Este documento presenta varios relatos míticos de los cubeo, un grupo étnico de la región del Vaupés en Colombia. El primer relato, narrado por José Mendoza, describe la creación del universo, la sociedad, la cultura y el establecimiento de normas sociales por los héroes civilizadores cubeo. Los relatos siguientes complementan esta narrativa principal con detalles adicionales sobre temas como las estrellas, demonios, chamanes y animales sagrados. El objetivo es dar a conocer aspectos de la mitología y cosmo
Este documento presenta varios relatos míticos de los cubeo, un grupo étnico de la región del Vaupés en Colombia. El primer relato, narrado por José Mendoza, describe la creación del universo, la sociedad, la cultura y el establecimiento de normas sociales por los héroes civilizadores cubeo. Los relatos siguientes complementan esta narrativa principal con detalles adicionales sobre temas como las estrellas, demonios, chamanes y animales sagrados. El objetivo es dar a conocer aspectos de la mitología y cosmo
Título original
Los Kuwaiwa creadores del universo, la sociedad y la cultura (cubeo)(Correa).pdf
Este documento presenta varios relatos míticos de los cubeo, un grupo étnico de la región del Vaupés en Colombia. El primer relato, narrado por José Mendoza, describe la creación del universo, la sociedad, la cultura y el establecimiento de normas sociales por los héroes civilizadores cubeo. Los relatos siguientes complementan esta narrativa principal con detalles adicionales sobre temas como las estrellas, demonios, chamanes y animales sagrados. El objetivo es dar a conocer aspectos de la mitología y cosmo
Este documento presenta varios relatos míticos de los cubeo, un grupo étnico de la región del Vaupés en Colombia. El primer relato, narrado por José Mendoza, describe la creación del universo, la sociedad, la cultura y el establecimiento de normas sociales por los héroes civilizadores cubeo. Los relatos siguientes complementan esta narrativa principal con detalles adicionales sobre temas como las estrellas, demonios, chamanes y animales sagrados. El objetivo es dar a conocer aspectos de la mitología y cosmo
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LOS KUWAIWA
Creadores del universo la sociedad
y la cultura LOS KUWAIWA Creadores del universo la sociedad y la cultura RELATOS MITICOS CUBEO DE: Jos Mendoza, Roberto Jaramillo, Ramn Lpez, Luis Vargas, Daniel Giraldo, Bernardo Ramrez Francois CORREA Profesor del Departamento de Antropologa Universidad Nacional de Colombia EDICIONES ABYA-YALA 1996 LOS KUWAIWA Creadores del universo la sociedad y la cultura 1 Edicin: Ediciones ABYA-YALA Av. 12 de Octubre 14-30 y Wilson Casilla 17-12-719 Telf.: 562-633 Quito-Ecuador Autoedicin: Abya-Yala Editing ISBN: 9978-04-185-0 Impresin: Imprenta Arpi Quito-Ecuador Impreso en Cayambe, Ecuador, 1996 INDICE Presentacin 5 Los Cubeo 9 Lectura de la Mitologa 21 Relatos Mticos 57 Glosario253 Bibliografa 263 INDICE Los A' (Cofn) del ro Aguarico ......................................... 5 1. Introduccin ....................................................................... 5 2. Antecedentes histricos ....................................................... 6 3. Cultura. Descripcin sumaria ............................................ 11 4. Creencias ............................................................................ 13 4.1 Chiga ................................................................................ 14 4.2 El mundo actual .............................................................. 20 4.3 El plano celeste. Los astros .............................................. 22 4.4. El plano terrestre. El bosque, el ro y la montaa ......... 27 4.4.1 Los cocoyas.................................................................... 27 4.4.2 La gente del monte ....................................................... 33 4.5 El plano subterrneo. Los cuancuas................................ 35 4.6 El chamn ........................................................................ 38 5. Comentarios ....................................................................... 63 Textos ordenados .................................................................. 69 1. El demiurgo ........................................................................ 69 1.2 El universo ....................................................................... 69 1.3 Los hombres .................................................................... 75 1.4 Los animales .................................................................... 77 1.5 Los erga ............................................................................ 81 1.6 El yaj ............................................................................... 82 1.7 La instauracin de las normas sociales .......................... 83 1.8 El castigo de las infracciones ........................................... 84 2. Las estrellas y el trueno ...................................................... 85 3. Los demonios ...................................................................... 91 3.1 Los cocoya ........................................................................ 91 3.1.1 Los cocoya del aire ........................................................ 92 3.1.2 Los cocoya del monte ................................................... 96 3.1.3 Los cocoyas del volcn .................................................. 112 3.1.4 Los cocoyas del ro ........................................................ 113 4. Los champiai ..................................................................... 124 5. Los cuancuas ...................................................................... 131 6. Los dueos de los animales ................................................. 143 7. Los chamanes ..................................................................... 147 7.1 La enseanza ................................................................... 147 7.2 La iniciacin .................................................................... 149 7.3 Los curacas ....................................................................... 153 7.4 La teraputica .................................................................. 156 7.5 La propiciacin de los alimentos .................................... 162 7.6 La negatividad ................................................................. 170 7.7 La muerte ........................................................................ 174 8. Las drogas .......................................................................... 178 9. Varios ................................................................................. 186 9.1 Animales .......................................................................... 186 9.2 Fiesta ................................................................................ 190 9.3 Los otros .......................................................................... 191 Bibliografa ............................................................................ 201 PRESENTACION Un primer acercamiento a los relatos mticos de los gru- pos tnicos de la regin del Vaups evidenci como lo que sole- mos distinguir como mitos, dispuestos cmo el origen de la gente, del fuego, de la maloca, etc., en realidad aparecan como partes de un corpus nico que en ocasiones es segmentado por el narrante para responder a nuestra propia orientacin, o bien, porque slo conoce partes del relato. Ello conduce a con- fusiones. Unas veces nos propone la mitologa como relatos in- dependientes, o conduce a ordenar dichos segmentos por epi- sodios segn un posible orden temtico, histrico, etc. An otra posibilidad ha buscado sobrepasar esta formalizacin rescatan- do en cada fragmento sus elementos esenciales para ser analiza- dos comparativamente e, incluso confrontar dichos resultados con estructuras de relatos de otros grupos tnicos distintos. El inters de este texto es dar a conocer algunos relatos de la mitologa de los cubeo, grupo tnico de la regin del Vaups colombiano. El primero de ellos, cuyo nombre es el de los h- roes civilizadores cubeo, fue relatado por Jos Mendoza y como parte de un nico relato cuya extensin y coherencia evidencian su sistemtico y cuidadoso conocimiento. Los que le siguen fue- ron relatados por diversas personas y podran referirse a partes del relato de Jos. En realidad, para facilitar su lectura no se in- Creadores del universo, la sociedad y la cultura 5 cluyen otras versiones de segmentos del mismo relato, y slo aquellos que enriquecen ciertos apartes del primero. Una lectu- ra atenta demuestra cmo estos ltimos se hallan, de alguna manera, contenidos en el texto de Jos Mendoza, evidenciando cmo los mitos aqu reproducidos son en verdad apartes de un mismo corpus que busc describir la historia de los cubeo. No obstante los relatos cubeo repiten temas similares a la mitologa de otros grupos tnicos de la misma regin y de otras, incluso culturalmente diversas, interesa rescatar que la explica- cin de los cubeo es la que le da su contenido especfico. Mi in- ters es resaltar la distintiva explicacin del relator, cmo la so- ciedad da cuenta de propias expresiones culturales sobre las que cimenta su identidad. Pero, la mitologa no es una mera abs- traccin; se debe a la realidad de la que es producto. Es por ello que la introduccin propone un acercamiento etnogrfico sobre la sociedad y cultura de los cubeo que busca contextualizar los relatos mticos de los Kuwaiwa. A continua- cin ensayo una lectura, que an basada en explicaciones de los cubeo, es producto de mi propio conocimiento. No es la que podra realizar Jos u otro cubeo y, tampoco habr necesaria coincidencia con la que podr llevar a cabo el lector. De hecho, en este caso guo mi acercamiento por el inters sobre la cosmo- loga como contexto de la astronoma y el papel que dichas abs- tracciones juegan en la vida cotidiana, concluyendo con una aproximacin a la comprensin sobre el tiempo y el espacio cu- beo. Ello, qu duda cabe, ya es una lectura parcial! La informacin aqu presentada fue producto del acuer- do establecido con la Unin de Indgenas Cubeo del ro Cudu- yar, quienes obran bajo el entendimiento de que nuestra labor podra redundar en el reconocimiento de su identidad tnica por parte de la sociedad nacional. Si la resea consignada resca- 6 Los Kuwaiwa ta no slo su valor cientfico sino su importancia como parte integrante de las prcticas y conceptualizaciones de la cultura cubeo para su propia supervivencia, estar respondiendo al ini- cial cometido. Van, pues, los relatos de Roberto Jaramillo, Ramn L- pez, Luis Vargas y Daniel Giraldo; de Bernardo Ramrez quien los tradujo de su lengua. La publicacin est tambin dedicada al capitn Alvaro Romero, a Alfonso Gonzlez, y a la comuni- dad de Piramiri del ro Cuduyar, de quienes parti la hospitala- ria invitacin a contribuir en la construccin de su futuro. Con la muerte de Jos Mendoza perdimos sabia experien- cia y conocimiento pero, sobre todo, su ternura y hospitalaria amistad. Que ciertamente reencarne! A su memoria y la de los cubeo son publicados estos relatos, alentando la expectativa de que su reconocimiento contribuya a reproducir y consolidar su identidad socio-cultural, fundamento de su proyecto histrico. Pero tambin, para conocimiento y memoria de aquellos que no somos cubeo, parte del proceso de la comprensin de sus de- rechos tnicos. La elaboracin cont con el apoyo del Instituto Colom- biano de Antropologa, COLCIENCIAS y la Universidad Nacio- nal de Colombia. Susana Leal y Nidia Ortegn contribuyeron al ordenamiento de los textos. Una seleccin fue publicada en 1991. Creadores del universo, la sociedad y la cultura 7 LOS CUBEO La informacin etnogrfica sobre los cubeo ha desempe- ado un papel determinante en la caracterizacin de lo que hoy se reconoce como el Area Cultural del Noroeste del Amazonas, rea que incluira la casi totalidad de los grupos indgenas de la amazonia colombiana y zonas limtrofes adyacentes de pases vecinos. Elaboraciones etnolgicas recientes van precisando la existencia de redes socio-culturales ms discretas al interior de esta extensa zona selvtica. Tal es el caso de la regin del Vaups, compartida por grupos hablantes de lenguas Tukano, Arawak y Mak, entre quienes se hallan los cubeo. A pesar de la riqueza socio-cultural y lingstica de la re- gin del Vaups, no se han realizado investigaciones arqueolgi- cas que profundicen en la historia registrada en la mitologa de los diversos grupos tnicos. Las primeras menciones de la regin est en Prez de Quesada (1538) y Von Hutten (1541), pero expediciones siste- mticas al ro Negro solo se inician hacia mediados del siglo XVII en el que se establecen las primeras aldeas misioneras y fortalezas (S. Jos do Rio Negro, Taruma). En el siglo XVIII, el afn por el control econmico del rea entre la corona espaola y portuguesa, promovi expediciones y fundaciones para defen- der las zonas limtrofes. A fines de dicho siglo e inicios del XIX Creadores del universo, la sociedad y la cultura 9 las expediciones luso-brasileras llegaron hasta el ro Vaups pro- moviendo haciendas, la cra de animales, la produccin agrco- la, las manufacturas y artesanas. Desde mediados de siglo se fortalecen los centros de comercio de hombres y mercancas. Ante el abuso misionero y civil, los indios empiezan a demos- trar su descontento sucedindose diferentes movimientos me- sinicos. Desde fines del siglo XIX hasta mediados de XX la ex- plotacin de la balata, el chicle y el caucho someten a condicio- nes infrahumanas la poblacin indgena. Hacia mediados del presente siglo se inician los procesos de colonizacin de pobla- cin andina en el rea amaznica colombiana, seguidos de la re- ciente explotacin de cocana y oro. Importante fue la interven- cin de las misiones protestantes New Tribes Missions y Summer Institute of Linguistics, cuyo ejercicio misional y catequstico ha sido rechazado por diferentes grupos tnicos, entre ellos los cu- beo. Actualmente, su territorio forma parte del Resguardo del Vaups, figura jurdica mediante la cual el Estado reconoce la propiedad territorial colectiva a diferentes grupos indgenas del pas. Son cubeo los miembros de un grupo tnico de la amazo- nia colombiana, en la regin del Vaups colombiano, hacia el centro del Area Cultural del Noroeste del Amazonas. Cubeo (kubeo, kobewa), ya es una denominacin genrica del espaol local que aparece en la literatura antropolgica y lingstica re- firindose a un grupo social, a los hablantes de la lengua as de- nominada, o a ambas cosas: un grupo de gentes que habla una misma lengua. Aunque no hay un nombre comn para la uni- dad social y el trmino cubeo no tiene significado alguno en su lengua, ante los blancos aceptan esta denominacin gen- rica. En realidad, al hablar del conjunto social se lo reconoce por ser gente (pamiwa); la identificacin social del individuo se establece por su adscripcin a un segmento social cuyos miembros se consideran ser descendientes de un ancestro mti- 10 Los Kuwaiwa co clanil (maja dajubo), cuyo nombre se utiliza como epnimo del conjunto (biowa, jejenawa, pedikua, etc.). Por otra parte, la lengua de los cubeo ha sido clasificada en la familia Tukano Oriental; recientemente se ha propuesto su reclasificacin como Tukano Medio, una subdivisin de un posible Proto-Tukano 1 . Aunque en su comunicacin con blancos expresaran hablar el cubeo, para hacer inteligible lo que consideran es un concepto del espaol, para referirse a sta en su propia lengua se expresan de la lengua de la gente (pami kamu). Sus asentamientos se distribuyen a lo largo del medio ro Vaups y, sobre todo, en sus afluentes los ros Cuduyari y Que- rari. La poblacin reportada vara entre 3.000 y 5.000 indivi- duos. El ltimo censo nacional propone una cifra de 4.368 habi- tantes. El poblamiento es de aldeas distantes unas de otras, dis- puestas bajo el patrn lineal a lo largo de los ros. La unidad de residencia tradicional era la maloca, la gran casa colectiva tra- dicional de los indgenas de la regin compuesta por el conjun- to de familias nucleadas en torno de un grupo de parientes con- sanguneos. Si se construyen, actualmente forman parte de la al- dea y se remiten a ser eventual casa de huspedes, centro cere- monial y espacio de reunin para acordar y discutir problemas comunitarios de la aldea. El nuevo patrn residencial es la aldea misionera, un conjunto de habitaciones ocupadas por familias nucleares o compuestas que habitan prximos a las de otros pa- rientes, en casas dispuestas en torno de campos de juego a cuya cabeza, se hallan edificios administrativos como la escuela y el puesto de salud. Sin embargo, el ncleo social de una aldea est compuesto por los descendientes de un clan o linaje fundador y originario de dicho segmento territorial; a ste se suman pa- Creadores del universo, la sociedad y la cultura 11 1 Walta y Wheeler, 1972 rientes afines y consanguneos que se distribuyen por respectiva proximidad en el espacio aldeano. Sus asentamientos sobre el eje ribereo del Vaups, importante va de acceso fluvial regio- nal, ha implicado que relaciones de explotacin y aculturacin por parte de la sociedad occidental se lleve a cabo de forma ms dramtica que entre otros grupos del rea. Sin embargo, al mes- tizaje se opone una fuerte tendencia a reivindicar su identidad socio-cultural. Las comunidades actuales se concentran en torno a tre- chos del ro que reconocen como de su propiedad. Debido a la endogamia social y lingstica, los intercambios con grupos ve- cinos seran recientes. Actualmente algunas relaciones se reali- zan con segmentos de los uanano, tukano, desana y otros gru- pos del rea. Los cubeo del ro Querari, en cambio, poseen es- trechas relaciones econmicas, sociales y ceremoniales con los curripaco-baniva, indgenas de lengua Arawak ubicados en la parte septentrional de su territorio. Segn la mitologa, los ancestros de los clanes emergieron en ciertos lugares por trechos del ro en donde se establecieron sus descendientes. La apropiacin territorial se materializa en la apertura de las huertas cuyos viejos barbechos son reconocidos como pertenencia de un hombre o su linaje; miembros diferen- tes deben solicitar a los mayores del linaje local el permiso para poder cultivar sus tierras. La actividad econmica se basa en la horticultura itine- rante bajo sistema de roza y quema de pequeas extensiones de terreno (1 a 3 has.), en las que se siembra yuca amarga (Mani- hot esculenta, Grantz) acompaada de otros tubrculos y fruta- les; es complementada por la caza, la pesca y la recoleccin de productos silvestres, vegetales y animales. La unidad de produc- cin bsica es la familia nuclear o compuesta cuyo resultado se 12 Los Kuwaiwa dirige al autoconsumo; excedentes que espordicamente sobre- pasan el consumo de la unidad domstica son redistribuidos entre parientes. Ocasionalmente se observa la elaboracin de artefactos de cermica, totumos y cortezas de rboles que tienden a ser reemplazados por productos occidentales. Ms persistente es la manufactura en cestera y madera, como canastos de diversos tipos, trampas de pesca, canoas, remos y tejidos de cumare (As- trocaryum chambira), que no hallan correlato en las mercancas occidentales. Por influencia misionera, los cubeo perdieron sus ornamentos y parafernalia ritual, aunque ocasionalmente per- manecen las flautas y trompetas ancestrales del ritual conocido vernacularmente como yurupari. La produccin tradicional se organiza de acuerdo con el principio de divisin de tareas por edad y sexo. Las actividades femeninas incluyen la siembra, el cuidado y cosecha de la huer- ta, la preparacin de alimentos, la reducida alfarera, el cuidado de los hijos y otras labores domsticas. Las tareas masculinas se dedican a la roza y quema del terreno para la siembra, la pesca, la caza, la cestera y el trabajo en madera, incluyendo la cons- truccin de canoas y viviendas; la recoleccin de productos sil- vestres es tarea compartida por el hombre y la mujer. No hay es- pecializacin, aunque se reconocen los mejores artfices; equi- pos colectivos se organizan con ocasin de la construccin de casas, derribas para los sembrados, cacera de cerdos salvajes y pesca al barbasco. Frente a la sociedad nacional los hombres se enganchan como peones y jornaleros y realizan los intercambios comerciales, mientras que las mujeres se vinculan en tareas de servicio domstico. El comercio interno es limitado y reducido a productos cuya materia prima no se consigue en el rea como los rallos de Creadores del universo, la sociedad y la cultura 13 mandioca obtenidos de los curripaco-baniva. Una pequea pro- porcin de sus productos como canoas, harina de la yuca y car- ne ahumada, son destinados al mercado con el blanco a fin de poder adquirir escopetas, machetes, hachas, cuchillos, ollas de aluminio, ropas, radios de bateras o relojes. Muchos cubeo han participado en las labores ms arduas del procesamiento de las hojas de coca y, recientemente, en la explotacin aurfera. Los cubeo se consideran un grupo social identificado por aspectos econmicos, de organizacin social y cosmovisin, que comparte caractersticas lingsticas y culturales particulares. Estn compuestos por clanes patrilineales de escasa profundi- dad genealgica, ordenados de mayor a menor segn el naci- miento de sus ancestros. Cada clan est compuesto de uno o va- rios patrilinajes, ordenados tambin por mayorazgo, cuyos miembros se reconocen por su filiacin con un ancestro vivo o recientemente muerto, descendiente a su turno del ancestro de clan. El linaje est finalmente formado por familias nucleares o compuestas. Los clanes cubeo se distribuyen en tres fratrias exo- gmicas cuyos conjuntos se distinguen mutuamente como her- manos mayores y menores; los conjuntos frtricos por com- partir un mismo lugar originario y la descendencia de una Ana- conda Ancestral se consideran una misma gente (cuinawu). Ciertos segmentos de otras fratrias diferentes y aun de otros grupos tnicos, son reconocidos como parientes uterinos (hi- jos de madre), puesto que son hijos de esposas potenciales que casaron o casan con unidades diferentes a la de ego, afectando el principio consuetudinario del intercambio tradicional de her- manas. Este conjunto, hermanos de una fratria y parientes uterinos (pakoma), conforma la unidad exogmica entre quie- nes se prohbe el matrimonio. Entre miembros y unidades so- ciales afines la comunicacin, el intercambio y la reciprocidad tienden a expresar relaciones simtricas. 14 Los Kuwaiwa La terminologa de parentesco cubeo sigue los principios del sistema terminolgico dravdico 2 . La profundidad geneal- gica no excede cinco generaciones (+2,+1,0,-1,-2). El sexo de al- ter se marca con sufijos pertinentes; hay variaciones del vocabu- lario en referencia y vocativo y la presencia de trminos indivi- dualizados utilizados por cada sexo para ciertas categoras de parientes. Se distinguen los consanguneos terminolgicos se- gn el orden de anterioridad y posterioridad en el nacimiento, no as los afines. Los consanguneos terminolgicos en la gene- racin de ego son discriminados entre mayores y menores, acorde con el orden de nacimiento; adems de diferenciar pri- mos cruzados y paralelos, se distinguen aquellos parientes uteri- nos denominados hijos de madre. El matrimonio es del tipo simtrico prescriptivo; el voca- bulario de parentesco seala la categora de posibles cnyuges entre lneas de filiacin opuestas e implica el intercambio de hermanas entre grupos exogmicos. Existe preferencia a casar con la prima cruzada patrilateral, la hija de la hermana del pa- dre; sin embargo, frmulas supletorias permiten el matrimonio con primas cruzadas ms distantes, el matrimonio diferido y nuevos aliados de hecho. El matrimonio se realiza pues entre miembros de fratrias diferentes y afines. La unin se prohbe con los consanguneos reales y clasificatorios, los Hijos de Ma- dre y entre generaciones distintas. La separacin de los cnyu- ges se debe, con mayor frecuencia, a la no procreacin de hijos; se seala a la mujer como la causante, siendo devuelta a su casa paterna; el hombre reclamar otra mujer en indemnizacin. La infidelidad reiterada es tambin causa de separacin, en cuyo caso el hombre reclama la paternidad sobre los hijos. La resi- dencia postmatrimonial es patri-virilocal. Creadores del universo, la sociedad y la cultura 15 2 Jackson, 1972 siguiendo a Dumont, 1975 El aprendizaje cultural tradicional se realiza a travs de la observacin, imitacin y confrontacin de las pautas de com- portamiento transmitidas en la unidad domstica. De pequeos los hijos permanecen al cuidado de la madre; una vez alcanzan la primera infancia las nias estrechan su permanencia con la madre y otras parientes mujeres, mientras que los nios acom- paan a su padre y parientes prximos en tareas masculinas. Es resaltante la actitud permisiva y exenta de maltrato fsico; las sanciones se refieren a contenciones culturales producto de creencias. Actualmente la socializacin tradicional est, de algu- na manera, compartida con el aprendizaje escolar occidental. La organizacin social tradicional es patrilineal, segmen- taria y jerrquica entre consanguneos, enfatizando un orden so- cio-poltico asimtrico, pero las relaciones vernaculares poseen un alto grado de igualitariedad. Dicha expresin es explcita en la vida cotidiana, religiosa y ritual que es liderada por varones del grupo. Las personas de mayor status, como los mayores de los linajes y los ancianos que operan como cierta suerte de consejo, son consultados e influencian las decisiones colectivas. Sin embargo, aunque en las labores comunes existiera un lder que se encarga de organizar tareas colectivas, las relaciones entre sus miembros son igualitarias. Actualmente las aldeas estn or- ganizadas en asociaciones occidentales (como las juntas de ac- cin comunal), lideradas por un capitn, quien frecuente- mente coincide con aquella persona de mayor status tradicional. De acuerdo con el orden de nacimiento, la adscripcin del rango entre clanes es asimilada al orden de segmentacin de la Anaconda Ancestral en partes de su propio cuerpo. Esta ads- cripcin, cuyo ejercicio slo es posible observar ritualmente y en las relaciones con grupos tnicos diferentes, aparentemente corresponda con la distribucin interna del territorio, en el que 16 Los Kuwaiwa los miembros mayores tendan a habitar en las bocanas de los cursos de agua mientras que los menores vivan en sus cabece- ras. En la vida cotidiana las relaciones interpersonales mediadas por el respeto entre parientes no expresan marcadas relaciones de subordinacin. En la comunidad el capitn, ejerce ms que poder funciones de autoridad como organizador, animador y coordinador de actividades cotidianas. Si las comunidades se hallan ligadas por relaciones de parentesco y matrimonio, ac- tualmente se sobreponen organizaciones que agrupan las diver- sas comunidades de un mismo eje ribereo que buscan reajus- tar sus relaciones con la sociedad nacional y el Estado, como la Unin de Indgenas Cubeos del Cuduyari -UDIC-, y la Unin de Indgenas del Querary -UNIQ. El territorio es la propiedad fundamental, siendo traspa- sado de padres a hijos. Su apropiacin se halla materializada en las reas de cultivo utilizadas por ste y sus antepasados. En el caso de los pocos elementos de perafernalia, flautas y trompetas rituales, permanecen como herencia del linaje. Las pertenencias de uso exclusivo de la mujer son transmitidos a sus hijas, mien- tras que aquellas del esposo a sus hijos varones. Segn verbalizacin y mitologa, cuando se estableci el orden social interno, su distribucin territorial y adscripcin de funciones especializadas, un segmento usurp el mayorazgo; es- tas discusiones por el orden clanil tradicional son frecuentes pe- ro no llevan a conflicto. La tradicin cubeo seala guerras inter- tribales con grupos tnicos que ocuparon su territorio, as como con grupos prximos que disputaron sus asentamientos trans- formados, ms tarde, por conflictos de brujera, actualmente desaparecidos. Los cubeo recuerdan los guerreros canbales (Ba- rewa), venidos del lado brasilero en tiempos histricos, cuya fie- reza los oblig a esconderse por algn tiempo en la selva. Con- flictos con blancos propiciados por la sobre-explotacin de la Creadores del universo, la sociedad y la cultura 17 fuerza de trabajo indgena durante el tiempo del caucho estn an presentes. Creencias religiosas y culturales sobre el orden de la so- ciedad y el medio ambiente, son el referente para la legitima- cin del comportamiento del individuo. El rumor y el regao son mecanismos inmediatos de control social. Las eventuales discusiones interpersonales son mediadas por el capitn; envi- dia por el inexplicable bienestar ajeno, celos por bienes materia- les y disgustos por infidelidad femenina tiene relativa resolucin pronta. En casos graves o reincidencia, la muerte por brujera es explicacin frecuente. El chamn o paye, asimilado al jaguar (yai), representa la institucin ms importante de la vida religiosa y verncula. Es el depositario del conocimiento sobre el orden del cosmos, del medio ambiente, los seres y espritus selvticos, la mitologa e historia de la comunidad. En el ritual se encarga de la comuni- cacin con los espritus ancestrales. El cantor (baya), lidera la frecuente ejecucin de rituales en los que el canto se vincula a los mitos ancestrales. La enfermedad es un estado latente que demanda cons- tantes ejercicios chamnicos. Sus causas pueden ser producto de la poca anual, el ciclo del individuo, la contravencin de nor- mas sociales o de uso del medio ambiente, o la agresin y el ma- leficio de terceros. Aunque todo individuo posee conocimientos chamnicos elementales, su ejercicio en propiedad lo realiza el paye, cuyos actos profilcticos y teraputicos incluyen la formu- lacin de un conjuro, el paso de su aliento a alimentos u objetos y la capacidad de potenciar, reconstituir o preservar virtudes be- nficas. Actualmente una fuerte influencia de la medicina occi- dental es llevada a cabo por puestos de salud distribuidos en el territorio cubeo. 18 Los Kuwaiwa Ceremonias colectivas tradicionales hoy se limitan a aquellas ocasiones que reactualizan la confraternidad entre los miembros de una aldea o, ms raramente, con parientes con- sanguneos y afines de otras, conocidas como dabukuri que incluyen el ofrecimientos de frutos en cosecha. La importante ceremonia de iniciacin masculina, conocida en la regin del Vaups como yurupari, ya no se realiza. Tampoco es posible observar la ceremonia funeraria descrita por Goldman (1979). Abundantes petroglifos manchan las rocas de los rpidos de los ros de los cubeo; se considera fueron elaborados por los ancestros. La parafernalia ritual ha desaparecido bajo la influen- cia misionera, aunque espordicamente es posible observar al- gunos ornamentos, sobre todo del ejercicio chamnico. Persis- tente es en cambio la pintura corporal, de uso vernculo y ritual (Bignonaceae, Arrhabidea chica y bixa orellana). Los instrumen- tos musicales frecuentemente se reducen a flautas de pan, con- chas de animales, bastones, maracas y semillas secas de frutos. El rito de la muerte conllevaba un complejo ritual 3 que va siendo abandonado. Actualmente, una vez la persona muere, se la entierra hacia el centro de la casa, adjuntando sus utensi- lios comunes. Las mujeres lloran y, junto con los hombres, re- cuerdan las cualidades del difunto. An se afirma que su cuerpo se deshace en el inframundo, mientras que su espritu retorna a las malocas ancestrales de su clan. Las cualidades del difunto encarnan en los descendientes que llevan su nombre cada cuar- ta generacin. Creadores del universo, la sociedad y la cultura 19 3 Goldman, 1979. 20 Los Kuwaiwa UNA LECTURA DE LA MITOLOGIA Debemos a Theodor Koch-Grnberg (1909) los primeros estudios etnogrficos sobre las poblaciones nativas de la regin del Vaups. Sus agudas observaciones a principios de siglo, die- ron origen a la publicacin de prolijas descripciones consigna- das en numerosos volmenes y artculos de revistas especializa- das. El etnlogo alemn dedic buena parte de su obra Dos Aos entre los Indios a la presentacin de las prcticas y con- ceptualizaciones socio-culturales cubeo. Treinta y cinco aos despus, Irving Goldman desarroll el primer trabajo mono- grfico sobre este grupo tnico, y primera monografa, ya clsi- ca, sobre un grupo indgena del noroeste del Amazonas, que ha sido seguida por constantes artculos que precisan y amplan la etnografa cubeo. En el texto citado Koch-Grnberg describe el ciclo peri- dico anual y las constelaciones asociadas con las prcticas hort- colas de los indgenas del Izana y el Vaups (Tom. 11, Cap. Vll). Si bien, aquel coincide en su presentacin sucinta la descripcin que aqu se presenta, no ocurre lo mismo con las asociaciones estelares, con la notable excepcin de la gran culebra (escor- pio), tal vez debido a las posibles variaciones entre las referen- cias cubeo y las de los siusi-curripaco de quienes fue obtenida su informacin. Sin embargo, es frecuente que dichos grupos utili- Creadores del universo, la sociedad y la cultura 21 cen constelaciones y designaciones comunes, como se refiere en la resea de Nicols Journet para los Curripaco del Izana 4 . A su turno, aunque recurrentes constelaciones parecen comunes a los cubeo y los taiwano (mi informacin) y barasana 5 las por- menorizadas descripciones de personajes y hechos mitolgicos asociados por estos grupos no se encontraron entre los cubeo. Con anterioridad a la clebre monografa de los cubeo, Goldman public un breve opsculo sobre cosmologa (1940). Aunque no podra pasar inadvertido, nos parece que hay all una sobrevaloracin del proceso de cristianizacin, si conside- ramos que nuestra informacin, ochenta aos despus, reincide en aspectos ya reseados por Koch Grnberg, a menos que ello pueda ser considerado como consolidacin de un sincretismo religioso cubeo. No obstante, el panorama socio-cultural descrito por es- tos etnlogos sobre la regin del ro Vaups ha sido poderosa- mente transformado por la intervencin occidental. La explota- cin de recursos naturales, de la balata, el caucho, las pieles de animales, y recientemente de la coca y el oro, coadyuvado por la presencia de comerciantes y la labor de conversin religiosa ejercida por la misionera protestante Sofia Mller, el Instituto Lingstico de Verano y misiones catlicas, han sido principales agentes del cambio que se evidencia en las prcticas sociales y culturales de los grupos tnicos de la regin del Vaups. En res- puesta, los indgenas se han agrupado en organizaciones que buscan el fortalecimiento y revitalizacin cultural y la estabiliza- cin de sus relaciones con la sociedad nacional. 22 Los Kuwaiwa 4 Journet, 1980: 152. 5 Hugh-Jones, S. 1980; 1981. 1. Cosmogona y territorio Segn los cubeo, el origen del universo se remonta al tiempo de los hermanos Kuwaiwa, hroes mticos cuyos actos o con cuyo concurso se estableci el orden del cosmos. Los Ku- waiwa aparecen como gestores de la disposicin del cosmos y la naturaleza, que completa el legado cultural cubeo. Fueron los Kuwaiwa quienes dejaron las flautas y trompetas ancestrales, re- presentacin simblica de los antepasados que son ejecutadas en importantes rituales. El origen de la humanidad est asocia- do con el ciclo mtico de la anaconda ancestral, que relata la an- tropognesis y ordenamiento de la sociedad. Al principio, desde la Puerta de las Aguas al extremo este del mundo, la anaconda remont el eje fluvial del universo, desplazndose hasta el cen- tro del mundo, un rpido del ro Vaups, en donde gest la gen- te, sealando por el camino los rasgos caractersticos de la iden- tidad de los cubeo. La mitologa registra, pues, la historia profunda de la cultura Al origen, esta tierra (jobono) era el nico lugar del uni- verso, todo estaba fundido en ella. Jumenijiku, la separ. Esta tierra estaba dominada por la maldad, la gente se mataba mu- tuamente, los animales se devoraban, era un lugar ftido; con un diluvio trat de limpiarla pero muchos predadores quedaron en ella. Separ entonces un lugar bueno para ser poblado de se- res eternos, es el Lugar de Arriba (umuka tukubu) el que se encuentra por encima de esta tierra o Lugar de la Mitad (kori- ka tukubu), as llamado por encontrarse entre aquel y el Lugar de la Gente Umar (mamuwu tukubu) que se halla por debajo de esta tierra. Los Kuwaiwa conocieron esta tierra desolada. Era un pai- saje, de roca, no haba tierra, tampoco selva ni ros; llova pero Creadores del universo, la sociedad y la cultura 23 el agua no reposaba. El sol permaneca suspendido. No haba gente ni animales. Los Kuwaiwa debieron emprender la tarea de hacer la tierra buena para vivir. Fue el tiempo cuando empe- zaron los Kuwaiwa (Kuwaiwa buijarawu), una era primigenia a la que los cubeo suelen referirse como aquel tiempo o aque- llos das (aninemu, anijarawu). Los Kuwaiwa emergieron cerca al raudal Cajuche, sobre el ro Vaups. All se describieron las cosas en las que encarna- ran. Unos seran eternos; aquellos que permanecieron en esta tierra fueron piedras, rboles, anacondas; otros eternos subie- ron al firmamento encarnando en los astros; el sol primordial (jarawu poenku) fue hasta el extremo del mundo, al gran lago donde terminan los ros (jia dobed) para emprender su camino cotidiano alumbrando a la gente. Otros decidieron permanecer como gente en esta tierra, fueron los Kuwaiwa manada-de-caju- ches, los Kuwaiwa roca-de-bho o los Kuwaiwa ala-de-murci- lago. En ellos descansara la tarea posterior de la creacin de la vida material y la cultura de los cubeo. Jumenijiku ense a los Kuwaiwa la manera de hacer ha- bitable esta tierra para los cubeo. A Kuwai, uno de ellos, le en- treg una anaconda con cuyo movimiento form el cauce de los ros. El anciano tom agua del lago de los ros (jia dobed) e hi- zo llover en los cauces; seal el color de sus aguas, nombr los peces y ense a Kuwai a cocinarlos. Le entreg la tierra en pe- dazos de colores que Kuwai dispuso para que crecieran los r- boles; la pobl de animales con slo nombrarlos; las aves las hi- zo aparecer de sus plumas. Kuwai y sus hermanos pidieron ha- chas para derribar la selva y preparar las huertas. El Dueo de los Alimentos, Aiyejiku, les ense a cultivarla. Esta tierra es descrita por los cubeo como un gran disco que se une en sus extremos con los otros dos espacios csmicos. 24 Los Kuwaiwa El Lugar de Arriba, la tierra y el Lugar de la Gente Umar, jun- tan sus lmites all dnde el cielo cae (cawaro doino). La tierra es como una gran torta de casabe fino, de almidn de yuca, que engruesa constantemente al ser abonada por el trabajo de los cultivos. Es el dominio de la gente, pero tambin en sus selvas y ros, en cerros, sabanas y raudales, se encuentran las malocas de los Dueos ancestrales de los animales de presa (aima dami), la maloca de las anacondas (ainwu dami) o la de los peces (moa dami); estos lugares slo son vistos por los chamanes, y es don- de van aquellos espritus de muertos por maleficio que encar- nan en animales. Tambin en esta tierra vagan espritus demo- nacos, los abujuwa, quienes pueden causar enfermedad y muerte. Esta tierra est surcada por el gran ro (jia urada), eje del mundo; los otros ros son sus afluentes. Los diseos cubeo muestran esta red hidrogrfica a manera de un gran rbol cuyo tronco divide esta tierra en dos mitades. Desde sus cabeceras, hacia los lmites de la tierra y recargadas hacia el extremo oeste del mundo, los ros alternados confluyen hacia el gran ro cuyas aguas fluyen al extremo este del mundo, el inmenso ro-lago (jia dobed), que es la fuente de todas las aguas. El gran ro, eje del mundo, se orienta por el camino solar. Desde sus cabeceras, hacia el extremo oeste del mundo, sus aguas provienen del lugar por donde cae el sol (avia doino); su desembocadura, hacia el extremo este del mundo, se dirige hacia el lugar por donde viene el sol (avia daino). Hacia el norte y el sur, se habla indiferentemente de los lugares que atraviesan (waibo) el camino del sol. Hacia la mitad del curso del gran ro se halla el centro del mundo, entre el raudal Jiparari y el raudal Cajuche, sobre el ro Pia (ijiya), el Vaups, lugar en el que emergieron los primeros ancestros cubeo. Creadores del universo, la sociedad y la cultura 25 El gran ro es eje del mundo no solamente por su posi- cin diametral en la tierra y por su orientacin solar. Los cubeo lo conciben como un torrente continuo, desde sus cabeceras a su desembocadura. Para los habitantes del ro Cuduyar (kuru- jariya), cuyos ancestros remontaron este ro viniendo desde el centro del mundo ubicado un poco ms abajo, su ro es el eje del universo y su curso contina en el Vaups, el ro Negro... Por lo tanto, a la altura de la desembocadura del Cuduyar en el Vaups, es este ltimo el que desemboca en el eje del mundo, el Cuduyar. Este ro est entonces bandeado del lado izquierdo por el ro Vaups y, del lado contrario, por el ro Querar (kura jariya). Del gran ro-lago (jia dobed) las nubes toman el agua y se desplazan en direccin este-oeste por su propio lugar. Es el Lugar de las Nubes (oco tukubu) de donde proviene la lluvia que moja la tierra y hace crecer los ros. Detrs de ellas se puede ver la cncava celeste (cawaro), que no es ms que una gran sabana de yerba azul-verde (jumeniwa), contra la cual estn pegados los astros como lucirnagas. Esta gran sabana est surcada por el ro del Sol (avia ijia), el curso acutico por el cual cotidiana- mente pasa en su canoa de un extremo al otro del mundo, desde el lugar de donde viene el sol hasta el lugar por donde cae el sol. El gran ro de esta tierra corre entonces paralelo al ro solar. Es sobre aquella gran sabana que descansa el Lugar de Arriba (umuka tukubu), el lugar bueno que fue separado por Jumenijiku para poblarlo de seres eternos. En l tambin habi- tan espritus aliento (um) de la gente. Los cubeo distinguen del cuerpo, aquel ente al que se da la acepcin de espritu, alma (dekoku), del que se considera es el poder del pensamiento (um). El primero es el que podra encarnar en animales preda- dores cuando el difunto ha muerto por maleficio, adquiriendo 26 Los Kuwaiwa entonces rasgos propios de un espanto. El poder del pensamien- to es identificado, incluso en sentido fsico, con el aliento de una persona. A la muerte, el poder del pensamiento se separa del cuerpo y se dirige ya sea a las malocas de los chamanes (yawi nami), que slo stos pueden ver en la tierra, o se dirige a las malocas de los clanes cubeo que se encuentran en el lugar de arriba. El espritu-aliento del difunto es recibido por sus pa- rientes quienes lo baan con un perfume (mumi jue) que lo li- bera de su corrupto olor. Segn los cubeo es como recibir a un nio en una maloca extraa; se lo debe dejar un tiempo para que aprenda a comportarse. All no hay huertas, no se caza ni se pesca, los alimentos no son necesarios. Es un lugar en donde no existe la maldad, no hay enfermedades, no hay venenos... ya es otra vida. Ellos pueden andar alrededor de ese lugar para lo cual visten pieles de danta, de venado, de jaguar, o si van al ro pieles de anaconda; en ocasiones pueden venir a esta tierra, pero slo el chamn sabe distinguirlos. Si despus de una ceremonia mortuoria alguien viera el aliento del difunto, sera la seal premonitoria de que algn mal ira a sucederle. El Lugar de la Gente Umar (mamuwu tukubu), aparenta una concavidad contrapuesta a la del cielo separadas por esta tierra. El Lugar habitado por la Gente Umar se asemeja a la tie- rra: est surcado por el ro Umar (mamuya), cuyo curso est dispuesto paralelamente al gran ro terrestre; sin embargo, sus aguas fluyen en sentido inverso. En su cielo hay nubes y, por en- cima de stas, hay una gran sabana sobre la que descansa esta tierra; al ocultarse el sol en la tierra, desciende y remonta el fir- mamento de la gente umar desplazndose hacia el este, junto con las nubes y astros tambin provenientes del firmamento de esta tierra. Pero no slo su orientacin est invertida sino, con- Creadores del universo, la sociedad y la cultura 27 secuentemente, el tiempo: cuando en esta tierra es de da, all ser de noche; a su turno, el sol les alumbra cuando en esta tie- rra oscurece. De esta manera se explican los cubeo el que pue- dan ver los astros levantndose siempre al este de la tierra. La Gente Umar son en realidad personas que pueden en- carnar en esta fruta (Poraqueiba sericea). Su conocimiento como del lugar en el que habitan fue tambin legado por Kuwai a los cubeo, cuando ste quiso conocer cmo era el mundo. Abando- n a su mujer, su pequeo hijo y sus padres, para seguir a la Gente Umar hasta su lugar y slo despus de encarnar en la fruta pudo volver a esta tierra con sus parientes. La curiosidad de stos fue la causa de su muerte pues, advertido por la Gente Umar de no contar su secreto fue, sin embargo, embriagado y luego de relatar cmo es el lugar en el que habitan, muri vcti- ma de una serpiente. Sin embargo los cubeo cuentan que en aquel tiempo el sol permaneca quieto, no haba noche. Los Kuwaiwa no des- cansaban; la gente coma continuamente, los alimentos no ren- dan. Los Kuwaiwa supieron que hacia donde sale el sol (avia daino), en la Loma-de-la-noche (naijiawu), una nube oscureca; all si haba Noche. All viva el dueo del poder de la oscuri- dad, el Dueo de la Caja de la Noche, (naiowai toku upaku); los hermanos fueron a pedirla... El Dueo se la entreg encerrada en una ollita, advirtin- doles que slo en la maloca podran destaparla; les ense el canto de los animales de la madrugada para detenerla. Por el ca- mino, el hermano mayor abri la ollita sospechando que siendo tan pequeita no podra contener la noche. Esta se reg por el mundo; de la ollita salieron los murcilagos, el muchilero negro, el ave correo, los animales nocturnos. Los hermanos mayores 28 Los Kuwaiwa repitieron los sonidos de la madrugada, pero el da no lleg; de- bieron volver donde el Dueo de la Noche; este repiti su ense- anza. Los Kuwaiwa llegaron a su maloca y en su centro abrie- ron la ollita. Recargados en los estantillos de la maloca espera- ron. Cinco veces repitieron los sonidos de la madrugada pero era an temprano. Slo el hermano menor supo recordar en el momento preciso, el sonido de los animales de la madrugada. As los cubeo obtuvieron la noche, y con ella, la primaria discri- minacin del tiempo. La construccin de la primera maloca fue tambin obra de los kuwaiwa. El mito relata que Kuwai levant la estructura de madera de la maloca (cadawa) pero no tena hojas para cu- brir el techo. Con su hermano menor fueron a buscar al Dueo de la Hoja, Muin Bukuku; luego de su demanda, de una gran caja que contena todas las hojas que hoy tienen los cubeo, el viejo extrajo una cajita que les entreg. La cajita era tan pesada que el viejo debi acomodarla en la canoa de los Kuwaiwa; para l era liviana. La noche les sorprendi remando; por curiosidad el hermano mayor abri la cajita, a pesar de la advertencia del viejo de slo hacerlo al llegar a la maloca; la hoja se esparci por los ros. Los Kuwaiwa debieron regresar a pedirla de nuevo; esta vez, el viejo dispuso la canoa liviana. Los Kuwaiwa llegaron muy pronto a su maloca; el hermano menor coloc en el centro la cajita y la abri. La hoja cubri el techo de la maloca. La maloca fue el epicentro de la organizacin social de los cubeo. De hecho, su estructura arquitectnica es concebida co- mo reproduccin del cosmos. El techo reproduce la bveda ce- leste; el dao de las hojas en la cubierta permite que la luz pene- tre por pequeos agujeros semejando las estrellas; el travesao ms alto de la cumbrera, orientando la maloca en direccin es- te-oeste, semeja el camino del sol; hacia sus lados caen las varas Creadores del universo, la sociedad y la cultura 29 que sostienen la cubierta de hojas, son los ros que se dirigen a los lmites de la tierra; el pasillo central figura el eje del mundo, el gran ro que se comunica con sus extremos, las puertas de la maloca iluminadas por el sol matutino, por donde viene el sol, y el sol poniente, por donde ste cae; el piso de la maloca es esta tierra; su centro es representacin del centro del mundo, fre- cuente escenario del ejercicio ritual. La maloca es pues un mi- crocosmos. El ciclo mtico de los Kuwaiwa posteriormente contina relatando otros aspectos del origen del medio ambiente, la so- ciedad y la cultura de los cubeo. Particularmente, aborda el ori- gen de los astros y fenmenos naturales. Para precisar el entorno cosmognico, a continuacin describimos brevemente la apropiacin del territorio cubeo, el tiempo del origen de los ancestros propiamente dichos, la an- tropognesis, tiempo que clausura el de los Kuwaiwa. A estas dos eras juntas los cubeo se refieren como el tiempo de los antiguos (bukuwai tukubu). Sin embargo, la acepcin de poca, tiempo (tukubu) es slo parcial; ya la he- mos visto aplicada al espacio y puede ser traducida como pie- za, cuarto, lugar. En esencia a su acepcin le es inherente tanto uno como otro; una traduccin ms justa, segn los cu- beo, es la de dimensin. Esto es particularmente claro cuando se refieren al Lugar de Arriba (umuka tukubu), el Lugar de la Gente Umar (mamuwu tukubu) o al de las nubes (oco tukubu). A stos, de manera general, los cubeo se refieren como a otra dimensin (ape tukubu), queriendo precisar de esta manera no slo diferentes espacios (por su contenido, orientacin, etc.), si- no un tiempo diferente (ocupado por seres mortales o eternos), en donde el tiempo discurre en un sentido o en otro.... 30 Los Kuwaiwa Los cubeo se reconocen descendientes de una anaconda (aink bukuk). Desde el extremo del mundo, del gran ro-lago, los ancestros de los clanes vinieron ascendiendo por el ro eje del mundo con su forma primigenia de gente-anaconda (ainwu). Adelante venan los mayores y, a su cabeza, el Sol Primordial, el Dueo del Tiempo (jarawu poenku), el que fue nacido prime- ro. El buscaba con su lanza sonajera (poe eta pinaimado) el cen- tro de mundo. Ya en el Vaups emergieron en el raudal del Ipa- nor, pero al erigir la lanza proyect su sombra. Emergieron en- tonces en el raudal de Jiparari en donde la lanza, al no proyectar ninguna sombra, haca coincidir el centro del cielo con el centro de la tierra; all era el ombligo del cielo (cawaro jumuro). Los ancestros se secaron al sol esa piel-escamas de anaconda (ne tu- chia jaruwai) para volverse gente; taeron las flautas y trompetas ancestrales (achimiwa), celebrando el primer ritual del yurupa- ri. La anaconda se diversific; cada clan remont su propio eje acutico realizando constantes emersiones en bsqueda de su propio territorio. Emergan en lugares de nacimiento (poeta tukubu) de gentes a quienes reconocan como sus parientes, sus aliados u otra gente. El taido de sus flautas y trompetas ances- trales era distintivo, se escuchaba desde lejos. En ocasiones gue- rrearon pero, frecuentemente se reunan a conversar, beber chi- cha, a tomar yag y fumar sus tabacos. En aquel tiempo el ro del mundo era el Ro de Leche (opeko jia) y los ancestros beban de l en cada lugar de nacimiento. El desplazamiento y reconoci- miento del ro y sus habitantes dur generaciones enteras. Final- mente, llegaron a establecerse en su territorio actual. Fue el co- mienzo de este tiempo (inumu, karika numu). 