Enfoque Multidisciplinar de La Exploración Del Abuso Sexual Infantil

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Rev Esp Med Legal.

2013;39(1):19---25
REVISTA ESPAOLA DE
MEDICINA LEGAL
www.elsevier.es/mlegal
REVISIN
Enfoque multidisciplinar de la exploracin del abuso sexual
infantil
Noem Pereda
a,b,
y Judit Abad
a
a
Grup de Recerca en Victimitzaci Infantil i Adolescent (GReVIA), Universitat de Barcelona, Barcelona, Espa na
b
Institut de Recerca en Cervell, Cognici i Conducta (IR3C), Universitat de Barcelona, Barcelona, Espa na
Recibido el 26 de julio de 2012; aceptado el 1 de octubre de 2012
Disponible en Internet el 17 de noviembre de 2012
PALABRAS CLAVE
Victimizacin;
Infancia;
Evaluacin;
Abuso sexual
Resumen La victimizacin sexual en la infancia es un problema de considerable magni-
tud, para el que los profesionales no siempre se encuentran adecuadamente preparados. Una
correcta evaluacin de estos casos implica considerar indicadores fsicos y psicolgicos, relati-
vos al menor vctima, as como los factores de riesgo social, vinculados al entorno familiar. Los
hallazgos fsicos son escasos, si bien constituyen una de las pruebas ms objetivas de la expe-
riencia de abuso sexual. Los indicadores conductuales que incluyen la conducta sexualizada y
la sintomatologa postraumtica, as como los ndices de veracidad del relato del menor son
los principales aspectos psicolgicos a evaluar. La existencia de abusos previos en las guras
parentales del menor vctima es un factor de riesgo social que debe considerarse. La explora-
cin del abuso sexual infantil supone un reto para cualquier profesional, que debe afrontarse
desde un equipo multidisciplinar con la adecuada formacin y experiencia.
2012 Asociacin Nacional de Mdicos Forenses. Publicado por Elsevier Espaa, S.L. Todos los
derechos reservados.
KEYWORDS
Victimization;
Children;
Assessment;
Sexual abuse
Multidisciplinary approach in the exploration of child sexual abuse
Abstract Sexual victimization in childhood is a major social problem for which professionals
are not always adequately prepared. Evaluation of these cases involves considering physical
and psychological indicators related to the child victim as well as social risk factors linked to
the family environment. Despite physical ndings being scarce, they constitute one of the most
objective evidence of sexual abuse experience. Behavioral indicators including sexualized
behavior and posttraumatic symptomatology are the main psychological aspects to undergo
evaluation. Assessment of the veracity of sexual abuse allegations is also important. The pre-
sence of previous abuse in the parental gures of the child victim is a social risk factor to

Autor para correspondencia.


Correo electrnico: npereda@ub.edu (N. Pereda).
0377-4732/$ see front matter 2012 Asociacin Nacional de Mdicos Forenses. Publicado por Elsevier Espaa, S.L. Todos los derechos reservados.
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20 N. Pereda, J. Abad
be considered. The exploration of child sexual abuse represents a challenge for any profes-
sional that needs to be addressed by a multidisciplinary team with appropriate training and
experience.
2012 Asociacin Nacional de Mdicos Forenses. Published by Elsevier Espaa, S.L. All rights
reserved.
Victimizacin sexual de menores: criterios
clnicos y legales
La victimizacin sexual de menores incluye una multiplici-
dad de tipologas, no restringidas a lo que, comnmente, y
principalmente desde el mbito clnico, denominamos abuso
sexual infantil. De hecho, en el mbito social y de la salud
se habla de abusos sexuales como concepto amplio, referido
a una extensa tipologa de delitos sexuales, pero tambin a
otras actividades no tipicadas como delito, si bien sera
ms adecuado hablar de victimizacin sexual, lo que permi-
tira un mayor entendimiento entre los mbitos jurdico y
clnico.
