Clancy, Tom - El Oso Y El Dragon 1

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E L O S O Y E L D R A G O N

(The Bear and the Dragon)



(Parte Primera)

TOM CLANCY


PRLOGO

EL MERCEDES BLANCO

Ir al trabajo era igual en todas partes y el cambio de
marxismo/leninismo a capitalismo catico no haba modificado mucho
las cosas; bueno, tal vez las haba empeorado un poco. Ahora era ms
difcil circular por las anchas calles de Mosc, cuando casi todo el mundo
poda tener coche y el carril central de sus vastos bulevares ya no
estaba custodiado por agentes de la milicia para el Politbur y el uso de
los miembros de la Junta Central, que lo consideraban su paso privado,
como los prncipes del zarismo con sus trineos. Ahora se haba
convertido en un carril para girar a la izquierda, utilizado por cualquiera
que poseyera un Zil o cualquier otro coche privado. En el caso de Sergey
Nikolay'ch Golovko, el coche era un Mercedes 600 blanco, el de grandes
dimensiones con carrocera clase S y doce cilindros de potencia alemana
bajo el cap. No haba muchos como se en Mosc y era realmente una
extravagancia que deba haberle hecho sentir vergenza ajena... pero
no lo haca. Puede que la nomenklatura ya no fuera vigente en la
ciudad, pero el rango tena sus privilegios y l era el director de la SVR.
Su piso era tambin grande, estaba situado en la ltima planta de un
alto edificio de Kutusovskiy Prospekt, era una estructura relativamente
nueva y bien construida, incluidos los electrodomsticos alemanes, que
constituan un lujo reservado tradicionalmente a los altos funcionarios
gubernamentales.
No conduca personalmente. Para eso tena a Anatoliy, un robusto ex
soldado de operaciones especiales de la Spetsnaz, que llevaba una
pistola bajo la chaqueta y conduca el coche con gran agresividad, al
tiempo que lo cuidaba con todo cario. Las gruesas ventanas de
policarbonato estaban cubiertas de un plstico oscuro, que impedan a
los curiosos ver a los pasajeros del vehculo, y la empresa haba
asegurado a los representantes de Golovko, al comprar el vehculo haca
diecisis meses, que resistiran cualquier impacto, incluso el de una bala
de 12,72 milmetros. El blindaje haca que pesara casi una tonelada ms
que un Mercedes S-600 normal, pero eso no pareca afectar su potencia
ni su comodidad. Eran los baches de las calles lo que acabara por
destruir el coche; asfaltar las calzadas era una costumbre que su pas
todava no haba adquirido, pensaba Golovko mientras volva la pgina
de su peridico matutino. Lea el International Herald Tribune nortea-
mericano, que siempre era una buena fuente de noticias por tratarse de
una empresa conjunta de The Washington Post y The New York Times,
dos de los servicios de inteligencia ms expertos del mundo, aunque
pecaban de cierta soberbia para ser autnticos profesionales como
Sergey Nikolay'ch y su gente.
Haba ingresado en el servicio de inteligencia cuando el organismo era
conocido como KGB, la Junta de Seguridad Estatal, segn l, el mejor
organismo de su gnero que el mundo entero haba conocido, aunque
acabara por fracasar. Golovko dio un suspiro. Si la URSS no hubiera
cado a principios de la dcada de los noventa, su cargo de director lo
habra convertido en miembro de pleno derecho del Politbur, en un
hombre de autntico poder en una de las dos superpotencias mundiales,
cuya mirada bastara para hacer temblar a los ms fuertes... pero...
bueno, qu importancia tena eso ahora? Slo era una mera ilusin,
cosa curiosa en un hombre supuestamente interesado por la verdad
objetiva. Esa era la cruel ambivalencia de siempre. El KGB se haba
interesado constantemente por hechos concretos, pero luego se los
comunicaban a personas que albergaban sueos, que tergiversaban la
verdad en funcin de sus fantasas. Cuando por fin sali a relucir la
verdad, los sueos se haban evaporado como una nube en un vendaval
y la realidad haba fluido como un ro en primavera. Y entonces en el
Politbur, esos hombres brillantes que haban vivido de sueos
descubrieron que sus teoras no eran ms que meros juncos endebles y
la realidad era la guadaa, en manos de una eminencia que no se
interesaba por la salvacin.
Pero se no era el caso de Golovko. Como persona que se ocupaba de
hechos concretos, haba podido seguir en su profesin, ya que su
gobierno todava los necesitaba. En realidad, gozaba ahora de una
mayor autoridad que antes, porque gracias a su buen e ntimo
conocimiento del mundo y de las personalidades ms importantes, era
la persona ms indicada para asesorar a su presidente, e influa en la
poltica exterior, la defensa y los asuntos internos. Estos ltimos, al
contrario de lo que suceda anteriormente, se haban convertido ahora
en los ms delicados. Y tambin en los ms peligrosos. Era curioso.
Anteriormente, bastaba pronunciar, o con mayor frecuencia gritar, las
palabras Seguridad del Estado! para que los ciudadanos soviticos
quedaran paralizados, ya que el KGB haba sido el organismo ms
temido del anterior gobierno, con un poder con el que la
Sicherheitsdienst de Reinhart Heydrich slo haba soado, el poder de
detener, encarcelar, interrogar y matar a cualquier ciudadano que se les
antojara. Pero eso tambin era cosa del pasado. Ahora, el KGB estaba
dividido y la rama de seguridad nacional se haba convertido en una
sombra de lo que haba sido anteriormente, mientras que la SVR, ex
Primer Consejo de Direccin, se dedicaba todava a reunir informacin,
pero careca de la fuerza inmediata que comportaba su capacidad para
imponer la voluntad, si no exactamente la ley, del gobierno comunista.
Pero sus funciones actuales eran todava muy amplias, se dijo Golovko,
mientras doblaba el peridico.
Estaba a slo un kilmetro de la plaza Dzerzhinskiy. Esta tambin
haba cambiado. La estatua de Feliks de Hierro haba desaparecido.
Haba tenido siempre un efecto escalofriante para los que saban quin
haba sido aquel hombre, cuya estatua de bronce se ergua solitaria en
la plaza, pero eso tambin era ahora un recuerdo lejano. Sin embargo,
el edificio del fondo era el mismo. En otra poca haba sido la lujosa
sede central de la Compaa de Seguros Rossiya, posteriormente cono-
cida como la Lubyanka, temida palabra incluso en el atemorizado pas
que gobernaba Iosef Vissarionvich Stalin, con su stano repleto de
celdas y salas de interrogatorio. La mayor parte de dichas funciones
haban sido transferidas a lo largo de los aos a la prisin de Lefortovo,
al este, conforme creca la burocracia del KGB, como lo hacen todas las
burocracias por el estilo, llenando el vasto edificio como un globo en
expansin que penetraba en todos los cuartos y rincones, hasta que
funcionarios y secretarias acabaron por ocupar los espacios
(remodelados) donde Kamanev y Ordzhonikidze haban sido torturados
en presencia de Yagoda y Beriya. Golovko supona que no haba
demasiados fantasmas.

El caso es que una nueva jornada de trabajo estaba por empezar.
Reunin de personal a las ocho cuarenta y cinco, seguida de la rutina
habitual de informes y comentarios, almuerzo a las doce y cuarto y, con
suerte, de nuevo en el coche de regreso a su casa poco despus de las
seis, a tiempo de vestirse para la recepcin en la embajada francesa. Le
apeteca la comida y el vino, aunque no la conversacin.
Otro coche le llam la atencin. Era idntico al suyo, otro Mercedes
clase S, tambin blanco como la nieve, e incluso con el mismo plstico
oscuro en las ventanas de fabricacin norte-americana. Circulaba
decidido aquella maana soleada, cuando Anatoliy redujo la velocidad
tras un volquete, uno de los centenares de camiones igualmente feos
que dominaban las calles de Mosc, cargado de herramientas en lugar
de arena. Haba otro volquete a cien metros detrs de l, que avanzaba
lentamente como si el conductor no estuviera seguro de su camino.
Golovko se desperez en su asiento, sin visibilidad apenas ms all del
camin que haba delante de su Mercedes, pensando en la primera taza
de t de Sri Lanka en su despacho, el mismo utilizado por Beriya en... el
volquete a su espalda. Haba un individuo acostado en la caja, que
ahora se haba levantado y tena en las manos...
Anatoliy! exclam Golovko, aunque su conductor no alcanzaba a
ver ms all del camin que tena delante.
... era un RPG, con un tubo largo, un extremo abultado y la mira
levantada. El camin ms alejado se haba detenido y el individuo de la
caja, apoyado en una rodilla, se coloc en posicin y apunt al otro
Mercedes blanco...
... el otro conductor lo vio e intent escabullirse, pero el trfico
matutino le cortaba el paso y...
... no fue muy llamativo, slo una pequea nube de humo en la parte
trasera del lanzacohetes, pero sali disparada la parte abultada, que
penetr en el cap del otro Mercedes blanco y all estall.
Impact cerca del parabrisas. No hizo una gran explosin, como las
que tanto gustan en las pelculas americanas, sino un destello apagado
acompaado de humo gris, pero el estruendo retumb en toda la plaza
y se abri un boquete en el maletero del coche, lo cual significaba, y
Golovko lo saba perfectamente, que todos sus ocupantes estaran
muertos. A continuacin prendi fuego la gasolina y ardi el vehculo,
junto con unos metros cuadrados de asfalto. El Mercedes par casi
inmediatamente, con los neumticos de la izquierda destrozados por la
explosin. El volquete frente al coche de Golovko se detuvo, asustado el
chfer, y Anatoliy gir a la derecha, con los ojos casi cerrados por la
explosin, pero todava no...
Govno! exclam, consciente ahora de lo sucedido.
Sigui avanzando hacia la derecha, acelerando y aprovechando todos
los espacios que vea para sortear el trfico. La mayora de los vehculos
que circulaban se haban detenido, y el conductor de Golovko aprovech
todos los espacios entre los coches parados para llegar en menos de un
minuto al Mosc Center. Los guardias armados salan ya a la plaza,
acompaados de un contingente suplementario de fuerzas acuarteladas
discretamente en el interior. El comandante del grupo, un teniente
veterano, vio el coche de Golovko, lo reconoci y orden a dos de sus
hombres que lo acompaaran a su destino. La hora de llegada era lo
nico normal de aquel da incipiente. Golovko se ape y dos jvenes
soldados se pegaron a su pesado abrigo. Anatoliy tambin baj del
coche, pistola en mano, con la chaqueta desabrochada, y mir
ansiosamente hacia la puerta. Volvi inmediatamente la cabeza.
Llevadlo dentro! orden, y los dos soldados introdujeron a
Golovko por la doble puerta de bronce, adonde llegaban ms tropas de
seguridad.
Por aqu, camarada director dijo un capitn uniformado, al tiempo
que agarraba el brazo de Sergey Nikolay'ch y lo conduca hacia el
ascensor de ejecutivos.
Al cabo de un minuto entraba en su despacho y empezaba a digerir lo
que haba visto haca tan slo unos instantes. Evidentemente, se acerc
a la ventana para mirar.
Tres policas de Mosc, denominados milicianos, corran hacia el lugar
de la explosin. Entonces apareci un coche de polica, sorteando el
trfico parado. Tres conductores se haban apeado de sus vehculos y se
acercaban al coche en llamas, tal vez con la intencin de prestar ayuda.
Muy valiente por su parte, pens Golovko, aunque una completa prdida
de tiempo. Lo vea mejor ahora, incluso a trescientos metros de
distancia. El techo del vehculo se haba abovedado. El para-brisas haba
desaparecido y lo que vea era un agujero humeante, que pocos minutos
antes haba sido un coche enormemente caro, destruido por una de las
armas ms baratas que el Ejrcito Rojo jams haba producido en serie.
Quienquiera que fuese el que viajaba en su interior haba sido
desmenuzado instantneamente por fragmentos de metralla, que se
desplazaban a casi diez mil metros por segundo. Se habran percatado
de lo que suceda? Probablemente, no. Puede que el conductor tuviera
tiempo de mirar y preguntrselo, pero el propietario en el asiento
trasero probablemente iba leyendo el peridico de la maana, antes de
que su vida acabara sin previo aviso.
Fue entonces cuando Golovko sinti debilidad en las rodillas. Poda
haber sido l... quien descubriera de pronto si, despus de todo, haba
otro mundo, uno de los grandes misterios de la vida, pero en el que no
pensaba muy a menudo...
Pero fuera quien fuese el autor de la matanza, quin era su objetivo?
Como director de la SVR, Golovko no crea en las coincidencias, y en
Mosc no haba muchos Mercedes S600 blancos.
Camarada director? dijo Anatoliy, desde la puerta del despacho.
Dime, Anatoliy Ivan'ch.
Est usted bien?
Mejor que l respondi Golovko, alejndose de la ventana.
Ahora necesitaba sentarse. De pronto senta una gran debilidad en las
piernas, e intent alcanzar su silla giratoria sin tambalearse. Se sent,
coloc las palmas de las manos sobre la mesa y contempl la superficie
de roble, cubierta de papeles a la espera de ser ledos: la rutina
cotidiana de un da que ahora no tena nada de rutinario. Levant la
cabeza.
Anatoliy Ivan'ch Shelipin no era un hombre propenso a manifestar el
miedo. Haba servido como capitn en la Spetsnaz, antes de que lo
descubriera un cazatalentos del KGB para ocupar un puesto en el octavo
de guardias del Directorio, que acept inmediatamente antes de la
desintegracin del KGB. Pero ahora Anatoliy era el conductor y
guardaespaldas de Golovko desde haca aos, formaba parte de su
familia oficial, como un hijo mayor, y senta devocin por su jefe. Era un
hombre alto e inteligente de treinta y tres aos, con el cabello rubio y
los ojos azules, ahora mucho mayores que de costumbre, ya que
aunque Anatoliy haba pasado gran parte de la vida entrenndose para
ocuparse de actos de violencia y participar en los mismos, sta haba
sido la primera vez en que estaba presente cuando ocurra. Se haba
preguntado a menudo cmo sera arrebatarle la vida a otro, pero nunca
se haba planteado la posibilidad de perder la suya propia, ciertamente,
no en una emboscada, ni mucho menos a cuatro pasos de donde
trabajaba. En su escritorio de la antesala del despacho de
Golovko desempeaba esencialmente la funcin de secretario
personal. Como todos los de su oficio, le haba quitado importancia a la
rutina de proteger a alguien a quien nadie se atrevera a atacar, pero su
cmodo mundo se haba desmoronado de una forma tan completa y
segura como el de su jefe.
Curiosa, pero previsiblemente, fue el cerebro de Golovko el primero
en volver a la realidad.
Anatoliy.
Si, camarada director.
Debemos descubrir quin ha muerto en ese coche y averiguar si
debamos haber sido nosotros en su lugar. Llama al cuartel general de la
milicia y entrate de lo que hacen.
Inmediatamente.
El apuesto rostro del joven se retir del umbral.
Golovko respir hondo y se puso de pie, para asomarse de nuevo a la
ventana. Ahora haba un coche de bomberos y los bomberos rociaban el
coche destrozado, para extinguir las llamas. Haba tambin una
ambulancia a la espera, aunque Sergey Nikolay'ch saba que eso era
una prdida de tiempo y recursos. Lo primero era obtener el nmero de
matrcula del coche siniestrado, averiguar la identidad de su propietario
y, con esa informacin, determinar si el desgraciado haba muerto en
lugar de Golovko, o si tal vez tena sus propios enemigos. La ira no
haba sustituido todava al susto de lo acontecido. Puede que eso
sucediera ms adelante, pens Golovko, cuando se diriga a su cuarto de
bao privado, porque de pronto sinti la necesidad de orinar. Pareca
una terrible demostracin de la debilidad humana, pero Golovko nunca
haba conocido el miedo inmediato en toda su vida y, al igual que
muchos, pensaba como en las pelculas. Los actores eran intrpidos y
decididos, poco importaba que sus palabras formaran parte del guin y
hubieran ensayado sus reacciones, ni su situacin era nunca como
cuando los explosivos llegan por el aire sin previo aviso.
Quin me quiere muerto?, se pregunt, despus de tirar de la
cadena.
La embajada estadounidense, a pocos kilmetros de distancia, tena
un tejado plano con toda clase de antenas de radio, la mayora
conectadas a receptores de radio de diferentes niveles de complejidad,
conectados a su vez a magnetfonos que giraban muy lentamente, para
aprovechar las cintas con mayor eficacia. En la sala de grabacin haba
una docena de personas, civiles y militares, todos especialistas en el
idioma ruso, que mandaban sus informes a la Agencia de Seguridad
Nacional en Fort Meade, Maryland, entre Baltimore y Washington.
Empezaban a trabajar temprano, generalmente antes que los
funcionarios rusos, cuyas comunicaciones procuraban escuchar. Uno de
los muchos aparatos que haba en la sala era un receptor analtico,
como los usados en otra poca por civiles norteamericanos para
escuchar las llamadas de la polica. La polica local usaba las mismas
bandas y exactamente el mismo tipo de radios que la polica
norteamericana en los aos setenta, y escuchar sus transmisiones,
todava no codificadas, era un juego de nios. Las escuchaban para
enterarse de algn que otro accidente de trfico, en el que pudiera estar
involucrado algn pez gordo, pero sobre todo para controlar el pulso de
Mosc, cuyo nivel de delincuencia iba de mal en peor. Era til para el
personal de la embajada saber qu partes de la ciudad convena evitar y
poder seguir la pista de algn delito cometido contra alguno de los
millares de norteamericanos.
Una explosin? pregunt el sargento del ejrcito por radio, antes
de volver la cabeza. Teniente Wilson, la polica informa que ha tenido
lugar una explosin, exactamente frente al Mosc Center.
Qu clase de explosin?
Parece que ha estallado un coche. Ahora estn all los bomberos,
una ambulancia... conect los auriculares para or mejor lo que
decan. De acuerdo, un Mercedes Benz blanco, nmero de matrcula...
Tom nota en un cuaderno. Tres personas muertas, el conductor y
dos pasajeros y... mierda!
Qu ocurre, Reins?
Sergey Golovko... dijo el sargento Reins con los ojos cerrados,
mientras apretaba con una mano los auriculares contra sus orejas.
No utiliza un Mercedes blanco?
Oh, mierda! exclam ahora la teniente Wilson. Es Golovko uno
de los muertos?
Golovko era una de las personas cuyos pasos su personal segua
habitualmente.
No lo s todava, teniente. Una nueva voz... el capitn de la
estacin, dice que ahora baja. Seora, parece que esto los ha alterado
bastante. Se oyen muchas voces.
La teniente Susan Wilson se meci en su silla giratoria. Deba llamar
para comunicar lo sucedido? No podan fusilarlo a uno por dar parte a
sus superiores.


Dnde est el jefe de la estacin?
De camino al aeropuerto, teniente, hoy vuela a San Petersburgo,
no lo recuerda?
De acuerdo dijo antes de volver la espalda a su personal y
levantar el telfono de seguridad, un STU-6 (unidad telefnica de
seguridad), para llamar a Fort Meade, al tiempo que introduca su
tarjeta codificadora en la ranura del aparato, que ya estaba conectado y
sincronizado con otro semejante en el cuartel general de la ANS.
Puls la tecla # para llamar.
Sala de vigilancia respondi una voz, a medio mundo de distancia.
Aqu estacin Mosc. Tenemos indicios de que Sergey Golovko
puede haber sido asesinado.
El director de la SVR?
Afirmativo. Un coche semejante al suyo ha estallado en la plaza
Dzerzhinskiy y sta es la hora a la que l va habitualmente a trabajar.
Confidencia? pregunt una voz masculina de ultratumba,
probablemente la de un oficial de rango medio de las fuerzas areas, al
cargo del turno de once a siete.
Confidencia era uno de los trminos de moda, en su jerga
institucional.
Lo estamos recibiendo de las radios de la polica; es decir, la milicia
de Mosc. Hay mucho trfico radiofnico y parecen muy excitados,
segn mi operador.
Muy bien, puede pasarnos la transmisin?
Afirmativo respondi la teniente Wilson.
Bien, hagmoslo. Gracias por el aviso, a partir de ahora lo
seguiremos nosotros.
De acuerdo, estacin Mosc, corta y cierra oy el comandante
Bob Teeters, que era nuevo en su trabajo de la ASN.
Era un distinguido ex piloto con dos mil cien horas al mando de
aparatos C-5 y C-17, que se haba lastimado el codo izquierdo en un
accidente de motocicleta haca ocho meses y la falta de movilidad
resultante, muy a su pesar, haba puesto fin a su carrera como piloto.
Ahora haba renacido como espa, actividad bastante ms interesante
desde el punto de vista intelectual, pero no exactamente una alternativa
feliz a la de pilotar aviones. Le hizo una sea a un voluntario, un brigada
de la marina, para que conectara con la lnea directa desde Mosc. El
marino obedeci, se puso los auriculares y abri el procesador de textos
en el ordenador que tena sobre la mesa. Adems de conocer el ruso a
la perfeccin, era especialista en seales visuales y, por consiguiente,
muy competente con el ordenador. Al tiempo que traduca lo que oa por
las radios de la polica rusa intervenidas, lo mecanografiaba y el texto
apareca en la pantalla del ordenador del comandante Teeters.
Tengo el nmero de matrcula, lo compruebo ahora, deca la
primera lnea.
Bien, cuanto antes.
Estoy en ello, camarada. (Ruido de teclado en el fondo. Disponen
ahora los rusos de ordenadores para estas cosas?)
Ya lo tengo, Mercedes Benz, blanco, registrado a nombre de G. F.
Avseyenko (no estoy seguro de la ortografa), 677 Protopopov Prospekt,
piso 18A.
El? Conozco ese nombre!
Lo cual era bueno para alguien, pens el comandante Teeters, aunque
no maravilloso para Avseyenko. Bien, qu ms? El comandante de
guardia del servicio de vigilancia perteneca tambin a la armada, el
contraalmirante Tom Porter, y estaba probablemente en su despacho del
edificio principal tomando caf y mirando la televisin. Haba llegado el
momento de cambiar la situacin. Marc el nmero correspondiente.
Almirante Porter.
Seor, habla el comandante Teeters desde el centro de vigilancia.
Tenemos noticias importantes de Mosc.
De qu se trata, comandante? pregunt una voz cansada.
La estacin de Mosc crey inicialmente que alguien haba matado
al director Golovko del KGB, quiero decir, de la SVR.
Cmo ha dicho, comandante? pregunt ahora, con la voz un
poco ms despierta.
Resulta que probablemente no fuera l, seor, sino alguien llamado
Avseyenko deletre Teeters. Recibimos las transmisiones
intervenidas de la polica. Todava no he investigado el nombre.
Qu ms?
Esto es todo lo que tengo hasta el momento, seor.
Ahora, un agente de campo de la CIA llamado Tom Barlow reciba
tambin la informacin en la embajada. Era el tercer espa en la
jerarqua actual del servicio y no quera desplazarse personalmente a la
plaza Dzerzhinskiy, pero opt por la mejor alternativa. Llam a la oficina
de la CNN, por una lnea directa, a un amigo.
Mike Evans.
Mike, habla Jimmy dijo Tom Barlow, iniciando una mentira
concebida de antemano y ampliamente utilizada. En la plaza
Dzerzhinskiy han asesinado a alguien en un Mercedes. Parece turbio y
bastante espectacular:
De acuerdo respondi el periodista, mientras tomaba nota. Nos
ocupamos de ello.
En su despacho, Barlow consult su reloj: las 8.52 hora local. Evans
era un reportero tenaz, en un ajetreado servicio de noticias, y Barlow
calcul que en veinte minutos habra una minicam en el lugar del
atentado. El furgn dispondra de su propio vnculo con un satlite, que
transmitira la seal directamente al cuartel general de la CNN en
Atlanta y el Departamento de Defensa la intervendra, la mandara a
Fort Belvoir en Virginia y de all la distribuira a travs de los satlites
gubernamentales a las partes interesadas. Un atentado contra la vida
del director Golovko era algo sumamente interesante para mucha gente.
A continuacin conect el ordenador compacto que tena sobre su
escritorio y abri la carpeta de los nombres rusos conocidos de la CIA.
Existan duplicados de dicha carpeta en numerosos ordenadores de la
CIA en Langley, Virginia y en uno de los ubicados en la sala de
operaciones, en el sptimo piso del antiguo cuartel general, alguien
tecle A-V-S-Y-E-N-K-O y lo nico que apareci en pantalla fue:
Carpeta entera examinada. Objeto de bsqueda no encontrado.
La persona del ordenador refunfu. Evidentemente, la ortografa no
era correcta.
Por qu suena familiar ese nombre pero el ordenador no lo
encuentra? pregunt.
Veamos dijo un colega, despus de acercarse y modificar la
ortografa del nombre. Prubalo ahora.
Nada. Intentaron una tercera variacin.
Aleluya! Gracias, Beverly dijo el oficial de guardia. S, claro,
sabemos quin es. Rasputn. Un cabrn barriobajero, no cabe duda, no
hay ms que ver lo que le ha sucedido al enmendarse agreg con una
carcajada.


Rasputn? pregunt Golovko. Ese cerdo nekitlturniy?
sonri. Pero quin querra matarlo?
Hablaba con su jefe de seguridad que, si cabe, se tomaba el asunto
con mayor seriedad que el propio director; se le acababa de complicar
enormemente el trabajo. Para empezar, deba comunicarle a Sergey
Nikolay'ch que el Mercedes blanco ya no estaba a su disposicin. Era
demasiado ostentoso. Su prxima tarea consistira en preguntarles a los
centinelas armados, situados en las esquinas del tejado del edificio,
cmo no haban visto a un individuo en la caja de un volquete, armado
con un RPG, a menos de trescientos metros del edificio que supuesta-
mente protegan! Ni siquiera se haba recibido el menor aviso por sus
radios porttiles hasta despus de que estallara el Mercedes de Gregoriy
Filipovich Avseyenko.
Desde cundo no pertenece al servicio? pregunt Golovko.
Desde el noventa y tres, camarada director respondi el
comandante Anatoliy Ivan'ch Shelepin, que acababa de formular la
misma pregunta y recibir la respuesta haca unos segundos.
La primera gran reduccin de personal, pens Golovko, pero pareca
que el proxeneta se haba adaptado bien al sector privado.
Suficientemente bien para ser propietario de un Mercedes Benz S-600...
y para ser asesinado por enemigos que haba adquirido... a no ser que
hubiera sacrificado involuntariamente su vida por la de otro. Era una
pregunta que todava estaba por contestar. Ahora el director haba
recuperado el control de s mismo, por lo menos lo suficiente para que
su mente empezara a funcionar. Golovko era demasiado inteligente para
preguntarse quin querra acabar conmigo? Los hombres que ocupaban
cargos como el suyo tenan muchos enemigos, algunos de ellos letales...
aunque la mayora eran demasiado listos para cometer semejante
atentado. Las venganzas eran peligrosas para iniciarlas a su nivel y por
ello nunca ocurran. El espionaje internacional era asombrosamente
moderado y civilizado. Claro que algunos moran. Cualquiera a quien
descubrieran espiando a la Madre Rusia para un gobierno extranjero
estaba en un grave aprieto, con o sin nuevo rgimen. La traicin segua
siendo traicin. Pero esas matanzas seguan... cmo lo llamaban los
norteamericanos? El debido proceso de la ley. S, eso era. Los
norteamericanos y sus abogados. Si sus abogados lo aprobaban, era
civilizado.
Quin ms haba en el coche? pregunt Golovko.
Su chfer. Tenemos su nombre, un ex miliciano. Y una de sus
mujeres, al parecer, de nombre todava desconocido.
Qu sabemos de la agenda de Gregoriy? Por qu estaba all esta
maana?
Todava no lo sabemos, camarada respondi el comandante
Shelepin. La milicia lo investiga.
Quin se ocupa del caso?
El teniente coronel Shablikov, camarada director.
Yefim Konstantinovich; s, lo conozco. Es un buen hombre
reconoci Golovko. Supongo que necesitar un poco de tiempo.
El tiempo es necesario admiti Shelepin.
Ms del que tard Rasputn en morir, pens Golovko. La vida era algo
extrao, tan permanente cuando uno la tena, tan fugaz cuando la
perda, y los que la haban perdido no podan explicar cmo haba
sucedido. A no ser que uno creyera en los fantasmas, o en Dios, o en
otra vida, que eran cosas que de algn modo se haban pasado por alto
durante la infancia de Golovko. He ah otro gran misterio, se dijo a s
mismo el maestro consumado del espionaje. Por primera vez, haba es-
tado muy cerca. Era inquietante, aunque retrospectivamente, no tan
aterrador como hubiera imaginado. El director se pregunt si eso podra
denominarse valor. Nunca se haba considerado un hombre valiente, por
la simple razn de que nunca se haba enfrentado directamente a
ningn peligro fsico. No es que lo hubiera evitado, simplemente nunca
haba sucedido hasta el da de hoy y, superada la indignacin, comprob
que senta ms curiosidad que desconcierto. Por qu haba ocurrido?
Quin lo haba hecho? Esas eran las preguntas que deba responder,
para evitar que sucediera de nuevo. Bastaba con haber sido valiente una
vez, pens Golovko.


El doctor Benjamin Goodley lleg a Langley a las 5.40, cinco minutos
antes de su hora habitual. Su trabajo le impeda en gran parte tener
vida social, lo cual no le pareca particularmente justo al agente del
servicio secreto nacional. No era un hombre en edad de contraer
matrimonio, apuesto y con buenas perspectivas tanto profesionales
como en los negocios? Tal vez no en los negocios, pens Goodley,
mientras aparcaba su coche en un espacio reservado a los VIP, junto a
la marquesina de cemento del edificio del antiguo cuartel general.
Conduca un Ford Explorer porque era un buen coche para circular por la
nieve, que no tardara en caer. Por lo menos llegaba el invierno, que en
la zona de Washington era totalmente imprevisible, especialmente ahora
que, segn los fanticos de la ecologa, el calentamiento global hara
que ese invierno fuera inusualmente fro. Le pareca completamente
ilgico. Tal vez hablara con el asesor cientfico de la presidencia, para
ver si encontraba a alguien capaz de explicrselo. El nuevo asesor era
bastante bueno y saba cmo expresarse en trminos sencillos.
Goodley entr por la puerta y se dirigi al ascensor. Lleg a la sala de
operaciones a las 5.50.
Hola, Ben dijo alguien.
Buenos das, Charlie. ocurre algo interesante?
Esto te encantar, Ben asegur Charlie Roberts. Un gran da en
la Madre Rusia.
Ah, s? pregunt Goodley con los prpados entornados, que al
igual que su jefe tena sus preocupaciones acerca de Rusia. Qu
ocurre?
Nada extraordinario. Slo que alguien ha intentado cargarse a
Sergey Nikolay'ch.
Cmo? exclam, volviendo la cabeza como un bho.
Lo que oyes, Ben, pero han disparado el RPG contra el coche
equivocado y han eliminado a otra persona a quien tambin
conocemos... bueno, conocamos respondi Roberts.
Cuntamelo desde el principio.
Peggy, adelante vdeo orden Roberts con un histrinico ademn,
dirigindose al oficial de vigilancia.
Cielo santo! exclam Goodley despus de los primeros cinco
segundos. Entonces quin era en realidad?
Me creeras si te digo que se trataba de Gregoriy Filipovich
Avseyenko?
No conozco ese nombre reconoci Goodley.
Toma dijo Peggy en un tono de desagrado, al tiempo que le
entregaba una carpeta. Lo que tenamos sobre l cuando estaba en el
KGB. Es un verdadero encanto.
Rasputn? dijo Goodley, mientras examinaba la primera pgina
. S, claro, he odo algo acerca de ese individuo.
Apuesto a que el jefe tambin ha odo hablar de l.
Lo sabr en un par de horas pens Goodley en voz alta. Qu
dice la estacin Mosc?
El jefe de la estacin est en San Petersburgo, para asistir a una
conferencia comercial que forma parte de su tapadera. Lo que tenemos
es de su jefe de guardia. Lo ms probable es que Avseyenko tuviera un
gran enemigo en la mafia rusa, o tal vez Golovko era el verdadero
objetivo y se equivocaron de coche. Es imposible saberlo todava
concluy, encogindose de hombros, como para indicar que no tena la
ms remota idea.
Quin querra eliminar a Golovko?
Su mafia? Alguien consigui un RPG, y no los venden en las
ferreteras. Eso significa, probablemente, que el atentado es obra de
alguien muy afincado en su imperio criminal, pero quin era el
verdadero objetivo? Avsevenko debe de haberse ganado enemigos
importantes a lo largo de su carrera, pero Golovko tambin debe de
tener enemigos o rivales respondi Peggy, encogindose nuevamente
de hombros.
Al jefe le gusta tener informacin ms fiable advirti Goodley.
Y a m tambin, Ben respondi Peggy Hunter. Pero esto es todo
lo que tengo y ni siquiera los jodidos rusos saben ms en este
momento.
Hay alguna manera de husmear en su investigacin?
Se supone que el agregado jurdico, Mike Reilly, tiene bastante
intimidad con su polica. Logr que un puado de sus agentes ingresara
en la academia nacional del FBI en Quantico, para asistir a un curso
avanzado.
Tal vez el FBI debera ordenarle que investigara. La seora Hunter
volvi a encogerse de hombros.
No hay nada que perder. Lo peor que puede ocurrir es que nos
digan que no.
Goodley asinti.
De acuerdo, voy a decrselo. Por cierto, hoy el jefe no se quejar de
que el da es aburrido dijo cuando se diriga a la puerta, despus de
coger la cinta de la CNN, de regreso a su despacho.
El sol se esforzaba por salir. Por el camino del parque de George
Washington empezaba a aumentar el trfico de los entusiastas del
trabajo, probablemente en su mayora empleados del Pentgono que
deseaban llegar cuanto antes a sus despachos, pens Goodley cuando
cruzaba el puente Key, despus de la isla de Teddy Roosevelt. El
Potomac estaba llano y tranquilo, casi aceitoso, como las balsas de los
molinos. La temperatura exterior, segn el salpicadero de su coche, era
de siete grados, y segn el pronstico meteorolgico, a lo largo del da
alcanzara los quince, con pocas nubes y escaso viento. En general, un
da agradable para finales de otoo, aunque l lo pasara enteramente
en su despacho, fuera o no placentero.
La actividad empezaba temprano en la Casa, como pudo comprobar a
su llegada. El helicptero Blackhawk se elevaba cuando lleg a su
aparcamiento reservado y se haba formado ya una caravana de coches
en la entrada del oeste. Bast para que consultara su reloj. No, no
llegaba tarde. Se apresur a salir del coche y entrar en el edificio, con
un montn de papeles y la cinta bajo el brazo.
Buenos das, doctor Goodley dijo uno de los guardias
uniformados.
Hola, Chuck.
Conocido o desconocido, tuvo que pasar por el detector de metales.
La cinta y sus papeles fueron sometidos a una inspeccin visual, como si
intentara introducir un arma, pens Ben, momentneamente irritado.
Bueno, el caso es que haba habido algunas alarmas, y el personal de
seguridad estaba entrenado para no confiar en nadie.
Superada la prueba cotidiana de seguridad, gir a la izquierda, corri
por la escalera y luego de nuevo a la izquierda para entrar en su
despacho, donde una alma caritativa, no saba si del personal
administrativo o de seguridad, haba cargado su cafetera con Hazelnut
francs de Gloria Jean. Se sirvi una taza y se sent a su escritorio,
para ordenar sus papeles y sus pensamientos. Logr tomarse media
taza, antes de clasificarlo todo para emprender el camino de treinta
metros. El jefe ya estaba en su despacho.
Buenos das, Ben.
Buenos das, seor presidente respondi el asesor de seguridad
nacional.
Bien, qu hay de nuevo en el mundo? pregunt el mandams.
Parece que alguien ha intentado asesinar a Sergey Golovko esta
maana.
En serio? pregunt el presidente Ryan, levantando la cabeza de
su taza de caf.
Goodley le cont los detalles, introdujo la cinta en el video del
despacho oval y puls play.
Joder! exclam Ryan, al ver aquel lujoso coche convertido en
chatarra. A quin han alcanzado en su lugar? A un tal Gregoriy
Filipovich Avseyenko, de cincuenta y dos aos...
Conozco ese nombre. De qu me suena?
En general es ms conocido como Rasputn. Sola dirigir la Escuela
de Gorriones del KGB.
Ryan abri un poco ms los ojos.Ese gilipollas! Qu sabemos de
l?
Fue despedido alrededor del noventa y tres, y se dedic
evidentemente al mismo negocio, en el que parece haber ganado
bastante dinero, por lo menos a juzgar por su coche. Haba una joven
con l cuando muri, adems del conductor. Todos muertos.
Ryan asinti. La Escuela de Gorriones era el lugar donde a lo largo de
los aos los soviticos haban formado mujeres jvenes y atractivas,
para convertirlas en prostitutas al servicio de la patria, tanto en su pas
como en el extranjero, porque desde tiempos inmemoriales se haba
comprobado que los hombres con cierta debilidad por las mujeres se
iban de la lengua con el lubricante adecuado. No eran pocos los secretos
que haba obtenido el KGB con ese mtodo, y las mujeres tambin
haban sido tiles para reclutar sbditos extranjeros, que luego
explotaban los agentes del KGB. De modo que cuando cerraron su
departamento, Rasputn, as llamado por los soviticos por su habilidad
para someter a las mujeres a su voluntad, se haba limitado a ejercer su
profesin en el nuevo ambiente del libre mercado.
De modo que Avseyenko poda haber tenido enemigos en el
mundo de los negocios suficientemente furiosos para eliminarlo y
puede que, despus de todo, Golovko no fuera el objetivo.
Efectivamente, seor presidente. La posibilidad existe, pero no
disponemos de datos que apoyen una teora u otra.
Cmo podemos obtenerlos?
El agregado jurdico de la embajada est bien relacionado con la
polica rusa respondi el asesor de seguridad nacional.
Bien, llama a Dan Murray al FBI y que le ordene fisgonear a su
hombre dijo Ryan, que haba pensado en llamar directamente a
Golovko, a quien conoca desde haca ms de diez aos, pero en uno de
sus primeros encuentros, Golovko haba apuntado con su pistola a la
cabeza de Jack en una de las pistas del aeropuerto de Sheremetyevo en
Mosc, y decidi que no era conveniente mostrar tanto inters de
inmediato, aunque ms adelante, si podan hablar en privado, podra
preguntarle por el incidente sin darle importancia. Haz lo mismo con
Ed y con MP en la CIA.
De acuerdo respondi Goodley.
Sigue.
Goodley volvi la pgina.
Indonesia est haciendo unas maniobras navales que han
despertado ligeramente el inters de los australianos...
Ben prosigui con su informe matutino durante otros veinte minutos,
hablando principalmente de asuntos polticos ms que militares, ya que
en eso se haba convertido la seguridad nacional a lo largo de los
ltimos aos. Incluso el comercio internacional de armas haba
disminuido, hasta el punto de que bastantes pases trataban sus fuerzas
armadas nacionales como escaparates, ms que como importantes
instrumentos del gobierno del estado.
De modo que hoy el mundo est en plena forma? resumi el
presidente.
Salvo por el socavn en Mosc, eso parece, seor.
El asesor de seguridad nacional se retir y Ryan examin su agenda
del da. Como de costumbre, dispondra de muy poco tiempo libre. En
los escasos momentos de su agenda durante los que estara solo en su
despacho tendra que leer los informes para su prxima reunin,
muchas de las cuales haban sido organizadas con semanas de
antelacin. Se quit las gafas de leer, las detestaba, y se frot los ojos,
anticipando ya la jaqueca matutina que llegara dentro de unos treinta
minutos. Otra ojeada a la pgina revel la ausencia de momentos de
tranquilidad durante el da. Ninguna representacin de los Eagle Scouts
de Wyoming, ni de los campeones de la World Series, ni de Miss Plum
Tomato del Valle Imperial de California, que le ofreciera algo para
sonrer. No. Hoy sera todo trabajo.
Mierda, pens.
Desempear el cargo de la presidencia era una gran contradiccin. El
hombre ms poderoso del mundo estaba completamente incapacitado
para usar su poder, salvo en las circunstancias ms adversas, que deba
evitar en lugar de estimularlas. En realidad, la funcin de la presidencia
consista en negociar, sobre todo con el Congreso, que era algo para lo
que Ryan no estaba capacitado hasta que recibi un curso intensivo de
su jefe de personal, Arnold Van Damm. Afortunadamente, Arnie se
ocupaba personalmente de muchas de las negociaciones y acuda luego
al despacho oval para comunicarle al presidente cul era su decisin o
posicin (la de Ryan) respecto a cierto asunto, antes de que l (Van
Damm) ofreciera un comunicado o una declaracin en la sala de prensa.
Ryan supona que un abogado trataba generalmente de ese modo a su
cliente, defendiendo como mejor saba sus intereses, sin revelarle en
qu consistan los mismos hasta que la decisin estaba tomada. Era
preciso proteger al presidente, deca Arnie a todo el mundo, de
negociaciones directas con cualquiera, especialmente con el Congreso. Y
Jack se recordaba a s mismo que tena un Congreso bastante dcil.
Cmo se las haban arreglado los presidentes que deban tratar con
una cmara polmica?
Y qu diablos se pregunt y no por primera vez estaba haciendo
all?
El proceso electoral haba sido un infierno, a pesar de que Arnie lo
haba descrito en todo momento como un paseo. Nunca menos de cinco
discursos diarios, generalmente hasta nueve en distintos lugares y ante
un pblico igualmente diverso, pero siempre el mismo discurso, con la
ayuda de fichas que llevaba en el bolsillo, modificado slo en pequeos
detalles por su ajetreado personal a bordo del avin presidencial, procu-
rando no perder la pista del plan de vuelo. Lo asombroso fue que nunca
cometieron ningn error que l lograra detectar. Para variar, el
presidente alteraba el orden de las fichas. Pero la utilidad de dicha
tcnica desapareci al cabo de unos tres das.
Si efectivamente exista un infierno en la creacin, una campaa
electoral era lo ms parecido. Ryan se oa a s mismo repetir
incesantemente las mismas cosas hasta que el cerebro empezaba a
rebelarse y a sentir el anhelo de introducir al azar cambios absurdos,
que podran resultarle entretenidos, pero que ante el pblico daran la
impresin de que estaba loco y eso era impensable, porque lo que se
espera de un candidato presidencial es que sea un autmata perfecto y
no un hombre falible.
Tambin haba tenido su lado positivo. Ryan se haba sumergido en
un mar de amor durante las diez semanas de la carrera de resistencia.
Los vtores ensordecedores de la muchedumbre en un aparcamiento de
las afueras de Xenia, Ohio, o en un centro comercial, o en el Madison
Square Garden de la ciudad de Nueva York, o en Honolul, o en Fargo, o
en Los Angeles... era siempre lo mismo. Enormes concentraciones de
ciudadanos comunes que negaban y celebraban simultneamente el
hecho de que John Patrick Ryan fuera uno de ellos... o algo por el estilo,
aunque tambin haba algo ms. Desde su primer discurso formal en
Indianpolis, poco despus de su traumtico ascenso a la presidencia,
se haba percatado del poderoso efecto narctico de aquella clase de
adulacin y, evidentemente, su repetida exposicin a la misma le
provocaba un estado de excitacin semejante al de las sustancias
prohibidas. Eso comprenda un deseo de ser perfecto ante el pblico,
enunciar debidamente las palabras, parecer sincero, como en realidad
era, aunque habra sido ms fcil repetirlo slo un par de veces, en
lugar de las trescientas once que fueron en total.
Los medios de comunicacin formulaban en todas partes las mismas
preguntas, escriban o grababan las mismas respuestas y publicaban las
mismas noticias en toda la prensa local. En todas las ciudades,
pequeas y grandes, los editoriales alababan a Ryan y expresaban su
preocupacin por que aquellos comicios no eran realmente unas
elecciones, salvo a nivel parlamentario, donde Ryan haba revuelto la
situacin concediendo su beneplcito a los representantes de ambos
partidos mayoritarios, con lo que conservaba su independencia y no se
arriesgaba a ofender a nadie.
Evidentemente, el aprecio que la gente senta por Ryan no era
universal. Haba quienes protestaban, quienes asomaban la cabeza en
los debates vespertinos para aludir a su pasado profesional y criticar la
dureza de sus actos, para poner fin a la plaga de bola de origen
terrorista, que haba amenazado la nacin en aquella poca tan oscura.
Si, haba resuelto aquel caso en particular, pero... Y, especialmente,
para criticar su poltica, que como Jack repeta en sus discursos, no era
realmente ninguna poltica, sino simple sentido comn.
Entretanto, Arnie era como un ngel cado del cielo, que seleccionaba
con antelacin una respuesta para cada objecin. Ryan es rico, decan
algunos.
Mi padre era agente de polica responda. He ganado hasta el
ltimo centavo que poseo y, adems agregaba con una seductora
sonrisa, ahora mi esposa gana mucho ms que yo.
Ryan no saba nada de poltica.
La poltica es uno de esos campos que todo el mundo sabe lo que
es, pero nadie logra que funcione. Pues puede que yo no sepa lo que es,
pero voy a conseguir que funcione!
Tambin se haba ganado la simpata del Tribunal Supremo.
Tampoco soy abogado, lo siento dijo en la conferencia anual del
Colegio Norteamericano de Abogados. Pero s distinguir entre el bien
y el mal, al igual que los jueces.
Entre el asesoramiento estratgico de Arnie y las respuestas
preconcebidas de Callie Weston, haba logrado parar todos los golpes
importantes y contraatacar con respuestas suaves y ocurrentes de su
propia cosecha, impregnadas de palabras contundentes, pronunciadas
con la sosegada conviccin de alguien a quien poco queda por
demostrar. Fundamentalmente, con la debida preparacin e
interminables horas de prctica, haba logrado convencer a la gente de
que Jack Ryan era un hombre corriente.
Sorprendentemente, dio su paso poltico ms importante sin ningn
tipo de ayuda externa.
Buenos das, Jack dijo el vicepresidente, despus de abrir la
puerta sin previo aviso.
Hola, Robby sonri Ryan.
Jack se percat de que todava pareca un poco incmodo vestido de
paisano. Algunas personas haban nacido para llevar uniforme y Robert
Jefferson Jackson era uno de ellos, aunque en la solapa de todos sus
trajes llevaba sus alas de oro de la armada en miniatura.
Hay algunos problemas en Mosc dijo Ryan, antes de explicrselo.
Eso es un poco preocupante coment Robby.
Dile a Ben que te facilite un informe completo. Cmo se te
presenta el da? pregunt el presidente.
0 de, eme al cuadrado que era su cdigo personal para otro da,
la misma mierda. Tengo una reunin con el Consejo Espacial al otro
lado de la calle, dentro de veinte minutos. Y esta noche debo volar a
Mississippi, para hacer un discurso maana en Ole Miss.
Tomas el mando? pregunt Ryan.
Te lo aseguro, Jack, lo que tiene de bueno este maldito trabajo es
que puedo volver a pilotar respondi Jackson, que haba insistido en
que se lo catalogara como piloto del CV-20B, con el cdigo Fuerzas
Areas Dos, en el que se desplazaba mayormente por el pas en viajes
oficiales, lo cual daba muy buena impresin en la prensa y constitua la
mejor terapia posible para un piloto de caza que echaba de menos su
propio avin, aunque probablemente deba de enojar a la tripulacin de
las fuerzas areas. Aunque siempre sea a indeseables misiones de
mierda agreg, guindole un ojo.
Ha sido la nica forma de conseguirte un aumento de sueldo,
Robby. Y tambin un bonito alojamiento le record su amigo.
Has olvidado la paga de piloto respondi el contraalmirante de la
reserva R. J. Jackson. Qu indica ese atentado respecto a la situacin
en Rusia?
Nada bueno dijo Jack, encogindose de hombros. Parece que no
son capaces de anticiparse a los acontecimientos.
Eso parece reconoci el vicepresidente. El problema es cmo
diablos podemos ayudarlos?
Todava no lo s admiti Jack. Y ya tenemos bastantes
problemas econmicos a la vista, con Asia que se desliza por la
alcantarilla.
Eso es algo que debo aprender; esa mierda de la economa
reconoci Robby.
Pasa un poco de tiempo con George Winston sugiri Ryan. No
es tan difcil, pero hay que aprender una nueva jerga: puntos base,
derivados y cosas por el estilo. George est bastante bien informado.
Tomo nota, caballero asinti Jackson.
Caballero? Por qu diablos me llamas as, Rob?
Sigues siendo la Autoridad Nacional Suprema, oh, gran seor
respondi Robby con una mueca, con un fuerte acento del bajo
Mississippi. Yo no soy ms que el segundo de a bordo, lo que significa
que hago todos los trabajos de mierda.
Imagnate que ests en la escuela de oficiales, Rob, y dale gracias a
Dios por la oportunidad de aprender de una forma fcil. En mi caso o fue
as...
Lo recuerdo, Jack. Olvidas que estuve all como subalterno de
tercera? Y lo hiciste bien. Por qu crees que permit que destrozaras mi
carrera?
Entonces no fue por la bonita casa y los coches caros? El
vicepresidente movi la cabeza.
Ni tampoco el incentivo econmico. No poda decirle que no a mi
presidente, aunque se tratara de un papanatas como t. Hasta luego,
amigo.
Nos veremos a la hora del almuerzo, Robby dijo Jack, cuando se
cerraba la puerta.
Seor presidente, el director Foley por la tres se oy por el
interfono.
Jack levant el telfono de seguridad y puls el botn indicado.
Buenos das, Ed.
Hola, Jack, tenemos algo ms sobre Mosc.
Cmo lo has conseguido? pregunt Ryan, para poder evaluar la
informacin que estaba a punto de recibir
Comunicaciones interceptadas respondi el director de la CIA,
indicando que la informacin sera bastante fiable, ya que la gente no
sola mentir por radio o por telfono. Parece que este caso para ellos
es de alta prioridad y los agentes de la milicia hablan muy abiertamente
por sus radios.
Bien, qu tienes?
De momento parecen creer que Rasputn era el objetivo principal.
Era bastante poderoso y ganaba un montn de dinero con sus...
empleadas respondi delicadamente Ed Foley. Adems, intentaba
extenderse a otras reas. Tal vez presion excesivamente a alguien que
no quera ser presionado.


T crees? pregunt Mike Reilly.
Mikhail Ivan'ch, no s qu creer. Al igual que t, me han enseado
a no creer en las coincidencias respondi el teniente Oleg Provalov, de
la milicia de Mosc.
Estaban en un bar para extranjeros, lo cual resultaba bastante
evidente, a juzgar por la calidad del vodka que servan.
Reilly no era precisamente nuevo en Mosc. Haca catorce meses que
estaba all, antes de lo cual ejerca como subagente especial encargado
de la oficina del FBI en Nueva York, aunque no relacionado con el
contraespionaje internacional. Reilly era un experto en el crimen
organizado que haba dedicado quince aos intensos a atacar las cinco
familias mafiosas de Nueva York, ms comnmente conocidas en el FBI
como LCN: La Cosa Nostra. Los rusos lo saban, y haba establecido
buenas relaciones con la polica local, especialmente despus de hacer
que algunos de sus mandos superiores se trasladaran a Norteamrica,
para participar en el programa de la academia nacional del FBI, que era
esencialmente un doctorado para policas de alto rango, ttulo muy
apreciado en el sector poltico norteamericano.
Se da alguna vez un atentado de estas caractersticas en
Norteamrica?
Reilly movi la cabeza.
No, es bastante fcil obtener armas comunes en mi pas, pero no
armas antitanque. Adems, su utilizacin lo convierte inmediatamente
en un caso federal y han aprendido a mantenerse alejados de nosotros,
en la medida de lo posible. Los listillos han utilizado coches bombas
reconoci, pero slo para asesinar a los ocupantes del vehculo. Un
ataque como ste es demasiado espectacular para su gusto. Dime, qu
clase de individuo era Avseyenko?
Provalov refunfu, antes de escupir la respuesta:
Era un proxeneta. Se aprovechaba de las mujeres, las obligaba a
abrirse de piernas y se quedaba con su dinero. No lamentar su muerte,
Mishka. Pocos lo harn, aunque supongo que crea un vaco que alguien
llenar en los prximos das.
Pero crees que l era el objetivo y no Sergey Golovko?
Golovko? Atentar contra l sera una locura. El jefe de un
organismo estatal tan importante? No creo que ninguno de nuestros
delincuentes tenga tantas agallas.
Tal vez pens Reilly, pero no se puede empezar una investigacin
importante con ninguna clase de suposiciones, Oleg Gregoriyevich.
Lamentablemente, en realidad no poda decrselo. Eran amigos, pero
Provalov, consciente de que el cuerpo de polica al que perteneca no era
comparable al FBI norteamericano, era muy susceptible. Lo haba
descubierto en Quantico. Ahora daba los pasos habituales, buscaba
entre la maleza, sus investigadores hablaban con contactos conocidos
de Avseyenko para comprobar si haba mencionado a algn enemigo,
discusiones o peleas de cualquier gnero, e interrogaban a los
confidentes de los bajos fondos de Mosc para averiguar si alguien haba
odo algo sospechoso.
Los rusos necesitaban ayuda en los aspectos forenses, Reilly lo saba.
De momento no haban localizado siquiera el volquete. Claro que haba
millares de vehculos semejantes y el que se haba utilizado para el
atentado poda haber sido robado, sin que el propietario o el gerente
fuera siquiera consciente de que haba desaparecido. El lanzamiento se
haba efectuado en ngulo descendente segn testigos presencia-les
, por lo que habran quedado pocas huellas o ninguna del disparo en la
caja del camin que permitieran identificarlo, y necesitaban hacerlo para
recuperar pelos y fibras. Evidentemente, nadie haba tomado nota del
nmero de matrcula, ni haba aparecido nadie que circulara con una
cmara fotogrfica en hora punta... de momento. A veces alguien
apareca uno o dos das despus, y en las investigaciones importantes,
uno se mantena a la expectativa de nuevas oportunidades, que surgan
generalmente cuando alguien no poda mantener la boca cerrada.
Investigar a la gente que saba cmo guardar silencio era una forma
muy dura de ganarse la vida. Afortunadamente, la mente criminal no
era tan circunspecta, salvo entre los ms listos que, por lo que Reilly
haba descubierto, no escaseaban en Mosc.
Haba dos clases de delincuentes listos. La primera la componan
agentes del KGB despedidos en una serie de importantes reducciones de
plantilla, conocidas entre los norteamericanos como rifes, pues en
Norteamrica haba sucedido algo parecido con las fuerzas armadas.
Esos delincuentes potenciales eran aterradores. Eran personas con una
autntica formacin y experiencia profesional en operaciones
clandestinas, que saban cmo reclutar y explotar a los dems y actuar
sin llamar la atencin. Personas, segn pensaba Reilly, que tenan las de
ganar en su guerra contra el FBI, a pesar de los esfuerzos del servicio
norteamericano de contraespionaje.
La segunda era una secuela del difunto sistema comunista. Sus
componentes eran conocidos como tolkachi, que significaba
activadores, y en el rgimen econmico anterior haban sido el
lubricante que haca funcionar la maquinaria. Eran los facilitadores,
gracias a cuya relacin con todo el mundo, los propsitos se convertan
en realidad, parecidos en cierto modo a los guerrilleros en la jungla, que
utilizan caminos desconocidos para trasladar mercancas de un lugar a
otro. Con la cada del comunismo, su habilidad se haba con-vertido en
algo autnticamente lucrativo porque, a decir verdad, prcticamente
nadie comprenda todava el capitalismo, y ahora la habilidad para
convertir los proyectos en realidad era ms valiosa que nunca, adems
de estar mucho mejor pagada. El talento, como siempre, acuda donde
estaba el dinero y en un pas que todava aprenda lo que significaba un
estado de derecho, era normal que personas con dicha habilidad
quebrantaran las leyes vigentes, en primer lugar al servicio de quienes
los necesitaran y, luego, casi inmediatamente, en beneficio propio. Los
ex tolkachi eran las personas ms ricas del pas. Con la riqueza haban
adquirido poder. Con el poder haba llegado la corrupcin, y con la
corrupcin el crimen, hasta el punto de que el FBI era casi tan activo en
Mosc como la CIA. Y con razn.
La unin de los ex agentes del KGB y los ex tolkachi estaba creando el
imperio criminal ms poderoso y altamente perfeccionado de la historia
de la humanidad.
Por consiguiente, a Reilly no le quedaba ms remedio que reconocer
que ese tal Rasputn, cuyo nombre significaba literalmente libertino,
poda perfectamente haber formado parte de dicho imperio, y era
posible que su muerte estuviera relacionada con el mismo. 0 poda
tratarse de algo completamente diferente. Iba a ser una investigacin
muy interesante.
Bien, Oleg Gregoriyevich, si necesitas ayuda, har cuanto est en
mi mano para ofrecrtela prometi el agente del FBI.
Gracias, Mishka.
Y se separaron, cada uno pensando en lo suyo.


UNO

ECOS DE LA EXPLOSIN


Quines eran entonces sus enemigos? pregunt el teniente
coronel Shablikov.
Gregoriy Filipovich tena muchos. Hablaba sin tapujos, haba
ofendido a demasiadas personas y...
Qu ms? pregunt Shablikov. No hicieron saltar su coche en
pedazos por herir la susceptibilidad de algn delincuente!
Empezaba a pensar en la importacin de narcticos respondi el
confidente.
Caramba! Cuntame ms.
Grisha haba tenido contacto con colombianos. Se reuni con ellos
en Suiza hace tres meses y planeaba que le mandaran cocana por el
puerto de Odessa. O rumores de que organizaba una lnea de
transporte, para trasladar la droga a Mosc.
Y cmo pensaba pagarla? pregunt el coronel de la milicia,
puesto que la moneda rusa, a fin de cuentas, careca esencialmente de
valor.
En moneda extranjera. Grisha ingresaba grandes cantidades de sus
clientes extranjeros y de algunos de sus clientes rusos. Saba cmo
hacerlos felices a cambio de unos billetes.
Rasputn, pens el coronel. Qu duda cabe de que era un libertino.
Venda los cuerpos de nias rusas, Shablikov saba que tambin de
algunos nios, a cambio de suficiente dinero para comprarse un gran
coche alemn (pagado al contado, por lo que haban averiguado ya sus
investigadores) y ahora se dispona a importar drogas. Eso tena que
pagarse en dinero contante y sonante, como decan los
norteamericanos, lo cual significaba que se propona venderlas tambin
a cambio de moneda extranjera, ya que con toda probabilidad los
colombianos tenan muy poco inters por los rublos. La muerte de
Avseyenko no supona ninguna grave prdida para su pas. Quien lo
hubiera eliminado mereca un premio... Sin embargo, pronto aparecera
alguien nuevo para llenar el vaco y tomar el control de la organizacin
de proxenetas... y ese alguien podra ser ms astuto que Avseyenko.
Ese era el problema con los delincuentes. La polica atrapaba a algunos,
a veces a muchos, pero slo a los ms torpes, mientras que los listos
eran cada vez ms astutos y pareca que la polica iba siempre unos
pasos por detrs de ellos, porque los que quebrantaban la ley tomaban
siempre la iniciativa.
Bien, quin ms importa drogas?
No lo s. Evidentemente circulan rumores y conozco a algunos de
los vendedores callejeros, pero no s quin lo organiza.
Avergualo orden framente Shablikov. No debera ser muy
difcil para ti.
Har lo que pueda prometi el confidente.
Y lo hars rpidamente, Pavel Petrovich. Tambin quiero que
averiges quin se apodera del imperio de Rasputn.
S, camarada Polkovnik respondi, inclinando la cabeza, como era
habitual.
Un polica de alto rango tena poder, pens Shablikov; un autntico
poder que poda ejercer sobre los dems v convertirlo en un placer. En
este caso le haba ordenado a un delincuente lo que deba hacer, y lo
hara, ya que de lo contrario lo detendran e interrumpiran su fuente de
ingresos. La otra cara de la moneda era una cierta proteccin. Mientras
el delincuente en cuestin no se alejara demasiado de lo que para el
polica decano eran violaciones aceptables de la ley, se le permitira
actuar con impunidad. Era lo mismo en casi todo el mundo, de ello
estaba seguro el teniente coronel Yefim Konstantinovich Shablikov, de la
milicia de Mosc. De qu otro modo poda obtener la polica la
informacin que precisaba, acerca de los que se excedan? Ninguna
organizacin policial del mundo dispona de tiempo para investigarlo
todo y, por consiguiente, utilizar a unos delincuentes para espiar a otros
era el mtodo ms fcil y menos caro de obtener informacin.
Lo importante era no olvidar que los confidentes eran delincuentes y,
por consiguiente, uno no poda fiarse de ellos; eran demasiado dados a
la mentira, a la exageracin y a inventar lo que crean que sus amos
queran or Por tanto, Shablikov deba andarse con cuidado antes de
creer lo que aquel delincuente le contara.


Por su parte, Pavel Petrovich Klusov tena sus propias dudas, en su
trato con ese coronel corrupto de la polica. Shablikov no era un ex
agente del KGB, sino un polica salido de la academia y, por
consiguiente, no tan astuto como l se consideraba a s mismo, pero
ms acostumbrado a los sobornos y a los tratos informales con aquellos
a quienes persegua. Probablemente, as era como haba conseguido
acceder a su cargo. Saba cmo obtener informacin haciendo tratos con
personas como l, pens Klusov. El confidente se pregunt si en algn
lugar tendra una cuenta en divisas. Sera interesante averiguar dnde
viva y qu clase de coche conducan l o su esposa. Pero hara lo que le
haban ordenado, porque sus propias actividades comerciales
florecan bajo la proteccin de Shablikov, y ms tarde, por la noche,
saldra a tomar una copa con Irma Aganovna, tal vez luego se acostara
con ella y de paso averiguara lo afligidas que estaban sus ex
empleadas por la muerte de Avseyenko.
S, camarada Polkovnik respondi Klusov. Se har como usted
dice. Procurar volver a verlo maana.
No lo procures. Hazlo, Pasha orden Shablikov, como un maestro
de escuela que le pide los deberes a un alumno retrasado.


Ya est en camino dijo Zhang a su primer ministro.
Espero que en esta ocasin funcione mejor que en las dos
anteriores respondi escuetamente el primer ministro.
Los riesgos de esta operacin eran incomparablemente mayores. En
los dos casos anteriores, con el intento de Japn para alterar
radicalmente la ecuacin de los pases de la costa del Pacfico y el
esfuerzo de Irn para crear una nueva nacin a partir de las cenizas de
la Unin Sovitica, la Repblica Popular no haba hecho nada, salvo...
alentar entre bastidores. Sin embargo, esta empresa era diferente.
Despus de todo, poda alguien esperar realmente que algo grande
fuera barato?
He... hemos tenido mala suerte.
Tal vez asinti levemente, mientras mova papeles sobre su
escritorio.

Zhang Han San sinti un ligero escalofro. El primer ministro de la
Repblica Popular era conocido por su imparcialidad, pero siempre haba
sentido cierto afecto por su ministro sin cartera. Zhang era una de las
pocas personas a cuyos consejos, el primer ministro sola prestar
atencin. Como efectivamente lo hara hoy, aunque sin sentimiento
alguno por parte del mandatario.
No hemos arriesgado nada, ni perdido nada tampoco prosigui
Zhang.
El primer ministro no levant la cabeza.
Salvo que ahora hay un embajador norteamericano en Taipei.
Y ahora se hablaba de un pacto de defensa mutua, cuyo nico
propsito era el de situar la armada norteamericana entre los dos
pases, con visitas regulares a sus puertos, e incluso tal vez una base
permanente construida, sin lugar a dudas, enteramente con dinero
taiwans, cuyo nico propsito, como diran inocentemente los
norteamericanos, sera el de reemplazar la de la baha de Subic, en
Filipinas. La economa de Taiwan haba crecido exponencialmente desde
su pleno reconocimiento diplomtico por parte de Estados Unidos, con
un influjo masivo de capital de inversin de todos los confines del
mundo. Gran parte de dicho dinero poda y debera haber sido aportado
por la Repblica Popular China, si no hubiera sido por el cambio de
actitud de Norteamrica.
Pero el presidente norteamericano Ryan haba tomado dicha decisin
por cuenta propia, o as lo afirmaban los servicios secretos, en
contradiccin con los consejos polticos y diplomticos en Washington,
aunque al parecer, el secretario de estado norteamericano, ese tal
Adler, haba apoyado la absurda decisin de Ryan.
La temperatura de la sangre de Zhang descendi otro grado. Sus dos
planes haban surtido prcticamente el efecto previsto. En ambos casos,
su pas no haba arriesgado nada importante; bueno, salvo en la ltima
ocasin, cuando haban perdido un avin de caza, pero en todo caso,
esos aparatos y sus pilotos solan estrellarse generalmente en vano.
Especialmente en el caso de Taiwan, la Repblica Popular haba actuado
de un modo responsable, permitiendo que el secretario Adler se
desplazara varias veces entre Pekn y su dscola provincia por el
estrecho de Formosa, como si le otorgara legitimidad, lo cual,
evidentemente, no se propona la Repblica Popular China, sino en
realidad para facilitar la tarea del norteamericano en su labor
pacificadora y parecer ms razonables ante los norteamericanos... As
pues, por qu lo haba hecho Ryan? Haba adivinado el juego de
Zhang? Era posible, pero lo ms probable era que hubiera habido una
filtracin, un confidente, un espa cerca de la cspide del poder poltico
de la Repblica Popular. Los servicios de contraespionaje examinaban
dicha posibilidad. Pocos eran los que saban lo que sala de su mente y
de su despacho, y todos ellos seran interrogados, al tiempo que los
tcnicos examinaban sus lneas telefnicas e incluso las paredes de su
despacho. Se haba equivocado Zhang? En absoluto! Aunque su primer
ministro lo creyera... Acto seguido, Zhang consider su posicin
respecto al Politbur. Poda haber sido mejor. Para muchos era un
aventurero, con demasiado acceso al odo equivocado. Era fcil
rumorear, porque estaran casi tan encantados de alejarse de l si su
poltica fracasaba, como de aprovecharse de sus beneficios si triunfaba.
Esos eran los gajes de haber alcanzado la cumbre donde se elaboraba la
poltica, en un pas como el suyo.
Aunque nos propusiramos aplastar Taiwan, a no ser que
optramos por utilizar armas nucleares, necesitaramos aos y enormes
cantidades de dinero hasta disponer de los medios necesarios, e incluso
entonces correramos un grave riesgo para obtener a cambio un
pequeo beneficio. Es preferible que la Repblica Popular experimente
un crecimiento econmico con tanto xito, que sean ellos quienes
supliquen que se los admita de nuevo en el seno de la familia. Despus
de todo, no son enemigos poderosos. Apenas son siquiera una pequea
molestia en el escenario mundial.
Pero por alguna razn, Zhang se record a s mismo que eran una
molestia especial para su primer ministro, como una especie de alergia
personal que produca lceras y escozor en su sensible piel.
Hemos perdido prestigio, Zhang. Eso basta de momento.
El prestigio no es sangre, Xu, ni dinero.
Ellos tienen mucho dinero seal el primer ministro, todava sin
mirar a su interlocutor.
Y era cierto. La pequea isla de Taiwan era inmensamente rica,
debido al diligente empeo de sus habitantes, predominantemente de
origen chino, que hacan comercio con casi todo en casi todas partes. Y
con la recuperacin del reconocimiento diplomtico norteamericano
haban aumentado, tanto su prosperidad comercial como su prestigio en
la escena mun dial. Eso era algo que Zhang no poda cambiar, por
mucho que lo deseara y lo intentara.
Qu haba fallado?, se pregunt de nuevo a s mismo. No eran sus
intentos brillantemente sutiles? Haba amenazado su pas alguna vez
abiertamente a Siberia? No. Conocan incluso los planes los dirigentes
del Ejrcito Popular de Liberacin? Bueno, s, tuvo que reconocer que
algunos los conocan, pero slo las personas de mayor confianza en el
directorio de operaciones y un puado de comandantes: los que
deberan ejecutar los planes si algn da llegaba el momento. Pero esas
personas saban cmo guardar secretos y si hablaban con alguien...
pero no lo haran, porque saban lo que les ocurra a personas que
hablaban de lo que no deban en una sociedad como la suya y saban
tambin que hasta las paredes oyen a su nivel de confianza. Ni
siquiera haban comentado con nadie los planes tcticos, se haban
limitado a efectuar los ajustes habituales en la organizacin tcnica,
como siempre suelen hacer los mandos del ejrcito. Tal vez algunos
funcionarios haban tenido la posibilidad de examinar los planes, pero
eso era tambin sumamente improbable. La seguridad era excelente en
el Ejrcito Popular de Liberacin. Los militares, desde los soldados rasos
hasta los generales, gozaban de tan poca libertad como una mquina
atornillada al suelo de una fbrica, y cuando llegaban a altos cargos,
prcticamente haban olvidado pensar como seres independientes, salvo
quizs en algunos aspectos tcnicos, como la clase de puente que se
deba construir sobre un determinado ro. No, para Zhang podan haber
sido perfectamente mquinas y eran igualmente fiables.
Pero volviendo a la pregunta original: por qu haba establecido de
nuevo relaciones con la Repblica de China ese tal Ryan? Haba
adivinado algo sobre las iniciativas de Japn e Irn? El incidente del
avin de pasajeros ciertamente haba parecido un accidente, y acto
seguido, la Repblica Popular China haba invitado a la armada
norteamericana a visitar la zona y conservar la paz, como si la paz
pudiera meterse en una caja metlica y protegerla. En realidad, era todo
lo contrario. La guerra era el animal que se mantena enjaulado y se
soltaba en el momento conveniente.
Haba adivinado Ryan las intenciones de la Repblica Popular China
de descuartizar la antigua Unin Sovitica y haba decidido castigar a la
Repblica Popular con su reconocimiento de los renegados en Taiwan?
Era posible. Haba quienes consideraban a Ryan inusualmente
perceptivo para tratarse de un poltico norteamericano... despus de
todo, era un ex agente de los servicios secretos y probablemente haba
sido bueno, se record Zhang a s mismo. Era un grave error-subestimar
al adversario, como haban descubierto los japoneses y los iranes a
costa de su propio sufrimiento. Ese tal Ryan haba respondido
hbilmente a ambos planes de Zhang, sin el menor indicio de
displicencia hacia la Repblica Popular China. No se haban realizado
maniobras militares norteamericanas dirigidas siquiera indirectamente a
la Repblica Popular, no haba habido filtracin alguna en la prensa
norteamericana, ni nada que sus propios agentes secretos en la
embajada de Washington hubieran descubierto. Eso lo llevaba de nuevo
a su pregunta inicial: por qu haba tomado Ryan esa iniciativa?
Desconoca la respuesta. Y el desconocimiento era una enorme molestia
para alguien a su nivel gubernamental. Su primer ministro podra
formularle pronto una pregunta, para la cual precisara dicha respuesta.
Pero de momento el jefe de su gobierno se limitaba a hojear los papeles
de su escritorio, como para expresarle su displicencia, aunque por ahora
no hiciera nada respecto a sus sentimientos.


A diez metros de distancia, al otro lado de una slida puerta de
madera maciza, Lian Ming tena sus propios sentimientos. La silla de
oficina en la que estaba sentada era cara, importada de Japn, y su
precio equivala al sueldo de un obrero especializado de... cuatro, cinco
meses? Ciertamente superior al de una bicicleta nueva, que le habra
venido muy bien.
Estaba licenciada en idiomas modernos, por lo que hablaba francs e
ingls suficientemente bien para hacerse comprender en cualquier
ciudad del mundo y, por consiguiente, por sus manos pasaban toda
clase de documentos secretos y diplomticos de su jefe, cuyos
conocimientos lingsticos eran considerablemente inferiores a los
suyos. La cmoda silla era un regalo de agradecimiento de su jefe, por
la forma de organizar su trabajo y su agenda. Y quizs algo ms.


DOS

LA DIOSA MUERTA


All era donde haba sucedido todo, se dijo Chester Nomuri. La vasta
extensin de la plaza de Tiananmen, la plaza de la paz celestial, con
sus enormes murallas a la derecha, era como... como qu? Al pensar
en ello se percat de que no tena con qu compararla. Si haba otro
lugar como aqul en el mundo, nunca lo haba visto ni tampoco haba
odo hablar de l.
Sin embargo, all incluso las losas del suelo parecan estar empapadas
de sangre. Prcticamente poda olerla, aunque haban transcurrido ms
de diez aos desde que una gran cantidad de estudiantes, no mucho
ms jvenes que l en aquella poca, en California, se haban
concentrado all para protestar contra su gobierno. La protesta no iba
particularmente dirigida a la forma de gobierno de su pas, sino a la
corrupcin en sus ms altos niveles y, como era previsible, result
enormemente ofensiva a los corruptos. As era como sola suceder. Slo
con discrecin, uno puede sealarle su propia naturaleza a un poderoso,
oriental u occidental, pero entre todos, se era el lugar ms peligroso,
debido a su larga trayectoria de brutalidad. All exista la expectativa de
que sucediera... sin embargo, la primera vez que lo intentaron, los
soldados que recibieron la orden de despejar la plaza se negaron a
obedecerla. Y eso debi de asustar a los lderes apoltronados en sus
cmodos despachos, porque cuando los rganos estatales se niegan a
obedecer las rdenes del Estado, eso indica que algo llamado
revolucin ha empezado (y precisamente en el lugar donde haba
habido ya una revolucin, consagrada en aquel mismo lugar). Entonces
optaron por retirar las tropas originales y sustituirlas por otras, de
jvenes soldados reclutados lejos de all (todos los soldados eran
jvenes, record Nomuri). Todava no se haban contagiado por las
palabras y los pensamientos de sus contemporneos que se
manifestaban en la plaza, todava no simpatizaban con ellos, todava no
se haban preguntado por qu el gobierno que suministraba sus armas y
sus uniformes quera lastimar a esas personas, en lugar de escuchar lo
que tenan que decir... y, por consiguiente, actuaron como los
autmatas sin inteligencia en que su entrenamiento los haba
convertido.
All, slo a unos metros de distancia, desfilaban unos soldados del
Ejrcito Popular de Liberacin, con ese aspecto de mueca de cera que
suelen tener, aparentemente inhumanos en sus uniformes de lana
verde, casi como si usaran maquillaje, pens Chet, con el deseo de
acercarse para comprobar si era cierto. Movi la cabeza y dej de
mirarlos. No haba llegado a China en un avin de la JAL para eso. Le
haba costado ya lo suyo convencer a la Nippon Electric Company para
que autorizara su viaje. Era bastante difcil tener dos empleos, uno
como contable ejecutivo de nivel medio en NEC y otro como agente de
campo de la CIA. Para triunfar en el segundo deba triunfar tambin en
el primero, y para triunfar en el primero deba simular que era un
autntico asalariado japons, de los que lo sacrifican todo por el bien de
la empresa. Por lo menos, lograba conservar los dos salarios y, a decir
verdad, el japons no estaba nada mal, sobre todo al cambio actual.
Nomuri supona que su misin era indicio de una gran confianza en
sus habilidades, despus de haber fundado en Japn una red de agentes
moderadamente productiva que suministraba informacin a otros
agentes de la CIA; pero tambin fruto de la desesperacin. La agencia
haba tenido poco xito a la hora de establecer una red de espas en la
RPC. Langley no haba reclutado a muchos chinos norteamericanos... y
uno de los pocos que haba incorporado a sus filas estaba ahora en una
crcel federal, despus de sufrir una grave crisis de lealtades
ambivalentes. Era un secreto a voces que a ciertos organismos federales
se les permita ser racistas, y actualmente en la central de la CIA se
consideraba altamente sospechosas a las personas de ascendencia
china. En todo caso, Nomuri saba que no poda hacer nada al respecto,
ni hacerse pasar por chino. Para algunos europeos, todas las personas
con los ojos rasgados eran iguales, pero aqu en Pekn, Nomuri, cuya
ascendencia era cien por cien japonesa (aunque enteramente de la
variedad del sur de California), comprenda que llamaba tanto la
atencin como lo habra hecho Michael Jordan. No era una situacin en
la que un agente secreto sin apoyo diplomtico pudiera sentirse
cmodo, especialmente con lo activo y bien organizado que estaba el
Ministerio chino de Seguridad Estatal. El MSE era tan poderoso en esa
ciudad como el KGB sovitico en Mosc, y con toda probabilidad,
igualmente despiadado. Nomuri se record a s mismo que China se
haba dedicado a torturar criminales y otros indeseables a lo largo de los
siglos... y su identidad tnica no iba a suponerle ninguna ventaja. Los
chinos hacan negocios con los japoneses porque era conveniente, o
necesario, para ser exactos, pero no exista ningn tipo de afecto entre
ambos pases. Japn haba aniquilado muchos ms chinos durante la
segunda guerra mundial que Hitler judos, hecho poco apreciado en
cualquier lugar del mundo, salvo naturalmente en China, y esto slo ha-
ba servido para incrementar una antipata racial y tnica que se
remontaba, por lo menos, a Kublai Khan.
Nomuri estaba acostumbrado a adaptarse. En un principio haba
ingresado en la CIA para servir a su pas y para divertirse un poco.
Luego descubri la enorme seriedad de ser agente secreto de campo,
junto al reto de infiltrarse donde se supona que no deba estar, obtener
informacin que se supona que no deba poseer y facilitrsela a
personas que se supona que no deban conocerla. No era slo servir a
su pas lo que impulsaba a Nomuri a seguir adelante. Estaba tambin la
emocin, el placer de saber que los dems no lo saban, de vencer a los
dems en su propio juego, en su propio campo.
Pero si en Japn pasaba desapercibido, aqu en Pekn, no. Adems,
era unos cuantos centmetros ms alto que la mayora de los chinos,
debido a la alimentacin recibida durante su infancia y al mobiliario
norteamericano, e iba vestido con ropa occidental. Lo de la ropa tena
solucin, pero no sus facciones. De entrada tendra que cambiar su corte
de pelo, pens Chet. Por lo menos, de ese modo podra pasar
inadvertido de espaldas y tal vez desprenderse del sabueso del MSE que
lo segua a sol y a sombra. Dispona de un coche, pagado por NEC, pero
conseguira tambin una bicicleta; de marca china, en lugar de una de
las caras europeas. Si alguien se lo preguntaba, respondera que era
una buena forma de hacer ejercicio y, adems, eran unas excelentes
bicicletas socialistas. Pero alguien le formulara esas preguntas y
tomaran nota de su presencia all, mientras que cuando diriga a sus
agentes en Japn, Nomuri se percat de que lo haca de un modo
tranquilo y relajado. Saba que poda refugiarse en un lugar tan ntimo
como una sala de baos y all hablar de mujeres, deportes, y otras
muchas cosas, pero raramente de negocios. En Japn, todos los
negocios, a un nivel u otro, eran secretos y un asalariado japons no
comentaba lo que suceda en su empresa hasta que era del dominio
pblico, ni siquiera con sus amigos ms ntimos, entre los que hablaban
incluso de los defectos de sus esposas. Y eso, evidentemente, facilitaba
la seguridad de sus operaciones.
Mientras miraba a su alrededor como cualquier otro turista, se
pregunt cmo hara aqu las cosas. Pero, sobre todo, se percat de las
miradas de la gente cuando paseaba de un lado a otro de la inmensa
plaza. Cmo sonaron las voces de esas personas cuando llegaron los
tanques? Se par un momento a recordar... s, haba sido exactamente
all... donde un individuo con un maletn y una bolsa de la compra haba
detenido una compaa de tanques, simplemente quedndose de pie...
porque el soldado que conduca el tanque PRC 80 no tuvo agallas para
atropellarlo, a pesar de las rdenes que su capitn pudiera vociferar por
los altavoces desde su puesto en la torreta. Efectivamente, era all
donde haba ocurrido. Ms tarde, cuando haba transcurrido
aproximadamente una semana, el individuo del maletn haba sido
detenido por el MSE, segn fuentes de la CIA, e interrogado para
averiguar por qu haba adoptado una actitud poltica tan pblica y tan
descabellada, contra el gobierno y contra las fuerzas armadas de su
pas. Eso dur probablemente algn tiempo, pens el agente de la CIA,
mirando a su alrededor desde el lugar donde haba actuado aquel
valiente... porque los interrogadores del MSE no habran credo que
actuara por cuenta propia... la idea de actuar por cuenta propia no era
recomendable en un rgimen comunista y, por consiguiente, era un
concepto completamente ajeno para los encargados de imponer la
voluntad del Estado a quienes quebrantaban las normas estatales.
Quienquiera que fuese el individuo del maletn, ahora estaba muerto;
las fuentes no tenan la menor duda de eso. Un funcionario del MSE lo
haba comentado con satisfaccin ms tarde, delante de alguien que
secretamente estaba vinculado a Norteamrica. Haba recibido un tiro en
la nuca y su familia, esposa e hijo menor, segn dicha fuente, tuvo que
pagar la bala utilizada para ejecutar al marido, padre,
contrarrevolucionario y enemigo del Estado en cuestin. As era la
justicia en la Repblica Popular China.
Y cmo llamaban aqu a los extranjeros? Brbaros. S, pens Nomuri,
eso era, wilbur. El mito del centralismo estaba tan vivo aqu como lo
haba estado en el Ku-Damm del Berln de Adolf Hitler. El racismo era
igual en el mundo entero. Qu tontera! Esa era una leccin que su pas
haba dado al mundo, pens Chester Nomuri, a pesar de que la propia
Norteamrica no lo haba asimilado todava.


Era una puta y muy cara, pens Mike Reilly, sentado tras el cristal. Le
haban teido el pelo rubio en alguna peluquera cara de Mosc y
necesitaba otro tratamiento, porque se le empezaban a ver las races
oscuras, pero haca juego con sus pmulos y con sus ojos, de un tono
azul que nunca haba visto en una mujer. Pens que eso, el color, era
probablemente el gancho que haca repetir a sus clientes, pero no su
expresin. Su cuerpo, que poda haber sido esculpido por Fidias de
Atenas, pareca el de una diosa destinada a ser adorada en pblico, con
unas generosas curvas y unas piernas demasiado delgadas para el gusto
ruso, pero que habran tenido mucho xito en la esquina de Hollywood y
Vine, si se fuera todava un barrio elegante donde ser visto...
Pero la expresin de sus ojos poda haber parado el corazn de un
corredor de fondo. Qu tena la prostitucin, que produca ese efecto
en las mujeres? Reilly movi la cabeza. No se haba ocupado
demasiadas veces de esa clase de delitos, que estaban reservados
principalmente a la polica local, y supona que no lo suficiente para
comprender a quienes la ejercan. La mirada de sus ojos era aterradora.
Se supona que slo los hombres eran depredadores, as lo crean l y la
mayora de los hombres. Pero esa mujer demostraba la falsedad de
dicho concepto.
Se llamaba Tanya Bogdanova. Dijo que tena veintitrs aos. Su cara
era la de un ngel, y su cuerpo el de una estrella de cine. Eran su
corazn y su alma de lo que el agente del FBI no estaba seguro. Puede
que sus circuitos fueran diferentes de los de la gente corriente, como al
parecer ocurre con muchos delincuentes profesionales. Tal vez de joven
haba sido objeto de algn tipo de abuso sexual. Pero incluso a los
veintitrs, a juzgar por su forma de mirar fijamente a su interrogador,
su juventud era algo muy lejano. Reilly examin su ficha del cuartel
general de la milicia. Contena una sola fotografa, una instantnea en
blanco y negro con un Pepe, bueno, probablemente con un Ivn,
pens Reilly con una mueca, y en la foto su rostro pareca animado,
juvenil y tan seductor como lo haba sido para Bogie el de la joven
Ingrid Bergman en Casablanca. Tanya saba actuar, pens Reilly. Si la
que tena ahora delante era la autntica Tanya, y probablemente lo era,
la de la fotografa era una creacin, un personaje en escena, una ilusin,
indudablemente maravillosa, aunque potencialmente muy peligrosa para
quien se tragara la mentira. La chica sentada al otro lado del espejo
unidireccional sera capaz de arrancarle a un hombre los ojos con la lima
de las uas y comrselos crudos, antes de acudir a su prxima cita en el
nuevo hotel de las Cuatro Estaciones y Centro de Convenciones de
Mosc.
Quines eran sus enemigos, Tanya? pregunt el agente de la
milicia en la sala de interrogatorios.
Quines eran sus amigos? pregunt con hasto Tanya, a modo de
respuesta. No tena ninguno. Enemigos, muchos.
Su lenguaje era culto, casi refinado. Se supona que hablaba tambin
un ingls excelente. Indudablemente lo necesitaba para sus clientes...
era probable que le permitiera ganar unos dlares, marcos, libras o
euros adicionales, divisas por las que ofrecera un descuento, cuando se
lo propona con una coqueta sonrisa a su cliente extranjero. Antes o
despus?, se pregunt Reilly, que nunca haba pagado por una mujer,
pero al ver a Tanya comprendi que algunos hombres lo hicieran...
Cunto cobra? le pregunt a Provalov en un susurro.
Ms de lo que yo puedo permitirme refunfu el teniente de
detectives. Alrededor de seiscientos euros, puede que ms, por toda la
noche. Por asombroso que parezca, est sanitariamente limpia. Lleva
una coleccin considerable de preservativos en el bolso: americanos,
franceses y japoneses.
Cul es su historial? Bailarina o algo por el estilo? pregunt el
agente del FBI, pensando especialmente en su elegancia.
Provalov refunfu burlonamente.
No, tiene las tetas demasiado grandes para eso y tambin es
demasiado alta. Imagino que debe de pesar aproximadamente unos
cincuenta y cinco kilos. Demasiado para que esos pequeos maricas del
Bolchoy la levanten por los aires. Podra convertirse en modelo en
nuestro creciente sector de la moda, pero no, para responder a tu
pregunta, su historial es bastante comn. Su padre, fallecido, era obrero
en una fbrica, y su madre, tambin fallecida, trabajaba en unos
almacenes. Ambos murieron por causas relacionadas con el abuso del
alcohol. Nuestra Tanya bebe slo con moderacin. Educacin esta-tal,
sin distinciones. Nuestra Tanya, que no tiene hermanos, est sola en el
mundo desde hace bastante tiempo. Ha trabajado casi cuatro aos para
Rasputn. Dudo que la Escuela de Gorriones produjera jams una puta
tan pulida como sta. El propio Gregoriy Filipovich la us muchas veces,
no s si para acostarse con ella o slo como acompaante en pblico. En
cualquier caso, es muy decorativa, no te parece? Pero cualquier afecto
que pudiera haber sentido por ella, como puedes comprobar, no es
recproco.
Algn allegado?
Ninguno, que nosotros sepamos respondi Provalov, moviendo la
cabeza, ni siquiera ninguna amiga ntima.
Reilly vio que la entrevista era puro camelo, como pescar en un
criadero de peces. Era uno de los veintisiete interrogatorios llevados a
cabo hasta el momento relacionados con la muerte de G. F. Avseyenko,
en los que todo el mundo pareca olvidar que haba otros dos seres
humanos en el coche, aunque probablemente ninguno de ellos fuera el
objetivo. La situacin no mejoraba. Lo que realmente necesitaban era el
camin, alguna prueba material. Al igual que la mayora de los agentes
del FBI, Reilly crea en lo tangible, algo que se pudiera tocar con la
mano para mostrrselo luego al juez o al jurado y explicarles que
aquello era una prueba de que se haba cometido un crimen y
demostraba quin lo haba perpetrado. Los testigos presenciales, por
otra parte, a menudo mentan, y en el mejor de los casos, los abogados
de la defensa los confundan con facilidad, razn por la cual, tanto la
polica como los jurados raramente confiaban en ellos. En el camin
podra haber residuos de la explosin, tal vez huellas dactilares en el pa-
pel engrasado que utilizaban los rusos para envolver las armas, o
cualquier otra cosa. Lo ideal sera la colilla de un cigarrillo del conductor
o el francotirador, ya que el FBI poda comparar el ADN de la saliva
residual con el de cualquier persona, lo cual constitua una de las
mejores nuevas armas de las que disponan (seiscientos millones de
posibilidades contra una era algo difcil de discutir, incluso para los
abogados defensores mejor pagados). Uno de los proyectos predilectos
de Reilly consista en importar la tecnologa del ADN para la polica rusa,
pero para ello los rusos habran tenido que depositar por adelantado el
coste del material del laboratorio, y eso era problemtico, porque no
parecan disponer de dinero para nada importante. Lo nico de lo que
disponan ahora eran los restos del proyectil, y era asombroso lo mucho
que haba sobrevivido al lanzamiento y la detonacin, cuyo nmero de
serie estaba siendo investigado, aunque era dudoso que dicha
informacin condujera a ninguna parte. Pero se investigaba todo porque
uno nunca saba lo que era valioso y lo que no lo era hasta llegar a la
meta, que era generalmente cuando se compareca ante el juez y el
jurado. Las cosas eran un poco distintas en Rusia, con respecto al
procedimiento, pero algo que intentaba inculcarles a todos los policas
rusos a los que asesoraba era que el objetivo de toda investigacin era
una condena. La mayora lo aprendan lentamente y unos pocos con
rapidez, as como que el hecho de que torturar a los sospechosos du-
rante el interrogatorio no era una tcnica eficaz. En Rusia tenan una
constitucin, pero el respeto pblico por la misma todava tena que
crecer y tardara tiempo en hacerlo. La idea de regirse por la ley en ese
pas era algo muy remoto.
El problema, pens Reilly, consista en que ni l ni nadie saba de
cunto tiempo disponan los rusos para ponerse al da con respecto al
resto del mundo. All haba muchas cosas admirables, especialmente en
lo relacionado con el arte. Debido a su condicin diplomtica, Reilly y su
esposa solan recibir invitaciones a conciertos que a l le gustaban y
al ballet que le encantaba a ella, y en eso eran todava los mejores
del mundo... pero en todo lo dems haban estado siempre rezagados.
Algunos funcionarios de la embajada, viejos agentes de la CIA que
estaban all desde antes de la cada de la URSS, afirmaban que las
mejoras eran increbles. Si eso era cierto, pens Reilly, lo anterior deba
de haber sido realmente penoso, aunque el Bolchoy probablemente era
el Bolchoy incluso entonces.
Eso es todo? pregunt Tanya Bogdanova en la sala de
interrogatorios.
S, gracias por haber venido. Puede que volvamos a llamarte.
Llamadme a este nmero dijo Tanya, al tiempo que le entregaba
una tarjeta de visita. Es el de mi mvil.
En Mosc, tener un telfono mvil era un lujo occidental, reservado
para quienes disponan de divisa extranjera, que evidentemente era el
caso de Tanya.
El interrogador era un joven sargento de la milicia. Se puso
educadamente de pie y le abri la puerta a Bogdanova, dispensndole la
cortesa que ella haba llegado a esperar de los hombres. En el caso de
los occidentales, era por sus atributos fsicos. En el de sus paisanos, era
su atuendo lo que les indicaba el nivel que haba alcanzado. Reilly
observ sus ojos cuando sala de la sala. Su expresin era como la de
una nia que tema que descubrieran alguna travesura, pero no lo ha-
ban hecho. Qu estpido es mi padre, deca aquella clase de sonrisa,
que no encajaba en su rostro angelical, pero ah estaba, al otro lado del
espejo.
Oleg.
Dime, Misha respondi Provalov.
Est sucia. Participa en el juego dijo Reilly en ingls, consciente
de que Provalov estaba familiarizado con la jerga de los policas
norteamericanos.
Estoy de acuerdo, Misha, pero no puedo acusarla de nada para
retenerla.
Supongo que no. Pero puede que sea interesante no perderla de
vista.
Si pudiera, no sera slo la vista lo que no le quitara de encima,
Mikhail Ivan'ch.
Si, no me sorprende sonri Reilly.
Pero tiene un corazn de hielo.
Es cierto reconoci el agente del FBI.
Y el juego en el que participaba era peligroso, en el mejor de los
casos, y letal en el peor.


Entonces qu tenemos? pregunt Ed Foley al cabo de unas
horas, al otro lado del ro de Washington.
De momento, gornischt respondi Mary Pat, a la pregunta de su
marido.
Jack quiere que nos demos prisa con este caso.
Bueno, dile al presidente que hacemos lo que podemos y que lo
nico que tenemos hasta ahora es del agregado jurdico. Est
ntimamente relacionado con la polica local, pero ellos tampoco parecen
saber una mierda. Puede que alguien intentara matar a Sergey
Nikolay'ch, pero el agregado cree que Rasputn era el verdadero
objetivo.
Supongo que tena sus propios enemigos reconoci el director de
la CIA.


Gracias concluy el vicepresidente, ante el nutrido pblico que
llenaba la sala de las instalaciones del estadio de Ole Miss.
El objeto del discurso era anunciar la construccin de ocho nuevos
destructores en los grandes astilleros de Litton, en la costa del golfo de
Mississippi, lo cual significaba muchos puestos de trabajo y mucho
dinero para el estado, asuntos siempre preocupantes para su
gobernador, que aplauda ahora de pie como si el equipo de ftbol
americano de Ole Miss acabara de derrotar al de Texas en la liga de
Cotton Bowl. Aqu se tomaban muy en serio sus deportes. Y su poltica,
se record Robby a s mismo, al tiempo que reprima una maldicin por
su escabrosa profesin, que tanto se pareca al regateo medieval en la
plaza del pueblo: tres buenos cerdos por una vaca, o algo por el estilo, y
de regalo una jarra de cerveza. Era as como se gobernaba un pas?
Hizo una mueca mientras mova la cabeza. Tambin haba poltica en la
armada, y haba escalado hasta la cumbre, pero lo haba hecho
distinguindose como oficial y convirtindose en el mejor piloto de caza.
En cuanto a lo ltimo, saba evidentemente que todo piloto en di-cha
situacin crea exactamente lo mismo... pero en su caso, su juicio sobre
s mismo era absolutamente correcto.
Despus de estrechar las manos habituales, que se acercaron a la
tarima custodiadas por su escolta del servicio secreto, con sus adustas
gafas oscuras, el vicepresidente descendi por una escalera para
dirigirse a su coche, que estaba situado junto a la puerta trasera. All lo
esperaba otro grupo de hombres armados, con su mirada siempre
atenta en la lejana, como debieron de hacerlo los artilleros de los B-17
sobre Schweinfurt, pens el vicepresidente. Uno de ellos abri la puerta
y Robby subi al coche.
Tomcat en movimiento dijo el jefe de la escolta por su micrfono,
cuando empez a circular el vehculo.
Cuando el coche lleg a la autopista que conduca al aeropuerto,
Robby levant su carpeta de instrucciones.
Sucede algo importante en Washington? pregunt. Nada de lo
que me hayan informado respondi el agente del servicio secreto.
Jackson asinti. Los que cuidaban de l eran buenos profesionales.
Calcul que el jefe del equipo deba de ser capitn, y el resto de sus
hombres entre sargentos y tenientes, que era como l los trataba. Eran
subordinados, pero buenos profesionales que merecan una sonrisa y un
saludo cuando cumplan debidamente con su obligacin, que era casi
siempre. La mayora habran sido buenos aviadores, y el resto,
probablemente, buenos marines. Por fin el coche se acerc al reactor
VC-20B en un rincn aislado de la zona de aviacin general del ae-
ropuerto, rodeado tambin de tropas de seguridad. El conductor detuvo
el coche a slo seis metros del pie de la escalera autoextensible del
avin.
Va a llevarnos usted a casa, seor? pregunt el jefe de la
escolta, que sospechaba conocer la respuesta de antemano.
No le quepa la menor duda, Sam sonri el vicepresidente.
Eso no fue del agrado del capitn de las fuerzas areas asignado
como copiloto del avin, ni entusiasm al teniente coronel que
supuestamente deba pilotar el Gulfstream III modificado. Al
vicepresidente le gustaba tener en todo momento los controles del
aparato en sus manos, mientras el coronel se comunicaba por radio y
controlaba los instrumentos. El avin volaba la mayor parte del tiempo
con el piloto automtico, naturalmente, pero Jackson, estuviera o no en
el asiento de la derecha, estaba decidido a actuar como comandante de
vuelo y nadie poda impedrselo. Por consiguiente, el capitn se sentaba
en el asiento trasero y el coronel en el de la izquierda, aun-que sin
mover un solo dedo. Pero qu diablos, pensaba ste, el vicepresidente
tena una conversacin amena y era un piloto bastante competente para
un fantoche de la armada.
Despejado a la derecha dijo Jackson a los pocos minutos.
Despejado a la izquierda respondi el piloto, despus de recibir la
confirmacin del sealizador situado frente al Gulfstream.
Arrancando uno dijo a continuacin Jackson. Arrancando dos
agreg a los quince segundos.
Aparecieron satisfactoriamente las franjas de los indicadores.
Todo parece correcto, seor declar el teniente coronel de las
fuerzas areas.
El Gulfstream llevaba motores Rolls-Royce Spey, los mismos
utilizados en otra poca en las versiones britnicas del caza Phantom F-
4, pero ligeramente mejorados.
Torre, aqu Fuerzas Areas Dos listo para dirigirse a la pista.
Fuerzas Areas Dos, despejado el camino tres.
Recibido, torre. Fuerzas Areas Dos dirigindose a la pista por
camino tres.
Jackson solt los frenos y el aparato empez a moverse, con sus
reactores apenas al ralent, pero consumiendo a pesar de todo una
enorme cantidad de combustible. En los porta-aviones haba ayudantes
en cubierta de camisa amarilla para mostrar el camino, pens Jackson.
Aqu, uno deba seguir las indicaciones de un plano, sujeto al travesao
de las palancas, para llegar al lugar adecuado, sin dejar de mirar en
todo momento a su alrededor, para asegurarse de que algn imbcil con
un Cessna 172 no se cruzara en su camino, como hacan algunos coches
en los aparcamientos de los supermercados. Por fin llegaron al extremo
de la pista y se situaron en posicin de despegue.
Torre, aqu Spade solicitando permiso para despegar dijo
automticamente, sin reflexionar.
Esto no es el Enterprise, Fuerzas Areas Dos, ni disponemos de
catapultas respondi con una carcajada el controlador, pero tiene
pista libre para despegar, seor.
Recibido, torre. Fuerzas Areas Dos en movimiento sonri el
vicepresidente.
Su apodo era realmente Spade? pregunt el comandante
designado, cuando el VC-20B empezaba a rodar por la pista.
Me lo asign mi primer comandante, cuando acababa de ingresar en
el cuerpo. Y de algn modo perdur respondi el vicepresidente,
moviendo la cabeza. Cielos, parece que ha pasado mucho tiempo.
Velocidad uno, seor dijo el oficial de las fuerzas areas.
Velocidad de rotacin agreg a continuacin. Jackson tir suavemente
de la palanca, el aparato se levant de la pista y empez a ganar altura.
El coronel subi el tren de aterrizaje cuando Jackson se lo orden,
mientras ste mova el timn un centmetro a la derecha y un
centmetro a la izquierda, moviendo ligeramente las alas, para
asegurarse de que el aparato le obedecera. Al cabo de tres minutos, el
Gulfstream volaba con el piloto automtico, programado para virar;
ascender y nivelarse a los once mil metros de altura.
No le parece aburrido?
Es una medida de seguridad, seor respondi el oficial de las
fuerzas areas.
Maldito conductor de camiones de basura, pens Jackson. Ningn
piloto de cazas se atrevera a decir algo semejante en voz alta. Desde
cundo se supona que volar deba ser... bueno, Robby tuvo que
reconocer que siempre se abrochaba el cinturn antes de arrancar el
coche y nunca cometa imprudencias, ni siquiera con un avin de
combate. Pero le ofenda que este aparato, como casi todos los nuevos,
hicieran gran parte del trabajo para el que l haba sido formado. Poda
incluso aterrizar solo... bueno, la marina dispona de dichos sistemas en
los aparatos de sus portaaviones, pero ningn aviador naval que se
preciara los utilizaba, a no ser que se lo ordenaran, cosa que Robert
Jefferson Jackson siempre haba evitado. Este viaje quedara registrado
en su historial como tiempo al mando, pero en realidad no lo era. Lo que
estaba al mando era un microprocesador, y su funcin real consista en
intervenir si algo marchaba mal. Pero nada se estropeaba. Ni siquiera
los malditos motores. En otra poca, los turborreactores duraban ape-
nas nueve o diez horas antes de tener que ser reemplazados. Ahora
haba motores Spey en la flota G que llevaban doce mil horas. Haba uno
en servicio con treinta mil horas, que Rolls-Royce quera recuperar y
ofreca uno nuevo a cambio, para que sus ingenieros pudieran
desarmarlo y comprobar qu era lo que tan bien haban hecho, pero su
dueo, perversa y previsiblemente, se negaba a deshacerse del mismo.
El resto del Gulfstream era igualmente fiable y llevaba los circuitos elec-
trnicos ms avanzados. Jackson observaba ahora la pantalla de color
del radar meteorolgico. Estaba despejada y tranquilizadoramente
oscura, lo cual indicaba que probablemente no hara viento durante todo
el camino hasta Andrews. No haba todava ningn aparato que
detectara las turbulencias, pero a una altitud de vuelo de unos once mil
metros, dichos fenmenos no eran habituales, y, adems de que
Jackson no sola marearse en el aire, sus manos estaban a escasos
centmetros de la palanca por si ocurra algo inesperado.
Ocasionalmente deseaba que sucediera, para poder demostrar lo buen
piloto que era... pero nunca ocurra. Volar se haba convertido en algo
demasiado rutinario desde su infancia en los Phantom F-4N y su
adolescencia en los Tomcat F-14A. Tal vez fuera mejor as. S, claro,
pens.
Seor vicepresidente dijo la voz de la sargento de comunicaciones
de las fuerzas areas, a bordo del VC-20.
Robby volvi la cabeza y vio que tena una hoja de papel en las
manos.
Diga, sargento.
La sargento extendi la mano y Robby cogi el documento.
Acabamos de recibir este avance informativo.
Coronel, el avin est temporalmente en sus manos dijo el
vicepresidente, dirigindose al teniente coronel en el asiento de la
izquierda.
Piloto al mando respondi el oficial, cuando Robby empezaba a
leer.
Siempre era lo mismo, aunque tambin era siempre diferente. La
cubierta tena el formato habitual de los documentos secretos. En otra
poca le haba impresionado a Jackson que por el hecho de mostrarle
una hoja de papel a la persona equivocada pudiera acabar en la
Penitenciara Federal de Leavenworth, o en su poca, en realidad, en el
desde entonces clausurado Penal Naval de Portsmouth en New
Hampshire, pero ahora, como miembro decano del gobierno de
Washington, saba que poda mostrarle casi cualquier cosa a un
periodista de The Washington Post con toda impunidad. No es que
estuviera por encima de la ley, sino que era una de las personas que de-
cidan lo que la ley significaba. Lo enormemente secreto y delicado en
este caso era que la CIA no saba absolutamente nada sobre el posible
atentado contra la vida del maestro de espas ruso... lo que significaba
que tampoco haba nadie en Washington que lo supiera...