2. Sol y Luna Los Kuwaiwa conocieron este mundo cuando el Sol esta- ba quieto, no era el que hoy alumbra a los cubeo. Kuwai encar- Creadores del universo, la sociedad y la cultura 31 n en el Sol, el Padre o Dueo del Da (avi jarawu kaku); fue al gran ro-lago y desde all remont su curso acutico celeste. El Sol fue el nacido primero, el Dueo del Tiempo (jarawu poen- ku); gui el camino de la gente-anaconda hasta el centro del universo, all donde el centro de la bveda celeste coincide con el centro de esta tierra. Luna, el Padre o Dueo de la Noche (avi ami kaku), pues es un ser masculino, fue tambin encarnado por Kuwai pe- ro, a diferencia del Sol, fue llevado al firmamento. Anterior- mente se refiri el origen de la noche y del sol y de cmo se dio termino al da eterno. Sol y da, luna y noche, estn evidente- mente asociados, pero cada uno responde a etiologas diferen- tes; de hecho, el Sol es considerado dueo del poder de la luz y el calor (boino), del cual es consecuencia el da (Jarawu); Luna es considerado dueo del poder de la oscuridad y el fro (e- mi), del cual es consecuencia la noche (ami). El Sol cuida del tiempo de secas, mientras que Luna lo hace con el de lluvias. En aquel tiempo, Luna fue hasta el gran ro-lago del cual tom el agua-lluvia, que de las nubes cae y retorna por el ro hasta el ex- tremo del mundo; Sol y Luna distribuyeron el tiempo de secas y de lluvias en cada afluente. Ahora bien, hay diversas narraciones mticas que dan cuenta de su origen. De Luna, se relata, no tuvo padre su madre sola lo engen- dr; al da siguiente de su nacimiento ya se hizo hombre. En la noche oscura, Luna iba a hurtadillas a copular con una mujer; ella, sorprendida y sin saber de quien se trataba, puso debajo de su hamaca una olla con pintura wei (bignonaceae); cuando l lleg, ella unt su mano de pintura y palme la cara de Luna. Es por ello que hoy Luna sale oscuro los primeros das en el cielo. Al reconocer la marca de pintura su madre supo lo que haba sucedido, le rega, Luna triste llor mojando su banquito de 32 Los Kuwaiwa madera de tominejo que, por ello, hoy se deteriora rpidamen- te; la fruta que coma, hmeda de su llanto es por ello hoy en da amarga. Este era el tiempo en que el trabajo no era pesado; las mazorcas solas se desgranaban y fermentaban en chicha; Luna hizo un dabukuri de castaa. En la fiesta, la madre dijo a Luna que pidiera a esa mujer que lo pintara con wei, como se acos- tumbra. Esa mujer no lo quera por marido; ella le dio de fumar tabaco pintado de un lado rojo y del otro blanco; como ella le indic, l fum y mir a lo alto, de donde descendi una escale- ra que lo arrastr al firmamento. All no se poda vivir pero ella le entreg tierra de donde apareci su huerta, tambin apareci su maloca; le entreg el adorno que porta en su mueca (yuwe- du) que es con el que Luna alumbra; la mujer le dio tabaco seco, tabaco de aroma a pia, tabaco de aroma a ucuqu y el tabaco (buchiturawa) por cuyo aroma Luna seal en adelante a las mujeres con la menstruacin. El dueo del da era el murcilago Odoboru. Este subi hasta la maloca de Luna y le pidi la noche, pues el alimento era rpidamente consumido por la gente. Luna coloc un banco pintado de blanco en la puerta de su maloca y en esta tierra se hizo de da; al colocar un banco pintado de negro vena la no- che; as dividi el da y la noche; l mismo empez a caminar en el cielo. Ellos midieron este mundo buscando que la noche y el da alcanzaran a llegar a todas partes; tambin hicieron que en el lugar de la gente Umar (mamuwu tukubu) el tiempo estuvie- ra invertido. Sin embargo, el da y la noche no estaban bien he- chos. Odoboru fue hasta el gran ro-lago y trajo cenizas negras en una ollita; al destaparla este mundo se oscureci. El murci- lago de la noche, Odoemiku, fue a buscar el amanecer al gran ro-lago; en el camino se qued dormido, no alcanz a llegar. El Creadores del universo, la sociedad y la cultura 33 perezoso, U bukuku, cuidaba la noche; la tena atada en el gran ro-lago donde viva. Odoboru lleg a la maloca del perezoso y la pidi, ste la mezquinaba; el murcilago le dio tabaco soplado que enferm al perezoso, tuvo soltura, sali de la maloca. As el murcilago del da pudo soltar la noche, que camin por el fir- mamento dando paso al amanecer. La oposicin entre Sol y Luna, cuyo parentesco (pakoma) prohbe el matrimonio entre sus respectivos parientes, es aso- ciada con el carcter canbal de Luna en otro relato mtico: El Sol estaba tumbando monte; mientras tanto, Luna lleg hasta su huerta en donde encontr las hijas del Sol. Ellas lo vistieron con una piel de jaguar; jugaron con l. El Sol lleg y las rega: Lu- na no puede vivir con mujer, l no es gente, quiere matarlas y comerlas. Sol y Luna alegaron y se golpearon con sus machetes; el del Sol era un machete largo, el de Luna corto. Luna se fue, pero volvi a preguntar al Sol cmo haca para pasar por lo alto, encima de la chagra de la madre de Luna. El Sol lo llev arriba, le pidi que cerrara los ojos y all lo dej. Los cubeo advierten que cuando el sol calienta mucho es debido al enojo que le pro- duce recordar la pelea con Luna. Este carcter potencialmente canbal de Luna, adquiere un nuevo contexto, ahora necrofgico, en otro relato. Mencio- namos que no es Luna el que alumbra sino que porta en su mu- eca un adorno (yuwedu), que, como la tea de tur produce su luminicencia. En una noche oscura Luna descendi por su esca- lera a esta tierra; vino a la maloca de Kuwai en donde reciente- mente se haba enterrado un difunto. Kuwai se escondi al verlo con su apariencia gorda y fea; Luna colg su adorno en un poste de la maloca; escarb en la tierra y comi del tutano de los huesos del difunto; al sentir sed sali a beber. Kuwai sali de su escondrijo y, en una olla tapada ocult el adorno. Luna regres 34 Los Kuwaiwa y no encontr su adorno; pronto advirti un rayo de luz que es- capaba por un roto de la tapa de la olla; extrajo su adorno y su- bi despus al firmamento. Fue as como los Kuwaiwa se entera- ron que Luna se haba daado pues coma carne de difunto. Un corto relato afirma que Luna pinta su cara con cara- yur y, desde la puerta de su maloca, escondiendo su cuerpo poco a poco, mira hacia esta tierra. Es por ello que ocurre el eclipse lunar, cuando el Dueo de la Noche Muere (avi ami kakuyaiyu), vindose el resto de su cara de color rojo. Similar explicacin se da al eclipse solar, cuando el Dueo del Da Muere (avi jarawu kaku yaiyu) es porque se esconde en la puerta de su maloca. El camino solar en su desplazamiento cotidiano este-oes- te, aparece como precisa gua en la orientacin espacial de los cubeo. Es dicho camino el que orienta la disposicin de las ma- locas, la distribucin del territorio, del universo entero. Los cubeo reconocen el desplazamiento del sol a lado y lado del Ecuador, por tanto, los solsticios y equinoccios. Aparte de la observacin de las variaciones en el horizonte del lugar por donde ocurre el levante y la puesta del sol a lo largo del ao, la orientacin de la maloca constitua un referente para su lec- tura. Recordemos que el travesao ms alto est orientado en dicha direccin y reproduce el camino del sol; esta orientacin hace que a lo largo del ao, la luz proyectada a travs del marco de la puerta decline la penumbra del interior de la maloca en una rea cercana a los primeros postes interiores del pasillo cen- tral, en la puerta este en horas de la maana, en la puerta oeste en horas de la tarde. Justamente, la lectura del desplazamiento de la proyeccin de los rayos solares a lado y lado de estos pos- tes, es la medida que permita evidenciar la variacin del movi- Creadores del universo, la sociedad y la cultura 35 miento del Sol o, como afirman los cubeo, la direccin de la ca- noa del Sol en su camino acutico celeste. La posicin ecuatorial de la regin del Vaups permite observar en los equinoccios un camino solar relativamente per- pendicular sobre el plano de la maloca. Con desviaciones a lo largo del ao, esta poca se convierte en referente del horario cotidiano pues, entonces, el medioda coincide con el momento en que el cuerpo no proyecta sombra. Consecuentemente, en horas diferentes, la posicin de la sombra podra ser tomada co- mo indicador del horario diurno. Los equinoccios coinciden con los picos ms altos de la pluviosidad local; sin embargo, la nomenclatura del ciclo peri- dico anual slo destaca en el equinoccio de septiembre, el Ca- mino del Sol en Tiempo de Armadillo (aviai ma pamuremu), poca anunciada por distintivas manifestaciones ecolgicas. Tambin son particularmente notables las que se asocian con el camino del sol en los solsticios, acoplndose a dos grandes po- cas del ao: el Camino del Sol en Tiempo de Lluvias (avia i ma ocorumll), hacia el solsticio de junio y, el Camino del Sol en Tiempo a Secas (aviai ma ujurumu), hacia el solsticio de di- ciembre. El ao no es formalmente delimitado por este movimien- to del sol; es ms bien debido a los cambios ecolgicos que se evidencia su paso. El perodo anual reconocido como este ve- rano (iuju), toma como referencia el tiempo de secas (uju) pa- ra incluir todo el ciclo. Como se sabe, en el rea amaznica no hay verano sino disminucin de los altos niveles de pluviosidad hacia los meses de diciembre, enero y febrero, perodo al que vernacularmente se denomina verano. 36 Los Kuwaiwa El horario diurno es discriminado de acuerdo con la po- sicin del sol en la bveda celeste y la temperatura ambiente producida. El amanecer (comiaino) es tambin reconocido co- mo el momento del da en el que viene la claridad (miadae daino). El medio da es literalmente la mitad del da (jarawu korika); el anochecer (naino) es tambin reconocido como el momento en el que el sol se oculta (avia doyede). Cuando el atardecer se pone con el sol de los venados se lo conoce como el momento en que la Luz del sol enrojece (juae boino). Para sealar un momento del da se levanta el brazo indi- cando con la punta de los dedos la posicin del sol. As podra decirse: caminar desde que el sol viene detrs de la arboleda, hasta que el sol est en la mitad del da; como es dable suponer, el horizonte selvtico lo constituyen las copas de los rboles. Las discriminaciones del tiempo diario son evidenciadas por diversas manifestaciones de la naturaleza, diarias y estacio- nales, siendo guas insistentes los cantos de aves, insectos y otros animales. Y, como mencionamos, en la maloca se lea la hora del da de acuerdo con el desplazamiento de la franja de luz so- lar, proyectada a travs de sus puertas en el piso cercano, de adentro hacia afuera en la puerta este y de afuera hacia adentro en la del oeste; la luz solar alcanza cierta altura en los postes del pasillo central localizados inmediatamente despus de las entra- das, descendiendo en la puerta este y ascendiendo en el oeste, siendo esa altura la marca mejor observada. Ahora bien, el horario cotidiano de los cubeo segn la posicin del sol es el referente que permite sealar la posicin de la luna en el firmamento y el lugar de su aparecimiento no- che a noche. As se podra decir: Luna viene hacia la mitad del da, superponiendo la posicin de la luna en la noche sobre la Creadores del universo, la sociedad y la cultura 37 del sol a dicha hora del da. Pero, la referencia a periodizaciones lunares atiende, sobre todo, a su propio ciclo; su aparecimiento en el firmamento se gua por el horario solar pero se expresa o acompaa de expresiones propias de sus fases. Las noches sin luna son descritas como noche oscura (emi temuku). Por el contrario, las noches con luna son de claridad de verano (uju miadeku). Su ciclo recorre desde el dueo de la noche criaturito (ami avi mamaku), hasta el dueo de la noche se acaba (ami avi cuiu). Un mes corres- ponde a una luna o, literalmente, un dueo de la noche (ocuina ami avi). Cuando el tiempo que se quiere contar es ms largo de un da es posible periodizarlo por el ciclo lunar; as se podra decir: este luna criaturito, cuando est lleno volver, lo que equivale a un mes lunar, o bien: este luna nuevo, otra lu- na cuando est oscuro llegar, para dos meses lunares. Sobre- pasando un da, dicha periodizacin lunar es la que los cubeo consideraban era su ms veraz medida del tiempo. Con el nimo de facilitar la lectura, he utilizado a prop- sito los trminos de luna y sol, pero en todo caso los cubeo se refieren a stos como el padre o Dueo de la Noche y el padre o Dueo del Da. 3. Estrellas, Va Lctea, otros fenmenos Recordemos que Jumenijiku, distingui el universo. Al Lugar de Arriba ascendieron hroes mitolgicos que encarna- ron en seres eternos y, entre ellos, algunos fueron estrellas pri- mordiales. El origen de las estrellas (abia koru) y constelaciones (abia koa) est asociado con el de las flautas y trompetas ances- trales (achimiwa), instrumentos sagrados conocidos vernacular- mente en la regin bajo el trmino de yurupar. 38 Los Kuwaiwa En aquel tiempo, Pinaiwari, ancestro de los cubeo, habi- taba la maloca ancestral del raudal de Jiparari, lugar de naci- miento (poeta kurami) de los cubeo. Wamudana viva en el lu- gar de nacimiento del raudal de Jipana, sobre el ro Izana. El prepar esa maloca ancestral (achiami) a la cual llev jvenes varones de la gente de Yurijeri, ancestro de los Yuremawa, para ensearles el culto sagrado. Las flautas y trompetas de los anti- guos no existan, su sonido era producido por las coyunturas de los huesos del cuerpo de Wamudana. La fruta silvestre de avina estaba en cosecha, l la busc para hacer un dubukur; subi al rbol y comi dejando caer sus cscaras. Los muchachos al dar- se cuenta le pidieron fruta pero Wamudana la mezquinaba; al fin les tir, ellos la asaron y comieron. Llovi. Wamudana hizo crecer su estmago y simulando que eran ramas invit a los muchachos a escampar debajo; as se comi dos de los jvenes. Al volver a la maloca de Pinaiwari los vomit muertos. Los pa- dres queran vengar a sus hijos pero las hachas y machetes no hacan dao a Wamudana; l subi ms arriba del cielo (cawa- ro) protegindose detrs de un molino insalvable. Pinaiwari y Yurijeri discutieron cmo vengar la muerte de los jvenes; Pinaiwari propuso quemar a Wamudana. La gen- te de Yurijeri preparaba un dabukuri para atraer a Wamudana; diferentes clases de chicha, incitndole a venir, le fue enviada con las golondrinas, pero stas no pudieron traspasar el molino; otros emisarios pasaron, pero Wamudana slo descendi con- vencido por los presentes que le llev la avispa Daiamiku. Em- briagado, Wamudana respondi que para ser muerto debera ser quemado. Mientras mora, en la playita de Jipana, Wamuda- na ense los conjuros benficos, cantos para el baile, la historia de la gente; cuando el fuego lleg a su corazn ense conju- ros para causar enfermedades. Incinerado Wamudana su sonido se elev al cielo. Como le haba indicado, al da siguiente Yurije- Creadores del universo, la sociedad y la cultura 39 ri fue a la playita para ver los rescoldos; escuch entonces el so- nido y al levantar la cabeza vio que eran las golondrinas (oco damariwa) las que le producan; apenas volteo a mirarlas, de las cenizas de Wamudana crecieron dos palmas de pachuba (Iriar- tea Exhorriza) que llegaron hasta el cielo; tambin crecieron guamos silvestres (Inga spp). Para hacer las flautas y trompetas, Yurijeri debi ayudarse de un andamio y su azuela que le per- miti subir a las palmas. Como constelaciones quedaron en el firmamento esas flautas y trompetas ancestrales, asociadas a ciertas cosas que fueron utilizadas en tiempo de los antiguos, como las que necesito Yurijeri para hacer los primeros instru- mentos sagrados. Yurijeri quiso ensear a su hijo la forma de interpretar las flautas y trompetas; dispuestas en fila a la orilla del ro bastaba con pasar el abanico de plumas de gaviln para hacerlas sonar. Debera hacerlo con el bao de madrugada, pero el hijo no des- pert; en cambio, las mujeres recordaron lo dicho por Yurijeri y fueron al puerto. Yurijeri escuch los sonidos y al ver a su hijo an en la hamaca, fue al ro. Al verlo, las mujeres escondieron en su sexo los instrumentos; as sealaron el lugar de su cuerpo para alumbrar los hijos. Ellas se aduearon de las flautas y trompetas con los que hacan dabukur de lulo, de lea, de cualquier cosa impropia. Los hombres debieron hacer el trabajo de las mujeres y escon- derse cuando ellas tocaban los instrumentos. Yurijeri vio que eso no convena y trat de quitrselos; las mujeres huyeron pero Yurijeri las alcanz y para recobrarlos debi darles muerte. Es por eso que hoy las mujeres no pueden ver las flautas y trompe- tas sagradas y, al mencionar su representacin en el firmamen- to, no se les explica el significado de las constelaciones. 40 Los Kuwaiwa As, pues, las constelaciones son representacin de las flautas y trompetas ancestrales, de los instrumentos utilizados por Yurijeri para elaborarlas, de utensilios de los antiguos o de animales de su tiempo. Las estrellas y constelaciones identifica- das por los cubeo recorren el camino del Sol, conformando un zodaco que es preciso referente en la discriminacin de los pe- rodos del ciclo anual. Si bien se observa el desplazamiento este- oeste de las estrellas en el firmamento, es la coincidencia de su declinacin, al inicio de la noche, el que seala el perodo del ao asociado con manifestaciones naturales. La puesta de las constelaciones suele estar precedida de la de una estrella que anuncia su prxima declinacin; sta es representacin del tu- ri (camaru), tea que alumbraba en la noche a los cubeo, y gua de la constelacin de la cual toma su propio nombre. Tanto la declinacin de las constelaciones como de las guas, son las marcas que permiten leer los perodos lluviosos del ao cuya nomenclatura toma el de su constelacin o estrella. La puesta, vista en el horizonte de la copa de los rboles, no precisa un lu- gar especial de observacin. Los cubeo afirman que las constela- ciones parecen morfolgicamente ms pequeas del lado oeste del firmamento. Los cubeo no distinguen estrellas de planetas. Sin embar- go, destacan por su posicin esttica en el oriente y por su roji- zo color, a Venus, la Estrella de Verano (Wadedu), observada en esta poca y ocasionalmente sealada como gua de la constela- cin de la anaconda. De las estrellas fugaces (abia tunuino) di- cen ser aquellas que se desprenden de la sabana de yerba azul- verde que recubre esta tierra. El calendario estelar se abre en marzo con la puesta de la constelacin del Camarn Pequeo o Camarn sin Brazos y cie- rra hacia el mes de diciembre con la declinacin de la constela- Creadores del universo, la sociedad y la cultura 41 cin del armadillo, recorriendo el prolongado perodo de lluvias vaupesinas. Las manifestaciones naturales, ecolgicas y etolgi- cas, asociadas por los cubeo con la cada de constelaciones y es- trellas, son ndice del preciso conocimiento que poseen de su medio, pero no deja de sorprender la meticulosa discriminacin del aumento de la pluviosidad estacional (ver cuadro de ciclo peridico anual). El aparecimiento del arco iris en el cielo es la seal que anuncia el fin del tiempo de lluvias. Los cubeo distinguen su aparecimiento en el levante (name), de aquel del poniente (abo- rame). En tiempo de los Kuwaiwa no pudo emerger de debajo de esta tierra, por ello, hoy slo muestra el tocado de su cabeza, la corona de plumas de tucn, amarillas y rojas. Su sudor es la llovizna que cierra el tiempo de lluvias. En tiempo de secas, hacia enero y febrero, los cubeo ob- servan la clara aparicin de la Va Lctea en el firmamento, el Camino de la Luz y el Calor del Sol (bo ma) el rastro solar en tiempo de verano, por lo cual tambin se le conoce como el Camino de Verano (uju ma). Despus de nombrar los ros y la gente que les habita, Jumenijiku fue hasta el camino del sol, to- m de l almidn y lo reg en los ros para que secaran en tiem- po de verano; de esta manera distingui la poca de secas y dej a los cubeo esa seal para reconocer su llegada. Ese camino es en realidad una cuerda del plumn del guila (kuit kowu) ex- tendido de un extremo a otro del firmamento (kuit ma), y al comenzar el crudo verano ese tejido se esponja como el plumn del guila. Encarnado en el Viejo Verano de Guama, (mene ujuku) los cubeo distinguen el frente fro que hacia los meses de junio/ julio alcanza la regin, produciendo un considerable descenso de la temperatura. Se dice que el Viejo Verano de Guama as- 42 Los Kuwaiwa ciende los ros por esta poca y, luego de su pesca anual, des- ciende nuevamente hacia el mes de septiembre. El mito describe a Kuwai sentado en la bocana del ro Papuri cuando, subiendo pas el Viejo Verano de Guama. El Viejo invit a Kuwai a su ca- noa; remando llegaron a la maloca del Perro de Agua, Jiadawi; all pescaron y al cocinar los peces el viejo pidi a Kuwai que le alcanzara el aj seco; ste busc infructuosamente, slo vio un avispero; el viejo tom el avispero y ech a los peces, as comi. Kuwai senta el fro que acompaa al viejo. En las bocas del ro Cuduyari tiraron las redes; los peces de Kuwai eran para el viejo slo hojas; tom de la red un guo rojo y un guo verde y los co- mi ahumados como si fueran pescados. Los cubeo relatan que el Viejo Verano de Guama usa un sombrero blanco cuando su tiempo est despejado y se pone un sombrero negro cuando es- t nublado. 4. El Ciclo Peridico Anual Introducido el marco general de la cosmologa de los cu- beo, ilustramos sucintamente una manifestacin corriente de cmo dicho conocimiento es utilizado en su vida cotidiana, ha- ciendo una presentacin que permite contextualizar el cuadro del Ciclo Peridico Anual incluido. El detallado conocimiento que los cubeo poseen sobre la regularidad con la que se repiten ciertos fenmenos naturales, del medio ambiente y del comportamiento de sus especies, y su coincidencia con fenmenos solares y estelares, se combinan para producir un ordenamiento de los perodos del ao en los que se llevan a cabo sus actividades econmicas, sociales y ri- tuales. Se puede afirmar, no obstante, que la lectura bsica del ciclo peridico anual atiende a la frecuencia estacional de las lluvias y, dependiendo de stas, de las crecidas y el estiaje de los ros. Creadores del universo, la sociedad y la cultura 43 El ciclo anual se divide en dos grandes perodos, el Tiem- po de Lluvias (ocorumu) y el Tiempo de Secas (ujurumu), sepa- rados por el tiempo de Pamuru (pamuremu). El primero, como su nombre lo indica, recorre la poca de lluvias intensas, desde marzo hasta julio, cuando las aguas de los ros alcanzan los ma- yores niveles. Entre los meses de noviembre a febrero, la pluvio- sidad decrece considerablemente producindose el abrupto des- censo de su caudal. Prestando su nombre del armadillo, Pamu- ru es un insecto parecido a la chicharra cuyo canto identifica la poca de agosto a octubre, cuando lluvias intermitentes mantie- nen relativamente estable el nivel de los ros. Destacado lugar del ao ocupa el Verano de Guama Silvestre (meneuju) que marca un corto perodo en junio y/o julio, cuando la tempera- tura del da baja notablemente (15C) acompaada de fuertes vientos, debido al frente fro que en esta poca alcanza la regin ecuatorial. El calendario se inicia con las intensas lluvias de marzo y termina con la sequa de febrero. El tiempo de lluvias se perio- diza en unidades ms discretas segn la observacin de la decli- nacin de las constelaciones, correspondiendo a cada una, co- mo a la puesta de sus guas, lapsos de intensificacin de las llu- vias. El tiempo de secas es el de clara observacin de la Va Lc- tea en el firmamento. Al tiempo de Pamuru corresponde con la declinacin de la constelacin que lleva su nombre pero, sobre todo, de la constelacin de la Anaconda. El tiempo de lluvias se inicia con la creciente de los caos y la primera subienda de los peces pequeos que buscan all sus lugares de desove, lo que facilita la pesca al barbasco en sus ori- llas. La gran subienda o piracemo (kuraino) sucede en abril, cuando los ros desbordan su lecho y casi todas las tcnicas de pesca pueden ser empleadas. Esta es tambin poca propicia de 44 Los Kuwaiwa la recoleccin de hormigas y ranas; se cosechan frutos silvestres como el umar y la guama y se recoge chontaduro cultivado. Los ms importantes rituales de iniciacin masculina son realiza- dos. La declinacin de las constelaciones del Camarn Pequeo y del Camarn Grande y la del Avispero, se hallan metafrica- mente enlazadas con las manifestaciones ecolgicas. En tiempo de los Kuwai las hormigas fueron avispas a las cuales se les despoj de su aguijn. Los cubeo explican que el piracemo es el tiempo en el que los peces hacen su propio dabu- kur; bailan como lo hace la gente, bebiendo chicha preparada de las frutas silvestres que colectan en verano; los peces grandes, los padres de los peces, ven a los pequeos como si fueran maz que se reparte por los caos. En el mes de mayo la declinacin de la constelacin de la barbacoa o el muquiadero, es relacionada con el ahumado de los peces obtenidos durante el piracemo. Algunas manifestacio- nes de la poca anterior continan en este perodo, como la re- coleccin de frutos silvestres y diferentes clases de hormigas y ranas. La siembra de las huertas es sealada por la declinacin de la constelacin de la Azuela, el instrumento usado anterior- mente para este efecto y, colgado al hombro, en bailes rituales. Hacia julio la subida de las garzas reales a las cabeceras de los ros puede preverse por la puesta de la constelacin que lleva su nombre. En el perodo en el que las aguas de los ros permanecen estables, cuando el ro est espeso, los animales se ceban apro- vechando la abundancia de alimentos; entonces los peces se van a los rebalses, las riberas inundadas de los ros, en donde es dif- cil atraparlos, aunque es tiempo de la pesca de sardinas sealada por la puesta de la constelacin de la Trampa que lleva su nom- Creadores del universo, la sociedad y la cultura 45 bre. Despus del Verano de Guama Silvestre, en el tiempo en que los cubeo no disponan de instrumentos metlicos, se reali- zaban las socolas del bosque para la preparacin de las huertas. Es la poca de la siembra del maz. Es tambin tiempo de reco- leccin de frutos silvestres, de diversas larvas y de la cacera de aves que cierran esta cadena trfica. Hacia el fin de este perodo, con la cosecha del chontaduro es frecuente la realizacin de bai- les rituales. Las derribas de la selva para los cultivos coincide con la declinacin de la constelacin de la Anaconda. El tiempo de secas es la poca en que los animales de caza enflaquecen siendo reemplazada por la pesca. Sin embargo, en sus inicios, con el descenso de los ros, algunos roedores son sorprendidos abrevando en las orillas. Son abundantes frutos como el caimo, la guama, la uva amaznica, el maran; en las huertas la pia y la caa de azcar, y se cosecha el maz. Ya al fi- nal del verano se aprovecha para quemar las derribas. 5. Tiempo y Espacio en la Cosmografa de los cubeo La estrecha relacin entre el tiempo y el espacio es puesta de manifiesto cuando, en ciertos contextos, los cubeo los inclu- yen bajo una misma acepcin lingstica. Su contenido, no obs- tante, es distinto desde el origen hasta la actualidad. Ello se ex- presa por el ordenamiento en secuencias del corpus mtico; sin embargo, dicho desarrollo no se cierra sobre hechos causales nicos; as por ejemplo, el origen de la noche se halla vinculado a distintos contextos y estrategias narrativas del mito. Los cubeo diferencian un tiempo primordial (aquel tiempo) en el que se origina el universo y la humanidad, del tiempo actual (este tiempo) en el que pervive lo creado. Al origen el sol permaneca quieto, el da era eterno; es en sentido restringido un no tiempo; el demiurgo creador distingui el 46 Los Kuwaiwa cosmos. Los Kuwaiwa, hroes civilizadores hermanos entre s, en sentido ms general incluyen otros seres mticos como los Dueos de la Noche, de los Alimentos, de la Hoja, etc., encar- nan en seres eternos, antropomorfizacin del universo, o seres en los que recae la tarea de hacer esta tierra habitable a los cu- beo. Ser con stos que se originar la medida primaria del tiempo cotidiano, el desplazamiento del sol y, con ello, la distin- cin del da y la noche. El origen de la gente, la antropognesis propiamente di- cha, corresponde al tiempo primordial del desplazamiento de la anaconda ancestral desde la boca de los ros y su emersin final en el centro del mundo; desde all los ancestros cubeo, an en- carnando una anaconda, remontan los cursos fluviales para emerger en sus propios territorios, sus lugares de origen. La apropiacin territorial ancestral fue tambin identificacin cul- tural e identificacin social entre parientes y otras gentes. Con ello se inaugura este tiempo, el tiempo actual. Los cubeo pueden remontar su genealoga lejana. Sin em- bargo, su organizacin social prev la reproduccin del sistema social de manera que actualmente basta a un individuo reducir su tiempo genealgico a solo cinco generaciones consecutivas ms all de las cuales el tiempo es difuso en el de los orgenes. La uniformidad de la cncava celeste permite concebirla como una gran sabana. Los astros, Kuwaiwa en el firmamento, son las gentes que lo habitan; su permanencia desde tiempos ancestrales demuestra su eternidad. Espritus-aliento de la gente remontan esta gran sabana pero all no hay necesidad de comer, de trabajar, la gente no perece. La mitologa relata cmo el trabajo surgi, frecuentemente, de torpezas cometidas por se- res mticos. Al dirigirse al lugar de arriba, el espritu-aliento se Creadores del universo, la sociedad y la cultura 47 libra del trabajo, retorna a aquella condicin originaria de lo imperecedero, lo que no se desgasta. El lugar de arriba posee el carcter de lo permanente, de lo eterno. Esta tierra, aunque habitada por seres eternos como los rboles, las piedras, los cerros es, sobre todo, dominio de la gen- te. A su muerte su cuerpo perece y su espritu-aliento podra encarnar en espritus selvticos, en anacondas, animales de pre- sa o en peces que habitan sus propias malocas; como animales, podrn morir. Esta tierra es pues el dominio de lo mortal, pero cabe en ella la posibilidad de adquirir la inmortalidad. El lugar de abajo, el de la gente umar, es poco conocido por los cubeo. Las similitudes con esta tierra son slo aparentes. Mundo vegetal cuyo tiempo se halla invertido. El gran ro-lago, raz del universo, comunica estos tres niveles csmicos. Es fuen- te de todas las aguas, ros y lluvias; desde all Kuwai emprendi su camino hacia el lugar de la gente umar; all tambin estuvo atada la noche. Desde el gran ro-lago emprendi su curso acutico la anaconda ancestral, padre de la gente. El gran ro-la- go es fuente del universo, del tiempo, de la vida. Al gran ro-lago fluye el curso acutico eje del mundo; de ste el del sol en el firmamento, camino tambin de la luna y las estrellas, referentes del tiempo. Cuando no creado en su despla- zamiento fue ste el eje que remont la anaconda ancestral para emerger en el centro del mundo, all donde el sol cenital hizo coincidir el centro del universo, donde no hay sombra, anula- cin del tiempo, el lugar originario de la gente. Los cubeo evi- dencian la eternidad de la anaconda por su cambio de piel. El movimiento de la anaconda y el movimiento del ro se hallan enlazados en el flujo del tiempo. 48 Los Kuwaiwa El eje acutico se halla orientado por el camino del sol, en direccin este-oeste. Sobre ste la sociedad se halla ordenada: los mayores prximos al gran ro-lago, los menores hacia donde termina el curso fluvial. En el lugar de abajo ser de noche cuando en esta tierra es de da y viceversa; el sol y los astros re- corren un camino contrario al de esta tierra; el movimiento del tiempo est invertido. La maloca como reproduccin del cosmos es la forma co- mo los cubeo hacen tangible su apropiacin del universo, la for- ma de reproducirlo y hacerlo suyo, reconstruirlo. En ella el ri- tual reactualiza dicha apropiacin, comunicacin del mito y la sociedad. El desplazamiento del sol primordial inaugura el tiempo; es el Dueo o Padre del Da, de la luz. Luna no es propiamente el que alumbra en las noches, porta en su mueca el instrumen- to que produce su luminiscencia; se lo reconoce como el Dueo o Padre de la Noche, de la oscuridad. Su oposicin complemen- taria lleva aparejada la asociacin de luz y calor (boino) y de os- curidad y fro (emi). El Sol cuida del verano, mientras que Luna el del tiempo de lluvias, oposicin entre seco y hmedo. De all que la va lctea, observada claramente en tiempo de se- cas, sea el rastro del Sol, de donde Jumenijiku tom almidn para desecar los ros en verano. A otro nivel, el sol es asociado con frtiles cosechas de la naturaleza. Luna con la poca de no fertilidad femenina. La posicin ecuatorial de los cubeo permite una lectura precisa del sol cenital como eje del tiempo e interpretacin del centro del mundo. El desplazamiento del sol sobre el Ecuador es tambin, durante el ao, asociado con el tiempo de lluvias y el de secas de acuerdo al camino solar. Las fases lunares precisa- Creadores del universo, la sociedad y la cultura 49 ban, anteriormente, medidas ms largas del tiempo cubeo; su posicin relativa en el firmamento es leda al sobreponerla so- bre la posicin del sol durante el da. La oposicin entre Sol y Luna es modelo cultural expre- sado en las relaciones de interdiccin matrimonial entre sus pa- rientes (son pakoma). La ruptura de la prohibicin, el incesto, ocasiona la venganza de aquella mujer que lo levanta al firma- mento y quien es sealada como hermana de Luna en la mitolo- ga del Vaups. La asimilacin de Luna con relaciones sexuales prohibidas podra tambin ser leda en su asociacin con la menstruacin femenina. El modelo de interdiccin es ms ex- plcito como relacin de canibalismo Luna pretende comer las hijas del Sol. Y necrofgico, cuando come los tutanos del di- funto. Tambin la oposicin Sol y Luna puede ser observada por su origen: el Sol va al gran ro lago y emprende su camino por la cncava celeste, Luna fue llevado al firmamento. El da era eter- no, la noche debi ser creada; mientras que el da fue siempre, la noche lo invade y debi ser conjurada para dar paso a la alter- nancia del da y la noche. En tiempos primordiales los Kuwaiwa encarnaron en es- trellas, pero su verdadero origen se halla asociado con el de las flautas y trompetas ancestrales conocidas en el rea como yu- rupar. Son resultado de la transformacin de los huesos de Wamudana en palma de pachuba, de la cual se elaboraron los instrumentos primigenios. Su sonido es la voz de los ancestros por ellos encarnados, centro del ritual de iniciacin masculina en el que la sociedad actual se comunica con sus antepasados. Como aves (achimiwa), comunicacin del lugar de arriba con esta tierra, lo eterno y lo mortal. 50 Los Kuwaiwa Las estrellas y constelaciones son representacin simbli- ca de los elementos que fueron necesarios para elaborar las flau- tas y trompetas ancestrales; dichos instrumentos son, al mismo tiempo representacin metafrica de las actividades anuales, trampa de pesca, hachuela de siembra, etc. La declinacin de las estrellas y constelaciones es pues marca del tiempo ritual y mar- ca de las actividades cotidianas, econmicas y sociales. Estn asociadas con la discriminacin de las pocas de lluvias propo- niendo una delicada periodizacin social y ecolgica a lo largo del ao. CICLO PERIODICO ANUAL CUBEO Segn fenmenos naturales y asociaciones estelares 6 I. ocorumu: Tiempo de lluvias MARZO a JUN/JUL mam oco: Primeras lluvias mam oco jarawu: Tiempo de las Primeras Lluvias Caracteres Naturales: Es el tiempo de las grandes lluvias. A su inicio est el invierno crudo; ms tarde, la gran crecida del ro. Ocurre la gran subienda de los peces, el piracemo (ku- raino), propicio a la celebracin del dabukur de pescado (moa upau teino). Es tambin tiempo de la colecta de ciertas ra- nas (umawa) y hormigas (meawa). La guama silvestre (mene ju- meka), florece y se cosecha. Este coincide con la llegada del co- nocido (ar) (meneu), frente fro que hacia julio cruza hacia el norte. Es el tiempo precisado por las constelaciones. Creadores del universo, la sociedad y la cultura 51 6 La coincidencia de fenmenos y declinacin estelar no es necesaria. Esta se observa por encima del nivel de los rboles, hacia las 7-8 p.m. La traduccin de la nomenclatura aunque respeta la traduccin literal, no lo es Asociaciones Estelares de las Lluvias l.a. El Tur del Camarn Pequeo (najoko kijiko camaru), de- clina al poniente anunciando la prxima constelacin. Ga sealada por sus lluvias en el mes de marzo (najoko kujlko camaru ocaino), primeras del ao. b. Declina la constelacin del Camarn Pequeo (najoko kuito) o del Camarn sin Brazos (najoko amuwe kubeco), la constelacin del Camarn Menor. Es tiempo de los t- banos (nuraremu), primero los blancos, ms tarde los ne- gros, evidencian la llegada de las lluvias. Despus del ve- rano, del Cuduyar a los caitos, con las primeras dbiles lluvias, han subido peces es el tiempo del antiguo barbas- co. Ahora, con la creciente del Camarn Pequeo (najoko ku ko coro), desde el Vaups con la creciente (moa jamuoi coro) suben los peces; el piracemo es entonces a orillas de los caos. Es cuando las hormigas del da vuelan. 2.a. Se pone el Tur del Camarn Grande (najako uraco cama- ru), al tiempo de las lluvias que anuncian las prximas de su constelacin. Es mediados de abril. b. La cada del Camarn Grande (najoko uraco), acompa- ada de su creciente (najoco uraco coro), es reconocida como la Creciente de la Subienda de los Peces (moa kurai coro) en que estos hacen su propio dabukur. Es el tiem- po del gran piracemo en los rebalses de los ros. El cielo se oscurece, vuelan las hormigas de la noche (ami mea- wa) en la madrugada; tambin vuelan las hormigas de da (jarawu Kawu). Es cuando las ranas hacen fiestas en las charcas (umawa coi numu). Es la segunda mitad de abril. 3. Se pone la constelacin del Jaguar. 4.a El Tur del Avispero (uchiwu camaru) ya se pone. Tiempo de las fuertes lluvias de fines de abril (Uchiwu camaru ocaino). 52 Los Kuwaiwa b. La cada de la constelacin del Avispero (uchiwu), trae lluvias (uchiwu ocaino), y su creciente del ro (uchiwu co- ro). Los ltimos peces hacen su piracemo en los gran- des rebalses. En las madrugadas vuelan las hormigas ma- nivaras (jojai meawa). Fines de abril. 5. Se pone la Azuela mediana. Hacia el mes de mayo. 6.a. El Tur del muquiadero del pescado (Moa cadawa cama- ru) se pone, al tiempo de su aguacero (ocaino). Principios de mayo. b. El Muquiadero de pescado (Moa cadawa) cae al poniente. Algunos caracteres de la poca anterior se observan. Sus lluvias an en mayo. 7.a. Declina el Tur de la constelacin de la Azuela (Tuipe ca- maru), acompaado de lluvias de los primeros das de mayo. b. La creciente del ro al tiempo de la cada de la constela- cin de la Azuela (Tuipe), anuncian la llegada de los lti- mos das del piracemo; los peces buscan alimento en las islas ya casi cubiertas por el ro. Es tiempo en que vuelan los comejenes (Waiwuyowa). Se acerca fines de mayo. 8. La cada del avispero mediano. Fines de mayo. 9. Se ponen las tres grandes Piraas (Muuwa). Lluvias y creciente del ro (Muumbo coro) hacia fines del mes de julio. 10. La constelacin de la Trampa de Sardinas (Emindo) decli- na hacia julio. Despus de estas lluvias subirn las sardi- nas por los ros. ll.a Las lluvias del Tur del Perro-de-Agua (Jiadawiwa cama- ru) anunciadas por la declinacin de esta estrella. b. Cae la constelacin del Perro-de-Agua (Jiadawiwa). Llu- vias en el mes de julio (Jidawi coro). 12.a. Cae el Tur de la constelacin de las Garzas Reales. Creadores del universo, la sociedad y la cultura 53 b. Declina la constelacin de las Garzas Reales (Yaiwa) anunciando la subida de las aves hacia las cabeceras del ro. c. Cae la constelacin del Perro de Agua (jidawiwa). Son las lluvias del mes de julio (jidawi coro). Hacia fines del mes de julio se registra el verano de Guama (meneuju). Arriba a la regin el frente fro encarnado en el viejo Guama Silvestre (meneu) que descender hacia septiem- bre, despus de su pesca anual. Debe ser reconocido como un fenmeno, ms que como un perodo del ao. II. pamuremu: Tiempo de la chicharra armadillo pamu jarawu: Tiempo de la chicharra-armadillo AGOSTO a OCTUBRE Caracteres Naturales: Despus de las lluvias del Perro de Agua, en agosto cesa la fuerte lluvia, ahora espordica hasta la cada de la constelacin de la Anaconda. A sus inicios diferentes larvas (kajedowa, jimeduwa, ocomiadawa, jokuwa, dowiwa, etc.) aparecen en los rboles anunciando la tumba de los rastrojos para la preparacin de las huertas de maz. A fines del mes mu- chas de ellas sern colectadas; tambin se recogen frutos silves- tres como ibapuchuna, cacao de monte, castaa, avina. Es tiem- po de cacera de lapa, danta, cerrillo, cajuche, venado. Se cose- cha la pia y la guama. Es poca propicia a la enfermedad. 13.a El Tur de la Anaconda (ainku camaru) con su declinacin anuncia las lluvias de septiembre. b. La constelacin de la Anaconda (ainku), declina acompa- ada de las lluvias que evidencian el fin del invierno, la llegada prxima del tiempo seco. Ser la ltima creciente del ro (ainku coro), cuyas lluvias discriminan la cada de 54 Los Kuwaiwa partes de la constelacin, la cola, el cuerpo, la cabeza, ha- cia fines de septiembre y principios de octubre. 14. Ya en el mismo tiempo seco, hacia diciembre, espordicas lluvias coincidirn con la declinacin de la constelacin del Armadillo (pamuru), anunciando la maduracin de la pupua. III. ujurumu: Tiempo de secas uju jarawu: Tiempo de secas NOVIEMBRE a FEBRERO Caracteres Naturales: Este es el tiempo de menor pluvio- sidad del ao, del descenso del caudal de los ros. Es tiempo de mayor insolacin. Est marcado por la clara observacin de la Va Lctea, el Camino de Verano (bo ma). Es tiempo de la que- ma de las chagras. En algunas se cosechar el maz antes sem- brado. Es tambin la cosecha de la pupua que, con su abun- dancia, dar ocasin a la celebracin del dabukur (ure bedeino). Es la cosecha de la uva amaznica (uyei). Los caos sern bar- basqueados. Pero en esta poca las lluvias solo decrecen. Se distingue aqu la lluvia de Verano (uju ocobu) que sin precisin ocurre repentinamente; las lluvias del Armadillo (pamuru ocaino), cu- yo aguacero abre las playas resecas, como la caparazn del ar- madillo; es diciembre. Despus del barbasco los caos se benefi- cian de las lluvias de la Limpieza del Bagazo del Barbasco (eojau boa jaruwaino). Entre ellas, la fructificacin de ciertos productos marcan la sequa: Verano de Caimo (karika ujubo), verano de Gua- ma (meneu ujubo), verano de pupua (ure ujubo), tambin ocurre el verano del tbano (nu-rau ujubo). Creadores del universo, la sociedad y la cultura 55 CICLO FLUVIAL De acuerdo con la pluviosidad anual 1. jia mama daboiy: Primera Creciente del Ro Inaugura la creciente del ro; desde marzo hasta agosto, las lluvias son intensas y discriminadas por el zodaco cu- beo. 2. jia jiku teino: El Ro se Espesa Hacia el mes de agosto la pluviosidad es ms o menos constante; el ro ni crece ni desciende. En los rebalses se observa sobre las aguas una capa grasosa (jiku teino o kaiy eino) . 3. jia ecoya: El Ro Baja Finalizando las lluvias fuertes, hacia el tiempo de secas en noviembre. 4. ujurumu: Tiempo de Secas Hacia enero-febrero ocurre la mnima pluviosidad. Con- secuentemente el ro desciende hasta su mnimo caudal. 56 Los Kuwaiwa RELATOS MITICOS Kuwaiwa R.M.1. Jos Mendoza. Bajukij. FC/Julio 1984 Origen del Mundo Los Kuwaiwa nacieron en la cachivera Manada de Caju- ches, Wari Yajubo, en el tiempo en que ninguna persona haba nacido. No encontraron a nadie, ellos nacieron antes de noso- tros. All habl toda la gente. Los que se iban a convertir en r- boles y los que iban a ser piedras hablaron; despus de nacer ha- blaron entre s: Cmo vamos a ser nosotros? Usted cmo va a ser?. Yo voy a ser piedra, coment uno. Otros dijeron: Noso- tros vamos a ser animales que comen gente, ainw, anacondas. Yo me voy a encargar de alumbrar el da, cont Abi, el que iba a ser el sol. Nosotros tambin nos vamos a quedar all en el firmamento, dijeron los que iban a ser estrellas. Despus, los que se quedaron en esta tierra, hablaron con la gente-rbol: Nosotros vamos a ser rboles. Nosotros tambin nos vamos a quedar en esta tierra Pakoma, para morir aqu. Por eso es que uno se muere de un momento a otro sin darse cuenta. Los que iban a ser animales que comen y los que iban a ser rboles no Creadores del universo, la sociedad y la cultura 57 mueren porque todo el tiempo los rboles estn vivos. Los que iban anacondas dijeron: Nosotros vamos a ser anacondas para vivir dentro del agua. No se terminan, son eternos, jaraw cui- natr. Los rboles dijeron: Nosotros tampoco nos vamos a terminar, porque a veces el palo se seca, pero vuelve a salir otro palo. Uno hace una chagra y ah despus vuelven a nacer rbo- les, slo cambian. Nosotros, la gente, no fuimos como ellos, nos lleg la car- ga de la muerte. Ellos empezaron mal. Luego de eso empezaron los que iban a ser Kuwaiwa. Despus de que todos dijeron lo que iban a ser, el sol, el que iba a iluminar el da, fue hasta Jia Dobedo, donde terminan los ros, de donde se devolvera. Antes de irse dijo: Yo voy a alumbrar a la gente; los dems le dijeron: Bueno, usted sea as. Fue a Jia Dobedo y empez a alumbrar. No exista la tierra; haba suelo joboro, como un casabe de almidn auro, que iba a ser la tierra en la que viviramos. Por eso es que esta tierra da vueltas: primero era delgadita, ahora ya es gruesa, va creciendo. (Variante S: Los que iban a ser empezaron a hablar. Las estrellas Abiakoa y el sol Abia. El que iba a ser el sol dijo: Yo voy a ser Dueo de este Da, voy a cuidar la comida. Otro dijo: Yo tambin voy a alumbrar, ese era chiw, que tambin era Kuwaiwa. Najowa, Najoco, el camarn, tambin dijo que iba a ser Jawar Poenk, dueo del da, eterno. Igual dijo tambin Estrella Grande Wadebor (Venus). Ellos subieron all. Luego hablaron los rboles. Despus el que iba a ser piedra dijo: Yo voy a ser piedra para poder vivir la eternidad; el que iba a ser anaconda tambin habl: Yo voy a ser una persona que con el tiempo voy a cambiar de piel; as mismo dijeron las culebras, las araas, los cangrejos y todos los que cambian de piel: Noso- tros vamos a ser como dueos del da, animales que no vamos a morir, eternos. Cuando lleg el turno al que iba a ser cajuche dijo: Yo voy a ser un animal que voy a servir para comer despus. Lo mismo dijo la danta: yo voy a servir para que me coma la gen- te, los Kuwaiwa. Todos los cerrillos, cajuches, venados, eran Kuwaiwa, eran gente. La culebra cazadora roja, Buchiwewa y los camaro- nes Najoa, tambin dijeron que iban a cambiar de piel; si hubi- ramos dicho lo mismo, no hubiera muerte para nosotros. Cuando los rboles dijeron: Nosotros somos una gente que no terminamos porque somos muchos, los que iban a ser gente dijeron: Nosotros vamos a ser lo mismo, Pakoma; pero no haban entendido lo que los rboles decan. Kuwai Yaipachi fue quien contest a los rboles, por eso no le qued sino la muerte, por eso es que nosotros morimos...) Los Tres Grupos de Kuwaiwa Despus de nacer en Wari Yajubo, los que iban a llevar el nombre de Kuwaiwa se separaron en tres grupos: unos se fue- ron con el nombre de Pupuribo Kuwaiwa, Piedra-lugar-del-bu- ho; otros fueron Odocaweba Kuwaiwa, ala-de-murcilago y otros se quedaron all, los Wari Yajubo Kuwaiwa. Estos tres gru- pos se separaron y vivieron en lugares diferentes. La Chagra Los Kuwaiwa se preguntaban qu iban a comer. Lo que iba a ser la yuca, la comida era buchipena, tabaco en rap. Ellos empezaron con la chagra bimada. Kuwai llev el tabaco al sitio donde iban a hacer la chagra; tom la medida partiendo palitos a su alrededor y en es rea dej, en cuatro ex- tremos, el buchipena y en el centro coloc la lanza sonajera be- jor. Para salir, brinc apoyndose en el bejor. Luego Kuwai quem la chagra; no necesitaba sembrar na- da. Estuvo en su casa dos das despus de los cuales la yuca ya estaba grande, madura, sin necesidad de sembrarla; estaba lim- pio, no haba maleza. As, con l, empez todo lo que tenemos ahora para cultivar. Los Kuwaiwa que iban a quedar en muka tkb, habla- ron y se fueron. La noche En ese tiempo el da no se terminaba. No haba noche co- mo ahora, era un solo da, todo el tiempo iluminado. Para los Kuwaiwa era malo porque la comida no les dura- ba, todo el da coman, no dorman. Ellos se preguntaban: Qu podemos hacer? Entonces decidieron: Vamos a buscar la noche. Ellos ha- ban escuchado que en Naimemb, hacia donde sale el sol (Abia daino), haba una loma en que oscureca; cuando miraban des- de ah se vea como una nube oscura, all estaba la noche, la caja de la noche aiowai tok. Los Kuwaiwa llegaron a la loma de la oscuridad Naijiaw y dijeron al Dueo de la caja de la Noche: Nosotros vinimos pensando en pedirle la noche. S hay, les respondi; cogi la caja y se las entreg explicndoles: Lleven esta caja y branla cuando lleguen a su casa; as va a ser, se van a or los animales nocturnos, el que habla cuando llega la noche se va a escuchar TIRI-TIRI-TIRI... Digan as: TIRI-TIRI-TIRI..., enseaba a los hermanos mayores, pero ellos no escucharon bien lo que l dijo. Por eso es que los hermanos mayores de hoy en da tampo- co son buenos para escuchar. Cuando los Kuwaiwa tomaron el camino de subida a su casa, pensaron mirar lo que haba dentro de la caja; cuando la abrieron un poquito, se salieron los animales nocturnos: el murcilago grande Nainuwewe y los pequeos Odowa, los pja- ros Pakujiwa, el muchilero negro Umuemi. Cuando esos ani- males que estaban en la caja salieron, cay la noche, se oscure- ci. Los Kuwaiwa quedaron ah. El mayor de ellos estaba sentado, recostado en uno de los estantillos de la entrada Ekoinoka jawaw; en el otro estaba el menor de l; otro hermano estaba sentado en el segundo estan- tillo Upamajawaw, el del camino de baile; otro estaba en el otro estantillo Upama; otro hermano menor se hallaba en un estantillo de la entrada de atrs troka jawaw, y el menor en el otro estantillo. Estaban recostados contra los seis estantillos de la maloca, esperando... Despus de un rato, cuando empez la noche, los Kuwai- wa dijeron: TIRI-TIRI-TIRI..., como les haba enseado de la Caja de la Noche. Estuvieron descansando durante un rato y luego volvieron a decir lo mismo: TIRI-TIRI-TIRI..., por ter- cera vez, por cuarta vez. Ellos no saban que se acercaba el da. Por quinta vez seguan diciendo pero no llegaba el da. Entonces el menor dijo: No era as! Era: TIRI-TIRI-TIRA-TIRA, TIRI- TIRI, TIRA-TIRA... as fue que dijo que cortramos el da. Los Kuwaiwa ya haban repetido tres veces esas palabras; las dijeron una cuarta vez para hacer amanecer: TIRI-TIRI, TIRA-TIRA, TIRI-TIRI, TIRA-TIRA... y cuando hablaron as la noche se sinti ya liviana, silenciosa. Ellos dijeron: Ahora s est listo y comenzaron de nuevo a decir lo mismo. Ya estaba ms cerca el da. Volvieron a decir y amaneci (Miadae twya). Ahora s pudimos!, exclamaron. Amaneci y ese da no hicieron ms que subir a la casa y esperar otra vez. Cuando lleg la noche, sucedi lo mismo. La palabra del comienzo de la noche es TI-TI-TI, TI-TI-TI..., ellos la dijeron hasta la medianoche y luego hablaron hacia el da otras palabras: TI-TI-TIRA-TIRA, TI-TI-TI-TIRA-TIRA... Cuando repitieron esto en la noche, cay el sereno yara; una vez ms, de nuevo dijeron: TI-TI-TI-TIRA-TIRA, TI-TI-TI-TI- RA-TIRA... y lleg el da. Amaneciendo volvieron a hablar; TI- TITI, TIRATIRA, JIJIJIIII... Ah amanecieron. As los Kuwaiwa consiguieron la noche, despus de vivir sin ella. Los astros que iban a alumbrar de noche ya estaban all. (Variante S: Los Kuwaiwa fueron a buscar a Naimemb. Arriba de Ya pitancwe, la cachivera de Yavarat, hay un lugar donde ellos abrieron la cajita que tena la tierra; era slo un po- quitico lo que les haba mandado Naimemb, el padre del lugar sin oscuridad. Naipoenk tena la noche para l solo; cuando amaneca se baaba. Los Kuwaiwa supieron de l y fueron a buscarle. El les dio, advirtindoles: Cuando lleguen a la cachivera Iparari abran esa cajita. Ellos viendo que esa cajita era muy pesada, la abrieron y esa tierra pegajosa jobo jtro lleg hasta el Cuduya- r. Ya se form la tierra, pero an no haba noche. Fueron de nuevo a buscar a Naimemb Kak, quien otra vez les dio una ollita amenb, pero era mala, contena enferme- dades, infecciones de la piel, llagas, que se prendieron a todos los Kuwaiwa. Regresaron donde Naimemb; l tena ese lquido agua- aj Biaoco y los Kuwaiwa llevaron Buchipena. Como vieron que Naimemb estaba mezquinando lo que le pedan, lo emborra- charon y de esa forma sacaron ese camut que tena la noche y en el jorob se oan las voces de animalitos nocturnos TERI-TE- RI-TERI...YAAAAA.... En la mitad del camino destaparon la olla y ah les lleg la primera noche. Los Kuwaiwa coman hongos Kumuchichi y tambin coca; dieron a su mambeada forma de sombrero y la colocaron sobre ellos, mientras ah parados empezaron a hablar cosas para que amaneciera de nuevo, rezaban para que empeza- ra un nuevo da. Trataron de recoger la noche en ese jorob, lo llenaron de nuevo de la oscuridad. Cuando lleg el da subieron a Iparari, volvieron a desta- par la olla y as lleg la noche. Variante D: En ese tiempo, en que el sol estaba quieto, la gente coma mucho, coman a cualquier hora; no era como aho- ra que en lo oscuro de la noche uno no busca comida. El Dueo del Da era Odobor, l era quien esperaba el da. Odobor lleg donde la mam de Abia, subi donde el pro- pio Abia y le dijo: Yo pienso que hay algo por hacer; todo el tiempo de da es malo para la gente, ellos se pasan todo el tiem- po comiendo y se les est acabando la comida. Abia cogi un banco con su cara pintada de blanco y lo coloc de medio lado, al otro lado volte un banco con su cara pintada de negro. As fue como se dividi la noche y el da; Abia amikak empez tambin a caminar en el cielo. As empez otra vida, la gente poda trabajar de da y descansar de noche as ellos tambin ahorraban comida. Ellos midieron alrededor de esta tierra hasta dnde deba llegar la luz, pues no a todas partes llegaba; ellos supieron cmo hacer pasar la luz a todas partes, cmo pasar la luz a otra parte cuando aqu est oculto; con algo en forma de carrete de niln hicieron que el mundo diera la vuelta, es por eso que hoy vemos que la Luna y el Sol dan vuelta a la tierra; antes el Sol estaba quieto, ahora ya llegaba su luz a otra parte. As crearon el da y la noche. Odobor el murcilago, fue el que dio la vuelta a la tierra joboro, para