Cabe decir que el abuso sexual infantil es un pro-
blema que afecta a un importante porcentaje de la
poblacin espa nola. El nico estudio de prevalencia lle-
vado a cabo a nivel nacional
1
indica que un 18,9% de las
1.821 personas de entre 18 y 60 a nos que fueron entre-
vistadas manifest haber sufrido abuso sexual en algn
momento de su infancia. Este porcentaje era ms ele-
vado en mujeres (22,5%), que en varones (15,2%). En el
mbito internacional, los estudios de metaanlisis publica-
dos al respecto
2,3
muestran que la experiencia de abuso
sexual infantil constituye un problema de salud pblica
de considerable magnitud, tanto en pases occidenta-
les, como en aquellos en vas de desarrollo, para el
que los profesionales no siempre se encuentran prepara-
dos.
Entendiendo que el abuso sexual infantil es la tipologa
de victimizacin sexual ms frecuente, y sobre la que existe
ms investigacin, en nuestro pas la mayora de profesiona-
les siguen los criterios propuestos por Finkelhor y Hotaling
4
,
y raticados por Lpez
1
para denir esta situacin. Para
estos autores los abusos sexuales de menores deben ser
denidos a partir de 2 grandes conceptos, como son la coer-
cin, referida al contacto sexual mantenido con un menor
mediante el uso de la manipulacin, la presin, la autoridad
o el enga no, y la asimetra de edad o desigualdad madura-
tiva, que impide la verdadera libertad de decisin del menor
e imposibilita una actividad sexual compartida, ya que los
participantes tienen experiencias, grado de madurez biol-
gica y expectativas sobre la relacin sexual muy diferentes.
Si bien pueden aparecer dicultades al delimitar cul es
la diferencia de edad entre los participantes de una rela-
cin sexual para poder considerar que se est produciendo
un abuso sexual, la mayora de especialistas, siguiendo las
recomendaciones de Finkelhor y Hotaling
4
consideran una
diferencia de 5 a nos de edad o ms cuando el menor tiene
menos de 13, y de 10 a nos o ms si este tiene entre 13 y
16 a nos.
Sin embargo, los criterios y deniciones clnicas men-
cionados no se corresponden exactamente con los criterios
y tipologas legales de la ltima reforma del Cdigo Penal
espa nol, en su ttulo Delitos contra la Libertad e Indemni-
dad Sexual. Segn esta, los hechos pueden ser calicados
como agresin sexual si ha habido violencia o intimidacin
(art. 178 ss), o abuso sexual (art. 181 y 182) en el caso que no
se den estas condiciones y el autor haya obtenido el consen-
timiento del menor mediante un medio abusivo o enga noso.
Cabe recordar que el Derecho espa nol ja en los 13 a nos
la denominada edad de consentimiento sexual, a diferen-
cia de otros pases del entorno, en los que se sita entre
los 14 Portugal, Alemania e Italia y los 18 a nos Malta y
Turqua, por debajo de la cual se presume que todo con-
tacto sexual con un adulto constituye por parte de este,
un delito de abuso sexual. Otros tipos delictivos del mbito
sexual con vctimas menores de edad son el exhibicionismo
(art. 185), la induccin a la prostitucin de menores (art.
187), las diversas conductas relacionadas con la pornogra-
fa infantil (art. 189-1 ss) o la corrupcin de menores (art.
189-4). El acoso sexual de menores a travs de Internet u
online grooming ha sido recientemente introducido como
tipo delictivo en la ltima revisin del Cdigo Penal espa nol
operada por la Ley Orgnica 5/2010, de 22 de junio.
En este contexto, una primera necesidad del profesional
forense antes de llevar a cabo la exploracin de un menor es
conocer las correspondencias entre lo que, a nivel general,
es conocido en el mbito clnico como abuso sexual infantil
y los delitos tipicados en nuestra legislacin al respecto.
Indicadores y consecuencias relacionadas
con la experiencia de abuso sexual infantil
Son diversas las variables que se han considerado relevantes
para una correcta deteccin del abuso sexual infantil y que
reeren, principalmente, a 3 grandes reas que agrupan los
denominados indicadores fsicos y psicolgicos, ambos eva-
luados a partir del propio menor, y los factores de riesgo
social vinculados a la familia y al entorno del menor vctima.
