Este documento presenta el Libro Blanco del Envejecimiento Activo en Andalucía. Incluye cartas del Presidente de la Junta de Andalucía y la Consejera para la Igualdad y Bienestar Social, que destacan la importancia de este libro y las políticas de envejecimiento activo. El libro contiene cinco capítulos que abordan temas como la transversalidad y prospectiva del envejecimiento, vivir en seguridad, vivir saludablemente, participar y construir sociedad, y vivir en continua formación a lo
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Este documento presenta el Libro Blanco del Envejecimiento Activo en Andalucía. Incluye cartas del Presidente de la Junta de Andalucía y la Consejera para la Igualdad y Bienestar Social, que destacan la importancia de este libro y las políticas de envejecimiento activo. El libro contiene cinco capítulos que abordan temas como la transversalidad y prospectiva del envejecimiento, vivir en seguridad, vivir saludablemente, participar y construir sociedad, y vivir en continua formación a lo
Este documento presenta el Libro Blanco del Envejecimiento Activo en Andalucía. Incluye cartas del Presidente de la Junta de Andalucía y la Consejera para la Igualdad y Bienestar Social, que destacan la importancia de este libro y las políticas de envejecimiento activo. El libro contiene cinco capítulos que abordan temas como la transversalidad y prospectiva del envejecimiento, vivir en seguridad, vivir saludablemente, participar y construir sociedad, y vivir en continua formación a lo
Este documento presenta el Libro Blanco del Envejecimiento Activo en Andalucía. Incluye cartas del Presidente de la Junta de Andalucía y la Consejera para la Igualdad y Bienestar Social, que destacan la importancia de este libro y las políticas de envejecimiento activo. El libro contiene cinco capítulos que abordan temas como la transversalidad y prospectiva del envejecimiento, vivir en seguridad, vivir saludablemente, participar y construir sociedad, y vivir en continua formación a lo
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Edita:
Junta de Andaluca, Consejera para la Igualdad y Bienestar Social.
Avda. de Hytasa 14 41007 Sevilla www.juntadeandalucia.es/igualdadybienestarsocial
Diseo y maquetacin: Global Press Comunicacin Integral
Impresin: Publidisa
Depsito Legal: SE-3379-2010 7 LBEA Carta del presidente Adelantarse y adaptarse a estos cambios demogrfcos y sociolgicos es un reto que necesita propuestas y respuestas, porque nos afecta a todos y a todas. Por ello, desde el Gobierno de Andaluca, se est haciendo una apuesta decidida por las polticas de Envejecimiento Activo. Un nuevo derecho social y un principio rector de las polticas pblicas, tal y como reconoce y obliga nuestro Estatuto de Autonoma. Polticas que consolidan el recorrido jurdico e institucional en materia de derechos, programas y servicios para las personas mayores llevados a cabo en los ltimos treinta aos. Con ellas pretendemos avanzar, con perspectiva de gnero, en un modelo de sociedad ms igualitaria, justa y soli- daria, as como adecuar la atencin a las necesidades presentes y futuras de las personas mayores, aprovechando todo su potencial, riqueza y sabidura. La sociedad andaluza se enfrenta a un cambio que supone que, en las prximas cuatro dcadas, nuestra poblacin mayor de 65 aos se du- plicar y llegar a representar casi un 30% del total de nuestra comu- nidad autnoma. En la actualidad, las personas ma- yores son cada vez ms activas, quieren vivir con mayor autono- ma, viajar y realizar ms activida- des. Y, sobre todo, quieren aportar su experiencia, seguir desarrolln- dose como personas y participar activamente en nuestra sociedad. 8 Libro Blanco del envejecimiento activo
El Gobierno de Andaluca tiene la frme voluntad de seguir avanzando en la con- quista y el ejercicio de los nuevos dere- chos sociales de las personas mayores. Por ello, puso en marcha un proceso de participacin pionero en Espaa y en Europa cuyo resultado ha sido la elabo- racin del presente Libro Blanco del En- vejecimiento Activo. Un Libro que, adems de ser un instru- mento cientfco de anlisis y estudio so- bre la realidad de las personas mayores en Andaluca, aporta claves y recomendacio- nes para construir una Andaluca sosteni- ble desde el Envejecimiento Activo. Se trata de una herramienta para mejorar la calidad de vida de las personas mayores, su salud y su entorno; para prevenir situaciones de dependencia, y garantizar su seguridad jurdica, econmica y fsica, as como para combatir la visin estereotipada de la vejez y proyectar una imagen de sta ajustada a la realidad. Un Libro para fomentar su participacin activa en la construccin de la sociedad, para promover la educacin y la formacin a lo largo de la vida, la cooperacion y la solidaridad entre generaciones. En Andaluca, consideramos una priori- dad la sanidad, la educacin y las polti- cas para la dependencia como un medio para mejorar la calidad de vida de las per- sonas mayores. Estoy convencido de que, entre todos y todas, seremos capaces de convertir el reto demogrfco y sociolgico andaluz en una nueva oportunidad para construir y disfrutar de una sociedad ms activa, comprometida y solidaria, una sociedad para todas las edades.
Jos Antonio Grin Martnez Presidente de la Junta de Andaluca 9 LBEA Carta de la consejera En sus pginas, vais a encontrar, adems de un estudio sobre el futuro demogrfco de nuestra Comunidad Autnoma, claves y recomendaciones para seguir dando vida a los aos, para aprovechar las oportunidades que ofrece la edad, y para generar una nueva conciencia, positiva, solidaria e igualitaria, sobre un proceso vital que afecta a todas las personas. Son claves y recomendaciones, con perspectiva de gnero e intergenera- cionalidad, que van a contribuir a Vivir en seguridad, Vivir saludablemente, participando y construyendo sociedad, y en continua formacin, que han sur- gido a raz de un proceso de refexin y elaboracin comprometido, con rigor cientfco, y visin de futuro, en el que han participado personas, organismos y entidades a las que quiero agradecer su esfuerzo y trabajo. Gracias a ellas, Andaluca, tiene su Hoja de Ruta para llevar a cabo las polticas de Envejecimiento Activo, avanzar en un modelo de sociedad justa con las personas mayores, y para dejar huella en las futuras generaciones. Micaela Navarro Garzn, Consejera para la Igualdad y Bienestar Social Hay libros que dejan huella. El Libro Blanco del Envejecimiento Activo en Andaluca va a ser uno de ellos. Con ese objetivo, desde la Junta de Andaluca, se ha impulsado su elaboracin participativa, para dejar huella en las personas, en la sociedad y en las polticas de Envejecimiento Activo para el presente y el futuro de Andaluca.
11 LBEA sumario INTRODUCCIN 17 METODOLOGA 22 EQUIPOS DE TRABAJO 27 g CAPTULO I. TRANSVERSALIDAD Y PROSPECTIVA DEL ENVEJECIMIENTO EN ANDALUCA 1. EL ENVEJECIMIENTO DE LA POBLACIN EN ANDALUCA 35 2. CARACTERSTICAS DE LAS PERSONAS MAYORES EN ANDALUCA. ASPECTOS ESTRUCTURALES Y TENDENCIAS DE CAMBIO 57 g CAPTULO II. VIVIR EN SEGURIDAD 1. PREMBULO 107
2. SEGURIDAD FRENTE AL EJERCICIO DE SUS DERECHOS. PRINCIPIO DE NO DISCRIMINACIN POR RAZN DE LA EDAD 111
3. SEGURIDAD DE LAS PRESTACIONES ECONMICAS 149
4. SEGURIDAD EN CUANTO AL ACCESO A LOS SERVICIOS. PROTECCIN FRENTE A LOS LMITES DEL ENTORNO. HACIA EL DISEO UNIVERSAL 177
5. SEGURIDAD COMO PERSONA CONSUMIDORA 182 6. SEGURIDAD EN CUANTO A LA PROTECCIN DE SU IMAGEN 185 7. SEGURIDAD EN CUANTO A LA PROTECCIN DE SU PATRIMONIO 191 12 Libro Blanco del envejecimiento activo
8. SEGURIDAD FRENTE A HECHOS DELICTIVOS 193 9. SEGURIDAD VIAL Y PERSONAS MAYORES 196 10. BIBLIOGRAFA GENERAL 199 g CAPTULO III. VIVIR SALUDABLEMENTE 1. INTRODUCCIN 205 2. PROMOCIN DE LA SALUD 207 3. PREVENCIN DE LA DEPENDENCIA 225 3.1.- PREVENCIN PRIMARIA 226 3.2.- PREVENCIN SECUNDARIA 244
4. OTRAS REAS 260 5. GLOSARIO DE TRMINOS 279 6. REFERENCIAS BIBLIOGRFICA 282
g CAPTULO IV. PARTICIPANDO Y CONSTRUYENDO SOCIEDAD 1. ENVEJECER PARTICIPANDO. HABLEMOS DE PARTICIPACIN Y ENVEJECIMIENTO ACTIVO 296
2. ENVEJECER CONSTRUYENDO LA SOCIEDAD. EL ENVEJECIMIENTO ACTIVO NO SLO ES PARTICIPACIN SINO CONTRIBUCIN 324 3. ENVEJECER INNOVANDO. PARTICIPAR Y CONTRIBUIR SIGNIFICA INNOVAR 345 13 LBEA Sumario g CAPTULO V. VIVIR EN CONTNUA FORMACIN. LA EDUCACIN A LO LARGO DE TODA LA VIDA 1. INTRODUCCIN 375 2. JUSTIFICACIN DE LA EDUCACIN A LO LARGO DE TODA LA VIDA 378
3. CARACTERSTICAS DE LOS ESPACIOS FORMATIVOS 382
4. CATLOGO DE RECURSOS FORMATIVOS EN LA COMUNIDAD AUTNOMA ANDALUZA 390 5. PROGRAMAS INNOVADORES 392
6. LAS PERSONAS MAYORES COMO PROTAGONISTAS 422
7. CONCLUSIONES 434 8. REFERENCIAS BIBLIOGRFICAS 436 g RESUMEN DE RECOMENDACIONES 441 g PRESIDENTS LETTER 472 g REGIONAL MINISTERS LETTER 474 g INTRODUCTION 476 g RECOMMENDATIONS 481
INTRODUCCIN METODOLOGA EQUIPOS DE TRABAJO
17 LBEA Introduccin INTRODUCCIN El envejecimiento debera ser contem- plado como un proceso que a todos nos afecta, que requiere modulaciones socia- les y respuestas adaptadas. Pero no slo de los poderes pblicos, sino de la propia sociedad, de la propia ciudadana en un empeo comn. Por ello se hace preciso adoptar hbitos de vida saludable, ani- marse a participar, a vivir, a opinar. Adop- tar un estilo de vida presidido por la liber- tad de elegir , de disponer del patrimonio para el futuro, de decidir en nuestro en- torno, de ejercer una necesaria solidari- dad ciudadana, de crecer cada da como personas individuales y como miembros de la sociedad. Pero del mismo modo, li- bertad de elegir para no hacerlo. Varias consideraciones deben ser de- rribadas y varios prejuicios deben ser desalojados para sentar las bases de un correcto concepto de envejecimiento ac- tivo: la primera, pensar que el espectacu- lar envejecimiento de la poblacin es una amenaza para la sociedad del bienestar es una visin que oculta la oportunidad y reto que conlleva; la segunda, que las personas mayores no representan pasi- vos de gasto y de contribucin, sino que por el contrario, producen riqueza y es- tmulos en la economa al crear sector, conllevan una adaptacin en la forma de prestar los servicios pblicos dando en- trada a empleados pblicos ms cerca- nos, humanos y efcaces; la tercera, que ayudan a las familias y aportan experien- cia, que contribuyen a crear mejoras en los entornos. El envejecimiento activo no ha de verse slo como una poltica de accin deriva- da de la necesidad de adaptarse al cru- cial cambio demogrfco que acarrea el envejecimiento de la poblacin. Debe ser contemplado como una palanca de transformacin, que permita adaptar la sociedad con el esfuerzo de los po- deres pblicos y de la ciudadana- a un cambio de paradigma sobre la imagen y valor de las personas mayores. Partiendo de la base de que todos envejecemos y que envejecemos juntos, en nuestras fa- milias y en nuestros contextos, se hace preciso asumir los postulados derivados del envejecimiento activo como un com- promiso ciudadano que hace crecer las sociedades y que genera oportunidades, bienestar, riqueza y empleo. La visin de envejecimiento activo de este Libro representa un modelo que permita envejecer aportando, participan- do socialmente de acuerdo con nuestras 18 Libro Blanco del envejecimiento activo capacidades. Por tanto, nadie puede ser excluido de las necesarias polticas de en- vejecimiento activo. Aprender a gestionar la edad se consti- tuye como un factor clave en la construc- cin de nuestro conce pto. Se trata de acompasar nuestra aportacin social a la evolucin y al proceso vital ,que ofrece formas distintas de seguir siendo tiles en una Sociedad que nos sigue necesi- tando a medida que envejecemos. Nuestra visin del envejecimiento activo en Andaluca, parte de la defnicin de envejecimiento activo dada por la Orga- nizacin Mundial de la Salud. Asumimos la necesidad de implementar esta po- ltica porque as tambin lo exige nues- tro marco estatutario, como un derecho social y como un principio rector de los poderes pblicos. Entendemos, pues, el envejecimiento activo como el proce- so de optimizacin de las oportunidades de salud, participacin y seguridad con el fn de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen. Y aadimos la educacin y formacin para toda la vida. Como un proceso sin interrupcin que nos acompaa a lo largo de toda nuestra existencia y que no se queda en la puerta de la jubilacin. En torno a esos cuatro ejes aplicamos los postulados anteriormente referidos. Entendemos el envejecimiento activo como: g Envejecer SEGURO g Envejecer SALUDABLEMENTE g Envejecer PARTICIPANDO y CONTRIBUYENDO g Envejecer FORMNDOSE y EDUCNDOSE Dicho de otro modo; es vivir seguro, con- tando con los apoyos sociales, jurdicos y sanitarios, caso de necesitarse. Es vivir con salud, disponiendo de recursos que le permitan desenvolver una vida salu- dable. Es vivir sintindose reconocido respetado y requerido para aportar a la sociedad. Es vivir formndose y educn- dose a lo largo de toda la vida. Todo ello requiere la adopcin de una serie de principios que componen las coordenadas de nuestra visin del envejecimiento activo en Andaluca: INTEGRAL El envejecimiento activo presenta una variedad de aspectos y factores que reclaman un enfoque global y conjunto que aborde todos los factores que en l confuyen. PROTECCIN Los mecanismos de proteccin de las personas mayores deben verse como res- puestas ante situaciones que no defnen al grupo, sino ante contingencias por las que pueden pasar otros grupos. 19 LBEA Introduccin TRANSVERSALIDAD Las respuestas tienen que darse desde to- dos los mbitos implicados no abarcando a uno slo. Las aportaciones deben de hacer- se desde el sector sanitario, social , de trans- portes, urbansitico, econmico, cultural. COORDINACIN E INTERSECTORIALIDAD Ha de favorecer la coordinacin entre los distintos agentes al objeto de potenciar las acciones y hacerlas efcaces. Prctica- mente todas los mbitos de accin de los poderes pblicos realizan acciones sobre personas mayores, pero es preciso enmar- car estas acciones dentro de una poltica comn. No es razonable que acciones que abarcan a un amplio sector de la pobla- cin se efecten sin una estrategia global que reparta tareas y competencias. COOPERACIN Se buscarn formas de cooperacin con otras Administraciones y con el Tercer Sector. INNOVACIN Y CREATIVIDAD Han de buscarse soluciones y respuestas apegadas a la realidad, sostenibles y efcaces. Pero tambin, desde luego, modelos innovadores y creativos para adaptar las respuestas a las necesidades de la sociedad. FLEXIBILIDAD El modelo de envejecimiento activo debe ser fexible y adaptable a los cambios so- ciales que, cada vez se producen con ma- yor intensidad en menores perodos de tiempo. As, este Libro Blanco debe ser un instrumento modulable y gil que de respuesta permanente a las nuevas ne- cesidades que genera la transformacin social derivada del envejecimiento de nuestra poblacin. INCLUSIVIDAD Todos y todas participamos del envejeci- miento. Todos y todas estamos inmersos en contextos de envejecimiento. Enve- jecen nuestras familias, nuestros barrios, nuestras ciudades, nuestra regin INTERGENERACIONALIDAD La sociedad no est fragmentada, y como tal debera ser un espacio comn de en- riquecimiento mutuo, donde jvenes, adultos y mayores convivan e intercam- bien valores, informacin, tradiciones IGUALDAD La igualdad de oportunidades y la inclu- sin social son metas fundamentales so- bre las que se orienta la poltica andaluza actual, y deben representar, as mismo, las bases fundamentales del desarrollo de las polticas activas de envejecimiento. ATENCIN AL ENTORNO URBANO Y RURAL Para la atencin igualitaria al entorno urbano y rural, sera conveniente que se hiciera accesible a las personas mayores los circuitos informativos y que se les motivara para que llevasen a cabo los programas ofertados. 20 Libro Blanco del envejecimiento activo Este Libro se divide en cinco captulos que abarcan todos los aspectos que confuyen en las polticas de envejecimiento activo. Cada uno de ellos realiza una exposicin detallada que conduce a la formulacin de una serie de recomendaciones que alcanzan un total de 130. As, el primer captulo, denominado Transversalidad y Prospectiva del enve- jecimiento en Andaluca, se inicia con un anlisis sobre los cambios sociales deri- vados del envejecimiento de la pobla- cin en Andaluca, sus peculiaridades y proyecciones de futuro. Tambin se lleva a cabo un detallado estudio de las perso- nas mayores andaluzas en sus aspectos estructurales y en las perspectivas de cambio. En l se afrma que es preciso saber cules son los rasgos sociolgicos fundamentales de las personas mayores en la comunidad autnoma de Andalu- ca, analizando tanto aspectos estructu- rales como tendencias de cambio, que informen sobre los diferentes modos de envejecer y que, por aadido, aporten un conocimiento que ayude a desterrar los prejuicios y los estereotipos que a menudo circulan sobre ellas. . Y en este captulo se expone la necesidad de abor- dar las polticas de envejecimiento con dos lneas transversales imprescindibles, cules son la perspectiva de gnero y las relaciones intergeneracionales. El segundo captulo, denominado Vivir en Seguridad, aborda los distintos as- pectos que contribuyen a la formacin de uno de los ejes esenciales de nuestro modelo de envejecimiento activo. Gozar de un minimum de proteccin es im- prescindible para la construccin de un efcaz concepto de envejecimiento acti- vo. Y se entiende esa seguridad de forma polidrica: seguridad jurdica y protec- cin de derechos, seguridad econmica, seguridad frente a los lmites del entorno y seguridad frente a una adecuado tra- tamiento por los medios informativos y publicitarios de las personas mayores. En un sostenido afn por tratar todos los as- pectos que gravitan sobre la vida diaria de las personas mayores se han realizado propuestas sobre la seguridad vial, sobre la discriminacin por razn de la edad, so- bre la proteccin del patrimonio familiar, sobre sus derechos como consumidores y consumidoras y ante hechos delicitivos de los que puedan ser vctimas. Vivir con seguridad es un postulado imprescindi- ble para envejecer con calidad de vida. El anlisis de los requisitos de un Enve- jecimiento Saludable conforma el Tercer Captulo de este documento . Se denomi- na Vivir Saludablemente. En l , a travs de profesionales de la salud , se han trata- do hasta el agotamiento temtico todos los aspectos que confuyen en un enveje- cimiento saludable. Un ligero anlisis del ndice de este Captulo nos da una cabal idea del amplio trabajo de sntesis que se ha acometido. Promocin de la Salud y Prevencin de la Dependencia han sido los dos pilares sobre los que se ha asen- tado este captulo , ms un estudio de los aspectos referidos al maltrato, investiga- cin, formacin y nuevas tecnologas as 21 LBEA Introduccin como un acercamiento a los contextos infuyentes en la salud de las personas: el barrio, la familia, el municipio y el mbito institucional. El Captulo IV denominado Envejecer participando y construyendo sociedad. Innovacin y envejecimiento activo asienta las bases de un exitoso enve- jecimiento activo por los cauces de la participacin. Se envejece mejor si se participa. Se sientan los principios de participacin en el envejecimiento. Se recalca el importante componente de construccin y conformacin social que reporta la participacin activa de las personas mayores en la sociedad. Y en- laza, en una audaz construcin, el enve- jecimiento con la innovacin. Se seala en este Captulo : la participacin y la contribucin al bien comn propias del envejecimiento activo son en s mismas fuente de innovacin en la medida en que ayudan a construir una sociedad donde envejecer ms y, sobre todo, me- jor. Nunca antes envejecer haba sido posible para tantas personas; ahora tra- tamos de que ese envejecer vaya acom- paado de bienestar general para todas las personas y todas las comunidades, a lo largo de toda la vida. Finalmente, la incorporacin de un Ca- ptulo V referido a la Formacin, supone dotar de carta de naturaleza a la conside- racin por la cual no cabe ligar educacin, formacin y aprendizaje a determinadas etapas de la vida. Siempre se aprende y siempre se ensea en un quehacer ligado al devenir vital de las personas. Por eso se denomina Vivir en Continua Formacin. Educacin para toda la vida. En este Ca- ptulo se sealan las caractersticas que han de reunir los espacios formativos, se muestra un catlogo de recursos forma- tivos de nuestra Comunidad Autnoma y se incide en programas como los de preparacin a la jubilacin activa y los universitarios. Por ltimo, se asienta el protagonismo de las personas mayores en la cultura, conocimiento, lectura, ex- periencias y tradiciones. Como ltimo apartado de este Docu- mento se presenta un compendio de las distintas recomendaciones que han ido cerrando cada uno de los apartados temticos de los captulos anteriormen- te referidos. 130 recomendaciones que son las coordenadas sobre las que ha de desenvolverse el desarrollo de las polti- cas de envejecimiento activo durante los prximos aos. M Jos Castro Nieto, Directora General de Personas Mayores 22 Libro Blanco del envejecimiento activo 1.- DESCRIPCIN El proceso de elaboracin del Libro Blanco del Envejecimiento Activo parti de un Documento Marco elaborado por la Direccin General de Personas Mayores que compendiaba textos y refexiones al efecto de enmarcar la materia a discutir. Este Documento fue presentado a la sociedad el mes de julio de 2009 en sendos actos en Sevilla y Granada que contaron con un total de 1100 asistentes con una amplia difusin en los medios. De todo este proceso fue puntualmente informado el Consejo Andaluz de Mayo- res. Con fecha de 17 de septiembre de 2009 se convoc a la Comisin Perma- nente del Consejo Andaluz que proce- di a la validacin del procedimiento de elaboracin con la determinacin de que miembros del propio Consejo for- maran parte de los Grupos de Expertos que analizaran el Documento Marco. As se materializara una participacin de primer nivel. Con fecha de 13 de octubre de 2009 se celebr el I Encuentro Tcnico de los Grupos de Trabajo del LBEA . En l se defnieron los contenidos y reparto de tareas de los grupos y se comenz a tra- bajar con un horizonte de entrega de los trabajos a diciembre de 2009. Una de las seas de identidad de estos grupos fue aunar la altsima prepara- cin profesional de sus componentes con la presencia de personas mayores conocedoras de primera mano de la realidad, a las cuales se les atribuy el rol de mayores expertos y expertas.
El 26 de enero de 2010 tuvo lugar el II Encuentro Tcnico donde los Grupos de Trabajo emitieron sus recomedaciones fruto de sus aportaciones y las de los Grupos de Trabajo Provinciales. Se duplicaron las recomedaciones previstas en el Documento Marco. Se pas de 65 propuestas a 130.