ver si el da y la noche estaban bien hechos; le fue difcil llegar hasta Jiarada, el Ro Grande, hasta Jia dobedo donde terminan los ros; de all trajo ceniza y ceniza negra y las deposit encima de la caja; apenas abri la caja para ver qu te- na, vino la noche, todo qued oscuro. La noche estaba muy os- cura, ellos no podan ver, no tenan ni fuego. El Dueo de la Candela era el yacar Jiab con quien ellos consiguieron la can- dela, l les dio un poquito para que ellos se alumbraran y as pudieran ver en la noche; ellos pudieron entonces cocinar sus alimentos. Buscando el da fue otro Murcilago, el de la noche, Odo- emik; ellos le haban avisado que muy pronto iba a amanecer. El no alcanz a llegar dnde estaba el da, ya que por el camino se qued dormido. As fue como ellos empezaron con el sueo que tenemos hoy, ellos le preguntaron a Odoemik: hasta dnde lleg Usted?; l les cont hasta donde haba llegado su camino: Pero es muy peligroso y no se puede pasar. Entonces Odobor hizo ese viaje rpidamente DI-DI-DI-DI... Lleg hasta donde estaba el perezoso U Bkk, a quien le pidi el da, pero U Bkk no se lo quera dar, l estaba cuidando que no ama- neciera, cuidaba la noche. Odobor rez una oracin para que a U Bkk le diera diarrea, sopl un tabaco y le dio a fumar; U Bkk sali de la maloca, se descuid. Entonces Odobor cor- t la cuerda que sostena la noche amarrada a Jia Dobedo y po- co a poco fue amaneciendo. Odobor regres y les dijo: Ahora si se vino el da. En ese tiempo como el sol no se mova, estaba quieto, no produca enfermedades a la gente; ahora tampoco enferma el sol. En cambio la luna s enfermaba a la gente. Fue as como amaneci, aparecieron los animales que anuncian el amanecer, los Tiritiriar; por medio del sonido de esos insectos uno se da cuenta de que est amaneciendo; tam- bin nos orienta el gallo. As fue como dejaron ellos. Historia de la Luna Los Kuwaiwa eran cuatro hermanos varones que tenan tres hermanas; ellos vivan solos, eran una sola familia, todos hermanos. Una noche uno de los cuatro hombres fue a la hamaca de una de las hermanas, hizo el amor con ella. La muchacha no sa- ba cul de ellos haba sido. Esto sucedi muchas veces hasta que ella misma prepar wei y lo dej cerca de ella, para ver quin era el que se meta a su hamaca. Ella estaba acostada cuando lleg el hombre, hicieron el amor, ella le acarici la cara con su mano untada de wei; lo dej as, l se fue. Al amanecer del da siguiente l se fue al puerto donde se baaban. Uno de sus hermanos le pregunt: Qu le pas en la cara? El ya se haba visto en el agua pero no haba dicho nada por vergenza. Regres a la casa con la cara manchada porque ya tena hambre; la hermana lo vio: Seguro l es quien me mo- lesta en las noches. El comi Kiapira y volvi al puerto, estaba avergonzado; pensaba: Qu voy a ser? Qu me voy a volver?. El resto de los Kuwaiwa estaba alistndose para ir a la fiesta de chicha. La muchacha haba preparado ese wei para pin- tarlos a ellos. Ya estaban listos, le dijeron: Vamos. El se neg, estaba apenado por su cara pintada, negra. El Kuwai pintado tuvo una idea: Me voy a volver Dueo de la Noche, Abia amikak. El qued as porque de noche an- daba detrs de esa mujer. Sus hermanos le rogaron: Vamos, pero l dijo: No. Qudese entonces porque es culpa suya, le dijeron. El anunci: Ustedes no saben lo que voy a ser yo. Voy a ser una persona porque voy a conocer a todas las mujeres; de hoy en adelante voy a jugar con ellas. Ellos no entendieron: Bueno, haga como quiera. Usted tiene la culpa, siga con eso. El continu: Voy a ser una persona que va a vivir dando luz en la noche a la tierra, voy a caminar encima de ustedes. Dijo esto y se fue. Los dems no saban a donde iba. El se fue a Jia Dobedo y de ah mismo vino con esa luz, sali por lo alto alumbrado la tierra; de ah no se sabe cmo subi. Luego de tomar la chicha, los Kuwaiwa regresaron a la ca- sa. Despus de un tiempo haba un entierro, uno de los Kuwai- wa fue a dormir a una casa que estaba sola. La luna estaba en tiempo de llena, a las nueve de la noche no haba salido an. Es- te Kuwai se preguntaba: Pero por qu no sale la luna?. Al rati- co vino una luz por el camino, era una lmpara; una persona gorda y fea entr a la casa y dej la lmpara colgada en un es- tantillo, ah qued colgada. Era Luna que escarb y estuvo co- miendo los huesos del difunto, comi la mdula hasta que le dio sed; entonces ese hombre fue al puerto, dejando la luz en la casa. El Kuwai al verlo salir cogi eso que alumbraba y lo dej en un rinconcito de la olla tapada. El hombre regres, busc por toda la casa, fue al puerto pero no encontraba esa luz la olla te- na un rotico por donde se asomaba la luz, l cogi esa lmpara y se fue por el camino. Al rato volvi a aparecer la luna en el firmamento. El Ku- wai pens: Eso era lo que l buscaba, ya es un diablo que come gente. Fue hasta su casa y cont a los dems: Ese ya se da, es un diablo que come gente, nos come a nosotros, por eso qued plido, y narr lo que haba visto. Ellos dijeron: Eso buscaba l. Ah termina eso... El Casabe. Cmo hacer chagra Despus de conseguir la noche, los Kuwaiwa empezaron el trabajo. Kuwai estaba entregndole a su hijo la comida ainye. Igual como hoy en da le enseamos al hijo, as mismo lo estaba instruyendo; ah empez a hacerse como se hace hoy. El dijo a su hijo: esto va a ser as, a la gente que va a venir despus de nosotros usted le va a repartir esta comida. Kuwai viva en una casa grande krami, ubicada en me- dio de un yucal. Su iwako no consegua almidn eta aunque trabajaba. Por eso es que algunas mujeres no encuentran almi- dn, a veces le sucede a la mujer de uno. Ella arrancaba bastante yuca, pero le sala poquito almidn. El viejo Kuwai al verla le dej algo que le hara rendir el almidn, colocado debajo de la olla donde ella tena su almidn. Al voltear la olla para secarla, encontr lo que el viejo le haba dejado ah en forma de almi- dn, lo sac y se lo trag, lo tena en su estmago. El viejo se dio cuenta que ella se lo haba comido y trat de quitrselo; por la noche l le tocaba su cuerpo intentando sa- carlo. Ella al notar que el viejo Kuwai la tocaba en la noche co- ment a su marido: Su pap me est molestando mientras es- toy dormida. Ella pens mal, crey que el viejo quera hacer el amor con ella, por eso dijo esa mentira a su esposo. Despus de esto, el viejo se enoj con su hijo y lo rega. Por eso en estos tiempos a veces alegan pap e hijo. Cuando la tarde el padre se fue, abandon al hijo, mientras ste dorma. Al da siguiente el hijo no encontr al pap, ni la comida, ni nada, qued solo. Al- rededor de la casa haba pura maleza, ni una matica de yuca qued. El viejo viva cerca, un poco ms all de donde el hijo iba a pasear. El hijo viva con hambre, en la casa no tena qu co- mer, no saba qu hacer; le tocaba rebuscar pepas de monte odo- jari y para conseguir carne haca trampa con piola ioimba para cazar gallinetas, animalitos que coma con las pepas de monte; as, estuvo comiendo un tiempo. El viejo se dio cuenta de que el hijo estaba sufriendo. En la trampa caan animales pero como el padre lo estaba castigan- do se converta en venado y se los coma, de modo que el hijo no encontraba nada de cacera, solamente las plumas. Viendo que un animal coma su cacera hizo una camareta para espe- rarlo, tena una cerbatana con dardos de curare. Vio que vena un venado, su pap, sac un dardo y lo puso en la cerbatana; cuando ya iba a disparar el venado lo vio y le tap la boca de la cerbatana para que no saliera el dardo; ste se le clav en la ma- no, se le hinch y al hijo se le hincharon los cachetes. Los dos se cayeron, padre e hijo. El padre se levant y rez la parte hincha- da de su hijo y ste rez la mano de su pap, se alentaron. El viejo dijo: Ahora s usted sabe cmo soy yo, por culpa de su mujer usted estaba pasando muy mal, yo le ense muy bien a usted y a su mujer, ahora cunteme si est pasando ham- bre o si est bien. Estuvieron conversando y el viejo le entreg un casabe etaro de puro almidn que traa en un tejido de hojas de pataba curuka, recomendndole: No le vaya a dar a mi nue- ra porque ella no entendi lo que yo le cont, no me obedeci, no le vaya a dar ni un pedacito a ella, coma usted solo. El hijo se devolvi a la casa, su mujer no estaba. Guard el casabe encima de su hamaca, en el techo; debajo de su hama- ca estaba la de la mujer. Por la tardecita l estuvo conversando con ella y, ya cuando estaban como dormidos, sac un pedacito de casabe y comi en su hamaca; un trocito de casabe cay enci- ma de la mujer TA... ella sinti, lo cogi y prob: Qu est co- miendo usted?, pregunt a su marido. Nada, no estoy comien- do nada, respondi l. Ella insisti: Qu come?. Entonces l la rega: Por culpa suya mi papa me dej botado aqu, porque usted me dijo una mentira y yo pele con l y luego agreg: Yo me encontr con mi pap por all, y le entreg un pedazo grande de casabe para que ella comiera. El viejo le haba dicho: Venga en cuatro das a visitarme, yo vivo cerca de donde est su trampa; por ah derecho usted va a encontrar mi chagra. El hijo fue pero no encontr nada; dio vueltas y vueltas, ya estaba con hambre. De pronto escuch al- go: el pap estaba arreglando, limpiando la chagra. El viejo tena en la mano un bejor; no tena que trabajar, estaba parado en la puerta de su casa con la lanza y slo amagaba con su brazo y ya se oa una voz WUO-WUO-WUO... con esa voz estaba lim- piando la chagra. Siguiendo este sonido, el hijo lleg a la chagra del viejo: estaba llena de yuca hasta la orilla, no haba nada de maleza, estaba limpiecita, solamente las hojas de yuca estaban tiradas. El hijo atraves la chagra y lleg a la casa del pap. Cuando lleg el viejo lo salud, luego le dio kiapira y despus trajo una cuyada de chicha para que el hijo tomara. Hacer la chicha no representaba ningn trabajo para el viejo, slo dejaba tapada la canoa y cuando la abra ya el maz estaba convertido en chicha. El viejo tambin tom. Como el hijo no haba comi- do, de una vez se emborrach con la chicha y se sent en el lu- gar que el viejo le indic. Siguieron tomando toda la noche y amanecieron bien borrachos, continuaron tomando chicha has- ta casi el medio da, cuando el viejo dijo: Ahora s vamos a la chagra, se le voy a mostrar para que usted saque comida de ah. Una vez en la chagra el viejo dijo a su hijo: Dgale a su mujer que saque yuca de ah y le d de comer a usted. Ella, que iba con ellos, estaba contenta porque ya tena una chagra bien buena: Esta yuca es ma, ahora voy a estar bien. La mujer tambin estaba borracha; ella iba detrs de ellos, el viejo le estaba mostrando la chagra al hijo; cuando cruzaron un palo resbaloso, ella se cay golpendose en el coxis kurab, tan fuerte que se orin y as la chagra se llen de maleza. Ella misma da esa chagra, la yuca qued en medio de la maleza. El viejo los rega de nuevo: A ustedes cuando les ense- o una cosa no entienden, ustedes son as, no entienden lo que yo les digo La maleza se reg, la yuca qued en medio del ras- trojo. Sigui reprendindolos: Ustedes no entienden cuando yo les enseo, siempre su mujer desobedece; seguro ella tiene fami- liares, que prepare chicha y con ellos haga el trabajo de desyer- bar. As nos qued a nosotros. Cuando llegaron a la casa de nuevo, el viejo dijo al hijo: Camine vamos a hacer chagra. Le iba a ensear otra manera de trabajar. Fueron al monte y el vie- jo parti los palitos de la medida y dej el Buchipena en la mi- tad y al otro lado tambin; luego le entreg el bejor a su hijo dicindole: Salga brincando apoyado en esto, brinque a la ori- lla de la chagra y despus camine para la casa sin voltear a mi- rar. Cuando l brinc y cay en la orilla de la chagra, oy como si la hubieran quemado, pero no volteo a mirar. El viejo estaba cerca haciendo su chagra. El hijo escuch muy fuerte el ruido del fuego y volteo a mirar; apenas lo hizo el fuego se apag y los rboles se levantaron de nuevo. Cuando lleg donde el viejo, ste le pregunt: Qu hubo, ya termin? S, ya. Pero no se quem nada, respondi. Enton- ces el pap pregunt: Pero por qu no se quem? Yo le expliqu muy bien a usted; usted no oye lo que yo le enseo, no entiende lo que yo le digo. Usted debe tener sus cuados y si quiere ha- cer una chagra, invtelo, mande a su mujer a preparar chicha y trabaje!. As le estaba dejando trabajo. Le va a tocar tumbar los palos; va a haber un tiempo para hacer tumbas y un tiempo para quemar: cuando llegue el verano usted va a quemar cha- gra; para sembrar yuca, primero haga chicha, despus invite a la gente y siembre. Haga as como yo le digo, agreg el viejo. Por segunda vez llev el viejo al hijo a la chagra y le ense- lo mismo que anteriormente: midieron la chagra y el viejo dej buchipena en la orilla y un bejor para que saltara: Brin- que a ver y ahora si no voltee a mirar, le advirti el pap. Cuan- do l brinc oy de nuevo el fuego que vena quemando con mucho ruido y volteo a mirar, los palos volvieron a pararse. Su pap le dijo: Va a haber un tiempo en que van a llegar un ha- cha y machetes; si usted quiere una chagra, primero va a rozar con machete y luego con el hacha va a tumbar y cuando llegue el verano, usted va a quemar. Despus, si usted quiere hacer el trabajo rpido, va a hacer chicha y a invitar gente para que le ayuden a sembrar. As usted va a tener qu comer. As daaron lo bueno; por eso a nosotros nos toca trabajar para obtener la comida. El viejo dej as al hijo y se fue para arriba de Manaos, por all contaban que en ese cerro haba yuca y toda clase de frutas. Ese viejo fue quien nos cuid a nosotros, nos dio la co- mida. Lo que l le ense al hijo, la tumba de chagra, nos qued a nosotros. Kuwai engaado por Taira Los Kuwaiwa de Wari Yajubo, los Kuwaiwa de Pupuribo y el Kuwai de Odocaweba estuvieron aqu. Kuwai andaba buscando qu hacer. El viva con su gente, con sus trabajadores yebakaw. Kuwai sali a pasear y se en- contr una taira wajocadawi, que estaba comiendo frutas de juansoco encaramado en el palo, mientras su mujer recoga aba- jo las pepas. Mientras Taira estaba all, Kuwai lleg a molestar a la mujer; hizo el amor con ella varias veces. Taira vio desde arriba lo que suceda y lanz una fruta; pregunt a su mujer: Por qu se re tanto?. Ella respondi: Es que la fruta se cae y se despe- daza. El ya haba visto a Kuwai, de lo cual ste se percat, as que lo salud: Qu hubo Pakoma, qu hace?. Taira le contes- t: Por aqu comiendo juansoco wajoca. Kuwai le pidi: D- me a m tambin. Taira le mand una pepa diciendo: Como esa mujer dice que esta fruta cuando cae se revienta, es bueno que usted suba aqu. Kuwai prob la fruta, tena buen sabor. Taira insisti: Si quiere suba hasta aqu, aqu es bueno para co- mer. Para que pudiera subir, Taira se encaram en una palma de guasai, la dobl hasta el juansoco y all la amarr. Por ah su- bi Kuwai. Cuando Kuwai lleg a lo alto, Taira cogi las frutas que ya tena recogidas y se baj. Kuwai se pas a otra rama y Taira le entreg el garabato con el que bajaba las frutas dicindole: Me voy, vengo despus. Taira se fue y la palma que haba amarrado se solt, qued lejos del juansoco. Kuwai no poda bajar, ese rbol de juansoco era grande y grueso, qued atrapado. Ah se qued un buen tiempo, slo co- miendo de esa fruta; cuando termin la cosecha le toc tomar leche del palo. Al palo de juansoco llegaron unos comejenes bo- komiwa y dijeron a Kuwai: Nosotros lo vamos a bajar. Kuwai no quiso porque vio que ellos no podan; de pronto lo dejaban caer. Despus llegaron hormigas meawa; ellas le propusieron lo mismo: Lo vamos a cargar. Pero Kuwai vio que ellas tampoco podran, as que les respondi: Ms bien, no. Ah qued. Kuwai y los Gavanes Despus de un tiempo, a la palma de juansoco en que Ku- wai se hallaba, llegaron tres gavanes cawadaiwa; llegaron a dor- mir all. Ellos preguntaron a Kuwai: Usted por qu est aqu?. El respondi: Aqu me dej nuestro enemigo. Ellos tenan co- mida: casabe etaro de puro almidn y envuelto de sardina emi kuaru; pame. Los gavanes se fueron madrugados advirtindole a Kuwai que esa tarde llegaran cuatro ms; por la tarde llegaron esos cuatro, le dieron casabe y pame a Kuwai y ah lo dejaron; antes de irse le dijeron: Esta tarde le llegan ocho ms. Por la tarde llegaron y Kuwai les propuso: Yo tambin voy con uste- des, ellos le contestaron An no, va a venir el jabok, nuestro capitn. Los ocho durmieron ah; por la tarde le dieron comida a Kuwai y le dijeron: Nosotros vamos donde la Parimo nuestra, Wenio; vamos a avisarle que el capitn va a ir a su casa. Por la tarde llegaron esos diez y dijeron a Kuwai: Maana van a llegar tantos como los dedos de dos manos y todos los dedos de los pies. Por la tarde llegaron esos veinte y le dieron de comer, pa- saron y le dijeron: Ahora si se vienen ya todos, hartos. Llega- ron hartos y se llen ese palo que era como una casa. Entonces Kuwai les pidi: Llvenme a m, Pakoma. Ellos le dijeron: Bueno, lo llevamos. Esa tarde se quedaron ah. Al otro da lo iban a llevar, en las manos le colocaron a Kuwai unas plumas para que l volara; con el carrizo que ellos llevaban le inventaron las plumas, las pegaron con leche de juansoco. Ya es- taba todo listo. Tardecito le dijeron: Ensaye a ver, vuele!. Ku- wai ensay volar y algo de vuelo levant, pero las plumas no es- taban bien pegadas. El jefe de los gavanes dijo: Maana vamos a trabajar otra vez para ponerle plumas y vamos a esperar un da que pegue bien. Al da siguiente era da de chicha meakoro y los gavanes comenzaron a colocarle las plumas a Kuwai; todo el da estuvieron en esa labor. Al otro da por la tarde le dijeron otra vez: Ensaye a ver. Esta vez las plumas quedaron bien pegadas. Al da siguiente vol- vieron a ensayar y al otro da salieron bien tempranito volando PPUE-PPUE... En la mitad del camino encontraron fuego, era una tram- pa. Los gavanes dijeron a Kuwai: Esa candela es la que nos aca- ba a nosotros. El dijo: Bueno. Iban volando, volando y cuan- do ya iban llegando, un ventarrn con lluvia apag ese fuego. Fue Kuwai quien lo hizo. Pasaron sin peligro. La Duea de la Candela se pregunt: Pero qu es lo que est pasando? Seguro viene una persona con ellos por que es la primera vez que suce- de esto. Kuwai en la Maloca de Wenio Kuwai y los gavanes llegaron tempranito donde Wenio, esa familiar de ellos. Ella les ofreci kiapira y casabe, tambin haba un pescado. Cuando ellos cogan del casabe no quedaba rastro de lo que quitaban; lo mismo ocurra con el pescado, se volvan enteros de nuevo. Los gavanes advirtieron a Kuwai: Usted no meta la mano ah, nosotros sacamos para que usted coma. El replic: Yo quiero comer harto. Ellos le repitieron: Usted no toque eso. En un descuido de los gavanes Kuwai parti un pedazo de casa- be, de donde sac qued el rastro del pescado. Wenio al ver esos rastros dijo: Seguro que con ustedes viene alguna persona que no es familiar. Ella sac un talego de aj y lo ech en la candela; el humo lo vente hacia ellos. Porque como da rasquia en la narz, produce estornudos en la gente y eso era lo que ella que- ra ver. Kuwai con su poder sac una cerbatana que tena guar- dada en el brazo, la sac afuera y por ah respir. Wenio dio la vuelta cuatro veces buscando pero no encontr nada. Kuwai fue de nuevo y sac un pedazo ms grande de casabe; ella vio que el rastro se iba agrandando y dijo: Seguro entre ustedes hay una persona diferente. Cogi otro talego de aj, lo tir a la can- dela y lo vente hacia ellos; pero nadie estornud. Entonces dijo a los gavanes: Seguro son ustedes mismos. Ellos contestaron: S, somos nosotros mismos, no hay nadie entre nosotros; segu- ro es como una mala sea; de pronto alguien nos va a matar y por eso el casabe se ve despedazado. Ella asinti: Seguro es as. Despus de comer la kiapira, los gavanes dijeron a We- nio: Guarde esa kiapira, y comenzaron a arreglar la casa; des- pus bajaron al puerto a baarse y luego en la casa se arreglaron y alistaron para comenzar el baile; se pintaron dentro de la ma- loca, en el estantillo Ekoinoka jawak en forma de Gaviln Mi- yawi; el otro estantillo era parecido; igual que los dems estanti- llos tena forma de gaviln, coman gente. Mientras los gavanes estaban bailando, los gavilanes de los estantillos se los coman. Kuwai viendo eso, con su poder amarr de la boca a un palo. Eso es como un rezo para ir a tomar chicha donde otra gente. Esa casa era peligrosa, sin embargo ellos entraron. La duea de la casa vio bailando a los gavanes y trajo un canastico donde tena a sus hijas. Ellas eran bonitas, bien pinta- ditas, con chaquiras moajida en las muecas. De otro canastico, Wenio sac otras hijas para entregarlas de parejas para el baile. El marido de Wenio se llamaba Kowa Tib; l tena una trampa Tar, que coloc afuera en el esquina de la maloca y otra la puso encima de la puerta. Kuwai con su poder lo amarr all arriba para que no se cayera. Ellos salan a orinar y cuando entraban todos a la maloca, Kuwai, que era el ltimo, dejaba caer esa trampa de modo que no maltratara a nadie. Todas las trampas caan al mismo tiempo TAU, TAU, TAU... los dueos salan a mirar pero no encontraban nada en ellas. Estas tram- pas nunca nos han engaado, seguro alguno sabe algo, dijeron. Wenio de nuevo tom un talego de aj y vino echando humo para ver si haba alguien distinto a los gavanes, pero nadie estor- nud. A media noche Kuwai hizo caer otra vez esa trampa: sali con la gente a orinar y al entrar de ltimo hizo que se cayeran esos palos TAU, TAU, TAU... Ahora si es verdad!, dijeron los dueos, salieron a mirar pero no encontraron nada; se pregun- taban: Por qu este tar ya no caza animales? Siempre hemos matado animales con esto y ahora nos est engaando. Seguro hay una persona distinta a ellos. La mujer sac una talega de aj y volvi a quemarlo dentro de la casa, pero a nadie hizo estor- nudar. Seguro son ustedes mismos, no s por qu nos est pa- sando esto ahora, dijo Wenio. Los gavanes le respondieron: Todos nosotros somos los que siempre hemos llegado aqu, se- guro es como una mala sea para nosotros porque tenemos enemigos que nos matan. Siguieron bailando, bailando hasta la madrugada. Se fue- ron poco a poco: primero uno, despus dos, luego cuatro... sa- lan a orinar y se iban volando, cuando amaneci salieron, no volvieron a entrar ms. Kuwai sin Familia Kuwai qued solo en la casa de Wenio. Como l estaba ju- gando con las hijas de ella, se quit las plumas que le haban co- locado los gavanes y no pudo pegrselas de nuevo, por eso se qued all. Cuando amaneci Wenio recogi a sus hijas, las meti en el canasto y las guard otra vez; ella tambin se fue a su casa. Kuwai se qued as solo. En un rinconcito guind una hamaca y se acost a mirar la maloca. Ya de da, Wenio regres diciendo: Esos familiares mos siempre hacen as, al amanecer no queda nadie acompando- me, se van todos. Despus del baile las plumas quedaron rega- das. Wenio con una escoba barri por un lado de la maloca; de- j la basura en la mitad. Luego cogi otra escoba y barri por la otra orilla. Todo estaba juntado en un solo montn. Fue ba- rriendo por la otra orilla y ah encontr a Kuwai que estaba acostado en el rinconcito. Cuando ella lo vio le pregunt: Y usted qu? Soy yo, contest Kuwai. Y sus familiares? sigui preguntando Wenio. Yo no tengo familiares, estoy solo. Por eso ella le puso como nombre Miwre Kbek, Hombre-sin- Familia. Wenio era peligrosa, se par en frente a l y Kuwai vio que tena harto vello pbico, le llegaba hasta las piernas. Kuwai la agarr, la tumb; quera hacer el amor con ella, pero Wenio tena muchas alimaas que picaron su pene; ella cargaba araas pnpwa, ciempis aviemk, yanabes piarawa, bichitos que pi- can en el monte neawa, yebareawa, betowa. Kuwai se debilit. Wenio vio que Kuwai ya no tena fuerzas, as que lo llev cargado a un lado de la puerta; luego lo coloc al pie del estanti- llo Ekoinoka: de ah lo pas al estantillo Upama; luego a Korika Upama; de ah lo llev al estantillo Troka, de all lo pas a la puerta y de sta al patio taimb. Luego lo llev a otra casa. Cuando lo entr, trajo un banco para que Kuwai se senta- ra: Sintese aqu Hombre-sin-Familia. El se sent, pero estaba enfermo por las picaduras. Ella trajo lea y prendi el tiesto pa- ramiwa; cuando estuvo bien caliente, coloc encima a su pap que estaba dormido. El viejo inmediatamente se levant; cogi una atarraya papik y comenz a buscar al hombre. Kuwai brin- c, se qued pegado al techo y el viejo no logr atraparlo; cua- tro veces lanz la atarraya pero no encontr nada; la guard en- rollada y se acost a dormir. Despus de un rato Wenio pregun- t: Hombre-sin-Familia? Ju contest l. Kuwai estaba senta- do en el banco, ella le dijo al pap: Ah est sentado ese hom- bre, pero el viejo segua dormido. Wenio sali de nuevo a buscar lea para calentar el tiesto y al regresar coloc al viejo sobre el tiesto caliente. El cogi la atarraya, la extendi y busc otra vez al hombre. Kuwai de nue- vo brinc y se peg al techo. El viejo no lo encontr as que se acost. Wenio pregunt: Hombre-sin-Familia?, y l contest: Ju. Entr a la casa y lo vio ah sentado. Ella dijo al pap: Aqu est el hombre sentado. Seguro es Kuwai, respondi el viejo. No le hicieron nada ms, ah qued l. Los peces curan a Kuwai Wenio entr a la casa y dijo a Kuwai: Vaya pesque ahora para hacer pidari. El no poda caminar; lleg al puerto arras- trndose; iba a matar las sardinas que estaban all. Ataj el cao arriba y abajo del puerto. Los peces que quedaron ah le dijeron: Que hubo kuwai. Ellos vieron que estaba enfermo y le propu- sieron: Nosotros le vamos a curar esa enfermedad, le vamos a calmar esa hinchazn. Al or esto Kuwai destap el cao. Los peces comenzaron a curarlo por medio de conjuro. La mojarrita Wari tejco tena un carrizo fro de gaviln Miyawi pedub, que coloc en el pene hinchado de kuwai; lo chup y se fue para arriba. As se iba calmado poco a poco la hinchazn. Despus otra mojarra ms grandecita, que tiene la carita como pintada, repiti la misma operacin, lo chup y se fue para abajo. Luego unas sardinatas pequeas dokeniwa y otras transparentes con brillantes en la cabeza tai emiwe, le chuparon con un carrizo de pluma de gaviln Miyawi caweb y unos se fueron para abajo y otros para arriba. Despus de eso, otra sardinita pequea bri- llante yapi cowyo chup la hinchazn de Kuwai con un carrizo corto fro, ka tkario, y se fue abajo; luego lo chup de nuevo y se fue para arriba. Cuando ellos hacan eso, se iba calmando la hinchazn. Luego la sardina wek umewar tambin los alivi. Otros pescaditos tambin lo chuparon. Los pecesitos bikoejiko y luego un pequeo caloche epa purikako. La hinchazn se le calm, Kuwai se alent, ya se pudo le- vantar. Wenio seduce a Kuwai Kuwai regres a la casa de Wenio. Ella estaba parada en el patio, peinndose el sexo con una peinilla de dientes separados que tena en su mano derecha y, con otra, que tena en la otra mano. Lo haca frente a Kuwai, le mostraba su sexo. Cuando ella se peinaba, iban saliendo todas esas alimaas que cayeron al suelo. Ella le propuso a Kuwai: Venga otra vez Kuwai. No, usted no sirve, le contest. As le mostraba ella su sexo a l; eso es un rezo. Kuwai lleg a la casa y estuvo con ella. Wenio le dijo: Yo me voy a arrancar yuca, hombre-sin- Familia. Kuwai roba el curare En la maloca estaba acostado el pap de Wenio. A l le sa- la saliva espuma de su boca y caa al suelo; esa espuma era Jima aburi, espuma de curare. Kuwai unt esa espuma en el dardo de su cerbatana. En el patio cre un venado para probar ese curare; le dispar pero no muri. Dijo: Ese veneno no sirve. En la maloca Kuwai encontr una hoja de yapokoda, la despedaz formando una pulga tubak con ella; se la tir al vie- jo Jima Bkk, el dueo del curare. El la cogi y la lanz al fuego; ah se oy reventar POTO... Kuwai mand otra pulga, que tambin cay en la hamaca y pic al viejo; l hizo lo mismo que con la anterior. Kuwai pensaba: Que coja ese animalito y lo mire. El vie- jo ya estaba cansado de que lo picaran y pens: Qu animal se- r? Se qued mirndolo y el animal se entr por su boca hasta el estmago. Era Kuwai. Entr en el viejo para obtener el curare ms fuerte. Ese animal le picaba pero l no quera toser, tena escozor en la nariz, en los odos. Por fin el viejo estornud y Kuwai sali. Cuando sali, Kuwai unt el dardo con el curare que ha- ba sacado del viejo y ensay otra vez; cre un venado; le mand esa puya y de inmediato el animal cay. Ahora si encontr lo que estaba buscando, dijo Kuwai. Kuwai escapa de la maloca del curare Kuwai quem un pedazo de bejuco podaime y con su brasa abri un rotico en el techo de la casa del Veneno. Esa casa era de piedra. Wenio escuch ruidos y le dijo: Hombre-sin-Familia no vaya a quemar la casa; la casa de mi pap. El contest: No, no estoy quemndola, estoy asando maz. Volvi a quemar y cuan- do ella le pregunt, le contest igual: Estoy asando maz para comer. Abri otro roto. Wenio le repiti: Ya le dije Hombre- sin-Familia, cuidado quema la casa de mi pap. El contest lo mismo. Por el roto que haba abierto se iba a salir para ir a su casa de nuevo. Kuwai se transform, entonces, en un pajarito Maw- yajik que cant: TUI... Asom la cabecita por el rotico que ha- ba abierto y vio a la mujer que estaba arrancando yuca; tres ve- ces le cant, pero ella no le hizo caso. Vol hacia ella diciendo: TUI, TUI, TUI, TUI, TUI... pas en medio de sus piernas, bur- lndose de ella por haberle enfermado. Cuando ella lo sinti le dijo: Usted se va morir por ah en el camino, va a caer un agua- cero que lo va a matar, mugroso. Kuwai cae en las trampas Kuwai no conoca el camino de regreso a su casa. Se quit la piel de pajarito y se transform en gallineta akambo. Iba ca- minando cuando cay en una trampa ioitrb que lo levant y lo dejo ah colgado. El dueo de la trampa fue a revisar por la tarde; vena con otro que cargaba un canasto para echar los ani- males. Apenas Kuwai vio que venan, se hizo como si estuviera comido de abejas; era puro hueso, ya no tena carne, las piernas ya estaban agusanadas, su cuerpo comido de abejas ya ola feo. Ellos lo vieron as todo daado y dijeron: Las piernitas si estn buenas, vamos a llevarlo as. Por el camino se da ms; los gu- sanos eran grandes, caan en el canasto. Como vieron que as no serva, lo botaron y se fueron. Kuwai estuvo un rato ah, luego se levant y se fue; iba por ah cerca cuando cay en otra trampa. Cuando llegaron los dueos de esa trampa lo encontraron ya podrido. El se volvi as cuando los sinti cerca. Lo dejaron ah tirado. Despus de que ellos se fueron, se levant y se fue. Kuwai se transform luego en el pez Warac borikak, y as baj. Desde lejos vio comida; era la carnada de una trampa dorido; cuando fue a cogerla qued atrapado, estuvo colgando. Al medio da lleg el dueo de esa trampa y vio que haba cado un warac, pero estaba inflado, ya no serva, se le caan las esca- mas chichia. Llevmoslo y lo cocinamos as a ver si sirve, dijo el dueo. Lo metieron en la canoa y siguieron revisando otras trampas. Mientras tanto el pez se podra ms; lo botaron al agua. Cuando se fueron el Kuwai-pez se fue. As buscaba el ca- mino a su casa. Vena bajando cuando lleg a un matap. Ah qued. Ve- na con hambre, sufriendo. Entrar a ese matap fue lo peor que le pas. Cuando el dueo del matap lleg a revisarlo, encontr el pescado ya podrido; lo sac de la trampa y lo tir al agua. Ms adelante lleg a otro matap y sucedi lo mismo. Kuwai sigui bajando y lleg a una trampa que se haca antiguamente con pachuba; estaba parada en el agua de modo que el pescado suba y se mora. Cuando el dueo revis, en- contr el pescado podrido; lo sac de la trampa y lo mand al agua. Despus Kuwai-pez cay en otra trampa, al de Yeba dori- ; esa trampa lo jalaba desde lejos, pero l crey que era un re- molino. Cuando el dueo fue a revisar, encontr que el pescado que estaba adentro ya se haba podrido, as que lo bot. De ah para abajo, ya no encontr ms trampas. Kuwai hambriento Kuwai vena bajando por el ro cuando se encontr con unas avispas uchiwa. El sali a mirar la casa de ellas. Las avispas lo saludaron: Lleg el nieto de una gente que no nos daba co- mida; los abuelos de este hombre nos pegaban para no darnos comida!. Kuwai durmi all, pero las avispas no le dieron de co- mer. Al da siguiente se encontr con una venada colorada a- ma juako que lo recibi dicindole: Acustese ah junto al fo- gn. Como lea usaba puro ame am; ella la tena contada: Por ese lado hay dos, por el otro lado hay otros dos. Kuwai es- taba acostado y ella dormida. En total los leos eran diez. Kuwai estaba hambriento; vio que la lea era ame que estaba en el fuego, cogi dos y los comi durante la noche. Al otro da ella se levant, cont los leos y le faltaron dos: Usted comi mi le- a? Seguro usted es yeyer. Seguro usted es un animal, por eso come lea, lo rega. Kuwai y las hijas del Gallinazo Rey Kuwai lleg al lugar donde haba vivido el Buitre Cawa- bor, el rey Gallinazo. All encontr una mata de achiote muja- riyo, en la que se encaram convirtindose en un loro verde we- ko. Estaba comindose el achiote, cuando oy que venan las hi- jas del Buitre, venan por lea; rean diciendo: Qu tal que us- ted se encontrara con una persona ah? Qu la agarrara a us- ted?, Pero aqu nunca nos hemos encontrado con nadie!, de- ca la otra. Cuando se acercaron el loro dijo: PRRRRR... Ellas voltea- ron a mirar pero no alcanzaron a verlo; como era verde, se ca- mufl en las hojas. De nuevo dijo el loro: PRRRRR... Ellas dije- ron: Se oye aqu mismo. Lo vieron. Como estaba comiendo esas pepas de achiote, tena el piquito rojo. Es un loro!, vamos a llevarlo para nosotras. Colocaron un palo largo en la rama para que el loro se encaramara; lo atajaban pero l pasaba por encima; lo atajaban por el otro lado y el loro se iba; nada que se suba en esa vara; estuvieron un rato intentando agarrarlo pero no pudieron. Vamos a buscar lea y cuando lleguemos a la ca- sa le decimos a pap que vaya por l. Fueron por lea y de re- greso trataron de nuevo de atraparlo, pero esta vez tampoco pu- dieron. Llegaron a la casa. El viejo Cawabor estaba sentado co- miendo coca. Las hijas le pidieron: Vaya y nos trae un loro que encontramos en un rbol. El no haca caso, as que ellas fueron otra vez para intentar bajar el loro de la rama, pero igual no se trep en la vara. Regresaron a la casa y de nuevo pidieron al pa- p: Vaya y nos trae un loro que hay all en un palo. El viejo ya estaba cansado de que lo molestaran: Bueno, seguro es nieto de nuestros paisanos. Sac una vara de la casa, fue donde estaba el palo de achiote y la coloc en una rama. Inmediatamente el loro salt a la vara. Entreg el loro a las hijas, ellas contentas dijeron: Este loro es de nosotras. Ellas haban trado ame de la cha- gra; asaron y le dieron de comer, dejndolo luego en un rincon- cito de la casa. Por la tardecita cocinaron manicuera y ofrecie- ron al viejo Cawabor. Ellas se durmieron. Como el viejo estaba comiendo coca, estaba despierto. Despus de un rato, el fuego que ellas haban encendido se estaba apagando. Cuando ya estaba oscuro, Kuwai se quit esa piel de loro y se acost con una de ellas. El viejo se levant a prender tabaco y vio que una de sus hijas estaba acos- tada con un hombre; prendi el tabaco y fue a sentarse. Cuando amaneci las mujeres le dieron comida a su pa- p. Ellas dijeron: Vamos a darle comida a nuestro loro. Rin- dose le dieron de comer, dejaron al loro satisfecho. Fueron a la chagra, se baaron y al regresar le dieron de comer a su pap y al loro. Despus estuvieron rallando yuca, prepararon manicue- ra, fueron por lea, regresaron a la casa y por la tarde dieron de comer al pap y luego al loro. Ya tarde ellas se durmieron. El viejo estaba sentado ah. El fuego que ellas haban prendido cer- ca ya se estaba apagando. Kuwai se quit la piel de loro y se acost con una de ellas. El viejo fue a prender el tabaco y vio lo que suceda. Al otro da el viejo pregunt a las hijas: Quin es ese hombre que se acuesta con ustedes?. Es su yerno, contestaron. El viejo dijo: Seguro es el nieto de nuestros paisanos, esos pai- sanos no mezquinaron la comida. Cawa lleva a Kuwai donde sus parientes El viejo Cawabo orden a sus hijas: Vayan a llamar a nuestros trabajadores. Ellas fueron donde los Cawaemi, los buitres negros. Le dijeron a Cawa: Nuestro pap lo necesita. Cawa acudi donde el viejo Cawaboru. Este le dijo: Me necesita? S, lo necesito porque aqu lleg el nieto de nuestros paisanos, esa gente que no nos mezquinaba comida a nosotros. Llvelo a la casa donde vivan los abuelos de l; yo creo que no todos han muerto, debe haber alguno vivo all. Cawabor sac de la casa la caja de plumas Mapena tok, se las coloc a Cawa; lo dej bien arregladito con ese tocado. Le dijo: Ahora s, lleve a ese hombre. Cuidado lo deja caer por ah, no lo vaya a matar, llvelo bien. El hombre se sent en los hom- bros de Cawa, metido en el hueso de venado que tiene el tocado de plumas, con los pies por fuera. Cawa se llev al hombre hacia arriba. Iba volando, dando vueltas bien alto; lleg hasta Jmeniwa (el cielo) y alete con ganas de tumbarlo, pero como el hombre estaba dentro del hue- so, no se cay. Cawa fue bajando, aleteando y luego baj dere- cho: UUUUUU... Lleg a la casa donde vivan los parientes del hombre, entr por una puerta y sali volando por la otra. Cawa pensaba pasar volando y despus entrar de nuevo en la casa pa- ra dejar al hombre, pero en la primera pasada Kuwai se qued en una viga de la casa. Cawa regres. Se par junto a Kuwai y l dijo: Yo creo que no se han muerto todos. Llame a ver!, de pronto le contes- tan. Kuwai llam: ARU...ARU...ARU.... Le respondieron: CO- BO, COBO, COBO.... Llame otra vez, insisti Cawa. Llam y le contestaron desde una palma de pupua vieja; eran los traba- jadores de su difunto pap que se haban convertido en ratonci- tos. Ellos vivan en ese palo; contestaron: KUIP, KUIP, KUIP.... Yo le dije a usted que no se haban muerto todos, ah estn ellos, dijo Cawa. Kuwai desde la viga donde se encontraba vio venir un ve- nado; vena comiendo hojas de batata yapi yoca. Cogi entonces un dardo, lo coloc en la cerbatana y con l mat el venado; lo llev a la boca de un camino. Luego fue donde Cawa y le dijo: Ah le dej un animal para que coma en pago por haberme trado. Vaya mire. Al venado que Kuwai haba matado ya le es- taban cayendo gusanos. Cawa fue a mirar y encontr el animal ya listo para comer; l dijo: Voy a llevar un poco de sardinas - los gusanos- para hacer unos envueltos. A Kuwai le dijo: Bue- no, yo me voy por hojas de pataba para hacerlos. Cawa fue por hojas y, junto al animal, se puso a hacer los envueltos; en medio da ya estaban hechos. Cawa le dijo a Kuwai: Hay muchas sar- dinas, voy a hacer unos cinco envueltos y me voy con eso. Kuwai libera a sus parientes Kuwai encontr una culebra Mikaka (surucucu). Cogi un poquito de su mambeada, la coloc al lado de la culebra ta- pndola con hojas de palma de ibacaba. Lo mismo hizo con los ratones que estaban en la palma de pupua. Al otro da encontr esos ratones beiwa convertidos en gente. Kuwai los salud: Ustedes viviendo aqu, por qu no fueron a visitar a nuestro abuelo?. Ellos contestaron: Es que l es muy bravo con nosotros, nos quiere comer. Kuwai fue a mirar otra vez y encontr a un viejito abuelo suyo, que antes fue culebra, y que gracias a Kuwai se transform en persona otra vez. Los ratones eran trabajadores del viejo y esa noche lo acompaaron. Despus Kuwai vio que no haba nadie; se dio cuenta que a los familiares se los haba comido otra gente. Al da siguiente Kuwai pregunt a su abuelo: Cmo se acab mi familia?. El viejo no le quiso explicar: No, esos se perdieron as no ms; l era como cuado de esos boro dawiwa. La abuela del hombre s le cont a Kuwai: Sus familiares no se perdieron as no ms; ellos estaban buscando palmitas para ha- cer cacur pinpia y no regresaron; otros se perdieron cuando fueron a buscar bejuco joke daime y otros rozando el monte para hacer chagra; las mujeres se perdieron cuando fueron por lea; otros se perdieron cuando iban a la chagra y otros cuando se iban a baar. Bueno, abuela, dijo Kuwai. Al otro da dijo Kuwai: Me voy a buscar pinpi. Fue al monte, encontr la palma, la cort y cuando la estaba sacando apareci un jaguar de esos boro dawiwa; cogi la cerbatana y lo mat; lo dej tirado y le sac los cuatro colmillos. Kuwai se transform entonces en piabadori, ese animalito que abre hue- cos en los palos, y as perfor los colmillos que luego ensart en un bejuco, formando un collar. As lleg a la casa y pregunt de nuevo a su abuela; ella contest: Otros se perdieron cuando fueron a buscar bejuco. Kuwai se fue para el monte: Voy a bus- car bejuco. El jaguar que haba matado a sus familiares lo escu- ch sacar el bejuco y se le acerc; le sucedi los mismo que el anterior. Lleg a la casa con el collar y pregunt otra vez a la abuela: Y ahora qu?. La abuela le dijo: Otros se perdieron cuando fueron a rozar el monte para hacer chagra. Kuwai fue al monte y, cuando hizo ruido rozando, los ja- guares lo oyeron acercndose. El los mat con la cerbatana; sac los colmillos y como piabadori los perfor. Luego arregl el co- llar en el bejuco. Kuwai traa el collar en el pecho cuando lleg a la casa y pregunt a la abuela: Y despus cmo pas?. Ella di- jo: Otros se perdieron en el ro cuando se estaban baando. Me voy a baar, dijo Kuwai. Estaba bandose, tirndose de un palo, cuando lleg la anaconda que se haba comido a sus fa- miliares. Kuwai se lanz del palo y la anaconda colocada debajo, abri la boca y se lo comi. Kuwai junt las piernas y entr has- ta la barriga del animal. La anaconda, con l adentro, se acost en el fondo de la mitad del ro; ah estuvo Kuwai desaparecido como una semana. Como no apareca Kuwai, su abuela deca: Pobre mi nie- to. La anaconda coma arena y tierra para matar al hombre que tena dentro; senta que estaba vivo. Kuwai con su poder se ha- ba protegido por encima y por debajo suyo con bejucos. Pensa- ba: Ojal que se vaya ms a la orilla; con ese pensamiento le dio esa voz: AO, AO, AO.... La anaconda le dijo: Usted se cay. Cmo sus paps se quedaban callados ah. El animal ya estaba desesperado de tener ese hombre vivo adentro. Estuvo un tiem- po en la mitad del ro y luego fue acercndose a la orilla: PUUUU... Cuando Kuwai se dio cuenta de que estaban cerca de la orilla, cort a la anaconda con un diente de piraa grande; sali brincando y se qued detrs de un palo rojo, tambin lla- mado palo de anaconda ain jokk. La sangre de la anaconda lo persegua. Kuwai se par de- trs del palo transformado en un pajarito chinchiyo; la sangre no le hizo nada. De ah Kuwai parti para la casa, lleg al puerto y se ba, silb y golpe el agua con las manos. Kuwai manda las guaras a robar la yuca Kuwai lleg a la casa y salud a su abuela: Qu hubo abuela? Yo estoy triste; estoy viejita y usted me hace poner triste!, respondi ella. Tranquila abuela, yo fui a pasear, estoy vivo. Tengo hambre, abuela, quiero comer, trigame algo. Ellos no tenan comida; su alimento eran unas pepas Kapeja. La abuela le cont a Kuwai: Su abuelo va al monte y rebusca de esto, sube a un palo y trae esas pepas. El dijo: Vamos abuela, yo subo; mi abuelo que se quede en la casa. Se fueron. Yo soy joven, yo voy a subir, dijo Kuwai a su abuela. Llegaron al palo y la abuela le advirti: Por este gajo no vaya a subir porque su abuelo dice que ah hay avispas y lo pi- can. El respondi: Esas avispas picaban a mi abuelo porque es grande y gordo; como yo soy un pequeito no me ven y no me van a picar. Kuwai se transform en un ardilla de tabaco pe- quea buchitror y trep corriendo el palo; baj harta fruta y regresaron de nuevo a la casa. Kuwai dijo a la abuela: Usted va- ya adelante, yo voy detrs jugando. Kuwai iba jugando; con un carrizo pequeito soplaba; se demor un poco en el camino. Cuando lleg a la casa pregunt a su abuela: Qu hubo abuela, ya prepar la comida?. Ella respondi: No nieto, no he terminado todava; como yo soy viejita me demoro. Aprele, dijo l. Cuando termin de pre- parar el casabe, la vieja le dio a Kuwai. Estuvieron unos das co- miendo de esas pepas y cuando se acabaron Kuwai dijo: Bueno abuela, vamos a buscar ms, y al abuelo: Usted no venga por- que usted es viejito. Llegaron al palo y la abuela repiti su recomendacin: Por ese gajo no vaya que de pronto lo pican las avispas. Kuwai respondi: No, yo soy pequeito, seguro que no me alcanzan las avispas. El subi por ese gajo y vio desde lo alto una gente; unas muchachas hermanas de Boto dawiwa. Ellas estaban en la cha- gra arrancando yuca, la chagra era grande. Kuwai arranc unas pepas, las tir al abuelo y se qued callado y quieto en el palo. La viejita al verlo as pregunt: Qu hubo nieto, qu le est pasando?. Casi me pican las avispas, contest Kuwai. Luego Kuwai cogi una de las pepas y la convirti en una guara be, que lanz hacia esa chagra; el animal cay al suelo haciendo ruido. Se fue una guara, abuela, dijo. Sac otra pepa, la arregl y la lanz diciendo lo mismo a la abuela: Ahora si se fueron unas guaras. Despus de eso Kuwai baj del palo. Ya iban por el cami- no cuando le dijo a la abuela: Vaya!, adelntese para que pre- pare la comida y yo llego cuando est lista. El iba jugando con las hojas; haca carrizos, haca de todo. Lleg a la casa y pregun- t: Qu hubo abuela, ya termin de preparar la comida?. Ella respondi: Ya termin, pero falta el casabe. Mientras la abuela cocinaba, Kuwai se fue a baar; sali del bao, lleg a la casa y ella le dio casabe. Cuando se acab esa comida dijo a la abuela: Vamos otra vez a buscar ms pepas. Fueron al palo y las guaras que Kuwai haba creado traje- ron dos yucas grandes y las dejaron al lado del palo. Ellos vieron esa yuca y Kuwai dijo: Abuela, aqu hay dos yucas grandes. Ha- biendo yuca buena usted me hace comer de esas cosas tan ma- las; esta s es verdadera yuca, y agreg: Yo vi una gente por ah que tiene de esta yuca. Llevemos slo de esta yuca. De regreso hacia la casa Kuwai dijo: Lleve esta yuca, abuela, y ralle; y cuando est rallando en una olla eche eso. La abuela pens: Pero cmo de esas yuquitas me va a salir harta comida?.... Y como Kuwai se imagin lo que ella pensaba le dijo: Qu est pensando abuela?. Yo vindome tan viejita y usted me hace trabajar esto, dijo ella. No, usted est pensando otra cosa, qu es?, replic Kuwai. La abuela se fue y en el camino detrs de ella iba jugando Kuwai. La vieja lleg a la casa a rallar la yuca. De una sola yuca le sali media ollada de masa y, al rallar la otra, llen la olla. Pa- ra sacar el almidn Kuwai le haba dicho que dejara una olla grande debajo del cernidor; ella cerni y cerni y cuando la ma- nicuera se separ del almidn, la cocin. Le dio a su nieto Ku- wai y l dijo: Esta s es verdadera comida! Usted me haca co- mer cosas que no eran de comer. Esta s es comida!. Esa comi- da dur bastante tiempo. Kuwai y los dueos de la yuca, los Boro Dawiwa Cuando se termin la comida Kuwai dijo a su abuela: Vamos a pedirle yuca a esa gente que est por all. Kuwai se volvi pequeito y la abuela lo llev cargado en el Karumbo. Cuando lleg a la chagra, las muchachas la saludaron: Qu quiere usted?. Ella contest: Mi nieto est aguantando ham- bre, por eso vengo a pedirles yuca. Le dijeron: Bueno, arran- que yuca aqu en este pedazo. Mientras que la abuela estaba arrancando yuca, el nio se puso a llorar; lloraba y lloraba. Las muchachas preguntaron a la vieja: Por qu llora tanto ese nio?. Ella respondi: El es as. Ellas pensaron: Seguro tiene hambre, y trajeron pia y pltano y le dieron... pero l segua llorando. Luego dijeron: Seguro l se quiere baar; ste es Jmeni jik. Antes de llegar a la chagra, la abuela lo haba untado con algo amargo para que no se lo co- mieran. Antes de llevarlo a la casa, las muchachas lo lamieron, lo probaron a ver cmo estaba: Est amargo, dijeron. La vieja saba cmo defenderlo. Las muchachas dijeron a la abuela: Mientras que usted termina de trabajar, nosotros vamos a llevar este nio a baar. Lo llevaron hasta la casa de ellas. El nio lloraba porque quera ver la casa donde vivan ellas. La abuela estaba preocupada: De pronto se lo comen. Porque ellas eran de la familia de los jagua- res. En la casa le dieron al nio manicuera, jugo de pia, colada de pltano y pescado; luego lo baaron bien. Una de ellas se acost en la hamaca con l para dormirlo mecindolo: fue ella quien se durmi. Como l era una persona grande, cuando ella se durmi, se baj de la hamaca; cogi el piln de la coca tobaib y lo colo- c en la hamaca; sali y en la puerta se puso a jugar. Ella estaba dormida roncando JOOOO... y en el sueo iba a matarlo y mordi el piln. Cuando se despert, el nio estaba sentado ah. Vino otra de las hermanas y se acost en la hamaca con el nio, tambin para hacerlo dormir. Le pas lo mismo que a la anterior. Vino otra y sucedi igual. Ellas vieron que no podan hacer nada, as que lo llevaron donde su abuela y le dijeron: Le dimos de tomar, le dimos co- mida, pero no fue suficiente, tampoco durmi. La vieja contes- t: No, l no duerme, l es as. La abuela ya tena todo listo, cogi al nio y se fue. Cuando iban por el camino, el nio se ba- j de la abuela ya grandecito y fue caminando detrs de ella. Kuwai le dijo: Vaya usted adelante y prepare esa yuca. Ms tar- de lleg l a la casa y pregunt: Qu hubo abuela, ya termi- n?. Hasta ahora estoy terminando, respondi ella. Aprele que yo quiero tomar manicuera, pidi Kuwai. Se fue a baar mientras la abuela terminaba de cocinar, luego comi y se que- d en la casa. Cuando se acab esa comida Kuwai dijo a la vieja: Vaya usted abuela, yo no voy. El tambin fue detrs de ella, pero no sali a la chagra. La abuela arranc yuca y se devolvi. Las mu- chachas saban que l era grandecito y le dijeron a la abuela: Para la prxima vez que venga, dgale a su nieto que busque y nos mande sardinas. La vieja le cont a Kuwai lo que haban di- cho Aiye Uparib, los dueos de la yuca. El dijo: Bueno, segu- ro hay pescados. Cuando Kuwai se fue a pescar, la viejita le pi- di: Trigame sardinitas a m tambin. El hizo dos trampas, una jokedo y una kaiba. Lleg tarde a la casa y dijo a la abuela: Como usted me encarg sardinas le traje un pedacito de caloche. Ah lo dej en la esquina de la casa; saque y cocine para que usted coma. Ella sali a mirar y encontr colgado un pedazo grande y grueso co- mo abiapi; se asust y entr a la casa. Era como una mala-sea de Kuwai, antes de matar a quienes se haban comido a sus pa- rientes. Cmo me voy a comer ese animal tan feo?, se pre- gunt la vieja. Kuwai se imagin su pensamiento y pregunt: Qu est pensando abuela?. Ella respondi: No, yo no estoy pensando en nada. Slo que mi nieto sabiendo que soy viejita, por qu no me trae en la mano y me entrega aqu? El insisti: Qu hubo abuela, encontr el pescado?. Ella minti: No, yo soy viejita y no veo muy bien. Kuwai cogi ese pedazo de pescado y se lo trajo convertido en pescaditos peque- os; se los entreg a la viejita y ella pens: Ser que yo voy a comer de eso que era un animal tan grande y tan feo?. El supo lo que la vieja pensaba y le pregunt: Qu piensa abuelita?. Ella respondi: Mi nieto, vindome que soy viejita no me trae la cosas en la mano. Kuwai replic: No abuela, usted est pen- sando otra cosa. La vieja coloc el pescado y Kuwai vino y co- mi. Al da siguiente Kuwai fue a revisar las trampas; en ambas haba entrado harto pescado: jacus, pacus, payala..., de todos. Los envolvi en una hojita pequeita, en la que los as en el fo- gn de la casa; luego le entreg el envueltico a la abuela dicin- dole: Lleve este pescado a sus familiares, que deben ser bastan- tes, y dgale que no vayan a abrir en cualquier parte, que lo lle- ven a la casa y lo destapen sobre una pinpimba extendida. La vieja se llev el envueltico en un canasto y Kuwai qued en la casa. Cuando la abuela iba por el monte, l la acompaaba transformado en un pajarito jupi, que iba contento. La vieja lle- g a un sitio limpio en el monte; baj el canasto y se puso a pensar: Por qu mi nieto me manda este envuelto tan peque- ito si ellos son harta gente? Yo creo no va a alcanzar para to- dos, voy a ver qu sardinitas les ech. Comenz a destapar el envueltico y los pescados se regaron por montones: PUUUU- UU... llenaron el lugar. La abuela al ver esto comenz a buscar hojas y hacer envueltos, pero no logr juntarlos. Kuwai que ve- na detrs la vio y le pregunt: Qu le pas abuela?. Ella le minti: Como soy viejita y no puedo caminar bien, me ca al tropezar con un palo y se regaron esos pescados. El la rega: Yo no le dije que hiciera as, yo le dije que lo llevara bien. Le romp su envueltico, dijo la abuela. Kuwai le orden entonces: Vaya traiga hoja mapedoca. Ella fue a traerla y cuando toc la hoja la mordi una araa, se cay TOUU... Mientras ella estaba ah tirada, Kuwai recogi todos los pescados y rehzo el envuel- tico. Despus fue donde la abuela y la rez, la alent. Le entreg de nuevo el envuelto y le dijo: Ahora s, llvelo bien. La vieja lleg a la chagra de los dueos de la yuca y entreg el envueltico a las muchachas mientras les explicaba: Mi nieto dice que lle- ven el envueltico a la casa y lo destapen encima de una pinpim- ba. Ellas lo recibieron y se fueron. Estando en la chagra, al ver ese envuelto tan pequeo, ellas pensaron: Cmo vamos a abrir este envueltico tan pequeito en una pinpimba; si es poquitico? Qu sardinitas sern las que hay?. Destaparon