores puedan decir cules son (Eliot, 1999: 187-188). As, pues, nos disponemos a analizar en qu consisti esa saturacin personal en el caso de la lectura gilbiedmana de la obra potica de Eliot, destacando aquellos aspectos comunes que consideramos los ms significativos. En este sentido, la tan citada declaracin de Gil de Biedma segn la cual en su poesa no hay ms que dos temas: el paso del tiempo y yo (Campbell, 1971: 249), nos parece de una generalidad tan inherente a cualquier poeta moderno que no nos permite sealar su filiacin eliotiana, aunque el tiempo, esa obsesin eliotiana, est muy presente en los poemas del poeta del medio siglo como veremos en el ltimo captulo de este estudio. Asimismo, el tema del tiempo representa una de las ms importantes correspondencias lxicas entre la obra de ambos poetas y ser tratado con ms amplitud en ese ltimo captulo, junto con otros topois comunes que aqu sealamos pero cuyo estudio reservamos para nuestra lectura eliotiana de los poemas de Gil de Biedma. Captulo 12: Los poemas: aspectos comunes 357 Las palabras de la tribu Cuando uno escribe poesa nunca es libre. Sencillamente, me diverta ms. Me pareca un material menos explotado y con ms posibilidades que las poda encontrar escribiendo sonetos en una especie de dialecto literario. Jaime Gil de Biedma, en Campbell, 1972: 244 La cita que reproducimos arriba fue la respuesta de nuestro poeta a la pregunta acerca de si la expresin coloquial conceda una mayor libertad a su poesa y, en este sentido, una de las primeras similitudes formales que se observan entre la poesa de Eliot y la de Gil de Biedma es la apropiacin que ambos hacen del lenguaje coloquial, de las palabras de la tribu, a decir de Mallarm en un poema, Le tombeau dEdgar Poe, que sera incorporado por el autor angloamericano a sus Cuatro Cuartetos y tambin sera citado por el autor barcelons al final de su Ampliacin de estudios (tel quen Lui-mme en fin lternit le change, una frase que tambin evocara en su ltimo ensayo cernudiano Como en s mismo, en fin). Esta apuesta eliotiana por el lenguaje antipotico ya la conoca el poeta barcelons de su traduccin de Funcin de la poesa y funcin de la crtica, libro en el cual se haban destacado las ideas de Wordsworth respecto a la conveniencia de integrar en la poesa el habla del pueblo, citando con aprobacin su conocida declaracin acerca del lenguaje potico: Cuando escribi mi intencin era imitar, y en lo posible, adoptar el verdadero lenguaje de los hombres deca algo que ningn crtico serio desaprobar jams (Eliot, 1999: 109). La Tierra Balda, con su polifona de voces en multitud de registros (la secretaria seducida, el ama de casa angustiada, el funcionario gris deambulando por las calles sombras de Londres) nos proporciona un ejemplo notable de la variedad de Captulo 12: Los poemas: aspectos comunes 358 estilos coloquiales que cultivaba Eliot y uno de los mejores conocedores espaoles de dicha obra, Juan Ferrat (tambin, como sabemos, uno de los amigos barceloneses ms influyentes en el eliotismo de nuestro poeta, autor de un estudio muy detallado de dicho libro eliotiano y de una traduccin catalana del mismo que sera elogiados y recomendados por su amigo Gil de Biedma) nos proporciona algunas de las claves del empleo del lenguaje coloquial por parte del autor de Moralidades, esas palabras de familia que imprimen un tono discursivo genuino a la obra del poeta del medio siglo: Dicha voz es, por otra parte, la de un hombre que se busca y se reconoce en su experiencia privada. Y en primer lugar, en su propia lengua, la lengua real de la burguesa cultivada. Ya a ese nivel la poesa de Jaime Gil de Biedma es excepcional en nuestro pas, donde la lengua de los poetas no es, por lo regular, un idioma veraz sino, casi sin excepcin, un falso idioma compuesto, el eco de muchos idiomas reales o literarios, que el poeta nunca se esfuerza en hacer pasar por la boca de sus amigos y conocidos antes de aceptarlo en sus poemas. Jaime Gil de Biedma es, en cambio, escrupulosamente fiel a su propio idioma, hecho de palabras de familia sobre todo, y de palabras de la calle o de los libros, cada una de ellas perfectamente identificada en su origen y en su funcin y, por lo tanto, ajustada en cada caso a un tono determinado y representativa del mismo (Ferrat, 1994:217). A nuestro juicio, el coloquialismo de Gil de Biedma, aunque informado, sin duda, por la poesa social y sus postulados de claridad y relevancia popular, parte concomitante del realismo crtico que propugnaba Castellet, provena en gran medida de su asimilacin de la obra de Eliot en particular y, en general, de su asimilacin del canon de la poesa inglesa, desde Donne (cuyo coloquialismo haba sido reivindicado Captulo 12: Los poemas: aspectos comunes 359 por Eliot en su Funcin de la poesa y funcin de la crtica) 267 y Wordsworth (quien aseguraba acerca de sus versos que he intentado evitar la diccin potica con el mismo cuidado que otros ponen en adquirirla) hasta la obra de poetas ingleses de los aos treinta como Auden, Spender o MacNeice. 268 A tenor de sus lecturas y las opiniones expuestas en sus ensayos de crtica literaria, el legado del estilo discursivo y antirretrico tambin le haba llegado al autor de El pie de la letra a travs de otros poetas espaoles como Espronceda y Bcquer (nuestro poeta sealara la irona y el estilo coloquial de los mejores momentos de ambos e incluso los citara como los primeros exponentes espaoles de la poesa de la experiencia, homlogos de los romnticos ingleses), Unamuno (cuya asimilacin de la tradicin moderna fue reconocida por el poeta barcelons quien lo calific, como hemos visto, de nuestro primer gran pensador, escritor y poeta romntico) 269 y, sobre todo, Cernuda, cuya poesa irnica y coloquial ejerci, sin duda, una influencia notable sobre nuestro poeta, aunque ste no albergaba la menor duda acerca de la procedencia original de ese estilo de poesa y de la preeminencia de los poetas ingleses en su asimilacin de esa tradicin: A Cernuda lo le cuando ya haba conocido a los poetas que lo influyeron y me han influido a m. Es decir, los poetas ingleses (Campbell, 1972: 252).
267 En los ltimos aos, Donne nos ha parecido un sorprendente ejemplo de estilo coloquial (Eliot, 1999:107). 268 En una entrevista de 1981 con Lola Daz, nuestro poeta sealaba que a partir de los poetas ingleses de los aos 30, yo me di cuenta de que la temtica de la mala conciencia se poda utilizar de manera literaria. En mi caso, la puesta en escena de esta temtica literaria la considero como un robo literario a los ingleses (Daz, 1981: 13). 269 Acerca del estilo coloquial del poeta bilbano, Juan Carlos Rodrguez ha sealado que Unamuno, por tanto, invierte todos los papeles: escribe en prosa su diario trascendental y reserva el verso para la aparente banalidad de su vida cotidiana. Y tal inversin es histricamente de talla y decisiva para nuestras vanguardias: pues lo que Unamuno hace ah es ni ms ni menos que cotidianizar el lenguaje potico (Rodrguez, 1984, 256). Captulo 12: Los poemas: aspectos comunes 360 A nuestro juicio, pese a esa apuesta por el estilo coloquial, la obra extraordinariamente intertextual de Gil de Biedma, al igual que la de Eliot, no dejaba de ser una poesa potica, caracterizada por su condicin de palimpsesto y producto a su vez de una conciencia intensamente literaria integrada en un discurso permanente con la tradicin, sin caer en el mundo fatalmente autorreferencial de la Metapoesa que denunciaba Celaya, pues sus planteamientos iniciales eran muy distintos a los exaltados de la Metapoesa y su tono y lenguaje eran ciertamente vulgares, de acuerdo con las ya citadas declaraciones de nuestro poeta quien aseguraba que hay que ser absolutamente vulgar para leer poesa. El autor de El pie de la letra rechazaba de pleno la mistificacin de la poesa y, aunque no practicaba una poesa social tan engage como la de Celaya (quien dira que los prosasmos son en realidad cultismos, sugiriendo la enorme dificultad que, en realidad, supone hacer una poesa aparentemente fcil) y Blas de Otero, naturalmente comparta sus inquietudes y sus objetivos ltimos, aunque no coincida plenamente en los mtodos. Acerca de la naturaleza absurda de la bsqueda consciente del lenguaje potico y la distincin entre la poesa comprensible, objetivo comn a Gil de Biedma y al Eliot de los Cuatro Cuartetos (la preferencia gilbiedmana por la claridad y el orden de los Cuatro Cuartetos frente la oscuridad modernista de La Tierra Balda obedece no slo a motivos temperamentales sino que fue una apuesta decidida por la comprensibilidad), y los practicantes de la Metapoesa que se refugian en la gloria de no ser comprendidos, Benedetto Croce ha sealado que si la poesa fuese una lengua aparte, una lengua de los dioses, los hombres no la entenderan. Si les eleva, no les eleva sobre s mismos, sino dentro de s mismos, y, a nuestro juicio, ambos poetas estaran de acuerdo con una clebre frase de su estimado Mallarm, tan citado por los dos, quien aseguraba que la poesa no se hace con ideas sino con palabras. Captulo 12: Los poemas: aspectos comunes 361 Aunque con motivaciones polticas bien distintas, tanto Eliot como Gil de Biedma crean en la funcin social de su poesa y realizaron una apuesta decidida por defender su comprensibilidad, por acercarse a ese lenguaje de los hombres que propugnaba Wordsworth y alejarse de una falsa jerga seudopotica. Esta preocupacin se volvera ms intensa en caso del poeta angloamericano en la poca de los Cuatro Cuartetos, cuando no escriba para un grupo de amigos sino para un pblico lo ms amplio posible y consideraba una perversin la apuesta por la poesa oscura dedicada a la inmensa minora: El poeta que restringe deliberadamente su pblico mediante la eleccin de un estilo o de un tema determinado constituye un caso especial que requiere explicacin y excusa, pero dudo que este caso se presente alguna vez. Una cosa es escribir en un estilo que ya es popular y otra esperar que nuestra obra llegue eventualmente a serlo. Desde un punto de vista el poeta aspira a la condicin del actor de variedades: incapaz de alterar su mercanca para adaptarse al gusto dominante, si es que alguno hay, desea naturalmente una sociedad en la que sus talentos sean empleados lo mejor posible. Est pues, vitalmente interesado en la funcin de la poesa (Eliot, 1999: 61). En esta apuesta por una poesa coloquial de estirpe inglesa y la bsqueda del prosasmo y la comprensibilidad, el poeta de Moralidades, al igual que su amigo Gabriel Ferrater procurara que su poesa tuviera el mismo sentido que una carta comercial, 270 y su intento se inspirara en los postulados de Eliot, quien, en Little Gidding haba abogado por el uso potico de: The word neither diffident nor ostentatious, An easy commerce of the old and the new,
270 Un poema inexcusablemente ha de tener el mnimo de sentido que se exige de una carta comercial, puesto que el lenguaje no es slo un medio de arte, sino tambin, antes que nada, un bien utilitario Captulo 12: Los poemas: aspectos comunes 362 The common word without vulgarity, The formal word precise but not pedantic. 271 La prescripcin eliotiana no pasara desapercibida por nuestro poeta, quien en su estudio de la obra de Jorge Guilln haba denunciado una vieja tradicin discriminatoria entre palabras nobles, aptas para el ejercicio literario, y palabras innobles, contra la cual no siempre somos capaces de reaccionar sin esfuerzo (Gil de Biedma, 1994: 79), y muchos aos ms tarde tambin defendera un tono ntimo y autntico en la poesa: Pensamos que el tono propio de la poesa en esta poca es un tono ntimo de voz, el de una persona directamente hablando a otra persona, segn ha dicho Auden, y no a un vasto auditorio; cuando un poeta moderno levanta la voz, siempre suena a falso (Gil de Biedma, 1994: 285). El orden y las formas La experiencia potica, tal y como se desarrolla en la persona madura y consciente, no consiste en una mera suma de experiencias frente a diversos poemas; la educacin, en poesa, requiere una ordenacin de esas experiencias. T.S. Eliot, 1999: 46 La preocupacin por el orden y las formas en la poesa era ciertamente profunda en un autor que, como hemos visto, haba empezado su diario de 1956 con una apelacin a una visin ordenada de la vida, invocando la nostalgia del orden y el deseo de simetra. A nuestro juicio, es precisamente en las vertientes formales de la
del patrimonio pblico; conviene, pues, guardarse de hacer juegos con el sentido de las palabras de la tribu (Gil de Biedma, 1994: 272). 271 La palabra ni desconfiada no ostentosa, / un fcil comercio de lo viejo y lo nuevo, / la palabra corriente, exacta sin vulgaridad, / la palabra formal, precisa pero no pedante. Captulo 12: Los poemas: aspectos comunes 363 poesa gilbiedmana donde podemos observar otro aspecto de la profunda influencia que Eliot ejerci sobre su discpulo barcelons: en primer trmino, una clara conciencia del carcter imprescindible del orden y, en segundo lugar, un respeto por las formas tradicionales que haba asimilado tanto del autor de Saint Louis como de Auden. 272 El poeta angloamericano haba asegurado en su Funcin de la poesa y funcin de la crtica que la ordenacin es tan necesaria como la inspiracin (Eliot, 1999: 186), una aseveracin que no pasara desapercibida por el autor de El juego de hacer versos, poema en el cual habl de la necesidad de Aprender a pensar en renglones contados -y no en los sentimientos con que nos exaltbamos. En la prosa crtica del autor de Saint Louis, el orden sera, junto a trminos como la madurez, el sentido comn y la coherencia, uno de los elementos claves de su discurso potico, y estos valores seran asimilados profundamente por su traductor barcelons, tanto en sus trabajos de crtica literaria como en su concepcin de su propia poesa. Asimismo, como lectores, ambos autores gustaban de las formas mtricas tradicionales, una preferencia entendida habitualmente como algo casi ldico y no algo anacrnico de acuerdo con Celaya, quien haba censurado como antinatural el empleo contemporneo de estas formas clsicas:
272 Segn Shirley Mangini, en el plano terico, tanto Eliot como Auden han recomendado y practicado- la consciente imitacin de poemas ajenos y la experimentacin con formas y temas de otras pocas, recomendacin que Jaime Gil de Biedma llev a cabo en Moralidades (Mangini, 1981:69). Captulo 12: Los poemas: aspectos comunes 364 Empnese quien quiera en su endecaslabos, encorstese en sus sonetos, fabrique impecables dcimas si eso le divierte. Pero no olvide que esas frmulas, por muy amparadas que vengan en prestigios antiguos, estn ligadas como todas las frmulas a una determinada circunstancia histrica. Si hubo un tiempo en que tuvieron eficacia expresiva - y vaya si la tuvieron!-, emplearlas hoy carece de sentido, y cultivarlas, ms que seguir el ejemplo de nuestros grandes poetas, es adorar el santo por la peana (Celaya, 1972:67). Tanto Gil de Biedma (para Joan de Segarra, recordemos, el ltimo de los clsicos) como Eliot eran plenamente conscientes del carcter de artfice de las formas tradicionales, y su empleo ocasional en sus versos obedeca a criterios estticos y ldicos ms que a los planteamientos ideolgicos inherentes a la poesa social de inspiracin izquierdista de sus coetneos. De la clara distincin que nuestro poeta trazaba entre las cuestiones de fondo y forma e incluso de la implicacin de esa distincin en nuestro goce esttico del poema, el poeta barcelons hablara en un ensayo de tono muy pragmtico de 1962, El ejemplo de Luis Cernuda, con unas ideas que refrendara aos ms tarde en otro estudio titulado La imitacin como mediacin, o de mi Edad Media: la trayectoria potica de Cernuda se traduce en la progresiva desvirtuacin y, finalmente, en la refutacin prctica de un principio esttico que, a partir sobre todo de Mallarm, ha adquirido la categora de un dogma, contra el cual muy pocos nos hemos rebelado an: el de que en poesa, en un poema cuando es bueno, es o debe ser imposible distinguir entre el fondo y la forma. Esto y ya es hora de decirlo- es una tontera, porque la verdad es que, en la prctica, todos distinguimos. Y no slo eso; la distincin ms o menos consciente- entre fondo y forma es un elemento primordial en nuestro disfrute de lectores: sin l no podramos apreciar cmo, y hasta qu punto, ha logrado el poeta concertar uno y otra (Gil de Biedma, 1994: 66). Captulo 12: Los poemas: aspectos comunes 365 Asimismo, en otro ensayo de su poca de eliotismo ms intenso (en este caso Sensibilidad infantil, mentalidad adulta de 1959), el poeta barcelons dejara constancia de su escaso aprecio por los excesos del modernismo y su propia inclinacin eliotiana hacia las formas organizadas y el raciocinio consciente en la poesa: El irracionalismo militante de los de los ltimos setenta aos -que tan fatigoso nos resulta ahora- fomenta esas tendencias, y los descendientes de Rimbaud van a llevarlas hasta la inevitable consecuencia final, hasta el surrealismo. Se desemboca as en la simplificacin excesiva de la poesa por el otro cabo: suprimiendo todo lo que hay en la sensibilidad de movimiento hacia lo consciente, hacia lo organizado. El surrealismo fue un breve y beneficioso exceso (Gil de Biedma, 1994:49-50). Tanto Gil de Biedma como Eliot tenan una viva conciencia de la importancia de la ordenacin de las ideas mediante las formas poticas y ambos no slo sentan un placer sin complejos por la mtrica tradicional, sino que crean que la integracin de esa versificacin en un contexto moderno (caso de Burnt Norton o Apologa y peticin respectivamente), lejos de suponer, irremediablemente, un anacronismo, poda suponer un gran hallazgo potico, la mirada irnica hacia la tradicin que es la quintaesencia de la posmodernidad, un recurso anlogo al empleo de la mitologa tradicional por Joyce en su narracin de las pequeas miserias de la vida cotidiana en el Dubln de principios de siglo. A nuestro juicio, la apuesta comn por el orden obedece a la alta valoracin que ambos poetas le atribuan a la coherencia y el razonamiento prctico, y su rechazo de la poesa como expresin cuasimstica, libre de normas. Para los dos, la poesa no era concebible como cualquier enunciacin arbitraria y espontnea, y su defensa del orden potico y su aprecio por la mtrica tradicional, supone, a nuestro modo de ver, uno de los aspectos comunes ms Captulo 12: Los poemas: aspectos comunes 366 notables de la obra de ambos. As, al analizar el empleo de la sextina en Las Dry Salvages de Eliot y en su propia composicin Apologa y peticin, nuestro poeta sealara que: La idea de utilizar una forma rara, artificiosa y difcil, segn suelen considerar los preceptistas los poetas sabemos que las formas artificiosas son las ms agradecidas y las menos difciles- para escribir un poema sobre Espaa, un poema social, era ciertamente irnica pero no frvola (Gil de Biedma, 1994: 284). Una potica inglesa la meloda de las frases, la justeza en la modulacin de los tonos y en la matizacin de las actitudes verbales, lo que ante todo preocupaba a Eliot al escribir; y la puntuacin o la falta de puntuacin, segn los casos- es invariablemente rtmica. De todo esto las traducciones castellanas ofrecen slo un desvado reflejo, quizs porque la lengua se presta muy poco a cualquier intento de msica verbal mnimamente afn a la del original ingls Jaime Gil de Biedma, 1994: 369 Aunque el poeta barcelons tena una clara conciencia de las notables diferencias de ritmo entre la poesa inglesa y la espaola y consideraba el castellano una lengua poco apropiada para reproducir mediante la traduccin la musicalidad de la poesa inglesa (una argumentacin, recordemos, que se ofreca como parte de su presentacin de una versin catalana de los Cuatro Cuartetos), tambin sealara el carcter poco habitual del ritmo de sus versos y apuntara la procedencia inglesa, y especficamente eliotiana, del tono habitual empleado en sus poesas. En este sentido, tambin haba declarado que, en un caso anlogo al de Eliot con la poesa de Baudelaire, el tema anti-potico (o al menos un tema que no se conceba como potico) era uno de los principales legados de la poesa inglesa en su propia obra: Concebirlo, fundamentalmente, como algo cuyo sentido potico no existe a priori, sino a posteriori. De entrada, el tema no es potico: es potico el resultado. Mientras que en la poesa de Captulo 12: Los poemas: aspectos comunes 367 lenguas romances, en la italiana, o la espaola, o la francesa, hay una cierta tendencia a partir de imgenes, de palabras, de ideas o e temas, que se consideran, a priori, poticos (Campbell, 1971: 246). Ese concepto ingls del poema, ya asumido por Cernuda, cuyas huellas anglfilas Gil de Biedma ira comprobando despus y no antes de su contacto con la tradicin potica inglesa como se encarg de recordar en muchas ocasiones, se aprecia no slo en la temtica sino tambin hasta en el ritmo de sus versos, segn la confesin del propio poeta barcelons, quien, al ser preguntado si su afinidad con la literatura inglesa haba tenido algn reflejo en lo que haba escrito, contestara: Yo creo que muchsimo. Incluso desde el punto de vista del ritmo, que es lo ms raro. No creo que el ritmo de mis poemas en su mayora, sea el usual en lengua castellana (Batll, 1982: 61). La poesa como palimpsesto El resultado es un brote de actividad potica que podemos designar como imitacin, siempre que tengamos bien presente el sentido verdadero del trmino que empleamos: no se trata de la deliberada eleccin de un poeta al cual mimetizar, sino de una especie de posesin demonaca por otro poeta. . T.S Eliot, 1999: 63-64 Como hemos sealado en la segunda parte de nuestro estudio, la vocacin intertextual representa uno de los aspectos comunes ms significativos de la obra de ambos poetas, y la huella eliotiana en la obra de Jaime Gil de Biedma supone, a nuestro juicio, uno de los pilares de esta vertiente de la poesa del autor barcelons, presente en sus ensayos crticos y, como veremos a continuacin, de manera muy destacada en sus versos. En los poemas de los dos autores, hay una verdadera abundancia de citas y alusiones a la obra de otros poetas, y esta condicin de palimpsesto que presentan sus obras respectivas, constituye asimismo otro de los Captulo 12: Los poemas: aspectos comunes 368 rasgos caractersticos comunes a sus trayectorias poticas, as como su extraordinaria intratextualidad (recordemos que nuestro poeta haba asegurado en una nota a pie de pgina de su traduccin eliotiana que, en la obra de Eliot, como en todos los grandes poetas, hay una incesante interaccin entre habla, prosa y verso) y una defensa de la necesidad de la imitacin como frase de aprendizaje, 273 un trmino que el autor de El pie de la letra conoca muy bien de los textos crticos de Eliot (y de Auden) y empleara una y otra vez frente a la terminologa ms actual entre la crtica moderna. En este sentido, el ttulo de su ensayo La imitacin como mediacin, o de mi Edad Media representa toda una declaracin de principios acerca de la imitacin literaria en la cual, tras citar una sentencia eliotiana que aseguraba que todo poeta eminente suele hacer ms difcil el trabajo a sus sucesores, el poeta del medio siglo afirma lo siguiente acerca de la relacin entablada por Gabriel Ferrater y l con la poesa medieval: podamos leerlos e imitarlos con una extrema libertad intelectual (Gil de Biedma, 1994: 275). Hemos expuesto con antelacin nuestra creencia de que es la huella la forma caracterstica de la intertextualidad eliotiana en la poesa de Gil de Biedma, y esa huella nos parece deudora no slo de la lectura y asimilacin de los poemas del autor angloamericano por parte de nuestro poeta, sino tambin consecuencia de la apuesta eliotiana por la imitacin consciente y los juegos de intertextualidad. Estos elementos tambin se presentan de forma abundante en la poesa del autor de Poemas Pstumos (hasta las fuentes son idnticas en algunos casos, sobre todo en cuanto a la poesa francesa), y el poeta cataln (reflejando el hondo aprecio por la tradicin que haba apreciado en la obra crtica de Eliot) hablara de la conveniencia de la imitacin, de remontarse en el pasado como el
