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Entrevista a Giampiero Arciero
David Trujillo Trujillo (Docente de IPRA; [email protected]) Eduardo Cabrera Casimiro (Docente de IPRA; [email protected]) Introduccin Si tuviramos que narrar los acontecimientos que han estado relacionados con el modelo postracionalista en estos ltimos tiempos se hara evidente que, transcurridos diez aos de la desaparicin de su fundador, el modelo sigue vivo. Este dinamismo cobrado no ha sido precisamente por contemplar la obra de Vittorio Guidano como un hito intelectual cuya grandeza consistiera en hacerla incuestionable con el paso de los aos, sino por haber situado dicha obra en una dimensin temporal desde la que se ha podido divisar todos sus perfiles. As es como cada uno de estos perfiles, inesperadamente inacabados, se han convertido en nueva materia de reflexin, de discusin y de interpretacin que han empujado a seguir tallndolos, incluso hasta el riesgo de verse transformados: desde la perspectiva cognitivista a la fenomenologa hermenutica, desde la teora del apego a la construccin histrica e individual del dominio emotivo, desde las organizaciones de significado personal a los estilos de personalidad, desde el qu al quin, desde el modelo post-racionalista a la gestacin an de un nuevo nombre que nos acerque ms a la Psicologa. Quizs pueda resultar sorprendente, hasta incluso llegar a la incredulidad, cuando se explicita los vertiginosos cambios a la que se ha visto sometida esta perspectiva psicoteraputica. Sin embargo, si estamos en disposicin de llevar a cabo una revisin ms profunda de tales evoluciones, no slo se ver que cada pasaje est sustentado de una profunda argumentacin terica, sino que adems desvela ciertos rasgos de quien ha sido en estos aos el mximo exponente de esta continua produccin intelectual. Giampiero Arciero no ha hecho repeticin del legado del ausente, sino quizs ha podido rendirle su mayor tributo escudriando los perfiles de la obra de su cercano antecesor para generar una nueva materia.
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Esta amplitud intelectual que su mirada alberga, tambin ha llevado al entrevistado en los ltimos aos a sacar a la Psicoterapia fuera de s misma. En el encuentro con otras disciplinas no slo se halla el reto de entender el lenguaje que hablan, sino adems Arciero trata de configurar un sendero por el cual lleve a la Psicoterapia a dotarla de la mxima rigurosidad cientfica posible. Todos estos cambios generalmente divulgados primero oralmente por Arciero en sus cursos y fijados luego a travs de sus escritos- lejos de permitir ser experimentados pasivamente por los entrevistadores, hemos tratado de vivirlos activamente pensndolos, interpretndolos, discutindolos. Esta entrevista supone el fiel reflejo de ello. En ella, adems de intentar desvelar las premisas que estn a la base de las nuevas propuestas planteadas en el modelo, tambin trata de abordar otras cuestiones ms generales. Y si el principal promotor de esta transformacin se condensa en la figura de Giampiero Arciero, tambin hemos aprovechado esta conversacin para interpelarlo, y as intentar plasmar algunos retazos referidos a su propio itinerario intelectual. Slo nos queda agradecer que aunque esta entrevista ha sido llevada a cabo por dos entrevistadores y en dos ciudades del mundo -en Santa Cruz de Tenerife en noviembre de 2008 y en Roma en marzo de 2009- ha habido otras voces de otros colegas diseminadas por otras ciudades del mundo Miln, Las Palmas, Barcelona, Santiago de Chile, Buenos Aires- que han ayudado a generar las diversas cuestiones que se plantean en este dilogo. D.T/E.C.: Han pasado ms de cuatro aos de la primera vez que tuve la ocasin de entrevistarle 1 . Es grato para m volver a tener la oportunidad de hacerlo y poder as conversar sobre aquellos temas ms interesantes que conciernen al movimiento postracionalista. Recuerdo de aquel primer dilogo con usted que finaliz hablando del futuro y de sus proyectos. Dgame, qu ha sido desde entonces? G.A.: Han sucedido muchas cosas. He publicado un libro ms y otro est en prensa y hemos llevado a cabo tres investigaciones cientficas utilizando la resonancia magntica funcional, fruto de la colaboracin con el grupo de Alessandro Bertolino de la Universidad de Bari. Contamos tambin con otras colaboraciones en la
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Universidad de Parma con el grupo de Vittorio Gallese y en Ginebra con Vuilleumier. Pero sin duda, uno de los acontecimientos ms importantes durante este periodo es el giro y la transformacin del modelo de psicoterapia. Esta significativa evolucin queda sealada en el grupo de ensayos de mi libro Sulle tracce di s 2 (Tras las huellas del s mismo), aunque he visto necesario a su vez escribir un nuevo libro para clarificar an ms lo disertado en aquella obra. D.T/E.C.: Entre tales acontecimientos me gustara comenzar haciendo alusin a este segundo libro, Tras las huellas del s mismo. En su introduccin, donde se encarga de aclarar tal sugerente ttulo, Expone un breve y condensado manifiesto al servicio del postracionalismo sobre un nuevo modo de comprender a la persona? G.A.: Seguramente. Como usted bien dice es un manifiesto que he articulado en el libro solamente como huellas, aunque mi nuevo libro Selfhood, Identity and Personality Styles 3 estar en la reflexin sobre esas huellas. El manifiesto es sobre todo la definicin ms clara de la historia de la que soy heredero, en el sentido de que el Instituto que dirijo tiene una historia que comienza con Vittorio Guidano, en una direccin y un desarrollo del pensamiento psicolgico vinculado al mbito del cognitivismo internacional. La obra Tras las huellas del s mismo y, desde luego, su introduccin suponen un manifiesto porque plantea un cambio sustancial y discontinuo con relacin a la historia del post-racionalismo. As, se hace ostensible la diferencia fundamental que me separa de mi antecesor, donde, fruto de la reflexin filosfica y sobre todo de mis estudios sobre la fenomenologa hermenutica, abordo el problema del s mismo conceptualmente de manera distinta. Pero al mismo tiempo se mantiene una continuidad en la historia. Es decir, es innegable que todo lo que hizo Vittorio es parte de un pasado que pertenece a la fundacin de un pensamiento psicolgico y de reflexin psicoteraputica que yo me he encargado de seguir desarrollando. D.T/E.C.: Habla de una herencia pero tambin de una transformacin, Podramos decir que sta es la diferencia fundamental, su raz y formacin fenomenolgica con respecto al cognitivismo de Guidano?
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G.A.: Eso es parte de la historia personal e intelectual entre Vittorio y yo, historia que por otra parte puede ser testimoniada por las personas que estuvieron en el training llevado a cabo en Roma en el ao 1983. Coincidiendo con mi penltimo ao de medicina y con las prcticas de Psiquiatra que se deban hacer antes de llevar a cabo la especializacin, se hablaba en aquella clnica de mbito universitario de un hombre que, habiendo trabajado all, haba mostrado una perspectiva diferente sobre la enfermedad mental. Si se tiene en cuenta que la escuela universitaria se mova dentro de los parmetros clsicos de la Psiquiatra, por ese entonces el pensamiento constructivista disertado por aquel hombre que era Vittorio supona toda una novedad. Este hecho junto al desarrollo de mi propio itinerario intelectual suscit el inters por inscribirme en uno de sus cursos. As, estudiando yo por esa poca la filosofa kantiana discuta con Vittorio esta visin que l asuma, sustentada por sus estudios primero de Popper, luego de Hayek y finalmente sobre la epistemologa evolutiva. Pero al mismo tiempo que yo miraba la tradicin epistemolgica desde la perspectiva kantiana, que era una de las races filosficas de Vittorio en la tradicin de la filosofa de la ciencia y de la epistemologa, reflexionaba sobre una visin diferente procedente de otra historia; aquella que perteneca a mi historia personal antes de encontrarme con Vittorio. Fuera del mbito de discurso del profesor que posteriormente fue mi amigo, me hallaba ya imbuido en la tradicin fenomenolgica, fundamentalmente en la hermenutica. D.T/E.C.: Una curiosidad, Por qu la fenomenologa hermenutica en aquella poca? G.A.: Viene de muy lejos, desde mis aos en el Liceo. Cuando tena 15 aos me encontr a un hombre excepcional que cambi mi vida e influy decisivamente en la direccin que tomara a partir de esa edad en mis estudios de Filosofa. Me refiero a un profesor que mostrndome su camino suscit en mi curiosidad intelectual de manera profunda. Lo suficiente como para tocarme profundamente el alma con su intensidad de pensamiento y su intensidad para preguntarse. l se mova en la tradicin fenomenolgica. D.T/E.C.: Otra curiosidad, A qu profesor se refiere?
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G.A.: Al profesor de filosofa que cito en el tercer ensayo de Tras las huellas del s mismo, el profesor Pellechia que fue luego docente de la Pontificia Universit Lateranense de Roma. D.T/E.C.: Dr. Arciero, retomando la figura de Vittorio y toda la herencia que dej me gustara abordar ciertos aspectos, cuanto menos los ms controvertidos o confusos y que se podran prestar a diferentes interpretaciones. Producto del dilogo con otros colegas formados en el modelo surge esta pregunta: El s mismo como sujeto, aquel yo que actuaba y experimentaba no equivale al s mismo de las huellas que la narracin haca posible reconfigurarlas? La experiencia inmediata del S mismo en proceso4 o en Procesos cognitivos y Desrdenes emocionales 5 no tena ya un significado en s que en todo caso la reflexin se encargaba de desvelar? G.A.: Dicen que es lo mismo porque no se llega a comprender bien las bases filosficas y epistemolgicas que subyacen a estos escritos. Vittorio lo escribe de manera muy clara y para comprenderlo se debe conocer, entre otros, a Kant, a Husserl y la integracin de la visin husserliana en la teora de los sistemas autoorganizados. Adems de comprenderse bien la visin del s mismo de William James. Lo que yo articulo a partir de Tras Huellas del S Mismo hasta Selfhood, Identity and Personality Styles es la posicin terica y la discontinuidad ms fundamental, que tiene una raz filosfica y ontolgica que nos diferencia. Dir de nuevo: la manera de concebir el s mismo es a partir de Kant, que tiene a su vez una historia previa con relacin a Descartes hasta su fundacin en la filosofa del Timeo de Platn. Pero para una mejor clarificacin remito a las referencias filosficas detalladas en Selfhood, Identity and Personality Styles. El hecho importante es la diferencia en la concepcin del s mismo. Las tradiciones platnica, cartesiana y kantiana analizan el s mismo utilizando parmetros que emergen, se producen y se derivan de la ontologa de la cosa. Como resultado el s mismo es considerado como una cosa y como tal se le aplica las categoras ontolgicas que se le aplican a las cosas. Esta diferencia es fundamental, porque solamente si se aplica al s mismo las medidas utilizadas para las cosas se puede decir que el s mismo es un sistema, que es un objeto.
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Sabemos bien, entonces, desde Kant y desde el desarrollo de la teora de los sistemas, que esa manera de concebir a la persona pasa por una manera de conceptualizar el cerebro. No es casualidad que McCulloch, uno de los padres fundadores de las ciencias cognitivas tenga una visin del funcionamiento del SNC como una mquina lgica. Esta visin era la traduccin matemtica, operacional y tecnolgica construida -subrayando esta palabra- a partir de un modelo de funcionamiento de la mente basado en el juicio sinttico a priori. Luego, sta va a ser la lnea de pensamiento a travs de la cual la influencia kantiana va a entrar de lleno en el cognitivismo y, desde esta perspectiva, va a ser pensado el s mismo. Este tratamiento ntico del s mismo derivado de la teora de los sistemas cerrados ser comn tambin en la visin delineada por James que, junto a la teora del apego formaban parte central del cuerpo terico del modelo de Vittorio. Tal confluencia de teoras serva para explicar cmo el significado se estructuraba, al mismo tiempo que el s mismo era concebido de una manera determinada. Es as como en el nombre de la persona misma se hablaba de Organizacin de Significado Personal: la manera de dar sentido a la experiencia era la organizacin misma. Retomemos de nuevo a Kant cuando se preguntaba, Cmo se organiza la multiplicidad del s mismo? Pues a travs del yo pienso, cuyo acto reflexivo supondr la conexin misma de toda la multiplicidad del s mismo. Exactamente como Vittorio deca, el nico modo de sostener la experiencia y as generar significado era reflexionar sobre ella, que sin tal acto permaneca muda. Pero ms all de intentar articular la perspectiva de Vittorio kantianamente, lo importante es decir que esta manera de organizar el significado implicaba una indistincin entre el s mimo y la identidad. Este ligero intercambio de conceptos se haca irremediable y evidente para Vittorio cuando afirmaba que la experiencia tena un sentido a travs de la explicacin dada sobre ella. Un apunte ms. La visin del s mismo esgrimida por el filsofo y psiclogo americano William James tena como consecuencia, entre otros problemas, que el sentido del mundo era reducido a una modalidad de percibir-me. Es decir, siento miedo como consecuencia de un cambio corpreo; como l mismo deca: Qu tipo de emocin sera el miedo si el sentimiento estuviese presente sin los latidos rpidos del corazn ni la respiracin superficial, ni el temblor de los labios ni la debilidad de las piernas, ni la carne de
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gallina, ni los movimientos de las vsceras; es bastante imposible pensarlo 6 . Por lo que toda manera de situarme y sentirme existe en el momento en que percibo el latido de mi corazn. As, la manera de sentirme situado es reducida a la economa interna del organismo, desapareciendo el mundo con aquel acto. Esta modalidad de James de percibir el mundo reducido al sentido interoceptivo del cuerpo posteriormente ser criticada, entre otros, por un pensador llamado Paul Griffiths, que estudia la filosofa tanto de la biologa como de la psicologa de las emociones. D.T/E.C.: Tiene algo que ver esto que comenta con la centralidad histrica dentro del movimiento post-racionalista que pareciera habrsele dado a la organizacin de significado personal depresivo con respecto a las dems? G.A.: Cierto, es claro por qu?. La organizacin depresiva y la modalidad de percibirse para nosotros inward- corresponden exactamente a la modalidad centrada en el espacio interoceptivo de la que hablaba James. D.T/E.C.: Con relacin a este tratamiento del s mismo como una cosa, hay alguna relacin entre el vrtigo de que los psicoterapeutas post-racionalistas nos mirramos como O.S.P. -cuya historia personal era subsumida entre la circularidad experiencia-explicacin y los temas ideo-afectivos- y que usted proclame en su libro que hay que atender a la experiencia en primera persona para su respeto pero tambin para una llamada a la responsabilidad de cada uno de nosotros 7 ? G.A.: Seguramente, pero hay diferentes aspectos en su pregunta. El primero, dir con Mounier que cuanto ms tpico menos personal. En segundo lugar, el hecho de adquirir significado desde una organizacin y desde una estructura terica pre- ordenada suele dar mucha seguridad a las personas; como la evidencia de quien tiene una gua diaria a travs del horscopo y que abordo en mi libro sobre las Huellas 8 . Pero aunque me oriente todos los das leyndome desde el estilo que me gobierna o el horscopo que delinea y vaticina mi destino no es bice por ello eludir nuestra propia responsabilidad y tener que asumirnos. Tan legtimo es que las personas hagamos eso como lo es asumir nuestras elecciones sin el amparo justificativo de un sistema de referencia.
