Nación Reggaetón
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Frances Negrón-Muntaner / Raquel Z. Rivera
Lo sorprendente era que, apenas un año antes, esta misma senadora había
presidido vistas públicas en contra del reggaetón. El objetivo era regular
las letras y las imágenes de video del reggaetón. También lo era moderar los
alegados excesos del baile que suele acompañarlo, conocido como perreo,
1. Para un recuento detallado de la estética musical del reggaetón, v. Wayne Marshall: «From
Música Negra to Reggaetón Latino: The Cultural Politics of Nation, Migration, and
Commercialization» en Raquel Z. Rivera, Wayne Marshall y Deborah Pacini Hernández (eds.):
Reggaeton, Duke University Press, Durham, 2009, pp. 19-76.
2. Jaime Torres Torres: «‘Condicionada’ la evolución del rap» en El Nuevo Día, 24/9/2003; Israel
Rodríguez Sánchez: «A investigar los centros nocturnos» en El Nuevo Día, 22/8/2003; Miried
González Rodríguez: «Velda sigue con el ojo en el ‘reggaetón’» en Primera Hora, 22/8/2003.
3. Welmo E. Romero Joseph: «Del hip-hop al reggaetón: ¿un paso es?» en Claridad, 23-29/4/2009.
4. «El jaleo del perreo» en El Nuevo Día, 23/5/2002.
5. Al igual que la salsa, el origen nacional del reggaetón ha sido (y continúa siendo) tema de
acalorados debates. Ver W. Marshall: ob. cit.
6. Javier Andrade: «Who’s Your Daddy?: Daddy Yankee Takes Reggaeton to the Next Level with
‘Gasolina’» en Miami New Times, 10/3/2005, traducción de las autoras.
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7. V., por ejemplo, Yolanda Rosaly: «¡Alto a la música ‘underground’!» en El Nuevo Día, 7/2/1995;
Liliana García Arroyo: «‘Rap underground’: ¿Nueva alternativa o pornografía?» en Claridad,
24/3/1995; Carmen Millán: «A atacar las agencias el ‘perreo’» en El Nuevo Día, 11/6/2002; Jaime
Torres Torres: «‘Condicionada’ la evolución del rap», cit., y «De espaldas a la tradición»
en El Nuevo Día, 10/10/2004.
8. Edwin Reyes: «Rapeo sobre el rap en Ciales» en Claridad, 28/12/95-3/1/96. Dos semanas
después de que el artículo de Reyes fuera publicado, Rafael Bernabe escribió una respuesta
desde las páginas del mismo periódico titulada «Rap: soy boricua, pa’ que tú lo sepas», en la
cual criticaba a Reyes por basar sus argumentos en prejuicios clasistas y por autodenominarse
árbitro de la identidad nacional al intentar elevar a los raperos de la «tusería» a la supuesta
verdadera puertorriqueñidad.
9. Ver John Marino: «Police Seize Recordings, Say Content Is Obscene» en San Juan Star,
3/2/1995; R.Z. Rivera: «Policing Morality, Mano Dura Style: The Case of Underground Rap and
Reggae in Puerto Rico in the Mid-1990s» en R.Z. Rivera, W. Marshall y D. Pacini Hernández:
ob. cit., pp. 111-134.
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Es una gran ironía que el camino del reggaetón hacia la gloria fuera
posible gracias a las buenas intenciones de los detractores del género.
A la vez que la popularidad del reggaetón aumentaba, los medios de
comunicación, las organizaciones religiosas y los guardabarreras culturales
unieron sus esfuerzos para reprimirlo y regularlo, lo cual desató una
cadena de eventos de consecuencias imprevistas. Si la intención era aplastar
el reggaetón, el resultado fue exactamente lo contrario.
Una vez que el reggaetón rebasó las fronteras de los barrios pobres, su
represión también se hizo imposible por otra razón: el reggaetón era «real».
A diferencia del comercializado y saneado rap en español y de la salsa
romántica que reemplazó a las letras barriocéntricas del periodo clásico, el
reggaetón hacía referencia directa a las condiciones sociales prevalecientes
en el país: tasas de desempleo de hasta 65% en algunas zonas, escuelas
descalabradas, corrupción gubernamental y una violencia rampante
vinculada al narcotráfico. Si bien los funcionarios del gobierno trataron
de culpar a la música por muchos de estos problemas, la generación
del reggaetón entendió que el lenguaje crudo, la sexualidad explícita
y las crónicas callejeras descarnadas no eran más obscenas, violentas o
moralmente cuestionables que el estado general del país. Ejemplo de esto
es la canción «Censurarme por ser rapero» de Eddie Dee, donde se critica
la corrupción moral de las elites isleñas al referirse al ex-secretario de
Educación, Víctor Fajardo, quien fue detenido por robo de fondos federales
en 2002, y a Edison Misla Aldarondo, ex-portavoz de la Cámara de
Representantes, que fue encontrado culpable de extorsión, lavado de dinero
e intento de violación de una menor:
Lo más irónico fue, sin embargo, que a pesar de que el Estado se salió con
la suya al lograr que los productores de reggaetón sanearan sus producciones,
el tiro terminó saliéndole por la culata. El alegado objetivo de la censura
estatal era detener el avance de la música, pero el resultado fue la
elaboración de letras aptas para la radio, con lo cual las canciones se
popularizaron no solo entre la juventud de barrios y caseríos, sino también
12. Alfredo Nieves Moreno: «(Di)Vanidad: Entrevista a Ivy Queen» en El Nuevo Día, Revista
Domingo, 18/4/2006.
