Libro Blanco Envejecimiento Andalucia

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Junta de Andaluca, Consejera para la Igualdad y Bienestar Social.


Avda. de Hytasa 14
41007 Sevilla
www.juntadeandalucia.es/igualdadybienestarsocial

Diseo y maquetacin: Global Press Comunicacin Integral

Impresin: Publidisa

Depsito Legal: SE-3379-2010
7 LBEA
Carta del
presidente
Adelantarse y adaptarse a estos cambios
demogrfcos y sociolgicos es un reto
que necesita propuestas y respuestas,
porque nos afecta a todos y a todas.
Por ello, desde el Gobierno de Andaluca,
se est haciendo una apuesta decidida
por las polticas de Envejecimiento
Activo. Un nuevo derecho social y un
principio rector de las polticas pblicas,
tal y como reconoce y obliga nuestro
Estatuto de Autonoma.
Polticas que consolidan el recorrido
jurdico e institucional en materia de
derechos, programas y servicios para las
personas mayores llevados a cabo en
los ltimos treinta aos.
Con ellas pretendemos avanzar, con
perspectiva de gnero, en un modelo
de sociedad ms igualitaria, justa y soli-
daria, as como adecuar la atencin a las
necesidades presentes y futuras de las
personas mayores, aprovechando todo
su potencial, riqueza y sabidura.
La sociedad andaluza se enfrenta a
un cambio que supone que, en las
prximas cuatro dcadas, nuestra
poblacin mayor de 65 aos se du-
plicar y llegar a representar casi
un 30% del total de nuestra comu-
nidad autnoma.
En la actualidad, las personas ma-
yores son cada vez ms activas,
quieren vivir con mayor autono-
ma, viajar y realizar ms activida-
des. Y, sobre todo, quieren aportar
su experiencia, seguir desarrolln-
dose como personas y participar
activamente en nuestra sociedad.
8
Libro Blanco del envejecimiento activo

El Gobierno de Andaluca tiene la frme
voluntad de seguir avanzando en la con-
quista y el ejercicio de los nuevos dere-
chos sociales de las personas mayores.
Por ello, puso en marcha un proceso de
participacin pionero en Espaa y en
Europa cuyo resultado ha sido la elabo-
racin del presente Libro Blanco del En-
vejecimiento Activo.
Un Libro que, adems de ser un instru-
mento cientfco de anlisis y estudio so-
bre la realidad de las personas mayores en
Andaluca, aporta claves y recomendacio-
nes para construir una Andaluca sosteni-
ble desde el Envejecimiento Activo.
Se trata de una herramienta para mejorar
la calidad de vida de las personas mayores,
su salud y su entorno; para prevenir
situaciones de dependencia, y garantizar
su seguridad jurdica, econmica y
fsica, as como para combatir la visin
estereotipada de la vejez y proyectar una
imagen de sta ajustada a la realidad.
Un Libro para fomentar su participacin
activa en la construccin de la sociedad,
para promover la educacin y la formacin
a lo largo de la vida, la cooperacion y la
solidaridad entre generaciones.
En Andaluca, consideramos una priori-
dad la sanidad, la educacin y las polti-
cas para la dependencia como un medio
para mejorar la calidad de vida de las per-
sonas mayores.
Estoy convencido de que, entre todos y
todas, seremos capaces de convertir el
reto demogrfco y sociolgico andaluz
en una nueva oportunidad para construir
y disfrutar de una sociedad ms activa,
comprometida y solidaria, una sociedad
para todas las edades.

Jos Antonio Grin Martnez
Presidente de la Junta de Andaluca
9 LBEA
Carta de la
consejera
En sus pginas, vais a encontrar,
adems de un estudio sobre el futuro
demogrfco de nuestra Comunidad
Autnoma, claves y recomendaciones
para seguir dando vida a los aos,
para aprovechar las oportunidades
que ofrece la edad, y para generar una
nueva conciencia, positiva, solidaria e
igualitaria, sobre un proceso vital que
afecta a todas las personas.
Son claves y recomendaciones, con
perspectiva de gnero e intergenera-
cionalidad, que van a contribuir a Vivir
en seguridad, Vivir saludablemente,
participando y construyendo sociedad,
y en continua formacin, que han sur-
gido a raz de un proceso de refexin y
elaboracin comprometido, con rigor
cientfco, y visin de futuro, en el que
han participado personas, organismos y
entidades a las que quiero agradecer su
esfuerzo y trabajo.
Gracias a ellas, Andaluca, tiene su Hoja
de Ruta para llevar a cabo las polticas
de Envejecimiento Activo, avanzar en
un modelo de sociedad justa con las
personas mayores, y para dejar huella
en las futuras generaciones.
Micaela Navarro Garzn,
Consejera para la Igualdad y
Bienestar Social
Hay libros que dejan huella. El Libro
Blanco del Envejecimiento Activo en
Andaluca va a ser uno de ellos.
Con ese objetivo, desde la Junta
de Andaluca, se ha impulsado su
elaboracin participativa, para dejar
huella en las personas, en la sociedad
y en las polticas de Envejecimiento
Activo para el presente y el futuro de
Andaluca.

11 LBEA
sumario
INTRODUCCIN 17
METODOLOGA 22
EQUIPOS DE TRABAJO 27
g CAPTULO I. TRANSVERSALIDAD Y PROSPECTIVA DEL
ENVEJECIMIENTO EN ANDALUCA
1. EL ENVEJECIMIENTO DE LA POBLACIN EN ANDALUCA 35
2. CARACTERSTICAS DE LAS PERSONAS MAYORES EN
ANDALUCA. ASPECTOS ESTRUCTURALES Y TENDENCIAS
DE CAMBIO 57
g CAPTULO II. VIVIR EN SEGURIDAD
1. PREMBULO 107

2. SEGURIDAD FRENTE AL EJERCICIO DE SUS DERECHOS.
PRINCIPIO DE NO DISCRIMINACIN POR RAZN DE LA EDAD 111

3. SEGURIDAD DE LAS PRESTACIONES ECONMICAS 149

4. SEGURIDAD EN CUANTO AL ACCESO A LOS SERVICIOS.
PROTECCIN FRENTE A LOS LMITES DEL ENTORNO.
HACIA EL DISEO UNIVERSAL 177

5. SEGURIDAD COMO PERSONA CONSUMIDORA 182
6. SEGURIDAD EN CUANTO A LA PROTECCIN DE SU IMAGEN 185
7. SEGURIDAD EN CUANTO A LA PROTECCIN
DE SU PATRIMONIO 191
12
Libro Blanco del envejecimiento activo

8. SEGURIDAD FRENTE A HECHOS DELICTIVOS 193
9. SEGURIDAD VIAL Y PERSONAS MAYORES 196
10. BIBLIOGRAFA GENERAL 199
g CAPTULO III. VIVIR SALUDABLEMENTE
1. INTRODUCCIN 205
2. PROMOCIN DE LA SALUD 207
3. PREVENCIN DE LA DEPENDENCIA 225
3.1.- PREVENCIN PRIMARIA 226
3.2.- PREVENCIN SECUNDARIA 244

4. OTRAS REAS 260
5. GLOSARIO DE TRMINOS 279
6. REFERENCIAS BIBLIOGRFICA 282

g CAPTULO IV. PARTICIPANDO Y CONSTRUYENDO
SOCIEDAD
1. ENVEJECER PARTICIPANDO.
HABLEMOS DE PARTICIPACIN Y ENVEJECIMIENTO ACTIVO 296

2. ENVEJECER CONSTRUYENDO LA SOCIEDAD.
EL ENVEJECIMIENTO ACTIVO NO SLO ES PARTICIPACIN
SINO CONTRIBUCIN 324
3. ENVEJECER INNOVANDO.
PARTICIPAR Y CONTRIBUIR SIGNIFICA INNOVAR 345
13 LBEA
Sumario
g CAPTULO V. VIVIR EN CONTNUA FORMACIN.
LA EDUCACIN A LO LARGO DE TODA LA VIDA
1. INTRODUCCIN 375
2. JUSTIFICACIN DE LA EDUCACIN A LO LARGO DE
TODA LA VIDA 378

3. CARACTERSTICAS DE LOS ESPACIOS FORMATIVOS 382

4. CATLOGO DE RECURSOS FORMATIVOS EN LA COMUNIDAD
AUTNOMA ANDALUZA 390
5. PROGRAMAS INNOVADORES 392

6. LAS PERSONAS MAYORES COMO PROTAGONISTAS 422

7. CONCLUSIONES 434
8. REFERENCIAS BIBLIOGRFICAS 436
g RESUMEN DE RECOMENDACIONES 441
g PRESIDENTS LETTER 472
g REGIONAL MINISTERS LETTER 474
g INTRODUCTION 476
g RECOMMENDATIONS 481

INTRODUCCIN
METODOLOGA
EQUIPOS DE TRABAJO

17 LBEA
Introduccin
INTRODUCCIN
El envejecimiento debera ser contem-
plado como un proceso que a todos nos
afecta, que requiere modulaciones socia-
les y respuestas adaptadas. Pero no slo
de los poderes pblicos, sino de la propia
sociedad, de la propia ciudadana en un
empeo comn. Por ello se hace preciso
adoptar hbitos de vida saludable, ani-
marse a participar, a vivir, a opinar. Adop-
tar un estilo de vida presidido por la liber-
tad de elegir , de disponer del patrimonio
para el futuro, de decidir en nuestro en-
torno, de ejercer una necesaria solidari-
dad ciudadana, de crecer cada da como
personas individuales y como miembros
de la sociedad. Pero del mismo modo, li-
bertad de elegir para no hacerlo.
Varias consideraciones deben ser de-
rribadas y varios prejuicios deben ser
desalojados para sentar las bases de un
correcto concepto de envejecimiento ac-
tivo: la primera, pensar que el espectacu-
lar envejecimiento de la poblacin es una
amenaza para la sociedad del bienestar
es una visin que oculta la oportunidad
y reto que conlleva; la segunda, que las
personas mayores no representan pasi-
vos de gasto y de contribucin, sino que
por el contrario, producen riqueza y es-
tmulos en la economa al crear sector,
conllevan una adaptacin en la forma de
prestar los servicios pblicos dando en-
trada a empleados pblicos ms cerca-
nos, humanos y efcaces; la tercera, que
ayudan a las familias y aportan experien-
cia, que contribuyen a crear mejoras en
los entornos.
El envejecimiento activo no ha de verse
slo como una poltica de accin deriva-
da de la necesidad de adaptarse al cru-
cial cambio demogrfco que acarrea el
envejecimiento de la poblacin. Debe
ser contemplado como una palanca de
transformacin, que permita adaptar
la sociedad con el esfuerzo de los po-
deres pblicos y de la ciudadana- a un
cambio de paradigma sobre la imagen y
valor de las personas mayores. Partiendo
de la base de que todos envejecemos y
que envejecemos juntos, en nuestras fa-
milias y en nuestros contextos, se hace
preciso asumir los postulados derivados
del envejecimiento activo como un com-
promiso ciudadano que hace crecer las
sociedades y que genera oportunidades,
bienestar, riqueza y empleo.
La visin de envejecimiento activo de
este Libro representa un modelo que
permita envejecer aportando, participan-
do socialmente de acuerdo con nuestras
18
Libro Blanco del envejecimiento activo
capacidades. Por tanto, nadie puede ser
excluido de las necesarias polticas de en-
vejecimiento activo.
Aprender a gestionar la edad se consti-
tuye como un factor clave en la construc-
cin de nuestro conce pto. Se trata de
acompasar nuestra aportacin social a la
evolucin y al proceso vital ,que ofrece
formas distintas de seguir siendo tiles
en una Sociedad que nos sigue necesi-
tando a medida que envejecemos.
Nuestra visin del envejecimiento activo
en Andaluca, parte de la defnicin de
envejecimiento activo dada por la Orga-
nizacin Mundial de la Salud. Asumimos
la necesidad de implementar esta po-
ltica porque as tambin lo exige nues-
tro marco estatutario, como un derecho
social y como un principio rector de los
poderes pblicos. Entendemos, pues, el
envejecimiento activo como el proce-
so de optimizacin de las oportunidades
de salud, participacin y seguridad con el
fn de mejorar la calidad de vida a medida
que las personas envejecen. Y aadimos la
educacin y formacin para toda la vida.
Como un proceso sin interrupcin que
nos acompaa a lo largo de toda nuestra
existencia y que no se queda en la puerta
de la jubilacin.
En torno a esos cuatro ejes aplicamos
los postulados anteriormente referidos.
Entendemos el envejecimiento activo
como:
g Envejecer SEGURO
g Envejecer SALUDABLEMENTE
g Envejecer PARTICIPANDO y
CONTRIBUYENDO
g Envejecer FORMNDOSE y
EDUCNDOSE
Dicho de otro modo; es vivir seguro, con-
tando con los apoyos sociales, jurdicos
y sanitarios, caso de necesitarse. Es vivir
con salud, disponiendo de recursos que
le permitan desenvolver una vida salu-
dable. Es vivir sintindose reconocido
respetado y requerido para aportar a la
sociedad. Es vivir formndose y educn-
dose a lo largo de toda la vida.
Todo ello requiere la adopcin de una
serie de principios que componen las
coordenadas de nuestra visin del
envejecimiento activo en Andaluca:
INTEGRAL
El envejecimiento activo presenta una
variedad de aspectos y factores que
reclaman un enfoque global y conjunto
que aborde todos los factores que en l
confuyen.
PROTECCIN
Los mecanismos de proteccin de las
personas mayores deben verse como res-
puestas ante situaciones que no defnen
al grupo, sino ante contingencias por las
que pueden pasar otros grupos.
19 LBEA
Introduccin
TRANSVERSALIDAD
Las respuestas tienen que darse desde to-
dos los mbitos implicados no abarcando a
uno slo. Las aportaciones deben de hacer-
se desde el sector sanitario, social , de trans-
portes, urbansitico, econmico, cultural.
COORDINACIN E
INTERSECTORIALIDAD
Ha de favorecer la coordinacin entre los
distintos agentes al objeto de potenciar
las acciones y hacerlas efcaces. Prctica-
mente todas los mbitos de accin de los
poderes pblicos realizan acciones sobre
personas mayores, pero es preciso enmar-
car estas acciones dentro de una poltica
comn. No es razonable que acciones que
abarcan a un amplio sector de la pobla-
cin se efecten sin una estrategia global
que reparta tareas y competencias.
COOPERACIN
Se buscarn formas de cooperacin con otras
Administraciones y con el Tercer Sector.
INNOVACIN Y CREATIVIDAD
Han de buscarse soluciones y respuestas
apegadas a la realidad, sostenibles y
efcaces. Pero tambin, desde luego,
modelos innovadores y creativos para
adaptar las respuestas a las necesidades
de la sociedad.
FLEXIBILIDAD
El modelo de envejecimiento activo debe
ser fexible y adaptable a los cambios so-
ciales que, cada vez se producen con ma-
yor intensidad en menores perodos de
tiempo. As, este Libro Blanco debe ser
un instrumento modulable y gil que de
respuesta permanente a las nuevas ne-
cesidades que genera la transformacin
social derivada del envejecimiento de
nuestra poblacin.
INCLUSIVIDAD
Todos y todas participamos del envejeci-
miento. Todos y todas estamos inmersos
en contextos de envejecimiento. Enve-
jecen nuestras familias, nuestros barrios,
nuestras ciudades, nuestra regin
INTERGENERACIONALIDAD
La sociedad no est fragmentada, y como
tal debera ser un espacio comn de en-
riquecimiento mutuo, donde jvenes,
adultos y mayores convivan e intercam-
bien valores, informacin, tradiciones
IGUALDAD
La igualdad de oportunidades y la inclu-
sin social son metas fundamentales so-
bre las que se orienta la poltica andaluza
actual, y deben representar, as mismo, las
bases fundamentales del desarrollo de las
polticas activas de envejecimiento.
ATENCIN AL ENTORNO URBANO Y
RURAL
Para la atencin igualitaria al entorno
urbano y rural, sera conveniente que se
hiciera accesible a las personas mayores
los circuitos informativos y que se les
motivara para que llevasen a cabo los
programas ofertados.
20
Libro Blanco del envejecimiento activo
Este Libro se divide en cinco captulos que
abarcan todos los aspectos que confuyen
en las polticas de envejecimiento activo.
Cada uno de ellos realiza una exposicin
detallada que conduce a la formulacin
de una serie de recomendaciones que
alcanzan un total de 130.
As, el primer captulo, denominado
Transversalidad y Prospectiva del enve-
jecimiento en Andaluca, se inicia con un
anlisis sobre los cambios sociales deri-
vados del envejecimiento de la pobla-
cin en Andaluca, sus peculiaridades y
proyecciones de futuro. Tambin se lleva
a cabo un detallado estudio de las perso-
nas mayores andaluzas en sus aspectos
estructurales y en las perspectivas de
cambio. En l se afrma que es preciso
saber cules son los rasgos sociolgicos
fundamentales de las personas mayores
en la comunidad autnoma de Andalu-
ca, analizando tanto aspectos estructu-
rales como tendencias de cambio, que
informen sobre los diferentes modos de
envejecer y que, por aadido, aporten
un conocimiento que ayude a desterrar
los prejuicios y los estereotipos que a
menudo circulan sobre ellas. . Y en este
captulo se expone la necesidad de abor-
dar las polticas de envejecimiento con
dos lneas transversales imprescindibles,
cules son la perspectiva de gnero y las
relaciones intergeneracionales.
El segundo captulo, denominado Vivir
en Seguridad, aborda los distintos as-
pectos que contribuyen a la formacin
de uno de los ejes esenciales de nuestro
modelo de envejecimiento activo. Gozar
de un minimum de proteccin es im-
prescindible para la construccin de un
efcaz concepto de envejecimiento acti-
vo. Y se entiende esa seguridad de forma
polidrica: seguridad jurdica y protec-
cin de derechos, seguridad econmica,
seguridad frente a los lmites del entorno
y seguridad frente a una adecuado tra-
tamiento por los medios informativos y
publicitarios de las personas mayores. En
un sostenido afn por tratar todos los as-
pectos que gravitan sobre la vida diaria
de las personas mayores se han realizado
propuestas sobre la seguridad vial, sobre
la discriminacin por razn de la edad, so-
bre la proteccin del patrimonio familiar,
sobre sus derechos como consumidores
y consumidoras y ante hechos delicitivos
de los que puedan ser vctimas. Vivir con
seguridad es un postulado imprescindi-
ble para envejecer con calidad de vida.
El anlisis de los requisitos de un Enve-
jecimiento Saludable conforma el Tercer
Captulo de este documento . Se denomi-
na Vivir Saludablemente. En l , a travs
de profesionales de la salud , se han trata-
do hasta el agotamiento temtico todos
los aspectos que confuyen en un enveje-
cimiento saludable. Un ligero anlisis del
ndice de este Captulo nos da una cabal
idea del amplio trabajo de sntesis que se
ha acometido. Promocin de la Salud y
Prevencin de la Dependencia han sido
los dos pilares sobre los que se ha asen-
tado este captulo , ms un estudio de los
aspectos referidos al maltrato, investiga-
cin, formacin y nuevas tecnologas as
21 LBEA
Introduccin
como un acercamiento a los contextos
infuyentes en la salud de las personas: el
barrio, la familia, el municipio y el mbito
institucional.
El Captulo IV denominado Envejecer
participando y construyendo sociedad.
Innovacin y envejecimiento activo
asienta las bases de un exitoso enve-
jecimiento activo por los cauces de la
participacin. Se envejece mejor si se
participa. Se sientan los principios de
participacin en el envejecimiento. Se
recalca el importante componente de
construccin y conformacin social que
reporta la participacin activa de las
personas mayores en la sociedad. Y en-
laza, en una audaz construcin, el enve-
jecimiento con la innovacin. Se seala
en este Captulo : la participacin y la
contribucin al bien comn propias del
envejecimiento activo son en s mismas
fuente de innovacin en la medida en
que ayudan a construir una sociedad
donde envejecer ms y, sobre todo, me-
jor. Nunca antes envejecer haba sido
posible para tantas personas; ahora tra-
tamos de que ese envejecer vaya acom-
paado de bienestar general para todas
las personas y todas las comunidades, a
lo largo de toda la vida.
Finalmente, la incorporacin de un Ca-
ptulo V referido a la Formacin, supone
dotar de carta de naturaleza a la conside-
racin por la cual no cabe ligar educacin,
formacin y aprendizaje a determinadas
etapas de la vida. Siempre se aprende y
siempre se ensea en un quehacer ligado
al devenir vital de las personas. Por eso se
denomina Vivir en Continua Formacin.
Educacin para toda la vida. En este Ca-
ptulo se sealan las caractersticas que
han de reunir los espacios formativos, se
muestra un catlogo de recursos forma-
tivos de nuestra Comunidad Autnoma
y se incide en programas como los de
preparacin a la jubilacin activa y los
universitarios. Por ltimo, se asienta el
protagonismo de las personas mayores
en la cultura, conocimiento, lectura, ex-
periencias y tradiciones.
Como ltimo apartado de este Docu-
mento se presenta un compendio de
las distintas recomendaciones que han
ido cerrando cada uno de los apartados
temticos de los captulos anteriormen-
te referidos. 130 recomendaciones que
son las coordenadas sobre las que ha de
desenvolverse el desarrollo de las polti-
cas de envejecimiento activo durante los
prximos aos.
M Jos Castro Nieto,
Directora General de Personas
Mayores
22
Libro Blanco del envejecimiento activo
1.- DESCRIPCIN
El proceso de elaboracin del Libro
Blanco del Envejecimiento Activo parti
de un Documento Marco elaborado
por la Direccin General de Personas
Mayores que compendiaba textos y
refexiones al efecto de enmarcar la
materia a discutir. Este Documento fue
presentado a la sociedad el mes de julio
de 2009 en sendos actos en Sevilla y
Granada que contaron con un total de
1100 asistentes con una amplia difusin
en los medios.
De todo este proceso fue puntualmente
informado el Consejo Andaluz de Mayo-
res. Con fecha de 17 de septiembre de
2009 se convoc a la Comisin Perma-
nente del Consejo Andaluz que proce-
di a la validacin del procedimiento
de elaboracin con la determinacin de
que miembros del propio Consejo for-
maran parte de los Grupos de Expertos
que analizaran el Documento Marco.
As se materializara una participacin
de primer nivel.
Con fecha de 13 de octubre de 2009 se
celebr el I Encuentro Tcnico de los
Grupos de Trabajo del LBEA . En l se
defnieron los contenidos y reparto de
tareas de los grupos y se comenz a tra-
bajar con un horizonte de entrega de
los trabajos a diciembre de 2009. Una
de las seas de identidad de estos
grupos fue aunar la altsima prepara-
cin profesional de sus componentes
con la presencia de personas mayores
conocedoras de primera mano de la
realidad, a las cuales se les atribuy el
rol de mayores expertos y expertas.

El 26 de enero de 2010 tuvo lugar el II
Encuentro Tcnico donde los Grupos de
Trabajo emitieron sus recomedaciones
fruto de sus aportaciones y las de los
Grupos de Trabajo Provinciales. Se
duplicaron las recomedaciones previstas
en el Documento Marco. Se pas de 65
propuestas a 130.

METODOLOGA
23 LBEA
Metodologa
Hay que indicar que este proceso abri
una serie de debates a nivel provincial en
Grupos de Trabajo que, desde el ncleo de
los Consejos Provinciales, aglutinaron al
sector, profesionales e instituciones como
la Universidad as como Administracin
Local y Provincial. Desde estas instancias
se efectuaron propuestas e indicaciones
que fueron incorporadas a los Grupos de
Expertos.
Por tanto, la participacin del proceso ha
estado materializada por las siguientes
notas:
g COMUNICACIN CONTINUA DEL
ESTADO DEL PROCESO
g PARTICIPACIN DE LAS PERSONAS
MAYORES A NIVEL DE EXPERTOS
g PARTICIPACIN DESCENTRALIZADA
EN PROCESOS PROVINCIALES
2.- ESQUEMA DEL PROCESO
24
Libro Blanco del envejecimiento activo
g REPRESENTACIN EN EL PROCESO
DE :
w Tcnicos de casi todas las
Consejeras
w Representantes de sindicatos
w Entidades del sector
w Administracin Local
w Instituciones como la Universidad y
Centros de Investigacin.
Todo ello ha hecho que el Libro Blanco
no sea solo un instrumento cientfco de
anlisis y estudio de una situacin, sino
un mecanismo de participacin activa
en la elaboracin de polticas pblicas.
Podemos decir que ms de 200 personas
han participado en el proceso de forma
directa. Ello le dota de un alto grado de
legitimidad participativa.
Los equipos de Expertos han contado
con la aportacin de 61 expertos y
expertas de referencia de diversas reas.
Si hicieramos un perfl de los mismos
contaramos con lo siguiente :

w 6 Socilogos
w 2 Estadsticos
w 9 Psiclogos
w 4 Trabajadores Sociales
w 6 Juristas
w 1 Periodista
w 4 Economistas
w 7 Mdicos
w 3 Enfermeros
w 1 Psiquiatra
w 1 Arquitecta
w 2 Matemticas
w 1 Bibilotecnoma
w 1 Profesor de Enseanza Secundaria
w 1 Licenciada en Historia del Arte
w 1 Gegrafo
w 5 Personas mayores expertas
w 6 Personas Mayores representativas
25 LBEA
Metodologa
3.- PROCESOS PROVINCIALES
Han intervenido en estos procesos que
se celebraron de octubre a diciembre de
2009, 114 personas en las reuniones cele-
bradas en los ocho procesos provinciales.
Los perfles participativos han sido los si-
guientes.
w 10 Representantes del
movimiento asociativo
w 25 Asociaciones de Personas
Mayores
w 19 Tcnicos
w 6 Representantes de las
Aulas Universitarias de Personas
Mayores
w 9 Representantes Sindicales
w 35 Directores /as de Centros de Da
w 10 Representantes del mbito local
27 LBEA
Equipo de
trabajo
EQUIPO DE TRABAJO
Direccin General de Personas Mayores
w MARA JOS CASTRO NIETO
Directora General de Personas Mayores
Comit Cientfco
w JUAN LPEZ DOBLAS
Profesor titular de Sociologa. Universi-
dad de Granada
w FERNANDO SANTOS URBANEJA
Fiscal.
w JUAN M. ESPINOSA ALMENDROS
Dr. en Medicina. Consejera de Salud
w MARIANO SNCHEZ MARTNEZ
Profesor titular de Sociologa. Universi-
dad de Granada
w MANUEL VELZQUEZ CLAVIJO
Catedrtico Psicologa. Universidad de
Sevilla
w JESS J. FERREIRO CASILLAS
Ldo Derecho. Coordinador General Tc-
nico. DGPM-CIBS
Equipo Tcnico
Coordinador General Tcnico
w JESS J. FERREIRO CASILLAS
Coordinadores/as Tcnico/as (DG
Personas Mayores)
w MIGUEL A. RECHE POZO
w ROSARIO PARRA CASTILLA
w M DEL CARMEN CARRIZOSA MUOZ
w LEONOR BURGOS GONZLEZ
Coordinadores Tcnicos Provinciales
w TRINIDAD PREZ MRQUEZ
w MARA ISABEL CLAVERO GOMILA
w ALEJANDRO VICARIO YAGEZ
w ENCARNACIN GARCIA REYES
w JESS M. LPEZ FERNNDEZ
w ELAS CABEZA HEREDIA
w M DEL CARMEN MONTAEZ ZURITA
w FCO. JAVIER GONZLEZ MATEOS
Apoyo Tcnico
w ISABEL CALVO VALLE
w PAQUI BONACHERA ESPINO
Grupos de expertos
Grupo I. TRANSVERSALIDAD Y
PROSPECTIVA DEL ENVEJECIMIENTO
EN ANDALUCA
w JUAN LPEZ DOBLAS
(Coordinador Cientfco)
w PEDRO CHICHARRO RODRGUEZ
Diputacin Provincial de Sevilla
w MARA JESS CUERVA SALAS
Instituto Andaluz de la Mujer
w JUAN A. HERNNDEZ RODRGUEZ
Instituto Andaluz de Estadstica
w INMACULADA LINDO CAMACHO
Trabajadora Social. Experta en
intergeneracionalidad
w M. DOLORES RIVILLAS JURADO
Experta mayor
w ISABEL GARCA RODRGUEZ
Instituto de Estudios Sociales Avanza-
dos - Consejo Superior de Investigacio-
nes Cientfcas.
w FRANCISCO J. ROMANCO VILLARN
Instituto Andaluz de la Juventud
28
Libro Blanco del envejecimiento activo
w ANGELITA SNCHEZ CARRILLO.
Experta mayor
w MIGUEL NGEL RECHE POZO
(Coordinador Tcnico)
Grupo II. VIVIR CON SEGURIDAD
w FERNANDO SANTOS URBANEJA
Fiscal (Coordinador Cientfco)
w RAFAEL LEA FERNNDEZ
Notario
w IGNACIO GALLEGO DOMNGUEZ
Catedrtico de Derecho Civil, Universi-
dad de Crdoba
w MARA LUISA PREZ PREZ
Consejera del Consejo Audiovisual de
Andaluca
w CAMILO HERNNDEZ LEN
Instituto Nacional de la Seguridad Social
w JOS RAMN BEGINES CABEZA
Secretara General Tcnica CIBS
w CRISTINA VLEZ MATEO
Direccin General de Personas con
Discapacidad. CIBS
w FRANCISCO JAVIER JIMNEZ PREZ
Direccin General de Consumo. CSA
w MARA JOS LPEZ LPEZ
D. Gral. de Violencia de Gnero.CIBS
w JUAN CERRILLO MANSILLA.
Experto Mayor
w JESS J. FERREIRO CASILLAS
(Coordinador Tcnico)
Grupo III. VIVIR SALUDABLEMENTE
w JUAN M. ESPINOSA ALMENDRO
Mdico. Secretara General de Salud P-
blica y Participacin. Consejera de Salud
(Coordinador Cientfco)
w ANTONIO SAGUS AMAD
Mdico. Revisor General. Secretara
General de Salud Pblica y Participacin.
Consejera de Salud
w JUAN M. IZQUIERDO CARRASCO
Enfermero. Servicio Andaluz de Salud
w M LUZ BURGOS VARO
Trabajadora Social. SAS
w FRANCISCA MUOZ COBOS
Mdica. SAS
w JOS MANUEL CABRERA RODRGUEZ
Mdico . SAS
w SUSANA RODRIGUEZ DOMNGUEZ
Mdica. SAS
w BIENVENIDA GALA FERNNDEZ
Enfermera . SAS
w SUSANA RODRIGUEZ GMEZ
Enfermera. SAS
w SYRA BORRS PRUNEDA
Psicloga. Consejera de Salud
w LUCA LAZO BATANERO
Psicloga. Consejera de Salud
w JUAN DE DIOS BEAS JIMNEZ
Mdico. Centro Andaluz de Medicina De-
portiva. Consejera de Turismo, Comercio
y Deporte.
w LEOCRICIA JIMNEZ LOPEZ
Mdica. Directora del Centro Andaluz
de Medicina Deportiva. Consejera de
Turismo, Comercio y Deporte.
w MERCEDES AMO FERNNDEZ
Mdica de Familia
29 LBEA
Equipo de
trabajo
w FRANCISCO DURN LAGO
Mayor experto
w MANUEL CASTROVIEJO RODRGUEZ
Mayor Experto
w M JOS LASHERAS DOMNGUEZ
Mayor Experto
w ROSARIO PARRA CASTILLA
Coordinadora Tcnica ( CIBS)
Grupo IV. PARTICIPANDO Y
CONSTRUYENDO SOCIEDAD
w MARIANO SNCHEZ MARTNEZ
Coordinador Cientfco
w PEPITA ALTAMIRANO MADRID-SAL-
VADOR Mayor Experta
w FERMN CABALLERO MORENO
Mayor Experto. Vicepresidente Primero
del Consejo Andaluz de Mayores
w RICARDO DE CASTRO MAQUEDA
Consejera de Medio Ambiente
w LUCA DEL MORAL ESPN
Economista Investigadora. Universidad
Pablo de Olavide.
w MANUEL FERNNDEZ SANTOS
Mayor experto. CONFEMAC
w RAL GARCA MORALES
Direccin General de Voluntariado y Par-
ticipacin. Consejera de Gobernacin y
Justicia.
w MANUEL P. HERRERA GALA
Direccin General de Servicios Sociale y
Atencin a las Drogodependencias. CIBS
w NGELES NIETO RUBIO
Psiquiatra. Diputacin de Sevilla
w ISIDRO REBOLLO TORRENT
Mayor experto. FOAM
w CARMEN RODRGUEZ CORTASA
Consejera de Obras Pblicas y Vivienda
w ANTONIO ROJAS GIL
Representante de PYMA
w ARACELI LPEZ PEALVER
Colaboradora especial. Diputacin de
Sevilla
w M DEL CARMEN SOLS ESPALLARGAS
Colaboradora especial. Consejera de
Medio Ambiente
w M DEL CARMEN CARRIZOSA MUOZ
Coordinadora Tcnica
Grupo V. FORMACIN CONTNUA.
EDUCACIN PARA TODA LA VIDA
w MANUEL VELZQUEZ CLAVIJO
Coordinador Cientfco
w MONTSERRAT MIRMN CASTILLO
Consejera de Economa, Innovacin y
Ciencia.
w MARA LUISA TORN MARN
Pacto Andaluz por el Libro. Cons. de Cultura.
w FRANCISCO ACOSTA ACEVEDO
Consejera de Educacin.
w M DE LOS NGELES RUIZ JMENEZ
Consejera de Cultura
w CONCHA REDONDO TARODO
Experta mayor.
w JUAN DE LA TORRE FABR
Experto Mayor. FADAUM
w LEONOR BURGOS GONZLEZ
Coordinadora Tcnica
Grupos de trabajo provinciales
ALMERA
w ANTONIO GUTIRREZ PAREDES
Asociacin de PP MM Gran Sol
w JUAN PIEDRA CRIADO
Asociacin Jubilados CAJAMAR
30
Libro Blanco del envejecimiento activo
w ANTONIO G. CAADAS GARCA
Comisiones Obreras
w RAFAEL ESPINOSA GARCA
As. de PP.MM Ciudad Jardn UNIM
w FRANCISCA M LIROLA MALDONADO
Centro de Da de El Ejido
w MARA DEL CARMEN RUEDA GIL
Delegacin Provincial CIBS
w ANTONIO MARTNEZ MARTNEZ
Director Centro de Da Hogar I
w ANA AGUDO PUNZN
Directora Centro de Da Hogar III
w ELOISA ROMERO PLAZAS
Trabajadora Soc. Centro de Da Hogar III
w ANTONIO FERNNDEZ PREZ
Universidad de Personas Mayores. Almera
w HILDEGART LVAREZ LVAREZ
Universidad de Personas Mayores Almera
w RODRIGO ROMERO ANGLS
Universidad de Personas Mayores Almera
w CONSUELO GMENEZ MARTNEZ
Universidad de Personas Mayores Almera
CDIZ
w ANDRS CASTAO CARB
Representante de Personas Mayores
w JOSE MANUEL GARCA CINTADO
Representante de PP MM. Consejo Local
de Mayores Jerez
w JOS ANTONIO VERA ARROYO
Director Centro de Da La Paz- Cdiz
w JUAN ESPADA GUERRA
Universidad de Personas Mayores de
Cdiz
w ENCARNACIN MENA TORRES
Delegacin Provincial . CIBS
w INMACULADA APARICIO GUTIRREZ
Unin de Pensionistas de Cdiz
w ISABEL CEREZO SNCHEZ
Directora Centro de Da Sanlucar de
Barrameda I
w JOSEFA UTRERA MANSO
Directora Centro de Da La Granja- Jerez
de la Frontera
w JUAN FRANCISCO JUANES RIESGO
Diputacin Provincial de Cdiz
CRDOBA
w RAFAELA BUENO BONILLA
Directora del Centro de Da de Mayores
Crdoba I
w INMACULADA REQUENA DAZ
Directora del Centro de Da de Mayores
Crdoba II
w JULIA CONTRERAS AGUILERA
Directora del Centro de Da de Mayores
Caero-Fuensanta
w ELOSA REBOLLO PORRAS
Directora del Centro de Da de Mayores de
Poniente
w FRANCISCO ROT SANTACRUZ
Director del Centro de Da de Mayores de
Crdoba III
w JOS COSANO MOYANO
Coordinador General de la Ctedra Inter-
generacional de Personas Mayores
w BLAS SNCHEZ DUEAS
Secretario de la Ctedra Intergeneracio-
nal de Personas Mayores
w RAFAEL MARTNEZ RUIZ
Consejo Provincial de Mayores en repre-
sentacin CC.OO
w MANUEL HARO VILLOSLADA
Consejo Provincial de Mayores en repre-
sentacin CC.OO
w MANUEL MATEO RUIZ
Consejo Provincial de Mayores en repre-
sentacin de Asociaciones de Pensionistas
31 LBEA
Equipo de
trabajo
w SALVADOR ALBA GAITN
Consejo Provincial de Mayores en repre-
sentacin de Asociaciones de Pensionistas
w JOS MANUEL ZAFRA MATA
Consejo Provincial de Mayores en repre-
sentacin de Asociaciones de Pensionistas
w ASCENSIN GMEZ VALERO
Consejo Provincial de Mayores en repre-
sentacin de Asociacin de Alzheimer
w MIGUEL GARCA DEL SOL
Consejo Provincial de Mayores en repre-
sentacin de Centros de Da de Mayores
w MIGUEL LPEZ DURN
Consejo Provincial de Mayores en repre-
sentacin de Centro de Da de Mayores
GRANADA
w SERGIO GARCA MEGAS
Representante de Personas Mayores
w ENCARNACIN OLMEDO PAREDES
Asociacin de Pensionistas y Jubilados
La Cartuja
w ISABEL MARN RODRGUEZ
Delegacin Provincial. CIBS
w JUANA M RODRGUEZ MASA
Diputacin Provincial de Granada
w JOSEFA JIMNEZ TAMAYO
Concejala Excmo. Ayuntamiento de Loja
w JOS LUIS ANDRADE JIMNEZ
Excmo. Ayunatamiento de Granada.
Consejo Local de Mayores
w MARGARITA CAMACHO ROLDN
Asociacin de Familiares de Enfermos de
Alzheimer
w MANUEL ESPIGARES RUIZ
Asociacin Nuevas Alternativas
w FRANCISCO MUOZ MOLINA
Universidad
w PILAR VAREA DE LA MERCED
Unin General de Trabajadores
w M DOLORES RIVILLAS JURADO
Fundacin Gern
w JOS GARCA GARRIDO
Usuario . Centro de Da Zaidin
w M. CARMEN MARTNEZ ASENSIO
Directora C.Da de Mayores LA PAZ
w ANA MARA REY MERINO
Directora C.Da de Mayores Buenos Aires
w MARA VALENZUELA MUOZ
Directora C. Da de Mayores Sta. Cruz del
Comercio
HUELVA
w MANUEL CHAVES DONAIRE
Centro de da de P. Mayores Juan Ramn
Jimnez.
w MARA PALMA SNCHEZ
Junta de Gobierno Centro de da P. Ma-
yores Mora Claros.
w LUIS GARRIDO RENTERO
Director Centro de da P. Mayores Valver-
de del Camino.
w AUXILIADORA ROMERO ARRAYAS
Trabajadora Social Centro de da P. Ma-
yores Valverde del Camino.
w ISABEL FERREIRO ELICES
Junta de Gobierno Centro de da P. Ma-
yores de Lepe.
w MANUELA CAMPILLO RIVERA
Junta de Gobierno Centro de da P. Ma-
yores de Lepe.
w FRANCISCO BERMEJO CASTILLA
Junta de Gobierno Centro de da P. Ma-
yores de Valverde de Camino.
w MANUEL MANTERO DGUEZ
Junta de Gobierno Centro de da P. Ma-
yores de Valverde de Camino.
32
Libro Blanco del envejecimiento activo
JAN
w GABRIEL GARRIDO DELGADO
Asociacin Fuente del Pisar
w DIEGO HIDALGO LOPEZOSA
Fundacin Santo Tom. Director
Residencia PPMM
w INMACULADA RAMOS CIVANTOS
Fundacin Gern. Directora Residencia
PPMM Vilches
w JUAN AGUAYO LIBANA
Delegacin Provincial de Educacin
w MANUEL JIMNEZ ACOSTA
C.D. beda.
w CAPILLA VEGA SABARIEGO
U.G.T. Sria. Mujer y Poltica Social
w JOS M. FUENTES CANO
C.D. Alcal la Real. Representante C.A.
Mayores
w AURELIA MONTORO CASTRO
Ex Directora C.D. Alumna Universidad de
Mayores.
w JOS QUESADA TORRES
Director C.D. Jan-Catedral
w DOLORES GINS JIMNEZ
Directora C.D. Andjar
JUAN C. HIGUERAS ROMN
Director C.D. Bailen.
ROCO DE LA ROSA PANDURO
Delegacin Provincial CIBS
MLAGA
w RAFAEL VELASCO LLAMAS
Representante de PP MM
w ANTONIO COLLADO EXPSITO
Representante de PP MM
w JOS LUIS MARTNEZ GONZLEZ
Consejera de Salud
w JUAN CERRILLO MANSILLA
Unin General de Trabajadores
w IGNACIO BENEROSO MUOZ
Representante de Asociaciones de
PP.MM.
w MARA CRUZ MARISCAL DURN
Representante de PP MM
w FRANCISCO PREZ PREZ
Representante de PP MM
w JUAN MUOZ CORTS
Representante de Consejos Locales
w FRANCISCO JAVIER VIELBA ROLDN
Director C.D. Crtama
w REYES PALACIOS CANO
Directora C.D. Mlaga-Perchel
w MANUEL PRIETO PRIETO
Directora C.D. Mlaga-Perchel
w FRANCISCO JAVIER PINEDA MARTN
Director C.D. Mlaga-Trinidad
w JORGE BISBE FBREGAS
Socio de Centro de Da Mlaga-Trinidad
SEVILLA
w ENRIQUE BAENA RECIO
CD Macarena
w MAITE MENDOZA LVAREZ
Director de CD de Cora del Ro
w PEDRO DAZ SOLS
Director de CD de Lora del Ro
w JOS LUIS FERNNDEZ CALVENTE
CD Triana (Coordinador)
w NGELES NIETO RUBIO
Diputacin de Sevilla
PEDRO CHICHARRO RODRGUEZ
Diputacin de Sevilla
01
Captulo
TRANSVERSALIDAD Y PROSPECTIVA DEL
ENVEJECIMIENTO EN ANDALUCA

35 LBEA
Captulo
01
TRANSVERSALIDAD Y
PROSPECTIVA DEL
ENVEJECIMIENTO EN
ANDALUCA
1.- EL ENVEJECIMIENTO
DE LA POBLACIN EN
ANDALUCA
1.1.- SE ESTN PRODUCIENDO
CAMBIOS DEMOGRFICOS DE
UNA MAGNITUD DESCONOCIDA
EN LA HISTORIA DE ANDALUCA
Andaluca, al igual que el resto de las so-
ciedades avanzadas, registra en la actua-
lidad una fuerte expansin de los grupos
de poblacin de edad elevada, formados
por efectivos que tienden a vivir cada vez
ms aos y que no dejan de ganar peso
relativo con respecto a los dems seg-
mentos de la poblacin. Esta situacin,
que se conoce como envejecimiento de-
mogrfco, es resultado de la combina-
cin de una serie de comportamientos
ligados a la transicin demogrfca e ini-
ciada en la comunidad autnoma anda-
luza hace ya ms de un siglo.
El envejecimiento demogrfco, por lo
tanto, puede ser entendido como el con-
tinuo aumento del promedio de edad de
las personas que componen una determi-
nada poblacin y que, por facilidades de
clculo, suele medirse a travs de la evo-
lucin del porcentaje de personas mayo-
res de 65 aos, aunque este criterio sea
discutible dado que sociolgicamente
el envejecimiento constituye un proceso
que no se cie a una edad concreta sino
que, en verdad, acontece en las personas
en todo momento de su vida.
No ha de confundirse, por consiguiente,
el envejecimiento demogrfco con el en-
vejecimiento humano, aunque a lo largo
de este captulo utilicemos a menudo los
65 aos con el objeto de ser operativos
en el anlisis del grupo de poblacin de
mayor edad, protagonista no slo de
un incremento espectacular de efectivos
sino de una serie de tendencias bastante
hondas que ponen de manifesto el desa-
rrollo de nuevas formas de envejecer en
Andaluca. Lo que resulta destacable, en
efecto, no es nicamente que las perso-
nas de ms de 65 aos (o de 75 aos, o
de 85 aos) sean cada vez ms numero-
sas, sino que se hallen experimentando
transformaciones sociales que las hacen,
en sntesis, afrontar su envejecimiento de
una manera diferente a las pautas tradi-
cionales.
En su dimensin puramente demogrf-
ca, por la que conviene empezar, la evo-
lucin de las pirmides de la poblacin
andaluza durante el ltimo siglo ponen
de relieve los profundos cambios que ha
ido registrando su estructura por edad.
Estos cambios, no obstante, han cobrado
una intensidad mxima en las ltimas d-
36
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
01
cadas, afectando tanto a la base de la pirmide de la poblacin, cada vez ms estre-
cha, como a la cspide, que no deja de ganar amplitud (grfco 1):
37 LBEA
Captulo
01
La reduccin de la mortalidad, y el consiguiente alza en la esperanza de vida de los
individuos, explica el incremento en cifras absolutas de las personas longevas que se
viene produciendo en Andaluca, de modo incesante, desde hace ms de cien aos.
En trminos relativos, adems, el hecho de que cada vez ms habitantes sobrevivan
hasta edades avanzadas tambin contribuye al envejecimiento demogrfco ya que
van concentrando un mayor protagonismo estructural respecto a los dems grupos
de poblacin. A principios del siglo XX, sin embargo, la intensa disminucin de la
mortalidad infantil que se produjo tendi, ms que a envejecer la pirmide de la
poblacin, a rejuvenecerla algo, elevando la proporcin de nios, adolescentes y
jvenes con que contaba Andaluca (grfcos 2a y 2b).
38
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
01
Pero, siendo importante al alargamiento
de las expectativas de vida de los
andaluces y de las andaluzas, al que
luego volveremos a referirnos, no es el
nico factor que interviene impulsando
el envejecimiento demogrfco puesto
que en este proceso tambin contribuyen
decisivamente tanto la fecundidad como
las migraciones:
g La fecundidad, de hecho, tiene un
efecto determinante en la defnicin de
la estructura por edad de las poblaciones.
Las pirmides andaluzas de los tres
primeros cuartos del siglo XX responden
a un alto nmero de nacimientos, que se
traducen en estructuras demogrfcas
jvenes. En cambio, la drstica cada de la
fecundidad ocurrida desde mediados de
los aos setenta conduce hacia pirmides
de perfl muy diferente, caracterizadas
por el envejecimiento, como la de 2009
(grfcos 3a y 3b).

39 LBEA
Captulo
01
g Las migraciones es el tercero de los fenmenos demogrfcos a tener en cuenta
en el anlisis demogrfco del envejecimiento. Lo inmediato y en la escala macro
hace pensar que, en Andaluca, la fuerte entrada de inmigrantes de la ltima dcada,
fundamentalmente en edad laboral, ha ayudado a frenar coyunturalmente el
envejecimiento. A largo plazo contribuirn a lo contrario, siempre que se reduzcan,
como es previsible, el volumen de entrada de este colectivo (grfcos 4a y 4b). Se
estima que para el 2.025 ms de la dcima parte de las personas mayores de 65 aos
sean de origen extranjero, as como en torno al 8% de las mayores de 80 aos.
40
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
01
Su efecto, ahora bien, es bastante ms notable en el plano micro que en el macrosocial:
a nivel municipal las migraciones han sido tradicionalmente el principal factor
explicativo del mayor grado de envejecimiento demogrfco que presentan las zonas
rurales en comparacin con las urbanas. En las siguientes fguras puede apreciarse
cmo la distribucin territorial de esos indicadores muestra una alta correlacin entre
ambas medidas, es decir, el saldo migratorio y el porcentaje de personas mayores de
los diferentes municipios andaluces (grfcos 5a y 5b).
Grfco 5a y 5b. Distribucin de los saldos migratorios medios (2000-2005) y del porcentaje
de personas mayores de 65 aos en Andaluca.
Fuente: Instituto de Estadstica de Andaluca (IEA)
41 LBEA
Captulo
01
Otro aspecto a tener en cuenta es la inmigracin que recibe Andaluca en forma de
personas jubiladas, provenientes en su mayor parte de sociedades desarrolladas.
Obviamente, contribuyen al envejecimiento de la poblacin de aquellos municipios
en los que se asientan, municipios que suelen localizarse sobre todo en las zonas
costeras, amn de en las grandes capitales. Dicho sea tambin, por otro lado, que el
colectivo de andaluces retornados tiene cada vez menos signifcacin en el balance
migratorio acumulado, no estando tampoco localizado como ocurre en el caso de la
inmigracin de extranjeros jubilados (grfcos 6 y 7).
Grfco 7. Distribucin municipal de los inmigrantes mayores de 65 aos. Andaluca
Fuente: Instituto de Estadstica de Andaluca (IEA)
42
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
01

1.2.- EL ENVEJECIMIENTO DE LA
POBLACIN ANDALUZA.
EVOLUCIN, GENERALIDADES Y
SINGULARIDADES
TERRITORIALES
A 1 de enero de 2009 haba empadrona-
dos en Andaluca 1.224.011 habitantes
con 65 o ms aos de edad, los cuales
representan el 14,77% de su poblacin. Y
con 80 o ms existan 307.997 habitantes,
esto es, el 3,72% de la poblacin. Tanto en
cifras absolutas como relativas, se trata
de los niveles de envejecimiento demo-
grfco ms altos que jams se han co-
nocido. Como se ha adelantado, dos son
las causas que explican bsicamente este
resultado (a la tercera, los movimientos
migratorios, nos referiremos despus):
a) De un lado, el envejecimiento de la po-
blacin refeja lo que podra denominar-
se el milagro de la supervivencia, el que
cada vez sean ms las personas que no
fallecen a una edad prematura sino que
alcanzan a vivir hasta convertirse en sep-
tuagenarios, octogenarios o incluso ms.
Un indicador que mide bien esta tenden-
cia es la esperanza de vida al nacer: si en
la Andaluca de 1906 era de 35,83 aos
para el hombre y 38,34 aos para la mu-
jer, en la de 2005 ascenda a 75,60 aos y
82,11 aos, respectivamente. Las expec-
tativas de vida al nacimiento de los anda-
luces y de las andaluzas se han duplicado
con creces en apenas un siglo.
b) De otro lado, durante las ltimas d-
cadas el nmero de nacimientos se ha
recortado de un modo sustancial. El ndi-
ce sinttico de fecundidad de Andaluca,
que en los aos setenta superaba los tres
hijos por mujer, disminuy en los noventa
hasta alrededor de los 1,30 hijos; y, aun-
que recientemente ha repuntado algo,
se mantiene an en valores lejanos al lla-
mado umbral de reemplazo generacional
(establecido en 2,1 hijos por mujer). La
fecundidad, as pues, se ha reducido a la
mitad de forma muy brusca, en tan slo
un par de decenios.
Este rpido descenso de la fecundidad,
unida a la impecable evolucin que
sigue registrando la esperanza de vida,
ha tendido a modifcar la estructura
de edades de la poblacin andaluza
por cuanto que las elevadas han ido
ganando peso relativo dentro de ella en
detrimento de las jvenes. Hablamos
de un proceso que comienza a notarse
desde comienzos del siglo XX pero que
ha cobrado una gran celeridad en las
ltimas dcadas. En 1970, para hacernos
idea, la tercera parte de los habitantes
de Andaluca eran menores de 16 aos
(el 33,43% exactamente), mientras que
los mayores de 65 aos signifcaban el
8,70%. En 2009, en cambio, los primeros
suponen el 17,32% de la poblacin y los
segundos el referido 14,77% (grfco 8).
43 LBEA
Captulo
01
El porcentaje de personas mayores (sea
de 65 como de 80 aos) resulta inferior
en la poblacin andaluza que en la es-
paola. Andaluca no se halla entre las
comunidades autnomas con un mayor
envejecimiento demogrfco (situacin
que corresponde a Castilla y Len, Galicia
y Asturias, es decir, el cuadrante norocci-
dental peninsular: la relacin de habitan-
tes de 65 o ms aos ronda all el 21-22%
y la de 80 o ms aos el 6-7%) (tabla1):
La fecundidad, as pues, se ha reducido a la
mitad de forma muy brusca, en tan slo un
par de decenios
44
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
01

TABLA 1. PERSONAS DE 65 O MS AOS EMPADRONADAS EN 2009 EN LAS
DISTINTAS COMUNIDADES AUTNOMAS ESPAOLAS
POBLACIN
TOTAL
65 O MS AOS
(N) (%)
80 O MS AOS
(N) (%)
Andaluca 8.285.692 1.224.011 14,77 307.997 3,72
Aragn 1.342.926 263.910 19,65 85.131 6,34
Asturias 1.085.110 237.063 21,85 75.728 6,98
Baleares 1.094.972 150.177 13,72 40.852 3,73
Canarias 2.098.593 272.738 13,00 60.630 2,89
Cantabria 589.043 108.165 18,36 34.241 5,81
C. y Len 2.560.031 574.162 22,43 192.079 7,50
C. La Mancha 2.079.401 365.520 17,58 113.689 5,47
Catalua 7.467.423 1.217.480 16,30 357.877 4,79
C. Valenciana 5.084.502 835.231 16,43 217.108 4,27
Extremadura 1.100.000 209.312 19,03 60.681 5,52
Galicia 2.794.796 611.774 21,89 184.022 6,58
Madrid 6.360.241 920.989 14,48 258.660 4,07
Murcia 1.445.410 197.456 13,66 51.502 3,56
Navarra 629.569 108.858 17,29 34.343 5,46
Pas Vasco 2.171.243 409.532 18,86 117.310 5,40
La Rioja 321.025 57.974 18,06 18.446 5,75
Ceuta y
Melilla
151.973 16.478 10,84 3.659 2,39
Espaa 46.661.950 7.780.830 16,67 2.213.955 4,74
Fuente: Elaboracin propia, con datos del Padrn de Habitantes de 2009 (INE).
45 LBEA
Captulo
01
Ocurre as por dos causas. Una, porque la esperanza de vida al nacer es ms baja que
la media espaola, alrededor de ao y medio, para los hombres y para las mujeres
(tabla 2):
Y otra porque la fecundidad viene resultando, en cambio, ms alta (tabla 3):

Dentro de la comunidad autnoma, sin embargo, Crdoba (el 17,25%) y Jan (el
17,83%) poseen un porcentaje de habitantes de 65 o ms aos en sus respectivas
poblaciones superior al promediado en Espaa. Y hay que destacar asimismo a Granada
(el 16,13%). De otro lado, prcticamente el 5% de los habitantes de Crdoba y de Jan
sobrepasan la edad de 80 aos, una cifra que tambin resulta comparativamente
ms elevada que la del pas. El resto de las provincias andaluzas presentan niveles de
envejecimiento demogrfco mucho ms bajos, sobre todo Cdiz y Almera (tabla 4).
TABLA 2. ESPERANZA DE VIDA AL NACIMIENTO EN ANDALUCA Y EN ESPAA. 2007
AMBOS SEXOS HOMBRES MUJERES
Andaluca 79,67 76,58 82,78
Espaa 80,94 77,77 84,11
Fuente: Indicadores Demogrfcos Bsicos (Instituto Nacional de Estadstica, en adelante INE).
TABLA 3. EVOLUCIN RECIENTE DE LA FECUNDIDAD EN ANDALUCA
Y ESPAA
1978 1988 1998 2008
Andaluca 2,98 1,77 1,30 1,56
Espaa 2,55 1,45 1,16 1,46
Fuente: Indicadores Demogrfcos Bsicos (INE).
46
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
01

Conviene en cualquier caso recalcar que,
no siendo Andaluca una de las comuni-
dades autnomas espaolas de pobla-
cin ms envejecida, la presencia en ella
de personas longevas jams haba sido
tanta a lo largo de toda su historia:
*En 2009 uno de cada siete habitantes,
aproximadamente, posee 65 o ms aos,
cuando en 1981 eran uno de cada diez,
en 1950 uno de cada diecisiete, as como
a principios del siglo XX uno de cada
veintiuno.
*Y si consideramos a las personas mayo-
res de 80 aos, en la Andaluca de 1900
signifcaban uno de cada ciento treinta y
nueve habitantes, en la de 1950 uno de
cada ciento trece, en la de 1981 uno de
cada sesenta y uno y en la actual uno de
cada veintisiete.
TABLA 4. PERSONAS MAYORES DE 65 Y DE 80 AOS EMPADRONADAS EN 2009 EN LAS
PROVINCIAS ANDALUZAS. RELEVANCIA DENTRO DE LA POBLACIN
POBLACIN
TOTAL
65 O MS AOS
(N) (%)
80 O MS AOS
(N) (%)
Almera 682.250 85.758 12,57 21.568 3,16
Cdiz 1.228.987 162.601 13,23 36.722 2,99
Crdoba 803.038 138.518 17,25 39.522 4,92
Granada 905.285 146.025 16,13 38.250 4,23
Huelva 512.366 75.028 14,64 19.312 3,77
Jan 667.502 118.991 17,83 32.603 4,88
Mlaga 1.587.840 231.905 14,61 54.469 3,43
Sevilla 1.898.424 265.185 13,97 65.551 3,45
Andaluca 8.285.692 1.224.011 14,77 307.997 3,72
Espaa 46.661.950 7.780.830 16,67 2.213.955 4,74
Fuente: Elaboracin propia, con datos del Padrn de Habitantes de 2009 (INE).
47 LBEA
Captulo
01
Fruto de esta evolucin se est produ-
ciendo en la actualidad un hecho insli-
to: pueblan Andaluca una cantidad pa-
recida de nios y adolescentes (menores
de 16 aos) que de personas mayores (de
65 aos). En el medio rural, incluso, estas
ltimas son ms numerosas que los pri-
meros. La estructura demogrfca de los
municipios de hasta 2.000 habitantes, en
efecto, muestra alrededor de un 16% de
menores de 16 aos y de un 23% de ma-
yores de 65. En las localidades de 2.001 a
5.000 habitantes, cada uno de estos gru-
pos de edad representa cerca del 19% de
la poblacin. Son datos que vienen a po-
ner de relieve el sobreenvejecimiento del
mundo rural, no slo ya con respecto a las
grandes urbes sino tambin a las ciudades
medianamente pobladas (grfco 9).
las personas mayores de 80 aos, en la Andaluca
de 1900 signifcaban uno de cada ciento treinta y
nueve habitantes, en la de 1950 uno de cada ciento
trece, en la de 1981 uno de cada sesenta y uno y en
la actual uno de cada veintisiete
48
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
01
En cualquier tipo de hbitat, sin embar-
go, podra afrmarse que a nivel familiar
jams haban coexistido tantos/as abue-
los/abuelas con tan pocos/as nietos/nie-
tas. Si en el pasado quienes escasearon
fueron siempre los/las primeros/prime-
ras (dada la elevada mortalidad que exis-
ta en cualquier edad de la vida), hoy en
da son estos/as ltimos/ltimas (dada la
escasa fecundidad). Es algo perceptible
no slo en la comunidad autnoma sino,
ms todava, en Espaa:
g En el pas, desde principios de siglo
XXI resulta ms numeroso el segmento
de la poblacin menor de 16 aos que
el mayor de 65 aos. En 2009, signifcan
respectivamente el 15,49% frente al
16,67% del conjunto de los habitantes.
g En Andaluca hablamos del 17,32% y
del 14,77% (grfco 10), aunque no tarda-
r mucho en refejarse lo que en el pas
porque, al margen de que la fecundidad
contine o no repuntando, con mucha
ms intensidad se nutrirn de efectivos
las edades avanzadas.
49 LBEA
Captulo
01
Y eso que en la primera dcada del siglo
XX, la relacin de personas mayores de 65
aos se ha estabilizado en la poblacin
andaluza, igual que en la espaola, por
la confuencia de dos factores. Uno,
la llegada a esa edad de las cohortes
huecas nacidas durante la Guerra Civil
y la postguerra, cohortes menguadas
de efectivos respecto a las precedentes.
Dos, el abundante fujo de inmigracin
recibida, sobre todo de jvenes asentados
en el territorio andaluz en busca de
trabajo. En trminos absolutos, ahora
bien, la cifra de personas mayores no ha
dejado de aumentar: empadronadas en
2009 hay 150.000 ms que las que fueron
censadas en 2001 (en torno a un 14%
ms) (tabla 5).
TABLA 5. RELEVANCIA DEMOGRFICA DE LAS PERSONAS MAYORES EN ANDALUCA
DESDE 1900
POBLACIN
TOTAL
PERSONAS DE 65 O MS AOS
NMERO PORCENTAJE UNA POR
CADA ... HAB.
1900 3.557.199 167.864 4,72 21
1910 3.826.892 194.034 5,07 20
1920 4.216.643 218.237 5,18 19
1930 4.607.956 249.945 5,42 18
1940 5.219.362 301.116 5,77 17
1950 5.715.234 344.326 6,02 17
1960 5.864.693 414.723 7,07 14
1970 5.990.936 521.316 8,70 11
1981 6.441.123 652.256 10,13 10
1991 6.940.522 813.207 11,72 9
2001 7.357.558 1.073.970 14,60 7
2009 8.285.692 1.224.011 14,77 7
Fuente: Elaboracin propia, con datos del Padrn de Habitantes de 2009 y de los censos de
poblacin realizados desde 1900 (INE).
50
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
01

Pero el envejecimiento de la poblacin
no es un fenmeno pasajero o que est
sujeto a ciclos de crecimiento y decre-
cimiento en sus valores. Se trata de un
proceso de frme desarrollo, que avanza
y seguir avanzando con ms o menos
celeridad
a) En su dimensin relativa, de-
pendiendo esencialmente de la evolu-
cin que vaya marcando la fecundidad
(salvo que sta rebasase de nuevo con
creces el umbral del reemplazo genera-
cional, lo que podra llegar a rejuvenecer
la estructura por edad de la poblacin,
cosa que resulta muy poco probable que
suceda).
b) En su dimensin absoluta,
apoyado por la impecable evolucin
que (salvo hecatombe en la mortalidad)
muestra la esperanza de vida de los an-
daluces y de las andaluzas.
De hecho, segn vamos a detallar, las
proyecciones realizadas apuntan a que
la poblacin andaluza estar mucho
ms envejecida en 2020 de lo que lo
est ahora, y ms todava lo ir estando
luego, a medida que vayan jubilndose
las cohortes nacidas con el baby boom
que registr la comunidad autnoma
desde fnales de los aos cincuenta,
las cuales, dada la escasa mortalidad
que han padecido, llegarn adems a
dicho momento conservando en vida a
la inmensa mayora de sus efectivos, es
decir, prcticamente intactas.
Podra afrmarse, entonces, que si en
Andaluca el siglo XX fue de inicio del
proceso de envejecimiento demogrfco,
el XXI lo va a ser de su expansin hasta
alcanzar, con total seguridad, cotas muy
altas en las prximas dcadas. Claro
que no nicamente en la comunidad
autnoma sino tambin en Espaa y en
general en todos los pases del mundo,
aunque con mayor intensidad en los
ms desarrollados al haber comenzado
antes su transicin demogrfca hacia
un rgimen de baja fecundidad y alta
esperanza de vida.
El segmento de poblacin formado por
las personas de ms de 65 aos, y ms
todava el constituido por las mayores
de 80, son los que ms han crecido
cuantitativamente desde 1900 hasta la
actualidad. En todo este tiempo, la cifra
de habitantes de 80 o ms aos de la
comunidad autnoma se ha multiplicado
por 12, superando con mucho a la de
habitantes de 65 aos o ms (que lo
ha hecho por 7,29); el conjunto de la
poblacin (de todas las edades), mientras
tanto, solamente ha llegado a duplicarse
(se ha multiplicado por 2,33). Vanse estos
clculos con ms detalle en la tabla 6:
El segmento de poblacin formado por las personas de
ms 65 aos, y ms todava las mayores de 80, son los que
ms han crecido desde 1900 hasta la actualidad
51 LBEA
Captulo
01
Ambos grupos de poblacin, sobre todo
el ms longevo, sern sin lugar a dudas
los que continuarn creciendo en el
futuro relativamente ms, cuanto menos
a corto y medio plazo, dada la relevancia
de los siguientes factores:
g El peso del pasado, a travs de la es-
tructura por edades: los individuos que
alcanzarn la edad de 65 aos de aqu al
2050 han nacido entre 1945 y 1985, y los
que cumplan 80 aos entre 1930 y 1970,
un perodo de cuantiosa fecundidad en
Espaa y Andaluca. Forman generacio-
nes numerosas que, adems, se han be-
nefciado de la fuerte disminucin de la
mortalidad que el pas y la comunidad
autnoma han experimentado a lo largo
del siglo XX.

g En el futuro, la creciente longevidad
de las personas: la probabilidad de
cumplir los 65 y los 80 aos no debera
aumentar ya demasiado, puesto que la
mortalidad alcanza cotas muy reducidas
en la infancia y en las edades juvenil
y adulta. Se prev que prcticamente
toda la mejora de la esperanza de vida
que haya de producirse benefcie a las
personas mayores. El incremento de los
aos vividos a partir de los 80 se traduce
en un aumento de este estrato de
poblacin.
El grupo de poblacin de ms de 65 aos
de edad tendr en Andaluca dentro de
cuarenta aos un peso demogrfco
relativo del 29,1%, es decir el doble que
el actual, segn un escenario bastante
probable de proyeccin. Y el de 80 o ms
TABLA 6. CRECIMIENTO RELATIVO DE LOS DISTINTOS SUBGRUPOS DE EDAD DENTRO DE LA
POBLACIN ANDALUZA MAYOR DE 65 AOS
1900 2009 INCREMENTO EFECTIVOS
(N) (%)
Personas de 65-69 aos 64.450 331.155 266.705 5,14
Personas de 70-74 aos 54.411 307.641 253.230 5,65
Personas de 75-79 aos 23.476 277.218 253.742 11,81
Personas de 80 o + aos 25.527 307.997 282.470 12,07
Total mayores de 65 aos 167.864 1.224.011 1.056.147 7,29
Conjunto de la poblacin 3.557.199 8.285.692 4.728.493 2,33
Fuente: Elaboracin propia, con datos del INE.
52
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
01
aos supondr, en este mismo escenario,
un 7,8% en hombres y un 11,5% en
mujeres, frente al 2,8% y al 4,9% que
representan en la Andaluca de nuestros
das.
La evolucin de la fecundidad, sobre todo
de la natalidad, contribuir al avance pro-
gresivo del envejecimiento demogrfco.
An con un pronstico de crecimiento
(aunque moderado) de la fecundidad en
las prximas dcadas, la peculiar estruc-
tura de poblacin andaluza, con llegada
a las edades frtiles de las generaciones
menguantes posteriores a 1975, provo-
car un descenso de la natalidad y, con-
secuentemente, una disminucin del
peso de los ms jvenes. La relevancia
porcentual de la poblacin menor de 16
aos pasar del 17,3% en 2009 al 13,8%
en 2050, confrmndose as a todas lu-
ces que la sociedad del maana estar
compuesta, quizs durante bastantes
dcadas, por ms personas longevas que
jvenes (grfco 11).
53 LBEA
Captulo
01
Estos previsibles comportamientos demogrfcos conducirn hacia una estructura de
poblacin sin precedentes en nuestra historia, donde el grupo de poblacin de ma-
yores podra superar al resto de grupos poblacionales (grfco 12):
Andaluca es y ser una comunidad autnoma envejecida, al igual que Espaa y que
todos los pases desarrollados. Sin embargo, hemos de reiterar que, a pesar de compartir
patrones demogrfcos similares, presenta un menor grado de envejecimiento. Esta
situacin se mantendr previsiblemente en el futuro: en las cuatro prximas dcadas
la proporcin de habitantes de 65 o ms aos seguir siendo inferior en Andaluca
que en Espaa y que en el conjunto de la Unin Europea. El envejecimiento mundial
1

permanecer por debajo de los niveles europeos, espaoles y andaluces, habida
cuenta de la contribucin de los pases no desarrollados. Aun as, tambin en ellos la
poblacin tender a envejecer (grfcos 13a y 13b).
1
Podra analizarse por separado los dos grupos (pases desarrollados y no desarrollados)
54
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
01

Andaluca es y ser una comunidad
autnoma envejecida, al igual que Espaa
y que todos los pases desarrollados
55 LBEA
Captulo
01
Conclusiones:
g La poblacin andaluza registra hoy da
los niveles de envejecimiento ms eleva-
dos de su historia. Razones: lleva tres d-
cadas con unos de los ndices de fecundi-
dad ms bajos, y la esperanza de vida no
deja de aumentar:
- La esperanza de vida se ha du-
plicado con creces en un siglo, y no da
visos de agotar su avance.
- La fecundidad se ha reducido a
la mitad en dcada y media (1977 a 1992),
y contina siendo baja.
g El envejecimiento demogrfco es un
rasgo defnitorio no nicamente de la
poblacin andaluza sino tambin de la
espaola, la europea e incluso la mun-
dial.
g No se trata de un fenmeno cclico o
pasajero, sino estructural de las socieda-
des desarrolladas.
g Vivimos en sociedades en las que nun-
ca antes haban coexistido tantas perso-
nas mayores con tan pocos nios y ado-
lescentes.
g El envejecimiento demogrfco segui-
r dndose en la primera mitad del siglo
XX, e incluso se acentuar, sobre todo,
desde 2025.
g Aunque Andaluca no se caracteriza
por ser una de las comunidades autno-
mas espaolas ms envejecidas demo-
grfcamente, provincias como Crdoba
y Jan poseen proporciones tanto de
personas mayores de 65 aos como de
mayores de 80 aos superiores a las pro-
mediadas en el pas.
g El grado de envejecimiento demogr-
fco, por consiguiente, resulta muy dispar
de unas provincias a otras. Y tambin en-
tre unos tipos de hbitat y otros, dado su
elevado valor en el medio rural.
Por todo lo anteriormente expuesto,
recomendamos:
1
.- Difundir la lectura del envejeci-
miento demogrfco no como una
enfermedad social sino como un
logro sin precedentes histricos, sosteni-
do por la magnfca evolucin de la espe-
ranza de vida y por el control humano de
la reproduccin, evitando que se inter-
prete exclusivamente el envejecimiento
de la poblacin en clave de problema. Es
aconsejable que deje de asociarse sobre
todo con sus dimensiones demogrfca
y econmica, y se recalquen otros as-
pectos como las contribuciones que las
personas mayores hacen a la familia y a
la sociedad.
2
.- Concebir el envejecimiento hu-
mano como un proceso extendido
a lo largo del ciclo vital, para lo cual
debera disociarse de los 65 aos, tanto
en el campo de la investigacin como del
discurso social:
56
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
01
g Al tratar aspectos relacionados con
el envejecimiento, la investigacin no
debera limitarse a considerar los 65 aos
como momento de comienzo de, ni
ocuparse tan slo de este segmento de
la poblacin, ignorando a las personas
de edad inferior. Impulsar los estudios
longitudinales.
g Si por necesidad de tipo comparativo
deben usarse indicadores sociales referi-
dos a las personas de o ms 65 aos, ad-
vertir siempre que se trata de un criterio
arbitrario y convencional para operar con
las poblaciones puesto que a nivel huma-
no el envejecimiento es un proceso pre-
sente a lo largo de todo el ciclo vital y no
desde de una cierta edad.
g No presentar nicamente datos y resul-
tados referidos en su conjunto al segmen-
to de poblacin de 65 o ms aos, sino
desagregando siempre las informaciones
por aos cumplidos de las personas.
g Sera recomendable tambin la in-
troduccin del envejecimiento como as-
pecto transversal en todas las polticas
pblicas, independientemente del grupo
de edad. Disear una planifcacin estra-
tgica cuya meta sea avanzar hacia una
sociedad para todas las edades.
3
.- Generar un discurso social sobre
los procesos de envejecimiento
y sobre la consideracin de las
personas mayores que desplacen a los
prejuicios y a las visiones estereotipadas
de la realidad que suelen circular. Para
ello es clave disponer de un conocimiento
real de los actores sociales.
4
.- Crear un Observatorio del Enve-
jecimiento en Andaluca para, entre
otros cometidos,
g Obtener, analizar y difundir un cono-
cimiento real y permanentemente actua-
lizado sobre los aspectos estructurales y
de cambio de la poblacin andaluza, en
comparacin con los mbitos nacional,
europeo y mundial, que distinga asimis-
mo a nivel interno singularidades por
provincias y tipos de hbitats.
g Obtener asimismo conocimiento so-
bre las necesidades y las demandas de las
personas a lo largo del ciclo vital, de cara
a la consecucin de un envejecimiento
activo, as como sobre los recursos exis-
tentes para lograrlo tanto pblicos como
privados.
57 LBEA
Captulo
01
2.- CARACTERSTICAS DE LAS
PERSONAS MAYORES EN
ANDALUCA. ASPECTOS
ESTRUCTURALES Y
TENDENCIAS DE CAMBIO
Debindose de tener en consideracin
todo lo referido en los apartados prece-
dentes, el envejecimiento supone un fe-
nmeno que ha de afrontarse no obstante
ms all de su componente demogrfco.
Las grandes magnitudes estadsticas que
han sido presentadas sirven para poner
de manifesto que nos encontramos ante
un proceso muy slido en su desarrollo,
como es y continuar siendo la transfor-
macin de la estructura de edades de la
poblacin andaluza, pero una vez acep-
tado esto han de centrar la atencin los
actores sociales, las personas, que son
al fn y al cabo quienes protagonizan la
realidad social sobre la que se pretende
recabar conocimiento y a la postre inter-
venir mejorando su calidad de vida.
Es preciso saber cules son los rasgos
sociolgicos fundamentales de las per-
sonas mayores en la comunidad aut-
noma de Andaluca, analizando tanto
aspectos estructurales como tendencias
de cambio, que informen sobre los di-
ferentes modos de envejecer y que, por
aadido, aporten un conocimiento que
ayude a desterrar los prejuicios y los es-
tereotipos que a menudo circulan sobre
ellas. Comenzamos advirtiendo sobre
algo que quizs resulte evidente, aunque
no se tenga sufcientemente en cuenta
a la hora de disear polticas pblicas o
incluso investigaciones sociales sobre el
envejecimiento: entre las personas ma-
yores existen muchas ms mujeres que
hombres.
2.1.- EXISTE UNA CANTIDAD
RELATIVAMENTE SUPERIOR
DE MUJERES QUE DE HOMBRES,
SOBRE TODO A MEDIDA QUE
AVANZA LA EDAD
Una circunstancia muy a tener en cuenta
es que las edades avanzadas se compo-
nen de ms efectivos de poblacin de
sexo femenino que masculino. El predo-
minio cuantitativo de la mujer sobre el
hombre, adems, se acenta a medida
que asciende la edad. En Andaluca, el
52,65% de las personas de 65-69 aos
empadronadas en 2009 son mujeres y
el 47,35% varones. En el grupo de 75-79
aos, ellas representan el 57,22% y ellos
el 42,78%. Y en el de 85 o ms aos, las
mujeres constituyen ya ms del 68% de
los habitantes, mientras que los hombres
apenas el 32% (tabla 7):
Hacemos hincapi sobre este punto pues-
to que a menudo investigamos sobre la
vejez o trabajamos con personas mayo-
res teniendo como referencia la situacin
social y las necesidades del hombre, pa-
recindose dejar en un plano secundario,
cuando no marginal, al sexo femenino.
Grave descuido, ya que las mujeres no
slo resultan comparativamente ms nu-
58
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
01
merosas que los varones, sino que, como
tendremos ocasin de constatar ms
adelante, envejecen en unas circunstan-
cias personales, familiares y sociales bas-
tante diferentes a las de ellos. De ah que
quepa reclamar su singularidad.
TABLA 7. PERSONAS MAYORES EMPADRONADAS EN 2009 EN ANDALUCA, POR SEXO,
SEGN SUBGRUPOS DE EDAD (en porcentajes horizontales)
AMBOS SEXOS
VARONES MUJERES
(N) (%) (N) (%)
65-69 aos 331.155 156.810 47,35 174.345 52,65
70-74 aos 307.641 138.920 45,16 168.721 54,84
75-79 aos 277.218 118.593 42,78 158.625 57,22
80-84 aos 178.760 68.581 38,36 110.179 61,64
85 y ms 129.237 41.198 31,88 88.039 68,12
TOTAL 1.224.011 524.102 42,82 699.909 57,18
Fuente: Elaboracin propia, con datos del Padrn de Habitantes de 2009 (INE).
La mayor esperanza de vida que registra el sexo femenino con respecto al masculino,
no nicamente al nacer sino a cualquier edad que se considere, motiva que entre
las personas mayores haya una cifra superior de mujeres que hombres. Todas y cada
una de las provincias andaluzas presentan este rasgo en sus poblaciones, destacando
sobremanera Sevilla: entre sus habitantes de 65 o ms aos, el 58,67% son mujeres
y el 41,33% varones. En Almera, sin embargo, las primeras suponen el 55,79% y los
ltimos el 44,21%. En general, la desproporcin entre los sexos se produce de una
forma ms acusada en las provincias occidentales de Andaluca que en las orientales
(tabla 8).
59 LBEA
Captulo
01
La poblacin mayor de 65 aos cuenta
de igual modo con muchas ms mujeres
que hombres en Espaa, as como en el
resto de pases occidentales, signifcan-
do por consiguiente un rasgo estructural
que defne de manera global al enveje-
cimiento. Un rasgo que, por otra parte,
resiste el paso del tiempo dado que en
mayor o menor grado ha caracterizado
siempre a la poblacin andaluza (tabla
9), y que tampoco dejar de hacerlo en
el futuro. Seguir habiendo cada vez ms
habitantes longevos, pero sean cuales-
quiera que sean las magnitudes demo-
grfcas persistir el predominio cuanti-
tativo de la mujer.
TABLA 8. DISTRIBUCIN POR SEXO DE LAS PERSONAS MAYORES EN LAS DISTINTAS
PROVINCIAS ANDALUZAS
(en pocentajes horizontales)
AMBOS
SEXOS
VARONES
(N) (%)
MUJERES
(N) (%)
Almera 85.758 37.917 44,21 47.841 55,79
Cdiz 162.601 69.903 42,99 92.698 57,01
Crdoba 138.518 58.079 41,93 80.439 58,07
Granada 146.025 62.935 43,10 83.090 56,90
Huelva 75.028 31.797 42,38 43.231 57,62
Jan 118.991 51.416 43,21 67.575 56,79
Mlaga 231.905 102.457 44,18 129.448 55,82
Sevilla 265.185 109.598 41,33 155.587 58,67
TOTAL 1.224.011 524.102 42,82 699.909 57,18
Fuente: Elaboracin propia, con datos del Padrn de Habitantes de 2009 (INE).
60
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
01

TABLA 9. DISTRIBUCIN DE LOS HABITANTES DE 65 O MS AOS EN ANDALUCA,
POR SEXO, DESDE 1990
(en porcentajes horizontales)
HOMBRES MUJERES
TOTAL
MAYORES
(N) (%) (N) (%)
1900 77.536 46,19 90.328 53,81 167.864
1910 89.840 46,30 104.194 53,70 194.034
1920 98.194 44,99 120.043 55,01 218.237
1930 112.175 44,88 137.770 55,12 249.945
1940 127.352 42,29 173.764 57,71 301.116
1950 137.232 39,86 207.094 60,14 344.326
1960 167.552 40,40 247.171 59,60 414.723
1970 212.026 40,67 309.290 59,33 521.316
1980 262.083 40,18 390.173 59,82 652.256
1991 334.280 41,11 478.927 58,89 813.207
2001 454.847 42,35 619.123 57,65 1.073.970
2009 524.102 42,82 699.909 57,18 1.224.011
Fuente: Elaboracin propia, con datos del INE.
61 LBEA
Captulo
01
La sobreabundancia de mujeres se
registra, de otro lado, sea cual sea el
tamao de la localidad de residencia
que consideremos, aunque de una forma
muy especial en las grandes ciudades.
En las que superan el medio milln de
habitantes, en efecto, de cada centenar
de personas mayores 61 son mujeres y
39 hombres, aproximadamente; en las
de 100.001 a 500.000, encontramos 60
mujeres frente a 40 hombres. En cuanto
al medio rural, pese a que tambin son
relativamente ms numerosas las mujeres
que los hombres, la desproporcin no
alcanza tanto valor: en los pueblos y
aldeas de hasta 2.000 habitantes, en
torno al 45% de las personas de 65 y ms
aos son hombres y al 55% mujeres; igual
sucede, en general, en los municipios de
hasta 50.000 habitantes (grfco 14).
Conclusiones:
g Sea cual sea la unidad territorial que consideremos, entre las personas mayores
existe una cantidad relativamente ms elevada de mujeres que de hombres. Siempre
ha sido as y continuar siendo.
g El predominio cuantitativo de la mujer respecto al hombre se incrementa conforme
avanza la edad.
62
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
01
g A menudo se investiga sobre enveje-
cimiento y se trabaja con personas mayo-
res, por ejemplo en temas relacionados
con la jubilacin, teniendo como referen-
cia al hombre y dejndose en un plano
secundario la situacin de la mujer.
As, formulamos la siguiente recomen-
dacin:
5
.- Reconocer el hecho diferencial
que signifca el envejecimiento fe-
menino, tanto en el plano personal
como en el social, impulsando las investi-
gaciones sobre envejecimiento que apor-
ten informacin desagregada por sexo y
aplicando la perspectiva de gnero en el
diseo de todas las polticas pblicas de
envejecimiento activo, velando para la
consecucin de una igualdad real y efec-
tiva entre hombres y mujeres.
2.2.- ENTRE LAS PERSONAS
MAYORES, LAS DE MAYOR EDAD
GANAN PESO RELATIVO A LAS DE
MENOR EDAD
Andaluca dispone de una cantidad de
personas mayores que no deja de in-
crementarse, segn se ha referido. Pero
habra de aadirse que, entre ellas, las
de edad ms elevada (las personas que
poseen 80 o ms aos) estn ganando
peso demogrfco relativo en detrimento
de las de menor edad (sobre todo de las
sexagenarias). He aqu una importante
tendencia que viene percibindose des-
de hace ya bastante tiempo (desde me-
diados del siglo XX), aunque, muy espe-
cialmente, desde la dcada de 1980.
Hemos de signifcar, incluso, que en lo
que va transcurrido de siglo XXI dicha
tendencia ha cobrado un ritmo acelera-
dsimo habida cuenta de la llegada a los
65 aos de las cohortes menguadas de
efectivos nacidas durante la Guerra Civil
y la postguerra inmediata (dada la sub-
natalidad que el conficto blico ocasio-
n). Tanto ha sido as que en 2009 la cuarta
parte de las personas mayores de 65 aos
empadronadas en la comunidad autno-
ma rebasaban los 80 aos (en concreto, el
25,16%), cuando en el Censo de Poblacin
de 2001 suponan el 20,24% (tabla 10).
63 LBEA
Captulo
01
TABLA 10. REPARTO DE LAS PERSONAS MAYORES DE 65 AOS POR GRUPOS DE EDAD.
ANDALUCA, EVOLUCIN DESDE 1900 (en pocentajes horizontales)
65-69 AOS 70-74 AOS 75-79 AOS 80 O MS
TOTAL
(N) (%) (N) (%) (N) (%) (N) (%)
1900
64.450 38,39 54.411 32,41 23.476 13,99 25.527 15,21 167.864
1910
79.519 40,98 60.090 30,97 26.952 13,89 27.473 14,16 194.034
1920
87.019 39,88 70.601 32,35 31.652 14,50 28.965 13,27 218.237
1930
105.145 42,07 71.162 28,47 39.436 15,78 34,2 02 13,68 249.945
1940
131.102 43,54 82.294 27,33 47.371 15,73 40.349 13,40 301.116
1950 - - - - - - - - -
1960
163,286 39,37 119.236 28,75 71,090 17,14 61.111 14,74 414.723
1970
207,916 39,88 143.801 27,59 88.426 16,96 81.173 15,57 521.316
1981
224.572 34,43 190.707 29,24 131.877 20,22 105.100 16,11 652.256
1991
286.605 35,24 207.185 25,48 157.6 60 19,39 161.757 19,89 813.207
2001
343.812 32,01 295.413 27,51 217.425 20,24 217.320 20,24 1.073.970
2009
331.155 27,06 307.6 41 25,13 277.218 22,65 307.997 25,16 1.224.011
Fuente: Elaboracin propia, con datos del IEA y del INE.
64
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
01
Esta tendencia, ilustrada en el grfco 15,
posee en la actualidad una transcenden-
cia capital, ms si cabe que el proceso ge-
neral de envejecimiento de la poblacin.
Y no se da exclusivamente en Andaluca
sino que es comn en todas las socieda-
des occidentales, entre ellas la espaola
(en la cual alcanza registros algo ms ele-
vados).
Es de esperar, adems, que no se inte-
rrumpa a corto plazo, al menos hasta
que las cohortes nacidas en la poca del
baby boom lleguen a la edad de los 65
aos (hecho que ocurrir, aproximada-
mente, a partir de 2020), momento en el
cual seguramente se asistir a un cierto
rejuvenecimiento de la poblacin mayor
andaluza. Hacia mediados de la dcada
de 2030, sin embargo, estas mismas co-
hortes motivarn el efecto contrario, con
tal fuerza que el peso relativo de las per-
sonas octogenarias o de ms edad alcan-
zar, con bastante probabilidad, niveles
mximos histricos.
Andaluca tiene en la actualidad el mayor contingente de habitantes de 80 o ms aos
que ha conocido nunca. Sea entre las personas mayores como respecto al conjunto de
la poblacin, su relevancia demogrfca jams haba sido tanta. A decir verdad, todas
las comunidades autnomas comparten este rasgo, y muchas de ellas en magnitudes
todava ms cuantiosas.
65 LBEA
Captulo
01
En Castilla y Len, como caso ms desta-
cado, las personas de 80 o ms aos su-
ponen la tercera parte de las que superan
los 65 aos, as como el 7,50% del conjun-
to de sus habitantes. Y valores igualmen-
te altos se observan en Asturias, Galicia,
Aragn y Cantabria (tabla 11).
TABLA 11. PESO DEMOGRFICO DE LAS PERSONAS MAYORES DE 80 AOS EMPADRONADAS EN 2009
EN LAS COMUNIDADES AUTNOMAS ESPAOLAS
(N)
PERSONAS
MAYORES
DE 65 AOS
PERSONAS 80 O MS AOS
NMERO (%)
SOBRE > 65
(%) TOTAL
POBLACIN
15 Andaluca 1.224.011 307.997 25,16 3,72
4 Aragn 263.910 87.131 32,26 6,34
2 Asturias 237.063 75.728 31,94 6,98
14 Baleares 150.177 40.852 27,20 3,73
17 Canarias 272.738 60.630 22,23 2,89
5 Cantabria 108.165 34.241 31,66 5,81
1 C. y Len 574.162 192.079 33,45 7,50
8 C. La Mancha 365.520 113.689 31,10 5,47
11 Catalua 1.217.480 357.877 29,39 4,79
12 C. Valenciana 835.231 217.108 25,99 4,27
7 Extremadura 209.312 60.681 28,99 5,52
3 Galicia 611.774 184.022 30,09 6,58
13 Madrid 920.989 258.660 28,09 4,07
16 Murcia 197.456 51.502 26,08 3,56
9 Navarra 108.858 34.343 31,55 5,46
10 Pas Vasco 409.532 117.310 28,64 5,40
6 La Rioja 57.974 18.446 31,82 5,75
18 Ceuta y Melilla 16.478 3.659 22,21 2,39
ESPAA 7.780.830 2.213.955 28,45 4,74
Fuente: Elaboracin propia, con datos del Padrn de Habitantes (INE).
66
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
01
En general, aquellas comunidades ms
envejecidas demogrfcamente son tam-
bin las que tienen una cifra comparati-
vamente superior de habitantes de edad
muy avanzada. E igual habra de afrmar-
se, en el interior de Andaluca, a nivel
provincial: Crdoba y Jan (invirtindose
esta vez el orden) sobresalen por ser las
poblaciones en las cuales las personas
de 80 o ms aos poseen un mayor peso
demogrfco: en la cordobesa llegan a
representar el 28,53% de las mayores de
65 aos y el 4,92% de cuantos habitantes
haba empadronados en la provincia en
2009. En Cdiz, en cambio, hablamos de
unos porcentajes sensiblemente ms ba-
jos, el 22,58% y el 2,99% de manera res-
pectiva (tabla 12).
TABLA 12. PESO RELATIVO DE LAS PERSONAS DE 80 O MS AOS
ENTRE LAS PERSONAS MAYORES DE 65 AOS. ANDALUCA Y PROVINCIAS. 2009

(N)
PERSONAS
MAYORES
DE 65 AOS
PERSONAS MAYORES DE 80 AOS
NMERO
(%)
SOBRE > 65
(%) TOTAL
POBLACIN
7 Almera 85.758 21.568 25,15 3,16
8 Cdiz 162.601 36.722 22,58 2,99
1 Crdoba 138.518 39.522 28,53 4,92
3 Granada 146.025 38.250 26,19 4,23
4 Huelva 75.028 19.312 25,76 3,77
2 Jan 118.991 32.603 27,40 4,88
6 Mlaga 231.905 54.469 23,49 3,43
5 Sevilla 265.185 65.551 24,72 3,45
TOTAL 1.224.011 307.997 25,16 3,72
Fuente: Elaboracin propia, con datos del Padrn de Habitantes de 2009 (INE).
67 LBEA
Captulo
01
Pero lo que todas ellas vienen registrando
durante las ltimas dcadas, insistimos,
es un incremento continuo de habitantes
de edad muy avanzada en su estructura
demogrfca. Un incremento que se est
dando de una manera muy acelerada: en
Crdoba, por ejemplo, las personas de 80
o ms aos han pasado de signifcar el
2,93% de sus habitantes en 1991 al men-
cionado 4,92% en 2009. E incluso en C-
diz hablamos de un avance espectacular:
del 1,78% al 2,99% (grfco 16).
Conclusiones:
g En el segmento de la poblacin de 65 o ms aos, las personas de edad ms ele-
vada estn ganando un enorme peso demogrfco en detrimento de las de menor
edad.
g No es igual fomentar el envejecimiento activo, en ninguna de sus reas (seguri-
dad, salud, participacin o formacin), entre las personas al borde de la jubilacin que
entre las octogenarias o de mayor edad.
68
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
01
A la vista de lo anteriormente referido,
recomendamos:
6
.- Dadas las singularidades perso-
nales (peor salud, peor posicin
econmica, escasez de estudios,
viudedad, etc.) y generacionales (deri-
vadas por ejemplo de la Guerra Civil) de
stas ltimas, y en general su mayor fra-
gilidad social, evitar que queden margi-
nadas u ocupen un plano secundario en
las polticas de envejecimiento activo.
2.3.- UNA MAGNFICA TENDENCIA:
LA REDUCCIN DE LOS CASOS DE
VIUDEDAD Y EL AUMENTO DE LOS
MATRIMONIALES
Las condiciones de vida de las personas
de edad avanzada responden, en lo
esencial, a su situacin de pareja. Ms
all de los 65 aos se encuentran casadas
en Andaluca un porcentaje de ellas que
casi duplica al de viudas: el 59,48% frente
al 31,83%; aparte, el 7,49% estn solteras
y el 1,21% separadas o divorciadas. Son
datos extrados del Censo de Poblacin
de 2001, los ltimos publicados por el
INE sobre el estado civil. Por tanto, frente
al desconocimiento social o incluso el
prejuicio que quizs exista al respecto, el
envejecimiento en pareja es muchsimo
ms frecuente que el que se desarrolla en
ausencia de la misma.
La distribucin que acabamos de co-
mentar resulta similar a la registrada en
Espaa (si acaso, con una incidencia algo
mayor de la viudedad y menor de la sol-
tera), aunque difere de una manera bas-
tante signifcativa entre unas provincias
andaluzas y otras (tabla 13):
g Jan sobresale por contar con la pro-
porcin ms elevada de personas mayo-
res casadas, el 63,37%, seguida a conti-
nuacin de Almera, Granada y Crdoba
(en torno al 61,30%).
g Cdiz, en cambio, posee la tasa de viu-
dedad relativamente ms alta de toda
Andaluca: en 2001 se encontraban viu-
das cerca del 34% de las personas mayo-
res. Tambin destacan por ello Huelva y
Sevilla.
g En Almera, por su parte, se daba el
porcentaje comparativamente ms esca-
so de situaciones de soltera (el 6,17%) y
en Sevilla el ms abundante (el 8,39%).
g Las separaciones y los divorcios, den-
tro de su escasez estadstica, alcanza-
ban su valor ms importante en Mla-
ga (el 2,17%) y el ms reducido en Jan
(0,61%).
69 LBEA
Captulo
01
Podra afrmarse, en lneas generales, que
en las provincias orientales de la comu-
nidad autnoma (exceptuando a Mlaga
y aadiendo a Crdoba) la vida matrimo-
nial es comparativamente ms frecuente
que en las occidentales. Pero tambin
conviene resaltar una tendencia bastante
slida que todas ellas vienen refejando
durante las ltimas dcadas: est crecien-
do la cifra relativa de personas mayores
casadas en detrimento de la de viudas. Es
el resultado de la disminucin de la mor-
talidad que contina producindose en
las edades avanzadas, lo que est posibi-
litando el avance de la esperanza de vida
y, por ende, la postergacin de la viudez.
La muerte del cnyuge, inevitable llega-
do el momento, se est retrasando cada
vez ms.
TABLA 13. DISTRIBUCIN DE LAS PERSONAS MAYORES DE LAS PROVINCIAS ANDALUZAS POR
ESTADO CIVIL
SOLTERAS CASADAS VIUDAS SEP/DIV
Almera 4.410 6,17 44.091 61,39 22.067 30,88 904 1,26
Cdiz 10.092 7,48 77.656 57,53 45.719 33,87 1.510 1,12
Crdoba 10.317 8,10 77.922 61,21 38.069 29,90 999 0,79
Granada 8.703 6,66 80.207 61,34 40.209 30,75 1.637 1,25
Huelva 5.259 7,63 40.039 58,12 23.015 33,41 579 0,84
Jan 7.096 6,35 70.802 63,37 33.137 29,66 690 0,61
Mlaga 13.547 7,66 102.731 58,12 56.647 32,05 3.837 2,17
Sevilla 19.479 8,39 133.429 57,49 76.597 33,00 2.585 1,11
Andalu-
ca
78.903 7,49 626.877 59,48 335.460 31,83 12.741 1,21
Espaa 546.351 8,04 4.058.367 59,71 2.099.287 30,89 92.931 1,36
Fuente: Elaboracin propia, con datos del Censo de Poblacin de 2001 (INE).
70
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
01

Por eso, reiteramos el dato por su
transcendencia, en la actualidad por
cada persona mayor viuda existen dos
casadas, cuando en el pasado los casos
de viudedad incluso fueron siempre ms
corrientes que los matrimoniales. La vejez,
tradicionalmente teida de negro, sola
establecer de hecho su inicio tanto en
Andaluca como en Espaa coincidiendo
con la prdida del esposo o la esposa, un
trance que con suma frecuencia suceda
a edad sexagenaria, si no antes. Nada
que ver con el presente, puesto que
parece extraordinaria si llega antes de
la jubilacin. Se ha convertido en raro lo
que antao era de lo ms normal.
De esta suerte, el porcentaje de
habitantes de 65 o ms aos en estado
de viudedad es cada vez ms reducido
en todas y cada una de las provincias
andaluzas, circunstancia que se aprecia
asimismo en el conjunto de Espaa, as
como en el resto de pases occidentales.
En Cdiz, por ejemplo, la relacin de
personas mayores viudas se situaba en
1991 el 37% y en 2001 en menos del 34%;
lo mismo que en Jan, donde hablamos
de un descenso entre ambos censos del
32,62% al 29,66% (grfco 17).
en la actualidad por cada persona mayor viuda
existen dos casadas, cuando en el pasado los casos de
viudedad incluso fueron siempre ms corrientes que
los matrimoniales
71 LBEA
Captulo
01
Por consiguiente, no es slo que cada vez
haya ms personas de edad elevada en
nuestra sociedad sino que est cambian-
do, a la par, la forma en que envejecen,
comenzando por la situacin de pareja.
Y eso porque, aunque la tasa de soltera
permanece con escasas variaciones, el
retraso del momento de la viudez est
favoreciendo que se prolongue por ms
tiempo que nunca el envejecimiento en
pareja. Las separaciones y los divorcios,
a pesar de que van en aumento, tienen
todava una relevancia muy escasa, sobre
todo en las provincias interiores.
En el contexto de las diferentes comuni-
dades autnomas espaolas, Andaluca
cuenta con porcentaje medio tanto de
personas mayores casadas como de se-
paradas o divorciadas, as como algo in-
ferior de solteras y un tanto ms elevado
de viudas (tabla 14).
TABLA 14. DISTRIBUCIN DE LAS PERSONAS MAYORES SEGN SU ESTADO CIVIL,
POR COMUNIDADES AUTNOMAS
PERSONAS SOLTERAS PERSONAS CASADAS PERSONAS VIUDAS P. SEPARADAS O
DIVORCIADAS
Navarra 12,66 C. La Mancha 64,18 Ceuta y Melilla 37,57 I. Canarias 2,71
Galicia 10,94 La Rioja 61,90 I. Baleares 32,89 I. Baleares 2,06
Cantabria 10,56 Murcia 61,87 Asturias 32,61 Catalua 1,87
C. y Len 9,49 C. y Len 60,99 I. Canarias 31,87 Ceuta y Melilla 1,79
Asturias 9,35 Extremadura 60,81 Andaluca 31,83 Madrid 1,78
Aragn 9,03 Aragn 60,26 C. Valenciana 31,72 C. Valenciana 1,59
La Rioja 9,02 C. Valenciana 60,19 Catalua 31,42 Asturias 1,56
Pas Vasco 8,78 Catalua 60,16 Murcia 30,94 Cantabria 1,32
I. Canarias 8,19 Madrid 59,77 Extremadura 30,77 Galicia 1,27
I. Baleares 8,14 Andaluca 59,48 Galicia 30,75 Andaluca 1,21
Madrid 7,96 Pas Vasco 59,40 Pas Vasco 30,75 Pas Vasco 1,10
Extremadura 7,81 Navarra 57,81 Cantabria 30,70 Murcia 1,02
Ceuta y Melilla 7,59 Cantabria 57,43 Madrid 30,49 La Rioja 0,95
Andaluca 7,49 I. Canarias 57,25 Aragn 29,74 Aragn 0,87
C. La Mancha 6,72 Galicia 57,05 C. y Len 28,75 Navarra 0,77
Catalua 6,65 I. Baleares 56,90 Navarra 28,75 C. y Len 0,77
C. Valenciana 6,49 Asturias 56,48 C. La Mancha 28,47 C. La Mancha 0,62
Murcia 6,18 Ceuta y Melilla 53,06 La Rioja 28,14 Extremadura 0,62
Fuente: Elaboracin propia, con datos del Censo de Poblacin de 2001. INE.
72
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
01
Interesa asimismo comentar los resulta-
dos por hbitats dado que varias circuns-
tancias llaman la atencin:
g Primero, que conforme aumenta el ta-
mao de la localidad de residencia tiende
a elevarse el porcentaje de personas ma-
yores viudas, que oscila entre el 29,87%
registrado en los pueblos y las aldeas de
hasta 2.000 habitantes y el 34,29% que se
observa en las ciudades de ms de medio
milln de habitantes.
g Segundo, que en las grandes ciudades
hallamos, en contrapartida, la proporcin
ms reducida de situaciones matrimonia-
les. Estn casadas el 54,70% de las perso-
nas mayores que residen en localidades
de ms de 500.000 habitantes, frente a
ms del 61% de las que lo hacen en los
ncleos de poblacin inferior a los 50.000
habitantes.
g Tercero, que tambin las grandes ciu-
dades destacan por contar con la mayor
relacin tanto de personas mayores sol-
teras como de separadas o divorciadas
(tabla 15).
TABLA 15. ESTADO CIVIL DE LAS PERSONAS MAYORES, SEGN EL TAMAO DE LA
LOCALIDAD DE RESIDENCIA
SOLTERAS CASADAS VIUDAS SEP/DIV
Hasta 2.000 hab. 5.398 7,95 41.770 61,39 20.288 29,87 471 0,69
2.001 - 5.000 9.307 7,44 77.060 61,60 37.886 30,28 847 0,68
5.001 - 10.000 7.837 6,95 69.489 61,61 34.707 30,77 760 0,67
10.001 - 20.000 9.473 6,62 87.288 61,00 45.095 31,51 1.241 0,87
20.0001 - 50.000 9.728 6,62 89.970 61,21 44.822 30,49 2.472 1,68
50.001 - 100.000 4.501 6,19 43.363 59,65 23.851 32,81 978 1,34
100.001 -
500.000
16.557 7,78 123.578 58,05 69.647 32,72 3.082 1,45
Ms de 500.000 16.102 9,33 94.359 54,70 59.164 34,29 2.890 1,67
TOTAL 78.903 7,49 626.877 59,48 335.460 31,83 12.741 1,21
Fuente: Elaboracin propia, con datos del Censo de Poblacin de 2001 (INE).
73 LBEA
Captulo
01
Conclusiones:
g El envejecimiento en pareja es compa-
rativamente ms frecuente en el mundo
rural andaluz, e incluso en las llamadas
ciudades intermedias (hasta 50.000 ha-
bitantes), que en las reas muy pobladas
(entre ellas las capitales de provincia). La
viudedad en cambio es ms comn en
las reas urbanas que en las rurales.
g En todas las provincias andaluzas y
todos los tipos de hbitats existe un por-
centaje cada vez ms elevado de perso-
nas mayores casadas y ms escaso de
viudas.
g Se est retrasando el momento de la
viudez. Nunca antes en Andaluca tantas
personas haban envejecido en pareja y
relativamente tan pocas en viudedad.
Por todo lo anteriormente expuesto,
recomendamos:
7
.- Atender y apoyar esta favorable
evolucin, orientando las polticas
de envejecimiento activo no nica-
mente hacia la persona sino, all donde
exista, hacia la pareja, pues en las so-
ciedades modernas la viudedad es con-
templada por quienes la sufren cada vez
menos como la antesala de la muerte
y ms como una etapa nueva de la vida
que hay que dotar de sentido y de conte-
nidos. Numerosas prcticas relacionadas
con el envejecimiento activo podran y
habran de contribuir a la hora de defnir
y potenciar esta nueva concepcin de la
viudedad.
2.4.- ENVEJECIMIENTO
MASCULINO EN PAREJA Y
FEMENINO EN SOLEDAD O VACO
CONYUGAL
Claro que el estado civil de las personas
y su evolucin por edad vara y mucho
dependiendo del sexo. De hecho, si se-
guimos considerando al grupo de pobla-
cin de 65 o ms aos, nos topamos con
dos realidades tremendamente dispares:
mientras que la inmensa mayora de los
hombres estn casados (casi el 80%), en
lo que respecta a las mujeres todava en
2001 abundaban ms en Andaluca las
viudas que las casadas. La soltera, ade-
ms, es ms frecuente entre las mujeres
que entre los varones, al contrario de lo
que ocurre con las separaciones y los di-
vorcios (grfcos 18 y 19).
74
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
01

Y si atendemos a lo que ocurre conforme
avanza la edad la conclusin no admite
dudas: en la etapa fnal de la vida, existe
grosso modo dos formas dispares de en-
vejecer, la masculina en matrimonio y la
femenina en soledad conyugal. Sirvan los
siguientes datos de muestra: en el grupo
de edad de 85-89 aos, en la poblacin
masculina andaluza an son bastantes
ms corrientes las situaciones matrimo-
niales que las de viudedad; entre las mu-
jeres, en cambio, el porcentaje de casa-
das rondaba el 11% mientras que las de
viudas el 80% (tabla 16).
75 LBEA
Captulo
01
A la edad de 75 aos, de hecho, ya existen
ms andaluzas viudas que casadas, cir-
cunstancia que no se constata en lo que
concierne a los varones hasta aquellos
que han cumplido 90 aos (grfco 20).
Es decir, mientras que la gran mayora de
los hombres agotan su vida en compaa
de la esposa, lo corriente es que las mu-
jeres lo hagan en lo que podra llamarse
soledad o vaco conyugal.
Y resulta asimismo muy signifcativo que
cuando alcanzan los 65 aos la inmensa
mayora de los hombres continan casa-
TABLA 16. DISTRIBUCIN DE LAS PERSONAS MAYORES SEGN SU ESTADO CIVIL POR
SEXO Y GRUPOS DE EDAD. ANDALUCA. 2001
SOLTEROS/AS CASADOS/AS VIUDOS/AS SEP/DIV
Hombres:
65-69 aos 11.372 7,15 134.466 84,56 10.013 6,30 3.175 2,00
70-74 aos 8.904 6,82 106.959 81,94 12.745 9,76 1.923 1,47
75-79 aos 5.049 5,69 68.522 77,25 14.287 16,11 838 0,94
80-84 aos 2.151 4,79 31.152 69,43 11.266 25,11 302 0,67
85-89 aos 873 4,61 10.687 56,47 7.267 38,40 99 0,52
90 y ms 337 4,80 2.651 37,79 3.995 56,95 32 0,46
TOTAL 28.686 6,39 354.437 78,93 59.573 13,27 6.369 1,42
Mujeres:
65-69 aos 12.214 6,70 118.586 65,09 48.177 26,44 3.211 1,76
70-74 aos 13.141 8,14 84.652 52,42 61.854 38,30 1.849 1,15
75-79 aos 11.512 9,25 46.785 37,59 65.309 52,47 864 0,69
80-84 aos 7.518 9,77 17.146 22,28 51.979 67,55 308 0,40
85-89 aos 3.990 9,76 4.516 11,04 32.294 78,96 101 0,25
90 y ms 1.842 9,74 755 3,99 16.274 86,06 39 0,21
TOTAL 50.217 8,30 272.440 45,04 275.887 45,61 6.372 1,05
Fuente: Elaboracin propia, con datos del Censo de Poblacin de 2001 (INE).
76
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
01
dos, ms del 85%, mientras que casi la cuarta parte de las mujeres ya han enviudado.
Ello viene a indicar que en contextos de reciente jubilacin, reorientacin de la vida y
nuevas actividades sociales, o incluso a nivel familiar cuando llegan nietos y/o nietas,
la pareja est presente para un elevadsimo porcentaje de andaluces; una cifra de
andaluzas nada desdeable, sin embargo, han de afrontar tales circunstancias ha-
bindola perdido ya.
Por otro lado, se da la circunstancia de
que las disparidades en el estado civil de
uno y otro sexo son mucho ms acusadas
en las grandes ciudades que en las
medianamente poblabas y, sobre todo,
que en los municipios de escaso tamao:
g En los ncleos de ms de 500.000 habi-
tantes, el porcentaje de mujeres casadas
no alcanza el 39%, cuando la de varones
casados roza el 80%, o sea, ms del doble.
La tasa de viudedad, asimismo, es de casi
el 48% entre las mujeres pero de apenas
el 13% entre los hombres.
g En las localidades de 50.001 a 100.000
habitantes, se hallan casadas el 44,41%
de las mujeres mayores y el 79,86% de
los varones. Por otra parte, estn viudas
el 47,50% de las mujeres frente al 13,33%
de los hombres.
77 LBEA
Captulo
01
g En los pueblos y aldeas de hasta 2.000
habitantes se registra la menor propor-
cin de hombres casados (el 76,08%) y la
ms alta, en cambio, de mujeres casadas
(el 49,38%). Y se da tambin una inciden-
cia menor de la viudedad femenina (el
43,32%) que en cualquier otro hbitat.
En realidad, el estado civil de los varones
no ofrece muchas diferencias de unos h-
bitats a otros: si acaso, la proporcin de
casados resulta ms alta en las grandes
ciudades que en las reas rurales, al con-
trario de lo que ocurre con la de solteros.
El de las mujeres sin embargo s que vara
signifcativamente por hbitat, dndo-
se tendencias mucho ms slidas y que
apuntan, por cierto, en sentido inverso
que en el sexo masculino: el porcentaje
de casadas disminuye de una forma con-
siderable en los ncleos de mayor pobla-
cin, a la vez que se incrementa el de sol-
teras (grfcos 21 y 22).
78
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
01
Hemos de recalcar, en cualquier caso, que tanto los varones como las mujeres de to-
das las edades y clases de hbitats vienen benefcindose de la disminucin de la
mortalidad y, con ello, de la creciente duracin media de la vida en pareja. En ambos
sexos no deja de incrementarse la proporcin de personas casadas en detrimento de
la de viudas o, segn concluimos arriba, en la comunidad autnoma de Andaluca
cada vez se envejece ms en pareja (grfco 23).
Conclusiones:
g El envejecimiento en pareja se desarrolla mucho ms comnmente en el caso de
los hombres que en el de las mujeres.
g En la etapa fnal de la vida, incluyendo el momento de la dependencia y de la muer-
te, el hombre dispone de la compaa y el apoyo de la pareja; la mujer, en trminos
tambin generales, ha de afrontarla en un contexto de soledad o vaco conyugal.
g El estado civil de las mujeres mayores resulta ms heterogneo en el medio urba-
no que en el rural. Las que habitan en las grandes ciudades envejecen relativamente
menos en pareja.
79 LBEA
Captulo
01
As, consideramos pertinente formular
la siguiente recomendacin:
8
.- Considerar el estado civil como
un factor bsico a la hora de
promocionar prcticas especfcas
de envejecimiento activo a hombres y
mujeres, teniendo en cuenta asimismo el
tipo de poblacin en el que se encuentran
habitando.
2.5.- TIPOLOGA VARIADA DE
HOGARES EN LOS QUE VIVEN
PERSONAS MAYORES, SEGN SU
EDAD, PROVINCIA Y TIPO DE
HBITAT
En Andaluca, de cada cinco personas
mayores dos habitan en hogares biper-
sonales (el 41,99% siendo exactos). Es,
con diferencia, el tipo de hogar ms fre-
cuente entre ellas. Las dems se distribu-
yen, en magnitudes bastante similares,
en hogares de tres miembros (el 19,05%),
de cuatro o ms miembros (el 19,21%) o
bien unipersonales (el 19,76%).
Aunque parte de los hogares de dos
miembros enmarcan situaciones de con-
vivencia intergeneracional, sea con algn
descendiente o bien ascendiente, los ms
comunes entre ellos son los constituidos
por una pareja de personas mayores. Y,
dado que se est retrasando el momen-
to en que sucede la viudez, esta clase de
hogares tiende a ser cada vez ms co-
mn, sobre todo entre las personas sep-
tuagenarias: en torno al 45% de ellas se
encuentran en uno de ellos.
Al mismo tiempo, sin embargo, se detec-
ta una importante expansin de los ho-
gares unipersonales. Ello responde a que,
una vez que fallece la pareja, cada vez hay
ms personas mayores que optan por
continuar en casa, en lugar de mudarse
con familiares com o sola ser costumbre
(y necesidad). Durante las ltimas dca-
das, en efecto, la vida en solitario viene
ganando bastante terreno en Andaluca
a la tradicional convivencia entre gene-
raciones que sola darse tras la viudez. El
resultado es que alrededor del 30% de las
personas de 80 o ms aos residen en un
hogar solitario.
Los hogares ms poblados, sean de tres o
de cuatro o ms miembros, engloban fun-
damentalmente dos perfles de conviven-
cia muy distintos. Uno, personas mayores
con o sin pareja, pero teniendo hijos an
sin emancipar, situacin sobre todo co-
mn en contextos de reciente jubilacin.
Otro, personas de edad muy avanzada
que, debido a sus problemas de salud,
deciden dejar de vivir solas yndose al
domicilio de familiares. De ah que, como
refejan los datos de la tabla 17, en el seg-
mento de la poblacin de 65 o ms aos
tanto los hogares de tres miembros como
los de cuatro o ms pierden relevancia en
un primer momento (entre las personas
sexagenarias y septuagenarias, a medida
que los descendientes van abandonando
la vivienda) para recuperarla luego (entre
las personas de edad superior, conforme
los familiares van acogindolas en casa
para cuidarlas).
80
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
01
Las personas mayores se reparten entre los diferentes tipos de hogares de una
manera bastante similar tanto Andaluca como en Espaa. No ocurre as dentro de la
comunidad autnoma, donde hay que resear lo siguiente (grfco 24):
g Granada es la provincia con el porcentaje ms alto de personas mayores en hogares
unipersonales, el 21,72%, seguida de Jan (el 20,87%) y de Mlaga (el 20,71%). En sen-
tido contrario destacan Cdiz (el 18,22%), Crdoba (el 18,55%) y Sevilla (el 18,96%).
g Jan sobresale, de otro lado, por ser la provincia andaluza con la mayor relacin de
personas mayores en hogares de dos miembros, el 47,57%. A continuacin se sitan
Crdoba y Granada (alrededor del 44,50%). En Sevilla, en cambio, en esta clase de ho-
TABLA 17. DISTRIBUCIN DE LAS PERSONAS MAYORES, SEGN EL TAMAO DEL HOGAR EN
EL QUE HABITAN, POR GRUPOS DE EDAD. ANDALUCA, 2001.
Una persona Dos personas Tres personas Cuatro o ms
(N) (%) (N) (%) (N) (%) (N) (%)
65-59 41.791 12,25 139.821 40,98 83.780 24,55 75.822 22,22
70-74 51.585 17,66 133.882 45,85 56.772 19,44 49.788 17,05
75-79 51.521 24,17 95.836 44,96 32.250 15,13 33.559 15,74
80-84 36.458 29,93 47.292 38,82 15.632 12,83 22.440 18,42
85-89 19.309 32,27 18.945 31,67 7.792 13,02 13.781 23,03
90 y ms 7.614 29,37 6.742 26,01 4.537 17,50 7.032 27,12
TOTAL 208.278 19,76 442.518 41,99 200.763 19,05 202.422 19,21
Fuente: Elaboracin propia, con datos del Censo de Poblacin de 2001 (INE).
81 LBEA
Captulo
01
gares se encuentran menos del 40% de
ellas y en Cdiz, incluso, menos del 38%.
g La proporcin de personas mayores en
hogares de tres miembros va del 17,98%
registrado en Jan y al 20,11% de Cdiz.
g Por ltimo, la cifra de personas mayores
que viven en hogares de cuatro o ms
miembros resulta muy distinta segn
las provincias, destacando lo elevado de
su valor en algunas occidentales, como
Cdiz (el 23,75%) y Sevilla (el 21,59%), y
lo reducido en algunas orientales, como
Granada (el 15,54%) y Jan (el 13,58%).
82
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
01
Por clase de hbitat cabe destacar que
los hogares de una sola persona son es-
pecialmente frecuentes en el medio rural.
Se encuentran en uno de ellos casi el 24%
de las personas mayores que residen en
pueblos y aldeas de hasta 2.000 habitan-
tes, as como el 21% de las que lo hacen
en municipios de 2.001 a 5.000 habitan-
tes. Los hogares unipersonales, por otro
lado, tambin resultan ms comunes en
las grandes ciudades (20,51%) que en las
de tamao medio (en torno al 18%).
En lo que respecta a los hogares forma-
dos por dos personas, tambin tienden a
defnir la existencia de una cifra relativa-
mente superior de personas mayores del
medio rural que del urbano: hablamos de
porcentajes que oscilan desde el 46,59%
de las que residen en municipios de has-
ta 2.000 habitantes hasta el 39,05% de las
que lo hacen en poblaciones que sobre-
pasan el medio milln de efectivos.
Otro hecho muy signifcativo es la rela-
tiva escasez de hogares de cuatro o ms
miembros en el medio rural, ms extra-
os cuanto menor es el tamao de la po-
blacin de residencia: el porcentaje de
personas mayores en uno de ellos se si-
ta alrededor del 12% en localidades de
hasta 2.000 habitantes, del 15% en loca-
lidades de 2.001 a 5.000 habitantes y del
18% en las de 5.001 a 10.000 habitantes.
En el resto de poblaciones, ya sean de ta-
mao medio o grande, hablamos de una
proporcin que supera el 20% (grfco
25).
83 LBEA
Captulo
01
En contra de la creencia social que quizs
circule, la convivencia entre varias gene-
raciones resulta en las sociedades actua-
les bastante ms corriente en las reas
urbanas que en las rurales. En estas lti-
mas, en cambio, es mucho ms comn la
vida en solitario de las personas mayores,
circunstancia perfectamente compatible
con el hecho que destacbamos arriba
de que el envejecimiento en pareja sea
tambin ms frecuente en los pueblos
que en las ciudades.
En el medio rural, en efecto, existen com-
parativamente ms personas mayores
casadas que en el urbano; una vez que
enviudan, ahora bien, tienden ms que
las de otros tipos de hbitats a vivir en so-
litario, en parte porque es probable que
no tengan hijos residiendo en su misma
localidad y quieran evitar el desarraigo
social que suele entraar la mudanza. Es
ms, los hogares de cuatro o ms miem-
bros son ms numerosos en las grandes
ciudades, quizs porque mucho de ellos
acaban al fnal albergando a personas
mayores viudas procedentes del medio
rural que, debido a los problemas de sa-
lud que sufren, han decidido trasladarse
a la vivienda de alguno de sus hijos o de
alguna de sus hijas para ser cuidadas all.
Conclusiones:
g Los hogares constituidos por dos per-
sonas, as como los unipersonales, son los
que ms estn aumentando en Andaluca
en lo que hace a las personas mayores.
g Ello implica que las personas mayores
tienden a convivir menos con familiares y
ms en pareja o en solitario.
g Los hogares donde residen personas
mayores se encuentran en general ms
poblados en las provincias occidentales
de Andaluca que en las orientales.
g Tanto los hogares de una sola persona,
como sobre todo los formados por dos
personas, son comparativamente ms
frecuentes en las reas rurales que en las
urbanas.
As, recomendamos:
9
.- El grado de asuncin del enveje-
cimiento activo depende no nica-
mente de la actitud ms o menos
favorable que tengan las personas, sino
adems de sus circunstancias contex-
tuales. Entre ellas, el tipo de hogar en
el que habitan ha de ser muy tenido en
cuenta en el diseo de polticas de enve-
jecimiento activo, en aspectos como la
seguridad, la participacin o la salud. Por
ejemplo:
g La posicin econmica viene determi-
nada no tanto por los ingresos de los in-
dividuos sino, ms bien, por los del con-
junto de los miembros del hogar donde
habite. E igual pasa con el gasto.
g De cara a la participacin social, habr
que considerar que numerosas personas
mayores apenas disponen de tiempo li-
bre puesto que conviven con personas a
84
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
01
las que han de prestar cuidados de modo
permanente.
g Y en la expansin de hbitos de vida
saludables, tambin infuye mucho la si-
tuacin de pareja, por ejemplo en la ali-
mentacin y en general en los aspectos
preventivos.
2.6.- FORMAS DE CONVIVENCIA
DISPARES POR SEXO. VIUDEZ,
ESTADO DE SALUD Y MOVILIDAD
RESIDENCIAL
La distribucin de las personas mayores
entre las diferentes clases de hogares va-
ra de manera sustancial dependiendo
del sexo. Lo ms destacable es que los
hogares unipersonales son mucho ms
corrientes entre las mujeres (viven en
ellos ms del 26% de las andaluzas de 65
o ms aos) que entre los varones (me-
nos del 11%). En el resto de los hogares,
por el contrario, hallamos a una cifra su-
perior de hombres que de mujeres, sobre
todo en bipersonales (ms del 46% fren-
te a menos del 39%, de forma respecti-
va). La razn es la mayor incidencia que
tiene entre ellas la viudedad: al afectar-
les bastante ms, en efecto, resulta ms
frecuente que tiendan a permanecer en
casa, residiendo en solitario, una vez que
pierden a la pareja (grfcos 26 y 27).
85 LBEA
Captulo
01
Si los datos que acabamos de comentar
hacen referencia al tamao del hogar
donde residen las personas mayores, los
que ahora mostramos apuntan de ma-
nera ms directa hacia los estilos de vida
que mantienen:
g En trminos generales, es decir con
independencia del sexo, un hecho debe
subrayase: en Andaluca la gran mayora
de las personas mayores residen en
su vivienda propia: alrededor del 66%
lo hacen acompaadas por su pareja
y/o por algn descendiente (o incluso
ascendiente al que muy probablemente
cuiden) y cerca de un 20% en solitario.
Siendo as, apenas el 12% se encuentran
en otros ncleos familiares (esto es, en un
domicilio ajeno) y nicamente el 2% estn
en viviendas colectivas. Esta distribucin
arroja unos resultados semejantes en
Espaa: de cada seis personas mayores,
cinco habitan en su propia casa.
g Pues bien, cabe recalcar lo dispar que
resulta la forma de convivencia en fun-
cin del sexo. Dicho est que en Andalu-
ca la relacin de mujeres mayores vivien-
do solas se alza sobre el 26%, cuando la
de varones no suma el 11%. Aadamos
a ello que tambin es mucho ms fre-
cuente hallar a mujeres que a hombres
residiendo con familiares fuera del hogar
propio (el 16,3% frente al 6,5%, respecti-
vamente), as como en viviendas colecti-
vas (2,3% frente a 1,3%). Por el contrario,
habitando en su propia casa en compa-
a del cnyuge y/o de algn hijo o hija
encontramos al 81% de los varones fren-
te al 55% de las mujeres (grfco 28).
86
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
01
Mencin especial hemos de hacer de las
personas mayores que residen en vivien-
das colectivas, sean hombres o mujeres.
A ellas se est tendiendo a acceder, y
as seguir ocurriendo con toda proba-
bilidad, a una edad cada vez ms tarda
por cuanto que predomina ampliamente
entre ellas la voluntad de continuar en
casa todo el tiempo que sea posible. Ello
implica que las llamadas residencias han
pasado a ser concebidas, no tanto como
una alternativa al desarrollo de la vida en
el hogar propio, sino como un recurso de
futuro donde poder recibir las atenciones
y los cuidados que quizs precisen algn
da, si la salud se deteriora. Aun as con-
viene recordar que las personas desean
ser cuidadas por su familia, a poder ser
sin abandonar su domicilio, con el apoyo
de las administraciones.
La convivencia en los centros puede con-
siderarse un aspecto complejo pues son
muchos los factores que intervienen en
la vida diaria de las personas residentes.
Entre ellos cabe destacar sus dimensio-
nes, de las cuales dependen las relacio-
nes interpersonales entre residentes y
de stos con el entorno. En el caso de las
personas con discapacidad, segn su es-
tado fsico y psicolgico y las patologas
que presenten dichas relaciones tambin
variarn: por ejemplo, las actividades que
se programan para personas enfermas
de Alzheimer no suelen ser compatibles
con las que se realizan con personas con
menor grado de deterioro cognitivo. Del
mismo modo, hay que tener en cuenta el
nmero de usuarios que poseen el cen-
tro residencial y su divisin por sexo.
Crece no obstante el deseo de las perso-
nas de permanecer en casa aun en una
situacin de dependencia, recibiendo all
los cuidados que precisen. El problema
que surge de manera creciente es quin
se encarga de suministrarlos puesto que
la familia, que ha venido siendo tradicio-
nalmente la encargada de hacerlo, cada
vez puede ocuparse menos de ello. La
modernizacin social que ha registra-
do Andaluca en las ltimas dcadas ha
modifcado de una manera sustancial las
relaciones familiares y las formas de so-
lidaridad entre parientes. Por ejemplo, la
asignacin del rol de cuidadora a alguna
de las hijas, aunque est amparada por la
costumbre, tiende cada vez ms a cues-
tionarse, mxime en situaciones de inser-
cin laboral.
Sin embargo, constituye una prctica que,
sobre todo en el medio rural, sigue re-
producindose en una cantidad elevada
de familias andaluzas: la mujer contina
ocupndose, a menudo sin que se le pida
opinin, en mucha mayor medida que el
hombre tanto de las tareas domsticas
como del cuidado de los parientes con
problemas de salud (cnyuge, hermanas,
hermanos, suegros y suegras, etc.). Este
hecho provoca no slo su discriminacin
y una difcultad casi insuperable para po-
der acceder a los servicios educativos y
laborales, as como a una participacin
social, cultural y poltica.
87 LBEA
Captulo
01
Conclusiones:
g Las personas preferen envejecer en
casa, antes que en cualquier otro lugar,
aun en situaciones de dependencia leve
o moderada.
g Tiende a retrasarse el momento en
que se abandona defnitivamente el ho-
gar propio, sea para mudarse con familia-
res o para institucionalizarse.
g Para los hombres lo ms comn es
permanecer en el hogar propio hasta el
da en que se fallece. Para las mujeres, en
cambio, resulta bastante frecuente ago-
tar la existencia teniendo que mudarse a
un domicilio ajeno (generalmente al de
alguna hija o al de algn hijo, y no tanto
de manera rotativa), o bien seguir en el
propio pero a costa de vivir en solitario.
g La sucesin de formas de convivencia,
y con ello la necesidad de irse adaptando
a diferentes estilos de vida, es un aspecto
que defne al envejecimiento femenino y
no tanto al masculino.
Formulamos las siguientes recomen-
daciones:
10
.- Las polticas de envejeci-
miento activo han de favore-
cer la voluntad de las perso-
nas de envejecer en casa, sean acompa-
adas (como sucede con la gran mayora
de los varones) o bien solas (como hacen
buena parte de las mujeres mayores), evi-
tando que la sucesin de formas de con-
vivencia que han de adoptar las personas
en el ltimo tramo de la vida, especial-
mente las mujeres (vida en pareja, solas
en el hogar propio, mudanza con fami-
liares o institucionalizacin), reduzca sus
oportunidades de envejecimiento activo.
Aquellas personas mayores que viven en
el domicilio de familiares, pese a ser una
minora, no han de quedar relegadas a
un plano secundario en las polticas de
envejecimiento activo. Debe prestarse
una atencin especial a las que se han
desplazado del medio rural al urbano
para convivir con la familia, que son prin-
cipalmente mujeres muy longevas con
problemas de salud, con elevado riesgo
de aislamiento social.
11
.- Cualquier persona que su-
fra problemas de salud de
cierta importancia, o incluso
dependencia, no ha de ser excluida de las
prcticas de envejecimiento activo. De-
sarrollar acciones encaminadas a poten-
ciar tal estilo de vida, como la atencin a
domicilio o el empleo de las nuevas tec-
nologas. Tener en cuenta que cada vez
resulta ms frecuente envejecer en casa
con discapacidades, incluso en solitario.
12
.- Establecer mecanismos de
intermediacin entre la de-
manda de cuidados que ha-
cen las personas en situacin de depen-
dencia y la oferta de mano de obra profe-
sional que la provea. Por ejemplo, que las
administraciones fomenten la creacin
de programas de integracin laboral y
88
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
01
social de las personas inmigrantes em-
pleadas en este sector, que representen
a su vez para las personas dependientes
una garanta de seguridad a la hora de
contratar sus servicios.
13
.- Las residencias de personas
mayores deben transformarse
en centros polivalentes que
ofrezcan servicios diversos y adaptados a
las nuevas necesidades tanto del residente
como de su familia. Han de convertirse
en centros abiertos e integrados en la
comunidad, que comparten actividades
y servicios con distintos colectivos y
grupos de edad. Debera tenderse a la
creacin de centros intergeneracionales,
constituidos como recurso comunitario
y que permitieran la normalizacin de
la vida residencial y el intercambio entre
generaciones.
2.7.- CUANDO HOMBRES O
MUJERES ENVIUDAN, CADA VEZ
CONVIVEN MENOS CON
FAMILIARES Y MS EN SOLITARIO
De los diversos tipos de hogares y formas
de convivencia que acabamos de analizar,
uno se encuentra en clara expansin entre
las personas mayores de Andaluca: los
hogares unipersonales o, refrindonos
a los actores sociales, la vida en solitario.
Segn el Censo de Poblacin de 2001,
cerca del 20% de ellas reside en solitario,
cifra que tiende al alza por cuanto que en
el censo de 1991 signifcaba en torno al
16% as como en el de 1981 no alcanzaba
el 14%. Los resultados de la Encuesta de
Condiciones de Vida de 2006, asimismo,
la elevan hasta el 21%.
Aunque la viudez tienda a ocurrir una
edad cada vez ms tarda, cuando sobre-
viene prima el deseo de quienes la sufren
de permanecer en casa aun debiendo ser
ya en solitario, antes que mudarse a otro
domicilio para convivir con familiares. Se
est quebrando as con la tradicin pues-
to que en el pasado los hogares extensos
(multigeneracionales) fueron siempre
ms frecuentes que los unipersonales. In-
cluso resultaba extrao que las personas
mayores vivieran solas habida cuenta de
que, a raz de enviudar, se vea como una
obligacin familiar el acogerlas en casa.
Por provincias, la vida en solitario resulta
ms frecuente en las orientales que en las
occidentales. Es un hecho, adems, que
viene siendo constante en las ltimas
dcadas:
g En el Censo de Poblacin de 1981, el
porcentaje de personas mayores solas
era superior al 16% en Granada y en Al-
mera, pero inferior al 12% en Crdoba y
en Sevilla.
g En el de 1991, el margen entre provin-
cias incluso se ampla: en la parte occiden-
tal de Andaluca, la relacin de personas
mayores viviendo solas oscilaba entre el
15,6% de Cdiz y el 14,3% de Sevilla; en la
oriental, entre el 16,8% de Jan y el 18,7%
de Granada.
89 LBEA
Captulo
01
g En el ltimo censo de poblacin (2001), Almera, Mlaga, Jan y muy especialmente
Granada continan destacando por la mayor frecuencia de la soledad residencial.
Lo que se observa en todas y cada una de las provincias, insistimos en la tendencia, es
que se trata de una forma de vida en neta expansin. Igual ocurre en Espaa (grfco
29). Por cierto que Andaluca viene presentando un porcentaje de personas mayores
viviendo en solitario bastante similar al que promedia el pas.
Todo ello informa, aparte de los niveles
cada vez mejores de salud que disfru-
tan en general las personas mayores en
Andaluca, acerca de lo frme que es su
reclamo de autonoma: desean vivir con
libertad e independencia con respec-
to a la familia, y no refugindose en ella
tras enviudar como sola ser necesidad
y costumbre en el pasado. Se enviuda
ms tardamente que nunca, en efecto,
pero cuando llega ese momento cada
vez es mayor la voluntad de las personas
de obrar con autonoma, de trazar por s
mismas su destino y de no delegarlo en
los dems.
Envejecer en solitario entraa una serie de
riesgos y de incertidumbres (aislamiento
social, sentimiento de soledad, pobreza,
etc.) pero a la vez ofrece a las personas un
marco lleno de posibilidades de cara al
mantenimiento de un estilo de vida activo,
mxime en comparacin con posibles
alternativas como la institucionalizacin,
el traslado a casa de algn hijo o hija, o la
rotacin por varios domicilios.
90
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
01
Bien haremos no obstante en distinguir
entre ellas por sexo por cuanto que, se-
gn venimos destacando, la vida en soli-
tario se encuentra mucho ms extendida
entre las mujeres que entre los varones.
Es una circunstancia que se repite en to-
dos los territorios y los censos, as como
a cualquier edad que se considere. En
2001, por ejemplo...:
g En la categora de 65-69 aos, residan
en solitario una proporcin de muje-
res que casi duplica a la de hombres (el
15,8% frente al 8,2%).

g En la de 70-74 aos, amplindose an
ms las diferencias, lo hacan un por-
centaje de mujeres superior al 24% y de
hombres inferior al 10%.
g Y por encima de los 75 aos vivan en
solitario el 35% de las andaluzas frente a
menos del 15% de los andaluces.
El porcentaje de personas mayores solas,
siendo siempre ms alto en el sexo feme-
nino que en el masculino, va incremen-
tndose a medida que se eleva la edad
para alcanzar su registro mximo a los 84
aos en el caso de las mujeres (edad a la
que viven solas el 39,28% de las andalu-
zas) y los 88 en el de los varones (cuando
viven solos el 33,13% de los andaluces).
Y tampoco resulta nada despreciable ni
entre las personas nonagenarias ni entre
las centenarias (grfco 30).
91 LBEA
Captulo
01
La vida en solitario se halla mucho ms
expandida en el sexo femenino que en
el masculino, adems, en toda clase de
hbitat (tabla 18). En el medio rural, la
proporcin de mujeres solas duplica a la
de hombres (el 30,36% frente al 15,59%
en los pueblos y las aldeas de hasta 2.000
habitantes, as como el 27,52% frente
al 13,11% en los municipios de 2.001 a
5.000); en las grandes ciudades, ms to-
dava, casi la triplica (el 27,35% frente al
9,76% en las que superan el medio milln
de habitantes, as como el 26,75% frente
al 9,22% en las que cuentan de 100.001 a
500.000 habitantes).
TABLA 18. PERSONAS MAYORES QUE VIVEN SOLAS EN ANDALUCA, POR SEXO Y TAMAO
DE LA LOCALIDAD DE RESIDENCIA
HOMBRES MUJERES
TOTAL VIVEN
SOLOS
(%) TOTAL VIVEN
SOLAS
(%)
Hasta 2.000 hab. 30.815 4.805 15,59 37.112 11.267 30,36
2.001-5.000 55.896 7.330 13,11 69.204 19.045 27,52
5.001-10.000 49.920 5.718 11,45 62.873 16.152 25,69
10.001-20.000 62.597 6.469 10,33 80.500 19.600 24,35
20.0001-50.000 65.286 7.285 11,16 81.706 20.361 24,92
50.001-100.000 31.252 2.965 9,49 41.441 10.074 24,31
100.001-500.000 86.236 7.951 9,22 126.628 33.876 26,75
Ms de 500.000 67.063 6.542 9,76 105.452 28.838 27,35
TOTAL 449.065 49.065 10,93 604.916 159.213 26,32
Fuente: Elaboracin propia, con datos del Censo de Poblacin de 2001 (INE).
Envejecer en solitario entraa una serie de riesgos y de
incertidumbres, pero a la vez ofrece a las
personas un marco lleno de posibilidades de cara al
mantenimiento de un estilo de vida activo
92
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
01
Resumiendo, durante las ltimas dcadas,
y a buen seguro tambin en las venideras,
la situacin familiar de las personas
mayores en Andaluca est determinada
por dos frmes tendencias:
1. La duracin de la etapa matrimonial
es creciente, ya que se est retrasando
el momento en que sucede la viudedad
gracias a la reduccin de la mortalidad
que contina producindose en todas
las edades del ciclo vital, pero de manera
especial en las avanzadas. De ah que en
las ltimas dcadas la relacin de personas
mayores casadas no deje de aumentar y
la de viudas de disminuir. Todo apunta
a que esta evolucin seguir dndose
en Andaluca dada la trayectoria al alza
que contina dibujando la esperanza de
vida.
2. El incremento, tanto en cifras absolutas
como relativas, de las personas que viven
solas. Aunque se est alargando en el
tiempo la vida matrimonial, cuando toca
a su fn con la muerte del cnyuge cada
vez viene siendo ms frecuente que las
personas permanezcan en su domicilio,
pasando a constituir un hogar solitario, y
menos en cambio que se muden a casa
de algn hijo o alguna hija para convivir.
Son tendencias en frme ejecucin no
nicamente en Andaluca sino asimismo
en Espaa y en el resto de pases desa-
rrollados, manifestando la moderniza-
cin social alcanzada ya que por un lado
continan acumulndose avances en la
reduccin de la mortalidad y, por el otro,
se expande un estilo de vida en el que,
con sus ventajas y sus problemas, las per-
sonas mayores toman las riendas de su
destino en lugar de delegarlo en terceras
como sola ocurrir en el pasado.
Conclusiones:
g En general, la vida en solitario de las
personas mayores no es indicador de cri-
sis de la institucin familiar, sino de mo-
dernizacin social y quiebra con la tra-
dicin. Se coexiste ms pero se convive
menos.
g Frente al resto de alternativas posibles,
la vida en solitario tras la viudez constitu-
ye un marco bastante apropiado para el
envejecimiento activo.
g Es una forma de vida que se encuen-
tran mucho ms expandida en el sexo fe-
menino que en el masculino, y que resul-
ta por otro lado ms comn en el medio
rural que en el urbano.
Por todo ello, recomendamos:
14
.- Dado que lo ms corriente
es que se trate de un estilo de
vida elegido frente a otros,
eliminar las connotaciones sociales ne-
gativas (arrastradas de otro tiempo) que
suelen pesar sobre la soledad residencial
de las personas mayores.La vida en soli-
tario ofrece a las personas que envejecen
el ejercicio de derechos fundamentales
como la libertad, la autonoma y la in-
93 LBEA
Captulo
01
dependencia en una magnitud superior
a otras formas de convivencia alternati-
va (la mudanza a casa de familiares o la
institucionalizacin). Son derechos cuyo
disfrute antes importaban menos, cuan-
do lo que verdaderamente primaba era
la necesidad de asegurar la subsistencia,
y que han de ser potenciados en las po-
lticas de envejecimiento activo. Vivir en
solitario a una edad avanzada plantea
una serie de incertidumbres y comporta
riesgos, relacionados tanto con la segu-
ridad (quin se encargar de cuidarles si
lo necesitan) como con la participacin
(por ejemplo, el aislamiento social) y con
la salud (el sufrir una cada) que habran
que reducirse mediante el fomento de las
prcticas de envejecimiento activo.
2.8.- PERSISTENCIA EN TRMINOS
GENERALES DE UN BAJO NIVEL
EDUCATIVO, SOBRE TODO EN EL
CASO DE LA MUJER
La distribucin de las personas mayores
por nivel de estudios se presta a una do-
ble lectura en Andaluca, de signo muy
distinto. Por el lado negativo, que un por-
centaje bastante elevado de ellas carece
de instruccin acadmica. Por el positivo,
que se trata de un dfcit que tiende a
remediarse con celeridad, hasta el punto
que hacia el ao 2035 sern clara mayora
las personas con alguna clase de estudios
(incluyendo alrededor de un 15% que es-
tarn en posesin de estudios universita-
rios).
Vayamos por partes. Basndonos en los
resultados del ltimo censo de poblacin
hecho en Espaa, en efecto, en 2001
cerca del 62% de las personas mayores
careca de estudios en Andaluca, entre
las cuales el 15,86% no saba leer ni
escribir. El 38% restante s que disponan
de estudios: un 23% de primer grado,
un 12% de segundo grado y el 3,43% de
tercer grado (grfco 31). En comparacin
con los datos referidos a la poblacin
espaola la situacin es desfavorable:
en Espaa la relacin de personas
mayores sin estudios rondaba el 44%,
entre las cuales poco ms del 8% eran
analfabetas; en cambio, las que tenan
estudios primarios signifcaban el 36%,
las que posean estudios secundarios el
16% y las que gozaban de superiores el
4%, aproximadamente (grfco 32).