TRES

LOS PROBLEMAS DE LA RIQUEZA

El tema era el comercio, no exactamente el predilecto del presidente,
pero a este nivel todos los temas eran suficientemente complejos, como
para que incluso los que uno crea conocer se convirtieran en extraos
en el mejor de los casos, o en el peor, ajenos y desconocidos.
George dijo Ryan, dirigindose a George Winston, secretario de la
Tesorera.
Seor pre...
!Maldita sea, George! exclam el presidente, que casi derram el
caf del enfado.
De acuerdo asinti el secretario de la Tesorera. No es fcil
adaptarse... Jack.
Ryan empezaba a hartarse de las formalidades de la presidencia y su
norma era que aqu, en el despacho oval, su nombre era Jack, por lo
menos para los de su crculo ms ntimo, del que Winston formaba
parte. Despus de todo, como el propio Ryan haba dicho varias veces
bromeando, puede que cuando abandonara aquella crcel de mrmol
fuera a trabajar a Wall Street para Trader, como se lo conoca en el
servicio secreto, en lugar de a la inversa. Despus de abandonar la
presidencia, algo por lo que se postraba ante Dios todas las noches, o al
menos eso se rumoreaba, tendra que buscar en algn lugar un empleo
remunerado y el comercio lo llamaba. Winston record que Ryan haba
demostrado una habilidad inusual para los negocios. Su ltimo esfuerzo
en este sentido haba sido una empresa californiana llamada Silicon
Alchemy, una de las muchas dedicadas a la informtica, pero la nica
por la que Ryan se haba interesado. Tan habilidoso fue en conducir
dicha empresa a la Oferta Pblica Inicial de nuevos valores, que sus
propias acciones de SALC acrnimo con el que apareca en el ndice de
la Bolsa estaban ahora valoradas en ms de ochenta millones de
dlares, que convertan sobradamente a Ryan en el presidente
norteamericano ms rico de la historia. Eso era algo que su jefe de
personal, Arnold Van Damm, con la astucia poltica que lo caracterizaba,
no divulgaba en los medios de comunicacin, que solan considerar a
todos los ricos como ladrones, salvo, naturalmente, los propios dueos
de los peridicos y las cadenas de televisin que eran, evidentemente,
las personas ms humanitarias que existan. Asombrosamente, nada de
esto era del dominio pblico, ni siquiera entre los poderosos de Wall
Street. Si algn da regresaba a la Bolsa, a Ryan le bastara su prestigio
para ganar dinero mientras se quedaba durmiendo en su casa. Winston
no tena el menor reparo en reconocer que se lo haba ganado
sobradamente y no le importaba un comino lo que pudieran pensar los
sabuesos de la prensa.
Se trata de China? pregunt Ryan.
Efectivamente, jefe asinti Winston.
Jefe era un trmino que Ryan era capaz de aceptar, ya que era
tambin el que utilizaba en privado el servicio secreto, que formaba
parte del Departamento de la Tesorera que diriga Winston, para
referirse al hombre al que haban jurado proteger.
Tienen un pequeo problema de falta de fondos, e intentan
resolverlo con nosotros.
Cmo de pequeo? pregunt el presidente.
Parece que se trata de unos setenta mil millones anuales. Como
se suele decir, esto es dinero de verdad.
A partir de nueve ceros es dinero de verdad asinti George
Winston, pero est un poco mejor que nueve ceros mensuales.
En qu se lo quieren gastar?
No estoy completamente seguro, pero debe de estar relacionado en
gran parte con el ejrcito. Ahora, las industrias armamentistas francesas
se han puesto duras con ellos, despus de que los britnicos dieran al
traste con la adquisicin de reactores de Rolls-Royce.
El presidente asinti, mientras examinaba los informes que haba
sobre su escritorio.
Efectivamente, Basil disuadi al primer ministro respondi,
refirindose a sir Basil Charleston, jefe del Servicio Secreto de
Inteligencia britnico, a veces denominado (errneamente) MI6, que era
un viejo amigo de Ryan desde su poca en la CIA. Fue un verdadero
alarde de dignidad.
Nuestros amigos en Pars no son del mismo parecer.
Nunca suelen serlo reconoci Ryan.
Lo curioso era la ambivalencia inherente en el trato con los franceses.
En ciertos aspectos, ms que aliados eran hermanos de sangre, pero en
otros no llegaban siquiera a la categora de asociados, y Ryan tena
dificultades para comprender la lgica por la que los franceses
cambiaban de opinin. Esa es la razn por la que dispongo de un
Departamento de Estado, pens el presidente...
Entonces crees que la Repblica Popular China est ampliando de
nuevo sus fuerzas armadas? pregunt.
A gran escala, pero no particularmente la armada, lo cual
tranquiliza relativamente a nuestros amigos de Taiwan.
Esta haba sido una de las iniciativas del presidente Ryan en poltica
exterior, concluidas las hostilidades con la difunta Repblica Islmica
Unida, convertida ahora en las dos naciones independientes de Irn e
Iraq, entre las que por lo menos reinaba la paz. Las verdaderas razones
para el reconocimiento de Taiwan no se haban dado nunca a conocer al
pblico. Pareca bastante claro, tanto para Ryan como para su secretario
de Estado, Scott Adler, que la Repblica Popular China haba jugado
cierto papel en la segunda guerra del golfo Prsico, as como
probablemente en el conflicto anterior con Japn. Exactamente por
qu? Algunos miembros de la CIA crean que China codiciaba la riqueza
mineral de Siberia oriental, como sugeran los mensajes interceptados y
otros accesos al correo electrnico de los industriales japoneses, que
haban torcido el rumbo de su pas creando una confrontacin no del
todo abierta con Norteamrica. El hecho de referirse a Siberia como
zona de recursos septentrional era reminiscente de una generacin
anterior de estrategas japoneses, que denominaba el sur de Asia zona
de recursos meridional. Eso haba formado parte de otro conflicto,
conocido en la historia como segunda guerra mundial. En cualquier caso,
la complicidad de la Repblica Popular China con los enemigos de
Norteamrica mereca una contrapartida, Ryan y Adler estaban de
acuerdo y, adems, la Repblica China de Taiwan era una democracia,
con representantes gubernamentales elegidos por la poblacin de dicha
nacin insular y eso era algo que supuestamente Norteamrica deba
respetar.
Sera preferible que empezaran a reforzar su armada y amenazaran
Taiwan. Estamos en mejor situacin de impedir eso que...
T crees? interrumpi el secretario de la Tesorera. Los rusos lo
hacen respondi Jack.
Entonces por qu venden los rusos tanto armamento a los chinos?
pregunt Winston. No tiene sentido!
George, no existe ninguna norma que diga que el mundo debe tener
sentido respondi Ryan, con uno de sus aforismos predilectosEsto es
algo que se aprende en los servicios secretos. Sabes cul era en 1938
el pas con el que ms comercio mantena Alemania?
Francia? dijo el secretario de la Tesorera, que vio caer el ladrillo
antes de que lo golpeara en la cabeza.
Efectivamente asinti Ryan. Luego, en los aos cuarenta y
cuarenta y uno, hicieron mucho comercio con los rusos. Y eso tampoco
tuvo un final muy feliz, que digamos.
Sin embargo, todo el mundo me haba dicho siempre que el
comercio tena una influencia moderadora coment el secretario.
Puede que as sea entre las personas, pero recuerda que los
gobiernos no tienen principios, sino intereses... por lo menos los
primitivos, los que todava no lo han dilucidado...
Como la Repblica Popular China?
Ahora fue Ryan quien asinti.
Si, George, como esos pequeos cabrones de Pekn. Gobiernan una
nacin de mil millones de habitantes, pero lo hacen como si fueran una
reencarnacin de Caligula. Nadie les ha dicho que tienen el deber de
cuidar de los intereses del pueblo al que gobiernan... bueno, puede que
esto no sea completamente cierto reconoci Ryan, en un pequeo
alarde de generosidad. Disponen de ese gran modelo tericamente
perfecto promulgado por Karl Marx, refinado por Lenin y aplicado a su
pas por un rechoncho pervertido sexual llamado Mao.
Cmo? Un pervertido?
Efectivamente respondi Ryan, despus de levantar la cabeza.
En Langley tenamos la informacin. A Mao le gustaban las vrgenes,
cuanto ms jvenes, mejor: Puede que disfrutara viendo el miedo en
sus lindos ojitos virginales; eso pensaba uno de nuestros asesores
siquitricos, una especie de violacin, ms que el sexo como poder.
Bueno, supongo que pudo haber sido peor, por lo menos eran nias
coment con bastante aspereza, y su cultura es bastante ms liberal
que la nuestra en ese sentido agreg, moviendo la cabeza. Deberas
ver los informes que me entregan cuando nos visita algn importante
dignatario extranjero, lo que llegamos a saber sobre sus costumbres
personales.
No s si realmente quiero saberlo dijo George, con una
carcajada.
Ryan hizo una mueca.
Probablemente, no. A veces preferira que no me entregaran esos
informes. A pesar de que cuando se sientan aqu en el despacho son
correctos y encantadores, uno se pasa toda la jodida reunin buscando
cosas raras.
Eso poda ser desconcertante, evidentemente, pero predominaba el
criterio de que al igual que cuando se juega al pquer por mucho dinero,
cuanto ms se sabe sobre el individuo que est sentado al otro lado de
la mesa, mayor es la ventaja que uno tiene, aunque le entren ganas de
vomitar en la ceremonia de bienvenida en el jardn de la Casa Blanca.
Pero Ryan se record a s mismo que eso formaba parte de sus
funciones como presidente. Y las personas pelean como tigres para al-
canzar la presidencia. Y lo haran de nuevo cuando l se marchara, se
record a s mismo el presidente. Entonces, Jack, es tu deber proteger
a tu pas de la clase de ratas, que aspiran a llegar al lugar donde
realmente se encuentra el mejor queso? Ryan movi de nuevo la
cabeza. Eran tantas las dudas... Lo principal no era que nunca
desaparecieran, sino que aumentaran constantemente. Era extrao
cmo, a pesar de comprender y poder describir todos los pasos que lo
haban conducido a aquel despacho, todava se preguntaba varias veces
y a todas horas cmo diablos haba llegado a encontrarse en ese lugar...
y cmo diablos podra llegar a abandonarlo. En esta ocasin, sin
embargo, no tena pretexto alguno. Se haba presentado a unas
elecciones a la presidencia, si as podan llamarse, en lo que por cierto
no coincida Arnie Van Damm, ya que haba cumplido todos los
requisitos constitucionales, como lo reconocieron prcticamente todos
los juristas del pas y lo comentaron exhaustivamente en todos los
principales medios de comunicacin. En aquella poca, pens Jack, no
miraba mucho la televisin. Pero en realidad se resuma a lo siguiente:
las personas con las que uno trataba como presidente, a menudo no
eran las que uno invitara a su casa, no precisamente por falta de
modales ni de encanto personal, de lo cual, para mayor perversin,
gozaban en abundancia. Al principio, Arnie le haba comentado a Jack
que uno de los requisitos primordiales de la poltica profesional
consista, ni ms ni menos, en la capacidad de ser agradable con las
personas que uno despreciaba y luego hacer negocios con ellos, como si
de amigos de la infancia se tratara.
Entonces qu sabemos de nuestros amigos chinos, los paganos?
pregunt Winston. Me refiero a los actuales.
No mucho. Lo estamos investigando. A la CIA le falta mucho por
descubrir, pero se han puesto en camino. Seguimos recibiendo
mensajes interceptados. Su servicio telefnico tiene muchas fisuras y
utilizan demasiado sus mviles sin codificar la informacin. Algunos son
hombres de un vigor ejemplar; George, pero no hemos descubierto
nada terriblemente escandaloso. Unos cuantos tienen secretarias que
mantienen relaciones muy ntimas con sus jefes.
El secretario de la Tesorera solt una carcajada.
Bueno, eso es muy comn, y no slo en Pekn.
Incluso en Wall Street? pregunt Jack, levantando burlonamente
una ceja.
No puedo asegurarlo, seor, pero he odo algunos rumores
respondi Winston con una mueca.
Ocurra incluso en aquel mismo despacho, se record Ryan a s
mismo. Claro que desde entonces haban cambiado la alfombra y todo el
mobiliario, salvo el escritorio presidencial. Uno de los problemas para
ejercer su cargo era el bagaje acumulado por sus predecesores. Se
deca que la memoria del pblico era fugaz, pero era eso cierto? No
cuando uno oa susurros, seguidos de carcajadas, acompaadas de
ciertas miradas y algn que otro gesto, que le hacan a uno sentirse
sucio al saberse objeto de las burlas. Y lo nico que uno puede hacer al
respecto es vivir su propia vida como mejor sepa, pero consciente de
que su mxima esperanza es que la gente lo crea suficientemente
astuto para no ser descubierto, porque no es verdad que todo el
mundo lo hace? Uno de los problemas de vivir en un pas libre consista
en que fuera de este palacio-prisin, cualquiera poda pensar y decir lo
que se le antojara. Y Ryan no gozaba siquiera del derecho que tena
cualquier otro ciudadano de darle un puetazo a cualquier imbcil que
osara mancillar su carcter sin aportar ninguna prueba. No pareca
justo, pero en la prctica obligara a Ryan a visitar muchas tabernas y
romper muchos nudillos en vano. Y mandar a la polica o a los marines
armados para resolver esos problemas no habra sido exactamente
hacer un correcto uso del poder presidencial.
Jack saba que era demasiado susceptible a las crticas para el cargo
que ocupaba. Normalmente, la piel de los polticos era ms dura que la
de los rinocerontes, porque estaban a la expectativa de que les echaran
en cara cualquier cosa, ya fuera verdadera o falsa. A base de cultivar
dicha coraza, atenuaban hasta cierto punto el dolor hasta que por fin la
gente dejaba de meterse con ellos, o por lo menos, sa era la teora.
Puede que a algunos les funcionara. 0 tal vez esos cabrones
sencillamente carecan de conciencia. Uno pagaba su dinero y haca su
eleccin.
Pero Ryan tena conciencia. Esa era una eleccin que haba hecho
mucho antes. Uno tena que seguir mirndose todos los das al espejo,
normalmente para afeitarse, y no haba ningn remedio fcil si no le
gustaba el rostro que vea.
Bien, George, volvamos a los problemas de la Repblica Popular
China orden el presidente.
Van a activar su comercio, en sentido unidireccional. Desaconsejan
a sus propios ciudadanos que compren productos norteamericanos, pero
venden todo lo que pueden. Incluidas, probablemente, algunas de las
jvenes vrgenes de Mao.
Tenemos alguna prueba de ello?
Jack, presto mucha atencin a los resultados y tengo amigos en
varios negocios que indagan y hablan con otros entre copa y copa. Lo
que descubren suele llegar a mis odos. Sabas que la gente de raza
china padece una curiosa enfermedad? Cuando toman una copa, les
hace el mismo efecto que a nosotros cuatro o cinco, y despus de la
segunda copa, es como si se hubieran bebido una botella entera de Jack
Daniel's, pero algunos intentan aguantar de todos modos, tal vez por
una cuestin de hospitalidad. En cualquier caso, cuando eso ocurre, se
van de la lengua, ya sabes. Sucede desde hace bastante tiempo, pero
ltimamente, Mark Gant ha organizado un pequeo programa. Los altos
ejecutivos frecuentan ciertos lugares especiales y, bueno, ahora soy el
amo del servicio secreto y su especialidad son los delitos financieros,
no es cierto? Muchos de mis viejos compaeros, conscientes de quien
soy y de lo que hago ahora, cooperan muy a gusto y recibo mucha
informacin interesante. Por regla general la mandan a mi personal
ejecutivo al otro lado de la calle.
Estoy impresionado, George. Se la facilitas a la CIA?
Supongo que podra hacerlo, pero temo que se molesten por una
cuestin de competencias o algo por el estilo. Ryan puso los ojos en
blanco al or sus palabras.
No en el caso de Ed Foley. Es un autntico profesional desde hace
mucho tiempo y la burocracia de Langley todava no lo ha absorbido.
Invtalo a almorzar en tu despacho. No le importar lo que ests
haciendo. Lo mismo te digo de Mary Pat, que dirige el Centro de
Operaciones. Mary Pat es una verdadera vaquera y tambin aspira a
obtener resultados.
Tomo nota de ello. Sabes, Jack, es asombroso lo mucho que habla
la gente y lo que llega a revelar cuando las circunstancias son propicias.
Cmo te las has arreglado para ganar tanto dinero en Wall Street,
George? pregunt Ryan.
Principalmente, sabiendo un poco ms que el individuo del otro lado
de la calle respondi George.
En mi caso es lo mismo. Bien, qu debemos hacer si nuestros
amiguitos siguen adelante con ese asunto?
Jack, no, ahora debo llamarte seor presidente, hace va varios aos
que financiamos la expansin industrial china. Nos venden mercancas
que nosotros pagamos al contado y ellos se guardan el dinero para
utilizarlo a su antojo en los mercados internacionales de divisa, o
compran lo que quieren a otros pases, a menudo cosas que podran
comprarnos fcilmente a nosotros, pero tal vez cero coma cinco por
ciento ms caras de un fabricante norteamericano. La razn por la que
lo denominamos comercio obedece a que, en teora, uno intercambia
algo suyo por algo del otro individuo, como los nios con los cromos de
bisbol, pero ellos juegan de otro modo. Adems, nos mandan ciertos
productos slo para obtener dlares, que venden aqu a un precio ms
bajo que a sus propios ciudadanos. Esto supone una infraccin tcnica
de por lo menos un par de estatutos federales dijo Winston,
encogindose de hombros. Reconozco que dichos estatutos se aplican
de una forma un tanto selectiva, pero estn en el cdigo v son vigentes.
Si agregamos el Decreto de Reforma del Comercio que aprobamos hace
unos aos, debido a los juegos de los japoneses...
Lo recuerdo, George. Inicio en cierto modo una pequea batalla, en
la que algunos fallecieron coment secamente el presidente.
Pero lo peor del caso era que posiblemente habla iniciado el proceso
que haba culminado con Ryan en ese despacho.
Es cierto asinti Winston, pero la ley sigue siendo vigente. No se
trata de un decreto temporal aplicable slo a Japn. Si aplicamos a
China las mismas leves comerciales que ellos nos aplican a nosotros,
reduciremos considerablemente la capacidad operativa de sus cuentas
exteriores, Jack. Sera eso malo? No, teniendo en cuenta el
desequilibrio comercial que ahora tenemos con ellos. Si se pusieran a
fabricar automviles y actuaran igual que lo hacen con todo lo dems,
nuestro dficit comercial podra ser terrible en muy poco tiempo y,
francamente, estoy harto de financiar su desarrollo econmico, que
llevan a cabo con pesados equipos adquiridos en Japn, en Europa. Si
quieren comerciar con los Estados Unidos de Amrica, bien, que
comercien. Somos capaces de defender nuestra posicin en una guerra
comercial realmente justa con cualquier pas, porque los obreros
norteamericanos pueden producir tan bien como los dems en el mundo
entero y mejor que la mayora. Pero si les permitimos que nos tomen el
pelo, nos lo toman. Y eso, Jack, me gusta tan poco aqu como cuando
juego al pquer. Adems, amigo mo, aqu las apuestas son mucho ms
fuertes.
Te comprendo, George. Pero no pretenders que les pongamos
una pistola en la sien? No se le hace eso a una nacin, especialmente a
una gran nacin, a no ser que se tengan razones muy slidas para ello.
Ahora, nuestra economa funciona bastante bien, no es cierto?
Podemos permitirnos ser un poco indulgentes.
Tal vez, Jack. Haba pensado en algn detalle amistoso por nuestra
parte, y no precisamente una pistola en la sien. El arma est siempre
ah, en la pistolera; la potencia armamentista es lo que concede
categora a un estado, ellos lo saben y nosotros sabemos que lo saben.
El Decreto de Reforma del Comercio se puede aplicar a cualquier pas, y
estoy convencido de que la idea en la que se apoya esa ley es
fundamentalmente slida. Ha constituido una amenaza bastante til con
muchos pases, pero nunca la hemos esgrimido con la Repblica Popular
China. Por qu no?
El presidente se encogi de hombros, relativamente avergonzado.
Porque todava no he tenido oportunidad de hacerlo y antes de que
yo ocupara la presidencia, demasiada gente en esta ciudad slo
pretenda besarles el culo.
Eso le deja a uno mal sabor de boca, seor presidente, no cree?
Es posible reconoci Jack. Bien, lo que debes hacer es hablarlo
con Scott Adler. Todos los embajadores trabajan para l.
A quin tenemos en Pekn?
Carl Hitch. Carrera diplomtica, casi sesenta aos, supuestamente
muy bueno, y ste es su ultimo destino.
La recompensa despus de muchos aos de servicio?
Ryan asinti.
Algo por el estilo, supongo. No estoy completamente seguro. La
administracin del estado no era mi burocracia. Aunque no lo menciono,
le haba bastado con la de la CIA.


Este despacho era mucho ms bonito, pens Bart Mancuso, Y las
charreteras de su uniforme blanco eran ahora un poco ms pesadas, con
cuatro estrellas en lugar de las dos que llevaba como comandante de la
flota de submarinos del Pacfico. Pero eso era todo Su antiguo jefe, el
almirante Dave Seaton, haba ascendido a Jefe de operaciones navales y
el presidente (o alguien prximo a l) haba decidido que Mancuso era la
persona indicada para ocupar ahora el cargo de comandante en jefe de
la Fota del Pacfico. De modo que estaba en el mismo despacho que en
otra poca haba ocupado Chester Nimitz y una serie de excelentes
mandos navales desde entonces, algunos de ellos brillantes. Haba
transcurrido mucho tiempo desde el verano de su ingreso en la
academia naval de Annapolis y los muchos aos anteriores,
especialmente porque haba tenido un solo destino en el mar, en el USS
Dallas, aunque caba destacar que dicho destino haba sido notable,
incluidas dos misiones sobre las que todava no poda hablar con nadie.
Y el hecho de haber sido compaero a bordo, aunque slo brevemente,
del actual presidente con toda probabilidad no haba perjudicado su
carrera.
Su nuevo cargo inclua una elegante residencia oficial, una
considerable dotacin de marineros y suboficiales para cuidar de l y de
su esposa (todos sus hijos estaban ahora en la universidad), coches
oficiales con sus correspondientes conductores y tambin una escolta
armada, porque por asombroso que parezca, existen personas que
desprecian a los almirantes. Como comandante general, Mancuso estaba
ahora a las rdenes directas del secretario de Defensa, Anthony
Bretano, quien a su vez reciba rdenes directamente del presidente
Ryan. A cambio, Mancuso tena muchas ventajas. Ahora tena acceso
directo a toda clase de informacin secreta, incluida la ms sagrada, sus
fuentes y sus mtodos, su procedencia y cmo se haba obtenido,
porque como ejecutivo principal norteamericano de una cuarta parte de
la superficie del globo deba saberlo todo a fin de asesorar al secretario
de Defensa, que a su vez asesoraba al presidente sobre el punto de
vista, intenciones y deseos de la comandancia del Pacfico.
El Pacfico pens Mancuso despus de completar su primer informe
secreto de la maana pareca tranquilo. No siempre haba sido as,
evidentemente, incluido el conflicto bastante importante en el que haba
luchado recientemente contra los japoneses (la palabra guerra haba
cado en desuso en el habla civilizada), en el que haba perdido dos de
sus submarinos nucleares, destruidos en su opinin a traicin y con
engao, aunque un observador ms objetivo podra haber considerado
que las tcticas del enemigo haban sido astutas y eficaces.
Hasta el presente se le haba comunicado el paradero y actividades de
sus diversos submarinos, pero ahora se le informaba tambin de sus
portaaviones, acorazados, cruceros y buques de abastecimiento, as
como de los marines e incluso recursos del ejrcito y de las fuerzas
areas, que estaban tcnicamente a su disposicin como comandante en
jefe de operaciones. Eso significaba que el informe dur hasta la tercera
taza de caf, al final de la cual miraba con cierta nostalgia al oficial
sentado al otro lado de su escritorio. Su coordinador de inteligencia era,
en realidad, un general de brigada del ejrcito, que haca la ronda de
servicios especiales y, francamente, desempeaba bastante bien su
trabajo. Dicho general, llamado Mike Lahr, haba sido profesor de
Ciencias Polticas en West Point, entre otros destinos. El hecho de tener
que considerar factores polticos era algo nuevo en la carrera de
Mancuso, pero paralelamente iba acompaado de un aumento del terri-
torio que estaba bajo su mando. El comandante en jefe del Pacfico
haba hecho tambin su ronda, y estaba tericamente familiarizado
con la capacidad y orientacin de las dems fuerzas armadas, pero la
confianza que pudiera haber obtenido en ese sentido decreci ante la
responsabilidad de utilizar dichas fuerzas de modo profesional bajo sus
rdenes. Dispona de comandantes subordinados en los dems ejrcitos
para asesorarlo, pero su trabajo consista en saber ms de lo impres-
cindible para formular preguntas, y para Mancuso eso significaba salir y
ensuciarse la ropa para ver el lado prctico de la situacin, porque los
muchachos destinados a su campo de operaciones verteran su sangre si
l no desempeaba debida-mente sus funciones.
Se trataba de un equipo mixto, formado por Atlantic Richfield
Company, British Petroleum y la mayor empresa rusa de prospeccin
petrolfera. Los rusos eran los de mayor experiencia pero menor pericia,
y sus mtodos eran los ms anticuados. Eso no significaba que fueran
estpidos, sino todo lo contrario. Dos de ellos eran gelogos de gran
talento, con unos conocimientos tericos que impresionaron a sus
colegas norteamericanos y britnicos. Adems, asimilaron las ventajas
de los equipos ms modernos de exploracin, casi con la misma rapidez
que los ingenieros que los haban concebido.
Se saba desde haca muchos aos que esta parte de Siberia oriental
era geolgicamente gemela de la regin septentrional de Alaska y norte
de Canad, donde se haban localizado vastos yacimientos petrolferos
que explotaban dichos pases. Lo difcil haba sido trasladar hasta all los
equipos adecuados, para comprobar si la similitud no era slo
superficial.
Llevar los aparatos a los lugares indicados haba sido una pesadilla.
Despus de trasladar por tren los camiones de percusin hasta el
sureste siberiano desde el puerto de Vladivostok, puesto que eran
demasiado pesados para el transporte areo, haban tardado un mes a
campo traviesa hacia el norte desde Magdagachi, cruzando Aim y List
Maya, hasta empezar por fin a trabajar al este de Kazachve.
Pero lo que encontraron los dej estupefactos. Desde Kazachve, junto
al ro Yana, hasta Kolvmskava, junto al Kolyma, era todo un yacimiento
petrolfero comparable al del golfo Prsico. Los camiones de percusin y
los vehculos informatizados de deteccin ssmica haban localizado una
gran cantidad de perfectas formaciones abovedadas en el subsuelo,
algunas a seiscientos metros escasos de profundidad, pocos metros en
lnea vertical desde la superficie helada, cuya perforacin sera tan fcil
como cortar un pastel de boda con el sable de un oficial de caballera.
Era imposible determinar el alcance del yacimiento sin perforar pozos
experimentales, que segn el ingeniero en jefe norteamericano seran
del orden de un centenar, pero ninguno de ellos haba visto jams un
yacimiento petrolfero tan vasto y prometedor en toda su carrera
profesional. Evidentemente, las cuestiones relacionadas con la explota-
cin no seran insignificantes. Salvo en la Antrtida, no haba ningn
lugar en el planeta con un clima menos apetecible. Trasladar aqu la
maquinaria de extraccin supondra aos de inversiones en mltiples
etapas, la construccin de aerdromos, probablemente la construccin
de puertos para mercantes, indispensables para el transporte de los
equipos pesados, y luego el oleoducto necesario para hacer llegar el
petrleo al mercado, probablemente por Vladivostok, al parecer de los
norteamericanos, todo ello en los breves meses veraniegos. Los rusos
podran venderlo desde all, y los superpetroleros, ms propiamente
denominados VLCC o ULCC, lo transportaran a travs del Pacfico tal
vez a Japn, o a Norteamrica, o a cualquier otro lugar donde se
necesitara petrleo, que era casi en todas partes. De dichos usuarios se
obtendran divisas. Rusia tardara muchos aos ms en poder construir
la infraestructura necesaria para suministrar el petrleo a sus propias
industrias y sus propios consumidores, pero el dinero obtenido de la
venta del crudo siberiano podra utilizarse para adquirir petrleo de
otras fuentes, ms fcil de trasladar a puertos rusos y, por consiguiente,
a los oleoductos rusos ya existentes. La diferencia econmica entre
comprar y vender por una parte, o construir un enorme oleoducto
extraordinariamente caro por otra, era en todo caso insignificante y, por
regla general, dichas decisiones obedecan a razones polticas ms que
econmicas.
Exactamente en aquel mismo momento y a slo unos novecientos
sesenta kilmetros de distancia, haba otro equipo de gelogos en el
extremo oriental de la cordillera de Sayan. Algunas de las tribus
seminmadas de la zona, que haban sobrevivido a lo largo de los siglos
con sus rebaos de renos, llevaron a una oficina del gobierno unas
piedras amarillas y brillantes. Pocas personas en el mundo fueron
conscientes del significado de dichas piedras, por lo menos durante los
treinta siglos precedentes, y decidieron mandar un equipo de la Uni-
versidad Estatal de Mosc, que todava era el centro intelectual de
mayor prestigio. Pudieron trasladarse en avin, puesto que sus aparatos
eran mucho ms ligeros, y cubrieron los ltimos centenares de
kilmetros a caballo, lo que supuso un maravilloso anacronismo para los
intelectuales del equipo de investigacin, ms acostumbrados al metro
de Mosc.
Lo primero que encontraron fue a un hombre de ochenta y tantos
aos, que viva solo con su rebao y un rifle para ahuyentar a los lobos.
Viva solo desde la muerte de su esposa, haca veinte aos,
completamente olvidado por los sucesivos gobiernos de su pas, cuya
existencia era slo conocida por algunos tenderos de un lbrego pueblo
situado treinta kilmetros hacia el sur, y su estado mental reflejaba su
prolongado aislamiento. Lograba matar dos o tres lobos todos los aos y
guardaba las pieles como lo hara todo pastor y cazador, pero con una
diferencia. Primero llevaba las pieles al riachuelo que corra cerca de su
cabaa y las sumerga bajo unas piedras.
En la literatura occidental existe el relato de Jason y los Argonautas, y
su heroica bsqueda del vellocino de oro. Hasta hace poco no se haba
sabido que el objeto de la leyenda era real: los miembros de las tribus
de Asia Menor sumergan las pieles de cordero en los riachuelos de su
regin para atrapar el polvo de oro que era arrastrado por el agua y
convertir las fibras plidas de la lana en una prenda de aspecto casi
mgico.
Lo mismo ocurra aqu. Las pieles de lobo que los gelogos
encontraron colgando en la puerta de la cabaa de aquel viejo luchador,
a primera vista, parecan esculturas (le maestros del Renacimiento, o
incluso de artesanos del antiguo Egipto de los faraones con su impecable
capa dorada, antes de comprobar que cada piel pesaba sus buenos
sesenta kilos y que haba treinta y cuatro pieles. Sentados alrededor de
la indispensable botella de vodka, descubrieron que su nombre era Pavel
Petrovich Gogol, que haba luchado contra los fascistas en la gran
guerra patritica como francotirador y que, asombrosamente, haba
sido nombrado dos veces hroe de la Unin Sovitica por su habilidad
como tirador, principalmente en las batallas de Kiev y de Varsovia. En
un alarde relativo de agradecimiento, su patria le haba permitido
regresar a la tierra de sus antepasados, que resultaron ser
emprendedores rusos llegados a Siberia a principios del siglo xix, donde
viva olvidado por los burcratas, a quienes nunca preocupaba
realmente la procedencia de los renos que consuma la poblacin, ni
quin poda invertir el dinero de su pensin en la compra de municin
para su viejo rifle. Pavel Petrovich conoca el valor del oro que haba
encontrado, pero nunca se lo haba gastado, porque su vida en solitario
le resultaba perfectamente satisfactoria. El yacimiento de oro, pocos
kilmetros ro arriba del lugar donde los lobos tomaban su ltimo bao,
como Pavel Petrovich lo describa con un destello en la mirada y un
trago de vodka, result ser quiz tan importante como el
descubrimiento en Sudfrica a mitad del siglo xix de la mina de oro ms
rica de la historia del planeta. El oro local no se haba descubierto por
diversas razones, relacionadas sobre todo con el terrible clima siberiano,
que haba impedido en primer lugar una prospeccin detallada y, en
segundo lugar, cubra de hielo durante tanto tiempo los riachuelos
locales, que el polvo de oro en el agua pasaba inadvertido.

Tanto el equipo de prospeccin petrolfera como el de prospeccin
geolgica se haban desplazado a la zona con telfonos que funcionaban
va satlite, para informar cuanto antes de sus hallazgos. Y as lo
hicieron ambos, casualmente el mismo da.
El sistema Iridium de comunicaciones va satlite que utilizaban
supona un avance extraordinario en las comunicaciones globales. Un
instrumento fcilmente porttil les permita comunicarse con una
constelacin de satlites de comunicaciones de baja altitud, que
transmitan la seal a la velocidad de la luz (que era casi instantnea,
pero no del todo) a los satlites de comunicaciones convencionales v de
all a la superficie de la tierra.
El sistema Iridium estaba concebido para acelerar las comunicaciones
en todo el planeta. Sin embargo, no era seguro. Haba formas de
conseguir que lo fuera, pero para ello era preciso que cada usuario
tomara sus propias medidas de seguridad. En teora, ahora era posible
adquirir libremente sistemas de codificacin de 128 bits, sumamente
difciles de descifrar incluso para las naciones ms avanzadas y sus
servicios secretos... o, al menos, eso aseguraban los vendedores. Pero
lo asombroso era que pocos se preocupaban de hacerlo. Su pereza
facilitaba enormemente la vida de la Agencia Nacional de Seguridad,
situada en Fort Meade, Maryland, entre Baltimore y Washington.
Disponan de un sistema informtico denominado ECHELON,
programado para escuchar todas las conversaciones transmitidas por el
ter y activarse al detectar ciertas palabras clave. La mayora eran
trminos relacionados implcitamente con la seguridad nacional, pero
desde el fin de la guerra fra, la ASN y otros cuerpos prestaban ms
atencin a los asuntos econmicos y, por consiguiente, algunos de los
nuevos trminos eran palabras como petrleo, nacimiento,
crudo, mina y oro, entre otras, todas ellas en treinta y ocho
idiomas. Cuando una de dichas palabras llegaba al odo electrnico de
ECHELON, grababa la conversacin a partir de aquel momento por
medios electrnicos, la transcriba y si era necesario la traduca, todo
ello informatizado. No era en absoluto un sistema perfecto y las
sutilezas del lenguaje eran todava difciles de desentraar para un
programa informtico, por no mencionar la tendencia de muchas
personas a refunfuar por telfono, pero cuando se produca un
desacierto, un lingista, de los muchos que trabajaban en la Agencia de
Seguridad Nacional, revisaba la conversacin original.
Los informes paralelos de los descubrimientos de petrleo y oro
llegaron con slo cinco horas de diferencia y recorrieron velozmente la
cadena de mando. Ambos se convirtieron en un Aviso Especial de la
Inteligencia Nacional (conocido como SNIE) destinado al despacho del
presidente despus de su prximo desayuno, que le entregara el doctor
Benjamin Goodlev, asesor de seguridad nacional, previo examen de la
informacin por parte de un equipo de la Direccin de Ciencia y Tec-
nologa de la CIA, con la inestimable ayuda de expertos del Petroleum
Institute de Washington, algunos de cuyos miembros mantenan una
cordial relacin con diversos departamentos gubernamentales. La
primera evaluacin, definida cautelosamente como preliminar para
evitar acusaciones posteriores si resultaba ser incorrecta, utilizaba
varios superlativos cuidadosamente elegidos.


Maldita sea exclam el presidente a las 8.10, hora de la costa
este. De acuerdo, Ben, cul es realmente su alcance?
No confa en nuestras pequeas tcnicas? respondi el asesor de
seguridad nacional.
Durante todo el tiempo que he trabajado en la otra orilla, ni una
sola vez he comprobado que se equivocaran en algo parecido, pero,
maldita sea, a menudo subestiman la situacin dijo Ryan, antes de
hacer una pausa. Y si ste es un clculo por lo bajo, las repercusiones
pueden ser bastante grandes.
Seor presidente respondi Goodley, que no formaba parte del
crculo ntimo de Ryan, hablamos de miles de millones, nadie sabe
exactamente cuntos, pero pngale como mnimo doscientos mil
millones de beneficios en divisas durante los prximos cinco a siete
aos. En dinero til.
Y como mximo?
Goodley reclin momentneamente la espalda y respir hondo.
He tenido que calcularlo. Un billn es un milln de millones. La cifra
puede ser superior. Esto es pura especulacin, pero segn nuestro
personal al otro lado del ro y los expertos del Petroleum Institute que
utiliza la CIA, no dejaban de repetir vlgame Dios!.
Una buena noticia para los rusos afirm Jack, mientras hojeaba el
SNIE.
Efectivamente, seor.
Ya empezaba a ser hora de que les sonriera la suerte pens en
voz alta el presidente. Bien, mndele una copia de este informe a
George Winston. Queremos su evaluacin de lo que esto significa para
nuestros amigos de Mosc.
Me propona llamar a algunas personas de Atlantic Richfield. Han
formado parte de la exploracin, e imagino que participarn de los
beneficios. Su presidente es un individuo llamado Sam Sherman. Lo
conoce?
Ryan neg con la cabeza.
Me suena el nombre, pero no nos conocemos. Cree que conviene
remediarlo?
Si quiere informacin fidedigna, no vendra mal.
De acuerdo asinti Ryan, tal vez le dir a Ellen que lo localice
agreg, refirindose a su secretaria particular, Ellen Sumter, que se
encontraba seis metros a su derecha tras una puerta esculpida. Algo
ms?
Todava andan a tientas en busca de los que perpetraron el
atentado contra el proxeneta de Mosc. Nada nuevo que aportar sobre
el caso.
Estara bien saber lo que sucede en el mundo, no le parece?
Podra ser peor, seor respondi Goodley.
Desde luego dijo Ryan, despus de dejar el informe sobre su
mesa. Algo ms?
Goodley neg con la cabeza.
As estn las cosas esta maana, seor presidente. Ryan le sonri.


CUATRO

SACUDIENDO EL POMO


No importaba en qu ciudad o pas se encontrara uno, se dijo Mike
Reilly a s mismo. El trabajo de la polica era siempre el mismo. Uno
hablaba con posibles testigos, con posibles implicados y con la vctima.
Aunque en esta ocasin no hablara con la vctima. Grisha Avseyenko
nunca volvera a hablar. El patlogo asignado al caso coment que no
haba visto semejante desastre desde su perodo de uniforme en
Afganistn. Pero era de esperar. El lanzacohetes utilizado haba sido
concebido para perforar carros blindados y bnkers de hormign, que
era ms difcil que destruir un vehculo privado destinado al transporte
de pasajeros, aunque se tratara de un coche tan caro como el alcanzado
en la plaza Dzezhinskiy. Eso significaba que las partes del cuerpo eran
difciles de identificar. Result que las muelas empastadas de media
mandbula bastaron para determinar con gran certeza que el fallecido
era efectivamente Gregoriy Filipovich Avseyenko, como confirmaran
ms adelante las pruebas de ADN (as como el grupo sanguneo, que
tambin coincida). Ningn fragmento del cuerpo era lo suficientemente
grande para su identificacin; la cara, por ejemplo, haba desaparecido
por completo, as como el antebrazo izquierdo, en el que llevaba un
tatuaje. Su muerte haba sido instantnea, declar el patlogo, despus
de guardar los fragmentos examinados en un recipiente de plstico, que
a su vez se introdujo un una caja de roble, probablemente para su
posterior incineracin, despus de que la milicia moscovita comprobara
si exista algn pariente y averiguara sus intenciones respecto a los
restos mortuorios. El teniente Provalov su-pona que se optara por la
incineracin. Adems de ser el mtodo ms fcil, rpido y limpio,
tambin era ms barato encontrar un lugar de reposo para una pequea
caja o una urna, que para un atad con un cadver en su interior.
Provalov recuper el informe patolgico de su colega norteamericano.
No esperaba que revelara nada interesante, pero algo que haba
aprendido a raz de su asociacin con el FBI norteamericano era que
deba examinarse todo meticulosamente, porque pronosticar el
desarrollo de un caso criminal era como acertar una quiniela dos
semanas antes de que se jugaran los partidos. Las mentes de los
criminales eran demasiado azarosas en su forma de actuar para hacer
cualquier clase de pronstico.
Y sa haba sido la parte fcil. El informe patolgico del conductor no
serva para nada. Los nicos datos del mismo que podan tener algn
inters eran el grupo sanguneo y las clases de tejido (que podran
compararse con su ficha militar, si lograban localizarla), ya que su
cuerpo haba quedado tan descuartizado que no haba ninguna marca ni
caracterstica identificables, aunque, curiosamente, sus documentos de
identidad haban sobrevivido en su cartera y probablemente saban
quin era. Lo mismo haba sucedido con la mujer que viajaba en el
coche, cuyo bolso haba sobrevivido, en el asiento, junto a ella,
prcticamente intacto, incluidos sus documentos de identidad, que era
mucho ms de lo que poda decirse de su cara y torso superior. Reilly
examin las fotografas de las vctimas y slo pudo suponer que
coincidan. El conductor tena un aspecto muy comn, tal vez un poco
ms atltico que la mayora. La mujer, otra de las prostitutas de lujo del
proxeneta con una fotografa en los archivos de la polica, haba sido un
bombn, digna aspirante a estrella de Hollywood y sin duda
suficientemente bella para aparecer en las pginas centrales de Playboy.
Bueno, eso era todo.
Dime, Mishka, has intervenido en suficientes atentados de este
tipo como para que ya no te afecten? pregunt Provalov.
Sinceramente? respondi Reilly, moviendo la cabeza. La
verdad es que no. No nos ocupamos de muchos homicidios, salvo los
que tienen lugar en propiedad federal: reservas indias o bases militares.
Pero me he ocupado de algunos secuestros y uno nunca llega a
acostumbrarse.
Reilly no se molest en agregar que especialmente se deba a que los
secuestros por dinero ya no se estilaban en Norteamrica. Ahora
secuestraban a los nios por su utilidad sexual y a menudo los
asesinaban en el plazo de cinco horas, incluso antes de que el FBI
tuviera la oportunidad de responder a la solicitud inicial de la polica
local. Entre todos los delitos de los que Mike Reilly se haba ocupado,
stos eran con mucho los peores, despus de los cuales, uno se
refugiaba en el bar local del FBI y tomaba una copa de ms rodeado de
colegas igualmente estupefactos, entre juramentos ocasionales de que
atrapara a ese memo costara lo que costase. Por regla general, los
malhechores eran capturados, acusados y condenados, y los ms
afortunados eran ejecutados. Los condenados en estados donde se
haba abolido la pena de muerte iban a la crcel con presos comunes,
donde descubran lo que los atracadores pensaban de los que abusaban
de los menores.
Pero s a lo que te refieres, Oleg Gregoriyevich agreg Reilly. Es
algo difcil de explicar a una persona normal.
Era el hecho de que lo peor del escenario de un crimen o de la
fotografa de la autopsia era la tristeza que inspiraba, por haberle
arrebatado a la vctima, no slo su vida, sino tambin su dignidad. Y
esas fotos eran particularmente espeluznantes. La belleza de Mara
Ivanovna Sablin no era ahora ms que un recuerdo en la mente de
quienes haban alquilado su cuerpo. Quin lamentaba la muerte de una
prostituta?, se pregunt Reilly. No sus clientes, que buscaran otra sin
apenas pensar en ello. Probablemente tampoco sus colegas en el
comercio de la carne y el deseo, ni los parientes que pudiera haber
dejado en este mundo, que seguramente no la recordaran como una
nia que al crecer haba seguido el camino equivocado, sino como una
persona encantadora que se haba deshonrado a s misma fingiendo
pasin, pero sin mayor sentimiento que el cirujano que descuartizaba
sus rganos sobre la mesa de acero del depsito municipal de
cadveres. Era eso lo que eran las prostitutas se pregunt Reilly,
patlogas del sexo? Un delito sin vctima, decan algunos. Reilly deseaba
que esa gente hubiera visto aquellas fotos y comprobara hasta qu
punto no eran vctimas las mujeres que vendan su cuerpo. Algo
ms, Oleg? pregunt Reilly.
Seguimos interrogando a personas que conocan al fallecido
respondi, encogindose de hombros.


Ofenda a las personas equivocadas respondi el confidente, al
tiempo que se encoga de hombros, para indicar lo absurda que era la
pregunta.
Cmo, si no, habra muerto de un modo tan espectacular alguien de
la categora de Avseyenko?
De qu personas estamos hablando? pregunt el sargento de la
milicia, sin esperar una respuesta significativa, aunque uno formulaba
de todos modos esa clase de preguntas, porque no conoca la respuesta
hasta que la oa.
Sus colegas de la Seguridad del Estado sugiri el confidente.
En serio?
Quin, si no ellos, poda haberle matado de ese modo? Una de sus
chicas habra utilizado un cuchillo. Un rival comercial se habra servido
de una pistola o un cuchillo de mayores dimensiones, pero un
lanzagranadas... en serio, dnde se consigue eso?
Evidentemente no era el primero en expresar dicha idea, aunque la
polica local deba tener en cuenta que toda clase de armas, pesadas y
ligeras, haban desaparecido de un modo u otro de los arsenales de lo
que antes se llamaba el Ejrcito Rojo, para entrar en el mercado negro
de los delincuentes.
Puedes facilitarnos algn nombre? pregunt el polica.
No un nombre, pero s una cara. Es alto y robusto, como un
soldado, pelirrojo, piel clara, algunas pecas de cuando era joven, ojos
verdes respondi el confidente, antes de hacer una pausa. Sus
amigos lo llaman el Nio por su aspecto juvenil. En otra poca
perteneci a la Seguridad del Estado, pero no era espa ni cazador de
espas. Haca algn otro tipo de trabajo, pero no s en qu consista.
En ese momento, el sargento de la milicia empez a tomar notas ms
precisas, con la letra de su lpiz ms oscura y ms legible sobre el papel
amarillo.
Y ese hombre estaba descontento de Avseyenko?
Eso he odo.
Y la razn de su descontento?
Eso no lo s, pero Gregoriy Filipovich tena una habilidad especial
para ofender a los hombres. Evidentemente era muy maoso con las
mujeres. Para eso tena un don especial, pero ese don no se extenda a
su trato con los hombres. Muchos lo tomaban por zhopnik, pero
evidentemente no lo era. Cada noche llevaba una mujer distinta colgada
del brazo y nunca eran feas, pero por alguna razn no se llevaba bien
con los hombres, ni siquiera con los de la Seguridad del Estado donde,
segn l, haba desempeado una funcin de gran importancia nacional.
En serio? coment el sargento de la milicia, de nuevo aburrido.
Si haba algo que les gustaba a los delincuentes era vanagloriarse de
s mismos.
Desde luego. Gregoriy Filipovich aseguraba haber suministrado
amantes a toda clase de extranjeros, incluidos algunos de rango
ministerial, que siguen facilitando valiosa informacin a la Madre Rusia.
Yo lo creo agreg el confidente, introduciendo de nuevo sus propias
opiniones. Para pasar una semana con uno de esos ngeles, yo estara
dispuesto a contar cualquier cosa.
Cmo se las arregl Avseyenko para ofender a personas tan
poderosas? pregunt de nuevo el polica con un bostezo, mientras
pensaba y quin no lo hara?.
Ya le he dicho que no lo s. Hable con el Nio, puede que l lo sepa.
Se dice que Gregoriy empezaba a importar drogas dijo a
continuacin el polica, lanzando el sedal en otra direccin, para
comprobar qu peces merodeaban por las aguas tranquilas.
Es cierto respondi el confidente. Eso se dice. Pero yo no he
visto ninguna prueba.
Quin puede haberla visto?
No lo s respondi, despus de encogerse nuevamente de
hombros. Puede que alguna de las chicas. Nunca comprend cmo se
propona distribuir lo que intentaba importar. Usar a las chicas era
lgico, evidentemente, pero peligroso para ellas... y para l, porque sus
prostitutas habran traicionado su lealtad ante la perspectiva de acabar
en un campo. Cul es entonces la otra alternativa? pregunt
retricamente el confidente. Habra tenido que crear una organizacin
completamente nueva y eso comportaba tambin sus peligros. De modo
que s, creo que pensaba en importar drogas para venderlas y ganar con
ello muchsimo dinero, pero Gregoriy no senta ningn deseo de ir a la
crcel y creo que slo se lo planteaba y hablaba un poco de ello, pero no
mucho. Me parece que todava no se haba decidido definitivamente. No
creo que hubiera importado nada cuando muri.
Rivales con las mismas ideas? pregunt a continuacin el polica.
Hay personas que pueden suministrar cocana y otras drogas, como
bien sabe.
El polica levant la cabeza. En realidad, el sargento de la milicia no lo
sabia con certeza. Haba odo rumores, pero no haba recibido informes
fiables de confidentes que merecieran su confianza (en la medida que
cualquier polica de cualquier ciudad pueda confiar en un confidente).
Como con tantas otras cosas, circulaban voces por las calles de Mosc,
pero al igual que la mayora de sus compaeros de la polica, conside-
raba que donde se manifestara en primer lugar sera en el puerto de
Odessa, en el mar Negro, una ciudad cuya actividad criminal se
remontaba a la poca de los zares y que hoy en da, con la restauracin
del libre comercio con el resto del mundo, tenda a introducir en Rusia
toda clase de actividades clandestinas. Si exista un comercio activo de
drogas en Mosc, era tan nuevo y tan pequeo que todava no lo haba
descubierto. Tom nota mental de comprobarlo con Odessa, para
averiguar si se haba detectado all algn indicio de lo mencionado.
Y de qu personas podra tratarse? pregunt el sargento.
Si exista en Mosc una red creciente de distribucin, vala la pena
averiguarlo.


El trabajo de Nomuri en Nippon Electric Company inclua la venta de
avanzados ordenadores de sobremesa y perifricos. Para l, eso
significaba dirigirse al gobierno de la Repblica Popular China, cuyos
funcionarios de alto rango deban poseer lo mejor y lo ms nuevo en
todos los campos, desde coches hasta amantes, pagados siempre por el
gobierno, que a su vez obtena el dinero del pueblo al que los
funcionarios representaban y protegan como mejor saban. Al igual que
con muchas otras cosas, la Repblica Popular China poda haber
comprado marcas norteamericanas, pero en este caso haba decidido
adquirir ordenadores japoneses, que eran ligeramente ms baratos (y
con menos prestaciones), al igual que haban preferido comprar aviones
Airbus de fabricacin europea, en lugar del Boeing norteamericano,
decisin tomada haca unos aos para darle una leccin a Norteamrica.
Dicha decisin haba provocado cierto resentimiento en Estados Unidos
durante un breve perodo, pero no haban tardado en olvidarlo, como
suelen hacer con estas cosas, al contrario de los chinos, que nunca
olvidan nada.
Cuando el presidente Ryan anunci la reanudacin del re-
conocimiento oficial del gobierno de la Repblica China en Taiwan, las
repercusiones retumbaron por los pasillos del poder de Pekn, como
fuertes sacudidas de un gran terremoto.
Nomuri no haba estado all el tiempo suficiente para percibir la ira
que haba generado, pero las secuelas eran suficientemente
significativas y se haba percatado de su eco desde su llegada a Pekn.
Las preguntas que le formulaban eran a veces tan directas y tan
exigentes que momentneamente lleg a creer que sus interlocutores
haban descubierto su tapadera y saban que era un agente
clandestino de la CIA en la capital de la Repblica Popular China, sin
ninguna clase de cobertura diplomtica. Pero no se trataba de eso, sino
simplemente del eco prolongado de su ira poltica. Paradjicamente, el
propio gobierno chino intentaba ahuyentar dicha ira, porque ellos
tambin tenan que hacer negocios con Estados Unidos, convertidos
ahora en su primer socio comercial y fuente de vastas cantidades de
dinero sobrante, que su gobierno necesitaba para hacer lo que Nomuri
tena la misin de averiguar. Y ah estaba ahora, en la antesala del
despacho de uno de los altos funcionarios de la nacin.
Buenos das sonri, con una reverencia a la secretaria.
Saba que trabajaba para un ministro llamado Fang Gan, cuyo
despacho estaba cerca. La secretaria vesta sorprendentemente bien
para ser una trabajadora casi comn, en un pas donde la moda slo se
expresaba en el color de los botones de las chaquetas estilo Mao, tan
caractersticas del uniforme de los funcionarios del estado como lo era la
lana verde griscea del de los soldados del Ejrcito Popular de
Liberacin.
Buenos das respondi la joven. Es usted Nomuri?
S, y usted...?
Lian Ming dijo la secretaria.
Interesante nombre, pens Chester. Lian, en mandarn, significaba
sauce grcil. Era bajita, como la mayora de las mujeres chinas, con
el rostro bastante cuadrado y los ojos oscuros. Lo menos atractivo en
ella era el pelo, corto y peinado al peor estilo de los aos cincuenta en
Norteamrica, que incluso entonces usaban slo los chicos de los
suburbios marginales en los Apalaches. En general, sus facciones eran
tpicamente chinas y muy apreciadas en un pas aferrado a sus
tradiciones. Su mirada, por lo menos, desprenda inteligencia y
educacin.
Ha venido para hablar de ordenadores y de impresoras, no es as?
dijo en un tono neutro.
Efectivamente. Creo que nuestra nueva impresora matricial les
parecer particularmente interesante.
Por qu? pregunt Ming.

Habla usted ingls? pregunt Nomuri en dicha lengua.
Por supuesto respondi Ming, tambin en ingls.
Entonces se lo puedo explicar con mayor facilidad. En el caso de
una transliteracin inglesa de un texto en mandarn, la impresora
convierte automticamente la escritura a ideogramas mandarines
explic, al tiempo que sacaba una hoja de su carpeta de plstico y se la
entregaba a la secretaria. Tambin estamos elaborando un sistema de
impresin por lser, cuya presentacin ser todava ms pulcra.
Caramba exclam la secretaria.
La calidad de los caracteres era excelente, comparable fcilmente a la
de las monstruosas mquinas de escribir que utilizaban las secretarias
para mecanografiar documentos oficiales, cuando no los escriban a
mano para procesarlos luego con fotocopiadoras, principalmente Canon,
tambin de fabricacin japonesa. El proceso era laborioso, tedioso y
odiado por las secretarias.
Y cmo se resuelven las variaciones de inflexin?
Buena pregunta, pens Nomuri. El idioma chino dependa
enormemente de la inflexin. El tono en el que se pronunciaba una
palabra determinaba su verdadero significado entre hasta cuatro
opciones distintas y a su vez era tambin un factor determinante para
designar el ideograma que la representaba.
Aparecen tambin en esa forma los caracteres en la pantalla del
ordenador? pregunt la secretaria.
Es posible hacerlo, basta pulsar el botn del ratn afirm
Nomuri. Puede haber un problema de software, en cuanto a que hay
que pensar simultneamente en dos idiomas agreg con una sonrisa.
Ming solt una carcajada.
Bueno, aqu ya estamos acostumbrados a eso.
Un buen ortodoncista podra haber mejorado su dentadura, pens
Nomuri, pero al igual que otras especialidades burguesas, como la
ciruga plstica, no abundaban en Pekn.
Le gustara ver una demostracin de nuestras nuevas tecnologas?
pregunt el agente de campo de la CIA.
Claro, por qu no? respondi la secretaria, al parecer
ligeramente decepcionada de que no pudiera hacerlo en aquel mismo
momento.
Estupendo, pero necesitar su autorizacin para introducir los
aparatos en el edificio. Su personal de seguridad, ya me entiende.
Cmo pude haberlo olvidado?, vio que se preguntaba la secretaria,
con un fuerte parpadeo de enfado consigo misma. Era preferible tenerlo
todo previsto.
Basta con su autorizacin, o debe consultarlo con sus superiores?
El aspecto ms vulnerable de un burcrata comunista era su
conciencia de la importancia del cargo que ocupaba.
S, desde luego, mi autorizacin bastar respondi, con una
sonrisa de autosuficiencia.
Estupendo sonri a su vez Nomuri. Puedo estar aqu con mis
aparatos, pongamos... a las diez de la maana.
Bien, vaya por la entrada principal. Lo estarn esperando.
Gracias, camarada Ming dijo Nomuri, con una pequea reverencia
formal a la joven secretaria, que en su opinin, tambin era
probablemente la amante del ministro.
Esa chica tena posibilidades, reflexion mientras esperaba el
ascensor, pero por el bien de ambos debera ser cauteloso con ella. Para
eso cobraba un generoso salario de Langley, por no mencionar el sueldo
principesco que le pagaba Nippon Electric Company, que iba
directamente a su bolsillo. Pero aqu lo necesitaba para sobrevivir. Si el
coste de la vida era a muy alto para los chinos, todava era peor para un
extranjero, porque todo era y deba ser especial para los forasteros. Los
pisos eran especiales y casi con toda seguridad tenan micrfonos
ocultos. Incluso la comida que Nomuri compraba en una tienda especial
era ms cara, pero no le importaba porque casi con toda certeza era
ms sana.
China era lo que Nomuri denominaba un pas de diez metros. Todo
tena muy buen aspecto a distancia, hasta que uno se acercaba a menos
de diez metros. Entonces uno se percataba de que las piezas no
encajaban a la perfeccin. Haba descubierto que, entre otras cosas,
poda ser particularmente complicado entrar en un ascensor Con la ropa
que usaba confeccionada en Occidente (para los chinos, Japn era un
pas occidental, lo cual habra parecido cmico a mucha gente, tan-to
japonesa como occidental), lo catalogaban inmediatamente de qwai,
diablo extranjero, incluso antes de verle la cara. Cuando eso ocurra
cambiaban de expresin, unas veces para convertirse en mera
curiosidad y otras en franca hostilidad, porque los chinos no eran como
los japoneses, no se los haba educado tan concienzudamente para
ocultar sus sentimientos, o puede que no les importara un comino,
pensaba el agente de la CIA tras su propio rostro impasible. Haba
aprendido la tctica durante su estancia en Tokio y la haba aprendido
bien, lo cual explicaba, tanto el hecho de que tuviera un buen trabajo en
NEC como que nunca lo hubieran descubierto en su trabajo de campo.
El ascensor funcionaba bastante bien, pero daba la sensacin de que
tena algn fallo. Puede que, una vez ms, porque las piezas no
encajaban a la perfeccin. Nomuri no haba tenido esa sensacin en
Japn. A pesar de todos sus defectos, los japoneses eran ingenieros
competentes. Lo mismo ocurra en Taiwan, pero tanto Taiwan como
Japn tenan un sistema capitalista, que premiaba las buenas
prestaciones con contratos, beneficios y buenos salarios para los obreros
que hacan un buen trabajo. La Repblica Popular China todava lo
estaba aprendiendo. Exportaban mucho, pero hasta ahora las mer-
cancas que mandaban al extranjero eran bastante sencillas (como
zapatillas de tenis), o estaban fabricadas ajustndose estrictamente a
modelos elaborados en otro lugar y luego copiados fielmente aqu en
China (como, por ejemplo, aparatos electrnicos). Eso, sin embargo, ya
estaba cambiando. Los chinos eran tan listos como cualquiera, e incluso
el comunismo slo poda mantenerlos sometidos hasta cierto punto. Sin
embargo, los industriales que empezaban a innovar y ofrecer al mundo
productos autnticamente nuevos reciban, en el mejor de los casos, el
mismo trato que campesinos inusualmente productivos por parte de sus
maestros gubernamentales. Esta no era una idea reconfortante para los
hombres tiles, que eran quienes aportaban riqueza a su pas y que, de
vez en cuando, entre copa y copa, se preguntaban por qu aquellos que
se consideraban maestros de su pas y de su cultura los trataban como a
campesinos inusualmente productivos. Cuando Nomuri sali a la calle y
se diriga hacia donde su coche estaba aparcado se pregunt cunto
durara aquella situacin.
Saba que aquel programa poltico y econmico era esquizofrnico.
Tarde o temprano, los industriales se levantaran y exigiran una voz en
la direccin poltica de su pas. Tal vez, incluso, ya haban empezado
dichos susurros. En tal caso, la voz habra llegado a los susurradores de
que el rbol ms alto es el que se tala para utilizar su madera, el pozo
con el agua ms dulce es el que antes se agota, y el que grita ms
fuerte es el primero en ser silenciado. De modo que, quiz, los principa-
les industriales chinos se limitaban a esperar y miraban a su alrededor
en los lugares donde se reunan, preguntndose cul entre ellos sera el
primero en arriesgarse y tal vez verse recompensado con la fama, el
honor y los recuerdos posteriores de herosmo o, con mayor
probabilidad, su familia recibira la factura de la bala del 7,62 x 39
necesaria para mandarlo al otro barrio, prometida por Buda pero negada
desdeosamente por el gobierno.


De modo que todava no lo han hecho pblico. Es un poco extrao
reflexion Ryan.
Lo es asinti Ben Goodley.
Tienes idea de por qu ocultan la noticia?
No, seor.., a no ser que alguien espere sacar algn beneficio de
ello, pero exactamente cmo...
Comprando acciones de Atlantic Richfield? Algn constructor de
equipos de excavacin...
0 simplemente adquiriendo opciones de compra de terreno al este
de Siberia sugiri George Winston. Claro que eso no es lo que hacen
los honorables servidores del pueblo.
Al presidente le entr tanta risa, que tuvo que dejar el caf sobre la
mesa para no derramarlo.
Ciertamente no, en esta administracin seal el presidente.
Una de las suertes de los medios de comunicacin respecto al equipo
de Ryan era que muchos de sus miembros no fueran trabajadores,
sino plutcratas de mayor o menor magnitud. La prensa pareca tener la
impresin de que el dinero se limitaba a aparecer milagrosamente en las
manos de algunos afortunados... o mediante alguna actividad criminal
secreta y silenciosa. Pero nunca como fruto del trabajo. La fuente de la
riqueza no era el trabajo, sino alguna otra cosa nunca especificada, pero
siempre sospechosa, lo cual constitua el ms antiguo de los prejuicios
polticos.
S, Jack ri a su vez Winston. Somos suficientemente ricos para
permitirnos el lujo de ser honrados. Adems, quin diablos necesita un
yacimiento petrolfero o una mina de oro?
Alguna novedad en un campo u otro?
Goodley movi la cabeza.
No, seor. La informacin inicial se va confirmando. Ambos
descubrimientos son grandes. Especialmente el petrleo, pero tambin
el oro.
Lo del oro alterar de algn modo el mercado dijo el secretario de
la Tesorera, segn la rapidez con que se incorpore. Incluso puede
obligarnos a tener que cerrar nuestra mina en Dakota.
Por qu? pregunt Goodley.
Si el descubrimiento ruso es tan bueno como sugieren los datos,
producirn oro por un coste aproximadamente un veinticinco por ciento
inferior al nuestro, a pesar de las condiciones ambientales. La reduccin
consecuente del precio mundial del oro har que la operacin de Dakota
no sea rentable respondi Winston, encogindose de hombros.
Entonces pararn la produccin y esperarn a que suba de nuevo el pre-
cio. Probablemente, despus de la euforia productiva inicial, nuestros
amigos rusos reducirn el ritmo para obtener sus beneficios de una
forma ms ordenada. Lo que ocurrir es que otros productores,
principalmente sudafricanos, se reunirn con ellos para aconsejarles el
modo de explotar el yacimiento con mayor eficacia. Normalmente, los
novatos suelen seguir los consejos de los veteranos. Los rusos coordinan
la produccin de diamantes con De Beers desde hace mucho tiempo,
desde la poca en que el pas se llamaba Unin Sovitica. Los negocios
son los negocios, incluso para los comunistas. Vas a ofrecerles nuestra
ayuda a los amigos de Mosc? pregunt, dirigindose al presidente.
Ryan movi la cabeza.
Todava no puedo. No puedo revelarles que lo sabemos. Sergey
Nikolay'ch empezara a preguntarse cmo lo hemos averiguado,
probablemente acabara por descubrir SIGNIT, y se es un mtodo de
obtener informacin que procuramos mantener en secreto.
Ryan era perfectamente consciente de que con toda probabilidad era
una prdida de tiempo, pero el juego tena sus reglas y todo el mundo
las respetaba. Golovko poda imaginrselo por los indicios, pero nunca lo
sabra con certeza. Probablemente nunca dejar de ser un espa,
reconoci el presidente para sus adentros. Guardar secretos era algo
muy natural para l, demasiado natural, segn sola advertirle Arnie Van
Damm. Se supona que un gobierno democrtico moderno deba ser
ms abierto, como una cortina desgarrada en el dormitorio que
permitiera a la gente mirar cuando lo deseara. Esa era una idea con la
que Ryan nunca haba llegado a simpatizar. El era quien decida qu y
cundo el pueblo estaba autorizado a saber. Era un punto de vista al
que se aferraba incluso cuando saba que estaba equivocado, por la
nica y simple razn de haber aprendido el funcionamiento de la
administracin gubernamental de la mano de un almirante llamado
James Greer. Era difcil cambiar las viejas costumbres.
Llamar a Sam Sherman de Atlantic Richfield sugiri Winston. Si
me lo comunica, ser del dominio pblico, o por lo menos
suficientemente pblico.
Podemos confiar en l?
Winston asinti.
Sam respeta siempre las reglas del juego. No podemos pedirle que
traicione a su propia junta, Jack, pero sabe cul es su bandera.
De acuerdo, George, una investigacin discreta.
Si, seor. De acuerdo, seor presidente.
Maldita sea, George!
Jack, cundo aprenders a relajarte en este jodido cargo que
ocupas? pregunt el secretario de la Tesorera.
El da en que abandone este condenado museo y me convierta de
nuevo en un hombre libre respondi sumisamente Ryan.
Winston tena razn. Deba aprender a mantener la calma en su cargo
de presidente. Adems, ponerse nervioso con la parafernalia del cargo
no era beneficioso para l, ni especialmente provechoso para el pas.
Eso tambin daba pie a que el secretario de la Tesorera lo fastidiara, y
George Winston era una de esas personas a quien le encantaba
hacerlo... tal vez porque en definitiva lo ayudaba a relajarse, pens
Ryan.
George, por qu crees que debera relajarme en el trabajo?
Porque tu trabajo, Jack, consiste en ser eficaz, y estar siempre
nervioso no ayuda demasiado. Responde con un puetazo, muchacho,
puede que incluso llegue a gustarte algn aspecto del trabajo.
Como qu?
Maldita sea exclam Winston, encogindose de hombros, mientras
mova la cabeza en direccin a la oficina de las secretarias. Ah hay un
montn de chicas atractivas.
De eso ya ha habido bastante replic Ryan, enojado, antes de
lograr relajarse y sonrer un poco. Adems, estoy casado con una
cirujana. Si cometo un pequeo error, tal vez un da podra despertar
sin algn rgano importante de mi cuerpo.
S, supongo que no sera bueno para el pas que le amputaran la
polla al presidente. Tal vez dejaran de respetarnos dijo Winston,
despus de ponerse de pie. Debo regresar al otro lado de la calle y
examinar unos modelos econmicos.


Qu tal va la economa? pregunt el presidente.
Ninguna queja por mi parte, ni tampoco por parte de Mark Gant.
Siempre y cuando al canciller federal no se le ocurra tocar el tipo de
inters, pero no creo que lo haga. La inflacin est bastante baja y no
detecto ninguna presin ascendente.
Ben?
Goodley consult sus notas, como si hubiera olvidado algo. Ah, s.
No es asombroso que el papa haya nombrado un nuncio para la
Repblica Popular China?
Es curioso. Qu significa eso exactamente? pregunt Winston de
camino a la puerta, despus de detenerse.
El nuncio es esencialmente un embajador. La gente olvida que el
Vaticano es un estado soberano por derecho propio y tiene todo el boato
de una nacin. Eso incluye representacin diplomtica. Un nuncio no es
ms que eso, un embajador... y un espa agreg Ryan.
En serio? pregunt Winston.
George, el Vaticano tiene el servicio de espionaje ms antiguo del
mundo. De varios siglos de antigedad. Y el nuncio recoge informacin
que manda a su sede, porque la gente habla con l. Quin mejor que
un cura para contarle cualquier cosa? Son tan buenos obteniendo
informacin, que en varias ocasiones hemos intentado intervenir sus
comunicaciones. En los aos treinta, esto provoc la dimisin de un
criptgrafo decano del Departamento de Estado explic Ryan,
convertido de nuevo en profesor de historia.
Todava lo hacemos? pregunt Winston, dirigindose a Goodley,
asesor presidencial de seguridad nacional. Goodlev mir primero a Ryan
y ste asinti.
S, seor. En Fort Meade se siguen inspeccionando sus mensajes.
Sus cdigos son un poco anticuados y logramos descifrarlos.
Y los nuestros?
El sistema actual se denomina TAPDANCE. Es totalmente azaroso y,
por consiguiente, tericamente indescifrable, a no ser que alguien meta
la pata y use de nuevo un segmento ya utilizado, pero con
aproximadamente seiscientos cuarenta y siete millones de
transposiciones en cada CD-ROM diario, no es muy probable que ocurra.
Y nuestros servicios telefnicos?
El STU? pregunt Goodley, y Ryan asinti. Es un sistema
informatizado, con una clave de codificacin de doscientos cincuenta y
seis kas generada por ordenador. Puede descifrarse, pero se necesita un
ordenador, el algoritmo adecuado y, al menos, un par de semanas.
Adems, cuanto ms breve es el mensaje, ms difcil es de descifrar, en
lugar de a la inversa. Los muchachos de Fort Meade utilizan ecuaciones
de fsica cuntica para descifrar cdigos, y evidentemente obtienen
cierto xito, pero si quieren una explicacin, tendrn que preguntrselo
a otro. Yo ni siquiera fing que escuchaba reconoci Goodley. Est
tan fuera de mi alcance, que no llego ni a vislumbrar los cimientos.
Llama a tu amigo Gant sugiri Ryan. Parece ser bastante ducho
con los ordenadores. Por cierto, podras hablarle de esos sucesos en
Rusia. Tal vez pueda modelar los efectos que surtirn en la economa
rusa.
Slo si todos respetan las reglas del juego advirti Winston. Si
prevalece la corrupcin que ha caracterizado su economa durante los
ltimos aos, es imposible hacer ningn pronstico, Jack.


No podemos permitir que suceda de nuevo, camarada presidente
dijo Sergey Nikolay'ch, con media copa de vodka en la mano.
Era todava el mejor licor de su gnero en el mundo, aunque fuera el
nico producto ruso del que pudiera decirse tal cosa. Esa idea lo oblig a
fruncir el entrecejo, slo de pensar en lo que su pas se haba
convertido.
Qu propones, Sergey Nikolay'ch?
Camarada presidente, esos dos descubrimientos son un autntico
regalo del cielo. Si los utilizamos adecuadamente podemos transformar
nuestro pas, o por lo menos empezar a hacerlo debidamente. Las
ganancias en divisa sern colosales y nos permitirn reconstruir
suficientemente nuestra infraestructura para transformar nuestra
economa. Siempre y cuando respondi Nikolav'ch, despus de
levantar un dedo en son de cautela no permitamos que unos cuantos
ladrones se apoderen del dinero y lo ingresen en Ginebra o
Liechtenstein. All no nos servira de nada, camarada presidente.
Golovko no agreg que unas cuantas personas, que ocupaban altos
cargos, se beneficiaran considerablemente de aquel asunto. No agreg
siquiera que l personalmente era una de ellas, al igual que su
presidente. Era pedirle demasiado a alguien que volviera la espalda a
semejante oportunidad. La integridad era una virtud ms propia de
quienes podan permitrsela, y la prensa poda irse al carajo, pens el
espa profesional. Despus de todo, qu haban hecho los periodistas
por su pas, o por cualquier otro? Se limitaban a sacar a la luz el trabajo
honrado de unos y el fraudulento de otros, sin hacer gran cosa ellos
mismos. Adems, no era cierto que se los poda sobornar fcilmente,
como a cualquiera?
Quin obtendr entonces la concesin para explotar esos recursos?
pregunt el presidente ruso.
En el caso del petrleo, nuestra propia empresa de prospeccin,
junto con la empresa norteamericana Atlantic Richfield. Tienen ms
experiencia en la produccin de petrleo en esas condiciones
ambientales y nuestro personal puede aprender mucho de ellos. Yo
propondra un acuerdo de pago por servicios prestados, un trato
generoso, pero no un porcentaje en el yacimiento propiamente dicho. El
contrato de prospeccin es de este gnero, ampliamente generoso, pero
sin participacin alguna en los descubrimientos.
Y el oro?
Todava ms fcil. Ningn extranjero ha intervenido en ese
descubrimiento. El camarada Gogol tendr una participacin en el
mismo, evidentemente, pero es un anciano sin herederos y al parecer
de gustos muy sencillos. Una cabaa con buena calefaccin y un nuevo
rifle para cazar probablemente lo harn muy feliz, a juzgar por estos
informes.
Y el valor de esta empresa?
Superior a setenta mil millones. Y lo nico que debemos hacer es
adquirir maquinaria especializada; la mejor procede de la empresa
norteamericana Caterpillar.
Es eso necesario, Sergey?
Camarada presidente, los norteamericanos son nuestros amigos, en
cierto modo, y no estar de ms conservar las buenas relaciones con su
presidente. Adems, su maquinaria pesada es la mejor del mundo.
Mejor que la japonesa?
Para este propsito, s, aunque un poco ms cara respondi
Golovko, pensando que en realidad las personas eran todas iguales y
que, a pesar de la educacin que hubieran recibido en su infancia, en
todo hombre pareca haber un capitalista que aspiraba a reducir costes e
incrementar beneficios, olvidando a menudo los aspectos ms
generales.
Bueno, despus de todo, no era sa la razn por la que Golovko
estaba aqu ahora?
Y quin querr el dinero?
Son una inusual carcajada en el despacho.
Camarada presidente, todo el mundo quiere tener dinero. Nuestras
fuerzas armadas encabezarn la lista.
Evidentemente exclam el presidente ruso, con un suspiro de
resignacin. Siempre suelen hacerlo. Por cierto, se sabe algo ms del
ataque contra tu coche? pregunt, despus de levantar la cabeza.
No, nada interesante respondi Golovko, negando con la cabeza
. Actualmente se supone que ese tal Avseyenko era realmente el
objetivo y que su coche fuera igual que el mo fue pura coincidencia. La
milicia sigue investigando.
Mantnme al corriente, de acuerdo?
Por supuesto, camarada presidente.


CINCO

TITULARES


Sam Sherman era una de esas personas a las que el tiempo no haba
tratado con cario, aunque l tampoco pona mucho de su parte. Era un
entusiasta jugador de golf, que se trasladaba en coche de hoyo en hoyo.
Estaba demasiado obeso para caminar ms de unos centenares de
metros todos los das, lo cual era bastante triste, para un ex jugador de
los Princeton Tigers. Winston consideraba que era normal que el
msculo se convirtiera en grasa si no se utilizaba debidamente. Pero la
obesidad de su cuerpo no desmereca la agudeza de su cerebro.
Sherman se haba licenciado en el quinto lugar de una promocin que no
estaba exactamente formada por memos, despus de especializarse en
Geologa y Economa. A continuacin haba obtenido un MBA en Harvard
y un doctorado en Geologa por la Universidad de Texas. Gracias a ello,
no slo poda hablar de minerales con sus exploradores, sino de finanzas
con sus directivos, razn por la cual, Atlantic Richfield era una de las
empresas petrolferas ms sanas del planeta. Tena el rostro agrietado
por el sol y el polvo, y el vientre abultado por las muchas cervezas
compartidas con los obreros de los pozos en numerosos lugares
abandonados de la mano de Dios, as como abundantes perros calientes
y otras porqueras por el estilo que les encantaban a quienes hacan esa
clase de trabajo. A Winston le sorprendi que Sam no fuera tambin
fumador. Pero luego vio una caja de cigarros sobre su escritorio;
probablemente de calidad. Sherman poda permitirse lo mejor, pero
conservaba los exquisitos modales de las universidades de la costa este,
como para no encender un cigarro ante un invitado a quien podra
ofender la nube azul que generaba.
La central de Atlantic Richfield estaba en otro lugar, pero al igual que
la mayora de las grandes empresas, dispona tambin de oficinas en
Washington, para poder influir con mayor facilidad en los miembros del
congreso con alguna lujosa fiesta de vez en cuando. El elegante
despacho personal de Sherman, con una gruesa moqueta beige, estaba
en la esquina del piso superior. Su escritorio era de caoba, o de roble
aejo, reluciente como el cristal, y probablemente costaba ms de lo
que ganaba su secretaria en uno o dos aos.
Bueno, George, te gusta trabajar para el gobierno?
Supone un cambio de ritmo agradable para mi vida. Ahora puedo
jugar con todo aquello de lo que antes me quejaba, de modo que
supongo que he sacrificado mi derecho a quejarme.
Eso es un gran sacrificio, amigo mo respondi Sherman, con una
carcajada. No es como haberse pasado al enemigo?
Bueno, Sam, a veces hay que pagar, y hacer poltica como Dios
manda puede resultar interesante.
No me quejo de cmo lo hacis. Parece que a la economa le sienta
bien. De todos modos dijo Sherman para cambiar de tema, despus
de incorporarse en su cmoda butaca, a fin de que su interlocutor se
percatara de que su tiempo tambin era valioso, t no has venido
para charlar de asuntos superficiales. Qu puedo hacer por ti, seor
secretario?
Rusia.
La mirada de Sherman cambi ligeramente.
Qu quieres saber?
Tienes un equipo de expertos de alto nivel trabajando con los
rusos... han encontrado algo interesante?
George, me preguntas por algo muy delicado. Si todava dirigieras
Columbus, esto constituira informacin interna privilegiada. Maldita sea,
ni siquiera yo puedo comprar ms acciones ahora, basndome en esa
informacin.
Significa eso que te gustara hacerlo? sonri el secretario.
Bueno, despus de todo, no tardar en ser del dominio pblico. Si,
George. Parece que hemos encontrado el mayor yacimiento petrolfero
de todos los tiempos, mayor que el del golfo Prsico, mayor que el de
Mxico, mucho mayor que el de la baha de Prudhoe y de Canad
occidental unidos. Hablo de algo gigantesco, de miles y miles de
millones de barriles de lo que parece crudo de la mejor calidad,
simplemente ah, a la espera de que lo extraigamos de la tundra. Es un
yacimiento que mediremos por aos de produccin, no slo por barriles.

Mayor que el del golfo Prsico?
Sherman asinti.
Del orden del cuarenta por ciento, calculado muy por lo bajo. El
nico problema es su ubicacin. Extraer ese crudo va a ser muy
complicado, por lo menos al principio. Hablamos de veinte mil millones
de dlares, slo para el oleoducto. Eso har que Alaska parezca un
proyecto de parvulario, pero valdr la pena.
Y tu participacin? pregunt el secretario de la Tesorera.
Sherman frunci el entrecejo.
Eso es lo que estamos negociando ahora. Los rusos parecen querer
pagarnos una cantidad fija por nuestro asesoramiento, del orden de mil
millones de dlares anuales, aunque ahora hablan de mucho menos,
pero ya sabes cmo empiezan esas negociaciones. Hablan de un par de
centenares de millones, pero quieren decir mil millones, durante un
perodo de siete a diez aos, supongo. Y eso no est mal por lo que
hacemos, pero yo quiero un mnimo de un cinco por ciento del ya-
cimiento, lo cual no es una peticin descabellada por nuestra parte.
Disponen de buen personal en el campo de la geologa, pero nadie
puede oler el petrleo en el hielo como mi gente y tienen mucho que
aprender sobre la explotacin de algo semejante. Nosotros tenemos
experiencia en esas condiciones ambientales. Nadie sabe tanto como
nosotros, ni siquiera los de BP, que son bastante buenos, pero nosotros
somos los mejores del mundo, George. Esa es la ventaja que tenemos
sobre ellos. Pueden hacerlo sin nosotros, pero con nuestra ayuda
ganarn muchsimo ms dinero y mucho ms de prisa; ellos lo saben y
nosotros sabemos que lo saben. De modo que mis abogados hablan con
sus abogados. Bueno, en realidad, quienes negocian en su nombre son
diplomticos agreg con una mueca, mucho menos listos que mis
abogados.
Winston asinti. De Texas haban salido mejores abogados que de la
mayora del resto de los estados norteamericanos y eso se justificaba
diciendo que en Texas haba ms hombres que precisaban ser
asesinados, que caballos que precisaban ser robados. Adems, las
empresas petrolferas eran las que mejor pagaban, y en Texas, como en
cualquier otro lugar, la gente de talento acuda al lugar donde estaba el
dinero.
Cundo ser del dominio pblico?
Los rusos intentan mantenerlo en secreto. Algo que sabemos por
nuestros abogados es que les preocupa la forma de explotacin, en
realidad, a quin mantener excluido; ya sabes, su mafia y todo lo
dems. All tienen problemas muy graves de corrupcin y los
compadezco...
Winston saba que poda prescindir de lo que vena a continuacin. La
industria petrolfera haca negocios en el mundo entero. Tratar con la
corrupcin a pequea escala (diez millones de dlares a lo sumo), o
incluso a gran escala (diez mil millones de dlares como mnimo),
formaba parte de las operaciones de empresas como la que diriga Sam
Sherman, y el gobierno de Estados Unidos nunca se haba inmiscuido
demasiado en esos asuntos. Aunque existan estatutos federales que
regan la conducta de empresas norteamericanas en el extranjero,
muchas de dichas leyes se aplicaban slo selectivamente y ste era uno
de dichos casos. Incluso en Washington, el negocio era el negocio.
... de modo que procuran mantenerlo en secreto, hasta que hayan
podido hacer los tratos pertinentes concluy Sherman.
Has odo algo ms?
A qu te refieres? dijo Sherman.
Algn otro hallazgo geolgico aclar Winston.
No, no soy tan ambicioso. No me he expresado con suficiente
claridad, George, este yacimiento es enorme. Es...
Tranquilzate, Sam, soy capaz de sumar tan bien como cualquiera
afirm el secretario de la Tesorera.
Sabes algo que me convendra saber? pregunt Sherman, que
vea titubear a su interlocutor. Toma y daca, George. No he sido yo
justo contigo?
Oro aclar Winston.
Cunto?
No estn seguros. Por lo menos, tanto como en Sudfrica. Puede
que ms.
En serio? Bueno, se no es mi campo, pero parece que nuestros
amigos rusos tienen un buen ao para variar. Me alegro por ellos dijo
Sherman.
Te gustan?
En realidad, s. Son muy parecidos a los texanos. Pueden ser
buenos amigos, pero tambin enemigos temibles. Son muy buenos
anfitriones y, cielos, saben beber. Ya era hora de que tuvieran un poco
de buena suerte; Dios sabe que han tenido mucha mala. Esto va a
significar mucho para la economa de su pas y casi todo ser positivo,
especialmente si logran controlar la corrupcin y conservan el dinero
dentro de sus fronteras, donde les permitir beneficiarse, en lugar de ir
a parar a algn ordenador de un banco suizo. Esa nueva mafia suya...
son listos, duros... y dan un poco de miedo. Acaban de cargarse a un
conocido mo.
En serio? De quin se trata, Sam?
Lo llambamos Grisha. Cuidaba de personas importantes en Mosc.
Saba cmo hacer bien las cosas. Era un buen contacto para
necesidades especiales reconoci Sherman.
Winston tom nota mental de la informacin, para investigarla ms
adelante.
Y lo mataron?
Sherman asinti.
S, lo volaron con un bazuca en plena calle. Lo cubri la CNN, no lo
recuerdas?
La cadena de noticias lo haba tratado como un crimen comn sin otro
significado, salvo por la brutalidad del ataque, y lo olvidaron al da
siguiente.
George Winston lo recordaba vagamente y decidi cambiar de tema.
Con qu frecuencia vas t all de visita?
No muy a menudo, dos veces este ao. Suelo ir directo en mi G-V
desde Reagan o Dallas-Fort Worth. Es un vuelo largo, pero lo hago de
un tirn. Todava no he visto el nuevo yacimiento petrolfero. Supongo
que tendr que hacerlo dentro de unos meses, pero esperar a que el
clima sea razonable. Chico, no sabes lo que es el fro hasta que vas tan
al norte en pleno invierno. Adems, entonces est todo oscuro, por
tanto es preferible esperar a que llegue el verano. Pero incluso en el
mejor de los casos puedes dejar los palos en casa. En esa parte del
mundo no se juega al golf, George.
Entonces llvate el rifle y caza un oso, con la piel puedes hacerte
una buena alfombra sugiri Winston.
Dej la caza. Adems, ya tengo tres osos polares. Ese es el nmero
ocho en la escala universal de Boone & Crockett respondi Sherman,
al tiempo que sealaba una foto que colgaba de la pared, en la que se
vea un oso polar realmente grande. He engendrado dos hijos sobre
esa alfombra agreg el presidente de Atlantic Richfield, con una pcara
sonrisa.
La piel en cuestin estaba frente a la chimenea de su dormitorio en
Aspen, Colorado, donde a su esposa le gustaba esquiar en invierno.
Por qu lo dejaste?
Mis hijos creen que ya no quedan osos polares. Es toda esa mierda
que aprenden ahora en la escuela sobre ecologa.
S dijo compasivamente el secretario de la Tesorera, con lo
estupendas que son las alfombras que se hacen con sus pieles.
Efectivamente y el caso es que esa piel era una amenaza para
algunos de nuestros trabajadores en la baha de Prudhoe, en el ao
setenta y cinco, si mal no recuerdo. Lo abat a sesenta metros con mi
Winchester 338. De un solo disparo afirm el texano. Supongo que
lo que hay que hacer hoy en da es esperar a que el oso mate a un ser
humano y luego limitarte a meterlo en una jaula para trasladarlo a otro
lugar, a fin de que el oso no se traumatice demasiado, no es eso?
Sam, yo soy secretario de la Tesorera. Dejo los pjaros y las
mariposas para el Departamento de Proteccin del Medio Ambiente. No
abrazo los rboles, por lo menos hasta que su pulpa se convierte en
billetes de banco.
Sherman solt una carcajada.
Lo siento, George. No dejo de or esas bobadas en mi casa. Puede
que sea culpa de Disney. Todos los animales salvajes usan guantes
blancos y hablan en un perfecto ingls de Iowa.
Anmate, Sam. Por lo menos ahora no se meten con los
superpetroleros como el Valdez. Cunto te pertenece del yacimiento de
Alaska oriental y Canad occidental?
Un poco menos de la mitad, pero eso proporcionar leche y galletas
a mis accionistas durante mucho tiempo.
De cuntas opciones dispondrs ahora, entre eso y lo de Siberia?
Sam Sherman reciba un buen salario, pero a su nivel los ingresos se
medan por el nmero de opciones sobre las acciones cuyo valor haba
incrementado gracias a su trabajo, ofrecidas invariablemente por la
junta de directores, cuya propia cartera haba aumentado de valor por
sus esfuerzos.
Muchas, George respondi con una sonrisa de complicidad,
levantando una ceja. Muchas.


La vida de casada le sienta bien, Andrea coment el presidente
Ryan, con una sonrisa a su agente principal.
Ahora vesta mejor y haba cierta alegra en su forma de andar. No
estaba seguro de si su piel era ms brillante, o puede que sencillamente
hubiera cambiado de maquillaje. Jack haba aprendido a no hacer
ningn comentario sobre el maquillaje femenino; siempre meta la pata.
No es usted el nico que lo dice, seor.
Uno duda en decirle eso a una mujer adulta, especialmente cuando
es tan negado para la moda como yo sonri Jack, cuya esposa, Cathy,
todava aseguraba que deba ocuparse de la indumentaria de su marido,
porque el nico lugar donde tena gusto era en la boca. Pero el cambio
es muy evidente, para que lo detecte incluso alguien como yo.
Gracias, seor presidente. Pat es un gran hombre, incluso para un
funcionario del FBI.
Qu hace ahora?
Actualmente est en Filadelfia. El director Murray lo ha mandado a
investigar un atraco a un banco, en el que murieron dos policas locales.
Lo vi la semana pasada por televisin. Un mal asunto. La agente del
servicio secreto asinti.
La forma en que los atracadores mataron a los policas, de un tiro
en la nuca, fue muy despiadada, pero existe gente de esa calaa. En
todo caso, el director Murray decidi que se ocupara de la investigacin
un inspector ambulante de la central y eso suele significar que es Pat
quien debe hacerlo.
Dgale que tenga cuidado dijo Ryan.
El inspector Pat O'Day haba salvado la vida de la hija del presidente
haca menos de un ao y ste le haba quedado eternamente
agradecido.
Lo hago todos los das asegur la agente especial Price O'Day.
Bien, qu hay en la agenda?
Su agenda estaba ya sobre la mesa. Andrea Price O'Day se la
comentaba todas las maanas, despus del informe de seguridad
nacional de Ben Goodley.
Nada inusual hasta despus del almuerzo. Una delegacin de la
Cmara de Comercio Nacional a la una y media y a las tres los Detroit
Red Wings, que este ao han ganado la copa Stanley. Fotografas,
televisin, etctera; durar unos veinte minutos.
Este acto debera cedrselo a Ed Foley, l es el fantico del
hockey...
l es un hincha de los Caps, seor, y los Red Wings derrotaron a los
Caps en la final. Puede que el director Foley se lo tome como algo
personal coment Price O'Day con media sonrisa.
Es verdad. Bueno, el ao pasado conseguimos las camisetas y
dems artilugios para su hijo, no es cierto?
S, seor.
Un buen juego, el hockey. Tal vez debera ir a ver algn partido.
Sera difcil organizarlo?
No, seor. Lo tenemos previsto con todas las organizaciones
deportivas locales. En Camden Yards disponen incluso de un palco
especial para nosotros, que nos permitieron ayudar a disear, en lo que
concierne a seguridad.
S refunfu Ryan, no debo olvidar a toda esa gente que querra
verme muerto.
Ese es mi trabajo, seor, no el suyo dijo Price O'Day.
Salvo cuando no me permite ir de compras ni ir al cine.
Ni Ryan ni su familia se haban acostumbrado enteramente a las
limitaciones impuesta en la vida del presidente de Estados Unidos, o de
sus parientes ms inmediatos. Era particularmente duro para Sally, que
haba empezado a salir con un chico (lo cual no fcil de digerir para su
padre) y era difcil cortejar con un coche de escolta delante y otro detrs
(cuando el joven conduca su propio coche), o en un coche oficial con un
conductor y un guardaespaldas armado (cuando no lo haca), adems de
personal armado por todas partes. Todo lo cual sola desalentar al joven
en cuestin y Ryan no le haba dicho a su hija que le pareca bien, para
evitar que dejara de hablarle durante por lo menos una semana. La
agente principal de Sally Wendy Merritt, haba demostrado ser una
excelente agente del servicio secreto y una especie de hermana mayor
estupenda. Iban de compras por lo menos dos sbados al mes con una
escolta reducida, que en realidad no lo era, aunque a Sally Ryan se lo
pareca cuando iban a Tyson's Corner o a las galeras Annapolis con el
propsito de gastar dinero, algo para lo que las mujeres parecan tener
una predisposicin gentica. El hecho de que dichas expediciones se
hubieran programado con das de antelacin, que todos los lugares
estuvieran vigilados por el servicio secreto y que un contingente especial
de jvenes agentes, seleccionados por su habilidad para pasar
relativamente inadvertidos, precediera su llegada, era algo que nunca se
le haba ocurrido a Sally Ryan. Era un alivio para ella, despus de la
irritacin que le producan sus problemas para cortejar y de que un
comando armado, como ella sola denominarlo, la siguiera a todas
partes cuando circulaba por la escuela de Saint Mary en Annapolis. Por
otra parte, al pequeo Jack le encantaba y ltimamente haba aprendido
a disparar en la academia del servicio secreto en Beltsville, Maryland,
con el permiso de su padre (aunque no haba permitido que llegara a
odos de la prensa, para evitar que lo atacaran en la portada del New
York Times, por la indiscrecin social que supona alentar a su propio
hijo en el contacto con algo tan intrnsecamente perverso como una
pistola). El agente principal del pequeo Jack era un muchacho llamado
Mike Brennan, irlands del sur de Boston, agente secreto de tercera
generacin, pelirrojo y con muy buen humor, que haba jugado al
bisbol en Holy Cross y jugaba frecuentemente a la pelota con el hijo del
presidente en los jardines del sur de la Casa Blanca.
Nunca le impedimos hacer nada, seor dijo Price.
No, son ustedes bastante sutiles reconoci Ryan. Saben que me
preocupo demasiado por los dems y cuando me cuentan todas sus
complicaciones para que yo pueda comprarme una hamburguesa en
Wendy's, suelo cambiar de opinin... como un pelele.
El presidente movi la cabeza. Nada le asustaba ms que la
perspectiva de acostumbrarse a lo que l consideraba una retahla de
tratos especiales. Como si acabara de descubrir que perteneca a la
familia real y apenas se le permitiera limpiarse el culo despus de hacer
sus necesidades. Indudablemente, algunos de los inquilinos de aquella
casa lo haban hecho, pero John Patrick Ryan estaba decidido a evitarlo.
Saba que no era una persona tan especial, ni mereca tanto boato... y
adems, como todo mortal, cuando despertaba por la maana, lo pri-
mero que haca era ir al bao. Puede que fuera el ejecutivo en jefe, pero
conservaba una vejiga de obrero. Gracias a Dios, pens el presidente de
Estados Unidos.
Dnde est hoy Robby?
Hoy el vicepresidente est en California, seor, en la base naval de
Long Beach, haciendo un discurso en los astilleros. Ryan ri ligeramente
entre dientes.
Le doy mucho trabajo, no es cierto?
Como corresponde al vicepresidente respondi Arnie Van Damm
desde la puerta. Y Robbie ya es mayor de edad agreg el jefe de
personal de la Casa Blanca.
Te han sentado bien las vacaciones coment Ryan, despus de
observar lo moreno que estaba. Qu has hecho?
Principalmente estar tumbado en la playa y leer todos los libros a
los que no haba podido dedicarme. Cre que iba a morir de aburrimiento
agreg Van Damm.
Realmente te gusta esta mierda? pregunt Jack con cierta
incredulidad.
Es mi trabajo, seor presidente respondi. Hola, Andrea
agreg, despus de volver la cabeza.
Buenos das, seor Van Damm dijo Andrea, antes de dirigirse
nuevamente a Jack. Esto es todo lo que tengo para usted esta
maana. Si me necesita, estar en mi puesto habitual.
Su despacho estaba en el viejo edificio ejecutivo, al otro lado de la
calle, encima del nuevo centro de mando del servicio secreto, llamado
JOC, que eran las siglas en ingls de Centro de Operaciones Conjuntas.
De acuerdo, Andrea, gracias asinti Ryan, cuando sta se diriga a
la secretara y de all al centro de mando del servicio secreto. Caf,
Arnie?
No es mala idea, jefe respondi el jefe de personal, al tiempo que
se sentaba en su silla habitual y se serva una taza de caf.
El caf en la Casa Blanca era particularmente bueno, una sabrosa
mezcla de colombiano y de Blue Mountain jamaicano, a la que Ryan
como presidente poda acostumbrarse con facilidad. Confiaba en
encontrar algn lugar donde comprarla, cuando lograra escapar de
aquel trabajo.
Bien, he recibido el informe sobre seguridad nacional y el del
servicio secreto. Ahora hblame de la poltica del da.
Maldita sea, Jack, hace ya ms de un ao que lo intento y todava
no lo asimilas demasiado bien.
Ryan le lanz una mala mirada, ante el insulto simulado.
Eso ha sido un golpe bajo, Arnie. He estudiado esa mierda con
mucha aplicacin, e incluso los malditos peridicos afirman que me
desenvuelvo bastante bien.
La Reserva Federal dirige brillantemente la economa, y eso tiene
muy poco que ver contigo. Pero como eres el presidente, se te atribuye
el mrito de todo lo bueno que sucede, y es bueno que as sea, pero no
olvides que tambin se te responsabilizar de todo lo malo que suceda,
porque t simplemente ests ah y el pueblo cree que eres capaz de
provocar la lluvia para que se rieguen sus flores y de hacer que salga el
sol cuando van de merienda al campo, por el mero hecho de desearlo.
Sabes lo que te digo, Jack? prosigui el jefe de personal,
despus de tomar un sorbo de caf, en realidad no hemos superado la
idea de los reyes y las reinas. Mucha gente realmente cree que tienes
esa clase de poder personal...
Por qu, Arnie? sa no es la realidad.
Pero las cosas son as, Jack. No tiene por qu tener sentido. Es
simplemente as. Acptalo.
Cmo me gustan estas lecciones, pens Ryan para sus adentros.
Bien, hoy es...?
La Seguridad Social.
He estado leyendo sobre eso respondi Ryan, ligeramente
relajado. El tercer ral de la vida poltica norteamericana. Tocarlo
equivale a perder la vida.
Durante la siguiente media hora hablaron de sus problemas, sus
causas y de la responsabilidad del Congreso, hasta que Jack se reclin
en su butaca con un suspiro.
Por qu no aprenden, Arnie?
Qu necesitan aprender? pregunt Arnie con la sonrisa de un
veterano privilegiado, de un ungido por Dios. Han sido elegidos. Ya
deben de saberlo! De lo contrario, cmo habran llegado a su situacin?
Por qu diablos me he permitido a m mismo seguir en este
maldito lugar? pregunt retricamente el presidente.
Porque tuviste un ataque de conciencia y decidiste hacer lo que era
justo para tu pas, bobo, sa es la razn.
Por qu t eres la nica persona que puede hablarme de ese
modo?
Aparte del vicepresidente? Porque soy tu maestro. Volvamos a la
leccin de hoy. Este ao podramos dejar a un lado la Seguridad Social.
Su situacin fiscal es bastante buena para otros siete o nueve aos, y
eso significa que podras dejar este asunto para tu sucesor...
Eso no es tico, Arnie replic Ryan.
Cierto respondi el jefe de personal, pero es una buena poltica.
Se llama no molestar al perro cuando duerme.
Eso no se hace cuando uno sabe que en el momento en que
despierte, le abrir la yugular al nio de un mordisco.
Jack, realmente deberas ser rev. Lo haras muy bien dijo Van
Damm, al parecer con autntica admiracin.
Nadie puede ostentar tanto poder.
Lo s. El poder corrompe y el poder absoluto es, en realidad,
bastante agradable, dijo el jefe de personal de uno de tus
predecesores.
Y no han ahorcado a ese cabrn por decir eso? Debemos mejorar
ese sentido del humor, seor presidente. Era una broma.
Lo peor de este trabajo es que realmente veo su faceta humorstica.
De todos modos, le he dicho a George Winston que inicie un proyecto
discreto, para ver lo que podemos hacer respecto a la Seguridad Social.
Cuando digo discreto me refiero a secreto, un proyecto que no existe.
Jack, si tienes una debilidad como presidente, es sta: demasiado
secretismo.
Pero si haces algo as abiertamente, te machaca la crtica mal
informada antes de haber producido nada, al tiempo que te acosa la
prensa exigiendo informacin de la que todava no dispones, y entonces
se la inventan o acuden a algn patn que fragua una sarta de mentiras
y te obligan a que respondas.
Vas aprendiendo dijo Arnie. As es exactamente como funciona
el trabajo en esta ciudad.
Eso no es trabajo, segn ninguna de las definiciones que yo
conozco.
Esto es Washington, ciudad gubernamental. Aqu no est previsto
que nada funcione con eficacia. El ciudadano medio quedara
aterrorizado, si el gobierno empezara a funcionar debidamente.
Qu te parece si dimito? pregunt Ryan, mirando al techo. Si
no puedo conseguir que esta maldita mierda empiece a funcionar, qu
coo hago aqu?
Ests aqu porque el piloto japons de un 747 decidi irrumpir en la
fiesta de la Cmara de Representantes, hace quince meses.
Supongo que tienes razn, Arnie, pero todava me siento como un
maldito farsante.
Bueno, Jack, segn mis valores tradicionales, eres un farsante.
Valores tradicionales? pregunt Ryan.
Ni siquiera Bob Fowler, despus de tomar las riendas del estado de
Ohio, intent jugar limpio con tanto ahnco como t, Jack, y adems,
acab por sucumbir al sistema. T no lo has hecho todava y eso es lo
que me gusta de ti. 0 mejor dicho, eso es lo que al ciudadano medio le
gusta de ti. Puede que sus puntos de vista no coincidan con los tuyos,
pero todo el mundo sabe que te esfuerzas enormemente y estn
seguros de que no eres corrupto. Y no lo eres. Y ahora volvamos a la
Seguridad Social.
Le he dicho a George que forme un pequeo grupo, que les tome
juramento y que hagan varias recomendaciones, por lo menos, una de
ellas de carcter enteramente extraoficial.
Quin dirige el grupo?
Mark Gant, el asesor tcnico de George.
El jefe de personal reflexion unos instantes.
Menos mal que lo mantienes en secreto. Ese individuo no es del
agrado del Capitolio. Demasiado listillo.
Y ellos no lo son? pregunt el presidente.
Fuiste ingenuo en ese sentido, Jack. Intentaste que salieran
elegidas personas que no eran polticos, y lo lograste a medias. Muchas
de ellas eran personas normales, pero no tuviste en cuenta la naturaleza
seductora de la vida al servicio de un gobierno democrtico. El dinero no
es espectacular, pero s lo son las ventajas adicionales y a mucha gente
le gusta que la traten como a un prncipe. A muchas personas les gusta
imponer su voluntad al mundo. Las personas que estaban antes all, las
que aquel piloto congel en sus asientos, tambin haban empezado
actuando de buena fe, pero la naturaleza del trabajo te seduce y te
atrapa. En realidad, el error que cometiste fue permitirles que
conservaran su personal. Francamente, el problema en la cmara no es
con los jefes, sino con el personal. Constantemente tienen ms de diez
personas a su alrededor que les repiten lo maravillosos que son y, tarde
o temprano, empiezan a creerse esa basura.
No se te ocurra hacer eso conmigo.
No, en esta vida afirm Arnie, cuando se levantaba para
retirarse. Asegrate de que el secretario Winston me mantenga
informado respecto al proyecto de la Seguridad Social.
Ninguna filtracin orden categricamente Ryan.
Yo? Filtraciones? exclam Van Damm, con las manos abiertas y
expresin de inocencia.
S, Arnie, t.
Cuando se cerr la puerta, el presidente se pregunt si Arnie habra
sido un buen espa. Menta con la credibilidad de un cura de confianza y
era capaz de albergar en su mente simultneamente toda clase de ideas
contradictorias, como los mejores malabaristas circenses, sin que
ninguna se le cayera al suelo. Actualmente Ryan era el presidente, pero
el miembro de la administracin al que no poda reemplazar era el jefe
de personal, que haba heredado de Bob Fowler a travs de Roger
Durling...
No obstante, Jack se preguntaba hasta qu punto lo manipulaba aquel
funcionario. Francamente, no lo saba y eso lo inquietaba ligeramente.
Confiaba en Arnie, pero lo haca porque no tena otra alternativa. Jack
no habra sabido qu hacer sin l... pero era eso positivo?
Probablemente, no, reconoci Ryan mientras hojeaba su agenda, pero
tampoco lo era estar aqu en el despacho oval y Arnie, en el peor de los
casos, era uno ms de los aspectos desagradables de aquel trabajo, y
en el mejor de los casos era escrupulosamente honrado, muy trabajador
y enteramente dedicado al servicio pblico... como todo el mundo en la
ciudad de Washington, agreg el cinismo de Ryan.


SEIS

EXPANSIN


Mosc lleva ocho horas de adelanto respecto a Washington, lo cual
enoja a los diplomticos porque, o van un da por detrs de los
acontecimientos, o el desfase sincrnico con su reloj corporal es
excesivo para desempear debidamente sus funciones. Esto supona un
problema mayor para los rusos, ya que a las cinco o las seis de la tarde,
la mayora haban tomado unas cuantas copas y dada la rapidez relativa
de los intercambios diplomticos, ya haba empezado a anochecer en
Mosc cuando los diplomticos norteamericanos concluan sus
almuerzos de trabajo y mandaban una declaracin, un comunicado o
simplemente una carta de respuesta, a lo que los rusos hubieran
planteado el da anterior. En ambas capitales, evidentemente, haba un
equipo que trabajaba de noche, para evaluar los asuntos en su
momento. Estaba compuesto por subalternos, o en el mejor de los casos
de funcionarios a punto de ser promocionados, que siempre deban
decidir cul de las siguientes posibilidades era peor: despertar a su jefe
en plena noche para algo que no mereca la pena o esperar a co-
municarle al ministro o al secretario algo que habra querido saber
inmediatamente! Ms de un porvenir haba triunfado o fracasado a raz
de dichas aparentes minucias.
Este caso en particular no pondra en peligro la carrera de ningn
diplomtico. Eran las seis y cuarto de un da primaveral en Rusia, con el
sol alto en el firmamento, en perspectiva de las noches blancas por
las que Rusia es justamente famosa.
Dime, Pasha dijo el teniente Provalov, que era quien interrogaba
ahora a Klusov en lugar de Shablikov.
Este caso era demasiado importante para dejarlo en manos de
cualquier otro y, adems, nunca haba confiado realmente en Shablikov,
cuyo nivel de corrupcin era un poco excesivo.
Pavel Petrovich Klusov no era exactamente un modelo de la calidad
de vida en la nueva Rusia. Con un metro sesenta y cinco escaso de
altura, pero casi noventa kilos de peso, era un hombre cuyas caloras
emergan en forma lquida, mal afeitado cuando se molestaba en hacerlo
y con una relacin con el jabn menos ntima de lo deseable. Tena los
dientes torcidos, amarillos de no lavrselos y cubiertos de una capa de
nicotina, debido a los cigarrillos baratos y sin filtro de elaboracin local
que fumaba. Tena unos treinta y cinco aos y, a juicio de Provalov, un
cincuenta por ciento de probabilidades de alcanzar los cuarenta y cinco.
Evidentemente, no supondra una gran prdida para la humanidad.
Klusov era un ladronzuelo de poca monta, que careca incluso del
talento, o del valor necesario, para cometer un delito importante. Pero
conoca a quienes los cometan y, evidentemente, tambin a juicio del
teniente de la milicia, deambulaba como un perrito en su entorno y les
ofreca pequeos servicios, como ir en busca de una botella de vodka.
Pero Klusov tena odo, que era algo que pasaba curiosamente
inadvertido a mucha gente, especialmente a los delincuentes.
Avseyenko fue asesinado por dos individuos de San Petersburgo.
Desconozco sus nombres, pero creo que fueron contratados por
Klementi Ivan'ch Suvorov. Tengo entendido que los asesinos, de cerca
de cuarenta aos, son ex soldados del Spetsnaz, con experiencia en
Afganistn. Uno es rubio y el otro pelirrojo. Despus de asesinar a
Grisha, regresaron al norte antes del medioda en un vuelo de Aeroflot.
Muy bien, Pasha. Has visto sus caras?
Klusov movi la cabeza.
No, camarada teniente. Lo he sabido gracias a... alguien a quien
conozco en una taberna respondi, al tiempo que encenda un
cigarrillo con la colilla del anterior.
Dijo tu contacto por qu nuestro amigo Suvorov haba ordenado el
asesinato de Avseyenko?
Y quin diablos era Klementi Ivan'ch Suvorov?, se pregunt el
polica. Nunca haba odo ese nombre, pero no quera que Klusov lo
supiera todava. Era preferible parecer omniscio.
El confidente se encogi de hombros.
Ambos haban pertenecido al KGB, puede que se guardaran rencor.
Qu hace ahora Suvorov exactamente?
Klusov se encogi nuevamente de hombros.
No lo s. Nadie lo sabe. Tengo entendido que vive bien, pero nadie
conoce la fuente de sus ingresos.
Cocana? pregunt el polica.
Es posible, pero no estoy seguro.
Lo bueno de Klusov era que no se inventaba las cosas. El teniente de
la milicia estaba convencido de que, la mayor parte del tiempo, contaba
(relativamente) la verdad sin ornamentos.
A Provalov ya le daba vueltas la cabeza. Un ex agente del KGB haba
contratado a dos ex soldados del Spetsnaz, para asesinar a otro ex
agente del KGB especializado en la explotacin de mujeres. Le habra
propuesto ese tal Suvorov su cooperacin a Avseyenko para un negocio
de drogas? Al igual que a la mayora de los policas moscovitas, nunca
haban llegado a gustarle los agentes del KGB. La mayor parte del
tiempo actuaban como soberbios matones, demasiado obsesionados con
su propio poder para investigar debidamente, salvo con los extranjeros,
a quienes deban tratar con la delicadeza propia de una conducta
civilizada, para evitar malos tratos a ciudadanos soviticos, o an peor,
a diplomticos soviticos, en otros pases.
Pero eran muchos los agentes que el KGB haba despedido y muy
pocos los que se dedicaban a trabajos de nfima importancia. Haban
recibido formacin en el arte de la conspiracin, muchos de ellos haban
viajado por el extranjero y haban conocido a muchas personas, a la
mayora de las cuales Provalov estaba convencido de que podan
persuadir para llevar a cabo operaciones ilegales con el incentivo
adecuado, que invariablemente significaba dinero. Por dinero la gente
haca cualquier cosa, como saba todo agente de polica en cualquier
pas del mundo.
Suvorov. Debo localizar ese nombre se dijo el teniente de la milicia,
mientras sorba un trago de vodka. Examinar su historial, determinar
su experiencia y obtener una fotografia. Suvorov, Klementi Ivan'ch.
Algo ms? pregunt el teniente.
Klusov movi la cabeza.
Esto es todo lo que he descubierto.
Bueno, no est mal. Vuelve a trabajar y llmame cuando hayas
descubierto algo ms.
S, camarada teniente respondi el confidente, cuando se
levantaba para retirarse.
Se march sin pagar la cuenta, pero al polica no le import hacerse
cargo de la misma. Oleg Gregoriyevich Provalov haba pertenecido el
tiempo suficiente a la polica, como para comprender que poda haber
descubierto algo importante. Evidentemente, uno no poda estar seguro
en ese momento, no hasta examinar todas las opciones y callejones sin
salida, para lo cual se necesitaba cierto tiempo... pero si acababa por
descubrir algo importante, habra valido la pena. De lo contrario, sera
otro callejn sin salida, muy frecuentes en el trabajo policial.
Provalov pens en que no le haba preguntado a su confidente quin
le haba facilitado esa informacin. No lo haba olvidado, pero tal vez se
haba dejado embaucar ligeramente por las descripciones de los
supuestos ex soldados del Spetsnaz que haban cometido el asesinato.
Tena sus descripciones en la mente y sac su cuaderno para tomar
nota. Rubio y pelirrojo, experiencia en Afganistn, ambos domiciliados
en San Petersburgo, regresaron en avin a su ciudad poco antes del
medioda, el da del asesinato de Avseyenko. Comprobara el nmero de
vuelo y examinara los nombres de los pasajeros en los nuevos
ordenadores que usaba Aeroflot para incorporarse al sistema global de
billetes, luego lo cotejara con la lista en su propio ordenador de
delincuentes conocidos y supuestos, as como con los ficheros del
ejrcito. Si obtena algn resultado, mandara a alguien para hablar con
los tripulantes del vuelo de Mosc a San Petersburgo y comprobar si
alguna persona los recordaba. Luego se ocupara de que la milicia de
San Petersburgo investigara discretamente a esos sujetos, sus domici-
lios, antecedentes si los tenan y un examen minucioso de su historial,
que conducira posiblemente a un interrogatorio. Puede que no lo
dirigiera personalmente, pero estara presente como observador para
obtener su impresin de los presuntos implicados, porque era
imprescindible poder mirarlos a los ojos, ver cmo hablaban, cmo se
sentaban, si estaban o no nerviosos, si miraban a los ojos del
interrogador o si su mirada deambulaba por la sala. Si fumaban, daban
caladas rpidas y nerviosas o lentas y desdeosas... o con simple
curiosidad, como lo haran si fueran inocentes de ese cargo, o tal vez de
otro.
El teniente de la milicia pag la cuenta del bar y sali a la calle.
Debes elegir un lugar mejor para tus reuniones, Oleg sugiri una
voz a su espalda que le era familiar.
Provalov volvi la cabeza para verle la cara.
Es una gran ciudad, Mishka, con muchas tabernas y la mayora mal
iluminadas.
Y yo he encontrado la tuya, Oleg Gregoriyevich respondi Reilly.
Dime, qu has descubierto?
Provalov resumi lo que acababa de averiguar.
Dos tiradores del Spetsnaz? Supongo que tiene sentido. Cunto
costara eso?
No sera barato. Supongo que unos cinco mil euros, o algo por el
estilo especul el teniente, cuando caminaban por la calle.
Y quin podra permitirse derrochar tanto dinero?
Un delincuente moscovita, Mishka. Como bien sabes, hay
centenares de hombres que podran permitrselo, y Rasputn no era el
ms popular de los seres humanos. Por cierto, tengo otro nombre:
Suvo'rov, Klementi Ivan'ch.
Quin es?
No lo s. Es un nombre nuevo para m, pero Klusov hablaba como si
debiera conocerlo bien. Es extrao que no lo conozca reflexion
Provalov en voz alta.
Ocurre. Tambin me ha sucedido que algn listillo apareciera de la
nada. Vas a investigarlo?
S, comprobar el nombre. Evidentemente, tambin es un ex agente
del KGB.
Son muchos reconoci Reilly, mientras conduca a su amigo al bar
de un nuevo hotel.
Qu hars cuando se desintegre la CIA? pregunt Provalov.
Rerme prometi el agente del FBI.


La ciudad de San Petersburgo era conocida por algunos como la
Venecia del norte, por los ros y canales que la surcaban, aunque su
clima, sobre todo en invierno, difcilmente poda haber sido ms
diferente. Y fue en uno de dichos ros donde apareci la prxima pista.
Un transente lo vio por la maana cuando se diriga al trabajo, se
acerc a un miliciano en la prxima esquina, seal el lugar y el polica
mir por encima de la verja de hierro al lugar indicado.
No se vea gran cosa, pero el polica tard slo un segundo en
percatarse de lo que era y lo que significaba. No era basura, ni un
animal muerto, sino un crneo humano de pelo rubio o castao claro.
Suicidio o asesinato, algo que debera investigar la polica local. El
miliciano se acerc a la cabina telefnica ms prxima para llamar a la
central y a los treinta minutos apareci un coche, seguido poco despus
de una furgoneta negra. Entonces, el miliciano haba fumado ya dos
cigarrillos al aire fresco de la maana, sin dejar de mirar al agua de vez
en cuando, para asegurarse de que el objeto no haba desaparecido. Los
recin llegados eran detectives, de la brigada urbana de Homicidios. Los
dos ocupantes de la furgoneta que lleg a continuacin eran conocidos
como tcnicos, aunque en realidad haban recibido su formacin en el
departamento urbano de Obras Pblicas, que significaba en realidad
agua y alcantarillado, pero eran empleados de la milicia local. Despus
de mirar por encima de la verja, decidieron que la recuperacin del
cadver sera fsicamente difcil, aunque rutinaria. Colocaron una
escalera y el ms joven, ataviado con un mono impermeable y unos
gruesos guantes de goma, descendi hasta agarrar el cuello sumergido,
mientras su compaero observaba y tomaba unas fotos con una
mquina barata, y los tres policas observaban fumando a pocos metros
de distancia. Fue entonces cuando tuvieron la primera sorpresa.
El procedimiento habitual consista en sujetar una correa flexible bajo
los brazos del cadver, como las utilizadas por los helicpteros de
rescate, para poder levantar el cuerpo con un cabrestante. Pero cuando
intent colocar la correa alrededor del cuerpo, uno de sus brazos
permaneca inmvil y despus de varios desagradables minutos de
esfuerzos para levantarlo, acab por comprobar que estaba esposado a
otro brazo.
La revelacin hizo que ambos detectives arrojaran sus cigarrillos al
agua. Probablemente no se trataba de un suicidio, ya que esa forma de
morir no sola ser un deporte de equipo. La rata de cloaca pues as
consideraban los policas a sus casi compaeros tard otros diez
minutos en colocar la correa en su lugar, luego subi por la escalera y
empez a izar el cadver con el cabrestante.
Qued claro en un momento. Eran dos hombres, no muy mayores, ni
mal vestidos. A juzgar por la distorsin y la desfiguracin de sus rostros,
haca varios das que haban muerto. El agua estaba fra y haba
retrasado la proliferacin y el hambre de las bacterias que devoran la
mayora de los cadveres, pero los efectos de la propia agua en los
cuerpos eran difciles de contemplar con el estmago lleno y aquellos
dos rostros tenan el aspecto de... muecos Pokmon, pens uno de los
detectives, tan horribles y perversos como los que le gustaban a uno de
sus hijos. Las dos ratas de cloaca colocaron los cadveres en bolsas de
plstico, para su traslado al depsito donde se practicaran las
autopsias. Todava no saban nada, salvo que estaban realmente
muertos. Pareca que no haban sido mutilados y la mugre general de los
cadveres impeda ver si tenan algn agujero de bala o herida de arma
blanca. De momento tenan lo que los norteamericanos llamaban dos
fulanos, uno de pelo rubio o castao claro y otro que pareca pelirrojo.
A juzgar por su aspecto, haban estado en el agua tres o cuatro das. Y
probablemente haban muerto juntos, puesto que estaban esposados, a
no ser que uno hubiera matado al otro antes de quitarse su propia vida,
en cuyo caso, uno o ambos podan haber sido homosexuales, pens el
ms cnico de los detectives. Al polica uniformado se le orden rellenar
los informes pertinentes en su comisara, donde el miliciano pens que
estarla cmodo v caliente. No haba nada como encontrar uno o dos
cadveres, para convertir un da fro en un da ms fro todava.
El equipo de recuperacin de cadveres carg las bolsas en la
furgoneta, para trasladarlas al depsito. Las bolsas no estaban
propiamente cerradas debido a las esposas, y los cadveres yacan uno
junto al otro en el suelo de la furgoneta, con las manos perversamente
unidas como amantes en la muerte... al igual que en vida?, pens en
voz alta uno de los detectives en su coche. Su compaero se limit a
refunfuar y siguieron su camino.
Era un da afortunadamente tranquilo en el depsito de cadveres de
San Petersburgo. El doctor Aleksander Koniev, patlogo de guardia,
estaba en su despacho leyendo una revista mdica, aburrido por la
inactividad de la maana, cuando se recibi la llamada de un posible
doble asesinato. Los asesinatos eran siempre interesantes y Koniev era
un entusiasta de las novelas de misterio, en su mayora importadas de
Inglaterra y Norteamrica, que adems le resultaban tiles para mejorar
sus conocimientos lingsticos. Esperaba en la sala de autopsias cuando
llegaron los cadveres, los colocaron sobre unas camillas en la entrada y
los introdujeron juntos en la sala. El patlogo tard unos instantes en
comprender por qu iban juntas las camillas.
Entonces los ha matado la Milicia? pregunt, con una sonrisa
sardnica.
Oficialmente, no respondi en el mismo tono el detective en jefe,
que conoca a Koniev.
Muy bien dijo el doctor, antes de conectar el magnetfono.
Tenemos dos cadveres masculinos, todava completamente vestidos.
Parece que ambos han estado sumergidos en el agua. Dnde los han
encontrado? pregunt, levantando la cabeza para mirar a los policas,
que le respondieron. Sumergidos en agua dulce en el Neva. A primera
vista, calculo que han estado sumergidos tres o cuatro das despus de
muertos prosigui, mientras palpaba ambas cabezas con sus manos
enguantadas. Ah! exclam. Ambas vctimas parecen haber
recibido disparos. Ambos cadveres tienen lo que parecen ser agujeros
de hala en el centro de la regin occipital. La impresin inicial es que se
trata de balas de pequeo calibre. Ms adelante lo comprobaremos.
Yevgeniy agreg despus de levantar la cabeza, dirigindose ahora a
su propio ayudante, desndalos y guarda la ropa en una bolsa, para
inspeccionarla ms tarde.
S,camarada doctor respondi el ayudante, antes de apagar su
cigarrillo y acercarse con las herramientas.
Ambos son vctimas de disparos? pregunt el segundo detective.
En el mismo lugar de la cabeza confirm Koniev. Por cierto,
curiosamente los esposaron despus de muertos. No hay ningn morado
aparente en las muecas. Por qu hacerlo luego? se pregunt el
patlogo.
Para mantener los cuerpos unidos pens en voz alta el detective
en jefe.
Pero por qu sera eso importante?, reflexion para sus adentros.
Tenan los asesinos, o el asesino, un exagerado sentido de la pulcritud?
Sin embargo, haba investigado suficientes homicidios para saber que
uno no poda explicar plenamente todos los asesinatos que resolva, ni
mucho menos los que acababa de descubrir.
Bueno, ambos estaban en forma afirm Koniev, cuando su
ayudante acab de quitarles la ropa. Veamos qu es eso? prosigui
mientras observaba el brazo izquierdo del rubio y luego el del otro
cadver. Ambos llevan el mismo tatuaje.
El detective en jefe se acerc para mirar, pensando al principio que tal
vez su compaero tuviera razn y en aquel caso hubiera un elemento
sexual, pero...
Spetsnaz, la estrella roja y la centella, estos dos estuvieron en
Afganistn. Anatoliy, mientras el doctor lleva a cabo la autopsia, vamos
a examinar la ropa de los cadveres.