Indicadores fsicos del abuso sexual infantil
Los indicadores fsicos del abuso sexual infantil son poco fre-
cuentes, extraordinariamente variables, y en muchos casos
compatibles con otro tipo de lesiones no relacionadas, pro-
vocando que sea muy difcil detectar estos casos a partir de
hallazgos fsicos
5
. En la mayor parte de casos, los hallazgos
fsicos son nulos en estas vctimas
6
, y por lo tanto, un exa-
men normal no debe excluir la posibilidad de que un abuso
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Enfoque multidisciplinar de la exploracin del abuso sexual infantil 21
sexual haya tenido lugar. Sin embargo, algunas vctimas de
abuso sexual infantil s presentan lesiones genitales y anales
que son claros indicadores de esta experiencia, as como lo
es la presencia de esperma, y sobre todo, las infecciones,
enfermedades de transmisin sexual (gonococia, condilomas
acuminados, slis) antes de la pubertad, y en ciertos casos,
el embarazo
6,7
. El VIH, previo descarte de una posible trans-
misin vertical entre otros, no es demasiado frecuente como
indicador, pero tambin se encuentra en algunos casos,
especialmente en los pases no occidentales
8
. Incluso se
han observado lesiones orofaciales compatibles con el abuso
fsico y sexual
9
. Otros indicadores fsicos menos especcos
pueden ser la enuresis y encopresis secundaria, las infec-
ciones urinarias repetidas, o la presencia de txicos como
benzodiazepinas o hipnticos
10
. Recientemente, se han ofre-
cido recomendaciones y guas de evaluacin e intervencin
que pretenden facilitar la evaluacin de estos aspectos
11
,
advirtiendo que la valoracin de estos casos debe ser lle-
vada a cabo por un profesional de la salud con una amplia
formacin clnica y forense.
Indicadores psicolgicos del abuso sexual infantil a
travs de la conducta del menor
Las consecuencias psicolgicas que suelen acompa nar a la
vivencia del abuso sexual infantil son frecuentes y diversas,
tanto aquellas que se producen en la infancia
12
, como las
que en muchas ocasiones perduran hasta la edad adulta
13
,
dependiendo de mltiples variables relacionadas con la
vctima y la respuesta de su entorno, as como con las carac-
tersticas del agresor y de la propia situacin de abuso. Estas
consecuencias vinculadas al mbito emocional y conductual
del menor, conguran los denominados indicadores psico-
lgicos o clnicos del abuso sexual infantil, lo que supone
una cierta paradoja para el profesional ya que no se puede
detectar el abuso desde una perspectiva psicolgica hasta
que el menor vctima no muestra ya sntomas de desajuste.
Para la evaluacin de estos indicadores existen mlti-
ples instrumentos que provienen, principalmente, de los
Estados Unidos de Amrica y evalan, mayoritariamente,
aquellos patrones de conducta que en el mejor de los casos
se han observado en una parte importante de las vctimas de
abuso sexual
14
. Entre estos destacan la conducta sexualizada
o los comportamientos erotizados (para una revisin sobre
conducta sexual normal y problemtica en ni nos y ni nas
vase el trabajo de Kellogg
15
); los conocimientos sexuales
inadecuados para la edad
16
; las atribuciones y percepciones
distorsionadas que presenta el menor respecto a s mismo
y al mundo, caracterizadas por una elevada desconanza,
sentimientos de estigmatizacin y culpa, o baja autoestima,
entre otros (vase el Modelo de la Dinmica Traumatognica
de Finkelhor y Browne
17
); o la sintomatologa postraum-
tica asociada al abuso sexual. En los ni nos y las ni nas, los
sntomas postraumticos son ligeramente distintos a los que
maniestan los adultos, especialmente en los preescolares
que suelen presentar conductas regresivas y somatizacio-
nes con una mayor dependencia del adulto, dicultades
para conciliar el sue no, trastornos de la alimentacin,
conductas agresivas irritabilidad, rabietas, conductas
oposicionistas y destructivas, pesadillas y terrores noc-
turnos, sentimiento de culpa, as como la representacin
repetitiva del acontecimiento traumtico, mediante juegos
y dibujos
18
.
En este sentido, la utilizacin de instrumentos psicolgi-
cos clsicos, no creados especcamente para la evaluacin
de la vctima de abuso sexual, muestra grandes limitaciones
en la conrmacin del relato del menor e impide estable-
cer conclusiones ables al respecto; si bien, puede ser de
gran utilidad en la intervencin clnica posterior
19
. A su vez,
el uso de tcnicas proyectivas, principalmente basadas en
la interpretacin de dibujos del menor, ha sido criticada
en mltiples estudios y su uso para la evaluacin del abuso
sexual infantil es desaconsejado por la comunidad cientca
(vase, por ejemplo, el trabajo de Allen y Tussey
20
).