273 En una conferencia pronunciada en la Universidad de Barcelona en marzo de 1982, el poeta barcelons aseguraba que la imitacin es necesaria, es la nica forma de llegar a escribir nuestra poesa. Uno escribe en funcin de lo que ha ledo. Captulo 12: Los poemas: aspectos comunes 369 medio ms sutil y eficaz para innovar y, as, aliarse con los abuelos, contra los padres (Gil de Biedma, 1994: 271). A esta tendencia a la intratextualidad y la imitacin, hay que sumar en el caso de ambos poetas cierta aficin al pastiche y la autoparodia, leve y sutil en el caso del autor angloamericano y ciertamente feroz en caso del poeta barcelons. 274 Como hemos visto anteriormente, el autor de El pie de la letra se haba referido precisamente a estas dos facetas de la obra eliotiana que son igualmente dos aspectos de su propia obra que la crtica ha destacado ampliamente al referirse a la poesa gilbiedmana y su interrelacin con su prosa crtica. En este sentido, Gil de Biedma, en una confirmacin de la teora de la saturacin personal propuesta por Eliot, vuelve una y otra vez a la imaginera de Las afueras, un poema que, a nuestro juicio, remite a su vez a su profunda asimilacin de los Cuatro Cuartetos del poeta angloamericano, como intentaremos demostrar ms extensamente en el ltimo captulo de este estudio. Lugares y momentos Nos reciben las calles conocidas y la tarde empezada, los cansados castaos cuyas hojas, obedientes, ruedan bajo los pies del que regresa Jaime Gil de Biedma, Las afueras A nuestro juicio, del mismo modo que el anlisis de los aspectos ms caractersticos de la poesa de Jorge Guilln observados por Gil de Biedma en su estudio de Cntico proporcion una relacin de los elementos ms destacados de la
274 De acuerdo con Gil de Biedma, la autocompasin es uno de los sentimientos ms embarazosos para el pblico y ms obscenos (Moix, 1972:78). Captulo 12: Los poemas: aspectos comunes 370 poesa guilleniana, 275 una lectura comparativa de la obra potica del autor de Moralidades y la de Eliot revela una larga serie de coincidencias temticas referentes a los lugares y los momentos en los cuales estn ambientados los poemas de ambos escritores. De acuerdo con la teora del autor de Saint Louis citada por nuestro poeta en su ensayo Yemas de San Leandro, un lugar se hace real no describindolo sino porque sucede algo en l, 276 la poesa de los dos no se caracteriza por un descriptivismo elaborado sino ms bien por una reiteracin de detalles escuetos pero intensos (a fin de cuentas, en eso radica el famoso correlato objetivo del autor de Funcin de la poesa y funcin de la crtica) que, a nuestro juicio, giran en torno a ciertos lugares y momentos comunes: las tardes de finales del verano, las noches otoales de lluvia y viento, las viejas casas familiares y sus jardines, los paseos vespertinos por arrabales de la prostitucin, las visitas a los escenarios de la infancia, y, sobre todo, la ciudad, 277 como metfora de la vida moderna y como trasfondo de los paseos solitarios del poeta: En arte -escribi Eliot hace bastantes aos, en un ensayo famoso- el nico medio de expresar una emocin consiste en el hallazgo de un correlato objetivo, esto es de un juego de objetos, una
275 Lo primero que llama la atencin al entrar en el mundo de Cntico es la cantidad de cosas que hay dentro. Si los crticos literarios tuvisemos entre nuestras obligaciones la de confeccionar una lista de los objetos necesarios para montar una obra, de modo parecido a los directores escnicos, enfrentarse con la poesa de Jorge Guilln sera una tarea bastante enojosa. La lista incluira por lo menos manteles, vasos de agua, tazas de caf, libros, pianos, ros cisnes , caballos, automviles, trenes, cables de telgrafo, persianas , guijarros, y una extensa coleccin de pjaros, de flores, de nios y de parejas de enamorados [...] semejante abundancia es de por s un rasgo que merece anotarse, porque la poesa lrica ha mostrado desde siempre una tendencia a generalizar sus asuntos y a rehuir el trato con los objetos de uso diario (Gil de Biedma, 1994: 78). 276 El poeta barcelons ya haba citado esta misma idea de Eliot en Cntico: El mundo y la poesa de Jorge Guilln (Gil de Biedma, 1994: 147). 277 En una entrevista de 1978, el poeta barcelons afirmaba que nosotros pretendimos hablar desde la propia persona, desde nuestra propia experiencia de clases, en cuanto intelectuales burgueses. Por eso, el escenario de nuestra poesa era casi siempre deliberadamente urbano, lo mismo que las situaciones y las alusiones: para nosotros los campos de Castilla o los olivares de Jan eran una literatura en la que no nos reconocamos y, ms all, un mundo que no era el de nuestras experiencias (Galn, 1978: 46). Captulo 12: Los poemas: aspectos comunes 371 situacin o una secuencia de acontecimientos que constituyen la frmula de esa particular emocin (Gil de Biedma, 1994: 147). Uno de los referentes fundamentales de ambos poetas es la ciudad, y tanto Eliot como Gil de Biedma tomaron como modelo la poesa netamente urbana de Baudelaire, 278 y la obra del poeta francs no slo se convertira en una de las presencias intertextuales comunes a la poesa de los dos autores sino que tambin sera objeto de estudio por parte de ambos. En un ensayo de 1930 titulado Baudelaire, el poeta angloamericano sealara la importancia de la visin de la ciudad ofrecida por la poesa baudeleriana: It is not merely in the use of imagery of common life, not merely in the use of imagery of the sordid life of a great metropolis, but in the elevation of such imagery to the first intensity-presenting it as it is, and yet making it represent something much more than itself- that Baudelaire has created a mode of release and expression for other men (Eliot, 1972: 426). 279 Gil de Biedma, por su parte, tambin dedicara un ensayo (Emocin y conciencia en Baudelaire) a la poesa del autor de Las Flores del Mal que reflejara la procedencia eliotiana de su pensamiento crtico en torno al poeta francs, como hemos visto en la primera parte de este estudio, y su conciencia de la importancia primordial del poeta francs en la consolidacin del tema urbana en la poesa moderna se reflejara tambin en un ensayo de 1977 titulado Luis Cernuda y la
278 Con un esquema apreciativo netamente eliotiano, Gil de Biedma afirmara que es cierto que encontramos en Baudelaire coherencia lgica y formal y discursividad y oratoriedad virtudes todas ellas bien necesarias a la poesa (Gil de Biedma, 1994: 52-53). 279 No es meramente en su uso de la imaginera de la vida cotidiana, no meramente en su uso de la imaginera de la vida srdida de la gran metrpolis, sino en la elevacin de esa imaginera a la primera intensidad presentndola tal y como es, pero tambin haciendo que represente mucho ms de lo que es en s- que Baudelaire ha creado un modo de liberacin y de expresin para otros hombres. Captulo 12: Los poemas: aspectos comunes 372 expresin potica en prosa en el cual nuestro poeta se hara eco de las ideas expuestas por Eliot en su ya citado ensayo de 1930: Baudelaire no fue el primer poeta moderno, como se pensaba en los aos veinte, pero s fue el primero para quien la experiencia de la vida urbana constituy un factor determinante, y deliberado, de su visin potica (Gil de Biedma, 1994: 328). De acuerdo con sus declaraciones ensaysticas, ambos poetas necesitaban un modelo para escribir su poesa, y en el caso de la poesa urbana, y el referente principal lo proporcionaba Baudelaire. El tema de la ciudad en la poesa ha sido comentado muy ampliamente por otros crticos, as que aqu nos limitaremos a constatar la importancia de este aspecto comn a la poesa de Eliot y Gil de Biedma quien, desde Las afueras, apost por una poesa urbana de races inequvocamente eliotiana hasta el punto de ensayar la imitacin consciente de los Cuatro Cuartetos en su ya citado poema como veremos en el ltimo captulo de este estudio. El poeta barcelons era muy consciente de la escasa incidencia de la temtica urbana en la poesa espaola, un fenmeno que l atribua a otro rasgo ms generalizado, y, a su juicio, endmico a la literatura espaola que le preceda: Acaso, como cuenta Lezama Lima que le dijo Juan Ramn Jimnez, la prosa es ms difcil porque exige un nivel de vulgaridad ms depurado. Presupone, adems, un grado superior de cultura urbana, y sta casi siempre ha sido en Espaa intermitente y precaria; el popularismo, que tan deliciosos versos inspir a Lorca y a Alberti, en prosa jams tuvo nada que hacer (Gil de Biedma, 1994: 328). La ciudad de Eliot y Gil de Biedma no es, sin embargo, la ciudad enemiga del hombre vista con hostilidad por Lorca o Walt Whitman, sino un escenario repleto de Captulo 12: Los poemas: aspectos comunes 373 ambigedad que, ms que rechazo, en ambos poetas provoca ms bien una sensacin que oscila entre la ambivalencia hacia la vida metropolitana y la compenetracin entre autor y urbe. Incluso La Tierra Balda, el gran poema urbano que ha sido considerado como la mayor denuncia potica de la ciudad, no centra sus crticas en la ciudad sino en el hombre. Eliot identifica la desolacin espiritual de la vida moderna sin presentar la ciudad como causante de la misma sino como el escenario, un escenario que le permite la fusin de lo mtico y lo cotidiano (There I saw one I knew, and stopped him, crying: Stetson! You who were with me at the ships at Mylae!) 280 en la estela del Ulises joyceano. Por otra parte, si ambos autores criticaban a sus ciudades poticas, no proponan ningn ideal buclico a cambio (aunque el campo, o, ms exactamente, la alternancia entre el campo y la ciudad, a decir de nuestro poeta, formaba parte de la mitologa personal de ambos) ni insinuaban que la ciudad deshumanizara por completo al hombre. As, en La Tierra Balda, la ciudad irreal de Londres tambin le evoca otras sensaciones del pasado al poeta angloamericano: And along the Strand, up Queen Victoria Street. O City city, I can sometimes hear Beside a public bar in Lower Thames Street, The pleasant whining of a mandoline And a clatter and a chatter from within Where fishmen lounge at noon: where the walls Of Magnus Martyr hold Inexplicable splendour of Ionian white and gold. 281
280 All vi a uno que conoca y le par, gritando: Stetson! / T, que estabas conmigo en las naves en Mylae! 281 Ah ciudad de la City, a veces oigo / junto a una taberna en Lower Thames Street, / el agradable gaido de una mandolina / y un estrpito y un charloteo desde dentro / donde los asentadores de Captulo 12: Los poemas: aspectos comunes 374 Como hemos sealado anteriormente, la ciudad constituye en la obra de ambos la yuxtaposicin del pasado y el presente (en Barcelona ja no s bona, o mi paseo solitario de primavera, nuestro poeta afirmara que yo busco en mis paseos los tristes edificios y concluye su recorrido en esta montaa, /este despedazado anfiteatro / de las nostalgias de una burguesa), la mitologa y la realidad cotidiana. Esta integracin de la mitologa y la realidad prosaica representa un elemento fundamental de la poesa eliotiana, y forma parte de la esttica de la modernidad literaria tal y como la propag Joyce en su Ulises, la fusin de lo mtico y lo cotidiano en espacio contemporneo por excelencia, la ciudad. A juicio del poeta de La Tierra Balda, la gran idea del novelista irlands fue introducir el mito de la antigedad como un mtodo para imponer orden en el mundo moderno. En este sentido, cabe destacar de nuevo Barcelona ja no s bona, o mi paseo solitario de primavera o Pandmica y Celeste que representa quiz la mayor expresin de esta esttica en la obra de Gil de Biedma, pero tambin asoma en la concepcin de un poema, Himno a la juventud, que, aunque menos citado, est igualmente caracterizado por su integracin de la mitologa que en este caso remite a la cultura egipcia e incluso ensaya un parodia bblica en sus ltimos versos: A qu vienes ahora, juventud, encanto de la vida? [...] Nos anuncias el reino de la vida, el sueo de otra vida, ms intensa y ms libre [...] y volviendo hacia el mar tu rostro donde brilla
pescado vaguean a medioda: donde las paredes / de San Magnus Mrtir contienen / inexplicable esplendor de blanco y oro jnicos. Captulo 12: Los poemas: aspectos comunes 375 entre mojadas mechas rubias la expresin melanclica de Antnoos, oh bella indiferente, por la playa camines como si no supieses que te siguen los hombres y los perros, los dioses y los ngeles, y los arcngeles, los tronos, las abominaciones Asimismo, una de las figuras comunes a la poesa de ambos es la del poeta como paseante, como flneur en la gran metrpolis, uno de los grandes topois de la poesa moderna que nuestro poeta asimilara de la obra de Eliot quien, a su vez, lo haba aprendido de Baudelaire, autor de una poesa que le abra horizontes que no vislumbraba en la poesa inglesa: From Baudelaire I learned first, a precedent for the poetical possibilities, never developed by any poet writing in my own language, of the more sordid aspects of the modern metropolis, of the possibility of fusion between the sordidly realistic and the phantasmagoric, the possibility of the juxtaposition of the matter of fact and the fantastic [] I learned that the sort of material that I had, the sort of experience that an adolescent had had, in an industrial city in America, could be the material for poetry; and that the source of new poetry might be found in what had been regarded hitherto as the impossible, the sterile, the intractably unpoetic (Eliot, 1965, 126). 282
282 De Baudelaire aprend primero un precedente para las posibilidades poticas, jams desarrolladas por ningn poeta que escribiera en mi propia lengua, de los aspectos ms srdidos de la metrpolis moderna, de la posibilidad de la fusin entre lo srdidamente realista y lo fantasmagrico, la posibilidad de la yuxtaposicin de los hechos reales y los fantsticos [...] Aprend que el tipo de material que yo tena, el tipo de experiencia que un adolescente haba tenido, en una ciudad industrial de los Estados Unidos, podra ser el material para la poesa; y que la nueva fuente de la poesa podra encontrarse en lo que hasta entonces se haba considerado lo imposible, lo estril, lo incurablemente no potico. Captulo 12: Los poemas: aspectos comunes 376 En los versos de ambos, el poeta paseante vagabundea por las calles semidesiertas del atardecer, testigo de los encuentros furtivos de los callejones de la prostitucin que producen una tensa ambigedad en el observador. En Nostalgie de la boue, un poema que se asemeja al mundo eliotiano de Rapsodia de una noche de viento y La Tierra Balda, como veremos ms adelante, Gil de Biedma evoca el siguiente escenario del demimonde urbano: En calles resonantes la oscuridad tena todava la misma espesura total que recuerdo en mi infancia. Y dramticas sombras, revestidas con el prestigio de la prostitucin, a mi lado venan de un infierno grasiento y sofocante como un cuarto de mquinas. De acuerdo con Peter Ackroyd, throughout his life, Eliot was to identify himself as an urban poet, and in his adolescent years he derived a strange pleasure from walking through the alleys and the slums (Ackroyd, 1984: 24), 283 y su discpulo barcelons asimilara de manera profunda la estela urbana de la poesa del autor angloamericano. As, los poemas de Gil de Biedma estn repletos de detalles de la vida urbana contempornea: nombres de coches, peridicos, marcas de cigarrillos, nombres de canciones y cantantes, y esta adopcin de la temtica urbana en la poesa sera analizada por el poeta barcelons en un estudio sobre la obra de su amigo Carlos Barral:
283 A lo largo de su vida, Eliot se identificara como un poeta urbano, y en sus aos adolescentes encontraba un extrao placer en pasear por los callejones de los suburbios. Captulo 12: Los poemas: aspectos comunes 377 Como buen mediterrneo, Barral ve en la vida y en la sociedad urbana el smbolo por excelencia de un mundo hecho a imagen y medida del hombre, al tiempo que se da cuenta muy clara de la fundamental ambivalencia de ese smbolo; la ciudad ofrece, tambin, la mejor y ms directa representacin del lugar desafecto (Gil de Biedma, 1994:42). A nuestro juicio, el guio eliotista al lugar desafecto ilustra la procedencia de la visin gilbiedmana de la ciudad como escenario y smbolo potico, esa ciudad irreal descrita por el poeta de Saint Louis en La Tierra Balda, y cuya ambivalencia sera expresada por nuestro poeta en la tercera parte de Las afueras: Ms, cada vez ms honda conmigo vas, ciudad, como un amor hundido, irreparable. El ro y el mar Ciudad ya tan lejana! Lejana junto al mar: tardes de puerto y desamparo errante de los muelles. Se obstinarn crecientes las mareas por las horas de all Captulo 12: Los poemas: aspectos comunes 378 Jaime Gil de Biedma, Las afueras La presencia del ro y del mar en la poesa de ambos autores tambin constituye, a nuestro juicio, otro aspecto comn a la obra de ambos y, en este sentido, es Las Dry Salvages (the river is within us / the sea is all about us 284 dira Eliot en ste el tercer cuarteto), el tercero de los Cuatro Cuartetos, junto a La Tierra Balda y algunos de los poemas de la serie titulada Landscapes, la fuente principal de las coincidencias temticas. Segn el bigrafo de Eliot, Peter Ackroyd, el poeta angloamericano: once half-planned to write a book of childhood reminiscences, to be entitled The River and the Sea, but he hardly needed to do so these natural forces run through all of his poetry, remembered even when they are absent in the landscape of desert or dry rock (Ackroyd, 1984: 22). 285 Asimismo, la importancia de esta temtica en la poesa de Eliot sera apreciada en seguida por nuestro poeta, quien, en su prlogo de 1955, haba sealado la esencial continuidad entre el mundo potico eliotiano desde La Tierra Balda hasta los Cuatro Cuartetos: En el terreno potico, quien desee asegurarse de esa esencial continuidad puede cotejar la parte cuarta de La Tierra Balda con la seccin segunda de The Dry Salvages: el mar cumple en ambas la misma funcin simblica (Gil de Biedma, 1999:15). El mar tambin ejerce una influencia considerable en la poesa de Gil de Biedma, como presencia a veces insinuada (como en Las afueras) o como
284 El ro est dentro de nosotros, el mar est alrededor de nosotros Captulo 12: Los poemas: aspectos comunes 379 elemento principal del poema (Himno a la juventud o De Vita Beata), y la presencia del Mar Mediterrneo en su poesa, sin llegar a asumir tanta importancia como en la obra de Carlos Barral, constituye a menudo el teln de fondo de su visin de la ciudad. La sexualidad Nuevas disposiciones de la noche, srdidos ejercicios al dictado, lecciones del deseo Jaime Gil de Biedma, Nostalgie de la boue Aunque las discrepancias personales entre la figura pblica de Eliot y Gil de Biedma fueron notables y profundas y el puritanismo pblico del poeta angloamericano casaba mal con la homosexualidad abierta del barcelons, como hemos sealado en la primera parte de este estudio, la visin de la sexualidad reflejada en la poesa de ambos no presenta las mismas diferencias irreconciliables. Eliot, el austero moralista y miembro activo de la iglesia anglicana, no abord su poesa con el mismo espritu puritano que rega su pensamiento poltico y una gran parte de su obra crtica, aunque no fue capaz de permitir la publicacin de sus textos ms escabrosos, un hecho que, a nuestro juicio, no hace sino confirmar que en este sentido posea una admirable lucidez acerca de su propia obra, un esquema apreciativo muy afilado, puesto que los llamados Bolo Poems (editados por primera vez en 1998 y traducidos al espaol en el ao 2001) estn muy por debajo de su nivel habitual y no pasan de ser un mero divertimiento, aunque de indudable inters para los estudiosos de la obra del poeta de Saint Louis.