As lo hicieron y en media hora comprobaron que ambos llevaban ropa
bastante cara, pero sin ninguna clase de identificacin. Eso no tena
nada de inusual en semejantes circunstancias, pero los policas, como
cualquiera, preferan el camino fcil. No llevaban cartera, documentos
de identidad, billetes de banco, cadena de llavero, ni siquiera aguja de
corbata. Pero podran seguir la pista de las etiquetas de la ropa y,
puesto que nadie les haba amputado las puntas de los dedos, podran
utilizar tambin las huellas dactilares para su identificacin. Los autores
de aquel doble asesinato haban sido suficientemente listos para
negarles a la polica cierta informacin, pero no toda.
Qu significaba eso?, se pregunt el detective en jefe. La mejor
forma de impedir la investigacin de un asesinato consista en hacer
desaparecer el cadver. Sin cadver no haba prueba de la muerte y,
por consiguiente, ninguna investigacin criminal. Se limitaba a un caso
de persona desaparecida, que poda haber huido con otra mujer u otro
hombre, o que simplemente haba decidido empezar una nueva vida en
otro lugar. Y deshacerse de un cadver no era tan difcil, si uno se li-
mitaba a pensar un poco. Afortunadamente, la mayora de los
asesinatos, sin llegar a serlo enteramente, eran casi impulsivos y la
mayora de los asesinos eran tan idiotas como para sellar su propia
suerte hablando demasiado.
Pero no en esta ocasin. Si se hubiera tratado de un crimen sexual,
ahora probablemente ya habra odo algo al respecto. Esa clase de
crmenes eran prcticamente proclamados a los cuatro vientos por sus
propios perpetradores, con el perverso anhelo de asegurar su propia
detencin y conviccin, porque los que cometan esa clase de crmenes
parecan incapaces de mantener la boca cerrada sobre cualquier cosa.
No, este doble asesinato mostraba todos los indicios de un crimen
profesional. Ambos asesinados del mismo modo y luego esposados...
probablemente para ocultar mejor o durante ms tiempo los cadveres.
No haba ningn indicio de resistencia en sus cuerpos, a pesar de que
ambos eran claramente fuertes, adiestrados y peligrosos. Los haban
cogido a ambos de improviso y eso sola significar que haba sido
alguien a quien conocan y en quien confiaban. Por qu los delincuentes
confiaban en los de su calaa era algo que ninguno de los detectives
alcanzaba a comprender. Lealtad era una palabra que apenas podan
deletrear y mucho menos un principio al que cualquiera de ellos fuera
capaz de adherirse... sin embargo, los delincuentes hacan gala de la
misma.
Mientras los detectives observaban, el patlogo extrajo sangre de
ambos cadveres para su posterior anlisis toxicolgico. Puede que
ambos hubieran sido drogados con antelacin al disparo en la nuca;
improbable pero posible y deban comprobarlo. Extrajo muestras de las
veinte uas de sus manos, cuyo anlisis probablemente tambin
resultara infructuoso. Finalmente obtuvieron sus huellas dactilares, para
poder identificarlos debidamente. El proceso no sera muy rpido. Los
archivos centrales de Mosc eran notoriamente ineficaces y los
detectives investigaran en su propio territorio, con la esperanza de
descubrir la identidad de aquellos cadveres.
Yevgeniy, esos no son hombres con los que yo hubiera querido
enemistarme.
Estoy de acuerdo, Anatoliy respondi el mayor de los detectives
. Pero alguien no los tema en absoluto... o los tema lo suficiente como
para adoptar esta medida tan extrema.
Ambos detectives estaban acostumbrados a resolver asesinatos
fciles, en los que el asesino confesaba casi inmediatamente, o haba
cometido el crimen ante numerosos testigos presenciales. Este pondra a
prueba su capacidad y se lo comunicaran a su teniente, con la
esperanza de que les asignara recursos adicionales para el caso.
Mientras observaban se tomaron fotos de sus caras, pero estaban tan
distorsionadas que eran prcticamente irreconocibles, y como medio de
identificacin no serviran para mucho. Pero las normas establecan que
se tomaran fotografas antes de abrir el crneo, y el doctor Koniev
obedeca el reglamento. Los detectives abandonaron la sala para hacer
unas llamadas telefnicas y fumar un cigarrillo, en un entorno
ligeramente ms agradable. Cuando regresaron, las dos balas estaban
en recipientes de plstico y Koniev les dijo que la presunta causa de
ambas muertes haba sido una sola bala en cada uno de sus cerebros,
con quemaduras de plvora en sus crneos respectivos. Segn el
patlogo, ambos disparos se haban efectuado a corta distancia, menos
de medio metro, con una pistola PSM de 5,45 mm reglamentaria de la
polica. El hecho de que se tratara del arma reglamentaria de la polica
poda parecer muy sospechoso, pero lo cierto era que haban llegado
bastantes al mercado negro ruso.
Los norteamericanos llaman a esto un trabajo profesional
coment Yevgeniy.
Es cierto, y realizado con gran pericia reconoci Anatoliy. Y
ahora, en primer lugar...
En primer lugar averiguaremos quines eran esos desgraciados.
Luego, quines eran sus enemigos.


La calidad de la comida china en China era muy inferior a la de la
comida china en Los Angeles, pens Nomuri. Probablemente se deba a
los ingredientes, dedujo en primera instancia. Si la Repblica Popular
dispona de una institucin semejante al Ministerio de Sanidad, no le
haban informado de ello y lo primero que pens al entrar en aquel
restaurante fue que prefera no inspeccionar la cocina. Al igual que la
mayora de los restaurantes de Pekn, ste era un pequeo negocio
familiar, situado en el primer piso de lo que era esencialmente una
residencia privada y para servir a veinte comensales con una cocina
comunista estndar, habitual en China, deban hacer autnticos
malabarismos. A pesar de que la mesa circular era pequea,
sumamente barata y la silla incmoda, el mero hecho de que el lugar
existiera demostraba los cambios fundamentales en la direccin poltica
de aquel pas.
Pero su misin de aquella noche, Lian Ming, estaba sentada frente a
l. Llevaba el habitual mono azulado, que constitua esencialmente el
uniforme de los bajos y medios funcionarios ministeriales. Llevaba el
cabello corto, casi como un casco. El responsable de la moda en aquella
ciudad deba de ser un racista hijo de puta que detestaba a los chinos y
procuraba que fueran lo menos atractivos posible. Todava no haba
visto a ninguna mujer que vistiera de un modo que alguien pudiera
considerar atractivo, salvo, quizs, por algunos atuendos importados de
Hong Kong. El problema de Oriente era la uniformidad, la ausencia
absoluta de variedad, a no ser que uno incluyera a los extranjeros, cada
vez ms abundantes, pero que llamaban la atencin como cien rosas en
un vertedero y slo servan para poner de relieve la inmensidad de la
basura. En su tierra, en California, uno dispona, o mejor dicho, uno po-
da contemplar, rectific el agente de la CIA, todas las variedades de
mujeres del planeta: blancas, negras, judas, cristianas, amarillas,
latinas, algunas verdaderamente africanas y muchas autnticamente
europeas. Exista, adems, una gran diversidad: desenfadadas italianas
de pelo oscuro, francesas altivas, damas britnicas y severas alemanas.
Haba tambin algunas canadienses, espaolas (que se esforzaban por
diferenciarse de la poblacin local de habla hispana) y muchas de origen
japons (que tambin se diferenciaban de los japoneses locales, aunque
en este caso a instancias de los ltimos en lugar de los primeros), que
en su conjunto constituan un verdadero bazar humano. Lo nico que
tenan en comn era el ambiente californiano, que le exiga a todo el
mundo trabajar intensamente para ser presentable y atractivo, ya que
se era el primer gran mandamiento de la vida en California, hogar del
surf, del patinaje y de los cuerpos esbeltos propios de ambas
actividades.
Pero no aqu. Aqu todo el mundo vesta del mismo modo, tena el
mismo aspecto, hablaba de la misma manera y en general actuaba de la
misma forma... salvo en este caso. De ella poda obtenerse algo ms,
pensaba Nomuri, y sa era la razn por la que la haba invitado a cenar.
Se llamaba seduccin y haba formado parte de las tcnicas de los
espas desde tiempos inmemoriales, aunque sta sera la primera vez
para Nomuri. En Japn, donde haban cambiado las costumbres en la
ltima generacin, permitiendo que los jvenes de distinto sexo se
comunicaran y se relacionaran al ms bsico de los niveles, no haba
practicado exactamente el celibato, pero por una cruel irona del destino
para Chester Nomuri, las japonesas ms disponibles se moran de ganas
de ir con norteamericanos. Algunos decan que eso se deba a que los
norteamericanos tenan la reputacin de estar mejor dotados para hacer
el amor que el japons medio, lo que provocaba mucha risa entre las
jvenes japonesas sexualmente activas desde haca poco tiempo. En
parte se deba tambin a que los norteamericanos tenan la reputacin
de tratar mejor a las mujeres que los japoneses y puesto que las
japonesas eran mucho ms obsequiosas que las occidentales, con toda
probabilidad las relaciones mixtas resultaban eminentemente
satisfactorias para ambos. Pero Chet Nomuri era un espa en el pellejo
de un asalariado japons y se haba integrado hasta tal punto que para
las mujeres locales no era ms que otro japons, cuya pericia
profesional dificultaba su vida sexual, lo cual no le pareca justo al
agente, que haba crecido como tantos norteamericanos con las
pelculas de James Bond y sus numerosas conquistas: el seor beso
beso, polvo polvo, como lo llamaban en el Caribe. Nomuri tampoco
haba utilizado ninguna pistola, por lo menos desde su poca en La
Granja, la academia de la CIA junto a la autopista 64, cerca de
Yorktown, Virginia, e incluso entonces no haba batido exactamente nin-
guna marca.
Pero esta situacin ofreca posibilidades, pens el agente tras su
expresin habitual de neutralidad, y no haba ninguna norma que
prohibiera acostarse con alguien durante una misin, lo cual habra sido
muy desmoralizador, pens. Los relatos sobre conquistas constituan un
tema frecuente de conversacin, en las escasas pero reales reuniones
de agentes que organizaba de vez en cuando la institucin,
habitualmente en La Granja, a fin de que los espas compararan sus
tcnicas, cuyas sesiones posteriores de copas solan encaminarse en esa
direccin. Desde la llegada de Chet Nomuri a Pekn, su vida sexual haba
quedado reducida a la contemplacin de pginas pornogrficas en
Internet. Por alguna razn u otra, la cultura asitica favoreca la
existencia de una amplia coleccin de dicho material y aunque Nomuri
no se senta exactamente orgulloso de su adiccin, su impulso sexual
necesitaba alguna salida.
Con un poco de esfuerzo, Ming poda haber sido atractiva, pensaba
Nomuri. En primer lugar, tena que dejarse el pelo largo. Luego, tal vez,
una montura mejor para sus gafas; la que llevaba pareca hecha de
alambre reciclado. Despus, un poco de maquillaje. Nomuri, que no era
un experto en esos menesteres, no saba exactamente qu clase de
maquillaje, pero su piel tena un aspecto parecido al marfil, que un poco
de qumica poda haber convertido en algo atractivo. Sin embargo, en su
cultura, salvo para actuar en un escenario (donde los maquillajes eran
tan sutiles como un letrero luminoso de Las Vegas), el maquillaje
consista, a lo sumo, en lavarse la cara por la maana. Decidi que eran
sus ojos: vivaces y... hermosos. Haba vida en los mismos, o tras los
mismos; a saber cmo funcionaba. Puede que incluso tuviera buen tipo,
aunque era difcil saberlo con la ropa que llevaba.
Entonces, funcionan bien los nuevos equipos informticos?
pregunt, despus de un prolongado sorbo de t verde.
Como una seda respondi casi precipitadamente. Los caracteres
son hermosos y la impresora lser los reproduce a la perfeccin, como si
fueran obra de un calgrafo.
Qu opina tu ministro?
Est muy satisfecho. Trabajo ms rpido y eso le encanta! afirm
Ming.
Suficientemente satisfecho para hacer un pedido? pregunt
Nomuri, convertido de nuevo en asalariado japons.
Eso debo preguntrselo al jefe de la administracin, pero creo que
quedars satisfecho con la respuesta.
Eso complacer a la NEC, pens el agente de la CIA, mientras
pensaba de nuevo brevemente en el dinero que haba ganado para la
empresa que le serva de tapadera. A su jefe en Tokio le habra
provocado nuseas saber para quin trabajaba realmente Nomuri, pero
el espa haba alcanzado su posicin en la NEC por mritos propios,
mientras trabajaba en los ratos libres para su verdadero pas. Era
realmente una suerte, pens Chet, que su autntico trabajo y su
tapadera se integraran a la perfeccin. As como el hecho de haberse
criado en un hogar muy tradicional, hablando dos lenguas maternas,
pero ms que todo su sentido inquebrantable del deber al pas donde
haba nacido, muy por encima del que finga por su cultura ancestral.
Probablemente haba contribuido a ello de forma decisiva la placa
enmarcada de su abuelo, con el escudo de infantera en el centro del
terciopelo azul, rodeado de medallas y condecoraciones por su valenta,
la Estrella de Bronce por su valor en combate, la Citacin Presidencial,
las condecoraciones como soldado del Regimiento 442 en Italia y el sur
de Francia. Su abuelo haba conseguido por fin la nacionalidad
norteamericana, antes de regresar para dedicarse de nuevo al diseo de
jardines, arte en el que se educaron sus hijos y sus nietos, y ensearle a
uno de ellos la deuda que tena con su pas. Adems, poda ser
divertido.
Ahora lo era, pens Nomuri, con la mirada fija en los oscuros ojos de
Ming, mientras se preguntaba en qu pensaba el cerebro que haba tras
los mismos. Tena dos lindos hoyuelos, uno a cada lado de la boca y, a
su parecer, una encantadora sonrisa en un rostro por otra parte
corriente.
Este pas es fascinante dijo Nomuri. Por cierto, hablas muy bien
el ingls.
Era cierto, mientras que el mandarn de Nomuri dejaba mucho que
desear y uno no seduce a las mujeres hablando por seas.
Gracias sonri, complacida. Estudio mucho.
Qu libros lees? pregunt Nomuri, con una seductora sonrisa.
Novelas, Danielle Steel, Judith Krantz. Norteamrica ofrece
muchsimas oportunidades a las mujeres, a las que aqu no estamos
acostumbradas.
Norteamrica es un pas interesante, pero catico respondi
Nomuri. Por lo menos en esta sociedad, uno puede saber el lugar que
le corresponde.
S asinti Ming. Esto da seguridad, pero a veces demasiada.
Incluso el pjaro enjaulado aspira a desplegar las alas.
Te dir una cosa que no me gusta de este pas.
De qu se trata? pregunt Ming sin ofenderse, lo que pareci
maravilloso a Nomuri.
Tal vez conseguira una novela de Steel, para leer lo que a ella le
gustaba.
Deberais vestir de otro modo. Vuestra ropa no os favorece en
absoluto. Las mujeres deberais llevar un atuendo ms atractivo. En
Japn la ropa es mucho ms variada y uno puede vestir al estilo oriental
u occidental, segn le apetezca.
Me contentara con la ropa interior dijo Ming con una risita.
Debe de ser muy agradable al tacto. sta no es una idea muy socialista
agreg, despus de dejar la taza sobre la mesa.
Se acerc el camarero y, despus de que Nomuri asinti, Ming pidi
mao-tai, un fuerte licor del pas. El camarero regres rpidamente con
dos pequeas tazas de porcelana y un frasco, del que sirvi
delicadamente. El agente de la CIA casi suspir despus del primer
sorbo, que le ardi en la garganta y le calent el estmago. Se percat
de que a Ming se le enrojeca la piel y tuvo la sensacin fugaz de que se
acababa de abrir una puerta por la que haban entrado... y que
probablemente conduca a la direccin correcta.
No todo puede ser socialista coment Nomuri con otro pequeo
sorbo. Este restaurante es un negocio privado, no es cierto?
Desde luego. Y la comida es mejor que la que yo preparo. Esa es
una habilidad que no poseo.
En serio? Entonces tal vez me permitirs que yo cocine para ti
algn da sugiri Chet.
No me digas.
Por supuesto sonri. Puedo cocinar al estilo norteamericano y
conseguir los ingredientes adecuados en una tienda cercana.
Tampoco estaran tan buenos los ingredientes, importados como eran,
pero mucho mejor que esa porquera que vendan en los mercados
pblicos y un bistec para cenar era probablemente algo que ella nunca
haba probado. Podra justificar una buena carne en su cuenta de
gastos de la CIA?, se pregunt Nomuri. Probablemente. Los contables
de Langley no presionaban excesivamente a los agentes de campo.
En serio?
Por supuesto. Ser un brbaro extranjero tambin tiene sus ventajas
respondi con una pcara sonrisa.
La risita de Ming le pareci la reaccin adecuada. S, seor. Tom
cuidadosamente otro sorbo de aquel licor incendiario. Ella le haba
confesado lo que le gustara ponerse y le pareci muy sensato, dada su
cultura; por muy cmodo que fuera, sera tambin discreto.
Dime, qu ms puedes contarme sobre ti? pregunt Nomuri.
No hay mucho que contar. Mi formacin es superior a la del trabajo
que realizo, pero es un cargo de prestigio... bueno, por razones
polticas. Soy una secretaria muy cualificada. Mi jefe... bueno,
tcnicamente trabajo para el Estado, como la mayora de nosotros, pero
en realidad trabajo para mi ministro, como si formara parte del sector
capitalista y me pagara de su propio bolsillo se encogi de hombros.
Supongo que siempre ha sido igual. Veo y oigo cosas.
No quiero que me las cuentes ahora, pens Nomuri. Ms adelante, sin
lugar a dudas, pero no ahora.
A m me ocurre lo mismo, secretos industriales y todo lo dems
refunfu. Es preferible dejar esas cosas en el despacho. No, Ming,
quiero que me hables de ti.
Tampoco hay mucho que contar. Tengo veinticuatro aos.
Formacin superior. Supongo que tengo suerte de estar viva. Sabes lo
que ocurre aqu con muchas nias cuando nacen...?
Nomuri asinti.
He odo lo que se cuenta. Es muy desagradable.
Era peor. No era raro que el padre de una nia recin nacida la
arrojara al pozo, con la esperanza de que su esposa tuviera un hijo
varn en el prximo intento. Un hijo por familia era prcticamente lo
que marcaba la ley en la Repblica Popular China y como la mayora de
las leyes en un estado comunista, sta se aplicaba a rajatabla. A
menudo se permita que llegaran a trmino los embarazos no
autorizados, pero en el momento del parto, cuando asomaba la cabeza
del feto, en el mismo momento del nacimiento, el mdico o la enfermera
que estuviera presente llenaba una jeringuilla con formaldehdo,
introduca la aguja en la parte blanda del crneo del feto, empujaba el
mbolo y extingua su vida en el momento en que se iniciaba. No era
algo que el gobierno de la Repblica Popular China promulgara como
poltica gubernamental, pero lo era. Nomuri saba que su nica
hermana, Alice, que era ginecloga licenciada en la Universidad de
California, preferira tomar ella misma el veneno antes de cometer
semejante barbaridad, o estara dispuesta a utilizar una pistola contra
quien se lo
ordenara. A pesar de todo, se produca cierto supervit de na-
cimientos femeninos y las nias nacidas en esas condiciones solan ser
abandonadas, para su posterior adopcin, principalmente por parte de
occidentales, porque para los propios chinos no eran de utilidad alguna.
Si hubiera ocurrido con los judos, se habra denominado genocidio, pero
los chinos eran muy numerosos. Llevado a un extremo, poda haber
conducido a la extincin racial, pero aqu lo llamaban simplemente
control de la poblacin.
A su debido tiempo, Ming, la cultura china reconocer de nuevo el
valor de las mujeres. No cabe la menor duda.
Supongo que s admiti la chica. Cmo tratan a las mujeres en
Japn?
Nomuri solt una carcajada.
La cuestin es cmo nos tratan ellas a nosotros y cmo nos
permiten que las tratemos.
En serio?
Desde luego. Mi madre mandaba en casa hasta que muri.
Interesante. Eres religioso?
Por qu me preguntar eso?, pens Chet.
Nunca me he decidido entre el sintosmo y el budismo zen
respondi sinceramente.
Haba sido bautizado en la iglesia metodista, pero haba abandonado
la religin haca muchos aos. En Japn haba examinado las religiones
locales con el nico propsito de comprenderlas, de encajar mejor en la
sociedad, y despus de aprender bastante sobre ambas, ninguna de
ellas resultaba apetecible a sus costumbres norteamericanas.
Y t? pregunt entonces Nomuri.
En una ocasin me interes por el Falun Gong, pero no seriamente.
Tena un amigo que se involucr muchsimo. Ahora est en la crcel.
Qu pena! asinti compasivamente Nomuri, al tiempo que se
preguntaba por la intimidad que habra habido entre ambos.
El comunismo segua siendo un celoso sistema de creencias, que no
toleraba ninguna clase de competencia. Los baptistas eran la nueva
moda religiosa, que pareca surgir de la propia tierra, iniciada en su
opinin por Internet, donde ltimamente los cristianos norteamericanos,
especialmente los baptistas y los mormones, haban invertido muchos
recursos. De modo que Jerry Falwell estaba consiguiendo aqu cierto
asidero religioso e ideolgico? Sorprendente... o no. El problema con el
marxismo/leninismo, y al parecer tambin con Mao, era que a pesar de
la excelencia de su modelo terico, careca de algo que anhelaba el alma
humana. Pero eso no gustaba, ni poda gustar, a los cabecillas
comunistas. El Falun Gong no era siquiera una religin, no desde el
punto de vista de Nomuri, pero por alguna razn que no alcanzaba a
comprender plenamente, haba asustado lo suficiente a las autoridades
de la Repblica Popular China, como para que stas lo atacaran como si
se tratara de un autntico movimiento poltico contrarrevolucionario.
Haba odo que los lderes sentenciados de la organizacin cumplan
condenas particularmente duras en las crceles locales. Slo caba
imaginar lo que constitua una condena especialmente dura en este pas.
Chet record que algunas de las torturas ms perversas del mundo se
haban inventado aqu, donde la vida humana tena mucho menos valor
que en su pas de origen. China era un viejo pas con una antigua
cultura, pero en muchos sentidos podan haber sido klingons en lugar de
seres humanos, por lo mucho que se diferenciaban sus valores sociales
de los que Chester Nomuri haba adquirido en su infancia.
Bueno, en realidad no tengo muchas convicciones religiosas.
Convicciones? pregunt Ming.
Creencias rectific el agente de la CIA. Dime, hay algn
hombre en tu vida? Tal vez algn novio?
No suspir Ming. No desde hace algn tiempo.
En serio? Me parece asombroso dijo Nomuri, con estudiada
galantera.
Supongo que aqu no es como en Japn reconoci Ming, con cierta
tristeza en el tono de su voz.
Nomuri levant el frasco y llen las copas de mao-tai.
En tal caso dijo con una sonrisa y una ceja arqueada, brindemos
por nuestra amistad.
Gracias, Nomuri-san.
Es un placer, camarada Ming.
Se pregunt cunto tardara. Tal vez no mucho. Entonces empezara
el verdadero trabajo.


SIETE

DESARROLLANDO PISTAS

Fue una de esas coincidencias que caracterizan el trabajo policial en el
mundo entero. Provalov llam al cuartel general de la milicia y puesto
que investigaba un asesinato, le pusieron con un capitn, que era el jefe
de la Brigada de Homicidios de San Petersburgo. Cuando le dijo que
buscaba a dos ex soldados del Spetsnaz, el capitn record que en la
reunin de la maana, dos de sus hombres haban informado sobre el
hallazgo de dos cadveres con posibles tatuajes del Spetsnaz y eso le
bast para ordenar el desvo de la Llamada.
El caso del lanzagranadas en Mosc? pregunt Yevgeniy
Petrovich Ustinov. Quin muri exactamente?
El objetivo principal parece haber sido Gregoriy Filipovich
Avseyenko. Era un proxeneta respondi Provalov a su colega del
norte. Tambin murieron su chfer y una de sus chicas, pero eso
parece de poca importancia agreg, sin entrar en detalles.
No se utilizaba una arma antitanque para matar a un chfer y a una
prostituta.
Y segn vuestras fuentes, fueron dos veteranos del Spetsnaz
quienes efectuaron el disparo?
Exactamente y regresaron poco despus en avin a San
Petersburgo.
Comprendo. Bueno, ayer sacamos dos cadveres de esas
caractersticas del ro Neva, ambos de cerca de cuarenta aos
aproximadamente y los dos con un disparo en la nuca.
No me digas.
S. Tenemos las huellas dactilares de ambos cuerpos. Estamos a la
espera de que las comprueben en el archivo central del ejrcito. Pero
eso no suele ser muy rpido.
Ver lo que puedo hacer, Yevgeniy Petrovich. El caso es que en el
lugar del asesinato se encontraba tambin Sergey Nikolay'ch Golovko y
nos preocupa que pudiera haber sido l el verdadero objetivo del
atentado.
Eso sera muy ambicioso coment tranquilamente Ustinov.
Crees que vuestros amigos de la plaza Dzerzhinskiy pueden decirles a
esos pasmarotes de los archivos que se apresuren?
Los llamar y lo intentaremos prometi Provalov.
Bien, algo ms?
Otro nombre, Suvorov, Klementi Ivan'ch, supuestamente ex agente
del KGB, pero eso es todo lo que tengo de momento. Te suena de algo?
Provalov se percat de que casi poda orlo mover la cabeza. Nyet,
nunca haba odo ese nombre respondi el detective, mientras tomaba
nota. Relacin?
Mi confidente cree que fue quien organiz el atentado.
Comprobar nuestros archivos para ver si tenemos algo sobre l.
Otro individuo de placa y espada! Cuntos guardianes del Estado
han ido por mal camino? pregunt retricamente el polica de San
Petersburgo.
Bastantes respondi su colega de Mosc, con una mueca invisible.
Ese tal Avseyenko estaba tambin en el KGB?
S, al parecer diriga la Escuela de Gorriones. Ustinov solt una
carcajada.
Vaya, un proxeneta formado por el Estado. Estupendo. Buenas
chicas?
Encantadoras confirm Provalov, aunque demasiado caras para
nosotros.
Un hombre de verdad no tiene por qu pagar, Oleg Gregoriyevich
afirm el polica de San Petersburgo.
Tienes razn, amigo mo. Por lo menos no hasta mucho despus
respondi Provalov.
Es la pura realidad! exclam con una carcajada. Me
comunicars lo que averiges?
S, te mandar mis notas por fax.
Estupendo. Yo tambin te mantendr informado prometi Ustinov.
Exista un vnculo entre investigadores de homicidios a lo largo y
ancho del mundo. Ningn pas tolera que se disponga en privado de la
vida humana; las naciones se reservan para s dicho derecho.

En su lgubre despacho moscovita, el teniente Provalov tom notas
durante varios minutos. Era demasiado tarde para llamar a la SVR y
pedirles que presionaran al personal de los archivos centrales del
ejrcito. Prometi hacerlo a primera hora de la maana. Haba llegado la
hora de marcharse. Cogi el abrigo de la percha que haba junto a su
escritorio y se dirigi al lugar donde estaba aparcado su coche oficial.
Condujo hasta un bar cmodo y caliente llamado Boris Godunov's, cerca
de la embajada norteamericana. Haca slo cinco minutos que haba
llegado, cuando sinti una mano familiar en el hombro.
Hola, Mishka dijo Provalov, sin volver la cabeza.
Sabes una cosa, Oleg? Es agradable ver que los policas rusos son
como los norteamericanos.
Es igual en Nueva York?
No te quepa la menor duda confirm Reilly. Despus de un da
entero persiguiendo malhechores, hay algo mejor que tomar unas
copas con los amigos? dijo el agente del FBI, mientras le peda al
camarero su habitual vodka con soda. Adems, se trabaja mucho en
lugares como ste. Algo nuevo sobre el caso del proxeneta?
S, es posible que los dos que perpetraron el atentado hayan sido
encontrados muertos en San Petersburgo respondi Provalov, antes
de tomarse el vodka de un trago y contarle al norteamericano los
detalles. T qu opinas?
Amigo mo, es una venganza o un seguro. Lo he visto en mi pas.
Un seguro?
As sera si hubiera ocurrido en Nueva York. La mafia elimin a Joey
Gallo ante numerosos testigos presenciales, queran que sirviera de
escarmiento y contrataron a un matn negro, pero el pobre desgraciado
fue abatido a su vez a menos de cinco metros. Un seguro, Oleg. De ese
modo, el sujeto no puede contarle a nadie quin lo haba contratado
para hacer el trabajo. El segundo asesino se limit a retirarse sin dejar
una sola pista. 0 podra tratarse de una venganza; quienquiera que los
hubiera contratado pudo haberlos eliminado por equivocarse de
objetivo. Quien paga manda, amigo.
Cmo es eso que decs: ms entresijos de lo que parece?
Efectivamente asinti Reilly. Bueno, por lo menos te ofrece ms
posibilidades de investigacin. Puede que los dos que efectuaron el
disparo hablaran con alguien. Maldita sea, incluso es posible que
escribieran un diario.
Era como arrojar una piedra a un estanque, pens Reilly. En un caso
como ste, las ondas no dejaban de extenderse. No como en un buen
asesinato domstico, donde el marido mataba a su esposa por ponerle
los cuernos o por servir tarde la cena y luego confesaba con los ojos
llenos de lgrimas de arrepentimiento. Pero al mismo tiempo, haba sido
un crimen muy espectacular y stos solan ser los que uno acababa por
resolver, porque la gente los comentaba y siempre haba quien contaba
algo que uno poda utilizar. Era slo cuestin de sacar gente a la calle, ir
de puerta en puerta y gastar suelas de zapatos, hasta conseguir la
informacin necesaria. Esos policas rusos no eran imbciles. A pesar de
que carecan de cierta formacin que Reilly daba por sentada, tenan los
instintos policiales adecuados. Y, en realidad, si uno segua el
procedimiento establecido, acababa por resolver el caso, porque el otro
bando no era excesivamente inteligente. Los listos no quebrantaban la
ley de forma tan llamativa. No, el crimen perfecto era el que uno nunca
llegaba a descubrir, la vctima de asesinato nunca encontrada, los
fondos robados mediante una falsa contabilidad, el espionaje nunca
descubierto. Cuando uno saba que se haba cometido un delito,
dispona de un punto de partida y era como desentraar un tejido. Lo
que mantena los puntos unidos no era mucho, bastaba con ir cortando
los hilos.
Dime, Mishka, cmo eran de temibles tus adversarios de la mafia
en Nueva York? pregunt Provalov, despus de sorber su segundo
vodka.
No es como en las pelculas, Oleg respondi Reilly, despus de
tomar tambin un sorbo de vodka. Salvo quizs Goodfellas. Son
matones baratos. Carecen de formacin. Algunos de ellos son
verdaderamente estpidos. Su distincin consiste en que en otra poca
no hablaban, solan llamarlo omerta, la ley del silencio. Es decir,
cargaban con la culpa y nunca cooperaban. Pero eso ha cambiado con el
paso del tiempo. La gente de la vieja patria muri, apareci una nue-
va generacin ms blanda y nosotros nos endurecimos. Es ms fcil
pasar alegremente tres aos a la sombra que cumplir una condena de
diez aos y, adems, la organizacin se desintegr. Dejaron de
ocuparse de las familias cuando el padre estaba en la crcel y eso fue
realmente desmoralizados. Entonces empezaron a hablar con nosotros.
Adems, nosotros nos hicimos tambin ms listos, con sistemas de
vigilancia electrnica, ahora denominadas operaciones especiales pero
conocidos entonces como trabajos oscuros y no siempre nos
preocupbamos de disponer de una orden judicial. En la dcada de los
sesenta, un capo no poda mear sin que nosotros supiramos el color de
su orina.
Y nunca tomaron represalias?
Te refieres a meterse con nosotros? Atacar a un agente del FBI?
sonri Reilly, slo de pensar en ello. Oleg, nadie se mete jams con
el FBI. En aquella poca, y hasta cierto punto todava ahora, somos la
mano derecha del propio Dios y si alguien se mete con nosotros, van a
suceder cosas realmente graves. La verdad es que nunca ha sucedido
nada parecido, pero a los delincuentes les preocupa que pueda ocurrir.
Doblamos un poco las normas, pero nunca llegamos a quebrantarlas,
por lo menos que yo sepa. Pero si amenazas a un delincuente por salirse
del camino marcado, lo ms probable es que se lo tome en serio.
Aqu, no. Todava no nos tienen tanto respeto.
Entonces, Oleg, debis hacer que os lo tengan.
Y en realidad el concepto era as de simple, aunque Reilly saba que
no sera tan fcil en la prctica. Tendran que salir los policas de vez en
cuando de la reserva, para mostrarles a los delincuentes el precio de la
insolencia? Eso formaba parte de la historia norteamericana, pens
Reilly. Sheriffs locales como Wyatt Earp, Bat Masterson y Wild Bill
Hickock, Lone Wolf Gonzlez de los Rangers de Texas, Bill Tilghman y
Billy Threepersons de la polica federal, todos ellos policas que en su
poca, ms que aplicar la ley, la representaban en su forma de caminar
por las calles. No haba ningn agente del orden legendario comparable
en Rusia. Tal vez necesitaban uno. Formaba parte de la herencia de
todo polica norteamericano y el pblico, despus de haber visto muchas
pelculas y series del Oeste, estaba convencido de que si quebrantaba la
ley algn individuo semejante se metera en su vida y no exactamente
para mejorarla. El FBI se haba formado en una poca de crimen
creciente durante la Gran Depresin y haba aprovechado la tradicin del
Oeste existente, con tecnologa y procedimientos modernos, para crear
su propio halo de misterio institucional. Para lograrlo tuvieron que
condenar a muchos delincuentes y matar tambin algunos en las calles.
En Norteamrica exista la idea de que los policas eran unos personajes
heroicos, que no slo hacan respetar la ley, sino que tambin protegan
al inocente. Aqu no exista ninguna tradicin semejante. Forjarla re-
solvera muchos de los problemas de la antigua Unin Sovitica, donde
la tradicin que persista no era de proteccin, sino de opresin. No
haba ningn John Wayne ni Melvin Purvis en las pelculas rusas y eso
empobreca el pas. A pesar de que a Reilly le gustaba trabajar aqu y de
que haba llegado a apreciar y respetar a sus homlogos rusos, tena la
sensacin de que lo hubieran arrojado a un vertedero, con instrucciones
de dejarlo tan ordenado como Bergdorf-Goodman's en Nueva York. Ah
estaban todos los componentes, pero ordenarlos convertira la tarea de
Hrcules en los establos de Augias en algo insignificante. Oleg tena la
motivacin necesaria y las aptitudes adecuadas, pero se enfrentaba a
una tarea monumental. Reilly no lo envidiaba, pero deba ayudarlo tanto
como pudiera.
No te envidio mucho, Mishka, pero me gustara que nuestra
organizacin gozara del prestigio de la tuya en tu pas.
No surgi de la nada, Oleg. Es el producto de muchos aos y de un
montn de hombres extraordinarios. Tal vez debera mostrarte una
pelcula de Clint Eastwood.
Harry, el sucio? La he visto.
Divertida pens el ruso, pero no muy realista.
No, La marca de la horca, sobre el servicio de polica federal en el
antiguo Oeste, cuando los hombres eran hombres y las mujeres estaban
agradecidas. A decir verdad, en el sentido estricto no es cierto. No se
cometan muchos delitos en el viejo Oeste.
El ruso levant la mirada, sorprendido.
Entonces por qu todas las pelculas afirman lo contrario?
Oleg, las pelculas tienen que ser emocionantes y no hay mucha
emocin en el cultivo del trigo y la cra de ganado. El Oeste
norteamericano lo poblaron principalmente veteranos de nuestra guerra
civil. Aqul fue un conflicto duro y cruel, pero ningn superviviente de la
batalla de Shiloh se dejara intimidar fcilmente por un sujeto a caballo,
con o sin pistola. Hace unos veinte aos aproximadamente, un
catedrtico de la Universidad Estatal de Oklahoma escribi un libro
sobre este tema. Entre otra documentacin, examin los archivos judi-
ciales y comprob que salvo tiroteos en los bares, las pistolas y el
whisky no forman una combinacin muy adecuada, no se cometan
muchos delitos en el Oeste. Sus pobladores saban cuidar de s mismos
y sus leyes eran muy duras, no haba muchos reincidentes, pero lo
cierto era que todos los pobladores tenan armas, en general saban
como usarlas y eso es un gran disuasivo para los delincuentes. A fin de
cuentas, es menos probable que te dispare un polica que un ciudadano
enfurecido. El polica no quiere enfrentarse a todo el papeleo si puede
evitarlo, no crees?
El norteamericano tom un sorbo de vodka y solt una carcajada.
En eso somos iguales, Mishka reconoci Provalov.
Y, por cierto, todo ese desenfundar rpido de las pelculas, si alguna
vez ha ocurrido en la realidad, no tengo constancia de ello. No, eso es
un invento de Hollywood. Uno no puede desenfundar y disparar de ese
modo con precisin. Si fuera posible, lo habramos aprendido en
Quantico. Pero salvo en el caso de personas que practican para
espectculos y competiciones especiales, y entonces la distancia y el
ngulo son siempre los mismos, eso es sencillamente imposible.
Ests seguro?
No es fcil destruir las leyendas, especialmente para un polica por
otra parte bastante inteligente, pero que haba visto muchas pelculas
del Oeste.
Yo era el instructor principal de mi divisin de campo, y que me
zurzan si puedo hacerlo.
Entonces eres un buen tirador?
Reilly asinti con una modestia inusual.
Aceptable reconoci. Bastante aceptable.
No llegaban a trescientos los nombres en la lista de la academia del
FBI de los que haban aprendido a disparar a la perfeccin al graduarse.
Mike Reilly era uno de ellos. Tambin haba sido subjefe del equipo del
SWAT en su primer destino en la ciudad de Kansas, antes de su traslado
a los jugadores de ajedrez del Departamento de Crimen Organizado. Se
senta un poco desnudo sin su automtica S&W 1070, pero as era la
vida en el servicio diplomtico del FBI, reflexion el agente. Qu diablos,
aqu el vodka era bueno y empezaba a gustarle. Para eso ayudaba su
matrcula diplomtica. La polica local era bastante diligente a la hora de
poner multas. Lstima que todava les faltara tanto por aprender sobre
investigaciones criminales importantes.
Entonces t crees, Oleg, que nuestro amigo proxeneta era el
objetivo principal?
S, creo que es probable, pero todava no estoy completamente
seguro respondi, encogindose de hombros. No obstante,
mantendremos abierta la posibilidad de que fuera Golovko agreg
Provalov, despus de un prolongado sorbo de vodka. Despus de
todo, eso nos aportar cooperacin importante de otras instituciones.
Reilly no pudo evitar una carcajada.
Oleg Gregorivevich, t sabes cmo manejar la parte burocrtica de
tu trabajo. !Yo no lo hara tan bien como t!
Entonces llam al camarero, que se apresur a servirles otra ronda.


Internet debe de ser el mejor invento de la historia para el espionaje,
pens Patricia Foley. Bendijo tambin el da en que recomend
personalmente a Chester Nomuri al Directorio de Operaciones. Ese
pequeo nipn haca unas jugadas hermosas, para un agente que no
haba cumplido todava los treinta. Su trabajo en Japn haba sido
excelente y se haba ofrecido inmediatamente voluntario para la
operacin Genghis en Pekn. Su empleo de tapadera en la Nippon
Electric Company difcilmente poda haber sido ms indicado para los
requisitos de la misin y pareca haberse introducido con la elegancia y
facilidad de Fred Astaire en un da particularmente bueno. Al parecer, la
parte ms fcil era obtener la informacin.
Haca seis aos que la CIA haba acudido a Silicon Valley
evidentemente bajo una tapadera y le haba encargado a un
fabricante moderno una breve remesa de un mdem muy especial. En
realidad, a muchos les pareca una porquera porque tardaba de cuatro
a cinco segundos ms de lo habitual en conectar. Lo que no se
detectaba era que el sonido de los cuatro ltimos segundos no era el
habitual, sino que se trataba de un sistema especial de codificacin,
pero que si la lnea telefnica estaba intervenida sonaba como un ruido
corriente. De modo que lo nico que Chester deba hacer era preparar
su mensaje y mandarlo. Para mayor seguridad, los mensajes estaban
codificados con un sistema muy especial de 256 bits elaborado por la
Agencia Nacional de Seguridad, y la doble codificacin era tan compleja
que incluso la ANS con sus superordenadores tena dificultad para
descifrarla, despus de mucho tiempo y muchos recursos. A
continuacin, lo nico que se precisaba era establecer un dominio punto
como a travs de cualquier empresa pblica fcilmente accesible y una
conexin a la red mediante uno de los abundantes servidores locales.
Poda incluso utilizarse en llamadas directas de ordenador a ordenador,
que en realidad era su aplicacin original, y aunque la oposicin hubiera
intervenido la lnea telefnica, precisara un genio matemtico y el
ordenador ms grande y ms completo de Sun Microsystems para
empezar a descifrar el mensaje.

Lian Ming, ley Mary Pat, secretaria de... ah, l! Una fuente potencial
nada desdeable. Lo ms encantador era que Nomuri haba incluido las
posibilidades sexuales implcitas en el reclutamiento. La chica era
todava bastante ingenua, deca Nomuri, probablemente ruborizado,
pens la subdirectora de operaciones de la Agencia Central de
Inteligencia, pero lo haba incluido porque era extraordinariamente
sincero en todo lo que haca. La seora Foley tom nota debidamente,
para aadirla como anexo a su ficha. Discpulo de James Bond, pens
mientras se rea para sus adentros. Lo ms fcil era la respuesta:
aprobado, proceda. Ni siquiera tuvo que agregar con precaucin.
Nomuri saba cmo comportarse en el campo, lo cual no era siempre as
con los jvenes agentes. A continuacin levant el telfono y llam a su
marido por la lnea directa.
Hola, cario dijo el director de la CIA.
Ocupado?
Ed Foley saba que su esposa no le haca esa pregunta a la ligera.
No demasiado ocupado para ti, amor mo. Ven a mi despacho. Y
colg.
El despacho del director de la CIA era relativamente largo y estrecho,
con unos ventanales del suelo al techo, desde donde se divisaba el
bosque y el aparcamiento de las visitas especiales. Ms all de los
rboles est el valle del Potomac, la avenida del parque de George
Washington y poca cosa ms. La idea de que alguien pudiera haber
divisado directamente este edificio, por no mencionar el despacho del
director, habra causado graves quebraderos de cabeza al personal de
seguridad. Ed levant la cabeza cuando entr su esposa y se sent en la
butaca de cuero situada frente a su escritorio.
Algo bueno?
Incluso mejor que las notas de Eddie en el colegio respondi con
una suave sonrisa sensual, que reservaba exclusivamente para su
marido.
Deba de tratarse de algo extraordinario. Edward Foley hijo se
distingua como estudiante en la politcnica de Rensselaer, en Nueva
York, adems de formar parte de su equipo de hockey, que casi siempre
destacaba en la liga nacional. El pequeo Ed poda llegar a ganarse una
plaza en el equipo olmpico, aunque el hockey profesional estaba
descartado. Ganara demasiado como ingeniero informtico para perder
el tiempo con una actividad tan pedestre.
Creo que tal vez hayamos encontrado algo agreg la esposa.
Como qu, querida?
Como la secretaria ejecutiva de Fang Gan respondi. Nomuri
intenta reclutarla y dice que las perspectivas son buenas.
GENGHIS coment Ed.
Deban haber elegido otro nombre, pero a diferencia de la mayora de
las operaciones de la CIA, el nombre de sta no haba sido generado por
un ordenador en el stano. La verdad era que dicha medida de
seguridad no se haba aplicado en este caso, por la sencilla razn de que
nadie esperaba que diera fruto alguno. La CIA nunca haba logrado
introducir ningn agente en el gobierno de la Repblica Popular China.
Por lo menos, no de rango superior a capitn en el Ejrcito Popular de
Liberacin. Los problemas eran los habituales. En primer lugar deban
reclutar a alguien de raza china, y la CIA no haba tenido mucho xito
en ese sentido, y en segundo lugar, el agente deba poseer
conocimientos lingsticos, as como la capacidad de pasar inadvertido
en dicha cultura. Por diversas razones, nada de eso haba sucedido.
Entonces, Mary Pat sugiri que probaran a Nomuri. Despus de todo, su
empresa haca muchos negocios en China y el chico tena buenos instin-
tos. Ed Foley le sigui la corriente, sin esperar grandes resultados. Pero
una vez ms, los instintos de su esposa superaron los suyos. En general
se consideraba a Mary Pat Foley la mejor agente que haba tenido la CIA
en veinte aos y pareca decidida a demostrarlo.
Cul es el grado de exposicin de Chet? pregunt el director.
Su esposa no pudo evitar mostrarse preocupada.
Est solo, pero sabe ser cuidadoso y su material de comunicaciones
es el mejor que tenemos. A no ser que la tomen con l, ya sabes, que lo
detengan porque no les gusta su peinado, debera estar bastante
seguro. En cualquier caso...
Le entreg a su marido la comunicacin de Pekn.
El director ley el documento tres veces, antes de devolvrselo a su
esposa.
Bien, cario, si lo que pretende es acostarse con una chica, sa no
es la mejor tcnica de un agente de campo. No es aconsejable
involucrarte tanto con tu contacto...
Lo s, Ed, pero no olvides que uno juega con las cartas que le han
repartido. Y si le facilitamos un ordenador como el que utiliza Chet, ella
tambin estar bastante segura, no te parece?
A no ser que alguien lo desarme pens Ed Foley en voz alta.
Maldita sea, Ed, nuestros mejores tcnicos las pasaran canutas
para comprenderlo. No olvides que me he ocupado personalmente del
proyecto. Es seguro!
Tranquila, cario dijo el director, levantando la mano, consciente
de que cuando Mary se expresaba de ese modo, realmente tena la
situacin bajo control. Si, es seguro, lo s, pero recuerda que t eres
la vaquera y yo quien se preocupa.
De acuerdo, querido respondi ella con su seductora sonrisa, que
le permita salirse con la suya.
Le has dicho ya que proceda?
Es mi agente, Eddie.
El director asinti, resignado. No era justo tener que trabajar aqu con
su esposa. Tampoco sola ganar ninguna discusin en el despacho.
Bien, cario. Es tu operacin, adelante, pero...
Pero qu?
Pero vamos a cambiar Genghis por otro nombre. Si esta operacin
se prolonga, vamos a iniciar un ciclo de cambio de nombre mensual.
Este tiene graves connotaciones y debemos procurar que la seguridad
sea ptima en este caso.
Mary tuvo que estar de acuerdo. Como encargados de caso, ambos
haban dirigido a un agente conocido legendariamente en la CIA como
Cardinal, el coronel Mikhail Semyonovich Filitov, que haba trabajado
dentro del Kremlin durante ms de treinta aos, suministrando
excelente informacin sobre todos los aspectos de las fuerzas armadas
soviticas, adems de datos valiossimos de inteligencia poltica. Perdido
por razones burocrticas en la memoria de los tiempos, Cardinal no
haba recibido el trato habitual de un agente fijo y eso le haba salvado
de Aldrich Ames y de su perversa traicin de una docena de ciudadanos
soviticos, que trabajaban para Norteamrica. Ames haba ganado
aproximadamente cien mil dlares por vida entregada. Los dos Foley
lamentaban que a Ames se le hubiera permitido seguir viviendo, pero
ellos no eran quienes imponan el cumplimiento de la ley.
De acuerdo, Eddie, ciclo mensual. T siempre tan cauteloso, cario.
Llamas t o lo hago yo?
Esperaremos a que nos facilite algo til antes de tomarnos tantas
molestias, pero cambiemos Genghis por otro nombre. Es una referencia
a China demasiado evidente.
De acuerdo respondi Mary con una pcara sonrisaQu te
parece de momento Sorge? sugiri.
El nombre estaba inspirado en el de Richard Sorge, uno de los espas
ms extraordinarios de la historia, un alemn que haba trabajado para
los soviticos y posiblemente quien impidi que Hitler ganara en el
frente oriental contra Stalin. El dictador sovitico, consciente de ello, no
levant un dedo para salvarlo del cadalso. La gratitud haba dicho en
una ocasin Iosif Vissarionovich es una enfermedad de los perros.
El director asinti. Su esposa tena un vivaz sentido del humor,
particularmente en lo concerniente al trabajo.
Cundo crees que sabremos si va a cooperar con nosotros?
Supongo que en el momento en que Chet se tome un respiro en la
cama.
Mary, t alguna vez...?
En el campo? Ed, eso es cosa de chicos, no de chicas respondi
con una radiante sonrisa, mientras recoga sus papeles para retirarse
Salvo contigo, cario.


El DC-10 de Alitalia tom tierra con unos diez minutos de anticipo
gracias al viento favorable. Al cardenal Renato DiMilo le complaci rezar
mentalmente una oracin apropiada de agradecimiento. Despus de
mucho tiempo en el servicio diplomtico vaticano, estaba acostumbrado
a los vuelos de larga duracin, pero eso no era exactamente igual que
disfrutar de los mismos. Llevaba su atuendo cardenalicio rojo y negro,
que era en realidad una especie de uniforme oficial y aparentemente no
muy cmodo, a pesar de habrselo hecho a medida en una de las
mejores sastreras romanas. Uno de los mayores inconvenientes de su
cargo clerical y diplomtico era no haberse podido quitar la chaqueta
durante el vuelo, pero haba logrado quitarse los zapatos, slo para
comprobar que sus pies se haban hinchado durante el vuelo, y
ponrselos de nuevo fue ms difcil de lo habitual. Eso provoc un
suspiro en lugar de una maldicin, cuando el avin se acercaba a la
terminal. El primer auxiliar de vuelo lo acompa a la puerta delantera,
para que pudiera abandonar el aparato en primer lugar. Una de las
ventajas de su cargo diplomtico era que le bastaba mostrar su
pasaporte diplomtico a los funcionarios, y en este caso lo esperaba un
alto funcionario gubernamental de la Repblica Popular China, para
recibirlo al final del pasillo.
Bien venido a nuestro pas dijo el funcionario, tendindole la
mano.
Me alegro de estar aqu respondi el cardenal, consciente de que
aquel comunista ateo no le haba besado el anillo, como estableca el
protocolo habitual.
Claro que el catolicismo, en particular, y el cristianismo, en general,
no eran exactamente del agrado de la Repblica Popular China. Pero si
el pas deseaba formar parte del mundo civilizado, no tena ms
alternativa que aceptar la representacin de la Santa Sede. Adems,
empezara a trabajar con esa poblacin y, quin sabe, tal vez convertira
uno o dos. Cosas ms extraas haban ocurrido y la Iglesia catlica se
las haba visto con enemigos ms formidables.
Con un ademn y acompaado de un pequeo squito, el viceministro
condujo al distinguido visitante al lugar donde esperaba el coche oficial y
su escolta.
Cmo le ha ido el vuelo? pregunt el funcionario.
Largo, pero no desagradable respondi previsiblemente el
cardenal.
Los diplomticos deban comportarse como si les encantara volar,
aunque incluso la tripulacin se cansaba en esos vuelos tan
prolongados. La misin del funcionario consista en observar al nuevo
embajador del Vaticano, estudiar su conducta, fijarse incluso en cmo
miraba por las ventanas del coche, que en este caso no era diferente de
la forma en como lo hacan los dems diplomticos llegados por primera
vez a Pekn. Observaban las diferencias. Las formas de los edificios eran
nuevas y diferentes para ellos, y la estructura de las paredes vistas de
cerca y de lejos, la forma en que las cosas que eran esencialmente las
mismas se convertan en fascinantes, debido a diferencias realmente
microscpicas vistas con objetividad.
Tardaron un total de veintiocho minutos en llegar a la residencia-
embajada. Era un viejo edificio, de principios del siglo pasado, que haba
sido el extenso hogar de un misionero metodista norteamericano,
aficionado evidentemente a las comodidades norteamericanas pens
el funcionario, y que haba experimentado diversas transformaciones,
incluido su uso como prostbulo en el barrio diplomtico durante las
dcadas de los aos veinte y treinta, como haba descubierto el da an-
terior, porque a los diplomticos tambin les gustaban sus comodidades.
Se pregunt si las mujeres eran chinas, o rusas que siempre alegaban
pertenecer a la nobleza zarista, por lo que haba odo. Despus de todo,
a los occidentales les gustaba acostarse con mujeres de la nobleza por
alguna razn u otra, como si su cuerpo fuera de algn modo diferente.
Esto lo haba odo tambin en el despacho del ministerio, de un archi-
vero que registraba esa clase de datos. Las costumbres personales del
presidente Mao no estaban registradas, pero su pasin de toda la vida
por desvirgar doncellas de doce aos era sobradamente conocida en el
Ministerio de Asuntos Exteriores. El joven funcionario saba que todo
lder nacional tena algn rasgo personal extrao y desagradable. Los
grandes hombres cometan aberraciones.
El coche se detuvo frente a un edificio de estructura de madera,
donde un polica uniformado abri la puerta para el visitante italiano e
incluso lo salud, a lo que el hombre del solideo color rub correspondi
con una ligera inclinacin de la cabeza.
En el porche esperaba otro extranjero, monseor Franz Schepke, cuya
categora diplomtica era la de subdirector de la misin, lo que
habitualmente significaba que l era quien se ocupaba de todo, mientras
el embajador, elegido principalmente por razones polticas, reinaba en el
despacho principal. Todava no saban si ahora sera ste el caso.
Schepke tena un aspecto tan alemn como su rbol genealgico, alto
y delgado con unos ojos azul grisceo que no revelaban absolutamente
nada, y posea una asombrosa habilidad lingstica que le haba
permitido dominar, no slo el complejo idioma chino, sino tambin el
dialecto y acento local. Por telfono, aquel extranjero poda pasar por un
miembro del partido, para asombro de los funcionarios locales que no
estaban acostumbrados a que los extranjeros lograran hablar debi-
damente su idioma, ni mucho menos dominarlo.
El funcionario chino se percat de que el alemn besaba el anillo de
su superior. A continuacin, el italiano estrech la mano y abraz al
joven clrigo. Probablemente se conocan. Entonces, el cardenal DiMilo
condujo a Schepke hasta su escolta se lo present. Evidentemente, ya lo
haba visto muchas veces y eso le dio la impresin al funcionario local de
que el clrigo decano era un poco retrasado. A su debido tiempo se
descarg el equipaje y acto seguido el funcionario chino subi de nuevo
al coche oficial, para trasladarse al Ministerio de Asuntos Exteriores,
donde redactara su informe de la llegada. El nuncio papal que ha
superado su mejor edad escribira es un anciano quiz bastante
agradable, pero sin mucho intelecto. En otras palabras, un embajador
occidental bastante tpico.
Al entrar en el edificio, Schepke se toc la oreja derecha y seal a su
alrededor.
En todas partes? pregunt el cardenal.
Ja, doch respondi monseor Schepke en su alemn materno,
antes de seguir hablando en griego, no moderno, sino clsico, como el
que hablaba Aristteles, semejante pero diferente de la versin moderna
de dicho idioma, perpetuado slo por un puado de intelectuales en
Oxford v en unas pocas universidades occidentales. Bien venido,
eminencia.
Incluso los aviones pueden tardar demasiado. Por qu no podemos
viajar en barco? Sera una forma mucho ms agradable de trasladarse
de un lugar a otro.
La maldicin del progreso respondi tmidamente el alemn.
Despus de todo, el vuelo de Roma a Pekn tardaba slo cuarenta
minutos ms que el de Roma a Nueva York, pero Renato era un hombre
de otra poca diferente y ms paciente.
Mi escolta. Qu puede decirme de l?
Se llama Qian. Cuarenta aos, casado, con un hijo. Ser nuestro
contacto con el Ministerio de Asuntos Exteriores. Inteligente, buena
educacin, pero ferviente comunista, igual que su padre respondi
rpidamente Schepke, en el idioma que haba aprendido haca mucho
tiempo en el seminario.
Tanto l como su jefe saban que probablemente grababan su
conversacin, que luego volvera locos a los lingistas del ministerio.
Pero, al fin y al cabo, no era culpa suya que aquella gente fuera
analfabeta.
Entonces hay micrfonos en todo el edificio? pregunt DiMilo,
mientras se acercaba a una bandeja donde haba una botella de vino
tinto.
Eso hay que suponer asinti Schepke, al tiempo que el cardenal
se serva un vaso de vino. Hara inspeccionar el edificio, pero no es
fcil encontrar aqu personas fiables y...
Y quienes fueran capaces de hacer un buen trabajo aprovecharan la
oportunidad para colocar sus propios micrfonos para el pas para el que
trabajaran: Estados Unidos, Gran Bretaa, Francia, Israel... A todos les
interesaba conocer lo que saba el Vaticano.
El Vaticano, situado en el centro de Roma, es tcnicamente un estado
independiente, de ah la categora diplomtica del cardenal DiMilo en un
pas donde las convicciones religiosas estaban mal vistas en el mejor de
los casos, y perseguidas despiadadamente en el peor de los mismos. El
cardenal Renato DiMilo era sacerdote desde haca poco ms de cuarenta
aos, durante la mayor parte de los cuales haba pertenecido al servicio
diplomtico del Vaticano. Sus conocimientos lingsticos no eran nicos
en los confines de su propia organizacin, pero incluso all, inusuales y
sumamente excepcionales en el mundo exterior, donde hombres y
mujeres tardaban muchsimo tiempo en aprender idiomas. Pero DiMilo
los aprenda con facilidad, e incluso llegaba a sorprenderle que no
pudieran hacerlo los dems. Adems de sacerdote y diplomtico, DiMilo
era tambin agente de espionaje; todos los embajadores se supone que
deben serlo, pero l iba mucho ms all. Una de sus misiones consista
en mantener informado al Vaticano, y por consiguiente al papa, de lo
que suceda en el mundo, a fin de que el Vaticano, y por consiguiente el
papa, pudiera actuar o por lo menos usar su influencia en el sentido
adecuado.
DiMilo conoca bastante bien al papa actual. Haban sido amigos
muchos aos antes de su eleccin al trono de Pontifex Maximus
(maximus, que en este contexto significa jefe, y pontifex, que
equivale a constructor de puentes, ya que se supone que el sacerdote
es el puente entre los hombres y su Dios). DiMilo haba servido al
Vaticano como diplomtico en siete pases. Antes de la cada de la Unin
Sovitica se haba especializado en pases de Europa oriental, donde
haba aprendido a discutir los mritos del comunismo con sus partidarios
ms acrrimos, generalmente para incomodidad de sus interlocutores y
su propia diversin. Aqu sera diferente, pens el cardenal, no slo por
las creencias marxistas, sino por tratarse de una cultura muy distinta.
Haca dos mil aos que Confucio haba definido el lugar de los chinos en
el mundo, y ese lugar era diferente del que enseaba la cultura
occidental. Evidentemente, aqu haba cabida para las enseanzas de Je-
sucristo, como en cualquier otro lugar. Pero el terreno no era tan frtil
para el cristianismo como en otros sitios. Los que se acercaran a
misioneros cristianos lo haran por curiosidad, y una vez expuestos a los
evangelios, las creencias cristianas les pareceran todava ms curiosas,
por lo mucho que se diferenciaban de sus creencias ancestrales. Incluso
las creencias ms normales que coincidan, ms o menos, con las
tradiciones chinas, como el movimiento espiritualista oriental
denominado Falun Gong, haban sido brutalmente reprimidas. El carde-
nal DiMilo se record a s mismo que haba llegado a uno de los pocos
pases paganos existentes, donde el martirio todava era posible para los
ms o menos afortunados, segn el punto de vista de cada uno. Tom
un sorbo de vino, intentando decidir qu hora era segn su reloj
corporal, al contrario de lo que indicaba el de pulsera. En ambos casos,
el vino saba bien y le recordaba su tierra, que nunca haba realmente
abandonado, ni siquiera cuando estaba en Praga o en Mosc. Pekn, sin
embargo, poda ser un reto.

OCHO

SUBORDINADOS Y PAOS MENORES


No era la primera vez que lo haca. A su manera, era emocionante,
excitante y ligeramente peligroso, dado el momento y el lugar. Era
principalmente un ejercicio de memoria prctica y capacidad de
discernimiento. La parte ms difcil consista en convertir las medidas
inglesas al sistema mtrico. Se supona que la mujer perfecta meda 36-
24-36, no 90-60-90.
La ltima vez que haba estado en un lugar parecido haba sido en el
Beverley Center Mall de Los Angeles, comprando para Mara Castillo,
una voluptuosa latina a quien encant su error de haber confundido su
cintura por veinticuatro, en lugar de sus verdaderas veintisiete
pulgadas. Era aconsejable errar por debajo en lo concerniente a cifras,
pero probablemente por arriba en cuanto a letras. Si uno tomaba un
pecho de 36B por 34C, a ella no le enfurecera, pero si crea que su
cintura de veinticuatro meda veintiocho pulgadas, probablemente se
enojara. El estrs pens Nomuri mientras mova la cabeza tena
manifestaciones diversas. Quera acertar porque aspiraba a convertir a
Ming en una fuente de informacin, pero tambin en su amante, y sa
era una razn de ms para no equivocarse.
El color era la parte fcil. Rojo. Evidentemente, rojo. ste era todava
un pas donde el rojo era un buen color, lo cual era conveniente,
porque el rojo haba sido siempre el color ms vivaz elegido por las
mujeres para su ropa interior, el color de la aventura, las risas y... la
vida alegre. Y eso servira para satisfacer, tanto sus necesidades
biolgicas como profesionales. Tambin deba calcular otras cosas. Ming
no era alta, meda escasamente cinco pies, ciento cincuenta y un
centmetros aproximadamente, pens Nomuri, despus de hacer la
conversin mentalmente. Era baja, pero no realmente menuda. En
China no exista la obesidad autntica. Aqu la gente no coma en
exceso, probablemente por el recuerdo de la poca en que escaseaba la
comida, y el abuso era simplemente imposible. El peso de Ming se
habra considerado excesivo en California, pens Nomuri, pero eso era
slo por la estructura de su cuerpo. Pareca rechoncha porque era baja y
eso era algo que no cambiara ningn rgimen, ejercicio, ni maquillaje.
Su cintura no deba medir mucho menos de veintisiete pulgadas. En
cuanto a su pecho, probablemente 34B... bueno, tal vez 34C... no,
decidi, B+ a lo sumo. Por tanto, un sujetador 34B y unas bragas de
talla mediana de seda roja, algo muy femenino... en el sentido
arriesgado y libertino de la feminidad, algo que le permitiera mirarse al
espejo a solas y rerse... tal vez incluso suspirar al comprobar lo
diferente que era con esas prendas y quiz sonrer, con esa sonrisa
interna que las mujeres reservan para esos momentos. El momento en
el que uno sabe que la ha conseguido... y lo dems no es ms que el
postre.
La mejor parte de Victoria's Secret era el catlogo, diseado para
hombres que, en realidad, y con buen criterio, queran comprar ellos
mismos los modelos, a pesar de sus actitudes faciales, ya que a veces
parecan lesbianas, aunque con semejantes cuerpos, quin poda
quejarse? Fantasas, cosas de la mente. Nomuri se pregunt si las
modelos realmente existan o eran imgenes generadas por ordenador.
Actualmente se poda hacer cualquier cosa con la informtica: convertir
a Rosie O'Donnell en Twiggy, o a Cindy Crawford en obsoleta.
Vuelta al trabajo, se dijo a s mismo Nomuri. Puede que aqul fuera
un lugar para fantasas, pero an no para sa. Bien, deba ser algo
ertico. Algo que resultara simultneamente divertido y excitante para
Ming, y para l; eso tambin formaba parte del plan. Nomuri cogi un
catlogo del montn, porque era mucho ms fcil ver lo que quera
cuando estaba relleno. Lo hoje hasta detenerse en la pgina veintisis.
La modelo era negra y en su potaje gentico deba de haber excelentes
ingredientes, porque su rostro habra resultado tan atractivo a un
miembro de las SS hitlerianas como a Idi Amn. Era esa clase de rostro.
Mejor an, llevaba un sujetador Racer-back que haca juego con sus
braguitas y el color era perfecto, un rojo prpura que los romanos en
otra poca haban denominado escarlata tirreno, el color de la franja de
la toga de los miembros de la orden senatorial, reservada por su precio
y por la tradicin a la nobleza romana ms acaudalada, no exactamente
rojo, ni exactamente prpura. El sujetador, de satn y lycra, se
abrochaba por delante, lo cual facilitaba a la chica la operacin de
ponrselo y al chico la de quitrselo, pens mientras se diriga al estante
pertinente. Treinta y cuatro be, decidi. Si era demasiado pequeo,
sera ms halagador... las bragas pequeas o medianas? Qu coo,
unas de cada. Para asegurarse, compr tambin un sujetador sin varillas
de forma triangular y unas braguitas estilo tanga de color rojo anaranja-
do, que para los catlicos sera pecado mortal slo mirarlas. Decidi
impulsivamente adquirir varios pares adicionales de bragas, pensando
que probablemente se ensuciaban con mayor facilidad que los
sujetadores, cosa de la que no estaba seguro a pesar de ser agente de
campo de la CIA. No le enseaban a uno esas cosas en La Granja.
Debera comentarlo en un mensaje. Probablemente, Mary Patricia
soltara una carcajada en su despacho del sptimo piso en Langley.
Otra cosa, pens. Perfume. A las mujeres les encanta el perfume. Era
lgico que les gustara, especialmente aqu. Toda la ciudad de Pekn ola
como unos altos hornos, el aire estaba impregnado de polvo de carbn y
otros productos contaminantes, probablemente como Pittsburgh a
principios del siglo pasado, y la triste realidad era que los chinos no se
duchaban con la diligencia de los californianos, ni mucho menos con la
regularidad de los japoneses. Por consiguiente, algo que oliera bien...
Dream Angels era la marca. Estaba disponible en aerosol, locin y
otras aplicaciones que Nomuri no alcanzaba a comprender, pero estaba
seguro de que Ming lo entendera porque era mujer y eso era una
quintaesencia femenina. De modo que compr tambin el perfume,
pagando con su tarjeta de crdito de NEC... sus jefes japoneses lo
entenderan. Se hacan viajes meticulosamente preparados y
organizados para asalariados japoneses a diversos lugares de Asia,
especializados en comercio sexual. As haba sido probablemente como
se haba introducido el Sida en Japn, y Nomuri utilizaba un
preservativo para todo, salvo para orinar. El total ascendi a unos
trescientos euros. La dependienta se lo envolvi todo y coment que la
mujer de su vida era muy afortunada.
Lo ser, se prometi Nomuri a s mismo. La ropa interior que acababa
de comprarle era tan suave al tacto como el cristal y sus colores
excitaran incluso a un ciego. La nica cuestin era cmo afectaran a la
rechoncha secretaria china de un ministro gubernamental. No era como
si intentara seducir a Suzie Wong. Lian Ming se distingua ms por su
aspecto comn que por su atractivo, pero nunca se sabe. Amy Irvin, su
primera conquista a la madura edad de diecisiete aos y tres meses, era
suficientemente atractiva para despertar su inspiracin, que para un
chico de dicha edad significaba que posea los atributos corporales
necesarios, que no llevaba barba como los generales de la guerra civil y
que durante el ltimo mes haba tomado una ducha. Por lo menos, Ming
no sera como tantas norteamericanas actuales, que haban visitado al
cirujano plstico para reducir el vientre, aumentar los pechos hasta que
parecieran tazones, e inyectarse toda clase de productos qumicos en los
labios, que acababan por tener el aspecto de una extraa fruta partida.
Lo que hacan las mujeres para atraer a los hombres... y lo que hacan
los hombres con la esperanza de seducirlas. Qu fuente potencial de
energa, pens Nomuri, cuando haca girar la llave del contacto en su
Nissan de la empresa.


Qu tenemos hoy Ben? pregunt Ryan, dirigindose a su asesor
de seguridad nacional.
La CIA intenta lanzar una nueva operacin en Pekn. De momento la
denominan Sorge.
Como Richard Sorge?
Correcto.
Alguien debe ser ambicioso. Bien, cuntamelo.
Hay un agente clandestino llamado Chester Nomuri que est en
Pekn como vendedor de la empresa NEC. Corteja a la secretaria de un
ministro decano de la Repblica Popular, un individuo llamado Fang
Gan...
Quin es? pregunt Ryan, sin soltar su taza de caf.
Una especie de ministro sin cartera que trabaja para el primer
ministro y para el de Asuntos Exteriores.
Como ese tal Zhang Han San?
No tan decano, pero s. Parece una especie de comodn de muy alto
nivel. Tiene contactos en las fuerzas armadas y en los ministerios de
Asuntos Exteriores, buenas credenciales ideolgicas, es un punto de
referencia para otros miembros de su Politbur. En cualquier caso,
Nomuri se propone seducir a la chica.
Bond coment Ryan en un tono deliberadamente neutro. James
Bond. Conozco el nombre de Nomuri. Hizo un buen trabajo para
nosotros en Japn, cuando yo ocupaba tu puesto. Me lo comunicas a
ttulo meramente informativo o quieres mi aprobacin?
Correcto, seor presidente. La seora Foley dirige este caso y
quiere mantenerlo informado.
De acuerdo, dile a Mary Patricia que me interesa todo lo que vaya
llegando.
Ryan hizo un esfuerzo para reprimir una mueca, provocada por el
hecho de recibir informacin de la vida privada de otra persona, o si no
privada, sexual.
S, seor.


NUEVE

RESULTADOS INICIALES

Chester Nomuri haba aprendido muchas cosas en la vida, de sus
padres, sus profesores y los instructores en La Granja, pero una leccin
que todava le quedaba por aprender era el valor de la paciencia, por lo
menos en lo concerniente a su vida privada. Eso, sin embargo, no le
impeda ser cauteloso y por esa razn haba comunicado sus planes a
Langley. Era violento tener que explicarle a una mujer los proyectos de
su vida sexual; a pesar de que Nomuri saba perfectamente que Mary
Pat era una espa brillante, se agachaba para mear como todas las
mujeres, y l no quera que la CIA lo tomara por un gato callejero con
sueldo gubernamental, porque la verdad era que le gustaba su trabajo.
La emocin era por lo menos tan adictiva como la cocana, con la que
algunos de sus compaeros haban coqueteado.
Puede que quiz fuera se el motivo por el que le gustaba a la seora
Foley, especul Nomuri. Mary Pat, segn se deca en la direccin de
operaciones, era la vaquera. Se haba pavoneado por las calles de
Mosc durante los ltimos das de la guerra fra, como la jodida Annie
Oakley poniendo las cosas al rojo vivo, y a pesar de que la descubriera
el subjefe del KGB, no slo no les revel absolutamente nada, sino que
la operacin que diriga, que era todava sumamente secreta, deba de
tener una enorme importancia, porque nunca volvi a trabajar en el
campo, pero ascendi por el escalafn de la CIA como una ardilla
hambrienta a un roble. El presidente consideraba que era lista, y el
mejor amigo que uno poda tener en ese trabajo era el presidente de
Estados Unidos, porque conoca el mundo del espionaje. Luego se habl
de lo que el presidente Ryan haba hecho en otra poca. Exponer al
jefe supremo del jodido KGB? Todos los jvenes de la direccin de
operaciones estaban convencidos de que Mary Pat deba de haber
participado en aquello. Lo nico que saban incluso en los confines de la
CIA, salvo, naturalmente, los que necesitaban saberlo (los dos
imprescindibles, segn se deca), era lo que haba publicado la prensa, y
aunque por regla general los medios de comunicacin no saban una
mierda sobre operaciones clandestinas, un equipo de televisin de la
CNN haba colocado una cmara en la cara del ex jefe supremo del KGB,
que viva ahora en Winchester, Virginia. ste no se fue demasiado de la
lengua, pero el mero hecho de que apareciera su rostro en la pantalla,
despus de que el gobierno sovitico lo declar muerto en un accidente
areo, provoc un buen escndalo. Nomuri dedujo que trabajaba para
un par de autnticos profesionales y, por consiguiente, les revel lo que
se propona, aunque eso pudiera ruborizar a Mary Patricia Foley,
subdirectora de operaciones de la CIA.
Eligi un restaurante estilo occidental. No eran pocos los que haba
ahora en Pekn, destinados, tanto a la poblacin local como a los turistas
que sentan nostalgia de los sabores de su pas (o a quienes les
preocupaba la salud de su organismo, justificadamente al parecer de
Nomuri). Su calidad no era ni siquiera remotamente parecida a la de un
verdadero restaurante norteamericano, pero s considerablemente ms
apetecible que las ratas fritas, que Nomuri sospechaba que servan en
muchos restaurantes de Pekn.
El lleg primero, y se estaba relajando con un bourbon barato
norteamericano cuando Ming entr por la puerta. La salud con la mano,
confiando no parecer excesivamente juvenil. Ella reaccion con una
sonrisa, que a Nomuri le pareci acertada. Ming se alegraba de verlo y
eso supona un paso adelante en los planes que tena para la velada. Se
acerc a su mesa, situada en un rincn del fondo. El se puso en pie,
mostrando un nivel de caballerosidad inusual en China, donde no se
valoraba siquiera remotamente a las mujeres como en Occidente.
Nomuri se pregunt si eso cambiara, si la matanza de tantas nias
convertira de pronto a Ming en un bien valioso, a pesar de su sencillez.
Todava no alcanzaba a digerir que mataran con tanta facilidad a los
bebs y lo mantena siempre presente en su mente, para no olvidar
quines eran los buenos y los malos en el mundo.
Me alegro mucho de verte dijo Nomuri con una seductora
sonrisa. Tema que no vinieras.
En serio? Por qu?
Bueno, tu jefe... Estoy seguro de que l... bueno... te necesita.
Supongo que sa es la forma educada de expresarlo titube Nomuri,
consiguiendo a su parecer el efecto ensayado.
Ming se ri un poco.
El camarada Fang tiene sesenta y cinco aos respondi. Es un
buen hombre, un buen jefe y un ministro excelente, pero trabaja mucho
y ya no es joven.
De acuerdo, se acuesta contigo, pero no muy a menudo, interpret
Nomuri. Y tal vez te apetece un poco ms, con alguien de tu edad?
Claro que si Fang tena ms de sesenta y cinco aos y todava ejerca,
tal vez mereca cierto respeto, pens, antes de descartar la idea.
Has comido antes aqu?
El lugar se llamaba Vincenzo's y pretenda ser italiano. El gerente era
un mestizo de Vancouver, chino e italiano, cuyo idioma le habra
causado problemas con la mafia en Palermo o incluso en Mulberry
Street, en Manhattan, pero en Pekn pareca bastante autntico.
No respondi Ming, mientras miraba a su alrededor lo que para
ella era un entorno sumamente extico.
Sobre cada mesa haba una vieja botella de vino, con la base cubierta
de mimbre y una vela roja encendida en el cuello. Los manteles eran de
cuadros blancos y rojos. Quienquiera que hubiera decorado el local,
evidentemente haba visto demasiadas pelculas antiguas. No se pareca
en nada a los restaurantes locales, incluso a pesar de los camareros
chinos; paneles de madera oscura, perchas para los abrigos cerca de la
puerta... Poda haberse encontrado en cualquier lugar de la costa este
norteamericana, donde se habra reconocido como uno de esos viejos
restaurantes familiares italianos, en los que una pareja madura sirve
buena comida sin pretensiones.
Cmo es la comida italiana? pregunt Ming.
Si est bien preparada, la comida italiana es de las mejores del
mundo respondi Nomuri. No la has probado? Nunca? Me
permites entonces que elija por ti?
Ming reaccion con un encanto juvenil. Las mujeres eran todas
iguales. Si las tratas del modo adecuado, se derriten como la cera en tus
manos y puedes moldearlas a voluntad. A Nomuri empezaba a gustarle
aquella parte de su trabajo, que algn da podra serle tambin til en
su vida privada. Llam al camarero, que se acerc con una sonrisa
servil. Nomuri pidi en primer lugar un vino blanco autnticamente
italiano, de una carta asombrosamente de primer orden y unos precios,
por supuesto, elevadsimos, y luego, con un hondo suspiro, fettuccine
Alfredo, la quintaesencia italiana de los sncopes cardacos. Mir a Ming
y dedujo que no rechazara una comida consistente.
Siguen funcionando bien los nuevos ordenadores y las nuevas
impresoras?
S, el ministro Fang me ha felicitado ante los dems funcionarios por
mi eleccin. Me has convertido en una especie de herona, camarada
Nomuri.
Me alegro de saberlo respondi el agente de la CIA, al tiempo que
se preguntaba si era bueno o malo para su misin actual que lo llamara
camarada. Ahora vamos a sacar un nuevo ordenador porttil, un
modelo que puedes llevarte a tu casa, pero evidentemente con la misma
capacidad que el de tu oficina, las mismas caractersticas y el mismo
software, e incluso un mdem para acceder a Internet.
En serio? Yo lo hago con muy poca frecuencia. En el trabajo no se
nos permite navegar por la red, salvo cuando el ministro quiere algo
especfico.
No me digas. Qu le interesa de la red al ministro Fang?
Principalmente comentarios polticos, sobre todo de Norteamrica y
Europa. Todas las maanas imprimo varios artculos de los peridicos
como el Times de Londres, el New York Times, el Washington Post y
otros por el estilo. Al ministro le gusta ver especialmente lo que piensan
los norteamericanos.
No mucho coment Nomuri, cuando llegaba el vino.
Cmo dices? pregunt Ming, obligndolo a volver la cabeza.
Pues que los norteamericanos no piensan mucho. Son la gente ms
superficial que he conocido en mi vida. Son chillones, mal educados y
sus mujeres... la voz de Chet se perdi en la lejana.
Qu pasa con sus mujeres, camarada Nomuri? pregunt Ming,
casi como si le diera una orden.
Muy bueno dijo Nomuri despus de catar el vino, una cosecha de
Toscana bastante satisfactoria, e indicarle al camarero que llenara las
copas. Has visto alguna vez ese juguete norteamericano, la mueca
Barbie?
S, se fabrican aqu en China, no es cierto?
As es como quieren ser todas las norteamericanas, muy altas, con
unos pechos enormes y una cintura que puedas rodear con las manos.
Eso no es una mujer. Es un juguete, un maniqu para que se
entretengan los nios. Y con una inteligencia semejante a las
norteamericanas corrientes. Crees que saben idiomas como t? Piensa
que t y yo ahora hablamos en ingls, que no es tu idioma materno ni el
mo, pero nos entendemos perfectamente, no es cierto?
S reconoci Ming.
Cuntos norteamericanos crees que hablan mandarn? 0 japons?
No, los norteamericanos carecen de educacin, de elegancia. Son un
pas retrasado y sus mujeres son muy retrasadas. Incluso acuden al
cirujano para que haga sus pechos ms grandes, como esa estpida
mueca infantil. Son cmicas, especialmente desnudas concluy
Nomuri.
Las has visto? pregunt Ming, tal como l haba previsto.
Visto qu, norteamericanas desnudas?
Ming asinti. Esto funcionaba a pedir de boca. Si, Ming, soy hombre
de mundo.
S, las he visto. Viv all unos meses y fue interesante en un sentido
un tanto grotesco. Algunas pueden ser encantadoras, pero no como una
mujer asitica decente con las proporciones adecuadas y un cabello
femenino sin adulteraciones cosmticas. Y los modales. Las
norteamericanas no tienen los modales de una asitica.
Pero all hay muchas de las nuestras. T no...?
Si conoc a alguna? No, los de ojos redondos se las guardan para
ellos. Supongo que valoran a las verdaderas mujeres, cuando las suyas
se convierten en otra cosa respondi Nomuri, mientras llenaba de vino
la copa de Ming. Pero debo reconocer que hay algunas cosas en las
que los norteamericanos son buenos.
Por ejemplo? pregunt Ming, cuando el vino empezaba a soltarle
ya la lengua.
Te lo mostrar luego. Tal vez debera disculparme, pero me he
tomado la libertad de comprarte unas cosas norteamericanas.
En serio? exclam con emocin en la mirada.
Aquello funcionaba realmente bien, se dijo Nomuri. Deseara
moderarse con el vino. Bueno, media botella, un par de vasos, no le
perjudicaran. Como deca la cancin... puedes hacerlo en la primera Y
en este caso no tena de qu preocuparse en cuanto a convicciones
religiosas o inhibiciones. No era sa una ventaja del comunismo?
Los fettuccine llegaron en el momento oportuno, y eran
sorprendentemente sabrosos. Observ a Ming cuando coma el primer
bocado. (En Vincenzo's servan los platos con cuchillo y tenedor en lugar
de palillos, que en cualquier caso era ms prctico para comer
fettuccine.) Abri enormemente sus ojos oscuros cuando la pasta entr
en su boca.
Excelente... aqu hay mucho huevo. Me encantan los huevos
confes Ming.
Son tus arterias, querida, pens el agente, observando cmo tragaba
el primer bocado. Nomuri extendi el brazo para coger el vino y llenarle
de nuevo la copa. Ming estaba tan entusiasmada con la pasta, que
apenas se percat de lo que haca.
Despus de comerse medio plato, levant la cabeza.
Nunca haba comido algo tan delicioso dijo Ming. Nomuri
respondi con una clida sonrisa.
No sabes cunto me alegro de que te guste.
Espera a ver la ropa interior que te he comprado, cario.


Firmes!
El capitn general Marion Diggs se preguntaba qu le traera su nuevo
puesto de mando. La segunda estrella en su charretera... crea poder
percibir su peso, pero no era as en realidad. Los ltimos cinco aos con
el uniforme de su pas haban sido interesantes. Como primer
comandante del reorganizado 10. Regimiento Blindado de Caballera,
los Buffalo Soldiers, haba convertido a los miembros de aquel antiguo
y honroso regimiento en los maestros de entrenamiento del ejrcito
israel, convirtiendo el desierto de Negev en otro Centro de
Entrenamiento Nacional, y en dos aos haba reducido a polvo a todos
los comandantes de brigada israeles, para luego levantarlos de nuevo,
triplicando su eficacia en combate por todos los medios cuantificables,
de modo que ahora pudieran pavonearse justificadamente de su pericia.
Luego le haban mandado al autntico CEN en el desierto californiano,
donde repiti la hazaa con su propio ejrcito estadounidense. All
estaba cuando empez la guerra biolgica, con su propio 11.
Regimiento Blindado de Caballera, la famosa Caballera de Caballos
Negros y una brigada de la Guardia Nacional, cuyo inesperado uso de
equipo avanzado de control blico sorprendi enormemente a los
Caballos Negros y a su orgulloso comandante, el coronel Al Hamm.
Todos ellos se trasladaron a Arabia, junto con el 10." de Israel, e
infligieron una derrota aplastante al ejrcito de la fugaz Repblica
Islmica Unida. Despus de sobresalir como coronel en jefe, se
distingui como general de brigada, lo cual facilit su ascenso y su
nuevo destino como comandante en jefe de los conocidos como pri-
meros tanques, viejos acorazados o divisin blindada nor-
teamericana. Era la 1.a Divisin Blindada, basada en Bad Kreuznach,
Alemania, una de las pocas divisiones pesadas que quedaban con
bandera norteamericana.
En otra poca haban sido muchas: dos cuerpos enteros aqu en
Alemania, el 1." y el 3.0 blindados, el 3. y el 8. de infantera, adems
de un par de regimientos de caballera blindada, el 2.0 y el 11.0, y las
bases de POMCUS, unos monstruosos almacenes de material, para
unidades como la 2.a blindada y la 1.a de infantera, la Gran Roja de
Fort Riley en Kansas, que poda establecerse en Europa con tanta
rapidez como los aviones lograran trasladarla, recoger su equipo y
ponerse en movimiento. Toda esa fuerza, que era realmente enorme
segn recordaba Diggs, formaba parte del compromiso de la OTAN para
defender Europa occidental de un pas denominado Unin Sovitica y su
organizacin paralela del Pacto de Varsovia, el objetivo de cuyas
numerossimas fuerzas era llegar hasta el Cantbrico, o eso haban
credo siempre los agentes de operaciones e inteligencia en Mons,
Blgica. Habra sido una gran confrontacin. Quin habra ganado?
Probablemente, la OTAN, pensaba Diggs, segn la interferencia poltica
y la habilidad de los mandos en ambos bandos.
Pero ahora la Unin Sovitica ya no exista. Y ya no era tampoco
necesaria la presencia de los cuerpos 5." y 7." en Alemania occidental,
de modo que su 1. Divisin Armada era el nico vestigio que quedaba
de lo que haba sido en otra poca una enorme y poderosa fuerza.
Incluso los regimientos de caballera se haban retirado, el 11. a la
fuerza de oposicin, o malos chicos, en el Centro de Entrenamiento
Nacional y el 2.0 Regimiento de Dragones haba sido esencialmente
desarmado en Fort Polk, Louisiana, en un intento por crear una nueva
doctrina de tropas sin armas. Quedaban slo los viejos acorazados,
de tamao un poco reducido desde su poca idlica, pero con una fuerza
todava formidable. En aquel momento, Diggs no saba a quin se
enfrentara, en el caso de que surgieran inesperadamente hostilidades
de la nada.
se, evidentemente, era el trabajo de su oficial de inteligencia G-2, el
teniente coronel Tom Richmond, y entrenarse para el mismo era la
misin encomendada a su oficial de operaciones G-3, el coronel Duke
Masterman, a quien Diggs haba arrancado del Pentgono chillando y
pataleando. En el ejrcito de Estados Unidos no era extrao que un jefe
se rodeara de jvenes oficiales a los que haba conocido a lo largo de su
carrera militar. Era responsabilidad del jefe cuidar de los ascensos de
sus subordinados y obligacin de los jvenes oficiales cuidar de su
mentor, conocido en el Departamento de Polica de Nueva York como
rabino o como padre del mar en la armada estadounidense, en una
relacin que era ms como padre e hijo que cualquier otra cosa. Lo
nico que Diggs, Richmond y Masterman esperaban de su tiempo en la
1.a Divisin Blindada era una experiencia profesional interesante y eso
era ms que suficiente. Haban visto el elefante, frase que se remontaba
en el ejrcito estadounidense a la guerra civil para indicar participacin
activa en operaciones de combate, y matar gente con armas modernas
no era exactamente una excursin a Disney World. Todos crean que les
bastara con un tranquilo perodo de entrenamiento y ejercicios tcticos
sobre el tapete. Adems, la cerveza era bastante buena en Alemania.
Bien, Mary, es todo tuyo dijo el capitn general saliente, Sam
Goodnight, despus de un saludo formal.
Mary era un apodo de Diggs que se remontaba a West Point y haca
mucho tiempo que haba dejado de enfurecerle. Pero slo oficiales de
rango superior al suyo lo utilizaban y, a decir verdad, ya no eran
muchos los que quedaban.
Sam, parece que tienes a los muchachos bastante bien entrenados
dijo Diggs, dirigindose al hombre que acababa de relevar.
Estoy especialmente satisfecho de las fuerzas de los helicpteros.
Despus del xito con los Apaches en Yugoslavia decidimos acelerar este
personal. Tardamos tres meses, pero ahora estn en condiciones de
comerse un len crudo, despus de descuartizarlo con un cortaplumas.
Quin es el comandante de la escuadrilla?
El coronel Dick Boyle. Lo conocers en unos minutos.
Ha participado en combate y sabe cmo dirigir a sus hombres.
Me alegra saberlo admiti Diggs, cuando suban al coche oficial de la
segunda guerra mundial para pasar revista a la tropa, como despedida
de Sam Goodnight y bienvenida de Mary Diggs, cuya reputacin en las
fuerzas armadas era la de un pequeo negro, duro de roer e hijo de
puta. Su doctorado en Administracin de Empresas de la Universidad de
Minnesota no pareca contar para nada, salvo a efectos de promocin y
de las empresas privadas que quisieran contratarlo despus de su
jubilacin, posibilidad que ahora deba contemplar de vez en cuando, a
pesar de que, a su parecer, las dos estrellas conseguidas eran apenas la
mitad de lo que le esperaba. Diggs haba luchado en dos guerras y se
haba distinguido en ambas. Haba muchas formas de ascender en las
fuerzas armadas, pero ninguna tan eficaz como tener xito como
comandante en el campo de batalla, porque en el fondo, la funcin del
ejrcito consista en matar gente y destrozar cosas con la mayor eficacia
posible. No era divertido, pero de vez en cuando era necesario. Uno no
poda permitirse perderlo de vista. Se entrenaba a los soldados de modo
que si al da siguiente despertaban en una guerra, saban lo que deban
hacer y cmo deban hacerlo, estuvieran o no los oficiales a su alrededor
para mandrselo.
Qu me dices de la artillera? pregunt Diggs, cuando pasaban
frente a una formacin de obuses autopropulsados de 155 mm.
Ningn problema con la artillera, Mary. En realidad, ningn
problema en ningn lugar. Tus comandantes de brigada estuvieron
todos presentes en 1991, en general como comandantes de compaa o
de batalln. Tus comandantes de batalln eran casi todos jefes de
seccin u oficiales ejecutivos de compaa. Estn bastante bien
entrenados. Ya lo vers prometi Goodnight.
Diggs saba que todo sera cierto. Sam Goodnight era general de
brigada, pendiente de promocin, lo cual significaba que obtendra su
tercera estrella, en cuanto el Senado de Estados Unidos aprobara el
nuevo decreto, que inclua a los altos mandos de las fuerzas armadas y
eso no poda apresurarse. Ni siquiera el presidente poda hacerlo. Diggs
haba conseguido su segunda estrella haca seis meses, antes de
abandonar Fort Irving para pasar unos meses de sedentarismo en el
Pentgono, para lo que denominaban un ciclo de unificacin abre-
viado, antes de su traslado a Alemania. La divisin tena programadas
unas maniobras a gran escala contra el Bundeswehr en tres semanas.
La Divisin Blindada frente a cuatro brigadas alemanas, dos de tanques
y dos de infantera mecanizada, lo que prometa poner la divisin a
prueba. Eso era algo de lo que el coronel Masterman deba preocuparse;
era su pellejo el que estaba en juego. Duke haba llegado a Alemania la
semana anterior; para conocer a su predecesor tambin saliente como
oficial de operaciones de la divisin y repasar las nor-mas y supuestos
de las maniobras. El comandante de las fuerzas alemanas en las
maniobras era el general Siegfried Model. Siggy, como se lo conoca
entre sus colegas, era descendiente de un comandante bastante bueno
de la Wehrmacht en los viejos tiempos y se deca tambin de l que
lamentaba la cada de la URSS, porque en parte deseaba enfrentarse al
ejrcito ruso y aniquilarlo. Eso se haba dicho de muchos mandos
alemanes y algunos norteamericanos, pero en la mayora de los casos
no eran ms que habladuras, porque nadie que hubiera visto un campo
de batalla anhelaba ver otro.
Claro que, pensaba Diggs, no quedaban muchos alemanes que
hubieran visto un campo de batalla.
Tienen buen aspecto, Sam dijo Diggs, cuando pasaban frente al
ltimo grupo esttico.
Es muy duro marcharse, Marion. Maldita sea respondi el general
saliente, haciendo un esfuerzo para controlar las lgrimas.
Diggs saba que ah se demostraba quines eran verdaderamente
duros en su profesin. Dejar a los soldados bajo su mando era como
abandonar a un hijo en el hospital, o tal vez an peor. Todos haban sido
los muchachos de Sam, pens Diggs, y ahora seran los suyos. A
primera vista, todos parecan bastante sanos e inteligentes.


S, Arnie dijo el presidente Ryan, en un tono que delataba sus
sentimientos, ms que si hubiera chillado o refunfuado.
Nadie dijo que el trabajo sera divertido, Jack. Maldita sea, no s de
qu te quejas. No tienes que embaucar a nadie para conseguir fondos
para tu campaa de reeleccin. No tienes que lamer culos. Lo nico que
debes hacer es tu trabajo y eso te permite ahorrar una buena hora
diaria, tal vez una hora y media, para ver televisin y jugar con tus
hijos.
Si haba algo que le encantaba a Arnie, pens Ryan, era decirle lo fcil
que era su jodido trabajo.
Pero sigo dedicando la mitad del da a actividades intiles, en lugar
de hacer el trabajo para el que me pagan.
Slo la mitad y todava se queja exclam Arnie, mirando al
techo. Jack, ya es hora de que empiece a gustarte esto, si no quieres
que te devore. Esta es la parte agradable de ser presidente. Y, maldita
sea, haca quince aos que trabajabas para el gobierno antes de llegar
aqu. Debera encantarte no ser productivo!
Ryan estuvo a punto de rerse, pero logr controlarse. Si haba algo
que Arnie saba hacer, era suavizar las lecciones con humor. Eso poda
ser muy molesto.
Bien, pero qu les prometo exactamente?
Promteles que apoyars ese proyecto de pantano y canal
navegable.
Pero probablemente es un desperdicio de dinero.
No, no es ningn desperdicio de dinero. Proporciona empleo en esa
zona de dos estados, lo cual favorece los intereses, no de uno ni de dos,
sino de tres senadores estadounidenses, que te apoyan
incondicionalmente en la cmara y a quienes t, por consiguiente,
tambin debes apoyar. Recompensas la ayuda que te han prestado
ayudndolos a ellos a ser reelegidos. Y los ayudas a ser reelegidos
permitindoles crear unos quince mil puestos de trabajo en ambos
estados.
Y a la mierda con un ro perfectamente agradable por... Ryan
consult la carpeta que tena sobre el escritorio tres mil millones y
cuarto de dlares... Maldita sea concluy con un prolongado suspiro.
Desde cundo eres amante de los rboles? Las malditas truchas no
votan, Jack. Y aunque el trfico de barcazas no llegue a establecerse en
el ro, se habr convertido en una magnfica zona de recreo para el
esqu acutico y para la pesca, agrgale unos cuantos nuevos moteles,
tal vez uno o dos campos de golf, restaurantes de comida rpida...
No me gusta decir y hacer cosas en las que no creo aleg a
continuacin el presidente.
Para un poltico, esto es como el daltonismo o una pierna
fracturada: un impedimento grave seal Van Damm. Esto tambin
forma parte del trabajo. Nikita Khrushchev lo defini: Los polticos
somos igual en todo el mundo, construimos puentes donde no hay ros.
Entonces desperdiciar dinero es algo que se supone que debemos
hacer? Arnie, no es nuestro dinero! Es el dinero del pueblo. Pertenece a
la poblacin, y no tenemos derecho a derrocharlo!
Derecho? Quin ha dicho alguna vez que esto fuera una cuestin
de derecho? pregunt pacientemente Arnie, antes de consultar su
reloj. Esos tres senadores que estarn aqu dentro de un momento
aprobaron tu decreto de defensa hace un mes, por si lo habas olvidado,
y puede que vuelvas a necesitar sus votos. Reconocers que el decreto
de defensa era importante?
S, claro que s respondi cautelosamente el presidente Ryan.
Y que aprobar dicho decreto era lo indicado para el pas?
pregunt a continuacin Van Damm.
Un prolongado suspiro. Ryan vea hacia dnde se encaminaba.
S, Arnie, lo era.
Por consiguiente, no es cierto que tomar esta pequea decisin te
ayuda a hacer lo que es bueno para el pas?
Supongo que s.
Ryan detestaba ceder en esos asuntos, pero discutir con Arnie era
como hacerlo con un jesuita. Uno casi siempre se encontraba
desarmado.
Jack, vivimos en un mundo imperfecto. No puedes esperar hacer
siempre lo justo. A lo sumo puedes aspirar a que lo justo impere la
mayor parte del tiempo; en realidad, haras bien en compensar con lo
justo las cosas que no lo son tanto a largo plazo. La poltica es el arte
del compromiso, el arte de conseguir las cosas importantes que deseas,
al tiempo que les das a los dems las cosas menos importantes que
ellos quieren, hecho de tal modo que seas t quien se las d y no ellos
quienes se las tomen, porque eso es lo que te convierte en jefe. Debes
comprenderlo dijo Arnie, antes de hacer una pausa para tomar un
sorbo de caf. Jack, t te esfuerzas y aprendes bastante bien, para un
alumno de cuarto en la escuela de posgrado, pero debes aprenderlo
hasta que no precises siquiera pensar en ello. Debe convertirse en algo
tan natural como subirse la cremallera despus de mear. Todava no
tienes la menor idea de lo bien que lo ests haciendo.
Y puede que sea mejor as, agreg Arnie para sus adentros. El
cuarenta por ciento de la poblacin no cree que est haciendo un buen
trabajo.
El cincuenta y nueve por ciento s lo cree y, en cualquier caso,
parte de ese cuarenta por ciento vot por ti!
Ryan record que las elecciones se haban distinguido por la cantidad
de candidatos cuyos nombres no estaban inscritos en las papeletas y
haban sido agregados por los votantes, y el ratn Mickey haba
obtenido un xito extraordinario.
Qu hago para ofender a los dems? pregunt Ryan.
Jack, si en el antiguo Israel hubieran existido las encuestas,
probablemente Jess se habra desanimado y habra vuelto a la
carpintera.
Ryan puls un botn en el telfono de su escritorio.



Ellen, la necesito.
S, seor presidente respondi la seora Sumter.
A los treinta segundos entr por la puerta, con una mano pegada al
cuerpo. Se acerc al escritorio del presidente y extendi la mano en la
que llevaba un cigarrillo. Jack lo cogi, lo encendi con un mechero de
butano y sac un cenicero de cristal del cajn de su escritorio.
Gracias, Ellen.
De nada respondi la secretaria, antes de retirarse.
Todos los das, Ryan le entregaba un dlar para saldar la deuda de los
cigarrillos. Estaba mejorando y por regla general no pasaba de tres
cigarrillos en los das de mayor estrs.
No permitas que los medios de comunicacin te sorprendan
haciendo eso aconsej Arnie.
S, lo s. Puedo acostarme con una secretaria aqu mismo en el
despacho oval, pero si me sorprendieran fumando sera como si hubiera
abusado de un menor respondi Ryan, mientras se llevaba el Virgina
Slim a los labios y daba una prolongada calada, tambin consciente de
lo que dira su esposa si lo sorprendiera. Si fuera rey, yo dictara las
malditas normas!
Pero no lo eres seal Arnie.
Mi trabajo consiste en conservar, proteger y defender el pas...
No, tu trabajo consiste en conservar, proteger y defender la
Constitucin, que es mucho ms complicado. No olvides que para el
ciudadano medio, conservar, proteger y defender significa recibir el
sueldo todas las semanas y alimentar a su familia, pasar una semana en
la playa todos los aos o tal vez en Disney World, e ir al ftbol todos los
domingos por la tarde en otoo. Tu trabajo consiste en mantenerlos
contentos y seguros, protegindolos, no slo de los ejrcitos
extranjeros, sino de las vicisitudes generales de la vida. La buena noticia
es que si lo haces, podrs conservar este cargo otros siete largos aos y
jubilarte con su cario.
Has olvidado el aspecto del legado.
El legado? exclam Arnie, con un vestigio de furor en la mirada
. Cualquier presidente que se preocupe excesivamente por eso ofende a
Dios y eso es casi tan estpido como ofender al Tribunal Supremo.
S, y cuando el caso llegue a Pennsylvania...
Arnie levant las manos, como para protegerse de un puetazo.
Jack, me preocupar de este asunto cuando llegue el momento. No
aceptaste mi consejo respecto al Tribunal Supremo, pero si, o mejor
dicho, cuando estalle ante tus narices, no ser agradable dijo Van
Damm, que ya preparaba la estrategia de la defensa.
Tal vez, pero yo no voy a preocuparme por ello. A veces es
preferible dejar que las cosas caigan por su propio peso.
Y a veces uno vigila para que el maldito rbol no se le caiga encima.
Son el intercomunicador, Jack apag el cigarrillo y se oy la voz de
la seora Sumter:
Los senadores acaban de entrar por la puerta oeste.
Me voy dijo Arnie. No olvides que apoyars el proyecto del
pantano, el canal y ese maldito ro, y que agradeces su apoyo. Estarn
ah cuando los necesites, Jack. No lo olvides. Y t los necesitas.
Tampoco lo olvides.
Si, pap respondi Ryan.


Has venido andando? pregunt Nomuri, un tanto sorprendido.
Son slo dos kilmetros respondi alegremente Ming, con una
risita. Va bien para abrir el apetito.
Bueno, te has tragado esos fettuccine como un tiburn devora a su
presa, pens Nomuri. Supongo que no te faltaba apetito. Pero eso era
injusto. Haba sido l quien haba planeado cuidadosamente la velada y
ella haba cado en su trampa, era culpa suya y no de la chica. Adems,
tena cierto encanto, pens cuando suba con l al coche de la empresa.
Ya haban decidido que iran a casa de Nomuri, para que ste pudiera
entregarle el regalo que le haba prometido. Ahora l empezaba a
sentirse un poco emocionado. Lo vena planeando desde haca ms de
una semana y la persecucin tena su propio encanto, que no haba
cambiado en decenas de milenios para los varones de la especie... Y
ahora se pregunt en qu estara pensando ella. Se haba tomado dos
buenos vasos de vino con la cena y haba decidido no tomar postre. Se
incorpor de un brinco cuando l sugiri que lo acompaara a su casa. 0
bien haba preparado magistralmente su trampa, o ella estaba ms que
lista por cuenta propia... El camino era corto y lo recorrieron en silencio.
Aparc en su estacionamiento numerado y se pregunt si alguien
registrara el hecho de que hoy iba acompaado. Deba suponer que
aqu lo vigilaban. El Ministerio chino de Seguridad Estatal se interesaba
probablemente por todos los extranjeros que residan en Pekn, puesto
que todos eran espas potenciales. Curiosamente, su piso no estaba en
la misma parte del edifico que los de los norteamericanos y otros oc-
cidentales. No era segregacin o categorizacin explcita, pero se era el
resultado, con los norteamericanos principalmente en una seccin, junto
a la mayora de los europeos... donde Nomuri se percat de que
tambin estaban los taiwaneses. Por consiguiente, la vigilancia que
existiera se encontraba probablemente en dicho extremo del complejo.
Afortunadamente ahora para Ming y ms adelante tal vez para l.
Su piso estaba en una esquina de la segunda planta sin ascensor, de
la versin china de un complejo ajardinado norteamericano. El piso era
bastante amplio, unos cien metros cuadrados y probablemente sin
micrfonos. 0 por lo menos, l no los haba encontrado al instalarse y
colgar sus cuadros, ni haba captado ninguna seal anmala con su
detector, aunque su telfono deba de estar intervenido evidentemente,
pero eso no significaba que alguien escuchara las cintas todos los das,
ni siquiera todas las semanas. El Ministerio de Seguridad Estatal no era
ms que un departamento gubernamental, que en China probablemente
no se diferenciaba mucho de los de Norteamrica, o Francia, con
empleados vagos y mal pagados que trabajaban lo menos posible, al
servicio de una burocracia que no alentaba el esfuerzo personal.
Probablemente pasaban la mayor parte del tiempo fumando esos
asquerosos cigarrillos locales y masturbndose.
Tena un cerrojo Yale norteamericano en la puerta, a prueba de
ganzas y con un slido mecanismo de cierre. Si alguien le peda
explicaciones, dira que cuando estaba en California en representacin
de NEC unos ladrones haban forzado la puerta de su casa, los
norteamericanos eran muy anrquicos e incivilizados, y no quera que
volviera a sucederle.
De modo que sta es la casa de un capitalista coment Ming,
mirando a su alrededor.
Las paredes estaban cubiertas de ilustraciones, sobre todo carteles de
cine.
S, bueno, es la casa de un asalariado. No s si soy realmente un
capitalista, camarada Ming sonri con una ceja arqueada, mientras
sealaba el sof. Por favor, sintate. Puedo ofrecerte algo?
Tal vez otro vaso de vino sugiri Ming, al tiempo que vislumbraba
y luego miraba un paquete envuelto, en el silln situado frente al sof.
Encantado sonri Nomuri, antes de dirigirse a la cocina, donde
guardaba una botella de Chardonnay californiano en la nevera, que
descorch sin ninguna dificultad. Regres a la sala con dos copas y le
entreg una a su invitada. Por cierto dijo entonces, entregndole el
paquete envuelto en papel rojo, evidentemente de regalo, esto es
para ti, Ming.
Puedo abrirlo ahora?
Por supuesto sonri Nomuri, con toda la caballerosa lujuria de la
que fue capaz. Tal vez preferiras desenvolverlo en...
Te refieres a tu dormitorio?
Disclpame. Slo pensaba que tal vez prefieras abrirlo en privado.
Te ruego que me perdones si soy demasiado atrevido.
El regocijo en su mirada lo deca todo. Ming tom un sorbo de vino
blanco, se dirigi al dormitorio y cerr la puerta. Nomuri tom un
pequeo sorbo de su propia copa y se sent en el sof a la espera de
acontecimientos. Si su eleccin haba sido errnea, puede que le
arrojara el paquete a la cabeza y abandonara el piso furiosa... pero no le
pareca probable. Seguramente, aunque lo considerara demasiado
atrevido, se quedara con el regalo y con la caja, acabara su copa de
vino, charlara un poco y luego se despedira al cabo de unos treinta
minutos, slo por respeto a los buenos modales, lo que en realidad
surtira el mismo efecto sin el insulto explcito y se vera obligado a
buscar otro recluta potencial. No, el mejor resultado sera...
Se abri la puerta y ah estaba Ming, con una pequea y pcara
sonrisa. El mono haba desaparecido. En su lugar llevaba el conjunto
rojo anaranjado de bragas y sujetador, con cierre delantero. Levant la
copa para brindar; daba la impresin de que haba tomado otro trago,
tal vez para armarse de valor... o relajar sus inhibiciones.
De pronto Nomuri sinti cierta aprensin. Tom otro trago antes de
levantarse, para acercarse lentamente y con cierto titubeo a la puerta
del dormitorio.
Detect tambin cierto titubeo en su mirada, como si estuviera un
poco asustada, y con un poco de suerte ella captaba a su vez la
inquietud en sus ojos, porque a las mujeres les gustaba que los
hombres fueran un poco vulnerables. Tal vez John Wayne no haba
logrado siempre todo lo que se propona, pens de pronto Nomuri, antes
de sonrer.
He acertado con la talla.
S, y sienta de maravilla, como una segunda piel. Suave y sedoso.
Nomuri se percat de que todas las mujeres la posean: esa habilidad
de sonrer y mostrar, independientemente del exterior, su feminidad
interna, frecuentemente perfecta, repleta de ternura y deseo, recato y
coquetera, y todo lo que uno deba hacer...
Su mano se elev para acariciarle la cara, con toda la suavidad que su
ligero temblor le permita. Qu diablos es esto?, se pregunt a s
mismo. Temblando? A James Bond nunca le temblaban las manos. Este
era el momento en que se supona que deba levantarla en brazos,
llevarla imperiosamente a la cama y poseerla con el dominio que ejerca
Vince Lombardi en un equipo de ftbol y el mpetu de George Patton en
el ataque. Pero a pesar de su triunfal anticipacin de aquel momento,
las cosas ocurran de una forma distinta a la esperada. Quienquiera o
comoquiera que fuese Ming, ahora se le entregaba. No haba ms en
ella, eso era todo lo que posea. Y se lo ofreca.
Al agachar la cabeza para besarla capt el aroma del perfume Dream
Angel, de algn modo perfecto para la ocasin. Lo abraz antes de lo
esperado. Las manos de Nomuri emularon su ejemplo, descubri que el
tacto de su piel era suave, como seda humedecida, y las manos se
desplazaron por su cuerpo ajenas a su voluntad. Sinti algo extrao en
el pecho, agach la cabeza y vio unas pequeas manos que
desabrochaban sus botones, los ojos de Ming fijos en los suyos, y su
rostro ya no era comn. El se desabroch los puos de la camisa, ella se
la quit, intent quitarle la camiseta por la cabeza, pero tena los brazos
demasiado cortos y no alcanzaba, l la abraz con fuerza y sinti el
tacto sedoso de las fibras artificiales de su nuevo sujetador en su pecho
lampio. Fue entonces cuando la abraz fuertemente, con mayor
insistencia, al tiempo que le daba un apasionado beso en los labios,
antes de colocar las manos en sus mejillas, mirar fijamente sus ojos
oscuros, de pronto profundos, y ver a la mujer.
Ming le desabroch el cinturn y los pantalones, que cayeron hasta
sus tobillos. Estuvo a punto de caerse al mover una pierna, pero Ming lo
sujet y ambos se rieron un poco cuando levant los pies para librarse
de los zapatos y los pantalones, y se desplazaron juntos en direccin a
la cama. Ming dio otro paso y una vuelta, para exhibir su cuerpo. La
haba subestimado. Su cintura meda cuatro pulgadas menos de lo que
imaginaba, debido evidentemente a ese maldito mono que usaba para
trabajar, y sus pechos llenaban el sujetador a la perfeccin. Incluso su
atroz peinado pareca perfecto ahora, complementando su piel ambarina
y sus ojos rasgados.
Lo que ocurri a continuacin fue simultneamente fcil y
enormemente difcil. Nomuri extendi la mano y la acerc, pero no
demasiado. Luego la mano corri hacia su pecho, acariciando por
primera vez la tela sedosa de su sujetador, con la mirada en sus ojos
pendiente de su reaccin. No fue muy evidente, aunque sus ojos
parecieron relajarse, incluso quiz sonrer un poco cuando la acariciaba
y entonces lleg el prximo paso obligatorio. Con ambas manos, Nomuri
le desabroch el sujetador. Ming se cubri inmediatamente el pecho con
las manos. Qu significa esto?, se pregunt el agente de la CIA. Pero
entonces Ming baj las manos, tir de l, sus cuerpos se encontraron,
Nomuri agach la cabeza para besarla de nuevo, acab de quitarle el
sujetador y lo dej caer al suelo. Quedaba poco por hacer y, al parecer,
ambos proseguan con una mezcla de lujuria y temor. Ming baj las
manos para aflojar el elstico de sus calzoncillos, con la mirada fija en
sus ojos y en esta ocasin con una radiante sonrisa que hizo que Nomuri
se ruborizara, porque estaba tan listo como era necesario cuando ella le
baj los calzoncillos, dejando slo los calcetines. Ahora le tocaba a l
agacharse para bajarle las sedosas braguitas rojas; Ming las apart con
el pie y se separaron para contemplarse mutuamente. Sus pechos eran
de la talla B grande, pens Nomuri, y sus pezones, castaos como tierra
fertilizada. Su cintura no era tan esbelta como la de una modelo, pero
contrastaba femeninamente con sus caderas y su torso. Nomuri se
acerc, la cogi de la mano, la condujo a la cama, la acost con un
suave beso y en aquel momento dej de ser un espa al servicio de su
pas.