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Por ltimo, pienso sin embargo que este acto de hablar de m refirindome a la organizacin es una manera ms de no confrontarme con mi propia historia y con el hecho innegable de que la experiencia es ma. Recupero aqu un concepto fundamental y central del pensamiento de Heidegger del siglo pasado, la Jemeingkeit, sealando con ello la propiedad y la pertenencia de la experiencia a m mismo. O aunque expresada de manera poco ortodoxa, este trmino seala la cualidad de la experiencia o del hecho de experienciar, donde tener una experiencia para m es ya significar. El cambio fundamental protagonizado por nosotros tiene que ver con este tema. El significado emerge por el hecho mismo de que ests viviendo y que ests en una situacin y no como el resultado de un acto reflexivo. O sea, propio de la manera de vivir los humanos es la creacin de significado a travs de la experiencia misma; luego sobre este hecho fundamental se puede construir en todo caso la cognicin, la reflexin, la narracin como el modo de reconocer su propia experiencia y de identificarse. Y es aqu donde emerge y entra el lenguaje, como posibilidad de com- participacin de la experiencia que uno hace en una comunidad de personas que tambin tienen experiencias. D.T/E.C. Quisiera entender desde un punto de vista histrico cmo llega a un cambio de paradigma. Sito como un primer antecedente documental dos artculos suyos de 1989 9 . Siguiendo la analtica heideggeriana, usted lleva a una reflexin ontolgica las enseanzas ticas aristotlicas para luego apelar a una nueva cognicin que emerge como un momento de mediacin entre la pre-comprensin y una situacin concreta; De dnde vena usted? G.A. En ambos artculos se reflexionaba sobre la praxis aristotlica, uno desde la perspectiva de Gadamer y el otro desde la de Heidegger, tratando de conjugar el constructivismo -sobre todo el de los sistemas auto-organizados con la hermenutica fenomenolgica. Pero lo que no sospechaba por aquellos aos es que quince aos despus llegara a la conclusin de que tal empresa iba a ser imposible. En la raz de tal insostenible propsito se encontraban las ontologas diferentes en que se movan las dos perspectivas. El hecho de que el fundamento ontolgico biolgico de la escuela de Varela y Maturana conceptualizara al s mismo como ens
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creatum, como una cosa, se alejaba verdaderamente de comprender bien qu significa ser s mismo, la ipseidad. Tal comprensin, aquella capaz de captar el sentido de la experiencia fctica del hombre que hace y que sufre necesitaba de una perspectiva diferente que se planteara como tema central el problema de la primera persona. Esta confusin, en la cual Vittorio tambin se vio siempre inmerso a lo largo de todo su discurso, fue definitivamente aclarada con mi segundo libro. D.T/E.C. Hubo algo en concreto que le ayud a dilucidar la imposibilidad de tal conjugacin? G.A. La experiencia concreta con los seres humanos a travs de la terapia. Nuestro trabajo no deja de ser un pequeo laboratorio en el cual investigamos la experiencia ajena, como tambin invita siempre a indagar sobre la experiencia de uno mismo. Y en esta atencin sobre la experiencia de los dems y de la propia para su intervencin, una incomodidad creciente y sentida en la utilizacin del modelo anterior de psicoterapia fue advirtindome de que algo no marchaba bien. Pero la gestacin de esta idea estaba circunscrita en un contexto cultural que ayud a florecerla. A diferencia de aquel ao 89 donde recuerdo haber expuesto un artculo en la Reunin anual de la Academia Americana de la Ciencia (AAAC) en un lenguaje fenomenolgico fuera del contexto cientfico de aquella poca, a finales de la dcada de los noventa la comunidad cientfica s estaba dispuesta a acoger los planteamientos fenomenolgicos sobre la concepcin del s mismo. El hecho de que diferentes disciplinas pusieran sobre el escenario el tema de la primera persona - incluso paradjicamente desde las Neurociencias- contribuy indudablemente a que se abordara tambin desde la perspectiva psicoteraputica. A pesar no obstante, de no afrontar directamente la cuestin de la primera, sino desde la segunda persona. En resumen, ambas evoluciones, por un lado la personal y profesional en el mbito de la Psicoterapia, y por otro la cultural -siendo un punto de referencia fundamental los estudios heideggerianos de los primeros aos- han sido decisivas para llegar a la conclusin sobre la incompatibilidad de las dos perspectivas. D.T./E.C. Tambin, desde las erudiciones de la antigua filosofa prctica 10 , seala la importancia que debiera tener para la psicologa que se planteara el problema del
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significado 11 . A la pregunta de por qu Mary coge la taza 12 , se poda extraer ya una primera respuesta a travs de las anotaciones de aquellos artculos? G.A.: S, seguramente ya se sealaba. Pero en aquellos aos sin duda ya hay anotaciones evidentes de aquella pregunta gracias tambin a los frecuentes encuentros intelectuales con Guidano. Corran los aos 88 y 89, y recuerdo en aquellos paseos por las calles de Nueva York a un Vittorio que vena de ser conductista y prestaba una especial atencin a la epistemologa evolutiva, tema que estaba sujeto a posibles confrontaciones porque para m haba sido siempre Sabe?, Yo soy mdico, pero un mdico del alma que, a pesar de no dejar de prestar atencin a la historia natural, tambin andaba por aquellos aos en un momento de cambio importante. Junto a las reflexiones de Vittorio sobre la historia natural y la accin, me hallaba fascinado en aquella poca por los temas de la intersubjetividad y la historicidad disertados en Verdad y Mtodo. Esta obra de Gadamer supuso una especie de continuacin de los cinco aos de estudio previos sobre Heidegger y el problema del s mismo. Adems, junto al conocimiento del filsofo de la conciencia histrica y urbanizador del pensamiento heideggeriano, en mi estancia en Berkeley tuve la oportunidad de compartir con los filsofos que asistan a los seminarios de Dreyfus sobre Ser y Tiempo. Tales circunstancias -las reflexiones junto a Vittorio, mi formacin filosfica y la estancia en California- fueron razones de peso para un periodo de cambio. Tambin reflejado en las ideas plasmadas en aquellos artculos, donde se podra decir que se anuncian temas fundamentales que se dirigan a comprender la accin del otro. Pero en realidad fueron artculos que significaron un primer intento de situarme con una vasta literatura donde a pesar de proporcionarme una primera direccin sobre determinados temas, unos han evolucionado y otros han cambiado. D.T/E.C. Siguiendo las consecuencias epistemolgicas que se derivan del crculo hermenutico entre comprensin e interpretacin, cinco aos ms tarde comparte con el filsofo la funcin mediadora de la conversacin 13 . Qu le lleva a introducir el concepto de identidad narrativa nocin desarrollada por Ricoeur 14 - teniendo en cuenta que en El s mismo en proceso tal referencia intelectual no consta?
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G.A.: Como hice referencia antes, llego hasta ah porque aunque compartiera una misma direccin con Vittorio, no significaba que ambos tuviramos el mismo punto de vista y que yo no tuviera tambin otra direccin. Me encontr con l, pero tambin a otros personajes que cimentaron mi curiosidad intelectual sobre determinados temas. Estando en Santa Brbara con Mike Mahoney, conoc a un hombre con una inteligencia muy singular, Oscar Gonalves. Adems de nacer ah una afectuosa amistad de dos europeos que se encuentran en EEUU, l se hallaba centrado sobre la narrativa, que era el tema por antonomasia ligado a la hermenutica. Pero la posicin terica que l defenda era prxima a la que posteriormente formara parte del narrativismo o sea, una primaca de la narracin- y fue precisamente esto lo que me estimul a explorar y profundizar en la narrativa. Es ah cmo habiendo conocido a Ricoeur desde la hermenutica gadameriana, mi inters en profundizar en la narrativa producto de aquel encuentro me lleva a estudiar al autor francs desde sus propios escritos. Entre su amplio legado intelectual, hallo publicaciones sobre la narracin, eso s desde un punto de vista absolutamente filosfico, veinte aos antes de que aquel tema emergiera en la psicologa. Y lo que para m fue ms relevante, con l descubro desde la tradicin fenomenolgica hermenutica una modalidad de fundar la teora narrativa de una manera diferente de la psicologa narrativista. Ms tarde, cuando Vittorio se hace eco de la narrativa para la Psicologa con el florecimiento que tiene lugar en Europa a travs de la figura de Jeromme Bruner, continuaba yo sobre los pasos del filsofo galo retomando nociones tales como identidad narrativa. En el intercambio intelectual entre dos amigos, Vittorio supo aprehender y comenzar a hablar en sus clases sobre un tema en el que yo desde haca algn tiempo me hallaba sumergido: la narracin como reconfiguracin de la historia del s mismo. D.T/E.C.: Pero este tema de la narracin inicialmente desde nuestro modelo se abordaba desde un punto de vista del hombre de la modernidad, es decir, explicando la permanencia desde la polaridad de la mismidad G.A.: Para Vittorio. Significaba que la historia se traduca en una explicacin y utilizaba la visin narrativa para explicar la experiencia inmediata.
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D.T/E.C.: Siguiendo con las actividades compartidas, una de las ltimas entre Vittorio y usted fue escribir el artculo Experiencia, Explicacin y Bsqueda de Coherencia 15 . Teniendo en cuenta que todo escrito elaborado por ms de un autor puede estar sujeto al interrogante sobre la autora de las ideas fijadas y que ambos procedan de dos orientaciones tericas diversas al publicarlo, quin contribuye a qu en este artculo? G.A.: El artculo formaba parte de un libro de Neimeyer a travs del cual quera mostrar diferentes temticas cognitivas. l perteneca a la corriente construccionista haciendo interesantes aportaciones en esa lnea, y escribi a Vittorio para plantearle la redaccin de un artculo conmigo. En relacin a diferentes temas que l nos propona, intentamos el proyecto organizando y tratando de buscar un punto en comn. Finalmente, el artculo lo escribo yo pero hay aspectos que son negociados. Si por un lado se reflejan temas concernientes a la psicologa cognitiva, por otro se introducen en el seno de ella nuevos conceptos a travs de un lenguaje contundente pero suficientemente mediador como para poder dialogar con aquella disciplina. D.T/E.C.: Entre el cognitivismo y la hermenutica, entre el encuentro y la separacin, Hacia dnde cree que se hubiera decantado la balanza despus de aquel ltimo artculo? Significara un punto de unin intelectual entre Vittorio y usted, o el inicio de un futuro desencuentro? G.A.: Yo creo que lo primero. Mi amistad con Vittorio no era una servidumbre y era fuerte, porque era parte de la vida de cada uno de nosotros. Para m es la nica respuesta posible y hubiera sido de esta manera, y me gusta pensarla as. D.T/E.C.: Posteriormente se publica su primer libro Estudios y dilogos sobre la identidad personal 16 . Con sus aportaciones de la escuela fenomenolgica- hermenutica aborda el problema de la identidad personal a travs de la identidad narrativa, Qu significado le da en la actualidad a esta obra, teniendo en cuenta que era la ampliacin de las ideas principales esbozadas en su anterior artculo 17 , y que luego se va a exponer una nueva propuesta a la hora de comprender la identidad personal?