METODOLOGA 23 LBEA Metodologa Hay que indicar que este proceso abri una serie de debates a nivel provincial en Grupos de Trabajo que, desde el ncleo de los Consejos Provinciales, aglutinaron al sector, profesionales e instituciones como la Universidad as como Administracin Local y Provincial. Desde estas instancias se efectuaron propuestas e indicaciones que fueron incorporadas a los Grupos de Expertos. Por tanto, la participacin del proceso ha estado materializada por las siguientes notas: g COMUNICACIN CONTINUA DEL ESTADO DEL PROCESO g PARTICIPACIN DE LAS PERSONAS MAYORES A NIVEL DE EXPERTOS g PARTICIPACIN DESCENTRALIZADA EN PROCESOS PROVINCIALES 2.- ESQUEMA DEL PROCESO 24 Libro Blanco del envejecimiento activo g REPRESENTACIN EN EL PROCESO DE : w Tcnicos de casi todas las Consejeras w Representantes de sindicatos w Entidades del sector w Administracin Local w Instituciones como la Universidad y Centros de Investigacin. Todo ello ha hecho que el Libro Blanco no sea solo un instrumento cientfco de anlisis y estudio de una situacin, sino un mecanismo de participacin activa en la elaboracin de polticas pblicas. Podemos decir que ms de 200 personas han participado en el proceso de forma directa. Ello le dota de un alto grado de legitimidad participativa. Los equipos de Expertos han contado con la aportacin de 61 expertos y expertas de referencia de diversas reas. Si hicieramos un perfl de los mismos contaramos con lo siguiente :
w 6 Socilogos w 2 Estadsticos w 9 Psiclogos w 4 Trabajadores Sociales w 6 Juristas w 1 Periodista w 4 Economistas w 7 Mdicos w 3 Enfermeros w 1 Psiquiatra w 1 Arquitecta w 2 Matemticas w 1 Bibilotecnoma w 1 Profesor de Enseanza Secundaria w 1 Licenciada en Historia del Arte w 1 Gegrafo w 5 Personas mayores expertas w 6 Personas Mayores representativas 25 LBEA Metodologa 3.- PROCESOS PROVINCIALES Han intervenido en estos procesos que se celebraron de octubre a diciembre de 2009, 114 personas en las reuniones cele- bradas en los ocho procesos provinciales. Los perfles participativos han sido los si- guientes. w 10 Representantes del movimiento asociativo w 25 Asociaciones de Personas Mayores w 19 Tcnicos w 6 Representantes de las Aulas Universitarias de Personas Mayores w 9 Representantes Sindicales w 35 Directores /as de Centros de Da w 10 Representantes del mbito local 27 LBEA Equipo de trabajo EQUIPO DE TRABAJO Direccin General de Personas Mayores w MARA JOS CASTRO NIETO Directora General de Personas Mayores Comit Cientfco w JUAN LPEZ DOBLAS Profesor titular de Sociologa. Universi- dad de Granada w FERNANDO SANTOS URBANEJA Fiscal. w JUAN M. ESPINOSA ALMENDROS Dr. en Medicina. Consejera de Salud w MARIANO SNCHEZ MARTNEZ Profesor titular de Sociologa. Universi- dad de Granada w MANUEL VELZQUEZ CLAVIJO Catedrtico Psicologa. Universidad de Sevilla w JESS J. FERREIRO CASILLAS Ldo Derecho. Coordinador General Tc- nico. DGPM-CIBS Equipo Tcnico Coordinador General Tcnico w JESS J. FERREIRO CASILLAS Coordinadores/as Tcnico/as (DG Personas Mayores) w MIGUEL A. RECHE POZO w ROSARIO PARRA CASTILLA w M DEL CARMEN CARRIZOSA MUOZ w LEONOR BURGOS GONZLEZ Coordinadores Tcnicos Provinciales w TRINIDAD PREZ MRQUEZ w MARA ISABEL CLAVERO GOMILA w ALEJANDRO VICARIO YAGEZ w ENCARNACIN GARCIA REYES w JESS M. LPEZ FERNNDEZ w ELAS CABEZA HEREDIA w M DEL CARMEN MONTAEZ ZURITA w FCO. JAVIER GONZLEZ MATEOS Apoyo Tcnico w ISABEL CALVO VALLE w PAQUI BONACHERA ESPINO Grupos de expertos Grupo I. TRANSVERSALIDAD Y PROSPECTIVA DEL ENVEJECIMIENTO EN ANDALUCA w JUAN LPEZ DOBLAS (Coordinador Cientfco) w PEDRO CHICHARRO RODRGUEZ Diputacin Provincial de Sevilla w MARA JESS CUERVA SALAS Instituto Andaluz de la Mujer w JUAN A. HERNNDEZ RODRGUEZ Instituto Andaluz de Estadstica w INMACULADA LINDO CAMACHO Trabajadora Social. Experta en intergeneracionalidad w M. DOLORES RIVILLAS JURADO Experta mayor w ISABEL GARCA RODRGUEZ Instituto de Estudios Sociales Avanza- dos - Consejo Superior de Investigacio- nes Cientfcas. w FRANCISCO J. ROMANCO VILLARN Instituto Andaluz de la Juventud 28 Libro Blanco del envejecimiento activo w ANGELITA SNCHEZ CARRILLO. Experta mayor w MIGUEL NGEL RECHE POZO (Coordinador Tcnico) Grupo II. VIVIR CON SEGURIDAD w FERNANDO SANTOS URBANEJA Fiscal (Coordinador Cientfco) w RAFAEL LEA FERNNDEZ Notario w IGNACIO GALLEGO DOMNGUEZ Catedrtico de Derecho Civil, Universi- dad de Crdoba w MARA LUISA PREZ PREZ Consejera del Consejo Audiovisual de Andaluca w CAMILO HERNNDEZ LEN Instituto Nacional de la Seguridad Social w JOS RAMN BEGINES CABEZA Secretara General Tcnica CIBS w CRISTINA VLEZ MATEO Direccin General de Personas con Discapacidad. CIBS w FRANCISCO JAVIER JIMNEZ PREZ Direccin General de Consumo. CSA w MARA JOS LPEZ LPEZ D. Gral. de Violencia de Gnero.CIBS w JUAN CERRILLO MANSILLA. Experto Mayor w JESS J. FERREIRO CASILLAS (Coordinador Tcnico) Grupo III. VIVIR SALUDABLEMENTE w JUAN M. ESPINOSA ALMENDRO Mdico. Secretara General de Salud P- blica y Participacin. Consejera de Salud (Coordinador Cientfco) w ANTONIO SAGUS AMAD Mdico. Revisor General. Secretara General de Salud Pblica y Participacin. Consejera de Salud w JUAN M. IZQUIERDO CARRASCO Enfermero. Servicio Andaluz de Salud w M LUZ BURGOS VARO Trabajadora Social. SAS w FRANCISCA MUOZ COBOS Mdica. SAS w JOS MANUEL CABRERA RODRGUEZ Mdico . SAS w SUSANA RODRIGUEZ DOMNGUEZ Mdica. SAS w BIENVENIDA GALA FERNNDEZ Enfermera . SAS w SUSANA RODRIGUEZ GMEZ Enfermera. SAS w SYRA BORRS PRUNEDA Psicloga. Consejera de Salud w LUCA LAZO BATANERO Psicloga. Consejera de Salud w JUAN DE DIOS BEAS JIMNEZ Mdico. Centro Andaluz de Medicina De- portiva. Consejera de Turismo, Comercio y Deporte. w LEOCRICIA JIMNEZ LOPEZ Mdica. Directora del Centro Andaluz de Medicina Deportiva. Consejera de Turismo, Comercio y Deporte. w MERCEDES AMO FERNNDEZ Mdica de Familia 29 LBEA Equipo de trabajo w FRANCISCO DURN LAGO Mayor experto w MANUEL CASTROVIEJO RODRGUEZ Mayor Experto w M JOS LASHERAS DOMNGUEZ Mayor Experto w ROSARIO PARRA CASTILLA Coordinadora Tcnica ( CIBS) Grupo IV. PARTICIPANDO Y CONSTRUYENDO SOCIEDAD w MARIANO SNCHEZ MARTNEZ Coordinador Cientfco w PEPITA ALTAMIRANO MADRID-SAL- VADOR Mayor Experta w FERMN CABALLERO MORENO Mayor Experto. Vicepresidente Primero del Consejo Andaluz de Mayores w RICARDO DE CASTRO MAQUEDA Consejera de Medio Ambiente w LUCA DEL MORAL ESPN Economista Investigadora. Universidad Pablo de Olavide. w MANUEL FERNNDEZ SANTOS Mayor experto. CONFEMAC w RAL GARCA MORALES Direccin General de Voluntariado y Par- ticipacin. Consejera de Gobernacin y Justicia. w MANUEL P. HERRERA GALA Direccin General de Servicios Sociale y Atencin a las Drogodependencias. CIBS w NGELES NIETO RUBIO Psiquiatra. Diputacin de Sevilla w ISIDRO REBOLLO TORRENT Mayor experto. FOAM w CARMEN RODRGUEZ CORTASA Consejera de Obras Pblicas y Vivienda w ANTONIO ROJAS GIL Representante de PYMA w ARACELI LPEZ PEALVER Colaboradora especial. Diputacin de Sevilla w M DEL CARMEN SOLS ESPALLARGAS Colaboradora especial. Consejera de Medio Ambiente w M DEL CARMEN CARRIZOSA MUOZ Coordinadora Tcnica Grupo V. FORMACIN CONTNUA. EDUCACIN PARA TODA LA VIDA w MANUEL VELZQUEZ CLAVIJO Coordinador Cientfco w MONTSERRAT MIRMN CASTILLO Consejera de Economa, Innovacin y Ciencia. w MARA LUISA TORN MARN Pacto Andaluz por el Libro. Cons. de Cultura. w FRANCISCO ACOSTA ACEVEDO Consejera de Educacin. w M DE LOS NGELES RUIZ JMENEZ Consejera de Cultura w CONCHA REDONDO TARODO Experta mayor. w JUAN DE LA TORRE FABR Experto Mayor. FADAUM w LEONOR BURGOS GONZLEZ Coordinadora Tcnica Grupos de trabajo provinciales ALMERA w ANTONIO GUTIRREZ PAREDES Asociacin de PP MM Gran Sol w JUAN PIEDRA CRIADO Asociacin Jubilados CAJAMAR 30 Libro Blanco del envejecimiento activo w ANTONIO G. CAADAS GARCA Comisiones Obreras w RAFAEL ESPINOSA GARCA As. de PP.MM Ciudad Jardn UNIM w FRANCISCA M LIROLA MALDONADO Centro de Da de El Ejido w MARA DEL CARMEN RUEDA GIL Delegacin Provincial CIBS w ANTONIO MARTNEZ MARTNEZ Director Centro de Da Hogar I w ANA AGUDO PUNZN Directora Centro de Da Hogar III w ELOISA ROMERO PLAZAS Trabajadora Soc. Centro de Da Hogar III w ANTONIO FERNNDEZ PREZ Universidad de Personas Mayores. Almera w HILDEGART LVAREZ LVAREZ Universidad de Personas Mayores Almera w RODRIGO ROMERO ANGLS Universidad de Personas Mayores Almera w CONSUELO GMENEZ MARTNEZ Universidad de Personas Mayores Almera CDIZ w ANDRS CASTAO CARB Representante de Personas Mayores w JOSE MANUEL GARCA CINTADO Representante de PP MM. Consejo Local de Mayores Jerez w JOS ANTONIO VERA ARROYO Director Centro de Da La Paz- Cdiz w JUAN ESPADA GUERRA Universidad de Personas Mayores de Cdiz w ENCARNACIN MENA TORRES Delegacin Provincial . CIBS w INMACULADA APARICIO GUTIRREZ Unin de Pensionistas de Cdiz w ISABEL CEREZO SNCHEZ Directora Centro de Da Sanlucar de Barrameda I w JOSEFA UTRERA MANSO Directora Centro de Da La Granja- Jerez de la Frontera w JUAN FRANCISCO JUANES RIESGO Diputacin Provincial de Cdiz CRDOBA w RAFAELA BUENO BONILLA Directora del Centro de Da de Mayores Crdoba I w INMACULADA REQUENA DAZ Directora del Centro de Da de Mayores Crdoba II w JULIA CONTRERAS AGUILERA Directora del Centro de Da de Mayores Caero-Fuensanta w ELOSA REBOLLO PORRAS Directora del Centro de Da de Mayores de Poniente w FRANCISCO ROT SANTACRUZ Director del Centro de Da de Mayores de Crdoba III w JOS COSANO MOYANO Coordinador General de la Ctedra Inter- generacional de Personas Mayores w BLAS SNCHEZ DUEAS Secretario de la Ctedra Intergeneracio- nal de Personas Mayores w RAFAEL MARTNEZ RUIZ Consejo Provincial de Mayores en repre- sentacin CC.OO w MANUEL HARO VILLOSLADA Consejo Provincial de Mayores en repre- sentacin CC.OO w MANUEL MATEO RUIZ Consejo Provincial de Mayores en repre- sentacin de Asociaciones de Pensionistas 31 LBEA Equipo de trabajo w SALVADOR ALBA GAITN Consejo Provincial de Mayores en repre- sentacin de Asociaciones de Pensionistas w JOS MANUEL ZAFRA MATA Consejo Provincial de Mayores en repre- sentacin de Asociaciones de Pensionistas w ASCENSIN GMEZ VALERO Consejo Provincial de Mayores en repre- sentacin de Asociacin de Alzheimer w MIGUEL GARCA DEL SOL Consejo Provincial de Mayores en repre- sentacin de Centros de Da de Mayores w MIGUEL LPEZ DURN Consejo Provincial de Mayores en repre- sentacin de Centro de Da de Mayores GRANADA w SERGIO GARCA MEGAS Representante de Personas Mayores w ENCARNACIN OLMEDO PAREDES Asociacin de Pensionistas y Jubilados La Cartuja w ISABEL MARN RODRGUEZ Delegacin Provincial. CIBS w JUANA M RODRGUEZ MASA Diputacin Provincial de Granada w JOSEFA JIMNEZ TAMAYO Concejala Excmo. Ayuntamiento de Loja w JOS LUIS ANDRADE JIMNEZ Excmo. Ayunatamiento de Granada. Consejo Local de Mayores w MARGARITA CAMACHO ROLDN Asociacin de Familiares de Enfermos de Alzheimer w MANUEL ESPIGARES RUIZ Asociacin Nuevas Alternativas w FRANCISCO MUOZ MOLINA Universidad w PILAR VAREA DE LA MERCED Unin General de Trabajadores w M DOLORES RIVILLAS JURADO Fundacin Gern w JOS GARCA GARRIDO Usuario . Centro de Da Zaidin w M. CARMEN MARTNEZ ASENSIO Directora C.Da de Mayores LA PAZ w ANA MARA REY MERINO Directora C.Da de Mayores Buenos Aires w MARA VALENZUELA MUOZ Directora C. Da de Mayores Sta. Cruz del Comercio HUELVA w MANUEL CHAVES DONAIRE Centro de da de P. Mayores Juan Ramn Jimnez. w MARA PALMA SNCHEZ Junta de Gobierno Centro de da P. Ma- yores Mora Claros. w LUIS GARRIDO RENTERO Director Centro de da P. Mayores Valver- de del Camino. w AUXILIADORA ROMERO ARRAYAS Trabajadora Social Centro de da P. Ma- yores Valverde del Camino. w ISABEL FERREIRO ELICES Junta de Gobierno Centro de da P. Ma- yores de Lepe. w MANUELA CAMPILLO RIVERA Junta de Gobierno Centro de da P. Ma- yores de Lepe. w FRANCISCO BERMEJO CASTILLA Junta de Gobierno Centro de da P. Ma- yores de Valverde de Camino. w MANUEL MANTERO DGUEZ Junta de Gobierno Centro de da P. Ma- yores de Valverde de Camino. 32 Libro Blanco del envejecimiento activo JAN w GABRIEL GARRIDO DELGADO Asociacin Fuente del Pisar w DIEGO HIDALGO LOPEZOSA Fundacin Santo Tom. Director Residencia PPMM w INMACULADA RAMOS CIVANTOS Fundacin Gern. Directora Residencia PPMM Vilches w JUAN AGUAYO LIBANA Delegacin Provincial de Educacin w MANUEL JIMNEZ ACOSTA C.D. beda. w CAPILLA VEGA SABARIEGO U.G.T. Sria. Mujer y Poltica Social w JOS M. FUENTES CANO C.D. Alcal la Real. Representante C.A. Mayores w AURELIA MONTORO CASTRO Ex Directora C.D. Alumna Universidad de Mayores. w JOS QUESADA TORRES Director C.D. Jan-Catedral w DOLORES GINS JIMNEZ Directora C.D. Andjar JUAN C. HIGUERAS ROMN Director C.D. Bailen. ROCO DE LA ROSA PANDURO Delegacin Provincial CIBS MLAGA w RAFAEL VELASCO LLAMAS Representante de PP MM w ANTONIO COLLADO EXPSITO Representante de PP MM w JOS LUIS MARTNEZ GONZLEZ Consejera de Salud w JUAN CERRILLO MANSILLA Unin General de Trabajadores w IGNACIO BENEROSO MUOZ Representante de Asociaciones de PP.MM. w MARA CRUZ MARISCAL DURN Representante de PP MM w FRANCISCO PREZ PREZ Representante de PP MM w JUAN MUOZ CORTS Representante de Consejos Locales w FRANCISCO JAVIER VIELBA ROLDN Director C.D. Crtama w REYES PALACIOS CANO Directora C.D. Mlaga-Perchel w MANUEL PRIETO PRIETO Directora C.D. Mlaga-Perchel w FRANCISCO JAVIER PINEDA MARTN Director C.D. Mlaga-Trinidad w JORGE BISBE FBREGAS Socio de Centro de Da Mlaga-Trinidad SEVILLA w ENRIQUE BAENA RECIO CD Macarena w MAITE MENDOZA LVAREZ Director de CD de Cora del Ro w PEDRO DAZ SOLS Director de CD de Lora del Ro w JOS LUIS FERNNDEZ CALVENTE CD Triana (Coordinador) w NGELES NIETO RUBIO Diputacin de Sevilla PEDRO CHICHARRO RODRGUEZ Diputacin de Sevilla 01 Captulo TRANSVERSALIDAD Y PROSPECTIVA DEL ENVEJECIMIENTO EN ANDALUCA
35 LBEA Captulo 01 TRANSVERSALIDAD Y PROSPECTIVA DEL ENVEJECIMIENTO EN ANDALUCA 1.- EL ENVEJECIMIENTO DE LA POBLACIN EN ANDALUCA 1.1.- SE ESTN PRODUCIENDO CAMBIOS DEMOGRFICOS DE UNA MAGNITUD DESCONOCIDA EN LA HISTORIA DE ANDALUCA Andaluca, al igual que el resto de las so- ciedades avanzadas, registra en la actua- lidad una fuerte expansin de los grupos de poblacin de edad elevada, formados por efectivos que tienden a vivir cada vez ms aos y que no dejan de ganar peso relativo con respecto a los dems seg- mentos de la poblacin. Esta situacin, que se conoce como envejecimiento de- mogrfco, es resultado de la combina- cin de una serie de comportamientos ligados a la transicin demogrfca e ini- ciada en la comunidad autnoma anda- luza hace ya ms de un siglo. El envejecimiento demogrfco, por lo tanto, puede ser entendido como el con- tinuo aumento del promedio de edad de las personas que componen una determi- nada poblacin y que, por facilidades de clculo, suele medirse a travs de la evo- lucin del porcentaje de personas mayo- res de 65 aos, aunque este criterio sea discutible dado que sociolgicamente el envejecimiento constituye un proceso que no se cie a una edad concreta sino que, en verdad, acontece en las personas en todo momento de su vida. No ha de confundirse, por consiguiente, el envejecimiento demogrfco con el en- vejecimiento humano, aunque a lo largo de este captulo utilicemos a menudo los 65 aos con el objeto de ser operativos en el anlisis del grupo de poblacin de mayor edad, protagonista no slo de un incremento espectacular de efectivos sino de una serie de tendencias bastante hondas que ponen de manifesto el desa- rrollo de nuevas formas de envejecer en Andaluca. Lo que resulta destacable, en efecto, no es nicamente que las perso- nas de ms de 65 aos (o de 75 aos, o de 85 aos) sean cada vez ms numero- sas, sino que se hallen experimentando transformaciones sociales que las hacen, en sntesis, afrontar su envejecimiento de una manera diferente a las pautas tradi- cionales. En su dimensin puramente demogrf- ca, por la que conviene empezar, la evo- lucin de las pirmides de la poblacin andaluza durante el ltimo siglo ponen de relieve los profundos cambios que ha ido registrando su estructura por edad. Estos cambios, no obstante, han cobrado una intensidad mxima en las ltimas d- 36 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 01 cadas, afectando tanto a la base de la pirmide de la poblacin, cada vez ms estre- cha, como a la cspide, que no deja de ganar amplitud (grfco 1): 37 LBEA Captulo 01 La reduccin de la mortalidad, y el consiguiente alza en la esperanza de vida de los individuos, explica el incremento en cifras absolutas de las personas longevas que se viene produciendo en Andaluca, de modo incesante, desde hace ms de cien aos. En trminos relativos, adems, el hecho de que cada vez ms habitantes sobrevivan hasta edades avanzadas tambin contribuye al envejecimiento demogrfco ya que van concentrando un mayor protagonismo estructural respecto a los dems grupos de poblacin. A principios del siglo XX, sin embargo, la intensa disminucin de la mortalidad infantil que se produjo tendi, ms que a envejecer la pirmide de la poblacin, a rejuvenecerla algo, elevando la proporcin de nios, adolescentes y jvenes con que contaba Andaluca (grfcos 2a y 2b). 38 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 01 Pero, siendo importante al alargamiento de las expectativas de vida de los andaluces y de las andaluzas, al que luego volveremos a referirnos, no es el nico factor que interviene impulsando el envejecimiento demogrfco puesto que en este proceso tambin contribuyen decisivamente tanto la fecundidad como las migraciones: g La fecundidad, de hecho, tiene un efecto determinante en la defnicin de la estructura por edad de las poblaciones. Las pirmides andaluzas de los tres primeros cuartos del siglo XX responden a un alto nmero de nacimientos, que se traducen en estructuras demogrfcas jvenes. En cambio, la drstica cada de la fecundidad ocurrida desde mediados de los aos setenta conduce hacia pirmides de perfl muy diferente, caracterizadas por el envejecimiento, como la de 2009 (grfcos 3a y 3b).
39 LBEA Captulo 01 g Las migraciones es el tercero de los fenmenos demogrfcos a tener en cuenta en el anlisis demogrfco del envejecimiento. Lo inmediato y en la escala macro hace pensar que, en Andaluca, la fuerte entrada de inmigrantes de la ltima dcada, fundamentalmente en edad laboral, ha ayudado a frenar coyunturalmente el envejecimiento. A largo plazo contribuirn a lo contrario, siempre que se reduzcan, como es previsible, el volumen de entrada de este colectivo (grfcos 4a y 4b). Se estima que para el 2.025 ms de la dcima parte de las personas mayores de 65 aos sean de origen extranjero, as como en torno al 8% de las mayores de 80 aos. 40 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 01 Su efecto, ahora bien, es bastante ms notable en el plano micro que en el macrosocial: a nivel municipal las migraciones han sido tradicionalmente el principal factor explicativo del mayor grado de envejecimiento demogrfco que presentan las zonas rurales en comparacin con las urbanas. En las siguientes fguras puede apreciarse cmo la distribucin territorial de esos indicadores muestra una alta correlacin entre ambas medidas, es decir, el saldo migratorio y el porcentaje de personas mayores de los diferentes municipios andaluces (grfcos 5a y 5b). Grfco 5a y 5b. Distribucin de los saldos migratorios medios (2000-2005) y del porcentaje de personas mayores de 65 aos en Andaluca. Fuente: Instituto de Estadstica de Andaluca (IEA) 41 LBEA Captulo 01 Otro aspecto a tener en cuenta es la inmigracin que recibe Andaluca en forma de personas jubiladas, provenientes en su mayor parte de sociedades desarrolladas. Obviamente, contribuyen al envejecimiento de la poblacin de aquellos municipios en los que se asientan, municipios que suelen localizarse sobre todo en las zonas costeras, amn de en las grandes capitales. Dicho sea tambin, por otro lado, que el colectivo de andaluces retornados tiene cada vez menos signifcacin en el balance migratorio acumulado, no estando tampoco localizado como ocurre en el caso de la inmigracin de extranjeros jubilados (grfcos 6 y 7). Grfco 7. Distribucin municipal de los inmigrantes mayores de 65 aos. Andaluca Fuente: Instituto de Estadstica de Andaluca (IEA) 42 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 01
1.2.- EL ENVEJECIMIENTO DE LA POBLACIN ANDALUZA. EVOLUCIN, GENERALIDADES Y SINGULARIDADES TERRITORIALES A 1 de enero de 2009 haba empadrona- dos en Andaluca 1.224.011 habitantes con 65 o ms aos de edad, los cuales representan el 14,77% de su poblacin. Y con 80 o ms existan 307.997 habitantes, esto es, el 3,72% de la poblacin. Tanto en cifras absolutas como relativas, se trata de los niveles de envejecimiento demo- grfco ms altos que jams se han co- nocido. Como se ha adelantado, dos son las causas que explican bsicamente este resultado (a la tercera, los movimientos migratorios, nos referiremos despus): a) De un lado, el envejecimiento de la po- blacin refeja lo que podra denominar- se el milagro de la supervivencia, el que cada vez sean ms las personas que no fallecen a una edad prematura sino que alcanzan a vivir hasta convertirse en sep- tuagenarios, octogenarios o incluso ms. Un indicador que mide bien esta tenden- cia es la esperanza de vida al nacer: si en la Andaluca de 1906 era de 35,83 aos para el hombre y 38,34 aos para la mu- jer, en la de 2005 ascenda a 75,60 aos y 82,11 aos, respectivamente. Las expec- tativas de vida al nacimiento de los anda- luces y de las andaluzas se han duplicado con creces en apenas un siglo. b) De otro lado, durante las ltimas d- cadas el nmero de nacimientos se ha recortado de un modo sustancial. El ndi- ce sinttico de fecundidad de Andaluca, que en los aos setenta superaba los tres hijos por mujer, disminuy en los noventa hasta alrededor de los 1,30 hijos; y, aun- que recientemente ha repuntado algo, se mantiene an en valores lejanos al lla- mado umbral de reemplazo generacional (establecido en 2,1 hijos por mujer). La fecundidad, as pues, se ha reducido a la mitad de forma muy brusca, en tan slo un par de decenios. Este rpido descenso de la fecundidad, unida a la impecable evolucin que sigue registrando la esperanza de vida, ha tendido a modifcar la estructura de edades de la poblacin andaluza por cuanto que las elevadas han ido ganando peso relativo dentro de ella en detrimento de las jvenes. Hablamos de un proceso que comienza a notarse desde comienzos del siglo XX pero que ha cobrado una gran celeridad en las ltimas dcadas. En 1970, para hacernos idea, la tercera parte de los habitantes de Andaluca eran menores de 16 aos (el 33,43% exactamente), mientras que los mayores de 65 aos signifcaban el 8,70%. En 2009, en cambio, los primeros suponen el 17,32% de la poblacin y los segundos el referido 14,77% (grfco 8). 43 LBEA Captulo 01 El porcentaje de personas mayores (sea de 65 como de 80 aos) resulta inferior en la poblacin andaluza que en la es- paola. Andaluca no se halla entre las comunidades autnomas con un mayor envejecimiento demogrfco (situacin que corresponde a Castilla y Len, Galicia y Asturias, es decir, el cuadrante norocci- dental peninsular: la relacin de habitan- tes de 65 o ms aos ronda all el 21-22% y la de 80 o ms aos el 6-7%) (tabla1): La fecundidad, as pues, se ha reducido a la mitad de forma muy brusca, en tan slo un par de decenios 44 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 01
TABLA 1. PERSONAS DE 65 O MS AOS EMPADRONADAS EN 2009 EN LAS DISTINTAS COMUNIDADES AUTNOMAS ESPAOLAS POBLACIN TOTAL 65 O MS AOS (N) (%) 80 O MS AOS (N) (%) Andaluca 8.285.692 1.224.011 14,77 307.997 3,72 Aragn 1.342.926 263.910 19,65 85.131 6,34 Asturias 1.085.110 237.063 21,85 75.728 6,98 Baleares 1.094.972 150.177 13,72 40.852 3,73 Canarias 2.098.593 272.738 13,00 60.630 2,89 Cantabria 589.043 108.165 18,36 34.241 5,81 C. y Len 2.560.031 574.162 22,43 192.079 7,50 C. La Mancha 2.079.401 365.520 17,58 113.689 5,47 Catalua 7.467.423 1.217.480 16,30 357.877 4,79 C. Valenciana 5.084.502 835.231 16,43 217.108 4,27 Extremadura 1.100.000 209.312 19,03 60.681 5,52 Galicia 2.794.796 611.774 21,89 184.022 6,58 Madrid 6.360.241 920.989 14,48 258.660 4,07 Murcia 1.445.410 197.456 13,66 51.502 3,56 Navarra 629.569 108.858 17,29 34.343 5,46 Pas Vasco 2.171.243 409.532 18,86 117.310 5,40 La Rioja 321.025 57.974 18,06 18.446 5,75 Ceuta y Melilla 151.973 16.478 10,84 3.659 2,39 Espaa 46.661.950 7.780.830 16,67 2.213.955 4,74 Fuente: Elaboracin propia, con datos del Padrn de Habitantes de 2009 (INE). 45 LBEA Captulo 01 Ocurre as por dos causas. Una, porque la esperanza de vida al nacer es ms baja que la media espaola, alrededor de ao y medio, para los hombres y para las mujeres (tabla 2): Y otra porque la fecundidad viene resultando, en cambio, ms alta (tabla 3):
Dentro de la comunidad autnoma, sin embargo, Crdoba (el 17,25%) y Jan (el 17,83%) poseen un porcentaje de habitantes de 65 o ms aos en sus respectivas poblaciones superior al promediado en Espaa. Y hay que destacar asimismo a Granada (el 16,13%). De otro lado, prcticamente el 5% de los habitantes de Crdoba y de Jan sobrepasan la edad de 80 aos, una cifra que tambin resulta comparativamente ms elevada que la del pas. El resto de las provincias andaluzas presentan niveles de envejecimiento demogrfco mucho ms bajos, sobre todo Cdiz y Almera (tabla 4). TABLA 2. ESPERANZA DE VIDA AL NACIMIENTO EN ANDALUCA Y EN ESPAA. 2007 AMBOS SEXOS HOMBRES MUJERES Andaluca 79,67 76,58 82,78 Espaa 80,94 77,77 84,11 Fuente: Indicadores Demogrfcos Bsicos (Instituto Nacional de Estadstica, en adelante INE). TABLA 3. EVOLUCIN RECIENTE DE LA FECUNDIDAD EN ANDALUCA Y ESPAA 1978 1988 1998 2008 Andaluca 2,98 1,77 1,30 1,56 Espaa 2,55 1,45 1,16 1,46 Fuente: Indicadores Demogrfcos Bsicos (INE). 46 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 01
Conviene en cualquier caso recalcar que, no siendo Andaluca una de las comuni- dades autnomas espaolas de pobla- cin ms envejecida, la presencia en ella de personas longevas jams haba sido tanta a lo largo de toda su historia: *En 2009 uno de cada siete habitantes, aproximadamente, posee 65 o ms aos, cuando en 1981 eran uno de cada diez, en 1950 uno de cada diecisiete, as como a principios del siglo XX uno de cada veintiuno. *Y si consideramos a las personas mayo- res de 80 aos, en la Andaluca de 1900 signifcaban uno de cada ciento treinta y nueve habitantes, en la de 1950 uno de cada ciento trece, en la de 1981 uno de cada sesenta y uno y en la actual uno de cada veintisiete. TABLA 4. PERSONAS MAYORES DE 65 Y DE 80 AOS EMPADRONADAS EN 2009 EN LAS PROVINCIAS ANDALUZAS. RELEVANCIA DENTRO DE LA POBLACIN POBLACIN TOTAL 65 O MS AOS (N) (%) 80 O MS AOS (N) (%) Almera 682.250 85.758 12,57 21.568 3,16 Cdiz 1.228.987 162.601 13,23 36.722 2,99 Crdoba 803.038 138.518 17,25 39.522 4,92 Granada 905.285 146.025 16,13 38.250 4,23 Huelva 512.366 75.028 14,64 19.312 3,77 Jan 667.502 118.991 17,83 32.603 4,88 Mlaga 1.587.840 231.905 14,61 54.469 3,43 Sevilla 1.898.424 265.185 13,97 65.551 3,45 Andaluca 8.285.692 1.224.011 14,77 307.997 3,72 Espaa 46.661.950 7.780.830 16,67 2.213.955 4,74 Fuente: Elaboracin propia, con datos del Padrn de Habitantes de 2009 (INE). 47 LBEA Captulo 01 Fruto de esta evolucin se est produ- ciendo en la actualidad un hecho insli- to: pueblan Andaluca una cantidad pa- recida de nios y adolescentes (menores de 16 aos) que de personas mayores (de 65 aos). En el medio rural, incluso, estas ltimas son ms numerosas que los pri- meros. La estructura demogrfca de los municipios de hasta 2.000 habitantes, en efecto, muestra alrededor de un 16% de menores de 16 aos y de un 23% de ma- yores de 65. En las localidades de 2.001 a 5.000 habitantes, cada uno de estos gru- pos de edad representa cerca del 19% de la poblacin. Son datos que vienen a po- ner de relieve el sobreenvejecimiento del mundo rural, no slo ya con respecto a las grandes urbes sino tambin a las ciudades medianamente pobladas (grfco 9). las personas mayores de 80 aos, en la Andaluca de 1900 signifcaban uno de cada ciento treinta y nueve habitantes, en la de 1950 uno de cada ciento trece, en la de 1981 uno de cada sesenta y uno y en la actual uno de cada veintisiete 48 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 01 En cualquier tipo de hbitat, sin embar- go, podra afrmarse que a nivel familiar jams haban coexistido tantos/as abue- los/abuelas con tan pocos/as nietos/nie- tas. Si en el pasado quienes escasearon fueron siempre los/las primeros/prime- ras (dada la elevada mortalidad que exis- ta en cualquier edad de la vida), hoy en da son estos/as ltimos/ltimas (dada la escasa fecundidad). Es algo perceptible no slo en la comunidad autnoma sino, ms todava, en Espaa: g En el pas, desde principios de siglo XXI resulta ms numeroso el segmento de la poblacin menor de 16 aos que el mayor de 65 aos. En 2009, signifcan respectivamente el 15,49% frente al 16,67% del conjunto de los habitantes. g En Andaluca hablamos del 17,32% y del 14,77% (grfco 10), aunque no tarda- r mucho en refejarse lo que en el pas porque, al margen de que la fecundidad contine o no repuntando, con mucha ms intensidad se nutrirn de efectivos las edades avanzadas. 49 LBEA Captulo 01 Y eso que en la primera dcada del siglo XX, la relacin de personas mayores de 65 aos se ha estabilizado en la poblacin andaluza, igual que en la espaola, por la confuencia de dos factores. Uno, la llegada a esa edad de las cohortes huecas nacidas durante la Guerra Civil y la postguerra, cohortes menguadas de efectivos respecto a las precedentes. Dos, el abundante fujo de inmigracin recibida, sobre todo de jvenes asentados en el territorio andaluz en busca de trabajo. En trminos absolutos, ahora bien, la cifra de personas mayores no ha dejado de aumentar: empadronadas en 2009 hay 150.000 ms que las que fueron censadas en 2001 (en torno a un 14% ms) (tabla 5). TABLA 5. RELEVANCIA DEMOGRFICA DE LAS PERSONAS MAYORES EN ANDALUCA DESDE 1900 POBLACIN TOTAL PERSONAS DE 65 O MS AOS NMERO PORCENTAJE UNA POR CADA ... HAB. 1900 3.557.199 167.864 4,72 21 1910 3.826.892 194.034 5,07 20 1920 4.216.643 218.237 5,18 19 1930 4.607.956 249.945 5,42 18 1940 5.219.362 301.116 5,77 17 1950 5.715.234 344.326 6,02 17 1960 5.864.693 414.723 7,07 14 1970 5.990.936 521.316 8,70 11 1981 6.441.123 652.256 10,13 10 1991 6.940.522 813.207 11,72 9 2001 7.357.558 1.073.970 14,60 7 2009 8.285.692 1.224.011 14,77 7 Fuente: Elaboracin propia, con datos del Padrn de Habitantes de 2009 y de los censos de poblacin realizados desde 1900 (INE). 50 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 01
Pero el envejecimiento de la poblacin no es un fenmeno pasajero o que est sujeto a ciclos de crecimiento y decre- cimiento en sus valores. Se trata de un proceso de frme desarrollo, que avanza y seguir avanzando con ms o menos celeridad a) En su dimensin relativa, de- pendiendo esencialmente de la evolu- cin que vaya marcando la fecundidad (salvo que sta rebasase de nuevo con creces el umbral del reemplazo genera- cional, lo que podra llegar a rejuvenecer la estructura por edad de la poblacin, cosa que resulta muy poco probable que suceda). b) En su dimensin absoluta, apoyado por la impecable evolucin que (salvo hecatombe en la mortalidad) muestra la esperanza de vida de los an- daluces y de las andaluzas. De hecho, segn vamos a detallar, las proyecciones realizadas apuntan a que la poblacin andaluza estar mucho ms envejecida en 2020 de lo que lo est ahora, y ms todava lo ir estando luego, a medida que vayan jubilndose las cohortes nacidas con el baby boom que registr la comunidad autnoma desde fnales de los aos cincuenta, las cuales, dada la escasa mortalidad que han padecido, llegarn adems a dicho momento conservando en vida a la inmensa mayora de sus efectivos, es decir, prcticamente intactas. Podra afrmarse, entonces, que si en Andaluca el siglo XX fue de inicio del proceso de envejecimiento demogrfco, el XXI lo va a ser de su expansin hasta alcanzar, con total seguridad, cotas muy altas en las prximas dcadas. Claro que no nicamente en la comunidad autnoma sino tambin en Espaa y en general en todos los pases del mundo, aunque con mayor intensidad en los ms desarrollados al haber comenzado antes su transicin demogrfca hacia un rgimen de baja fecundidad y alta esperanza de vida. El segmento de poblacin formado por las personas de ms de 65 aos, y ms todava el constituido por las mayores de 80, son los que ms han crecido cuantitativamente desde 1900 hasta la actualidad. En todo este tiempo, la cifra de habitantes de 80 o ms aos de la comunidad autnoma se ha multiplicado por 12, superando con mucho a la de habitantes de 65 aos o ms (que lo ha hecho por 7,29); el conjunto de la poblacin (de todas las edades), mientras tanto, solamente ha llegado a duplicarse (se ha multiplicado por 2,33). Vanse estos clculos con ms detalle en la tabla 6: El segmento de poblacin formado por las personas de ms 65 aos, y ms todava las mayores de 80, son los que ms han crecido desde 1900 hasta la actualidad 51 LBEA Captulo 01 Ambos grupos de poblacin, sobre todo el ms longevo, sern sin lugar a dudas los que continuarn creciendo en el futuro relativamente ms, cuanto menos a corto y medio plazo, dada la relevancia de los siguientes factores: g El peso del pasado, a travs de la es- tructura por edades: los individuos que alcanzarn la edad de 65 aos de aqu al 2050 han nacido entre 1945 y 1985, y los que cumplan 80 aos entre 1930 y 1970, un perodo de cuantiosa fecundidad en Espaa y Andaluca. Forman generacio- nes numerosas que, adems, se han be- nefciado de la fuerte disminucin de la mortalidad que el pas y la comunidad autnoma han experimentado a lo largo del siglo XX.