DIEZ

LECCIONES DEL OFICIO

El camino se inici en el piso de Nomuri y de all a una pgina web
basada en Pekn, perteneciente en teora a la Nippon Electric Company,
pero elaborada para NEC por un ciudadano norteamericano que
trabajaba para ms de una empresa, una de las cuales era una tapadera
dirigida por y para la CIA. De ese modo, el destino preciso del mensaje
electrnico de Nomuri era accesible al jefe de la estacin de la CIA en
Pekn, quien por cierto no saba nada de Nomuri. sa era una medida de
seguridad a la que probablemente habra puesto reparos, pero la habra
comprendido como caracterstica de la forma de dirigir la operacin de
Mary Patricia Foley; adems, la estacin de Pekn no se haba lucido
exactamente reclutando agentes en la Repblica Popular China para
Estados Unidos.
El mensaje que descarg el jefe de la estacin era para l un puro
galimatas de letras desordenadas, como si lo hubiera mecanografiado
un chimpanc a cambio de un racimo de pltanos en algn centro de
investigacin y, sin prestarle la menor atencin, lo someti a su propio
sistema interno de supercodificacin denominado TAPDANCE y lo
introdujo en una red oficial de comunicaciones gubernamentales va
satlite con destino a Sunnyvale, California, donde se descarg y carg
de nuevo dirigido ahora a Fort Belvoir, Virginia, frente a Washington, en
la otra orilla del Potomac. De all el mensaje se transmiti por fibra
ptica de alta seguridad a la central de la CIA en Langley, donde se
recibi en primer lugar en Mercury, centro de comunicaciones de la
organizacin, en el que eliminaron la supercodificacin de la estacin de
Pekn, convirtiendo de nuevo el mensaje en el galimatas original, que
transmitieron entonces por ltima vez a la terminal personal de la
seora Foley, que era la nica que posea el sistema de descodificacin y
la clave algortmica cotidiana equivalente a la del ordenador porttil de
Chet Nomuri, llamada INTERCRYPT. Mary Pat, que estaba ocupada en
aquel momento, tard veinte minutos en conectarse a su propia red y
descubrir la llegada de un mensaje de SORGE. Eso despert
inmediatamente su inters. Ejecut la orden para descifrar el mensaje y,
al obtener otro galimatas, se percat (no por primera vez) de que
donde se encontraba Nomuri era ya el da siguiente y haba utilizado por
tanto otra clave. Ajust la fecha y... efectivamente! Imprimi una copia
del mensaje para su marido y lo guard en su disco duro, codificndolo
automticamente mientras lo haca. Luego dio un pequeo paseo hasta
el despacho de Ed.
Hola, cario dijo el director, sin levantar la cabeza.
No eran muchos los que entraban en su despacho sin llamar a la
puerta. Mary Pat deba de ser portadora de buenas noticias, pues lo
mir con una radiante sonrisa cuando le entregaba el papel.
Anoche Chet se acost con la chica! dijo la directora de
operaciones.
Se supone que debo encender un cigarro? pregunt el jefe de la
CIA, mientras ojeaba el mensaje.
Bueno, es un paso adelante.
Tal vez para l respondi Ed Foley, con un destello en la mirada.
Supongo que uno puede llegar a ponerse muy cachondo en esa clase de
misiones, aunque personalmente nunca tuve ese problema.
Los Foley siempre haban trabajado en el campo como pareja y
haban estado tambin juntos en La Granja. Eso le haba ahorrado a Ed
las mltiples complicaciones que James Bond deba de haber tenido.
Eddie, a veces eres muy casca!
Muy qu? pregunt el director, despus de levantar la cabeza.
Cascarrabias! exclam Mary Pat. Esto podra ser un paso de
gigante. Esa pequea buscona es la secretaria particular de Fang Can.
Sabe un montn de cosas que nos gustara conocer.
Y Chet la prob anoche. Cario, esto no es lo mismo que haberla
reclutado. Todava no disponemos de un agente residente aclar Ed.
Lo s, lo s, pero tengo un presentimiento.
Intuicin femenina? pregunt Ed, repasando de nuevo el
mensaje en busca de detalles escabrosos, pero sin encontrar nada ms
que hechos objetivos, como si The Wall Street Journal hubiera descrito
la seduccin.
Bueno, por lo menos Nomuri tena cierta discrecin. Ninguna vara
rgida y temblorosa introducindose en una vaina hmeda, aunque
Nomuri tena veintinueve aos y a esa edad la vara sola ser bastante
rgida. No era Chet californiano?, se pregunt el director. Eso
significaba que probablemente no era virgen, puede que incluso fuera
un amante competente, aunque la primera vez que uno se acostaba con
alguien deseaba comprobar principalmente que las piezas encajaran
debidamente, como siempre lo hacan, por lo menos en la experiencia
de Ed Foley, pero eso no impeda que deseara comprobarlo. Record a
Robin Williams en su parodia de Adn y Eva: Ser mejor que
retrocedas, cario. No s qu tamao llega a alcanzar esto! Una
combinacin de tradicionalismo cauteloso y deseo desenfrenado, comn
a todos los varones de la especie.
Dime, qu vas a responderle? Cuntos orgasmos habis tenido?
Maldita sea, Ed! exclam su atractiva esposa, furiosa. Sabes
perfectamente lo que voy a sugerirle. Que deje florecer la relacin y la
induzca suavemente a hablar de su trabajo. Tardar un poco, pero si
funciona habr valido la pena esperar.
Y si no funciona, por lo menos Chet habr disfrutado, pens Ed Foley.
No haba muchas profesiones en el mundo en las que el sexo formara
parte del trabajo que poda proporcionarle un ascenso.
Mary.
Dime, Ed.
No te parece un poco extrao que ese muchacho nos informe de su
vida sexual? No te resulta ligeramente incmodo?
Lo sera si lo hiciera cara a cara. El correo electrnico es preferible.
Es menos humano.
Ests satisfecha con la seguridad de la transferencia de
informacin?
S, ya lo hemos hablado. Este mensaje podra contener
perfectamente informacin delicada y el sistema de codificacin es muy
robusto. Los chicos y chicas de Fort Meade son capaces de descifrarlo,
pero siempre utilizando la fuerza bruta y pueden llegar a tardar una
semana, incluso despus de adivinar el funcionamiento del sistema de
codificacin. Los de la Repblica Popular China tendran que empezar de
cero. La trampilla de acceso al servidor se ha diseado con mucho
ingenio y nuestra forma de intervenirlo tambin debera ser segura,
pero incluso aunque se comprobara que se interviene un servidor desde
el telfono de una embajada, eso no significara nada. Tenemos tambin
a un funcionario del consulado que descarga pornografa de una pgina
web local a travs del mismo servidor, como tapadera adicional, por si
all aparece alguien ms listo de lo esperado.
Aquello haba sido meticulosamente planeado. Era lgico que uno
deseara mantenerlo oculto y que al servicio de inteligencia de Pekn le
parecera comprensible y divertido, en caso de que llegara a descifrarlo.
Algo que valga la pena? pregunt Ed Foley, slo para buscarle
las cosquillas a su esposa.
No, a no ser que te guste el abuso de menores. Algunos de los
sujetos de esa pgina son demasiado jvenes para votar. Si la
descargaras aqu, tendras al FBI llamando a tu puerta de inmediato.
Parece que all ha despertado realmente el capitalismo.
Al parecer, a algunos de los altos funcionarios del partido les gustan
esas cosas. Supongo que cuando te acercas a los ochenta necesitas algo
especial para que el motor arranque.
Mary Pat haba visto algunas de las fotografas y con una sola vez le
haba bastado. Ella era madre y todos los sujetos de las fotografas
haban sido nios, por extrao que pudiera parecerles a los suscriptores
de dicha pgina. Los que abusaban de las nias deban de creer que
haban venido al mundo con las piernas abiertas y una expresin de
anhelo en sus rostros infantiles. La directora de operaciones saba que
ste no era el caso, pero su trabajo no era el de un cura. A veces tena
que tratar con esos pervertidos, porque posean informacin necesaria
para su pas. Si tena suerte y la informacin era realmente til, a
menudo se organizaba su desercin para que se instalaran en Estados
Unidos, donde podan vivir y disfrutar de sus perversiones en mayor o
menor grado, despus de haberlos informado de la legislacin vigente y
de las consecuencias de quebrantarla. Luego siempre haba un cuarto de
bao y jabn para lavarse las manos. Era una necesidad de la que ella
se haba servido en ms de una ocasin. Uno de los problemas del
espionaje era que uno no siempre se relacionaba con la clase de gente
que invitara a su casa. Pero no era una cuestin de modales. Se trataba
de obtener informacin que tu pas necesitaba para proteger sus
intereses estratgicos, e incluso, llegado el caso, para preponderar en la
guerra. A menudo haba vidas en juego, directa o indirectamente. Por
consiguiente, uno trataba con las personas que posean la informacin
necesaria, aunque no pertenecieran precisamente al clero.
De acuerdo, cario. Mantnme informado dijo Foley.
Lo har, encanto respondi su esposa, antes de regresar a su
propio despacho, donde escribi la respuesta a la comunicacin de
Nomuri: Mensaje recibido. Mantnnos informados de tu progreso. MP.
Fin.


La respuesta supuso un alivio para Nomuri, cuando despert por la
maana y comprob su correo electrnico. Fue decepcionante no
despertar acompaado, pero no era realista esperar lo contrario. Era
desaconsejable para Ming no pasar la noche en su propia cama. Nomuri
no pudo siquiera acompaarla en coche a su casa. Se limit a marcharse
con los regalos bajo el brazo y algunos puestos, para regresar andando
al piso que comparta, donde Nomuri esperaba fervientemente que no
comentara las aventuras de la velada. Nunca se saba con las mujeres y
lo mucho que hablaban. Tampoco se diferenciaban tanto los hombres,
segn recordaba Nomuri de la universidad, donde algunos de sus
compaeros comentaban detalladamente sus conquistas, como si
hubieran matado un dragn con un cortaplumas. Nomuri nunca haba
practicado ese deporte oral. Puede que ya entonces tuviera mentalidad
de espa, o que estuviera de algn modo imbuido por la mxima de que
un caballero besa pero no lo cuenta. Pero lo hacan las mujeres? Era un
misterio para l, como el hecho de que siempre parecieran ir de dos en
dos al bao, sobre lo que a veces bromeaba diciendo que ah era donde
celebraban sus reuniones sindicales. En cualquier caso, las mujeres
hablaban ms que los hombres. De eso estaba seguro. Y si bien
guardaban muchos secretos de los hombres, cuntos guardaban de las
dems mujeres? Cielos, lo nico que faltaba era que le confiara a una de
sus compaeras de piso que haba jodido apasionadamente con un
asalariado japons y que la compaera en cuestin fuera una confidente
del Ministerio de Seguridad Estatal, para que Ming recibiera la visita de
un agente de seguridad, que en el mejor de los casos le aconsejara que
no volviera a ver a Nomuri. Con mayor probabilidad, el consejo incluira
la exigencia de devolverle esa porquera norteamericana (la ropa interior
de Victoria's Secret), ms la amenaza de perder su trabajo ministerial si
algn da volva a coincidir con l en la misma calle. Y eso significaba a
su vez que el Ministerio de Seguridad lo vigilara e investigara tambin
a l, y eso era algo que deba tomarse en serio. No era preciso que lo
sorprendieran espiando. Aqul era un pas comunista, donde el proceso
legal era un concepto burgus que no mereca ser tenido en cuenta se-
riamente y los derechos civiles se limitaban a obedecer rdenes. Como
extranjero que haca negocios en la Repblica Popular China recibira tal
vez un trato ms indulgente, pero no mucho.
Ms all del maravilloso recuerdo de la apasionada velada, Nomuri era
consciente de que no slo haba aplacado sus instintos sexuales. Haba
cruzado una ancha lnea roja en la calle y su seguridad dependa
enteramente de la discrecin de Ming. No le haba advertido pero
tampoco poda hacerloque no comentara que haban estado juntos.
Esas cosas no podan decirse, porque agregaban un nivel de gravedad a
lo que supuestamente haba sido una experiencia gozosa y amigable... o
incluso potencialmente ms que amigable. Chester se record que las
mujeres pensaban en dichos trminos y por dicha razn, tal vez vera
una nariz puntiaguda y unos bigotes la prxima vez que se mirara al
espejo, pero esto era trabajo, nada personal, se dijo a s mismo cuando
apagaba su ordenador.
Salvo por un pequeo detalle. Haba mantenido relaciones sexuales
con una joven inteligente y no desprovista por completo de atractivo, y
el problema era que cuando uno entregaba una pequea parte de su
corazn, en realidad nunca la recuperaba. Y Nomuri se percat
retrospectivamente de que su corazn estaba lejanamente vinculado a
su polla. El no era James Bond. No poda besar a una mujer, como una
prostituta profesional besa a un hombre. Era incapaz de actuar como un
cerdo sin corazn. Lo que eso tena de bueno era que, de momento,
poda seguir mirndose al espejo. Lo negativo era que tal vez no
perdurara su capacidad de hacerlo, si trataba a Ming como a un objeto
y no como a una persona.
Nomuri necesitaba consejo sobre sus sentimientos respecto a esta
operacin y no tena dnde obtenerlo. No era algo que pudiera
consultarle por correo electrnico a Mary Pat, ni a ninguno de los
siquiatras empleados por la organizacin, para aconsejar a los agentes
que necesitaran un poco de orientacin en su trabajo. Eso era algo que
se deba hablar cara a cara con una persona real, cuyo lenguaje corporal
uno pudiera interpretar y discernir el contenido del tono de su voz. No,
el correo electrnico no era lo que necesitaba ahora. Necesitaba
desplazarse a Tokio y hablar con un agente decano de la direccin de
operaciones, para que le aconsejara cmo manejar la situacin. Pero
qu hara si le aconsejaba que dejara de mantener relaciones ntimas
con Ming?, se pregunt Nomuri. Despus de todo, no tena novia ni nada
por el estilo, pero senta la necesidad de mantener relaciones ntimas y,
adems, si dejaba de verla, qu efecto surtira en la perspectiva de su
agente potencial? Uno no arrojaba a la alcantarilla sus sentimientos
humanos cuando se afiliaba a la organizacin, a pesar de lo que dijeran
los libros y de cules fueran las expectativas pblicas. Todas las risas
entre cervezas, durante las noches despus de las sesiones de
entrenamiento, parecan ahora un recuerdo lejano, as como las
expectativas que tanto l como sus colegas albergaban en aquella
poca. Haba sido todo muy diferente, a pesar de lo que les haban dicho
sus instructores. Entonces l no era ms que un nio y en cierto modo
lo segua siendo incluso en Japn, pero de pronto se haba convertido en
hombre, solo en un pas en el mejor de los casos sospechoso y en el
peor hostil hacia l y hacia su pueblo. Bien, ahora estaba en las manos
de Ming y eso no lo poda cambiar.

Sus colegas notaron una ligera diferencia. Sonrea un poco ms y de
una manera un tanto diferente. Algo bueno deba de haberle sucedido,
pensaban algunas y se alegraban, aunque de un modo privado y
reservado. Si Ming deseaba compartir su experiencia con ellas, se
alegraran de que lo hiciera y de lo contrario, tampoco les importara,
porque ciertas cosas eran privadas, aun entre un grupo de mujeres que
lo compartan prcticamente todo, incluso las historias sobre su
ministro, as como sus torpes, prolongados y a veces vanos esfuerzos de
hacer el amor. Era un hombre sensato y generalmente amable, si bien
como jefe tena sus defectos. Sin embargo, hoy Ming no le encontraba
ninguno. Su sonrisa era ms dulce que nunca y sus ojos emitan
destellos como pequeos diamantes, pensaban todas sus compaeras
de la oficina. Todas lo haban visto antes, aunque no en Ming, cuya vida
amorosa haba sido muy breve y por quien el ministro senta una
debilidad ligeramente excesiva, pero sin satisfacer debidamente sus
necesidades y adems con escasa frecuencia. Se sent frente a su
ordenador, para ocuparse de la correspondencia y traducir los artculos
de la prensa occidental que pudieran ser de inters para su ministro.
Ming era quien mejor dominaba el ingls en aquel sector del edificio y el
nuevo sistema informtico funcionaba de maravilla. El prximo paso,
segn se deca, sera un ordenador al que bastara hablarle para que
elaborara los caracteres, que se convertira con toda seguridad en la
pesadilla de todas las secretarias de ejecutivos en el mundo entero,
porque ellas pasaran a ser prescindibles. 0 tal vez no. El jefe no poda
acostarse con un ordenador. Claro que el ministro Fang no era
excesivamente exigente, y las primas que ofreca a cambio no eran nada
despreciables.
Su primera tarea del da dur como de costumbre noventa minutos,
despus de los cuales imprimi las copias y junt las pginas por
artculos. Esa maana haba traducido fragmentos del Times de Londres,
The New York Times y The Washington Post, para que su ministro
supiera lo que pensaban los brbaros alrededor del mundo de la poltica
ilustrada de la Repblica Popular.

En su despacho privado, el ministro Fang repasaba los artculos. Entre
los documentos haba un doble informe sobre los rusos: petrleo y oro,
decan los artculos. De modo que Zhang haba tenido razn en todo
momento, pens el ministro, incluso ms de lo que l supona. El este
de Siberia era realmente un tesoro, repleto de cosas que todo el mundo
necesitaba. Petrleo, porque el crudo era la misma sangre de la so-
ciedad moderna, y oro, porque adems de su valor negociable como
medio antiguo pero todava muy real de intercambio, tena adems usos
industriales y cientficos. Y cada uno en su propio alijo. Era lamentable
que esa riqueza cayera en manos de quienes carecan del ingenio para
utilizarla debidamente. Era muy extrao que los rusos, que haban
ofrecido al mundo el don del marxismo pero no haban sabido explotarlo
debidamente y luego lo haban abandonado, hubieran fracasado tambin
en su transicin a una sociedad capitalista y burguesa. Fang encendi
un cigarrillo, el quinto del da intentaba fu-mar menos porque le
faltaba poco para cumplir los setenta, dej el informe sobre la mesa,
se acomod en su butaca y dio una honda calada a su cigarrillo sin filtro,
mientras reflexionaba sobre la informacin que acababa de recibir.
Siberia, como Zhang vena diciendo desde haca varios aos, tena
mucho de lo que la Repblica Popular necesitaba: madera, minerales en
abundancia, incluso en mayor cantidad de la imaginada segn esos
documentos, y espacio, que China necesitaba por encima de todo.
Haba demasiada gente en China, a pesar de las medidas de control
de la poblacin que slo caba calificar de draconianas, tanto en su
contenido como en su aplicacin implacable. Dichas medidas eran una
afrenta a la cultura china, que siempre haba considerado a los hijos
como una bendicin, y ahora la ingeniera social surta un efecto
inesperado. Slo se permita un hijo por matrimonio, por lo que la gente
sola preferir un varn a una hembra. No era extrao que un campesino
arrojara a su hija de un par de aos a un pozo si era misericordioso,
despus de desnucarla para librarse del molesto estorbo. Fang
comprenda sus razones. La nia creca para contraer matrimonio, para
unir su vida a la de un hombre, mientras que siempre se poda depender
de un varn para ayudar y honrar a sus padres, y aportarles seguridad.
Sin embargo, la nia se limitara a abrirse de piernas para el hijo de otra
familia, y qu seguridad aportaba eso a sus padres?
Eso haba sido cierto en el caso de Fang. Cuando lleg a convertirse
en un alto funcionario del partido se asegur de que sus padres tuvieran
un lugar cmodo donde vivir, porque sa era la obligacin de un hijo
hacia quienes le haban dado la vida. Entretanto se haba casado,
evidentemente, pero su esposa haba fallecido haca mucho tiempo de
una enfermedad cardiovascular y haba ayudado un poco a sus suegros,
pero no tanto como a sus propios padres. Incluso su esposa lo com-
prenda y utilizaba su influencia a la sombra, como esposa de un
funcionario del partido, para tomar sus propias medidas, aunque
modestas. Su hermano haba fallecido joven, luchando contra el ejrcito
norteamericano en Corea y, por consiguiente, no era ms que un
recuerdo sin valor prctico.
Pero el problema de China del que nadie realmente hablaba, ni
siquiera a nivel de su Politbur, era que su poltica de control de la
poblacin afectaba la demografa del pas. Al elevar el valor de los
varones por encima del de las hembras, la Repblica Popular creaba un
desequilibrio que empezaba a ser estadsticamente significativo. En el
plazo de unos quince aos habra escasez de mujeres, que segn
algunos supondra una ventaja, porque alcanzaran antes el gran
objetivo nacional de estabilidad de la poblacin, pero tambin
significaba que durante una generacin, millones de hombres chinos no
tendran mujeres con las que casarse y aparearse. Provocara eso una
oleada de homosexualidad? Para la Repblica Popular, la
homosexualidad segua siendo una despreciable degeneracin burguesa,
aunque en 1998 haban despenalizado la sodoma. Pero si no haba
mujeres, qu deban hacer los hombres? Adems de matar a las nias
sobrantes, las hembras abandonadas por sus padres eran
frecuentemente entregadas a parejas norteamericanas y europeas que
no podan tener sus propios hijos. Estos casos se daban por centenares
de millares y se deshacan de los bebs con la misma facilidad que los
norteamericanos venden perritos calientes en sus centros comerciales.
En el fondo, a Fang le molestaba, pero eso era puro sentimentalismo
burgus. La poltica nacional dictaba lo que deba ser y sa era la forma
de alcanzar la meta necesaria.
En su vida gozaba de todas las comodidades propias del privilegio.
Adems de un lujoso despacho tan agradable como el de cualquier
capitalista, dispona de un coche oficial con chfer para desplazarse a su
residencia, un bonito piso con sirvientes para cuidar de sus necesidades,
la mejor comida disponible en el pas, buenas bebidas y televisin va
satlite para recibir toda clase de espectculos, incluidos los canales
japoneses de pornografa, ya que sus impulsos varoniles no lo haban
abandonado todava. (No hablaba japons, pero no es preciso entender
el idioma para ver esa clase de pelculas.)
Fang, que trabajaba todava muchas horas diarias, se levantaba a las
seis treinta y estaba en su despacho todas las maanas antes de las
ocho. Su equipo de secretarias y ayudantes cuidaba debidamente de l
y algunas de las hembras eran muy complacientes, una u
ocasionalmente dos veces por semana. Pocos hombres de su edad
tenan su vigor, de eso Fang estaba seguro, y al contrario del presidente
Mao, l no abusaba de los menores, cosa que cuando supo en su
momento le pareci bastante desagradable. Pero los grandes hombres
tenan sus defectos, que uno disculpaba por la grandeza que los
converta en quienes eran. En cuanto a l y sus semejantes, tenan
derecho a un entorno adecuado donde descansar, buena comida para
sustentar el cuerpo durante sus largas y agotadoras jornadas laborales,
y las oportunidades de relajacin y recreacin que los hombres
vigorosos e inteligentes necesitaban. Era necesario para ellos vivir mejor
que la mayora de los ciudadanos de su pas y tambin se lo ganaban.
Dirigir el pas ms poblado del mundo no era tarea fcil. Exiga toda su
energa intelectual y dicha energa deba conservarse y renovarse. Fang
levant la cabeza cuando entr Ming con su carpeta de nuevos artculos.
Buenos das, ministro dijo Ming, con la debida deferencia.
Buenos das, nia asinti afectuosamente Fang.
Aquella chica se portaba bastante bien en la cama y por tanto mereca
algo ms que un mero gruido. No era tambin cierto que le haba
conseguido una silla de despacho muy cmoda? Entonces Ming se retir,
como de costumbre con una respetuosa reverencia a la figura paterna.
Fang no detect nada raro en su actitud, cuando levant la carpeta y
sac los artculos, junto con un lpiz para tomar notas. Los comparara
con las estimaciones del Ministerio de Seguridad Estatal de la opinin y
parecer de sus gobiernos. Era la forma de Fang de comunicarle al
ministerio que los miembros del Politbur tenan todava mentes con las
que pensar. Era particularmente significativo que el Ministerio de
Seguridad Estatal no hubiera pronosticado el reconocimiento diplomtico
de Taiwan por parte de Estados Unidos, aunque para ser justos, tambin
era cierto que los medios de comunicacin norteamericanos tampoco
haban sido capaces de pronosticar las decisiones del presidente Ryan.
Era un hombre muy extrao y no particularmente amigo de la Repblica
Popular. Campesino, lo llamaban los analistas del Ministerio de
Seguridad y, en muchos sentidos, el calificativo pareca justo y
apropiado. Sus puntos de vista eran curiosamente ingenuos, como
comentaba con cierta frecuencia The New York Times. Por qu no les
gustaba? No era suficientemente capitalista, o tal vez lo era en exceso?
Comprender los medios de comunicacin norteamericanos era algo que
superaba la capacidad analtica de Fang, pero poda por lo menos digerir
lo que decan, cosa de la que eran incapaces los expertos en
inteligencia del instituto de estudios norteamericanos del Ministerio de
Seguridad Estatal. Pensando en ello, Fang encendi otro cigarrillo y se
acomod en su butaca.


Era un milagro, pens Provalov. En el archivo central del ejrcito
haban encontrado las fichas, las huellas y las fotografas de los dos
cadveres recuperados en San Petersburgo, pero contra toda lgica se
las haban mandado a l, en lugar de a Abramov y Ustinov, sin duda
porque haba invocado el nombre de Sergey Golovko. La plaza
Dzerzhinskiv incitaba todava a la gente a cumplir con su deber. Los
nombres y dems datos esenciales seran transmitidos inmediatamente
a San Petersburgo, para que sus colegas norteos pudieran seguir in-
vestigando. Los nombres y las fotografas, de casi veinte aos de
antigedad con impasibles rostros juveniles, eran slo el principio. Su
historial militar era bastante impresionante. En otra poca, Pyotr
Alekseyevich Amalrik y Pavel Borissovich Zimyanin haban sido
considerados soldados excepcionales, fuertes, inteligentes.., y desde un
punto de vista poltico, altamente fiables, razn por la cual los haban
mandado a la academia del Spetsnaz y a la de suboficiales. Ambos
haban luchado en Afganistn con bastante xito, haban sobrevivido,
que no era lo habitual con las tropas del Spetsnaz, encargadas de las
misiones ms peligrosas en una guerra particularmente sucia. Como era
habitual, no se haban reenganchado. Casi nadie se reenganchaba
voluntariamente en el ejrcito sovitico. Despus de licenciarse haban
trabajado ambos en una fbrica de las afueras de Leningrado, como se
llamaba entonces. Pero al parecer, tanto a Amalrik como a Zimyanin la
vida de paisano les resultaba aburrida y ambos emprendieron otras
actividades. Debera esperar a que los investigadores de San
Petersburgo averiguaran algo ms. Sac una nota de ruta del cajn de
su escritorio y la sujet a la carpeta con una goma elstica. Los
documentos se remitiran a San Petersburgo, donde Abramov y Ustinov
trabajaran con su contenido.


Un tal seor Sherman, seor secretario dijo la secretaria de
Winston por el intercomunicador, por la lnea tres.
Hola, Sam respondi el secretario de la Tesorera, despus de
descolgar el telfono. Qu hay de nuevo?
Nuestro yacimiento petrolfero del norte dijo el presidente de
Atlantic Richfield.
Buenas noticias?
Podra decirse que s. Nuestra gente en el campo dice que el
yacimiento supera aproximadamente en un cincuenta por ciento
nuestras estimaciones iniciales.
Cmo es de fiable esa informacin?
Ms o menos como tus billetes de banco, George. El jefe de mi
equipo es Ernie Beach. Es tan bueno para encontrar petrleo como t
solas serlo en Wall Street.
Tal vez mejor, pens Sam Sherman. Winston tena fama de ser un
poco egocntrico con respecto a su propia valoracin. En todo caso, le
lleg el mensaje de la coletilla.
Hazme un resumen orden el secretario de la Tesorera.
Cuando ese yacimiento est en produccin, los rusos estarn en
condiciones de comprar al contado Arabia Saudita, ms Kuwait y tal vez
la mitad de Irn. Hace que el este de Texas parezca un pedo en un
huracn. Es enorme, George.
Dificil de extraer?
No ser fcil ni barato, pero desde un punto de vista tcnico es
bastante sencillo. Si quieres hacer una buena inversin elige una
empresa rusa que fabrique material de abrigo. Durante los prximos
diez aos aproximadamente, van a estar muy ocupados sugiri
Sherman.
Y qu me dices de las consecuencias para Rusia en trminos
econmicos?
Es difcil de decir. Se tardarn entre ocho y doce aos para que este
yacimiento est en plena produccin y la cantidad de crudo que se
introducir en el mercado distorsionar bastante las condiciones del
mismo. No lo hemos calculado todava, pero ser enorme, del orden de
cien mil millones de dlares anuales, hablando de dlares actuales.
Durante cunto tiempo? pregunt Winston y casi oy cmo su
interlocutor se encoga de hombros.
Veinte aos, puede que ms. Nuestros amigos rusos todava
insisten en que guardemos el secreto, pero en nuestra empresa
proliferan las habladuras; es como intentar ocultar la salida del sol. Yo
le doy un mes antes de que aparezca en la prensa. Tal vez un poco ms,
pero no mucho.
Qu me dices del hallazgo del oro?
Maldita sea, George, no me cuentan nada de ese asunto, pero mi
representante en Mosc dice que se trata de un gran descubrimiento, o
por lo menos eso le parece a l. Probablemente reducir el precio
mundial del oro en un cinco o puede que un diez por ciento, pero
nuestros modelos indican que el precio remontar antes de que los
rusos empiecen a vender el oro que extraigan del subsuelo. Es como si a
un to rico de nuestros amigos rusos le hubiera tocado el gordo y se lo
dejara todo a ellos.
Sin consecuencias negativas para nosotros reflexion Winston.
Todo lo contrario. Van a tener que comprarle a nuestra gente toda
clase de maquinaria, adems de necesitar muchos conocimientos que
slo nosotros poseemos, y cuando todo haya terminado bajar el precio
del petrleo, lo cual a nosotros tampoco puede perjudicarnos. Sabes lo
que te digo, George, me gustan los rusos. Han sido unos cabrones con
mala suerte durante mucho tiempo, pero puede que esto cambie su
fortuna.
Ninguna objecin aqu, ni en el despacho contiguo, Sam afirm el
secretario de la Tesorera. Gracias por la informacin.
Vosotros segus siendo quienes cobris mis impuestos cabrones,
agreg en silencio, pero Winston lo oy, incluida la risita. Hasta luego,
George.
De acuerdo. Que tengas un buen da, Sam, y gracias.
Winston apret un botn para desconectar la llamada, seleccion otra
lnea y puls el nmero nueve de marcado rpido.
Diga respondi una voz familiar.
Slo diez personas tenan acceso a aquel nmero.
Jack, soy George, acabo de hablar con Sam Sherman, de Atlantic
Richfield.
Rusia?
Si. El yacimiento es un cincuenta por ciento mayor de lo que
pensaban inicialmente. Eso lo convierte en algo verdaderamente
enorme, el mayor yacimiento petrolfero descubierto hasta ahora, en
realidad ms abundante que todos los del golfo Prsico juntos. Extraerlo
ser un poco caro, pero Sam asegura que es pan comido. Difcil, pero
saben cmo hacerlo, no hay que inventar nuevas tecnologas, es slo
cuestin de gastar dinero. Adems, tampoco ser excesivo porque all la
mano de obra es ms barata que aqu. Los rusos van a hacerse ricos.
Cmo de ricos? pregunt el presidente.
Del orden de los cien mil millones de dlares anuales a pleno
rendimiento, durante veinte aos o puede que ms. Jack no pudo evitar
un silbido.
Dos billones de dlares. Eso es una fortuna, George.
Eso es lo que decimos en Wall Street, seor presidentereconoci
Winston. No cabe duda de que es una fortuna.
Y qu efecto tendr en la economa rusa?
No los perjudicar respondi el secretario de la Tesorera. Les
proporcionar una tonelada de divisas. Con ese dinero podrn comprar
las cosas que desean y las herramientas para construir lo que puedan
hacer por su cuenta. Les servir para industrializar de nuevo su pas,
Jack, lanzarlos al nuevo siglo, en el supuesto de que tengan el cerebro
para utilizarlo debidamente y no permitan que acabe todo en Suiza y
Liechtenstein.
Cmo podemos ayudarlos? pregunt el presidente.
Lo mejor sera que t, yo y dos o tres personas ms nos
reuniramos con nuestros homlogos rusos y les preguntramos qu
necesitan. No nos perjudicara que algunos de nuestros industriales
construyeran all algunas plantas, y sin duda quedara muy bien por
televisin.
Tomo nota, George. Consgueme un informe para principios de la
semana prxima y luego veremos si encontramos la forma de
comunicarles a los rusos que lo sabemos.


Era el fin de otro da excesivamente largo para Sergey Golovko.
Dirigir la SVR era suficientemente laborioso para cualquiera, pero
adems tena que apoyar a Eduard Petrovich Grushavoy, presidente de
la Repblica Rusa. El presidente Grushavoy tena su propia coleccin de
ministros, algunos competentes, otros seleccionados por su capital
poltico o simplemente para negarles sus servicios a la oposicin poltica.
Tambin podan perjudicar dentro de la administracin de Grushavoy,
pero no tanto como fuera. En el interior deban utilizar armas de
pequeo calibre, para evitar lastimarse a s mismos con sus disparos.
La buena noticia era que el ministro de Economa, Vasily
Kosntantinovich Solomentsev, era inteligente y al parecer tambin
honrado, combinacin tan inusual en el espectro poltico ruso como en
cualquier otra parte del mundo conocido. Tena sus ambiciones, era raro
el ministro que no las tuviera, pero al parecer, su mayor anhelo era la
prosperidad de su nacin y no aspiraba a obtener grandes beneficios
personales. A Golovko no le importaba enriquecerse moderadamente,
siempre y cuando no exagerara. El lmite, para Sergey Nikolay'ch, era
de unos veinte millones de euros. Ms sera un abuso, pero una cantidad
inferior era comprensible. Despus de todo, si un ministro lograba
ayudar con xito a su pas mereca una recompensa adecuada. Le
importara a la gente comn, si a cambio obtenan un mayor nivel de
vida para ellos? Probablemente no, pens el maestro de espas. Rusia no
era Norteamrica, que estaba saturada de leyes ticas intiles y
contraproductivas. El presidente norteamericano, a quien Golovko
conocabien, tena un aforismo que al ruso le encantaba: Si te ves
obligado a escribir tus normas ticas, ya has perdido. No era tonto ese
Ryan, en otra poca enemigo acrrimo y ahora buen amigo, o eso
pareca. Golovko haba cultivado esa amistad, proporcionando ayuda a
Norteamrica en dos graves crisis internacionales. Lo haba hecho en
primer lugar porque era favorable a los intereses de su pas y, en
segundo lugar; porque Ryan era un hombre honorable que seguramente
no olvidara esos favores. Tambin le haba divertido a Golovko, despus
de pasar casi toda su vida adulta en una organizacin consagrada a la
destruccin de Occidente.
Y su propia seguridad? Alguien haba decidido destruirlo? Alguien
haba intentado poner un espectacular y ruidoso fin a su vida sobre los
adoquines de la plaza Dzerzhinskiv? Cuanto ms pensaba en ello, ms
aterradora le pareca la idea. Pocos hombres sanos podan plantearse el
fin de su propia vida con imparcialidad, y Golovko no era uno de ellos.
Nunca le temblaban las manos, pero no discuti en absoluto las cre-
cientes medidas de seguridad del comandante Shelepin para proteger su
vida. El coche cambiaba todos los das de color y a veces de marca, y
las rutas a su despacho tenan slo en comn el punto de partida, ya
que el edificio de la SVR era suficientemente grande para que su
desplazamiento cotidiano al despacho pudiera acabar en cinco lugares
diferentes. Lo ms astuto, que Golovko admiraba, era que a veces l se
desplazaba en el asiento delantero del primer vehculo, mientras algn
funcionario lo haca en el asiento trasero del coche supuestamente
custodiado. Anatoliy no era ningn imbcil e incluso tena destellos
ocasionales de creatividad.
Pero ahora no tena tiempo para pensar en eso. Movi la cabeza,
abri la ltima carpeta del da, examin ante todo el resumen del
contenido y con la mente casi paralizada extendi la mano, para marcar
un nmero de telfono.
Habla Golovko fue lo nico que tuvo que decir a la voz masculina
que contest.
Sergey Ninolay'ch respondi amablemente el ministro a los cinco
segundos. Qu puedo hacer por ti?
Puedes confirmar estas cifras, Vasily Konstantinovich. Son
posibles?
Son ms que posibles, Sergey. Son tan reales como una puesta de
sol respondi Solomentsev al jefe de inteligencia, adems de ministro
y consejero del presidente Grushavoy.
Solkinsyn susurr el jefe del servicio secreto, hijo de puta!. Y
cunto hace que est ah esa riqueza? pregunt con incredulidad.
El petrleo, tal vez quinientos mil aos; el oro, bastante ms,
Sergey.
Y nunca lo supimos farfull Golovko.
Nadie lo haba buscado, camarada ministro. A mi parecer, lo ms
interesante es el informe sobre el oro. Quiero ver una de esas pieles de
lobo chapadas en oro. Dignas de Prokofiev, no te parece? Pedro y el
lobo dorado.
Una idea interesante respondi Golovko, descartndola
inmediatamente. Qu significar para nuestro pas?
Sergey Nikolay'ch, tendra que ser adivino para responder con cierta
propiedad, pero a largo plazo podra suponer la salvacin de nuestro
pas. Ahora tenemos algo que todas las naciones quieren, dos cosas en
realidad que nos pertenecen, por las que los extranjeros estn
dispuestos a pagar enormes cantidades de dinero y, adems, con una
sonrisa en los labios. Japn, por ejemplo. Satisfaremos sus necesidades
energticas durante los prximos cincuenta aos y de paso les
ahorraremos enormes cantidades en costes de transporte; los petroleros
slo debern desplazarse unos centenares de kilmetros en lugar de
diez mil. Y puede que tambin Norteamrica, a pesar de su propio
descubrimiento en la frontera de Alaska y Canad. La cuestin es cmo
trasladar el petrleo al mercado. Construiremos un oleoducto desde el
yacimiento a Vladivostok, evidentemente, pero puede que tambin otro
a San Petersburgo para poder venderlo con mayor facilidad a Europa. En
realidad, probablemente lograremos que los europeos, en particular los
alemanes, construyan el oleoducto para nosotros, slo con el fin de
conseguir un descuento en el precio del petrleo. Sergey, si hubiramos
descubierto ese petrleo hace veinte aos, habramos...
Tal vez.
No era difcil imaginar lo que vena a continuacin: en lugar de caer,
la Unin Sovitica se habra hecho ms fuerte. Golovko no comparta
esas ilusiones. El gobierno sovitico se las habra arreglado para joder
esos nuevos tesoros, como haba jodido todo lo dems. El gobierno
sovitico haba sido propietario de Siberia durante setenta aos, pero
nunca se le haba ocurrido investigar lo que podra haber all. El pas no
dispona de los expertos adecuados, pero tena demasiado orgullo para
permitir que lo hicieran otros y menospreciaran la patria. Si algo en
particular haba acabado con la URSS, no haba sido el comunismo, ni
siquiera el totalitarismo. Era ese perverso amor propio que constitua el
aspecto ms peligroso y destructivo del carcter ruso, producto de un
complejo de inferioridad que se remontaba ms all de la Casa de
Romanov. La muerte de la Unin Sovitica haba sido tan auto-infligida
como cualquier suicidio, aunque ms lenta y, por tanto, ms perniciosa.
Golovko soport los noventa segundos siguientes de especulacin
histrica, por parte de un hombre que tena escaso sentido de la
historia.
Eso est muy bien, Vasily Konstantinovich, pero qu me dices del
futuro? pregunt por fin. Esa, despus de todo, ser la poca en la
que todos viviremos.
No nos perjudicar. Sergey, sta es la salvacin de nuestro pas.
Tardaremos diez aos en obtener plenos beneficios de los yacimientos,
pero luego dispondremos de unos ingresos regulares durante por lo
menos una generacin y puede que ms.
Qu ayuda necesitaremos?
Los norteamericanos y los britnicos tienen la experiencia que
necesitamos, de sus propias explotaciones en los yacimientos de Alaska.
Poseen los conocimientos. Nosotros los adquiriremos y los utilizaremos.
Actualmente estamos negociando con Atlantic Richfield, la petrolera
norteamericana, para conseguir apoyo tcnico. Son muy codiciosos,
pero era de esperar. Saben que slo ellos tienen lo que necesitamos y
pagarles es ms barato que si tuviramos que reproducirlo nosotros. Por
consiguiente, conseguirn casi todo lo que piden. Puede que les
paguemos en lingotes de oro sugiri alegremente Solomentsev.
Golovko tuvo que resistir la tentacin de interesarse excesivamente
por el yacimiento de oro. El petrleo era mucho ms lucrativo, pero el
oro era ms bonito. El tambin quera ver una de esas pieles, que ese
tal Gogol haba utilizado para recoger el polvo. Y habra que ocuparse
debidamente de ese solitario habitante del bosque, aunque eso no sera
un gran problema, porque viva solo y no tena hijos. Lo que le dieran, a
su avanzada edad, el Estado no tardara en recuperarlo. Y se hara un
programa de televisin, puede que incluso una pelcula, sobre ese
cazador. Despus de todo, en otra poca haba cazado alemanes, y los
rusos todava convertan en hroes a personas como l. No bastara
eso para que Pavel Petrovich Gogol se sintiera suficientemente feliz?
Qu sabe Eduard Petrovich?
Me he reservado la informacin, hasta disponer de una lectura ms
completa y fiable. Ahora la tengo. Creo que se alegrar en la prxima
reunin del gabinete, Sergey Nikolay'ch.
Debera hacerlo, pens Golovko. Desde haca tres aos, el presidente
Grushavoy estaba tan ocupado como un pintor de brocha gorda manco y
con una sola pierna. 0 an peor, como un mago o un prestidigitador
obligado a sacar cosas reales de la nada, y su xito para sacar la nacin
adelante a menudo pareca prcticamente milagroso. Puede que sa
fuera la forma en que Dios recompensaba sus esfuerzos, aunque no
todo sera necesariamente una bendicin. Todos los departamentos
gubernamentales querran su parte del pastel de oro y petrleo, cada
uno de ellos con sus propias necesidades, presentadas por el ministro
correspondiente como fundamentales para la seguridad del Estado, con
una lgica aplastante y un razonamiento convincente. Quin sabe,
puede que algunos dijeran incluso la verdad, aunque la verdad era un
ingrediente inusual en la sala del gabinete. Cada ministro tena un
imperio que construir y cuanto mejor lo construyera, ms cerca estara
de la silla de la Presidencia, que por ahora ocupaba Eduard Petrovich
Grushavoy. Golovko se pregunt si habra sido lo mismo bajo los zares.
Probablemente, decidi de inmediato. La naturaleza humana no
cambiaba mucho. La forma de actuar de las personas en la prxima
reunin de ministros, que tendra lugar dentro de tres das,
probablemente no sera muy diferente de la conducta de los babilonios y
los bizantinos. Se pregunt cmo recibira la noticia el presidente
Grushavoy.
Cunto se ha divulgado? pregunt el maestro del espionaje.
Indudablemente circulan ciertos rumores respondi el ministro
Solomentsev, pero los clculos actuales tienen menos de veinticuatro
horas y habitualmente tardan ms las filtraciones. Te mandar estos
documentos por mensajero, maana por la maana.
Me parece bien, Vasily. Har que mis analistas examinen los datos,
a fin de poder presentar mis propios clculos independientes de la
situacin.
No tengo ninguna objecin respondi el ministro de Economa,
sorprendiendo ms que ligeramente a Golovko.
Pero aquello no era ya la Unin Sovitica. Puede que el gabinete
actual fuera la contrapartida moderna del antiguo Politbur, pero all
nadie contaba mentiras... o por lo menos no grandes mentiras. Y acaso
no era eso una medida de progreso para su pas?


ONCE

LA FE DE LOS PADRES

Se llamaba Yu Fa An y dijo que era cristiano, lo cual era
suficientemente extrao como para que monseor Schepke lo invitara a
entrar inmediatamente. Yu Fa An era un chino de cincuenta y tantos
aos, encorvado, con el pelo negro salpicado de canas, cosa bastante
rara en esta parte del mundo.
Bien venido a nuestra embajada. Soy monseor Schepke dijo con
una breve reverencia, antes de estrecharle la mano.
Gracias. Soy el reverendo Yu Fa An respondi.
Estupendo. De qu confesin?
Soy baptista.
Ordenado? Cmo es posible? dijo Schepke, mientras le indicaba
al visitante que lo siguiera y a los pocos momentos se encontraban ante
el nuncio. Eminencia, he aqu el reverendo Yu Fa An. De Pekn?
pregunt tardamente el monseor.
S, efectivamente. Mi congregacin est bsicamente al noroeste de
aqu.
Bien venido respondi el cardenal DiMilo, levantndose para
estrecharle calurosamente la mano y ofrecerle una cmoda butaca
donde sentarse, mientras Schepke iba en busca de t. Es un placer
conocer a otro cristiano en esta ciudad.
No somos muchos, eminencia, la verdad sea dicha confirm Yu.
El monseor Schepke regres rpidamente con los ingredientes para
el t en una bandeja, que coloc sobre la mesita.
Gracias, Franz.
Crea que algunos residentes locales le daran la bienvenida.
Supongo que el Ministerio del Exterior lo ha recibido formalmente, con
correccin y tal vez... cierta frialdad? pregunt Yu.
El cardenal sonri cuando le entregaba una taza a su invitado.
Como bien dice, la recepcin ha sido correcta, pero podra haber
sido ms calurosa.
Comprobar que aqu el gobierno tiene muy buenos modales y gran
respeto por el protocolo, pero no se distingue precisamente por su
sinceridad dijo Yu en ingls, con un acento muy extrao.
Y usted es originario de...?
Nac en Taipei. De joven me traslad a Estados Unidos para
estudiar. Empec en la Universidad de Oklahoma, pero recib la llamada
de Dios y cambi a la de Oral Roberts, en el mismo estado. All obtuve
mi licenciatura en Ingeniera Elctrica, para proseguir luego con un
doctorado en Teologa y ser ordenado explic Yu.
Estupendo. Y cmo lleg a la Repblica Popular?
En la dcada de los setenta, al gobierno del presidente Mao le
encantaba que vinieran a vivir aqu los taiwaneses, que rechazaban el
capitalismo para abrazar el marxismo, comprende? agreg con un
destello en la mirada. Fue duro para mis padres, pero llegaron a
comprenderlo. Inici mi congregacin al poco de mi llegada. Eso fue
problemtico para el Ministerio de Seguridad Estatal, pero tambin
trabajaba como ingeniero y en aquel momento el Estado necesitaba
especialistas como yo. Es asombroso lo que puede llegar a aceptar el
Estado si tienes algo que necesite, y en aquella poca tena una
necesidad acuciante de personas con mi formacin. Pero ahora me
dedico exclusivamente a la Iglesia.
Con esa afirmacin triunfal, Yu levant la taza para tomar un sorbo de
t.
Qu puede decirnos entonces del ambiente local? pregunt
Renato.
El gobierno es autnticamente comunista. No tolera ni confa en
ninguna lealtad, salvo a s mismo. Incluso el Falun Gong, que no es
realmente una religin, es decir, que no es un verdadero sistema de
creencias como usted o yo lo entenderamos, ha sido brutalmente
reprimido y mi propia congregacin ha sido perseguida. Es raro el
domingo en que ms de una cuarta parte de mi congregacin acuda a la
iglesia. Debo dedicar gran parte de mi tiempo a desplazarme de casa en
casa, para hacer llegar el evangelio a mis feligreses.
Cmo se mantiene? pregunt el cardenal.
Yu sonri serenamente.
Ese es el menor de mis problemas. Los baptistas norteamericanos
me tratan con suma generosidad. Hay un grupo de iglesias en
Mississippi particularmente generosas, que curiosamente muchas de
ellas son negras. Precisamente ayer recib algunas cartas. Uno de mis
compaeros de clase en Oral Roberts tiene una gran congregacin cerca
de Jackson, Mississippi. Se llama Gerry Patterson. Eramos buenos
amigos y seguimos siendo hermanos en Cristo. Su congregacin es
grande y prspera, y sigue cuidando de m.
Yu casi agreg que tena ms dinero del que poda gastar. En
Norteamrica, esto se habra traducido en un Cadillac y una fastuosa
parroquia. En Pekn, significaba una bonita bicicleta y regalos para sus
feligreses necesitados.
Dnde vive usted, amigo mo? pregunt el cardenal.
El reverendo Yu se sac una tarjeta de visita del bolsillo y se la
entreg. Como muchas otras tarjetas en China, tena un plano dibujado
en el reverso.
Tal vez tendra usted la amabilidad de cenar conmigo y con mi
esposa. Usted tambin, por supuesto agreg, refirindose a monseor
Schepke.
Con mucho gusto. Tiene usted hijos?
Dos respondi Yu. Ambos nacidos en Norteamrica y, por
consiguiente, exentos de las brutales leyes que han impuesto los
comunistas.
Conozco esas leyes asegur DiMilo. Antes de obligarlos a que
las cambien necesitamos ms cristianos aqu. Rezo por ello todos los
das.
Tambin yo, eminencia, tambin yo. Supongo que ya sabe que su
residencia est, bueno...
Schepke se toc la oreja y seal con el dedo a su alrededor.
S, lo sabemos.
Le han asignado un chfer?
S, es muy amable por parte del ministerio respondi Schepke.
Es catlico. No le parece asombroso?
No me diga exclam retricamente Yu, mientras mova la cabeza
de un lado a otro. No me cabe duda de que tambin es leal a su pas.
Por supuesto coment Di Milo.
No era una gran sorpresa. Haca mucho tiempo que el cardenal
perteneca al servicio diplomtico vaticano y haba visto la mayora de
los trucos por lo menos una vez. A pesar de lo listos que eran los
comunistas chinos, la Iglesia catlica tena muchos ms aos de
experiencia a sus espaldas, por mucho que al gobierno local le costara
reconocerlo.
La charla dur otros treinta minutos antes de que el reverendo Yu se
retirara, con otro caluroso apretn de manos de despedida.
Y bien, Franz? pregunt DiMilo en la calle, donde el ruido de la
brisa impedira que los micrfonos instalados en el exterior captaran sus
palabras.
Es la primera vez que lo he visto. O su nombre a mi llegada. El
gobierno chino le ha hecho la vida realmente difcil, en ms de una
ocasin, pero es un hombre de fe inquebrantable y no le falta valor.
Desconoca su formacin. Podemos comprobarlo.
No es mala idea respondi el nuncio papal, no porque desconfiara
de Yu, sino porque siempre era bueno estar seguro de las cosas.
Les haba facilitado incluso el nombre de un compaero de curso,
Gerry Patterson, ahora ordenado ministro. En algn lugar de Mississippi,
Estados Unidos. Eso facilitara la operacin. El mensaje hacia Roma sali
al cabo de una hora, por Internet, medio que facilitaba enormemente las
operaciones de inteligencia.
En este caso, la diferencia horaria funcionaba a su favor, como ocurra
a veces cuando se solicitaba informacin al oeste en lugar del este. A las
pocas horas, el mensaje haba sido recibido, descifrado y mandado al
despacho pertinente. De all sali un nuevo mensaje tambin codificado
en direccin a Nueva York, donde el cardenal Timothy McCarthy,
arzobispo de Nueva York y jefe del servicio vaticano de inteligencia en
Estados Unidos, lo recibi inmediatamente despus del desayuno. A
partir de all fue todava ms fcil. El FBI segua sien-do un baluarte
norteamericano de catolicismo irlands, aunque no tanto como en los
aos treinta, con unos cuantos italianos y polacos agregados. El mundo
no era perfecto, pero cuando la Iglesia necesitaba informacin y siempre
y cuando no comprometiera la seguridad nacional norteamericana, se
obtena, habitualmente, con mucha rapidez.
En este caso, fue particularmente as. La Universidad Oral Roberts era
una institucin muy conservadora y, por consiguiente, dispuesta a
cooperar con las investigaciones del FBI, fueran o no oficiales. Tan
inofensiva le pareci a la secretaria la llamada telefnica del ayudante
del agente especial Jim Brennan, de la oficina del FBI en Oklahoma, que
no se molest siquiera en consultar a su supervisor. El registro
informtico de la universidad no tard en confirmar que Yu Fa An se
haba licenciado en aquella institucin, en primer lugar en Ingeniera
Elctrica, y despus de otros tres aos se haba doctorado en Teologa,
en ambos casos con distincin, segn dijo la secretaria, lo que
significaba que nunca haba obtenido una nota inferior a ocho. La oficina
de alumnos agreg que el reverendo Yu resida ahora en Pekn, China,
donde evidentemente haca gala de su valor predicando los evangelios
en tierra de paganos. Brennan le dio las gracias, tom unas notas,
mand la respuesta por e-mail a Nueva York y acudi a su reunin
matutina con el agente en jefe de la regin, para repasar las actividades
relacionadas con la aplicacin de la ley federal en aquel estado.
Fue un poco diferente en Jackson, Mississippi. All, el propio agente
especial en jefe fue personalmente a la primera iglesia baptista de Gerry
Patterson, situada en un elegante barrio de la capital estatal de
Mississippi. A la iglesia le faltaban ya slo veinticinco aos para cumplir
dos siglos y era una de las ms prsperas de la regin. Difcilmente
poda haber causado mejor efecto el reverendo Patterson, con su
impecable camisa blanca y corbata a rayas azules. Su chaqueta oscura
colgaba en un rincn, como concesin a la temperatura reinante. Recibi
al visitante del FBI con modales aristocrticos, lo condujo a su lujoso
despacho y le pregunt en qu poda ayudarlo.
Yu! S, es un hombre excelente y un buen amigo de la universidad
respondi a la primera pregunta. Solamos llamarlo Skip. Fa se
pareca demasiado a una nota musical, ya me comprende. Un buen tipo
y un excelente sacerdote. Podra darle lecciones de fe a Jerry Falwell.
Si mantengo con l una relacin epistolar? Por supuesto! Le
mandamos unos veinticinco mil dlares anuales. Quiere ver una
fotografa? La tenemos en la propia iglesia. Entonces los dos ramos
mucho ms jvenes agreg con una sonrisa. Skip tiene muchas aga-
llas. No puede ser muy divertido ser sacerdote cristiano en China, sabe
usted. Pero nunca se queja. Sus cartas son siempre optimistas. Ojal
tuviramos a muchos como l en el clero.
Entonces est usted impresionado con l? pregunt el agente en
jefe Mike Leary.
Era un buen muchacho en la universidad, hoy es un buen hombre y
un excelente ministro de los evangelios que realiza su trabajo en un
ambiente muy adverso. Para m Skip es un hroe, seor Leary.
Era una declaracin muy poderosa, viniendo de un miembro tan
destacado de la comunidad. La Primera Iglesia Baptista no haba tenido
una hipoteca en su vida, a pesar de su impresionante estructura y sus
bancos cmodamente acolchados.
Esto es todo lo que necesito dijo el agente del FBI, despus de
ponerse en pie. Gracias, caballero.
Le importara decirme por qu ha venido aqu a preguntar por mi
amigo?
Leary esperaba que se lo preguntara y haba preparado la respuesta.
Pura rutina, seor. Su amigo no tiene ningn problema, por lo
menos, no con el gobierno de Estados Unidos.
Me alegra saberlo respondi el reverendo Patterson, con una
sonrisa y un apretn de manos. Por cierto, nosotros no somos la nica
congregacin que cuida de Skip.
De veras? pregunt Leary, despus de volver la cabeza.
Por supuesto. Conoce usted a Hosiah Jackson?
El reverendo Jackson, el padre del vicepresidente? Nunca he
hablado con l, pero s quin es.
S. Hosiah es insuperable asinti Patterson, sin que ninguno de
ellos comentara lo inusual que habra sido cuarenta aos antes que un
pastor blanco hablara tan favorablemente de otro negro, pero
Mississippi haba cambiado con el transcurso del tiempo, en cierto
sentido, ms rpidamente que el resto de Norteamrica. Lo visit hace
unos aos y empezamos a hablar de cosas en general, cuando surgi
este tema. La congregacin de Hosiah tambin le manda a Skip de cinco
a diez mil dlares anuales, y adems ha organizado a otras
congregaciones negras para que tambin le manden ayuda.
Blancos y negros de Mississippi ayudando a un cura chino,
reflexion Leary. En qu se estaba convirtiendo el mundo? Supuso
que el cristianismo significaba algo despus de todo y regres a su
despacho en su coche oficial, satisfecho de haber averiguado algo para
variar, aunque no fuera exactamente en nombre del FBI.
El cardenal McCarthy se enter por su secretario de que sus dos
peticiones de informacin haban sido contestadas antes del almuerzo,
lo cual era muy impresionante incluso para los niveles de la alianza
entre el FBI y la Iglesia catlica. Poco despus del almuerzo, el cardenal
McCarthy codific personalmente ambas respuestas y las mand a
Roma. No saba por qu se lo haban preguntado, pero supona que lo
averiguara a su debido tiempo si era importante, o no, si no lo era. Le
diverta ser el primer espa del Vaticano en Norteamrica.

No le habra divertido tanto saber que la Agencia de Seguridad
Nacional en Fort Meade, Maryland, tambin se interesaba por aquellas
actividades y que el monstruoso superordenador instalado en el vasto y
tenebroso stano de sus extensas instalaciones se ocupaba del caso.
Esa mquina, cuyo fabricante se haba arruinado haca unos aos, haba
sido simultneamente el mayor orgullo y la mayor decepcin entre una
enorme coleccin de ordenadores de la ASN, hasta que ltimamente,
uno de los matemticos del centro haba descubierto por fin cmo
utilizarla. Era una mquina descomunal de procesamiento paralelo, que
supuestamente funcionaba como el cerebro humano y que en teora era
capaz de atacar al mismo tiempo un problema desde distintos ngulos,
como crean que lo haca el cerebro. El problema estribaba en que nadie
saba cmo funcionaba realmente el cerebro humano y, por consi-
guiente, durante varios aos haba sido imposible elaborar el software
necesario para obtener pleno rendimiento de aquel potentsimo
ordenador. Esto haba relegado aquel impresionante y carsimo artefacto
a un uso tan comn como el de una estacin de trabajo corriente. Pero
luego alguien se percat de que la mecnica cuntica haba sido til
para descifrar algunos cdigos extranjeros, se pregunt el porqu y
empez a examinar los problemas de programacin. Siete meses des-
pus, el esfuerzo intelectual dio como resultado el primero de tres
nuevos sistemas operativos para el superordenador, y el resto era
material altamente secreto. La ASN era ahora capaz de descifrar
cualquier cdigo en el mundo y sus analistas, enriquecidos con dicha
informacin, haban pagado a un carpintero para que construyera una
especie de altar pagano, instalado frente al hipercerebro electrnico
para el sacrificio simblico de ovejas a su nuevo dios. (Sugerir el
sacrificio de vrgenes habra ofendido al personal femenino de la institu-
cin.) Haca tiempo que la ASN era conocida por su sentido del humor
institucional. El nico temor real era que el mundo descubriera el
sistema Tapdance elaborado por la ASN, que funcionaba totalmente al
azar y era, por consiguiente, completamente indescifrable, adems de
fcil de elaborar. Pero era tambin una pesadilla administrativa y eso
impedira que la mayora de los gobiernos extranjeros lo utilizaran.
La ASN copi los comunicados electrnicos del cardenal, de forma
ilegal pero rutinaria, los introdujo en el superordenador, que los
convirti en textos perfectamente claros y pasaron inmediatamente a la
mesa de un analista de la ASN, del que se haban asegurado con
antelacin que no fuera catlico.
Es curioso pens el analista, por qu se interesa el Vaticano por
un predicador chino? Y por qu se han dirigido a Nueva York para
obtener informacin sobre l? Ah, claro, educado aqu y con amigos en
Mississippi... de qu diablos va todo esto? Se supona que deba saber
esas cosas, pero eso no era ms que la teora en que se basaba. A
menudo no entenda absolutamente nada sobre la informacin que
examinaba, pero era suficientemente honrado para reconocerlo ante sus
superiores. Entonces transmiti electrnicamente su informe cotidiano a
su supervisor, que lo examin, lo codific y lo transmiti a la CIA, donde
lo examinaron otros tres analistas, decidieron que tampoco tena ningn
sentido para ellos y lo archivaron. En este caso, la informacin se grab
en dos cintas formato VHS, una de las cuales se guard en un recipiente
titulado Doctor y la otra en un recipiente llamado Grun, de los
siete que haba en la sala de informtica de la CIA con los nombres de
los enanitos de Blancanieves, despus de introducir los nombres
respectivos en el ordenador central, a fin de poder localizar la
informacin que el gobierno de Estados Unidos todava no comprenda.
Esta situacin era bastante comn y por ello la CIA guardaba todos los
datos que generaba informatizados y debidamente clasificados, de
forma que cualquiera pudiera tener acceso inmediato a los mismos,
tanto desde la vieja como desde la nueva central, separada por una
cresta del ro Potomac. La mayor parte de la informacin incluida en los
siete enanitos estaba simplemente ah, y ah permanecera para
siempre, sin que ni siquiera se interesara por ella el ms estrafalario de
los intelectuales.


Y bien? pregunt Zhang Han San.
Pues que nuestros vecinos rusos tienen la suerte del diablo
respondi Fang Gan, al tiempo que le entregaba la carpeta al ministro
sin cartera de rango superior.
Zhang era siete aos mayor que Fang y estaba ms cerca del
presidente, aunque no demasiado, y haba poca competencia entre los
dos ministros.
Lo que haramos nosotros si tuviramos esos dones... su voz se
perdi en la lejana.
Efectivamente.
El hecho de que cualquier pas se beneficiara del petrleo y del oro
era una verdad tan evidente que no era preciso hablar de ello. Lo que
importaba realmente era que China no lo hara y Rusia, s.
Sabes que lo tena previsto?
Tus planes eran geniales, amigo mo respondi Fang desde su
butaca, antes de sacarse un paquete de cigarrillos del bolsillo,
mostrrselo a su anfitrin, que haba dejado de fumar haca cinco aos
en busca de su aprobacin, que ste hiciera un gesto con la mano para
indicar que no le importaba, dar unos golpecitos en el extremo del
cigarrillo y encenderlo con un mechero de butano. Pero cualquiera
puede tener mala suerte.
Primero nos fallaron los japoneses y luego ese loco religioso de
Tehern refunfu Zhang. Si uno u otro de nuestros aliados hubiera
hecho honor a sus promesas, ahora el oro y el petrleo seran
nuestros...
Ciertamente til para nuestros propsitos, pero tengo mis dudas
respecto a la aceptacin mundial de nuestra prosperidad terica dijo
Fang, dando una prolongada calada.
Su interlocutor gesticul de nuevo con una mano.
Crees que los capitalistas gobiernan por principios? Necesitan
petrleo y oro, y quien puede suministrarlo barato es quien ms vende.
Fjate a quin se lo compran, mi viejo amigo, a cualquiera que lo tenga.
Con todo el petrleo que hay en Mxico, los norteamericanos no son
siquiera capaces de armarse de valor y apoderarse del mismo. Son
unos cobardes! En nuestro caso, los japoneses, como hemos aprendido
para nuestro pesar, carecen de principios. Si pudieran comprarle el
petrleo a la empresa que fabric las bombas arrojadas sobre Hiroshima
y Nagasaki, lo haran. Lo denominan realismo concluy burlonamente
Zhang.
Vladimir Il'ych Ulyanov, el propio Lenin, pronostic, sin que le faltara
razn, que las naciones capitalistas competiran para vender a la Unin
Sovitica la cuerda con la que ms adelante los rusos los ahorcaran a
todos. Pero Lenin nunca anticip que fracasara el marxismo. Al igual
que Mao tampoco anticip que su perfecta visin poltico-econmica
fracasara en la Repblica Popular, como lo manifiestan los lemas como
el gran salto adelante)), que entre otras cosas alentaron a simples
campesinos a fundir hierro en los patios traseros de sus casas. El hecho
de que la escoria no sirviera ni para fabricar morillos no se haba
divulgado en el este ni en el oeste.
El caso es que la suerte no nos ha sonredo y ni el petrleo ni el oro
nos pertenecen.
De momento susurr Zhang.
Cmo dices? pregunt Fang, que no estaba seguro de haberle
comprendido.
Zhang levant la mirada, casi sobresaltado de su sueo.
Cmo? Ah, nada, amigo mo.
Durante el resto de la reunin, que dur setenta y cinco minutos
antes de que Fang regresara a su propio despacho, hablaron de asuntos
internos.
Ming dijo Fang en la antesala de su despacho, mientras
gesticulaba.
La secretaria se puso en pie, lo sigui, cerr la puerta a su espalda y
se instal en su asiento.
Nueva entrada dijo Fang cansado, despus de una larga jornada
. Reunin habitual de la tarde con Zhang Han San, en la que hemos
hablado...
Prosigui con el relato del contenido de la reunin, y Ming tom
debidamente notas para el diario oficial del ministro. Adems de que los
chinos eran cronistas empedernidos, los miembros del Politbur sentan
tanto la obligacin (por razones intelectuales e histricas), como la
necesidad personal (por razones de supervivencia individual), de
documentar todas sus conversaciones sobre asuntos polticos y de
administracin nacional, a fin de que quedara constancia de sus puntos
de vista y sus meticulosas valoraciones, por si alguno de ellos cometa
un error de juicio. El hecho de que eso significara que su secretaria
personal, como en realidad todas las secretarias personales de los
miembros del Politbur, tuvieran acceso a los secretos ms delicados del
pas era algo a lo que no se daba importancia, puesto que esas chicas
eran meros robots, mquinas de grabar y transcribir, y poca cosa ms...
bueno, un poco ms, pensaban Fang y sus colegas con una sonrisa en
los labios. Un magnetfono no poda chuparle a uno el pene, y Ming lo
haca de maravilla. Fang era comunista y lo haba sido durante toda su
vida adulta, pero no careca enteramente de corazn y senta por Ming
el afecto que otro, o incluso l mismo, poda haber sentido por una hija
predilecta... salvo que uno no sola follar con su propia hija... Su relato
para la anotacin en el diario se prolong durante veinte minutos,
describiendo meticulosamente todos los puntos importantes de su
intercambio con Zhang, que sin duda en aquel momento haca
exactamente lo mismo con su secretaria privada, a no ser que Zhang
hubiera sucumbido a la costumbre occidental de usar un magnetfono,
cosa que no habra sorprendido a Fang. A pesar del desprecio que
Zhang aparentaba por los occidentales, los emulaba en muchos
sentidos.


Localizaron tambin el nombre de Klementi Ivan'ch Suvorov. Era a su
vez ex agente del KGB, incorporado entonces a la Tercera Jefatura,
departamento hbrido de la antigua organizacin de espionaje,
encargado de supervisar a los ex militares soviticos, as como ciertas
operaciones especiales de las fuerzas posteriores, como el Spetsnaz, por
lo que saba Oleg Provalov. Pas unas pginas del informe de Suvorov,
encontr una fotografa, sus huellas y tambin descubri que su primer
destino haba sido en la Primera Jefatura, conocida como jefatura
extranjera por su trabajo en la recopilacin de inteligencia de otras
naciones. Se pregunt por qu habra cambiado. Habitualmente, en el
KGB, uno se quedaba donde empezaba. Pero un alto mando de la
Tercera lo haba rescatado de la Primera... por qu? El comandante
general Pavel Konstantinovich Kabinet haba solicitado por nombre a
Suvorov K. I. Ese nombre oblig a Provalov a hacer una pausa. Lo haba
odo antes en algn lugar, pero no recordaba exactamente dnde y era
inusual en un investigador tan veterano. Tom nota y la guard.
De modo que tenan el nombre y la fotografa de ese tal Suvorov.
Habra conocido a Amalrik y Zimvanin, los presuntos y fallecidos
asesinos del proxeneta Avsevenko? Pareca posible. En la Tercera
Jefatura habra gozado posiblemente de acceso al Spetsnaz, aunque eso
tambin poda haber sido una mera coincidencia. El principal inters de
la Tercera Jefatura del KGB era el control poltico del ejrcito sovitico,
pero eso haba dejado de ser una necesidad del estado. Toda la retahla
de oficiales polticos, la zanzpoliti que durante tanto tiempo haba sido la
pesadilla del ejrcito sovitico, ahora haba esencial-mente
desaparecido.
Dnde estaban ahora?, se pregunt Provalov con la ficha en las
manos. Al contrario del archivo central del ejrcito, los archivos del KGB
solan ser bastante precisos en cuanto al paradero y actividades de los
ex oficiales de inteligencia. Era una secuela del rgimen anterior til
para la polica, aunque no en este caso. Dnde te has metido? Cmo
te ganas la vida? Eres un delincuente? Un asesino? Las
investigaciones de homicidios, por su naturaleza, generaban ms
preguntas que respuestas y frecuentemente acababan con muchas de
dichas preguntas sin responder, porque uno no poda penetrar nunca en
la mente de un asesino y aunque pudiera haberlo hecho, lo que
encontrara no habra tenido necesariamente ningn sentido.
Este haba empezado como un caso complicado de asesinato, y su
complejidad aumentaba. Lo nico que saba con certeza era que
Avseyenko estaba muerto, junto con su chfer y una puta. Y ahora
puede que an supiera menos. Desde el principio haba supuesto que el
proxeneta era el verdadero objetivo, pero si ese tal Suvorov haba
contratado a Amalrik y Zimyanin para cometer el asesinato, por qu se
molestara un ex teniente coronel de la Tercera Jefatura del KGB, por lo
que haba comprobado, en asesinar a un proxeneta? No era igualmente
probable que el objetivo fuera Sergey Golovko y no explicara eso
tambin la eliminacin de los dos presuntos asesinos, por haberse
equivocado de objetivo? El teniente de detectives abri un cajn, en
busca de un frasco de aspirinas. No era la primera jaqueca que le
provocaba aquel caso, ni pareca probable que fuera la ltima.
Quienquiera que fuera Suvorov, si el objetivo era Golovko, no habra
sido l quien tomara la decisin de asesinarlo. El era el asesino
contratado y, por consiguiente, la decisin la habra tomado otro.
Pero quin?
Y por qu?
Qui bonuo era la vieja pregunta, tan antigua que se formulaba en una
lengua muerta. A quin el bien? Quin se beneficia?
Llam a Abramov y Ustinov. Tal vez lograran localizar a Suvorov y
entonces l se desplazara al norte para interrogarlo. Provalov redact el
fax, lo mand a San Petersburgo y abandon su escritorio para dirigirse
a su casa. Consult su reloj. Slo dos horas de retraso. No estaba mal
para este caso.


El teniente general Gennady Iosifovich Bondarenko mir a su
alrededor en su despacho. Ya haca algn tiempo que luca tres estrellas
y a veces se preguntaba si llegara ms lejos. Haba sido militar
profesional durante treinta y un aos, y el cargo al que siempre haba
aspirado era el de comandante general del ejrcito ruso. Muchos
hombres buenos, y algunos malos, lo haban sido. Gregoriy Zhukov, por
ejemplo, era el hombre que haba salvado su pas de los alemanes.
Haba mu-chas estatuas de Zhukov, a quien Bondarenko haba odo pro-
nunciando conferencias haca muchos aos, cuando era un mero cadete
novato, y haba visto su rostro franco de sabueso, con la mirada helada
de un asesino, un autntico hroe ruso a quien la poltica no poda
doblegar y cuyo nombre haban llegado a temer los alemanes.
Nadie, ni siquiera el propio Bondarenko, se sorprenda de haber
llegado tan lejos. Haba empezado como oficial de comunicaciones,
destinado brevemente al Spetsnaz en Afganistn, donde haba burlado
la muerte dos veces, en ambas ocasiones tomando el mando en
situaciones dignas de pnico, a las que sobrevivi con extraordinario
valor. Haba sido herido y haba matado con sus propias manos, cosa
que pocos coroneles hacen y mucho menos se enorgullecen de ello,
salvo en el club de oficiales con sus camaradas despus de unas cuantas
copas.
Como muchos generales que le haban precedido, Bondarenko era en
cierto modo un general poltico. Haba ascendido bajo los auspicios de
un casi ministro, Sergey Golovko, aunque en realidad no habra
conseguido su segunda estrella sin mrito propio y el valor en el campo
de batalla, tan reconocido en el ejrcito ruso como en cualquier otro. La
inteligencia iba todava ms all y por encima de todo estaban los
logros. Su trabajo consista en lo que los norteamericanos denomina-
ban J-3, jefe de operaciones, que significaba matar gente en la guerra y
entrenarla en tiempo de paz. Bondarenko haba viajado por todo el
planeta, aprendiendo cmo otros ejrcitos entrenaban a sus hombres,
analizando las lecciones y aplicndolas a sus propios soldados. Despus
de todo, la nica diferencia entre un soldado y un paisano era el
entrenamiento, y Bondarenko se propona que el ejrcito ruso alcanzara
nada menos que el estado de alerta dureza con el que haba derribado
las puertas de Berln, a las rdenes de Zhukov y Koniev. La meta estaba
todava lejana, pero el general estaba convencido de haber construido
unos buenos cimientos. Tal vez en diez aos el ejrcito la habra
alcanzado y l estara all para verlo, por supuesto, honrosamente
jubilado, con sus condecoraciones enmarcadas colgando de la pared,
nietos saltando sobre su regazo... y de vez en cuando objeto de alguna
consulta, para que viera algo y diera su opinin, como ocurra a menudo
con generales jubilados.
De momento haba acabado su trabajo, pero no senta ningn deseo
de regresar a su casa, donde su esposa haba invitado a las mujeres de
otros altos mandos. A Bondarenko siempre le haban hastiado esas
veladas. El agregado militar en Washington le haba mandado un libro,
La espada veloz, de Nicholas Eddington, coronel de la guardia nacional
del ejrcito norteamericano. Eddington era efectivamente el coronel que
se haba entrenado con su brigada en el desierto de California, cuando
se tom la decisin de desplegarse en el golfo Prsico y sus tropas, en
realidad paisanos vestidos de uniforme, haban respondido bien; a decir
verdad, ms que bien, se dijo a s mismo el general ruso. Haban
practicado el toque de medusa, aniquilado todo lo que se cruzaba en
su camino, junto con las fuerzas regulares norteamericanas de los
regimientos 10. y 11. de caballera. Dicha coleccin de fuerzas del
tamao de una divisin haba destruido por completo cuatro cuerpos de
tropas mecanizadas como ovejas en un matadero. Incluso el
rendimiento de los guardias de Eddington haba sido magnfico. Gennady
Iosifovich saba que eso se deba en parte a su motivacin. El ataque
biolgico en su propia patria haba enfurecido comprensiblemente a los
soldados, y dicho furor poda convertir en hroe a un soldado mediocre,
con la misma facilidad que se enciende un interruptor. Voluntad de
combate era como lo denominaban tcnicamente. En un lenguaje ms
cotidiano, era la razn por la que un hombre se jugaba la vida y, por
consiguiente, era algo de no poca importancia para los altos mandos,
cuya labor consista en poner a dichos hombres en peligro.
Hojeando el libro, comprob que para ese tal Eddington que segn
la contracubierta, tambin era catedrtico de historia, no era eso
interesante? dicho factor tena mucha importancia. Puede que fuera
listo, adems de afortunado. Su buena suerte consista en tener bajo su
mando soldados de la reserva con muchos aos de experiencia, que a
pesar de haberse entrenado slo a tiempo parcial, formaban parte de
unidades sumamente estables, donde todos los soldados se conocan
entre s y eso era un lujo prcticamente desconocido entre los soldados
regulares. Adems, disponan del nuevo y revolucionario equipo IVIS
norteamericano, que pona al alcance de todos los hombres y vehculos
en el campo exactamente toda la informacin que posea su
comandante, a menudo con gran detalle... y a su vez comunicaba al
comandante con toda exactitud lo que sus hombres vean. Eddington
aseguraba que eso haba hecho que el de cualquier comandante anterior
de una fuerza mecanizada.
El oficial norteamericano tambin hablaba de saber, no slo lo que sus
comandantes subordinados decan, sino de la importancia de saber lo
que pensaban y no tenan tiempo de expresar. El nfasis implcito
estaba en la importancia de la continuidad dentro del cuerpo de oficiales
y eso pens Bondarenko mientras tomaba nota era una leccin
sumamente importante. Debera leer aquel libro detenidamente y tal vez
encargar un centenar de ejemplares en Washington para que lo leyeran
sus compaeros en el ejrcito... conseguir incluso los derechos de
impresin en Rusia? Los rusos lo haban hecho en ms de una ocasin...


DOCE

CONFLICTOS DEL BOLSILLO

Vamos, George, desembucha dijo Ryan, despus de tomar un
sorbo de caf.
En Casa Blanca haba muchos actos rutinarios y uno que haba
surgido a lo largo del ltimo ao era que Ryan recibiera al secretario de
la Tesorera dos o tres veces por semana, inmediatamente despus del
informe cotidiano sobre inteligencia. Habitualmente, Winston cruzaba
andando la calle Quince, por un tnel que una la Casa Blanca con el
edificio de la Tesorera, que se remontaba a la poca de Roosevelt. Otra
parte de dicha rutina consista en que los marinos que prestaban servi-
cio como asistentes del presidente les servan caf y unos bollos (con
mantequilla) que ambos degustaban en detrimento de su nivel de
colesterol.
La Repblica Popular China. Las negociaciones comerciales se han
estrellado contra un muro de hormign. Se niegan rotundamente a
seguir las reglas del juego.
Cul es el problema?
Maldita sea, Jack, cul no es el problema? respondi el
secretario, despus de morder un bollo con mermelada de pomelo.
Esa nueva empresa de informtica que su gobierno ha fundado elabora
un aparato patentado por Dell, y ese nuevo aparatejo ha incrementado
en un veinte por ciento el valor de sus acciones. Se limitan a introducirlo
en las cajas que suministran en su propio mercado y en las que han
empezado a vender en Europa. Esto es una violacin de todas las
patentes y tratados comerciales, pero cuando se lo mencionamos en la
mesa de negociaciones se limitan a cambiar de tema sin prestar
atencin. Esto podra costarle a Dell unos cuatrocientos millones de
dlares, y eso es una gran prdida para cualquier empresa. Si yo fuera
su asesor comercial, buscara un asesino a sueldo en las pginas
amarillas. Bien, sta es una. Luego nos han dicho que si exageramos
demasiado estos pequeos desacuerdos, Boeing puede olvidar su
pedido de veintiocho aviones 777, que irn a parar a Airbus.
Ryan asinti.
Dime, George, cmo est ahora la balanza comercial con la
Repblica Popular?
Setenta y ocho mil millones, a favor suyo, no nuestro, como bien
sabes.
Se ocupa Scott de analizarlo?
Tiene un equipo bastante bueno asinti el secretario de la
Tesorera, pero les falta un poco de direccin ejecutiva.
Y cmo nos afecta eso a nosotros?
Facilita a los consumidores un montn de mercancas a bajo precio,
aproximadamente el setenta por ciento de las cuales son de baja
tecnologa, como montones de juguetes, animales disecados y cosas por
el estilo. Pero el treinta por ciento son productos avanzados, Jack. Esa
cantidad casi se ha doblado en dos aos y medio. Pronto empezar a
costarnos puestos de trabajo, tanto en trminos de la produccin para
consumo interno, como de exportaciones perdidas. Venden muchos or-
denadores porttiles en el mercado nacional, me refiero a su pas, pero
no nos permiten entrar en el mismo, a pesar de que los superamos en
prestaciones y precio. Sabemos con certeza que utilizan parte del
supervit comercial con nosotros para subvencionar sus industrias
informticas. Supongo que quieren reforzar el sector por razones
estratgicas.
Adems de vender armas a quienes preferiramos que no las
tuvieran agreg el presidente.
Lo cual tambin hacan por razones estratgicas.
Acaso no necesita todo el mundo un AK-47 para ocuparse de sus
alimaas?
Un cargamento de mil cuatrocientos autnticos rifles de asalto, es
decir, plenamente automticos, haba sido confiscado haca dos
semanas en el puerto de Los Angeles, pero la Repblica Popular negaba
toda responsabilidad, a pesar de que los servicios de inteligencia
estadounidenses haban rastreado la transaccin hasta un nmero de
telfono concreto de Pekn. Ryan lo saba, pero no haban permitido que
se divulgara, para no dar a conocer los mtodos de espionaje utilizados
en esta ocasin por la Agencia de Seguridad Nacional en Fort Meade. El
nuevo sistema telefnico de Pekn no haba sido construido por una
empresa norteamericana, pero se haba contratado gran parte del
trabajo de diseo a una empresa, que haba llegado a un acuerdo muy
rentable con un organismo del gobierno de Estados Unidos. No era
estrictamente legal, pero se aplicaban otras reglas a asuntos de
seguridad nacional.
Sencillamente se niegan a obedecer las reglas del juego.
Y que lo digas! refunfu Winston.
Alguna sugerencia? pregunt el presidente Ryan.
Recordarles a esos pequeos cabrones de ojos rasgados que nos
necesitan mucho ms a nosotros que nosotros a ellos.
Debes tener cuidado cuando hablas de otras naciones,
especialmente las que poseen armas nucleares seal Ryan. Por no
hablar del deje racial.
Mira, Jack, el campo es llano o no lo es. Se respetan las reglas del
juego o no se respetan. Si reciben mucho ms dinero de nosotros que
nosotros de ellos, deben jugar limpio con nosotros. S, lo s dijo,
levantando las manos a la defensiva, estn un poco molestos por lo de
Taiwan, pero eso fue una buena movida, Jack. Tu castigo fue justo. Esos
pequeos cabrones estaban matando gente y adems probablemente
conspiraron durante nuestra ltima aventura en el golfo Prsico, as
como en el ataque de Ebola contra nosotros, de modo que se lo
merecan. No podemos castigarlos por asesinato y conspiracin en un
acto de guerra contra Estados Unidos? Somos demasiado fuertes y
poderosos para actuar con tanta mezquindad. Mezquindad, una mierda,
Jack! Directa o indirectamente, esos pequeos cabrones ayudaron a ese
tal Daryaei a matar a siete mil de nuestros ciudadanos y establecer
relaciones diplomticas con Taiwan es el precio que han pagado por ello,
adems, en mi opinin, les ha salido muy barato. Deberan
comprenderlo. Deben aprender que el mundo tiene reglas. Tenemos que
mostrarles que hay dolor cuando se quebrantan las reglas y asegurarnos
de que el dolor perdure. Hasta que lo comprendan, seguirn creando
problemas. Tarde o temprano deben entenderlo. Creo que ya hemos
esperado suficiente.
De acuerdo, pero no olvides su punto de vista: quines somos
nosotros para dictar las reglas?
Y una mierda, Jack! exclam Winston, que era una de las pocas
personas con la capacidad, si bien no exactamente el derecho, para
hablar de aquel modo en el despacho oval, debido en parte a su propio
xito y en parte a que Ryan respetaba el lenguaje franco, aunque
ocasionalmente subiera de tono.
Recuerda que son ellos quienes nos lo imponen. Nosotros jugamos
limpio. El mundo tiene reglas honradas y respetadas por la comunidad
de las naciones, y si Pekn desea formar parte de la misma, debe
obedecer las mismas reglas que todos los dems. Si uno desea hacerse
socio de un club, debe pagar la cuota de ingreso, e incluso entonces no
se le permite circular en coche por el green. Todo no pueden ser
ventajas.
El problema pens Ryan era que la gente que gobernaba
naciones, especialmente si eran grandes y poderosas, no eran la clase
de personas a las que se pudiera decir cmo y por qu hacer las cosas,
especialmente en los pases despticos. En una democracia liberal,
regirse por la legalidad era algo aplicable a prcticamente todo el
mundo. Ryan era presidente, pero no poda robar un banco aunque
necesitara dinero.
De acuerdo, George. Sintate con Scott, elaborad algo con lo que
yo pueda estar de acuerdo y haremos que el Departamento de Estado
explique las reglas a nuestros amigos de Pekn.
Y quin sabe, puede que en esta ocasin llegara incluso a funcionar.
Aunque Ryan no habra apostado por que lo hiciera.


sta sera la noche importante, pens Nomuri. S, efectivamente, la
noche anterior se haba acostado con Ming y pareca haberle gustado,
pero reaccionara ahora del mismo modo, despus de haber tenido
tiempo para reflexionar? 0 habra llegado a la conclusin de que se
haba aprovechado de ella, despus de emborracharla? Nomuri haba
salido y se haba acostado con bastantes mujeres, pero no confunda el
xito amoroso con ningn gnero de comprensin de la psique fe-
menina.
Estaba sentado en el bar de un restaurante de tamao medio,
diferente del anterior, fumando un cigarrillo, que era algo nuevo para el
agente de la CIA. No tosa, aunque despus de las dos primeras caladas
la sala pareca girar a su alrededor. Envenenamiento por monxido de
carbono, pens. Fumar reduca el suministro de oxgeno al cerebro y era
perjudicial en muchos otros sentidos. Pero tambin facilitaba la espera.
Haba comprado un mechero Bic, azul, con una ilustracin de la bandera
de la Repblica Popular, que pareca ondear en un cielo despejado. S
pens, aqu estoy, preguntndome si mi chica se presentar
consult su reloj y lleva ya nueve minutos de retraso. Llam al
camarero y pidi otro whisky.


Era japons, potable, no excesivamente caro y, a fin de cuentas, el
alcohol era alcohol.
Vas a llegar, Ming?, pens el agente en voz alta. Igual que la
mayora de los bares en el mundo entero, ste tena un espejo detrs de
la barra y el californiano observ socarronamente su propio rostro,
fingiendo ser otro y preguntndose qu vera en l: Nerviosismo?
Recelo? Temor? Soledad? Lujuria? En aquel mismo instante poda
haber alguien efectuando dicha evaluacin, algn agente de
contraespionaje del Ministerio de Seguridad Estatal en servicio de
vigilancia, que procurara no mirarlo con excesiva insistencia. Puede que
lo vigilara indirectamente por el espejo. Con mayor probabilidad,
sentado en diagonal a l, de modo que lo tuviera en la lnea de su
mirada, mientras que Nomuri debera volver la cabeza para verlo,
brindndole al agente de vigilancia la oportunidad de desviar la mirada,
probablemente hacia su compaero, ya que ms que individual, sta
sola ser una labor de equipo, cuya cabeza estara en la misma lnea de
su mirada, para poder observar a su objetivo sin que pareciera que lo
haca directamente. Todos los pases del mundo disponan de una polica
o fuerza de seguridad entrenada para ello, y sus mtodos eran siempre
los mismos porque la naturaleza humana era igual en todas partes,
tanto si el objetivo era un traficante de drogas como un espa. As eran
las cosas, se dijo Nomuri a s mismo, mientras consultaba de nuevo su
reloj. Once minutos de retraso. No pasa nada, amigo, las mujeres llegan
siempre tarde. Lo hacen porque no saben la hora que es, o porque
tardan una eternidad en vestirse y maquillarse, o porque no se acuerdan
de llevar un reloj... o con mayor probabilidad, porque les da ventaja.
Puede que gracias a dicho comportamiento, parecieran ms valiosas que
los hombres; despus de todo, no eran ellos quienes las esperaban?
Eso otorgaba un valor especial a su afecto, ya que si no se las esperaba,
puede que un da no aparecieran y eso les daba a los hombres algo que
temer.
Chester Nomuri, antroplogo conductista, refunfu para sus
adentros, mientras miraba de nuevo al espejo.
Maldita sea, to, puede que an no haya salido del trabajo, o que haya
mucho trfico, o que alguna amiga de la oficina haya ido a su casa para
ayudarla a mover sus malditos muebles. Diecisiete minutos. Sac otro
Kool de la cajetilla y lo encendi con su mechero comunista. El este es
rojo, pens. Y puede que ste fuera el ltimo pas del mundo que era
realmente rojo... No se sentira Mao orgulloso...?
Dnde ests?
Si algn agente de seguridad lo estaba observando y tena alguna
duda respecto a lo que haca, ahora sabra con seguridad que esperaba
a una mujer y su nerviosismo delatara que lo tena hechizado. Pero no
se supona que los espas no deban dejarse cautivar por las mujeres?
De qu te preocupas, imbcil, slo de que puede que te quedes sin
follar esta noche?
Veintitrs minutos de retraso. Apag el cigarrillo y encendi otro. Si
ste era un mecanismo que las mujeres utilizaban para controlar a los
hombres, era muy eficaz.
James Bond nunca tena esos problemas, pens el agente del servicio
secreto. El siempre dominaba a sus mujeres... y si alguien necesitaba
alguna prueba de que Bond era un personaje de ficcin, sta
indudablemente lo era!
Nomuri estaba tan absorto en sus pensamientos, que no vio llegar a
Ming. Sinti unos suaves golpecitos en la espalda y volvi
inmediatamente la cabeza.
Ming lo miraba con una sonrisa radiante, contenta de haberlo
sorprendido, y unas pequeas arrugas en las comisuras de sus brillantes
ojos oscuros, que reflejaban el placer del momento.
Siento llegar tarde dijo inmediatamente. Fang necesitaba que le
transcribiera unas cosas y me ha obligado a quedarme en el despacho
hasta bastante tarde.
Tendr que hablar con ese viejo dijo Nomuri con aire de
superioridad, irguindose en el taburete junto a la barra.
Como bien dices, es un viejo y no oye muy bien. Puede que est un
poco sordo.
No, probablemente ese cabrn no quiere or, pens Nomuri, aunque
no lo dijo. Fang era probablemente como muchos otros jefes en el
mundo entero, de una edad demasiado avanzada para interesarse por
las ideas de los dems.
Dime, qu te apetece para cenar? pregunt Nomuri, y recibi la
mejor respuesta posible.
No tengo hambre dijo Ming, con un destello en sus ojos oscuros
que delataban lo que realmente le apeteca.
Nomuri vaci su copa, apag el cigarrillo y abandonaron juntos el
local.


Y bien? pregunt Ryan.
No son buenas noticias respondi Arnie Van Damm.
Supongo que eso depende del punto de vista. Cundo oirn los
argumentos?
En menos de dos meses y eso tambin lleva implcito un mensaje,
Jack. Esos rigurosos jueces que t nombraste van a or este caso, y si
tuviera que apostar, asegurara que fallarn contra Roe.
Jack se acomod en su butaca y sonri.
Qu tiene eso de malo, Arnie?
Jack, es malo porque muchos ciudadanos quieren tener la opcin de
elegir si abortar o no. Esa es la razn. Lo denominan pro eleccin y en
estos momentos es lo que determina la ley.
Puede que eso cambie dijo el presidente, esperanzado, mientras
consultaba su agenda.
El secretario del Interior estaba a punto de llegar para hablar de
parques nacionales.
No es nada halageo, maldita sea! Y te culparn a ti!
Si eso ocurre, alegar que no soy juez del Tribunal Supremo de
Estados Unidos y me mantendr completamente al margen. Si la
decisin que adopten es la que tanto t como yo creemos que tomarn,
el aborto se convertir en un asunto legislativo, y como est previsto en
la Constitucin, se reunir la legislatura de cada estado para decidir por
su cuenta si sus votantes quieren o no que se mate a los bebs antes de
nacer. Pero no olvides, Arnie, que yo tengo cuatro hijos. Estuve pre-
sente en todos sus nacimientos y nunca me convencers de que el
aborto es aceptable.
El cuarto hijo de Ryan, Kyle Daniel, haba nacido durante la
presidencia de su padre y las cmaras estaban presentes para registrar
su rostro cuando sala de la sala de partos, permitiendo que toda la
nacin, y en realidad el mundo entero, compartiera su experiencia. Eso
haba aumentado la popularidad de Ryan en quince puntos y en aquel
momento Arnie se sinti sumamente satisfecho.
Maldita sea, Jack, yo nunca he dicho que lo fuera declar Van
Damm. Pero no es cierto que de vez en cuando todos hacemos algo
reprobable? Y tampoco les negamos a los dems el derecho de hacerlo.
Por ejemplo, fumar agreg, para tocarle un punto dbil a Ryan.
Arnie, eres sumamente astuto con las palabras y ahora te has
lucido, lo reconozco. Pero existe una diferencia cualitativa entre
encender un maldito cigarrillo y matar a un ser humano.
Cierto, si un feto es un ser humano, lo cual es cosa de telogos y no
de polticos.
Arnie, permteme que te lo aclare. Los defensores del aborto dicen
que tanto si el feto es humano como si no lo es carece de importancia,
porque est dentro del cuerpo de una mujer y, por consiguiente, es algo
que le pertenece y puede disponer a su antojo de l. Bien. Durante la
repblica y el Imperio romano, la esposa y los hijos pertenecan
legalmente al padre de familia, que poda disponer de sus vidas a su
antojo. Crees que deberamos volver a esa situacin?
Claro que no, porque concede poder a los hombres pero se lo quita
a las mujeres y ahora ya no hacemos las cosas as.
De modo que tomas un asunto moral y lo degradas a lo que es
polticamente bueno o malo. Arnie, yo no estoy aqu para esto. Incluso
el presidente puede tener principios morales, o crees que debera
colgar mis ideas sobre el bien y el mal en la antesala, cuando vengo a
trabajar por la maana?
Pero no puedes imponrselos a los dems. Los principios morales
son algo que guardas en tu interior, para ti mismo.
Lo que llamamos ley no es ms que la creencia colectiva de la
poblacin, su conviccin de lo bueno y lo malo. Tanto si hablamos de
asesinato, secuestro o saltarse un semforo en rojo, la sociedad decide
las reglas. En una repblica democrtica, lo hacemos a travs de la
legislatura eligiendo a las personas que comparten nuestros puntos de
vista. As se hacen las leyes. Establecemos tambin una constitucin, la
ley suprema del pas, que se elabora muy cuidadosamente porque
decide lo que las dems leyes pueden y no pueden hacer y, por consi-
guiente, nos protege de nuestras pasiones transitorias. El trabajo de la
judicatura consiste en interpretar las leyes, o en este caso los principios
constitucionales incorporados en dichas leyes, en cuanto a su aplicacin
a la realidad. En Roe contra Wade, el Tribunal Supremo fue demasiado
lejos. Legisl; cambi la ley de forma no prevista por quienes la haban
elaborado y eso fue un error. La anulacin de este veredicto devolver
el asunto del aborto a las legislaturas estatales, donde pertenece.
Desde cundo preparas este discurso? pregunt Arnie.
La forma de expresarse de Ryan era demasiado refinada para ser
improvisada.
Desde hace algn tiempo reconoci el presidente.
En tal caso, cuando se anuncie la decisin, preprate para la
tormenta advirti su jefe de personal. Hablo de manifestaciones,
reportajes por televisin y suficientes artculos en los peridicos para
empapelar las paredes del Pentgono. Adems, el personal del servicio
secreto deber preocuparse del peligro adicional que correr tu vida, la
de tu esposa y las de tus hijos. Si crees que bromeo, pregntaselo a
ellos.
Eso no tiene ningn sentido.
No hay ninguna ley, federal, estatal ni local, que obligue al mundo a
ser lgico, Jack. La gente depende de ti para que el jodido clima sea
agradable, y te culpan cuando no lo es. Resulvelo.
Dicho esto, el jefe de personal abandon la sala, enojado, para
dirigirse hacia su propio despacho.
Mierda exclam Ryan, mientras hojeaba el informe del secretario
de Interior:
Propietario de Smokey Bear. Tambin guardin de los parques
nacionales, que el propio presidente slo haba visto en los
documentales, cuando tena tiempo por la noche de encender el
televisor.


No poda decirse mucho sobre cmo vesta la gente en ese pas,
pens una vez ms Nomuri, salvo una cosa: cuando desabrochabas los
botones y debajo aparecan las prendas de Victoria's Secret, bueno, era
como si una pelcula pasara de blanco y negro a technicolor. En esta
ocasin, Ming le permiti que fuera l quien se los desabrochara, le
quitara la chaqueta y luego los pantalones. Las bragas tenan un aspecto
particularmente tentador, pero tambin lo tena todo su cuerpo. Nomuri
la levant en brazos y la bes apasionadamente, antes de dejarla sobre
la cama. Al cabo de un minuto, estaba junto a ella.
Dime, por qu has llegado tarde?
Ming hizo una mueca.
Todas las semanas, el ministro Fang se rene con otros ministros y
a su regreso me ordena transcribir las notas de la reunin, para que
quede constancia de todo lo que se ha dicho.
Para ello utilizas mi ordenador? pregunt Nomuri, sin delatar el
escalofro que recorri su cuerpo al or las palabras de Ming.
Esa chica poda ser una fuente extraordinaria! Nomuri respir hondo
y adopt de nuevo su expresin corts e impasible.
Por supuesto.Estupendo. Tiene instalado un mdem, no es
cierto?
Claro est, lo utilizo todos los das para obtener artculos y noticias
occidentales, de las pginas web de los medios de comunicacin.
Muy bien.
Concluida la misin del da, Nomuri se acerc a Ming para besarla.
Antes de entrar en el restaurante, me he puesto carmn en los
labios explic Ming. No lo uso en la oficina.
Ya veo respondi el agente de la CIA, repitiendo el beso y
prolongndolo.
Ming le rode el cuello con los brazos. La razn de su tardanza no
guardaba relacin alguna con falta de afecto. Eso era ahora evidente,
cuando las manos de Nomuri empezaron tambin a vagar. El cierre
delantero del sujetador haba sido su mejor acierto. Bastaba con
presionar levemente con el ndice y el pulgar para que se abriera,
revelando simultneamente sus lindos pechos: otros dos lugares que su
mano poda explorar. Su piel all era particularmente sedosa... y, al cabo
de unos momentos, decidi que tambin era sabrosa.
Esto provoc un agradable gemido y un estremecimiento de placer en
su... qu? Amiga? Bueno, s, pero no lo suficiente. Agente? Todava
no. De momento slo amante. Nunca haban hablado de esas cosas en
La Granja, salvo la advertencia habitual de no intimar demasiado con tu
agente, para no perder objetividad. Pero cmo ibas a reclutar a
alguien, sin intimar un poco? Aunque Chester en ese momento saba
que no slo intimaba un poco.
Independientemente de su aspecto, Ming tena una piel en-cantadora;
que las yemas de sus dedos exploraban detenidamente entre beso y
beso, con sus sonrientes miradas enlazadas. Tena un cuerpo muy
apetecible y un buen tipo incluso de pie. Tal vez demasiada cintura, pero
aquello no era la playa de California, y el tipo estilo reloj de arena, por
muy bonito que fuera en las ilustraciones, no era ms que eso, un
modelo. Su cintura era ms delgada que sus caderas y de momento eso
bastaba. No era como si tuviera que desfilar por una pasarela de Nueva
York, donde en todo caso las modelos parecen chicos. De modo que
Ming no es, ni ser nunca una supermodelo; acptalo Chet, se dijo el
agente. Entonces lleg el momento de dejar a un lado todo lo
relacionado con la CIA. Era un hombre, que slo llevaba calzoncillos,
junto a una mujer; que slo llevaba bragas. Unas bragas con cuya tela
se podra hacer quizs un pauelo, aunque rojo anaranjado no sera el
color ideal para que se lo sacara un hombre del bolsillo, especialmente,
agreg para s con una sonrisa, de seda artificial.
Por qu sonres? pregunt Ming.
Porque eres muy atractiva respondi Nomuri, con una sonrisa
especial.
Y era cierto. No, nunca sera modelo, pero toda mujer encierra en su
interior la belleza que no siempre manifiesta. Y su piel era maravillosa,
especialmente sus labios, con la capa de carmn suave y grasienta
aplicada despus del trabajo, que no impeda que Nomuri persistiera en
besarla. Poco tardaron sus cuerpos en estar casi entrelazados y
calientes, el cuerpo de Ming agradablemente acurrucado bajo el brazo
derecho de Nomuri, mientras su mano izquierda vagaba y jugaba. El
pelo de Ming apenas se enmaraaba. Evidentemente poda cepillarlo con
mucha facilidad, de tan corto que lo llevaba. Sus axilas tambin eran
velludas, como las de muchas chinas, pero eso le facilitaba a Nomuri
otro punto de recreo, rizando y tirando un poco de los pelos.
Evidentemente le haca cosquillas. Ming se ri y lo abraz con fuerza,
pero luego se relaj para que su mano siguiera vagando. Despus de
pasar el ombligo, permaneci de pronto inmvil, en una especie de
invitacin relajada. Era el momento de darle otro beso mientras sus
dedos se aventuraban ms all y haba ahora humor en la mirada de
Ming. Qu juego poda ser ste...?
En el momento en que la mano de Nomuri entr en contacto con sus
bragas, ella levant el trasero de la cama. El se incorpor, se las baj
por las piernas y al llegar al pie izquierdo, Ming las lanz por el aire,
donde describieron un arco iris monocromtico, rojo anaranjado, y
entonces...
Ming! exclam Nomuri, como si la acusara.
Me han dicho que esto les gustaba a los hombres respondi
radiante, con una risita.
Caramba, es diferente dijo Nomuri, cuando sus dedos acariciaban
una piel todava ms suave que la del resto de su cuerpo. Lo has
hecho en la oficina?
Ming solt una sonora carcajada.
!No seas bobo! !Lo he hecho esta maana en mi casa! En mi propio
cuarto de bao, con mi propia maquinilla.
Slo quera asegurarme afirm el agente de la CIA.
Vlgame Dios, esto es extraordinario!
Entonces la mano de Ming se movi, para hacerle a l casi lo mismo
que l le haca a ella.
Eres diferente de Fang dijo en un susurro juguetn.
Ah, s? Cmo?
Creo que lo peor que una mujer puede decirle a un hombre es ya
ests dentro? y una de las secretarias se lo dijo en una ocasin a Fang.
El le dio una paliza y la oblig a ir al da siguiente a la oficina con los
ojos morados. Aquella noche, me llev a m a la cama reconoci, con
ms vergenza que pudor, para demostrar que todava era un
hombre. Evidentemente no se me ocurri decirle lo mismo. Ahora
ninguna de nosotras lo hacemos.
Me lo dirs a m? pregunt Nomuri, con una sonrisa y otro beso.
Claro que no! T eres una salchicha, no una juda verde!
respondi Ming con entusiasmo.
No era el cumplido ms elegante que haba recibido en su vida
pens Nomuri, pero de momento bastaba.
Crees que ha llegado el momento de que la salchicha encuentre un
hogar?
Ay, s!
Al colocarse encima de ella, Nomuri vio dos cosas. La primera era una
chica, una joven mujer con los impulsos femeninos habituales, que
estaba a punto de satisfacer. La otra era una agente potencial, con
acceso a secretos polticos con los que un agente experimentado slo
alcanzaba a soar. Era todava un poco novato y desconoca los lmites
de lo imposible. Debera preocuparse por su agente potencial, porque si
tena xito en reclutarla, su vida correra un grave peligro... pens en lo
que le ocurrira, en cmo cambiara su rostro con una bala en el
cerebro... pero, no, era demasiado horrible. Con un esfuerzo, Nomuri
alej la idea de su mente mientras penetraba en su cuerpo. Para poder
reclutarla, primero deba satisfacerla. Y si, de paso, l disfrutaba, pues
mejor.


Lo pensar prometi el presidente, cuando acompaaba al
secretario del Interior a la puerta que daba al pasillo, a la izquierda de la
chimenea.
Lo siento, amigo, pero no hay dinero para todo eso. Su secretario del
Interior no era en absoluto una mala persona, pero haba sido atrapado
por la burocracia departamental, lo cual era tal vez el peor peligro de
trabajar en Washington. Se acomod en su butaca para leer los
documentos que el secretario le haba entregado. Evidentemente, no
tendra tiempo de leerlo todo personalmente. Algn da lograra repasar
el sumario, mientras algn subordinado examinaba todos los docu-
mentos y redactaba un informe, en realidad, otra especie de compendio,
mecanografiado por un funcionario de la Casa Blanca de tal vez
veintiocho aos de antigedad, basndose en el cual se elaborara la
poltica correspondiente.
Y eso era una locura!, pens Ryan enojado. Se supona que l era el
jefe ejecutivo del pas y quien deba elaborar la poltica. Pero el tiempo
del presidente era valioso. De hecho, era tan valioso que otros se lo
administraban y en realidad se lo ahorraban, porque a fin de cuentas
eran ellos quienes decidan lo que l vea y dejaba de ver. As pues, a
pesar de que Ryan era el jefe ejecutivo y nico responsable de la poltica
ejecutiva, la elaboraba basndose exclusivamente en la informacin
presentada por otros. Y a veces le preocupaba sentirse controlado por la
informacin que llegaba a su despacho, igual que la prensa decida lo
que vea el pblico y contribua de ese modo a decidir lo que la gente
pensaba sobre diversos asuntos cotidianos.
Bien, Jack, te ha atrapado a ti tambin la burocracia? Era difcil de
saber, difcil de asegurar y difcil de decidir cmo cambiar la situacin, si
la situacin exista.
Puede que sta sea la razn por la que Arnie quiere que salga de este
edificio, para encontrarme con la gente de verdad, comprendi Jack.
El mayor problema era que Ryan fuera un experto en poltica exterior
y seguridad nacional. En dichas reas se senta sumamente competente.
Era en lo concerniente a asuntos internos que se senta estpido y
desconectado. Eso se deba en parte a su riqueza personal. Nunca le
haba preocupado el precio del pan o de un litro de leche, especialmente
desde que estaba en la Casa Blanca, donde en todo caso nunca vea la
leche en una botella, sino en una jarrita de cristal refrigerada sobre una
bandeja de plata, que un asistente de la marina llevaba hasta sus
manos sin que l se moviera de su butaca. Haba gente en la calle que
se preocupaba de esas cosas, o por lo menos del coste de mantener a
su hijo en la universidad, y Ryan, como presidente, deba interesarse
por sus preocupaciones. Deba procurar mantener la economa
equilibrada para que pudieran ganarse dignamente la vida, visitar
Disney World en verano, ir al ftbol en otoo y que les sobrara lo
suficiente para llenar el rbol de regalos en Navidad.
Pero cmo diablos se supona que deba hacerlo? Record una cita
atribuida al emperador romano Csar Augusto. Al enterarse de que se le
haba declarado Dios, que se haban levantado templos en su honor y
que la gente ofreca sacrificios ante las estatuas que lo representaban en
dichos templos, Augusto pregunt, enojado: Cuando alguien me implore
en sus oraciones que le cure la gota, qu se supone que debo hacer?
Lo verdaderamente fundamental era hasta qu punto la poltica
gubernamental estaba relacionada con la realidad. Raramente se
planteaba esa cuestin en Washington, ni siquiera por parte de los
conservadores que detestaban ideolgicamente al gobierno y todas sus
medidas internas, aunque solan ser partidarios de enarbolar la bandera
y esgrimir el sable nacional en el extranjero, sin que Ryan hubiera
llegado nunca a comprender exactamente por qu les gustaba hacerlo.
Tal vez para diferenciarse de los liberales, que se estremecan ante la
perspectiva de utilizar la fuerza como un vampiro ante una cruz, pero
que tambin al igual que los vampiros pretendan extender el gobierno
al mximo hasta meterse en la vida de todo el mundo y chuparles la
sangre, o en realidad utilizar la maquinaria de los impuestos para
sacarles cada vez ms y aumentar los compromisos del gobierno.
Sin embargo, la economa pareca seguir adelante, inde-
pendientemente de lo que hiciera el gobierno. La gente encontraba
trabajo, la mayora en el sector privado, donde fabricaban mercancas u
ofrecan servicios por los que el pueblo pagaba con su dinero libre de
impuestos. Sin embargo, servicio pblico era una expresin referida
casi exclusivamente a cargos polticos, habitualmente los elegidos en las
urnas. No serva todo el mundo al pblico, de un modo u otro? Los m-
dicos, los maestros, los bomberos, los farmacuticos... Por qu los
medios de comunicacin hablaban slo de Ryan, Robby Jackson y los
quinientos treinta y cinco diputados elegidos del Congreso? El presidente
movi la cabeza.
Maldita sea. S que llegu hasta all, pero por qu diablos me permit
a m mismo presentarme a las elecciones?, se preguntaba Jack. Haba
contentado a Arnie. Haba contentado incluso a la prensa; tal vez
porque les gustaba como objetivo? se pregunt el presidente y a
Cathy no le haba molestado. Pero por qu diablos haba permitido que
lo metieran en aquel tobogn? Esencialmente, no saba lo que se
supona que deba hacer como presidente. No tena un verdadero
programa y avanzaba a trompicones de da en da. Tomaba decisiones
tcticas (para las que no estaba singularmente cualificado), en lugar de
grandes decisiones estratgicas. No haba nada importante que deseara
cambiar realmente acerca de su pas. S, claro, haba algunos problemas
que resolver. Era preciso reformar la poltica tributaria y dejaba que
George Winston se ocupara de ello. Tambin era necesario consolidar la
defensa y de ello se encargaba Tony Bretano. Dispona de una comisin
presidencial para examinar la poltica sanitaria, que en realidad su
esposa supervisaba discretamente a cierta distancia, junto con algunos
de sus colegas de Hopkins; sin olvidar la zona oscura de la Seguridad
Social, dirigida por Winston y Mark Gant.
El tercer ral de la poltica norteamericana, pens de nuevo. Pisarlo
y morir. Pero la Seguridad Social era algo por lo que realmente se
interesaba el pblico norteamericano, no por lo que era, sino por lo que
errneamente lo tomaban y, a decir verdad, a juzgar por las encuestas,
saban que sus ideas eran equivocadas. A pesar de estar tan mal
administrada como la peor institucin financiera, segua formando parte
de la promesa gubernamental de los representantes del pueblo y para el
pueblo. No obstante, a pesar del cinismo reinante, que era considerable,
el ciudadano medio confiaba realmente en que el gobierno cumpliera su
palabra. El problema consista en que lo que haban hecho los jefes
sindicales y los empresarios de robar los fondos de jubilacin, por lo que
haban acabado en la crcel federal, no era nada comparado con los
efectos en la Seguridad Social de sucesivos congresos, pero la ventaja
de un estafador en el Congreso consista en que legalmente no lo era.
Despus de todo, el Congreso elaboraba la ley. El Congreso elaboraba la
poltica del gobierno, poda ser eso malo? Era una prueba ms de que
los autores de la Constitucin haban cometido un simple error, pero de
largo alcance. Suponan que los representantes elegidos por el pueblo
para dirigir la nacin seran tan honrados y honorables como lo haban
sido ellos. Casi podan orse las exclamaciones de sorpresa que surgan
de sus viejas tumbas. Las personas que redactaron la Constitucin
haban estado sentadas en una sala presidida por el propio George
Washington y el honor del que pudieran haber carecido, probablemente
lo suministr l de su abundante reserva con su mera presencia. El
Congreso actual, lamentablemente, no dispona de ningn gua y dios
viviente que ocupara el lugar de George, pens Ryan. El mero hecho de
que la Seguridad Social hubiera obtenido beneficios durante la dcada
de los sesenta signific que, bueno, el Congreso no poda permitir que
ganara dinero. Los beneficios eran lo que enriqueca a los ricos (que
deban de ser malos, porque nadie se enriquece sin explotar a alguien,
lo cual nunca impidi, evidentemente, que los miembros del Congreso
acudieran a ellos en busca de contribuciones a sus campaas) y puesto
que deban gastarse dichos beneficios, los impuestos de la Seguridad
Social (correctamente denominados aportaciones, porque el verdadero
nombre de la Seguridad Social era Seguro de ancianos, supervivientes e
incapacitados) se transformaron en fondos generales, para gastrselos
con todo lo dems. Uno de los alumnos de Ryan, de cuando enseaba
Historia en la Academia Naval, le haba mandado una pequea placa
para su escritorio en la Casa Blanca, que deca as: La repblica
norteamericana perdurar hasta el da en que el Congreso descubra que
puede sobornar al pblico con dinero pblico. Alexis de Tocqueville.
Ryan le prestaba atencin. Haba momentos en los que deseaba agarrar
al Congreso por su cuello colectivo y estrangularlo, pero dicho cuello no
exista y Arnie no se cansaba de repetirle lo muy sumiso que era,
especialmente la Cmara de Representantes, que era lo opuesto de lo
que sola suceder.
El presidente refunfu y examin su agenda, para ver cul era su
prximo compromiso. Como en todos los dems sentidos, el presidente
de Estados Unidos segua un horario determinado por otros, de citas
concertadas con semanas de antelacin, e informes elaborados el da
anterior para que supiera quin diablos llegara, de qu se propona
hablar y tambin cul era su propia posicin considerada al respecto
(redactada principalmente por otros). La actitud del presidente era
habitualmente amable, con el fin de que el visitante pudiera abandonar
el despacho oval satisfecho de la experiencia y las normas impedan que
se alterara la agenda, salvo si el jefe ejecutivo exclamaba: Qu
diablos queris de m ahora?!
Eso alarmaba al invitado y a los agentes del servicio secreto a su
espalda, con las manos cerca de sus pistolas, aspecto de robot, rostros
impasibles pero que no dejaban de observar y odos para todo. Al
concluir su jornada laboral, probablemente se dirigan al bar de policas
que solan frecuentar y se rean de lo que el alcalde de Podunk haba
dicho en el despacho oval...
Te has fijado en la mirada del jefe, cuando ese imbcil...?
Porque eran personas listas y de sentido comn, que en muchos
aspectos conocan mejor su trabajo que l mismo, pens Ryan. Era
lgico. Tenan la ventaja de haberlo visto todo, sin ser responsables de
nada. Afortunados hijos de puta, pens Jack, de pie para recibir a su
prxima visita.