94
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
01
Por provincias, el dfcit educativo es par-
ticularmente acusado en Jan y en Cr-
doba y relativamente menos sentido en
Huelva y en Mlaga. En Jan, alrededor
del 70% de las personas mayores careca
de estudios, incluyendo un 20,5% que no
saba leer ni escribir; en posesin de es-
tudios de tercer grado tan slo estaban el
2%, de segundo grado el 7% y de primer
grado poco ms del 19%. En Mlaga, sin
embargo, las personas mayores sin estu-
dios suponan cerca del 55% (el 13,46%
analfabetas), mientras que contaban con
estudios de tercer grado el 4,49%, de se-
gundo grado el 18% y de primer grado
ms del 22% (grfco 33).
Pero, ms an que por provincias, en Andaluca la situacin educativa de las personas
mayores vara de una forma muy signifcativa segn el tipo de hbitat en el que se
encuentran (vase el grfco 34). Del anlisis del Censo de Poblacin de 2001 hay que
destacar que:
95 LBEA
Captulo
01
g En los municipios de menos de 10.000
habitantes, alrededor del 75% de ellas no
tena estudios. En los de mayor tamao,
este porcentaje se iba reduciendo con-
forme aumenta su poblacin: en torno al
70% en los de 10.001 a 20.000 habitantes,
al 64% en los de 20.001 a 50.000, al 58%
en los de 50.001 a 100.000, el 49% en los
de 100.001 a 500.000 y al 43% en los que
superan el medio milln de habitantes.
g Entre las personas sin estudios, men-
cin especial hemos de hacer de aquellas
que no saben leer ni escribir. La tasa de
analfabetismo resulta el doble de eleva-
da en el medio rural (rondaba el 20% en
las localidades de hasta 20.000 personas),
que en el urbano (alrededor del 10% en
las que sobrepasaban los 100.000 habi-
tantes).
g La proporcin de personas con estu-
dios de primer o de segundo grado, re-
lativamente escasa en los municipios de
hasta 10.000 habitantes (el 23%, aproxi-
madamente) tenda a incrementarse a
medida que asciende el tamao de las
poblaciones hasta alcanzar el 50% en las
ciudades con ms de 500.000 habitantes.
g Por ltimo, tanto en las ciudades de
100.001 a 500.000 habitantes como en
las que rebasan el medio milln de habi-
tantes, ms del 6% de las personas mayo-
res posean estudios de tercer grado. Este
porcentaje no llegaba al 3% en las ciuda-
des medianamente pobladas, resultando
an inferior en el medio rural.
96
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
01
En todas y cada una de las provincias an-
daluzas, as como en cualquier clase de
hbitat, la falta de instruccin acadmica
es un problema que afecta mucho ms
al gnero femenino que al masculino.
Considerada la comunidad autnoma en
conjunto, llama la atencin que la tasa
de analfabetismo de la mujer duplique
con creces a la del hombre y que, por el
contrario, disfruten de estudios de tercer
grado el 5,25% de los varones frente al
2,08% de las mujeres, as como de segun-
do grado cerca del 15% de los primeros
frente a menos del 10% de las segundas
(tabla 19).
Las mujeres mayores actuales han tenido
una restriccin real al acceso a la educa-
cin en todos sus niveles. Este hecho es
provocado, no slo por la situacin pol-
tica que se ha vivido en Espaa y Anda-
luca, sino tambin, por la discriminacin
que han sufrido tanto en el seno de la so-
ciedad como en la familia: mientras que
para el hombre se crea que la instruccin
acadmica era necesaria, en la mujer no
as por las funciones que sola asignrse-
les (tareas del hogar, crianza de los hijos,
cuidados de los ancianos, etc.). A pesar de
esta situacin discriminada que sufrieron
en su niez y en su juventud, las mujeres
mayores muestran en la actualidad una
gran inquietud respecto al acceso a los
recursos educativos, que habra de ser
potenciada.
TABLA 19. NIVEL DE ESTUDIOS DE LAS PERSONAS MAYORES (EN GRADOS)
EN ANDALUCA, POR SEXO
HOMBRES MUJERES AMBOS SEXOS
(N) (%) (N) (%) (N) (%)
Analfabetos/as 42.262 9,41 124.919 20,65 167.181 15,86
Sin estudios 212.665 47,36 269.383 44,53 482.048 45,74
Primer grado 105.363 23,46 139.461 23,05 244.824 23,23
Segundo grado 65.207 14,52 58.552 9,68 123.759 11,74
Tercer grado 23.568 5,25 12.601 2,08 36.189 3,43
TOTAL 449.065 100 604.916 100 1.053.981 100
Fuente: Elaboracin propia, con datos del Censo de Poblacin y Viviendas de 2001 (INE).
97 LBEA
Captulo
01
Conclusiones:
g Por circunstancias histricas, uno de
los hndicaps fundamentales que pre-
sentan en la actualidad las personas ma-
yores en Andaluca es su escaso nivel de
instruccin acadmica.

g Probablemente nos encontremos ante
uno de los principales obstculos que li-
mita hoy da la comunicacin y las rela-
ciones entre generaciones, sobre todo
con una juventud bastante instruida en
trminos generales.
g La falta de estudios, incluso en su di-
mensin ms bsica que constituye la
lectura y la escritura, es un problema que
afecta mucho ms al sexo femenino que
al masculino.
g En las provincias interiores de Anda-
luca el dfcit de nivel educativo es ms
acusado que en las situadas en el litoral,
dfcit que resulta por otro lado mays-
culo en el medio rural (en los municipios
de menos de 10.000 habitantes).
Visto lo anteriormente argumentado,
recomendamos:
15
.- Las personas sin estudios
merecen una atencin es-
pecial y diferenciada en las
polticas de envejecimiento activo. En
general, y a modo de sntesis de todo
cuanto llevamos recomendado, adaptar
las propuestas de envejecimiento activo
a cada tipo o perfl de personas, depen-
diendo de su sexo, edad, estado civil,
forma de convivencia, hbitat, salud, po-
sicin econmica y nivel de estudios.En
esa labor, prestar una atencin especial
a los perfles de poblacin en una situa-
cin potencial de mayor fragilidad social,
y en concreto a las mujeres muy longevas
sin pareja que habitan en el medio rural,
dado que padecen un riesgo superior de
pobreza, de aislamiento familiar y social,
aparte de acusar en general un profundo
dfcit de instruccin acadmica.
16
.- Por supuesto, potenciar la
educacin de adultos, que
en Andaluca tiene un papel
primordial porque facilita la alfabetiza-
cin de un importante nmero de per-
sonas que alcanzaron su edad adulta no
sabiendo leer ni escribir, sobre todo mu-
jeres del medio rural. Y en este mbito in-
crementar la presencia universitaria, que
junto a los centros de educacin de adul-
tos pueden ser fundamentales en la dina-
mizacin e implantacin de las polticas
de envejecimiento activo y las prcticas
intergeneracionales.
98
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
01

2.9.- EL DFICIT EDUCATIVO
MEJORAR SUSTANCIAL Y
DEFINITIVAMENTE EN LAS
PRXIMAS DCADAS, Y LAS
DIFERENCIAS POR SEXO
TENDERN A REDUCIRSE
Pero hay que signifcar tambin que el ni-
vel educativo de las personas mayores en
Andaluca, hombres o mujeres, no deja
de mejorar. En las ltimas dcadas del
siglo XX la relacin de quienes carecen
de estudios ha descendido considerable-
mente. En 1991, por ejemplo, el 27,11%
de las mujeres mayores no saban leer ni
escribir y otro 52,25%, aun sabindolo
hacer, no contaba con estudios. En 2001,
dicho est, tales porcentajes haban dis-
minuido ya hasta el 15,86% y el 45,75%,
de manera respectiva. Ha crecido en con-
trapartida la cifra de quienes poseen es-
tudios, tanto de primer como de segun-
do y de tercer grado (grfco 35).
No arriesgamos en absoluto al sostener que la escasez de estudios es un problema
que seguir remedindose en Andaluca, a pasos agigantados. En apenas dos dca-
das, lo que de momento contina siendo corriente empezar a resultar extrao: en-
contrar a personas mayores sin estudios, bien se trate de hombres como de mujeres.
La situacin educativa dar, en defnitiva, un vuelco enorme. Sern excepcionales los
casos de personas que no sepan leer ni escribir y cada vez ms frecuentes, por el con-
trario, los de quienes posean estudios secundarios o universitarios.
99 LBEA
Captulo
01
Hacia el 2035, as es, cabe esperar que en
Andaluca la mitad de las personas ma-
yores aproximadamente dispongan de
estudios de segundo grado y que, apar-
te, otro 15% (un porcentaje adems en
frme progresin) disfruten de estudios
de tercer grado. En este mismo escena-
rio de futuro, sin disponer de ningn tipo
de instruccin acadmica hallaremos a
cerca del 20% de las personas mayores,
resultando prcticamente irrelevante la
cifra de quienes no saben leer ni escribir
(grfco 36).
Sern excepcionales los casos de personas
que no sepan leer ni escribir y cada vez ms
frecuentes, por el contrario, los de quienes
posean estudios secundarios o universitarios
100
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
01
Se tender por otro lado a una igualacin de los niveles educativos del hombre y de
la mujer, que segn se ha referido resultan en la actualidad an muy dispares. Se ir
corrigiendo as la discriminacin que el sexo femenino ha sufrido tradicionalmente
respecto al sistema educativo. Es ms, las andaluzas que cumplan 65 aos en 2035,
incluso, gozarn en trminos generales de una mayor instruccin acadmica que los
andaluces de su misma edad: entre ellas habr una proporcin superior de personas
con estudios de tercer grado e inferior de personas sin estudios (grfco 37) que entre
ellos (grfco 38).
La mejora que se est produciendo del
nivel educativo de las personas mayores
motivar su creciente inters por las prc-
ticas intergeneracionales. Ha de tenerse
en cuenta que en la sociedad actual no
existen demasiados mbitos de encuen-
tro entre personas de diferentes edades,
donde se relacionen con carcter coti-
diano y se intercambien informaciones y
conocimientos. Pues bien, los programas
intergeneracionales ofrecen un excelen-
te marco para que las personas jvenes
y mayores se traten, propiciando una in-
terculturalidad y el aprendizaje conjunto.
La intergeneracionalidad cohesiona la
sociedad, reduce barreras sociales y con-
tribuye a que desaparezcan los mitos y
los estereotipos que suelen pesar sobre
las personas mayores.
101 LBEA
Captulo
01
Conclusiones:
g Al igual que vino ocurriendo durante
las ltimas dcadas de siglo XX, en lo que
va transcurrido de XXI el nivel de instruc-
cin acadmica de la poblacin andaluza
ha seguido mejorando. Ocurre as sobre
todo con las personas mayores, hasta el
punto de que hoy en da probablemente
sean ya ms numerosas las que disponen
de estudios (sean del grado de que sean)
que las que carecen de ellos.
g El nivel educativo de la poblacin an-
daluza seguir mejorando, a buen segu-
ro, durante las prximas dcadas. A corto
plazo sern mayora las personas mayores
con estudios, y a medio plazo ser muy
notable el porcentaje de las que tengan
estudios universitarios.
g El paulatino desarrollo de este proceso
ir disminuyendo las diferencias de nivel
educativo entre hombres y mujeres, que
han sido siempre muy considerables. In-
cluso es probable que, entre las personas
mayores, el sexo femenino disponga de
un nivel educativo medio ms elevado
que el masculino.
g La formacin supone uno de los rasgos
sociolgicos de las personas mayores
que ms rpida e intensamente van a
cambiar, para mejor, en el futuro: ms
que su posicin econmica o su salud,
y constituir una importante baza en la
expansin del envejecimiento activo.
Recomendamos que :
17
.- Las distintas administracio-
nes deben motivar la implan-
tacin de programas interge-
neracionales con el objeto de:
g Favorecer a las personas mayores par-
ticipantes oportunidades de formacin,
participacin, salud y seguridad, ejes cla-
ves en la promocin de envejecimiento
activo.
g Frente a la cultura del sujeto, de las
edades y de las discriminaciones, po-
tenciar una cultura, una economa, una
salud, una educacin y en suma una po-
ltica basada en el entre, es decir, en las
relaciones, que sustituya a la cultura del
yo.
g Fortalecer la solidaridad y el dialogo
entre generaciones, teniendo en cuen-
ta especialmente las necesidades de las
personas mayores y de las jvenes, como
base sobre la que construir el camino ha-
cia una sociedad para todas las edades.
Se tender a una igualacin de los niveles
educativos del hombre y de la mujer, que
resultan en la actualidad an muy dispares
102
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
01
g Posibilitar, por ltimo, la implantacin
de los programas intergeneracionales
como vehculos de intercambio entre
dos espacios de solidaridad, la familiar y
la social.
Recomendaciones fnales:
18
.- Junto al esfuerzo y a la ini-
ciativa individual, se deberan
promocionar las polticas de
envejecimiento activo en Andaluca, tan-
to desde la esfera pblica como desde la
privada, para lo cual resulta muy aconse-
jable:
g Informar sobre qu es el envejeci-
miento activo a los andaluces y las anda-
luzas, a travs de los organismos pblicos
(educacin, sanidad, etc.) y los medios de
comunicacin.
g Reconocer el envejecimiento como
proceso que se produce a lo largo de
toda la vida.
g Determinar el mbito local como
marco territorial ms adecuado para
la puesta en marcha de programas de
envejecimiento activo.
g Evitar que los entornos rurales que-
den al margen de los recursos y las actua-
ciones relacionados con el envejecimien-
to activo.
19
.- Creacin de la fgura del
agente de envejecimiento
activo, encargada de acercar
los recursos sociales que lo fomenten
entre los ciudadanos y ciudadanas de
Andaluca.
103 LBEA
Captulo
01
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LPEZ DOBLAS, Juan (2005a): Personas mayores viviendo solas. La autonoma como valor en alza. Premio IMSERSO
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SNCHEZ VERA, Pedro; LPEZ DOBLAS, Juan y otros (2009), Viudedad y vejez: estrategias de adaptacin a la
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02
Captulo
VIVIR EN SEGURIDAD

02
Captulo
VIVIR EN SEGURIDAD
107 LBEA
Captulo
02 02
1. INTRODUCCIN
Uno de los ejes esenciales de nuestro
modelo de envejecimiento activo es ga-
rantizar una proteccin adecuada frente
a situaciones de riesgo o necesidad. Go-
zar de un minimum de proteccin es
imprescindible para la construccin de
un efcaz concepto de envejecimiento
activo. Hablamos de salvaguarda. Nos
referimos a seguridad.
La seguridad es una sensacin, un senti-
miento que la persona tiene en relacin
con su situacin presente o futura. Viene
a ser el reverso del miedo de modo que,
en la medida en que se afrme aqulla, se
desvanece ste.
Por otro lado, la seguridad en cuanto
sentimiento es difcil de objetivar, pues
depende del carcter, del temperamento
y de la disposicin vital de cada persona.
Hay quien no le teme a nada y hay a quien
todo le produce temor.
Por encima de todo esto es obvio que
la seguridad es una conquista social e
individual. Algo que compete al estado y
al individuo completo.
Al Estado corresponde defnir y dotar los
recursos necesarios destinados a procurar
la seguridad de la ciudadana.
En las pginas que siguen se va a repasar
los distintos marcos de seguridad que,
bien por previsin del Estado, bien por
iniciativa particular pueden contribuir
a que las personas, a medida que
envejezcan, afronten su futuro con la
sensacin de que sus necesidades van a
estar debidamente cubiertas y que van a
recibir las atenciones que precisen.
Seguridad en cuanto a las prestaciones
econmicas
Existen las prestaciones pblicas destina-
das a garantizar la sufciencia econmica
de las personas mayores.
Adems cada persona particularmente,
puede realizar contratos destinados a
mejorar su situacin econmica tras la
jubilacin. Entre ellos se encuentran:
Los Planes de Pensiones, los Seguros de
Dependencia, los contratos de alimentos,
la renta vitalicia, la hipoteca inversa.
108
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
02
Seguridad en cuanto a las prestaciones
sanitarias
Afortunadamente las prestaciones sanita-
rias estn completamente garantizadas.

Ocurre que frente a las prestaciones
sanitarias la persona puede decir no,
ahora no o no de este modo. En
defnitiva, es preciso contar con su con-
sentimiento y seguir sus indicaciones
que podr manifestar en el momento de
plantearse la necesidad teraputica, si
se encuentra en condiciones de decidir
por s misma o, previendo esta situacin,
puede haber realizado con anterioridad
un documento de instrucciones previas,
comnmente conocido como testamen-
to vital.
Seguridad en cuanto acceso a los
servicios
No basta con que existan recursos y ser-
vicios, es preciso que puedan ser utiliza-
dos . Para ello es preciso que las barreras
arquitectnicas (escaleras, aceras, etc.)
no impidan la salida de casa o el traslado
y acceso a los espacios fsicos donde se
encuentran las instalaciones en las que
se prestan los servicios.
Por otro lado, los productos (telfonos
mviles, relojes, etc.), documentos (con-
tratos, informaciones), deben estar adap-
tados a las condiciones de las Personas
Mayores de edad. Esta adaptacin debe
plantearse como una obligacin para las
empresas e instituciones suministradoras
de servicios.
Seguridad como persona consumidora
En estrecha relacin con la seguridad en
el acceso a los servicios y como comple-
mento de la misma se encuentra la segu-
ridad de las Personas Mayores en cuanto
consumidoras.
Las Personas Mayores cuentan con un
mayor o menor poder adquisitivo que
les permite adquirir una variada gama de
productos y servicios.
Lamentablemente, tambin sus particu-
lares circunstancias les hacen en ocasio-
nes vulnerables a abusos por parte de
empresas y entidades sin escrpulos.
Fue la Comunidad Autnoma Andaluza
la primera que repar en la necesidad
de proteccin en este mbito, en el
Artculo 48 de la Ley 6/1999 de 7 de
Julio de Atencin y Proteccin a las
Personas Mayores.
Son muchas las iniciativas que pueden
adoptarse en este terreno, como la necesi-
dad de utilizar determinados documentos
para realizar los contratos patrimoniales
ms relevantes, el establecimiento de pla-
zos de ratifcacin o desistimiento, etc.
109 LBEA
Captulo
02
Seguridad en cuanto a la participacin
A nivel legal la participacin de las Per-
sonas Mayores en la vida pblica est re-
conocida y garantizada con algunas posi-
bles discriminaciones concretas como la
participacin en el Tribunal del Jurado.
Ms discutible es la discriminacin en el
mbito laboral por razn de edad.
En el mbito privado se suscit hace
aos un vivo debate en torno al derecho
de visitas de los abuelos tras las crisis
matrimoniales de los hijos que fue resuelta
en el ao 2003 mediante la modifcacin
del Art. 94 del Cdigo Civil que vino a
reconocer el derecho de comunicacin
y visitas entre abuelos y nietos: Algo
obvio, pues es por todos conocida la gran
relevancia que la familia extensa tiene
para la educacin y equilibrio emocional
de los y las menores.
Seguridad en cuanto a la proteccin
de su imagen
La verdad es que se vive y se muere de
sensaciones.
En buena medida, la apariencia es la
realidad que importa, incluso parece que
es la nica que existe.
De ah la importancia de salvaguardar la
imagen, pues si se pierde esta batalla se
pierde la guerra.
Los medios audiovisuales y los medios
de comunicacin tienen el enorme
poder y responsabilidad de cuidar la
imagen de las Personas Mayores, sin
maquillar la realidad, pero tampoco
sin escudriar en sus aspectos ms
morbosos.
Seguridad en cuanto al destino de su
patrimonio
Nuestra legislacin establece un destino
obligado para el patrimonio de los
padres en relacin con los hijos e hijas .
Es lo que se conoce como legtima de los
hijos, que comprende los dos tercios de
la herencia, siendo el tercio restante, de
libre disposicin.
Se trata de una institucin cuestionada
que ofrece seguridad a los hijos e hijas
mientras que para los padres supone una
importante limitacin a la hora de hacer
testamento.
En el caso de que no se haga testamento
sern los familiares cercanos los que
reciban toda la herencia.
Realmente los problemas se presentan,
no cuando la relacin paterno o materno-
flial ha cursado con normalidad, sino
en los casos de abandono de padres o
incluso de malos tratos. Estos hijos tienen
derecho a la herencia de sus padres
pues, de hecho, las posibilidades de
desheredacin son muy remotas.
110
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
02
Un problema particular se produce en
el caso de transmisin de empresas
familiares en el que el juego de la herencia
y su divisin puede dar al traste con la
continuidad de empresas solventes y
rentables.
Para evitar estas situaciones se est tra-
bajando en los denominados protocolos
familiares.
El protocolo familiar es un acuerdo de
los componentes del grupo familiar pro-
pietarios de una empresa, en el que se
pretende la regulacin y concrecin de
las relaciones entre familia, propiedad
y empresa, con la fnalidad de dotar de
continuidad y paz a la empresa, permi-
tiendo en la misma el relevo generacio-
nal no traumtico cuando el mismo deba
de producirse.
Seguridad frente a hechos delictivos
Puede afrmarse que las Personas
Mayores constituyen un grupo de
riesgo en la medida en que pueden ser
vctimas de no pocos delitos.
Tanto es as que el Ministerio del Interior
cuenta con un programa especfco para
proteger a este colectivo.
Los delitos ms comunes de los que pue-
den ser vctimas se referen tanto al m-
bito personal (malos tratos, detenciones
ilegales, abandono) como al mbito pa-
trimonial (defraudaciones, abusos en el
mbito del consumo, expolios, falseda-
des, etc.)
La Ley 6/1999 de Atencin y Proteccin
a las Personas Mayores en Andaluca,
contiene importantes previsiones en este
sentido.
Por otro lado es creciente la demanda
de instituciones especfcas de defensa
de este colectivo. As, va siendo comn
que en las Ofcinas de los Defensores del
Pueblo, exista un departamento o incluso
un adjunto al Defensor con competencias
en este mbito.
Asimismo, en la Fiscala General del
Estado y en muchas Fiscalas territoriales
existe una Seccin de Proteccin de
Personas Mayores.
Por su parte, las distintas Administracio-
nes suelen arbitrar negociados o instru-
mentos (telfono del mayor) para recibir
las demandas de cualquier persona ma-
yor que precise atencin.
111 LBEA
Captulo
02
2.- SEGURIDAD FRENTE
AL EJERCICIO DE SUS
DERECHOS. PRINCIPIO DE
NO DISCRIMINACIN POR
RAZN DE LA EDAD
2.1.- DERECHOS DE LAS
PERSONAS MAYORES. PRINCIPIO
DE NO DISCRIMINACIN POR
RAZN DE LA EDAD
Las personas mayores tienen reco-
nocidos y garantizados sus derechos
fundamentales en su condicin ines-
cindible de ciudadanos y ciudadanas
de una sociedad que han ayudado y
siguen ayudando a construir con su
esfuerzo, compromiso y trabajo. En los
Estatutos de Autonoma se intensifca
esa proteccin y garanta, tanto en sus
aspectos generales como en los mbitos
especfcos que ataen a las personas
mayores. Nuestro Estatuto de Autonoma
es uno de los textos normativos auto-
nmicos bsicos que ms intensamente
apuestan por la implantacin de las po-
lticas de envejecimiento activo. No slo
las reconocen como un derecho social,
sino tambin como un principio rector
de las polticas pblicas. As, en su art-
culo 19 dentro del Ttulo I Derechos So-
ciales, Deberes y Polticas Pblicas - seala
que las personas mayores tienen derecho
a recibir de los poderes pblicos de Andalu-
ca una proteccin y una atencin integral
para la promocin de su autonoma per-
sonal y del envejecimiento activo, que les
permita una vida digna e independiente y
su bienestar social e individual, as como
a acceder a una atencin gerontolgica
adecuada, en el mbito sanitario, social y
asistencial, y a percibir prestaciones en los
trminos que establezcan las leyes. Y en
el apartado 3 del artculo 37 estima que
es principio rector de las polticas pbli-
cas: el acceso de las personas mayores a
unas condiciones de vida digna e indepen-
diente, asegurando su proteccin social e
incentivando el envejecimiento activo y su
participacin en la vida social, educativa y
cultural de la comunidad.
Un aspecto no sufcientemente atendido
sobre las personas mayores es la igualdad
de stas ante la Ley. Nos encontramos
cada vez con ms situaciones atentatorias
a su derecho fundamental a la igualdad.
La errnea consideracin en algunos
casos- de las personas mayores como
capitisdisminuidas o incapaces de asumir
de forma individual responsabilidades
abre la puerta a lamentables atentados
a sus derechos y, en concreto, al de
igualdad.
Numerosos textos internacionales han
recogido los derechos de las personas
mayores. En 1991, la Asamblea General
de las Naciones Unidas formula la Reso-
lucin 46/91, de 16 de diciembre donde
establece los Principios de las Naciones
Unidas para las Personas de Edad. El tex-
to comienza con la expresin To add life
to the years that have been added to life .
112
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
02
Los principios tienen por objeto garan-
tizar que se dar prioridad a atender la
situacin frente a la independencia, par-
ticipacin, cuidados, autorrealizacin y
dignidad de las personas mayores.
Dos aspectos hay que destacar de estos
Principios de la ONU. Primero, la consi-
deracin de que las personas mayores
no son un grupo homogneo e indife-
renciado. As se reconoce la enorme di-
versidad de la situacin de las personas
mayores, no slo entre pases sino den-
tro de los pases y entre los individuos, lo
que requiere una variedad de respuestas
de poltica y, segundo- contenidas en los
principios 17 y 18 de la Declaracin:
Las personas de edad debern poder vivir
con dignidad y seguridad y verse libres de
explotacin y abuso fsico o mental.
Las personas mayores deben ser tratados
con justicia, independientemente de la
edad, sexo, raza u origen tnico, discapaci-
dad o cualquier otra condicin, y ser valo-
radas independientemente de su contribu-
cin econmica.
Entre tanto, se fj cita para una Segunda
Asamblea Mundial del Envejecimiento
que tuvo lugar en Madrid de conformidad
con la resolucin 54/262 de la Asamblea
General, de 25 de mayo de 2000.
Entre las novedades que aporta esta
segunda cita merecen destacarse la
incorporacin de la perspectiva de gnero y
la orientacin de todas las acciones hacia la
consecucin de una Sociedad de Todas las
Edades, as como la utilizacin del concepto
de envejecimiento activo acuado por la
OMS a fnales de los aos 90.
En ella se expusieron una serie de
conclusiones, entre las que destacamos
el artculo 5 de la Declaracin Poltica
destinado a eliminar la discriminacin
por motivos de edad:
Nos comprometemos a eliminar todas
las formas de discriminacin, entre
otras, la discriminacin por motivos de
edad. Asimismo, reconocemos que las
personas, a medida que envejecen, deben
disfrutar de una vida plena, con salud,
seguridad y participacin activa en la vida
econmica, social, cultural y poltica de sus
sociedades. Estamos decididos a realzar
el reconocimiento de la dignidad de las
personas de edad y a eliminar todas las
formas de abandono, abuso y violencia.
Nuestra Constitucin Espaola no
seala de forma expresa en su artculo
14 la discriminacin por razn de edad.
Es la reforma de nuestro Estatuto de
Autonoma la que resalta la evidencia
real de esta forma de discriminacin
cuando en su artculo-tambin 14-
puntualmente denominado Prohibicin
de la discriminacin -dice textualmente:
Se prohbe toda discriminacin en el ejerci-
cio de los derechos, el cumplimiento de los
deberes y la prestacin de los servicios con-
113 LBEA
Captulo
02
templados en este Ttulo, particularmente
la ejercida por razn de sexo, orgenes t-
nicos o sociales, lengua, cultura, religin,
ideologa, caractersticas genticas, naci-
miento, patrimonio, discapacidad, edad,
orientacin sexual o cualquier otra condi-
cin o circunstancia personal o social. La
prohibicin de discriminacin no impedir
acciones positivas en benefcio de sectores,
grupos o personas desfavorecidas.
Con carcter previo, la Comunidad Aut-
noma abri el camino con la Ley 6/1999,
de 7 de julio de Atencin y Proteccin
a las Personas Mayores, donde en su ar-
tculo 3 indicaba como criterio de actua-
cin: garantizar que las personas mayores
gocen de todos los derechos y libertades
que tiene reconocidos por la Constitucin y
el resto del ordenamiento jurdico, sin que
sufran discriminacin alguna por razn de
la edad, nacimiento, raza, sexo, religin,
opinin, defciencia o enfermedad o cual-
quier otra condicin o circunstancia perso-
nal, familiar o social.
Recientemente hay que congratularse
por la incorporacin de la Carta de los
Derechos Fundamentales de la Unin
Europea al derecho primario de la Unin
Europea al aprobarse el Tratado de Lisboa.
La citada Carta consagra el principio de
no discriminacin- mencionando a la
edad como motivo discriminatorio- en su
artculo 21 cuando expresa:
Se prohbe toda discriminacin, y en
particular la ejercida por razn de sexo,
raza, color, orgenes tnicos o sociales,
caractersticas genticas, lengua, religin
o convicciones, opiniones polticas o de
cualquier otro tipo, pertenencia a una
minora nacional, patrimonio, nacimiento,
discapacidad, edad u orientacin sexual.
Del mismo modo, en su artculo 25: la
Unin reconoce y respeta el derecho de las
personas mayores a llevar una vida digna
e independiente y a participar en la vida
social y cultural.
En el marco de este contexto, la Comu-
nidad Autnoma de Andaluca recoge
en sus textos legales la necesaria lucha
contra la discriminacin por razn de la
edad. El camino a seguir, pues, requiere
afnar los mecanismos de garanta y pro-
teccin de los derechos de las personas
mayores y eliminar los diferentes tipos de
discriminacin (directa, indirecta, acoso
discriminatorio u ordenes o instrucciones
discriminatorias) que puedan sufrir.
Segn datos del Ministerio de Igualdad
un 39% de las personas mayores ha
sufrido algn episodio de discriminacin
por razn de edad
114
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
02
Y esta necesidad est avalada por la
circunstancia de que, despus de la
discriminacin por razn de gnero, la
discriminacin por razn de la edad es una
de las mayores causas de discriminacin
en Espaa. Segn datos del Ministerio
de Igualdad un 39% de las personas
mayores ha sufrido algn episodio de
discriminacin por razn de edad.
Parte importante de estas prcticas dis-
criminatorias se producen en el seno de
las relaciones laborales, existiendo una
copiosa normativa y jurisprudencia co-
munitaria y nacional sobre la materia.
Particularmente importantes son las ma-
nifestaciones discriminatorias que afec-
tan al derecho de acceso y uso de los ser-
vicios pblicos, en especial los sanitarios.
Por todo lo expuesto, tanto para proteger
los derechos de las personas mayores
como luchar contra la discriminacin por
razn de la edad, se hace preciso :
1
.- Desarrollar, en colaboracin
con las Administraciones com-
petentes, mecanismos de ga-
ranta especfcos de los derechos de
las personas mayores, tanto institu-
cionales- a travs de la fgura del De-
fensor o Defensora de las Personas
Mayores- como normativos, haciendo
especial hincapi en la lucha contra
toda forma de discriminacin, espe-
cialmente la referida a la edad.
Parece sociolgicamente demostrado
que, cuando los signos de envejeci-
miento hacen su aparicin, en la perso-
na comienza a agudizarse una preocu-
pacin fundamental: la seguridad. Esa
preocupacin bsica por su seguridad en
el tiempo futuro afecta a tres reas muy
particulares: la personal, la econmica y
la familiar. Y es que esas preocupaciones
pueden de tal forma obsesionar a la per-
sona que comienza a envejecer, pueden
llegar a absorberle en tal grado, que pue-
den hacer total o parcialmente inviable
para l un envejecimiento activo por
caer en determinados tipos de depresin
o, en defnitiva, por sujecin a condicio-
namientos psicolgicos a veces muy limi-
tativos.
A tal efecto, se harn determinadas
propuestas que circularn por una doble
via:
Primera.- A veces, nuestras propuestas
irn dirigidas a la exigencia de unas de-
terminadas formas de proteccin me-
diante la creacin de rganos al efecto
o la adopcin de determinadas medidas
de proteccin e informacin por parte de
nuestra Comunidad Autnoma de Anda-
luca. En este sentido, preciso es consta-
tar que todos cuantos se han acercado a
la problemtica de las personas mayores
aceptan que este grupo poblacional est
dentro de los que necesitan una atencin
y una proteccin especfca. Al efecto, el
Fiscal del Tribunal Supremo Carlos Ganz-
enmller, pona de manifesto lo siguien-
115 LBEA
Captulo
02
te, hace poco ms de un ao: El 33 por
ciento de los mayores sufre malnutricin
en Espaa. La mayora de los que viven
solos, padecen enfermedades crnicas o
perciben pensiones que son insufcientes
para mantener una calidad de vida mni-
mamente digna: una autntica tragedia e
injusticia de la sociedad para con aque-
llos que le dieron la vida. La situacin de
los ancianos en Espaa, uno de los pai-
ses ms envejecidos de la Unin Euro-
pea, deja mucho que desear. Un tercio
de nuestros mayores estn desnutridos
como resultado de vivir en soledad, de
tener enfermedades crnicas y de cobrar
unas pensiones que, en ocasiones, son
de autntica miseria.
Expertos en Gerontologa advierten,
adems, de que ms de 1000 personas
mayores de 65 aos se suicidan cada
ao, segn un estudio realizado por la
Universidad de Santiago de Compostela.
Nuestra Constitucin contempla a los
mayores, muy sectorialmente, en su
artculo 50. Por su parte, en el Estatuto
de Autonoma de Andaluca mientras
su artculo 73 est bajo el ttulo de
Polticas de gnero y su artculo 74
bajo el de Polticas de juventud, no
existe ninguno bajo el de Polticas de
mayores, aunque ciertamente su art.19,
bajo el ttulo Mayores contempla a este
colectivo para disponer su proteccin en
los trminos siguientes- ya referidos en el
apartado anterior de este captulo:
Las personas mayores tienen derecho a
recibir de los poderes pblicos de Andaluca
una proteccin y una atencin integral
para la promocin de su autonoma
personal y del envejecimiento activo que
les permita una vida digna e independiente
y su bienestar social e individual, as como
acceder a una atencin gerontolgica
adecuada, en el mbito sanitario, social y
asistencial, y a percibir prestaciones en los
trminos que se establezcan en las leyes.
Y el artculo 42 de la Ley Autonmica
6/1999 de Atencin y Proteccin a las
Personas Mayores en Andaluca, bajo
el ttulo Informacin establece lo
siguiente:
1. Las Administraciones Pblicas desa-
rrollarn las actuaciones de divulgacin
necesarias para informar a las personas
mayores sobre los derechos que les recono-
ce el ordenamiento jurdico y las medidas
a emprender en caso de vulneracin de los
mismos.
Parece sociolgicamente demostrado que, cuando
los signos de envejecimiento hacen su aparicin, en
la persona comienza a agudizarse una preocupacin
fundamental: la seguridad
116
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
02
Adems de esta disposicin especfca,
hay que considerar comprendido a este
colectivo de personas mayores, dentro
de los que necesitan una proteccin es-
pecial y, consecuentemente -en nuestra
Comunidad Andaluza- estimarlo inclui-
do, bajo su competencia exclusiva, en el
artculo 61-1 de nuestro Estatuto de Au-
tonoma que dispone lo siguiente:
Corresponde a la Comunidad Autnoma
la competencia exclusiva en materia
de servicios sociales, que en todo caso
incluye:
a).- La regulacin, ordenacin y gestin
de servicios sociales, las prestaciones
tcnicas y las prestaciones econmicas con
fnalidad asistencial o complementarias de
otros sistemas de proteccin pblica.
b).- La regulacin y la aprobacin de
planes y programas especfcos dirigidos
a personas y colectivos en situacin de
necesidad social.
c).- Instituciones pblicas de proteccin
y tutela de personas necesitadas de
proteccin especial, incluida la creacin
de centros de ayuda, reinsercin y
rehabilitacin.
Segunda.- Pero otras veces, las
propuestas que se realicen pretendern
la modifcacin de artculos de una Ley
estatal o especfcamente del Cdigo civil.
Es evidente que la Comunidad Autnoma
de Andaluca no tiene facultades para
modifcar tales leyes, pero, en cambio,
s que la tiene para proponer que se
modifquen. A tal efecto, el art.106-9 del
Estatuto de Autonoma de Andaluca,
atribuye al Parlamento de Andaluca
competencia para La presentacin de
proposiciones de ley al Congreso de los
Diputados en los trminos del artculo 87.2
de la Constitucin .
Quede pues, desde ahora, constancia de
esas dos vas por las que discurrir el iter
de nuestras propuestas.
2.2.- LA PREOCUPACIN POR
LA SEGURIDAD PERSONAL EN
EL CASO DE IMPOSIBILIDAD DE
DECIDIR POR S MISMO

Esta preocupacin alcanza a un mbito
fundamental de la propia persona: el de
la salud. Tanto de la salud mental como el
de la salud fsica.
En el primero, es decir, en el supuesto de
prdida de facultades mentales, la cues-
tin deriva al mbito de las decisiones:
alguien tendr que decidir por l o ella.
Quin y cmo? y qu podr hacer, aho-
ra que tiene capacidad, para prevenir tal
situacin?
En el segundo, o sea en el supuesto de
prdida de la salud fsica, la cuestin
deriva al mbito de los cuidados: alguien
tendr que cuidarlo o, simplemente,
ayudarle. Quin, cmo y en qu lugar?
Y qu podr hacer en este momento
para prevenir el pago los gastos que esos
cuidados conlleven?
117 LBEA
Captulo
02
Ante la llegada de lo que se ha dado en
llamar la tercera edad (los sesenta aos) y
las probabilidades, cada vez mayores, de
acceder a la cuarta edad (a partir de los
ochenta), se plantee el problema de una
posible prdida, en el futuro, de las facul-
tades mentales, bien por causa de enfer-
medades especfcas (alzheimer, parkin-
son, y de Pick) bien como consecuencia
de un proceso degenerativo propio de
edades evanzadas. La persona en cues-
tin sabe que, si eso sucede, ser otra
quien tenga que tomar las decisiones
que afectan tanto a su esfera personal
(cuidados, cuidadores, internamientos
en residencias y en hospitales, etc.) como
a su esfera patrimonial (administracin
y disposicin de sus bienes). Y ,natural-
mente, le preocupa quien ser esa perso-
na que acte por l, la extensin de sus
facultades y las soluciones ante posibles
abusos o incompetencias.
Pues bien, respecto a esa posible prdi-
da de facultades, la persona que estamos
contemplando debe tener garantizada la
posibilidad de una informacin adecua-
da sobre los tres tipos de soluciones que
aporta nuestro derecho: el guardador de
hecho, el apoderado preventivo y el tu-
tor o curador. Examinemos cada una de
esas tres posibilidades brevemente apor-
tando las sugerencias oportunas.
2.2.1.- El apoderado preventivo

2.2.1.1.- La utilidad de la fgura
La Ley 41/2003 introdujo esta fgura, muy
solicitada en los ltimos aos por la doc-
trina jurdica. Se trataba de responder a
una necesidad sentida socialmente. En
mltiples ocasiones, cuando era necesario
vender un bien por parte de una persona
mayor para atender a las necesidades pro-
pias de su particular estado (pagar una re-
sidencia o a una persona que le atendiese
en su casa o en la de alguno de sus hijos)
el notario/a se encontraba con que esta
persona estaba ya tan mermada en sus
facultades psquicas que careca de capa-
cidad para prestar su consentimiento res-
pecto a la venta ni para otorgar un poder
al efecto. No haba ms solucin que inca-
pacitarlo, lo que era una solucin bastante
traumtica para los hijos dada, en muchas
ocasiones la edad avanzada del padre o
de la madre. En defnitiva, que no se po-
da solucionar satisfactoriamente y a corto
plazo el problema familiar. En otras ocasio-
nes, el problema se planteaba cuando una
persona tena que afrontar una operacin
que, por afectar al cerebro, poda conllevar
unas consecuencias, temporales o perma-
nentes, de incapa-cidad psquica que de-
terminasen para l, una imposibilidad ps-
quica de tomar decisiones tanto respecto
a su persona como respecto a sus bienes.
A veces, esas personas haban otorgado,
previamente, un poder a alguien de la fa-
milia pero ese poder, o bien se extingua
en caso de incapacitacin o bien no serva
118
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
02
para nada puesto que, desde que se pro-
duca la incapacidad de hecho, los actos
otorgados con ese poder devenan nulos.
El legislador espaol, consciente de
esa necesidad y teniendo en cuenta los
precedentes del Derecho comparado,
introduce en nuestro Derecho, la fgura
de lo que conoce en la actualidad con el
nombre de apoderamiento preventivo,
mediante la tcnica de modifcar el art.
732 del Cdigo Civil aadindole el
siguiente prrafo:
El mandato se extinguir, tambin, por la
incapacitacin sobrevenida del mandante
a no ser que en el mismo se hubiere dispues-
to su continuacin o el mandato se hubiere
dado para el caso de incapacidad del man-
dante apreciada conforme a lo dispuesto
por ste. En estos casos, el mandato podr
terminar por resolucin judicial dictada al
constituirse el organismo tutelar o, poste-
riormente, a instancia del tutor .
En consecuencia, la solucin de carcter
preventivo que hoy permite la Ley, y
que evitar a las personas mayores la
necesidad (el riesgo!) de tener que
sufrir la incapacitacin judicial ante
la conveniencia de una disposicin
patrimonial de sus bienes cuando ya no
tengan capacidad mental o volitiva para
ello, es el otorgamiento de ese poder
preventivo que ahora acoge nuestra
legislacin de forma plena y sin rebozos.

2.2.1.2.- Las posibilidades de su con-
tenido
a.- En cuanto a la extensin: Este poder
puede tener una mayor o menor extensin
respecto a las facultades que se otorguen,
aunque, si se quieren evitar problemas
de interpretacin lo aconsejable es el
otorgamiento de un poder lo ms amplio
posible. Todo depender, claro es, de la
confanza que el poderdante tenga con
respecto a la persona o personas que
nombre apoderados o apoderadas.
b.- En cuanto al contenido. Entendemos
con gran parte de la doctrina que inde-
pendientemente de que el poder pueda
tener un contenido patrimonial de admi-
nistracin y disposicin de bienes del po-
derdante tambin puede tener un con-
tenido personal, es decir, que puede el
otorgante conceder al apoderado facul-
tades que hagan referencia a los aspec-
tos personales de aquel, es decir, la toma
de decisiones respecto a la educacin,
recuperacin o aumento posible de su
capacidad, atenciones, asistencia (inclu-
so mdica), internamientos y cuidado del
apoderado. En defnitiva, la autotutela es
a la tutela lo que el poder preventivo es
al guardador de hecho. Pues bien, enten-
demos que expresamente admite esta
amplitud de facultades conferidas por el
otorgan-te, el art.223 C.C., reformado por
la Ley a que nos venimos refriendo, al ad-
mitirse que ste no solo puede nombrar
a su tutor, en previsin de ser incapaci-
tado, sino tambin (efecte o no el nom-
119 LBEA
Captulo
02
bramiento de dicho tutor) adoptar cual-
quier disposicin relativa a su persona y
bienes Estimamos, por tanto, que, una
vez admitido por la ley que nadie como
el propio sujeto para regular sus propios
intereses en un supuesto de futura y po-
sible incapacidad declarada judicialmen-
te (autotutela) o no (poder preventivo),
debe caer por tierra cualquier barrera
limitativa que se quiera poner al conteni-
do de esa autorregulacin, naturalmente
siempre que ese contenido sea lcito y le-
gtimo. Dicho esto, es obvio que el poder
podr contener cuantas instrucciones y
precisiones crea convenientes expresar
el poderdante relativas al ejercicio de las
facultades contenidas en el poder, tanto
si se referen al aspecto patrimonial como
si afectan al aspecto personal.
c.- En cuanto a la facultad de sustitucin.
Cabe la sustitucin, en todo o en parte,
por el apoderado de este poder preven-
tivo cuando el poderdante no se lo ha
prohibido, con arreglo a lo dispuesto en
el art.1721? Entendemos que la especia-
lidad de este poder (la imposibilidad de
su revocacin por el poderdante cuan-
do ste deviene incapaz) le confere un
carcter tan personalsimo que no cabe
tal sustitucin, mxime si su contenido
se extendiese a facultades personales.
Bueno ser sin embargo la constancia en
el documento de la prohibicin expresa
de tal sustitucin lo que evitar dudas y
producir los efectos de la nulidad de lo
hecho por el sustituto nombrado con-
tra la prohibicin del mandante como
expresa el prrafo fnal de ese art.1721.

d.- En cuanto a los supuestos a que se ex-
tiende la preventividad.
Puede tener el poder un mayor o menor
alcance en cuanto a los supuestos que
se quieren prevenir ya que, puede que
el poderdante quiera prevenir solo el
caso de incapacitacin judicial o que
quiera, de manera ms amplia prevenir
el caso de la discapacidad es decir que el
apaderado acte en caso de incapacidad
no declarada judicialmente (la llamada
incapacidad de hecho), o que pueda
actuar en ambos casos. Vemoslo con
brevedad:
d-1.- Que el poderdante solo
quiera prever el supuesto de incapacita-
cin judicial.
En este caso que, en principio parece no
tener mucha utilidad, el poderdante est
dejando una persona que, sin tener el ca-
rcter de tutor de los bienes, tendr unas
facultades de administracin conferidas
que tambin tendr el tutor. Naturalmen-
te, para que el apoderado pueda utilizar
el poder, deber exhibir la pertinente de-
claracin judicial de incapacidad. Conse-
cuentemente, el tutor y el apoderado co-
existirn como fguras paralelas despus
de la incapacitacin judicial salvo que
el juez al constituir la tutela revoque el
poder otorgado al segundo o posterior-
mente a instancia del tutor.
El poder dado para este supuesto espe-
cfco tiene para el poderdante poca uti-
lidad, porque, precisamente, lo que se
trata con l es dejar resuelto el problema
120
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
02
que puede plantear su posible incapa-
cidad, cuando no se quiere la incapaci-
tacin. Lo normal, si se est pensando
en sta, es que el poderdante la prevea
mediante la autotutela. Podr preverla
en el mismo poder? Creemos que nada
se opone a ello, puesto que el poder se
otorga por escritura notarial como exi-
ge el art. 223 prrafo segundo, en la que
deber constar por nota, la remisin al
registro civil del parte correspondiente.
En este caso, si el poderdante, quisiese
que, pese a la utilizacin de la fgura de
la autotutela y a la designacin de tutor,
el apoderado nombrado (si no es el mis-
mo tutor nombrado) continuase en el
ejercicio del poder, creemos que deber
decirlo expresamente e incluso (si as lo
prefere) disponer que, en los aspectos
que crea convenientes, acte el apo-
derado con preferencia al tutor. Lo que
no creemos posible es que en la misma
persona puedan confuir los cargos de
apoderado preventivo y de tutor y ello
porque quedara a voluntad de esa per-
sona la decisin respecto a cuando acta
como apoderado y cuando como tutor lo
cual parece una burla de las normas de
la tutela.
La existencia de dos personas distintas
con iguales facultades solo tiene inters
para el supuesto en que el otorgante
quiera evitar las autorizaciones judiciales
exigidas al tutor para la realizacin de los
actos a que se refere el art. 271 del C.c.
Estimamos , incluso, que sera conveniente
la expresin especfca de este deseo,
tanto en los casos en que en la misma
escritura se formalizasen el otorgamiento
del poder preventivo y la autotutela
como en los que no se previese nada de
la segunda, y ello, al amparo de que el
prrafo segundo del art. 223 C.C. permite
que ese otorgante del poder preventivo
pueda en documento pblico notarial
y en previsin de ser incapacitado en el
futuro adoptar cualquier disposicin
relativa a su propia persona o bienes.
Y sostenemos que, adems que debe
admitirse esa posibilidad porque, para
el caso de que se produzca la patologa,
es decir el mal uso por el apoderado de
la confanza otorgada, siempre el tutor
tendr la posibilidad de solicitar del juez
la revocacin de ese poder tal como se
regula en el art.1.732 reformado.
d-2.- Que el poderdante prefera
prever un supuesto ms amplio: el de la
incapacidad no declarada judicialmente.
El nico problema que plantea este su-
puesto es la determinacin del momento
en que esa incapacidad se presenta, es
decir ,de qu tipo de discapacidad y de
qu extensin de la misma se habla, y de
cmo se acredita su existencia. Pero la Ley
ha resuelto con amplitud este problema
al permitir que sea el propio poderdan-
te quien determine ese qu y ese cmo
(otra vez prioridad a la autorregulacin).
Claramente, el poderdante podr esco-
ger para ello el sistema que crea mejor y
que le suscite mayor confanza, aunque,
desde el punto de vista prctico habr
que aconsejar que elija un mtodo que
121 LBEA
Captulo
02
no pueda producir dudas ni dar lugar a
impugnaciones como podra ocurrir si se
optara por el juicio de algn amigo no
tcnico en la materia, o, por supuesto, el
del propio apoderado. Entendemos que
este sistema podra ser el dictamen de un
mdico tcnico en la materia en quien el
apoderado confe o, a nuestro juicio y mu-
cho mejor, el dictamen de un organismo
totalmente neutral como es la Comisin
de Valoracin de Minusvalias que expide
el correspondiente certifcado acreditati-
vo del grado de discapacidad que se pa-
dece o bien del organismo que se cree,
en su caso, para acreditar la discapacidad
a que se refere la Ley 41/2003 en su art.2
y que ha de crearse reglamentariamente.
Para estos casos ser el propio poderdan-
te quien fjar el grado de discapacidad
que deber padecer y que ha de acreditar
el correspondiente certifcado. Creemos
que, dado que la Ley citada (disposicin
adicional cuarta aadida al Cdigo Civil
por el art.13 de dicha Ley) toma en cuen-
ta, para todos los supuestos regulados en
la misma, el concepto de discapacidad
defnido en la propia Ley y dado que, en
su art.2, determina como uno de los dos
supuestos de discapacidad, a los efectos
de la misma, la minusvala psquica igual
o superior al 33%, es lgico aconsejar
que en el poder preventivo se tenga en
cuenta ese mnimo, sobrepasndolo en
una cuanta que parezca sufciente (vgr.
el 40% o ms) a la hora de determinar
el poderdante el grado de discapacidad
que debe afectarle para que pueda el
apoderado hacer uso del poder.
d-3.- Que el otorgante prefera
prever las dos posibilidades.
Es decir, que el otorgante quiera prever
tanto el supuesto de que exista discapaci-
dad volitiva y/o mental de hecho, sin que
medie incapacitacin judicial, como el de
que se produzca esa incapacitacin.
En este caso el poderdante prev la
opcin ms amplia, que es la expuesta
en el anterior apartado, pero, ante el
temor de que se pueda producir algo
que l no quiere pero que no puede
controlar ni prohibir, como es que
algn pariente solicite y obtenga su
incapacitacin judicial, extiende a este
supuesto la prevencin de tal modo que
el apoderado pueda actuar en uno y en
otro supuestos.
Dependiendo de la situacin en que se
encuentre el poderdante en el momento
de actuacin del apoderado, ste tendr
que justifcar esa situacin bien de la
manera indicada en el apartado anterior,
si se trata de incapacidad no declarada
judicialmente, bien con el oportuno
testimonio de la declaracin judicial de
incapacidad, si se trata del supuesto de
incapacitacin judicial.
Finalmente, y a tenor de lo sealado en el
apartado anterior, ser importante hacer
constar que el apoderado lo ser para un
caso y para el otro, con independencia de
que en ste ltimo supuesto exista tutor
o curador. E incluso con disposicin de
122
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
02
autotutela en el mismo documento p-
blico, en distinta clusula o estipulacin.
e.- En cuanto al momento en el que
comienza su efcacia.
Puede tener tambin el poder un mayor
o menor alcance en cuanto al comienzo
de su ejercicio y as lo distingue el propio
art.1732 en la modifcacin efectuada.
Aunque hemos de volver a la crtica de la
tcnica jurdica empleada por el legisla-
dor, ya que en el supuesto de subsisten-
cia del poder contempla solo el caso de
incapacitacin judicial y en el supuesto
de causalizacin del poder para un caso
determinado contempla solo el de in-
capacidad no declarada judicialmente,
cuando es evidente que, tanto en uno
como en otro supuesto (subsistencia o
causalizacin) cabe que puedan encua-
drarse los dos casos (incapacitacin judi-
cial e incapacidad no declarada judicial-
mente). En efecto, puede confgurarse el
otorgamiento con subsistencia, es decir
como la concesin de un poder normal,
con las facultades que sean, pero con la
disposicin expresa de subsistencia o
continuidad, tanto para el supuesto de
incapacitacin judicial o incapacidad no
declarada judicialmente como para el su-
puesto de que se dieran cualquiera de los
dos o bien, sucesivamente en el tiempo,
primero el de la incapacidad no declara-
da judicialmente y luego el de declarada
judicialmente. Y tambin puede confgu-
rarse el otorgamiento con causalizacin,
es decir, como un poder especfco solo
para el supuesto de que concurran unas
circunstancias o casos determinados (los
sealados antes para el supuesto de sub-
sistencia). Vemoslo brevemente:
e-1.- Poder con subsistencia
Es lo que podemos denominar poder para
ahora y tambin para despus. O sea, se
puede otorgar el poder, para que pueda
ser utilizado por el o por los apoderados,
tanto para el supuesto de que no exista
prdida de facultades intelectuales y/o
volitivas en el poderdante (es decir, desde
el momento en que se otorga) como para
el supuesto futuro e hipottico de que se
produzca esa prdida. Estamos aqu en
presencia de un poder normal al que se
le aade una cualidad especfca, la de
subsistencia, es decir que el poder no se
extinguir y seguir produciendo todos
sus efectos en caso de discapacidad
psquica y/o sensorial.
En este tipo de poder, que quizs sea el
ms aconsejable con las salvedades que
luego se hacen, el apoderado, no nece-
sitar, para su actuacin, ninguna de-
mostracin del estado de incapacidad
de hecho (ni tampoco de derecho si as
se establece) del poderdante. Con ello se
evita que ocurra lo que, antes de la Ley
del 2003, poda suceder, y es que los ac-
tos realizados por el o los apoderados en
nombre del poderdante, pudieran ser
declarados nulos o anulables (la doctrina
discute en cuanto a estos dos efectos) si
se demostraba que, al momento del otor-
123 LBEA
Captulo
02
gamiento del acto o contrato en cuestin,
el poderdante sufra ya una incapacidad
de hecho que le impeda realizar el acto
de que se tratase por s mismo. El tercero
que contrata tiene pues la seguridad de
que, cualquiera que fuese la situacin del
poderdante en el momento de la contra-
tacin (capacidad, incapacidad de hecho
o incapacitacin judicial, si este ltimo
supuesto tambin se comprende)
e-2.- Poder con causalizacin
Es lo que podemos denominar poder
solamente para despus. En efecto, se
puede otorgar el poder con clusula de
causalizacin, es decir, para que sea ef-
caz solo y exclusivamente en el caso hi-
pottico y futuro de prdida de las facul-
tades mentales y/o volitivas, demostrada
-por ejemplo y si as lo dispone el poder-
dante- mediante certifcado de un mdi-
co psiquiatra o mediante el documento
administrativo que recoja la incapacidad
psquica con un grado de sta que el pro-
pio poderdante determine (vgr. en un
35, 40 o 50%) o mediante el certifcado
previsto en la propia Ley (art.2.3) que se
remite, en cuanto a su expedicin, a lo
que el futuro Reglamento determine (en
el momento actual, no habindose pu-
blicado ese Reglamento, la certifcacin,
para nuestra Comunidad Autnoma, es
la correspondiente al reconocimiento de
discapacidad efectuado por el Centro de
Valoracin y Orientacin de la Junta de
Andaluca).
Este tipo de poder es el poder preventi-
vo, propiamente dicho, y solo podr uti-
lizarse por el apoderado cuando se d el
supuesto de discapacidad prevista por el
propio poderdante o cuando hubiese re-
cado sentencia de incapacitacin, si este
ltimo supuesto se hubiese comprendi-
do tambin.
f.- En cuanto a las personas apoderadas
El poder que examinamos admite, en
este aspecto, una gran variedad de
posibilidades. En cuanto al nmero de
personas, puede ser nico o mltiple es
decir, se puede dar a una sola persona o a
varias y, en este ltimo caso, puede ser con
carcter simultneo o sucesivo, es decir,
para que puedan actuar todas ellas en el
mismo momento o solo sucesivamente. Si
es simultneo puede ser mancomunado
o sea para que todos los nombrados
tengan que actuar consensuadamente
o por mayora, o solidario, de tal manera
que bastar con la actuacin de uno
cualquiera de los nombrados. En el caso
de ser sucesivo el segundo nombrado
no actuar hasta que el primero haya
fallecido o devenido incapaz o bien se
haya producido la circunstancia que
el poderdante prevea (y lo mismo si
hubiese un tercer nombrado) En cuanto
a la calidad de las personas nombradas,
puede tener o no carcter familiar, es
decir que el poderdante puede nombrar a
personas de su mbito familiar (cnyuge,
hijos, hermanos, sobrinos, nietos, etc.) o
que no tengan ningn parentesco con l.
124
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
02
En ambos casos, pero ms usualmente
en el primero, el poder puede darse con
total determinacin de los nombrados y
exigencia de su actuacin (vgr. a mis hijos
Juan y Pedro) o con cierta indeterminacin
entre los nombrados respecto a la
exigencia de su actuacin (vgr. a mis tres
hijos Juan, Pedro y Antonio para que, en
cada momento, dos cualesquiera de ellos
puedan ejercitar las facultades que se
indican). Tambin en ambos casos, pero
ms usualmente en el segundo, el poder
puede darse sin ninguna limitacin o con
limitaciones determinadas (vgr. exigiendo
para determinadas actuaciones el
consentimiento de personas sealadas).
g.- En cuanto a la forma
El poder de que nos estamos ocupando,
siguiendo las reglas generales del
mandato, puede formalizarse bien en
escritura pblica o bien en documento
privado. Como dato curioso hay que
referir que en un gran nmero de
residencias de personas mayores, tanto
pblicas como privadas, es prctica
habitual, en el momento de ingreso de
un nuevo residente, la exigencia de una
autorizacin, en modelo impreso, a favor
de la persona que tenga por conveniente,
para que los responsables del Centro
se entiendan con ella a fn de disponer
cuanto se estime conveniente en orden a
la atencin, cuidados, objetos personales
y todo cuanto pueda afectar a la estancia
del residente, en el momento en que
ste pierda o tenga muy debilitadas sus
facultades mentales. Este documento que
se extiende no solo al aspecto patrimonial
sino tambin al personal, en el fondo
no es ms que un poder preventivo
otorgado en documento privado, de
gran utilidad para el centro en cuestin
a la hora de tratar de evitar problemas y
discusiones con familiares del residente
cuando llegaba el momento en que
ste perda sus facultades decisorias.
Efectivamente, ese poder en documento
privado, es, en principio, vlido dada la
gran libertad que, en el aspecto de forma
y como se ha dicho, concede al mandato
el prrafo segundo del art.1710 del
Cdigo Civil. Qu pasa entonces con la
exigencia del art.1.280-5 relativa a que
debern constar en documento pblico
El poder... para administrar bienes y
cualquier otro que tenga por objeto un
acto redactado o que deba redactarse en
escritura pblica, o haya de perjudicar a
tercero? Pues que, como ha declarado
con reiteracin la jurisprudencia, (STS
28-Julio-1999, 27-Enero-1995, 5-Febrero-
1992, 9-Enero-1964, aunque la de 24-
Octubre-1995 parece inclinarse por la
tesis contraria) este requisito no es exigido
como forma ad solemnitatem sino como
forma ad probationem por lo que los
terceros podrn exigir que se llene esta
forma pblica. Y es que, efectivamente,
la posibilidad de que el documento
privado pueda sufrir alteraciones, la falta
de constancia fehaciente de la fecha,
as como de la frma y capacidad del
poderdante, y, fnalmente, la necesidad
de un asesoramiento competente en
125 LBEA
Captulo
02
el momento de otorgar un documento
que se lleva mal con los modelos
preestablecidos llevan a la conveniencia
del otorgamiento de este poder en
escritura. De aqu la conveniencia de
recomendar a la direccin de todos
esos establecimientos la sustitucin
de todos esos poderes privados por un
poder preventivo otorgado en escritura
pblica con todas sus garantas.

2.2.1.3.- La extincin
La primera forma de extincin del poder
preventivo otorgado es el acaecimiento
de un hecho natural: el fallecimiento del
poderdante.
La segunda es un acto voluntario: la revo-
cacin por parte del propio poderdante
o del juez. Efectivamente, la posibilidad
de actuacin para proteger al poderdan-
te de una prdida de confanza por parte
de este respecto al que haba nombrado
apoderado o de una mala o defectuosa
actuacin del apoderado es doble. De
una parte la revocacin del poder por el
poderdante y, de otra, la actuacin judi-
cial extintiva de ese poder. Cundo cabe
la revocacin? Evidente-mente, mientras
se mantiene la capacidad de obrar suf-
ciente para ello. Quedar esta capacidad
o falta de ella, al juicio del notario que
otorgue la revocacin o el nuevo poder?
Entendemos que no. A tenor de lo dis-
puesto en el art.732 reformado, una vez
que al donante le falta la capacidad de
obrar, (tanto si es de hecho como si lo es
de derecho, ya que el precepto dice tex-
tualmente en estos casos) entra en jue-
go una sola posibilidad revocatoria: la del
juez, bien al constituirse el organismo tu-
telar o, bien con posterioridad a peticin
del tutor. Es decir que, si el poderdante
no estuviese judicialmente incapacitado
habr que instar dicha incapacitacin
para que el juez, una vez declarada y en
el momento procesal de nombramiento
de tutor, pueda efectuar la revocacin.
Entendemos, no obstante, que tambin
podr el juez suspender la efcacia del
poder hasta la terminacin del proce-
dimiento de incapacitacin y provisin
de la correspondiente tutela (que es el
primero de los momentos previstos por
el legislador para que el juez pueda lle-
var a cabo la revocacin) dentro de las
medidas cautelares que el art.762 de la
De aqu la conveniencia de
recomendar a la direccin de todos esos
establecimientos la sustitucin de todos
esos poderes privados por un poder
preventivo
126
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
02
LEC (y, anteriormente, el ahora sin con-
tenido art.209 C.C.) le autoriza a adoptar
para la adecuada proteccin del pre-
sunto incapaz o su patrimonio. Pero es
el propio art.1732 el que especifca qu
alcance debe tener esta falta de capaci-
dad de obrar y como ha de acreditarse,
ya que especifca que ha de ser aprecia-
da conforme a lo dispuesto por ste(el
mandante). Por tanto, el notario que se
encuentre ante una solicitud por el man-
dante de un poder preventivo, debe ex-
tremar las precauciones (los notarios, por
experiencia saben de las llevadas a las
notaras, por hijos solcitos, de padres
que tienen ya algo debilitadas sus facul-
tades, para que realicen un otorgamiento
o revoquen un poder, alegando siempre
- faltara ms! - que eso es lo mejor para
el padre o madre de que se trate). As
pues, ante la ms mnima duda respecto
a la capacidad del revocante, debe soli-
citar el dictamen acerca de su capacidad
de obrar de la forma que el propio revo-
cante lo haya hecho constar en el poder
y solo en el caso de que esta acreditacin
refeje una capacidad de obrar superior a
la exigida (es decir, inferior al porcentaje
de discapacidad fjado) podr otorgar esa
revocacin, si es que estima, a su juicio,
que tiene capacidad para ello.
2.2.1.4.- Las propuestas
a.- La relativa a la difusin y asesoramiento
respecto a la fgura.
Entendemos que la utilidad de la fgura
queda, en la prctica, muy minimizada
dado el escaso conocimiento que de ella
se tiene. Por ello es de absoluta primera
necesidad desarrollar los mecanismos de
informacin a travs de la actuacin de
los Consejos de Mayores.
Estos Consejos, deberan ocuparse de
que se llevara a la prctica todo lo relativo
a las Polticas de mayores surgidas del
desarrollo del artculo 61-1 del Estatuto
de Andaluca y, dentro de estas polticas,
una actividad de informacin que se
realizara, sobre todo, en residencias de
tercera edad y centros de mayores sobre
este magnfco instrumento de seguridad
preventiva como es el que hemos llamado
poder preventivo. La exigencia de esta
actividad informativa y de divulgacin
viene amparada por lo dispuesto en el
artculo 42 de la misma Ley Autonmica
6/1999 citada anteriormente, artculo
que, bajo el ttulo Informacin dispone
lo que sigue:
Las Administraciones Pblicas desa-
rrollarn las actuaciones de divulgacin
necesarias para informar a las personas
mayores sobre los derechos que les reco-
noce el ordenamiento jurdico y las medi-
das a emprender en caso de vulneracin
de los mismos
b.- La relativa a su introduccin expresa
en la legislacin que pueda afectarles.
127 LBEA
Captulo
02
Primero.- Instar a la modifcacin de la
Ley 39/2006 conocida como de la De-
pendencia, para incluir al representante
voluntario facultado para ello, en algu-
nos de sus artculos en los que se exige
una actuacin de la persona dependien-
te. Ciertamente, algunos de los artculos
de esta ley contemplan al representan-
te sin distinguir entre legal y voluntario
(arts.4-4 y 30-1), pero en cambio otros
slo contemplan al representante legal
(arts.4-2-j, 29-2-a y, en cierto modo, 29-1)
y otros no contemplan a ninguno de los
dos (arts. 4-2-g, 35-1 y 2 y art.42)
Segundo.- Incluir en el Proyecto de Ley
de Derechos y Garantas de la Dignidad
de la Persona en el Proceso de la Muerte
de la Comunidad Andaluza*( a la fecha
de impresin de este documento ha sido
publicada en BOJA n 88, de 7 de mayo,
la Ley 2/10, de 8 de abril ,de Derechos y
Garantas de la Dignidad de la Persona en
el Proceso de la Muerte de la Comunidad
Andaluza) al apoderado voluntario en
dos supuestos: 1) Cuando no haya tes-
tamento vital y, consecuentemente, no
exista el representante previsto en el art.
9-3 del Proyecto y 3-2 de la Ley 5/2003 de
Declaracin de Voluntad Vital Anticipada
de la Comunidad Autnoma de Andalu-
ca: 2) Cuando se trate de nombrar al re-
presentante que establecen los artculos
anteriores permitiendo que en el apode-
ramiento preventivo pueda concedrse-
le esa representacin al apoderado que
se nombre incluyendo, al efecto, en el
poder el testamento vital con los requi-
sitos establecidos en el citado art.3-2 de
la Ley Autonmica 5/2003 y que se ins-
cribira en el Registro oportuno mediante
comunicacin telemtica enviada por el
notario autorizante.
Tercero.- Modifcar el artculo 45 de la
Ley Autonmica 6/1999 de Atencin y
Proteccin a las Personas Mayores en
Andaluca que, bajo el ttulo Ingresos
en centros residenciales slo permite el
ingreso en esos centros mediante pres-
tacin de su consentimiento por la per-
sona en cuestin si tiene capacidad para
esa prestacin y, de lo contrario, es decir
en los casos de incapacidad presunta o
declarada, se requerir autorizacin ju-
dicial. Pues bien, la modifcacin que se
propugna consiste en permitir que en
los casos de incapacidad presunta de
la persona de quien se solicite el ingreso,
pueda prestar el consentimiento su apo-
derado en el poder preventivo que esta-
mos contemplando en los casos en que
hubiese sido expresamente facultado
para ello. Como seala en su Exposicin
de Motivos el Proyecto de Ley de De-
rechos y Garantas de la Dignidad de la
Persona en el Proceso de la Muerte de la
Comunidad Andaluza, uno de los valores
que emergen con ms fuerza en el seno
de las sociedades avanzadas es el del
respeto a la autonoma de la voluntad.
Es bajo ese prisma desde el que se soli-
cita la modifcacin reseada, estimando
que nadie como el propio sujeto para de-
terminar quien debe ser la persona que
debe prestar por l los consentimientos
128
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
02
necesarios en los supuestos en que, por
estar en situaciones de discapacidad o in-
capacidad de hecho, no pueda prestarlos,
si bien, dada la trascendencia de la situa-
cin que contemplamos, sta deber es-
tar prevista expresamente en el poder al
modo como se exige, para determinados
actos de trascendencia patrimonial, en el
art.1.713 C.C. cuando dispone que Para
transigir, enajenar, hipotecar o ejecutar
cualquier otro acto de riguroso dominio,
se necesita mandato expreso
2.2.2.- El tutor y curador
2.2.2.1.- El problema y su solu-
cin legal
Para los supuestos en que las personas
mayores se vean afectadas por enfer-
medades o defciencias persistentes de
carcter fsico o psquico que impidan
a la persona gobernarse por s misma,
tal como seala el art.200 C.C., el mismo
cuerpo legal seala la solucin que re-
quiere dos pasos: 1) La incapacitacin,
estableciendo el art.199 C.C. que Nadie
puede ser declarado incapaz sino por sen-
tencia judicial en virtud de las causas es-
tablecidas en la Ley, es decir que se pre-
cisar una declaracin judicial de que la
persona est incapacitada para prestar
su consentimiento en los actos que im-
plican el gobierno de su propia persona y
de sus bienes. 2) El nombramiento, para
el incapacitado y por parte del juez, de
un tutor o curador (segn el grado mayor
o menor de incapacidad de hecho que
presente) que ser el encargado de re-
presentarle legalmente y prestar su con-
sentimiento en los actos que determine
la sentencia de incapacitacin (caso del
tutor) o bien, simplemente de asistirle,
en los actos que expresamente imponga
la sentencia (caso del curador).
Dejando aparte otros aspectos, en este
momento solo nos interesa destacar que
ese valor emergente de la autonoma
personal que antes resaltbamos, ha
tenido tambin acogida en este terreno
por virtud de la Ley 41/2003 en cada
uno de los dos pasos a que hemos
hecho referencia en el prrafo anterior,
es decir, en el de la incapacitacin y en
el de nombramiento de tutor y curador,
permitiendo, de una parte la peticin
de la propia incapacitacin y, de otra, la
designacin de quien ha de ser su tutor o
curador una vez incapacitado (la llamada
autotutela).
2.2.2.2.- La peticin de la pro-
pia incapacitacin
Antes de la Ley 41/2003 solo las perso-
nas allegadas al presunto incapaz o bien
el Ministerio Fiscal si tena conocimiento
del caso, podan solicitar del Juez la in-
capacitacin de una persona. En el su-
puesto que nos ocupa ,o sea en el de las
personas mayores, normalmente eran los
hijos o familiares los que, llegado el caso,
realizaban tal solicitud. Y es en la Ley ci-
tada, en la que el legislador se decide a
prever que esa persona mayor, cuando
se ve ya afectada por la enfermedad que
le llevar a su incapacidad pero aun tie-
129 LBEA
Captulo
02
ne conocimiento sufciente, puede pe-
dir al juez que la incapacite a los efectos
de evitar una situacin transitoria y ms
o menos larga, en la que, por debilidad
progresiva de su inteligencia y voluntad,
pueda ser vctima de engaos o manipu-
laciones. As, una vez incapacitada, ser
el juez quien, con el nombramiento de
un tutor que la represente (o bien prime-
ro un curador y en una etapa posterior un
tutor) y el conjunto de medidas garanti-
zadoras que el Cdigo (arts. 259 a 275)
establece, evitar los perjuicios que esa
persona puede temer. Otro supuesto en
que puede tener utilidad la posibilidad
que contemplamos es aquel, frecuente
en la prctica, en la que ni el cnyuge ni
los hijos o hijas quieren someter al padre
o madre mayores a la amargura que su-
pone afrontar un proceso de incapacita-
cin, pudiendo, en cambio, ese padre o
madre tomar esa decisin liberando a sus
seres queridos de la responsabilidad y el
sufrimiento de tomarla.
A los dichos efectos, la Ley citada modif-
c el apartado 1 del art.757 de la Ley de
Enjuiciamiento Civil, estableciendo la si-
guiente redaccin:
1. La declaracin de incapacidad puede
promoverla el presunto incapaz, el cnyuge
o quien se encuentre en una situacin de
hecho asimilable, los descendientes, los
ascendientes, o los hermanos del presunto
incapaz.
Ciertamente que la rareza de las situacio-
nes en que esta posibilidad se acte harn
que la llamada autoincapacitacin sea
una fgura de escasa importancia prc-
tica. No obstante, a efectos de propues-
ta, hay que reiterar la relativa a difusin
y asesoramiento sobre esta posibilidad
legal que se ha realizado anteriormente
sobre el poder preventivo.

2.2.2.3.- La autotutela
a).- Breve exposicin de la fgura
Esta fgura cuya admisin en nuestro de-
recho fue largamente solicitada por la
doctrina, tuvo al fn acogida por el legisla-
dor en la tantas veces citada Ley 41/2003
mediante una modifcacin del art.223
C.C. cuyo segundo prrafo dice as.
Asimismo, cualquier persona con la capa-
cidad de obrar sufciente, en previsin de
ser incapacitada judicialmente en el futu-
ro, podr en documento pblico notarial
adoptar cualquier disposicin relativa a su
propia persona o bienes, incluida la desig-
nacin de tutor.
En el supuesto contemplado en el pre-
cepto, el ordenante prev que puede
llegar a una situacin en que se haga pre-
cisa su incapacitacin judicial. Puede ser
que esta persona, prevea este supuesto
nombrando el apoderado preventivo a
que, en apartado anterior se ha hecho
referencia, tratando con ello de no hacer
precisa su incapacitacin, o puede que
trate de solucionar el problema aceptan-
do, en su caso, la llegada de la declara-
cin judicial de incapacitacin y estable-
130
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
02
ciendo para tal supuesto las medidas que
estime pertinentes. E incluso puede que
realice las dos cosas, dado que el apode-
rado preventivo y el tutor pueden coexis-
tir, incluso con instrucciones precisas del
ordenante, en tanto el juez no revoque el
mandato del primero.
Pues bien, el precepto transcrito ofrece
a la persona mayor ordenante las tres
posibilidades siguientes: la designacin
de tutor o curador, el establecimiento y
ordenacin de organismos fscalizadores
de la tutela, y, fnalmente, la adopcin de
medidas concretas relativas a su propia
persona y bienes. Veamos brevemente,
cada una de estas tres de las que el
ordenante puede utilizar conjuntamente
todas ellas o bien solo una o dos de ellas.
b.- El nombramiento de tutor o curador
Aunque el artculo citado solo habla de
tutor es indudable que el ordenante
puede designar a uno y otro. Lo normal
ser designar a la misma persona con el
carcter de tutor o curador segn sea uno
u otro el que el juez, en el momento de la
incapacitacin, estime que ser necesario
habida cuenta las facultades mentales y
volitivas del ordenante en ese momento.
Si el incapacitado tiene unas limitaciones
menores en su capacidad intelectual y
volitiva, le nombrar un tutor para que
consienta con l los actos que se indiquen
en la sentencia de incapacitacin. Pero si
el incapacitado tiene unas limitaciones
mayores en esa su capacidad y, por tanto,
el juez entiende que no puede prestar
consentimiento para la realizacin de
determinados actos, le nombrar un tutor
que le represente en ellos y que ser el que
haya de prestar, por l, el consentimiento
necesario si bien, para una serie de actos
de cierta trascendencia (los sealados en
los arts.271 y 272 C.c.) el tutor necesitar
autorizacin judicial.
En la autotutela y, a estos efectos, el orde-
nante podr designar a la persona o per-
sonas (fsicas o jurdicas) que desea sean
sus tutores o curadores y el juez tendr
que nombrar necesariamente al desig-
nado o designados, prefrindolo a cual-
quiera de los dems que seala el art.234
C.C., a no ser que el benefcio del incapa-
citado exija otra cosa. En su capacidad de
eleccin el ordenante puede nombrar un
tutor que se ocupe de los aspectos que
hacen referencia a su persona (vgr. de-
cisiones sobre cuidados, salud, hbitat
personal, internamientos en centros y
residencias...) y otro que se ocupe de los
que hacen referencia a sus bienes (vgr.
arrendamientos, compraventas, hipote-
cas, bancos, cobros y pagos...). A veces
esto puede ser til, por ejemplo cuando
se nombra a una Fundacin Tutelar como
tutor de los bienes y al director del Cen-
tro en que est acogido como tutor de la
persona. Pero lo normal ser que el tutor
designado lo sea tanto para los aspectos
personales como para los patrimoniales.
Tambin puede optar porque, en el caso
de nombrar varios, estos sean mancomu-
nados o solidarios, es decir que tengan
que actuar todos conjuntamente y por
consenso o que pueda actuar uno u otro
de los nombrados.
131 LBEA
Captulo
02
c.- El nombramiento y ordenacin de
organismos fscalizadores.
El art. 223 C.c. permite a los padres,
en testamento o documento pblico
notarial, nombrar tutor y establecer
rganos de fscalizacin. La doctrina,
unnimemente, entiende que si el Cdigo
permite a los padres el establecimiento
de rganos de fscalizacin respecto a la
tutela de sus hijos, con mucha ms razn
habr de permitrselo a la propia persona
que autorregula su posible tutela.
Estos rganos de fscalizacin pueden ser
muy variados y con distintos cometidos
(vgr. posibilidades de acceso a las cuen-
tas de la tutela, a las cuentas de bancos
relativas a la misma, necesidad de ase-
soramientos o intervencin directa para
determinadas operaciones, exigencias
de consentimientos conjuntos para de-
terminados actos, etc) Naturalmente, el
ordenante puede designar a la persona
o persona que hayan de integrar estos
rganos y establecer la estructura org-
nica y de procedimiento respecto a los
mismos.
d.- La adopcin de medidas concretas
relativas a su persona y bienes.
Puede el ordenante de su tutela hacer
constar una serie de medidas que la afec-
ten y que hagan relacin a su persona y
bienes. En cuanto a su persona tendrn
inters, por ejemplo, todas aquellas que
hagan referencia a su salud, tratamien-
tos mdicos, cuidados, internamientos y
habitat personal (vgr. permanecer en su
casa o casa de algn hijo o hija determi-
nados, no desear traslados peridicos de
casa de un hijo a otro, etc.) En cuanto a
sus bienes, puede dar normas respecto
a su administracin y disposicin, discu-
tiendo la doctrina si podr dispensar de
la autorizacin judicial exigida por los ar-
tculos 271 y 272 C.C. incluso previendo
la autorizacin o consentimiento de otras
personas, para facilitar as la rapidez en
las transacciones. Desde nuestro punto
de vista, creemos que debe aplicarse en
toda esta ordenacin que puede haber
realizado el ordenante de su autotutela,
la misma precaucin establecida en el art.
223 respecto a la designacin del tutor: el
juez deber respetar todas estas disposi-
ciones de carcter personal y patrimonial
salvo que el inters del tutelado exija otra
cosa. A tal efecto, deber sealar en la de-
lacin de la tutela, aquellas disposiciones
respecto las que exigir conocimiento
previo a su realizacin
e.- Propuestas.
Dada la complejidad y variedad de posi-
bilidades de las fguras aqu reseadas,
estimamos necesario trasladar la misma
propuesta de publicidad y asesoramien-
to que los expresados respecto a la fgura
del apoderado preventivo.
Y una segunda propuesta, con relacin
a las medidas que el ordenante de la au-
totutela, puede adoptar en relacin con
su persona y bienes, consiste en aclarar
legislativamente mediante las adiciones
132
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
02
oportunas, la efcacia que tendrn respec-
to a la autoridad suprema que, en materia
tutelar, se conferen al juez.
2.2.3.- El guardador de hecho

2.2.3.1.- Una tendencia social

En un buen nmero de casos (la mayora)
la situacin de las personas mayores
que ven disminuidas en un grado
considerable sus facultades intelectuales
y volitivas, es quedar bajo el cuidado de su
cnyuge o de algn hijo, o, en ocasiones,
de un vecino o incluso del director de
la residencia en la que viven, sin tener
ningn mandato al efecto, ni voluntario,
por no haberse otorgado ningn poder
preventivo, ni legal por no haber recado
sentencia judicial de incapacitacin. Y
es que la tendencia de la sociedad en
que vivimos, sobre todo en materia de
familia, camina, claramente, hacia el
reconocimiento jurdico de las situaciones
fcticas. Casos como el reconocimiento
de efectos jurdicos a la separacin de
hecho o a las uniones de hecho son
supuestos paradigmticos. Se trata de
unas realidades nacidas y mantenidas al
margen del Ordenamiento jurdico que,
sin embargo, responden a intereses por
l asumidos para su proteccin.
Pues bien, una de esas situaciones fcti-
cas recogidas por nuestro Derecho es la
del guardador de hecho, cuyo cometido
es el ejercicio, con respecto a menores e
incapaces, con carcter de generalidad
y permanencia, de su custodia o protec-
cin, o de administracin de su patrimo-
nio o gestin de sus intereses, por perso-
nas que no son tutores, curadores ni de-
fensores judiciales. Esta fgura fue incor-
porada a nuestro Cdigo Civil (actuales
arts. 303, 304 y 306) por la Ley de reforma
de la tutela de 1983, si bien con una regu-
lacin tan insufciente y equvoca, que, de
una parte, los juristas prcticos no se han
atrevido, hasta ahora, a utilizarla, ante las
dudas e inseguridad jurdica que provo-
ca, y, de otra, la doctrina cientfca clama
unnimemente por una regulacin ms
completa y acabada. Se ha dicho que el
guardador de hecho es a la tutela lo que
la pareja de hecho es al matrimonio.
Si la miramos desde el exclusivo plano
patrimonial, se tratara, con esta fgura,
de dar solucin, en innumerables su-
puestos, a los problemas que plantea la
imposibilidad de actuacin negocial del
discapacitado no incapacitado (el pre-
sunto incapaz del art.304 C.C.). Pero,
como ha quedado dicho, este propsito
pasa ineluctablemente por su perfla-
miento legislativo.
2.2.3.2.- La utilidad prctica
de la fgura
Y la verdad es que esta fgura, con una
regulacin sufciente, podra ser de gran
utilidad en la resolucin de multitud de
problemas prcticos. Con toda razn,
en el Anteproyecto privado de reforma
de la tutela dirigido por Diez Picazo
se expresaba la conviccin de que la
133 LBEA
Captulo
02
mayora de los casos de proteccin, en
Espaa, se ejercan a travs de la fgura
del guardador de hecho. Y ciertamente
es as, dada la resistencia, en gran parte
de los casos, a solicitar la incapacitacin,
en nuestro caso y la mayora de las veces,
de unos padres ya mayores a los que se
quiere evitar el trauma de pasar por un
procedimiento de incapacitacin. Hoy,
transcurridos mas de veinticinco aos
desde el reconocimiento legal de la
fgura del guardador de hecho, estamos
en condiciones de afrmar que esta
fgura sigue existiendo en la realidad
social pero con una vida al margen
del Derecho, es decir, casi en la misma
situacin en que se encontraba antes
de su reconocimiento legal. Porque es
que, adems, la fgura del guardador de
hecho, dado el alto porcentaje que en
Espaa representa, sobre la generalidad
de los discapacitados, el de los no
incapacitados, es una fgura habitual en
la prctica, sobre todo en los casos en
que, por existir una situacin familiar de
armona, no se quiere que intervengan
personas extraas a la familia, mxime si
se trata de la autoridad judicial.
2.2.3.3.- Los dos problemas
bsicos de la defciente regulacin
Una de las causas que provocan la
resistencia de los profesionales del
Derecho a la utilizacin de la fgura en
el aspecto patrimonial, es la inseguridad
jurdica que provoca su regulacin actual.
Esa inseguridad jurdica se hace patente
en dos planos: primero, en el plano de
la constatacin de su existencia, por la
ausencia de unas normas que permitan
la constatacin jurdica de una situacin
puramente fctica como es la que
corresponde a la guarda de hecho, con
los problemas que pueden plantearse si
sta fuere negada por otros familiares,
y, segundo, en el plano de sus efectos,
es decir de las consecuencias jurdicas
que se derivan de su existencia, por la
ambigua y problemtica regulacin de
los efectos que los negocios jurdicos
otorgados por el guardador de hecho
producen (no podrn ser impugnados si
redundan en su utilidad).
Nuestra propuesta por tanto se traduce en
la solicitud del perflamiento legislativo
de la fgura, mediante una regulacin
ms detallada que habra de concretarse,
a nuestro juicio, en esos dos planos
anteriormente citados: 1) La regulacin
de la forma de constatacin jurdica de
la situacin fctica de guarda de hecho.
2) La determinacin de la efcacia de
los actos realizados por el guardador de
hecho en el trfco jurdico negocial
2.3.- LA PREOCUPACIN POR LA
SEGURIDAD DE LA COHESIN
FAMILIAR
En este mbito la preocupacin de la
persona tipo pasa por un posible doble
itinerario: el de las presiones familiares
que tratan de coartar su libertad en la
disposicin de sus bienes, y el de los
134
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
02
nuevos y fuertes lazos afectivos que, cada
vez ms, se anudan entre abuelos y nietos,
amenazada esa relacin de verdaderos
chantajes en caso de separacin de los
padres.
A.- Las presiones de los hijos que tratan
de mermar la libertad de disposicin de
sus bienes por los padres.
En cuanto a la libertad de disposicin
inter-vivos hay que sealar que esas
presiones no constituyen, ni mucho
menos, casos de escuela. Y es que los
hijos piensan que tienen algn derecho
sobre los bienes de los padres y estos, en
muchsimas ocasiones, llegados a cierta
edad, han de soportar presiones, a veces
fortsimas, de esos hijos o de alguno o
algunos de ellos para que no gasten
en atenciones propias lo que creen
que les corresponde. Otras veces las
presiones van dirigidas a que los padres
no favorezcan en vida con regalos y
donaciones a alguno de sus hijos o nietos
que los atienden con ms dedicacin y
con los que se sienten ms vinculados
afectivamente. Las presiones son de todo
tipo, desde las meramente afectivas (el
no vengo a verte ms) a las materiales
(el no cuentes con mis cuidados o
ten por seguro que te mandar a una
residencia).
En cuanto a la libertad de disposicin
mortis-causa, los padres mayores reciben
ese mismo tipo de presiones ante la
posibilidad de que hagan un determinado
testamento unida a la limitacin que
ellos sienten como injusta de no poder
favorecer por entero al cnyuge o al hijo
que ms lo necesita y no poder excluir
por entero al hijo que se porta mal con
ellos sin llegar a incurrir en ninguna de
las exigentes causas de desheredacin.
Qu tipo de soluciones pueden pro-
pugnarse que, tomadas conjuntamente,
contribuyan a favorecer la solucin del
problema? Desde nuestro punto de vis-
ta, tres: 1) La inclusin en el artculo 142
del Cdigo civil de un apartado en que
se incluyan las necesidades de atencin y
cuidados de los padres como contenido
del derecho de alimentos de estos fren-
te a sus descendientes. 2) La inclusin en
el art.756 del Cdigo civil, dentro de las
causas de indignidad, el no haber pro-
porcionado a los padres necesitados de
ellas, las atenciones y cuidados debidos,
al modo como el apartado 7 de este ar-
tculo, introducido por la Ley 41/2003 lo
hizo respecto a las personas que tengan
derecho a la herencia de una persona
con discapacidad. 3) La supresin del de-
recho a la legtima, sustituyndola por un
derecho de alimentos con cargo a la he-
rencia a favor de hijos menores o disca-
pacitados fsicos, psquicos o sensoriales.
Trataremos de justifcar y desarrollar bre-
vemente cada una de estas propuestas.
1.- La inclusin en el artculo 142 del
Cdigo Civil de un apartado en que se
135 LBEA
Captulo
02
incluyan las necesidades de atencin y
cuidados de los padres como contenido
del derecho de alimentos de estos frente
a sus descendientes.
Nuestro Cdigo Civil regula el derecho a los
alimentos con estas cuatro caractersticas:
a.- En cuanto a su naturaleza: se
trata de una obligacin legal, es decir,
una obligacin que la Ley impone a una
persona a favor de otra. Como tal obliga-
cin es exigible (art.148) por la persona
que tiene derecho a esos alimentos y es-
timo que tambin por su representante
legal o voluntario as como por su guar-
dador de hecho.
b.- En cuanto a contenido: se
trata de una obligacin pecuniaria, la de
pagar una pensin (art.149) cuya cuanta
quedar fjada por estas dos variables: 1)
La necesaria para cubrir todo lo que es in-
dispensable para el sustento, habitacin,
vestido y asistencia mdica (art.142) y 2)
La que resulte proporcionada al caudal o
medios de quien los da y a las necesida-
des de quien los recibe (art.146). Aade el
artculo precitado (149) una posibilidad
de sustitucin de la pensin pecuniaria
por una prestacin personal, al decir que
El obligado a prestar alimentos podr, a
su eleccin, satisfacerlos, o pagando la
pensin que se fje, o recibiendo y man-
teniendo en su propia casa al que tiene
derecho a ellos.
c.- En cuanto a las personas
obligadas y en lo que aqu interesa, el
Cdigo grava con esta obligacin a los
descendientes de grado ms prximo
(art.144-2) respecto a sus ascendientes.
El gravamen es de carcter mancomuna-
do respecto a los obligados, pero no de
reparto igualitario, sino proporcional al
caudal de cada uno (art.145, prrafo pri-
mero) lo que introduce, indudablemente,
un elemento de posible conficto y dfcil
clculo.

d.- Finalmente, en cuanto a su
nacimiento y extincin, hay que sealar,
en cuanto al primero, que solo surge
desde que el ascendiente que estamos
contemplando tiene necesidad de esos
alimentos para subsistir aunque solo
se abonarn desde que se interponga la
demanda (art.148, prrafo primero). Y en
cuanto a su extincin, el art.152 seala
una serie de causas entre las que estn:
la muerte del obligado a prestar los
alimentos, su imposibilidad econmica
sobrevenida de prestarlos y la mejora
de fortuna, por cualquier causa, del
alimentista, de tal modo que ya no los
necesite.
Debemos destacar, a efectos de nuestra
propuesta que, para los ascendientes,
el contenido de los alimentos que, en
su caso, pudiera reclamar se reducen
a lo que constituyen sus necesidades
de sustento, habitacin, vestido y
asistencia mdica (art.142) mientras
que para los descendientes los amplia a
136
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
02
los gastos necesarios para su educacin
e instruccin y tambin, en caso de que
estos descendientes sean mujeres, a los
gastos de embarazo y parto. Pero los
ascendientes mayores pueden tener otras
necesidades que no son las estrictamente
enunciadas por el Cdigo y, entre ellas, de
manera muy principal la de un cuidador.
Con seguridad, en 1889, cuando se
public la edicin reformada del Cdigo,
esa necesidad solo exista en casos muy
aislados dada la enorme diferencia con el
momento actual en cuanto a expectativas
de vida, pero no cabe la menor duda de
que, en el momento actual, esa necesidad
es absolutamente sentida hasta el punto
de ocuparse de ella unA reciente Ley
como la de dependencia.
Es por ello que entendemos debe
proponerse la reforma del art.142 del
Cdigo Civil, en el sentido de aadirle un
prrafo en el que se diga: Los alimentos se
extendern igualmente a las atenciones
y cuidados que exija el estado fsico o
psquico del alimentista.
2.- La inclusin en el art.756 del Cdigo
Civil, dentro de las causas de indignidad,
de una relativa a no haber proporcionado
a los padres o ascendientes necesitados de
ellas, las atenciones y cuidados debidos.
Tngase en cuenta que una reforma como
la que proponemos ya tuvo lugar por
la Ley 41/2003, respecto a las personas
que tengan derecho a la herencia de una
persona con discapacidad, mediante el
procedimiento de aadir un prrafo, el
7, al citado artculo.
La indignidad sucesoria no es otra cosa
que una incapacidad para suceder a una
determinada persona, de tal modo que
ni puede sucederle cuando no ha hecho
testamento ni tampoco cuando se trata
de una disposicin testamentaria a su
favor, aunque esa indignidad puede ser
condonada o dispensada por el propio
testador de manera expresa o tcita. A
tales efectos, el artculo 756 establece
taxativamente las causas que convierten
en indigno a unas personas determinadas
respecto a determinados causantes y,
por tanto, aquellas incapaces de suceder
a estos, es decir que carecen de derecho
alguno reclamable frente a su herencia.
El citado artculo declara indignas a
esas personas por haber realizado
algn hecho o acto repudiable frente
a quien sera su causante. Pues bien,
el citado artculo, no contempla como
acto repudiable, apto para causar la
indignidad sucesoria de quien lo realiza,
el del hijo que desatiende al padre en sus
necesidades, siendo as que, moralmente
y socialmente indudablemente lo es. Si
estamos en el campo del Derecho Civil y
no en el del Penal cmo es posible que
el Cdigo consienta que ese hijo que ha
abandonado prcticamente a su padre,
pueda heredarlo, por ejemplo, en cuanto
al piso en que aquel habit hasta su
muerte y compartirlo hereditariamente
con sus hermanos que s lo atendieron?
Pues bien, si se hubiese recogido la
ampliacin del contenido de los alimentos
en sede del art.142 C.C., tal y como se
propone en el apartado anterior, bastara
137 LBEA
Captulo
02
con adicionar al prrafo 7 aadido al art.
756 C.C. por la Ley 41/2003 una frase para
que con la misma se incluyese el supuesto
de indignidad que aqu se propugna. En
tal caso, el citado prrafo 7 concluira con
la siguiente frase: El mismo supuesto se
aplicar a los descendientes respecto a
sus ascendientes .
3.- La supresin del derecho a la legti-
ma de los descendientes, sustituyndola
por un derecho de alimentos con cargo
a la herencia a favor de hijos menores o
discapacitados fsicos, psquicos o senso-
riales (aunque nuestra propuesta, en el
caso de este libro blanco y en atencin
al supuesto que nos preocupa, se cie a
la supresin de la legtima de los descen-
dientes, quede claro que a nuestro juicio
se extiende tambin a la supresin de la
legtima de los ascendientes con las mis-
mas salvedades que respecto aquellos,
pero, en ningn caso, a la legtima del
cnyuge viudo).
Mucha es la literatura jurdica que, en
estos ltimos aos, viene reclamando la
sustitucin en nuestro Derecho del siste-
ma legitimario por el de la libertad de tes-
tar con alguna limitacin para proteger a
los descendientes necesitados de ayuda
sea por minora de edad, enfermedad o
discapacidad de estos. Resumamos las
argumentaciones, basa-das en los cam-
bios de todo tipo habidos desde hace
algo ms de un siglo (desde 1889 ao de
promulgacin del Cdigo Civil):
a- El cambio en la longevidad.
Cuando se public el Cdigo la esperanza
de vida no estaba ms all de los cincuenta
y pocos aos mientras que hoy llega a los
ochenta. La consecuencia es que, como
ha dicho algn autor, la legtima de los
descendientes ha pasado a ser algo
as como una pensin de jubilacin o
prejubilacin para estos.
b.- El cambio en la propiedad.
Hace un siglo la mayora de la propiedad
era heredada por los padres de los suyos,
de carcter agrcola y muy restringida en
cuanto al nmero de propietarios, por lo
que primaba el aseguramiento del pase
de esa propiedad de una generacin a
otra (la propiedad era como un derecho,
de alguna manera, familiar). Hoy la
mayora de la propiedad es ganada
por los padres con su trabajo, es de
carcter urbano, industrial y mobiliario y,
fnalmente est muy extendida (es muy
alto el porcentaje de espaoles que a los
sesenta aos cuentan, al menos, con un
piso propio). Este cambio en el sentido
de la propiedad parece haber sido el
inspirador del contenido del art.17-1 de
la Carta de Derechos Fundamentales
de de la Unin Europea, incorporada
como derecho primario de la Unin por
el recientemente aprobado Tratado de
Lisboa: Toda persona tiene derecho a
disfrutar de la propiedad de los bienes
que haya adquirido legalmente, a usarlos,
a disponer de ellos y a legarlos. Y no
habla de limitaciones en este derecho a
transmitirlos mortis-causa .
138
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
02
c.- El cambio en la familia.- En el
siglo pasado y lo que llevamos del pre-
sente se ha pasado de la familia patriar-
cal o de clan a la familia celular (padres
e hijos) y de sta a la diversidad familiar.
La admisin del divorcio y, recientemen-
te, del llamado divorcio exprs (145.919
parejas se divorciaron en Espaa el ao
2006. 137.510 en 2007 y 118.939 en 2008.
En Andaluca, 23.853 en 2007 y 21.466 en
2008), el acogimiento legal de las fguras
de la pareja de hecho y la separacin de
hecho, la supresin de la ilegitimidad en
la fliacin, la igualacin del status de hi-
jos matrimoniales, no matrimoniales y
adoptivos, la admisin del matrimonio
entre personas del mismo sexo y la nue-
va y avanzada redaccin de la Ley sobre
Tcnicas de Reproduccin Asistida (26-
Mayo-2006) hacen que la gran diversidad
en cuanto a formas familiares existentes
en la actualidad tenga muy poco que ver
con aquella familia de clan que exista al
publicarse el Cdigo y cuya pretensin
de proteccin fue, en gran parte, la causa
legitimadora de la legtima. Hoy junto a
la familia celular, existe un buen nme-
ro de familias monoparentales: madres
solteras (en la ltima dcada el nmero
de estas madres se ha multiplicado por
diez), progenitores viudos, padres y ma-
dres separados, divorciados o adoptivos.
Y junto a estos tipos de familias, cada vez
ms el de la pareja que convive (matri-
monialmente o de hecho) con hijos de
relaciones anteriores. Eso sin contar con
el nmero, aun muy escaso, de parejas
del mismo sexo con hijos adoptivos o ge-
nerados mediante las nuevas tcnicas de
reproduccin asistida.
d.- El cambio sociolgico.- La
sociedad postindustrial y globalizada del
momento actual poco tiene que ver con
la sociedad agraria espaola de 1889.