g En el futuro, la creciente longevidad de las personas: la probabilidad de cumplir los 65 y los 80 aos no debera aumentar ya demasiado, puesto que la mortalidad alcanza cotas muy reducidas en la infancia y en las edades juvenil y adulta. Se prev que prcticamente toda la mejora de la esperanza de vida que haya de producirse benefcie a las personas mayores. El incremento de los aos vividos a partir de los 80 se traduce en un aumento de este estrato de poblacin. El grupo de poblacin de ms de 65 aos de edad tendr en Andaluca dentro de cuarenta aos un peso demogrfco relativo del 29,1%, es decir el doble que el actual, segn un escenario bastante probable de proyeccin. Y el de 80 o ms TABLA 6. CRECIMIENTO RELATIVO DE LOS DISTINTOS SUBGRUPOS DE EDAD DENTRO DE LA POBLACIN ANDALUZA MAYOR DE 65 AOS 1900 2009 INCREMENTO EFECTIVOS (N) (%) Personas de 65-69 aos 64.450 331.155 266.705 5,14 Personas de 70-74 aos 54.411 307.641 253.230 5,65 Personas de 75-79 aos 23.476 277.218 253.742 11,81 Personas de 80 o + aos 25.527 307.997 282.470 12,07 Total mayores de 65 aos 167.864 1.224.011 1.056.147 7,29 Conjunto de la poblacin 3.557.199 8.285.692 4.728.493 2,33 Fuente: Elaboracin propia, con datos del INE. 52 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 01 aos supondr, en este mismo escenario, un 7,8% en hombres y un 11,5% en mujeres, frente al 2,8% y al 4,9% que representan en la Andaluca de nuestros das. La evolucin de la fecundidad, sobre todo de la natalidad, contribuir al avance pro- gresivo del envejecimiento demogrfco. An con un pronstico de crecimiento (aunque moderado) de la fecundidad en las prximas dcadas, la peculiar estruc- tura de poblacin andaluza, con llegada a las edades frtiles de las generaciones menguantes posteriores a 1975, provo- car un descenso de la natalidad y, con- secuentemente, una disminucin del peso de los ms jvenes. La relevancia porcentual de la poblacin menor de 16 aos pasar del 17,3% en 2009 al 13,8% en 2050, confrmndose as a todas lu- ces que la sociedad del maana estar compuesta, quizs durante bastantes dcadas, por ms personas longevas que jvenes (grfco 11). 53 LBEA Captulo 01 Estos previsibles comportamientos demogrfcos conducirn hacia una estructura de poblacin sin precedentes en nuestra historia, donde el grupo de poblacin de ma- yores podra superar al resto de grupos poblacionales (grfco 12): Andaluca es y ser una comunidad autnoma envejecida, al igual que Espaa y que todos los pases desarrollados. Sin embargo, hemos de reiterar que, a pesar de compartir patrones demogrfcos similares, presenta un menor grado de envejecimiento. Esta situacin se mantendr previsiblemente en el futuro: en las cuatro prximas dcadas la proporcin de habitantes de 65 o ms aos seguir siendo inferior en Andaluca que en Espaa y que en el conjunto de la Unin Europea. El envejecimiento mundial 1
permanecer por debajo de los niveles europeos, espaoles y andaluces, habida cuenta de la contribucin de los pases no desarrollados. Aun as, tambin en ellos la poblacin tender a envejecer (grfcos 13a y 13b). 1 Podra analizarse por separado los dos grupos (pases desarrollados y no desarrollados) 54 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 01
Andaluca es y ser una comunidad autnoma envejecida, al igual que Espaa y que todos los pases desarrollados 55 LBEA Captulo 01 Conclusiones: g La poblacin andaluza registra hoy da los niveles de envejecimiento ms eleva- dos de su historia. Razones: lleva tres d- cadas con unos de los ndices de fecundi- dad ms bajos, y la esperanza de vida no deja de aumentar: - La esperanza de vida se ha du- plicado con creces en un siglo, y no da visos de agotar su avance. - La fecundidad se ha reducido a la mitad en dcada y media (1977 a 1992), y contina siendo baja. g El envejecimiento demogrfco es un rasgo defnitorio no nicamente de la poblacin andaluza sino tambin de la espaola, la europea e incluso la mun- dial. g No se trata de un fenmeno cclico o pasajero, sino estructural de las socieda- des desarrolladas. g Vivimos en sociedades en las que nun- ca antes haban coexistido tantas perso- nas mayores con tan pocos nios y ado- lescentes. g El envejecimiento demogrfco segui- r dndose en la primera mitad del siglo XX, e incluso se acentuar, sobre todo, desde 2025. g Aunque Andaluca no se caracteriza por ser una de las comunidades autno- mas espaolas ms envejecidas demo- grfcamente, provincias como Crdoba y Jan poseen proporciones tanto de personas mayores de 65 aos como de mayores de 80 aos superiores a las pro- mediadas en el pas. g El grado de envejecimiento demogr- fco, por consiguiente, resulta muy dispar de unas provincias a otras. Y tambin en- tre unos tipos de hbitat y otros, dado su elevado valor en el medio rural. Por todo lo anteriormente expuesto, recomendamos: 1 .- Difundir la lectura del envejeci- miento demogrfco no como una enfermedad social sino como un logro sin precedentes histricos, sosteni- do por la magnfca evolucin de la espe- ranza de vida y por el control humano de la reproduccin, evitando que se inter- prete exclusivamente el envejecimiento de la poblacin en clave de problema. Es aconsejable que deje de asociarse sobre todo con sus dimensiones demogrfca y econmica, y se recalquen otros as- pectos como las contribuciones que las personas mayores hacen a la familia y a la sociedad. 2 .- Concebir el envejecimiento hu- mano como un proceso extendido a lo largo del ciclo vital, para lo cual debera disociarse de los 65 aos, tanto en el campo de la investigacin como del discurso social: 56 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 01 g Al tratar aspectos relacionados con el envejecimiento, la investigacin no debera limitarse a considerar los 65 aos como momento de comienzo de, ni ocuparse tan slo de este segmento de la poblacin, ignorando a las personas de edad inferior. Impulsar los estudios longitudinales. g Si por necesidad de tipo comparativo deben usarse indicadores sociales referi- dos a las personas de o ms 65 aos, ad- vertir siempre que se trata de un criterio arbitrario y convencional para operar con las poblaciones puesto que a nivel huma- no el envejecimiento es un proceso pre- sente a lo largo de todo el ciclo vital y no desde de una cierta edad. g No presentar nicamente datos y resul- tados referidos en su conjunto al segmen- to de poblacin de 65 o ms aos, sino desagregando siempre las informaciones por aos cumplidos de las personas. g Sera recomendable tambin la in- troduccin del envejecimiento como as- pecto transversal en todas las polticas pblicas, independientemente del grupo de edad. Disear una planifcacin estra- tgica cuya meta sea avanzar hacia una sociedad para todas las edades. 3 .- Generar un discurso social sobre los procesos de envejecimiento y sobre la consideracin de las personas mayores que desplacen a los prejuicios y a las visiones estereotipadas de la realidad que suelen circular. Para ello es clave disponer de un conocimiento real de los actores sociales. 4 .- Crear un Observatorio del Enve- jecimiento en Andaluca para, entre otros cometidos, g Obtener, analizar y difundir un cono- cimiento real y permanentemente actua- lizado sobre los aspectos estructurales y de cambio de la poblacin andaluza, en comparacin con los mbitos nacional, europeo y mundial, que distinga asimis- mo a nivel interno singularidades por provincias y tipos de hbitats. g Obtener asimismo conocimiento so- bre las necesidades y las demandas de las personas a lo largo del ciclo vital, de cara a la consecucin de un envejecimiento activo, as como sobre los recursos exis- tentes para lograrlo tanto pblicos como privados. 57 LBEA Captulo 01 2.- CARACTERSTICAS DE LAS PERSONAS MAYORES EN ANDALUCA. ASPECTOS ESTRUCTURALES Y TENDENCIAS DE CAMBIO Debindose de tener en consideracin todo lo referido en los apartados prece- dentes, el envejecimiento supone un fe- nmeno que ha de afrontarse no obstante ms all de su componente demogrfco. Las grandes magnitudes estadsticas que han sido presentadas sirven para poner de manifesto que nos encontramos ante un proceso muy slido en su desarrollo, como es y continuar siendo la transfor- macin de la estructura de edades de la poblacin andaluza, pero una vez acep- tado esto han de centrar la atencin los actores sociales, las personas, que son al fn y al cabo quienes protagonizan la realidad social sobre la que se pretende recabar conocimiento y a la postre inter- venir mejorando su calidad de vida. Es preciso saber cules son los rasgos sociolgicos fundamentales de las per- sonas mayores en la comunidad aut- noma de Andaluca, analizando tanto aspectos estructurales como tendencias de cambio, que informen sobre los di- ferentes modos de envejecer y que, por aadido, aporten un conocimiento que ayude a desterrar los prejuicios y los es- tereotipos que a menudo circulan sobre ellas. Comenzamos advirtiendo sobre algo que quizs resulte evidente, aunque no se tenga sufcientemente en cuenta a la hora de disear polticas pblicas o incluso investigaciones sociales sobre el envejecimiento: entre las personas ma- yores existen muchas ms mujeres que hombres. 2.1.- EXISTE UNA CANTIDAD RELATIVAMENTE SUPERIOR DE MUJERES QUE DE HOMBRES, SOBRE TODO A MEDIDA QUE AVANZA LA EDAD Una circunstancia muy a tener en cuenta es que las edades avanzadas se compo- nen de ms efectivos de poblacin de sexo femenino que masculino. El predo- minio cuantitativo de la mujer sobre el hombre, adems, se acenta a medida que asciende la edad. En Andaluca, el 52,65% de las personas de 65-69 aos empadronadas en 2009 son mujeres y el 47,35% varones. En el grupo de 75-79 aos, ellas representan el 57,22% y ellos el 42,78%. Y en el de 85 o ms aos, las mujeres constituyen ya ms del 68% de los habitantes, mientras que los hombres apenas el 32% (tabla 7): Hacemos hincapi sobre este punto pues- to que a menudo investigamos sobre la vejez o trabajamos con personas mayo- res teniendo como referencia la situacin social y las necesidades del hombre, pa- recindose dejar en un plano secundario, cuando no marginal, al sexo femenino. Grave descuido, ya que las mujeres no slo resultan comparativamente ms nu- 58 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 01 merosas que los varones, sino que, como tendremos ocasin de constatar ms adelante, envejecen en unas circunstan- cias personales, familiares y sociales bas- tante diferentes a las de ellos. De ah que quepa reclamar su singularidad. TABLA 7. PERSONAS MAYORES EMPADRONADAS EN 2009 EN ANDALUCA, POR SEXO, SEGN SUBGRUPOS DE EDAD (en porcentajes horizontales) AMBOS SEXOS VARONES MUJERES (N) (%) (N) (%) 65-69 aos 331.155 156.810 47,35 174.345 52,65 70-74 aos 307.641 138.920 45,16 168.721 54,84 75-79 aos 277.218 118.593 42,78 158.625 57,22 80-84 aos 178.760 68.581 38,36 110.179 61,64 85 y ms 129.237 41.198 31,88 88.039 68,12 TOTAL 1.224.011 524.102 42,82 699.909 57,18 Fuente: Elaboracin propia, con datos del Padrn de Habitantes de 2009 (INE). La mayor esperanza de vida que registra el sexo femenino con respecto al masculino, no nicamente al nacer sino a cualquier edad que se considere, motiva que entre las personas mayores haya una cifra superior de mujeres que hombres. Todas y cada una de las provincias andaluzas presentan este rasgo en sus poblaciones, destacando sobremanera Sevilla: entre sus habitantes de 65 o ms aos, el 58,67% son mujeres y el 41,33% varones. En Almera, sin embargo, las primeras suponen el 55,79% y los ltimos el 44,21%. En general, la desproporcin entre los sexos se produce de una forma ms acusada en las provincias occidentales de Andaluca que en las orientales (tabla 8). 59 LBEA Captulo 01 La poblacin mayor de 65 aos cuenta de igual modo con muchas ms mujeres que hombres en Espaa, as como en el resto de pases occidentales, signifcan- do por consiguiente un rasgo estructural que defne de manera global al enveje- cimiento. Un rasgo que, por otra parte, resiste el paso del tiempo dado que en mayor o menor grado ha caracterizado siempre a la poblacin andaluza (tabla 9), y que tampoco dejar de hacerlo en el futuro. Seguir habiendo cada vez ms habitantes longevos, pero sean cuales- quiera que sean las magnitudes demo- grfcas persistir el predominio cuanti- tativo de la mujer. TABLA 8. DISTRIBUCIN POR SEXO DE LAS PERSONAS MAYORES EN LAS DISTINTAS PROVINCIAS ANDALUZAS (en pocentajes horizontales) AMBOS SEXOS VARONES (N) (%) MUJERES (N) (%) Almera 85.758 37.917 44,21 47.841 55,79 Cdiz 162.601 69.903 42,99 92.698 57,01 Crdoba 138.518 58.079 41,93 80.439 58,07 Granada 146.025 62.935 43,10 83.090 56,90 Huelva 75.028 31.797 42,38 43.231 57,62 Jan 118.991 51.416 43,21 67.575 56,79 Mlaga 231.905 102.457 44,18 129.448 55,82 Sevilla 265.185 109.598 41,33 155.587 58,67 TOTAL 1.224.011 524.102 42,82 699.909 57,18 Fuente: Elaboracin propia, con datos del Padrn de Habitantes de 2009 (INE). 60 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 01
TABLA 9. DISTRIBUCIN DE LOS HABITANTES DE 65 O MS AOS EN ANDALUCA, POR SEXO, DESDE 1990 (en porcentajes horizontales) HOMBRES MUJERES TOTAL MAYORES (N) (%) (N) (%) 1900 77.536 46,19 90.328 53,81 167.864 1910 89.840 46,30 104.194 53,70 194.034 1920 98.194 44,99 120.043 55,01 218.237 1930 112.175 44,88 137.770 55,12 249.945 1940 127.352 42,29 173.764 57,71 301.116 1950 137.232 39,86 207.094 60,14 344.326 1960 167.552 40,40 247.171 59,60 414.723 1970 212.026 40,67 309.290 59,33 521.316 1980 262.083 40,18 390.173 59,82 652.256 1991 334.280 41,11 478.927 58,89 813.207 2001 454.847 42,35 619.123 57,65 1.073.970 2009 524.102 42,82 699.909 57,18 1.224.011 Fuente: Elaboracin propia, con datos del INE. 61 LBEA Captulo 01 La sobreabundancia de mujeres se registra, de otro lado, sea cual sea el tamao de la localidad de residencia que consideremos, aunque de una forma muy especial en las grandes ciudades. En las que superan el medio milln de habitantes, en efecto, de cada centenar de personas mayores 61 son mujeres y 39 hombres, aproximadamente; en las de 100.001 a 500.000, encontramos 60 mujeres frente a 40 hombres. En cuanto al medio rural, pese a que tambin son relativamente ms numerosas las mujeres que los hombres, la desproporcin no alcanza tanto valor: en los pueblos y aldeas de hasta 2.000 habitantes, en torno al 45% de las personas de 65 y ms aos son hombres y al 55% mujeres; igual sucede, en general, en los municipios de hasta 50.000 habitantes (grfco 14). Conclusiones: g Sea cual sea la unidad territorial que consideremos, entre las personas mayores existe una cantidad relativamente ms elevada de mujeres que de hombres. Siempre ha sido as y continuar siendo. g El predominio cuantitativo de la mujer respecto al hombre se incrementa conforme avanza la edad. 62 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 01 g A menudo se investiga sobre enveje- cimiento y se trabaja con personas mayo- res, por ejemplo en temas relacionados con la jubilacin, teniendo como referen- cia al hombre y dejndose en un plano secundario la situacin de la mujer. As, formulamos la siguiente recomen- dacin: 5 .- Reconocer el hecho diferencial que signifca el envejecimiento fe- menino, tanto en el plano personal como en el social, impulsando las investi- gaciones sobre envejecimiento que apor- ten informacin desagregada por sexo y aplicando la perspectiva de gnero en el diseo de todas las polticas pblicas de envejecimiento activo, velando para la consecucin de una igualdad real y efec- tiva entre hombres y mujeres. 2.2.- ENTRE LAS PERSONAS MAYORES, LAS DE MAYOR EDAD GANAN PESO RELATIVO A LAS DE MENOR EDAD Andaluca dispone de una cantidad de personas mayores que no deja de in- crementarse, segn se ha referido. Pero habra de aadirse que, entre ellas, las de edad ms elevada (las personas que poseen 80 o ms aos) estn ganando peso demogrfco relativo en detrimento de las de menor edad (sobre todo de las sexagenarias). He aqu una importante tendencia que viene percibindose des- de hace ya bastante tiempo (desde me- diados del siglo XX), aunque, muy espe- cialmente, desde la dcada de 1980. Hemos de signifcar, incluso, que en lo que va transcurrido de siglo XXI dicha tendencia ha cobrado un ritmo acelera- dsimo habida cuenta de la llegada a los 65 aos de las cohortes menguadas de efectivos nacidas durante la Guerra Civil y la postguerra inmediata (dada la sub- natalidad que el conficto blico ocasio- n). Tanto ha sido as que en 2009 la cuarta parte de las personas mayores de 65 aos empadronadas en la comunidad autno- ma rebasaban los 80 aos (en concreto, el 25,16%), cuando en el Censo de Poblacin de 2001 suponan el 20,24% (tabla 10). 63 LBEA Captulo 01 TABLA 10. REPARTO DE LAS PERSONAS MAYORES DE 65 AOS POR GRUPOS DE EDAD. ANDALUCA, EVOLUCIN DESDE 1900 (en pocentajes horizontales) 65-69 AOS 70-74 AOS 75-79 AOS 80 O MS TOTAL (N) (%) (N) (%) (N) (%) (N) (%) 1900 64.450 38,39 54.411 32,41 23.476 13,99 25.527 15,21 167.864 1910 79.519 40,98 60.090 30,97 26.952 13,89 27.473 14,16 194.034 1920 87.019 39,88 70.601 32,35 31.652 14,50 28.965 13,27 218.237 1930 105.145 42,07 71.162 28,47 39.436 15,78 34,2 02 13,68 249.945 1940 131.102 43,54 82.294 27,33 47.371 15,73 40.349 13,40 301.116 1950 - - - - - - - - - 1960 163,286 39,37 119.236 28,75 71,090 17,14 61.111 14,74 414.723 1970 207,916 39,88 143.801 27,59 88.426 16,96 81.173 15,57 521.316 1981 224.572 34,43 190.707 29,24 131.877 20,22 105.100 16,11 652.256 1991 286.605 35,24 207.185 25,48 157.6 60 19,39 161.757 19,89 813.207 2001 343.812 32,01 295.413 27,51 217.425 20,24 217.320 20,24 1.073.970 2009 331.155 27,06 307.6 41 25,13 277.218 22,65 307.997 25,16 1.224.011 Fuente: Elaboracin propia, con datos del IEA y del INE. 64 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 01 Esta tendencia, ilustrada en el grfco 15, posee en la actualidad una transcenden- cia capital, ms si cabe que el proceso ge- neral de envejecimiento de la poblacin. Y no se da exclusivamente en Andaluca sino que es comn en todas las socieda- des occidentales, entre ellas la espaola (en la cual alcanza registros algo ms ele- vados). Es de esperar, adems, que no se inte- rrumpa a corto plazo, al menos hasta que las cohortes nacidas en la poca del baby boom lleguen a la edad de los 65 aos (hecho que ocurrir, aproximada- mente, a partir de 2020), momento en el cual seguramente se asistir a un cierto rejuvenecimiento de la poblacin mayor andaluza. Hacia mediados de la dcada de 2030, sin embargo, estas mismas co- hortes motivarn el efecto contrario, con tal fuerza que el peso relativo de las per- sonas octogenarias o de ms edad alcan- zar, con bastante probabilidad, niveles mximos histricos. Andaluca tiene en la actualidad el mayor contingente de habitantes de 80 o ms aos que ha conocido nunca. Sea entre las personas mayores como respecto al conjunto de la poblacin, su relevancia demogrfca jams haba sido tanta. A decir verdad, todas las comunidades autnomas comparten este rasgo, y muchas de ellas en magnitudes todava ms cuantiosas. 65 LBEA Captulo 01 En Castilla y Len, como caso ms desta- cado, las personas de 80 o ms aos su- ponen la tercera parte de las que superan los 65 aos, as como el 7,50% del conjun- to de sus habitantes. Y valores igualmen- te altos se observan en Asturias, Galicia, Aragn y Cantabria (tabla 11). TABLA 11. PESO DEMOGRFICO DE LAS PERSONAS MAYORES DE 80 AOS EMPADRONADAS EN 2009 EN LAS COMUNIDADES AUTNOMAS ESPAOLAS (N) PERSONAS MAYORES DE 65 AOS PERSONAS 80 O MS AOS NMERO (%) SOBRE > 65 (%) TOTAL POBLACIN 15 Andaluca 1.224.011 307.997 25,16 3,72 4 Aragn 263.910 87.131 32,26 6,34 2 Asturias 237.063 75.728 31,94 6,98 14 Baleares 150.177 40.852 27,20 3,73 17 Canarias 272.738 60.630 22,23 2,89 5 Cantabria 108.165 34.241 31,66 5,81 1 C. y Len 574.162 192.079 33,45 7,50 8 C. La Mancha 365.520 113.689 31,10 5,47 11 Catalua 1.217.480 357.877 29,39 4,79 12 C. Valenciana 835.231 217.108 25,99 4,27 7 Extremadura 209.312 60.681 28,99 5,52 3 Galicia 611.774 184.022 30,09 6,58 13 Madrid 920.989 258.660 28,09 4,07 16 Murcia 197.456 51.502 26,08 3,56 9 Navarra 108.858 34.343 31,55 5,46 10 Pas Vasco 409.532 117.310 28,64 5,40 6 La Rioja 57.974 18.446 31,82 5,75 18 Ceuta y Melilla 16.478 3.659 22,21 2,39 ESPAA 7.780.830 2.213.955 28,45 4,74 Fuente: Elaboracin propia, con datos del Padrn de Habitantes (INE). 66 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 01 En general, aquellas comunidades ms envejecidas demogrfcamente son tam- bin las que tienen una cifra comparati- vamente superior de habitantes de edad muy avanzada. E igual habra de afrmar- se, en el interior de Andaluca, a nivel provincial: Crdoba y Jan (invirtindose esta vez el orden) sobresalen por ser las poblaciones en las cuales las personas de 80 o ms aos poseen un mayor peso demogrfco: en la cordobesa llegan a representar el 28,53% de las mayores de 65 aos y el 4,92% de cuantos habitantes haba empadronados en la provincia en 2009. En Cdiz, en cambio, hablamos de unos porcentajes sensiblemente ms ba- jos, el 22,58% y el 2,99% de manera res- pectiva (tabla 12). TABLA 12. PESO RELATIVO DE LAS PERSONAS DE 80 O MS AOS ENTRE LAS PERSONAS MAYORES DE 65 AOS. ANDALUCA Y PROVINCIAS. 2009
(N) PERSONAS MAYORES DE 65 AOS PERSONAS MAYORES DE 80 AOS NMERO (%) SOBRE > 65 (%) TOTAL POBLACIN 7 Almera 85.758 21.568 25,15 3,16 8 Cdiz 162.601 36.722 22,58 2,99 1 Crdoba 138.518 39.522 28,53 4,92 3 Granada 146.025 38.250 26,19 4,23 4 Huelva 75.028 19.312 25,76 3,77 2 Jan 118.991 32.603 27,40 4,88 6 Mlaga 231.905 54.469 23,49 3,43 5 Sevilla 265.185 65.551 24,72 3,45 TOTAL 1.224.011 307.997 25,16 3,72 Fuente: Elaboracin propia, con datos del Padrn de Habitantes de 2009 (INE). 67 LBEA Captulo 01 Pero lo que todas ellas vienen registrando durante las ltimas dcadas, insistimos, es un incremento continuo de habitantes de edad muy avanzada en su estructura demogrfca. Un incremento que se est dando de una manera muy acelerada: en Crdoba, por ejemplo, las personas de 80 o ms aos han pasado de signifcar el 2,93% de sus habitantes en 1991 al men- cionado 4,92% en 2009. E incluso en C- diz hablamos de un avance espectacular: del 1,78% al 2,99% (grfco 16). Conclusiones: g En el segmento de la poblacin de 65 o ms aos, las personas de edad ms ele- vada estn ganando un enorme peso demogrfco en detrimento de las de menor edad. g No es igual fomentar el envejecimiento activo, en ninguna de sus reas (seguri- dad, salud, participacin o formacin), entre las personas al borde de la jubilacin que entre las octogenarias o de mayor edad. 68 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 01 A la vista de lo anteriormente referido, recomendamos: 6 .- Dadas las singularidades perso- nales (peor salud, peor posicin econmica, escasez de estudios, viudedad, etc.) y generacionales (deri- vadas por ejemplo de la Guerra Civil) de stas ltimas, y en general su mayor fra- gilidad social, evitar que queden margi- nadas u ocupen un plano secundario en las polticas de envejecimiento activo. 2.3.- UNA MAGNFICA TENDENCIA: LA REDUCCIN DE LOS CASOS DE VIUDEDAD Y EL AUMENTO DE LOS MATRIMONIALES Las condiciones de vida de las personas de edad avanzada responden, en lo esencial, a su situacin de pareja. Ms all de los 65 aos se encuentran casadas en Andaluca un porcentaje de ellas que casi duplica al de viudas: el 59,48% frente al 31,83%; aparte, el 7,49% estn solteras y el 1,21% separadas o divorciadas. Son datos extrados del Censo de Poblacin de 2001, los ltimos publicados por el INE sobre el estado civil. Por tanto, frente al desconocimiento social o incluso el prejuicio que quizs exista al respecto, el envejecimiento en pareja es muchsimo ms frecuente que el que se desarrolla en ausencia de la misma. La distribucin que acabamos de co- mentar resulta similar a la registrada en Espaa (si acaso, con una incidencia algo mayor de la viudedad y menor de la sol- tera), aunque difere de una manera bas- tante signifcativa entre unas provincias andaluzas y otras (tabla 13): g Jan sobresale por contar con la pro- porcin ms elevada de personas mayo- res casadas, el 63,37%, seguida a conti- nuacin de Almera, Granada y Crdoba (en torno al 61,30%). g Cdiz, en cambio, posee la tasa de viu- dedad relativamente ms alta de toda Andaluca: en 2001 se encontraban viu- das cerca del 34% de las personas mayo- res. Tambin destacan por ello Huelva y Sevilla. g En Almera, por su parte, se daba el porcentaje comparativamente ms esca- so de situaciones de soltera (el 6,17%) y en Sevilla el ms abundante (el 8,39%). g Las separaciones y los divorcios, den- tro de su escasez estadstica, alcanza- ban su valor ms importante en Mla- ga (el 2,17%) y el ms reducido en Jan (0,61%). 69 LBEA Captulo 01 Podra afrmarse, en lneas generales, que en las provincias orientales de la comu- nidad autnoma (exceptuando a Mlaga y aadiendo a Crdoba) la vida matrimo- nial es comparativamente ms frecuente que en las occidentales. Pero tambin conviene resaltar una tendencia bastante slida que todas ellas vienen refejando durante las ltimas dcadas: est crecien- do la cifra relativa de personas mayores casadas en detrimento de la de viudas. Es el resultado de la disminucin de la mor- talidad que contina producindose en las edades avanzadas, lo que est posibi- litando el avance de la esperanza de vida y, por ende, la postergacin de la viudez. La muerte del cnyuge, inevitable llega- do el momento, se est retrasando cada vez ms. TABLA 13. DISTRIBUCIN DE LAS PERSONAS MAYORES DE LAS PROVINCIAS ANDALUZAS POR ESTADO CIVIL SOLTERAS CASADAS VIUDAS SEP/DIV Almera 4.410 6,17 44.091 61,39 22.067 30,88 904 1,26 Cdiz 10.092 7,48 77.656 57,53 45.719 33,87 1.510 1,12 Crdoba 10.317 8,10 77.922 61,21 38.069 29,90 999 0,79 Granada 8.703 6,66 80.207 61,34 40.209 30,75 1.637 1,25 Huelva 5.259 7,63 40.039 58,12 23.015 33,41 579 0,84 Jan 7.096 6,35 70.802 63,37 33.137 29,66 690 0,61 Mlaga 13.547 7,66 102.731 58,12 56.647 32,05 3.837 2,17 Sevilla 19.479 8,39 133.429 57,49 76.597 33,00 2.585 1,11 Andalu- ca 78.903 7,49 626.877 59,48 335.460 31,83 12.741 1,21 Espaa 546.351 8,04 4.058.367 59,71 2.099.287 30,89 92.931 1,36 Fuente: Elaboracin propia, con datos del Censo de Poblacin de 2001 (INE). 70 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 01
Por eso, reiteramos el dato por su transcendencia, en la actualidad por cada persona mayor viuda existen dos casadas, cuando en el pasado los casos de viudedad incluso fueron siempre ms corrientes que los matrimoniales. La vejez, tradicionalmente teida de negro, sola establecer de hecho su inicio tanto en Andaluca como en Espaa coincidiendo con la prdida del esposo o la esposa, un trance que con suma frecuencia suceda a edad sexagenaria, si no antes. Nada que ver con el presente, puesto que parece extraordinaria si llega antes de la jubilacin. Se ha convertido en raro lo que antao era de lo ms normal. De esta suerte, el porcentaje de habitantes de 65 o ms aos en estado de viudedad es cada vez ms reducido en todas y cada una de las provincias andaluzas, circunstancia que se aprecia asimismo en el conjunto de Espaa, as como en el resto de pases occidentales. En Cdiz, por ejemplo, la relacin de personas mayores viudas se situaba en 1991 el 37% y en 2001 en menos del 34%; lo mismo que en Jan, donde hablamos de un descenso entre ambos censos del 32,62% al 29,66% (grfco 17). en la actualidad por cada persona mayor viuda existen dos casadas, cuando en el pasado los casos de viudedad incluso fueron siempre ms corrientes que los matrimoniales 71 LBEA Captulo 01 Por consiguiente, no es slo que cada vez haya ms personas de edad elevada en nuestra sociedad sino que est cambian- do, a la par, la forma en que envejecen, comenzando por la situacin de pareja. Y eso porque, aunque la tasa de soltera permanece con escasas variaciones, el retraso del momento de la viudez est favoreciendo que se prolongue por ms tiempo que nunca el envejecimiento en pareja. Las separaciones y los divorcios, a pesar de que van en aumento, tienen todava una relevancia muy escasa, sobre todo en las provincias interiores. En el contexto de las diferentes comuni- dades autnomas espaolas, Andaluca cuenta con porcentaje medio tanto de personas mayores casadas como de se- paradas o divorciadas, as como algo in- ferior de solteras y un tanto ms elevado de viudas (tabla 14). TABLA 14. DISTRIBUCIN DE LAS PERSONAS MAYORES SEGN SU ESTADO CIVIL, POR COMUNIDADES AUTNOMAS PERSONAS SOLTERAS PERSONAS CASADAS PERSONAS VIUDAS P. SEPARADAS O DIVORCIADAS Navarra 12,66 C. La Mancha 64,18 Ceuta y Melilla 37,57 I. Canarias 2,71 Galicia 10,94 La Rioja 61,90 I. Baleares 32,89 I. Baleares 2,06 Cantabria 10,56 Murcia 61,87 Asturias 32,61 Catalua 1,87 C. y Len 9,49 C. y Len 60,99 I. Canarias 31,87 Ceuta y Melilla 1,79 Asturias 9,35 Extremadura 60,81 Andaluca 31,83 Madrid 1,78 Aragn 9,03 Aragn 60,26 C. Valenciana 31,72 C. Valenciana 1,59 La Rioja 9,02 C. Valenciana 60,19 Catalua 31,42 Asturias 1,56 Pas Vasco 8,78 Catalua 60,16 Murcia 30,94 Cantabria 1,32 I. Canarias 8,19 Madrid 59,77 Extremadura 30,77 Galicia 1,27 I. Baleares 8,14 Andaluca 59,48 Galicia 30,75 Andaluca 1,21 Madrid 7,96 Pas Vasco 59,40 Pas Vasco 30,75 Pas Vasco 1,10 Extremadura 7,81 Navarra 57,81 Cantabria 30,70 Murcia 1,02 Ceuta y Melilla 7,59 Cantabria 57,43 Madrid 30,49 La Rioja 0,95 Andaluca 7,49 I. Canarias 57,25 Aragn 29,74 Aragn 0,87 C. La Mancha 6,72 Galicia 57,05 C. y Len 28,75 Navarra 0,77 Catalua 6,65 I. Baleares 56,90 Navarra 28,75 C. y Len 0,77 C. Valenciana 6,49 Asturias 56,48 C. La Mancha 28,47 C. La Mancha 0,62 Murcia 6,18 Ceuta y Melilla 53,06 La Rioja 28,14 Extremadura 0,62 Fuente: Elaboracin propia, con datos del Censo de Poblacin de 2001. INE. 72 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 01 Interesa asimismo comentar los resulta- dos por hbitats dado que varias circuns- tancias llaman la atencin: g Primero, que conforme aumenta el ta- mao de la localidad de residencia tiende a elevarse el porcentaje de personas ma- yores viudas, que oscila entre el 29,87% registrado en los pueblos y las aldeas de hasta 2.000 habitantes y el 34,29% que se observa en las ciudades de ms de medio milln de habitantes. g Segundo, que en las grandes ciudades hallamos, en contrapartida, la proporcin ms reducida de situaciones matrimonia- les. Estn casadas el 54,70% de las perso- nas mayores que residen en localidades de ms de 500.000 habitantes, frente a ms del 61% de las que lo hacen en los ncleos de poblacin inferior a los 50.000 habitantes. g Tercero, que tambin las grandes ciu- dades destacan por contar con la mayor relacin tanto de personas mayores sol- teras como de separadas o divorciadas (tabla 15). TABLA 15. ESTADO CIVIL DE LAS PERSONAS MAYORES, SEGN EL TAMAO DE LA LOCALIDAD DE RESIDENCIA SOLTERAS CASADAS VIUDAS SEP/DIV Hasta 2.000 hab. 5.398 7,95 41.770 61,39 20.288 29,87 471 0,69 2.001 - 5.000 9.307 7,44 77.060 61,60 37.886 30,28 847 0,68 5.001 - 10.000 7.837 6,95 69.489 61,61 34.707 30,77 760 0,67 10.001 - 20.000 9.473 6,62 87.288 61,00 45.095 31,51 1.241 0,87 20.0001 - 50.000 9.728 6,62 89.970 61,21 44.822 30,49 2.472 1,68 50.001 - 100.000 4.501 6,19 43.363 59,65 23.851 32,81 978 1,34 100.001 - 500.000 16.557 7,78 123.578 58,05 69.647 32,72 3.082 1,45 Ms de 500.000 16.102 9,33 94.359 54,70 59.164 34,29 2.890 1,67 TOTAL 78.903 7,49 626.877 59,48 335.460 31,83 12.741 1,21 Fuente: Elaboracin propia, con datos del Censo de Poblacin de 2001 (INE). 73 LBEA Captulo 01 Conclusiones: g El envejecimiento en pareja es compa- rativamente ms frecuente en el mundo rural andaluz, e incluso en las llamadas ciudades intermedias (hasta 50.000 ha- bitantes), que en las reas muy pobladas (entre ellas las capitales de provincia). La viudedad en cambio es ms comn en las reas urbanas que en las rurales. g En todas las provincias andaluzas y todos los tipos de hbitats existe un por- centaje cada vez ms elevado de perso- nas mayores casadas y ms escaso de viudas. g Se est retrasando el momento de la viudez. Nunca antes en Andaluca tantas personas haban envejecido en pareja y relativamente tan pocas en viudedad. Por todo lo anteriormente expuesto, recomendamos: 7 .- Atender y apoyar esta favorable evolucin, orientando las polticas de envejecimiento activo no nica- mente hacia la persona sino, all donde exista, hacia la pareja, pues en las so- ciedades modernas la viudedad es con- templada por quienes la sufren cada vez menos como la antesala de la muerte y ms como una etapa nueva de la vida que hay que dotar de sentido y de conte- nidos. Numerosas prcticas relacionadas con el envejecimiento activo podran y habran de contribuir a la hora de defnir y potenciar esta nueva concepcin de la viudedad. 2.4.- ENVEJECIMIENTO MASCULINO EN PAREJA Y FEMENINO EN SOLEDAD O VACO CONYUGAL Claro que el estado civil de las personas y su evolucin por edad vara y mucho dependiendo del sexo. De hecho, si se- guimos considerando al grupo de pobla- cin de 65 o ms aos, nos topamos con dos realidades tremendamente dispares: mientras que la inmensa mayora de los hombres estn casados (casi el 80%), en lo que respecta a las mujeres todava en 2001 abundaban ms en Andaluca las viudas que las casadas. La soltera, ade- ms, es ms frecuente entre las mujeres que entre los varones, al contrario de lo que ocurre con las separaciones y los di- vorcios (grfcos 18 y 19). 74 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 01