285 Planificaba a medias escribir un libros de recuerdos de su infancia titulado El Ro y el Mar, pero apenas necesitaba hacerlo estas fuerzas naturales estn presentes en toda su poesa, y son recordadas incluso cuando estn ausentes en el paisaje del desierto o la roca seca Captulo 12: Los poemas: aspectos comunes 380 Al analizar la visin de la sexualidad presente en la poesa de ambos autores, es, de nuevo, la figura del poeta como paseante urbano la que nos introduce en una visin parecida del mundo de la prostitucin, una visin que se caracteriza por su nfasis en la sordidez al mismo tiempo que por su ambivalencia hacia esos bajos fondos que el poeta burgus observa y hasta experimenta, pero que es consciente de poder abandonar en cualquier momento, una conciencia racional, fruto de la honestidad intelectual, que le aleja de la exaltacin de la prostitucin que suele ofrecer el maldito. Asimismo, la perspectiva del voyeur, se introduce en la poesa de ambos, y Gil de Biedma incluso titulara uno de sus poemas Peeping Tom, trmino ingls que hace referencia al mirn que figura en la poesa urbana de ambos autores. Como veremos en el ltimo captulo al analizar ms detenidamente el eliotismo de los poemas del autor de Moralidades, en la obra de ambos la prostitucin de los bajos fondos se contempla con una mezcla de repugnancia y deseo que el poeta del medio siglo describira en Nostalgie de la boue: La luz amarillenta, la escalera estremecida toda de susurros, mis pasos, era an una prolongacin que me exaltaba, lo mismo que el olor en las manos -o que al salir el fro de la madrugada, intenso como el recuerdo de una sensacin. A nuestro juicio, la ambigedad de la mirada sobre la sexualidad que observamos en la poesa gilbiedmana responde a la bsqueda de un tono deliberado que le aleja de la estridencia de los dogmticos y los iluminados y constituye una Captulo 12: Los poemas: aspectos comunes 381 manifestacin de su fidelidad hacia la propia experiencia. El personaje de los poemas de Eliot siente una indudable ambivalencia, una sensacin de repulsin seguida por otra de atraccin, pero el dilema fue de otro signo para Gil de Biedma y lo resolvi de manera distinta, asumiendo la plenitud contradictoria del amor fsico, evocando en Pandmica y Celeste la historia en cuerpo y alma [...], sin despreciar alegres como fiesta entre semana- / las experiencias de promiscuidad. Como sealara a este respecto en su ya citado estudio sobre el Metropolitano de Carlos Barral: Esa ambivalencia se prolonga virtualmente a lo largo de toda la pieza; as, es el fortuito encuentro con una prostituta es decir: con la sexualidad en estado de completa desafeccin- lo que determina en el protagonista la sbita certeza de que an es posible / el mundo enteramente en los adentros, a travs de la cual va a acceder por fin a la exterioridad. En ese preciso instante, la ciudad salta hecha pedazos (Gil de Biedma, 1994: 42). Como cabe esperar, la vertiente homoertica de la obra de Gil de Biedma no encuentra ninguna correspondencia en la de Eliot, y, aunque ha habido quien ha querido demostrar la homosexualidad latente de la obra del poeta angloamericano (Miller, 1977), para parafrasear las palabras de Auden citadas por nuestro poeta acerca de los sonetos de Shakespeare, creemos que la discusin de La Tierra Balda en trminos de homosexualidad y de heterosexualidad carece propiamente de sentido. Ignoramos si el autor de The Idea of a Christian Society fue un homosexual reprimido, pero lo cierto es que el homoerotismo franco y comprometido de la poesa gilbiedmana no encuentra la menor correspondencia en los versos de Eliot, y cualquier intento de encontrarla obedece, a nuestro juicio, a un afn de hiperinterpretacin que no forma parte de los objetivos de este estudio de las huellas eliotianas en la poesa de Gil de Biedma. El poeta barcelons asimil muchas cosas Captulo 12: Los poemas: aspectos comunes 382 de la poesa eliotiana, pero creemos que el homoerotismo no era una de ellas. En este sentido, s cabe hablar de la obra de Auden cuya influencia en la poesa del autor de Moralidades (libro en el cual se recoge una traduccin libre titulada Audens at last the secret is out que representa un testimonio elocuente de la impronta audeniana en la obra de nuestro poeta, y ms concretamente en su vertiente homoertica) nos parece merecedora de un estudio ms completo cuya conveniencia ya hemos sealado pero que forzosamente hemos de dejar para otro momento. Aunque la supuesta homosexualidad latente de la poesa de Eliot no deja de ser un apunte marginal y anecdtico, la misoginia que caracteriza su poesa, al igual que su ideario derechista y su antisemitismo, ha suscitado una polmica duradera mucho ms fundamentada e ineludible para la crtica eliotiana. A nuestro juicio, la poesa de Gil de Biedma no presenta ningn indicio de misoginia, aunque el diario de 1956 s ofrece algunos datos que apuntan en ese sentido, sobre todo el episodio del encuentro con un joven camarero y su novia en un relato que tambin habla de su enorme preocupacin por el orden, contiene un guio intratextual a un poema de Moralidades, La novela de un joven pobre (porque era pobre y muy sensible, / y guapo adems, que es peor), y concluye con una referencia notablemente misgina que, por fortuna, no se reflejara en su poesa: El vicio es el desorden. Haber llegado a esa conclusin a los diecinueve aos est muy bien, pero tambin aterroriza. Porque no le ha bastado con ser inteligente y guapo: ha tenido que ser pobre adems, y haberlo sido siempre y saber que nunca dejar de serlo [...] Su novia no le escucha, y apenas se aburre. Rgidamente sentada, con las manos sobre el vientre apretando el bolso, con los muslos muy juntos, est y mira pasar el gento de las Ramblas, como quien ve llover esperando a que escampe para salir y seguir andando. Es bastante linda. Pero la imagino muy bien dentro de seis aos en la misma postura, ms gruesa y ya casada, con el coo en el bolso y el dinerito entre los muslos (Gil de Biedma, 1991: 191). Captulo 12: Los poemas: aspectos comunes 383 En la poesa de ambos, el recurso a la distancia irnica inclina al poeta a tratar el tema amoroso de forma poco romntica, y las escenas de amor se ven interrumpidas o al menos condicionadas por la cruda realidad, expresada en la mezcla de sordidez rutinaria e indiferencia que se retrata en la seduccin de la secretaria en La Tierra Balda: The meal is ended, she is bored and tired, Endeavours to engage her in caresses Which still are unreproved, if undesired. Flushed and decided, he assaults at once; Exploring hands encounter no defence; His vanity requires no response, And makes a welcome of indifference. 286 A diferencia de la casi totalidad de la poesa eliotiana (con alguna que otra excepcin notable, como veremos en el ltimo captulo de este estudio), en los versos de Gil de Biedma se puede encontrar una franca exaltacin del amor, y, en este sentido, Vals del aniversario y Cancin del aniversario proporcionan algunas de las claves de la visin irnica del amor que caracterizaba la poesa del autor barcelons, y su recurso habitual al bathos. En el segundo de los dos poemas citados, nuestro poeta se encargaba de sealar las distancias entre la realidad y la visin nostlgica y, por consiguiente, engaosa, que el amante conserva de esos encuentros, evocando:
286 la cena ha terminado, ella est aburrida y cansada, / se esfuerza por hacerla entrar en caricias / que an no son reprochadas, aunque no deseadas. / Sofocado y decidido, la ataca de una vez: / manos Captulo 12: Los poemas: aspectos comunes 384 El eco de los das de placer, el deseo, la msica acordada dentro en el corazn, y que yo he puesto apenas en mis poemas, por romntica; todo el perfume, todo el pasado infiel, lo que fue dulce y da nostalgia, no ves cmo se sume en la realidad que entonces soabas y soaba? Por otra parte, en el primero de los poemas (cuya vinculacin expresa con la poesa de John Donne estudiaremos en el ltimo captulo de este estudio) el poeta del medio siglo tambin revela su visin irnica del amor que, de manera eliotiana (como la ciudad irreal de La Tierra Balda), est basada una ligera sensacin de irrealidad: Nada hay tan dulce como una habitacin para dos, cuando ya no nos queremos demasiado, fuera de la ciudad, en un hotel tranquilo, y parejas dudosas y algn nio con ganglios si no esta ligera sensacin de irrealidad La distancia irnica con la que se trata el tema amoroso en la poesa de Gil de Biedma, quien deca haber escrito tan slo un poema de amor, tambin se refleja en los versos de Eliot, aunque en el caso del poeta de Saint Louis predomina habitualmente la frialdad o el nfasis de los aspectos ms srdidos del amor y la sexualidad. Esencialmente, en el caso de ambos, el amor idealizado se ve traicionado
exploradoras no encuentran defensa:/ su vanidad no requiere respuesta, / y da la bienvenida a la indiferencia. Captulo 12: Los poemas: aspectos comunes 385 por la cruda realidad, un descubrimiento que el poeta de Moralidades asuma con mayor pragmatismo e irona posmoderna. Irona y autoparodia: el personaje del poeta La referencia a la personalidad del poeta (vista al modo romntico) es, con todo, la ms frecuente hoy da. Pero aunque el poeta a menudo opera con emociones de las que tiene alguna experiencia personal, esta experiencia no es el fundamento de su eficacia potica: el fallo de toda doctrina de la poesa como transmisin reside en olvidar que el poeta trabaja la mayor parte de las veces sobre emociones posibles y que las suyas propias slo entran en el poema (tras un proceso de despersonalizacin ms o menos acabado) como emociones contempladas, no como emociones sentidas. Jaime Gil de Biedma, 1999:22-23 Hay una actitud muy presente en los poemas de Gil de Biedma y tambin en las primeras composiciones de Eliot, desde La cancin de amor de J. Alfred Prufrock a los llamados poemas bostoniano del mismo libro, versos cortos de tono satrico como Cousin Nancy, Aunt Helen y The Boston Evening Transcript, que consiste en una notable dosis de autoirona que parece sugerir que la poesa no importa, una poesa que no est del todo convencida de su propia importancia, como el Larkin de A Survey of reading habits que acabara concluyendo: Books are a load of crap. 287 Esta desconfianza hacia la poesa forma parte de la apuesta comn por la lucidez frente la exaltacin, una apuesta que se basa en la inteligencia que sustenta la mirada irnica como ha sealado Dionisio Caas: Ese caos moderno parecera verse contrarrestado por una sobrevaloracin de la inteligencia constructora y de la irona como una permanente seal de alerta de que, aunque flotemos sobre un mundo fragmentado y ambiguo, tenemos conciencia de ello (Caas, 1998: 14). Captulo 12: Los poemas: aspectos comunes 386 A nuestro juicio, el ejemplo de Eliot en cuanto a la adopcin del personaje en la poesa y la distincin entre las distintas voces de la poesa representa una de las ms notables aportaciones eliotianas a la obra de Gil de Biedma, aunque la naturaleza de ese personaje ha sido ampliamente cuestionada, pese a las insistencias por parte del autor de Moralidades en su apuesta por la creacin consciente de un personaje 288 en sus poemas. En este sentido, las discrepancias de Juan Ferrat resultan especialmente significativas dado su hondo conocimiento tanto de la obra de su amigo barcelons como la del autor angloamericano: La voz genuina de Jaime Gil de Biedma no empieza a constituirse hasta que el poeta impone sobre la vaporizacin sentimental de su intimidad la represa de su mirada vigilante, a veces dolida, otras o escptica o cnica, acaso atnita, o tal vez simplemente atenta a registra lo que ve. Pero, incluso en este ltimo caso, la mirada del poeta formar siempre parte del desarrollo emotivo del poema; en la poesa de Jaime Gil de Biedma no hay lugar para la contemplacin indiferente de la misma manera que tampoco cabe en ella la emocin a la deriva, disipada en el flujo de palabras, caracterstica de los poetas [...] la experiencia de lector de Jaime Gil de Biedma no se distingue, pues, regularmente de su experiencia humana, y eso significa que en su obra la literatura no ejerce en ningn sentido una funcin distanciadora con respecto a la experiencia (Ferrat, 1994: 216-219). Las objeciones de Juan Ferrat, quien negara la funcin distanciadora de la poesa gilbiedmana han sido contestadas por Luis Garca Montero quien, respecto a la supuesta sinceridad de la poesa de la intimidad y de la experiencia, ha sealado: Hace algunos aos, Juan Ferrat neg la existencia de una funcin distanciadora en esta obra demasiado personal. Siento no estar de acuerdo, porque para darse totalmente a un discurso
287 Los libros son un montn de basura. 288 Tras asegurar que se propuso escribir la poesa que l mismo quera leer, Gil de Biedma afirmara que tena que escribirla un personaje inventado que era Jaime Gil de Biedma. Por lo tanto, quin coo la iba a escribir? (Batll, 1982: 62). Captulo 12: Los poemas: aspectos comunes 387 hay que verlo primero desde lejos. Gil de Biedma empieza a jugar con la poesa, en el sentido ms teatral del trmino. Y esto es importante, casi definitivo, puesto que slo cuando uno descubre que la poesa es mentira, puede empezar a escribirla de verdad (Garca Montero, 1993: 120). A nuestro juicio, en el caso de la poesa de Gil de Biedma hay una apuesta clara, consciente y profundamente eliotiana por la creacin de un personaje, y las discrepancias acerca de la existencia de ese personaje slo deben cifrarse en cuanto a lo convincente o lo coherente de ese personaje. Respecto a su visin de la despersonalizacin del poema, ya hemos insistido suficientemente en su asimilacin de los valores eliotianos de la crtica y su distincin entre el Mr. Eliot de los poemas y el Eliot real (la irrupcin en la poesa eliotiana del reconocible y reconocido Mr.Eliot fue un suceso afortunado, no s hasta qu punto para el Altar y el Trono, pero s desde luego para la Poesa) y, como hemos visto anteriormente, su visin del personaje potico y la ambivalencia que produce entre la identidad del creador y su personaje formaba parte consustancial de su visin de la poesa moderna e irnica: pensaba yo que la fundamental experiencia del vivir est en la ambivalencia de la identidad, en esa doble conciencia que hace que me reconozca simultnea o alternativamente uno, unignito, hijo de dios, y uno entre otros tantos, un hijo de vecino[...] Era sa la experiencia, crea yo, que debe servir como supuesto bsico de todo poema contemporneo[...] me parece sentirla implcita en un poema narrativo como Don Juan, de Lord Byron, no en cuanto relato de las aventuras del protagonista- o en ciertos monlogos de Browning. Expresa plenamente a partir de Laforgue, la encontramos en Valry Larbaud y en el joven Eliot y en tantos otros en algunos modernistas latinoamericanos, por ejemplo. Casi me atrevera a decir que todo poema irnico moderno apunta, con ms o menos latitud, hacia esa direccin (Gil de Biedma, 1994: 341). Captulo 12: Los poemas: aspectos comunes 388 A nuestro juicio, el concepto gilbiedmano de la despersonalizacin de la poesa y su apuesta por la creacin consciente se inspiraba en gran medida, en la poesa y la obra terica de Eliot, a quien citara repetidamente para apoyar sus tesis acerca la distincin entre la emocin potica y la emocin sentida como experiencia real. En su prologo de 1955, nuestro poeta sealara que la emocin del arte es impersonal, ha dicho muchas veces Eliot (Gil de Biedma, 1999: 25), y en el coloquio titulado Sobre el hbito de la literatura como vicio de la mente y otras ociosidades reiterara su creencia en la creacin del personaje por parte del poeta: Lo que yo creo es que cuando un poeta habla en un poema, quiz no hable como personaje imaginario, pero como personaje imaginado siempre (Gil de Biedma, 1994: 226). En definitiva, para nuestro poeta, la creacin de ese personaje formaba parte de su necesidad de inventar una identidad: 289 Una gran parte de la poesa moderna, y desde luego, tambin la ma, consiste en la bsqueda de una identidad. Y llega un momento que, en mi caso, esa identidad es reconocida y asumida: finalmente me reconozco en una identidad, despus de muchos aos crendola a travs de mis poemas. Escribir poesa es, por encima de todo, imaginacin, lo cual implica cierto distanciamiento. En el instante en que una identidad inventada es de verdad asumida, el ciclo se cierra. Es decir, uno de los motivos por los que no escribo poesa es porque el personaje de Jaime Gil de Biedma que yo invent y logr asumir ya no me lo puedo imaginar (Espada, 2000:5). Sin llegar al empleo de los heternimos como en los casos de Antonio Machado y Fernando Pessoa, tanto Gil de Biedma como Eliot eran conscientes de estar creando un personaje potico, que no concordaba necesariamente con ellos
289 El dogma trinitario del catolicismo es perfectamente vlido. Tres personas y un solo Dios. Ahora bien lo que a m me ocurre con ese dogma es que no conozco a nadie normal que sea tan pocas personas. Yo soy muchas ms! [...] Para m, la literatura, y sobre todo la poesa, es una forma de inventar una identidad (Gil de Biedma, 1994: 225). Captulo 12: Los poemas: aspectos comunes 389 mismos, y el poeta barcelons subrayara insistentemente este aspecto de la obra eliotiana, su elaboracin de una voz potica y no la transmisin de la personalidad ntima del poeta, una estrategia que tambin valoraba en Pessoa y Antonio Machado: Hay dos poetas modernos a los que envidio porque se enfrentaron a este mismo problema y lo lograron solucionar: Antonio Machado con sus apcrifos, Abel Martn y Juan de Mairena, y Pessoa con sus heternimos. Sobre todo Pessoa, uno de los mejores poetas del siglo XX (Espada, 2000: 5). La brevedad Un puado de cenizas y unos cuantos buenos poemas son resumen suficiente de una vida, amigo Alfonso Jaime Gil de Biedma, 1994: 218 Las palabras que citamos arriba provienen de un homenaje titulado Despus de la muerte de Alfonso Costafreda en el cual nuestro poeta tambin haba elogiado la modestia y el realismo de Costafreda al enfrentarse (como a todos nos ha ocurrido) a la conciencia de no ser el gran poeta que haba soado. Tanto Eliot, si se le compara con Auden o Yeats, como Gil de Biedma respecto a contemporneos suyos como Jos Agustn Goytisolo o Jos ngel Valente, eran poetas muy poco prolficos, siguiendo una estela de moderacin sealada por nuestro poeta acerca de Cavafis que, a su juicio, radica en un alto grado de autoconocimiento y reconocimiento de las propias limitaciones: Captulo 12: Los poemas: aspectos comunes 390 seguro de quin es, apenas necesita publicar sus versos: unas pocas hojillas impresas, parsimoniosamente distribuidas, le bastarn mientras espera el da en que la muerte selle su destino. Hay quid pro quos gloriosos (Gil de Biedma, 1994: 311). Pese a seguir escribiendo hasta los ltimos aos de su vida, T.S. Eliot produjo casi todo lo mejor de su obra entre la publicacin de La cancin de amor de J. Alfred Prufrock en 1915 y la versin definitiva de los Cuatro Cuartetos en 1942 (obra sta ltima que Eliot haba empezado a componer en 1935). A lo largo de esos aos, public de forma pausada (casi se dira que forma parsimoniosa, por emplear un vocablo que encaja muy bien con el espritu eliotiano) poemas como La Tierra Balda (1922), Los Hombres Huecos (1925) y Mircoles de Ceniza (1930). A partir de la publicacin de los Cuatro Cuartetos, Eliot se dedic principalmente a escribir sus dramas potico-religiosas como Asesinato en la catedral y comedias sociales de corte filosfico como El cctel, y apenas volvi a publicar poesa. Los pocos poemas que compuso en las ltimas dcadas de su vida estn muy por debajo de la calidad de sus grandes obras, y el propio Eliot no ignoraba la desigual calidad de su obra tarda, ya que en la edicin de sus Poesas escogidas que l mismo prepar en 1954, el ltimo poema en orden cronolgico es La Roca, escrito en 1934, exceptuando, por supuesto, los Cuatro Cuartetos que tradicionalmente han aparecido como libro independiente de las antologas parciales. Eliot, en una conferencia titulada La Poesa de W.B. Yeats pronunciada en el Abbey Theatre de Dubln en 1940 (cuando tena cincuenta y dos aos, ms o menos la misma edad de Gil de Biedma cuando dej de escribir en 1981), haba asegurado que el poeta madura tena que hacer frente a tres elecciones: Captulo 12: Los poemas: aspectos comunes 391 To stop writing altogether, to repeat himself with perhaps an increasing skill of virtuosity, or by taking thought to adapt himself to middle age and find a different way of working (Eliot, 1969: 253-254). 290 Jaime Gil de Biedma, por su parte, tena una conciencia muy clara de los motivos por los cuales haba dejado de escribir, motivos que explicara en una entrevista de 1981: Realmente me gustara escribir, pero soy consciente de que lo hara peor que hasta ahora y eso, adems de no gustarme nada, me produce pnico. Estoy convencido de que los poemas que pudieran surgir seran peores (Espada, 2000: 5). La obra de Gil de Biedma es notoriamente breve y su autor era muy consciente de las ventajas de esta eleccin. Su defensa de una obra pausada y escasa era fruto de una meditacin tremendamente lcida sobre la evolucin de la identidad potica y las expectativas de vida de una obra potica: Los poetas salvo, muy pocas excepciones, perduran por un nmero de poemas que est entre uno y veinticinco. Yo me digo: he escrito un nmero indeterminado de poemas buenos, y a mi edad, 41 aos, es muy probable que haya escrito ms de la mitad de mi cupo de buenos poemas. Y cul es mi cupo? Veinticinco, diecisiete, doce, ocho, tres, dos, uno? No se sabe. Si uno va a perdurar como poeta, qu ms da perdurar por uno, que por diecisiete, que por veinticinco. As que no veo razn para que un poeta se fuerce a escribir, o se queje de que sus ocupaciones le impidan escribir (Merino, 1982: 64).