el envuelto y los pescados se regaron en la chagra. Las muchachas hicieron varios viajes a la casa llevando pescado, llevaron y llevaron pero no se acababan. Kuwai y su hermano en la chagra de los dueos de la yuca La abuela de Kuwai termin de arrancar yuca y se devol- vi para la casa. Ella vena por el camino cuando se le aparecie- ron dos personas: Kuwai y su hermano. No se sabe cmo hizo Kuwai para volverse dos. La vieja se los encontr y ellos le dije- ron: Qu hubo abuelita; vaya adelante que nosotros vamos ju- gando. Ellos venan detrs de ella jugando, haciendo carrizo con hojas y as llegaron a la casa. Saludaron a la abuela: Qu hubo abuelita?. El abuelo de ellos estaba tejiendo balay para llevar a la gente Boro dawiwa, sus cuados. La abuela tambin era familiar de ellos. El viejo ya haba tejido un montn de cernidores. Los hermanos estaban jugando mientras el abuelo teja, jugaban a flechar moscas. Estaban jugando cuando vieron que el abuelo le lleg una mosca a los testculos; ellos la flecharon. El viejo cay privado. Kuwai y su hermano lo rezaron, lo alentaron. El abuelo se le- vant y los rega; los meti en un piln grande de coca y los machuc: TA-TA-TA-TA... Luego los llev al puerto y all los bot junto con el piln y el pilador; seguro crey que los haba matado. La abuelita viendo eso qued triste: Pobrecitos mis nietos. Despus de un rato se oy que llegaron a baarse; se oa el sonido de sus silbidos. Luego entraron a la casa; el hermano mayor traa el piln y el menor el pilador. Le dijeron al viejo: Abuelo, para qu ech el piln al agua, es que ya no lo necesi- ta ms, con qu va a pilar su coca?. Le entregaron el piln. De nuevo flecharon al viejo en los testculos; cuando ca- y, lo rezaron otra vez. El abuelo los meti en el piln y los pil; luego los volvi a botar al agua con piln y pilador. Esta vez se demoraron un rato ms largo; despus llegaron al puerto a ba- arse otra vez. Ms tarde entraron a la casa, el mayor con el pi- ln y el menor con el pilador: Abuelo, usted por qu est bo- tando esto si usted lo necesita para pilar su coca?. El viejo los rega: Ustedes me estn molestando mucho. El abuelo alist todo lo que haba tejido para llevar y co- menz a fabricar una canoa grande. Coloc todos los balayes en la canoa; qued llena, slo haba campo para l y la viejita. El viejo dijo a los nios: Ustedes qudense aqu que yo me voy a entregar esto y me devuelvo rpido. Esperen aqu porque la ca- noa est llena; si cupieran, ustedes podran ir. El mayor de los hermanos pregunt: Cmo se va a llenar si es una canoa gran- de! Yo creo que usted por lo que es viejito no acomod bien. El nio recogi todo en dos montones en la mitad de la canoa, di- ciendo al abuelo: Usted es viejito y no sabe acomodar bien las cosas, esa canoa es grande para m. Los hermanos dijeron: Nosotros tambin vamos a ir a pasear all. El abuelo no quera llevarlos porque de pronto se los coma esa gente Boro Dawiwa. Cuando llegaron all, el viejo entreg los balayes y un po- co de cacera que llevaba tambin: cerrillos, cajuches, churucos, paujiles, coconuco, gallinetas... El entreg toda esa carne sin da- bukuri. Los nios se fueron a baar y la abuelita los sigui para cuidar que no se los comieran. Ellos se demoraron en el agua, jugando a hacer cachiveritas en el puerto. La viejita cansada de esperar los llamaba: Vamos. La gente Boro Dawiwa estaban cocinando y comiendo carne de cajuche y de cerrillo, de la que haba trado el viejo. Los nios le dijeron a la abuelita que pidiera la cabeza de esos ani- males para ellos comer. Ella pidi diciendo: Esos nios no co- men carne, comen pura cabeza. Los nios se sentaron a comer- se esa cabeza de cajuche y crearon los cajuches Wari raw, de- jando salir a correr la cabeza que coman: TA, TA, TA, TA, TA... Iba hacia donde los Boro Dawiwa estaban comiendo. Los nios les estaban mostrando una mala-sea. Al otro da hicieron lo mismo: las cabezas llegaban hasta donde estaban los Boro Da- wiwa y despus esos animales salan corriendo, jugando, mos- trando una mala-sea bweino. Al da siguiente sucedi igual con los tentes taintwa, que cocinaron: los nios pidieron las cabezas; se las estaban comien- do y luego las soltaron. Los tentes volaron, mostrando la mala- sea. Despus, cuando cocinaron maiceros takewa, los herma- nos hacan como que coman las cabezas; las soltaban y los mo- nos se encaramaron en las vigas: KE, KE, KE, KE,... y en los es- tantillos. Luego, cuando soltaron las cabezas de los Wajawa, los animales se encaramaron a las vigas y a los estantillos diciendo: JO-JO-JO... Los hermanos estaban jugando, molestando a esa gente. Los Boro Dawiwa no saban qu hacer con ellos. Permanecieron un largo tiempo all. Ya estaba empezando el verano y los Boro Dawiwa iban a hacer una chagra. Al cuado le dijeron: Dgale a sus nietos que nos ayuden a rozar el monte. El abuelo dijo a Kuwai y a su hermano: Vayan a ayudar a esa gente. Llegaron al sitio y comenzaron a rozar. Ellos trataban de matar a los nios, pero ellos no se dejaban. Los nios no roza- ban, slo miraban los palos y stos se caan: mientras ellos juga- ban, las varas iban cayendo delante de ellos: TEI TEI TEI TEI... Los Boro Dawiwa no saban cmo matar esos nios. Regresaron a la casa; al da siguiente hicieron lo mismo y al otro da termi- naron de rozar. El dueo de la chagra dijo al abuelo: Yo me voy a tum- bar mi chagra; dgale a sus nietos que vayan conmigo para que ayuden a tumbar palos pequeos. El viejo los mand, pero ellos respondieron: No, nosotros no podemos tumbar palos gruesos, nosotros somos nios todava, ellos nos hacen trabajar mucho. El dueo de la chagra se los llev a la roza donde les dio un palo grandsimo. Ellos se quejaron: Nosotros no vamos a poder con este palo tan grueso! Por qu no vienen a tumbar ustedes? Nosotros somos nios, no podemos!. Los nios hicie- ron una camareta para poder tumbar el rbol y con su poder crearon unos comejenes kawiwa, que se comieron todo el palo por dentro. Cada uno de los hermanos estaba a un lado del pa- lo, aparentando que no podan tumbarlo; de pronto, lo manda- ron encima de los Boro Dawiwa: IIIII KIRI KIRI KIRI... As los nios tambin trataron de matar a esa gente. Les dieron otro palo y ellos con ayuda de los comejenes lo tumbaron hacia el la- do donde estaba la gente. Al otro da los llevaron de nuevo a la roza; los nios dije- ron: Ellos nos mandan a tumbar palos gruesos, pero ellos no tumban nada. Como en la roza, les dejaron puros palos grue- sos; los nios hicieron igual que el da anterior; los palos iban cayendo KIRI! KIRI-KIRI... Eso lo hacan con su poder. Terminaron la chagra; era grande. Despus de cuatro se- manas, una luna, llegado el verano iban a quemar. El dueo di- jo: Hoy voy a quemar mi chagra; dgale a sus nietos que ayu- den a quemar por la orillita. Los nios le dijeron: Como en la tumba nos mandaron palos gruesos seguro que nos van a que- mar; esa chagra es muy grande. El viejo les aconsej: Quemen por la orilla no ms. Cuando llegaron a la chagra ordenaron a los nios: Us- tedes vayan bien a la mitad, mientras la dems gente fue a la orilla. Los encerraron en medio del fuego; se oan gritando en medio de la chagra: Eitam, eitam... nos estamos quemando, nos estamos quemando. Luego se quedaron callados. Despus se oy que algo revent all. Los Boro Dawiwa dijeron: Ahora s se murieron. Bien hecho!, ahora s los quemamos. Los nios no aparecieron. Esa gente se fue para la casa, se fueron a baar; comieron kiapira y mientras tanto los nios venan bajando por el ro, venan bandose. Se bajaron frente al puerto. Los Boro Dawi- wa pensaban que se haban quemado. Los nios cruzaron al puerto, salieron del agua y entraron a la casa diciendo: Qu hubo, se quem su chagra? S, se quem bien, les contesta- ron. Los nios agregaron: Seguro que ustedes se van a comer eso que haba all. Ah estaban ellos. Despus el abuelo dijo a sus cuados: Nos vamos para nuestra casa. Se fueron. La mujer labrada La abuela dijo al mayor de los Kuwai: Yo ya estoy viejita, no puedo trabajar ni hacer la comida; no trabajo como una jo- ven, no puedo ms!. El se qued callado. La vieja insisti: Bsquese una mujer para que le haga su comida. Busque en cualquier parte que por ah debe hacer muchachas. Kuwai se preguntaba: Por qu ser que mi abuela me dice eso, qu voy a hacer?. Se escuchaba una mujer. Kuwai pens: Voy a mirar. Fue al monte y con un bejuco tom la medida de su pecho, de su t- rax y abdomen; todo su cuerpo midi en un palo; tom unas hojas de ibacaba y las coloc encima del palo, tapando la medi- da que haba tomado. Regres por la tarde y all encontr a una mujer bonita, jo- ven. Ella lo mir y lo salud: Qu hubo Kuwai?. El respondi: Yo vengo por usted. La llev a su casa y dijo a su abuela: Ahora s encontr una mujer. Usted me dijo que buscara, ahora cude- mela. Mientras Kuwai fue a pasear por ah, le robaron la mujer. (Variante Q: Despus de haber tenido otra mujer, Kuwai consigui a Toetoromio, la mujer labrada, cuando todava era palo. Se escuchaba su risa en un palo de juansoco. Kuwai labr ese palo, le hizo la figura de una mujer: los brazos, las piernas, todo el cuerpo. Cuando termin, le unt carayur y despus se fue a pa- sear. Al regresar encontr a una mujer que rindose realizaba su trabajo preparando manicuera. Cuando ella lo vio le dijo: Qu hubo Kuwai. Ella estaba contenta pues era su mujer). (Variante S: Kuwai viva solo. En el puerto escuch un sil- bido; era un palo de juansoco. Kuwai lo tumb y lo labr bien en forma de mujer; a un carpintero le encarg que le labraran la vagina. Despus de labrarla, Kuwai se fue a pasear; al cabo de dos horas regres y encontr a la mujer sentada tejiendo las ligas i- raba. El prendi un tabaco, fum y con ese humo la sopl, dn- dole vida. Cuando habl se volvi una mujer completa que Ku- wai llev a su casa...). Cuando esta mujer tuvo su primera menstruacin Kuwai la dej guardada, trabajando unas ligas irawa; le dej un ban- quito nuevo para que all se sentara. Ella estaba tejiendo esas li- gas cuando llegaron los Trabajadores de los Buitres, los pajaritos Coriamiwa; ellos coman los sobrados del casabe de almidn que la mujer coma. Los pajaritos le contaron a Cawa, su jefe: Nosotros esta- mos comiendo los sobrados de la mujer de Kuwai. El les pre- gunt: Dnde est ella? En la maloca de Kuwai, tejiendo i- rawa, respondieron. Cawa les dijo: Lleven este irawa para que ella lo vea y haga otro igual. Cuando ellos llegaron, la mujer les lanz tierra. No, no nos tire tierra, nosotros tenemos esta liga mejor que la usted ha- ce, haga una como esta, le dijeron mientras le mostraba su liga. Apenas la mujer estir el brazo para cogerla, ellos la agarraron con la misma liga y la llevaron a la casa de Cawabor. Kuwai lleg del paseo y solamente hall los trabajitos de ella; la busc y al ver que no estaba se qued sin saber qu hacer. Los pajaritos jita estaban flechando en el puerto; Kuwai lleg a baarse y los vio. Les pregunt: Por qu siempre que me ven- go a baar ustedes estn aqu flechando?, les quit las flechas y las parti. Ellos le dijeron: Usted est como loco, no piensa lo que est haciendo. Usted no sabe que Cawabor rob a su mu- jer y la tiene all?. Kuwai pregunt: Dnde?. Ellos no le con- taron. Kuwai fue a la casa y vio unas tijeretas, Cawawidi, que es- taban recogiendo hormigas para llevar a Cawabor. Kuwai tam- bin estaba recogiendo hormigas. Cuando vio que las tijeretas venan bajitas, les tir un palo, le dio un garrotazo a una: PEI..., cay diciendo: Usted me parti el brazo. Nosotros estamos re- cogiendo hormigas para hacer dabukuri a la mujer de Cawabo- r. Kuwai sospech que se trataba de su mujer: Dgame dn- de est y le arreglo su brazo partido?, propuso Kuwai. Le arre- gl el brazo a la tijereta y le pregunt de nuevo: Dnde est? Dnde vive?. Ah no ms; detrs de su casa vive Cawabor con es mujer que rob. A ella es que nosotros hoy le vamos a llevar estas hormigas y usted me dao el brazo!. Kuwai le dijo: Yo voy con usted. Se fue con l. (Variante Q: Despus de unos das la Zariagueya, Mate, se enamor de ella. El se transformaba en una pulga tbak y se acostaba en la misma hamaca en la que ella dorma con Kuwai; haca el amor con ella. Kuwai no la abandon pero s se separ un poco de su lado. Luego lleg otro hombre, el patico del ro Jia Popor, que andaba pescando. Ella un da lo llam y le pidi pescado y le dijo: Yo me voy con usted. El respondi: Bueno, embrquese en esta canoa. La llev pero no la tom por mujer sino que la llev a Cawabor, la maloca del Rey Gallinazo, quien s la tom por mujer y con ella tuvo un hijo). (Variante S: La mujer haba llegado de la chagra al puerto con un canasto de yuca para lavarla cuando lleg el menor de los hermanos Yaipachi, Jia Popor. Vena bajando; vena de la pesca y como tambin es bonito, ella pidi: Dme pescado a m tambin. El arrim al puerto; en la proa haba unas sardinas pequeas y en la popa estaba el pescado grande. Dijo a la mujer: Mntese ah en la canoa y saque usted misma el pescado que quiera. Cuando ella se subi, hicieron el amor encima del pes- cado; en ese momento los pescados, acundas, se daaron. Jia Popur dej a la mujer ah. Al otro da ocurri lo mismo y lue- go la llev y entreg a los Cawawa en su casa en Odocawewa. Kuwai encontr unos pajaritos-nios que estaban fle- chando, les quit las flechas y las parti en varios pedacitos. Ellos le dijeron: Por qu hace eso? Usted est loco y no se da cuenta de lo que le hacen; cmo le robaron a su mujer!. Kuwai les dijo: Traigan esas flechas que se las voy a arreglar. Las dej buenas; eran flechas de maleza waeboko. Los pajaritos le conta- ron: Ah no ms tienen a su mujer. El les pidi: Llvenme all para ver si es ella...) Kuwai vio donde viva Cawabor con su mujer, pero no entr; se devolvi. Despus de unos das regres como un viejo. All lo recibieron, lo saludaron: ek. Ellos se estaban alistan- do para irse de paseo ese da; la mujer estaba alimentando el ca- sabe cuando Kuwai-viejo lleg. Entonces Kuwai sac un vello de sus piernas y lo convirti en una avispa grande, Maka Wimu, que se le clav en la pierna a la mujer; se le hinch toda la pier- na. El viejito le dijo: La pic ese animal?, esa picadura duele mucho!, Ahora qu va a hacer?. Los dems ya se haban ido, Cawabor le propuso: Es mejor que no vaya, qudese aqu con este viejo y me espera mientras que voy a pasear. Al viejo le dijo: Espere aqu con su nieta; cudela mien- tras vamos a una laguna. Cawabor se fue. La mujer orden a su hijo: Trigame lea. El nio sali por la lea pero no pudo; el viejo dijo: Ese nio no puede, venga usted misma. (Variante Q: cuando el nio sali, l lo atajo con unas hormigas Piara bocawa, que pican para que no pasara hasta la lea). La mujer sali, vio a Kuwai otra vez joven y lo salud: Qu hubo Kuwai?. El le contest: Yo vine a llevarla a usted, vamos!. Ella le dijo: No Kuwai, ya no voy porque todas las co- sas de esta casa van a contarle a Cawabir: el pedazo de tiesto, los cernidores, los sopladores, balayes y cenicientos, todas la co- sas de esta casa le pueden ir a contar a l. Si usted vino por m, queme todo lo que hay en esta casa. Kuwai quem todo lo que haba en esa casa; busc si haba quedado algo sin quemar y en- contr un soplador, lo tir hacia el fuego, pero ste sali volan- do, se fue. La mujer dijo: Ese ya se fue a avisar, vmonos de una vez. Se embarcaron en una canoa ya venan bajando por el ro cuando vieron que el agua se volva espesa, no se poda re- mar bien. Ah Kuwai cre sus trabajadores Yeba Kaw, para que le ayudaran a remar. La gente Cawawa vena como una nube negra de aguace- ro. La mujer los vio y avis a Kuwai: Ya vienen. Llegaron a las bocas del cao Abeja Mumiya; dos de los Cawawa estaban a un lado de la bocana comiendo miel de abejas, transformados en tairas wajoka peruriwa; armaron una buena escalera para subir al rbol y all hicieron una camareta. Estaban hacheando el palo para sacar la miel, cuando Kuwai lleg ah. Cuando las tairas trataron de sacarlo, el panal se rompi y la miel se reg dentro del palo. Kuwai los salud: Qu hubo pakoma?. Ellos contes- taron: Aqu comiendo miel de abejas, pakoma, mientras pen- saban: Ojal que esa mujer pida algo; cuando as pensaron la mujer dijo a Kuwai: Yo tambin quiero miel, entonces Kuwai les pidi: Dme un poquito pakoma, para darle a ella. Ellos le tiraron un pedacito del panal; la mujer prob y le gust esa miel. Cuando ellos vieron que le haba gustado le dijeron: La miel qued toda aqu en el palo, si quiere comer suba y coma aqu que hay harta. Ellos se bajaron del rbol y ella subi; desde abajo ellos le dijeron: Es mejor que agache la cabeza dentro del palo, as come mejor. Cuando ella as lo hizo, ellos la cogieron de las piernas y la empujaron dentro el rbol, donde ella se con- virti en la rana maumako. No me mate Kuwai, deca ella, pe- ro no le sala sino: EO EO EO EO.... Kuwai le dijo: Eso est bien para usted. La gente que vendr despus la va a usar para arreglar plumas de guacamaya. Ah la dej Kuwai. (Variante Q: Kuwai llev a su mujer a Marukuari, donde encontr unas abejas en un palo; l hizo como que sacaba esas abejas y se las llev a ella. La mujer le dijo que ella tambin tena ganas de comer miel. Entonces Kuwai le dijo: Venga usted mis- ma y saca como quiera; ella fue, pero aunque estir la mano, no alcanz, se agach a coger y Kuwai la empuj dentro del pa- lo. Ella se convirti en una rama Mamako; llamaba a Kuwai: OA-OA-OA...) (Variante S: Kuwai lleg a la casa de los Cawawa transfor- mado en un viejito. Mat un venado que dej por ah lejos y mientras los gallinazos fueron a comerlo, cuando ya estaba po- drido, Kuwai cogi a la mujer. Abajo de Urania lo alcanzaron los gallinazos, que venan siguindolo como una nube oscura, con un ventarrn fuerte. Pensaban ahogar a Kuwai. Cuando ya lo iban a alcanzar, Kuwai por medio de su poder extendi una atarraya papik, la coloc en lo alto, cubriendo los animales que ahog en el ro. Como ellos venan como nube, cuando ellos cayeron al ro pa- saron como aguacero. Kuwai se llev la mujer, pero ella ola como los gallinazos; la llev a Odocawewa, abajito de las bocas del Cuduyar, y all la bot. La mujer se convirti en rana Mamako, cantaba: OA- OA-OA-OA... As le deca a Kuwai: No me mate Kuwai, pero no le salan las palabras porque ya era rana. El la bot en un pa- lo donde haba abejas). (Variante K: Kuwai sac de su casa una cerbatana y abaji- to de Urania mat un venado, que dej ah para que cuando es- tuviera medio podrido fueran los gallinazos a comerlo. Cuando ellos salieron de la maloca, dejando sola a la mujer, lleg Kuwai en forma de un viejito lleno de granos y podrido. Ella lo reco- noci como abuelo, lo recibi y al cabo de un rato pidi al viejo que la ayudara a rajar lea. El llevaba una varita para sostenerse y con ella raj bas- tante lea; luego con su poder hizo aparecer unas hormiguitas que pican por manadas, que se regaron cerca de la lea. La mu- jer mand a su hijo: Trigame un poco de lea. El nio fue a buscar la lea y le picaron las hormigas, entr llorando a la casa. El viejo dijo a la mujer que fuera ella misma, se quit la piel y la coloc en un tronco. Cuando la mujer se asom a la puerta, se dio cuenta de que era Kuwai, su primer marido. El le dijo que se la iba a llevar otra vez, pero ella contest que eso era difcil por- que las cosas de los gallinazos que estaban en la maloca podan contarles lo que suceda. Entonces agreg: Si usted me quiere llevar queme todas las cosas de esta maloca que se utilizan para hacer comida. Kuwai las quem en el fogn; cogi una cuya, la ech al fuego, pero no se alcanz a quemar sino que sali volan- do a avisar a los chulos, hoy es una guacharaca. Kuwai se llev a la mujer para su casa, pero su cuerpo te- na el olor de los gallinazos, ya no serva para tenerla de mujer. El hizo entonces llover agua pura, pero no se le quit el olor. Luego Kuwai hizo llover piedras y as mat a la mujer. Otra vez se qued solo. Cogi la maleta de plumajes mapena toku, (la destap, cogi unas plumas y se convirti en una guacamaya. Se fue volando....). Kuwai consigue por mujer a la hija de Piraa Kuwai lleg a Odocawewa donde estuvo buscando mu- chacha. El tena una trabajadora abuela suya, Mariposa Azul, Tatoroko. Ella madrugaba a pintarse la cara con carayur; Ku- wai, viendo eso, la golpe con su carcaj, la machuc y le dej el rastro del carcaj en su costado, en las alas. Ella dijo a Kuwai: No me machuque porque yo me voy a comer cscaras de ucu- qui que botan las hijas de Muun Bkk, ellas llegan hasta ah cerquita. Dnde?, pregunt Kuwai y agreg: Espreme, yo tambin voy con usted. Desayunaron temprano y cuando llega- ron all, las muchachas ya estaban ah, se escuchaban sus risas. Ellas los vieron: Ah viene Kuwai; se lanzaron al agua, se fue- ron. Kuwai y Mariposa Azul estuvieron all comiendo de esa pe- pa y regresaron. Kuwai estuvo planeando cmo coger esas muchachas; in- vent dos clases de cortadera pidi; una de hojas ancha y otra de hoja delgadita, las dej en la orilla del ro, donde arrimaban las muchachas. Luego regres. Las muchachas llegaron a ese sitio; luego lleg Kuwai; cuando ellas lo vieron, salieron corriendo y se tiraron al agua; las hojas no las agarraron, apenas las raspa- ron. Kuwai sigui pensando: Qu me invent?. Hizo unos bejucos de danta wek mamem, los coloc en el mismo sitio y regres a su casa. Al da siguiente, cuando llegaron, las mucha- chas ya estaban all. Al ver a Kuwai corrierron hacia el ro; las mayores se botaron al agua; el bejuco agarr a la menor, lanzn- dola hacia Kuwai. Ella al caer le dijo: No me coja Kuwai. Kuwai llev a la muchacha a su casa. Ella le advirti: No piense en hacer el amor conmigo porque mi vientre es peligro- so. Kuwai tena esa piedra de pay Conpendyo, que le introdu- jo en su sexo; l sinti que unos animales mordieron la piedra KUI-KUI-KUO-KUI... vio que la mujer era peligrosa as que la dej encerrada en un rinconcito de la maloca. Kuwai estuvo sentado en la puerta de la maloca charlan- do con sus compaeros, conversando... A uno le pidi: Vaya prenda el tabaco. El hombre fue y como era de noche el fuego estaba al lado de la hamaca de la mujer; el vio que ella estaba acostada con las piernas abiertas; fue e hizo el amor con ella. Como no apareca, Kuwai fue a mirar y lo encontr encima de la mujer: Yo no lo mand a hacer eso, lo mand a que prendie- ra el tabaco nada ms. La mujer cogi al hombre y se lo tir a Kuwai; el hombre ya no tena vientre, se lo haban comido los puos que ella tena en su sexo. Kuwai cubri al hombre con te- jido de yapoba y le dijo: Usted va a servir de comida a la gente que viene despus de nosotros, lo tir al agua y lo convirti en yacar jiab; al entrar en el agua deca: UA,UA,UA,UA... Kuwai regres a la casa y la mujer le dijo: Busque un be- juco para baarme. El no entendi muy bien; sin embargo, al otro da trajo un bejuco del monte kuyaimu; ella lo vio y dijo: Ese no es. Kuwai fue de nuevo al monte y trajo otro bejuco knborimu parecido al anterior, se le mostr a ella: Ese tampo- co es. Kuwai no saba de otros bejucos para baarse, la pregun- t: Pero cul bejuco?. Ella le respondi: A veces ese bejuco se encuentra en el rastrojo y a veces en el monte. Con esa explica- cin ya Kuwai supo a qu bejuco se refera ella. Fue al monte y trajo barbasco eom; ella dijo: S, esto era el que yo deca. Ku- wai trajo barbasco de algodn blanco kuitore eom, y barbasco de buitre cawa eom, y tambin esos otros ms bravos, pinindia nyocamu y jiamu. Kuwai llev al puerto a la mujer y all la barbasque. Hizo un cerco de piedras en la orilla del ro, y en la mitad dej a la mujer; all la barbasque, salieron puos, del negro, muunm- bo, y otro muuemi, sigui barbasquendola hasta medioda. Ella estaba cansada: Deje ah no ms Kuwai, que yo me estoy muriendo. El la sac y prob con su copendyo, sinti que ya haba pocas piraas; la dej descansar un rato y cuando se alen- t, la volvi a barbasquear. Prob de nuevo y ya no senta nada; ella le pidi: Djeme hasta ah. Kuwai prob otra vez con su conpendyo y no senta nada. Sac de all a la mujer y la llev a su casa, prendi el fogn y dej que ella se calentara. Luego, hi- cieron el amor. Kuwai y el dabukur de los jaguares Kuwai pens ofrecer un dabukur de pescado a la gente jaguar, para vengarse de ellos por haber matado a su pap. Kuwai mismo fue avisarles que iba a hacer un dabukur para ellos: Voy a hacer dabukur de pescado para ustedes, los invito, va a ser tal da. Ese da llegaron los jaguares, la chicha ya estaba lista; cuando ellos llegaron Kuwai ya estaba bailando con Cantos Amargos Jmeniwak). Pero ah no estaba el propio Ku- wai; l estaba en la boca del camino, arreglando cumare uca) para usarlo en el baile. La gente que l haba invitado lleg all. Los jaguares venan con intencin de matar a Kuwai, traan unos talegos de aj y venan diciendo: Con este aj vamos a cocinar la cabeza de Kuwai. Ellos eran Boro Dawiwa, le pre- guntaron: Usted es Kuwai?. El dijo: No, no soy Kuwai, l est bailando. Kuwai ya tena su corona de plumas de loro Twari Yadawa. Agreg: Yo estoy arreglando este cumare y Kuwai est bailando, sigan. Los jaguares llevaban casabe para comer con la carne de Kuwai y hasta olla para cocinarlo. Pasaron hacia la casa y Kuwai entr despus de ellos. Kuwai estuvo bailando. Los jaguares ya borrachos con ya- g queran matarlo, pero Kuwai con su pensamiento les hizo ol- vidar esta idea. Ellos decan: Que baile, que baile, que baile, que siga bailando.... No podan matarlo; Kuwai sigui bailando hasta que lleg la noche. Kuwai dijo a su abuelita, mientras la dejaba en un rinconcito tapada con una olla de barro: Usted estese aqu. No vaya a mirar, no vaya a destapar. Ella pens: De pronto se comen a mi nieto, y abri un poquito para mi- rar. /La mam de Kuwai era la hija del Relmpago/. Kuwai sac un yarobe en forma de machete. Subi a lo al- to de la maloca de su abuelo Opo y le pidi el yarobe; l no le dio el propio, sino el yaroino. Kuwai lo ensay en el patio: apun- t el yarobe hacia una manada de cajuches y no hizo nada, no alumbr. Viendo eso dijo: Yo no ped esto; no me sirve para nada. Regres all y dijo: Pariyo, usted no me dio lo bueno. Por ser mi pariyo yo le vine a pedir, pero usted me est mezqui- nando, yo quiero el propio yarobe. El le dijo: S hay lo que us- ted busca. Prese ah en la puerta. En la camareta en la que se deja el turi prendido, estaba ese yarobe colgado. El viejo lo apunt hacia Kuwai: el rayo le troz el cuerpo por mitad. La parte de abajo qued ah parada y se aadi a la otra mitad. Di- jo a Kuwai: Usted es verdaderamente hijo de mi hermana, Ji Nomio. Usted sabe y creo que es capaz de manejar esto. Con eso era que Kuwai iba a matar a los jaguares, para usarlo fue que escondi a la abuelita. A la media noche, Kuwai apunt el yarobe a los jaguares: el relmpago les cort la cabeza a todos. El corri a mirar a la abuelita; su cabeza ya estaba separada tambin; Kuwai le dijo: Yo no la mand a mirar. Pobrecita mi abuelita, ella fue quien me cuid. Le coloc la cabeza de nuevo y la dej ah tapada, advirtindole: No mire ms. De nuevo Kuwai apunt a los ja- guares; corri a ver a su abuelita; su cabeza ya estaba separada. Kuwai le dijo: Dos veces le avis, pero usted no hizo caso. Us- ted va a servir de comida a la gente que viene. Tir la cabeza afuera y se convirti en una gallineta de rastrojo yuwiar. As acab Kuwai a los jaguares. Kuwai sigui bailando. Al amanecer sali a bailar afuera. La mujer de Kuwai estaba tirada por all, bien borracha; cuando l sali ella se movi y sali tambin. Kuwai ya se iba a ir de ah; bailando, bailando, bailando fue subiendo. Su mujer, hija de Muun Bkk, se qued ah; Kuwai la dej cuando apenas co- menzaba a crecer su vientre; ella trat de subir con l pero no pudo. Kuwai se levant de all para ir a otro lugar. De l nacie- ron los blancos; por eso es que ellos vienen por lo alto. El se fue. Ella tambin. La comida de Kuwai y su mujer Otro Kuwai tom por mujer a la que antes tena su her- mano, a la hija de Muun Bkk. Este Kuwai tena la inten- cin de ir a pasear donde los familiares de ella. Le pregunt: Qu come su pap?. Ella respondi: Nosotros comemos hormigas Meaw yowa. Kuwai pescaba y le daba a su mujer; ella reciba esos pes- cados y cuando los miraba deca: Pobrecito mi sobrino, Jia pa- ramok, pobrecitos los hijos de mi hermano. No quera coci- narlos. Cuando Kuwai traa pescado ella se pona a llorar, a ve- ces los cocinaba y se los daba a l. En una ocasin en que ella estaba haciendo casabe, Kuwai orden a sus trabajadores: Vayan a buscar lea para hacer el casabe. Los trabajadores trajeron la lea, haba un pedazo que tena comejenes bokomiowa, lo colocaron en el fuego; al calen- tarse se fueron saliendo del leo. Apenas la mujer los vio dijo: Voy a comerme esos animales; los comi con casabe. Kuwai la vio y dijo a sus trabajadores: Vayan a traerle de esos animales. Le traan. Otro da, mientras ella estaba haciendo casabe, otro tra- bajador, Buchi Tror, Ardilla de Tabaco, haba ido a pescar; de regreso trajo unas pepas de siringa yeca yabe, que coloc encima del fogn; las cscaras se reventaron con el calor y una pepa ca- y junto a la mujer; ella la recogi y dijo: Yo quiero comer de estas pepas. Cuando la mujer pregunt, Ardilla respondi: Yo fui quien trajo esas pepas, recogi las dems que estaban enci- ma del fuego y las entreg a ella. Dnde hay de esto?, yo quie- ro comer, insista la mujer. All arribita hay harto. Yo haba sa- cado esta pepa para pescar y la dej ah, respondi Ardilla. Ella le dijo: Trigame. Kuwai le orden a Ardilla: Trigale de esa pepa que ella quiere comer. Cuando Ardilla se iba, la mujer dijo: Yo tambin voy. Llegaron al rbol y l subi; ella se qued en la orilla del ro. De pronto, la mujer se lanz al agua, se fue donde su pap. Ardilla no se dio cuenta cuando ella se fue; al notar su ausencia se bajo del rbol y asustado estuvo buscndola en el agua, se zambull varias veces, ya temblaba de fro. Ardilla tena miedo de su jabo- k, su capitn, Kuwai. Despus de un rato, ya cansado baj a la casa; en el puerto encontr a Kuwai: Qu hubo, encontr la fruta?. Ardilla respondi: No encontr nada... mientras que yo estaba subido en el rbol, su mujer se tir al agua y se fue, yo la busqu pero no la encontr. Kuwai riendo le dijo: Ella se haba ido a pasear con el pap y ya regres. Ardilla mirando a la mu- jer pens: Yo aguant fro as no ms, por eso fue que no traje la pepa. Kuwai le dijo: Vaya traiga. Ardilla fue al rbol, baj hartas pepas, regres a la casa y dijo a Kuwai: All estn las pe- pas en el puerto, vaya y saque. Kuwai trajo las pepas del puerto a la casa y se las entreg a la mujer; a ella le gust. Kuwai mand a sus trabajadores: Vayan a buscar come- jenes. Ellos trajeron de dos clases: de oso hormiguero Mie bo- komi y de tintin jb-kawa. La mujer los comi con gusto. A ellos les cocinaba el pescado que traan. Kuwai le pregunt: Qu ms come su pap?. Ella respondi: Comemos de estos comejenes y tambin hormigas de monte Meawyowa. Kuwai y la Gente Anaconda-Pez Yo quiero ver a mi pap, dijo su mujer a Kuwai. El par- ti unas astillas de cogollo de pataba cojadoa y las convirti en hormigas Meawyowa, hizo hartas para llevar a su suegro. Lle- n varios balayes con hormigas tostadas y as se fue para donde su suegro. En el puerto la mujer dijo a Kuwai: Cierre los ojos; co- gi agua en su boca y luego la escupi en la cara de Kuwai. Ella tena una varita Jarado y con ella golpe el agua; al hacer esto, el agua se abri, se vea playa, gente por todas partes, casas. Ah en el puerto Kuwai comenz a repartir las hormigas a los familiares de su mujer: las hermanas, los hijos de los tos, los sobrinos, los hijos de los sobrinos, los tos y tas, cuadas, pri- mas... reparti a todos ellos y se le acabaron las hormigas que llevaba as que se devolvi. Los peces decan: Hoy viene wak, el yerno de Muun Bkk. All era peligroso para Kuwai. El escuch las intenciones de los peces: Si llega aqu Kuwai, lo va- mos a matar de una vez. Kuwai lleg otra vez all, como con cuarenta balayes lle- nos de hormigas tostadas; tambin llevaba un poquito en una hoja, en cuatro canastos y en tres canasticos ms pequeos, para ir repartiendo por el camino. El iba solo con su mujer; llevaba una flauta Poiyo colgada del hombro, ah vivan sus trabajado- res; tambin llevaba un banquito iaka. Kuwai le pregunt a la mujer: Qu tan grande es su pap?. Ella respondi: As de grande y grueso. Kuwai hizo una banca de la misma altura del suegro; llev el bejor. Repartieron hormigas hasta que llegaron a la casa de Mu- un Bkk, que estaba bien pintadita. Al puerto lleg mucha gente. Kuwai mand a sus trabajadores: al tigrillo carayur Mu- ja wariyo, al tigrillo Wariyu baju, a la nutria Waruwa Tmi y al Perro de Agua Jia dawiwa. Ellos llegaron a la casa para quitar al viejo la rabia, para calmarlo; le comieron el pulmn wibo, el hgado penimbo y le dejaron el corazn Umendu, sin rabia. Despus ellos bajaron al puerto y le avisaron a Kuwai: Ahora si salga que est bueno!. Kuwai lleg a la casa de su suegro y se par en el camino de baile Upama Jawaw, se subi en la banca y clav el bejor; la mujer estaba debajo sosteniendo la banca. Primero vinieron a saludar a Kuwai los tos Pakyo de ella, despus los abuelos Ne- kyo, luego los tos Pariyo, eran hartos. No ha venido mi pap todava, dijo la mujer. La casa tena un separador de hojas de moriche Neindo. Muun Bkk era grande y peligroso; vena sacando la lengua que era como plumas de guacamaya madam, sonaba: J0000000ooooo... Entr por debajo, dio una vuelta, ms vueltas... Kuwai le dijo a la mujer: Dgale a su pap que deje ah, que yo ya estoy cansado. Ella le dijo al pap: Qu deje ah a su yerno, porque l tambin es sabio. El es ms que usted. El viejo entr a la pieza Uikuro y se quit la piel de ana- conda, Ainkaje regres como persona a saludar y volvi otra vez a su lugar. Al rato vino la suegra; la mujer dijo a Kuwai: Esta es mi mam. Ella tambin lo enroll. Al rato entr al cuarto, se quit la piel de anaconda y sali como persona a saludar, luego regre- s a su lugar. A kuwai le ofrecieron kiapira; cuando termin de comer la entreg. Despus la mujer de Kuwai mostr las hormi- gas a su pap dicindole: Aqu le traje comida de la que nos so- br all en la casa. Bueno, respondi el viejo trayendo una balay que la mujer llen con hormigas, luego llen otros tres; el viejo reparti a la dems gente; luego reparti alrededor de la casa otros cinco balayes con hormigas. Para Muun Bkk quedaron cuatro balayes con hormigas; viendo eso, se le quit la rabia que tena con su yerno: Mi yerno est bien. A Kuwai to- dava le quedaron un poco de hormigas para repartir en el da- kuburi. El Poder de Kuwai y Muun Bkk La mujer de Kuwai dijo a su pap: El tambin trajo un poquito que sobr en la casa, avisndole que iba a hacer daku- kur de esas hormigas que traa en el pipinwa. El viejo dijo: Bueno, pasado maana vamos a sacar yuca. Al da siguiente Muun Bkk pens sacar lea: Dgale a mi yerno que me busque un poquito de lea, mand a su hi- ja. Ella fue donde Kuwai y le dijo: Mi pap necesita lea y quie- re que usted se la traiga. Kuwai fue a buscar la lea; cort un palo, lo raj todito, todito; cogi un palo grande y lo despedaz; con eso hizo luego como cinco bulticos pequeitos. Kuwai dej esos bulticos en la pared de afuera de la casa y le dijo a la mujer: Ah est la lea que pidi su pap. Ella le avis al viejo, que sa- li a mirar; al ver los bulticos pens: Tan poquita lea no me va a alcanzar ni para cocinar el maz. Kuwai dijo a la mujer: Dgale a su pap que corte esos bejucos con los que amarr los bultos. Ella le dijo a su pap: El da que vayan a hacer la chicha tumbe esos bulticos y corte lo que est amarrado, dijo su yerno. El viejo dijo: Yo le dije que me trajera lea, no me va alcanzar para nada, se necesita para cocinar el maz, para el tiesto, para cocinar manicuera, para cocinar ame... y esto no me va a al- canzar. Kuwai dijo: Eso alcanza. Muun Bkk dijo a su hija: Dgale a su marido que me busque tur para alumbrar esta noche el baile. Ella le dijo a Kuwai: Qu le busque tur a mi pap. Bueno, contest Kuwai y se fue. Trajo dos bulticos pequeitos pero largos; dijo a la mu- jer: Ah est el tur, dgale a su pap que lo seque. Ella le dijo al pap: Ah est el tur. El viejo sali a mirar: No, eso no alcan- za ni para media noche. Yo le dije a mi yerno que trajera sufi- ciente para toda la noche. Ella dijo: El dice que si va a secar, corte los bejucos con que est amarrado. Muun Bkk cogi los bulticos y cort los bejucos TAI TAI TAI TU... TAI TAI TAI TU...; se reg, era harto; el viejo viendo esto dijo a su hija: Yo creo que mi yerno es Kuwai. Ella le dijo: Usted no puede con l; l es ms que usted!. Muun Nkk mand a su hija: Dgale a su marido que vaya a recoger coca. Ella le dijo a Kuwai: Vaya recoja coca para mi pap. Kuwai se fue; se demor un ratico y luego regre- s con un canastico y un poquito de hoja de guarumo wakyo- ka, verde; wakbojia, seca. Le entreg todo a la mujer y ella a su vez lo entreg a su pap. El viejo dijo: Yo le dije que trajera harta porque tengo que ofrecerle a mucha gente. Ella contest: El dijo que ponga un balay grande y saque lo que est en este canastico. El viejo trajo un balay bien grande, mientras pensa- ba: Con tan poquito no se va a llenar este balay; empez a sa- car del canastico y a echar al balay, se llen; trajo otro y tambin se llen, en total se llenaron cuatro. El viejo asombrado dijo: Verdad que este como que sabe mucho!. Su hija asinti: Us- ted no puede con l. Dgale a su marido que busque hojas para hacer envuel- tos de maz y bejuco para amarrar, dijo el viejo a su hija. Kuwai fue y a una guacamaya le arranc dos plumas de un lado y dos del otro; las trajo en un canasto. Eran poquitas hojas. La mujer de Kuwai dijo a su pap: Dice su yerno que ah estn las hojas para envolver el maz y tres bejucos. Cuando el viejo mir dijo: Es muy poquito, esto no me va alcanzar para este maz. Ella le dijo: Que envuelva con ese, dijo su yerno. El bejuco tampoco me va alcanzar, se quejaba el viejo. Kuwai dijo: Eso le alcanza. Eran unos pedacitos corticos, as mismo los guard. Lleg el da en que unos iban a empezar a hacer la chicha. Bien temprano el viejo ech el maz ya pilado en cinco canoas grandes; despus de mojarlo dijo a su yernos: Vengan a envol- ver este maz; la mujer le repiti: Mi pap dice que le ayude a hacer envueltos. Kuwai fue a envolver: envolvi lo de la primera canoa, sigui con la segunda, as termin; envolvi todo lo de las canoas y todava era temprano. Sobraron hojas y de los beju- quitos slo utiliz uno. El viejo ya iba conociendo como era su yerno, Kuwai le iba mostrando su poder. As ellos terminaron la chicha. Al otro da por la maanita, el viejo vino a saludar, entr a su lugar y al ratico regres: dijo a su hija: Dgale a mi yerno que se bae. Ella dijo a Kuwai: Dice mi pap que se bae. Bueno, respondi. Kuwai sali y se transform en guila tije- reta Cawawidi; se iba a desquitar de todo lo que el viejo le haba hecho. No era una sola guila, eran varias que se levantaron y dando vueltas, dando vueltas entraron a la casa y la sacudieron. El viejo ya estaba desesperado; viendo que no poda ms dijo a su hija: Dgale a mi yerno que ya no ms!. Kuwai sali de ah y se fue a baar; l caa, rozando el agua: COBO COBO.... los peces salan a comerlo. El se qued en los rboles mientras se secaba, luego entr a la casa. El Dabukur de Muun Bkk Cuando Kuwai entr a la casa, el viejo dijo a su hija: Pinte a mi yerno. Ella lo llam. Kuwai sali de la casa y sopl la flauta Poiyo: de ella salie- ron los trabajadores de Kuwai. Todos tenan la misma cara, la cara de Kuwai. El estaba all entre ellos; no se saba cul era el propio Kuwai, todos se parecan a su capitn. La mujer de Ku- wai s lo reconoca; ella lo pint y no se separaba de su lado. Sus hermanas pintaron a los dems con Wei. Kuwai dijo a su gente: No se vayan a poner a molestar a esas muchachas. Terminaron de pintarse y estuvieron arreglan- do los bastones kuma con adornos de plumas de garza real Ku- ma jarabe; ellos no saban muy bien cmo usar esos bastones. Entraron en la casa; Kuwai sac las hormigas que haban llevado y salieron todos. Pidi balayes al viejo para echar las hormigas: uno por uno llen hasta diez y un canasto para el viejo. Entr en la casa y entreg todos esos balayes con hormigas al viejo. Sa- lieron de la casa de nuevo y empezaron a bailar. Kuwai entr bailando. En la casa haba mucha gente. El viejo trajo una olla de yag mijimu para darle a su yerno; estaba fuerte. La mujer de Kuwai no se separaba de su lado. El estaba sentado en la banca que llev y tena en la mano su bejor. En medio de visiones de yag, el viejo lleg a hablarle a Kuwai; luego se entr y regres de nuevo a hablar del nacimiento. Ah el viejo se despist un poco. Fue a hablar con otro, pero todos se parecan. Su hija lo orient: Ese no es su yerno, es ste. El viejo habl con Kuwai del nacimiento y despus fue a su lugar. Kuwai se levant luego a bailar, sali al Upama jawaw. Amanecieron bailando y durmieron hasta que lleg la noche. Al da siguiente el viejo le pregunt a la hija: Mi yerno qu come?. Ella respondi: El nos come a nosotros. El suegro de Kuwai sali con una olla y puso a cocinar pescado; de todos esos que tienen espolones: pescado loro wekoror, jaijidiwa, mandi jimind. En la olla se vea como si estuviera hirviendo. Muun Bkk mand a su hija: Dgale a mi yerno que se va- ya a baar. Ella le dijo a Kuwai: Mi pap dice que vaya a ba- arse para que coma kiapira. Kuwai levant a todos sus com- paeros y les dijo: Vamos a baarnos. Se fueron a baar, luego regresaron a la casa. El viejo pregunt a Kuwai: Se ba? Cmo se siente despus de la chicha, bien o mal?; y dijo a su hija: Dgale a mi yerno que coma kiapira. Dejaron la olla de pescado en la mi- tad de la casa. Los trabajadores de Kuwai vieron que estaba co- mo hirviendo, pero l les advirti: No coman todava. Uno de ellos, unu parecido a la garza azul, desobedeci, se acerc a la olla y cuando iba a comer, un pescado le salt clavndole la es- puela en el cuello; el hombre cay. Kuwai lo recogi y lo dej ti- rado en un rinconcito de la casa. Luego se acerc a la olla; par- ti por la mitad un aj que tena debajo de su escudo kaje por y lo ech a la olla; ah s empez a hervir; los pescados de la olla quedaron decapitados. Cuando Kuwai vio que ya estaba cocina- do, dijo a su gente: Ahora s coman. Se comieron todo el pes- cado. Kuwai le dijo a su mujer: Dgale a su pap que guarde la olla. Ella le dijo. Luego le trajeron mingao oco caye y una cuya ms de chicha que haba sobrado. Tomaron esa chicha y los tra- bajadores empezaron a bailar otra vez. Como a las 8 y media de la noche, los compaeros de Muun Bkk estaban durmiendo; los trabajadores de Kuwai se fueron a acostar con esa gente, decan jugando que eran zan- cudos que iban a picarlos. Kuwai les recomend: No se vayan a quedar acostados con esas muchachas, ellas son peligrosas. Mun Bkk estaba sentado hablando con Kuwai, ms tarde le dijo: Vamos a dormir. Durmieron. Cuando amaneci Kuwai mand su gente para la casa: Ya devulvanse. La mitad se qued. Kuwai atrapado en la piel de anaconda Cinco das despus de eso Muun Bkk le dijo: Des- yrbeme una chagra que tengo enrastrojada. Kuwai fue a la chagra; el viejo trataba de matarlo: all haba muchas alimaas, culebras, araas, yanabes, alacranes, de todo. Kuwai no entr en la chagra; sus trabajadores se regaron por ah y en un ratico ter- minaron de limpiarla. Kuwai regres y dijo a la mujer: Ya est limpia la chagra. Ella le cont al pap; el viejo pens: Seguro no hizo bien el trabajo, seguro que no termin. Muun Bk- k sali a mirar la chagra y vio que estaba limpia, la maleza la haba botado a la orilla. Kuwai estaba en la casa. Su mujer sala para la chagra con su mam, pero antes de irse advirti a Kuwai: Espreme aqu en la casa. Usted es muy curioso, no vaya a entrar ah al lugar donde vive mi pap. Los dueos de esa casa buscaban cmo matar a Kuwai para comerlo, fueron a esperarlo por ah cerca de la casa. Kuwai qued solo en la casa, estaba acostado tocando su flauta Taraiyo. La mujer se fue a la chagra. Trabaj todo y ya estaba lista para devolverse, ya tena toda la yuca descascarada; ella pensaba que a Kuwai de pronto le pasaba algo en la casa. En ese momen- to Kuwai ya iba caminando para adentro; el viejo estaba detrs del Neindo. Ah estaban las pieles de anaconda que ellos haban dejado. Kuwai vio esos cueros colgados en palos y con una vari- ta Jarado, abri una para mirarla; la piel se le cay encima, l se qued adentro, se lo trag: TUA... La mujer, que ya vena, escuch ese golpe y pens: Segu- ro que ese es Kuwai, yo le dije que no entrara all. Vino rpido, entr a la casa y vio que Kuwai no estaba en la hamaca. Entr al cuarto de su pap y all estaba Kuwai tirado: Yo le dije que no hiciera eso, lo rega la mujer. Cogi la varita y lo golpe; as lo sac de la piel. En ese momento los dueos de las pieles dije- ron: JOOOoooo... contentos porque esa piel ya se lo estaba tra- gando. Kuwai estaba cansado, fue a acostarse a la hamaca. La mujer le habl: Ahora s se asust usted. Yo le dije muy claro que no entrara all, usted me desobedeci!. Ella lo invit a ba- arse al puerto. Fueron a baarse los dos, regresaron a la casa y ella se puso a rallar yuca. Los dueos de la casa llegaron y estu- vieron ah, Kuwai los salud. Kuwai consigue la semilla de la pupua Por la tarde, la mujer de Kuwai lo llev para que le ayuda- ra a traer lea; ella no lo dejaba solo porque era peligroso. Con ella fueron tambin sus hermanas; ellas le dijeron a Kuwai: Ra- je harta lea para nosotras. Kuwai raj bastante lea; cada una hizo un atado y an sobr lea. Ellas llegaron a la casa y dijeron a la mam: Ah en la chagra sobr harta lea; la vieja fue a traerla. Kuwai lleg a la casa y estuvo ah acostado. La mujer dijo a Kuwai: Aqu hay pupua. El, en su casa, le haba dado la del monte Makare. Mi pap s tiene verdade- ra pupua, no es de esa que usted me da. Al lado de la casa del viejo haba una mata. Ellos fueron, bajaron unos racimos de pupua y entraron a la casa; estuvieron cocinando detrs del se- parador cotrido. La mujer le llev una fruta a Kuwai: Vea es- tas son los pupuas de las que le haba hablado. Estas s son ver- daderas pupuas, no como esas pepitas que usted me haca co- mer. Kuwai la recibi, la abri y vio que en la mitad de la fruta estaba la seal de la semilla; pregunt a su mujer: Aqu qu haba?. Ella respondi: Nada, yo misma le hice eso con el de- do, esa fruta no trae semilla. Kuwai la mand: Trigame una entera, sin romperla. Ella rompi la fruta, sac la semilla y as se la entreg. Kuwai la interrog: Aqu qu haba?. Ella insis- ti: No, ah nada, yo le hice eso con el dedo. Kuwai se sac una ua y la convirti en un cuchillo que entreg a la mujer, dicin- dole: Rompa con esto. Ella lo recibi, rompi una fruta y para sacar la semilla meti la punta del cuchillo, ste empuj la pepa que fue a caer en el pecho de Kuwai que estaba acostado. La mujer sigui el recorrido de la pepa hasta llegar a Kuwai; trat de quitrsela, pero l la escondi en su cuerpo. Sus cuadas tambin vinieron a quitrsela, l les deca: La semilla no ha lle- gado aqu, ustedes eran las que estaban all, yo no s nada de eso. Kuwai viendo que todas se le venan encima y que ya no podra esconder ms la semilla, se la trag. Se levant de la ha- maca y les dijo: Busquen ah a ver si est. Ellas sacudieron la hamaca pero la semilla no estaba; su mujer lo sigui esculcan- do: Usted es muy malo. Ellas se alejaron hacia dentro de la ca- sa y Kuwai se levant de la hamaca diciendo: Me voy a baar. Kuwai fue al puerto y de ah hasta su casa en Odocawewa. All l defec la semilla y la dej guardada. Le dijo a la abuela: Ah dej guardada una semilla que es de comer, cudemela. Al- rededor de la semilla hizo una cerquita. Esa noche la mata ya es- taba grande. As fue como Kuwai obtuvo la semilla de pupua. El maz si se lo dieron sin problema. (Variantes H y K: subi un da hasta su maloca; trat de sacar de su estmago la semilla de pupua, vomit, pero la pepa no sala; entonces Kuwai tuvo que defecar, as sembr esa pepa de pupua. Dej encargada de cuidar esa plantica a la abuela la- gartija Buiyoco) (Variante S: All en Cora Daribo hay una piedra frente a Urania sembr esa pepa entre un corralito y la cerc para que no la destrozaran los animales; como el corral era de acaricuara los animales no lo podan destrozar. Los mismos pescados eran los que queran romper el corral y quitarle a Kuwai esa semilla que ellos mezquinaban tanto. Kuwai vio que era difcil dejar so- la esa matica, as que le dio una patada y la planta creci inme- diatamente, hasta el azul del cielo jmeniwa creci. La misma planta tuvo varias clases de fruta: pupua amarilla Uremiari, pupua roja Urendjuarid, Jiakarn... todas ellas salan de la misma mata. As fue como empez la pupua en este mundo). (Variante Q: Muun Bkk trat de tumbar esa palma, mandando unos ventarrones fuertes. Kuwai regres donde la mujer, lleg como si nada ms hubiera ido a baarse. El viejo lo salud: Ya se ba?. As quedaron esa noche. Al amanecer del da siguiente se baaron, trajeron a Kuwai kiapira, despus una cuya de chicha de pupua bien buena; la mujer dijo a Ku- wai: Esta es la chicha de pupua que hacemos nosotros; al ver que l estaba tomando de esa chicha le insisti: La verdadera pupua sirve para todo, para tomar; esa que usted me da es ma- la, no sirve. Kuwai la prob: Est buena la chicha, se la tom toda y entreg la cuya a su mujer, ella la guard y se fue a lavar los balayes al puerto).... El viejo salud a Kuwai: Cmo amanece?. Le ofrecie- ron kiapira a Kuwai y tambin le trajeron pescados misingos y guabinas, pero sin cocinar. El sac entonces el aj que tena de- bajo del escudo kaje por, lo ech y as cocin el pescado; comi con sus trabajadores. Por la tarde se pusieron a tomar de esa chicha de pupua, amanecieron tomando, al medioda se dur- mieron. Al cabo de tres das Kuwai dijo a su mujer: Vmonos ya. Ella le cont a su pap: Ya nos vamos, luego fue a la chagra y arregl todo el trabajo que haba hecho all, regres a la casa. Se despidieron. Kuwai regres a su casa cuando la mata de pupua estaba ya bien grande, cargaba racimos de toda clase: amarilla remia, amarilla y verde wada y rojas jarindia. La palma segua dando frutos, no se detena, sigui creciendo y lleg hasta el azul del cielo Jmeniwa; con el peso de las frutas la palma se inclin hasta el otro lado del Vaups al frente de Urania, hasta la laguna Flores de Pupua regomi Jamb; all cayeron las flores a causa de un ventarrn umew. Kuwai no saba si la fruta ya estaba madura. Mand un ratoncito beibo, que subi hasta los racimos y all hizo su nido; tuvo su cra, luego regres. Despus Kuwai envi al pajarito pu- pua rejui que volando lleg hasta lo ms alto y cant: RE PICHICA JUI JUI... deca que la pupua ya estaba madura. Ku- wai iba a tumbar la palma. (Variante Q: Kuwai mand a un ratoncito beibo a mirar si la fruta ya estaba madura; luego mand a un pjaro carpinte- ro pequeo pikoreneko; despus al pjaro pupua rejui, que avis que ya la fruta estaba madura...) (Variante K: Despus de eso Kuwai pidi de frente el maz y lo que es de comer: pia iji, uvas yei, pltano ore, caimo cari- ca... todas estas frutas son tradas de all donde Muun Bk- k. Este dijo: Bueno, vaya a las bocas del Cuduyur y tape ese ro con una trampa Jiwaiwa tejido de pipimba cerrado como malla y pesque con pis y atarraya papik; all encontrar una peinilla kmba que es de su cuado, squela. Las bocas del Cu- duyar en ese tiempo eran hondas, pero Kuwai con su poder las volvi panditas; despus de cerrar el ro, Kuwai coloc la atarra- ya y esper ah. El suegro de Kuwai estaba tratando de matarlo, pero no saba cmo. Intent, pero Kuwai volvi bajito el ro; los cuados anacondas de Kuwai que lo estaban persiguiendo re- trocedieron. En la madrugada uno de los cuados se acerc a Kuwai que se encontraba esperando junto a la trampa y le en- treg lo que Kuwai haba pedido a Muun Bkk: un pedacito de maz, la semilla de la pia y del caimo y la semilla del pltano tambin. Kuwai sac la semilla para repartir a la gente; la llev a Urania y all detrs de ese cerro, en lugar Umawari, sembr to- das esas frutas. El mismo maz dio diferentes frutas. De su semilla sali tambin la mata de uva. Esa fruta tiene una cortadera; antes no la tena. Cuando la fruta estuvo madura llegaron muchos mur- cilagos a picarla, as que Kuwai invent que la cascarita de esa uva tuviera cortaderitas como las que tiene ahora). Fratricidio de los hijos de Kuwai Kuwai tumb la palma de pupua; cuando cay, de ah cogieron frutas con su semilla las gentes de cada tribu Pamiwa y de otras gentes: Uchiwik, Miadak, Barak, Jejenawa... a to- das las tribus yajubo reparti Kuwai. Luego trat de buscar que naciramos nosotros. Para dar de comer a cada tribu, le faltaron los rezos. Kuwai dej a su hijo el trabajo de hacer los mapena y re- partirlos a cada tribu que iba a venir. El hijo estaba guardado en la maloca, escondido en un lugar secreto porque no poda estar con la gente y menos an con las mujeres; l slo vea a su pap, nadie lo vea a l. El lugar tena una puerta para salir. Kuwai estaba al frente haciendo rezos con buchipena para darle a los que estaban naciendo; porque la gente no debera morir. Kuwai tena otro hijo mayor que el anterior, a quien en- carg de buscar