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G.A.: Antes de la muerte de Vittorio, llevaba escrito de ese libro hasta el captulo sobre el Desarrollo; despus de ese episodio su elaboracin se aceler muchsimo. Y hubiera seguido los dilogos con l En ese entonces mientras escriba el libro, le las lecciones impartidas en su ltimo ao que se me hizo llegar Nicoletta Gentili. Vittorio y yo nos veamos dos o tres veces por semana y hablbamos por telfono casi todos los das. Era una relacin muy fuerte, y cuando l muere yo siento todo sobre mis espaldas, porque ese dilogo con l ya no iba a existir ms. Ante la desaparicin de l y su voz, tengo que continuar los cursos que haba dejado. Entre mis escritos y sus lecciones en mano, yo contino hablando con aquel hombre durante dos aos despus de su muerte. Era parte integrante de mi familiaridad! D.T./E.C.: Nosotros fuimos testigos tambin de aquella experiencia suya G.A.: Cierto. Y el libro Estudios y dilogos fue el final de ese dilogo. D.T/E.C.: Finalmente en sus cursos18, y antes de la aparicin de su ltimo libro, ya anunciaba abordar el problema de la identidad a travs del s mismo ante- predicativo, el ser-en-el-mundo heideggeriano, cmo llega hasta ah? G.A.: El aspecto fundamental de este pasaje -entre el final de los Dilogos y el de la Huellas- sera el tema del cuerpo en relacin a cmo uno vive la experiencia, convirtindose para m en tema continuo de reflexin. Desde esta perspectiva y la corporeidad encuentro e integro a autores como Ricoeur, Merlau Ponty y Heidegger con el problema de la ipseidad. Sin embargo, parte de las primeras reflexiones sobre el tema del cuerpo se las debo a Mike Mahoney cuando trabajaba con l en California. Mike era psiclogo del equipo olmpico de halterofilia y campen del mundo de levantamiento de peso en la categora de su edad; de hecho, antes de morir obtuvo un segundo puesto. En aquella etapa americana le llegu a escuchar conferencias bellsimas sobre psicologa del deporte que, con una intuicin absoluta, abordaba el problema del centro del cuerpo como una manera de estar situado. Junto a las contribuciones inestimables de aquel amigo, mi inters por el tema de la corporeidad me lleva a estudiar a Merleau Ponty, para luego continuar las reflexiones sobre el cuerpo y las emociones con Heidegger y Ricoeur. De hecho recuerdo haber escrito por esa poca el captulo de un libro donde
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buscaba semejanzas o diferencias entre el modelo de los sistemas cerrados y Merleau-Ponty. Argumentando que estaba escrito con un lenguaje demasiado biologicista y tcnico, me lo rechazaron. 19
D.T/E.C. Pero sus libros suelen estar sustentados por las voces de grandes pensadores, los pone en juego y logra sacar una Idea: sobre el modo personal de emocionarnos, sobre el inconsciente Sobre el cambio de una orientacin cognitiva a una fenomenolgicahermenutica para la psicoterapia, Qu referencias documentales y autores ha conjugado para tal aportacin? G.A. Es una pregunta muy difcil, pero si tengo que referirme a determinadas referencias bibliogrficas dir que Ser y Tiempo, Verdad y Mtodo, y S mismo como otro. D.T/E.C. Tomando tambin distancia crtica con el concepto de sistemas autoorganizados 20 , usted niega que tal nocin establezca alguna diferencia para comprender el comportamiento entre una ameba y Einstein 21 o entre un corte de digestin y un pensamiento potico 22 . Por qu en la bsqueda de resolver el problema de la identidad a travs de la continuidad del sistema afirma que se pierde tener en cuenta el quin tiene la experiencia? G.A.: Porque si se va a observar al s mismo como una cosa, el problema va a ser el mantenimiento de su organizacin en el tiempo. Entonces, cada alteracin o perturbacin de la organizacin debe ser reabsorbida por el propio sistema para mantener su continuidad, sentido final de cada significado. Por eso afirmo que en la aplicacin de las mismas categoras de la cosa a la persona se obvia que sta se caracteriza fundamentalmente por los modos de ser, diluyndose la posibilidad de comprender quin es la persona. Que la persona tenga una propia manera de ser es lo que caracteriza a la ontologa de la persona. Cada uno de nosotros es en cada momento s mismo, es exactamente esa la manera de ser, el quin de la persona. A esto nos referimos con ipseidad. Y esta manera de ser que inextricablemente lleva adelante un mundo para quien pretende ocuparse de la epereincia humana- no puede ser reducible al funcionamiento interno de un sistema.
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D.T/E.C.: Sin embargo, aunque en sus primeros trabajos 23 hereda el trmino de organizacin de significado personal 24 , por qu en su primer libro estilo de personalidad seguido de tendente a? G.A.: Porque de esa manera quera tambin reafirmar el primado de la Psicologa. A travs del uso de una palabra perteneciente a esta disciplina, como era el trmino personalidad y no el de organizacin, nos alinebamos con la psicologa, la psiquiatra, la teora de la personalidad y la teora de los sistemas. Por ejemplo, a travs de esta nueva nomenclatura para el modelo, en el libro Selfhood, Identity and Personality Styles discuto -desde el punto de vista de los sistemas complejos- con la teora de la personalidad de Cloninger que est a la base del DSM-IV. De esta manera haca efectivo mi inters de abrir un dilogo con la Psiquiatra. Por otro lado, esta manera ms psicolgica y menos biolgica de referirme a determinados conceptos sustituyendo en este caso organizacin por estilo era un intento de evitar cualquier visin de carcter determinista. Ms all de pensar en una O.S.P. determinada desde el apego, apost por la salida de tal clausura del sistema partiendo desde el ser que somos y sus posibilidades de transformacin. D.T/E.C.: Pero, por qu la utilizacin del modelo de personalidad de Cloninger y no otros? G.A.: Porque es un modelo que conozco bien, incluso desde el contexto cultural que emerge. Cloninger indaga desde una perspectiva de los sistemas complejos cmo construir la personalidad de acuerdo con la biologa, la gentica, la organizacin del S.N.C. y de los neurotransmisores. Esta visin procede de la misma tradicin de Warren McCulloch del 43, vinculada a la perspectiva del conexionismo y los sistemas abiertos, teniendo tambin este modelo representacin en la psicologa del desarrollo con Marc Lewis. Utilizar este preciso y elegante modelo de Cloninger, construido desde mi punto de vista con una inteligencia exquisita, me permita dialogar y discutir con los psiquiatras que asumen esta visin. Es decir, sobre cmo ellos conciben la personalidad y, por consiguiente, qu perspectiva tienen de la persona.
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D.T/E.C.: En aquel libro, en continuidad con documentos precedentes, el estilo de personalidad era la continuidad con la organizacin de apego 25 , estructurada sta a travs de uno o dos vnculos 26 . Sin embargo, en su ltimo libro aclara 27 , y luego reitera entre parntesis 28 , la importancia de pluralidad de los vnculos en las configuraciones emocionales de la personalidad. En su bsqueda por comprender la manera singular que cada uno tiene de emocionarse, Se hace imprescindible para tal empresa atender a aquellas figuras significativas en la historia de una persona, desde la niera hasta un tutor afectivo 29 ? G.A.: Si se piensa que son figuras que pueden permanecer en la vida del nio hasta ms de ocho horas diarias, cmo no va a ser fundamental tenerlas en cuenta. Sera ver al nio no slo con relacin a los padres, sino tambin con relacin a la niera, a los amigos del colegio, a los abuelos, etc. como figuras significativas capaces de funcionar como reguladores e influyentes en el dominio emotivo del nio. Esta ampliacin del mundo y de la alteridad del nio proporciona una visin ms integrada de su desarrollo emocional. He aqu, por ejemplo, que todo el tema de la educacin se hace imprescindible, porque desde el vnculo del alumno con el profesor o con un tutor afectivo pueden ayudarlo a dar forma a su estructuracin emocional. Todos los contextos y los vnculos afectivos con los que se desenvuelve el nio suponen potencialmente ambientes para el equilibrio y la armonizacin de su repertorio emocional y para el descubrimiento de s mismo. D.T/E.C. Inicialmente se describan fundamentalmente cuatro O.S.P. bsicas, advirtiendo que pudieran no llegar a la decena 30 . Luego tal ampliacin se hizo efectiva a travs de las combinaciones posibles de las O.S.P., en correspondencia con la significatividad de una o dos figuras de apego 31 . Si los estilos de personalidad son la derivacin ntica de la dialctica entre el flujo unitario de S mismo y la Alteridad, como se ha disertado estos ltimos cuatro aos, A qu se debe para que se cuantifiquen en un nmero de cinco categoras 32 ? G.A. Si el tema principal es el fenmeno que tenemos que comprender vamos a hablar de categoras como ideales-tipo, nocin que retomo de Max Weber. Este trmino hace referencia a todos los posibles casos que puedan comprenderse bajo una categora, aunque por sta se entienda un tipo ideal que no existe como
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realidad. Desde un punto de vista de los estilos de personalidad tenemos entonces que construir los suficientes estilos -ideales tipos sobre la normalidad- como para poder englobar y comprender la fenomenologa psicopatolgica. Es decir, si la primaca debe ser puesta sobre la fenomenologa psicopatolgica que el paciente presente, tal experiencia debe correlacionar con uno de los ideales tipos construidos. Por ejemplo, el estilo que tiende al trastorno alimentario puede explicar -desde el perfil psicopatolgico- la anorexia, la bulimia, el binge eating (trastorno por atracn), la dismorfofobia (trastorno dismrfico corporal), el uso de esteroides, etc. Es como de esta manera se hace viable crear una continuidad entre una posible psicopatologa neurtica con una posible psicologa de la personalidad. Si se recuerda, las categoras construidas por Vittorio estaban en relacin a las figuras de apego que haban determinado una modalidad de estructurar la O.S.P. Sin embargo, nosotros vamos a referirnos a estilo de personalidad no justificndolo a travs de la teora del apego, sino a cmo la persona se sita emotivamente en el mundo. Con relacin a esta inclinacin emocional en la historia de una persona vamos a releer toda la psicopatologa, relacionndola a su vez con las categoras psiquitricas del DSM-IV. En base a cmo las personas nos situamos emotivamente en el mundo y a la fenomenologa neurtica recogida hasta el momento por ahora podemos cuantificar cinco estilos de personalidad. Esta perentoria afirmacin, lejos de corresponder a un movimiento anticientfico, trata de ceirse a la seriedad que supone respetar la experiencia misma del paciente, en una relacin continua entre la prctica psicoteraputica y la teora que la sustenta. En base a tal riguroso gesto, dos razones fundamentales obligan a no fijar definitivamente el nmero de estilos de personalidad. En primer lugar, tales ideales tipos no son exhaustivos del continuo inward-outward, sino son solamente puntos entre ambas polaridades. Lo cual significa, en segundo lugar, que pudiera ser necesario disear un nuevo ideal tipo para poder aprehender otras patologas, que depender de los nuevos fenmenos psicopatolgicos que en un futuro pudieran aparecer. D.T/E.C. De los estilos de personalidad usted tambin comenta que son lo impersonal de lo personal 33 o que son slo herramientas para la terapia 34 , Qu quiere usted decir con tales afirmaciones?
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G.A. Quiero decir que en el momento mismo en el cual se va a percibir a una persona desde los patterns, se va a perder el quin de esa persona. De este modo, desde un mismo pattern, por ejemplo desde un estilo fbico, se puede hablar de la misma manera de Luigi, de Giovanni y de Giuseppe sin tener en cuenta para ello la singularidad de las historias de cada uno de ellos. Por eso afirmo que cuanto ms impersonal es la comprensin del paciente ms se pierde el paciente como persona. D.T/E.C. Cuando propone las polaridades inward-outward como modos de constitucin emocional del S Mismo, usted vuelve a servirse de la hermenutica ontolgica para recuperar nociones fenomenolgicas tales como intencionalidad, alteridad, significatividad y situacionalidad emotiva. Pero, tiene algo que aportar la psicologa constructivista a la corriente fenomenolgica-hermenutica y a la filosofa en general? G.A. Es una pregunta importante. Por un lado, la psicologa es una ciencia cuyo objeto central de estudio es la psique del hombre y cmo sta se articula; o lo que es lo mismo, cmo el s mismo toma forma en cada una de las personas. Y si nos disponemos a abordar esta tarea, sobre quin es el ser del s mismo, no nos queda otra opcin sino referirnos a la historia real de la persona, la de carne y hueso. Es por esta razn que defiendo, desde una perspectiva post-racionalista, una psicologa personolgica: una psicologa del s mismo que atienda al mundo de sentido que cada persona tiene en su devenir histrico, donde la psique no puede ser separada de su constitucin corprea. En mi opinin esta temtica, es decir el estudio de la persona -no como concepto abstracto sino en su singularidad, en su ser encarnado y en su historicidad- debiera ser la meta que toda psicologa tiene que plantearse. Tambin para aquella psicologa de la percepcin, de la emocin, de la cognicin, donde tales nociones no debieran estudiarse como hechos abstractos, sino en la facticidad que supondra indagarlos en cada persona de carne y hueso. Por ejemplo, hablar de la emocin como esencia supondra primero partir de anlisis individuales sobre la manera en que cada persona singular se emociona, desarrollando a partir de ah un dominio de estudio de la psicologa de la emocin como ideal tipo.
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Por otro lado, el problema fundamental de la filosofa es construir y sostener conceptos generales, y para ello no puede detenerse en lo particular. Lo singular tiene que ser comprendido como fundamentacin de lo general. Claro que los filsofos hablan de la historia de la persona como nica, pero la abordan plantendose a la persona como esencia o desde un punto de vista tico. Pero, se plantean realmente la unicidad de Pablo, de Juan, de la de usted, de la l, de la ma? Por ser una demanda que todo psiclogo en su trabajo tiene que plantearse, el filsofo pudiera hacerse eco tambin de ella. Son muchas las ocasiones que la filosofa habla del hombre sin el hombre. Y es aqu donde pienso que una psicologa que tenga como centro a la persona en su singularidad pudiera tener un efecto favorable para la filosofa, de humanizarse algo ms. Se diserta filosficamente de la persona sobre su esencia, sobre su respeto, sobre su unicidad, etc., pero esa persona se encuentra a distancia de la vida de cada uno de nosotros. En su aportacin, la psicologa podra contribuir a que la filosofa reduzca tal separacin, concretizndose e impactando en la persona con nombre y apellido. Pero tal contribucin se puede hacer extensivo tambin para aquellas ciencias de la tercera persona, como las neurociencias y la biologa. Con la apertura de tales disciplinas hacia una ciencia psicolgica de la primera persona surgira un nuevo dilogo e inditas preguntas. D.T/E.C.: Pero esa psicologa de la emocin, de la percepcin, de la cognicin, que usted antes propona, en qu se diferencia de la psicologa fenomenolgica? G.A.: La psicologa fenomenolgica aferra la esencia a travs de un proceso reflexivo sobre ella. Aquel acto eidtico husserliano por el cual a travs de un proceso reflexivo sobre la experiencia como esencia se intenta captar lo comn de todas las personas en distintos actos, como por ejemplo cuando se emocionan. Dado que dicho acto reflexivo conlleva la merma de la propia experiencia vivida, nosotros intentamos evitar dicha prdida a travs de un proceso diferente. ste consiste en poner como centro de investigacin la experiencia real de cada persona. A travs de ir a la propia experiencia -en su situacionalidad, en su ser-ah- se
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configura la esencia como ideales tipos que, pareciendo corresponderse con lo eidtico, aquellos tienen una base ms emprica. Esta diferencia no slo sucede con la psicologa fenomenolgica sino tambin con la manera en que se llevan a cabo los anlisis factoriales. En este proceso la experiencia vivida va a ser reducida a una estructura matemtica, dando contenido numrico a los conceptos a priori planteados por el investigador. Esta manera de analizar al ser humano plegndolo a la luz del concepto va a dinamitar la posibilidad de estudiarlo en su experiencia real. Este hecho sucede, por ejemplo, cuando vamos a investigar la autoestima como si fuera una sustancia en s misma y mesurable a travs de una cinta mtrica. Como si fuera un a priori, se define el concepto como la evaluacin de uno mismo o el convencimiento del propio valor personal, y se medir en relacin a la manera en que se ha inventado y descrito, independientemente de que tal definicin tenga o no que ver con la persona. El mismo ejemplo puede servir para cualquier trastorno, donde en base a unas indicaciones que el terapeuta tiene en su cabeza le permite diagnosticarlo. Este procedimiento se aleja de construir tales nociones a partir de la experiencia vivida e ntegra del paciente. De lo contrario, significara que se intentara comprender la manera en que cada uno tiene de evaluarse a s mismo, estableciendo diferencias cualitativas entre la autoestima de ese paciente, de usted, la de l o la ma. Despus de haber contemplado la autoestima dentro del mundo y del sentido de cada cual y registrado las diferencias que nos separan, se podr referir a la autoestima como ideales tipo. De esta manera se puede desarrollar investigaciones correlacionando los ideales tipo de la autoestima con determinadas reas cerebrales, evaluando en concreto si hay un sustrato determinado que se activa en funcin de la modalidad de percibir y evaluar la experiencia. D.T/E.C. Siguiendo con el continuo inward-outward, usted se opone a todo intento de cualquier teora biolgica o ecolgica sobre las emociones que lleve a homogeneizar la experiencia emocional de quien la vive 35 . Para los terapeutas significa que hay que tener en cuenta pasiones corporales que a veces no atienden a razones 36 como dejar de torturar a los pacientes hetero-dirigidos 37 para que sientan visceralmente las emociones bsicas 38 ?