Si para algo serva un cigarrillo, era para esto, pens Nomuri. Con su
brazo izquierdo alrededor de Ming, sus cuerpos apretados, la mirada fija
en el techo, saboreando la relajacin del momento con suaves caladas a
su Kool, escuchando la respiracin de Ming y sintindose como un
hombre. El cielo estaba oscuro tras las ventanas. Se haba puesto el sol.
Nomuri se levant de la cama, se dirigi primero al bao y luego a la
cocina. Regres con dos copas de vino. Ming se incorpor y tom un
sorbo de la suya. Por su parte, Nomuri no pudo resistir la tentacin de
extender la mano para acariciarla; su piel era tan suave y tentadora...
Todava no me funciona el cerebro dijo Ming, despus del tercer
trago.
Cario, hay momentos en que los hombres y las mujeres no
necesitan el cerebro.
Tu salchicha no lo necesita respondi ella, al tiempo que bajaba la
mano para acaricirsela.
Cuidado, nia! Ha participado en una carrera larga y dura!
sonri para s el agente de la CIA.
No me cabe la menor duda dijo Ming, agachndose para besarla
suavemente. Y ha ganado la carrera.
No, pero ha logrado alcanzarte respondi Nomuri, mientras
encenda otro cigarrillo.
Entonces le sorprendi comprobar que Ming meta la mano en el
bolso, sacaba tambin un cigarrillo, lo encenda elegantemente, daba
una prolongada calada y por fin expulsaba el humo por la nariz.
La dragona! exclam Nomuri con una carcajada. Van a salir
llamas a continuacin? No saba que fumaras.
Todo el mundo fuma en la oficina.
Incluso el ministro?
Especialmente el ministro respondi con una carcajada.
Alguien debera decirle que fumar es perjudicial para la salud y
pernicioso para el yang.
Una salchicha ahumada pierde rigidez dijo Ming, con otra
carcajada. Puede que ste sea su problema.
No te gusta tu ministro?
Es un viejo con lo que l cree que es un pene joven. Utiliza al
personal de la oficina como prostbulo privado. Pero podra ser peor
reconoci Ming. Ha pasado mucho tiempo desde que yo era su
favorita. ltimamente se ha obsesionado con Chai, que est
comprometida, y Fang lo sabe. Eso no es una conducta civilizada por
parte de un ministro decano.
Las leyes no son aplicables a l?
Ming refunfu casi con asco.
Las leyes no son aplicables a ninguno de ellos, Nomuri-san,
hablamos de ministros del gobierno. Ellos sol la ley en este pas y poco
les importa lo que otros piensen de ellos y de sus costumbres, que, en
cualquier caso, no muchos conocen. Su nivel de corrupcin avergonzara
a los antiguos emperadores y dicen ser los protectores de la gente
comn, de los campesinos y los obreros, a los que aseguran querer
como a sus propios hijos. Supongo que a veces yo soy una de esas
campesinas, no te parece?
Crea que te gustaba tu ministro respondi Nomuri, incitndola a
que prosiguiera. De qu habla?
A qu te refieres?
El trabajo extra que te ha impedido llegar antes sonri Nomuri,
sealando las sbanas con un ademn.
Conversaciones entre ministros. Redacta un extenso diario poltico
personal. Si el presidente pretendiera sustituirlo, sa sera la defensa
que podra presentar a sus pares, comprendes? Fang no quiere perder
su residencia oficial ti todos los privilegios que conlleva. De modo que
guarda constancia de todo lo que hace, y puesto que yo soy su
secretaria, transcribo todas sus notas. A veces dura eternamente.
Evidentemente, lo haces en tu ordenador.
S, el nuevo, en ideogramas mandarines perfectos, ahora que nos
has facilitado el nuevo software.
Lo guardas en tu ordenador?
S, en el disco duro. Claro que est codificado asegur Ming. Lo
aprendimos de los norteamericanos, cuando penetramos en sus archivos
de armamento. Se denomina sistema robusto de codificacin, a saber lo
que significa. Selecciono el archivo que deseo abrir, introduzco la clave y
el archivo se abre. Te gustara saber qu clave utilizo? pregunt con
una risita. Submarino amarillo. En ingls, debido al teclado, es
anterior a tu nuevo software, y es de una cancin de los Beatles que o
una vez por la radio. Deca ms o menos todos vivimos en un
submarino amarillo. En aquella poca, al principio de estudiar ingls,
escuchaba mucho la radio. Pas media hora buscando submarinos en el
diccionario y luego en la enciclopedia, intentando averiguar por qu se
pintaba un buque de color amarillo concluy con un suspiro,
levantando las manos.
La clave de codificacin! Nomuri intent ocultar su emocin.
Debes de tener muchas carpetas. Hace mucho tiempo que eres su
secretaria coment Nomuri, como si no le diera importancia.
Ms de cuatrocientos documentos. Los guardo numerados en lugar
de darles nombres. Hoy, por cierto, ha sido el nmero cuatrocientos
ochenta y siete.
Cielos pens Nomuri, cuatrocientos ochenta y siete documentos
de conversaciones internas del Politbur. A su lado, una mina de oro
parece un vertedero de residuos txicos.
De qu hablan exactamente? Nunca he conocido a ningn alto
funcionario del gobierno aclar Nomuri.
!De todo! respondi Ming, mientras buscaba otro cigarrillo.
Quin tiene ideas en el Politbur, quin es partidario de ser amable con
Norteamrica, quin quiere perjudicarla... todo lo que puedas imaginar.
Poltica de defensa. Poltica econmica. Lo ms importante ltimamente
es cmo tratar a Hong Kong. La idea de un pas, dos sistemas ha
creado conflictos con algunos industriales alrededor de Pekn y de
Shanghai. Consideran que no se los trata con el respeto que merecen,
segn ellos, menos del que reciben en Hong Kong, y eso les molesta.
Fang es uno de los que intentan llegar a un compromiso satisfactorio.
Puede que lo logre. Es muy listo para esas cosas.
Debe de ser fascinante ver esa informacin, !saber realmente lo que
ocurre en tu pas! exclam efusivamente Nomuri. En Japn nunca
sabemos lo que hacen los caibatst y el personal del Ministerio de
Industria y Comercio Internacional, en general unos imbciles que no
hacen ms que arruinar la economa. Pero como nadie lo sabe, nunca se
toma ninguna medida para resolver la situacin. ocurre aqu lo mismo?
iPor supuesto! respondi Ming, mientras encenda otro cigarrillo,
imbuida en la conversacin, sin apenas percatarse de que ya no
hablaban de amor. En otra poca estudie a Marx y a Mao. Entonces
crea en todo ello. Incluso estaba convencida de que nuestros ministros
eran hombres de honor e integridad, crea todo lo que me haban
enseado en la escuela. Pero luego descubr que el ejrcito tena su
propio imperio industrial, gracias al cual, los generales son ricos y felices
y estn gordos. Y he visto cmo los ministros utilizan a las mujeres y
amueblan sus pisos. Se han convertido en los nuevos emperadores.
Tienen demasiado poder. Tal vez una mujer podra utilizar ese poder sin
ser corrupta, pero no un hombre.
Tambin ha llegado el feminismo aqu?, se pregunt Nomuri. Puede
que Ming fuera demasiado joven para recordar a la esposa de Mao,
Jiang Qing, que poda haber dado lecciones de corrupcin a la corte
bizantina.
Buena, eso no supone ningn problema para las personas como
nosotros. Y t por lo menos llegas a ver y saber lo que ocurre. Eso te
hace todava ms especial, Mine-chau sugiri Nomuri, mientras le
acariciaba el pezn izquierdo con la palma de la mano.
Ming se estremeci, como estaba previsto.
T crees?
Por supuesto.
Le dio un beso, fuerte y prolongado, sin dejar de acariciar su cuerpo.
Estaba tan cerca... Le haba facilitado toda la informacin que posea,
incluso su maldita contrasea. De modo que su ordenador estaba
conectado a la red telefnica, lo que significaba que l poda acceder al
mismo y con la contrasea sacar lo que quisiera, para mandarlo luego al
ordenador de Mary Pat. Maldita sea, primero jodo a una china y luego
puedo joder a todo su pas. La situacin no poda ser mucho ms
halagea, decidi sonriente el espa, con la mirada en el techo.



TRECE

AGENTE DE PENETRACIN


Cuando Mary Pat encendi su ordenador por la maana, comprob
que en esta ocasin haba omitido la parte lasciva. La Operacin Sorge
progresaba. Esa chica, Ming, quienquiera que fuese, hablaba un poco
ms de la cuenta. Extrao. Acaso no haban recibido instrucciones las
secretarias ejecutivas del Ministerio de Seguridad Estatal sobre esa clase
de cosas? Probablemente habra sido un descuido extraordinario que
no lo hubieran hecho, pero tambin pareca probable que de las cuatro
razones para cometer traicin o espionaje (conocidas como DICE:
dinero, ideologa, conciencia y ego), en este caso era el ego. La joven
seorita Ming era utilizada sexualmente por su ministro Fang y Mary
Patricia Foley comprenda perfectamente que no le gustara demasiado.
Una mujer slo poda ofrecerse a s misma, y que un hombre poderoso
la obligara a acostarse con l no era lo ms propicio para su felicidad,
aunque paradjicamente el poderoso en cuestin consideraba con toda
probabilidad que le conceda un honor al dedicarle su atencin biolgica.
Despus de todo, l era un gran hombre, y ella, una simple campesina.
La idea le hizo soltar un bufido, mientras tomaba su caf matutino en el
sptimo piso. Poco importa su raza o su cultura, todos los hombres son
iguales. Muchos de ellos piensan con la polla, en lugar de hacerlo con la
cabeza. Pues a ste le costara muy caro, concluy la subdirectora de
Operaciones.


Ryan vea y escuchaba el IPC (Informe Presidencial Cotidiano) todos
los das.
Cubra informacin secreta recopilada por la CIA, se redactaba tarde
todas las noches y se impriman menos de cien copias a primera hora de
la maana, la mayora de las cuales eran trituradas e incineradas en el
mismo da. Unas pocas copias, tal vez tres o cuatro, se guardaban en
los archivos por si surga algn problema con las fichas electrnicas,
pero ni siquiera el presidente Ryan conoca la ubicacin del archivo de
seguridad. Esperaba que estuviera cuidadosamente custodiado, a ser
posible por los marines.
El IPC no lo contena todo, evidentemente. Algunas cosas eran tan
secretas que no podan confiarlas siquiera al presidente, lo cual Ryan
aceptaba con extraordinaria ecuanimidad. Los nombres de las fuentes
deban permanecer secretos, incluso para l, y los mtodos eran a
menudo tan tcnicos que, en cualquier caso, no le sera fcil
comprender la tecnologa que utilizaban. Pero incluso a veces se le
ocultaba al jefe ejecutivo parte del resultado, de la informacin
obtenida por la CIA de fuentes annimas y con mtodos sumamente
complejos, porque cierta informacin slo poda proceder de un nmero
limitado de fuentes. En el mundo del espionaje, el ms mnimo error
poda acabar con la vida de alguna persona irreemplazable, y aunque
eso haba ocurrido en alguna ocasin, nadie se senta bien al respecto, a
pesar de que para algunos polticos haba sido simplemente una
cuestin de indiferencia. Para un buen espa de campo, sus agentes
eran como sus propios hijos, cuya vida protega de todo peligro. se era
un punto de vista necesario. Si alguien se despreocupaba moran
personas, y con sus vidas se perda informacin, que en realidad era el
nico objetivo de un servicio clandestino.
Bien, Ben dijo Ryan, acomodado en su butaca mientras hojeaba el
IPC, hay algo interesante?
Mary Pat tiene algo en China, pero no estoy seguro de lo que es. Es
muy reservada al respecto. Todo lo dems puedes verlo hoy en la CNN.
Era deprimente que eso sucediera tan a menudo. Por otra parte, el
mundo estaba bastante tranquilo y extraer informacin no era
particularmente necesario... o eso pareca, rectific Ryan. Nunca se
saba. l tambin lo haba descubierto en Langley.
Tal vez la llamar para preguntrselo dijo el presidente, antes de
volver la pgina. Caramba!
El petrleo y el oro en Rusia?
Son esas cifras reales?
Eso parece. Coinciden con las que nos ha facilitado paso a paso el
secretario de la Tesorera.
Ryan suspir mientras examinaba los pronsticos para la economa
rusa, antes de fruncir el entrecejo, decepcionado. El personal de
George ha hecho una evaluacin mejor de los resultados.
Usted cree? Los especialistas en economa de la CIA tienen un
historial bastante aceptable.
George vive en ese mundo. Es mejor que ser un intelectual que
observa los acontecimientos, Ben. La intelectualidad est bien, pero el
mundo real es el mundo real, no lo olvides.
Lo tendr en cuenta, seor asinti Goodley.
A lo largo de los ochenta, la CIA sobrevalor la economa sovitica.
Sabes por qu?
No, no lo s. Qu fall?
Jack hizo una mueca.
No fue lo que fall. Fue lo que no fall. En aquella poca tenamos
un agente que nos facilitaba la misma informacin que reciba el
Politbur. Pero nunca se nos ocurri que se mentan a s mismos. El
Politbur basaba sus decisiones en una quimera. Sus cifras casi nunca
eran correctas, porque los subordinados se protegan a s mismos.
Metimos la pata.
Cree que sucede lo mismo en China? pregunt Goodley.
Despus de todo, es el ltimo pas realmente marxista.
Buena pregunta. Llama a Langley y pregntaselo. Obtendrs la
respuesta de la misma clase de funcionario que los chinos tienen en
Pekn, pero que yo sepa no disponemos de ningn agente debidamente
infiltrado que nos pueda facilitar las cifras que queremos. Ryan hizo
una pausa para mirar la chimenea situada frente a su escritorio y pens
que algn da debera ordenar al servicio secreto que instalara ah un
hogar autntico. No, supongo que las cifras de los chinos son mejores.
Pueden permitrselo. En cierto modo, su economa funciona.
Probablemente se engaen a s mismos en otros sentidos, pero
ciertamente lo hacen. Es una caracterstica humana universal y el
marxismo no mejora mucho la situacin.
Incluso en Norteamrica, a pesar de la libertad de prensa y otras
medidas de seguridad, a veces la realidad golpeaba a los polticos en la
cara, con la fuerza suficiente para hacerles saltar algunos dientes. En
todas partes la gente tena modelos tericos basados en la ideologa
ms que en la realidad y esas personas solan encontrarse en el mundo
intelectual o en el de la poltica, porque las profesiones del mundo real
castigaban a esos soadores mucho ms que la poltica.
Buenos das, Jack dijo una voz desde el pasillo.
Hola, Robby respondi el presidente, sealando la cafetera.
El vicepresidente Jackson se sirvi una taza, pero no cogi ningn
bollo. Su cintura pareca un poco abultada. Claro que Robby nunca haba
tenido el cuerpo de un corredor de fondo. Muchos pilotos de caza tenan
barriga. Puede que les favoreciera en combate, especul Jack.
He ledo el IPC de esta maana. Jack, todo eso del petrleo y del
oro en Rusia, realmente es tan enorme?
George asegura que es an mayor. Te has sentado alguna vez con
l para aprender economa?
Al final de esta semana tendremos una sesin en Burning Tree y
estoy leyendo a Milton Friedman, adems de otros dos libros para
prepararme. George parece bastante listo.
Lo suficiente como para ganar una tonelada de dinero en Wall
Street. Y me refiero a que si pesaras todo su dinero en billetes de cien
dlares, realmente pesara una tonelada.
Debe de ser muy agradable suspir el hombre que nunca haba
ganado ms de ciento treinta mil dlares anuales, antes de su empleo
actual.
Tiene sus momentos, pero aqu el caf sigue siendo bastante bueno.
Era mejor en el Big John, en otra poca.
Dnde?
El John F. Kennedy, cuando yo era un joven oficial y haca cosas
divertidas, como despegar con un Tomcat desde la cubierta del buque.
Robby, lamento comunicrtelo, amigo mo, pero ya no tienes
veintisis aos.
Jack, tienes una gran habilidad para alegrarme el da. He cruzado
antes las puertas de la muerte, pero es ms seguro y mucho ms
divertido con un caza sujeto a tu espalda.
Cmo se te presenta la jornada?
Aunque te cueste creerlo, debo ir al Capitolio y presidir durante
unas horas el Senado, slo para demostrar que s lo que la Constitucin
dice que se supone que debo hacer. Luego, una cena en Baltimore,
donde tengo que pronunciar un discurso sobre quin fabrica los mejores
sujetadores agreg con una sonrisa.
Cmo? pregunt Jack, levantando la cabeza del IPC. Robby tena
tal sentido del humor, que uno nunca saba cundo hablaba realmente
en serio.
Una reunin nacional de fabricantes de fibras artificiales.
Tambin fabrican chalecos antibalas, pero segn me informan mis
investigadores, la mayor parte de su tejido se utiliza para sujetadores.
Intentan preparar algunos chistes para el discurso.
Ensyalo recomend el presidente.
Hace un momento te ha parecido gracioso respondi Jackson a su
viejo amigo.
Rob, yo tambin crea tener gracia, pero Arnie dice que me falta
sensibilidad.
Lo s, no hay que hacer chistes sobre los polacos. El ao pasado
algunos aprendieron a encender el televisor y hay seis o siete que
incluso saben leer. Por no mencionar a la chica polaca que no utiliza el
vibrador, porque le rompe los dientes.
Maldita sea, Robby! exclam Ryan, que casi derram el caf de
tanto rerse. Ya no podemos siquiera pensar cosas por el estilo.
Jack, yo no soy poltico. Soy piloto de caza. Tengo mi mono, mi
cronmetro y mi palanca, qu ms puedo pedir? pregunt el
vicepresidente con una sonrisa. Y de vez en cuando se me permite
contar un chiste.
Bien, pero no olvides que esto no es la sala de pilotos del Kennedy.
Los periodistas no tienen el mismo sentido del humor que los aviadores.
Si, a no ser que nos sorprendan metiendo la pata. Entonces se
tronchan de risa respondi el vicealmirante jubilado.
Rob, veo que por fin empiezas a comprenderlo. Me alegro.
Ryan vio la espalda del traje impecable de su subordinado, que se
retiraba blasfemando entre dientes.


Bien, Misha, alguna idea? pregunt Provalov.
Reilly tom un sorbo de vodka, que aqu era muy suave.
Lo nico que debes hacer, Oleg, es sacudir el rbol y ver lo que cae.
Podra ser cualquier cosa, pero no lo s significa no lo s y, de
momento, no lo sabemos. No te parece que dos ex miembros del
Spetsnaz es excesivo para cargarse a un proxeneta?
El ruso asinti.
S, claro, yo tambin lo he pensado, pero no olvides, Misha, que era
un proxeneta muy prspero. Tena muchsimo dinero y numerosos
contactos en el mundo de la delincuencia. Era muy poderoso. Puede que
tambin hubiera ordenado la muerte de otras personas. Nunca destac
su nombre en ninguna investigacin criminal, pero eso no significa que
Avseyenkono fuera un hombre muy peligroso y, por consiguiente, digno
de esa atencin a alto nivel.
Ha habido suerte con ese tal Suvorov?
Provalov movi la cabeza.
No. Tenemos su ficha del KGB y una fotografa, pero aunque
correspondan a la persona indicada, todava no lo hemos encontrado.
Bien, Oleg Gregoriyevich, parece que tienes entre manos un caso
realmente intrigante dijo Reilly, al tiempo que levantaba la mano para
pedir otra ronda.
Se supone que eres un experto en crimen organizado record el
teniente ruso a su husped del FBI.
Es cierto, Oleg, pero no soy un adivino gitano, ni el orculo de
Delfos. Todava no sabes quin era el verdadero objetivo, y hasta que lo
averiges, no sabes una puta mierda. El problema estriba en que para
saber quin era el objetivo, debes encontrar a alguien que sepa algo del
crimen. Las dos cosas estn entrelazadas, hermano. Consigue lo uno y
tendrs lo otro. De lo contrario, no tienes nada.
Llegaron las copas, Reilly pag y tom otro trago.
Mi capitn no est contento.
El agente del FBI asinti.
S, todos los jefes del FBI son iguales, pero supongo que es
consciente de los problemas que existen. Si lo es, sabe que debe
concederte tiempo y recursos para investigar. Cuntos hombres
trabajan ahora en el caso?
Seis aqu y otros tres en San Petersburgo.
Puede que necesites algunos ms, hermano.
En el departamento de crimen organizado del FBI de Nueva York
dispondran de hasta veinte agentes para un caso como ste, la mitad
de ellos dedicados exclusivamente a este caso. Pero la falta de personal
en la milicia de Mosc era sobradamente conocida. Para el nivel actual
de delincuencia en la capital, la polica local no contaba con el apoyo
gubernamental necesario. Pero poda haber sido peor. A diferencia de
una gran parte de la sociedad rusa, los milicianos cobraban.


Me dejas agotado protest Nomuri.
Siempre puedo recurrir al ministro Fang respondi ju-
guetonamente Ming.
Nava! exclam Nomuri, enojado. Me comparas con un viejo?
Bueno, los dos sois hombres, pero es mejor una salchicha que una
juda verde respondi Ming, mientras se la coga suavemente con la
mano.
Ten paciencia, muchacha, deja que me recupere de la primera
carrera dijo Nomuri, levantando a Ming y ponindola encima de l.
Realmente debo gustarle pens. Tres noches seguidas. Supongo
que Fang no es el hombre que cree ser. Bueno, Charlie, no puedes
ganarlas todas. Ms la ventaja de ser cuarenta aos ms joven.
Probablemente eso tambin contaba, reconoci el agente de la CIA.
Pero t corres mucho! protest Ming, frotndose contra l.
Hay algo que quiero que hagas.
De qu se trata? sonri juguetonamente Ming, mientras dejaba
vagar un poco la mano.
Eso no!
Vaya! exclam, evidentemente decepcionada.
Algo para el trabajo explic Nomuri.
Menos mal que ella no alcanzaba a percibir los temblores de su
interior, que asombrosamente no se exteriorizaban.
Para el trabajo? No podemos hacer esto en la oficina! respondi
Ming con una carcajada, seguida de un beso clido y afectuoso.
S, quiero que introduzcas algo en tu ordenador dijo Nomuri,
mientras sacaba un CD-ROM del cajn de su mesilla de noche. Toma,
basta que lo introduzcas en tu PC, pulses Instalar y lo tires cuando
hayas terminado.
Y qu ocurrir? pregunt Ming.
Te importa?
Bueno... titube sin comprenderlo. Debe importarme.
Me permitir examinar tu ordenador de vez en cuando.
Para qu?
Para Nippon Electric... no comprendes que nosotros fabricamos tu
ordenador? respondi Nomuri, al tiempo que se relajaba. Para mi
empresa es til saber cmo se toman las decisiones econmicas en la
Repblica Popular explic, con la mentira ampliamente ensayada.
Esto nos permitir comprender un poco mejor el proceso, para poder
hacer negocios de un modo ms eficaz. Y cuanto mejor trabaje para la
empresa, ms me pagarn y ms podr gastar en mi querida Ming.
Comprendo pens equivocadamente Ming.
Se agach para besar un punto particularmente agradable. El cuerpo
de Ming se estremeci suavemente. Bien, no se resista a la idea, o por
lo menos no permita que se interpusiera en su actividad actual, lo cual
era bueno para Nomuri en ms de un sentido. El agente secreto se
pregunt si algn da le remordera la conciencia por usar a esa chica de
ese modo. Pero primero era la obligacin que la devocin, se dijo a s
mismo.
Nadie lo sabr?
No, es imposible.
Y no me causar problemas?
Al or la pregunta Nomuri se gir en la cama, se coloc encima de ella
y puso las manos en sus mejillas.
Hara yo algo que pudiera crearle problemas a Ming-chan? Jams!
exclam, antes de darle un beso fuerte y apasionado.
No se habl ms del CD-ROM, que Ming guard en su bolso antes de
marcharse. Era un bonito bolso, copiado de algn modelo italiano que
aqu poda comprarse en la calle, semejante a los que podan
encontrarse en Nueva York cados accidentalmente de un camin,
como sola decirse.
Cada vez que se separaban, era un poco duro. Ella no deseaba
marcharse y l no quera que lo hiciera, pero era necesario. Si
compartieran un piso, dara que hablar. Ming no poda plantearse ni
siquiera en sueos dormir en la casa de un extranjero, porque gozaba
de autorizacin de seguridad, haba recibido instrucciones de un
aburrido agente del Ministerio de Seguridad Estatal, junto con las dems
secretarias, y no haba informado de su contacto a sus superiores ni al
jefe de seguridad de la oficina, como deba haberlo hecho. Por qu? En
parte porque haba olvidado las normas, ya que nunca las haba
quebrantado ni conoca a nadie que lo hubiera hecho, y en parte porque,
al igual que mucha gente, estableca una frontera entre su vida privada
y su vida profesional. En su caso, no podan separarse, lo cual estaba
incluido en las instrucciones de seguridad, pero de un modo tan torpe
que ni siquiera haba prestado atencin al orlo. Y ah estaba, sin saber
siquiera dnde y qu ah era. Con un poco de suerte, nunca lo averi-
guara, pens Nomuri al verla desaparecer por la esquina. La suerte
ayudara. Era preferible no pensar en lo que le haran los interrogadores
a una joven, en la versin pequinesa de la Lubyanka, sobre todo cuando
uno acababa de hacer dos veces el amor con ella, en las dos ltimas
horas.
Buena suerte, cario susurr Nomuri, cuando cerraba la puerta
para dirigirse al bao y tomar una ducha.


CATORCE

(PUNTO)COM

Nomuri pas una mala noche. Lo hara? Hara Ming lo que le haba
dicho? Se lo contara a un agente de seguridad y lo denunciara? La
sorprenderan con el CD-ROM al llegar a la oficina y la interrogaran? En
tal caso, una inspeccin superficial revelara que se trataba de un CD
musical, una copia barata de la banda sonora de Rocky compuesta por
Bill Conti, sin pagar los derechos de autor norteamericanos, algo
bastante comn en la Repblica Popular. Pero una inspeccin ms me-
ticulosa revelara que la primera pista, la ms exterior de la superficie
metlica, ordenaba al lector del CD-ROM dirigirse a cierto lugar donde el
contenido no era msica, sino cdigo binario y, en realidad, un cdigo
binario sumamente eficiente.
El CD-ROM no contena un virus como tal, porque los virus circulan
predominantemente por las redes informticas y penetran
subrepticiamente en un ordenador, al igual que lo hace un organismo
infeccioso en un ser viviente (de ah el nombre). Pero ste entraba por
la puerta principal y, al ser detectado por el lector de CD-ROM, se abri
en pantalla una sola ventana y Ming, despus de echar una fugaz
mirada a su alrededor, hizo un clic con el ratn en Instalar y la
ventana desapareci inmediatamente. El programa examin su disco
duro a casi la velocidad de la luz, catalogando todas las carpetas y
creando su propio ndice, para comprimirse luego en un fichero ms
pequeo capaz de ocultarse a plena luz del da, por as decirlo, que
cualquier analizador del disco identificara con un nombre perfectamente
inocente, referido a la funcin desempeada por otro programa distinto.
As pues, slo una inspeccin muy directa y meticulosa por parte de un
informtico competente permitira detectar su presencia. Cul era
exactamente su funcin, slo poda determinarse leyendo el cdigo
binario del propio programa, algo muy difcil, en el mejor de los casos.
Sera como intentar averiguar qu ocurra con una sola hoja de un solo
rbol en un gran bosque, donde todas las hojas y todos los rboles
tenan esencialmente el mismo aspecto, salvo que esta hoja en
particular era ms pequea y ms humilde que la mayora. La CIA y la
ASN ya no atraan a los mejores programadores en Norteamrica. Se
manejaba demasiado dinero en la industria electrnica de consumo para
que el gobierno pudiera competir eficazmente en ese mercado. Pero
todava se les poda contratar y los resultados seguan siendo
excelentes. Y si se les pagaba lo suficiente que curiosamente
significaba mucho ms que a un empleado, no se lo contaban a nadie.
Adems, nunca saban en realidad de qu se trataba.
En este caso, haba un nivel adicional de complejidad que se
remontaba a sesenta aos atrs. Cuando los alemanes ocuparon
Holanda en 1940 crearon una situacin extraa. En aquel pas, los
alemanes encontraron la mayor cooperacin de las naciones
conquistadas, pero tambin la resistencia ms encarnizada. El tanto por
ciento de holandeses que se uni a los alemanes fue superior al de
cualquier otra nacionalidad; suficiente para formar su propia divisin de
las SS: SS Nordland. Simultneamente, la resistencia holandesa se
convirti en la ms eficaz de Europa, y uno de sus miembros era un
matemtico e ingeniero brillante que trabajaba en la compaa telef-
nica nacional. En la segunda dcada del siglo xx, el desarrollo del
telfono se haba encontrado con un obstculo. Al descolgar el telfono,
responda una operadora que preguntaba por el destino deseado de la
llamada y conectaba fsicamente una clavija en el enchufe indicado. Este
sistema fue prctico mientras hubo pocos telfonos en uso, pero el
invento demostr rpidamente ser demasiado til para una aplicacin
limitada. Curiosamente, quien aport una solucin al problema fue un
director de pompas fnebres del sur de Estados Unidos. Harto de que la
operadora local mandara a los clientes a una funeraria de la
competencia, invent el conmutador; que permita a los usuarios llamar
directamente, haciendo girar un disco rotatorio. Dicho sistema fue muy
til para todo el mundo, pero tambin exigi el desarrollo de un nuevo
conjunto de conocimientos matemticos denominado teora de la
complejidad, que sistematiz la empresa norteamericana AT&T en los
aos treinta.
Transcurridos diez aos, simplemente agregando dgitos a la hora de
marcar, el ingeniero holands de la resistencia aplic la teora de la
complejidad a operaciones clandestinas, creando caminos tericos en las
centrales y permitiendo as que los luchadores de la resistencia
efectuaran llamadas sin saber a quin iban dirigidas o desconociendo
incluso el nmero al que llamaban.
Un oficial del Ejecutivo de Operaciones Especiales britnico fue el
primero en detectar el inteligente tejemaneje electrnico, que le pareci
muy astuto y lo coment con un colega norteamericano, mientras
tomaban una cerveza en un bar de Londres. El oficial norteamericano
del Departamento de Servicios Estratgicos, al igual que la mayora de
los elegidos por Wild Bill Donovan, era un abogado de profesin muy
meticuloso que tomaba nota de todo y lo inclua en un informe. La
noticia del ingeniero holands lleg al despacho del coronel William
Friedman, el primer descifrador de cdigos norteamericano. Aunque no
era un experto en hardware, Friedman reconoca algo til cuando lo vea
y era consciente de que la vida seguira despus de la guerra, cuando su
organizacin ms tarde convertida en la Agencia de Seguridad
Nacional seguira descifrando cdigos y claves de otros pases, adems
de elaborar los suyos propios. La posibilidad de elaborar vnculos
telefnicos clandestinos, mediante un truco matemtico relativamente
sencillo, le pareci un don divino.
Durante las dcadas de los cuarenta y los cincuenta, la ASN haba
logrado contratar a los mejores matemticos norteamericanos y una de
las misiones que les encomendaron fue trabajar con la AT&T, para crear
un sistema operativo universal de telefona que pudieran utilizar
clandestinamente los agentes secretos norteamericanos. En aquella
poca, la AT&T era realmente el nico rival de la ASN en la contratacin
de expertos matemticos, pero, adems, la AT&T siempre haba sido un
contratista principal de casi todos los departamentos ejecutivos del
gobierno. En 1955 lo haban logrado, y por un coste sorprendentemente
modesto, la AT&T ofreci a todo el planeta un modelo de sistema
telefnico que casi todo el mundo adopt; el bajo coste se explicaba por
el deseo de la AT&T de que los sistemas telefnicos de todos los pases
fueran compatibles en s, para facilitar las comunicaciones internaciona-
les. En la dcada de los setenta aparecieron los telfonos de botones,
que dirigan las llamadas electrnicamente mediante cdigos de
frecuencia controlada, todava ms sencillos para los sistemas
electrnicos y de ms fcil mantenimiento que los conmutadores
electromagnticos anteriores, con los que se haba enriquecido
enormemente el director de pompas fnebres. A la AT&T tambin le
resultaba ms fcil amaados para la ASN. Los sistemas operativos
suministrados inicialmente a las compaas telefnicas de todo el mundo
por el laboratorio de investigacin de AT&T en Pasippany, Nueva Jersey,
se haban actualizado por lo menos una vez al ao, brindando una ma-
yor eficacia a los sistemas telefnicos del mundo entero, de modo que
prcticamente no haba ningn pas en la tierra que no los utilizara. Y
oculto en dicho sistema operativo haba seis lneas de cdigo binario,
cuyo concepto operacional se remontaba a la ocupacin nazi de
Holanda.
Ming termin la instalacin, extrajo el disco y lo arroj al cubo de la
basura. La mejor forma de deshacerse del material secreto consista en
dejar que lo hiciera tu adversario; no a hurtadillas, sino abiertamente.
Nada ocurri realmente durante varias horas, mientras Ming
desempeaba sus tareas habituales y Nomuri visitaba tres negocios para
vender sus potentes ordenadores, pero todo cambi a las 19.45.
Ming estaba en su propia casa. Nomuri tena la noche libre, mientras
ella, para evitar sospechas, comparta la velada con su compaera de
piso, viendo la televisin, charlando y pensando en su amante, con una
serie de sonrisas inconscientes que delataban su estado de nimo.
Curiosamente, nunca se le ocurri que su compaera lo haba
comprendido todo al instante, pero no lo mencionaba por pura cortesa.
Desde haca mucho rato, su ordenador NEC estaba en modo pasivo,
con la pantalla del monitor a oscuras y el piloto en la parte inferior
derecha del marco de plstico de color naranja, en lugar de verde
cuando estaba activado. El programa que haba instalado aquel mismo
da estaba diseado especialmente para los ordenadores NEC, que como
todos los aparatos semejantes dispona de cdigos de fuente
patentados, exclusivos para su marca. Sin embargo, la Agencia de
Seguridad Nacional conoca dicho cdigo.
Inmediatamente despus de su instalacin, el programa Fantasma
como haba sido bautizado en Fort Meade, Maryland, se haba ocultado
en un hueco especial del sistema operativo de NEC, la ltima versin de
Windows. Dicho hueco haba sido creado por un empleado de Microsoft,
cuyo to predilecto haba fallecido en el norte de Vietnam cuando
pilotaba un bombardero F-105, y que desempeaba su labor patritica
con el desconocimiento absoluto de la empresa para la que trabajaba.
Encajaba tambin a la perfeccin con el cdigo de NEC, convirtindolo
prcticamente en invisible incluso a una inspeccin lnea por lnea
realizada por un programador experto.
El Fantasma se haba puesto a trabajar inmediatamente, creando un
directorio que ordenaba los documentos en el ordenador de Ming,
primero por fecha de creacin o modificacin y luego por categora de
archivo. Pasaba por alto algunos archivos, como el sistema operativo.
Tambin pas por alto el programa de trascripcin creado por NEC para
la conversin de caracteres romanos, en realidad, los fonemas ingleses
del mandarn hablado a sus ideogramas correspondientes, pero no pas
por alto los archivos de texto grfico resultantes de dicho programa. Los
copi, junto con los ndices telefnicos y todos los dems archivos de
texto, en el disco duro de cinco gigabytes. Guiado por el Fantasma, el
ordenador tard 1,14 segundos en completar dicha operacin,
agrupndolo todo en un solo archivo.
Despus de un segundo y medio de reposo, el ordenador se activ de
nuevo. Los aparatos NEC llevaban un mdem interno de alta velocidad.
El Fantasma lo activ, desconectando al mismo tiempo los pequeos
altavoces incorporados, para que nadie pudiera or la transmisin.
(Dejar los altavoces conectados era una medida primordial de
seguridad. Las lucecitas parpadeantes eran invisibles en este modelo, ya
que se trataba de un mdem interno.) El ordenador marc un nmero
de doce cifras, en lugar de las siete que eran habituales en el sistema
telefnico de Pekn. Las cinco cifras adicionales mandaron la seal a dar
un buen rodeo por el hardware del ordenador central, hasta aparecer en
el lugar designado dos semanas antes por los ingenieros de Fort Meade,
que evidentemente no tenan la menor idea de por qu lo hacan, dnde
se utilizara, ni quin estara involucrado. El nmero que son, en
realidad sin indicacin sonora alguna, fue el de la lnea especial del
mdem situado junto al escritorio de Chester Nomuri, conectada a su
avanzado ordenador porttil, que no era NEC, porque en lo relativo a la
mayora de las aplicaciones informticas, lo mejor segua siendo
norteamericano.
Nomuri tambin miraba la televisin en aquel momento, pero en su
caso eran las noticias internacionales de la CNN, para saber lo que
ocurra en su pas. Luego conectara con un canal japons va satlite,
porque formaba parte de su tapadera. Esa noche transmitan una serie
sobre samuris que le gustaba, de un argumento y una simplicidad
parecidos a las historias de vaqueros que haban saturado la televisin
norteamericana en los aos cincuenta. A pesar de ser un hombre culto y
agente de inteligencia profesional, a Nomuri le gustaban los
espectculos tontos como a todo el mundo. El pitido le hizo volver la
cabeza. Aunque su ordenador tena un software similar al que
funcionaba en el de Ming, haba dejado conectada la alarma sonora para
saber cundo reciba algo, y se abra una ventana en su pantalla que le
indicaba exactamente qu era y de dnde proceda.
S! exclam, regocijado, el agente de la CIA, al tiempo que se
daba un puetazo con la mano derecha en la palma de la izquierda, que
incluso le doli.
Si. Su agente estaba en posicin y ah llegaba el fruto de la Operacin
Sorge. Una barra en la parte superior de la pantalla indicaba que la
informacin llegaba a 57 000 bits por segundo; bastante rpido. Ahora
slo caba esperar que en el servicio telefnico comunista no surgiera
ninguna mala conexin entre la oficina de Ming y el servidor, o entre el
servidor y su casa, pens Chester. Aunque pareca improbable. La lnea
de salida de la oficina de Ming deba de ser de primera clase, destinada
como estaba al servicio de la nobleza del partido. Y del servidor a su
casa tambin pareca funcionar, porque ya haba recibido varios
mensajes, la mayora de NEC en Tokio, felicitndolo por haber excedido
ya su cuota de ventas.
Bueno, Chet, hay que reconocer que eres bastante buen vendedor, se
dijo a s mismo de camino a la cocina, decidido a premiarse con una
copa. A su regreso comprob que su ordenador todava no haba
acabado de descargar el mensaje.
Maldita sea. Cunta mierda me est mandando? Luego se percat de
que lo que reciba no eran archivos de texto, sino grficos, porque el
ordenador de Ming no guardaba los ideogramas como letras, sino como
dibujos que en realidad eran. Eso haca que el archivo fuera mucho ms
denso. Comprendi hasta qu punto, cuando acab de recibirlos al cabo
de cuarenta minutos.
Al otro extremo de la cadena electrnica, el programa Fantasma dio la
impresin de haberse cerrado, pero en realidad dorma como los perros,
con el odo siempre atento y siempre consciente de la hora del da que
era. Terminada la transmisin, el Fantasma tom nota en su ndice
interno de ficheros.
Lo haba mandado todo hasta la fecha. De ahora en adelante, slo
mandara los nuevos, con lo que las transmisiones seran mucho ms
rpidas y breves, pero slo de noche y slo despus de noventa y cinco
minutos de inactividad total en el ordenador y slo cuando
exteriormente estuviera en modo de reposo. Habilidad tcnica y
precaucin formaban parte del programa.
Mierda! mascull Nomuri entre dientes, al ver el tamao del
archivo recibido.
Si se tratara de fotografas, podra ser un catlogo pornogrfico de
todas las putas de Hong Kong. Pero su trabajo estaba slo a medias.
Abri uno de sus propios programas y seleccion la carpeta de
preferencias que lo controlaba. Ya estaba activada la funcin de
autocodificacin. En cualquier caso, prcticamente todo en su ordenador
estaba codificado, lo cual era fcil de explicar como secretos
comerciales, pero con unos archivos ms codificados que otros. Los que
acaba de recibir del Fantasma fueron sometidos a la codificacin ms
exhaustiva, derivada de un sistema de transcripcin matemtico de
quinientos doce bits, ms un elemento azaroso adicional que Nomuri no
poda duplicar. Todo ello adems de su clave numrica, 51240, que era
el nmero de la casa en el este de Los Angeles donde haba hecho su
primera conquista. Entonces lleg el momento de transmitir el
contenido.
Este programa era un pariente cercano del Fantasma que le haba
entregado a Ming. Pero ste marcaba el nmero del servidor de Internet
local y mandaba un extenso e-mail a un destino denominado
[email protected]. Brownienet era supuestamente una red
para panaderos y pasteleros, profesionales y aficionados, a quienes
gustaba intercambiar recetas, frecuentemente acompaadas de
fotografas de sus creaciones, lo que justificaba los extensos archivos
que se transferan de vez en cuando; las fotografas son notoriamente
rapaces en su exigencia de bytes y espacio en el disco.
En realidad, Mary Patricia Foley haba mandado su propia receta de
una excelente tarta francesa de manzana, junto con una fotografa que
su hijo mayor haba tomado con su Apple digital. Esta operacin haba
tenido menos que ver con establecer una buena tapadera, que con el
orgullo femenino por su habilidad como cocinera, despus de pasar una
hora una noche examinando las recetas de otros en este tabln de
anuncios electrnico. Unas semanas antes haba probado una de una
mujer de Michigan y era buena, aunque no extraordinaria. En las
prximas semanas quera probar algunas recetas de pan, que parecan
prometedoras.
Era por la maana cuando Nomuri mand su e-mail a Pat's Bakery, un
negocio perfectamente real y legtimo situado a tres manzanas del
parlamento estatal en Madison, Wisconsin, del que era propietaria una
ex agente de la Jefatura de Ciencia y Tecnologa de la CIA, ahora
jubilada y ya abuela, pero demasiado joven para hacer calceta. Ella
haba creado este dominio de Internet y despus de pagar la cuota
nominal lo haba olvidado, como haba olvidado prcticamente todo lo
que haba hecho en Langley.
Tiene correo dijo el ordenador, cuando MP conect con su servicio
de correo en Internet, que utilizaba el programa Pony Express.
Dio la orden de cargar y vio que el remitente era cgood@ja-
decastle.com. El nombre de usuario era de Gunsmoke. El compaero
lisiado de Marshal Dillon se llamaba Chester Good.
Cargando, apareci en la ventana de la pantalla. Mostraba tambin
el tiempo estimado que tardara en cargar el mensaje: cuarenta y siete
minutos!
Cabroncete susurr entre dientes la subdirectora, antes de
levantar el telfono.
Puls un botn y esper un segundo hasta or la voz deseada.
Ed, vale la pena que vengas a ver esto...
De acuerdo, cario, dame un minuto.
El director de la CIA entr con su taza matutina de caf en la mano y
vio a la mujer con la que estaba casado desde haca veintitrs aos,
acomodada en su butaca, lejos de la pantalla de su ordenador. Mary Pat
no sola alejarse de nada. Sencillamente, no era su naturaleza.
De nuestro amigo japons? pregunt Ed.
Eso parece respondi MP.
Cunto material hay ah?
Parece que mucho. Supongo que Chester debe de ser bastante
bueno en la cama.
Quin lo entren?
Quienquiera que sea, debera estar en La Granja y transmitir todos
sus conocimientos. Por cierto agreg despus de levantar la cabeza,
para captar la mirada de su marido, tal vez t podras asistir al curso
como oyente, cario.
Es una queja?
Siempre se puede mejorar... y, s, s que yo tambin debo perder
unos siete kilos agreg, antes de que el director pudiera contraatacar.
Detestaba que su esposa actuara de ese modo, pero no ahora. En
esta ocasin le acarici la cara con ternura, cuando una ventana en la
pantalla adverta que faltaban an treinta y cuatro minutos para
completar la carga.
Quin es el individuo de Fort Meade que ha elaborado los
programas Fantasma?
Contrataron una empresa de juegos... supongo que un individuo de
dicha empresa respondi la seora Foley. Le pagaron cuatrocientos
cincuenta de los grandes por el trabajo.
Dicha cantidad era superior a la suma de los sueldos del director y la
subdirectora de Operaciones de la CIA, debido a que las normas
federales prohiban que cualquier funcionario federal ganara ms que un
congresista, y stos teman aumentar sus propios salarios para no
ofender a los electores.
Llmame cuando hayas acabado de recibir el mensaje, cario.
Quin es nuestro mejor especialista en China?
Joshua Sears, doctorado en la Universidad de California, es quien
dirige la seccin china en la Jefatura de Inteligencia. Pero dicen que el
especialista de la ASN es mejor en lo que concierne a sutilezas
lingsticas. Su nombre es Victor Wang respondi el director.
Podemos confiar en l? pregunt MP.
La desconfianza de los chinos en los servicios de seguridad nacional
norteamericanos haba alcanzado un nivel considerablemente elevado.
Mierda, yo qu s. Debemos confiar en alguien y Wang ha sido
investigado dos veces por ao en los ltimos ocho aos. Los comunistas
chinos no pueden comprometer a todos los chinos norteamericanos que
viven aqu. Ese tal Wang es norteamericano de tercera generacin, fue
oficial de las fuerzas areas (estuvo en ELINT, evidentemente
procedente de Wright-Patterson) y acaba de alcanzar el nivel mximo en
la ASN. Tom Porter dice que es muy bueno.
De acuerdo, djame ver de qu va todo esto, luego le pediremos a
Sears que lo examine y tal vez ms adelante, si es imprescindible,
hablaremos con ese tal Wang. No olvides, Eddie, que al otro extremo
hay un agente llamado Nomuri y una extranjera con un par de ojos...
Su marido levant la mano para interrumpirla.
Y un par de orejas. Lo s, querida. Hemos pasado por ah. Nosotros
tambin lo hemos hecho. Y tenemos las camisetas que lo demuestran.
Tan improbable era que lo olvidara l como su esposa. Conservar
vivos a los agentes en los servicios de espionaje era tan importante
como para un inversor conservar el capital.
Durante veinte minutos, Mary Pat no prest atencin al ordenador, y
en su lugar se dedic a repasar el correo manual, procedente de
Mercury en el stano del antiguo edificio. Eso no era particularmente
fcil, aunque no obstante necesario, porque la CIA tena operaciones y
agentes clandestinos en todo el mundo, o por lo menos lo intentaba,
rectific Mary Pat. Su trabajo consista en reconstruir la Jefatura de
Operaciones, restaurar la capacidad de inteligencia humana, HUMINT,
destruida en gran parte a finales de los setenta y muy lentamente
recuperada. No era una tarea fcil, ni siquiera para una experta en el
campo. Pero Chester Nomuri era uno de sus predilectos. Lo haba des-
cubierto haca unos aos en La Granja y se haba percatado de su
talento, sus dotes y su motivacin. Para l, el espionaje era tan
vocacional como el sacerdocio, algo importante para su pas y adems
divertido, tanto como para Jack Nicklaus efectuar un lanzamiento de
quince metros en Augusta. Agregada su inteligencia y su sabidura
callejera, Mary Pat en aquel momento crey haber descubierto a un
ganador. Ahora Nomuri cumpla sus expectativas. Estupendo. Por
primera vez, la CIA dispona de un agente interno en el Politbur de la
China comunista y eso era inmejorable. Puede que ni siquiera los rusos
lo tuvieran, aunque uno no poda estar nunca seguro y se poda perder
mucho dinero apostando contra los servicios rusos de inteligencia.
Archivo completo dijo por fin la voz electrnica del ordenador.
Eso provoc un movimiento de su silla giratoria. En primer lugar, la
subdirectora hizo una copia de lo recibido en un segundo disco duro y
luego otra en un disco de tostadora, as Llamado porque el disco
entraba y sala del reproductor como una rebanada de pan. Hecho esto,
mecanografi la clave de descodificacin: 51240. No tena la menor idea
acerca de por qu Nomuri haba especificado aquel nmero en concreto,
aunque no era necesario saberlo, con la condicin de que nadie ms lo
supiera tampoco. Despus de mecanografiar las cinco cifras y pulsar
Intro, cambiaron los iconos del archivo. Ya estaban ordenados por
fechas, y MP eligi el ms antiguo. Apareci una pagina llena de
ideogramas chinos. Con esa informacin, MP levant el telfono y llam
a su secretaria.
El doctor Joshua Sears, Jefatura de Inteligencia, Seccin China. Dile
que venga a verme inmediatamente.
Transcurrieron seis interminables minutos. No era fcil que Mary
Patricia Kaminsky Foley sintiera escalofros, pero ahora los senta. La
ilustracin en la pantalla pareca que alguien hubiera empapado con
tinta las patas de varias gallinas borrachas, antes de dejarlas corretear
sobre un papel en blanco, pero el grabado contena palabras e ideas.
Palabras secretas e ideas ocultas. Su pantalla le ofreca la posibilidad de
leer la mente de sus adversarios. Era como algo que permitiera ganar el
campeonato mundial de pquer en Las Vegas, pero infinitamente ms
importante. Era una de esas cosas que haba ganado guerras y alterado
el curso de la historia previsto por sus principales protagonistas, y en
ello radicaba el valor del espionaje, la razn para disponer de unos
servicios secretos, por-que de ello dependa realmente el destino de las
naciones...
Y ahora reflexion la seora Foley, el destino de las naciones
dependa del empuje de Chet Nomuri y del acierto con que lo utilizara.
Jodido mundo de locos! Cmo diablos podan llegar a acertar los
historiadores? Cmo poda uno comunicar la importancia de seducir a
una secretaria annima, una subordinada, una campesina de la era
moderna que se limitaba a transcribir los pensamientos de los
poderosos, pero que al haberse comprometido permita que otros
accedieran a dichos pensamientos y, al hacerlo, alteraba el rumbo de la
historia con la misma certeza que el movimiento del timn cambia el
rumbo de un gran buque. Para Mary Pat, subdirectora (de Operaciones)
de la CIA, aqul era un momento de gratificacin comparable al
nacimiento de sus hijos. Toda su razn de ser se encontraba en los
ideogramas en blanco y negro de la pantalla de su ordenador... y era
incapaz de leer esos malditos dibujos. Sus conocimientos lingsticos le
permitan dar clases de literatura rusa en la universidad estatal de
Mosc, pero lo nico que saba decir en chino era chop suev y moo goo
gai pan.
Seora Foley? dijo una cabeza que acababa de asomarse a la
puerta. Soy Josh Sears.
Era alto, tena cincuenta aos, poco pelo y muy canoso. Ojos
castaos. La subdirectora pens que seguramente abusaba de la
cafetera en la planta baja.
Por favor, pase, doctor Sears. Necesito que traduzca unas cosas
para m.
Por supuesto respondi, acomodndose en una silla.
La subdirectora retir unas hojas de su impresora lser y se las
entreg.
Bueno, dice que la fecha es el 21 de marzo y el lugar Pekn...
Caramba, la sede del consejo de ministros. El ministro Fang habla con el
ministro Zhang dijo Sears, antes de examinar fugazmente el resto de
la pgina. Seora Foley, esto es material al rojo vivo. Hablan de las
posibilidades de que Irn, o mejor dicho, la antigua Repblica Islmica
Unida, se apodere de todos los yacimientos petrolferos del golfo Prsico
y del efecto que eso surtira en China. Zhang parece optimista, aunque
cauteloso. Fang es escptico... Ah, claro, esto es un memorndum, no
es cierto? Son las notas de Fang sobre una conversacin privada con
Zhang.
Significan los nombres algo para usted?
Ambos son ministros sin cartera. Los dos son miembros de pleno
derecho del Politbur, sin responsabilidades ministeriales directas. Eso
significa que ambos gozan de la confianza del presidente, el primer
mandatario de la Repblica Popular China, Xu Kun Piao. Hace ms de
treinta aos que ocupan sus cargos, desde la poca de Mao y Chou.
Como usted ya sabe, los chinos son partidarios de relaciones muy
duraderas. No desarrollan amistades exactamente como nosotros las
conocemos, sino asociaciones. A decir verdad, son unas situaciones
cmodas. Como una mesa de juego. Uno conoce las maneras y
habilidades del otro, y eso facilita un juego largo y agradable. Puede que
no se gane mucho, pero tampoco se pierde demasiado.
No, parece que no se arriesgan.
Este documento lo demuestra. Como sospechbamos, la Repblica
Popular apoy al ayatollah Daryaei en su jugada, pero nunca
permitieron que se divulgara pblicamente su apoyo. A primera vista,
parece que fue Zhang quien lo impuls, as como la movida de los
japoneses. Hace tiempo que intentamos recopilar informacin sobre ese
tal Zhang y tambin sobre Fang, pero sin mucho xito. Qu necesito
saber sobre este asunto? pregunt, levantando la pgina.
Segn el cdigo federal, secreto era la clasificacin mxima, pero
en realidad haba cosas todava ms secretas, denominadas programas
de acceso especial, identificadas por la palabra clave que las
designaba.
Palabra clave respondi MP. Se llama Sorge.
No tuvo que explicarle que no deba mencionar aquella informacin a
nadie y que incluso soar con ella estaba prohibido. Tampoco fue
necesario aclararle a Sears que Sorge le ofreca la posibilidad de
ascender y adquirir mayor importancia personal en el panten
burocrtico de la CIA.
De acuerdo asinti Sears. Qu puede contarme?
Lo que tenemos aqu es un compendio de conversaciones entre
Fang y Zhang, y probablemente tambin otros ministros. Hemos
encontrado la forma de penetrar en el archivo de estos documentos.
Creemos que son autnticos concluy MP.
Sears saba que no le revelara las fuentes ni los mtodos, pero eso
era de esperar. Como miembro decano de la Jefatura de Inteligencia, su
funcin consista en evaluar la informacin procedente de diversas
fuentes, en este caso, de la Jefatura de Operaciones. Si reciba mala
informacin, su evaluacin sera tambin mala, pero la seora Foley
acababa de decirle que no se le considerara responsable de mala
informacin. De todos modos, escribira tambin uno o dos mensajes
internos para cuestionar la autenticidad de los documentos, con el
propsito evidente de cubrirse las espaldas.
Muy bien, seora. En tal caso, lo que tenemos aqu es pura
nitroglicerina. Lo sospechbamos, pero aqu est la confirmacin.
Significa que el presidente Ryan tom la decisin adecuada, cuando
concedi a Taiwan reconocimiento diplomtico. La Repblica Popular se
lo mereca. Haban conspirado para entrar en guerra, y puesto que
nosotros intervenimos, puede decirse que conspiraron contra nosotros.
Apuesto a que lo hicieron dos veces. Veremos si otro de estos
documentos hace referencia a la aventura japonesa. Recordar usted
que los industriales japoneses mencionaron el nombre de ese tal Zhang
como implicado. Hasta ahora no existen garantas absolutas, pero si
estos documentos lo confirman, se convertir casi en algo que se podra
llevar ante un juez. Seora Foley, tenemos un asunto extraordinario
entre manos.
Evaluacin?
Parece autntico respondi el analista, despus de examinar de
nuevo la pgina. Suena como una conversacin. Me refiero a que es
abierto, no como el lenguaje oficial de la diplomacia, ni siquiera
interministerial. De modo que suena como lo que pretende ser; notas de
una conversacin privada e informal entre dos colegas decanos.
Alguna forma de comprobarlo? pregunt a continuacin MP.
Sears neg inmediatamente con la cabeza.
No. No sabemos gran cosa acerca de ninguno de ellos.
En cuanto a Zhang, bueno, tenemos la evaluacin del secretario
Adler, ya sabe, de las discusiones diplomticas posteriores al derribo del
Airbus, que esencialmente confirma lo que ese tal Yamata declar a la
polica japonesa y a nuestros agentes del FBI, sobre cmo y por qu los
chinos los haban empujado al conflicto con nosotros. La Repblica
Popular mira el este de Siberia con ojos codiciosos respondi el
analista, demostrando sus conocimientos sobre la poltica y los objetivos
de China. Tenemos fotografas de Fang Gan tomando mao-tai en
alguna recepcin, con su chaqueta Mao y una sonrisa benigna, como
hacen todos. Sabemos que es muy amigo de Xu, que le gusta jugar con
el personal de la oficina, claro que muchos lo hacen, y eso es
prcticamente todo.
Sears tuvo la delicadeza de no recordarle que lo de jugar con el
personal de la oficina no era un defecto que se limitara a China.
Entonces, qu opinin nos merecen?
Fang y Zhang? Bueno, los dos son ministros sin cartera. De modo
que son jugadores tiles dentro del campo, puede que incluso segundos
entrenadores. El presidente Xu confa en su criterio. Son miembros de
pleno derecho del Politbur. Tienen voz y voto sobre todo lo que se dice.
Influyen en la poltica, no en su elaboracin, pero s moldendola. Todos
los ministros los conocen. Y ellos conocen a todos los dems. Ambos
estn en sus cargos desde hace mucho tiempo. Los dos tienen ms de
sesenta o setenta aos, pero all las personas no se suavizan con la
edad, como en Norteamrica. Ambos deben de ser ideolgicamente
coherentes, lo que significa, con toda probabilidad, comunistas
acrrimos. Eso conlleva cierta ausencia de piedad, que podemos agregar
a su edad. A los setenta y cinco, la muerte empieza a parecer algo muy
real. Uno no sabe de cunto tiempo dispone y esos individuos no creen
en otra vida. Por consiguiente, sean cuales sean sus metas, a su edad
deben apresurarse, no cree?
No parece que el marxismo y el humanismo sean muy compatibles.
En absoluto respondi Sears, moviendo la cabeza, sin olvidar
que en su cultura, la vida humana tiene mucho menos valor que en la
nuestra.
De acuerdo. Buen resumen. Tome dijo MP, entregndole diez
pginas impresas. Quiero una evaluacin por escrito despus del
almuerzo. Deje lo que est haciendo; Sorge es ms importante.
Eso significaba un encargo del sptimo piso para el doctor Sears.
Trabajara directamente para los directores. Dispona ya de un despacho
privado y de un ordenador que no estaba conectado a ninguna lnea
telefnica, ni siquiera a una red interna, como lo estaban muchos
ordenadores de la CIA. Se guard los documentos en un bolsillo de la
chaqueta y se retir, mientras Mary Pat miraba por los grandes
ventanales, reflexionando sobre su prximo paso. En realidad, le
corresponda decidir a Ed, pero esa clase de decisiones se compartan,
especialmente cuando el director era tu marido. En esta ocasin fue ella
quien se dirigi a su despacho.
La oficina de direccin era larga y estrecha, con el despacho del
director cerca de la puerta, alejado de la antesala. Mary Pat se sent en
una butaca frente al escritorio.
Cmo es de valioso? pregunt Ed, consciente de la razn de su
visita.
Llamarlo Sorge ha sido asombrosamente proftico por nuestra
parte. Es, por lo menos, igualmente valioso.
Puesto que los comunicados de Richard Sorge de Tokio a Mosc
probablemente haban salvado la Unin Sovitica en 1941, el
comentario de su esposa oblig a Ed Foley a abrir los ojos.
Quin lo ha visto?
Sears. Por cierto, parece bastante listo. Hasta ahora nunca haba
hablado realmente con l.
A Harry le gusta respondi Ed, refirindose a Harry Hall, el
subdirector actual (de Inteligencia), que ahora se encontraba en
Europa. De modo que, segn l, tiene bastante buen aspecto?
Desde luego, Eddie asinti solemnemente su esposa.
Piensas mostrrselo a Jack?
Podan mostrrselo al presidente?
Tal vez maana?
Prcticamente, todo funcionario del gobierno poda hacer un hueco en
su jornada laboral para visitar la Casa Blanca.
Me parece bien. Dime, Eddie, hasta dnde puede extenderse este
asunto?
Buena pregunta. Por supuesto a Jack. Tal vez al vicepresidente. Me
gusta ese individuo, pero no se le suele informar de estas cosas
respondi el director. Los secretarios de Estado y de Defensa son
posibilidades. Quiz Ben Goodley. Mary, ya sabes cul es el problema
con estos asuntos.
Era el problema ms antiguo y ms frecuente con informacin secreta
de alto nivel, realmente valiosa. Si se divulgaba demasiado, se corra el
riesgo de comprometer la informacin, lo cual tambin equivala a matar
la fuente y, por consiguiente, la gallina de los huevos de oro. Por otra
parte, si no se utilizaba de algn modo la informacin, de qu servan
los huevos? Establecer los lmites era la operacin ms delicada en el
campo del espionaje y uno nunca saba el lugar exacto donde hacerlo.
Uno tambin deba preocuparse de los mtodos de divulgacin. Si se
mandaba la informacin codificada de un lado para otro, siempre caba
la posibilidad de que los malos hubieran aprendido a descodificarla. La
ASN juraba que sus sistemas, especialmente Tapdance, eran
invulnerables, pero los alemanes tambin crean que lo era Enigma.
Era casi igualmente peligroso entregar la informacin, incluso en
mano, a un alto funcionario del gobierno. Esos cabrones hablaban
demasiado. Vivan de hablar. Vivan de filtrar informacin. Vivan de
mostrar a la gente lo importantes que eran, y la importancia en
Washington significaba saber lo que otros desconocan. La informacin
era la moneda del reino, en esta parte de Norteamrica. Lo bueno en
este caso era que el presidente Ryan lo saba. Haba estado en la CIA,
hasta ocupar el cargo de subdirector y conoca, por tanto, el valor de la
seguridad. Probablemente era el mismo caso del vicepresidente Jackson,
ex aviador de la armada. Seguramente haba visto cmo se perdan
vidas debido a una mala inteligencia. Scott Adler era diplomtico y
probablemente tambin lo saba. Tony Bretano, respetado secretario de
Defensa, trabajaba en estrecha colaboracin con la CIA, como se vean
obligados a hacerlo todos los secretarios de Defensa, y probablemente
tambin era digno de confianza. Ben Goodley era el consejero de
Seguridad Nacional del presidente y, por tanto, no se le poda excluir
fcilmente. Cuntos eran entonces en total? Dos en Pekn. En Langley,
el director, el subdirector general, el subdirector de Inteligencia, y la
subdirectora de Operaciones, adems de Sears en la Jefatura de
Inteligencia. Ya sumaban siete. Luego el presidente, el vicepresidente, el
secretario de Estado, el secretario de Defensa y Ben Goodley. Ya eran
doce. Y eso bastaba de momento, especialmente en una ciudad donde
se deca que si dos personas lo saben, ya no es un secreto. Pero la
razn de la existencia de la CIA era esa clase de informacin.
Elige un nombre para la fuente dijo Foley a su esposa. Mirlo
bastar de momento.
Para MP era una cuestin de sentimentalismo darles a los agentes
nombres de pjaros, costumbre que se remontaba a Cardenal.
Muy bien. Mustrame las traducciones cuando las recibas, de
acuerdo?
No te quepa la menor duda, cario respondi Mary Pat,
inclinndose sobre el escritorio para darle un beso a su marido, antes de
regresar a su propio despacho.
A su llegada examin el archivo Sorge en su ordenador. Se percat de
que debera cambiarlo. Incluso el nombre del acceso especial a este
fichero debera clasificarse como secreto o muy secreto. A continuacin
cont las pginas y tom nota en un papel junto a la pantalla.
Todas las 1349 pginas de recetas recibidas escribi como
respuesta a cgood@'jadecastle.com. Examinaremos las recetas.
Gracias, Miles. Mary. Puls Intro y el mensaje sali por el laberinto
electrnico denominado Internet. Mil trescientas cuarenta y nueve
pginas, pens la subdirectora. Mantendra a los analistas ocupados
durante algn tiempo. En el antiguo cuartel general, los analistas veran
fragmentos del material de Sorge, con otros cdigos transitorios
elegidos al azar por el ordenador del stano, pero slo Sears conocera
la historia completa y, en realidad, ni siquiera l lo saba todo. Lo que
saba bastara probablemente para que Ming perdiera la vida, cuando el
Ministerio de Seguridad Estatal se percatara de quin tena acceso a
dicha informacin. En Washington podan tomar ciertas medidas para
protegerla, pero no muchas.


Nomuri se levant temprano en su piso de Pekn y lo primero que hizo
fue conectar el ordenador para comprobar su correo electrnico. Ah
estaba, nmero siete en la lista, un mensaje de
[email protected]. Seleccion el sistema de descodificacin e
introdujo la contrasea... bien, haban recibido todas las pginas.
Estupendo. Arrastr el mensaje que haba mandado a la papelera,
donde Norton Utilities no slo borraba el archivo, sino que limpiaba
electrnicamente cinco veces el lugar del disco donde haba residido
temporalmente, de modo que no hubiera forma alguna de recuperarlo
por muy experto que fuera quien lo intentara. A continuacin elimin
toda prueba de haber mandado un mensaje a brownienet. Ahora no
quedaba constancia alguna de que hubiera hecho algo, a no ser que su
telfono estuviera intervenido, lo cual, en realidad, no sospechaba. Pero
incluso en tal caso, la informacin estaba plenamente cifrada y
codificada y, por consiguiente, era irrecuperable. No, la nica persona
que ahora coga peligro era Ming. Nomuri, como experto que era en
espionaje, estaba plenamente protegido por el mtodo en que el
ordenador de Ming lo llamaba y, de ahora en adelante, los mensajes se
mandaran automticamente a brownienet, antes de borrarse del mismo
modo en cuestin de segundos. Debera ser una operacin de
contraespionaje muy astuta la que pudiera perjudicarlo ahora.


QUINCE

EXPLOTACIN

Qu significa esto, Ben? pregunt Ryan, al comprobar un cambio
en su agenda matutina.
Ed y Mary Pat quieren hablar contigo. No han dicho de qu se trata
respondi Goodley. El vicepresidente y yo tambin podemos estar
presentes, pero eso es todo. Son sus requisitos.
Una nueva clase de papel higinico en el Kremlin, supongo dijo el
presidente.
Era un viejo chiste de la CIA, de los malos tiempos de Ryan durante la
guerra fra. Removi el caf de su taza y se reclin en su cmoda
butaca.
Bien, qu ms ocurre en el mundo, Ben?


De modo que esto es mao-tai? pregunt el cardenal DiMilo.
No agreg que, segn tena entendido, los baptistas no tomaban
bebidas alcohlicas. Era curioso, considerando que el primer milagro
pblico de Jess haba consistido en convertir el agua en vino en las
bodas de Can. Pero el cristianismo tena muchas caras. En cualquier
caso, el mao-tai era terrible, peor que el orujo ms ordinario. A su
avanzada edad, el cardenal prefera bebidas ms suaves; eran ms
fciles de digerir.
No debera tomar esto reconoci Yu--, pero forma parte de mis
costumbres ancestrales.
No conozco ningn pasaje en las Sagradas Escrituras que prohba
esta debilidad humana en particular respondi el catlico.
Adems, el vino formaba parte de la liturgia catlica. Se percat de
que su anfitrin chino tomaba sorbos diminutos de su pequea copa.
Probablemente, tambin por consideracin a su estmago, pens el
italiano.
Tambin tendra que acostumbrarse a la comida. El cardenal Renato
DiMilo, buen gastrnomo como muchos italianos, comprob que la
comida en Pekn no era tan buena como la que haba probado en los
numerosos restaurantes chinos de Roma. Crea que el problema no era
la cocina, sino los ingredientes. En este caso, el reverendo Yu se haba
disculpado a la llegada del cardenal, porque su esposa haba ido a
Taiwan para visitar a su madre enferma. Monseor Schepke se haba
ocupado de servir la comida, como lo habra hecho un joven teniente
que cuidara de satisfacer las necesidades de su general, pens Yu,
mientras contemplaba la funcin, ciertamente entretenido. No caba
duda de que los catlicos tenan sus formas burocrticas. Pero ese
Renato era un buen hombre, claramente culto y diplomtico de
profesin, de quien Yu comprendi que poda aprender mucho.
De modo que ha cocinado usted mismo. Cmo aprendi?
La mayora de los chinos sabemos cocinar. Aprendemos de
pequeos de nuestros padres.
DiMilo sonri.
Yo tambin aprend de pequeo, pero no he cocinado desde hace
muchos aos. Cuanto ms viejo me hago, menos me permiten hacer por
mi cuenta, no es cierto, Franz?
Yo tambin tengo mis obligaciones, eminencia respondi el
alemn, que tomaba su mao-tai un poco ms a gusto.
Debe de ser agradable tener un estmago joven, pensaron los dos
ancianos.
Qu le parece Pekn? pregunt Yu.
Realmente fascinante. Los romanos creemos que nuestra ciudad es
antigua y est repleta de historia, pero la cultura china ya era antigua
cuando los romanos empezaron a construir muros. Y las obras de arte
que vimos ayer...
La montaa de jade explic Schepke. Habl con la gua, pero no
conoca a los artistas que haban participado en la obra, ni tampoco el
tiempo que haban tardado en esculpirla.
Los nombres de los artesanos y el tiempo que necesitaran no tenan
importancia para los emperadores de la antigedad. En aquella poca
haba mucha belleza, no cabe duda, pero tambin mucha crueldad.
Y hoy? pregunt Renato.
Hoy tambin, como usted bien sabe, eminencia confirm Yu con
un suspiro, hablando en ingls con un acento de Oklahoma que
fascinaba a sus invitados. El gobierno carece del respeto por la vida
humana, que usted y yo preferiramos.
Cambiarlo no ser fcil agreg monseor Schepke.
El problema no se limitaba al gobierno comunista de la Repblica
Popular. Haca mucho tiempo que la crueldad formaba parte de la
cultura china, hasta el punto de que alguien haba dicho en una ocasin
que China era demasiado extensa para ser gobernada con amabilidad, y
las izquierdas del mundo entero haban adoptado aquel aforismo con
una premura vergonzosa, sin tener en cuenta el racismo explcito del
mismo. Tal vez el problema era que China haba estado siempre
abarrotada de gente y en las multitudes se genera ira, que conduce a la
insensibilidad y la crueldad para con los dems. La religin tampoco
haba ayudado. Confucio, lo ms prximo a un gran lder religioso
surgido en China, predicaba como mejor accin la conformidad respecto
a los dems. Mientras la tradicin judeocristiana hablaba de los valores
trascendentes del bien y del mal, y de los derechos humanos que
surgan de los mismos, para China, la autoridad no era Dios, sino la so-
ciedad. Por esa razn, pensaba el cardenal DiMilo, haba arraigado all el
comunismo. Ambos modelos sociales compartan la ausencia de una
separacin absoluta entre el bien y el mal. Y eso era peligroso. En el
relativismo radicaba la cada del hombre porque, a fin de cuentas, si se
careca de valores absolutos, qu diferencia haba entre un hombre y
un perro? Y si dicha diferencia no exista, dnde estaba la dignidad
fundamental del ser humano? Incluso un ateo convencido reconoca la
mayor aportacin de la religin a la sociedad humana: la dignidad
humana, el valor que se otorgaba a una sola vida humana, la simple
idea de que el hombre era ms que un animal. Esa era la base de todo
progreso humano, porque sin ello la vida humana estaba condenada al
modelo de Thomas Hobbes: repugnante, brutal y breve.
El cristianismo, al igual que el judasmo y el islamismo, que eran
tambin religiones del Libro, exigan slo que el hombre creyera en lo
evidente: haba orden en el universo, dicho orden proceda de una
fuente y dicha fuente se denominaba Dios. El cristianismo no exiga
siquiera que el hombre creyera en dicha idea, por lo menos ya no, slo
que aceptara su sentido y sus consecuencias, que eran la dignidad y el
progreso humano. Era eso tan difcil?
Lo era para algunos. El marxismo, al condenar la religin como el
opio del pueblo, se limitaba a recetar otra droga menos eficaz, el
radiante futuro, como lo haban descrito los rusos, pero que nunca
haban sido capaces de ofrecer. En China, los marxistas haban tenido el
buen sentido de adoptar algunas formas del capitalismo para salvar la
economa de su pas, pero sin incluir el principio de libertad humana que
habitualmente lo acompaaba. Eso haba funcionado hasta el momento,
pensaba DiMilo, slo porque la cultura china tena un modelo previo de
conformidad y aceptacin de la autoridad suprema. Pero cunto
durara? Y hasta qu punto podra prosperar China sin cierta idea de la
diferencia entre el bien y el mal? Sin dicha informacin, China y los
chinos estaban condenados a la perdicin. Alguien tena que llevar a los
chinos la buena nueva de Jess, porque no slo aportaba la salvacin
eterna, sino tambin la felicidad temporal. Era algo muy ventajoso, y a
pesar de ello haba quienes eran demasiado estpidos y demasiado
ciegos para aceptarlo. Mao haba sido uno de ellos. Haba rechazado
todas las formas de religin, incluso el confucionismo y el budismo. Pero
cuando estaba tumbado en la cama, en qu pensaba el presidente
Mao? Con qu futuro radiante soaba entonces? En qu pensaba un
comunista en su lecho de muerte? Ninguno de los tres clrigos
presentes deseaba conocer la respuesta a aquella pregunta, ni
enfrentarse a la misma.
Me ha decepcionado ver la pequea cantidad de catlicos que hay
aqu, evidentemente sin incluir a los extranjeros y a los diplomticos.
Es dura la persecucin?
Yu se encogi de hombros.
Depende de dnde se encuentre uno, del clima poltico y de la
personalidad de los lderes locales del partido. A veces no nos molestan,
sobre todo cuando hay extranjeros con cmaras de televisin. En otras
ocasiones pueden ser muy rigurosos y llegar incluso a atosigarnos
directamente. Me han interrogado muchas veces y sometido a
asesoramiento poltico levant la cabeza y sonri. Es como or ladrar
un perro, eminencia. No es preciso responder. Evidentemente, usted se
librar de eso seal el baptista, refirindose a la categora
diplomtica de DiMilo y su correspondiente inviolabilidad personal.
El cardenal capt la referencia, con cierta incomodidad. No
consideraba su vida ms valiosa que la de cualquier otro. Tampoco
deseaba que su fe pareciera menos sincera que la de aquel protestante
chino, educado en una seudo universidad de la pradera norteamericana,
mientras que l haba adquirido sus conocimientos en una de las
instituciones intelectuales ms antiguas y respetables del planeta, cuyos
orgenes se remontaban al Imperio romano y, ms all, a la estancia del
propio Aristteles. Si de algo pecaba el cardenal Renato DiMilo de
vanidoso, era de su educacin. Era excelente y lo saba. Poda hablar de
La repblica de Platn en griego tico, o de los casos jurdicos de Marco
Tulio Cicern en latn imperial. Era capaz de debatir con un marxista
comprometido los atributos de su filosofa poltica, en el mismo alemn
hablado por el propio Marx y salir victorioso, porque Marx haba dejado
muchos huecos en los muros de sus teoras polticas. Haba olvidado
ms de lo que saban algunos siclogos sobre la naturaleza humana.
Estaba en el servicio diplomtico vaticano porque era capaz de leer la
mente de los dems, especialmente la de polticos y diplomticos
expertos en ocultar sus pensamientos. Poda haber sido un jugador de
talento y riqueza con esas cualidades, pero en su lugar las consagraba a
mayor gloria de Dios.
Su nico defecto consista en que, como todos los mortales, no poda
predecir el futuro y, por tanto, era incapaz de prever la guerra mundial
que aquella reunin acabara por provocar.
Le atosiga entonces el gobierno? pregunt el cardenal.
Yu se encogi de hombros.
De vez en cuando. Me propongo celebrar una sesin de oraciones
pblicas, para poner a prueba su voluntad de reprimir mis derechos
humanos. Evidentemente, existe cierto peligro.
Fue un reto presentado con mucha pericia, que el anciano clrigo
catlico acept.
Le agradecer que nos mantenga informados a Franz y a m.


Mirlo? pregunt Ryan. Qu puedes decirme acerca de l?
Realmente quieres saberlo, Jack? respondi Ed Foley, de forma
harto significativa.
Me ests diciendo que no me conviene saberlo? respondi Ryan,
al tiempo que se percataba de que Robby Jackson y Ben Goodley
tambin estaban presentes y de que, segn las normas de clasificacin,
incluso a este nivel, haba cosas que l poda saber pero no otros.
Bien, dejmoslo por ahora asinti.
La operacin global se denomina Sorge. Esto cambiar
peridicamente dijo Mary Pat a los presentes.
Inusualmente, el servicio secreto haba abandonado el despacho oval
para aquella reunin, que les habra ofrecido ms informacin de la que
la CIA deseaba, y haban conectado, adems, un sistema especial de
interferencia que bloqueara cualquier sensor electrnico en la sala.
Poda comprobarse en el televisor situado a la izquierda del escritorio del
presidente, sintonizado en la CNN. La pantalla estaba ahora cubierta de
nieve, pero haban bajado el volumen para que no molestara el ruido. La
posibilidad de que hubiera algn micrfono en aquella estancia de alta
seguridad era muy improbable, pero el valor de Sorge era tan grande
que haban tomado incluso esta precaucin. Ya se haban distribuido las
carpetas informativas. Despus de hojear la suya, Robby levant la
cabeza.
Notas del Politbur chino? Vlgame Dios! exclam el
vicepresidente Jackson. De acuerdo, ni fuentes ni mtodos. Lo
comprendo, muchachos. Ahora bien, qu nivel tiene esto de fiabilidad?
De momento lo hemos calificado de B+ respondi Mary Pat.
Esperamos aumentar la calificacin ms adelante. El problema estriba
en que no utilizamos A sin confirmacin externa y esto es tan
profundo que no disponemos de otra forma de verificarlo.
De modo que podra ser una falsa bandera coment Jackson.
Convincente, lo reconozco, pero no por ello menos falsa.
Tal vez, pero es improbable. Aqu hay material sumamente
confidencial para divulgarlo voluntariamente, aunque se tratara de un
engao a gran escala.
Ya veo dijo Ryan, parcialmente de acuerdo. Pero recuerdo lo
que sola decir Jim Greer: nada es demasiado descabellado para ser
cierto. Nuestro problema fundamental con esa gente es que su cultura
es tan diferente en muchos sentidos de la nuestra, que podramos estar
tratando con klingons.
El caso es que aqu no nos muestran mucho afecto observ Ben
Goodley, a medio hojear su carpeta. Cielos, este material es
interesante. Vamos a mostrrselo a Scott Adler?
Esa es nuestra recomendacin dijo el director de la CIA. Adler
es bastante bueno para juzgar a las personas, y su opinin sobre este
material, especialmente de la pgina cinco, ser muy interesante.
Tambin habra que mostrrselo a Tony Bretano.
Bien, eso es guila y trueno. Alguien ms? pregunt Ryan.
Eso es todo por ahora respondi Ed Foley, al tiempo que su
esposa asenta. Seor pres...
Ryan le lanz una mala mirada.
Me llamo...
El director de la CIA levant la mano.
De acuerdo, Jack, mantengamos este asunto muy reservado de
momento. Estudiaremos la forma de lavar la informacin, para que otros
puedan saber lo que hemos descubierto. Pero no cmo lo hemos hecho.
Eso jams. Mirlo es un bien demasiado valioso para perderlo.
Potencialmente esto es tan importante como Cardenal, no es
cierto?
Puede que incluso ms, Jack respondi Mary Pat. Esto es como
tener un micrfono en la sala de juntas, y en este caso hemos
perfeccionado nuestros mtodos. Somos extremamente cautelosos con
nuestra fuente.
Y los analistas? pregunt Ben Goodley. Nuestro mejor
especialista en la Repblica Popular es el profesor Weaver, de la
Universidad de Brown. T lo conoces, Ed.
Foley asinti.
S, lo conozco, pero esperemos un poco. Disponemos de alguien
bastante bueno en nuestro personal. Veamos de lo que es capaz, antes
de empezar a divulgar el material. Por cierto, hablamos de unas mil
quinientas pginas impresas de esta fuente, ms nuevo material a
diario.
Ryan levant la cabeza. Informacin diaria. Cmo diablos lo haban
organizado? Manos a la obra, se dijo.
Bien, para empezar, quiero una evaluacin de la personalidad de
Zhang Han San dijo Ryan. He visto antes el nombre de ese cabrn.
Inici dos guerras a las que nos vimos arrastrados. Qu coo se
propone?
Tenemos un siquiatra en plantilla para que se ocupe de esto
respondi Mary Pat, sin aclarar que lo haran despus de limpiar la
informacin de toda referencia a la fuente. Hace los perfiles de
personalidad para nosotros.
S, lo recuerdo asinti Ryan. Algo ms?
Slo lo habitual respondi Ed Foley, al tiempo que se levantaba
No dejis estos documentos sobre la mesa, vale? Todos asintieron.
Todos disponan de su propia caja fuerte para estos casos, conectada al
centro de mando del servicio secreto y vigilada las veinticuatro horas del
da por una cmara de televisin. La Casa Blanca era un buen lugar para
guardar documentos, e incluso las secretarias pasaban ms controles de
seguridad que para entrar en el cielo. Mary Pat caminaba con alegra
cuando abandon el despacho. Cuando los dems se dirigan a la puerta
del oeste, Ryan le indic al vicepresidente que se quedara.
Qu opinas? pregunt el presidente.
Parece un material muy fresco, Jack. Maldita sea, cmo diablos se
las arreglan para conseguirlo?
Si algn da deciden revelrmelo, tampoco podr contrtelo, Rob,
aunque no estoy seguro de querer saberlo. No siempre es agradable.
El piloto de caza jubilado estaba de acuerdo.
Te creo. No es exactamente lo mismo que despegar de la cubierta
del buque y dispararle al cabrn en la boca. Pero igualmente
importante.
Claro, Jack, lo s. Como en la batalla de Midway. En 1942, Joe
Rochefort y sus muchachos de FRUPAC ahorraron a nuestro pas muchos
quebraderos de cabeza con nuestros pequeos amigos amarillos en el
Pacfico occidental, cuando le advirtieron a Nimitz lo que se acercaba.
S, Robby, y parece que tenemos ms amigos del mismo estilo. Si
aqu hay material operativo, quiero tu opinin.
Eso puedo hacerlo ya ahora. Su ejrcito y lo que pasa por su
armada hablan abiertamente de cmo se enfrentaran a nosotros, cmo
neutralizaran nuestros portaaviones y cosas por el estilo. En su mayor
parte son fantasas y autoengao, pero me pregunto por qu lo hacen
abiertamente. Tal vez para impresionar a los ignorantes del mundo,
como los periodistas y dems imbciles que no saben una mierda sobre
la guerra martima, y tal vez para impresionar a su propia gente con lo
listos y duros que son. Tal vez para aumentar la presin sobre la
Repblica China de Taiwan, pero si pretenden invadirla, antes deben
hacer algo, como construir una autntica armada con verdadera
capacidad anfibia. Pero para esto tardaran diez aos y probablemente
detectaramos esas grandes canoas grises en el agua. Disponen de
algunos submarinos y los rusos, asombrosamente, les venden material;
acaban de entregarles un destructor con misiles teledirigidos clase
Sovremenny, supuestamente equipado con misiles Sunburn. No tengo la
menor idea de qu se proponen hacer exactamente con eso. No es la
forma en que yo construira una armada, pero no me han pedido
consejo. Lo que me asombra es que los rusos les vendan el material,
adems de otras mercancas. Es una locura concluy el
vicepresidente.
Por qu? pregunt el presidente.
Porque en otra poca, un individuo llamado Genghis Khan lleg con
sus tropas hasta el mar Bltico; es decir, cruz enteramente Rusia. Los
rusos tienen un buen sentido de la historia, Jack. No lo han olvidado. Si
yo fuera ruso, de qu enemigo me preocupara? La OTAN? Los
polacos? Los rumanos? No creo. Pero al sureste hay un pas enorme,
con muchsimos habitantes, una buena coleccin de armas y un largo
historial de matanza de rusos. Pero yo no soy ms que un especialista
operativo y a veces me pongo un poco paranoico sobre lo que mis
rivales en otros pases puedan estar pensando.
Robby no tuvo que agregar que, en otra poca, eran los rusos quienes
haban inventado la paranoia.


Esto es una locura! exclam Bondarenko. Hay muchas formas
de demostrar que Lenin estaba en lo cierto, pero sta no es
precisamente la que yo eligira!
Vladimir Il'ych Ulyanov haba dicho en una ocasin que llegara el
momento en que los pases capitalistas competiran entre s para vender
la cuerda a la Unin Sovitica con la que la Unin Sovitica ms
adelante los ahorcara. No haba anticipado la muerte del pas que haba
fundado, ni tampoco que la prxima Rusia sera la que hara lo que
haba pronosticado.
Golovko no poda discrepar de su interlocutor. El haba presentado el
mismo razonamiento, aunque de una forma ms serena, en el despacho
del presidente Grushavoy.
Nuestro pas necesita divisas, Gennady losifovich.
Efectivamente. Y puede que algn da tambin necesitemos los
yacimientos petrolferos y las minas de oro de Siberia. Qu haremos
cuando los chinos nos los arrebaten? pregunt Bondarenko.
El Ministerio de Exteriores descarta esa posibilidad respondi
Sergey Nikolay'ch.
Estupendo. Cogern las armas esos maricas del servicio exterior si
resulta que se equivocan, o se limitarn a lavarse las manos y a decir
que no es culpa suya? Mis fuerzas son insuficientes para semejante
situacin. No podra detener un ataque chino y ahora les vendemos los
planos del tanque T-99...
Tardarn cinco aos en poner en marcha la produccin en serie y,
para entonces, nosotros fabricaremos el T-10 en Chelyabinsk, no te
parece?
No se mencion, sin embargo, que el Ejrcito Popular de Liberacin
dispona de cuatro mil tanques T-80/90 de diseo ruso. Eso haba
ocurrido haca algunos aos. Pero los chinos no haban utilizado los rifles
de diseo ruso de 115 mm y haban optado en su lugar por el de 105
mm que les haban vendido las Industrias de Defensa Israeles, conocido
en Norteamrica como M-68. Iban acompaados de tres millones de
proyectiles homologados en Norteamrica, incluidos los de uranio
empobrecido, fabricados probablemente con el uranio empobrecido de
los mismos reactores donde se obtena el plutonio para los dispositivos
nucleares. Qu les ocurra a los polticos?, pensaba Bondarenko. Uno
poda cansarse de hablar con ellos, pero nunca escuchaban! Deba de
tratarse de un fenmeno ruso pensaba el general, ms que poltico.
Stalin haba ejecutado al agente secreto que pronostic, a la sazn
correctamente, el ataque alemn de junio de 1941 contra la Unin
Sovitica y que lleg hasta las puertas de Mosc. Por qu lo haban
ejecutado? Porque su pronstico era menos agradable que el de Levrenti
Beriya, que tuvo la inteligencia de contarle a Stalin lo que le apeteca
or. Y Beriya sobrevivi, a pesar de estar completamente equivocado. He
ah la recompensa del patriotismo.
Si disponemos de dinero para ello y Chelyabinsk no se ha
convertido en una jodida fbrica de lavadoras.
Rusia haba canibalizado su infraestructura defensiva incluso con
mayor rapidez que Norteamrica. Ahora se hablaba de convertir las
plantas de aviones MiG en fbricas de coches. No acabara nunca?,
pens Bondarenko. Tena al lado una nacin potencialmente hostil y le
faltaban muchos aos para reconstruir el ejrcito ruso en la forma que
deseaba. Pero para hacerlo deba pedirle al presidente Grushavoy algo
que saba que no podra concederle. Para construir un buen ejrcito
deba pagar a los soldados un salario razonable, suficiente para atraer a
muchachos patriotas y aventureros que quisieran vestir el uniforme de
su patria durante unos aos y especialmente a aquellos que disfrutaran
lo suficiente de la vida militar para convertirla en una profesin, que
llegaran a sargentos, los suboficiales sin los cuales, un ejrcito
sencillamente no poda funcionar, los tendones que mantenan los
msculos unidos al hueso. Para conseguirlo, un buen sargento deba
ganar casi tanto como un especialista en la industria, que era senci-
llamente lo justo, ya que las exigencias que se le planteaban eran del
mismo nivel intelectual. Las recompensas de una carrera militar no
podan compararse a las de una fbrica de televisores. La camaradera y
el puro placer de ser soldado eran algo que atraa a una clase especial
de hombres. Los norteamericanos los tenan, al igual que los ingleses y
los alemanes, pero esos profesionales de valor inestimable le haban
sido negados al ejrcito ruso desde la poca de Lenin, el primero entre
muchos lderes soviticos que supeditaron la eficacia militar a la pureza
poltica en que la Unin Sovitica insista. O algo por el estilo, pens
Bondarenko. Ahora todo pareca demasiado lejano, incluso para alguien
que se haba criado bajo aquel maldito rgimen.
General, no olvide que yo soy su amigo en el gobierno dijo
Golovko.
Hizo bien en recordrselo. El ministro de Defensa era... bueno, deca
las palabras adecuadas, pero era realmente incapaz de pensar
correctamente. Poda repetir lo que otros le decan, pero eso era todo.
En ese sentido, era un poltico perfecto.
Gracias, Sergey Nikolay'ch respondi el general, inclinando la
cabeza con respeto. Significa eso que podr disponer de parte de la
riqueza que el destino ha derramado en nuestro regazo?
En el momento oportuno har las recomendaciones adecuadas al
presidente.
Para entonces estar jubilado, escribiendo mis memorias o lo que se
suponga que debe hacer un general ruso pens Bondarenko. Pero
por lo menos puedo intentar elaborar los programas necesarios para mis
sucesores y, tal vez, ayudar a elegir al hombre adecuado para
sucederme en la Jefatura de Operaciones. No esperaba llegar ms lejos
de donde ya estaba. Era jefe de Operaciones de su ejrcito (que inclua
instruccin), y sa era una de las mejores metas profesionales que
cualquiera poda fijarse.
Gracias, camarada ministro. S que su trabajo tambin es difcil.
Por cierto, hay algo que yo deba saber acerca de los chinos?
El ministro Golovko habra querido decirle al general que la SVR ya no
dispona de una lnea de informacin aceptable en la Repblica Popular.
Su hombre, un segundo secretario ministerial que haba trabajado
mucho tiempo en el KGB, se haba retirado por cuestiones de salud.
Pero no poda reconocer que la fuente rusa dentro de la ciudad
prohibida ya no era operativa y que con su desaparicin no disponan de
la informacin necesaria para evaluar los planes y las intenciones de la
Repblica Popular a largo plazo. Estaba todava el embajador ruso en
Pekn, que no era un imbcil, pero un diplomtico vea principalmente lo
que sus anfitriones queran que viera. Otro tanto ocurra con los
agregados del ejrcito, de la marina y de las fuerzas areas, todos ellos
oficiales de inteligencia, pero tambin limitados a lo que los chinos
deseaban que vieran, e incluso esto deba tener su correspondencia en
Mosc, como si de un elegante vals internacional se tratara. No, no
haba forma de sustituir a un buen agente de inteligencia con sus
correspondientes enlaces para espiar en otro gobierno, para que
Golovko pudiera saber exactamente lo que suceda y comunicrselo a su
presidente. No era frecuente que Golovko tuviera que reconocer que no
saba lo suficiente, pero en este caso haba sucedido y no reconocera
sus limitaciones ante este soldado, por muy decano que fuera.
No, Gennady Iosifovich, no tengo nada que indique que los chinos
pretendan amenazarnos.
Camarada ministro, los descubrimientos en Siberia son demasiado
importantes para no considerar la ventaja de apoderarse de ellos. Si yo
estuviera en su lugar, hara los planes necesarios. Importan petrleo y
con estos nuevos yacimientos, no slo no tendran que hacerlo, sino que
obtendran riqueza en divisas, que es lo que pretenden. Y en cuanto al
oro, camarada, no habla por s solo?
Tal vez asinti Golovko. Pero su economa parece sana
actualmente y las guerras no las empiezan quienes ya son ricos.
Hitler era bastante prspero en 1941. Eso no le impidi conducir a
su ejrcito casi hasta las puertas de este edificio seal el jefe de
Operaciones del ejrcito ruso. Si tu vecino tiene un manzano, a veces
le coges una manzana aunque tu barriga est llena, tal vez slo para
probarla sugiri Bondarenko.
Golovko tena que admitir que era lgico.
Gennady Iosifovich, somos muy parecidos. Ambos buscamos el
peligro incluso cuando no es evidente. Usted habra sido un excelente
agente de inteligencia.
Gracias, camarada ministro dijo el general de tres estrellas,
levantando su copa medio vaca de vodka, para brindar a la salud de su
anfitrin. Antes de dejar el cargo, tengo la esperanza de dejarle un
plan a mi sucesor, que si se lleva a cabo har invulnerable a cualquier
ataque a nuestro pas. S que no podr ponerlo personalmente en
accin, pero agradecera las facilidades para organizarlo, si nuestros
lderes polticos consideran que la idea se lo merece.
Y ah radicaba precisamente el problema. Tal vez el ejrcito ruso fuera
capaz de ocuparse de enemigos externos. Pero eran los internos los que
constituan realmente un problema insuperable. Uno normalmente saba
dnde se encontraba el enemigo, porque estaba frente a l. Saber
dnde estaban los amigos era ms difcil, porque normalmente se
encontraban a la espalda.
Me asegurar de que presente usted mismo el caso ante el
gabinete. Pero Golovko levant la mano debe esperar el momento
oportuno.
Comprendo, y confiemos en que los chinos nos permitan esperar
hasta dicho momento dijo Golovko, vaciando la copa antes de
levantarse. Gracias por permitirme sincerarme con usted, camarada
presidente.


Entonces dnde est? pregunt Provalov.
No lo s respondi Abramov, hastiado. Hemos identificado a una
persona que asegura conocerlo, pero nuestro informador no tiene la
menor idea sobre su paradero.
Muy bien. Qu es lo que sabis? pregunt desde Mosc.
Nuestro informador dice que Suvorov perteneca al KGB, fue
despedido aproximadamente en 1996 y probablemente vive en San
Petersburgo, pero si eso es cierto, tiene una documentacin y un
nombre falsos, o puede que Suvorov sea falso. Tengo una
descripcin: varn, alrededor de cincuenta aos, altura y corpulencia
medias, escaso pelo rubio, facciones regulares, ojos azules, en buena
forma fsica, soltero, y se cree que frecuenta la compaa de prostitutas.
Algunos de mis agentes hablan con esas mujeres en busca de
informacin. De momento, nada respondi el investigador de San
Petersburgo.
Esto es asombroso pens el teniente Provalov. Con todos los
recursos con los que contamos, y no somos capaces de encontrar ni un
poco de informacin fiable. Persegua fantasmas? El caso es que de
esos tena ya cinco: Avseyenko, Maria Ivanovna Sablin, el conductor
cuyo nombre no recordaba en aquel momento y dos presuntos asesinos
del Spetsnaz, Pyotr Alekseyevich Amalrik y Pavel Borissovich Zimyanin.
Tres haban volado espectacularmente por los aires durante la hora
punta de la maana, y dos haban sido asesinados en San Petersburgo
despus de hacer el trabajo; pero asesinados por haberlo logrado o por
haber fracasado?
Bien, infrmame cuando descubris algo.
Lo har, Oleg Gregoriyevich prometi Abramov.
El teniente de la milicia colg el telfono, orden su escritorio, guard
todas sus fichas comprometidas en un cajn bajo llave, baj por la
escalera para dirigirse a su coche oficial y condujo hasta su bar
predilecto. Reilly estaba dentro y lo salud con la mano cuando entr
por la puerta. Provalov colg su abrigo en una percha y se acerc para
estrecharle la mano. Vio que le esperaba una copa.
Eres un autntico camarada, Mishka dijo el ruso a su amigo
norteamericano, cuando tomaba el primer trago.
Comprendo tu problema, compaero respondi compasivamente
el agente del FBI.
A vosotros tambin os ocurren estas cosas?
Por supuesto. Cuando era novato empec a trabajar en el caso
Gotti. Nos esforzamos enormemente para condenar a esa escoria. Se
necesitaron tres jurados para mandarlo a Marion. Nunca volver a salir.
Marion es una crcel particularmente dura.
El concepto de duro que tenan en Norteamrica era muy distinto
del de Rusia. Las crceles rusas eran realmente inimaginables, pero eso
a Reilly no le preocupaba excesivamente. Las personas que
quebrantaban la ley en cualquier sociedad eran conscientes de las
posibles consecuencias y lo que les ocurriera cuando los atrapaban no
era su problema, sino el de ellos.
Bien, qu ocurre? pregunt el norteamericano.
Es Suvorov. No podemos encontrarlo, Mishka. Es como si no
existiera.
En serio?
Reilly estaba y no estaba al mismo tiempo sorprendido. Lo estaba en
cuanto a que Rusia, al igual que muchas sociedades europeas,
controlaba a sus habitantes de una forma que en Norteamrica hubiera
provocado una segunda revolucin. Aqu se supona que la polica deba
saber dnde viva todo el mundo, una secuela de los malos tiempos
cuando el KGB utilizaba un tercio de la poblacin como informadores de
los otros dos tercios. Era inusual para la polica local no poder encontrar
a alguien.
Sin embargo, la situacin no era sorprendente, porque si ese memo
de Suvorov era realmente un ex agente del KGB, habra recibido una
formacin experta en el arte de desaparecer y esa clase de adversario
no se perda por estupidez, como la mayora de los delincuentes
norteamericanos o rusos. Tampoco se perdera por hablar demasiado.
Los delincuentes comunes actuaban... bueno, como delincuentes.
Presuman demasiado y con la gente equivocada, por regla general,
otros delincuentes, cuya lealtad era como la de las serpientes de
cascabel, y les costaba tan poco vender a un amigo como echar una
meada. No, ese tal Suvorov, si era como los informadores decan, era
un profesional, y la persecucin de profesionales sola ser interesante y
habitualmente ardua. Pero uno siempre acababa por atraparlos, porque
la polica nunca dejaba de observar y tarde o temprano cometera un
error, puede que no demasiado importante, aunque lo suficiente. No
alternara con sus antiguos compaeros del KGB, que lo habran
ayudado a esconderse, y lo poco que hablaran lo haran slo entre ellos.
No, ahora estaba en otro ambiente, hostil, inseguro, y se lo mereca.
Ocasionalmente, Reilly haba llegado a sentir compasin por algn
delincuente, pero nunca por un asesino. Haba ciertos lmites que uno
sencillamente no poda cruzar.
Se ha metido en un agujero y lo ha tapado desde el interior dijo el
ruso, con cierta frustracin.
Dime, qu sabemos de l?
Provalov le cont lo que acababa de descubrir.
Dicen que preguntarn a las putas si lo conocen.
Buena idea asinti Reilly. Apuesto a que le gustan las de alto
nivel. Tal vez como nuestra seorita Tanya. Sabes lo que te digo,
Oleg?, puede que conociera a Avseyenko. Puede que conozca a algunas
de sus chicas.
Es posible. Puedo ordenarles a mis hombres que lo comprueben.
No perdemos nada asinti el agente del FBI, mientras le indicaba
al camarero que les sirviera otra ronda. Amigo mo, tienes entre
manos una autntica investigacin. Me gustara pertenecer a tu cuerpo
para poder ayudarte.
Esto te divierte?
No te quepa la menor duda, Oleg. Cuanto ms difcil es el caso, ms
emocionante es la persecucin. Y al final te sientes muy satisfecho,
cuando metes a los cabrones en la crcel. Maldita sea, cuando
condenamos a Gotti celebramos una gran fiesta en Manhattan. El don de
Tefln dijo Reilly, con la copa en alto. Espero que disfrutes en
Marion, muchacho.
Ese Gotti mataba gente? pregunt Provalov.
Desde luego. A veces, personalmente, y en otras ocasiones daba las
rdenes. Su mano derecha, Salvatore Gravano, conocido como Sammy,
el Toro, se convirti en testigo de la acusacin y nos ayud a cerrar el
caso. Entonces lo introdujimos en el programa de proteccin de testigos
y el muy idiota empez a traficar de nuevo con drogas en Arizona. De
modo que Sammy est de nuevo en la crcel. El muy imbcil.
Como t dices, todos son delincuentes seal Provalov.
S, Oleg, lo son. Son demasiado idiotas para ir por el buen camino.
Se creen ms listos que nosotros. Y, sabes una cosa?, al principio lo
son. Pero tarde o temprano...
Reilly tom un trago y movi la cabeza.
Incluso ese Suvorov? T crees?
Reilly mir a su amigo y sonri.
Oleg, t te equivocas alguna vez?
Por lo menos, una vez todos los das refunfu el ruso.
Entonces por qu supones que son ms listos que t? pregunt
el agente del FBI. Todo el mundo comete errores. Da igual que sea
basurero o presidente de Estados Unidos. Todos metemos la pata de vez
en cuando. Forma parte de nuestra naturaleza humana. El caso es que
si lo reconoces, puedes llegar mucho ms lejos. Puede que ese individuo
haya recibido una buena formacin, pero todos tenemos debilidades,
aunque no siempre somos lo suficientemente listos para reconocerlas, y
cuanto ms listos seamos, menos probable es que las reconozcamos.
Eres filsofo sonri Provalov.
Le gustaba aquel norteamericano. Parecan gemelos, como si alguna
gitana hubiera cambiado los bebs durante el parto, o algo por el estilo.
Tal vez, pero conoces la diferencia entre un sabio y un imbcil?
Estoy seguro de que me lo dirs respondi Provalov, que
reconoca un sermn a media legua, y ste llegaba con una luz roja
intermitente sobre el techo.
La diferencia entre un sabio y un imbcil estriba en la magnitud de
sus errores. A un imbcil no se le confa nada importante dijo Reilly,
convencido de que el vodka empezaba a afectar su locuacidad, pero s
al sabio, de modo que el imbcil no tiene la oportunidad de cometer
ningn gran disparate, pero s el sabio. Oleg, un soldado raso no puede
perder una batalla, pero s un general. Y los generales son listos, no es
cierto? Hay que ser bastante inteligente para ser mdico, pero los
mdicos a menudo matan accidentalmente. Es propio de la naturaleza
humana cometer errores y la formacin no importa un carajo. Yo los
cometo. T los cometes dijo Reilly, levantando nuevamente la copa
Y tambin los comete el camarada Suvorov.
Apuesto a que ser su polla pens Reilly. Si le gusta jugar con
putas, le perder la polla. Mala suerte, hermano. Pero Reilly saba que
no sera el primero en meter la pata por culpa de la polla. Y
probablemente tampoco el ltimo.


Entonces ha funcionado? pregunt Ming.
Cmo? exclam Nomuri.
Era extrao. Se supona que deba estar en la gloria, entre sus
brazos, ambos fumando un cigarrillo despus del coito.
Hice lo que me pediste con mi ordenador. Ha funcionado?
No estoy seguro arriesg Nomuri como respuesta. No lo he
comprobado.
No te creo! respondi Ming, con una carcajada. Lo he estado
pensando. Me has convertido en una espa! agreg con una risita.
Qu dices?
Has querido tener acceso a mi ordenador para poder leer todas mis
notas, no es verdad?
Te importa?
Ya se lo haba preguntado en una ocasin y haba obtenido la
respuesta correcta. Ocurrira lo mismo ahora? Sin duda, haba visto a
travs de su tapadera. En realidad, no era particularmente
sorprendente. Si no fuera lista, no servira como agente infiltrada. Pero
sabiendo lo que era... hasta dnde llegaba su patriotismo? Haba
interpretado Nomuri correctamente su personalidad? Asombrosamente,
logr dominarse y no ponerse tenso, y se felicit a s mismo por haber
aprendido otra leccin en el mundo de la duplicidad.
No respondi Ming, despus de reflexionar unos instantes.
Nomuri procur no suspirar con excesivo alivio.
Entonces, no tienes por qu preocuparte. De ahora en adelante, no
hars nada en absoluto.
Salvo esto? pregunt con otra risita.
Mientras siga complacindote, supongo!
Salchicha maestra!
Cmo?
Tu salchicha me encanta dijo Ming, con la cabeza apoyada sobre
el pecho de Nomuri.
Y eso, de momento, era suficiente, pens Nomuri.