En aquella sociedad los hijos eran un
sostn de la familia en el sentido de
que ayudaban en las tareas agrcolas o
artesanales que ejerca como cabeza de
familia el padre, lo que llevaba a que,
ciertamente, tuviera algn sentido el que
se les concediera algn tipo de derecho
hereditario sobre el patrimonio parental
formado con su colaboracin. En la
sociedad actual los padres procuran para
sus hijos, por encima de todo, una buena
educacin y formacin a efectos de
proporcionarles los medios adecuados
para su independencia econmica fuera
de la familia.
En aquella sociedad que, a estos efectos
podemos califcar de cerrada, los hijos,
con pocas excepciones, permanecan y
se casaban en la misma localidad en que
vivan sus padres. En la actualidad la regla
general es la movilidad geogrfca de los
distintos miembros de la familia. Es curio-
so que ya, en los fnales de los sesenta del
siglo pasado, la institucin aragonesa del
casamiento en casa (sucesin contrac-
tual en favor del hijo que se casaba com-
prometindose a quedarse en casa de los
padres cuidando de ellos, de los llamados
tiones y del patrimonio familiar) estaba
139 LBEA
Captulo
02
en crisis por no encontrarse ningn hijo
que quisiese quedarse en el pueblo con
esa misin a cambio de la adquisicin del
patrimonio familiar: la emigracin haba
abierto nuevos horizontes vitales ms
atractivos para esos hijos. En la actuali-
dad es muy alto el porcentaje de padres
que tienen hijos ejerciendo su profesin
fuera del pueblo donde aquellos habitan
e, incluso, en el extranjero. Las relaciones
de esos hijos con sus padres mayores no
son, no pueden ser, en principio, como
las de los que vivan cerca de ellos, sobre
todo a efectos de poder recibir las aten-
ciones y cuidados que van a precisar en
su vejez.
En aquella sociedad, la regla general era
el rgimen matrimonial de gananciales.
Fallecido el esposo (el cabeza de fami-
lia, el que con su trabajo proporcionaba
el sustento familiar) la esposa pasaba a
ser duea exclusiva de la mitad del pa-
trimonio ganancial independientemen-
te de su derecho a legtima sobre la otra
mitad que integraba la herencia de ese
esposo. En el momento actual, la regla
general es que los dos miembros de la
pareja realizan un trabajo remunerado
y su relacin se rige por el principio de
igualdad por lo que no existe jefatura del
varn. Si a esto unimos las nuevas rela-
ciones matrimoniales entre divorciados y
viudos as como las de pareja de hecho
entre separados, entre separados y solte-
ros y entre solteros, contemplaremos la
multiplicacin de casos en los que no se
da el rgimen de gananciales y bien por
pacto o bien porque no existe ningn
rgimen lo que existe es una separacin
entre los patrimonios de cada uno de
los miembros de la pareja. Cuando estos
miembros de la pareja alcanzan la vejez
con una relacin estable, lo normal (ah
estn los notarios para corroborarlo) es
que los miembros de la pareja, que a ve-
ces solo tienen la propiedad del piso en
que habitan (bien con carcter ganancial
o en proindiviso) soliciten el testamento
de uno para el otro y luego para los hijos
comunes y ello para que las necesidades
de la pareja queden cubiertas bien con
un patrimonio ganancial que han gana-
do los dos, bien con el patrimonio propio
que, despus, pasar a los hijos comunes
(ciertamente la situacin puede variar
cuando existen hijos no comunes). Pues
bien, lo que debe destacarse es la perple-
jidad de esas parejas cuando se les dice
que sus pretensiones no pueden realizar-
se porque lo impide la existencia de una
legtima intocable a favor de los hijos que
alcanza, nada menos, que los dos tercios
de la herencia del que fallezca antes.
Ante todos estos cambios y la especial
proteccin que necesitan los padres ya
mayores, no se ve la razn de limitarles
el derecho a disponer libremente de sus
bienes a ttulo mortis causa, pudiendo
dejrselos a su cnyuge, o al hijo ms
necesitado, o al nieto ms querido o que
ms cario le d, o al hijo o persona que
le est cuidando en sus necesidades o,
simplemente, excluir de su herencia a
los hijos que menos cario les hayan
140
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
02
demostrado y menos atiendan sus
necesidades o bien que estn mejor
colocados y, por ello, menos lo necesiten.
Para los supuestos de hijos menores o
necesitados por causa de enfermedad o
discapacidad psquica, fsica o sensorial
se establecera un derecho de alimentos
a cargo de la herencia del padre o
madre premuerto con lo que quedaran
cubiertas legalmente estas necesidades
familiares sin perjuicio de que los padres
pudieran satisfacerlas voluntariamente
con ms amplitud.
B.- La necesidad de proteccin de los
nuevos y ms fuertes vnculos familiares
entre abuelos y nietos.
En la actualidad, a causa del trabajo
de los dos miembros de la pareja de
progenitores, los abuelos y abuelas,
especialmente los ms prximos, tie-
nen con sus nietos y nietas, en los
primeros aos de estos, un contacto y
una proximidad mucho mayor que la
existente hace algunos aos. Desde el
cuidarlos algunas horas, pasando por
la llevanza y recogida de guarderas y
colegios, hasta atenderlos en casos de
enfermedad o bien por ausencia de los
padres, los supuestos se multiplican en
la poca actual. De tal modo que los
abuelos, sobre todo llegada su jubilacin,
realizan una labor encomiable y, hoy
por hoy, prcticamente insustituible
en relacin con todos o algunos de sus
nietos. Esta labor, que lleva consigo un
mayor contacto con ellos, origina una
relacin afectiva entre ambos de mucha
mayor entidad que la que, hasta hace
unos aos exista. Esta relacin, que el
aumento de la longevidad ha llevado
a ser bastante duradera, debe ser
protegida no solo porque es benefciosa
para los propios abuelos sino que se est
mostrando muy efcaz y valiosa para el
adecuado desarrollo de la afectividad
de los nietos y el equilibrio familiar,
sobre todo en casos de desaveniencias
o separacin de los padres, casos
estos en los que la labor de los abuelos
puede llegar a ser verdaderamente
insustituible. Tngase en cuenta, por
ejemplo, que el derecho de los mayores
a mantener sus vnculos con su familia se
encuentra incluido dentro del Declogo
de derechos de las personas mayores
elaborado por la Comisin Sectorial de
Mayores constituida por el Gobierno
Vasco. Y tngase en cuenta tambin
que el legislador espaol comprendi el
alcance e importancia actuales de estas
relaciones y, por Ley 42/2003, modifc el
artculo 160 del Cdigo Civil en el sentido
de que no se pueda impedir la relacin
abuelos-nietos salvo por justa causa,
siendo el juez el encargado de establecer
los caminos y medidas por los que haya
de discurrir esta relacin cuando ha sido
alterada. Pues bien, en relacin a la toma
en consideracin y proteccin de estas
relaciones, nuestra propuesta es triple,
una en relacin con el art.160 C.C. otra
en relacin con el art.156 del mismo
cuerpo legal y la tercera en relacin
con el art.92 tambin del C.C. En el
141 LBEA
Captulo
02
entendido inicialmente expuesto de que
la Comunidad Autnoma Andaluza no
tiene competencias en la materia por lo
que slo puede instar a la modifcacin
normativa en los trminos expuestos en
nuestro Estatuto de Autonoma.
Hecha esta aclaracin, pasemos a las
propuestas.
1.- El art.160 C.C., en la parte que afecta a
este escrito, establece lo siguiente:
No podrn impedirse sin justa causa las
relaciones personales del hijo con sus
abuelos y otros parientes y allegados.
En caso de oposicin, el juez, a peticin
del menor, abuelos, parientes o allegados,
resoLver atendidas las circunstancias...
La propuesta que aqu se hace, en relacin
al contenido de este artculo, circula en
una doble direccin:
a.- La facilitacin de la actuacin de los
abuelos en relacin con la instancia
judicial prevista en el artculo citado.
Por lo general y dejando a un lado excep-
ciones (que las hay y con efectos bastan-
te perniciosos) es constatada la pruden-
cia de los abuelos, su miedo a intervenir
en supuestos como los contemplados
por el repetido art.160 C.C. y, en muchas
ocasiones, la ignorancia de sus posibili-
dades. Habra, por tanto, que institucio-
nalizar una publicidad especfca y una
atencin especializada en esta materia
que pudiese cubrir todas las necesida-
des de informacin y asesoramiento es-
pecializado de que precisan las personas
mayores. Desde la creacin de un depar-
tamento del Defensor de la Persona Ma-
yor en la ofcina del Defensor del Pueblo
Andaluz como ya hemos apuntado ante-
riormente en la recomendacin nmero
uno, pasando por la creacin de un de-
partamento especializado en las ofcinas
de orientacin social y por la inclusin
de la especialidad en la Ley de Mediacin
Familiar en la Comunidad Autnoma de
Andaluca sobre ( Ley 1/2009, de 27 de
febrero).
b.- La posibilidad de utilizacin de esta
instancia por el Ministerio Fiscal
Tal como ocurre en los supuestos de inca-
pacitacin con la intervencin directa de
los padres, podra, a veces, ser perjudicial
(por la reaccin que puede provocar en
otros miembros familiares) la compare-
cencia directa de los abuelos y abuelas
ante la autoridad judicial para el ejercicio
del derecho que le concede el art.160 C.C.
Pero es que adems, en ocasiones, puede
que esta solicitud de ellos a la autoridad
judicial, les suscite miedos o puede resul-
tarles gravosa para los que estimen que
va a necesitar de un abogado o procura-
dor que lo representen. Por todo ello, la
solucin que proponemos es la misma
que la prevista para la incapacitacin y la
tutela por la Ley de Enjuiciamiento Civil
(art.757) y el Cdigo civil (art.228), esto es,
142
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
02
la posibilidad de actuacin del Ministerio
Fiscal solicitando la actuacin judicial, so-
bre todo hoy en que la Administracin ha
tomado conciencia de la importancia de
la problemtica familiar y est procedien-
do a la creacin de un nmero cada vez
mayor de Fiscalas de Familia. Para ello
bastara con que en el tercer prrafo del
artculo 160 C.C. despus de la enumera-
cin de las personas que pueden solicitar
la intervencin del Juez para estos su-
puestos (abuelos, parientes o allegados)
incluyese al Ministerio Fiscal cuando los
anteriores no lo solicitasen y tuviese co-
nocimiento de los hechos de que se tra-
ta. No olvidemos que, en nuestro orde-
namiento jurdico, el Ministerio Fiscal es
el rgano constitucional encargado de la
proteccin y garanta de los derechos de
las personas especialmente vulnerables
y es indudable que las personas mayores
se encuentran dentro de esta categora.
2.- La introduccin de la necesidad de
ser odos los abuelos, si as lo quisieren
y el juez lo estimase conveniente, en el
supuesto contemplado en el art.156 C.C.
El citado art.156, en la parte que aqu
interesa, establece lo siguiente:
La patria potestad se ejercer conjun-
tamente por ambos progenitores o por uno
solo con el consentimiento expreso o tcito
del otro. Sern validos los actos que realice
uno de ellos conforme al uso social y a las
circunstancias o en situaciones de urgente
necesidad.
En caso de desacuerdo, cualquiera de los
dos podr acudir al juez, quin, despus
de or a ambos y al hijo, si tuviere sufcien-
te juicio y, en todo caso, si fuere mayor de
doce aos, atribuir, sin ulterior recurso la
facultad de decidir al padre o a la madre. Si
los desacuerdos fueran reiterados o concu-
rriera cualquier otra causa que entorpezca
gravemente el ejercicio de la patria potes-
tad, podr atribuirla total o parcialmente
a uno de los padres o distribuir entre ellos
sus funciones. Esta medida tendr vigencia
durante el plazo que se fje, que no podr
nunca exceder de dos aos.
Pues bien, dada la gravedad de la reso-
lucin judicial que puede recaer en esta
instancia (la atribucin de la patria potes-
tad a uno de los padres) y la mayor vincu-
lacin familiar, en los momentos actuales,
de los abuelos con los nietos, estimamos
procedente que aquellos tengan derecho
a ser odos en dicha instancia, y por tanto
incluidos en la audiencia judicial que en
el artculo se prev para los padres y los
hijos, aunque fuese con la limitacin de
que esta audiencia tuviese lugar cuando
los abuelos lo solicitasen y el juez lo con-
siderase conveniente Con estas cautelas,
la au-diencia de los abuelos ser de una
gran utilidad para el mejor conocimiento
del caso y sus circunstancias, por parte
del juez, conocimiento absolutamente
indispensable si se quiere llegar a la me-
jor y mas acertada decisin de ste.
143 LBEA
Captulo
02
3.- La posibilidad, para los abuelos, de
ser odos en los procedimientos de
separacin, nulidad y divorcio de sus
hijos, padres de sus nietos, en el supuesto
contemplado en el art.92-6 C.C., es decir,
antes de que el Juez acuerde el rgimen
de guardia y custodia de estos.
A los efectos que aqu interesan, el citado
artculo 92-6 dispone lo siguiente:
En todo caso, antes de acordar el rgimen
de guarda y custodia, el Juez deber reca-
bar informe del Ministerio Fiscal, y oir a los
menores que tengan sufciente juicio cuan-
do se estime necesario de ofcio o a peticin
del Fiscal, partes o miembros del Equipo
Tcnico Judicial, o del propio menor...
En el mismo sentido contemplado en
el apartado anterior y por las mismas
razones estimamos que el rgimen de
guarda y custodia de los nietos es tan
importante para los abuelos y pueden ser
de tal entidad los datos que estos pueden
aportar que, precisamente en inters de
los propios nietos y a efectos de lograr
la mejor informacin para el Juez, antes
de que ste tome su decisin, sera muy
conveniente que oyera a esos abuelos en
los mismos supuestos establecidos para
los nietos que tengan sufciente juicio, es
decir cuando se estime necesario y bien
de ofcio o a peticin del Fiscal, partes o
miembros del Equipo Tcnico Judicial, o
de los propios abuelos .
A modo fnal de resumen de lo expuesto
consideramos necesario:
2
.- Informar a las personas mayores
a travs del cauce habilitado
en el artculo 42 de la Ley 6/99,
sobre los derechos que les reconoce el
ordenamiento jurdico y las medidas a
emprender en caso de vulneracin de los
mismos. En particular sobre las ventajas
de la utilizacin del poder preventivo
otorgado ante notario, as como de las
fguras del Tutor y Curador.
Abrir un cauce de debate sobre la con-
veniencia de instar a la supresin del de-
recho a la legtima de los descendientes,
sustituyndola por un derecho de ali-
mentos con cargo a la herencia a favor de
hijos menores o discapacitados fsicos,
psquicos o sensoriales.
En este mbito se sugieren una serie de
modifcaciones normativas. As:
g Instar a la modifcacin de la Ley
39/2006 de Promocin de la Autonoma
Personas y Atencin a las personas en
situacin de dependencia para incluir al
representante voluntario facultado para
ello, en algunos de sus artculos en los
que se exige una actuacin de la persona
dependiente.
g Modifcar el artculo 45 de la Ley Auto-
nmica 6/1999 de Atencin y Proteccin
a las Personas Mayores en Andaluca que,
bajo el ttulo Ingresos en centros residen-
144
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
02
ciales solo permite el ingreso en esos
centros mediante prestacin de su con-
sentimiento por la persona en cuestin
si tiene capacidad para esa prestacin y,
de lo contrario, es decir en los casos de
incapacidad presunta o declarada, se re-
querir autorizacin judicial. Pues bien, la
modifcacin que se propugna consiste
en permitir que en los casos de incapaci-
dad presunta de la persona de quien se
solicite el ingreso, pueda prestar el con-
sentimiento su apoderado en el poder
preventivo que estamos contemplando
en los casos en que hubiese sido expre-
samente facultado para ello.
3
.- En relacin al ejercicio de
los derechos de los abuelos y
abuelas con respecto a sus nietos
y nietas se sugieren las siguientes
recomendaciones:
Institucionalizar una publicidad espe-
cfca y una atencin especializada en
esta materia que pudiese cubrir todas
las necesidades de informacin y aseso-
ramiento especializado de que precisan
las personas mayores. Desde la creacin
de un departamento del Defensor de la
Persona Mayor en la ofcina del Defensor
del Pueblo Andaluz, pasando por la crea-
cin de un departamento especializado
en las ofcinas de orientacin social y por
la inclusin de la especialidad en la Ley
1/2008 de Mediacin Familiar en la Co-
munidad Autnoma de Andaluca de 27
de Febrero , pudiendo acudir , en su caso,
para el ejercicio de este derecho al Minis-
terio Fiscal.
Instar a las modifcaciones normativas
procedentes en el sentido de permitir que
los abuelos sean odos a peticin de stos
y que el Juez lo considerase conveniente-
en los casos de determinacin de ejercicio
de la patria potestad, as como en los
procedimientos de separacin, nulidad
y divorcio de los padres a los efectos
de determinar el rgimen de guardia y
custodia de los hijos.
2.4.- DERECHO DE
AUTODETERMINACIN EN
MATERIA DE SALUD
2.4.1. - Planteamiento
Todo el mundo siente que la salud es un
bien inapreciable y nadie en su sano juicio
aspira a perderla o a no recuperarla.
Acorde con esta importancia, los Estados
organizan la prestacin de los servicios
sanitarios y reconocen su utilizacin
como un derecho de ciudadana.
As, el Art. 43 de la Constitucin dispone:
1. Se reconoce el derecho a la proteccin
de la salud.
2. Compete a los poderes pblicos organizar
y tutelar la salud pblica a travs de
medidas preventivas y de las prestaciones y
servicios necesarios. La Ley establecer los
derechos y deberes de todos al respecto.
La organizacin de la prestacin del
servicio re realiz, a nivel del Estado, por la
Ley 14/1986 General de Sanidad .
145 LBEA
Captulo
02
Dado que la materia de Salud es una
competencia transferida cuenta con
regulacin propia en Andaluca.
As el Estatuto de Autonoma establece
en su Art. 22:
1. Se garantiza el derecho constitucional
previsto en el artculo 43 de la Constitucin
Espaola a la proteccin de la salud
mediante un sistema sanitario pblico de
carcter universal.
2. Los pacientes y usuarios del sistema
andaluz de salud tendrn derecho a:
Acceder a todas las prestaciones del
sistema.
g La libre eleccin de mdico y de centro
sanitario.
g La informacin sobre los servicios y
prestaciones del sistema, as como de los
derechos que les asisten.
g Ser adecuadamente informados sobre
sus procesos de enfermedad y antes de
emitir el consentimiento para ser sometidos
a tratamiento mdico.
g El respeto a su personalidad, dignidad
humana e intimidad.
g El consejo gentico y la medicina pre-
dictiva.
g La garanta de un tiempo mximo para
el acceso a los servicios y tratamientos.
g Disponer de una segunda opinin facul-
tativa sobre sus procesos.
g El acceso a cuidados paliativos.
g La confdencialidad de los datos relativos
a su salud y sus caractersticas genticas,
as como el acceso a su historial clnico.
g Recibir asistencia geritrica especializada.
2.4.2.- El principio de autonoma
No obstante lo anterior, recibir las aten-
ciones sanitarias o los cuidados mdi-
cos, no es una obligacin para el pa-
ciente de modo que ste puede decir
no, ahora no o no de este modo. En
defnitiva, es preciso contar con su con-
sentimiento y seguir sus indicaciones.
Esto supone una quiebra del sistema
tradicional, imperante durante siglos,
en el que las decisiones sanitarias las
tomaba el mdico sin que tuviera que
contar para nada, ni se viera limitado por
las opiniones o decisiones de la persona
enferma.
El principio de autonoma del paciente
y su incorporacin a la Biotica es
relativamente reciente. Puede decirse
incluso que an no ha sido asumido por
toda la sociedad, motivando con alguna
frecuencia debates y confictos.
Normalmente cuando cambia la socie-
dad, cambia el Derecho pero en otras
ocasiones es el Derecho el que se adelan-
ta y busca cambiar la sociedad.
Hoy no nos extraa tanto pero hace unas
dcadas la mayor parte de las personas
no conceban que se pudiera decir no al
Mdico, y a stos, en su mayora, no les
resultaba fcil asumir la nueva situacin.
A nivel estatal la plasmacin del principio
de autonoma la encontramos en la Ley
146
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
02
41/2002 de 14 de Noviembre de Au-
tonoma del Paciente cuyos principales
preceptos relativos a esta materia son los
siguientes:
El Art. 2-2, 2-3, y 2-4 de la Ley 41/2002:
Toda actuacin en el mbito de la
sanidad requiere, con carcter general, el
previo consentimiento de los pacientes o
usuarios.
El consentimiento, que debe obtenerse
despus de que el paciente reciba una
informacin adecuada, se har por escrito
en los supuestos previstos en la ley.
El paciente o usuario tiene derecho a
decidir libremente, despus de recibir la
informacin adecuada, entre las opciones
clnicas disponibles.
Todo paciente o usuario tiene derecho
a negarse al tratamiento, excepto en los
casos determinados en la Ley. Su negativa
al tratamiento constar por escrito.
Ratifcando lo precedente el Art. 8-1
dispone:
Toda actuacin en mbito de la salud de
un paciente necesita el consentimiento
libre y voluntario del afectado, una vez
que, recibida la informacin prevista en
el artculo 4, haya valorado las opciones
propias del caso.
2.4.3. - El Testamento Vital o
Instrucciones Previas
La Ley General de Sanidad de 1986
ya regulaba y reconoca la autonoma
del paciente pero siempre que ste lo
manifestase al tiempo de producirse
la necesidad de la intervencin o del
tratamiento.
La ley 41/2002 va ms all pues permite
manifestar anticipadamente la voluntad
para el caso de que se carezca de
capacidad de decisin en el momento
en que se plantee la necesidad de
intervencin.
Dispone el Art. 11:
Por el documento de instrucciones previas,
una persona mayor de edad, capaz y libre,
manifesta anticipadamente su voluntad
con objeto de que se cumpla en el momento
en que llegue a situaciones en cuyas
circunstancias no sea capaz de expresarlos
personalmente, sobre los cuidados y el
tratamiento de su salud o, una vez llegado
el fallecimiento, sobre el destino de su
cuerpo o de los rganos del mismo.
El otorgante del documento puede
designar adems, un representante para
que, llegado el caso, sirva como interlocutor
suyo con el mdico o con el equipo sanitario
para procurar el cumplimiento de las
instrucciones previas.
147 LBEA
Captulo
02
2.4.3.1.- Regulacin en
Andaluca
El Artculo 20 del Estatuto de Autonoma
dispone:
1.- Se reconoce el derecho a declarar la
voluntad vital anticipada que deber
respetarse, en los trminos que establezca
la ley.
2.- Todas las personas tienen derecho a
recibir un adecuado tratamiento del dolor
y cuidados paliativos integrales y a la plena
dignidad en el proceso de su muerte.
La declaracin de voluntades anticipadas
se regula en Andaluca por la Ley 5/2003
de 9 de Octubre.
Sus principales preceptos son los
siguientes:
Artculo 1 - Objeto
La presente Ley tiene por objeto regular,
en el mbito territorial de la Comunidad
Autnoma de Andaluca, la declaracin
de voluntad vital anticipada, como cauce
del ejercicio por la persona de su derecho
a decidir sobre las actuaciones sanitarias
de que pueda ser objeto en el futuro, en el
supuesto de que llegado el momento no
goce de capacidad para consentir por s
misma.
Artculo 2 - Concepto de declaracin de
voluntad vital anticipada
A los efectos de esta Ley, se entiende por
declaracin de voluntad vital anticipada
la manifestacin escrita hecha para ser
incorporada al Registro que esta Ley crea,
por una persona capaz que, consciente y
libremente, expresa las opciones e instruc-
ciones que deben respetarse en la asisten-
cia sanitaria que reciba en el caso de que
concurran circunstancias clnicas en las
cuales no pueda expresar personalmente
su voluntad.
Artculo 3 - Contenido de la declaracin
En la declaracin de voluntad vital
anticipada, su autor podr manifestar:
1. Las opciones e instrucciones, ex-
presas y previas, que, ante circunstancias
clnicas que le impidan manifestar su vo-
luntad, deber respetar el personal sanita-
rio responsable de su asistencia sanitaria.
2. La designacin de un
representante, plenamente identifcado,
que ser quien le sustituya en el otorgamiento
del consentimiento informado, en los casos
en que ste proceda.
3. Su decisin respecto de la
donacin de sus rganos o de alguno de
ellos en concreto, en el supuesto que se
produzca el fallecimiento, de acuerdo con
lo establecido en la legislacin general en
la materia.
148
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
02
Artculo 5 - Requisitos de la declaracin
1. Para que la declaracin de vo-
luntad vital anticipada sea considerada
vlidamente emitida, adems de la capaci-
dad exigida al autor, se requiere que conste
por escrito, con la identifcacin del autor,
su frma, as como fecha y lugar del otorga-
miento, y que se inscriba en el Registro, pre-
visto en el artculo 9 de esta Ley.
Si no supiere o no pudiere frmar, frmar
por l un testigo a su ruego, debiendo cons-
tar la identifcacin del mismo, expresn-
dose el motivo que impide la frma por el
autor.
2. En el supuesto previsto en el ar-
tculo 3, apartado 2, se requiere que el re-
presentante est plenamente identifcado
y que, adems, haya expresado su acep-
tacin a serlo. En todo caso, esta persona
deber ser mayor de edad y tener plena ca-
pacidad.
Artculo 6 - Verifcacin de la capacidad y
requisitos formales de la declaracin
Por funcionarios dependientes de la Con-
sejera de Salud responsables del Registro,
se proceder a la constatacin de la per-
sonalidad y capacidad del autor, as como
a la verifcacin de los requisitos formales
determinantes de la validez de la declara-
cin, previstos en los artculos 4 y 5 de la
presente Ley.
Artculo 7 - Efcacia de la declaracin
La declaracin de voluntad vital anticipa-
da, una vez inscrita en el Registro previsto
en el artculo 9 de esta Ley, ser efcaz, de
acuerdo con lo establecido en el ordena-
miento jurdico, cuando sobrevengan las
situaciones previstas en ella y en tanto se
mantengan las mismas.
Dicha declaracin prevalecer sobre la opi-
nin y las indicaciones que puedan ser rea-
lizadas por los familiares, allegados o, en su
caso, el representante designado por el au-
tor de la declaracin y por los profesionales
que participen en su atencin sanitaria.
Artculo 8 - Revocacin de la declaracin
1. La declaracin de voluntad vital antici-
pada podr ser modifcada por su autor en
cualquier momento y cumpliendo los re-
quisitos exigidos para su otorgamiento.
Artculo 9 - Registro de Voluntades Vitales
Anticipadas de Andaluca
Se crea el Registro de Voluntades Vitales
Anticipadas de Andaluca adscrito a la
Consejera de Salud, para la custodia, con-
servacin y accesibilidad de las declaracio-
nes de voluntad vital anticipada emitidas
en el territorio de la Comunidad Autnoma
de Andaluca.
Reglamentariamente, se determinar la
organizacin y funcionamiento del citado
Registro, asegurando en todo caso la conf-
dencialidad y el respeto de la legislacin de
149 LBEA
Captulo
02
proteccin de datos personales, con el obje-
tivo de dotar de efectividad a las declaracio-
nes de voluntad vital anticipada, facilitando
su acceso por los centros sanitarios.
La organizacin y funcionamiento del
citado Registro se produjo en virtud de
Decreto 238/2004 de 18 de Mayo.
La persona que quiera hacer un docu-
mento de voluntades anticipadas deber
dirigirse a las Delegaciones Provinciales
de la Consejera de Salud.
En todas ellas existe un departamento
donde facilitan los documentos y ofrecen
las explicaciones necesarias a la persona
interesada.
Una vez que est ha manifestado su
voluntad sobre los distintos aspectos que
contiene el documento, el funcionario
procede a su registro.
Han sido muchos cientos las personas
que han otorgado este documento.
En todos los Hospitales y tambin en los
Centros de Salud, los mdicos cuentan
con claves para acceder al Registro y
comprobar si el paciente ha otorgado
documento de ltimas voluntades y, en
su caso, en qu trminos.
Por otro lado, existe la propuesta de
confeccionar una tarjeta sanitaria vlida
para todo el territorio nacional en el
que se incorpore, adems de otros
datos relevantes, la informacin sobre
otorgamiento de documentos de ltima
voluntad.
Por ello, en desarrollo del ejercicio del
derecho anteriormente expuesto, se
recomienda:
4
.- Informar a la ciudadana de la
posibilidad de establecer las condi-
ciones en que cada persona quiere
que le sea prestada la asistencia sanita-
ria a travs del Registro de Voluntades
Vitales Anticipadas. Igualmente puede
designarse uno o varios representantes
para que sirvan de interlocutores ante los
mdicos y hagan valer las instrucciones
establecidas por la persona otorgante.
3. -SEGURIDAD DE
LAS PRESTACIONES
ECONMICAS. PROTECCIN
ECONMICA
3.1. -SISTEMA DE PROTECCIN
PBLICO

3.1.1.- La sostenibilidad del
Sistema contributivo
El Sistema Contributivo espaol de Se-
guridad Social basa su actual situacin
en un pacto poltico-social de trascen-
dental importancia: El Pacto de Toledo,
que supone una apuesta conjunta por la
sostenibilidad econmica de nuestro sis-
tema, es decir, la seguridad econmica
para los 5.097.112 pensionistas de jubi-
lacin y 2.282.687 pensionistas de viude-
dad, entre otros.
150
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
02
Nuestro sistema de Seguridad Social
busca tambin el reforzamiento de
la proteccin mediante reformas. Por
ello, podemos decir que se va hacia la
compatibilidad del binomio efciencia
social efciencia econmica.
La prestacin econmica para la jubila-
cin agota la mayor parte de los recursos
econmicos del sistema (aproximada-
mente, el 85%). Por ello, se viene plan-
teando el asunto del envejecimiento de la
poblacin como duda sobre la viabilidad
de la seguridad econmica de la que ha-
blamos. No obstante, diversas corrientes
de opinin cientfca prestigiosas redu-
cen la alarma apostando por un aumento
de la productividad, la incorporacin de
la mujer al trabajo, el descubrimiento de
nuevos nichos laborales, as como la in-
migracin ordenada.
En los ltimos aos el nivel de
sostenibilidad y seguridad de nuestro
sistema ha ido consolidndose, fruto de
ello es la consecucin de un importe de
61.500 millones de euros en reservas,
para momentos de difcultad fnanciera.
En contraste con ello, podemos decir que
el pasado ao la cada de los fondos de
pensiones privados alcanz el 117% en
trminos reales.
Por ello, estimamos que:
5
.- Se debe seguir avanzando en
la consolidacin de la seguridad
econmica que el sistema de
Seguridad Social garantiza. Para ello es
necesario:
Adaptarlo a la realidad econmico-social,
sin perder de vista la mejora de las pres-
taciones, especialmente las destinadas a
las personas mayores.
Apostar por un mantenimiento de la
carga contributiva que sobre la sociedad
supone el sistema, alejndonos de
tentaciones de reduccin generalizada
de cotizaciones.
3.1.2.- Pensiones sufcientes:
pensiones mnimas y la pensin
de viudedad
La mejora de las pensiones mnimas
ha consumido, sin duda, el mayor
incremento de recursos pblicos en
los ltimos aos, lo que ha permitido
un acercamiento paulatino de los
importes de pensiones medias entre
las distintas Comunidades Autnomas
del Estado Espaol.
Baste decir que en el periodo 2004-2008
los importes de las principales pensio-
nes contributivas con cuantas mnimas
han experimentado un incremento del
26%. Si se efecta un anlisis de gnero,
las mujeres presentan una mayor inciden-
cia de estas pensiones, derivado de sus
trayectorias laborales y de cotizacin.
El incremento de las pensiones mnimas
se basa en conceptos de solidaridad
y reparto redistributivo de la renta, y
tiene una naturaleza no contributiva.
151 LBEA
Captulo
02
Adems, afecta en mayor proporcin al
colectivo de mujeres. De ah que se deba
avanzar en el sentido de una pensin no
contributiva igual a la pensin mnima
del sistema contributivo.
Por otro lado, el incremento de la cuanta
de las pensiones de viudedad (mayori-
tariamente percibidas por mujeres ma-
yores), ha supuesto en los ltimos aos
hasta un 60% para titulares con cargas
familiares y mayores de 60 aos.
No obstante, la realidad nos indica una
pensin media de 55504 euros a nivel
nacional y de 53138 euros en Andaluca.
Dichas cuantas son objetivamente insu-
fcientes si no se perciben otros ingresos
(rentas salariales o de capital, otras pen-
siones) compatibles legalmente con la
pensin de viudedad.
En la ltima reforma (con entrada en vigor
el 1-1-2008) se ha establecido el acceso
a la pensin por parte de las parejas de
hecho, con acreditacin de convivencia
y de previa dependencia econmica,
superando elementos discriminatorios
que subsistan en la regulacin de la
prestacin.
Adems, est prevista la continuacin
del dilogo social para permitir nuevas
reformas sobre la pensin de viudedad.
El camino est abierto.
La pensin de viudedad es compatible
con la percepcin de otras rentas, pero al
mismo tiempo su cuanta media es escasa
para una vida digna, a pesar del esfuerzo
econmico de garanta de mnimos.
Por ello, parece conveniente una reforma
en profundidad de la pensin.
As, estimamos que, por parte de las
Administraciones competentes, se tienda,
de acuerdo con las disponibilidades
presupuestarias a:
6
.- Igualar progresivamente, por
motivos de justicia social y no dis-
criminacin, el importe de la pen-
sin mnima que garantiza el Sistema
Contributivo con la pensin No Contribu-
tiva, as como acometer una reforma en
profundidad de la pensin de viudedad.
Para ello:
El sistema debe converger hacia una
progresin econmica sustancial para la
pensin de viudedad, sin por ello menos-
cabar el equilibrio fnanciero del Sistema,
La mejora de las pensiones mnimas
ha consumido, sin duda, el mayor
incremento de recursos pblicos en
los ltimos aos
152
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
02
cuestin fundamental para garanta de
la seguridad econmica de las personas
mayores.
Se propone la elevacin de la proteccin
en la viudedad de casos de necesidad,
unidos a rentas perdidas con el falleci-
miento. En esa lnea, se debe potenciar la
parte de prestacin no contributiva, con
complementos a mnimos ms elevados,
hasta llegar al mnimo de jubilacin.
Por otro lado, en el supuesto de percep-
cin de otras rentas o de convivencias
previas breves, se podra respetar la pres-
tacin con carcter no vitalicio.Tambin
se podra vincular el importe de la pen-
sin de viudedad a la menor o mayor du-
racin del disfrute comn de la pensin
de jubilacin del fallecido.
3.1.3.- Pensin de jubilacin y la
prolongacin de la vida activa
La pensin de jubilacin supone el 85%
del gasto en prestaciones econmicas
contributivas. Espaa cuenta con una
de las tasas de esperanza de vida ms
alta del mundo. Debemos, adems,
tener en cuenta que en el ao 1919
(primeras pensiones de jubilacin) la
esperanza de vida se situaba en 39 aos
para los hombres y 41 para las mujeres.
No obstante, la edad legal de jubilacin
ordinaria se mantiene en los 65 aos.
Con esta situacin, la tendencia debera
ir hacia modifcar la jubilacin desde la
estimulacin de edades tempranas de
jubilacin hacia una jubilacin ms tarda,
siempre respetando la voluntariedad
del acceso a la jubilacin a partir de los
65 aos legales, edad, que en nuestra
opinin, debe seguir siendo referencia
para una jubilacin voluntaria.
La ltima reforma de nuestro sistema
de pensiones ha ido encaminada
hacia la jubilacin fexible o a la carta,
incentivando la voluntaria prolongacin
de la vida activa laboral, si se entiende
por el trabajador como una forma de
envejecimiento activo.
En el otro fel de la balanza, nos encon-
tramos con la prctica establecida en la
negociacin colectiva en Espaa de esta-
blecer jubilacin forzosa a los 65 aos.
La edad de jubilacin media est situada
en los 63,66 aos. Adems, existen
mecanismos legales que obligan al retiro
laboral sin tener en cuenta la voluntad
de continuar en una vida activa laboral,
sobre todo en aquellas profesiones
donde el envejecimiento es compatible
con la actividad laboral plena o parcial.
As, estimamos que, por parte de las
Administraciones competentes, se tienda a:
7
.- Introducir mecanismos restric-
tivos para limitar al mximo la ju-
bilacin forzosa, sobre todo en
actividades compatibles con la edad, en
las que, adems, los aos de experiencia
153 LBEA
Captulo
02
pueden ser una ventaja laboral y social.
En esa lnea proponemos un aumento de
los estmulos econmicos a la jubilacin
parcial a partir de los 65 aos, como me-
canismo productor de un envejecimien-
to activo laboral, compatibilizando el tra-
bajo parcial de la experiencia con el ocio
activo.
3.1.4.- Mejora de la cuanta pensio-
nes no contributivas de la seguridad
social
Segn se desprende de los datos
estadsticos publicados por el IMSERSO
y referidos al ao 2008, perciben una
pensin no contributiva de la Seguridad
social, en alguna de sus modalidades de
jubilacin o Invalidez, cerca de 106.000
andaluces y andaluzas, en una cuanta
mensual promedio de 313,38 euros,
siendo el importe mximo en el citado
ao 2008 de 328,44 euros/mes.
A estas prestaciones econmicas de
naturaleza no contributiva acceden
aquellas personas que carecen de
recursos sufcientes para atender sus
necesidades bsicas, aunque no hayan
cotizado nunca a la Seguridad Social o
lo hayan hecho insufcientemente para
tener derecho a una pensin contributiva
de la Seguridad Social.
Estas pensiones no contributivas vienen
siendo anualmente actualizadas en su
cuanta de acuerdo con la evolucin
del IPC, si bien se mantienen entre las
ms bajas del Sistema de la Seguridad
Social y muy por debajo de las pensiones
contributivas de similar modalidad, y ello
a pesar de estar dirigidas a personas en
situacin de estado de necesidad, en
cuanto que para ser persona benefciaria
es requisito acreditar la insufciencia de
recursos econmicos objetivado en un
limite de ingresos equivalente al importe
de la pensin e incluso si la persona
benefciaria esta integrada en una unidad
de convivencia se tiene en cuenta los
ingresos de los miembros de la misma.
Sera por tanto deseable que por parte
de la Administracin del Estado, como
rgano competente, se abordara una
subida progresiva de la cuanta de la
pensin no contributiva, con incrementos
anuales por encima del IPC, que debera
ser considerado como un mnimo y
no como un tope que impida mejoras
superiores al coste de la vida. Con ello,
el objetivo fnal debe ser equiparar en
periodo de no ms de cinco aos la
cuanta de la pensin al importe del
salario mnimo interprofesional.
As, estimamos que, por parte de las Ad-
ministraciones competentes, se tienda,
de acuerdo con las disponibilidades pre-
supuestarias a:
8
.- Que las pensiones no contributi-
vas de la Seguridad Social experi-
menten en su cuanta incrementos
anuales por encima del IPC, con el fn de
producir una mejora sustancial en el po-
154
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
02
der adquisitivo de las personas benefcia-
rias de la misma, de modo que en el plazo
de cinco aos alcance el 100 por ciento
del importe del salario mnimo interpro-
fesional.
3.1.5.- Medidas de reduccin del gasto
Para aquellas personas que perciben
como nico ingreso una pensin con im-
porte mnimo, resulta muy benefcioso
la adopcin por parte de la Administra-
cin Pblica de medidas que conlleven
una reduccin de su gasto. As el Real
Decreto-Ley 6/2009 de 30 de abril, por el
que se adoptan determinadas medidas
en el sector energtico, instaura el deno-
minado bono social como mecanismo
adicional de proteccin para colectivo
de personas vulnerables y, entre ellos, a
favor de los pensionistas mayores de 60
aos de jubilacin, invalidez o viudedad
contributiva que perciban la pensin con
complemento por mnimo, para los pen-
sionistas del Seguro Obligatorio de Vejez
e Invalidez, y para los pensionistas no
contributivos de jubilacin e Invalidez, y
que en defnitiva implica un descuento
para estos consumidores en las cuotas de
energa elctrica aplicar por las empresas
del Sector. Asimismo la Compaa Tele-
fnica Espaa ha implantado el abono
social para las personas mayores de 64
aos o pensionistas de incapacidad per-
manente absoluta que tengan ingresos
inferiores al 110 por ciento del IPREM, y
que le supone una reduccin del gasto al
contratar la lnea del 70 por ciento y del
95 por ciento en la cuota mensual.
Sera muy positivo no solo la consolida-
cin y mejora de estas medidas, con au-
mento de la reduccin del gasto para los
pensionistas con escasos ingresos, sino
tambin su extensin al consumo de
otras energas del hogar, como el gas y el
agua y a otros servicios como conexin a
Internet.
As, proponemos :
9
.- Que se consoliden las medidas de
reduccin del gasto como el bono
social en el consumo de electricidad
y se extiendan a otras energas como el
gas y el agua de uso domstico y a otros
servicios como Internet.
155 LBEA
Captulo
02
Total pensiones Jubilacin Viudedad Otras clases
Pensiones
en vigor
Pensin
media
mensual
()
Pensiones
en vigor
Pensin
media
mensual
()
Pensiones
en vigor
Pensin
media
mensual
()
Pensiones
en vigor
Pensin
media
mensual
()
ANDALUCA 1.329.316 662,3 704.057 746,7 363.328 506,2 261.931 652,25
Almera 88.564 580,2 50.317 651,4 25.684 450,1 12.563 561,2
Cdiz 175.687 742 84.652 856,9 51.393 554,4 39.642 739,7
Crdoba 156.999 609,8 93.335 682,6 41.877 470,3 21.787 566,3
Granada 167.320 623,4 92.659 690 43.150 471,5 31.511 635,3
Huelva 84.143 686,5 43.223 799,8 24.073 528,4 16.847 621,5
Jan 127.216 619,2 69.490 691,5 35.810 496,2 21.916 591,2
Mlaga 214.281 679,9 110.660 757,6 57.888 503,9 45.733 714,5
Sevilla 315.106 686,9 159.721 790,6 83.453 529 71.932 639,6
ESPAA 8.359.370 718,8 4.917.809 813,5 2.243.411 528,8 1.198.150 686
Porcentajes con respecto al conjunto de Espaa
ANDALUCA 15,9 92,1 14,3 91,8 16,2 95,7 21,9 95,1
Almera 1,1 80,7 1 80,1 1,1 85,1 1 81,8
Cdiz 2,1 103,2 1,7 105,3 2,3 104,9 3,3 107,8
Crdoba 1,9 84,8 1,9 83,9 1,9 88,9 1,8 82,5
Granada 2 86,7 1,9 84,8 1,9 89,2 2,6 92,6
Huelva 1 95,5 0,9 98,3 1,1 99,9 1,4 90,6
Jan 1,5 86,1 1,4 85 1,6 93,8 1,8 86,2
Mlaga 2,6 94,6 2,3 93,1 2,6 95,3 3,8 104,2
Sevilla 3,8 95,6 3,2 97,2 3,7 100,1 6 93,2
Fuente: INSS, Estadsticas. Pensiones y Pensionistas. Pensiones contributivas en vigor (http://www.seg-social.es\ consulta en junio
de 2008.

3.1.6.- Anexo de estadstica
PENSIONES CONTRIBUTIVAS DE LA SEGURIDAD SOCIAL. PENSIONES EN VIGOR Y
PENSIN MEDIA MENSUAL () POR CLASE DE PRESTACIN, 1 DE MAYO DE 2008
156
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
02
Fuente: INSS, Estadsticas. Pensiones y Pensionistas. Pensiones contributivas en vigor
(http://www.seg-social.es\ consulta en junio de 2008.
157 LBEA
Captulo
02
Jubilacin Invalidez Total
Pensiones
en vigor
Importe
medio
mensual
Pensiones
en vigor
Importe
medio
mensual
Pensiones
en vigor
Importe
medio
mensual
ANDALUCA 60.436 308,1 46.036 352,7 106.472 327,4
Almera 3.803 307,4 2.914 352,9 6.717 327,2
Cdiz 9.801 309,2 9.533 348,4 19.334 328,5
Crdoba 5.822 308 4.056 359,9 9.878 329,3
Granada 5.098 306,2 4.625 357,8 9.723 330,7
Huelva 3.872 315,4 3.291 345,1 7.163 329,1
Jan 4.876 308,9 2.845 347,4 7.721 323,1
Mlaga 12.869 311,5 9.056 348,8 21.925 326,9
Sevilla 14.295 302,7 9.716 359,3 24.011 325,6
ESPAA 265.738 308,8 199.766 350,7 465.504 326,8
Porcentajes con respecto al total de Espaa
ANDALUCA 15,9 92,1 14,3 91,8 16,2 95,7
Almera 1,1 80,7 1 80,1 1,1 85,1
Cdiz 2,1 103,2 1,7 105,3 2,3 104,9
Crdoba 1,9 84,8 1,9 83,9 1,9 88,9
Granada 2 86,7 1,9 84,8 1,9 89,2
Huelva 1 95,5 0,9 98,3 1,1 99,9
Jan 1,5 86,1 1,4 85 1,6 93,8
Mlaga 2,6 94,6 2,3 93,1 2,6 95,3
Sevilla 3,8 95,6 3,2 97,2 3,7 100,1
Fuente: INSS, Estadsticas. Pensiones y Pensionistas. Pensiones contributivas en vigor
(http://www.seg-social.es\ consulta en junio de 2008.

158
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
02
Total pensiones Jubilacin Viudedad Otras clases
Pensiones
en vigor
Pensin
media
mensual
()
Pensiones
en vigor
Pensin
media
mensual
()
Pensiones
en vigor
Pensin
media
mensual
()
Pensiones
en vigor
Pensin
media
mensual
()
ANDALUCA 672.906 811,9 337.392 968,6 193.942 575,7 141.572 761,8
Almera 35.812 738,2 19.379 871,7 10.629 533,4 5.804 667,2
Cdiz 103.265 847,7 47.637 1.029,6 31.620 607,4 24.008 803,2
Crdoba 66.003 785,2 36.375 933 19.390 563,9 10.238 679,2
Granada 68.447 809 35.506 953 18.855 559,4 14.086 779,9
Huelva 41.074 836,4 20.723 1.025,4 12.404 587,7 7.947 731,9
Jan 58.485 756,4 32.106 867 16.162 564,1 10.217 712,9
Mlaga 123.685 806,4 60.224 947,4 34.314 556,4 29.147 809,5
Sevilla 176.135 833,5 85.442 1.017,7 50.568 589,2 40.125 749,1
ESPAA 4.838.126 860,2 1.019,5 590,9 733.896 765,1
Porcentajes con respecto al conjunto de Espaa
ANDALUCA 13,9 94,4 12,3 95 14,2 97,4 19,3 99,6
Almera 0,7 85,8 0,7 85,5 0,8 90,3 0,8 87,2
Cdiz 2,1 98,5 1,7 101 2,3 102,8 3,3 105
Crdoba 1,4 91,3 1,3 91,5 1,4 95,4 1,4 88,8
Granada 1,4 94 1,3 93,5 1,4 94,7 1,9 101,9
Huelva 0,8 97,2 0,8 100,6 0,9 99,5 1,1 95,7
Jan 1,2 87,9 1,2 85 1,2 95,5 1,4 93,2
Mlaga 2,6 93,7 2,2 92,9 2,5 94,2 4 105,8
Sevilla 3,6 96,9 3,1 99,8 3,7 99,7 5,5 97,9
Fuente: INSS, Estadsticas. Pensiones y Pensionistas. Pensiones contributivas en vigor (http://www.seg-social.es\ consulta en junio
de 2008.

PENSIONES DEL RGIMEN GENERAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL. PENSIONES EN
VIGOR Y PENSIN MEDIA MENSUAL (euros) POR CLASE DE PRESTACIN, 1 DE
MAYO DE 2008
159 LBEA
Captulo
02
Unidades de
Clases Pasivas
Pensionistas Pensiones Importe () Euros/
pensionista
Euros /
pensin
ANDALUCA 97.880 102.574 126.823.061 1.295,7 1.236,4
Almera 6.809 7.174 8.575.101 1.259,4 1.195,3
Cdiz 13.159 13.788 17.189.662 1.306,3 1.246,7
Crdoba 10.663 11.200 13.407.974 1.257,4 1.197,1
Granada 13.781 14.453 18.729.443 1.359,1 1.295,9
Huelva 4.895 5.073 6.062.050 1.238,4 1.195
Jan 7.979 8.291 9.829.217 1.231,9 1.185,5
Mlaga 16.733 17.616 20.782.530 1.242 1.179,8
Sevilla 21.499 22.527 29.008.974 1.349,3 1.287,7
Jerez de la Fra. 2.362 2.452 3.238.109 1.370,9 1.320,6
ESPAA 555.006 588.151 674.479.633 1.215,3 1.146,8
Porcentajes con respecto al total de Espaa
ANDALUCA 17,6 17,4 18,8 106,6 107,8
Almera 1,2 1,2 1,3 103,6 104,2
Cdiz 2,4 2,3 2,5 107,5 108,7
Crdoba 1,9 1,9 2 103,5 104,4
Granada 2,5 2,5 2,8 111,8 113
Huelva 0,9 0,9 0,9 101,9 104,2
Jan 1,4 1,4 1,5 101,4 103,4
Mlaga 3 3 3,1 102,2 102,9
Sevilla 3,9 3,8 4,3 111 112,3
Jerez de la Fra. 0,4 0,4 0,5 112,8 115,2
Fuente: Direccin General de Costes de Personal y Pensiones Pblicas.
Consulta en junio de 2008.

PENSIONES Y PENSIONISTAS DE CLASES PASIVAS, JUNIO 2006
160
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
02
Fuente: MTAS. Boletn de Estadsticas Laborales, junio de 2008.
PENSIONES NO CONTRIBUTIVAS EN VIGOR POR CLASES, 1998 - 1 DE MAYO DE
2008 (medias anuales)
ANDALUCA Total clases Jubilacin Invalidez
1998 98.696 46.559 52.136
1999 103.112 47.731 55.380
2000 105.912 48.723 57.189
2001 108.019 59.620 48.399
2002 109.010 61.134 47.876
2003 109.667 62.320 47.347
2004 110.286 63.012 47.274
2005 109.886 63.015 46.871
2006 109.608 62.804 46.805
2007 108.245 61.590 46.655
2008 (1 de mayo) 106.472 60.436 46.036

161 LBEA
Captulo
02
3.2.- MECANISMOS PRIVADOS DE
PROTECCIN
Al margen de las polticas de pensiones
pblicas ha de potenciarse la informacin
y el uso de mecanismos jurdicos que
pueden permitir o ayudar a las personas
mayores a alcanzar una situacin de
seguridad econmica en una etapa de
la vida en las que las rentas del trabajo
desaparecen.
Las pensiones pblicas no llegan como
norma general a permitir a una persona
que ha cesado en su actividad remune-
rada por alcanzar la edad de jubilacin,
mantener un nivel de vida similar al que
tenan antes de alcanzar dicha edad, por
lo que ser conveniente atender a es-
tas vas. En ocasiones las pensiones son
tan exiguas que no es que no permitan
mantener el nivel de vida anterior, sino
que apenas permiten la supervivencia.
Los problemas se incrementan, como ya
hemos apuntado anteriormente, cuando
nos referimos a pensiones de viudedad.
Las fguras de previsin privadas que
permiten a un mayor obtener prestacio-
nes peridicas al llegar a la jubilacin o
a cierta edad predeterminada son diver-
sas: unas de ellas exigen una previa pre-
paracin durante la vida activa del sujeto,
otras son medio para obtener prestacio-
nes a costa de la transmisin de algn
bien o el gravamen de un inmueble as
la vivienda- y pueden ser usadas sin nece-
sidad de una preparacin previa durante
la vida activa.
Al margen de ello, no hay que olvidar que
el Cdigo Civil contempla la obligacin
legal de alimentos entre parientes, que
permite a un mayor necesitado reclamar
alimentos de sus parientes que estn en
condicin de prestarlos.
3.2.1.- Mecanismos de
ahorro-previsin privados
Las principales medidas que pueden
ayudar a las personas a alcanzar seguri-
dad econmica llegada sea la jubilacin
pero que deben ir preparndose con
anterioridad, al ser de uno u otro modo
instrumentos de ahorro sistemas de
ahorro-previsin privados-, son los que
exponemos a continuacin.
Desde la OCDE* se insta a los pases
miembros a incentivar estos mecanismos
de previsin-privados.
a) Planes de pensiones individuales:
g Los planes de pensiones son fguras
de ahorro fnalista y a largo plazo.
g Se encuentran regulados el Real De-
creto Legislativo 1/2002, de 29 de no-
viembre, por el que se aprueba el Texto
Refundido de la Ley de regulacin de los
planes y fondos de Pensiones y por el
Real Decreto 304/2004, de 20 de febrero,
por el que se aprueba el Reglamento de
planes y fondos de pensiones, normas
que han sufrido una serie de modifcacio-
nes posteriores, fundamentalmente en la
normativa del IRPF.
162
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
02
g Los planes de pensiones defnen el
derecho de las personas, a cuyo favor se
constituyen, a percibir prestaciones eco-
nmicas por jubilacin, supervivencia,
incapacidad permanente, dependen-
cia y fallecimiento, y las obligaciones de
contribucin a los mismos. Los recursos
necesarios para la fnanciacin, cobertu-
ra y efectividad de los planes de pensio-
nes se integrarn en los fondos de pen-
siones, patrimonios creados al exclusivo
objeto de dar cumplimiento a planes de
pensiones, que carecen de personalidad
jurdica, siendo administrados por una
entidad gestora con el concurso de una
entidad depositaria.
g Los planes de pensiones son de consti-
tucin voluntaria. Sus prestaciones no se-
rn, en ningn caso, sustitutivas de aque-
llas a las que se pudiera tener derecho en
el rgimen correspondiente de la Segu-
ridad Social, teniendo, en consecuencia,
carcter privado y complementario o no
de aqullas.
Existen distintos tipos de planes de pen-
siones en atencin a los constituyentes.
Aqu nos interesan de modo particular
los planes de pensiones individuales
plan de pensiones de sistema individual
en los que el constituyente es una enti-
dad fnanciera, y los partcipes personas
fsicas que contratan el plan. Adems de
los planes de individuales existen otras
dos modalidades de planes, los planes
del sistema de empleo, en los que el pro-
motor es una empresa, corporacin o en-
tidad y los empleados son los partcipes
y los planes del sistema asociado, en los
que los promotores son una asociacin,
colectivo, sindicato, etc., y partcipes sus
miembros o asociados.
Como caracteres o notas de los planes
de pensiones podemos apuntar las
siguientes:
g Los planes de pensiones se instru-
mentarn mediante sistemas fnancieros
y actuariales de capitalizacin. En conse-
cuencia, las prestaciones se ajustarn es-
trictamente al clculo derivado de tales
sistemas.
g La contingencia base cubierta es la
jubilacin. Igualmente queda cubierta la
incapacidad -incapacidad laboral total y
permanente para la profesin habitual
o absoluta y permanente para todo tra-
bajo, y la gran invalidez-, la muerte del
partcipe y la dependencia severa o gran
dependencia del partcipe.
g La normativa permite la anticipacin
de la prestacin correspondiente a
jubilacin si las especifcaciones del plan
de pensiones lo prevn, a partir de los 60
aos de edad.
g El plan podr prever la contratacin de
seguros, avales y otras garantas con las
correspondientes entidades fnancieras
para la cobertura de riesgos determina-
dos o el aseguramiento o garanta de las
prestaciones.
163 LBEA
Captulo
02
g Las contribuciones o aportaciones
a un plan de pensiones individual se
realizarn por los partcipes en los
casos y forma que, con respeto a la
normativa, establezca el respectivo plan
de pensiones. En principio, salvo que
otra cosa se pacte existe libertad en el
modo de hacer las aportaciones, sea una
cantidad fja peridica, la cual puede
ser reducida o aumentada cuando se
desee o suspendida, sea aportaciones
nicas. En casos de plan de pensiones
del sistema de empleo las aportaciones
las realizarn las empresas, entidades,
corporaciones en los casos de pensiones
del sistema asociado, los partcipes, es
decir, los asociados o miembros de la
entidad promotora.
g Existen lmites anuales a la aportacin
de un plan de pensiones.
g Se pueden hacer aportaciones a
nombre del cnyuge
g Constituyen derechos consolidados
por los partcipes de un plan de
pensiones los siguientes: En los planes
de pensiones de aportacin defnida,
la cuota parte que corresponde al
partcipe, determinada en funcin de
las aportaciones, rendimientos y gastos.
En los planes de prestacin defnida, la
reserva que le corresponda de acuerdo
con el sistema actuarial utilizado.
Si bien una nota de los planes de
pensiones es la iliquidez, de modo que no
se puede rescatar lo aportado al mismo
hasta el momento del acaecimiento de
las contingencias cubiertas, no obstante,
la normativa prev como supuestos
excepcionales de liquidez que los
derechos consolidados en los planes de
pensiones puedan hacerse efectivos en
su totalidad o en parte en los supuestos
de enfermedad grave o desempleo de
larga duracin (dada la situacin de crisis
econmica por RD 1299/2009, de 31 de
julio) se ha fexibilizado los requisitos de
ste .
El partcipe o el benefciario puede,
cuando lo desee, traspasar sus derechos
consolidados a otro u otros planes de
pensiones individuales (PPI) o a uno o
varios planes de previsin asegurados
(PPA).Igualmente derechos consolidados
en los planes de pensiones del sistema
asociado podrn movilizarse a otro plan
o planes de pensiones, o a uno o varios
planes de previsin asegurados.
Los derechos consolidados del partcipe
en un plan de pensiones no podrn
ser objeto de embargo, traba judicial o
administrativa, hasta el momento en que
se cause el derecho a la prestacin o en
que se hagan efectivos en los supuestos
de enfermedad grave o desempleo de
larga duracin.
La cuanta a obtener en su momento en
un plan de pensiones es indeterminada
a priori, pues depender de la marcha y
rendimientos obtenidos por la gestora
164
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
02
del fondo en que se integra hay Planes
conservadores que slo invierten en
renta fja y planes arriesgados, que casi
en su totalidad slo lo hacen en renta
variable, y planes con inversiones mixtas
en distintos porcentajes-.
Algunas entidades bancarias ha ofrecido
planes de pensiones garantizados en
los que las mismas comercializadoras-
garantizan al ahorrador la percepcin
de una cantidad: garantizan el capital
invertido a vencimiento, es decir, al fnal
de la vida del producto, y adems la
entidad bancaria se ofrece a satisfacer
un tipo de inters sea fjo sea variable-
la entidad bancaria se compromete a
reembolsarnos la rentabilidad pactada
sin tener en cuenta la coyuntura del
mercado. Por ello el dinero del ahorrador
no corre ningn riesgo siempre que se
mantenga hasta vencimiento.
g Una persona puede tener varios pla-
nes de pensiones personales y de esta
forma combinar las ventajas econmicas
de unos planes conservadores y de otros
agresivos. Igualmente se pueden simul-
tanear planes personales, de empleo o
asociados.
g Se puede cobrar a eleccin del
perceptor: en forma de capital -cuanta
a tanto alzado-, en forma de renta
peridica, temporal o vitalicia, en forma
mixta -una cantidad a tanto alzado y el
resto en forma de renta-, bien en pagos
no peridicos, siempre que se respeten
los lmites cuantitativos anuales en las
aportaciones.
g Se trata de una fgura impulsada desde
el poder pblico mediante una serie
de benefcios fscales que afectan a las
aportaciones al plan de pensiones.
Las aportaciones que se hacen al plan re-
ducen la base imponible en el IRPF. Como
antes vimos hay lmites mximos cuanti-
tativos a las aportaciones anuales al plan.
Como lmite mximo conjunto para las
reducciones previstas en los apartados
1, 2, 3, 4 y 5 del artculo 51 de esta Ley,
-aportaciones o contribuciones a los pla-
nes de planes de pensiones individuales
y algunas aportaciones del promotor en
planes de pensiones de empleo-, a las mu-
tualidades de previsin social, a los pla-
nes de previsin asegurados (PPA), a los
planes de previsin social empresarial y a
las primas satisfechas a los seguros priva-
dos que cubran exclusivamente el riesgo
de la dependencia severa-, se aplicar la
menor de las cantidades siguientes: a) El
30 por 100 de la suma de los rendimien-
tos netos del trabajo y de actividades
econmicas percibidos individualmente
en el ejercicio. Este porcentaje ser del 50
por 100 para contribuyentes mayores de
50 aos; b) 10.000 euros anuales. No obs-
tante, en el caso de contribuyentes ma-
yores de 50 aos la cuanta anterior ser
de 12.500 euros.
Las prestaciones obtenidas del plan, tie-
nen la consideracin de rendimiento del
trabajo, y tributan de esta forma, inte-
grndose en la base imponible del IRPF
del perceptor.
165 LBEA
Captulo
02
b) Planes de previsin asegurados (PPA).
Los Planes de Previsin Asegurados son
un instrumento de ahorro de carcter
privado cuyo objetivo es complementar
las prestaciones de la Seguridad Social.
Se trata de un seguro de vida ahorro
funciona con criterios actuariales- en
el que las prestaciones se reciben en
el momento de la jubilacin, con una
rentabilidad asegurada y con las mismas
ventajas fscales que los planes de
pensiones individuales.
Se regulan de modo particular en la Ley
35/2006, de 28 de noviembre, del Im-
puesto sobre la Renta de las Personas F-
sicas, en el RD 439/2007, de 30 de marzo,
por el que se aprueba el Reglamento del
IRPF y en la Resolucin de 20 de octubre
de 2008, de la Direccin General de Segu-
ros y Fondos de Pensiones, sobre obliga-
ciones de informacin de las entidades
aseguradoras que comercialicen Planes
de Previsin Asegurados.
Como notas o caracteres de este producto
podemos sealar:
g Sus caractersticas fscales, contingen-
cias, iliquidez, lmites de aportaciones y
prestaciones son iguales a las de los pla-
nes de pensiones.
g Su rentabilidad, al ser un seguro, est
garantizada. Los PPA tienen carcter de
seguro, lo que obliga a las entidades a
garantizar un tipo de inters mnimo has-
ta su vencimiento. Podrn ofrecer reva-
lorizaciones adicionales vinculadas a la
propia gestin del patrimonio del seguro
y a los resultados de la compaa. Esta es
precisamente la diferencia fundamental
entre los PPA y los Planes de Pensiones.
g El tomador persona que contrata el
seguro-, deber ser tambin el asegura-
do -la persona expuesta a los riesgos cu-
biertos- y el benefciario -quien percibir
la prestacin contemplada en el seguro-.
En el caso de fallecimiento el benefciario
ser el designado.
g Slo se admiten como seguros indivi-
duales, no como colectivos.
g Los PPA tendrn como cobertura prin-
cipal la jubilacin, pero podrn cubrir,
como los planes de pensiones, adicional-
mente las contingencias de incapacidad
e invalidez laboral, fallecimiento y depen-
dencia severa o gran dependencia. Si se
contratan estas garantas complementa-
rias las mismas se calculan mediante m-
todos actuariales y suponen, por lo tanto,
el compromiso de pago de una deter-
minada indemnizacin por el contrario
en los planes de pensiones individuales,
el dinero que se recibe en caso de falle-
cimiento e invalidez depende del ahorro
que se haya acumulado hasta el momen-
to de producirse el evento sin otras canti-
dades adicionales.
g Son productos que no tienen liquidez
hasta la jubilacin, en principio no se
permite la disposicin anticipada, no se
166
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
02
puede rescatar el ahorro a voluntad del
sujeto ello a diferencia de otros seguros
de vida-. No obstante, de igual modo a
como ocurre con los planes de pensio-
nes, excepcionalmente existen supuestos
en los que se puede disponer anticipada-
mente del capital acumulado, como son
enfermedad grave y desempleo de larga
duracin. El vencimiento del PPA se esta-
blece en el momento en que el asegura-
do alcance la edad de jubilacin prevista,
por defecto 65 aos, o antes si se comu-
nicara alguna de las otras contingencias
cubiertas por la pliza.
g Es un producto que permite fexibili-
dad en plazos y aportaciones, pudiendo
suspenderse el pago de las primas y re-
habilitarlas de nuevo en cualquier mo-
mento. Se podr cesar en el pago de las
aportaciones continuando el asegura-
miento hasta el vencimiento del contra-
to. Se continuarn abonando los intere-
ses producidos por el Fondo Acumulado
y detrayendo el coste de la prima de ries-
go por fallecimiento.
g El Tomador de un Plan de Previsin
Asegurado podr movilizar la totalidad o
parte de su provisin matemtica a otro
u otros planes de previsin asegurados
de los que sea tomador, o a uno o
varios planes de pensiones del sistema
individual o asociado de los que sea
participe.
g Con periodicidad, al menos trimestral,
el tomador del seguro deber recibir
informacin sobre el valor de los
derechos de los que es titular (provisin
matemtica), y de su valor de mercado.
No resulta aplicable a estos seguros lo
dispuesto por los artculos 97 y 99 de la
Ley 50/1980, de 8 de octubre, de Contrato
de Seguro, relativos a anticipos sobre la
prestacin y cesin o pignoracin de la
pliza.
g Gozan de la misma fscalidad que los
Planes de Pensiones Individuales tanto
en el trato de las primas aportadas como
en el de las prestaciones recibidas. La
normativa tributaria establece unos
lmites anuales de aportacin. Son los
mismos establecidos para los planes
de pensiones. Estos lmites de cantidad
se aplican en conjunto para los PPA, los
planes de pensiones individuales o las
mutualidades de previsin social.
c) La adscripcin a mutualidades de
previsin social.
La adscripcin a mutualidades de previ-
sin social puede ser tambin de inters
respecto a la asistencia y proteccin de
las personas mayores dada la amplitud
del mbito de cobertura de riesgos y de
prestaciones.
Las mutualidades de previsin social
se rigen por el Real Decreto Legislativo
6/2004, de 29 de octubre, por el que se
aprueba el Texto Refundido de la Ley de
ordenacin y supervisin de los seguros
167 LBEA
Captulo
02
privados, debiendo entenderse igual-
mente vigente el Real Decreto 1430/2002,
de 27 de diciembre, por el que se aprue-
ba el Reglamento de mutualidades de
previsin social.
Las mutualidades de previsin social son
entidades aseguradoras que ejercen una
modalidad aseguradora de carcter vo-
luntario complementaria al sistema de
Seguridad Social obligatoria, mediante
aportaciones a prima fja o variable de los
mutualistas, personas fsicas o jurdicas, o
de otras entidades o personas protecto-
ras. Adems de lo dicho, las mutualidades
de previsin social podrn ser alternativa
al rgimen obligatorio de seguridad so-
cial de los autnomos, como ocurre en
la actualidad con profesionales como
abogados, arquitectos, aparejadores, etc.
Consecuentemente las Mutualidades de
previsin social pueden realizar opera-
ciones de gestin de fondos de pensio-
nes en los trminos de la legislacin que
les es aplicable.
Tienen por objeto necesario satisfacer,
bajo la tcnica del contrato de seguros,
determinadas prestaciones, aunque tam-
bin se les permite, previa autorizacin,
otorgar otras prestaciones, llamadas so-
ciales sin estar sujetas a la tcnica actua-
rial propia de los seguros. Son por ello,
en primer lugar, entidades aseguradoras
pero se diferencian de otras en que tie-
nen el rasgo peculiar de no tener nimo
de lucro careciendo, en consecuencia, de
socios de capital, por lo que todos sus be-
nefcios deben repercutir en los mutua-
listas y benefciarios.
Las mutualidades de previsin social pue-
den ser de dos tipos segn el rgimen de
las aportaciones que reciban: a prima fja
o a prima variable.
En la previsin de riesgos sobre las perso-
nas, las contingencias que pueden cubrir
son las de jubilacin y muerte -viudedad,
orfandad- y garantizarn prestaciones
econmicas en forma de capital o renta.
Asimismo, podrn otorgar prestaciones
por razn de matrimonio, maternidad, hi-
jos. Podrn realizar operaciones de seguro
de accidentes e invalidez para el trabajo,
enfermedad, defensa jurdica y asistencia,
as como prestar ayudas familiares para
subvenir a necesidades motivadas por he-
chos o actos jurdicos que impidan tem-
poralmente el ejercicio de la profesin.
Las prestaciones econmicas que se ga-
ranticen estn sujetas a una serie de l-
mites cuantitativos, ya se perciban bajo
la forma de pensin, ya de la cantidad a
tanto alzado. En la actualidad para con-
cretar los lmites hay que atender a la
Orden EHA/889/2008, de 27 de marzo
de 2008, por la que se actualiza el limi-
te de las prestaciones econmicas de las
mutualidades de previsin social estable-
cido en el apartado 1 del articulo 65 del
texto refundido de la Ley de ordenacin
y supervisin de los seguros privados,
aprobado por Real Decreto Legislativo
6/2004, de 29 de octubre.
168
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
02
Las aportaciones y contribuciones a mu-
tualidades de previsin social reducen
la base imponible del contribuyente en
determinadas condiciones, siempre que
no se supere el 30 % de la suma de sus
rendimientos netos de trabajo y de ac-
tividades econmicas. Estos lmites de
cantidad se aplican en conjunto para las
aportaciones o contribuciones a los pla-
nes de planes de pensiones individuales
y algunas aportaciones del promotor
en planes de pensiones de empleo-, a las
mutualidades de previsin social, a los
planes de previsin asegurados (PPA), a
los planes de previsin social empresarial
y a las primas satisfechas a los seguros
privados que cubran exclusivamente el
riesgo de la dependencia severa.
d) Los planes individuales de ahorro
sistemtico (PIAS).
Se trata de un fgura de ahorro-previsin
privado que naci en Ley 35/2006, de 28
de noviembre de reforma del IRPF, bajo
la forma de seguro individual, con impor-
tantes benefcios fscales a la percepcin
de la renta vitalicia que se constituya con
los derechos econmicos procedentes
de los seguros de vida.
Se trata de seguros individuales de vida
en los que el contratante (tomador), ase-
gurado y benefciario es el propio contri-
buyente. Hay que contratarlos con enti-
dades aseguradoras.
Su fnalidad es ir acumulando un capital a
lo largo de un mnimo de diez aos, para,
posteriormente, recibir una renta vitalicia,
compatible con la pensin pblica de
jubilacin, si es que sta existe.
Como notas propias de esta fgura
sealemos las siguientes:
g Son lquidos, aunque con penalizaciones.
g Al ser seguros, ofrecen una rentabilidad
garantizada.
g Su funcionamiento es similar al de los
tradicionales seguros de jubilacin: el ti-
tular va realizado aportaciones peridicas
(mensual, trimestral, semestralmente...)
que se remuneran de acuerdo con un
tipo de inters mnimo por la compaa
aseguradora, y que en la prctica oscilan
entre el 3% y el 5% anual.
g El lmite mximo anual que se puede
aportar a estos planes es de 8.000 euros y,
en cualquier caso, las primas acumuladas
a lo largo de los aos no pueden superar
los 240.000 euros por contribuyente.

g Slo se puede ser titular de un PIAS. Los
planes individuales de ahorro sistemtico
son perfectamente compatibles con otras
inversiones de cara a la jubilacin, como
pueden ser los planes de pensiones.
g Otra de las ventajas de este produc-
to frente a los planes de pensiones es la
posibilidad de recuperar los derechos
169 LBEA
Captulo
02
econmicos acumulados cuando se de-
see. En este caso, y siempre que no hayan
transcurrido diez aos desde su contra-
tacin, el titular perder la ventaja fscal
del producto. Adems, en caso de falleci-
miento del asegurado durante el periodo
de acumulacin, los ahorros no se pier-
den. El benefciario del plan, designado
por el titular del PIAS, recibir el dinero
ahorrado, ms los intereses generados y
un capital adicional.
g Adems de la seguridad que ofrecen,
el aspecto ms interesante de esta fgura
es su fscalidad: pasados 10 aos desde
la primera aportacin y siempre y cuan-
do el particular cobre de forma peridica
la renta vitalicia, las rentas que se pon-
gan de manifesto en el momento de la
constitucin de la renta vitalicia asegu-
rada estn exentas de IRPF -no tributa-
r, por tanto, la diferencia entre el valor
actual actuarial de la renta y la suma de
las primas satisfechas- y la renta vitalicia
que perciba el sujeto tributa como ren-
dimiento del capital mobiliario con unas
importantes reducciones: Si el perceptor
tiene menos de 40 aos, slo tributara
un 40 % de lo que se perciba cada anua-
lidad, un 35 % si tiene entre 40 y 49 aos,
un 28 % por ciento si tiene entre 50 y 59
aos, un 24 % si tiene entre 60 y 65 aos,
un 20 % si tiene entre 66 y 69 aos y tan
slo un 8 % si tiene 70 aos o ms. Estos
porcentajes sern los correspondientes a
la edad del rentista en el momento de la
constitucin de la renta y permanecern
constantes durante toda su vigencia.
g En contra de lo que ocurre con los pla-
nes de pensiones o con los PPA, las apor-
taciones a los PIAS no reducen la base im-
ponible en el impuesto sobre la renta.
e) Seguros de supervivencia y seguros
mixtos. En particular, los planes de jubi-
lacin.
Los seguros en los que la compaa ase-
guradora se obliga a satisfacer una deter-
minada prestacin para el caso en que
un sujeto llegue a cierta edad tienen un
especial inters como mecanismo para
poder lograr la seguridad econmica de
una persona llegada una edad madura.
De hecho alguna de las fguras que he-
mos visto con anterioridad tienen la na-
turaleza jurdica de seguros.
Por el seguro de vida, tal y como seala
la Ley 50/1980, de 8 de octubre, de Con-
trato de Seguro, el asegurador se obliga,
mediante el cobro de la prima estipulada
y dentro de los lmites establecidos en la
Ley y en el contrato, a satisfacer al benef-
ciario un capital, una renta u otras presta-
ciones convenidas, en el caso de muerte
o bien de supervivencia del asegurado, o
de ambos eventos conjuntamente Los
seguros de supervivencia son por tanto
aquellos en los que la obligacin del ase-
gurador de pagar la indemnizacin surge
llegado el momento prefjado si sobrevi-
ve el tomador y los mixtos son los que
adems de ello cubren la muerte del to-
mador.
170
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
02
Los seguros que cubren la supervivencia
pueden adoptar diversas modalidades,
de modo que llegado la fecha o edad
fjada, si sobrevive el benefciario cobrar,
segn se haya pactado, una cantidad a
tanto alzado, o una cantidad peridica.
Los llamados planes de jubilacin, no
son sino seguros mixtos, que se comer-
cializan con esta denominacin, y tienen
una serie de caracteres propios por lo que
no deben ser confundidos con los planes
de pensiones:
g Se trata de seguros de mixtos, de su-
pervivencia y de muerte, con un fuerte
componente de ahorro, en los que el ase-
gurador se obliga, a cambio de las primas
pagadas, a asegurar un capital fnal garan-
tizado, tanto en el caso de fallecimiento
como en su caso por otras contingencias
previstas contractualmente, tales como
la jubilacin -o la llegada a una edad de-
terminada- y la invalidez. Las cuantas a
satisfacer pueden variar en funcin de la
contingencia a considerar.
g Son productos que se caracterizan por
su fexibilidad. Libertad en la determina-
cin de la aportacin anual que se com-
promete a pagar el tomador. Libertad en
la determinacin de la duracin inicial del
contrato con independencia de la fecha de
jubilacin del sujeto, por lo que se puede
pactar que el seguro se pague a una edad
concreta independientemente de la ju-
bilacin del tomador. Posibilidad de frac-
cionar el pago y de realizar aportaciones
extraordinarias en cualquier momento.
g A tratarse de seguro es por tanto una
fgura en la que rige la regla de la liquidez:
el tomador tiene derecho al rescate, una
vez pagadas las dos primeras anualidades
de la prima o la que corresponda al
plazo inferior previsto en la pliza podr
ejercitar el derecho de rescate mediante
a la oportuna solicitud, conforme a las
tablas de valores fjadas en la pliza.
g Igualmente el tomador tiene el dere-
cho de reduccin de la pliza.
g En principio, las indemnizaciones de
estos seguros de ahorro se cobran en la
fecha acordada entre la aseguradora y
el cliente, que no tiene por qu coincidir
con la edad de jubilacin, pero se puede
preparar para el cobro suceda a los 65
aos fecha en la que el asegurado espera
jubilarse.
g Los planes de jubilacin pueden ase-
guran un inters mnimo anual.
g Depende de cmo se haya establecido
llegado el momento fjado para el cobro
de la prestacin se podr cobrar como
prestacin a tanto alzado o como renta
vitalicia.
g Los planes de jubilacin, a diferencia
de los de los planes de pensiones y de las
PPA, no se benefcian de desgravaciones
fscales en las aportaciones. El capital per-
cibido, una vez que concluye el periodo
pactado por el seguro, est considerado
como de rendimiento de capital mobi-
liario a efectos del IRPF, distinguiendo la
171 LBEA
Captulo
02
normativa la forma de tributacin segn se perciba un capital diferido, rentas vita-
licias inmediatas, rentas temporales inmediatas, o rentas diferidas sean vitalicias o
temporales- (art. 25 de la Ley 35/2006, del IRPF).
3.2.2.- Contratos que permiten obtener una renta o atenciones a costa del
patrimonio de la persona mayor, en especial de la vivienda en propiedad
La cultura de la propiedad que ha imperado en nuestro pas, ha trado consigo
que un signifcativo nmero de personas mayores tengan su vivienda en rgi-
men de propiedad totalmente pagada. Ello determina que las personas mayores
dispongan de un importante activo que les permita incrementar su renta disponible
a travs de diversos mecanismos de licuacin de su patrimonio. Sin embargo, el efec-
to gravitatorio de otra cultura-sta de fuerte arraigo-, la de la herencia ,hace que los
mecanismos que ahora analizaremos no hayan terminado de despegar. Como sea-
lan Mascarilla, Costa y Gil (2008: 36) este esquema, en una sociedad en que los servicios
de atencin al mayor dependiente eran ofrecidos dentro del entorno familiar, tena una
racionalidad evidente, ya que la vivienda en herencia se presentaba como un reembolso
implcito de los servicios ofrecidos por cuidadores informales .
172
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
02
Actividades reales de los hogares segn la edad del cabeza de familia, 2005
Algn
activo
Activos reales
Algn activo
real
Vivienda
principal
Otras
propiedades
inmobiliarias
Negocios por
trabajo por
cuenta propia
Joyas, obras de
arte,
antigedades
Hogares que disponen del activo (%)
Todos los
hogares
99,1 87,4 81,3 34,5 11,1 19,3
Menores de 35
aos
98,1 72,2 62,1 17,0 9,1 17,2
De 35 a 44
aos
98,9 85,7 79,4 27,5 11,8 18,0
De 45 a 54
aos
99,0 91,5 84,7 42,3 20,3 22,9
De 55 a 64
aos
99,7 94,1 89,2 49,5 13,9 21,6
De 65 a 74
aos
99,5 92,2 88,4 39,0 4,4 20,7
De 75 o ms
aos
99,1 87,4 83,7 28,6 1,2 12,6
Valor mediano del activo para los hogares que lo poseen (miles de euros)
Todos los
hogares
204,3 210,4 180,3 103,1 60,5 2,7
Menores de 35
aos
145,1 180,3 180,3 67,4 55,8 1,8
De 35 a 44
aos
212,4 218,3 192,2 104,6 42,0 1,8
De 45 a 54
aos
249,5 241,3 210,4 107,7 114,2 3,0
De 55 a 65
aos
254,1 244,2 181,5 141,5 50,4 3,0
De 65 a 74
aos
189,3 180,7 156 77,0 38,0 2,5
De 75 o ms
aos
135,8 150,2 125,1 90,2 11,4 1,8
(1) Cabeza de familia: persona de referencia designada por el hogar a efectos de responder la encuesta si es hombre, o su pareja si la persona
de referencia es una mujer pero su pareja vive en el hogar.
Fuenta: Banco de Espaa (2007): Encuesta Financiera de las Familias 2005: mtodos, resultados, cambios entre 2002 y 2005. Boletn Estadstica
del Banco de Espaa, n 7.
173 LBEA
Captulo
02
Los datos estadsticos nos indican que
ms del 80% de las personas mayores
de 65 aos son propietarias de la
vivienda habitual.
Por ello, con independencia de los meca-
nismos fnancieros y aseguradores vistos
la persona mayor que llega a su jubilacin
con un patrimonio, con algn bien espe-
cialmente valioso, en particular su vivien-
da en propiedad, tiene a su disposicin
ciertas modalidades contractuales que le
permiten rentabilizar dicho patrimonio
y obtener, sea mediante su transmisin,
sea mediante su gravamen, prestaciones
peridicas que le ayudarn en su vida.
a) El contrato de renta vitalicia
Tal y como seala el Cdigo Civil en su
art. 1802 El contrato aleatorio de renta
vitalicia obliga al deudor a pagar una
pensin o rdito anual durante la vida de
una o ms personas determinadas por un
capital en bienes muebles o inmuebles,
cuyo dominio se le transfere desde luego
con la carga de la pensin.
As pues es una va hbil para que personas
mayores encuentren un complemento a
sus pensiones, mediante el mecanismo
de transmitir a una persona -sea un
particular o una entidad fnanciera- un
bien o bienes determinados, en particular
un bien inmueble. A cambio de ello el
adquirente del capital queda obligado
a pagar una pensin vitalicia peridica,
con la periodicidad pactada, que le ayude
a alcanzar una seguridad econmica
necesaria para su vida.
Se trata de un contrato aleatorio, pues su
duracin depender de la vida mdulo,
que normalmente ser la del benefciario,
pudiendo ser la de otra u otras personas.
En aquellos casos frecuentes en los que
el nico bien de valor titularidad de la
persona mayor -o la pareja de mayores-
sea el inmueble que constituye la
vivienda cabe la posibilidad de cesin
del mismo con reserva de un derecho de
habitacin hasta su fallecimiento, por lo
que si bien esa o esas personas perderan
la propiedad del inmueble, percibiran
durante toda su vida una pensin
peridica y conservaran mediante el
derecho real de habitacin -inscribible
en el Registro de la Propiedad- el derecho
a seguir ocupando el inmueble hasta su
fallecimiento.
b) El contrato de alimentos
El contrato de alimentos ha sido introdu-
cido en el Cdigo Civil con la Ley 41/2003,
de 18 de Noviembre de proteccin patri-
monial de las personas con discapacidad
y de modifcacin del Cdigo Civil, tipif-
cando de este modo un contrato conoci-
do en la prctica jurdica con la denomi-
nacin de contrato de vitalicio.
Representa un mecanismo jurdico
privado por medio del cual una persona
puede procurarse cuidados y atenciones
a cambio de la transmisin de un capital.
174
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
02
El contrato de alimentos es aquel por
el que una de las partes alimentante o
alimentantes- se obliga a proporcionar
vivienda, manutencin y asistencia de
todo tipo a una o varias personas durante
su vida alimentista o alimentistas-, a
cambio de la transmisin de un capital
en cualquier clase de bienes y derechos.
Se trata de un contrato autnomo e
independiente del contrato de renta
vitalicia, con el que ciertamente guarda
alguna relacin. Mientras que en el
contrato de renta vitalicia el benefciario lo
que obtiene es el derecho de percibir una
renta o pensin peridica, el contrato de
alimentos tiene un contenido complejo
ms amplio, con prestaciones mixtas
de dar y hacer, tiene un claro carcter
asistencial. Cabe sealar otra diferencia:
la vida mdulo contemplada en el
contrato de vitalicio necesariamente ha
de ser la del alimentista, mientras que
en el contrato de renta vitalicia puede
contemplarse la de cualquier persona.
Por el contenido de las prestaciones
el contrato tiene un fuerte contenido
personalsimo. De producirse la muerte
del obligado a prestar los alimentos o de
concurrir cualquier circunstancia grave
que impida la pacfca convivencia de las
partes, cualquiera de ellas podr pedir que
la prestacin de alimentos convenida se
pague mediante la pensin actualizable
a satisfacer por plazos anticipados que
para esos eventos hubiere sido prevista
en el contrato o, de no haber sido prevista,
mediante la que se fje judicialmente.
El contrato se extingue por diversas causas
entre ellas la muerte del alimentista.
c) Hipoteca inversa
Se le denomina hipoteca inversa -del
ingls inverse mortgage- porque se
trata de una hipoteca que funciona
de un modo contrario a la tradicional
hipoteca. La hipoteca que podemos
llamar tradicional o normal -sin perjuicio
de que pueda emplearse para otras
fnalidades- es aquella que garantiza un
prstamo que se solicita para adquirir
la propia vivienda sobre la que se hace
recaer la hipoteca, como derecho real de
garanta. En la hipoteca inversa las cosas
funcionan de forma diversa. Se parte de
una vivienda en propiedad. El propietario
solicita un prstamo o un crdito al banco
el cual le es satisfecho peridicamente
como si de una renta vitalicia se tratase-
o bien de un modo nico, prstamo o
crdito que es garantizado con la hipoteca
que pasa a gravar la propia vivienda
del prestatario. Al fallecimiento del
propietario de la vivienda sus herederos
o bien hacen frente al pago de lo debido
por el prstamo sealado -capital e
intereses- a la entidad fnanciera o en
otro caso la entidad bancaria proceder a
la ejecucin de la hipoteca, lo que supone
la venta del inmueble para satisfacer la
deuda, quedando el remanente, si es que
lo hay, en la herencia del difunto.
Se trata de una fgura reclamada por
la doctrina y que fnalmente ha sido
regulada en la Disposicin Adicional
175 LBEA
Captulo
02
Primera de la Ley 41/2007, de 7 de
diciembre, por la que se modifca la Ley
2/1981, de 25 de marzo, de Regulacin
del Mercado Hipotecario y otras normas
del sistema hipotecario y fnanciero, de
regulacin de las hipotecas inversas y el
seguro de dependencia y por la que se
establece determinada norma tributaria.
La regulacin normativa distingue las
hipotecas inversas constituidas sobre la
vivienda habitual por personas mayores
o dependientes, de las constituidas
sobre otros inmuebles y/o por personas
diversas de las sealadas, para benefciar
a las primeras con benefcios fscales y
en los aranceles notariales y registrales-
como mecanismo que pueda asegurar
una percepcin de rentas a personas
mayores, mxime si tenemos en cuenta
que en muchas ocasiones en la vida
diaria el nico inmueble con que cuentan
las personas mayores es su vivienda
habitual, fruto del esfuerzo y trabajo de
toda una vida.
La hipoteca inversa a la que la Ley
41/2007 ampara y busca favorecer es la
que se refere a un prstamo o crdito
garantizado mediante hipoteca sobre un
bien inmueble que constituya la vivienda
habitual del solicitante, siempre que
cumplan los siguientes requisitos: que
el solicitante y los benefciarios que
este pueda designar sean personas de
edad igual o superior a los 65 aos o
afectadas de dependencia severa o gran
dependencia, que el deudor disponga
del importe del prstamo o crdito
mediante disposiciones peridicas o
nicas, que la deuda slo sea exigible
por el acreedor y la garanta ejecutable
cuando fallezca el prestatario o, si as se
estipula en el contrato, cuando fallezca
el ltimo de los benefciarios y que la
vivienda hipotecada haya sido tasada y
asegurada contra daos.
Estas hipotecas a que se refere esta
disposicin slo podrn ser concedidas
por las entidades de crdito y por las
entidades aseguradoras autorizadas para
operar en Espaa.
En el marco del rgimen de transparencia
y proteccin de la clientela, las entidades
que pueden conceder los prstamos
y crditos garantizados con estas
hipotecas debern suministrar servicios
de asesoramiento independiente a los
solicitantes de este producto, teniendo
en cuenta la situacin fnanciera del
solicitante y los riesgos econmicos
derivados de la suscripcin de este
producto.
Al fallecimiento del deudor hipotecario
sus herederos o, si as se estipula en el
contrato, al fallecimiento del ltimo de
los benefciarios, podrn cancelar el prs-
tamo, en el plazo estipulado, abonando
al acreedor hipotecario la totalidad de
los dbitos vencidos, con sus intereses,
sin que el acreedor pueda exigir com-
pensacin alguna por la cancelacin.
176
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
02
Cuando se extinga el prstamo o crdito
regulado por esta disposicin y los here-
deros del deudor hipotecario decidan no
reembolsar los dbitos vencidos, con sus
intereses, el acreedor slo podr obtener
recobro hasta donde alcancen los bienes
de la herencia.
En caso de que el bien hipotecado haya
sido transmitido voluntariamente por el
deudor hipotecario, el acreedor podr
declarar el vencimiento anticipado del
prstamo o crdito garantizado, salvo
que se proceda a la sustitucin de la
garanta de manera sufciente.
3.2.3.- La obligacin legal de
alimentos entre parientes

Aquella persona que se encuentre en
un estado de necesidad alimentista-,
con independencia de que la edad, tal
y como seala el Cdigo Civil, puede re-
clamar alimentos al cnyuge y a ciertos
parientes que econmicamente tengan
capacidad para atender la peticin ali-
mentantes-.
Se trata de una fgura legal que encuentra
su fundamento en la solidaridad familiar.
Por alimentos hay que entender los
conceptos del art. 142 del Cdigo Civil ,
entre ellos, todo lo que es indispensable
para el sustento, habitacin, vestido y
asistencia mdica.
Los hermanos slo estn obligados a
prestarse recprocamente alimentos res-
tringidos, cuando se necesiten por causa
que no sea imputable al alimentista. Por
alimentos restringidos hay que entender
los auxilios necesarios para la vida, los
auxilios estrictamente indispensables
para colmar las necesidades de la vida
a un nivel mnimo aceptable por la con-
ciencia social.
Los cnyuges, descendientes y ascen-
dientes estn obligados a prestarse re-
cprocamente alimentos amplios. Por
alimentos amplios hay que entender los
alimentos del art. 142 en toda su exten-
sin, la ayuda necesaria para atender
las necesidades de la vida al nivel que
requieran las circunstancias del caso.
Destaquemos pues que los ascendientes
pueden en los casos en que legalmente
se den los presupuestos antes sealados
reclamar alimentos a sus descendientes
-hijos, nietos -.
La cuanta de los alimentos ser propor-
cionada al caudal o medios de quien los
da y a las necesidades de quien los recibe.
Los alimentos se reducirn o aumentarn
proporcionalmente segn el aumento o
disminucin que sufran las necesidades
del alimentista y la fortuna del que hu-
biere de satisfacerlos.
El obligado a prestar alimentos podr
optar por satisfacerlos, o pagando la
pensin que se fje, o recibiendo y man-
teniendo en su propia casa al que tiene
derecho a ellos. Esta eleccin no ser po-
sible en cuanto contradiga la situacin de
177 LBEA
Captulo
02
convivencia determinada para el alimen-
tista por las normas aplicables o por reso-
lucin judicial, o bien, cuando concurra
justa causa que la impida.
El Cdigo Civil regula el supuesto de con-
currencia de una pluralidad de poten-
ciales alimentantes ofreciendo un orden
de prioridades en los sujetos que deben
atender las peticiones y un reparto de
la obligacin con relacin a los sujetos
que se encuentren en el mismo nivel o
rango de prioridad. Igualmente se ocupa
del caso de existencia de una pluralidad
de alimentistas que reclaman alimentos
a un mismo pariente, estableciendo un
orden de preferencia para el cobro si el
alimentista no tuviese medios sufcientes
para atender a todos los reclamantes.
Por ello, se propone:
10
.-Dada la variedad y comple-
jidad de instrumentos que el
ordenamiento jurdico ofre-
ce a las personas mayores para asegurar
su vejez, adicionalmente al sistema de
proteccin pblico , se requiere que se
disponga de una informacin puntual y
comprensible de los mismos al efecto de
que pueda llevarse a cabo una eleccin
adecuada que no reduzca o limite sus de-
rechos. Del mismo modo, se ha de exigir
de forma enrgica una cultura de trans-
parencia a las entidades fnancieras y
aseguradoras sobre estos instrumentos.
4.- SEGURIDAD EN CUANTO
AL ACCESO A LOS SERVICIOS.
PROTECCIN DE DERECHOS
FRENTE A LOS LMITES DEL
ENTORNO. HACIA EL DISEO
UNIVERSAL
4.1.- DATOS ESTADSTICOS
Las personas mayores estn incluidas
dentro del sector de la poblacin que se
encuentra especialmente afectado por
las barreras del entorno. Ello se debe al
progresivo deterioro de sus capacidades
funcionales que se produce, tanto por el
propio proceso de envejecimiento, como
por la aparicin de discapacidades.
Segn los datos aportados por el I Plan
Nacional de Accesibilidad (2004-2012),
un 40% de la poblacin espaola pue-
de considerarse afectada por las pol-
ticas de accesibilidad, considerando la
En 1,2 millones de hogares con
personas con movilidad limitada hay
barreras de acceso en sus edifcios
178
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
02
existencia de tres colectivos implicados:
personas con discapacidades permanen-
tes, personas con discapacidades transi-
torias y personas de edad avanzada. En
concreto, las personas mayores de 65
aos representan el 41% de este colecti-
vo y de ellas, un 32% tiene una discapa-
cidad.
Por otra parte, de acuerdo con la
ltima encuesta sobre discapacidades
elaborada por el Instituto Nacional de
Estadstica (EDAD 2008), de 716.100
personas que en Andaluca presentan
alguna discapacidad, la mayora de ellas
(390.900) tienen una edad superior a 65
aos. Las defciencias osteoarticulares
son predominantes (29%) -de ah que
los problemas de movilidad reducida
sean los ms frecuentes-, seguidas de
las defciencias visuales y auditivas, que
suponen, cada una de ellas, alrededor del
15% de las discapacidades registradas.
Por su parte, las defciencias de orden
psquico o mental representan alrededor
del 13% de las discapacidades.
Esta Encuesta analiza tambin la percep-
cin sobre las barreras del entorno fsico
(edifcios, viales y medios de transporte).
De acuerdo con la misma, el 51,5% de las
personas con discapacidad manifesta
tener difcultad para desenvolverse con
normalidad en su vivienda o edifcio,
especialmente en las escaleras (43,3%)
y cuartos de bao (29,8%). Estas cifras
aumentan a las dos terceras partes en el
grupo de edad de 80 y ms aos. Asimis-
mo, se declara que 305.400 personas han
tenido que cambiar alguna vez su domi-
cilio por motivo de su discapacidad, la
mitad para recibir los cuidados de sus fa-
miliares y la cuarta parte porque encon-
traban barreras de acceso en su domicilio
anterior.
En 1,2 millones de hogares con per-
sonas con movilidad limitada hay ba-
rreras de acceso en sus edifcios, como
escaleras sin rampas o sin plataformas
mviles. Y, al menos la mitad de las per-
sonas con discapacidad declaran encon-
trar una serie de elementos en la calle que
les impide su normal desplazamiento por
la misma. El problema ms importante es
el bordillo de la acera, que crea difculta-
des de movimiento al 38,4% de las per-
sonas, seguido de los obstculos en las
mis-mas (papeleras, farolas, socavones,
estrechez...) que afectan al 36,6%.
Finalmente, un total de 181.000 personas
con discapacidad, que residen en centros,
tienen algn problema de accesibilidad.
El lugar en el que tienen ms difcultades
para desenvolverse es fuera del centro
(61,1% de las personas) y donde menos
difcultades encuentran es en la habita-
cin (37,7%).
El Libro Verde de la Accesibilidad en
Espaa, previo al I Plan Nacional de
Accesibilidad 2004-2012, realiz un
diagnstico del estado de accesibilidad
urbanstica, de la edifcacin y transporte
en nuestro pas, mostrando, en general,
unos niveles de accesibilidad muy
bajos. Como causas de esta situacin, se
sealan, entre otras:
179 LBEA
Captulo
02
g Falta de formacin y desconocimiento
de los/as profesionales de la normativa.
g No consideracin de los requerimientos
de la accesibilidad desde el origen como
uno de los puntos de partida del diseo.
Inexistencia de exigencias de accesibilidad
dentro de la normativa urbanstica o de
la edifcacin.
g Insufciente fnanciacin pblica para
la adaptacin de lo existente.
g Inefcacia de los rganos administra-
tivos responsables del control de la nor-
mativa unida a la no aplicacin de pro-
cedimientos sancionadores en caso de
incumplimientos.
g Falta de coordinacin en la ejecucin
de las actuaciones que rompen la
necesaria cadena de accesibilidad.
g Escasa conciencia social sobre el valor
de la accesibilidad como elemento de
calidad de vida.
4.2.- LA ACCESIBILIDAD
UNIVERSAL
En su relacin con el entorno, las
personas que no se ajustan en sus
capacidades funcionales de movimiento,
percepcin o comprensin a un patrn
comn o estndar, se enfrentan en su
vida cotidiana a las conocidas como
barreras, la cuales les impiden participar
de los bienes y servicios de la sociedad
en igualdad de condiciones con el resto
de la poblacin.
En el caso de las personas de mayor
edad, las consecuencias de estas barre-
ras cobran una especial relevancia, dado
su mayor aislamiento social, la menor
posibilidad de obtener apoyo de terceros
para salvar los obstculos, as como su
mayor vulnerabilidad a adquirir discapa-
cidades en caso de accidentes y cadas.
Las barreras se han clasifcado tradicio-
nalmente teniendo en cuenta el mbito
o espacio en el que se presentan. De esta
manera, Clotilde Amengual , en la publi-
cacin Movilidad reducida y accesibili-
dad (1996), las defne como:
g Barreras arquitectnicas: impedimen-
tos que se presentan en el interior de los
edifcios.
g Barreras urbansticas: impedimentos
que presentan la estructura y mobiliario
urbanos, sitios histricos y espacios no
edifcados de dominio pblico y privado.
g Barreras en el transporte: impedimen-
tos que presentan las unidades de trans-
porte particulares o colectivas (de corta,
media y larga distancia), terrestres, mar-
timas, fuviales o areas.
g Barreras en las telecomunicaciones:
impedimentos o difcultades que se pre-
sentan en la comprensin y captacin de
los mensajes, vocales y no vocales, y en
180
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
02
el uso de los medios tcnicos disponibles
para las personas con distinta clase y gra-
do de discapacidad.
En la ltima dcada en nuestro pas el
concepto de accesibilidad ha evolucio-
nado notablemente tanto en su consi-
deracin social como en su tratamiento
jurdico.
De esta manera, de considerarse exclu-
sivamente como una cuestin relativa al
entorno fsico y a las personas con disca-
pacidad, ha ido amplindose a nuevos
entornos (comunicaciones, productos,
bienes y servicios) y a un mbito de la
poblacin ms extenso, como se ha se-
alado, que incluye a personas sin disca-
pacidad (personas mayores, extranjeras,
mujeres embarazadas...).
Por otra parte, tambin ha cambiado su
consideracin social, ha pasado de ser
un problema individual a entenderse
como un problema colectivo, en el
que el entorno y no exclusivamente la
persona tambin se manifesta como un
agente responsable.
Por otra parte, en el mbito jurdico, las
exigencias de accesibilidad reconocidas
tradicionalmente en la legislacin de ser-
vicios sociales (sirva de ejemplo la Ley
13/1982, de 7 de abril, de Integracin
Social de los Minusvlidos) forman parte,
actualmente, de la conocida como legis-
lacin antidiscriminatoria (Ley 51/2003,
de 2 de diciembre, de igualdad de opor-
tunidades, no discriminacin y accesibili-
dad universal de las personas con disca-
pacidad- LIONDAU) y estn consideradas
como una premisa necesaria para el ejer-
cicio de derechos humanos (Convencin
de Naciones Unidades sobre los dere-
chos de las personas con discapacidad).
Actualmente, por tanto, no trata de com-
pensar una desventaja sino de reconocer
el ejercicio de un derecho, ntimamente
relacionado con derechos humanos.
Porque, en defnitiva, tener que trasla-
darse a un centro residencial porque la
comunidad no desea reformar el portal
del edifcio, no poder ir al teatro por la
existencia de escalones de la entrada, no
poder realizar un trayecto en ferrocarril
por la carencia de espacios reservados
para personas usuarias de silla de ruedas,
ni realizar un trmite administrativo por
falta de intrprete de lengua de signos...
supone una vulneracin grave de los
derechos fundamentales recogidos en
la Constitucin Espaola como son el
derecho a la igualdad de trato ante la Ley
(artculo 14) o, en su caso, a la libertad de
residencia y circulacin (artculo 19).
Por otra parte, no se trata slo de elimi-
nar barreras y adaptar los entornos sino
que, desde el inicio del proceso construc-
tivo o de fabricacin, los responsables
del diseo urbanstico, arquitectnico,
tecnolgico o las entidades prestatarias
de servicios... tengan en cuenta las dife-
rentes necesidades del mayor nmero de
personas posible huyendo de un modelo
181 LBEA
Captulo
02
o patrn nico. Para ello, es necesario te-
ner en cuenta la aplicacin de principios
no discriminatorios, como son:
Accesibilidad universal:
la condicin que deben cumplir todos
los entornos, procesos, bienes, productos
y servicios, as como los objetos o
instrumentos, herramientas y dispositivos,
para ser comprensibles, utilizables y
practicables por todas las personas en
condiciones de seguridad y comodidad
y de la forma ms autnoma y natural
posible .
Diseo para todas las personas:
la actividad por la que se conciben o
proyectan, desde el origen, y siempre que
ello sea posible, entornos, procesos, bienes,
productos, servicios, objetos, instrumentos,
dispositivos o herramientas, de tal forma
que puedan ser utilizados por todas las
personas, en la mayor extensin posible.
Estos principios han sido introducidos
en nuestro ordenamiento estatal por la
LIONDAU. En Andaluca se recogen, asi-
mismo, en el reciente Decreto 293/2009,
de 7 de julio, por el que se aprueba el re-
glamento que regula las normas para la
accesibilidad en las infraestructuras, el
urbanismo, la edifcacin y el transporte.
Por todo lo anteriormente expuesto,
proponemos que:
11
.- En el mbito de la comuni-
cacin realizar una campaa
de concienciacin sobre la
importancia que para las personas ma-
yores tiene desenvolverse en un entorno
accesible y seguro, en la que se incida
en el valor de la accesibilidad preventiva
que evite en el futuro situaciones como:
traslados de domicilio, ingresos en cen-
tros, aparicin de discapacidad por acci-
dentes o cadas, etc.
12
.- En el mbito normativo, ins-
tar: Dentro de la regulacin
legal sobre edifcacin la exi-
gencia de que se construyan viviendas
convertibles, en renta libre o protegidas,
cuyas caractersticas arquitectnicas per-
mitan en el futuro hacerlas accesibles a
un bajo coste econmico.
A la modifcacin de la regulacin que
hace la actual Ley de Propiedad Hori-
zontal sobras obras de accesibilidad en
las comunidades de propietarios/as,
que slo establece como obligatorias las
obras cuyo coste no supere tres mensua-
lidades ordinarias por cada comunero/a.
A una mejora del control administrativo
y el procedimiento sancionador en casos
de incumplimiento de la normativa de
accesibilidad.
13
.- Mejorar la formacin de
los/as profesionales del di-
seo incluyendo la accesibi-
lidad dentro de las materias curriculares
universitarias as como fomentar la inves-
182
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
02
tigacin de nuevos productos de apoyo y
tecnologas que mejoren la autonoma y
la accesibilidad en la comunicacin de las
personas mayores.
14
.- En el mbito de la actuacin
de fomento de las Adminis-
traciones Pblicas aumentar
las cuantas de las ayudas pblicas des-
tinadas a la eliminacin de barreras tanto
en el edifcio como en el interior de las
viviendas, as como prever la subvencin
para la adquisicin de ayudas tcnicas o
productos de apoyo para salvar desni-
veles dentro del domicilio de personas
mayores (elevadores, plataformas sal-
vaescaleras, gras...) o mejorar su comu-
nicacin con el entorno (ayudas TIC), as
como regular el Fondo de Supresin de
Barreras previsto en la normativa andalu-
za, con objeto de fnanciar actuaciones
para hacer progresivamente accesibles
los entornos existentes o ya construidos
(vas pblicas, edifcaciones y medios de
transporte).
5.- SEGURIDAD COMO
PERSONA CONSUMIDORA
El crecimiento del nmero de personas
mayores determina un aumento de per-
sonas consumidoras que, aunque carac-
terizadas por su heterogeneidad, recla-
man que el mercado les ofrezca produc-
tos que respondan a sus necesidades y
expectativas.
Diversos factores han confuido en la in-
corporacin de un creciente nmero de
personas mayores a los territorios del
denominado consumo global. Segn
determinados autores , se ha producido
un cambio donde un grupo demogrfco
apenas atendido ha pasado a ocupar una
posicin estratgica en las acciones de
las empresas
(1)
. As, el evidente aumento
demogrfco que nos sita en la fronte-
ra del 30,8% de poblacin mayor de 65
aos hacia el ao 2050, el importante
tiempo libre disponible y la reduccin de
diversos gastos que permite refotar un
poder adquisitivo apreciable, son facto-
res determinantes de este cambio.
El haz de este sustancial incremento de personas
mayores como consumidores lo representa la
oportunidad de negocio que supone para las
empresas
183 LBEA
Captulo
02
Pero, adems, se podra aportar otra
circunstancia nada desdeable: se estn
incorporando grupos signifcativos de
personas mayores poseedores de una
cultura de consumo que contrasta con
las hbitos de ahorro de mayores de
generaciones antecedentes. Como seala
el Consejo Econmico y Social
(2)
:
Los hogares cuyos sustentadores superan
los 65 aos despliegan pautas de consumo
muy diferentes. En primer lugar, la mayor
parte del dinero que emplean en consumir
la dedican a gastos bsicos.
As, el 39,2 por 100 se destina a la vivienda y
el 18,2 por 100 a productos de alimentacin.
No obstante, hay que tener en cuenta que la
partida de la vivienda suma los alquileres
realmente pagados y los imputados a las
viviendas en propiedad y a las cedidas,
lo que hace pensar que, al tratarse de un
grupo de edad avanzada, en muchos casos
las viviendas sern propiedad del hogar
y por tanto el gasto se imputa. En ese
caso habra que ponderar el gasto medio
asumiendo que su volumen real puede ser
menor que el recogido en la encuesta.
Por otro lado, habiendo visto reducidas
sus necesidades ineludibles de movilidad
(derivadas del trabajo), emplean una
proporcin sustancialmente ms baja,
prcticamente la mitad de la media, a
gastos de transporte: utilizan menos
vehculos privados y ms el transporte
pblico, para el que, adems, cuentan
con importantes descuentos. Asimismo,
dedican menos recursos al ocio y la cultura
y a los restaurantes, bares y hoteles. Tienen,
en defnitiva, prioridades de gasto distintas
de las del conjunto y muy distintas de las
correspondientes al segmento ms joven.
Por lo tanto, entre las posibles explicaciones
de este hecho deben tenerse en cuenta
las derivadas del efecto generacin, es
decir, las que entroncan con las especiales
circunstancias culturales y de socializacin
de esa generacin concreta. Entre las
condiciones histricas que enmarcan
la socializacin de este segmento hay
que considerar la tarda entrada y
consolidacin de la llamada sociedad de
consumo de masas en Espaa, ya que el
sector ms provecto dentro del segmento
de los mayores de 65 aos alcanz la
condicin de adulto y por tanto vivi la
parte ms importante de su socializacin
en una poca en la que el sistema de valores
todava se corresponda con una sociedad
preconsumista, en la que primaban
actitudes ms vinculadas al ahorro.
No obstante, a causa del envejecimiento,
cada ao se incorporan nuevas y nutridas
generaciones de personas mayores que
van renovando el patrimonio cultural
del segmento de ms edad, aadiendo
pautas de comportamiento ligadas ya a la
sociedad de consumo generalizado, de la
que s han participado siendo jvenes.
Cada vez ms, en los medios de comu-
nicacin y en las acciones publicitarias,
las personas mayores se sitan en un
plano de importancia. Sirvan dos ejem-
plos : Uno ;El 26% de las ventas de la dis-
tribucin del gran consumo, que suman
184
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
02
unos 15.900 millones de euros en Europa,
se concentran en mayores de 65 aos, se-
gn paneles de consumo que manejan
las multinacionales. Productos cosmti-
cos, de alimentacin y de ocio dirigidos
slo al pblico mayor han proliferado,
como en su da lo hicieron los pensados
para el pblico joven
(3)
.
Dos; Otro de los sntomas del nuevo perfl
de comprador de coches tiene que ver
con la edad. Aparte de la gente joven o
de mediana edad, que aprovecha para su
primer vehculo o para comprar otro tras
diez aos de uso, destaca el colectivo de
jubilados, tanto espaoles como residentes
extranjeros. En este caso, destaca el
aumento de personas que al tener algn
dinerillo ahorrado, compran ahora el coche
nuevo e incluso el de su vida al contar con
importantes descuentos(4)

El haz de este sustancial incremento
de personas mayores como consumi-
dores lo representa la oportunidad
de negocio que supone para las em-
presas que deben ofrecer productos y
servicios adecuados a las necesidades
de sus potenciales clientes y la genera-
cin de empleo que ello trae consigo.
El envs lo materializa la necesidad de
proteger las acciones defraudatorias de
los derechos de las personas mayores
como consumidores.
La proteccin de los derechos de las
Personas Consumidoras y Usuarias es
un mandato constitucional que tambin
aparece en el Estatuto de Autonoma de
Andaluca y en varias Leyes en las que se
afrma que las administraciones pblicas
garantizarn los derechos de las Personas
Mayores como consumidoras y usuarias,
consideradas como un sector social con
caractersticas propias y defnidas.
Por ello, entendemos que para salvaguar-
dar los derechos de las Personas Mayores
como consumidoras y usuarias .
15
.- Es necesario que las Admi-
nistraciones Pblicas adop-
ten medidas concretas en
materia de proteccin de los derechos
que, como consumidores, tienen las per-
sonas mayores. As:
g Deben seleccionar y suministrar infor-
macin en materia de consumo dirigida
especfcamente a las Personas Mayo-
res.
g Deben salvaguardar todos los dere-
chos y, especialmente, el derecho a la in-
formacin, de las Personas Mayores como
personas consumidoras y usuarias en los
medios de comunicacin social.
g Han de planifcar y ejecutar acciones
formativas en materia de consumo dirigi-
das a las Personas Mayores.
g Deben defnir y deben adoptar las
medidas necesarias en materia de De-
fensa y Proteccin de los consumidores,
especialmente en relacin a las ofertas
comerciales dirigidas especfcamente a
185 LBEA
Captulo
02
este sector de la poblacin, como cum-
plimiento a lo dispuesto en el art. 48 de
la Ley 6/1999 de 7 de julio de Atencin
y Proteccin a las Personas Mayores en
Andaluca.
6.- SEGURIDAD EN CUANTO
A LA PROTECCIN DE SU
IMAGEN
Las personas mayores representan un ac-
tivo social irrenunciable, tanto por el cre-
ciente nmero de personas incluidas en el
grupo de edad de ms de 65 aos, como
por los activos de toda ndole que aportan
a las sociedades actuales. Ello implica que
los conceptos sobre la vejez y los roles que
los mayores desarrollan estn cambiando,
sin embargo, todava subsisten prejuicios,
estereotipos y actitudes negativas hacia
las personas mayores.
A raz de estos estereotipos y prejui-
cios, se deriva un trato hacia las perso-
nas mayores entendindolas como una
carga familiar y social, personas inca-
paces de asumir responsabilidades y,
como respuesta, reforzando actitudes
dependientes en vez de favorecer su
autonoma. Estas actitudes menoscaban
a las personas mayores pues infravaloran
su papel en la sociedad y limitan sus ca-
pacidades de participacin en la vida so-
cial, econmica y cultural.
La realidad ofrece cada vez manifesta-
ciones de vidas activas, participativas y
plenas de las personas mayores para s
mismas y para la sociedad. Ligar perso-
na mayor a pasividad o a retirada es un
error de apreciacin cuya subsistencia
en la sociedad no es admisible.
Por ello, las personas mayores no pueden
ser expuestas como un grupo homogneo
y asociado a vulnerabilidad o dependencia.
Estos perfles de las personas mayores son
anticuados y obsoletos pertenecientes
a pocas pasadas que ofenden el sentido
de la realidad. Por tanto, se hace preciso
entre toda la ciudadana -que conoce
de primera mano experiencias vitales,
propias o ajenas, de vida activa y
productiva para la sociedad- redefnir
(reajustar) el concepto pblico de las
personas mayores. Y en esa tarea cobran
especial importancia los profesionales
de los medios de comunicacin y de la
publicidad y los operadores titulares de
los medios, por cuanto se ha evidenciado
que las personas mayores aparecen poco
en los medios de comunicacin y, cuando
aparecen, lo suelen hacer recubiertos de un
ropaje plagado de estereotipos y clichs.
El lenguaje verbal y audiovisual sobre las
personas mayores tambin merece ser re-
considerado. Se usan trminos que, aun-
que aceptados socialmente, conducen a
las personas mayores a los terrenos del
paternalismo o de la sobreproteccin. A
veces, bajo la apariencia de gestos ver-
bales cariosos se encubren seales de
retirada o de apartamiento (abuelo, abue-
lete, nuestros mayores, ancianos, viejetes,
viejos, asilo, etctera). Se usan colores os-
186
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
02
curos, fotos de personas dependientes o
inactivas, o se asocian exclusivamente con
actividades ldicas como bailar o viajar.
Como se seala en el apartado 7 de la
Declaracin Ministerial de Len-Una
sociedad para todas las edades: retos y
oportunidades-, es preciso:
Fomentar una imagen positiva de las
personas de edad, en particular mediante
el sistema educacional y campaas en los
medios de difusin, puede contribuir en
gran medida a que se aprecie de manera
ms generalizada la aportacin que estas
personas pueden hacer a la sociedad.
Alentamos el desarrollo de actividades
para dar a conocer entre el pblico la
importante y variada contribucin que
pueden hacer las personas de edad a sus
familias y a la sociedad.
En Andaluca existe una nueva institu-
cin de autogobierno: el Consejo Au-
diovisual de Andaluca que, entre otras
funciones, tiene encomendada la de Sal-
vaguardar los derechos de los menores,
jvenes, tercera edad, personas con dis-
capacidad, inmigrantes y otros colectivos
necesitados de una mayor proteccin, en
lo que se refere a los contenidos de la
programacin y a las emisiones publicita-
rias, potenciando el respeto a los valores
de tolerancia, solidaridad y voluntariado,
evitando la induccin de comportamien-
tos violentos e insolidarios, as como fa-
cilitando accesibilidad a las personas con
discapacidad auditiva o visual (artculo
4.6. de la Ley 1/2004 de creacin del Con-
sejo Audiovisual de Andaluca).
Todo ello se realiza a travs de decisio-
nes, instrucciones, recomendaciones y
estudios, ejerciendo la potestad sancio-
nadora y aquellas otras actuaciones en-
comendadas al Consejo Audiovisual de
Andaluca, de conformidad con la legis-
lacin vigente.
Hay que sealar, adems, que las perso-
nas mayores de 65 aos son uno de los
sectores que ms contenidos audiovi-
suales consume a travs de la Televi-
sin, por lo que este medio y fundamen-
talmente, aunque no de manera exclusi-
va, a travs de los operadores pblicos
puede contribuir de manera efcaz a la
visibilidad del colectivo, a la traslacin de
contenidos formativos e informativos re-
lacionados con la salud, el ocio, el apren-
dizaje a lo largo de toda la vida, etctera.
Los datos a este respecto son elocuentes,
aunque varan segn la fuente y las di-
ferentes Comunidades Autnomas. Un
estudio de la Universidad Rey Juan Car-
los asegura que los mayores de 65 aos
ven la televisin una media de 4 horas
y media al da (270 minutos) y hasta 6
horas en el caso de que convivan con
otras personas. Este consumo es mayor
entre las mujeres (4 horas y 57 minutos)
que entre los hombres (4 horas y 37 mi-
nutos) y el 93% de los mayores dice ver la
televisin todos o casi todos los das.
187 LBEA
Captulo
02
Segn datos de TNS-SOFRES para 2009,
los espaoles mayores de 65 aos ven
la televisin 311 minutos al da (5 horas
y 11 minutos), lo que signifca un 21,6 %
de su tiempo diario dedicado a ver la te-
levisin, por lo que considera que la te-
levisin vuelve a posicionarse como un
elemento de ocio de alta signifcacin en
la vida social, ya que sigue acaparando el
tiempo libre de la mayora de ciudada-
nos en Espaa. Este hecho se evidencia
de manera ms contundente entre los es-
pectadores mayores. Segn este mismo
informe realizado por el Grupo Corpora-
cin Multimedia, en el anlisis por comu-
nidades autnomas, Aragn y Andaluca
son las regiones con mayor consumo
televisivo de la poblacin general, 241 y
240 minutos respectivamente (casi cua-
tro horas diarias de permanencia frente a
la pequea pantalla). En Andaluca, para
el target de 65 aos y ms, en el periodo
de 1 de enero de 2009 a 31 de enero de
2009, se constat un consumo diario de
354 minutos (casi seis horas de consumo
televisivo al da) lo que signifca un 25%
del tiempo diario de cada mayor de 65
aos dedicado a ver la televisin.
Por su parte, el informe sobre Catalua
La dieta meditica y cultural de los ma-
yores de 65 aos elaborado por la Fun-
daci Audincies de la Comunicaci i la
Cultura, revela que la poblacin catalana
mayor de 65 aos dedica diariamente 4
horas y 40 minutos a ver la televisin y
consume ms televisin autonmica y lo-
cal que el resto de la poblacin catalana.
Refrindonos a la poblacin espaola
hay que sealar no obstante, que entre
todos los grupos poblacionales, los que
no ven la televisin constituyen una
minora. Actualmente la televisin es,
ms que un medio de comunicacin, la
acompaante fdelsima de nueve de
cada diez espaoles. Aunque en trminos
porcentuales no existen diferencias
reseables entre los diferentes grupos
de edad, s que existen, como hemos
visto, en el tiempo diario dedicado a este
tipo de actividad. La explicacin a esta
constatacin es con ocasiones fruto de
un estereotipo bastante rampln: se ve
ms la televisin porque se es mayor. Sin
embargo, el hbito de ver la televisin
no tiene, por el contrario, tanto que ver
con la edad como con un perfl socio-
demogrfco especfco. La afcin a ver
la televisin es superior, en general, entre
las personas que viven solas o las que
integran ncleos familiares reducidos.
Unido al factor de la soledad fguran otros
no menos determinantes, como el nivel
educativo, la relacin con la actividad, el
estado de salud y, naturalmente, la clase
social de adscripcin. Obviamente, al
tratarse del medio de comunicacin que
requiere un esfuerzo de comprensin ms
limitado, resulta ideal para las personas
cuyo nivel de instruccin es bajo, algo
que, en la actualidad, sigue siendo ms
caracterstico entre las personas de edad
avanzada.
El perfl socio-demogrfco del consumi-
dor de televisin es, por tanto, muy simi-
lar al del grupo de mayores en nuestro
188
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
02
pas. Afrmar que las personas mayores
son las que ms ven la televisin es una
conclusin parcial y superfcial donde se
hace necesaria una aclaracin extra cro-
nolgica. En efecto, adems de todas las
causas socio-demogrfcas sealadas,
que hacen que el grupo de mayores sea
el que ms utilice este medio, hay que
tener en consideracin su mayor dispo-
nibilidad de tiempo libre a lo largo del
da, algo que se refeja en la comparacin
entre los das laborables y los fnes de se-
mana. Mientras que entre la poblacin
de otros grupos de edad el consumo de
televisin se eleva los fnes de semana,
ste se reduce entre las personas mayo-
res. Cuando los individuos disponen de
ms tiempo libre utilizan este tipo de
ocio durante ms minutos a lo largo del
da. (CSIC Informe 2008).
Por otra parte, aunque el grupo de
mayores es el que ms tiempo dedica a
este medio, stos no tienen la percepcin
de malgastar su tiempo. Es muy posible
que la causa de esta contradiccin sea
que son personas que disponen de ms
tiempo libre y que, a su vez, consideran
menos posibilidades de ocio. Segn
el CSIC, slo un 9,0% de los mayores
declara sentirse frustrado a menudo o
algunas veces por ocupar demasiado
tiempo viendo la televisin. Entre el
grupo de jvenes, de entre 15 y 29 aos,
este porcentaje se eleva al 19,3%. Las
generaciones de ms de 65 aos han
crecido fuera de la cultura del ocio, lo
que puede incidir en detentar menos
posibilidades de distraccin o disfrute;
no perciben poder haber dedicado el
tiempo que les ocupa la televisin a otras
actividades ya que en muchos casos ni
siquiera llegan a considerarlas. En los
diferentes pases europeos el uso de la
televisin como parte del ocio tambin
est muy difundido, slo en Ucrania el
porcentaje de poblacin mayor que usa
este medio desciende del 90% (CSIC).
Por otra parte, segn las opiniones reco-
gidas por el CSIC, los programas emitidos
preferidos por las personas mayores son
los noticiarios o informativos (28,4%), las
pelculas (11,6%), y las telenovelas, con-
cursos y documentales o programas edu-
cativos que rondan el porcentaje del 9%.
La programacin que menos gusta son
los llamados realities y los programas
de cotilleos. Estos datos, no obstante,
deben ponerse en comparacin con los
datos recogidos a travs de las audien-
cias, pues tambin en este sector de po-
blacin puede darse el fenmeno de la
deseabilidad social del espectador en
general frente a la programacin cuando
es consultado. Esto es, se responde ms
en funcin de lo deseable socialmente
que de lo que realmente se ve, mxime
teniendo en cuenta la oferta de las parri-
llas televisivas.
Tambin es preciso profundizar sobre
los motivos por los que los mayores
utilizan los medios de comunicacin
(especialmente los audiovisuales y
sobre todo la televisin), pues muchos
189 LBEA
Captulo
02
suelen ver la televisin como pura y
simple distraccin o como compaa,
apreciadsima entre quienes viven solos
o se sienten as. Por esto un porcentaje
elevado de personas mayores declara
simultanear esta actividad con otras de
variada tipologa. La ocupacin que ms
se realiza viendo la televisin es comer
o cenar, con un 42,5% de personas que
compatibiliza estas actividades; le sigue
la realizacin de tareas domsticas, con
un 23,3% (CSIC).
Aunque como se ve disponemos de
algunos datos y estudios referidos a los
medios de comunicacin y los mayores, es
preciso realizar un esfuerzo en Andaluca
para profundizar en el conocimiento de
los hbitos, preferencias, percepciones
y opiniones de los mayores en relacin
con los medios audiovisuales y sus
contenidos, as como de la percepcin
del resto de la poblacin de la imagen
de los mayores transmitida a travs
de la programacin y publicidad de la
televisin. En este sentido, el Consejo
Audiovisual de Andaluca contribuir
a este conocimiento en este ao 2010,
ya que en el Barmetro Audiovisual de
Andaluca que anualmente realiza ha
optado en este ao por incorporar en
su cuestionario un apartado especfco
relacionado con los aspectos ms arriba
sealados.
En otro orden de cosas, se ha de tener
presente el papel de la publicidad a
travs de la televisin y extremar la
vigilancia con la fnalidad de que sta
sea respetuosa con los derechos de
los mayores, tanto en lo que concier-
ne a stos como consumidores, como
en lo referido a la imagen que de los
mayores se traslada en la publicidad.
En el primer aspecto, son numerosos los
productos y servicios que a travs de los
anuncios o de los servicios de televenta
se dirigen a los mayores, los cuales han
de ser exquisitos en el cumplimiento de
normativa con la fnalidad de no incurrir
en supuestos de publicidad ilcita, o en
situaciones que contribuyan a la vulne-
rabilidad del colectivo (letra pequea,
productos milagro, etctera). Algo similar
ocurre con determinada programacin:
concursos, programas de quiromancia,
adivinacin, etctera, que puede tener
consecuencias adversas para personas
especialmente vulnerables, entre los que
puede haber parte de la poblacin mayor.
Por ello, es preciso incrementar el papel
de seguimiento y control sobre la progra-
macin y la publicidad de los medios que
ha de ejercer el Consejo Audiovisual de
Andaluca con la fnalidad de velar por el
respeto de los derechos de las personas
mayores en los medios audiovisuales.
Finalmente, es preciso contribuir al desa-
rrollo de medidas que permitan la acce-
sibilidad de los mayores a los medios de
comunicacin, mediante la implementa-
cin de instrumentos y dispositivos que
se adecuen a la disminucin de sus capa-
cidades auditivas y visuales.
190
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
02
Por ello, es necesario:
16
.- Entre toda la ciudadana
hay que redefnir la imagen
social de las personas mayo-
res desalojando del sentir colectivo los
clichs y estereotipos desfasados y tras-
ladando su realidad actual.
Para conseguirlo es preciso:
g Promover la investigacin sobre
la situacin real de la presencia y las
caractersticas de los estereotipos
asociados a las personas mayores en
nuestra sociedad. En particular, el
tratamiento que de ellas se hace desde
los medios de comunicacin, tanto en la
programacin como en la publicidad.
g Profundizar mediante los estudios e
informes necesarios en el conocimiento
de los hbitos, preferencias, percepciones
y opiniones de las personas mayores en
relacin con los medios audiovisuales y
sus contenidos, as como de la percepcin
del resto de la poblacin de la imagen
de las personas mayores transmitida a
travs de la programacin y publicidad
de la televisin.
g Favorecer un adecuado tratamiento
social de las personas mayores, a travs
de medidas informativas y educadoras.
g Establecer, a travs de los rganos
competentes, unas recomendaciones de
estilo sobre el tratamiento informativo
y publicitario de las personas mayores,
utilizando para ello el mecanismo de la
corregulacin.
g Colaborar con las instituciones per-
tinentes, en particular con el CAA, para
implementar los mecanismos de segui-
miento y control sobre el tratamiento en
los programas y en la publicidad protago-
nizada o dirigida a las personas mayores.
g Desarrollar acciones especfcas en el
mbito educativo y meditico que per-
mitan incorporar una adecuada imagen
social de las personas mayores.
g Fomentar las buenas prcticas en el
abordaje informativo y publicitario de
las personas mayores; as como los pro-
gramas y contenidos especfcamente
dirigidos a ellos o que cuenten con su
participacin.
g Contribuir al desarrollo de medidas
que permitan la accesibilidad de los ma-
yores a los medios de comunicacin.
g Promover la colaboracin interinsti-
tucional con los operadores pblicos y
privados, y con otros actores del sector
audiovisual con la fnalidad de poner en
marcha acuerdos y otras acciones que
contribuyan a la promocin y defensa de
los mayores en el mbito de los medios
de comunicacin.
191 LBEA
Captulo
02
7.- SEGURIDAD EN CUANTO
A LA PROTECCIN DE SU
PATRIMONIO. MECANISMOS
DE PROTECCIN DEL
PATRIMONIO FAMILIAR
Dentro de los mecanismos de protec-
cin del patrimonio familiar debemos
detenernos en el caso de las empresas
familiares y en la fgura de los protocolos
familiares.
Las empresas familiares constituyen la
base de la economa del pas, y bueno
ser preparar el relevo generacional
para garantizar la continuidad y la paz
en el seno de la familia y de la empresa,
llegado que sea el momento de la
retirada del fundador o de los actuales
propietarios y gestores.
Unas simples cifras nos dan una clara idea
de la importancia social y econmica de
las empresas familiares. Segn datos del
Instituto de Empresa Familiar se estima
que hay ms de 2,9 millones y medio de
empresas familiares en Espaa, cifra que
viene a representar el 85% de las empre-
sas espaolas. Las empresas familiares
dan empleo a ms de 13,9 millones de
trabajadores, es decir, son la fuente del
75 % del empleo privado en Espaa. Rea-
lizan el 59% de las exportaciones espao-
las. El total de su facturacin representa
el 70% del PIB espaol.
Existe por tanto un inters social y fami-
liar en que la jubilacin o el fallecimiento
del fundador, si se trata de una empresa
en primera generacin, o de los propie-
tarios gestores, si estamos en segunda
o sucesivas generaciones, no lleven a la
extincin de la empresa familiar.
Qu duda cabe que el primer interesado
en dejar atadas y bien atadas las cosas
para cuando se produzca su retirada
es el fundador de la empresa, quien lo
ltimo que querr ver es extinguida
la obra que con tanto esfuerzo fund
y mantuvo. Si estamos en segunda o
sucesivas generaciones el inters de los
familiares ser el mismo en mantener la
continuidad de la empresa.
Segn indica el Instituto de Empresa
Familiar, tan slo algo ms de 1/3 de las
empresas familiares llegan a segunda
generacin y tan slo entre el 10 y el 15
% de la EF llegan a tercera generacin. La
esperanza de vida media de una sociedad
familiar es aproximadamente la mitad de
una que no lo sea.
Las razones de las difcultades de cambio
generacional en las empresas, una vez
que -al menos en gran medida- se han
ido solventando los problemas exgenos
derivados de la tributacin de las
transmisiones del capital, se encuentran
fundamentalmente en causas endgenas,
en general de estructura psicolgica y
subjetiva, que infuyen de una manera
decisiva en la incapacidad de superar
192
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
02
este relevo generacional. La superacin
de estos problemas se puede producir
merced a un largo proceso de dilogo en
el seno de la empresa familiar que lleve a
la frma de un protocolo familiar.
El protocolo familiar es un acuerdo de
los componentes del grupo familiar
propietarios de una empresa, en el
que se pretende la regulacin y con-
crecin de las relaciones entre familia,
propiedad y empresa, con la fnalidad
de dotar de continuidad y paz a la em-
presa, permitiendo en la misma el rele-
vo generacional no traumtico cuando
el mismo deba de producirse.
En el ao 2000 se aprob por el Pleno del
Senado la creacin, dentro de la Comisin
de Hacienda, de una Ponencia de Estudio
para la Problemtica de la Empresa Fami-
liar. El 23 de noviembre de 2001 se aprue-
ba el Informe de esta Ponencia en el que,
tras un muy interesante estudio de la f-
gura, se sealan una serie de conclusio-
nes, entre ellas la siguiente: Recomendar
a las empresas familiares la formalizacin
de un Protocolo Familiar, como acuerdo
que delimite el marco de desarrollo y las
reglas de actuacin y relaciones entre la
propia Empresa familiar y su propiedad, sin
que ello suponga interferir en la gestin de
la empresa y su comunicacin con terceros.
Se considera que el Protocolo Familiar es
el instrumento ms adecuado, para entre
otras fnalidades, delimitar el acceso de los
miembros de la familia a la Empresa; defnir
los puestos de responsabilidad, tanto en la
gestin como en el gobierno de las mismas;
delimitar las polticas de dividendos acti-
vos y pasivos y la poltica de fnanciacin
en relacin con los miembros de la familia;
posibilidad de crear fondos internos de au-
tofnanciacin para situaciones puntuales;
regular la transmisin de las acciones; de-
fnir a los interlocutores a nivel del grupo
familiar con los gestores de la empresa; de-
terminar la informacin a suministrar a los
grupos familiares, creacin de la Asamblea
y el Consejo Familiar y, en general, prever
la sucesin de los fundadores de dichas
empresas, creando un marco que garanti-
zando la continuidad incentive el inters de
la familia o familias por las empresas, y al
mismo tiempo el inters general contribu-
yendo a que las mismas ganen dimensin
y sean competitivas.
Por todo ello el protocolo familiar se
confgura como un mecanismo til para
el relevo generacional en una empresa,
para la proteccin de patrimonio familiar,
para la proteccin del patrimonio de la
persona mayor que incluso retirada de la
gestin de la empresa, sin embargo, po-
siblemente an mantenga participacin
en el capital. Es un mecanismo hbil para
preparar, en su caso, su jubilacin.
La propia Junta de Andaluca es conscien-
te de la importancia de los protocolos fa-
miliares y buena prueba de ello es que la
Orden de 9 de diciembre de 2008, por
la que se establecen las bases regulado-
ras de un Programa de Incentivos para el
Fomento de la Innovacin y el Desarrollo
193 LBEA
Captulo
02
Empresarial en Andaluca y se efecta su
convocatoria para los aos 2008 a 2013,
contempla incentivos para el desarrollo
de protocolos familiares de sucesin em-
presarial.
En defnitiva, la jubilacin o la muerte de
los fundadores de las empresas familia-
res o de los familiares propietarios ges-
tores en empresas familiares en segunda
o posteriores generaciones, lleva en mu-
chas ocasiones a graves difcultades en el
seno de la empresa que llevan a la extin-
cin de la empresa familiar, con la consi-
guiente prdida de patrimonio familiar y
de fuente de riqueza social.
Como mecanismo hbil para ordenar la
sucesin en la empresa familiar y, por tan-
to, para la proteccin de este patrimonio
familiar y garantizar la continuidad de la
empresa, encontramos los protocolos fa-
miliares.
Por todo lo anteriormente expuesto se
considera y se recomienda :
17
.- Profundizar en la informa-
cin a las empresas familiares
sobre la existencia de la fgura
de los protocolos familiares y su utilidad.
As como mantener la acertada poltica
de incentivos econmicos pblicos para
el desarrollo de protocolos familiares.
8.- SEGURIDAD FRENTE A
HECHOS DELICTIVOS