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G.A. Para la intervencin en los extremos de ambas polaridades hay que tener en cuenta primero que la manera de estar situados en el mundo y cmo este cobra sentido es anterior a toda razn. La posibilidad de comprenderse, de soportarse y de narrar la experiencia vivida para construir una identidad posible es posterior a una determinada inclinacin e intensidad emocional en nuestro encuentro inseparable con el mundo; gnesis de nuestro sentido antes de ser pensado. En la polaridad outward, antes de la razn se encuentra un ser-en-el-mundo que se siente situado a travs de la co-percepcin del otro. Esta inclinacin estructural en la cual la alteridad es constitutiva del s mismo debe tener unas consecuencias directas sobre la Psicoterapia. La primera, tal percepcin de s mismo contempornea a la focalizacin de los otros no se puede cambiar como acto teraputico. La segunda, si se piensa que constitutivamente esta polaridad est conformada por una serie de emociones no bsicas denominadas anteriormente cognitivas- que se incluyen tambin dentro del rango de las emociones biolgicas, se debe reflexionar bien si cabe ese empeo por parte del terapeuta para que sus pacientes sientan interoceptivamente determinadas emociones. En la polaridad inward, antes de razonar se encuentra un ser-en-el-mundo cuya percepcin de s mismo corresponde a una focalizacin centrada ms sobre su cuerpo. A partir de este profundo e inmediato conocimiento del espacio interoceptivo, de esta manera de sentirse en el encuentro con el mundo y con los dems emerge todo sentido. Se hace evidente entonces que esta afirmacin es diametralmente opuesta a aquellas posiciones cognitivistas que parten de la belief como la manera de dar sentido a la experiencia. Crtica que se articula bien en el libro Selfhood, Identity and Personality Styles, donde se cuestiona toda aquella psicologa que defienda el primado de la reflexin, de la explicacin o de la metarepresentacin, desde el cognitivismo clsico hasta la propia posicin de Guidano. Por ejemplo, el primado que le dan los cognitivistas clsicos a la creencia y a la anticipacin catastrfica para explicar el trastorno fbico y los ataques de pnico. De esta manera se comprende cmo el terapeuta va a intentar modificar las creencias errneas del paciente a travs de un razonamiento lgico para lograr su mejora. Pero quizs habra que preguntarse antes, por qu el paciente tiene esa creencia? Al contrario de lo disertado por la perspectiva cognitivista, las creencias que se van a desarrollar emergen de una condicin particular que se produce en la
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experiencia misma que el paciente siente. La intensidad emocional de su miedo padecido va a corresponder a la superacin de un umbral de estabilidad interoceptiva, percibido de manera inmediata como un estado de alteracin y de peligro. Luego, a partir de esta condicin el paciente anticipa que puede acontecer algo catastrfico, entrando en un crculo donde lgicamente pensamiento y emocin se alimentan de manera recproca. Si se parte del primado de la significacin en s misma de la experiencia, el paciente no tiene por qu explicarla para darle un sentido. La experiencia del paciente ya est significada, y en todo caso podemos ayudarlo a que la reconozca y la identifique dentro de unas coordenadas situacionales e histricas. D.T/E.C. Pasemos a hablar de la terapia, manteniendo como teln de fondo las ideas esgrimidas en su ltimo libro, A qu se refiere cuando en sus cursos dice que este cambio permite un procedimiento teraputico metodolgicamente rigurossimo, equiparable a la propia metodologa de las ciencias naturales 39 ? G.A. Metodolgicamente rigurossimo aqu significa hermenutico, pero pienso que no se puede hablar de mtodo cuando hablamos de hermenutica. Es decir, el sentido con que uno utiliza la palabra mtodo es caracterstico de la ciencia natural, refirindonos a sta como que tiene una metodologa y que lleva inserta un determinado procedimiento. Sin embargo, la hermenutica es una ontologa que nos revela una visin de cmo el hombre funciona: de cmo est en vida, de cmo existe, de cmo genera significadoPrecisamente en relacin a esta visin sobre cmo el hombre genera significado y cmo reconfigura su experiencia nosotros vamos a considerar al otro. Pero para poder tener acceso a esta determinada visin del mundo del otro y de su experiencia exige utilizar mtodos que aprehendan lo histrico. Por esta razn y como si estuviramos en el papel de un historiador, debemos utilizar instrumentos pertenecientes a las ciencias histricas. Por ejemplo, tal es el caso cuando se utiliza el juego de escalas para la indagacin de los contextos en los diferentes momentos significativos en la vida del paciente. A travs de la ampliacin o reduccin de la escala, con la cual ponemos en perspectiva los contextos que nos ayuden a entender la emergencia de los textos, damos la posibilidad al paciente de releer la experiencia vivida. As, en este nuevo acto
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narrativo no slo va a conectar histricamente en una totalidad diferentes experiencias que ha vivido, sino que adems reconocer e identificar tales experiencias como suyas. El paciente aprehende e identifica el tiempo con su experiencia, que revelndola en la dimensin lingstica construye una identidad narrativa: el quin de la persona en el tiempo. Por esta razn afirmo que para rastrear y profundizar la identidad de la persona no podemos eludir su carcter histrico, obligndonos a hacer uso en la Psicoterapia de instrumentos empleados por historiadores que se interesen en las microhistorias, tales como Ginzburg, Revel o Lepetit. D.T/E.C.: Tiene que decir algo a aquellos cientficos que rechazan el mtodo hermenutico por su escasa rigurosidad? G.A.: Lo primero que habra que saber es que la hermenutica se define de manera primordial como una ontologa. Me refiero a este trmino para significar que el ser del hombre se encuentra en su existencia en un proceso constante de autointerpretacin; tema por excelencia de la ontologa heideggeriana. En segundo lugar, adems de este fundamento ontolgico de la hermenutica, tambin existe como ciencia encargada de la interpretacin de la Biblia, de textos jurdicos, etc., donde cada campo de estudio requiere de sus instrumentos determinados de interpretacin. Pero tambin debiera saber el cientfico anti- hermeneuta que se proclame como tal que la hermenutica es un presupuesto y no una metodologa. Sea consciente o no, el cognitivista o neurocientfico que va a analizar los datos o la neuroimagen tiene que interpretarlos. Todo aquel que hace ciencia hace tambin interpretacin. No es casualidad que uno de los ms grandes filsofos de la ciencia que tambin era un fsico- Thomas Kuhn en La estructura de las revoluciones cientficas habla de la interpretacin como el corazn de la ciencia. D.T./E.C. En la anterior manera de trabajar se podra decir de forma resumida que se trataba de ayudar al paciente a integrar el acontecimiento discrepante en un sentido de continuidad personal a travs de la identidad narrativa 40 ; Y ahora?
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G.A. Y lo sigo manteniendo exactamente as. Porque esa misma frase usted la puede leer desde dos puntos de vista; cmo aquella figura del cuerpo de una mujer -hago alusin aqu a la gestalt- que cambia y que puede verse de distinta forma en relacin a diferentes perspectivas. As, desde un punto de vista se podra decir que la narracin es la OSP, y de esa manera se va a explicar la experiencia para mantener la continuidad de la organizacin. O, desde otro punto de vista se puede entender que la identidad narrativa es una manera de integrar la experiencia mediante su reconfiguracin y no de su explicacin, a travs del ejercicio interpretativo y reflexivo para mantener la continuidad o discontinuidad de una historia. D.T./E.C. Entonces, La dimensin pre-reflexiva plenamente realizada del S mismo sera un contra-argumento indispensable cuando se trata de afirmar que cualquier narracin puede ser viable para la estabilidad del paciente con tal de que guarde cierta coherencia interna? G.A. Es una pregunta difcil, porque aunque sea para m cierto que la experiencia es fundacional -es decir, que tiene un significado en s mismo y que tener experiencia implica que se est generando ya un significado- tal hecho puede estar centrado sobre el otro. Luego, una persona centrada sobre la alteridad -representada desde un otro corporeizado hasta una historia mtica o religiosa- se puede regular en relacin a esas coordenadas externas. Es decir, una prevalencia de la narracin sobre la experiencia. En esta modalidad de ser de la persona, donde el mundo cobra una primaca en su manera de sentirse, tal cosentirse puede variar con mayor fluidez. Tanto como para comprender aquellas radicales afirmaciones desde posiciones narrativistas cuando afirman que cuntate las cosas de una manera y podrs sentirte diferente. Si partimos del hecho fundamental de que la alteridad es parte constitutiva de la experiencia y que existen personas que se anclan en un marco de referencia externo a la luz del cual interpretan esa experiencia, la teora narrativista puede ser viable. Pero tal aseveracin tiene un lmite. Desde la perspectiva de los estilos de personalidad se hace difcil pensar que los inward -donde el peso de la gnesis del
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significado toma forma a nivel corpreo- puedan variar su manera de sentirse a travs de cualquier narracin. D.T/E.C. En los ltimos tiempos usted est brindando la posibilidad de supervisar su trabajo psicoteraputico a travs de la exposicin de videos de sesiones con pacientes. De ellos afirma que ser consciente del problema y del modo de ser va aparejado de un cambio; si no es una conciencia absolutamente vaca 41 ; Qu tipo de conciencia es la generadora de un cambio? G.A. Esto tiene que ver con el problema de la conciencia, que se recoge tambin en la introduccin de mi libro, en el denominado manifiesto: si el significado emerge con la conciencia o es la experiencia misma generadora del significado. Desde mi punto de vista tomar conciencia significa hablar de apropiar-se, que conlleva a su vez la transformacin de m mismo y el asumir ciertas responsabilidades con relacin al problema que padezco. Permtame una pequea aclaracin. Prefiero hablar en este caso de transformacin de m mismo y no de cambio, porque sta ltima expresin parece referirse a la extraccin de alguna cosa de m mismo para sustituirla por alguna otra. Como no puedes cambiar la organizacin cambias las piezas, similar al acto de sustituir las piezas de un automvil para ser reparado. Sin embargo, la transformacin implica una manera nueva de percibirme, tan cerca de m y tan personal que demanda apropirmelo. Aspectos de m mismo tan cercanos que me eran invisibles y que han formado parte del resultado de mi historia. En ese acto de apropiacin por el cual cambio la perspectiva en la cual me sito, no slo implica una reelaboracin del espacio de la experiencia sino tambin el horizonte de la esperanza. Pongamos un ejemplo. Si yo me apropio de la sensibilidad a mi activacin corprea, que superado un cierto nivel la adverta como una enfermedad que me limitaba a hacer cosas en el mundo, significa que ahora esa activacin soy capaz de soportarla. Esta nueva manera de situarme donde siento que puedo superar situaciones de alto contenido emocional sin percibirlas como un peligro me abre al mismo tiempo otras posibilidades de proyectar el fututo. Aquella carga que me limitaba y me haca sentir como un enfermo ya no me limita, me apodero de ella, transformndola en una nueva materia generadora de otras posibilidades.