Y si atendemos a lo que ocurre conforme avanza la edad la conclusin no admite dudas: en la etapa fnal de la vida, existe grosso modo dos formas dispares de en- vejecer, la masculina en matrimonio y la femenina en soledad conyugal. Sirvan los siguientes datos de muestra: en el grupo de edad de 85-89 aos, en la poblacin masculina andaluza an son bastantes ms corrientes las situaciones matrimo- niales que las de viudedad; entre las mu- jeres, en cambio, el porcentaje de casa- das rondaba el 11% mientras que las de viudas el 80% (tabla 16). 75 LBEA Captulo 01 A la edad de 75 aos, de hecho, ya existen ms andaluzas viudas que casadas, cir- cunstancia que no se constata en lo que concierne a los varones hasta aquellos que han cumplido 90 aos (grfco 20). Es decir, mientras que la gran mayora de los hombres agotan su vida en compaa de la esposa, lo corriente es que las mu- jeres lo hagan en lo que podra llamarse soledad o vaco conyugal. Y resulta asimismo muy signifcativo que cuando alcanzan los 65 aos la inmensa mayora de los hombres continan casa- TABLA 16. DISTRIBUCIN DE LAS PERSONAS MAYORES SEGN SU ESTADO CIVIL POR SEXO Y GRUPOS DE EDAD. ANDALUCA. 2001 SOLTEROS/AS CASADOS/AS VIUDOS/AS SEP/DIV Hombres: 65-69 aos 11.372 7,15 134.466 84,56 10.013 6,30 3.175 2,00 70-74 aos 8.904 6,82 106.959 81,94 12.745 9,76 1.923 1,47 75-79 aos 5.049 5,69 68.522 77,25 14.287 16,11 838 0,94 80-84 aos 2.151 4,79 31.152 69,43 11.266 25,11 302 0,67 85-89 aos 873 4,61 10.687 56,47 7.267 38,40 99 0,52 90 y ms 337 4,80 2.651 37,79 3.995 56,95 32 0,46 TOTAL 28.686 6,39 354.437 78,93 59.573 13,27 6.369 1,42 Mujeres: 65-69 aos 12.214 6,70 118.586 65,09 48.177 26,44 3.211 1,76 70-74 aos 13.141 8,14 84.652 52,42 61.854 38,30 1.849 1,15 75-79 aos 11.512 9,25 46.785 37,59 65.309 52,47 864 0,69 80-84 aos 7.518 9,77 17.146 22,28 51.979 67,55 308 0,40 85-89 aos 3.990 9,76 4.516 11,04 32.294 78,96 101 0,25 90 y ms 1.842 9,74 755 3,99 16.274 86,06 39 0,21 TOTAL 50.217 8,30 272.440 45,04 275.887 45,61 6.372 1,05 Fuente: Elaboracin propia, con datos del Censo de Poblacin de 2001 (INE). 76 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 01 dos, ms del 85%, mientras que casi la cuarta parte de las mujeres ya han enviudado. Ello viene a indicar que en contextos de reciente jubilacin, reorientacin de la vida y nuevas actividades sociales, o incluso a nivel familiar cuando llegan nietos y/o nietas, la pareja est presente para un elevadsimo porcentaje de andaluces; una cifra de andaluzas nada desdeable, sin embargo, han de afrontar tales circunstancias ha- bindola perdido ya. Por otro lado, se da la circunstancia de que las disparidades en el estado civil de uno y otro sexo son mucho ms acusadas en las grandes ciudades que en las medianamente poblabas y, sobre todo, que en los municipios de escaso tamao: g En los ncleos de ms de 500.000 habi- tantes, el porcentaje de mujeres casadas no alcanza el 39%, cuando la de varones casados roza el 80%, o sea, ms del doble. La tasa de viudedad, asimismo, es de casi el 48% entre las mujeres pero de apenas el 13% entre los hombres. g En las localidades de 50.001 a 100.000 habitantes, se hallan casadas el 44,41% de las mujeres mayores y el 79,86% de los varones. Por otra parte, estn viudas el 47,50% de las mujeres frente al 13,33% de los hombres. 77 LBEA Captulo 01 g En los pueblos y aldeas de hasta 2.000 habitantes se registra la menor propor- cin de hombres casados (el 76,08%) y la ms alta, en cambio, de mujeres casadas (el 49,38%). Y se da tambin una inciden- cia menor de la viudedad femenina (el 43,32%) que en cualquier otro hbitat. En realidad, el estado civil de los varones no ofrece muchas diferencias de unos h- bitats a otros: si acaso, la proporcin de casados resulta ms alta en las grandes ciudades que en las reas rurales, al con- trario de lo que ocurre con la de solteros. El de las mujeres sin embargo s que vara signifcativamente por hbitat, dndo- se tendencias mucho ms slidas y que apuntan, por cierto, en sentido inverso que en el sexo masculino: el porcentaje de casadas disminuye de una forma con- siderable en los ncleos de mayor pobla- cin, a la vez que se incrementa el de sol- teras (grfcos 21 y 22). 78 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 01 Hemos de recalcar, en cualquier caso, que tanto los varones como las mujeres de to- das las edades y clases de hbitats vienen benefcindose de la disminucin de la mortalidad y, con ello, de la creciente duracin media de la vida en pareja. En ambos sexos no deja de incrementarse la proporcin de personas casadas en detrimento de la de viudas o, segn concluimos arriba, en la comunidad autnoma de Andaluca cada vez se envejece ms en pareja (grfco 23). Conclusiones: g El envejecimiento en pareja se desarrolla mucho ms comnmente en el caso de los hombres que en el de las mujeres. g En la etapa fnal de la vida, incluyendo el momento de la dependencia y de la muer- te, el hombre dispone de la compaa y el apoyo de la pareja; la mujer, en trminos tambin generales, ha de afrontarla en un contexto de soledad o vaco conyugal. g El estado civil de las mujeres mayores resulta ms heterogneo en el medio urba- no que en el rural. Las que habitan en las grandes ciudades envejecen relativamente menos en pareja. 79 LBEA Captulo 01 As, consideramos pertinente formular la siguiente recomendacin: 8 .- Considerar el estado civil como un factor bsico a la hora de promocionar prcticas especfcas de envejecimiento activo a hombres y mujeres, teniendo en cuenta asimismo el tipo de poblacin en el que se encuentran habitando. 2.5.- TIPOLOGA VARIADA DE HOGARES EN LOS QUE VIVEN PERSONAS MAYORES, SEGN SU EDAD, PROVINCIA Y TIPO DE HBITAT En Andaluca, de cada cinco personas mayores dos habitan en hogares biper- sonales (el 41,99% siendo exactos). Es, con diferencia, el tipo de hogar ms fre- cuente entre ellas. Las dems se distribu- yen, en magnitudes bastante similares, en hogares de tres miembros (el 19,05%), de cuatro o ms miembros (el 19,21%) o bien unipersonales (el 19,76%). Aunque parte de los hogares de dos miembros enmarcan situaciones de con- vivencia intergeneracional, sea con algn descendiente o bien ascendiente, los ms comunes entre ellos son los constituidos por una pareja de personas mayores. Y, dado que se est retrasando el momen- to en que sucede la viudez, esta clase de hogares tiende a ser cada vez ms co- mn, sobre todo entre las personas sep- tuagenarias: en torno al 45% de ellas se encuentran en uno de ellos. Al mismo tiempo, sin embargo, se detec- ta una importante expansin de los ho- gares unipersonales. Ello responde a que, una vez que fallece la pareja, cada vez hay ms personas mayores que optan por continuar en casa, en lugar de mudarse con familiares com o sola ser costumbre (y necesidad). Durante las ltimas dca- das, en efecto, la vida en solitario viene ganando bastante terreno en Andaluca a la tradicional convivencia entre gene- raciones que sola darse tras la viudez. El resultado es que alrededor del 30% de las personas de 80 o ms aos residen en un hogar solitario. Los hogares ms poblados, sean de tres o de cuatro o ms miembros, engloban fun- damentalmente dos perfles de conviven- cia muy distintos. Uno, personas mayores con o sin pareja, pero teniendo hijos an sin emancipar, situacin sobre todo co- mn en contextos de reciente jubilacin. Otro, personas de edad muy avanzada que, debido a sus problemas de salud, deciden dejar de vivir solas yndose al domicilio de familiares. De ah que, como refejan los datos de la tabla 17, en el seg- mento de la poblacin de 65 o ms aos tanto los hogares de tres miembros como los de cuatro o ms pierden relevancia en un primer momento (entre las personas sexagenarias y septuagenarias, a medida que los descendientes van abandonando la vivienda) para recuperarla luego (entre las personas de edad superior, conforme los familiares van acogindolas en casa para cuidarlas). 80 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 01 Las personas mayores se reparten entre los diferentes tipos de hogares de una manera bastante similar tanto Andaluca como en Espaa. No ocurre as dentro de la comunidad autnoma, donde hay que resear lo siguiente (grfco 24): g Granada es la provincia con el porcentaje ms alto de personas mayores en hogares unipersonales, el 21,72%, seguida de Jan (el 20,87%) y de Mlaga (el 20,71%). En sen- tido contrario destacan Cdiz (el 18,22%), Crdoba (el 18,55%) y Sevilla (el 18,96%). g Jan sobresale, de otro lado, por ser la provincia andaluza con la mayor relacin de personas mayores en hogares de dos miembros, el 47,57%. A continuacin se sitan Crdoba y Granada (alrededor del 44,50%). En Sevilla, en cambio, en esta clase de ho- TABLA 17. DISTRIBUCIN DE LAS PERSONAS MAYORES, SEGN EL TAMAO DEL HOGAR EN EL QUE HABITAN, POR GRUPOS DE EDAD. ANDALUCA, 2001. Una persona Dos personas Tres personas Cuatro o ms (N) (%) (N) (%) (N) (%) (N) (%) 65-59 41.791 12,25 139.821 40,98 83.780 24,55 75.822 22,22 70-74 51.585 17,66 133.882 45,85 56.772 19,44 49.788 17,05 75-79 51.521 24,17 95.836 44,96 32.250 15,13 33.559 15,74 80-84 36.458 29,93 47.292 38,82 15.632 12,83 22.440 18,42 85-89 19.309 32,27 18.945 31,67 7.792 13,02 13.781 23,03 90 y ms 7.614 29,37 6.742 26,01 4.537 17,50 7.032 27,12 TOTAL 208.278 19,76 442.518 41,99 200.763 19,05 202.422 19,21 Fuente: Elaboracin propia, con datos del Censo de Poblacin de 2001 (INE). 81 LBEA Captulo 01 gares se encuentran menos del 40% de ellas y en Cdiz, incluso, menos del 38%. g La proporcin de personas mayores en hogares de tres miembros va del 17,98% registrado en Jan y al 20,11% de Cdiz. g Por ltimo, la cifra de personas mayores que viven en hogares de cuatro o ms miembros resulta muy distinta segn las provincias, destacando lo elevado de su valor en algunas occidentales, como Cdiz (el 23,75%) y Sevilla (el 21,59%), y lo reducido en algunas orientales, como Granada (el 15,54%) y Jan (el 13,58%). 82 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 01 Por clase de hbitat cabe destacar que los hogares de una sola persona son es- pecialmente frecuentes en el medio rural. Se encuentran en uno de ellos casi el 24% de las personas mayores que residen en pueblos y aldeas de hasta 2.000 habitan- tes, as como el 21% de las que lo hacen en municipios de 2.001 a 5.000 habitan- tes. Los hogares unipersonales, por otro lado, tambin resultan ms comunes en las grandes ciudades (20,51%) que en las de tamao medio (en torno al 18%). En lo que respecta a los hogares forma- dos por dos personas, tambin tienden a defnir la existencia de una cifra relativa- mente superior de personas mayores del medio rural que del urbano: hablamos de porcentajes que oscilan desde el 46,59% de las que residen en municipios de has- ta 2.000 habitantes hasta el 39,05% de las que lo hacen en poblaciones que sobre- pasan el medio milln de efectivos. Otro hecho muy signifcativo es la rela- tiva escasez de hogares de cuatro o ms miembros en el medio rural, ms extra- os cuanto menor es el tamao de la po- blacin de residencia: el porcentaje de personas mayores en uno de ellos se si- ta alrededor del 12% en localidades de hasta 2.000 habitantes, del 15% en loca- lidades de 2.001 a 5.000 habitantes y del 18% en las de 5.001 a 10.000 habitantes. En el resto de poblaciones, ya sean de ta- mao medio o grande, hablamos de una proporcin que supera el 20% (grfco 25). 83 LBEA Captulo 01 En contra de la creencia social que quizs circule, la convivencia entre varias gene- raciones resulta en las sociedades actua- les bastante ms corriente en las reas urbanas que en las rurales. En estas lti- mas, en cambio, es mucho ms comn la vida en solitario de las personas mayores, circunstancia perfectamente compatible con el hecho que destacbamos arriba de que el envejecimiento en pareja sea tambin ms frecuente en los pueblos que en las ciudades. En el medio rural, en efecto, existen com- parativamente ms personas mayores casadas que en el urbano; una vez que enviudan, ahora bien, tienden ms que las de otros tipos de hbitats a vivir en so- litario, en parte porque es probable que no tengan hijos residiendo en su misma localidad y quieran evitar el desarraigo social que suele entraar la mudanza. Es ms, los hogares de cuatro o ms miem- bros son ms numerosos en las grandes ciudades, quizs porque mucho de ellos acaban al fnal albergando a personas mayores viudas procedentes del medio rural que, debido a los problemas de sa- lud que sufren, han decidido trasladarse a la vivienda de alguno de sus hijos o de alguna de sus hijas para ser cuidadas all. Conclusiones: g Los hogares constituidos por dos per- sonas, as como los unipersonales, son los que ms estn aumentando en Andaluca en lo que hace a las personas mayores. g Ello implica que las personas mayores tienden a convivir menos con familiares y ms en pareja o en solitario. g Los hogares donde residen personas mayores se encuentran en general ms poblados en las provincias occidentales de Andaluca que en las orientales. g Tanto los hogares de una sola persona, como sobre todo los formados por dos personas, son comparativamente ms frecuentes en las reas rurales que en las urbanas. As, recomendamos: 9 .- El grado de asuncin del enveje- cimiento activo depende no nica- mente de la actitud ms o menos favorable que tengan las personas, sino adems de sus circunstancias contex- tuales. Entre ellas, el tipo de hogar en el que habitan ha de ser muy tenido en cuenta en el diseo de polticas de enve- jecimiento activo, en aspectos como la seguridad, la participacin o la salud. Por ejemplo: g La posicin econmica viene determi- nada no tanto por los ingresos de los in- dividuos sino, ms bien, por los del con- junto de los miembros del hogar donde habite. E igual pasa con el gasto. g De cara a la participacin social, habr que considerar que numerosas personas mayores apenas disponen de tiempo li- bre puesto que conviven con personas a 84 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 01 las que han de prestar cuidados de modo permanente. g Y en la expansin de hbitos de vida saludables, tambin infuye mucho la si- tuacin de pareja, por ejemplo en la ali- mentacin y en general en los aspectos preventivos. 2.6.- FORMAS DE CONVIVENCIA DISPARES POR SEXO. VIUDEZ, ESTADO DE SALUD Y MOVILIDAD RESIDENCIAL La distribucin de las personas mayores entre las diferentes clases de hogares va- ra de manera sustancial dependiendo del sexo. Lo ms destacable es que los hogares unipersonales son mucho ms corrientes entre las mujeres (viven en ellos ms del 26% de las andaluzas de 65 o ms aos) que entre los varones (me- nos del 11%). En el resto de los hogares, por el contrario, hallamos a una cifra su- perior de hombres que de mujeres, sobre todo en bipersonales (ms del 46% fren- te a menos del 39%, de forma respecti- va). La razn es la mayor incidencia que tiene entre ellas la viudedad: al afectar- les bastante ms, en efecto, resulta ms frecuente que tiendan a permanecer en casa, residiendo en solitario, una vez que pierden a la pareja (grfcos 26 y 27). 85 LBEA Captulo 01 Si los datos que acabamos de comentar hacen referencia al tamao del hogar donde residen las personas mayores, los que ahora mostramos apuntan de ma- nera ms directa hacia los estilos de vida que mantienen: g En trminos generales, es decir con independencia del sexo, un hecho debe subrayase: en Andaluca la gran mayora de las personas mayores residen en su vivienda propia: alrededor del 66% lo hacen acompaadas por su pareja y/o por algn descendiente (o incluso ascendiente al que muy probablemente cuiden) y cerca de un 20% en solitario. Siendo as, apenas el 12% se encuentran en otros ncleos familiares (esto es, en un domicilio ajeno) y nicamente el 2% estn en viviendas colectivas. Esta distribucin arroja unos resultados semejantes en Espaa: de cada seis personas mayores, cinco habitan en su propia casa. g Pues bien, cabe recalcar lo dispar que resulta la forma de convivencia en fun- cin del sexo. Dicho est que en Andalu- ca la relacin de mujeres mayores vivien- do solas se alza sobre el 26%, cuando la de varones no suma el 11%. Aadamos a ello que tambin es mucho ms fre- cuente hallar a mujeres que a hombres residiendo con familiares fuera del hogar propio (el 16,3% frente al 6,5%, respecti- vamente), as como en viviendas colecti- vas (2,3% frente a 1,3%). Por el contrario, habitando en su propia casa en compa- a del cnyuge y/o de algn hijo o hija encontramos al 81% de los varones fren- te al 55% de las mujeres (grfco 28). 86 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 01 Mencin especial hemos de hacer de las personas mayores que residen en vivien- das colectivas, sean hombres o mujeres. A ellas se est tendiendo a acceder, y as seguir ocurriendo con toda proba- bilidad, a una edad cada vez ms tarda por cuanto que predomina ampliamente entre ellas la voluntad de continuar en casa todo el tiempo que sea posible. Ello implica que las llamadas residencias han pasado a ser concebidas, no tanto como una alternativa al desarrollo de la vida en el hogar propio, sino como un recurso de futuro donde poder recibir las atenciones y los cuidados que quizs precisen algn da, si la salud se deteriora. Aun as con- viene recordar que las personas desean ser cuidadas por su familia, a poder ser sin abandonar su domicilio, con el apoyo de las administraciones. La convivencia en los centros puede con- siderarse un aspecto complejo pues son muchos los factores que intervienen en la vida diaria de las personas residentes. Entre ellos cabe destacar sus dimensio- nes, de las cuales dependen las relacio- nes interpersonales entre residentes y de stos con el entorno. En el caso de las personas con discapacidad, segn su es- tado fsico y psicolgico y las patologas que presenten dichas relaciones tambin variarn: por ejemplo, las actividades que se programan para personas enfermas de Alzheimer no suelen ser compatibles con las que se realizan con personas con menor grado de deterioro cognitivo. Del mismo modo, hay que tener en cuenta el nmero de usuarios que poseen el cen- tro residencial y su divisin por sexo. Crece no obstante el deseo de las perso- nas de permanecer en casa aun en una situacin de dependencia, recibiendo all los cuidados que precisen. El problema que surge de manera creciente es quin se encarga de suministrarlos puesto que la familia, que ha venido siendo tradicio- nalmente la encargada de hacerlo, cada vez puede ocuparse menos de ello. La modernizacin social que ha registra- do Andaluca en las ltimas dcadas ha modifcado de una manera sustancial las relaciones familiares y las formas de so- lidaridad entre parientes. Por ejemplo, la asignacin del rol de cuidadora a alguna de las hijas, aunque est amparada por la costumbre, tiende cada vez ms a cues- tionarse, mxime en situaciones de inser- cin laboral. Sin embargo, constituye una prctica que, sobre todo en el medio rural, sigue re- producindose en una cantidad elevada de familias andaluzas: la mujer contina ocupndose, a menudo sin que se le pida opinin, en mucha mayor medida que el hombre tanto de las tareas domsticas como del cuidado de los parientes con problemas de salud (cnyuge, hermanas, hermanos, suegros y suegras, etc.). Este hecho provoca no slo su discriminacin y una difcultad casi insuperable para po- der acceder a los servicios educativos y laborales, as como a una participacin social, cultural y poltica. 87 LBEA Captulo 01 Conclusiones: g Las personas preferen envejecer en casa, antes que en cualquier otro lugar, aun en situaciones de dependencia leve o moderada. g Tiende a retrasarse el momento en que se abandona defnitivamente el ho- gar propio, sea para mudarse con familia- res o para institucionalizarse. g Para los hombres lo ms comn es permanecer en el hogar propio hasta el da en que se fallece. Para las mujeres, en cambio, resulta bastante frecuente ago- tar la existencia teniendo que mudarse a un domicilio ajeno (generalmente al de alguna hija o al de algn hijo, y no tanto de manera rotativa), o bien seguir en el propio pero a costa de vivir en solitario. g La sucesin de formas de convivencia, y con ello la necesidad de irse adaptando a diferentes estilos de vida, es un aspecto que defne al envejecimiento femenino y no tanto al masculino. Formulamos las siguientes recomen- daciones: 10 .- Las polticas de envejeci- miento activo han de favore- cer la voluntad de las perso- nas de envejecer en casa, sean acompa- adas (como sucede con la gran mayora de los varones) o bien solas (como hacen buena parte de las mujeres mayores), evi- tando que la sucesin de formas de con- vivencia que han de adoptar las personas en el ltimo tramo de la vida, especial- mente las mujeres (vida en pareja, solas en el hogar propio, mudanza con fami- liares o institucionalizacin), reduzca sus oportunidades de envejecimiento activo. Aquellas personas mayores que viven en el domicilio de familiares, pese a ser una minora, no han de quedar relegadas a un plano secundario en las polticas de envejecimiento activo. Debe prestarse una atencin especial a las que se han desplazado del medio rural al urbano para convivir con la familia, que son prin- cipalmente mujeres muy longevas con problemas de salud, con elevado riesgo de aislamiento social. 11 .- Cualquier persona que su- fra problemas de salud de cierta importancia, o incluso dependencia, no ha de ser excluida de las prcticas de envejecimiento activo. De- sarrollar acciones encaminadas a poten- ciar tal estilo de vida, como la atencin a domicilio o el empleo de las nuevas tec- nologas. Tener en cuenta que cada vez resulta ms frecuente envejecer en casa con discapacidades, incluso en solitario. 12 .- Establecer mecanismos de intermediacin entre la de- manda de cuidados que ha- cen las personas en situacin de depen- dencia y la oferta de mano de obra profe- sional que la provea. Por ejemplo, que las administraciones fomenten la creacin de programas de integracin laboral y 88 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 01 social de las personas inmigrantes em- pleadas en este sector, que representen a su vez para las personas dependientes una garanta de seguridad a la hora de contratar sus servicios. 13 .- Las residencias de personas mayores deben transformarse en centros polivalentes que ofrezcan servicios diversos y adaptados a las nuevas necesidades tanto del residente como de su familia. Han de convertirse en centros abiertos e integrados en la comunidad, que comparten actividades y servicios con distintos colectivos y grupos de edad. Debera tenderse a la creacin de centros intergeneracionales, constituidos como recurso comunitario y que permitieran la normalizacin de la vida residencial y el intercambio entre generaciones. 2.7.- CUANDO HOMBRES O MUJERES ENVIUDAN, CADA VEZ CONVIVEN MENOS CON FAMILIARES Y MS EN SOLITARIO De los diversos tipos de hogares y formas de convivencia que acabamos de analizar, uno se encuentra en clara expansin entre las personas mayores de Andaluca: los hogares unipersonales o, refrindonos a los actores sociales, la vida en solitario. Segn el Censo de Poblacin de 2001, cerca del 20% de ellas reside en solitario, cifra que tiende al alza por cuanto que en el censo de 1991 signifcaba en torno al 16% as como en el de 1981 no alcanzaba el 14%. Los resultados de la Encuesta de Condiciones de Vida de 2006, asimismo, la elevan hasta el 21%. Aunque la viudez tienda a ocurrir una edad cada vez ms tarda, cuando sobre- viene prima el deseo de quienes la sufren de permanecer en casa aun debiendo ser ya en solitario, antes que mudarse a otro domicilio para convivir con familiares. Se est quebrando as con la tradicin pues- to que en el pasado los hogares extensos (multigeneracionales) fueron siempre ms frecuentes que los unipersonales. In- cluso resultaba extrao que las personas mayores vivieran solas habida cuenta de que, a raz de enviudar, se vea como una obligacin familiar el acogerlas en casa. Por provincias, la vida en solitario resulta ms frecuente en las orientales que en las occidentales. Es un hecho, adems, que viene siendo constante en las ltimas dcadas: g En el Censo de Poblacin de 1981, el porcentaje de personas mayores solas era superior al 16% en Granada y en Al- mera, pero inferior al 12% en Crdoba y en Sevilla. g En el de 1991, el margen entre provin- cias incluso se ampla: en la parte occiden- tal de Andaluca, la relacin de personas mayores viviendo solas oscilaba entre el 15,6% de Cdiz y el 14,3% de Sevilla; en la oriental, entre el 16,8% de Jan y el 18,7% de Granada. 89 LBEA Captulo 01 g En el ltimo censo de poblacin (2001), Almera, Mlaga, Jan y muy especialmente Granada continan destacando por la mayor frecuencia de la soledad residencial. Lo que se observa en todas y cada una de las provincias, insistimos en la tendencia, es que se trata de una forma de vida en neta expansin. Igual ocurre en Espaa (grfco 29). Por cierto que Andaluca viene presentando un porcentaje de personas mayores viviendo en solitario bastante similar al que promedia el pas. Todo ello informa, aparte de los niveles cada vez mejores de salud que disfru- tan en general las personas mayores en Andaluca, acerca de lo frme que es su reclamo de autonoma: desean vivir con libertad e independencia con respec- to a la familia, y no refugindose en ella tras enviudar como sola ser necesidad y costumbre en el pasado. Se enviuda ms tardamente que nunca, en efecto, pero cuando llega ese momento cada vez es mayor la voluntad de las personas de obrar con autonoma, de trazar por s mismas su destino y de no delegarlo en los dems. Envejecer en solitario entraa una serie de riesgos y de incertidumbres (aislamiento social, sentimiento de soledad, pobreza, etc.) pero a la vez ofrece a las personas un marco lleno de posibilidades de cara al mantenimiento de un estilo de vida activo, mxime en comparacin con posibles alternativas como la institucionalizacin, el traslado a casa de algn hijo o hija, o la rotacin por varios domicilios. 90 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 01 Bien haremos no obstante en distinguir entre ellas por sexo por cuanto que, se- gn venimos destacando, la vida en soli- tario se encuentra mucho ms extendida entre las mujeres que entre los varones. Es una circunstancia que se repite en to- dos los territorios y los censos, as como a cualquier edad que se considere. En 2001, por ejemplo...: g En la categora de 65-69 aos, residan en solitario una proporcin de muje- res que casi duplica a la de hombres (el 15,8% frente al 8,2%).