Cualquier persona puede ser vctima
de un hecho delictivo, pero es preciso
reconocer que el de las personas mayores
es un colectivo especialmente vulnerable,
por lo que demanda especial atencin.
A.- EN LO RELATIVO A LOS DELITOS
CONTRA EL PATRIMONIO
Son muy frecuentes las estafas y
defraudaciones que sufren personas
mayores, especialmente en relacin con
productos y servicios que se ofrecen a
travs del telfono que les inducen a
realizar compras irrazonables.
Otro tanto ocurre con la adquisicin
de tarjetas bancarias que a veces no
saben usar pero por las que se les cobra
mensualmente.
La persona mayor, en cuanto consumido-
ra, deber ser objeto de especial protec-
cin en la lnea expresada por el Art. 48
de la Ley 6/1999 de 7 de Julio de Aten-
cin y Proteccin a las Personas Mayores
en Andaluca que dispone:
Las Administraciones Pblicas garanti-
zarn el respeto de los derechos que co-
rresponden a las personas mayores como
consumidores y usuarios, especialmente en
relacin a las ofertas comerciales dirigidas
especfcamente a este sector de la pobla-
cin.
194
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
02
En este sentido se propone, en prevencin
de las acciones atentatorias contra su
patrimonio:
a) La confeccin de contratos tipo, interve-
nidos por la Administracin competente.
b) La concesin de plazos de desistimien-
to en que la persona, una vez haya podi-
do refexionar sobre la bondad del pro-
ducto, pueda manifestar su rechazo con
efectos revocatorios del negocio.
Tampoco son extraos los supuestos de
expoliacin por personas del entorno
familiar o social.
Por ello, el Art. 46 de la Ley 6/1999 de 7
de julio de Atencin y Proteccin a las
Personas Mayores en Andaluca dispone:
Cuando las Administraciones Pblicas ten-
gan noticia de que el patrimonio de una
persona mayor est siendo objeto de ex-
poliacin, bien por sus propios familiares o
por terceros, se proceder a comunicarle de
forma expresa las acciones judiciales que
pueda iniciar, proporcionndole asistencia
jurdica si fuera necesario, sin perjuicio del
traslado de tales hechos al Ministerio Fiscal.
B.- EN LO RELATIVO A LOS DELITOS
CONTRA LA PERSONA
1.- Son preocupantes los crecientes casos
de asaltos a las personas mayores en el
interior de sus viviendas con el objeto de
robar sus pertenencias, acompaados
en algunos casos de episodios de gran
violencia.
2.- Otra realidad, a veces escondida,
es la de los malos tratos a las personas
mayores.
Es un fenmeno mucho menos visible
que el de la violencia de gnero, pues los
padres difcilmente denuncian a los hijos
u otros familiares, pero que tiene una
dimensin real mucho mayor de lo que
normalmente se imagina.
El Cdigo Penal contempla y castiga
en el Art. 153-2 los episodios violentos
concretos y en el Art. 173-2 los malos
tratos habituales.
La ley 6/1999 de 7 de Julio, en su Artculo
44 dispone:
Las situaciones de maltrato sobre perso-
nas mayores detectadas por cualesquiera
rganos de las Administraciones Pblicas
sern inmediatamente puestas en conoci-
miento del Ministerio Fiscal.
Del mismo modo debern actuar los
profesionales, familiares, amigos, vecinos
o instituciones que aprecien situaciones
de maltrato o indicios de las mismas, sobre
cualquier persona mayor.
3.- A veces lo que se produce es
simplemente la desasistencia por parte
de aquellas personas legal y ticamente
obligadas a prestar los cuidados.
El Cdigo Penal, en el Art. 226-1, castiga
como Abandono de Familia a:
195 LBEA
Captulo
02
El que dejare de cumplir los deberes
legales de asistencia inherentes a la patria
potestad, tutela, curatela o acogimiento
familiar o de prestar la asistencia necesaria
legalmente establecida para el sustento de
sus descendientes, ascendientes o cnyuge
que se hallen necesitados.
La obligacin legal la establece el Cdigo
Civil dentro de la institucin conocida
como alimentos entre parientes (Arts.
142 a 153), Estos comprenden el sustento,
habitacin, vestido y asistencia mdica.
De acuerdo con lo dispuesto en el Art. 143:
Estn obligados recprocamente a darse
alimentos:
1.- Los cnyuges.
2.- Los ascendientes y descendientes.
Otros casos de desasistencia, cuando
no se trata de familiares, se castigan, no
como delito, sino como falta.
As el Art. 619 del Cdigo Penal dice:
Sern castigados los que dejaren de prestar
asistencia o, en su caso, el auxilio que las
circunstancias requieran a una persona
de edad avanzada o discapacitada que
se encuentre desvalida o dependa de sus
cuidados.
El Artculo 43 de la Ley 6/1999 de 7 de
Julio de Atencin y Proteccin a las
Personas Mayores en Andaluca dispone:
Las denuncias formuladas ante las Ad-
ministraciones Pblicas acerca de la
desasistencia en que pueda hallarse una
persona mayor darn lugar a la corres-
pondiente investigacin, y, en su caso, a
la adopcin de las medidas adecuadas
para su cese.
El Decreto 23/2004 de 3 de Febrero
(BOJA n 25 de 6 de Febrero de 2004)
sobre Proteccin Jurdica de las Personas
Mayores desarrolla las previsiones de la
Ley 6/1999 en este mbito.
Como necesarios instrumentos de desa-
rrollo de acciones de sensibilizacin po-
dra , a modo de ejemplo, desarrollarse
acciones destinadas a la creacin de re-
des sociales de apoyo aprovechando las
nuevas tecnologas de la informacin y
comunicacin.
Por todo lo anteriormente expuesto, se
realizan las siguientes recomendaciones:
18
.- En relacin a los malos tratos
en el mbito familiar, solicitar
a las Autoridades competen-
tes en Servicios Sociales que realicen una
cerca de 4 millones trescientas mil
licencias de conduccin pertenecen a
personas mayores de 60 aos
196
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
02
poltica preventiva destinada a descubrir
y actuar ante situaciones de convivencia
en condiciones extremas, con cargas asis-
tenciales difcilmente soportables para los
familiares cuidadores que pueden dar lu-
gar a episodios violentos.
Para ello es preciso :
g Realizar estudios e investigaciones
sobre el maltrato a personas mayores
vulnerables, para conocer con exactitud
su dimensin y problemtica.
g Desarrollar acciones coordinadas y
giles de prevencin y deteccin de los
casos de maltrato.
g Desarrollar programas educativos y
de sensibilizacin orientados al respeto y
reconocimiento de las personas mayores
(redes sociales de apoyo, agentes de
cambio, etc), y acciones formativas para
los profesionales del sector y de los
medios de comunicacin.
19
.- Solicitar a los Poderes Pbli-
cos competentes la creacin
de grupos de Polica especia-
lizados en la prevencin y persecucin de
los delitos de los que con ms frecuencia
son vctimas las personas mayores, as
como incluir esta materia en los planes
de estudio y formacin de las Fuerzas de
Seguridad.
Igualmente se solicita se profundice en el
proceso de creacin en todas las Fiscalas
de las Secciones de Proteccin de las
Personas Mayores.
9.- SEGURIDAD VIAL EN
PERSONAS MAYORES
Las personas mayores presentan una di-
mensin a la que, a veces, no se le presta
la necesaria atencin. Nos referimos a su
condicin de conductores y conductoras
y de peatones. Es cierto que, a medida
que se envejece, se pierden facultades,
pero ello no supone que las personas
mayores deban ser excluidas de nuestras
carreteras o deban estar expuestas a gra-
ves peligros.
Los datos son elocuentes: cerca de 4 mi-
llones trescientas mil licencias de con-
duccin pertenecen a personas ma-
yores de 60 aos, lo que representa el
16,6% del total que se aproxima a los
25 millones y medio. Como dato desta-
cable que evidencia la tarda incorpora-
cin de la mujer a la completa vida social,
las mujeres mayores slo representan el
20% del total de licencias de conduccin
para mayores de 60 aos. Se estima, se-
gn la Asociacin Espaola de Carretera,
que el nmero de conductores mayo-
res de 65 aos se ha duplicado desde
1995.
Por tanto, las personas mayores partici-
pan de la conduccin en nuestras carre-
teras, pero lamentablemente, tambin
participan en el ndice de siniestralidad
de una forma destacada. El anlisis de
197 LBEA
Captulo
02
las estadsticas refeja de forma clara que
son el grupo de mayor riesgo, tanto en
su condicin de conductores como en
la de peatones. Los mayores de 65 aos,
pues, son uno de los grupos de mayor
accidentabilidad , slo superado por los
conductores de menos de 30 aos. Del
mismo modo, los mayores de 65 aos
suponen el 50% del total de peatones
fallecidos.
(1)
En un estudio efectuado por una entidad
de seguros
(2)
, se ponen de relieve una
serie de circunstancias que invitan a la
refexin:
g Una de cada 5 personas fallecidas en
accidentes de trfco en la Unin Europea
son mayores de 65 aos.
g Es ms probable que una persona
mayor sufra un accidente a que lo cause,
porque aunque sus capacidades se han
disminuido adoptan mayor precaucin,
no representando mayor riesgo que otros
colectivos.
g En Espaa, el 42% de las personas
atropelladas que fallecen son personas
mayores, dos puntos por encima de la
media europea.
Como seala El Libro Verde sobre la
Seguridad Vial de Espaa que recoge las
conclusiones del Congreso Internacional
de prevencin de accidentes de trfco
celebrado en Madrid del 30 de mayo al 1
de junio de 2006, las personas mayores:
Constituyen un grupo de poblacin cada
vez con mayor peso demogrfco y poten-
cialmente mayor infuencia social y pol-
tica; simultneamente forman un grupo
especfco de riesgo, fundamentalmente
como consecuencia de la prdida de facul-
tades perceptivas, motrices y neurolgicas.
Es una edad en la que la mayor parte va
abandonando la conduccin en la medi-
da en que se van sintiendo menos seguros,
aunque hay personas que tienen una per-
cepcin excesiva del permiso de conduccin
como su ltimo reducto de independencia.
En todo caso, las acciones relacionadas
con los mayores no pueden contraerse a
simples acciones divulgativas recordndo-
les cules son sus actuales limitaciones; los
conductores en general deben ser tambin
sensibilizados sobre la naturaleza y causas
de los problemas que las personas mayores
pueden presentar fomentando actitudes de
respeto. Adems deben ser objeto de una
especial atencin desde el punto de vista
sanitario, promoviendo revisiones mdicas
con una periodicidad ms estrecha que la
derivada de la vigencia de sus permisos de
conduccin.
Las infraestructuras, la accesibilidad a
los transportes pblicos y los sistemas de
gestin del trfco especialmente en los
mbitos urbanos deben tener cada vez
ms presente a este grupo poblacional,
haciendo ms fcil y, por tanto, ms segura
su circulacin.
Los mecanismos de freno de esta situa-
cin pasan necesariamente por el desa-
198
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
02
rrollo de programas especfcos de educa-
cin vial para personas mayores, teniendo
presente -como lneas transversales de
nuestro modelo de envejecimiento acti-
vo- el gnero y la intergeneracionalidad
y por desarrollar una conciencia sobre la
circunstancia de que tambin las perso-
nas mayores participan de la utilizacin
de la red viaria. Indudablemente deben
desarrollarse los mecanismos de seguri-
dad necesarios para preservar de situa-
ciones de riesgo a las personas mayores
usuarias de la red viaria.
Por ello, desde el mbito competencial
correspondiente, se recomienda:
20
.- Que se establezcan progra-
mas especfcos de educa-
cin y se considere necesario
desarrollar acciones que salvaguarden la
seguridad de las personas mayores en el
uso de la red viaria y del trfco.
199 LBEA
Captulo
02
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201 LBEA
Captulo
02
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03
Captulo
VIVIR SALUDABLEMENTE
205 LBEA
Captulo
03
1.- INTRODUCCIN
El envejecimiento activo es un recurso
fundamental que ayuda a las personas y
comunidades a alcanzar su potencial de
calidad de vida y signifcacin a lo largo
de todo su ciclo vital y a participar en la
sociedad de acuerdo con sus necesidades,
deseos y capacidades, es por lo tanto
aplicable a cualquier estado de salud y
con cualquier nivel de autonoma.
Nuestra sociedad cuenta cada da con
mayor nmero de personas octogenarias
y nonagenarias, quienes, al igual que
ocurre con las personas de entre 65 y
80 aos cada vez mantienen un mejor
estado de salud y una mayor autonoma.
Segn la Encuesta Andaluza de Salud
2007, el 46.7% de la poblacin de ms
de 65 aos defni su estado de salud
como bueno o muy bueno, si bien el
sexo es un claro diferenciador de la salud
subjetiva: as, mientras el 56.8% de los
hombres defnieron su estado de salud
como bueno o muy bueno, las mujeres
de la misma edad lo hicieron en un
38.8%. Esto se contrapone con la imagen
predominante de fragilidad asociada a
las personas mayores durante el pasado
siglo.
Pero llegar a un estado de salud favorable
y ptimo exige, no solo medidas iniciadas
por poderes pblicos, sino tambin
responsabilidad de la persona hacia el
cuidado de su propia salud (desarrollo
de hbitos saludables, mantenimiento
de la actividad fsica y mental) y la
insercin participativa en la realidad
social (mantenimiento de las relaciones
interpersonales, asociarse, estar presente
en la vida de la comunidad).
Vivir y mantenerse en condiciones
saludables es un derecho constitucional
de la persona, parece obvio que de ello
depende, en buena parte, el resto de
su actividad existencial y debe ser un
objetivo a trabajar durante todo el ciclo
vital. No habra que esperar a llegar a
los 65 aos para comenzar a cuidarse,
si bien al llegar a esta etapa de la vida
algunas actividades adquieren especial
relevancia.
Generar salud supone buscar y conseguir
una mejor calidad de vida. A tal fn conver-
gen necesidades de lo ms variadas: pro-
gramas educativos, alimentacin, normas
de higiene individual y colectiva, cuidado
del medio ambiente y lucha contra la con-
taminacin, estudios urbansticos y de vi-
vienda, realizacin en materia de empleo
206
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
03
y de la produccin en general, deteccin
y actuacin sobre los riesgos de trabajo y
otras actividades no menos importantes
(Jouvencel, 1987:9).
Como seala la Organizacin Mundial
de la Salud para fomentar el envejeci-
miento activo, es necesario que los sis-
temas sanitarios tengan una perspectiva
del ciclo vital completo y se orienten a la
promocin de la salud, la prevencin de
las enfermedades y el acceso equitativo
tanto a una atencin primaria como a
una asistencia de larga duracin de cali-
dad. Adems los servicios de salud y los
servicios sociales han de estar integrados
y coordinados, a la par que ser efectivos y
rentables, para conseguir mejorar la cali-
dad de vida de la ciudadana.
No debe existir discriminacin por causa
de la edad en el acceso a los servicios ni en
la atencin prestada por profesionales de
la salud, que debe basarse en la dignidad
y el respeto, sea cual sea la edad de las
personas.
Tomar en consideracin la existencia de
desigualdades que repercuten en la si-
tuacin de salud, reconocerlas y abordar-
las son elementos imprescindibles para
la prestacin de una atencin (sanitaria
y social) equitativa y de calidad. No te-
nerlas en cuenta redundar en una per-
petuacin o, incluso, un aumento de esas
desigualdades.
Adems de por razn de edad, otra de las
desigualdades ms prevalentes (y todava
muchas veces invisible), es la desigualdad
de gnero. Adoptar la perspectiva de
gnero en salud, implica una actitud de
alerta constante sobre cmo los roles y
estereotipos de gnero afectan a la salud
de mujeres y hombres, el reconocimiento
del gnero como un determinante de la
salud y el compromiso de promover, junto
a otros agentes, la meta de la igualdad de
oportunidades entre hombres y mujeres.
La situacin econmica y social es tam-
bin causa de importantes desigualdades
en salud e interrelaciona, en muchas oca-
siones, con otras causas de desigualdad.
As, por ejemplo, en nuestro medio, alto
nmero de mujeres mayores subsisten
con pensiones de viudedad. Esa preca-
riedad econmica hace que las mujeres
mayores, como colectivo, sean el estrato
social ms empobrecido, con las consi-
guientes repercusiones sobre su salud.
Una poltica integral de envejecimiento
saludable no puede obviar la infuencia de
los factores sociales sobre la salud, en las
distintas etapas del ciclo vital, atendiendo
de forma especfca a mujeres y hombres
mayores de clases ms desfavorecidas,
donde se ha podido producir un efecto
acumulativo de circunstancias adversas,
incluso antes del nacimiento
i
.
Por ltimo, hay que recordar que, todava
en la actualidad, las labores de cuidados
de personas enfermas o dependientes,
207 LBEA
Captulo
03
recaen, de forma mayoritaria, sobre las
mujeres dentro del mbito familiar. Y,
cada vez ms, son mujeres de edad avan-
zada quienes se encargan del cuidado de
sus parejas tambin ancianas.
2.- PROMOCIN DE LA
SALUD
La Promocin de la salud es un concepto
que nace con la Declaracin de Ottawa
de 1986, promovida por la OMS y se def-
ne como la capacitacin de la poblacin
para aumentar el control sobre su propia
salud y mejorarla. Se dirige a incremen-
tar la capacidad de salud positiva de la
gente, con independencia de la preven-
cin de enfermedades (aunque puede
comportar una reduccin de su inciden-
cia). Se considera una de las mejores he-
rramientas para mejorar la salud de las
personas y las poblaciones.
Las estrategias bsicas para llevarlas a
cabo son:
g Polticas saludables: las medidas de
promocin de la salud no son exclusivas
de las profesiones sanitarias, sino que
necesitan sinergia con instituciones
pblicas y gobiernos.
g Ambientes favorables: relacin entre
ambiente y salud desde un enfoque
socio-ecolgico.
g Accin comunitaria: salud para todas
las personas en la ciudad, la accin co-
munitaria para la salud se refere a los
esfuerzos colectivos de las comunidades
para incrementar su control sobre los de-
terminantes de la salud y en consecuen-
cia para mejorar la salud.
g Desarrollo de habilidades personales:
conocimientos, habilidades y actitudes
que mejoren o mantengan la salud; co-
nocimientos veraces, habilidades ade-
cuadas, actitudes positivas ante la vida,
ante la salud, ante los problemas.
g Fomento de la cooperacin con la
ciudadana para generar complementa-
riedad y no dependencia (autocuidados,
voluntariado, ruedas de favores).
g Cambio de la actitud profesional.
Combinar la participacin y la respon-
sabilidad entre profesionales de la salud
y ciudadana (autonoma personal) evi-
tando el paternalismo y asesorando en la
toma de decisiones.
Plantea dos perspectivas complementarias:
g Promover hbitos saludables entre las
personas con discapacidad y/o depen-
dencia para mejorar su salud.
g Promover los estilos de vida saludables
entre la poblacin general para que gane
ms aos de vida autnoma.
208
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
03
Las reas que se van a abordar son las
siguientes:
g Alimentacin.
g Actividad fsica.
g Hbito tabquico.
g Consumo de alcohol y otras substancias.
g Salud bucodental.
g Sexualidad saludable.
g Salud mental.
2.1.- ALIMENTACIN
Los hbitos alimentarios de una poblacin
constituyen un factor determinante de
su estado de salud, de forma que si son
inadecuados, tanto por exceso como
por defecto, conducen al aumento de la
presencia de diversas enfermedades y
trastornos.
La nutricin adecuada y la salud nutricio-
nal son indicadores clave de una buena
calidad de vida, de prevencin de enfer-
medades y de una salud sostenible
ii
.
Una adecuada nutricin desde edades
jvenes se considera requisito previo
para la salud en el envejecimiento, con
repercusin en la prevencin de la enfer-
medad y la discapacidad
iii
.
Se acepta que, a cualquier edad, los h-
bitos dietticos inadecuados incluyen la
dieta rica en grasa saturada y sal, insuf-
ciente en frutas y vegetales y pobre en
fbra y vitaminas, junto a otros factores
como el sedentarismo, estn en la base
del aumento de prevalencia de diabetes,
hipertensin, enfermedades cardiovas-
culares, obesidad y cncer (Active age-
ing).
En un estudio poblacional realizado en
Andaluca
iv
en personas entre 25 y 60
aos se encuentra que la ingesta energ-
tica media es 2218 Kcal/da, similar a la de
algunas comunidades autnomas, pero
aun as, es un 16% inferior a la media na-
cional. Los hombres de cualquier edad
presentan una ingesta energtica supe-
rior a las mujeres y en ambos sexos dis-
minuye con la edad, si bien en los hom-
bres de forma paulatina y en las mujeres
bruscamente a partir de los 45 aos.
En lo que respecta a ciertos hbitos
alimentarios de las personas mayores, en
nuestra comunidad es ms equilibrado y
saludable que la del resto de la poblacin.
As, segn la Encuesta Andaluza de
Salud de 2007, alrededor del 65% de los
hombres mayores de 65 aos toman fruta
a diario, por un 47.7% de la poblacin
total de hombres de ms de 16 aos. Y
entre las mujeres mayores el consumo
de fruta tambin est ms frecuente: un
70% lo consume frente a un 55.5% del
resto de mujeres en Andaluca.
Caractersticas generales de la alimen-
tacin en Andaluca:
g La ingesta diaria de energa, glcidos,
protenas y fbra es signifcativamente
mayor en Andaluca oriental.
209 LBEA
Captulo
03
g La ingesta de colesterol es mayor en
Andaluca Occidental.
g La poblacin de Andaluca Oriental
ingiere ms minerales y vitaminas (sobre
todo Vitamina C y cido flico), por un
mayor consumo de hortalizas, verduras
y frutas.
g Los niveles de colesterol de las mujeres
superan a los de los hombres en edades
de 25 a 39 aos y por encima de los 50
aos, con estabilizacin de cifras en
este tramo de edad para los hombres y
progresivo ascenso para las mujeres.
g Las mujeres presentan una ingesta de
minerales inferior a los hombres, siendo
muy defcitaria la ingesta de hierro en las
mujeres andaluzas, debido al bajo con-
sumo de carnes y derivados. Adems, un
58% de mujeres no alcanzan los niveles
de ingesta de calcio recomendados, no
tanto debido al consumo de leche (ma-
yor en mujeres que en hombres) como
al de otros alimentos importantes en el
aporte de calcio como el pan, carnes y
derivados, etc. Es relevante que el 82% de
personas con hipocalcemia son mujeres
entre 45 y 60 aos y el 56% entre 50 y 60
aos. Tambin en el caso de la Vitamina D
las mujeres ingieren cantidades signifca-
tivamente menores a los varones
g Los resultados de una investigacin
cualitativa realizada en Andaluca sobre
prcticas y discursos en torno a la
alimentacinv ponen de relieve que:

n En el mbito de la salud, la tradicin
ha perdido autoridad a favor de la
medicina.
n En las mujeres mayores y
menos escolarizadas persiste la idea
de una separacin radical entre salud y
enfermedad, con saltos bruscos de un
estado a otro y con una consecuencia
importante respecto a la alimentacin:
slo hay que vigilarla en estado de
enfermedad, y no se aprecia como riesgo
para la salud en situacin cotidiana.
n El concepto tradicional de bue-
na madre (capacidad de entrega y sacri-
fcio para procurar lo mejor para la fami-
lia) tiene una repercusin extraordinaria
en las prcticas alimentarias: debido a la
persistencia de la divisin tradicional de
gnero, la mujer sigue siendo la encarga-
da de la alimentacin familiar
vi
.
Como experiencias, Andaluca participa
en el Programa PERSEO
vii
, que dentro
de la iniciativa NAOS, se desarrolla en el
mbito escolar. El objetivo es ensear a
la poblacin escolar las caractersticas de
una alimentacin saludable y habituar
a su consumo mediante los mens
escolares y la prctica del deporte y
actividad fsica.
Andaluca desarrolla el Plan de Actividad
Fsica y Alimentacin Equilibrada que
fomenta la practica de actividad fsica
y la alimentacin equilibrada entre la
poblacin andaluza, con medidas para
prevenir la enfermedad y la discapacidad
210
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
03
y mejorar la calidad de vida. Su presencia
alcanza la promocin de la actividad fsica
y la alimentacin en el mbito escolar,
los comedores colectivos, los centros de
trabajo, otros espacios de la comunidad.
Entre sus lneas estratgicas principales
fgura la generalizacin del consejo
diettico intensivo entre los centros de
atencin primaria del sistema sanitario
pblico de Andaluca.
Numerosos estudios han demostrado
el efecto protector de la dieta medite-
rrnea en el desarrollo de enfermeda-
des cardiovasculares, distintos tipos de
cncer, enfermedades neurodegenera-
tivas e incluso en el envejecimiento. En
el caso de enfermedad cardiovascular,
existe evidencia en prevencin secunda-
ria
viii
una vez ocurrido el episodio agudo
y, segn datos preliminares del estudio
PREDIMED
ix
la dieta mediterrnea tam-
bin previene eventos cardiovasculares
en sujetos de alto riesgo sin episodios
previos.
Por todo ello, se recomienda:
1
.-Fomentar la dieta mediterrnea y
la pirmide de la alimentacin que
se caracteriza por:
g El consumo diario de cereales, frutas,
verduras, frutos secos, legumbres.
g El uso del aceite de oliva como fuente
principal de grasa.
g El consumo moderado de pescado,
pollo, leche y lcteos.
g Reducir el consumo de carne y
productos crnicos.
g Bajo consumo en azcar y sal
2
.- Para el fomento de la alimenta-
cin saludable, se hace necesario
tener en cuenta las siguientes reco-
mendaciones:
g La totalidad de los profesionales de
la salud deben recibir formacin en
atencin nutricional (Silver Paper).
g Se debe considerar la capacidad de
comprar y preparar alimentos, las situa-
ciones de emergencia y las situaciones
de prdida de funcionalidad y actividad
que puedan limitar de forma transitoria
o progresiva el acceso a la adecuada nu-
tricin
x
.
g Incluir polticas sociales globales que
promuevan la produccin, distribucin
y comercializacin de alimentos idneos
desde el punto de vista nutritivo y de
condiciones higinicas
xi
as como acen-
tuar los aspectos atractivos y agradable
de la alimentacin, los placeres de la
buena mesa y la compaa.
a) Se recomienda el asesoramiento die-
ttico intensivo en personas adultas con
enfermedades relacionadas con la ali-
mentacin (grado de evidencia B) .
b) Sustitucin de las campaas generales
por aquellas acciones focalizadas a secto-
211 LBEA
Captulo
03
Deben considerarse los aspectos
simblicos y culturales en torno
a la alimentacin que tienen las
personas y familias.
res poblacionales especfcos que puedan
ser mucho ms efectivas. Informacin a
grupos poblacionales que realmente ne-
cesiten una modifcacin de la dieta.
c) Las estrategias de mejora de la alimen-
tacin poblacional tienen que incentivar
la participacin masculina en las tareas
domsticas o en la cocina, pues sigue
vigente en nuestra sociedad el reparto
tradicional de papeles entre mujeres y
hombres, con la consiguiente falta de
igualdad en la asignacin de tareas fa-
miliares. Las recomendaciones dietticas
deben focalizarse no slo hacia el indivi-
duo sino tambin hacia la familia.
d) Se recomienda una conjuncin entre
la pirmide alimentaria y las costumbres
alimentarias de las personas mayores
mediante el empleo de dietas caseras
adaptadas a sus condiciones.
e) Se deben considerar los aspectos de
seguridad alimentaria: informacin nu-
tricional y calrica, composicin, colo-
rantes, conservantes y aditivos, fechas
de produccin, envasado y consumo, eti-
quetado claro comprensible y visible.
2.2.- ACTIVIDAD FSICA
La actividad fsica es una herramienta de
prevencin de primer orden pudindose
utilizar en la prevencin primaria, secun-
daria y terciaria de multitud de enferme-
dades. Esta accin preventiva de la rea-
lizacin regular de actividad fsica cobra
especial relevancia en las personas ma-
yores, ya que patologas muy prevalentes
en estas edades tales como la diabetes,
la dislipemia, la hipertensin arterial, las
enfermedades cardiovasculares, la ansie-
dad y la depresin, por citar algunas, se
benefcian en gran medida de su prctica
habitual
xix ,xx,xxi
.
La actividad fsica regular puede contri-
buir a aumentar la duracin de la vida y
favorecer una longevidad ms activa y
con mayor calidad de vida, de manera
que las personas mayores activas man-
tienen mejor su capacidad funcional y la
utilizan ms efcientemente que las sede
ntarias
xxii,xxiii,xxiv,xxv,xxvi,xxvii
.
212
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
03
La prdida de funcionalidad inducida
por el envejecimiento es debida predo-
minantemente al desuso, por lo tanto el
ejercicio fsico se ha demostrado como
efcaz para retrasar este descenso de la
funcionalidad
xxviii
. Adems ha sido cla-
ramente fundamentada la posibilidad
de adaptacin de las personas mayores
al entrenamiento
xxix,xxx
, aunque sta va a
depender de la condicin fsica inicial, la
edad y el tipo de ejercicio que se prac-
tique. Determinados biomarcadores de
envejecimiento tales como la funcin
respiratoria, la presin arterial sistlica
o los tiempos de reaccin muestran una
menor involucin cuando la persona per-
manece activa
xxxi
.
En nuestra comunidad autnoma, segn
la Encuesta Andaluza de Salud de 2007, el
43.9% de los mayores entre 65 y 74 aos
no hacan ejercicio fsico, son sedentarios,
sobre todo las mujeres. La lectura alenta-
dora de este dato es su reverso: ms de
la mitad de los mayores de esta franja de
edad practicaba alguna actividad fsico
de intensidad variable (un 51.3% haca
ejercicio de forma ocasional, otro 4.2%
de forma regular varias veces al mes y un
porcentaje prximo al 1% varias veces a
la semana). A partir de los 75 aos au-
mentan al 56% las personas mayores que
no hacen ejercicio (un 49.8% de hombres
por un 60.7% de las mujeres). An as, un
44% de personas de ms de 75 aos hace
algn tipo de ejercicio fsico (un 40.7%,
hace alguna actividad ocasional fsica o
deportiva ms los hombres, 45.7%, que
las mujeres, 36.8%-y un 3.2% hace algu-
na actividad varias veces al mes, tambin
ms hombres que mujeres.
La discapacidad es un importante proble-
ma entre las personas de edad avanzada,
con tasas que superan el 32% entre ma-
yores de 65 aos. Sus causas principales
son los problemas de movilidad, la inca-
pacidad para realizar tareas domsticas
y problemas para levantarse, acostarse
o moverse dentro del hogar. Todo esto
contribuye a generar dependencia y ex-
clusin. Los hbitos de vida saludables
tienen una crucial infuencia en la dura-
cin de la vida sin enfermedad ni disca-
pacidad y son potencialmente modifca-
bles
xxxii,xxxiii,xxxiv,xxxv
.
La alimentacin sana es uno de los
principales pilares de la salud y calidad de
vida
213 LBEA
Captulo
03
El gasto sanitario en las personas mayo-
res es muy elevado, incrementndose a
medida que avanza la edad. Por su efecto
preventivo y como herramienta terapu-
tica, la actividad fsica ha demostrado
que puede contribuir a la reduccin de
este gasto sanitario
xxxvi,xxxvii,xxxviii,xxxix,xl
.

Para conseguir los efectos benefciosos
del ejercicio fsico, ste debe ser realizado
regularmente de forma habitual y durante
el mximo periodo de la vida posible.
Se aconseja la prctica de actividad fsica
de intensidad moderada (como cambiar) al
menos 30 minutos con una frecuencia casi
diaria. Las actividades especifcas que pro-
muevan la mejora de la fuerza, la coordi-
nacin y el equilibrio son particularmente
benefciosas para las personas mayores
1
.
Por todo ello se recomienda:
3
.- Fomentar la prctica regular de
ejercicio fsico en las personas ma-
yores, a travs de campaas de sen-
sibilizacin y mediante medidas tenden-
tes a propiciar ventajas econmicas (por
ejemplo descuentos en cuotas de usua-
rio) para las personas mayores que acu-
dan a instalaciones deportivas o utilicen
servicios que impliquen la realizacin de
ejercicio fsico.
4
.- Promover iniciativas que fomen-
ten la actividad fsica, adaptndo-
las a las caractersticas funcionales
y las preferencias de las personas mayo-
res (Huertos saludables, Rutas saludables
como Un milln de pasos, Bailes de sa-
ln, ofcios tradicionales, etc.).
5
.- Aprovechar las instalaciones y
estadios deportivos para hacer de
ellos foco de irradiacin del enveje-
cimiento activo a travs de la prctica ade-
cuada del deporte.
A ttulo enunciativo, sugerimos la imple-
mentacin de las siguientes acciones:
a) Mejorar la formacin en prescripcin
de ejercicio fsico a las y los profesionales
de atencin primaria, de manera que ten-
gan capacitacin para realizar una valo-
racin funcional adecuada de las perso-
nas mayores y una posterior prescripcin
individualizada del ejercicio.
b) Incluir formacin referente a hbitos
de vida saludable en todos los temarios
de la enseanza primaria y secundaria,
as como en los planes de estudios de
las carreras universitarias que puedan
atender a mayores.
c) Facilitar la capacitacin del personal
tcnico en administracin de programas
de ejercicio fsico adaptado para personas
mayores.
1
OMS (2004). Estrategia mundial sobre rgimen alimentario, actividad fsica y salud.
214
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
03
d) Promover la investigacin y la forma-
cin de redes de conocimiento en mate-
ria de Deporte-Salud.
e) Elaborar una gua de Actividad Fsica
en mayores.
f ) Implantar programas de Actividad
Fsica Reglada especfcamente diseados
para mayores y para determinadas
situaciones e instituciones (Residencias,
Asociaciones, Centros de Mayores, etc.),
sin olvidar en este tipo de programas
la implantacin de nuevas tecnologas
y el entrenamiento de las funciones
cognitivas.
g) Dirigir campaas de promocin de
la actividad fsica especialmente orien-
tadas a la poblacin sedentaria, de una
forma individualizada y profesional,
aprovechando, por ejemplo, la afuencia
de estos sujetos al sistema sanitario, tan-
to pblico como privado, teniendo en
cuenta la perspectiva de gnero.
h) Facilitar el acceso y la existencia
de instalaciones deportivas para que
las personas mayores puedan realizar
actividad fsica de forma adecuada y
segura.
i) Se hace preciso el diseo y la puesta
en explotacin de sistemas de recogida
de datos precisos en relacin con la
prctica de actividad fsica regular por la
poblacin anciana.
j) Apoyar iniciativas que fomenten la ac-
tividad fsica, adaptndolas a las caracte-
rsticas funcionales, las preferencias y los
gustos de los distintos colectivos de per-
sonas mayores. Los datos muestran que
las mujeres en todas las franjas de edad
realizan menos ejercicio fsico, por lo que
las iniciativas deben tener en cuenta este
factor e incidir especfcamente en l.
k) Propiciar la existencia de infraestruc-
turas, tales como paseos, avenidas, ca-
lles, etc., que faciliten la realizacin de
actividad fsica de una forma segura y
adecuada a la condicin fsica tambin
de las personas mayores.
La prctica regular de actividad
fsica tiene un papel relevante en la
prevencin y abordaje de los problemas
de salud ms prevalentes en las
personas mayores
215 LBEA
Captulo
03
2.3.- HBITO TABQUICO
El tabaquismo es el principal problema
de salud pblica en Andaluca. Se asocia
con las principales causas de muerte
iv,v
,
enfermedades del sistema circulatorio
y el cncer
vi
. La mortalidad anual por
el consumo de tabaco en Espaa es de
54.233 personas.
Se relaciona tambin con enfermedades
respiratorias agudas y crnicas, especial-
mente con la enfermedad pulmonar obs-
tructiva crnica (EPOC)
vii
.
La exposicin pasiva al humo del tabaco
tiene un efecto negativo sobre la salud
viii
. La OMS ha recalcado, en este sentido,
que el humo de tabaco ambiental, ade-
ms de inequvocamente cancergeno,
origina enfermedades respiratorias y car-
diovasculares. El tabaquismo pasivo origi-
na 6.300 muertes anuales en Espaa.
En Andaluca, la Encuesta Andaluza de
Salud
ix
de 2007 confrma que el consu-
mo de tabaco entre las personas mayo-
res es, con diferencia, ms bajo que en la
poblacin general. De hecho, ya no fuma
el 90.5% de los mayores entre los 65 y 74
aos y el 94.7% de los que tienen ms de
75, cifras alentadoras si se comparan, por
ejemplo, con slo el 53.8% de personas
que no fuman entre los 25 y 44 aos.
An as, un 8.8% de los mayores entre 65
y 74 aos dicen fumar a diario, mayori-
tariamente hombres (17.5%) frente a las
mujeres (1.6%). Por su parte, fuma diaria-
mente el 4.7% de los mayores de ms de
75 aos, tambin ms los hombres (9.1%)
que las mujeres (1.4%).
Las ventajas de dejar de fumar son
muy amplias y aplicables a cualquier
grupo de edad. Se puede afrmar que
dejar de fumar prolonga la calidad de
vida y reduce la morbilidad
x
. Diversos
estudios han mostrado que la deteccin
y tratamiento de la dependencia del
tabaco se considera una accin coste -
efectiva en trminos de coste por ao de
vida ganado
xi,xii
.
El abordaje del tabaquismo se ha
convertido en una prioridad en el mbito
de la salud pblica para la mayora de
gobiernos de pases desarrollados. La
Consejera de Salud de Andaluca cuenta
con una trayectoria de mucho valor en
este sentido, con la puesta en marcha
durante estos aos de un gran despliegue
de recursos, actividades y programas
para el control del tabaquismo a travs
del Plan Integral de Tabaquismo de
Andaluca 2005-2010
vii
.
Recomendaciones:
6
.- Desarrollar la normativa necesaria
para restringir el consumo de
tabaco en zonas pblicas, que
proteja en todo momento a las personas
no fumadoras, adems de regular el
acceso de la poblacin ms joven al
consumo de tabaco.
216
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
03
Facilitar programas de deshabituacin
tabquica a las personas mayores, pro-
moviendo los tratamientos ms adecua-
dos a sus necesidades y caractersticas
individuales y facilitar que vivan es es-
pacios libres de humo a travs de inter-
venciones inducidas sobre sus familias o
lugares de convivencia
Acciones:

a) La promocin de los espacios sin
humo de tabaco medioambiental.
b) Se deben desarrollar estrategias en las
instituciones sanitarias para sistemtica-
mente preguntar
xiii
y ofrecer consejo y ayu-
da si se fuma
xiv,xv
(grado de evidencia A).
c) Fomentar el consejo mdico y de en-
fermera, la terapia intensiva individual o
grupalxvi,
xvii,xviii,xix
y los tratamiento farm
acolgicos
xx,xxi,xxii,xxiii
(grado de evidencia
A).
d) Priorizar el acceso a las intervenciones
ms intensivas
xxiv
a personas mayores fu-
madoras con alta dependencia, graves
problemas de salud y alto riesgo, que no
han logrado dejar de fumar con inter-
venciones de nivel inferior de intensidad
e) Proponer intervenciones sobre las fa-
milias o personas que fumen en el entor-
no de las personas mayores.

2.4.- CONSUMO DE ALCOHOL
El alcohol es una droga psicoactiva que
puede llevar a un consumo peligroso y
a una dependencia asociada a un mayor
riesgo de discapacidad
lxxii
, morbilidad y
mortalidad
lxxiv
.
Segn se desprende de la EAS de 2007,
el 95.8% del conjunto de la poblacin ha
consumido alguna bebida alcohlica en
las 2 ltimas semanas. Pues bien, entre
la poblacin de personas mayores se
supera esa media (el 96.9% en el grupo
de los 65 a los 74 aos, y el 97.8% con
ms de 75). Y es a travs del consumo
diario de vino y/o de cerveza como
se explica estos altos porcentajes de
consumo entre las personas mayores.
En Andaluca, un 14.5% del total de
la poblacin consume vino al menos
una vez al da frecuencia que incluye
1, 2, y 3-4 veces al da-, doblando el
consumo los hombres (17.8%) al de las
mujeres (7.9%). En los grupos de edad
de personas mayores, los altos datos de
consumo son llamativos. Un 64.2% de los
hombres con 65 y ms aos en Andaluca
consume vino al menos una vez al da en
una proporcin tres veces mayor que el
consumo del total de hombres de ms
de 16 aos (17.8%). Este grupo de edad
de hombres, por tanto, es el principal
consumidor de vino al menos una vez
al da en nuestra comunidad. Entre
las mujeres mayores, la frecuencia de
consumo diario de vino tambin es ms
alta (40.2%), con gran diferencia, que el
217 LBEA
Captulo
03
resto de grupos de edad de mujeres y
del total de mujeres de ms de 16 aos
(7.9%). Se concluye que en Andaluca el
52% de la poblacin mayor de 65 aos,
hombres y mujeres, consumen vino al
menos una vez al da.
El consumo de alcohol puede tener efec-
tos adversos considerables en la salud
fsica, psicolgica y social de los indivi-
duos, las familias y las comunidades.
El consumo de alcohol y la frecuencia de
consumos excesivos se asocian a un mayor
riesgo de accidentes, incluidos los acciden-
tes de trfco, violencia deliberada, tanto
autodirigida, como hacia otras personas,
suicidio, malos tratos, y comportamientos
delictivos
lxxv, lxxvi
.
Tambin se relaciona con el riesgo de
padecer enfermedades cardiovasculares,
cncer de hgado, cncer de colon, cirro-
sis y algunas enfermedades digestivas y
del tracto respiratorio
lxxvii
, todas ellas in-
cluidas entre los problemas de salud ms
prevalentes entre las personas mayores.
En este grupo de edad tambin se
producen un mayor nmero de cadas
y lesiones relacionadas con el alcohol y
medicamentos
lxxviii1
.
Los hombres consumen alcohol ms ha-
bitualmente que las mujeres
7
, aunque
en estas el consumo puede estar menos
visible. Una de cada cuatro personas ma-
yores consume vino de manera cotidia-
na. Es necesario poner de relieve la ad-
herencia de este consumo en la cultura
tradicional.
Junto con los efectos perjudiciales, el
consumo de alcohol conlleva innumera-
bles costes econmicos
lxxix
. En los pases
desarrollados el alcohol es la tercera cau-
sa principal de salud defciente despus
del hbito de fumar y la hipertensin
lxxx
.
Es necesario hacer constar la escasa in-
formacin que existe sobre los proble-
mas de las personas mayores en general
y sobre este tema en particular. Muchas
de las publicaciones no tienen en cuenta
este grupo etario y aun ms difcil resulta
encontrar datos desagregados por sexo.
Por ello, formulamos las siguientes
recomendaciones:
7
.- Desarrollar campaas divulgativas
dirigidas a la prevencin del dao
que puede derivarse del consumo
de alcohol.
Nunca es demasiado tarde
para dejar de fumar
218
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
03
8
.- Garantizar un tratamiento acce-
sible, efcaz, fexible, basado en la
mejor evidencia cientfca y adapta-
do a sus circunstancias, a aquellas perso-
nas mayores con problemas relacionados
con el alcohol
lxxxi
.
A ttulo enunciativo, sugerimos la
implementacin de las siguientes
acciones:
a) Impulsar cumplimiento de la legislacin
actual en relacin con el consumo de
alcohol.
b) Detectar precozmente el consumo de
alcohol entre las personas mayores en el
medio sanitario, cuantifcar el consumo
y aconsejar su cese de forma peridica
y estar alerta ante sntomas o signos de
abuso
lxxxii, lxxxiii
. Especial atencin a la de-
teccin precoz y abordaje de las mujeres
mayores. Grado de recomendacin B.
c) Impulsar un enfoque coordinado
que implique a los servicios sanitarios,
sociales, sistema judicial, grupos de auto-
ayuda, as como todos aquellos agentes
que pudieran intervenir en el proceso.
d) Apoyar a las redes y organizaciones no
gubernamentales que posean experien-
cia y competencia con el fn de reducir
los daos ocasionados por el alcohol.
2.5.- SALUD BUCODENTAL
El mantenimiento de una boca sana
previene la aparicin de problemas, tanto
especfcos de salud bucodental, como de
otros problemas funcionales derivados,
relacionados con la masticacin y con
las habilidades para comer. Todo ello
tiene repercusiones, no slo sobre el
estado nutricional, sino tambin sobre
otros aspectos que tienen que ver con
la comunicacin o la propia imagen y
que pueden incidir en el bienestar de las
personas y en su calidad de vida.
Entre los principales problemas de salud
bucodental que afectan a la poblacin
de mayor edad, destacan: el desgaste
dentario, la caries, la enfermedad
periodontal, los cuidados de las prtesis
dentales, el cncer oral, la xerostoma,
El consumo de alcohol y los problemas
derivados del mismo permanecen aun muy
invisibles entre la poblacin de mayor edad
y, ms aun, entre las mujeres mayores
219 LBEA
Captulo
03
la candidiasis oral, las reacciones de la
mucosa oral frente a medicamentos y
otros trastornos mucocutneos
lxxxiv
.
Su aparicin (especialmente la de aque-
llos problemas de mayor prevalencia
como son la caries y la enfermedad pe-
riodontal), est ligada a factores de ries-
go prevenibles y a cambios en los estilos
de vida, entre los que cabe sealar, la
falta de buenos hbitos de higiene oral,
la dieta (consumo de azcares), las con-
diciones nutricionales, el hbito tabqui-
co, el consumo excesivo de alcohol y el
estrs
lxxxv,lxxxvi
.
Algunas enfermedades como la diabetes
o las enfermedades cardiovasculares y
respiratorias
1
y los efectos adversos de
algunos tratamientos tambin pueden
aumentar este tipo de problemas.
Otros factores que pueden incidir estn
relacionados con aspectos socioecon-
micos y ambientales como son los bajos
ingresos, los problemas de dependencia
y de transporte para aquellas personas
que viven solas, existencia de barreras ar-
quitectnicas y falta de adaptacin para
el acceso en los centros y clnicas odon-
tolgicas
lxxxvii
que, en defnitiva, provocan
una mayor complejidad para acceder a
los servicios y a una adecuada atencin
bucodental.
A tal fn, recomendamos:
9
.- Favorecer una correcta salud bu-
codental a lo largo de toda la vida a
fn de prevenir problemas especf-
cos, funcionales, nutricionales, as como
otros que afectan a la comunicacin o la
propia imagen y que inciden en el bien-
estar de las personas y en su calidad de
vida.
Para la puesta en marcha de la recomen-
dacin precedente sugerimos la imple-
mentacin de las siguientes acciones:
a) Fomentar las recomendaciones rela-
cionadas con el autocuidado
lxxxviii
.
g Mantener unos hbitos adecuados de
higiene oral.
g Utilizar pastas dentfricas, enjuagues y
colutorios fuorados.
g Disminuir el consumo de azcares en
la dieta (cantidad, frecuencia y tipos).
g Dejar de fumar.
g Disminuir el consumo de alcohol.
b) Incorporar la deteccin precoz de
problemas bucodentales en el Examen
de salud a las personas mayores de 65
aos que se realiza desde los Centros de
Atencin Primaria del SSPA
lxxxix
.
220
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
03
c) Mejorar la atencin de las personas
afectadas por las enfermedades buco-
dentales (fundamentalmente caries y
enfermedad periodontal), abarcando
todas las etapas de intervencin frente
a estas enfermedades: promocin de sa-
lud bucodental, prevencin y control de
factores de riesgo, diagnstico precoz,
atencin de calidad y rehabilitacin e
incluyendo medidas especfcas para la
atencin de la salud bucodental de las
personas mayores.
2.6.- SEXUALIDAD SALUDABLE
La cultura occidental ha mantenido
tradicionalmente al sexo y la sexualidad
como algo tab y ms an en relacin a
algunos grupos de poblacin, como es el
caso de las personas mayores (y todava
ms en el caso de las mujeres), asignando
a la sexualidad a esta edad una serie de
prejuicios, ideas errneas y negativas, que
han pasado a formar parte del imaginario
colectivo y que contribuyen a difcultar la
vivencia de una buena sexualidad y un
buen envejecer. Todo ello ha contribuido
a que las propias personas mayores se
automarginen y supriman su sexualidad
como capacidad, como valor y, en
defnitiva, como una oportunidad para
aumentar su calidad de vida
xc
.
Las personas mayores han acumulado
una gran experiencia vital y en esta
etapa de la vida pueden disponer de
tiempo para desarrollarla y disfrutarla,
ya que envejecimiento no es sinnimo
de enfermedad y, aunque puedan existir
limitaciones fsicas propias de la edad, se
trata de personas que siguen teniendo
una intensa necesidad de contacto y de
comunicacin
xci, xcii, xciii
.
La capacidad de disfrutar de la afecti-
vidad y la sexualidad es un aspecto en
continuo desarrollo en la vida de las per-
sonas hasta su muerte. No hay razones
para considerar que el proceso de en-
vejecimiento nos conducir a una etapa
en la que la sexualidad desaparece, pues
no hay que olvidar que la sexualidad no
radica slo en el coito, sino que a travs
de otros actos (besos, caricias) se es-
tablecen relaciones afectivas esenciales
para el desarrollo psicoafectivo tambin
de las personas mayores, fomentando
su autoestima, haciendo que se sientan
objeto de cario y, en defnitiva, colabo-
rando a hacer la vida ms agradable
xciv,xcv
.
De hecho, existen estudios dirigidos a
conocer la percepcin de la sexualidad
para las personas mayores en los que se
conceptualiza al sexo como un elemento
importante de la relacin emocional en
esta etapa
xcvi
.
Adems, como en otros muchos aspectos,
en el caso de la sexualidad lo que ocurra
al envejecer se puede ir conformando
desde mucho antes y depende, en buena
medida, de cada individuo: aquellos
sujetos que han tenido una vida sexual
activa y gratifcante, tienen una elevada
probabilidad de mantener ese nivel de
satisfaccin de mayores. Igual ocurre con
221 LBEA
Captulo
03
aspectos relacionados con la autoestima
y la autoimagen: aquellas personas con
un elevado nivel de autoestima y una
imagen positiva de si mismas, parecen
tener una mayor probabilidad de
satisfaccin sexual
xcvii
.
Existe un gran desconocimiento y
desinformacin sobre el envejecimiento
en general y la sexualidad en particular.
Quienes ejercen profesiones relacionadas
con la atencin a las personas mayores, as
como familiares y personas cuidadoras,
han de colaborar para eliminar las barreras,
incluidas sus propias barreras personales
y las que tambin estn presentes entre la
poblacin ms mayor, mediante medidas
informativas y educativas y, sobretodo
mediante el respeto
xcviii
.
Por ello, es importante que, tanto las
personas mayores como el resto de la
poblacin, reciban los conocimientos
adecuados y conozcan cules son las
expectativas reales en cuanto a su
sexualidad
xcix
.
Actualmente la Consejera de Salud est
poniendo en marcha un plan para fo-
mentar la salud sexual entre las personas
mayores que incluye
c
:
g La promocin de entornos favorables
para la salud sexual.
g La sensibilizacin de la ciudadana
sobre la importancia de la salud sexual,
mediante el desarrollo de estrategias de
comunicacin destinadas a promover
una imagen positiva de la salud sexual
en las personas mayores.
g La participacin de las personas ma-
yores en las actividades promotoras de la
salud sexual.
g La promocin de lneas de investiga-
cin que permitan conocer la situacin
de la salud sexual de las personas mayo-
res y los conocimientos y actitudes de los
y las profesionales del SSPA.
g La incorporacin de la salud sexual a la
prctica clnica del SSPA.
g La capacitacin a profesionales y agen-
tes sociales que juegan un papel en la
atencin a personas mayores mediante
diversas estrategias formativas y el fo-
mento de las buenas prcticas.
El Plan de Promocin de Salud Sexual
para personas mayores en Andaluca
garantizar, en defnitiva, la informacin,
el dar a conocer, apoyar y aumentar la
capacidad de las personas mayores para
vivir como personas sexuadas y sexuales
desde la integralidad, la autonoma
personal, la igualdad y la equidad.
Recomendamos:
10
.- Favorecer desde la socie-
dad y desde las instituciones,
la normalizacin de la sexua-
lidad de las personas mayores
ci
.
A ttulo enunciativo, sugerimos la imple-
mentacin de las siguientes acciones:
222
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
03
a) Establecer estrategias que propongan
una actitud positiva hacia la sexualidad
en las personas mayores
xxv
y reduzcan las
falsas creencias y temores (asociar vejez a
ausencia de sexualidad, los condicionan-
tes religiosos, la dominacin masculina,
miedo al ridculo).
b).- Propuesta de medidas para la norma-
lizacin de la salud sexual
ciii
:
1. Que cada persona disponga de su intimi-
dad.
2. Respeto a la libertad sexual de cada per-
sona.
3. Facilitar el establecimiento de relacio-
nes a travs de actividades ldicas (bailes,
viajes, etc.) tanto dentro de la institucin
como entre instituciones.
4. Disponer de profesionales que puedan
informar adecuadamente y asesorar indi-
vidualmente o en pareja en esta materia
a quienes lo deseen.
5. Favorecer el estudio y la investigacin
en este campo.
6. En las residencias:
a. Garantizar la privacidad en las
habitaciones.
b. Respetar el derecho a compar-
tir habitacin, si as lo desean las perso-
nas implicadas, facilitando esa posibili-
dad desde el punto de vista de recursos.
2.7.- SALUD MENTAL
El envejecimiento supone un aumento
del riesgo de enfermedades mentales
con especial referencia a la depresin
civ
.
Los factores psicolgicos, incluyendo in-
teligencia y capacidad cognitiva (capaci-
dad de resolver problemas y adaptacin
a los cambios y a las prdidas) son fuer-
tes predictores del envejecimiento acti-
vo y la longevidad
cv
. La disminucin de
la funcin cognitiva se asocia con mayor
mortalidad en personas mayores sin de-
mencia
cvi
.
Aspectos de salud mental como el
deterioro cognitivo y los trastornos
del estado de nimo se consideran en
varios estudios de cohortes prospectivos
como criterios de fragilidad de las
personas mayores
cvii, cviii, cix
as como en
consensos de grupos de expertos en
nuestro pas
cx
. Como factores clave para
el envejecimiento satisfactorio se han
determinado en estudios longitudinales
a largo plazo (desde la adolescencia hasta
la vejez) que la situacin y conductas de
salud antes de los 50 aos condicionan el
tipo de envejecimiento de las personas.
En concreto son predictores la estabilidad
emocional y el estilo de afrontar las
situaciones
cxi, cxii
.
La deteriorada imagen social del enve-
jecimiento contribuye de forma impor-
tante a la falta de adaptacin a las etapas
avanzadas de la vida y a la baja autoes-
tima de las personas mayores como co-
223 LBEA
Captulo
03
lectivo. Esta depreciacin de la imagen
de las personas de mayor edad, denomi-
nada antiageing, cumple una funcin
consumista en la que la poblacin trata
de retardar u ocultar su envejecimiento
mediante la cosmtica, la moda, produc-
tos alimenticios o ciruga.
En los ltimos aos se ha iniciado una im-
portante actividad investigadora sobre el
mantenimiento y mejora de la actividad
cerebral a lo largo de la vida. La estimu-
lacin mental, utilizando actividades
cognitivas desafantes, es un medio de
mejorar la plasticidad neuronal que pue-
de mejorar la reserva cognitiva y permitir
el mantenimiento e incluso la mejora del
funcionamiento cognitivo
cxiii
.
De igual modo, debe contribuir a una
mejor salud mental en el envejecimiento
el avance de los factores externos que
ayuden a mejorar la situacin general y las
oportunidades de vida de los mayores.
Se proponen formular y aplicar estrate-
gias destinadas a mejorar la prevencin,
deteccin temprana y tratamiento de
las enfermedades mentales en las per-
sonas mayores, con inclusin de proce-
dimientos de diagnstico, medicacin
adecuada, psicoterapia y capacitacin de
profesionales y personal que atienden a
las y los mayores
cxiv
. En especial se hace
referencia a elevar la calidad de la evalua-
cin y diagnstico de la enfermedad de
Alzheimer y otros trastornos relaciona-
dos en las primeras etapas de su manifes-
tacin, a mejorar el infradiagnstico de la
depresin, y a actuar sobre las altas tasas
de suicidio en las personas mayores
cxv
.
La prevencin en salud mental en el
envejecimiento debe desarrollarse con
perspectiva de gnero debido a que:
g Las situaciones de desigualdad que
soportan las mujeres se confguran en
factores de riesgo para una peor salud
mental.
g El estado de salud de las mujeres an-
cianas es peor que el de los hombres
cxvi

(66% de mujeres mayores de 65 aos tie-
ne algn grado de dependencia) y se da
un mayor impacto de las enfermedades
en las mujeres por otras desigualdades
vinculadas al gnero, ya que la depen-
dencia y la discapacidad se relacionan
con las bajas pensiones, menores niveles
educacionales y clase social desfavoreci-
da
cxvii
.
g Las mujeres ancianas siguen siendo
cuidadoras en el mbito domstico. El
paso a la ancianidad no rompe el modelo
varn- consumidor de cuidados, mujer-
prestadora de cuidados. Las mujeres an-
cianas cuidan de sus maridos o hijos adul-
tos con problemas de salud
cxviii
.
g Las expectativas de las mujeres
respecto a la ancianidad son peores que
las de los varones. Las expectativas de la
familia y la sociedad tambin.
g La mayor frecuencia de los trastornos
mentales en las mujeres.
224
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
03
g La frecuente medicalizacin de los
malestares de las mujeres.
As, recomendamos:
11
.- Incluir a todas las personas
mayores en todas las estra-
tegias de promocin de la
salud mental que se impulsen desde los
diferentes mbitos.
Promover en los espacios comunitarios y
sociales de reunin de las personas ma-
yores actividades informativas y educa-
tivas sobre estimulacin mental, relacio-
nes sociales, ocio, etc.
12
.- Promover el entrenamien-
to de la memoria, la estimula-
cin mental y las estrategias
de compensacin mental, as como la
formacin de profesionales que promo-
cionan estas actividades de estimulacin
cognitiva (Silver Paper).
13
.- Promover la capacitacin
de las personas para mejorar
la autoefcacia, resolucin
de problemas
cxix
, conducta prosocial y
capacidad de afrontamiento a lo largo
del ciclo vital (Active Ageing).
14
.-Tener en cuenta la infuen-
cia de las desigualdades
existentes entre hombres y
mujeres en la salud mental de stas, con
el objeto de impulsar medidas de discri-
minacin positiva.
15
.- Formular y aplicar estrate-
gias destinadas a mejorar la
prevencin, deteccin tem-
prana y tratamiento de las enfermedades
mentales en las personas mayores, con
inclusin de procedimientos de diag-
nstico, medicacin adecuada, psico-
terapia y capacitacin del personal que
atiende a este subgrupo de poblacin
cxx

elevando la calidad de la evaluacin y
diagnstico de la enfermedad de Alzhe-
imer y otros trastornos relacionados en
las primeras etapas de su manifestacin,
mejorar el infradiagnstico de la depre-
sin, y reducir las altas tasas de suicidio
en las personas mayores
cxxi
.
A ttulo enunciativo, sugerimos la imple-
mentacin de las siguientes acciones:
a) Generalizar los programas de manteni-
miento de la memoria y de estimulacin
cognitiva dado que la estimulacin cog-
nitiva es una intervencin efcaz cuya uti-
lidad se mantiene a largo plazo (5 aos)
cxxii
y se extiende a la capacidad funcional
general de las personas, existiendo siner-
gias entre la mejora de una funcin cog-
nitiva concreta y la capacidad general
cxxiii
.
b) Divulgacin de la informacin sobre
sntomas, tratamiento, consecuencias y
pronstico de las enfermedades men-
tales.
c) Incluir en los servicios la promocin
de la dignidad personal a fn de atender
las necesidades de las personas de edad
con trastornos mentales (Plan Madrid).
225 LBEA
Captulo
03
d) Mejorar la formacin de las y los
profesionales de la salud en la deteccin
y evaluacin de los trastornos mentales.
e) Realizar acciones de promocin y
prevencin en salud mental. El PAPPS
defne los siguientes subprogramas en el
programa general de salud mental para
personas adultas-mayores
cxxiv
:
g Atencin a las personas con prdida
de funciones psicofsica.
g Cuidado de pacientes terminales y su
familia.
g Prdida de familiares o personas
allegadas.
g Jubilacin.
g Cambios frecuentes de domicilio en
personas mayores.
g Violencia domstica.
g Malos tratos a personas ancianas.
g Deteccin precoz de los trastornos de
ansiedad-depresin.
g Prevencin del suicidio.
3.- PREVENCIN DE LA
DEPENDENCIA
La OMS, dentro de su estrategia de
Envejecimiento Activo, enfatiza el papel
de la Prevencin.
En este documento nos centraremos
fundamentalmente en la prevencin de
la situacin de dependencia.
Esto supone tomar en consideracin los
siguientes elementos:
g Prevenir las enfermedades o los pro-
blemas de salud potencialmente causan-
tes de fragilidad, deterioro funcional o
discapacidad.
g Prevenir que, una vez adquiridas, esas
enfermedades evolucionen hacia la dis-
capacidad.
Se debe promover la capacitacin de las
personas para mejorar la autoefcacia,
resolucin de problemas, conducta
prosocial y capacidad de afrontamiento a lo
largo del ciclo vital
226
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
03
g Evitar que las personas con discapaci-
dad entren en riesgo de dependencia.
g Y, fnalmente, detectar precozmente
ese riesgo y reducirlo.
Los factores que precipitan a una perso-
na con discapacidad o en situacin de
fragilidad hasta una situacin de depen-
dencia son:
g La severidad de la causa del deterioro
funcional o de la discapacidad, que de-
termina el grado de recuperacin posible
de la funcionalidad perdida.
g La rapidez y la calidad del diagnstico
y tratamiento de la causa que puede ser
determinante de la prdida de funcin.
g La rapidez y la calidad del tratamiento
rehabilitador, que es decisiva sobre la
recuperacin de la funcin perdida, sobre
todo en las enfermedades que afectan a
la motricidad y el lenguaje.
g La rapidez y calidad de la incorpora-
cin a actividades sociales que resulta
determinante en la recuperacin en la
calidad de vida relacionada con la salud,
especialmente por su efecto sobre la li-
mitacin funcional.
g La rapidez y la calidad del plan de
cuidados que se establezca.
g El apoyo psicolgico a la persona en
riesgo de dependencia y a quienes le
cuidan.
g El soporte social a la persona en riesgo
de dependencia y a quienes le cuidan.
3.1.- PREVENCIN PRIMARIA
Entre las acciones ms recomendadas
para prevenir la aparicin de problemas
de salud que puedan llevar a situacin de
dependencia se encuentran:
3.1.1. Inmunizaciones
Dentro de la poblacin adulta, existe un
porcentaje signifcativo de morbimortali-
dad producida por enfermedades que son
evitables mediante la administracin de va-
cunas, la mayor parte debida a la infeccin
gripal y sus complicaciones y a las infeccio-
nes por los virus de la hepatitis A y B.
Por otra parte, las personas adultas son
susceptibles a enfermedades frente a
las que se les supone protegidas, debido
a que en su momento no recibieron
alguna de las vacunas infantiles o por la
desaparicin, con el paso del tiempo, de
la inmunidad adquirida.
Todo ello justifca la integracin de la per-
sona mayor en el sistema de proteccin
frente a la enfermedad, conferido por
las vacunas, as como una mayor aten-
cin al perfl de proteccin inmunitario
de la poblacin adulta, a las estrategias
adecuadas para potenciar su proteccin
y al impacto en la salud y bienestar ge-
neral de las estrategias utilizadas, espe-
cialmente en el caso de la poblacin de
mayor edad.
227 LBEA
Captulo
03
En el caso de las inmunizaciones, existe
alto grado de evidencia disponible (Nivel
A) sobre el benefcio de la vacunacin
de gripe y neumococo en poblacin
adulta de riesgo
cxxv
. Igualmente existe
evidencia (nivel B) sobre los benefcios
de la inmunizacin en poblacin adulta
de riesgo frente a la hepatitis B y ttanos/
difteria.
En Andaluca, dentro del SSPA esta
evidencia disponible ha permitido incluir
la vacunacin de manera especfca en
personas mayores, dentro del examen
de salud para mayores de 65 aos,
puesto en marcha desde el ao 2008,
promovindose desde este programa la
vacunacin antigripal, neumoccica y de
difteria/ttanos
cxxvi
.
Recomendamos:
16
.- Informar y concienciar a
la poblacin de personas
mayores de 65 aos de la
efectividad de la vacunas de la gripe, y
de difteria/ttanos, y la neumoccica en
los casos en los que exista una patologa
crnica previa que clnicamente lo
justifque.
Para ello, sera conveniente poner en
marchas, las siguientes acciones:
a) Realizar campaas de vacunacin en
los periodos establecidos.
b) Fomentar la captacin activa entre
las personas mayores para proceder a su
vacunacin.
-El soporte social a la persona en riesgo
de dependencia y a quienes le cuidan.
3.1.2.- Prevencion de accidentes
Los accidentes son la segunda causa en
importancia en el acortamiento de los
aos potenciales de vida en los pases
europeos
cxxvii
. Las personas mayores
estn probablemente ms expuestas a
las lesiones que las ms jvenes, debido
a la cronifcacin de enfermedades y a la
reduccin de la visin, el movimiento y el
equilibrio propios del envejecimiento.
Una de las principales limitaciones a la hora
de abordar los accidentes es la idea de
fatalidad, casualidad, azar o inevitabilidad
que los rodea. Los accidentes se han
asociado a lo imprevisible, con la carga de
resignacin que esto conlleva. El mensaje
que se oculta detrs de esta concepcin
difculta toda posibilidad de prevencin,
ya que aparentemente nos enfrentamos
al azar o al destino. Sin embargo, hoy
da podemos afrmar, tal y como lo hizo la
Organizacin Mundial de la Salud en 1961,
que el accidente no es accidental
cxxviii
.
Desde el mbito de la salud y los servicios
sanitarios, la Consejera de Salud de la
Junta de Andaluca elabor en el ao
2007 el Plan Integral de Atencin a la
Accidentabilidad. Desde la ptica de
228
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
03
este Plan, la prevencin de accidentes se
plantea con los siguientes principios:
1.- Centrado en la persona.
2.- Con carcter intersectorial.
3.- Equitativo y solidario.
4.- Integrado.
5.- Orientado a resultados.
Los estudios realizados en este sentido
indican que el nmero total de accidentes
entre personas mayores de 65 aos es
proporcionalmente menor que entre
el resto de la poblacin. Ocurren con
mayor frecuencia en el domicilio que
en el exterior debido a la ausencia de
actividad laboral y al mayor tiempo
de permanencia en el hogar. As, las
actividades ms involucradas en los
accidentes en mayores son las domsticas
y las derivadas de dar respuesta a las
necesidades bsicas de la vida diaria,
como el aseo o los desplazamientos
dentro del hogar.
Respecto a los accidentes de trfco, la
Organizacin Mundial de la Salud (OMS)
viene sealando, a travs de sus informes
anuales, cmo una de las principales cau-
sas de muerte entre las personas mayo-
res son los accidentes de circulacin. En
nuestro pas, los niveles de accidentali-
dad que presentan las personas mayores
de 65 aos revelan su condicin de gru-
po de riesgo, particularmente en su con-
dicin peatonal. Adems, los accidentes
de circulacin que afectan a peatones y
conductoras y conductores mayores de
65 aos no se producen de una forma
homognea, sino que siguen unos patro-
nes especfcos
cxxix
. Cada tipo de acciden-
te presenta una casustica peculiar y sus
frecuencias vienen explicadas por una
combinacin concreta de las variables
socio-personales.
Las variables diferenciadoras de los
tipos de accidentes segn los diferentes
estudios analizados son: edad, sexo,
estado civil, nmero de hijos, profesin y
nivel de estudios, as como la zona de la
ciudad en la que habita, y afectan tanto
a peatones y peatonas como a quienes
conducen.
Medidas preventivas de accidentes
adaptadas a los diferentes estilos de
vida de las personas mayores
229 LBEA
Captulo
03
Teniendo en cuenta lo anteriormente ex-
puesto con relacin tanto a los acciden-
tes domsticos como a los accidentes de
trfco, las medidas preventivas deben
tener en cuenta todos los factores que
los condicionan. Las medidas de carcter
general sern escasamente efectivas si no
se tienen en cuenta condicionantes como
pueden ser:
g Sexo: los accidentes domsticos afec-
tan en mayor nmero a las mujeres, al
igual que los accidentes de trfco como
viandantes
cxxx,
por lo que se aconseja de-
sarrollar medidas de prevencin especf-
cas para mujeres.
g Nivel socioeconmico: los accidentes
de trfco como peatones afectan ms a
personas mayores con un nivel de cualif-
cacin y un nivel econmico bajo.
Un estudio publicado en Espaa en 2009
concluye que las intervenciones ms
efectivas para reducir los accidentes (en
este caso de trfco) son aquellas que re-
ducen o eliminan el riesgo y que no de-
penden del cambio de comportamiento
de las personas ni de sus conocimientos.
Tambin segn dicho estudio, las inter-
venciones basadas exclusivamente en la
educacin no son efectivas para reducir
las lesiones
cxxxi
.
Por todo ello, recomendamos:
17
.- Establecer medidas espec-
fcas desde las diferentes ad-
ministraciones para disminuir
los factores de riesgo que provocan acci-
dentes en las personas mayores tanto, en
el entorno privado como en el exterior.
Para la puesta en marcha de la recomen-
dacin expuesta, estimamos necesario
implementar las siguientes acciones:
a) Desarrollar el Plan Integral de Acciden-
tabilidad de Andaluca.
b) Fomentar las adaptaciones del hogar
para las personas mayores.
c) Cumplimiento de las normativas existen-
tes en cuanto a seguridad y accesibilidad.
3.1.3. Prevencin De Cadas
La Organizacin Mundial de la Salud de-
fne cada como la consecuencia de cual-
quier acontecimiento que precipita al in-
dividuo al suelo en contra de su voluntad.
Las cadas en las personas mayores supo-
nen un problema de salud escasamen-
te valorado para la magnitud que en s
mismo poseen, tanto por su frecuencia
como por sus consecuencias inmediatas
y a largo plazo. Las cadas son una de las
principales causas de lesiones, incapaci-
dad y muertes. En s mismas constituyen
un marcador de fragilidad
cxxxii,cxxxiii
.

230
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
03
Un tercio de las personas mayores sufren
cadas todos los aos, cerca de la mitad lo
hacen ms de una vez
cxxxiv,cxxxv
y son mas
frecuentes en mujeres que en hombres.
Estas cifras aumentan con la edad, en las
personas mayores frgiles y en aquellas
que viven fuera del entorno familiar. De
hecho la frecuencia de cadas aumenta a
un 40% en personas mayores de 80 aos.
Un 30-55% de las cadas presentadas por
las personas mayores de 65 aos tienen
como resultado lesiones menores y
aproximadamente el 6% de ellas originan
fracturas
cxxxvi,cxxxvii,cxxxviii
, siendo la cuarta
parte de ellas de cadera. En Espaa,
concretamente, entre el ao 2000-
2003 se comunicaron 107.718 casos de
fractura de cadera en personas mayores
de 65 aos
cxxxix
.
Es posible actuar previniendo las cadas
mediante educacin para la salud y la
deteccin de los factores de riesgo
cxl.
cxli
. Es fundamental conocer los factores
de riesgos que favorecen las cadas
para intentar localizarlos y, si es posible,
modifcarlos.

Habitualmente las cadas tienen un
origen multifactorial
cxlii,cxliii
. Cuantos ms
factores confuyan, mayor ser el riesgo
de cadas. La correccin de estos factores,
aunque sea parcial, disminuir el nmero
de cadas.
Los factores de riesgo se clasifcan en:
- Factores intrnsecos, relaciona-
dos con la persona. Vienen determinados
por los cambios fsiolgicos relacionados
con la edad, sexo, patologas agudas o
crnicas y el consumo de frmacos.
g Cambios fsiolgicos relacionados
con la edad: deterioro de los sistemas
visual, vestibular y propioceptivo, los
cules son fundamentales para mantener
el equilibrio. Adems el sistema nervioso
central tambin experimenta cambios
que difcultan el control postural, como
son la prdida de neuronas y la reduccin
en el riego sanguneo.
g Las patologas que con mayor fre-
cuencia se asocian a las cadas son aque-
llas que afectan al sistema neurosenso-
rial (vrtigo, demencia, enfermedad de
Parkinson y dfcit visuales), al sistema
cardiovascular (trastornos del ritmo, sn-
copes, insufciencia cardiaca, cardiopata
isqumica, hipotensin ortosttica, etc.),
sistema msculoesqueltico (disminu-
cin de masa muscular con prdida de
fuerza, artrosis, osteoporosis).
g El consumo de frmacos: las
personas mayores, debido a que pade-
cen varias enfermedades, estn some-
tidos a tratamientos simultneos con el
riesgo de interacciones y efectos adver-
sos farmacolgicos. Los frmacos que
se relacionan con mayor riesgo de ca-
das son las benzodiazepinas, algunos
231 LBEA
Captulo
03
hipnticos
cxliv,cxlv,cxlvi,cxlvii
, neurolpticos,
antidepresivos
cxlviii,cxlix,cl
, anticonvulsivan-
tes, algunos antiarrtmicos, vasodilata-
dores, diurticos, antihipertensivos y
antihistamnicos. El riesgo aumenta ms
an si las personas ancianas estn poli-
medicados con 4 o ms frmacos. Habra
pues que valorar los benefcios de la me-
dicacin frente al riesgo que estas supo-
nen para cada paciente
cli
.
- Factores extrnsecos que son
fcilmente modifcables. Entre ellos me-
recen especial atencin:
g El tipo de calzado: es recomendable
que sujete bien el pie, a poder ser cerrado
y de tacn bajo.
g El mobiliario: a veces no est adapta-
do a las incapacidades. As, es frecuente
encontrar muebles de cocina demasia-
do altos o bajos, sillas demasiado bajas
(que difcultan el cambio de sedestacin
a bipedestacin), camas altas y estrechas
(que complican el acto de levantarse y
acostarse), etc. Tambin se ha tener en
cuenta la presencia de alfombras u obs-
tculos que difculten el paso
clii
.
g La iluminacin del domicilio tambin
es importante.
g El cuarto bao es una zona de riesgo
para las cadas. As las baeras altas, sin
antideslizantes, sin barras de sujecin y
los retretes bajos son circunstancias que
favorecern las cadas.
g Las circunstancias meteorolgicas
(lluvia, nieve) infuyen en la incidencia
de cada y fracturas. Por ejemplo, la
mayor incidencia de fractura de cadera
se da en invierno (25.8%) y la ms baja
en primavera (24.1%).
g Otras: Las zonas de obras, barreras
arquitectnicas (escaleras altas, ausencia
de barras laterales de agarre), subir
y bajar de transportes pblicos, etc.
pueden actuar como desencadenantes
de cadas.
Por todo lo anteriormente referido,
recomendamos:
18
.- Evitar los factores de
riesgos de las cadas:
g Mejorando la calidad de vida de
las personas y los problemas de salud
que las favorecen y prestando especial
atencin a las enfermedades que ms
afectan al equilibrio y la postura, as
como a la polimedicacin.
g Adaptando el entorno a las caracters-
ticas y necesidades de las personas ma-
yores incluyendo las prendas personales,
el domicilio y el barrio.
232
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
03
a) Prevencin primaria
Actividad Nivel de Evidencia
Programas dirigidos a > 80 aos B
Programas dirigidos a > 65 aos en los que se demuestren dfcits no
severos de fuerza, equilibrio y disminucin de fuerza en extremidades
y autonoma de movimiento C
Clases de Tai Chi para entrenamiento del equilibrio en personas
ancianas no seleccionadas que viven en la comunidad B
Priorizar programas preventivos que incluyan ms de una intervencin A
Factores especfcos objetivo: corregir hipotensin postural, racionalizacin
de frmacos e intervenciones para mejorar el equilibrio, la transferencia y la marcha B
La valoracin en domicilio de incapacidades y educacin en las reas de riesgo con
posterior derivacin a los profesionales de la salud, reduce las cadas C
La modifcacin de los obstculos en el domicilio es efectiva, debiendo ser
realizada por profesionales de la salud con entrenamiento y especialmente
dentro de intervenciones multidisciplinarias/multifactoriales. B
La correccin quirrgica de las cataratas en las mujeres mayores de 70 aos ha
demostrado efecto en la reduccin de las cadas. La correccin de los trastornos
visuales es de efcacia incierta, aunque se aconseja dentro de intervenciones
multidisciplinarias/multifactoriales. B/C
Se aconseja retirar la medicacin psicotrpica que no sea imprescindible y
cuando no sea posible reducir su posologa, sobre todo, en intervenciones
multidiciplinarias/multifactoriales. B
La Vitamina D puede tener un efecto favorable, aunque es preciso administrar
dosis elevadas e individualizar el tratamiento. B/C
233 LBEA
Captulo
03
b) Prevencin secundaria
Actividad Nivel de Evidencia
La identifcacin y abordaje multidisciplinar posterior por
personal sanitarios de residentes en la comunidad atendidos
por cadas en urgencias, reduce las cadas B
La valoracin de personas ancianas institucionalizados que
han tenido al menos una cada, con desarrollo de
planes de tratamiento individualizados y educacin personal,
disminuye las cadas B
c) Prevencin terciaria
Su fnalidad es reducir las consecuencias de la cada tanto a nivel de incapacidad
fsica como psquica:
Actividad Nivel de Evidencia
Ensear a las personas mayores a levantarse:
evitar el Long-lie C
Rehabilitar la estabilidad: primero en sedestacin,
luego en bipedestacin. Programas de ejercicios. C
Reeducar la marcha: si es preciso ayuda con
dispositivos ortopdicos. C
Psicoterapia de apoyo C
g A ttulo ejemplifcativo, proponemos las siguientes acciones:
234
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
03
3.1.4.- Mantenimiento de la
movilidad
Con el paso de los aos se aprecia una
disminucin de la movilidad articular y
un aumento de la rigidez de cartlagos,
tendones y ligamentos, lo que induce
una mayor susceptibilidad para padecer
lesiones musculares por sobrecarga.
A nivel psicomotriz se produce una re-
duccin del repertorio motriz, enlenteci-
miento de los refejos, descenso del tono
motriz y modifcaciones en la marcha
tales como pasos ms lentos, cortos y
planos y prdida del balanceo de manos.
Los cambios a nivel de las cinturas esca-
pular y plvica, junto con diversas altera-
ciones de la columna vertebral motivan
alteraciones estticas en las personas
mayores.
A medida que avanza la edad, las personas
experimentan una disminucin de la
masa muscular, de la densidad mineral
sea y de la fuerza, contribuyendo todo
ello a un mayor ndice de fatiga. Se han
postulado muy diversas causas, pero
entre ellas, la principal es la inactividad f
sica
cliii,cliv,clv,clvi,clvii,clviii,clix,clx,clxi,clxii,clxiii,clxiv,clxv
.
Todos estos cambios condicionan un
progresivo debilitamiento muscular, con
la consiguiente afectacin de la movili-
dad y un mayor riesgo de cadas y trau-
matismos.
A nivel neurolgico, con la edad se disminu-
ye la velocidad de conduccin nerviosa lo
que motiva diversos cambios que infuyen
en la movilidad de las personas mayores,
deteriorndola. El ejercicio regular podra
contribuir a mantener la funcin neurol-
gica
clxvi, clxvii, clxviii
.
Todos estos cambios funcionales de ori-
gen fsiolgico se ven agravados por un
diseo urbanstico y de los medios de
transporte que no est pensado para per-
sonas con dfcit de movilidad, proyecta-
dos por una sociedad acostumbrada a no
pensar mucho en las personas mayores y
en sus dfcits funcionales.
La actividad fsica realizada regularmente
ayuda a prevenir la prdida excesiva de
masa muscular, de fuerza muscular y de
densidad mineral sea. Adems mejora
la fexibilidad, la velocidad de la marcha
y el equilibrio, evitando las cadas y las
consecuencias econmicas y sociales de
stas
clxix,clxx,clxxi,clxxii, clxxiii, clxxiv
.
Por ello, recomendamos:
19
.- Implantar programas espe-
cfcos para paliar el deterioro
en la movilidad que sufren
las personas mayores a consecuencia del
proceso natural de envejecimiento, te-
niendo en cuenta:
g Favorecer el mantenimiento de la movi-
lidad y promover el ejercicio adaptado.
235 LBEA
Captulo
03
g Realizar un diseo urbanstico y de los
medios de transporte que tenga en cuanta
las limitaciones y particularidades de la
movilidad de las personas mayores.
g Promover campaas de concienciacin
dirigidas hacia las personas sin limitacin
de la movilidad.

Sugerimos la puesta en marcha de las
siguientes acciones:
a) Mejorar el diagnstico y tratamiento
de los dfcits de movilidad entre profe-
sionales de la salud.
b) Elaborar una gua de la movilidad en
personas mayores.
c) Incluir normas en el diseo urbanstico
y en el de los medios de transporte, para
facilitar la movilidad de personas con d-
fcit de movilidad de la persona mayor.
d) Incluir en el diseo de programas
de ejercicio para mayores estrategias
que mejorando la fuerza muscular,
el equilibrio, la fexibilidad articular
y velocidad de reaccin, mejoren la
situacin de movilidad del mayor.
e) Realizar campaas de concienciacin
en las que se pongan de manifesto
que conductas insolidarias motivan
problemas de movilidad a otras personas
(aparcar en pasos de peatones, prisas
y empujones en accesos a medios de
transporte).
3.1.5.- Prevencin del cncer
El cncer es un proceso de crecimiento
y diseminacin incontrolados de clulas
que puede aparecer prcticamente en
cualquier lugar del cuerpo. Es, segn el
Informe Las personas mayores en Espa-
a (2008)
clxxv
, la segunda causa de mor-
talidad para la poblacin general y para
las personas de edad. Estos datos coin-
ciden con los del Instituto de Estadstica
de Andaluca
clxxvi
, segn el cual la prime-
ra causa de mortalidad para las mujeres
y hombres mayores de 75 aos son las
enfermedades circulatorias, seguida del
cncer y las enfermedades respiratorias.
La desagregacin de los datos por sexos
muestra que los cnceres con mayor
incidencia en la poblacin espaola son:
Mujeres Hombres
Mama Pulmn
Colon y recto Prstata
Cuerpo tero
(endometrio) Colon y recto
Ovario Vejiga urinaria
Estmago Estmago
236
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
03
Todos estos cnceres son ms frecuentes
a medida que aumenta la edad de las
personas, lo que unido al aumento de
la esperanza de vida conlleva un riesgo
mayor de desarrollar la enfermedad
a partir de los 80 aos con respecto a
edades anteriores
clxxvii
.
A pesar de todo y gracias a los avances
producidos en la investigacin en
los ltimos 20 aos, un porcentaje
importante de cnceres pueden curarse
mediante ciruga, radioterapia y/o
quimioterapia, especialmente si se
detectan en una fase temprana. Otros se
podran prevenir evitando la exposicin
a factores de riesgo comunes que han
sido identifcados y se mencionan ms
adelante.
El ndice de supervivencia de la
enfermedad, defnido como la proporcin
de casos que logran sobrevivir un tiempo
preestablecido (5 aos), es del 44% en
hombres y del 56,4% en mujeres, segn el
estudio Eurocare-3 sobre la supervivencia
del cncer en Europa
clxxviii
.
La prevencin primaria del cncer implica
conocer y actuar sobre aquellos factores
de riesgo asociados al desarrollo del
mismo. El 35% de las muertes por cncer
en el mundo es atribuible a 9 factores de
riesgo potencialmente modifcables.
Algunos de los ms importantes son:
1. Tabaco
2. Alcohol
3. Dieta
4. Exposicin solar
5. Radiaciones ionizantes
6. Carcingenos ocupacionales
7. Contaminacin atmosfrica
8. Agentes infecciosos
9. Diversos aspectos de la vida
sexual y reproductiva
10. Herencia
11. Nivel socioeconmico
Basndose en la evidencia cientfca, el
Cdigo Europeo Contra el Cncer
clxxix
es-
tablece las siguientes recomendaciones
en relacin a los estilos de vida:
237 LBEA
Captulo
03
1 No fumar; si se fuma, dejarlo lo antes posible. Si no se puede, nunca fumar
en presencia de personas no fumadoras.
2 Evitar la obesidad.
3 Realizar alguna actividad fsica de intensidad moderada todos los das.
4 Aumentar el consumo de frutas, verduras y hortalizas variadas: comer al
menos 5 raciones al da.
5 Limitar el consumo de alimentos que contienen grasas de origen animal.
6 Si se bebe alcohol, ya sea vino, cerveza o bebidas de alta graduacin,
moderar el consumo a un mximo de dos consumiciones o unidades diarias
si es varn, o a una si es mujer.
7 Evitar la exposicin excesiva al sol. Es especialmente importante proteger
a poblacin infantil y adolescente. Las personas que tienen tendencia a
presentar quemaduras deben protegerse del sol durante toda la vida.
8 Aplicar estrictamente la legislacin destinada a prevenir cualquier
exposicin a sustancias que pueden producir cncer. Cumpla todos los
consejos de salud y de seguridad sobre el uso de estas sustancias. Aplicar
las normas de proteccin radiolgica.

Actualmente se dispone de pruebas cientfcas sobre la efcacia del cribado de cncer
de mama, crvix y colorrectal, as como recomendaciones para otros cnceres de alta
prevalencia. Las recomendaciones que se establecen con respecto a los cnceres ms
frecuentes sealados anteriormente son las siguientes:
238
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
03
- No hay pruebas cientfcas sufcientes para recomendar
el cribado sistemtico del cncer de prstata en las per-
sonas asintomticas.
- Los pacientes que soliciten ser cribados deben ser informa-
dos correctamente acerca de los benefcios y los riesgos del cribado y el tratamiento.
- Se recomienda el cribado en las personas de riesgo medio partir de los 50 aos,
con alguna de las siguientes estrategias: SOH (Sangre
Oculta en Heces) con periodicidad anual o bienal y/o
sigmoidoscopia cada 5 aos o colonoscopia cada 10
aos.
- Se recomienda realizar una adecuada clasifcacin del grado de riesgo a travs de
una completa historia personal y familiar.
- En los individuos con plipos adenomatosos espordicos de riesgo se recomienda
una colonoscopia a los 3 aos de la reseccin, y si sta es negativa o nicamente se
han hallado 1 o 2 adenomas tubulares de tamao < 10 mm, la siguiente exploracin
puede realizarse al cabo de 5 aos.
- Se recomienda realizar el cribado con mamografa cada 2
aos en las mujeres mayores de 50 aos.
- Se recomienda establecer la coordinacin necesaria con los
programas poblacionales de cribado del cncer de mama.
- No hay pruebas cientfcas para recomendar el cribado
sistemtico del cncer de ovario.
- Se recomienda proporcionar el consejo apropiado a las mu-
jeres posmenopusicas para que consulten ante cualquier
sangrado vaginal.
- No hay pruebas cientfcas para recomendar el cribado sistem-
tico del cncer de endometrio en las mujeres asintomticas.
- Se recomienda realizar un consejo claro y personalizado
para dejar de fumar.
- No hay datos sufcientes para recomendar el cribado sistemtico del cncer de
pulmn.
CNCER DE PULMN
CNCER DE PRSTATA
CNCER DE MAMA
CNCER DE OVARIO
CNCER DE
CUERPO TERO
(endometrio)
CNCER DE COLORRECTAL
239 LBEA
Captulo
03
- Consejo sobre proteccin en los contactos sexuales.
- Citologa de Papanicolaou en las mujeres de 25-65 aos. Al
principio, 2 citologas con una periodicidad anual y despus
cada 3-5 aos.
- A las mujeres mayores de 65 aos sin citologas en los ltimos 5 aos se les ofrecern
2 citologas con periodicidad anual y, si son normales, no se propondrn ms
intervenciones.
- No se ofrecer cribado en las mujeres que no han tenido relaciones sexuales, ni a las
mujeres con histerectoma total.
- Consejo sobre evitacin de la exposicin excesiva a la
radiacin solar y el uso de protectores solares.
- Campaas comunitarias que promuevan la prevencin de la
exposicin excesiva a la radiacin UV, en especial en las zonas
tursticas y de ocio al aire libre.
- No hay datos sufcientes para recomendar el cribado sistemtico del cncer de piel
en la poblacin general.
- Se recomienda la deteccin activa de los individuos con factores de riesgo para
realizar consejo y explorar las posibles lesiones displsicas.
As pues, formulamos la siguiente recomendacin:
clxxx5
20
.- El cncer es una enfermedad que se puede prevenir, tanto su aparicin
como sus impactos negativos una vez que se ha desarrollado. Para ello es
necesario adoptar medidas en:
g Prevencin primaria (consejos y estilo de vida): seran todas aquellas intervenciones
dirigidas a reducir la probabilidad de aparicin del cncer o a aminorar o interrumpir
su progresin incidiendo en los factores de riesgo asociados a su desarrollo.
g Prevencin secundaria (cribado): tiene por objetivo detectar la enfermedad antes
de que se manifeste clnicamente, en aquellas enfermedades en las que un trata-
miento precoz permita mejorar su pronstico.
CNCER DE CRVIX
CNCER DE PIEL
240
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
03
3.1.6. Prevencin de la obesidad
La obesidad se ha asociado a mayor riesgo
de mortalidad total, de enfermedad
cardiovascular, diabetes e hipertensin
arterial
clxxxi
. La relacin entre obesidad
y mortalidad es menor en mujeres,
personas mayores y sujetos con buena
forma fsica.
Segn el estudio epidemiolgico
EUROSTAT
clxxxii
, Espaa tiene entre los
pases europeos la tasa de obesidad
ms alta para las mujeres (13%) (junto
con Finlandia) y para hombres (13,9%),
as como un crecimiento rpido de esta
tasa: en un periodo de cuatro aos la
obesidad creci un 10% para las mujeres
y un 8.5% para los hombres. Segn
datos de la ltima Encuesta Nacional de
Salud (2006), la prevalencia media de
obesidad es del 15,25% en poblacin
adulta y el sobrepeso alcanza al 37,43%
de la poblacin. Se hace hincapi en que
si no se controla esta tendencia, pueden
erosionarse severamente los logros de la
longevidad saludable.
En un estudio poblacional realizado en
Andaluca
clxxxiii
en personas entre 25 y
60 aos se encuentra que el sobrepeso
medido mediante IMC (25-29,9), afecta
al 39% de la poblacin analizada, siendo
mayor en los hombres para todos los
grupos de edad; la obesidad afectara al
21,6% de la poblacin, nivel muy superior
al estimado para poblacin espaola
(13,4%) y mayor para mujeres a partir de
los 40 aos. La obesidad afecta al 15,6%
de la poblacin andaluza entre 2-24 aos
(media espaola 13,9%).
La Estrategia NAOS
clxxxiv
tienen como
objetivo sensibilizar a la poblacin del
problema que representa la obesidad
y promover iniciativas pblicas y priva-
das que contribuyan a la adopcin de
hbitos saludables a lo largo de toda la
vida y especialmente en infancia y ju-
ventud. Esta iniciativa tiene las caracte-
rsticas de superar el mbito sanitario
para incluir el educativo, empresarial
(etiquetado, composicin), medios de
comunicacin (regulacin de publici-
dad y mrketing)
clxxxv
, deporte, hoste-
lera (mejora de la composicin de las
comidas y aumento de la disponibilidad
y oferta de alimentos saludables), univer-
sidades y asociaciones ciudadanas, as
como considerar la alimentacin y activi-
dad fsica en un nico mensaje, plasma-
do en la prctica en la Pirmide NAOS
sobre estilos de vida saludables
clxxxvi
. Esta
pirmide tiene tres niveles que asocian
las recomendaciones sobre alimentacin
y actividad fsica que deben desarrollarse
con una determinada frecuencia: diaria-
mente, varias veces por semana, y ocasio-
nalmente.
El Plan Integral de Obesidad Infantil
de Andaluca
clxxxvii
se incardina dentro
de las iniciativas de la Unin Europea
(EU Platform on Diet Physical Activity
and Health) y del Ministerio de Sanidad
y Consumo (Estrategia NAOS) propo-
241 LBEA
Captulo
03
niendo lneas de actuacin a desarrollar
en diversos escenarios (escuela, sistema
sanitario, municipios, empresas, movi-
miento asociativo...).
El Plan para la Promocin de la Activi-
dad Fsica y la Alimentacin Equilibra-
da
clxxxviii
(PAFAE) se articula en tres pila-
res: promocin de la lactancia materna,
alimentacin saludable y aumento de
actividad fsica.
Las estrategias tienen que incorporar la
perspectiva de gnero debido a:
g La obesidad afecta ms intensamente
a las mujeres, sobre todo en mujeres
mayores de 60 aos
clxxxix
.
g Necesidad de desarrollar programas de
prevencin y tratamiento de la obesidad
especfcos para mujeres
cxc
.
La prevencin de la obesidad debe tener
en cuenta las desigualdades sociales.
Asegurar a toda la ciudadana el acceso a
alimentos y entornos saludables es una
responsabilidad de los gobiernos. Como
tambin lo es asegurar un mnimo de
educacin y el acceso a empleo.

Es necesario el abordaje de las estrategias
publicitarias, especialmente las que
tienen como objetivo a la poblacin
infantil, dado que nias y nios son
considerados como vectores inductores
al consumo con alto poder de decisin.

Es necesario desarrollar y aplicar una
regulacin tica a tales prcticas porque
las y los menores no son capaces de
diferenciar entre programas y publicidad
e interpretan como realidad lo que se
dice en un anuncio
cxci
.
El PAPPS recomienda medir el permetro
abdominal en las personas que presenten
un abdomen prominente de forma visual
para determinar si tienen o no obesidad
abdominal (permetro abdominal > 102
cm en hombres y > 88 cm en mujeres) y en
caso positivo proceder a la intervencin
sobre estilos de vida, dieta y actividad
fsica
cxcii
. Tambin es recomendacin de
la US Task Force
cxciii
.
Se debe realizar consejo e intervenciones
para perder peso en personas con
obesidad (I conferencia de Prevencin,
Grado evidencia B).
Una revisin Cochrane
cxciv
sobre los efec-
tos de las estrategias cognitivo-conduc-
tuales y algunas otras estrategias psicol-
gicas para la reduccin del peso encontr
que los resultados eran mejores si se uti-
lizaban intervenciones combinadas (te-
rapia conductual+dieta+ejercicio).
Recomendamos:
21
.- Promover que las personas
mayores tengan un peso
normal y evitar la obesidad y
sus complicaciones.
242
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
03
Para ello, proponemos las siguientes
acciones:
a) Desarrollar campaas de informacin y
fomento de alimentacin saludable, con
mensajes especfcos para los grupos de
poblacin donde la obesidad es mayor.
b) Prctica de ejercicio fsico regular y
ajustado a las caractersticas de las per-
sonas mayores.
c) Seguimiento del peso y del IMC, (la
conferencia de prevencin propone el
uso del IMC como medida estandarizada
de valoracin y seguimiento en todas las
edades) (grado evidencia B).
d) Coordinacin desde los mbitos sani-
tarios, sociales, deportivos y medios de
comunicacin para que los mensajes que
se transmitan sean claros y consensua-
dos, con el fn de prevenir tanto la obesi-
dad como la desnutricin.
e) No se recomienda el cribado sistem-
tico de obesidad en la poblacin, pero
s si existen enfermedades relacionadas
(grado evidencia B) (I Conferencia de Pre-
vencin).
3.1.7.- Prevencin de la desnutricin
La malnutricin en las personas mayo-
res es un problema de salud prevalen-
te, que puede llegar del 3-15%
cxcv
entre
quienes viven en sus domicilios estando
relacionado con multitud de factores f-
siolgicos (cambios corporales, proble-
mas odontolgicos, dfcits sensoriales,
enfermedades consuntivas, medicamen-
tos), psicolgicos (dfcit cognitivo, pro-
blemas afectivos) econmicos y socio-
culturales (aislamiento social, hbitos y
costumbres, monotona en la dieta, falta
de informacin sobre nutricin).
Las repercusiones del estado de des-
nutricin se extienden a la prdida de
funcionalidad e incapacidad
cxcvi, cxcvii
, a
importantes dfcits orgnicos como el
del sistema inmunitario
cxcviii
y al riesgo de
mortalidad
cxcix, cc, cci
.
Son mltiples los estudios que ponen de
manifesto que la malnutricin es una si-
tuacin comn, grave y frecuentemente
no diagnosticada, cuya prevalencia es
variable dependiendo de las zonas geo-
grfcas, el medio y la tcnica con que se
realice el estudio
ccii
. Estudios epidemio-
lgicos muestran que del 5% al 10% de
La obesidad es causa de
importantes problemas de salud
243 LBEA
Captulo
03
la poblacin mayor no institucionalizada
est desnutrida; esta prevalencia aumen-
ta hasta el 26% en pacientes que han sido
hospitalizados por enfermedad aguda, y
alcanza del 30 al 60% en pacientes que
residen en instituciones
cciii
, no habindo-
se encontrado informacin desagregada
por sexos.
Se ha de considerar adicionalmente la
importante relacin entre el estado nu-
tricional y cognitivo
cciv
. Un grupo espe-
cial seran las personas con demencia, en
quienes se asocian la prdida progresiva
de la capacidad para alimentarse por s
mismas y para elegir una dieta adecua-
da, las alteraciones de conducta negativa
hacia la ingesta y la propia enfermedad,
lo que produce una prdida de peso des-
proporcionada respecto a la ingesta. En
demencia tipo Alzheimer leve-moderada
en domicilio se encuentra que pierden
un 5% o ms de su peso corporal en un
ao, y un 13% pierden ms del 10%.
Debido a la frecuencia de la polifarmacia
en las personas mayores, es importante
considerar la repercusin de determina-
dos grupos de frmacos sobre el estado
nutricional
ccv
.
Las recomendaciones nutricionales en
este grupo de poblacin deben orientar-
se segn la situacin funcional, de forma
que se aboga por establecer varias cate-
goras: personas mayores sanas, perso-
nas mayores afectas de procesos agudos
hospitalizadas, personas mayores frgiles
que viven en casa o residencias
ccvi
. Esta
estratifcacin est corroborada por estu-
dios que indican un orden creciente en la
frecuencia de desnutricin: personas ma-
yores sanas en la comunidad (1%); per-
sonas mayores frgiles con servicios de
apoyo en casa (4%), pacientes en la co-
munidad con enfermedad de Alzheimer
(5%), personas mayores hospitalizadas
(20%) y personas mayores institucionali-
zadas (37%)
ccvii
.
Deben considerarse la capacidad de com-
prar y preparar alimentos, las situaciones
de emergencia y las situaciones de prdi-
da de funcionalidad y actividad que pue-
dan limitar de forma transitoria o progre-
siva el acceso a la adecuada nutricin
ccviii
.
Especial consideracin tendrn las po-
blaciones de hombres mayores que, por
los tradicionales roles de gnero, pueden
tener un mayor desconocimiento para la
preparacin de alimentos.
La Conferencia de prevencin de la
dependencia propone para las personas
mayores mantener un IMC en el normopeso
o sobrepeso (grado evidencia B).
Propone tambin identifcar las personas
mayores en riesgo y modifcar esos
factores. Como deteccin se propone
la valoracin del peso y talla, siendo la
prdida de peso un indicador de riesgo
de malnutricin. (grado evidencia C)
No existe evidencia que apoye la admi-
nistracin sistemtica de suplementos
nutricionales en personas mayores en
general.
244
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
03
En aquellas personas mayores que no
puedan alcanzar un adecuado aporte
nutricional con la alimentacin tradicio-
nal se propone la Alimentacin Bsica
Adaptada que incluye enriquecedores
de la dieta, dietas trituradas y modifca-
dores de textura
ccix
.
Por todo lo anteriormente expuesto,
recomendamos:
22
.- Fomentar la correcta
nutricin entre las personas
mayores, favoreciendo el
peso normal y la ingesta adecuada de
nutrientes.
3.2.- PREVENCIN SECUNDARIA
Es muy importante intervenir lo ms
precozmente posible sobre aquellas
alteraciones de la salud que pudieran
llevar a provocar una situacin de
dependencia.
A lo largo de este epgrafe se desarrollarn
los siguientes apartados:
3.2.1. Cribados recomendados.
3.2.2. Control de los factores de riesgo
cardiovascular (FRCV).
3.2.3. Atencin a los problemas osteoar-
ticulares.
3.2.4. Deteccin precoz de la fragilidad.
3.2.5 Polifarmacia.
3.2.1.- Cribados recomendados
El objetivo principal de la realizacin de
cribados recomendados en las personas
mayores es la deteccin precoz de pro-
blemas de salud especfcos, situaciones
de riesgo para la salud, situaciones de
dependencia y en defnitiva de perdida
de su calidad de vida.
Las recomendaciones propuestas en
este documento estn basadas en
la evidencia cientfca disponible, de
acuerdo a las intervenciones que se
realizan en pases de nuestro entorno y a
las defnidas dentro de nuestro contexto
y de nuestro Sistema Sanitario.
El Sistema Sanitario Pblico de Andalu-
ca ha venido desarrollando diferentes
polticas de prevencin en la poblacin
adulta, que han contribuido a mejorar
su estado de salud, evitar el deterioro
y reducir las situaciones de fragilidad y
dependencia. Entre las medidas que han
demostrado su benefcio se encuentran:
la educacin sanitaria, las inmunizacio-
nes, los cribados de neoplasias y el con-
trol de los factores de riesgo cardiovas-
cular
ccx
. En este mismo sentido, se han
incorporado, para su oferta desde los
centros de salud de Atencin Primaria,
programas de atencin especfcos a per-
sonas mayores de 65 aos para la detec-
cin precoz de los problemas de salud (y
necesidades de cuidados) ms prevalen-
tes en esta poblacin. Estos programas
recogen actuaciones de efectividad de-
245 LBEA
Captulo
03
mostrada y valoran reas como el riesgo de cadas, trastornos visuales y auditivos,
polimedicacin, incontinencia urinaria, nutricin, actividad fsica y actividades de la
vida diaria.
En defnitiva, con dicha iniciativa se oferta un conjunto de actividades destinadas a
la promocin, prevencin, diagnstico precoz, confrmacin diagnstica y estableci-
miento de un plan teraputico y de cuidados para los hombres y mujeres mayores
de 65 aos en Andaluca. Este Plan persigue el seguimiento evolutivo, la prevencin,
el manejo de complicaciones, y el apoyo psicolgico y social a pacientes y a personas
cuidadoras principales del mismo y tiene como misin la deteccin e intervencin
precoz ante problemas de salud para mantener la autonoma, el buen estado de sa-
lud y la calidad de vida.
Los cribados recomendados en el Examen de salud para mayores de 65 aos del
SSPA se recogen en la siguiente tabla:
Intervencin Evidencia Periodicidad Mnima
Medicin de la Tensin Arterial A Personas sanas/
asintomticas cada 2
aos
Deteccin de la Depresin B Cada 2 aos
Deteccin del Consumo Excesivo de Alcohol B Cada 2 aos
Deteccin de la Incontinencia B Valoracin Inicial a
los 74 aos
Riesgo de Cadas A/B Cada 2 aos
Agudeza Visual B Cada 2 aos
Deteccin de la Hipoacusia B Cada 2 aos
Analtica bioqumica:
Deteccin de Hipercolesterolemia A Cada 5 aos si es
normal
246
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
03
Tras una bsqueda de diferentes fuentes bibliogrfcas, todas ellas citadas a lo largo
de los diferentes captulos, podemos concluir que las principales recomendaciones
son las que a continuacin se exponen:
ACTIVIDADES DE PREVENCIN PRIMARIA
CRIBADO RECOMENDACIN GRADO
Ejercicio Aerbico y de resistencia A
Tabaco Deteccin y consejo A
Alcohol Deteccin y consejo B
Nutricin Deteccin y consejo C, B
Salud Dental Consejo C
Vacuna Gripe Vacunacin anual B
Vacuna Ttanos/Difteria Dosis de recuerdo cada 10 aos* A
Vacuna Neumococo Si existen factores de riesgo
o se reside en una institucin B
* Los mayores de 65 aos (en especial las mujeres) son un grupo de poblacin con
menor probabilidad de estar protegido frente al ttanos y a la difteria. Con 5 ms
dosis a lo largo de la vida no sera necesaria la revacunacin.
ACTIVIDADES DE PREVENCIN SECUNDARIA
CRIBADO SEXO RECOMENDACIN GRADO
Presin Arterial Toma de PA cada 1-2 aos A
Colesterol Determinacin cada 5 aos A
Depresin Cribado peridico B
Visin
- Poblacin general - Cada 2 aos con optotipos. C
- Diabetes - Diabetes: Cribado de retinopata
cada 3 aos.
- Glaucoma - Glaucoma: Cada ao si existen
antecedentes familiares.
247 LBEA
Captulo
03
Hipoacusia Peridicamente B
Estado mental y funcional Cuando se necesite: se debe estar C
alerta ante el deterioro en fases iniciales
Cadas Consejo y ejercicio A,B
Incontinencia urinaria Mujeres Interrogatorio B,C
Polifarmacia Interrogatorio C
Osteoporosis Mujeres Aplicacin de escalas de riesgo B
Glucosa Peridicamente en grupos de riesgo
Cada 3 aos>45 aos C
Funcin Tiroidea (TSH) Mujeres Cada 5 aos C
50 aos
Electrocardiograma Peridicamente C
g El cribado de enfermedades oncolgicas se aborda en el captulo especfco sobre
este tema.
En conclusin de lo expuesto, recomendamos:
23
.- Realizar cribados basados en la evidencia en el colectivo de las personas
mayores para favorecer la deteccin precoz de problemas de salud espec-
fcos, situaciones de riesgo para la salud, situaciones de dependencia y de
prdida de la calidad de vida.
3.2.2.- Control de los factores de riesgo cardio-vasculares
Dentro de la enfermedad cardiovascular se pueden producir episodios de extrema
gravedad, como son el infarto agudo de miocardio y el accidente cerebrovascular
(ataque cerebral).

248
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
03
En Espaa las enfermedades del aparato
cardiocirculatorio representan la primera
causa de muerte, constituyen la tercera
causa de aos potenciales de vida perdi-
dos y la primera causa de ingresos hospi-
talarios. Es la primera causa de muerte en
las mujeres mayores.
Las enfermedades isqumicas del cora-
zn y las enfermedades cerebrovascula-
res en Andaluca desde 1975 al 2004 han
tenido un importante descenso tanto en
las mujeres como en los hombres. En es-
pecial hay que destacar el descenso de
las enfermedades cerebrovasculares, tan
importante tanto en los indicadores cru-
dos como en los nmeros absolutos. La
enfermedad isqumica del corazn ha
tenido un comportamiento diferente, los
indicadores brutos presentan valores ms
elevados en los ltimos aos de la serie
que en los primeros. Cuando se ajustan
por edad mediante la estandarizacin di-
recta pasan a ser descendentes, pudin-
dose atribuir el aumento del nmero de
defunciones y las tasas brutas al efecto
del envejecimiento de la poblacin anda-
luza en los treinta aos estudiados
ccxi
.
Conviene hacer hincapi en la necesidad
de revisar el estudio y abordaje de las
enfermedades cardiovasculares desde la
perspectiva de gnero, tambin en las
edades mayores. Estas enfermedades
tradicionalmente se asocian a hombres,
cuando los estudios actuales ponen
de relieve que son la primera causa de
muerte en mujeres mayores. Se debe
garantizar el acceso a los servicios, a las
pruebas diagnsticas, a los procesos de
intervencin y a la rehabilitacin de una
forma igualitaria para que contine esta
tendencia decreciente en la mortalidad
en ambos sexos.
Se denominan factores de riesgo a aque-
llas circunstancias que en caso de apare-
cer aumentan las posibilidades de pade-
cer este grupo de enfermedades. Entre
otros, los principales son los siguientes:
tabaco, presin arterial elevada, cifras
elevadas de colesterol, diabetes, obesi-
dad y sedentarismo.
g Consumo de tabaco: el riesgo de
enfermedad coronaria es 2-3 veces mayor
entre quienes fuman
ccxii
.
g Presin arterial: la presin arterial
est directamente relacionada con la
mortalidad cardiovascular, de forma que
si se reducen las cifras se disminuye la
mortalidad
ccxiii
.
g Lpidos: cuanto ms alto es el nivel
de colesterol total mayor es el riesgo.
La disminucin de los niveles de LDL-
Colesterol conduce a una reduccin de
el riesgo de enfermedad coronaria y de
ataque cerebral
ccxiv-ccxv
.
g Diabetes y metabolismo alterado
de la glucosa: el riesgo de cardiopata
isqumica y ataque cerebral aumenta
en las personas con diabetes y con
aquellas situaciones que la preceden,
establecindose una relacin directa
entre mortalidad y niveles de control
(hemoglobina glicosilada)
ccxvi
.
249 LBEA
Captulo
03
g Obesidad: la presencia de un ndice de Masa Corporal (IMC) 30 Kg/m2 y/o un
permetro abdominal mayor de 88 cm en mujeres o 102 cm en varones se asocia
con un incremento del riesgo de hipertensin, dislipemia, diabetes, mortalidad por
enfermedad coronaria e ictus tromboemblico
ccxvii, ccxviii
. Y en general la obesidad se
asocia a una disminucin de la expectativa de vida
ccxix
.
g Inactividad fsica: la actividad fsica regular est asociada con una reduccin de la
morbilidad y la mortalidad cardiovascular
ccxx
.
As , recomendamos:
24
.- Mejorar los factores de riesgo cardiovascular (FRCV), pues ello prolonga
la vida de las personas y su calidad de vida, al ser stos prevenibles,
tratables y modifcables.
25
.- Establecer estrategias diferenciales para ambos sexos, para la preven-
cin de las enfermedades cardiovasculares.
A efectos ejemplifcativos, exponemos las siguientes estrategias y acciones a
desarrollar:
ESTRATEGIAS A DESARROLLAR
1. Se recomienda valoracin del riesgo cardiovascular a personas
mayores de 40 aos y a cualquiera que tenga algn factor de riesgo.
2. A las personas con enfermedad cardiovascular, riesgo
cardiovascular, dislipemias, diabetes o sndrome metablico, se les
debe realizar un plan de cuidados sobre estilos de vida saludables,
que incluya:
g Cambios en la dieta
g Abandono del tabaco
g Actividad fsica
Grado de
evidencia
C
B
A
A
250
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
03
3. Se debera promover la adopcin general de un patrn de
dieta mediterrnea que incluya fruta y vegetales, cereales integrales,
pescados, legumbres, aceite de oliva, frutos secos, leche desnatada,
y de forma moderada, pequeas raciones de carne magra o aves de
corral sin piel.
4 Toda la poblacin debera tener como objetivo hacer un
mnimo de 30 minutos de actividad fsica moderada la mayora de los
das de la semana.
5. El tratamiento integral para adelgazar debera incluir la
combinacin de reduccin de la ingesta energtica, aumento de la
actividad y terapia conductual.
6. Todas las personas que fuman deberan ser animadas a dejar
de fumar. Dejar de fumar tiene importantes e inmediatos benefcios
para la salud en todas las personas fumadoras de cualquier edad.
7. Se recomienda que toda persona fumadora reciba al menos
una intervencin educativa breve para dejar de fumar, impartida por
personal sanitario de atencin primaria.
8. La HTA se puede prevenir combinando cambios en el estilo
de vida que incluyan evitar el sobrepeso, aumentar la actividad
fsica, reducir el consumo de sal, de alcohol y dieta con contenido
bajo en grasa y rica en frutas frescas, vegetales y productos lcteos
desnatados.
9. En personas con diabetes que presenten sobrepeso u obesi-
dad se recomienda como objetivo primario una reduccin de la in-
gesta calrica que consiga prdida de peso.
10. Todas las personas con diabetes tipo 2 deben recibir educacin
diettica. La educacin diettica debe ser impartida individualmente
o en sesiones grupales por personal sanitario. Igualmente se debe
recomendar la realizacin de ejercicio fsico.
11. Las intervenciones que son tiles para reducir los factores
de riesgo en las personas sin diabetes tambin son tiles en quienes
la padecen. Se debe evaluar el consumo de sal y alcohol y limitar su
uso.
Grado de
evidencia
B
A
A
A
A
A
A
A
ESTRATEGIAS A DESARROLLAR
B
251 LBEA
Captulo
03
12. El hecho de simplifcar los regmenes de dosifcacin aumenta
el cumplimiento teraputico.
3.2.3.- Atencin a los problemas osteoarticulares
Las enfermedades osteoarticulares tienen una importante prevalencia entre las perso-
nas mayores y son motivos frecuente de incapacidad, dependencia, demanda de asis-
tencia y carga familiar, constituyndose como principal causa de dolor entre personas
mayores y como principal motivo para restringir actividades diarias. La enfermedad
osteoarticular ms prevalente en personas mayores es la osteoartrosis de predominio
axial (cervical, lumbar) seguida de la gonartrosis y la coxartrosis. Otras enfermedades
como las reumticas (fbromialgia, gota, poliartropatas, etc.) tambin presentan ele-
vadas prevalencias en mayores. Adems hay que tener una especial consideracin
con la osteoporosis por sus importantes consecuencias
ccxxi,ccxxii,ccxxiii
.
La enfermedad osteoarticular tiene una repercusin muy signifcativa sobre las mu-
jeres mayores, tanto en relacin a su prevalencia (la osteoartritis de rodilla
ccxxiv
, la de
cadera
ccxxv
as como la artritis reumatoidea
ccxxvi
, es ms frecuente en mujeres), como a
los problemas que acarrea, tanto en la vertiente funcional (condiciona la realizacin
de actividades de la vida diaria), afectiva (la autoimagen se ve alterada por la incapa-
cidad para cumplir su rol) y el dolor que genera.

El ejercicio en la osteoartrosis mejora el dolor y la funcin de la articulacin afectada
tanto en la rodilla, como en la cadera, mejorando tambin los calambres y el entume-
cimiento, posiblemente por una mayor amplitud de movimiento de la articulacin y
mayor fuerza, resistencia y coordinacin de la musculatura encargada de movilizarla.
Otra ventaja en estas patologas es la analgesia inducida por el ejercicio. En cuanto
a la osteoporosis, la actividad fsica, al trasmitir cargas al hueso induce un aumento
de la densidad mineral sea tanto en deportistas como en poblacin activa. De ah
que programas de actividad fsica que propician sobrecargas seas y que mejoran la
fuerza y la coordinacin se han mostrado efcaces en la prevencin de cadas y frac-
Grado de
evidencia
A
La enfermedad cardiovascular es la primera causa
de muerte en las mujeres mayores.
ESTRATEGIAS A DESARROLLAR
ESTRATEGIAS A DESARROLLAR
252
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
03
turas en mayores con osteoporosis. En la
fbromialgia un programa de ejercicio f-
sico ha mostrado efcacia en la mejora de
la sintomatologa dolorosa
ccxxvii,ccxxviii,ccxxix,cc
xxx,ccxxxi,ccxxxii,ccxxxiii,ccxxxiv,ccxxxv,ccxxxvi,ccxxxvii,ccxxxviii,ccxx
xix,ccxl,ccxli,ccxlii,ccxliii
.
As, recomendamos:
26
.- Fomentar el diagnstico
precoz y un tratamiento ade-
cuado de las enfermedades
osteoarticulares que incluya programas
de ejercicio fsico como medida preven-
tiva y de tratamiento, as como la reali-
zacin de programas de investigacin
con el fn de dilucidar el papel real de la
actividad fsica reglada en la prevencin
y tratamiento de enfermedades osteoar-
ticulares.
27
.- Enfermedades osteoarti-
culares especfcas tales como
la osteoporosis y la fbromial-
gia podran benefciarse de programas
de ejercicio fsico si stos estn disea-
dos adecuadamente.
Proponemos las siguientes acciones:
a) Formar a los profesionales de la salud
relacionados con el tratamiento de las
enfermedades osteoarticulares en la
valoracin funcional y prescripcin de
ejercicio.

b) Impulsar la confeccin de guas de
manejo de las diversas enfermedades
osteoarticulares en las que se incluya el
ejercicio fsico.

c) Incluir el ejercicio fsico con sobrecar-
gas, entrenamiento de fuerza, en los pro-
gramas de ejercicio fsico destinados a
la prevencin de osteoporosis, especial-
mente en sujetos con antecedentes fami-
liares o factores de riesgo para padecer
esta enfermedad.

d) Impulsar el conocimiento de los
benefcios del entrenamiento de fuerza
para las personas mayores.

e) Incluir el ejercicio fsico como herra-
mienta de tratamiento imprescindible en
los protocolos de atencin a pacientes
con fbromialgia.
3.2.4.- Deteccin precoz de la
fragilidad
La fragilidad como concepto o sndrome
clnico diferenciado, ha sido redefnida
recientemente por la American Geriarics
Society
ccxliv
, siguiendo la defnicin, pre-
viamente establecida por Bortz, como un
declinar generalizado en mltiples siste-
mas fsiolgicos (principalmente, aunque
no slo, musculoesqueltico, cardiovas-
cular, metablico e inmunolgico) cuya re-
percusin fnal lleva a un agotamiento de la
reserva funcional del individuo y mayor vul-
nerabilidad de desarrollo de mltiples resul-
tados adversos que incluyen discapacidad y
dependencia. Bortz aada que este estado
es distinguible del proceso de envejecimien-
253 LBEA
Captulo
03
to y, lo que es ms relevante, susceptible de
intervencin activa y reversible.
La I Conferencia sobre la Prevencin y la
Promocin de la Salud en la prctica cl-
nica en Espaa
ccxlv
establece que se pro-
duce un continuum entre lo normal y lo
patolgico que, si bien permite estable-
cer puntos de corte claros de anormali-
dad cuando sus consecuencias son muy
evidentes, tambin permite detectar los
casos ms incipientes, que es en los que
ms xito tienen las intervenciones para
revertir o modifcar la situacin de dete-
rioro.

Fragilidad y discapacidad son dos entida-
des claramente relacionadas, si bien no
son trminos intercambiables, dado que
algunas personas con discapacidad pue-
den no ser frgiles y, la deteccin de la
fragilidad fsica suele ser previa a la apari-
cin de la discapacidad y susceptible de
intervencin.
Conceptualmente se pueden distinguir
dos condiciones diferentes en torno a la
fragilidad
ccxlvi
:
g Fragilidad manifesta: Personas con
deterioro establecido e importante en
las que se deduce por su situacin una
mayor probabilidad de empeoramiento y
riesgo. Tienen diferentes grados de deterio-
ro para realizar de forma independiente las
actividades bsicas de la vida diaria (ABVD)
y suelen ser subsidiarias de una atencin
sanitaria especfca y continuada.
g Fragilidad incipiente o sutil: La perso-
na presenta grados menos avanzados
de deterioro. La mayora son indepen-
dientes para realizar las ABVD, pero es
frecuente que algunas de sus actividades
instrumentales de la vida diaria (AIVD)
estn alteradas (relaciones sociales, des-
plazamientos en la comunidad, respon-
sabilidad en la toma de su medicacin,
contabilidad domstica, uso del telfo-
no o ciertos aparatos domsticos, etc.),
y a veces este deterioro es sutil. Diver-
sos estudios demuestran efcacia en las
intervenciones sobre las personas con
deterioros funcionales leves- moderados
frente a quienes tienen una alteracin
importante
ccxlvii, ccxlviii
.
La actividad fsica puede contribuir
a paliar las consecuencias de las
enfermedades osteoarticulares.
254
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
03
1. Criterios de Fragilidad:
En los ltimos aos, el concepto de
fragilidad en las personas mayores se ha
defnido utilizando distintos criterios
ccxlix
:
Criterios clnicos
- Pluripatologa,
- Polimedicacin,
- Hospitalizaciones frecuentes,
- Cadas de repeticin,
- Dfcit sensorial,
- Incontinencia urinaria
Criterios funcionales
- Dependencia en las actividades
- Bsicas e instrumentales de la
vida diaria
Criterios socioeconmicos
- Vivir solo o sola,
- Viudez reciente,
- Institucionalizacin,
- Edad mayor de 80 aos,
- Bajos ingresos econmicos
Criterios cognoscitivos/afectivos
- Depresin,
- Deterioro cognitivo

El SSPA, en su documento Examen de
salud para mayores de 65 aos, establece
la fragilidad segn el concepto y los
criterios expuestos
ccl
:
Recientemente, el Ministerio de Sanidad
y Poltica Social ha editado el documen-
to Desarrollo de Criterios, indicadores
de complejidad y estrategias de manejo
en fragilidad
ccli
, realizado por la Agencia
de Evaluacin de Tecnologas Sanitarias
de Andaluca. El objetivo del informe es
defnir el concepto de fragilidad en las
personas mayores y mostrar herramien-
tas y/o marcadores que ayuden a analizar
las estrategias en el manejo de ancianos
y ancianas frgiles. En cuanto a los pre-
dictores de fragilidad, el grupo integran-
te del panel del estudio coincidi en que
son los siguientes:
- Trastorno de la movilidad, cadas y
alteracin de las Actividades Bsicas de
la Vida Diaria (ABVD).
- Deterioro cognitivo.
- Riesgo de sufrir lceras por presin.
- Presentar pluripatologa.
- Aspectos sociodemogrfcos y ambien-
tales (slo existi consenso en la infraes-
tructura del lugar de residencia).
- Trastorno del nimo (depresin, ansie-
dad y trastornos del sueo).
- Deterioro visual y/o auditivo.
La fragilidad no se presenta de igual
forma en mujeres y hombres a medida
que envejecen, en base a:
g Ms mujeres viven solas (26% mujeres
frente 11% varones).
g El nivel de instruccin es menor en las
mujeres ancianas.
g Los ingresos econmicos son signifca-
tivamente inferiores en base a la depen-
dencia de pensiones mayoritariamente
no contributivas (pensiones de viudedad)
255 LBEA
Captulo
03
(pensin media de mujeres 515 frente a
1190 en varones).
g Ms mujeres ancianas en el medio ru-
ral con dedicacin previa a actividades
especialmente duras (trabajo del campo
y economa sumergida) y actual aisla-
miento y desproteccin.
g Menor cultura de participacin social
de las mujeres a todos los niveles.
g Peor percepcin de la salud y la calidad
de vida en las mujeres mayores
cclii
.
g Mayor consumo de medicamentos
ccliii

Formulamos la siguiente recomendacin:
28
.- Establecer estrategias para
la deteccin precoz de la fra-
gilidad con medidas especf-
cas para la deteccin en mujeres, donde
la fragilidad es mayor.
Para su consecucin estimamos como
necesarias, la puesta en marcha de las
siguientes estrategias:
a) Se recomienda centrarse en la deteccin
precoz de la prdida funcional ya que la
valoracin funcional parece constituir el
principal mtodo para determinacin de
la fragilidad en el mbito comunitario de
atencin
ccliv
.
b) El principal objetivo de la deteccin
de la fragilidad, tanto en atencin pri-
maria como en atencin hospitalaria, es
la intervencin precoz con el objetivo de
prevenir el deterioro funcional y la de-
pendencia o retrasar y enlentecer su pro-
gresin, con intervenciones especifcas
domiciliarias y hospitalarias
cclv,cclvi
.

c) Avizanda y col
cclvii
realizan una serie
de recomendaciones especfcas para la
deteccin y la prevencin de la fragilidad
entre las que destacan:
g Atencin Primaria:
a. Realizar cribado de fragilidad
mediante alguna herramienta sencilla:
Timed Up and Go, o la velocidad de
marcha.
b. Valoracin geritrica integral
(VGI) ante sospecha de fragilidad
cclviii
.
c. Fomento y extensin de activi-
dades preventivas. Sobretodo: el mante-
nimiento de actividad y ejercicio fsico, el
mantenimiento de un adecuado sopor-
te y estado nutricional, el control de los
factores de riesgo cardiovascular (HTA,
colesterol y tabaco), y extender las vacu-
naciones recomendadas (gripe, ttanos y
neumoccica).
d. Potenciar aspectos de movili-
dad, habilidades fsicas y disminucin de
riesgos fsicos
cclix
.
e. Correcto abordaje de cuadros
clnicos especfcos y enfermedades cr-
256
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
03
nicas (depresin, diabetes, osteoporosis,
episodios cardiovasculares, etc.), sndro-
mes geritricos (delirium, incontinencia,
deterioro cognitivo, inestabilidad y ca-
das, desnutricin) y otros que se relacio-
nan entre las causas de fragilidad y de
dependencia.
f. Revisin peridica de la medi-
cacin habitual.
g. Evitar o disminuir la repercusin
de situaciones estresantes a las que son
ms vulnerables las personas mayores.
h. Facilitar y promover la relacin
y un adecuado soporte social.
g Atencin Hospitalaria:
a. Si la persona tiene 80 o ms
aos o entre 65 y 80 aos con riesgo de
deterioro funcional o presencia de algn
sndrome geritrico, la intervencin es
ms efectiva en trminos de menor pr-
dida de funcin y mayor ubicacin en el
domicilio, en unidades geritricas de pa-
tologa aguda con atencin especializada
y multidisciplinaria
cclx
.
b. Una vez sobrepasada la fase
aguda, si se produce un deterioro funcio-
nal durante el ingreso, la continuidad de
cuidados debe procurarse, cuando sea
necesario, en unidades de recuperacin
funcional o media estancia hospitalaria
para aquellas personas con deterioro
funcional de moderado a grave o en los
hospitales de da geritricos para quienes
presenten deterioro funcional de leve a
moderado
cclxi
.
3.2.5.- Polifarmacia
La aparicin de nuevos tratamientos
plantea la necesidad creciente de esta-
blecer sistemas para prevenir los efec-
tos adversos de los medicamentos y de
informar a los colectivos sanitarios y a la
poblacin, especialmente a las personas
mayores, sobre los riesgos y ventajas de
las nuevas terapias
cclxii
.
El aumento de la esperanza de vida y la
realizacin de actividades preventivas y
teraputicas en el mbito sanitario cada
vez ms exhaustivas, son factores que
determinan el uso frecuente de frmacos
en edades avanzadas. Segn la Encuesta
Nacional de Sanidad 2006, en el grupo de
edad de 75 aos y ms, un 93,4% de las
personas se han medicado en las ltimas
dos semanas, siendo este porcentaje an
mayor en el grupo de mujeres.