unos animalitos para adornar el bejor con sus plumas. El estuvo matando esos pjaros verdes en el puerto; cuando llegaban a comer la fruta del palo mojarra warimu, l los estaba esperando en una camareta. Kuwai tambin le haba dejado trabajo a la mujer de su hijo. Ella estaba preparando el carayur que se iba a repartir a las personas que llegaron, lo mismo que las plumas que estaba buscando su marido. La mujer estaba trabajando detrs del se- parador Cotrido, desde donde escuchaba los cantos y silbidos del muchacho que estaba escondido; ella se preguntaba: C- mo ser ese hombre? Kuwai haba adornado bien a su hijo: tena un Jaiturub collar de cuarzo, una Mumutrb. Es el tringulo metlico, que usados como collar que van de grande a pequeo y Tapai- di (el semicilindro metlico de las orejas). Estaba elegante; su padre tambin le haba pintado el cuerpo con carayur. El mu- chacho estaba trabajando en un mepena y, a veces, sala de su encierro a orinar. En una de esas salidas se cruz con la mujer de su hermano, que vena del puerto. Ella lo llam: Venga. Co- mo l no hizo caso, ella se le acerc, lo abraz dicindole: Ha- gamos el amor; ah mismo lo hicieron. El marido de ella estaba subido en la camareta en el puer- to y desde all los vio, le dio rabia; dispar dos dardos con su cerbatana hacia arriba y, preciso, cayeron en la espalda de su hermano menor. Ah qued muerto. La mujer lo dej ah bota- do, agarr la tinaja de agua que traa y entr en la casa. Al no es- cuchar los cantos y la risa de su hijo, Kuawi fue a mirar a la pie- cita donde deba estar guardado: slo encontr sus trabajos. Seguro sali por ah, pens; busc por todas partes y no lo en- contr. El viejo mand a una paloma Jureco a buscarlo; vol por todas partes, dio vueltas lejos, pero no lo encontr. Apenas la mujer lo dej ah tirado, el hermano que lo ha- ba matado, lo envolvi en pinpimba, lo llev abajito del puerto y lo dej encima de unas ramas de caraa de pescado Moachi- pebo. El viejo Kuwai no se dio cuenta de que el cadver de su hijo estaba ah no ms; ya llevaba semanas buscndolo, ya se ha- ba podrido, quedaban slo los huesos. En ese tiempo comenzaron a hablar unos pjaros: boboa- w, el enemigo de la muerte de uno; oripiwairek, el que manda el llanto; y cuatidiko, el que desbarata esqueletos. Ellos le dije- ron al viejo: De los dos hermanos hijos de Kuwai, uno mat al otro, lo envolvi con pinpimba y lo coloc abajito del puerto; el viejo Kuwai no lo encuentra!. Kuwai no entendi. ...No ve el cuerpo del hijo que se est pudriendo ah abajito del puerto dijeron. Ah Kuwai s entendi, pregunt: Es eso cierto?. Kuwai fue a mirar. Encontr la pinpimba, la extendi y ah estaba el cadver de su hijo. Volvi a enrollarlo; puso buchi- pena en las rodillas, en los tobillos, en las costillas, en el sitio del corazn... lo dej ah y se devolvi. Despus de un rato fue a mirarlo, ya estaba bien vivo, como antes, adornado con su pei- nilla Tedor. El viejo lo acab de adornar, lo dej bien elegante otra vez y as lo trajo. Cuando el pap le dijo: Vamos, el mu- chacho contest: Yo no voy todava, voy por la noche. El viejo insisti: Vamos de una vez. Si lo hubiera dejado ah estara bueno. Kuwai baj el hijo de ah. Salieron del ro, iban caminado por el camino del puerto... ya cerca de la casa, empezaron a ha- blar los animales; Waijejedoko cant: Kuwai trae al hijo que se haba podrido, estaba como un hijo de un diablo abuju y as mismo lo trae; decan: Kuwai viene con el hijo del diablo que estaba podrido y lo hizo renacer; y Oripiwairek dijo lo mis- mo: Kuwai trae al hijo, despus de haber sido el hijo del diablo, despus de haberse podrido. Al escuchar eso, al muchacho le dio pena, vena caminando pero estaba que se caa; ya llegando a la casa, en medido del patio, se desbarat; antes de caer dijo: Yo me siento mal pap. Kuwai no saba que los animales se co- mieron el buchipena que l haba rezado; fueron las araas pun- puwa, las cucarachas kuchewa, los lagartos de ibacaba kojamb- yowa, lo lagartos bujiyoko, el lagarto de verano jtawaro, las culebras adawa, las cazadoras buchiwewa, las anacondas ainwa... ellas se comieron el buchipena; por eso es que cambian de piel. La tristeza de Kuwai Kuwai recogi los huesitos de su hijo y los llev dentro de la casa; iba a enterrarlos; escarb la tierra, hizo un hoyo y all los deposit. Los dems comenzaron a llorar. Era como si una voz en su mente le fuera diciendo: Haga as y as. En la puerta de las mujeres tro estaban trabajando las pavas de pupua re mowa, pintando las maracas jajamb y dejando plumas cuito y plumas de garza real yaicawa; le entre- garon a Kuwai una maraca de llanto orijajamb. El la us du- rante ese tiempo. Kuwai no saba qu decir; a su mente vino lo que debera hacer. Mientras Kuwai estaba triste, la tierra se lo iba tragando, ya iba en las rodillas. Sus trabajadores lo vieron y dijeron: Ku- wai se va a morir de pura tristeza. Ellos salieron por la puerta de atrs, dieron la vuelta, se quitaron el guayuco tai kaje y se lo colocaron en la cabeza; vinieron por la puerta principal y empe- zaron a bailar carrizo desnudos frente a Kuwai. Cuando la mu- jer de Kuwai los vio, se ri; l, al or su risa la volte a mirar, ella le dijo: Kuwai mire all; vea esa gente. Nosotros estamos tristes y ellos jugando babaeda. Kuwai volte a mirar y solt la risa al verlos; al rerse sali de la tierra que se lo estaba tragando. El senta como si hubiera estado dentro de mucha gente o dentro de una chicha. Ah dej Kuwai la tristeza, se sinti alegre con to- da esa gente: unos tocaban carrizo, otros cantaban, otros toca- ban Krau, tocaban amajipob... Kuwai escuch todo esto y se puso contento. As lo alentaron sus trabajadores. El rito funerario de los Kuwaiwa Los Kuwaiwa de Pupuribo despus invitaron a los Wari Yajubo Kuwaiwa a una chicha. Hicieron chicha en una canoa pero no les cost trabajo: Kuwai dej un poquito de su mam- beada en un rinconcito de la canoa y otro poquito en el otro la- do y la tap; hizo lo mismo en la otra canoa. As hacan ellos. Al otro da destaparon y ya estaba bien fermentada bokeiye. Cuando estuvo lista la chicha, se adornaron con mapena; al menor de los hermanos, Mawichikuri, le estaban amarrando el mapena, pero lo apretaron mucho, le rompieron su cabeza. Los piojos le haban comido su cabeza, se la haban dejado del- gadita. Mientras suceda eso, llegaron los Wari Yajubo Kuwaiwa, los invitados de los Pupuribo Kuwaiwa. Los Pupuribo tenan como candela, solo bkroka; en cambio, los de Wari Yajubo s tenan verdadero fuego. La fiesta se da cuando rompieron la cabeza del menor, de Mawichikuri. Lo metieron en una cajita poetok y lo enterra- ron en un sitio donde an se ve el rastro. Despus de enterrarlo vino la tristeza. Los invitados estaban adornndose en el puerto cuando les lleg la noticia de lo que haba sucedido; tambin les lleg la razn de que hicieran mscaras funerarias ta. Ellos las hicieron rpidamente, sin mucho trabajo. Los de la casa hicieron el separador de palma Kotruido; tambin ellos tenan cada uno su mscara en la mano; con la llegada de la tristeza hicieron de loro wekota, de cumare jimau- ta, de guaracu bokikata, del pjaro pipira pinikabota, de mojojoi de lea pekapikota, de renacuajos pieta, de cucarrn estercolero kratomota, de la que es igual a la cara jiwawea, de jaguar yawi- ta, de garabato toakaw. Ellos ya estaban bailando con esas mscaras y la que sera nuestra abuela, Ori Juyuko, habl en esa casa. Los del puerto que venan con bastones de baile, escucharon esa razn y rpi- damente consiguieron sus mscaras, tambin se estuvieron adornando con plumas de guacamaya, plumn de pato cuito e hicieron mscara de mariposa tatarowa; por el camino de la ca- sa se estaban adornando. Todos estaban cantando, los que iban a bailar tambin te- nan maracas ori jajambu que tambin sirvieron para esa cere- monia. El dueo de la tristeza, el doliente Temae pak, recibi la maraca en la mano y la estaba usando ya. Los que venan em- pezaron con su rezo dai poewa pupuino, para poder entrar en la casa. No tenan candela. Despus de estar bien adornado todo, queran pedir con qu prender el tabaco pero no poda porque hasta en el patio haba rezos malos bkroka. Mandaron a uno de ellos: Vaya a traer candela para prender el tabaco, era el muchilero de breo coenomu; l fue y cant CUBURU, CUBU- RU... despus de cantar cuatro veces se dirigi a la casa, entr volando, dio varias vueltas y cay mareado al suelo, se devolvi. Est difcil, no pude entrar, les dijo. Despus mandaron al muchilero blanco, umumiak; l subi volando y cant: CHU- BURU, CHUBURU... cuatro veces cant y fue volando a la casa, entr hasta Upama Jawaw y all cant cuatro veces. Muchilero blanco vio el fogn detrs del separador de palma; en un rin- concito de palma, donde estaban sentadas unas mujeres que tambin hablaban bkroka. Encima de ese fogn haba un ca- nastico pob de bkroka, hasta el cual llegaba el humo del fo- gn; el muchilero baj al fogn a coger una brasa y all lo cogie- ron las mujeres, le quitaron los ojos y lo metieron en el canasti- co; l sac la brasa y se la entreg a ellos. Con la brasa, ellos pudieron prender el tabaco. El muchi- lero blanco les dijo: Me botaron los ojos!. A la Grillo Tristeza, ori mujuuko, mandaron por los ojos del muchilero. Hasta en el patio haba bkroka regado y ella para quitarlo, entr cantan- do cojjowari daroakoda, enfriando; subi al estantillo de la en- trada, cant y se devolvi les dijo: No se puede hacer nada. Luego mandaron a la Grillo de Maloca, kra mujuko; Vaya por el ojo de Kuwai; ella iba cantando y rezaba el canto de bkroka, para llegar hasta los ojos del muchilero. Enfri el patio, las paredes, el toetok y las vigas del primer estantillo, los enfri. Adentro subi y enfri los estantillos de la pared; empu- jaban hacia adelante ese fro; caminando por las vigas lleg has- ta el canasto y, a pesar de que el humo del fuego la alcanzaba, baj por la cuerdita que amarraba el canasto y a ste tambin lo enfri. As sac los dos ojos, con la mano fra; lleg donde esta- ba el muchilero y le puso los ojos. As empez la mala oracin yacocomo, para daar los ojos. Ese muchilero tiene los ojos co- mo blancos, como transparentes, por el dao que le hizo el b- kroka. Ellos lo rezaron. Lo alentaron y se dirigieron a la maloca. Iban con el par de mscaras de mariposa adelante, pero se que- daron ah en el patio, como piedras, en la esquina derecha de la casa. Antes de entrar dieron la vuelta a la maloca y en la esquina izquierda qued la mscara de loro y en la pared de esa esquina qued otro par; la mscara igual a la cara se qued en la pared del lado derecho del patio. Esos cuatro primeros pares quedaron ah en el patio. Los restantes entraron cantando al lugar de los hombres y luego pasaron al lugar de las mujeres; despus salieron de nuevo a la parte de los hombres donde se quitaron la mscara. As esa casa se volvi de tristeza, oi ami. As amanecieron. Luego se fueron los Wari Yajubo Kuwaiwa. Una o dos semanas despus se realiz otra ceremonia pa- ra pisar la ceniza, emi kraimo, para quemar las mscaras. Ah si hicieron la propia chicha; tomaron y bailaron para esconder la ceniza. As empezaron los Kuwaiwa. (Variante S: As es la historia de la primera ceremonia fu- neraria oino. Arreglaron la casa y empezaron con la ceremonia para recordar la muerte de Mawichicuri. El antes de morir ha- ba dicho: No lloren por m, porque as s me muero. No, no lloren. Despus de cinco das de muerto pensaba regresar. Su hermano menor, Yaipachi, no entendi y ya ese mismo da esta- ba con ganas de llorar. Buscaba cmo hacer la ceremonia; consi- gui una viejita que adorn, pero no saba cmo empezar con el instrumento jyko; coloc a la viejita en el lugar del instru- mento, la adorn con plumas de pava y la dej en un rinconci- to, le dio una maraca. Ellos eran Kuwai grandes raboawa; pero no saba mu- cho. En cambio, los Kuwai pequeos Majiowaridoaw, saban cmo organizar esa ceremonia. Empezaron a buscar la corteza de la mscara ta; la encontraron en la laguna Marukuari, frente a Urania; all tambin se escuchaba el sonido del jyko; encon- traron los palos yapiwajomu y wekwajonu y el palo de tur de almidn eta kamak. Jjor fue quien sac esa corteza. Todo lo hicieron rpido, en un da terminaron. Regresaron por el cami- no hasta la laguna Flores de Pupua, Urecomi Jamb; all em- pezaron con jyko; alistaron las maracas y todo. Luego pinta- ron la mscara con Mujariyo y Krajume y de all fueron hasta Iparari y luego ms arriba a Pupuribo donde se adornaron con plumas para despus dirigirse a la maloca, eran sus dueos. Su fuego era bkroka. Los Kuwai pequeos ya estaban con las mscaras puestas. Llegaron y se pararon en el patio. Un par de mscaras de danta wekta y una pareja de mscaras de venado ama, saltaron por la puerta dentro de la maloca; apenas entraron, la oracin mala para paralizar karoi bkroka, los dej ah tirados, tiesos, los amarr. Ellos sintieron susto y dolor. Los otros Kuwaiwa peque- os, que estaban en el patio, decidieron esperar. El perezoso jimautak, entr a la casa con un tur prendi- do; cuando se asom a la puerta, quem todos los males bk- roka. En la otra puerta ellos tenan el tur de palo negro ama e- minik, que usaban para arreglar la casa. El perezoso iba can- tando con el tur prendido, mientras el resto esperaba en el pa- tio. Los de adentro estaban recordando a su abuelo Mawichi- kuri y cuando empezaron a llorar se dao todo. Los Kuwaiwa pequeos para poder entrar bien se inventaron unos tejidos de hojas de cogollo de mirit con el que cubrieron bien el piso de la casa, lo hicieron con su poder. Los de las mscaras taw, entra- ron por encima de ese tejido y adems hicieron un rezo para atajar la oracin mala y que sta no les hiciera dao. Con la tristeza estaban llamando al espritu de Mawichi- kuri. Mientras lloraban as, amaneci. Al da siguiente lleg Mawichikuri. Regres y as habra sido para toda la gente si ellos no hubieran inventado ese oino. No hubiramos muerto del todo, sino que resucitaramos; pero no se pudo. Al otro da desvistieron las mscaras y las dejaron en la mitad de la maloca, en un montn. Cuando Mawichikuri lleg, pregunt a los nios que estaban all para qu eran esas msca- ras; ellos sin reconocerlo respondieron que para recordar y llo- rar a Mawichikuri. En adelante sus padres van a seguir con esa tristeza, dijo l. El yag Cuando los Pupuribo Kuwaiwa hicieron propiamente una chicha, invitaron a los Wari Yajubo Kuwaiwa; despus los Wari Yajubo invitaron a los Pupuribo. All fueron ellos a tomar. A los Pupuribo Kuwaiwa les pidieron el bastn de guarumo y les encargaron pescados. Tomaron bien, pero les faltaba el yag, no tena todava. Durante esa fiesta, una hermana de los Wari Yajubo dio a luz un nio, hijo de Miji Bkk. Ellos saban cundo ella iba a parir; estaba preparada y lista; ella sali y afuera naci el nio; ella fue al camino copama y ah dio a luz. En ese momento lleg a los Kuwaiwa el Miji. Cuando naci en el camino, el Miji entr a la maloca. Sin tomar nada, ellos ya estaban viendo visiones. Ese ni- o era el que haca eso. Ellos vean toda la casa pintada: Est bueno el nacimiento de nuestro sobrino, decan. Ya ellos esta- ban contentos cuando entr la hermana y tom al nio en sus brazos. Nuestra hermana va a entrar a la casa, dijeron y se amontonaron en el tro. Ella sali a ese Conpama y con el nio se sent en la mitad del patio. Cuando lleg ah, ellos tuvieron ms visiones. Luego ella se levant y se sent ms cerca de la puerta; fueron ms fuertes las visiones. Ellos estaban contentos MEIIIIIIiiii.... Cuando ellos estaban bien perdidos, sin sentimientos, vi- no un hermano de ella y le coloc una banquita para que se sentara debajo de las vigas de la entrada ekoinoka jawaw. Ella se sent en esa banca con el nio en los brazos. Ellos estaban ya bien borrachos. En ese momento un ardilla, encaramado en una viga, es- taba dibujando un corombolo con los dientes CUI CUI CUI... dibujaba visiones de miji. La gente estaba sin pensamiento bi. La mujer pas luego a pama jawaw, tuvieron ms visiones; despus ella se sent en Troka jawaw con el nio en los bra- zos. Ellos estaban callados, no hablaban, no se oa ni la flauta ta- raiyo, ni el carrizo peduba, ni la flauta larga krai; todos esta- ban callados. Miji los tena callados, no sentan, estaban senta- dos a lado y lado. En Troka jawaw estaba la ardilla, encima de la viga. Entraron unos y la saludaron: Qu hubo, pakoma?. Ella con- test: Aqu comindome la cola. Ellos dijeron: Cmo nues- tro pakoma est comiendo su cola? Nosotros tambin vamos a comer cada uno la suya. Eran el perezoso U, el mico emutor y el venado amaco. El ltimo dej un pedacito de cola sin comer. Cuando la ardilla termin de dibujar, baj diciendo lo que ha- blaban los viejos: Me volv loco y com mi cola. Cuando estaba en lo alto, tena la cola doblada en la espalda y cuando brinc se vio que la tena entera, les dijo: Ustedes creyeron que era cier- to y se comieron su cola!, burlndose de ellos. Buu, el tintn ju- bu kako, la danta y todos los cerrillos y cajuches terminaron sus colas. As se daaron ellos y amanecieron tomando. (Variante P: fue el mico chucuto quien dijo que estaba comiendo su cola; la ardilla dijo: Yo tambin). Al da siguiente comenzaron a repartir el Miji que tene- mos ahora. A un grupo le dieron el dedo meique; a otro gru- po, el otro dedo; el dedo corazn a los Desana Wekuik; a los Guanano Oco Yik, tambin les dieron; a los Cubeo Uchiweik, al Jrware, a todos iba repartiendo; la parte del abdomen le to- c a la gente del pir: los tatuyo pamk, los kabiyar kawiarik y los chulo Kawabok. Por eso ellos tienen el yag ms fuerte. A nosotros nos tocaron pedacitos de los brazos; por eso el yag no es muy fuerte; aunque algunos Cubeos tambin tenan un yag un poco bravo. As reparti a todas las tribus: tarianos Adaida- k, carpinteros del Brasil core Paramek, los cantores Badara- k, los tucanos, chajocos Joewewa, los yurut Jre dariwa, los si- riano Puimiwa, a todos reparti, a todos nuestros pakoma. El sobradito, el ordinario, qued para nosotros; los que sacaron del bueno, quedaron con el que da muchas visiones. Pero encontramos lo que nos haca falta. As quedaron ellos. Kuwaiwa y el amante de su hermana Los Kuwaiwa eran cinco varones y una mujer. Ella viva sola con sus cinco hermanos, hacindoles la comida. Cuando ella tuvo la edad, le lleg la menstruacin; luego result emba- razada. Sus hermanos notaron y se preguntaron cmo habra sucedido. El menor de ellos siempre la acompaaba cuando ella iba a la chagra, iba con ella jugando con la cerbatana. Los her- manos mayores dijeron al nio: Usted que anda con ella, fjese si hay algn hombre que est molestndola. Yo no he visto na- da, contest. Vigile bien, le pidieron. Ya estaba prximo el parto. En las noches los otros hermanos aparentaban que iban a pasear, pero en realidad se quedaban vigilando a ver si la sor- prendan; esperaban subidos en un rbol. La mujer fue a la chagra a hacer sus oficios: arrancar yu- ca, limpiar; despus regres a la casa. Luego volvi a salir con el canasto de yuca y una olla de barro para traer agua; en la olla llevaba una yuca. Su hermanito desde atrs la vigilaba. Ella lleg al puerto, dej el canasto y ms arribita, fue por un lado del camino y se sent all; ah estaba su amante Yuri mak. Ella fue la madre de las culebras. Su amante viva en un hueco; ella haca el ademn de que estaba orinando y as haca el amor. El nio la vio. Luego ella tap el hueco, se vino a baar y sali para la casa. Su hermanito fue a revisar el sitio donde ella estuvo sentada; al lado encontr una tapa de tiesto, la levant, haba un hueco liso y grande; lo tap de nuevo y se fue a baar. Luego se fue a la casa; su hermana le dio de comer. El nio cogi su cerbatana y fue donde sus hermanos ma- yores, les cont: Ya vi al amante de ella, all est. El amante tie- ne nombre de lombriz: Kunk. Vi todo lo que hizo ella con l. En la casa se sentaron a comer coca hasta bien tarde en la noche, ella estaba dormida. Uno de sus hermanos la alumbr a ver si haba alguien acostado con ella y vio en su sexo las colas de las culebras, ya estaban grandes; l fue a decirles a sus herma- nos: Nuestra hermana ya no sirve, la tuvimos como hermana, pero ella ahora va a tener una cra de culebras. Se preguntaron qu hacer con ella. Por fin decidieron: Vamos a botarla. Cuan- do ella fue por la lea, el menor llev a los otros al sitio donde estaba el amante de su hermana, les mostr: Aqu es donde est l. As dejaron ellos. Al da siguiente tempranito desayunaron y se hicieron los que se iban a pasear; se escondieron cerca para ver a donde se diriga su hermana. Ella sali para la chagra y ellos se devolvie- ron a la casa. Estaban pensando qu hacer con el amante. Uno de ellos subi y trajo piola de cumare fino ente ucame; le hicie- ron un nudo corredizo y lo colocaron alrededor del hueco. Uno de los hermanos trajo la olla de barro con la yuca que usaba su hermana, al moverla sonaba CURU, CURU... Al sonar esto se oy un ruido dentro del hueco Btutututu... Primero sali un tejido de hoja de mirit; encima sali el kunk y tambin su se- xo. Los hermanos Kuwaiwa con la piola le amarraron y trozaron el pene, con tal fuerza que un pedazo salt hasta el azul del cie- lo; all se golpe y se devolvi cayendo en el ro Cawada trans- formado en un pez. As lo mataron. Los Kuwaiwa crean otras frutas Despus de matar al amante de su hermana, los Kuwaiwa taparon el hueco y se fueron a la casa; llegaron bien tarde. La hermana lleg de la chagra y fue con su yuca al puerto. All dej el canasto y fue al sitio donde estaba su amante; la olla sonaba con la yuca, pero slo era el tejido de mirit neinva. Al ver que no sala su amante dijo: Seguro lo mataron. Les cogi rabia a sus hermanos, no les daba de comer, ni de tomar; no les daba casabe ni kiapira. Los mayores prepararon ibapichuna kupede y de esas pe- pas dieron al menor que era el nico a quien ella cuidaba. La mujer estaba descascarando yuca y a su lado el nio cocin esas pepas; ella lo vio y le pregunt: Qu esta comiendo?. Ella pro- b una pepa y dijo: Tiene buen sabor, pero no le gust mu- cho. El fue donde sus hermanos y les cont: No le gust. Ellos crearon entonces el guasai de camarn najo emimue y le dieron al nio. El los sac del racimo, los cocin en una olli- ta y comi al lado de la mujer. Ella pregunt: Qu est co- miendo usted?. Pepas de comer, respondi el hermanito, dndole a probar. Ella dijo: Est bueno, coma usted. No le gust. El menor fue otra vez donde sus hermanos y les dijo: No, no le gust comer. Los hermanos inventaron unas uvas de monte maka ue- si; se las dieron al menor. El se las estuvo comiendo en la casa para que ella le pidiera; ella pidi y prob: Est buena, pero no me gusta. No le gust comer, cont el nio a sus hermanos. Luego le dieron al nio guasai emimue que hicieron. El lo cocin en una ollita para que se ablandara, cuando estuvo bue- no comi. Ella le pidi para probar: Est bueno pero no me gusta. El nio hacindose el que estaba jugando fue donde sus hermanos y les dijo: Ella me pidi pero no le gust. Despus crearon un racimo de pataba puramaku. El me- nor trajo un poquito a la casa, lo cocin; cuando se abland, su hermana le pidi. Ella prob y le pregunt: Dnde encon- tr?. Por ah cerca, respondi l. Tiene buen sabor pero no me gusta, dijo ella. El regres donde sus hermanos y les dijo: Ella prob pero tampoco le gust. Luego ellos se inventaron la pataba de guara bkoja, se la dieron al nio que la puso a cocinar en una olla en la casa. Su hermana pidi y prob: La fruta est buena pero no me gusta mucho. No le gust, cont el menor a sus hermanos. Luego crearon la ibacaba boriyabeaku y el nio se fue a la casa con un racimo grande, bien madurito. Lo estaba cocinando cuando su hermana le pregunt: Pero dnde es que consigue tantas pepas?. El le contest: Ah no ms cerquita; all est esa fruta en una palma. Ella prob y esa fruta s le gust: Dnde hay ms? Ahora cuando yo termine de trabajar, vamos a sacar, le propuso a su hermanito. El estuvo de acuerdo: Termine rpi- do y vamos a traer para tomar jugo de esa pepa. El nio fue donde sus hermanos mayores y les inform: Ahora s le gust. Ellos le dijeron Bueno. Hicieron ltigos ja- rajme y jarabaju y esperaron all. La mujer termin el trabajo, hizo el casabe y fue a la chagra a traer lea; lleg a la casa y dijo a su hermanito: Ahora s vamos. El le dijo: Traiga un canas- to. Llegaron hasta la palma; haba un racimo grande que se vea ah bajito, pero en realidad llegaba hasta el azul. El nio le dijo: Espere aqu que yo voy a subir, dej unas hojas de platanillo a un lado; subi encima del racimo y desde arriba le dijo: Reciba bien este racimo y pngalo encima de esas hojas. No lo vaya a dejar caer porque de pronto me caigo yo tambin. Lo cort y cayeron unas pepas BORO BORO BORO... Bueno, reciba bien, le avis y termin de cortar el racimo, lo cogi en la mano y lo solt. El racimo cay encima de la mujer, rompindole el est- mago. Vinieron los hermanos mayores con esos ltigos y se pu- sieron a matar las culebras que salieron del estmago de la mu- jer, casi todas mataron. Del cuerpo de la mujer no qued nada; nicamente su sangre. Los hombres comenzaron a llamar: Cok? cuatronarices, l contest dentro del agua; Codede- bo?, contest debajo del capote; Juak?, tambin contest dentro de la hojarasca del monte; llamaron a weko y contest arriba en los rboles; llamaron: PPPS? bora, guacamaya y es- taba en los rboles. Esas culebras fueron las que ellos no mata- ron, las que quedaron y por eso ahora existen. La sangre de la mujer se convirti en majia emwa, su vello pbico se trans- form en yanabes piarawa y su ombligo en araa pnpbo. As la dejaron a ella. Si la hermana de los Kuwaiwa hubiera tenido su cra, no- sotros no podramos andar en el monte de la cantidad de cule- bras que habra. Luego los hermanos regresaron a la casa. Aka Kuwai y las hijas de Tepa Tente Los Kuwaiwa vivan sin ninguna mujer. Ellos mismos iban a la chagra, cortaban la yuca y hacan su comida; tumba- ban la chagra, sembraban y as vivan. No les faltaba nada. Uno iba a la chagra, otro a pescar, otro a mariscar, otro teja balayes y matafros en la casa; as vivan. Hacan chicha e invitaban; no les costaba mucho trabajo hacer la chicha. Ellos no sufran. Eran los Kuwaiwa de Pururibo, los de arriba, los de ro arriba. Uno de ellos, Aka, andaba vomitando chundul be, all en la maloca de guacamaya, el cerro Mak Rami; desde all divi- s unas muchachas: eran las hijas de Tepa Tente. Aka regres a la casa y pens: Voy a ir a pasear con ellas. Fue all y el viejo estaba solo. Las hijas eran bonitas, jovencitas. Cuando Aka lleg, las muchachas le dijeron: Nosotras vamos a tomar chicha tal da, vengan ustedes tambin. El con- test: Bueno y sigui vomitando all. A veces l iba a visitar- las, era bonito, vomitaba con chundul. Un da le dijeron: Trai- ga pescado tal da y nosotras lo esperamos con chicha. El dijo: Bueno. Ellas le contaron al pap: Le dijimos a Aka que trajera pescado, que nosotras lo esperbamos con chicha. El les dijo: Ya que ustedes le dijeron eso, pues hagan. Ustedes son las que saben, yo no s de eso. Lleg el tiempo de hacer la chicha. Las muchachas la pre- pararon y esperaron a Aka. El dijo a sus compaeros: Yo me encontr con una gente all y me invitaron a una chicha, va- mos!. Fueron. Entraron y el viejo los salud y les dio banquitos a cada uno. Despus los Kuwaiwa se levantaron a tocar carrizo y a bailar; no era propio carrizo sino de unos maliros kuantka- rab. El pap de las muchachas reparti chicha hasta que se cans: Repartan ustedes, mand a sus hijas. El viejo charlaba con ellos mientras las muchachas repartan la chicha, los embo- rracharon. Aka advirti a sus compaeros: Cuidado. Ellos es- taban muy borrachos, amanecieron tomando. Aka les ech chundul a las muchachas y se fue con sus secretarios yeba kaw. Entre ellos estaban la Zarigeya Mate, el pato Jiapopor y la paloma de carayur, Mujajure. Mientras estaban bailando a Aka le llegaron un par de muchachas como parejas; ellas esta- ban bailando y conversando con l. Mate estaba al lado de ellos pendiente de lo que decan ellas, las familiares suyas; a l no le haba llegado ninguna muchacha. Ellas le decan a Aka: Noso- tras nos vamos con usted, llvenos. El les respondi: Bueno, en el puerto de Mate voy a colocar una pluma de guacamaya verde y en mi puerto una pluma de guacamaya roja. Mate escu- ch y pregunt: Qu es lo que le estn diciendo, pakoma?. Aka contest: Nada. Mate insisti: Pero ellas le dijeron algo a usted. As amanecieron. Las plumas que dej Aka como seal, eran las que usaban en la nuca para el baile; la roja era de Aka. Ellos regresaron a la casa. Las muchachas se vinieron detrs buscando. Como Mate haba escuchado lo que Aka Kuwai haba di- cho a las muchachas, cambi las plumas: coloc la verde en el puerto de Aka y la roja en su puerto. Las muchachas pasaron junto a la pluma verde, siguieron y encontraron la pluma roja que usaba Aka: Por aqu, nos dijo l. Siguieron el camino y lle- garon a una casa. En la casa una viejita las salud: Mi nieto no est, se fue a pasear por all. Ellas se quedaron, no saban cmo irse. Entre ellas pensaban: Este no es el sitio que buscamos. Salieron de la casa, charlaron y entraron de nuevo. La viejita las vio ah senta- das y les dijo: Ustedes estn cansadas. Yo creo que mi nieto se demora en llegar; mientras llega, acustense ah en su hamaca. La hamaca estaba guindada en la mitad de la casa; ellas se acercaron, la tocaron y de all volaron unas moscas, decan OA OA OA OA... en realidad decan MATE, MATE, MATE... de la hamaca tambin salieron otras moscas pequeitas. Ellas pensa- ron: Seguro es el mugroso ese Mate. Sin embargo, se acostaron ah en esa hamaca. Al rato entr Mate y dijo: CHOJOJOOOO... y luego pre- gunt: No ha llegado una muchachas?. La abuela le respon- di: Si llegaron las chima romiwa, seguro estn paseando. Ma- te haba ido a buscar hormigas. Cuando ellas lo vieron entrar sintieron asco y se fueron al puerto: Llegamos fue donde el mugroso!, exclamaron. Se sentaron a charlar, se preguntaban: Qu vamos a hacer ahora?. Estuvieron ah sentadas un rato y vino luego Jia Popob, que vena de pescar en la laguna Maru Kuari, abajo de Urania. El tena una canoa bonita, haba pescando puro yacunda neindo kko. Ellas le preguntaron: Usted dnde estaba?. El respon- di: Yo fui a pescar. Y ustedes?. Nosotras venamos para donde Aka, pero nos embolatamos aqu, respondieron. El les dijo: Este es el puerto de Mate, el de Aka es ms bajito. Ellas le pidieron: Entonces llvenos. Las dos se embarcaron, iban ba- jando por el ro; all mismo, encima de esos pescados, les hizo el amor; los pescados se daaron. Jia Popob las dej luego en el puerto de Aka: Aqu si es, salgan ah al puerto. El se fue. Ellas estaban ah en el puerto cuando escucharon la flauta poiyo, era el canto de Aka. Se pu- sieron contentas, llegaron a la casa y saludaron: Qu hubo, Kuwai?. El dijo: Vinieron!, las estoy esperando desde hace ra- to, qu les pas?. Ellas le dijeron: Nosotras perdimos el cami- no, Jia Popob Kuwai no trajo y nos dej ah en el puerto. Lue- go se acostaron en la hamaca en donde estaba Aka Kuwai. La Cada de Mate Por la tarde, Mate lleg a la casa de Aka, fue a acosarlo: Djeme una para m. Aka no le responda, se quedaba callado. Mate insista, sigui molestando. El pap de las muchachas tam- bin se llamaba Iji Munijk; el sexo de ellas tambin ola a pi- a. Mate viendo que Aka no le daba una mujer y que ellas tam- poco queran conversar con l, a media noche puso su cola en el sexo de las muchachas mientras ellas dorman; quedaron con su olor, as las da Mate. Al da siguiente Mate pidi a Aka: Deme chundul a m tambin para echarle a estas mujeres. El le dijo: Bueno, ahora ms tardecito vamos, yo lo llevo. Mate fue donde su abuela y le dijo: Voy a ir con Aka Kuwai por una semilla y creo que l me va a matar por all. Si me mata va a lloviznar de color sangre; si llueve as, ponga la mano y sabr que me mat, en la mano le caer la sangre. Aka lo llev a Ma krami, all a lo alto donde l vomita- ba; llegaron a un lugar donde hay una zanja de piedra: Aka Ku- wai la pas, para l era pequea; Mate detrs brinc pero no al- canz a pasar, rod, cay al piso desde lo alto. Ese lugar se llama Cada de Mate, Mate Tiba. Aka lleg a vomitar y se devolvi. Aka lleg a su casa y dijo a las mujeres: Ahora s mat al que nos estaba molestando. Despus de un rato llovizn; la abuela de Mate sali y en su mano cay sangre cuajada, ella di- jo: Pobrecito mi nieto, lo mataron. (Variante Q: Mate haba dicho a su abuela: Si llueve, la lluvia va a ser como de sangre si Kuwai me mata. Ah le dej una horqueta de un palo duro jarabo y pintura amarilla de arcilla krajme. Con esos iban a inventar el gaviln). (Variante S: Mate da a las muchachas de Kuwai. Cuan- do ellas estaban dormidas, Mate transformado en pulga se acos- taba debajo de la hamaca de ellas; brincaba y las picaba para que ellas al rascarse lo pusieran en su pecho. La mujer coga la pulga y la lanzaba al fuego. Mate con su feo olor les unt el sexo a las muchachas). Kuwai venga a su hermano Aka viva con las dos muchachas. La abuela de Mate fue donde los gavilanes Miyawiwa, les dijo: Maten a Aka por haber matado a Mate. Los gavilanes vinieron a cumplir su cometido. Aka estaba sentado en el patio abrazando a las dos mujeres, sin sospechar lo que iba a pasarle; los gavilanes lo agarraron, se lo llevaron a la abuela de ellos Miyawi eko. Ella comi la carne de Aka y bot sus huesos; los animalitos cuitote pikuyaid y los krajume pikuyaid recogieron los huesitos para hacer flautas, arreglaron los huesos, tocaron: PEI PEI PEI... Los otros herma- nos Kuwaiwa dijeron: Ya mataron a nuestra familia; estuvie- ron pensando cmo vengarse de los gavilanes. Kuwai fue hasta Miyawiku a ver qu estaban haciendo con el cuerpo de Aka. La abuela de Miyawiwa estaba comiendo su carne; su boca estaba engrasada de la carne de Aka. Kuwai re- gres y estuvo en las bocas de la laguna Maru Kuari. Al rato ve- na subiendo un Perro de Agua Jia dawi; lleg donde Kuwai y le dijo: Qu hubo pakoma, qu hace?. Kuwai respondi: Aqu sentado; y usted para dnde va? Yo voy para arriba, a la lagu- na Corombolo Oco Betor, voy en busca de cumare para hacer atarraya papik. El arrim all, cocinaron y comieron unos pescados que haba sacado Kuwai. Kuwai le propuso: Yo voy, llveme a m tambin. Despus de comer subieron hasta la laguna. Llegaron donde estaba la palma de corombolo; los gusanos coman las hojas de esa palma y con los pedacitos que caan, Jia Dawi hizo su papik. Kuwai vio que le cost mucho trabajo hacerlo con esos pedacitos y le dijo: Usted est sufriendo mucho, mejor es subir all y cortar una hoja entera. Kuwai subi en un palo al lado de la palma y con su peso se inclin hasta cerquita del co- gollo; ah cort una hoja que cay al suelo TU... rpidamente sac varias de esas hojas. Jia Dawi trabajaba rpido esos papik. Kuwai le pidi: Hgame uno a m tambin. Mejor hgame dos, uno bien fino y el otro con huecos separados. Luego regresa- ron. Kuwai sac las hojas de un lado, las del otro lado se queda- ron ah. Estando ya cerca de la casa de Kuwai se encontraron con otros Perros de Agua. Ellos les contaron: Nosotros ya fuimos y volvimos. All quedaron un poco de hojas. Kuwai qued ah en la boca de la laguna; al rato se acerc a la casa de Odocawewa, dijo a los dems Kuwai: Ahora s encontr lo que estaba bus- cando. Kuwai fue a ver a los Miyawiwa, iba a matarlos. Antes de entrar a la casa de los Miyawiwa llev de la punta el pupik has- ta el azul y luego baj corriendo a la casa. Kuwai entr en la casa de ellos. All estaba la abuela de los Miyawiwa, l la pregunt: Y mis pakoma, dnde estn? Yo vi- ne a pasear aqu. Ella sospech: Seguro usted viene a matar a mis nietos por Aka. El le minti: No, los Pupuribo Kuwaiwa son los que estn en ese problema, yo soy Kuwai de Wari Yaju- bo. Yo vengo a pasear donde mi pakoma. Ella repiti: Seguro usted viene a matar a mis nietos por Aka. Kuwai minti de nuevo: Yo viene aqu a pasear donde mi pakoma. Luego pidi a la abuela: Llame a mis pakoma porque yo vine a visitarlos. Ella llam a su nieto Gaviln Rodilla Miyawi Kuarubo, a Gavi- ln Hoja de Yarumo Korubo a quien nosotros le decimos Opo- do kamiyawi; tambin llam a Plumas de Ala Cawebo; nosotros le decimos Gaviln de siringa, yeca miyawi. Cuando ella los lla- m, ellos contestaron WIA WIA WIA... Kuwai vio que estaban todos ah, entonces los envolvi con ese papik, los llev para arriba. (Variante Z: Cuando Kuwai pregunt: Dnde est mi pakoma?, la abuela de ellos le dijo: Aqu no estn ellos; se fue- ron hace tiempo para el lado de los Curripacos, al Isana, Uchi- ya; pero Kuwai sigui preguntando. Ella estaba cocinando y co- miendo los cueritos de Aka. Kuwai le pregunt: Qu come?. Estoy comiendo hongos takawa, contest ella. Kuwai le dijo: Este tiempo no es de comer hongos y en el camino yo encontr muchas ranas de comer. Ella pregunt: No me trajo?. Kuwai estaba mintiendo. Invent unas ranas que no son comestibles, los renacuajos de sangre Jiwepieba, y le entreg a la vieja; ella las cocin y comi. Luego a ella le dio mareo y se enloqueci, as loca llam a los gavilanes). El papik mismo se llev a los gavilanes. As Kuwai se desquit. La abuela de los Miyawiwa le dijo: No me deje tan sola, usted mat a mis nietos, los que me tran comida. Yo los estoy matando porque ellos mataron a mi hermano, contest Kuwai. Los gavilanes Cuando el papik se llev a los gavilanes, cay una plu- mita; la abuela de ellos la recogi y la guard tapada con el cala- bazo mujind. De esa plumita naci el gavilancito Ieemb, que le traa a la vieja puros lagartos. Ella cogi otra plumita y de ah naci el gaviln candela toawe; l le traa pajaritos mijinate y wi- chawa. La abuela tap con el calabazo otra plumita de gaviln; de ah sali un gaviln grande almidn Etamiyawi, que le traa micos weicoco waowa y otros micos jijiyo emini y bori. Dej otra plumita y de ah sali el gaviln Eta Miyawi; le traa gaviln de maicero takemiyawi: maiceros takewa y wajawa. La abuela dej otro plumn y de ah naci Nambo Miyawi, que le traa ca- juches amawa y cerrillos wariwa, churucos kaparowa, maiceros takewa, coconucos yapeduriwa. As ella hizo a los gavilanes que vemos ahora. Historia de la maloca Kuwai despus tuvo por mujer a la hija de Mui Bkk, el Dueo de la Hoja. Ella le mand hacer una maloca. Kuwai hi- zo el armazn; puso todas las varas y pensaba ponerle techo con hojas de duru yoca; l vena tejiendo esa hoja y tambin umu caruru yoca. La mujer le dijo: Mi pap tiene mui. Kuwai la mand: Vaya y pida. Ella lleg donde pap y le dijo: Su yerno est haciendo una casa, le falta mui. El viejo respondi: Dgale a mi yerno que voy a ir maana. Ustedes no me esperen, voy a llegar cuan- do est sola la casa. Ella regres donde Kuwai y le dijo: Mi pa- p dijo que no lo esperramos. Kuwai no hizo caso: Yo no puedo irme antes de que lle- gue mi suegro, yo mismo voy a esperarlo aqu. Se sent en un banquito en medio de la casa. La mujer le insisti: Vamos, pe- ro al ver que l no quera ir, se fue sola. Al ratico vio que vena una nube negra, vena la hoja ya tejida cuadrndose sobre la ca- sa; Kuwai se cay del asiento. Todo lleg a acomodarse solo, el tejido yapo de la pared y el juriba de las puertas. Como Kuwai se cay, no alcanz a ver cmo coloc todo; l mui se devolvi. Kuwai se levant sin alientos. La mujer lleg y encontr el mismo armazn y le dijo: Yo le avis a usted muy claro que mi pap dijo que no lo esperramos. Kuwai le dijo: Vaya llmelo otra vez, ahora s voy a salir. La mujer fue donde su pap y le dijo: Ahora s va a salir l. El viejo respondi: Yo no voy. Yo ya fui, pero mi yerno no hizo caso de lo que dije. Seguro l tiene familiares; arribita del puerto de ustedes qued esa hoja, dgale que vaya y corte con sus compaeros. All qued todo: hoja, bejuco yai de amarrar, pachuba opo, listones paribe; el mismo arembare jeore jibe y de todo para cerrar la pared. Ella fue donde su marido y le dijo: Ah est todo, dijo mi pap. Kuwai fue a mirar, haba muchas hojas, estaba lleno: ha- ba hoja larga de uvi wachi y uvi corta tokobua, caran china; debajo haba hoja de yapo, pachuba opo, bejuco yai, corteza miya para la pared, de todo. Kuwai vio eso y regres a la casa. El Dueo de la Hoja haba dicho que hiciera chicha y llamara gen- te para que le ayudaran a cortar esa hoja. As le haba dicho a su hija y ella a Kuwai. Kuwai hizo la chicha, llam a la gente y a los cuados co- yimara. Fueron a cortar, terminaron; trajeron yapo y se pusie- ron a tejer, unos a un lado de la maloca y otros al otro lado. Te- jieron, hicieron el paribe y cuando terminaron lo encaramaron; alcanz para toda la casa. El Dueo haba dicho que para la cumbrera m karawa, tambin haba. Kuwai trajo esa hoja, hizo como le haba mandado el vie- jo, termin y sac para la pared juriba; tap la pared y trajo ya- po para colgar encima y tambin la puerta yuyaiba, y el palo tu- taid que la sostiene. Estuvo tomando chicha y lleg a terminar. (Variante V: el primero que tuvo la idea de construir la maloca fue Kuwai, el hijo de Mawichikure. Cort los estantillos: coloc primero los Bkpora Yoboque, luego los Yoboquede bk coamaquede corewari iameda y despus los joedano ma- que nuvari; luego sac las vara del techo kurabo; luego se pre- gunt qu colocarles encima. El ya tena idea de que tena que recurrir a Muinbkk, el Dueo de las Hojas. La primer malo- ca la construy en Jiparari, donde nacimos nosotros, cerca a Santa Cruz). Despus de haber terminado el cadawa, Kuwai baj solo por el ro hasta Jiabtankuwe, donde viva el viejo Muinbk- k. Salud: Ara, kkr. Qu motivo lo trajo?, le pregunt el viejo. Vine porque necesito sacar las hojas, despus de haber terminado cadawa. Si hay, le voy a dar, le ofreci el viejo. An- tes de irse Kuwai, ya le haba organizado ese bal muintok donde iba a cargar las hojas. El viejo le dio tanto como su brazo purutunare, por den- tro contena muchas hojas. Muinbkk le explic: Hoy lleve esto. Kuwai recibi las hojas. Comenz a subir por el ro, pasa- ron tres noches. Sigui subiendo. El estaba cansado remando, despus de seis noches senta mucho peso. En el tendido de Tu- cunar tuvo que pasar tres noches; y ms arribita, otras tres. Ku- wai se puso a pensar: Qu ser lo que me pesa tanto?. Ah en el tendido de Tucunar abri la caja: hacia abajo haba mapena y de ah para arriba haba hoja. Muinbkk le haba explicado que despus de terminar la maloca bailara con esos mapena. Kuwai abri la caja por curiosidad. Al abrirla se alcanz a volar la mitad de la hoja y mapena, cerr rpidamente; as se hizo menos pesada la canoa. Kuwai lleg donde estaba el armazn y abri la caja. Las hojas solas se iban acomodando de arriba hacia abajo, pero slo alcanzaron para un lado del techo. Kuwai baj a pedir otra vez a Muinbkk y le coment todo lo que haba pasado. No le voy a dar, usted va a ver cmo se hace, le dijo el viejo. El viejo cort yaripa opoi, la abri y sac astillas; le mand a Kuwai colocarlo donde le falt hoja en el techo: Termine con eso. Kuwai se devolvi. Muinbkk le haba explicado qu hacer: lleg a su ma- loca, cort la palma y comenz a tejer las hojas en las varas de la palma. Kuwai termin su maloca y comenz a bailar ... La hija de Muun Bkk Kuwai andaba buscando mujer. Encontr una que haba escapado de su marido que le pegaba porque ella tena un amante. Ella era la hija de Muun Bkk y tanto su marido como su amante eran chimak suyos, familiares. Cuando Kuwai la encontr le dijo: Yo la llevo de mujer. As la tuvo a ella en su casa. La mujer a veces iba a pasear donde su pap, pero sin Ku- wai. En uno de esos viajes, el amante yrimak, se vino de atrs de ella; era Moa Jmek I Maku, la sigui hasta la casa de Ku- wai. Kuwai estaba tumbando chagra; no se daba cuenta que su mujer haca el amor con su amante. Los pjaros piawewa y los jitaupwa se rean. Kuwai iba con la mujer a la chagra; l iba a tumbar monte y ella arrancaba yuca y rpidamente se devolva; llegaba a la casa, coga la olla de cargar agua y se iba a lavar la yuca. En el camino la olla haca CURU CURU CURU, sonaba la yuca que llevaba, sala el tejido de hojas de mirit, su amante se colocaba encima y as haca el amor con ella. Kuwai no se daba cuenta; lleg a la casa, se acost a tocar poiyo; cuando ella sala del puerto, l se iba a baar. En el puerto esos pajaritos que se rean estaban flechando sardinas jitaupiwa. Kuwai les dijo: Por qu ustedes siempre estn estorbndome aqu en el puerto?. Les quit las flechas y las parti. Ellos le di- jeron: No nos haga eso, usted nos est haciendo mal y no se da cuenta de que su mujer hace el amor con el hijo de Moa Jme- k. El les dijo: Dnde? Cuntenme y traigan las flechas que se las voy a arreglar. Ellos le contaron: El hijo de Moa Jmek hace el amor con su mujer; nosotros lo vemos y nos remos. Eso sucede desde hace tiempo. Bueno, dijo Kuwai. Kuwai se fue a la casa; se acost en la hamaca, estaba pen- sando. La mujer termin de hacer el mingao y le dio a Kuwai de comer mingao y kiapira, despus estuvo rallando yuca. El se- gua acostado. Ella termin de exprimir y cuando la manicuera estaba lista para cocinarla, la ech en una olla, la cocin y le dio a Ku- wai. Anocheci, durmieron. Al otro da lleg el amante de ella. Kuwai estaba en la casa y ella se fue al puerto; los pjaros se oyeron hablar, se rean. Ku- wai pens: Seguro lleg ese hombre. Ella lleg a la casa y se fue a baar; luego le dio de comer a Kuwai kiapira y mingao; l es- tuvo ah en la casa, anocheci; al da siguiente s lo iba a matar. Kuwai sali de la casa temprano; despuecito la mujer se fue a la chagra; l estaba cerca tumbando monte, ah estuvo has- ta el medio da; regres y se acost en la hamaca en la casa. Ella fue al puerto, hizo sonar la cuya CURU CURU CURU... sali el tejido de mirit y sobre l hizo el amor con su amante; los paja- ritos empezaron a rer, avisndole a Kuwai: Ah estn ellos, es- tn amndose; los pjaros decan PIARU PIARU PIARU... Ku- wai oy y sali a la puerta, puso dos dardos en la cerbatana y los mand hacia arriba, stos fueron hasta el azul y luego le cayeron al amante de su mujer en medio de los hombros, se partieron. El hombre se tir al agua PUCU... La mujer se levant, lav la yuca, saco agua y se dirigi a la casa, no saba lo que haba pasa- do. Ella hizo mingao y calent la kiapira. Kuwai se fue a baar y luego volvi a la casa, se acost, estuvo tocando taraiyo. La mujer lo llam: Kuwai venga coma. El comi el mingao que ella le dio. Kuwai estuvo acostado y por la tarde sac la varita de pes- car jao waiyo; iba a mirar al hombre que haba matado; baj pescando, dio la vuelta a la Isla de Armadillo Pamjiaw, en la otra punta estaba boyado l; Kuwai le cort el pene y de l hizo una sardina blanca grande yapi cowuyo, que ensart en un pali- to en medio de otras dos sardinas. As lleg a la casa. La mujer estaba cocinando manicuera; l se puso a asar en el fuego las sardinas, se asaron rpidamente, quedaron bien. Cuando l vio que ya estaban bien asadas, las coloc encima del soplador ucamba; pens: Ojal ella me pida. La mujer le dijo: Bueno, dme a m tambin. El sac las verdaderas sardinas y le dej a ella el pene noend; estuvieron comiendo. Cuando Kuwai termin de comer, tom algo, se par y le dijo: Est sabroso el pene de su amante!. Ella dijo con asco: Ay, Kuwai!. Se fue al puerto, coloc la cuya boca abajo contra el agua y la golpe CU- RU CURU CURU... solamente sali el tejido de mirit, flot y se hundi de nuevo. Ella tom harta agua, vomit y coloc de nuevo la cuya, golpe otra vez, pero su amante no sali: Kuwai ya lo mat. La mujer se tir al agua, se fue donde su pap. Ku- wai no saba quien era su suegro. La mujer lleg donde su pap y le cont: Kuwai mat al hijo de Moa Jmk. El viejo con rabia la rega: Eso sucedi por usted buscar marido. Usted tiene la culpa de la muerte de ese hombre. Vaya usted misma donde su pariyo y cuntele lo que pa- s. Ella fue donde el pap de su amante y le dijo: Kuwai mat a su hijo. El respondi: Usted tuvo la culpa por andar buscan- do marido por all. Eso caus la muerte de mi hijo. Moa Jmek habl con los dems, les cont lo sucedido. La gente-pez moaw, se reu- ni. Muun Bkk le dijo a Moa Jmek: Cmo le parece que Kuwai mat a su hijo?. Organizaron un grupo para buscar a Kuwai. Cuando la mujer se fue, Kuwai se convirti en un guila pescadora Muurrk; en el tendido de Sardina trbo kori- ba, esper a los peces. Entre los peces que venan a matarlo esta- ba el pacu catamabo, venan subiendo. Kuwai vol y en medio del ro Vaups arranc un plumn cuitocow, lo tir a los peces; cuando el pez sali a comerlo, el guila lo cogi, lo mat. Los otros peces vieron: Ya lo mat Kuwai. Kuwai baj hasta Jia Dobedo, dio la vuelta hasta la orilla del mundo, volando lleg hasta el cerro Banco iacak, en el ca- o Guaracu del Cuduyar. Venan toda clase de peces subiendo por el Cuduyar; llegaron hasta el cao Guaracu Boricajia. Ya es- taban cerca cuando esa guila termin de comer el pacu y bot los huesos al cao TU... Kuwai se vol, iba en busca de Arco Iris, Aborame, que viva cerca de iacak. (Variante S: Los peces maltrataron a Kuwai, l ya no tena aliento, le cayeron todos encima y le dieron garrote. El viendo que ya no poda ms, cogi el mapena y se adorn con el tocado caiye, se convirti en guacamaya y se fue volando; fue hasta las cabeceras del cao Warac, en el lugar donde estaba Abora- me...) Las hijas de Aborame estaban en la chagra; Kuwai se vol- vi una guacamaya ma, se vino volando PO PO PO... y se par en la orilla de la chagra a chillar AAAHHHH... Las muchachas cansadas de orlo dijeron: Seguro es pichn, lo llamaron: BO- RA BORA.... El segua chillando y ellas insistan: Venga BORA, venga BORA.... Cuando ellas lo llamaron l se vol, qued ms bajito, aleteaba PO PO PO. Ese pichn es mo, es mo... es de nosotras, es guacamaya. Cuando la cuarta hermana lo llam, l s contest, baj un poquito: Es mo, dijo la menor, colocando un palo de yuca para que el pichn se encaramara. Ella as a- me y le dio de comer a l; comi bien. Ellas arrancaron yuca, descansaron y regresaron; la muchacha puso el guacamaya en el borde del canasto. Llegaron a la casa y dijeron al pap: Encontramos este guacamaya, va a ser de nosotras, cudelo. Las muchachas traba- jaron la yuca, rallaron, exprimieron, trajeron lea de la chagra; de nuevo en la casa dieron de comer al guacamayo otra vez; cuando lo vieron satisfecho, la menor coloc un palo en un rin- concito cerca de ella y ah lo dej; l se arreglaba sus plumas, era bonito. Ellas estuvieron despiertas por la noche, cocinando ma- nicuera; le dieron al pap. Cuando se apag el fogn que estaba cerca de ella, Kuwai se quit ese vestido de guacamaya y se acos- t con la menor de las muchachas. Aborame estaba sentado, se apag su tabaco y fue a prenderlo al fogn cercano a sus hijas; vio que l estaba acostado con ella; prendi el tabaco y se sent de nuevo, durmi tarde. Las muchachas se levantaron temprano y se fueron a ba- ar, cocinaron la kiapira y le dieron al pap. Los peces que se- guan a Kuwai estaban cerca. El viejo le pregunt a la hija: Quin es ese hombre que se acost con usted?. El es su yer- no, Kuwai, respondi. El viejo contest: Seguro es mi yerno, va a ser mi yerno, seguro es y va a ser. Kuwai le cont a la muchacha todo lo que haba sucedido por all: Yo mat ese pescado, por eso estoy huyendo. Primero haba matado al hijo de Moa Jmek, luego Catamambo. Ellos ya estn cerca y me van a matar, me van a terminar. Ella le dijo al pap: Su yerno mat unos peces, por eso lleg aqu. El viejo respondi: Seguro no le hacen nada. Kuwai senta que se acer- caban los peces. Kuwai mand primero a la gallinaciega Moado Waribo; pusieron esa trampa y atajaron ah; otro mand Taka- kawa, l puso otra trampa; la danta wek esper con caiba; se cansaron de esperar y fueron a buscar comida: Takakawa fue a comer avispas uchiwa; Moadowa fue a comer maripositas mu- muwa y wek fue a comer ucuqui paco. No haba nadie cuando llegaron los peces, arrasaron con esas trampas; entonces ellos llegaron y se colocaron en la mitad; Wek estaba en medio de las sardinas apuruwa y de las guabinas jimid y jaiwa, que ve- nan subiendo; el cao estaba que se secaba. Danta les dijo: Us- tedes tan chiquitos qu van a hacer all?, y empez a patearlos y pisarlos; de pronto sinti dolor en sus pies; eran las espinas de ellos, su veneno; Danta sali a curarse con el palo de ucuqu, pe- ro no alcanz a llegar, cay muerto. Los peces pasaron. Kuwai dijo: Ya me estn llegando! El viejo dijo a su hi- ja: Dgale que est tranquilo, que ellos no le van a hacer nada. Kuwai se quera ir. El viejo insisti: Dgale que no se vaya, que no le va a pasar nada. Los peces ya estaban cerquita del puerto tratando de salir del ro a la casa. Me vienen a matar, deca Kuwai. La muchacha dijo al pap: Ya estn cerca. Su yerno dice que ya lo vienen a matar. El viejito sali a mirar a la puerta, vio que venan hartos peces, sali al puerto, puso media ua suya en el agua y los pes- cados se murieron, flotaron. Pero se alentaron esos peces, ve- nan de nuevo. Ya me van a matar, dijo Kuwai. El viejo puso el pedacito de ua en el agua otra vez, los pescados se voltearon; cuando ellos iban a salir de nuevo, el viejo volvi a meter la ua en el agua, los peces se asustaron; unos se murieron y boyaron hacia abajo y otros