g En la de 70-74 aos, amplindose an ms las diferencias, lo hacan un por- centaje de mujeres superior al 24% y de hombres inferior al 10%. g Y por encima de los 75 aos vivan en solitario el 35% de las andaluzas frente a menos del 15% de los andaluces. El porcentaje de personas mayores solas, siendo siempre ms alto en el sexo feme- nino que en el masculino, va incremen- tndose a medida que se eleva la edad para alcanzar su registro mximo a los 84 aos en el caso de las mujeres (edad a la que viven solas el 39,28% de las andalu- zas) y los 88 en el de los varones (cuando viven solos el 33,13% de los andaluces). Y tampoco resulta nada despreciable ni entre las personas nonagenarias ni entre las centenarias (grfco 30). 91 LBEA Captulo 01 La vida en solitario se halla mucho ms expandida en el sexo femenino que en el masculino, adems, en toda clase de hbitat (tabla 18). En el medio rural, la proporcin de mujeres solas duplica a la de hombres (el 30,36% frente al 15,59% en los pueblos y las aldeas de hasta 2.000 habitantes, as como el 27,52% frente al 13,11% en los municipios de 2.001 a 5.000); en las grandes ciudades, ms to- dava, casi la triplica (el 27,35% frente al 9,76% en las que superan el medio milln de habitantes, as como el 26,75% frente al 9,22% en las que cuentan de 100.001 a 500.000 habitantes). TABLA 18. PERSONAS MAYORES QUE VIVEN SOLAS EN ANDALUCA, POR SEXO Y TAMAO DE LA LOCALIDAD DE RESIDENCIA HOMBRES MUJERES TOTAL VIVEN SOLOS (%) TOTAL VIVEN SOLAS (%) Hasta 2.000 hab. 30.815 4.805 15,59 37.112 11.267 30,36 2.001-5.000 55.896 7.330 13,11 69.204 19.045 27,52 5.001-10.000 49.920 5.718 11,45 62.873 16.152 25,69 10.001-20.000 62.597 6.469 10,33 80.500 19.600 24,35 20.0001-50.000 65.286 7.285 11,16 81.706 20.361 24,92 50.001-100.000 31.252 2.965 9,49 41.441 10.074 24,31 100.001-500.000 86.236 7.951 9,22 126.628 33.876 26,75 Ms de 500.000 67.063 6.542 9,76 105.452 28.838 27,35 TOTAL 449.065 49.065 10,93 604.916 159.213 26,32 Fuente: Elaboracin propia, con datos del Censo de Poblacin de 2001 (INE). Envejecer en solitario entraa una serie de riesgos y de incertidumbres, pero a la vez ofrece a las personas un marco lleno de posibilidades de cara al mantenimiento de un estilo de vida activo 92 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 01 Resumiendo, durante las ltimas dcadas, y a buen seguro tambin en las venideras, la situacin familiar de las personas mayores en Andaluca est determinada por dos frmes tendencias: 1. La duracin de la etapa matrimonial es creciente, ya que se est retrasando el momento en que sucede la viudedad gracias a la reduccin de la mortalidad que contina producindose en todas las edades del ciclo vital, pero de manera especial en las avanzadas. De ah que en las ltimas dcadas la relacin de personas mayores casadas no deje de aumentar y la de viudas de disminuir. Todo apunta a que esta evolucin seguir dndose en Andaluca dada la trayectoria al alza que contina dibujando la esperanza de vida. 2. El incremento, tanto en cifras absolutas como relativas, de las personas que viven solas. Aunque se est alargando en el tiempo la vida matrimonial, cuando toca a su fn con la muerte del cnyuge cada vez viene siendo ms frecuente que las personas permanezcan en su domicilio, pasando a constituir un hogar solitario, y menos en cambio que se muden a casa de algn hijo o alguna hija para convivir. Son tendencias en frme ejecucin no nicamente en Andaluca sino asimismo en Espaa y en el resto de pases desa- rrollados, manifestando la moderniza- cin social alcanzada ya que por un lado continan acumulndose avances en la reduccin de la mortalidad y, por el otro, se expande un estilo de vida en el que, con sus ventajas y sus problemas, las per- sonas mayores toman las riendas de su destino en lugar de delegarlo en terceras como sola ocurrir en el pasado. Conclusiones: g En general, la vida en solitario de las personas mayores no es indicador de cri- sis de la institucin familiar, sino de mo- dernizacin social y quiebra con la tra- dicin. Se coexiste ms pero se convive menos. g Frente al resto de alternativas posibles, la vida en solitario tras la viudez constitu- ye un marco bastante apropiado para el envejecimiento activo. g Es una forma de vida que se encuen- tran mucho ms expandida en el sexo fe- menino que en el masculino, y que resul- ta por otro lado ms comn en el medio rural que en el urbano. Por todo ello, recomendamos: 14 .- Dado que lo ms corriente es que se trate de un estilo de vida elegido frente a otros, eliminar las connotaciones sociales ne- gativas (arrastradas de otro tiempo) que suelen pesar sobre la soledad residencial de las personas mayores.La vida en soli- tario ofrece a las personas que envejecen el ejercicio de derechos fundamentales como la libertad, la autonoma y la in- 93 LBEA Captulo 01 dependencia en una magnitud superior a otras formas de convivencia alternati- va (la mudanza a casa de familiares o la institucionalizacin). Son derechos cuyo disfrute antes importaban menos, cuan- do lo que verdaderamente primaba era la necesidad de asegurar la subsistencia, y que han de ser potenciados en las po- lticas de envejecimiento activo. Vivir en solitario a una edad avanzada plantea una serie de incertidumbres y comporta riesgos, relacionados tanto con la segu- ridad (quin se encargar de cuidarles si lo necesitan) como con la participacin (por ejemplo, el aislamiento social) y con la salud (el sufrir una cada) que habran que reducirse mediante el fomento de las prcticas de envejecimiento activo. 2.8.- PERSISTENCIA EN TRMINOS GENERALES DE UN BAJO NIVEL EDUCATIVO, SOBRE TODO EN EL CASO DE LA MUJER La distribucin de las personas mayores por nivel de estudios se presta a una do- ble lectura en Andaluca, de signo muy distinto. Por el lado negativo, que un por- centaje bastante elevado de ellas carece de instruccin acadmica. Por el positivo, que se trata de un dfcit que tiende a remediarse con celeridad, hasta el punto que hacia el ao 2035 sern clara mayora las personas con alguna clase de estudios (incluyendo alrededor de un 15% que es- tarn en posesin de estudios universita- rios). Vayamos por partes. Basndonos en los resultados del ltimo censo de poblacin hecho en Espaa, en efecto, en 2001 cerca del 62% de las personas mayores careca de estudios en Andaluca, entre las cuales el 15,86% no saba leer ni escribir. El 38% restante s que disponan de estudios: un 23% de primer grado, un 12% de segundo grado y el 3,43% de tercer grado (grfco 31). En comparacin con los datos referidos a la poblacin espaola la situacin es desfavorable: en Espaa la relacin de personas mayores sin estudios rondaba el 44%, entre las cuales poco ms del 8% eran analfabetas; en cambio, las que tenan estudios primarios signifcaban el 36%, las que posean estudios secundarios el 16% y las que gozaban de superiores el 4%, aproximadamente (grfco 32).
94 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 01 Por provincias, el dfcit educativo es par- ticularmente acusado en Jan y en Cr- doba y relativamente menos sentido en Huelva y en Mlaga. En Jan, alrededor del 70% de las personas mayores careca de estudios, incluyendo un 20,5% que no saba leer ni escribir; en posesin de es- tudios de tercer grado tan slo estaban el 2%, de segundo grado el 7% y de primer grado poco ms del 19%. En Mlaga, sin embargo, las personas mayores sin estu- dios suponan cerca del 55% (el 13,46% analfabetas), mientras que contaban con estudios de tercer grado el 4,49%, de se- gundo grado el 18% y de primer grado ms del 22% (grfco 33). Pero, ms an que por provincias, en Andaluca la situacin educativa de las personas mayores vara de una forma muy signifcativa segn el tipo de hbitat en el que se encuentran (vase el grfco 34). Del anlisis del Censo de Poblacin de 2001 hay que destacar que: 95 LBEA Captulo 01 g En los municipios de menos de 10.000 habitantes, alrededor del 75% de ellas no tena estudios. En los de mayor tamao, este porcentaje se iba reduciendo con- forme aumenta su poblacin: en torno al 70% en los de 10.001 a 20.000 habitantes, al 64% en los de 20.001 a 50.000, al 58% en los de 50.001 a 100.000, el 49% en los de 100.001 a 500.000 y al 43% en los que superan el medio milln de habitantes. g Entre las personas sin estudios, men- cin especial hemos de hacer de aquellas que no saben leer ni escribir. La tasa de analfabetismo resulta el doble de eleva- da en el medio rural (rondaba el 20% en las localidades de hasta 20.000 personas), que en el urbano (alrededor del 10% en las que sobrepasaban los 100.000 habi- tantes). g La proporcin de personas con estu- dios de primer o de segundo grado, re- lativamente escasa en los municipios de hasta 10.000 habitantes (el 23%, aproxi- madamente) tenda a incrementarse a medida que asciende el tamao de las poblaciones hasta alcanzar el 50% en las ciudades con ms de 500.000 habitantes. g Por ltimo, tanto en las ciudades de 100.001 a 500.000 habitantes como en las que rebasan el medio milln de habi- tantes, ms del 6% de las personas mayo- res posean estudios de tercer grado. Este porcentaje no llegaba al 3% en las ciuda- des medianamente pobladas, resultando an inferior en el medio rural. 96 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 01 En todas y cada una de las provincias an- daluzas, as como en cualquier clase de hbitat, la falta de instruccin acadmica es un problema que afecta mucho ms al gnero femenino que al masculino. Considerada la comunidad autnoma en conjunto, llama la atencin que la tasa de analfabetismo de la mujer duplique con creces a la del hombre y que, por el contrario, disfruten de estudios de tercer grado el 5,25% de los varones frente al 2,08% de las mujeres, as como de segun- do grado cerca del 15% de los primeros frente a menos del 10% de las segundas (tabla 19). Las mujeres mayores actuales han tenido una restriccin real al acceso a la educa- cin en todos sus niveles. Este hecho es provocado, no slo por la situacin pol- tica que se ha vivido en Espaa y Anda- luca, sino tambin, por la discriminacin que han sufrido tanto en el seno de la so- ciedad como en la familia: mientras que para el hombre se crea que la instruccin acadmica era necesaria, en la mujer no as por las funciones que sola asignrse- les (tareas del hogar, crianza de los hijos, cuidados de los ancianos, etc.). A pesar de esta situacin discriminada que sufrieron en su niez y en su juventud, las mujeres mayores muestran en la actualidad una gran inquietud respecto al acceso a los recursos educativos, que habra de ser potenciada. TABLA 19. NIVEL DE ESTUDIOS DE LAS PERSONAS MAYORES (EN GRADOS) EN ANDALUCA, POR SEXO HOMBRES MUJERES AMBOS SEXOS (N) (%) (N) (%) (N) (%) Analfabetos/as 42.262 9,41 124.919 20,65 167.181 15,86 Sin estudios 212.665 47,36 269.383 44,53 482.048 45,74 Primer grado 105.363 23,46 139.461 23,05 244.824 23,23 Segundo grado 65.207 14,52 58.552 9,68 123.759 11,74 Tercer grado 23.568 5,25 12.601 2,08 36.189 3,43 TOTAL 449.065 100 604.916 100 1.053.981 100 Fuente: Elaboracin propia, con datos del Censo de Poblacin y Viviendas de 2001 (INE). 97 LBEA Captulo 01 Conclusiones: g Por circunstancias histricas, uno de los hndicaps fundamentales que pre- sentan en la actualidad las personas ma- yores en Andaluca es su escaso nivel de instruccin acadmica.
g Probablemente nos encontremos ante uno de los principales obstculos que li- mita hoy da la comunicacin y las rela- ciones entre generaciones, sobre todo con una juventud bastante instruida en trminos generales. g La falta de estudios, incluso en su di- mensin ms bsica que constituye la lectura y la escritura, es un problema que afecta mucho ms al sexo femenino que al masculino. g En las provincias interiores de Anda- luca el dfcit de nivel educativo es ms acusado que en las situadas en el litoral, dfcit que resulta por otro lado mays- culo en el medio rural (en los municipios de menos de 10.000 habitantes). Visto lo anteriormente argumentado, recomendamos: 15 .- Las personas sin estudios merecen una atencin es- pecial y diferenciada en las polticas de envejecimiento activo. En general, y a modo de sntesis de todo cuanto llevamos recomendado, adaptar las propuestas de envejecimiento activo a cada tipo o perfl de personas, depen- diendo de su sexo, edad, estado civil, forma de convivencia, hbitat, salud, po- sicin econmica y nivel de estudios.En esa labor, prestar una atencin especial a los perfles de poblacin en una situa- cin potencial de mayor fragilidad social, y en concreto a las mujeres muy longevas sin pareja que habitan en el medio rural, dado que padecen un riesgo superior de pobreza, de aislamiento familiar y social, aparte de acusar en general un profundo dfcit de instruccin acadmica. 16 .- Por supuesto, potenciar la educacin de adultos, que en Andaluca tiene un papel primordial porque facilita la alfabetiza- cin de un importante nmero de per- sonas que alcanzaron su edad adulta no sabiendo leer ni escribir, sobre todo mu- jeres del medio rural. Y en este mbito in- crementar la presencia universitaria, que junto a los centros de educacin de adul- tos pueden ser fundamentales en la dina- mizacin e implantacin de las polticas de envejecimiento activo y las prcticas intergeneracionales. 98 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 01
2.9.- EL DFICIT EDUCATIVO MEJORAR SUSTANCIAL Y DEFINITIVAMENTE EN LAS PRXIMAS DCADAS, Y LAS DIFERENCIAS POR SEXO TENDERN A REDUCIRSE Pero hay que signifcar tambin que el ni- vel educativo de las personas mayores en Andaluca, hombres o mujeres, no deja de mejorar. En las ltimas dcadas del siglo XX la relacin de quienes carecen de estudios ha descendido considerable- mente. En 1991, por ejemplo, el 27,11% de las mujeres mayores no saban leer ni escribir y otro 52,25%, aun sabindolo hacer, no contaba con estudios. En 2001, dicho est, tales porcentajes haban dis- minuido ya hasta el 15,86% y el 45,75%, de manera respectiva. Ha crecido en con- trapartida la cifra de quienes poseen es- tudios, tanto de primer como de segun- do y de tercer grado (grfco 35). No arriesgamos en absoluto al sostener que la escasez de estudios es un problema que seguir remedindose en Andaluca, a pasos agigantados. En apenas dos dca- das, lo que de momento contina siendo corriente empezar a resultar extrao: en- contrar a personas mayores sin estudios, bien se trate de hombres como de mujeres. La situacin educativa dar, en defnitiva, un vuelco enorme. Sern excepcionales los casos de personas que no sepan leer ni escribir y cada vez ms frecuentes, por el con- trario, los de quienes posean estudios secundarios o universitarios. 99 LBEA Captulo 01 Hacia el 2035, as es, cabe esperar que en Andaluca la mitad de las personas ma- yores aproximadamente dispongan de estudios de segundo grado y que, apar- te, otro 15% (un porcentaje adems en frme progresin) disfruten de estudios de tercer grado. En este mismo escena- rio de futuro, sin disponer de ningn tipo de instruccin acadmica hallaremos a cerca del 20% de las personas mayores, resultando prcticamente irrelevante la cifra de quienes no saben leer ni escribir (grfco 36). Sern excepcionales los casos de personas que no sepan leer ni escribir y cada vez ms frecuentes, por el contrario, los de quienes posean estudios secundarios o universitarios 100 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 01 Se tender por otro lado a una igualacin de los niveles educativos del hombre y de la mujer, que segn se ha referido resultan en la actualidad an muy dispares. Se ir corrigiendo as la discriminacin que el sexo femenino ha sufrido tradicionalmente respecto al sistema educativo. Es ms, las andaluzas que cumplan 65 aos en 2035, incluso, gozarn en trminos generales de una mayor instruccin acadmica que los andaluces de su misma edad: entre ellas habr una proporcin superior de personas con estudios de tercer grado e inferior de personas sin estudios (grfco 37) que entre ellos (grfco 38). La mejora que se est produciendo del nivel educativo de las personas mayores motivar su creciente inters por las prc- ticas intergeneracionales. Ha de tenerse en cuenta que en la sociedad actual no existen demasiados mbitos de encuen- tro entre personas de diferentes edades, donde se relacionen con carcter coti- diano y se intercambien informaciones y conocimientos. Pues bien, los programas intergeneracionales ofrecen un excelen- te marco para que las personas jvenes y mayores se traten, propiciando una in- terculturalidad y el aprendizaje conjunto. La intergeneracionalidad cohesiona la sociedad, reduce barreras sociales y con- tribuye a que desaparezcan los mitos y los estereotipos que suelen pesar sobre las personas mayores. 101 LBEA Captulo 01 Conclusiones: g Al igual que vino ocurriendo durante las ltimas dcadas de siglo XX, en lo que va transcurrido de XXI el nivel de instruc- cin acadmica de la poblacin andaluza ha seguido mejorando. Ocurre as sobre todo con las personas mayores, hasta el punto de que hoy en da probablemente sean ya ms numerosas las que disponen de estudios (sean del grado de que sean) que las que carecen de ellos. g El nivel educativo de la poblacin an- daluza seguir mejorando, a buen segu- ro, durante las prximas dcadas. A corto plazo sern mayora las personas mayores con estudios, y a medio plazo ser muy notable el porcentaje de las que tengan estudios universitarios. g El paulatino desarrollo de este proceso ir disminuyendo las diferencias de nivel educativo entre hombres y mujeres, que han sido siempre muy considerables. In- cluso es probable que, entre las personas mayores, el sexo femenino disponga de un nivel educativo medio ms elevado que el masculino. g La formacin supone uno de los rasgos sociolgicos de las personas mayores que ms rpida e intensamente van a cambiar, para mejor, en el futuro: ms que su posicin econmica o su salud, y constituir una importante baza en la expansin del envejecimiento activo. Recomendamos que : 17 .- Las distintas administracio- nes deben motivar la implan- tacin de programas interge- neracionales con el objeto de: g Favorecer a las personas mayores par- ticipantes oportunidades de formacin, participacin, salud y seguridad, ejes cla- ves en la promocin de envejecimiento activo. g Frente a la cultura del sujeto, de las edades y de las discriminaciones, po- tenciar una cultura, una economa, una salud, una educacin y en suma una po- ltica basada en el entre, es decir, en las relaciones, que sustituya a la cultura del yo. g Fortalecer la solidaridad y el dialogo entre generaciones, teniendo en cuen- ta especialmente las necesidades de las personas mayores y de las jvenes, como base sobre la que construir el camino ha- cia una sociedad para todas las edades. Se tender a una igualacin de los niveles educativos del hombre y de la mujer, que resultan en la actualidad an muy dispares 102 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 01 g Posibilitar, por ltimo, la implantacin de los programas intergeneracionales como vehculos de intercambio entre dos espacios de solidaridad, la familiar y la social. Recomendaciones fnales: 18 .- Junto al esfuerzo y a la ini- ciativa individual, se deberan promocionar las polticas de envejecimiento activo en Andaluca, tan- to desde la esfera pblica como desde la privada, para lo cual resulta muy aconse- jable: g Informar sobre qu es el envejeci- miento activo a los andaluces y las anda- luzas, a travs de los organismos pblicos (educacin, sanidad, etc.) y los medios de comunicacin. g Reconocer el envejecimiento como proceso que se produce a lo largo de toda la vida. g Determinar el mbito local como marco territorial ms adecuado para la puesta en marcha de programas de envejecimiento activo. g Evitar que los entornos rurales que- den al margen de los recursos y las actua- ciones relacionados con el envejecimien- to activo. 19 .- Creacin de la fgura del agente de envejecimiento activo, encargada de acercar los recursos sociales que lo fomenten entre los ciudadanos y ciudadanas de Andaluca. 103 LBEA Captulo 01 BIBLIOGRAFA BECK, Ulrich y BECK-GERNSHEIM, Elisabeth (2003): La individualizacin. El individualismo institucionalizado y sus consecuencias sociales y polticas, Barcelona, Paids. BELTRN, Miguel (2002), A vueltas con los terremotos demogrficos en Espaa, Revista Espaola de Investigaciones Sociolgicas, 100: 83-102. GIDDENS, Anthony (1997): Vivir en una sociedad postradicional, en U. Beck, A. Giddens y S. Lash (eds.), Modernizacin reflexiva. Poltica, tradicin y esttica en el orden social moderno, Madrid, Alianza, pp. 75-136. LPEZ DOBLAS, Juan (2005a): Personas mayores viviendo solas. La autonoma como valor en alza. Premio IMSERSO Infanta Cristina 2004. Madrid. IMSERSO. LPEZ DOBLAS, Juan (2005b): Siglo XXI, siglo de poblaciones que envejecen, en S. Pinazo y M. Snchez (dirs.): Gerontologa. Actualizacin, innovacin y propuestas. Madrid. Pearson Educacin. LPEZ DOBLAS, Juan y DAZ CONDE, Mara del Pilar (2007): Aspectos sociolgicos del envejecimiento. Madrid, Portal de Mayores. Informas Portal de Mayores, n. 73. Lecciones de Gerontologa, XIV. TRINIDAD REQUENA, Antonio y LPEZ DOBLAS, Juan (2007): La situacin social de los mayores en Andaluca. Sevilla. Centro de Estudios Andaluces. SNCHEZ VERA, Pedro; LPEZ DOBLAS, Juan y otros (2009), Viudedad y vejez: estrategias de adaptacin a la viudedad de las personas mayores en Espaa. Valencia. Nau Llibres 02 Captulo VIVIR EN SEGURIDAD
02 Captulo VIVIR EN SEGURIDAD 107 LBEA Captulo 02 02 1. INTRODUCCIN Uno de los ejes esenciales de nuestro modelo de envejecimiento activo es ga- rantizar una proteccin adecuada frente a situaciones de riesgo o necesidad. Go- zar de un minimum de proteccin es imprescindible para la construccin de un efcaz concepto de envejecimiento activo. Hablamos de salvaguarda. Nos referimos a seguridad. La seguridad es una sensacin, un senti- miento que la persona tiene en relacin con su situacin presente o futura. Viene a ser el reverso del miedo de modo que, en la medida en que se afrme aqulla, se desvanece ste. Por otro lado, la seguridad en cuanto sentimiento es difcil de objetivar, pues depende del carcter, del temperamento y de la disposicin vital de cada persona. Hay quien no le teme a nada y hay a quien todo le produce temor. Por encima de todo esto es obvio que la seguridad es una conquista social e individual. Algo que compete al estado y al individuo completo. Al Estado corresponde defnir y dotar los recursos necesarios destinados a procurar la seguridad de la ciudadana. En las pginas que siguen se va a repasar los distintos marcos de seguridad que, bien por previsin del Estado, bien por iniciativa particular pueden contribuir a que las personas, a medida que envejezcan, afronten su futuro con la sensacin de que sus necesidades van a estar debidamente cubiertas y que van a recibir las atenciones que precisen. Seguridad en cuanto a las prestaciones econmicas Existen las prestaciones pblicas destina- das a garantizar la sufciencia econmica de las personas mayores. Adems cada persona particularmente, puede realizar contratos destinados a mejorar su situacin econmica tras la jubilacin. Entre ellos se encuentran: Los Planes de Pensiones, los Seguros de Dependencia, los contratos de alimentos, la renta vitalicia, la hipoteca inversa. 108 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 02 Seguridad en cuanto a las prestaciones sanitarias Afortunadamente las prestaciones sanita- rias estn completamente garantizadas.