290 Dejar de escribir por completo, repetirse, tal vez con mayor destreza o ms virtuosidad, o pensar en cmo adaptarse a la mediana edad y encontrar un modo diferente de trabajar. Captulo 12: Los poemas: aspectos comunes 392 En este sentido, la postura del poeta barcelons se parece notablemente a la de Eliot, quien no quera ser un escritor a tiempo completo y necesitaba un trabajo til, una eleccin vital que al final le llevara a dejar de escribir poesa y hasta de comentar la poesa joven porque consideraba que era incapaz de entenderla. Esta retirada a tiempo por parte de los dos ofrece una muestra ms de su apuesta comn por la madurez y la sensatez, una conciencia de la importancia de conocer las propias limitaciones que Gil de Biedma haba defendido como una parte esencial de la creacin potica: Limitarse es una de las cosas ms importantes para un poeta. El arte es hijo de la limitacin (Espada, 2000:5). A nuestro juicio, ah tenemos la clave de la brevedad de una obra que consta de tan solo noventa y siete poemas escritos a lo largo de treinta aos: la negativa de su autor a seguir representando el papel de poeta una vez que ese personaje creado y conscientemente ya no tena nada ms que decir: Por muy bien escrito que est, un poema que no alcanza a convencernos de que necesario escribirlo, es un poema malo [...] Ese poema fue escrito para seguir siendo poeta en la sociedad literaria (Merino, 1982, 68). Para concluir, hay otras similitudes de tono y temtica que evidencian el profundo eliotismo del poeta de Moralidades, como su apuesta por no falsificar la experiencia, lo que ha sido denominado por Pere Rovira como la renuncia al autoengao (Rovira, 1986: 155), una fidelidad a la propia experiencia que Gil de Biedma aseguraba haber aprendido de los poetas ingleses de los aos treinta. Tanto el poeta angloamericano como el espaol demostraron un inters creciente en lo que todos tenemos en comn y abandonaron la autoobsesin de sus primeras obras, una preocupacin que el autor barcelons describira insistentemente como la distincin entre el hijo de Dios y el hijo del vecino, primando la voz de ste ltimo en la poesa Captulo 12: Los poemas: aspectos comunes 393 del hombre maduro. Como hemos sealado anteriormente, sus obras respectivas reflejan dos conciencias intensamente literarias, sin que esa literariedad les impulsara a caer en la Metapoesa y la exaltacin de la literatura. Para ambos la literatura representaba una forma de comprender y ordenar la propia experiencia, y no albergaron la menor confusin entre la vida y el arte. Las huellas eliotianas de la poesa de Gil de Biedma, su valor de saturacin personal de la obra del poeta angloamericano, responden al fenmeno de lo que Prieto de Paula ha llamado un alma colonizada por otras obras, y un anlisis de los aspectos comunes a los versos de ambos, al igual que en el caso del estudio comparativo de los textos crticos, habla de una profunda asimilacin de la imaginera e incluso el lxico de Eliot por parte de nuestro poeta, como veremos a continuacin en el ltimo captulo de este estudio. En este sentido, conviene tener en cuenta las ideas expresadas en Funcin de la poesa y funcin de la crtica por el autor de Saint Louis con palabras que apuntan a la naturaleza de la asimilacin gilbiedmana de su obra: Yo dira que la sensibilidad de todo poeta realiza al leer( historietas grficas y novelas baratas lo mismo que libros de ms sustancia, y menos frecuentemente obras de naturaleza abstracta, aunque incluso stas procuran alimento a ciertos temperamentos poticos) una seleccin peculiar e inconsciente de los materiales una imagen, una frase o una palabra- que acaso emplear ms tarde (Eliot, 1999: 113). Por ltimo, cabe sealar algunas caractersticas de la poesa de Jaime Gil de Biedma (su lxico, sus incisos coloquiales, sus frecuentes apelaciones al lector) que le acercan ciertamente a la voz potica de T.S. Eliot, pero preferimos remitirnos a la lectura eliotiana de los poemas para aventurar cualquier teora concreta acerca de la presencia y el origen de estos eliotismos, una lectura que nos hemos propuesto en Captulo 12: Los poemas: aspectos comunes 394 aras de corroborar las palabras del propio Gil de Biedma acerca de sus propios eliotismos, ya que este poeta tan empapado de Eliot haba confesado que todava descubra a veces en su obra alusiones a Eliot en las que no haba reparado. Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 395 CAPTULO 13 LOS POEMAS: UNA LECTURA ELIOTIANA Realmente, yo hubiera preferido escribir en ingls, lo que ocurre es que no lo domino como el castellano. Porque me parece que desde el punto de vista de la poesa es una lengua que tiene infinitamente ms recursos. Jaime Gil de Biedma, en Batll, 1982: 61
Si son perceptibles las huellas eliotianas a lo largo de toda la obra potica de Gil de Biedma, en este ltimo captulo nos hemos propuesto un estudio lo ms exhaustivo posible de estas huellas en los poemas recopilados por el propio poeta en la coleccin definitiva de Las personas del verbo. Por lo tanto, en nuestro anlisis seguiremos el orden cronolgico trazado por el propio poeta en la versin publicada en 1982. A nuestro juicio, la presencia de Eliot en la obra del poeta barcelons abarca desde las citas ms directas e inconfundibles (como la eleccin del ttulo Prncipe de Aquitania en su torre abolida que nos remite al final de La Tierra Balda) y las reminiscencias intertextuales y evocaciones ms o menos conscientes de la poesa del autor angloamericano, hasta algunas coincidencias de tema y de tono potico que, aunque menos susceptibles de una demostracin textual conclusiva e irrefutable, exponemos con el nimo de profundizar en esta lectura que tanta unanimidad suscita pero que tan poca evidencia ha originado. En todo momento, nos hemos fijado la meta de corroborar la tesis del propio autor quien, como hemos visto, aseguraba encontrar cada vez ms huellas eliotianas en su propia obra, huellas que ni l mismo haba sospechado. Por otra parte, aunque Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 396 nuestro objetivo principal es indagar en el eliotismo de nuestro poeta, cuando la presencia de otro escritor angloamericano es evidente (la influencia de Auden, por ejemplo, tambin es notoria), la hemos reseado, aunque un anlisis completo de la totalidad de la impronta angloamericana en la obra del autor de El juego de hacer versos se escapa de los objetivos de este trabajo. Amistad a lo largo Este poema pertenece a Ayer, la primera parte de Compaeros de viaje (que cuenta, como sabemos, con una cita introductoria de Wordsworth) y su relacin ms evidente con la obra de Eliot radica en su obsesin por el paso del tiempo, una obsesin que se articula in crescendo como una especie de mantra a lo largo del poema (Pasan lentos los das [...] Llegaban noches [...]Ay el tiempo! Ya todo se comprende). Como hemos sealado antes, al abordar la publicacin de sus primeros poemas (despus de la tentativa algo anecdtica de Segn sentencia el tiempo), Gil de Biedma ya se haba iniciado en sus lecturas de Eliot en su lengua original, y es a partir de entonces cuando se puede trazar una larga serie de coincidencias temticas, lxicas y hasta intertextuales, que en el caso de este poema se centran especialmente en la preocupacin de ambos poetas por el tiempo como elemento consustancial a su visin potica. En cuanto a la amistad, la concepcin que de ella nos refleja el poeta barcelons, la extraordinaria importancia que para l tenan los amigos (hay momentos felices / para dejarse ser en amistad [...] empezamos a ser los compaeros / que se conocen / por encima de la voz o de la sea) la visin expresada en este poema se asemeja indudablemente al Eliot de 1917 (por entonces tena 29 aos, ms Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 397 o menos la misma edad de Gil de Biedma al componer estos versos), quien en su Retrato de una dama nos habl as de la amistad: You do not know how much they mean to me, my friends, And how, how rare and strange it is, to find In a life composed of so much, so much of odds and ends [] To find a friend who has these qualities, Who has, and gives Those qualities upon which friendship lives. How much it means that I say this to you Without these friendships life, what cauchemar! 291 El poema de Gil de Biedma tambin ofrece la primera manifestacin de un motivo recurrente en los Cuatro Cuartetos y que el poeta cataln hara suyo en numerosos versos de su primera poca, notablemente en Las afueras, como veremos a continuacin: la subida y la bajada que tiene sus races en el Inferno dantesco y que T.S. Eliot recreara de forma reiterada en su propia composicin, y muy notablemente en Burnt Norton. Hay, asimismo, un eco de la idea eliotiana de la caducidad de las palabras cuando nuestro poeta habla de: las palabras que luego abandonamos para subir a ms [...] Pueden alzarse las gentiles palabras -sas que ya no dicen cosas
291 No sabe cunto significan para m, mis amigos, / y cmo, qu raro y extrao es, encontrar / en una vida tan, tan compuesta de piezas sueltas [...] encontrar un amigo que tenga esas cualidades, / que Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 398 En Little Gidding, Eliot, con uno de sus guios habituales a Mallarm, haba afirmado lo siguiente: Last years words belong to last years language And next years words await another voice. 292 Por ltimo, cabe sealar las reminiscencias eliotianas de algunos versos de este poema (estamos nosotros enzarzados / en mundo, sarmentosos / de historia acumulada) y la conclusin que nos remite a una obsesin de ambos poetas, Ay, el tiempo! Ya todo se comprende. Las afueras Este poema tambin fue compuesto a mediados de los cincuenta, y as coincide con los primeros compases de la devocin de Gil de Biedma por la obra de Eliot, una devocin confesada y ampliamente demostrada como hemos tenido ocasin de comprobar. El primer aspecto del poema que llama la atencin es su forma, ya que est dividido en doce apartados numerados de forma romnica que si bien recuerdan al Jorge Guilln de Cntico (Las afueras tambin demuestra una notable influencia de La rendicin al sueo del poeta vallisoletano) o al Luis Cernuda de Poemas para un cuerpo o Vivir sin estar viviendo, tambin han de recordarnos las composiciones ms importantes de Eliot y, de modo muy especial los Cuatro Cuartetos que Gil de Biedma reconoca haber ledo de forma apasionada y profunda. En este sentido, el poeta barcelons sealara la procedencia de sus ideas
tenga, y d / esas cualidades de que vive la amistad. / Cunto significa que le diga esto a usted: / sin esas amistades [...] la vida qu cauchemar! Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 399 acerca de la organizacin interna del poema, y en su prlogo a una traduccin catalana de los Cuatro Cuartetos, se referira al criterio tantas veces expuesto por Eliot, de que un poema de cierta extensin debe siempre conformarse segn una variacin o modulacin de intensidades (Gil de Biedma, 1994:361). As, pues, la disposicin formal del poema revela cierta afinidad electiva a la hora de enfrentarse a la pgina en blanco, y la conviccin eliotiana de la importancia de la ordenacin era compartida por su discpulo barcelons, quien a partir de entonces incluso demostrara un inters por experimentar dentro de las formas estrficas ms tradicionales, obteniendo as unos resultados extraordinarios en el caso de Albada. La confirmacin de la inspiracin eliotiana de Las afueras la ofrecera el propio autor de El pie de la letra en una conferencia-recital pronunciada en la Residencia de Estudiantes de Madrid en 1988 en la cual, al leer la dcima parte de su composicin, sealara la naturaleza de la imitacin que se propuso en este poema: Es pues un poema que describe la llegada a una ciudad otoal despus de las vacaciones y que, adems, trata muy deliberadamente de imitar un pasaje del cuarto Cuarteto 293 de Eliot muy deliberadamente y sin xito- en el ritmo, en la articulacin de la frase, cuyo ritmo principal se va aplazando durante mucho tiempo para dar la sensacin de premiosidad en el avance (Gil de Biedma, 2001: 14). Asimismo, la ambientacin nocturna del poema y su evocacin de la desolacin metropolitana nos remiten a ciertos poemas de Eliot como los Preludios o Rapsodia de una noche de viento, la transicin de la noche al da que marca la pauta temporal del poema de Gil de Biedma tambin constituye el eje narrativo de
292 Las palabras del ao pasado pertenecen al lenguaje del ao pasado / y las palabras del ao que viene aguardan otra voz Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 400 los dos poemas citados del autor angloamericano, y la forma en que ambos poetas recrean el insomnio del solitario como nufrago en la noche de la ciudad tiene unos paralelos notables con los citados poemas de autor de La Tierra Balda. As, en la primera parte del poema, el poeta barcelons nos habla de la larga noche de vela en las afueras de la ciudad dormida: Carne a solas insomne, cuerpos como la mano cercenada yacen, - y la brasa que apuran ilumina ojos donde no duerme la ansiedad, la infinita esperanza con que aflige la noche, cuando vuelve. En la tercera parte de sus Preludios, Eliot nos describe una escena parecida de otra noche de angustia y duermevela en la ciudad: You tossed a blanket from the bed, You lay upon your back, and waited; You dozed, and watched the night revealing The thousand sordid images Of which your soul was constituted 294 Ambos poetas tambin presentan el sueo como la nica solucin para la angustia de la noche, la nica manera de evadir el tormento nocturno y enfrentarse al da nuevo. As, en la primera parte de este poema, Gil de Biedma habla de:
293 En el texto original se lee Cuarto Cuarteto, un error que hemos corregido, pues se trata del cuarto de los Cuatro Cuartetos, Little Gidding, el mejor de los cuatro poemas a juicio de Gil de Biedma, como hemos visto anteriormente. 294 Tiraste una manta de la cama / te tumbaste de espaldas, y esperaste; / te adormilaste, y observaste la noche revelando / las mil imgenes srdidas / de que estaba constituida tu alma Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 401 El dudoso cansancio, precipita la solucin del sueo. Por su parte, el gran poema nocturno de Eliot, Rapsodia de una noche de viento, presenta una escena muy similar que coincide en la misma prescripcin del sueo como remedio para los males de la noche metropolitana: The bed is open; the tooth-brush hangs on the wall Put your shoes at the door, sleep, prepare for life. 295 La segunda parte de Las afueras tambin contiene unos elementos inequvocamente eliotianos como es de esperar en un poema compuesto en el momento ms intenso de sus lecturas del poeta de Los Cuatro Cuartetos. As, la personificacin del viento en la noche urbana que bien puede haberse inspirado en la Rapsodia de una noche de viento (las farolas y la luz amarillenta de los primeros poemas de Eliot tambin apareceran con cierta frecuencia en otros poemas gilbiedmanos como Del ao malo) se refleja en la interrogacin de nuestro poeta: Estn casi a la mano y anochece el camino [...]Pasa el viento Le llamo? Por otra parte, esta segunda parte del poema tambin contiene una notable reminiscencia textual de una escena de Las Dry Salvages, tercero de los Cuatro
295 La cama est abierta: el cepillo de dientes cuelga en la pared / deja los zapatos a la puerta, duerme, preprate para la vida Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 402 Cuartetos, que, al igual que el poema de Gil de Biedma, evoca una escena familiar de la niez del poeta. As, el poeta barcelons escribe: Si subiera el saln familiar de octubre el templado silencio se aterrara. El citado poema eliotiano ofrece una visin de tranquilidad otoal en el seno de la familia que se asemeja al que ha sugerido nuestro poeta: In the smell of grapes on the autumn table, And the evening circle in the winter gaslight 296 La tercera parte de Las afueras tiene un aire marino y de nostalgia de puerto que tambin se acerca a la imaginera de Las Dry Salvages, la composicin que Eliot haba dedicado a Cape Ann en la costa de Massachussets donde pas los veranos de su infancia y su adolescencia. Los dos poemas contienen una serie de elementos comunes (la noche en el puerto, las luces de la ciudad lejana, el rumor de las olas) que sugieren un grado de influencia muy notable y, de esta manera, la presencia eliotiana se hace patente de nuevo en este poema de Gil de Biedma. En Las Dry Salvages, el poeta angloamericano haba evocado la siguiente escena de mar: The menace and caress of wave that breaks on water []
296 en el olor de uvas en la mesa de otoo, / y el crculo al anochecer en la luz de gas de invierno Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 403 Between midnight and dawn, when the past is all deception [] And the ground swell, that is and was from the beginning, Clangs The Bell 297 En la tercera parte de Las afueras, el poeta de Moralidades tambin conjuga unos elementos muy parecidos en su retrato del mar: [...] tardes de puerto y desamparo errante de los muelles. Se obstinarn crecientes las mareas por las horas de all. Y sern un rumor, un plpito que puja endormecindose, cuando asoman las luces de la noche sobre el mar [...]A veces ola y otra vez silencio. La cuarta parte de Las afueras tambin contiene una clara reminiscencia de los Cuatro Cuartetos y, de manera muy especfica, del primero de los cuartetos, Burnt Norton. As, el poeta de Moralidades recuerda la siguiente escena que parece haberse inspirado directamente en la imaginera del citado poema eliotiano: En qu maana, os acordis, quisimos asomarnos al pozo peligroso en el extremo del jardn?
297 la amenaza y la caricia de la ola que rompe mar adentro[...]entre medianoche y amanecer, cuando el pasado es todo engao[...] y la ola de fondo, que es y era desde el principio; / hace sonar la campana Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 404 En Burnt Norton, Eliot haba plasmado una escena muy parecida que, como sabemos, aseguraba saberse de memoria el poeta barcelons: So we moved, and they, in a formal pattern, Along the empty alley, into the box circle, To look down into the drained pool. 298 Como hemos visto en la segunda parte de este estudio, la asimilacin gilbiedmana de la imaginera eliotiana de los Cuatro Cuartetos se reflejara incluso en su prosa, y el jardn de Burnt Norton asumira una significacin extraordinaria para el poeta barcelons quien resuma as su importancia en la obra del poeta de Saint Louis: En el despliegue de motivos y de temas, la entera teora de meditaciones discursivas, pasajes lricos y episodios narrativos en que consiste Four Quartets podra compararse a una espiral, que pasas y repasas siempre por las mismas latitudes pero a longitud distinta. El jardn de las rosas, punto de partida y de llegada, es a la vez el mismo y es otro, ya no slo el concreto jardn de Burnt Norton, ya no slo el simblico jardn de la infancia de cada uno (Gil de Biedma, 1994: 363). Sin ofrecer una huella intertextual tan clara como las que hemos observado en otras partes del poema, la quinta parte de Las afueras tambin presenta unos rasgos claramente identificables con la obra del poeta norteamericano. La reiteracin del tpico eliotiano del descenso de nuevo se hace presente en estos versos y tambin hay un eco de la visin cclica de Eliot, su expresin particular del concepto
298 As avanzamos, y ellas, en ordenacin formal, / a lo largo de la alameda vaca, hacia el crculo de boj, / para mirar en lo hondo del estanque vaciado. Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 405 nietzscheano del eterno retorno (In my beginning is my end [...] In my end is my beginning), 299 en las palabras de Gil de Biedma: De noche, Cuando desciendas. Pero es intil, nunca he de volver a donde t nacas ya con forma de recuerdo. Asimismo, esta ltima referencia gilbiedmana nos parece remitir a la quinta parte de Little Gidding, en la cual Eliot haba escrito: We are born with the dead: See, they return, and bring us with them. 300
De nuevo, en la sexta parte de Las afueras encontramos otro ejemplo del leitmotiv de la subida y el descenso que, como sabemos, Eliot haba desarrollado en los Cuatro Cuartetos, inspirndose a su vez en el Inferno de Dante y tambin en la Noche oscura de San Juan de la Cruz. As, esta sexta parte del poema de Gil de Biedma comienza con otro ejemplo de este tpico eliotiano: Como la noche no quiero que t desciendas [...] desciende hasta mis ojos veloz, como la lluvia En su exhortacin a la observacin de una escena nocturna, la sptima parte de Las afueras tiene un parentesco inequvoco con La rapsodia de una noche de
299 En mi comienzo est mi fin [...] En mi fin est mi comienzo. Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 406 viento de Eliot. Gil de Biedma inicia esta parte de su poema con la siguiente invitacin: Mirad la noche del adolescente. Atrs quedaron las solicitudes del da, su familia de temores En su Rapsodia de una noche de viento, por su parte, Eliot haba evocado la noche metropolitana en torno a una serie de invocaciones muy parecidas: The street-lamp said, Regard that woman []The street-lamp said, Remark the cat which flattens itself in the gutter [] The lamp hummed: Regard the moon 301 Asimismo, esta sptima parte del poema tambin tiene un tono ciertamente parecido a los Preludios de Eliot, en cuanto a su evocacin de la angustia nocturna en las afueras de la gran ciudad y la impaciencia del joven por asumir el mundo. As, el poeta barcelons describe la noche metropolitana de la siguiente manera: y la distancia pasa en avenida de memorias o tumbas sin ciudad, arrabales confusos lentamente apagados. La noche se afianza
300 Nacemos con los muertos: / ved, ellos vuelven, y nos traen con ellos. 301 El farol deca: Observa a esa mujer[...] El farol dijo: Observa al gato que se aplana en el arroyo [...] El farol canturreaba: Observa la luna Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 407 En sus Preludios, Eliot ya haba descrito una escena muy parecida que destila la misma mezcla de angustia e impaciencia por vivir que apreciamos en el poema del autor de Poemas Pstumos: His soul stretched tight across the skies That fade behind a city block[] The conscience of a blackened street Impatient to assume the world. 302 En la octava parte de Las afueras, hay, a nuestro juicio, una referencia textual de indudable procedencia eliotiana. As, cuando Gil de Biedma nos habla de sus recuerdos de un jardn al lado del mar (jardines intramuros recogindose, / asomaban follajes hacia el mar), nos cuenta que: All, bajo los nobles eucaliptos -ya casi piel, de tierna, la corteza descansa en paz el extranjero muerto En el tercero de los Cuatro Cuartetos, Las Dry Salvages, Eliot haba recreado una escena del paisaje marino de su infancia que tambin nos habla del escenario del descanso eterno de los extranjeros muertos en el mar: It tosses up our losses, the torn seine, The shattered lobsterpot, the broken oar And the gear of foreign dead men. The sea has many voices, Many gods and many voices. 303
302 Su alma tensamente extendida a travs de los cielos / que se desvanecen tras una manzana de la ciudad, [..] la conciencia de la calle ennegrecida / impaciente por asumir el mundo 303 Arroja nuestras prdidas , la red desgarrada, / la nasa de langostas destrozada, el remo / y las pertenencias de extranjeros muertos. / El mar tiene muchas voces, muchos dioses y muchas voces Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 408 Quiz sea la dcima parte de Las afueras la que ms huellas eliotianas sugiere al lector, ya que era, como sabemos, un ensayo muy deliberado de imitacin eliotiana por parte de Gil de Biedma. As, nuestro poeta inicia esta parte de su poema con una frase que parece conllevar un eco de La cancin de amor de J. Alfred Prufrock, ya que ambos poemas nos hablan del cansancio que produce recorrer al atardecer ciertas calles conocidas y de la sensacin de pesar profundo del que regresa. En su ya citado poema, el poeta de Saint Louis haba escrito estos versos iniciales, hoy tan famosos para cualquier lector de poesa en lengua inglesa: Let us go then, you and I, When the evening is spread out against the sky Like a patient etherised upon a table; Let us go, through certain half-deserted streets, The muttering retreats Of restless nights in one-night cheap hotels. 304 Gil de Biedma, por su parte inicia la dcima parte de Las afueras con una escena y un tono muy parecidos: Nos reciben las calles conocidas y la tarde empezada, los cansados castaos cuyas hojas, obedientes, ruedan bajo los pies del que regresa
304 Vamos entonces, t y yo, / cuando el atardecer se extiende contra el cielo / como un paciente anestesiado sobre una mesa; / vamos, por ciertas calles medio abandonadas, / los mascullantes retiros / de noches inquietas en baratos hoteles de una noche Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 409 Tambin en esta dcima parte de Las afueras, el poeta cataln haba presentado la siguiente escena idealizada que gira en torno al recuerdo de un instante de felicidad infantil: Recordis la destreza del vuelo de las aves, el jbilo y los juegos peligrosos, la intensidad de cierto instante, quietos bajo el cielo ms alto que el follaje? Para comprobar el eliotismo intenso de estos versos, basta cotejarlos con otros procedentes de Burnt Norton, poema perteneciente a los Cuatro Cuartetos que, como sabemos, Gil de Biedma se haba dedicado a leer de forma tan intensa por entonces: Sudden in a shaft of sunlight Even while the dust moves There rises the hidden laughter Of children in the foliage. 305 En definitiva, la dcima parte de Las afueras constituye una de las composiciones ms intensamente eliotianas de Gil de Biedma, quien en su diario de 1956 se haba referido al enorme esfuerzo que le haba supuesto completar dicho poema y de la ambivalencia que senta hacia el texto acabado: Hoy Viernes Santo, he terminado Las afueras. Mejor dicho: ha cado en la cuenta de que Las afueras se termin hace meses, cuando di por bueno el segundo movimiento de esa parte X que me ha trado a mal traer desde entonces [...] se termin Las afueras, y la estupefaccin Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 410 excede en mucho a la satisfaccin; ya con el poema ah, me pregunto si mereca los aos y el trabajo que le he dado. Y ahora, qu? Me siento libre y vaco (Gil de Biedma, 1991: 62-63). Arte potica En su evocacin de la incierta frontera entre las estaciones, el fro estremecedor y la melancola, este poema de Gil de Biedma ofrece una notable influencia del comienzo del ltimo de los Cuatro Cuartetos, Little Gidding. Este ltimo poema del ciclo eliotiano es, curiosamente, el menos evocado por nuestro poeta (su incidencia nos parece muy escasa comparada con la de Burnt Norton, por ejemplo) a pesar de considerarlo el mejor de los cuatro poemas, aunque creemos que existe una presencia indeleble del poema en los primeros versos de Arte Potica: La nostalgia del sol en los terrados, en el muro color paloma de cemento - sin embargo tan vvido- y el fro repentino que casi sobrecoge Eliot, por su parte, haba conjugado unos elementos parecidos en los primeros versos de Little Gidding, fundiendo la primavera con el invierno y remitindose a la nostalgia del verano: Midwinter spring is its own season[] When the short day is brightest, with frost and fire, The brief sun flames the ice, on pond and ditches
305 De repente en un dardo de luz de sol / aun mientras se mueve el polvo / se levanta la risa Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 411 In windless cold that is the hearts heat[] Where is the summer, the unimaginable Zero summer 306 Por otra parte, la angustia temporal sugerida por el poema de Gil de Biedma tambin encuentra cierta correspondencia en la obra de Eliot. As, en una de sus imgenes ms brillantes, 307 el poeta barcelons reflejaba as su miedo existencial: Y sobre todo el vrtigo del tiempo, el gran boquete abrindose hacia dentro del alma La imagen de Gil de Biedma se asemeja en su inspiracin y su intensidad a otra que nos haba dejado Eliot en Las Dry Salvages: [] the backward half-look Over the shoulder, towards the primitive terror 308 Por ltimo, cabe sealar cierta similitud entre las ideas de Mallarm acerca de la importancia del lenguaje y las palabras de la tribu, ideas que, como sabemos, Eliot haba asumido en sus Cuatro Cuartetos. Tambin en Little Gidding el poeta de Saint Louis habla de donde cada palabra est en su casa, ocupando su lugar para apoyar a las dems, una imagen familiar que nos recuerda el final de este poema de Gil de Biedma:
escondida / de nios entre el follaje 306 Primavera en pleno invierno es su estacin propia[...] Cuando el da breve est ms claro, con escarcha y fuego / el breve sol inflama el hielo, sobre estanque y zanjas, / en el fro sin viento que es el calor del corazn[...]Dnde est el verano, el inimaginable verano cero? 307 Una imagen que repetira despus en el poema titulado En el Castillo de Luna, con un otro guio eliotiano a la irrealidad: aquellos y estos momentos / de buen sol primaveral, / son un boquete en el alma / que no puedes tapar nunca, / una mina de amargura / y espantosa irrealidad Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 412 Palabras por ejemplo. Palabras de familia gastadas tibiamente. Idilio en el caf Una de las referencias eliotianas ms aceptadas y difundidas por los lectores crticos de Gil de Biedma se encuentra en el verso de este poema que nos habla de los cansados hombres en pijamas, referencia que se habra inspirado de forma indirecta en la imagen de los hombres solitarios en mangas de camisa que aparece en La cancin de amor de J. Alfred Prufrock. La relacin nos parece, sin duda, una de las muchas posibles a lo largo de la obra del poeta barcelons, ya que se perciben claramente muchos ecos cercanos o indirectos y ms o menos conscientes, nada extrao si recordamos que el autor de Poemas Pstumos lleg a reconocer que de vez en cuando se sorprenda a s mismo al encontrar rastros de Eliot en sus propios poemas que l mismo nunca haba detectado antes. En definitiva, estos ecos semnticos y estas imgenes parecidas se pueden rastrear a lo largo de toda la obra de nuestro poeta, aunque no sean susceptibles de una demostracin textual irrefutable. Por otra parte, con sus incisos y vacilaciones coloquiales (Ahora me pregunto 309 [...] No s bien de qu hablo) este poema tambin ofrece un tono eliotiano que recuerda a varias composiciones del poeta de Saint Louis, especialmente La cancin de amor de J.Alfred Prufrock que contiene la siguiente exclamacin de frustracin ante la dificultad de articular las ideas en verso:
308 la mirada a medias, hacia atrs / sobre el hombro, hacia el terror primitivo. 309 Tambin nos parece percibir un eco del inicio de la tercera parte de Las Dry Salvages: I sometimes wonder if this is what Krishna meant ( A veces me pregunto si eso es lo que quiso decir Krishna). Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 413 It is impossible to say just what I mean! [] That is not it all That is not what I meant, at all 310 Como gran parte de la poesa que Gil de Biedma escribi en el ltimo lustro de los aos cincuenta, el tono eliotiano de estos versos es muy apreciable 311 y la influencia del gran poeta norteamericano tambin se hace manifiesta aqu mediante la reiteracin de dos topoi de la poesa eliotiana como son la invitacin a salir fuera al atardecer que ya hemos visto en Las afueras y que procede de manera muy notoria de uno de los poemas ms emblemticos de Eliot, La cancin de amor de J. Alfred Prufrock, y la idea recurrente de la subida y el descenso, cuya procedencia ya hemos sealado al referirnos a su presencia en Amistad a lo largo y en Las afueras. En Idilio en el caf, las dos ideas aparecen juntas al final en una conclusin que deja lugar a la esperanza amorosa: Ven. Salgamos fuera. La noche. Queda espacio arriba, ms arriba, mucho ms que las luces que iluminan a rfagas tus ojos agrandados. Queda tambin silencio entre nosotros, silencio