DIECISIS

LA FUNDICIN DEL ORO

Pavel Petrovich Gogol slo alcanzaba a dar crdito a sus ojos, porque
de joven haba visto la totalidad del cuerpo acorazado del Ejrcito Rojo
avanzando por el oeste de Ucrania y Polonia. Los vehculos de oruga que
vea ahora eran ms grandes y derribaban casi todos los rboles que los
ingenieros an no haban hecho volar con explosivos. La brevedad de la
temporada no permita andarse con sutilezas tales como la tala de rbo-
les y la construccin de carreteras como en el decadente oeste. El
equipo de exploracin haba encontrado la fuente del oro en polvo con
sorprendente facilidad y ahora un equipo de ingenieros civiles y militares
abra una pista hasta el lugar, arrasando la tundra y los rboles y
depositando toneladas de grava en lo que algn da tal vez sera una
carretera asfaltada, aunque dichas carreteras eran problemticas en
esas condiciones meteorolgicas. Por ellas circulara maquinaria pesada
de minera y material de construccin para los obreros, que no tardaran
en construir sus casas en lo que haban sido los bosques de Gogol. Le
dijeron que le pondran su nombre a la mina en honor a 61. Su nica
reaccin haba consistido en escupir en el suelo. Tambin se haban
llevado la mayora de sus pieles de Iobo doradas, despus de pagar por
ellas y, segn l, con mucha generosidad. Le haban dado un nuevo rifle
que le gustaba mucho: un Steyr austraco con mira telescpica Zeiss,
del calibre 338 Winchester Magnum norteamericano, ms que suficiente
para la caza local. El rifle era completa-mente nuevo y lo haba
disparado slo quince veces, para asegurarse de que la mira estaba
debidamente ajustada. El acero azulado era inmaculado, y la culata de
nogal, realmente sensual, con su melosa pureza. A cuntos alemanes
podra haber matado con esto!, pens Gogol. Y cuntos lobos y osos
cazara ahora.
Queran que abandonara su ro y sus bosques. Le prometieron
estancias en las playas de Sochi, cmodos pisos en cualquier lugar del
pas. Gogol respondi con un resuello. Lo tomaban por un marica de
ciudad? No, l era un hombre de los bosques, un hombre de las
montaas, un hombre temido por los lobos y los osos, e incluso los
tigres del sur probablemente haban odo hablar de l. Esta era su tierra.
Y, a decir verdad, no slo no conoca otro estilo de vida, sino que, en
cualquier caso, era demasiado viejo para aprender. Lo que otros
llamaban comodidades, para l eran molestias, y cuando llegara su hora
se contentara con morir en el bosque y dejar que los lobos y los osos se
cebaran en su cuerpo. Era lo justo. Despus de todo, l haba matado y
despellejado a muchos de ellos, y el deporte es el deporte.
La comida que le haban trado por avin, segn dijeron, era bastante
buena, especialmente la ternera, ms sabrosa que el reno que coma
habitualmente, y ahora tena tabaco fresco para su pipa. A los
periodistas de televisin les encantaba la pipa y lo alentaron a que les
contara su vida en los bosques siberianos, as como sus mejores
historias de osos y lobos. Pero nunca vera el documental televisivo que
hacan sobre l; estaba demasiado lejos de lo que ocasionalmente
denominaban civilizacin para tener su propio televisor. No obstante,
procur contar sus historias de forma clara y meticulosa, para que los
hijos y nietos que nunca haba tenido vieran el gran hombre que haba
sido. Como todos los hombres, Gogol tena un buen sentido de la
dignidad personal y habra sido un buen narrador en cualquier escuela
infantil, cosa que no se les ocurri a los burcratas y funcionarios que
haban llegado para perturbar su existencia. En su lugar, lo vean como
una especie de personaje televisivo y como ejemplo del individualista in-
quebrantable al que, por una parte, los rusos siempre haban idolatrado,
y por otra, reprimido brutalmente.
Pero el verdadero sujeto del reportaje de cuarenta minutos, que
elaboraba la televisin nacional rusa, no estaba realmente all. Se
encontraba a diecisiete kilmetros, donde un gelogo lanzaba al aire
una pepita de oro del tamao de un puo como si fuera una pelota,
aunque pesaba mucho ms que su volumen equivalente en hierro. Era la
mayor pepita que haban encontrado. Ese yacimiento, explic el equipo
de gelogos ante las cmaras, era digno de una leyenda mitolgica, tal
vez del jardn del propio Midas. El alcance exacto de su riqueza era algo
que slo descubriran cuando perforaran el suelo, pero el jefe del equipo
de gelogos estaba dispuesto a apostar su reputacin profesional a que
sera mucho mayor que la mina sudafricana, hasta ahora sobradamente
la ms extensa del planeta. Todos los das, las cintas grabadas por las
cmaras se transmitan al satlite de comunicaciones ruso, que pasaba
la mayor parte del tiempo sobre el Polo Norte; la mayor parte del pas
es demasiado septentrional para aprovecharse de los satlites
geosincrnicos utilizados por el resto del mundo.
Eso no supona ningn problema para la Agencia de Seguridad
Nacional, que dispone de estaciones en el mundo entero. Una de ellas,
situada en la localidad inglesa de Chicksands, capt la seal del satlite
ruso y la transmiti inmediatamente a un satlite norteamericano de
comunicaciones militares, que la mand a Fort Meade en Maryland. Por
suerte, la seal no estaba codificada y pudieron mandarla
inmediatamente a lingistas rusos para su traduccin, y luego a la CIA y
a otras instituciones nacionales para su evaluacin. Dadas las circuns-
tancias, el presidente de Estados Unidos vera la filmacin una semana
antes que el pblico ruso.
Maldita sea, quin es ese tipo, Jim Bridger? pregunt Jack.
Su nombre es Pavel Petrovich Gogol. Es el individuo a quien se
atribuye el descubrimiento del yacimiento de oro. Fjate dijo Ben
Goodley, en el momento en que la cmara captaba una fila de pieles de
lobo doradas.
Maldita sea, podran colgarlas en el Smithsonian... como si fueran
objetos salidos de una pelcula de George Lucas... coment el
presidente.
O podras comprarle una a tu esposa sugiri Goodley. El
presidente movi la cabeza.
No... pero... tal vez si se tratara de una piel dorada de marta
cebellina... crees que los votantes lo aceptaran?
Creo que pasara la pregunta al seor Van Damm respondi el
consejero de Seguridad Nacional, despus de reflexionar unos instantes.
S, podra ser divertido verlo rabiar aqu, en el despacho oval. Por
cierto, no ser secreta esta cinta?
Slo confidencial.
Bien, quiero mostrrsela a Cathy esta noche.
La clasificacin de la cinta no molestara a nadie, ni siquiera a un
peridico de gran circulacin.
La prefieres con subttulos o doblada?
Ambos detestamos los subttulos respondi Jack, mirndolo a los
ojos.
Entonces me ocupar de que lo hagan en Langley prometi
Goodley.
Se volver loca cuando vea esa piel.
Con el dinero de su cartera de inversiones, Ryan se haban convertido
en un buen conocedor de la alta joyera y peletera. Para las joyas, tena
un arreglo con Blickman's, una casa muy especial en el Rockefeller
Center. Dos semanas antes de la ltima Navidad, una de sus
vendedoras se haba desplazado en tren a Washington, acompaada de
dos guardias armados, a los que no se permiti entrar en el edificio de
la Casa Blanca, despus de que se organizara un gran revuelo entre la
guardia exterior, al descubrir la presencia de hombres armados en el
recinto, pero Andrea Price-O'Day apacigu los nimos y le mostr al
presidente joyas clsicas y nuevas piezas creadas en la misma calle
donde tenan sus dependencias, por un valor de cinco millones de
dlares, y Ryan le compr algunas piezas. Su compensacin fue ver
cmo a Cathy casi se le salan los ojos de las rbitas bajo el rbol de
Navidad y lamentaba que slo le haba comprado un juego de palos de
golf Taylor. Pero eso no le importaba al presidente. Ver la sonrisa de su
esposa el da de Navidad por la maana era la mejor recompensa que
poda obtener en la vida. Adems, demostraba que tena buen gusto con
las joyas, que para un hombre era una de las mejores cualidades, por lo
menos desde el punto de vista de su esposa. Pero, maldita sea, si
pudiera conseguirle una de esas pieles de lobo... Podra llegar a un
acuerdo con Sergey Golovko?, se pregunt fugazmente. Pero dnde
diablos podra usarla? Deba ser prctico.
Quedara bien en el armario dijo Goodley, al ver la mirada de su
jefe perdida en la lejana.
El color quedara muy bien con su cabello dorado como la
mantequilla. Despus de unos momentos ms de reflexin, movi la
cabeza para alejar la idea de su mente.
Algo ms?
Sorge ha generado nueva informacin. Se est procesando en este
momento.
Importante?
La seora Foley no lo ha dicho, pero ya sabes cmo funciona.
Desde luego, incluso las cosas insignificantes encajan para formar
una buena imagen cuando es necesario.
La parte principal de la informacin estaba todava en su caja fuerte.
La triste realidad era que si bien, tcnicamente, tena tiempo de haberla
ledo, eso habra significado pasar menos tiempo con su familia y
debera tratarse de algo sumamente importante para hacerlo.


Que harn entonces los norteamericanos? pregunt Fang,
dirigindose a Zhang.
Sobre la cuestin comercial? Se rendirn finalmente ante lo
inevitable, nos concedern la calificacin de nacin altamente favorecida
y retirarn su objecin a que nos incorporemos plenamente a la
Organizacin Mundial de Comercio respondi el ministro.
Ya sera hora coment Fang Gan.
Es verdad reconoci Zhang Han San.
Hasta el momento se haba ocultado perfectamente la situacin
financiera de la Repblica Popular, que era una de las ventajas del
sistema de gobierno comunista, como lo reconoceran ambos ministros,
si alguna vez consideraran otra forma de gobierno. La pura verdad era
que la Repblica Popular se haba quedado casi sin divisas, despus de
gastrselas principalmente en armamento y tecnologa blica en el
mundo entero. Lo nico llegado de Estados Unidos eran mercancas inci-
dentales, sobre todo chips informticos que podan utilizarse en casi
cualquier artefacto mecnico. El material militar que compraban
abiertamente proceda frecuentemente de Europa occidental y algunas
veces de Israel. Norteamrica venda las armas que destinaba a esta
parte del mundo a los renegados de Taiwan, que evidentemente
pagaban al contado. Eso era como una picadura de mosquito para el
rgimen continental, no muy grande ni peligrosa para la vida, pero s
algo molesto que produca escozor y cuanto ms se rascaba, en lugar de
mejorar empeoraba. Haba ms de mil millones de habitantes en la
China continental y menos de treinta millones en la isla al otro lado del
estrecho. La mal denominada Repblica China utilizaba bien su
poblacin, que produca ms de una cuarta parte de las mercancas y
servicios que generaba anualmente la Repblica Popular, con una
cantidad cuarenta veces superior de obreros y campesinos. Pero si bien
la China continental codiciaba las mercancas, los servicios y la riqueza
resultante, no codiciaba el sistema poltico y econmico que los haca
posibles. Su sistema, evidentemente, era muy superior, porque se
basaba en una ideologa mejor. El propio Mao lo haba dicho.
Ninguno de esos dos miembros del Politbur, ni tampoco ninguno de
los dems, reflejaba mucho de las realidades objetivas existentes.
Estaban tan convencidos de sus creencias, como cualquier clrigo
occidental de las suyas. No reconocan siquiera el hecho evidente de que
la prosperidad de la que gozaba la Repblica Popular se deba a
empresas capitalistas autorizadas por dirigentes anteriores, a menudo
contra las protestas y los gritos de horror de otros polticos de rango
ministerial. Los ltimos se contentaban con negarles influencia poltica a
los que enriquecan el pas, convencidos de que dicha situacin durara
eternamente, y de que dichos empresarios e industriales se contentaran
con ganar dinero y vivir en un lujo relativo, mientras ellos, los tericos
de la poltica, seguan dirigiendo los asuntos nacionales. Despus de
todo, no era cierto que las armas y los soldados les pertenecan a
ellos? Y la base del poder segua siendo el can de una pistola.
Ests seguro? pregunt Fang Gan.
S, camarada, completamente seguro. No nos hemos portado
bien con los yanquis? No es verdad que ltimamente no hemos
amenazado a los bandidos taiwaneses?
Y las quejas comerciales de los norteamericanos?
No entienden cmo funcionan los negocios? pregunt
ostentosamente Zhang. Les vendemos mercancas por su calidad y su
precio. Compramos del mismo modo. S, lo reconozco, su empresa
Boeing fabrica unos aviones excelentes, pero tambin lo hace la Airbus
europea y los europeos han sido ms... polticamente complacientes con
nosotros. Norteamrica insiste en que abramos nuestros mercados a sus
mercancas y nosotros lo hacemos; lentamente, por supuesto. Debemos
conservar la llave del supervit que tan amablemente se nos ha
brindado y adquirir los artculos que son importantes para nosotros.
Pronto empezaremos a fabricar automviles y los introduciremos en su
mercado, como hicieron en otra poca los japoneses. Dentro de cinco
aos, Fang, les estaremos sacando otros diez mil millones de dlares
anuales a los norteamericanos... y eso, amigo mo, calculando muy por
lo bajo.
T crees?
!S! afirm categricamente Zhang. No repetiremos el error que
cometieron al principio los japoneses, de venderles coches pequeos y
feos. Ya estamos buscando ingenieros de estilo norteamericano, que nos
ayuden a disear automviles estticamente agradables para los diablos
blancos.
Si t lo dices...
Cuando dispongamos del dinero necesario debemos reforzar
nuestros ejrcitos y nos convertiremos en la primera potencia mundial
en todos los sentidos. Nuestra industria ser la ms importante del
planeta. Militarmente, somos el centro del mundo.
Me temo que esos planes son demasiado ambiciosos dijo
cautelosamente Fang. En cualquier caso, no disponemos del tiempo
necesario para llevarlos a cabo, pero qu legado le dejaremos a
nuestro pas, si lo encaminamos por un rumbo equivocado?
A qu equivocacin te refieres, Fang? pregunt Zhang. Dudas
de nuestras ideas?
Siempre la misma cuestin, pens Fang, suspirando interiormente.
Recuerdo cuando Deng dijo: No importa que el gato sea blanco o
negro, siempre y cuando cace ratones. A lo que Mao respondi con un
gruido: Qu emperador dijo eso?
Pero s que importa, amigo mo, y t lo sabes bien.
Es cierto asinti sumisamente Fang, que no quera una
confrontacin tan avanzado el da y con la jaqueca que tena.
Con la edad, era an mayor la pureza ideolgica de Zhang que en su
juventud y no haba templado su ambicin imperial. Fang suspir de
nuevo. Era partidario de abandonar el tema. No vala la pena. Pero
insistira slo una vez ms, para cubrirse polticamente las espaldas.
Y si no lo hacen? pregunt finalmente Fang.
Qu?
Si no nos siguen la corriente? Si los norteamericanos crean
problemas sobre el asunto comercial?
No lo harn asegur Zhang.
Pero si lo hacen, camarada, qu haremos nosotros entonces? Qu
opciones tenemos?
Pues supongo que podemos castigarlos con una mano y alentarles
con la otra, anular algunos pedidos de Norteamrica e interesarnos por
otras compras. Ha funcionado antes muchas veces afirm Zhang.
Ese presidente, Ryan, es previsible. Slo necesitamos controlar las
noticias. No le daremos nada que pueda utilizar contra nosotros.
Zhang y Fang siguieron hablando de otros temas, hasta que el ltimo
regres a su despacho donde, una vez ms, le dict a Ming las notas de
su conversacin y ella las introdujo en su ordenador. El ministro pens
en invitarla a su apartamento, pero finalmente decidi no hacerlo.
Aunque en las ltimas semanas estaba ms atractiva que nunca y no le
haban pasado inadvertidas sus sonrisas en la oficina, haba sido un da
muy largo y estaba demasiado cansado, a pesar de lo bien que se lo
sola pasar con Ming. El ministro Fang no sospechaba que sus notas
estuvieran en Washington, en menos de tres horas.

Qu opinas, George?
Qu coo es esto, Jack? Y cmo diablos lo hemos conseguido.
Una comunicacin interna, ms o menos, del gobierno de la
Repblica Popular China, George. Y en cuanto a cmo lo hemos
obtenido, no, insisto, no necesitas saberlo.
El documento haba sido mejor lavado, refregado, que los ingresos de
la mafia. Todos los apellidos haban sido cambiados, al igual que la
sintaxis y los adjetivos, para ocultar pautas lingsticas. Se crea, o
mejor dicho, se tena la esperanza de que ni siquiera los autores
reconocieran sus propias palabras. Pero se haba respetado el contenido,
en realidad incluso se haba mejorado, ya que las sutilezas del mandarn
se haban adaptado perfectamente al ingls de Norteamrica. Esta haba
sido la parte ms difcil. No es fcil traducir de un idioma a otro. Las
denotaciones de las palabras son una cosa. Las connotaciones, otra, que
nunca tienen realmente paralelismo en otra lengua. Los lingistas
empleados por los servicios de inteligencia estaban entre los mejores del
pas, eran lectores habituales de poesa, que a veces publicaban
artculos firmados en las revistas para divulgar sus conocimientos e,
indudablemente, su amor por el idioma extranjero de su eleccin, entre
otros de semejante parecer. El resultado eran unas traducciones bas-
tante buenas, pensaba Ryan, aunque siempre las miraba con cierto
recelo.
Esos gilipollas! Hablan de cmo piensan jodernos exclam
George Winston, que a pesar de su riqueza conservaba el habla de sus
orgenes de clase obrera.
George, son negocios, nada personal respondi el presidente,
intentando calmarlo.
El secretario de la Tesorera levant la mirada del documento.
Jack, cuando diriga el Grupo Columbus deba considerar a todos
mis inversores como miembros de mi familia, vale? Su dinero tena que
ser tan importante para m como el mo. Esa era mi obligacin
profesional como asesor de inversiones.
Lo s, George asinti Jack. Por eso te ped que formaras parte
del gabinete. Eres honrado.
Bien, pero ahora soy secretario de la jodida Tesorera, vale? Eso
significa que todos los ciudadanos de este pas forman parte de mi
familia y esos cabrones orientales pretenden joder a mi pas, a toda esa
gente respondi el secretario Winston, gesticulando en direccin a las
gruesas ventanas del despacho oval, esas personas que confan en
nosotros para mantener la economa equilibrada. De modo que
pretenden convertirse en una nacin favorecida? Y quieren ingresar
en la Organizacin Mundial de Comercio? Pues que se jodan!
El presidente Ryan se permiti una carcajada matutina y se pregunt
si los agentes del servicio secreto habran odo la voz de George y se
habran acercado a la mirilla de la puerta, para ver a qu se deba el
escndalo.
Caf y bollos, George. Incluso la mermelada de pomelo est
deliciosa.
El secretario se levant y dio la vuelta al sof, agitando la cabeza
como un semental alrededor de una yegua en celo.
De acuerdo, Jack, me tranquilizar, pero t ests acostumbrado a
esa mierda, yo no dijo antes de hacer una pausa y sentarse de
nuevo. Es cierto que en Wall Street contamos chistes, circulan
ancdotas, e incluso nos confabulamos un poco, pero no jodemos
deliberadamente a la gente! Yo nunca lo he hecho! Y sabes lo peor?
Qu, George?
Son unos estpidos, Jack. Creen que pueden jugar con el mercado
segn sus pequeas teoras polticas y que todo caer en su sitio, como
un puado de soldados salidos del campamento de instruccin. Esos
pequeos cabrones seran incapaces de dirigir un supermercado y
obtener beneficios, pero les permiten manejar su economa nacional y
pretenden manejar tambin la nuestra.
Te has desahogado?
Te parece gracioso? pregunt Winston, enojado.
George, nunca te haba visto tan excitado. Tu pasin me sorprende.
Por quin me tomas, por Jay Gould?
No respondi juiciosamente Ryan. Pensaba ms bien en J. P.
Morgan.
El comentario surti el efecto deseado. El secretario de la Tesorera se
ri.
De acuerdo, tienes razn. Morgan fue en realidad el primer
presidente de la Reserva Federal, a la que lleg como ciudadano
privado, e hizo un buen trabajo, aunque eso es probablemente una
funcin institucional, porque no hay muchos J. P. Morgan donde elegir.
Bien, seor presidente, me ha tranquilizado. S, son negocios, no
asuntos personales. Y nuestra respuesta a su repugnante actitud poltica
ser tambin poltica. La Repblica Popular China no ser catalogada
como nacin favorecida. No ingresarn en la Organizacin Mundial de
Comercio, cosa que, por cierto, no se merecen, a juzgar por el tamao
de su economa. Y creo que les aplicaremos rigurosamente la Ley de
Reforma del Comercio. Ah, hay algo ms y me sorprende que no est
aqu agreg Winston, sealando el informe.
De qu se trata?
Creo que podemos agarrarlos fcilmente de los pelos. La CIA no
est de acuerdo, pero Mark Gant cree que su reserva de divisas es
bastante escasa.
En serio? pregunt el presidente, mientras remova su caf.
No olvides que Mark es mi pequeo tcnico asinti enfticamente
Winston. Es muy bueno en la elaboracin de modelos informticos. He
organizado su propia seccin, para que se ocupe de vigilar varias cosas.
Tambin he llamado al catedrtico de Economa de la Universidad de
Boston, Morton Silber, que es muy bueno con los microprocesadores. En
cualquier caso, Mark ha estado estudiando el caso de la Repblica
Popular y cree que estn al borde del Gran Can, porque se han
dedicado a dilapidar su dinero, sobre todo en material blico y
maquinaria pesada, como para fabricar tanques y cosas por el estilo. Es
una repeticin del viejo comunismo, estn obsesionados con la industria
pesada. Estn perdiendo el tren de la electrnica. Disponen de pequeas
empresas que fabrican juegos de ordenador y cosas parecidas, pero no
aplican la tecnologa en su pas, salvo esa nueva empresa de informtica
que est robando a Dell.
Entonces crees que esto es lo que debemos plantearles en las
negociaciones comerciales?
Es lo que pienso recomendarle a Scott Alder durante el almuerzo
respondi el secretario de la Tesorera. Se lo hemos advertido, pero
ahora vamos a presionarlos.
Respecto a su cuenta exterior, cmo est realmente?
Mark cree que sus reservas son negativas.
Estn en el pozo? Cunto? pregunt el presidente.
Dice que, por lo menos, quince mil millones, mayormente en
prstamos de bancos alemanes, pero los alemanes no lo han
mencionado y no sabemos exactamente por qu. Podra tratarse de una
transaccin perfectamente normal, pero Alemania o la Repblica Popular
quieren mantener el secreto.
No creo que fueran los alemanes, no te parece? pregunt a
continuacin el presidente.
Probablemente, no. Sera buena publicidad para sus bancos.
Seguramente son los chinos quienes lo encubren.
Hay forma de confirmarlo?
Tengo algunos amigos en Alemania. Puedo hacer algunas
preguntas, o encargarle a un amigo que lo haga por m. Supongo que
as ser mejor. Todo el mundo sabe que ahora trabajo para el gobierno
y eso me convierte en un hombre siniestro coment Winston con una
ligera sonrisa. En cualquier caso, hoy voy a almorzar con Scott. Qu
le digo sobre las negociaciones comerciales?
Ryan reflexion unos segundos. Este era uno de esos momentos,
aterradores a su parecer, cuando sus palabras forjaran la poltica de su
propio pas y posiblemente tambin la de otros. Era fcil hablar a la
ligera, decir lo primero que se le ocurriera, pero no, no poda hacerlo.
Momentos como aqul eran demasiado importantes, demasiado vastos
en sus consecuencias potenciales y no podan permitir que su capricho
forjara la poltica gubernamental. Deba reflexionar a fondo, tal vez con
rapidez, pero a fondo.
Necesitamos que China sepa que queremos el mismo acceso a sus
mercados, que nosotros les hemos concedido a los nuestros y que no les
permitiremos vender productos de empresas norteamericanas, sin la
compensacin correspondiente. George, quiero que el campo de juego
sea llano y justo para todos. Si no quieren jugar de ese modo,
empezaremos a perjudicarlos.
Me parece justo, seor presidente. Le pasar el mensaje a tu
secretario de Estado. Quieres que le entregue tambin esto?
pregunt Winston, con el informe de Sorge en la mano.
No, Scott ya tiene el suyo. Por cierto, George, ten muchsimo
cuidado con esto. Si se divulga esta informacin, un ser humano morir
dijo el presidente, ocultando deliberadamente el sexo de la persona en
cuestin y confundiendo por tanto al secretario de la Tesorera.
Pero eso tampoco era personal, sino poltica.
Lo guardar en mi fichero confidencial respondi, consciente de
que ambos saban que era un lugar bastante seguro. Es interesante
leer la correspondencia de otro, no te parece?
Prcticamente la mejor inteligencia que existe reconoci Ryan.
Los muchachos de Fort Meade, no es cierto? Han pinchado un
telfono mvil va satlite?
Las fuentes y los mtodos, George, realmente no quieras saberlos.
Siempre existe la posibilidad de que lo menciones al hombre equivocado
por error y luego tengas el peso de la muerte de una persona sobre tu
conciencia. Es algo que conviene evitar, creme.
Entendido, Jack. Bien, debo empezar mi jornada laboral. Gracias
por el caf y el bollo, jefe.
De nada, George. Hasta luego.
Ryan consult su agenda, mientras el secretario avanzaba por el
pasillo desde donde descendera, saldra al exterior porque el ala del
oeste no estaba realmente unida a la Casa Blanca propiamente dicha,
entrara de nuevo en el edificio y luego se internara por el tnel que
conduca a la Tesorera.
En la antesala del despacho de Ryan, los agentes del servicio secreto
consultaron tambin la agenda, pero su copia inclua, adems, un
informe del centro nacional de asuntos penales, para asegurarse de que
no permitan el acceso de ningn asesino convicto al sanctasanctrum
de los Estados Unidos de Amrica.


DIECISIETE

LA ACUACIN DEL ORO

Scott Adler era considerado demasiado joven e inexperto para su
trabajo, pero se era el parecer de polticos en potencia que haban
alcanzado casi la cima del escalafn, mientras que Adler haba sido
diplomtico de carrera desde que se licenci en Derecho y Diplomacia en
la Universidad de Tufts, haca veintisis aos. Los que lo haban visto
trabajar, lo consideraban un diplomtico muy astuto. Y los que jugaban
con l al pquer, cosa que a Adler le gustaba hacer antes de una
reunin o negociacin importante, pensaban de l que era un hijo de
puta muy afortunado.
Su despacho, en el sptimo piso del edificio del Departamento de
Estado, era espacioso y cmodo. Tras su escritorio haba una cmoda,
con las habituales fotos enmarcadas de su esposa, sus hijos y sus
padres. No le gustaba llevar puesta la chaqueta cuando se sentaba a la
mesa, porque le resultaba incmoda. Eso escandalizaba a algunos de los
burcratas decanos del Departamento de Estado, que lo consideraban
una informalidad completamente inaceptable. Evidentemente se la pona
para reuniones importantes con dignatarios extranjeros, pero no
consideraba que las reuniones internas fueran suficientemente
importantes como para estar incmodo.
A George Winston le pareca perfectamente apropiado y se quitaba la
suya en el momento de entrar en el despacho. Al igual que l, Scott
Adler se consagraba al trabajo y sas eran las personas con las que
Winston se senta ms a gusto. A pesar de haber sido siempre
funcionario del gobierno, ese hijo de puta tena tica profesional, que
era ms de lo que poda decirse de muchos de los empleados en su
propio departamento. Haca todo lo posible para eliminar a los
znganos, pero no era fcil y las normas del funcionariado convertan el
despido del personal improductivo en una operacin muy compleja.
Has ledo el material chino? pregunt Adler, cuando acababan de
depositar la bandeja del almuerzo sobre la mesa.
Si, Scott. Menuda mierda, amigo.
Bienvenido a bordo. El material secreto que recibimos puede ser
muy interesante respondi Adler, que dispona de su propio servicio
de espionaje en el Departamento de Estado, denominado Inteligencia e
Investigacin, y que aunque no poda competir con la CIA y dems
servicios secretos, de vez en cuando extraa algn pequeo diamante en
bruto del espeso lodo diplomtico. Qu opinas de nuestros
hermanitos amarillos?
Winston reprimi un gruido.
Amigo mo, puede que incluso deje de comer su maldita comida.
Hacen que nuestros peores estafadores parezcan la madre Teresa.
Son unos cabrones sin conciencia alguna, George, no cabe duda.
Winston empez a sentir sbitamente un mayor afecto por Adler.
Alguien que hablara de ese modo tena verdaderas posibilidades. Ahora
le corresponda a l actuar con frialdad profesional, para contrarrestar la
jerga callejera de Adler.
Crees entonces que actan impulsados por su ideologa?
Completamente... bueno, quizs con un poco de corrupcin
agregada, pero no olvides que, a su parecer, la astucia poltica les
concede el derecho a vivir mejor, y por consiguiente para ellos no es
corrupcin. Se limitan a cobrarles un tributo a los campesinos; la
palabra campesino todava se usa en su pas.
En otras palabras, tratamos con duques y condes?
El secretario de Estado asinti.
Esencialmente, as es. Tienen un sentido extraordinario de los
derechos personales. No estn acostumbrados a or la palabra no en
forma alguna y, por consiguiente, no siempre saben qu hacer cuando la
oyen de alguien como yo. De ah que a menudo estn en situacin de
desventaja en las negociaciones, por lo menos cuando nos ponemos
duros. No solemos hacerlo, pero el ao pasado, despus del atentado
del Airbus, me puse un poco intransigente y a continuacin concedimos
reconocimiento diplomtico a la Repblica China de Taiwan.

Eso molest profundamente a la Repblica Popular, a pesar de que el
gobierno de la Repblica China no ha declarado oficialmente su
independencia.
Cmo? pregunt el secretario de la Tesorera, a quien el detalle
le haba pasado por alto.
S, la poblacin de Taiwan practica un juego bastante equilibrado y
razonable. Nunca han hecho nada que realmente pudiera ofender a la
China continental. Aunque tienen embajadas en todo el mundo, nunca
han proclamado que sean una nacin independiente. Eso enfurecera a
los chinos de Pekn. Tal vez los habitantes de Taipei consideren que
sera de mala educacin o algo por el estilo. Entretanto, tenemos un
acuerdo del que Pekn es consciente. Si alguien se mete con Taiwan,
aparece la sptima flota para vigilar la situacin y no permitiremos
ninguna amenaza militar contra el gobierno de la Repblica China. La
Repblica Popular no dispone de una armada que preocupe demasiado a
nuestros muchachos y, por consiguiente, lo nico que se intercambian
son palabras dijo Adler, levantando la vista de su bocadillo. Ya
sabes, a palabras necias, odos sordos.
Esta maana he desayunado con Jack y hemos hablado de las
negociaciones comerciales.
Y Jack quiere que nos pongamos un poco ms duros? pregunt el
secretario de Estado.
No era sorprendente. Ryan siempre haba preferido jugar limpio y eso
era algo poco comn en las relaciones entre distintos pases.
Efectivamente respondi Winston, despus de darle un mordisco a
un bocadillo.
Una caracterstica de las personas de clase obrera como Adler,
pensaba el secretario de la Tesorera, era que saban lo que era un buen
almuerzo. Estaba harto de comer delicadezas francesas al medioda. Se
supona que el almuerzo deba ser un trozo de carne envuelto en pan.
La comida francesa estaba bien, pero para la cena, no para el almuerzo.
Cmo de duros?
Debemos conseguir lo que queremos. Es preciso que se
acostumbren a la idea de que ellos nos necesitan a nosotros mucho ms
que nosotros a ellos.
Eso es mucho, George. Qu ocurre si no nos escuchan?
Llama ms fuerte a la puerta, o a su cabeza. Scott, no has ledo t
el mismo documento que yo esta maana?
S confirm el secretario de Estado.
La gente a la que dejan sin empleo son ciudadanos nor-
teamericanos.
Lo s. Pero recuerda que no podemos dictar rdenes a un pas
soberano. As no es como funciona el mundo.
Bien, de acuerdo, pero podemos decirles que ellos tampoco nos
pueden dictar prcticas comerciales a nosotros.
George, desde hace mucho tiempo Norteamrica ha adoptado una
actitud muy suave en este sentido.
Tal vez, pero el Decreto de Reforma del Comercio ha entrado ahora
en vigor...
S, lo recuerdo. Tambin recuerdo que involucr al pas en una
guerra dijo Adler.
Ganamos. Yo tambin lo recuerdo. Y puede que otros tambin lo
recuerden. Scott, tenemos un dficit enorme en nuestra balanza
comercial con los chinos. El presidente dice que eso debe acabar. Yo
estoy de acuerdo. Si nosotros podemos comprarles a ellos, maldita sea,
ellos deben comprarnos a nosotros, o de lo contrario adquiriremos los
palillos y los ositos de peluche en otro lugar.
Hay puestos de trabajo en juego advirti Adler. Saben cmo
jugar esa baza. Anulan contratos, dejan de comprarnos productos
acabados y algunos de nuestros obreros tambin pierden su empleo.
0, si tenemos xito, les vendemos ms productos acabados y
nuestras industrias contratan ms personal para fabricarlos. Juega a
ganar, Scott sugiri Winston.
Siempre lo hago, pero esto no es un juego de bisbol con reglas y
verjas. Es como una regla en plena niebla. Uno no siempre ve al
adversario y la maldita lnea de llegada es prcticamente invisible.
Entonces puedo regalarte un radar. Qu te parece si uno de mis
chicos te echa una mano?
Quin?
Mark Gant. Es mi gur informtico. Conoce a fondo los asuntos
desde un punto de vista tcnico y monetario.
Adler reflexion. Ese siempre haba sido un punto dbil en el
Departamento de Estado. No muchos conocedores del mundo de los
negocios acababan en el servicio diplomtico y aprenderlo en los libros
no era lo mismo que vivirlo en el mundo real, aunque muchos
profesionales del Departamento de Estado no fueran suficientemente
conscientes de ello.
De acuerdo, mndamelo. Pero, dime, cmo se supone que
debemos ponernos de duros?
Bueno, supongo que eso tendrs que hablarlo con Jack, pero por lo
que me ha dicho esta maana, quiere que se equilibre el campo de
juego.
Era fcil decirlo, pens Adler, pero no tanto conseguirlo. Senta afecto
y admiracin por el presidente Rvan, pero no le pasaba inadvertido el
hecho de que no era el hombre ms paciente del mundo y, en el mundo
de la diplomacia, la paciencia lo era todo. Maldita sea, la paciencia era
prcticamente lo nico.
Bien respondi despus de unos momentos de reflexin. Lo
hablar con l, antes de indicarles a mi personal lo que deben decir.
Esto podra ponerse feo. Los chinos juegan duro.
La vida es una putada, Scott coment Winston.
De acuerdo, tomo nota sonri el secretario de Estado. Veremos
lo que dice Jack. Por cierto, cmo va el mercado?
Todava bastante sano. Los precios y ganancias siguen ligeramente
desequilibrados, pero en general aumentan los beneficios, la inflacin
est bajo control y la comunidad de inversores se siente a gusto. El
presidente de la Reserva Federal mantiene un buen control de la poltica
monetaria. Conseguiremos los cambios que deseamos en el cdigo
tributario. Todo tiene bastante buen aspecto. Siempre es ms fcil
navegar cuando la mar est en calma.
S, algn da deber probarlo respondi Adler con una mueca.
Sin embargo, l tena rdenes de desencadenar un maremoto. Sera
interesante.


Cul es el estado de preparacin de la tropa? pregunt el general
Diggs a sus oficiales reunidos.
Podra ser mejor reconoci el coronel en jefe de la primera
brigada. ltimamente han escaseado los fondos para la instruccin.
Tenemos el equipo y los soldados, y pasamos mucho tiempo en los
simuladores, pero no es lo mismo que salir al campo.
Todos asintieron.
Es un problema para m, seor dijo el teniente coronel Angelo
Giusti, comandante del primer escuadrn del cuarto regimiento
acorazado de caballera, conocido en el ejrcito como cuarto caballo,
que era la unidad de reconocimiento de la divisin y su comandante
estaba a las rdenes directas del general de los Primeros Tanques, en
lugar de recibir rdenes del comandante de la brigada. No puedo sacar
a mis hombres y es difcil entrenar para el reconocimiento sin salir del
cuartel. Los agricultores locales se ponen bastante furiosos cuando
aplastamos sus campos y, por tanto, debemos fingir que hacemos
reconocimiento desde carreteras asfaltadas. El caso es que no podemos,
seor, y eso me preocupa.
Era innegable que hacer circular carros blindados por un campo de
maz era duro para el maz y, si bien tras todas las formaciones del
ejrcito estadounidense haba un vehculo, cuyos pasajeros
compensaban inmediatamente a los agricultores por el dao causado,
los alemanes eran gente ordenada y los dlares norteamericanos no
siempre compensaban el desorden repentino de los campos. Haba sido
ms fcil cuando el Ejrcito Rojo estaba al otro lado de la verja,
amenazando Alemania occidental con la muerte y la destruccin, pero
ahora Alemania era un pas soberano y los rusos, que se haban retirado
ms all de Polonia, haban dejado de suponer la amenaza de antao.
Haba unos pocos lugares donde las grandes formaciones podan hacer
maniobras, pero haba que reservar con tanta antelacin como para
bailar con la ms bella de las doncellas, en una fiesta de puesta de
largo. Por consiguiente, el cuarto caballo pasaba tambin demasiado
tiempo en los simuladores.
De acuerdo dijo Giggs. La buena noticia es que vamos a
beneficiamos del nuevo presupuesto federal. Disponemos de muchos
ms fondos para entrenamiento y podemos empezar a gastarlos en doce
das. Coronel Masterman, se le ocurre alguna forma de gastarlos?
S, general, creo que se me ocurrir algo. Podemos imaginar que
estamos de nuevo en 1983?
En plena guerra fra, el sptimo ejrcito alcanz un excelente nivel de
entrenamiento sin parangn en la historia militar, como se demostr
finalmente en Irak en lugar de Alemania, pero con un efecto
espectacular. En 1983 haba empezado a estar realmente vigente el
incremento de financiacin, hecho del que se percataron plenamente los
agentes secretos del KGB y del GRU, hasta entonces convencidos de que
el Ejrcito Rojo podra ser capaz de derrotar a la OTAN. En 1984, incluso
los oficiales rusos ms optimistas haban abandonado permanentemente
dicha idea. Si lograban recuperar aquel nivel de entrenamiento, todos
los oficiales reunidos saban que sus soldados se sentiran felices,
porque aunque el entrenamiento fuera duro, sa era la razn por la que
se haban alistado. Un soldado en el campo suele ser un soldado feliz.
Coronel Masterman, la respuesta a su pregunta es s. Volviendo a
mi pregunta original, cul es el estado de preparacin de la tropa?
Nuestro nivel es aproximadamente de un ochenta y cinco por ciento
respondi el comandante de la segunda brigada. Probablemente un
noventa, ms o menos, para la artillera...
Gracias, coronel, estoy de acuerdo interrumpi el coronel en jefe
de la divisin de artillera.
Pero todos sabemos lo fcil que es la vida para los artilleros
agreg con sarcasmo el comandante de la segunda brigada.
La aviacin? pregunt Diggs.
Seor, mi personal est a tres semanas del cien por cien.
Afortunadamente, nosotros no destruimos ningn campo de maz
cuando estamos ah arriba practicando. Mi nica queja es que es
demasiado fcil para mis muchachos localizar los tanques, cuando
tienen que permanecer necesariamente en las carreteras, y no les
vendran mal unas prcticas un poco ms realistas. Pero s, seor, mis
pilotos estn en condiciones de enfrentarse a cualquiera, especialmente
los apaches.
Los pilotos de serpiente disfrutaban con un rgimen de carne cruda
y bebs humanos. Los problemas que haban tenido en Yugoslavia unos
aos antes haban alarmado a mucha gente y la comunidad area haba
resuelto con presteza la situacin.
Bien, veo que todos estn en bastante buena forma, pero no creo
que les importe mejorar un poco, no es as? pregunt Diggs.
Todos asintieron, como era de suponer. Se haba informado sobre
todos sus mandos cuando cruzaba el charco. Haba poco entre ellos que
fuera desechable. El ejrcito tena menos problemas que otros servicios
para conservar a las personas valiosas. Las lneas areas no intentaban
contratar a comandantes de tanques de la primera acorazada, aunque
siempre intentaban robar pilotos de las fuerzas areas y, si bien a los
cuerpos de polica les encantaba contratar personal de infantera con
experiencia, su divisin contaba slo con unos mil quinientos soldados y
eso era la debilidad estructural de una divisin acorazada: insuficientes
hombres con rifles y bayonetas. Una divisin de tanques norteamericana
estaba extraordinariamente bien organizada para ocupar territorio,
aniquilando a todo aquel que se encontrara en la zona que pretendan
ocupar, pero no tan bien equipados para conservar el terreno
conquistado. El ejrcito estadounidense nunca haba sido un ejrcito
conquistador. En realidad, su espritu haba sido siempre liberador y por
tanto esperaban que los habitantes del lugar ofrecieran su ayuda, o por
lo menos mostraran su gratitud, pero no hostilidad. Esto constitua una
parte tan fundamental de la historia militar norteamericana, que sus
altos mandos raramente pensaban en otras posibilidades, si es que
alguna vez lo hacan. Vietnam formaba ya parte de un pasado remoto.
Incluso Diggs era entonces demasiado joven para participar en el
conflicto y a pesar de que le haban dicho la suerte que haba tenido de
habrselo perdido, eso era algo en lo que casi nunca pensaba. Vietnam
no haba sido su guerra y en realidad no quera saber nada de infantera
ligera en la jungla. El perteneca a la caballera y su idea de combate
eran tanques y Bradleys en campo abierto.
Bien, caballeros. Quiero reunirme por separado con cada uno de
ustedes durante los prximos das. Luego precisar salir para ver sus
unidades. Comprobarn que es bastante fcil trabajar para m dijo,
refirindose a que no chillaba como otros generales, y a pesar de que
exiga excelencia al igual que cualquiera, no crea que humillar a alguien
en pblico fuera la manera de conseguirlo, y s que todos ustedes son
bastante buenos. Dentro de seis meses a lo sumo quiero que esta
divisin est lista para enfrentarse a lo que se presente. Sea lo que sea.
Quin podra ser? pens el coronel Masterman. Los alemanes?
Podra ser un poco ms difcil motivar a la tropa, dada la ausencia total
de una amenaza verosmil, pero el puro placer de ser soldado no era tan
diferente del de jugar al ftbol. Para la persona adecuada, simplemente
era divertido jugar en el barro con grandes juguetes y, con el transcurso
del tiempo, empezaban a preguntarse cmo sera en una situacin real.
Haba un contingente en los primeros tanques, de los regimientos 10. y
11., que haba luchado el ao anterior en Arabia Saudita y que, como
todos los soldados, explicaban sus ancdotas. Pero pocas eran
desgraciadas. En general contaban lo mucho que esa guerra se haba
parecido a unas maniobras, y tildaban a los que haban sido sus
enemigos de po
bres, imbciles, hijos de puta, es decir, que a fin de cuentas no
merecan siquiera ser sus enemigos. Pero eso slo les serva para
presumir un poco ms. Una guerra ganada en su mayora slo deja
buenos recuerdos, especialmente si ha sido breve. Se levantaban las
copas y se brindaba por los cados con tristeza y respeto, pero la
experiencia global no haba sido mala para los soldados que haban
participado en la misma.
No era que los soldados anhelaran entrar en combate, sino que a
menudo se sentan como futbolistas, que despus de mucho
entrenamiento nunca llegaban a jugar realmente un partido.
Intelectualmente, saban que el combate era el juego de la muerte, no
como el ftbol, pero eso era demasiado terico para la mayora de ellos.
Los artilleros de los tanques disparaban en las prcticas de tiro, y si el
objetivo era de acero, tenan la satisfaccin de ver las chispas del
impacto, pero no era exactamente lo mismo que ver estallar la torreta
del objetivo envuelta en llamas y humo... y ser consciente de que las
vidas de tres o cuatro personas haban sido extinguidas, como las velas
de un pastel de aniversario frente a un nio de cinco aos. Los
veteranos de la segunda guerra del Golfo hablaban ocasionalmente de la
sensacin de ver el resultado de su trabajo, generalmente con un
maldita sea, hermano, fue algo realmente terrible, pero no sola ir
ms all. Para los soldados, matar no era realmente asesinar cuando se
distanciaban del hecho; ellos haban sido el enemigo y ambos
participaban en el mismo juego de la muerte en el campo de batalla,
donde uno haba ganado y el otro perdido, y si uno no estaba dispuesto
a correr ese riesgo, para qu ponerse el uniforme? Adems, estaban
acostumbrados a or: Entrnate mejor, imbcil, porque aqu va en
serio. Y sa era la otra razn por la que a los soldados les gustaba el
entrenamiento. No era slo un ejercicio duro e interesante y bastante
divertido. Era un seguro de vida si el juego llegaba a convertirse en
realidad y a los soldados, igual que a los jugadores, les gustaba tener
buenas cartas.
Diggs dio la reunin por concluida y le indic al coronel Masterman
que se quedara.
Y bien, Duke?
He estado husmeando. Lo que he visto est bastante bien, seor.
Giusti es especialmente bueno y no deja de insistir en el entrenamiento.
Eso me gusta.
A m tambin reconoci inmediatamente Diggs. Qu ms?
Como ha dicho el jefe, la artillera est en bastante buena forma y
las brigadas mviles se desenvuelven satisfactoriamente considerando la
falta de prctica en el campo. Puede que no les guste mucho ser los
simuladores, pero les sacan buen provecho. Estn aproximadamente a
un veinte por ciento de nuestro nivel en el dcimo de caballera, cuando
jugbamos con los israeles en el Negev, y eso no est nada mal. Si me
concede tres o cuatro meses en el campo, seor, estarn listos para
tomar el mundo.
Bien, Duke, le entregar el cheque la semana prxima. Estn listos
sus planes?
Pasado maana. Voy a dar unas vueltas en helicptero, para
estudiar el terreno que podemos y que no podemos utilizar. Hay una
brigada alemana dispuesta a ser nuestro rival.
Son buenos?
Eso aseguran. Supongo que habr que verlo. Recomiendo que
mandemos primero la segunda brigada. Estn ligeramente mejor
preparados que las otras dos. El coronel Lisle es nuestro mando.
Su historial parece bastante bueno. Conseguir su estrella en la
prxima promocin.
Se la merece reconoci Masterman.
Y qu ocurre con la ma?, pens aunque no se atrevi a preguntar.
Consideraba que mereca el ascenso, pero en realidad nunca se saba.
En cualquier caso, por lo menos trabajaba para otro miembro de la
caballera.
Bien, podr mostrarme maana sus planes para la prxima
aventura de la segunda brigada en el campo?
S seor, grosso modo respondi Masterman, inclinando la
cabeza, antes de dirigirse a su despacho.


Cmo de duro? pregunt Cliff Rutledge.
Acabo de hablar por telfono con el presidente respondi Adlery
dice que quiere lo que quiere que es nuestro trabajo conseguirlo.
Eso es un error, Scott advirti el ayudante del secretario de
Estado.
Error o no, trabajamos para el presidente.
Supongo que s, pero Pekn ha sido bastante razonable al no
ensaarse con nosotros por lo de Taiwan. Puede que ste no sea el
mejor momento para presionarlos tanto.
Mientras hablamos, se estn perdiendo puestos de trabajo
norteamericanos debido a su poltica comercial seal Adler. En
qu momento bastante se convierte en demasiado?
Supongo que es Ryan quien lo decide.
Eso dice la Constitucin.
Y quieres que yo me rena con ellos, no es cierto? El secretario de
Estado asinti.
Exactamente. Dentro de cuatro das. Redacta tu posicin por escrito
y mustramela antes de entregrsela, pero quiero que sepan que no
bromeamos. El dficit comercial debe disminuir y debe hacerlo pronto.
No pueden ganar tanto dinero con nosotros y gastrselo en otro lugar.
Pero a nosotros no pueden comprarnos armamento seal
Rutledge.
Para qu necesitan tanto armamento? pregunt retricamente
Scott Adler. Qu enemigos exteriores tienen?
Respondern que su seguridad nacional es asunto suyo.
Y nosotros les responderemos que nuestra seguridad econmica es
asunto nuestro y que ellos no colaboran.
Eso significaba sealar a la Repblica Popular, que parecan
prepararse para una guerra, pero Rutledge les preguntara, con una
sangre fra premeditada, contra quin se proponan luchar y si eso era
bueno para el mundo.
De acuerdo, puedo presentar nuestro caso dijo Rutledge, despus
de ponerse de pie. No me siento muy a gusto con la situacin, pero
supongo que eso no importa.
Tambin es cierto respondi Adler, a quien no le gustaba mucho
Rutledge.
Su historial y sus ascensos eran ms polticos que meritorios. Por
ejemplo, haba sido ntimo amigo del vicepresidente Kealty, pero
despus de que se apaciguaron los nimos respecto a aquel incidente,
Cliff haba lavado su imagen con admirable rapidez. Probablemente no
obtendra otro ascenso. Haba llegado tan lejos como era posible sin
vnculos polticos realmente importantes, como ser profesor en el colegio
Kennedy de Harvard, donde era un personaje pblico que apareca en
las noticias de la televisin por la noche, con la esperanza de llamar la
atencin del poltico potencial adecuado. Pero eso era puramente una
cuestin de suerte. Rutledge haba llegado ms lejos de lo que el mrito
poda justificar, pero con un sueldo cmodo y mucho prestigio en los
ccteles de Washington, donde siempre era uno de los principales
invitados. Y eso significaba que, cuando dejara de trabajar para el
gobierno, aumentara considerablemente sus ingresos en alguna empre-
sa de asesora. Adler saba que tambin poda hacerlo, pero con toda
probabilidad no lo hara. Seguramente se hara cargo del colegio
Fletcher en Tufts, e intentara transmitir lo que haba aprendido a una
nueva generacin de diplomticos en potencia. Realmente era
demasiado joven para jubilarse y las perspectivas en el gobierno eran
escasas despus de haber ocupado el cargo de secretario de Estado,
pero la vida acadmica no estara demasiado mal. Adems, podra
realizar algunos trabajos de asesora y escribir algunos artculos para los
peridicos, donde jugara el papel de sabio estadista decano.
Bien, voy a trabajar dijo Rutledge cuando sala por la puerta y
giraba a la izquierda, para dirigirse a su propio despacho del sptimo
piso.
Bien, eso era un bombn, pens el ayudante del secretario, aunque el
chocolate fuera amargo. Ese Ryan no era como deba ser un presidente.
Crea que las relaciones internacionales consistan en apuntar con armas
a la cabeza de la gente y exigir, en lugar de razonar con ellos. El mtodo
de Rutledge era ms lento, pero mucho ms seguro. Haba que dar algo,
para conseguir algo a cambio. Claro que tampoco quedaba mucho por
darles a la Repblica Popular, salvo tal vez renunciar al reconocimiento
diplomtico de Taiwan. No era difcil comprender la razn por la que lo
haban hecho, pero no dejaba de ser un error. No era del agrado de la
Repblica Popular y uno no poda permitir que un maldito principio se
interpusiera en el camino de la realidad internacional. La diplomacia, al
igual que la poltica, en la que Ryan tambin era tristemente deficiente,
era una cuestin prctica. Haba mil millones de habitantes en la
Repblica Popular y eso mereca un respeto. Claro que Taiwan tena un
gobierno democrticamente elegido y todo lo dems, pero no dejaba de
ser una provincia emancipada de China y eso lo converta en un asunto
interno. Su guerra civil haba estallado haca ms de cincuenta aos,
pero los asiticos pensaban a largo plazo.
Bueno pens, al sentarse en su despacho. Queremos lo que
queremos y lo conseguiremos... Sac un cuaderno y se acomod en su
butaca, para tomar unas notas. Puede que fuera la poltica equivocada,
una poltica estpida, una poltica con la que l no estaba de acuerdo,
pero era una poltica y si algn da pretenda ascender, en realidad
trasladarse a otro despacho del mismo piso, al de subsecretario de
Estado, deba presentarla como si brotara de su propio corazn. Era
como ser abogado, pensaba Rutledge. Siempre tenan que estar de-
fendiendo casos estpidos. Pero eso no los converta en mercenarios.
Los converta en profesionales, y l era un profesional.
Adems, nunca lo haban descubierto. Ed Kealty nunca haba revelado
a nadie que Rutledge haba intentado ayudarlo a convertirse en
presidente. Puede que su actitud respecto al presidente hubiera sido
artera, pero manteniendo siempre la lealtad a su propia gente, como se
supona que deba hacerlo un poltico. Y ese Ryan, a pesar de lo listo
que era, nunca se haba enterado. Aqu estamos, seor presidente
pens Rutledge. Se cree usted muy listo, pero me necesita a m para
llevar a cabo su poltica. Ja!


Es un cambio agradable, camarada ministro coment Bondarenko
al entrar en el despacho.
Golovko le indic que tomara asiento y le sirvi una copa de vodka, el
combustible de las reuniones de trabajo en Rusia. El teniente general
tom el sorbo obligado y dio las gracias por la hospitalidad formal. Sola
acudir a aquel despacho despus de las horas de trabajo, pero en esta
ocasin haba sido citado oficialmente, e inmediatamente despus del
almuerzo. Se habra sentido incmodo en otra poca, uno se
apresuraba en ir al servicio cuando reciba una llamada del cuartel ge-
neral del KGB, de no haber sido por la relacin cordial que mantena
con el jefe del espionaje ruso.
Bien, Gennadv Iosifovich, he hablado de usted y de sus ideas con el
presidente Grushavoy y hace mucho tiempo que tiene tres estrellas. Ha
llegado el momento, el presidente y yo estamos de acuerdo en que se le
conceda otra y un nuevo destino.
En serio?
Bondarenko no estaba sorprendido, pero adopt inmediatamente una
actitud cautelosa. No siempre era agradable que su carrera estuviera en
manos de otros, aunque fueran personas que le gustaban.
S. A partir del prximo lunes ser usted el general Bondarenko y
poco despus se trasladar para convertirse en capitn general del
distrito militar del Lejano Oriente.
Esto le oblig a levantar las cejas. Era un sueo que albergaba en su
mente desde haca tiempo, y ahora se haba convertido en realidad.
Puedo preguntar por qu?
El caso es que yo comparto su preocupacin por nuestros vecinos
amarillos. He visto algunos informes del GRU sobre las constantes
maniobras del ejrcito chino y, para ser sinceros, la informacin secreta
que recibimos de Pekn deja mucho que desear. Por consiguiente,
Eduard Petrovich y yo consideramos que puede ser necesario reforzar
nuestras defensas orientales. Esa ser su misin, Gennady. Hgalo bien
y probablemente le sucedan otras cosas buenas.
Y eso slo poda significar una cosa, pens Bondarenko, tras un rostro
admirablemente impasible. Ms all de las cuatro estrellas exista slo la
grande de mariscal, que era el rango ms elevado que poda alcanzarse
en el ejrcito ruso. Luego, uno ya slo poda ser comandante en jefe de
las fuerzas armadas, o ministro de Defensa, o jubilarse para escribir sus
memorias.
Hay algunas personas a las que querra llevarme a Chabarsovil,
unos coroneles de mi oficina de Operaciones dijo contemplativamente
el general.
Est en su derecho, naturalmente. Dgame, qu piensa hacer all?
Realmente quiere saberlo? pregunt el general recin ascendido.
Comprendo respondi Golovko, con una radiante sonrisa.
Piensa reconstruir el ejrcito ruso a su imagen y semejanza?
No a mi imagen, camarada ministro. A una imagen de victoria,
como la que tenamos en 1945. Hay imgenes que uno prefiere borrar y
otras que son intocables. Cul cree que debera ser la nuestra?
Cunto costar?
Sergey Nikolay'ch, yo no soy economista ni contable, pero puedo
asegurarle que el coste de hacer esto ser muy inferior al de no hacerlo.
Y ahora tendra ms acceso a la informacin secreta que su pas
poseyera, pens Bondarenko. Hubiera sido preferible que Rusia
invirtiera los mismos recursos que en otra poca inverta la Unin
Sovitica, en lo que los norteamericanos denominaban delicadamente
medios tcnicos nacionales: satlites estratgicos de reconocimiento.
Pero dispondra de lo que haba y tal vez lograra convencer a las
fuerzas areas para que efectuaran algunos vuelos especiales...
Se lo comunicar al presidente Grushavoy.
Claro que no servira de mucho. Las arcas seguan vacas, aunque eso
poda cambiar en unos aos.
Nos permitirn gastar un poco ms esos minerales de Siberia?
S asinti Golovko, pero habr que esperar unos aos.
Paciencia, Genady.
El general tom un ltimo trago de vodka.
Yo puedo tener paciencia, pero la tendrn los chinos?
Golovko comprenda la preocupacin de su interlocutor.
La verdad es que hacen ms maniobras militares que antes. Pero no
hay razones diplomticas para preocuparse. Las relaciones entre
nuestros pases son cordiales.
Lo que al principio haba sido motivo de preocupacin se haba
convertido por su continuidad en una cuestin rutinaria y Golovko, al
igual que muchos otros, tenda a perder esa informacin entre el ruido
aparentemente azaroso de la vida cotidiana.
Camarada ministro, no soy diplomtico ni agente de inteligencia,
pero estudio historia. Recuerdo que las relaciones entre la Unin
Sovitica y la Alemania de Hitler fueron cordiales hasta el 23 de junio de
1941. Las avanzadillas alemanas se cruzaron con trenes soviticos que
circulaban hacia el oeste, con aceite y grano para los fascistas. Eso me
permite llegar a la conclusin de que la situacin diplomtica no es
siempre un indicador de las intenciones de una nacin.
Es cierto y sa es la razn por la que tenemos un servicio de
inteligencia.
Entonces recordar que, en el pasado, la Repblica Popular siempre
ha mirado con envidia las riquezas minerales de Siberia. Esa envidia
probablemente ha crecido a raz de nuestros ltimos descubrimientos.
No los hemos divulgado, pero debemos suponer que los chinos disponen
de fuentes de inteligencia aqu, en Mosc, me equivoco?
Es una posibilidad que no podemos descartar reconoci Golovko.
No agreg que dichas fuentes probablemente eran comunistas
convencidos de la antigua Rusia, personas que lamentaban la cada del
sistema poltico anterior en su pas y tal vez vean en China el medio de
restaurar en Rusia la verdadera fe marxista/leninista, aunque sazonada
con un poco de maosmo. En otra poca, ambos haban sido miembros
del partido comunista; Bondarenko, porque era un requisito para ascen-
der en el ejrcito sovitico, y Golovko, porque de lo contrario nunca se
le habra confiado un cargo en el KGB. Ambos haban pronunciado las
palabras y haban mantenido los ojos bien abiertos en las reuniones del
pasado, al tiempo que tanto uno como otro contemplaban a las mujeres
presentes, o se limitaban a soar en cosas ms inmediatas. Pero haba
quienes haban escuchado y reflexionado, que crean realmente en
aquella basura poltica. Tanto Bondarenko como Golovko eran
pragmticos, interesados slo en la realidad palpable, ms que en un
discurso que algn da podra o no convertirse en realidad.
Afortunadamente para ambos, ejercan profesiones ms interesadas por
la realidad que por la teora, donde sus exploraciones intelectuales se
exploraban con mayor facilidad, porque los hombres de visin eran
siempre necesarios, incluso en un pas donde se supona que la visin
estaba controlada.
Pero dispondr de amplios recursos para actuar segn sus
preocupaciones.
No era cierto, pens el general. Dispondr de... qu...? Seis
divisiones de infantera motorizada, una divisin de tanques y una
divisin de artillera, todas ellas formaciones del ejrcito regular con un
setenta por ciento aproximado de fuerza nominal y un entrenamiento
dudoso. Su primera misin, que no sera despreciable, consistira en
convertir a esos chicos uniformados en soldados del Ejrcito Rojo, como
los que haban derrotado a los alemanes en Kursk y avanzado luego
hasta capturar Berln. Eso constituira una autntica proeza, pero quin
sera el ms indicado para conseguirlo?, se pregunt Bondarenko. Saba
que haba algunos jvenes generales muy prometedores y tal vez
robara a uno de ellos, pero en su propia generacin, el general
Gennadv Iosifovich Bondarenko se consideraba el mayor cerebro de las
fuerzas armadas de su pas. Pues ahora ocupara un cargo que le
brindara la oportunidad de demostrarlo. Evidentemente, exista la
posibilidad de que fracasase, pero los hombres como l vean
oportunidades donde otros vean peligros.
Supongo que tendr va libre? pregunt, despus de unas
ltimas reflexiones.
Dentro de lo razonable asinti Golovko. Preferiramos que no
iniciara una guerra all.
No tengo intencin de llegar a Pekn. Nunca me ha gustado su
comida brome Bondarenko.
Y los rusos deberan ser mejores soldados. Nunca se haba puesto en
duda la habilidad en combate de los varones rusos.
Slo necesitaban un buen entrenamiento, un buen equipo un buen
liderazgo. Bondarenko crea poder suministrar dos de esos requisitos y
eso debera bastarle. Su mente ya volaba hacia el este, pensaba en su
cuartel general, en el cuadro de oficiales que encontrara, en los que
tendra que reemplazar y de dnde procederan los sustitutos.
nicamente habra znganos, oficiales de carrera que slo pretendan
pasar el tiempo y rellenar formularios, como si sa fuera la misin de un
oficial de campo. A esos individuos se les acabara la carrera... bueno,
les concedera treinta das para enderezarse y, conocindose a s
mismo, inspirara a algunos a descubrir de nuevo su vocacin. Su mejor
esperanza radicaba en los soldados individuales, los jvenes que
llevaban el uniforme de su pas con indiferencia, porque nadie les haba
explicado con exactitud lo que eran y la importancia de su misin. Pero
l lo resolvera. Esos muchachos eran soldados. Eran guardianes de su
pas y merecan sentirse orgullosos de ello. Con un entrenamiento
adecuado, en nueve meses vestiran mejor su uniforme, caminaran ms
erguidos y presumiran un poco cuando estuvieran de permiso, como
deban hacer los soldados. Les mostrara cmo hacerlo, se convertira en
un padre putativo que impulsaba y alentaba a sus nuevos hijos hacia la
virilidad. Era una misin tan digna como la que cualquier hombre
pudiera desear, y como comandante en jefe del Lejano Oriente, tal vez
establecera un ejemplo que las fuerzas armadas de su pas pudieran
emular.
Bien, Gennady Iosifovich, qu le digo a Eduard Petrovivh?
pregunt Golovko, inclinado sobre la mesa para servirle otra copa del
excelente vodka Starka a su invitado.
Bondarenko levant la copa para brindar.
Camarada ministro, le ruego que le comunique a nuestro presidente
que tiene un nuevo comandante en jefe del Lejano Oriente.


DIECIOCHO

EVOLUCIONES

Lo interesante para Mancuso de su nuevo trabajo era que ahora tena
aviones bajo su mando, que comprenda bastante bien, pero, adems,
tropas de tierra, que apenas entenda. Su ltimo contingente
comprenda la 3 Divisin de Infantera de Marina con base en Okinawa
y la 25 Divisin de Infantera Ligera del Ejrcito de Tierra, estacionada
en los cuarteles de Schofield, en Oahu. Nunca haba tenido bajo su
mando directo a ms de unos ciento cincuenta hombres, todos a bordo
de su primera y ltima autntica comandancia, como l lo entenda, el
USS Dallas. Eso era una buena cantidad, suficientemente grande para
ser mayor que una gran familia y suficientemente pequea para conocer
los rostros y los nombres de todos ellos. La comandancia del Pacfico era
algo muy diferente. El cuadrado de la tripulacin del Dallas no se
acercaba siquiera a la fuerza que mandaba directamente desde su escri-
torio.
Haba hecho el curso de Capstone, un programa diseado para
introducir a los altos mandos de la armada a otras ramas del servicio.
Haba caminado por el monte con los soldados del ejrcito de tierra, se
haba arrastrado por el barro con los marines, haba presenciado incluso
un abastecimiento de combustible en pleno vuelo, desde el asiento
auxiliar de un transporte areo C-5B (el acto ms contranatural que
haba imaginado ver en su vida, el de dos aviones apareados en el aire a
trescientos nudos) y haba jugado con los equipos pesados del ejrcito
en Fort Irwin, California, donde se haba puesto a prueba conduciendo
tanques y Bradleys. Pero verlo y jugar con los muchachos, as como
embadurnarse de barro, no era exactamente lo mismo que conocerlo.
Tena una vaga idea sobre su aspecto, su ruido y su olor. Haba visto la
seguridad que reflejaban los rostros de los hombres con uniformes de
diferentes colores y se haba dicho a s mismo un millar de veces que,
en realidad, todos pertenecan a un mismo ejrcito. El espritu de un
sargento al mando de un tanque Abrams no se diferenciaba mucho del
capitn de una lancha torpedera, ambos haca tiempo que no se
duchaban, y haba escasa diferencia en la seguridad que tenan en s
mismos un boina verde y un piloto de caza. Pero para mandar a esas
personas con eficacia precisaba ms conocimientos, se dijo a s mismo
el comandante en jefe del Pacfico. Deba haber recibido ms formacin
conjunta. Pero luego pens en que, incluso para los mejores pilotos
de las fuerzas areas o de la armada, sera difcil comprender lo que
haba hecho en el Dallas. Maldita sea, slo para comprender la
importancia de la seguridad del reactor necesitaran un ao, que era
aproximadamente lo que haba tardado l en otra poca, sin llegar a
convertirse en un especialista nuclear. Los distintos servicios se
diferenciaban en su forma de sentir la misin, y eso se deba a que las
misiones eran tan diferentes por naturaleza como un perro ovejero y un
pit bull.
Pero l deba mandarlos a todos y hacerlo con eficacia, para evitar
que como consecuencia de algn error la seora Smith recibiera un
telegrama comunicndole la muerte prematura de su hijo o de su
esposo, debida a la metedura de pata de un alto mando. Por esa razn,
reflexion el almirante Bart Mancuso, dispona de una amplia coleccin
de oficiales, incluido un especialista en superficie que explicaba lo que
haca un objetivo determinado (para Mancuso, cualquier barco de
superficie era un objetivo), un sabueso del aire que explicaba los
atributos de los aviones de la armada, un marine y algunos soldados
que explicaban cmo desenvolverse en el barro, y algunos pilotos de las
fuerzas areas que contaban de lo que eran capaces sus aparatos.
Todos le ofrecan consejos, que cuando los aceptaba se convertan en
sus propias ideas, porque l era quien estaba al mando y eso significaba
ser responsable de todo lo que ocurra en o cerca del ocano Pacfico,
incluso cuando algn suboficial de un E-4 recin ascendido haca un
comentario lujurioso sobre las hermosas tetas de alguna compaera,
algo nuevo en la marina que Mancuso habra preferido postergar otra
dcada. Ahora admitan mujeres incluso en los submarinos, y el almi-
rante no lamentaba en absoluto habrselo perdido. Qu habran
pensado de eso Much Morton y los tripulantes de sus submarinos en la
segunda guerra mundial?
Calcul que saba cmo organizar unas maniobras navales, unos de esos
grandes ejercicios de entrenamiento en los que la mitad de la 7. Flota
atacara y destruira administrativamente la otra mitad, seguidos de un
desembarco simulado de un batalln de marines. Los aviones de la
marina entraran en combate con los de las fuerzas areas y, cuando
todo hubiera terminado, los ordenadores indicaran quin haba ganado
y quin haba perdido; en diversos bares se pagaran toda clase de
apuestas y habra algunos disgustos, porque quedaba constancia en los
expedientes (e influan en las perspectivas de ascenso) de los resultados
de los combates simulados.
Entre todas las fuerzas de las que dispona, Mancuso calculaba
lgicamente que los submarinos eran los que estaban en mejor forma,
porque su destino anterior era el de comandante en jefe de Submarinos
en el Pacfico y haba sometido sus buques sin contemplaciones a una
preparacin impecable. Adems, el pequeo intercambio blico en el
que se haban visto envueltos dos aos antes haba imbuido en sus
tripulaciones la sensacin de una misin real, hasta el punto de que los
tripulantes de los boomers, autores de una emboscada contra un
submarino, digna de los mejores momentos de Charlie Lockwood,
todava presuman cuando andaban por la playa. Los boomers seguan
en servicio como buques auxiliares de ataque rpido, porque Mancuso
se lo haba solicitado al comandante en jefe, que era su amigo Dave
Seaton, y ste a su vez haba solicitado fondos adicionales al Congreso,
que respondi con amabilidad y solicitud despus de dos conflictos
recientes, en los que haba quedado claro que el personal uniformado no
slo serva para abrirles y cerrarles las puertas a los representantes
electos del pueblo. Adems, los buques clase Ohio eran demasiado caros
para ser desguazados y se utilizaban principalmente para valiosas
misiones oceanogrficas en el Pacfico norte, lo cual agradaba a los
amantes de los rboles (o en este caso de los peces y los delfines), que
gozaban de un poder excesivo a juicio de este guerrero de traje blanco.
Con cada nuevo da llegaba su informe oficial matutino, presentado
habitualmente por el general de brigada Mike Lahr, su oficial de
inteligencia J-2. Las noticias eran particularmente buenas. En la maana
del 7 de diciembre de 1941, Estados Unidos descubri la ventaja de
facilitar a los comandantes de zona la informacin secreta que pudieran
necesitar y ahora el comandante en jefe del Pacfico, al contrario del al-
mirante Husband E. Kimmel, reciba mucha informacin.
Buenos das, Mike dijo Mancuso, mientras un asisten-te preparaba
el caf.
Buenos das, seor respondi el general de una estrella.
Qu hay de nuevo en el Pacfico?
La noticia ms importante es que los rusos han nombrado a un
nuevo jefe de su distrito militar del Lejano Oriente. Su nombre es
general Bondarenko. Su destino anterior era como oficial de operaciones
J-3 del ejrcito ruso. Su historial es bastante interesante. Empez en
Comunicaciones, que no es una seccin de combate, pero luego se
distingui en Afganistn al final de aquella aventura. Tiene la Orden de
la Bandera Roja y es Hroe de la Unin Sovitica, ambas
condecoraciones concedidas cuando era coronel. A partir de ah ascendi
rpidamente. Buenos contactos polticos. Ha trabajado de cerca con un
individuo llamado Golovko, ex agente del KGB que todava se dedica al
espionaje y conoce personalmente al presidente, me refiero al nuestro.
Golovko es esencialmente el jefe operativo del presidente ruso
Grushavoy, como una especie de primer ministro o algo por el estilo.
Grushavoy le presta atencin sobre muchos asuntos y es una va de
comunicacin con la Casa Blanca para cuestiones de inters mutuo.
Estupendo. De modo que los rusos tienen acceso a Jack Ryan a
travs de ese individuo. Qu clase de personaje es? pregunt el
almirante.
Muy listo y muy capacitado, segn nuestros amigos de Langley.
Pero, volviendo a Bondarenko, segn su historial, tambin es muy listo
y muy capacitado, con buenas perspectivas de ascenso. La inteligencia y
el valor personal pueden ser muy tiles en su ejrcito, al igual que en el
nuestro.
En qu condiciones est su nueva tropa?
No muy buenas, seor. Observarnos ocho formaciones del tamao
de divisiones, seis divisiones de infantera motorizada, una de tanques y
una de artillera. Todas parecen de bajo nivel segn nuestra evaluacin
y pasan poco tiempo en el campo. Bondarenko cambiar la situacin, si
acta segn lo previsto.
Usted cree?
Como J-3, se quejaba de que era preciso aumentar el nivel de
instruccin; es bastante intelectual. El ao pasado public un extenso
ensayo sobre las legiones romanas, titulado Los soldados de los csares,
en el que apareca la famosa cita de Josephus: Sus maniobras son
batallas sin sangre y sus batallas son maniobras sangrientas. En
cualquier caso, era un escrito puramente histrico, con fuentes como
Josephus y Vegetius, pero sus implicaciones eran claras. Peda a gritos
un mejor entrenamiento para el ejrcito ruso y tambin el
establecimiento de suboficiales profesionales. Dedic muchas pginas a
las discusiones de Vegetius sobre la formacin de centuriones. El
ejrcito sovitico no tena sargentos como los conocemos nosotros y
Bondarenko forma parte de una nueva generacin de altos mandos,
segn los cuales, el ejrcito ruso debera introducir de nueva esa
institucin. Y tiene razn opin Lahr.
Entonces cree que pondr a su personal en forma? Y la marina
rusa?
No est bajo su mando. Dispone de aviacin frontal tctica y tropas
terrestres, pero eso es todo.
Su armada est tan hundida en la mierda que no alcanza siquiera a
ver el papel higinico coment Mancuso.
Qu ms?
Un montn de material poltico que puede leer a su antojo. Los
chinos prosiguen con sus maniobras. Ahora hacen ejercicios con cuatro
divisiones al sur del ro Amur.
Tan grandes?
Almirante, estn en un rgimen creciente de entrenamiento desde
hace casi tres aos. Nada desesperado, pero han estado gastando
dinero para acelerar el Ejrcito Popular. En estas maniobras utilizan
muchos tanques y transportes de personal blindados. Mucha artillera
con fuego real. Disponen de una zona muy buena, con pocos civiles,
parecida a Nevada pero no tan llana. Al principio los vigilbamos con
mucha atencin, pero ahora se ha convertido en algo bastante rutinario.
No me diga. Y qu piensan de eso los rusos?
Lahr se acomod en su butaca.
Probablemente es sa la razn del nuevo destino de Bondarenko,
seor. Es el revs de la forma en que han aprendido a luchar los rusos.
Los chinos los superan por mucho en cantidad sobre el terreno, pero
nadie anticipa hostilidades. La poltica es bastante estable en este
momento.
Y Taiwan? refunfu el almirante tras su escritorio.
Ligero aumento de maniobras cerca del estrecho, pera
principalmente de formaciones de infantera, sin nada que se parezca
siquiera remotamente a ejercicios anfibios. Eso es algo que vigilamos de
cerca, con la ayuda de nuestros amigos de la Repblica China.
Mancuso asinti. Tena un archivo lleno de planes para mandar la 7.a
Flota hacia el oeste y casi siempre haba uno de sus buques de
superficie en visita de cortesa en la isla. Para sus marinos, la
Repblica China era un puerto maravilloso, repleto de mujeres cuyos
servicios eran objeto de negociaciones comerciales. Y la presencia de un
buque gris norteamericano amarrado en el puerto supona una
proteccin para la ciudad contra un posible ataque con misiles. Un mero
rasguo a un barco de guerra estadounidense era considerado como una
provocacin blica. Y nadie crea que los comunistas chinos estuvieran
todava en condiciones de hacerlo. Para que no cambiara la situacin,
Mancuso mantena sus buques en maniobras permanentes, practicando
su fuerza de interceptacin y ataque como en la dcada de los ochenta.
Por lo menos, siempre tena un submarino de ataque rpido o un
boomer de ataque lento en el estrecho de Formosa, sobre lo que de vez
en cuando se permita una filtracin a la prensa aparentemente no
intencionada. Pero slo muy raramente entraba uno de los submarinos
en el puerto. Eran ms eficaces cuando no se los vea. En otro archivo
tena gran cantidad de fotografas de periscopio de buques de guerra
chinos y algunas fotos de cascos tomadas di-rectamente desde
debajo, que servan esencialmente para poner a prueba el temple de los
comandantes de sus submarinos.
De vez en cuando tambin ordenaba localizar submarinos chinos a su
personal, como lo haba hecho l en el Dallas con los de la antigua
armada sovitica. Los reactores nucleares chinos eran tan ruidosos que
hasta los peces huan para que no les daaran los odos, segn
bromeaban sus sonaristas. Por mucho que esgrimiera la Repblica
Popular su sable ante Taiwan, un ataque por su parte, si se enfrentaban
a la 7.a Flota, pronto se convertira en una sangrienta masacre, y
confiaba en que Pekn fuera consciente de ello. Si no lo eran, averiguarlo
sera un ejercicio sucio y caro. Pero la capacidad anfibia de los
comunistas chinos todava era muy limitada y no mostraban indicios de
mejorarla.
De modo que en el campo parece un da como otro cualquiera?
pregunt Mancuso, concluido el informe.
As es confirm el general Lahr.
Qu medios hemos asignado para vigilar a nuestros amigos
chinos?
Sobre todo areos respondi J-2. Nunca hemos tenido gran cosa
en el sentido de inteligencia humana en la Repblica Popular, por lo
menos que yo sepa.
A qu se debe?
En trminos sencillos, sera bastante difcil para personas como
nosotros pasar inadvertidos en su sociedad y, segn mis ltimas
noticias, la mayora de los norteamericanos de origen asitico trabajan
en empresas informticas.
No hay muchos en la marina. Y en el ejrcito?
No muchos, seor. Su representacin es mnima.
Me pregunto por qu.
Seor; yo soy oficial de inteligencia, no demgrafo respondi
Lahr.
Supongo que ese trabajo ya es bastante difcil, Mike. Bien, si ocurre
algo interesante, comunquemelo.
No le quepa la menor duda, seor dijo Lahr, de camino a la
puerta, cuando llegaba el oficial J-3 de Operaciones, que aquel
esplndido da informara al almirante del paradero de todas sus naves,
incluido el de los buques y aviones averiados a la espera de reparacin.


Segua tan atractiva como antes, aunque no haba sido fcil lograr
que viniera. Tanya Bogdanova no se haba escondido, pero durante
varios das no haban logrado localizarla.
Has estado ocupada? pregunt Provalov.
Da, con un cliente especial asinti Tanya. Hemos estado en San
Petersburgo. No me llev el busca. Le molestan las interrupciones
explic, sin el menor remordimiento.
Provalov podra haberle preguntado por el coste de pasar varios das
con ella, y probablemente se lo habra dicho, pero decidi que no era
imprescindible saberlo. Segua siendo como un espejismo, al que slo
faltaban alas para ser un ngel. Salvo por los ojos y, naturalmente, el
corazn. Los primeros, fros, y lo segundo, inexistente.
Quiero hacerte una pregunta dijo el teniente de polica.
Adelante.
Un nombre. Klementi Ivan'ch Suvorov. Te dice algo? Se reflej
humor en su mirada.
S, claro, lo conozco bien respondi, sin tener que aclarar lo que
se entenda por bien .
Qu puedes decirme de l?
Qu quiere saber?
Su direccin, para empezar.
Vive en las afueras de Mosc.

Con qu nombre?
El no sabe que yo lo s, pero en una ocasin vi sus documentos.
Ivan Yurievich Koniev.
Cmo lo sabes? pregunt Provalov.
Estaba dormido, evidentemente, y registr su ropa respondi con
toda tranquilidad, como si le contara al teniente de polica dnde
compraba el pan.
De modo que l te jodi y t lo jodiste a l, pens Provalov.
Recuerdas su direccin?
Tanya neg con la cabeza.
No, pero vive en una de las nuevas urbanizaciones junto a la ronda
exterior.
Cundo lo viste por ltima vez?
Una semana antes de la muerte de Gregorio Filipovich respondi
inmediatamente.
Entonces Provalov tuvo un ramalazo de inspiracin. Tanya, la noche
anterior a la muerte de Gregoriy, con quin estuviste?
Un ex soldado o algo por el estilo, deje que piense... un tal... Pyotr
Alekseyevich...
Amalrik? pregunt Provalov, casi levantndose de un brinco.
S, algo as. Tena un tatuaje en el brazo, un tatuaje del Spetsnaz
que muchos se hicieron en Afganistn. Era un tipo muy preciado de s
mismo, pero no muy bueno en la cama agreg desdeosamente
Tanya.
Y nunca lo ser, pudo haber aadido Provalov, pero no lo hizo.
Quin organiz la... cita?
Ah, eso fue cosa de Klementi Ivan'ch. Tena un arreglo con
Gregoriy. Evidentemente, haca mucho tiempo que se conocan. A
menudo, Gregoriy organizaba citas especiales para los amigos de
Klementi.
Suvorov hizo que uno o ambos de sus asesinos follaran con las putas
pertenecientes al hombre que asesinaran al da siguiente...?
Quienquiera que fuese Suvorov tena un sentido curioso del humor... a
no ser que el autntico objetivo hubiera sido Sergey Nikolay'ch. Provalov
acababa de descubrir una informacin importante, pero no pareca
aclarar en absoluto el caso que investigaba. Un dato ms que no
facilitaba su trabajo, sino que lo dificultaba. Se enfrentaba de nuevo a
las dos mismas posibilidades: ese Suvorov haba contratado a dos
soldados del Spetsnaz para matar a Rasputn y luego los haba
eliminado a ellos como seguro para evitar repercusiones, o los haba
contratado para eliminar a Golovko y luego los haba matado a ellos por
haber cometido un grave error. Cul de las dos? Tendra que encontrar
a Suvorov para averiguarlo. Pero ahora dispona de un nombre y de un
paradero probable, que le brindaban la posibilidad de seguir
investigando.

DIECINUEVE

PERSECUCIN


Las cosas se haban calmado en el cuartel general de Rainbow en
Hereford, Inglaterra, hasta el punto de que John Clark y Ding Chavez
empezaban a manifestar sntomas de impaciencia. El rgimen de
entrenamiento era tan estricto como de costumbre, pero nadie haba
sufrido nunca de agotamiento y los objetivos de papel y electrnicos
en sustitucin de seres humanos no eran tan satisfactorios, o puede
que el calificativo ms apropiado fuera emocionantes. Sin embargo, los
miembros del equipo Rainbow no lo expresaban, ni siquiera entre ellos,
por temor a parecer poco profesionales y vidos de sangre. Les haban
enseado que el entrenamiento era una batalla sin sangre y la batalla
era un entrenamiento sangriento. Y lo cierto era que, al tomarse el
entrenamiento tan en serio, mantenan sus habilidades muy afiladas; lo
suficiente como para afeitar el vello del rostro de un beb.
El equipo nunca se haba dado a conocer pblicamente, por lo menos
no como tal. Pero de algn modo se saba de su existencia. No en
Washington ni en Londres, sino en algn lugar de Europa, se haba
filtrado la noticia de que la OTAN dispona ahora de un equipo
contraterrorista muy especial y muy capacitado que haba llevado a cabo
varias misiones con violaciones y saqueos. Slo en una ocasin haban
sido contraatacados por terroristas irlandeses, pero luego pagaron un
alto precio por su error de clculo. Los peridicos europeos los llamaban
los hombres de negro por el color de sus uniformes de asalto, y
debido a su relativa ignorancia, la prensa europea haba convertido
Rainbow en algo an ms temible de lo que en realidad era. Tal era su
reputacin que, cuando siete meses antes el equipo se traslad a
Holanda, pocas semanas despus de que circulara la noticia de su
existencia, y los malos en una escuela secundaria descubrieron que
haba caras nuevas en el vecindario, se apresuraron a negociar con el
doctor Paul Bellow y llegaron a un acuerdo antes de iniciar las
hostilidades, para satisfaccin de todos. Ni siquiera a los hombres de
negro les atraa la idea de iniciar un tiroteo en una escuela llena de
nios.
Durante los ltimos meses, algunos miembros del equipo haban
resultado heridos o haban regresado a los servicios de los que
procedan, y haban llegado otros nuevos para reemplazarlos. Uno de
ellos era Ettore Falcone, ex miembro del Cuerpo de Carabineros,
mandado a Hereford tanto por su propia proteccin como para ayudar al
equipo de la OTAN. Un buen da, Falcone estaba paseando por las calles
de Palermo, en Sicilia, con su esposa e hijo en una agradable tarde
primaveral, y se inici un tiroteo justo delante de l. Tres asesinos con
ametralladoras acribillaban a un peatn, acompaado de su esposa y de
un guardaespaldas de la polica, Falcone desenfund inmediatamente su
Beretta y aniquil a los tres malhechores disparndoles a la cabeza
desde diez metros de distancia. Su actuacin no sirvi para salvar a las
vctimas, pero despert la ira del capo mafioso, dos de cuyos hijos
participaban en el tiroteo. Falcone se mof pblicamente de la amenaza,
pero en Roma, donde el gobierno italiano no quera que estallara una
contienda entre la mafia y su propia polica federal, predomin la
sensatez y mandaron a Falcone a Hereford, para convertirse en el
primer miembro italiano de Rainbow. Pronto demostr ser el mejor
tirador de pistola que haban visto nunca.
Maldita sea exclam John Clark, despus de terminar su quinta
ronda de diez disparos.
Aquel individuo le haba vuelto a ganar! Lo llamaban gran pjaro.
Ettore, Hctor, meda aproximadamente metro noventa y estaba
delgado como un jugador de baloncesto, lo cual no era la mejor
constitucin para un miembro de un comando antiterrorista, pero,
joder, cmo disparaba aquel hijo de puta!
Grazie, general dijo el italiano, cuando recoga las cinco libras que
se haban apostado.
John no poda siquiera presumir de haberlo hecho en la vida real,
mientras que el gran pjaro slo lo lograba en dianas de papel. Aquel
italiano haba aniquilado a tres individuos armados con metralletas y lo
haba hecho cuando paseaba con su esposa y su hijo. No slo era un
tirador de gran talento, sino que tena dos enormes cojones de bronce
entre las piernas. Y su esposa, Anna Mara, tena la reputacin de ser
una excelente cocinera. En cualquier caso, Falcone le haba superado
por un punto en una ronda de cincuenta disparos. Y John haba
practicado durante varias semanas antes de la competicin.
Ettore, dnde diablos ha aprendido a disparar? pregunt
Rainbow Seis.
En la academia de polica, general Clark. Antes nunca haba
disparado un arma, pero tuve un buen instructor respondi el
sargento con una amable sonrisa, que no presuma en absoluto de su
talento, lo cual empeoraba todava ms la situacin.
S, claro dijo Clark, al tiempo que guardaba la pistola en su funda
y se alejaba de la galera de tiro.
Usted tambin, seor? pregunt Dave Woods, el mejor tirador
del equipo, cuando Clark se diriga hacia la puerta.
De modo que no soy el nico? respondi Rainbow Seis.
Woods levant la mirada de su bocadillo.
Maldita sea, tiene barra libre en el Green Dragon por haberme
ganado! declar el brigada Woods, que era quien le haba enseado a
Wyatt Earp todo lo que saba.
En el bar del SAS/Rainbow, probablemente le haba enseado al
nuevo muchacho a tomar cerveza inglesa. No sera fcil vencer a
Falcone. El margen de probabilidades era muy limitado, con alguien que
casi siempre daba en el blanco posible o certero.
En tal caso, brigada, supongo que estoy en buena compaa.
Clark movi la cabeza y le dio una palmada en el hombro cuando se
diriga a la puerta. A su espalda, Falcone dispar otra ronda.
Evidentemente, le gustaba ser el nmero uno, y practicaba mucho para
no perder su puesto. Haca mucho tiempo que nadie lo pona a prueba
en un campo de tiro. A John no le gustaba, pero reconoca que era justo
y que Falcone haba ganado ajustndose a las reglas del juego.
Era un indicio ms de que empezaba a ser ms lento? Evi-
dentemente no corra con la rapidez de los jvenes de Rainbow y eso
tambin le preocupaba. John Clark todava no estaba preparado para ser
viejo. Tampoco lo estaba para ser abuelo, pero ah no haba tenido
eleccin. Su hija y Ding le haban dado un nieto y no poda pedirles que
lo devolvieran. Mantena su peso controlado, aunque ello supusiera,
como haba ocurrido hoy, tener que sacrificar el almuerzo para perder
cinco rondas en el campo de tiro.
Cmo ha ido, John? pregunt Alistair Stanley, cuando Clark
entraba en las oficinas.
Ese muchacho es realmente bueno, Al respondi John, al tiempo
que guardaba su pistola en el cajn del escritorio.
Desde luego. La semana pasada me gan cinco libras.
Supongo que esto lo convierte en unnime refunfu John,
acomodndose en su silla giratoria, como el administrativo en el que
se haba convertido. Bien, ha llegado algo mientras yo me dedicaba a
perder dinero?
Slo esto de Mosc. En cualquier caso, no tena por qu haber
llegado aqu respondi Stanley, cuando le entregaba el fax a su jefe.


Qu es lo que quieren? pregunt Ed Foley, en su despacho del
sptimo piso.
Quieren que los ayudemos a entrenar a algunos de sus muchachos
respondi Mary Pat a su marido.
El mensaje original era suficientemente absurdo, para haber tenido
que repetirlo.
Maldita sea, muchacha, hasta qu punto se supone que debemos
ser ecumnicos? pregunt el director de inteligencia.
Sergey Nikolay'ch cree que estamos en deuda con l. Y t sabes...
Ed tuvo que asentir.
Se bueno, puede que s, supongo. Pero esto hay que consultarlo con
las altas esferas.
A Jack le parecer gracioso pens la subdirectora (de
Operaciones).
Mierda! exclam Ryan en el despacho oval antes de levantar la
cabeza, cuando Ellen Sumter le entreg el fax de Langley.
Disclpeme, Ellen.
Ella le sonri como una madre a un hijo precoz.
S seor presidente.
No tendr un...?
La seora Sumter se haba acostumbrado a llevar vestidos con
grandes bolsillos laterales, de uno de los cuales sac un paquete de
Virgina Slims y se lo ofreci a su presidente, que cogi un cigarrillo y lo
encendi con el mechero de butano que guardaba en el interior del
paquete.
Bueno, no le parece que es extraordinario?
Usted conoce a ese individuo, no es cierto? pregunt la seora
Sumter.
Golovko? Si. sonri Ryan con una mueca, recordando una vez
ms la pistola apuntndole a la cabeza, cuando el VC-137 corra por la
pista del aeropuerto Sheremetyevo de Mosc, muchos aos atrs, lo
cual en su momento no le haba hecho ninguna gracia. S, por
supuesto, Sergey y yo somos viejos amigos.
Como secretaria presidencial, Ellen Sumter tena acceso a casi toda la
informacin, incluido el hecho de que el presidente Ryan le peda de vez
en cuando un cigarrillo, pero haba cosas que nunca sabra. Era lo
suficientemente lista para sentir curiosidad, pero tambin bastante
inteligente para no hacer preguntas.
Si usted lo dice, seor presidente...
Gracias, Ellen.
Ryan se acomod en su butaca, acerc el fino pitillo a sus labios y dio
una honda calada. Por qu la ms mnima tensin lo impulsaba hacia
ese maldito producto que le provocaba tos? Adems, tambin se
mareaba. Eso significaba que realmente no era fumador, se dijo a s
mismo el presidente. Ley de nuevo el fax. Tena dos pginas. Una era
del fax original de Sergey Nikolay'ch a Langley, mandado a la lnea
directa de Mary Pat, que naturalmente Sergey conoca y quiso hacer
gala de ello, y la segunda contena las recomendaciones de Edward
Foley, su director de la CIA.
A pesar de todo el bagaje oficial, era un asunto bastante sencillo.
Golovko no precisaba siquiera explicar por qu Norteamrica deba
acceder a su peticin. Los Foley y Jack Ryan sabran que el KGB haba
ayudado a la CIA y al gobierno norteamericano en dos misiones muy
importantes y delicadas, y el hecho de que ambas tambin hubieran
sido tiles para los intereses rusos no vena al caso. Por consiguiente,
Ryan no tena otra alternativa. Levant el telfono y puls una tecla de
marcado directo.
Foley dijo la voz al otro extremo de la lnea.
Ryan respondi, y oy que su interlocutor se incorporaba en su
butaca. He recibido el fax.
Y? pregunt el director de la CIA.
Qu otra cosa podemos hacer?
Estamos de acuerdo.
Foley poda haber aadido que personalmente le gustaba Sergey
Golovko, y saba que a Ryan tambin. Pero eso no tena nada que ver
con gustar o dejar de gustar. Lo que hacan ahora era poltica
gubernamental, que estaba por encima de factores personales. Rusia
haba prestado ayuda a Estados Unidos y ahora peda que se la
devolviera. En las relaciones habituales entre naciones, dichas
peticiones, si existan precedentes, deban concederse. El principio era el
mismo que prestarle a tu vecino un rastrillo, si el da anterior l te haba
dejado una manguera, slo que a este nivel, de vez en cuando, mora
alguien.
Te ocupas t del asunto o lo hago yo?
La peticin ha llegado a Langley. Responde t. Averigua cules son
los parmetros. No queremos comprometer a Rainbow, no te parece?
No, Jack, pero no es probable que ocurra eso. La situacin se ha
calmado bastante en Europa. Los componentes de Rainbow se dedican
principalmente a hacer ejercicio y agujerear dianas de papel. En cuanto
a la noticia que circul, bueno... casi deberamos darle las gracias al
chivato que la divulg.
El director de la CIA raramente deca algo favorable sobre la prensa.
En este caso, algn funcionario haba hablado demasiado sobre algo que
saba, pero a fin de cuentas, la noticia haba surtido el efecto deseado,
aunque la versin de la prensa estuviera repleta de errores, lo cual no
era nada sorprendente. Pero algunos de los errores haban hecho que
Rainbow pareciera bastante sobrehumano, lo cual satisfaca el ego de
sus componentes e invitaba a sus enemigos potenciales a la reflexin.
De este modo, el terrorismo haba disminuido enormemente en Europa,
despus de su breve y, por lo que ahora saban, un tanto artificial
reaparicin. Los hombres de negro eran demasiado aterradores para
meterse con ellos. Los atracadores, despus de todo, elegan como
vctimas a las viejecitas que acababan de cobrar la pensin, no al polica
armado que estaba en la esquina de la calle. En este sentido, los de-
lincuentes eran sencillamente racionales. Una viejecita no puede
resistirse fcilmente a un atracador, pero el polica va armado.
Confo en que nuestros amigos rusos sern discretos.
Creo que podemos estar seguros de ello, Jack respondi Ed Foley.
Alguna razn para no hacerlo?
Ryan oy que el director de la CIA se revolva en su silla.
Nunca he sido partidario de revelar nuestros mtodos a nadie,
pero esto no es una operacin de inteligencia propiamente dicha y
podran averiguarlo casi todo leyendo los libros adecuados. De modo
que creo que podemos permitirlo.
Autorizado dijo el presidente.
Ryan imagin a Ed asintiendo con la cabeza.
De acuerdo, hoy saldr la respuesta.


Con una copia a Hereford, evidentemente, que lleg al despacho de
John antes de concluir la jornada laboral. Llam a Al Stanley y se la
mostr.
Supongo que nos estamos haciendo famosos, John.
Te hace sentir bien, no es cierto? pregunt Clark de mala gana.
Ambos eran ex operadores clandestinos y, si hubiera habido una
forma de ocultarles a sus propios supervisores sus nombres y sus
actividades, haca mucho tiempo que la habran encontrado.
Supongo que irs personalmente. A quin te llevars a Mosc
contigo?
A Ding y al nmero Dos. Ding y yo ya hemos estado antes all.
Ambos conocemos a Sergey Nikolav'ch. Por lo menos, as no ver
muchas caras nuevas.
Y, si mal no recuerdo, hablas ruso a la perfeccin.
La escuela de idiomas de Monterey es bastante buena asinti
John.
Cunto tiempo calculas que estars fuera?
Clark examin el fax y reflexion unos instantes.
No ms de... tres semanas respondi. Su personal del Spetsnaz
no es malo. Les organizaremos un grupo de entrenamiento y al cabo de
un tiempo probablemente podemos invitarlos a que vengan aqu, no te
parece?
Stanley no tuvo que sealarle que al SAS, en particular, y al
Ministerio de Defensa britnico, en general, les dara un ataque, pero a
fin de cuentas deberan aceptarlo. Se denominaba diplomacia y sus
principios, les gustara o no, configuraban la poltica de la mayor parte
de los pases del mundo.
Supongo que no tendremos otra alternativa, John dijo Stanley,
que ya oa los gritos, los gemidos y los alaridos del resto del campo y de
Whitehall.
Clark levant el telfono y puls un botn para llamar a su secretaria,
Helen Montgomery.
Helen, tendra la bondad de llamar a Ding y decirle que venga a mi
despacho? Gracias.
Me parece recordar que tambin habla muy bien el ruso. Tuvimos
buenos profesores. Pero su acento es un poco sureo.
Y el tuyo?
De Leningrado... bueno, supongo que ahora debo decir de San
Petersburgo. Al, t crees en todos los cambios? Stanley tom una silla.
John, todo es una locura, incluso hoy da, y lo ha sido desde hace
diez aos, cuando arriaron la bandera roja de la puerta de Spaskiy.
Clark asinti.
Recuerdo cuando lo v por la televisin. Aquello era de locos.
Hola, John dijo una voz familiar entrando por la puerta. Hola, Al.
Entra y sintate, muchacho.
Chavez, supuesto comandante del SAS, titubeo, ante lo de
muchacho. Cuando John hablaba de ese modo, algo raro ocurra. Pero
poda haber sido peor. Hijo sola ser el precursor de algn peligro, y
ahora que tena esposa e hijo, Domingo siempre procuraba evitar
problemas. Se acerc al escritorio de Clark y cogi los papeles que ste
le ofreca.
Mosc? pregunt.
Parece que nuestro comandante en jefe lo ha autorizado.
Estupendo dijo Chavez. Hace tiempo que no vemos al seor
Golovko. Supongo que el vodka sigue siendo bueno.
Es una de las cosas que hacen bien reconoci John.
Y quieren que nosotros les enseemos a hacer otras cosas?
Eso parece.
Nos llevaremos a nuestras esposas?
No respondi Clark, moviendo la cabeza. Slo trabajo.
Cundo?
Hay que calcularlo. Probablemente dentro de una semana, ms o
menos.
Muy bien.
Cmo est el pequeo?
Todava anda a gatas sonri. Anoche intentaba ponerse de pie.
Supongo que empezar a andar en unos das.
Domingo, pasas el primer ao ensendolos a andar y hablar. Y los
prximos veinte aos intentando que se sienten y se callen advirti
Clark.
Oye, viejo, el nio duerme toda la noche y se despierta con una
sonrisa, que es mucho ms de lo que puedo decir de m.
Era lgico. Cuando Domingo se despertaba, su nica perspectiva eran
los ejercicios habituales y una carrera de ocho kilmetros, que no slo
era agotador, sino al cabo de un tiempo tambin aburrido.
Clark no tuvo ms remedio que asentir: que los pequeos siempre
despertaran de buen humor era uno de los grandes misterios de la vida.
Se pregunt en qu momento se perda eso.
Todo el equipo? pregunt Chavez.
Probablemente, s. Incluido gran pjaro agreg Rainbow Seis.
Hoy tambin te ha derrotado? pregunt Ding.
La prxima vez que compita con ese hijo de puta en el campo de
tiro quiero que sea despus de la carrera de la maana, cuando est un
poco tembloroso respondi Clark, enojado.
En general no le gustaba perder en nada, pero an menos si se
trataba de algo tan propio de su identidad como disparar con pistola.
Seor C, Ettore sencillamente no es humano. Con la MP es bueno,
aunque no espectacular, pero con la Beretta es como Tiger Woods con el
hierro de pitch. No falla una.
Hasta hoy no me lo crea. Me parece que tal vez debera haber ido a
almorzar al Green Dragon.
Estoy de acuerdo contigo, John dijo Chavez, que decidi no hacer
ningn comentario sobre la barriga de su suegro. No olvidis que yo
tambin soy bastante bueno con la pistola, pero Ettore me ha ganado
por tres puntos.
Ese cabrn me ha vencido por uno dijo John, dirigindose al
subjefe del equipo. Es la primera vez que he perdido desde que
perteneca al tercer grupo de Operaciones Especiales.
Eso haba sucedido haca treinta aos, compitiendo con el
comandante de su unidad, despus de apostarse unas cervezas. Haba
perdido por dos puntos, pero recordaba con orgullo que luego le haba
vencido tres veces seguidas.


Es se? pregunt Provalov.
No tenemos ninguna fotografa respondi su sargento, pero
corresponde con la descripcin general.
Adems, se diriga al coche correcto, mientras se disparaban varias
cmaras de fotos.
Ambos estaban en una furgoneta, a media manzana del bloque de
pisos que vigilaban. Los dos usaban prismticos verdes forrados de
goma, modelo militar.
Pareca ser el individuo que buscaban. Haba bajado en el ascensor
del edificio, desde el piso correcto. Aquella misma noche haban
averiguado que un tal Ivan Yurievich Koniev viva en el octavo piso de
aquel lujoso edificio. No haban tenido tiempo de interrogar a sus
vecinos, lo que, en cualquier caso, deba hacerse con mucho cuidado.
Era ms que probable que los vecinos de ese Koniev/Suvorov fueran ex
agentes del KGB, como se supona que lo era l y, por tanto, hacerles
preguntas podra poner sobre aviso al sujeto de su investigacin. Prova-
lov no dejaba de recordarse a s mismo que no se trataba de una
persona corriente.
El coche al que subi era de alquiler. Haba un coche privado
registrado a nombre de Koniev, Ivan Yurievich, en esa direccin, un
Mercedes serie C, y quin sabe cuntos otros coches poda tener bajo
otras identidades. Provalov estaba seguro de que deba de tenerlas y de
que los documentos deban de estar muy bien elaborados. El de Koniev
ciertamente lo estaba. El KGB haba formado concienzudamente a su
personal.
El sargento al volante de la furgoneta arranc el motor y habl por
radio. Haba otros dos coches de polica en las inmediaciones, con dos
expertos investigadores en cada uno de ellos.
Nuestro amigo est en movimiento. El coche azul de alquiler dijo
Provalov por radio y los otros dos coches acusaron recibo de la llamada.
El coche de alquiler era un autntico Fiat fabricado en Turn, y no una
de las copias rusas fabricadas en Togliattistad, uno de los pocos
proyectos econmicos especiales de la Unin Sovitica que, en cierto
modo, haban llegado a funcionar. Lo haba elegido porque era un
coche ligero, se pregunt Provalov, o simplemente porque era un coche
barato de alquiler? En aquel momento no haba forma de saberlo.
Koniev/Suvorov arranc, y el primer coche que lo seguira se coloc tras
l, a media manzana de distancia, mientras el segundo lo preceda a
otra media manzana, porque incluso un experto agente del KGB
raramente mirara delante de l en busca de un coche que lo siguiera.
Con un poco ms de tiempo, tal vez habran colocado un localizador en
el Fiat, pero no llevaban ninguno, ni haba oscuridad suficiente. Si
regresaba a su casa, lo haran por la noche, a eso de las cuatro de la
madrugada. Un transmisor que emitiera pitidos, sujeto con un imn al
parachoques trasero, con una antena colgante como la cola de un ratn,
prcticamente invisible. Parte de la tecnologa a disposicin de Provalov
haba sido utilizada originalmente para vigilar a supuestos espas
extranjeros que circulaban por Mosc y eso significaba que era bastante
buena, por lo menos para los niveles rusos.
Seguir el coche fue ms fcil de lo que esperaba. Disponer de tres
coches de seguimiento facilit la operacin. Detectar un solo coche no
era demasiado difcil. Dos tambin podan ser identificados, ya que se
turnaran cada pocos minutos. Pero con tres se rompa
convenientemente la pauta, y aunque haba sido entrenado por el KGB,
Koniev/Suvorov no era un superhombre. Su verdadera defensa consista
en ocultar su identidad, que haban descubierto gracias a una
combinacin de buena investigacin y suerte, que era algo con lo que
contaba la polica. Pero no el KGB. Con su organizacin obsesiva, no la
haban incluido en su programa de formacin, tal vez porque confiar en
la suerte era una debilidad que en el campo poda conducir al desastre.
Eso le indicaba a Provalov que Koniev/Suvorov no haba pasado mucho
tiempo en operaciones de campo. En el mundo real de las calles, esas
cosas se aprenden con rapidez.
El seguimiento se hizo a la mxima distancia, ms de una manzana, y
las manzanas de la ciudad eran muy grandes. La furgoneta estaba
especialmente equipada para ello. Las placas de la matrcula estaban
sujetas a un soporte triangular y bastaba pulsar un interruptor para que
ste girara, permitiendo elegir entre tres juegos de placas diferentes.
Las luces delanteras tambin eran dobles, lo cual permita cambiar el
aspecto de la iluminacin, que era en lo que un adversario experto se
fijara por la noche. Bastaba pulsar una o dos veces un interruptor,
cuando no pudiera verlos por el retrovisor, y debera ser un genio para
darse cuenta de lo sucedido. El que tena la tarea ms difcil era el que
iba delante, porque no era fcil leer la mente de Koniev/Suvorov y
cuando ste giraba inesperadamente, el que iba en cabeza deba
apresurarse a seguir las instrucciones de los que lo seguan, para
recuperar su posicin delantera. Sin embargo, todos los agentes en
aquella operacin eran investigadores de homicidios experimentados,
que haban aprendido a seguir las presas ms peligrosas del planeta:
seres humanos dispuestos a arrebatar la vida de otra persona. Incluso
los asesinos ms estpidos podan tener astucia instintiva y haban
aprendido mucho sobre operaciones policiales simplemente viendo la
televisin. Eso haca algunas de sus investigaciones ms difciles de lo
que deberan haber sido, pero en un caso como ste, la dificultad
adicional serva para que sus hombres alcanzaran un nivel de
entrenamiento superior al que podra proporcionarles cualquier
academia.
Gira a la derecha dijo su conductor por radio. La furgoneta se
coloca en cabeza.
El coche que iba en cabeza girara a la derecha en la prxima calle y
luego se apresurara para recuperar su posicin. El primer coche que lo
segua se colocara detrs de la furgoneta y desaparecera unos minutos,
antes de recuperar su lugar. Era una imitacin de Fiat, blanco cortado,
fabricado en Togliattistad; era el coche familiar ms comn en Rusia y,
por consiguiente, bastante annimo.
Si sta es su nica tentativa para despistarnos, es que est muv
seguro de s mismo.
Cierto reconoci Provalov. Veamos qu ms hace a
continuacin.
El qu ms tuvo lugar a los cuatro minutos. El Fiat gir de nuevo a
la derecha, pero no por una calle, sino por el paso subterrneo de un
bloque de pisos, que abarcaba toda la manzana. Afortunadamente, el
primer coche que lo segua ya estaba en la esquina lejana del edificio,
intentando alcanzar al Fiat, cuando tuvo la suerte de que
Koniev/Suvorov apareciera treinta metros delante de l.
Lo tenemos se oy por la radio. Vamos a retrasarnos un poco.
Adelante! orden Provalov y su conductor aceler hasta la
prxima esquina.
Entretanto, puls el interruptor para cambiar las placas de la
matrcula y la iluminacin, de modo que de noche la furgoneta parecera
otra.

Est seguro de s mismo coment Provalov a los cinco minutos.
Ahora la furgoneta circulaba cerca del Fiat, seguida de los otros dos
coches de vigilancia. Dondequiera que fuese, no lo perdan de vista.
Haba hecho una maniobra evasiva, muy astuta, pero slo una. Tal vez
consider que con una bastaba, que si alguien lo segua lo hara en un
solo coche y lo habra detectado por el retrovisor en el paso
subterrneo. Muy bien, pens el teniente de la milicia. Lstima que no lo
acompaara su amigo norteamericano del FBI. El FBI no lo habra hecho
mejor, a pesar de sus vastos recursos. No era una desventaja que sus
hombres conocieran las calles de Mosc y sus alrededores tan bien como
cualquier taxista.
Va a cenar y a tomar una copa en algn lugar repar el conductor
de Provalov. Parar en menos de un kilmetro.
Veremos respondi el teniente, pensando que probablemente el
conductor estaba en lo cierto.
En aquella zona haba diez u once restaurantes de categora. Cul
eligira su presa?
Result ser el Prncipe Miguel de Kiev, un establecimiento ucraniano
especializado en pollo y pescado, tambin conocido por su excelente
bar. Koniev/Suvorov par frente a la puerta, dej que el portero
aparcara su coche y entr.
Quin es el que va mejor vestido de todos nosotros? pregunt
Provalov por radio.
Usted, camarada teniente.
Las otras dos parejas vestan de obrero, lo cual no era lo ms
indicado para aquel lugar. La mitad de los clientes del Prncipe Miguel de
Kiev eran extranjeros y era preciso vestir bien en su compaa; el
restaurante se encargaba de ello. Provalov se ape a media manzana y
camin a paso ligero hasta la marquesina de la puerta. El portero le
permiti entrar, despus de examinar su indumentaria; en la nueva
Rusia, el atuendo tena ms importancia que en cualquier otro pas eu-
ropeo. Podra haber mostrado su placa, pero no habida sido una buena
idea, pues era perfectamente posible que algn empleado del
restaurante se lo comunicara a Koniev/Suvorov. En ese momento tuvo
un destello de inspiracin. Entr inmediatamente en el servicio y sac su
telfono mvil.
Diga respondi una voz familiar.
Mishka?
Oleg? pregunt Reilly. Qu puedo hacer por ti?
Conoces un restaurante llamado Prncipe Miguel de Kiev?
S, claro, por qu?
Necesito tu ayuda. Cunto puedes tardar en llegar? pregunt
Provalov, consciente de que Reilly viva a slo dos kilmetros del lugar.
Diez o quince minutos.
Date prisa. Estar en la barra. Ponte presentable agreg el polica.
De acuerdo respondi Reilly, mientras se preguntaba cmo le
explicara aquello a su esposa y por qu le habran interrumpido su
tranquila velada frente al televisor.
Provalov volvi a la barra, pidi un vodka con pimienta y encendi un
cigarrillo. Su presa estaba a siete taburetes de distancia, tambin
tomando una copa solo, tal vez a la espera de que se desocupara una
mesa. El restaurante estaba lleno. Al fondo del comedor, un cuarteto de
cuerda tocaba algo de Rimsky Korsakov. Era un establecimiento muy
por encima de lo que Provalov poda permitirse habitualmente. Eso
significaba que Koniev/Suvorov gozaba de una posicin econmica
holgada, lo que no era particularmente sorprendente. Muchos ex
agentes del KGB se desenvolvan muy bien en el sistema econmico de
la nueva Rusia. Tenan una mundologa y unos conocimientos que muy
pocos de sus conciudadanos podan igualar. En una sociedad conocida
por su creciente corrupcin, haba un lugar para ellos en el mercado y
una red de co-legas deambulantes a los que podan acudir, con quienes
compartir sus beneficios, legales o ilegales, a cambio de diversas
consideraciones.
Provalov haba vaciado su primera copa y acababa de llamar al
camarero para que le sirviera otra, cuando apareci Reilly.
Oleg Gregoriyevich exclam el norteamericano a modo de saludo.
El polica ruso se percat de que no era ningn imbcil. El ruso que
hablaba a voces era claramente norteamericano y constitua una
tapadera perfecta en aquel entorno. Adems, iba bien vestido,
proclamando a los cuatro vientos su origen extranjero.
Mishka! respondi Provalov, estrechando calurosamente la mano
del norteamericano, mientras llamaba al camarero.
Bien, a quin buscamos? pregunt ms discretamente el agente
del FBI.
El del traje gris, siete taburetes a mi izquierda.
Lo tengo dijo inmediatamente Reilly. Quin es?
Actualmente utiliza el nombre de Koniev, Ivan Yurievich. En realidad
creemos que se trata de Suvorov, Klementi Ivan'ch.
Caramba exclam Reilly. Qu ms puedes contarme?
Lo hemos seguido hasta aqu. Ha utilizado un mtodo de evasin
simple aunque eficaz, pero disponamos de tres coches para seguirlo y
hemos vuelto a localizarlo inmediatamente.
Muy bien, Oleg dijo el agente del FBI.
Puede que su formacin fuera deficiente y sus recursos precarios,
pero Provalov no era un mal polica. En el FBI sera por lo menos agente
especial supervisor. Oleg tena un instinto policial excelente. Seguir a un
individuo del KGB por las calles de Mosc no era un ejercicio trivial,
como tampoco lo era seguir a un sicario paranoico por las de Queens.
Reilly tom un sorbo de su vodka con pimienta y se volvi de lado en su
taburete. Ms all del sujeto haba una belleza de pelo oscuro, con un
ceido vestido negro. A Reilly le dio la impresin de que era una de esas
prostitutas caras, que anunciaba la mercanca. Sus ojos oscuros
examinaban el entorno con la misma atencin que los suyos. La
diferencia era que Reilly era un hombre y el hecho de que buscara a una
chica atractiva, o lo aparentara, no tena nada de raro. En realidad, no
era a ella a quien miraba fijamente, sino al hombre. Aparentaba unos
cincuenta aos, apuesto, nada inusual en su aspecto, como se supona
que un espa deba ser, al parecer a la espera de que se desocupara una
mesa, acariciando su copa y con la mirada puesta en el espejo situado
detrs de la barra, para comprobar si alguien lo vigilaba.
Evidentemente, se haba despreocupado del norteamericano y de su
amigo ruso. Despus de todo, qu inters poda tener l para un
hombre de negocios norteamericano? Adems, el norteamericano estaba
pendiente de la prostituta que haba a su izquierda. Por consiguiente, no
prestaba atencin a los hombres a su derecha, ni directamente ni a
travs del espejo. Oleg era listo, pens Reilly, utilizndolo como tapa-
dera para su discreta vigilancia.
Ha surgido algo ms ltimamente? pregunt el agente del FBI.
Provalov le cont lo que haba descubierto sobre la prostituta y lo que
haba ocurrido la noche anterior a los asesinatos.
Eso es fascinante. Pero todava no sabes quin era el objetivo.
No reconoci Provalov, y le dio un trago a su segunda copa.
Saba que deba moderarse con el alcohol, para no cometer ningn
error. Su presa era demasiado astuta y peligrosa para exponerse a
cualquier riesgo. Siempre le quedaba la opcin de detener al individuo
para interrogarlo, pero saba que eso sera intil. A esa clase de
delincuentes haba que tratarlos con la misma delicadeza que a un
ministro del gabinete. Provalov fij su mirada en el espejo, donde
examin detenidamente el perfil de un probable asesino mltiple. Por
qu no tendran las personas como l una aureola negra alrededor de la
cabeza? Por qu parecan personas normales?
Se sabe algo ms sobre ese memo?
Al ruso haba llegado a gustarle la jerga norteamericana.
No, Mishka respondi, moviendo la cabeza. Todava no lo hemos
comprobado con la SVR.
Te preocupa que pueda tener una fuente dentro del edificio?
pregunt el norteamericano.
La posibilidad existe asinti Oleg.
Evidentemente exista. Los ex agentes del KGB probablemente
constituan una estrecha fraternidad. Podan disponer perfectamente de
alguien dentro del antiguo cuartel general tal vez en los archivos de
personal que se lo comunicara si la polica se interesaba por alguna
ficha en particular.
Maldita sea exclam el norteamericano, mientras pensaba:
menudo hijo de perra, acostarse con una de sus putas antes de
cargrselo.
Haba en ello una frialdad desagradable, como sacado de una pelcula
de la mafia. Pero en la vida real la Cosa Nostra no tena agallas para
hacer algo semejante. Por impresionantes que fueran, los sicarios de la
mafia no tenan la formacin de un agente de inteligencia profesional y
en esta jungla en particular eran simples gatos callejeros comparados
con panteras. Dirigi de nuevo su atencin al sujeto. La chica era una
distraccin, pero no excesiva.
Oleg.
Dime, Mikhail.
Mira a alguien que est cerca de los msicos. Su mirada vuelve
siempre al mismo punto. No examina el entorno como lo haca al
principio.
El sujeto se fijaba en todos los que entraban en el restaurante, pero
su mirada volva a una parte concreta del espejo y probablemente haba
decidido que ninguno de los presentes supona un peligro para l.
Bueno, pens Reilly, incluso la formacin tiene sus limitaciones y tarde o
temprano tu propia pericia puede volverse contra ti. Acababas por
adoptar pautas y hacer suposiciones que podan perderte. En este caso,
Suvorov supona que ningn norteamericano poda estar vigilndolo.
Despus de todo, l no le haba hecho nada a ningn norteamericano en
Mosc, ni tal vez en toda su carrera, no estaba en territorio extranjero,
sino en su propio campo y por el camino se haba librado de quien
pudiera seguirlo, como siempre haca, en el supuesto de que se tratara
de un solo coche. Bueno, los listos conocan sus limitaciones. Cmo era
el proverbio? La diferencia entre la genialidad y la estupidez consista en
que el genio saba que tena limitaciones. Ese Suvorov se consideraba
un genio... pero a quin miraba? Reilly hizo girar un poco ms su
taburete y examin aquella parte de la sala.
Qu ves, Mishka?
Un montn de gente, Oleg Gregoriyevich, principalmente rusos,
algunos extranjeros, todos bien vestidos. Dos chinos que parecen
diplomticos, cenando con dos rusos de aspecto oficial. La situacin
parece cordial.
Reilly pens en que haba cenado aqu tres o cuatro veces con su
esposa. La comida era bastante buena, especialmente el pescado.
Adems, en el Prncipe Miguel de Kiev tenan un buen caviar, que era
una de las cosas ms exquisitas que se podan conseguir aqu. A su
esposa le encantaba, y haba descubierto que en su pas sera mucho
ms caro... Haca tantos aos que Reilly realizaba vigilancias discretas,
que haba aprendido a ser invisible. Poda pasar inadvertido casi en
cualquier lugar, salvo en Harlem, donde el FBI tena agentes negros.
No caba la menor duda, ese Suvorov miraba a un mismo lugar,
aparentemente sin darle importancia y siempre a travs del espejo.
Incluso se coloc de tal modo que sus ojos miraran de forma natural al
lugar en cuestin, desde su taburete. Pero las personas como l no
hacan nada porque s. Estaban entrenadas para pensar en todo, incluso
para ir al retrete... y por consiguiente era asombroso que lo hubieran
descubierto de un modo tan estpido: mediante una puta que le haba
registrado los bolsillos, mientras dorma para recuperarse de un
orgasmo. Haba hombres, por inteligentes que fueran, que pensaban
con la polla... Reilly volvi de nuevo la cabeza... uno de los chinos de la
mesa del fondo se disculpaba para dirigirse al servicio. Reilly pens en
hacer lo mismo inmediatamente, pero... no. Si estaba preparado con
antelacin, eso podra estropearlo... Paciencia, Mishka, se dijo a s
mismo, al tiempo que volva la cabeza para mirar al sujeto principal.
Koniev/Suvorov dej su copa en la barra y se puso de pie.
Oleg. Quiero que me indiques dnde est el servicio dijo el agente
del FBI. Dentro de quince segundos.
Provalov cont mentalmente los segundos y luego extendi el brazo
en direccin a la puerta principal. Reilly le dio una palmada en la espalda
y tom la direccin indicada.
El Prncipe Miguel de Kiev era un bonito restaurante, pero no tena
ningn empleado que cuidara de los servicios, como en muchos lugares
europeos, tal vez porque a los norteamericanos les resultaba incmodo
o quizs porque la direccin lo consideraba un gasto innecesario. Reilly
entr y vio tres urinarios, dos de ellos ocupados. Se baj la cremallera,
orin, volvi a subrsela, baj la mirada al darse la vuelta para ir a
lavarse las manos y por el rabillo del ojo vio que aquellos individuos
intercambiaban una fugaz mirada. El ruso era ms alto. En aquel
servicio haba una toalla circular, como las que prcticamente haban
desaparecido en Norteamrica. Reilly dio un tirn y se sec las manos,
sin poder esperar mucho ms. De camino a la puerta se meti la mano
en el bolsillo, dej colgando las llaves de su coche y se le cayeron al
suelo cuando empujaba la puerta.
Maldita sea exclam, al tiempo que se agachaba para recogerlas
del suelo embaldosado, protegido de su mirada por un tabique de acero.
Entonces lo vio. Estaba bien hecho. Podan haber sido ms pacientes,
pero probablemente descartaron la importancia del norteamericano, y
ambos eran profesionales. Apenas se tocaron y el ligero roce que tuvo
lugar ocurri por debajo del nivel de la cintura, fuera del campo de
visin de un observador accidental. Pero Reilly no era un observador
accidental e incluso por el rabillo del ojo, era evidente para un iniciado.
Era un pase de roce clsico, tan bien hecho que ni siquiera Reilly, con
toda su experiencia, pudo determinar quin le haba pasado qu a
quin. El agente del FBI sigui su camino y regres a su taburete junto
a la barra, donde le hizo una sea al camarero para que le sirviera la
copa que consideraba haberse ganado.
Y bien?
Debes identificar a ese chino. l y nuestro amigo han intercambiado
algo en el retrete. Un pase de roce, muy bien hecho respondi Reilly,
sonriente, mientras gesticulaba en direccin a la morena de la barra.
En realidad lo haban hecho tan bien, que si Reilly se hubiera visto
obligado a declarar en un juicio y describrselo a un jurado, cualquier
abogado recin salido de la facultad lo habra obligado a reconocer que
no haba visto nada en absoluto. Pero eso era muy significativo. Ese
nivel de pericia era propio de un encuentro casual entre dos personas
completamente inocentes, la ms pura de las coincidencias, o de dos
agentes secretos profesionales que utilizaban su habilidad a la perfec-
cin en un lugar ideal. Provalov estaba situado de forma que vio salir a
los dos individuos del servicio. Ni siquiera se miraron, se prestaron
menos atencin que a un perro extraviado, exactamente como haran
dos perfectos desconocidos despus de coincidir en el servicio de
cualquier lugar. Pero cuando Koniev/Suvorov regres a su taburete en la
barra se centr en su copa y dej de mirar regularmente el espejo. En
realidad, volvi la cabeza y salud a la chica situada a su izquierda,
antes de llamar al camarero para que le sirviera otra copa, que ella
acept con una clida sonrisa comercial. Su expresin proclamaba que
haba encontrado un cliente con quien pasar la noche. Era una buena
actriz, pens Reilly.
Nuestro amigo va a follar esta noche dijo Reilly.
Es atractiva reconoci Provalov. Veintitrs, te parece?
Ms o menos, tal vez un poco ms joven. Bonitas maracas.
Maracas? pregunt el ruso.
Tetas, Oleg, tetas aclar el agente del FBI. Ese chino es un
espa. Ves a alguien que lo vigile?
A nadie que yo conozca respondi el teniente. Puede que no sea
conocido como agente secreto.
S, claro, vas a decirme que todo vuestro personal de
contraespionaje se ha retirado a Sochi? Maldita sea, a veces me siguen
incluso a m.
Significa esto entonces que yo soy uno de tus agentes? pregunt
Provalov.
Reilly solt una carcajada.
Avsame si piensas desertar, Oleg Gregoriyevich.
El chino de traje azul claro?
El mismo. Bajo, de unos cinco con cuatro, ciento cincuenta y cinco,
rechoncho, cabello corto, cuarenta y cinco aos aproximadamente.
Provalov lo convirti a un metro sesenta y tres centmetros y unos
setenta kilos, tom nota mentalmente y volvi la cabeza para examinar
su rostro, situado a unos treinta metros de distancia. Tena un aspecto
perfectamente comn, como la mayora de los espas. A continuacin se
dirigi al servicio, para llamar por telfono a sus agentes que estaban en
la calle.
Y as acab prcticamente la velada. Koniev/Suvorov abandon el
restaurante al cabo de unos veinte minutos, con la chica del brazo, y se
fue directamente a su casa. Uno de los que se haban quedado
acompa al chino a su coche, que llevaba matrcula diplomtica. Los
policas tomaron sus notas antes de dar por concluida su larga jornada,
mientras se preguntaban qu haban descubierto y qu importancia
tendra.