Ocurre que frente a las prestaciones sanitarias la persona puede decir no, ahora no o no de este modo. En defnitiva, es preciso contar con su con- sentimiento y seguir sus indicaciones que podr manifestar en el momento de plantearse la necesidad teraputica, si se encuentra en condiciones de decidir por s misma o, previendo esta situacin, puede haber realizado con anterioridad un documento de instrucciones previas, comnmente conocido como testamen- to vital. Seguridad en cuanto acceso a los servicios No basta con que existan recursos y ser- vicios, es preciso que puedan ser utiliza- dos . Para ello es preciso que las barreras arquitectnicas (escaleras, aceras, etc.) no impidan la salida de casa o el traslado y acceso a los espacios fsicos donde se encuentran las instalaciones en las que se prestan los servicios. Por otro lado, los productos (telfonos mviles, relojes, etc.), documentos (con- tratos, informaciones), deben estar adap- tados a las condiciones de las Personas Mayores de edad. Esta adaptacin debe plantearse como una obligacin para las empresas e instituciones suministradoras de servicios. Seguridad como persona consumidora En estrecha relacin con la seguridad en el acceso a los servicios y como comple- mento de la misma se encuentra la segu- ridad de las Personas Mayores en cuanto consumidoras. Las Personas Mayores cuentan con un mayor o menor poder adquisitivo que les permite adquirir una variada gama de productos y servicios. Lamentablemente, tambin sus particu- lares circunstancias les hacen en ocasio- nes vulnerables a abusos por parte de empresas y entidades sin escrpulos. Fue la Comunidad Autnoma Andaluza la primera que repar en la necesidad de proteccin en este mbito, en el Artculo 48 de la Ley 6/1999 de 7 de Julio de Atencin y Proteccin a las Personas Mayores. Son muchas las iniciativas que pueden adoptarse en este terreno, como la necesi- dad de utilizar determinados documentos para realizar los contratos patrimoniales ms relevantes, el establecimiento de pla- zos de ratifcacin o desistimiento, etc. 109 LBEA Captulo 02 Seguridad en cuanto a la participacin A nivel legal la participacin de las Per- sonas Mayores en la vida pblica est re- conocida y garantizada con algunas posi- bles discriminaciones concretas como la participacin en el Tribunal del Jurado. Ms discutible es la discriminacin en el mbito laboral por razn de edad. En el mbito privado se suscit hace aos un vivo debate en torno al derecho de visitas de los abuelos tras las crisis matrimoniales de los hijos que fue resuelta en el ao 2003 mediante la modifcacin del Art. 94 del Cdigo Civil que vino a reconocer el derecho de comunicacin y visitas entre abuelos y nietos: Algo obvio, pues es por todos conocida la gran relevancia que la familia extensa tiene para la educacin y equilibrio emocional de los y las menores. Seguridad en cuanto a la proteccin de su imagen La verdad es que se vive y se muere de sensaciones. En buena medida, la apariencia es la realidad que importa, incluso parece que es la nica que existe. De ah la importancia de salvaguardar la imagen, pues si se pierde esta batalla se pierde la guerra. Los medios audiovisuales y los medios de comunicacin tienen el enorme poder y responsabilidad de cuidar la imagen de las Personas Mayores, sin maquillar la realidad, pero tampoco sin escudriar en sus aspectos ms morbosos. Seguridad en cuanto al destino de su patrimonio Nuestra legislacin establece un destino obligado para el patrimonio de los padres en relacin con los hijos e hijas . Es lo que se conoce como legtima de los hijos, que comprende los dos tercios de la herencia, siendo el tercio restante, de libre disposicin. Se trata de una institucin cuestionada que ofrece seguridad a los hijos e hijas mientras que para los padres supone una importante limitacin a la hora de hacer testamento. En el caso de que no se haga testamento sern los familiares cercanos los que reciban toda la herencia. Realmente los problemas se presentan, no cuando la relacin paterno o materno- flial ha cursado con normalidad, sino en los casos de abandono de padres o incluso de malos tratos. Estos hijos tienen derecho a la herencia de sus padres pues, de hecho, las posibilidades de desheredacin son muy remotas. 110 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 02 Un problema particular se produce en el caso de transmisin de empresas familiares en el que el juego de la herencia y su divisin puede dar al traste con la continuidad de empresas solventes y rentables. Para evitar estas situaciones se est tra- bajando en los denominados protocolos familiares. El protocolo familiar es un acuerdo de los componentes del grupo familiar pro- pietarios de una empresa, en el que se pretende la regulacin y concrecin de las relaciones entre familia, propiedad y empresa, con la fnalidad de dotar de continuidad y paz a la empresa, permi- tiendo en la misma el relevo generacio- nal no traumtico cuando el mismo deba de producirse. Seguridad frente a hechos delictivos Puede afrmarse que las Personas Mayores constituyen un grupo de riesgo en la medida en que pueden ser vctimas de no pocos delitos. Tanto es as que el Ministerio del Interior cuenta con un programa especfco para proteger a este colectivo. Los delitos ms comunes de los que pue- den ser vctimas se referen tanto al m- bito personal (malos tratos, detenciones ilegales, abandono) como al mbito pa- trimonial (defraudaciones, abusos en el mbito del consumo, expolios, falseda- des, etc.) La Ley 6/1999 de Atencin y Proteccin a las Personas Mayores en Andaluca, contiene importantes previsiones en este sentido. Por otro lado es creciente la demanda de instituciones especfcas de defensa de este colectivo. As, va siendo comn que en las Ofcinas de los Defensores del Pueblo, exista un departamento o incluso un adjunto al Defensor con competencias en este mbito. Asimismo, en la Fiscala General del Estado y en muchas Fiscalas territoriales existe una Seccin de Proteccin de Personas Mayores. Por su parte, las distintas Administracio- nes suelen arbitrar negociados o instru- mentos (telfono del mayor) para recibir las demandas de cualquier persona ma- yor que precise atencin. 111 LBEA Captulo 02 2.- SEGURIDAD FRENTE AL EJERCICIO DE SUS DERECHOS. PRINCIPIO DE NO DISCRIMINACIN POR RAZN DE LA EDAD 2.1.- DERECHOS DE LAS PERSONAS MAYORES. PRINCIPIO DE NO DISCRIMINACIN POR RAZN DE LA EDAD Las personas mayores tienen reco- nocidos y garantizados sus derechos fundamentales en su condicin ines- cindible de ciudadanos y ciudadanas de una sociedad que han ayudado y siguen ayudando a construir con su esfuerzo, compromiso y trabajo. En los Estatutos de Autonoma se intensifca esa proteccin y garanta, tanto en sus aspectos generales como en los mbitos especfcos que ataen a las personas mayores. Nuestro Estatuto de Autonoma es uno de los textos normativos auto- nmicos bsicos que ms intensamente apuestan por la implantacin de las po- lticas de envejecimiento activo. No slo las reconocen como un derecho social, sino tambin como un principio rector de las polticas pblicas. As, en su art- culo 19 dentro del Ttulo I Derechos So- ciales, Deberes y Polticas Pblicas - seala que las personas mayores tienen derecho a recibir de los poderes pblicos de Andalu- ca una proteccin y una atencin integral para la promocin de su autonoma per- sonal y del envejecimiento activo, que les permita una vida digna e independiente y su bienestar social e individual, as como a acceder a una atencin gerontolgica adecuada, en el mbito sanitario, social y asistencial, y a percibir prestaciones en los trminos que establezcan las leyes. Y en el apartado 3 del artculo 37 estima que es principio rector de las polticas pbli- cas: el acceso de las personas mayores a unas condiciones de vida digna e indepen- diente, asegurando su proteccin social e incentivando el envejecimiento activo y su participacin en la vida social, educativa y cultural de la comunidad. Un aspecto no sufcientemente atendido sobre las personas mayores es la igualdad de stas ante la Ley. Nos encontramos cada vez con ms situaciones atentatorias a su derecho fundamental a la igualdad. La errnea consideracin en algunos casos- de las personas mayores como capitisdisminuidas o incapaces de asumir de forma individual responsabilidades abre la puerta a lamentables atentados a sus derechos y, en concreto, al de igualdad. Numerosos textos internacionales han recogido los derechos de las personas mayores. En 1991, la Asamblea General de las Naciones Unidas formula la Reso- lucin 46/91, de 16 de diciembre donde establece los Principios de las Naciones Unidas para las Personas de Edad. El tex- to comienza con la expresin To add life to the years that have been added to life . 112 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 02 Los principios tienen por objeto garan- tizar que se dar prioridad a atender la situacin frente a la independencia, par- ticipacin, cuidados, autorrealizacin y dignidad de las personas mayores. Dos aspectos hay que destacar de estos Principios de la ONU. Primero, la consi- deracin de que las personas mayores no son un grupo homogneo e indife- renciado. As se reconoce la enorme di- versidad de la situacin de las personas mayores, no slo entre pases sino den- tro de los pases y entre los individuos, lo que requiere una variedad de respuestas de poltica y, segundo- contenidas en los principios 17 y 18 de la Declaracin: Las personas de edad debern poder vivir con dignidad y seguridad y verse libres de explotacin y abuso fsico o mental. Las personas mayores deben ser tratados con justicia, independientemente de la edad, sexo, raza u origen tnico, discapaci- dad o cualquier otra condicin, y ser valo- radas independientemente de su contribu- cin econmica. Entre tanto, se fj cita para una Segunda Asamblea Mundial del Envejecimiento que tuvo lugar en Madrid de conformidad con la resolucin 54/262 de la Asamblea General, de 25 de mayo de 2000. Entre las novedades que aporta esta segunda cita merecen destacarse la incorporacin de la perspectiva de gnero y la orientacin de todas las acciones hacia la consecucin de una Sociedad de Todas las Edades, as como la utilizacin del concepto de envejecimiento activo acuado por la OMS a fnales de los aos 90. En ella se expusieron una serie de conclusiones, entre las que destacamos el artculo 5 de la Declaracin Poltica destinado a eliminar la discriminacin por motivos de edad: Nos comprometemos a eliminar todas las formas de discriminacin, entre otras, la discriminacin por motivos de edad. Asimismo, reconocemos que las personas, a medida que envejecen, deben disfrutar de una vida plena, con salud, seguridad y participacin activa en la vida econmica, social, cultural y poltica de sus sociedades. Estamos decididos a realzar el reconocimiento de la dignidad de las personas de edad y a eliminar todas las formas de abandono, abuso y violencia. Nuestra Constitucin Espaola no seala de forma expresa en su artculo 14 la discriminacin por razn de edad. Es la reforma de nuestro Estatuto de Autonoma la que resalta la evidencia real de esta forma de discriminacin cuando en su artculo-tambin 14- puntualmente denominado Prohibicin de la discriminacin -dice textualmente: Se prohbe toda discriminacin en el ejerci- cio de los derechos, el cumplimiento de los deberes y la prestacin de los servicios con- 113 LBEA Captulo 02 templados en este Ttulo, particularmente la ejercida por razn de sexo, orgenes t- nicos o sociales, lengua, cultura, religin, ideologa, caractersticas genticas, naci- miento, patrimonio, discapacidad, edad, orientacin sexual o cualquier otra condi- cin o circunstancia personal o social. La prohibicin de discriminacin no impedir acciones positivas en benefcio de sectores, grupos o personas desfavorecidas. Con carcter previo, la Comunidad Aut- noma abri el camino con la Ley 6/1999, de 7 de julio de Atencin y Proteccin a las Personas Mayores, donde en su ar- tculo 3 indicaba como criterio de actua- cin: garantizar que las personas mayores gocen de todos los derechos y libertades que tiene reconocidos por la Constitucin y el resto del ordenamiento jurdico, sin que sufran discriminacin alguna por razn de la edad, nacimiento, raza, sexo, religin, opinin, defciencia o enfermedad o cual- quier otra condicin o circunstancia perso- nal, familiar o social. Recientemente hay que congratularse por la incorporacin de la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unin Europea al derecho primario de la Unin Europea al aprobarse el Tratado de Lisboa. La citada Carta consagra el principio de no discriminacin- mencionando a la edad como motivo discriminatorio- en su artculo 21 cuando expresa: Se prohbe toda discriminacin, y en particular la ejercida por razn de sexo, raza, color, orgenes tnicos o sociales, caractersticas genticas, lengua, religin o convicciones, opiniones polticas o de cualquier otro tipo, pertenencia a una minora nacional, patrimonio, nacimiento, discapacidad, edad u orientacin sexual. Del mismo modo, en su artculo 25: la Unin reconoce y respeta el derecho de las personas mayores a llevar una vida digna e independiente y a participar en la vida social y cultural. En el marco de este contexto, la Comu- nidad Autnoma de Andaluca recoge en sus textos legales la necesaria lucha contra la discriminacin por razn de la edad. El camino a seguir, pues, requiere afnar los mecanismos de garanta y pro- teccin de los derechos de las personas mayores y eliminar los diferentes tipos de discriminacin (directa, indirecta, acoso discriminatorio u ordenes o instrucciones discriminatorias) que puedan sufrir. Segn datos del Ministerio de Igualdad un 39% de las personas mayores ha sufrido algn episodio de discriminacin por razn de edad 114 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 02 Y esta necesidad est avalada por la circunstancia de que, despus de la discriminacin por razn de gnero, la discriminacin por razn de la edad es una de las mayores causas de discriminacin en Espaa. Segn datos del Ministerio de Igualdad un 39% de las personas mayores ha sufrido algn episodio de discriminacin por razn de edad. Parte importante de estas prcticas dis- criminatorias se producen en el seno de las relaciones laborales, existiendo una copiosa normativa y jurisprudencia co- munitaria y nacional sobre la materia. Particularmente importantes son las ma- nifestaciones discriminatorias que afec- tan al derecho de acceso y uso de los ser- vicios pblicos, en especial los sanitarios. Por todo lo expuesto, tanto para proteger los derechos de las personas mayores como luchar contra la discriminacin por razn de la edad, se hace preciso : 1 .- Desarrollar, en colaboracin con las Administraciones com- petentes, mecanismos de ga- ranta especfcos de los derechos de las personas mayores, tanto institu- cionales- a travs de la fgura del De- fensor o Defensora de las Personas Mayores- como normativos, haciendo especial hincapi en la lucha contra toda forma de discriminacin, espe- cialmente la referida a la edad. Parece sociolgicamente demostrado que, cuando los signos de envejeci- miento hacen su aparicin, en la perso- na comienza a agudizarse una preocu- pacin fundamental: la seguridad. Esa preocupacin bsica por su seguridad en el tiempo futuro afecta a tres reas muy particulares: la personal, la econmica y la familiar. Y es que esas preocupaciones pueden de tal forma obsesionar a la per- sona que comienza a envejecer, pueden llegar a absorberle en tal grado, que pue- den hacer total o parcialmente inviable para l un envejecimiento activo por caer en determinados tipos de depresin o, en defnitiva, por sujecin a condicio- namientos psicolgicos a veces muy limi- tativos. A tal efecto, se harn determinadas propuestas que circularn por una doble via: Primera.- A veces, nuestras propuestas irn dirigidas a la exigencia de unas de- terminadas formas de proteccin me- diante la creacin de rganos al efecto o la adopcin de determinadas medidas de proteccin e informacin por parte de nuestra Comunidad Autnoma de Anda- luca. En este sentido, preciso es consta- tar que todos cuantos se han acercado a la problemtica de las personas mayores aceptan que este grupo poblacional est dentro de los que necesitan una atencin y una proteccin especfca. Al efecto, el Fiscal del Tribunal Supremo Carlos Ganz- enmller, pona de manifesto lo siguien- 115 LBEA Captulo 02 te, hace poco ms de un ao: El 33 por ciento de los mayores sufre malnutricin en Espaa. La mayora de los que viven solos, padecen enfermedades crnicas o perciben pensiones que son insufcientes para mantener una calidad de vida mni- mamente digna: una autntica tragedia e injusticia de la sociedad para con aque- llos que le dieron la vida. La situacin de los ancianos en Espaa, uno de los pai- ses ms envejecidos de la Unin Euro- pea, deja mucho que desear. Un tercio de nuestros mayores estn desnutridos como resultado de vivir en soledad, de tener enfermedades crnicas y de cobrar unas pensiones que, en ocasiones, son de autntica miseria. Expertos en Gerontologa advierten, adems, de que ms de 1000 personas mayores de 65 aos se suicidan cada ao, segn un estudio realizado por la Universidad de Santiago de Compostela. Nuestra Constitucin contempla a los mayores, muy sectorialmente, en su artculo 50. Por su parte, en el Estatuto de Autonoma de Andaluca mientras su artculo 73 est bajo el ttulo de Polticas de gnero y su artculo 74 bajo el de Polticas de juventud, no existe ninguno bajo el de Polticas de mayores, aunque ciertamente su art.19, bajo el ttulo Mayores contempla a este colectivo para disponer su proteccin en los trminos siguientes- ya referidos en el apartado anterior de este captulo: Las personas mayores tienen derecho a recibir de los poderes pblicos de Andaluca una proteccin y una atencin integral para la promocin de su autonoma personal y del envejecimiento activo que les permita una vida digna e independiente y su bienestar social e individual, as como acceder a una atencin gerontolgica adecuada, en el mbito sanitario, social y asistencial, y a percibir prestaciones en los trminos que se establezcan en las leyes. Y el artculo 42 de la Ley Autonmica 6/1999 de Atencin y Proteccin a las Personas Mayores en Andaluca, bajo el ttulo Informacin establece lo siguiente: 1. Las Administraciones Pblicas desa- rrollarn las actuaciones de divulgacin necesarias para informar a las personas mayores sobre los derechos que les recono- ce el ordenamiento jurdico y las medidas a emprender en caso de vulneracin de los mismos. Parece sociolgicamente demostrado que, cuando los signos de envejecimiento hacen su aparicin, en la persona comienza a agudizarse una preocupacin fundamental: la seguridad 116 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 02 Adems de esta disposicin especfca, hay que considerar comprendido a este colectivo de personas mayores, dentro de los que necesitan una proteccin es- pecial y, consecuentemente -en nuestra Comunidad Andaluza- estimarlo inclui- do, bajo su competencia exclusiva, en el artculo 61-1 de nuestro Estatuto de Au- tonoma que dispone lo siguiente: Corresponde a la Comunidad Autnoma la competencia exclusiva en materia de servicios sociales, que en todo caso incluye: a).- La regulacin, ordenacin y gestin de servicios sociales, las prestaciones tcnicas y las prestaciones econmicas con fnalidad asistencial o complementarias de otros sistemas de proteccin pblica. b).- La regulacin y la aprobacin de planes y programas especfcos dirigidos a personas y colectivos en situacin de necesidad social. c).- Instituciones pblicas de proteccin y tutela de personas necesitadas de proteccin especial, incluida la creacin de centros de ayuda, reinsercin y rehabilitacin. Segunda.- Pero otras veces, las propuestas que se realicen pretendern la modifcacin de artculos de una Ley estatal o especfcamente del Cdigo civil. Es evidente que la Comunidad Autnoma de Andaluca no tiene facultades para modifcar tales leyes, pero, en cambio, s que la tiene para proponer que se modifquen. A tal efecto, el art.106-9 del Estatuto de Autonoma de Andaluca, atribuye al Parlamento de Andaluca competencia para La presentacin de proposiciones de ley al Congreso de los Diputados en los trminos del artculo 87.2 de la Constitucin . Quede pues, desde ahora, constancia de esas dos vas por las que discurrir el iter de nuestras propuestas. 2.2.- LA PREOCUPACIN POR LA SEGURIDAD PERSONAL EN EL CASO DE IMPOSIBILIDAD DE DECIDIR POR S MISMO
Esta preocupacin alcanza a un mbito fundamental de la propia persona: el de la salud. Tanto de la salud mental como el de la salud fsica. En el primero, es decir, en el supuesto de prdida de facultades mentales, la cues- tin deriva al mbito de las decisiones: alguien tendr que decidir por l o ella. Quin y cmo? y qu podr hacer, aho- ra que tiene capacidad, para prevenir tal situacin? En el segundo, o sea en el supuesto de prdida de la salud fsica, la cuestin deriva al mbito de los cuidados: alguien tendr que cuidarlo o, simplemente, ayudarle. Quin, cmo y en qu lugar? Y qu podr hacer en este momento para prevenir el pago los gastos que esos cuidados conlleven? 117 LBEA Captulo 02 Ante la llegada de lo que se ha dado en llamar la tercera edad (los sesenta aos) y las probabilidades, cada vez mayores, de acceder a la cuarta edad (a partir de los ochenta), se plantee el problema de una posible prdida, en el futuro, de las facul- tades mentales, bien por causa de enfer- medades especfcas (alzheimer, parkin- son, y de Pick) bien como consecuencia de un proceso degenerativo propio de edades evanzadas. La persona en cues- tin sabe que, si eso sucede, ser otra quien tenga que tomar las decisiones que afectan tanto a su esfera personal (cuidados, cuidadores, internamientos en residencias y en hospitales, etc.) como a su esfera patrimonial (administracin y disposicin de sus bienes). Y ,natural- mente, le preocupa quien ser esa perso- na que acte por l, la extensin de sus facultades y las soluciones ante posibles abusos o incompetencias. Pues bien, respecto a esa posible prdi- da de facultades, la persona que estamos contemplando debe tener garantizada la posibilidad de una informacin adecua- da sobre los tres tipos de soluciones que aporta nuestro derecho: el guardador de hecho, el apoderado preventivo y el tu- tor o curador. Examinemos cada una de esas tres posibilidades brevemente apor- tando las sugerencias oportunas. 2.2.1.- El apoderado preventivo
2.2.1.1.- La utilidad de la fgura La Ley 41/2003 introdujo esta fgura, muy solicitada en los ltimos aos por la doc- trina jurdica. Se trataba de responder a una necesidad sentida socialmente. En mltiples ocasiones, cuando era necesario vender un bien por parte de una persona mayor para atender a las necesidades pro- pias de su particular estado (pagar una re- sidencia o a una persona que le atendiese en su casa o en la de alguno de sus hijos) el notario/a se encontraba con que esta persona estaba ya tan mermada en sus facultades psquicas que careca de capa- cidad para prestar su consentimiento res- pecto a la venta ni para otorgar un poder al efecto. No haba ms solucin que inca- pacitarlo, lo que era una solucin bastante traumtica para los hijos dada, en muchas ocasiones la edad avanzada del padre o de la madre. En defnitiva, que no se po- da solucionar satisfactoriamente y a corto plazo el problema familiar. En otras ocasio- nes, el problema se planteaba cuando una persona tena que afrontar una operacin que, por afectar al cerebro, poda conllevar unas consecuencias, temporales o perma- nentes, de incapa-cidad psquica que de- terminasen para l, una imposibilidad ps- quica de tomar decisiones tanto respecto a su persona como respecto a sus bienes. A veces, esas personas haban otorgado, previamente, un poder a alguien de la fa- milia pero ese poder, o bien se extingua en caso de incapacitacin o bien no serva 118 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 02 para nada puesto que, desde que se pro- duca la incapacidad de hecho, los actos otorgados con ese poder devenan nulos. El legislador espaol, consciente de esa necesidad y teniendo en cuenta los precedentes del Derecho comparado, introduce en nuestro Derecho, la fgura de lo que conoce en la actualidad con el nombre de apoderamiento preventivo, mediante la tcnica de modifcar el art. 732 del Cdigo Civil aadindole el siguiente prrafo: El mandato se extinguir, tambin, por la incapacitacin sobrevenida del mandante a no ser que en el mismo se hubiere dispues- to su continuacin o el mandato se hubiere dado para el caso de incapacidad del man- dante apreciada conforme a lo dispuesto por ste. En estos casos, el mandato podr terminar por resolucin judicial dictada al constituirse el organismo tutelar o, poste- riormente, a instancia del tutor . En consecuencia, la solucin de carcter preventivo que hoy permite la Ley, y que evitar a las personas mayores la necesidad (el riesgo!) de tener que sufrir la incapacitacin judicial ante la conveniencia de una disposicin patrimonial de sus bienes cuando ya no tengan capacidad mental o volitiva para ello, es el otorgamiento de ese poder preventivo que ahora acoge nuestra legislacin de forma plena y sin rebozos.