310 Es imposible decir precisamente lo que quiero decir! [...] No es eso lo que yo quera decir en absoluto / No es eso, de ningn modo 311 Segn el poeta barcelons, En Idilio en el caf est el germen del personaje que acabara siendo el poeta Gil de Biedma. En cierta poca de mi vida, a finales de 1957, yo escriba casi de corrido, automticamente, sin elaboracin. En mi primer libro, Compaeros de viaje, hay tres poemas cuyo origen est en un texto automtico. Son Idilio en el caf, Cancin para este da y Aunque sea un instante (Espada; 2000: 4). En la misma entrevista, Gil de Biedma tambin sealara acerca de la escritura automtica que nadie, ni siquiera el lector ms avezado, es capaz de distinguir en un poema lo que se ha creado como un relmpago y aquello que ha sido minuciosamente elaborado [...] Por ejemplo, en La Tierra Balda, de Eliot, hay un pasaje que est escrito casi Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 414 y este beso igual un largo tnel. Por ltimo, cabe sealar los ecos de La Tierra Balda que apreciamos en una interrogacin formulada por el poeta barcelons:
Quines son, rostros vagos nadando como en un agua plida, stos aqu sentados, con nosotros vivientes? Esta visin eliotiana de la ciudad irreal se repetira como veremos en varios poemas de Gil de Biedma de esta poca de intenso eliotismo, y as, a nuestro juicio, el concepto de la multitud que parece a medio camino entre la vida y la muerte proviene de manera muy clara de La Tierra Balda: I was neither Living nor dead, and I knew nothing, Looking into the heart of light, the silence 312 Aunque sea un instante En la insistencia de este poema en el tiempo pasado y el presente, hay una referencia eliotiana ineludible que se debe al principio de Burnt Norton, el primero de los Cuatro Cuartetos, en el que Eliot realiz su famosa disquisicin temporal y emiti sentencias tan clebres como All time is unredeemable, una idea que Gil de
automticamente, pero el resto est muy elaborado. Si Eliot no te dice cul es, resulta imposible distinguirlo. Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 415 Biedma parece insinuar al hablar de la indiferencia extraa de lo que ya est hecho. Acerca de nuestra tendencia a mitificar nuestro pasado y atribuirle virtudes de las que careca, la postura del poeta barcelons tambin se asemeja a la que Eliot haba expresado de forma tan conocida por todos los lectores de poesa en lengua inglesa y, naturalmente, por cierto lector barcelons: What might have been is an abstraction Remaining a perpetual possibility Only in a world of speculation. What might have been and what has been Point to one end, which is always present. 313
La visin de Gil de Biedma es esencialmente la misma, insistiendo asimismo en la naturaleza engaosa del recuerdo (gritamos invocando el pasado / invocando un pasado que jams existi) e indicando as la necesidad de la fidelidad a la propia experiencia, una postura se ira acentuando en la obra de nuestro poeta: Y nos volvemos atrs, hacia el pasado engaoso cerrndose sobre el mismo temor actual, que da a da entonces tambin conocimos. A nuestro juicio, hay otras huellas de la poesa de Eliot en este poema como las referencias al miedo existencial (este temor, el eterno temor que tiene nuestro rostro), una presencia constante en la poesa ms conocida de Eliot cuya
312 No estaba / ni vivo ni muerto ni saba nada, / mirando en el corazn de la luz, el silencio 313 Lo que poda haber sido es una abstraccin / que queda como una perpetua posibilidad / slo en un mundo de especulacin. / Lo que poda haber sido y lo que ha sido / apuntan a un solo fin, que est siempre presente Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 416 manifestacin ms famosa quizs se encuentre en estas palabras tan conocidas de La Tierra Balda: Your shadow at morning striding behind you Or your shadow at evening rising to meet you; I will show you fear in a handful of dust. 314
Por ltimo, al final de este poema hay una expresin de desconfianza en la poesa, o al menos de decepcin al comprobar lo ilusorias de las esperanzas que se haban puesto en ella. Esta actitud descreda hacia la poesa frente a las promesas de los predecesores romnticos (tal vez pensando en un energmeno como Shelley, la bestia negra de un pragmtico como Eliot y un poeta cuya falta de sensatez tambin irritaba profundamente a Gil de Biedma) hace que la postura de nuestro poeta se acerque claramente a la de su maestro norteamericano. As, pues, el autor de Compaeros de viaje termina este poema con la siguiente declaracin de desengao frente a la poesa: cuando la propia vocacin, aquello sobre lo cual fundamos un da nuestro ser, el nombre que le dimos a nuestra dignidad vemos que no era ms que un desolador deseo de esconderse. En East Coker, Eliot haba llegado a una conclusin muy semejante: The poetry does not matter It was not (to start again) what one had expected
314 tu sombra por la maana caminando detrs de ti / como de tu sombra por la tarde subiendo a tu encuentro; / te ensear el miedo en un puado de polvo. Esta ltima frase alusde a su vez a las Devotions de John Donne. Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 417 [...] Had they deceived us Or deceived themselves, the quiet- voiced elders, Bequeathing us merely a receipt for deceit? 315 Recuerda Las mismas preocupaciones temporales y el mismo juego lxico del poema anterior tambin son evidentes en esta composicin temprana. Si a lo largo de Burnt Norton hay un juego deliberado con el trmino presente, Gil de Biedma, por su parte, recurre a una anfora parecida con el verbo pasar en torno a la cual construye este poema breve y sucinto. Eliot empez su famoso poema con una aparente paradoja lingstica que entraaba la esencia de su concepcin del tiempo, lo que Gil de Biedma llamara su disquisicin encantatoria acerca de presente, pasado y futuro que de rondn nos introduce en el jardn de las rosas (Gil de Biedma, 1994: 360): Time present and time past Are both perhaps present in time future And time future contained in time past. If all time is eternally present All time is unredeemable 316 Por su parte, nuestro poeta inicia y concluye su poema en torno al verbo pasar (fiel a su definicin de su propia poesa que, segn l, slo tena dos temas:
315 La poesa no importa. / No era (para empezar otra vez) lo que uno haba esperado[...]Nos haban engaado, o se haban engaado ellos, los ancestros de tranquila voz / legndonos simplemente una receta para el engao Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 418 el paso del tiempo y yo), tras hablar de lo que perciba como la eternidad del tiempo en el fondo: Hermosa vida que pas y parece ya no pasar [...] para siempre sumindose el pasado Vals del aniversario En su ya citada conferencia-recital de 1988, Gil de Biedma ofrecera la clave de la filiacin anglfila tanto de este poema como de otro poema que viene a ser una continuacin del mismo, Cancin de aniversario, sealando su admiracin por la obra del poeta metafsico ingls John Donne (poeta muy caro a Eliot, como sabemos) y, en particular, un poema suyo titulado The Anniversarie: Cancin de aniversario es un remake de un topos que tambin haba desarrollado anteriormente en un poema de mi primer libro, titulado Vals del aniversario. ste se titula Cancin de aniversario. Probablemente esta aficin al tema del aniversario amoroso viene a que, por un lado, favorece muy bien una tendencia de mi poesa a desarrollar temas amorosos que no es tanto escribir poemas de amor como escribir poemas sobre la experiencia amorosa; por otro lado, debe tambin mucho a que desde muy pronto he sido un lector ferviente de un poema de aniversario, The Anniversarie de John Donne (Gil de Biedma, 2001: 23). Por otra parte, el poema presenta algunos destellos ciertamente eliotianos como la irona distanciadora con la que se aborda el encuentro amoroso en un hotel tranquilo con parejas dudosas y algn nio con ganglios, la preocupacin de nuevo
316 El tiempo presente y el tiempo pasado / estn quiz presentes los dos en el tiempo futuro / y el tiempo futuro contenido en el tiempo pasado. / Si todo tiempo es eternamente presente / todo tiempo es irredimible. Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 419 por el carcter engaoso del recuerdo nostlgico (este sabor nostlgico / que los silencios ponen en la boca, / posiblemente induce a equivocarnos) y, por ltimo, un circunloquio que recuerda mucho al poeta de los Cuatro Cuartetos. As, el poeta barcelons concluye su poema sealando que algo tira ms fuerte y es (para decirlo quiz de un modo menos inexacto) difcil recordar que nos queremos si no es con cierta imprecisin Eliot, por su parte, haba escrito en East Coker: That was way of putting it not very satisfactory [...] There is, it seems to us, At best, only a limited value In the knowledge derived from experience. The knowledge imposes a pattern and falsifies. 317 Infancia y confesiones Aunque la intertextualidad de este poema es netamente espaola, con alusiones albertianos que a su vez remiten a otros ecos machadianos, creemos que hay una cierta evocacin del mundo eliotiano en una de sus referencias: el mundo con senderos de grava y cenadores rsticos, decorados de hortensias pomposas
317 Eso era una manera de decirlo no muy satisfactoria [...] Hay , nos parece / en el mejor caso, slo un valor limitado / en el conocimiento derivado de la experiencia. / El conocimiento impone una estructura, y falsifica Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 420 todo ligeramente egosta y caduco [...] La vida sin embargo tena extraos lmites y lo que es ms extrao: una cierta tendencia retrctil. El camino descrito por Eliot en su Little Gidding ofrece una estampa parecida de tranquilidad algo caduca y la extraeza (y en eso radicaba la referencia gilbiedmana a la poesa decididamente quaint de los Cuatro Cuartetos) que le produce al caminante: If you came by day not knowing what you came for, It would be the same, it would de the same when you leave the rough road [] if you came this way taking any route, starting form anywhere, at any time or at any season, it would always be the same: you would have to put off sense and notion 318 El arquitrabe Pese a la naturaleza muy especfica de este poema satrico, hay en l una curiosa referencia entre parntesis que nos parece consecuencia de la lectura profunda de los Cuatro Cuartetos por parte de Gil de Biedma: (Curioso, que en ingls scaffold signifique a la vez andamio y cadalso).
318 Si vinirais de da sin saber a qu vinisteis, / sera lo mismo, al dejar el camino spero/ [...] Si vinirais por aqu, / tomando cualquier camino, partiendo de cualquier sitio, / en cualquier momento o cualquier poca, / sera lo mismo: tendrais que dejar a un lado / sentido y nocin Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 421 Puesto que el poeta barcelons aseguraba saberse de memoria los Cuatro Cuartetos, indudablemente habra reparado en el doble sentido de scaffold al leer la tercera parte de Little Gidding en la cual Eliot se haba referido a: Three men, and more, on the scaffold And a few who died forgotten In other places, here and abroad 319 Sbado En este breve poema, hay unos versos que nos parecen contener un eco de del archiconocido comienzo de La cancin de amor de J. Alfred Prufrock (Let us go then, you and I, When the evening is spread out against the sky), en su apelacin en el plural de la primera persona, el paso por las calles de la ciudad y su mirada al cielo urbano: Es sta la ciudad. Somos t y yo. Calle por calle vamos hasta el cielo. Ampliacin de estudios Quizs ste sea el nico poema de Gil de Biedma que tiene un trasfondo y una ambientacin puramente anglosajones, aunque en ningn momento el poeta hace explcita esta procedencia. Sin embargo, todos los crticos que le han
319 Tres hombres, y ms, sobre el cadalso / y unos pocos que murieron olvidados / en otros sitios, aqu y en el extranjero Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 422 dedicado atencin han coincidido en relacionarlo con su estancia en Oxford, 320 y las coordenadas topogrficas del poema no desmienten en absoluto tal interpretacin ya que el autor barcelons nos habla de la vieja ciudad / llena de nios gticos y de las confiteras peregrinas de una ciudad con ro donde se bebe cerveza en lugares sagrados. Adems, la cronologa del poema (all precisamente viv los meses ltimos / en mi vida de joven sin trabajo / y con algn dinero) tiende a confirmar esta tesis, ya que nos sita de manera aproximada en el ao 1953 durante el cual el poeta barcelons residi en Inglaterra en calidad de estudiante independiente y ciertamente acomodado, una etapa vital que el propio Gil de Biedma, fiel al tono de ambigedad que caracteriza esta composicin, despus cuestionara con sorna esos meses pasados en la ciudad inglesa: no eran sencillamente la gratificacin furtiva / del burguesito en rebelda?. Asimismo, muchos crticos (de manera especialmente destacada, Pere Rovira) han apreciado algunas huellas textuales de T.S. Eliot en este poema, una apreciacin que compartimos, aunque creemos que su procedencia es algo ms difusa, al tratarse de uno de los topois (los pjaros en el jardn) ms habituales en los Cuatro Cuartetos. As, Rovira ha indicado que cuando Gil de Biedma habla de cmo el gorgoteo de la alcantarilla despertaba los pjaros en el jardn, hay un eco del tercero de los Preludios de Eliot:
320 Andrew Debicki (1982) ha sugerido ciertas evocaciones republicanas en el ttulo, que, a su juicio, remite a La Junta de Ampliacin de Estudios. La teora nos parece plausible si adems tenemos en cuenta la estrecha vinculacin gilbiedmana entre Oxford y Alberto Jimnez Fraud, y que la nostalgia republicana de nuestro poeta aflorara en seguida al recordar las tardes oxonienses pasadas en compaa de Don Alberto. En su diario de 1956, Gil de Biedma haba hablado de su nostalgia del movimiento Al Servicio de la Repblica; mejor dicho nostalgia de la Revista de Occidente. Las convicciones polticas que yo pudiera tener eran una modalidad que adoptaban mis convicciones intelectuales y estticas al enfrentarse con ciertos aspectos de la vida en nuestro pas. Se trataba en realidad de actitudes culturales que slo adquiran significacin poltica disidente por al medio en el cual se producan. Si Espaa hubiera evolucionado de una manera normal durante los ltimos treinta y cinco aos, esas actitudes hubiesen sido moneda corriente entre la derecha ilustrada y ningn jovencito las hubiese encontrado el menor atractivo (Gil de Biedma, 1991: 177). Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 423 And the light crept up between the shutters And you heard the sparrows in the gutters, You had such a vision of the street As the street hardly understands. 321 Mientras aceptamos la validez de la lectura comparada de Rovira y nos parece probable que haya una cierta influencia de los Preludios en este poema, pensamos que los versos citados de Gil de Biedma deben igual o mayor inspiracin a los Cuatro Cuartetos y, en particular, al primero de ellos, Burnt Norton, cuya recreacin de escenas de jardines y pjaros ya hemos visto reflejada en Las afueras. Este poema del autor de Moralidades tambin presenta otros elementos de inspiracin eliotiana, sobre todo en su visin de la tendencia humana a equivocar el sentido del pasado y revestirlo de otro sentido que se basa en la nostalgia y se pierde la naturaleza ms profunda de la experiencia. Las ideas que Gil de Biedma expresa en este sentido estn muy cercanas a las que Eliot haba formulado en el tercero de sus Cuatro Cuartetos, Las Dry Salvages. Segn el poeta barcelons: Las equivocaciones, y lo mismo los aciertos, y las vacilaciones en las horas de insomnio no carecen de un cierto inters retrospectivo tal vez sentimental, pero la accin, el verdadero argumento de la historia, uno cae en la cuenta de que fue muy distinto. Eliot, por su parte, haba escrito:
321 y la luz se desliz subiendo entre los postigos, / y oste los gorriones en el arroyo, / tuviste una visin de la calle / tal como apenas la entiende la calle. Hay que sealar que Valverde no traduce con precisin el trmino ingls the gutters ya que l propone el arroyo, cuando la traduccin ms correcta sera las alcantarillas, vocablo que s aparece en el texto de Gil de Biedma. Ignoramos si Rovira era Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 424 The moments of happiness not the sense of well being, Fruition, fulfilment, security or affection, Or even a very good dinner, but the sudden illumination We had the experience but missed the meaning In a different form, beyond any meaning We can assign to happiness. 322 Por ltimo, cabe sealar que la cita francesa que da fin al poema (tel quen Lui-mme enfin leternit le change?) procede de Le Tombeau dEdgar Poe, una composicin de Mallarm, un poeta igualmente caro a Eliot que tambin lo haba evocado en su propia poesa, como en el caso de Burnt Norton donde la referencia eliotiana a Garlic and sapphires in the mud se parece notablemente a un conocido verso del francs (Tonnerre et rubis aux moyeux) que a su vez procede de un poema cuyo ttulo luego sera reformulado con la habitual irona y bibliofilia de Jaime Gil de Biedma, Mintroduire dans ton histoire. Como se ve, hay todo un entramado de lecturas e influencias que une a Eliot y Gil de Biedma, un entramado cuya lectura requiere el ejercicio de lo que Luis Garca Montero ha denominado el juego de leer versos. De ahora en adelante Aunque es muy conocida la cita audeniana de este poema (Cada maana / trae, como dice Auden, verbos irregulares / que es preciso aprender), a nuestro juicio, en esta composicin procedente de Compaeros de viaje hay asimismo ciertos
consciente de la mayor precisin de la traduccin del poeta barcelons ya que l tambin cita la traduccin de Valverde 322 Los momentos de felicidad no la sensacin de bienestar, / fruicin, cumplimiento, seguridad o afecto / o incluso una muy buena cena, sino la iluminacin sbita-,tuvimos la experiencia pero nos Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 425 ecos del eliotismo de nuestro poeta que ya hemos observado en otros versos de esta poca: el circunloquio para confesar la imprecisin del sentimiento y la incapacidad para expresarse adecuadamente (Decir exactamente qu buscaba, / mi esperanza cul fue, no me es posible / decirlo ahora), y la obsesin con el tiempo que caracteriza los Cuatro Cuartetos tambin est presente en este poema (en un instante / determinado todo vacil [...] el tiempo se ha colmado y no da para ms). Los aparecidos Este poema, que narra un episodio aparentemente trivial (la cada de una mujer al lado del poeta) acontecido en una calle barcelonesa, tiene en sus ideas y su lenguaje un aire ciertamente eliotiano. As, por ejemplo, cuando Gil de Biedma nos habla de una estela de malestar furtivo, hay un eco de una expresin que el poeta angloamericano haba empleado en su Retrato de una dama: a slight sensation of being ill at ease (es decir, una ligera sensacin de malestar). Asimismo, en su visin apocalptica de las masas en las calles de la gran urbe, hay una huella indeleble del Eliot de La Tierra Balda y de algunas de las imgenes ms inquietantes de toda su poesa. As, tras describir otra obsesin eliotiana que l mismo ya haba identificado en su traduccin de Funcin de la poesa y funcin de la crtica, (la visin de unos ojos terribles, exhalados / yo no s desde que vaco doloroso), nuestro poeta ofrece la siguiente visin dantesca de los desenterrados vivos de las calles metropolitanas: Cada aparicin que pasa, cada cuerpo en pena no anuncia muerte, dice que la muerte estaba
perdimos el significado, / y el acercamiento al significado restablece la experiencia / de una forma Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 426 ya estaba ya entre nosotros sin saberlo. [...] Y ni siquiera saben quines son: desenterrados vivos. En su tremenda visin de los muertos vivos de la gran ciudad, un consumado eliotista como Gil de Biedma difcilmente poda evitar recordar la famosa imagen de la primera parte de La Tierra Balda, una imagen que a su vez procede del Inferno de Dante: Under the brown fog of a winter dawn, A crowd flowed over London Bridge, so many, I had not thought death had undone so many. Sighs short and infrequent, were exhaled, And each man fixed his eyes before his feet. 323 Asimismo, hay otra huella del ideario eliotiano (y, muy especialmente, del Eliot de los Cuatro Cuartetos que tan honda impresin haban causado en el joven Gil de Biedma) en la concepcin del movimiento, a ratos centrada en las ideas de subida y bajada (como hemos observado sobre todo en Las afueras), y a veces preocupada por la aparente falta de movimiento y la falsa percepcin que tenemos del tiempo y el espacio. As en Burnt Norton Eliot haba escrito: This is the one way, and the other Is the same, not in movement But abstention from movement; while the world moves In appetency, on its metalled ways
diferente, ms all de ningn significado / que podamos asignar al pasado Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 427 Of time past and time future [...] the light is still At the still point of the turning world 324 Gil de Biedma, por su parte, haba formulado una concepcin muy parecida de lo engaosa de nuestra percepcin del tiempo y el espacio: No s cmo explicarlo, es lo mismo que si todo, lo mismo que si el mundo alrededor estuviese parado pero continuase en movimiento cnicamente, como si nada, como si nada fuese verdad. El miedo sobreviene Este poema pertenece a la coleccin Compaeros de viaje, es decir, temporalmente se corresponde con el ltimo lustro de la dcada de los cincuenta y, por lo tanto, con la primera y ms apasionada poca de fervor eliotiano por parte de Gil de Biedma. Como hemos visto, las ideas que vertebran muchos de los poemas de aquellos aos (como Los aparecidos o Recuerda) demuestran una enorme afinidad con el Eliot de los Cuatro Cuartetos y, en este caso concreto, con Burnt Norton. La insistencia del poeta angloamericano en la especulacin ociosa acerca
323 Bajo la niebla parda de un amanecer de invierno, / una multitud flua por el Puente de Londres, tantos, / no cre que la muerte hubiera deshecho a tantos. / Se exhalaban suspiros, breves y poco frecuentes, / y cada cual llevaba los ojos fijos ante los pies 324 ste es el nico camino, y el otro / es el mismo, no en movimiento / sino en abstencin de movimiento; mientras se mueve el mundo / en apetencia, en sus metalizados caminos / de tiempo pasado y tiempo futuro [...]la luz sigue estando en el punto fijo del mundo giratorio, Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 428 del pasado y una obsesin con la stasis, la ausencia de movimiento, tambin encuentran su reflejo correspondiente en este poema del autor barcelons. As, de las referencias eliotianas a las hiptesis interminables acerca de las infinitas posibilidades pretritas que hemos visto en Burnt Norton (Lo que poda haber sido es una abstraccin / que queda como perpetua posibilidad / slo en un mundo de especulacin) y la inmovilidad (En el punto fijo del mundo giratorio[...] Ni movimiento desde ni hacia, / ni subida ni bajada[...] no en movimiento sino abstencin de movimiento), los versos de Gil de Biedma nos remiten a las mismas sensaciones de angustia vital, caracterizadas por el miedo visceral que Eliot ya haba expresado en La Tierra Balda y los Cuatro Cuartetos y que ya hemos observado en poemas como Las afueras y Aunque sea un instante: El miedo sobreviene en oleada, inmvil, De repente, aqu, se insina: las construcciones conocidas, las posibles consecuencias previstas (que no excluyen lo peor), todo el lento dominio de la inteligencia y sus alternativas decisiones Lgrima En este poema, objeto de alguna que otra discusin con Alfredo Costafreda, parece haber algunos ligeros ecos de un poema perteneciente a las denominadas Poesas Menores 325 de Eliot titulado Eyes that last I saw in tears (Ojos que vi con
325 Evidentemente Gil de Biedma conoca estos poemas, ya que cit uno de ellos (Ejercicios para los cinco dedos) tanto en su prlogo a Funcin de la poesa y funcin de la crtica como en otro prlogo a la edicin catalana de los Cuatro Cuartetos. Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 429 lgrimas). En un poema de tono marcadamente apelativo, Gil de Biedma termina as: La lgrima refleja slo un brillo furtivo que apenas espejea. La descubre la sed, apenas, de los ojos sobre los doloridos utensilios humanos El poema de Eliot, tras hablar de los ojos que vi con lgrimas (como hemos sealado, nuestro poeta conoca muy bien la obsesin eliotiana con los ojos) y contarnos que sta es mi afliccin, termina con una yuxtaposicin de ideas e imgenes muy similar a la que hemos visto en el poema de Gil de Biedma: The eyes outlast a little while A little while outlast the tears And hold us in derision. 326 Asimismo, creemos ver cierta huella de Las Dry Salvages en otros versos del poema gilbiedmano. El autor barcelons escribe: Ved en cambio a los hombres que sonren, los hombres que aconsejan la sonrisa [...] He ahora el dolor de los otros, de muchos, Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 430 dolor de muchos otros, dolor de tantos hombres, ocanos de hombres que los siglos arrastran por los siglos sumindose en la historia. El poeta angloamericano, por su parte, haba establecido un contraste parecido entre el dolor propio y ajeno y la sonrisa en la segunda parte de Las Dry Salvages, en unos versos que tambin evocan el fluir del tiempo: We appreciate this better In the agony of others, nearly experienced, Involving ourselves, than in our own. For our own past is covered by the currents of action, But the torment of others remains an experience Unqualified, unworn by subsequent attrition. People change, and smile: but the agony abides. 327 Piazza del Popolo Este poema que narra un encuentro en Roma con Mara Zambrano, aparte de presentar una posible alusin a la presencia del ro que recuerda al inicio de Las Dry Salvages (Me llegaba el denso / olor del ro cercano), ofrece una evocacin muy parecida a la aparicin del maestro muerto en Little Gidding, una aparicin que a su vez remite al episodio de Brunetto Latini del Inferno de Dante, como Gil de Biedma se encargara de indicar en su ltimo ensayo eliotiano, Four Quartets. As, nuestro poeta escribe:
326 los ojos perduran un poco de tiempo / un poco de tiempo duran ms que las lgrimas / y nos miran con burla 327 Esto lo apreciamos / en la angustia de los dems, casi experimentada / al implicarnos nosotros mismos, mejor que en la nuestra. / Pues nuestro propio pasado est cubierto por las corrientes de accin, / pero el tormento de los dems sigue siendo una experiencia / sin reservas, sin desgastar por posterior atricin. / La gente cambia y sonre; pero la angustia permanece Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 431 Sonrieron rostros de muertos amigos saludndome a lo lejos borrosos pero qu jvenes sois los muertos!- En Little Gidding, el poeta angloamericano haba escrito: I caught the sudden look of some dead master Whom I had known, forgotten, half recalled Both one and many; the brown baked features The eyes of a familiar compound ghost Both intimate and unidentifiable. 328 Asimismo, la imagen de los cantos de los muertos, y la repeticin de la historia que el poeta parece percibir en la quietud de la noche, guarda cierta relacin con otra escena parecida descrita por Eliot en el segundo de los Cuatro Cuartetos, East Coker. En este sentido, el poeta barcelons afirma: S, reconozco esas voces cmo cantaban. Me acuerdo. Aqu en el fondo del alma absorto, sobre lo trmulo de la memoria desnuda, todo se est repitiendo. [...] no puedo dejar de or estas voces que me cantan aqu dentro Eliot, por su parte, haba descrito la siguiente escena en East Coker:
328 Capt el repentino aspecto de algn maestro muerto / a quien haba conocido, olvidado, medio evoqu / a la vez a uno a y mucho; en los grises rasgos conocidos / los ojos de un conocido espectro compuesto / a la vez ntimo e inidentificable. Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 432 In that open field If you do not come too close, if you do not come too close, On a summer midnight, you can hear the music [...] Mirth of those long since under earth Nourishing the corn. Keeping time, Keeping the rhythm in their dancing As in their living in the living seasons. 329 Barcelona ja no s bona (o mi paseo solitario en primavera) Este poema perteneciente al segundo libro de nuestro poeta, Moralidades (ttulo que, al igual que Poemas Pstumos, tiene cierto aire audeniano, puesto que el poeta ingls publicara en 1967, es decir, un ao despus de la aparicin del libro gilbiedmano, un pequeo drama en verso titulado precisamente Moralities), es uno de los ms conocidos de su autor y, sin duda, uno de los que ms atencin ha recibido por parte de la crtica, sobre todo en torno a su vertiente de crtica social que claramente constituye uno de los elementos ms destacados del mismo. Por consiguiente, no nos proponemos aqu ningn tipo de exgesis social, ya que la dialctica social entre estos chavas nacidos en el Sur y la burguesa catalana a la que confiesa pertenecer Gil de Biedma (pese a este resentimiento / contra la clase en que nac) est a una distancia sideral del mundo social del puritano angloamericano Eliot. Sin embargo, hay un tema fundamental en este poema que le acerca por un instante al mundo potico de Eliot: el paseo del poeta por los sitios de su prehistoria familiar, consciente de alguna manera de que su pasado y sus antecesores le acompaan y
329 En ese campo abierto / si no os acercis, si no os acercis demasiado, / en una medianoche de verano, podis or la msica [...] jbilo de aquellos ya hace mucho bajo la tierra / alimentando el trigo en su danzar / como en su vivir en las estaciones vivas Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 433 forman parte consustancial de l mismo. En esta sntesis del escenario de la prehistoria personal y el paseo solitario, se puede apreciar cierta huella del Eliot de los Cuatro Cuartetos y sobre todo de East Coker, nombre del pueblo ingls que abandonaron los antepasados de Eliot en busca de la libertad religiosa del Nuevo Mundo y donde Eliot volvi en 1937. 330 El testimonio de su visita de 1937 recoge algunos de los versos ms conocidos de la poesa inglesa que nos hablan de la conciencia de estar de nuevo en el punto de partida: In my beginning is my end [] I am here Or there, or elsewhere. In my beginning. 331 Salvando todas las distancias histricas y sociales, resulta muy interesante comparar las ideas de Gil de Biedma al recorrer en solitario la montaa de Montjuc y reflexionar sobre la presencia anterior de sus padres en aquel sitio: As estuve yo aqu dentro del vientre de mi madre, y es verdad que algo oscuro, que algo anterior me trae por estos sitios destartalados Asimismo, como en gran parte de la poesa de Gil de Biedma, aparecen unos elementos que son habituales en la poesa de Eliot como son las referencias a la naturaleza como trasfondo y el paisaje del paseante urbano. As, el paseo primaveral
330 De acuerdo con los deseos del poeta, tras su muerte en 1965, las cenizas de Eliot fueron depositadas en la iglesia de Saint Michael de East Coker 331 En mi comienzo est mi fin [...]Estoy aqu / o all, o en otro lugar. En mi comienzo. Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 434 del barcelons se asemeja a otro paseo en primavera descrito por Eliot en su Little Gidding. Segn nuestro poeta: Ms an que los rboles y la naturaleza o que el susurro del agua corriente furtiva, reflejndose en las hojas - y eso que a mis aos se empieza a agradecer la primavera-, yo busco en mis paseos los tristes edificios En Little Gidding, Eliot haba recordado otro paseo urbano con unos elementos muy parecidos a los que vemos en el poema de Gil de Biedma: Over the asphalt where no other sound was Between three districts whence the smoke arose I met one walking, loitering and hurried As if blown towards me like the metal leaves Before the urban dawn wind unresisting 332 Por ltimo, cabe sealar en cuanto a la vertiente anglfila de la obra de Gil de Biedma, la alusin a la conocida novela de Thackeray, 333 La feria de la vanidades, en la referencia de nuestro poeta a la clase en la que naci, que se complace tambin al ver mordida , / ensuciada la feria de sus vanidades / por el tiempo y las manos del resto de los hombres.