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D.T/E.C. Entonces, Los actos suponen la materializacin del cambio y el indicador tangible de que el paciente verdaderamente ha comprendido? G.A. En muchas patologas s. Pero me gustara hacer una serie de apuntes sobre los actos, la comprensin y la relacin entre ambos. Si los actos son la materializacin de nuestra posibilidad de realizarnos en el mundo implica que a travs de ellos generamos maneras de ser. Por esta razn me atrevo a afirmar que, aunque no seamos conscientes de ello, nuestra manera de ser es ya una eleccin. La relacin entre los actos y la comprensin no deja de ser compleja. Suele ser comn aquellos pacientes que afirman taxativamente: s, s, lo entiendo, entiendo lo que me pasa, y observemos a lo largo de las sesiones que sus actos parecen no indicar lo mismo. Es ms, siguen haciendo lo de siempre. Pongamos un ejemplo. Si el paciente siente un latido cardiaco muy fuerte y finalmente logramos que lo relacione con una determinada situacin emotiva, no puede luego referir aquella alteracin fsica a una enfermedad cardiaca. Entonces, si a la afirmacin de haber comprendido su problema el paciente sigue dndole la misma significacin a su activacin corprea podemos, en principio, hacer dos lecturas. Una de ellas pudiera ser, en efecto, que el paciente no ha comprendido nada: la experiencia es advertida de la misma manera que antes, bloqueando nuevas posibilidades de ser. Otra lectura posible es aquella en la cual el paciente, an comprendiendo su manera de ser, elija seguir manejndose de esa manera no haciendo nada. Puede ser que en este caso explicitar la eleccin de no querer hacer nada para cambiar pueda ayudarlo a quedarse en paz consigo mismo. O podra incluso explicitar que quiere cambiar y que lo desee con toda su alma, pero cuando sale de la consulta no hace absolutamente nada para ello. Tambin sta es una manera de posicionarse, de reconocerse a s mismo, pero que no lo exime de la responsabilidad personal de que est decidiendo su situacin. Finalmente, la comprensin puede darle al paciente la posibilidad de situarse de forma distinta con l mismo. Adems de producirse una transformacin acerca de cmo su misma experiencia ahora es leda de diferente manera y de comprender profundamente que su manera de ser es su eleccin, se dispone tambin a generar nuevos modos de ser. Este tipo de transformacin implica siempre una exposicin
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del paciente a la posibilidad, mediante las acciones que sea capaz de llevar a cabo y teniendo como horizonte el reconocimiento de sus propias peculiaridades. Es decir, si el paciente slo se siente capaz o no tiene ganas de recorrer 50 metros, tendr que aceptar esa limitacin dentro de su propia manera de ser antes de decir que quiere recorrer 100 metros. Implica por tanto que cada paciente tiene que hacerse a su medida, construyendo una vida en funcin de quin es, reconociendo sus posibilidades pero tambin sus lmites. Esta apropiacin de s mismo, de lo bueno y de lo malo, para una llamada a una responsabilidad de cada uno para consigo mismo es a su vez una proclamacin a la diversidad de la identidad personal. Hacer-se a la medida tomando conciencia de la singularidad que a uno le caracteriza es una especie de idea lmite donde el quin del s mismo no se puede medir. D.T/E.C. Pero, no puede existir la posibilidad de que verdaderamente el paciente se comprenda a s mismo y su problema, y que a su vez encuentre verdaderamente dificultades personales y/o contextuales para hacer efectivo tal cambio a travs de las acciones desplegadas en el mundo? G.A. Me gustara reformular su pregunta plantendola de la siguiente manera: cunto puedo soportar el sufrimiento con relacin a unas condiciones que no quiero cambiar?. Cuando usted habla de las dificultades personales y/o impedimentos del contexto en que me encuentro insertado se est refiriendo en realidad a la voluntad de que quiero cambiar pero a su vez encuentro un lmite que no puedo modificar. En estos casos, la transformacin se halla en el equilibrio entre el sufrimiento que yo puedo soportar y la voluntad de cambiar mi vida, incluyendo la de mi contexto. Por ejemplo, cuantas veces hemos atendido a pacientes reconociendo que su relacin de pareja no funciona desde hace largo tiempo pero al mismo tiempo expresan la imposibilidad de separarse porque tienen hijos. Permanecer en una relacin de pareja que mantiene su sufrimiento podr ser argumentado por el paciente a travs de mil razones -incluida la de tener hijos- pero no por ello deja de ser su eleccin. Luego, se va a dar una situacin de cierto equilibrio entre un determinado contexto en la vida del paciente, con su mujer y
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sus hijos, y una condicin de sufrimiento, por la cual no va a generarse ninguna transformacin. No obstante, cada caso debe analizarse de manera especfica. D.T/E.C. Sus palabras me llevan a traer a colacin un tema de enorme trascendencia filosfica y que recorre todo el ensayo III, Personalidad y carcter 42 . Me refiero a la dialctica querer-poder, voluntario-involuntario, libertad-naturaleza. Cuando los poderes limitan mi querer, desde la incapacidad de rastrear mis propias huellas hasta la im-potencia que siento para ejecutar aquellas acciones que me llevaran a lograr cambiar, Se encuentra el lmite de un modelo psicolgico que trate de ayudar al paciente a travs de la experiencia en primera persona? G.A. Yo creo que s. Nuestra modalidad de psicoterapia se limita precisamente a lo que usted apunta en la introduccin de su pregunta. Y en ese confn nuestro se encuentra la apertura a otras perspectivas de intervencin que puedan ayudar a pacientes en el lmite de sus capacidades personales. Desde otras alternativas psicoteraputicas y/o la psicofarmacologa, abogo por la confluencia de caminos diferentes en la intervencin, donde no hay perspectiva teraputica absoluta que pueda acaparar la multitud de demandas que llevan a cabo los pacientes para el alivio de su sufrimiento. D.T/E.C. Tambin sera posible para usted ayudar al paciente a travs de la intervencin al mismo tiempo de psicoterapias diversas? G.A. Yo no lo aconsejo. Siguiendo la misma lnea de toda la entrevista dir que psicoterapias diferentes implican ontologas diferentes. Luego, previo a la utilizacin de cualquier perspectiva psicoterapeuta sera conveniente revisar la concepcin ontolgica que la funda. Si revisamos en este caso los parmetros en que se mueve la psicologa conductual nos daremos cuenta de que la concepcin que est a la base de dicha perspectiva es la de entender al ser humano en trminos mecnicos y causales. Las mismas categoras que se utilizan para estudiar las cosas, no estableciendo as ninguna diferencia con respecto a lo que significa ser persona. Esta visin est en coherencia con la manera de intervenir. Reforzar positivamente o negativamente una conducta significa que la experiencia del paciente existe slo
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en relacin a la modificacin que se pueda hacer de ella a travs de refuerzos o castigos. De esta manera no existen diferencias entre que la experiencia pertenezca a usted, a m o a la de un ratn. Sin que no sintamos agraviados por ello es bueno saberlo, pero mejor an si tambin lo saben ms profesionales. Las diferencias ontolgicas que nos separan de otras perspectivas psicolgicas no quiere decir que desechemos los recursos que ellas mismas han sido capaces de elaborar. Fundamentado por una ontologa de la persona donde la preocupacin mxima es considerar al paciente siempre en su unicidad, las tcnicas cognitivas-conductuales o de otra ndole pueden ser tiles para nuestra intervencin. Precisamente por tomar en consideracin quin es la persona deberemos reflexionar sobre cual ser la manera ms adecuada para abordarla, humilde ejercicio del terapeuta por el cual paciente y tcnica se vern potenciados. Me gustara exponer dos casos en los cuales la posibilidad de comprenderse el paciente resulta menoscabada, colocando al terapeuta en una posicin de tener que hacer uso de otros recursos para poder ayudarlo. Pensemos por ejemplo en un supuesto caso de discapacidad mental, cuyas posibilidades de aprehenderse pudieran estar limitadas por el propio dficit de sus capacidades reflexivas. Si nuestras palabras no son recibidas lo suficiente como para tocar su carne, en la legitimidad de su manera de ser y de recibir ayuda quizs pensemos de qu otra manera se pueda cumplir su demanda. Al mismo tiempo que echemos mano de otros recursos o tcnicas, no por ello debemos prescindir de la consideracin de lo que para nosotros es una persona. Su unicidad, su historia y su experiencia personal deben ser la mxima argumentacin por la cual decidimos emplear una tcnica u otra. La mayor eficacia de tales recursos se deber posiblemente a que se insertarn en el corazn mismo del paciente. Una personalizacin de la intervencin en la vida concreta de cada paciente se hace extensivo al segundo de los casos. Si nos detenemos en los informes sociales y psicolgicos de nios y adolescentes comprobaremos que muchos de los programas de intervencin aplicados a estos menores apenas se aprecian diferencias entre ellos. Como si se hubiera diseado un programa de intervencin estndar para que cada nio o adolescente lo cumpliese. Y no digamos si adems ya le han adjudicado un diagnstico por el cual divisar y explicar su comportamiento. La evaluacin de dicho diagnstico como el programa de intervencin correlativo a aplicar pudieran salir del anonimato si en ambas operaciones teraputicas tuviramos como centro
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de coordenadas al menor. Primero, porque nos ayudara comprender el diagnstico desde quin es el menor o el adolescente; es decir, en lugar de aunar una serie de indicadores que rene el menor para cumplir los criterios necesarios para diagnosticarlo de una u otra manera, comprenderemos desde su experiencia vivida la fenomenologa psicopatolgica. Segundo, con relacin a esta manera de trabajar se intentar integrar el programa de intervencin adaptado a la experiencia personal del menor. Es decir, si tenemos un grupo de 30 nios con trastornos de conducta se les puede aplicar, siguiendo el propio diagnstico efectuado, un programa de autocontrol para mejorar su insercin dentro del contexto escolar. O tambin, podemos llevar a cabo el arduo trabajo, pero no por ello ms largo, de entender el problema en primera persona, siendo ste el criterio imprescindible por el cual se ajustar el bienvenido programa de intervencin a la unicidad del nio o adolescente. D.T/E.C. Si cada psicopatologa usted la define como una ruptura de identidad 43 , Qu rupturas son abordables por su mtodo teraputico? G.A. Muchas, incluso sin frmacos. Como tambin a travs de la utilizacin de estos en un trabajo multidisciplinar con los psiquiatras. Se pueden intervenir con nuestro mtodo todo el espectro neurtico, situaciones de psicosis aguda, condiciones ciclotmicas -dando la posibilidad en estos ltimos casos de comprender cules son los detonantes emocionales para lograr cierta estabilidad anmica-. Con relacin a estas patologas se debe valorar de manera individual y dependiendo de las circunstancias del paciente la conveniencia o no del uso de frmacos. Tales condiciones incluyen tambin los trastornos de personalidad, pese a que estos trastornos requieren de la implicacin de un contexto ms amplio de intervencin. D.T/E.C. En primera persona, poniendo en juego naturaleza y libertad, usted habla de la contingencia de la vida en forma de una involuntaria prdida que exige asumirse: Paradigma del desgarro, icono de la existencia doliente es la experiencia de separacin padecida como iniciativa del otro: el final atormentado de un amor 44 . Hace falta encontrarse entre los senderos del bosque de la Selva Negra para escribir con serenidad un ensayo de manera tan bella?
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G.A. Sobre todo es un ensayo que se refleja y se requera de mi experiencia personal ms que ningn otro ensayo del libro, impregnado este tercero de fuertes emociones. D.T/E.C. Ms adelante sigue escribiendo: En cuanto persona, yo soy la tensin nunca resuelta entre la vida que me vive, las situaciones de mi existir y cmo me observo, me pienso y me digo; y a veces, cmo reflexiono sobre m 45 . Se puede seguir diciendo aquello que demasiada autoconciencia puede ser perjudicial para la salud? G.A. S, siempre y cuando la conciencia sea entendida como conciencia reflexiva. Desde la terapia cognitiva, por ejemplo, tiene sentido hablar de demasiada auto- conciencia cuando por ello se entienda reflexionar, ya que siempre lo reflexionado puede ser objeto de una nueva reflexin. Es el mismo problema que ya presentara Kant, donde una metarepresentacin requera de otra meta-representacin, y as sucesivamente. Y con esta modalidad hiper-reflexiva se corre el riesgo de que haya una mayor distancia con respecto a la experiencia misma. Sin embargo, desde la posicin ontolgica que partimos diferimos de esta conciencia intelectual donadora de sentido, para referirnos ms bien a una conciencia que es vivida, que est ya en la experiencia misma. De esta manera concebimos la reflexin como Heidegger ya distingua. A la reflexin intelectual que el autor la caracterizaba como secundaria y a posteriori de la experiencia, hablaba de otro tipo de reflexin como la luz que se refleja en el mundo a medida que vamos teniendo la experiencia. Esa luz es al mismo tiempo mundo, porque ste nos da el apoyo para que aquella se refleje. Si esta reflexin se halla en la experiencia vivida misma y no a travs de un acto cognitivo a posteriori, no tiene sentido hablar en trminos cuantitativos de la autoconciencia. Para nosotros auto- conciencia no significa reflexin, sino apropiarse de uno mismo a travs de los hechos de la vida. D.T/E.C. En el desvelamiento de las crticas se encuentra una oportunidad para la rplica; Tiene algo que decir cuando se le cuestiona en el modo de proceder
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teraputicamente, argumentando que resulta usted ser demasiado directo, contundente y establecer una relacin teraputica exigente con el paciente? G.A. S. Estas crticas para m tienen que ver con el presupuesto de que la figura del terapeuta tuviera que ser estratgico o lo ms parecido a una figura de apego. O sea, una visin donde la relacin teraputica se encuentra ya preestablecida o fijada. Lejos de tener que estar determinada, en realidad para m con cada paciente emerge una relacin; sta es constitutivamente caracterizada por el hecho de que la persona viene al despacho porque sufre y el terapeuta tiene la tarea que te ha atribuido aquel para la curacin de su sufrimiento. Esto implica que el terapeuta organiza bien la informacin y que pueda curar al otro. Tal demanda es obviamente para aquel que hace una terapia a travs de la palabra. sta tiene y necesita de un peso, que por ser compartida implica una responsabilidad. Desde este punto de vista se hace evidente que si la relacin con el paciente tiene como objetivo fundamental reconstruir la manera en cmo se produjo la fractura de la identidad, entonces se tendr que discutir esto. Se tendr que revisar con el paciente desde la propia lectura que pudiera tener sobre su historia hasta cmo asumir la responsabilidad de sus hechos como propios. Que el terapeuta proceda con mayor o menor nfasis, nimo o gracia depende de la propia relacin que emerja con cada uno de los pacientes. Me gustara aadir un breve apunte ms que tiene que ver con el concepto de empata, y que con la nueva ola de las neuronas espejo se ha puesto en boga. En muchas ocasiones pareciera que la empata tuviera ciertas connotaciones mgicas -a travs ahora de las neuronas espejo- vinculada a una cierta capacidad de ver al otro tal como se siente o percibe. Esta especie de intuicin virtuosa o new-age por el cual muchos profesionales se sitan frente al paciente como si tuvieran que sintonizarse continuamente con sus emociones y percepciones dista bastante de la concepcin que tenemos nosotros. Entendemos la empata como la capacidad de comprender el mundo de sentido del paciente, obligndonos para ello a llevar a cabo una operacin hermenutica. En este complejo ejercicio comprendemos al otro en su mundo reconstruyendo dentro de unas coordenadas histricas su hacer y su sentir, y cmo ello es reconfigurado a travs de un lenguaje comn.