VEINTE

DIPLOMACIA


Y bien? pregunt Rutledge, cuando el secretario Adler le devolva
sus notas.
Me parece bien, Cliff, con la condicin de que puedas transmitir el
mensaje de forma adecuada respondi el secretario de Estado a su
subordinado.
Comprendo el proceso dijo Rutledge, antes de hacer una pausa
El presidente quiere que se entregue este mensaje en trminos
inequvocos, estoy en lo cierto?
Efectivamente asinti Adler.
Sabes lo que te digo, Scott, nunca he presionado tanto a nadie.
Alguna vez has querido hacerlo?
Algunas veces, con los israeles. Con Sudfrica agreg
pensativamente.
Nunca con los chinos o los japoneses?
Scott, no olvides que nunca haba sido negociador hasta ahora.
Pero lo era en esta ocasin, porque la misin con Pekn estaba
considerada de gran importancia y requera un diplomtico de alto nivel,
en lugar de alguien con el mero ttulo de embajador. Los chinos ya lo
saban. En su caso, el encargado pblico de las negociaciones sera su
ministro de Exteriores, aunque quien se sentara a la mesa sera un
diplomtico de rango inferior especializado en comercio exterior, que
haba sido muy afortunado en sus tratos con Norteamrica. El secretario
Adler, con la autorizacin del presidente Ryan, filtraba lentamente a la
prensa que tal vez deberan modificarse ligeramente las fechas y las
normas. Le preocupaba que Cliff Rutledge no fuera exactamente la
persona indicada para entregar el mensaje, pero Cliff era el bateador de
turno.
Cmo te llevas con ese tal Gant, de la Tesorera?
Si fuera diplomtico, estaramos en guerra con todo el maldito
planeta, pero supongo que probablemente conoce sus cifras y sus
ordenadores respondi Rutledge, sin disimular su desagrado por el
judo nacido en Chicago, con aires de nuevo rico.
Rutledge era de origen humilde, pero eso haca mucho tiempo que
estaba olvidado. Una formacin en Harvard y un pasaporte diplomtico
lo ayudaban a uno a olvidar cosas tan desagradables, como haberse
criado en un barrio obrero comiendo las sobras del da anterior.
Recuerda que a Winston le gusta y que a Ryan le gusta Winston,
de acuerdo? advirti amablemente Adler, que decidi no preocuparse
por el antisemitismo de Cliff, propio de un blanco, anglosajn y
protestante.
La vida era demasiado corta para tonteras y Rutledge saba que su
carrera estaba en manos de Scott Adler. Puede que ganara ms dinero
como asesor cuando abandonara el Departamento de Estado, pero si lo
despedan de su cargo no mejorara su valor como agente libre en el
mercado.
De acuerdo, Scott. Y, s, necesito ayuda con los aspectos
monetarios de esa negociacin asinti casi respetuosamente.
Bien. Saba cmo postrarse cuando era necesario. Adler, ni siquiera se
plante revelarle la fuente de inteligencia que tena en el bolsillo, gracias
al presidente. Haba algo en ese profesional de la carrera diplomtica
que haca que su superior desconfiara de l.
Y las comunicaciones?
La embajada de Pekn dispone del sistema Tapdance. As como del
nuevo sistema telefnico, al igual que el avin.
Pero haba problemas con el mismo, investigados recientemente en
Fort Meade. Los instrumentos tenan dificultad en conectarse entre s, y
utilizar un vnculo va satlite no resolva el problema. Al igual que la
mayora de los diplomticos, Rutledge raramente se interesaba por esas
trivialidades. Esperaba que la informacin apareciera como por arte de
magia, sin preguntarse generalmente cmo se haba obtenido, pero
cuestionando siempre los motivos de la fuente, fuera quien fuese. A fin
de cuentas, Clifford Rutledge segundo era el diplomtico perfecto. Crea
en muy pocas cosas, salvo en su propia carrera,
unas vagas nociones de concordia internacional y su habilidad
personal para generarla, as como evitar la guerra mediante la pura
fuerza de su genialidad.
Pero en su lado positivo, Adler reconoca que Rutledge era un tcnico
diplomtico competente, que saba cmo funcionaban los trueques y
cmo presentar una posicin de la manera ms suave posible, pero en
trminos firmes. En el Departamento de Estado no haba muchos como
l. Como alguien haba comentado en una ocasin sobre Theodore
Roosevelt: El caballero ms amable que ha degollado a alguien. Pero
Cliff nunca llegara tan lejos, ni siquiera para avanzar en su propia
carrera. Probablemente se afeitaba con una maquinilla elctrica, no por
temor a cortarse, sino por miedo a ver la sangre.
Cundo sale tu avin? pregunt el secretario.


Barry Wise ya haba hecho las maletas. Era un experto, como era
lgico, teniendo en cuenta que viajaba tanto como un piloto de unas
lneas areas internacionales. El ex marine negro tena cincuenta y
cuatro aos, haba trabajado para la CNN desde su inauguracin haca
ms de veinte aos y lo haba visto todo. Haba cubierto el conflicto de
los contras en Nicaragua y los primeros bombardeos de Bagdad.
Estaba en Yugoslavia cuando excavaban fosas comunes y haba hecho
retransmisiones en directo desde las carreteras de la muerte en Ruanda,
con el deseo de hacer llegar el olor horrible que todava lo persegua en
sus sueos y simultneamente agradecindole a Dios no poder hacerlo.
Como profesional de la informacin, Wise consideraba que su misin en
la vida consista en transmitir la verdad desde donde fuera, al lugar
donde se encontrara la gente interesada en la misma y ayudar a que se
interesaran si no lo estaban. No tena mucho en cuanto a ideologa
personal, aunque era un gran creyente en la justicia y una de las formas
de contribuir a que sta se cumpliera consista en facilitar la informacin
correcta al jurado, en este caso a los televidentes. El y personas como l
haban transformado Sudfrica de estado racista en democracia
funcional y tambin haba jugado un papel en la destruccin del
comunismo en el planeta. A su entender, la verdad era el arma ms
poderosa del mundo, si se dispona de los medios para hacerla llegar al
pblico en general. Al contrario de la mayora de los miembros de su
profesin, Wise respetaba al ciudadano de a pie, por lo menos al que se
tomaba la molestia de escucharlo. La gente comn quera conocer la
verdad, y su trabajo consista en ofrecrsela como mejor pudiera, sobre
lo que a veces dudaba y cuestionaba permanentemente sus propias
habilidades.
Bes a su esposa de camino a la puerta, con la promesa de traer algo
para los nios a su regreso, como siempre haca, y carg su bolsa de
viaje en el nico lujo personal que se haba permitido, un Mercedes
deportivo de color rojo, que luego condujo hasta la ronda exterior de
Washington y de all a la base Andrews de las fuerzas areas. Deba
llegar temprano, porque las fuerzas areas se haban vuelto
excesivamente precavidas respecto a la seguridad. Tal vez por esa
estpida pelcula en la que unos terroristas cruzaban una serie de
controles con guardias armados y, a pesar de que eran slo aviadores y
no marines, llevaban rifles y por lo menos parecan bastante
competentes, incluso a bordo del avin militar, en el que un intruso era
tan improbable, al parecer de Wise, como un ladrn en el despacho oval
que le robara la cartera al presidente. Pero los militares tenan sus
propias reglas, por ilgicas que fueran, como recordaba perfectamente
de su poca en el cuerpo. A su llegada haba cruzado todos los
controles, cuyos guardias lo conocan mejor que a su propio comandante
y esperaba la llegada de la comitiva oficial, en la lujosa sala para
visitantes distinguidos, junto a la pista Cero Uno Izquierda de Andrews.
Luego subiran a bordo del venerable CV-137, para emprender el
interminable vuelo a Pekn. Los asientos eran tan cmodos como podan
serlo en un avin, y el servicio tan bueno como en primera clase de
cualquier compaa, pero los vuelos tan largos no eran nunca divertidos.


Nunca he estado antes all dijo Mark Gant, en respuesta a la
pregunta de George Winston. Qu tal es ese Rutledge?
El secretario de la Tesorera se encogi de hombros.
Funcionario del Departamento de Estado, que ha ascendido hasta
casi la cima del escalafn. Sola tener buenos contactos polticos; en
otra poca fue ntimo de Ed Kealty.
El ex financiero levant la cabeza.
Y por qu Ryan no lo ha puesto de patitas en la calle?
No es as como Jack hace las cosas respondi Winston, al tiempo
que se preguntaba si en esta ocasin los principios no se interponan en
el camino del sentido comn.
No te parece, George, que sigue siendo bastante ingenuo?
Puede que s, pero es una persona recta y eso me gusta. Sin duda
nos ha apoyado con lo de la poltica tributaria y el Congreso lo aprobar
dentro de unas semanas.
Gant no se lo creera hasta que lo viera.
Siempre y cuando no se les ocurra a todos los miembros de los
grupos de presin de la ciudad cruzarse en la va del tren.
Slo hay que engrasar un poco ms las ruedas respondi Winston
de buen humor. No sera agradable encerrar a todos esos
cabrones...?
George pens Gant, si crees eso, es que has pasado demasiado
tiempo con el presidente. Pero estaba tan mal el idealismo despus de
todo?
Me contentar con estrujar a esos cabrones chinos en la balanza
comercial. Nos apoyar Ryan?
Hasta las ltimas consecuencias, segn dice. Y yo lo creo, Mark.
Supongo que ya lo veremos. Espero que ese Rutledge sepa
interpretar las cifras.
Estudi en Harvard seal el secretario Winston.
Lo s replic Gant, que se haba licenciado veinte aos atrs en la
Universidad de Chicago y tena sus propios prejuicios intelectuales.
Qu diablos era Harvard, salvo un nombre y un legado?
No todos son imbciles dijo Winston, con una carcajada.
Bueno, jefe, supongo que ya lo veremos respondi, al tiempo que
levantaba su maleta sobre las ruedas y se echaba la bolsa de su
ordenador al hombro. Mi coche espera en la puerta.
Buen viaje, Mark.


Su nombre era Yang Lien Hua. Tena treinta y cuatro aos, estaba
embarazada de nueve meses y muy asustada. Era su segundo
embarazo. Del primero haba tenido un hijo llamado Ju Long, un nombre
particularmente auspicioso que significaba aproximadamente gran
dragn. Pero el nio haba muerto a los cuatro aos, empujado en la
acera por una bicicleta bajo las ruedas de un autobs. Su muerte haba
destrozado a sus padres y afligido incluso a los funcionarios locales del
partido comunista encargados de la investigacin, que absolvieron al
conductor del autobs y nunca lograron identificar al imprudente ciclista.
El sufrimiento de la seora Yang haba sido suficientemente intenso,
para buscar consuelo de un modo que el gobierno de aquel pas no
aprobaba particularmente.
Lo haba buscado en el cristianismo, la religin extranjera detestada
en la realidad, aunque no exactamente ilegal. En otra poca habra
buscado consuelo en las enseanzas de Buda o de Confucio, pero stas
tambin haban sido eliminadas en gran parte de la conciencia popular
por el gobierno marxista, que todava consideraba todas las religiones
como un narctico pblico. Una compaera de trabajo le haba sugerido
discretamente que hablara con un amigo suyo, un hombre llamado Yu
Fa An. La seora Yang lo busc, y as empez su primera aventura en el
mundo de la traicin.
Comprob que el reverendo Yu era un hombre culto y que haba
viajado mucho, lo cual para ella aumentaba su talla humana. Tambin
saba escuchar, prestaba atencin a cada una de sus palabras y de vez
en cuando le serva compasivamente un t y le acariciaba la mano,
cuando le brotaban las lgrimas. Slo cuando ella terminaba de contarle
sus lamentos, empezaba l a hablar.
Le dijo que Ju Long estaba con Dios, porque Dios se interesaba
particularmente por las necesidades de los nios inocentes. Si bien no
poda ver a su hijo en aquel momento, l la vea a ella desde el cielo, y
aunque su afliccin fuera completamente comprensible, deba creer que
el Dios de la tierra era el Dios de la misericordia y del amor, que haba
mandado a su nico hijo a la tierra para mostrar el camino a los
hombres y sacrificar su propia vida por los pecados de la humanidad. Le
entreg una Biblia impresa en gouyu, idioma oficial de la Repblica
Popular (tambin llamado mandarn) y le ayud a encontrar pasajes
apropiados.
No fue fcil para la seora Yang, pero tan honda era su afliccin que
volva en busca de consejo, hasta que por fin se present con su
marido, Quon. El seor Yang result ser ms difcil de convencer. Haba
servido en el Ejrcito Popular, donde haba sido totalmente aleccionado
en la poltica de su nacin y sus respuestas haban llegado a ser
suficientemente correctas para que lo destinaran a la escuela de
suboficiales, para lo cual se requera fiabilidad poltica. Pero Quon haba
sido un buen padre para su pequeo gran dragn y tambin
encontraba que el vaco en su sistema de creencias era excesivo para
superarlo con facilidad. El reverendo Yu llenaba dicho vaco y
paulatinamente llegaron a aceptar su prdida, convencidos de la
continuidad de la vida de Ju Long y de que un da volveran a verlo en
presencia del Todopoderoso, cuya existencia era crecientemente real
para ambos.
Hasta entonces, la vida deba seguir adelante. Ambos trabajaban
como obreros en la misma fbrica y vivan en un piso para trabajadores
en el distrito de Di'Anmen de Pekn, cerca del parque de Jingshan
(colina de carbn). Trabajaban en la fbrica durante el da, miraban la
televisin estatal por la noche y, en su momento, Lien Hua qued de
nuevo embarazada.
Y con ello infringi la poltica gubernamental de control de la
poblacin, que era mucho ms que draconiana. Se haba decretado
haca mucho tiempo que los matrimonios podan tener un solo hijo. Un
segundo embarazo requera autorizacin gubernamental. Aunque no
sola negarse a aquellos cuyo primer hijo hubiera fallecido, era
imprescindible obtener la debida autorizacin, y en el caso de padres
polticamente inaceptables, el gobierno retena generalmente dicha
autorizacin como medio adicional de control de la poblacin viva. Eso
significaba que un embarazo no autorizado deba interrumpirse. Con
garantas de seguridad y a costa del Estado en un hospital pblico, pero
deba interrumpirse.
Para el gobierno comunista, el cristianismo era poco fiable, y no era
sorprendente que el Ministerio de Seguridad Estatal hubiera infiltrado un
agente secreto en la congregacin del reverendo Yu. Dicho individuo,
que en realidad eran tres por si alguno de ellos se dejaba corromper por
la religin y se converta, a su vez, en poco fiable, haba incluido los
nombres de los Yang en una lista de personas polticamente no fiables.
As pues, cuando la seora Yang Lien Hua registr debidamente su
embarazo, recibi una carta oficial en la que se le ordenaba presentarse
en el hospital Longfu, situado en la calle Meishuguan, para someterse a
un aborto teraputico.
Lien Hua no estaba dispuesta a hacerlo. Su nombre significaba flor
de loto, pero su interior estaba hecho de algo mucho ms robusto. Al
cabo de una semana escribi una carta al departamento gubernamental
apropiado, para comunicarles que un aborto accidental haba puesto fin
a su embarazo. Debido a la naturaleza de las burocracias, nunca se
comprob su mentira.
La mentira slo le concedi a Flor de Loto seis meses de estrs
creciente. Nunca vio a un doctor, ni siquiera a uno de los mdicos
descalzos que la Repblica Popular haba inventado haca una
generacin, ante la admiracin de los izquierdistas de todo el mundo
entero. Lien Hua estaba sana y fuerte, y la naturaleza haba diseado el
cuerpo humano para producir hijos sanos mucho antes de la aparicin
de los gineclogos. Lograba ocultar con bastante xito su barriga
progresivamente abultada, bajo la holgada ropa que llevaba. Lo que no
poda ocultar, por lo menos a s misma, era el miedo que senta en su
interior. Llevaba un beb en la barriga. Ella lo quera. Quera una
segunda oportunidad de ser madre. Anhelaba la sensacin de un hijo
que se alimentara en su pecho. Quera ofrecerle amor y cario, ver
cmo aprenda a gatear, levantarse, caminar, hablar y verlo crecer ms
all de los cuatro aos, ingresar en la escuela, aprender y convertirse en
un buen adulto del que pudiera sentirse orgullosa.
El problema era la poltica. El Estado impona despiadadamente su
voluntad. Saba lo que poda ocurrir: que en el mismo momento del
parto se inyectara una jeringuilla llena de formol en la cabeza del beb.
Era la poltica estatal de China. Para los Yang era un asesinato
premeditado a sangre fra y estaban decididos a no perder su segundo
hijo, que segn el reverendo Yu era un don del propio Dios.
Y haba una forma de conseguirlo. Si el parto tena lugar en casa sin
asistencia mdica y el beb empezaba a respirar, el Estado no lo
matara. Algunas cosas arredraban incluso al gobierno de la Repblica
Popular, y matar a un nio que viva y respiraba era una de ellas. Pero
hasta que tomara aquel primer aliento, no tena mayor importancia que
una pieza de carne en un mercado. Se rumoreaba incluso que el
gobierno chino venda rganos de fetos abortados en el mercado
mundial de tejidos humanos, para ser utilizados con fines mdicos, y
para los Yang no era difcil creerlo.
De modo que el plan de Lien Hua era parir en casa, para
presentrselo luego al Estado como cosa hecha y ms adelante el
reverendo Yu lo bautizara. Con dicho propsito, la seora Yang se
mantena en buena forma fsica, caminaba dos kilmetros todos los das,
coma con sensatez y en general segua todas las recomendaciones de
las publicaciones del gobierno para futuras madres. Y si surga algn
problema grave, acudiran al reverendo Yu en busca de consejo y
asesoramiento. El plan le permita a Lien Hua controlar el estrs que
en realidad era terror de su estado no autorizado.


Y bien? pregunt Ryan.
Rutledge tiene la capacidad adecuada y le hemos dado las
instrucciones pertinentes. Debera poder llevarlas a cabo. La incgnita
radica en si los chinos seguirn la corriente.
Si no lo hacen, las cosas se pondrn difciles para ellos respondi
el presidente, si no con frialdad, s con cierto grado de determinacin
Si creen que pueden intimidarnos, Scott, ha llegado el momento de que
descubran quin es el matn del barrio.
Lucharn. Recuerdas que hace cuatro das hicieron un pedido
provisional de catorce aviones Boeing 777? Eso ser lo primero que
anularn si no les gusta nuestra propuesta. Eso significa mucho dinero y
muchos puestos de trabajo para Boeing en Seattle advirti el
secretario de Estado.
Nunca me ha gustado el chantaje, Scott. Adems, ste es un caso
clsico de proteger un puado de rboles y descuidar el bosque. Si
cedemos por esa causa, perderemos diez veces ms dinero y diez veces
ms puestos de trabajo en otros lugares; s que estarn repartidos, que
los cmaras de televisin no tendrn un lugar concreto al que enfocar
sus objetivos y, por consiguiente, no se divulgar la historia real, sino
slo lo que quepa en una cinta de un centmetro y cuarto. Pero no estoy
aqu para complacer a los malditos medios de comunicacin. Estoy aqu
para servir al pueblo como mejor sepa, Scott. Y juro por Dios que as lo
har prometi el presidente.
No lo dudo, Jack respondi Adler. Pero recuerda que no
suceder exactamente como t lo deseas.
Nunca sucede, pero si se ponen duros, les costar setenta mil
millones anuales. Nosotros podemos permitirnos prescindir de sus
productos. Pueden permitirse ellos prescindir de nuestro dinero?
pregunt Ryan.
Adler no se senta plenamente cmodo con la forma en que el
presidente haba formulado la pregunta.
Supongo que tendremos que mantenernos a la expectativa.


VEINTIUNO

HERVOR

Dime, qu averiguaste anoche? pregunt Reilly.
Llegara tarde a su despacho de la embajada, pero presenta que el
caso del lanzagranadas, que era como l se lo planteaba, empezaba a
aclararse y el director Murray tena un inters personal en el mismo,
porque tambin lo tena el presidente, y eso lo converta en algo ms
importante que el papeleo rutinario de su escritorio.
Nuestro amigo chino, me refiero al que fue al lavabo, es el tercer
secretario de su embajada. Nuestros amigos de la SVR, al otro lado de
la ciudad, sospechan que pertenece al Ministerio de Seguridad del
Estado. En el Ministerio de Exteriores, me refiero al nuestro, no se lo
considera particularmente listo como diplomtico.
As es como disimula uno a un espa dijo Reilly. Como un torpe
funcionario. El caso es que est en el juego.
Efectivamente, Mishka respondi Provalov. Ahora sera
agradable saber quin le pas qu a quin.
Oleg Gregoriyevich dijo Reilly, a quien le gustaba el tratamiento
ruso semiformal, aunque hubiera estado junto a ellos, mirndolos
fijamente, dudo que lo hubiera visto.
Ese era el problema cuando una trataba con autnticos profesionales.
Eran tan hbiles con sus maniobras como un crupier de Las Vegas con
una baraja de naipes. Se necesitaba un buen objetivo y poder verlo a
cmara lenta para estar seguro, y eso abultaba demasiado para el
trabajo de campo. Pero haban demostrado que los dos estaban activos
en el mundo del espionaje, y eso abra nuevas oportunidades en el caso,
se mirara como se mirara.
Habis identificado a la chica?
Yelena Ivanova Dimitrova respondi Provalov, entregndole una
carpeta. No es ms que una puta, pero, evidentemente, muy cara.
Reilly abri la carpeta y hoje las notas. Era una conocida prostituta
especializada en extranjeros. Su fotografa era inusualmente
halagadora.
Has venido temprano esta maana? pregunt Reilly, pensando
que deba de haberlo hecho si ya haba resuelto tantos asuntos.
Antes de las seis confirm Oleg, que tambin empezaba a
emocionarse cada vez ms con el caso. De todos modos, Klementi
Ivan'ch la ha retenido toda la noche. Ha salido de su piso y ha cogido un
taxi a su casa a las siete cuarenta de esta maana. Segn mi personal,
pareca feliz y satisfecha.
Soltaron una carcajada. Haba estado con su cliente hasta despus
de que Oleg llegara a su despacho? Eso deba de haber afectado su
actitud de algn modo, pens Reilly, sonriendo para sus adentros.
Indudablemente habra afectado la suya.
Me alegro por tu sujeto. No creo que repita la hazaa en unos
meses pens el agente del FBI en voz alta, con la esperanza de que su
colega ruso se sintiera un poco mejor.
Siempre cabe la esperanza respondi framente Provalov.
Dispongo de cuatro hombres que vigilan su casa. Si sale y da la
impresin de que tardar en regresar, intentar introducir un equipo en
su piso para instalar algunos aparatos de vigilancia electrnica.
Saben cmo ser cautelosos? pregunt Reilly, pensando en que, si
ese tal Suvorov era tan experto como crean, dejara trampas en su casa
que dificultaran la intrusin.
Tambin han sido formados por el KGB. Uno de ellos ayud a
capturar a un agente secreto francs en otra poca. Ahora quiero
hacerte yo una pregunta dijo el polica ruso.
Adelante.
Qu sabes de un grupo especial antiterrorista con sede en
Inglaterra?
Te refieres a los hombres de negro?
S asinti Provalov. Sabes algo acerca de ellos? Reilly saba que
deba medir sus palabras, aunque sus conocimientos eran muy escasos.
En realidad no s ms que lo que han publicado en los peridicos.
Parece ser un grupo multinacional de la OTAN, creo que en parte militar
y en parte policial. El ao pasado tuvieron mucho xito. Por qu me lo
preguntas?
Una peticin de las altas esferas, porque te conozco. Me han dicho
que van a venir a Mosc, para ayudar a entrenar a nuestro personal:
grupos especiales del Spetsnaz con funciones parecidas explic Oleg.
En serio? Bueno, yo nunca he pertenecido a los grupos de fuerza
del FBI, salvo en otra poca al SWAT local. Gus Werner probablemente
sabe mucho sobre ellos. Gus dirige la nueva divisin antiterrorista en el
cuartel general. Anteriormente diriga el equipo de rescate de rehenes y
era comandante de campo, de una divisin, un gran departamento
urbano. He hablado con l una sola vez. Gus tiene muy buena rep. en el
servicio.
Rep.?
Reputacin, Oleg. Est muy bien considerado por los agentes de
campo. Pero como ya te he dicho, eso pertenece a los grupos de fuerza
del FBI. Yo siempre he estado entre los jugadores de ajedrez.
Querrs decir, investigaciones.
Efectivamente asinti Reilly. Eso es lo que se supone que debe
ser el FBI, pero la organizacin ha cambiado un poco a lo largo de los
aos agreg, antes de hacer una pausa. De modo que vigilas muy
de cerca a ese tal Suvorov/Koniev? pregunt, para centrar de nuevo la
conversacin.
Mis hombres tienen orden de ser discretos, pero s, lo vigilamos de
cerca, como t dices.
Si realmente trabaja con los espas chinos, crees que su propsito
puede ser el de matar a ese tal Golovko?
No lo s, pero debemos considerarlo como una posibilidad real.
Reilly asinti, pensando que aquello constituira un informe
interesante para mandarlo a Washington y puede que tambin para
comentrselo al jefe de seccin de la CIA.


Quiero las fichas de todos los que han trabajado en alguna ocasin
con l orden Sergey Nikolay'ch. Y tambin quiero su ficha personal.
S, camarada director respondi el comandante Shelepin,
inclinando la cabeza.
El informe matutino, presentado por un coronel de la milicia, no haba
satisfecho al director de la SVR, ni a su guardaespaldas principal. En
este caso, para variar, se haba burlado la lentitud legendaria de la
burocracia rusa y la informacin haba llegado rpidamente a los
interesados, entre los que se encontraba el hombre cuya vida, despus
de todo, tal vez se hubiera salvado por casualidad.
Y formaremos un grupo de accin especial, para trabajar con ese
joven Provalov.
Por supuesto, camarada director.
Era asombrosa pens Sergey Nikolay'ch la rapidez con la que
poda cambiar el mundo. Guardaba un vivo recuerdo de la maana del
asesinato. No era algo que se olvidara con facilidad, pero superado el
susto y el temor de los primeros das, haba llegado a relajarse, a creer
que ese tal Avseyenko realmente haba sido el objetivo de un ajuste de
cuentas de los bajos fondos y que su propia vida nunca haba estado
directamente amenazada. Con dicha aceptacin, todo lo que haba
sucedido era como haber pasado junto a un accidente de trfico.
Aunque un desgraciado conductor hubiera fallecido en plena calle, uno lo
descartaba como algo carente de importancia, porque era algo que no
poda sucederle a l en su lujoso coche oficial, especialmente cuando lo
conduca Anatoliy. Pero ahora haba empezado a preguntarse si tal vez
su vida se haba salvado por casualidad. Se supona que esas cosas no
deban ocurrir, que eran innecesarias.
Ahora estaba ms asustado que aquella esplndida maana
moscovita, cuando contemplaba desde su ventana los restos humeantes
en la calzada. Significaba que tal vez todava corra peligro y tema dicha
perspectiva tanto como cualquiera.
Peor an, el cazador poda ser perfectamente uno de sus propios
hombres, un ex agente del KGB vinculado al Spetsnaz y si estaba en
contacto con los chinos...
Pero por qu querran los chinos acabar con su vida? 0, para el caso,
por qu querran los chinos cometer semejante crimen en un pas
extranjero? Aquello sobrepasaba los lmites de la imprudencia.
Nada tena sentido, pero como profesional del espionaje, Golovko
haba abandonado desde haca mucho tiempo la ilusin de que el mundo
debiera tener sentido. Lo que s saba era que necesitaba ms
informacin y, por lo menos, estaba en una situacin excelente para
obtenerla. Aunque no fuera tan poderoso como pudiera haberlo sido en
otra poca, todava era lo suficiente para sus propios propsitos, se dijo
Golovko a s mismo.
Probablemente.


Procuraba no acudir muy a menudo al ministerio. No era ms que una
medida elemental de seguridad, pero muy sensata. Despus de reclutar
a un o una agente, era conveniente no exhibirse en pblico con l o con
ella, para no comprometerle. Era una de las cosas que se enseaban en
La Granja. Si alguien comprometa a uno de sus agentes, poda tener
problemas en dormir por la noche, porque la CIA actuaba generalmente
en pases donde la advertencia iba acompaada de una pistola, un
pual, los puos o algo igualmente indeseable, como sola ocurrir en los
estados policiales y eso, por lo que le haban contado sus instructores en
clase, poda ser muy desagradable. Especialmente en un caso como se,
en el que mantena relaciones ntimas con su agente y, si dejaba de
hacerlo, podra cesar su cooperacin, que segn Langley era excelente y
queran que prosiguiera. Borrar el programa que haba introducido en su
ordenador sera difcil para un genio de la informtica, pero se poda
lograr el mismo efecto eliminando toda la informacin del disco duro e
instalando nuevos archivos sobre los viejos, porque el pequeo
programa en cuestin estaba oculto en el software del sistema y escribir
de nuevo encima del mismo lo destruira con la misma certeza que el te-
rremoto de San Francisco.
De modo que realmente no quera estar all, pero adems de espa
era un hombre de negocios y su cliente lo haba llamado. La chica
situada dos mesas ms all de la de Ming tena un problema con el
ordenador y l era el representante de NEC para las oficinas del
ministerio.
Result ser un problema de menor importancia... haba mujeres que
no estaban hechas para los ordenadores. Era como dejar suelto a un
nio de cuatro aos en una armera, pens, pero no se atreva a decir
cosas semejantes en esta poca de la liberacin, ni siquiera en un pas
como se. Afortunadamente, Ming no estaba a la vista cuando lleg. Se
haba acercado al ordenador donde se encontraba el problema, lo haba
reparado en unos tres minutos y luego le haba explicado el error a la
secretaria en trminos sencillos que pudiera comprender y que de ahora
en adelante la convertiran en la experta de la oficina para problemas
semejantes. Cuando se despeda con una sonrisa y una corts
reverencia al estilo japons se abri la puerta del despacho interior y
apareci Ming, seguida del ministro Fang, que examinaba unos docu-
mentos.
Hola, Nomuri-san exclam Ming, sorprendida, mientras Fang se
diriga a otra chica llamada Chai y le indicaba que lo siguiera.
Si Fang vio a Nomuri no dio muestras de haberlo hecho y se limit a
entrar de nuevo en su despacho privado.
Hola, camarada Ming dijo el norteamericano en ingls.
Funciona bien su ordenador? pregunt formalmente.
S, muy bien, gracias.
Estupendo. Si surge algn problema, ya tiene usted mi tarjeta.
S, desde luego. Ya est bien instalado en Pekn? pregunt
educadamente.
S, muchas gracias.
Debera usted probar la comida china, en lugar de limitarse a la de
su pas, aunque debo reconocer que ltimamente me he aficionado a la
salchicha japonesa dijo Ming ante todos los presentes en la sala, con
una expresin que habra enorgullecido a Amarillo Slim.
Por su parte, Chester Nomuri sinti que el corazn se le paraba por
completo durante lo que parecieron unos diez segundos.
S, claro respondi cuando recuper el aliento, puede ser muy
sabrosa.
Ming se limit a asentir, antes de regresar a su escritorio y ponerse a
trabajar. Despus de una corts reverencia, Nomuri abandon la sala y
avanz por el pasillo para dirigirse inmediatamente al servicio, con una
necesidad urgente de orinar. Santo cielo. Ese era uno de los problemas
con los agentes. A veces su trabajo les produca una excitacin como la
de los drogadictos cuando la sustancia qumica penetra en su organismo
y le hacan cosquillas al dragn, movidos por su entusiasmo nuevo y
juguetn, para incrementar un poco la emocin, olvidando que la cola
del dragn estaba mucho ms cerca de la boca de lo que pareca. Era
una estupidez disfrutar del peligro. Despus de subirse la cremallera, se
record a s mismo que no haba cometido ningn error, no se le haba
trabado la lengua al responder a su juguetona indirecta. Pero debera
advertir a Ming del peligro de bailar en un campo mina-do. Uno nunca
saba realmente dnde poner los pies, y los errores se podan pagar muy
caros.
Entonces fue cuando comprendi por qu haba sucedido, y la idea lo
dej paralizado. Ming se haba enamorado de l. Bromeaba porque...
bueno... por qu lo habra hecho si no fuera as? Para jugar
simplemente? Lo consideraba todo como un juego? No, no tena la
personalidad adecuada para actuar como una prostituta. El sexo haba
sido bueno, tal vez demasiado, si es que eso era posible, pens Nomuri
cuando empez de nuevo a andar en direccin al ascensor. Indudable-
mente aparecera esta noche, despus de lo que haba dicho. Tendra
que detenerse en la bodega de camino a su casa y comprar otra botella
de aquel terrible whisky japons, a treinta pavos el litro. Aqu un obrero
no poda emborracharse, a no ser que lo hiciera con el licor local, que
era demasiado repugnante para contemplarlo.
Pero Ming acababa de consagrar su relacin, arriesgando su vida
frente a su ministro y sus compaeras de trabajo, lo cual era mucho
ms aterrador para Nomuri que el lamentable comentario sobre su polla
y el hecho de que a Ming le gustara. Cielos pens, esto se pone
demasiado serio. Pero qu poda hacer ahora? La haba seducido, la
haba convertido en una espa y ella se haba enamorado de l,
probablemente por la simple razn de que era ms joven que ese viejo
cabrn para el que trabajaba; adems, l la trataba mucho mejor. Pue-
de que fuera bastante bueno en la cama, lo cual era excelente para su
ego masculino, adems, era un extranjero en un pas desconocido,
donde deba satisfacer sus necesidades biolgicas, y hacerlo con ella era
probablemente ms seguro que buscar prostitutas en los bares. Por otra
parte, no quera siquiera pensar en la posibilidad de tener una relacin
formal con una chica...
Pero cmo diferenciar una cosa de la otra, se pregunt a s mismo, sin
tener en cuenta el hecho de que mientras hacan el amor, su ordenador
transmita las notas que ella haba transcrito al mundo etreo...


Lo estaba haciendo de nuevo poco despus de terminada la jornada
laboral, y las once horas de diferencia prcticamente garantizaban que
llegara a los despachos de los funcionarios norteamericanos, poco
despus de la hora del desayuno. En el caso de Mary Patricia Foley, las
maanas eran mucho menos ajetreadas que en otra poca. Su hija
menor no estaba todava en la universidad, pero prefera prepararse ella
misma el desayuno e iba en su propio coche al colegio, lo cual le
permita a su madre quedarse otros veinte minutos en la cama todas las
maanas. Veinte aos como espa de campo, compartidos con la
maternidad, podan haber bastado para volverla completamente loca;
pero haba sido una vida de la que en realidad haba disfrutado,
especialmente los aos que haba pasado en Mosc haciendo su trabajo
desde las propias entraas de la bestia y ocasionndole al mismo tiempo
una buena lcera a ese cabrn.
Otro tanto poda decir su marido. Eran el primer equipo formado por
marido y mujer que haba llegado tan alto en Langley y conducan todas
las maanas a la oficina en su propio coche, en lugar de uno de la
casa al que tenan derecho, aunque con un coche delante y otro
detrs llenos de personal armado, porque cualquier terrorista con medio
cerebro los considerara objetivos ms valiosos que rubes. As podan
hablar por el camino, y todas las semanas se comprobaba que no
hubiera micrfonos en el coche.
Aparcaban en el amplio espacio reservado, en el stano del edificio
del antiguo cuartel general, y luego suban en el ascensor para
ejecutivos, que siempre los estaba esperando para llevarlos hasta sus
despachos en el sptimo piso.
El escritorio de la seora Foley estaba siempre ordenado. El personal
de noche ordenaba impecablemente todos los documentos importantes
para ella. Pero hoy, como vena hacindolo desde haca una semana, en
lugar de examinar las carpetas con material clasificado como Secreto y
codificado, conect primero el ordenador para comprobar su correo
electrnico especial. Esa maana no se llev una decepcin. Copi el
fichero en su disco duro, imprimi una copia y a continuacin borr el
mensaje del sistema. Ley de nuevo la copia impresa, levant el
auricular del telfono y llam al despacho de su marido.
Dime, cario.
Sopa de huevo dijo la esposa del director de la CIA, a quien le
gustaba atormentar a su marido, refirindose a un plato de la cocina
china que a l le pareca particularmente repugnante.
De acuerdo, cario. Ven a mi despacho.
El director comprendi que deba de tratarse de algo bastante
importante, si su esposa intentaba provocarle nuseas por la maana
temprano.


Ms Sorge? pregunt el presidente, despus de setenta y cinco
minutos.
S, seor respondi Ben Goodley, entregndole una hoja, breve
pero interesante.
Anlisis? pregunt Ryan, despus de leerla por encima.
La seora Foley quiere repasarla con usted esta tarde. Tiene un
hueco en su agenda a las dos y cuarto.
De acuerdo. Quin ms?
El vicepresidente, puesto que est en Washington respondi
Goodley, consciente de que a Ryan le gustaba entrevistarse con Robby
Jackson, para recibir interesante informacin estratgica. El tambin
est libre esta tarde.
Bien. Organcelo orden el presidente.


A seis manzanas de distancia, Dan Murray llegaba a su espacioso
despacho (por cierto, bastante mayor que el del presidente) con su
propia escolta, porque l, como agente principal del pas de
contraespionaje y antiterrorismo, dispona de abundante informacin por
la que otros se interesaban. Y esa maana recibi un poco ms.
Buenos das, director dijo una de las empleadas, que era una
agente armada y no una mera secretaria.
Hola, Toni respondi Murray.
Aquella agente tena unas curvas esplndidas, pero el director del FBI
se percat de que su esposa, Liz, tena razn: se estaba convirtiendo en
un viejo verde.
El personal de noche organizaba los montones sobre el escritorio, de
acuerdo con cierto mtodo. El montn de la derecha era de material de
inteligencia, el de la izquierda de operaciones de contrainteligencia y el
mayor, en el centro, de investigaciones penales en curso que requeran
su atencin o notificacin personal. La tradicin se remontaba al seor
Hoover, como se lo recordaba en el FBI, que al parecer examinaba los
casos ms importantes.
Pero Murray se interesaba desde haca tiempo por el lado negro del
cuerpo y eso significaba que atacaba primero el montn de la derecha.
No haba mucho. Actualmente, el FBI llevaba a cabo algunas
operaciones propias puramente de inteligencia, lo que incomodaba en
cierto modo a la CIA, aunque dichos cuerpos nunca se haban llevado
especialmente bien, a pesar de que a Murray le gustaban los Foley. Qu
diablos pensaba, un poco de competencia era buena para todo el
mundo, siempre y cuando la CIA no interviniera en investigaciones
criminales, lo cual sera harina de otro costal. El primer informe era de
Mike Reilly en Mosc...
Maldita sea susurr entre dientes, antes de sonrer para sus
adentros.
Murray haba seleccionado a Reilly personalmente para el puesto de
Mosc, a pesar de las objeciones de algunos de sus funcionarios ms
decanos, que eran todos partidarios de mandar a Paul Landau, de la
Divisin de Inteligencia. Pero Murray decidi que lo que Mosc
necesitaba era ayuda con el trabajo policial, no persiguiendo espas, en
lo que ellos tenan mucha experiencia, y por consiguiente decidi
mandar a Mike, un agente de segunda generacin, que al igual que su
padre, Pat Reilly, haba provocado una seria indigestin a la mafia de
Nueva York. Landau estaba ahora en Berln, jugando con la
Bundeskriminalamt alemana, la BKA, como enlace de asuntos penales y
con bastante xito. Pero Reilly era una estrella potencial. Su padre se
haba jubilado como ayudante de agente especial en jefe; Mike poda
llegar ms lejos.
Y el vnculo que haba establecido con Provalov, ese detective ruso, no
perjudicara en absoluto su carrera. De modo que haban descubierto
una conexin entre un ex agente del KGB v el Ministerio chino de
Seguridad del Estado? Y eso formaba parte de la investigacin de la
gran explosin que haba tenido lugar en Mosc...? Maldita sea, los
chinos podan estar involucrados? Y si as fuera, qu diablos significara
eso? Era algo que deban ver los Foley. Con dicho propsito, el director
Murray levant el telfono. A los diez minutos, el documento de Mosc
era introducido en su fax de seguridad con destino a Langley, y slo
para asegurarse de que la CIA no se atribuyera el trabajo del FBI se
mand una copia impresa a la Casa Blanca, que entregaron en mano al
doctor Benjamin Goodley, que sin duda se lo mostrara al presidente
antes del almuerzo.


Haba llegado al punto de reconocer su forma de llamar a la puerta.
Nomuri dej la copa sobre la mesa y se apresur a abrirla, menos de
cinco segundos despus de que ella la golpeara sensualmente.
Ming exclam Chet.
Nomuri-san respondi ella.
Tir de ella hacia el interior, cerr la puerta y ech el pestillo. Luego
la levant del suelo y le dio un apasionado abrazo, que era menos del
tres por ciento ficticio.
De modo que te gusta la salchicha japonesa? pregunt con un
beso y una sonrisa.
Ni siquiera sonreste cuando te lo dije. No te hizo gracia?
pregunt Ming, cuando l desabrochaba algunos de sus botones.
Ming... titube y opt por decir algo que haba aprendido durante
el da. Baai-bei dijo, que significaba amor mo.
Shing-gan respondi Ming con una sonrisa, que significaba
corazn e hgado, pero en este contexto corazn y alma.
Amor mo repiti Nomuri, despus de darle un beso, haces
publicidad de nuestra relacin en tu oficina?
No, puede que no le pareciera bien al ministro Fang, pero
probablemente a las dems chicas de la oficina no les importara si lo
supieran respondi, con una coqueta sonrisa. Aunque nunca se
sabe.
Entonces por qu correr riesgos con ese tipo de bromas, a no ser
que pretendas que te traicione?
No tienes sentido del humor dijo Ming, mientras le acariciaba el
pecho por debajo de la camisa. Pero no importa. Tienes otras cosas
que necesito.
Entonces lleg el momento de poner manos a la obra. Bai-bei?
Dime.
Sigue funcionando bien tu ordenador?
Desde luego respondi con una voz adormilada. Nomuri la
acariciaba suavemente con la mano izquierda. Alguna de las otras
chicas de la oficina utiliza su ordenador para navegar por la red?
Slo Chai. Fang la utiliza al igual que me utiliza a m. A decir
verdad, ella le gusta ms que yo. Cree que su boca es mejor que la ma.
Cmo? pregunt Nomuri, suavizando la pregunta con una
sonrisa.
Ya te lo he dicho, el ministro Fang es un anciano. A veces necesita
una estimulacin especial y a Chai no le importa. Dice que Fang le
recuerda a su abuelo respondi Ming.
El norteamericano sinti asco al or aquella respuesta.
Entonces todas las chicas de la oficina hablis de vuestro ministro?
Ming se ri. Tena gracia.
Claro, todas lo comentamos.
Maldita sea, pens Nomuri. Siempre haba credo que las mujeres
seran ms... discretas, que eran slo los hombres los que se
vanagloriaban en los vestuarios de sus conquistas.
La primera vez que me llam prosigui Ming, no saba qu hacer
y decid pedirle consejo a Chai. Ella es la ms veterana, comprendes?
Slo me dijo que disfrutara, que procurara hacerlo feliz y que tal vez
conseguira una nueva silla de despacho, como ella. Chai debe de ser
muy buena con l. El pasado noviembre recibi una bicicleta nueva. En
cuanto a m, creo que slo le gusto porque tengo un aspecto un poco di-
ferente. Chai tiene ms pecho que yo; creo que yo soy ms atractiva,
pero ella tiene una personalidad encantadora y creo que le gusta el
viejo. Por lo menos ms que a m hizo una pausa. No tengo tantas
ganas de tener una bicicleta nueva.


Qu significa esto? pregunt Robby Jackson.
No estamos seguros reconoci el director de la CIA. Ese tal Fang
mantuvo una larga conversacin con nuestro viejo amigo Zhang Han
San. Hablaron de la reunin con nuestros negociadores comerciales que
empieza maana. Maldita sea exclam, mientras consultaba su reloj
, dentro de catorce horas a partir de este momento. Y parece que
quieren concesiones por nuestra parte, en lugar de ofrecrnoslas ellos a
nosotros. Estn incluso ms enojados sobre nuestro reconocimiento de
Taiwan de lo que suponamos.
Que se jodan exclam Ryan.
Jack, simpatizo contigo, pero procuremos considerar sus opiniones,
no te parece? sugiri Foley.
Empiezas a hablar como Scott dijo el presidente.
Qu tiene eso de malo? Si quieres en Langley a alguien que se
limite a darte la razn, yo no soy la persona adecuada replic el
director de la CIA.
De acuerdo, Ed reconoci Jack. Prosigue.
Jack, debemos advertirle a Rutledge que a la Repblica Popular no
le gustar lo que va a decirles. Puede que no estn de humor para hacer
muchas concesiones comerciales.
Bueno, tampoco lo estn los Estados Unidos dijo Ryan. Y
volvemos al hecho de que ellos necesitan ms nuestro dinero que
nosotros sus mercancas.
Qu probabilidad existe de que esto sea una trampa? Me refiero a
esta informacin pregunt el vicepresidente Jackson.
Te refieres a que utilicen esta fuente para filtrarnos informacin
falsa? dijo Mary Patricia Foley. Segn mi evaluacin, prcticamente
cero. Lo ms cerca de cero que pueda estar cualquier cosa en el mundo
real.
Cmo puedes estar tan segura, Mary Pat? pregunt el presidente
Ryan.
Este no es el momento, Jack, pero lo estoy.
Ryan se percat de que la respuesta de Mary Pat haba incomodado
ligeramente a su marido. Entre agentes secretos no era usual que
alguien pudiera estar tan seguro de algo, pero Ed siempre haba sido el
precavido, mientras que Mary Pat era la vaquera. Era tan leal a su gente
como una madre a su beb, y Ryan la admiraba por ello, aunque
tampoco poda olvidar que eso no era siempre realista.
Ed? pregunt Ryan, para saber su parecer.
En este caso, apoyo a Mary. Esta fuente parece impecable.
De modo que este documento representa el punto de vista de su
gobierno? pregunt el vicepresidente.
Foley sorprendi al vicepresidente moviendo la cabeza.
No, representa el punto de vista de ese individuo llamado Zhang
Han San. Es un ministro poderoso e influyente, pero no habla
propiamente en nombre del gobierno. En este texto no se expresa cul
es su posicin oficial. Zhang probablemente representa un punto de
vista y muy poderoso, dentro de su Politbur. Tambin hay elementos
moderados, cuya posicin no se menciona en este documento.
Estupendo dijo Robby, movindose en su silla. Entonces, por
qu nos ests haciendo perder el tiempo con esto?
Este tal Zhang es ntimo amigo de su ministro de Defensa; en
realidad, tiene mucha influencia en todo lo relacionado con la seguridad
nacional. Si ahora extiende su influencia a la poltica comercial,
tendremos un problema, y nuestro equipo negociador necesita saberlo
con antelacin explic el director de la CIA.


Y bien? pregunt Ming, cansada.
Detestaba tener que vestirse, marcharse y dormir poco.
Debes llegar temprano a la oficina y cargar esto en el ordenador de
Chai. Slo es un nuevo sistema de ficheros, de ltima generacin, 6.8.1,
como el que cargu en tu ordenador.
En realidad, la ltima versin era 6.3.2 y eso significaba que
transcurrira por lo menos un ao antes de que fuera necesaria una
actualizacin.
Por qu me obligas a hacer esto?
Te importa, Bau-bei? pregunt.
Ming lleg a titubear, reflexion durante unos instantes y su
incertidumbre congel al espa norteamericano.
No, supongo que no.
Debo conseguirte algunas cosas nuevas susurr Nomuri,
cogindola en brazos.
Como qu? pregunt Ming.
Todos sus regalos anteriores haban sido debidamente apreciados.
Ser una agradable sorpresa prometi.
Sus ojos oscuros brillaron de anticipacin. Nomuri la ayud a ponerse
su horrible chaqueta. Vestirla no era tan emocionante como desnudarla,
pero era de esperar. Al cabo de un momento, le dio un beso de
despedida en la puerta, vio cmo se alejaba y entonces se dirigi a su
ordenador para comunicarle a [email protected] que haba
organizado una segunda receta, que esperaba que fuera de su agrado.


VEINTIDS

LA MESA Y LA RECETA

Ministro, es un placer dijo Cliff Rutledge en su tono diplomtico
ms amigable, al tiempo que le estrechaba la mano.
Rutledge se alegraba de que la Repblica Popular hubiera adoptado la
costumbre occidental, porque nunca haba aprendido el protocolo exacto
de las reverencias.
Carl Hitch, embajador estadounidense en la Repblica Popular, estaba
presente para la ceremonia de inauguracin. Era un profesional del
servicio diplomtico, que siempre haba preferido trabajar en el
extranjero a hacerlo en un despacho en el ministerio. Ocuparse de las
relaciones diplomticas cotidianas no era particularmente emocionante,
pero en un lugar como ste requera una mano templada. Hitch la tena
y al parecer estaba muy bien considerado por el resto de la comunidad
diplomtica, lo cual no le perjudicaba.
Pero todo era nuevo para Mark Gant. El lugar era impresionante,
como la sala de juntas de una gran empresa, diseada para que los
directivos se sintieran felices, como los aristcratas italianos de la Edad
Media, con el techo elevado y las paredes cubiertas de tapices, o en este
caso sedas chinas, evidentemente de color rojo, cuyo efecto era como el
de penetrar en el corazn de una ballena, con araas de cristal tallado y
latn barnizado. Todos tenan una pequea copa de Mao-tai, que segn
le haban advertido, era como beber gasolina.
Es sta su primera visita a Pekn? le pregunt un subalterno.
Gant volvi la cabeza para mirar al pequeajo.
S, lo es.
Es an demasiado pronto para formarse una opinin?
S, pero esta sala es realmente impresionante... claro que la seda es
algo en lo que ustedes tienen una larga y fructfera tradicin
respondi, inseguro de si pareca diplomtico o simplemente torpe.
S, as es dijo el funcionario con una radiante sonrisa y haciendo
un ademn con la cabeza, que no revelaron nada al visitante
norteamericano, salvo que no gastaba mucho en cepillos de dientes.
He odo hablar de la coleccin de arte imperial.
La ver prometi el funcionario. Forma parte del programa
oficial.
Estupendo. Adems de cumplir con mis obligaciones, me gustara
hacer un poco de turismo.
Confio en que seamos unos buenos anfitriones para usted dijo el
pequeajo.
Por su parte, Gant se preguntaba si aquel sonriente y solcito enano
acabara por arrodillarse y ofrecerle una mamada, pero la diplomacia era
un campo completamente nuevo para l. Aquellos individuos no eran
banqueros inversionistas, que solan comportarse como buitres corteses
que le ofrecan a uno comida y bebida, antes de intentar arrebatarle el
pene de un mordisco, pero sin ocultar nunca el hecho de que eran bui-
tres. No estaba seguro con respecto a esa gente. Ese nivel de cortesa y
solicitud era una experiencia nueva para Gant, pero dada la informacin
que haba recibido con antelacin, se preguntaba si la hospitalidad no
sera ms que el preludio de una reunin inusualmente hostil cuando
empezaran a hablar de negocios. Si los dos extremos deban
equilibrarse, estaba seguro de que el polo opuesto sera bastante
desagradable.
Entonces, usted no es del Departamento de Estado nor-
teamericano? pregunt el chino.
No. Soy del Departamento de la Tesorera. Trabajo directamente
para el secretario Winston.
Ah, entonces pertenece al mundo de los negocios?
De modo que ese pequeo cabrn haba sido informado... Era de
esperar. A este nivel de gobierno no se improvisaba. Todo el mundo
habra sido debidamente informado. Todos habran ledo el libro sobre
los norteamericanos. Los miembros del Departamento de Estado del
equipo norteamericano haban hecho lo mismo. Pero ste no era el caso
de Gant, porque no era realmente un jugador propiamente dicho y slo
le haban contado lo que necesitaba saber. Eso le conceda una ventaja
respecto al chino que le haban asignado para que cuidara de l. No
perteneca al Departamento de Estado y, por consiguiente, no se lo
considerara importante, pero era el representante personal de un
funcionario norteamericano muy decano, a cuyo crculo ntimo se saba
que perteneca y eso lo converta en una persona sumamente
importante. Podra ser incluso el consejero principal de Rutledge y eso,
en el contexto chino, significara que era l quien diriga las
negociaciones, en lugar del diplomtico titular, porque los chinos solan
hacer as las cosas. Gant pens que tal vez poda confundirlo un poco...
pero cmo?
S, he sido capitalista toda mi vida respondi Gant, decidido a
conservar la calma y tratar a ese individuo como si fuera un ser humano
y no un jodido diplomtico comunista. Al igual que el secretario
Winston y que nuestro presidente.
Pero l era principalmente un agente secreto, por lo que me han
contado.
Haba llegado el momento de clavar el aguijn.
Supongo que eso es en parte cierto, pero creo que su corazn
siempre ha estado en los negocios. Cuando deje el gobierno, l y
George probablemente se dedicarn a los negocios, y juntos se
apoderarn del mundo entero.
Lo cual era casi cierto, reflexion Gant, pensando en que las mejores
mentiras solan serlo.
Y usted ha trabajado varios aos para el secretario Winston.
Gant se percat de que ms que una pregunta era una afirmacin.
Cmo responderle? Cunto saban realmente acerca de l... o era un
personaje misterioso para los comunistas chinos? En ese caso, podra
aprovecharlo en su propio beneficio...?
Bueno, s, George y yo hemos ganado algo de dinero juntos
respondi con una amable sonrisa. Cuando Jack le dio un puesto en el
gabinete, George decidi que quera que trabajara con l, para ayudarlo
un poco con la poltica gubernamental. Especialmente, la poltica
tributaria. Era un verdadero caos, y George la dej en mis manos. Y
sabe lo que le digo? Puede que logramos resolverlo. Parece que el
Congreso har lo que le hemos ordenado, y no est mal poder obligar a
esos idiotas a hacer lo que queremos agreg, mientras contemplaba
de una forma bastante intencionada una figura de marfil tallado en un
aparador de madera, a la que algn artesano haba dedicado mucho
tiempo con un cuchillo afilado, hasta conseguir el efecto deseado... Y
bien, seor chino, le parezco ahora suficientemente importante?
Reconoci que poda haber sido un buen jugador de pquer, porque sus
ojos no expresaban absolutamente nada. Disclpeme, hablo
demasiado. El chino sonri.
Siempre se habla mucho en momentos como ste. Por qu cree
que todo el mundo toma una copa? dijo con humor.
Tal vez le estaba recordando a Gant quin estaba realmente al
mando de la situacin...?
Supongo respondi Gant, no muy seguro de s mismo, antes de
echar a andar, seguido del subalterno, si es que lo era.
Por su parte, Rutledge intentaba averiguar si sus rivales saban cules
eran sus instrucciones. Se haban filtrado algunos indicios a la prensa,
pero Adler lo haba hecho con suficiente pericia como para que incluso
un observador meticuloso y el embajador de la Repblica Popular en
Washington indudablemente lo era tuviera dificultad en decidir quin
filtraba qu y con qu propsito. La administracin de Ryan
probablemente haba utilizado a la prensa con bastante habilidad, pens
Rutledge, porque los ministros solan seguir las indicaciones del jefe de
personal de la Casa Blanca, Arnie Van Damm, que era un poltico
sumamente diestro. El nuevo gabinete no estaba formado por la
coleccin habitual de personajes polticos temporales, que necesitaban
el apoyo de la prensa para progresar en su propia carrera. Ryan haba
elegido primordial-mente a personas sin agenda personal, lo cual haba
sido una hazaa considerable, dado especialmente que en su mayora
parecan tcnicos competentes que, al igual que el propio Ryan, slo
pretendan abandonar Washington con su virtud intacta y volver a su
vida real, cuando acabaran de servir a su pas durante un perodo
limitado. Al diplomtico de carrera le pareca imposible que el gobierno
de su pas se hubiera transformado como lo haba hecho. Atribua el
mrito de lo sucedido a aquel loco piloto japons, que haba sembrado la
muerte entre la oficialidad de Washington con un solo acto demencial.
Fue entonces cuando Xu Kun Piao hizo acto de presencia en la sala,
acompaado de su squito oficial. Xu era secretario general del partido
comunista de la Repblica Popular China y presidente del Politbur
chino, aunque denominado por la prensa primer ministro, que a pesar
de ser incorrecto haba sido adoptado por la comunidad diplomtica.
Tena setenta y un aos y perteneca a la segunda generacin de
dirigentes chinos. Los supervivientes de la larga marcha haban
fallecido haca mucho tiempo, a pesar de que haba algunos funcionarios
decanos que aseguraban haber participado en la misma, pero bastaba
hacer unos clculos para percatarse de que en aquella poca se estaban
amamantando y nadie se los tomaba en serio. No, la generacin actual
de los dirigentes polticos chinos la constituan primordialmente los hijos
o sobrinos del equipo original, criados en una situacin de privilegio y
comodidad relativa, pero siempre conscientes de que su lugar en la vida
era precario. Por una parte estaban los otros descendientes polticos que
aspiraban a llegar ms lejos que sus predecesores, y para ello haban
sido ms catlicos que el papa comunista local. Llevaban consigo su
Pequeo libro rojo como adultos durante la Revolucin Cultural, despus
de mantener la boca cerrada y los odos bien abiertos durante la
frustrada y depredadora campaa de las cien flores en los aos
cincuenta, en la que se haba atrapado a muchos intelectuales, a los que
se les haba ocurrido ocultarse durante la primera dcada del rgimen
maosta. Incentivados a salir a la luz del da, a instancias del propio
Mao, para que aportaran sus ideas, cometieron el error de seguirle la
corriente, extendiendo al mismo tiempo sus cuellos sobre el cadalso,
para ser decapitados pocos aos despus durante la brutal y
antropfaga Revolucin Cultural.
Los miembros del Politbur actual haban sobrevivido en dos sentidos.
En primer lugar, les haban protegido sus padres y su abolengo. En
segundo lugar, se les haba advertido meticulosamente lo que podan y
lo que no podan expresar, y haban declarado siempre cautelosamente
que las ideas del presidente Mao eran lo que China realmente
necesitaba y que las dems, aunque tal vez interesantes en un limitado
sentido intelectual, eran peligrosas en cuanto a que alejaban a los
obreros y los campesinos del verdadero camino de Mao. Y cuando
empezaron a rodar cabezas, por inspiracin del Pequeo libro rojo, ellos
se encontraban entre los primeros que salieron con dicho libro para
mostrrselo a los dems y escapar en gran parte a la destruccin,
aunque evidentemente algunos entre ellos fueron sacrificados, pero
ninguno de los realmente listos que ocupaban ahora los escaos del
Politbur. Haba sido un brutal proceso darwiniano, al que haban
sobrevivido por ser un poco ms listos que los dems y ahora, en la
cumbre del poder alcanzado mediante la inteligencia y la precaucin,
haba llegado el momento de disfrutar de lo que haban ganado.
La nueva generacin de lderes aceptaba el comunismo con la misma
conviccin que otros crean en Dios, porque no haban aprendido otra
cosa ni utilizado su agilidad intelectual en busca de otra fe, ni haban
buscado soluciones a las incgnitas que el marxismo no alcanzaba a
resolver. Era una fe basada en la resignacin, ms que en el
entusiasmo. Haban sido criados en una caja intelectual circunscrita, y
nunca se haban aventurado a salir de la misma, por temor a lo que
pudieran descubrir. En los ltimos veinte aos se haban visto obligados
a permitir que el capitalismo floreciera, dentro de los confines de su
pas, porque necesitaban dinero para convertir China en un pas ms
poderoso que el experimento fracasado de la Repblica Democrtica de
Corea. China haba experimentado su propia hambruna en torno a 1960,
de la que haban aprendido lentamente y la haban utilizado a su vez
como plataforma de lanzamiento de la Revolucin Cultural,
capitalizando, as, polticamente un desastre autoinfligido.
Queran que su pas fuera una gran nacin. En realidad, ya lo
consideraban como tal, aunque eran conscientes de que otros pases no
compartan dicha visin y, por consiguiente, deban encontrar los
medios de corregir el estpido error del resto del mundo. Eso significaba
dinero, y dinero significaba industria, y la industria requera capitalistas.
Eso era algo que haban descubierto antes que sus estpidos vecinos
soviticos, al norte y oeste de su pas. Por consiguiente, la Unin
Sovitica haba cado, pero la Repblica Popular China sobreviva.
0 eso crean todos. Miraban al exterior, cuando se molestaban en
hacerlo, a un mundo que fingan comprender y al que se sentan
superiores, sin otra razn que su piel y su idioma, con la ideologa segn
ellos en un segundo lugar, porque el amor propio brotaba del interior.
Esperaban que la gente los tratara con deferencia, y los aos anteriores
de diplomacia interactiva con el mundo circundante no haban cambiado
sustancialmente su visin.
Pero en este sentido eran vctimas de sus propias fantasas. Henry
Kissinger haba visitado China en 1971 a instancias del presidente
Richard Nixon, no porque considerara necesario establecer relaciones
normales con la nacin ms poblada del planeta, sino para utilizar a la
Repblica Popular China como azote, a fin de forzar la sumisin de la
Unin Sovitica. En realidad, Nixon haba iniciado un proceso tan
duradero que se consideraba ajeno a las posibilidades de Occidente; era
algo que, a criterio de los occidentales, los propios chinos eran capaces
de concebir por cuenta propia. Con dichas ideas, la gente se limita a
manifestar prejuicios tnicos de un modo u otro.
El jefe tpico de un gobierno totalitario es excesivamente ego-cntrico
para pensar mucho ms all de su propia vida, y las personas viven
aproximadamente el mismo nmero de aos en el mundo entero. Por
esa razn tan sencilla, todos piensan en trminos de programas que
ellos puedan ver terminados en vida y poco ms all, porque siempre
han sido hombres que han derribado las estatuas de otros y por tanto
con escasa fe en sus propios monumentos. Slo cuando se acercan a la
muerte consideran lo que han hecho, y Mao reconoci tristemente ante
Henry Kissinger que lo nico que haba logrado haba sido cambiar la
vida de los campesinos en un radio de pocos kilmetros alrededor de
Pekn.
Pero los hombres en esta sala ceremonial no estaban suficientemente
cerca de la muerte para pensar en dichos trminos. Eran los
magistrados de su tierra. Creaban las reglas que otros seguan. Su
palabra era ley. Sus caprichos se materializaban con presteza. El pueblo
los consideraba como en otra poca haban considerado a los
emperadores y los prncipes de la antigedad. Tenan todo lo que un
hombre poda desear. Por encima de todo, gozaban de poder. Eran sus
deseos los que regan su vasto y antiguo territorio. Su ideologa
comunista era slo la magia que defina la forma que adoptaban sus
deseos, las reglas del juego que todos haban decidido utilizar haca ya
muchos aos. Lo importante era el poder. Podan conceder o arrebatar
la vida de un plumazo, o para ser ms exactos, dictando las
instrucciones a una secretaria personal, que las transmita a los
subordinados que apretaban el gatillo.
Xu era un hombre mediano en todos los sentidos: altura, peso, ojos,
cara y, segn algunos, intelecto. Rutledge lo haba ledo todo en su ficha
informativa. El verdadero poder estaba en otro lugar. Xu era una
especie de cabeza simblica, elegido parcialmente por su aspecto, su
facilidad de palabra y su capacidad para defender alguna idea ocasional
de otros miembros del Politbur, con aparente conviccin. Como un
actor de Hollywood; lo importante no era ser listo, sino parecerlo.
Camarada primer ministro dijo Rutledge, tendindole la mano,
que el chino estrech.
Seor Rutledge respondi Xu en un ingls aceptable, aunque
haba un intrprete presente para ideas ms complejas, bien venido a
Pekn.
Es para m un placer y un honor visitar de nuevo su antiguo pas
dijo el diplomtico norteamericano, con el debido respeto y sumisin a
juicio del dirigente chino.
Es siempre un placer recibir a un amigo prosigui Xu, fiel a las
instrucciones que haba recibido.
Rutledge haba estado antes de visita oficial en China, pero nunca
como jefe de una delegacin. Era conocido por el ministro de Exteriores
chino como un diplomtico que haba escalado el escalafn de su
burocracia, como lo hacan ellos, un mero tcnico, aunque de alto nivel.
El jefe del Politbur levant su copa.
Brindo por el xito y la cordialidad de las negociaciones.
Lo mismo digo, caballero sonri Rutledge, levantando tambin la
suya.
Las cmaras lo captaron. Circulaban tambin los periodistas. Los
cmaras se limitaban a filmar lo que ellos denominan tomas de
localizacin, como lo hara un aficionado con una modesta minicam.
Filmaron la sala desde una distancia artificial, para mostrar los colores a
los televidentes, con algunos primeros planos de los muebles en los que
nadie deba sentarse y de algunos de los principales participantes, copa
en mano y sonrientes, a fin de hacer llegar al pblico el ambiente de un
gran cctel oficial y no particularmente agradable. La autntica
cobertura de las noticias correra a cargo de personajes como Barry
Wise y otros presentadores, capaces de explicar a los televidentes lo
que no podan mostrar las imgenes.
Luego devolveran la conexin a los estudios de la CNN en
Washington, junto a la colina de Union Station, donde otros
presentadores comentaran lo que se les haba filtrado o dejado de
filtrar, antes de proponer segn su sagaz visin personal cul deba ser
la posicin que tendra que adoptar Estados Unidos. El presidente Ryan
lo vera durante el desayuno, mientras lea los peridicos y el servicio
Early Bird producido por el gobierno. Mientras desayunaba, Ryan hara
breves comentarios ante su esposa, que ella comentara durante el al-
muerzo con sus colegas la Johns Hopkins, quienes a su vez lo
mencionaran a sus respectivos esposos o esposas, pero no pasara de
ah. Por consiguiente, el parecer del presidente sola ser un misterio.
La recepcin se dio por concluida a la hora prevista, y los
norteamericanos regresaron a su embajada en sus coches oficiales.
Qu puedes decirme extraoficialmente? pregunt Barry, sentado
junto a Rutledge en el asiento trasero del Lincoln extralargo.
A decir verdad, no mucho respondi el ayudante del secretario de
Estado para Asuntos Polticos. Escucharemos lo que tengan que decir,
ellos nos escucharn a nosotros y a partir de ah seguiremos.
Pretenden ser considerados como nacin sumamente favorecida.
Lo conseguirn?
No soy yo quien debe decidirlo, Barry, y t lo sabes respondi
Rutledge, que estaba demasiado cansado y desconcertado despus del
vuelo para mantener una conversacin inteligente en aquel momento.
No confiaba en lo que pudiera decir en esas circunstancias, y supona
que Wise lo saba. Esa era precisamente la razn por la que el periodista
insista.
De qu vais a hablar entonces?
Evidentemente, nos gustara que los chinos abrieran un poco ms
sus mercados, y tambin queremos examinar algunos asuntos, como la
infraccin de patentes y derechos de propiedad, de la que se han
quejado empresas norteamericanas.
El asunto de los ordenadores Dell?
Rutledge asinti.
S, efectivamente respondi con un bostezo. Disclpame. Ha
sido un vuelo muy largo... ya sabes.
Yo estaba en el mismo avin seal Barry Wise.
Pues puede que a ti te siente mejor que a m respondi
Rutledge. Te importa aplazar esta conversacin un da o dos?
Como t digas dijo el periodista de la CNN.
No senta mucho afecto por ese pijo cretino, pero era una fuente de
informacin, y el trabajo de Wise consista en obtener informacin. En
cualquier caso, el viaje fue muy corto. Los miembros de la delegacin
oficial se apearon en la embajada y los coches llevaron a los periodistas
a sus hoteles.
La embajada dispona de habitaciones para todos los miembros de la
delegacin, sobre todo para asegurarse de que no se grabara nada de lo
que dijeran mediante micrfonos colocados por el Ministerio de
Seguridad Estatal en todas las habitaciones de los hoteles de la ciudad.
Eso no significaba que las dependencias fueran palaciegas, pero
Rutledge dispona de una habitacin cmoda. El protocolo no trat tan
bien a Mark Gant, aunque dispona de una confortable cama individual
en una pequea habitacin privada, con cuarto de bao compartido.
Decidi tomar un bao caliente y una pastilla para dormir, que le haba
suministrado el mdico de la delegacin oficial. Se supona que deba
proporcionarle unas ocho horas de sueo sin interrupcin, que lo
sincronizaran aproximadamente con el horario local por la maana.
Entonces tendra lugar un gran desayuno de trabajo, parecido al de los
astronautas antes del lanzamiento de un transbordador, y algo tan
tradicionalmente norteamericano como las barras y las estrellas sobre
Fort McHenry.


Nomuri vio la llegada de la delegacin comercial por la televisin
china, que miraba principalmente para perfeccionar sus conocimientos
lingsticos. Iba mejorando, aunque la naturaleza tnica del mandarn lo
volva bastante loco. En otra poca haba considerado que el japons era
difcil, pero era coser y cantar comparado con el gouyu. Miraba sus
rostros y se preguntaba quines eran. El comentarista chino le sirvi de
ayuda, a pesar de sus dificultades para pronunciar Rutledge. Bueno,
los norteamericanos tambin cometan verdaderos asesinatos con los
nombres chinos, salvo los sencillos como Ming o Wang, y or a algn
hombre de negocios norteamericano intentando hacerse comprender por
los lugareos era algo que a Nomuri le provocaba nuseas. El
comentarista habl a continuacin de la posicin china en las
negociaciones comerciales y de que Norteamrica deba a la Repblica
Popular toda clase de concesiones, ya que no era China generosa per-
mitiendo que los norteamericanos gastaran sus despreciables dlares en
valiosos productos de la Repblica Popular?
En este sentido, China era muy parecida a Japn en otra poca, pero
el nuevo gobierno japons haba abierto sus mercados. Aunque la
balanza comercial era todava favorable a Japn, la libre competencia en
el terreno de juego haba acallado las crticas norteamericanas, a pesar
de que los coches japoneses eran an peor recibidos que antes en
Norteamrica. Pero eso pasara, Nomuri estaba seguro de ello. Si
Norteamrica tena una debilidad, era la de perdonar y olvidar con
excesiva rapidez. En este sentido, admiraba enormemente a los judos.
Todava no haban olvidado Alemania, ni a Hitler. Y ojal no lo hicieran,
pens. Lo ltimo que se pregunt antes de acostarse fue cmo
funcionara el nuevo software en el ordenador de Chai y si Ming lo
habra instalado. Entonces decidi comprobarlo.
Se levant de la cama, conect su ordenador y... efectivamente. El
ordenador de Chai no dispona del software de transcripcin que tena el
de Ming, pero transmita lo que tena. Bueno, para eso disponan de
lingistas en Langley. Puesto que a l no le apeteca hacerlo, se limit a
transmitirlo y se acost de nuevo.


Maldita sea! exclam Mary Pat.
Casi todo era ilegible, pero se trataba de la segunda fuente de Sorge;
era evidente, por el camino que haba seguido por la red. Se pregunt si
Nomuri presuma, o si haba logrado acostarse con la secretaria de otro
alto funcionario chino. No sera la primera vez que un agente de campo
llevara una vida sexual tan activa, pero tampoco era muy comn.
Imprimi el mensaje, lo guard en el disco y llam a un lingista para
que acudiera a traducirlo. A continuacin descarg el ltimo mensaje del
Mirlo. Se estaba convirtiendo en algo tan regular como The Washington
Post, aunque mucho ms interesante. Se acomod en su butaca y
empez a leer la traduccin de las ltimas notas de Ming, dictadas por el
ministro Fang Gan. Esperaba que hablara de las negociaciones
comerciales y, efectivamente, as lo haca... Eso prometa ser
importante, pens la subdirectora. Sin embargo, pronto le sorprendera
comprobar lo equivocada que estaba.

VEINTITRS

MANOS A LA OBRA


Huevos con tocino, pan tostado y patatas salteadas, acompaados de
caf colombiano. Gant era judo, pero no ortodoxo, y le encantaba el
tocino. Al parecer, todo el mundo estaba levantado y con bastante buen
aspecto. Las cpsulas negras suministradas por el gobierno (como todos
las llamaban, debido evidentemente a alguna tradicin que l
desconoca) haban hecho su efecto, y los negociantes estaban muy
despiertos y listos para entrar en accin. Gant vio que Rutledge estaba
en la cabecera de la mesa, charlando amigablemente con el embajador
Hitch, que pareca un hombre de gran entereza. En ese momento
apareci un empleado de la embajada, muy alterado, que llevaba en las
manos una carpeta con una cinta blanca y roja a su alrededor. Se la
entreg al embajador Hitch y ste la abri de inmediato.
Gant se percat instantneamente de que era material clasificado. No
era algo que abundara en la Tesorera, aunque apareca de vez en
cuando, y al entrar a formar parte del personal del secretario Winston,
haba recibido autorizacin para tener acceso al material secreto. No
alcanzaba a ver exactamente de qu se trataba, ni saba si lograra
verlo. Se pregunt si lograra ejercitar sus msculos institucionales en
este asunto, pero Rutledge sera quien decidira si poda o no verlo y no
deseaba brindarle a ese repelente del Departamento de Estado la
oportunidad de demostrar quin era el jefe de la manada. La paciencia
era una virtud que posea desde haca tiempo y sta era una nueva
oportunidad para ejercerla, Volvi a concentrarse en su desayuno y
luego se levant para servirse otra racin. El almuerzo en Pekn
probablemente no sera muy apetitoso, ni siquiera en el edificio del
Ministerio de Exteriores, donde se sentiran obligados a ofrecerles sus
platos nacionales ms exticos, y pene de panda frito con races de
bamb caramelizadas no era exactamente lo que le apeteca. Por lo
menos, el t que les servan era aceptable, pero incluso en el mejor de
los casos, no era comparable al caf.
Mark dijo Rutledge desde su asiento, al tiempo que le indicaba
con la mano que se acercara.
Gant se dirigi hacia l, con el plato de huevos con tocino que
acababa de servirse.
Dime, Cliff.
El embajador Hitch le ofreci una silla y un camarero le trajo unos
cubiertos. Cuando se lo propona, el gobierno poda hacer que uno se
sintiera cmodo. Le pidi al camarero ms patatas salteadas y tostadas.
El caf lleg aparentemente por voluntad propia.
Mark, esto acaba de llegar de Washington. Es material clasificado...
S, lo s. No puedo verlo siquiera ahora, ni estoy autorizado a
recordarlo. As que, me dejas verlo?
Rutledge asinti y le entreg los documentos.
Cmo interpretas estas cifras del comercio exterior? Gant mordi
un trozo de tocino v dej de masticar casi inmediatamente.
Maldita sea, tan bajos estn? En qu han dilapidado el dinero?
Qu significa esto?
Cliff, en otra poca el doctor Samuel Johnson dijo lo siguiente:
Tengas lo que tengas, gasta menos. Pues los chinos no han seguido
su consejo respondi Gant, mientras hojeaba el documento. No dice
cmo se lo han gastado.
Sobre todo en equipamiento militar, por lo que tengo entendido
dijo el embajador Hitch. 0 en cosas que pueden tener aplicaciones
militares, especialmente electrnicas. Tanto mercancas elaboradas
como maquinaria para la construccin de componentes electrnicos. Al
parecer, todo eso es carsimo.
Puede serlo reconoci Gant.
Volvi las pginas para empezar a leerlo desde el principio y
comprob que haba sido transmitido mediante el sistema de
codificacin Tapdance. Eso significaba que era muy importante.
Tapdance se usaba slo para el material ms delicado, debido a ciertas
dificultades tcnicas en su utilizacin... por consiguiente, esto deba de
ser un documento secreto de gran importancia. Luego comprendi por
qu. Alguien deba de haber instalado micrfonos ocultos en los
despachos de funcionarios chinos de muy alto rango, para conseguir ese
material...
Eso qu significa, Mark?
Significa que se han estado gastando ms dinero del que ingresan,
e invirtiendo la mayor parte de l en reas no comerciales. Maldita sea,
actan como algunos de los imbciles de nuestro gobierno. Creen que
basta con chasquear los dedos para que aparezca el dinero, gastrselo
con la rapidez que se les antoje y luego chasquearlos de nuevo para que
aparezca ms... Esa gente no vive en el mundo real, Cliff. No tienen la
menor idea cmo y por qu aparece el dinero dijo antes de hacer una
pausa, pensando que haba ido demasiado lejos, ya que alguien en Wall
Street entendera su lenguaje, pero Rutledge probablemente no le
comprenda. En otras palabras, saben que el dinero procede de su
desequilibrio comercial con Estados Unidos y parecen creer que el
desequilibrio es un fenmeno natural, algo que pueden imponer
fcilmente por ser quienes son. Creen que el resto del mundo est en
deuda con ellos. Dicho de otro modo, si eso es lo que creen, negociar
con ellos va a ser muy difcil.
Por qu? pregunt Rutledge, consciente de que el embajador
Hitch, que deba de comprender mejor a esos brbaros chinos, ya
asenta.
Las personas que piensan de ese modo no comprenden que las
negociaciones son un tira y afloja. Quienquiera que sea el portavoz, cree
que conseguir lo que se le antoje porque todo el mundo se lo debe. As
es como deba de pensar Hitler en Munich. Yo lo quiero, t me lo das y
me siento feliz. Supongo que no vamos a ceder ante esos cabrones?
Esas son mis instrucciones respondi Rutledge.
Pues sabes lo que te digo? Esas son tambin las instrucciones de
tu oponente chino. Adems, su situacin econmica evidentemente es
mucho ms precaria de lo que nos haban dado a entender. Dile a la CIA
que necesitan mejores especialistas en el Departamento de Inteligencia
Financiera observ Gant.
Hitch levant la cabeza para mirar a un individuo al otro lado de la
mesa, que deba de ser el encargado local de la CIA.
Son conscientes de lo grave que es su situacin? pregunt
Rutledge.
S y no. Saben que necesitan divisas para hacer lo que tienen
previsto, pero creen que pueden seguir indefinidamente como hasta
ahora, que en su caso el desequilibrio es natural porque... por qu?
Porque creen pertenecer a la maldita raza suprema? pregunt Gant.
Una vez ms, fue el embajador Hitch quien asinti.
Se denomina complejo del reino medio. Si, seor Gant, piensan
en esos trminos y esperan que la gente acuda a ellos para darles lo
que quieren, no que deban ser ellos quienes acudan a los dems para
pedrselo. Algn da eso ser su perdicin. Aqu hay una soberbia
institucional... tal vez racial, difcil de describir y an ms difcil de
cuantificar dijo Hitch, antes de mirar a Rutledge. Cliff, vas a tener
un da interesante.
Gant se percat inmediatamente de que eso no era precisamente una
bendicin para el subsecretario de Estado de Asuntos Polticos.


Ahora deben de estar desayunando dijo el secretario Adler, con
una copa de Hennessey en la mano, en la sala este.
La recepcin haba ido bien; aunque en realidad a Jack y Cathy Ryan
esas funciones les resultaban tan aburridas como las reposiciones de La
isla de Gilligan; eran tan intrnsecas a la Presidencia como el discurso
del Estado de la Unin. Por lo menos, la cena haba sido buena; una de
las cosas que se poda esperar de la Casa Blanca era la calidad de la
comida. Los asistentes eran gente de Washington. Incluso esto, aunque
Ryan no se percatara de ello, haba mejorado enormemente respecto de
aos anteriores. En otra poca, los congresistas eran, en su mayora,
personas cuya ambicin era el servicio pblico, frase cuya noble
intencin haba sido usurpada por quienes consideraban que ciento
treinta mil dlares anuales era un salario principesco (aunque era
mucho menos de lo que poda ganar un estudiante que abandonara la
universidad para elaborar programas para una empresa de juegos
informticos y muchsimo menos de lo que poda ganar alguien traba-
jando en Wall Street), y cuya verdadera ambicin era la de aplicar su
voluntad a las leyes de la nacin. Ahora, muchos de ellos debido
principalmente a los discursos pronunciados por el presidente a lo largo
y ancho del pas eran personas que haban servido realmente al
pueblo con su trabajo, hasta que, hartos de las maquinaciones del
gobierno, haban decidido tomarse unos aos para reparar el tren
averiado en el que Washington se haba convertido, antes de escapar al
trabajo productivo del mundo real. La primera dama haba pasado gran
parte de la velada hablando con el joven senador de Indiana, que
gozaba de una buena reputacin como mdico pediatra y cuyos
esfuerzos actuales iban encaminados a ende-rezar los programas
sanitarios del gobierno, antes de que acabaran con demasiadas de las
vidas que supuestamente pretendan salvar. Su mayor dificultad
consista en convencer a la prensa de que un mdico poda saber tanto
sobre curar a los enfermos como los grupos de presin de Washington,
y se lo haba repetido insistentemente al director general de Salud
Pblica a lo largo de la noche.
El material que hemos recibido de Mary Pat debera ayudar a
Rutledge.
Me alegro de que Gant est all para traducrselo. Cliff tendr un da
ajetreado, mientras nosotros digerimos la comida y la bebida, Jack.
Est a la altura de las circunstancias? S que era ntimo de Ed
Kealthy, y eso no es una buena referencia para l.
Cliff es un buen tcnico respondi Adler, despus de otro trago de
brandy. Adems, ha recibido unas instrucciones muy claras y dispone
de informacin secreta sumamente til para su tarea. Esto es como lo
que Jonathan Yardley les facilit a nuestros muchachos, durante las
negociaciones del tratado naval en Washington. No llegamos
exactamente a leer sus cartas, pero vemos cmo piensan y eso es
prcticamente lo mismo. De modo que creo que s, est a la altura de
las circunstancias, de lo contrario no lo habra mandado.
Cmo es el embajador que tenemos all? pregunt el presidente.
Carl Hitch? Un tipo excelente, Jack. Diplomtico profesional, a
punto de jubilarse, pero es como un buen ebanista. Puede que no sea
capaz de disear una casa, pero la cocina estar impecable cuando
acabe con ella y, sabes lo que te digo?, que me conformo con que un
diplomtico sea as. Adems, disear la casa es tu trabajo, seor
presidente.
S, claro coment Ryan, mientras le indicaba a un camarero que le
sirviera agua fresca, despus de decidir que ya haba bebido bastante
por esa noche y de que Cathy empezara a darle de nuevo la lata; a
quin se le ocurre casarse con una doctora, pens. Pero a quin
acudo para pedirle consejo cuando no s qu coo estoy haciendo?
Mierda, yo qu s respondi Adler, pensando que tal vez lo que
necesitaba era un poco de humor. Prueba con una sesin de
espiritismo para ponerte en contacto con Tom
Jefferson y George Washington agreg con una carcajada, mientras
vaciaba su copa de Hennessey. Tranquilzate, Jack y haz tu jodido
trabajo. Lo haces muy bien, te lo aseguro.
Detesto este trabajo dijo el presidente, con una amigable sonrisa
a su secretario de Estado.
Lo s. Esa es probablemente la razn por la que lo haces tan bien.
Dios nos proteja de alguien que quiera ocupar un alto cargo pblico.
Joder, fjate en m. Crees que mi ambicin era ser secretario de
Estado? Era mucho ms divertido almorzar en la cafetera con mis
compaeros y criticar al hijo de puta que ocupara el cargo. Pero ahora,
maldita sea, ellos siguen all hablando de m! No es justo, Jack. Yo soy
un trabajador.
A quin se lo cuentas?
Plantatelo de este modo: cuando escribas tus memorias recibirs
un buen anticipo de tu editor, El presidente accidental? especul
Adler, respecto al ttulo.
Scott, eres muy gracioso cuando ests borracho. Me conformar
con el golf.
Quin ha mencionado la palabra mgica? pregunt el
vicepresidente Jackson, al unirse a la conversacin.
Este individuo me humilla de tal modo en el green protest
Ryan, que a veces me gustara que me tragara la tierra. Cul es tu
hndicap ahora?
No juego mucho, Jack, ha bajado a seis, tal vez siete.
Va a convertirse en un profesional sugiri Jack.
Por cierto, Jack, te presento a mi padre. Su avin ha llegado tarde y
se ha perdido la recepcin oficial explic Robby.
Reverendo Jackson, por fin nos conocemos dijo Jack, al tiempo
que estrechaba la mano del anciano cura negro. Durante la inauguracin
estaba en el hospital con clculos renales, que probablemente no fueron
tan divertidos como la fiesta.
Robby me ha hablado muy bien de usted.
Su hijo es piloto de las fuerzas areas, caballero, y ya se sabe que
son unos exagerados.
El cura solt una carcajada.
Lo s, seor presidente, lo s.
Qu le ha parecido la comida? pregunt Ryan.
Hosiah Jackson tena casi ochenta aos, era bajo como su hijo y
progresivamente redondeado con el paso del tiempo, pero posea la
inmensa dignidad propia de los sacerdotes negros.
Demasiado fuerte para un anciano, seor presidente, pero me la he
comido de todos modos.
No te preocupes, Jack. Pap no bebe dijo el vicepresidente, que
luca un escudo de las alas doradas de la marina en la solapa de su
esmoquin.
Robby nunca dejara de ser un piloto de caza.
Y t tampoco deberas hacerlo, muchacho! En la marina has
adquirido muchos vicios, como el de fanfarronear demasiado.
Jack tuvo que acudir en defensa de su amigo.
Caballero, al piloto de caza que no fanfarronea no se le permite
volar. Adems, Dizzy Dean lo expres a la perfeccin: Si puedes
hacerlo, no es fanfarronear. Robby puede hacerlo... o al menos eso
asegura.
Han empezado ya a hablar en Pekn? pregunt Robby, despus
de consultar su reloj.
Dentro de media hora aproximadamente respondi Adler. Ser
interesante agreg, refirindose al material de Sorge.
Me lo imagino reconoci el vicepresidente Jackson, que haba
captado el mensaje. No es fcil querer a esa gente.
Robby, t no deberas decir esas cosas protest su padre.
Tengo un amigo en Pekn.
Ah, s? exclam su hijo, que no lo saba.
S, el reverendo Yu Fa An, un excelente predicador baptista,
educado en la Universidad Oral Roberts respondi, como si se tratara
de un pronunciamiento papal. Fue compaero de estudios de mi
amigo Gerry Patterson.
Un lugar difcil para un sacerdote, o para un ministro, supongo
observ Ryan.
Fue como si Ryan hubiera pulsado el interruptor de su dignidad.
Seor presidente, yo lo envidio. Predicar en cualquier parte el
Evangelio del Seor es un privilegio, pero hacerlo en tierra de infieles es
una bendicin muy inusual.
Caf? pregunt un camarero que pasaba.
Hosiah tom una taza, a la que agreg nata y azcar. Esto est bien
coment inmediatamente.
Una de las ventajas de este lugar, pap dijo Jackson, con gran
afecto. Est incluso mejor que el caf de la armada, claro que los
asistentes que lo sirven son de la marina. El Blue Mountain jamaicano
cuesta unos cuarenta pavos la libra agreg.
Cielos, Robby, no lo digas en voz alta. La prensa todava no lo ha
descubierto! advirti el presidente. Adems, lo he preguntado y s
que lo compramos al por mayor, a treinta y dos pavos la libra.
Menuda ganga exclam el vicepresidente con una carcajada.


Celebrada la ceremonia de bienvenida, las sesiones plenarias
empezaron con poca fanfarria. El subsecretario Rutledge ocup su lugar,
salud a los diplomticos chinos al otro lado de la mesa y empezaron.
Su discurso de apertura empez con los cumplidos habituales, tan
previsibles como los crditos de un largometraje.
A Estados Unidos prosigui, entrando en el meollo de la
cuestin, le preocupan diversos aspectos inquietantes de nuestra
relacin comercial mutua. El primero es la aparente incapacidad de la
Repblica Popular para respetar acuerdos anteriores sobre el
reconocimiento de tratados y convenciones internacionales respecto a
marcas, derechos de propiedad y patentes. Todos estos asuntos han
sido debatidos y negociados extensamente en reuniones anteriores
como sta y creamos que las reas de desacuerdo haban sido resueltas
de un modo satisfactorio. Lamentablemente, ste no parece ser el caso.
Prosigui citando varios casos concretos, que describi como
ilustrativos, pero sin constituir en absoluto una lista completa de sus
reas de preocupacin..
Asimismo prosigui Rutledge, no se han honrado los
compromisos de abrir el mercado chino a las mercancas nor-
teamericanas. Esto ha producido un desequilibrio en el intercambio
mercantil, que no favorece el conjunto de nuestras relaciones. El
desequilibrio actual se aproxima a los setenta mil millones de dlares
estadounidenses y eso es algo que Estados Unidos no est dispuesto a
aceptar.
En resumen, el compromiso de la Repblica Popular de honrar las
obligaciones de los tratados internacionales y los acuerdos privados con
Estados Unidos no se ha cumplido. Es una realidad del cdigo
norteamericano que nuestro pas tiene derecho a incluir las prcticas
comerciales de otros pases en nuestra propia legislacin. Me refiero al
conocido Decreto de Reforma Comercial, aprobado por el gobierno
norteamericano hace unos aos. Por consiguiente, tengo la
desagradable obligacin de comunicar al gobierno de la Repblica
Popular que
Norteamrica aplicar dicha ley de inmediato, respecto a las
relaciones comerciales con la Repblica Popular, a no ser que se
respeten sin demora alguna los compromisos adquiridos con
anterioridad. Doy por terminado mi discurso de apertura concluy
Rutledge.
De inmediato no era un trmino habitual en el discurso
internacional.
Por su parte, Mark Gant se preguntaba si el otro equipo saltara sobre
la impecable mesa de roble con sables y puales despus de or el
discurso inaugural de Rutledge. Se haba arrojado el guante en trminos
muy decididos, evidentemente, no con la intencin de hacer felices a los
chinos. Pero el ministro de Exteriores Shen Tang reaccion con la misma
tranquilidad que si acabara de recibir la cuenta en un restaurante y
comprobara que le cobraban cinco dlares de ms. Ni siquiera levant la
cabeza. Sigui examinando sus notas hasta que intuy que el discurso
de Rutledge tocaba a su fin y entonces levant la mirada, con tan poca
emocin o sentimiento como un individuo que examine un cuadro en
una galera de arte, que su esposa quera que comprara para ocultar
una grieta en la pared del comedor.
Gracias por su exposicin, secretario Rutledge empez a decir el
chino. En primer lugar, la Repblica Popular les da la bienvenida a
nuestro pas y expresa su deseo de que continen sus relaciones
amigables con Norteamrica y con el pueblo norteamericano.
Sin embargo, no alcanzamos a conciliar el deseo expreso de
Norteamrica por mantener unas relaciones cordiales, con el
reconocimiento de la provincia disidente de la isla de Taiwan como
nacin independiente que no es. Este ha sido un acto deliberado para
inflamar nuestras relaciones; para avivar las llamas en lugar de
extinguirlas. La poblacin de nuestro pas no aceptar esta intromisin
desmesurada en los asuntos internos chinos y...
El diplomtico levant la cabeza, sorprendido, al comprobar que
Rutledge haba alzado la mano para interrumpirlo. Una interrupcin tan
temprana del protocolo lo desconcert lo suficiente para que dejara de
hablar.
Ministro dijo Rutledge, el propsito de esta reunin es hablar de
comercio. Es preferible dejar para otra ocasin el asunto del
reconocimiento diplomtico de la Repblica China por parte de
Norteamrica. La delegacin norteamericana no desea entrar hoy en esa
cuestin lo cual era una forma de decir mtanse ese asunto por
donde les quepa.
Seor Rutledge, usted no puede dictar a la Repblica Popular cules
son nuestras preocupaciones y asuntos de nuestro inters respondi el
ministro Shen, en un tono tan sosegado como si hablara del precio de
una lechuga en un mercado callejero.
Las reglas de una reunin como aqulla eran simples: el primero en
enojarse perda.
Prosiga entonces, si es indispensable dijo Rutledge con hasto.
Me est haciendo perder el tiempo, pero trabaje o no, sigo
cobrando, proclamaba la actitud del diplomtico norteamericano.
Gant se percat de que la dinmica inicial consista en que ambos
pases tenan sus agendas respectivas y cada uno intentaba ignorar la
del contrario, para tomar el control de la sesin. Era tan diferente de
una habitual reunin de negocios como para ser irreconocible como
forma de intercambio verbal; en trminos de relaciones ntimas, era
como si dos personas desnudas en la cama, con el propsito expreso de
hacer el amor, iniciaran el juego pelendose por el mando a distancia
del televisor. Gant haba visto toda clase de negociaciones, o eso crea.
Pero esto era algo completamente nuevo para l y sumamente extrao.
Los bandidos renegados de Taiwan forman parte de China, tanto
histrica como hereditariamente, y la Repblica Popular no puede
ignorar este insulto deliberado a nuestra integridad nacional, por parte
del rgimen de Ryan.
Ministro Shen, el gobierno de Estados Unidos tiene una larga
historia de apoyo a los gobiernos democrticamente elegidos en el
mundo entero. Esto ha formado parte de los valores de nuestra nacin
desde hace ms de doscientos aos. Deseo recordar a la Repblica
Popular que Estados Unidos de Amrica tiene el gobierno ms antiguo
del mundo. Hemos vivido bajo nuestra forma constitucional de gobierno
desde hace ms de doscientos aos. La cifra es pequea comparada con
la historia china, pero tambin me gustara recordarles que cuando
Norteamrica eligi a su primer presidente y su primer congreso, China
era gobernada por una monarqua hereditaria. El gobierno de su pas ha
cambiado muchas veces desde entonces, pero no el gobierno de Estados
Unidos de Amrica. Por consiguiente, como nacin independiente reco-
nocida por las leyes internacionales y tambin como derecho moral
propio de un gobierno duradero y por tanto legtimo, gozamos de la
autoridad necesaria para actuar segn nuestro propio criterio y para
alentar gobiernos como el nuestro. El gobierno de la Repblica China ha
sido elegido democrticamente y por tanto merece el respeto de otros
gobiernos semejantes elegidos por el pueblo, como el nuestro. En
cualquier caso, ministro, el propsito de esta reunin es hablar de co-
mercio. Quiere que lo hagamos, o prefiere perder el tiempo hablando
de irrelevancias?
Nada podra ser ms relevante para estas conversaciones que la
falta fundamental de respeto mostrada por el gobierno de su pas, o
debera decir por el rgimen de Ryan?, respecto al gobierno de nuestro
pas. El asunto de Taiwan tiene una importancia fundamental para...
Sigui otros cuatro minutos con la cantinela.
Ministro Shen, Estados Unidos de Amrica no es un rgimen de
ningn tipo. Es un pas independiente con un gobierno elegido
libremente por sus habitantes. Esta forma de gobierno experimental que
adoptamos cuando su pas estaba gobernado por la dinasta Manch es
algo que tal vez consideren la posibilidad de imitar en algn tiempo
futuro, por el bien de su propia gente. Y ahora est usted dispuesto a
volver al asunto que nos ocupa, o desea seguir perdiendo el tiempo
hablando de una cuestin para la que no tengo instrucciones ni ningn
inters en particular?
No permitiremos que se nos descarte elegantemente de ese modo
respondi Shen, ganndose momentneamente, pero sin mayores
consecuencias, el respeto de Rutledge por su dominio de la lengua
inglesa.
El diplomtico norteamericano se acomod en su silla y mir
educadamente al otro lado de la mesa, mientras pensaba en los planes
de su esposa para redecorar la cocina de su casa en Georgetown. Eran
el verde y el azul los colores ms indicados? El prefera los tonos
terrosos, pero era mucho ms probable que ganara aquella discusin de
Pekn que la de George-town. La vida entera al servicio de la diplomacia
no le permita vencer en las discusiones con la seora Rutledge, en
asuntos de decoracin...
Y as prosigui durante los primeros noventa minutos, hasta que lleg
el momento de hacer el primer descanso. Les sirvieron t y canaps, y
salieron al jardn. A Gant, que era su primera aventura en el mundo de
la diplomacia y estaba a punto de aprender cmo funcionaban esas
cosas, le pareci muy raro. Los chinos se juntaron con norteamericanos.
A lo lejos se distingua quin era quin. Todos y cada uno de los chinos
fumaban, vicio slo compartido por dos de los miembros de la
delegacin norteamericana, los cuales agradecieron la oportunidad de
disfrutar de su hbito dentro de un edificio en este pas. Puede que
fueran nazis en el sentido comercial, pens el funcionario de la
Tesorera, pero no eran nazis sanos.
Qu opina usted? pregunt una voz.
Gant volvi la cabeza y vio al pequeajo que lo haba atosigado en la
recepcin. Record que se llamaba Xue Ma, con su metro sesenta de
altura, la mirada de un jugador de pquer y cierta habilidad histrinica.
Era ms listo de lo que pareca, se record el norteamericano. Cmo se
supona que deba reaccionar? Ante la duda, lo mejor era decir la
verdad, decidi Gant.
Es la primera vez que observo una negociacin diplomtica. Me
parece sumamente aburrida respondi Gant, mientras tomaba un
sorbo de su (horrible) caf.
Bueno, es normal dijo Xue.
En serio? No es as en los negocios. Cmo llegan a resolver algo?
Todo proyecto tiene su proceso respondi el chino.
Supongo. Puede decirme algo?
Puedo intentarlo.
Por qu le dan tanta importancia a Taiwan?
Qu tena tanta importancia cuando empez la guerra civil en su
pas? respondi Xue, con una inteligente pregunta.
Bien, de acuerdo, pero despus de cincuenta aos, por qu no
olvidar viejas rencillas y empezar de nuevo?
No pensamos tan a corto plazo respondi Xue, con una sonrisa de
superioridad.
En Norteamrica a eso lo llamamos vivir anclados en el pasado.
Trgate sa, chinito!
Son nuestros compatriotas insisti Xue.
Pero han decidido dejar de serlo. Si quieren recuperarlos,
ofrzcanles ventajas. Ya sabe, alcanzando la misma prosperidad aqu
que han conseguido ellos.
Comunista retrasado.
Si uno de sus hijos se escapara de casa, no intentara recuperarlo?
Probablemente, pero lo hara con alicientes, no con amenazas,
especialmente si no tuviera la capacidad necesaria para amenazarlo
eficazmente.
Y vuestras fuerzas armadas son tambin una mierda, segn haba
ledo en los informes durante el vuelo.
Pero cuando otros alientan a nuestro hijo a que huya y desafe a sus
padres, debemos permanecer impasibles?
Esccheme, amigo respondi Gant, a su parecer sin mostrar lo
irritado que estaba, si quieren hacer negocios, hagan negocios. Si
prefieren charlar, charlemos. Pero mi tiempo es valioso, como tambin
lo es el de mi pas y podemos dejar la charla para otro momento
agreg, consciente de que efectivamente no era un diplomtico y de que
aqul no era un juego en el que pudiera ganar. Como usted puede
comprobar, no soy muy hbil para esta clase de intercambios. Dispo-
nemos de personas que lo son, pero yo no soy una de ellas. Soy la clase
de norteamericano que hace un trabajo real y gana un dinero real. Si a
usted le gusta este juego, no tengo ningn inconveniente, pero no es mi
juego. La paciencia es recomendable, supongo, pero no cuando impide
alcanzar el objetivo, y creo que a su ministro se le pasa algo por alto.
Y qu es, seor Gant?
Seremos nosotros quienes conseguiremos lo que deseamos de estas
reuniones dijo Gant y se percat inmediatamente de que se haba ido
de la lengua y acababa de meter la pata hasta el fondo.
Se termin el caf, se disculp y se dirigi innecesariamente al
servicio, donde se lav las manos antes de reunirse nuevamente con los
dems. Vio a Rutledge que estaba solo, contemplando unas flores.
Cliff, creo que he metido la pata confes inmediatamente Gant.
Cmo? pregunt el subsecretario, antes de or la confesin. No
te preocupes. No le has dicho nada que yo no hubiera expresado ya. Lo
que ocurre es que no entiendes nuestro lenguaje.
Pero no nos considerarn vulnerables al creer que estamos
impacientes?
No, mientras sea yo quien hable en la sala respondi Rutledge,
con una amable sonrisa. Aqu soy Jimmy Connors en el Open de
Estados Unidos, Mark. Es mi oficio.
El otro bando tambin lo cree.
Cierto, pero tenemos una ventaja. Nos necesitan ms a nosotros
que nosotros a ellos.
Tena entendido que no te gustaba adoptar esa posicin con la
gente coment Gant, confuso por la actitud de Rutledge.
No tiene por qu gustarme. Slo debo hacerlo, y ganar es siempre
divertido.
No agreg que nunca haba hablado antes con el ministro Shen y, por
tanto, no dispona de informacin personal para ponerle la zancadilla,
como ocurra a menudo entre diplomticos que anteponan sus
amistades personales a los intereses de su pas. Generalmente lo
justificaban dicindose a s mismos que aquel cabrn estara en deuda
con ellos para la prxima vez y serviran entonces los intereses de su
pas. La diplomacia haba sido siempre una cuestin personal y eso era
algo que sola pasarles inadvertido a los observadores, que consideraban
a esos tcnicos de lenguaje ampuloso como robots.
A Gant todo aquello le pareca confuso, pero le seguira la corriente a
Rutledge porque no tena otra alternativa y, adems, ese individuo
pareca que saba lo que se haca. Lo supiera o no... Gant no tendra
forma de saberlo. Lleg el momento de entrar de nuevo en la sala.
Los sirvientes, que probablemente eran funcionarios polticamente
fiables de un modo u otro, o con mayor probabilidad agentes secretos,
que estaban ah porque su gobierno no se expona a ningn riesgo, o
por lo menos procuraba no hacerlo, haban limpiado los ceniceros y
rellenado las botellas de agua. Aquello era en realidad un desperdicio de
personal especializado, pero los comunistas nunca se haban preocupado
demasiado de utilizar la fuerza laboral con eficacia.
El ministro Chen encendi un cigarrillo y le indic a Rutledge que
prosiguiera. Por su parte, el norteamericano record que Bismarck
recomendaba el uso de cigarros en las negociaciones, porque a algunos
les irritaba el espeso humo del tabaco y eso le daba una ventaja al
fumador.
Ministro, un pequeo grupo de personas decide la poltica comercial
de la Repblica Popular y lo hace por razones polticas. En Norteamrica
lo comprendemos. Lo que ustedes no alcanzan a comprender es que el
nuestro es realmente un gobierno del pueblo y que nuestro pueblo exige
que resolvamos el desequilibrio comercial. La incapacidad de la
Repblica Popular para abrir mercados a las mercancas nor-
teamericanas supone la prdida de empleos para ciudadanos
norteamericanos. En nuestro pas, la funcin del gobierno consiste en
servir al pueblo, no en dirigirlo y, por ello, debemos resolver el
desequilibrio comercial de una forma eficaz.
Estoy completamente de acuerdo en que la funcin del gobierno
consiste en servir al pueblo y por ello debemos considerar tambin la
agona que la cuestin de Taiwan supone para los ciudadanos de mi
pas. Los que deberan ser nuestros conciudadanos han sido separados
de nosotros y Estados Unidos ha colaborado en la separacin de nuestra
gente...
Lo asombroso, pens Rutledge, era que aquel viejo cretino no hubiera
muerto como consecuencia de fumar esa porquera. Tena el aspecto y
el olor de los Lucky Strike que haban matado a su abuelo, a los ochenta
aos. Pero no haba sido una muerte que complaciera a los mdicos. El
abuelo Owens conduca el coche en el que llevaba a su nieto a la
estacin del sur en Boston, cuando se le cay un cigarrillo encendido
sobre el regazo y al recogerlo se coloc en el lado equivocado de la
carretera. El abuelo tampoco crea en los cinturones de seguridad... era
un fumador empedernido que encenda un cigarrillo con la colilla del
anterior, como Bogie en las pelculas de los aos treinta. Tal vez se era
el mtodo que utilizaban los chinos como poltica de control de su
poblacin... aunque bastante desagradable...
Seor ministro de Exteriores empez a decir Rutledge, cuando le
lleg el turno, el gobierno de la Repblica China ha sido elegido con
libertad y justicia por los habitantes de dicho pas. Desde el punto de
vista norteamericano, esto convierte el gobierno de la Repblica China
en un gobierno legtimo...
No dijo que el gobierno de la Repblica Popular fuera por consiguiente
ilegtimo, pero la idea permaneci suspendida en el aire como un oscuro
nubarrn.
Y eso hace que el gobierno en cuestin merezca ser reconocido
internacionalmente prosigui Rutledge, como habr comprobado que
ha ocurrido durante el ltimo ao.
Es la poltica de nuestro gobierno reconocer a dichos gobiernos. No
cambiaremos una poltica basada en unos principios slidos, para
satisfacer los deseos de otros pases que no los comparten. Podemos
hablar hasta que se le acaben los cigarrillos, pero la posicin de mi
gobierno en este asunto es inamovible. Usted elige, naturalmente, pero
no sera preferible ser productivos?
Norteamrica no puede dictar a la Repblica Popular asuntos que
nos conciernen. Usted asegura que ustedes tienen principios y,
naturalmente, nosotros tenemos los nuestros, uno de los cuales es la
importancia de nuestra integridad territorial.
Para Mark Gant, lo difcil era permanecer impasible. Tena que fingir
que todo aquello tena sentido y era importante, cuando habra preferido
conectar el ordenador para repasar los valores de la Bolsa, o leer una
novela bajo la mesa. Pero no poda hacerlo. Deba fingir que aquello era
interesante y, si lo haca bien, tal vez obtendra una nominacin de la
Academia como mejor actor secundario: Por mantenerse despierto du-
rante la competicin ms aburrida desde los campeonatos de
crecimiento de csped en lowa, el ganador es... Se concentr en no
moverse en el asiento, pero esto slo sirvi para que empezara a dolerle
el trasero, y aquellas sillas no eran de su tamao. Puede que fueran
cmodas para esos chinos enclenques, pero no para un profesional
criado en Chicago que coma un bocadillo de carne acompaado de
cerveza por lo menos una vez por semana para almorzar y no haca
suficiente ejercicio. Su trasero necesitaba una base ms amplia y suave,
pero no la tena. Intent encontrar algo interesante. Decidi que el
ministro de Exteriores Shen tena una piel terrible, como si en alguna
ocasin se le hubiera quemado el rostro y alguien hubiera intentado
apagar el fuego con un punzn. Gant intent imaginar la situacin sin
rerse. Luego estaba la cuestin de que Shen fumara sin interrupcin,
encendiendo los cigarrillos con unos rudimentarios fsforos de papel, en
lugar de con un encendedor. Tal vez era una de esas personas que
dejan las cosas en un lugar y olvidan dnde las han puesto, lo que
explicara por qu utilizaba bolgrafos baratos desechables en lugar de
una pluma propia de su rango. De modo que ese cabrn haba tenido
acn de joven y era un patoso...? La idea hizo que Gant sonriera para
sus adentros, su cantinela en un ingls aceptable. Eso gener un nuevo
pensamiento. Tena a su disposicin un auricular para la traduccin
simultnea... podra sintonizarlo a una estacin de radio local? En Pekn
deba de haber alguna emisora que transmitiera msica de algn
gnero.
Cuando le toc el turno a Rutledge, fue casi igual de lamentable. La
declaracin de la posicin norteamericana era tan repetitiva como la
china, tal vez ms razonable pero igualmente aburrida. Gant imagin
que los abogados que discutan un convenio de divorcio probablemente
decan bobadas por el estilo. Al igual que los diplomticos, cobraban por
horas y no por trabajo hecho. Diplomticos y abogados; menuda pareja,
pens Gant. No poda consultar su reloj. La delegacin norteamericana
deba presentar un frente unido slido como una roca para mostrar a los
infieles chinos que las fuerzas de la verdad y la belleza no cejaban en su
empeo. 0 algo por el estilo. Se pregunt si sera diferente negociar con
los britnicos, por ejemplo, hablando todos el mismo idioma, pero esas
negociaciones probablemente se hacan por telfono o por correo
electrnico, en lugar de toda aquella ceremoniosa mierda...
La hora del almuerzo lleg cuando era de esperar; con unos diez
minutos de retraso porque Shen se haba extendido demasiado. La
delegacin norteamericana se dirigi en peso al servicio, donde nadie
dijo nada por temor a los micrfonos. Luego regresaron a la sala y Gant
se acerc a Rutledge.
As es como te ganas la vida? pregunt el financiero con no poca
incredulidad.
Lo intento. Estas conversaciones van bastante bien respondi el
subsecretario de Estado.
Cmo? exclam Gant, completamente asombrado.
El caso es que su ministro de Exteriores es quien conduce la
negociacin y, por consiguiente, jugamos con su primer equipo explic
Rutledge. Eso significa que podremos alcanzar un verdadero acuerdo y
ahorrarnos un montn de idas y venidas entre subalternos y el Politbur
que podran complicar mucho las cosas. Algo de eso habr,
evidentemente. Shen deber analizar sus posiciones con ellos todas las
noches, puede que incluso ahora, porque no lo veo por ninguna parte.
Me pregunto de quin recibe exactamente las rdenes. No creemos que
tenga poderes plenipotenciarios, sino que los dems altos mandos
tienen mucho que decir. Igual que los rusos en otra poca. Ese es el
problema con su sistema. Nadie confa realmente en nadie.
Hablas en serio?
Por supuesto, as es como funciona su sistema.
Esto es un puticlub dijo Gant.
Por qu crees que la Unin Sovitica estir la pata? pregunto
humorsticamente Rutledge. Nunca lograron actuar de una forma
coherente, porque fundamentalmente no saban cmo utilizar el poder
del que gozaban. En realidad fue bastante triste, pero ahora van mucho
mejor.
Pero en qu sentido van bien las conversaciones?
Si Taiwan es lo nico que pueden sacar a relucir, sus argumentos
comerciales no sern muy impresionantes. Taiwan es un asunto zanjado
y ellos lo saben. Puede que firmemos un tratado con ellos de defensa
mutua dentro de diez u once meses y probablemente tambin lo sepan.
Disponen de buenas fuentes de informacin en Taipei.
Cmo lo sabes? pregunt Gant.
Porque nuestros amigos en Taipei se aseguran que as sea.
Queremos que nuestros adversarios sepan muchas cosas. Eso
contribuye a una mejor comprensin, evita errores y cosas por el estilo
respondi Rutledge, antes de hacer una pausa. Me pregunto qu
habr para almorzar...?
Cielos, pens Gant. Luego dio gracias a Dios de que slo estaba all
para ofrecer apoyo comercial a aquel diplomtico. Su juego era tan
diferente de todo lo que haba conocido hasta entonces que se senta
como un camionero jugando a la Bolsa con su ordenador porttil en una
cabina telefnica.