La polimedicacin es comn en mayores,
alrededor de un 20% de los mayores de
70 aos reciben 5 o ms frmacos
cclxiii
.
A pesar de estos datos de consumo de
medicamentos, son escasos los ensayos
clnicos que incluyen a las personas
de edad avanzada con comorbilidad
importante y uso simultneo de varios
frmacos.
257 LBEA
Captulo
03
Las personas mayores poseen particula-
ridades en la farmacocintica y en la far-
macodinamia, a veces coexisten en ellos
varias patologas, para las que reciben
mltiples tratamientos, y con frecuencia
se dan interacciones frmaco-frmaco
o frmaco-enfermedad, que hacen que
aumenten las reacciones adversas a me-
dicamentos. Si estas peculiaridades no
son tenidas en cuenta, los eventos adver-
sos asociados al consumo de frmacos
pueden conducir a ingresos hospitala-
rios
cclxiv
y posteriormente a situaciones de
dependencia (por ejemplo, cadas y frac-
turas por el uso de psicofrmacos
cclxv
).
La polifarmacia supone un mayor riesgo de
utilizacin de medicaciones inadecuadas y
es un factor de riesgo independiente para
la mortalidad en las personas de mayor
edad
cclxvi
.
Conforme se va haciendo ms comple-
jo el rgimen teraputico, aumentan los
problemas de falta de adhesin al trata-
miento y la confusin de frmacos
cclxvii
y
dosis. La falta de adherencia en patolo-
gas crnicas se estima que se sita en
torno al 30-50%
cclxviii
, siendo considerada
por la OMS como un problema de salud
pblica. Respecto a la adhesin terapu-
tica, existe una revisin Cochrane que
muestra que las intervenciones para me-
jorarla poseen una baja efectividad
cclxix
.
El cumplimiento teraputico implica no
slo tomar los medicamentos siguiendo
el consejo de los y las profesionales de la
salud, sino tambin mantener una amplia
gama de hbitos y conductas saludables
(por ejemplo, una dieta sana, actividad
fsica, no fumar).
En ocasiones, las personas mayores son
excluidas por criterios de edad para po-
der recibir tratamientos indicados y basa-
dos en la evidencia que podran mejorar
su situacin clnica. La otra cara del pro-
blema es el uso inadecuado de frmacos
c-
clxx
(medicamentos que deberan de ser
evitados en personas de edad avanzada
por presentar elevado riesgo de producir
reacciones adversas y aumento en el n-
mero de hospitalizaciones o por ser inef-
caces), que tiene una especial relevancia
en las mujeres
cclxxi
. Entre un 14- 24 % de
mayores reciben medicacin potencial-
mente inadecuada
cclxxii
(Odss ratio: 1,24),
siendo el uso de psicotropos mayor en
los hombres.
Alrededor de un 30% de los ingresos
hospitalarios en personas mayores estn
relacionados con eventos adversos
producidos por frmacos
cclxxiii
(Odss ratio:
1,30), siendo mayor en las mujeres.
Las medidas puestas en marcha dirigidas
a profesionales del mbito sanitario
sobre el uso adecuado de medicamentos
en la poblacin mayor incluyen listas de
medicamentos que no se fnancian (por su
dudosa efcacia clnica), recomendaciones
sobre dispensacin de recetas, avisos a
los profesionales sobre efectividad o no
de algunos medicamentos, utilizacin
de genricos y prescripcin por principio
activo, guas y protocolos de prescripcin
basadas en la evidencia y en estudios de
258
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
03
coste/efectividad para conseguir una
adecuada prescripcin farmacolgica
de acuerdo con las necesidades de las
personas mayores
cclxxiv
.
Dentro de la Estrategia para la Seguridad
del Paciente del Sistema Nacional de Sa-
lud, en Andaluca se ha puesto en marcha
en el ao 2009 la revisin de la medica-
cin por parte del personal de Atencin
Primaria del SSPA en mayores con po-
limedicacin y el Observatorio para la
Seguridad del Paciente, que cuenta con
un Sistema de Notifcacin de Incidentes
para ciudadana y profesionales, estre-
chamente relacionado con la comunica-
cin de los eventos adversos asociados al
consumo de frmacos.
El uso de medicamentos en mayores sin
una indicacin clara es alto. En un estudio
realizado en la provincia de Jan, un 47
% de pacientes consuman al menos un
medicamento sin indicacin
cclxxv
.
En otro trabajo llevado a cabo en la
provincia de Crdoba
cclxxvi
en mayores
que viven en la comunidad y que se
encuentran en situacin de inmovilidad
en su domicilio, el porcentaje de
pacientes con un consumo de ms de
4 frmacos fue del 76,1%. El 35% de
personas ancianas tomaba algn frmaco
potencialmente inapropiado. Los ms
frecuentes fueron: ansiolticos de accin
prolongada (41,5%) e hipnticos (13,8%).
Las mujeres tomaban signifcativamente
ms frmacos inapropiados que los
varones y las personas polimedicadas,
ms que las no polimedicadas.
Recomendamos:
29
.- Promover la sensibilizacin
y educacin de la ciudadana
en el uso adecuado de medi-
camentos a lo largo de todo el ciclo vital,
con el fn de minimizar los riesgos asocia-
dos a su consumo.
30
.- Evitar la automedicacin
(incluidos los productos natu-
rales) y el consumo de frma-
cos innecesarios. La adopcin de estilos
de vida saludables a lo largo de todo el
ciclo vital conlleva un menor uso de me-
dicamentos.

A tal fn, proponemos las siguientes
acciones:
Dirigidas a personas mayores:
g Evitar la automedicacin (incluidos
los productos naturales) y el consumo de
frmacos innecesarios. La adopcin de
estilos de vida saludables a lo largo de
todo el ciclo vital conlleva un menor uso
de medicamentos.
g Participar en la elaboracin de re-
gmenes teraputicos con el personal
sanitario exponiendo las difcultades o
aspectos personales (sensoriales, cogni-
tivos, motivacin,..) en relacin a la pauta
farmacolgica.
259 LBEA
Captulo
03
g Solicitar informacin acerca de las
ventajas e inconvenientes sobre los me-
dicamentos prescritos, motivo por el
que se indican, posologa, instrucciones
de autoajuste de dosis, interacciones,
cambios de aspecto y/o dosis al tratarse
de medicamentos genricos, horarios de
medicacin, eliminacin de agujas, ad-
vertencias sobre efectos adversos y otros
aspectos de inters.
g Cumplimentar adecuadamente el
rgimen teraputico pactado. Si es
preciso, usar Sistemas Personalizados de
Dosifcacin.
g Participar en actividades de educacin
sanitaria dirigidas al consumo de
frmacos
cclxxvii
.
Dirigidas al personal sanitario
cclxxviii
:
g Revisar la medicacin de cada paciente
nuevo cada 6 a 12 meses despus y con
cualquier cambio de medicacin. (Nivel
de evidencia C).
g Identifcar medicamentos no apropia-
dos en mayores usando los criterios de
Beers y las Guas de Prctica Clnica. (Ni-
vel de evidencia C).
g Monitorizar a los pacientes que to-
man frmacos psicotrpicos y a quienes
toman ms de cuatro medicamentos
porque tienen elevado riesgo de cadas.
(Nivel de evidencia B).
g Usar el cuestionario de Hamdy sobre
revisin de medicacin para decidir qu
frmacos se deben suspender. (Nivel de
evidencia C).
g Considerar tratamientos no farmacol-
gicos y revisar si los frmacos con benef-
cio probado siguen teniendo indicacin.
(Nivel de evidencia C).
g Calcular la funcin renal y ajustar la
dosis de la medicacin consecuentemen-
te. (Nivel de evidencia C).
g Considerar medicamentos de dosis
nica diaria en combinacin para mejorar
la cumplimentacin, siempre que esto
no repercuta en los costes. (Nivel de
evidencia C).
g Combinar ayudas cognitivas y edu-
cacin sanitaria para mejorar la cumpli-
mentacin. (Nivel de evidencia C).
g En la elaboracin del tratamiento hay
que tener en cuenta la opinin de cada
paciente y los aspectos relacionados con
la calidad de vida
cclxxix
. Se han de facilitar
las actitudes participativas de la poblacin
en la preservacin, conservacin, mejora
y restauracin de la salud.
g La prescripcin inadecuada en ma-
yores puede reducirse con la revisin de
forma regular de la medicacin, prescrip-
cin electrnica, auditoras de adecua-
cin peridicas (tener en cuenta indica-
dores cuantitativos, cualitativos sobre
260
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
03
prescripcin innecesaria o frmacos in-
adecuados) y reduciendo el nmero de
prescriptores
cclxxx
.
g Plantear estudios de farmacoepide-
miologa dando especial relevancia a
los indicadores de resultados en salud
(ingresos hospitalarios y/o muerte por
problemas relacionados con los medica-
mentos).
4.- OTRAS REAS
En los siguientes apartados se aporta in-
formacin sobre algunas reas que, sin
formar parte directamente del enveje-
cimiento saludable, estn estrechamen-
te relacionadas con l. Las reas a tratar
son:
4.1. Maltrato.
4.2. Investigacin.
4.3. Formacin.
4.4. Los contextos:
4.4.1. La familia y el domicilio.
4.4.2. El barrio y el municipio.
4.4.3. El contexto institucional.
4.1.- MALTRATO
La Organizacin Mundial de la Salud
(O.M.S.) declar en 1998, la violencia
domstica como una prioridad interna-
cional para los servicios de salud, consi-
derndolo como un problema de salud
pblica que da lugar a una importante
morbilidad.

La Asociacin Mdica Mundial proclam
en 1989 y ratifc en 1990, la Declara-
cin de Hong Kong sobre el maltrato de
ancianas y ancianos, estableciendo en-
tre otras las recomendaciones de iden-
tifcacin y tratamiento de los casos de
malos tratos, mediante una intervencin
multidisciplinar.
La Primera Conferencia Nacional de
Consenso sobre el Anciano Maltratado
celebrada en Almera en 1995 elabor la
Declaracin de Almera sobre el anciano
maltratado
cclxxxi
.
La Ley de Atencin al Mayor (L.6/99 de
7 de julio) establece medidas de protec-
cin jurdica para las personas mayores.
Ms de un 40% de mayores de 65 aos
que viven en la comunidad usan al menos
5 medicamentos a la semana.
2
El Telfono de Atencin a las Personas Mayores est coordinado desde la Direccin General de Personas Mayores
y cuenta con la participacin de las Delegaciones Provinciales, los Servicios Sociales Comunitarios, Fiscalas y la
colaboracin de la Direccin General de Violencia de Gnero y el Servicio de Emergencia Sanitarias.
261 LBEA
Captulo
03
Posteriormente se ha desarrollado el De-
creto 23/2004 de Proteccin jurdica a las
personas mayores donde, entre otros, se
hace referencia a los criterios de:
g Simplifcacin del procedimiento de
acceso a los recursos y servicios que la
normativa les reconoce.
g Coordinacin con las actuaciones pre-
vistas por otras Administraciones Pbli-
cas y por los rganos judiciales
cclxxxii
.
Desde 1999 funciona en Andaluca el
Telfono de Atencin a las Personas
Mayores
2
(900 858 381), que es un
instrumento fundamental para detectar,
atender y sobre todo prevenir los casos
de desasistencia, abandono maltrato
en personas mayores que se producen
en nuestra comunidad. Es un servicio
gratuito de la Consejera para la Igualdad
y Bienestar Social.
A continuacin se exponen los datos
obtenidos durante el ao 2009
cclxxxiii
:
El nmero total de llamadas recibidas
durante el 2009 ha sido de 5.322, (un
importante incremento respecto al 2008
en el que se registraron 4.438),. Cabe
destacar que 2.109 corresponde a la
provincia de Sevilla seguida de Mlaga
con 1.035.

Simultaneamente a la recepcin de la
llamada y dependiendo de la demanda
que se solicita, se realiza una clasifcacin
de las misma con el fn de ser atendidas
con la mayor efcacia y celeridad.
4.046 llamadas solicitando informacin,
de las cuales 3.315 han sido remitidas
al telfono de Informacin Ciudadana
y 731 al servicio de informacin Tarjeta
Andaluca Junta 65 aos.

El nmero de denuncias de desasisten-
cia maltrato a Personas Mayores tra-
mitadas a la Direccin General han sido
de 1.269 de las cuales 831 corresponden a
llamadas realizadas por mujeres, 340 por
hombres y el resto (no sabe/ no contesta
), siendo las provincias con ms llamadas
Sevilla con 475 y Mlaga con 207.
g El 65% de las denuncias corresponden
a personas en situacin de dependencia
y el 35% restante son personas con cierta
autonoma personal.
g En cuanto a la edad, el 48% de la de-
nuncias hacen referencia a personas de
edad comprendida entre los 65 y 80 aos
y el 52 % restante se referen a mayores
de 80 aos.
g De los casos de maltrato detectados
durante los ltimos aos, destaca que
el perfl de la persona mayor maltratada
corresponde a una viuda mayor de 75
aos, con dependencia fsica, psquica
(trastornos psicolgicos y/o cognitivos)
o econmica, con aislamiento social y
puede tener una historia anterior de
maltrato familiar.
262
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
03
g La persona que presuntamente ejerce
el maltrato suele ser un pariente de primer
grado, conviviente, con dependencia
econmica de la persona mayor y no
es infrecuente que sufra un trastorno
mental o algn tipo de adiccin.

Fuente: Telfono de Atencin a las Per-
sonas Mayores, DGPM, CIBS, elaboracin
propia a partir de los datos estadsticos
de 2009.
Segn un estudio realizado en el 2005 por
el Centro Reina Sofa, 60.000 personas de
ms de 64 aos sufren malos tratos en
Espaa. De las vctimas, seis de cada 10
son mujeres. El porcentaje de mujeres
vctimas de maltrato (63,2%) casi dobla
al de hombres en esta misma situacin
(36,8%). Asimismo, al poner en relacin
el nmero de casos con la poblacin
anciana, la prevalencia de maltrato sigue
siendo mayor para las mujeres (0,9%) que
para los hombres (0,7%).
Por tipologa de maltrato, las mujeres
son las principales vctimas de maltrato
psicolgico, abuso econmico y abuso
sexual, mientras que el porcentaje de
hombres vctimas de negligencia es algo
mayor que el de mujeres en esta misma
situacin.
El 63,2% de las vctimas identifca qu
persona de su entorno cercano ejerce el
maltrato. En la mayora de las ocasiones
es la propia pareja (50%), seguida de los
hijos e hijas (33,4%)
cclxxxiv
.
El Servicio Andaluz de Teleasistencia es
otro recurso del que disponen las perso-
nas mayores que viven solas o que convi-
van con otras personas tambin mayores
para, en caso de emergencia, avisar y po-
ner en marcha el dispositivo adecuado,
ya sea sanitario, policial judicial, ade-
ms de proporcionar informacin sobre
los recursos existentes y sobre las presta-
ciones de la tarjeta mayores de 65 aos.
Los recursos que provee la Ley de
Promocin de la Autonoma Personal
y Proteccin a la Personas en Situacin
de Depenendencia, pueden contribuir
a evitar numerosas situaciones de
malos tratos, sobre todo en el mbito
familiar, as como a aliviar la sobrecarga
de la persona cuidadora y a prevenir
situaciones de claudicacin familiar, etc.
Pero la prctica diaria nos demuestra la
importancia de otras medidas que deben
ponerse en marcha.
La Sociedad Espaola de Medicina Fa-
miliar y Comunitaria, elabor en el 2003
el Plan de Actividades de Promocin y
Prevencin de la Salud (PAPPS), donde
el maltrato a personas ancianas se con-
templa como parte de la Violencia Do-
mstica. En el 2005 la Sociedad Andalu-
za de Medicina Familiar y Comunitaria
edit una Gua de Atencin a personas
mayores maltratadas, donde se advierte
del riesgo de culpabilizar en exceso a la
familia. Se tiende a exigir a las personas
que cuidan (todava en su mayora mu-
jeres) una disponibilidad absoluta para
la atencin a las personas dependientes
263 LBEA
Captulo
03
sin tener en cuenta la falta de formacin
adecuada, ni los condicionamientos fa-
miliares y sociales.
La dedicacin continuada a los cuidados
puede dar lugar a una situacin de
agotamiento, de presin y de angustia
que acaban afectando a la salud
cclxxxv
.
Las sociedades cientfcas apuestan por
un abordaje preventivo del maltrato,
dado que existe sufciente conocimiento
de los factores de riesgo tanto para
ejercerlo como para ser vctima. Es de
capital importancia la deteccin precoz y
la intervencin coordinada en un mbito
de colaboracin institucional.
Proponemos las siguientes
recomendaciones:
31
.- Recuperar el respeto de la
sociedad hacia las personas
mayores evitando la discri-
minacin por la edad y modifcando el
imaginario colectivo asociado a la ancia-
nidad (decrepitud e inutilidad vs sabi-
dura y experiencia). Para ello es preciso
cambiar las expectativas sociales hacia el
rol de la mujer como cuidadora abnega-
da a costa de su propia salud y bienestar,
promoviendo la corresponsabilidad de
hombres y mujeres en las tareas de cui-
dados, tambin a las personas mayores y
dependientes.
32
.- Prevenir las situaciones de
maltrato mediante la detec-
cin precoz y el abordaje de
los factores de riesgo.
Para la consecucin de lo reseado, se
sugieren las siguientes acciones:
PREVENCIN 1
- Programas de sensibilizacin hacia la
sociedad en general para evitar el eda-
dismo, contribuyendo a disociar vejez de
enfermedad o dependencia.
- Programas de sensibilizacin y forma-
cin dirigidos a profesionales del mbito
sanitario.
- Programas de atencin a mayores en si-
tuacin de encamamiento, a la atencin
de mayores frgiles, personas inmovili-
zadas, altas hospitalarias o pacientes con
enfermedades terminales.
- Programas de apoyo a las personas cui-
dadoras que incorporen de forma priori-
taria la perspectiva de gnero.
- Deteccin y abordaje de los factores de
riesgo de personas ancianas y cuidadoras
y de las situaciones de mayor vulnerabi-
lidad.
PREVENCIN 2
- Del abuso fsico: lesiones, quemaduras,
fracturas, cadas de repeticin, etc.
- Del abuso psquico: depresin, confu-
sin, aislamiento, miedo, etc.
- De las negligencias fsicas: Signos de
descuido, falta de higiene, mal cumpli-
miento teraputico, etc.
- De las negligencias psquicas: senti-
mientos de soledad, indiferencia del cui-
264
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
03
dador o cuidadora, agresividad verbal,
menosprecios, etc.)
cclxxxvi
.
PREVENCIN 3
- Atencin mdica a los mayores vctimas
de malos tratos:
- Poniendo en marcha un Plan de protec-
cin.
- Realizando un abordaje socio sanitario.
- Desarrollando un Protocolo de inter-
vencin coordinada entre las distintas
Consejeras y con el mbito judicial, en su
jurisdiccin civil y penal, que de una res-
puesta coordinada, gil y adecuada en la
respuesta a los casos de malos tratos de
personas mayores
cclxxxvii
.
4.2.- INVESTIGACIN
Para el ao 2025, aproximadamente una
tercera parte de la poblacin de Europa
habr alcanzado una edad igual o mayor
a 60 aos y se producir un incremento
muy rpido de la cantidad de personas
de ms de 80 aos. Ante un hecho
sin precedentes, se deben desarrollar
estrategias basadas en buenas prcticas
y nuevos campos de investigacin hasta
ahora no abordados. La promocin de
la salud y la participacin activa en la
sociedad de las personas mayores ha de
ser de suma importancia.
La investigacin es un pilar bsico para
abordar aspectos relacionados con la
prevencin y el manejo de las enferme-
dades que pueden presentar las personas
de edad avanzada. Existen varias reas
de inters, que van desde los mecanis-
mos moleculares del envejecimiento a la
investigacin clnica o a la investigacin
en salud pblica (incluyendo proteccin
y promocin de la salud, prevencin de
enfermedades, discapacidad y fragilidad,
mejora de la calidad de vida, la calidad de
la asistencia, la organizacin sanitaria y los
aspectos econmicos de la sanidad).
Son reas prioritarias de investigacin
para la Unin Europea:
g Investigacin bsica:
1. La modulacin del envejecimiento a
nivel sistmico, por lo que recomiendan
la puesta en marcha de un proyecto in-
tegrado sobre los mecanismos molecula-
res del envejecimiento y los mecanismos
naturales que podran contrarrestar los
deterioros, denominado asincrona en el
envejecimiento tisular.
2. Existen factores tanto intrnsecos como
extrnsecos (nutricin y ambiente) que
regulan la evolucin y las condiciones
del envejecimiento y de las enfermedades
relacionadas con el mismo, modulando
la expresin gentica a nivel epigentico
y postranscripcional. Deben desarrollarse
modelos experimentales de forma que
permitan la translacin de la investigacin
bsica a la asistencia sanitaria, incluyendo
la prevencin, el diagnstico y el trata-
miento. El proyecto integrado planteado
se denominara regulacin epigentica
de los procesos de envejecimiento.
265 LBEA
Captulo
03
g Investigacin en servicios sanitarios:

1. La investigacin en la prevencin y el
tratamiento de las enfermedades crni-
cas e invalidantes debera:
a. Incluir a todas las personas que pudieran
obtener benefcio de esta investigacin,
contando con personas mayores frgiles
y teniendo en cuenta las diferencias de
gnero en el envejecimiento.
b. Usar variables de resultados que no slo
incluyan mortalidad, sino discapacidad,
uso de servicios sanitarios y comunitarios,
calidad de la asistencia y calidad de vida.
c. Basarse en la evidencia que aportan los
trabajos de investigacin.

d. Abarcar aspectos de salud pblica.

e. Investigar sobre cmo los servicios
sanitarios se han de adaptar a los
nuevos retos (cambios demogrfcos,
enfermedades, demandas, discapacidad
y soporte social).

El enfoque de la investigacin ha de ser
traslacional, de forma que los conoci-
mientos obtenidos por la investigacin
bsica puedan aplicarse a la prevencin,
tratamiento y rehabilitacin de las enfer-
medades relacionadas con el proceso del
envejecimiento. Para ello proponen la
creacin de un Instituto Europeo del En-
vejecimiento
cclxxxviii
.

Los objetivos fnales de la investigacin
dirigida al Envejecimiento Saludable se-
rn el fomento de la autonoma y la pues-
ta en marcha de aquellas medidas basa-
das en estudios cientfcos que ayuden a
prolongar la duracin de la vida libre de
discapacidad y a mejorar la calidad de
vida de aquellas personas que presenten
diferentes niveles de discapacidad.
En Andaluca, la iniciativa Opimec (Ob-
servatorio de Prcticas Innovadoras en
el manejo de enfermedades crnicas
complejas), permite compartir la puesta
en marcha de proyectos como AMICA
(Autonomy, Motivation & Individual Self-
Management for COPD Patients) dirigido
a pacientes con enfermedad pulmonar
El maltrato en las personas
mayores es muy frecuente y es
un problema oculto
266
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
03
obstructiva crnica, que contempla la va-
lidacin de un dispositivo para la detec-
cin temprana de la agudizacin de sus
procesos, con una orientacin de apoyo
de la autogestin, cuidados en domicilio
y apoyo a distancia a pacientes y perso-
nas cuidadoras por parte de las y los pro-
fesionales sanitarios o como la Unidad de
Atencin a la Pluripatologa (Guadalaja-
ra) que est enfocada a los cuidados de
pacientes con pluri-patolga y frgiles
y que permite cuidados en el domicilio
mediante teleasistencia , ofrece apoyo a
distancia a pacientes y personas cuida-
doras por parte de profesionales del me-
dio sanitario y crea sistemas de contacto
entre pacientes.
En investigacin bsica, Andaluca ha he-
cho una fuerte apuesta por las Terapias
Avanzadas (terapia con clulas madre, te-
rapia gnica y nanotecnologa), con un en-
foque traslacional y proyectos en marcha
que investigan alternativas de tratamiento
a enfermedades crnicas o degenerativas
(diabetes mellitus y sus complicaciones,
enfermedad de Parkinson, isquemia arte-
rial crnica, trasplantes).
A nivel comunitario se han puesto en
marcha estudios sobre prevencin del
riesgo de cadas en personas mayores
(RIESCAN), ensayos clnicos sobre la im-
plementacin de actividades preventivas
(ejercicio), estudios sobre cmo el calcio
y la vitamina D infuyen sobre la fuerza y
el riesgo de cadas en personas de edad
avanzada, consumo de frmacos inade-
cuados en mayores que viven en la co-
munidad y otros.
Recomendamos:
33
.- Promover investigacin b-
sica que pueda aplicarse a la
prevencin, tratamiento y re-
habilitacin de las enfermedades relacio-
nadas con el proceso del envejecimiento,
incentivando lneas de investigacin de
Envejecimiento Saludable cuyos objeti-
vos contemplen el fomento de la auto-
noma y la puesta en marcha de aquellas
medidas que ayuden a prolongar la du-
racin de la vida libre de discapacidad y
a mejorar la calidad de vida de aquellas
personas que presenten diferentes nive-
les de discapacidad.
La investigacin debe estar dirigida a
promover la salud y el bienestar personal
de las personas mayores, para contribuir
al pleno ejercicio de sus capacidades
267 LBEA
Captulo
03
A modo de ejemplo, proponemos las
siguientes acciones:
Propuestas del Proyecto Envejecimiento
Saludable a la Comisin Europea y a los
Pases Miembros
cclxxxix
:
1.- Desarrollar la investigacin para
evaluar la efcacia y la relacin
coste-efcacia en las intervencio-
nes de promocin de la salud y
en las intervenciones de preven-
cin de enfermedades o mala
salud, en todas las etapas de la
vida y especialmente en la edad
madura.
2.- Impulsar la investigacin para en-
contrar mtodos para motivar
el cambio del estilo de vida de
las personas mayores, especial-
mente los grupos con riesgo de
exclusin, prestando especial
atencin a los aspectos medio-
ambientales y culturales.
3.- Desarrollar indicadores de enveje-
cimiento saludable. Prestar aten-
cin a los grandes indicadores
(como las relaciones sociales, el
gnero, la pobreza, la discrimi-
nacin) que tienen un gran im-
pacto en la salud mental y en el
bienestar en la vida futura.
4.- Difundir los resultados de la inves-
tigacin y promover sus aplica-
ciones prcticas entre agentes
interesados.
5.- Favorecer la participacin equitati-
va en la investigacin de perso-
nas mayores y promover su con-
sideracin como capital social.
4.3.- FORMACIN
La formacin de los y las profesionales de
la salud en el campo del envejecimiento
activo y la atencin a personas mayores
requiere de conocimientos, actitudes
y habilidades que permitan el apoyo
para que las personas asuman las
riendas de su vida en un hacer proactivo.
Este ser activo debe refejarse en la
responsabilidad de la persona hacia el
cuidado de su propia salud.
Pasar del actual modelo de atencin a
un nuevo paradigma de envejecimien-
to activo requiere un gran esfuerzo por
parte de la ciudadana y tambin de los
y las profesionales de la salud. El cambio
siempre levanta resistencias y stas slo
se vencen con formacin, informacin
y oportunidades. Hay que desaprender
antiguas formas de hacer, pensar, sentir,
vivir la vida y envejecer. Es el inicio de un
camino largo, pero de cuyos resultados
puede esperarse una autntica revolu-
cin cultural
ccxc
.
Desde el mbito de la salud, la forma-
cin de los y las profesionales debe pa-
sar indudablemente por la formacin en
competencias. Cuando se habla de com-
petencias, stas se entienden como la
unin del conocimiento previo necesario,
268
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
03
las habilidades adquiridas que permitan
llevarlo a cabo con mayor o menor xito
y las actitudes, principios, inclinaciones y
compromisos asumidos. La competencia
hace referencia por tanto al como del
desempeo, tiene naturaleza cualitativa
y describe los comportamientos que se
piden a cada funcin. Requiere de la pre-
sencia conjunta de cinco componentes:
saber (conocimientos), saber hacer (habili-
dades), saber ser (actitudes), querer hacer
(motivacin) y poder hacer (aptitudes).
A tal fn, recomendamos:
34
.- La formacin en el campo
del envejecimiento activo y la
atencin a personas mayores
requiere de conocimientos, actitudes y
habilidades que permitan el apoyo para
que las personas asuman las riendas de
su vida en un hacer proactivo.
La adquisicin de competencias profesio-
nales para la atencin al envejecimiento
activo pasan por:
Saber
Adquirir conocimientos tericos y
metodolgicos sobre envejecimien-
to activo, participacin social y tra-
bajo intersectorial.
Saber hacer
Adquirir habilidades que permitan
llevar a la prctica el concepto de
envejecimiento activo.
Saber ser
Modifcar actitudes para poder inte-
riorizar los principios que propugna
el envejecimiento activo: fomento
de la responsabilidad personal, par-
ticipacin, toma de decisiones com-
partida, intersectorialidad.
Querer hacer
Interiorizar el valor aadido que
aporta el envejecimiento activo al
proyecto vital de las personas.
Poder hacer
Las aptitudes en el campo del
envejecimiento activo se tienen
en tanto que como personas el
envejecimiento forma parte de
nuestra propia vida.
4.4.- LAS NUEVAS TECNOLOGAS
Las nuevas tecnologas y las ayudas
tcnicas pueden ser un gran apoyo para
que las personas mayores aumenten su
autonoma personal y tengan acceso
a nuevas posibilidades y experiencias.
Con ellas se puede favorecer en gran
medida la comunicacin y el acceso a los
servicios.
La tecnologa juega un doble papel en la
reduccin de desigualdades. Por una par-
te, hay un tipo de tecnologa que puede
aportar o suplir parte de la funcin que
se va perdiendo, lo que sumado a la ca-
pacidad funcional restante da como re-
sultado un aumento de la autonoma
269 LBEA
Captulo
03
personal. Por otro lado, la tecnologa faci-
lita la comunicacin y el acceso a la infor-
macin, mediante las Tecnologas de la
Informacin y de la Comunicacin (TIC).
Se debe tener en cuenta la existencia de
una brecha digital entre hombres y mu-
jeres ligada a razones de ndole socioeco-
nmica y cultural, en las que los condicio-
nantes de gnero son determinantes.
El futuro de la aplicacin de las TIC para
las personas mayores tiene un fuerte
impulso en la estrategia de e-inclusin:
envejecer bien en la sociedad de la
informacin de la UE y pasa por facilitar
el denominado Ambiente de Ayuda
Vital, mediante desarrollos innovadores,
como redes de sensores inteligentes,
biosensores, microsistemas, sistemas
llevables (que se integran en el propio
cuerpo humano o en la ropa), redes
inalmbricas ubicuas y comunicaciones
mviles de 4 y 5 generacin (incluyendo
redes de rea personal y redes corporales),
la domtica, la inteligencia ambiental, la
biomecatrnica e incluso la binica.

El SSPA ha puesto en marcha iniciativas
innovadoras en este campo como han
sido Salud Responde, InterSAS o el Plan
de telecontinuidad de cuidados o el
telediagnstico.
Para la consecucin de lo expuesto,
recomendamos:
35
.- Mejorar el acceso de las
personas mayores y de las
personas que les cuidan a
los servicios de salud y a otros servicios
necesarios para mantener su autonoma,
a travs de las TIC, as como impulsar la
aplicacin de nuevas tecnologas para la
mejora de la autonoma de las personas
(como, por ejemplo, el desarrollo de la
domtica).
Sugerimos, en este campo, el desarrollo
de las siguientes acciones:
1. Se elaborar un catlogo de las tecno-
logas de la Informacin y de la Comuni-
cacin (TIC) que supongan aportaciones
para la mejora de la calidad de vida de las
personas mayores.

2. Se realizar una evaluacin de las
barreras que difcultan el acceso de las
personas mayores y de quienes las cuidan
a los productos y servicios desarrollados
mediante TIC en las Instituciones.

3. Se llevar a cabo la eliminacin
progresiva de las barreras de acceso a
las TICs identifcadas en esos colectivos y
especialmente se tender a disminuir la
brecha digital atribuible a condicionantes
de gnero y clase social

4. Se aplicar la flosofa de Diseo
Universal a las nuevas aplicaciones de
TIC que se desarrollen para las diferentes
Instituciones.

270
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
03
5. Se impulsar la innovacin en sistemas
asistenciales basados en las tecnologas
de la informacin y las comunicaciones,
especialmente en el mbito de la telea-
sistencia, la telemedicina, la teleforma-
cin, la atencin de urgencias, dispensa-
cin farmacutica, atencin domiciliaria
y atencin hospitalaria.

6. Seguir incorporando sistemas que
utilizan las nuevas TIC a los recursos
de apoyo a las personas cuidadoras:
localizacin de errantes con tecnologa
DPS, GSM o RFID, transmisin digital y
analgica de bioseales, sistemas de
comunicacin por TDT, SMS, MMS, etc.

7. Se crear una Comisin de Seguimiento
de Innovacin de las TIC con instituciones,
asociaciones y empresas tecnolgicas.
4.5.- LOS CONTEXTOS
g El contexto familiar y domiciliario,
g El contexto del barrio, la ciudad y/el
pueblo
g El contexto institucional.
4.5.1.- Los contextos familiar y
domiciliario
Una de las premisas bsicas del modelo
biopsicosocial afrma que los diversos
susbsistemas (el biolgico, el individual,
el familiar, el comunitario, etc.) mantienen
una relacin de infuencia recproca de
tal forma que afectan tanto a la salud
como a la enfermedad. La experiencia
clnica apoya la hiptesis que sostiene
que las familias infuyen en la salud de
sus miembros, quienes a su vez se ven
infuenciadas por ellas
ccxci
.
La familia es la fuente principal de las
creencias y pautas de comportamiento
relacionadas con la salud. Las tensiones
que sufre a travs de su ciclo evolutivo
se pueden manifestar como sntomas,
los cuales pueden ser la expresin de
procesos adaptativos del individuo y ser
mantenidos por las conductas familiares,
como describe Minuchin
ccxcii
. Por ltimo,
stas son un adecuado recurso de apoyo
para el tratamiento de la enfermedad.
Cuando la persona mayor enferma la fami-
lia (y, sobre todo, las mujeres de la familia)
es la principal fuente de cuidados. La so-
ciloga ngeles Duran afrma que el 12%
del tiempo que se dedica a atender la en-
fermedad de algn miembro del hogar es
suministrado por los servicios sanitarios,
mientras que el 88% restante lo prestan
las redes sociales de apoyo, fundamental-
mente la familia ms cercana
ccxciii
.
Por ello, cada vez ms, el sistema informal
es reconocido y considerado un sistema
invisible de cuidados de salud , la gran
zona sumergida de un verdadero ice-
berg de atencin a la salud
ccxciv
.
Segn el estudio del IMSERSO (2005), la
persona cuidadora principal suele ser
una mujer (84%), de edad intermedia
(M- 53 aos), ama de casa (44%) y en la
mayora de las ocasiones hija (50%) o
cnyuge (16%).
271 LBEA
Captulo
03
Las mujeres, adems de tener ms
probabilidad de ser cuidadoras, tambin
tienen una menor probabilidad de ser
cuidadas por los familiares (Rodrguez y
Sancho, 1999).
Un 26,56 % de las mujeres espaolas
mayores de 65 aos y que presentan
alguna discapacidad viven solas, mientras
que tan solo un 9,15 % de los varones
espaoles mayores con discapacidad
viven solos en su hogar.
Todo ello se explica por el sistema de re-
parto de tareas que an son asignadas en
nuestra sociedad a uno u otro sexo en fun-
cin de los roles tradicionales de gnero.
Sin embargo, nos encontramos ante un
momento de cambio de los modelos de
familia. Actualmente coexisten un mode-
lo de familia tradicional
ccxcv
basado en la
asignacin a la mujer del rol de cuidado-
ra casi en exclusiva, con nuevos modelos
de familias (monoparentales, o, ms fre-
cuentemente, monomarentales, familias
reconstituidas, etc.), que junto a la masiva
incorporacin de la mujer al mercado de
trabajo y al cambio de expectativas res-
pecto a su rol social, ponen en crisis cam-
bios en la atencin familiar a los cuidados
de las personas mayores y personas con
dependencia.
En Espaa, las polticas pblicas se basan
en este modelo tradicional. La familia es
la mxima proveedora de atencin y cui-
dados a todos sus miembros. Cuentan de
entrada con que la persona dependiente
va a ser cuidada en la familia y trata de
apoyar en parte ese cuidado por ser ms
saludable mantener a esas personas en
situacin de dependencia en su hogar,
adems de que los costes econmicos
que generan son difcilmente abordables
en su totalidad por las instituciones.
Por todo ello, cada vez se hace ms
necesario la deteccin, estudio y abordaje
de las familias de riesgo que convivan con
una persona mayor. Esta situacin puede
estar motivada entre otras causas por:
g Padecer una enfermedad crnica de
larga duracin.
g Problemas en la disponibilidad y
organizacin de la familia.
g Existencia de problemas socioecono-
micos.
Las TIC favorecen la
autonoma de las personas
mayores
272
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
03
Por otro lado, hay otra dimensin
en el contexto familiar que infuye
directamente en la calidad de vida, que
es el hogar. Uno de los objetivos bsicos
de las polticas sociales es procurar
mantener a las personas ancianas en su
entorno.

Segn la Encuesta de condiciones de vida
de las personas mayores realizadas por el
IMSERSO en 2008, ms de 9 de cada 10
personas de edad avanzada residen en
su propia casa. La antigedad de muchas
viviendas es elevada, de forma que un
tercio de los mayores reside en casas con
ms de 50 aos, y tan slo una dcima
parte lo hace en casas de construccin
relativamente reciente (menos de 25
aos).
Existe una relacin directa entre la edad
de los residentes y la antigedad de la
casa.
g En las viviendas ms viejas hay ma-
yor probabilidad de encontrar personas
solteras, viudas, separadas y divorciadas,
con estudios primarios e inferiores, for-
mando parte de hogares unipersonales,
en los estudios consultados no se apre-
cian diferencias importantes entre hom-
bres y mujeres
ccxcvi
. En general se trata de
viviendas peor dotadas y se distribuyen
con ms frecuencia en reas geogrfcas
con menos de 10.000 habitantes. Sus ha-
bitantes suelen tener una percepcin de
salud de regular a muy mala y un estado
funcional asociado con problemas de
discapacidad.
g Ms de dos tercios de mayores tienen
cuarto de bao con baera, y un 22%
tambin tienen plato de ducha. La dota-
cin de baera entre las personas mayo-
res y de ducha entre las personas mayo-
res muy mayores (>80 aos); asimismo,
disponer de baera se asocia con tener
estudios ms elevados, no presentar pro-
blemas de capacidad funcional, residir en
viviendas de menor antigedad y en ho-
gares multigeneracionales.
g Se observa una relacin entre el nivel
de dotaciones y el perfl de las personas
mayores, de forma que el nivel medio de
dotaciones es superior entre los hombres,
personas de menor edad, casados y sepa-
rados/divorciados, con estudios secun-
darios y superiores, residentes en hoga-
res multigeneracionales aunque tambin
en pareja, en reas geogrfcas de gran
tamao poblacional, con una percepcin
de la salud muy buena o buena y un ni-
vel funcional sin discapacidad
ccxcvii
.
g El REAL DECRETO 505/2007, establece
la normativa para acceso a los edifcios,
a espacios pblicos urbanizados, mobi-
liario urbano, aparcamientos, obras en
vas pblicas, sealizacin, etc. que sern
obligatorias a partir del da 1 de enero de
2010 para los espacios pblicos urbaniza-
dos nuevos y para los edifcios nuevos, as
como para las obras de ampliacin, mo-
difcacin, reforma o rehabilitacin que
se realicen en los edifcios existentes.
273 LBEA
Captulo
03
Por ello, recomendamos:
36
.- Detectar, estudiar y abor-
dar a las familias de riesgo
socio-sanitario que convivan
con una persona mayor, sobre todo en los
caso en los que se pueda requerir una in-
tervencin socio-sanitaria de emergencia.
37
.- Mantener la residencia de
las personas mayores en el
entorno familiar y domicilia-
rio habitual siempre que sea posible y as
lo deseen las personas implicadas.
Proponemos las siguientes acciones:
a) Formacin de profesionales en el abor-
daje familiar.

b) Coordinacin entre los servicios sani-
tarios y sociales en las actuaciones ante
familias disfuncionales.
c) Eliminacin de las barreras arquitect-
nicas dentro del hogar.
4.5.2.- El barrio y el municipio
Las familias suelen estar insertas en una
red social ms amplia: el barrio.
Los barrios pueden defnirse como zo-
nas geogrfcas delimitadas que tienen
determinadas caractersticas medio-am-
bientales y que estn dotadas de unos
equipamientos e instituciones comunes
(colegios, parroquias, centros de salud,
servicios sociales, etc.). Tienen un origen
y una historia compartidos por su vecin-
dario que presenta caractersticas ms o
menos semejantes y que tiene una ma-
yor o menor conciencia de pertenencia
entre sus miembros.
En cada barrio o comunidad existen una
serie de grupos organizados e interrela-
cionados: asociaciones de mayores, de
vecinos y vecinas, de comerciantes, etc.;
formando redes comunitarias.
Las caractersticas urbanas de cada
barrio conforman el entorno en el que
transcurre la vida diaria. El nivel de salud
de la poblacin depende de factores
ecolgicos, geogrfcos, demogrfcos,
socioeconmicos, culturales, polticos
econmicos, etc. Todos estos elementos
constituyen un ecosistema que tiene
una infuencia directa en la calidad de
vida de las personas. Las desigualdades
sociales, ntimamente relacionadas con
las desigualdades en salud, se estudian
en el entorno de los barrios.
Es decir el contexto del barrio, del pueblo
o de la ciudad tiene dos dimensiones:
la comunidad, compuesta por redes
sociales y el hbitat.
Est ampliamente demostrado que
la existencia de una red de apoyo
infuye positivamente en la salud. Se
han hecho estudios relacionando el
apoyo social con la mortalidad, con la
morbilidad, con la calidad de vida y con
274
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
03
la salud mental, tanto transversales como
longitudinales
ccxcviii
. As mismo las redes
sociales infuye directamente en la salud
percibida por las personas mayores y en
su menor deterioro cognitivo
ccxcix
.
Sluzky afrma que la relacin entre la red
social y la salud de la persona es un circulo
vicioso de forma que la presencia de una
red social substancial protege la salud del
individuo y la salud del individuo mantie-
ne la red social, as como la presencia de
una enfermedad crnica en una personas
afecta negativamente a la red social de esa
persona que a su vez impactar negativa-
mente en la salud del individuo, cosa que a
su vez aumentar la retraccin de la red y
as en espiral de deterioro recproco .
Diversos estudios
ccc
realizados en entor-
nos culturales diferentes demuestran que
en las personas mayores se mantiene la
familia como la principal fuente de apoyo
para el funcionamiento diario y las amista-
des para mantener la integracin social
ccci
.
Sin embargo Sluzky analiza cmo en
las personas mayores es ms importante
el cuidado de estas redes, debido a la
coexistencia de tres factores con efectos
acumulativos:
g La red social se contrae por muerte o
debilitamiento de sus miembros.
g La oportunidad de renovar la red social
disminuye progresivamente
g El mantenimiento de la red se hace
ms gravoso a medida que se pierde la
energa necesaria para mantener activos
los vnculos.
Esto hace que la gente mayor se vea
replegada cada vez ms en las relaciones
familiares, que acarrean consigo sus propias
viejas historias de lealtades, de deudas y
supuestos de retribucin, de compromisos
y celos, de pasiones recnditas.
Con la desaparicin de vnculos con gente
de la misma generacin se desvanece
buena parte de los anclajes de la historia
personal
cccii
.
Es, por tanto fundamental en esta etapa,
establecer acciones encaminadas a
mantener y fortalecer las redes sociales
Los barrios tienen una infuencia
directa en la calidad de vida de las
personas.
275 LBEA
Captulo
03
comunitarias que van a infuir de forma
defnitiva de mantener la integracin
social, que aumenta la salud y la calidad
de vida de las personas mayores y
procurar la permanencia de la persona
en su entorno habitual.

En 1998 la Organizacin Mundial
de la Salud (OMS) puso en marcha el
movimiento Ciudades Saludables. Se
trata de un movimiento internacional,
promovido con el objetivo de apoyar
a los gobiernos locales para poner la
salud como cuestin de primer orden
en el desarrollo de sus polticas y as
aplicar estrategias y programas para la
mejora de la salud y el desarrollo social
y sostenible.
En nuestra comunidad autnoma hay
en la actualidad 155 Gobiernos Locales
adheridos a Red Andaluza de Ciudades
Saludables ( RACS).
La Federacin Andaluza de Municipios y
Provincias (FAMP), con el apoyo de la Con-
sejera de Salud de la Junta de Andaluca,
puso en marcha con la colaboracin de
los Gobiernos Locales Adheridos a la Red
Andaluza de Ciudades Saludables su pro-
yecto Entornos Saludables: Las Ciuda-
des del Siglo XXI. Se trata de potenciar
la promocin, impulso e implantacin en
el territorio del proyecto Ciudades Salu-
dables, mediante el diseo de estrategias
que fomenten la participacin, la inter-
conexin, el intercambio de experiencias
y buenas prcticas y el uso de las nuevas
tecnologas de la informacin y la comuni-
cacin a propsito de la salud por y para la
ciudadana.
La Consejera de Igualdad y Bienestar
Social, encarg en el 2002 al Instituto de
Estudios Sociales de Andaluca (IESA) una
investigacin sobre las desigualdades
sociales en Andaluca. De ah naci el
Programa de Zonas Necesitadas de
Trasformacin Social (ZNTS) defnidas
como aquellos espacios claramente
delimitados, en cuya poblacin concurran
situaciones estructurales de pobreza
grave y marginacin social

Este proyecto implica la constitucin de
comisiones de coordinacin a tres nive-
les: poltico, tcnico y de comunidad y
su objetivo fundamental es la puesta en
marcha de procesos dirigidos a detener
el deterioro e impulsar la recuperacin
de la convivencia, el entorno y de las
condiciones personales, familiares y ha-
bitacionales que garanticen la inclusin
social de la poblacin.
Recomendamos:
38
.- Mantener y fortalecer las
redes sociales en las personas
mayores, as como impulsar
el proyecto: Entornos Saludables: Las
Ciudades del Siglo XXI, para toda Anda-
luca, y proponer medidas de discrimina-
cin positiva en Zonas con Necesidades
de Transformacin Social (ZNTS)
276
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
03
4.5.3.- Contexto institucional
En el documento base de la OMS
ccciii
para
el envejecimiento activo, se incluye como
propuesta poltica fundamental promo-
ver entornos seguros y respetuosos con
las personas mayores, incluyendo tam-
bin a los centros sanitarios (TODOS LOS
CENTROS INSTITUCIONALES: sanitarios,
sociales, universidad, hacienda) que
deben de estar: adaptados a las caracte-
rsticas de las personas mayores, orien-
tados a prevenir las discapacidades y el
empeoramiento de las mismas, a lo largo
de todo el ciclo vital.
Cabe entender el contexto sanitario
como un elemento facilitador del enveje-
cimiento activo. Un entorno sanitario fa-
cilitador y adaptado a las necesidades de
todas las personas y de aquellas que se
encuentran en las etapas ms avanzadas
de la vida, pasa por el impulso de deter-
minadas estrategias y actuaciones.
Un entorno sanitario adaptado a las
caractersticas de las personas mayores,
orientado a prevenir las discapacidades y
el empeoramiento de las mismas, a lo lar-
go de todo el ciclo vital, hace necesario
acercar la salud a los entornos donde se
desenvuelven las personas, as como el
fomento de entornos que favorezcan la
eleccin de conductas saludables a lo lar-
go de todo el ciclo vital.
Por ello, es necesario:
g La realizacin de polticas de concerta-
cin con los gobiernos locales con el ob-
jeto de fomentar la salud de la poblacin,
generando sinergias entre los recursos
sanitarios y municipales.
g Acercamiento de los contenidos de
promocin de la salud al hbitat dnde
las personas se desenvuelven, en las
distintas etapas de ciclo vital: escuelas,
polideportivos, asociaciones juveniles,
asociaciones de vecinos, etc.
g Acercamiento de los contenidos de
promocin de la salud al hbitat dnde
las personas mayores se desenvuelven:
unidades de estancia diurna, residencias
de mayores, asociaciones y otros entornos.
La formacin y la sensibilizacin de los
equipos profesionales de los centros sa-
nitarios, aunque tratada en otro apartado
de este capitulo, se convierten en un pre-
rrequisito indispensable para una aten-
cin de calidad, adaptada a las necesida-
des de las personas y sensible a aspectos
culturales, de gnero, de procedencia y
edad. Una atencin de calidad dirigida a
las mujeres y hombres mayores requie-
re evitar adoptar actitudes edadistas
ccciv
,
que generen discriminacin por razn de
edad en la atencin que reciben.
277 LBEA
Captulo
03
Son necesarias pues:
g La sensibilizacin y formacin
de los equipos profesionales de los
centros sanitarios, para el fomento de
un trato digno a todas las personas,
generando, as mismo, una actitud
positiva haca las personas mayores.
g La formacin de las y los profe-
sionales de la salud, en competen-
cias para la atencin a las mujeres y
hombres mayores y en las necesida-
des de salud de unas y otros.
g La inclusin en el curriculum de
pregrado y posgrado formacin so-
bre las variables socioculturales, de
gnero y edad que mediatizan la
salud de las personas, as como las
necesidades de salud de las mujeres
y hombres mayores.
As, recomendamos:
39
.- Fomentar un entorno acce-
sible, para lo que se requiere
la puesta en marcha de medi-
das que siten a todas las personas, in-
dependientemente de sus caractersticas
culturales, de edad, de discapacidad, etc,
en condiciones de igualdad, en cuanto al
acceso a los recursos sanitarios.
40
.- Generar un entorno sanita-
rio que ofrezca una atencin
sanitaria integral y que sea
sensible a la no discriminacin por razn
de edad y que incorpore la mirada de g-
nero, tambin en este grupo de edad.
41
.- Promover un entorno que
favorezca una atencin socio-
sanitaria integral, sin fracturas
entre el sistema sanitario y el sistema del
bienestar social.
Entorno accesible
g La aplicacin de los principios
del diseo universal con objeto de
mejorar la accesibilidad fsica a los
centros sanitarios.
g La simplifcacin de los trmites
administrativos y la personaliza-
cin de la atencin.
g La vigilancia sobre la introduc-
cin de las TIC en las relaciones con
la administracin sanitaria, en el
sentido de que no generen efectos
adversos y la exclusin de algunos
colectivos.
g Facilitacin de informacin sa-
nitaria relevante accesible a las per-
sonas mayores como prerrequisito
para la toma de decisiones.
Atencin sanitaria integral y que sea
sensible a la no discriminacin por ra-
zn de edad.
g Sensibilizacin de los profesio-
nales de los centros sanitarios y de
la poblacin en general sobre la
realidad de las mujeres y hombres
mayores con objeto de desmontar
estereotipos relacionados con la
edad, entre ellos la equivalencia
de edad a enfermedad y depen-
278
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
03
dencia, el no reconocimiento de
las variabilidades interindividuales,
la visibilizacin de la edad madura
como una etapa de difcil adapta-
cin a los acontecimientos vitales
que se produzcan y de retorno a la
infancia.
g Fomento de un trato digno ha-
cia las personas mayores, evitando
el uso de formas minusvaloradoras
y lenguaje infantilizado, que invi-
sibilizan trayectorias vitales ricas
en experiencias.
g Vigilancia sobre el hecho de que
los estereotipos sobre las personas
mayores no tengan infuencia en la
atencin sanitaria, producindose
pautas teraputicas diferentes y no
justifcadas en funcin de la edad,
diferencias no justifcadas en el
esfuerzo teraputico, en los pro-
gramas de promocin de la salud,
prevencin primaria y secundaria,
as como en los programas de re-
habilitacin.
g Incorporacin de la perspectiva
de gnero a los modelos de aten-
cin sanitaria, tambin en este gru-
po de edad.
g Impulso de la investigacin so-
bre la salud de las mujeres y hom-
bres mayores, solventando la in-
frarrepresentacin de este grupo
etreo en los ensayos clnicos.
Atencin socio-sanitaria integral
g El fomento del acto nico en el
mbito sanitario.
g La creacin de protocolos con-
juntos de derivacin y canales de
comunicacin entre el sector salud
y el sector del bienestar social que
superen la voluntariedad de sus
profesionales y que hagan posible
la prestacin de una atencin so-
cio-sanitaria integral y completa.
g La creacin de centros de
convalecencia o media estancia.
Las instituciones deben
evitar actitudes negativas por razn
de edad
279 LBEA
Captulo
03
GLOSARIO
ABVD: Actividades bsicas de vida
diaria.
Active ageing: Envejecimiento Activo.
Adherencia: grado de seguimiento y
cumplimiento de las recomendaciones
en salud (farmacolgicas y no
farmacolgicas).
Biomecatrnica: Es la integracin de
mquinas electromecnicas con el
cuerpo humano, en principio, para usos
teraputicos.
Binica: Caracterstico de los seres vivos
o que se refere a ellos.
Colonoscopia: Es una exploracin
que permite la visualizacin directa de
todo el intestino grueso y tambin, si
es necesario, la parte fnal del intestino
delgado (leon terminal).
Coxartrosis: Artrosis de la cadera.
Cribado: una estrategia aplicada
sobre una poblacin para detectar una
enfermedad en individuos sin signos
o sntomas de esa enfermedad. La
intencin del screening es identifcar
enfermedades de manera temprana
dentro de una comunidad.
Dislipemia: Alteracin de los perfles
lipdicos.
Domtica: Se podra defnir como
la integracin de la tecnologa en el
diseo inteligente de un recinto ( casa
inteligente).
E. A. S.: Encuesta Andaluza de Sanidad.
E. N. S.: Encuesta Nacional de Salud.
Epigentico: Al estudio de las
interacciones entre genes y ambiente
que se producen en los organismos.
EPOC: Enfermedad pulmonar obstructiva
crnica.
Etaismo/edadismo: Consecuencias
de los estereotipos, del prejuicio y la
discriminacin en la atencin a las
personas mayores.
Europeam Silver Paper: Documento
europeo sobre el futuro de la promocin
de la salud y las acciones preventivas,
la investigacin bsica y los aspectos
clnicos de las enfermedades relacionadas
con el envejecimiento.
280
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
03
Eurostat: (Statistical Ofce of the
European Communities, ofcina europea
de estadstica) es la ofcina estadstica de
la Comisin Europea, que produce datos
sobre la Unin Europea y promueve la
armonizacin de los mtodos estadsticos
de los estados miembros.
Farmacocintica: Es la rama de la
farmacologa que estudia los procesos
a los que un frmaco es sometido a
travs de su paso por el organismo.
Trata de dilucidar qu sucede con un
frmaco desde el momento en el que es
administrado hasta su total eliminacin
del cuerpo.
Farmacodinmica: Es el estudio de los
efectos bioqumicos y fsiolgicos de los
frmacos y de sus mecanismos de accin
y la relacin entre la concentracin del
frmaco y el efecto de ste sobre un
organismo.
FRCV: Factores de riesgos
cardiovasculares.
Gonartrosis: Artrosis de rodilla.
Grados de evidencia: es la fuerza que
tiene una determinada recomendacin.
- Grado A: extremadamente re-
comendable (buena evidencia de que la
medida es efcaz y los benefcios superan
ampliamente a los perjuicios).
- Estudios que lo avalan: meta-anlisis de
gran calidad, revisiones sistemticas de
ensayos clnicos aleatorizados o ensayos
clnicos aleatorizados con muy bajo
riesgo de sesgos.
- Grado B: recomendable (al me-
nos moderada evidencia de que la medi-
da es es efcaz y los benefcios superan a
los perjuicios).
- Estudios que lo avalan: revisiones
sistemticas de alta calidad de estudios
de cohortes o de casos y controles,
o Estudios de cohortes o de casos y
controles de alta calidad, con muy bajo
riesgo de confusin, sesgos o azar y una
alta probabilidad de que la relacin sea
causal.
- Grado C: ni recomendable ni
desaconsejable (al menos moderada
evidencia de que la medida es efcaz,
pero los benefcios son muy similares a
los perjuicios y no puede justifcarse una
recomendacin general).
- Estudios que lo avalan: estudios no
analticos (observaciones clnicas y series
de casos.
Hemoglobina glicosilada: prueba
analtica del Control de glucemia.
Histerectomia: La histerectoma es
un procedimiento que comprende la
extirpacin quirrgica del tero (matriz).
Ictus: Accidente cerebro vascular.
281 LBEA
Captulo
03
IMC: Indice de masa corporal.
Iniciativa Naos: Nutricin, Actividad
Fsica y Prevencin de la Obesidad.
Long-lie: caerse a todo lo largo.
Neoplasia: Es el proceso de proliferacin
anormal (multiplicacin abundantemen-
te) de clulas en un tejido u rgano que
desemboca en la formacin de un neo-
plasma. Un neoplasma que forma una
masa diferenciada se denomina tumor y
puede ser benigno o maligno.
OMS: Organizacin Mundial de la Salud.
PAPPS: Programa de Actividades de
Promocin y Prevencin de la Salud.
Predimed: Prevalencia de Diabetes
Mellitus y Riesgo.
Postranscripcional: relativo a la
transcripcin gentica del ADN/ARN.
Prevalencia: En epidemiologa,
proporcin de personas que sufren una
enfermedad con respecto al total de la
poblacin en estudio.
Prevalente: Dicho de una enfermedad,
de un sntoma, etc. De mayor incidencia
o frecuencia.
Programa Perseo: Programa escolar
de referencia para la salud y el ejercicio
contra la obesidad.
Sigmoidoscopia: Es un examen interno
de la parte inferior del intestino grueso
(colon) y el recto, empleando un
instrumento llamado sigmoidoscopio.
SOH: Sangre oculta en heces.
SSPA: Servicio Sanitario Pblico de
Andaluca.
TIC: Tecnologas de la Informacin y la
Comunicacin.
Us Task Force: Grupo de expertos en
promocin y prevencin de la salud de
USA.
Xerostoma: Es el sntoma que defne la
sensacin subjetiva de sequedad de la
boca.
282
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
03
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Captulo
PARTICIPANDO Y CONSTRUYENDO LA
SOCIEDAD
INNOVACIN Y ENVEJECIMIENTO ACTIVO

295 LBEA
Captulo
04

VIVIR PARTICIPANDO
Y CONSTRUYENDO LA
SOCIEDAD
Hay muchas formas de entender el enve-
jecimiento activo pero todas ellas hablan
de participacin de un modo u otro. Por
qu? Porque envejecemos mejor si to-
mamos parte de forma activa en nues-
tro propio proceso de envejecimiento,
es decir, si nos implicamos en la toma
de las decisiones que van a afectar
cmo envejecemos. Algunas de esas
decisiones son individuales pero otras
muchas tienen que ver con otras perso-
nas, con la comunidad o con la sociedad
en la que vivimos y de la que formamos
parte. Por eso, la participacin de la que
hablamos es social y nos pone en rela-
cin con esas otras personas que tam-
bin envejecen. Adems, al califcar esta
participacin de activa queremos decir,
entre otras cosas, que participamos para
hacer algo al respecto de nuestro enve-
jecimiento; y con nuestra participacin
activa aportamos lo que podemos
-ideas, tiempo, experiencia, capaci-
dades, crticas, etctera- para mejorar
nuestro envejecimiento y el del resto
de conciudadanos. Participacin y con-
tribucin al envejecimiento van aqu de
la mano: Una poltica para las personas
mayores no debera estar determinada
nicamente por la pregunta Qu pode-
mos hacer por los mayores? Tambin de-
bera preguntarse Qu pueden hacer las
personas mayores por la sociedad? (Lehr,
2007: 8).

Dentro del marco del envejecimiento
activo, esta participacin activa es con-
tinua, se realiza durante toda la vida, a
todas las edades, dado que nos desarro-
llamos y envejecemos mientras vivimos.
Por tanto, tiene poco sentido hablar de
una participacin exclusiva de perso-
nas mayores para personas mayores
y con personas mayores; es ms apro-
piado fomentar la participacin social
a todas las edades y entre todas las
edades para contribuir al buen enve-
jecimiento de todas las personas a lo
largo de nuestras vidas.

Por otro lado, hablamos de una partici-
pacin diversa porque ni hay una nica
manera de envejecer activamente ni
todas las personas sabemos, pode-
mos y queremos participar del mismo
modo. Adems, la participacin a la que
nos referimos es preventiva porque nos
permite aumentar nuestras posibilida-
296
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
04
des de envejecer de forma saludable. A
participar de este modo y a envejecer de
modo activo se aprende; de ah la impor-
tancia de formarse a lo largo de toda la
vida para tomar parte en el proceso de
envejecimiento. Envejecer bien es una
tarea, un proyecto vital capaz de guiar-
nos, de dar sentido a lo que hacemos y
de orientarnos en el logro de la felicidad.

La implantacin del envejecimiento
activo en Andaluca tambin nos exige
innovar, en alguna medida, nuestras ac-
tuales formas de envejecer, de mirar el
envejecimiento y de aprovechar el en-
vejecimiento como reto y oportunidad
para el desarrollo ms humano, equili-
brado y sostenible de nuestra Comuni-
dad Autnoma.

Leda esta introduccin se entender con
facilidad que PARTICIPACIN, CONTRI-
BUCIN e INNOVACIN sean los tres
ejes en torno a los cuales hemos organi-
zado las refexiones y recomendaciones
que siguen.
Una estrategia para el envejecimiento
activo debera ser participativa y
empoderadora. En otras palabras,
debe haber una combinacin de
acciones polticas de arriba abajo para
posibilitar y motivar la actividad, pero
tambin oportunidades para que los
ciudadanos puedan actuar, de abajo
arriba, por ejemplo en el desarrollo
de sus propias formas de actividad
(Walker, 2009: 87-88).
1. - ENVEJECER
PARTICIPANDO. HABLEMOS
DE PARTICIPACIN Y
ENVEJECIMIENTO ACTIVO

Todos y todas, hombres y mujeres,
debemos participar para envejecer
mejor. Aunque tradicionalmente las per-
sonas mayores han sido vistas como las
que envejecen, el envejecimiento activo
nos propone considerar a esas personas
como un miembro ms de nuestra so-
ciedad, necesitadas, como cualquiera, de
apoyo para envejecer de modo satisfac-
torio pero, a la vez, capaces, como cual-
quiera, de contribuir al bienestar y de-
sarrollo colectivos. Por tanto, hablar de
envejecimiento activo aludiendo ms
a las personas mayores, como sole-
mos hacer en la actualidad, tiene que
ser tan slo una prctica transitoria:
la clave para hacer del envejecimiento
activo una oportunidad de desarrollo
y bienestar est en incluir a toda la po-
blacin andaluza en los esfuerzos para
promover esta forma de envejecer.

La Declaracin Poltica de la II Asamblea
Mundial sobre el Envejecimiento Activo,
celebrada en Madrid en el ao 2002, se-
ala en su artculo 10 que el potencial
de las personas de edad es una slida
base para el desarrollo futuro. Permi-
te a la sociedad recurrir cada vez ms
a las competencias, la experiencia y
la sabidura que las personas de edad
aportan, no slo para asumir la inicia-
297 LBEA
Captulo
04
hay que conseguir que la participacin activa
de las personas en general, y de las personas
mayores en particular, se lleve a cabo a todos
los niveles y en todos los mbitos
tiva de su propia mejora sino tambin
para participar activamente en toda la
sociedad (Naciones Unidas, 2002: 3). En
consonancia con estos planteamientos, y
de acuerdo con el artculo 37.1. del Esta-
tuto de Autonoma para Andaluca, que
considera la incentivacin del envejeci-
miento activo y el aseguramiento de la
participacin de las personas mayores
como principios rectores de las polticas
pblicas, creemos que la participacin en
la vida poltica, social, educativa, cultural
y econmica de Andaluca es uno de los
elementos bsicos del envejecimiento
activo. Por ello, y porque las personas
mayores con vecindad administrativa en
Andaluca, segn el artculo 19 del citado
Estatuto, tienen derecho a recibir de los
poderes pblicos de la Comunidad Au-
tnoma una proteccin y una atencin
integral para la promocin del envejeci-
miento activo, hay que conseguir que la
participacin activa de las personas en
general, y de las personas mayores en
particular, se lleve a cabo a todos los
niveles y en todos los mbitos: partidos
polticos, sindicatos, empresas, Adminis-
traciones, etctera.
A este respecto, el Libro Blanco del En-
vejecimiento Activo debe preguntarse
cules son las medidas ms apropiadas
para ese fn y cmo aplicarlas. Hacerlo
requiere romper con ciertas dinmicas
paternalistas hacia las personas mayores
y reconocer y valorar los espacios que, de
hecho, ya ocupan en el campo poltico y
social as como abrir otros nuevos en los
que puedan presentarse sus necesida-
des, defenderse sus intereses y deseos,
y aprovecharse los conocimientos, ex-
periencias y capacidades adquiridos a lo
largo de sus vidas. En Andaluca todos
tenemos derecho a envejecer de modo
activo y a una vejez activa pero par-
ticipando plenamente en la toma de
decisiones de aquello que nos concier-
na. No implicarnos en nuestro enve-
jecimiento supondra poner en riesgo
nuestro bienestar presente y el de las
futuras generaciones.

Asimismo, no podemos obviar que en las
ltimas dcadas el continuo desarrollo
de las denominadas como Nuevas Tec-
nologas de la Informacin y la Comuni-
cacin (NTIC) ha venido transformando
lo que tradicionalmente se ha entendido
por participacin. De hecho, se habla de
298
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
04
un profundo cambio de las formas y es-
tructuras democrticas de convivencia y
confguracin de la ciudadana debido
a estas tecnologas, que pueden reper-
cutir favorablemente en los procesos de
desarrollo local abriendo nuevas formas
y espacios de participacin y proporcio-
nando un nuevo sentido de identidad y
pertenencia a la comunidad o lugar de
adscripcin. Sin embargo, hay que ser
conscientes a la vez de que algunas per-
sonas mayores -las mujeres de ms edad
o las personas que viven en zonas rurales,
por ejemplo- corren el riesgo de quedar
relegadas con todas estas transforma-
ciones. La denominada brecha digital
no slo es trascendente porque muchas
personas pueden ser incapaces de servir-
se de aparatos y equipos; adems, impli-
ca que las personas afectadas se queden
al margen de nuevas formas de vida (por
ejemplo, el teletrabajo) y de modelos de
organizacin y mediacin sociocultural
en los que las NTIC cumplen una funcin
estratgica (por ejemplo, en las formas de
relacionarse y de participar a distancia).
1.1.- PRINCIPIOS SOBRE LA
PARTICIPACIN EN EL MARCO
DEL ENVEJECIMIENTO ACTIVO
Los componentes centrales del buen enve-
jecer (la salud, el buen funcionamiento cog-
nitivo, las buenas relaciones sociales y la sa-
tisfaccin con la vida) pueden considerarse
universales (Fernndez, 2009: 84-85).
Participar en la vida social, poltica,
econmica y cultural de la comunidad
forma parte fundamental del ejercicio
de ciudadana en las sociedades de-
mocrticas. La nocin de ciudadana es
compleja, se ha ido revisando a lo largo
de las dcadas y hoy en da abarca desde
los derechos ms bsicos como la liber-
tad de expresin, el derecho de reunin
y voto o el derecho a juicios justos, asu-
midos casi como algo natural, hasta con-
cepciones de una ciudadana multicultu-
ral o ecolgica, pasando por los derechos
sociales o los denominados de tercera
generacin y todas las nuevas formas
vinculadas a la apropiacin de las NTIC.

Estudios recientes permiten esbozar el
perfl de la ciudadana andaluza, no como
mera receptora pasiva de derechos, sino
como protagonista de la vida poltica y
social de su comunidad (Aguiar, Gmez,
Martn, Millar y Prez, 2007). De cara al
futuro, y con vistas a hacer realidad el
ideal del envejecimiento activo, este pro-
tagonismo no slo debe concretarse en
el sector de poblacin ms envejecida
sino que tanto jvenes como mayores
debemos tomar un rol activo en la vida
social andaluza.
Factores predictores de la participa-
cin de las personas mayores (The New
York Academy of Medicine, s.f.):
g Factores individuales: edad, condi-
ciones de vida, estatus socioecon-
mico, etnicidad, movilidad, gnero,
orientacin sexual, creencias, expec-
tativas y actitudes personales, perso-
nalidad y estilo de vida.
299 LBEA
Captulo
04
g Factores ambientales: acceso (cono-
cimiento de las posibilidades de par-
ticipacin existentes y accesibilidad
fsica en trminos de transporte, segu-
ridad y ubicacin) y residencia en en-
tornos emancipadores y propicios.
g Factores societales: creencias y acti-
tudes de la sociedad -prejuicios tales
como edadismo, sexismo, racismo y
homofobia- y cohesin social.
1.1.1.- Preferencias y capacidades de
participacin conforme envejecemos.
El uso del tiempo.
En los ltimos aos han ido aumentando
el inters y los estudios acerca del tiem-
po, su uso, su valor e incluso su precio. La
profesora M ngeles Durn plantea que
existen diferentes motivos para este cre-
ciente inters en torno al tiempo (2007:
23 y 24). Entre ellos destacan los cambios
demogrfcos y el envejecimiento pro-
gresivo de la poblacin, que nos obligan
a reinterpretar la sociedad y la economa
con categoras nuevas. Adems, en los
ltimos aos las actividades de tiempo li-
bre y de ocio tienden a aumentar progre-
sivamente. Cada vez cuesta ms concebir
un tiempo vaco, en el que no hagamos
nada; esto est relacionado con la gran
expansin de un sector econmico de
ocio y de medios de comunicacin que
necesita conocer y aprovechar el tiempo
disponible de sus clientes potenciales.
Investigaciones recientes vienen ofrecin-
donos una gran cantidad de informacin
acerca de los usos del tiempo en Espaa.
stos nos han revelado que las mujeres
trabajan diariamente, por trmino medio,
siete horas y un minuto, una hora y tres mi-
nutos ms que los hombres; de este tiem-
po un 30% lo dedican al trabajo remune-
rado y un 70% al no remunerado, frente a
un 73% y un 27% respectivamente en el
caso de los hombres (Glvez, Domnguez
y Rodrguez, en prensa). Este hecho deter-
mina, como veremos con mayor profun-
didad ms adelante, que las mujeres en
todas las etapas de su vida tengan menos
tiempo para dedicarle a actividades de
ocio y participacin.
En el caso concreto de las personas ma-
yores observamos que un porcentaje su-
perior de mujeres (92%) que de hombres
(72%) se dedican al hogar y a la familia,
invirtiendo adems una cantidad de
tiempo diaria mayor en estos dos mbi-
tos: cinco horas y media frente a las dos
horas y cuarenta minutos de los hombres.
Asimismo, aunque unos y otras dedican
en la jornada un tiempo muy similar a
las relaciones sociales y a la diversin, los
hombres mayores hacen ms uso que las
mujeres de los medios de comunicacin
y dedican ms tiempo al deporte y a otras
actividades al aire libre: casi una hora dia-
ria ms. En Andaluca el porcentaje de
hombres mayores que practican deporte
y actividades al aire libre dobla al de las
mujeres que lo hacen: 62% frente al 31%
(Trinidad y Lpez, 2007: 87-88).
300
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
04
El 56,7% de los mayores andaluces
considera que tiene el tiempo ocupado,
aunque no tenga muchas obligaciones,
frente al 24,3% que considera que no
tiene nada que hacer y el 13,1% que
afrma tener bastantes obligaciones y
faltarle tiempo. En este ltimo aspecto
destacan las mujeres (23,9%) frente a
los varones (10,8%), sobre todo hasta
los 75 aos (Centro de Estudios Anda-
luces, 2006: 35).

El inters por el tiempo aumenta por
otros factores como la insatisfaccin de
muchos colectivos sociales, especial-
mente las mujeres, por lo invisible y poco
valorado socialmente que resultan su
tiempo y su trabajo pero tambin por-
que advertimos que es muy elevado el
tiempo que invertimos en actividades ni
directamente productivas ni placenteras
como los desplazamientos o las gestio-
nes burocrticas.
Por todo esto, los estudios sobre el tiempo
revelan diferentes elementos y visibilizan
que el uso del tiempo no es slo un asunto
individual y privado sino tambin colectivo
y pblico (Durn, 2007: 281). Para todas las
personas los das tienen veinticuatro horas
pero stas pueden ser distribuidas y ocu-
padas en actividades muy diversas; y esto
tiene importantes consecuencias sobre
nuestra forma de envejecer.
El 40,3% de los mayores andaluces
afrma no querer dedicar ms tiempo a
ninguna actividad que realiza (Centro
de Estudios Andaluces, 2006: 35).
A lo largo de la vida dedicamos gran
parte de nuestro tiempo al trabajo y
a la familia pero tambin podemos
disponer de tiempo para invertirlo en
otras cosas. Parte de este tiempo lo
podemos utilizar para seguir partici-
pando activamente en la sociedad a
travs de otras formas enriquecedoras de
participacin social e intergeneracional
como el voluntariado o los denominados
bancos de tiempo, con los que se consi-
gue dar respuesta a necesidades cotidia-
nas mediante el intercambio de tiempos
de servicio.
Ahora bien, no se debe confundir el en-
vejecimiento activo con un mero hacer ni
con la hiperactividad, cuyas consecuen-
cias no son positivas. Cualquier esfuer-
zo de fomento de la participacin so-
cial debe tener en cuenta los deseos,
capacidades y preferencias en el uso
del tiempo de quienes participan y
adaptar los recursos a las demandas
de participacin realmente existentes
a lo largo de toda la vida.
Se recomienda:
1
-. Apoyar a las personas para que
asuman los cambios por los que
van pasando a largo de la vida y
motivarles para que elaboren, segn sus
preferencias y capacidades, sus propios
planes de participacin, de uso del tiem-
po y de realizacin personal.
301 LBEA
Captulo
04
g Consultar y tener en cuenta las prefe-
rencias de participacin de los distintos
grupos de personas antes de programar
acciones para esos grupos, tratando
siempre de adaptar los recursos disponi-
bles a sus demandas.
g Promover la participacin de las per-
sonas en el mbito econmico, social,
cultural, poltico, etctera, durante toda
la vida y no slo en sus fases ms avanza-
das (adultez y vejez).
1.1.2.- La participacin, en sus
diversas formas y estilos, puede ser
benefciosa.

El ser humano es social por naturaleza.
No hay un yo sin un t. Somos seres en
relacin, que no podemos vivir aisla-
damente. La participacin social nos
mantiene en interaccin, lo que au-
menta nuestros niveles de autoestima
y desarrolla una de las facetas intrn-
secas del ser humano: nuestro sentido
de pertenencia. Y esto sucede a lo largo
de todo el curso de nuestras vidas.

Sabemos que el funcionamiento so-
cial va asociado a la supervivencia y a la
longevidad, a la salud fsica y mental, al
funcionamiento cognitivo saludable, a la
satisfaccin con la vida, al bienestar y a la
calidad de vida. Las medidas de implica-
cin social, el tener amistades y la parti-
cipacin social estn positivamente aso-
ciadas con la habilidad para la realizacin
de actividades de la vida diaria, suponen
un efecto protector frente a la existencia
de dependencia en la vejez y mantienen
y mejoran el funcionamiento cognitivo:
los mayores que declaran una mayor im-
plicacin social y participacin en activi-
dades de ocio sufren en menor medida
declive en su estado mental (Fernndez,
2009: 187).

Distintas investigaciones demuestran
que la percepcin positiva del proceso
de envejecimiento puede alargar la vida
hasta siete aos y medio (Levy, 2003). En-
vejecer en positivo, de forma activa y
participando en la sociedad es bueno
tanto para quien envejece como para
la sociedad misma.

La participacin tiene formas y estilos
muy diversos a lo largo de la vida; in-
cluso hay personas con escasa o nula
participacin social que alcanzan ade-
cuados niveles de bienestar.
Envejecer en positivo, de forma activa
y participando en la sociedad es bueno
tanto para quien envejece como para
la sociedad misma
302
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
04
Incremento
de las habilidades, la
confanza y las
oportunidades
Incremento de
la salud y el bienestar
personal y de las redes
sociales
Incremento de
la participacin
La participacin social de la propia persona mayor tiene importancia para el
propio individuo porque la actividad en general, y la actividad social en particu-
lar, tiene un benefcio positivo en la salud y, concretamente, el sentirse recono-
cido y valorado por los dems ejerce una infuencia muy positiva en la autoes-
tima. La valoracin que uno tiene sobre s mismo, a su vez, se relaciona con el
equilibrio psicolgico y con un buen estado de nimo (Martnez, 2006: 53).
Hay diversos grados de participacin: consulta, cogestin, control, codireccin y par-
ticipacin en las decisiones. Es importante y benefcioso participar en las decisiones,
participar en todos los mbitos de la vida que conciernen a cada persona. La participa-
cin debera ir ms all del mbito privado para pasar a tener un reconocimiento ma-
yor en las instituciones a travs, segn el caso, de rganos consultivos, de cogestin,
de control y de codireccin, que faciliten la aportacin en determinadas cuestiones
de la visin, el saber y la experiencia de las personas conforme van envejeciendo.
Segn Alan Walker (2009: 87), el aumento de la participacin forma parte del ciclo del
bienestar a medida que se envejece. El propio Walker plantea que ese ciclo se puede
representar del modo siguiente:
En defnitiva, las personas mayores tienen mejor salud y viven ms tiempo si estn social-
mente implicadas (Blazer, 2005: 497).
La participacin social favorece las emociones positivas, optimiza los mecanismos de
autorregulacin y autocontrol, potencia la confanza en uno mismo, mejora el afron-
tamiento de problemas y la capacidad de adaptacin a situaciones difciles. Asimismo,
303 LBEA
Captulo
04
las personas con implicacin social tienen
niveles inferiores de discapacidad, menor
incidencia de la dependencia y menos
tendencia a la depresin.
Necesitamos de otras personas como
punto de apoyo para superar la adversi-
dad. El mayor trauma no es el hecho que
causa el sufrimiento sino la falta de afec-
tos y el desencuentro. La felicidad es una
representacin mental que se construye
en el encuentro con el otro.
La participacin tiene formas y estilos
muy diversos a lo largo de la vida. Por
ejemplo, muchas personas mayores
cultivan facetas que antes no pudieron
desarrollar y as pintan, escriben, hacen
fotografas, teatro, etctera. Otras son
un claro ejemplo de integracin cuando
apoyan a sus hijos, participan en grupos
ldicos, culturales, formativos, en el aso-
ciacionismo, en la accin voluntaria orga-
nizada, etctera. Con ese estilo de vida se
benefcian tanto ellas como la sociedad
misma. No obstante, tambin hay perso-
nas con escasa o nula participacin social
que dicen sentirse felices as.
Un ejemplo de benefcios de la partici-
pacin. El voluntariado en el envejeci-
miento.
La participacin continuada en gru-
pos voluntarios es un factor de protec-
cin para el bienestar psicolgico de
las personas adultas que comienzan
a desarrollar limitaciones funcionales
(Greenfeld y Marks, 2007). En el caso
concreto de las personas mayores la
relacin generalmente positiva entre
actividad y bienestar depende de los
recursos personales y sociales de la
persona mayor (Morrow-Howell, Hin-
terlong, Rozario y Thang, 2003: 142).
Estos ltimos autores, despus de un
repaso de la literatura cientfca sobre
los benefcios del voluntariado para
las personas mayores, concluyen que:
g los benefcios positivos del volun-
tariado se producen incluso cuando el
tiempo dedicado al mismo es corto. Lo
importante es implicarse, aunque sea
de forma modesta;
g el voluntariado puede ser an ms
benefcioso para las personas mayores
que tienen limitaciones funcionales y
cierto grado de dependencia;
g escoger un voluntariado preferido
por la persona, que le guste, y que
incluya tareas signifcativas y que su-
pongan un reto, parece ser importante
a la hora de maximizar los resultados
positivos de la experiencia;
g las personas mayores voluntarias
reconocen sentirse ms tiles, con
mayor autoestima, y estn ms prote-
gidas contra la prdida del rol social y
el aislamiento. Adems, la labor como
voluntarias les ayuda a estructurar su
tiempo, a contar con un propsito ms
en el da a da, a sentirse parte de algo,
304
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
04
las relaciones y desigualdades de gnero,
pueden ser muy distintas dependiendo de
la poltica relativa a los cuidados puesta en
prctica en una sociedad determinada
a desarrollarse y a aumentar la signif-
cacin en sus vidas.
Se recomienda:
2.
- Difundir los benefcios de la
participacin y seguir fomentan-
do una participacin de amplio
espectro, en todas las edades, respetan-
do a quienes libremente decidan partici-
par poco o nada.
1.1.3.- Envejecimiento y diferencias
de gnero
Hombres y mujeres envejecemos de
modo distinto en muchos aspectos. Es
ms, cuando se aborda la situacin de
las mujeres de edad desde una perspec-
tiva de gnero -segn los patrones y los
roles que han desempeado a lo largo
de sus vidas-, se muestra la desventajosa
situacin que tienen las mujeres frente
a los hombres al envejecer en mltiples
aspectos (Ramos, 2009: 3). Por ello, tene-
mos que potenciar la participacin de
las mujeres conforme envejecen. Las
mujeres, en especial las de ms edad y
las que viven en zonas rurales, han sufri-
do desventajas en muchas facetas de sus
vidas an no corregidas sufcientemente.
Su acceso a la formacin, a la cultura y a
otros escenarios sociales ha estado veta-
do en muchos casos. Adems, la asigna-
cin del rol de cuidadoras de los miem-
bros dbiles de la familia -nios, enfermos
y mayores dependientes- pero tambin
de adultos supuestamente no depen-
dientes, ha trado consigo que gran parte
de sus vidas se haya visto recluida al m-
bito domstico, lo que ha difcultado su
participacin en otras esferas.

Todava hoy, el trabajo domstico y de
cuidados limita y determina la participa-
cin de las mujeres en el mercado de tra-
bajo y en la vida social, econmica, cul-
tural y poltica de la comunidad, lo que, a
su vez, retroalimenta los estereotipos de
gnero, elemento fundamental para en-
tender el mantenimiento de las desigual-
dades entre hombres y mujeres. Compa-
rando Espaa con la mayor parte de los
pases de nuestro entorno, en nuestro
pas se percibe un mayor desequilibrio
por razones de gnero en el reparto del
trabajo, sobre todo en relacin a la dedi-
cacin al trabajo familiar no remunerado
y de cuidados (Glvez, Domnguez y Ro-
drguez, en prensa). La incorporacin de
305 LBEA
Captulo
04
las mujeres espaolas al mercado laboral
ha aumentado a lo largo de las ltimas
dcadas, lo que ha incrementado el gasto
social y la provisin de servicios sociales,
y ha sido mucho mayor que la incorpora-
cin de los hombres al trabajo familiar no
remunerado y de cuidados. Esto demues-
tra una clara falta de corresponsabilidad
y da lugar a una marcada desigualdad de
gnero en el uso del tiempo.

Esta desigualdad es esencial para com-
prender la discriminacin laboral que su-
fren las mujeres en los mercados de tra-
bajo (Dolton, Marcenaro y Skally, 2008)
y la consiguiente prdida de bienestar
asociado que perjudica tanto a las muje-
res, que disfrutan de menor poder, auto-
noma y capacidad de decisin, como a la
sociedad, que no utiliza efcientemente
su capital humano.

En una investigacin reciente sobre la po-
blacin rural espaola (Camarero, 2009:
112), a propsito de las desigualdades de
gnero, se dice: Otro efecto perverso del
reparto desigual de las tareas domsticas
es que la doble jornada que realizan
las mujeres absorbe su tiempo libre,
de modo que, bien por atender a sus hi-
jos o a las tareas domsticas, la mayora
tiene que renunciar a su tiempo de ocio,
a la formacin e, incluso, a la participa-
cin en el mbito pblico (asociaciones,
colectivos, etctera). Esta doble jorna-
da obliga a estas mujeres a envejecer
ms como deben que como desearan.
En general, las relaciones y desigualda-
des de gnero, as como la participa-
cin de mujeres y hombres en la plena
ciudadana, pueden ser muy distintas
dependiendo de la poltica relativa a
los cuidados puesta en prctica en una
sociedad determinada. El reparto del
cuidado de las personas dependientes
-e independientes-, entre el Estado, la
familia, el mercado y la sociedad civil se
distribuye de formas diferentes en distin-
tas sociedades: las sociedades que basan
su sistema de cuidado en la relacin que
los individuos tienen con el mercado y/o
principalmente en la aportacin informal
y no remunerada de la familia, son las
ms desiguales, ya que son las mujeres
las que cubren las necesidades de cuida-
do del ncleo familiar sin recibir remune-
racin a cambio.
Mientras que, por ejemplo, en Anda-
luca slo un 5,21% de los ocupados
varones trabajan a tiempo parcial, en
el caso de las mujeres este porcentaje
asciende al 25,51 %. () considerando
el total de jornadas parciales existen-
tes en Andaluca, las mujeres desem-
pean aproximadamente las tres cuar-
tas partes de las mismas (72,6 %). Este
absoluto predominio femenino en el
trabajo a tiempo parcial guarda una
ntima relacin con unas pautas muy
arraigadas que estructuran la divisin
social del trabajo y los usos del tiempo
que, todava en la actualidad, siguen
estando marcadas por un claro sesgo
de gnero. Las mujeres, pese a haber
avanzado bastante en su grado de in-
306
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
04
corporacin laboral, parecen seguir
enfrentndose a la necesidad de bus-
car estrategias que les permitan compa-
tibilizar las actividades y aspiraciones
profesionales con las familiares y perso-
nales (Bericat y Snchez, 2008: 17).

Por eso, desde la economa feminista se
insta a los poderes pblicos a tomar en
serio el tema del cuidado y a no presupo-
ner que las mujeres son una fuente na-
tural e ilimitada de cuidado (Elson, 2005;
Folbre, 2001).

Se observa que en el tiempo de partici-
pacin, y tambin en el de ocio, las mu-
jeres son ms fexibles y con frecuen-
cia sirven como variable de ajuste del
tiempo de trabajo familiar domstico.
Al aumentar las necesidades de cuidados
se reduce signifcativamente el tiempo
de ocio y participacin que las mujeres
tienen para dedicar al trabajo voluntario,
a la vida asociativa, a los movimientos so-
ciales o a los partidos polticos, por ejem-
plo. Dada la desigual distribucin del tra-
bajo por razones de gnero este tiempo
tan necesario para el desarrollo personal
y para la construccin de redes de inte-
gracin y cohesin social generalmente
es el primero que reducen las mujeres
cuando asumen responsabilidades de
cuidados (Carrasco, 2001: 14).
Mientras los hombres realizan activi-
dades en mayor nmero, en espacios
abiertos y con mayores grados de mo-
vilidad, las mujeres concentran su acti-
vidad en espacios domsticos o afnes
a ello y con un carcter ms pasivo. La
divisin sexual del trabajo domstico
plantea en este sentido un punto de
anlisis. El ocio de los hombres mayo-
res se confgura como un elemento po-
sitivo para la etapa de jubilacin en la
que se encuentran. No resulta as para
las mujeres mayores, especialmente
para las que no han tenido un trabajo
remunerado, ya que para ellas no exis-
te tal jubilacin de las tareas del hogar,
por lo que siguen vinculadas a dichas
actividades (IMSERSO, 2008a: 30).

A pesar de ello, algunos estudios (IEA,
2004; IMSERSO-CIS, 2006) apuntan que
las mujeres mayores tienen ms inters
por la participacin y participan ms
que los hombres mayores en actividades
como el trabajo voluntario, las reuniones,
las visitas o la asistencia a clase. Adems,
las mujeres suelen ser ms creativas y
tener ms capacidad de adaptacin a
situaciones diversas. Pero hay todava
hombres que se consideran superiores
y mujeres, sobre todo en las edades ms
avanzadas, que se perciben a s mismas
en un segundo plano, supeditadas a los
criterios de sus maridos. Por otro lado, las
amas de casa necesitan de una trasfor-
macin profunda de la forma en que
la sociedad valora su trabajo: tenemos
que establecer mecanismos que reco-
nozcan su contribucin fundamental al
sostenimiento cotidiano de los individuos
que componen la sociedad, eliminando
la posible penalizacin econmica que
para muchas de estas mujeres supone la
prdida de su marido.
307 LBEA
Captulo
04
Se recomienda:
3
.- Revalorizar el papel de las mu-
jeres en los distintos escenarios de
participacin y seguir trabajando
por la igualdad de gnero conforme se
envejece, especialmente en las fases ms
avanzadas de la vida y en el medio rural.
g Potenciar la presencia en el espacio
pblico de las mujeres de todas las eda-
des pero especialmente de las mujeres
mayores.
g Mantener y aumentar las campaas de
sensibilizacin para favorecer la igualdad
entre gneros a todas las edades.
1.1.4.- Centros de Da y Pequeas
y Medianas Asociaciones (PYMAs),
recursos para el envejecimiento activo
y la participacin.
El contacto y la participacin social
de los distintos sectores de edad de la
poblacin conforme envejecen es im-
portante para evitar la segregacin y
la fragmentacin de la sociedad. La po-
blacin es un conjunto interrelacionado
de personas que comparten los recursos
y en el que se favorece el equilibrio y la
igualdad en el acceso a dichos recursos.
Los Centros de Da y las Pequeas y
Medianas Asociaciones (PYMAs) de
personas mayores son dos importan-
tes recursos con los que contamos para
impulsar el envejecimiento activo pero
que hay que aprovechar mejor.
En general, los Centros de Da depen-
dientes de las administraciones pblicas
tienen una dotacin de medios bastan-
te aceptable que hay que seguir mejo-
rando. Su actual denominacin debera
sustituirse por otra ms acorde con un
planteamiento transversal e intergene-
racional, que permita mejorar la imagen
de las personas mayores y acercarlas a los
jvenes y a personas de todas las edades.
Asimismo, se considera necesario pla-
nifcar la transformacin de los Cen-
tros de Da a fn de dar mejor respues-
ta al perfl cada vez ms heterogneo
de las personas que los utilizarn en el
futuro. En esa transformacin habra que
considerar, entre otros cambios, la am-
pliacin del trabajo preventivo, de man-
tenimiento y paliativo que los Centros de
Da hacen en el rea de salud. Asimismo,
una interesante opcin sera redisear
los Centros de Da para que pasaran a ser
centros de envejecimiento activo.
La participacin de personas mayo-
res en centros sociales de actividades
es un factor externo o ambiental que
acta como mecanismo de retraso de
la dependencia funcional (Rubio, L-
zaro y Snchez, 2009: 33).
La Ley 6/1999, de 7 de julio de Atencin
y Proteccin de las Personas Mayores en
Andaluca, contempla los Centros de Da
como uno de sus instrumentos para po-
sibilitar la integracin social y evitar si-
tuaciones de desarraigo de las personas
mayores, en lnea con lo que viene pro-
308
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
04
poniendo Naciones Unidas: El aumento
de la esperanza de vida y la mejora de la
salud en la vejez constituyen un enorme
xito y representan un potencial en tr-
minos de mano de obra, cualifcacin y
experiencia que la sociedad necesita uti-
lizar de modo productivo. La experiencia
en torno al envejecimiento activo mues-
tra que las personas mayores que estn
integradas en la sociedad tienen ms ca-
lidad de vida y vidas ms largas y saluda-
bles. Las sociedades necesitan considerar
de forma ms activa cmo integrar a las
personas mayores y asegurar su partici-
pacin en una sociedad cohesionada, de
todas las edades (UNECE, 2009a: 2).

Desde los Centros de Da de Personas
Mayores ya se desarrolla una funcin
importante en dos de los pilares fun-
damentales del envejecimiento activo:
la salud y la participacin. En cuanto
a la salud, estos Centros son lugares de
transmisin de hbitos saludables y de
prevencin de la dependencia. A travs
de actividades y talleres se ensean, por
ejemplo, los benefcios de la alimenta-
cin adecuada, de la actividad fsica mo-
derada o de la salud bucodental. Por lo
que se refere a la participacin, enten-
dida como una apertura a la comunidad,
en estos Centros se realizan actividades
intergeneracionales y de voluntariado,
y se fomenta que las personas mayores
tomen parte en multitud de actividades:
sociales, deportivas, artsticas, recreati-
vas, artesanales, de autoayuda, cultura-
les, tursticas, uso de las nuevas tecnolo-
gas, etctera.

No hay duda: estos Centros de Da juegan
un papel importante a la hora de apoyar
y facilitar oportunidades para la prctica
personal y el desarrollo comunitario del
envejecimiento activo. A este respecto,
convendra tener en cuenta lo siguiente:
a) Al aumentar la esperanza de vida se in-
crementa el nmero de personas mayo-
res, lo que afecta a la capacidad de estos
Centros, que se pueden quedar peque-
os y obsoletos. La solucin no pasa sim-
plemente por que se aumente la oferta
sino por promover que otros estamentos
y organismos sean igualmente receptivos
a las cambiantes necesidades de las per-
sonas mayores y del envejecimiento de la
poblacin, como ya hacen, por ejemplo,
Desde los Centros de Da de Personas
Mayores ya se desarrolla una funcin
importante en dos de los pilares
fundamentales del envejecimiento activo: la
salud y la participacin
309 LBEA
Captulo
04
las universidades a travs de sus progra-
mas para mayores.
b) El perfl de los/as usuarios/as va a ir
cambiando; hay distintos grupos con di-
ferentes inquietudes y gustos. Por tanto,
estos Centros tienen que ser fexibles,
mejorar sus recursos y su capacidad de
adaptacin.
c) Se est incrementando el nmero de
las personas ms mayores dentro de las
mayores, con un envejecimiento no pa-
tolgico pero ms acentuado, que quie-
ren participar de la vida de los Centros
de Da. Esta poblacin se puede sentir
desatendida si en las actividades, talleres
y servicios que se desarrollan en los Cen-
tros de Da no se tienen en cuenta estas
diferencias para abordarlas desde la inte-
gracin.
d) La formacin continua del personal de
los Centros es fundamental para saber
solventar las distintas situaciones y acon-
tecimientos, innovar y adaptar los recur-
sos de los Centros con el fn de prestar un
mejor servicio.
e) Es necesaria una reforma, una remode-
lacin de estos Centros para adaptarlos
a los nuevos tiempos, una reorientacin
que permita disponer de Centros moder-
nos y ms idneos para los programas de
envejecimiento activo del futuro.
Quienes trabajan en los Centros de Da
de Andaluca son conscientes de la ne-
cesidad de impulsar el envejecimiento
activo utilizando este importante recur-
so pblico. En 2007, 96 profesionales de
los Centros de Da de personas mayores
dependientes de la Junta de Andaluca
se mostraban bastante o muy de acuerdo
con la necesidad de introducir un nuevo
modelo de envejecimiento activo que
aporte los recursos necesarios para que
cada persona pueda asumir la responsa-
bilidad sobre su forma de vivir y la mane-
ra como gestiona su propia vida (Berme-
jo y Miguel, 2008: 15).

Pasemos ahora a hablar de otro impor-
tante recurso para la participacin, el
asociacionismo, que ha crecido conside-
rablemente en los ltimos aos con la
creacin de muchas PYMAs aunque, por
ahora, tan slo una minora de personas
mayores est integrada en ellas.
La proporcin de personas mayores
andaluzas que acuden a un centro so-
cial o a una asociacin de mayores es
baja.
Estas asociaciones presentan dos ventajas
importantes: llegan a casi todas las pobla-
ciones rurales y aglutinan el sentir y las nue-
vas necesidades de las personas mayores
actuales, aunque por el momento cuentan
con escassimos recursos y muchas barre-
ras burocrticas en sus gestiones.
310
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
04
Cules son las principales debilidades
y fortalezas de las PYMAs de personas
mayores en Andaluca?
En 2008, con el apoyo de la Agencia An-
daluza del Voluntariado, se llev a cabo
una investigacin sobre la situacin de
las PYMAs de personas mayores en Anda-
luca. Cuarenta y ocho PYMAs y una con-
federacin de asociaciones de personas
mayores participaron en este estudio,
que concluy que las tres debilidades
fundamentales de estas entidades, por
orden decreciente de importancia, son: la
falta de recursos, el escaso compromiso
y formacin de sus miembros, y el aleja-
miento y aislamiento debidos a su ubica-
cin en el territorio. Las PYMAs andaluzas
tambin reconocieron tener tres fortale-
zas fundamentales: el material humano
-es decir, las personas que en ellas cola-
boran-, el valor de la experiencia vital de
las personas mayores vinculadas a estas
organizaciones, y su gran capacidad para
autogestionar los recursos disponibles y
hacer mucho con poco (OFECUM y CON-
FEMAC, 2008).
La disponibilidad de medios es funda-
mental para el fomento de la participa-
cin asociativa. La dispersin geogrfca
que presentan las PYMAs hace que, aun-
que el nmero de sus socios/as no sea
numeroso, su implantacin generalizada,
en especial en pequeas localidades, las
convierta en las nicas organizaciones
que dinamizan a las poblaciones donde
se ubican. La insufciente atencin y
apoyo a las PYMAs por parte de las Ad-
ministraciones, no slo en lo econmi-
co sino en relacin a la informacin, al
asesoramiento y al reconocimiento de
su labor, junto con las interminables
trabas burocrticas ante cualquier
gestin, anulan en gran medida el po-
tencial de estas entidades como dina-
DATOS DE ANDALUCA POR EDAD Y SEXO
TOTAL 65-74 75-79 80 Y MS
TOTAL MUJER MUJER MUJER MUJER
ACUDIR A UN CENTRO SOCIAL O ASOCIACIN DE MAYORES
TODOS O CASI TODOS
LOS DAS
4,5% 8% 1,9% 8,7% 2,1% 8,6% 2,4% 4,6% 1,2%
ALGUNA VEZ A LA
SEMANA
11,4% 19,2% 5,7% 22,5% 6,5% 17,3% 6,5% 12,5% 3,3%
NO LA REALIZ 74,3% 66,2% 80,2% 62,4% 81,5 % 68,1% 78,9% 75,1% 78,7%
NO PROCEDE (NO
LEER)
9% 5,3% 11,6% 5,5% 9,6 % 5,2% 11,4% 5,1% 16,1%
N.S. 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0%
N.C. 0,8% 1,2% 0,5% 0, 9% 0, 3% 0, 9% 0, 8% 2,8% 0, 7%
TOTAL 995 417 578 218 292 116 123 83 163
FUENTE: CENTRO DE ESTUDIOS ANDALUCES, 2006:40.
311 LBEA
Captulo
04
mizadoras sociales. En estos momentos
es crucial saber valorar y potenciar el aso-
ciacionismo, en general, y las PYMAs, en
particular, a la hora de satisfacer las ne-
cesidades emergentes relacionadas con
el envejecimiento y de mejorar la parti-
cipacin, sobre todo de las mujeres y de
quienes viven en el hbitat rural.
Por ltimo, es necesario aludir tambin al
movimiento asociativo de los andaluces
que residen fuera de nuestra Comunidad
Autnoma, del que participan ms de
cincuenta mil socios y socias, entre los
que, por supuesto, tambin hay personas
mayores; este movimiento ha sido y sigue
siendo fuente de desarrollo de la identi-
dad andaluza fuera de nuestras fronteras
(Consejera de Gobernacin, s.f.).
Se recomienda:
4
.- Facilitar, multiplicar y agilizar los
recursos institucionales disponi-
bles para que los Centros de Da y
las Pequeas y Medianas Asociaciones
(PYMAs) de Personas Mayores sigan fo-
mentando la participacin de personas
de todas las edades adaptada a las de-
mandas de las presentes y futuras gene-
raciones de personas mayores.
g Programar en los Centros de Da de
Personas Mayores actividades atractivas,
adaptadas a los gustos de socios y socias,
y adecuadas para conseguir mejoras bio-
psico-sociales de su envejecimiento.
g Llevar a cabo en los Centros de Da de
Personas Mayores acciones que combi-
nen y promuevan paralelamente la me-
moria, la actividad fsica, la interaccin
social y la salud de sus socios y socias.
g Desarrollar, a travs de los Centros de
Da de Personas Mayores, servicios inter-
medios como los programas de comida a
domicilio, la formacin de personas cui-
dadoras y la estimulacin fsica y cogniti-
va de la persona mayor que lo precise.
g Organizar, desde los Centros de Da de
Personas Mayores, actividades fsicas en
espacios pblicos tales como parques,
especialmente dirigidas a las personas de
ms edad, para que se aprendan a utilizar
de forma adecuada los aparatos de ejer-
cicio fsico disponibles en esos espacios.
g Trabajar para la formacin, en los Cen-
tros de Da de Personas Mayores, de r-
ganos de gobierno paritarias en virtud
del gnero y de las edades de todas las
personas asociadas.
g Valorar y potenciar las PYMAs en el me-
dio rural, ayudando a salvar obstculos
como la distancia geogrfca e incremen-
tando los recursos de estas entidades
para que puedan atender las necesida-
des emergentes relacionadas con el en-
vejecimiento en su entorno.
g Simplifcar, facilitar y agilizar el acceso de
las PYMAs a las Administraciones pblicas.
312
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
04
g Buscar vas de autofnanciacin para
las PYMAs, distintas a las ofertadas por
las Administraciones pblicas.
g Apoyar a las asociaciones, federacio-
nes o confederaciones que hacen de co-
rrea de transmisin entre las pequeas
asociaciones rurales y las instituciones.
1.1.5. - Participacin y dependencia

La participacin es un derecho a lo
largo de toda la vida, que no se puede
ignorar cuando la dependencia eclipsa
parte de nuestra autonoma personal.
Todas las personas dependientes pue-
den, en distinto grado, continuar siendo
activas y sintindose tiles en activida-
des compatibles con su estado, tanto en
la esfera personal, como en los mbitos
familiar y comunitario. Hay que poten-
ciar al mximo las capacidades y la auto-
noma de las personas dependientes de
modo que no produzcamos un aumento
de su dependencia a medida que enveje-
cen y que puedan seguir contribuyendo
a la mejora de la sociedad andaluza.
El envejecimiento activo debera in-
cluir a todas las personas mayores, in-
cluso a aqullas que en alguna medida
son frgiles y dependientes. Esto se
explica por el peligro de que centrar-
se solamente en los mayores jvenes
excluir a los mayores mayores y por
el hecho de que la conexin entre acti-
vidad y salud (incluida la estimulacin
mental) se mantiene hasta la vejez
avanzada (Walker, 2009: 87).
A menudo no somos capaces de conec-
tar envejecimiento activo y dependen-
cia debido al concepto de actividad que
utilizamos. Parece que ser activo entre
en contradiccin con ser dependiente.
Pero no es as. Un reciente estudio espa-
ol sobre el concepto de actividad en el
marco del envejecimiento activo aclara
que lo importante no es tanto hacer
esto o aquello como la disposicin de
la persona a asumir las riendas de su
vida, de su envejecimiento: Es impor-
tante precisar que la actividad, indepen-
dientemente de que pueda materializarse
en acciones y realizaciones con gran nivel
de concrecin, es un posicionamiento vi-
tal implicado. Es el mecanismo a travs
del cual la persona asume las riendas de
su vida en un hacer pro-activo y no me-
ramente receptivo-pasivo. Este ser acti-
vo se refeja en una responsabilidad de
la persona hacia el cuidado de su propia
salud (desarrollo de hbitos saludables,
estar fsica y mentalmente activo) y la in-
sercin participativa en la realidad social
(relacionarse con otros, asociarse, estar
presente en la vida de la comunidad). Las
realizaciones concretas han de vivirse de
forma intrnsecamente motivada, priori-
zando en ellas elementos que las hagan
singulares y signifcativas para la persona
y por tanto han de formularse en clave
participativa, integral, fexible, de cali-
dad, evaluable, sostenible e innovadora
(Bermejo y Miguel, 2008: 29-30).
Cuando esa disposicin se concreta en
una actividad realizada que supone el
mantenimiento o la mejora de los lazos
sociales, sabemos que se consiguen be-
313 LBEA
Captulo
04
nefcios de cara al mantenimiento y a la
recuperacin de la habilidad de realizar
actividades de la vida diaria. Podemos
afrmar, en consecuencia, que la impli-
cacin social ayuda a prevenir o a dismi-
nuir la prdida de autonoma para la vida
diaria y, en consecuencia, la implicacin
comunitaria es benefciosa en gran me-
dida y debera promoverse a travs de
las polticas sociales (Zunzunegui et al.,
2005: 46).
Promover la actividad social y producti-
va puede proporcionar tanto a los mdi-
cos como a quienes disean las polticas
una estrategia adicional para mantener la
salud y la independencia de las personas
mayores y posponer las consecuencias
discapacitantes de enfermedades crni-
cas relacionadas con la edad (Mendes de
Len, Glass y Berkman, 2003: 640).
Se recomienda:
5
.- Asegurar la participacin gene-
ral de las personas en situacin
de dependencia a lo largo de toda
su vida, en funcin de su estado y posi-
bilidades, tanto en las actividades que
puedan realizar como en la toma de de-
cisiones sobre los temas que les afecten,
desarrollando al mximo las capacidades
y la autonoma de las personas depen-
dientes de modo que no produzcamos
un aumento de su dependencia a medi-
da que envejecen.
1.1.6. Participacin inclusiva, interge-
neracional e intercultural, dirigida en
especial a las personas en situacin
de vulnerabilidad

El envejecimiento activo promueve la
inclusin: envejecer es cosa de todos,
de todas, y afecta a todos y a todas.
Por ello, apuesta por una participacin
transversal, entre generaciones, entre
culturas y entre personas con situacio-
nes ms o menos vulnerables. El obje-
tivo es que cualquier actividad posible
relacionada con el envejecimiento est
adaptada para toda persona que desee
participar en ella.
Un reciente informe de investigacin
sobre la exclusin social de las perso-
nas mayores de 55 aos en la Unin
Europea (Jehoel-Gijsbers y Vrooman,
2008), indica que dicha exclusin es
por lo general ms alta en los pases
mediterrneos. Considerando la falta
de participacin social como uno de
los factores de exclusin, este informe
concluye que cerca del 30% de las per-
sonas mayores de 55 aos residentes
en Espaa tienen un ndice de parti-
cipacin social bajo, lo que constituye
un indicador de falta de inclusin de
esas personas.

Las relaciones intergeneracionales evitan
el aislamiento, ayudan a aumentar la co-
hesin social y el desarrollo comunitario y
estimulan comportamientos prosociales
en las personas de distintas generacio-
314
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
04
nes. Son fuente de bienestar, mantienen a
la persona con un funcionamiento social
estable y hacen que las personas ms j-
venes adquieran una visin ms realista
y positiva del envejecimiento como una
etapa satisfactoria de la vida. En las ltimas
dcadas tanto el discurso como las actua-
ciones sociales han potenciado la seg-
mentacin de la poblacin en grupos de
edad: nios/as, adolescentes, adultos, ma-
yores, etctera, con escasa comunicacin
entre ellos. Se ha perdido buena parte
de la transmisin e intercambio de pun-
tos de vista propios de cada generacin
que resultan enriquecedores para toda
la sociedad, y se ha dado lugar a situa-
ciones discriminatorias edadistas, justo
lo contrario de lo que el envejecimiento
activo trata de promover.
La intergeneracionalidad se basa en dos
pilares fundamentales: saber escuchar
y saber transmitir, en defnitiva, saber
relacionarse. La comunicacin entre las
personas, sea cual sea su edad, es funda-
mental. Es evidente que los encuentros
intergeneracionales deben comenzar
en la familia; es el reto ms importante
y ms cercano, pero la participacin de
las personas en programas intergene-
racionales a lo largo del curso de sus
vidas, tendr ms posibilidades de xi-
to si fomentamos, a travs de esos pro-
gramas, espacios y talleres, una cultura
cotidiana en la que personas mayores y
jvenes se renan de manera habitual
para construir comunidades en las que
sepan y quieran comunicarse mejor y
en la que se produzca un aprendizaje
y un intercambio continuado de recur-
sos entre las generaciones.

Por otro lado, es un hecho reconocido
que el incremento actual de las deman-
das de cuidados y de las difcultades
para dar respuesta a estas necesidades
-la llamada crisis de los cuidados- est
siendo en gran medida aliviado median-
te las migraciones internacionales, que
a su vez intensifcan la crisis de cuidado
en los pases pobres y en desarrollo (Be-
nera, 2008). Aunque en ciertos sectores
de la poblacin los movimientos migra-
torios puedan generar desarraigo y re-
chazo, es necesario subrayar que, junto
con la contribucin fundamental para
el sostenimiento cotidiano de los indivi-
duos que componen la sociedad, estos
movimientos representan asimismo una
oportunidad para el enriquecimiento
mutuo mediante el intercambio cultural.
Puesto que una proporcin importante
de la poblacin inmigrante trabaja con
las personas mayores, estas personas
se convierten en un importante recur-
so para potenciar lo positivo que tienen
los procesos interculturales: Segn los
datos de afliacin a la Seguridad Social
ofrecidos por el Ministerio de Trabajo (a
diciembre 2008), el 56,6% de las perso-
nas incluidas en el Rgimen Especial de
Servicio Domstico son extranjeras. Esta
extranjerizacin del servicio domstico
ha estado vinculada al envejecimiento
de la poblacin y a la incorporacin de la
mujer nativa al mercado laboral formal.
315 LBEA
Captulo
04
El cuidado de personas dependientes,
principalmente ancianos, por parte de
empleadas de hogar inmigrantes se ha
convertido en el primer trabajo que han
encontrado a su llegada a Espaa (Mart-
nez Bujn, 2009:101).

A pesar de que Andaluca se ha confr-
mado en los ltimos aos como tierra de
acogida, tenemos que tener en cuenta
que hay una importante poblacin de
andaluces residentes en otros lugares.
Hoy, ms de un milln y medio de per-
sonas de origen andaluz residen fuera de
nuestra Comunidad, llegando a ser ms
de ciento cuarenta mil andaluces y anda-
luzas los que viven en el extranjero (Con-
sejera de Gobernacin, s.f.). Desde 1995
a 2005, son ms de cuarenta y cinco mil
las personas que han retornado a nuestra
tierra desde el extranjero, mantenindo-
se el ritmo de retorno en la presente d-
cada con un contingente medio de cua-
tro mil personas anuales (Consejera de
Gobernacin, 2009: 10). Sera necesario
que, tanto las personas que se encuen-
tran fuera de nuestra Comunidad como
los andaluces y andaluzas que han deci-
dido volver a residir en Andaluca, lo que
a menudo les coloca en situacin de vul-
nerabilidad, puedan disponer tambin
de oportunidades para participar en el
desarrollo y en el mejor envejecimiento
de nuestra sociedad.
Cuando se disean y ejecutan accio-
nes y medidas de inclusin social es
crucial situar en el centro las necesi-
dades, en especial las de los grupos
de personas mayores ms vulnerables
cuyas perspectivas sobre la poltica de
inclusin social a menudo no se tienen
en cuenta: personas con discapacida-
des; mujeres mayores y viudas que
dependen de la pensin del marido,
personas afectadas de demencia, per-
sonas vctimas de abusos o negligen-
cia, personas mayores sin hogar, inmi-
grantes, quienes tienen como barrera
la falta de alfabetizacin, las parejas
de personas que han cometido delitos,
las personas que viven en reas rura-
les, la personas mayores que necesitan
mejorar su movilidad, los familiares
cuidadores de parientes mayores vul-
nerables (AGE, 2007: 20-21).
Se recomienda:
6
.- Incrementar las experiencias,
programas y espacios de intercam-
bio intergeneracional e intercultu-
ral dirigidos a atender a las personas ms
vulnerables a medida que envejecen. (en
consonancia con lo que se plantea en el
Captulo I de este Libro Blanco).
g Aprovechar la emigracin e inmigra-
cin como oportunidades para el acerca-
miento e intercambio cultural a lo largo
de la vida.
g Potenciar los vnculos entre personas
mayores e inmigrantes como medio para
alcanzar una sociedad cohesionada e in-
tercultural, poniendo en marcha campa-
as para que las personas mayores vean
el contacto con los/as cuidadores/as de
316
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
04
otros pases como una oportunidad y
una puerta abierta hacia nuevos conoci-
mientos y experiencias.
g Impulsar la participacin de las per-
sonas mayores en programas de apoyo
a personas inmigrantes, familias mono-
parentales, mujeres maltratadas, y otras
personas en situacin de vulnerabilidad.
g Aumentar los programas de aloja-
miento compartido y acompaamiento,
al estilo de los realizados por las univer-
sidades.
1.2.- CONDICIONES PARA
LA PARTICIPACIN EN EL
MARCO DEL ENVEJECIMIENTO
ACTIVO. CMO CONSEGUIR
LA INTEGRACIN Y LA
PARTICIPACIN DE LAS
PERSONAS MAYORES DE MODO
QUE LA SOCIEDAD ANDALUZA
SEA UNA AUTNTICA SOCIEDAD
PARA TODAS LAS EDADES?
Naciones Unidas (UNECE, 2009) ayuda a
responder, de modo general, esa pregun-
ta proponiendo tres mbitos concretos
de intervencin poltica:
1) la integracin funcional, que incluye
la participacin social, poltica y econ-
mica de las personas mayores.
2) las infraestructuras, de modo que
la accesibilidad y el coste econmico
de la vivienda, el transporte y los
bienes culturales, incluidos los medios
de comunicacin, estn al alcance de
cualquier persona mayor.
3) las relaciones intergeneracionales,
para lograr desestigmatizar el envejeci-
miento y aumentar los intercambios en-
tre personas de distintas generaciones.
La participacin es una prctica de-
seable pero no siempre resulta posi-
ble; existen factores que la condicio-
nan e incluso la impiden y, por tanto,
es indispensable actuar sobre ellos.
Cuando hablamos de participacin en el
marco del envejecimiento activo no nos
debemos restringir a un o unos mbitos
concretos de participacin: El trmino
activo hace referencia a una participa-
cin continua en las cuestiones sociales,
econmicas, culturales, espirituales y c-
vicas, no slo a la capacidad para estar f-
sicamente activo o participar en la mano
de obra. Las personas ancianas que se
retiran del trabajo y las que estn enfer-
mas o viven en situacin de discapacidad
pueden seguir contribuyendo activa-
mente con sus familias, semejantes, co-
munidades y naciones. El envejecimiento
activo trata de ampliar la esperanza de
vida saludable y la calidad de vida para
todas las personas a medida que enveje-
cen, incluyendo aquellas personas frgi-
les, discapacitadas o que necesitan asis-
tencia (OMS, 2002: 79).
317 LBEA
Captulo
04
Entre las difcultades que encuentran
los mayores andaluces para realizar
actividades cerca de la vivienda, destaca
bajar y subir escaleras (42,8%), y caminar
por las aceras debido a obras (34,6%).
Alrededor del 20% tambin tienen
difcultades al caminar por la calle debido
a: ruidos, suciedad, atracos. El 24,5% tiene
difcultades para utilizar transportes
pblicos. Las mujeres presentan en
todos los casos mayor difcultad que los
hombres (Centro de Estudios Andaluces,
2006: 48)
Por otro lado, hay que tener en cuenta
que las motivaciones por las que la ciu-
dadana participa son muy variadas: des-
de adquirir informacin y conocimiento
acerca de la esfera pblica, hasta tener
infuencia real en la toma de decisiones
pasando por entrar en contacto con per-
sonas con las que se comparten intere-
ses. Sean unas u otras las motivaciones
no se debe olvidar que la participacin
de la ciudadana en las cuestiones pol-
ticas reporta claros benefcios al sistema
democrtico. De hecho, al enfrentarles
al supuesto dilema democrtico entre
apostar por un proceso de toma de de-
cisiones participativo y uno en que los
gobiernos tomen rpidamente las deci-
siones sobre la base del conocimiento de
expertos existe una mayora de andalu-
ces/as que afrma preferir un proceso de
toma de decisiones participativo (Aguiar,
Gmez, Martn, Millar y Prez, 2007). Sin
embargo, hay distintos factores que con-
dicionan e infuyen esa participacin. En
los siguientes apartados se revisarn al-
gunos de ellos.
1.2.1.- La heterogeneidad de las
personas y de las formas de envejecer
conlleva que las condiciones para
una participacin efectiva sean muy
diversas.
Entender el envejecimiento activo
como un proceso que sucede a lo lar-
go de todo el curso vital nos obliga a
considerar la diversidad del mismo.
La heterogeneidad de la sociedad re-
quiere un planteamiento igualmente
diverso de la participacin. Aunque se
hable del colectivo de personas mayores lo
cierto es que se trata de un grupo muy
variado segn el lugar donde se viva -ru-
ral o urbano-, la generacin -cohorte o
grupo histrico- a la que se pertenezca,
el sexo, el gnero, la formacin, el tipo de
trabajo, los ingresos y otros recursos eco-
nmicos, la pertenencia o no a asocia-
ciones, etctera. Mejoraremos nuestras
posibilidades de envejecer de modo
La participacin es una prctica deseable
pero no siempre resulta posible
318
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
04
activo en la medida en que aumente-
mos la presencia, en las instituciones
y en las asociaciones de todo tipo, de
personas ms y menos mayores, y con
perfles diversos.
Un acercamiento al fenmeno del en-
vejecimiento que tenga en cuenta el
ciclo vital reconoce que las personas
mayores no son un grupo homogneo
y que la diversidad del individuo tien-
de a aumentar con la edad. [] El en-
foque del envejecimiento activo busca
eliminar la discriminacin por razn de
edad y reconocer la diversidad de las
poblaciones ancianas (OMS, 2002: 79).
Se recomienda:
7
.- Buscar formas alternativas de en-
vejecimiento activo que estn me-
jor adaptadas a las nuevas necesi-
dades y capacidades de las generaciones
de personas mayores.
g Poner en marcha un sistema de
informacin con la oferta de actividades
para la poblacin de ms edad, prximas
a su lugar de residencia.
g Fomentar la diversidad de personas
mayores presentes en instituciones y
asociaciones de todo tipo, mejorando en
especial la participacin en estos espacios
de las mujeres conforme envejecen.
1.2.2. - La participacin de las personas
que viven solas y de las que estn
aisladas.
Las situaciones de soledad se encuen-
tran relacionadas de manera directa
con la edad, siendo las personas ma-
yores las que ms experimentan este
tipo de situaciones. De este modo, [en
Andaluca] un 33,75% de la poblacin
mayor de 65 aos ha experimentado si-
tuaciones de soledad en el ltimo ao,
frente a un 20,48% de la poblacin con
una edad comprendida entre los 18 y
los 34 aos (ESECA, 2009: 68).

En nuestra sociedad, nuestros ritmos
de vida, la falta de tiempo, los valores
imperantes no siempre favorecen la
existencia de momentos y espacios de
encuentro. Sin embargo, Trinidad y Lpez
(2007: 92) apuntan que el avance que se
est dando de la vida en solitario entre
hombres y mujeres mayores tiene en gran
medida que ver con su creciente deseo
de autonoma: cada vez ms personas
de edad eligen soportar los posibles
inconvenientes de la soledad por el
mayor grado de libertad e intimidad que
por otro lado obtienen.
Soledad no equivale necesariamente a
aislamiento. Por tanto, las personas ma-
yores que viven solas o las que estn
aisladas no deben ser consideradas
nicamente como personas con di-
fcultades de participacin; de cual-
quier forma, lo cierto es que debemos
319 LBEA
Captulo
04
prestar ms atencin a sus deseos y capacidades reales para participar. Lo que
a efectos de la participacin nos debe preocupar ms es la denominada como sole-
dad social, que alude directamente al dfcit no deseado de relaciones y apoyo social.
Sabemos que las personas mayores ms activas informan con menor frecuencia de
sentimientos de soledad (Portal Mayores, 2009a). La soledad se incrementa con la
edad, pero no debido a la edad per se sino al aumento de la discapacidad y al debili-
tamiento de la integracin social (Jylh, 2004: 166).
No obstante lo anterior, s hay otras personas que viven aisladas, con un gran
dfcit participativo. Hay que atender a estas personas que, a medida que
envejecen, se colocan en situacin de desarraigo, o de riesgo, y que son ms
vulnerables. La participacin de estas personas es igualmente necesaria, desde sus
posibilidades, deseos y necesidades.
Por otra parte, resulta clave que el
entorno fsico en el que viven estas
personas propicie la participacin; y no
siempre es as. La existencia de barreras
arquitectnicas -por ejemplo, la falta
de ascensores en muchas viviendas-
supone una difcultad objetiva para la
participacin de personas con cierto
grado de dependencia que las asla del
resto de la sociedad.
Se recomienda:
8
.- Favorecer la participacin
tanto de las personas que viven solas como de las que estn aisladas, sobre
todo si se trata de personas de edad avanzada y residen en zonas rurales.
g Crear bancos de tiempo y servicios de acompaamiento como alternativa al
aislamiento asociado al proceso de envejecimiento.
g Seguir con las polticas de eliminacin de barreras de todo tipo, especialmente
las arquitectnicas, que difcultan o impiden la participacin social de las personas
conforme envejecen, sobre todo de aqullas ms vulnerables.
320
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
04
1.2.3.- Trayectorias de participacin:
nuestra participacin en la vejez se ex-
plica en virtud de cmo hemos venido
participando a lo largo de la vida.
Por lo general, la persona que ha ejerci-
do la participacin a lo largo de su vida
sigue siendo participativa conforme
va envejeciendo. La participacin so-
cial se desarrolla a lo largo del ciclo vital.
Existe una correlacin positiva entre acti-
vidades y participacin social en la vida
anterior, durante la juventud y la adultez
temprana y media, y la participacin so-
cial en la fase avanzada de la vida, pero el
tipo de trabajo voluntario que se realiza
en la primera adultez es diferente del de
la vejez (Lehr, 2007: 4).
Las personas mayores andaluzas de
hoy han vivido en su juventud y buena
parte de su madurez un ambiente poco
propicio para la participacin social. Y
sabemos cul es una de las consecuencias
de esa falta de participacin anterior:
la implicacin en una actividad en un
momento anterior de la vida es un fuerte
predictor de la participacin en la vejez
(Agahi, Ahacic y Parker, 2006: 344).

No obstante, las condiciones familiares,
sociales, econmicas, etctera, han ido
favoreciendo ms la interaccin social
y la interdependencia entre individuos,
y todo eso puede haber infuido en
que, a pesar de las limitaciones, con la
restauracin de la democracia se haya
vivido un notable crecimiento de las
formas de participacin, si bien an nos
queda mucho por mejorar.

Por otra parte, es posible que actualmen-
te se est educando a los jvenes en un
individualismo preocupante por excesi-
vo -juegos individualistas, consumo cen-
trado en el individuo y valores de auto-
noma e independencia absoluta-. Tal vez
los/as nios/as de hoy tienen todo o ms
de lo que necesitan -se educa para satis-
facer los deseos al instante- y es posible
que este entrenamiento repercuta nega-
tivamente en el futuro haciendo dismi-
nuir las conductas asociativas, de apoyo
mutuo, reciprocidad y voluntariado. Es
necesario contrarrestar estas tendencias.
No podemos permitirnos que nuestra
sociedad m s envejecida sea menos
participativa.
Se recomienda:
9
.- Realizar campaas de sensibili-
zacin que transmitan mensajes
motivadores para la participacin
activa y que fomenten la cooperacin, a
lo largo de toda la vida, entre las perso-
nas y las comunidades.
g Replantear las pautas de educacin fa-
miliar y escolar para formar ciudadanos
ms participativos, interdependientes y
solidarios desde edades tempranas.
1.2.4.- El necesario reconocimiento
pblico de la participacin de las
personas mayores
321 LBEA
Captulo
04
Ms all del reconocimiento legal, el
derecho a la participacin requiere ser
reconocido, respetado y requerido por
la sociedad. Algunas personas pueden
retraerse en sus deseos de participacin
por los reparos al qu dirn o porque
no hay nadie que les invite y anime del
modo adecuado a participar. Para ayudar
a superar esas difcultades habra que
conseguir un visible reconocimiento
pblico del valor de la participacin.
Por ejemplo, datos recientes indican
que se valora el trabajo de los mayores
como cuidadores de otros familiares o
parientes, aunque espaoles y europeos
estiman que no est sufcientemente
apreciado: 77% de espaoles y 76,6%
de europeos opinan as (Portal Mayores,
2009b: 8).