2.2.1.2.- Las posibilidades de su con- tenido a.- En cuanto a la extensin: Este poder puede tener una mayor o menor extensin respecto a las facultades que se otorguen, aunque, si se quieren evitar problemas de interpretacin lo aconsejable es el otorgamiento de un poder lo ms amplio posible. Todo depender, claro es, de la confanza que el poderdante tenga con respecto a la persona o personas que nombre apoderados o apoderadas. b.- En cuanto al contenido. Entendemos con gran parte de la doctrina que inde- pendientemente de que el poder pueda tener un contenido patrimonial de admi- nistracin y disposicin de bienes del po- derdante tambin puede tener un con- tenido personal, es decir, que puede el otorgante conceder al apoderado facul- tades que hagan referencia a los aspec- tos personales de aquel, es decir, la toma de decisiones respecto a la educacin, recuperacin o aumento posible de su capacidad, atenciones, asistencia (inclu- so mdica), internamientos y cuidado del apoderado. En defnitiva, la autotutela es a la tutela lo que el poder preventivo es al guardador de hecho. Pues bien, enten- demos que expresamente admite esta amplitud de facultades conferidas por el otorgan-te, el art.223 C.C., reformado por la Ley a que nos venimos refriendo, al ad- mitirse que ste no solo puede nombrar a su tutor, en previsin de ser incapaci- tado, sino tambin (efecte o no el nom- 119 LBEA Captulo 02 bramiento de dicho tutor) adoptar cual- quier disposicin relativa a su persona y bienes Estimamos, por tanto, que, una vez admitido por la ley que nadie como el propio sujeto para regular sus propios intereses en un supuesto de futura y po- sible incapacidad declarada judicialmen- te (autotutela) o no (poder preventivo), debe caer por tierra cualquier barrera limitativa que se quiera poner al conteni- do de esa autorregulacin, naturalmente siempre que ese contenido sea lcito y le- gtimo. Dicho esto, es obvio que el poder podr contener cuantas instrucciones y precisiones crea convenientes expresar el poderdante relativas al ejercicio de las facultades contenidas en el poder, tanto si se referen al aspecto patrimonial como si afectan al aspecto personal. c.- En cuanto a la facultad de sustitucin. Cabe la sustitucin, en todo o en parte, por el apoderado de este poder preven- tivo cuando el poderdante no se lo ha prohibido, con arreglo a lo dispuesto en el art.1721? Entendemos que la especia- lidad de este poder (la imposibilidad de su revocacin por el poderdante cuan- do ste deviene incapaz) le confere un carcter tan personalsimo que no cabe tal sustitucin, mxime si su contenido se extendiese a facultades personales. Bueno ser sin embargo la constancia en el documento de la prohibicin expresa de tal sustitucin lo que evitar dudas y producir los efectos de la nulidad de lo hecho por el sustituto nombrado con- tra la prohibicin del mandante como expresa el prrafo fnal de ese art.1721.
d.- En cuanto a los supuestos a que se ex- tiende la preventividad. Puede tener el poder un mayor o menor alcance en cuanto a los supuestos que se quieren prevenir ya que, puede que el poderdante quiera prevenir solo el caso de incapacitacin judicial o que quiera, de manera ms amplia prevenir el caso de la discapacidad es decir que el apaderado acte en caso de incapacidad no declarada judicialmente (la llamada incapacidad de hecho), o que pueda actuar en ambos casos. Vemoslo con brevedad: d-1.- Que el poderdante solo quiera prever el supuesto de incapacita- cin judicial. En este caso que, en principio parece no tener mucha utilidad, el poderdante est dejando una persona que, sin tener el ca- rcter de tutor de los bienes, tendr unas facultades de administracin conferidas que tambin tendr el tutor. Naturalmen- te, para que el apoderado pueda utilizar el poder, deber exhibir la pertinente de- claracin judicial de incapacidad. Conse- cuentemente, el tutor y el apoderado co- existirn como fguras paralelas despus de la incapacitacin judicial salvo que el juez al constituir la tutela revoque el poder otorgado al segundo o posterior- mente a instancia del tutor. El poder dado para este supuesto espe- cfco tiene para el poderdante poca uti- lidad, porque, precisamente, lo que se trata con l es dejar resuelto el problema 120 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 02 que puede plantear su posible incapa- cidad, cuando no se quiere la incapaci- tacin. Lo normal, si se est pensando en sta, es que el poderdante la prevea mediante la autotutela. Podr preverla en el mismo poder? Creemos que nada se opone a ello, puesto que el poder se otorga por escritura notarial como exi- ge el art. 223 prrafo segundo, en la que deber constar por nota, la remisin al registro civil del parte correspondiente. En este caso, si el poderdante, quisiese que, pese a la utilizacin de la fgura de la autotutela y a la designacin de tutor, el apoderado nombrado (si no es el mis- mo tutor nombrado) continuase en el ejercicio del poder, creemos que deber decirlo expresamente e incluso (si as lo prefere) disponer que, en los aspectos que crea convenientes, acte el apo- derado con preferencia al tutor. Lo que no creemos posible es que en la misma persona puedan confuir los cargos de apoderado preventivo y de tutor y ello porque quedara a voluntad de esa per- sona la decisin respecto a cuando acta como apoderado y cuando como tutor lo cual parece una burla de las normas de la tutela. La existencia de dos personas distintas con iguales facultades solo tiene inters para el supuesto en que el otorgante quiera evitar las autorizaciones judiciales exigidas al tutor para la realizacin de los actos a que se refere el art. 271 del C.c. Estimamos , incluso, que sera conveniente la expresin especfca de este deseo, tanto en los casos en que en la misma escritura se formalizasen el otorgamiento del poder preventivo y la autotutela como en los que no se previese nada de la segunda, y ello, al amparo de que el prrafo segundo del art. 223 C.C. permite que ese otorgante del poder preventivo pueda en documento pblico notarial y en previsin de ser incapacitado en el futuro adoptar cualquier disposicin relativa a su propia persona o bienes. Y sostenemos que, adems que debe admitirse esa posibilidad porque, para el caso de que se produzca la patologa, es decir el mal uso por el apoderado de la confanza otorgada, siempre el tutor tendr la posibilidad de solicitar del juez la revocacin de ese poder tal como se regula en el art.1.732 reformado. d-2.- Que el poderdante prefera prever un supuesto ms amplio: el de la incapacidad no declarada judicialmente. El nico problema que plantea este su- puesto es la determinacin del momento en que esa incapacidad se presenta, es decir ,de qu tipo de discapacidad y de qu extensin de la misma se habla, y de cmo se acredita su existencia. Pero la Ley ha resuelto con amplitud este problema al permitir que sea el propio poderdan- te quien determine ese qu y ese cmo (otra vez prioridad a la autorregulacin). Claramente, el poderdante podr esco- ger para ello el sistema que crea mejor y que le suscite mayor confanza, aunque, desde el punto de vista prctico habr que aconsejar que elija un mtodo que 121 LBEA Captulo 02 no pueda producir dudas ni dar lugar a impugnaciones como podra ocurrir si se optara por el juicio de algn amigo no tcnico en la materia, o, por supuesto, el del propio apoderado. Entendemos que este sistema podra ser el dictamen de un mdico tcnico en la materia en quien el apoderado confe o, a nuestro juicio y mu- cho mejor, el dictamen de un organismo totalmente neutral como es la Comisin de Valoracin de Minusvalias que expide el correspondiente certifcado acreditati- vo del grado de discapacidad que se pa- dece o bien del organismo que se cree, en su caso, para acreditar la discapacidad a que se refere la Ley 41/2003 en su art.2 y que ha de crearse reglamentariamente. Para estos casos ser el propio poderdan- te quien fjar el grado de discapacidad que deber padecer y que ha de acreditar el correspondiente certifcado. Creemos que, dado que la Ley citada (disposicin adicional cuarta aadida al Cdigo Civil por el art.13 de dicha Ley) toma en cuen- ta, para todos los supuestos regulados en la misma, el concepto de discapacidad defnido en la propia Ley y dado que, en su art.2, determina como uno de los dos supuestos de discapacidad, a los efectos de la misma, la minusvala psquica igual o superior al 33%, es lgico aconsejar que en el poder preventivo se tenga en cuenta ese mnimo, sobrepasndolo en una cuanta que parezca sufciente (vgr. el 40% o ms) a la hora de determinar el poderdante el grado de discapacidad que debe afectarle para que pueda el apoderado hacer uso del poder. d-3.- Que el otorgante prefera prever las dos posibilidades. Es decir, que el otorgante quiera prever tanto el supuesto de que exista discapaci- dad volitiva y/o mental de hecho, sin que medie incapacitacin judicial, como el de que se produzca esa incapacitacin. En este caso el poderdante prev la opcin ms amplia, que es la expuesta en el anterior apartado, pero, ante el temor de que se pueda producir algo que l no quiere pero que no puede controlar ni prohibir, como es que algn pariente solicite y obtenga su incapacitacin judicial, extiende a este supuesto la prevencin de tal modo que el apoderado pueda actuar en uno y en otro supuestos. Dependiendo de la situacin en que se encuentre el poderdante en el momento de actuacin del apoderado, ste tendr que justifcar esa situacin bien de la manera indicada en el apartado anterior, si se trata de incapacidad no declarada judicialmente, bien con el oportuno testimonio de la declaracin judicial de incapacidad, si se trata del supuesto de incapacitacin judicial. Finalmente, y a tenor de lo sealado en el apartado anterior, ser importante hacer constar que el apoderado lo ser para un caso y para el otro, con independencia de que en ste ltimo supuesto exista tutor o curador. E incluso con disposicin de 122 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 02 autotutela en el mismo documento p- blico, en distinta clusula o estipulacin. e.- En cuanto al momento en el que comienza su efcacia. Puede tener tambin el poder un mayor o menor alcance en cuanto al comienzo de su ejercicio y as lo distingue el propio art.1732 en la modifcacin efectuada. Aunque hemos de volver a la crtica de la tcnica jurdica empleada por el legisla- dor, ya que en el supuesto de subsisten- cia del poder contempla solo el caso de incapacitacin judicial y en el supuesto de causalizacin del poder para un caso determinado contempla solo el de in- capacidad no declarada judicialmente, cuando es evidente que, tanto en uno como en otro supuesto (subsistencia o causalizacin) cabe que puedan encua- drarse los dos casos (incapacitacin judi- cial e incapacidad no declarada judicial- mente). En efecto, puede confgurarse el otorgamiento con subsistencia, es decir como la concesin de un poder normal, con las facultades que sean, pero con la disposicin expresa de subsistencia o continuidad, tanto para el supuesto de incapacitacin judicial o incapacidad no declarada judicialmente como para el su- puesto de que se dieran cualquiera de los dos o bien, sucesivamente en el tiempo, primero el de la incapacidad no declara- da judicialmente y luego el de declarada judicialmente. Y tambin puede confgu- rarse el otorgamiento con causalizacin, es decir, como un poder especfco solo para el supuesto de que concurran unas circunstancias o casos determinados (los sealados antes para el supuesto de sub- sistencia). Vemoslo brevemente: e-1.- Poder con subsistencia Es lo que podemos denominar poder para ahora y tambin para despus. O sea, se puede otorgar el poder, para que pueda ser utilizado por el o por los apoderados, tanto para el supuesto de que no exista prdida de facultades intelectuales y/o volitivas en el poderdante (es decir, desde el momento en que se otorga) como para el supuesto futuro e hipottico de que se produzca esa prdida. Estamos aqu en presencia de un poder normal al que se le aade una cualidad especfca, la de subsistencia, es decir que el poder no se extinguir y seguir produciendo todos sus efectos en caso de discapacidad psquica y/o sensorial. En este tipo de poder, que quizs sea el ms aconsejable con las salvedades que luego se hacen, el apoderado, no nece- sitar, para su actuacin, ninguna de- mostracin del estado de incapacidad de hecho (ni tampoco de derecho si as se establece) del poderdante. Con ello se evita que ocurra lo que, antes de la Ley del 2003, poda suceder, y es que los ac- tos realizados por el o los apoderados en nombre del poderdante, pudieran ser declarados nulos o anulables (la doctrina discute en cuanto a estos dos efectos) si se demostraba que, al momento del otor- 123 LBEA Captulo 02 gamiento del acto o contrato en cuestin, el poderdante sufra ya una incapacidad de hecho que le impeda realizar el acto de que se tratase por s mismo. El tercero que contrata tiene pues la seguridad de que, cualquiera que fuese la situacin del poderdante en el momento de la contra- tacin (capacidad, incapacidad de hecho o incapacitacin judicial, si este ltimo supuesto tambin se comprende) e-2.- Poder con causalizacin Es lo que podemos denominar poder solamente para despus. En efecto, se puede otorgar el poder con clusula de causalizacin, es decir, para que sea ef- caz solo y exclusivamente en el caso hi- pottico y futuro de prdida de las facul- tades mentales y/o volitivas, demostrada -por ejemplo y si as lo dispone el poder- dante- mediante certifcado de un mdi- co psiquiatra o mediante el documento administrativo que recoja la incapacidad psquica con un grado de sta que el pro- pio poderdante determine (vgr. en un 35, 40 o 50%) o mediante el certifcado previsto en la propia Ley (art.2.3) que se remite, en cuanto a su expedicin, a lo que el futuro Reglamento determine (en el momento actual, no habindose pu- blicado ese Reglamento, la certifcacin, para nuestra Comunidad Autnoma, es la correspondiente al reconocimiento de discapacidad efectuado por el Centro de Valoracin y Orientacin de la Junta de Andaluca). Este tipo de poder es el poder preventi- vo, propiamente dicho, y solo podr uti- lizarse por el apoderado cuando se d el supuesto de discapacidad prevista por el propio poderdante o cuando hubiese re- cado sentencia de incapacitacin, si este ltimo supuesto se hubiese comprendi- do tambin. f.- En cuanto a las personas apoderadas El poder que examinamos admite, en este aspecto, una gran variedad de posibilidades. En cuanto al nmero de personas, puede ser nico o mltiple es decir, se puede dar a una sola persona o a varias y, en este ltimo caso, puede ser con carcter simultneo o sucesivo, es decir, para que puedan actuar todas ellas en el mismo momento o solo sucesivamente. Si es simultneo puede ser mancomunado o sea para que todos los nombrados tengan que actuar consensuadamente o por mayora, o solidario, de tal manera que bastar con la actuacin de uno cualquiera de los nombrados. En el caso de ser sucesivo el segundo nombrado no actuar hasta que el primero haya fallecido o devenido incapaz o bien se haya producido la circunstancia que el poderdante prevea (y lo mismo si hubiese un tercer nombrado) En cuanto a la calidad de las personas nombradas, puede tener o no carcter familiar, es decir que el poderdante puede nombrar a personas de su mbito familiar (cnyuge, hijos, hermanos, sobrinos, nietos, etc.) o que no tengan ningn parentesco con l. 124 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 02 En ambos casos, pero ms usualmente en el primero, el poder puede darse con total determinacin de los nombrados y exigencia de su actuacin (vgr. a mis hijos Juan y Pedro) o con cierta indeterminacin entre los nombrados respecto a la exigencia de su actuacin (vgr. a mis tres hijos Juan, Pedro y Antonio para que, en cada momento, dos cualesquiera de ellos puedan ejercitar las facultades que se indican). Tambin en ambos casos, pero ms usualmente en el segundo, el poder puede darse sin ninguna limitacin o con limitaciones determinadas (vgr. exigiendo para determinadas actuaciones el consentimiento de personas sealadas). g.- En cuanto a la forma El poder de que nos estamos ocupando, siguiendo las reglas generales del mandato, puede formalizarse bien en escritura pblica o bien en documento privado. Como dato curioso hay que referir que en un gran nmero de residencias de personas mayores, tanto pblicas como privadas, es prctica habitual, en el momento de ingreso de un nuevo residente, la exigencia de una autorizacin, en modelo impreso, a favor de la persona que tenga por conveniente, para que los responsables del Centro se entiendan con ella a fn de disponer cuanto se estime conveniente en orden a la atencin, cuidados, objetos personales y todo cuanto pueda afectar a la estancia del residente, en el momento en que ste pierda o tenga muy debilitadas sus facultades mentales. Este documento que se extiende no solo al aspecto patrimonial sino tambin al personal, en el fondo no es ms que un poder preventivo otorgado en documento privado, de gran utilidad para el centro en cuestin a la hora de tratar de evitar problemas y discusiones con familiares del residente cuando llegaba el momento en que ste perda sus facultades decisorias. Efectivamente, ese poder en documento privado, es, en principio, vlido dada la gran libertad que, en el aspecto de forma y como se ha dicho, concede al mandato el prrafo segundo del art.1710 del Cdigo Civil. Qu pasa entonces con la exigencia del art.1.280-5 relativa a que debern constar en documento pblico El poder... para administrar bienes y cualquier otro que tenga por objeto un acto redactado o que deba redactarse en escritura pblica, o haya de perjudicar a tercero? Pues que, como ha declarado con reiteracin la jurisprudencia, (STS 28-Julio-1999, 27-Enero-1995, 5-Febrero- 1992, 9-Enero-1964, aunque la de 24- Octubre-1995 parece inclinarse por la tesis contraria) este requisito no es exigido como forma ad solemnitatem sino como forma ad probationem por lo que los terceros podrn exigir que se llene esta forma pblica. Y es que, efectivamente, la posibilidad de que el documento privado pueda sufrir alteraciones, la falta de constancia fehaciente de la fecha, as como de la frma y capacidad del poderdante, y, fnalmente, la necesidad de un asesoramiento competente en 125 LBEA Captulo 02 el momento de otorgar un documento que se lleva mal con los modelos preestablecidos llevan a la conveniencia del otorgamiento de este poder en escritura. De aqu la conveniencia de recomendar a la direccin de todos esos establecimientos la sustitucin de todos esos poderes privados por un poder preventivo otorgado en escritura pblica con todas sus garantas.
2.2.1.3.- La extincin La primera forma de extincin del poder preventivo otorgado es el acaecimiento de un hecho natural: el fallecimiento del poderdante. La segunda es un acto voluntario: la revo- cacin por parte del propio poderdante o del juez. Efectivamente, la posibilidad de actuacin para proteger al poderdan- te de una prdida de confanza por parte de este respecto al que haba nombrado apoderado o de una mala o defectuosa actuacin del apoderado es doble. De una parte la revocacin del poder por el poderdante y, de otra, la actuacin judi- cial extintiva de ese poder. Cundo cabe la revocacin? Evidente-mente, mientras se mantiene la capacidad de obrar suf- ciente para ello. Quedar esta capacidad o falta de ella, al juicio del notario que otorgue la revocacin o el nuevo poder? Entendemos que no. A tenor de lo dis- puesto en el art.732 reformado, una vez que al donante le falta la capacidad de obrar, (tanto si es de hecho como si lo es de derecho, ya que el precepto dice tex- tualmente en estos casos) entra en jue- go una sola posibilidad revocatoria: la del juez, bien al constituirse el organismo tu- telar o, bien con posterioridad a peticin del tutor. Es decir que, si el poderdante no estuviese judicialmente incapacitado habr que instar dicha incapacitacin para que el juez, una vez declarada y en el momento procesal de nombramiento de tutor, pueda efectuar la revocacin. Entendemos, no obstante, que tambin podr el juez suspender la efcacia del poder hasta la terminacin del proce- dimiento de incapacitacin y provisin de la correspondiente tutela (que es el primero de los momentos previstos por el legislador para que el juez pueda lle- var a cabo la revocacin) dentro de las medidas cautelares que el art.762 de la De aqu la conveniencia de recomendar a la direccin de todos esos establecimientos la sustitucin de todos esos poderes privados por un poder preventivo 126 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 02 LEC (y, anteriormente, el ahora sin con- tenido art.209 C.C.) le autoriza a adoptar para la adecuada proteccin del pre- sunto incapaz o su patrimonio. Pero es el propio art.1732 el que especifca qu alcance debe tener esta falta de capaci- dad de obrar y como ha de acreditarse, ya que especifca que ha de ser aprecia- da conforme a lo dispuesto por ste(el mandante). Por tanto, el notario que se encuentre ante una solicitud por el man- dante de un poder preventivo, debe ex- tremar las precauciones (los notarios, por experiencia saben de las llevadas a las notaras, por hijos solcitos, de padres que tienen ya algo debilitadas sus facul- tades, para que realicen un otorgamiento o revoquen un poder, alegando siempre - faltara ms! - que eso es lo mejor para el padre o madre de que se trate). As pues, ante la ms mnima duda respecto a la capacidad del revocante, debe soli- citar el dictamen acerca de su capacidad de obrar de la forma que el propio revo- cante lo haya hecho constar en el poder y solo en el caso de que esta acreditacin refeje una capacidad de obrar superior a la exigida (es decir, inferior al porcentaje de discapacidad fjado) podr otorgar esa revocacin, si es que estima, a su juicio, que tiene capacidad para ello. 2.2.1.4.- Las propuestas a.- La relativa a la difusin y asesoramiento respecto a la fgura. Entendemos que la utilidad de la fgura queda, en la prctica, muy minimizada dado el escaso conocimiento que de ella se tiene. Por ello es de absoluta primera necesidad desarrollar los mecanismos de informacin a travs de la actuacin de los Consejos de Mayores. Estos Consejos, deberan ocuparse de que se llevara a la prctica todo lo relativo a las Polticas de mayores surgidas del desarrollo del artculo 61-1 del Estatuto de Andaluca y, dentro de estas polticas, una actividad de informacin que se realizara, sobre todo, en residencias de tercera edad y centros de mayores sobre este magnfco instrumento de seguridad preventiva como es el que hemos llamado poder preventivo. La exigencia de esta actividad informativa y de divulgacin viene amparada por lo dispuesto en el artculo 42 de la misma Ley Autonmica 6/1999 citada anteriormente, artculo que, bajo el ttulo Informacin dispone lo que sigue: Las Administraciones Pblicas desa- rrollarn las actuaciones de divulgacin necesarias para informar a las personas mayores sobre los derechos que les reco- noce el ordenamiento jurdico y las medi- das a emprender en caso de vulneracin de los mismos b.- La relativa a su introduccin expresa en la legislacin que pueda afectarles. 127 LBEA Captulo 02 Primero.- Instar a la modifcacin de la Ley 39/2006 conocida como de la De- pendencia, para incluir al representante voluntario facultado para ello, en algu- nos de sus artculos en los que se exige una actuacin de la persona dependien- te. Ciertamente, algunos de los artculos de esta ley contemplan al representan- te sin distinguir entre legal y voluntario (arts.4-4 y 30-1), pero en cambio otros slo contemplan al representante legal (arts.4-2-j, 29-2-a y, en cierto modo, 29-1) y otros no contemplan a ninguno de los dos (arts. 4-2-g, 35-1 y 2 y art.42) Segundo.- Incluir en el Proyecto de Ley de Derechos y Garantas de la Dignidad de la Persona en el Proceso de la Muerte de la Comunidad Andaluza*( a la fecha de impresin de este documento ha sido publicada en BOJA n 88, de 7 de mayo, la Ley 2/10, de 8 de abril ,de Derechos y Garantas de la Dignidad de la Persona en el Proceso de la Muerte de la Comunidad Andaluza) al apoderado voluntario en dos supuestos: 1) Cuando no haya tes- tamento vital y, consecuentemente, no exista el representante previsto en el art. 9-3 del Proyecto y 3-2 de la Ley 5/2003 de Declaracin de Voluntad Vital Anticipada de la Comunidad Autnoma de Andalu- ca: 2) Cuando se trate de nombrar al re- presentante que establecen los artculos anteriores permitiendo que en el apode- ramiento preventivo pueda concedrse- le esa representacin al apoderado que se nombre incluyendo, al efecto, en el poder el testamento vital con los requi- sitos establecidos en el citado art.3-2 de la Ley Autonmica 5/2003 y que se ins- cribira en el Registro oportuno mediante comunicacin telemtica enviada por el notario autorizante. Tercero.- Modifcar el artculo 45 de la Ley Autonmica 6/1999 de Atencin y Proteccin a las Personas Mayores en Andaluca que, bajo el ttulo Ingresos en centros residenciales slo permite el ingreso en esos centros mediante pres- tacin de su consentimiento por la per- sona en cuestin si tiene capacidad para esa prestacin y, de lo contrario, es decir en los casos de incapacidad presunta o declarada, se requerir autorizacin ju- dicial. Pues bien, la modifcacin que se propugna consiste en permitir que en los casos de incapacidad presunta de la persona de quien se solicite el ingreso, pueda prestar el consentimiento su apo- derado en el poder preventivo que esta- mos contemplando en los casos en que hubiese sido expresamente facultado para ello. Como seala en su Exposicin de Motivos el Proyecto de Ley de De- rechos y Garantas de la Dignidad de la Persona en el Proceso de la Muerte de la Comunidad Andaluza, uno de los valores que emergen con ms fuerza en el seno de las sociedades avanzadas es el del respeto a la autonoma de la voluntad. Es bajo ese prisma desde el que se soli- cita la modifcacin reseada, estimando que nadie como el propio sujeto para de- terminar quien debe ser la persona que debe prestar por l los consentimientos 128 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 02 necesarios en los supuestos en que, por estar en situaciones de discapacidad o in- capacidad de hecho, no pueda prestarlos, si bien, dada la trascendencia de la situa- cin que contemplamos, sta deber es- tar prevista expresamente en el poder al modo como se exige, para determinados actos de trascendencia patrimonial, en el art.1.713 C.C. cuando dispone que Para transigir, enajenar, hipotecar o ejecutar cualquier otro acto de riguroso dominio, se necesita mandato expreso 2.2.2.- El tutor y curador 2.2.2.1.- El problema y su solu- cin legal Para los supuestos en que las personas mayores se vean afectadas por enfer- medades o defciencias persistentes de carcter fsico o psquico que impidan a la persona gobernarse por s misma, tal como seala el art.200 C.C., el mismo cuerpo legal seala la solucin que re- quiere dos pasos: 1) La incapacitacin, estableciendo el art.199 C.C. que Nadie puede ser declarado incapaz sino por sen- tencia judicial en virtud de las causas es- tablecidas en la Ley, es decir que se pre- cisar una declaracin judicial de que la persona est incapacitada para prestar su consentimiento en los actos que im- plican el gobierno de su propia persona y de sus bienes. 2) El nombramiento, para el incapacitado y por parte del juez, de un tutor o curador (segn el grado mayor o menor de incapacidad de hecho que presente) que ser el encargado de re- presentarle legalmente y prestar su con- sentimiento en los actos que determine la sentencia de incapacitacin (caso del tutor) o bien, simplemente de asistirle, en los actos que expresamente imponga la sentencia (caso del curador). Dejando aparte otros aspectos, en este momento solo nos interesa destacar que ese valor emergente de la autonoma personal que antes resaltbamos, ha tenido tambin acogida en este terreno por virtud de la Ley 41/2003 en cada uno de los dos pasos a que hemos hecho referencia en el prrafo anterior, es decir, en el de la incapacitacin y en el de nombramiento de tutor y curador, permitiendo, de una parte la peticin de la propia incapacitacin y, de otra, la designacin de quien ha de ser su tutor o curador una vez incapacitado (la llamada autotutela). 2.2.2.2.- La peticin de la pro- pia incapacitacin Antes de la Ley 41/2003 solo las perso- nas allegadas al presunto incapaz o bien el Ministerio Fiscal si tena conocimiento del caso, podan solicitar del Juez la in- capacitacin de una persona. En el su- puesto que nos ocupa ,o sea en el de las personas mayores, normalmente eran los hijos o familiares los que, llegado el caso, realizaban tal solicitud. Y es en la Ley ci- tada, en la que el legislador se decide a prever que esa persona mayor, cuando se ve ya afectada por la enfermedad que le llevar a su incapacidad pero aun tie- 129 LBEA Captulo 02 ne conocimiento sufciente, puede pe- dir al juez que la incapacite a los efectos de evitar una situacin transitoria y ms o menos larga, en la que, por debilidad progresiva de su inteligencia y voluntad, pueda ser vctima de engaos o manipu- laciones. As, una vez incapacitada, ser el juez quien, con el nombramiento de un tutor que la represente (o bien prime- ro un curador y en una etapa posterior un tutor) y el conjunto de medidas garanti- zadoras que el Cdigo (arts. 259 a 275) establece, evitar los perjuicios que esa persona puede temer. Otro supuesto en que puede tener utilidad la posibilidad que contemplamos es aquel, frecuente en la prctica, en la que ni el cnyuge ni los hijos o hijas quieren someter al padre o madre mayores a la amargura que su- pone afrontar un proceso de incapacita- cin, pudiendo, en cambio, ese padre o madre tomar esa decisin liberando a sus seres queridos de la responsabilidad y el sufrimiento de tomarla. A los dichos efectos, la Ley citada modif- c el apartado 1 del art.757 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, estableciendo la si- guiente redaccin: 1. La declaracin de incapacidad puede promoverla el presunto incapaz, el cnyuge o quien se encuentre en una situacin de hecho asimilable, los descendientes, los ascendientes, o los hermanos del presunto incapaz. Ciertamente que la rareza de las situacio- nes en que esta posibilidad se acte harn que la llamada autoincapacitacin sea una fgura de escasa importancia prc- tica. No obstante, a efectos de propues- ta, hay que reiterar la relativa a difusin y asesoramiento sobre esta posibilidad legal que se ha realizado anteriormente sobre el poder preventivo.