Los periodistas aparecieron a la hora del almuerzo para filmar a los
diplomticos charlando de cosas como el tiempo y la comida; los
espectadores, por supuesto creeran que hablaban de asuntos de
Estado, cuando en realidad, por lo menos la mitad de las conversaciones
giraban en torno a la educacin de los hijos o a cmo evitar las malas
hierbas en el jardn. En realidad, todo era una especie de juego con
escasos paralelismos en otras actividades que Gant slo empezaba a
comprender. Vio que Barre Wise se acercaba a Rutledge sin, al parecer,
ningn micrfono ni ninguna cmara.
Cmo va, seor secretario? pregunt el periodista.
Bastante bien. En realidad, hemos tenido una excelente sesin de
apertura Gant oy que responda Rutledge.
Era una pena, decidi el financiero, que el pblico no pudiera ver lo
que ocurra en realidad. Sera lo ms gracioso a este lado de Chris Rock.
Haca que Laverne & Shirley parecieran El rey Leer en su locura y que el
campeonato mundial de ajedrez pareciera el campeonato de pesos
pesados aletargado. Pero cada actividad humana tena sus reglas, y
stas eran sencillamente diferentes.


Ah est nuestro amigo observ el polica, cuando se detuvo el
coche.
Era Suvorov/Roniev en su Mercedes serie C. La matrcula coincida, al
igual que su cara a travs de los prismticos.
Provalov haba logrado que el equipo local se ocupara del caso,
incluso con cierta ayuda del Servicio de Seguridad Federal, antes
denominado Segunda Jefatura del ex KGB, los cazadores de espas
profesionales que haban dificultado la vida en Mosc de los agentes
secretos extranjeros. Seguan muy bien equipados y aunque no tan bien
financiados como en el pasado, poco se poda criticar respecto a su
formacin.
El problema, evidentemente, era que ellos lo saban y eso comportaba
cierto nivel de soberbia institucional, que molestaba considerablemente
a los investigadores de homicidios. No obstante, eran unos aliados muy
tiles. Disponan de un total de siete vehculos para la vigilancia. En
Norteamrica, el FBI habra dispuesto tambin de un helicptero, pero
Michael Reilly no estaba aqu para hacer observaciones condescen-
dientes, de lo cual Provalov se alegraba. Aquel individuo se haba
convertido en un buen amigo y en un mentor de gran talento en lo
concerniente a la investigacin, pero a veces todo tena un lmite. Haba
furgonetas con cmaras de televisin para filmar los acontecimientos de
la mariana y en todos los coches haba dos ocupantes, para que la
conduccin no entorpeciera la vigilancia. Siguieron a Suvorov/Koniev al
centro de Mosc.
En su piso, otro equipo haba vencido ya el cerrojo y estaba en el
interior de la casa. Lo que all ocurra era tan elegante como una
actuacin del ballet Bolshoi. Una vez en el interior, el equipo de
investigadores inicialmente permaneci inmvil, en busca de trampas
como un inocente pelo humano en la puerta de un armario, lo cual
delatara que alguien lo haba abierto. La ficha de Suvorov del KGB
estaba ahora por fin en manos de Provalov y conoca todas las reas en
las que haba recibido formacin. Result que su formacin era bastante
amplia y que su nota media era c, no lo suficiente para actuar como
agente clandestino en territorio del enemigo principal, es decir,
Estados Unidos, pero s para un especialista en inteligencia diplomtica,
sobre todo examinando informacin obtenida por otros, pero tambin
para pasar cierto tiempo en el campo, intentando reclutar y dirigir
agentes. A lo largo de su carrera haba establecido contacto con varios
diplomticos extranjeros, sobre todo a nivel de charla superficial, pero
todo se consideraba til. El ltimo destino de Suvorov haba sido entre
1989 y 1991 en la embajada sovitica de Pekn, donde haba intentado
reunir inteligencia diplomtica y, por lo que pudieron comprobar, con
cierto xito en su momento. Provalov vio que nadie haba comprobado
los resultados en aquella poca, probablemente porque haba obtenido
algunas pequeas victorias contra el servicio diplomtico de aquel
mismo pas, cuando estaba en Mosc. Segn su ficha, hablaba y escriba
el chino, que haba aprendido en la academia del KGB, donde intentaban
convertirlo en un especialista en China.
Uno de los problemas con las operaciones de inteligencia era que lo
que pareca sospechoso, a menudo era inocuo y lo que pareca inocuo
poda ser muy sospechoso. Un agente de inteligencia deba establecer
contacto con personas de nacionalidad extranjera, a menudo agentes
secretos, y entonces el espa extranjero poda ejecutar una maniobra
que los norteamericanos denominaban voltereta, convirtiendo al
enemigo en aliado. El KGB haba hecho lo mismo muchas veces y parte
de la recompensa de dichas operaciones era que poda ocurrirle a tu
propia gente, no tanto cuando no vigilabas, sino precisamente cuando lo
hacas. El perodo del 89 al 91 haba sido la poca de glasnost, la
transparencia que haba destruido la Unin Sovitica con la misma
certeza que la viruela haba aniquilado tribus primitivas. En aquella
poca, el KGB tena sus propios problemas, record Provalov, no
podan los chinos haber reclutado a Suvorov? Entonces la economa
china haba empezado a crecer de nuevo y, por consiguiente, disponan
de dinero para gastar, no tanto como parecan tener siempre los
norteamericanos, pero lo suficiente para tentar a un funcionario
sovitico con la perspectiva de perder pronto el empleo.
Pero qu haba estado haciendo Suvorov desde entonces? Ahora
conduca un Mercedes Benz, y esos coches no caan del cielo. La verdad
era que no lo saban y no sera fcil averiguarlo. Saban que ni Klementi
Ivan'ch Suvorov, ni Ivan Yurievich Koniev haban pagado sus impuestos,
pero eso simplemente los situaba en la misma categora que la mayora
de los ciudadanos rusos, que no queran molestarse con esas
irrelevancias. Y una vez ms, no quisieron interrogar a sus vecinos,
cuyos nombres examinaban para comprobar si haban pertenecido al
KGB y podan ser aliados de su sospechoso. No queran ponerlo sobre
aviso.
El piso pareca limpio en el sentido policial. Entonces empezaron a
examinarlo. La cama estaba desordenada. Suvorov/Koniev era un
hombre y, por consiguiente, no era muy ordenado. Sin embargo, el
contenido del piso era caro y, en su mayora, de fabricacin extranjera.
Electrodomsticos de Alemania occidental; una debilidad habitual de los
rusos adinerados. Los investigadores llevaban guantes de ltex cuando
abrieron la puerta del frigorfico (los frigorficos con congelador eran
conocidos escondrijos) para una inspeccin visual. Nada evidente.
Luego, los cajones de la cmoda. El problema era que su tiempo era
limitado y toda residencia dispona de demasiados lugares donde poder
esconder algo, ya fuera dentro de unos calcetines o en el cartn de un
rollo de papel higinico. En realidad, no esperaban encontrar gran cosa,
pero era imprescindible intentarlo; era ms difcil explicarle a un supe-
rior por qu no lo haban hecho que mandar a un equipo de expertos a
perder el tiempo. En otro lugar, alguien se ocupaba de intervenir el
telfono del piso. Pensaron en instalar diminutas cmaras. Eran tan
fciles de ocultar, que slo un genio tena posibilidades de encontrarlas,
pero su instalacin llevaba tiempo (la parte ms difcil era la colocacin
de cables hasta una estacin de control), y tiempo era algo de lo que no
disponan. El jefe del equipo llevaba un telfono mvil en el bolsillo de
su camisa, a la espera de que vibrara si el sospechoso conduca de
regreso a su casa, en cuyo caso lo ordenaran todo y saldran a toda
prisa.


Estaba a doce kilmetros. A su espalda, los coches que lo seguan
aparecan y desaparecan de su campo visual, con la pericia del equipo
nacional de ftbol ruso avanzando en el terreno de juego. Provalov iba
en el coche de mando, vigilando y escuchando al jefe del equipo del
KGB/FSS, que con la ayuda de una radio y un mapa diriga los
movimientos de su personal. Los vehculos eran todos viejos, sucios y
discretos, que podan pertenecer tanto al municipio de Mosc como a
taxistas gitanos y pasaban perfectamente inadvertidos entre muchos
otros parecidos. En la mayora de los casos, el segundo ocupante no iba
junto al conductor, sino en el asiento trasero, como el pasajero de un
taxi, y llevaban incluso telfonos mviles para completar el disfraz, lo
que les permita comunicarse con la base sin despertar sospechas. Esa
era una de las ventajas de la nueva tecnologa, le coment el jefe del
equipo al polica.
Entonces les comunicaron que el sujeto se haba detenido y haba
aparcado el coche. Los dos vehculos de vigilancia dentro de su campo
visual siguieron su camino, dejando que otros se acercaran y pararan.
Se apea dijo un comandante del Servicio de Seguridad Federal.
Voy a seguirlo a pie.
El comandante era joven para su rango, generalmente indicio de un
joven oficial precoz y prometedor que tendra xito en su carrera, como
era su caso. A sus veintiocho aos era tambin apuesto y vesta con
ropa cara, como un moscovita de la nueva generacin de empresarios.
Hablaba animadamente por su telfono mvil, todo lo contrario de lo
que hara alguien en servicio de vigilancia. Eso le permiti situarse a
menos de treinta metros de su objetivo y vigilar atentamente todos y
cada uno de sus movimientos. Esos ojos de lince eran precisos para
captar la ms elegante de las maniobras. Suvorov/Koniev se sent en
un banco, con la mano derecha ya en el bolsillo de su abrigo, mientras
con la izquierda hojeaba el peridico que haba sacado del coche y que
era lo que le haba indicado al comandante del FSS que algo se
propona. Un peridico era el objeto ms comn que utilizaban los
espas, para disimular los movimientos de una mano, al igual que un
prestidigitador en el escenario, que mantiene una mano
deliberadamente activa mientras hace el truco con la otra. Y fue aqu,
hecho con tanta perfeccin, que de no haber sido un experto, nunca lo
habra detectado. El comandante se sent en otro banco y llam a otro
nmero ficticio con su telfono mvil, para hablar con un socio
imaginario, y entonces vio que el sujeto se levantaba y empezaba a
andar tranquilamente de regreso a su Mercedes.
El comandante Yefremov llam a un nmero verdadero, cuando el
sujeto se encontraba a cien metros.
Habla Pavel Georgiyevich. Voy a quedarme aqu para comprobar lo
que ha dejado dijo a la base.
Se cruz de piernas y encendi un cigarillo, mientras observaba al
sujeto, que suba a su coche y se alejaba. Cuando se perdi de vista,
Yefremov se acerc al otro banco y palp debajo del mismo.
Efectivamente: un sujetador magntico. Suvoroy los utilizaba desde
haca algn tiempo. Haba adherido una placa metlica debajo de la
madera pintada de verde, a la que haba fijado un sujetador magntico
de aproximadamente un centmetro de grosor, a juzgar por el tacto de
su mano. Su sujeto era un jugador, despus de todo. Acababa de
hacer una entrega.
Al orlo, Provalov experiment la emocin de haber presenciado un
delito con sus propios ojos. Ahora su hombre cometa un delito contra el
Estado. Haba cado en sus manos. Ahora podan detenerlo en cualquier
momento. Pero, evidentemente, no lo haran. El comandante de la
operacin que estaba junto a l le orden a Yefremov recoger el objeto
para examinarlo. Debera hacerlo con mucha rapidez, porque luego
tendra que devolverlo a su lugar. Slo haban descubierto la mitad del
equipo de espionaje; la otra mitad acudira a recogerlo.
Era el ordenador. No poda ser otra cosa. Al encenderlo encontraron
un laberinto de carpetas, pero se percataron inmediatamente de que el
contenido de una de ellas estaba codificado. El programa de codificacin
era desconocido para ellos. Era norteamericano y apareca su nombre.
Por el momento no podan hacer nada ms ahora. No disponan de
discos para copiar el fichero. Podan resolverlo y copiar incluso el
programa de codificacin. A continuacin deberan instalar un sensor en
el teclado. De ese modo podran utilizar la propia clave de Suvorov para
descifrar el fichero codificado. Tomada dicha decisin, el equipo de
intrusos abandon la estancia.
La prxima parte se decidi visualmente. Siguieron el Mercedes con el
mismo sistema de coches diversos, y la suerte les sonri cuando se
acerc enormemente un camin volquete, que segua siendo el vehculo
dominante en las calles de Mosc. El sujeto aparc su coche alemn, se
ape, peg una cinta adhesiva al poste de una farola y subi de nuevo a
su coche. Ni siquiera se molest en mirar atrs, como si hubiera hecho
algo perfectamente rutinario.
Pero no era el caso. Acababa de dejar un mensaje, un recado para
alguien desconocido indicando que haba algo en el paquete del banco.
Ese alguien pasara andando o en coche, vera la cinta y sabra adnde
dirigirse. Por consiguiente, deban examinar rpidamente la cpsula y
devolverla a su lugar, si no queran advertir al espa enemigo que su
pequea operacin estaba comprometida. No, uno no quera hacerlo
hasta que se viera obligado a ello, porque eso era como deshacer el
jersey que llevaba puesto una mujer atractiva. Uno no quera dejar de
tirar de la lana hasta dejar sus pechos al descubierto, le dijo el
comandante del FSS a Provalov.


VEINTICUATRO

INFANTICIDIO

Qu es esto? pregunt el presidente, durante su informe
matutino del servicio secreto.
Una nueva fuente de Sorge, sta se llama Warbler. Me temo que no
es tan buena desde el punto de vista de inteligencia, pero revela cosas
sobre sus ministros respondi el doctor Goodley, con fingida
delicadeza.
Quienquiera que fuera Warbler, Ryan se percat de que era una
mujer que escriba un diario ntimo. Trabajaba tambin para el ministro
Fang Gan, que al parecer estaba enamorado de ella, y ella, aunque no
estaba exactamente enamorada, ciertamente dejaba constancia de sus
actividades; de todas, por lo que Ryan pudo comprobar. Lo suficiente
para obligarlo a abrir enormemente los ojos, a aquella temprana hora de
la maana.
Dgale a Mary Pat que puede vender este material a Hustler silo
desea, pero yo no lo necesito a las ocho de la maana.
Lo ha incluido para facilitar ms detalles de la fuente aclar Ben
. El material no es estrictamente poltico como el que recibimos de Mirlo,
pero Mary Pat cree que es muy informativo respecto al carcter del
personaje, lo que siempre es til, e incluye tambin cierto contenido
poltico junto a la informacin sobre la vida sexual de Fang. Parece ser
un hombre de... una virilidad encomiable, supongo, aunque es evidente
que la chica en cuestin preferira un amante ms joven. Al parecer lo
tena, pero ese tal Fang lo ahuyent.
Posesivo hijo de puta dijo Ryan, mientras examinaba dicha
seccin. Supongo que, a esa edad, uno se aferra a lo que necesita.
Nos dice algo todo esto?
Seor, nos dice algo sobre la clase de personas que all toman las
decisiones. Aqu los denominamos depredadores sexuales.
De los que tambin tenemos unos cuantos en el gobierno observ
Ryan.
Los peridicos acababan de publicar una historia sobre un miembro
del Senado.
Por lo menos no en este despacho dijo Goodley, sin agregar
ahora.
Este presidente est casado con una cirujana, que sabe cmo
utilizar instrumentos afilados dijo Ryan con una mueca. De modo
que el asunto de ayer sobre Taiwan no fue ms que una estratagema,
porque todava no han resuelto cmo tratar los asuntos comerciales?
Eso parece y, efectivamente, es un poco extrao. Adems, Mary Pat
cree que disponen de una fuente de informacin de bajo nivel. Cree que
saben un poco ms de lo que pueden haber obtenido de la prensa.
Estupendo exclam Jack. Qu ha ocurrido? Las empresas
japonesas han vendido sus viejas fuentes a los chinos?
Es imposible saberlo en este momento respondi Goodley,
encogindose de hombros.
Dgale a Mary Pat que llame a Dan Murray y se lo comente. El
contraespionaje es cosa del FBI. Queremos actuar inmediatamente
sobre esto, o comprometer a Mirlo?
No soy yo quien debe juzgarlo, seor respondi Goodley, para
recordarle al presidente que era bueno en su trabajo, pero no tanto.
Ni yo tampoco. Qu ms?
La Junta de Inteligencia del Senado quiere examinar la situacin
rusa.
Vaya, qu les preocupa?
Parecen tener dudas respecto a la fiabilidad de nuestros amigos en
Mosc. Les preocupa que utilicen el dinero del petrleo y del oro para
convertirse de nuevo en la URSS y amenazar la OTAN.
La ltima vez que lo comprob, la OTAN se haba desplazado varios
centenares de kilmetros al este. La zona parachoques no perjudicar
nuestros intereses.
Salvo que ahora estamos obligados a defender Polonia le record
Goodley a su jefe.
Lo s. Dgale al Senado que autorice fondos para trasladar una
brigada de tanques al este de Varsovia. Supongo que podremos utilizar
una de las antiguas bases soviticas, no le parece?
Si lo desean los polacos, seor, que no parecen estar par-
ticularmente preocupados.
Probablemente lo estn ms por los alemanes, no es cierto?
Exactamente, y existe un precedente para su preocupacin.
Cundo aprender Europa a vivir en paz? pregunt Ryan,
mirando al techo.
Hay mucha historia, en cierta manera muy reciente, que no pueden
olvidar, seor presidente. Y en gran parte apunta en otra direccin.
No tengo un viaje programado a Polonia?
S, dentro de poco; ahora estn calculando el itinerario.
Bien, le dir personalmente al presidente polaco que pueden contar
con nosotros para mantener a los alemanes bajo control. Si se salen de
madre, volveremos a quedarnos con Chrysler dijo Jack, mientras
tomaba un sorbo de caf y consultaba su reloj. Algo ms?
Esto es todo por hoy.
El presidente mir con una pcara sonrisa.
Dgale a Mary Pat que si va a mandarme ms material de Warbler,
que incluya fotografas.
As lo har, seor respondi Goodley, soltando una buena
carcajada.
Ryan levant el informe y lo ley de nuevo ahora ms lentamente,
entre sorbos de caf, bufidos y alguna que otra muestra de descontento.
La vida era mucho ms sencilla cuando era l quien preparaba esos
informes, en lugar de quien los lea. Por qu? No debera ser a la
inversa? Antes, l era quien encontraba las respuestas y anticipaba las
preguntas, pero ahora que otros lo haban hecho por l... era ms difcil.
Eso no tena ningn sentido, maldita sea. Decidi que tal vez se deba a
que, despus de l, la informacin se detena. El deba tomar las
decisiones, y las que se hubieran tomado y analizado a niveles inferiores
llegaban a un mismo lugar y paraban en seco. Era como conducir un
coche; alguien poda decirle que girara a la derecha, pero l era quien
ejecutaba la accin, y si alguien chocaba contra el vehculo, sera l
quien se llevara la culpa. Momentneamente, Jack se pregunt si estaba
mejor preparado para permanecer uno o dos peldaos ms abajo en el
proceso, donde llevar a cabo el trabajo analtico y hacer sus
recomendaciones con seguridad en si mismo... aunque perfectamente
consciente de que siempre sera otro a quien se atribuira el mrito de
los aciertos, o la culpa de los errores. Dicho aislamiento de
consecuencias proporcionaba seguridad. Pero eso era una expresin de
cobarda, pens Ryan. Si haba alguien en Washington mejor preparado
para tomar decisiones, l todava no lo haba conocido y si eso era
soberbia, qu le vamos a hacer?
Pero debera existir alguien mejor, pens Jack, cuando se acercaba la
hora de su primera cita del da, y no era culpa suya que no existiera.
Consult su agenda. Tena todo el da lleno de basura poltica... salvo
que no era basura. Todo lo que haca en su despacho afectaba la vida de
ciudadanos norteamericanos y eso lo converta en importante, para ellos
y para l. Pero quin haba decidido convertirlo en pap de la nacin?
Qu diablos lo converta en un hombre tan listo? La gente a su espalda,
segn su criterio, ms all de las ventanas exageradamente gruesas del
despacho oval, esperaba ineludiblemente que supiera tomar la decisin
correcta, y alrededor de la mesa del comedor o mientras jugaban a los
naipes, criticaban y protestaban de las decisiones que l haba tomado y
no les gustaban, como si ellos pudieran hacerlo mejor, lo cual era fcil
de decir ah afuera. Aqu era diferente. Por consiguiente, Ryan deba
concentrarse en todas las pequeas decisiones, incluso en los mens
escolares, que eran un autntico quebradero de cabeza. Si uno les daba
a los nios lo que les apeteca comer, los expertos en diettica
protestaban y aseguraban que deberan comer sanos brotes verdes y
bayas, aunque seguramente la mayora de los padres optaran por
hamburguesas y patatas fritas, porque eso era lo que los nios coman,
y por muy sana que fuera la comida, no les aprovechaba si no se la
coman. En un par de ocasiones lo haba hablado con Cathy, aunque no
era necesario. Permita que sus propios hijos comieran pizza cuando les
apeteca, que segn ella, era muy rica en protenas y el metabolismo
infantil era capaz de digerir casi cualquier cosa sin ningn efecto
perjudicial, aunque cuando se vea acorralada reconoca que no todos
sus colegas en la Johns Hopkins estaban de acuerdo. Qu se supona
entonces que deba pensar Jack Ryan, presidente de Estados Unidos,
doctor en Historia, licenciado en Economa y contable diplomado (no
recordaba por qu se haba molestado en hacer ese examen), cuando
los expertos, incluida la mujer con la que estaba casado, no se ponan
de acuerdo? Eso le hizo soltar otro bufido, cuando sonaba el timbre de
su escritorio y la seora Sumter le comunicaba que haba llegado su pri-
mera visita. A Jack le apeteca ya un cigarrillo de gorra, pero no podra
fumar hasta que tuviera un hueco en su agenda, porque slo la seora
Sumter v algunos de los miembros de su escolta podan saber que el
presidente de Estados Unidos padeca, intermitentemente, de ese vicio.
Cielos pens, como haca a menudo al empezar el da, cmo he
podido llegar a verme en esta situacin? Entonces se puso en pie
mirando a la puerta, mientras evocaba su mejor sonrisa presidencial e
intentaba recordar a quin diablos estaba a punto de recibir en primer
lugar, para hablar de ayudas a la agricultura en Dakota del Sur.


El vuelo, como de costumbre, sala de Heathrow, en este caso, en un
Boeing 737, porque Mosc no estaba tan lejos. Los miembros de
Rainbow llenaron por completo la cabina de primera clase, lo cual
complacera a los auxiliares de vuelo, aunque todava no lo saban,
porque los pasajeros seran sumamente educados y poco exigentes.
Chavez estaba sentado junto a su suegro, observando cortsmente el
vdeo de seguridad, aunque ambos saban que si el avin se estrellaba a
cuatrocientos nudos, realmente no servira de mucho saber dnde se
encontraba la salida de emergencia ms cercana. Pero esas cosas eran
suficientemente inusuales para no prestarles atencin. Ding sac la
revista del bolsillo del asiento y la hoje, con la esperanza de encontrar
algo interesante. Ya haba comprado todos los artculos tiles del
catlogo y algunos haban divertido compasivamente a su esposa.
Anda mejor el pequeo? pregunt Clark.
Su entusiasmo es divertido, esa enorme sonrisa cada vez que llega
del televisor a la mesilla, como si acabara de ganar la maratn, recibir
una medalla de oro y un beso de miss Amrica, de camino a Disney
World.
Las cosas grandes se componen de cosas pequeas, Domingo
coment Clark, cuando el avin aceleraba para despegar. Y el
horizonte est mucho ms cerca cuando eres pequeo.
Supongo. Pero es divertido... y enternecedor reconoci.
No est mal como misin ser padre de un pequeajo, verdad?
No me quejo respondi Chavez, mientras reclinaba el respaldo de
su asiento cuando se haba levantado el tren de aterrizaje.
Cmo le va a Ettore? pregunt Clark, volviendo a centrarse en el
trabajo.
Eso de ser abuelo tena sus lmites.
Ahora est en mejor forma. Ha necesitado aproximadamente un
mes para lograrlo. Le tomamos un poco el pelo, pero lo acept
estupendamente. Es listo. Tiene buenos instintos tcticos, teniendo en
cuenta que es polica y no soldado.
Ser polica en Sicilia no es como patrullar por Oxford Street en
Londres.
Me lo imagino reconoci Chavez. Pero en el simulador no ha
cometido un solo error a la hora de disparar o dejar de hacerlo y eso no
est mal. La nica otra persona que no ha metido la pata es Eddie Price.
El simulador de entrenamiento informatizado en Hereford era
particularmente despiadado en su presentacin de posibles escenarios
tcticos, hasta el punto de que un nio de doce aos coga un AK-74 y
te acribillaba a balazos, si no prestabas mucha atencin. Otro hueso era
el de la mujer con un beb en brazos, que coga la pistola de un
terrorista muerto y se volva inocentemente para mirar a los hombres
de negro. En una ocasin, Ding le haba disparado y al da siguiente se
encontr una mueca de trapo sobre su escritorio, con la cara embadur-
nada de ketchup de McDonald's. Los componentes de Rain-bow tenan
un buen sentido del humor institucional, aunque un tanto perverso.
Qu se supone entonces que debemos hacer?
La antigua Octava Jefatura del KGB, su servicio de proteccin de
ejecutivos explic John. Les preocupa el terrorismo nacional,
chechenos, supongo, y de otras nacionalidades que no quieren
pertenecer al pas. Quieren que los ayudemos a entrenar a sus
muchachos, para ocuparse de ellos.
Son buenos? pregunt Ding.
Buena pregunta respondi Rainbow Seis, encogindose de
hombros. Su personal est formado por ex agentes del KGB,
entrenados por los Spetsnaz, lo cual indica que probablemente son
militares de carrera, en lugar de los que slo sirven dos aos en el
Ejrcito Rojo. Con toda probabilidad son todos oficiales, pero con
responsabilidades de suboficiales. Supongo que deben de ser listos, que
estn debidamente motivados, en buena forma fsica que comprenden la
misin. Sern tan buenos como es preciso? Probablemente, no refle-
xion John. Pero en unas pocas semanas deberamos ser capaces de
mostrarles el buen camino.
Entonces nuestra misin principal consiste en entrenar a sus
instructores?
Eso tengo entendido asinti Clark.
Estupendo respondi Chavez, cuando lleg la carta del almuerzo.
Por qu seria se pregunt Chavez. que en los aviones nunca
tenan la comida que uno quera? Aquello era comida para la cena, no
para el almuerzo. Que tenan de malo una hamburguesa con queso v
unas patatas fritas? Bueno, por lo menos podra tomarse una buena
cerveza. una de las cosas que haba llegado a encantarle de la vida en el
Reino Unido era la cerveza. Estaba seguro de que no habra nada
parecido en Rusia.


El amanecer en Pekn era tan desabrido como la contaminacin
atmosfrica poda hacerlo, pens Mark Gant. Por alguna razn haba
perdido el sincronismo con el horario local, a pesar de la cpsula negra y
del sueo planificado se despert con la primera luz del alba, que
luchaba para surcar el aire como en los peores dias de Los Angeles.
Evidentemente, en la Repblica Popular no haba ningn departamento
de proteccin ambiental, y de momento todava no circulaban muchos
coches por all. Si algn da suceda. China podra resolver su problema
de poblacin intoxicndola en masa. No haba viajado lo suficiente para
reconocer dicho problema como caracterstico de los pases marxistas,
aunque tampoco eran muchos los que quedaban. Gant nunca haba
fumado; este era un vicio en general erradicado de la comunidad
financiera, donde bastaba el estrs de su trabajo como agente letal para
necesitar otros, y con este nivel de contaminacin atmosfrica se le hu-
medecan los ojos.
No tena nada que hacer y mucho tiempo por delante (cuando se
despertaba, nunca poda volver a conciliar el sueo), por lo que decidi
encender la lmpara de la mesilla de noche y examinar unos
documentos que le haban entregado, en su mayora sin la esperanza de
que los leyera. El propsito de la diplomacia, haba dicho en una ocasin
el comandante Spock de Star Trek, consista en prolongar la crisis. El
discurso serpenteaba lo suficiente como para que el ro Mississippi
pareciera un rayo lser, pero al igual que el padre de las aguas, por
fin debera avanzar, o descender, o lo que diablos hicieran los ros.
Pero qu era lo que lo haba despertado esta maana? Mir por la
ventana y vio la mancha de un color rosa anaranjado que empezaba a
formarse en el horizonte, alumbrando de fondo los edificios. A Gant le
parecan feos, pero saba que no estaba acostumbrado a ellos. Los
bloques de pisos de Chicago no eran exactamente el Taj Mahal y la casa
de estructura de madera de su juventud no era el palacio de Buc-
kingham. No obstante, la diferencia era sobrecogedora. Mirara donde
mirara, todo le pareca extrao y no era suficientemente cosmopolita
para superar esa sensacin. Era como el ruido de fondo del hilo musical,
que nunca estaba realmente all, pero tampoco desapareca. Era casi
como un mal presentimiento, pero lo alej de su mente. No tena
ninguna razn para sentirse de aquel modo. No saba que muy pronto se
demostrara que estaba equivocado.


Barry Wise ya estaba levantado, a la espera del desayuno, en la
habitacin de su hotel, que perteneca a una cadena norteamericana, y
la carta del desayuno era tambin ms o menos norteamericana. El
tocino local sera diferente, pero las gallinas chinas ponan huevos
autnticos, de eso estaba seguro. Su experimento del da anterior con
los barquillos no haba tenido mucho xito y Wise era un hombre que
necesitaba un buen desayuno para funcionar debidamente durante el
da.
Al contrario que la mayora de los corresponsales de la televisin
norteamericana, Wise buscaba sus propios reportajes. Su productor,
ms que un jefe, era un socio. Eran testigos de su xito la coleccin de
galardones Emmy que haba recibido, aunque su esposa siempre se
quejaba de tener que quitarles el polvo a esas malditas estatuillas
detrs del bar del stano.
Hoy necesitaba un nuevo reportaje. Su audiencia norteamericana se
aburrira con las palabras de otro portavoz y una filmacin del ambiente
de las negociaciones. Necesitaba algo con sabor local, pens, algo que
permitiera al pueblo norteamericano identificarse con el chino. No era
fcil y ya haba suficientes reportajes sobre restaurantes chinos, que era
lo nico chino con lo que estaban familiarizados los norteamericanos.
Qu poda hacer entonces? Qu tenan en comn los norteamericanos
con los ciudadanos de la Repblica Popular China? No mucho, se dijo
Wise, pero deba de haber algo que pudiera utilizar. Se puso de pie al
llegar el desayuno y mir por la ventana cuando el camarero acercaba el
carro a la cama. Result que haban confundido su pedido y le haban
trado jamn en lugar de tocino, pero tena buen aspecto y decidi
comrselo, despus de darle una propina al camarero y volver a
sentarse.
Algo pens mientras se serva una taza de caf, pero qu? Se
haba planteado aquel mismo dilema con bastante frecuencia. Los
escritores de ficcin censuraban a menudo a los corresponsales por su
propia forma de creatividad, pero el proceso era real. Encontrar algo
de inters era doblemente difcil para los corresponsales, porque al
contrario de los novelistas, no podan inventar. Deban utilizar la
realidad y sta poda ser muy dura, pens Barry Wise. Abri el cajn de
la mesilla de noche para coger sus gafas y le sorprendi ver...
Bueno, tampoco era tan sorprendente. Era habitual en cualquier hotel
norteamericano: una Biblia que haba dejado all la sociedad Gideon.
Probablemente, slo estaba all porque el hotel era de propiedad y
gerencia norteamericanas, y deba de tener algn convenio con la
sociedad Gideon... pero no dejaba de ser un lugar extrao donde
encontrarse una Biblia. La Repblica Popular no estaba exactamente
repleta de iglesias. Habra cristianos all? Bueno, por qu no
averiguarlo? Puede que ah hubiera un reportaje... En cualquier caso,
mejor eso que nada. Con esa decisin parcialmente tomada, se
concentr de nuevo en el desayuno. Ahora su equipo empezara a
despertar. Le indicara a su productor que buscara a un pastor cristiano,
incluso tal vez a un sacerdote catlico; un rabino sera pedir demasiado.
Eso supondra acudir a la embajada israel, y sera hacer trampa.


Cmo te ha ido el da, Jack? pregunt Cathy.
La noche era un accidente. No tenan nada que hacer: ninguna cena
poltica, ningn discurso, ninguna recepcin, ninguna obra ni ningn
concierto en el Kennedy Center, ni tampoco ninguna fiesta privada para
veinte o treinta invitados en el piso del dormitorio de la parte residencial
de la Casa Blanca, que Jack detestaba pero a Cathy le gustaban, porque
a las mismas podan invitar a personas conocidas que eran de su agra-
do, o por lo menos a personas que deseaban conocer. A Jack no le
importaban las fiestas propiamente dichas, pero consideraba que el piso
del dormitorio de La Casa (como la denominaba el servicio secreto, para
distinguirla de la otra Casa a diecisis manzanas a lo largo de la calle)
era el nico espacio privado que le quedaba. Incluso, la casa de la que
eran propietarios en Peregrine Cliff, en la baha de Chesapeake, haba
sido renovada por el servicio secreto. Ahora dispona de rociadores
antiincendios, unas setenta lneas telefnicas, un sistema de alarma
como los utilizados para proteger los almacenes de armas nucleares y
un nuevo edificio para albergar al personal de proteccin, cuando los
Ryan decidan pasar all el fin de semana, para comprobar si todava
disponan de una casa donde alojarse, cuando aquel museo oficial se les
caa encima.
Pero esta noche no ocurra nada de eso. Esta noche eran casi
personas normales. La diferencia era que si a Jack le apeteca una
cerveza o una copa, no poda ir a buscarla personalmente a la cocina.
Eso no estaba permitido. No, deba pedrsela a uno de los camareros de
la Casa Blanca, que cogera el ascensor para bajar a la cocina en el
stano, o subir al bar en el piso superior. Evidentemente poda insistir y
hacerlo l mismo, pero eso sera un insulto para los camareros, v
aunque a ellos, principalmente negros (se deca que eran descendientes
directos de los esclavos personales de Andrew Jackson), no les
importaba, pareca innecesario insultarles. A Ryan, sin embargo, nunca
le haba gustado que otros hicieran su trabajo. Por supuesto, era
agradable que alguien que no tena otra cosa que hacer y que cobraba
por ello un cmodo sueldo del gobierno le lustrara los zapatos por la
noche, pero sencillamente no le pareca justo que lo trataran como a
una especie de aristcrata, cuando en realidad su padre haba trabajado
intensamente como detective de homicidios en la polica de Baltimore y
l haba necesitado una beca del gobierno (por gentileza del cuerpo de
marines de Estados Unidos) para estudiar en la Universidad de Boston,
sin que su madre tuviera que buscarse un empleo. Se deba a sus
races y a su infancia de clase obrera? Probablemente, pens Ryan. Esas
races tambin explicaban lo que haca ahora, sentado en un silln con
una copa en la mano, mirando la televisin, como una persona normal y
corriente.
La vida de Cathy era la que en realidad menos haba cambiado en la
familia, salvo que por la maana se desplazaba al trabajo en un
helicptero Blackhawk VH-60 del cuerpo de marines, de lo que no se
quejaban los contribuyentes ni la prensa, despus de que Sandbox,
tambin conocida como Katie Ryan. hubiera sido vctima de un atentado
terrorista en el Centro de Atencin Diurna. Los nios miraban la
television por su cuenta y Kyle Daniel, conocido por el servicio secreto
como Sprite, dorma en su cuna. Y la doctora Ryan, apodada Cirujana,
sentada frente al televisor, examinaba las notas de sus pacientes y
repasaba una revista mdica, como parte de su interminable formacin
profesional.
Cmo van las cosas en el trabajo, cario? pregunt el
presidente.
Bastante bien, Jack. Bernie Katz tiene una nueva nieta. Est muy
emocionado.
De qu hijo?
Mark, que se cas hace dos aos. Recuerdas que asistimos a la
boda?
El abogado? pregunt Jack, recordando la ceremonia, en los
viejos tiempos felices, antes de la maldicin de la presidencia.
S, su otro hijo, David, es mdico, cirujano torcico y trabaja como
profesor en Yale.
Lo conozco? pregunt Jack, que no estaba seguro.
No. Estudi en Los Angeles, en la Universidad de California.
Volvi la pgina del Nett, England Journal of Medicine y luego decidi
marcarla. Era un artculo interesante sobre un nuevo descubrimiento
relacionado con la anestesia, que vala la pena recordar. Se lo
comentara durante el almuerzo a alguno de los profesores. Sola
almorzar con sus colegas de distintas especialidades, para mantenerse
al corriente del progreso de la medicina. El prximo gran salto crea que
se dara en neurologa. Uno de sus colegas de Hopkins haba descubierto
un medicamento, que pareca hacer crecer de nuevo las clulas ner-
viosas daadas. Si se comprobaba su eficacia, eso significara un Premio
Nobel. Sera el noveno en la vitrina de los trofeos de la Facultad de
Medicina de la Universidad Johns Hopkins. Por su trabajo con lsers
quirrgicos, a ella le haban otorgado el Galardn Lasker de Servicio
Publico, la ms alta condecoracin de su gnero en Norteamrica, pero
no haba sido suficientemente fundamental para desplazarse a
Estocolmo. A ella no le importaba. La oftalmologa no era esa clase de
especialidad, pero arreglarle la vista a la gente era muy gratificante. Tal
vez una consecuencia positiva del alto cargo de Jack y del suyo como
primera dama sera la posibilidad real de hacerse con la direccin del
Instituto Wilmer, en el supuesto de que Bernie Katz se decidiera algn
da a soltar las riendas. Todava podra ejercer la medicina, que era algo
que nunca quera abandonar y supervisar tambin investigacin en su
campo, decidir a quin se concedan las becas y dnde se realizaba el
trabajo de exploracin realmente importante, para lo que se
consideraba particularmente dotada. Puede que, despus de todo, la
presidencia no hubiera sido una prdida total de tiempo.
Su nica queja era realmente que la gente esperara de ella que
vistiera como una supermodelo, y aunque siempre vesta con elegancia,
nunca le haba apetecido ser una maniqu. En su opinin, bastaba
ponerse unos bonitos vestidos formales para las recepciones oficiales a
las que asista (sin tener que pagar por ellos, porque los fabricantes se
los regalaban). Sin embargo, a Worxen's Wear Daily no le gustaba su
vestuario habitual, como si intentara imponer la moda de la bata blanca.
No era eso, era su uniforme, como los marines en la puerta de la Casa
Blanca usaban el suyo, que ella luca con mucho orgullo. No muchas
mujeres, ni tampoco muchos hombres, podan afirmar haber llegado a la
cima de su profesin. Pero ella poda hacerlo. La velada haba resultado
ser agradable. Ni siquiera le importaba la adiccin de Jack al Canal
Histrico, aun cuando se quejara de algn pequeo error en sus
documentales. Suponiendo ri para sus adentros que l estuviera en
lo cierto y el programa se equivocara... Su copa de vino estaba vaca, y
puesto que no tena nada urgente programado para el da siguiente, le
indic al camarero que se la llenara. La vida poda ser peor. Adems, se
haban llevado un buen susto con aquellos malditos terroristas, aunque
con suerte y con la ayuda de aquel maravilloso agente del FBI con el
que Andrea Price se haba casado, haban sobrevivido y no esperaba que
volviera a suceder nada parecido. Su propia escolta del servicio secreto
lo impedira. Su propio agente principal, Roy Altman, inspiraba tanta
confianza en su trabajo como ella en el suyo, a juicio de Cathy.
Aqu la tiene, doctora Ryan dijo el camarero, entregndole la copa
llena.
Gracias, George. Cmo estn sus hijos?
La mayor acaba de ser aceptada en Notre Dame respondi con
orgullo.
Es maravilloso. Qu tiene pensado estudiar?
Un curso preliminar de medicina.
Cathy levant la cabeza.
Estupendo. Si puedo hacer algo por ella, dgamelo, de acuerdo?
S, seora, lo har.
Y lo mejor del caso, pens George, era que no bromeaba. Los Ryan
eran muy populares entre el personal, a pesar de su torpeza con el
protocolo. Haba otra familia de la que se ocupaban los Ryan, la viuda e
hijos de un sargento de las fuerzas areas, cuyo vnculo con los Ryan
nadie pareca comprender. Adems, Cathy se haba ocupado
personalmente de dos hijos de miembros del personal, que tenan
problemas en los ojos.
Cmo se presenta el da de maana, Jack?
Un discurso en la convencin de veteranos de guerra en Atlantic
City. Ida y vuelta en helicptero despus del almuerzo. No es un mal
discurso el que me ha escrito Callie.
Es un poco rara.
Es diferente reconoci el presidente, pero es buena en lo que
hace.
Gracias a Dios pens Cathy para sus adentros, que generalmente
no tengo que hacer yo esas cosas! Para ella, un discurso consista en
contarle a un paciente cmo iba a resolver su problema de visin.


Hay un nuncio papal en Pekn dijo el productor. No es eso lo
mismo que embajador?
Esencialmente, s asinti el productor. Es italiano y se llama
Renato DiMilo. Anciano, no s nada de l.
Bueno, tal vez podamos hacerle una visita y conocerlo dijo Barry,
mientras se haca el nudo de la corbata. Tienes su direccin y su
nmero de telfono?
No, pero nuestro contacto en la embajada norteamericana nos los
puede facilitar rpidamente.
Llmalo orden amablemente Wise.
Wise y su productor trabajaban juntos desde haca once aos,
durante los cuales haban aguantado tiroteos y ganado un montn de
galardones, lo que no estaba mal para dos ex sargentos de los marines.
De acuerdo.
Wise consult su reloj. El horario era perfecto. Poda hacer un
reportaje sin precipitarse, mandarlo a Atlanta va satlite para que lo
montaran y pudieran retransmitirlo en Norteamrica a la hora del
desayuno. Eso le ocupara el da en este pas de paganos. Maldita sea,
por qu no celebraran una conferencia comercial en Italia? Guardaba
excelentes recuerdos de la comida italiana, cuando estaba con los
marines en la flota mediterrnea. Y tambin de las mujeres italianas.
Les gustaba el uniforme de los marines estadounidenses. Bueno, a
muchas mujeres les encantaba.


Algo que ni al cardenal DiMilo ni a monseor Schepke haba llegado a
gustarles era la comida china para el desayuno, que no se pareca en
nada a lo que los europeos estaban acostumbrados a desayunar. Por
consiguiente, Schepke preparaba el desayuno todas las maanas antes
de que llegaran sus sirvientes chinos y les dejaban los platos para lavar.
Ambos haban celebrado su misa matutina, para lo que se levantaban
antes de las seis, ms o menos como solan hacerlo los soldados, se
deca a s mismo frecuentemente el italiano.
Su peridico matutino era el International Herald Tribune, cuya
orientacin era excesivamente norteamericana, pero el mundo no era un
lugar perfecto. Por lo menos publicaba los resultados del ftbol, que era
un deporte que les interesaba a ambos y al que Schepke todava jugaba,
cuando se presentaba la oportunidad. DiMilo, que en su poca haba
sido un buen mediocampista, ahora deba contentarse con verlo y
protestar.


El equipo de la CNN tena su propio transporte, una furgoneta
americana que haban mandado a China haca ya bastante tiempo. El
vehculo dispona de su propio transmisor/receptor en miniatura va
satlite, una especie de pequeo milagro de la tcnica que les permita
establecer contacto inmediato con cualquier lugar del planeta, a travs
de los satlites de comunicaciones en rbita alrededor de la Tierra.
Poda hacer cualquier cosa, salvo operar cuando el coche estaba en
movimiento, y eso era algo que intentaban solucionar, porque a los
equipos mviles les permitira transmitir con escaso riesgo de
interferencias desde donde se encontraran.
Dispona tambin de un sistema de navegacin por satlite: un
verdadero milagro que les permita encontrar cualquier lugar de
cualquier ciudad, para la que dispusieran de un plano en CD-ROM. Con
lo mismo, podan localizar cualquier direccin con mayor rapidez que un
taxista local. El telfono mvil les permita obtener la direccin
propiamente dicha, en este caso, de la embajada estadounidense que
tena las direcciones de todas las delegaciones extranjeras, entre las que
figuraba la del nuncio papal. El telfono mvil tambin les permita lla-
mar con antelacin. El primero en responder fue una voz china, seguida
de otra que pareca curiosamente alemana, que le dijo que los recibiran
con mucho gusto.
Barry Wise vesta impecablemente, como de costumbre, con chaqueta
y corbata, otra secuela de los marines, cuando llam a la puerta y la
abri, como era de suponer, un ciudadano local, a los que senta la
tentacin de denominar indgenas, aunque eso le sonaba demasiado
ingls y vagamente racista. El hombre los invit a entrar en la casa. El
primer occidental al que vieron no era el cardenal: era demasiado joven,
demasiado alto y excesivamente germnico.
Hola, soy monseor Schepke.
Buenos das, yo soy Barry Wise, de la CNN.
S sonri Schepke, lo he visto muchas veces por televisin.
Qu les trae por aqu?
Hemos venido para cubrir la reunin comercial entre Norteamrica y
China, pero hemos decidido buscar otros asuntos de inters. Nos ha
sorprendido descubrir que el Vaticano tena aqu una legacin
diplomtica.
Schepke introdujo a Wise en su despacho y le ofreci una cmoda
butaca.
Yo hace varios meses que estoy aqu, pero el cardenal ha llegado
hace poco.
Puedo hablar con l?
Por supuesto, pero en este momento su eminencia est hablando
por telfono con Roma. Le importa esperar unos minutos?
En absoluto respondi Wise.
Observ al monseor. Tena aspecto atltico, alto y muy germnico.
Wise haba estado muchas veces en Alemania y siempre se haba
sentido ligeramente incmodo, como si el racismo que haba causado el
holocausto siguiera todava ah, oculto pero no muy lejano. Con otra
indumentaria, habra tomado a Schepke por un militar, incluso por un
marine. Pareca estar en buena forma y ser muy listo, claramente un
buen observador.
A que orden pertenece, si no le importa que se lo pregunte? dijo
Wise.
A la Compaa de Jess respondi Schepke.
Un jesuita, comprendi inmediatamente Wise. Naturalmente.
Alemn?
Efectivamente, pero ahora residente en Roma, en la Universidad
Robert Bellarmine, y me han pedido que acompaara aqu a su
eminencia debido a mi habilidad lingstica.
Su ingls, a medio camino entre el de Inglaterra y el de
Norteamrica, pero no canadiense, era gramaticalmente perfecto, y su
pronunciacin, impecable.
Y porque es usted muy listo, pens Wise. Saba que el Vaticano
dispona de un respetable servicio de inteligencia, probablemente el ms
antiguo del mundo, y decidi que el monseor era una mezcla de
diplomtico y espa.
No le preguntar cuntos idiomas habla, seguro que ms que yo
coment Wise, que nunca haba conocido ni haba odo hablar de un
jesuita que fuera tonto.
Schepke le sonri amablemente.
Es mi funcin respondi antes de mirar el telfono de su
escritorio, comprobar que se haba apagado el piloto, disculparse para
entrar en el despacho interior y salir de nuevo. Su eminencia lo
recibir ahora.
Wise se levant y sigui al cura alemn. El hombre al que vio era
corpulento y claramente italiano, sin atuendo eclesistico, de chaqueta,
pantaln y camisa roja (o era una camiseta?) con collarn. El
corresponsal de la CNN no recordaba si, segn el protocolo, deba
besarle el anillo, pero ante la duda, decidi estrecharle la mano al estilo
norteamericano.
Bien venido a nuestra legacin dijo el cardenal DiMilo. Usted es
nuestro primer corresponsal norteamericano. Por favor... agreg,
ofrecindole una silla.
Gracias, eminencia respondi Wise, que recordaba aquella parte
del protocolo.
En qu podemos servirlo?
Estamos aqu para cubrir las conversaciones comerciales entre
Norteamrica y China, y pensamos hacer un reportaje sobre la vida en
Pekn. Acabamos de descubrir que el Vaticano tiene aqu una embajada
y se nos ha ocurrido venir a hablar con usted.
Estupendo respondi DiMilo, con una beatfica sonrisa. Hay
algunos cristianos en Pekn, aunque esto no es exactamente Roma.
Wise tuvo la sensacin de que se le apagaba la luz.
Qu me dice de cristianos chinos?
Slo hemos conocido unos pocos. Curiosamente, vamos a visitar
uno esta tarde, un pastor baptista llamado Yu.
En serio?
Menuda sorpresa. Un baptista local?
Efectivamente confirm Schepke. Un buen hombre, formado en
Norteamrica, en la Universidad Oral Roberts.
Un ciudadano chino de Oral Roberts? pregunt Wise con cierta
incredulidad, mientras en su mente vea un gran reportaje.
S, bastante inusual, no le parece? coment DiMilo.
Ya era bastante inusual que un baptista y un cardenal de la Iglesia
catlica se hablaran, pens Wise, pero que eso ocurriera precisamente
aqu pareca tan improbable como ver a un dinosaurio paseando por el
centro de Washington. Indudablemente, eso les gustara en Atlanta.
Podemos acompaarlo? pregunt el corresponsal de la CNN.


El terror empez cuando lleg al trabajo. A pesar de la espera y la
anticipacin, la primera punzada en el bajo abdomen la cogi por
sorpresa y no fue particularmente agradable. La vez anterior, haca
ahora casi seis aos, tambin le haba sorprendido el nacimiento de Ju
Long a pesar de haberlo presagiado, pero aqul era un embarazo
autorizado y ste no. Esperaba que el parto empezara por la maana,
un fin de semana, en su casa, donde ella y Quon podan haberse
ocupado de todo sin complicaciones externas, pero en China, como en
cualquier otro lugar del mundo, los bebs nacan cuando se les antojaba
y ste no sera una excepcin. La cuestin era si el Estado le permitira
tomar su primer respiro y con su primer espasmo muscular, el primer
indicio de las contracciones del parto, lleg el temor de que se cometiera
un asesinato, de que su propio cuerpo fuera la escena del crimen, de
estar presente para ver y sentir cmo el beb dejaba de moverse, de
sentir la muerte. El miedo era la culminacin de muchas noches sin
dormir y de muchas pesadillas, que la haban hecho sudar en la cama a
lo largo de las semanas. Sus compaeras se preguntaron por su estado
al verle la cara. Unas pocas mujeres de la fbrica haban adivinado su
secreto, pero nunca se lo haban comentado. El milagro era que nadie la
hubiera denunciado, lo cual haba sido el peor temor de Lien Hua, pero
eso era sencillamente algo que no se haca entre mujeres. Algunas de
ellas haban tenido nias, que haban fallecido accidentalmente al
cabo de uno o dos aos, para satisfacer el deseo de su esposo de tener
un descendiente varn. Ese era un aspecto ms de la vida en la
Repblica Popular del que raramente se hablaba, incluso entre mujeres
en privado.
Yang Lien Hua mir a su alrededor en la fbrica, mientras sus
msculos anunciaban lo que estaba por llegar y slo le caba esperar
que parara o se retrasara. Dentro de otras cinco horas podra pedalear
en su bicicleta hasta su casa y dar a luz all, que aunque no fuera tan
conveniente como en un fin de semana, era preferible a tener una
emergencia en la fbrica. Flor de Loto se dijo a s misma que deba ser
fuerte y decidida. Cerr los ojos, se mordi el labio, e intent
concentrarse en su trabajo, pero los espasmos empezaron a ser
molestos. Luego llegara un dolor suave, seguido de las contracciones
propiamente dichas, que le impediran seguir de pie y... qu hara
entonces? Fue su incapacidad para imaginar las prximas horas lo que
la oblig a contorsionar el rostro con mayor fuerza que el propio dolor.
Tema la muerte y aunque eso era comn a todos los seres humanos, su
temor era por una vida que todava formaba parte de la suya, pero que
realmente no le perteneca. Tema verlo morir, sentirlo morir, percibir el
alma que se alejaba, y aunque estaba segura de que regresara junto a
Dios, sa no era la intencin del Todopoderoso. Ahora necesitaba a su
asesor espiritual. Necesitaba a Quon, su marido. Necesitaba an ms al
reverendo Yu. Pero qu poda hacer?


El montaje de la cmara fue rpido. Los dos eclesisticos observaron
con inters, porque ninguno de ellos haba visto antes aquella
operacin. A los diez minutos, ambos estaban decepcionados por las
preguntas. Haban visto a Wise por televisin y esperaban algo mejor de
l. No se percataban de que el reportaje que realmente le interesaba
estaba a unos cuantos kilmetros y a una hora aproximadamente de all.
Perfecto dijo Wise, terminada la inofensiva serie de preguntas y
respuestas. Podemos seguirlos a casa de su amigo?
Desde luego respondi su eminencia, antes de ponerse en pie y
disculparse, porque incluso los cardenales deban ir al bao antes de
salir en coche, sobre todo a la edad de DiMilo.
Pero volvi y camin con Franz hasta el coche, que el monseor
conducira, ante la persistente decepcin de su propio chfer que, tal
como sospechaban, era un sopln del Ministerio de Seguridad Estatal. La
furgoneta de la CNN los sigui por una serie de tortuosos callejones,
hasta llegar a la modesta residencia del reverendo Yu Fa An. Aparcaron
sin dificultad alguna. Los dos curas catlicos se acercaron a la puerta de
Yu y Wise se percat de que llevaban un gran paquete en las manos.
Caramba! sonri Yu, sorprendido, al abrir la puerta. Qu los trae
por aqu?
Amigo mo, le hemos trado un regalo respondi su eminencia,
entregndole el paquete.
Claramente se trataba de una Biblia de grandes dimensiones, aunque
no menos agradable por su evidencia. Yu los invit a entrar y vio a los
norteamericanos.
Han preguntado si podan acompaarnos explic monseor
Schepke.
Por supuesto respondi inmediatamente Yu, al tiempo que se
preguntaba si tal vez Gerry Patterson vera el reportaje, e incluso quiz
su lejano amigo Hosiah Jackson.
Pero no montaron las cmaras, antes de que abriera el paquete.
Yu lo desenvolvi en su escritorio y al verlo levant la cabeza,
considerablemente sorprendido. Esperaba ver una Biblia, pero sa deba
de haber costado centenares de dlares norteamericanos... Era un
ejemplar de la versin del rey Jaime en mandarn... y magnficamente
ilustrada. Yu se puso en pie y dio la vuelta a su escritorio, para darle un
abrazo a su colega italiano.
Que Nuestro Seor Jesucristo lo bendiga por este regalo, Renato
dijo Yu, considerablemente emocionado.
Ambos servimos a Jesucristo como mejor podemos. Se me ocurri y
pens que le gustara respondi DiMilo, como poda haberlo hecho a
un prroco en Roma, ya que eso era Yu, o algo muy parecido.
Por su parte, Barry Wise lament no haber montado antes la cmara
para filmarlo.
No es frecuente ver a catlicos y baptistas tan amigos coment el
corresponsal.
Fue Yu quien respondi y, en esta ocasin, la cmara filmaba.
Se nos permite ser amigos. Ambos trabajamos para el mismo jefe,
como dicen en Norteamrica.
Cogi la mano de DiMilo y la estrech calurosamente. Raramente
reciba un regalo tan sincero y era extrao recibirlo aqu en Pekn, de
alguien a quien sus colegas norteamericanos denominaran papista y,
adems, italiano. Despus de todo, haba un propsito en la vida. El
reverendo Yu tena suficiente fe para no dudarlo nunca, pero era una
bendicin que algo lo confirmara de vez en cuando.


Las contracciones eran demasiado fuertes y se producan con excesiva
frecuencia. Lien Hua las aguant tanto como pudo, pero al cabo de una
hora tena la misma sensacin que si alguien le hubiera disparado un
tiro en la barriga. Se le doblaban las rodillas. Se esforz por controlar el
dolor, por permanecer de pie, pero era superior a sus fuerzas. Se qued
completamente plida y se desplom sobre el suelo de hormign. Acudi
inmediatamente una compaera de trabajo, que tambin era madre y
saba lo que ocurra.
Ests de parto? pregunt.
S asinti con un doloroso suspiro.
Voy a llamar a Quon dijo antes de salir corriendo.
A raz de aquella conversacin, empezaron a complicarse las cosas
para Flor de Loto.
El encargado vio a una empleada que corra y, al volver la cabeza, a
otra postrada en el suelo. Se acerc como lo hara alguien despus de
un accidente de trfico, ms por curiosidad que por deseo de intervenir.
Raramente haba prestado atencin alguna a Yang Lien Hua.
Desempeaba satisfactoriamente su funcin, sin necesidad de regaarla
ni de llamarle la atencin, se llevaba bien con sus compaeras de
trabajo y en realidad eso era todo lo que saba acerca de ella y lo que
consideraba que necesitaba saber. No haba sangre. Su cada no la
haba provocado ningn accidente, ni ninguna avera mecnica. Qu
extrao. La observ unos segundos, comprob que no se senta bien y
se pregunt qu deba sucederle, pero l no era mdico ni practicante y
no quera entrometerse. Si hubiera sangrado, seguramente habra
intentado vendarle la herida o algo por el estilo, pero se no era el caso
y se limit a permanecer all, como supuso que deba hacerlo un
encargado, haciendo acto de presencia, pero sin empeorar la situacin.
Haba una auxiliar mdica en la enfermera, a doscientos metros de
distancia. Probablemente la otra chica haba ido a llamarla, pens.
El rostro de Lien Hua se contorsion de nuevo despus de unos
minutos de tranquilidad relativa, cuando se inici otra contraccin. El
encargado vio que cerraba fuertemente los ojos, empalideca y jadeaba.
Ah, se trata de eso, comprendi. Qu extrao. Se supona que deba de
estar al corriente de ese tipo de cosas para programar las sustituciones
en la cadena de produccin. Entonces comprendi algo ms. ste no era
un embarazo autorizado. Lien Hua haba quebrantado las normas y se
supona que esto no deba suceder. Quedara mal su departamento y l
como encargado del mismo... Y algn da aspiraba a poseer su propio
coche.
Qu te ocurre? pregunt.
Pero Yang Lien Hua no estaba en condiciones de responder en aquel
momento. Las contracciones se aceleraban mucho ms que con Ju Long.
Por qu no poda haber esperado hasta el sbado? le pregunt al
destino. Por qu quiere Dios que mi hijo muera sin haber nacido?
Intent rezar entre el dolor, procurando concentrarse, suplicando la
misericordia de Dios y su ayuda en aquel trance doloroso y aterrador,
pero lo nico que vea a su alrededor incrementaba su miedo. En el
rostro del encargado no detectaba ninguna intencin de prestarle ayuda.
Entonces oy pasos y vio que Quon se acercaba corriendo, pero antes
de llegar, el encargado le cort el paso.
Qu ocurre aqu? pregunt el hombrecillo, con toda la dureza de
su insignificante autoridad. Su esposa va a tener aqu un beb? Un
beb no autorizado? Ju hai agreg, que significaba puta.
Incluso el ms insignificante de los funcionarios preguntaba y acusaba
simultneamente.
Por su parte, Quon quera tambin que naciera el beb. No le haba
revelado a su esposa los temores que haba compartido con ella, porque
consideraba que habra sido poco varonil, pero las ltimas palabras del
encargado haban sido demasiado para un hombre sometido
simultneamente a dos clases de presin. Record el entrenamiento que
haba recibido en el ejrcito y le dio un puetazo, acompaado de su
propio insulto:
Pok gai exclam, que significaba literalmente cete en la calle,
pero en aquel contexto, qutate de mi jodido camino!.
El encargado se produjo un corte en la cabeza al caerse, brindndole
a Quon la satisfaccin de ver vengado el insulto a su esposa. Pero Quon
tena otras cosas que hacer.
Dicho lo que deba decirse y hecho lo que deba hacerse, levant a
Lien Hua y la sostuvo lo mejor que pudo, en direccin al lugar donde se
encontraban sus bicicletas. Pero qu hacer ahora? Al igual que su
esposa, Quon esperaba que todo esto sucediera en su casa, desde
donde, en el peor de los casos, poda llamar para decir que estaba
enferma. Pero se senta tan impotente para detener aquel proceso como
para impedir que la Tierra girara sobre su eje. No dispona siquiera del
tiempo ni de la energa para maldecir el destino. Deba enfrentarse a la
realidad tal como se presentaba, un segundo de inseguridad despus de
otro, y ayudar como mejor pudiera a su esposa.


Se educ usted en Norteamrica? pregunt Wise ante la cmara.
S respondi Yu, con una taza de t en la mano. En la
Universidad Oral Roberts de Oklahoma. Primero me licenci en
Ingeniera Elctrica, luego estudi Teologa y me orden ms adelante.
Veo que est usted casado dijo el corresponsal, sealando una
fotografa que colgaba de la pared.
Mi esposa est en Taiwan, cuidando de su madre, que actualmente
est enferma explic Yu.
Entonces cmo se conocieron? pregunt Wise, refirindose a Yu
y al cardenal.
Por iniciativa de Fa An respondi el cardenal. l fue quien vino a
dar la bienvenida a un recin llegado, podramos decir que del mismo
oficio agreg DiMilo, con la tentacin de decir que haban tomado unas
copas juntos, pero consciente de que algunos baptistas se oponan
radicalmente al consumo de alcohol y podran pensar mal de su colega,
prefiri no hacerlo. Como puede usted imaginar, no hay muchos
cristianos en esta ciudad y los pocos que somos debemos mantenernos
unidos.
No les parece extrao que un catlico y un baptista sean tan
amigos?
En absoluto respondi inmediatamente Yu. Por qu debera
serlo? No compartimos la misma fe?
DiMilo asinti, ante aquella perfecta e inesperada afirmacin de sus
creencias.
Qu me dice de sus feligreses? pregunt Wise, dirigindose al
pastor chino.


El aparcamiento de bicicletas era una masa confusa de hierro y goma,
ya que pocos obreros chinos posean automviles, pero cuando Quon
conduca a Lien Hua hacia el rincn lejano del mismo fueron avistados
por alguien que utilizaba un vehculo motorizado. Era un guarda de
seguridad de la fbrica, que conduca un triciclo motorizado alrededor
del permetro de la planta, que le proporcionaba una sensacin de
importancia an mayor que su uniforme y su placa. Al igual que Quon,
era un ex sargento del ejrcito popular, que no haba perdido una
sensacin de autoridad personal que se exteriorizaba en su forma de
hablar con la gente.
Alto! exclam desde el asiento de su triciclo. Qu ocurre ah?
Quon volvi la cabeza. A Lien Hua, que acababa de tener otra
contraccin, se le doblaban las rodillas y jadeaba, mientras l
prcticamente la arrastraba hacia sus bicicletas. De pronto comprendi
que eso no funcionara. Ella no sera en modo alguno capaz de pedalear
en su propia bicicleta. Su piso estaba a once manzanas. Probablemente
lograra arrastrarla por la escalera hasta el tercer piso, pero cmo
diablos iban a llegar al edificio?
Mi esposa est... herida respondi Quon, a quien el miedo le
impeda confesar la verdad, a pesar de que conoca a aquel guarda, que
se llamaba Zhou Jingjin y pareca una buena persona. Intento llevarla
a casa.
Dnde vives, camarada? pregunt Zhou.
En los pisos de La Larga Marcha, nmero setenta y cuatro
respondi Quon. Puedes ayudarnos?
Zhou los observ. La mujer pareca sentirse mal. El suyo no era un
pas que valorara particularmente la iniciativa personal, pero aquella
mujer era una camarada que tena dificultades y se supona que deba
haber solidaridad entre la gente. Adems, su casa estaba a slo diez u
once manzanas, apenas quince minutos incluso en aquel triciclo lento y
torpe. Tom su decisin, basada en la solidaridad socialista obrera.
Sbela detrs, camarada.
Gracias, camarada respondi Quon, que se acerc con su esposa,
le levant el trasero y la coloc sobre la plataforma oxidada detrs del
conductor.
Entonces le indic con la mano a Zhou que se dirigiera al oeste. Esta
contraccin result ser dolorosa. Lien Hua jade y luego dio un grito,
que afligi a su esposo y an ms al conductor, que volvi la cabeza y
vio a una mujer que debera estar sana agarrndose la barriga con gran
dolor. No era en absoluto una escena agradable y Zhou, despus de
haber tomado ya una iniciativa, decidi tomar otra. De camino a los
pisos de La Larga Marcha se pasaba por la calle Meishuguan, donde se
encontraba el hospital Longfu, que como casi todos los hospitales de
Pekn dispona de un buen servicio de urgencias e ingresos. Aquella
mujer estaba en peligro y era una camarada, miembro como l de la
clase obrera, y mereca que se la ayudara. Volvi la cabeza. Quon
estaba demasiado ocupado procurando consolar a su esposa para hacer
cualquier otra cosa, mientras el triciclo de seguridad traqueteaba por la
irregular calzada a veinte kilmetros por hora.
S, decidi Zhou, deba hacerlo. Gir suavemente el manillar, subi
por una rampa construida ms para camiones que para ambulancias y
se detuvo.
Quon tard varios segundos en percatarse de que se haban detenido.
Mir a su alrededor, dispuesto a bajar a su esposa de la plataforma,
pero entonces se dio cuenta de que no estaban en su bloque de pisos.
Desorientado por los treinta minutos anteriores de urgencia y caos
inesperado, no alcanzaba a comprenderlo, no saba dnde estaban,
hasta que vio aparecer en la puerta a alguien uniformado. Era una
mujer con una cofia blanca en la cabeza. Una enfermera? Estaban en
el hospital? No, no poda permitirlo.
Yang Quon se ape para dirigirse a Zhou. Empez a decirle que
estaban en el lugar equivocado, que no quera estar all, pero en aquel
momento los trabajadores del hospital estaban inusualmente diligentes,
sin nada que hacer en el servicio de urgencias y aparecieron dos
individuos en la puerta con una camilla. Yang Quon intent impedrselo,
pero simplemente lo empujaron a un lado mientras colocaban a Lien
Hua en la camilla y entraban con ella en el hospital, sin que l pudiera
hacer ms que abrir y cerrar la boca. Respir hondo y los sigui, pero
un administrativo le cort el paso y lo oblig a parar en seco como si lo
apuntara con un rifle cargado, aunque de forma mucho ms
ignominiosa, para pedirle la informacin necesaria a fin de rellenar los
formularios de admisin.


En la sala de urgencias propiamente dicha, un mdico y una
enfermera vieron cmo los celadores colocaban a Lien Hua sobre la
mesa de observacin. Con su experiencia, tardaron escasos segundos en
hacer un primer diagnstico, que compartieron con una mirada.
Despus de otros pocos segundos le haban quitado su ropa de trabajo y
el embarazo era tan evidente como la salida del sol. Tambin era
evidente que Lien Hua haba iniciado las contracciones del parto y eso
no era una urgencia. La llevaron al ascensor para trasladarla al segundo
piso, dnde se encontraba el personal de ginecologa. El mdico, una
mujer, les indic a los celadores dnde trasladar a la paciente. Luego se
dirigi al telfono para llamar al segundo piso y advertirles que suban a
una parturienta. Hecho esto, la doctora regres a la sala de mdicos
para fumar un cigarrillo y leer una revista.
Camarada Yang? pregunt otro administrativo de rango superior.
S respondi el preocupado marido, que segua en la sala de
espera prisionero de los administrativos.
Su esposa est siendo trasladada al Departamento de Ginecologa.
Pero agreg el administrativo tenemos un problema.
De qu se trata? pregunt Quon, consciente de la respuesta,
pero con la esperanza de que se produjera un milagro y completamente
atrapado por los requisitos burocrticos del momento.
En nuestros archivos no tenemos constancia del embarazo de su
esposa. Ustedes estn en nuestro distrito sanitario, su direccin es La
Larga Marcha, 72. Es correcto?
S, all vivimos tartamude Quon, intentando encontrar en vano
una salida a aquella trampa.
Bien asinti el administrativo. Comprendo. Gracias. Debo hacer
una llamada.
Fue la forma de pronunciar las ltimas palabras lo que asust a Quon:
S, claro, debo asegurarme de que esa porquera se elimine
debidamente. S, claro, se ha roto el cristal e intentar encontrar a
alguien que lo repare. S, claro, un embarazo no autorizado, llamar
arriba para que sepan que deben matar al beb cuando asome la
cabeza.


En el segundo piso, Lien Hua poda ver la diferencia en su mirada.
Cuando Ju Long estaba a punto de nacer, haba alegra y anticipacin en
los ojos de las enfermeras que cuidaban del parto. Se distingua su
sonrisa en la comisura de sus ojos por encima de su mascarilla... pero
no ahora. Alguien entr en la sala de partos nmero tres donde se
encontraba, le dijo algo a la enfermera, que volvi rpidamente la
cabeza hacia Lien Hua, con una mirada que dej de ser compasiva para
convertirse en algo diferente, y aunque la seora Yang desconoca su
significado, comprenda su importancia. Puede que no le gustara
particularmente a la enfermera, pero ayudara a hacerlo porque era su
obligacin. China era un lugar donde la gente haca lo que deba,
estuvieran o no de acuerdo, les gustara o dejara de gustarles. Lien Hua
sinti una nueva contraccin. El beb estaba intentando nacer, sin saber
que se precipitaba hacia su propia destruccin en manos del Estado.
Pero el personal del hospital lo saba. En la ocasin anterior, con Ju
Long, aunque no tena a las enfermeras constantemente encima, nunca
se alejaron, sino que permanecieron suficientemente cerca para
observar y asegurarse de que todo iba bien. Pero ahora no. Ahora se
retiraron para no or los gemidos de una madre que se esforzaba por
alumbrar la muerte en un pequeo envoltorio.
En la planta baja, estaba igualmente claro para Yang Quon. Lo que
recordaba ahora era a su primer hijo, Ju Long, la sensacin de su
pequeo cuerpo en sus brazos, los pequeos ruidos que haca, su
primera sonrisa, la primera vez que se sent, que and a gatas, que dio
sus primeros pasos en su pequeo piso, cuando pronunci sus primeras
palabras... pero su pequeo Gran Dragn haba muerto, aplastado bajo
las ruedas de un autobs; nunca volvera a verlo. Un destino cruel le ha-
ba arrebatado a su hijo de los brazos, para aplastarlo en la calle como
una basura cualquiera, y ahora el Estado estaba a punto de asesinar a
su segundo hijo. Y todo sucedera en el piso de arriba, a menos de diez
metros de distancia, sin que l pudiera hacer nada para impedirlo... No
era una sensacin desconocida para los habitantes de la Repblica
Popular, donde la norma de arriba era la norma, pero a la que ahora se
opona el ms fundamental de los impulsos humanos. Las dos fuerzas
luchaban en la mente del obrero Yang Quon. Le temblaban las manos,
mientras el debate segua en su mente. Forzaba la mirada, que no iba
ms all de las paredes de la sala, pero la forzaba de todos modos...
algo, deba haber algo...
Haba un telfono pblico y tena las monedas necesarias y recordaba
el nmero. Yang Quon levant el auricular y marc, incapaz de
encontrar en s mismo la forma de cambiar el destino, pero con la
esperanza de que otro la encontrara.


Yo contestar dijo el reverendo Yu en ingls, levantndose para
acercarse al telfono.
Es un hombre extraordinario, no les parece? pregunt Wise,
dirigindose a los sacerdotes catlicos.
Es un buen hombre reconoci el cardenal DiMilo. Un buen
pastor para su rebao y eso es todo lo que un hombre puede esperar de
s mismo.
Monseor Schepke volvi la cabeza, al or el tono de la voz de Yu.
Algo no iba bien, y a juzgar por su tono, era grave. Cuando el pastor
regres a la sala de estar, lo llevaba escrito en la cara.
Qu ocurre? pregunt Schepke en impecable mandarn. Tal vez
aquello no era de la incumbencia de los periodistas norteamericanos.
Una de mis feligresas respondi Yu, cuando coga su chaqueta.
Est embarazada, de parto en este momento, pero su embarazo no est
autorizado y su marido teme que en el hospital intentarn matar al
beb. Debo acudir en su ayuda.
Franz, was gibt's bier? pregunt en alemn DiMilo.
El jesuita respondi en griego clsico, para tener la seguridad
absoluta de que los norteamericanos no lo comprendan.
Usted ya lo sabe, eminencia dijo monseor Schepke, en la lengua
de Aristteles. Los abortistas aqu cometen lo que en cualquier pas
civilizado del mundo son literalmente asesinatos, y la decisin, en este
caso, es puramente poltica e ideolgica. Yu desea ir a ayudar a los
padres a impedir este vil asesinato.
DiMilo tard menos de un segundo. Se puso en pie y volvi la cabeza.
Fa An?
Diga, Renato.
Podemos acompaarlo y ayudar? Puede que nuestra condicin
diplomtica sea til dijo su eminencia en un mandarn mal
pronunciado, pero comprensible.
El reverendo Yu tampoco tard en responder:
S, buena idea! Renato, no puedo permitir que ese nio muera!
Si el deseo de procrear es el ms fundamental conocido por la
humanidad, hay pocas llamadas ms poderosas para un adulto que la de
un nio en peligro. Para ello, el hombre entra apresuradamente en un
edifico en llamas o se arroja a un ro. Para ello, ahora, tres eclesisticos
acudiran al hospital comunitario, con el propsito de desafiar el poder
de la nacin ms poblada del planeta.
Qu ocurre? pregunt Wise, sorprendido por el cambio repentino
de idioma y la forma en que los tres curas se haban incorporado.


Una emergencia pastoral. Una feligresa de Yu est en el hospital y
lo necesita. Nosotros lo acompaaremos para ayudar en las labores
pastorales respondi DiMilo.
Las cmaras seguan filmando, aunque ste era el tipo de material
que luego se editaba. Qu diablos, pens Wise.
Est lejos? Podemos ayudarlos? Quieren que los llevemos?
Yu reflexion y lleg rpidamente a la conclusin que su bicicleta no
poda ir tan de prisa como una furgoneta de la prensa norteamericana.
Si, son ustedes muy amables.
Bien, vmonos dijo Wise ya de pie, haciendo un ademn con la
cabeza en direccin a la puerta.
Su equipo lo recogi todo en escasos segundos y llegaron a la puerta
antes que los dems.
El hospital de Longfu result estar a menos de tres kilmetros y
medio, frente a una calle que iba de norte a sur. El edificio, pens Wise,
era tan feo que pareca diseado por un arquitecto ciego; unas
dependencias tpicamente gubernamentales incluso en este pas. Los
comunistas probablemente haban matado a todo aquel que tuviera
cierto sentido esttico all por los aos cincuenta y nadie los haba
sustituido. Como la mayora de los periodistas, el equipo de la CNN se
present en la puerta principal al igual que un comando policial del
SWAT. El cmara, con su equipo al hombro, junto al tcnico de sonido,
seguidos de Barry Wise y del productor, que estudiaban las mejores
tomas. Calificar el vestbulo de lbrego habra sido pecar de generoso. El
ambiente era ms agradable en una penitenciara estatal de Mississippi,
a lo que haba que agregar el olor a desinfectante que estremece a los
perros en la consulta del veterinario y hace que los nios se te aferren al
cuello por miedo al pinchazo inminente.
Por su parte, Barry Wise estaba inusualmente atento. Lo denominaba
su formacin militar, aunque nunca haba participado en operaciones de
combate. Pero una noche de enero en Bagdad, haba empezado a mirar
por la ventana cuarenta minutos antes de que cayeran las primeras
bombas de los cazas Stealth y sigui mirando hasta que el edificio que
los planificadores de las fuerzas areas estadounidenses denominaban
AT&T recibi el primer impacto espectacular. Cogi el brazo del
productor y le indic que mantuviera los ojos abiertos. El segundo ex
marine asinti. Lo significativo para l era la expresin de pronto
lgubre de los tres clrigos, que tan joviales estaban hasta que son el
telfono. Para que el viejo italiano tuviera aquel aspecto, ambos estaban
seguros de que deba de tratarse de algo desagradable, lo cual a
menudo significaba un buen reportaje y estaban slo a escasos
segundos de su conexin va satlite. Como cazadores que hubieran
odo el primer ruido de hojas en el bosque, los cuatro hombres de la
CNN estaban atentos a la presa y al disparo.
Reverendo Yu! exclam Yang Quon, casi corriendo hacia donde
estaban.
Eminencia, ste es mi feligrs, el seor Yang.
Bacon giorno respondi educadamente DiMilo.
Vio que los periodistas los filmaban sin entrometerse y con mayor
discrecin de la que esperaba de ellos. Mientras Yu hablaba con Yang, el
cardenal se acerc a Wally Wise para explicarle la situacin.
Tiene usted razn en que las relaciones entre catlicos y baptistas
no siempre son lo amigables que deberan ser, pero en este caso
estamos completamente unidos. En el piso de arriba, los funcionarios de
este gobierno pretenden matar a un beb humano. Yu quiere salvarlo.
Franz y yo intentaremos ayudar.
Esto podra ponerse feo, seor advirti Wise. El personal de
seguridad en este pas puede ser muy contundente. Lo he visto antes.
DiMilo no era un hombre imponente en trminos fsicos. Era bajo y el
norteamericano calcul que le sobraban unos quince kilos. Le empezaba
a escasear el pelo. Tena pliegues en la piel a causa de la edad.
Probablemente se quedara sin aliento, subiendo dos pisos por la
escalera. No obstante, el cardenal reuni toda su virilidad y se
transform ante los ojos del norteamericano. Su sonrisa y su cordialidad
haban desaparecido como el vapor en el aire fro. Ahora su aspecto era
el de un general en el campo de batalla.
La vida de un nio inocente est en peligro, seor Wise fue todo
lo que dijo DiMilo y no tena ms que decir. El cardenal volvi junto a su
colega chino.
Lo has captado? pregunt Wise, dirigindose a su cmara, Pete
Nichols.
Un nmero uno, Barry! respondi el cmara.
Yang seal, Yu se encamin en la direccin indicada y Di-Milo y
Schepke lo siguieron. En la recepcin, el encargado levant el telfono e
hizo una llamada. El equipo de la CNN sigui a los dems por la
escalera, en direccin al segundo piso.
Si cabe, la planta de tocologa y ginecologa era todava ms lgubre
que la planta baja. Oyeron las voces, los gritos y los gemidos de las
parturientas, porque en China, la medicina pblica no desperdiciaba
medicamentos para aliviar el parto. Wise lleg cuando Yang, el padre del
beb, de pie en medio del pasillo, intentaba identificar los gritos de su
esposa. Evidentemente no lo logr y se dirigi a la mesa de la
enfermera.
Wise no necesitaba comprender el chino para entender lo que
suceda. Yang, apoyado por el reverendo Yu, exiga saber dnde estaba
su esposa. La enfermera en jefe les pregunt qu coo hacan all y les
orden que se marcharan inmediatamente. Yang, con la espalda erguida
por la dignidad y el miedo, se neg a marcharse y repiti su pregunta.
Una vez ms, la enfermera lo mand a frer esprragos. Entonces Yang
quebrant gravemente las normas, extendiendo el brazo sobre el
mostrador y agarrando a la enfermera. Se distingua en su mirada. La
enfermera estaba traspuesta a un nivel muy fundamental, por el hecho
de que alguien osara desafiar con tanta desfachatez la autoridad que le
otorgaba el Estado. Intent retroceder, pero l la sujetaba con fuerza, y
por primera vez se percat de que ya no era miedo lo que reflejaban sus
ojos. Ahora manaba de su mirada una ira asesina, porque para Yang, los
instintos humanos haban desplazado todo el condicionamiento social
adquirido a lo largo de treinta y seis aos. Su esposa y su hijo estaban
en peligro y por ellos, aqu y ahora, estaba dispuesto a enfrentarse a un
dragn que lanzara llamas por la boca, sin reparar en las consecuencias.
La enfermera opt por la solucin ms sencilla y seal a la izquierda.
Yang sigui la direccin indicada, acompaado de Yu y los otros dos
clrigos y seguidos del equipo de la CNN. La enfermera se toc el cuello
y tosi para recuperar el aliento, todava demasiado sorprendida para
tener miedo, intentando comprender cmo y por qu se haban
desobedecido sus rdenes.
Yang Lien Hua estaba en la sala de partos nmero tres. Las paredes
eran de ladrillo amarillo barnizado y las baldosas del suelo, con el
transcurso del tiempo, haban adquirido un color castao grisceo.
Para Flor de Loto haba sido una pesadilla interminable. Sola,
completamente sola en aquel establecimiento de vida y muerte, haba
sentido cmo aumentaba la fuerza de sus contracciones para fundirse en
una tensin constante de sus msculos abdominales, empujando al beb
por el canal del parto, hacia un mundo que no lo quera. Lo haba visto
en el rostro de las enfermeras, la tristeza y la resignacin, lo mismo que
deban de haber visto y sentido en otros lugares del hospital, cuando
llegaba la muerte para arrebatar la vida de algn paciente. Todas haban
aprendido a aceptarlo como inevitable y procuraban eludirlo, porque lo
que deba hacerse era tan contrario a todos los instintos humanos que la
nica forma de soportarlo era irse a otro lugar. Pero ni eso funcionaba y
aunque raramente lo reconocan incluso entre ellas, cuando regresaban
a su casa despus del trabajo y se acostaban en la cama, lloraban
desconsoladamente por lo que ellas, siendo mujeres, se vean obligadas
a hacer a los recin nacidos. Algunas abrazaban al beb muerto que
nunca haba llegado a respirar, intentando expresar el cario maternal a
alguien que nunca lo experimentara, salvo quiz los espritus de los
bebs asesinados que pudieran pulular por las inmediaciones. Otras
hacan todo lo contrario y los arrojaban sin contemplaciones al cubo,
como la basura que el Estado afirmaba que eran. Pero nunca
bromeaban, ni siquiera hablan de ello, salvo tal vez para indicar que ya
estaba hecho, o para comunicar que la mujer de determinada sala
necesitaba la inyeccin.
Lien Hua experimentaba las sensaciones, pero lo peor era que conoca
los pensamientos, e implor la misericordia de Dios. Tan malo era ser
madre, aunque frecuentara una iglesia cristiana? Tan malo era tener un
segundo hijo, para reemplazar al primero que el destino le haba
arrebatado de los brazos? Por qu le negaba el Estado la bendicin de
la maternidad? No haba ninguna salida? No haba matado a su primer
hijo, como hacan muchas familias chinas. No haba asesinado a su
pequeo Gran Dragn, con sus brillantes ojos negros, su cmica risa y
sus pequeas manos que todo lo tocaban. Otra fuerza se lo haba
arrebatado y quera, necesitaba otro hijo. Slo uno. No era codiciosa. No
pretenda criar dos hijos. Slo uno. Slo uno al que pudiera amamantar
y que le sonriera por la maana. Lo necesitaba. Trabajaba mucho para
el Estado y peda poco a cambio, por eso lo quera! Acaso no estaba
en su derecho como todo ser humano?
Pero lo nico que senta ahora era desesperacin. Intent invertir las
contracciones, impedir el parto, pero era como pretender detener la
marea con una pala. Su pequeo llegaba. Lo senta. Reconoca su
existencia en la cara de la enfermera, que consult su reloj, se asom al
pasillo y agit el brazo, en el momento en que Lien Hua senta el
impulso de empujar y completar el proceso, ofreciendo su hijo a la
muerte. Luch, control su respiracin, intent dominar sus msculos,
jade en lugar de respirar hondo, luch, luch y luch, pero todo ello en
vano. Ahora lo comprenda. Su marido no estaba junto a ella para
protegerla. Haba tenido suficiente vigor para llevarla hasta all, pero no
el necesario para protegerlos a ella y a su hijo de lo que ahora suceda.
Con la desesperanza lleg el relajamiento. Haba llegado el momento.
Reconoca la sensacin de la vez anterior. No poda seguir luchando. Era
hora de rendirse.
El doctor vio que la enfermera agitaba el brazo. Era un hombre. Era
ms fcil para los hombres, y ellos eran quienes administraban la mayor
parte de las inyecciones en el hospital. Cogi una jeringuilla de
cincuenta centmetros cbicos del almacn, se dirigi al armario de los
medicamentos, abri el cerrojo y sac una gran botella de formol. Llen
la jeringuilla, sin molestarse en eliminar las burbujas de aire, porque su
propsito era el de matar y toda precaucin especial era superflua.
Avanz por el pasillo en direccin a la sala de partos nmero tres. Haca
nueve horas que estaba de servicio. Unas horas antes, haba practicado
con xito una difcil cesrea y ahora con esto acabara su jornada
laboral. No le gustaba. Lo haca porque era su obligacin; formaba parte
de la poltica del Estado. Esa insensata! A quin se le ocurre quedarse
embarazada sin permiso? En realidad, ella tena la culpa. Conoca las
normas. Todo el mundo las conoca. Era imposible no conocerlas. Pero
ella las haba quebrantado. Y no se la castigara por ello. No a ella. No
ira a la crcel, ni perdera su empleo, ni se le impondra ninguna multa.
Se limitara a regresar a su casa con el tero tal y como lo tena nueve
meses antes: vaco. Sera un poco mayor y un poco ms sensata y
habra comprendido que si volva a sucederle, era preferible abortar
durante el segundo o el tercer mes del embarazo, antes de sentirse
demasiado apegada al maldito feto. Indudablemente, era mucho ms
cmodo que soportar una vez ms todos los dolores del parto en vano.
Era triste, pero haba mucha tristeza en la vida y para esta parte de la
misma todos se haban ofrecido voluntarios. El doctor haba elegido ser
mdico y la mujer de la sala tres haba elegido quedar embarazada.
Entr en la sala con la mascarilla puesta, para no infectar a la
paciente. Por la misma razn utilizaba una jeringuilla limpia, en caso de
que se le fuera la mano y la pinchara a ella por error.


Bien.
Se sent en el taburete que utilizaban los gineclogos para los partos
y los abortos tardos. El procedimiento que utilizaban en Norteamrica
era un poco ms agradable. Se limitaban a presionar el crneo del feto,
succionarle el cerebro, aplastarle el crneo y extraerlo con mucha ms
facilidad que un feto plenamente formado, y adems mucho ms
cmodo para la mujer. Se pregunt cul sera el historial en este caso,
pero en realidad careca de importancia. Qu sentido tiene conocer lo
que uno no puede cambiar?
Bien.
Observ. Estaba plenamente dilatada y, efectivamente, ah estaba la
cabeza. Una pequea cosa peluda. Era preferible esperar uno o dos
minutos, a fin de que cuando l hubiera cumplido con su obligacin, ella
pudiera expulsarlo con un solo empujn y dar la operacin por
concluida. Entonces ella podra marcharse, llorar un rato y empezar a
recuperarse. El mdico estaba demasiado concentrado para percatarse
del alboroto en el pasillo, junto a la puerta de la habitacin.


Yang fue quien abri la puerta. Y ah estaba, a la vista de todos. Lien
Hua estaba en la mesa de partos. Quon nunca haba visto una antes y
de la forma en que mantena las piernas de la mujer levantadas y
abiertas, pareca un artefacto diseado para facilitar su violacin. Su
esposa tena la cabeza echada hacia atrs, no levantada para ver el
parto, y entonces comprendi por qu.
Ah estaba el... mdico? Y en la mano tena una jeringuilla llena de...
Haban llegado a tiempo! Yang Quon empuj al doctor de su taburete
y se acerc a la cabeza de su esposa.
Estoy aqu, Lien! El reverendo Yu ha venido conmigo.
Fue como si se encendiera una luz en la oscuridad.
Quon! exclam Lien Hua, que senta la necesidad de empujar y
por fin quiso hacerlo.
Pero entonces se complic an ms la situacin. El hospital dispona
de su propio personal de seguridad, pero al recibir la alarma de la
recepcin, uno de ellos haba llamado a la polica, que al contrario del
personal del hospital, iban armados. Aparecieron dos agentes en el
pasillo, sorprendidos al principio de ver a todos aquellos extranjeros con
equipos de televisin. Sin prestarles atencin, se abrieron paso al
interior de la sala y vieron a una mujer a punto de alumbrar, a un
mdico en el suelo y a cuatro hombres, dos de ellos tambin
extranjeros.
Qu ocurre aqu?! exclam el ms veterano de los agentes,
puesto que la intimidacin era una de las formas principales de control
en la Repblica Popular.
Estas personas me impiden desempear mi obligacin! respondi
el doctor, tambin a voces.
Si no actuaba con rapidez, el maldito beb habra nacido, respirara y
entonces ya no podra...
Explquese! exigi el polica.
Esa mujer tiene un embarazo no autorizado y es mi obligacin
destruir el feto. Estas personas me lo impiden. Por favor, squelas de la
sala.
Eso bast para los policas y se enfrentaron a los visitantes,
evidentemente no autorizados.
Salgan ahora mismo! orden el ms veterano, mientras el joven
colocaba la mano sobre su pistola reglamentaria.
No! respondieron inmediatamente Yang Quon y Yu Fa An.
El doctor se lo ha ordenado, deben marcharse insisti el polica,
que no estaba acostumbrado a que la gente corriente desobedeciera sus
rdenes. Se marcharn ahora!
El mdico consider que aqul era el momento de completar su
desagradable obligacin, para poder marcharse finalmente a su casa.
Levant de nuevo el taburete y lo coloc en el lugar oportuno.
No lo har! orden en esta ocasin Yu, con toda la autoridad
moral que su formacin y su condicin le otorgaban.
Les importa sacarlo de aqu? refunfu el mdico, mientras
colocaba el taburete.
Quon no poda hacer nada desde donde se encontraba, junto a la
cabeza de su esposa. Vio, horrorizado, como el mdico levantaba la
jeringuilla y se ajustaba las gafas. En aquel momento, su esposa, que
durante los dos ltimos minutos poda haber estado en otra galaxia,
respir hondo y empuj.
Ah! exclam el doctor, al comprobar que el beb haba asomado
la cabeza por completo y lo nico que deba hacer era...
El reverendo Yu haba visto tanta maldad en la vida como la mayora
de los sacerdotes, que llegan a presenciar tanta perversin como
cualquier polica veterano, pero ver el asesinato de un beb con sus
propios ojos era sencillamente demasiado. Apart al joven polica de un
fuerte empujn, golpe al mdico en la nuca, derribndolo de costado y
le salt encima.
Lo ests filmando? pregunt Barry Wise en el pasillo.
S confirm Nichols.
Lo que ofendi al joven polica no fue que atacara al doctor, sino el
hecho de que ese... ese ciudadano hubiera puesto las manos encima de
un miembro de la polica armada. Escandalizado, desenfund su pistola
y lo que haba sido una situacin confusa se convirti en mortal.
No! exclam el cardenal DiMilo, acercndose al joven polica.
El agente volvi la cabeza y vio a un gwai de edad avanzada, un
extranjero con un atuendo muy extrao, que se le acercaba con actitud
hostil. La primera reaccin del polica fue abofetear al extranjero con la
mano izquierda.
El cardenal DiMilo no haba recibido ningn bofetn desde la infancia y
la afrenta personal era ms ofensiva debido a su condicin religiosa y
diplomtica, y por provenir de un cro. Recuperado del golpe, empuj al
joven con la intencin de ayudar a Yu, e impedir que ese mdico asesino
matara al beb que estaba a punto de nacer. El doctor se tambaleaba
sobre un pie, con la jeringuilla en el aire. El cardenal se la arrebat, la
arroj contra la pared y, aunque no se rompi porque era de plstico, la
aguja metlica se dobl.
Si los policas hubieran comprendido mejor lo que suceda, o si
hubieran tenido mejor formacin, aqu habran acabado las cosas. Pero
no era el caso. Ahora el polica veterano haba desenfundado su pistola
serie setenta y siete, con la que golpe al italiano en la nuca, pero con
poco acierto y slo logr hacerle perder el equilibrio y producirle un
rasguo.
Ahora le tocaba el turno a monseor Schepke. Su cardenal, el hombre
al que tena el deber de servir y proteger, haba sido atacado. El no
poda atacar, pero poda defender, y lo hizo. Agarr la mano que
sostena la pistola del polica veterano y la dobl para que apuntara a un
lugar de la habitacin donde no haba nadie. Pero entonces se dispar el
arma, y aunque la bala se incrust inofensivamente en el techo de
hormign, el ruido en la pequea sala fue ensordecedor.
De pronto, el joven polica crey que atacaban a su compaero. Dio
media vuelta y dispar, pero en lugar de darle a Schepke alcanz al
cardenal DiMilo en la espalda. La bala del calibre 30 atraves el cuerpo
del clrigo y lo hiri en el bazo. El dolor sorprendi a DiMilo, pero tena
la mirada fija en el beb que emerga.
El ruido del disparo haba sobresaltado a Lien Hua y el empujn que
sigui fue puro reflejo. El beb sali y se habra cado de cabeza al
suelo, de no haber sido por las manos extendidas del reverendo Yu, que
evit la cada y probablemente salv la vida del beb. Yaca de costado
en el suelo y entonces vio que su amigo catlico haba sido herido de
gravedad por el segundo disparo. Se esforz para ponerse de pie con el
beb en brazos y mir vengativamente al joven polica.
Huai dan! exclam, que significaba villano. Totalmente ajeno al
beb que llevaba en brazos, avanz agresivamente hacia el confuso y
asustado agente.
De una forma tan automtica como un robot, el joven polica se limit
a extender el brazo y disparar al pastor baptista en la frente.
Yu se contorsion y se desplom de espaldas sobre el cardenal DiMilo,
con el recin nacido sobre su pecho.
Guarda esto! orden el polica veterano, refirindose al arma de
su joven colega.
El reverendo Yu estaba muerto, con la masa gris que le sala por la
parte posterior del crneo y una gran cantidad de sangre sobre las
sucias baldosas del suelo.
El doctor fue el primero en reaccionar inteligentemente. Ahora el beb
haba nacido y no poda matarlo. Se lo quit a Yu de los brazos y lo
levant por los pies con la intencin de darle una palmada en el trasero,
pero el beb llor por cuenta propia. Entonces, de una forma tan
automtica como el disparo del segundo polica, el mdico pens que
aquella locura haba tenido un buen resultado. El hecho de que hubiera
estado dispuesto a matarlo sesenta segundos antes no tena nada que
ver. Entonces era tejido no autorizado. Ahora era un ciudadano de la
Repblica Popular que respiraba, y su obligacin como mdico era
protegerlo. La ambivalencia no le preocupaba, porque ni siquiera se le
haba ocurrido pensar que existiera.
Durante varios segundos, intentaron asimilar lo sucedido. Monseor
Schepke vio que Yu estaba muerto. No poda estar vivo con esa herida.
Su obligacin ahora era para con el cardenal.
Eminencia dijo, despus de agacharse para levantarlo del suelo
ensangrentado.
A Renato DiMilo le pareci extrao que el dolor fuera tan mnimo,
porque saba que su muerte era inminente. En su interior, su bazo
estaba destrozado y tena una copiosa hemorragia interna. No tena
tiempo de reflexionar sobre su vida, ni sobre el futuro inmediato; sin
embargo, su vida de servicio y fe se impuso una vez ms.
Y el beb, Franz, y el beb? pregunt en un jadeo. El beb vive
respondi monseor Schepke.
Bene sonri amablemente el moribundo, antes de cerrar los ojos
por ltima vez.
La ltima toma del cmara de la CNN fue del beb sobre el pecho de
la madre. Desconocan su nombre y el rostro de la mujer era de
absoluta confusin, pero cuando percibi el tacto de su hija se le
transform la cara y dominaron por completo sus instintos maternales.
Largumonos de aqu cuanto antes, Barry susurr el cmara.
Creo que tienes razn, Pete.
Wise retrocedi y se dirigi a la izquierda por el pasillo, en direccin a
la escalera. Ahora tena en sus manos un reportaje, con el que podra
ganar potencialmente un Emmy. Haba presenciado un drama humano
sin par y deban mandar la grabacin cuanto antes.
En la sala de partos, el polica veterano sacuda la cabeza, todava
ensordecido por los disparos, intentando comprender qu coo haba
sucedido, cuando se percat de que haba disminuido la intensidad de la
luz y la cmara de televisin haba desaparecido! Deba hacer algo. Se
irgui, sali inmediatamente de la sala y al fondo del pasillo vio al ltimo
de los norteamericanos que desapareca por la escalera. Dej a su joven
compaero en la sala, corri hacia la escalera de incendios y baj tan
rpido como pudo.
Wise cruz el vestbulo principal con su personal en direccin a la
puerta, donde se encontraba su furgoneta. Casi haban llegado, cuando
una voz a su espalda los oblig a volver la cabeza. Era el mayor de los
policas, a su parecer de unos cuarenta aos, que haba desenfundado
de nuevo su pistola, alarmando considerablemente a la gente que
circulaba por el vestbulo.
Seguid caminando dijo Wise, mientras abra la puerta para salir a
la calle.
La furgoneta estaba al alcance de la vista, con su pequea antena
parablica sobre el techo, que era la clave para mandar su reportaje.
Alto! exclam el polica, que al parecer saba algo de ingls.
Bien, muchachos, no perdamos la calma dijo Wise a sus tres
compaeros.
Todo controlado respondi Pete, el cmara, que se haba quitado
el aparato del hombro y tena ocultas las manos.
El polica guard su pistola y se acerc, extendiendo la palma de la
mano derecha.
Denme cinta orden. Denme cinta repiti con un psimo
acento, pero en un ingls comprensible.
Esa cinta es de mi propiedad! protest Wise. Nos pertenece a
m y a mi empresa.
El ingls del polica no era tan bueno y se limit a repetir: Denme
cinta!
De acuerdo, Barry dijo Pete. La aqu tengo.
El cmara, cuyo nombre era Peter Nichols, levant la cmara Sony,
puls el botn de Eject y sac una cinta formato Beta, que entreg de
mala gana al agente. El polica la cogi con cara de satisfaccin, dio
media vuelta y entr de nuevo en el hospital.
No tena forma de saber que Pete Nichols, como todos los cmaras de
noticias, era tan hbil para cambiar cintas como un crupier de Las Vegas
para cambiar naipes.
Lo mandamos ahora? pregunt el productor.
No llamemos demasiado la atencin respondi Wise. Vamos a
desplazarnos unas manzanas.
Se dirigieron hacia la plaza Tiananmn, donde no era raro ver
furgonetas con equipos de transmisin va satlite. Wise hablaba ya por
telfono con Atlanta.
Habla Wise desde Pekn con un reportaje dijo el corresponsal por
telfono.
Hola, Barry respondi una voz familiar. Soy Ben Golden. Qu
tienes para nosotros?
Es espectacular respondi Wise. Un doble asesinato y un parto.
Una de las vctimas es un cardenal catlico, el embajador del Vaticano
en Pekn. La otra es un pastor baptista chino. Los dos han sido
asesinados ante la cmara. Tal vez debas consultar al departamento
jurdico.
Joder! exclamaron en Atlanta.
Ahora vamos a mandar la cinta sin montar, para que est en
vuestras manos. Estar a vuestra disposicin para el reportaje hablado.
Pero mandemos antes el vdeo.
De acuerdo. A la espera por el canal cero seis.
Cero seis, Pete dijo Wise, dirigindose al cmara, que tambin se
ocupaba de la transmisin.
Nichols estaba agachado junto al cuadro de mandos.
Listos... cinta introducida... ajustando seis... transmitiendo...
ahora!
Y as sali la seal que se elev hasta el satlite situado a 36 500
kilmetros de la Tierra, sobre las islas del Almirantazgo, en el mar de
Bismarck.
La CNN no se molesta en codificar sus imgenes. Hacerlo sera
tcnicamente engorroso y son pocos los que se interesan por piratear
imgenes que podrn ver gratuitamente por cable a los pocos minutos,
o escasos segundos si se transmiten en directo.
Pero esta transmisin se efectuaba a una hora inoportuna, que era,
sin embargo, ventajosa para la CNN en Atlanta, porque brindara a
algunas personas de la central la oportunidad de repasar el material.
Ver morir a alguien por un disparo no era lo que el norteamericano
medio deseaba ver mientras desayunaba.
Reciba tambin las imgenes la comunidad de inteligencia
norteamericana, que siente mucho respeto por la CNN y que, en
cualquier caso, no divulga la informacin. Pero en esta ocasin lleg al
Departamento de Seales de la Casa Blanca, institucin esencialmente
militar situada en el stano del ala oeste. El oficial de guardia tuvo que
decidir su importancia. Si se catalogaba de prioridad crtica, el
presidente deba ser informado en quince minutos, lo cual significaba
despertarlo inmediatamente, lo cual no se poda hacer a la ligera con el
comandante en jefe. Un simple avance poda esperar un poco ms,
como hasta la hora del desayuno, decidi el oficial despus de consultar
su reloj. Por consiguiente, llamaron en su lugar al consejero de
Seguridad Nacional de la Presidencia, el doctor Benjamin Goodley.
Dejaran que fuera l quien hiciera la llamada. Era el oficial titular de la
Inteligencia Nacional.
Diga refunfu Goodley por telfono, mientras miraba el reloj de
la mesilla de noche.
Doctor Goodley, lo llamo de Seales. Acabamos de recibir algo de la
CNN desde Pekn, que le interesar al jefe.
De qu se trata? pregunt el asesor de Seguridad. Qu
seguridad tienen? agreg, despus de or la respuesta a la primera
pregunta.
Puede que el italiano haya sobrevivido, a juzgar por el video, si
haba un buen cirujano cerca de all, pero al pastor chino le haban
volado los sesos. No tena posibilidad alguna de sobrevivir.
A qu vena todo eso?
No estamos seguros. Puede que la ASN tenga la conversacin
telefnica entre ese tal Wise y Atlanta, pero nosotros todava no la
hemos odo.
Bien, cunteme de nuevo lo que tienen orden Goodley, ahora
que estaba aproximadamente despierto.
Seor, tenemos las imgenes de dos individuos abatidos por
disparos y de un parto en Pekn. El vdeo procede de Barry Wise de la
CNN. Se han filmado tres disparos de arma de fuego. Uno dirigido
contra el techo de lo que parece la sala de partos de un hospital. El
segundo alcanza a un individuo por la espalda. Ese individuo ha sido
identificado como el nuncio papal en Pekn. El tercer disparo se efecta
directamente a la cabeza de un individuo identificado como pastor
baptista en Pekn. Este parece de nacionalidad china. Entretanto,
tenemos el parto. Ahora... espere un momento, doctor Goodley, de
acuerdo?, estoy recibiendo un avance de Fort Meade. Bien, ellos
tambin lo han recibido y han recibido tambin la transmisin telefnica
a travs de su sistema Echelon, que estn leyendo ahora. Bien, el
cardenal catlico est muerto, segn esta informacin. Dice que se trata
del cardenal Renato DiMilo, no puedo comprobar la ortografia, pero tal
vez el Departamento de Estado pueda hacerlo, y el pastor baptista es un
individuo llamado Yu Fa An, una vez ms sin confirmar la ortografa. Es-
taban all para, cmo?, ah, bien, comprendo, impedir un aborto tardo,
y parece ser que lo consiguieron, pero esos dos clrigos lo han pagado
con su vida. El tercero, un monseor llamado Franz Schepke, que a m
me parece bastante alemn, tambin estaba presente y parece ser que
ha sobrevivido, s, claro, debe de ser el alto que vemos en las imgenes.
Debe usted ver la cinta. Es todo muy confuso, seor, y cuando ese indi-
viduo Yu recibe el disparo, bueno, es como aquel vdeo de Saign
durante la ofensiva Tet. Ya sabe, cuando el coronel de la polica
sudvietnamita le dispara en la sien a aquel espa nordvietnamita con
una Smith Chief especial y de su cabeza mana un torrente de sangre.
No es para verlo mientras uno desayuna, comprende? La referencia era
de una claridad cristalina. La prensa enarbol aquel incidente como
ejemplo de la sed de sangre del gobierno sudvietnamita. Lo que nunca
explicaron, ni probablemente nunca supieron, fue que la vctima era un
oficial del ejrcito nordvietnamita, capturado en zona de combate con
ropa de paisano y, por consiguiente, segn la Convencin de Ginebra,
un espa expuesto a ser inmediatamente ejecutado, que fue
exactamente lo que ocurri.
Bien, qu ms?
Despertamos al jefe para comunicrselo? El caso es que all
tenemos un equipo diplomtico y esto parece tener algunas
implicaciones graves.
Goodley reflexion durante un par de segundos.
No. Yo se lo comunicar dentro de unas horas.
Seor, no le quepa la menor duda de que aparecer en las noticias
de la CNN de las siete de la maana advirti el oficial de guardia.
Bueno, deje que se lo comunique cuando tengamos algo ms que
slo imgenes.
Usted manda, doctor Goodley.
Gracias. Ahora creo que intentar descansar una hora ms, antes
de ir a Langley.
La lnea se cort antes de que Goodley reaccionara. Su cargo era muy
prestigioso, pero le privaba de mucho sueo y de mucha vida social o
sexual, y haba momentos en los que se preguntaba qu diablos tena
de prestigioso.

FIN DE LA PRIMERA PARTE

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