A este respecto, el papel de los medios
de comunicacin es fundamental. Por
ejemplo, la imagen de las personas ma-
yores que dan los medios de comunica-
cin an es en muchos casos una imagen
anticuada y estereotipada: se presenta a
las personas mayores como personas pa-
sivas, acabadas, dependientes, como una
carga social, que no se corresponde con
la realidad de los/as mayores de hoy: Los
medios de comunicacin dan una ima-
gen sesgada del colectivo de las personas
mayores, una visin que no se corresponde
con la realidad. Se mueven entre tpicos
y estereotipos, aadiendo un poquito de
conmiseracin y lstima, si viene al caso;
alguna lagrimilla: pobres ancianos aban-
donados; algunas crticas: el dinero que
nos cuestan en medicinas, en residencias;
su poquito de morbo: anciano de 60 aos
abusa de unas nias a las que daba cara-
melos, o ancianos mueren abrasados en su
casa al incendiarse un brasero, etc. (Daz,
2003: 283).
Cmo defnimos hoy a las personas
espaolas mayores de 65 aos?
Un estudio del Centro de Investigaciones
Sociolgicas (CIS, 2008) se ha ocupado de
buscar respuesta a esta pregunta entre
la poblacin espaola de ambos sexos
mayor de edad. Ante todo, vemos a las
personas mayores como dependientes
(35,6%), enfermas (27,7%), inteligentes
(25,4%) y ociosas (20,8%). Y creemos que
la sociedad no se comporta ni bien ni mal
con ellas sino regular (46,4%).
No podemos permitirnos que nuestra
sociedad ms envejecida sea menos
participativa
322
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
04
Se recomienda:
10
.- Reconocer pblicamente el
valor de la participacin a lo
largo de toda la vida y valorar
la participacin real y necesaria que ya
practican muchas personas mayores.
1.2.5.- La falta de preparacin para
asumir los cambios, un obstculo para
la participacin
Una de las razones explicativas de la
escasez de participacin es el dfcit
formativo, especialmente en las personas
mayores. Algunas de estas personas se
convierten en vctimas resignadas, tienen
bajos niveles de autoestima y confan
poco en sus posibilidades debido a las
carencias formativas arrastradas desde
su infancia.
Una adecuada preparacin para el en-
vejecimiento activo, a lo largo de toda
la vida, pero especialmente cuando se
va aproximando la edad de jubilacin,
puede repercutir muy positivamente
en los niveles de participacin de los
ciudadanos y en la mejora de su reali-
zacin personal. En este sentido, es cla-
ra la necesidad de facilitar el acceso a las
nuevas tecnologas a lo largo de todo el
curso vital.
Los problemas que causa la prdida del
empleo pueden generar un bloqueo tal
en la persona que le impida desarrollar
estrategias y acciones que posibiliten la
adaptacin. () Se tiene el sentimiento de
que no solamente se pierde el trabajo sino
tambin las referencias que organizaban
su vida cotidiana. Los mayores obstculos
se presentan en aquellas personas que
han estado centradas excesivamente en
su rol laboral, que no han desarrollado
otros campos de inters y preocupacin,
por lo que al llegarles la nueva situacin se
encuentran con recursos muy limitados
(IMSERSO, 2008a: 168).
Se recomienda:
11
.- Sensibilizar a la poblacin
sobre la importancia de pre-
pararse para la vejez segn el
proyecto vital de cada persona.
A nivel social, emerge la demanda
de formas especfcas de preparacin
para que la persona prejubilada pue-
da enfrentar esta etapa de su vida de
forma menos traumtica, dndole he-
rramientas de afrontamiento y una sa-
lida adecuada desde el punto de vista
emocional, familiar y social (IMSERSO,
2008a: 173).
g Proponer pblicamente estilos concre-
tos y alternativos de preparacin para la
vejez.
g Facilitar un adecuado acceso a la
informacin y a la formacin -Internet,
formacin online y presencial- de todos/as
a medida que se envejece, aprovechando
para ello de forma coordinada el uso de
los medios que ya hay en los centros de
enseanza.
323 LBEA
Captulo
04
1.2.6.- Riesgos del envejecimiento
activo: estrs y exclusin

A efectos de la participacin, un enve-
jecimiento activo mal entendido puede
tener dos riesgos. Por un lado, confun-
dirlo con hacer muchas cosas, lo cual
puede llevar a sufrir ciertos niveles de
estrs poco saludables, en lnea con lo
que ya le sucede a muchas personas de
todas las edades. Por otro lado, est el
riesgo de etiquetar negativamente,
menospreciar y hasta excluir otros es-
tilos de vida menos dinmicos, que no
se ajusten a lo recomendado desde el
marco del envejecimiento activo.

La esencia de envejecer activamente no
consiste en envejecer haciendo activida-
des, por muy apropiadas que puedan ser
esas actividades para optimizar la par-
ticipacin, la salud y la seguridad de las
personas. Lo esencial es que los hombres
y mujeres que as lo deseen se planteen
cmo quieren seguir envejeciendo y to-
men las riendas, como protagonistas, de
la mejora de su propio envejecimiento y
del de quienes viven en su entorno. El en-
vejecimiento activo es activo porque
propone que las personas acten para
mejorar su forma de envejecer. Esto im-
plica que la subjetividad de las personas
que envejecen es un factor prioritario a
la hora de animarlas a hacerlo de manera
activa: nadie puede envejecer activa-
mente si no lo desea, si no pone de su
parte, si no se implica.

En cuanto al primer riesgo, el estrs,
y por mencionar tan slo un ejemplo,
hay personas mayores, en torno al 20%
(Centro de Estudios Andaluces, 2006),
tanto hombres como mujeres, que se
ven involucradas en el cuidado de sus
nietos y nietas -llevarlos y traerlos del
colegio, darles de comer, etctera-. Segn
estas mismas personas dicen, su rol de
cuidadores, por una parte, les ayuda a
estar activas pero, por otra, les crea una
responsabilidad excesiva que les impide
dedicarse a otras actividades de ocio y
participacin y disfrutar plenamente de
esta etapa de la vida. De hecho el 13,1%
de las personas mayores andaluzas dice
tener bastantes obligaciones y faltarle
el tiempo, algo que sucede ms a
mujeres (23,9%) que a hombres (10,8%)
(Centro de Estudios Andaluces, 2006).
Por eso, planteamos la necesidad de
elaborar campaas de informacin y
sensibilizacin para que las personas,
conforme van envejeciendo, sean dueas
de su tiempo y no se sientan esclavizadas
por afectos o normas morales.
Sera conveniente ofrecer algn tipo
de ayuda a los abuelos/as cuiadores/
as en estos casos para mejorar sus
pautas de conducta frente a los
comportamientos problemticos. Esta
ayuda podra ofrecerse a travs de
algn curso de formacin, o incluso de
asesoramiento individual para casos
ms difciles (Triad et al., 2008: 72).

324
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
04
En cuanto a la fuerza excluyente debida
al carcter excesivamente normativo de
un envejecimiento activo mal plantea-
do, la velocidad y el ritmo de nuestra so-
ciedad a menudo nos lleva a considerar
como no contributivas o no participati-
vas las formas de vida de personas que se
plantean la gestin de su tiempo dando
prioridad a otros valores y necesidades
que aquellos socialmente sancionados
como vlidos y aceptables. Como hemos
visto ms arriba, las formas de participar
y de contribuir a la sociedad son muy
diversas y no se trata de que establezca-
mos un catlogo indicativo de cules son
vlidas y cules no. Aun reconociendo
que participar no slo es un derecho
sino un deber, y que envejecer de for-
ma activa es una corresponsabilidad,
hay que respetar a quienes tomen la
decisin de no participar. Eso s, el reto
de las polticas de envejecimiento activo
es lograr que el grupo de quienes desean
participar sea cada vez mayor.
Se recomienda:
12
.- Sensibilizar a la sociedad
para que la participacin,
a medida que se envejece,
sea una prctica deseada, saludable y no
discriminatoria.
2.- ENVEJECER
CONSTRUYENDO SOCIEDAD.
EL ENVEJECIMIENTO ACTIVO
NO SLO ES PARTICIPACIN
SINO CONTRIBUCIN
Las personas mayores, claro ejemplo
de cmo nuestra sociedad envejece,
son cada vez ms numerosas y muchas
de ellas quieren ser activas, contribuir
y aportar a la sociedad. Por ello,
exigen que se les tenga en cuenta, que
se preste atencin a sus opiniones,
no slo por el peso demogrfco que
tienen o por la experiencia que les
avala sino por el derecho a contribuir
que, como ciudadanos, les ampara.
exigen que se les tenga en cuenta, que se
preste atencin a sus opiniones, no slo
por el peso demogrfco que tienen o por la
experiencia que les avala sino por el derecho a
contribuir que, como ciudadanos, les ampara
325 LBEA
Captulo
04
Las posibilidades de intervencin en la
construccin de una sociedad mejor, ms
inteligente, se han de realizar en funcin
de cmo se siente y de qu desea la
persona y no en funcin de su edad.
Una sociedad para todas las edades
incluye el objetivo de que las perso-
nas de edad tengan la oportunidad de
seguir contribuyendo a la sociedad.
Para trabajar en pro de la consecucin
de ese objetivo, es necesario eliminar
todos los factores excluyentes o dis-
criminatorios en contra de esas perso-
nas. La contribucin social y econmi-
ca de las personas de edad va ms all
de sus actividades econmicas, ya que
con frecuencia esas personas desem-
pean funciones cruciales en la fami-
lia y en la comunidad. Muchos de sus
valiosos aportes no se miden en tr-
minos econmicos, como en el caso de
los cuidados prestados a los miembros
de la familia, el trabajo productivo de
subsistencia, el mantenimiento de los
hogares y la realizacin de actividades
voluntarias en la comunidad. Adems,
esas funciones contribuyen a la prepa-
racin de la fuerza de trabajo futura.
Es necesario reconocer todas esas con-
tribuciones, incluidas las del trabajo
no remunerado que realizan en todos
los sectores las personas de todas las
edades, y en particular las mujeres
(Naciones Unidas, 2002: 10).
2.1.- LA IMAGEN, ESTEREOTIPOS Y
MITOS DE LAS PERSONAS
MAYORES COMO
IMPRODUCTIVAS
La poblacin mayor ha crecido cualitati-
va y cuantitativamente. Este crecimiento
supone una oportunidad para preguntar-
nos cmo puede contribuir esa poblacin
al desarrollo y bienestar de la sociedad.
La sociedad debe reconocer, cuando
as sea, la aportacin de las personas
mayores como personas activas y pro-
ductivas en distintas facetas de la vida,
como fuente de recursos y posibilida-
des. Las polticas de envejecimiento
activo no han de ver a las personas
mayores como un problema a resolver
sino como parte de la solucin a los re-
tos generados por el envejecimiento
demogrfco. Y las personas mayores,
por su parte, se tienen que reconocer a s
mismas como protagonistas de su proce-
so de envejecimiento, demostrando que
pueden aprender, cambiando actitudes
para vivir mejor, facilitando el inicio de
nuevos hbitos saludables para aumen-
tar sus competencias, tanto las persona-
les como las sociales, y colaborando, en
defnitiva, a tener una ptima calidad de
vida. Seguir aprendiendo, dando y re-
cibiendo no tiene edad.
Una visin sobre las personas mayores en
la que se pongan en valor las aportacio-
nes que esas personas hacen a la socie-
dad repercutir muy positivamente en la
sociedad en general y en el envejecimien-
326
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
04
to activo en particular. Hace falta que las
personas mayores sean conscientes de
que la sociedad las valora y necesita. En
ese sentido, la visin generalizada de
la persona mayor como improductiva
tiene que ir desapareciendo. Esta falsa
realidad genera actitudes y comporta-
mientos negativos frente a las personas
mayores, con el riesgo de que, como dice
el profesor Jos Luis Pinillos, acaben cre-
yndose que son lo que los dems les di-
cen que son (Pinillos et al., 1994) y no lo
que quieren ser.

Las personas mayores no son una car-
ga de trabajo para la sociedad sino un
activo que aporta experiencia, forma-
cin, valores humanos, tiempo libre,
dedicacin y apoyo a la familia. Son
generadores de actividad, consumo,
calidad de vida y facilitan el desarrollo
de nuevos recursos econmicos y so-
ciales. Crean riqueza y empleo. Parece
que, poco a poco, esta visin de las perso-
nas mayores va abrindose paso: La idea
de que las personas mayores representan
una carga es muy simple pero suele ser
utilizada frecuentemente. Ante la afrma-
cin de que la gente mayor es una carga
para la sociedad, los europeos responden
mayoritariamente que no estn de acuer-
do (84,8%). La percepcin negativa es su-
perior entre los espaoles, 17,9% estn
de acuerdo con la afrmacin (13,9% los
europeos) (Portal Mayores, 2009b: 3). No
obstante, an queda mucho por hacer:
en mayo de 2009, en Espaa, slo un 6%
de una muestra representativa de hom-
bres y mujeres mayores de edad, pensa-
ban que ser activas y disfrutar de la vida
es el rasgo que mejor representa a las
personas mayores (CIS, 2009).
A los ojos de la sociedad hay que redefnir
el rol de los mayores, y por tanto, de los
jubilados -una etapa, la jubilacin, que se
ha llegado a recalifcar de rol sin roles-,
y esta asignatura pendiente compete
en gran medida a los profesionales de
la comunicacin (Polo, 2006). En un
estudio dirigido por la sociloga Matilde
Fernndez (Fernndez-Cid y Martn,
2008) se analiza, desde un exhaustivo
trabajo de campo, el tratamiento de las
noticias sobre mayores que publican los
principales peridicos de informacin
generalista del pas, y se llega a las
siguientes conclusiones:
g Los signifcantes ms utilizados en re-
ferencia a los/as mayores como colectivo
son: ancianos, personas mayores, viejos,
jubilados y tercera edad.
g Predomina la polarizacin en los
perfles y en los relatos: en un extremo,
una imagen muy positiva de lo que
signifca ser mayor, como el resultado
de una vida evolutiva y madura, en
la que la persona se presenta activa y
protagonista de su propia trayectoria
vital; en el otro, una imagen ms negativa
que representa a las personas mayores
inactivas, en proceso degenerativo hacia
la ancianidad, desprovistas de ese saber y
esa experiencia que a otros se atribuye.

327 LBEA
Captulo
04
Nos podemos preguntar si se pueden
modifcar los estereotipos sobre los ma-
yores: todas estas creencias podran mo-
difcarse, a pesar de las difcultades que
ello comporta, si los individuos recibie-
ran la informacin adecuada, principal-
mente en los perodos fundamentales de
formacin (Melero, 2007: 29). Una de las
actuaciones a realizar sera que el siste-
ma educativo proporcionase contenidos
y procedimientos que facilitasen el cam-
bio de actitudes, con diseos curriculares
que incidiesen concretamente en la difu-
sin de conocimientos verosmiles sobre
la poblacin de ms edad, y fomentando
con ello las prcticas y experiencias inter-
generacionales, como instrumentos ma-
teriales de una sociedad para todas las
edades. Se tendran que establecer bases
tericas y metodolgicas que permitie-
sen este tipo de actividades.
Las personas mayores de hoy en da
forman parte de la generacin del cambio
que ha sabido participar, contribuir,
integrarse y legar a las generaciones
siguientes un sistema democrtico y
valores como el inters por el trabajo
bien hecho, el esfuerzo, la disciplina
y la responsabilidad. Este legado, la
contribucin de las generaciones de ms
edad, si se cuida y se adapta a los tiempos,
puede servir para vivir en paz y armona.
Se recomienda:
13
.- Destacar pblicamente, de
modo muy visible, las bue-
nas prcticas tanto de con-
tribucin de las personas mayores a la
sociedad -en el mbito personal, social y
laboral- como de reconocimiento de esa
contribucin por parte de la sociedad.
g Premiar buenas prcticas tanto de
cmo las personas mayores contribuyen a
la sociedad como del reconocimiento que
la sociedad hace de esa contribucin.
g Editar publicaciones y promover obras
de teatro o pelculas dirigidas a toda la
poblacin en donde se reconozcan las
contribuciones de las personas mayores
a la sociedad.
g Realizar campaas especfcas de
difusin de la aportacin, remunerada
y no remunerada, que han realizado y
realizan las personas mayores a favor de
la sociedad.
Las personas mayores no son una carga
de trabajo para la sociedad sino un activo
que aporta experiencia
328
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
04
g Facilitar la creacin de escenarios tales
como pequeos grupos de debate inter-
generacionales en los que las personas
mayores puedan transferir su experiencia
vital y, a su vez, enriquecerse con los pun-
tos de vista de otras generaciones.
2.2.- ALGUNOS EJEMPLOS DE
CMO LAS PERSONAS MAYORES
ESTN CONTRIBUYENDO EN LA
SOCIEDAD
El conocimiento de los recursos
que aporta la sociedad por parte de
las personas mayores se confgura
como una herramienta clave para la
promocin del envejecimiento activo
(IMSERSO, 2008a: 26).
Considerando el envejecimiento como
un proceso a lo largo de la vida, que cada
persona vive de una forma subjetiva,
tenemos que ser conscientes de la
heterogeneidad de la vejez y de cmo
esa heterogeneidad puede afectar a
la hora de que cada persona mayor
contribuya a la mejora de la sociedad.
Toda aportacin a la sociedad, sea
del tipo que sea, debe ser valorada y
reconocida.
Las personas de edad avanzada ofre-
cen valiosos recursos, a menudo ig-
norados, al realizar una importante
contribucin a la estructura de nues-
tras sociedades. Las aportaciones eco-
nmicas y sociales que las personas
mayores realizan a la sociedad estn,
en la mayora de los casos, fuera del
mercado de trabajo y por tanto son
invisibles. Estas personas constitu-
yen un grupo social emergente que,
con bastante frecuencia, es ignorado y
muy especialmente en el mbito de su
contribucin al sustento material de
nuestras sociedades; la realidad, sin
embargo, es que los mayores realizan
una aportacin muy relevante en este
sentido (Barrio, 2007: 85).

Hay que tener en cuenta que, a lo lar-
go de sus vidas, las personas mayores
podrn contribuir en momentos de
plenitud personal o en otros momen-
tos de capacidades ms limitadas por
los achaques propios del envejecer. Lo
importante es no dejar de contribuir:
cada persona puede aportar un granito
de arena que, aunque en algunas ocasio-
nes pueda parecer insignifcante, nunca
llega en vano.
Los adultos mayores contribuyen sig-
nifcativamente a la sociedad (HSBC,
2007: 7)
El sondeo peridico internacional so-
bre el futuro de la jubilacin realizado
por el Instituto de Envejecimiento de
la Universidad de Oxford revela que
los adultos mayores contribuyen de
una manera signifcativa all donde vi-
ven. Los datos muestran que las perso-
nas de ms de 60:
g Contribuyen a la sociedad: los adul-
tos mayores estn contribuyendo con
329 LBEA
Captulo
04
miles de millones de dlares a la eco-
noma global en trabajo voluntario.
g Contribuyen a la fuerza de trabajo: los
adultos mayores estn contribuyendo
en sus comunidades y en la economa
a travs de su trabajo e impuestos.
g Contribuyen a sus familias: son
mayora los adultos mayores que dan
ms dinero, ms apoyo y ms cuidado
a la familia y a los amigos del que ellos
reciben a cambio.
2.2.1. - Asociacionismo y voluntariado
La participacin en actividades so-
ciales, econmicas, culturales, depor-
tivas, recreativas y de voluntariado
contribuye tambin a aumentar y
mantener el bienestar personal. Las
organizaciones de personas de edad
constituyen un medio importante de
facilitar la participacin mediante la
realizacin de actividades de promo-
cin y el fomento de la interaccin
entre las generaciones (Naciones Uni-
das, 2002: 10).

Hablando de construir la sociedad es in-
evitable referirse a las aportaciones de las
personas mayores en asociaciones y a tra-
vs de la prctica del voluntariado. Como
demuestran los datos demogrfcos, es
indudable que estamos caminando hacia
una sociedad ms longeva y que conser-
va por ms tiempo sus facultades fsicas
y mentales. Contamos hoy en da con
muchas personas mayores muy vlidas
para la sociedad y, que a su vez, sienten
la necesidad de ser tiles y necesarias.
Esto repercute no slo en el benefcio f-
sico y psquico para las personas que se
asocian o son voluntarias sino tambin
para terceras personas y para toda la so-
ciedad en general. El voluntariado es una
forma de ocupar la nueva disponibilidad
de tiempo, por ejemplo, para las perso-
nas jubiladas, a la vez que se confgura
como una oportunidad de aprendizaje,
servicio y desarrollo personal. Asimismo,
las ventajas para el sistema econmico-
social ocasionadas por la incorporacin
de las personas mayores al voluntariado
son signifcativas para todos los sectores.
En 2008, un estudio del IMSERSO calcu-
l, para el conjunto de Espaa, el valor
econmico del trabajo voluntario de las
personas mayores; las cifras se expresan
en el siguiente cuadro y son sufciente-
mente ilustrativas por s solas:
Existe un acuerdo bastante general y
unnime en que la interaccin social
-la actividad social, la participacin, la
integracin social, la implicacin social,
etctera- es un campo importante de
cara al envejecimiento saludable, as
como para el bienestar y la calidad de
vida a lo largo de todo el ciclo vital.
El funcionamiento social va asociado a
la supervivencia y a la longevidad, a la
salud fsica y mental, al funcionamiento
cognitivo saludable, a la satisfaccin con
la vida, al bienestar y a la calidad de vida.
Segn datos de 2003, el 19,5% de las
personas mayores de Andaluca par-
ticipa en actividades de voluntariado.
330
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
04
Valoracin del trabajo de voluntariado de las personas. Ao 2006
Persona 65 aos 7.484.392
Personas 65 aos dedicadas a voluntariado 2,30%
Total voluntarios 65 aos 172.141
Horas semanales de voluntariado 17
Total horas semanales de voluntariado al ao 2.923.528
PTETC 73.088
SMI anual 7.572,6
Valoracin econmica 553.467.752
Fuente: IMSERSO, 2008b: 137.
Lo hacen mucho ms las mujeres ma-
yores (23,9%) que los hombres (13,8%)
(IMSERSO, 2008a: 97).
Por otra parte, el papel de las asociacio-
nes de personas mayores va ms all de
la realizacin de actividades, tal como
demuestra la experiencia de las Peque-
as y Medianas Asociaciones (PYMAs) de
personas mayores. En el anlisis de este
sector asociativo en Andaluca realizado
en 2008 se concluy que los mayores sa-
ben que estas asociaciones contribuyen
al bienestar social de mucha gente me-
diante su oferta de servicios. Estn con-
vencidos de que este movimiento asocia-
tivo de mayores, aunque pequeo, tiene
una gran importancia para la ocupacin
del tiempo libre y el desarrollo de todo
el colectivo: hay muchos mayores que
encuentran en las sedes de las PYMAS un
espacio donde entretenerse, relacionarse y
obtener apoyo. Si no, quizs quedaran en
casa aislados; mantenemos a las personas
mayores activas, con las consecuencias que
esto tiene en el bienestar de estas personas
y en el ahorro de servicios de atencin. Ni
ms, ni menos (OFECUM y CONFEMAC,
2008: 58).

De igual modo, tambin hay que
reconocer la importancia, quiz menos
evidente, de la red asociativa integrada
por los andaluces y andaluzas que viven
fuera de nuestra Comunidad. Estas
asociaciones estn contribuyendo a que
sus miembros reciban apoyo, confanza,
solidaridad y no pierdan sus races e
identidad de nacimiento. Y tambin son
espacios de promocin de las relaciones
intergeneracionales.
El 51,7% de las personas de Andalu-
ca con ms de 65 aos reconocan, en
2003, pertenecer a algn tipo de aso-
ciacin o club especfco para personas
mayores (IMSERSO, 2008a: 92).
Es importante potenciar el asociacionis-
mo y el voluntariado intergeneracional
as como la contribucin en todas aque-
llas actividades orientadas al bien comn,
siendo ms enriquecedor que las asocia-
331 LBEA
Captulo
04
ciones cuenten entre sus miembros con
igualdad y equitatividad en cuanto al g-
nero; hoy por hoy existe una tendencia a
una mayor contribucin de las mujeres
en este tipo de actividades. En parte pue-
de ser por la natural tendencia que tiene
la mujer a relacionarse y a conversar y
por su experiencia en el cuidado de los
dems, ya que socialmente se ha consi-
derado que estn ms preparadas para
ello. Es posible que ese sea el motivo por
el que hay un mayor nmero de mujeres
que se dedican al voluntariado relacio-
nado con el cuidado de nios, mayores y
enfermos. Sin embargo, hay asociaciones
que promueven otro tipo de voluntaria-
do como puede ser el medioambiental,
y ah la afuencia de personas de gnero
masculino es mayor. Estos repartos de ta-
reas tienen que ir cambiando en la socie-
dad. Hombres y mujeres se encuentran
igualmente capacitados para realizar
todo tipo de actividades de volunta-
riado y no deberan ser encasillados
en una u otra actividad en funcin del
gnero.
El 67,7% de los espaoles creen que
las personas mayores contribuyen
ms como voluntarias en organizacio-
nes comunitarias y caritativas. Dentro
de la Unin Europea este porcentaje
alcanza, por trmino medio, el 78%
(Portal Mayores, 2009b: 12).
Por otro lado, las aportaciones que reali-
zan las personas voluntarias no pueden
suplir, bajo ningn concepto, a las propias
de un puesto de trabajo. El voluntariado
es una prctica social, til y necesaria,
que ahorra muchos gastos a la socie-
dad, en un marco de accin tico que
hace posible que se sirva a los dems
de forma desinteresada. El objetivo ge-
neral del voluntariado de personas mayo-
res consiste principalmente en fomentar
la participacin activa de estas personas,
en actividades de inters general, que re-
percutan positivamente en la sociedad
(Prez, Rubio y Musitu, 2007: 33).
Habra que fomentar e informar ms a las
personas mayores sobre el voluntariado,
ya que an hay muchas que desconocen
sus posibilidades y benefcios.
Un 28% de las personas mayores residen-
tes en Espaa estaran dispuestas a par-
ticipar como voluntarias dentro de una
asociacin para visitar a personas mayo-
res dependientes. Por qu es voluntario
slo el 8% de los mayores cuando el 28%
est dispuesto a serlo? (UDP, 2009: 3).
Se recomienda:
14
.- Promover y dar a conocer
mejor a la sociedad la labor
del voluntariado a lo largo de
toda la vida, en general, y las aportaciones
de las personas mayores voluntarias, en
particular.
g Hacer campaas divulgativas sobre las
ventajas del voluntariado, y sobre cmo
todos podemos realizar voluntariado a
medida que envejecemos, con indepen-
dencia de la edad y del sexo.
332
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
04
g Organizar formas de reconocimiento
pblico de la labor voluntaria tales como
la entrega de premios al trabajo que reali-
zan las personas mayores por los dems.
g Contribuir a la difusin y reconoci-
miento de las Pequeas y Medianas Aso-
ciaciones (PYMAs) sostenidas por perso-
nas mayores.
g Impulsar la implicacin en el movimien-
to asociativo a lo largo de la vida y dar a
conocer la aportacin de las personas ma-
yores a travs de sus asociaciones.
g Mejorar los procedimientos informati-
vos para que las nuevas entidades de vo-
luntariado sepan cmo conseguir ayudas
institucionales.
2.2.2.- Personas mayores cuidadoras.
La contribucin que realizan las perso-
nas mayores al bienestar y a la econo-
ma de la sociedad en la prestacin de
cuidados es muy importante. Muchas
personas mayores continan desarrollan-
do actividades domsticas y de cuidados
-dirigidas tanto a sus ascendientes mayo-
res y a sus cnyuges, como a sus hijos y
nietos- para las que no existe una edad
de jubilacin. La solidaridad familiar es
un elemento fundamental de la estruc-
tura de nuestra sociedad. () Entre las
personas mayores la prctica de la solida-
ridad familiar ms realizada es el cuidado
de los nietos/as. Existe un volumen muy
importante de mayores que realiza estas
tareas de apoyo. Entre las personas ma-
yores que tienen nietos (92,4%), tres de
cada cuatro (72,5%) declaran haber ayu-
dado a sus hijos en su cuidado cotidiano,
en la actualidad o anteriormente () El
cuidado de los nietos y las tareas concre-
tas que ello supone (acompaamiento al
colegio o guardera, merienda) es una de
las funciones que ms ocupa el tiempo
de los mayores (Barrio, 2007: 88).
El 19,9% de los mayores andaluces
ayuda en la actualidad al cuidado de
sus nietos mientras sus padres trabajan
(20,7% de los hombres y 19,4% de las
mujeres). El 45,1% lo realiza con una
frecuencia diaria. El 39,3% lo ha hecho
tambin con anterioridad, aunque
ahora no lo realiza (Centro de Estudios
Andaluces, 2006: 54).

Tambin existe una importante provisin
de ayudas informales a otras personas
por parte de los mayores. Un 30,7%
declaran haber prestado ayuda en una
o ms tareas a alguna persona cercana
que debido a su estado de salud lo haya
necesitado. Este tipo de ayuda se presta
de manera informal, sin retribucin
alguna (Barrio, 2007: 90).
La ayuda fnanciera de padres y
abuelos es muy importante para los
jvenes cuando tratan de crear su
propio hogar y familia: 89,1% de los
espaoles (86,8% en Europa) estn de
acuerdo (Portal Mayores, 2009b: 8).

333 LBEA
Captulo
04
Naturalmente que, aunque en ocasiones
resulte invisible, esta forma de contribuir
de las personas mayores tiene tambin
un claro valor econmico: El valor
econmico del cuidado de nietos por
parte de las personas de 65 y ms
aos alcanza los 8.000 millones de
euros, lo que representa el 0,8% del
PIB y el 1,7% de la remuneracin de
los asalariados totales de la economa
(IMSERSO, 2008b: 143).
El tiempo dedicado por las personas
mayores al trabajo no remunerado den-
tro del hogar interesa desde el punto de
vista socio-econmico. Estas funciones
aportan un elevado benefcio econmi-
co, desde el momento en que las familias
se ahorran tener que pagar por su realiza-
cin. Este tipo de funciones actualmente
sigue siendo infravaloradas y no recono-
cidas socialmente. Este apoyo informal
llega all donde las Administraciones no
lo hacen y, al mismo tiempo, est aho-
rrando muchos costes a la Administra-
cin y a la sociedad en general.
Por otro lado, partiendo de la premisa
de que los abuelos/as constituyen una
de las fguras de apego ms importantes
en el desarrollo evolutivo de un ser
humano, hay que tener en cuenta las
consecuencias que para ese apego
tienen los cambios del modelo de familia
El voluntariado es una prctica social, til
y necesaria, que ahorra muchos gastos a la
sociedad
Qu harn los jubilados de maana, en comparacin con los de hoy, en relacin
con el asociacionismo y el voluntariado?
334
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
04
nuclear. Nos encontramos con familias
monoparentales que viven a distancia
geogrfca de los abuelos o que carecen
de stos porque han fallecido. Y, en
contrapartida, existen personas mayores
sin hijos o sin nietos que viven con la
aoranza de no haber podido desarrollar
dicho rol. Las situaciones son diversas y
las actuaciones al respecto han de serlo
tambin; lo que importa al fn al cabo es
aprovechar la disposicin de personas
ms y menos envejecidas a establecer
una relacin de apoyo y cuidado mutuo.
La diferencia en cuanto al gnero en este
tipo de actividades es digna de mencin:
los cuidados estn ms relegados al m-
bito de las mujeres. Su contribucin po-
sibilita que estas personas mayores, que
han sabido aprender de la vida, puedan
transmitir a las nuevas generaciones
orientaciones prcticas para optimizar su
propio recorrido vital.

Las familias y la sociedad deben
entender que si hay personas mayores
que actan de cuidadoras es porque
quieren realizar ese trabajo y no porque
tengan la obligacin de hacerlo. Ya lo
hemos dicho ms arriba pero conviene
repetirlo: hay personas mayores que
se encuentran en riesgo de estrs
debido a la sobrecarga producida por
los cuidados que tienen que dispensar.
En defnitiva, hay que ofrecer mayor
apoyo institucional a las personas que
se dedican al cuidado de familiares,
creando y aprovechando mejor las
guarderas y centros especializados
para personas mayores y personas
discapacitadas.

Tambin es muy importante sealar la
aportacin de las personas mayores en
el mbito sanitario. Como se ha comen-
tado, el tiempo que han dedicado al cui-
dado de los dems, sobre todo ms en
el caso de las mujeres, ha posibilitado
que tengan experiencia en el campo de
la salud, sobre todo, en el caso de en-
fermedades ms comunes que, incluso,
han podido padecer ellas mismas. Y as,
contamos con muchas personas mayores
-sobre todo en el medio rural- conoce-
doras de remedios caseros para proble-
mas de salud y que estn dispuestas a
pasar sus conocimientos y experiencias
a las futuras generaciones. Asimismo, es
sabido que las personas mayores tienen
un inters especial por la salud; les gusta
ver programas de televisin relacionados
con ese tema, suelen hablar con vecinos
y amigos sobre los padecimientos que
cada uno tiene, lo que les va dando una
sabidura popular en temas de salud que
sera necesario aprovechar.

Por ltimo, nos parece necesaria una
alusin a un tipo de cuidados muy poco
considerados: nos referimos al apoyo f-
nanciero que prestan las personas, con-
forme envejecen, a las generaciones ms
jvenes. En Espaa, 9 de cada 10 entre-
vistados admiten que la ayuda fnanciera
de padres y abuelos es importante para
los adultos jvenes a la hora de que estos
se decidan a crear un hogar y una familia
335 LBEA
Captulo
04
propios (The Gallup Organisation, 2009).
De modo orientativo nos referimos a dos
de las conclusiones de una encuesta rea-
lizada en el conjunto de Espaa acerca
de la solidaridad intergeneracional en las
familias en tiempos de crisis:

g la ayuda econmica directa que los
abuelos/as ofrecen a sus hijos e hijas/nie-
tos y nietas ha aumentado a consecuen-
cia de la crisis en un 4702%. Este aumen-
to se refeja en todos los grupos de edad
de las familias, siendo los padres de entre
36 y 46 aos en los que ms incidencia ha
tenido este aumento (Asociacin Edad
Dorada, 2009: 5).

g La ayuda econmica que los abuelos y
abuelas prestan a sus hijos e hijas/nietos
y nietas se materializa en primer lugar en
apoyo para llegar a fn de mes (3493%),
seguido de ayudas para el pago de presta-
mos hipotecarios o al consumo (17,96%),
y de compra de alimentacin o vestido
(16,57% y 12,57%, respectivamente) (Aso-
ciacin Edad Dorada, 2009: 6).
Se recomienda:
15
.- Mejorar las medidas de
conciliacin de la vida laboral
y familiar para que las per-
sonas cuidadoras puedan envejecer de
modo activo.
g Realizar estudios sobre el trabajo no
remunerado y las diversas aportaciones
al bienestar de la sociedad que hacen las
personas cuidadoras a lo largo de su ciclo
vital.
g Concienciar a las familias de que la
labor de apoyo y cuidado que realizan
las personas mayores no puede ser
impuesta. Las personas mayores tienen
derecho a vivir su propia vida, y a realizar
sus planes y proyectos.
g Aumentar el apoyo institucional a las
personas que se dedican al cuidado de
familiares, con la creacin de ms guarde-
ras y centros especializados para perso-
nas mayores y personas discapacitadas.
g Facilitar la existencia de programas in-
tergeneracionales en los que se vincule
afectivamente a nios de guardera con
personas mayores necesitadas para que
puedan realizar conjuntamente progra-
mas y actividades.
g Poner en marcha actividades de
voluntariado mediante las que personas
con mejor estado de salud presten apoyo
a otras en situacin de dependencia.
g Cambiar las expectativas sociales
hacia el rol de la mujer como cuidadora
abnegada a costa de su propia salud y
bienestar.
336
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
04
2.2.3.- Apoyo a la insercin laboral
Necesitamos activar los recursos y
potenciales de las personas mayores.
Existen muchas posibilidades de in-
crementar la calidad de vida a travs
de la participacin social, ya sea me-
diante el voluntariado o por medio de
nuevos formatos de trabajo respetuo-
sos con la edad que eviten la margina-
cin de las personas mayores sin poner
bajo una presin indebida a quienes
no pueden vivir segn los estndares
de actividad pero permitiendo conti-
nuar en el trabajo una vez superada la
edad de jubilacin obligatoria a quie-
nes sean capaces y as lo quieran (Fer-
nndez-Ballesteros et al., 2009: 49).

La falta de formacin y conocimiento de


ofcios o trabajos por parte de las perso-
nas jvenes difculta su acceso al merca-
do de trabajo y la creacin de negocios.
Algunas de las personas mayores que
han terminado su ciclo laboral estn
en disposicin de formar o asesorar a
personas ms jvenes, contribuyendo,
por ejemplo, a conservar ofcios arte-
sanales u otras actividades en vas de
desaparicin. Asimismo, tambin las
personas profesionales cualifcadas, ju-
biladas y prejubiladas, pueden ofrecer
de forma altruista su experiencia ase-
sorando a otras personas menos favo-
recidas, como desempleados, mujeres
con escasa formacin e inmigrantes.
El programa Seniors de la Fundacin
Andaluca Emprende: ejemplo de con-
tribucin
(http://www.a-emprende.net )
El programa Seniors de tutoras es-
pecializadas, que la Junta de Andalu-
ca puso en marcha en septiembre de
2007, tiene como fnalidad propiciar
que empresarios con una extensa tra-
yectoria profesional y empresarial
vuelquen todos sus conocimientos,
habilidades y contactos en apoyar a
jvenes empresarios. Desde su puesta
en marcha en 2007 se ha autorizado a
un total de 511 empresas, que han ge-
nerado 2.677 empleos.
Estas frmas, que han recibido aseso-
ramiento estratgico y fnanciero por
parte de 156 empresarios seniors (ex
Algunas de las personas mayores que
han terminado su ciclo laboral estn en
disposicin de formar o asesorar a personas
ms jvenes
337 LBEA
Captulo
04
directivos y ejecutivos jubilados o pre-
jubilados), estn promovidas por 793
socios trabajadores y han generado un
total de 2.677 puestos de trabajo.
De todos los tutores el 49,31% perte-
necen a los sectores de la banca y ac-
tividades fnancieras, industria, inge-
niera y consultora.
El potencial de personas mayores en sabi-
dura y conocimiento debe aprovecharse:
pueden aportar al mundo del trabajo un
importante bagaje de experiencia y pro-
ductividad. Las empresas actuales tienen
ante s un gran reto: aprovechar los bene-
fcios de la convivencia multigeneracio-
nal que permite aunar talento e ilusin
juvenil y experiencia de las personas de
ms edad.

Por otro lado, la experiencia de los aos
sirve no slo a nivel profesional sino
tambin a nivel humano y personal.
Las personas mayores tienen un bagaje
cultural lleno de vivencias e historias que
slo el paso de los aos permite tener.
Es importante por ello que empresas e
instituciones cuenten con las personas
mayores, que les pidan su apoyo.
Se recomienda:
16
.-Implicar a las personas con
experiencia de trabajo en
cualquier sector para que, a
medida que envejecen, contribuyan a la
insercin laboral de otras personas.
g Promover, especialmente en ncleos
rurales, que personas mayores con expe-
riencia formen a jvenes en vas de acce-
der al mercado de trabajo.
g Ampliar a otros sectores de la econo-
ma iniciativas como el programa Seniors
de la Fundacin Andaluca Emprende.
g Introducir en Andaluca los modelos
internacionales de formacin de personas
para su transicin ocupacional, a medida
que envejecen, desde el sector lucrativo
al sector no lucrativo.
2.2.4.- Las personas mayores como
difusoras de la cultura, de la lectura y
de las tradiciones
El potencial humano y profesional de
las personas mayores, jubiladas o no,
es un valor a tener en cuenta; estas per-
sonas pueden convertirse en difusoras
de la cultura implicndose en activi-
dades relacionadas con el patrimonio
cultural de su ciudad, y permanecien-
do as activas y tiles a la sociedad
a la que pertenecen. Adems, de esta
forma se potencia el establecimiento de
relaciones intergeneracionales positivas
cuando, por ejemplo, personas mayores
colaboran con los museos como guas
voluntarios y ensean las exposiciones a
nios, jvenes y familias.
Aunque se pueda pensar que este ltimo
tipo de actividad quizs vaya dirigido
a personas mayores con un cierto nivel
338
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
04
educativo y cultural y que a la persona
voluntaria le puede preocupar si tiene
la adecuada preparacin para poder
mostrar los contenidos, en realidad, una
vez superados los primeros encuentros
con los visitantes del museo, la actitud es
completamente distinta: la confanza en
ellos mismos, el convencimiento de ir por
buen camino y la posibilidad de llegar
a obtener la ms completa preparacin
son argumentos ms que sufcientes para
poder sentir la necesaria seguridad y hasta
la satisfaccin que ofrece un objetivo
logrado (Bordej, 2003: 4-5). La mayora
de los voluntarios que se implican en estas
tareas no estaban involucrados en otras
similares y, por tanto, con esta contribucin
social y cultural inician una nueva etapa en
sus vidas (Bordej, 2003: 5).
En cuanto a la lectura, la Consejera
de Cultura ha puesto en marcha el
Observatorio de la Lectura con el fn de ir
tomando el pulso de manera permanente
a la evolucin de los hbitos lectores de
andaluces y andaluzas. Este Observatorio
cuenta ya en estos momentos con un
barmetro que nos permite una primera
aproximacin a esta realidad a travs de
datos ciertamente preocupantes: nuestra
Comunidad Autnoma se situara cuatro
puntos por detrs de la media del
resto de Espaa en cuanto a hbitos
lectores, siendo tambin menor el uso
de la red de bibliotecas o la compra de
libros (Consejera de Cultura, s.f.). Las
personas mayores pueden contribuir
a la difusin de la lectura a travs
de programas determinados tales
como clubes de lectura, campaas de
lecturas, cuentacuentos en colegios,
etctera.

Y, por ltimo, en cuanto a las tradicio-
nes, hay que aprender a respetarlas y
eso signifca aprender a respetar un
patrimonio heredado de las personas
de ms edad, con todo lo que ello im-
plica de enriquecimiento en valores.
Esto tambin se puede difundir a tra-
vs de un voluntariado en el que se ex-
plique a los ms jvenes costumbres y
tradiciones de su localidad; este volun-
tariado puede suponer un intercambio
de arte, cultura, saberes y tradiciones
muy enriquecedor para ambas partes.
Se recomienda:
17
.- Aprovechar ms y mejor
el papel de las personas
mayores como fuentes de
cultura contando con ellas en programas
de voluntariado cultural para la difusin
y transmisin del patrimonio andaluz.
2.3. - ELIMINACIN DE
OBSTCULOS PARA PODER
CONTRIBUIR MEJOR A MEDIDA
QUE SE ENVEJECE
Si el trabajo y el voluntariado se pre-
sentasen de modo ms atractivo como
opciones en la fase ms avanzada de la
vida, muchas personas se implicaran.
El nmero de personas mayores que
339 LBEA
Captulo
04
fnalmente trabajaran o realizaran
voluntariado depender tanto de lo
atractivo de las opciones de trabajo o
de voluntariado como del conjunto de
posibilidades alternativas existentes
(Bass, Caro y Chen, 1993: 12-13).
Uno de los factores que ms coarta la
contribucin a la sociedad de las per-
sonas a medida que envejecen es el
aislamiento y la falta de seguridad que
sufren, sobre todo, aquellas personas
mayores que se encuentran en situa-
ciones ms vulnerables, como puede
ser el caso de algunas mujeres que viven
solas en el medio rural, personas inmi-
grantes, personas discriminadas por su
identidad sexual o quienes pertenecen
a minoras tnicas, por nombrar tan slo
unos ejemplos. Pudiera ser que necesiten
atencin especial porque las personas
mayores que se sienten solas y padecen
la soledad tienen ms probabilidad de
vivir en la pobreza, tener mala nutricin
y sentirse deprimidas. La pobreza y la
precariedad econmica se traducen en la
incapacidad para cubrir las necesidades
y gastos bsicos. Este hecho evidente co-
loca a una parte de las personas mayores
en una situacin de imposibilidad o de
clara desventaja a la hora de plantearse
qu posibilidades reales tienen de enve-
jecer con dignidad. Asimismo, hay que
continuar trabajando para conseguir la
igualdad de oportunidades para hombres
y mujeres en la ocupacin de puestos de
trabajo y en asegurar que unos y otras per-
ciban las mismas retribuciones de modo
que cuando llegue el momento de la jubi-
lacin accedan a iguales pensiones.
Los potenciales obstculos para la
participacin social en igualdad de las
personas mayores incluyen la pobreza,
la mala salud, los bajos niveles educa-
tivos, la falta de transporte, el acceso
a los servicios y la discriminacin por
edad (UNECE, 2009a: 2).
Por otro lado, si segn los estudios demo-
grfcos se sabe que las mujeres tienen
una mayor esperanza de vida y un riesgo
ms alto de encontrarse en situacin de
soledad y/o dependencia, habra que tra-
bajar con ellas de modo preventivo (con
campaas de autoayuda y otros progra-
mas), prestando especial atencin a las
mujeres mayores y discapacitadas que vi-
ven en el mbito rural. Slo si existe esta
prevencin podremos lograr que estas
mujeres puedan seguir contribuyendo.

Para favorecer la contribucin de las per-
sonas mayores que viven solas se pro-
pone la implantacin y extensin, en las
viviendas, de sistemas informticos que
permitan el acceso telemtico a deter-
minados servicios de ocio, formacin o
teleasistencia que minimicen la soledad
y el aislamiento de las personas que vi-
ven solas. En este sentido, contamos en
Europa con una interesante experiencia
pionera denominada Work4homes y que
comprende la gestin de un amplio par-
que de viviendas en Francia, Alemania y
Reino Unido que han incorporado tecno-
loga propia de la sociedad de la informa-
cin para que el envejecimiento activo
est ms al alcance de sus inquilinos. De-
bemos aprender de estas experiencias
340
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
04
para introducir en Andaluca sus mejores
prcticas y resultados.
Por otro lado, para que las personas ma-
yores no encuentren obstculos a la hora
de contribuir a la sociedad deben contar
con viviendas accesibles, sin barreras ar-
quitectnicas que les difculten el libre
contacto con el exterior. En Andaluca,
existe un programa del Plan Concertado
de Vivienda y Suelo (2008-2012) denomi-
nado Rehabilitacin Singular cuyas actua-
ciones se centran, fundamentalmente,
en la instalacin de ascensores en comu-
nidades que carecen de esta instalacin.
Tambin contamos con un programa de
Adecuacin Funcional Bsica de Viviendas
cuyo objetivo es la concesin de ayudas
destinadas a mejorar la seguridad y la
adecuacin funcional de las viviendas
que constituyan residencia habitual de
personas mayores o con discapacidad.
Con todo, las viviendas son tan slo un
caso, sin duda relevante, de cmo los en-
tornos fsicos pueden permitir o impedir,
alentar o difcultar que las personas siga-
mos contribuyendo a medida que enve-
jecemos. En el fondo, lo que deberamos
promover es la introduccin generaliza-
da de la cultura del diseo universal, para
todos, cuyo objetivo es hacer fcilmente
accesible a cualquier persona el uso de
objetos y espacios necesarios para la rea-
lizacin de las actividades de la vida.
Se recomienda:
18
.- Realizar estudios sobre los
obstculos que difcultan que
las personas puedan contri-
buir en sus entornos, en su comunidad y
en la sociedad a medida que envejecen,
y proponer soluciones para eliminar di-
chos obstculos.
g Atender, desde centros de personas
mayores, asociaciones y Administracio-
nes los problemas concretos que impi-
dan la contribucin a la sociedad de las
personas en situacin de vulnerabilidad.
g Fomentar la contribucin a la sociedad
de las personas mayores en situacin de
vulnerabilidad y valorar la importancia
de sus reivindicaciones.
g Facilitar recursos fnancieros adecua-
dos a las personas mayores que, por falta
de los mismos, no pueden contribuir a la
sociedad como el resto de ciudadanos.
2.4.- LAS PERSONAS MAYORES
Y LA ECONOMA: VIVIENDA Y
CONSUMO
El uso de la vivienda tiene un gran prota-
gonismo en la economa de las personas
mayores debido, sobre todo, a las fuertes
revalorizaciones inmobiliarias de los lti-
mos aos, actualmente en declive. El por-
centaje de personas mayores que tienen
una vivienda en propiedad es muy alto,
lo que, en teora, compensa en cierta me-
dida las bajas pensiones que perciben de
la Seguridad Social.
En Andaluca, un 86,54% de la
poblacin mayor de 65 aos y un
67,65% de la poblacin con una edad
341 LBEA
Captulo
04
comprendida entre los 50 y los 64 aos
son propietarios sin pagos pendientes
de su vivienda frente a un 25,03% de
las personas del intervalo 18 a 34 aos
y un 36,78% de las personas entre los
35 y los 49 aos (ESECA, 2009: 49).
Como vemos, en Andaluca se tiene muy
arraigado el concepto de vivienda en
propiedad, sobre todo en el caso de las
personas mayores, muy al contrario de lo
que ocurre en otros pases europeos, en
donde el nmero de personas que viven
en alquiler es muy superior. Por lo tanto,
se dispone de un bien patrimonial que
podra compensar en cierta medida el d-
fcit de las pensiones, al no tener que pa-
gar una mensualidad por la vivienda y en
un futuro poder disponer de ella para su
venta, si fuese necesario. Sin embargo,
en la prctica, resulta difcil poder afrmar
que ambos datos conduzcan siempre
automticamente a una mejor situacin
econmica. Parece razonable el supues-
to de que, por diferentes circunstancias,
las personas mayores tienen difcultades
apreciables para mantener las viviendas
y su equipamiento en condiciones ade-
cuadas. La insufciencia de las pensiones,
en algunos casos, y las carencias fsicas y
relacionales, en otros, constituyen impor-
tantes barreras para que las personas ma-
yores, sobre todo las de edad ms avan-
zada, mantengan unos niveles mnimos
de adecuacin de sus viviendas (Ayala y
Sastre, 2007: 223).

De nuevo, este tipo de problemas
pueden ser ms graves cuando se trata
de personas mayores que viven solas.
Por lo tanto, tenemos que aumentar
los esfuerzos para que las viviendas
sean accesibles de modo que no se
conviertan, con el envejecimiento de
quienes las habitan, en obstculos
para el contacto de la persona
mayor con el mundo exterior. En ese
sentido, hay que mencionar la reciente
publicacin del Decreto 293/2009 por
el que se aprueba el Reglamento que
regula las normas para la accesibilidad
en las infraestructuras, el urbanismo, la
edifcacin y el transporte en Andaluca,
normativa que demuestra el inters de
la administracin andaluza en promover
la accesibilidad universal y el diseo para
todas las personas. Este decreto actualiza
los parmetros dimensionales y tcnicos
de acuerdo con las condiciones bsicas
estatales y las innovaciones tcnicas,
tomando como referencia la Ley 1/1999
de Andaluca. En el mbito estatal, se
ha publicado recientemente el Real
Decreto 173/2010, de 19 de febrero, por
el que se modifca el Cdigo Tcnico de la
Edifcacin, aprobado por el Real Decreto
314/2006, de 17 de marzo, en materia de
accesibilidad y no discriminacin de las
personas con discapacidad (BOE n 61,
de 11 de marzo de 2010) y que desarrolla
los parmetros a contemplar en los
edifcios e instalaciones para dotarlos de
accesibilidad. Asimismo, es interesante
mencionar que se ha publicado en el
mismo Boletn Ofcial del Estado, la Orden
342
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
04
561/2010, de 1 de febrero, por el que
se desarrolla el documento tcnico de
condiciones bsicas de accesibilidad y no
discriminacin para el acceso y utilizacin
de los espacios pblicos urbanizados, de
mbito estatal y de carcter bsico.

El tipo de alojamiento de viviendas
tuteladas ha crecido muchos en pases
de la Unin Europea como pueden
ser Holanda, Alemania y Gran Bretaa,
donde llevan aos funcionando. En
nuestro pas, aunque aumenta el inters
y la demanda, sigue siendo un proyecto
a desarrollar. Las viviendas tuteladas
suponen un nuevo recurso social. Estn
destinadas al alojamiento permanente
de personas mayores que tienen un
adecuado nivel de autonoma personal,
tanto fsica cmo psquica, pero que
presentan difcultades para poder seguir
residiendo en su domicilio habitual.
Es preciso llevar a cabo una labor de
coordinacin de las iniciativas pblicas
y privadas a este respecto, permitiendo
incluir, ya sea en los planes de vivienda
estatal y autonmicos o en los programas
de atencin social a las personas mayores
de cada Administracin Pblica, medios
precisos para conseguir que la adecuacin
y el acceso de la persona mayor a una
vivienda digna sea una realidad.

Por otro lado, las personas que reciben
una pensin, aunque sea mnima, dis-
ponen de una cierta seguridad material.
En ocasiones, y ms an en un contexto
de crisis econmica, esto les convierte
en potenciales consumidores para em-
presas sin escrpulos, con comerciales
agresivos, que se aprovechan de la si-
tuacin abordando a la persona mayor y
hacindole creer en la necesidad de ad-
quirir ciertos productos. En estos casos
se instrumentaliza a las personas mayo-
res, que son tratadas nicamente como
un nuevo sector de mercado del que be-
nefciarse colocndole bienes y servicios
especfcos para personas de ms edad.
Debemos hacer ms esfuerzos para
concienciar a la poblacin de la necesi-
dad de practicar un consumo informa-
do, razonable y responsable conforme
se envejece.
tenemos que aumentar los esfuerzos para
que las viviendas sean accesibles de modo
que no se conviertan,... en obstculos para el
contacto de la persona mayor con el mundo
exterior
343 LBEA
Captulo
04
Las personas mayores no deberan pres-
tarse a aparecer en los medios de comu-
nicacin como simples destinatarios de
productos exclusivos para mayores sino
tambin de productos familiares y para
todas las edades. sta sera una forma
de evitar la acentuacin de estereotipos
dainos que convierten a las personas
mayores en un colectivo ms bien desco-
nectado del conjunto de la sociedad.
Se recomienda:
19
.- Promover formas de convi-
vencia y de residencia alterna-
tivas a las actuales (acompa-
amientos, apadrinamientos, viviendas
compartidas, pisos tutelados, residencias
auto-gestionadas por personas mayores,
edifcios intergeneracionales, etctera)
que faciliten el acceso de las personas a
viviendas en mejores condiciones, ms
adecuadas tanto para envejecer el mayor
tiempo posible en el propio domicilio si
as se desea, como para facilitar el uso de
los espacios pblicos a todas las personas
a medida que envejecen.
g Aumentar los esfuerzos para que vi-
viendas y espacios pblicos sean accesi-
bles y con el envejecimiento no se con-
viertan en obstculos para el contacto de
la persona con el mundo exterior.
g Estudiar el sistema general de espacios
libres pblicos en los Planes Generales de
Ordenacin Urbanstica, para facilitar su
uso a toda la poblacin; realizar, en espe-
cial, un estudio de las condiciones y carac-
tersticas a contemplar en el diseo de es-
tos espacios para las personas mayores.
20
.- Organizar acciones (en sin-
tona con los instrumentos de
proteccin jurdica expuestos
en el Captulo II de este Libro Blanco)
destinadas a concienciar a la poblacin
andaluza de la necesidad de practicar un
consumo informado, razonable y respon-
sable conforme se envejece.
En Andaluca, el 78,20% de las perso-
nas con una edad de 18 a 34 aos y un
78,52% de las personas de 50 a 64 aos
confrman la existencia de reas ldi-
cas en su entorno frente a un 67,54%
de las personas mayores de 65 aos
(ESECA, 2009: 44).
2.5. - LA APORTACIN DE LAS
PERSONAS MAYORES A LA
MEJORA DEL MEDIO AMBIENTE
Las personas mayores perciben los
problemas ambientales como el segundo
tipo de problema ms importante
en Andaluca (Consejera de Medio
Ambiente, 2008). Ms en concreto, para
las personas mayores los problemas
ambientales ms graves en Andaluca
son los incendios forestales, seguidos de
la falta de agua y de la contaminacin
de las playas y mares. A nivel global,
el problema ambiental ms grave que
perciben las personas mayores es el
cambio climtico.

344
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
04
Al mismo tiempo, algunos estudios
revelan que las personas mayores tienden
a mostrar menos preocupacin e inters
por los temas medioambientales y en
general son ms reacias a las acciones
proambientales que las personas ms
jvenes (Echevarrn, 2009: 6, 26); de
hecho, un 30% de las personas mayores de
65 aos se defne a s misma como muy
poco ambientalista. Entre las razones
principales para ello se encontraran
la falta de educacin y de informacin
sobre las cuestiones de ecologa y medio
ambiente (Echevarrn, 2009: 7). De ah
que si se considera conveniente que
aumente la participacin e inters de las
personas mayores en estas cuestiones
vamos a tener que desarrollar campaas
de sensibilizacin adecuadas.

Desde las organizaciones de mayores,
el medio ambiente se percibe como
un entorno descrito desde una visin
histrica y en clave socio-econmica.
Supone un tema de inters, aunque
muchas de las asociaciones no se han
planteado iniciativas en este mbito
por difcultades propias que no han
sabido o podido superar: prioridades,
desconocimiento, desinformacin o, en
algn caso, falta de inters de su masa
social. Las organizaciones, en general,
tienen excelentes relaciones con el
entorno social e institucional, pero no
suelen trabajar en red o cooperar con otras
entidades para el desarrollo de proyectos
conjuntos; apoyan actuaciones de otras
entidades pero no existe una verdadera
cooperacin asociativa en este sector.
De todas formas, existen experiencias
concretas muy positivas de proyectos de
educacin ambiental y de voluntariado
ambiental en redes locales. Los temas
ambientales que ms interesan a las
personas mayores son conceptos bsicos
ambientales y educativo-ambientales,
temas vinculados con el medio ambiente
urbano, rural y natural (Consejera de
Medio Ambiente, 2009).

Por lo tanto, las personas mayores, a
pesar, en algunos casos, de la falta de
formacin, informacin y cultura am-
biental, realizan un papel clave y acti-
vo en las asociaciones ambientalistas
y de voluntariado ambiental. El afn de
estas personas de seguir siendo activas
supone una fortaleza que no se puede
desaprovechar en nuestro esfuerzo por
la mejora del medio ambiente. Las per-
sonas de ms edad constituyen un sector
social demandante de iniciativas proam-
bientales y, en consecuencia, deberamos
organizar las actividades de informacin,
sensibilizacin y participacin necesarias
sobre los temas medioambientales que
ms les interesan. As, las personas ma-
yores podran aportar al medio ambiente
y a la sostenibilidad sus experiencias, su
sabidura, su tiempo, su capacidad para
aplicar a la vida cotidiana y asociativa los
conocimientos medioambientales que
tienen y una aproximacin afectiva al
tema.
345 LBEA
Captulo
04
Se recomienda:
21
.- Desarrollar mtodos y esce-
narios de educacin ambien-
tal especfcamente adapta-
dos a las necesidades y caractersticas de
las personas segn su grado de envejeci-
miento.
g Organizar acciones medioambienta-
les centradas en la persona mayor -en la
vindicacin y dignifcacin de su papel
social-, con ritmos de trabajo dinmicos
pero no exigentes, con un peso impor-
tante de las actividades al aire libre, que
combinen ocio y educacin y que estn
orientadas hacia la prctica.
g Fomentar la aportacin de las personas
mayores al medio ambiente mediante
su experiencia, sabidura, tiempo y
aproximacin afectiva.
g Ofrecer espacios de encuentro y
promover la participacin, a lo largo de
todo el ciclo vital, de todas las entidades
y personas en el proceso de mejora de las
condiciones ambientales.
Que las personas mayores participen
activamente cobra una especial rele-
vancia para el conjunto de la comuni-
dad. Desde la ptica de una sociedad
intergeneracional, diversa y cohesio-
nada, se entiende y defende que todo
grupo social contribuye a equilibrar y
enriquecer una sociedad. En este sen-
tido las personas mayores aportan
experiencia, conocimientos, madurez
y perspectiva temporal en el anlisis,
elementos cruciales para sociedades
como las nuestras que se caracterizan
por estar inmersas en una dinmica de
continuos y rpidos cambios (Mart-
nez, 2006: 53-54).
3.- ENVEJECER INNOVANDO.
PARTICIPAR Y CONTRIBUIR
SIGNIFICA INNOVAR
No se puede afrontar el envejecimien-
to de la poblacin mediante la bs-
queda de inexistentes soluciones que
lo hagan desaparecer, sino que son
necesarios planteamientos innovado-
res de adaptacin. La vejez de maana
ser distinta de la de hoy y los proble-
mas claves pueden no surgir donde se
esperan. Se atribuye una gran impor-
tancia a los aspectos econmicos, pero
tambin van a aparecer problemas so-
ciales complicados e inditos, aunque
no imprevisibles. La integracin social
de un colectivo, cada vez ms numero-
so, sin empleo remunerado pero con
recursos econmicos y buenas condi-
ciones fsicas (al menos entre los 10 a
15 primeros aos de la jubilacin), for-
ma a la vez parte del problema y de su
solucin, por la enorme contribucin
a la sociedad que pueden aportar las
personas de ms edad (Fernndez
Cordn, 2007: 9).
346
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
04
3.1.- EL ENVEJECIMIENTO
ACTIVO, MOTOR PARA LA
INNOVACIN
La vejez, la longevidad, no debera verse
como un problema sino como una opor-
tunidad y un reto -un reto para todos:
para las personas que envejecen, para
su familia y para nuestra sociedad-. No
deberamos preguntarnos nicamente
por los problemas y dfcits del envejeci-
miento y la vejez. () Tenemos que pre-
guntarnos, tener los ojos abierto e iniciar
investigaciones sobre los nuevos poten-
ciales de las personas mayores y tambin
por las competencias y los nuevos po-
tenciales de las personas muy mayores
(Lehr, 2007: 9).
El envejecimiento activo no es algo nue-
vo, pero s lo es el esfuerzo de todos para
hacer que esta forma de envejecer sea
accesible y posible para el conjunto de la
poblacin andaluza. Adems, la partici-
pacin y la contribucin al bien comn
propias del envejecimiento activo son
en s mismas fuente de innovacin en
la medida en que ayudan a construir
una sociedad donde envejecer ms y,
sobre todo, mejor. Nunca antes enve-
jecer haba sido posible para tantas
personas; ahora tratamos de que ese
envejecer vaya acompaado de bien-
estar general para todas las personas
y todas las comunidades, a lo largo de
toda la vida.
Necesitamos difundir el mensaje de
que envejecer de modo activo, con
sus pros y sus contras, es un desafo y
una oportunidad al alcance de todos y
todas, no slo de las personas de ms
edad. Y habr que explicar con claridad
qu signifca envejecer activamente y
cmo se hace; y, lo que es ms importante,
entre todas las personas hay que
inventar cmo llevar a la prctica en
los pueblos y ciudades de Andaluca
este particular modo de envejecer.
Ya hemos dicho que los actuales Centros
de Da de Personas Mayores pueden
aportar mucho en ese sentido como
espacios de promocin y prctica del
envejecimiento activo. Pero hay que ir
ms all, dado que las formas de envejecer
bien son muy diversas; necesitamos hacer
un esfuerzo transversal de modo que el
apoyo al buen envejecimiento se aborde
desde todos los mbitos de la sociedad y
en todos sus espacios y no nicamente en
aqullos que en la actualidad se ocupan
de las personas de ms edad.
Ha llegado el momento de explorar
la relacin entre envejecimiento y
creatividad: el buen envejecimiento
del futuro va a ser distinto pero
tenemos que inventarlo desde el
presente, desde hoy.
En relacin con el desarrollo de las
polticas de envejecimiento de la
regin europea de Naciones Unidas,
todos los Estados necesitarn mucho
347 LBEA
Captulo
04
ms conocimiento con respecto a
las necesidades y exigencias de las
poblaciones de ms edad y las opciones
disponibles, ya que el auge de la
ancianidad se afanza. Se necesitarn
soluciones adaptadas a los usuarios y
basadas en estudios de investigacin
para introducir innovaciones sociales
y tcnicas a una escala masiva, no
slo en lo que se refere a productos
y sistemas para la discapacidad y la
rehabilitacin, y no slo innovaciones
en materia de prevencin y asistencia,
sino tambin innovaciones que les
permitan una mejor participacin, un
nivel de vida mayor y una mejor calidad
de vida a los ciudadanos mayores cada
vez ms activos (Taipale, 2008: 200).
Se recomienda:
22
.- Invitar a todos los organis-
mos, entidades y profesio-
nales que estn realizando
experiencias de envejecimiento activo o
que puedan contribuir al desarrollo de
las mismas a innovar y mejorar esas ex-
periencias.
g Organizar campaas de explicacin y
promocin del envejecimiento activo.
La promocin del envejecimiento
activo es ciertamente la respuesta ms
inteligente a la revolucin demogrfca
que supone un mundo envejecido
(Fernndez, 2009: 232).
g Introducir en el currculum de la
educacin obligatoria contenidos que
aborden el envejecimiento activo.
g Reconocer, potenciar y renovar la
labor de apoyo al envejecimiento activo
que realizan los Centros de Da de
Personas Mayores e introducir en ellos
nuevas acciones intergeneracionales e
interculturales.
Hay una importante ausencia de re-
fexin o una concepcin muy limitada
[tanto por parte de los profesionales
como de las personas mayores] sobre
el concepto de envejecimiento activo
(Bermejo y Miguel, 2008: 17).
3.2.- LA
INTERGENERACIONALIDAD,
PARTE FUNDAMENTAL DE LA
INNOVACIN

Ya lo hemos dicho: envejecer bien es
cosa de todas las personas. Por tanto,
el envejecimiento activo necesita de
la colaboracin de todos, por encima
de los habituales criterios de agru-
pamiento social: edad, sexo, hbitat,
nivel de estudios, clase social o etnia.
Siendo obvio que las diferencias entre
unas personas y otras existen, necesi-
tamos que esas diferencias no nos con-
duzcan a percibirnos como contrarios en
un asunto que a todos nos interesa: vivir
ms tiempo pero, sobre todo, vivir mejor.
La intergeneracionalidad nos plantea
precisamente que el contacto, el inter-
cambio y la solidaridad entre todas las
348
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
04
generaciones tienen resultados posi-
tivos a la hora de envejecer de forma
activa.
El mantenimiento de la solidaridad in-
tergeneracional es un factor importante
en un enfoque moderno del envejeci-
miento activo. Este factor signifca tanto
equidad entre las generaciones como la
oportunidad de desarrollar actividades
que abarquen a las distintas generacio-
nes. El envejecimiento activo es interge-
neracional: se refere al futuro de todos y
no slo al de las personas mayores. Todos
somos parte interesada en esta tarea por-
que todo el mundo quiere vivir una vida
larga y saludable (Walker, 2006: 85).
Los programas intergeneracionales
ayudan a construir cohesin social y a
crear un entorno inclusivo que permite
a las personas mayores participar al
mximo de todas sus capacidades.

Pero la intergeneracionalidad no slo es
relevante para el envejecimiento activo
en el contexto extra-familiar sino tambin
dentro de las familias: La implicacin
social en instituciones sociales valiosas
como la familia contribuye a dar una sen-
sacin de signifcado a la vida que con-
duce a un incremento de la longevidad.
() los roles familiares y parentales son
importantes factores de prediccin de la
supervivencia de los padres mayores. El
reconocimiento del importante papel de
los familiares mayores por parte de los hi-
jos y de la familia extensa puede reforzar
sus sentimientos de utilidad, dependen-
cia mutua y pertenencia, y puede actuar
sobre su supervivencia mediante meca-
nismos fsiolgicos que an no compren-
demos (Zunzunegui, Bland, Snchez y
Otero, 2009: 358).
El aprendizaje intergeneracional salva las
diferencias de edad, mejora la transmisin
de los valores culturales y fomenta la vala
de todas las edades. Los estudios sobre el
tema han demostrado que los jvenes que
aprenden con personas mayores tienen
actitudes ms positivas y realistas con
respecto a las generaciones de ms edad
y aceptan mejor el declive funcional. Este
hecho es especialmente importante, por
ejemplo, en el aprendizaje y utilizacin
de las nuevas tecnologas.
Las personas jvenes empujan fuerte
en el mercado laboral, la preparacin es
superior a la que tenan las generaciones
anteriores, pero al mismo tiempo les falta
la experiencia de las personas mayores.
A este respecto, las empresas de hoy
tienen como principal misin y desafo
la convivencia entre el talento juvenil y la
experiencia de los mayores.

La ventaja evolutiva que presenta la
nueva generacin por la adaptacin de
su cerebro a la tecnologa digital puede
producir una especie de brecha mental,
para salvar esto ser necesario ayudar a
la juventud a aprender a potenciar sus
destrezas interpersonales, y ensear a los
mayores a poner a punto sus destrezas
349 LBEA
Captulo
04
tecnolgicas. Ambas generaciones han de
conservar y mejorar su capacidad de po-
der hablarse cara a cara, de entender las
seales sutiles no verbales que se emiten
en una conversacin, y de crear formas
empticas de relacionarse entre s, de
forma autnoma. De este modo mejora-
remos las habilidades de relacin social y
frenaremos la sobrecarga tecnolgica que
padece la juventud y que est disminu-
yendo sus habilidades empticas.
El alargamiento de la vida junto con la
necesidad de dar la oportunidad de seguir
ocupados laboralmente durante ms
tiempo a quienes lo deseen est trayendo
consigo que los lugares de trabajo sean
cada vez ms multigeneracionales. Sin
embargo, estamos poco acostumbrados
a ello. Necesitamos refexionar sobre el
tema e inventar una nueva cultura que
aproveche el potencial de las relaciones
intergeneracionales en los lugares de
trabajo.

En defnitiva, necesitamos nuevas formas
de solidaridad y apoyo mutuo interge-
neracional: Los cambios demogrfcos
estn modelando una nueva sociedad, y
se acelerarn a partir de 2010: cada vez
habr menos jvenes y adultos, cada
vez habr ms trabajadores de edad, ju-
bilados y ancianos. Nuestras sociedades
debern inventar nuevas vas para valo-
rizar el potencial de crecimiento que re-
presentan las jvenes generaciones y los
ciudadanos de edad ms avanzada. Ser
necesario que todos los agentes contri-
buyan a gestionar estos cambios: deben
desarrollarse nuevas formas de solida-
ridad entre las generaciones, hechas de
apoyo mutuo y transferencia de compe-
tencias y experiencias (Comisin de las
Comunidades Europeas, 2005: 7).
Se recomienda:
23
.- Proponer y ejecutar nuevas
formas de mejorar las relacio-
nes intergeneracionales en el
mbito familiar, en el comunitario y en
los distintos espacios productivos.
g Fomentar los programas y los centros
intergeneracionales como medios para
aprovechar al mximo la participacin
y las contribuciones de las distintas
generaciones.
g Reorganizar la estructura de las
Administraciones de modo que se facilite
el encuentro y la colaboracin entre
personas de distintas generaciones
a la hora de atender sus necesidades
mediante polticas y programas.
g Posibilitar que las personas mayores
contribuyan a la prestacin de servicios
actualmente dedicados a la atencin a la
infancia y a la juventud, y viceversa.
g Poner en marcha experiencias innova-
doras para un mejor aprovechamiento de
los lugares de trabajo multigeneracionales.
350
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
04
3.3. EL ENVEJECIMIENTO ACTIVO,
FUENTE DE DESARROLLO E
INNOVACIN ECONMICA
El envejecimiento de la poblacin
puede incluso constituir una gran
oportunidad para incrementar la com-
petitividad de la economa europea.
Es necesario ofrecer a los agentes eco-
nmicos europeos las mejores con-
diciones para aprovechar esas opor-
tunidades que ofrecen los cambios
demogrfcos en trminos de crea-
cin de nuevos mercados para bienes
y servicios de unos clientes de ms
edad. Un primer paso en esa direccin
sera, sin duda, animar a los agentes
econmicos a incluir el fenmeno del
envejecimiento en sus estrategias de
innovacin. Esto afecta a numerosos
mbitos, como las tecnologas de la
informacin y de la comunicacin, los
servicios fnancieros, las infraestructu-
ras de transporte, de energa y tursti-
cas, y los servicios de proximidad, en
particular los servicios de asistencia
de larga duracin. (Comisin Europea,
2006: 11).
El envejecimiento activo es tambin
productivo, es decir, es una fuente de
riqueza econmica. Si ms personas
desean participar y contribuir al desa-
rrollo de la sociedad, a lo largo de sus
vidas, como va para envejecer mejor,
podemos lograr que aumente el fujo
de bienes y servicios, la oferta y la de-
manda.
Ya hemos hablado de la importancia de
los cuidados y del voluntariado como
aportaciones muy relevantes de las
personas mayores. Pero debemos seguir
innovando. Por ejemplo, en el mbito de
la economa social.

La economa rural, ms envejecida, tam-
bin est necesitada de un nuevo revul-
sivo. El xodo hacia los ncleos urbanos
ha originado el progresivo abandono de
las explotaciones agrarias contribuyen-
do a un desequilibrio en las ofertas de
trabajo entre las reas urbanas y rurales.
Debe trabajarse para minimizar el xodo
y potenciar las actividades agrarias en los
ncleos rurales, aprovechando espacios
que no estn en explotacin. Las perso-
nas mayores que viven en estos ncleos
pueden colaborar a su regeneracin; y
podemos poner en marcha programas
para que quienes hoy no viven en mu-
nicipios rurales tambin colaboren en
paliar los problemas asociados al sobre-
envejecimiento rural.
El foco central de la poltica debe ser
la integracin de las personas mayores
en la sociedad, puesto que ellas
quieren una creciente participacin en
sus vidas. En un futuro no demasiado
distante ser importante explorar
caminos innovadores de capacitacin
y proporcionar educacin y formacin
en zonas rurales y remotas y aplicar,
de la mejor forma posible, las nuevas
y emergentes tecnologas de la
comunicacin para facilitar y mejorar
estos programas (Troisi, 2008: 226).
351 LBEA
Captulo
04
La incorporacin de la mujer al mercado
laboral y la crisis econmica difcultan
el cuidado de los nios, especialmente
en familias numerosas. Debe seguir
potencindose la incorporacin de la
mujer al trabajo y contribuyndose al
sostenimiento de las familias necesitadas.
Nuestra economa debe hacer ms
compatible el trabajo con los cuidados
conforme vamos envejeciendo; hay que
ser ms creativos a la hora de estudiar las
frmulas adecuadas para conseguir esa
compatibilidad.

Si bien estamos inmersos en un proceso
de reformulacin del concepto de jubi-
lacin para que sta pase, poco a poco,
de ser una obligacin forzosa a ser una
opcin, hay que reconocer a la vez que
hay muchas personas adultas y adultas
mayores que se ven obligadas a dejar
de ser activas laboralmente. Son nece-
sarios esfuerzos para que estas personas
tengan la posibilidad de seguir creando
riqueza y contribuyendo al desarrollo. No
podemos permitirnos desaprovechar
ninguna aportacin de valor.
Agenda para el envejecimiento pro-
ductivo en Andaluca.
Si consideramos como productivas
no slo las contribuciones que crean
riqueza sino aqullas que intervienen
de modo signifcativo en los princi-
pales problemas de una comunidad,
tenemos a mano la posibilidad de con-
feccionar una a genda de asuntos en
torno a los cuales podramos ser ms
productivos a medida que envejece-
mos. Basta con repasar cules son,
segn los diferentes grupos de edad,
los principales problemas que afectan
personalmente a los ciudadanos de
Andaluca y actuar al respecto. Segn
datos de 2009 los tres primeros de esos
problemas son, por orden decreciente
de importancia, los siguientes: la falta
de empleo, la inseguridad ciudadana y
la suciedad en las calles. Los ms jve-
nes (18-34 aos) sitan el difcil acceso
a la vivienda por delante de la sucie-
dad en las calles (ESECA, 2009: 48).
Si ms personas desean participar y contribuir al
desarrollo de la sociedad, a lo largo de sus vidas,
como va para envejecer mejor, podemos lograr
que aumente el fujo de bienes y servicios, la
oferta y la demanda
352
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
04
Imaginamos la puesta en marcha
de proyectos liderados por personas
mayores con el objetivo de solucionar
algunos de esos problemas?
Se recomienda:
24
.- Organizar y potenciar ban-
cos de tiempo como modelos
innovadores para la promo-
cin del intercambio de capacidades y
conocimientos a lo largo de la vida.
25
.- Animar y apoyar a todos
los agentes econmicos para
que introduzcan el envejeci-
miento activo y productivo en sus estra-
tegias de investigacin, de desarrollo y
de innovacin.
3.4. - NUEVAS DEMANDAS Y
PRODUCTOS EN TORNO A Y POR
LAS PERSONAS MAYORES
Las sociedades cuya poblacin tiene
una vida ms larga ofrecen oportuni-
dades de desarrollo de nuevos pro-
ductos y servicios. Las posibilidades
de expansin de estos futuros merca-
dos son amplias (Comisin de las Co-
munidades Europeas, 2009: 10).
El envejecimiento demogrfco de la
poblacin est produciendo un aumento
en el nmero de personas de ms edad.
Pero el cambio no slo es cuantitativo
sino cualitativo: cada vez hay ms
personas mayores dispuestas a salirse
de cualquier estereotipo que trate de
decirles lo que tienen que hacer o que
les discrimine por tener la edad que
tienen. Esto est trayendo consigo una
diversifcacin de las demandas que
estas personas realizan no slo como
consumidores sino como ciudadanos.
Los mercados, los sistemas polticos, los
servicios sociales y las propias entidades
de personas mayores tienen que saber
responder a esas demandas, de las que
podemos citar los siguientes ejemplos:
actividades asociativas, programas de
ocio y tiempo libre, productos fnancieros
y de consumo, tecnologa (ordenadores,
telfonos mviles, consolas de juego, etc.),
juegos e instrumentos para desarrollar
las capacidades fsicas (visin, audicin,
fuerza, elasticidad, etc.) y cognitivas.
En el conjunto de Espaa, el gasto de
las personas mayores en consumo
de ocio asciende a 8.812 millones de
euros, lo que representaba el 0,9% del
PIB de 2006. El 81,6% de gasto de las
personas mayores en consumo de ocio
corresponde a los hombres y el 18,4%
restante a las mujeres (IMSERSO,
2008b: 125-126 y 127).

Todo este tipo de productos y servicios
tiene que dirigirse tanto a la poblacin
mayor que vive en ciudades como, muy
especialmente, a aqulla que vive en los
ncleos de poblacin ms alejados.
353 LBEA
Captulo
04
Actividades de ocio y tiempo libre
realizadas por las personas
de ms de 65 aos en Andaluca
Ver televisin 86,54%
Pasear 74,83%
Actividades familiares 65,24%
Reunin con amigos 60,01%
Compras y visitas a centros
comerciales sin objetivo defnido 20,06%
Deporte 19,03%
Otros 17,34%
Turismo 9,49%
Ir al cine 6,00%
Asistencia a teatro 4,23%
Asistencia a exposiciones, galeras 4,22%
Asistencia a museos 2,47%
Asistencia a conciertos 2,46%
Asistencia a eventos deportivos 2,13%
Fuente: ESECA (2009)
Se recomienda:
26
.- Estudiar de forma conti-
nuada el perfl de las deman-
das de productos y servicios
a los que desean acceder las personas a
medida que envejecen.
g Realizar campaas divulgativas sobre
nuevos productos pensados para las per-
sonas mayores de modo que stas los
conozcan.
g Apoyar el desarrollo de investigacio-
nes e industrias productoras de nuevos
instrumentos capaces de desarrollar la
capacidad cognitiva de las personas a
medida que envejecen.
g Disear programas de ocio y tiempo
libre innovadores para todas las personas,
que tengan especialmente en cuenta el
estado fsico de las personas conforme
van envejeciendo.
g Adaptar la oferta de actividades y
de servicios a las nuevas necesidades
sociales, procurando la participacin
conjunta de distintas generaciones y de
ambos gneros (Un ejemplo de lo que
decimos lo constituye el turismo social
intergeneracional y solidario: personas
mayores y jvenes, juntas, viajan para
prestar ayuda a otras personas).
3.5.-NECESIDAD DE MAYOR
ATENCIN A LA RELACIN ENTRE
ENVEJECIMIENTO Y BRECHA
DIGITAL
Si hay un ejemplo indudable de producto
innovador se es el de las denominadas
como Nuevas Tecnologas de la Informa-
cin y la Comunicacin (NTIC). Nuestra
sociedad est vindose profundamente
cambiada por la creciente capacidad de
producir, almacenar y transportar infor-
macin en formato digital. No ser capaces
de incorporarse a esta revolucin digital
es una nueva forma de analfabetismo.
De ah lo urgente de asegurar las condi-
ciones necesarias para que todas las per-
sonas, a medida que envejecen, puedan
tener acceso a esas tecnologas. En este
caso, las personas que, por su edad, no
estn ms familiarizadas con este tipo
de productos, tienen un riesgo mayor
354
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
04
de ser vctimas de una brecha digital
que puede llevarlas a una situacin de
vulnerabilidad y hasta de exclusin.
Hoy por hoy, las personas de ms edad
son las que menos uso hacen de las NTIC:
(Equipo Portal Mayores, 2009: 44).
Al hablar de estas nuevas tecnologas
en el medio rural se sigue viendo que
muchas personas mayores an tienen
miedo a enfrentarse a ellas. Cuando se
vence ese miedo, todo se vuelve mucho
ms fcil y contamos con ms personas
dispuestas a participar e implicarse en
la formacin de otros. La mayora de las
personas mayores demandan ponerse al
da en el dominio de la informtica y de
Internet.

Necesitamos hacer campaas, sobre
todo en el medio rural, para mostrar qu
ventajas tiene el acceso a Internet: con-
tactar con amigos y familiares, conocer
ms el mundo, enriquecerse cultural-
mente y disfrutar, al tiempo que puede
ser un paliativo de la soledad y el aisla-
miento.

Poco a poco muchas de las gestiones que
hoy se pueden hacer por el tradicional
mtodo de la ventanilla pasarn a tener
que realizarse online. Cambios como
ste deben llevarnos a reciclarnos y a
pensar en positivo. Si, a medida que
envejecemos, vamos utilizando las
tecnologas, stas no nos darn miedo
alguno.
El cambio de la estructura demogr-
fca europea tambin puede ofrecer
una oportunidad para el desarrollo de
productos y servicios destinados a sa-
tisfacer las necesidades de las perso-
nas de ms edad. Pueden desarrollar-
se nuevas tecnologas para permitir a
stas mantener su autonoma y vivir
ms tiempo en su propio hogar, y para
transformar la prestacin de asisten-
cia, en particular personalizando los
servicios como respuesta a las necesi-
dades y preferencias especfcas de los
pacientes. La inversin en educacin,
investigacin y desarrollo podrn
proporcionar amplios benefcios en el
futuro, por lo que no debern reducir-
se durante la crisis. La inversin en la
modernizacin de la infraestructura
de transportes, que puede contribuir
a mantener la demanda durante el
periodo de crisis, tambin ser nece-
saria para facilitar el acceso a todos
los ciudadanos, al mismo tiempo que
respalda los derechos de los viajeros
de movilidad reducida (Comisin de
las Comunidades Europeas, 2009: 10).

Sin embargo, la cuestin de la partici-
pacin y la sociabilidad con las NTIC
no est exenta de controversia. Algu-
nas perspectivas plantean que las NTIC
contribuyen al vaciamiento de lo pbli-
co (Virilio, 1997), que son un factor de
aculturacin, socavan el capital social y
limitan la participacin ciudadana pues
el tiempo dedicado a la interaccin me-
diada tecnolgicamente empobrece las
355 LBEA
Captulo
04
Total
personas
Personas que
han utilizado
el ordenador
en los ltimos
3 meses
Personas que
han utilizado
internet en
los ltimos 3
meses
Personas que
han utilizado
internet al
menos una vez
por semana en
los 3 ltimos
meses
Personas que
han comprado
a traves de
internet en
los ltimos 3
meses
Personas
que usan
telfono
mvil
AMBOS SEXOS
Edad: de 16 a 24 aos 4.600.582 92,8% 90,3% 81,8% 17,6% 98,1%
Edad: de 25 a 34 aos 7.658.076 82% 78,3% 67,6% 22,2% 97,3%
Edad: de 35 a 44 aos 7.481.103 70,3% 63,7% 54% 14,4% 94,9%
Edad: de 45 a 54 aos 6.064.279 56% 50,8% 43,1% 11,7% 90,4%
Edad: de 55 a 64 aos 4.856.360 28,6% 24,6% 21,5% 4,6% 78,7%
Edad: de 65 a 74 aos 3.737.546 10,3% 8,9% 7,4% 1% 57,9%
Total Personas 34.497.946 61% 56,7% 49,2% 13,3% 88,8%
HOMBRES
Edad: de 16 a 24 aos 2.356.002 91,8% 89,3% 81% 19,1% 97,1%
Edad: de 25 a 34 aos 3.958.130 80,8% 78,1% 69,1% 24,9% 96,7%
Edad: de 35 a 44 aos 3.824.952 73,3%61,6% 67,6% 58,3% 17,3% 95,1%
Edad: de 45 a 54 aos 3.068.096 61,6% 56,9% 50,2% 13,4% 92%
Edad: de 55 a 64 aos 2.358.313 35,6% 31,2% 27,9% 6,5% 79,4%
Edad: de 65 a 74 aos 1.728.927 15,3% 13,6% 11,8% 1,7% 61%
Total Personas 17.294.420 64,5% 60,7% 53,6% 15,5% 89,6%
MUJERES
Edad: de 16 a 24 aos 2.244.580 93,9% 91,4% 82,7% 16% 99,1%
Edad: de 25 a 34 aos 3.699.946 83,4% 78,5% 66,1% 19,3% 98%
Edad: de 35 a 44 aos 3.656.151 67,2% 59,6% 49,5% 11,5% 94,6%
Edad: de 45 a 54 aos 3.096.183 50,4% 44,9% 36% 10,1% 88,8%
Edad: de 55 a 64 aos 2.498.047 22,1% 18,3% 15,4% 2,9% 78%
Edad: de 65 a 74 aos 2.008.619 5,9% 4,9% 3,6% 0,5% 55,2%
Total Personas 17.203.526 57,4% 52,8% 44,7% 11% 87,9%
Fuente: INE. INEBASE: Encuesta sobre Equipamiento y Uso de Tecnologas de la Informacin y Comunicacin en los hogares 2008.
USO DE LAS TECNOLOGA DE INFORMACIN Y COMUNICACIN POR SEXO Y
GRUPOS DE EDAD (16 A 74 AOS) 2008
356
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
04
relaciones sociales y la cohesin colec-
tiva. De hecho, en el entorno rural -que
aqu nos interesa mucho por la impor-
tante presencia de personas mayores-,
donde las relaciones se encuentran ms
condicionadas por factores territoriales
que en el mbito urbano, se viene cons-
tatando una mayor vulnerabilidad frente
al impacto de las NTIC, que tienen una
capacidad de intromisin ms acentua-
da que otras tecnologas para quebrar
identidades asentadas en el arraigo a lo
territorial.

Otros planteamientos subrayan, por con-
tra, la relevancia y potencial de la NTIC
para el empoderamiento local. Remarcan
que las NTIC pueden ser catalizadoras
de nuevas formas de cooperacin y ac-
cin social, activando y transformando
signifcativamente el capital social, en lo
que Van Bavel, Punie, Burgelman, Tuomi
y Clements (2004) denominan, capital
social interconectado, por la capacidad
que tienen de movilizar recursos mate-
riales, informacin y conocimiento.
En este sentido, Andaluca no se quie-
re quedar atrs en el tren de las nuevas
tecnologas, y tomando conciencia de la
importancia que stas suponen para que
todas las personas puedan participar y
contribuir en la sociedad se estn ponien-
do en marcha iniciativas para eliminar la
brecha digital entre la ciudadana, en ge-
neral, y entre colectivos tecnolgicamen-
te ms vulnerables, como pueden ser
las personas mayores, en particular. Un
ejemplo de lo que decimos es la Orden
por la que se establecen las Bases Regu-
ladoras para la concesin de incentivos
destinados a la adquisicin de dispositi-
vos y servicios TIC entre los colectivos de
personas con una discapacidad superior
al 33% y personas mayores de 80 aos
(Junta de Andaluca, 2010: 39).
En esta misma lnea, el programa Anda-
luca Compromiso Digital, promovido por
la Consejera de Innovacin, Ciencia y
Empresa de la Junta de Andaluca, busca
ofrecer oportunidades para mejorar la
calidad de vida de los andaluces, a travs
del uso de las nuevas tecnologas. Este
programa se encuentra consolidado, y,
tan slo en la provincia de Sevilla, cuenta
ya con con 147 voluntarios y 1.415 usua-
rios registrados, y ha realizado ms de
4.600 acompaamientos digitales. La de-
legacin provincial de Innovacin, Cien-
cia y Empresa ha valorado especialmen-
te el compromiso de los voluntarios de
este programa que, de manera altruista,
ayudan a otras personas, en su mayora
de la tercera edad, a acceder a las nuevas
tecnologas, simplemente ensendoles
cmo se utiliza un ordenador o un correo
electrnico (Cibersur, 2009). Andaluca,
compromiso digital, que tiene una fuerte
componente intergeneracional, est per-
mitiendo, adems, acercar la sociedad de
la informacin a poblaciones alejadas de
la capital al tiempo que contribuye a re-
ducir la brecha digital.
357 LBEA
Captulo
04
Se recomienda:
27
.- Facilitar un acceso de todas
las personas, pero en especial
en el medio rural, a las Nuevas
Tecnologas de la Informacin y la Comu-
nicacin (NTIC) a medida que envejece-
mos, aprovechando de forma coordinada
el uso de todos los recursos disponibles.
g Mejorar, sobre todo en el medio rural, la
dotacin de locales para instalar equipos
informticos utilizables por los vecinos.
g Impartir cara a cara, y a veces de forma
virtual, formacin continua para aprender
el uso del ordenador y de Internet.
g Facilitar que las asociaciones de perso-
nas mayores cuenten con equipos infor-
mticos.
g Potenciar el acercamiento intergenera-
cional entre personas jvenes y mayores
a travs de cursos de tecnologa digital
que les permitan aprender a comunicar-
se y a trabajar juntos.
g Aumentar la inversin en proyectos
de investigacin, desarrollo e innovacin
cuyo objetivo sea la mejora de las NTIC
para su uso por todas las personas a
medida que envejecen.
g Ofertar servicios de telefona, Internet
y formacin a distancia con unas tarifas
apropiadas para que el acceso se garantice
por igual a todas las personas mayores.
3.6.- INNOVAR EL
ENVEJECIMIENTO PERO CON LAS
PERSONAS MAYORES
Es evidente que hay una clara distor-
sin entre lo que constantemente se
pregona, con gran despliegue propa-
gandstico y lo que los hechos se en-
cargan de demostrar cotidianamente.
Alusiones por doquier a la participa-
cin de las personas mayores, pero sin
la posibilidad de que stas lleguen a in-
tervenir directamente en sus asuntos.
Las decisiones se adoptan por terceras
personas, que en ocasiones ni siquie-
ra se aproximan generacionalmente
a los mayores y difcilmente pueden
trasladar los deseos y las inquietudes
de stos. Es conveniente apostar por
una sociedad para todas las edades,
porque quin puede asegurar que se
adoptan las mejores decisiones en fa-
vor de las personas de edad? No ser
ms aconsejable que sean ellas mis-
mas las que decidan lo que conviene a
sus propios intereses? (Consejo Esta-
tal de Personas Mayores, 2009: 4).
Entre otras razones, la participacin y la
contribucin en el envejecimiento activo
sern innovadoras si no son discrimina-
torias y se plantean de abajo arriba, es
decir, desde las personas mayores y no
de modo paternalista participar por-
que alguien lo autoriza-, dirigista par-
ticipar porque alguien as lo ordena-, o
como concesin a las personas mayores
participar por participar- sino como su
358
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
04
derecho -participar para conseguir un
fn establecido por las propias personas
mayores-. El envejecimiento activo ter-
mina con la poltica para las personas
mayores -y, a menudo, incluso por
encima de ellas- y potencia la poltica
desde y con las personas mayores.

Tanto la necesidad de participacin en la
vida comunitaria como la necesidad de
realizacin personal pueden considerarse
incluidas en el derecho a la autonoma
personal. Este derecho, recogido en la
normativa vigente, no est an totalmente
garantizado en cuanto a la disponibilidad
de oportunidades para su ejercicio. Y
esto nos obliga a facilitar las condiciones
adecuadas para que las personas mayores
tengan la autoconfanza, la capacidad y
la autoridad sufcientes para sentir que
realmente pueden participar y contribuir
all donde se toman las decisiones
sobre los derechos y deberes que les
conciernen. Al mismo tiempo, hablar
del derecho a participar y contribuir
obliga a referirse tambin al captulo
de los deberes: tenemos que plantear
cules son los deberes asociados al
envejecimiento activo de modo que,
a ese derecho vaya unido el deber
de aprovechar las oportunidades de
ejercerlo y el compromiso de buscar
con ello el mayor bien comn posible.

Este protagonismo de las personas ma-
yores no debera ir en la lnea de pro-
fundizar la separacin de esas personas
con respecto al resto de la ciudadana
-con ofertas del tipo polticas slo para
mayores, programas slo para mayores,
ocio slo para mayores, teatro slo para
mayores, etc.-. Podramos decir que los
asuntos que conciernen a las personas
mayores y que estn relacionados con
su envejecer nos conciernen a todos; y
viceversa. Algunas personas mayores
puede que se hayan jubilado del tra-
bajo, pero ninguna se ha jubilado de la
vida ni de su derecho a participar y a
contribuir en democracia.
Se recomienda:
28
.- Pasar de una participacin
informativa o consultiva a otra
continuada, de autogestin
Algunas personas mayores puede que se
hayan jubilado del trabajo, pero ninguna se ha
jubilado de la vida ni de su derecho a participar
y a contribuir en democracia
359 LBEA
Captulo
04
y cogestin ciudadana, en la que las
personas mayores tengan voz y voto en
las decisiones que afecten a cualquier
asunto de su comunidad.
g Poner en marcha medidas que saquen
a la luz la diversidad, los conocimientos,
saberes y habilidades de las personas
mayores y sus posibilidades para la inno-
vacin social.
g Prestar atencin prioritaria a las inno-
vaciones que faciliten la participacin
de personas mayores discriminadas por
motivos tnicos, sexuales, econmicos,
polticos o cualesquiera otros.
g Promover y asegurar la implicacin
de las personas mayores en la vida y
en la estructura poltica, y facilitar su
participacin plena en todos los espacios
polticos donde se toman las decisiones.
El Parlamento andaluz cuenta con un
porcentaje de personas mayores de 55
aos del 19,3%. Por tramos de edad, un
17,4% tiene entre 55 y 64 aos y slo un
1,8% entre 65 y 74 aos. Las mujeres
representan el 38,5% en el Parlamento
andaluz, pero su representacin se
reduce bruscamente en los tramos de
mayor edad. As, la representacin
femenina entre las personas de ms
de 55 aos alcanza el 9,5% (IMSERSO,
2008a: 51).
g Plantear y concretar cules son los
deberes asociados al envejecimiento
activo como proceso en el que personas
y sociedad son corresponsables.
g Revisar el Decreto 217/2003, de 22 de
julio, por el que se regulan determinados
aspectos del grupo de Consejeros Ge-
nerales representantes de otras organi-
zaciones en la Asamblea General de las
Cajas de Ahorros, previsto en el artculo
63 bis de la Ley 15/1999, de 16 de diciem-
bre, de Cajas de Ahorros de Andaluca, de
modo que las asociaciones de mayores,
as como sus confederaciones y federa-
ciones, integrantes del Consejo Andaluz
de Mayores, puedan tener mayor presen-
cia en la Asamblea General de las Cajas
de Ahorros.
3.7.- NECESITAMOS NUEVAS
POLTICAS, MEJOR ADAPTADAS
A UNOS CONTEXTOS Y A UNA
CIUDADANA QUE ENVEJECEN
Todos los grupos de edad hacen con-
tribuciones igualmente importantes
a la sociedad y a sus comunidades y
familias. Las personas mayores pue-
den poner a disposicin de otros su
conocimiento y experiencia. Pueden
servir como guardianas de la memoria
colectiva de la sociedad. Para asegurar
que puedan permanecer activas e in-
dependientes tanto como sea posible
son necesarias polticas que apoyen
su integracin social y econmica en
todas las esferas de la sociedad. Para
lograr este complejo objetivo se nece-
sita un enfoque holstico en virtud del
360
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
04
cual el envejecimiento sea integrado
en todas las reas polticas.
La incorporacin del envejecimiento
en las principales polticas es la estra-
tegia, el proceso y el esfuerzo multidi-
mensional de integrar las cuestiones
del envejecimiento en todas las reas
polticas a todos los niveles. El objetivo
ltimo es conseguir un desarrollo de la
sociedad ms equitativo, capaz de be-
nefciar a todos los grupos sociales. Si
este proceso tiene xito, todos los in-
teresados de relieve son incluidos en
el proceso de toma de decisiones para
asegurar que las necesidades de todos
los grupos de edad son satisfechas en
todas las reas polticas. La incorpora-
cin del envejecimiento en las princi-
pales polticas puede considerarse una
herramienta importante para lograr
una sociedad para todas las edades
(UNECE, 2009b: 2).

En general, es necesario impulsar el
desarrollo de polticas de envejeci-
miento sostenibles, que se adapten a
las necesidades y circunstancias con-
textuales de las personas a las que se
dirigen, favoreciendo la equidad de
toda la ciudadana en el acceso a ser-
vicios, minimizando y corrigiendo las
posibles discriminaciones, y aumen-
tando la efciencia de la inversin en
recursos sociales.
Por ejemplo, las polticas urbansticas tie-
nen que concentrarse en introducir los
cambios necesarios para conseguir que
nuestras ciudades y pueblos sean vivide-
ros para poblaciones que envejecen. Las
polticas de inmigracin tienen un doble
reto en relacin con el envejecimiento
activo. Por un lado, fomentar unas bue-
nas relaciones entre las personas ma-
yores y sus cuidadores/as inmigrantes,
como forma de avanzar hacia una so-
ciedad ms cohesionada intercultural e
intergeneracionalmente. Por otro lado,
no pueden dejar de prestar atencin al
envejecimiento de la poblacin inmi-
grante, que aporta diversidad y riqueza
a nuestras sociedades. En cuanto a las
polticas laborales, por poner otro ejem-
plo, sera importante crear nuevas formas
de trabajo, ms fexibles, que permitan
combinar mejor la vida laboral y la par-
ticipacin en los asuntos comunitarios;
trabajar o participar tiene que dejar de
ser una disyuntiva: al igual que se en-
vejece trabajando, deberamos poder
envejecer participando y contribuyen-
do. Otro ejemplo: las polticas deportivas
deberan tener ms en cuenta la partici-
pacin de las personas mayores tanto a
la hora de organizar los espacios para la
prctica del deporte como las distintas
competiciones y modalidades.
Las expectativas de las personas de
edad y las necesidades econmicas de
la sociedad exigen que las personas de
edad puedan participar en la vida eco-
nmica, poltica, social y cultural de
sus sociedades. Las personas de edad
deben tener la oportunidad de traba-
361 LBEA
Captulo
04
jar hasta que quieran y sean capaces
de hacerlo, en el desempeo de traba-
jos satisfactorios y productivos, y de
seguir teniendo acceso a la educacin
y a los programas de capacitacin. La
habilitacin de las personas de edad y
la promocin de su plena participacin
son elementos imprescindibles para
un envejecimiento activo. Es necesario
ofrecer sistemas adecuados y sosteni-
bles de apoyo social a las personas de
edad (Naciones Unidas, 2002: 3).

La atencin a la participacin debe di-
versifcarse: adems de participar en el
mbito familiar y en el de la sociedad
ms amplia, existen mltiples niveles in-
termedios, ms cercanos al concepto de
comunidad, que habra que explorar e
impulsar. Los ya citados bancos de tiem-
po son un ejemplo de lo que decimos; se
trata de alternativas intergeneracionales
de cercana que potencian el manteni-
miento de un rol social activo, orientado
hacia el desarrollo y la participacin co-
munitaria y hacia formas de ocio activo.

Se estima imprescindible la partici-
pacin coordinada de todas las reas
institucionales (Salud, Empleo, Cultu-
ra, Medio Ambiente, Innovacin, et-
ctera) en programas y recursos que
de manera transversal puedan ser uti-
lizados y contribuyan de modo ms
efectivo a implantar el envejecimiento
activo. Slo con un esfuerzo intenciona-
do de este tipo podremos aspirar a la in-
dispensable sostenibilidad a largo plazo
de las polticas de envejecimiento activo
y a la renovacin de la cultura y de los
modelos de hacer poltica implcitos en
el Libro Blanco del Envejecimiento Activo
en Andaluca.
La incorporacin del envejecimien-
to en las principales polticas ayuda a
asegurar la mejor integracin de las
necesidades de todos los grupos de
edad en el proceso de construccin de
las polticas. Puede permitir a las per-
sonas mayores contribuir a la sociedad,
comunidades y familias tanto como lo
hacen otros grupos de edad. En ltima
instancia esa incorporacin debera
ayudar a armonizar las economas y las
sociedades con el cambio demogrfco
(UNECE, 2009b: 1).
Se recomienda:
29
.- Conectar de modo transver-
sal los esfuerzos y los recursos
al servicio de las diferentes
polticas y rganos de las Administracio-
nes Pblicas encaminados a dar una res-
puesta prioritaria a los retos que plantea
el envejecimiento activo en Andaluca.
g Realizar investigaciones peridicas
sobre las prcticas de envejecimiento
activo en Andaluca y la efcacia de las
polticas e intervenciones de promocin
del envejecimiento activo. Sin datos
precisos, fables y especfcos sobre
Andaluca no ser posible ni saber cules
son las actuaciones ms adecuadas ni
evaluar su impacto.
362
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
04
g Asegurar la sostenibilidad y actualiza-
cin de las polticas de envejecimiento
activo, renovndolas para lograr el im-
pacto a largo plazo pretendido por el Li-
bro Blanco del Envejecimiento Activo en
Andaluca.
Cuatro instrumentos polticos para el
envejecimiento activo.
En 2009 Naciones Unidas aprob un
marco estratgico de aplicacin del
Plan de Accin Internacional de Ma-
drid sobre el Envejecimiento hasta
el ao 2012 (Naciones Unidas, 2009).
Este marco propone 4 instrumentos
esenciales que bien pueden servir para
orientar las decisiones que Andaluca
tome en el futuro de cara a mejorar sus
polticas de envejecimiento activo:
1) Disear polticas de envejecimiento
activo de base emprica, es decir, que
estn basadas en hechos objetivos
rigurosamente comprobados.
2) Integrar la cuestin del envejeci-
miento activo y las preocupaciones de
las personas mayores en todas las po-
lticas autonmicas.
3) Utilizar un enfoque participativo en
la planifcacin, el diseo, la aplicacin
y supervisin de las polticas de enve-
jecimiento activo, de modo que las po-
lticas y programas refejen los intere-
ses reales de las personas que residen
en Andaluca.
4) Utilizar indicadores para medir los
progresos logrados con la aplicacin
de polticas y programas de envejeci-
miento activo.
363 LBEA
Captulo
04
GLOSARIO
g Apoyo social
Intercambio de recursos, bienes o
servicios entre los miembros de una red
social.
g Asociacionismo
En el contexto de la educacin social, el
asociacionismo es un postulado que re-
conoce que mediante la creacin de aso-
ciaciones que favorezcan la participacin
social, se puede lograr una transforma-
cin de la realidad y del espacio pblico,
superando la individualidad al compartir,
afrontar y resolver los problemas median-
te el apoyo mutuo.
g Banco de Tiempo
Los bancos de tiempo, en pocas palabras,
son redes de personas que se organizan
para intercambiar servicios que se
valoran siempre en funcin del tiempo
que requieren para ser realizados. Las
personas socias de estos bancos ponen
a disposicin de las dems su tiempo
para determinados servicios pero no a
cambio de dinero sino a cambio de otros
servicios. Un banco de tiempo es una
forma de ayuda mutua, que se basa en
el principio de dar y recibir para volver a
dar pero no necesariamente a la persona
de la que recibimos; por eso se dice que
se basa en la reciprocidad indirecta. Si
Margarita ayuda con los ejercicios de
matemticas al hijo de Susana durante
dos horas una tarde, Susana no tiene por
qu devolver el servicio directamente a
Margarita sino que puede ir a regar las
plantas de Cristina dos das mientras
ella est de vacaciones y Cristina por su
parte ayudar a Margarita a colgar unas
estanteras en su saln.
g Cambio social
Alteracin apreciable y a cualquier escala
de las estructuras sociales, las consecuen-
cias y manifestaciones de esas estructu-
ras ligadas a las normas, a los valores, a
los procesos y a los productos de las mis-
mas. Este cambio puede ser progresivo
o regresivo, permanente, tico o moral,
planeado o sin planear.
g Centros de Da
Centros de promocin del bienestar de
las personas mayores tendentes al fo-
mento de la convivencia, la integracin, la
participacin, la solidaridad y la relacin
de dichas personas con el medio social, y
que pueden servir, sin detrimento de su
fnalidad esencial, de apoyo para la pres-
tacin de Servicios Sociales y Asistencia-
les a otros sectores de la poblacin.
364
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
04
g Cohesin social
Se refere a la situacin en la que una so-
ciedad ha alcanzado un nivel ptimo de
disminucin de las disparidades de bien-
estar entre sus miembros y ha reducido
las desigualdades gracias al desarrollo de
la justicia social, la primaca del estado de
derecho y la solidaridad. Las polticas p-
blicas a favor de la cohesin social seran
aquellas que: a) desarrollen identidad
comn, b) construyan solidaridad, c) esta-
blezcan horizontes de confanza, d) esta-
blezcan situaciones de igualdad de opor-
tunidades y e) generen en la comunidad
relaciones basadas en la reciprocidad.
g Comportamiento prosocial o al-
truista
Todos aquellos actos encaminados a be-
nefciar a otros individuos, sin considerar
los motivos ulteriores al benefactor.
g Contribucin
Aportacin voluntaria de ayuda indivi-
dual o con otras personas y cosas, para
un determinado fn. Por lo general, cuan-
do se habla de contribucin, en contra-
posicin a participacin, se resalta el sen-
tido colectivista del trmino, es decir, que
el valor de la contribucin se explica ms
bien por los intereses de la comunidad
de la que forma parte quien contribuye y
no por los propios intereses individuales
de ese contribuyente.
g Desarraigo
Falta de inters o lazos afectivos con el
entorno en que se vive.
g Empoderamiento
Capacitar y dar poder. Parte de la concep-
cin de que las circunstancias externas
son modifcables si se modifca primero
la posicin de las personas (comenzando
por su propio auto-concepto), as como la
del grupo de pertenencia. Para ello, en la
intervencin hay que centrarse en la con-
sideracin de las capacidades en lugar
de poner el foco en las limitaciones que
presentan las personas mayores y habili-
tar en destrezas, estrategias y habilidades
que exploren posibilidades y oportunida-
des capaces de mejorar la autoestima in-
dividual y despus la propia posicin del
grupo. El desarrollo del empoderamiento
tiene un carcter procesual, pues slo se
aprende a medida que se practica.
g Envejecimiento activo
Producto del proceso de adaptacin con-
tinua que ocurre a lo largo de la vida a
travs del cual se logra un ptimo desa-
rrollo fsico (incluyendo la salud), psicol-
gico (ptimo funcionamiento cognitivo y
autorregulacin emocional) y social de la
persona a medida que envejece. La pro-
mocin del envejecimiento activo impli-
ca la provisin de los medios necesarios
para que las personas y las comunidades
tomen las decisiones que consideren
oportunas con el fn de lograr la optimiza-
cin subjetiva de todas esas condiciones
a travs de intervenciones biomdicas,
fsicas, psicolgicas y socioambientales.
La promocin del envejecimiento activo
supone prevenir la enfermedad y la dis-
capacidad y mejorar el bienestar y la cali-
dad de vida conforme se envejece.
365 LBEA
Captulo
04
g Exclusin social
Es el proceso acumulativo sobre una per-
sona de factores negativos, con barreras
y lmites que le dejan fuera de la partici-
pacin en la vida social mayoritariamen-
te aceptada. Estos lmites y barreras son
de origen muy diverso y van ms all de
la carencia de ingresos.
g Implicacin social
Compromiso individual o colectivo den-
tro de una red social para contribuir a la
misma.
g Innovacin
Innovacin es la aplicacin de nuevas
ideas, conceptos, productos, servicios y
prcticas, con la intencin de ser tiles
para la mejora de una situacin genrica
de partida, sea con fnes productivos u
otros cualesquiera. Innovar obliga a crear
algo que no exista hasta el momento;
de ah que la innovacin vaya unida al
desarrollo del pensamiento creativo. La
innovacin exige la conciencia y el equili-
brio para transportar las ideas, del campo
imaginario o fcticio, al campo de las rea-
lizaciones e implementaciones.
g Interculturalidad
El concepto de interculturalidad nos re-
mite a la idea de diversidad cultural, al
reconocimiento de que vivimos en so-
ciedades cada vez ms complejas don-
de es necesario posibilitar el encuentro
entre culturas. Ahora bien, el discurso de
la interculturalidad no puede construir-
se desconectado del contexto social e
ideolgico de la propia diversidad cultu-
ral, desligndolo del anlisis de cmo se
producen las relaciones entre distintos
grupos sociales y culturales u ocultando
las estructuras polticas y econmicas
que las condicionan. La interculturalidad
requiere anlisis rigurosos que favorez-
can la compresin de los confictos que
necesariamente surgen en este contex-
to (riesgo de asimilacin, de prdida de
identidad cultural, de marginacin social,
etctera) y que aporten elementos para
defnir polticas crticas capaces de en-
frentar lo que constituyen los autnticos
obstculos en este camino: la injusticia
y la desigualdad. [Observatorio Temti-
co, Bantaba, Instituto de Estudios sobre
Desarrollo y Cooperacin Internacional,
Universidad del Pas Vasco. Consultado
el 27 de octubre de 2009, en http://www.
bantaba.ehu.es/obs/ocont/obsinter].
g Integracin social
El grado en que un individuo est inserto
en un grupo, organizacin o comunidad,
en la que se dan las condiciones para un
equitativo ejercicio de derechos y res-
ponsabilidades asociadas a dicha inser-
cin. Puede entenderse tambin como
un concepto aglutinante, resultado de
las redes sociales y del apoyo social.
g Memoria colectiva
Conjunto de representaciones y juicios
interpretativos del pasado que estn
compartidos en un momento dado por
la mayora de individuos que constituyen
un grupo social o una sociedad.
366
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
04
g Participacin social
Proceso a travs del cual las personas
toman parte activa y decisiva en la toma
de decisiones y actividades que tienen
que ver con la mejora de sus condiciones
sociales de vida y con la reduccin o
prevencin de determinados riesgos.
La participacin social es la base sobre
la cual se fortalecen los niveles de
empoderamiento de las organizaciones
sociales e individuos y se fomenta el
desarrollo del capital social. Supone el
compromiso en actividades sociales.
g Participacin activa
Participacin que supone la toma de una
iniciativa de quien la emprende y el deseo
de conducir su accin de cara al logro
de los resultados que el participante
persigue. El carcter activo le viene dado,
sobre todo, por su autonoma a la hora de
tomar parte en aquello de que se trate.
g Persona Mayor
De forma genrica, se dice de la persona
que est ms envejecida que otra con la
que se trata de comparar. Como catego-
ra demogrfca se suele referir a las per-
sonas que tiene 65 o ms aos, si bien
este umbral es arbitrario. Por ejemplo,
para Naciones Unidas que se refere a
las personas mayores como personas de
edad- el umbral a partir del cual conside-
rar a una persona mayor son los 60 aos.
Esto ha conducido al equvoco de reducir
las cuestiones de envejecimiento casi de
modo exclusivo a las relativas a las perso-
nas mayores.
g Poltica social
El conjunto de directrices, orientaciones,
criterios y lineamientos conducentes a la
preservacin y elevacin del bienestar
social, procurando que lo benefcios del
desarrollo alcancen a todas las capas
de la sociedad con la mayor equidad y
justicia posibles.
g PYMAs (de mayores)
Pequeas Y Medianas Asociaciones (de
mayores). Por similitud con el concepto
de PYME, el de PYMA se refere a las
entidades asociativas que son de menor
tamao y que no agrupan a diversas
asociaciones. Merece la pena utilizar
este concepto cuando se da, como es
el caso en Andaluca, un extendido
minifundismo del sector asociativo de las
personas mayores.
g Red/es social/es
Sistemas organizados para el contacto y
el intercambio y distribucin de recursos
entre los miembros que las integran. Entre
los recursos ms tpicos que circulan por
una red estn el apoyo y el capital en sus
diversas formas.
g Relaciones intergeneracionales
Interacciones entre los individuos de
generaciones diferentes. Por lo general se
suele utilizar para referirse a las relaciones
de infuencia, intercambio y aprendizaje
recproco entre generaciones distintas.
g Relaciones sociales
Concepto ms general y aglutinante para
referirse a todos los tipos de interacciones
y transacciones interpersonales.
367 LBEA
Captulo
04
g Sociedad para todas las edades
En primer lugar, una sociedad para todas
las edades es una sociedad que no crea
barreras simblicas o fsicas entre nios,
adultos y personas mayores, sino que fa-
cilita el contacto y la comunicacin entre
ellos. En tal sentido, edad quiere decir
grupo de edad. En segundo lugar, una
sociedad para todas las edades es una
sociedad que facilita y mantiene las con-
versaciones y el aprendizaje mutuo entre
individuos con diferentes referencias en
el tiempo histrico. En este caso, edad
signifca generacin histrica. En tercer
lugar, una sociedad para todas las edades
es una sociedad que tiene en cuenta con-
tinuidad y vinculacin a travs de toda la
vida. Ahora edad se refere a fases de la
vida, nombradas y defnidas por una cul-
tura y una estructura social determinada.
Evidentemente, los primeros dos signif-
cados estn estrechamente relacionados
con el tercero. La experiencia personal
del viaje por la vida est profundamente
confgurada por los contextos sociales en
los que se integra.
g Viviendas compartidas
Utilizamos este trmino en un doble sen-
tido. Por un lado, aludimos a soluciones
de vivienda consistentes en que varias
personas deciden aportar recursos para
acondicionar un lugar en el que residir
compartiendo ciertos servicios y apos-
tando por una mayor convivencia en
comn y apoyo mutuo. Por otro lado,
son viviendas compartidas aqullas en
las que la persona propietaria accede a
alojar a otra/s persona/s con el fn ltimo
de establecer un cierto intercambio de
servicios un ejemplo muy comn en Es-
paa lo constituyen las personas mayo-
res que viven solas y que admiten a un/a
estudiante universitario/a del que recibir
acompaamiento y al que ayudar a solu-
cionar su problema de vivienda de modo
ms econmico.
g Viviendas tuteladas
Son viviendas tuteladas aquellas destina-
das a personas mayores que posean un
grado sufciente de autonoma personal
y se confguran como pequeas unida-
des de alojamiento y convivencia ubica-
das en edifcios o zonas de viviendas nor-
malizadas, sometidas al cumplimiento de
los requisitos establecidos en la normati-
va sobre centros de servicios sociales, y
supervisados por una entidad de servi-
cios sociales, tanto de carcter pblico
como privado.
g Voluntariado - (Mejor Uso) - Accin
Voluntaria organizada
La Ley de Voluntariado de Andaluca de-
fne el concepto de Accin Voluntaria Or-
ganizada cuando se cumplen las siguien-
tes condiciones:
- Que sean actividades de inters gene-
ral.
- Que se realice libremente y de forma
responsable y gratuita.
- Que se desarrolle en el marco de pro-
gramas concretos realizados a travs de
entidades sin nimo de lucro.
368
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
04
REFERENCIAS
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05
Captulo
VIVIR EN CONTINUA FORMACIN
EDUCACIN PARA TODA LA VIDA