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D.T/E.C. Continuando con el procedimiento en terapia, en los ltimos tiempos usted ha hecho un smil de la figura de un psicoterapeuta con un abogado: debe devolver al usuario en una primera consulta si hay caso o no, y cules son las posibles condiciones para su resolucin 46 . Detrs de tal paralelismo, Se encuentra una apuesta por llevar a cabo una psicoterapia relativamente ms rpida, capaz de adaptarse al mundo veloz en que vivimos actualmente las personas? G.A. Depende, si el objetivo de la terapia es la reapropiacin de la propia experiencia del paciente, su duracin depender de la rapidez con que se cumpla tal posibilidad. No obstante, este adjetivo tiene un sentido relativo cuando se refiere a una intervencin psicoteraputica. Y si nos encontramos con un paciente golpeado por un acontecimiento que rompe una historia de veinte aos, hasta entonces mantenida estable? Existen condiciones personales que inicialmente parecen ser slo sintomticas pero que, como si se tratara de un rollo de hilo, al tirar de ellas se abre un mundo que reclama ser modificado. Son tiempos donde se exige atender determinadas cuestiones, pero tambin hay asuntos que necesitan de un tiempo para ser resueltos. Pero si el tema fundamental para nosotros es el sufrimiento del otro, el nivel de profundidad de reconstruccin de su historia es relativo a ese padecer. Otra cuestin diferente es la curiosidad del paciente por ahondar sobre s mismo, el deseo despierto de explorar y excavar como un espelelogo en los orgenes de su historia. D.T/E.C. Pudiera ser posible con estos argumentos que la duracin de los cursos para la formacin de psicoterapeutas que actualmente est ofreciendo IPRA se reduzcan a menos de 4 aos? Ha afectado esto tambin a los contenidos formativos? G.A. En Italia no es posible esta reduccin. Exigida por la ley europea, la formacin tiene que ser de cuatro aos, como si fuera una escuela de especializacin. Pero ms all de esta razn legal, existen argumentos de otra ndole. Al cabo de cuatro aos yo tengo la seguridad de haber formado bien a los alumnos para hacer psicoterapia, tanto como para tener la suficiente confianza de enviarles pacientes. Esta seguridad comienza a fundamentarse antes y durante el periodo de formacin. Previo al curso de especializacin hay una seleccin de los alumnos que se admitan,
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no slo porque deben reunir unas mnimas condiciones para esta formacin sino tambin porque el nmero de alumnos por curso no debe ser alto. Ya en el transcurso de los cuatro aos se intenta integrar una formacin terica y un saber reflexivo centrado en el estudio, con un saber prctico. Adems del vasto planteamiento terico clnico, se imparten lecciones de neurociencias, psiquiatra, psicofarmacologa y fenomenologa. Pero como la finalidad real de los alumnos es poder trabajar haciendo psicoterapia, tambin hacen terapia con pacientes, supervisan casos y realizan un trabajo personal. Y desde luego que los contenidos impartidos en los ltimos aos han variado. No por la posibilidad de reducir el nmero de aos de formacin de los cursos, sino porque una formacin que pretenda ser seria y avanzada no puede eludir la revolucin enorme que ha acontecido a finales del siglo pasado y principios de ste. El estudio del cerebro a travs de nuevas tecnologas ha afectado directamente a todas aquellas ciencias que tengan que ver con ese rgano. En primera fila, la psicologa y la psiquiatra junto al DSM-V estn sufriendo una transformacin debido a este acontecimiento, implicando que los profesionales de estas disciplinas estn necesitando una nueva formacin. No fue casualidad que se llevara a cabo ya hace unos aos aquel congreso en Bari titulado Neuroimagen, constructivismo y fenomenologa, donde la emergencia de un nuevo discurso ha afectado a todas estas disciplinas. D.T/E.C. Siguiendo con los cursos de formacin, Cmo van? Interesan a los jvenes psiquiatras y psiclogos italianos el modelo post-racionalista? G.A. Existen muchas cosas en Italia bajo el nombre de post-racionalismo, tanto como que no s lo que son ni a qu se refieren con dicha denominacin. De la nica formacin postracionalista de la cual soy responsable es aquella que se imparte en mi Instituto, siendo ajeno a las actividades que se llevan a cabo en otros institutos como a las de la Sociedad, a la cual ya tampoco pertenezco. El inters de los psiclogos y de los psiquiatras pasa primero por la visibilidad que puedas tener, que en nuestro caso se aleja de las instituciones oficiales del Estado. Luego, se requiere un mayor esfuerzo para hacerte presente entre los nuevos profesionales que, de boca en boca, pueda llegar a sus odos que en nuestro instituto se trabaja de manera seria. Y la realidad es que los cursos se llenan cada
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ao, incluso en crisis. Este ao tenemos un curso de 18 alumnos de un mximo de 20, excluyendo en el periodo de seleccin a 4 alumnos. Tal riguroso empeo en estos aos se ha centrado sobre todo en crear en nuestro Instituto ciencia y pensamiento. Se cumplen 10 aos desde que soy director del Instituto, y como mencion anteriormente hemos organizado un Congreso Internacional, publicado tres libros -el ltimo de ellos en Estados Unidos-, realizado investigaciones neurocientficas a travs de la resonancia magntica funcional en nuestro centro y estamos colaborando en Ginebra, Parma, Bari D.T/E.C. Sin embargo, usted ahora propone un salto de paradigma y una nueva forma de obrar en psicoterapia. Dgame, me gustara saber su impresin, Cmo suele ser recibido este cambio, sobre todo en aquellos alumnos que han sido formados en la vieja escuela? G.A. Con mucha dificultad. La utilizacin de las categoras, buscando la confirmacin o no del diagnstico en los pacientes para luego trabajar con ellos los temas bsicos, daba mucha seguridad a los profesionales; y ponerse en una condicin de apertura a lo otro desconocido implica todo un esfuerzo. Sin embargo, estas categoras no deban ni pueden ser exhaustivas para la comprensin del otro: son herramientas que utilizamos para la terapia, nos permite construir una psicopatologa sobre unos nuevos cimientos y nos facilita entrar en contacto con la psiquiatra y las neurociencias. Y en lo que concierne a la psicoterapia es una modalidad de llevarla a cabo completamente nueva y no conmensurable a todo el discurso del pasado. Implica siempre un ejercicio hermenutico, situando como tema central de interpretacin al otro y su historia personal. Esta estrella polar que nos debe guiar en nuestro ejercicio teraputico requiere tambin de un respeto por la singularidad de cada paciente. Como aquel lector que se dispone a comprender un texto que, sin reducirlo a l mismo, necesita del esfuerzo humilde de plegarse a su contenido. Tal sentimiento hermenutico estriba en una nueva manera de situarse, por el cual el texto est siempre primero que el lector y el posible mundo a compartir tiene que ser creado a partir del mundo desplegado por aquel texto. El permitir dejar ver los horizontes por cual el texto se muestra, al mismo tiempo que conlleva un esfuerzo, supone
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tambin la satisfaccin de divisar los mundos singulares que cada texto es capaz de revelar. Esta misma satisfaccin que siente el lector al leer un libro, tambin la siento yo en la terapia en la actualidad. Cuanto menos me resulta mucho ms enriquecedora e interesante que aquella terapia aplicada en antao. D.T/E.C. Cambiando de tema, hace ya algunos aos, recuerdo que expresaba con gran entusiasmo el descubrimiento de un nuevo horizonte intelectual con el que investigar: Las Neurociencias 47 . Tal inters ha cobrado una forma: symposiums, congresos, masteres y captulos de sus libros ya comienzan a estar empapados de aquella materia. Pero, Por qu su empeo en que los post-racionalistas dialoguemos con los neurocientficos? G.A. Porque abre el dilogo con un rea que se ocupa del cerebro de una manera extraordinaria; lo ven en su biologa viviente. Los profesionales que se ocupan de la psicologa del hombre, y que comparten que la psicologa estudia la manera corporeizada de ser no pueden ser esquivos a dialogar con aquellos otros profesionales que se ocupan aunque sea desde un punto de vista diferente- del hombre de carne que cambia su configuracin cerebral con relacin a la experiencia que tiene. Este dilogo entre profesionales es para mi fundamental. D.T/E.C. De las implicaciones neurocientficas relevantes para la psicoterapia quisiera comentar con usted fundamentalmente tres. En primer lugar, El que las investigaciones ms actuales hablen de un mecanismo automtico, inconsciente y pre-reflexivo para la comprensin de las acciones humanas 48 supondran una prueba emprica que tiende a refutar la visin dicotmica del S mismo? G.A. Cierto. La visin dicotmica del s mismo implica un s mismo como objeto, y la reflexin en todo caso es la que da sentido a la experiencia. Sin embargo, el mecanismo pre-reflexivo marca ya una significatividad, sin reflexin. Este es un tema central de las neuronas espejo, de las neuronas cannicas y de las eco- neuronas. Por ejemplo, si alguien lleva a cabo una accin, automticamente (sin conciencia) resuena la accin por m observada en mis neuronas espejo. Significa entonces que la comprensin del significado de la accin -tambin de la emocin, aunque no tenga que ver las neuronas espejo- pasa directamente de uno a otro a
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travs de un mecanismo cerebral. De esta manera se construye un espacio que Gallese lo viene a llamar wecentered; un espacio pre-reflexivo centrado en nosotros que, no siendo exhaustivo del sentido personal, viene a ser una manera por la cual vamos a compartir un sentido comn. A partir de ese espacio comn que emerge cuando actuamos juntos, se construye tambin, y de manera progresiva a lo largo del desarrollo, el propio lenguaje. La adquisicin de esta dimensin implica una doble operacin. Por un lado, adquirir un sonido que el otro me da cuando comparto una accin. Por otro, configurar con ese sonido el sentido de la accin en curso. Es as como se puede decir entonces que participar en el lenguaje me da la posibilidad de comprenderme, entendiendo con este acto poner palabras a mi propio hacer y padecer. D.T/E.C. En segundo lugar, los resultados de tales investigaciones parecen entonces hacer justicia a aquellos adelantados filsofos que ya afirmaban que la carne conserva un sentido que existe sin ser consciente. Adems, los recientes descubrimientos del sustrato neuronal que pone en conexin el dominio de la accin y del lenguaje 49 , Apuntan hacia la visin de la identidad personal que usted propone? G.A. Seguramente. Todos los estudios llevados a cabo sobre estas neuronas se convierten en el punto de contacto ms profundo que tenemos con el grupo de Parma. Nos permite comprender dos problemas fundamentales: primero, la comprensin del sentido -en el lenguaje- y, segundo, la comprensin del lenguaje como reconfiguracin de la experiencia. De la cual tal estructura neuronal supone su sustrato. Esta caracterstica consensual del lenguaje tambin desempea un papel primordial dentro del mbito psiquitrico. Junto al grupo de Parma, estamos llevando a cabo dos investigaciones sobre el primer episodio esquizofrnico y sobre el esquizofrnico crnico, respectivamente. Hacindonos eco de la ausencia de sentido comn que caracteriza a la fenomenologa esquizofrnica, y que a partir sobre todo de las obras de Jasper lo haban considerado como una caracterstica fundamental de tal condicin, estas investigaciones tratan de averiguar si ste dficit tiene alguna relacin con una alteracin del we-space. Es decir, si la denominada ausencia de evidencia natural en los esquizofrnicos se debe a una
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anomala en los circuitos neuronales e incapacidad de resonancia con los dems. Pero por ahora es slo una hiptesis de trabajo. D.T/E.C. Por ltimo, en el intento de su grupo de investigacin para humanizar los experimentos neurocientficos, se encuentra el inters por indagar cmo influye en la comprensin de una accin observada si tanto el que hace como el que comprende se encuentran teidos de ciertas tonalidades emotivas; la posibilidad de una activacin selectiva en las neuronas espejos del observador podra suponer una constatacin emprica de la relacin entre la pre-comprensin y befindlichkeit heideggeriana? G.A. La pre-comprensin y la befindlichkeit significan lo mismo: hay siempre una comprensin afectiva, un ser situado emotivamente. La demostracin de la befindlichkeit se relaciona con los experimentos neurocientficos que estamos llevando a cabo en la actualidad. En ellos asumimos que la befindlichkeit se sedimenta en el cuerpo de un hombre, que lo inclina a responder a la exposicin de una tarea de manera determinada. Este presupuesto va a ser fundamental a la hora de observar cmo funciona el cerebro, investigando desde la perspectiva de las categoras inward-outward. Por esta razn vamos a administrar una tarea a los sujetos antes de introducirlos en la mquina para establecer grupos diferentes con respecto a la modalidad de emocionarse. En relacin a esa manera diferente en que los grupos se encuentran situados emotivamente procesarn una determinada accin observada tambin de manera distinta. Por ejemplo, en continuidad con los artculos ya publicados, el prximo demuestra que el dolor experimentado por los sujetos va a activar en sus respectivas parejas, que observan dicho dolor, circuitos cerebrales diferentes en funcin de si pertenecen al grupo centrado en emociones bsicas o al grupo de emociones no bsicas. Siendo ste un resultado que nos parece relevante, implica tambin llevar las categoras como ideales-tipo al corazn de las neurociencias. O sea, es importante que esta disciplina tenga en cuenta que los sujetos no son todos iguales y que ya en la manera estructural que se emocionan hay significativas diferencias. Y quin sabe? Puede ser que algn da hagamos prevencin estudiando y comprendiendo a aquellas personas que tengan una mayor vulnerabilidad a enfermarse. Pero es importante decir que pese a esta mayor discriminacin en pro a individualizar las investigaciones neurocientficas, la
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experiencia integral de una persona nunca puede ser reducida a su sustrato neuronal. An si se pensara partiendo desde una perspectiva determinada que para explicar aquella experiencia se haga imprescindible tener en cuenta dicha materia. D.T/E.C.: Se podra llegar algn da a correlacionar la historia de cada persona con su configuracin cerebral activada y mostrada en RMf? G.A. Seguramente correlacionar, pero quin sabe cmo; en 20 aos quizs? Cuando llevamos a cabo los anlisis individuales en nuestras investigaciones, no todos los sujetos que calificamos como inward, por ejemplo, tienen la misma reaccin cerebral. S, en todos se activan la nsula, pero no sucede lo mismo con otras reas cerebrales. Unos activan la corteza pre-frontal, otros el cingulado, y as con el resto de los sujetos experimentales. Se muestra con estas observaciones que el cerebro no es slo la nsula, sino una configuracin particular para cada uno de nosotros. Pero de momento estamos en la demostracin de los ideales-tipo. D.T/E.C. Recuerdo haberle escuchado que hay dolores que ante el pathos de la carne pide ser narrado, y existen narraciones sobre tal dolor capaces de tocar la carne para su alivio 50 . Existen en la actualidad constataciones cientficas para que tales afirmaciones no sean slo un juego de palabras? G.A. Lo que yo he querido significar con esas frases es que la palabra puede impactar emotivamente con tal intensidad que puede tocar la carne. O que sta puede sentirse de manera tan intensa que necesita de la palabra. Pero es quizs en la experiencia de cada uno de nosotros donde tales afirmaciones se hacen ms evidente En lo referido a su demostracin cientfica, habra que aclarar primero los lmites primero de por qu las Neurociencias son y sern Neurociencias, y por qu la Psicologa es y ser Psicologa. Lo que quiero decir es que las disciplinas tienen lmites que la definen, exigiendo entre ellas un dilogo y no una invasin. Este acaparamiento entre disciplinas no se debe producir tampoco cuando hablamos de la experiencia humana, ni en ninguna visin neurocientfica que pretenda ser exhaustiva de significarla. Siendo entonces slo la configuracin del Sistema Nervioso una parte de la experiencia humana, la integridad de sta debe ser preservada. Hay situaciones en que los experimentos no son la vida.