332 Sobre el asfalto donde no haba otro sonido / entre tres distritos de donde se elevaba el humo / encontr a uno que andaba, ocioso y apresurado / como llevado por el viento igual que las hojas metlicas / sin resistencia ante el viento urbano del amanecer Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 435 Apologa y peticin El inters principal de este poema desde el punto de vista de nuestro trabajo reside en su empleo de la sextina y en los comentarios del propio Gil de Biedma acerca de esta forma estrfica y sus referencias principales, entre ellas, las sextinas que compuso Eliot en Las Dry Salvages. As, en su ensayo La imitacin como mediacin, o sobre mi Edad Media, tras realizar una primera puntualizacin acerca de la sextina (la curiosidad por el canon estrfico que invent el gran Arnaut Daniel me vena de la poesa en lengua inglesa) y recordar algunos ejemplos destacados de la tradicin inglesa (desde Sir Phillip Sydney hasta Pound y Auden), acaba por reivindicar las sextinas de Eliot como mxima expresin moderna de esta forma potica medieval: En cuanto a valor esttico, lo mejor que la sextina ha dado de s en nuestra poca est en la maravillosa y libre estilizacin a que la someti T.S. Eliot en la parte segunda de The Dry Salvages (Gil de Biedma, 1994: 282). Noche triste de octubre, 1959 Al igual que Eliot, Gil de Biedma pareca sentir una especial predileccin potica por las noches de otoo o invierno (las referencias a los meses de octubre, noviembre y diciembre tambin abundan en la poesa del autor anglomaericano, pese a la mayor notoriedad del inicio de La Tierra Balda: Abril es el mes ms cruel) como el trasfondo de sus poemas, un trasfondo frecuentemente concretado al situar los poemas en un cuarto oscuro y silencioso. Aunque el poeta barcelons sealara la
333 Autor tambin de un libro cuyo ttulo, El libro de los snobs, le habra divertido al poeta barcelons. Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 436 procedencia baudeleriana 334 de ese tpico, ste tambin constituye un topoi caracterstico de la poesa de Eliot (sobre todo en su primera etapa como en los casos de los Preludios, Gerontion, Retrato de una dama o Rapsodia de una noche de viento), y aqu Gil de Biedma ofrece un cuadro muy similar aunque matizado por las circunstancias polticas de la Espaa de entonces: En la noche de octubre, mientras leo entre lneas el peridico, me he parado a escuchar el latido del silencio en mi cuarto, las conversaciones de los vecinos acostndose, todos esos rumores que recobran de pronto una vida y un significado propio, misterioso Resulta interesante cotejar estas lneas con cualquiera de los poemas de Eliot antes citados y, de manera muy especial, con las siguientes estrofas de Retrato de una dama: The October night comes down; returning as before Except for a slight sensation of being ill at ease I mount the stairs and turn the handle of the door And feel as if I had mounted on my hands and knees [] My smile falls heavily among the bric-a-brac. 335
334 En su conferencia-recital de 1988, nuestro poeta afirmara que Noche triste de octubre adems es, en cierto modo, una imitacin de un poema que yo he admirado siempre muchsimo, el Chant dautomne de Baudelaire (Gil de Biedma, 2001: 17). 335 Cae la noche de octubre: volviendo como antes / salvo por una ligera sensacin de malestar / subo la escalera y doy vuelta al pestillo de la puerta / y noto como si hubiera subido en las manos y rodillas [...]Mi sonrisa cae pesadamente entre los cachivaches Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 437 Por ltimo, el poema de Gil de Biedma concluye con una referencia al detritus que se lleva la mar que recuerda la descripcin que Eliot haba hecho del ro Tmesis en La Tierra Balda (The river bears no empty bottles, sandwich papers, / Silk handkerchiefs, cardboard boxes, cigarette ends / Or other testimony of summer nights) 336 o las escenas marinas de Las Dry Salvages. As, nuestro poeta refleja un paisaje donde por todo el litoral de Catalua llueve: Y el agua arrastra hacia la mar semillas incipientes, mezcladas en el barro, rboles, zapatos cojos, utensilios abandonados y revuelto todo con las primeras Letras protestadas. En sentido inverso, Eliot haba descrito la siguiente escena en Las Dry Salvages: The river is within us, the sea is all about us; The sea is the lands edge also, the granite Into which it reaches, the beaches where it tosses Its hints of earlier and other creation: [] It tosses up our losses, the torn seine, The shattered lobsterpot, the broken oar And the gear of foreign dead men. 337
336 El ro no lleva botellas vacas, papeles de bocadillos, / pauelos de seda, cajas de cartn, colillas / ni otros testimonios de noches de verano. 337 El ro est dentro de nosotros, el mar est alrededor de nosotros; / el mar es tambin el borde de la tierra, el granito / a que alcanza, las playas a donde arroja / sus insinuaciones de una creacin Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 438 Albada Este poema que, segn su autor, intenta la puesta al da de otro estereotipo de la lrica europea medieval, la separacin de los amantes al amanecer, tal como se da en los trovadores (Gil de Biedma, 1994: 278), presenta cierto parecido con la escena matinal del segundo de los Preludios de Eliot y un paralelo curioso con una composicin muy similar de Auden. As, nuestro poeta describe el despertar urbano: Despirtate. La cama est ms fra y las sbanas sucias en el suelo [...] Irn amontonndose las flores cortadas , en los puestos de las Ramblas, y silbarn los pjaros cabrones- desde los pltanos, mientras que ven volver la negra humanidad que va a la cama despus de amanecer. Eliot, por su parte, haba escrito en sus Preludios: The morning comes to consciousness Of faint stale smells of beer From the sawdust-trampled street With all its muddy feet that press To early coffee stands. 338
anterior y diversa [...] Arroja nuestras prdidas, la red desgarrada, / la nasa de langostas destrozada, el remo roto / y las pertenencias de extranjeros muertos 338 La maana llega a tener conciencia / de leves olores rancios de cerveza / desde la calle de serrn pisoteado /con todos su pies fangosos que apremian / tempraneros quioscos de caf Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 439 Asimismo, resulta curioso comprobar la similitud entre la puesta al da de este tpico medieval por Gil de Biedma y un poema de Auden titulado Aubade fechado en 1964, es decir dos aos antes de la primer aparicin de Moralidades. Dicho poema audeniano proviene de una serie de tres composiciones titulada Three Posthumous Poems (Tres Poemas Pstumos), ttulo que ha de inducirnos a creer que nuestro poeta conociera estos poemas, dada la eleccin de ttulo de su tercer libro aparecido en 1968, Poemas Pstumos. Adems, nos parece posible que la lectura de su admirado Auden hubiera influido en Albada, y, sin duda, los versos del poeta ingls ofrecen cierto parecido de tono con los del autor barcelons: At break of dawn he takes a street car, happy after a night of love 339 Audens At last the secret is out Como su nombre indica, este poema no slo debe su inspiracin a un poema de Auden, sino que es una versin espaola de dicho poema. 340 El poema de Auden, que no tiene ttulo, pertenece a sus Twelve Songs y es el nmero VIII de esa coleccin, mientras que la versin de Gil de Biedma es una suerte de traduccin libre que capta perfectamente la esencia del poema (el hasto que siente el poeta ante la maledicencia en torno a su vida privada y, ms concretamente, su homosexualidad), aunque no duda en cambiar los referentes culturales que informan el poema original
339 Al amanecer, / coge un tranva, / feliz despus de una noche de amor. La traduccin es ma. A.W. 340 Con una terminologa sumamente eliotiana, Gil de Biedma describi este poema en una carta dirigida a Juan Ferrat y fechada el 5 de diciembre de 1963: te copio la traduccin de una cancin de Auden hecha el otro da como finger exercise para un pasaje enumerativo de Pandmica y Celeste; estoy pensando incluirla en el libro, porque el poema es un viejo favorito mo y no ha quedado mal (Ferrat, 1994:113). Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 440 pero que podran resultar algo forzados en un romance espaol. As, la referencia sumamente britnica a over the tea-cups and in the square the tongue has its desire se traduce al espaol de forma algo ms castiza: el cuentecillo indiscreto en los Cafs de la plaza. Este rechazo consciente a la traduccin literal por su incongruencia se mantiene ante cualquier atisbo de contexto sociocultural, y cuando el poeta ingls escribi: The scent of the elder bushes, the sporting prints in the hall, The croquet matches in summer, the handshake, the cough, the kiss 341 Gil de Biedma, en aras de adecuar el poema a un contexto cultural bien distinto y de mantener su criterio mtrico y su recurso a la anfora, lo tradujo as: tras los carteles de cine, tras el olor de los setos, tras las partidas de naipe, la tos, las manos, el beso . El inters de Gil de Biedma por la traduccin no se limitaba slo a su prctica en el caso de su conocida traduccin de Funcin de la poesa y funcin de la crtica de Eliot, su adaptacin junto a Carlos Barral de la versin brechtiana de Eduardo II de Christopher Marlowe y su traduccin de Adis a Berln de Christopher Isherwood (otro compaero de viaje de Auden en los aos treinta), sino que posea un vivo inters por su teora y su problemtica en el caso de la traduccin literaria. Resulta interesante cotejar su traduccin libre del poema de Auden con las palabras previas a Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 441 su traduccin de Funcin de la poesa y funcin de la crtica que ya hemos citado en la segunda parte de este estudio y que explicitan su concepto particular y lcido de la prctica traductora. Como hemos comprobado anteriormente, su estudio preliminar a la traduccin catalana de los Cuatro Cuartetos nos ofrece un repaso a la distinta suerte que haban corrido las traducciones eliotianas en Espaa y algunas reflexiones en torno a las dificultades de este ejercicio. De su preocupacin por las formas y su conciencia de las dificultades que entraa la traduccin de textos literarios nos da fe el ingenioso ruego de disculpa que profiri ante su traduccin de Funcin de la poesa y funcin de la crtica (Lamento no haber sabido dar una correspondencia exacta de la prosa eliotiana; espero, con todo, haber evitado ese aire de hospiciano recin rapado tan frecuente en las traducciones espaolas ) y algunas reflexiones ofrecidas en su ya citado ensayo, Four Quartets: traducir poemas es una prctica ni ms ni menos gratuita que escribirlos, casi igual de antigua, modestamente afn. Porque traducir poemas tambin es un juego de envite y azar en que maestra, astuta paciencia, talento para descartarse y buena suerte intervienen a cada ocasin en proporciones cambiantes e imprevisibles (Gil de Biedma, 1994: 354). Cancin de aniversario Como hemos sealado con motivo de Vals del aniversario, el propio Gil de Biedma se encarg de indicar la vinculacin expresa de este poema con una composicin de John Donne, The Anniversarie, de la cual se declaraba un lector ferviente. Mientras que el poema del gran metafsico ingls celebra el primer aniversario del amor, el poema del autor barcelons declara que son ya seis aos
341 El olor de los sacos, los carteles deportivos en el pabelln / Las partidas de croquet en verano, el apretn de manos, la tos, el beso. La traduccin es ma. A.W. Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 442 desde entonces, aunque ambos poemas coinciden en sus deseos finales: en el caso de Donne, el amante concluye pidiendo Let us love nobly, and live, and add again / Years and years unto years, till we attain / to write threescore, this is the second of our reign, 342 mientras que nuestro poeta escribe mientras que t y yo nos deseamos / feliz y larga vida en comn. Por otra parte, en su estudio del eliotismo en la literatura espaola, Francisco Javier Cantero Sabata tambin ha sealado una posible alusin a Mircoles de ceniza en el ritmo de Cancin de aniversario (Cantero Sabata, 1998: 463). As, en la primera estrofa del poema gilbiedmano hay quizs un eco del citado poema de Eliot: Por que son ya seis aos desde entonces, porque no hay en la tierra, todava, nada que sea tan dulce como una habitacin para dos, si es tuya y ma; porque hasta el tiempo, ese pariente pobre que conoci mejores das, parece hoy partidario de la felicidad, cantemos, alegra. En Mircoles de ceniza, el poeta angloamericano haba escrito unos versos que a su vez representan una traduccin directa de un poema de Cavalcanti: Because I do not hope to turn again Because I do not hope Because I do not hope to turn [...] Because I know that time is always time
342 Ammonos noblemente, y vivamos, y aadamos de nuevo / aos y ms aos, hasta que lleguemos Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 443 And place is always and only place And what is actual for one time And only for one place I rejoice that things are as they are 343 Aos triunfales Este poema, que representa ostensiblemente una parodia de la Marcha triunfal de Rubn Daro, contiene, a nuestro juicio, muchos elementos comunes a los primeros poemas de Eliot que ya hemos citado, La cancin de amor de J.Alfred Prufrock, Preludios y Rapsodia de una noche de viento: la luz tenue de la tarde urbana, las calles invernales y el viento: Con luz de atardecer, sobresaltada y triste, se sala a las calles de un invierno poblado de infelices gabardinas a la deriva, bajo el viento. Despus de la noticia de su muerte Esta elega por Luis Cernuda atribuye a la poesa de ste ltimo unos atributos sumamente eliotianos a la vez que aparentemente paradjicos (Su poesa, con la edad hacindose / ms hermosa, ms seca), mientras que la figura de Cernuda le suscita el mismo aprecio por las cualidades que tambin vea en Eliot (esa reserva
/ a escribir sesenta, ste el segundo ao de nuestro reinado. La traduccin es ma. A.W. 343 Porque no tengo esperanza de volver otra vez / Porque no tengo esperanza /Porque no tengo esperanza de volver [...] Porque s que el tiempo es siempre tiempo / y el lugar es siempre y slo Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 444 suya / voluntariosa, y tal vez atenta). Por otra parte, en el sueo del poeta de hablar con su maestro ya muerto y la conviccin de que ese sueo vive vida inmortal en el espritu, nos parece percibir una huella de otro poema de Eliot procedente de su Poesas de 1920, Un huevo para cocer. As, el autor barcelons escribe: El sueo que el so en su juventud y mi sueo de hablarle, antes de que muriera, viven vida inmortal en el espritu de esa palabra impresa. El poeta angloamericano, por su parte, haba escrito: I shall not want Honour in Heaven For I shall meet Sir Philip Sidney And have talk with Coriolanus And other heroes of that kidney 344 Por ltimo, el poema de Gil de Biedma, concluye con el ms conocido eliotismo de la obra de Cernuda: Mi pena resumida en un ttulo de libro: Desolacin de la quimera
lugar / y lo que es efectivo es slo efectivo por una vez / y slo para un lugar, me alegro de que las cosas sean como son 344 No me faltar Honor en el Cielo / pues encontrar a Sir Philip Sidney / y conversar con Coriolano / y otros hroes de esa laya Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 445 Ribera de los alisos Este poema tiene como idea central la vuelta al escenario de la infancia y la historia familiar y, naturalmente, admite ciertas comparaciones con algunos poemas de Eliot de parecida temtica, y de manera muy especial con dos de los Cuatro Cuartetos, East Coker y Las Dry Salvages. En su nostalgia por la vida rural con sus certezas y sus ciclos inevitables, Gil de Biedma parece recordar la letana elegaca acerca de la vida rural (tambin de la tierra de su familia) que Eliot recre en East Coker y que el poeta del medio siglo evoca as al hablar de los campos segovianos de su niez: en el saln de arriba junto al fuego encendido, cuando eran familiares el ritmo de la casa y el de las estaciones, la dulzura de un orden artificioso y rstico. En su bucolismo irnico, Gil de Biedma se acerca extraordinariamente al mundo idealizado de su admirado Eliot quien en East Coker retrat la siguiente escena de su propia prehistoria familiar: Round and round the fire Leaping through the flames, or joined in circles, Rustically solemn or in rustic laughter. [] Keeping time, Keeping the rhythm in their dancing Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 446 As in their living in the living seasons 345 Asimismo, hay otros elementos del poema que le acerca al mundo eliotiano de los Cuatro Cuartetos: el sendero, el ro, el paisaje de la infancia y su recuerdo, entre los ms primeros de mi vida. Las ideas que expone Gil de Biedma en este poema tambin son familiares a los lectores de Eliot: la lectura errnea que los seres humanos tendemos a hacer del mundo, revistindolo de un significado que no tiene (una antigua inclinacin humana por confundir belleza y significacin, segn el poeta cataln), la inseguridad y las dudas frente a la formulacin de los conceptos (tienen un sentido que no s bien cul es) y, por ltimo, una conciencia de nuestras races, de la pertenencia a la tierra de los antepasados y cierta tranquilidad ecunime frente a la muerte. En East Coker, Eliot haba escrito: In my beginning is my end [...]Bone of man and beast, cornstalk and leaf. Houses live and die: there is a time for building And a time for living and for generation 346
Por otra parte, cabe sealar un interesante apunte de Pere Rovira acerca de la deuda de este poema con cierto pasaje de Funcin de poesa y funcin de la crtica que Gil de Biedma haba de conocer perfectamente por haberlo traducido. As, Eliot haba afirmado que:
345 En torno al fuego / brincando a travs de las llamas, o unidos en corros, / rsticamente solemnes o en rstica risa / [...]Llevando el comps, / marcando el ritmo en su danzar / como en su vivir en las estaciones vivas 346 En mi comienzo est mi fin [...] Las casas viven y mueren /hay un tiempo para construir /y un tiempo para vivir y para engendrar. Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 447 No ms que una parte de las imgenes de un poeta proceden de sus lecturas; proceden de su entera vida sensitiva desde la ms temprana niez. Por qu, de todo lo odo, contemplado y sentido, a lo largo de una vida, nos vuelven ms a menudo que otras ciertas imgenes cargadas de emocin? El canto de un pjaro, el salto de un pez, en un cierto instante y lugar, el aroma de una flor, una anciana en un camino de montaa de alemn; seis rufianes que juegan a los naipes, vistos a travs de una ventana abierta, de noche, en una pequea estacin francesa de enlace ferroviario donde haba un molino. Tales recuerdos acaso posean un valor simblico pero no podemos decir cul: representan profundidades de nuestro sentimiento que nosotros no podemos atisbar (Eliot, 1999: 188). De acuerdo con Pere Rovira, en Ribera de los alisos, Gil de Biedma est, obviamente, imitando el prrafo de Eliot que acabamos de citar, pero a la vez lo usa para hablarnos de las zonas ms ntimas, ms sagradas del protagonista de sus poemas (Rovira, 1986: 177), una tesis que nos parece muy convincente ya que el propio poeta barcelons, como hemos visto en la segunda parte de este estudio, haba reparado en la intratextualidad de estas ideas de Eliot, relacionndolas con el Viaje de los Reyes magos e indicando que tanto el poema como el ensayo datan de la misma poca, 1932-33. A nuestro juicio, la procedencia eliotiana de los siguientes versos, apuntada por Rovira, es innegable: Y sin embargo, son estas imgenes -una noche a caballo, el nacimiento terriblemente impuro de la luna, o la visin del ro aparecindose hace ya muchos aos, en un mes de setiembre, la exaltacin y el miedo de estar solo cuando va a atardecer-, antes que otras ningunas, las que vuelven y tienen un sentido que no s bien cul es. Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 448 Pandmica y Celeste Este poema ha suscitado cierta unanimidad de la crtica al considerarlo una de las ms brillantes composiciones de Gil de Biedma (nuestro poeta hablara de los poema mos que ms me gustan, como Pandmica....), y parte de la calidad literaria que atesora reside en su densa alusividad, al ser ste un poema repleto de elementos intertextuales y referencias literarias que parecen anunciarse desde el mismo ttulo y la cita inicial de Ctulo. A nuestro juicio, el clasicismo de sus referencias representa la ms importante manifestacin gilbiedmana de lo que Eliot haba valorado tanto en el Ulises de Joyce, asegurando que el novelista irlands nos haba enseado a ser clsicos en un contexto moderno. Hay que reconocer, en justicia, que las huellas eliotianas y las otras referencias inglesas (como la alusin a John Donne, lectura quiz inspirada en Eliot, o la alusin shakespeariana) han sido identificadas y ampliamente documentadas y es inconfundible la influencia de Eliot (concretamente de La cancin de amor de J. Alfred Prufrock) en la alusin a las noches en hoteles de una noche. Tambin nos hemos referido con anterioridad al homenaje comn que Eliot y Gil de Biedma rindieron a la poesa de Baudelaire al reproducir un archiconocido verso suyo en una de sus propias composiciones (hypocrite lecteur! - Mon semblable, - mon frre!), en un ejemplo ms del entramado de lecturas y referencias intertextuales que caracteriza el eliotismo de nuestro poeta. Sin embargo, aunque es habitual la referencia crtica a La cancin de amor de J. Alfred Prufrock para explicar la procedencia de las noches en hoteles de una noche, la sensacin de soledad e incomunicacin que acompaa esta referencia tambin encuentra su paralelo en una de las obras magnas de Eliot, La Tierra Balda. Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 449 As, Gil de Biedma se refiere a estas noches ambiguas de amor fsico e ntima soledad: Recuerdos de vosotras, sobre todo, Oh noches en hoteles de una noche, definitivas noches en pensiones srdidas, en cuartos recin fros, noches que devolvis a vuestros huspedes un olvidado sabor a s mismos! Por su parte, tras la escena de seduccin de la tercera parte de La Tierra Balda (El Sermn de Fuego), Eliot haba descrito una escena parecida de soledad e incomunicacin tras el acto amoroso, una escena que tambin transcurre en uno de los numerosos cuartos de alquiler (a thousand furnished rooms, dira Eliot en sus Preludios) que pueblan la poesa urbana de T.S. Eliot y Gil de Biedma: She turns and looks a moment in the glass, Hardly aware of her departed lover; Her brain allows one half-formed thought to pass: Well now thats done: and Im glad its over. 347 El juego de hacer versos De acuerdo con Shirley Mangini, este poema guarda una estrecha relacin con las teoras de Auden y Yvor Winter acerca de la evolucin artstica y el desarrollo de la propia voz potica (Mangini, 1980: 329-33). En este sentido, las Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 450 ideas expresadas por Gil de Biedma en estos versos presentan una similitud innegable con las que nuestro poeta conoca de sus lecturas del ensayo audeniano Making, Knowing, Judging que haba ledo en 1958 y que citara en su estudio de Cntico en 1960 (Gil de Biedma, 1994: 73). As, el poeta ingls haba escrito: Un poema imitativo es una imitacin reconocible de ste o aquel poema, ste o aquel poeta. Pero sobre un poema imaginario no se puede hacer crtica puesto que es una imitacin de la poesa de la poesa en general. Nunca ms se sentir tan inspirado el poeta, tan seguro de su genio, como se siente esos primeros das cuando su pluma vuela por la pgina (Auden, 1974: 89). Aunque la filiacin audeniana de este poema nos parece indiscutible, tambin creemos que, como tantas otras veces en la obra de este poeta tan empapado de Eliot, se puede detectar, ms que reminiscencias textuales de la poesa eliotiana, la huella de su obra crtica, una obra que nuestro poeta haba asimilado tan profundamente a partir de su traduccin de Funcin de la poesa y funcin de la crtica. Como sabemos, su deuda expresa con las teoras del autor angloamericano acerca de la conveniencia de la imitacin potica quedara manifiesta en un ensayo titulado De la imitacin como mediacin, o de mi Edad Media, en el cual reconoce la vala del anlisis eliotiano. As matizaba Eliot la imitacin (y no la mimesis consciente) necesaria como una consecuencia inevitable del entusiasmo juvenil por la poesa de los sentimientos y la asimilacin de los poetas ms admirados de la juventud y no como una mimesis consciente: En esta etapa, el poema, o la poesa de un determinado poeta, invade la conciencia juvenil hasta posesionarse completamente de ella [...] El resultado es un brote de actividad potica que podemos designar como imitacin, siempre que tengamos bien presente el sentido verdadero del
347 Ella se vuelve mirarse un momento en el espejo, / sin darse cuenta de que se fue su amante: / su cerebro deja paso a un pensamiento a medio formar: / Bueno, ahora ya est: y me alegro de que haya pasado. Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 451 trmino que empleamos: no se trata de la deliberada eleccin de un poeta al cual mimetizar, sino de una especie de posesin demonaca por otro poeta. (Eliot, 1999: 63-64) Si obviamos el tremendismo del trmino demonaca, las teoras del poeta angloamericano acerca de las primeras fases de la actividad potica no se difieren esencialmente de las que expone Gil de Biedma en este poema (aunque otros han visto slo la influencia de Auden, presente sin duda, aunque de ningn modo la nica influencia anglfona en el asunto de la imitacin literaria, como se comprende al leer el ya citado artculo del autor de Moralidades): Con la primera muda, en los aos nostlgicos de nuestra adolescencia, a escribir empezamos. Y son nuestros poemas del todo imaginarios - demasiado inexpertos ni siquiera plagiamos - Por su parte, los dems valores que propugna el poema tambin enlazan muy bien con las ideas expuestas por el poeta de los Cuatro Cuartetos en su ya citado libro acerca de la importancia de la moderacin y la sensatez y de su desconfianza visceral hacia los exaltados (acordmonos de su escaso aprecio por los energmenos como Shelley y Byron). Eliot, que tena muy poca paciencia con los adictos a la musa, pese a la ya citada burla en verso de Pound, 348 tambin haba hecho hincapi
348 Al hablar de Coleridge, Eliot haba escrito: durante unos pocos aos le visit la musa (no conozco poeta a quien mejor se aplique esta trillada imagen) y desde entonces se convirti en un hombre atormentado (Eliot, 1999: 103). Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 452 en la importancia del orden potico al afirmar tajantemente que la ordenacin es tan necesaria como la inspiracin, una afirmacin a la que se adhera plenamente el poeta barcelons al insistir en la necesidad de: Aprender a pensar en renglones contados - y no en los sentimientos con que nos exaltbamos- Pos deseos al empezar el ao Este poema perteneciente al tercer y ltimo libro de poemas de Gil de Biedma, Poemas Pstumos, est construido en torno al viejo tpico de ao nuevo, vida nueva, y cabe sealar en primer trmino que la eleccin del trmino pos para calificar los deseos del poeta para el ao que se estrena no deja lugar a dudas acerca de las intenciones irnicas del poema. Como ha sealado Dionisio Caas, el comienzo del poema (Pasada ya la cumbre de la vida) es una alusin al Inferno de Dante (Nel mezzo del camin di nostra vita), pero tambin revela una cierta afinidad con unos versos eliotianos del segundo de los Cuatro Cuartetos, East Coker, versos que, a su vez, reflejan una clara influencia de Dante. As, Eliot escribi: So here I am, in the middle way, having had twenty years Twenty years largely wasted, the years of lentre deux guerres 349 La salida que propone Gil de Biedma de este estado vital, tras alcanzar el medio camino de la vida, es un propsito de enmienda y de aprovechar mejor las Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 453 horas tranquilas de la noche, / cuando el tiempo convida a los estudios nobles, una alusin a la oda Al licenciado Juan De Grial de Fray Luis de Len. En ltimo trmino, pese a declarar que un orden de vivir, es la sabidura, el poeta sabe que todo esto era puro wishful thinking (algo as como un puro espejismo), como confes en una carta dirigida a Francisco Brines. 350 Por ltimo, cabe sealar que el final del poema tiene cierto parecido con las ideas expresadas por Eliot en Gerontion, ideas sobre la vejez y el retiro que reaparecern una y otra vez en los ltimos poemas del autor barcelons (Aqu estoy yo, un viejo en un mes seco [...]Pensamientos de un cerebro seco en una estacin seca): Aunque el placer del pensamiento abstracto es lo mismo que todos los placeres: reino de juventud. Contra Jaime Gil de Biedma Acerca de la dualidad de voces que se observan en este poema, nos parece interesante recordar unas palabras de Gil de Biedma procedentes de su ensayo La imitacin como mediacin, o de mi Edad Media y que estaban destinadas a analizar Albada. En dicho ensayo, nuestro poeta haba afirmado que obviamente, las dos voces que hablan en mi poema, una que exhorta y otra que responde, expresan dos modos de conciencia de un nico sujeto, el amante (Gil de Biedma, 1994: 281), y los dos modos de conciencia estn tambin presentes de forma mucho ms extrema en este duro ejercicio de autoflagelacin por parte del personaje del poeta. En este sentido, el automenosprecio feroz de Contra Jaime Gil de Biedma no tiene
349 As que aqu estoy, por el camino de en medio, habiendo pasado casi veinte aos, / veinte aos casi Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 454 parangn en la poesa de Eliot, aunque la mirada crtica sobre s mismo y el cido monlogo interior s que tuvieron cabida en los versos de ste ltimo y nuestro poeta incluso se haba ocupado de resaltar esta faceta de la poesa eliotiana en su prlogo a Funcin de la poesa y funcin de la poesa y en su ensayo Four Quartets. As en su Ejercicios para los cinco dedos, un poema que sera ligeramente reformulado por el poeta barcelons para alabar al poeta de los Cuatro Cuartetos, Eliot haba escrito: How unpleasant to meet Mr. Eliot! With his features of clerical cut, And his brow so grim And his mouth so prim []How unpleasant to meet Mr. Eliot! (Whether his mouth be open or shut). 351 En su conferencia-recital en la Residencia de Estudiantes de Madrid de 1988, Gil de Biedma ofrecera las claves de la concepcin de este poema con una de sus habituales referencias a la literatura inglesa para explicar la importancia de la idea de este poema que, segn, el autor de Poemas Pstumos: Es quiz yo creo que la mejor idea de poeta que he tenido en toda mi carrera, lo cual no quiere decir que sea el poema mejor realizado [...]Hay un caso de un poeta del grupo de Oxford de los treinta, Louis MacNeice, que no es uno de los poetas de primera fila pero que es un excelente poeta. Tiene por ejemplo un poema que para m es el mejor que escribi: es un poema muy breve que se llama Septiembre en Provenza [...] es una absoluta obra maestra que uno puede coger y
desperdiciados, los aos de lentre deux guerres. 350 Carta reproducida en Renacimiento,N 6, 1991 351 Qu desagradable conocer al seor Eliot! / Con sus rasgos de corte de clerical / y su frente tan sombra / y su boca tan estirada[...]Qu desagradable conocer al seor Eliot! / (tanto si tiene la Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 455 trabajar con ella. Tiene en cambio otro poema, que se titula Oracin para antes de nacer, que lo que es una excelentsima idea de poema, y ya nadie puede volver a escribir una oracin para antes de nacer (Gil de Biedma 2001: 30). Asimismo, en este poema de indudables resonancias narcisistas, hay un notable eco de Don Juan, el poema de Byron que sirve de epgrafe a Poemas Pstumos, y la referencia byroniana a la mediana edad (too old for youth, -too young at thirty five, / to herd with boys, or hoard with good threescore) encuentra su contrapartida en los siguientes versos de nuestro poeta: Podra recordarte que ya no tienes gracia. Que tu estilo casual y que tu desenfado resultan truculentos cuando se tienen ms de treinta aos, y que tu encantadora sonrisa de muchacho sooliento -seguro de gustar- es un resto penoso, un intento pattico. Por ltimo, cabe sealar algunas posibles huellas eliotianas, como un cierto parecido con la conocida escena de la segunda parte de La Tierra Balda (My nerves are bad tonight. Yes, bad. Stay with me. / Speak to me) 352 en la conclusin de este poema (A duras penas te llevar a la cama, / como quien va al infierno / para dormir contigo) y otra aparicin de algunos topois procedentes de Prufrock y otras observaciones, como las calles desiertas de la madrugada y la luz amarillenta:
boca abierta como cerrada). Estos versos de Eliot contienen a su vez un guio intertextual a Edward Lear. 352 Esta noche estoy muy mal de los nervios. S, mal. Qudate conmigo. / Dime algo. Como hemos visto en la primera parte de nuestro estudio, en su ensayo Four Quartets, Gil de Biedma se haba Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 456 las calles muertas de la madrugada y los ascensores de luz amarilla Nostalgie de la boue Esta evocacin de los bajos fondos de la prostitucin se mueve entre la ambigedad que el poeta siente hacia estos ambientes marginales y el placer innegable que reconoce haber vivido en ellos. Como es lgico, su reivindicacin de un homoerotismo rayano a veces en el sadomasoquismo en nada se poda parecer al mundo potico de Eliot (con todas las salvedades que se quieran acerca del puritanismo de este ltimo), pero hay en la recreacin precisa de estos ambientes un paralelo muy interesante con el retrato de la prostitucin londinense que el poeta angloamericano insinuaba en su Rapsodia de una noche de viento. As evocaba el poeta angloamericano los olores caractersticos de este submundo: A washed- out smallpox cracks her face, Her hand twists a paper rose, That smells of dust and eau de Cologne, She is alone With all the old nocturnal smells That cross and cross across her brain [...]Smells of chestnuts in the streets, And female smells in shuttered rooms, And cigarettes in corridors And cocktail smells in bars 353
referido a un matrimonio desastroso y doloroso de cuya vida en tte tte ofrece un memorable trasunto el dilogo de la parte II de The Waste Land, citando la versin catalana de Juan Ferrat. 353 Una desvada viruela le agrieta la cara, / en su mano retuerce una rosa de papel, / que huele a polvo y agua de colonia./ Est sola con todos los viejos olores nocturnos / que cruzan y cruzan por su Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 457 El detallismo con el que Gil de Biedma recrea la miseria de este mundo de dramticas sombras, revestidas con el prestigio de la prostitucin no est muy lejos del retrato que hizo Eliot, y se le asemeja en su precisa evocacin del olor y del tacto: Largas ltimas horas, en mundos amueblados con deslustrada loza sanitaria y cortinas manchadas de permanganato! Estos mismos versos de Gil de Biedma tambin ostentan un parecido notable con los Preludios, otro poema de Eliot que retrata ese mismo demimonde londinense: One thinks of all the hands That are raising dingy shades In a thousand furnished rooms 354
Por ltimo, cabe sealar la presencia de nuevo de la luz amarillenta y las calles fras y vacas de la madrugada y la emocin vivida como recuerdo, elementos todos ellos sumamente eliotianos: La luz amarillenta, la escalera [...] lo mismo que el olor en las manos -o que al salir el fro de la madrugada, intenso
cerebro.......olores de castaas en las calles, / y olores femeninos en cuartos de ventanas cerradas, / y cigarrillos en pasillos / y olores de ccteles en bares 354 uno piensa en todas las manos / que levantan sucias cortinillas / en mil cuartos amueblados de alquiler Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 458 como el recuerdo de una sensacin. Del ao malo Sin demostrar ningn tipo de mimetismo directo ni revelar su procedencia exacta de una obra especfica de Eliot, este poema conjuga varios elementos de la imaginera eliotiana a la que hemos aludido anteriormente, sobre todo la de los Cuatro Cuartetos que tanto haban impresionado a Gil de Biedma y que tan bien haba asimilado el poeta barcelons. As, este poema se refiere a un mes de diciembre pasado por lluvia, con olor difuso a carbonilla y campo, y no faltan elementos tan eliotianos como el jardn de la casa al atardecer y el gorrin mojado. Aunque las huellas del poeta angloamericano no son tan claras como en los primeros poemas que Gil de Biedma compuso en el punto lgido de sus lecturas de la poesa eliotiana, su poca de ms intenso eliotismo, pensamos que, en el trasfondo de la visin potica del autor de Poemas Pstumos, la imaginera de Eliot haba dejado una impronta indeleble que se asomara de forma intermitente a lo largo de toda la carrera potica del barcelons. As, cuando nuestro poeta describe la luz de las farolas (la luz de las farolas, un resto amarillento), se nos evoca otro atardecer descrito por Eliot en La cancin de amor de J. Alfred Prufrock: The yellow fog that rubs its back upon the window-panes, The yellow smoke that rubs its muzzle on the window panes, Licked its tongue its tongue into the corners of the evening. 355 Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 459 Ha venido a esa hora Al igual en el caso anterior, este poema contiene algunos aires inequvocamente eliotianos, como el paseo al atardecer por las calles de los suburbios, y las disquisiciones del poeta paseante al comprobar cmo ha pasado el tiempo. En este sentido, el poeta barcelons escribe: Ventanas encendidas le agrandan la tristeza. Corazn transente, junto a las casas nuevas camina vacilando, como un hombre a quien llevan. El viento del suburbio se le enreda en las piernas La calle como entonces. Como entonces ajena. Y el aire oscurecido la noche que se acerca [...] luego pasa de largo, y piensa: fue una poca. A nuestro juicio, como tantos otros poemas suyos, estos versos revelan el valor de saturacin profunda que tena nuestro poeta respecto a la poesa de Eliot, en este caso del mundo de Prufrock:
355 La niebla amarilla que se restriega el lomo en los cristales de las ventanas, / el humo amarillo que Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 460 Shall I say, I have gone at dusk through narrow streets [...] and would it have been worth it, after all would it have been worthwhile, After the sunsets and the dooryards and the sprinkled streets 356 Prncipe de Aquitania, en su torre abolida Aunque el ttulo de este poema procede ostensiblemente del soneto de Gerard de Nerval, El desdichado, Pere Rovira ha indicado su posible procedencia eliotiana: Quiz la ms sugerente de las citas la encontramos en Prncipe de Aquitania, en su torre abolida, ttulo procedente de un verso de Nerval pero que, a mi entender, Gil de Biedma toma del verso 430 de The Waste Land de Eliot, quien, a su vez, lo toma literalmente del soneto El Desdichado del poeta parisino. Baso mi suposicin en que tanto los versos que preceden al que nos ocupa como los que le siguen tienen en el texto eliotiano un sentido hondamente relacionado con Poemas Pstumos (Rovira, 1986:250). Los versos eliotianos a los que se refiere Pere Rovira son los siguientes: I sat upon the shore Fishing, with the arid plain behind me Shall I at least set my lands in order? London bridge is falling down falling down falling down Poi sascose nel foco che gli affina
se restriega el hocico en los cristales de las ventanas, / meti la lengua lamiendo los rincones del atardecer Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 461 Quando fiam uti chelidon O swallow swallow Le Prince dAquitaine la tour abolie These fragments I have shored against my ruins Why, then, Ill fit you. Hieronymos mad againe. 357 La tesis de Pere Rovira acerca de la posible procedencia eliotiana de este ttulo nos parece ciertamente plausible, sobre todo al tener en cuenta el profundo eliotismo de Gil de Biedma y la relacin de estos versos de La Tierra Balda con algunas de las composiciones de Poemas Pstumos, una relacin sugerida por Rovira y que intentaremos comprobar a continuacin: En un poeta tan empapado de Eliot como Jaime Gil de Biedma (no hace mucho, l mismo nos deca que todava descubre a veces en su obra alusiones a Eliot en la que no haba reparado), resulta difcil decir si cuanto acabamos de citar fue tenido conscientemente en cuenta al dar ttulo a Prncipe de Aquitania, en su torre abolida. Sea como fuere, creo interesante sealar el indudable parentesco existente entre el sentido de los versos finales de The Waste Land y buena parte de la temtica de Poemas Pstumos (Rovira, 1986: 252). Despus de la muerte de Jaime Gil de Biedma De nuevo, estamos ante un poema que se vertebra en torno a unas imgenes que nos acercan al mundo eliotiano del los Cuatro Cuartetos: como escenario del poema tenemos El jardn y la casa cercana / donde pan los pjaros en las enredaderas, y tambin hay otra referencia al incierto umbral entre las estaciones del
356 Dir que he pasado al oscurecer por las estrechas calles [...] Y habra valido la pena, despus de todo / habra valido la pena, / despus de las puestas de sol y los jardincillos delante de casa, / y las calles regadas? 357 Me sent en la orilla / a pescar, con la rida llanura detrs de m / Pondr por lo menos mis tierras en orden? / El Puente de Londres se cae se cae se cae / Poi sascose nel foco che gli afina / Quando fiam uti chelidon oh golondrina golondrina / Le Prince dAquitaine la tour abolie / Esos Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 462 ao (el fro repentino de final de agosto) que hemos observado en la poesa eliotiana. Por otra parte, la hiptesis de cmo sera la vida tras la muerte del otro (el lter-ego en el caso de este poema) ya lo haba ensayado Eliot en su Retrato de una Dama, al contemplar la muerte de la amada y la vida sin ella: Well! And what if she should die some afternoon, Afternoon grey and smoky, evening yellow and rose; Should die and leave me sitting pen in hand[] Not knowing what to feel or if I understand Or whether wise or foolish, tardy or too soon[] Would she not have the advantage after all? 358 Gil de Biedma, en su juego de identidades, se decanta por la poesa del otro fallecido y se muestra inseguro frente al futuro: 359 A veces me pregunto / cmo ser sin t mi poesa (De los dos, eras t quien mejor escriba. 360 Ahora s hasta qu punto tuyos eran el deseo de ensueo y la irona , la sordina romntica que late en los poemas mos que yo prefiero, por ejemplo en Pandmica... A veces me pregunto cmo ser sin ti mi poesa.