375 LBEA
Captulo
05
1. - INTRODUCCIN
De una manera amplia se entiende por
formacin permanente la capacidad de
aprendizaje que tienen las personas de
todas las edades del ciclo vital y conse-
cuentemente la aplicacin de programas
educativas a lo largo de toda la vida.
Desde esta perspectiva el Consejo Euro-
peo (Lisboa, marzo de 2000), estableci
la necesidad de la educacin a lo largo de
toda la vida, como un derecho y una de
las claves del siglo XXI, siendo necesario
que las instituciones sociales, polticas,
fnancieras, sanitarias y educativas, aco-
modasen sus objetivos y planteamientos
a la sociedad en la que estn inmersas.
De una manera concreta, el aprendizaje
permanente, ya sea de carcter formal o
no formal, se puede defnir como toda
actividad til, realizada de manera con-
tinua que tiene por objeto mejorar los
conocimientos, las cualifcaciones y las
capacidades. Se entiende por aprendiza-
jes formales aquellos que conducen a la
obtencin de un ttulo, y por no formales
los que sin conllevar titulacin permiten
adquirir competencias necesarias para el
ejercicio de la ciudadana activa.
Adems, en las conclusiones del citado
Consejo Europeo se hace mencin espe-
cial a la necesidad de establecer estrate-
gias y medidas claras y coherentes, que
fomenten el aprendizaje permanente
para toda la ciudadana. Aprendizaje que
debe garantizar la igualdad de oportu-
nidades, para que las personas puedan
adaptarse a las diferentes transformacio-
nes sociales, econmicas, laborales y cul-
turales y participen de forma activa en el
diseo de un futuro comn.
Lo expuesto anteriormente viene a afr-
mar que, para adaptarnos con xito a
los continuos cambios que se producen
en la sociedad del siglo XXI, las perso-
nas debemos poder adquirir, ampliar o
renovar nuestros conocimientos, actitu-
des y capacidades cada vez en perodos
ms cortos de tiempo. En este proceso
de adaptacin el uso de las tecnologas
de la informacin y de la comunicacin
es imprescindible para evitar la exclusin
social por falta de acceso a recursos y co-
nocimientos esenciales para la vida.
Por tanto se requieren nuevos enfoques,
en los que el aprendizaje a lo largo de la
vida ser una pieza clave, superando la
idea de que la formacin slo puede obte-
376
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
05
nerse en una etapa concreta de la vida, la de
estudiante y en unas edades determinadas,
la niez-juventud y la adultez.
Es ya conocido que, en la actualidad, hay
en el mundo ms personas de edad por
habitante que nunca, y la proporcin si-
gue en aumento. Estas personas de edad
pueden contribuir mucho al desarrollo
de la sociedad. Por lo tanto, es importan-
te que tengan la posibilidad de aprender
en igualdad de condiciones y de mane-
ra apropiada. Por ello sus capacidades y
competencias deben ser reconocidas, va-
loradas y utilizadas.
Debido a los avances mdicos, las
personas mayores, son hoy, no slo un
sector social cada vez ms numeroso,
sino tambin un colectivo en el que
la incapacidad y la dependencia se
ven relegadas a edades cada vez ms
avanzadas. De esta manera, las personas
podemos esperar pasar la ltima etapa
de la vida fuera de las obligaciones del
trabajo remunerado con los benefcios
que el tiempo libre conlleva, y con todas
las condiciones para poder implicarnos
en actividades y disfrutar de nuevos retos.
Por ello, no es extrao que cada vez sean
ms las personas interesadas en continuar
aprendiendo.
El planteamiento anterior nos lleva a
considerar que el reconocimiento del
derecho a la educacin y el derecho a
aprender durante toda la vida, es hoy
en da ms que nunca una necesidad;
es el derecho a leer y escribir, a indagar
y analizar, a tener acceso a determinados
recursos, y a desarrollar y practicar capa-
cidades y competencias individuales y
colectivas, siendo sta una de las claves
del siglo XXI.
De esta forma la sociedad moderna otor-
ga particular importancia al concepto de
educacin permanente o continua, que
establece que el proceso educativo no se
limita a la niez y juventud, sino que el
ser humano debe adquirir conocimientos
a lo largo de toda la vida, porque apren-
der no tiene edad.
En la Carta de los Derechos Fundamenta-
les de la Unin Europea (2000/364/01), el
art.14. Derecho a la educacin dice Toda
persona tiene derecho a la educacin y al
acceso a la formacin profesional y perma-
nente.
El derecho a la educacin en Espaa
est garantizado por la Constitucin de
1978,en el art. 27 donde se reconoce el
derecho de todos a la educacin; artculo
desarrollado con posterioridad por la
Ley Orgnica de 1985, reguladora del
derecho a la educacin.
Por ltimo el art. 21 del nuevo Estatuto
de Autonoma para Andaluca, referido
a la Educacin, reconoce el derecho de
la educacin compensatoria, manifestan-
do en su punto 1: Se garantiza, mediante
un sistema educativo pblico, el derecho
constitucional de todos a una educacin
377 LBEA
Captulo
05
permanente y de carcter compensatorio.
Una vez expuesto lo anterior podramos
preguntarnos:
Cmo debera abordarse una estrategia
de formacin a lo largo de toda la vida?
Desde nuestro punto de vista la edu-
cacin permanente debera abordarse
como un proceso que tuviera las siguien-
tes caractersticas :
a) Multidireccional mediante la cual se
transmitiesen conocimientos, valores,
costumbres y formas de actuar, puesto
que la educacin no slo se produce
a travs de la palabra, sino que est
presente en todas nuestras acciones,
sentimientos y actitudes.
b) De vinculacin y concienciacin
cultural, moral y conductual, ya que
a travs de la educacin las nuevas
generaciones asimilan y aprenden los
conocimientos, normas de conducta,
modos de ser y formas de ver el mundo
de generaciones anteriores.
c) De socializacin formal de los
integrantes de la sociedad, a travs de
la cual se comparten entre las personas
ideas, cultura y conocimientos, siempre
dentro del respeto a los dems, a las
diferencias de gnero, de cultura etc.
En resumen, lo que se expone en esta
introduccin est en consonancia con lo
que defende la OMS, cuando manifesta
que los pases podrn afrontar el enve-
jecimiento de sus poblaciones, si los go-
biernos, las organizaciones internaciona-
les y la sociedad civil promulgan polticas
y programas de envejecimiento activo. Es
decir, para que un pas pueda envejecer
de forma sostenible, es necesaria la pla-
nifcacin. Es por tanto, tras la revolucin
demogrfca moderna, una autntica ne-
cesidad, adems de la puesta en accin
de un derecho reconocido, que se dise-
en polticas activas favorables al enveje-
cimiento activo.
Para Andaluca el envejecimiento activo
imbuir de forma transversal, como nue-
va poltica social prioritaria, el diseo de
numerosos programas y servicios pbli-
cos y privados. Estos aspectos se aprecian
como necesarios en un contexto de cam-
bio y envejecimiento creciente de la po-
blacin, decrecimiento de las tasas de na-
talidad, y prolongacin de la vida; como
una dilatacin exponencial de la etapa
adulta y un importante componente de
feminizacin. Esto supondr la emergen-
cia de numerosas demandas, muchas de
ellas inslitas hasta la fecha. Por una parte
ser objeto de polticas preventivas que
aminoren los casos y grados de depen-
dencia, fsica, psicolgica y emocional, y
por otra de programas de optimizacin
que posibiliten un desarrollo pleno de las
personas mayores en la ltima etapa del
ciclo vital.
Parafraseando a Lehr 2008
i
, podemos
concluir esta introduccin afrmando
que, la educacin a lo largo de la vida, y
por tanto, quienes lean este documento
378
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
05
se encontrarn que, est orientado hacia
el envejecimiento activo, como producto
de un proceso de adaptacin que aconte-
ce a lo largo de la vida, a travs del cual se
logra un buen desarrollo fsico, incluyen-
do la salud, un ptimo desarrollo psicol-
gico a travs de un buen funcionamiento
cognitivo y autorregulacin emocional, y
un buen desarrollo socioambiental. En re-
sumen, el buen funcionamiento de estos
tres elementos, lo fsico, lo psicolgico y
lo socioambiental, constituyen la base de
vivir con calidad de vida, objetivo fnal
del envejecimiento activo.
2.- JUSTIFICACIN DE LA
EDUCACIN A LO LARGO DE
LA VIDA
El aprendizaje es un proceso que posi-
bilita la adquisicin de conocimientos e
informacin para una vida satisfactoria,
activa y de calidad a lo largo del ciclo vi-
tal. Adems de la informacin y de los co-
nocimientos necesarios para realizar las
tareas concretas sirve para adaptarnos
con efcacia a nuestro medio.
Desde esta perspectiva es obvio que
necesitamos aprender a lo largo del ciclo
vital. De esta manera se justifcara la
formacin permanente de las personas
mayores, ya que el aprendizaje constituye
uno de los principales vehculos de
la adaptacin y un poderoso impulso
del desarrollo personal y del progreso
sociocultural.
Por otra parte, habra que aadir, que las
personas mayores hacen ms a menudo
lo que se espera de ellas que lo contrario.
As, la importancia de nuestras expectati-
vas en el grado de actividad y competen-
cia de este colectivo es notoria. De esta
manera, si esperamos incompetencia sta
se producir y si esperamos competencia
y aprendizaje aseguramos su probabi-
lidad de aparicin. Todo ello, a pesar de
que existe una actitud social negativa en
relacin al aprendizaje en la ltima etapa
del ciclo vital, pero los estudios confrman
que la adquisicin y asimilacin de cono-
cimientos y comportamientos o hbitos
se pueden conseguir en cualquier edad,
Fernndez Ballesteros (2004).
De todo lo expuesto anteriormente se
deduce, por tanto, que no ser difcil
la justifcacin de la educacin a lo
largo de toda la vida, teniendo como
fundamento:
2.1. El creciente envejecimiento de la po-
blacin;
2.2. El aislamiento sociocultural y humano;
2.3. Los favorecedores cambios polticos-
legislativos.
2.4. La nueva flosofa sobre la educacin
en el ltimo tramo del ciclo vital;
2.5. Las razones estrictamente educativas.
2.1. - EL CRECIENTE
ENVEJECIMIENTO DE LA
POBLACIN
Cuando se trata sobre el envejecimiento
de la poblacin es ya casi un tpico de
379 LBEA
Captulo
05
la mayora de quienes escriben sobre el
tema, sean de la especialidad que sean,
acudir a la estadstica como nico recurso
para analizar el tema. No es que esto no
sea correcto, pero, desde nuestro punto
de vista, se abusa muchas veces de las
estadsticas, donde los excesivos datos
pueden, a veces, ocultar la informacin.
Por ello se ha estimado conveniente aqu
combinar el anlisis cualitativo con el
cuantitativo o estadstico.
Tan llamativo est llegando a ser el enve-
jecimiento de la poblacin que se cons-
tata como uno de los fenmenos ms
signifcativos de las sociedades desarro-
lladas. Ello es debido a los avances en la
medicina; la generalizacin de los hbi-
tos alimenticios ms sanos; la mayor hi-
giene, la frecuente prctica de ejercicios
fsicos, la estimulacin cognitiva y acti-
vidades sociales, la mejora en suma de
la calidad de vida de la ciudadana. Pero
este desarrollo no es igual para todos los
pases. As, mientras en Espaa existe en
la actualidad 7.633.807 personas mayo-
res de 65 aos y en Andaluca 1.250.000,
en las zonas ms deprimidas de la tierra
apenas pasa de los 50 aos la esperanza
de vida, frente a zonas ms ricas, que se
aproximan a los 90 e incluso se sobre-
pasan, pues cada vez hay ms personas
centenarias. El desarrollo demogrfco
alcanzado, pues, junto con los cambios
producidos, han generado una profunda
transformacin social. Baste citar como
indicadores la incorporacin de la mujer
al mundo del trabajo y al conjunto de la
vida social, la renovacin de la vida fami-
liar y otros cambios positivos, que han
servido para el desarrollo de la sociedad,
pero ello ha generado otros aspectos ne-
gativos como el aislamiento, la soledad,
la marginacin y en el peor de los casos,
incluso el maltrato de las personas mayo-
res, segn el Informe 2008 Las personas
mayores en Espaa.
2.2.- EL AISLAMIENTO HUMANO Y
SOCIOCULTURAL
Las personas mayores, apartadas de la
vida productiva a travs de la jubilacin,
de un medio social especfco de las rela-
ciones que propicia el mundo del trabajo
y de la participacin social en general;
alejadas, tambin, del mbito social de
convivencia y de los hijos e hijas, se en-
cuentran, a veces, perdidas e inseguras
como sujetos pasivos de una sociedad
que tiene otros valores instalados en los
que este sector de poblacin no tiene ca-
bida, llegando a ser hasta ignorados.
Estas circunstancias requieren una pro-
funda refexin, que no queda satisfecha
al circunscribirla slo a lo econmico, las
pensiones, sino que hay que hacerlo ex-
tensivo, tambin, a los servicios, objeto
de este captulo: la formacin y la educa-
cin como medio de desarrollo personal
y de integracin social. Es decir, que la
problemtica que afecta a las personas
mayores actualmente hay que concebirla
en un contexto social y humano ms que
en un exclusivo mbito econmico o
380
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
05
asistencial. Desde esta amplia perspecti-
va se valora positivamente el legado cul-
tural y el potencial educativo del que son
portadores estas personas y la utilidad
que su experiencia y saber hacer tiene
para la sociedad actual, lo cual requiere
evaluar la provisin de recursos y medios
para la integracin, intercambio y trans-
misin de tales conocimientos y valores,
ya sea a travs de la alfabetizacin digital,
la provisin de espacios de encuentros
intergeneracionales, la diversifcacin del
carcter de los foros existentes, etc.
2.3.- LOS CAMBIOS POLTICOS-
LEGISLATIVOS
Los cambios en las polticas en los dife-
rentes pases del mundo desarrollado
y la renovacin en la legislacin estn
marcando un rumbo favorable en las ac-
titudes de la sociedad hacia las personas
mayores, as como la creacin de una so-
lidaridad intergeneracional y al mismo
tiempo que sigue el crecimiento demo-
grfco se est protegiendo la calidad
de vida. Estos aspectos favorables estn
siendo defendidos por numerosos orga-
nismos nacionales e internacionales que
estn insistiendo repetidamente sobre la
necesidad de una atencin especializada
que contemple las peculiaridades de-
mandas de las personas mayores. Desde
este anlisis habra que destacar las fre-
cuentes publicaciones y recomendacio-
nes de la O.M.S., de la O.I.T., de la Asam-
blea Mundial de Envejecimiento (1982 y
2002), de la U.E., la UNESCO, ONU A ni-
vel nacional el Plan Gerontolgico 1992 y
el Plan de Accin para las Personas Mayo-
res 2005-2007, las recomendaciones del
IMSERSO, las ONGs, e instituciones pbli-
cas y privadas. A nivel regional andaluz,
habra que mencionar la ley de Servicios
Sociales de la Consejera de Salud y Servi-
cios Sociales, la ley de Atencin y Protec-
cin a las personas mayores
Todo lo expuesto anteriormente justif-
ca el fuerte despliegue legislativo que a
nivel de las instituciones internacionales,
nacionales, autonmicas, locales y de las
propuestas de la sociedad civil se pro-
ducen en torno a las personas mayores,
como un indicador de su signifcatividad
y reconocimiento en todo el mundo,
Martnez (2001).
2.4.- LA NUEVA FILOSOFA DE LA
EDUCACIN A LO LARGO DE LA
VIDA
De forma creciente, los pases desarrolla-
dos van diseando programas de forma-
cin permanente. Este indicador es una
muestra clara de la sensibilidad que se
est expresando hacia uno de los colec-
tivos ms desprotegidos de la poblacin,
aunque no sea el nico.
Desde una visin democrtica, tolerante
y fexible, los diferentes pases apuestan
por sus actividades de educacin per-
manente. Para la matriculacin en estos
programas no se suelen necesitan diplo-
mas previos, sino motivacin y experien-
381 LBEA
Captulo
05
cia de vida. Incluso en algunos casos ni
siquiera experiencia de vida, puesto que
se rechaza toda condicin de edad, de
manera que dejan a cada adulto la libre
decisin de elegir modalidad de aprendi-
zaje especfco o a cada estudiante joven
con inters por una materia, relacionarse
intergeneracionalmente a travs de este
nuevo planteamiento.
Adems, con el fn de hacer extensiva esta
formacin a zonas rurales se ha empren-
dido la descentralizacin con la flosofa
de la cultura para todos y por tanto no fo-
calizada en los grandes ncleos urbanos.
A ttulo de ejemplo se podra citar: los
centros y secciones de educacin perma-
nente que imparten enseanzas forma-
les y no formales dirigidas a las personas
adultas que, en la actualidad existen 143
centros y 521 secciones dependientes de
la Consejera de Educacin que imparten
enseanzas formales y no formales, posi-
bilitando la formacin bsica, el acceso
a titulaciones bsicas, a otros niveles del
sistema educativo y fomentando el ejer-
cicio de la ciudadana activa. De ello dan
cuenta las aproximadamente 125.000
personas que participan en esta oferta
educativa durante el curso 2009/2010;
por otra parte, se podran citar tambin
los Programas Universitarios de Mayores
Provinciales de Andaluca.
Todo lo expuesto anteriormente es
un indicador de la sensibilidad social
en general y de las personas mayores
en particular. Es decir, a la sociedad la
consideramos deudora con este sector
de la poblacin, que contribuy a su
desarrollo. De ah que la sociedad ahora
quiera agradecer ese servicio con una
prestacin cultural y un reconocimiento
a quienes, por distintas circunstancias,
polticas, econmicas o de gnero
no pudieron acceder, ni siquiera, a la
formacin bsica, Velzquez (2006).
2.5. LAS RAZONES
RELACIONADAS CON LAS
POLTICAS EDUCATIVAS
Para justifcar las razones educativas de la
implantacin de la formacin a lo largo
de la vida baste citar el reconocimiento
que a esta actividad conceden tanto el
Plan Gerontolgico (1992) como el Plan
de Accin para las Personas Mayores
(2003-2007).
Por otra parte hay que considerar que la
democratizacin de la cultura debe facili-
tar el acceso a la informacin a todos los
sectores de la poblacin que lo deseen
por el mero hecho de querer acceder a
un tipo de formacin permanente cual-
quiera, que le ayude a su desarrollo per-
sonal y que contribuya a conseguir una
sociedad ms culta, crtica y participativa,
donde se construya una nueva imagen
de los mayores y se combata su exclusin
social.
Para terminar se presenta un cuadro
resumen donde se citan las razones
ms relevantes de la justifcacin de la
educacin a lo largo de todo el ciclo
vital.
382
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
05
RESUMEN N 1
JUSTIFICACIN DE LA EDUCACIN A
LO LARGO DE TODA LA VIDA
g El creciente envejecimiento de la
poblacin.
g El aislamiento cultural y humano.
g Los favorecedores cambios polticos-
legislativos.
g La nueva flosofa sobre la educacin
en el ltimo tramo del ciclo vital.
g Las razones estrictamente educativas.
Recomendamos:
1
.- Diversifcar y fexibilizar las pro-
puestas de educacin a lo largo
de la vida para atender ms efcaz-
mente al colectivo de personas mayores
como grupo heterogneo y complejo.
2
.- Fomentar y extender la formacin
a lo largo de la vida con programas
bien defnidos, diseados y adapta-
dos a las personas mayores.
Para ello sera conveniente:
g Flexibilizar los programas educativos
para adecuarlos a las necesidades de las
personas mayores.
g Concienciar a las personas, conforme
envejezcan, de la necesidad de la
formacin a lo largo de la vida.
3.- CARACTERSTICAS DE LOS
ESPACIOS FORMATIVOS
Son muchos los benefcios que propor-
cionan el acceso a una educacin y for-
macin permanente. Entre otros, la mejo-
ra de la autoestima y, sin duda, una mayor
y mejor integracin social.
Desde este punto de vista, el desarrollo de
las Nuevas Tecnologas y de la Sociedad
de la Informacin no puede ser ajeno a
las personas mayores, ya que los seniors
representan el grupo de edad con la tasa
de mayor progreso en el uso de Internet,
Hanson (2009).
Por ello, la formacin de la ciudadana
para el acceso a la Sociedad de la Infor-
macin tiene que hacer especial hincapi
en el grupo poblacional de las personas
mayores. Segn esto si el envejecimiento
activo requiere un elemento de participa-
cin, sta no puede verse obstaculizada
por el desarrollo de la brecha digital de
la edad, pues los benefcios que aportan
las nuevas tecnologas de la Informacin
y Comunicacin a las Personas Mayores
son innegables.
Con este escenario de partida, debemos
plantearnos cmo debera abordarse
una estrategia de formacin a lo largo
de toda la vida, cules deberan ser sus
bases y los mbitos bio-psico-sociales y
ambientales en los que debe desarrollar-
se y, sobre todo, cules deberan ser los
valores, que deberan impregnar cual-
383 LBEA
Captulo
05
quier actuacin estratgica dirigida a las
personas mayores.
Desde nuestro punto de vista los espa-
cios formativos deberan ser accesibles,
motivadores, adaptados a los diversos
ritmos de aprendizaje, innovadores, di-
nmicos, participativos y corresponsa-
bles, igualitarios, diversos, integradores
y recprocos.
1. ACCESIBILIDAD
La accesibilidad debe ser contemplada
en su sentido ms amplio, pues esta es
una de las mayores trabas hoy da, que
impiden el pleno acceso a la formacin
de las personas mayores. Para ello con-
vendra: tener la informacin disponible;
facilitarles los circuitos de acceso y mo-
tivarles para acudir a los diferentes pro-
gramas de formacin permanente. stos
seran los tres aspectos favorecedores del
acceso a la formacin permanente.
Por ello, la formacin debe ser cercana,
amigable y motivadora; debe convertirse
en una oportunidad ms de integracin
y estrechamiento de vnculos de las per-
sonas mayores con la sociedad. De otro
modo ahondara en la brecha social ya
existente entre las personas mayores y el
resto de la sociedad; debe permitir el de-
sarrollo personal en los diversos entornos
en los que las personas se desenvuelven
para envejecer mejor en la comunidad y
en casa. Debe ser pues localizable y acce-
sible a la comunidad, pero no solamente
ubicada en entornos urbanos, sino tam-
bin, en entornos rurales, porque la edu-
cacin es un derecho y por ello debe ser
accesible a todas las personas.
Actualmente, la formacin permanente
es ms limitada, circunscrita casi en su
totalidad, en los entornos urbanos que
en los rurales.
No obstante, algunas iniciativas han sido
desarrolladas con xito por la Consejera
de Cultura con la creacin de redes de
centros y secciones de educacin perma-
nente, por Universidades de forma aislada
a travs de Programas Universitarios de
Mayores, por los Ayuntamientos a travs
de programas municipales para mayores
ofrecidos desde los centros municipales
o centros de da, o por el tejido asociativo
a travs de talleres o conferencias, etc.
En defnitiva, la oferta formativa desarro-
llada en los entornos rurales es escasa,
y se reduce prcticamente a los centros
y secciones de educacin permanente,
cuyo contenido siendo necesario resulta
a veces insufciente.
El camino por recorrer es largo, y las
oportunidades que brindan en este sen-
tido las infraestructuras de telecomuni-
caciones, las redes de comunicacin y la
tecnologa aplicada a los nuevos entor-
nos de aprendizaje permiten extender el
acceso a estos recursos desde todos los
rincones de Andaluca.
384
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
05
2. MOTIVACIN
No todas las personas mayores afrontan
esta etapa de sus vidas de una misma
manera. As, mientras existen personas
poco motivadas, que experimentan un
vaco y prdida de autoestima, con un
agravado sentido de inutilidad y carga
para la sociedad, otras, por el contrario,
la afrontan con la mayor de las energas
y ganas de hacer, de aprender, de
desarrollarse, de colaborar, de aportar,
de hacer todo lo que las circunstancias
personales y de la vida le han impedido
desarrollar y que han sido acumuladas
y ansiadas a lo largo de toda una vida.
Y otras que afrontan esta etapa con
tranquilidad y serenidad.
Por ello el espectro formativo debe ser
amplio y diverso, adecuado a los diversos
ritmos de aprendizaje y diversas motiva-
ciones personales. Formacin necesaria
para prevenir el deterioro, til, prctica,
bsica, pero tambin con facilidad y con-
diciones de acceso a una formacin uni-
versitaria ms avanzada, para aquellos
que lo deseen.
Por todo ello los recursos y materiales de-
bern ser altamente motivadores apor-
tando sentido de utilidad al usuario/a.
Esta motivacin proviene tanto de la cali-
dad de los recursos, como de lo prctico
que resulten para la resolucin de pro-
blemas de la vida cotidiana.
As, si ellos/as inician su aprendizaje por
el placer de aprender, hay que facilitarles,
motivarles, para que sigan aprendiendo
ms y mejor y sus aprendizajes tengan
un efecto multiplicador a travs de la
comunicacin con otras personas.
3. ADAPTABILIDAD
Para la adaptabilidad se ha de tener en
cuenta que los recursos y materiales de-
ben ser de fcil uso, sencillos, aplicables
y de fcil localizacin, sobre todo cuando
el pblico destinatario es una sociedad
diversa, funcional en su conjunto, com-
puesta por jvenes y no tan jvenes, per-
sonas con y sin problemas, de diferentes
generaciones, etc.
Lo expuesto anteriormente nos lleva a
afrmar que no se trata de hacer un do-
ble desarrollo de todas las actuaciones y
nuevos espacios de aprendizaje, sino de
tener como premisa un diseo universal
para todos con pequeas modifcaciones
para una fcil adaptacin a la heteroge-
neidad de las personas mayores.
Estas premisas, en general, no slo re-
dundarn en el mayor y mejor acceso a
los recursos de las personas mayores,
sino de la sociedad en su conjunto.
Por todo ello, cundo los espacios, recur-
sos y materiales sean especfcos para las
personas mayores debern estar adapta-
dos a este colectivo, facilitndose la com-
prensin de los contenidos. Adems los
recursos y productos deben cubrir las ne-
cesidades reales del colectivo en materia
de idioma, difcultad conceptual, inte-
385 LBEA
Captulo
05
gracin, insercin, etc. Asimismo se debe
promover itinerarios formativos adapta-
dos. Esta adaptacin de los contenidos
cumple con una doble fnalidad: por un
lado que el usuario/a acceda de una for-
ma ms rpida y cmoda a los recursos y
por otra que sea l/la mismo/a el/la gua
de su aprendizaje, al romper las barreras
espacio-temporales de este aprendizaje.
Por otra parte, para poder conseguir una
fcil asimilacin, la organizacin debe
ser presentada siguiendo estructuras y
esquemas lgicos y bien combinados
segn la naturaleza de los contenidos y
de las caractersticas de las personas a las
que se dirigen.
En defnitiva, habra que facilitar la
promocin de la comodidad del entorno
del aprendizaje adaptado a las personas a
las que va dirigido, aunque esto suponga
un esfuerzo aadido en el diseo de
enseanza-aprendizaje.
4. INNOVACIN
Los benefcios que proporcionan las
NTICs al colectivo de las personas ma-
yores son indiscutibles, abarcando des-
de una mejora de su efciencia, hasta la
prevencin del deterioro cognitivo, el fo-
mento de las habilidades y capacidades
personales, la mejora de la autoestima y,
sin duda, una mayor y mejor integracin
social y tecnolgica.
Desde esta ptica muchas personas han
manifestado, que gracias al uso de la tec-
nologa se sienten ms integradas, que
conocen aspectos de los que oyen hablar
habitualmente a sus nietos/as y a las per-
sonas jvenes y que la tecnologa, tam-
bin, les resulta de utilidad, les facilita la
comunicacin con entidades y contactos,
les permite construir sus propios relatos,
transmitir su saber hacer y tienen una
mayor sensacin de sentirse tiles.
Usualmente asociamos la innovacin en
la formacin a la capacitacin en la utili-
zacin de las herramientas TIC por parte
de las personas mayores, para que les
permitan desenvolverse con la mxima
autonoma e independencia, mejorando
su calidad de vida y su desarrollo perso-
nal. Por ello habra que ofrecerles los co-
nocimientos necesarios, para que tomen
conciencia de las ventajas y desarrollo de
la Sociedad de la Informacin en la que
estn llamados a participar de manera
plena (administracin electrnica) po-
tenciando as su carcter de ciudadanos/
as actualizados.
Para ello, es fundamental la puesta en
marcha de programas especfcos de for-
macin dirigidos a las personas mayores,
enfocado a mostrar la utilidad y los bene-
fcios derivados de la incorporacin de
las TICs en la vida diaria, especialmente
aquellos aspectos que fomenten el en-
vejecimiento activo y que inciden direc-
tamente en su bienestar y autonoma
personal. Servicios de e-salud, e-ocio, de
apoyo en el hogar (servicios interactivos
a travs de la TDT, servicios de teleasis-
tencia, de comercio sin salir de casa...) Los
386
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
05
avances de la tecnologa (entornos AMI)
en este sentido son incipientes, pero dar
a conocerlos y generalizar su uso entre
la poblacin benefciaria es pieza fun-
damental. Innovacin, en defnitiva, que
puede extenderse al mbito de la tele-
formacin como una nueva frmula del
proceso de enseanza-aprendizaje.
5. DINAMISMO
La sociedad es cambiante y dinmica.
Segn esto parece lgico que nos
preguntemos: Quin podra decir hace
apenas unos aos, que el uso del mvil
se iba a generalizar entre la poblacin
mayor?, pero las nuevas formas de
comunicacin y de relacin cambian de
manera permanente.
Antao la comunicacin era principal-
mente verbal. Posteriormente verbal y
escrita. Hoy da, los mayores volmenes
de informacin creados son digitales,
accesibles a travs de espacios web, en-
ciclopedias, revistas, peridicos y libros
digitales, etc.
Los espacios de socializacin tambin
han ido evolucionando. Antes eran las
plazas de los pueblos, los casinos, los
centros de da, las asociaciones etc. Hoy
da, las redes sociales han modifcado las
formas de relacin.
El acceso al ocio, la cultura, a la sanidad
tambin cambian.
Las personas destinatarias de la formacin
tambin han ido evolucionando. Al
principio era un privilegio exclusivo de
hombres. Hoy da son ms las mujeres
que acceden ms a la formacin que
los hombres ( entre otras cosas porque
hay ms mujeres), aunque ello an no
se aplica de igual forma en el acceso al
mercado laboral.
De igual manera la formacin est
vinculada a las diversas etapas de la
vida: la infancia, la niez, la adolescencia,
la juventud y la adultez. Precisamente
una adultez cambiante, cada vez ms
longeva, hace que los requerimientos y
necesidades de formacin cada vez sean
mayores por ser mayor la proporcin de
poblacin adulta y lo servicios que a la
misma se ofrecen.
De esta manera, aunque an queda
mucho por andar, la formacin es cada
vez ms intercultural e integradora.
Por otra parte, la formacin tambin ha
ido evolucionando, principalmente por
la aplicacin de las nuevas tecnologas.
Ello es debido a que el concepto de edu-
cacin y formacin, gracias al propio de-
sarrollo sufrido en los niveles educativo-
formativos de la poblacin ha cambiado.
Por ello, las necesidades son ms, ms
especfcas y ms especializadas. Los es-
pacios formativos se han multiplicado y
diversifcado ms all de la regulacin
estricta anterior, y no slo se circunscri-
ben a las Nuevas Tecnologas, sino que
387 LBEA
Captulo
05
la experiencia adquiere cada vez ms
un componente educativo-formativo.
Pero no slo la experiencia profesional,
tambin la ldica (ocio, cultura, turismo,
etc), la cual va creciendo especialmente
en los colectivos de personas mayores y
es mu y valorada y demandada, contri-
buyendo de esta manera al incremento
de la calidad de vida y a su permanente
activacin.
Incluso la formacin en las nuevas tecno-
logas es y debe ser cambiante y dinmi-
ca, adecuada a las nuevas necesidades
de las personas mayores que la propia
evolucin de la sociedad y el propio de-
sarrollo tecnolgico demande.
Adems cada vez estn ms extendidas las
enseanzas virtuales, hasta tal punto que
hoy da no hace falta saber manejar un
procesador de texto o una hoja de clcu-
lo para poder acceder y participar activa-
mente en la Sociedad del Conocimiento.
Por todo ello la formacin deber capa-
citar a los/as destinatarios/as en aquello
que satisfaga sus necesidades perso-
nales de comunicacin (correos, chats,
videoconferencias, etc.), relaciones so-
ciales (redes sociales) o con la adminis-
tracin (e-administracin), expresin
(herramientas 2.0), diversin (redes de
ocio, espacios multimedia de msica y
cine, etc.), cuidados (portales y servicios
de esalud), informacin (prensa, tv, radio
y libros digitales).
Lo anterior nos lleva a concluir que, si las
formas de comunicacin, participacin
y relacin cambian, los nuevos modelos
sern el objeto de dicho aprendizaje.
Por ello la interactividad y experimen-
tacin son tambin dos de las variables
ms importantes del aprendizaje. Interac-
tividad para poder establecer un dilogo
rico entre los materiales y el/la usuario/a,
otorgando a este ltimo/a todo el prota-
gonismo de su aprendizaje. Por su parte
la experimentacin debe servir de veh-
culo atractivo para mostrar ejemplos y
poner en marcha procesos cognitivos
superiores a travs del planteamiento de
hiptesis, razonamiento e investigacin
de los aprendizajes en situaciones reales.
6. PARTICIPACIN Y
CORRESPONSABILIDAD
La participacin se entiende como la
efectiva participacin del conjunto de la
sociedad andaluza y en especial de las
instituciones y organizaciones sociales
en las iniciativas y servicios puestos
en marcha para el desarrollo de esta
formacin.
Por ello es conveniente impulsar y poten-
ciar la participacin efectiva de las perso-
nas mayores para favorecer y desarrollar
su progreso y calidad de vida; extender
y hacer compartir la responsabilidad y
compromiso de alcanzar los objetivos
entre todas las instituciones, organizacio-
nes y agentes, por extensin y smosis a
388
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
05
toda la poblacin mayor, individual y co-
lectiva, no slo como benefciaria de es-
tos servicios, sino como protagonista co-
rresponsable, con derechos y deberes,
en su capacidad de responder por sus ac-
tuaciones en los servicios o infraestructu-
ras que se pongan a su disposicin.
Habra que tener en cuenta, de esta ma-
nera, la conciencia que muchas personas
mayores tienen de que slo poseen dere-
chos por tener muchos aos, y no debe-
res como ciudadanos/as responsables.
7. IGUALDAD
La igualdad de oportunidades y la in-
clusin social son metas fundamentales
sobre las que se asienta la poltica social
andaluza actual y deben representar, asi-
mismo, las bases fundamentales del de-
sarrollo de la formacin para el envejeci-
miento activo.
Este valor pretende lograr que toda las
personas mayores independientemen-
te del nivel educativo o econmico, del
gnero, de la situacin laboral o del ais-
lamiento geogrfco de su lugar de resi-
dencia, pueda acceder a esta formacin y
a los benefcios derivados de su uso.
Tambin, habra que hacer constar, que el
insufciente nivel de estudios en un amplio
sector de la poblacin mayor andaluza no
debe de ser obstculo para la igualdad en
los aprendizajes y para la integracin en
la marcha y el progreso de esta sociedad,
Plan Gerontolgico (1992).
8. DIVERSIDAD E INTEGRIDAD
Se puede defnir la diversidad como el
grado de variacin de diferentes grupos
humanos. Andaluca destaca por su gran
cantidad de grupos humanos heterog-
neos, los cuales aportan riqueza cultural,
econmica y social a la sociedad actual.
Heterogeneidad que hay que interpretar
como riqueza intercultural en la historia
actual de nuestra regin.
Por ello uno de los valores debe ser el
de aprovechar esa riqueza, potenciando
al mximo las capacidades de estos gru-
pos heterogneos (sea cual sea su edad,
sexo, raza, etnia, ) con el fn de aportar
e incrementar la interactuacin con otros
grupos de otras comunidades forneas,
as como enriquecer y propagar la cultura
y riqueza andaluzas.
La interculturalidad producida por la di-
versidad de la poblacin debe ser apro-
vechada, pues, como un medio para el
enriquecimiento y no como un mecanis-
mo de defensa de la integridad personal
y cultural.
Habra que aadir, que frente al reduc-
cionismo educativo, la educacin en la
diversidad, la experiencia del otro y con
el otro, puede contribuir a generar, de
forma regulada, procesos de innovacin
y transformacin en positivo para la co-
munidad integral.
389 LBEA
Captulo
05
9. RECIPROCIDAD
Por ltimo, y no por ello menos impor-
tante, la formacin a lo largo de la vida
debe abordarse, de igual manera, desde
dos ejes sinrgicos y complementarios, a
travs de la formacin para y por las per-
sonas mayores. La formacin para perso-
nas mayores es la de ms uso, con sus de-
bilidades y fortalezas. Pero la formacin
realizada por las personas mayores, como
difusores de la experiencia, de la cultura
y el conocimiento, debe desarrollarse de
manera plena, siendo muchas las posibi-
lidades y los mbitos de aplicacin.
La intergeneracionalidad an no est su-
fcientemente desarrollada en el mbito
de la formacin. Existen experiencias sin-
gulares y aisladas de aprendizaje conjun-
ta de nuevas tecnologas en lo que los/
as ms jvenes ensean a usar las tecno-
logas, y los ms mayores aportan cmo
hacerlo de forma responsable y segura,
aportando y enriqueciendo dicha for-
macin en valores. O los mismos proce-
dimientos pero aplicados al contexto del
inicio a la lectura y escritura.
El mentoraje puede ser aplicado de ml-
tiples maneras a todo tipo de iniciativas y
de los mbitos ms diversos y que apro-
vechen el conocimiento y la experiencia
y por qu no la iniciativa de las personas
mayores, incluidas aquellas laborales de
acompaamiento de las personas mayo-
res a otras ms jvenes en el inicio de la
actividad profesional, empresarial o arte-
sanal. Todo ello, porque las personas ma-
yores constituyen un potencial humano
y profesional nada desdeable y cada vez
mayor. Su colaboracin desinteresada y
voluntaria en actividades sociales y/o re-
lacionadas con la difusin del patrimonio
cultural es notable, y los benefcios que
les reporta a su bienestar personal, salud
y calidad de vida son indudables, pero
esta actividad debe generalizarse ms
all de los entornos urbanos y debe ex-
tender su oferta a muchos ms mbitos
locales y especfcos en los que las per-
sonas mayores podran desarrollar esta
actividad voluntaria. Un ejemplo a citar
podra ser el voluntariado digital de las
personas mayores. Quines mejor que
ellas mismas para sensibilizar y motivar a
otras, para que se acerquen a las nuevas
tecnologas?

Para terminar este epgrafe se muestra
un cuadro en el que se citan las carac-
tersticas ms relevantes de los espacios
formativos.
390
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
05
RESUMEN N 2
CARACTERSTICAS DE LO
ESPACIOS FORMATIVOS
1. Accesibilidad.
2. Motivacin.
3. Adaptabilidad.
4. Innovacin.
5. Dinamismo.
6. Participacin y
Corresponsabilidad.
7. Igualdad.
8. Diversidad e Integridad.
9. Reciprocidad.
As, recomendamos:
3
.- Impulsar la educacin a lo largo
de la vida, con independencia del
nivel educativo, econmico o de
gnero.
Para ello sera conveniente:
g Abordar la educacin permanente
para y por las personas mayores.
g Hacer accesible la educacin a todas
las personas mayores que lo deseen.
g Adaptar la formacin permanente a
las personas a las que va dirigida.
4
.- Promover la implementacin de
programas congnitivos durante el
envejecimiento para facilitar la in-
tegracin. Para ello sera conveniente:
g Posibilitar que las personas mayores
se ejerciten en tareas verbales y de
comunicacin a travs de la formacin
continua.
g Promover el empoderamiento y
cambiar los imperativos negativos sobre
la vejez, el envejecimiento y el aprendizaje
en estas edades
4.- CATLOGO DE RECURSOS
FORMATIVOS EN LA
COMUNIDAD AUTNOMA
ANDALUZA
La idea central de la educacin perma-
nente consiste en aceptar la capacidad de
aprendizaje que tienen las personas en to-
das las edades del ciclo vital y no solamen-
te en la infancia y la adolescencia. Ahora
bien, la organizacin de la educacin per-
manente supone una superacin del con-
cepto tradicional de escolarizacin.
Desde esta perspectiva, se entender que
aprender a lo largo de toda la vida estar,
pues, cerca de la idea de I. Llich de la Escuela
a Perpetuidad, aunque con los matices
propios, Velzquez y Fernndez (1998).
As, se puede entender que se aprende
mientras se vive y que se aprende de
la experiencia. Por tanto, todo en la
comunidad es potencialmente educativo,
del mismo modo que cualquier situacin
puede servir para aprender.
391 LBEA
Captulo
05
Por otra parte, la calidad de vida no est
desligada del aprendizaje, puesto que la
enseanza que se imparte en la forma-
cin permanente no est encaminada
hacia las titulaciones, sino a la formacin
integral del alumnado participante para
mejorar su situacin personal y social en
su contexto, as como para servir de es-
tmulo a otras personas, independiente-
mente de su edad.
Desde esta argumentacin se entiende
que se vayan construyendo proyectos
capaces de dar respuesta a los deseos
de las personas mayores que solicitan
aprender desde un enfoque amplio
de desarrollo cultural y no desde la
perspectiva restringida de la instruccin,
porque no se trata de aprender para,
sino de aprender por, Velzquez (2006).
Desde esta ptica la formacin a lo largo
de la vida se est confgurando como
uno de los factores ms importantes del
desarrollo y la mejora de los ciudadanos/
as mayores. De ah que la expansin
que esta formacin est teniendo en
nuestra comunidad autnoma se vea
aumentada por las posibilidades, que las
nuevas tecnologas de la informacin y la
comunicacin ofrecen.
Por todo ello, 1996 fue denominado por
la U.E. como el ao de aprendizaje a lo
largo de toda la vida. Desde aquel mo-
mento, manifestamente la Unin quiso
llamar la atencin acerca de la necesi-
dad de prestar atencin a la formacin y
aprendizaje de los ciudadanos a lo largo
del ciclo vital.
La comunidad autnoma andaluza, sen-
sible a su compromiso con las personas
mayores continu implantando y mejo-
rando su catlogo de recursos dirigidos
a este colectivo. Catlogo que, de forma
resumida y sin ser exhaustivo, se puede
sintetizar en los siguientes enunciados, se-
gn se especifca en el siguiente cuadro:
RESUMEN N 3
CATLOGO DE ACTIVIDADES
FORMATIVAS PARA LAS PERSONAS
MAYORES EN LA COMUNIDAD
AUTNOMA ANDALUZA
- Programas Universitarios de
Mayores (PUM).
- Aulas de Tercera Edad (ATE).
- Programas Municipales para
Mayores (PMM).
- Universidades Populares (UP).
- Programas Culturales de los
Centros de Da (PCCD).
- Voluntariado Cultural de Mayores
(VCM).
- Asociacionismo Cultural de
Mayores (ACM).
- Otras Actividades: congresos,
cursos, jornadas, conferencias,
viajes culturales, intercambios
En la actualidad, estos programas debe-
ran ser evaluados para corregir posibles
392
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
05
defciencias, hacer propuestas y mejorar-
los cualitativamente, al mismo tiempo
que resaltar los logros conseguidos.
No obstante, con ser muchos y buenos
estos programas no son sufcientes. De
ah que en los prximos captulos se pre-
senten algunos otros que de alguna ma-
nera vendran a profundizar y completar
el catlogo actual y, consiguientemente,
a enriquecer el escenario formativo en
nuestra comunidad autnoma andaluza.
Por todo lo anteriormente expuesto,
recomendamos:
5
.- Dinamizar a las instituciones
pblicas y privadas y a la sociedad
civil para implementar programas
que favorezcan el envejecimiento activo
en la comunidad autnoma andaluza.
Para ello sera conveniente:
g Concienciar a las personas mayores
andaluzas de la conveniencia de la for-
macin a lo largo de toda la vida.
g Favorecer los diferentes programas de
mayores para mejorarlos cualitativamen-
te y adecuarlos a la poblacin andaluza.

6
.- Promover la investigacin para
analizar y evaluar los diferentes
programas de formacin a lo largo
de toda la vida en la comunidad autno-
ma andaluza.
Para ello, seria conveniente:
g Implicar a las universidades andaluzas
en la investigacin gerontaggica por y
para el envejecimiento activo.
g Motivar a las personas mayores
para que sean investigadoras sobre los
propios procesos de aprendizaje.
7
.- Formar en el envejecimiento
activo y formacin a lo largo de
la vida en Andaluca requiere de
conocimiento, actitudes y habilidades,
que permitan el apoyo para que las
personas mayores sean autnomas.
5.- PROGRAMAS
INNOVADORES
Entendemos por programas innovadores
aquellas acciones que deben ser acometi-
das en la actualidad por las personas ma-
yores, para que stas se siten en las me-
jores condiciones como ciudadanos/as de
una sociedad moderna y participativa.
Para ello se ofertan tres programas, que
consideramos de vital importancia para
las personas mayores andaluzas.
El primero hace referencia a los Progra-
mas de Preparacin a la Jubilacin Activa
(en adelante PPJA), como base para la in-
formacin y orientacin de las personas
mayores y como indicador de que otra
393 LBEA
Captulo
05
forma de envejecer es posible a travs
del envejecimiento activo.
En segundo lugar, se profundiza en los
Programas Universitarios de Mayores (en
adelante PUM), que gozan de muy bue-
na salud en la comunidad autnoma an-
daluza, no slo en los mbitos urbanos,
sino, tambin, en los rurales.
El tercero, se refere a las personas
mayores y las nuevas tecnologas, como
accin clave para romper la brecha
digital y, consecuentemente, la brecha
social de la exclusin.

5.1.- LOS PROGRAMAS DE
PREPARACIN A LA JUBILACIN
ACTIVA (P.P.J.A.)
5.1.1.- Introduccin
El enfoque que se defende en este texto
se fundamenta en el envejecimiento
activo, de ah que al trmino jubilacin
se le aada el de activa.
Desde esta perspectiva entendemos
la jubilacin como una forma de vida,
en la que las personas jubiladas no
deben detener su desarrollo, sino seguir
avanzando y disfrutando con calidad de
vida este cada vez ms largo perodo del
ciclo vital.
Consideramos que la jubilacin no es
privilegio de unas cuantas personas,
sino el comienzo del estatus social de
la mayora de la clase trabajadora; no
es un acontecimiento excepcional, sino
una vieja conquista social. Pero, por otra
parte, la jubilacin es un fenmeno social
diferenciador, ya que no afecta a todas las
personas por igual, Yanguas, J. (1995).
La diferencia depende fundamentalmen-
te de las variables moduladoras tales
como las expectativas, la cuanta de la
pensin, la situacin bio-psico-social, etc,
que favorecen o difcultan el proceso de
la jubilacin.
No obstante, independientemente de
las variables citadas, sobre todas las
personas jubiladas suele caer una imagen
social devaluada, que se identifca con el
tradicional enfoque del envejecimiento
como declive. De esta manera se ha
percibido al jubilado/a como clase
pasiva, intil, dependiente, frente a los
trabajadores en activo, que se identifcan
como clase activa, tiles y competentes.
De ah que un gran nmero de personas
jubiladas hayan asumido esta percepcin
y se comporten conforme al modelo
tradicional imperante.
Afortunadamente hoy estamos en condi-
ciones de afrmar, desde el modelo bio-
psico-social, que la etapa de la jubilacin
no tiene por qu ser una fase de declive,
carencias y deterioro; de debilidades en
defnitiva, sino que puede considerarse
como una etapa de crecimiento y de for-
talezas, Moragas, (2004).
394
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
05
Desde un punto de vista histrico, se
puede comprobar que mucho ha tenido
que ver en esta negativa percepcin
social la consideracin de los ms jvenes
como competentes, frente a la ya clsica
incompetencia atribuida a los mayores
en aras de la concepcin del ms radical
capitalismo productivo.
Afortunadamente, las y los nuevos/as
jubilados/as, los nuevos mayores, cons-
cientes de su momento histrico y del
protagonismo que les ha tocado vivir, es-
tn tomando conciencia de las grandes
posibilidades que tienen para ejercer una
infuencia positiva sobre su propia vida y
sobre la sociedad actual.
Lo anterior no quiere decir, que no exista,
cada vez ms, una preocupacin por las
difcultades existentes en la transicin de
la vida laboral a la jubilacin. Preocupacin
que no es slo de quienes se jubilan, sino
de las polticas de recursos humanos, de
las empresas, de la administracin pblica,
de los organismos internacionales y de la
sociedad en general.
De ah que se est despertando la con-
ciencia del importante papel social que
una poblacin activa y participativa re-
presenta. Y de ah que se estn tomando
las medidas oportunas, para que el colec-
tivo de jubilados/as reciba una formacin
adecuada.
Todo ello porque hoy no se sostiene el
argumento de que la jubilacin es conse-
cuencia de una incapacitacin para con-
tinuar desplegando competentemente
cualquier actividad, porque la mayor
esperanza de vida y la mejor calidad de
sta, tienen que ver con que se puedan
vivir los aos de jubilacin de forma po-
sitiva. De esta manera, la jubilacin sera
equivalente a vivir de forma competente
y activa.
RESUMEN N 4
CURSO DE PREPARACIN A LA
JUBILACIN ACTIVA

1. Introduccin
- La jubilacin, una etapa vital.
- Un acontecimiento complejo: fsi-
co, psquico, econmico y social.
- Mitos y hechos sobre la jubilacin.
- Preparacin activa y positiva para
una etapa vital.
2. Salud Fsica
- La salud, derecho y obligacin in-
dividual.
- Valoracin y rediseo de hbitos
saludables. rganos y sistemas.
- Nutricin. Ejercicio fsico. Sueo.
Vida sexual. Estilo de vida.
- Prevencin de la enfermedad y
accidentes. Rehabilitacin.
- Asistencia sanitaria. Medicacin.
Seguridad social. Seguros privados.
395 LBEA
Captulo
05
3. Salud Mental
- Personalidad. Tipos y reacciones.
- Intereses y motivaciones, emocio-
nes y afectos.
- Inteligencia. Memoria. Capacidad
de aprendizaje. Sentidos.
- Autoconcepcin y etapas vitales.
- Prevencin de la enfermedad.
Desarrollo personal y equilibrio
mental.
4. Salud Social
- Familia y Relaciones. Esposos. Hi-
jos. Nietos. Parientes. Cooperacin
y Conficto.
- Grupos de Relacin: amigos, veci-
nos, colegas. Redes de relacin.
- mbitos: vecindario, clubes, ho-
gares, centros. Asociacionismo,
- Soledad. Aislamiento. Margina-
cin y redes sociales.
- Prevencin y rehabilitacin de las
enfermedades sociales. Alcoholis-
mo y toxicomana.
5. Tiempo Libre
- Intereses. Afciones. Actividades:
intelectuales, manuales, estticas,
recreativas. Identifcacin y desa-
rrollo de hbitos.
- Ocupaciones: creativas, artesa-
nas, estticas.
- Educacionales: culturales.
- Recreativas: juegos, deportes, es-
pectculos, viajes.
- Ideolgicas, polticas, religiosas.
Voluntariado. Trabajo para la co-
munidad.
6. Medio Ambiente
- Vivienda. Casa. Hogar. Residencia.
Alternativas y posibilidades.
- Estabilidad o mudanza. Valora-
cin. Criterios. Acondicionamiento.
- Aprovisionamiento. Almacenajes.
Funcionalidad. Valoracin.
- Movilidad y barreras. Transporte
habitual. Viajes.
- Servicios pblicos. Servicios a do-
micilio pblicos y privados.
7. Economa y Derecho
- Pensiones. Sistemas. Revisiones.
Infaccin y nivel de vida.
- Nivel de renta. Nivel econmico.
Calidad de vida.
- Previsin privada. Fondos de pen-
siones. Seguros. Vitalicios. Ahorro.
Propiedad mobiliaria e inmobiliaria.
- Rentas diversas. Actividades. Ocu-
paciones.
8. Enfoque Positivo
- Defnicin del objetivo vital: plan
para la jubilacin.
- Aplicacin de los objetivos a la rea-
lidad. El plan de funcionamiento.
- El fn del trabajo activo y el inicio
de actividades en la jubilacin. Los
vasos comunicantes entre ocupa-
ciones.
- Preparacin para la jubilacin. In-
tegracin de la personalidad y los
objetivos vitales.
- La jubilacin, una etapa vital a vivir.
396
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
05
Para terminar, parece oportuno que
se respondan algunas cuestiones, que
pueden despejar dudas sobre la puesta
en marcha de estos programas.
Cundo iniciar los PPJA?:
g En una primera fase, parecera conve-
niente iniciarlos diez aos antes de que
se produzca la jubilacin, hacindolos
coincidir con la planifcacin de la mitad
de la vida (50 aos aproximadamente).
g En una segunda fase, se podra llevar a
cabo en la prejubilacin o inmediatamente
despus de la jubilacin.
g En una tercera fase se debera llevar a
cabo durante la jubilacin, para contras-
tar las expectativas con la realidad.
Quin debera asumir los gastos
de los PPJA?:
g La razn del costo de la realizacin de
este programa es, paradjicamente, una
cuestin esgrimida frecuentemente para
justifcar la ausencia de programas en
todo tipo de organizaciones. Argumento
que pierde todo tipo de validez, cuando
se analiza la reduccin de gastos
sanitarios y sociales que la preparacin
para la jubilacin origina. Ello constituira
un programa preventivo de incalculable
valor de ahorro para el gasto pblico.
Dnde desarrollar los PPJA?:
g Recomendable en un lugar externo al
trabajo.
g En las empresas que ofrecen estos
programas.
g En la sede de educacin de adultos.
g En las asociaciones de jubilados/as.
g En las sedes sindicales.
g En los Centros de Da de Personas
Mayores.
g En otros lugares perfectamente acon-
dicionados.
Quin debera impartir estos
programas?:
g Las instituciones pblicas y/o privadas.
g Los sindicatos.
g Las empresas.
g Los colegios profesionales.
g Las asociaciones.
g Profesionales provenientes de la me-
dicina, psicologa, sociologa, derecho
g Otras instituciones y profesionales
afnes.
397 LBEA
Captulo
05
Quin debera participar en
estos programas?:
g Las personas prximas a la jubilacin o
recin jubilados/as, pero siempre es con-
veniente que asistan los dos miembros
de la pareja, para evitar que los proyectos
de vida no sean divergentes, sino lo ms
cercanos posible, para la realizacin per-
sonal y social de las dos personas.
Qu tiempo se necesita para el
desarrollo de los PPJA?:
g La duracin media oscila entre 30 y 50
horas, aunque la experiencia indica que
el nmero de horas aconsejable debe ser
de 15 a 20 horas en sesiones de 2-3 das
por semana. De todas formas, depende
de distintas circunstancias para su desa-
rrollo, as como del nmero de partici-
pantes y del presupuesto asignado.
Qu objetivos se proponen para
un PPJA?:
g Tomar conciencia de los cambios.
g Destacar los aspectos positivos de la
jubilacin.
g Facilitar la planifcacin del futuro
como jubilados/as.
g Sensibilizar hacia hbitos saludables.
g Informar sobre aspectos de inters
particular y general.
g Motivar a las personas para un enveje-
cimiento activo.
Qu contenidos deberan im-
partirse?:

Siguiendo el ejemplo propuesto, los
contenidos a impartir seran:
g De introduccin general al envejeci-
miento activo.
g Cambios fsicos.
g Psicogerontologa.
g Aspectos sociales.
g Contenidos de ocio y tiempo libre.
g Medio ambiente.
g Aspectos econmicos-legislativos
adaptados a la edad.
g Enfoque positivo del envejecimiento.
Qu metodologa sera la ms
adecuada?
Los mtodos de preparacin a la jubilacin
se suelen dividir en dos modelos:
g informativos (magistrales).
398
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
05
g De desarrollo personal (participacin
activa).
Aunque en la prctica no existen modelos
puros, sino que se combinan ambos, pa-
rece ms conveniente el uso mayoritario
del segundo modelo frente al primero.
De acuerdo con lo anterior, la metodologa
ms adecuada sera la activa y participati-
va, combinndose los medios audiovisua-
les con las exposiciones orales y de grupo,
teniendo algunos documentos como so-
portes de la informacin debatida.
Cmo y cundo evaluar y hacer
un seguimiento de los PPJA?
En general, en la Unin Europea no se
prodigan trabajos en torno a la evaluacin
de la efcacia de los PPJA tradicionales.
Por ello se recomienda, que se investigue
en la comunidad autnoma andaluza el
impacto que estos programas tienen y se
haga un seguimiento de las debilidades y
fortalezas de este programa innovador.
En sntesis, parafraseando a Moragas,
(2004), podemos afrmar que la jubilacin
constituye una etapa de vital importancia
debido a la prolongacin de la esperanza
de vida de las personas. Esto implica un
cambio socio-econmico para el que no
existen mecanismos de preparacin.
Por ello consideramos que los PPJA me-
joraran la calidad de vida de las perso-
nas jubiladas, con el consiguiente ahorro
del gasto sanitario y consecuentemente
la produccin de un cambio personal
y social. Adems, la promocin de esta
preparacin requiere un plan de accin
basado en la difusin del envejecimiento
activo, hbitos saludables y promocin
de las relaciones sociales. Tres elementos
clave para vivir con calidad de vida.
RESUMEN N 5
ELEMENTOS BSICOS PARA EL
FUNCIONAMIENTO DE LOS PPJA
g Cundo iniciar los PPJA?
g Quin debera asumir los gastos de
los PPJA?
g Dnde desarrollar los PPJA?
g Quin debera impartir estos
programas?
g Quin debera participar en estos
programas?
g Qu tiempo se necesita para el
desarrollo de los PPJA?
g Qu objetivos se proponen para un
PPJA?
g Qu contenidos deberan
impartirse?
g Qu metodologa sera la ms
adecuada?
g Cmo y cundo evaluar y hacer un
seguimiento de los PPJA?
399 LBEA
Captulo
05
Formulamos la siguiente
recomendacin:
8
.-Proponer la progresiva implan-
tacin de los PPJA para personas
prximas a la jubilacin a sindica-
tos, empresas y organismos locales.
Para ello sera conveniente:
- Disear PPJA adecuados a la poblacin
andaluza.
- Fomentar los PPJA como medio de
optimizacin del envejecimiento activo.
- Propiciar que la jubilacin sea percibida
como una fase de la vida llena de
posibilidades de realizacin personal y
social.
- Transmitir una imagen de la jubilacin
que ponga de relieve su dimensin
positiva, tanto para las personas cercanas
a la jubilacin y las jubiladas, como para
la sociedad en general.
- Fomentar que las mujeres mayores
andaluzas, realicen cursos de PPJA,
independientemente de que no hayan
trabajado de forma remunerada.
5.2.- LOS PROGRAMAS
UNIVERSITARIOS DE MAYORES

De entrada , se hace preciso manifestar
que la extensin, en este apartado, se
justifca por la importancia de estos
programas y por el auge y desarrollo
adquirido en la C.A.A. bajo la direccin
de las universidades y con el apoyo de la
Consejera para la Igualdad y Bienestar
Social de la Junta de Andaluca, as
como por otras instituciones, pblicas
y privadas, sobre todo las Diputaciones
Provinciales y los Ayuntamientos.
Quede claro, pues, que este apartado
sirve de introduccin y marco general a
los Programas Universitarios de Mayores,
en adelante P.U.M.
Su objetivo consistir en clarifcar algu-
nos aspectos no siempre bien defnidos.
Al mismo tiempo, se persigue poner
cierto orden en determinados concep-
tos, ya que se constata que, aunque se
est incrementando el nmero de estos
programas, no est siendo acompaado
igualmente con el soporte y la consisten-
cia, que la teora y la investigacin dan a
la prctica. Por ello el contenido de este
bloque versar sobre: la historia, la justi-
fcacin, la defnicin, el modelo marco
de los P.U.M. en Espaa y Andaluca, la es-
tructura y duracin de estos programas,
as como la metodologa y evaluacin.
5.2.1. -Historia
La aparicin de las Universidades de
Mayores en el mundo es relativamente
reciente, como lo demuestra el hecho
de que la primera se fundara en Tolouse
(Francia) en 1973 por el Profesor Pierre
Vellas. Este evento supuso todo un
fenmeno social, aunque tard en tomar
la relevancia que mereca, incluso en
Francia, donde este movimiento tuvo
mayor xito. Ms tarde se extiende a los
pases francfonos y posteriormente al
resto de los pases industrializados.
400
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
05
Estas universidades surgen inicialmente con la idea de proporcionar a la persona ma-
yor un lugar en la sociedad y recuperar su dignidad. Con este objetivo las universida-
des de la tercera edad, U.3.A. U.T.A., como se las llam inicialmente, se dirigieron a la
formacin sobre todo en Gerontologa Social, y a la investigacin en temas relaciona-
dos con la salud, la psicologa, lo social y lo econmico.
En Andaluca, los Programas Universitarios de Mayores comenzaron a mediados de la
dcada de los 90 en la Universidad de Granada, seguido por la de Sevilla.
Desde un anlisis amplio, la evolucin mundial de esta iniciativa universitaria ha
pasado, segn Lemieux (1997), por tres momentos histricos como aparece en el
siguiente cuadro:
EVOLUCIN MUNDIAL
DE LOS PROGRAMAS UNIVERSITARIOS PARA MAYORES
ETAPAS ACTIVIDAD EDUCATIVA FINALIDAD/OBJETIVOS
1. Etapa
Servicios educativos concebidos
como programas culturales de
tiempo libre.
Entretener
Favorecer las relaciones sociales
entre las personas mayores
2. Etapa
Actividades educativas para la
participacin y mejora de los
conocimientos de los mayores
Intervencin de los mayores en los
problemas sociales existentes
3. Etapa
Programas educativos reglados, con Plan de Estudios propio, con todas
las caractersticas propias de la enseanza superior y, generalmente,
propuestos desde las Ciencias de la Educacin
401 LBEA
Captulo
05
No obstante, la diferenciacin entre
las etapas no es bice, para que las tres
puedan compatibilizarse. Concretamente
en Espaa la oferta de los P.U.M. se
corresponde fundamentalmente con la
primera y la segunda etapa antes citada.
En la actualidad, segn Stadelhofer
(2002), existen estudios o universidades
para las personas mayores en todos los
pases europeos, la mayora de los cuales
estn conectados a travs de redes na-
cionales:
Muchos de ellos son miembros de la Aso-
ciacin Internacional de las Universida-
des de Tercera Edad (A.I.U.T.A.), fundada
en 1975, que promociona la fundacin y
desarrollo de la U.3.A., el contacto cien-
tfco entre los miembros y la coordina-
cin de las actividades en el campo de la
educacin, los estudios y la investigacin
(para ms informacin consultar http:/
www.aiuta.asso.fr).
Bastantes se aglutinan alrededor de la red
T.A.L.I.S., Tirad Age Learning International
Studies, Estudios Internacionales de
Formacin de la Tercera Edad, que tienen
como objetivo fortalecer el intercambio
de especialistas en el campo de los
estudios de la tercera edad.
Otros se concentran a travs de la red
E.F.O.S., European Federation of Older
Students at Universities, Federacin Eu-
ropea de Estudiantes Mayores Universita-
rios, tiene como objetivo poner en con-
tacto los estudiantes de la tercera edad
de todos los pases Europeos.
Algunos pertenecen a la red L.I.L.L., Eu-
ropean Network Learning in Later Life,
Red Europea de Educacin Permanente
de personas adultas, creado en la confe-
rencia de Ulm, 1996. Esta red es una pla-
taforma de informacin y comunicacin
en Internet para los responsables y para
personas mayores, que convoca reunio-
nes peridicas en forma de conferencia,
talleres, etc. Para ms informacin con-
sultar http:/www.uni-ulm.de/lill.
Adems, existen otras redes nacionales e
internacionales, que se pueden consul-
tar.
5.2.2.- Justifcacin
Justifcar los P.U.M. y tratar de la
integracin de las personas mayores en la
Universidad es equivalente a plantearse
dos temas con un mismo objetivo.
A partir de esta premisa la integracin de
los mayores en la universidad debe abor-
darse desde la perspectiva del cambio de
las universidades en su proceso impara-
ble de democratizacin. Afortunadamen-
te hemos pasado de una universidad eli-
tista a una universidad de masas, de una
universidad dirigida al academicismo a
una universidad con tres grandes fun-
ciones: profesionalizacin, investigacin
y extensin cultural; de una universidad
dirigida slo a jvenes a una universidad
para todas las edades; de una universidad
cerrada a una universidad abierta a los
retos de la sociedad del conocimiento.
402
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
05
Lo expuesto anteriormente justifca la
plena integracin de estos programas en
la Universidad.
Adems, muchas de estas personas consi-
deran que asistir a las aulas universitarias
es una deuda que la sociedad espaola
tienen con ellas, ya que no pudieron asis-
tir en su juventud por razones de ndole
socio-econmicas, polticas o de gnero.
Por ello entendemos que en el siglo XXI
la sociedad y la universidad pueden y
deben saldar dicha deuda.
5.2.3.- Defnicin
Al aproximarnos al estudio de los P.U.M. lo
primero que se debera delimitar concep-
tualmente es qu son y qu no son stos.
Desde este planteamiento es importante
establecer claramente la diferencia entre
la Educacin de Adultos, las Aulas de Ter-
cera Edad, los Talleres Municipales para
Mayores, las Universidades Populares y
los P.U.M., porque bajo el comn deno-
minador de la formacin permanente se
pueden confundir estas cinco formas de
intervencin:
a) La Educacin de Personas Adultas tie-
ne como fnalidad ofrecer a quienes son
mayores de 18 aos, la posibilidad de
adquirir, actualizar o ampliar sus cono-
cimientos y aptitudes para su desarrollo
personal.
b )Las Aulas de la Tercera Edad se pueden
defnir como un foro de acercamiento a
la animacin socio-cultural, que posibili-
ta el desarrollo comunitario de la perso-
na mayor, potenciando sus capacidades
ldicas y creativas en torno a la cultura.
Las Aulas de la Tercera Edad estn organi-
zadas a travs de una Confederacin Espa-
ola de Aulas de Tercera Edad (C.E.A.T.E.).
c) Los Talleres Municipales para personas
mayores son ofertados a la ciudadana
por los gobiernos locales, para que stas
accedan a la formacin continua en dis-
tintos mbitos de conocimientos y de ta-
reas ocupacionales. Estas actividades se
diferencian de los P.U.M., en primer lugar,
en la fnanciacin y enfoque de poltica
local, en segundo lugar en el nivel exigi-
do al alumnado para el acceso, ya que en
estos talleres no se exige un nivel acad-
mico, y en tercer lugar en el profesorado,
que no es universitario.
d) Las Universidades Populares son unas
instituciones que se reanudaron en Espa-
a en 1980 despus de haber sido clau-
suradas tras la Guerra Civil. Son indepen-
dientes de la Universidad y sus objetivos
estn orientados a la formacin de la ciu-
dadana independientemente de la edad.
Sus contenidos son muy variados y estn
orientados a unos programas diversos.
e) Por ltimo, los P.U.M. constituyen,
como seala su fundador el Profesor Pie-
rre Vellas, una institucin universitaria
con tres funciones fundamentales, for-
macin, investigacin y accin social.
De una manera ms explcita lo que de-
fne a los P.U.M. se podra concretar en:
facilitar el acceso a la educacin y a la cul-
tura; dinamizar la vida cultural de la co-
403 LBEA
Captulo
05
munidad impulsando el asociacionismo
y promoviendo la participacin social y
cultural; promover actividades para el
tiempo libre; facilitar oportunidades de
relacin con otras personas fomentando
la convivencia y la tolerancia; posibilitar la
formacin continua; propiciar el desarro-
llo cultural como patrimonio de bienes y
sistema de valores ticos y de solidaridad
y por ltimo, trascender el mbito pura-
mente instructivo y acadmico para en-
frentarse a los problemas educacionales,
que plantea la comunicacin social o las
difcultades inherentes a la sociedad in-
dustrial y de consumo.
Por ltimo, habra que decir, como seala
Casares (2002), que por medio de estos
programas se cuenta con otra posibilidad
ms de convertir un tiempo que poda
ser vacio y tedioso en gratifcante, lleno
de actividad con sentido y en contacto
con otras personas. La alternativa, no slo
cumple los objetivos especfcos de la
participacin social y del enriquecimiento
intelectual y cultural, sino que, de forma
colateral rompe el riesgo del aislamiento y
fomenta la calidad de vida de las personas
mayores. Los estudios realizados se
dirigen en esta orientacin. Baste citar los
resultados obtenidos en la tesis doctoral
de Fernndez C. (2002) de la Universidad
de Sevilla Impacto sobre el desarrollo de
los Programas Universitarios de Mayores,
o en el caso sudamericano (Argentina) la
tesis doctoral del profesor Juni (1999) de
la Universidad de Granada Optimizacin
del desarrollo personal mediante la
intervencin educativa en la adultez y en
la vejez, ambas investigaciones inditas.
5.2.4.- El modelo marco de los
programas universitarios de mayores
de espaa como referencia
El modelo marco de los P.U.M. consen-
suado para Espaa es fruto de un largo
recorrido que se inicia en los primeros
Encuentros Nacionales, contina con la
publicacin por el IMSERSO de la Gua
de Programas Universitarios de Mayores
de Espaa Velzquez M., Fernndez C. y
otros (1999), y sigue con las exposiciones
y debates en diferentes foros. Todo ello
con el objetivo de aunar esfuerzos, inter-
cambiar experiencias y procurar el esta-
blecimiento de unas pautas comunes
que permitieran avanzar conjuntamente
para lograr el reconocimiento acadmi-
co, social y poltico que estos programas
deban tener a nivel nacional.
Lo que se pretende con este modelo
marco no es ni congelar, ni cerrar un plan
de estudios detallado, sino ms bien esta-
blecer las directrices generales y bsicas
a partir de las cuales cada Universidad
aprobar su propio plan en el marco de
la autonoma universitaria. En este sen-
tido, es necesario partir de una serie de
elementos, que han de ser considerados
fundamentales para poder establecer
este marco de referencia.
404
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
05
Desde la perspectiva del anlisis anterior
habra que tener en cuenta:
a) A los posibles destinatarios (personas
mayores);
b) Los objetivos;
c) Los contenidos que conforman los pla-
nes de estudios;
d) La estructura y duracin de las ense-
anzas.
e) La metodologa y
f ) La evaluacin.
Concretando lo anterior se podra concluir
diciendo que para que un programa uni-
versitario del mayores tenga las seas de
identidad como tal debera:
1. Tratarse de un Programa Formativo Su-
perior presentado por una Universidad
(pblica/privada).
2. Ser aprobado por sus correspondien-
tes rganos de gobierno.
3. Estar dirigido y coordinado por un
equipo nombrado por la Universidad,
que se responsabilice con el desarrollo,
evaluacin, actualizacin y seguimiento.
4. Adecuarse a las normas de ordenacin
acadmica de la Universidad.
5.2.5.- Estructura de los programas
universitarios de mayores en
andaluca
A) Destinatarios / as
Probablemente no pueda representarse
una foto fja sobre las caractersticas de
las personas mayores andaluzas, entre
otras razones, porque son heterogneas
y estn en continuo cambio bio-psico-
social. De ah que las expectativas, inte-
reses, motivaciones y necesidades varan
en funcin de la edad, de la poca en la
que se ha vivido, e incluso del lugar en
el que se reside. Probablemente los inte-
reses del alumnado de una gran ciudad
tengan poco que ver con los de una ciu-
dad ms pequea y menos an con los
de poblaciones de mbito rural.
En la actualidad, podemos considerar
una serie de caractersticas muy gene-
rales, salvando las peculiaridades y dife-
rencias antes reseadas. En general, son
personas jubiladas o prejubiladas, con
excelentes condiciones fsicas y menta-
les, que cuentan con tiempo libre que
desean emplear en seguir aprendiendo y
permanecer activos/as intelectualmente.
Para muchas de ellas, es la primera opor-
tunidad de acceder a la Universidad, lo
que representa una meta, que result in-
alcanzable en otras etapas de su vida por
las circunstancias polticas, econmicas
y sociales que vivi la Espaa de la post-
guerra.
405 LBEA
Captulo
05
Entre las personas mayores andaluzas
que acceden a estos programas hay un
grupo importante, que cuenta con una
formacin de grado medio y superior,
que proceden de una formacin tcnica y
que muestran un gran inters, sobre todo,
por las Ciencias Sociales, Humanidades y
Jurdicas.
Los/as destinatarios/as de la mayora de
los Programas Universitarios para per-
sonas mayores, son personas con 50-55
aos cumplidos. No obstante el lmite de
edad para acceder a este tipo de progra-
mas puede ser muy variado y cualquiera
de los lmites que se establezcan pueden
justifcarse por razones diversas, como
los objetivos que se persiguen, el inters
de las Instituciones que lo fnancian, o
la demanda de la poblacin. Se justifca
esta edad, porque incluye a personas ju-
biladas, con jubilacin anticipada o cer-
canas a la jubilacin.
Habra que sealar que en el curso
2007/2008, 70 universidades espaolas
impartan estos programas en 170 sedes
diferentes y con un alumnado cercano a
los 36.000. De stas, 9 universidades son
andaluzas que imparten los programas
en 45 sedes diferentes (urbanas y rurales)
y cuentan con un alumnado superior
a los 7.000, segn fuentes de FADAUM
(Federacin Andaluza de Asociaciones
de Aulas Universitarias de Mayores).
De lo anterior se desprende que el alum-
nado de los Programas Universitarios de
Personas Mayores en Andaluca represen-
ta un 19,4% de Espaa, distribuyndose
por genero aproximadamente entre el
68% de mujeres y un 32% de hombres,
de muy variada edad, estudios y profe-
siones. Esta diversidad puede parecer un
problema a la hora de adaptar las ense-
anzas, sin embargo, creemos que esa
variedad enriquece y facilita algunos ob-
jetivos de estos programas, sin obviar las
difcultades, que conlleva la heterogenei-
dad para la docencia.
Por ltimo habra que sealar que, el
hecho de ofertarse estos Programas de
mayores supone que aceptemos como
mnimo cuatro consideraciones:
1.- Que se puede aprender a cualquier
edad, ya que las debilidades que se pue-
dan derivar de la mayor edad (menos agi-
lidad, menos memoria, menos agudeza
sensorial...), puedan contrarrestarse con
otras fortalezas que se consiguen con los
aos (ms tiempo, ms curiosidad, ms
experiencia, ms constancia).
2.- Que la formacin universitaria no
debe estar orientada solamente a formar
profesionales ms o menos competentes e
investigadores ms o menos productivos,
sino que tambin debe procurar hacer
ms culta a la sociedad en su conjunto,
propiciando la refexin sobre la cultura
y los valores.
3.- Que la educacin, como accin
intencionada, es un proceso de desarrollo
406
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
05
personal que dura toda la vida y en una
sociedad democrtica, con un cierto nivel
de desarrollo econmico, tecnolgico, y
cultural, la educacin permanente es una
necesidad ms que un lujo y la Universidad
es una de las instituciones educativas con
las que cuenta la sociedad.
4.- Que una vez conseguida, en los pa-
ses desarrollados, la utopa de universali-
zacin de la educacin bsica, as como la
ampliacin de la edad de escolarizacin
obligatoria, y la mayor facilidad de acceso
a los niveles educativos no obligatorios,
las instituciones educativas han empeza-
do a preocuparse con mayor intensidad
de aspectos como la mejora de la calidad
educativa en los niveles ya establecidos y
a dar respuesta a una mayor demanda de
la educacin de otros sectores, como es
el caso de las personas mayores.
B) Objetivos de los programas y
elementos organizativos
Los objetivos de los P.U.M. deben estar
especfcamente defnidos y constituyen
el segundo aspecto que ha de tenerse
en cuenta para la toma de decisiones
relativas al desarrollo de las enseanzas.
Estos objetivos se podran agrupar en
dos bloques:
1. Objetivos formativos dirigidos a:
g Proporcionar una formacin univer-
sitaria que facilite el desarrollo de un
aprendizaje autnomo.
g Divulgar, ampliar o actualizar el cono-
cimiento y la cultura entre las personas
mayores.
g Promover un mejor conocimiento del
entorno para obtener un mayor provecho
de las ofertas de ocio (culturales, fsicas,
intelectuales, ...) en la sociedad.
g Favorecer el desarrollo personal de
capacidades y valores de las personas
mayores desde la perspectiva de la for-
macin a lo largo de toda la vida.
g Facilitar el acceso a otros estudios uni-
versitarios a aquellas personas que, des-
pus de cursar enseanzas especfcas,
para mayores, acrediten tener la forma-
cin necesaria para cursarlos.
2. Objetivos sociales orientados a:
g Mejorar la calidad de vida, a travs del
conocimiento y de las relaciones que se
establecen en el mbito universitario.
g Potenciar el desarrollo de las relacio-
nes intergeneracionales, facilitando la
transferencia de saberes y actitudes a tra-
vs de la experiencia.
g Desarrollar la formacin para el volun-
tariado en colaboracin con los Servicios
Sociales y de la Comunidad, as como con
otras instituciones.
g Facilitar recursos para la adaptacin al
cambio y a las realidades contemporneas.

407 LBEA
Captulo
05
Entre los elementos organizativos bsicos
de estas enseanzas especfcas habra
que destacar:
1.- Un plan de estudios estable con espe-
cifcaciones de adscripcin a las corres-
pondientes reas de Conocimiento, que
imparten formacin en las diferentes ti-
tulaciones.
2.- Una duracin del programa en
relacin con el curso acadmico, fjando
su tiempo de inicio y fnal de acuerdo con
el calendario universitario (septiembre-
junio).
3.- La programacin en sus diferentes
cursos y niveles, con una adecuada carga
lectiva (mnima y mxima) preestablecida
por cada curso acadmico.
4.- El nivel de competencia alcanzado por
los alumnos debe ser evaluado por los
diferentes procedimientos habituales en
el contexto universitario atendiendo a las
caractersticas de los sujetos. No se trata
de un programa de simple asistencia
pasiva.
5.- La garanta de un nivel de formacin
para que esta sea reconocida por la
propia Universidad y las instituciones
educativas superiores, otorgando ttulo
y/o certifcado pertinente.
C) Seleccin de los contenidos
No parece oportuno proponer un listado
de materias, sino que cada Universidad
de la Comunidad Autnoma Andaluza
debera seleccionar las que considere ms
convenientes en funcin de al menos los
tres criterios siguientes:
a) El contexto cultural, econmico y social
en el que se inscribe cada programa.
b) La interdisciplinariedad, seleccionando
la temtica de los diferentes campos de
conocimiento y titulaciones.
c) La disponibilidad y adecuacin del pro-
fesorado para este tipo de alumnado.
Teniendo en cuenta los tres aspectos
anteriores, pasamos a mostrar una pro-
puesta sobre las enseanzas que debe-
ran formar parte de los Programas Uni-
versitarios de Mayores. Propuesta que es
abierta y orientativa, ya que cada Univer-
sidad deber adecuarla a su propio con-
texto haciendo uso de su autonoma.
Los contenidos que se proponen se
organizarn en torno a diferentes reas
de Conocimiento, seleccionando aquellas
que mejor se adecuan a las peculiaridades
de este tipo de Programas.
408
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
05
RESUMEN N6
REAS PROPUESTAS EN LOS
PROGRAMAS UNIVERSITARIOS MAYORES
1.- Humanidades y Ciencias Sociales
2.- Ciencias Jurdicas y Econmicas
3.- Ciencias de la Tierra y del Medio Ambiente
4.- Ciencias Biosanitarias
5.- Ciencias Tecnolgicas
D) Estructura y duracin de las enseanzas
Siguiendo una estructura similar a la de otras Titulaciones Universitarias consideramos
que las materias de los Programas Universitarios de Personas Mayores tendrn una
clara orientacin interdisciplinar y debern organizarse en: materias obligatorias,
que cursarn todos los alumnos del Programa, y materias optativas, entre las que los
alumnos podrn elegir las que determine cada Universidad, adems proponemos
incluir actividades complementarias de carcter socio-cultural que completarn esta
oferta acadmica.
La fnalidad preferente de las materias obligatorias estar encaminada a la divulgacin
o profundizacin de diferentes temas cientfco-culturales, facilitando el anlisis y la
refexin sobre aspectos relacionados con:
g Uno mismo y con otras personas,
g el entorno natural, social, cultural y cientfco,
g la evolucin y aportaciones de la Humanidad,
g la sociedad y la cultura actual y futura.
409 LBEA
Captulo
05
Con las materias optativas se pretende:
g Ampliar o profundizar en diferentes
campos de la cultura que pudieran inte-
resar al alumnado.
g Crear o desarrollar actitudes sobre
algunos aspectos dela sociedad actual a
travs de una informacin crtica y plural,
para que puedan decidir la forma de par-
ticipacin adecuada.
g Potenciar la creacin o el desarrollo de
diferentes afciones culturales para una
utilizacin ms gratifcante del tiempo
de ocio.
g Facilitar el acceso, como libre oyente,
a titulaciones universitarias.
g Servir de ayuda para resolver u orientar
en la resolucin de algunos problemas
de tipo jurdico y sanitario, que puedan
presentarse a los mayores.
g Facilitar el acceso a la investigacin a
las personas mayores interesadas.

La duracin de cada una de las materias
obligatorias y optativas se propone que
oscile en torno a 1 crdito ECTS como m-
nimo para poder abordar la correspon-
diente temtica, no slo con rigor, sino
con una cierta amplitud y profundidad.
Las actividades complementarias se
incluirn como una oferta acadmica
para conseguir los siguientes objetivos:
1. facilitar las relaciones intergeneracio-
nales,
2. promover el acceso a actividades cul-
turales y recreativas,
3. potenciar las relaciones con otras ins-
tituciones.
4. profundizar y/o divulgar algunos te-
mas concretos.
La propuesta de actividades complemen-
tarias puede ser muy variada, tanto en el
tipo como en la temtica o la duracin. A
modo de ejemplo sealamos las siguien-
tes: Conferencias; recitales de poesa y/o
canciones; mesas redondas; grupos de
teatro; debates intergeneracionales; co-
ros; visitas y viajes culturales; cine-frum;
cursos monogrfcos tericos y/o prcti-
cos y talleres; grupos de creacin potica
y literaria; comentarios de prensa-radio-
TV; concursos: relatos, pintura
La duracin mnima del programa debe-
ra ser de tres aos, que coincide con la
duracin de la mayora de las distintas
universidades espaolas, aunque se po-
dra ampliar si se estimara conveniente.
Al fnal de los estudios debera obtenerse
un ttulo o certifcado ofcial, ya que esto
permitira la movilidad y convalidacin a
nivel estatal. Tambin se podra pensar
en programas de cinco aos o similares.
En cuanto al calendario, se entiende que
este debera ser el mismo que el calen-
410
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
05
dario universitario, de septiembre a ju-
nio, con posibilidad de realizacin de las
pruebas pertinentes en septiembre para
todos/as aquellos/as alumnos/as que no
superaran las materias en las convocato-
rias ordinarias.
Por ltimo, desde el punto de vista de la
estructura, convendra aadir dos aspec-
tos concretos relacionados con la infra-
estructura y la ordenacin acadmica,
que tan necesarios son para conseguir
los objetivos propuestos. Los aspectos a
considerar en este mbito seran los si-
guientes:
1.- Estos programas deben realizarse en
el espacio universitario, siempre que sea
posible, y en cualquier caso poniendo
medios y las instalaciones de la universi-
dad al servicio de las personas mayores,
sin ningn tipo de discriminacin. Todo
ello para favorecer la convivencia con las
personas ms jvenes.
2.- La responsabilidad de la docencia co-
rresponde al profesorado universitario en
sus diferentes categoras. Si se estimara
conveniente, los/as responsables docen-
tes solicitarn la colaboracin de otros/as
expertos/as y colaboradores/as.
E) El enfoque metodolgico
fundamentado en la Gerontagoga
El enfoque de las materias debe adecuar-
se, tanto a los objetivos, como a las carac-
tersticas de los destinatarios, sin olvidar
el carcter universitario de estos progra-
mas. Es decir, el enfoque que damos a es-
tas enseanzas no conducir a que la so-
ciedad tenga mejores profesionales, sino
al desarrollo personal para conseguir una
sociedad ms culta y ms humanizada.
La metodologa, deber facilitar la con-
secucin de los objetivos, sin olvidar que
algunas metas se lograrn, no por los
contenidos elegidos, sino por la forma en
que se aborden y por la metodologa que
fundamente las actividades del proceso
de enseanza-aprendizaje.
Teniendo en cuenta: los objetivos, los
contenidos y los/as destinatarios/as pro-
ponemos una diversifcacin metodol-
gica, que combine clases expositivas con
apoyo de materiales impresos y/o audio-
visuales con las clases prcticas y los tra-
bajos en grupo, que oriente y dinamice
el/la profesor/a, as como clases coopera-
tivas en las que se favorezca el aprendiza-
je entre iguales a partir de la experiencia
del alumnado y el/la profesor/a. Tambin
deber potenciarse el trabajo individual
con mayor o menor tutorizacin, para lo-
grar una mayor autonoma y posibilidad
de autoformacin.
De lo expuesto anteriormente se podran
extraer las siguientes conclusiones:
1.- Que los contenidos de las diferentes
materias deben adaptarse al nivel de
formacin del alumnado, tratando de
ajustar el rigor cientfco de los contenidos
411 LBEA
Captulo
05
a la capacidad de comprensin de los
propios sujetos (Principio de adecuacin
de los contenidos).
2.- Que los programas debern tener
en cuenta las situaciones especfcas de
aprendizaje de las personas mayores
(tiempos/ritmos, intereses y motivacin)
(Principio personalizacin del aprendiza-
je).
3.- Que el curso universitario podr com-
plementarse con otro tipo de actividades
de carcter sociocultural, integrando con
ella los aspectos estrictamente acadmi-
cos propios de la Institucin en la que se
enmarca (Principio de integracin de lo
acadmico y la realidad socio-cultural).
F) Evaluacin
La evaluacin como actividad intencio-
nal y compleja debe formar parte de las
decisiones en el diseo de cualquier pro-
grama formativo, para valorar en qu me-
dida se han alcanzado los objetivos pre-
vistos, cmo ha funcionado el proceso y
qu resultados se han alcanzado.
La evaluacin se considera por ello un
instrumento imprescindible para regular
los procesos formativos y para la acredi-
tacin de los conocimientos alcanzados.
Siguiendo las fases del proceso evaluador
el procedimiento sugerido consistira en:
a) Recoger informacin que sea fable
y vlida, seleccionando los mtodos e
instrumentos adecuados para obtener
los datos necesarios cuantitativos y/o
cualitativos.
b) Emitir juicios que supongan compara-
cin con un marco de referencia.
c) Tomar decisiones que pueden ser va-
riadas y nos lleven a mantener o modif-
car algunos aspectos del programa.
Por otra parte se estima que deber eva-
luarse tanto la consecucin de los obje-
tivos propuestos (producto), como el de-
sarrollo del propio programa (proceso).
En resumen, desde nuestro punto de
vista, entendemos que se deba incorporar
una evaluacin inicial (tanto la de partida
para acceder al programa, como en cada
materia), una evaluacin procesual (atenta
al desarrollo del programa en todos sus
aspectos), una evaluacin de resultados,
as como una evaluacin de impacto (que
permita comprobar la aplicacin real de los
conocimientos y experiencias alcanzados
por el alumnado en la Universidad).
412
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
05
CUADRO RESUMEN N 7
ESTADSTICAS DE LOS PUM EN LA COMUNIDAD AUTNOMA ANDALUZA
CURSO 2009/2010
Almera y provincia (Roquetas)
Nombre del Programa: Universidad de Mayores. Ciencia y Experiencia.
N Alumnos/as Totales: 571.
Nombre de la Asociacin: Asociacin de Mayores en la Universidad de Almera
Concha Zorita.
N de Socios: 76.
Cdiz y provincia (Jrez de la Frontera y Algeciras)
Nombre del Programa: Aula Universitaria de Mayores.
N Alumnos/as Totales: 1.106.
Nombre de la Asociacin: Asociacin Universitaria de Mayores Gaudeamus Igitur.
N de Socios: 536.
Crdoba y provincia (Cabra, La Carlota, Lucena, Puentegenil, Priego de
Crdoba y Pearroya)
Nombre del Programa: Ctedra Intergeneracional Profesor Francisco Santisteban.
N Alumnos/as Totales: 2.352.
Nombre de la Asociacin: Asociacin de Alumnos de la Ctedra Intergeneracional
Profesor Francisco Santisteban.
N de Socios: 242
413 LBEA
Captulo
05
Granada, provincia (Motril, Guadix, Baza y rgiva) y Ceuta
Nombre del Programa: Aula Permanente de Formacin Abierta.
N Alumnos/as Totales: 911.
Nombre de la Asociacin: Asociacin de Alumnos del Aula Permanente de
Formacin Abierta de la Universidad de Granada (ALUMA) y Asociacin de
Alumnos y Ex alumnos del Aula Permanente de la Universidad de Granada en
Ceuta (AULACE).
N de Socios totales: 643.
Huelva y provincia (Cartalla, Lepe, Puebla de Guzmn y Moguer)
Nombre del Programa: Aula de Mayores y de la Experiencia.
N Alumnos/as Totales: 572.
Nombre de la Asociacin: Asociacin Universitaria del Aula de Mayores y de la
Experiencia de la Universidad de Huelva.
N de Socios: 141.
Jan y provincia (Linares, beda y Alcal la Real)
Nombre del Programa: Programa Universitario de Mayores.
N Alumnos/as Totales: 503.
Nombre de la Asociacin: No existe
N de Socios: 0.
Mlaga y provincia (Antequera, Benalmdena, Fuengirola, Marbella, Mijas
Pueblo y Las Lagunas, Nerja y Vlez-Mlaga)
Nombre del Programa: Aula de Mayores.
N Alumnos/as Totales: 1.246.
Nombre de la Asociacin: Asociacin de Mayores Amigos de la Universidad de
Mlaga (AMADUMA).
N de Socios: 455.
414
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
05
Sevilla Hispalense y provincia (Arahal, Carmona, Cazalla de la Sierra, Ecija,
Estepa, Mairena del Aljarafe, Morn de la Frontera, Osuna, Utrera y Sanlucar
la Mayor)
Nombre del Programa: Aula de la Experiencia.
N Alumnos/as Totales: 1.558.
Nombre de la Asociacin: Asociacin Universitaria del Aula de la Experiencia de la
Universidad de Sevilla.
N de Socios: 275.
Sevilla Universidad Pablo de Olavide (UPO). Slo provincia (Alcal de
Guadaira, Almensilla, Aznalcllar, Bormujos, Carmona, Castilleja de la Cuesta,
Gerena, Gilena, Gines, Herrera, La Rinconada, Marchena, Montellano y
Salteras)
Nombre del Programa: Aula Abierta de Mayores.
N Alumnos/as Totales: 645.
Nombre de la Asociacin: Asociacin Universitaria Ciudad de Carmona.
N de Socios: 100.
* Nota: datos facilitados por FADAUM. La inclusin de Ceuta y Melilla se debe a que
son sedes dependientes de la Universidad de Granada.
Para fnalizar, y a modo de sntesis, se presenta un cuadro del modelo marco de los
P.U.M. de Espaa, consensuado por las Universidades Andaluzas, como conclusin de
los aspectos fundamentales tratados en este epgrafe.
415 LBEA
Captulo
05
RESUMEN N 8
ESQUEMA DE LA PROPUESTA BASE PARA UN MODELO-MARCO DE
PROGRAMAS UNIVERSITARIOS DE MAYORES EN ESPAA
CURSOS
- Como mnimo (programa especfco)
Sin limitacin (programa normalizado)
CALENDARIO De septiembre a junio
ESTRUCTURA
1er. Ciclo:
De 15 a 20 crditos mnimo por curso. Carga total no
inferior a 400-450 horas (para los 3 cursos)
2 Ciclo:
- Estudios reglados en diferentes titulaciones
(Facultades y Escuelas Universitarias)
- Ofertar diferentes programas para continuar
aprendiendo a lo largo de toda la vida
NMERO Y
TIPO DE MATERIAS
- Materias de amplio espectro temtico repartidas entre 5 campos
temticos como mnimo.
- No inferiores a 20-30 horas lectivas por materia
- Obligatorias
- Optativas
- Actividades complementarias
(fuera del cmputo de horas lectivas)
HORARIO
- Distribuido entre los tres cursos de modo equitativo y
compensado.
- Horario maana/tarde.
De 2 a 5 das de clase a la semana de 2 3 horas diaria
ADSCRIPCIN DE
MEDIOS
- Centro propio: administracin y gestin acadmica.
- Infraestructuras propias del centro.
- Comunes y generales de la Universidad
CAMPOS
TEMTICOS
1.- Humanidades y Ciencias Sociales
2.- Ciencias Jurdicas y Econmicas
3.- Ciencias de la Tierra y del Medio Ambiente
4.- Ciencias Biosanitarias
5.- Ciencias Tecnolgicas
416
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
05
Recomendamos :
9
.-Acercar los diferentes programas
formativos de mayores al contexto
rural.
10
.-Apoyar los programas uni-
versitarios de mayores para su
desarrollo y mejora cualitativa.
11
.-Favorecer la formacin conti-
nua y permanente con apoyo
de las asociaciones de mayores
de las diferentes Universidades Andaluzas.
12
.-Optimizar las relaciones in-
tergeneracionales en el mbi-
to universitario.
13
.-Incentivar la participacin
de los programas universita-
rios de mayores como dina-
mizadores de su entorno sociocultural.
5.3.- LAS PERSONAS MAYORES Y
LAS NUEVAS TECONOLOGAS
Parece obvio, que, para adaptarse con
xito a los continuos cambios que se pro-
ducen en la sociedad del Siglo XXI, las
personas mayores deben poder adqui-
rir, ampliar o renovar sus conocimientos,
aptitudes y capacidades cada vez ms
en perodos ms cortos de tiempo. En
este proceso de adaptacin el uso de las
tecnologas de la informacin y de la co-
municacin es imprescindible para evitar
la exclusin social por falta de acceso a
recursos y conocimientos esenciales para
la vida actual.
Por tanto, se requieren nuevos enfoques
en los que el aprendizaje a lo largo de
la vida ser una pieza clave, superand o
la idea de que la formacin slo puede
obtenerse en una etapa de la vida, la de
estudiante.
Por ello, el desarrollo de las Nuevas Tec-
nologas y de la Sociedad de la Infor-
macin no puede ser ajeno a las Personas
Mayores. La formacin de la ciudadana
para el acceso a la Sociedad de la Infor-
macin tiene que hacer especial hincapi
en el grupo poblacional de las personas
mayo res- Si el envejecimiento activo re-
quiere un elemento de participacin,
sta no puede verse obstaculizada por el
desarrollo de una brecha digital de edad
que lleve a la marginalidad informtica.
Por ello, se exige formacin especfca en
nuevas tecnologas.
Los benefcios que aportan las nuevas
tecnologas de la Informa cin y Comuni-
cacin a las Personas Mayores son inne-
gables: mejoran su capacidad cognitiva,
previenen su deterioro y estimulan su
memo ria. Adems hacen crecer su au-
toestima y su integracin y participa cin
social.
Segn el Informe Espaa 2008 de la Fun-
dacin Orange resulta que en Espaa el
uso que los mayores hacen de las Tecno-
logas de la Informacin es cada vez ms
417 LBEA
Captulo
05
importante aunque an se separa bas-
tante de los hbitos de las personas ms
jvenes en varios sentidos: las utilizan
menos y para fnes distintos. Entre los
mayores la evolucin ha sido an ms es-
pectacular, en los cinco aos que median
entre el inicio y el fnal de la serie,( 2003-
2007) el nmero de usuarios de ordena-
dores de 65 a 74 aos ha aumentado en
un 35,6%, pero el de usuarios de Internet
lo ha hecho en un 92,6% .
Aqu se rompe otro paradigma: Las per-
sonas mayores cada vez le tienen menos
miedo a Internet y tampoco hemos de
limitar las nuevas tecnologas a Internet.
La TDT ofrece grandes posibilidades, as
como las nue vas generaciones de la tele-
fona mvil.
Lo anterior cobra sentido en un mundo
donde han surgido nuevas realidades
como el comercio electr nico a travs
de Internet, las videoconferencias, la te-
lemedicina o las plataformas digitales.
Hasta ahora nunca las nuevas tecnolo-
gas haban tenido un papel tan prepon-
derante en la vida cotidiana, pues no slo
nos ofrecen todo tipo informacin o for-
macin, sino que nos sirven para comu-
nicarnos con los/as dems, introducin-
dose en todos los mbitos de nuestras
vidas. De esta manera estn cambiando
nuestra manera de hacer las cosas: de
trabajar, de divertirnos, de relacionarnos
y de aprender. Las personas mayores no
pueden quedar al margen de este movi-
miento, por ello han de aprender tambin
con las nuevas tecnologas y a lo largo del
captulo hemos defendido que envejecer
es vivir y que la pedagoga jams dar un
no a la educabilidad del alumnado, cual-
quiera que sea la etapa la vida y su edad.
Lo expuesto con anterioridad viene a
confrmar que se abren nuevas pers-
pectivas en el mbito de la educacin
permanente. Perspectivas que deben ir
acompaadas de las cautelas necesarias,
para que la tcnica no vaya por delante o
deje de lado a las personas. Cautelas que
en forma de condiciones, deben cumplir-
se para que la teleformacin tenga posi-
bilidad de producir aprendizajes.
Por ello se ha de tener en cuenta, que la
sociedad digital, el hogar digital, el tele-
trabajo, la teleformacin, son realidades
cada vez ms presentes, auspiciadas por
el exponencial crecimiento del nmero
de ordenadores, de la reduccin de sus
precios, de los progresos en la rapidez de
procesamiento, as como de la imparable
aparicin de software, que permiten sa-
car ms partido a los potentes ordenado-
res actuales.
Desde esta ptica, Jaques Delors, (1996),
p. 198, en el informe de la Comisin de la
UNESCO, titulado La educacin encierra
un tesoro afrma: La Comisin desea po-
ner claramente de relieve que esas nuevas
tecnologas estn generando ante nues-
tros ojos una verdadera revolucin, que
afecta tanto a las actividades relacionadas
con la produccin y el trabajo, como a las
actividades ligadas a la educacin y a la for-
macin as pues, las sociedades actuales
son, de uno u otro modo, sociedades de
418
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
05
informacin, en las que el desarrollo de las
tecnologas puede crear un entorno cul-
tural y educativo capaz de diversifcar las
fuentes del conocimiento y del saber.
Hasta ahora, la formacin haba sido sin-
nimo de cursos de formacin. Aunque hay
que reconocer la existencia de mltiples
experiencias de autoformacin, semina-
rios y grupos de trabajo, sin embargo, las
posibilidades que ahora se ofrecen con la
incorporacin de las nuevas tecnologas
para la formacin son amplsimas.
Una de las respuestas que los sistemas
de formacin estn comenzando a per-
feccionar es el que denominamos como
teleformacin, que, segn FUNDESCO,
(1998) p. 56, es un sistema de imparticin
de formacin a distancia apoyado en las
TICs (tecnologas, redes de telecomunica-
cin, videoconferencias, TV digital, mate-
riales multimedia), que combinan distin-
tos materiales pedaggicos: instruccin
clsica (presencial o autoestudio), las
prcticas, los contactos en tiempo real
(presenciales, videoconferencias chats)
y los contactos en diferido (tutores, fo-
ros de debate, correo electrnico). Por
todo ello, la teleformacin se est conf-
gurando como una herramienta de gran
utilidad.
La teleformacin a la que nos referimos
es aquella, que utiliza todas las poten-
cialidades de la Red Internet, as como
de los desarrollos paralelos que Internet
est promoviendo. Nos estamos refrien-
do, por tanto, a una formacin, que uti-
liza el ordenador como principal recurso
tecnolgico, que emplea hipermedia, as
como la comunicacin digital. As, la tele-
formacin permite confgurar diferentes
escenarios formativos que, combinados,
pueden proporcionar un aprendizaje
ms signifcativo.
En resumen, para terminar, habra que
decir que, se han mostrado algunas ideas
que podran suponer una me jora en la
adaptacin al entorno y la comunicacin
de las personas mayores, si se atreven a
usar Internet. En general, pensamos que
las personas mayores del siglo XXI tienen
planteados nuevos retos que obligan a
dar por parte de todos, nuevas respues-
tas. Se impone una bsqueda de ideas
que puedan realmente llevarse a la prc-
tica y ayuden a conseguir una mayor cali-
dad de vida. Creemos que Inter net puede
ser una de ellas.

419 LBEA
Captulo
05
Por ltimo se presenta un estudio comparativo por regiones del uso del ordenador,
Internet y telfono mvil por parte de las personas mayores de 65 aos, INE, (2008).
Porcentaje de personas
mayores de 65 aos
que han utilizado
el ordenador en los
ltimos 3 meses
Catalua 20,60
Madrid (Comunidad de) 18,80
Navarra (Comunidad Foral de) 12,20
Aragn 11,50
Balears (Illes) 9,90
Pas Vasco 9,90
Cantabria 9,40
Comunitat Valenciana 8,00
Asturias (Principado de) 7,70
Andaluca 6,20
Castilla y Len 5,20
Canarias 4,80
Galicia 4,30
Murcia (Regin de) 4,10
Extremadura 3,20
Rioja (La) 2,40
Castilla-La Mancha 2,30
420
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
05
Personas mayores de 65 aos
que han utilizado Internet en
los ltimos 3 meses
Catalua 19,40
Madrid (Comunidad de) 15,30
Aragn 9,40
Navarra (Comunidad Foral de) 8,60
Balears (Illes) 7,90
Comunitat Valenciana 7,80
Pas Vasco 6,80
Cantabria 6,20
Andaluca 5,20
Canarias 4,80
Asturias (Principado de) 4,70
Galicia 4,60
Castilla y Len 3,70
Murcia (Regin de) 3,20
Extremadura 2,70
Rioja (La) 2,40
Castilla-La Mancha 2,30
421 LBEA
Captulo
05
Personas mayores de 65
aos que usan telfono
mvil
Madrid (Comunidad de) 70,20
Catalua 70,00
Comunitat Valenciana 63,20
Pas Vasco 60,80
Asturias (Principado de) 59,50
Cantabria 58,50
Castilla y Len 54,40
Navarra (Comunidad Foral de) 53,40
Canarias 52,60
Andaluca 51,60
Extremadura 49,90
Rioja (La) 49,10
Galicia 48,50
Murcia (Regin de) 48,30
Balears (Illes) 47,50
Aragn 46,80
Castilla-La Mancha 35,80
422
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
05
Formulamos las siguientes
recomendaciones:
14
.- Promover las nuevas tec-
nologas entre las personas
mayores.
Para ello sera conveniente:
g Facilitar instrumentos para el aprendi-
zaje sobre las nuevas tecnologas.
g Organizar cursos de formacin sobre
las nuevas tecnologas.
g Desarrollar programas para la integra-
cin de las personas mayores en la so-
ciedad de la informacin y de las nuevas
tecnologas.
Motivar a las personas mayores para el
uso de las nuevas tecnologas.
15
.- Facilitar el acceso a las nue-
vas tecnologas, a medida
que se envejece, especial-
mente en el medio rural. Aprovechando
de forma coordinada el uso de los recur-
sos disponilbles.
Para ello sera conveniente:

g Impartir de forma presencial y/o virtual
la formacin continua para aprender el
uso del ordenador y de Internet.

g Facilitar a las asociaciones de perso-
nas mayores la instalacin de equipos
informticos.
g Potenciar el acercamiento intergene-
racional a travs de cursos de tecnologa
digital que les permitan aprender a co-
municarse y trabajar juntos/as.
g Aumentar la inversin de proyectos de
investigacin, desarrollo e innovacin,
cuyo objetivo sea las NTICs para su uso a
medida que se envejece.

6.- LAS PERSONAS MAYORES
COMO PROTAGONISTAS

Cuando se trata sobre las personas mayo-
res, no deberamos entender que stas son
exclusivamente receptoras de servicios,
programas o actividades, sino que, desde
la ptica del envejecimiento activo, habra
que considerarlas como agentes protago-
nistas del cambio de la percepcin social
de este grupo de poblacin.
Desde esta perspectiva se entender me-
jor que las recomendaciones que aqu se
sugieren tengan sentido y sean coheren-
tes desde la perspectiva de envejecer ac-
tivamente.
Tres son los programas concretos que se
proponen en este epigrafe:
g El primer programa hace referencia a
las personas mayores como difusoras de
cultura y conocimiento.
423 LBEA
Captulo
05
g El segundo trata sobre las personas
mayores como difusoras de la lectura,
tanto entre los de su misma edad como
entre los ms jvenes.
g El tercero y ltimo se refere a las
personas mayores como difusoras de
experiencia y tradicin del patrimonio
inmaterial.

6.1.- LAS PERSONAS MAYORES
TRANSMISORAS DE CULTURA Y
CONOCIMIENTO
La cultura est reconocida, junto con el
gnero, como un determinante transver-
sal del envejecimiento activo. Hablamos
de cultura en el sentido de legado vivo,
inmaterial y como signifcante social. Por
tanto, nos referimos a un componente
social fundamental, multidimensional y
variable de gran complejidad.
Podra parecer que, por tanto, tratamos
de una materia no slo inconsistente (que
no lo es), sino intrnsecamente complica-
da en su haber para disear modelos de
cambio. Pero la cultura como sector de
actividad alberga un potentsimo caudal
de recursos sociales, polticos y econmi-
cos para la innovacin y la transforma-
cin. Adems, su carcter como rea le
infere un enorme potencial educativo y
experiencial, ya que est cargada de va-
lores. De ah que no debamos olvidar que
es un derecho.
Por otra parte, dentro de este magma
cultural de partida, se subsumen los este-
reotipos que, a veces (en tanto en cunto
sean negativos), contribuyen al inmovi-
lismo social, a la desigualdad e incluso a
la violencia, provocando confictos indivi-
duales y sociales, reticencias y bloqueos
al cambio y en defnitiva discriminacin,
Moreno (2001).
Ante ello y precisamente desde la cultura,
desde la produccin y la difusin cultural,
podemos luchar con ms fuerza, gene-
rando nuevas imgenes e idearios, mayor
creatividad, espritu crtico y fexibilidad
para todos/as. Podemos avanzar cuida-
dosamente y utilizar la produccin cultu-
ral como medio indirecto de transmisin
y afanzamiento del nuevo paradigma: el
envejecimiento activo, contribuyendo al
cambio de imagen y a la percepcin, que
sobre las personas mayores se tiene. No
obstante, hay que estar vigilantes, para
que ello no coarte o condicione la liber-
tad creativa.
Sin embargo, hay que tener en cuenta,
que el concepto de cultura no puede
reducirse al caudal de conceptos adqui-
ridos, como si de un grado de instruccin
se tratase, pero lo cierto es que muchas
personas mayores, en nuestra comuni-
dad autnoma andaluza, sufren las con-
secuencias de una defcitaria instruccin
y un bajo nivel de formacin, debido
fundamentalmente a razones socioeco-
nmicas y polticas de otrora afortunada-
mente ya superadas.
424
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
05
Este insufciente nivel cultural limita, sin
duda, su capacidad de una mayor parti-
cipacin en los diversos sectores y aspec-
tos de la vida cultural.
Esta pobreza educativa de parte de la
poblacin mayor ha convertido a las
personas mayores jubiladas ms en un
cese, que en una liberacin para realizar
proyectos o acciones deseables. Baste
citar que muchas personas mayores nunca
o casi nunca leen libros o novelas; que es
minoritaria la asistencia a espectculos
(cines, teatro, conciertos) que algunos/as
ni siquiera disfrutan de vacaciones.
A todo ello se une la actitud indiferente, a
veces hostil, de parte de la sociedad con
respecto a los bienes culturales de los
que son innegablemente depositarios
las personas mayores. Al ignorarlas, al no
valorarlas, se est rechazando el legado
patrimonial muy enriquecedor para la
ciudadana y se est renunciando a la
conservacin de las races, provocando en
ocasiones discontinuidad en el desarrollo
sociocultural de las ciudades y pueblos.
Afortunadamente, lo expuesto anterior-
mente, va dejando paso a una tendencia
hacia el reconocimiento social del va-
lor que custodian las personas mayores
como conservadoras y difusoras de cul-
tura y conocimiento.
Por otra parte, habra que tener en cuen-
ta que, las nuevas generaciones que van
accediendo a la jubilacin poseen un
bagaje cultural muy superior al de hace
unas dcadas y, por tanto, estn en con-
diciones ptimas de ser difusores de cul-
tura y conocimiento y de esta forma, pro-
tagonistas activas de su propia historia,
como ciudadana consciente y preactiva.
Por tanto, se considera necesario poten-
ciar el reconocimiento pblico de esta
funcin y promover el incremento de la
provisin de medios (espacios y canales)
para la transferencia de esta herencia so-
cial y mejorar la cadena de transmisin.
Desde la ptica anterior se puede con-
siderar, que no solamente las personas
mayores son acreedoras de formacin
permanente y continuada a lo largo de
toda la vida, sino que desempe an un
destacado papel en la difusin de la cul-
tura y el conocimiento, especialmente en
las generaciones ms jvenes.
Lo expuesto anteriormente nos lleva a ma-
nifestar, que las personas mayores no son
sujetos pasivos del mundo que les ro dea,
sino todo lo contrario. El potencial huma-
no y profesional de este colectivo, ju bilado
o no, es un valor a tener en cuenta.
Por otra parte es muy interesante, que las
personas mayores pongan parte de su
tiempo libre en actividades relacionadas
con la difusin del patrimonio cultural
de su pueblo o ciudad y de esa manera
estn mejorando su bienestar personal,
salud integral y calidad de vida, perma-
neciendo activos y tiles a la sociedad a
la que pertenecen. Al mismo tiempo que
425 LBEA
Captulo
05
promueven y dan a conocer los mu seos
y monumentos, aumentan el nmero de
sus visitantes individua les y grupales y
ensean sus exposiciones permanentes y
temporales a nios y jvenes, jubilados y
pensionistas, as como a otros colectivos
sociales alejados del disfrute de los bie-
nes culturales. De esta forma se estable-
cen relaciones intergeneracionales, que
son muy favorecedoras entre las diferen-
tes edades.
El valor del patrimonio cultural radica en
su signifcado colectivo, como signifcan-
te social. Es por tanto, de la ciudadana y
sta tiene el derecho y el deber de man-
tenerlo vivo como legado comn. Las
personas mayores se convierten, de esta
manera, en agentes culturales o motiva-
dores culturales en un nuevo modelo de
educacin.
A modo de ejemplo, baste citar, a nivel
nacional, el Programa Voluntarios cultu-
rales mayores de museos y catedrales de
Espa a.
Este programa nace en el ao 1993 con
el apoyo de la Unin Europea y est
promovido, dirigido y coordinado por
la Confederacin Espaola de Aulas de
Tercera Edad (CEATE), entidad sin nimo
de lucro de mbito estatal. Cuenta con
la colaboracin de Obra Social Caja Ma-
drid y el apoyo del Ministerio de Cultu-
ra y del Ministerio de Trabajo y Asuntos
Sociales (IMSERSO). Desde el inicio ha
recibido tambin el valioso apoyo de la
Federacin Espaola de Amigos de los
Museos (FEAM) y de diversas organiza-
ciones de personas mayores. Este progra-
ma recibi el Premio Extraordinario del
IMSERSO 1998 y el Premio Nacional J-
BILO 2000.
Si se quisiera participar en este volun-
tariado lo nico que tendra que hacer
sera inscribirse en el programa y las per-
sonas seleccionadas recibiran un breve
curso de formacin sobre Voluntariado
Cultural, Personas Mayores y Museos y,
posteriormente, seran destinadas al Mu-
seo elegido por cada Voluntario/a segn
sus motivaciones y preferencias a fn de
ser capacitadas sobre la exposicin per-
manente y las materias propias de cada
Museo.
A nivel autonmico andaluz, citaremos
como ejemplos las iniciativas culturales
relacionadas con el envejecimiento activo
con el programa La Alhambra ms cerca
y La Alambra educa. Programas de volun-
tariado de las personas mayores para la vi-
sita, acompaada y comentada, al museo
de la Alhambra. Estos programas estn
pensados para colectivos de estudiantes,
personas mayores y grupos de carcter
cultural y social. Como reconocimiento
a la labor que llevan realizando han sido
objeto de copremios como: Premio Ex-
traordinario del IMSERSO 1988 y poste-
riormente Premio Jubilo 2000.
Tambin habra que aadir aqu los clu-
bes de lectura de las bibliotecas y el pro-
426
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
05
ceso de educacin y participacin abierta como las visitas a archivos, que son inte-
resantes por la relacin entre el patrimonio documental y la memoria histrica de la
que son protagonistas muchas de las personas mayores que viven actualmente.
Para terminar este epgrafe se muestra un cuadro resumen sobre las actividades a
desarrollar por las personas mayores como transmisoras de cultura y conocimiento.
RESUMEN N 9
LAS PERSONAS MAYORES COMO DIFUSORAS DE CULTURA Y CONOCIMIENTO
- Difusoras de Cultura:
g Velar por el patrimonio cultural de su ciudad o pueblo.
g Organizar actividades teatrales, musicales, artsticas
g Dar a conocer museos y monumentos.
g Organizar exposiciones: pintura, fotografa
g Promover actos culturales: conferncias, mesas redondas, cineforum
g Crear un voluntariado de cicerones para su ciudad o pueblo.
g Crear grupos de teatro, corales.
- Difusoras del Conocimiento:
g Organizar congresos, seminarios, jornadas
g Escribir la historia y cultura local.
g Organizar conferencias, coloquios, charlas, debates
g Organizar grupos de trabajos monogrfcos.
g Organizar debates sobre la prensa, radio y TV.
427 LBEA
Captulo
05
Estimamos necesario formular las
recomendaciones siguientes:
16
.-Incrementar el disfrute de
las personas mayores en las
facetas de la vida cultural de
su entorno, propiciando su presencia ac-
tiva en los actos programados. Para ello,
es preciso:
g Fomentar la prctica del turismo y
organizar intercambios con personas de
diferentes lugares.
g Fomentar y favorecer los programas
orientados al disfrute de la cultura y el
conocimiento.
g Ampliar el nivel cultural de las personas
mayores mediante el enriquecimiento de
las actividades ofrecidas en los diferentes
centros de aprendizaje.

17
.- Aprovechar ms y mejor
el papel de las personas ma-
yores como fuente de cultu-
ra, contando con ellas en programas de
voluntariado cultural para la difusin y
transmisin del patrimonio andaluz.
6.2.- PERSONAS MAYORES COMO
DIFUSORAS DE LECTURA
En la actualidad, el Plan Integral para el
Impulso de la Lectura en Andaluca, que
toma el relevo del anterior Plan de Fo-
mento de la Lectura 2000-2004, es el ins-
trumento defnido por la Consejera de
Cultura para abordar las me didas estrat-
gicas, que se proponen como resultado
el fomento de la lectura y el afanzamien-
to de hbitos lectores en la poblacin
andalu za. Este plan centra sus medidas
en la modernizacin de la red de biblio-
tecas, garantizando el acceso de toda la
ciudadana. Adems, del apoyo a la crea-
cin literaria y a los sectores editoriales y
libreros de Andaluca.
En cunto a los hbitos de lectura y com-
pra de libros en Andaluca, por grupos
de edad se constata, que leen un mayor
porcentaje los segmentos ms jvenes, si
bien las personas que leen ms libros por
trmino me dio son las de 45 y ms aos.
Por otra parte, habra que sealar que,
desde la creacin en 1998 del Centro
Andaluz de las Letras, la Consejera de
Cultura ha ido dotndose de una serie
de programas estables de animacin a la
lectura en todo el territorio.
En la actualidad, se entiende que hay que
proce der a un refuerzo de estos progra-
mas, as como a una cualifcacin y diver-
sifcacin de los mismos. Pero tambin,
se debe implicar ms en estos programas
a las personas mayores, como poten-
ciales lectores y difusores de la lectura.
Entre otras razones, porque disponen de
ms tiempo, tanto para leer como para
ser difusores de la lectura a sectores ms
jvenes de la poblacin.
428
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
05
Desde este planteamiento se puede con-
cluir, que las personas mayores pueden
difundir la lectura a travs de programas
de terminados, como organizaciones de
club de lecturas, campaas de lecturas
para personas mayores, cuentacuentos
en colegios de primaria, etc.
En defnitiva, en cada persona mayor se
encuentra en potencia un divulgador/a
de la ciencia y del conocimiento y un/a
motivador/a cercano para la lectura.
Desde este punto de vista, sera conve-
niente alentar a sus nietos/as, para que
desde temprana edad acudan a activida-
des relacionadas con la Ciencia y la Tec-
nologa, lo que podra convertirse en un
factor fundamental de surgimiento de
futuras vocaciones cientfcas y un avan-
ce de la sociedad andaluza.
Adems, este colectivo podra transmitir
a los dems un mayor conocimiento con
bases cientfcas de como funcionan los
fenmenos cotidianos y una humaniza-
cin del conocimiento cientfco a otros
colectivos con menor disponibilidad de
tiempo.
Todo ello, porque el contacto cotidiano
con los miembros de la familia puede ser
un factor multiplicador de conocimiento
cientfco. Puede convertirse en un divul-
gador a pequea escala de la Ciencia, la
Tecnologa y la Cultura.

De esta forma sencilla estamos creando
un pblico especfco de la divulgacin
de la ciencia, fun damental para aumentar
la cultura cientfca entre la poblacin, as
como fo mentar el gusto por los temas
cientfcos, tecnolgicos y culturales y
con ello propiciar una cultura cientfco-
tcnica y cultural elevando as el nivel de
la ciudadana andaluza.
Por ltimo, citaremos un estudio sobre el
Pacto Andaluz por el Libro de la Consejera
de Cultura (septiembre 2009).
A travs de un anlisis multivariante del
barmetro de lectura en Andaluca se
constata que la variable de mayor corre-
lacin con la lectura es el nivel de estu-
dios. As, a menos nivel de estudio, las
personas mayores de 65 aos, leen me-
nos. Segn la citada investigacin: los
mayores de 65 con estudios hasta prima-
ria residentes en un hbitat hasta 50.000
habitantes, el 14,7% leen libros, mientras
que con las mismas edades y estudios, en
hbitats de ms de 50.000, el porcenta-
je de las personas que leen libros es del
25%, frente a las personas mayores de 65
aos con estudios secundarios o univer-
sitarios, que leen libros un 68,7%. Ade-
ms, esta investigacin demuestra que, a
mayor formacin, mayor calidad de vida,
y que la lectura tiene tambin una fun-
cin teraputica para ayudar a combatir
o sobrellevar la soledad.
429 LBEA
Captulo
05
Por todo ello, parece lgico que haga falta que las personas mayores lectoras sean
difusoras, en primer lugar, en el propio colectivo de mayores y despus, dediquen
sus esfuerzos a los ms jvenes. Todo ello, transitoriamente, porque las nuevas gene-
raciones de personas mayores van teniendo mejor formacin ahora que hace unas
dcadas.
Desde esta perspectiva, consideramos que el alumnado de los Programas Universitarios
de Mayores de las universidades andaluzas podran acometer esta tarea desde el
voluntariado cultural, a travs de sus diferentes asociaciones universitarias.
RESUMEN N 10
LAS PERSONAS MAYORES COMO DIFUSORAS DE LA LECTURA
Como difusoras de lectura, las personas mayores podran:
g Organizar clubes de lectura.
g Disear campaas de lectura.
g Ser cuentacuentos en escuelas infantiles y colegios.
g Organizar y/o colaborar en las bibliotecas.
g Organizar ferias de libros.
g Organizar talleres de poesa, teatro y narrativa.
g Potenciar recitales de poesa.
g Crear bibliotecas ambulantes.
430
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
05
Recomendamos:
18
.- Difundir la lectura entre
las personas mayores y en
espacios escolares: educacin
infantil y primaria (cuentacuentos).
Para ello sera conveniente:
g Desarrollar estrategias que fomenten
la lectura entre los mayores.
g Disear programas de difusin de
la lectura a travs de los medios de
comunicacin: radio, televisin, prensa,
pginas web.
g Fomentar la lectura entre diferentes
colectivos sociales.
g Facilitar el acceso a la lectura a travs
de actividades concretas: jornadas,
semana del libro, feria del libro
g Contagiar el placer de leer a los centros
de educacin de adultos y universidades
populares.
g Estudiar frmulas para aprovechar la
contribucin que las personas mayores
lectoras pueden hacer para aumentar el
hbito de lectura en nuestra comunidad
autnoma andaluza.


6.3.- LAS PERSONAS MAYORES
COMO DIFUSORAS DE
EXPERIENCIA Y TRADICIN
La experiencia ms importante que la
persona mayor posee, no radica slo en
sus conocimientos tcnicos, que los jve-
nes aventajan, sino en el conocimiento
de los aspectos psicolgicos y sociales,
que estas personas poseen por el mero
hecho de haber vivido ms tiempo. Tal
vez las personas mayores tendrn, por su
dilatada experiencia, posibles respuestas
para los temas contemporneos como la
crisis individual, el dilogo entre las ge-
neraciones, los confictos entre grupos
y tantos otros problemas psicosociales
actuales.
En sntesis, la persona que ha vivido ms
tiempo, parece lgico que podr aportar
al resto de la sociedad su experiencia, no
por poseer mayores conocimientos, sino
por haberlos experimentado durante
ms tiempo.
Lo expuesto anteriormente nos lleva a
considerar que el conocimiento adquirido
y la experiencia acumulada son caudales
que deben ser utilizados por la sociedad.
Desde un anlisis ms profundo, se po-
dran considerar como valores demasia-
do preciados como para ser ignorados
por los ms jvenes.
431 LBEA
Captulo
05
Desde esta perspectiva se podra citar aqu
el dicho senegals que afrma: cundo una
persona mayor muere, con ella arde una bi-
blioteca. Esto viene a confrmar la impor-
tancia que tienen, cada vez ms, los instru-
mentos de utilizacin de la experiencia de
las personas mayores a travs de distintas
modalidades de mentoraje.
Segn la UNESCO, y a travs de la Con-
vencin para la Salvaguarda del Patri-
monio Cultural Inmaterial adoptada en
el 2003, este legado frgil y en su mayor
parte de transmisin oral, se recibe de
los antepasados y se transmite a los des-
cendientes de forma annima y no nece-
sariamente reglada. Algunas de las ms
importes manifestaciones culturales del
mundo han sido ya recogidas en la lista
representativa del patrimonio cultural in-
material de la humanidad. Se constata en
ella que las personas mayores han sido
los principales protagonistas en el man-
tenimiento de este modelo de funciona-
miento social.
En cuando a la institucionalizacin de este
modelo, incluso en determinados mbi-
tos, como el sanitario o el universitario,
se recogen fguras especfcas como pro-
fesores emritos o personal emrito del
Sistema Nacional de Salud, que continan
aportando su experiencia al resto de la
sociedad. Tal vez, en el mejor momento
productivo, donde la experiencia modula
cualitativamente el conocimiento.
Parecido razonamiento podemos hacer
al referirnos a las tradiciones, que parece
obvio, hay que aprender a respetarlas.
Eso signifca aprender a considerar un
patrimonio, heredado de las personas
mayores, con todo lo que ello implica de
enriquecimiento en valores y reafrma-
cin de la personalidad. Esto tambin se
puede difundir a travs del voluntariado
donde los mayores explican a los ms j-
venes costumbres y tradiciones de su lo-
calidad o ciudad. Los cuentos, los juegos,
los juguetes, las recetas de cocina, las his-
torias locales son aspectos demasiado
importantes como para que pasen al ol-
vido o incluso queden borrados de la his-
toria familiar. Desde este punto de vista,
parece lgico que una persona se jubile
de su quehacer laboral, pero nunca de su
compromiso con transmitir la experien-
cia y tradicin a sus descendientes
Lo anterior viene a sugerir un cambio en
la consideracin de la vejez como etapa
negativa, que evoca situaciones pasa-
das y afortunadamente superadas en la
actualidad, sino como algo activo y din-
mico, con protagonismo histrico en la
medida en la que se proporcionan fun-
damentos para el cambio desde la tran-
sicin y no desde la ruptura.

El equvoco actual consiste en presentar
conocimientos tradicionales de las perso-
nas mayores frente a saberes contempo-
rneos de los ms jvenes como si apro-
vechar uno supusiera negar los otros, y
aqu est la falacia del planteamiento, ya
432
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
05
que ambos son indispensables en una
sociedad moderna. Lo importante de la
experiencia de las personas mayores son
los conocimientos que poseen de la vida,
mientras que lo valioso de los jvenes es
su capacidad de innovacin e iniciativa.
Se parte as de la similitud de conoci-
mientos en lo esencial entre el pasado y
el presente, ya que el ser humano sigue
siendo el mismo antolgicamente, mien-
tras que la poca presente resulta nica
en el mundo de la tecnologa y en los
avances de las ciencias naturales.
Se ha de tener presente y no conviene
olvidar que, en muchas culturas el pres-
tigio ha constituido la nota distintiva, el
valor mximo y el mayor aprecio, que la
sociedad ha concedido a la vejez. El pres-
tigio basado en la presuncin de una ex-
periencia adquirida a travs de su pasado
por todas las etapas de la vida y de unas
opiniones desapasionadas como conse-
cuencia de una edad desinteresada, han
permitido a la vejez ejercer una autoridad
de consejo, en algunos casos con un fuer-
te contenido de poder, que ha sido consi-
derado benefcioso para el equilibrio entre
integracin y cambio, y para el sentimien-
to de seguridad colectivo. Pensamiento
que se refeja muy sabiamente en De Se-
nectute (Sobre la Vejez de Cicern).
Los puntos fuertes y las cualidades por
las que tiene prestigio la vejez dejan de
tener valor para una cultura que ponga
sus ideales y sus fnes sola, nica y exclu-
sivamente en lo nuevo, lo cambiante, lo
intuitivo, lo inacabado, dando la espalda
a los valores, estabilidad y prudencia.
Todo lo anterior puede tomar sentido
en el intercambio intergeneracional,
donde los jvenes han sido testigos de
posibles cambios, que el entorno ha
ido incorporando, sin embargo, carecen
de historia donde poder encontrar el
origen y el sentido de tal transformacin,
por ejemplo la transicin democrtica
en nuestro pas. De esta manera puede
servir de intercambio el arte, la cultura,
los saberes y tradiciones populares, muy
enriquecedores para ambas partes.

Para terminar, podramos concluir di-
ciendo que las personas, que han vivido
ms tiempo podrn aportar al resto de
la sociedad su saber y su experiencia, no
por poseer mayores conocimientos, sino
por haberlos experimentado durante ms
tiempo. Y es que si la experiencia es un
grado, la tradicin, los fundamentos del fu-
turo, son pilares indiscutibles, pues como
decan los clsicos romanos: un pueblo
que olvida su pasado, la historia, est con-
denado a desaparecer o, la historia es la
maestra de la vida. Por todo ello, parece
que tradicin e innovacin no debera es-
tar reido, sino ser complementarias y el
nexo de unin podra ser el orillado colec-
tivo de las personas mayores.
Por ltimo se presenta un cuadro resumen
sobre las actividades a desarrollar por las
personas mayores como transmisoras de
experiencia y tradicin.
433 LBEA
Captulo
05
RESUMEN N 11
LAS PERSONASMAYORES COMO
DIFUSORAS DE EXPERIENCIA Y
TRADICIN
1. Experiencia:
a) Orientar laboralmente a personas ms
jvenes.
b)Ensear el trabajo artesano de las
personas mayores a los ms jvenes.
c) Organizar diferentes tertulias sobre
experiencias vividas por las personas
mayores.
2. Tradicin:
d) Crear museos locales.
e) Organizar exposiciones de fotografas
antiguas.
f ) Recopilar cuentos, juegos, juguetes y
recetas de cocina antiguas.
g) Recoger por escrito la historia de las
ciudades y los pueblos.
h) Recopilar historias orales contadas
por personas mayores.
Formulamos las siguientes
recomendaciones:
19
.-Recuperar y organizar es-
pacios para difundir las tradi-
ciones locales a travs de mu-
seos, exposiciones y narraciones orales.
20
.- Poner al servicio de la co-
munidad las experiencias
profesionales mediante un
servicio de orientacin a travs del vo-
luntariado.
21
.- Recuperar las tradiciones
locales a travs de los cuen-
tos, juguetes, canciones, di-
chos populares, etc, as como facilitar el
aprovechamiento de la riqueza cultural
de las personas mayores para potenciar
su autovaloracin y autoestima y salva-
guardar el patrimonio y las tradiciones
culturales, depositando en las personas
mayores la confanza y responsabilidad
de difundir las experiencias y tradiciones
como miembros activos de la sociedad.