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D.T/E.C. Esta apertura de un campo de discurso multidisciplinar significa afrontar el cisma histrico que ha habido dentro de las propias ciencias humanas; en nuestro mbito, entre una psicologa comprensiva y una psicologa explicativa, Qu posibilidades existen que este dilogo pueda crear un lenguaje comn, tanto para trabajar de manera compenetrada entre profesiones que aborden al ser humano desde diferentes perspectivas? G.A. El lenguaje comn se puede crear desde el respeto recproco, no hay otra posibilidad. Tal acto quiere decir que si yo quiero hablar con los psiclogos experimentales tengo que comprender el punto de vista de la psicologa experimental. De la misma manera que si un psiclogo experimental quiere hablar conmigo tiene que hacer el mismo esfuerzo, considerando mi punto de vista tan legtimo como el suyo. No se puede hablar de la lengua del otro sin entenderla. Yo digo que el desconocimiento del otro no ayuda a poder darse posibilidades recprocas. En el dilogo -esa es la caracterstica principal del hombre- usted puede tambin aprender algo sin tener la experiencia, porque el otro que s ha tenido una puede comunicarla y puede abrirle un mundo. Esto es fundamental en el dilogo, que debe estar fundamentado en el respeto de la posicin recproca. D.T/E.C. Voy a utilizar una serie de afirmaciones suyas para introducir la pregunta: usted es mdico psiquiatra, conoce de neurociencias y de filosofa -sobre todo de fenomenologa 51 -, pero se autodefine como un existencialista hermeneuta 52 ; labor exegtica ampliada por su inters en conocer dos mil aos de historia con sus estudios bblicos 53 . Pero tal saber le interesa que sea fundamentalmente prctico 54 , desde una psicoterapia postracionalista y personalista 55 trabajando con el padecimiento del otro: este es mi problema 56 . Tomando forma por lo descrito cuando dice ser algo as como un iconoclasta 57 , le pregunto ahora: Hay moldes que un psiclogo y un psiquiatra debieran romper para encontrar mejores soluciones al problema comn? G.A. Fenomenlogo hermeneuta sera mejor. Pero haciendo referencia al problema comn, pienso que debe emerger otro problema que tambin tiene que ser comn:
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la experiencia pertenece siempre a una persona. Esta afirmacin debiera ser el punto de partida para aquellos profesionales incluso que trabajen con categoras. An trabajando desde esa modalidad, no s cunto de implcito o explcito se encuentra planteada para el psiquiatra o el psiclogo la idea de lo que para l es una persona. En general, desde mi punto de vista ambos profesionales debieran romper y cambiar el punto de vista de quin es el paciente. En su modalidad de ejercer profesionalmente, consciente o no, el paciente es tratado como una cosa. No es una cuestin tan siquiera de cmo lo ayudamos, sino cualquiera que sea la modalidad que decidamos intervenir no debera obviarse su singularidad. Por un lado, el hecho de que sea psiquiatra y decida prescribir frmacos, no es antittico para preguntarme quin es el paciente: si lo reduzco slo a la gentica, si yo he comprendido su experiencia y la narracin que hace de ella, si l se ha aprehendido, y si no hay otras posibilidades de tocarle la carne ms que con la biologa. Por otro, el hecho de que sea psicoterapeuta y utilice las palabras para curar, no implica la verborrea y la falta de rigurosidad de mi lenguaje ante la propia unicidad del paciente, como suelen incurrir desde mi punto de vista muchos psiclogos. D.T/E.C. Hace ms de un ao, otro de sus compaeros de viaje ha dejado de caminar con usted, me refiero a Michael Mahoney. l fue una figura fundamental para la evolucin y el desarrollo del constructivismo americano. Tras su desaparicin, En qu estado de salud se encuentra en la actualidad el movimiento? G.A. Yo no s si ya existe ese movimiento, puede ser que nunca ms. Y si existe, yo no me identifico como un constructivista. Si nosotros apostamos por una Psicologa que tiene como tema central el quin y si el constructivismo en la actualidad se identifica con la visin de Maturana, tales hechos nos sitan fuera de este esquema. Adems, la cuestin que ms me interesa hoy en da es formar la mayor cantidad de profesionales posibles que piensen y curen al otro, desde un mtodo psicoteraputico que implique siempre un respeto por la alteridad.
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D.T/E.C. Por cierto, hay algo de verdad que est en su intencin de modificar el nombre del modelo constructivista post-racionalista por algn otro, tanto como califica de poco afortunada la expresin de este ltimo trmino 58 ? G.A. Poco afortunada es decir poco. Me parece como definicin cuanto menos esotrica. Es evidente que tal expresin hace alusin al racionalismo como una manera de pensar la filosofa, y como consecuencia de esta vinculacin logra al mismo tiempo colocarse completamente fuera de la tradicin psicolgica. En realidad, el tema era el sentido que se hallaba detrs de esta definicin. No obstante, no encuentro an ningn nombre adecuado para el modelo. Hay que pensarlo, pero sin que esta vez tal expresin se desvincule y no tenga ninguna referencia dentro de la Psicologa. D.T/E.C. Volvamos a retomar el futuro. Ha hecho varias referencias a su tercer libro Selfhood, Identity and Personality Styles, que se publicar en el mundo anglosajn los prximos meses, Nos podra adelantar algo ms? G.A. Es ms o menos la construccin slida de esta entrevista. Slo que mi libro est construido de manera estructurada, desde la ontologa hasta la clnica. Con relacin a la psicopatologa pienso que en esta obra se abre un concienzudo dilogo con el mundo psiquitrico; es decir, relaciono la manera en la cual los psiquiatras conceptualizan las enfermedades psiquitricas con la historia de la persona y su inclinacin emotiva. Por ejemplo, la posibilidad de releer la psicopatologa neurtica introduciendo la gnesis de esa modalidad dentro del dominio emocional. Este dilogo, adems, se funda sobre un anlisis de la literatura neurocientfica sobre los trastornos. Y a pesar de que no se llega a abordar la terapia, se deja ver aspectos de ella. Pero esto ser el tema central que espero escribir en mi prximo libro. D.T./E.C. Constructivismo, Fenomenologa y Brain Imaging, fue la mezcla de aquel congreso organizado por su equipo en Bari en el 2003. Habr una segunda parte o sumar una nueva disciplina para el prximo? G.A. Este fue el ltimo congreso de la Sociedad Constructivista, al cual -y esto habra que subrayarlo- se inscribieron solamente dos personas de la Sociedad
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Italiana de Terapia Cognitiva Comportamental, de la cual uno de los fundadores haba sido Guidano. Esto para mi fue un signo interesante de la sensibilidad cientfica y el nivel poltico de aquella sociedad y fue tambin la ocasin para dar por finalizada mi relacin con ella y con la mayora de los cognitivistas italianos. Despus de este congreso fue el de Suecia en el que, siguiendo una idea de Mike, el constructivismo confluy con el movimiento cognitivista (el de Beck). Y la decisin de no ir y participar fue mi resultado. En realidad no s si voy a llevar a cabo una segunda parte de aquel congreso de Bari; no lo s. Por el momento espero organizar cosas ms pequeas para ponerme en contacto sobre todo con los estudiantes, con gente que tiene la pasin de investigar y de pensar. Por ejemplo, se est organizando cada ao las Guidano-Mahoney Memorial Lectures, que son conferencias impartidas por determinado pensador de nivel internacional durante dos das. Aquel congreso fue un esfuerzo muy grande, pero no tuvo repercusin. Era avanzadsimo, y an se habla de l, pero Fue interesante porque las cosas que se proponan en ese congreso se han desarrollado despus en el curso de los aos, quizs en los ltimos cinco o seis aos. Tambin las personas que se encontraron en ese congreso se han vuelto a reunir luego y han llevado a cabo cosas juntos. Por ejemplo, profesionales de Copenhague, de Parma, de Ginebra, de EEUU, de Heidelberg, Londres Pero yo poda haber empleado esos dos aos de organizacin del congreso para haber escrito otro libro, por el tiempo y el esfuerzo D.T/E.C. Para cundo un libro ntegramente dedicado a la Psicoterapia, un manual que fije de la manera ms sistemtica posible cmo hacer terapia desde este modelo? G.A. Yo espero que en los prximos cinco o seis aos, sin congresos. No tengo as que dedicarme a la poltica, al movimiento, ni a nada Escribir es mi vida, porque se va D.T/E.C. Qu espera del ejercicio de conjugar la historia personal de cada ser humano con las investigaciones empricas de las neurociencias 59 ?
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G.A. Desde el estudio conjunto de dos o tres disciplinas persigo el objetivo que ms me interesa: encontrar nuevas posibilidades de curar. Para ello es necesario abrir nuevas vas de encuentro con la Psicofarmacologa y con la Medicina, utilizando como medio para ello las nuevas posibilidades que se ofrecen desde las Neurociencias para estudiar el cerebro. Si su funcionamiento es comprendido dentro de nuestra propia manera de ser corprea, este rgano se vuelve el mbito donde las investigaciones llevadas a cabo desde diferentes disciplinas pueden confluir. Es decir, a travs del estudio del funcionamiento cerebral se ha podido abrir todo un campo de estudio de patologa mdica relacionndola con la experiencia del paciente y su propia historia. As, se puede ver el cerebro de personas que padecen enfermedades psicosomticas, u otras como la enfermedad de Crohn, la colitis ulcerosa, la hernia de disco, el infarto, el ictus, la hipertensin, la alteracin de la tiroides, el asma, etc.- para ver qu correlacin tiene con determinadas reas. Por ejemplo, una alteracin en el sistema nervioso autnomo puede estar representada con una activacin en la nsula. Pero sabemos tambin que la visceralidad experimentada de las emociones corresponde con la misma rea cerebral. Luego, se hace posible indagar y demostrar si la manera en que las personas experimentamos y regulamos nuestras emociones puede generar y/o contribuir a padecer determinadas enfermedades mdicas. D.T/E.C. Con sus estudios tengo siempre la impresin que apunta a horizontes intelectuales que intenta aprehender, pero que para su mayor goce tiene la certeza que nunca los podr acaparar. Qu recibimiento ha tenido en usted el decir del lenguaje de las escrituras sagradas? G.A. Con pasin y con placer. Cada vez que practico la exgesis bblica intento hacerlo de manera rigurosa, pero esta modalidad no me permite ejercerla con la constancia que quisiera. Las Escrituras Sagradas son un patrimonio donde se encuentra conservado la experiencia de la humanidad, y las personas que conozco y que practican la exgesis bblica seria se empean de manera extraordinaria toda su vida. Es un legado del cual podemos recoger y descubrir aspectos profundos relacionados con el hombre y con su mundo espiritual, que no slo pueden ser interpretados desde la fe.