fragmentos he apoyado contra mis ruinas / Pardiez entonces se os acomodar. Hieronymo vuelve a estar loco. Los versos en italiano son una cita directa de El Purgatorio de Dante. 358 Bueno!, y si ella se muriera una tarde, / tarde gris y humosa, anochecer amarillo y rosa:/ si se muriera y me dejara plantado pluma en mano /[...]sin saber qu sentir ni si lo entiendo / ni si soy juicioso o tonto, retrasado o prematuro [...]/ no saldra ella ganando, despus de todo? 359 El propio autor explic muy bien la gnesis de este poema en una entrevista con Federico Campbell en la cual declar: Yo tena miedo a encontrarme suicidado antes de poder reaccionar. Entonces, lo que ide fue crearme la idea que yo ya me haba suicidado (Campbell, 1971: 221). 360 Quiz hay un eco aqu de una frase de Eliot acera de Wordsworth y Coleridge que nuestro poeta haba traducido: Wordsworth era, de los dos, quien mejor saba adnde iba (Eliot: 1999:115). Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 463 La calle Pandrossou Este breve poema ambientado en Atenas contiene una ltima referencia que, pese a todas las diferencias de temtica y de tono, se parecen ciertamente a unas imgenes de los Preludios de Eliot. As, el poema de Gil de Biedma termina con una nota esperanzadora radicada en los elementos ms mundanos de la calle: Me acuerdo que de pronto am la vida, porque la calle ola a cocina y a cuero de zapatos. Aparte de su ambientacin invernal, el poema de Eliot, algunos de cuyos versos ya hemos visto en relacin con Albada, retrata una escena de olores igualmente cotidianos y aparentemente carentes de poesa, aunque en este caso no son en absoluto motivo de alegra sino ms bien de tedio urbano: The winter evening settles down With smell of steaks in passageways [...]The morning comes to consciousness Of faint smells of beer From the sawdust-trampled street 361 ltimos meses Este poema ofrece una curiosa huella del eliotismo de Gil de Biedma que nos remite a su visin del jardn de las rosas de Burnt Norton que, como hemos visto
361 El anochecer de invierno se asienta / con olor a filetes en pasillos[...]La maana llega a tener conciencia / de leves olores rancios de cerveza Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 464 anteriormente, el poeta barcelons consideraba no slo el concreto jardn de Burnt Norton, ya no slo el simblico jardn de la infancia de cada uno, una imagen que reproducira en estos versos, con ciertos aires de muerte vislumbrada en la costa de Las Dry Salvages: Habitaba un pas delimitado por la cercana costa de la muerte y el jardn de la infancia, que ella nunca olvid Tintroduire dans mon histoire Al ser el ttulo de este poema una reformulacin irnica del ttulo de Mallarm, Mintroduire dans ton histoire, poema y poeta muy presente en el Eliot de los Cuatro Cuartetos, no sera de extraar que presentara algunas similitudes con las ideas expresadas en aquellos poemas del poeta angloamericano que Gil de Biedma conoca tan extraordinariamente bien. As, el tono de afirmacin y de reivindicacin del amor como nica posibilidad, si no de salvacin (ambos poetas estn demasiado alejados de cualquier tentativa de exaltacin romntica del amor), al menos de un rato de felicidad en medio de las durezas y sinsabores de la vida. En una de sus escassimas demostraciones de vitalismo y de fe en el poder redentor del amor, Eliot nos dice en East Coker que: Love is most nearly itself Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 465 When here and now cease to matter [...] We must be still and still moving Into another intensity For a further union, a deeper communion 362 Este poema eliotiano ya haba sido extensamente citado y hasta traducido de forma parcial e improvisada por Gil de Biedma en su prlogo de Funcin de la poesa y funcin de la poesa, en el cual nos advierte que ya tenemos otra vez a Eliot ocupado en aprehender el punto de interseccin de lo intemporal (Gil de Biedma , 1999: 17), y la defensa del amor mundano que hace el poeta barcelons, al fin y al cabo partidario de la felicidad, es mucho ms enrgica pero igualmente refleja la misma creencia (por otra parte absolutamente convencional en la poesa amorosa desde Boccaccio hasta nuestros das) en la capacidad del amor para anegar nuestros conceptos habituales del tiempo y el espacio: La vida a veces es tan breve y tan completa que un minuto -cuando me dejo y t te dejas va ms aprisa y dura mucho... La vida, entonces, ya se cuenta por unidades de amor tuyo tan diminutas que se olvidan en lo feliz, en lo confuso. Himno a la juventud
362 El amor es ms aproximadamente l mismo / cuando dejan de importar el aqu y el ahora [...] debemos estar quietos y seguir movindonos / entrando a otra intensidad / para una mayor unin, una comunin ms honda. Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 466 Ya hemos aludido a la vertiente clsica de este poema, inspirada parcialmente en el Hymne a la beaut de Baudelaire y descrita as por nuestro poeta en su ya citada conferenca-recital de 1988: Himno a la juventud es quiz el poema que yo ms me he divertido escribiendo [...] el personaje nunca aparece visto, ese personaje que es una muchachita joven, muy bella en verano, en la playa, que sale del mar [...] la descripcin de esa muchachita est hecha por un contemplador que es un hombre mayor, cargado de literatura, cargado de referencias artsticas (Gil de Biedma, 2001: 40-41). A nuestro juicio, en la visin gilbiedmana de la belleza joven surgida del mar (de las ondas surgida, / toda brillos, fulgor sensacin pura [...] belleza delicada, / precisa e indecisa, / donde posar la frente derramando lgrimas) y la conmocin que provoca entre el espectador que se siente ya viejo (Qu te trae a la playa?/ Estbamos tranquilos los mayores / y t vienes a herirnos, reviviendo / los ms temibles sueos imposibles, / t vienes para hurgarnos las imaginaciones) se pueden apreciar un curioso parecido con la conclusin de La cancin de amor de J. Alfred Prufrock: I grow old... I grow old I shall wear the bottoms of my trousers rolled. Shall I part my hair behind? Do I dare to eat a peach? I shall wear white flannel trousers, and walk upon the beach. I have heard the mermaids singing, each to each. I do not think that they will sing to me. I have seen them riding seaward on the waves Combing the white hair of the waves blown back Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 467 When the wind blows the water white and black. We have lingered in the chambers of the sea By sea-girls wreathed with seaweed red and brown Till human voices wake us, and we drown. 363 De Senectute Tanto este poema (incluido por Gil de Biedma en la segunda versin de Las personas del verbo de 1982) como De Vita Beata versan sobre la vejez y la ruina fsica y espiritual, y, en esta temtica, nos aproximan no slo al Eliot de La Tierra Balda, como ha sealado Pere Rovira, sino al de Gerontion. El principio y el final de ambos poemas tienen en comn una sensacin de desarraigo emocional como consecuencia de la avanzada edad y estancamiento intelectual ante el paso de los aos que les asemeja al ya citado poema eliotiano, compuesto por el autor angloamericano cuando contaba con tan slo 32 aos. As, en unos versos que ya hemos visto reflejados en Pos deseos al empezar el ao, Eliot describe el desarraigo y el estancamiento intelectual que l percibe en la vejez: Here I am, an old man in a dry month
363 Envejezco...envejezco.../ Tengo que llevar vueltas en los bajos de los pantalones. / Me saco raya en el pelo por detrs? Me atrevo a comerme un melocotn? / Me pondr pantalones blancos de franela, y pasear por la playa. / He odo las sirenas cantndose una a otras. / No creo que me canten a m. / Las he visto cabalgar en las olas mar adentro / peinando el pelo blanco de las olas echando atrs / cuando el viento sopla el agua hasta ponerla blanca y negra. / Nos hemos demorado Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 468 Being read to by a boy, waiting for rain [] I have lost my passion: why should I need to keep it Since what is kept must be adulterated? I have lost my sight, smell, hearing ,taste and touch: [] an old man drive by the Trades to a sleepy corner. Tenants of the house, Thoughts of a dry brain in a dry season 364 Gil de Biedma, por su parte, comienza y concluye su poema con unos sentimientos muy parecidos: No es el mo, este tiempo [...] Amanece otro da en que no estar invitado ni a un momento feliz. Ni a un arrepentimiento que, por no ser antiguo, -ah, Seigneur, donnez-moi la force et le courage!- invite de verdad a arrepentirme con algn resto de sinceridad. Ya nada temo ms que mis cuidados De la vida me acuerdo, pero dnde est. Junto a la presencia de los topois habituales de los Cuatro Cuartetos (pjaros afuera en el jardn, su profusin en hojas pequeas), hay un eco de la cita shakespeariana con la que Eliot encabez Gerontion (T no tienes ni juventud ni
en las cmaras del mar / junto a ondinas enguirnaldadas de algas, en rojo y pardo, / hasta que nos despierten voces humanas y nos ahoguemos 364 Aqu estoy yo, un viejo en un mes seco / con un nio que me lea, esperando lluvia [...]He perdido mi pasin; por qu necesitara conservarla / puesto que lo que se conserva debe ser adulterado? / He perdido mi vista, olfato, odo, gusto y tacto [...] un viejo empujado por los Alisios / a un rincn sooliento. / Inquilinos de la casa/ Pensamientos de un cerebro seco en una estacin seca Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 469 vejez / Sino como si fuera una siesta despus de comer / Soando con ambas cosas) al presentar una conciencia alterada por el sueo: Me despierto como quien oye una respiracin obscena: Es que amanece. La decepcin que rezuma el poema ante la esterilidad de la vejez se asemeja al Eliot de East Coker quien, en tono resignado, se pregunt: What was to be the value of the long looked forward to, Long hoped for calm, the autumnal serenity And the wisdom of age? 365 De Vita Beata Entre evocaciones de Manuel Machado en su primera lnea y con una temtica muy parecida a la de De Senectute, este poema confirma la tesis de Pere Rovira acerca de la relacin temtica entre el final de La Tierra Balda y algunas composiciones de Poemas Pstumos, especficamente aquellas que versan sobre la vejez y la ruina fsica y espiritual como sta y su inmediata antecesora, De Senectute. En este sentido, De Vita Beata concluye con una imagen que resulta bastante cercana a un conocido verso del final de La Tierra Balda que, en un parecido escenario junto al mar, nos habla de la ruina final y del intento de sobrellevar el final de la manera ms digna posible. Eliot da por finalizada su obra magna, evocando el mito del Rey Pescador (I sat upon the shore I sat upon the shore Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 470 / Fishing, with the arid plain behind me []Fishing, with the arid plain behind me []These fragments I have shored up against my ruins), mientras que el poema de Gil de Biedma, con una alusin al Prlogo-Eplogo de Manuel Machado (En un pobre pas viejo y semisalvaje haba escrito el sevillano), nos sita : En un viejo pas ineficiente, algo as como Espaa entre dos guerras civiles, en un pueblo junto al mar En estos versos, creemos ver una huella no slo del ya citado final de La Tierra Balda sino del comienzo de la quinta parte de East Coker que tambin hemos visto anteriormente (So here I am, in the middle way, having had twenty years /Twenty years largely wasted, the years of lentre deux guerres ) y que tambin evoca una sensacin de hasto ante el paso del tiempo (curiosamente, veinte aos, una cifra que inspirara una de las ms conocidas sentencias de nuestro poeta quien aseguraba que de casi todo hace ya veinte aos) entre dos guerras. A continuacin, el poeta barcelons escribe: poseer una casa y poca hacienda y memoria ninguna. No leer, no sufrir, no escribir, no pagar cuentas, y vivir como un noble arruinado entre las ruinas de mi inteligencia. A nuestro juicio, en estos versos de Gil de Biedma, aparte de cierta relacin temtica con la conclusin de La Tierra Balda, hay de nuevo un eco de East
365 Cul iba ser el valor de lo tan largamente deseado, / la calma tan largamente esperada, la serenidad otoal, / y la sabidura de la vejez? Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 471 Coker, el segundo de los Cuatro Cuartetos, en la alusin a la figura del noble arruinado entre las ruinas de mi inteligencia que poda haberse inspirado parcialmente en la famosa metfora que Eliot traz en torno al cirujano herido (una referencia que se suele interpretar como la representacin metafrica de Jesucristo) y que sugera que The whole earth is our hospital / endowed by the ruined millionaire. 366 Asimismo, en dicho poema, el autor angloamericano realizaba la siguiente crtica del supuesto buen juicio de los viejos y ofreca su visin tremenda de la vejez, muy en contra de los tpicos habituales de la sabidura de los ancianos, apelando al final a la humildad, la humildad que evocaba Gil de Biedma al relatar el presentimiento de su propio final, ya anticipado por Eliot: Do not let me hear Of the wisdom of old men, but rather of their folly, Their fear of fear and frenzy, their fear of possession, Of belonging to another, or to others or to God. [] The only wisdom we can hope to acquire Is the wisdom of humility: humility is endless. 367 Por ltimo, una vez analizadas las huellas eliotianas de este poema, creemos interesante sealar otra relacin con una de las obras cumbres del canon ingls y una obra que llegara a poseer una significacin enorme para Gil de Biedma, La tempestad de Shakespeare. Al ser nuestro poeta un ejemplo perfecto de lo que l mismo haba definido como un contemplador que es un hombre mayor, cargado de literatura, cargado de referencias artsticas, es improbable que este discpulo de
366 La tierra entera es nuestro hospital / dotado por el millionario arruinado 367 No me hagis or nada / sobre la sabidura de los ancianos, sino ms bien sobre su locura, / su miedo al miedo y al frenes, su miedo a la posesin, / a pertenecer a otro, o a otros, o a Dios. La nica sabidura que podemos esperar adquirir / es la sabidura de la humildad: la humildad es interminable Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 472 Prspero no tuviera en mente la figura del noble arruinado junto al mar del drama de Shakespeare (una obra, adems muy citada por Eliot en La Tierra Balda, como hemos indicado en la segunda parte de este estudio), y ya hemos visto cmo habl de la lucidez suprema de Prspero, que a, juicio de nuestro poeta, consiste en renunciar a sus artes mgicas, sus libros, para encararse con la certeza ineludible de la caducidad y de la muerte, que al fin le reconcilia con la vida. A nuestro juicio, el noble arruinado del poema de Gil de Biedma se parece llamativamente al duque de Miln, y comparte el mismo destino que nuestro poeta haba identificado en el protagonista de Valentn de Gil-Albert: en cuanto mero hombre comete el mismo error que cost a Prspero su ducado: instintivamente cree que la magia del arte redime a la vida, y le redime de ella (Gil de Biedma, 1994:320). Cancin final Este poema aparece al final de la ltima edicin de Las personas del verbo, aunque no estaba en la primera versin. En la nota a la edicin de 1982, el propio Gil de Biedma se encarg de aclarar que su exclusin de entonces no obedeca a ningn criterio esttico o formal: En cuanto a Cancin final, editado en 1967 junto con una serie de grabados de Xavier Corber, no s muy bien por qu no lo tuve presente en 1975, cuando por primera vez reun mis poesas completas. A nuestro juicio, resulta significativo que el ltimo poema que el poeta barcelons quiso ofrecer a sus lectores tambin ofrece ciertas huellas del eliotismo que siempre haba caracterizado a su obra y, en particular, la poesa de la dcada de los aos cincuenta, la poca de su devocin ms intensa por la obra de Eliot. En ste, su ltimo poema Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 473 publicado, an haba ecos de la reverencia por la poesa del autor de los Cuatro Cuartetos: La rosa, la flor eliotiana por excelencia (la flor que abunda precisamente en los Cuatro Cuartetos, en el jardn de las rosas que es el simblico jardn de la infancia de cada uno), es el eje del poema, pero en esta ocasin se trata de una rosa de papel que quema, y el desengao vital y amoroso que retrata el poema se expresa a travs de esta sencilla metfora: Las rosas de papel no son verdad y queman lo mismo que una frente pensativa o el tacto de una lmina de hielo. Las rosas de papel son, en verdad, demasiado encendidas para el pecho. Sin duda, hay mltiples ejemplos de imgenes muy parecidas a lo largo de la obra de Eliot, aunque quizs los ms llamativos, por su unin de las rosas y el fuego, se encuentran en dos poemas que Gil de Biedma conoca muy bien, Little Gidding y Mircoles de Ceniza. As, en el primero de los dos poemas eliotianos, el poeta angloamericano haba escrito: Ash on an old mans sleeve Is al the ash the burnt roses leave [...] Into the crowned knot of fire And the fire and the rose are one. 368
368 Ceniza en la manga de un viejo / es toda la ceniza que dejan las rosas quemadas [...] en el coronado nudo de fuego / y el fuego y la rosa sean uno Captulo 13: Los poemas: una lectura eliotiana 474 Por ltimo, en Mircoles de Ceniza, Eliot dej escritas unas lneas muy bellas que bien podran servir de epitafio a la poesa de Jaime Gil de Biedma, tan devoto de la obra del poeta de los Cuatro Cuartetos y que reconoca sorprenderse a s mismo al encontrar nuevas huellas eliotianas en sus propios versos, huellas que tambin hemos apreciado a lo largo de la obra potica del autor barcelons y que hemos intentado elucidar en este estudio: Rose of memory Rose of forgetfulness Exhausted and life-giving Worried and reposeful The single rose Is now the garden Where all loves end. 369
369 Rosa de la memoria / rosa del olvido/ agotadora y dadora de vida / acongojada y llena de reposo / la Rosa nica / es ahora el Jardn / donde acaban todos los amores Conclusiones 475 CONCLUSIONES Conclusiones 476 CONCLUSIONES Muy pobre hombre ha de ser uno si no deja en su obra casi sin darse cuenta- algo de la unidad e interior necesidad de su propio vivir. Jaime Gil de Biedma, 1959 El objetivo principal que nos fijamos al iniciar este estudio de las huellas de Eliot en la obra de Jaime Gil de Biedma era verificar la afirmacin del propio poeta barcelons quien haba asegurado encontrar alusiones eliotianas en sus poemas en las cuales ni l mismo haba reparado antes. Asimismo, nuestra impresin inicial al leer por primera vez la obra del poeta barcelons era la de estar frente a una presencia que nos resultaba familiar por nuestras lecturas anteriores de poesa inglesa, y de manera muy especial, toda la estirpe de la poesa inglesa moderna que va desde Eliot a Larkin, poesa irnica, descreda, fiel a la propia experiencia y alejada de la Metapoesa. Esa impresin inicial se nos fue confirmando al conocer la prosa critica del autor barcelons e intuir su enorme sintona con los postulados tericos de Eliot y sus referencias habituales al canon ingles que nos hablan de un autor informado y profundamente influenciado por la literatura inglesa. La lectura de la traduccin gilbiedmana de Funcin de la poesa y de la crtica fue otro punto de inflexin en nuestro anlisis del eliotismo del poeta de Moralidades, y comprobamos cmo la profunda asimilacin del ideario crtico eliotiano manifiesto en ese libro se ira haciendo cada vez ms patente en los ensayos del poeta barcelons, quien afirmara en su primer ensayo sobre Luis Cernuda, nombre clave en la anglofilia literaria de nuestro poeta, que es necesario buscar una tradicin, unos maestros a imagen y semejanza de los versos que Conclusiones 477 intentamos hacer (Gil de Biedma, 1994: 68). Como tambin dira de Cernuda mucho aos despus, si busc las enseanzas de la poesa inglesa fue porque en cierto modo ya las haba encontrado, porque para ellas estaba predispuesto (Gil de Biedma, 1994: 348), un anlisis cuya tremenda lucidez slo es asequible a quien comprenda y comparta esa predisposicin. Asimismo, hemos intentado averiguar el porqu de esta extraa identificacin personal de un poeta laico, liberal y progresista con su anttesis, un ser terriblemente puritano en lo pblico y estricto en lo espiritual, una contradiccin aparente que hemos analizado a la luz de la idea eliotiana de la antimscara. Insistimos en la naturaleza aparente de la contradiccin, puesto que, a poco que uno empiece a indagar en la prosa, los diarios y las intervenciones periodsticas de Gil de Biedma, las afinidades electivas con Eliot empiezan a manifestarse de forma notable, as como ese temperamento ingls que hemos sealado en otro captulo de este estudio. A nuestro juicio, fue precisamente ese temperamento ingls que se manifestara en cierta idealizacin de la burguesa intelectual inglesa, parte de su mitologa personal, lo que predispona al poeta barcelons a la asimilacin de los valores sumamente eliotianos de la sensatez y la madurez, una conciencia de la importancia de la tradicin y de la honestidad intelectual que, tras la ya citada labor de traduccin de 1955, caracterizara el enfoque crtico de nuestro poeta. Tambin hemos observado en muchas ocasiones esa tendencia gilbiedmana a entenderse a travs de las dos culturas literarias, la espaola y la inglesa, y nuestro anlisis de la relacin del poeta barcelons con el canon ingls y la tradicin crtica angloamericana nos ha ido confirmando no slo su profunda anglofilia literaria sino el papel fundamental de Eliot en el desarrollo de ese esquema apreciativo. Conclusiones 478 Como seal el autor de El pie de la letra en un ensayo de 1959, Hasta cierto punto el desarrollo de cada personal experiencia traduce a trminos propios el de la tradicin cultural que le ha precedido (Gil de Biedma, 1994: 51), y, a partir de su descubrimiento de la obra potica y crtica de Eliot, el poeta barcelons en gran media hara suya la tradicin cultural inglesa, una asimilacin que se reflejara de manera muy notable en la labor crtica y en sus propios poemas. A nuestro juicio, en el profundo eliotismo de Gil de Biedma, haba una esencial continuidad, la misma que l haba observado en el mundo potico eliotiano desde La Tierra Balda hasta los Cuatro Cuartetos y en la labor crtica del poeta de Saint Louis, caracterizada, a decir de nuestro poeta, por su coherencia y su afn de honestidad intelectual. La continuidad del eliotismo gilbiedmano se manifestara a lo largo de su obra, y el propio poeta del medio siglo asegurara en 1984 acerca de los Cuatro Cuartetos que Mi antigua veneracin llegu a sabrmelo de memoria se ha reavivado y centuplicado durante las sesiones que lex Susanna y yo dedicbamos al cotejo, verso a verso, de original y traduccin. En el ltimo apartado de nuestro estudio, que ofrece un anlisis de los aspectos comunes de la poesas de ambos autores y una lectura eliotiana de la poesa de Gil de Biedma, creemos haber confirmado la continuidad de las huellas eliotianas de su obra, desde Las afueras, hasta su ltimo poema publicado, Cancin final, fruto de una profunda relacin intertextual e interdiscursiva que se iniciara en su poca de ms intenso eliotismo en los aos cincuenta a su vuelta de Oxford, y que perdurara a lo largo de su vida de poeta y lector, fiel indicio de ese valor de saturacin personal que Eliot haba identificado en su Funcin de la poesa y funcin de la crtica. A lo largo de nuestro estudio, hemos comprobado cmo las ideas traducidas y asimiladas de ese libro aparecen una y otra vez en la prosa de Gil de Conclusiones 479 Biedma, as como la imaginera de los poemas eliotianos, y de manera especial los Cuatro Cuartetos, se asoman de manera insistente a los poemas del autor barcelons. En definitiva, creemos que la raz del eliotismo de Gil de Biedma est en la afinidad temperamental que le una a la obra de Eliot, su propensin comn al pensamiento emprico y la inteligencia prctica que informa los ensayos de ambos. La importancia de la aplicacin a la poesa de las cualidades de la buena prosa practicada por los dos no se le escapaba al autor de El pie de la letra, quien no poda dejar de citar a su admirado Eliot en su autoanlisis: la prosa se pliega ms fcilmente a la expresin de este talento. Por eso mismo, si uno consigue incorporarlo en poemas, el resultado ser menos frecuente y ms valioso. Me acordaba de lo que dice Eliot a propsito de los poetas metafsicos ingleses: spero sentido comn y alada gracia lrica. Este trabajo, pues, parti de la impresin inicial que nos formamos acerca del eliotismo de Gil de Biedma y la anglofilia que caracterizaba su obra, y la constatacin de la unanimidad de la crtica no slo en torno a esta faceta de la obra del barcelons, sino en cuanto a la necesidad de un estudio riguroso de la cuestin. Nuestra impresin inicial se ha confirmado con creces y el eliotismo de Gil de Biedma, vislumbrado en una primera lectura del poeta de Moralidades ha acabado por parecernos no slo una de las influencias ms destacadas sobre nuestro poeta sino una de las presencias constantes que informan su obra desde sus primeros versos y ensayos, hasta su obra de madurez cuando todava se pueden apreciar las huellas de T.S. Eliot. Para concluir, con este estudio esperamos haber aportado una informacin nueva y valiosa sobre el eliotismo de Gil de Biedma, haber conseguido, al menos en parte, atender a la necesidad sealada por diversos crticos de un anlisis riguroso de la cuestin, y haber verificado las ya citadas intuiciones eliotistas de nuestro poeta. 480 BIBLIOGRAFA Bibliografa 481 OBRAS DE JAIME GIL DE BIEDMA Poesa Versos a Carlos Barral, Orense, edicin del autor, 1952 Segn sentencia del tiempo, Barcelona, Publicaciones de la Revista Laye, 9, 1953 Compaeros de viaje, Barcelona, Joaqun Horta, 1959 En favor de Venus, Barcelona, Colliure, 1965 Moralidades, Mxico, Joaqun Mortiz, 1966 Poemas Pstumos, Madrid, Poesa para todos, 1968 Coleccin particular, Barcelona, Seix Barral, 1969 Las personas del verbo, Barcelona, Seix Barral, 1975 Antologa Potica, prlogo de J.Alfaya y seleccin de Shirley Mangini, Madrid, Alianza, 1981 Las personas del verbo, Barcelona, Seix Barral, 1982 Moralidades, Barcelona, Taifa, 1985 (incluye dos poemas nuevos, A un pintor de sociedad y Eplogo Que la vida iba en serio, seleccin de Ana Mara Moix, Barcelona , Plaza y Jans, 1999 La voz de Jaime Gil de Biedma, Madrid, Publicaciones de la Residencia de Estudiantes, 2001 (Se trata del texto de una conferencia-recital ofrecida en la Residencia de Estudiantes de Madrid en 1988). 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