434
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
05
CONCLUSIONES
g La educacin a lo largo de la vida es
tan importante para el envejecimiento
activo que est cambiando la imagen de
las personas mayores en la comunidad
autnoma andaluza.
g La educacin a lo largo del ciclo vital
debe ser abordada para y por las personas
mayores.
g El catlogo de actividades educativas
en la comunidad autnoma andaluza es
un potente instrumento de formacin
permanente para el alumnado, pero de-
bera ser ampliado y mejorado cualitativa-
mente.
g La formacin tiene una doble direccin:
la persona mayor y la sociedad. Lo primero
como crecimiento personal, lo segundo
como difusor de experiencia, de la lectura,
cultura, tradicin y conocimiento.
g Destacamos la formacin en las nue-
vas tecnologas y el aprendizaje de idio-
mas como acceso a la Sociedad del Co-
nocimiento.
g Es fundamental en la educacin a lo
largo de la vida las relaciones intergene-
racionales, que se deben propiciar en los
diferentes programas de mayores.
g Debido a la importancia que tiene la
jubilacin, habra que incluir los Progra-
mas de Preparacin a la Jubilacin Acti-
va, por los benefcios que tiene sta en
las personas jubiladas.
g La educacin a lo largo de la vida debe
ser accesible para todas las personas, in-
dependientemente del gnero y de su
nivel econmico y sociocultural.
g Los PUM son un excelente instrumen-
to para la educacin a lo largo de la vida,
pero deberan extenderse an ms a los
contextos rurales.
g Para establecer las relaciones inter-
generacionales es conveniente abrir los
diferentes programas educativos a todas
las edades.
g El intercambio cultural de las personas
mayores de otras regiones, pases y uni-
versidades es benefcioso para el enveje-
cimiento activo.
g Es fundamental el actual cambio de rol
del envejecimiento pasivo por el activo,
al que estn contribuyendo los diferen-
tes programas innovadores en los que las
personas mayores son los protagonistas
como miembros activos de la sociedad.
435 LBEA
Captulo
05
g La investigacin a lo largo del envejeci-
miento es importante como instrumento
de anlisis y evaluacin de los diferentes
programas de formacin. Investigacin
que deberan realizar tanto las institucio-
nes como las universidades, as como las
personas mayores.
g Las mujeres andaluzas deberan reali-
zar, tambin, Programas de Preparacin a
la Jubilacin Activa (PPJA), independien-
temente de que no hayan trabajado de
forma remunerada.
g Sera muy conveniente, de acuerdo
con la evolucin de la poblacin anda-
luza, que se potenciaran grupos de au-
toformacin impartida por las personas
mayores.
g Es necesario crear un material trans-
versal para formar a los nios y nias an-
daluces en el conocimiento de proceso
de envejecimiento activo, como miem-
bros de una sociedad envejeciente y en-
vejecida como la andaluza.
436
Libro Blanco del envejecimiento activo
Captulo
05
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RESUMEN DE RECOMENDACIONES

441 LBEA
Recomendaciones

REA DE PROSPECTIVA
DEMOGRFICA Y EJES
TRANSVERSALES
1
.- Difundir la lectura del enveje-
cimiento demogrfco no como
una enfermedad social sino como
un logro sin precedentes histricos,
sostenido por la magnfca evolucin
de la esperanza de vida y por el control
humano de la reproduccin, evitando
que se interprete exclusivamente el en-
vejecimiento de la poblacin en clave
de problema. Es aconsejable que deje
de asociarse sobre todo con sus dimen-
siones demogrfca y econmica, y se
recalquen otros aspectos como las con-
tribuciones que las personas mayores
hacen a la familia y a la sociedad.
2
.- Concebir, sobre todo, el enve-
jecimiento humano como un pro-
ceso extendido a lo largo del ciclo
vital, para lo cual debera disociarse de
los 65 aos, tanto en el campo de la in-
vestigacin como del discurso social:
y Al tratar aspectos relacionados con
el envejecimiento, la investigacin no
debera limitarse a considerar los 65 aos
como momento de comienzo de, ni
ocuparse tan slo de este segmento de
la poblacin, ignorando a las personas
de edad inferior. Impulsar los estudios
longitudinales.
y Si por necesidad de tipo comparati-
vo deben usarse indicadores sociales re-
feridos a las personas de o ms 65 aos,
advertir siempre que se trata de un crite-
rio arbitrario y convencional para operar
con las poblaciones puesto que a nivel
humano el envejecimiento es un pro-
ceso presente a lo largo de todo el ciclo
vital y no desde de una cierta edad.
y No presentar nicamente datos y re-
sultados referidos en su conjunto al seg-
mento de poblacin de 65 o ms aos, sino
desagregando siempre las informacio-
nes por aos cumplidos de las personas.
y Sera recomendable tambin la intro-
duccin del envejecimiento como as-
pecto transversal en todas las polticas
pblicas, independientemente del gru-
po de edad. Disear una planifcacin
estratgica cuya meta se avanzar hacia
una sociedad para todas las edades.
3
. -Generar un discurso social sobre
los procesos de envejecimiento y
sobre la consideracin de las per-
sonas mayores que desplacen a los pre-
juicios y a las visiones estereotipadas de
la realidad que suelen circular. Para ello
es clave disponer de un conocimiento
real de los actores sociales.
4
.- Crear un Observatorio del En-
vejecimiento en Andaluca para,
entre otros cometidos,
y Obtener, analizar y difundir un co-
nocimiento real y permanentemente
actualizado sobre los aspectos estruc-
442
Libro Blanco del envejecimiento activo
turales y de cambio de la poblacin an-
daluza, en comparacin con los mbitos
nacional, europeo y mundial, que distin-
ga asimismo a nivel interno singularida-
des por provincias y tipos de hbitats.
y Obtener asimismo conocimien-
to sobre las necesidades y las deman-
das de las personas a lo largo del ci-
clo vital, de cara a la consecucin de
un envejecimiento activo, as como
sobre los recursos existentes para lo-
grarlo tanto pblicos como privados.
5
.- Reconocer el hecho diferencial
que signifca el envejecimiento
femenino, tanto en el plano per-
sonal como en el social, impulsando las
investigaciones sobre envejecimiento
que aporten informacin desagregada
por sexo y aplicando la perspectiva de
gnero en el diseo de todas las polti-
cas pblicas de envejecimiento activo,
velando para la consecucin de una
igualdad real y efectiva entre hombres
y mujeres.
6
.- Dada las singularidades perso-
nales (peor salud, peor posicin
econmica, escasez de estudios,
viudedad, etc.) y generacionales (deri-
vadas por ejemplo de la Guerra Civil) de
stas ltimas, y en general su mayor fra-
gilidad social, evitar que queden margi-
nadas u ocupen un plano secundario en
las polticas de envejecimiento activo.
7
.- Atender y apoyar esta favorable
evolucin, orientando las polti-
cas de envejecimiento activo no
nicamente hacia a la persona sino, all
donde exista, hacia la pareja. , pues en
las sociedades modernas la viudedad
es contemplada por quienes la sufren
cada vez menos como la antesala de la
muerte y ms como una etapa nueva
de la vida que hay que dotar de sentido
y de contenidos. Numerosas prcticas
relacionadas con el envejecimiento ac-
tivo podran y habran de contribuir a la
hora de defnir y potenciar esta nueva
concepcin de la viudedad.
8
.- Considerar el estado civil como
un factor bsico a la hora de pro-
mocionar prcticas especfcas de
envejecimiento activo a hombres y mu-
jeres, teniendo encuenta asimismo el
tipo de poblacin en el que se encuen-
tran habitando.
9
.- El grado de asuncin del en-
vejecimiento activo depende no
nicamente de la actitud ms o
menos favorable que tengan las perso-
nas, sino adems de sus circunstancias
contextuales. Entre ellas, el tipo de ho-
gar en el que habitan ha de ser muy te-
nido en cuenta en el diseo de polticas
de envejecimiento activo, en aspectos
como la seguridad, la participacin o la
salud. Por ejemplo:
a) La posicin econmica viene
determinada no tanto por los ingresos
443 LBEA
Recomendaciones
de los individuos sino, ms bien, por los
del conjunto de los miembros del hogar
donde habite. E igual pasa con el gasto.
b) De cara a la participacin social,
habr que considerar que numerosas
personas mayores apenas disponen
de tiempo libre puesto que conviven
con personas a las que han de prestar
cuidados de modo permanente.
c) Y en la expansin de hbitos de vida
saludables, tambin infuye mucho
la situacin de pareja, por ejemplo
en la alimentacin y en general en los
aspectos preventivos.
10
.- Las polticas de enveje-
cimiento activo han de fa-
vorecer la voluntad de las
personas de envejecer en casa, sean
acompaadas (como sucede con la gran
mayora de los varones) o bien solas
(como hacen buena parte de las muje-
res mayores), evitando que la sucesin
de formas de convivencia que han de
adoptar las personas en el ltimo tramo
de la vida, especialmente las mujeres
(vida en pareja, solas en el hogar propio,
mudanza con familiares o instituciona-
lizacin), reduzca sus oportunidades de
envejecimiento activo. Aquellas perso-
nas mayores que viven en el domicilio
de familiares, pese a ser una minora,
no han de quedar relegadas a un pla-
no secundario en las polticas de enve-
jecimiento activo. Debe prestarse una
atencin especial a las que se han des-
plazado del medio rural al urbano para
convivir con la familia, que son princi-
palmente mujeres muy longevas con
problemas de salud, con elevado riesgo
de aislamiento social.
11
.- Cualquier persona que
sufra problemas de salud de
cierta importancia, o incluso
dependencia, no ha de ser excluida de
las prcticas de envejecimiento activo.
Desarrollar acciones encaminadas a po-
tenciar tal estilo de vida, como la aten-
cin a domicilio o el empleo de las nue-
vas tecnologas. Tener en cuenta que
cada vez resulta ms frecuente enveje-
cer en casa con discapacidades, incluso
en solitario.
12
.- Establecer mecanismos
de intermediacin entre la
demanda de cuidados que
hacen las personas en situacin de de-
pendencia y la oferta de mano de obra
profesional que la provea. Por ejemplo,
que las administraciones fomenten la
creacin de programas de integracin
laboral y social de las personas inmi-
grantes empleadas en este sector, que
representen a su vez para las personas
dependientes una garanta de seguri-
dad a la hora de contratar sus servicios.
13
.- Las residencias de perso-
nas mayores deben trans-
formarse en centros poliva-
lentes que ofrezcan servicios diversos
y adaptados a las nuevas necesidades
444
Libro Blanco del envejecimiento activo
tanto del residente como de su familia.
Han de convertirse en centros abiertos e
integrados en la comunidad, que com-
parten actividades y servicios con dis-
tintos colectivos y grupos de edad. De-
bera tenderse a la creacin de centros
intergeneracionales, constituidos como
recurso comunitario y que permitieran
la normalizacin de la vida residencial y
el intercambio entre generaciones.
14
.- Dado que lo ms corrien-
te es que se trate de un es-
tilo de vida elegido frente a
otros, eliminar las connotaciones socia-
les negativas (arrastradas de otro tiem-
po) que suelen pesar sobre la soledad
residencial de las personas mayores. La
vida en solitario ofrece a las personas
que envejecen el ejercicio de derechos
fundamentales como la libertad, la au-
tonoma y la independencia en una
magnitud superior a otras formas de
convivencia alternativa (la mudanza a
casa de familiares o la institucionaliza-
cin). Son derechos cuyo disfrute antes
importaban menos, cuando lo que ver-
daderamente primaba era la necesidad
de asegurar la subsistencia, y que han
de ser potenciados en las polticas de
envejecimiento activo. Vivir en solitario
a una edad avanzada plantea una serie
de incertidumbres y comporta riesgos,
relacionados tanto con la seguridad
(quin se encargar de cuidarles si lo ne-
cesitan) como con la participacin (por
ejemplo, el aislamiento social) y con la
salud (el sufrir una cada) que habran
que reducirse mediante el fomento de
las prcticas de envejecimiento activo.
15
.- Las personas sin estudios
merecen una atencin es-
pecial y diferenciada en las
polticas de envejecimiento activo. En
general, y a modo de sntesis de todo
cuanto llevamos recomendado, adaptar
las propuestas de envejecimiento activo
a cada tipo o perfl de personas, depen-
diendo de su sexo, edad, estado civil,
forma de convivencia, hbitat, salud,
posicin econmica y nivel de estudios.
En esa labor, prestar una atencin espe-
cial a los perfles de poblacin en una
situacin potencial de mayor fragilidad
social, y en concreto a las mujeres muy
longevas sin pareja que habitan en el
medio rural, dado que padecen un ries-
go superior de pobreza, de aislamiento
familiar y social, aparte de acusar en ge-
neral un profundo dfcit de instruccin
acadmica.
16
.- Por supuesto, potenciar la
educacin de adultos, que
en Andaluca tiene un papel
primordial porque facilita la alfabetiza-
cin de un importante nmero de per-
sonas que alcanzaron su edad adulta no
sabiendo leer ni escribir, sobre todo mu-
jeres del medio rural. Y en este mbito
incrementar la presencia universitaria,
que junto a los centros de educacin de
adultos pueden ser fundamentales en
la dinamizacin e implantacin de las
polticas de envejecimiento activo y las
prcticas intergeneracionales.
445 LBEA
Recomendaciones
17
.- Las distintas administra-
ciones deben motivar la
implantacin de programas
intergeneracionales con el objeto de:
y Favorecer a las personas mayores
participantes oportunidades de forma-
cin, participacin, salud y seguridad,
ejes claves en la promocin de enveje-
cimiento activo.
y Frente a la cultura del sujeto, de las
edades y de las discriminaciones, po-
tenciar una cultura, una economa, una
salud, una educacin y en suma una po-
ltica basada en el entre, es decir, en las
relaciones, que sustituya a la cultura del
yo.
y Fortalecer la solidaridad y el dialogo
entre generaciones, teniendo en cuen-
ta especialmente las necesidades de las
personas mayores y de las jvenes, como
base sobre la que construir el camino ha-
cia una sociedad para todas las edades.

y Posibilitar, por ltimo, la implanta-
cin los programas intergeneracionales
como vehculos de intercambio entre
dos espacios de solidaridad, la familiar
y la social.
18
.- Junto al esfuerzo y a
la iniciativa individual, se
deberan promocionar las
polticas de envejecimiento activo en
Andaluca, tanto desde la esfera pblica
como desde la privada, para lo cual
resulta muy aconsejable:
y Informar sobre qu es el enveje-
cimiento activo a los andaluces y las
andaluzas, a travs de los organismos
pblicos (educacin, sanidad, etc.) y los
medios de comunicacin.
y Reconocer el envejecimiento como
proceso que se produce a lo largo de
toda la vida.
y Determinar el mbito local como
marco territorial ms adecuado para la
puesta en marcha de programas de en-
vejecimiento activo.
y Evitar que los entornos rurales que-
den al margen de los recursos y las ac-
tuaciones relacionados con el envejeci-
miento activo.
19
.- Creacin de la fgura del
agente de envejecimiento
activo, encargada de acercar
los recursos sociales que lo fomenten
entre los ciudadanos y ciudadanas de
Andaluca.
VIVIR EN SEGURIDAD
20
.- Desarrollar, en colabora-
cin con las Administracio-
nes competentes, mecanis-
mos de garanta especfcos de los de-
rechos de las personas mayores, tanto
institucionales- a travs de la fgura del
Defensor de las Personas Mayores- como
normativos, haciendo especial hincapi
en la lucha contra toda forma de discri-
minacin, especialmente la referida a la
edad.
446
Libro Blanco del envejecimiento activo

21
.- Informar a las personas
mayores , a travs del cauce
habilitado en el artculo 42
de la Ley 6/99 , sobre los derechos que
les reconoce el ordenamiento jurdico
y las medidas a emprender en caso de
vulneracin de los mismos. En particular
sobre las ventajas de la utilizacin
del poder preventivo otorgado ante
Notario, as como de las fguras del Tutor
y Curador.
Abrir un cauce de debate sobre la con-
veniencia de instar a la supresin del
derecho a la legtima de los descen-
dientes, sustituyndola por un derecho
de alimentos con cargo a la herencia a
favor de hijos menores o discapacitados
fsicos, psquicos o sensoriales En este
mbito se sugieren una serie de modif-
caciones normativas. As:
y Instar a la modifcacin de la Ley
39/2006 de Promocin de la Autonoma
Personas y Atencin a las personas en
situacin de dependencia para incluir
al representante voluntario facultado
para ello, en algunos de sus artculos
en los que se exige una actuacin de la
persona dependiente.
y Modifcar el artculo 45 de la Ley
Autonmica 6/1999 de Atencin y Pro-
teccin a las Personas Mayores en An-
daluca que, bajo el ttulo Ingresos en
centros residenciales solo permite el in-
greso en esos centros mediante presta-
cin de su consentimiento por la perso-
na en cuestin si tiene capacidad para
esa prestacin y, de lo contrario, es decir
en los casos de incapacidad presunta o
declarada, se requerir autorizacin ju-
dicial. Pues bien, la modifcacin que se
propugna consiste en permitir que en
los casos de incapacidad presunta de
la persona de quien se solicite el ingre-
so, pueda prestar el consentimiento su
apoderado en el poder preventivo que
estamos contemplando en los casos en
que hubiese sido expresamente faculta-
do para ello.
22
.- En relacin al ejercicio de
los derechos de los abuelos
y abuelas con respecto a sus
nietos y nietas se sugieren las siguientes
recomendaciones:
y Institucionalizar una publicidad es-
pecfca y una atencin especializada en
esta materia que pudiese cubrir todas
las necesidades de informacin y aseso-
ramiento especializado de que precisan
las personas mayores. Desde la creacin
de un departamento del Defensor de la
Persona Mayor en la ofcina del Defen-
sor del Pueblo Andaluz, pasando por la
creacin de un departamento especiali-
zado en las ofcinas de orientacin social
y por la inclusin de la especialidad en
la Ley 1/2008 de Mediacin Familiar en
la Comunidad Autnoma de Andaluca
de 27 de Febrero , pudiendo acudir , en
su caso, para el ejercicio de este derecho
al Ministerio Fiscal.
447 LBEA
Recomendaciones
y Instar a las modifcaciones normativas
procedentes en el sentido de permitir
que los abuelos sean odos a peticin
de stos y el Juez lo considerase conve-
niente- en los casos de determinacin
de ejercicio de la patria potestad, as
como en los procedimientos de separa-
cin, nulidad y divorcio de los padres a
los efectos de determinar el rgimen de
guardia y custodia de los hijos.
23
.- Informar a la ciudadana
de la posibilidad de estable-
cer las condiciones en que
cada persona quiere que le sea prestada
la asistencia sanitaria a travs del Regis-
tro de Voluntades Vitales Anticipadas
.Igualmente puede designarse uno o
varios representantes para que sirvan
de interlocutores ante los Mdicos y ha-
gan valer las instrucciones establecidas
por la persona otorgante.
24
.- Se debe seguir avanzan-
do en la consolidacin de la
seguridad econmica que el
sistema de Seguridad Social garantiza.
Para ello es necesario:
y Adaptarlo a la realidad econmico-
social, sin perder de vista la mejora de
las prestaciones, especialmente las des-
tinadas a las personas mayores.
y Apostar por un mantenimiento de la
carga contributiva que sobre la sociedad
supone el sistema, alejndonos de
tentaciones de reduccin generalizada
de cotizaciones.
25
.- Igualar progresivamente,
por motivos de justicia so-
cial y no discriminacin, el
importe de la pensin mnima que ga-
rantiza el Sistema Contributivo con la
pensin No Contributiva , as como aco-
meter una reforma en profundidad de la
pensin de viudedad. Para ello:
y El sistema debe converger hacia una
progresin econmica sustancial para
la pensin de viudedad, sin por ello
menoscabar el equilibrio fnanciero del
Sistema, cuestin fundamental para
garanta de la seguridad econmica de
las personas mayores.
y Se propone la elevacin de la
proteccin en la viudedad de casos de
necesidad, unidos a rentas perdidas
con el fallecimiento. En esa lnea, se
debe potenciar la parte de prestacin
no contributiva, con complementos a
mnimos ms elevados, hasta llegar al
mnimo de jubilacin.
y Por otro lado, en el supuesto de
percepcin de otras rentas o de
convivencias previas breves, se podra
respetar la prestacin con carcter no
vitalicio.Tambin se podra vincular el
importe de la pensin de viudedad a
la menor o mayor duracin del disfrute
comn de la pensin de jubilacin del
fallecido.
448
Libro Blanco del envejecimiento activo

26
.- Introducir mecanismos
restrictivos para limitar al
mximo la jubilacin forzo-
sa, sobre todo en actividades compa-
tibles con la edad, en las que, adems,
los aos de experiencia pueden ser una
ventaja laboral y social. En esa lnea pro-
ponemos un aumento de los estmu-
los econmicos a la jubilacin parcial a
partir de los 65 aos, como mecanismo
productor de un envejecimiento activo
laboral, compatibilizando el trabajo par-
cial de la experiencia con el ocio activo.
27
.- Que las pensiones no
contributivas de la Seguridad
Social experimenten en su
cuanta incrementos anuales por encima
del IPC, con el fn de producir una mejora
sustancial en el poder adquisitivo de las
personas benefciarias de la misma, de
modo que en el plazo de cinco aos
alcance el 100 por ciento del importe
del salario mnimo interprofesional.
28
.- Que se consoliden las
medidas de reduccin del
gasto como el bono social
en el consumo de electricidad y se
extiendan a otras energas como el gas
y el agua de uso domestico y a otros
servicios como Internet.
29
.- Dada la variedad y com-
plejidad de instrumentos
que el ordenamiento jurdi-
co ofrece a las personas mayores para
asegurar su vejez, adicionalmente al sis-
tema de proteccin pblico, se requie-
re que se disponga de una informacin
puntual y comprensible de los mismos
al efecto de que pueda llevarse a cabo
una eleccin adecuada que no reduzca
o lmite sus derechos. Del mismo modo,
se ha de exigir de forma enrgica una
cultura de transparencia a las entidades
fnancieras y aseguradoras sobre estos
instrumentos.
30
.- En el mbito de la comu-
nicacin realizar una cam-
paa de concienciacin so-
bre la importancia que para las perso-
nas mayores tiene desenvolverse en un
entorno accesible y seguro, en la que
se incida en el valor de la accesibilidad
preventiva que evite en el futuro situa-
ciones como: traslados de domicilio,
ingresos en centros, aparicin discapa-
cidad por accidentes o cadas, etc.
31
.- En el mbito normativo,
instar :
y Dentro de la regulacin legal sobre
edifcacin la exigencia de que se cons-
truyan viviendas convertibles, en renta
libre o protegidas, cuyas caractersticas
arquitectnicas permitan en el futuro
hacerlas accesibles a un bajo coste eco-
nmico.
y A la modifcacin de la regulacin
que hace la actual Ley de Propiedad
Horizontal sobras obras de accesibilidad
449 LBEA
Recomendaciones
en las comunidades de propietarios/as,
que slo establece como obligatorias
las obras cuyo coste no supere tres
mensualidades ordinarias por cada
comunero/a.
y A una mejora del control administrativo
y el procedimiento sancionador en casos
de incumplimientos de la normativa de
accesibilidad.
32
.- Mejorar la formacin
de los/as profesionales
del diseo incluyendo la
accesibilidad dentro de las materias
curriculares universitarias as como
fomentar la investigacin de nuevos
productos de apoyo y tecnologas que
mejoren la autonoma y la accesibilidad
en la comunicacin de las personas
mayores
33
.- En el mbito de la ac-
tuacin de fomento de las
Administraciones Publicas
aumentar las cuantas de las ayudas
pblicas destinadas a la eliminacin de
barreras tanto en el edifcio como en el
interior de las viviendas., as como pre-
ver la subvencin para la adquisicin de
ayudas tcnicas o productos de apoyo
para salvar desniveles dentro del domi-
cilio de personas mayores (elevadores,
plataformas salvaescaleras, gras..) o
mejorar su comunicacin con el entor-
no (ayudas TIC), as como regular el Fon-
do de Supresin de Barreras previsto en
la normativa andaluza, con objeto de f-
nanciar actuaciones para hacer progre-
sivamente accesibles los entornos exis-
tentes o ya construidos (vas pblicas,
edifcaciones y medios de transporte).
34
.- Es necesario que las
Administraciones Pblicas
adopten medidas concretas
en materia de proteccin de los derechos
que, como consumidores, tienen las
personas mayores. As:
y Deben seleccionar y suministrar in-
formacin en materia de consumo di-
rigida especfcamente a las Personas
Mayores.
y Deben salvaguardar todos los dere-
chos y, especialmente, el derecho a la
informacin, de las Personas Mayores
como personas consumidoras y usuarias
en los medios de comunicacin social.
y Han de planifcar y ejecutar acciones
formativas en materia de consumo diri-
gidas a las Personas Mayores.
y Deben defnir y deben adoptar las
medidas necesarias en materia de De-
fensa y Proteccin de los consumidores,
especialmente en relacin a las ofertas
comerciales dirigidas especfcamente a
este sector de la poblacin, como cum-
plimiento a lo dispuesto en el art. 48 de
la Ley 6/1999 de 7 de julio de Atencin
y Proteccin a las Personas Mayores en
Andaluca.
450
Libro Blanco del envejecimiento activo

35
.- Entre toda la ciudadana
hay que redefnir la ima-
gen social de las personas
mayores desalojando del sentir colecti-
vo los clichs y estereotipos desfasados
y trasladando su realidad actual. Para
conseguirlo es preciso:
y Promover la investigacin sobre la
situacin real de la presencia y las carac-
tersticas de los estereotipos asociados
a las personas mayores en nuestra so-
ciedad. En particular, el tratamiento que
de ellas se hace desde los medios de co-
municacin, tanto en la programacin
como en la publicidad.
y Profundizar mediante los estudios e
informes necesarios en el conocimiento
de los hbitos, preferencias, percepciones
y opiniones de las personas mayores en
relacin con los medios audiovisuales
y sus contenidos, as como de la
percepcin del resto de la poblacin
de la imagen de las personas mayores
transmitida a travs de la programacin
y publicidad de la televisin.
y Favorecer un adecuado tratamiento
social de las personas mayores, a travs
de medidas informativas y educadoras.
y Establecer, a travs de los rganos
competentes, unas recomendaciones de
estilo sobre el tratamiento informativo
y publicitario de las personas mayores,
utilizando para ello el mecanismo de la
corregulacin.
y Colaborar con las instituciones perti-
nentes, en particular con el Consejo Au-
diovisual de Andaluca, para implemen-
tar los mecanismos de seguimiento y
control sobre el tratamiento en los pro-
gramas y en la publicidad protagoniza-
da o dirigida a las personas mayores.
y Desarrollar acciones especfcas en el
mbito educativo y meditico que per-
mita incorporar una adecuada imagen
social de las personas mayores.
y Fomentar las buenas prcticas en
el abordaje informativo y publicitario
de las personas mayores; as como los
programas y contenidos especfcamente
dirigidos a ellos o que cuenten con su
participacin.
y Contribuir al desarrollo de medidas
que permitan la accesibilidad de los
mayores a los medios de comunicacin.
y Promover la colaboracin interinsti-
tucional, con los operadores pblicos y
privados, y con otros actores del sector
audiovisual con la fnalidad de poner en
marcha acuerdos y otras acciones que
contribuyan a la promocin y defensa
de los mayores en el mbito de los me-
dios de comunicacin.
36
.- Profundizar en la informa-
cin a las empresas familia-
res sobre la existencia de la
fgura de los protocolos familiares y su
utilidad. As como se mantenga la acer-
451 LBEA
Recomendaciones
tada poltica de incentivos econmicos
pblicos para el desarrollo de protoco-
los familiares.
37
.- En relacin a los malos
tratos en el mbito familiar,
solicitar a las Autoridades
competencia en Servicios Sociales que
realicen una poltica preventiva destina-
da a descubrir y actuar ante situaciones
de convivencia en condiciones extre-
mas, con cargas asistenciales difcilmen-
te soportables para los familiares cuida-
dores que pueden dar lugar a episodios
violentos. Para ello es preciso :
y Realizar estudios e investigaciones
sobre el maltrato a personas mayores
vulnerables, para conocer con exactitud
su dimensin y problemtica.
y Desarrollar acciones coordinadas y
giles de prevencin y deteccin de los
casos de maltrato
y Desarrollar programas educativos y
de sensibilizacin orientados al respeto
y reconocimiento de las personas mayo-
res (redes sociales de apoyo, agentes de
cambio, etc), y acciones formativas para
los profesionales del sector y de los me-
dios de comunicacin
38
.-Solicitar a los Poderes P-
blicos competentes la crea-
cin de grupos de Polica
especializados en la prevencin y perse-
cucin de los delitos de los que con ms
frecuencia son vctimas las personas
mayores, as como incluir esta materia
en los planes de estudio y formacin
de las Fuerzas de Seguridad.Igualmente
se solicita se profundice en el proceso
de creacin en todas las Fiscalas de las
Secciones de Proteccin de las Personas
Mayores.
39
.- Que se establezcan pro-
gramas especfcos de edu-
cacin y se considere ne-
cesario desarrollar acciones que salva-
guarden la seguridad de las personas
mayores en el uso de la red viaria y del
trfco.
VIVIR SALUDABLEMENTE
40
.- Fomentar la dieta medi-
terrnea, que se caracteriza
por:
y Elevado consumo de cereales, frutas,
verduras, frutos secos, legumbres.
y Aceite de oliva como fuente principal
de grasa.
y Consumo moderado de pescado,
pollo, leche y lcteos.
y Bajo consumo de carne y productos
crnicos.
452
Libro Blanco del envejecimiento activo

41
.- Para el fomento de la ali-
mentacin saludable, se
hace necesario tener en
cuenta las siguientes recomendaciones:
y La totalidad de los profesionales de
la salud deben recibir formacin en
atencin nutricional (Silver Paper).
y Se debe considerar la capacidad de
comprar y preparar alimentos, las situa-
ciones de emergencia y las situaciones
de prdida de funcionalidad y actividad
que puedan limitar de forma transitoria
o progresiva el acceso a la adecuada nu-
tricin.
y Incluir polticas sociales globales que
promuevan la produccin, distribucin
y comercializacin de alimentos idneos
desde el punto de vista nutritivo y de
condiciones higinicas as como acentuar
los aspectos atractivos y agradables de
la alimentacin, los placeres de la buena
mesa y la compaa.
y Procurar el acceso a los alimentos y a
una nutricin adecuada.
42
.- Fomentar la prctica regu-
lar de ejercicio fsico en las
personas mayores, a travs
de campaas de sensibilizacin y me-
diante medidas tendentes a propiciar
ventajas econmicas (Por ejemplo des-
cuentos en cuotas de usuario) para las
personas mayores que acudan a insta-
laciones deportivas o utilicen servicios
que impliquen la realizacin de ejercicio
fsico.
43
.- Promover iniciativas que
fomenten la actividad fsica,
adaptndolas a las caracte-
rsticas funcionales y las prefere ncias de
las personas mayores (Huertos saluda-
bles, Rutas saludables como Un milln
de pasos, Bailes de saln, ofcios tradi-
cionales, etc.)
44
.- Aprovechar las instalacio-
nes y estadios deportivos
para hacer de ellos foco de
irradiacin del envejecimiento activo a
travs de la prctica adecuada del de-
porte.
45
.- Desarrollar la normativa
necesaria para restringir el
consumo de tabaco en zonas
pblicas, que proteja en todo momento
a las personas no fumadoras, adems de
regular el acceso de la poblacin ms
joven al consumo de tabaco, facilitando
programas de deshabituacin tabqui-
ca a las personas mayores promoviendo
los tratamientos ms adecuados a sus
necesidades y caractersticas individua-
les, as como desarrollar acciones espe-
cfcas que incidan sobre el grupo de
chicas de 16 a 24 aos.
46
.- Desarrollar campaas di-
vulgativas dirigidas a la pre-
vencin del dao que puede
derivarse del consumo de alcohol.
453 LBEA
Recomendaciones
47
.- Garantizar un tratamiento
accesible, efcaz, fexible, ba-
sado en la mejor evidencia
cientfca y adaptado a sus circunstan-
cias, a aquellas personas mayores con
problemas relacionados con el alcohol
48
.- Favorecer una correcta sa-
lud bucodental a lo largo de
toda la vida a fn de prevenir
problemas especfcos, funcionales, nu-
tricionales, as como otros que afectan
a la comunicacin o la propia imagen y
que inciden en el bienestar de las perso-
nas y en su calidad de vida.
49
.- Favorecer desde la socie-
dad y desde las institucio-
nes, la normalizacin de la
sexualidad de las personas mayores.
50
.- Incluir a todas las perso-
nas mayores en todas las es-
trategias de promocin de
la salud mental que se impulsen desde
los diferentes mbitos
51
.- Promover el entrenamien-
to de la memoria, la estimu-
lacin mental y las estrate-
gias de compensacin mental, as como
la formacin de profesionales que pro-
mocionan estas actividades de estimu-
lacin cognitiva (Silver Paper).
52
.- Promover la capacitacin
de las personas para mejo-
rar la autoefcacia, resolu-
cin de problemas, conducta prosocial
y capacidad de afrontamiento a lo largo
del ciclo vital (Active Ageing).
53
.- Tener en cuenta la infuen-
cia de las desigualdades
existentes entre hombres y
mujeres en la salud mental de stas, con
el objeto de impulsar medidas de discri-
minacin positiva.
54
.-Formular y aplicar estra-
tegias destinadas a mejorar
la prevencin, deteccin
temprana y tratamiento de las enfer-
medades mentales en las personas ma-
yores, con inclusin de procedimientos
de diagnstico, medicacin adecuada,
psicoterapia y capacitacin del personal
que atiende a este subgrupo de pobla-
ciniv elevando la calidad de la evalua-
cin y diagnstico de la enfermedad de
Alzheimer y otros trastornos relaciona-
dos en las primeras etapas de su mani-
festacin, mejorar el infradiagnstico de
la depresin, y reducir las altas tasas de
suicidio en las personas mayores.
55
.-Informar y concienciar a
la poblacin de personas
mayores de 65 aos de la
efectividad de la vacunas de la gripe, y
de difteria/ttanos, y la neumoccica en
los casos en los que exista una patologa
crnica previa que clnicamente lo
justifque.
454
Libro Blanco del envejecimiento activo

56
.-Establecer medidas espe-
cfcas desde las diferentes
administraciones para dis-
minuir los factores de riesgo que provo-
can accidentes en las personas mayores
tanto, en el entorno privado como en el
exterior.
57
.- Evitar los factores de ries-
gos de las cadas:
y Mejorando la calidad de vida de las
personas y los problemas de salud que
las favorecen y prestando especial aten-
cin a las enfermedades que ms afec-
tan al equilibrio y la postura, as como a
la polimedicacin.
y Adaptando el entorno a las caracte-
rsticas y necesidades de las personas
mayores incluyendo las prendas perso-
nales, el domicilio y el barrio.
58
.- Implantar programas es-
pecfcos para paliar el de-
terioro en la movilidad que
sufren las personas mayores a conse-
cuencia del proceso natural de enveje-
cimiento, teniendo en cuenta:
y Favorecer el mantenimiento de la
movilidad y promover el ejercicio adap-
tado.
y Realizar un diseo urbanstico y de
los medios de transporte que tenga en
cuanta las limitaciones y particularida-
des de la movilidad de las personas ma-
yores.
y Promover campaas de concien-
ciacin dirigidas hacia las personas sin
limitacin de la movilidad.
59
.-El cncer es una enferme-
dad que se puede prevenir,
tanto su aparicin como
sus impactos negativos una vez que se
ha desarrollado. Para ello es necesario
adoptar medidas en:
y Prevencin primaria (consejos y esti-
lo de vida): seran todas aquellas inter-
venciones dirigidas a reducir la probabi-
lidad de aparicin del cncer o aminorar
interrumpir su progresin incidiendo en
los factores de riesgo asociados a su de-
sarrollo.
y Prevencin secundaria (cribado): tie-
ne por objetivo detectar la enfermedad
antes de que se manifeste clnicamen-
te, en aquellas enfermedades en las que
un tratamiento precoz permita mejorar
su pronstico.
60
.- Promover que las personas
mayores tengan un peso
normal y evitar la obesidad
y sus complicaciones.
61
.- Fomentar la correcta nu-
tricin entre las personas
mayores, favoreciendo el
peso normal y la ingesta adecuada de
nutrientes.
455 LBEA
Recomendaciones
62
.- Realizar cribados basados
en la evidencia en el colecti-
vo de las personas mayores
para favorecer la deteccin precoz de
problemas de salud especfcos, situa-
ciones de riesgo para la salud, situacio-
nes de dependencia y de prdida de la
calidad de vida.
63
.- Mejorar los factores
de riesgo cardiovascular
(FRCV), pues ello prolonga
la vida de las personas y su calidad de
vida, al ser stos prevenibles, tratables y
modifcables.
64
.- Establecer estrategias
diferenciales para ambos
sexos, para la prevencin de
las enfermedades cardiovasculares.
65
.- Fomentar el diagnsti-
co precoz y un tratamiento
adecuado de las enferme-
dades osteoarticulares que incluya pro-
gramas de ejercicio fsico como medida
preventiva y de tratamiento, as como la
realizacin de programas de investiga-
cin con el fn de dilucidar el papel real
de la actividad fsica reglada en la pre-
vencin y tratamiento de enfermedades
osteoarticulares.
66
.- Enfermedades osteoar-
ticulares especfcas tales
como la osteoporosis y la f-
bromialgia podran benefciarse de pro-
gramas de ejercicio fsico si stos estn
diseados adecuadamente.
67
.- Establecer estrategias
para la deteccin precoz de
la fragilidad con medidas es-
pecfcas para la deteccin en mujeres,
donde la fragilidad es mayor.
68
.- Promover la sensibiliza-
cin y educacin de la ciu-
dadana en el uso adecuado
de medicamentos a lo largo de todo el
ciclo vital, con el fn de minimizar los
riesgos asociados a su consumo.
69
.- Evitar la automedicacin
(incluidos los productos na-
turales) y el consumo de fr-
macos innecesarios.
70
.- Recuperar el respeto de la
sociedad hacia las personas
mayores evitando la discri-
minacin por la edad y modifcando el
imaginario colectivo asociado a la an-
cianidad (decrepitud e inutilidad vs sa-
bidura y experiencia). Para ello es pre-
ciso cambiar las expectativas sociales
hacia el rol de la mujer como cuidadora
abnegada a costa de su propia salud y
bienestar, promoviendo la correspon-
sabilidad de hombres y mujeres en las
tareas de cuidados, tambin a las perso-
nas mayores y dependientes.
71
.- Prevenir las situaciones de
maltrato mediante la detec-
cin precoz y el abordaje de
los factores de riesgo.
456
Libro Blanco del envejecimiento activo

72
.- Promover investigacin
bsica que pueda aplicarse
a la prevencin, tratamien-
to y rehabilitacin de las enfermeda-
des relacionadas con el proceso del
envejecimiento,incentivando lneas de
investigacin de Envejecimiento Salu-
dable cuyos objetivos contemplen el
fomento de la autonoma y la puesta en
marcha de aquellas medidas que ayu-
den a prolongar la duracin de la vida
libre de discapacidad y a mejorar la ca-
lidad de vida de aquellas personas que
presenten diferentes niveles de disca-
pacidad.
73
.- La formacin en el campo
del envejecimiento activo
y la atencin a personas
mayores requiere de conocimientos,
actitudes y habilidades que permitan el
apoyo para que las personas asuman
las riendas de su vida en un hacer
proactivo.
74
.-Mejorar el acceso de
las personas mayores las
personas y de las personas
que les cuidan a los servicios de salud
y a otros servicios necesarios para
mantener su autonoma, a travs de las
TIC, as como impulsar la aplicacin de
nuevas tecnologas para la mejora de la
autonoma de las personas. (como, por
ejemplo, el desarrollo de la domtica).
75
.- Detectar, estudiar y abor-
dar a las familias de riesgo
socio-sanitario que convi-
van con una persona mayor, sobre todo
en los caso en los que se pueda reque-
rir una intervencin socio-sanitaria de
emergencia.
76
.- Mantener la residencia
de las personas mayores
en el entorno familiar y
domiciliario habitual siempre que sea
posible y as lo deseen las personas
implicadas.
77
.- Mantener y fortalecer las
redes sociales en las personas
mayores, as como impulsar
el proyecto: Entornos Saludables:
Las Ciudades del Siglo XXI, para toda
Andaluca, y proponer medidas de
discriminacin positiva en Zonas con
Necesidades de Transformacin Social
(ZNTS).
78
.- Fomentar un entorno
accesible, para lo que se
requiere la puesta en mar-
cha de medidas que siten a todas las
personas, independientemente de sus
caractersticas culturales, de edad, de
discapacidad, etc, en condiciones de
igualdad, en cuanto al acceso a los re-
cursos sanitarios.
79
.- Generar un entorno sani-
tario que ofrezca una aten-
cin sanitaria integral y que
457 LBEA
Recomendaciones
sea sensible a la no discriminacin por
razn de edad y que incorpore la mira-
da de gnero, tambin en este grupo de
edad.
80
.- Promover un entorno
que favorezca una atencin
socio-sanitaria integral, sin
fracturas entre el sistema sanitario y el
sistema del bienestar social.
PARTICIPANDO Y
CONSTRUYENDO SOCIEDAD
81
.-Apoyar a las personas para
que asuman los cambios
por los que van pasando a
largo de la vida y motivarles para que
elaboren, segn sus referencias y capa-
cidades, sus propios planes de uso del
tiempo y de realizacin personal vincu-
lados a la participacin social.
y Consultar y tener en cuenta las pre-
ferencias de participacin social de los
distintos grupos de personas antes de
programar acciones de participacin
de esos grupos, tratando siempre de
adaptar a la demanda los recursos dis-
ponibles.
y Promover la participacin de las per-
sonas en el mbito econmico, social,
cultural, poltico, etctera, durante toda
la vida y no slo en sus fases ms avan-
zadas (adultez y vejez).
82
.-Difundir los benefcios de
la participacin y seguir fo-
mentando una participacin
social de amplio espectro, en todas las
edades, en funcin de las preferencias
de cada persona a la vez que respetan-
do a quienes libremente deciden parti-
cipar poco o nada.
83
.- Revalorizar el papel de las
mujeres en los distintos es-
cenarios de la participacin
social y seguir trabajando por la igual-
dad de gnero conforme se envejece,
especialmente en las fases ms avanza-
das de la vida y en el medio rural.
y Potenciar la presencia de las mujeres
mayores en el espacio pblico.
y Mantener las campaas de sensibili-
zacin que favorezcan la igualdad entre
gneros a todas las edades.
84
.-Potenciar, facilitar y agili-
zar los recursos instituciona-
les disponibles para que los
Centros de Da y las Pequeas y Media-
nas Asociaciones (PYMAs) de Personas
Mayores sigan fomentando una partici-
pacin de personas de todas las edades
pero especialmente adaptada a las de-
mandas de las presentes y futuras gene-
raciones de personas mayores.
y Programas en los Centros de Da acti-
vidades y tareas atractivas y adaptables
a los gustos personales, intentando que
458
Libro Blanco del envejecimiento activo
a travs de ellas puedan conseguirse lo-
gros a distintos niveles.
y Llevar a cabo en los Centros de
Da acciones combinen motricidad y
memoria para que paralelamente se
promueva la memoria, la actividad
fsica, la interaccin social y la salud de
sus socios y socias
y Desarrollar, a travs de los Centros de
Da, servicios intermedios como los pro-
gramas de comida a domicilio, la forma-
cin a las personas cuidadoras y la esti-
mulacin fsica y cognitiva de la persona
mayor que lo precise.
y Organizar, desde los Centros de Da,
actividades fsicas en espacios pblicos
tales como parques, especialmente diri-
gidas a las personas de ms edad, que
explique cmo utilizar de forma ade-
cuada los aparatos para el ejercicio fsi-
co disponibles en dichos espacios.
yTrabajar para la formacin, en los Cen-
tros de Da, de juntas de gobierno pari-
tarias en virtud del gnero de las edades
de todas las personas asociadas.
y Valorar y potenciar las PYMAs en el
medio rural, salvando obstculos como
la distancia geogrfca e incrementan-
do los recursos de estas entidades para
que puedan atender las necesidades
emergentes relacionadas con el enveje-
cimiento en su entorno.
y Simplifcar, facilitar y agilizar el acce-
so de las PYMAs a las Administraciones
pblicas.
y Buscar vas de autofnanciacin para
las PYMAs distintas a las ofertadas por
las Administraciones pblicas.
yApoyar a las asociaciones, federacio-
nes o confederaciones que hacen de co-
rrea de transmisin entre las pequeas
asociaciones rurales y las instituciones.
85
.- Asegurar la participacin
general de las personas en
situacin de dependencia a
lo largo de toda su vida, en funcin de
su estado y posibilidades, tanto en las
actividades que puedan realizar como
en la toma de decisiones sobre los
temas que les afecten,desarrollando al
mximo las capacidades y la autonoma
de las personas dependientes de modo
que no produzcamos un aumento de su
dependencia a medida que envejecen.
86
.- Incrementar las experien-
cias, programas y espacios
de intercambio intergenera-
cional e intercultural dirigidos a atender
a las personas ms vulnerables a medi-
da que envejecen. ( en consonancia con
lo que se plantea en el Captulo I de este
Libro Blanco).
459 LBEA
Recomendaciones
y Aprovechar la emigracin e inmigra-
cin como oportunidades para el acer-
camiento e intercambio cultural a lo lar-
go de la vida.
y Potenciar los vnculos entre perso-
nas mayores e inmigrantes como medio
para alcanzar una sociedad cohesiona-
da e intercultural, poniendo en marcha
campaas para que las personas mayo-
res vean el contacto con los/as cuidado-
res/as de otros pases como una oportu-
nidad y una puerta abierta hacia nuevos
conocimientos y experiencias.
y Impulsar la participacin de las per-
sonas mayores en programas de apoyo
a personas inmigrantes, familias mono-
parentales, mujeres maltratadas, y otras
personas en situacin de vulnerabili-
dad.
yAumentar los programas de aloja-
miento compartido y acompaamiento,
al estilo de los realizados por las univer-
sidades.
87
.- Buscar formas alternativas
de envejecimiento activo
que estn mejor adaptadas
a las nuevas necesidades y capacidades
de las generaciones de personas
mayores.
y Poner en marcha un sistema de
informacin con la oferta de actividades
para la poblacin de ms edad, prximas
a su lugar de residencia.
y Potenciar la diversidad del perfl de
personas mayores presentes en institu-
ciones y asociaciones de todo tipo, me-
jorando en especial la participacin en
estos espacios de las mujeres conforme
envejecen.
88
.- Favorecer la participacin
tanto de las personas que
viven solas como de las que
estn aisladas, sobre todo si se trata de
personas de edad avanzada y residen
en zonas rurales.
y Crear Bancos de Tiempo y servicios
de acompaamiento como alternativa
al aislamiento que pueda ir asociado al
proceso de envejecimiento.
y Seguir con las polticas de elimi-
nacin de barreras de todo tipo, espe-
cialmente las arquitectnicas, que dif-
cultan o impiden la participacin social
de las personas, sobre todo de aqullas
ms vulnerables.
89
.-Realizar campaas de sen-
sibilizacin que transmitan
mensajes motivadores para
la participacin activa y que fomenten
la cooperacin, a lo largo de toda la
vida, entre las personas y las comunida-
des, cada cual en funcin de sus prefe-
rencias y de su proyecto vital.
y Replantear las pautas de educacin
familiar y escolar para formar ciudadanos
ms participativos, interdependientes y
solidarios desde edades tempranas.
460
Libro Blanco del envejecimiento activo

90
.- Reconocer pblicamente
el valor de la participacin
a lo largo de toda la vida y
valorar la participacin real y necesaria
que ya practican muchas personas ma-
yores.
91
.- Sensibilizar a la poblacin
sobre la importancia de pre-
pararse para la vejez segn
el proyecto vital de cada persona, pro-
poniendo pblicamente estilos concre-
tos y alternativos de preparacin para la
vejez.
y Proponer pblicamente estilos con-
cretos y alternativos de preparacin
para la vejez.
y Facilitar un adecuado acceso a la in-
formacin y a la formacin -Internet, for-
macin online y presencial- de todos/as
a medida que se envejece, aprovechan-
do para ello de forma coordinada el uso
de los medios que ya hay en los centros
de enseanza
y Facilitar un adecuado acceso a la
informacin y a la formacin -Internet,
formacin online y presencial- de todos/
as a medida que envejecemos, aprove-
chando para ello de forma coordinada
el uso de los medios que ya hay en los
centros de enseanza.
92
.- Sensibilizar a la sociedad
y hacer posible que la
participacin a medida que
envejecemos sea una prctica saludable
y no discriminatoria.
93
.- Destacar pblicamente,
de modo muy visible, las
buenas prcticas tanto de
contribucin de las personas mayores a
la sociedad -en el mbito personal, so-
cial y laboral- como de reconocimiento
de esa contribucin por parte de la so-
ciedad.
y Premiar buenas prcticas tanto de
cmo las personas mayores contribuyen
a la sociedad como del reconocimiento
que la sociedad hace de esa contribu-
cin.
y Editar publicaciones y promover
obras de teatro o pelculas dirigidas a
toda la poblacin en donde se reconoz-
can las contribuciones de las personas
mayores a la sociedad.
y Realizar campaas especfcas de
difusin de la aportacin, remunerada
y no remunerada, que han realizado y
realizan las personas mayores a favor de
la sociedad.
y Facilitar la creacin de escenarios
tales como pequeos grupos de debate
intergeneracionales en los que las per-
sonas mayores puedan transferir su ex-
periencia vital y, a su vez, enriquecerse
con los puntos de vista de otras gene-
raciones.
94
.- Promover y dar a conocer
mejor a la sociedad la
labor del voluntariado a lo
461 LBEA
Recomendaciones
largo de toda la vida, en general, y las
aportaciones de las personas ayores
voluntarias, en particular.
y Hacer campaas divulgativas sobre
las ventajas del voluntariado, y sobre
cmo todos podemos realizar volunta-
riado a medida que envejecemos, con
independencia de la edad y del sexo.
y Organizar formas de reconocimien-
to pblico de la labor voluntaria tales
como la entrega de premios al trabajo
que realizan las personas mayores por
los dems.
y Contribuir a la difusin y recono-
cimiento de las Pequeas y Medianas
Asociaciones (PYMAs) sostenidas por
personas mayores.
y Impulsar la implicacin en el mo-
vimiento asociativo a lo largo de la vida y
dar a conocer la aportacin de las perso-
nas mayores a travs de sus asociaciones.
y Mejorar los procedimientos infor-
mativos para que las nuevas entidades
de voluntariado sepan cmo conseguir
ayudas institucionales.
95
.-Mejorar las medidas de
conciliacin de la vida la-
boral y familiar para que las
personas cuidadoras puedan envejecer
de modo activo.
y Realizar estudios sobre el trabajo no
remunerado y las diversas aportaciones
al bienestar de la sociedad que hacen
las personas cuidadoras a lo largo de su
ciclo vital.
y Concienciar a las familias de que la
labor de apoyo y cuidado que realizan
las personas mayores no puede ser im-
puesta. Las personas mayores tienen
derecho a vivir su propia vida, y a reali-
zar sus planes y proyectos.
y Aumentar el apoyo institucional a las
personas que se dedican al cuidado de
familiares, con la creacin de ms guar-
deras y centros especializados para
personas mayores y personas discapa-
citadas.
y Facilitar la existencia de programas
intergeneracionales en los que se vin-
cule afectivamente a nios de guardera
con personas mayores necesitadas para
que puedan realizar conjuntamente
programas y actividades.
y Poner en marcha actividades de
voluntariado mediante las que personas
con mejor estado de salud presten apoyo
a otras en situacin de dependencia.
y Cambiar las expectativas sociales
hacia el rol de la mujer como cuidadora
abnegada a costa de su propia salud y
bienestar.
96
.- Implicar a las personas con
experiencia de trabajo en
cualquier sector para que, a
medida que envejecen, contribuyan a la
insercin laboral de otras personas.
462
Libro Blanco del envejecimiento activo
y Promover, especialmente en n-
cleos rurales, que personas mayores con
experiencia formen a jvenes en vas de
acceder al mercado de trabajo.
y Ampliar a otros sectores de la econo-
ma iniciativas como el programa Senior
de la Fundacin Andaluca Emprende.
y Introducir en Andaluca los mode-
los internacionales de formacin de per-
sonas para su transicin ocupacional, a
medida que envejecen, desde el sector
lucrativo al sector no lucrativo.
97
.- Aprovechar ms y mejor
el papel de las personas
mayores como fuentes de
cultura contando con ellas en programas
de voluntariado cultural para la difusin
y transmisin del patrimonio andaluz.
98
.- Realizar estudios sobre los
obstculos que difcultan
que las personas puedan
contribuir en sus entornos, en su comu-
nidad y en la sociedad a medida que
envejecen, y proponer soluciones para
eliminar dichos obstculos.
y Atender, desde centros de mayo-
res, asociaciones y Administraciones los
problemas concretos que estn impi-
diendo contribuir a las personas en
situacin de vulnerabilidad.
y Fomentar la contribucin a la so-
ciedad de las personas mayores en si-
tuacin de vulnerabilidad y valorar la
importancia de sus reivindicaciones.
y Facilitar recursos fnancieros ade-
cuados a las personas mayores que, por
falta de los mismos, no pueden hacer su
contribucin a la sociedad como el res-
to de ciudadanos.
99
.- Promover formas de con-
vivencia y de residencia
alternativas a las actuales
(acompaamientos, apadrinamientos,
viviendas compartidas, pisos tutelados,
residencias auto-gestionadas por per-
sonas mayores, edifcios intergeneracio-
nales, etctera) que faciliten el acceso
de las personas a viviendas en mejores
condiciones, ms adecuadas tanto para
envejecer el mayor tiempo posible en el
propio domicilio si as se desea, como
para facilitar el uso de los espacios p-
blicos a todas las personas a medida
que envejecen.
y Aumentar los esfuerzos para que vi-
viendas y espacios pblicos sean accesi-
bles y con el envejecimiento no se con-
viertan en obstculos para el contacto
de la persona con el mundo exterior.
yEstudiar el sistema general de espa-
cios libres pblicos en los Planes Gene-
rales de Ordenacin Urbanstica, para
facilitar su uso a toda la poblacin; rea-
lizar, en especial, un estudio de las con-
diciones y caractersticas a contemplar
en el diseo de estos espacios para las
personas mayores.
463 LBEA
Recomendaciones
100
.- Organizar acciones
(en sintona con los
instrumentos de pro-
teccin jurdica expuestos en el Cap-
tulo II de este Libro Blanco) destinadas
a concienciar a la poblacin andaluza
de la necesidad de practicar un consu-
mo informado, razonable y responsable
conforme se envejece.
101
.- Desarrollar mtodos
y escenarios de educa-
cin ambiental espec-
fcamente adaptados a las necesidades
y caractersticas de las personas segn
su grado de envejecimiento.
y Organizar acciones medioambien-
tales centradas en la persona mayor
-en la vindicacin y dignifcacin de
su papel social-, con ritmos de trabajo
dinmicos pero no exigentes, con un
peso importante de las actividades al aire
libre, que combinen ocio y educacin y
que estn orientadas hacia la prctica.
y Fomentar la aportacin de las per-
sonas mayores al medio ambiente me-
diante su experiencia, sabidura, tiempo
y aproximacin afectiva.
y Ofrecer espacios de encuentro y
promover la participacin, a lo largo de
todo el ciclo vital, de todas las entidades
y personas en el proceso de mejora de
las condiciones ambientales.
102
.- Invitar a todos los
organismos, entidades
y profesionales que es-
tn realizando experiencias de envejeci-
miento activo o que puedan contribuir
al desarrollo de las mismas a innovar y
mejorar esas experiencias.
y Organizar campaas de explicacin y
promocin del envejecimiento activo.
y Introducir en el currculum de la
educacin obligatoria contenidos que
aborden el envejecimiento activo.
y Reconocer, potenciar y renovar la
labor de apoyo al envejecimiento activo
que realizan los Centros de Da de
Personas Mayores e introducir en ellos
nuevas acciones intergeneracionales e
interculturales.
103
.- Proponer y ejecu-
tar nuevas formas de
mejorar las relaciones
intergeneracionales, el mbito familiar,
en el comunitario y en los distintos es-
pacios productivos.
y Fomentar los programas y los centros
intergeneracionales como medios para
aprovechar al mximo la participacin
y las contribuciones de las distintas
generaciones.
y Reorganizar la estructura de las Ad-
ministraciones de modo que se facilite
el encuentro y la colaboracin entre
personas de distintas generaciones a la
464
Libro Blanco del envejecimiento activo
hora de atender sus necesidades me-
diante polticas y programas.
y Posibilitar que las personas mayores
contribuyan en la prestacin de servi-
cios actualmente dedicados a la aten-
cin a la infancia y a la juventud, y vice-
versa.
y Poner en marcha experiencias inno-
vadoras para un mejor aprovechamien-
to de los espacios productivos multige-
neracionales.

104
.- Organizar y poten-
ciar bancos de tiempo
como modelos inno-
vadores para la promocin del inter-
cambio de capacidades y conocimien-
tos a lo largo de la vida.
105
.- Animar y apoyar
a todos los agentes
econmicos para que
introduzcan el envejecimiento activo y
productivo en sus estrategias de investi-
gacin, de desarrollo y de innovacin.
106
.- Estudiar de forma
continuada el perfl
de las demandas de
productos y servicios a los que desean
acceder las personas a medida que en-
vejecen.
y Realizar campaas divulgativas so-
bre nuevos productos pensados para
las personas mayores de modo que s-
tas los conozcan.
y Apoyar el desarrollo de investigacio-
nes e industrias productoras de nuevos
instrumentos capaces de desarrollar la
capacidad cognitiva de las personas a
medida que envejecen.
y Disear programas de ocio y tiempo
libre innovadores para todas las per-
sonas, que tengan especialmente en
cuenta el estado fsico de las personas
conforme van envejeciendo.
y Adaptar la oferta de actividades y
de servicios a las nuevas necesidades
sociales, procurando la participacin
conjunta de distintas generaciones y de
ambos gneros (Un ejemplo de lo que
decimos lo constituye el turismo social
intergeneracional y solidario: personas
mayores y jvenes, juntas, viajan para
prestar ayuda a otras personas).
107
.- Facilitar un acceso
de todas las personas,
pero en especial en el
medio rural, a las Nuevas Tecnologas de
la Informacin y la Comunicacin (NTIC)
a medida que envejecemos, aprove-
chando de forma coordinada el uso de
todos los recursos disponibles.
y Mejorar, sobre todo en el medio ru-
ral, la dotacin de locales para instalar
equipos informticos utilizables por los
vecinos.
y Impartir cara a cara, y a veces de for-
ma virtual, formacin continua para
465 LBEA
Recomendaciones
aprender el uso del ordenador y de In-
ternet.
y Facilitar que las asociaciones de per-
sonas mayores cuenten con equipos in-
formticos.
y Potenciar el acercamiento intergene-
racional entre personas jvenes y ma-
yores a travs de cursos de tecnologa
digital que les permitan aprender aco-
municarse y a trabajar juntos.
y Aumentar la inversin en proyectos
de investigacin, desarrollo e innovacin
cuyo objetivo sea la mejora de las NTIC
para su uso por todas las personas a
medida que envejecen.
y Ofertar servicios de telefona, In-
ternet y formacin a distancia con unas
tarifas apropiadas para que el acceso se
garantice por igual a todas las personas
mayores.
108
.- Pasar de una parti-
cipacin informativa o
consultiva a otra con-
tinuada, de autogestin y cogestin ciu-
dadana, en la que las personas mayores
tengan voz y voto en las decisiones que
afecten a cualquier asunto de su comu-
nidad.
y Poner en marcha medidas que sa-
quen a la luz la diversidad, los conoci-
mientos, saberes y habilidades de las
personas mayores y sus posibilidades
para la innovacin social.
y Prestar atencin prioritaria a las in-
novaciones que faciliten la participacin
de personas mayores discriminadas por
motivos tnicos, sexuales, econmicos,
polticos o cualesquiera otros.
y Promover y asegurar la implicacin
de las personas mayores en la vida y en
la estructura poltica, y facilitar su parti-
cipacin plena en todos los espacios ol-
ticos donde se toman las decisiones.
yPlantear y concretar cules son los de-
beres asociados al envejecimiento acti-
vo como proceso en el que personas y
sociedad son corresponsables.
y Revisar el Decreto 217/2003, de 22 de
julio, por el que se regulan determina-
dos aspectos del grupo de Consejeros
Generales representantes de otras or-
ganizaciones en la Asamblea General
de las Cajas de Ahorros, previsto en el
artculo 63 bis de la Ley 15/1999, de 16
de diciembre, de Cajas de Ahorros de
Andaluca, de modo que las asociacio-
nes de mayores, as como sus confede-
raciones y federaciones, integrantes del
Consejo Andaluz de Mayores, puedan
tener mayor presencia en la Asamblea
General de las Cajas de Ahorros.
109
.- Conectar de modo
transversal los esfuer-
zos y los recursos al
servicio de las diferentes polticas y r-
ganos de las Administraciones Pblicas
ncaminados a dar una respuesta priori-
466
Libro Blanco del envejecimiento activo
taria a los retos que plantea el envejeci-
miento activo en Andaluca.
y Realizar investigaciones peridicas
sobre las prcticas de envejecimiento
activo en Andaluca y la efcacia de las
polticas e intervenciones de promo-
cin del envejecimiento activo. Sin da-
tos precisos, fables y especfcos sobre
Andaluca no ser posible ni saber cu-
les son las actuaciones ms adecuadas
ni evaluar su impacto.
y Asegurar la sostenibilidad y actuali-
zacin de las polticas de envejecimien-
to activo, renovndolas para lograr el
impacto a largo plazo pretendido por el
Libro Blanco del Envejecimiento Activo
en Andaluca.
FORMACIN CONTNUA. LA
EDUCACIN PARA TODA LA
VIDA
110
.- Diversifcar y fexibi-
lizar las propuestas de
educacin a lo largo
de la vida para atender ms efcazmente
al colectivo de personas mayores como
grupo heterogneo y complejo.
111
.- Fomentar y exten-
der la formacin a lo
largo de la vida con
programas bien defnidos, diseados y
adaptados a las personas mayores. Para
ello sera conveniente:
y Flexibilizar los programas educativos
para adecuarlos a las necesidades de las
personas mayores.
y Concienciar a las personas, conforme
envejezcan, de la necesidad de la forma-
cin a lo largo de la vida.
112
.- Impulsar la educa-
cin a lo largo de la
vida, con independen-
cia del nivel educativo, econmico o de
gnero. Para ello sera conveniente:
y Abordar la educacin permanente
para y por las personas mayores.
y Hacer accesible la educacin a todas
las personas mayores que lo deseen.
y Adaptar la formacin permanente a
las personas a las que va dirigida.
113
.- Promover la imple-
mentacin de progra-
mas congnitivos du-
rante el envejecimiento para facilitar la
integracin. Para ello sera conveniente:
y Posibilitar que las personas mayo-
res se ejerciten en tareas verbales y de
comunicacin a travs de la formacin
continua
y Promover el empoderamiento y cam-
biar los imperativos negativos sobre la
vejez, el envejecimiento y el aprendizaje
en estas edades.
467 LBEA
Recomendaciones
114
.-Dinamizar a las ins-
tituciones pblicas y
privadas y a la socie-
dad civil para implementar programas
que favorezcan el envejecimiento acti-
vo en la comunidad autnoma andalu-
za. Para ello sera conveniente:
y Concienciar a las personas mayores
andaluzas de la conveniencia de la for-
macin a lo largo de toda la vida.
y Favorecer los diferentes programas
de mayores para mejorarlos cualitativa-
mente y adecuarlos a la poblacin an-
daluza.
115
.- Promover la investi-
gacin para analizar y
evaluar los diferentes
programas de formacin a lo largo de
toda la vida en la comunidad autnoma
andaluza. Para ello, seria conveniente:
y Implicar a las universidades anda-
luzas en la investigacin gerontaggica
por y para el envejecimiento activo.
y Motivar a las personas mayores para
que sean investigadoras sobre los pro-
pios procesos de aprendizaje.
y Formar en el envejecimiento activo y
formacin a lo largo de la vida en Anda-
luca requiere de conocimiento, actitu-
des y habilidades, que permitan el apo-
yo para que las personas mayores sean
autnomas.
116
.- Proponer la progre-
siva implantacin de
los Planes de Prepara-
cin a la Jubilacin Activa (en adelante
PPJA) para personas prximas a la jubi-
lacin a sindicatos, empresas y organis-
mos locales. Para ello sera conveniente:
y Disear PPJA adecuados a la pobla-
cin andaluza.
y Fomentar los PPJA como medio de op-
timizacin del envejecimiento activo.
a) Propiciar que la jubilacin sea perci-
bida como una fase de la vida llena de
posibilidades de realizacin personal y
social.
b) Transmitir una imagen de la jubila-
cin que ponga de relieve su dimensin
positiva, tanto para las personas cerca-
nas a la jubilacin y las jubiladas, como
para la sociedad en general.
c) Fomentar que las mujeres mayores
andaluzas, realicen cursos de PPJA, in-
dependientemente de que no hayan
trabajado de forma remunerada.
117
.- Acercar los
diferentes programas
formativos de mayores
al contexto rural.
468
Libro Blanco del envejecimiento activo

118
.- Apoyar los progra-
mas universitarios de
mayores para su desa-
rrollo y mejora cualitativa.
119
.- Favorecer la forma-
cin continua y per-
manente con apoyo
de las asociaciones de mayores de las
diferentes universidades andaluzas.
120
.- Optimizar las rela-
ciones intergenera-
cionales en el mbito
universitario.
121
.- Incentivar la parti-
cipacin de los pro-
gramas universitarios
de mayores como dinamizadores de su
entorno sociocultural.
122
.- Promover las nue-
vas tecnologas entre
las personas mayores.
Para ello sera conveniente:
y Facilitar instrumentos para el apren-
dizaje sobre las nuevas tecnologas.
y Organizar cursos de formacin sobre
las nuevas tecnologas.
y Desarrollar programas para la inte-
gracin de las personas mayores en la
sociedad de la informacin y de las nue-
vas tecnologas.
y Motivar a las personas mayores para
el uso de las nuevas tecnologas.
123
.-Facilitar el acceso a
las nuevas tecnolo-
gas, a medida que se
envejece, especialmente en el medio ru-
ral. Aprovechando de forma coordinada
el uso de los recursos disponilbles. Para
ello sera conveniente:
y Impartir de forma presencial y/o vir-
tual la formacin continua para apren-
der el uso del ordenador y de Internet.
yFacilitar a las asociaciones de perso-
nas mayores la instalacin de equipos
informticos.
y Potenciar el acercamiento intergene-
racional a travs de cursos de tecnolo-
ga digital que les permitan aprender a
comunicarse y trabajar juntos.
yAumentar la inversin de proyectos de
investigacin, desarrollo e innovacin,
cuyo objetivo sea las NTICs para su uso
a medida que se envejece.
124
.-Incrementar el dis-
frute de las personas
mayores en las facetas
de la vida cultural de su entorno, propi-
ciando su presencia activa en los actos
programados.
469 LBEA
Recomendaciones
Para ello, es preciso:
y Fomentar la prctica del turismo y
organizar intercambios con personas de
diferentes lugares.
y Fomentar y favorecer los programas
orientados al disfrute de la cultura y el
conocimiento.
y Ampliar el nivel cultural de las per-
sonas mayores mediante el enriqueci-
miento de las actividades ofrecidas en
los diferentes centros de aprendizaje.
125
.- Aprovechar ms y
mejor el papel de las
personas mayores co-
mo fuente de cultura, contando con
ellas en programas de voluntariado cul-
tural para la difusin y transmisin del
patrimonio andaluz.
126
.- Difundir la lectu-
ra entre las personas
mayores y en espacios
escolares: educacin infantil y primaria
(cuentacuentos).
Para ello sera conveniente:
y Desarrollar estrategias que fomenten
la lectura entre los mayores.
y Disear programas de difusin de la
lectura a travs de los medios recomuni-
cacin: radio, televisin, prensa, pginas
web.
y Fomentar la lectura entre diferentes
colectivos sociales.
y Facilitar el acceso a la lectura a tra-
vs de actividades concretas: jornadas,
semana del libro, feria del libro
yContagiar el placer de leer a los cen-
tros de educacin de adultos y universi-
dades populares.
y Estudiar frmulas para aprovechar la
contribucin que las personas mayores
lectoras pueden hacer para aumentar el
hbito de lectura en nuestra comunidad
autnoma andaluza.
127
.- Recuperar y organi-
zar espacios para di-
fundir las tradiciones
locales a travs de museos, exposicio-
nes y narraciones orales.
128
.- Poner al servicio de
la comunidad las ex-
periencias profesiona-
les mediante un servicio de orientacin
a travs del voluntariado.
129
.- Recuperar las tradi-
ciones locales a travs
de los cuentos, jugue-
tes, canciones, dichos populares, etc, as
como facilitar el aprovechamiento de la
riqueza cultural de las personas mayores
para potenciar su autovaloracin y au-
toestima y salvaguardar el patrimonio y
las tradiciones culturales, depositando
470
Libro Blanco del envejecimiento activo
en las personas mayores la confanza y
responsabilidad de difundir las expe-
riencias y tradiciones como miembros
activos.
130
.- Debern de facili-
tarse los instrumentos
que lleven a efecto un
adecuado seguimiento del cumplimien-
to de las recomendaciones contenidas
en el Libro Blanco.
PRESIDENTS LETTER
REGIONAL MINISTERS LETTER
INTRODUCTION
LIST OF RECOMMENDATIONS
473 LBEA
President s
letter
These policies are coherent with the
legal and institutional eforts that
have been made over the past thirty
years towards establishing rights, and
organising programs and services for
older people.

With these policies, we intend to bring
forward a more egalitarian, fair and
unifed social model. We also want
to pay more attention to the older
generations present and future needs,
enabling them to make good use of
their potential, wealth and wisdom.
The Junta de Andaluca is determined
to continue rising to the challenge
and exercising new social rights for
older people. It therefore started up
a pioneering participation process in
Spain and Europe, which led to this
White Paper on Active Aging.
This Paper, which is also a scientifc anal-
ysis and research instrument about the
reality of older people in Andalusia, pro-
vides important points and recommen-
dations that help to create a sustainable
Andalusia in line with Active Aging.
Andalusia is facing a demographic
change, given that the population
over 65 years-old will double over the
next four decades, reaching almost
30% of Andalusias total population.
At present, older people are
becoming much more active and
want to have more independence, to
travel and to participate in activities.
They especially want to share their
experience, continue developing as
people and participate actively in
our society.
Foreseeing and adapting to these
demographic and social changes
represents a challenge that needs
proposals and solutions, because it
afects each and every one of us.
Therefore the Junta de Andaluca
(Andalusian Government) is com-
mitted to introduce Active Aging
policies. It aims to provide a new
social right and an important guide
for public policies, as recognised and
established in Andalusias Statute of
Autonomy.
474
Libro Blanco del envejecimiento activo

It is a tool which will improve older
peoples quality of life, health and
environment, encouraging them to
be independent and guaranteeing
legal, fnancial and general security. It
also hopes to confront the stereotypes
associated with old age and to project an
image that is more ftting with reality.
This is a Paper to encourage older
people to participate in constructing
society, to promote lifelong education
and training, so that generations learn
to live and work together.
In Andalusia, we consider health, edu-
cation and politics to be priority factors
which ensure that older people can be
more independent, improving their
quality of life.
I am convinced that each and every
one of us is capable of converting this
demographic and social change into
a chance to establish a more active,
unifed society, a society for all ages.
Jos Antonio Grin Martnez
President of the Junta de Andaluca
475 LBEA
Regional Ministers
letter
These key points and recommenda-
tions consider gender equality and re-
lationships between generations. They
will allow older people to Live in secu-
rity, Live a healthy life, participate and
help build society and will ofer them
life-long learning opportunities. They
have emerged as a result of much delib-
eration and preparation, with scientifc
rigor and future vision, so I would like
to thank the people, organisations and
companies who have participated for
their eforts and hard work.
Thanks to these people, Andalusia has
its own Roadmap to establish Active
Aging policies, to work towards a model
society that is fair for older people, and
which will leave a lasting impression on
future generations.
Micaela Navarro Garzn,
Regional Minister Of Equality And
Social Welfare
There are papers that leave a lasting
mark. The White Paper on Active
Aging in Andalusia is going to be one
of those papers.
With this objective, the Junta de
Andalusia has encouraged active
participation to create this paper, so
that it will leave a lasting impression
on people, the society and Active
Aging policies for the Andalusia of
today and the future.
In this paper you will fnd a
study about Andalusias future
demographics, as well as key points
and recommendations that will enable
older people to continue gaining from
life through the years and make the
most of the opportunities that age
has to ofer. Furthermore this paper
generates a new positive, supportive
and egalitarian awareness towards
aging, a process that will afect each
and every one of us.
476
Libro Blanco del envejecimiento activo Libro Blanco del envejecimiento activo

INTRODUCTION
Aging should be seen as a process
which afects us all, which requires social
modulations and adapted responses ;
not only from the public authorities, but
also from society itself, from the citizens
themselves in a common efort. It is
therefore necessary to take up healthy
living habits and make the efort to
participate, live and ofer opinions; to take
up a lifestyle governed by the freedom
to choose, to make use of our heritage
for the future, to make decisions about
our environment, to practice a necessary
citizens solidarity, to grow every day as
individuals and as members of society,
but, likewise, the freedom to choose not
to do so.
Several considerations must be knocked
down and several prejudices thrown
out in order to establish the basis for a
correct concept of active aging: frstly,
believing that the spectacular aging of the
population is a threat to the welfare society
is a view which hides the opportunity
and challenge it entails; secondly, that
elderly people do not represent tax
and expenditure liabilities but, on the
contrary, create wealth and stimulate the
economy by creating industry, and imply
an adaptation in the way public services
are provided, giving rise to warmer, more
human and efcient public workers; and
thirdly, they help families and provide
experience, contributing towards making
improvements in the environments in
which they move.

Active aging must not be seen as just a
policy of action arising from the need to
adapt to the crucial demographic change
involved in the aging of the population;
it should be considered a lever of change
which makes it possible to adapt society
with the eforts of public authorities
and citizens to a change of paradigm
regarding the image and value of elderly
people. Setting out from the basis that
we all grow old and that we grow old
together, in our families and in our
contexts, it becomes necessary to take on
the postulates arising from active aging as
a public commitment which makes society
grow and which creates opportunities,
wellbeing, wealth and employment.
This Papers view of active aging
represents a model which allows people
to grow old while contributing and
participating socially in accordance with
our capabilities. Therefore, nobody can be
excluded from the necessary active aging
policies.
Learning to manage old age is a key factor
in the construction of our concept. The
idea is to bring our social contribution into
line with evolution and life processes,
477 LBEA
Introduction
ofering ways to continue being useful in
a Society which continues to need us as
we grow old.
Our view of active aging in Andalusia is
based on the defnition of active aging
given by the World Health Organization.
We assume the need of taking on this
policy because our statutory framework
also demands it, as a social right and as
a guiding principle for public authorities.
We therefore consider active aging as
the process of optimisation of health,
participation and security opportunities in
order to improve quality of life as people
grow old. And to this we add education
and training throughout life, as an
uninterrupted process which accompanies
us throughout our existence and does not
come to an end on retirement.
Around these four axes, we apply the
aforementioned postulates. We consider
active aging to mean:
g Aging SECURELY
g Aging HEALTHILY
g Aging while PARTICIPATING and
CONTRIBUTING
g Aging while BEING TRAINED and
LEARNING
In other words, it is living with security,
with the necessary social, legal and health
support. It is living with health, having
the resources necessary to lead a healthy
life. It is living with a feeling that one is
acknowledged, respected and needed
to contribute to society. It is living while
training and learning throughout life.
All this requires the adoption of a
number of principles which make up the
coordinates of our view of active aging in
Andalusia.
COMPREHENSIVENESS
Active aging presents a variety of aspects
and factors which call for a global and joint
approach which takes in all the factors
which come together in the concept.
PROTECTION
The mechanisms of protection of elderly
people should be seen as responses to
situations which do not defne the group,
but towards contingencies which other
groups may experience.
TRANSVERSALITY
Responses must come from all the felds
involved, not just one. Contributions must
be made from the health, social, transport,
town planning, economic and cultural
sectors.
COORDINATION AND
INTERSECTORALITY
It is necessary to encourage coordination
between the diferent agents in order
to promote the actions and make them
efective. Nearly all the felds of action of
the public authorities carry out actions
for elderly people, but it is necessary to
include these actions in a common policy.
It is not reasonable for actions which
include a large sector of the population
478
Libro Blanco del envejecimiento activo
to be carried out with no overall strategy
to distribute tasks and responsibilities.
COOPERATION
Forms of cooperation with other
Administrations and with the Third Sector
will be sought.
INNOVATION AND CREATIVITY
It is necessary to seek realistic, sustainable
and efective solutions and responses; but
also, naturally, innovative and creative
models to adapt the responses to the
needs of society.
FLEXIBILITY
The active aging model must be fexible
and adaptable to the social changes
which occur more and more markedly
and over shorter and shorter time
periods. This White Paper must therefore
be a changeable and fexible instrument
which gives a permanent solution to
the new needs created by the social
transformation arising from the aging of
our population.
INCLUSIVENESS
All of us participate in the aging process,
as well as are located in aging contexts.
Our families, neighbourhoods, cities,
regions All of them age.
BETWEEN GENERATIONS
Society is not fragmented, and as such
should be a common environment of
mutual enrichment, in which young
people, adults and elderly people
live together and exchange values,
information, traditions
EQUALITY
Equal opportunities and social inclusion
are basic goals by which the present
policy in Andalusia is guided, and should
also represent the essential foundations
for the design of active aging policies.
CARE IN THE URBAN AND RURAL
SETTING
For equality of care in the urban and
rural setting, it is necessary to make the
informative circuits accessible to elderly
people and to encourage the latter to
carry out the programmes ofered.
This paper is divided into fve chapters
which cover all the aspects of active aging
policies. Each chapter gives a detailed
explanation which leads to the formulation
of a number of recommendations, which
amount to 130 in all.
Thus, the frst chapter, called
Transversality and Perspective of
aging in Andalusia, begins with an
analysis of the social changes arising from
the aging of the population in Andalusia,
their characteristics and future prospects.
There is also a detailed study of elderly
people in Andalusia in their structural
aspects and in the prospects of change.
In said study, we afrm that it is necessary
to know the essential sociological features
of elderly people in the autonomous
community of Andalusia, analysing both
structural aspects and changing trends,
which inform about the diferent ways
of growing old and which, additionally,
provide knowledge which helps eliminate
the prejudices and stereotypes which often
479 LBEA
Introduction
erly people. And this chapter also explains
the need to approach aging policies with
two essential transverse lines, namely,
the gender perspective and relationships
among generations.
The second chapter, entitled Living with
Security, approaches the diferent aspects
which contribute to the formation of one
of the essential pillars of our active aging
model. And this security is considered
in a many-sided way: legal security and
protection of rights, economic security,
security with regard to the limits of the
environment and security with regard to
appropriate treatment of elderly people
by the informative and advertising media.
In a continued efort to deal with all
aspects surrounding the daily life of elderly
people, proposals have been made about
road safety, age discrimination, protection
of family heritage, their consumer rights
and criminal acts of which they may be
victims. Living with security is an essential
postulate for growing old with quality of
life.
The analysis of the requirements for
Healthy Aging makes up the Third Chapter
of this document, which is entitled
Healthy Living. In this chapter, with
the aid of health professionals, all aspects
surrounding healthy aging have been
dealt with exhaustively. A quick glance at
the index of this Chapter gives us a good
idea of the extensive work of synthesis
which has been carried out. Promotion of
Health and Prevention of Dependence are
the two pillars on which this chapter has
been built, along with a study of aspects
related to abuse, research, training and
new technologies, and an approach to the
contexts which infuence peoples health:
the neighbourhood, the family, the town
and the institutional feld.
Chapter four, entitled Growing old
while participating and building
society. Innovation and active aging
sets the basis for successful active aging
via the channels of participation. You age
better if you participate. The principles
of participation in aging are established.
Emphasis is made of the important
component of social construction
and formation provided by the active
participation of elderly people in society.
And in a bold statement, it links aging
with innovation. This Chapter points out
that: the participation and contribution
to the common good which form part of
active aging are, in themselves, a source of
innovation to the extent that they help to
build a society in which to age more and,
above all, better. Never before had aging
been possible for so many people; now we
try to ensure that this aging is accompanied
by general wellbeing for all people and all
communities throughout the whole of life.
Finally, the inclusion of a ffth Chapter re-
garding Training is a way of giving natu-
ralisation papers to the opinion that it is
not possible to link education, training
and learning to certain stages of life. We
are always learning and always teaching
in a task linked to the life fow of people.
Therefore, the Chapter is entitled Living
in Continuous Training. Education for
Life. This Chapter indicates the character
istics training centres should have, shows
480
Libro Blanco del envejecimiento activo

a catalogue of training resources in our
Autonomous Community and mentions
programmes such as that of preparation
for active retirement and the training of
university students. Finally, the important
role of elderly people in culture,
knowledge, reading, experiences and
traditions is established.
The fnal section of this Document
presents a compendium of the
diferent recommendations which have
concluded each of the subject sections
of the afore-mentioned chapters:
130 recommendations, which are the
coordinates on which active aging policies
must be developed over the coming
years.
M Jos Castro Nieto,
Managing Director of Elderly People
481 LBEA
Recommendations

DEMOGRAPHIC
PROSPECTIVE AND
TRANSVERSE AXIS AREA
1
.- To divulge the concept of demo-
graphic aging not as a social disea-
se but as an achievement with no
historical precedents, sustained by the
magnifcent progress of life expectancy
and by the human control of reproduc-
tion, in order to prevent the aging of
the population from being seen only as
a problem. It is advisable for people to
stop associating it above all with its de-
mographic and economic dimensions
and to emphasise other aspects such as
the contribution elderly people make to
the family and society.
2
.- To consider human aging as a
process which extends over the
whole lifecycle, such that it should
be dissociated from the age of 65 years,
both in the feld of investigation and in
social discourse:
y When dealing with aspects related to
aging, research should not be limited
to considering 65 years as the time at
which aging starts, nor deal only with
this segment of the population, igno-
ring people of a younger age. Promote
longitudinal research.
y If for comparative purposes social in-
dicators referring to people of 65 years
of age or more must be used, it should
always be indicated that this is an arbi-
trary and conventional criterion for wor-
king with populations since, at a human
level, aging is a process which occurs
throughout the lifecycle and not just af-
ter a certain age.
y Not to present only data and results
referring as a whole to the 65+ segment
of the population, but always to disag-
gregate information according to the
number of years people have lived.
y It would also be recommendable to
introduce aging as a transverse aspect
in all public policies, regardless of the
age group, and to design a strategic
plan whose aim is to advance towards a
society for all ages.
3
.- To create a social discour-
se about aging processes and
about the consideration of elderly
people which eliminates the prejudices
and stereotyped views of reality which
usually exist. For this purpose, it is es-
sential to have a real knowledge of so-
cial actors.
4
.- To create an Aging Observatory
in Andalusia to carry out the fo-
llowing tasks, among others:
y To obtain, analyse and divulge a
real and constantly updated knowled-
ge about aspects of the structure and
change of the population of Andalusia,
in comparison with national, European
and world data, which also makes an
482
Libro Blanco del envejecimiento activo
internal distinction between provinces
and types of habitat.
y To obtain knowledge about the needs
and demands of people throughout the
lifecycle, for the purpose of achieving
active aging, and about the resources
-both public and private- existing to do
so.
5
.- To acknowledge the diference
between male and female aging,
at both a personal and social level,
promoting research into aging which
provides information disaggregated ac-
cording to sex, and applying the gender
perspective to the design of all public
active aging policies in order to ensu-
re real and efective equality between
men and women.
6
.- Given the personal (worse
health, worse economic position,
lack of studies, widowhood, etc.)
and generational (arising, for example,
from the Civil War) characteristics of the
latter and, in general, their greater social
fragility, to ensure they do not become
marginalised and take second place in
active aging policies.
7
.- To attend and support this posi-
tive evolution, aiming active aging
policies not only at the individual
but also, where it exists, at the couple.
In modern societies, widowhood is seen
by those who sufer it less and less as
the threshold of death and more and
more as a new phase of life which has
to be given meaning and content. Many
practices related to active aging could
and should make a contribution when
it comes to defning and promoting this
new concept of widowhood.
8
.- To consider marital status as a
basic factor when it comes to pro-
moting specifc active aging prac-
tices in men and women, also bearing in
mind the type of population they inha-
bit.
9
.- The degree of acceptance of
active aging depends not only on
the more or less positive attitude
people have, but also on their contex-
tual circumstances. Among the latter,
the type of home they live in must be
carefully considered in the design of
active aging policies, in aspects such
as security, participation or health. For
example:
a) Economic position is determined not
so much by the income of individuals
but more by that of the group of mem-
bers of the household they form part of.
The same is also true of expenditure.
b) With regard to social participation,
it should be remembered that many
elderly people have hardly any free time
since they live with people to whom
they have to provide permanent care.
483 LBEA
Recommendations
c) And in the extension of healthy living
habits, the situation of the couple also
has a great infuence, for example, in
feeding habits and in preventive aspects
in general.
10
.-Active aging policies must
satisfy the desire of people
to grow old at home, either
in company (as is the case for most men)
or alone (as occurs with most women),
ensuring that the succession of forms
of coexistence people have to adopt in
the last stages of life, especially women
(conjugal life, alone at home, moving
in with relatives or institutionalisation),
does not reduce their opportunities for
active aging. Those elderly people who
live in the home of relatives, despite be-
ing a minority, should not be relegated
to a secondary position in active aging
policies. Special attention should be
given to those who have moved from
a rural to an urban environment to live
with the family, who are mainly very old
women with health problems and with
a high risk of social isolation.
11
.- People who sufer health
problems of a certain se-
riousness, or even depen-
dence, should not be excluded from
active aging practices. Actions must be
developed aimed at promoting such a
life style, such as home care or the use
of new technologies. It should be taken
into account that it is more and more
common to grow old at home with disa-
bled persons, or even alone.
12
.-To establish mediation
mechanisms between the
demand for care by people
in a dependent situation and the ofer
of professional labour that provides
it. For example, administrations could
promote the creation of programmes
of occupational and social integration
of the immigrants employed in this sec-
tor, which, in turn, would represent a
guarantee of security to the dependent
people when it comes to contracting
their services.
13
.-Elderly peoples homes
should become multipurpo-
se centres ofering diverse
services adapted to the new needs of
both the residents and their families.
They must become open centres which
are integrated in the community and
which share activities and services with
diferent collectives and age groups.
There should be a trend towards the
creation of intergenerational centres,
established as a community resource
and which permit the normalisation of
residential life and intergenerational ex-
change.
14
.- Given that in most cases
it is a lifestyle which is cho-
sen from among others, it
is necessary to eliminate the negative
social connotations (a hangover from
earlier times) which usually exist with
regard to the residential solitude of el-
484
Libro Blanco del envejecimiento activo
derly people. Living alone ofers aging
people the possibility of exercising fun-
damental rights such as freedom, au-
tonomy and independence to a higher
degree than in other forms of alternati-
ve coexistence (moving in with relatives
or institutionalisation). These are rights
whose enjoyment was less important
before, when the really important thing
was to ensure subsistence, and which
must be promoted in active aging po-
licies. Living alone at an advanced age
poses a number of uncertainties and
involves risks, related both to security
(who will look after them if they need it)
and to participation (for example, social
isolation), and to health (the possibility
of sufering a fall), which must be redu-
ced through the promotion of active
aging practices.
15
.-People without any formal
education deserve special
attention in active aging po-
licies. In general, and by way of synthe-
sis of everything we have recommen-
ded up to now, it is necessary to adapt
the active aging proposals to each type
or profle of person, depending on their
sex, age, marital status, form of coexis-
tence, habitat, health, economic po-
sition and academic level. In this task,
special attention should be given to po-
pulation profles in a potential situation
of greater social fragility, and, specifca-
lly, to very old women without a partner
who live in the rural environment, given
that they sufer a higher risk of pover-
ty and family and social isolation, apart
from having, in general, a very low aca-
demic level.
16
.-It is naturally recommen-
dable to promote adult
education, which plays a
very important role in Andalusia in pro-
moting the literacy of a large number of
people who reached adulthood without
knowing how to read or write, above all
women from a rural setting. And in this
feld, to increase the presence of univer-
sities, which, along with adult education
centres, can be fundamental in the pro-
motion and introduction of active aging
policies and intergenerational practices.
17
.-The diferent administra-
tions must encourage the
introduction of intergenera-
tional programmes with the aim of:
Providing the elderly people who par-
ticipate with opportunities of training,
participation, health and security,
key factors in the promotion of active
aging.
In opposition to the culture of the sub-
ject, of ages and of discriminations, pro-
moting a culture, an economy, a health
system, an education and, in short, a po-
licy based on the between, i.e. on rela-
tionships, to replace the culture of me.
Enhancing solidarity and dialogue bet-
ween generations, paying special at-
tention to the needs of old and young
485 LBEA
Recommendations
people, as a basis on which to build the
path towards a society for all ages.
Making possible, lastly, the introduction
of intergenerational programmes as ve-
hicles of exchange between two areas
of solidarity: the family and society.
Final recommendations:
18
.-Along with individual
eforts and initiatives, acti-
ve aging policies must be
promoted in Andalusia, both from the
public and private spheres, for which
purpose it highly recommendable:
y To inform people in Andalusia about
what active aging is, through public au-
thorities (education, health, etc.) and
the media.
y To acknowledge aging as a process
that takes place throughout life.
y To establish the local area as the most
suitable territorial framework for the
start-up of active aging programmes.
y To ensure that rural areas are not ex-
cluded from the resources and actions
related to active aging.
19
.-Creation of the fgure of
active aging agent, in char-
ge of bringing the social re-
sources which foment active aging to
the citizens of Andalusia.
LIVING WITH SECURITY
20
.- o develop, in collabora-
tion with the relevant Admi-
nistrations, specifc mecha-
nisms to guarantee the rights of elderly
people; both institutionalthrough
the fgure of the Ombudsman for the
Elderlyand regulatory, placing special
emphasis on the fght against any kind
of discrimination, especially with regard
to age.
21
.-To inform elderly people,
through the channel es-
tablished in article 42 of
Act 6/99, about the rights they are ac-
knowledged in the legal system and
the measures to be taken in the event
of infringement of the same. Above all,
about the advantages of using the pre-
ventive power granted in the presence
of a Notary, and about the fgures of Tu-
tor and Guardian.
To open a channel of debate about the
suitability of eliminating the inalienable
succession of two thirds of the value of
the deceaseds estate to his/her descen-
dents, replacing it by a right to mainte-
nance to be taken from the inheritance
in favour of children who are not yet of
legal age or who have physical, mental
or sensory disabilities.
In this respect, a number of regulatory
modifcations are suggested; namely:
486
Libro Blanco del envejecimiento activo
y To urge for the amendment of Act
39/2006, on Promotion of Personal
Autonomy and Care to people in a si-
tuation of dependence, to include the
voluntary representative authorised
for the purpose, in some of its articles in
which an action by the dependent per-
son is required.
y To amend article 45 of Autonomous
Law 6/1999, on Care and Protection of
Elderly People in Andalusia, which, un-
der the title Admissions to residential
centres, only permits admission to the-
se centres by consent of the person in
question if they are capable of giving
said consent or, otherwise, i.e. in cases
of presumed or declared incapacity,
judicial authorisation shall be required.
Nevertheless, the amendment propo-
sed consists of permitting that in cases
of presumed incapacity of the per-
son for whom admission is requested,
the agent of the latter in the preventi-
ve power we are considering may give
consent in those cases in which he/she
has been expressly authorised to do so.
22
.-With regard to the exer-
cising of the rights of gran-
dparents in relation to their
grandchildren, the following recom-
mendations are made:
y To institutionalise specifc adverti-
sing and specialised care on these is-
sues which can cover all the specialised
information and advise requirements
of elderly people; from the creation of
a department of Ombudsman for the
Elderly at the Ombudsmans ofce in
Andalusia, to the creation of a speciali-
sed department in the social guidance
ofces and the inclusion of the special
area in Act 1/2008, of 27 February, on
Family Mediation in the Autonomous
Community of Andalusia, it being possi-
ble to go to the Ministry of Prosecution,
where appropriate, in order to exercise
this right.
y To urge for appropriate regulatory
amendments to permit grandparents
to be heardat the request of the lat-
ter and if the Judge considers it expe-
dientin cases of determining custo-
dy issues, and in parental separation,
annulment and divorce procedures, for
the purposes of establishing the rules
on guardianship and custody of the
children.
23
.-To inform citizens of the
possibility of establishing
the conditions under which
each person would like health care to be
given them through the Registro de Vo-
luntades Vitales Anticipadas (Register of
Life Wills in Advance). Also, one or more
representatives may be designated to
act as intermediaries before the Doctors
and execute the instructions establis-
hed by the person they represent.
487 LBEA
Recommendations
24
.-It is necessary to continue
advancing in the consolida-
tion of the economic secu-
rity the Social Security system guaran-
tees. For this purpose it is necessary:
y To adapt it to the real socioeconomic
situation, without losing sight of the im-
provement of services, especially those
aimed at elderly people.
y To propose the maintenance of the
tax load on society implied by the sys-
tem, avoiding the temptation to make a
generalised reduction of payments.
25
.-To gradually equalise, for
reasons of social justice
and non-discrimination, the
amount of the minimum pension gua-
ranteed by the Tax System with the Non-
Tax pension, and to make a thorough
review of the widows pension. For this
purpose:
y The system must converge towards
a substantial economic progression for
the widows pension without thereby
impairing the fnancial balance of the
System, an essential factor for guaran-
teeing the economic security of elderly
people.
y We propose the raising of the protec-
tion in widowhood of cases of necessity,
along with income lost on death. Along
these lines, it is necessary to promote
the non-tax beneft part, with higher su-
pplements to basic pensions, until the
minimum pension is reached.
y On the other hand, in the event of
other income being received or of earlier
brief periods of cohabitation, non-life be-
nefts could be respected. The amount of
the widows pension could also be linked
to the shorter or longer duration of the
common enjoyment of the retirement
pension of the deceased.
26
.-o introduce restrictive me-
chanisms to limit forced re-
tirement as far as possible,
especially in activities compatible with
age, in which the years of experience
can also be a professional and social ad-
vantage.
Along these lines, we propose an in-
crease in the economic incentives to
partial retirement at the age of 65, as a
mechanism to create occupational acti-
ve aging, combining partial work with
active leisure.
27
.-Non-tax Social Security
pensions should undergo
annual increases of above
the CPI, in order to create a substantial
improvement in the purchasing power
of the people receiving the same, in
such a way that, in a period of 5 years,
it amounts to 100 percent of the mini-
mum wage.
488
Libro Blanco del envejecimiento activo

28
.-Expense reduction measu-
res such as the social bonus
in electricity consumption
should be consolidated and extended
to other energies such as gas and to
water for domestic use and other servi-
ces such as the Internet.
29
.-Given the variety and com-
plexity of the instruments
that the legal system ofers
elderly people to assure their old age,
apart from the public protection sys-
tem, detailed and understandable infor-
mation about the same must be made
available in order for people to make a
suitable choice without reducing or li-
miting their rights. Likewise, it is neces-
sary to demand a policy of transparency
regarding these instruments from fnan-
cial and insurance companies.
30
.-In the feld of communica-
tion, it is necessary to carry
out an awareness campaign
about the importance of elderly people
being able to cope in an accessible and
secure environment, which stresses
the value of preventive accessibility to
prevent situations in the future such as:
moving house, admissions to centres,
appearance of disability due to acci-
dents or falls, etc.
31
.-In the regulatory feld,
urge for:
y Within legal regulations regarding
building, the requirement that con-
vertible homes be built, for free rental
or protected, whose architectural fea-
tures mean that in the future they can
be made accessible at a low economic
cost.
y The amendment of the regulation
made by the current Horizontal Pro-
perty Act regarding accessibility insta-
llations in owners communities, which
only establishes as obligatory installa-
tions whose cost does not exceed three
ordinary monthly payments for each
community member.
y An improvement in the administrati-
ve control and sanctioning procedure in
cases of non-fulflment of accessibility
regulations.
32
.-To improve the training of
design professionals, inclu-
ding accessibility as part of
the university curricula, and to promote
research into new backup products and
technologies to improve autonomy and
accessibility in the communication of el-
derly people.
33
.-In the feld of the promo-
tional activity of the Public
Administrations, to increa-
se the public subsidies allocated to the
removal of barriers both in the building
and inside the fats, and to plan the sub-
sidy for the acquisition of technical aids
or backup products to overcome level
489 LBEA
Recommendations
changes within the homes of elderly
people (elevators, stair lifts, cranes, etc.)
or improve their communication with
the surroundings (ICT subsidies), and to
regulate the Barrier Removal Fund esta-
blished in the regulations of Andalusia,
in order to fnance actions to gradually
provide accessibility to existing or al-
ready built areas (public roads, buildings
and means of transport).
34
.-It is necessary for the Public
Administrations to adopt
specifc measures on issues
regarding the protection of the rights
which, as consumers, elderly people
have. Therefore:
y They must select and provide infor-
mation on consumer issues aimed spe-
cifcally at Elderly People.
y They must safeguard all the rights
and, especially, the right to information,
of Elderly People as consumers and
users in the social media.
y They must plan and carry out educa-
tional actions on consumer issues aimed
at Elderly People.
y They must defne and adopt the ne-
cessary measures on issues of Defence
and Protection of consumers, especia-
lly in relation to the commercial ofers
aimed specifcally at this sector of the
population, in compliance with the pro-
visions of art. 48 of Act 6/1999, of 7 July,
on Care and Protection of Elderly People
in Andalusia.
35
.-Among the population as
a whole, it is necessary to
redefne the social image
of elderly people, removing outdated
clichs and stereotypes from the collec-
tive opinion and replacing them by their
current reality.
To achieve this, it is necessary:
y To promote research into the real si-
tuation of the presence and characteris-
tics of the stereotypes associated with
elderly people in our society. In particu-
lar, the treatment they are given in the
media, in both programmes and adver-
tisements.
y To investigate, through the necessary
studies and reports, the habits, prefe-
rences, perceptions and opinions of el-
derly people in relation to audiovisual
media and their contents, and also the
perception of the rest of the population
of the image of elderly people transmit-
ted through television programmes and
advertisements.
y To promote suitable social treatment
of elderly people through informative
and educational measures.
y To establish, through the relevant
authorities, style recommendations
regarding the informative and adverti-
sing treatment of elderly people, using
the mechanism of co-regulation for the
purpose.
490
Libro Blanco del envejecimiento activo
y To collaborate with the relevant ins-
titutions, in particular with the CAA, to
implement monitoring and control me-
chanisms over treatment in program-
mes and advertising involving or aimed
at elderly people.
y To carry out specifc actions in the
educational and media felds to incor-
porate a suitable social image of elderly
people.
y To promote good practices in the in-
formative and advertising treatment of
elderly people; and in the programmes
and contents specifcally aimed at them
or involving their participation.
y To contribute towards the develop-
ment of measures to permit the accessi-
bility of elderly people to the media.
y To promote inter-institutional colla-
boration, with public and private ope-
rators, and with other agents of the au-
diovisual sector, in order to set up agre-
ements and other actions which contri-
bute to the promotion and defence of
elderly people in the media.
36
.-To provide more informa-
tion to family businesses
about the existence of the
fgure of family protocols and their uti-
lity; and to maintain the go od policy of
public economic incentives for the de-
velopment of family protocols.
37
.-With regard to abuse in the
family, to request the Social
Services Authorities to carry
out a preventive policy aimed at disco-
vering and taking action against situa-
tions of cohabitation in extreme condi-
tions, with care loads which are difcult
to support by the relatives in charge and
which may give rise to violent episodes.
For this purpose it is necessary:
y To carry out studies and research into
abuse of vulnerable elderly people, in
order to fnd out exactly what the mag-
nitude of the problem is.
y To carry out fast, coordinated actions
for the prevention and detection of ca-
ses of abuse.
y To carry out educational and sensi-
tisation programmes aimed at the res-
pect and acknowledgement of elderly
people (social support networks, agents
of change, etc.), and training actions for
the professionals of the sector and of
the media.
38
.-Urge the relevant Public
Authorities to create Po-
lice groups specialised in
the prevention and persecution of the
ofences of which elderly people are
most frequently the victims, and inclu-
de these issues in the curricula and trai-
ning of the Security Forces. Likewise, we
request that the process of creation be
looked into in all the Prosecuting Ser-
vices of the Elderly Peoples Protection
Sections.
491 LBEA
Recommendations
39
.-To establish specifc edu-
cation programmes and ca-
rry out actions to safeguard
the security of elderly people in the use
of the road system and of trafc.
HEALTHY LIVING
40
.-To promote the Mediterra-
nean diet, which consists of:
y High consumption of cereal, fruit, ve-
getables, nuts, legumes.
y Olive oil as the main source of fat.
y Moderate consumption of fsh, chic-
ken, milk and dairy products.
y Low consumption of meat and meat
products.
41
.-For the promotion of a
healthy diet, it is necessary
to take the following recom-
mendations into account:
y All health professionals should re-
ceive training in nutritional care (Silver
Paper).
y It is necessary to consider the ca-
pacity to buy and prepare food, emer-
gency situations and situations of loss
of functionality and activity which may
temporarily or progressively limit access
to suitable nutrition.
y To include global social policies pro-
moting the production, distribution
and marketing of suitable foods from a
nutritional and hygienic viewpointii and
to emphasise the attractive and plea-
sant aspects of the diet, the pleasures of
good food and company.
y To guarantee access to food and to a
suitable diet.
42
.-To promote the regular
practice of physical exercise
in elderly people, through
sensitisation campaigns and measures
providing economic advantages (for
example, discounts on user payments)
for elderly people who go to sporting
installations or use services involving
the practice of physical exercise.
43
.-To carry out initiatives
that promote physical acti-
vity, adapting them to the
functional characteristics and prefe-
rences of elderly people (Health gar-
dens, Health routes such as One million
steps, Ballroom dancing, traditional tra-
des, etc.).
44
.-To make use of sports fa-
cilities and stadiums as ac-
tive aging radiation centres
through the correct practice of sports.
45
.-To impose the necessary
regulations to restrict the use
of tobacco in public areas in
492
Libro Blanco del envejecimiento activo
order to protect non-smokers at all ti-
mes, as well as regulating the access of
the younger population to the use of to-
bacco, providing smoking cessation pro-
grammes to elderly people, promoting
the most suitable treatments for their
needs and individual characteristics, and
to carry out specifc actions aimed at 16
to 24-year-old young women.
46
.-To carry out informative pro-
grammes aimed at the pre-
vention of the damage which
can arise from alcohol consumption.
47
.-To guarantee accessible,
efective, fexible treatment
to elderly people with alco-
hol related problems, based on the best
scientifc evidence and adapted to their
circumstances.
48
.-To promote oral health
throughout life in order to
prevent specifc functio-
nal and nutritional problems as well as
others which afect communication or
self-image and which afect peoples
wellbeing and quality of life.
49
.-To promote the normali-
sation of the sexuality of el-
derly persons, from society
and from the institutions.
50
.-To include all elderly
people in all the mental
health promotion strategies
carried out in diverse felds.
51
.-To promote memory tra-
ining, mental stimulation
and mental compensation
strategies, and the training of the pro-
fessionals who promote these cognitive
stimulation activities (Silver Paper).
52
.-To promote the training of
people to improve self-ef-
ciency, problem solving,iii
pro-social conduct and ability to cope
throughout the lifecycle (Active Aging).
53
.-To bear in mind the in-
fuence of the inequalities
existing between men and
women in the mental health of the lat-
ter, in order to promote positive discri-
mination measures.
54
.-To formulate and apply
strategies aimed at impro-
ving the prevention, early
detection and treatment of mental
illnesses in elderly people, including
diagnosis procedures, suitable medi-
cation, psychotherapy and the training
of the staf caring for this subgroup of
the population,iv improving the quali-
ty of the assessment and diagnosis of
Alzheimers disease and other related
disorders in the early stages of their
appearance, improving the infra-diag-
nosis of depression, and reducing the
high suicide rates in elderly people.
493 LBEA
Recommendations
55
.- To inform and sensitise
the over 65-year-old popu-
lation of the efectiveness of
fu, diphtheria/tetanus and pneumococ-
cal vaccinations in those cases in which
there is a prior chronic pathology which
clinically justifes them.
56
.-To establish specifc mea-
sures from the diferent ad-
ministrations to decrease
the risk factors which cause accidents
among elderly people, in both the pri-
vate and public sphere.
57
.-To prevent fall risk factors:
y By improving peoples quality of life
and the health problems which lead to
falls and paying special attention to the
illnesses which most afect balance and
posture, and to multiple medication.
y By adapting the environment to the
characteristics and needs of elderly
people, including personal clothing, the
home and the neighbourhood.
58
.-To implement specifc pro-
grammes to alleviate the
loss of mobility sufered by
elderly people as a result of the natural
aging process, bearing in mind:
y To promote the maintenance of mo-
bility and adapted exercise.
y To design urban areas and transport
bearing in mind the mobility limitations
and characteristics of elderly people.
y To promote sensitisation program-
mes aimed at people with no mobility
problems.
59
.- Cancer is a disease which
can be prevented, both in its
appearance and in the nega-
tive efects it has once it has developed.
For this purpose, it is necessary to adopt
measures in:
y Primary prevention (advice and lifes-
tyle): this includes all those interven-
tions aimed at reducing the probability
of appearance of cancer or at minimi-
sing or interrupting its advance, empha-
sising the risk factors associated with its
development.
y Secondary prevention (screening):
the aim of this is to detect the disea-
se before clinical appearance of the
same, in those diseases in which early
treatment makes it possible to improve
their prognosis.
60
.-To ensure elderly people
have a normal weight and
prevent obesity and its com-
plications.
61
.-To promote correct diet
among elderly people, en-
couraging normal weight
and the suitable intake of nutrients.
494
Libro Blanco del envejecimiento activo

62
-To carry out screening ba-
sed on the evidence in the
elderly peoples collective in
order to promote the early detection of
specifc health problems, health risk si-
tuations, situations of dependence and
of loss of quality of life.
63
.-To improve cardiovascular
risk factors (CVRF), since this
lengthens peoples lives and
improves their quality of life, it being
possible to prevent, treat and modify
said factors.
64
.-To establish diferent stra-
tegies for each sex for the
prevention of cardiovascu-
lar diseases.
65
.-To promote the early diag-
nosis and suitable treatment
of musculoskeletal diseases,
including physical exercise program-
mes as a measure and for the preven-
tion and treatment of the same, and re-
search programmes to fnd out the real
role of controlled physical activity in the
prevention and treatment of musculos-
keletal diseases.
66
.-Specifc musculoskeletal
diseases such as osteoporo-
sis and fbromyalgia could
beneft from physical exercise program-
mes if this are suitably designed.
67
.-To establish strategies for
the early detection of fragi-
lity, with specifc measures
for detection in women, in whom fragi-
lity is greater.
68
.-To promote the sensitisa-
tion and education of citi-
zens in the suitable use of
medicines throughout the lifecycle, in
order to minimise the risks association
with their consumption.
69
.-To prevent self-medication
(including natural products)
and the unnecessary con-
sumption of medicines.
70
.-To recuperate the respect
of society towards elderly
people, preventing age dis-
crimination and altering the collective
image associated with old age (decre-
pitude and uselessness vs. wisdom and
experience). For this purpose, it is neces-
sary to change the social expectations of
the womans role as a devoted caregiver
at the expense of her own health and
wellbeing, promoting the co-responsi-
bility of men and women in care tasks,
also to elderly and dependent people.
71
.-To prevent situations of
abuse through early detec-
tion and the tackling of risk
factors.
495 LBEA
Recommendations
72
.-To promote basic research
which can be applied to
the prevention, treatment
and rehabilitation of diseases related to
the aging process, encouraging lines of
Healthy Aging research whose aims in-
clude the promotion of autonomy and
the start-up of measures which help in-
crease the length of disability-free life
and improve the quality of life of people
with diferent levels of disability.
73
.-Training in the active aging
feld and in the care of elderly
people requires knowledge,
attitudes and skills to provide support
so that people can take charge of their
own lives in a proactive way.
74
.-To improve the access
of elderly people and the
people who care for them
to health services and other services
necessary to maintain their autonomy,
through ICTs, and to promote the appli-
cation of new technologies to improve
peoples autonomy (such as the develo-
pment of domotics, for example).
75
.-To detect, study and
approach social-health risk
families living with an el-
derly person, above all in those cases in
which an emergency social-health in-
tervention may be required.
76
.-To maintain the residence
of elderly people within the
family and normal home en-
vironment whenever possible and when
the people involved so desire.
77
.-To maintain and streng-
then social networks among
elderly people, and to pro-
mote the project: Healthy Environ-
ments: 21st Century Care, throughout
Andalusia, and to promote positive
discrimination measures in Areas with
Needs for Social Change (ZNTS).
78
.-To promote an accessi-
ble environment, for which
purpose it is necessary to
establish measures to situate all people,
regardless of their characteristics of cul-
ture, age, disability, etc., in conditions of
equality with regard to access to health
resources.
79
.-To create a health environ-
ment that ofers comprehen-
sive health care and which is
sensitive to non-discrimination for age
reasons and which also includes gender
considerations in this age group.
80
.-To promote an environ-
ment that encourages com-
prehensive social-health care,
without schisms between the health sys-
tem and the social welfare system.
496
Libro Blanco del envejecimiento activo

PARTICIPATING IN A SOCIETY
AND ITS BUILDING
81
.-To help people accept
the changes they undergo
throughout their life and
encourage them, according to their per-
sonal preferences and abilities, to make
their own plans for the use of their time
and for personal fulflment related to so-
cial participation.
y To consult and bear in mind the social
participation preferences of the dife-
rent groups of people before program-
ming participation action for the same,
always attempting to adapt the availa-
ble resources to the demand.
y To promote peoples participation in
the economic, social, cultural, political,
etc. feld, throughout their lives and
not just in the more advances phases
(adulthood and old age).
82
.-To disseminate the be-
nefts of participation and
continue promoting a wide
ranging social participation in all age
groups, in accordance with the prefe-
rences of each individual while, at the
same time, respecting those who freely
decide to take little or no participation
in society.
83
.-To reassess the role of wo-
men in the diferent areas
of social participation and
continue working towards sex equality
as people grow older, especially in the
more advanced phases of life and in the
rural setting.
y To promote the presence of elderly
women in the public setting.
y To continue with the sensitisation
campaigns that promote sex equality at
all ages.
84
.-To promote, facilitate and
speed up available institu-
tional resources in order for
Day Centres and Small and Medium As-
sociations (SMAs) for Elderly People to
continue promoting the participation of
people of all ages, but specially adapted
to the demands of present and future
generations of elderly people.
y Day Centre programmes involving
attractive tasks and activities adaptable
to personal tastes, attempting to make
achievements at diferent levels through
the use of the same.
y To carry out in Day Centres actions
which combine motor skills and me-
mory in order to promote, in parallel,
the memory, physical activity, social in-
teraction and health of their members.
y To carry out, through Day Centres,
intermediate services such as meals on
wheels, care worker training and the
physical and cognitive stimulation of el-
derly people who require it.
497 LBEA
Recommendations
y To organise, through Day Centres,
physical activities in public areas such
as parks, especially aimed at elderly
people, and to explain how to correctly
use the appliances for physical exercise
available in such areas.
y Work towards the formation, in Day
Centres, of joint governing boards re-
presenting both sexes and all the ages
of the members.
y To assess and strengthen SMAs in the
rural setting, getting over obstacles such
as geographical distance and increasing
the resources of these bodies so that
they can meet the new needs of people
related to aging in their environment.
y To simplify, facilitate and speed up
the access of SMAs to the Public Admi-
nistrations.
y To seek self-fnancing channels for
SMAs other than those ofered by the
Public Administrations.
y To support the associations, fede-
rations and confederations that act as
intermediaries between the small rural
associations and the institutions.
85
.-To guarantee the general
participation of people in
a situation of dependence
throughout their lives, in accordance
with their state and possibilities, both in
the activities they are able to carry out
and in the making of decisions about
issues which afect them, developing
as far as possible the abilities and auto-
nomy of dependent people in order to
avoid their dependence increasing as
they grow old.
86
.-To increase intergeneratio-
nal and intercultural exchan-
ge experiences, program-
mes and areas aimed at caring for more
vulnerable people as they grow old (in
accordance with what is proposed in
Chapter I of this White Paper)
y To make use of emigration and im-
migration as opportunities for cultural
proximity and exchange throughout life.
y To strengthen the links between el-
derly people and immigrants as a means
of achieving a cohesive, intercultural
society, setting up campaigns to en-
courage elderly people to see contact
with caregivers from other countries as
an opportunity and an open door on to
new knowledge and experiences.
y To promote the participation of el-
derly people in programmes of support
for immigrants, single parent families,
battered women and other people in
vulnerable situations.
y To increase shared accommodation
and companionship programmes, like
those carried out by universities.
498
Libro Blanco del envejecimiento activo

87
.-To seek alternative forms of
active aging that are better
adapted to the new needs
and abilities of the new generations of
elderly people.
y To set up a system of information
with the ofer of activities for the
elderly populations, near their place of
residence.
y To promote the diversity of the profle
of elderly people present in institutions
and associations of all kinds, and
particularly to increase the participation
of women in these areas as they grow
older.
88
.-To promote the
participation of both people
living alone and of isolated
people, especially in the case of elderly
people living in rural areas.
y To create Time Banks and
companionship services as an alternative
to the isolation that can be associated
with the aging process.
y To continue with the policies for the
removal of barriers of all kinds, especially
architectural ones, which hinder or
impede the social participation of people,
particularly the more vulnerable ones.
89
.-To carry out sensitisation
campaigns which transmit
messages to encourage
active participation and promote
cooperation, throughout life, between
people and communities, each in
accordance with his/her preferences
and life project.
y To rethink family and school
education standards in order to create
more participative, interdependent and
considerate citizens from early ages.
90
.-To publicly acknowledge
the value of participation
throughout life and to assess
the real and necessary participation
which many elderly people already
carry out.
91
.-To sensitise the population
about the importance of
preparing themselves for old
age in accordance with the life project of
each person, publicly proposing specifc
and alternative styles of preparation for
old age.

y To publicly propose specifc and
alternative styles of preparation for old
age.
y To provide adequate access to
information and to Internet training,
online training and classroom training
of all citizens as they grow older, making
use, for this purpose, in a coordinated
way, of the resources already existing in
educational centres.
499 LBEA
Recommendations
y To provide adequate access to
information and to Internet training,
online training and classroom training
of all citizens as they grow older, making
use, for this purpose, in a coordinated
way, of the resources already existing in
educational centres.
92
.-Sensitise society to ensure
that participation as we
grow older is a healthy, non-
discriminatory practice.
93
.-Publicly emphasise, in
a highly visible way, the
good practices of both
the contribution of elderly people
to societyin the personal, social
and professional feldand the
acknowledgement of this contribution
by society.
y To reward good practices of both
the contribution of elderly people to
society and the acknowledgement of
this contribution by society.
y To issue publications and promote
plays or flms aimed at the whole
population, in which the contribution
of elderly people to society is
acknowledged.

y To carry out specifc campaigns to
disseminate the contribution, paid or
unpaid, which elderly people have made
and continue to make to society.
y To facilitate the creation of scenarios
such as small intergenerational
discussion groups in which elderly
people can transmit their life experience
and, at the same time, learn from the
viewpoints of other generations.
94
.-To better promote and
inform society about
voluntary work throughout
life, in general, and the contributions of
elderly volunteers, in particular.
y To carry out informative campaigns
regarding the advantages of voluntary
work and about how we can all be
volunteers as we grow older, regardless
of age and sex.
y To organise forms of public
acknowledgement of voluntary work
such as the giving of prizes for the work
carried out for others by elderly people.
y To contribute to the dissemination
and acknowledgement of Small
and Medium Associations (SMAs)
maintained by elderly people.
y To promote involvement in associa-
tions throughout life and inform about
the contribution elderly people make
through their associations.
y To improve informative procedures
so that new voluntary organisations can
know how to obtain institutional aids.
500
Libro Blanco del envejecimiento activo

95
.-To improve measures of
conciliation of professional
and family life so that
caregivers can grow old actively.
y To carry out research into unpaid work
and the various contributions to the
wellbeing of society made by caregivers
throughout their lifecycle.
y To make families aware that the
support and care work carried out by
elderly people cannot be imposed.
Elderly people have the right to live
their own lives and to carry out their
plans and projects.
y To increase institutional support to
people who work caring for relatives,
with the creation of more care centres
and specialised centres for elderly and
disabled people.
y To create intergenerational
programmes in which nursery children
form afective links with elderly persons
and carry out programmes and activities
together.
y To set up voluntary activities through
which people with better health lend
their support to others in a situation of
dependence.
y To change the social image of
the women as devoted caregiver at
the expense of her own health and
wellbeing.
96
.-To involve people with
work experience in any
sector so that, as they grow
older, they can contribute towards the
employability of other people.
y To make it possible, especially in rural
areas, for elderly people with experience
to train young people about to enter the
labour market.
y To extend initiatives like the Senior
programme of the Andalucia Emprende
foundation to other sectors of the
economy.
y To introduce to Andalusia international
training models for the occupational
transition of people as they grow old,
from the paid to the unpaid sector.
97
.-Make better and greater
use of the role of elderly
people as sources of culture,
counting on them for cultural volunteer
programmes for the dissemination and
transmission of the heritage of Andalusia.
98
.-To carry out research
into the obstacles which
make it difcult for people
to contribute to their community and
society as they grow old, and to propose
solutions to remove said obstacles.
y To deal, from centres for the elderly,
associations and Administrations,
with the specifc problems which
501 LBEA
Recommendations
are preventing people in vulnerable
situations from contributing.
y To promote the contribution to
society of elderly people in vulnerable
situations and assess the importance of
their claims.
y To provide adequate fnancial
resources to elderly people who, for
lack of the same, are unable to make
their contribution to society like other
citizens.
99
.-To promote alternative
forms of cohabitation and
residence to the present ones
(companionships, sponsorships, shared
housing, tutored fats, self-managed
old peoples homes, intergenerational
buildings, etc.), which facilitate access of
people to housing in better conditions,
more suitable both for growing old for
as long as possible in ones own home if
so desired, and for facilitating the use of
public spaces to all people as they grow
old.
y To increase eforts to make housing
and public spaces accessible and not
to become obstacles, with age, to the
contact of the person with the outside
world.
y To investigate the general system of
free public spaces in the General Town
Planning Plans, in order to make them
accessible to the whole population; to
carry out, particularly, a study of the
conditions and features to be considered
in the design of these spaces for elderly
people.
100
.-To organise actions
(in accordance with
the legal protection
instruments indicated in Chapter II of
this White Paper) aimed at making the
population of Andalusia aware of the
need to practice informed, reasonable
and responsible consumption as one
grows older.
101
.- To develop environ-
mental education me-
thods and scenarios
specifcally adapted to the needs and
characteristics of people according to
their degree of aging.
y To organise environmental actions
aimed at elderly people on the
vindication and dignifying of their
social role, with dynamic but not
too demanding rhythms of work, with
special emphasis on outdoor activities
combining leisure and education and
with a stress on practical work.
y To promote the contribution of
elderly people to the environment
through their experience, wisdom, time
and afective warmth.
y To ofer meeting places and promote
participation, throughout the lifecycle, of
502
Libro Blanco del envejecimiento activo
all companies and people in the process
of environmental improvement.
102
.-To encourage all the
authorities, companies
and professionals
that are carrying out active aging
experiences or that can contribute to the
development of the same to innovate
and improve these experiences.
y To organise campaigns for the
explanation and promotion of active
aging.
y To introduce contents concerning
active aging into the obligatory
education curriculum.
y To acknowledge, promote and renew
the active aging support eforts carried
out by Elderly Peoples Day Centres and
introduce new intergenerational and
intercultural actions into them.
103
.- To propose and ca-
rry out new forms of
improving intergene-
rational relationships in the family, the
community and the diferent producti-
ve areas.
y To promote intergenerational
programmes and centres as a means to
make maximum use of the participation
and contributions of the various
generations.
y To reorganise the structure of
Administrations in such a way as to
facilitate the meeting and collaboration
between people of diferent generations
when it comes to attending to their needs
through policies and programmes.
y To make it possible for elderly people
to contribute to the rendering of services
currently aimed at the care of children
and young people, and vice versa.
y Start up innovative experiences
for a better use of multigenerational
productive spaces.
104
.-To organise and
promote time banks
as innovative models
to promote the exchange of skills and
knowledge throughout life.
105
.-To encourage all
economic agents to
include active and
productive aging in their research, de-
velopment and innovation strategies.
106
.-To continuously
investigate the profle
of demands for the
products and services that people wish
to have access to as they grow old.
y To carry out informative campaigns
about new products intended for elderly
people in order for the latter to know of
their existence.
503 LBEA
Recommendations
y To support the development of
research and industries producing new
instruments capable of developing
peoples cognitive capacity as they grow
older.
y To design innovative leisure and free
time programmes for everybody, which
pay special attention to the physical
state of people as they grow older.
y To adapt the ofer of activities and
services to the new social needs,
ensuring the joint participation of the
diferent generations and of both sexes
(an example of this is intergenerational
social tourism: elderly people and
young people travel together to help
other people).
107
.-To provide access to
everybody, but espe-
cially in the rural set-
ting, to New Information and Commu-
nication Technologies (NICTs) as they
grow older, making use of all the availa-
ble resources in a coordinated way.
y To increase, particularly in the rural
setting, the availability of premises to
install computer equipment for use by
the local people.
y To give training in the use of the
computer and Internet, either in person
or in virtual form.
y To ensure elderly peoples associations
have computer equipment.
y To promote intergenerational
relationships between young and old
through digital technology courses
which enable them to communicate
and work together.
y To increase investment in research,
development and innovation projects
whose aim is the improvement of NICTs
for use by everybody as they grow
older.
y To ofer telephone, Internet and
distance learning services with
appropriate fees to guarantee equal
access to all elderly people.
108
.-To move from infor-
mative or questioning
participation to conti-
nuous, self-managed and co-managed
citizens participation, in which elderly
people have a say in the decisions which
afect any issue in their community.
y To establish measures to bring to light
the diversity, know-how, wisdom and
skills of elderly people and their possi-
ble contributions to social innovation.
y To pay special attention to the inno-
vations which promote the participa-
tion of elderly people who sufer discri-
mination for ethnic, sexual, economic,
political or any other reasons.
504
Libro Blanco del envejecimiento activo
y To promote and ensure the involve-
ment of elderly people in political life
and structure, and promote their full
participation in all the political areas in
which decisions are made.
y To propose and specify the duties as-
sociated with active aging as a process
in which people and society are co-res-
ponsible.
y To review Decree 217/2003, of 22
July, which regulates certain aspects
of the General Counsellors group re-
presenting other organisations in the
General Assembly of Savings Banks, es-
tablished in article 63 of Act 15/1999,
of 16 December, on Savings Banks in
Andalusia, such that elderly peoples
associations, and their confederations
and federations, forming part of the El-
derly Peoples Council of Andalusia, can
have a greater presence in the General
Assembly of Savings Banks.
109
.-To connect, across
the board, the eforts
and resources used by
the various policies and authorities of
the Public Administrations intended to
give a priority response to the challen-
ges posed by active aging in Andalusia.
y To carry out periodical research into
active aging practices in Andalusia and
the efectiveness of active aging promo-
tion policies and interventions. Without
precise, reliable, specifc data about An-
dalusia, it will not be possible to know
either what the most suitable actions
are or to assess their impact.
y To assure the sustainability and upda-
ting of active aging policies, renewing
them in order to achieve the long term
impact intended by the White Paper on
Active Aging in Andalusia.
CONTINUOUS TRAINING.
EDUCATION FOR LIFE
110
.-To diversify and make
fexible the proposals
of education for life in
order to attend more efectively to the
elderly peoples collective as a hetero-
geneous and complex group.
111
.-To promote and ex-
tend training for life
with well defned and
designed programmes adapted to el-
derly people.
For this purpose it is necessary:
y To make educational programmes
more fexible in order to adapt them to
the needs of elderly people.
y To make people aware as they grow
older of the need for lifelong education.
505 LBEA
Recommendations
112
.-To promote educa-
tion for life, regardless
of academic or econo-
mic level or sex.
For this purpose it is necessary:
y To think about permanent education
for and by elderly people.
y To make education accessible to all
elderly people who want it.
y To adapt permanent education to the
people it is aimed at.
113
.-To promote the im-
plementation of cog-
nitive programmes
during the aging process in order to fa-
cilitate integration. For this purpose it is
necessary:
y To make it possible for elderly people
to carry out verbal and communication
tasks through continuous training.
y To promote empowerment and chan-
ge the negative opinions about old age,
aging and learning at these ages.
114
.-To encourage public
and private institu-
tions and civil society
to implement programmes to promote
active aging in the autonomous com-
munity of Andalusia.
For this purpose it is necessary:
y To make elderly people in Andalusia
aware of the necessity for lifelong edu-
cation.
y To promote the various elderly
peoples programmes to improve them
qualitatively and adapt them to the po-
pulation of Andalusia.
115
.-To promote research
to analyse and assess
the various lifelong
education programmes in the autono-
mous community of Andalusia.
For this purpose it is necessary:
y To involve the universities of Anda-
lusia in gerontological research by and
for active aging.
y To encourage elderly people to be
researchers into their own learning pro-
cesses.
y Training in active aging and life-
long education in Andalusia requires
knowledge, attitudes and skills to provi-
de support in order for elderly people to
be autonomous.
116
.-To propose the
gradual introduction
of PPJAs for people
approaching retirement in trade unions,
companies and local authorities.
506
Libro Blanco del envejecimiento activo
For this purpose it is necessary:
y To design suitable PPJAs for the po-
pulation of Andalusia.
y To promote PPJAs as a means of opti-
misation of active aging.
a) To ensure that retirement is seen as a
phase of life which is full of possibilities
of personal and social fulflment.
b) To transmit an image of retirement
which emphasises its positive aspects,
for people approaching retirement, reti-
red people and society in general.
c) To ensure elderly women in Andalusia
carry out PPJA courses, whether or not
they have worked for pay.
117
.-To take the various
elderly peoples edu-
cational programmes
into the rural setting.
118
.-To support universi-
ty programmes for the
elderly for their deve-
lopment and qualitative improvement.
119
.-To promote conti-
nuous and permanent
training with the su-
pport of the elderly peoples associa-
tions of the various universities in Anda-
lusia.
120
.-To optimise interge-
nerational relations-
hips in universities.
121
.-To encourage parti-
cipation in university
programmes for the
elderly as ways of promoting their so-
cio-cultural environment.
122
.-To promote new te-
chnologies among el-
derly people.
For this purpose it is necessary:
y To provide instruments for learning
about new technologies.
y To organise training courses in new
technologies.
y To carry out programmes for the inte-
gration of elderly people in the society
of information and new technologies.
y To encourage elderly people to use
new technologies.
123
.-To provide access to
new technologies as
people grow older, es-
pecially in the rural setting, making use
of the resources available in a coordina-
ted way.
507 LBEA
Recommendations
For this purpose it is necessary:
y To provide continuous training, either
in person or in virtual form, in the use of
the computer and Internet.
y To provide elderly peoples associa-
tion with computer equipment.
y To promote intergenerational rela-
tionships through digital technology
courses which enable them to learn to
communicate and work together.
y To increase investment in research,
development and innovation projects
whose purpose is the use of NICTs by
people as they grow older.
124
.-To increase the en-
joyment of elderly
people in the aspects
of the cultural life of their environment,
encouraging their active presence in
the programmed activities.
For this purpose it is necessary:
y To promote the practice of tourism
and organise exchange visits with
people from other places.
y To promote programmes aimed at the
enjoyment of culture and knowledge.
y To enhance the cultural level of el-
derly people through an increase in the
activities ofered at the various learning
centres.
125
.-To make greater and
better use of the role
of elderly people as a
source of culture, counting on their pre-
sence in cultural volunteer programmes
for the dissemination and transmission
of the heritage of Andalusia.
126
.-To promote reading
among elderly people
and in schools:
childrens and primary educations
(storyteller).
For this purpose it is necessary:
yTo develop strategies to promote rea-
ding among the elderly.
y To design reading dissemination pro-
grammes through the media: radio, te-
levision, press, websites.
y To promote reading among diferent
social groups.
y To provide access to reading through
specifc activities: conferences, book
week, book fair
y To transmit the pleasure of reading
to adult education centres and peoples
universities.
y To investigate ways of making use
of the contribution elderly readers can
make to increase the reading habit in
our autonomous community of Anda-
lusia.
508
Libro Blanco del envejecimiento activo

127
.-To recuperate and
organise areas for dis-
seminating local tra-
ditions through museums, exhibitions
and oral narrations.
128
.-To place professional
experiences at the ser-
vice of the community
by means of a guidance service organi-
sed through voluntary work.
129
.-To recuperate local
traditions through
stories, toys, songs,
popular sayings, etc., and to facilitate
the use of cultural resources by elderly
people in order to enhance their self-
esteem and safeguard heritage and
cultural traditions, entrusting elderly
people with the task of divulging the
experiences and traditions as active
members of society.
FINAL RECOMMENDATION
130
.- It is necessary to
provide the instru-
ments to carry out a
suitable monitoring of the fulflment of
the recommendations contained in the
White Paper.

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