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D.T/E.C. El poder ir siempre ms all, esta vez a travs de sus estudios bblicos, le lleva afrontar lo trascendente. Pero usted, siguiendo los pasos de Levinas, le pone un rostro: Mirar al otro a la cara, haciendo sitio a su libertad -libertad que ana y que separa- funda la relacin con lo trascendente que es antes que nada, antes de cada dios, es la experiencia del otro, comprendido como irreductible alteridad 60 . Sin embargo, Por qu la frecuente prctica -desde el psiclogo ms ilustrado hasta el vecino de al lado- de reducir la experiencia del otro? G.A. Porque el respeto del otro es un ejercicio que se tiene que practicar y no un formato que se puede aplicar, un esfuerzo que no es sencillo para ninguno de nosotros. Porque hacer espacio al otro implica encontrar un confn en tu propio espacio. Este empeo posibilita el dilogo, que es en s mismo la celebracin de la diferencia de la experiencia de dos seres distintos unidos por la palabra. D.T/E.C. Sin embargo, yo s tengo la esperanza de reducir el tiempo que transcurra para la prxima entrevista. Los documentos que va dejando a su paso son un buen motivo para ello, y seguramente ese da volver a apelar a su memoria para recobrar el tiempo pasado. Con relacin a esto, a la recuperacin de los vestigios, usted nos indica cuando es necesario recordar 61 , pero hay momentos en la vida que tambin se hace necesario olvidar? G.A. El problema del olvido creo que es necesario olvidar, pero tambin existen acontecimientos que deben ser recordados. Me refiero sobre todo a la historia de la humanidad. Incluso dira que hay acontecimientos que difcilmente pueden ser perdonados, como el holocausto. Sin embargo, la memoria no puede volverse una justificacin para que las personas nos detengamos y dejemos de andar. Es necesario avanzar asumiendo nuestra responsabilidad, con hechos de nuestra vida que jams tienen que ser olvidados. Pensemos en el testimonio que podamos dejar a las generaciones venideras para que puedan tener confianza en nosotros. Significa que tenemos la responsabilidad de poner bien de manifiesto el respeto por la humanidad del prjimo, debiendo ser pasado de generacin en generacin. En esa tarea es imprescindible seguir avanzando asumiendo las responsabilidades de nuestros propios hechos, incluso de
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aquellos que jams podrn ser olvidados. No obstante, la dificultad de su pregunta da mucho que pensar porque implica toda una reflexin sobre el problema de la memoria, el recuerdo y el olvido. D.T/E.C. Una ltima cuestin. Si nos emperamos en dar ttulo a esta entrevista, apoyados incluso en su sagaz atrevimiento de cmo trata el mtico inconsciente 62
podra asemejarse a aquel memorable ttulo de Mueren los -ismos, vuelve la persona 63 ? G.A. S, es una buena conclusin. Me gusta mucho. D.T/E.C. Muchas gracias. 1 Trujillo, S.D. (2004) Entrevista a Giampiero Arciero, www.ipra.it Santa Cruz de Tenerife. 2 Arciero, G. (2006) Sulle tracce di s, Bollati Boringhieri, Torino. 3 Arciero, G. & Bondolfi, G (en prensa) Selfhood, Identity and Personality Styles. Wiley & Sons. 4 Guidano, V.F. (1994) El s mismo en proceso, Editorial Paids, Barcelona. 5 Guidano, V.F. (2006) Procesos cognitivos y desrdenes emocionales, Editorial Cuatro Vientos, Santiago de Chile. 6 James, W. (1884) What is an emotion? Mind, 9. 188-205 7 Arciero, G. (2006) Sulle tracce di s, pp. 117 y 144 8 Arciero G. (2006) Sulle trace di s, pp. 116-117 9 Arciero, G. (1989) Evolutionary epistemology and scientific psychology: from epistemology to ontology, www.ipra.it; Arciero, G. (1989) Understanding and psychoterapy, Manuscrito indito, Santa Brbara: University of California. 10 Arciero, G. (1989) Evolutionary epistemology and scientific psychology: from epistemology to ontology, p.7; Arciero, G. (2006) Sulle tracce di s, p. 163. 11 Arciero, G. (1989) Evolutionary epistemology and scientific psychology: from epistemology to ontology, p.8. 12 Pregunta sobre el sentido y el significado del hacer planteada a lo largo del ensayo IV con el objetivo de dilucidar qu perspectiva terica alcanza a comprender la experiencia subjetiva del otro (Arciero, 2006)
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13 Con Ricoeur comparto la conviccin que la conversacin no existe como un fin en s, para su propia gloria, sino que en toda su forma busca llevar al lenguaje una experiencia, un modo de vivir en el mundo, que precede y que requiere de ser dicho. Para m el espacio entre experiencia y lenguaje, el espacio del modo referencial, es el dominio de mi prctica. (Arciero, 1993 Tu ed io: Appunti per una fenomenologia, En DErrico, Menoni y Sacco, p.122). 14 Ricoeur, R. (1995) Crtica y conviccin, Editorial Sntesis, Madrid, p. 125. 15 Arciero, G. y Guidano V. (2000) Experiencie, explanation and the quest for coherence, en R.A. Neymeyer y J.D. Raskin, (eds.) Constructions of disorder, Washington, DC: American Psychological Association. 16 Arciero, G. (2005) Estudios y dilogos sobre la identidad personal, Amorrortu editores, Buenos Aires. 17 Ibd., p. 13. 18 II Curso de Formacin Psicoterapeutas Post-racionalistas, Santa Cruz de Tenerife, mayo 2005; Constitucin emocional e identidad personal, Santiago de Chile, noviembre 2005; Actualizaciones sobre el modelo constructivista post-racionalista: el S Mismo, Santa Cruz de Tenerife, junio 2006. 19 Body Image and body experience. Manuscrito indito. Universidad de California, Santa Brbara. 20 A pesar de que el autor de los primeros escritos trate de aclarar los presupuestos que guan la comprensin del fenmeno psicoteraputico a travs de la base biolgica de la cognicin y, en concreto, del principio de auto-organizacin. (Arciero, 1989 Evolutionary epistemology and scientific psychology: from epistemology to ontology, www.ipra.it; Arciero, 1989 Understanding and psychoterapy, Manuscrito indito, Santa Brbara: University of California). 21 Curso avanzado en neurociencias, fenomenologa y constructivismo, Miln, marzo 2007. 22 I Symposium internacional sobre neurociencias y psicopatologa: Neuronas Espejo, junio 2007. 23 Hasta Experience, explanation and the quest for coherence, op. cit.
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24 En adelante O.S.P. 25 Arciero, G. (2005) Estudios y dilogos sobre la identidad personal, p. 15. 26 Ibid., p. 16.; Ibid, cap. 3. 27 Arciero, G. (2006) Sulle la trace de s, p. 102. 28 Ibid, p. 132. 29 Con este nombre se hace referencia a la creacin de una figura entre el profesado escolar con el objetivo de crear y estabilizar una relacin significativa con aquellos alumnos que presenten mayores dificultades de comportamiento dentro del centro. Este proyecto se viene realizando desde hace varios aos en distintos colegios de primaria y secundaria de la provincia de Las Palmas de Gran Canaria. Para una profundizacin sobre el proyecto remitimos a Cabrera, E.; Trujillo, D.; De Len, C.; De Len, C.; Ferrer, D.; Garca, E. (2006) Tutoras Afectivas. El papel del profesorado en la estabilidad emocional del alumnado. Revista de Pedagoga, n 360, pp. 36-39. 30 Guidano, V. (1987) Complexity of the Self. New York: Guilford Press, pp. 210 31 I Curso de Formacin de Psicoterapeutas Post-racionalistas, Santa Cruz de Tenerife, 1998- 2002; Lezioni di V.F. Guidano, www.ipra.it enero 1999. 32 II Curso de Formacin Psicoterapeutas Post-racionalistas, Santa Cruz de Tenerife, mayo 2005, junio 2006. 33 Actualizaciones sobre el modelo constructivista post-racionalista: el S Mismo, Santa Cruz de Tenerife, junio 2006; Arciero, G. (2006) Sulle tracce di s, p. 163 34 Actualizaciones sobre el modelo constructivista post-racionalista: el S Mismo, Santa Cruz de Tenerife, junio 2006. 35 Arciero, G. (2006) Sulle tracce di s, p. 95 36 Como as se pusiera de manifiesto cuando la princesa expresa su dificultad en asumir los lgicos consejos del filsofo: Pero nunca he sabido hacer tal cosa sino despus de que la pasin
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hubiese intervenido. Hay en las desventuras algo que siempre me sorprende, aunque las haya previsto de antemano, y que no consigo dominar ms que cuando ha pasado algn tiempo, durante el cual padece mi cuerpo desrdenes tales que precisa de varios meses para reponerse, aunque pocas veces trascurren esos meses sin que suceda algn otro acontecimiento perturbador (Descartes, R., 1999, Cartas con Isabel de Bohemia y otras cartas, Alba Editorial, Barcelona, p. 74). 37 Hacemos mencin aqu a la distincin establecida entre auto-dirigidos y hetero-dirigidos (Riesman, D., 1964 La muchedumbre solitaria, Editorial Paids, Buenos Aires). 38 En el modelo de trabajo anterior, en terapia t tenas que extraer a travs de la situacin inmediata el sentido de la emocin, que eran emociones siempre bsicas. Para un outward se insista en cmo se senta repetidamente en cada situacin, para encontrar la emocin bsica. Esto era una modalidad de reducir una manera de ser de estar enfocado sobre lo externo a una manera de ser de estar enfocado sobre lo interno. sta modalidad era la clsica del S Mismo moderno. Esto ahora va a cambiar totalmente Constitucin emocional e identidad personal, Santiago de Chile, noviembre 2005. 39 II Curso de Formacin Psicoterapeutas Post-racionalistas, Santa Cruz de Tenerife, abril 2005; mayo 2007; I Symposium internacional sobre neurociencias y psicopatologa: Neuronas Espejo, Santa Cruz de Tenerife, junio 2007. 40 Arciero, G. y Guidano V. (2000), Experience, explanation and the quest for coherence, en R.A. Neymeyer y J.D. Raskin, eds. Constructions of disorder, Washington, DC: American Psychological Association. 41 Taller prctico de psicoterapia. Principios del modelo constructivista post-racionalista. Trascripcin de la exposicin del caso Una sesin interesante, Santa Cruz de Tenerife, noviembre 2008. 42 Arciero, G. (2006) Sulle tracce di s. 43 Por qu identidad? Porque la historia que vamos a contar, nuestra narracin tiene que ser idntica a la experiencia vivida. Entonces, el paciente trae a un problema en terapia reconfigurando la experiencia de una manera que no es congruente con su experiencia misma.
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Es una ruptura de la identidad y continua a generar el mismo problema por que no hay solucin (Actualizaciones sobre el modelo constructivista post-racionalista: el S Mismo, Santa Cruz de Tenerife, junio 2006). 44 Arciero, G. (2006) Sulle tracce di s, p. 117. 45 Op. cit., p. 143. 46 II Curso de Formacin Psicoterapeutas Post-racionalistas, Santa Cruz de Tenerife, abril 2005; Actualizaciones sobre el modelo constructivista post-racionalista: el S Mismo, Santa Cruz de Tenerife, junio 2006. 47 La diferencia evidente entre los prlogos de la primera edicin en italiano y la segunda edicin en castellano de la obra Estudios y Dilogos sobre la Identidad Personal pone de manifiesto, en el intervalo de tres aos, la ampliacin al mbito neurocientfico las temticas planteadas en aquel libro. 48 Arciero, G. (2006) Sulle tracce di s, p. 183; Curso avanzado en neurociencias, fenomenologa y constructivismo, Miln, noviembre 2007. 49 Arciero, G. (2006) Sulle tracce di s, pp. 195-196; Curso avanzado en neurociencias, fenomenologa y constructivismo, Miln, noviembre 2007. 50 II Curso de Formacin Psicoterapeutas Post-racionalistas, Santa Cruz de Tenerife, abril 2005; I Symposium internacional sobre neurociencias y psicopatologa: Neuronas Espejo, Santa Cruz de Tenerife, junio 2007. 51 Curso avanzado en neurociencias, fenomenologa y constructivismo, Miln, noviembre 2007. 52 Ibid. 53 Comunicacin personal (2006). 54 Curso avanzado en neurociencias, fenomenologa y constructivismo, Miln, noviembre 2007.
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55 Actualizaciones sobre el modelo constructivista post-racionalista: el S Mismo, Santa Cruz de Tenerife, junio 2006. 56 Curso avanzado en neurociencias, fenomenologa y constructivismo, Miln, noviembre 2007. 57 II Curso de Formacin Psicoterapeutas Post-racionalistas, Santa Cruz de Tenerife, mayo 2007. 58 Arciero, G. (2006) Sulle tracce di s, p. 50 (nota 17 a pie de pgina). 59 El hecho y la diferencia fundamental de nosotros es que antes de mirar el cerebro, miramos la historia sobre la persona. No es un cerebro, es mi cerebro, es mi experiencia, la Jemeingkeit (Curso avanzado en neurociencias, fenomenologa y constructivismo, Miln, noviembre 2007). 60 Arciero, G. (2006) Sulle tracce di s, p. 155. 61 Son diversas las ocasiones a lo largo de su ltima obra en las cuales se pone en evidencia que tal ejercicio se hace imprescindible llevar a cabo para el autor: Algo parecido ocurre en la vida real, sobretodo cuando una vida reclama ser examinada. Es decir, cuando emerge en el presente un cambio de perspectiva que no puede ser integrado con una operacin de reajuste de la trama (del primer plano y de su contexto), sino que implica una recomposicin del trasfondo y del mundo al cual ello alude (Arciero, G. 2006 Sulle tracce di s, p. 169; ver tambin pp. 34-35 y p. 143. 62 El autor desarrolla una visin del inconsciente alejada de aquella perspectiva freudiana por el cual tal dimensin era un lugar o un mecanismo donde se hallaba fijado el sentido del ser humano, pudiendo ste ser descifrado mediante la interpretacin de la experiencia onrica. As, toda vida consciente era puesta en sospecha y la responsabilidad de cada hombre resultaba socavada. Arciero -an admitiendo que cada momento de conciencia se sustenta en contigidad de una materia perceptiva, afectiva y memorial llamada inconsciente- se refiere a la persona como el agente y sufriente capaz de determinarse a s mismo por lo que quiere, hace y consiente (Arciero, G. 2006 Sulle tracce di s, pp. 166-170 y 193-199).
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63 Hacemos alusin a un artculo de Paul Ricoeur Muere el personalismo, vuelve la persona, donde intenta calificar la persona como el soporte de una actitud, de una perspectiva, de una aspiracin, mostrando a la vez sus reticencias a la hora de utilizar un trmino para el movimiento finalizado en -ismo (Ricoeur, P., 2000 Amor y justicia, Editorial Caparrs, Madrid).