flotaron hacia arriba del cao; algunos otros brincaron por la loma que queda en el cao Warac. Donde es- taba Aborame hay una piedra, ah brinc el pez blanquillo cuito car y el pez guacamaya maajede; ellos atravesaron por encima de esa loma, iban en busca del Vaups. De los que bajaron, uno se pudrieron. El pez blanquillo al brincar sobre el cerro se golpe con- tra un palo y qued ah clavado; un grupo fue a las cabeceras de ese cao y sali por el cao Gaviln Miyawiwa, arriba de Mit. Ellos recogieron los que se iban a comer; unos se pudrieron; tambin hay rastros de piedrecitas de los que fueron sus huesos. El viejo regres y dijo a Kuwai: Ellos no hacen nada, y a su hija: Ahora s est bien. Ya Kuwai era yerno, waku de abora- me. Los peces traan esa cosa-creadora-de-gente Poenku Pu- ruwa; dientes creadores de gente y tambin traan Poenku Puru- wa kopia, que llevaba el que qued clavado en el palo; ahora es piedra, el palo creci. Ah en el cerro Warac es Moa Dami, la casa de pescado. Ah estuvo Kuwai con su suegro, escondindo- se de los peces. Aborane mand a Kuwai a hacer un matafro, un cerni- dor de almidn pediba y un cernidor pequeo jajoba; l los hi- zo. Estuvo unos das ms all y luego se fue a Wari Yajubo. Origen de los blancos, indgenas y negros En wari Yajubo haba una olla koaindo, brillante como el oro; Kuwai fue en busca de ella. La olla estaba hirviendo; a su lado haba escopetas y todo lo que el blanco iba a tener. Kuwai les dijo: Bense aqu, cogi la escopeta y dispar. Nosotros en cambio tuvimos miedo, slo pusimos la pal- ma de la mano, por eso es que nosotros los Pamiwa casi todos tenemos la piel emini, medio morena. As qued nuestro cuer- po, medio negro. Nosotros recibimos lo que tenemos ahora: balay pediba para sacar almidn, cernidor pequeo jajioba, matafro nadau y soplador ucamba; tambin cogimos cerbatanas puo y fle- chas temu. Nosotros quedamos con eso, no sabemos inventar cosas, solamente la artesana jawioiye; quedamos con canoas jiado, re- mos jiadobe, lanzas pinaimado y bejor; tabaquera numejarado, garabato tuipe, escudo kaje por, hamacas pau de cumare torci- do, todo eso cogimos. Kuwai vio que recibimos todo eso y dijo: Bueno, no ms. Les dio tabaco y la planta de tabaco tawaruk. Ah tie- nen, les dijo. Haba otro grupo, los negros, tapawa; ellos eran nuestros paisanos majew, pero son ms oscuros que nosotros. Ellos llegaron a poner la palma de las manos y la planta de los pies, que es lo nico blanco que tienen; el resto del cuerpo no les cambi; ese grupo qued as. Kuwai dividi los grupos y a nosotros tambin: el blanco, el brasilero, el negro y el indgena Pamiwa. A nosotros nos dio tambin la maraca jajambu y kumambu, nos dio para hacer Ma- pena. Nosotros pensamos en eso nada ms, en lo que hacemos hoy en da. Ah se acab, ah terminaron.... Historia del ro, de la selva R.M.2. Roberto Jaramillo Biok FC/Julio 1984 Antiguamente no existan ni selva ni ros, no haba tierra. Los Kuwaiwa llegaron cuando no haba nadie en esta tierra, fue- ron los primeros que llegaron; venan en una canoa, esa canoa poda volar. Kuwai lleg a esta tierra, vio que no haba qu beber, no haba agua; slo se vea el agua cuando llova, pero no tena un lugar donde reposara, la tierra la absorba toda. Kuwai regres, volvi nuevamente donde vivi primero. Otro viejo lo recibi; le pregunt: Bueno, cmo es all, bueno o malo?; l respon- di: No se puede vivir all. Ah donde ellos estaban primero si se poda vivir, haba agua, haba de todo. Ellos conversaban: Pero si all no hay nada, de qu va a vivir la gente que vaya; respondi: Pero all no hay ninguna gente, no hay pjaros... no hay nada. All lo que hay que hacer son esas cosas para vivir. El viejo le entreg a Kuwai una ana- conda: l la cogi y se vino; era poderosa esa anaconda, con ella l iba a crear el cauce de los ros de esta tierra para que la gente pudiera tomar agua. Kuwai vino otra vez a esta tierra Ijo Boro. La anaconda comenz a andar por la tierra, ah ya iba formando el cauce del ro; como no anda derecho as iba haciendo el cauce; es por eso que el ro no sube recto, va dando vueltas; la anaconda iba abriendo camino; cuando se cansaba, entonces descansaba; ah mismo con su peso iba formando los charcones del ro. La ana- conda que hizo los cauces de los grandes ros como el Vaups, era ms grande y andaba ms recta, por eso el Vaups tiene esos tendidos largos; si la anaconda pequea que hizo los cauces de los ros pequeos hubiera andado como la primera, esos ros no tendran tantas vueltas. Kuwai vio que la anaconda ya haba he- cho ese trabajo. El viejo le dijo: Ahora s, ya est lo que usted quera hacer. Sin embargo, despus de hechos los cauces de los ros, s- tos no tenan agua, no haba peces. El viejo fue rpidamente donde se forma el agua, la tom e hizo llover; despus de que llueve baja sucia el agua hoy en da, porque as se form; pero hay ros que al salir de la sabana tienen su agua roja, otros de distinto color, todos tienen agua muy diferentes; l le iba avisan- do qu color tena el agua de cada ro: Este ro tiene agua de es- te color, aquel de este otro color.... Kuwai volvi a charlar con el viejo, le dijo: Ese ro no tiene peces, en ese ro que hicimos no hay peces, de qu va a vivir la gente?, el viejo respondi: Va- mos a dejar peces en esos ros para que de ellos viva la gente, es fcil hacerlo: vamos a dejar ciertos peces en los ros y caos grandes y otros en los caos pequeos. Trboa, Warico, Juj- rimeo, nombraba las sardinas para los caos; le dijo: Ahora s la gente va a tener de qu vivir, va a tener su alimento; tambin Uu, l era como esa anaconda que lleg primero, puede llevar agua en la boca; era anaconda, fue como el capitn de ellos. El hermano menor de Kuwai fue a mirar el ro para ver qu peces haban llegado, le avisaba que haba llegado Uu, tambin j- tocodo, despus namr y bicoeco... Kuwai pregunt al menor: No ha llegado Yobedor, ese Mar? le respondi: Si, ya lle- g. Cuando Mar apareci Kuwai llam entonces al resto de los peces que hacan falta. Kuwai volvi donde el viejo que le pregunt: Cmo le fue, qu hizo?, qu peces llegaron? Kuwai respondi: Si, ya hay peces, pero cmo va a hacer esa gente para comer ese pes- cado?. Kuwai haba llevado un Bicoeco para mostrarle al viejo, estaba recin cogido, no se haba secado, caan goticas de agua al suelo; Kuwai le entreg el pescadito. El viejo s tena fuego, tom el pescado lo coloc en una olla y lo cocin, le mostr a Kuwai: As es como toca hacer para poder comerlo, as van a hacer los que lleguen y Kuwai pregun- t: Y cmo van a hacer? Cmo van a nacer esas gentes que vienen?, el que hizo el ro le respondi: Yo soy el que voy a lla- mar esta gente, grupo por grupo. Mientras charlaban la olla de pescado ya estaba casi lista para poder comer, pero ellos no tenan ni sal ni aj; los Kuwaiwa se preguntaron: Cmo vamos a hacer para que la comida ten- ga sabor?. Ellos tenan una hermana menor, era como la sir- vienta de ellos, ella s tena aj; de una misma planta de aj salan diferentes clases de frutos, uno rojo, otro blanco, otro amarillo, de una rama de Juari Bia, de otra Mimbia. Ella cogi una fruta de aj, la despedaz y la ech en la olla; as qued con un buen sabor ese pescado, ya cocinado. Uno prob, otro pregunt: Qu tal est ese pescado, bueno?, No, est simple an, res- pondi. Ellos supieron que le faltaba la sal, deban crear la sal. Cogieron Numa, esas plantas de las cachiveras, tomaron hojitas y las echaron a la olla, la revolvieron y probaron; ya tena buen sabor. Esa era la sal que ellos usaban, los blancos tenan otra sal. Se dijeron: Bueno, sabemos cocinar y echarle aj y sal al pescado, con eso la gente s va a vivir bien. Despus ellos co- menzaron a buscar los peces grandes que tienen escamas. Co- menzaron con la piraa Muu Yawi, l es el padre de los peces, cra a todos los peces que nosotros comemos, as fue como crea- ron los peces que comemos hoy en da. El viejo tom un pedazo de tierra, por un lado era blanca por el otro era oscura, por el otro era roja; se la entreg a Ku- wai, le explic: Lleve ese pedazo de tierra y colquela en el ro, djelo y vngase otra vez, as hizo l. Despus de unos das Ku- wai fue a mirar, entonces ya haban aparecido los rboles; pero esos rboles no eran muy grandes parecan rastrojo, estaban creciendo, crecieron; luego Kuwai fue donde el viejo, ste le pre- gunt: Bueno Kuwai, cmo le fue?, le respondi: Est bue- no, pero faltan otros animales que son de los que vivimos noso- tros; entre los hermanos nombraban: cajuches, cerrillos, ve- nados, pavas, los chajocos... nombraban todos los animales que tenemos ahora. El viejo iba apuntando en un papelito, les dijo: Est bien, vayan a mirar. Esos animales no existan, ellos fue- ron a mirar y ah estaban. Ellos vinieron a esta tierra a mirar; ya los rboles estaban grandes, era selva brava, todo el mundo estaba cubierto de rbo- les. Pero a ellos les qued difcil tumbarlos, no tenan hachas, sin hachas no podan hacer chagras. Fueron donde el viejo y le con- taron: Estamos fallando porque nos faltan las hachas, ya est todo listo pero nos hacen falta las hachas. El viejo les dijo: A ustedes los crearon hombres, debemos hacer todo eso, entre us- tedes y yo estamos cuidando este mundo. Ellos volvieron a este mundo y l les mand las hachas. Despus el viejo cogi una ca- jita y cuando la abri aparecieron otros animales que faltaban en esta tierra, aparecieron aves para comer como el tente, el paujil, el paujil de plumas blancas, las pavas... pero de esa caja no salan los animales, slo sus plumas; el viejo pregunt a Kuwai: C- mo va a hacer para que se vuelvan animales?. Kuwai no respon- da, no saba cmo hacer, no le trabajaba su cabeza, se qued ca- llado; despus dijo: No s cmo voy a hacer, el viejo le dijo: Yo le voy a ensear cmo va a hacer eso; cogi una pluma de Moco y de la punta la tir al agua, ah mismo se form la pava y sali cantando PORE-PORE-PORE... as le orient: Haga as mismo, coja la pluma de juico... Kuwai la cogi de la punta, la tir y ah mismo se form el ave, ah cre todo el resto de aves, tambin todos los pajaritos que omos cantar, as hizo. Despus fue donde el viejo y le dijo: Ya est listo, el viejo pregunt: Y de la selva cules son los animales de comer.... Kuwai le iba con- tando de los que servan para comer... El cre ese rbol Kape Ak cuyos frutos secos al caer maduros suenan como maracas KAYAAAAA... al tirar esa fruta los cajuches se volvieron una manada, es por eso que los cajuches suenan como esa fruta cuando cae. As el viejo les iba enseando, es por eso que hay un rezo que se hace donde no hay cacera, se reza y despus los ani- males salen al monte. As formaron muchos animales... Despus lleg el Dueo de los Alimentos, Aiyejik, de los que se cultivan en la chagra. El les ense cmo iban a cuidar la yuca, la chagra. En ese tiempo no existan Be, la guara, no ha- ba animales que hicieran dao a la yuca. Como esa yuca ya ma- dura se estaba perdiendo ellos llamaron esa guara, con l vino su gente, ellos arrancaron esa yuca... As es la historia antigua, as se cre de lo que vive el hombre... Historia de la maloca R.M.3. Roberto Jaramillo Biok FC/ Julio 1984 Fueron los Kuwaiwa quienes empezaron a construir la maloca, antes no exista. El hermano mayor estaba casado con la hija de Mun Bkk. En ese tiempo no haba hojas para techar la maloca, no se saba de qu hacer el techo. El viejo le di- jo: Deje todo listo ah donde va a hacer la maloca, levante los estantillos de las paredes, la puerta, todo; deje el patio bien ba- rrido. Kuwai levant esos postes, dej una maloca armada, de- jaron bien limpio el patio hasta el ro: El fue donde el viejo y le dijo: Ya est listo. el viejo les dijo: Vayan all a pedir la hoja, en esta sabana est el dueo. Kuwai se fue con su hermano menor, salieron a esa saba- na. All estaba Muin Bkk, el Dueo de la Hoja, l era de la tribu Kajicha. El menor le dijo: Pdale la hoja, pero l no le pi- di; estuvo solo conversando y dej as. Si usted no pide ayuda a ese viejo cundo vamos a tener la casa? Su suegro se va a bur- lar de nosotros, le dijo el menor y pidi ayuda al viejo: No sa- bemos cmo hacer la casa, cmo conseguir la hoja para hacer el techo. El viejo pregunt: Ya levantaron toda la madera kada- wa?, S, ya lo terminamos, contest el menor. El viejo entr a su maloca; encima del camino de baile estaba colgada la Caja de Plumas Mapena Toc; era una maleta grande, pesaba mucho, era difcil de levantar, para el viejo con una mano bastaba. En esa caja haba distintas clases de hojas: Muinbaju, wachi, miu- mui, china, yeba roja, kajadoamui y otras ms ordinarias. El viejo abri esa caja grande y de ella sac una maletica pequeita. La cajita tena una correa para levantarla; para el viejo era fcil, con una mano fcilmente la tom y dijo al menor: Ah es- t lo que usted est pidiendo, nos se asuste con el peso de esa cajita y no la vayan abrir hasta cuando lleguen a su casa, les ad- virti. El recibi la cajita, el viejo se la dio de su mano, pero l no pudo alzarla, era muy pesada, le dijo: No puedo cargarla con mis manos, y se la devolvi. El viejo fue al puerto, arregl un yerao y lo coloc en una canoa grande, ah puso la cajita; era grande el rbol yik del que se hizo esa canoa; cuando embar- c la cajita, la canoa qued apenas, el agua casi entraba en su in- terior. Esa caja era as de pesada porque contena toda la hoja necesaria para hacer la maloca; uvi para tejer el techo, yapo para cerrar el frente, todo. Los Kuwaiwa subieron el ro, iban a remo, les cogi la no- che; a donde iban no era lejos, pero por el peso de la cajita, no les renda la remada, slo haban subido dos vueltas cuando les cogi la noche. El viejo les haba advertido que no miraran para atrs, Slo llegaron hasta Ijia Taito en el Vaups. El mayor pre- gunt: Bkr por qu est tan pesada nuestra carga?; el me- nor respondi: El que nos entreg la caja nos dijo que no la abriramos; se acercaban a la orilla. El mayor abri la cajita, apenas lo hizo se reg la hoja KUEEE... as se form la casa de los peces Moa Dawi. El hermano menor dijo al mayor: Ya lo da usted, qu vamos a hacer ahora?. Se reg la tercera parte de esa hoja. Regresaron donde el Dueo de la Hoja. El viejo Muin Bkk sali a recibirlos: Mis nietos, qu pas?. Ellos le contaron. El les dijo: Yo les expliqu lo que debe- ran hacer, no deban abrir esa cajita; sin embargo, ya que se re- g, est bien, no les fue muy mal; esa hoja ya qued para los pe- ces, l ya saba lo que iba a pasar. El viejo abri la caja y la em- pac otra vez con hojas, les dijo: Lleven otra vez, lleven bien. Esta vez el viejo les rez la canoa para que no pesara tanto, la hi- zo liviana; ellos se embarcaron y subieron el ro, la canoa ya no pesaba tanto, de una sola remada llegaron arriba donde se ha- ban quedado la noche anterior; con dos fuertes remadas llega- ron hasta el puerto de su casa. El viejo les haba dicho: Cuando lleguen al puerto ladeen la canoa y saquen esa caja; as hicie- ron. Los Kuwaiwa alzaron esa caja con los brazos; por eso los brazos no son redondos ahora; sufrieron mucho para poder le- vantarla, llegaron al patio. Muin Bkk les haba dicho: De- jen esa caja bien atravesada en el centro de la maloca, as lo hi- cieron. Ahora s vamos a ver, dijeron. El mayor estaba temero- so por el dao que ya haba hecho. El menor vino y abri la ca- ja: la hoja sali, se encaram en el techo; qued ya la maloca, con sus paredes pintadas; Nos va bien. Despus cogieron la ca- ja y se la devolvieron al Dueo; el viejo les pregunt: Ya termi- naron?, Ya terminamos. Bueno, est bien, dijo. Los Kuwaiwa subieron de nuevo a su maloca. Ya con la maloca terminada el hermano mayor invit al suegro, le dijo: Suegro, ahora s est lista la maloca. El le respondi: Ahora s usted es un hombre. Le entreg otra hija para el menor; el her- mano de ella era Umu Wai, el pez muchilero, el agujn. El Ku- wai menor tuvo dos hijos, ellos tomaron mujer. Los Kuwaiwa llegaron a la maloca, se preguntaron: Qu vamos a beber?. Ya iban a crear otra cosa; se acordaron del viejo que le dio la hoja para la maloca y fueron para que l los orien- tara. El les dio lo que se utiliza para hacer la chicha: el grano de maz, ame, de todo les dio, de cada cosa un pedacito. El viejo les dijo: Lleven eso a su maloca, cuando lleguen chenlo en la canoa para hacer la chicha. As hicieron ellos, echaron en la ca- noa, se multiplicaban solos, quedaron seis canoadas de chicha. Esa chicha era bien fuerte. Lleg entonces Yredo, abuela de ellos; era la duea de ese da. Lleg a esperar a la gente que vena. En su mano tena una cosa en forma de golondrina, el adorno de su cabeza era un Kaje Por, tambin llevaba sus arawa. Ella les dijo: Bueno, nos va a ir bien!, y los mand a quedarse en un lugarcito en el patio de la maloca; empez a barrer esa maloca, la dej bien limpiecita, arregl muy bien el camino del frente de la maloca; lo dej bien limpio y lo mismo el camino que sale por detrs de la maloca. Por ah iban a llegar todas las gentes Pamiwa; rez esa maloca para que ellos vinieran a visitarla. Empezaron a llegar, era bastante gente, venan tocando carrizo, flautas, de todos los instrumentos que se usan en los bailes. Ah supieron que cada tribu tena distinto nombre, ella les dijo sus nombres; a cada uno les seal su tierra y les dijo: Tal gente van a ser sus cuados; Yredo iba nombrando a ca- da tribu, ellos saban qu ro les perteneca; ya ellos consiguie- ron donde vivir. Entre ellos se hablaban diciendo: Vamos a vi- vir as.... As quedaron ellos. As hablaban los viejos... Historia de la Luna R.M.4. Roberto Jaramillo Biok FC/ Julio 1984 Abia amikak, aba Dueo de la Noche, no tuvo padre; del vientre de su madre, sin necesitar un hombre, engendr su hijo; fue rpido que lo engendr, rpido lo pari, despus de su nacimiento, al da siguiente, ya haba crecido; muy rpido se hi- zo hombre, as empez l, as decan los antiguos. Esa muchacha se estaba acicalando, se estaba pintando; ah en el patio detrs de la maloca se estaba pintando. El sali por la puerta de las mujeres, fue hacia la muchacha y la abraz; cuando la abraz, ella le dio una palmada con su mano untada de Wei, la palmada dio en su cara. Por eso cuando l sale en el cielo en los primeros das se ve as oscuro, manchado por ese wei. Luna regres a la casa, su madre le pregunt: Qu le pas a usted?, No, no me pas nada, respondi; pero en su cara se notaba la marca de la palmada; Seguro usted estuvo molestan- do a esa mujer, por eso ella le hizo eso, dijo la madre. Fue en ese momento que se cre lo que antes no suceda: que los hombres molestaran a las muchachas. La madre le rega- . El se sent lejos de ella en el banco de madera de Juansoco de Tominejo Mini Wajokak, de madera fina, l se sent; ah l comi de esa fruta; mientras que su madre le regaaba sus lgri- mas rodaban hasta la fruta. Es por eso que esa fruta qued amarga, al mojarse con las lgrimas de l, en recuerdo de su tristeza; tambin el rbol se da, su madera es ordinaria, le en- tra muy rpido el gorgojo, ya no sirve para nada. Abia amikak iba a hacer un dabukur Upaw Taino. Era el tiempo en que no oscureca, siempre estaba de da, el sol no se mova, no se ocultaba; Abia todava viva en esta tierra. Sin embargo, en ese tiempo no se sufra para hacer chicha: una mujer coga una mazorca y la desgranaba en la canoa, as no ms se haca. El dijo a su mam: Vamos a hacer chicha as; ella no sufri nada para hacerla, dos canoadas hizo, desgran el maz y rpido fue a mirar la canoa; ya estaba la chicha, la canoa estaba llenita sin que ella sufriera nada; as apareca no ms en esa canoa jiadob. Ellos empezaron a tomar chicha, ya estaban haciendo dabukur de la castaa dedimi. La gente se dio cuenta de que Abia haba hecho el amor con esa mujer; le dijeron que viviera con ella; su madre le dijo: Viva con mujer, ya que hizo el amor con ella tmela de mujer, vaya donde esa muchacha y dgale que lo pinte con wei. Ellos salieron de la maloca llevando un balay que dejaron ah afuera; Abia se par encima del balay y ella lo pint con wei. Esa mujer no lo quera como marido, pero as mismo de- bi pintarlo, lo dej bien pintado; despus, ella le dio un tabaco, le dijo: Fume, l le hizo caso: Bueno, voy a fumar, dijo l, pe- ro no saba lo que le iba a pasar. Ese tabaco estaba pintado por un lado de color rojo, por el otro era blanco: ese tabaco le estaba avisando que el sol iba a oscurecer, (Abia Yaiy, el eclipse). El fum; la muchacha le dijo: Mire a lo alto, cuando l mir, de lo alto baj una escalera, lo levant, lo subi hasta donde l est hoy en da, all no haba gente. Antes de subir, esa mujer le dio ese Yuwed que tiene una manijita para cargarlo en la mano; es con ese que l alumbra, con l produce la luz, no es propiamente Abia el que alumbra sino eso que l carga en la mano. La muchacha le pregunt a Abia si tena un lugar donde vivir all arriba; l contest: No encuentro todava, aqu no hay tierra; ella misma le mand un pedacito de tierra para que tuviera donde vivir, para que forma- ra la tierra de all donde est l ahora. Despus de formar esa tierra se le apareci una maloca ya, ah iba a vivir l, tambin apareci la comida que l tendra all, maz, yuca, de todo para vivir... Ella le dio tambin tabaco seco, de olor perfumado como la pia, otro tabaco que le dio tena sabor a ucuqu; tambin ella le dio de ese tabaco Buchitrawa, la sea de la menstruacin fe- menina que en adelante sucedera; ese arete de baile despeda ese olor, de su oreja vena. As como esa mujer lo abandon, vi- no desde entonces el que se separen los esposos en este mundo, de ah vino. As dicen los viejos. En ese tiempo en que el sol estaba quieto la gente coma mucho; a cualquier hora la gente segua comiendo; no era como ahora que en lo oscuro de la noche uno no busca comida, a ve- ces da hambre pero no como en ese tiempo que a toda hora se coma. El Dueo del Da era Odobor; l era quien esperaba el da; l lleg donde la mam de Abia, subi entonces donde esta- ba l y le dijo: Yo pienso que hay algo por hacer; todo el tiempo de da es malo para la gente, ellos se la pasan comiendo y se les est acabando la comida. Abia cogi un banco con su cara pin- tada de blanco y lo coloc de medio lado, al otro lado volte un banco con su cara pintada de negro. As fue como se dividieron la noche y el da, Abia ami- kak empez tambin a caminar en el cielo. As empez otra vi- da. La gente poda trabajar de da y descansar de noche, as ellos tambin ahorraban comida. Ellos midieron alrededor de esta tierra hasta donde deba llegar la luz pues no a toda parte llega- ba; ellos supieron cmo hacer pasar la luz a todas partes, cmo pasar la luz a otra parte cuando aqu est oscuro; con una cosa en forma de carrete de niln ellos hicieron que el mundo diera la vuelta, es por eso que hoy vemos que la luna y el sol dan vuel- ta a la tierra; antes el sol estaba quieto, ahora ya lleva su luz a otra parte, as crearon el da y la noche. Odobor, el murcilago fue el que dio la vuelta a la tierra joboro, para ver si el da y la noche estaban hechos; le fue difcil llegar hasta Jiaurada, el Ro Grande, hasta Jiadobedo donde ter- minan los ros; de all trajo una ceniza blanca y otra ceniza ne- gra; l dej esas cenizas encima de esa caja; abri la caja para ver qu tena; apenas l abri, vino la noche, todo qued oscuro. Esa noche estaba muy oscura, ellos no podan ver, no tenan fuego. El Dueo de la Candela era el yacar Jiab; con l consi- guieron esa candela; l les dio un poquitico para que ellos se alumbraran y as pudieran ver en el noche; ellos pudieron en- tonces cocinar sus alimentos. Buscando el da fue otro murcilago, el de la noche, Odo- emik; ellos le haban avisado que muy pronto iba a amanecer. Odoemik fue pero no alcanz a llegar donde se buscaba el da; por el camino se qued dormido. As fue como ellos empe- zaron con el sueo que tenemos hoy. Odoemik se qued dor- mido por eso no lleg el amanecer, no alcanz a llegar donde se buscaba el da. Ellos le preguntaron: Hasta dnde lleg us- ted?; l les cont dnde haba llegado su camino: Pero es muy peligroso y no se puede pesar. Entonces fue Odobor, hizo ese viaje rpidamente DI-DI-DI-DI... Lleg hasta donde estaba el Perezoso Bkk; l le pidi el da, pero Bkk no se lo quera dar, l estaba cuidando que no amaneciera, cuidaba la noche. Odobor rez una oracin para que a Bkk le diera diarrea; sopl un tabaco y le dio de fumar; Bkk sali de la maloca, se descuid; entonces Odobor cort la cuerda que sos- tena la noche amarrada a Jiadobedo y poco a poco vino ama- neciendo. Regres Odobor y les dijo a ellos: Ahora s se vino el da. En ese tiempo como el sol no se mova, estaba quieto, no produca enfermedades a la gente, como hoy en da que no en- ferma. En cambio la Luna s enfermaba a la gente. Fue as como amaneci. Ah aparecieron los animales que anuncian el amanecer, los Tiritiriaw; hoy por medio del soni- do de esos insectos uno se da cuenta que est amaneciendo. Tambin el gallo ellos dejaron para que oriente; as fue como dejaron ellos desde antiguo, as fue. Historia del Sol y la Luna R.M.5. Roberto Jaramillo Biok FC / Julio 1984 Los antiguos decan que la Luna, Abia Namikak, Abia el Dueo de la Noche era gente. Abia amikak llev a ese hom- bre, le dijo: All nosotros vamos a comer pia. El hombre cre- y que era pia lo que iban a comer; cuando llegaron a la cha- gra Abia amikak le dijo: Vaya busque hoja, traiga una hoja pintadita; l regres con una hoja que no estaba pintada. Abia amikak le dijo: Esa hoja no es la que yo necesito, as dijo, sin embargo, para poder ir donde estaba Abia Jaraw, Abia el Dueo del Da. El Dueo de la Noche se fue donde viva el Dueo del Da; lleg hasta la chagra donde estaban las hijas de l; el Dueo del Da estaba trabajando una chagra, estaba tumbando monte. Las hijas de l le pusieron al Dueo de la Noche una piel de ja- guar. El pap de ellas fue a buscarlas, lleg a la chagra donde ellas estaban; vio que ah estaba con ellas ese Dueo de la Noche y las rega, se disgust con ellas, quera pegarles por estar con quien quera hacerles dao, les dijo: Abia amikak no es gen- te, de pronto l quiere matarlas y comerlas, l no puede vivir co- mo lo hace un hombre y una mujer, l no sirve para eso. El Dueo de la Noche y el Dueo del Da se encontraron, se pusieron a alegar; el Dueo del Da tena un machete largo, el del Dueo de la Noche era corto; ellos se dieron machetazos, se golpeaban pero no se daban muerte; al fin dejaron eso. El Due- o de la Noche se fue. Mucho tiempo duraron sin verse ellos dos, el Dueo de la Noche y el Dueo del Da. El Dueo del Da siempre pasaba por lo alto, como siempre lo hace. El Dueo de la Noche le pregun- t: Cmo hace usted para estar siempre ah?; l respondi: Yo paso as; por encima de la chagra de su mam; se llev al Dueo de la Noche con l para que viera por donde pasaba l; cuando ya iban pasando por encima de la chagra, el Dueo del Da le dijo: Cierre los ojos. Cuando l abri los ojos se dio cuenta de que estaba bien alto; ah era donde siempre iba a es- tar, l no lo saba... Cuando el Dueo del Da est enojado, cuenta que se ca- lienta, hace mucho calor, es el recuerdo de su encuentro con el Dueo de la Noche. As fue como Abia el Dueo de la Noche lleg all arriba donde vive, as es. Historia de Estrellas R.M.6.Ramn Lpez Biok FC/ Julio 1984 Ellos llegaron al sitio de nombre Iparari, desde donde vi- nieron las tribus que all nacieron. El abuelo de la tribu Biowa se llam Umumbo; l tuvo ese conocimiento desde cuando an siendo nio le dieron de esa semilla camare; despus, los que emergieron le dieron del tabaco con el que nacieron, el Poeta Bchiw. Para que fuera ms sabio, de la semilla de camare le pusieron en el ombligo. Eso que ellos le dejaron le ayud a ca- pacitarse an ms, supo toda la historia. All estuvieron ellos despus de emerger; las flautas y trompetas antiguas en ese tiempo comenzaron. Makachick te- na la piel muy dura, los foetes no podan romperla; la gente tu- vo miedo, todos se escondieron por temor a los foetes que l usaba, no se vea a nadie. Despus fue el de nombre Pinaiwari, el Dueo del Da Jaraw Poek; l comenz a utilizarlos. Pinai- wari fue el que primero vivi en Iparari, era un diablo. Pero ellos no sonaron. Wamudana y lo hijos de Yurijeri En el lugar llamado Jipana viva Wamudana, fue l quien cre los Achimiwa, los que hoy nosotros utilizamos. Wamudana produca todos los sonidos sin tocar nada, sin tener nada en las manos; de sus coyunturas salan los sonidos, l mismo era uno de los Achimiwa; era una persona pero de l salan sonidos; en tiempo de baile l produca esos sonidos con slo hablar. Wa- mudana tomaba mucha chicha, pero no se llenaba; para l pre- pararon una canoada de chicha, la tom y no se llen. Jipana, en el ro Isana, e Iparari sobre el ro Vaups, son los lugares ms importantes, la Casa de Nacimiento Poeta Kra- mi de donde emergi la gente. Los hijos de Yurijeri estaban en un lugar sagrado, la Maloca de Yurupar, Achiami. Yurijeri fue el primer ancestro de la tribu de los Yuremawa. Pinaiwari fue el primer ancestro de los Pamiwa, fue el Dueo de Iparari. Mien- tras que Yurijeri estaba con su gente, Pinaiwari organiz otro lugar sagrado para su gente; hablaron contando su historia co- mo hicieron los de Iparari en Jipana. Despus de organizar ese lugar sagrado, esa maloca sagra- da Achiami, Wamudana llev al monte a esos jvenes, todos eran varones. Era el tiempo de la cosecha de la fruta de avina, buscaron sus rboles; el viejo subi al rbol. Ese viejo era un diablo Abujuk, otra gente lo llama Bisio; era sin embargo per- sona. Wamudana se encaram hasta los gajos del rbol, coma su fruta; l iba a llevar esa fruta para hacer un dabukur. Los muchachos que vinieron de Achiami esperaban bajo el rbol; cerca de ellos caan la cscaras de fruta que Wamudana dejaba caer. Ellos le pidieron: Psenos de esa fruta tambin para que nosotros comamos, pero l no les quera dar nada. Sin embargo les tir un poquito, parti una rama y se la tir; los muchachos cogieron esa fruta, la pintaron, la asaron y comieron. Apenas ellos comieron esa fruta asada el que estaba en el rbol se priv, qued all privado; de su boca escurra saliva que se fue alargando hasta el suelo. Es por eso que en ese rbol cuel- gan bejuco hoy en da, de esos babame! Vino entonces lluvia. Wamudana puso una ramita para que los que lo esperaban aba- jo no se mojaran, les dijo: Escampen ah debajo. Pero era su propia barriga; dos de los muchachos escamparon ah, tres que- daron afuera. Los que escamparon ah debajo quedaron dentro de la barriga de Wamudana, los otros quedaron por fuera. Wamudana volvi a la maloca haciendo ya el dabukur; las frutas de avina que traa en su estmago empez a vomitar; vomit, vomit, vomit... todas las frutas; por ltimo salieron esos dos muchachos que se haba tragado, los dej ah muertos. Ah estaba el abuelo de nuestra tribu, Pinaiwari, tena un poder casi igual al de Wamudana. Yurijeri fue sirviente yeba kak de Wamudana. Pinaiwari viva en Iparari donde emergieron lo Biowa. Ellos se dijeron: Vamos a matar a Wamudana, as bo- rracho vamos a matarlo; con hachas y machetes queran darle muerte los padres de los muchachos que l se haba tragado, pe- ro Wamudana les dijo: Eso no me hace nada, esas hachas y machetes son mis manos, ustedes no van a poder conmigo!. Luego Wamudana se fue hacia lo alto P ... subi ms all del cielo cawaro. All hay como un molino de caa, ct- rind, que no deja pasar, lo puede espichar a uno, pero l pas y fue an ms arriba a esconderse. Venganza de los padres de los muchachos Pas un tiempo. Los padres queran vengar a sus hijos; queran invitar a Wamudana a una chicha para matarlo. Man- daron a las golondrinas Yrwewa para que lo invitaran. Ellos subieron a invitar a ese viejo pero no pudieron llegar hasta don- de estaba l; llegaron hasta el Ctrind pero no pudieron pa- sar; ese mismo da ellos iba a tomar chicha; pero esas golondri- nas no pudieron pasar, si hubieran sobrepasado ese Ctrind las hubiera espichado, ellos regresaron. Despus ellos volvieron a hacer chicha; entre esa gente es- taba tambin los Yurijeri con todas sus tribus; ellos hicieron chi- cha de Pechacoro, de Yaraki, de Aunboricoro, tambin hicieron aguardiente de Koiwaiye; despus de eso ellos rezaron una ora- cin para atraer a ese viejo Wamudana; rezaron esa oracin a la chicha; le mandaron un poco de chicha y un poquito de ant- raba, casabe fino de pura yuca madura; tambin aguardiente le mandaron como muestra de lo que haba. A la avispa Dainami- k le dijeron: Vaya usted; l se fue hasta donde Wamudana, lleg donde ese Ctrind que estaba dando vueltas; era difcil pasar, muy peligroso; pero entre los dos rodillos quedaba un ro- tico, se abra y se cerraba; en el momento en que dej abierta esa entradita, l se meti, pero cuando estaba cruzando le ma- chuc la cintura y en la cola le dej como una espinita. Fue de ese tiempo que l qued as como es! Como recuerdo de eso l qued as. Lleg donde Wamudana y le dijo: Mi capitn lo manda invitar a tomar chicha, estas cosas le mand, le entreg lo que l llevaba. Los que esperaban abajo ya hacan dabukur, lo iban a emborrachar; ah en Iparari estaban los de Yurijeri y los de Pinaiwari; juntos estaban buscando un acuerdo para ma- tar a Wamudana: Cmo vamos a hacer cuando l llegue? Qu le vamos a hacer?, se preguntaban; Pinaiwari dijo: No, no le vamos a matar de una vez; le vamos a quemar ms bien; esos dos quedaron de acuerdo. El viejo Wamudana an estaba pro- bando lo que le haban mandado; despus de probar esa chicha se sinti borracho, bien contento comi ese pedacito de casabe; le pareci bueno ese casabe as borracho como estaba; se acord entonces de que cuando estaba en la tierra ese capitn le daba de comer de eso mismo, pens: All donde mi capitn l me daba buena comida; ya que l me invit voy a ir, Est bien, voy le dijo al animalito; ste le respondi: Este da va a ser la chicha, va a ser despus de tres das, el viejo agreg: Espreme all que yo voy a llegar. Ellos lo esperaron, se reunieron todos a esperarlo. Cuan- do ya estaban todos reunidos se escuch un sonido en lo alto; todos los sonidos de los Achimiwa se escucharon alto en el cielo cawaro; el sonido de todos los instrumentos que usamos hoy en da venan acercndose. Wamudana vena bajando, lleg al patio de la maloca y entr. Se tom toda una conoada de chicha, la acab; ellos lo esperaban con una chicha bien fuerte para embo- rracharlo y poder matarlo. El ya tena ganas de regresar, estaba bien borracho; ellos le preguntaron: Para matarlo a usted, c- mo hay que hacer? Cmo se le puede matar?. El respondi: Lo que ustedes pensaron est bien, qumenme. Ellos se dije- ron: Vamos a quemarlo. Amaneci el otro da, ellos buscaron harta lea, hicieron un pira y el viejo se par encima de la lea, entonces ellos le prendieron fuego. Eso hicieron ellos ah en la playita de Jipana, es por eso que hoy uno no puede acercarse, hay veneno en ese lu- gar que puede causar enfermedad. Lo quemaron ah; cuando se empez a quemar por los pies, l iba contando los rezos buenos que se van a rezar en este tiempo; cuando se iba quemando en las piernas, segua contando los rezos buenos; contra la gripa; para que no surja ninguna enfermedad en la casa; cuando el fuego ya suba de las rodillas empez a contar la historia de las tribus, las cosas de hablar Yawaiye; ya el fuego llegaba a la cintura, ah em- pez a contar los cantos de los bailes badae; cuando la candela lleg a la altura de su diafragma, su umend, l empez a contar las oraciones que nos van a producir dolores, oraciones malas con las que la gente nos va a hacer enfermar de ijiede; iba contan- do cmo ellos pueden daar un sitio donde vive la gente (krore ijiyai kamu); tambin les ense oraciones para arreglar un sitio daado (emiji yai kamu), todo eso cont; ya la candela haba su- bido hasta la boca, entonces empez a contar del veneno, dnde se va a encontrar: Ah mismo donde me quemaron ustedes, las cenizas de mis huesos van a ser para envenenar la chicha; l iba contando todo lo que iba a suceder. Al mismo tiempo, en Ipara- ri, los otros tenan el mismo trabajo que stos hacan en Jipana, pero ellos eran de otra gente, as ellos recibieron. Las constelaciones El viejo Wamudana se quem todo. El sonido de l se fue para lo alto; el viejo no se vea pero el sonido s suba; lo quema- ron por haber matado esos muchachos. El haba dejado una ra- zn a ellos: les dej dicho cmo iban a hacer los Achimiwa que usamos ahora, en el cielo qued esa figura; a lado y lado queda- ron esas figuras, cada uno con su par quedaron las figuras de ellos en el cielo. El viejo haba dicho: Despus de quemarme, llguense ustedes a verme, all donde me quemaron llguense ustedes al medioda siguiente. Yurijeri fue a ver, el viejo le haba dicho: Cudrese bien para ver ah donde qued mi espritu-pensamiento, mire en el suelo; as hizo Yurijeri. Ah estaba agachado mirando cuando escuch un ruido en lo alto, en los cielos; el ruido lo hacan las golondrinas Oco Damariwa, hartas estaban reunidas: CHI- CHI-CHI... l alz rpido su cabeza para mirar las golondrinas que producan esos ruidos; en ese momento una pachuba sur- gi en ese lugar, se elev hasta el cielo; hasta el azul jumeniwa subieron dos pachubas. Para poder hacer las flautas y trompetas Achimiwa surgieron esas palmas de pachuba; de ellas se podran hacer todos los instrumentos que hoy usamos, tambin sus cs- caras de guamo silvestre kaje ah surgieron. Como ese viejo le haba indicado, l hizo una camareta para poder subir en ese r- bol; ahora esa camareta es conocida con el nombre de las estre- llas de Moa Cadawa, la figura de un par de flautas Bk; todos los Bk Poewa quedaron representados por estrellas que hoy vemos. Cuando las mujeres estn cerca de los hombres, nosotros las llamamos por sus nombres como Moa Cadawa, la camareta que l utiliz para bajar esa corteza. Uchiw es tambin la figu- ra que representa otro par de Bk Poewa; cuando los vemos desde la tierra as lo llamamos; Duri Jarawe es esa horqueta que ellos usaron como escalera para subir a lo alto de la palma, ese es tambin Tuipe, el bastn corto que ellos llevaban al hombro cuando estaban en el baile; otros dos pares representan los Na- joco Kijiko y a Najoco raco, por su sonido grueso. El yurupar en poder de las mujeres Despus, Yurijeri dej esos instrumentos Achimiwa a sus hijos; son los que nosotros usamos hoy. Yurijeri tuvo slo un hi- jo varn y dos mujeres. Yurijeri dijo a su hijo: Ah le dej Ku- yaiko, el jabn de corteza para que se bae; sin embargo no le dijo qu instrumento era ese Miyawi Kawea, el abanico de plu- mas de gaviln que de solo ventear encima de los instrumentos los haca sonar; estaba al lado de las flautas y trompetas que l deba ventear, as no ms se produca el sonido en ese tiempo, as no ms la fila de instrumentos sonaban; pero el hijo se que- d dormido, no se levant a tiempo. Las muchachas tambin haban escuchado lo que el pap haba dicho ensendole a su hermano. En la maana ellas re- cordaron y se dijeron: Vamos a ver qu fue lo que nuestro pa- dre avis al hermano; ellas haban escuchado todo del pap, llegaron al sitio, cogieron esa pluma de gaviln y ventearon los instrumentos para que sonaran. El viejo que estaba en la maloca pens: Seguro mi hijo ya lleg al puerto a baarse. Mir al puerto pero no lo vio; mir en la hamaca y ah estaba el hijo; baj al puerto a ver quien tocaba los instrumentos, vio que eran sus hijas; ellas vieron al viejo, entonces tomaron los instrumen- tos y los guardaron en su sexo. Es la muestra de por dnde iban ellas a tener los hijos hasta hoy! Ah guardaron esos instrumen- tos, hicieron su vagina. Esas muchachas se aduearon de los Achimiwa y los hombres quedaron como sirvientes de ellas; ellos trabajaban pa- ra hacer la comida; de tanto trabajo que hicieron cargando ca- nastos, los brazos de ellos no fueron redondos sino aplanchados como son hoy. Mucho tenan que trabajar ellos porque las mu- jeres por cualquier cosa hacan dabukur; eran los hombres los que tenan que esconderse cuando venan ellas con esos instru- mentos; ellos tenan que llevar la comida y la masa de yuca en sus brazos. Las mujeres hacan dabukur de cualquier cosa; de lulo, de lea... estaban jugando con los hombres. El pap de ellas vio que no convena lo que hacan esas mujeres. Trat de quitarles otra vez esos instrumentos; una de ellas se fue ro abajo; las otras fueron ro arriba; detrs de las que fueron ro arriba fue el pap de ellos, las sigui y las sigui; por fin alcanz esas mujeres y para quitarles los instrumentos, debi matarlas. As entreg nuevamente a su hijo esos instru- mentos Achimiwa, los Bk Poewa que nosotros usamos ahora. As son las figuras de las estrellas que nosotros vemos en el azul ahora, ah comenzaron. Historia de Mene jk R.M.7.Roberto Jaramillo Biok FC/ Julio 1984 Mene juk, el Verano de Guama, no hubiera existido. Fue Muun Bkk, el viejo Piraa mismo quien mand ese hombre para ac; por medio de l poda matar a la gente, ese viejo estaba buscando cmo hacerlo, a Kuwai l quera matar. Ah donde estaba Kuwai lleg ese animalito Arawidik, vino volando y le dijo: Su suegro lo quiere matar, lo est bus- cando, le respondi: Que haga como l quiera; yo tambin tengo poder como l mismo; Kuwai ya saba lo que el suegro pensaba en su contra. En ese momento fue que una nia tuvo su primera menstruacin. Kuwai estaba sentado ah en el ro donde los hombres vomitan el agua, en la orilla de la boca del ro Papur. Ah estaba cuando vio que vena una persona su- biendo el ro, era Mene jk; Kuwai fue a saludarlo y lo vio como un viejito, Mene lo salud: Qu hubo nieto!; Kuwai respondi: Estoy vomitando agua; Mene le dijo: Venga a con- versar, Kuwai fue. Kuwai mont en esa canoa; el viejo se lo llev. Subiendo el ro se encontraron el Perro de Agua Jiadawi, que vena solo cerca de ese lugar donde ellos salen a restregarse; ah llegaron; ellos mataron pescado y cocinaron. Kuwai no saba que esa era una maloca, no distingua la maloca de Jiadawi. El viejo vio que ese pescado ya estaba cocinado, le dijo a Kuwai: Ah cerquita hay una bolsa de aj seco, trigalo para echarle a este pescado; Kuwai fue pero no lo encontr, vio que haba un avispero, pero no poda cogerlo. El viejo pas y cogi el avispero, lo ech a la olla de pescado, entonces bajaron la olla del fogn; el viejo le di- jo: Ahora s coma; ellos comieron; ah les lleg la noche. Esa noche a Kuwai le dio mucho fro, le dijo al viejo: Tengo fro, le respondi: Ah est el fogn, calintese ah; as amanecieron. Al amanecer el viejo dijo a Kuwai: Hoy vamos a llegar. Llegaron a las bocas del Cuduyari. Kuwai tap el ro con una red para coger pescados; ah en esa red ellos caan. Para Kuwai esos que caan eran peces, para Mene jk eran hojas; l vea que Kuwai recoga slo hojas, le dijo: Eso no sirve; Kuwai dijo: Dme esas hojas, yo las voy a muquiar, cmo va a comer hojas? Eso no le sirve, le dijo el viejo. En esa red cay una ana- conda roja ainjumek, en un cacur cay una anaconda blanca ainjuak; el viejo las cogi y la convirti en peces, se fue a mu- quiarlos; hizo una camareta pequea pero no le puso lea; pu- ras hojas quemaba, as los muqui; ese pescado qued bien se- quito. Es por eso que a veces cuando viene Mene jk y hace mucho fro, viene con una lloviznita; a veces se despeja y llega el sol; cuando se despeja es porque ese viejo se pone su sombrero blanco; cuando llegan nubes negras es porque l usa su sombre- ro negro. As fue eso. Kuwai: El Desanidador R.M.8. Ramn Lpez Biowa FC/ Julio 1984 Los hermanos Kuwaiwa En Odocawewa viva una persona de nombre Kuwai-Ka- ri-Jmeni Jik; su hermano menor Kari Miyakar viva all tambin. Kuwai, el mayor, fue la persona que nos dej la comi- da, nos dej lo que tenemos ahora para sembrar, todo lo que se cultiva en la chagra. Kari-Kuwai tuvo dos mujeres, el menor no tuvo mujer, era todava nio, muchacho. El mayor propuso al menor: Va- mos a sacar una guacamaya que est por all. Fueron a Ma K- rami, por los lados del Querari; all en un palo de yaca-yaca, mjek, en lo alto estaba el pichn; al lado haba una palma de guasai. Luego, el hermano mayor dijo al menor que subiera has- ta llegar al pichn. El subi por la palma de guasai pero no lo al- canz, no pudo llegar cerca. El mayor pregunt: Qu hubo, cmo estn esos animales?. Estn pichones todava, respon- di el menor sin haberlos visto an. El mayor pregunt de nue- vo: Cmo estn, grandes o pichones?. Estn pichones toda- va, repiti el joven. El mayor insista en su preguntas; el menor ya estaba cansado, le dio rabia, ya no poda sostenerse donde es- taba, ni poda ver esos animales, respondi a su hermano: Tie- nen la lengua como el cltoris de su mujer. Al or esa respuesta, el mayor quit la palma de guasai de ah; el menor salt al otro palo y ah qued, lejos de la palma, no poda bajarse. El mayor regres y el menor qued all en el palo, dos das estuvo encara- mado ah. Ese muchacho en la casa tena domesticado un muchilero umu. Al cabo de dos das empez a buscar a su dueo; anduvo por los cerros ms altos, por Mamboa y Bokomiyo, alrededor de todo este mundo estuvo buscando; tambin fue al cerro de Avi- na y a otro ms y a otro... lleg hasta Joror Wak, de ah fue hasta Ta K y de ese cerro pas al lugar Ainyebo. Ya llevaba dos das buscando a su amo re pak. El muchilero lleg a la casa por la tarde. Kuwai estaba conversando con sus mujeres, les estaba contando: Yo dej bo- tado a mi hermano. El pjaro escuchaba lo que decan. Las mu- jeres preguntaron: Por qu bot a su hermano? Para estar as triste lo dej all?. Kuwai les cont que el lugar donde lo haba dejado botado estaba por los lados del Querari: All estbamos subiendo a coger unas guacamayas y l me contest una pala- bras que no me gustaron, eran palabras malas, por eso lo dej por all, explic. Dijo que lo haba dejado en Mapenamba y se- al claramente el lugar. Como el muchilero haba escuchado todo, al otro da ma- drug en busca de su amo; bien tempranito lleg donde l esta- ba y en una gajo al lado se puso a cantar ENENE-ENENE-ENE- NE... pidindole comida a su amo. El muchacho le cont: Mi hermano me dej botado, y agreg: Como yo lo cri a usted dndole comida y usted as creci conmigo, ahora vaya a la casa y me trae el pescado que dej all guardado. El muchilero fue hasta Odocawewa y, como le gustaba ro- bar, entr hacindose el desentendido, buscando grillitos y cu- carachas en el techo; si Kuwai lo vea acercarse al pescado lo ma- tara; cuando nadie lo estaba mirando, desbarat el canasto del pescado y se llev una sardinita. Kuwai lo vio y le lanz una va- ra, lo sigui para matarlo; el muchilero escap y logr llegar hasta su amo, quien recibi el pescado y le dijo: Vuelva a la ca- sa y me trae un pedazo de casabe. El muchilero en la casa actu igual, revisando las paredes, buscando bichitos; disimulada- mente se acerc al balay del casabe, cogi un pedazo y se fue donde su amo. El muchacho de nuevo le mand: Vaya y me trae agua; el muchilero no pudo llevarla. El joven comi el pes- cado; los pedacitos de casabe caan al suelo; dijo al muchilero: Vaya a la casa y me trae mi cumare que dej all guardado. Pensaba colgar ese cumare y por all bajar; el pjaro trajo el cu- mare, pero ste no llegaba hasta el suelo, bajaba hasta la mitad. Despus de unos das las hormigas subieron por el palo ami Meawa y llegaron hasta el muchacho, le dijeron: Qu hubo pakoma? Usted es el que dijeron que haban dejado por aqu?. S soy yo, respondi y les pregunt: Ser que ustedes me pueden llevar?. Ellas contestaron: S le podemos llevar, pe- ro esprenos un poco. Las hormigas regresaron a su casa, saca- ron un tejido de hojas de mirit, volvieron a subir y le dijeron al muchacho: Venga, acomdese encima de esto, y le explicaron: No vaya a abrir los ojos, tngalos cerrados que tan pronto co- mo lleguemos a tierra le avisamos; si usted abre los ojos en me- dio del camino, es peligroso que lo dejemos caer; l les contes- t: Bueno. Las hormigas colocaron al muchacho encima del tejido, lo envolvieron y entre todas pulsaron a ver si podan con su peso, vieron que s podan, eran hartas y entre todas hacan fuerza. Dijeron al muchacho: Ahora s vmonos, comenzaron a bajar, iban bajando y en la mitad del trayecto l pregunt: Cunto nos falta para llegar?. Todava falta, le contestaron; el joven les pidi: Cuando vayan llegando a las ramas de las co- pas de los rboles me avisan; pero ellas no le avisaron, se die- ron cuenta que l abri un poquito los ojos y trataron de soltar- lo diciendo: Bueno, usted est viendo. Siguieron bajando y el muchacho se coloc el Pinaimada en el pecho; l se dio cuenta que las hormigas lo estaban llevando para la casa de ellas como su jefe; si l no se hubiera percatado lo hubieran llevado. Toda- va faltaba mucho para llegar al suelo; cuando ya iban donde terminan la ramas de los rboles jokwa, aunque las hormigas no le avisaron, el joven se dio cuenta; cogi el Pinaimada, lo apoy en la tierra y brinc, cayendo al otro lado del Querari, en el cerro Kuwai Tik, cay de rodillas y luego se sent. Ceremonia funeraria El mismo da, como hacan los viejos antiguos, el mayor estaba pensando hacer una ceremonia funeraria Chioino, en re- cuerdo del menor; ya lo crea muerto. Comenz a organizar la ceremonia diciendo a los dems que alistaran sus mscaras por- que iba a quemar las cosas y las ropas que usaba su hermano menor. Mientras tanto, su hermano ya vena cerca, sin necesidad de caminar, usando el mismo Pinaimada. Lleg donde estaba su hermano mayor cuando ya estaba lista la fiesta; por el camino cre unos compaeros, mucha gente; ya cerca cada uno organi- z su corona de plumaje Taramak; el menor vena muy elegan- te adornado con ucawea. Cuando vena por el camino, el ma- yor lo vio y se acord de lo que haba hecho y comenz a decir: Qu lstima mi hermano, haberlo dejado botado, lloraba, es- taba triste y mientras l lloraba su hermano menor ya se encon- traba bailando tranquilo. Kuwai vio que su hermano bailaba sin pareja y dijo a su mujer: Srvale de pareja; l no la quiso recibir: Yo no la reci- bo porque por su culpa mi hermano me dej botado all. El menor y sus compaeros bailaron solos y as amanecieron. El menor sali y dijo a su hermano Kuwai: Piense qu va a hacer usted porque yo me voy. Por esto mismo nuestro padre nos dej abandonados a los dos, viva aqu ya que nuestro pap nos dej la comida. Usted tambin fue malo con nuestro padre, lo rega; por eso l no se ama con nosotros y se fue. Viva aqu a ver cmo le va; si usted es bueno va a vivir bien con sus mujeres, si ellas hacen buenos trabajos le va a ir bien. Yo me voy de aqu porque usted no me siente como su hermano, por eso yo no me amao, usted me dej botado, por eso me voy! Yo me he sentido como un verdadero hermano pero usted no sien- te as. Me voy a donde fue nuestro padre. Despus de la fiesta, en la madrugada del da siguiente, el menor se visti con la piel de un tominejo y se fue FUUUU... hasta Maripitana. Regreso del hermano menor Pasaron muchos das, muchos aos. El mayor llevaba mucho tiempo ah. Cuando lo dej su hermano, l an no tena hijas; ahora tena una que, como las mujeres crecen rpido, ya estaba grande. Kari-Kuwai viva con dos mujeres, una de ellas era la hija de Kuitobodok, quien estuvo viviendo all con ellos, tejiendo balay. La mujeres de Kuwai llevaron a la mujer de Kuitobodok a la chagra y le dejaron un pedazo para que de all ella sacara su comida; ella iba a la chagra y arrancaba de lo que le haban deja- do. Despus la cuada de Kuwai, hermana menor de su mujer, fue a la chagra con su mam y vio que haba muchos cultivos: pia, caa, ame, pltano, caimo..., de todo lo que se siembra en la chagra; tambin observ que esta limpia de maleza. Cuan- do la joven regres a la casa dijo a su pap Kuitobodok: Pap, vaya mire la chagra de mi hermana, all hay mucha comida; mi cuado est bien. El viejo no le hizo caso, ella insisti varias ve- ces hasta que al cabo de algunos das al viejo se le ocurri ir a mirar la chagra de Kuwai; apenas Kuitobodok alcanz a ver la chagra, la yuca se da, las frutas se pudrieron en las matas, la caas, las pias, todo, se derritieron al pudrirse. Despus de eso Kuwai-Kari-Jmeni Jik fue a mirar su chagra, no haba nada; su comida fue mermando hasta que se termin. Estuvo sin comida, sin nada, comiendo nicamente pepas de monte odojari; sufra buscando en el monte esa pepa y tambin kariba. Cuando estaba en esta situacin, su hermano que lo haba abandonado, lo vio sufriendo y pens: Ahora s encontr lo que buscaba. En ese tiempo, la hija de Kuwai tuvo su primera mens- truacin; ese da Kuwai ya estaba a punto de morir de hambre. Despus de dos das la muchacha continuaba ah sentada guar- dada. Kari Niyakare, el Kuwai menor, vino a Miyawibo a visitar a su hermano, porque su propio padre le haba dicho: Vaya a ver por qu su hermano est as. Nosotros ya le dijimos todo lo que hicimos y no lo recibi bien, ahora que est solo veamos qu est pasando. El nos sac de all por querer ser ms que no- sotros; ya nos dimos cuenta de lo que le est pasando, sabemos que ya no tiene su comida. El menor se dio cuenta que la muchacha, la hija de su hermano mayor, estaba sola por la noche, su padre la haba de- jado sola en la casa; luego Kuwai menor lleg a visitarla: Que hubo hija, bko; el mayor haba salido a buscar esa pepa odo- jari. Qu hubo?, contest ella sin ganas; Usted no me cono- ce, yo soy su to, hermano menor de su pap; l a dnde se fue?. Ella