13. Kilates: 2do Impacto, 2005.
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A partir del exitoso primer álbum de Calderón, los críticos del reggaetón
empezaron a pensar que quizás el problema no era el género, sino la falta
de profesionalidad con la cual se había producido. Como dijo la periodista
Laura Rivera Meléndez en su entusiasta reseña de un concierto que
Calderón ofreció en 2003 y que contó con la participación de laureados
músicos como Roberto Roena y Tempo Alomar, «cualquier género al que
se le dedique tiempo y cuidado musical puede trascender los prejuicios y
convertirse en portavoz de variadas generaciones y clases sociales»16. En
otras palabras, ya que el reggaetón había llegado para quedarse, la respuesta
14. Tatiana Pérez Rivera: «Lucrativo el baile del perreo» en El Nuevo Día, 26/5/2002.
15. Félix Jiménez: Las prácticas de la carne: construcción y representación de las masculinidades
puertorriqueñas, Vértigo, San Juan, 2004.
16. «Brilla el ‘negro Calde’» en El Nuevo Día, 16/3/2003.
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Sin duda, la popularidad del reggaetón en su propia tierra era vital para el
nuevo estatus del género como música nacional. Pero igual de importante,
si no más, fue su validación por los mercados musicales internacionales,
incluyendo no solo a eeuu sino también Europa (en particular España e
Italia), México, República Dominicana, Panamá, Japón y Australia.
La canción que arrasó en el mundo entero y que inició la fiebre global del
reggaetón fue la acertadamente titulada «Gasolina», de Daddy Yankee,
una oda a lo que las mujeres desean desde una perspectiva resueltamente
masculina. Esta canción, y su fenomenal éxito, parecían haber surgido de la
nada, pero enhorabuena para una aletargada industria del disco, que había
estado buscando desesperadamente el próximo producto para vender
en el mercado urbano juvenil. La esperanza de que el reggaetón hiciera
por los latinos lo que el hip-hop había hecho por los afroestadounidenses
provocó una oleada de cambios en la industria. Estaciones de «música
tropical» en Nueva York, Los Ángeles, Chicago y Miami rápidamente
alteraron sus formatos para incorporar el reggaetón y otros géneros
«hurban» («Hispanic urban» o «hispano urbano»). Del mismo modo, sellos
disqueros hip-hop establecieron subdivisiones latinas y firmaron contratos
con los más prometedores artistas disponibles. Astros como Daddy Yankee
no solo estaban ganando millones, sino también siendo contratados para
promocionar productos, participar de giras y promover líneas de ropa. Dos
años después de que «Gasolina» engrasara la ruta, los álbumes de reggaetón
alcanzaban ventas de oro, platino y doble platino, y se colocaban entre los
mayores éxitos de la industria latina del disco.
En gran medida, fue la reputación global del reggaetón la que forzó a las
elites puertorriqueñas a aceptarlo como un valioso producto cultural de
17. Ver F. Negrón-Muntaner: «Poetry of Filth: The (Post) Reggaetonic Lyrics of Calle 13» en
R.Z. Rivera, W. Marshall y D. Pacini Hernández: ob. cit., pp. 327-340.
18. El crítico de música Simon Vozick-Levinson celebró la nominación de Wisín y Yandel como
un «bienvenido (aunque inesperado) paso hacia la desaparición de barreras entre géneros
musicales», añadiendo que «etiquetas como ‘pop’ y ‘reggaetón’ confunden más de lo que
iluminan». S. Vozick-Levinson: «Beyonce, Britney, Lady Gaga... Wisin y Yandel?!: Reggaeton
Duo Lands Best Pop Video vma nod» en Entertainment Weekly, 4/8/2009, <http://music-mix.
ew.com/2009/08/04/wisin-yandel-mtv-vma/>, fecha de consulta: 7/8/2009.
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19. Mayra Santos, «Puerto Rican Underground» en Centro vol. 8 No 1-2, 1996, pp. 219-231; Jorge
L. Giovannetti: «Popular Music and Culture in Puerto Rico: Jamaican and Rap Music as
Cross-Cultural Symbols» en Frances R. Aparicio y Cándida F. Jáquez (eds.): Musical Migrations
Volume I: Transnationalism and Cultural Hybridity in Latin/o America, Palgrave Macmillan, Nueva
York, 2003, pp. 81-98.
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