Por ello, se aboga por el uso de instrumentos valida-
dos, especcamente, con vctimas de esta experiencia y
centrados en las principales caractersticas clnicas que se
han observado en estos menores (para una revisin de estos
instrumentos, vase el reciente trabajo de Pereda y Arch
14
).
Indicadores psicolgicos del abuso sexual infantil a
travs del relato del menor
Sin embargo, no solo los indicadores emocionales y conduc-
tuales aportan informacin respecto a la posible experiencia
de abuso sexual infantil, sino que el relato del menor es una
prueba clave, debido a la frecuente ausencia de pruebas
fsicas, que el psiclogo forense debe valorar con los instru-
mentos adecuados. Debe tenerse en cuenta que el anlisis
de la credibilidad de este, habitualmente, aporta informa-
cin ms determinante en la valoracin de la presencia de
abuso que la que se obtiene a partir de la evaluacin
de los indicadores psicolgicos comportamentales o de los
factores sociales
21
. Entre los instrumentos para evaluar la
credibilidad del relato del menor destacan los protocolos,
las pautas, las guas y los criterios de entrevista, entre los
que debe subrayarse el Anlisis del Contenido Basado en
Criterios (CBCA
22
), por su extenso uso y aceptacin. Este
procedimiento consiste en aplicar a la trascripcin verbal
de la entrevista un conjunto de criterios, que de estar pre-
sentes, apoyan la veracidad del relato. El CBCA se basa en las
hiptesis que deenden que las declaraciones realizadas por
un menor sobre los sucesos que realmente ha experimentado
dieren de manera cuanticable de las armaciones falsas o
producto de la fantasa
23
, siendo la clave para una correcta
evaluacin del abuso sexual.
En este sentido, a nivel general se considera que cuando
un menor revela una situacin de presunto abuso sexual,
existe la probabilidad de que el abuso haya ocurrido, salvo
situaciones de manipulacin, presin, enga no o proble-
mas psicolgicos en el ni no o la ni na, que siempre deben
descartarse
24
. La declaracin del menor es uno de los
mejores indicadores para evaluar si el abuso sexual se ha
producido
25
, sin embargo no debe olvidarse que en el marco
de procesos de divorcio, o disputas sobre la custodia de los
hijos e hijas, la probabilidad de falsas acusaciones inten-
cionadas se incrementa, si bien tambin es cierto que estas
raramente provienen del menor designado como supuesta
vctima
26
. La falta de formacin especializada de los profe-
sionales que llevan a cabo la entrevista al menor, presunta
vctima de abuso sexual, no obstante, hace que los resulta-
dos de esta no siempre sea tan vlidos como sera deseable
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22 N. Pereda, J. Abad
(vase, entre otros, el trabajo con psiclogos, psiquiatras
y policas nlandeses de Santtila, Korkman y Sandnabba
27
;
o con trabajadores sociales y policas en Inglaterra y Gales
de Sternberg, Lamb, Davies y Westcott
28
). Asimismo, debe
tenerse en cuenta, que en muchos casos la falta de cono-
cimiento de los profesionales de las tcnicas de evaluacin
ms adecuadas supone un riesgo de victimizacin secunda-
ria para el menor. En estos casos, se intensica el malestar
psicolgico del evaluado como consecuencia de un mal uso
de los procedimientos de valoracin de la credibilidad de la
noticacin de abuso sexual por los profesionales implicados
en el proceso
29
.
Factores de riesgo social del abuso sexual infantil
En la valoracin de la sospecha de abuso sexual se tienen
en cuenta diversos factores de riesgo relativos al contexto
familiar de la vctima, que no pueden ser considerados indi-
cadores directos, pero cuya conjuncin puede constituir un
contexto favorecedor para los abusos. A su vez, el anlisis de
estos factores aporta informacin relevante para determinar
si el entorno habitual del menor puede congurarse como un
contexto de proteccin despus de la revelacin del abuso,
as como servir de gua para la intervencin posterior con
la familia. El anlisis del contexto familiar suele realizarse
a partir de entrevistas, visitas domiciliarias y el contacto
con otros profesionales del entorno del ni no o ni na (por
ejemplo, profesores, pediatras, monitores) y tiene como
objetivo recoger informacin relativa a la estructura y din-
mica familiar, capacidades parentales, red de apoyo social
y antecedentes de maltrato y abuso en los cuidadores.