respondi: Se fue al monte a buscar odojari, por qu a l le est pasando esto?. Su pap fue una persona de mal genio que nos sac de aqu a nosotros, a m que soy su to y a su abuelo, nos rega; nos dijo lo que quiso y ahora encontr lo que buscaba, respondi l. En la mano tena un frasquito de aguardiente koaiwaiye y un casabe fino antrab; le ofreci una copita de aguardiente a su sobrina y una tortica pequea; despus le dijo: No vaya a decirle a su pap que ya llegu, se fue. El pap de la muchacha regres y al notar un olor arom- tico en su hija la interrog: Qu es lo est comiendo usted ah sentada?, ella contest: Qu voy a estar comiendo si usted no me dej nada!. Al da siguiente el Kuwai menor volvi donde su sobrina trayndole lo mismo; esta vez le dijo: Ahora s cuntele a su pa- p que lleg su to y que l va a venir de nuevo maana, que es- pere ah en la casa. Ella estuvo de acuerdo; cuando su padre lle- g le cont que su to haba llegado y le ofreci un pedazo del casabe del que le haba dejado a ella; el viejo le pregunt: Por qu no me dijo esto antes cuando le pregunt, cundo prob es- ta comida tan sabrosa?. En el da sealado lleg el Kuwai menor trayendo el fras- quito de koaiwaiye y el antrab; entr saludando a su herma- no: Qu hubo, cmo le ha ido?; el mayor lo mir y contest: No muy mal despus de que ustedes se fueron y se puso llorar. El menor lo rega: Como usted quiso vivir ah y no se ama conmigo que lo senta mi hermano, no quiso que viviramos juntos, pues ah le lleg lo que usted quera, usted mismo se da cuenta; antes le habamos dicho viva bien con sus mujeres, mande a trabajar en la chagra para que vivan bien... Despus le dio al mayor una copita de aguardiente y unos pedacitos de casabe; l tom y comi; tan pronto lo hizo vomit la comida, vomit hasta que salieron todas las pepas de monte que haba comido. El menor le dijo: Ahora s le lleg lo que buscaba, dijo otras palabras y se qued unos das con l. El origen de la chagra El menor de los hermanos Kuwai dijo al mayor: No hay ms para m aqu. Como usted no me ha querido, siempre me ha regaado, ahora s lo voy a dejar del todo; despus de esto no vaya a ser como fue antes. Como usted ha estado bravo conmi- go, lo primero que va a hacer es quemarme, despus le van a lle- gar hachas metlicas, Joeka. Luego le explic al mayor: Primero tiene que medir su chagra; despus deje las hachas en medio del lote, ellas mismas se van a encargar de tumbar los palos. As lo hizo y apenas dej las hachas, ellas se encargaron de tumbar Kr-Kr-Kr... despus se quemara sola, se sembrara sola y la comida crecera sola. Despus de explicarle esto a su hermano, el menor dijo: Ahora s, como usted vive bravo conmigo, mteme. El ya haba visto una loma buena, grande; le dijo al mayor que reuniera harta lea en esa loma y la prendiera, tambin le recomend: Viva bien, no vaya a ser como antes, no repita lo que nos hizo; haga trabajar a sus mujeres porque son como flojas. Dgale a su mujer cuando vuelva de la chagra que no vaya a comer antes de rallar la yuca sino despus de rallar todo, tambin le advirti: Le voy a dar una semana de plazo para que no se asome a esa chagra recin quemada. Luego de explicarle todo le dijo: Ahora s mteme y qu- meme. El mayor replic: Por qu si usted es mi hermano?. El mayor no quera quemarlo pero debi hacerlo porque el menor se lo ordenaba, lo quem; despus de hacerlo cumpli lo que su hermano le haba advertido y slo al cabo de una semana fue a mirar la chagra, la encontr completa con yuca como la que ha- ba tenido antes. Su hermano tambin le haba explicado que recomendara a su mujer que cuando llegara a la chagra no se sentara sino que de una vez comenzara a trabajar arrancando yuca y regresara; ella ya haba ido varias veces a la chagra, en ese tiempo no era sino arrancar la yuca y la cscara quedaba en la tierra, sala lista para rallarla. Un da que sali a la chagra, a la mujer le dieron ganas de sentarse en un palo; comenz a despiojarse y, en ese momento, la cascarita se qued pegada a la yuca; cuando fue a arrancarla, ya la yuca traa la cscara, le toc pelarla. En ese entonces tampoco haba maleza en la chagra pero por ella haberse sentado a despiojarse, por haber desobedecido a Kuwai, el mayor lleg a la chagra, arranc los vellos pbicos de la mujer y los reg en la chagra; as estaba inventado la male- za, por su desobediencia, as apareci la maleza. Ah termina es- ta historia. Kuwai y el carayur R.M.9. Ramn Lpez FC/ Julio 1984 Los Kuwaiwa vinieron de la maloca de nacimiento Poeta Kurami, hasta llegar a Odojarico, donde vivieron. Uno de ello tuvo el nombre de Odojarico Kuwai, que es el mismo Jmeniwa Jik, Bira Jmeni Jik. El fue abuelo de ellos. Los Kuwaiwa hicieron una maloca grande en Odojarico que se llam Kuwai Krami. Ellos eran tres. Uno de ellos se fue para abajo, pero no se sabe a donde fue; como a pasear fue, a conocer. Los dos mayores se fueron para abajo y dejaron al me- norcito cuidando las dos mujeres de ellos: Cuide a sus cua- das, le dijeron al jovencito; l estuvo unos das ah cuidndolas. En ese tiempo no exista todava el carayur muja; se di- bujaban con achiote, mujariyo. Tempranito las dos muchachas, antes de ir a la chagra, se sentaron en la puerta de la maloca a dibujarse; cuando se encontraban all lleg una abeja grande, un abejorro pequeo, a molestarlas ERO-ERO-ERO-ERO... co- mo acaricindolas. Las dos mujeres, como eran inquietas, le di- jeron: Si usted fuera gente nos hubiera hecho dabukur de mu- jariyo, le dieron una palmada y lo tiraron TE... Al frente de este sitio estaba la laguna donde viva el abejorro; se fue a la casa y cont qu gente antigua habitaba all, los abuelos de los gua- nano ocoyiwa; cont que all haba harta gente. Al da siguiente el abejorro lleg a la casa de las mujeres transformado en persona, les habl: Nosotros les vamos a ha- cer dabukur de mujariyo, queremos que nos preparen chicha. El joven cuado no se dej avisar: ABIA-BIA-BIA-BIA... PIDI- TEA-TEA-TEA, PIDI-TEA-TEA-TEA... ellos escucharon pero no le prestaron atencin; l les estaba avisando: Ya a ustedes les fue mal porque a sus mujeres se las comieron los animales. Ellos no se imaginaban nada, venan subiendo. Los mayores llegaron a Yapoto. All en la parte llamada Jupido el menor se visti de nuevo con la piel de Jupi, baj al puerto y les avis: CHE-CHE-CHE-CHE... pero ellos no le ha- can caso; uno de ellos le dijo: Si usted fuera una persona nos hubiera avisado ms claro, pero como es animal no le creemos lo que nos viene a decir; entonces el joven se quit esa piel de pjaro, se convirti en persona y les dijo: Sganse riendo y mo- lestando, hablando de las mujeres, ustedes creen que sus muje- res estn en la casa. Ellos se quedaron callados y luego asintie- ron: Es cierto. El les cont: Pues en la casa ya no hay nadie. Los dos Kuwai mayores se pusieron tristes: Seguro es cierto lo que dice este hombre, pensaron. Llegaron a la casa en Odojarico y viendo que ya no haba nadie, preguntaron a su hermano menor: Usted localiz dn- de estn ellos?, l contest: S donde estn; fueron con l y comprobaron que era cierto. Regresaron a la casa y de nuevo fueron abajo a Piduma Kapindo y del centro de ese lugar saca- ron una varitas llamadas kaiwachini, las machucaron y secaron ah mismo. Luego dijeron al menor: Ahora s vamos a ver. Fueron a la casa e hicieron planes: Vamos a ir a media noche; a esa hora llegaron y esperaron un buen rato en el lugar de Cama Cadawada, en las bocas cao Turi cerca a Momiwa, donde ellos estaban. Mientras esperaban, escuchaban el sonido de flautas de hueso, de carrizo, msica; los de adentro estaban contentos; poco a poco se fueron durmiendo. El permaneci es- condido en medio de un tejido de cacur. Las muchachas arran- caron yuca, la trajeron a la maloca, hicieron la chicha y espera- ron el da que el abejorro haba indicado. Ese da, ya estaba lista la chicha; lleg harta gente ya lista para empezar a bailar; comenzaron el baile con el canto de abe- ja, del que actualmente se canta partes cuando hay harta gente, seguramente lo saben los cantores Badak. Siguieron bailando y el joven cuado estuvo escondido escuchando y viendo lo que hacan ellos. Ya al amanecer se transformaron de nuevo en abe- jas y comieron una por una a las mujeres, las comieron a las dos. Cuando se fueron las abejas, el joven que estaba escondi- do sali a seguirlos para ver dnde vivan; se transform en el pajarito Jupi y persiguindolos lleg hasta su casa que era un palo Kume; all se escuchaba el sonido de flautas de hueso de animales; al lado donde sale el sol haba otro gajo, todo ese palo estaba lleno de animales-gente. El muchacho regres. Para no perderse haba marcado el trayecto partiendo palitos en el camino, pero esos palitos no se quedaron as, se pararon de nuevo; para sealar el camino tom entonces pintura amarilla y fue untando en cada palo, sta se convirti en Cachiwa Dupa. Regres a su casa. En ese tiempo ya los hermanos mayores venan de vuelta. El menor fue a esperarlos a Piduma Kapindo, abajito de Anpa- wa en el Querari; ellos venan por mnb, molestando, ha- blando de las muchachas, contentos, subiendo a remo KI-KI- KI... Cuando llegaron al sitio donde se encontraba el menor, s- te se visti con la piel de pajarito Jupi y les acompa en silen- cio. Los Kuwaiwa encendieron ese tur y prendieron el palo; en una de sus ramas haba un carpintero que chuz el palo por el gajo de atrs y por all salieron loritos pequeos kyuwa y mur- cilago odowa; el palo se quem y cay en la laguna Mumib, llamada Abeja por esto; est en el cao Parya, dejando rastros; algunos dicen que hay ceniza venenosa donde se quem. As lo quemaron. Unos dicen que en Toidiwa llegaron a golpear con basto- nes de guarumo ese Abia Yaijebe. Los Maka Poewa los nombran Enoca Capachuani y otros Enocawamecuari. Mamw R.M.10. Jos Mendoza Bajukik FC/ Julio 1984 Kuwai quera saber como era este mundo. Se encontr con la gente Umar, Mamw; ellos lo llevaron primero a Jia- rada, la Bocana de los Ros. Kuwai dej a sus padres, tambin a su mujer y a su pequeo hijo; ella se qued son sus suegros. Ku- wai se perdi con esa gente Mamw, l no poda pensar bien. Lo llegaron primero a ver cmo era mka, pasaron por ah, dieron la vuelta y llegaron hasta Jiadobedo; as supo l cmo era ese mundo. Es por eso que hoy sabemos cmo es ese mundo. Despus de quedarse ah en Jiadobedo, ellos empezaron a subir: Venan por ese mundo de los Mamw, por el Ro de la gente de Umar, Mamw Jia. Llegaron al Cao Flores, Cowua- da, Cameda. Como ellos son de la planta de Umar, eran ellos quienes hacan florecer las plantas, pero no dieron fruto. Su- biendo llegaron hasta el cao Copiya, el lugar donde empezaron a fructificar las plantas; ah esas plantas de Umar ya dieron fru- tos, pero esos frutos eran pequeos. Llegaron al cao Viche, Ka- meda; los frutos ya estaban ms grandes pero an verdes. Llega- ron al cao Toanya, ah donde los frutos se caen verdes de la planta, ah los Umar no maduraron, se caan verdes. Llegaron al cao Carajuma Cuyaya, haca mucho calor; ah los frutos empezaron a madurar por el calor, estaban slo medio maduros; ah ellos se baaron en ese cao. En Tuiya ya empezaron a ser verdaderas frutas, fueron definitivamente fru- tos. En el cao Yuyuya ellos quedaron colgados de la ramas; esa gente era como un espritu, estaban dentro de la fruta; ellos ve- nan de rbol en rbol. Ah mismo lleg Kuwai; l mismo qued en una fruta, ya no era gente. Ah las frutas empezaban a madu- rar y se caan solas. Kuwai estaba colgado en la mitad de la ma- ta, le lleg entonces su tiempo y madur, era una fruta grande, bonita. Ah en ese lugar, en ese cao Yuyuya era donde la familia de Kuwai recoga esas frutas. Ellos arreglaban bien esas frutas debajo del rbol, para cargarlas a la casa, ese sitio era para ellos. Los padres de Kuwai y su mujer llegaron a recoger esa fruta; el viejo se lamentaba por su hijo perdido lloraba, recordando su hijo desaparecido. Ellos recogieron umares, recogieron, reco- gieron... en ese rbol vieron esa fruta grande, pensaron: De pronto cae esa fruta grande y se la comen los animales, sin em- bargo regresaron; cuando ya se estaban yendo se cay esa fruta, su mujer se devolvi a recogerla. Entonces Kuwai se volvi gente otra vez, ella le pregunt: Dnde estuvo Kuwai? Hace mucho tiempo que usted se fue!, l respondi: Estaba por ah perdido en el mundo, estaba dando la vuelta al mundo, yo fui por ese mundo para ver cmo era, para saber cmo podra llamarlo, me embolat. Kuwai no contaba qu haba pasado, sus compaeros le haban dicho: Cuando llegue all al Cuyuya, no vaya a decir nada de lo que vio, por eso l no deca las palabras correctas, no hablaba claro. Su mujer llam a sus suegros; ellos llegaron, le pregunta- ron: Dnde estuvo hijo?, pero l no responda las palabras correctas; ellos lo saludaron contentos y lo llevaron a la casa; la mujer le ofreci kiapira y le dio frutas de umar para que co- miera, pero l saba que eran gente, dijo: A m ya no me da hambre; al fin comi un poco de fruta, pidi de beber y le tra- jeron, ah ya dej de comer. Kuwai andaba con su mujer; ellos recogan de esas frutas de umar. Ella le preguntaba dnde haba estado todo ese tiem- po, pero Kuwai no responda claro, deca siempre lo mismo. Luego ellos hicieron chicha fuerte, de casabe blanco, Aunbori Coro; le dieron de tomar; l ya estaba borracho; le volvieron a preguntar dnde haba estado, pero l no responda claro. Otro da volvieron a hacer chicha de Yarak, de casabe tostado; ya cuando estuvo buena la dieron a Kuwai y repitieron sus pregun- tas, pero l no responda. Cuando estuvo bien borracho ya, abu- rrido de las preguntas que le hacan, explic: Seguro ustedes no me quieren ver aqu, por eso preguntan dnde estuve; les voy a contar. Empez a relatar de sus vueltas por el mundo, de quie- nes eran los Mamw, deca: Yo fui a ver cmo es este mundo, quienes eran los Mamw, ellos me levantaron hasta Jiadobedo, con ellos fui hasta lo alto, a mka, atraves hasta el otro lado, ah empezamos a subir, esta tierra es como un entierro, esta tie- rra se va abonando, por eso es que va creciendo este mundo. As aclar todo; ellos estaban tomando chicha, l sali a orinar, ah lo pic una culebra, se muri; ellos lo enterraron. As fue eso... Ume jacopa yowaino R.M.11. Toms Ballesteros FC/Julio 1984 El viejo tena tres hijos, cuando enferm les dijo: Cuan- do yo muera no vayan a enterrar mi cuerpo en la tierra. Hijos, yo a ustedes los tuve y los cri hombres, yo ya me estoy yendo de esta vida, los voy a dejar. Despus de que yo muera, saquen mi cuerpo y pngalo en la mitad de la maloca, djenlo ah y sl- ganse. Busquen un sitio al otro lado del cao, hagan una casa y vivan ah, porque mi cuerpo se tiene que pudrir en la maloca. Ellos hicieron as como les haba dicho su padre: coloca- ron su cadver en la mitad de la maloca y se salieron; al frente de esa maloca construyeron su casa y all siguieron viviendo. El cuerpo del viejo se pudri en la maloca y se perdi all mismo. Despus se cay la maloca, perdindose todo el material de construccin, las hojas, los palos, todo. Los hijos del viejo tenan un camino a la orilla de la ma- loca por el cual pasaban en direccin al puerto, que era el mis- mo de antes, donde tenan sus canoas. Un da fueron a pescar, se embarcaron y cuando ya bajaban por el ro, se escuch un grito: HEEEEE... Uno de los hermanos dijo: Quin nos estar llamando?. El menor respondi: Debe ser el espritu de nues- tro padre. El mayor exclam: Nos est haciendo una mala-se- a (Apebajujae). El menor de los hermanos no dijo nada ms porque ya saba que el viejo iba a resucitar. El primero que ha- ba hablado dijo despus: Yo no s, puede ser que nos est ha- ciendo una mala sea, presintiendo que su padre iba a resuci- tar. Despus de escuchar tres gritos bajaron de nuevo por el ro, estuvieron un rato colgando anzuelos y luego el mayor de los hermanos dijo al menor: Ya pescamos, vmonos. Llegaron al puerto, destriparon los pescados y cuando salieron oyeron otro grito HEEEE... Ellos se preguntaron: Qu ser lo que le est pasando a nuestro finado padre? Ser que quiere resucitar o se- ra que lo enterramos vivo?. El menor deca: Yo no s, tal vez s, l ya saba lo que iba a suceder. Los hermanos regresaron de la pesca y al llegar a la casa entregaron a sus mujeres el producto; despus les contaron que su difunto padre les haba gritado. Las mujeres opinaron: El les est haciendo mala-sea porque algo les va a suceder. El invierno ya estaba cerca y ese da amaneci lloviendo. Ellos salieron a buscar tur; regresaron, lo secaron y salieron de nuevo a quemar hormigas. Uno de ellos dijo: Como amaneci lloviendo yo creo que las hormigas deben estar contentas para volar, tenemos que ir a mirar. Ellos fueron a mirar los hormi- gueros: haba cantidades de hormigas. Hay mucha hormiga, vamos a sacar tur, dijeron. Regres primero el mayor, luego el menor y despus el que estaba en la casa. Esa tarde ellos queda- ron contentos. Ya en la madrugada uno de ellos dijo: Vamos a quemar las hormigas. Cada uno tom un rumbo distinto. Esa maana llegaron tardecito, primero el menor; despus el que le sigue y pregunt a su hermano si haba encontrado hormigas; l le res- pondi: Muchas, mire estas ollas. Esa maana ellos estaban comiendo ah reunidos. El me- nor dijo: Qu hormigas tan buenas para colgar peces. El otro hermano coment: S, a m me afila bien el pescado con esas hormigas. El menor dijo: En cambio a m casi no me afilan, me afila pescado muy pequeo. Su hermano le respondi: No importa, vamos juntos. Ese era el da en que ellos iban a resuci- tar al viejo. Los hermanos fueron al puerto, sacaron agua de sus canoas, buscaron sus remos, sus arcos, y al bajar un poco, oye- ron de nuevo el grito del difunto: HEEEE... El menor contest: Tal vez l quiere resucitar. Luego siguieron su camino. El hermano mayor propuso: Yo voy colgando anzuelos en esta orilla y usted por la otra. No nos demoremos mucho, cojamos apenas para la kiapira. Fue- ron colgando los anzuelos y luego el mayor dijo a su hermano: De subida vamos desenredando los peces que comieron el an- zuelo. Cuando terminaron se encontraron de nuevo; el menor pregunt: Cogi?. El mayor dijo: Slo poquitos y usted?, S, bastante. Con esto que cogimos los dos tenemos suficiente, vamos ya. Yo slo mat cinco, dijo el mayor mirando la canoa de su hermano: Usted mat muchos. El menor le respondi: Como usted me dijo que casi no le afilaban con hormigas. Los hermanos revisaron tres veces los anzuelos. Ya haba pasado el medioda. El mayor dijo: Yo me voy. El menor le contest: Vaya siguiendo, yo voy despus porque a m me so- braron mucha hormigas y voy a colocar esas carnadas para que no se pierdan. El mand seguir adelante al mayor porque tena un presentimiento. Al irse su hermano, revis tres veces los an- zuelos y solo llen de pescado media canoa; luego subi al puerto y destrip los pescados; busc un bejuco y arm dos sar- tas grandes que no pudo cargar; as que cort un palo y coloc las sartas a cada lado. Llev los pescados al sitio donde estaba la maloca y mirando all se pregunt: Qu puedo hacer a mi pa- dre?. El camino estaba retirado. El lleg al punto donde fue se- pultado su padre, baj el pescado y fue al lugar de la sepultura a formar ese esqueleto; empez por el tarso del pie, sigui con los huesos del empeine, despus las espinillas, luego la rodilla, des- pus encontr el fmur, luego el cinturn plvico, el espinazo, las costillas, todo el resto, form de nuevo el esternn, la clav- cula, luego brazo y antebrazo, crneo, todo lo arregl. El joven habl entonces a su padre: Tal vez usted quiere resucitar pap; por eso es que nos llama siempre cuando pasa- mos. Usted nos dijo antes dnde hacer la casa para vivir noso- tros y as lo hicimos. Venga, dijo despus al esqueleto. Se fue por el camino ancho por el que a distancia se vea la casa; lleg caminando a la casa, entr diciendo: Bukiko, aqu est el pes- cado que usted siempre ha querido comer. Usted mat har- tos, exclam ella contenta, riendo. El le entreg los pescados a la mujer y ella cocin una sarta y dej la otra; guard en un rin- cn el resto de los elementos, arcos, flechas, se volvi hacia su hermano y le dijo: Hermano ya viene nuestro padre!. Ver- dad?, pregunt el mayor. Claro! Le dije que viniera porque como todas las veces que pasamos nos llama. Le dije que se vi- niera si estaba vivo. A las mujeres y a los hermanos les reco- mend: No vayan a llorar. Cuidado con ir a llorar, vamos a es- perarlo contentos. Hicieron paredes de vida Waca aremba, las paredes del frente y arriba de la maloca, los travesaos verticales del techo de la maloca, el caballete o cumbrera, las vigas horizontales de los estantillos, los rincones de la maloca, las soa de la maloca. Debajo de la ltima viga horizontal de los estantillos se encon- traba una banca, esa banca era de vida, era para formar de nue- vo a la persona. Ya el muerto vena en la mitad del camino. Cuando lleg, golpe en la pared de la maloca: Cmo estaaannn?, pregunt. Aqu estamos, contest el menor de los hijos. Salieron a reci- birlo y lo llevaron a acostar en el banco de Waca; le soplaron ta- baco, lo resucitaron, lo llevaron a la vida. Lo soplaron y le die- ron vida. Lo llevaron a la hamaca y as se recuper del todo a la vida. Historia del Yurupar R.M. 12. Ramn Lpez. FC/Julio 1985 Komi y los Achi Mamara El que se iba a llamar Komi, el que iba ser nuestro Achi- mi, hablaba de todo; l solo haca todos los sonidos que hacen 0 ekuwa, nuestros abuelos Achimiwa, todo lo hablaba... Komi hizo un lugar sagrado, una maloca Achi ami, para ensearle a unos nios; los haca crecer, los llevaba al monte a mostrarles cmo se deba hacer un ofrecimiento con yurupar (bedeino). Ellos hacan yurupar en la casa, Komi les estaba en- seando. Esa casa estaba dividida por la mitad con un separador de palma. En un tukub estaban las mujeres y en la otra parte, estaban los hombres. Komi enseaba a los nios y haca sonar todos los yurupares. Komi y los nios Achi Mamara, iban al monte a recoger pepas de ibacaba, con la que hoy se hace el yurupar; ese coja: el ibacaba boriyabea, el pataba purama, la guama de monte mene jumeka, la guama de maz wea mene, el caimo de monte najoca- rika y pika; estas frutas las pasaban al lugar donde estaban la mujeres y ellas preparaban jugo que pasaban a ellos, en el sitio de los hombres. As Komi los haca crecer. Al ao siguiente Komi les mostr a otros nios. Cuando l vea que los nios ya saban bien, lo sacaba de all. Komi an- daba con ellos, les enseaba a hacer yurupar en tiempo de iba- pichuna Kpe. El slo era el Achimi de ellos, como tenemos no- sotros. En el tiempo de Avina hicieron yurupar con esa fruta. Llegaron al monte y Komi dijo a lo nios: Vamos a hacer yuru- par de avina. Ya en el sitio, el viejo hizo una hoguera y subi solo al r- bol; al lado del fuego caan las frutas que los nios recogan e iban amontonando. Arriba sonaba Komi: se escuchaban el Jara- jipob y el Joak, sonaba el par de Juejueay, todos los Achimi- wa sonaban. El viejo sigui arrancando frutas y botndolas al suelo y los nios recogindolas; cuando uno de ellos estaba sa- cando la fruta, sta se rompi y cay en la hoguera; otro nio vio que estaba asada, la parti y aspir: su olor era bueno, la co- mi; los dems le pidieron y todos comieron excepto el menor; ellos eran cinco. Miraron hacia arriba y dijeron: No est vien- do, vamos a comer, volvieron a asar cada uno su fruta y siguie- ron comiendo, menos el menor. Ah se daaron esos Achi Ma- mara. Komi vio que ellos estaban comiendo la fruta asada. Des- pus de que los nios comieron vino un aguacero con viento fuerte, ellos buscaron donde escampar, vieron un palo grueso y all entraron todos los que haban comido: era la barriga del vie- jo. Komi se los comi y se fue, se subi con ese sonido y ya no se oy ms. El Achi Mamak que no haba comido, se qued ah solito. El nio lleg solo a la casa y all le preguntaron: y sus compaeros?. El respondi: Ese hombre se lo comi y se fue. No saban qu hacer, no saban cmo buscar a Komi. (Variante T: Mientras Jmeni Jik estaba en la chagra, sus hijos se quedaban en la casa; los nios haban inventado un jue- go: cogieron un poporo, le abrieron un rotico y adentro metie- ron una abeja, lo hacan sonar como Achimiwa: Jri-Jri-Jri- re-re-re..., jugaron como haciendo dabukur, durante tres das. EL ruido del poporo lo escuch un hombre que estaba en lo al- to, Komi Maky; l baj hasta ellos y les pregunt: Qu ha- cen nietos?. El era quien iba a empezar el primer yurupar, ese Bk Poenk. Ellos no saban quin era. El viejo tena el lugar donde estaban los nios, como sa- grado. Komi saba cuando Jmeni Jik iba a regresar y en ese momento se iba. Ya llevaban muchos das yendo all con ese B- k Poenk; los nios ya se estaban poniendo plidos, sin ganas de comer; Jmeni Jik ya estaba preocupado de verlos as; un da regres rpido y cuando ya iba llegando a la casa oy como si fuera un dabukur grande, se oan los yurupars. Cuando en- tr a la casa y se uni al grupo de los nios, l tambin qued como aprendiz, ya no coma. Komi invent la cosas que hoy se utilizan en el dabukur: el ibacaba coja, el ucuqui pacoro, el ibapichuna kpe, avina, todas las frutas de monte. El era de los Kuwaiwa, quera nacer all en Jipana. En el palo de avina se daaron ellos. Los mismos nios tuvieron la culpa. Komi subi al palo, que todava existe en Jipa- na, y dijo a sus nietos: Las pepas que yo deje caer, no las vayan a comer. Los Achi Mamara estaban comenzando su estudio; para ellos estaba prohibido comer pescado, kiapira, tomar chi- cha ukuiye... Komi subido en el palo, coma las frutas para llevarlas en su estmago; una de esas frutas se le cay y los nios la asaron y comieron. Al hacer esto, Komi se priv; qued colgado en un gajo del palo, le escurrieron las babas que se convirtieron en be- jucos. Luego se levant diciendo: Yo ya les haba advertido a estos nios!. Baj del palo y mand un aguacero. All hay una piedra parada que es la figura de Komi. Los nios se haban re- partido la fruta que comieron, pero el menor no quiso comer el pedacito que le dieron. Cuando vino el aguacero Komi dijo a los nios: Vnganse para ac y escanpamos; al menorcito le dijo: Usted hgase all lejitos, estese ah solo. El nio avis a sus hermanos mayores: Ese hombre se los va a comer a ustedes. Komi los segua llamando, l estaba agachado, con su cabeza co- mo escampadero... cuando ellos llegaron se los comi. Komi se comi a esos nios, se levant, con ese sonido J-J-J-J... se levant, se perdi. El menor de los nios fue a contar a su pap que a sus hermanos los haba comido el Bk Poenk, el mismo Komi; Komi lleg hasta Jia rada, el ro grande, el mar, y all hizo da- bukur: vomit las frutas de avina y encima los nios que haba comido, cada uno en un balay. Los dej ah...). (Variante F: En el lugar llamado Jipana viva Wamudana, creador de los Achimiwa que hoy utilizamos. Wamudana pro- duca todos los sonidos sin tocar nada, sin tener nada en las ma- nos; de sus coyunturas salan los sonidos; en tiempos de baile los produca con solo hablar. Wamudana tomaba mucha chicha pero no se llenaba; le prepararon una canoada de chicha, la to- m pero no se llen. Jipana en el ro Isana e Iparari sobre el ro Vaups, son los lugares ms importantes, la Casa de Nacimiento (poeta Krami) de donde emergi la gente. Los hijos de Yurijeri estaban en el lugar sagrado Achiami. Yurijeri fue el primer an- cestro de la tribu de los Yuremawa. Pinaiwari fue el primer an- cestro de los Pamiwa, fue el dueo de Iparari. Mientras que Yu- rijeri estaba con su gente, Pinaiwari organiz otro lugar sagrado para la suya; hablaron contando su historia como hicieron los de Iparari en Jipana. Despus de organizar es lugar sagrado, esa Casa Sagrada (Achiami), Wamudana llev al monte a esos jvenes, todos eran varones. Era el tiempo de la cosecha de avina, buscaron sus rboles; el viejo subi al rbol. Ese viejo era un diablo abujik, otra gente lo llama Bisio, era sin embargo persona. Wamudana se encaram hasta los gajos del rbol, comi su fruta; iba a lle- varla para hacer un dabukur. Los muchachos esperaban bajo el rbol; cerca de ellos caan las cscaras de las frutas que Wamu- dana coma. Ellos le pidieron: Psenos de esa fruta a nosotros tambin; l no les quera dar. Sin embargo les tir un poquito, parti una rama y se las tir. Los muchachos cogieron esa fruta la pintaron, la asaron y comieron. Apenas comieron esa fruta asada, el viejo que estaba en el rbol se priv; de su boca escu- rri saliva hasta el suelo por eso de ese rbol cuelgan bejucos de esos babame. Vino entonces la lluvia; Wamudana coloc una ramita para que los que esperaban abajo no se mojaran, les dijo: Es- campen ah debajo. Pero era su misma barriga; dos de los mu- chachos escamparon ah, tres quedaron afuera. Los que se me- tieron ah debajo, quedaron dentro de la barriga de Wamudana. Wamudana volvi a la maloca haciendo el dabukur; em- pez a vomitar las frutas de avina que traa en su estmago... vomit todas las frutas; por ltimo salieron esos dos muchachos que se haba tragado, los dej ah muertos). Komi es quemado Los padres de los nios que Komi haba comido pensa- ron: Vamos a hacer chicha y lo vamos a invitar. Primero hicie- ron chicha de casabe blanco, aunbori; ya cuando estaba lista le dijeron al nio que se haba quedado solito, que fuera a invitar a Komi. El cuinak le dijo a Komi: Lo invitaron a tomar chicha, hoy es el da. Qu chicha es?, pregunt el viejo. Chicha de aunbori coro, contest. Seguro ellos me quieren matar por los hijos, sospech Komi; Ellos no lo quieren matar, esos nios que usted se comi estn todos all, ya regresaron, dijo el nio. Esa chicha es buena para tomar pero yo no voy, decidi Komi. El muchacho regres y dijo: No quiere venir. Hicieron chicha de cachiwa, con casabe costado y caa, y mandaron de nuevo al muchacho: All hay chicha y dijeron que fuera usted a tomar. El viejo pregunt: Qu chicha es?. Cachiwa, respondi el joven. Esa chicha es buena para tomar, pero yo no voy. No quiere venir cont el joven al regresar. Luego prepararon chicha de yaraki. Hoy hay chicha y lo mandaron invitar, dijo el muchacho a Komi. Qu chicha es?. Yaraki. Esa chicha es buena para tomar, yo ya he tomado pe- ro no voy. El muchacho solcito volvi y dijo: El no quiere ve- nir. Hicieron chicha de maz, weacoro. Al joven le dijeron: Vaya y llmelo. Lo mandan a invitar a usted para que vaya a tomar chicha. Qu chicha es?, pregunt Komi. Chicha de maz, respondi. El dijo: Esa chicha es buena para tomar, pero no voy, despus tomo. El muchacho regres y dijo: No quiso venir. Luego prepararon chicha de ame, mo coro. El joven fue donde estaba Komi y le dijo: En este da hay chicha de ame, le invitaron para que usted vaya. El viejo respondi: Es buena para tomar pero no voy. Hicieron chicha de batata, amu coro, y lo mandaron in- vitar: Los paps de la gente suya lo mandan a invitar a tomar con ellos. Hoy hay chicha de batata, esa chicha es buena para to- mar, dijo el muchacho. Algn da tomo, pero hoy no voy, res- pondi Komi. Despus prepararon chicha de yapi coro. Hoy hay chicha all para que usted tome con ellos, dijo el muchacho. Pero, por qu me llaman tanto, me estn invitando mucho. Seguro me quieren matar por los hijos de ellos, respondi el viejo. Despus hicieron de una chicha que no conocemos, da- piapeka coro. Mandaron invitar al viejo: Hoy hay chicha all y lo mandaron invitar para que usted tome. Qu chicha es?, pregunt Komi. Dapiapeka coro, le contest el joven. Bueno, de esa yo no he probado, voy a ir; aunque creo que me llama es para matarme por los hijos de ellos. Los que lo invitaron, amarraron una hoja de guarumo a un palo que desde arriba, donde se hallaba Komi, se vea como personas. El muchacho solito mirando desde arriba le dijo a Ko- mi: Vea all estn todos los nios que usted haba comido. Ko- mi instruy al muchacho: Si ellos me quieren matar, dgales que busquen harta lea, que sea lea fcil de rajar, utujika, y la dejen en la mitad de la casa y quemen all; que me entierren ah amarrado con bejuco eneneme y con bejuco de warac borika- yaime: Que me amarren el cuerpo en cinco partes y tambin con bejuco de corconcho mreome; en otra parte que me aten con bejuco pinpiyaime, en esta parte con bejuco pacoyaime y en el ombligo con bejuco de churuco caparoyaime, dando cinco vueltas; en otro lugar que me amarren con bejuco blanco kapa- boyaime y en otro con poyaime. Dgales a ellos que me amarren con esos bejucos. El muchacho llev la razn: Ahora s va a venir, pero mand un mensaje, que busquen lea utujika. Trajeron la lea, y prendieron una hoguera en la mitad de la casa; cuando la lla- ma ya estaba alta, lleg Komi. Los que estaban en la casa inven- taron unos rezos para que la llegada de ese hombre no les hicie- ra mal. Cuando Komi lleg, lo agarraron, lo amarraron; l les hizo una oracin mala umejuraino, pero no les hizo nada por- que ya haban hecho un rezo de proteccin. Lo ataron tal como l haba dicho. El les deca: Ustedes estn como expertos defen- dindose. Lo dejaron encima del fuego. Komi les dijo: Despus de que me quemen, saquen los rescoldos del fuego, chenlos en un corombolo betor, chenlos en un hueso largo; saquen la ceniza. El mismo les dijo lo que deban hacer. Se quem todo, slo quedaron las brasas; cuando se apag todo, ellos revisaron. Komi haba dicho que en la parte del corazn nacera una planta de veneno; el hgado sera vene- no de untar towaibo y el pulmn, veneno de ame ocoturu; les dijo que lo sacaran para ellos. Todas esas matas nacieron all, entre las cenizas. Ellos mataron a Komi por haber matado a sus hijos; as mataron al hombre que iba a ser el Achimi de ellos... (Variante T: Jmeni Jik no saba qu hacer porque Komi estaba en lo alto, all viva. Le mand una razn de que viniera, pero el enviado no lleg hasta all. Luego mand a Daiamik, la que parece una avispa con trax delgadito y abdomen grueso: Vaya invite a Komi, dgale que venga. El subi hasta all, pero no pudo entrar; la puerta a toda hora se mova, se abra y se ce- rraba; cuando se abri Daiamik entr, se cerr y lo machuc; al abrirse de nuevo logr entrar hasta donde estaba Komi, le di- jo: Jmeni Jik est aguantando hambre y quiere que usted va- ya a rezar para que pueda comer; por falta de rezo estn pasan- do hambre l y todos sus hijos. El quiere que usted le rece todas las cosas que l va a comer, pescado, chicha, todo... Jmeni Jik le manda decir que no tenga miedo, que no piense que de pron- to lo va a matar por lo que comi a sus hijos. Komi contest: Seguro que usted me est diciendo mentiras, seguro que l me quiere matar. Daiamik insista: El no lo va a matar, si quiere salga y mire que all estn todos. Komi se asom desde la puerta. Jmeni Jik haba colo- cado en el patio tres palos de rebalse para que Komi creyera que eran los nios resucitados. Por fin Komi dijo: Bueno, voy a ir, porque todos esos nios que yo com estn ah, seguro es ver- dad. La avispa lleg donde Jmeni Jik y le dijo que alistara to- do: pescado, carne, kiapira, chicha, todo para cuando Komi vi- niera a rezar. Komi vena bajando con ese sonido de yurupar, desde el lugar de las nubes J-J-J-J... Salud a Jmeni Jik y ste le dijo: Yo lo invit a usted. Komi rez primero el pescado y el aj; despus la chicha; tambin rez para poder hacer el amor. Cuando pregunt qu ms haca falta rezar, Jmeni Jik lo aga- rr para matarlo, por haber matado a sus hijos; cayeron varias veces al suelo hasta que por fin Jmeni Jik tuvo a Komi en el suelo; all le coloc en el cuello un palo de arco pokajewaku; so- bre el abdomen le puso el propio palo de arco koko eminik, y en las rodillas el palo de Mirapiranga Koko Jeariku; con esos palos lo hizo sufrir, le deca: Esto es por haber matado a mis hijos. Komi mismo le dijo: Si usted me quiere matar pngame encima el algodn del dardo yi y tambin miyi y despus cheme candela. Cuando Jmeni Jik le prendi fuego, Komi se fue diciendo: Ustedes van a morir, por el veneno. Van a morir. Jmeni Jik contest: Yo voy a rezar las enfermedades. Para cada una dijo una contra; a lo nico que no pudo responder fue al veneno ije. Despus de una semana de haber quemado a Komi, en ese sitio nacieron varias plantas: en el lugar del ombligo naci Ocotr, al lado de sta naci su remedio joibo y tambin la pachuba opou, con la que ellos iban a inventar de nuevo el yurupar. Tambin nacieron la mata de corombolo uca cham- bo, que los Maka Poewa usaran de cabo para una lanza para matar gente, y el palo caryo. (Variante F: Pinaiwari, abuelo de nuestra tribu tena un poder casi igual al de Wamudana. Yurijeri fue yeba kak, sir- viente de Wamudana. Ellos se dijeron: Vamos a matar a Wa- mudana, as borracho vamos a matarlo. Queran darle muerte con hachas y machetes, pero Wamudana dijo a los padres de los muchachos que se haba comido; eso no me hace nada, esas hachas y machetes son mis manos, ustedes no van a poder con- migo!. Luego Wamudana se fue hacia lo alto P... subi ms all del cielo cawaro. All hay como un molino de caa, c- trind, que no deja pasar; lo puede espichar a uno, pero l pas y fue an ms arriba a esconderse. Pas un tiempo. Los padres queran vengar a sus hijos; queran invitar a Wamudana a una chicha para matarlo. Man- daron a las golondrinas Yrwewa para que lo invitaran: subie- ron pero no pudieron llegar hasta donde estaba el viejo, no pu- dieron pasar del ctrind. Ese mismo da ellos iban a tomar chicha, pero las golondrinas no pudieron pasar, tuvieron que regresar. Despus ellos volvieron a hacer chicha; entre ellos estaba Yurijeri con todas sus tribus; ellos hicieron chicha de Pechacoro, de Yaraki, de Aunboricoro y aguardiente Koaiwaiye. Luego reza- ron una oracin a la chicha para atraer al viejo Wamudana y le mandaron un poco de chicha y un poquito de casabe fino de pura yuca madura, antraba y aguardiente, como muestra de lo que haba. Mandaron a la avispa Daiamik hasta donde Wa- mudana, pas por el huequito que queda entre dos rodillos del ctrind, pero en el momento de cruzar, le machuc la cintu- ra y en la cola le dej como una espinita; lleg hasta donde esta- ba Wamudana y le dijo: Mi capitn lo manda invita a tomar chicha, estas cosas le mand, entregndole lo que llevaba. Los de abajo se preguntaban cmo iban a matar a Wamu- dana. Pinaiwari dijo: No, no le vamos a matar de una vez; ms bien le vamos a quemar. Wamudana prob la chicha y se sinti borracho, luego comi el pedacito de casabe y se acord de la buena comida de la tierra: Est bien, voy a ir, dijo al animalito, ste le ijo: Den- tro de tres das va a ser la chicha; el viejo agreg: Esprenme que all llego...(...) El yurupar y las mujeres Despus de quemar a Komi, ellos pensaron en hacer los instrumentos que tenemos ahora, los Buk Poewa, la Gente An- tigua. Cortaron la palma de pupua re; mandaron a todas las mujeres fuera de la casa. Empezaron con el instrumento que sera nuestro abuelo Buk Penk; luego hicieron dos pares de Jijiayre y tambin dos pares de Jara jipow; despus hicieron el cortico Doko doko. Tambin hicieron coas toijor, que dieron a las mujeres para trabajar en la chagra y no preguntaran por la palma, que era altsima. Ellas preguntaron: Dnde botaron esa palma de pupu- a?. No la botamos; hicimos un trabajo para que ustedes tra- bajen la chagra, respondieron los hombres. Hicieron coas para cada una de las mujeres; pero ellas seguan preguntndose: Qu haran con esa palma tan larga?. Despus ellos hicieron los rboles de los que se usa la cor- teza: baidiak, mene jumekak y tuak; sacaron su corteza y la enrollaron como hacemos ahora nosotros con la hoja de kuaiyo- ka. Luego colocaron la hoja. Tocaron el primer par y dijeron: Est bueno. Luego enrollaron e hicieron sonar el Jara jipow: Est bueno, dijeron. Hicieron el Juejueay; adentro le echaron cera de abejas, tocaron y dijeron: Est bueno; terminaron con el Doko doko, lo hicieron sonar y dijeron: Est bueno. Deja- ron los instrumentos en el puerto donde ellos se iban a baar. Luego uno de ellos lleg a su casa y dijo a su hijo: Ah le dej unas cosas para que se bae. Vaya bese, lvese la cara, vo- mite. Ah est el bejuco kuyaimu para que se bae. El hijo con- test: Bueno. Lleg la tarde y se durmieron; el joven segua durmiendo. El pap tambin le haba dicho: Despus de media no- che, cuando ya los animalitos Kua estn callados, baje a lavarse la cara; para que limpie su estmago le dej kupedo y komu; ah hay tambin kyaimu y mujek, para que se bae. El viejo se despert despus de media noche y estuvo esperando a ver a qu hora se levantaba el hijo; pero el joven segua bien dormido. El viejo se levant y con el tur le peg al hijo: Le dije que se le- vantara a esta hora, por qu sigue dormido? Ya es hora de ba- arse, ya va a amanecer!. El hijo se despert de la hamaca, se durmi de nuevo. El viejo al ver que se haba acostado de nuevo le dijo: Yo le dije que fuera a baarse, que fuera a usar esas co- sas. Cuando el pap habl, se levantaron sus hijas, le pregunt una de ellas: Dnde estn las cosas, yo me voy a baar. El viejo baj de la hamaca y les dijo: No les estoy diciendo a ustedes, le estoy diciendo a su hermano. Pero ya una de las hijas haba prendido un tur y haba bajado al puerto, las dems la siguie- ron. El viejo al ver que las hijas se fueron al puerto, tumb al hijo de la hamaca; le dijo: Yo le dije a usted que se baara, cundo lo va a hacer?. Ya las muchachas haban llegado al lu- gar del bao, donde estaban los Maje Dekwa, nuestros abue- los. Los que iban a ensear al hijo eran unos pescaditos que es- taban al lado de los abuelos: la mojarra warid y wawico. Los Bk Poewa estaban al lado de un rbol Miji katak; un par en cada uno de los cuatro lados. El viejo vio que las muchachas iban a llegar all y con su mirada hizo subir los Buk Poewa a lo alto el rbol. La mujer lleg ah con el tur, los alumbr y stos bajaron; cada una cogi un par y comenzaron a tocarlos. Despus se baaron y de nuevo tocaron los Bk Poewa. Su hermano se qued ms arriba ba- ndose en el puerto, se lav la cara, vomit con cosas no pro- pias y ya amaneciendo regres a la casa. Ellas amanecieron en ese lugar con los Bk Poewa. Ellos no saban qu hacer. Las mujeres se haban apodera- do del Yurupar. Como a las ocho de la maana, cuando sali el sol, ellas llegaron a la casa, comieron y regresaron al mismo si- tio; tocaron los Bk Poewa y se fueron para el monte a buscar cosas para baarse. (Variante T: En Jipana, Jmeni Jik invent los Achimi- wa. El dijo a su hijo: Ah arregl un lugar para que usted se ba- e. Era el nico varn, tena cinco hermanos. El joven no se despert, su pap tena todo listo en ese lugar para ensearle. Sus hermanas s se levantaron temprano, fueron al puerto y all encontraron los Achimiwa; los colocaron en su boca, pero no sonaban. La menor de ellas haba escuchado claramente lo que haba dicho su pap: Detrs de un palo hay unas plumas de ga- viln en forma de hojas de platanillo. Ella busc y encontr ese abanico. Su pap tambin haba dicho que lo dejara bien junto a los Achimiwa, en hilera, por pares. As lo hizo ella y cuando los ventil con esas plumas, los Achimiwa comenzaron a sonar...). (Variante F: Yurijeri dej los instrumentos Achimiwa a sus hijos; son los que nosotros usamos hoy. Yurijeri tena un hi- jo varn y dos mujeres. Dijo al joven: Ah le dej Kuyaiko, el ja- bn de corteza para que se bae. Sin embargo, no le dijo qu instrumento era ese Miyawi Kawea, el abanico de plumas de ga- viln que de slo ventear encima de los instrumentos los haca sonar; estaba al lado de la flautas y trompetas. As no ms se produca el sonido en ese tiempo. Pero el hijo se qued dormi- do, no se levant a tiempo. Las muchachas tambin haban es- cuchado lo que el pap haba dicho ensendole a su hermano. En la maana ellas recordaron y se dijeron: Vamos a ver qu fue lo que nuestro padre avis al hermano. Llegaron al sitio, co- gieron la pluma de gaviln y ventearon los instrumentos, empe- zaron a sonar. El viejo que estaba en la maloca pens: Seguro ya mi hijo lleg al puerto a baarse. Mir al puerto pero no lo vio, estaba en la hamaca. El viejo baj al puerto a ver quin to- caba los instrumentos, vio que eran sus hijas. Al ver al viejo, ellas guardaron los instrumentos en su vagina. Era la muestra de por dnde iban a tener sus hijos hasta hoy! Ellas sacaron K- pedo, Kyaimu y Mujek para baarse y tarde llegaban a tocar los Bk Poenk; ellas no dejaban ya los instrumentos. Su hermano se fue para la chagra. All arranc yuca, la descascar, limpi la chagra; regres a la casa, rall la yuca, ex- primi, hizo muchos trabajos, le tocaba hacer casabe, mingao, calentar la kiapira. Ellas llegaban a la casa y a la madrugada iban al puerto a baarse y all permanecan hasta que el sol esta- ba ms alto que los rboles; regresaban a comer y salan de nue- vo; volvan y tocaban los Bk Poewa y se iban al monte a bus- car las cosas que usaban durante el bao. El viejo viendo que los hombres no podan hacer nada, dijo a su hijo: yo no le dije que hiciera as. Las mujeres los te- nan desesperados. Ellos los mandaban hacer chicha y de cual- quier cosa hacan dabukur: de corombolo betore, de pepitas waj, de guamitas mene, de pepitas emi mun, de jokekobe, de pinpimene, de momajoko... de esos hacan dabukur a los hom- bres, jugaban con nosotros. Cuando hacan dabukur, llegaban temprano a la casa y los hombres tenan que esconderse afuera de la maloca, como hasta la seis de la tarde, hora en la volvan a salir. Hacan el dabukur en el tiempo en que haba najocarina. Ellas tuvieron mucho tiempo los Bk Poewa. Los hom- bres estaban desesperados, cuando ellas entraban a la casa, ellos an no estaban listos para salir, expriman la chicha de afn, la- vaban el balay y salan; aunque lloviera tenan que estar senta- dos afuera. En el tiempo de guama hacan dabukur, tambin de pu- pua y de guama de monte mene jmeka, de ibapichuna y de juansoco wajoca; cuando no haba nada de esto, hacan dabuku- r de waj, beto o waco. No dejaban descansar a los hombres. Cuando ellas vean que haca falta lea, hacan dabukur de lea peka. Los hombres recobran el yurupar Los hombres se preguntaban cmo quitarles el yurupar a la mujeres. Ellas no los soltaban, siempre los llevaban en la ma- no, cada una se sentaba con su par. No era fcil quitrselos. Ellos pensaron en hacer cosas parecidas a los Bk Poenk, los Mur Tachiwa, que son los que las mujeres verdaderamente no conocen, en cambio se imaginan y han visto el yurupar. Los hombres tostaron el aj bia penamb, lo pilaron y ca- da uno cogi su parte; iban a inventar el bejuco babame. El her- mano mayor se subi en un rbol, comi ese aj y se agach pa- ra que escurriera su saliva, que se transform en esos bejucos, pero no del propio, sino del malo. Los otros le dijeron: Eso no sirve; otro subi con su aj, lo comi all, cayeron sus babas y sali el bejuco pkarame: Ese no sirve, le dijeron; otro subi, comi el aj, escurri su saliva y sali el bejuco najo pucarame, le dijeron: Ese bejuco no sirve, es muy ordinario. Entonces el menor de ellos subi, comi el aj y dej caer sus babas, sali el bejuco Muretachi babame, los dems le dijeron: Ese est bue- no. Midieron y cortaron ese bejuco, sacaron un pedazo de la cscara y lo torcieron; sacaron para todos ellos. De ah mismo sacaron de esos mismos bejucos tambin para hacer el encabe- zado. Sacaron el bejuco ms grueso y lo enrollaron con la corte- za de Mene Jumekak slo el par Mretachi jipob. Cuando terminaron lo tocaron, lo hicieron sonar; con esos durante el dabukur les iban a quitar a las mujeres el yurupar. Las mujeres estaban borrachas de chicha, no pensaban nada. Mientras tanto llegaron los hombres. Ellas estaban senta- das con los Bk Poewa. Por un hueco de una esquina, ellos metieron el Mretachi jipob; ste lleg cerca de una de ellas, se acerc a su sexo; l lo acercaba y lo alejaba. Uno de los hombres comenz a tocar al Jipow: PE-PE-PE... y sus secretarios: JIO- WE-JIOWE-JIOWE... Ellas se asustaron y, como estaban borrachas, no se acor- daron de los Bk Poewa, salieron llevando cada una, uno de cada par. La que usaba el Ju Jueaiy se llev el mayor del par. Los hombres entraron y se apoderaron de los Bk Poewa que ellas dejaron all. La mujer que se llev uno, se lo guard en su vagina. Despus de eso, a los hombres les toc hacer el par que les faltaba, ellos mismos hicieron el mayor Daroiy; no le sali muy bien el sonido, pero as se qued. As se los quitaron los hombres a las mujeres y ellas comenzaron a tenerle rabia a sus hermanos. (Variante T: El viejo trat e quitarles los Achimiwa a las muchachas. Ellas los guardaron en su barriga; Jmeni Jik no saba cmo sacrselos del estmago; busc por su vagina para ver si estaban ah dentro, pero no pudo. Las muchachas que se llamaran Nomi Paramena, se fueron a vivir abajo en duika, desde all, por el maltrato del viejo, mandaron la gripa...) (Variante F: El pap de los hombres vio que no convena lo que hacan las mujeres y trat de quitarles otra vez esos ins- trumentos. Una de ellas se fue ro abajo, las otras fueron ro arriba; el viejo fue detrs de las que fueron ro arriba, las sigui, las sigui... por fin las alcanz y para poder quitarles los instru- mentos, debi matarlas. As entreg nuevamente a su hijo esos Achimiwa, lo Bk Poewa que nosotros usamos ahora). Las mujeres les tenan rabia a los hombres por haberles quitado los Bk Poewa; las que se llamaran Nomi Parameko se fueron PUUUU... la mayor, que iba a ser la mam de los brasileros, duika baku, se fue a la cepa de los ros Jiadobedo o Jiayobedo. La menor, la que iba a ser mam de un gringo, la gente danta wekrk, se fue por Abia Doino, donde se oculta el sol. As fue como los hombres les quitaron a ellas nuestros abuelos; las mujeres antiguas s saban cmo es el yurupar. En ese tiempo a las mujeres no les daba miedo, las mams contaban a sus hijos cmo es el yurupar. El hombre no saba tocarlo, le toc aprender otra vez; por eso a quien nunca lo ha tocado, le queda difcil, sopla pero el sonido no le sale bien. An- tes estaba acompaado cada uno por una pluma que el abuelo se colocaba en la boca; con ella lo venteaba y as sonaba; por ha- berlo tomado las mujeres eso se da, ahora se toca ponindose en la boca la lengeta waktaru, asegurndolo alrededor con barro jobojt. Si el hombre hubiera tomado primero el yuru- par, sera ms, pero se merm un poco, demor su tiempo en aprender a tocar. Sufrimos aprendiendo, si uno no sabe el ma- yor del carrizo, uno no sabe tocar. As daaron todo eso las No- mi Parameko. Despus de eso los hombres hacan dabukur. Las muje- res no tenan rejo de ese jara. Si ellos no lo hubieran sacado, no habra ahora necesidad de cambiarle la corteza; sera eterno ese primer rollo y con slo ventear la pluma sonara... As hicieron eso los Kuwaiwa. Naiowaino (Biowa) R.M. 13. Ramn Lpez. Biok FC/ Julio 1984 Un abuelo de nosotros llamado Umumbo cont esta his- toria de nosotros, de nuestro grupo, del grupo de la mitad, del grupo Biowa. Al principio haba una canoa que vena de Jiadobedo lla- mada Poe Eta Jiadok. En ella venan unas tribus de gentes: Tu- canos Joewek, cubeos Chioi Paramek, guananos Ocoyik, Pe- dika, cubeos Tarabaw, cubeos Yaniwa, todos los grupos ve- nan en esa canoa: TIK, TIK, TIK, TIK... La canoa de nacimiento lleg al raudal Pedi Tkw, donde hay un remolino grande. Jaraw Poenk, el Dueo del Da, jabok, capitn de esa canoa midi con un Pinaimado, pe- ro todava ese no era el centro de cawaro: Aqu no es, todava no es igual, dijo y pas ese raudal. Subi y en Iparari var esa canoa; al golpear dej su huella en una piedra; all con su escu- do Kaje Por y su Pinaimado de Nacimiento mir el da, coloc la lanza y midi el reflejo del sol para que no hubiera sombra. Despus de eso nos hicieron nacer a nosotros, a mis abuelos; nacieron en Anjok, en el lugar llamado Kabokoekewa; ah mismo ellos se secaron y adentro nos encontramos nosotros los Biowa y los Pedika como propios cuados. All los Biowa se encontraron con ese hombre Bedebo Bkk y tomaron a la hija de l como mujer, a Waicor; mi abuelo se llam Bio Juak Bkk; a cambio de Waicor dieron a una mujer llamada Umuko Badawe. El primer hombre de no- sotros que naci, el mayor, se llam Dadeba Numend. Despus de este encuentro con los Pedika, ah les deja- mos nosotros. Ellos encontraron cuados y hablaron de da; to- dava no haban hecho su casa, sacaron esa mujer pero no esta- ban viviendo propiamente como se debe. De ese lugar pasaron a Bia Tukur y a la persona de ah, Bia Jejenak que no era de Piracemo sino Jejenawa de los otros, lo tomaron por cuado; su hermana se llamaba Yredo, su her- mano Wanio Wor y otra hermana Jajior Mamako. Luego cruzaron al otro lado y llegaron al lugar llamado Wamuriba, donde naci nuestro pakoma, ese hombre llamado Wamuri Jindo. De ah pasan a jw, donde habitaba Okomi- k Pamuke; al frente llegaron a Tarrbo. En esos lugares toma- ron leche: Nosotros de da estamos, decan los viejos. Luego cogieron la leche de Borika Kobe, dijeron: Esta es nuestra le- che, tomaron y se fueron. Llegaron a un lugar en el monte lla- mado Bu Jrk, los tomaron como cuados (chima); fuma- ron tabaco numemb; ah pensaron. Por el mundo de adentro se fueron y llegaron a Tuak Kuratawa; de ah pasaron a Buchik y luego a Numa Tomb, exactamente a Numawa. Dicen que nosotros ramos Ocoyiwa antes, pero ellos son pakomare de nosotros; dicen que en ese tiempo los Ocoyiwa eran muchos y que en ese sitio Numawa nosotros nos separa- mos de ellos. Junto a Numawa hay otro lugar de piedra, Jekuwa, donde nosotros escupimos para hablar en esa lengua. De ah salieron a tomar leche de Wari Yajubo. Nosotros estamos buscando tierra, digamos a nuestros cuados, pensa- ron ellos. De all bajaron a ape Takue, el Raudal Tucunar, to- maron leche ah; siguieron bajando hasta llegar a las bocas el Cao Yepu, donde estaba nuestro pakoma Puimik; all haba un secretario, Yeba Kak de nosotros: rek. Ellos nacieron en ese lugar, ah estuvimos viviendo, los viejos antiguos les decan hermano menor. Bajando por la profundidad llegaron a Karikada Kpor donde arrimaron y tomaron leche de caimo karikar; ms abajo llegaron a Wek Jiaw, all nosotros nos estbamos robustecien- do, engordando; siguieron bajando llegaron a Ijiwa donde toca- ron los yurupars y entre ellos fumaron tabaco; all vivan con los achimiwa y a sus nietos les hicieron un lugar sagrado achi- dobaro. Mientras ellos estuvieron all escucharon la voz de nuestro pakoma, tambin nacido en Bukrik; oyeron su achi- mi y se preguntaron: Quin ser esa persona?, fueron a ver y lo encontraron, fue su pakoma, pakoma de nosotros. De ah ba- jaron y llegaron a un punto Ocowa, en la superficie del agua lla- mado Toakara; de all pasaron a la bocana del Cao Paca, Jeme- da Kpor; bajaron a la profundidad y salieron en apamb, el charcn de Tucunar donde tomaron leche y fumaron tabaco de nacimiento, Poe Eta Buchik, y tabaco e vida, Ume Buchik. De ah se profundizaron y salieron de nuevo en el cerro Mre Chichik, ya iban a medio nacer; luego llegaron a Kawa Epaku donde estaba nuestro pakoma mayor Mara Kari Bebedo; se encontraron y dijeron: Pakoma!, estuvieron ah pensando y dieron la vuelta en leche. Llegaron a Emimueda Kpor, la bo- cana del cao Guasai donde vivan Piada Bkyo y otros Piada Mamak de la tribu cuebo de los Yuriwawa; se encontraron de da y se saludaron: Nosotros estamos buscando tierra pakoma. De all continuaron y salieron en Warimura donde tomaron le- che y pensaron; dieron la vuelta y llegaron a Jiado Porara donde hablaron: Nosotros estamos buscando tierra por esta parte, es- tamos viviendo nietos mos, dijeron los viejos, Estamos bus- cando tierra al lado del ro grande y estamos viviendo en el ro de agua blanca; de esa agua blanca vivimos. Estuvieron sentados a la orilla de ese ro de agua blanca. Llegaron a la bocana del Querari donde encontraron a un hom- bre dueo de ese ro llamado Muokopiar Wajokk y a Ore Korobyo que viva al lado del anterior y a quien saludaron co- mo pakoma. All estuvieron mirando esos lugares en un mismo ro viejo, vivieron ah. De ah pasaron a Wari Kuyakoribana donde salieron a buscar Opeko y regresaron; dieron la vuelta en la isla Note, fu- maron tabaco y pensaron. Pasaron a Kumapora o Wakpora donde viva Wajok Jarawed tambin llamado Wajok Mama- k. Fueron a la profundidad, salieron, volvieron a hundirse y emergieron en el cao Mariposa, Tataroda; all se encontraron con su pakoma Yawi Tatarok. Subieron a la Isla Gavn, Cawadai Jiaw, y de ah pasaron a Kra Kobek, donde Bio Juanik que no tena ano, tuvo un hijo, por eso este sitio se llama as; all los viejos permanecieron durante un buen tiempo, dejando a sus hijos en Achiami. Despus de eso los abuelos de la tribu Yaniwa y otros Yu- remak y Tarabak, venan por el monte igual que nosotros. Ellos escucharon el sonido de nuestros yurupars; nuestros sir- vientes escucharon de noche cuando esa gente se baaba con sus Achimiwa, llegaron ah. Los que venan vivan en un lugar llamado Miyabo Kratawa y tambin tenan una casa en Yawi Jioba; cuando lo abuelos los vieron llegar, les dejaron sitos para colocar trampas; ellos eran Yuremawa que nacieron al lado cu- rripaco y tenan sus propios sirvientes. Ah les esper Abia. Ellos pasaron por debajo de esa ca- chivera, por la profundidad, llegaron a Cawadaiwa; all vivan Oco Buboba Yawi y el pay Buchi Tokoroa Yawi y frente a ellos Piduna Pedo y Jaijidi K. De ah los viejos pasaron a vivir a Kujumembo, donde se encontraron con quien viva en Bikuebo; nuestros abuelos del grupo de la mitad, le dieron a l una mujer llamada Umuko y a cambio recibieron a Jajior, la hija de Wajokk. El trabajaba mucho, tena trabajo como un blanco; eso a ellos no les gust, se llevaron a esa mujer. Luego subieron a Wakpora donde estuvieron con Koai- bado y su menor Koaiba Mamak; junto al mayor tomaron tie- rra, ah dejaron las huellas. De all pasaron a Ainwe; ah estaba nuestro hermano mayor Aink Jiwa, tambin Caparo Jiwa y Ain emik. Pasando por la profundidad salieron luego a Cawiyoda Kpor, tambin estaba all su cuado Taid, que dicen que es Yuremak. Despus salieron donde una persona llamada Emu- ku Tarawe, ah llegaron a tomar la leche del juansoco de sabana, dawajoka. Luego mis abuelos estuvieron viviendo en Pupurib; unos de ellos fueron donde Wajokk, se encontraron con sus hijas y le silbaron; por eso ese lugar se llama donde la anaconda hizo PIU; quien silb fue Ainemik, el mayor de nosotros los Biowa. De ah pasaron a Ocowa donde estuvieron mucho tiem- po nuestros abuelos. Despus tuvieron un hijo, Bioduak, quien naci en el raudal Juatakue, vino de dentro y sali ah en Ocowa; mientras que ellos estaban tomando chicha y estaban borrachos de yag tambin un hijo de ellos se halag ah; esa cavichera que es fea y peligrosa se llam donde se sent Bio Juak. De ah pasaron a Emimi Tenewe y luego a Mure Chichi- ku, donde vivi Numariyo; de all fueron a Nei Kuratawa, despus a Mam Peniyo. Fueron a Wichida y pasando por la profundidad salieron luego en Bia Oco; de ah pasaron a Jajada Kpor y despus a Uchiya Kratawa; fueron a Kuridiwe, a Muun Yawib, Popawa, Kuitotea Kpor; pasaron a Wachupi- na donde se encontraron con Neok Wajokk, nacido en Nu- mada; escucharon su yurupar, fueron a buscarlo y el abuelo Biok le pidi tierra, l respondi: El monte es grande, la tierra es grande, busque usted donde quiera vivir, mi chima. De ah se devolvieron hasta salir en Wekbo, de donde pasaron a Tuak Kuratawa y luego a Bueda Kuratawa. Siguieron a Kuridiwe y mientras vivieron all escucharon a Nei Tka; de ah fueron a iaka Jawaw donde tuvieron un hijo llamado Biura. Luego pasaron a Dawajocabo; all tomaron leche y fueron a Umumb Kratawa y de ah a Aunpawa. Despus los viejos vivieron en Menewa donde escucha- ban el yurupar de Paruya Wajokk; luego fueron a Mujariyo Kuratawa, lugar del dueo de Paruya y foetearon a los hijos con el Jara que tenan ah para hacerlos crecer: a Biura y a su herma- na, nuestra abuela Biorko. De ah salieron en Odo Jarido de donde partieron para Emimueda Kuratawa; de ah fueron a Koje Dariwa, luego a Opeko Tankr y luego Waribo Kratawa, donde mataron al mayor de nosotros, quedando su mujer embarazada; el menor la tom por mujer y de ella nacieron los mayores. De ah pasaron a ese lugar Ainbb Koara y luego a Ma- mumb Kratawa; de ah pasaron a Mujinb Kratawa donde en el cao Umiari vivi Kawikurik Maka Poenk; a l le dije- ron: Usted como mi pakoma ha estado aqu, ha vivido aqu y ha estado sentado por estos lugares. Siguieron a Yawiaramb, al lado de la persona de ah; luego fueron a Jarada Kuratawa, don- de descansaron de da y estuvieron buscando tierra al lado de un ro nuestro; vivieron ah a la orilla de ese ro. Como todava no habamos terminado nuestra maloca, an no vivamos en buena vida, slo Jurimea estaba. Llegaron al lugar Muuku, donde viva Emupawa Wajo- kk al lado del cual vivimos -estn los lugares que nos pertene- cen; los viejos antiguos decan que llegaron a quedarse al lado de las distintas personas y dejaron huellas; no es hoy que buscamos tierra por estos lugares, no es en estos tiempos que buscamos tierra sino que desde los tiempos antiguos los viejos antiguos desde la profundidad misma buscaban tierra; desde tiempo atrs los viejos buscaron tierra por estos lugares, desde mucho antes ellos vivieron en estas tierras y vieron la forma de vivir. Llegaron al lugar Borikab Kratawa, tomaron leche en esa playa; de ah pasaron a Dawajokabo Kratawa y luego a We- k Yuyaiya Kpor; en Kra Jmemb vivan Jiwe Jitab Yawi y su hermano Jiwa Pikoryo, un enemigo (mauk); los Biowa si- guieron a Yawi Krami y luego a Yukuwechi. En el sitio Chichiyuido los viejos dejaron las escamas siendo anacondas. De ah pasaron a Wek Kjow, a Mujimu Kratawa, Chipuribo Kratawa; pasaron a Dapuabo donde de- jaron al hermano mayor Podajaraw, al menor llamado Poda, al que sigue de l, Bor Bkre, y al que sigue, Ocowa Tumiyo; el mayor de todos ellos se llama Jiadapi Macado, estos son los nombres de los mayores. Los abuelos Biowa dejaron esa gente ah. Luego fueron a Iji Pojeitawa y de ah se vinieron a Babari- b. Llegaron a Jbka Krami y luego estuvieron buscando tie- rra y leche al lado de Utu Krami. De ah fueron a Dibaro; all buscaron tierra y leche, al lado de esta tierra nosotros, como pa- koma, dijimos que esta tierra era de Wajokk; buscamos tierra sin saber que era de Ore Corobyo; sabamos que esta tierra fue de nuestro abuelo Cok Nemiyo y nombramos que era de no- sotros. Descansaron de da nuestros antepasados. Pasaron luego por Emi Muunb Kratawa; de ah vinie- ron al cao Pedijariya dentro del cual hay varios lugares: Waewa Kratawa, Muinbo Kratawa y Warica Tuawa. De all llegaron a Jmeniya Kpore, luego pasaron a jw Kratawa, a Kape Janb, Chiprib, Mujimu, Cuitob al frente de Abobikob; si- guieron a Piyub donde vive Piduk, que naci en Cawada Bia- raibo, con Piduk Mamak y Pidu Jarawede, ellos tres son pa- koma de los Pedika; Nacimos en un solo ro, decan; y toma- ron el nombre de esa persona los de la tribu de los Biowa ma- yor. Nosotros fuimos mucha gente y no encontrbamos nom- bres as que tomamos el de Pidr. De ah fueron a Cuitobo y luego a upara donde est upara Wajokk. Las propias palabras que se hablan van hasta aqu. Si otra persona va a hablar ms historia ya toca seguir con la de los menores... Origen de los Biowa R.M.14. Roberto Jaramillo FC/ Julio 1984 La vieja Yredo, que fue abuela de todos nosotros, tom el medalln poek prwatrawa y lo coloc en un hueco de piedra, al fondo de donde iba a emerger la gente. Los peces-gen- te Moaw venan en forma de peces anacondas, salieron por ese hueco. All la que iba a ser abuela de todas las tribus cubeo, to- m el medalln en la mano y se lo llev al pecho. Ella se iba a encargar de recibir a la gente que vena. Ella vena adelante, ellos detrs. Los que venan dijeron: Ahora s estamos buscando tie- rra par vivir, no sabemos cmo vamos a nacer, todava eran anacondas. La abuela de ellos s era gente. Ella tena el meda- lln, tabaco, una ollita de yag miji jorow, la semillas camare- bo, un bastn pinaimado, un bejor, un escudo kaje por, un banco iaca; ella sali equipada con eso, sali primero. Ese lugar donde sali se llama Cachivera Barbasco Verde, Kjmetakve. Ella pis la piedra. Despus de ella comenzaron a salir el resto de anacondas que venan, salieron en cantidades, ese hueco es grande. Todas las tribus cubeo hicieron caso a esa vieja. Cuando ya haba salido la mitad de la gente, la abuela tap el hueco con una hoja de uv; las anacondas que venan retrocedieron. Esto hablaban los viejo antiguos. Despus de esto, en esa misma cavichera entraron a un lugar bien plano donde comenzaron a quitarse ese vestido de anaconda que traan; se secaron all en ese lugar de piedra. Ah estaban varios grupos: el mayor Kokemiyo, el segundo Kawe- wa Numede, el tercero Pidur, el cuarto de esta tribu de Waoji- wabak Yajubo; despus de Pidr sigue la tribu ma Biowa, luego sigue la tribu de Albino, despus la de Vicente, luego la tribu de Santiago y ah termina ese grupo. A la gente de Biowa despus de salir de ese hueco y secar- se, se le empez a caer la piel de anaconda que llevaba; se volvie- ron personas; entre ellos comentaban: Ahora s nacimos, ahora nos toca buscar los lugares donde vamos a vivir. Ya que esta tie- rra es de nosotros, busquemos un lugar para vivir mejor; si nos toca pedir pedazos de tierra, pues hay que pedir. El que iba a ser nuestro enemigo tambin tuvo nombre: Muriwed; l le dijo a esa gente Biowa: Busquen lugares para ustedes porque esta tierra es muy grande, busquen a ver; se imagin que as les po- da seguir. Despus de haberse formado ya gente, los Biowa hicieron su casa donde vivir, ah ellos tomaron guarapo de pia. Ellos ya eran gente, ah se iban a regar cada uno por su lado buscando su tierra. Ellos cogieron para otro lado. Se metieron por el mismo hueco por donde haban salido y fueron por la profundidad hasta salir al lugar llamado Kabokoekewa; ah se volvieron pro- piamente personas, ya eran gente. Despus de nacer el mayor, Waojiwa, se escuch la voz de Pidr y la de Ret Bk; al momento nacieron otras tribus que iban a ser sus cuados, jawkm; escucharon el hablar de Emijaraka. Este ro es nuestro, dijeron. Esta va a ser nuestra tierra que nos va a servir a nosotros. As contaban los viejos. De esta manera fueron buscando y encontrando tierra. El abuelo de la tribu Jrwa, era un Jrk que viva en Peditkb, donde haba otro abuelo Jurk; all ellos se en- contraron con esa tribu y se saludaron: pako mak; se cono- cieron, escucharon la voz del Achimi que usaban ellos... Termi- naron de exprimir esa chicha, saludaron y reconocieron esos pakomak; estuvieron ah charlando de historias. As deca el abuelo, as es esta historia. Despus de haber nacido, ocuparon ese lugar Warimu Kapindo; ah quedaron ellos y hablaron de ese lugar: Este sitio est bueno para vivir nosotros. Luego de vivir en ese lugar pasa- ron a Bukuri Ktawa donde se encontraron con el abuelo de Pe- dikua, amak. As cont mi abuelo. El dueo de ese lugar se llamaba Biojak, l ocup ese lugar. All los viejos le dieron de tomar a los hijos guarapo de pia Ijipakoko y en ese mismo sitio alistaron unos rejos para garrotear en tiempo de fiestas grandes. Siguieron subiendo y llegaron a Juaripawa; ese lugar no lo ocuparon, solamente bajaron, vieron y siguieron subiendo. Lle- garon a un lugar Kawiyoda, donde vivieron y hablaron entre ellos pensando que ese sitio y el ro estaban buenos para vivir. Ms arriba llegaron al lugar amainriwa y luego salieron en Krapirewa donde hablaron entre ellos; ah ellos traan tabaco antiguo numewo y en ese lugar ya nacieron y hablaron con otra persona, Nejawkmu, le dijeron: Esta tierra est buena para vivir; all vivieron y hablaron historias. Despus de haber nacido subieron de nuevo. Los alrede- dores de ese lugar ya ellos los tenan ocupados, ese lugar ya les corresponda. Subieron a otro lugar, Yupikapindo, llamado tambin Karuakapindo y Pedibarojokoe. Subieron otra vez y llegaron a Yawi Penimbo o Jiwejitabuyo, enemigo de nosotros; tena un compaero Wejojenr. Despus de eso llegaron a otro lugar y de ah es donde co- menzamos a hablar de todas las tribus; ah es donde nos vamos a conocer todos nosotros, donde va a salir la historia. As eran las tribus y nosotros tambin fuimos as y los cuados de noso- tros tambin; los viejos charlaban esa historia Jawukri Penk, abuelos de las tribus cuadas; entre ellos decan: Estos lugares por los que hemos pasado estn buenos, los montes, los ros, buenos para quedarnos nosotros como ocupantes Yocaw de esta tierra. As hablaban los viejos. Luego entraron ellos al cao Camarariya y llegaron a un lugar en donde se encontraron con un hombre llamado Murika Biok, charlaron con l y pasaron a otro lugar Waewa. Regresa- ron y salieron por otro lado, llegan a nacer all; despus de ha- blar eso, comienzan a hablar eso, comienzan a hablar la verda- dera historia otra vez. De ah vinieron buscando lugares; llegaron a un sitio ocupado por una tribu llamada Korowa, tena el nombre de Ko- rokawebo. Uno de los Biowa le dijo a Korokawebo que ese nom- bre no serva para una persona: Yo le voy a poner un nombre a usted, le dijo. Cuando el otro oy, tom por la espalda al Biok que le iba a dar un nombre significando que era mayor de l; despus de eso el hermano mayor le coloc un nombre al que iba a ser el mayor de los Korowa, le llam Wadoka Jindo; su hermana se llam Umuko, la que le sigue a ella se llam Yredo, ellos tambin tienen ese nombre. El Biok lleg a otro lugar, Tajari Kpor; ah se encon- tr con su hermano menor quien le dijo: Estas tierra y esos ros estn buenos para vivir, mi hermano!. Abajito llegaron a un lugar Marewa, donde volvieron a nacer. Ellos dijeron: Estos lugares estn bien para vivir nosotros los mayores de las diversas tribus. Otra vez fueron subiendo y llegaron a Yoka-T, de ah pasaron a Kapeab y de ese lugar a Takariwo. De Taka-riwo pasaron a Echieri, donde hubo otra tri- bu que naci all; es arribita de Kapeab. Ese lugar era de la tri- bu chiweiwa, all viva Echieiyedawo, quien al ver que otra tri- bu ocup el lugar, se fue para otro sitio; all emergieron los Bio- wa. El sitio era de chiweiku pero los Biowa se los quitaron. Subieron luego hasta el sitio Cominb, donde naci otra persona que tuvo nombre como esa tribu Biowa: Wajojarawa; l no era propiamente paisano de ellos sino ms bien un enemigo, los buscaba para matarlos y, para confundirlos, les dijo que l tambin tena nombre como de esa tribu. Despus de haber hecho todo eso, los Biowa construye- ron una maloca grande llamada A Bomiari ami. En esa malo- ca ellos tomaron chicha y mientras que la gente estaba adentro Biok, el mayor, sali; otro le persigui y mat; cuando la gente se dio cuenta salieron a buscarlo y lo encontraron por el cao Doiya y llegaron a Chipurib, donde vivan reunidas muchas gentes de la tribu Biowa: estaba la tribu mayor, la menor y la de Pidr, ah vivan ellos. En ese lugar tomaron como mujer a una hija en la tribu Pedikua, a cambio de una mujer de ellos, as se conocieron como cuados. Eso decan los abuelos y cuando hablaban esto no era para tener de enemigos a otra gente. Pasaron otra vez por Kapeab donde slo nombraron, no salieron. Ese lugar es de otra tribu ahora; all vivan las tribus de Wadaktr, quien es como enemigo de todos los cubeo. Despus de eso salieron ms abajo y estuvieron ah. Lle- garon al lugar Krajumew y ms abajito a Koweaw donde vi- va un abuelo de los Biowa; el propio nombre de ese lugar es Ji- wedo, llamado as porque en ese lugar mataron a una persona, la dejaron tirada y su sangre baj en forma de un caito, salien- do ah; subieron y llegaron de nuevo a Yawi Penimbo, tambin llamado Yawi Kra, sitio que corresponde a los Biowa. Luego pasaron a un lugar llamado Yukaw, donde nombraron sin arrimar, pasaron hasta el cao Muchilero, Umuya; siguieron su- biendo. Cruzaron otra vez al Querari arriba de las bocas del Pira- baton, en Waricataw. Pasaron por Yawianac y luego llegaron a Wadaw Kak, lugar ocupado por otra persona a la que llega- ron a hablarle. Salieron y volvieron a subir; pasaron y llegaron a otro sitio, Jbkakrami; de all siguieron subiendo hasta el lla- mado Dibaro; all hablan y luego pasan a Yawi Mamk; de ah suben a la laguna Kajr, llegan a hablar a ese lugar y pasan a Matoraoak Kapindo, eso decan los viejos. Llegaron a esos lugares buscando sitios para ocuparlos; venan subiendo y llegaron a Miyawib, ah vivieron un tiempo y se encontraron otra vez con Jaw Kuma; all los cuados hi- cieron dabukur de hamacas a los Biowa. Despus de eso pasaron a otro lugar llamado Waricada Kpor, donde habitaba una tribu Pedikua; en ese lugar vivie- ron un tiempo con sus cuados. All haba cinco malocas; ese lugar es una loma alta, en el Pirabaton, ah llegaron a hablar. Pa- saron subiendo y llegaron al lugar Emi Muumb; durante un buen tiempo ocuparon ese lugar, ellos decan: Estos lugares son buenos para que habite nuestra tribu. Ms tarde siguieron subiendo hasta llegar a Warujimb, donde habitaba una persona que es como enemiga de todos los cubeos. Esa tribu es muy diferente porque coman gente de casi todas las tribus cubeo. En ese lugar no hablaron muy claro sino como escondiendo algunas palabras; ese lugar es as. De ah pasaron a un lugar llamado Jmeniya, que ocup esa tribu; despus hablaron entre ellos y pasaron; siguieron su- biendo y llegaron a Achiyari, llamado as porque quien vivi all fue Achik, persona a quien las flechas con veneno que tiraban a su cuerpo no se mojaban con su sangre, su cuerpo era como seco; en ese sitio le lanzaron flechas al abuelo de los Pedika y de los Biowa; ah la gente no tiene qu hablar de pura tristeza, por eso se llam Achiyari, la persona que esperaba para matar- los estornudaba. Ms arriba llegaron a un lugar llamado Tupuib donde empezaron a guerrear; ah mataron a las tribus Abujejenawa. Tambin estuvieron all los de la tribu Pedika y Biowa, despus llegaron los Yuremawa. Ellos all mataron y quitaron el poder a los Abujejenawa. Eso fue as. Siguieron hacia arriba, pasaron por otro lugar y siguieron subiendo hasta Jmeniya Kpor a Piyb y su limpiaron la ca- ra con la leche de ese palo. Fueron a otro lugar, estuvieron ha- blando sobre el mismo y pasaron. Ms adelante llegaron a Tanb; all haba un hombre de otra tribu llamado Tara Kojik, que la daba el nombre al lu- gar. Hablan y continan subiendo hasta la boca del cao Tuaja- ri; de ah cruzan al otro lado y llegan a un sitio llamado Emi- muemb, donde hablan de ese lugar, salen y bajan; ese sitio y ese cao ya pertenecan a otra tribu, toda esa regin hasta Yare- da, donde se dividen los caos. En Yareda llegaron a hablar, pasaron y entraron a Tchiko- riwa, pasaron y arribaron a un sitio donde estuvieron con otras gentes llamado Kunare Koriwa cuyo dueo era Marakaimbo. De ah siguieron hasta llegar a la laguna Majr a bus- car tierra; pasaron y llegaron a Kjmeda, donde ellos decan: Este lugar es buen sitio para nosotros vivir. De ah pasaron a b y luego al cao Jiadobedo por el cual subieron hasta llegar a Bwkraw, por donde pasaron sin arrimar. Luego estuvieron en un lugar llamado Emuya Kpor de donde pasaron a Emib, tambin llamado Kamaw; en ese lu- gar ellos estuvieron en varias ocasiones; estuvieron charlando acerca de esos lugares y ros que fueron tierras suyas. Despus subieron a Juiya, donde habitaba gente; el dueo de este lugar era Bedejuik, tambin llamado Juik Penambado. All vivieron los Biowa con sus cuados. Siguieron subiendo y llegaron a otro sitio pero no arri- maron, pasaron de largo hasta encontrar Abia Koriba; ms arri- ba llegaron a Jorotor, lugar que ocuparon para ellos; all le die- ron guarapo de pia a sus cuados y con cosas que tenan les hi- cieron dabukur. Despus de eso pasaron a otro lugar llamado Karapab y de ah a Eobkewa, en donde haba mucha fiebre, haba un jo- row de paludismo, por eso ese sitio se llama as. Despus de permanecer un tiempo ah, se subieron hasta Arkuiya donde charlaron comentando sobre todos esos tiempos que vivan ellos. Ms arriba llegaron al sitio Wacb y de ah pasaron al ca- o Anya, donde fueron dueos de esa tierra. De all pasaron a Biab y de ese lugar a Woda Kpor en donde empez el sueo de hoy, el sueo pas a toda la gente. De ah fueron a un lugar llamado Kuyuai. Siguieron subiendo y pasaron por otro lugar en donde no arrimaron, continuaron hasta Yrb. De all pasaron a la laguna Pamjanb y luego al cao Wajocada, donde quedaron como dueos de ese lugar. Luego llegaron a Orejiaw y de all pasaron a Wioda Kpor; llegaron a Abinawa y siguieron hasta Wew, donde haba una persona llamada Ijik que tena forma de guila. As nacieron ellos en esos lugares. Siguieron hacia arriba y llegaron a un lugar llamado We- k Pikow; de ah pasaron a Pedya Kpor y siguieron hasta Yokawa Taito; de all continuaron hasta Betoda Kpor y de ah sigui subiendo directo sin pasar, hasta llegar a Bokomiw, de donde se va a la profundidad otra vez. En la profundidad se en- contraron con la tribu Pedikua, all se conocieron como verda- deros cuados. As acaba esa historia... Origen de los nios R.M. 15. Roberto Jaramillo FC/ Julio 1984 Despus de recibir toda esa gente que llegaba, el dueo de la maloca se sent y tom la flauta taraiyo que estaba en la mis- ma mano donde tena el escudo kaje Por. La hizo sonar; se es- cuch el primer sonido; volvi a tocar y en ese momento apare- ci gente, salieron las tribus que venan, vena gente de cada tri- bu, cada tribu vena con las tribus que iban a ser sus cuados. Esas tribus llegaron antiguamente trayendo pescado a los dueos de la maloca para hacer un dabukur; a la cabeza traje- ron el instrumento de yapurutu. El dueo mir con gusto de verlos a los que llegaban. Mientras que ellos estaban ah donde el dueo de la maloca haba arreglado las bancas, apareci la gente ya adentro de la maloca sentada donde l haba arreglado. Esa gente que apareci ah era compaera de los que estaban en la maloca; los que venan estaban afuera todava, los recibieron con alegra. Despus de eso vino una persona a entregar el pescado. Lleg donde el dueo de la maloca y se lo pas, pidindole unos balayes para echarlos pescados; en los balayes que haba en la maloca slo cupo la mitad de los pescados, as que pidieron esos tejidos de trampa de pesca Pipimba, que el dueo de la maloca coloc en medio para que el dueo del pescado pusiera ah el resto; encima de ese Pipimba dejaron un montn ms alto que una persona. Luego, el dueo de la maloca fue a saludar a esa gente y le mostr el lugar donde deban sentarse. Despus fue a destapar la tinaja de chicha jorob; antes de destaparla era pequea, pero cuando la destap la tinaja creci, qued bien grande. Luego to- m un tabaco, fum y el humo que tena en la boca lo sopl en la chicha de la tinaja como para que se rebajara un poco, des- pus la revolvi. Llam a las personas que iban a repartir la chi- cha, que se colocaron en fila cada uno con su ollada; los que lle- garon se pusieron alegres al ver a los de la casa con esas ollas, en fila, que venan a ofrecerles chicha. Despus de repartir a los que llegaron, ellos tomaron chicha; su jefe se levant, fue a la mitad de la maloca y ah si entreg todo el pescado: Como me haba encargado ese pescado yo lo traje para usted, porque us- ted me lo pidi; despus se sentaron de nuevo en sus sitios. El dueo de la maloca fue donde esa gente y les dijo que se pintaran con carayur; ellos salieron y los menorcitos, yeba kaw, que haba entre ellos, adornaron a los mayores con las li- gas irawa; los dejaron bien elegantes. En ese momento apare- ci el Bal de Plumaje Mapena Tok; era tan grande como una persona, all vena el equipo completo de pluma para cada tri- bu. El dueo de la maloca destap el bal y fue repartiendo a cada tribu su plumaje; ellos lo fueron recibiendo y colocndose- lo, se alistaron para bailar. Todava no saban la msica del baile; iban a pasar al mayor de esa tribu para ver si se grababa la msi- ca; los mayores no fueron capaces de grabar esa msica, siguie- ron pasando hasta cuando llamaron al menor de la tribu menor, Pidr; l s se la grab y comenz a bailar. El dueo de la maloca le dio a otro las maracas para adornarles con uca. Eran hartas maracas, tambin entreg los cascabeles jebe. As empezaron con los bailes. Despus de eso le dijo al mayor de esa tribu: Siendo que usted es mayor no fue capaz de recibir la historia ni la msica, le dijo que no saba nada, que no debera llamarse mayor. El respondi que saba, pero que no era muy capacitado en eso. Despus de discutir quedaron bien otra vez. Luego de esto entr otra tribu; una persona de la tribu de los Corowa s se grab toda la msica porque usaba un collar para poder recibirla (jaco puino); los viejos decan de esa tribu que era muy buena para la msica. El mayor de esa tribu se lla- maba Wajoca Jindo; l entr a la maloca de una vez bailando con esa msica llamada Pr Pindia. La chicha que ellos estaban tomando era muy fuerte; al repartir, l le daba nada ms una cuyita a cada persona. Despus trajeron el yag preparado y al sacar la tapa, la espuma se rebo- s; no bebieron pero solo el olor produjo efecto en cada uno; se sintieron como borrachos sin tomar nada. As es la charla anti- gua, eso decan los viejos. Despus de eso terminaron el baile que hicieron de da. El mayor, que no supo recibir la msica, dijo al menor que estaba hablando, que siguiera bailando porque l no se haba grabado nada, le dijo: Yo le hubiera acompaado, pero usted es el pro- pio cantante. El menor sigui bailando y cada tribu comenz a acordarse de los cuentos pasados que ellos tenan; llegaron hasta el ms menorcito de la tribu Corowa y despus entr uno de los Pedika. Entre los dems comentaron: Lleg nuestro cuado y est como solo; lo recibieron bien, lo trataron como cuado, se llamaba amak, era el mayor antiguo. Luego de saludar le mostraron donde deba sentarse; le trajeron chicha y el dueo de la maloca le dijo: Ya que lleg aqu, descanse. Despus de descansar le trajeron maracas para que las recibiera y l les dijo que ellos no tenan un verdadero cantante, que no saban que esa msica no era para cualquier persona. Despus de discutir se arregl ese problema: le dieron camare para que se capacita- ra, le dieron tabaco y tambin la lanza sonajera bejor, la lanza pinaimado, la horqueta de tabaco numejara bo y el escudo kaje por. As es eso. As fue que dijeron los viejos antiguos. Ah se termina... Bori Anadosk R.M. 16. Ramn Lpez FC/ Julio 1984 Bkk y la gente Moaw El viejo Bkk pensaba matar a la gente Moaw mientras estaba bailando. Entre ellos comentaron: Ese baile es la ltima pieza. Si despus de haber terminado ese baile se hubieran sen- tado en esa misma casa, l los pensaba matar mientras dorman, as quera terminar con esas personas. Ellos se dieron cuenta de que l los quera matar. Pinaiwari, el primer abuelo de ellos y de todos los cubeo, estaba entre ellos, l les iba avisando lo que iba a suceder. El viejo Bkk les pregunt: Cunto falta para ter- minar ese baile?. El abuelo Pinaiwari le contest: Falta mucho para terminar, tengo muchas palabras por hablar. Ya el da es- taba llegando, era ya m Miadae Daino, todos los jvenes es- taba despiertos, nadie dorma, tampoco estaban borrachos; des- pus, durante el baile salieron de la maloca, apenas salieron a la puerta se desaparecieron, se fueron. Llegaron a Jemeda, cruzaron para ir a otro ro, antes de llegar encontraron un lugar en medio de la selva, un lugar lim- pio llamado Odaitawa; ah se quedaron en la noche, no saban lo que les iba a ocurrir en ese lugar. Ellos iban pasando por ah cuando vieron que estaba oscureciendo; pero era porque B- kk les estaba induciendo para que se quedaran en esa parte; todos estaban juntos y dormidos en ese lugar, a excepcin de un viejo jefe de ellos; l escuch una rana que hablaba UCORA- CORAAAA... diciendo que Bkk con su poder haba le- vantado ese lugar hacia arriba en forma de piedra. La piedra creci; la ranita les deca: Por esa falta que ustedes cometieron se est subiendo esa piedra UCORA-CORAAA..., cant tres ve- ces. El viejo que estaba despierto se dio cuenta y dijo a los de- ms: Bkk nos est haciendo crecer la piedra; levant a uno y le dijo: De pronto es cierto lo que nos est avisando. Cogi un tizn y lo ech a rodar, despus de un rato se oy gol- pear contra la copa de los rboles PAAAA... Cuando oyeron el tizn caer lejos, empezaron a moverse para que esa piedra se ca- yera al suelo, amanecieron ah. Estaba altsimo; si ellos no se hubieran despertado, con el poder de Bkk el cerro hubie- ra subido hasta el cielo, los hubiera aplastado, pero como des- pertaron ah qued; ellos iban con todos sus instrumentos de yurupar y supieron como hacerlo frenar; empezaron a bailar y ah se detuvo. Despus de eso una tribu Yuremawa qued ah. Luego de eso ellos se iban a convertir en Tucunars para poder bajar. Empezaron a llamar los lugares; comenzaron por indi y apenas la persona oy la contestacin de ese lugar se volvi tucunar y se lanz, cay en ese sitio; despus llamaron al lugar Parya Jr, ste contest y otro se volvi tucunar, se lanz pero no lleg hasta el ro sino que cay en la orilla y se transform en paca; luego saltaron otros peces pequeos Kuito Kawa, que cayeron en apa Cuyapabi, Pto. Tucunar. Llamaron a todos los lugares que tuvieron nombres, tambin a la Laguna Tucunar apa Pina y Wadaca Jr; esos lugares que ellos lla- maban eran sitios donde iban a haber tucunars. Despus, el resto que qued encima de ese cerro todava comentaba: Pero ya nos estamos acabando, quedamos poqui- tos!, entonces dijo uno: No sabemos qu hacer, vamos a ver cmo nos bajamos. Cogieron los instrumentos Achimi, Maku Peko y Yapikowyo, este ltimo sali primero, detrs el ante- rior; ellos venan bajando con unos sonidos que hacan los yu- rupars, venan haciendo ese ruido; inventaron un poquito de agua por donde bajaban y esa agua fue hacia unos pocitos que producan unos sonidos iguales a los producidos por los instru- mentos; con ese sonido bajaron a pisar la tierra otra vez por ese caito que baja de ese cerro. Nomi Parameko Despus de haber nacido y habitar estos lugares, lleg gente de otras tribus a amenazarlos con armas. El primero que lleg fue Bede Jijekamak; la tribu Abia- ko, cuados de ellos, fue abajo en busca de unas lanzas taumu para matar; cuando ellos las pidieron, a cambio les exigieron unos nios; ellos buscaron nios y pagaron, dieron hasta los propios hijos e hijas y as obtuvieron esas lanzas. All en ese lu- gar de los curripaco venan acabando con los nios, as que die- ron orden de buscar nios en otra parte. El dueo de esas lanzas y jefe de los que pedan nios era Bori Anadoak; despus le ocurri a los Maka Poewa y algunas personas de la tribu Core Paramek. Bori Anadoak sigui pi- diendo nios y ellos fueron a otros lugares donde haba gente a buscar ms nios; al principio los viejos antiguos le dieron, pero luego se cansaron de darles nios a cambio de las lanzas. Al en- terarse de esto Bori Anadoak orden: Si ellos no quieren en- tregarlos, maten a los viejos y qutenles los nios!. Vinieron de nuevo por esos lugares donde viva la tribu Wajokk y todas las tribus Pawiwa; mataron a todos los viejos, recogieron los ni- os y se los llevaron. Cuando vieron ese problema cubeos y cu- rripacos comenzaron a enfrentarse entre ellos. En ese tiempo los cubeo empezaron a fabricar flechas; los Pamiwa eran bravos. Esa gente de abajo que los atacaba, viendo que no podan con ellos, regresaron donde su jefe Bori Anadoak y Nomi Parameko. Los dos se vinieron al ver que su personal no poda con los Pamiwa; vinieron acompaados de tribus curripaco Bedek, Abiakok, Paipik, Mawe Paramek, todos los grupos Maka Poewa; tambin haba personas de otras tribus Core Paramek, Joewek, los abuelos de mi mujer Yuremawa, Jure Jindo y el menor Kapuani; tambin Bedebo vena acompaando esa gente y Mamkowak, eran hartos. Nomi Paramek era una mujer de cabello largo. Ellos vi- nieron con toda esa gente; luego llegaron a Wakai Kawaw don- de viva esa mujer acompaada de unas tribus. Bori Anadoak subi a un sitio llamado Muinbob ah qued l teniendo como enemiga a esa gente Wajokware, a la que llevaron igual que a los Biowa; por eso acabaron muchas tribus, no eran mucha gen- te porque haca poco haban nacido. As empezaron a enfrentar- se con ellos. En Koriaw, que es un lugar como cerco, Bori Anadoak form un pueblito con los abuelos Biowa y con otra gente que fue llevando: nios, mujeres, hombres. Ellos estaban parados en cinco hileras, una detrs de otra, era harta gente, en medio de ellos Bori Anadoak. Bori Anadoak tom una mujer de la tribu Bioko. El es- taba bandose con esa mujer en medio de todos los dems y ah en frente de ellos le hizo el amor; ese lugar se llama Muinbo. Hay un rbol alto en el que se encaram un menor de Biowa, el sirviente ejede Bakak de nombre rek; era Biok y un se- cretario de ellos. El Biok le dijo al secretario: Usted como se- cretario no es capaz de ir y matar a ese hombre!, l respondi: Yo soy secretario de ustedes pero soy malo; si ustedes me orde- nan yo hago como quieran. Entonces se tir al agua y sali cer- ca de donde se estaban baando, lleg hasta el cerco de sus fa- miliares en torno de Bori Anadoak, les pidi espacio para pa- sar, se acerc y vi que estaban haciendo el amor, sac una fle- cha y lo mat; apenas lo hizo se tir al agua, se escondi, se fue a Dapuab. Bori Anadoak qued muerto ah no ms. Cuando su gente vi a su jefe muerto, dej de enfrentarse con ellos. Bori Anadoak coma gente, a esas personas las tena ah para rselas comiendo. A otro hombre que tambin estaba en Wakai Kawab tambin lo mataron; los curripaco viendo que ya no tenan jefe regresaron, dejaron de matar. Despus vinieron otros que co- menzaron de nuevo. Viendo ellos el peligro, abrieron unas zan- jas biarido alrededor de la maloca. Esto ya no fue con los curri- paco sino con los cubeo; Kapuani y Jure Jindo estaban siguien- do a los Biowa para matarlos, ellos para defenderse hicieron esas zanjas. Eso decan... Barewa - Nomi Paramera R.M. 17. Daniel Giraldo Corok FC / Julio 1984 Los Nomi Paramera llegaron a matar. No sabemos si ellos venan a quitar la tierra o a qu, decan que nos queran quitar de aqu a nosotros. Acompaados de gente Tukano Poewewa, tariano Odaindaw, Chioi Paramena, Turiwawa, Yoca Kbe- re.., llegaron aqu donde vivimos nosotros a matarnos. As nos hicieron esos blancos aran nawiwa que llegaban de da. Antes de esto hubo otra guerra (bejo iteino). Para esperar a los enemigos maowa, hicieron unas trampas en el cao, para atajarlos. Llegaron a nosotros en Pojeitaba, llegaron tempranito. Ellos tenan sus armas y nosotros no sabamos cmo defender- nos, no conocamos esas armas que traan ellos; llegaron al puerto y dispararon, no sabamos qu era eso, a unos los mata- ron y slo se salvaron los que volaron. Ellos mataban la gente, a algunos se los coman. Nosotros tenamos esa trampa Ucoriba; ah viva una per- sona duea de ese lugar Emtor Kmauk, de la gente de Uchiweik. Ese lugar no es de nosotros. El estuvo ah con su cu- ados los Miadawa; ellos hicieron esta trampa para que la gente que vena de abajo no pasara y para poder enfrentarse con ellos ah. Pero no nos enfrentamos con esos blancos sino con sus acompaantes Nomi Paramera. Los blancos nos mataban con escopetas, con machetes, no pudimos hacer nada. Hubo otra trampa en Biarido, all Cowe Jindo estuvo a la cabeza; l fue quien mand a trabajar a la gente Moaw Jeje- nak; ellos vieron que haba peligro y se reunieron con la gente Yawikare Jejenak. Los que venan llegaron all y mataron esa gente, eso decan. De ah para arriba no hubo ms trampas hasta Ebajubo. Haba tres trampas nada ms. En ese mismo tiempo se hicieron esas trampas, las fosas de maloca Biarido; las hicieron las tribus Pam Paramek para defenderse. Ah los indgenas nos matamos entre nosotros mis- mos y ellos acompaados de blancos y de cubeos Yuremak nos mataron a nosotros; hubo otro grupo que mat a la gente de Pi- racemo, la gente de Piendokaw, Yawikare Jejenawa. Cuando se arregl ese enfrentamiento ya vivan nuestros abuelos. Despus de entrar, el blanco nos segua matando a noso- tros; nos mataban y nosotros tambin los matamos a ellos. Ellos vean que nos iba bien y buscando una mejor vida los mataron. Ustedes y nosotros como cuados no tuvimos problemas, sino con otros que son familiares... Kuwaiwa y los blancos R.M. 18. Luis Vargas Poendo Kok FC/Julio 1984 Los Kuwaiwa primero hicieron la chicha; despus de ha- berla hecho Kuwai fue con sus hermanos menores a mariscar a Marukuari; ah el pajarito Jupi y el Duibaye les dieron como una mala sea cantando; luego Jmeni Jik mend los rega. Cuando Kuwai escuch esos animalitos se acord de los que quedaron en la maloca: Seguro est pasando algo, o come- tieron algn error, pens Kuwai. Partieron de ah hacia Pupuri donde an se escuchaban; cuando llegaron, Kuwai le reparti chicha a la gente, tres cuyadas a cada uno, se emborracharon con eso, era harta gente. Los que comenzaron a emborracharse fueron los de las mscaras de mariposa Tataroa; las vistieron y comenzaron a cantar Cuimaiw; a esa hora ya toda esa gente es- taba borracha; a las seis, ocho, diez y doce de la noche se fueron yendo de este mundo; con su poder levitaron, se fueron hasta Kwaik; con el sonido de los instrumentos de esa fiesta, esos yurupars; tambin borrachos de yag Achimijimu, el que em- borracha muy fuerte. En el momento en que ellos estaban borrachos, un mico Emu Tor dijo a los dems, que tambin estaban borrachos: Yo estoy comiendo mi cola; la ardilla Jjor le contest: Yo tam- bin estoy comiendo mi cola, pero estaba labrando un corom- bolo que ellos necesitaban para usar en el baile, luego se lo en- treg a Kuwai; ya estaba amaneciendo, eran como la cuatro de la maana. A las siete Kuwai en la casa encontr una cuya con ceniza emi y otra con Mujariyo; con eso haban pintado las mscaras; Kuwai estaba solo; tom en su mano esa cuya de ceniza y la reg en el camino; una hora despus lleg harta gente por ese lado. De donde sale el sol vino la gente Duika Kaw; del lado donde cae el sol vinieron los aranawiwa y por ah mismo los colom- bianos; despus de haber estado solo Kuwai, lleg la gente. Despus de haber nacido hicieron las casas, estuvieron all y luego se levantaron y se fueron; se levantaron con ese ins- trumento emi Jyko y se fueron del cerro Kuwaik; los brasi- leros y los colombianos tambin se fueron con ese instrumento. Eramos un slo grupo que se separ; colombianos y brasileros se fueron, ellos quedaron solos; aquellos se llevaron ese invento, el ruido de sus aviones. Luego de esto, llegaron a ese lugar en forma de una olla grande de agua hirviendo Koakaib; all los blancos tres veces le dijeron a nuestro abuelo que se tirara, pero l no pudo. Los co- lombianos se baaron, luego sus abuelos fueron a Kamaretb y de ah quedaron ellos. Ahora creemos que son otros grupos, pero ramos un solo grupo antes de separarse: mi abuelo me di- jo que con los blancos ramos una sola familia. Despus de mucho tiempo regresaron. Pero no volvieron con una buena idea sino con la idea de matar, ellos llegaron a matar. Uno de ellos, Nomi Parameko, era la cabeza de se grupo, que vena matando; a ellos los acompaaron tambin unas tri- bus Cubeas, Yawi Karew, nuestros enemigos. Nuestro abuelo Oro Bak, que era de la tribu mayor Oro- ba Jejanak, vino y despus de dos tribus (dajubo) naci un hi- jo llamado Bakak Bkyo; despus de ste tuvo un hijo de nombre ra Bkr, el menor fue Kowue Jindo, l era muy bravo. Luego se vino hasta Ojeitaba. Primero nacieron los Kuwaiwa, despus venimos noso- tros; se ltimo es quien llega hasta Pojeitaba donde estuvo unos das y se cre ese lugar Achiami. Ah estuvo tambin un abuelo de los Biowa y un abuelo de los Piendokak, pero este ltimo no entr; lo mismo que el abuelo Pedika, un abuelo Ocoyik s asisti; tambin lleg Boinok. Corok encontr a los Biok convirtindose en Pakoma. En la cabecera del Cuduyari naci ra Penamba, era Anwek; l lleg donde ellos estaban y le ech del chundul j- we a una mujer Jrko, as consigui cuados; el abuelo Pien- dokak se present y pregunto al Anwek: Usted por qu hace eso?. Este cargaba en el brazo flexionado un pedazo de ca- sabe, el otro agreg: Seguro usted es gente casabe y por eso car- ga eso. As como lo bautiz qued su nombre. Boibok tam- bin lleg, el abuelo Piendokak le pregunt: De qu gente es usted? Seguro que usted es Boibok porque carga ese Boibo. Ah Boibok encontr al Biok y lo tom de pakoma, son sus propios pakomara. Despus puso nombres a los que iban a ser menores, as los reparti para que buscaran tierra. Ya estaban buscando tierra cuando se encontraron con Nomi Parameko, stos venan matando mucha gente, muchas tribus. Luego las tribus buscaron tierras por este Cuduyari. Este ro ya tena otro dueo, ya estaba ocupado por otra persona, un hombre muy distinto de las tribus que estaban llegando, el pro- pio dueo de ese ro ya estaba ah. Despus de eso el hijo de Makak, llamado ra Bkr acompaado de Koe Jindo, su hermana menor Jajorko y de Yuredo, queran sacar de cuados; cambiaron mujeres: el abue- lo Piendokak tomo una mujer llamada Jr Pamind y a cam- bio dieron a Emi Jajorko. Despus de eso se enfrentaron de nuevo. Hubo un hermano menor de ellos, Pam Paramek, otro Tainbbo y otro Yujik. Pam Paramek fue quien trajo unas defensas, unas sanjas alrededor de la maloca que salen hasta el ro; Tainbbo se encarg de arreglar el patio y Yujik de vigilar el fuego de la maloca. Esas tribus no son ms; luego comenza- ron a enfrentarse con sus enemigos. El dueo que tuvo antes el Cuduyari se llam Kporbo. El era el menor de Kueujarik, ellos son los dueos de ese ro. Nosotros tambin tenemos un ro que nos pertenece, el Vaups, eso deca mi abuelo, otra persona habla distinto... GLOSARIO ACHIOTE. Onoto, urucu (Bixa orellana). Arbusto cuyos frutos ro- jizos a manera de granada se utilizan en la preparacin de pintura corporal. AGUJON: (Portamorrhaphis). Pez de 30 a 40 ctms. de mandbulas delgadas. ALAGAR: Localismo para naufragar. BALAY: Cesto pando. CACURI: Trampa de pesca a manera de enrejado tejido de varas que se coloca en las riberas del ro. CAIMO: (Pouteria caimito). Arbol cuyo fruto amarillento, de sa- bor muy dulce es apreciadsimo. CAJUCHE: pecar, puerco de monte (Tayyassu pecari). Ungulado, omnvoro, terrestre. Su carne es apreciada. CAMARETA: Cmara. A manera de balcn que se dispone en el tron- co de un rbol, comnmente utilizado para acechar presas. CARAYURU: (Bignonia chica, Arrhabidea chica). De la hoja de la planta se prepara pintura de color rojo. CARRIZO: Flauta de pan, capador. Instrumento aerfono elabora- do de ocho cautos. Tambin es nombre de la planta Creadores del universo, la sociedad y la cultura 253 hidrofita de cuyos tallos se preparan los cautos de di- chos capadores. CAZABE: casave. Torta que se prepara de la harina de yuca amar- ga. CERRILLO: pecar, zano (Tayyassu tajacu). Ungulado, omnvoro, terrestre. Su carne es apreciada. CHAGRA: chacra. Huerta. CHUNDUL: afrodisaco preparado de diversas plantas. CHURUCO: (Lagothrix lagotricha). Mono de cola prensil. Apreciado por su carne. CUMARE: Corombolo (Astrocaryum spp.). Palma. De los jvenes segmentos foliares se prepara una fuerte fibra. Los fru- tos subglobulosos son los conocidos como corombolo. CURRIPACO: Nombre genrico para un grupo tnico de lengua Ara- wak, vecino septentrional de los cubeo. CUYA: (Lagenaria vulgaris). Vasija hecha del fruto de esta plan- ta parecida al totumo. CUYUYA: Afluente del Cuduyari, de nombre Cuya. DABUKURI: Baile ritual de intercambio de productos entre parientes cercanos. GUAMA: guamo (Inga spp.). Arbol cultivado y silvestre, cuyos frutos, blancos y carnosos, se encuentran en una vaina de hasta un metro de longitud. GUANANO: Nombre genrico para grupo tnico Vaupsino de len- gua Tukano Oriental, vecino oriental de los cubeo. GUARA: Agut, picure (Dasyprocta spp). Roedor que come frutos de las huertas. Apreciadsimo por su carne. 254 Los Kuwaiwa GUARACU: waracu (Leporinus spp.). Pez de escama con labios abul- tados y joroba que es apreciado por su carne. GUASAI: Asai (Euterpe precatoria). Palma de tronco delgado que crece en las orillas inundables del ro. Al macerar el ari- llo del fruto se obtiene fino aceite. El cogollo, conocido como palmito es muy apreciado en la alimentacin. HORQUETA: (de tabaco) Instrumento elaborado del rbol de cora- zn en el que antiguamente se apoyaban los grandes ci- garros. IBACABA: seje, milpesillo (Oenocarpus batawa). Palma cuyas hojas son utilizadas en cestera; su fruto se prepara cocido y de su jugo se extrae fino aceite. IBAPICHUNA: (Dacryodes spp.). Arbol de tierra firme cuyos frutos ma- duros de color negro son comestibles. JUANSOCO: Pendare, leche caspi (Couma macrocarpa). Arbol de fruto comestible cuyo ltex se aprovecha para calafa- tear; materia prima de la elaboracin del chicle natural. JACO: jacu. Pacu, palometa (Myloplus rublidinnis). Pez de apreciadsima carne. KIAPIRA: Quiapira (del Nheengatu pira=pez). Caldo preparado del jugo de la yuca bien cocido, combinado con pesca- do, sal y aj. LANZA SONAJERA: Instrumento ritual con dicha forma, que en la parte an- terior de su aguda punta posee una expansin de la ma- dera que se rellena de semillas a manera de sonajero. Distintivo de personajes de alto rango. MARISCAR: cazar. (marisco = cacera). Creadores del universo, la sociedad y la cultura 255 MINGAO: (del tup-guaran mingau: sopa, caldo grueso). Crema preparada de la harina de yuca amarga. MIRAPIRANGA: (Moraceae). Arbol de dura madera. MIRITI: Canangucha (Mauritia minor). Palma que crece en sue- los inundables, de cuyas hojas se tejen canastos provi- sionales. Los frutos son muy alimenticios. MOJARRA: (Aequidens spp.). Pequeo pez de duras escamas de agradable sabor. MUCHILERO: arrendajo (Cacicus spp.). Ave cuyo nido semeja una muchila. Suele domesticarse; de sus plumas se elabora delicada palafernalia. Con dicho nombre tambin se distingue un pez no identificado. MUQUIAR: Ahumar PACA: lapa, borugo (Cuniculus paca). Roedor cuya delicada carne es muy apetecida. PACHUBA: pashuba (Iriarthea exhorriza). Palma de cuyo tallo ciln- drico se elaboran instrumentos rituales de yurupar y el yapurutu. PAKOMA: Apcope del trmino de parentesco en la lengua de los cubeo (Pako Maku) que designa una categora de pa- rientes establecidos por va uterina (de pako = madre, maku = hijo), con quienes el matrimonio se prohbe; como en otras lenguas de la familia lingstica tucano se puede traducir literalmente como hijos-de-madre. PAMIWA: literalmente en la lengua de los cubeo gente. Denomi- nacin genrica utilizada por los cubeo y otros grupos vecinos para referirse a ste grupo tnico. 256 Los Kuwaiwa PATABA: bataba, seje, milpesillo (Oenocarpus batawa). Palma de cuyo fruto se preparan bebidas y de su fermentacin chicha. Del mesocarpio del fruto se obtiene fino aceite. PAUJIL: (Mitu tormentosa; Crax alector). Ave terrestre insectvo- ra y frugvora. Alimento preciado por su delicada carne. PERRO DE AGUA: nutria (Lutra enudris, anectens). Mamfero nadador muy gil de patas palmeadas; por su suavsima piel fue llevado casi a extincin. PIRACEMO: subienda. POPORO: (Lagenaria spp.). Pequeo totumo en el que se guarda el tabaco en rap. PUPUA: (del Nheengatu popunha), chontaduro (Bactris gasi- paes), Palma cuyo fruto es muy apetecido; se prepara hervido; del mesocarpio se extrae fino aceite. QUERARI: Nombre del afluente derecho del medio ro Vaups en el que habitan miembros del grupo tnico cubeo (Kura- jariya en su lengua). SECRETARIOS: con este trmino en espaol se designan a miembros subordinados que realizan ciertas labores para otros de rango mayor. TARIANO: Nombre genrico para grupo tnico de lengua Arawak, vecino de los cubeo. TABACO (Nicotiana tabaccum). Se refiere al tabaco ancestral (de nacimiento, de vida). TENTE: Trombetero (Psophia crepitans). Ave terrestre frigvora e insectvora. Apreciada por su delicada carne. Creadores del universo, la sociedad y la cultura 257 TIJERETA: siriri (Tiranidae). Ave pequea, de vuelo corto y canto trepidante. TUCANO: Nombre genrico del grupo tnico de lengua Tucano Oriental, vecino de los cubeo. Su nombre fue tomado para designar la familia lingstica bajo la cual se inclu- yen muchos de los grupos del Vaups. TURI: (del Tup-Guaran tori). Popai (Eschweile spp.). Cor- teza de este rbol que se utiliza a manera de tea. Tiene otros usos. TUCUNARE: (del Tup-guaran). (Sichla ocellaris). Pez de escama muy apreciado por su delicada carne. UCUQUI: (Pouteria ucuqui). Arbol de tierra firme cuyo fruto, cru- do, cocinado o asado es de exelente sabor. UMARI: (del Tup-guarani) (Poraqueiba sericea). Arbol frutal cuya gran semilla esta rodeada de delgado mesocarpio rico en aceite. UVI: (Manicardia atricha). Se refiere a las hojas de sta palma que trenzadas en peines sirven para techar las malocas. WEI: (en lenguas Tucano Oriental) (Bignonaceae). Planta de cuyas hojas cocinadas se prepara pintura corporal ne- gra. YACARE: (del Tup-guaran Jacare = el que nada de lado, tor- pe), babilla, cachirre (Paleosuchus palpebrosus spp.). Ic- tifao. Alimento ocasional. YACA-YACA: (Cedrelinga catenaeformis). Corpulento rbol de las te- rrazas utilizado en la elaboracin de canoas y en la construccin de habitaciones. 258 Los Kuwaiwa YAGE: capi (Banisteriopsis caapi). Bejuco que macerado se combina con otras plantas para preparar una bebida alucingena. YAPO: (del Tup guaran igapo= brazo del ro). Aqu se refie- re a una hoja de palma que se utiliza para cerrar las cu- latas de la maloca. YAPURUTU: Flauta larga ritual elaborada del tallo de la pachuba. YERAO: Tarima tejida de varas, frecuentemente colocada en el piso de la canoa para separar la carga del fondo que se moja. YURUPARI: (del Nheengatu demonio). Nombre aplicado por los blancos a las flautas y trompetas sagradas de los ind- genas del Vaups. Creadores del universo, la sociedad y la cultura 259 260 Los Kuwaiwa BIBLIOGRAFIA CORREA, F. 1983 Caractersticas Socio-Lingsticas en la Regin del Vaups Colombiano, en: Revista Colombiana de Lingstica. Vol II, No 2-3. Bogot. 1987a. Grupos Horticultores del Vaups,. en: Introduccin a la Co- lombia Amerindia. F. Correa y X. Pachon eds. ICAN. Bogot. 1987b Medicina Tradicional cubeo, en: Boletn de Antropologa, Depto. Antropologa Univ. de Antioquia, Vol 6, No. 21. Mede- lln. 1987c Coca y Cocana en Amazona, en: Texto y Contexto, Rev. Univ. Andes, No. 9. 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ANACRONISMOS EN LOS CORTEJOS DEL DIABLO DE GERMÁN ESPINOSA PROBLEMÁTICAS ESTÉTICAS VIGENTES EN LA NARRATIVA DEL CARIBE COLOMBIANO - Felipe Machado Hernández