Los estudios empricos realizados en torno a este tema
ponen de maniesto que entre los factores de riesgo se
encuentra que el ni no resida con una sola gura parental
biolgica
30
. En esta lnea, constituye un factor de riesgo la
presencia de una gura masculina en el hogar, sin relacin
de parentesco con el menor, como puede ser un padrastro
31
,
pero tambin de otros familiares como tos o abuelos
6,32
.
Otros factores tienen que ver con la ausencia o falta de
supervisin parental adecuada, especialmente cuando se
reere a la madre, por ejemplo en casos de enfermedad
o de ocupaciones con largas jornadas laborales
33
o la que
pueda derivarse del uso de drogas
34
. Otro factor muy des-
tacado en la literatura es la historia de abuso sexual
infantil
34---36
o de maltrato fsico
36,37
en la madre o en el abu-
sador. Se ha constatado que ser vctima de abuso sexual
infantil puede inuir en el posterior estilo parental lo que,
a su vez, puede incrementar el riesgo de abuso sexual en los
hijos
38
. Las relaciones maritales insatisfactorias
31
o la vio-
lencia de la pareja entre los cuidadores
37
, anteriores a la
deteccin del abuso, tambin parece incrementar el riesgo
de este. Sin embargo, debe tenerse en cuenta, que aunque
se considera factor de riesgo, la presencia de otros tipos de
violencia en el hogar como el maltrato fsico o emocional
hacia el menor vctima, no debe olvidarse que tambin es
frecuente que el abusador se muestre aparentemente pro-
tector y cari noso
39
. Desde la perspectiva del apego, aquellas
familias en las que los roles y funciones de sus miem-
bros estn difusos, desdibujados, sustituidos o ausentes, en
los que la frontera intergeneracional queda desdibujada,
lo que ha venido a denominarse parentication, tambin
suponen un factor de riesgo para el abuso sexual infantil
40
.
La exploracin del abuso sexual en la infancia:
una tarea multidisciplinar
La presencia en un menor de los indicadores fsicos, psicol-
gicos y sociales expuestos no implica que el abuso sexual se
haya producido, del mismo modo que su ausencia no supone
que el abuso sexual no se haya producido. En este sentido, la
deteccin de estos casos es una tarea hartamente compleja
y que merece una especial atencin por parte de los pro-
fesionales, a los que se les exige estar capacitados para la
evaluacin y la intervencin con menores vctimas. La eva-
luacin del abuso sexual infantil es, probablemente, una de
las reas dentro del mbito clnico-forense que ha generado
mayor controversia y mayores dicultades tcnicas
41
. Sin
embargo, una adecuada evaluacin de la situacin aumenta
la probabilidad de interrumpir el abuso sexual, de preve-
nir nuevos abusos, de identicar sus consecuencias, y por lo
tanto, de dirigir la intervencin de forma adecuada y mejo-
rar el bienestar de los menores vctimas de esta situacin
42
.
Siguiendo los indicadores de abuso sexual que han sido
considerados signicativos en los estudios al respecto,
expuestos en el apartado anterior, la evaluacin debe incluir
a 3 profesionales principales, como son el trabajador social,
el mdico-pediatra y el psiclogo infantil, as como la nece-
saria actuacin del mdico y el psiclogo forense en el
mbito judicial, sin perjuicio de otros profesionales que pue-
dan aportar una perspectiva enriquecedora a la informacin
del caso.
Adaptando el modelo de los principales equipos de eva-
luacin existentes en los hospitales espa noles y observando
la gura 1, en primer lugar se requiere que alguien detecte
una posible situacin de riesgo o desamparo infantil, tal
y como se expone en el Art. 131 sobre las obligaciones
de los ciudadanos y deber de reserva de la Ley Orgnica
1/1996, de 15 de enero, de Proteccin Jurdica del Menor
(BOE 17.01.96). A partir de esta primera deteccin y valo-
rando que no se trata de un caso agudo cometido en menos
de 72 h, caso en que intervendra el mdico forense por
orden del juez, el trabajador social debera llevar a cabo
un anlisis del entorno familiar y social del menor para
poder descartar o conrmar el riesgo que presenta
43
. En
los casos ms complejos, el psiclogo podra acompa narlo
durante la entrevista. Este anlisis permitira un primer cri-
bado de aquellos casos de fabulacin o manipulacin del
menor, para que reporte una situacin que no se ha pro-
ducido realmente, principalmente vinculados a contextos
de separacin o divorcio contencioso (vase el estudio de
Pereda y Arch
44
). Estas situaciones conictivas suelen ser
ideadas por adultos o interpretaciones errneas del relato
del menor, ms que una invencin deliberada de este
45
.
En caso que persistiera la sospecha de abuso sexual, el
siguiente en intervenir sera el mdico pediatra. La explora-
cin completa del menor se hace necesaria, a pesar que
en gran parte de estas vctimas no suelen hallarse indi-
cadores fsicos, puesto que la penetracin no siempre es
una conducta sexual que el victimario lleve a cabo y otras
formas de comportamientos sexuales no suponen contacto
fsico, o en caso de suponerlo, dejan rastros fsicos que
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Enfoque multidisciplinar de la exploracin del abuso sexual infantil 23
Deteccin
Diagnstico
negativo
Situacin de
riesgo
Intervencin
psicosocial
Alta
Fiscala de menores
direccin de
servicios sociales
Propuesta de intervencin;
Coordinacin de la unidad con los centros de salud mental
infantojuvenil, asociaciones de vctimas, soporte en el
juicio, entre otros
Centro
hospitalario
Centro
mdico
Centro
escolar
Servicios
sociales
Cuerpos de
seguridad
Familiares, vecinos,
conocidos
Estudio
Evaluacin psicosocial
Trabajador/a social
(Psiclogo/a infantojuvenil)
Derivacin
Sospecha
Caso
agudo
Exploracin fsica
Mdico-pediatra
Sospecha
Diagnstico e intervencin
Reunin de equipo
Informe diagnstico
Mdico
forense
Situacin de
riesgo
Intervencin
mdica
Alta
Derivacin
Exploracin psicolgica
Psiclogo/a infantojuvenil
Situacin de
riesgo
Intervencin
psicolgica
Figura 1 Modelo de exploracin adaptado de la Unidad Funcional de Abusos a Menores (Hospital de Sant Joan de Du)
60
.
desaparecen con el paso del tiempo. Esta sugerencia se
fundamenta en la posibilidad de que la vctima no hubiera
informado de todas las conductas sexuales en las que ha
participado y pudieran detectarse algunos signos fsicos o
enfermedades de transmisin sexual que corroboraran su
relato
46
. Debe tenerse en cuenta que nicamente entre un
5 y un 23% de las chicas que maniestan haber sufrido abuso
sexual, con penetracin vaginal, presentan signos fsicos que
permitan conrmar esta experiencia
47,48
. Sin embargo, el
papel del pediatra sigue siendo fundamental, constituyn-
dose en una de las pruebas ms objetivas, a pesar de su
escasa frecuencia, de la experiencia de abuso sexual
49
.
Finalmente, si el pediatra, habiendo o no encontrado
pruebas fsicas, considerase que la sospecha de abuso sexual
debe seguir adelante, el psiclogo pasara a tomar el
relevo, entrevistando al menor y obteniendo de este toda la
informacin necesaria, que debera incluir tanto la evalua-
cin de aspectos conductuales y emocionales a travs de
las pruebas especcas y validadas en el contexto espa nol,
como la obtencin de un relato completo, grabado mediante
medios audiovisuales, que permitiera posteriormente lle-
var a cabo un anlisis de su contenido y veracidad (para
una completa gua de la evaluacin psicolgica forense del
abuso sexual infantil, vase Herman
50
). Es importante que
el menor no sea entrevistado en ms de 5 ocasiones
51
,
tanto para evitar victimizarlo secundariamente, como para
no promover que modique su relato, adquiriendo nuevos
conocimientos a partir de preguntas sugestivas u omitiendo
informacin relevante al haber explicado lo sucedido ya
en mltiples ocasiones
52
. A su vez, es importante que esta
entrevista sea grabada, para evitar problemas de recuerdo e
interpretacin del evaluador
53
, y llevada a cabo siguiendo
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24 N. Pereda, J. Abad
uno de los mltiples protocolos de entrevista estructu-
rada que se encuentran a disposicin de los profesionales
54
.
Obviamente, el rol del evaluador y el rol del terapeuta deben
ser independientes
55
y el entrevistador debe contar con su-
ciente formacin y experiencia en el mbito como para que
su actuacin no suponga una dicultad a nadida al proceso
evaluativo.
Sin embargo, el hecho que en Espa na estos equipos se
encuentren principalmente en centros hospitalarios, y que
no excluyan nuevas declaraciones del menor ante nuevos
profesionales vinculados al mbito judicial, en caso que el
abuso sexual infantil se conrme, parece incrementar el
riesgo de victimizacin secundaria en el menor
56
, a pesar de
que son diversas las reformas, nuevas prcticas y procedi-
mientos que han venido implementndose en el sistema de
atencin a las vctimas y en el sistema judicial para mejo-
rar la atencin a los menores y reducir la victimizacin
secundaria (vase por ejemplo, la gua ofrecida por el US
Department of Justice, Child victims and witness: A hand-
book for criminal justice professionals de Turman y Poyer
57
).
Son diversos los autores entre los que nos incluimos, que
abogan por que todos los profesionales implicados en el pro-
ceso de evaluacin y denuncia del abuso sexual se siten en
un espacio neutral, fuera de centros hospitalarios y adminis-
traciones, donde se lleven a cabo todos los pasos requeridos
hasta conseguir una declaracin del menor, que tras ser gra-
bada, se congure en una prueba preconstituida. En este
contexto, profesionales como el criminlogo entraran a for-
mar parte del equipo evaluador, como una gura que puede
completar el informe derivado de la exploracin, dados
sus conocimientos especializados del delito, la vctima y el
delincuente, por ejemplo respecto a la adopcin de medidas
a tomar o la forma de resarcir a la vctima
58
. Los Childrens
Advocacy Centers en los Estados Unidos de Amrica desde
1985 y la Childrens House (Barnahs) en Islandia desde
1998, posteriormente implementada en Suecia y Noruega,
siguen estas directrices, disminuyendo el malestar psicol-
gico asociado a la evaluacin del abuso sexual, tanto en el
menor como en su familia, mediante un entorno amigable
y no amenazante, que no excluye la mxima rigurosidad y
profesionalidad
59
.
Conclusiones e implicaciones clnicas
La exploracin del abuso sexual infantil supone un reto
para cualquier profesional, que no puede ser afrontado en
solitario. Es necesario que este tipo de exploraciones sean
llevadas a cabo por un equipo multidisciplinar, que per-
mita evaluar cada una de las reas que han demostrado
incluir indicadores, en muchos casos inespeccos y poco
frecuentes, que pueden ayudarnos a llevar una correcta eva-
luacin. Una adecuada coordinacin entre los profesionales
del mbito clnico o social y los mdicos y psiclogos forenses
que llevarn el caso en el mbito judicial, es imprescindible
para un correcto abordaje de estas situaciones, si bien no
siempre se lleva a cabo. A su vez, la falta de formacin pro-
fesional es un grave problema en este tipo de casos, siendo
una responsabilidad tica, moral y ciudadana disponer de la
suciente especializacin y experiencia para poder llevar a
cabo este tipo de exploraciones. Es ms, la necesidad de for-
macin es crucial en la obtencin y evaluacin del relato del
menor, ya que la ambigedad e inespecicidad de los indi-
cadores del abuso sexual convierte el relato en una de las
evidencias ms importantes en estos casos, pudiendo deses-
timarse como prueba cuando la entrevista ha sido realizada
de manera inadecuada. Por ello se aconseja que los profe-
sionales de otras disciplinas, que debido a su trato con el
menor, detectan una posible situacin de abuso se ajusten
al principio de intervencin mnima, teniendo en cuenta que
su principal tarea es la deteccin y noticacin al equipo o
servicio que corresponda para que este evale la sospecha.
Por otro lado, debe tenerse en cuenta que los factores de
riesgo asociados al abuso sexual infantil intrafamiliar tie-
nen cierta especicad respecto a otras formas de maltrato
infantil, ya que el principal riesgo proviene de la presencia
de un adulto con intereses sexuales hacia menores, por lo
que no es aconsejable basarse nicamente en protocolos de
valoracin genricos.
Conicto de intereses
Los autores declaran no tener ningn conicto de intereses.
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