2.2.2.3.- La autotutela a).- Breve exposicin de la fgura Esta fgura cuya admisin en nuestro de- recho fue largamente solicitada por la doctrina, tuvo al fn acogida por el legisla- dor en la tantas veces citada Ley 41/2003 mediante una modifcacin del art.223 C.C. cuyo segundo prrafo dice as. Asimismo, cualquier persona con la capa- cidad de obrar sufciente, en previsin de ser incapacitada judicialmente en el futu- ro, podr en documento pblico notarial adoptar cualquier disposicin relativa a su propia persona o bienes, incluida la desig- nacin de tutor. En el supuesto contemplado en el pre- cepto, el ordenante prev que puede llegar a una situacin en que se haga pre- cisa su incapacitacin judicial. Puede ser que esta persona, prevea este supuesto nombrando el apoderado preventivo a que, en apartado anterior se ha hecho referencia, tratando con ello de no hacer precisa su incapacitacin, o puede que trate de solucionar el problema aceptan- do, en su caso, la llegada de la declara- cin judicial de incapacitacin y estable- 130 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 02 ciendo para tal supuesto las medidas que estime pertinentes. E incluso puede que realice las dos cosas, dado que el apode- rado preventivo y el tutor pueden coexis- tir, incluso con instrucciones precisas del ordenante, en tanto el juez no revoque el mandato del primero. Pues bien, el precepto transcrito ofrece a la persona mayor ordenante las tres posibilidades siguientes: la designacin de tutor o curador, el establecimiento y ordenacin de organismos fscalizadores de la tutela, y, fnalmente, la adopcin de medidas concretas relativas a su propia persona y bienes. Veamos brevemente, cada una de estas tres de las que el ordenante puede utilizar conjuntamente todas ellas o bien solo una o dos de ellas. b.- El nombramiento de tutor o curador Aunque el artculo citado solo habla de tutor es indudable que el ordenante puede designar a uno y otro. Lo normal ser designar a la misma persona con el carcter de tutor o curador segn sea uno u otro el que el juez, en el momento de la incapacitacin, estime que ser necesario habida cuenta las facultades mentales y volitivas del ordenante en ese momento. Si el incapacitado tiene unas limitaciones menores en su capacidad intelectual y volitiva, le nombrar un tutor para que consienta con l los actos que se indiquen en la sentencia de incapacitacin. Pero si el incapacitado tiene unas limitaciones mayores en esa su capacidad y, por tanto, el juez entiende que no puede prestar consentimiento para la realizacin de determinados actos, le nombrar un tutor que le represente en ellos y que ser el que haya de prestar, por l, el consentimiento necesario si bien, para una serie de actos de cierta trascendencia (los sealados en los arts.271 y 272 C.c.) el tutor necesitar autorizacin judicial. En la autotutela y, a estos efectos, el orde- nante podr designar a la persona o per- sonas (fsicas o jurdicas) que desea sean sus tutores o curadores y el juez tendr que nombrar necesariamente al desig- nado o designados, prefrindolo a cual- quiera de los dems que seala el art.234 C.C., a no ser que el benefcio del incapa- citado exija otra cosa. En su capacidad de eleccin el ordenante puede nombrar un tutor que se ocupe de los aspectos que hacen referencia a su persona (vgr. de- cisiones sobre cuidados, salud, hbitat personal, internamientos en centros y residencias...) y otro que se ocupe de los que hacen referencia a sus bienes (vgr. arrendamientos, compraventas, hipote- cas, bancos, cobros y pagos...). A veces esto puede ser til, por ejemplo cuando se nombra a una Fundacin Tutelar como tutor de los bienes y al director del Cen- tro en que est acogido como tutor de la persona. Pero lo normal ser que el tutor designado lo sea tanto para los aspectos personales como para los patrimoniales. Tambin puede optar porque, en el caso de nombrar varios, estos sean mancomu- nados o solidarios, es decir que tengan que actuar todos conjuntamente y por consenso o que pueda actuar uno u otro de los nombrados. 131 LBEA Captulo 02 c.- El nombramiento y ordenacin de organismos fscalizadores. El art. 223 C.c. permite a los padres, en testamento o documento pblico notarial, nombrar tutor y establecer rganos de fscalizacin. La doctrina, unnimemente, entiende que si el Cdigo permite a los padres el establecimiento de rganos de fscalizacin respecto a la tutela de sus hijos, con mucha ms razn habr de permitrselo a la propia persona que autorregula su posible tutela. Estos rganos de fscalizacin pueden ser muy variados y con distintos cometidos (vgr. posibilidades de acceso a las cuen- tas de la tutela, a las cuentas de bancos relativas a la misma, necesidad de ase- soramientos o intervencin directa para determinadas operaciones, exigencias de consentimientos conjuntos para de- terminados actos, etc) Naturalmente, el ordenante puede designar a la persona o persona que hayan de integrar estos rganos y establecer la estructura org- nica y de procedimiento respecto a los mismos. d.- La adopcin de medidas concretas relativas a su persona y bienes. Puede el ordenante de su tutela hacer constar una serie de medidas que la afec- ten y que hagan relacin a su persona y bienes. En cuanto a su persona tendrn inters, por ejemplo, todas aquellas que hagan referencia a su salud, tratamien- tos mdicos, cuidados, internamientos y habitat personal (vgr. permanecer en su casa o casa de algn hijo o hija determi- nados, no desear traslados peridicos de casa de un hijo a otro, etc.) En cuanto a sus bienes, puede dar normas respecto a su administracin y disposicin, discu- tiendo la doctrina si podr dispensar de la autorizacin judicial exigida por los ar- tculos 271 y 272 C.C. incluso previendo la autorizacin o consentimiento de otras personas, para facilitar as la rapidez en las transacciones. Desde nuestro punto de vista, creemos que debe aplicarse en toda esta ordenacin que puede haber realizado el ordenante de su autotutela, la misma precaucin establecida en el art. 223 respecto a la designacin del tutor: el juez deber respetar todas estas disposi- ciones de carcter personal y patrimonial salvo que el inters del tutelado exija otra cosa. A tal efecto, deber sealar en la de- lacin de la tutela, aquellas disposiciones respecto las que exigir conocimiento previo a su realizacin e.- Propuestas. Dada la complejidad y variedad de posi- bilidades de las fguras aqu reseadas, estimamos necesario trasladar la misma propuesta de publicidad y asesoramien- to que los expresados respecto a la fgura del apoderado preventivo. Y una segunda propuesta, con relacin a las medidas que el ordenante de la au- totutela, puede adoptar en relacin con su persona y bienes, consiste en aclarar legislativamente mediante las adiciones 132 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 02 oportunas, la efcacia que tendrn respec- to a la autoridad suprema que, en materia tutelar, se conferen al juez. 2.2.3.- El guardador de hecho
2.2.3.1.- Una tendencia social
En un buen nmero de casos (la mayora) la situacin de las personas mayores que ven disminuidas en un grado considerable sus facultades intelectuales y volitivas, es quedar bajo el cuidado de su cnyuge o de algn hijo, o, en ocasiones, de un vecino o incluso del director de la residencia en la que viven, sin tener ningn mandato al efecto, ni voluntario, por no haberse otorgado ningn poder preventivo, ni legal por no haber recado sentencia judicial de incapacitacin. Y es que la tendencia de la sociedad en que vivimos, sobre todo en materia de familia, camina, claramente, hacia el reconocimiento jurdico de las situaciones fcticas. Casos como el reconocimiento de efectos jurdicos a la separacin de hecho o a las uniones de hecho son supuestos paradigmticos. Se trata de unas realidades nacidas y mantenidas al margen del Ordenamiento jurdico que, sin embargo, responden a intereses por l asumidos para su proteccin. Pues bien, una de esas situaciones fcti- cas recogidas por nuestro Derecho es la del guardador de hecho, cuyo cometido es el ejercicio, con respecto a menores e incapaces, con carcter de generalidad y permanencia, de su custodia o protec- cin, o de administracin de su patrimo- nio o gestin de sus intereses, por perso- nas que no son tutores, curadores ni de- fensores judiciales. Esta fgura fue incor- porada a nuestro Cdigo Civil (actuales arts. 303, 304 y 306) por la Ley de reforma de la tutela de 1983, si bien con una regu- lacin tan insufciente y equvoca, que, de una parte, los juristas prcticos no se han atrevido, hasta ahora, a utilizarla, ante las dudas e inseguridad jurdica que provo- ca, y, de otra, la doctrina cientfca clama unnimemente por una regulacin ms completa y acabada. Se ha dicho que el guardador de hecho es a la tutela lo que la pareja de hecho es al matrimonio. Si la miramos desde el exclusivo plano patrimonial, se tratara, con esta fgura, de dar solucin, en innumerables su- puestos, a los problemas que plantea la imposibilidad de actuacin negocial del discapacitado no incapacitado (el pre- sunto incapaz del art.304 C.C.). Pero, como ha quedado dicho, este propsito pasa ineluctablemente por su perfla- miento legislativo. 2.2.3.2.- La utilidad prctica de la fgura Y la verdad es que esta fgura, con una regulacin sufciente, podra ser de gran utilidad en la resolucin de multitud de problemas prcticos. Con toda razn, en el Anteproyecto privado de reforma de la tutela dirigido por Diez Picazo se expresaba la conviccin de que la 133 LBEA Captulo 02 mayora de los casos de proteccin, en Espaa, se ejercan a travs de la fgura del guardador de hecho. Y ciertamente es as, dada la resistencia, en gran parte de los casos, a solicitar la incapacitacin, en nuestro caso y la mayora de las veces, de unos padres ya mayores a los que se quiere evitar el trauma de pasar por un procedimiento de incapacitacin. Hoy, transcurridos mas de veinticinco aos desde el reconocimiento legal de la fgura del guardador de hecho, estamos en condiciones de afrmar que esta fgura sigue existiendo en la realidad social pero con una vida al margen del Derecho, es decir, casi en la misma situacin en que se encontraba antes de su reconocimiento legal. Porque es que, adems, la fgura del guardador de hecho, dado el alto porcentaje que en Espaa representa, sobre la generalidad de los discapacitados, el de los no incapacitados, es una fgura habitual en la prctica, sobre todo en los casos en que, por existir una situacin familiar de armona, no se quiere que intervengan personas extraas a la familia, mxime si se trata de la autoridad judicial. 2.2.3.3.- Los dos problemas bsicos de la defciente regulacin Una de las causas que provocan la resistencia de los profesionales del Derecho a la utilizacin de la fgura en el aspecto patrimonial, es la inseguridad jurdica que provoca su regulacin actual. Esa inseguridad jurdica se hace patente en dos planos: primero, en el plano de la constatacin de su existencia, por la ausencia de unas normas que permitan la constatacin jurdica de una situacin puramente fctica como es la que corresponde a la guarda de hecho, con los problemas que pueden plantearse si sta fuere negada por otros familiares, y, segundo, en el plano de sus efectos, es decir de las consecuencias jurdicas que se derivan de su existencia, por la ambigua y problemtica regulacin de los efectos que los negocios jurdicos otorgados por el guardador de hecho producen (no podrn ser impugnados si redundan en su utilidad). Nuestra propuesta por tanto se traduce en la solicitud del perflamiento legislativo de la fgura, mediante una regulacin ms detallada que habra de concretarse, a nuestro juicio, en esos dos planos anteriormente citados: 1) La regulacin de la forma de constatacin jurdica de la situacin fctica de guarda de hecho. 2) La determinacin de la efcacia de los actos realizados por el guardador de hecho en el trfco jurdico negocial 2.3.- LA PREOCUPACIN POR LA SEGURIDAD DE LA COHESIN FAMILIAR En este mbito la preocupacin de la persona tipo pasa por un posible doble itinerario: el de las presiones familiares que tratan de coartar su libertad en la disposicin de sus bienes, y el de los 134 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 02 nuevos y fuertes lazos afectivos que, cada vez ms, se anudan entre abuelos y nietos, amenazada esa relacin de verdaderos chantajes en caso de separacin de los padres. A.- Las presiones de los hijos que tratan de mermar la libertad de disposicin de sus bienes por los padres. En cuanto a la libertad de disposicin inter-vivos hay que sealar que esas presiones no constituyen, ni mucho menos, casos de escuela. Y es que los hijos piensan que tienen algn derecho sobre los bienes de los padres y estos, en muchsimas ocasiones, llegados a cierta edad, han de soportar presiones, a veces fortsimas, de esos hijos o de alguno o algunos de ellos para que no gasten en atenciones propias lo que creen que les corresponde. Otras veces las presiones van dirigidas a que los padres no favorezcan en vida con regalos y donaciones a alguno de sus hijos o nietos que los atienden con ms dedicacin y con los que se sienten ms vinculados afectivamente. Las presiones son de todo tipo, desde las meramente afectivas (el no vengo a verte ms) a las materiales (el no cuentes con mis cuidados o ten por seguro que te mandar a una residencia). En cuanto a la libertad de disposicin mortis-causa, los padres mayores reciben ese mismo tipo de presiones ante la posibilidad de que hagan un determinado testamento unida a la limitacin que ellos sienten como injusta de no poder favorecer por entero al cnyuge o al hijo que ms lo necesita y no poder excluir por entero al hijo que se porta mal con ellos sin llegar a incurrir en ninguna de las exigentes causas de desheredacin. Qu tipo de soluciones pueden pro- pugnarse que, tomadas conjuntamente, contribuyan a favorecer la solucin del problema? Desde nuestro punto de vis- ta, tres: 1) La inclusin en el artculo 142 del Cdigo civil de un apartado en que se incluyan las necesidades de atencin y cuidados de los padres como contenido del derecho de alimentos de estos fren- te a sus descendientes. 2) La inclusin en el art.756 del Cdigo civil, dentro de las causas de indignidad, el no haber pro- porcionado a los padres necesitados de ellas, las atenciones y cuidados debidos, al modo como el apartado 7 de este ar- tculo, introducido por la Ley 41/2003 lo hizo respecto a las personas que tengan derecho a la herencia de una persona con discapacidad. 3) La supresin del de- recho a la legtima, sustituyndola por un derecho de alimentos con cargo a la he- rencia a favor de hijos menores o disca- pacitados fsicos, psquicos o sensoriales. Trataremos de justifcar y desarrollar bre- vemente cada una de estas propuestas. 1.- La inclusin en el artculo 142 del Cdigo Civil de un apartado en que se 135 LBEA Captulo 02 incluyan las necesidades de atencin y cuidados de los padres como contenido del derecho de alimentos de estos frente a sus descendientes. Nuestro Cdigo Civil regula el derecho a los alimentos con estas cuatro caractersticas: a.- En cuanto a su naturaleza: se trata de una obligacin legal, es decir, una obligacin que la Ley impone a una persona a favor de otra. Como tal obliga- cin es exigible (art.148) por la persona que tiene derecho a esos alimentos y es- timo que tambin por su representante legal o voluntario as como por su guar- dador de hecho. b.- En cuanto a contenido: se trata de una obligacin pecuniaria, la de pagar una pensin (art.149) cuya cuanta quedar fjada por estas dos variables: 1) La necesaria para cubrir todo lo que es in- dispensable para el sustento, habitacin, vestido y asistencia mdica (art.142) y 2) La que resulte proporcionada al caudal o medios de quien los da y a las necesida- des de quien los recibe (art.146). Aade el artculo precitado (149) una posibilidad de sustitucin de la pensin pecuniaria por una prestacin personal, al decir que El obligado a prestar alimentos podr, a su eleccin, satisfacerlos, o pagando la pensin que se fje, o recibiendo y man- teniendo en su propia casa al que tiene derecho a ellos. c.- En cuanto a las personas obligadas y en lo que aqu interesa, el Cdigo grava con esta obligacin a los descendientes de grado ms prximo (art.144-2) respecto a sus ascendientes. El gravamen es de carcter mancomuna- do respecto a los obligados, pero no de reparto igualitario, sino proporcional al caudal de cada uno (art.145, prrafo pri- mero) lo que introduce, indudablemente, un elemento de posible conficto y dfcil clculo.
d.- Finalmente, en cuanto a su nacimiento y extincin, hay que sealar, en cuanto al primero, que solo surge desde que el ascendiente que estamos contemplando tiene necesidad de esos alimentos para subsistir aunque solo se abonarn desde que se interponga la demanda (art.148, prrafo primero). Y en cuanto a su extincin, el art.152 seala una serie de causas entre las que estn: la muerte del obligado a prestar los alimentos, su imposibilidad econmica sobrevenida de prestarlos y la mejora de fortuna, por cualquier causa, del alimentista, de tal modo que ya no los necesite. Debemos destacar, a efectos de nuestra propuesta que, para los ascendientes, el contenido de los alimentos que, en su caso, pudiera reclamar se reducen a lo que constituyen sus necesidades de sustento, habitacin, vestido y asistencia mdica (art.142) mientras que para los descendientes los amplia a 136 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 02 los gastos necesarios para su educacin e instruccin y tambin, en caso de que estos descendientes sean mujeres, a los gastos de embarazo y parto. Pero los ascendientes mayores pueden tener otras necesidades que no son las estrictamente enunciadas por el Cdigo y, entre ellas, de manera muy principal la de un cuidador. Con seguridad, en 1889, cuando se public la edicin reformada del Cdigo, esa necesidad solo exista en casos muy aislados dada la enorme diferencia con el momento actual en cuanto a expectativas de vida, pero no cabe la menor duda de que, en el momento actual, esa necesidad es absolutamente sentida hasta el punto de ocuparse de ella unA reciente Ley como la de dependencia. Es por ello que entendemos debe proponerse la reforma del art.142 del Cdigo Civil, en el sentido de aadirle un prrafo en el que se diga: Los alimentos se extendern igualmente a las atenciones y cuidados que exija el estado fsico o psquico del alimentista. 2.- La inclusin en el art.756 del Cdigo Civil, dentro de las causas de indignidad, de una relativa a no haber proporcionado a los padres o ascendientes necesitados de ellas, las atenciones y cuidados debidos. Tngase en cuenta que una reforma como la que proponemos ya tuvo lugar por la Ley 41/2003, respecto a las personas que tengan derecho a la herencia de una persona con discapacidad, mediante el procedimiento de aadir un prrafo, el 7, al citado artculo. La indignidad sucesoria no es otra cosa que una incapacidad para suceder a una determinada persona, de tal modo que ni puede sucederle cuando no ha hecho testamento ni tampoco cuando se trata de una disposicin testamentaria a su favor, aunque esa indignidad puede ser condonada o dispensada por el propio testador de manera expresa o tcita. A tales efectos, el artculo 756 establece taxativamente las causas que convierten en indigno a unas personas determinadas respecto a determinados causantes y, por tanto, aquellas incapaces de suceder a estos, es decir que carecen de derecho alguno reclamable frente a su herencia. El citado artculo declara indignas a esas personas por haber realizado algn hecho o acto repudiable frente a quien sera su causante. Pues bien, el citado artculo, no contempla como acto repudiable, apto para causar la indignidad sucesoria de quien lo realiza, el del hijo que desatiende al padre en sus necesidades, siendo as que, moralmente y socialmente indudablemente lo es. Si estamos en el campo del Derecho Civil y no en el del Penal cmo es posible que el Cdigo consienta que ese hijo que ha abandonado prcticamente a su padre, pueda heredarlo, por ejemplo, en cuanto al piso en que aquel habit hasta su muerte y compartirlo hereditariamente con sus hermanos que s lo atendieron? Pues bien, si se hubiese recogido la ampliacin del contenido de los alimentos en sede del art.142 C.C., tal y como se propone en el apartado anterior, bastara 137 LBEA Captulo 02 con adicionar al prrafo 7 aadido al art. 756 C.C. por la Ley 41/2003 una frase para que con la misma se incluyese el supuesto de indignidad que aqu se propugna. En tal caso, el citado prrafo 7 concluira con la siguiente frase: El mismo supuesto se aplicar a los descendientes respecto a sus ascendientes . 3.- La supresin del derecho a la legti- ma de los descendientes, sustituyndola por un derecho de alimentos con cargo a la herencia a favor de hijos menores o discapacitados fsicos, psquicos o senso- riales (aunque nuestra propuesta, en el caso de este libro blanco y en atencin al supuesto que nos preocupa, se cie a la supresin de la legtima de los descen- dientes, quede claro que a nuestro juicio se extiende tambin a la supresin de la legtima de los ascendientes con las mis- mas salvedades que respecto aquellos, pero, en ningn caso, a la legtima del cnyuge viudo). Mucha es la literatura jurdica que, en estos ltimos aos, viene reclamando la sustitucin en nuestro Derecho del siste- ma legitimario por el de la libertad de tes- tar con alguna limitacin para proteger a los descendientes necesitados de ayuda sea por minora de edad, enfermedad o discapacidad de estos. Resumamos las argumentaciones, basa-das en los cam- bios de todo tipo habidos desde hace algo ms de un siglo (desde 1889 ao de promulgacin del Cdigo Civil): a- El cambio en la longevidad. Cuando se public el Cdigo la esperanza de vida no estaba ms all de los cincuenta y pocos aos mientras que hoy llega a los ochenta. La consecuencia es que, como ha dicho algn autor, la legtima de los descendientes ha pasado a ser algo as como una pensin de jubilacin o prejubilacin para estos. b.- El cambio en la propiedad. Hace un siglo la mayora de la propiedad era heredada por los padres de los suyos, de carcter agrcola y muy restringida en cuanto al nmero de propietarios, por lo que primaba el aseguramiento del pase de esa propiedad de una generacin a otra (la propiedad era como un derecho, de alguna manera, familiar). Hoy la mayora de la propiedad es ganada por los padres con su trabajo, es de carcter urbano, industrial y mobiliario y, fnalmente est muy extendida (es muy alto el porcentaje de espaoles que a los sesenta aos cuentan, al menos, con un piso propio). Este cambio en el sentido de la propiedad parece haber sido el inspirador del contenido del art.17-1 de la Carta de Derechos Fundamentales de de la Unin Europea, incorporada como derecho primario de la Unin por el recientemente aprobado Tratado de Lisboa: Toda persona tiene derecho a disfrutar de la propiedad de los bienes que haya adquirido legalmente, a usarlos, a disponer de ellos y a legarlos. Y no habla de limitaciones en este derecho a transmitirlos mortis-causa . 138 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 02 c.- El cambio en la familia.- En el siglo pasado y lo que llevamos del pre- sente se ha pasado de la familia patriar- cal o de clan a la familia celular (padres e hijos) y de sta a la diversidad familiar. La admisin del divorcio y, recientemen- te, del llamado divorcio exprs (145.919 parejas se divorciaron en Espaa el ao 2006. 137.510 en 2007 y 118.939 en 2008. En Andaluca, 23.853 en 2007 y 21.466 en 2008), el acogimiento legal de las fguras de la pareja de hecho y la separacin de hecho, la supresin de la ilegitimidad en la fliacin, la igualacin del status de hi- jos matrimoniales, no matrimoniales y adoptivos, la admisin del matrimonio entre personas del mismo sexo y la nue- va y avanzada redaccin de la Ley sobre Tcnicas de Reproduccin Asistida (26- Mayo-2006) hacen que la gran diversidad en cuanto a formas familiares existentes en la actualidad tenga muy poco que ver con aquella familia de clan que exista al publicarse el Cdigo y cuya pretensin de proteccin fue, en gran parte, la causa legitimadora de la legtima. Hoy junto a la familia celular, existe un buen nme- ro de familias monoparentales: madres solteras (en la ltima dcada el nmero de estas madres se ha multiplicado por diez), progenitores viudos, padres y ma- dres separados, divorciados o adoptivos. Y junto a estos tipos de familias, cada vez ms el de la pareja que convive (matri- monialmente o de hecho) con hijos de relaciones anteriores. Eso sin contar con el nmero, aun muy escaso, de parejas del mismo sexo con hijos adoptivos o ge- nerados mediante las nuevas tcnicas de reproduccin asistida. d.- El cambio sociolgico.- La sociedad postindustrial y globalizada del momento actual poco tiene que ver con la sociedad agraria espaola de 1889.
En aquella sociedad los hijos eran un sostn de la familia en el sentido de que ayudaban en las tareas agrcolas o artesanales que ejerca como cabeza de familia el padre, lo que llevaba a que, ciertamente, tuviera algn sentido el que se les concediera algn tipo de derecho hereditario sobre el patrimonio parental formado con su colaboracin. En la sociedad actual los padres procuran para sus hijos, por encima de todo, una buena educacin y formacin a efectos de proporcionarles los medios adecuados para su independencia econmica fuera de la familia. En aquella sociedad que, a estos efectos podemos califcar de cerrada, los hijos, con pocas excepciones, permanecan y se casaban en la misma localidad en que vivan sus padres. En la actualidad la regla general es la movilidad geogrfca de los distintos miembros de la familia. Es curio- so que ya, en los fnales de los sesenta del siglo pasado, la institucin aragonesa del casamiento en casa (sucesin contrac- tual en favor del hijo que se casaba com- prometindose a quedarse en casa de los padres cuidando de ellos, de los llamados tiones y del patrimonio familiar) estaba 139 LBEA Captulo 02 en crisis por no encontrarse ningn hijo que quisiese quedarse en el pueblo con esa misin a cambio de la adquisicin del patrimonio familiar: la emigracin haba abierto nuevos horizontes vitales ms atractivos para esos hijos. En la actuali- dad es muy alto el porcentaje de padres que tienen hijos ejerciendo su profesin fuera del pueblo donde aquellos habitan e, incluso, en el extranjero. Las relaciones de esos hijos con sus padres mayores no son, no pueden ser, en principio, como las de los que vivan cerca de ellos, sobre todo a efectos de poder recibir las aten- ciones y cuidados que van a precisar en su vejez. En aquella sociedad, la regla general era el rgimen matrimonial de gananciales. Fallecido el esposo (el cabeza de fami- lia, el que con su trabajo proporcionaba el sustento familiar) la esposa pasaba a ser duea exclusiva de la mitad del pa- trimonio ganancial independientemen- te de su derecho a legtima sobre la otra mitad que integraba la herencia de ese esposo. En el momento actual, la regla general es que los dos miembros de la pareja realizan un trabajo remunerado y su relacin se rige por el principio de igualdad por lo que no existe jefatura del varn. Si a esto unimos las nuevas rela- ciones matrimoniales entre divorciados y viudos as como las de pareja de hecho entre separados, entre separados y solte- ros y entre solteros, contemplaremos la multiplicacin de casos en los que no se da el rgimen de gananciales y bien por pacto o bien porque no existe ningn rgimen lo que existe es una separacin entre los patrimonios de cada uno de los miembros de la pareja. Cuando estos miembros de la pareja alcanzan la vejez con una relacin estable, lo normal (ah estn los notarios para corroborarlo) es que los miembros de la pareja, que a ve- ces solo tienen la propiedad del piso en que habitan (bien con carcter ganancial o en proindiviso) soliciten el testamento de uno para el otro y luego para los hijos comunes y ello para que las necesidades de la pareja queden cubiertas bien con un patrimonio ganancial que han gana- do los dos, bien con el patrimonio propio que, despus, pasar a los hijos comunes (ciertamente la situacin puede variar cuando existen hijos no comunes). Pues bien, lo que debe destacarse es la perple- jidad de esas parejas cuando se les dice que sus pretensiones no pueden realizar- se porque lo impide la existencia de una legtima intocable a favor de los hijos que alcanza, nada menos, que los dos tercios de la herencia del que fallezca antes. Ante todos estos cambios y la especial proteccin que necesitan los padres ya mayores, no se ve la razn de limitarles el derecho a disponer libremente de sus bienes a ttulo mortis causa, pudiendo dejrselos a su cnyuge, o al hijo ms necesitado, o al nieto ms querido o que ms cario le d, o al hijo o persona que le est cuidando en sus necesidades o, simplemente, excluir de su herencia a los hijos que menos cario les hayan 140 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 02 demostrado y menos atiendan sus necesidades o bien que estn mejor colocados y, por ello, menos lo necesiten. Para los supuestos de hijos menores o necesitados por causa de enfermedad o discapacidad psquica, fsica o sensorial se establecera un derecho de alimentos a cargo de la herencia del padre o madre premuerto con lo que quedaran cubiertas legalmente estas necesidades familiares sin perjuicio de que los padres pudieran satisfacerlas voluntariamente con ms amplitud. B.- La necesidad de proteccin de los nuevos y ms fuertes vnculos familiares entre abuelos y nietos. En la actualidad, a causa del trabajo de los dos miembros de la pareja de progenitores, los abuelos y abuelas, especialmente los ms prximos, tie- nen con sus nietos y nietas, en los primeros aos de estos, un contacto y una proximidad mucho mayor que la existente hace algunos aos. Desde el cuidarlos algunas horas, pasando por la llevanza y recogida de guarderas y colegios, hasta atenderlos en casos de enfermedad o bien por ausencia de los padres, los supuestos se multiplican en la poca actual. De tal modo que los abuelos, sobre todo llegada su jubilacin, realizan una labor encomiable y, hoy por hoy, prcticamente insustituible en relacin con todos o algunos de sus nietos. Esta labor, que lleva consigo un mayor contacto con ellos, origina una relacin afectiva entre ambos de mucha mayor entidad que la que, hasta hace unos aos exista. Esta relacin, que el aumento de la longevidad ha llevado a ser bastante duradera, debe ser protegida no solo porque es benefciosa para los propios abuelos sino que se est mostrando muy efcaz y valiosa para el adecuado desarrollo de la afectividad de los nietos y el equilibrio familiar, sobre todo en casos de desaveniencias o separacin de los padres, casos estos en los que la labor de los abuelos puede llegar a ser verdaderamente insustituible. Tngase en cuenta, por ejemplo, que el derecho de los mayores a mantener sus vnculos con su familia se encuentra incluido dentro del Declogo de derechos de las personas mayores elaborado por la Comisin Sectorial de Mayores constituida por el Gobierno Vasco. Y tngase en cuenta tambin que el legislador espaol comprendi el alcance e importancia actuales de estas relaciones y, por Ley 42/2003, modifc el artculo 160 del Cdigo Civil en el sentido de que no se pueda impedir la relacin abuelos-nietos salvo por justa causa, siendo el juez el encargado de establecer los caminos y medidas por los que haya de discurrir esta relacin cuando ha sido alterada. Pues bien, en relacin a la toma en consideracin y proteccin de estas relaciones, nuestra propuesta es triple, una en relacin con el art.160 C.C. otra en relacin con el art.156 del mismo cuerpo legal y la tercera en relacin con el art.92 tambin del C.C. En el 141 LBEA Captulo 02 entendido inicialmente expuesto de que la Comunidad Autnoma Andaluza no tiene competencias en la materia por lo que slo puede instar a la modifcacin normativa en los trminos expuestos en nuestro Estatuto de Autonoma. Hecha esta aclaracin, pasemos a las propuestas. 1.- El art.160 C.C., en la parte que afecta a este escrito, establece lo siguiente: No podrn impedirse sin justa causa las relaciones personales del hijo con sus abuelos y otros parientes y allegados. En caso de oposicin, el juez, a peticin del menor, abuelos, parientes o allegados, resoLver atendidas las circunstancias... La propuesta que aqu se hace, en relacin al contenido de este artculo, circula en una doble direccin: a.- La facilitacin de la actuacin de los abuelos en relacin con la instancia judicial prevista en el artculo citado. Por lo general y dejando a un lado excep- ciones (que las hay y con efectos bastan- te perniciosos) es constatada la pruden- cia de los abuelos, su miedo a intervenir en supuestos como los contemplados por el repetido art.160 C.C. y, en muchas ocasiones, la ignorancia de sus posibili- dades. Habra, por tanto, que institucio- nalizar una publicidad especfca y una atencin especializada en esta materia que pudiese cubrir todas las necesida- des de informacin y asesoramiento es- pecializado de que precisan las personas mayores. Desde la creacin de un depar- tamento del Defensor de la Persona Ma- yor en la ofcina del Defensor del Pueblo Andaluz como ya hemos apuntado ante- riormente en la recomendacin nmero uno, pasando por la creacin de un de- partamento especializado en las ofcinas de orientacin social y por la inclusin de la especialidad en la Ley de Mediacin Familiar en la Comunidad Autnoma de Andaluca sobre ( Ley 1/2009, de 27 de febrero). b.- La posibilidad de utilizacin de esta instancia por el Ministerio Fiscal Tal como ocurre en los supuestos de inca- pacitacin con la intervencin directa de los padres, podra, a veces, ser perjudicial (por la reaccin que puede provocar en otros miembros familiares) la compare- cencia directa de los abuelos y abuelas ante la autoridad judicial para el ejercicio del derecho que le concede el art.160 C.C. Pero es que adems, en ocasiones, puede que esta solicitud de ellos a la autoridad judicial, les suscite miedos o puede resul- tarles gravosa para los que estimen que va a necesitar de un abogado o procura- dor que lo representen. Por todo ello, la solucin que proponemos es la misma que la prevista para la incapacitacin y la tutela por la Ley de Enjuiciamiento Civil (art.757) y el Cdigo civil (art.228), esto es, 142 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 02 la posibilidad de actuacin del Ministerio Fiscal solicitando la actuacin judicial, so- bre todo hoy en que la Administracin ha tomado conciencia de la importancia de la problemtica familiar y est procedien- do a la creacin de un nmero cada vez mayor de Fiscalas de Familia. Para ello bastara con que en el tercer prrafo del artculo 160 C.C. despus de la enumera- cin de las personas que pueden solicitar la intervencin del Juez para estos su- puestos (abuelos, parientes o allegados) incluyese al Ministerio Fiscal cuando los anteriores no lo solicitasen y tuviese co- nocimiento de los hechos de que se tra- ta. No olvidemos que, en nuestro orde- namiento jurdico, el Ministerio Fiscal es el rgano constitucional encargado de la proteccin y garanta de los derechos de las personas especialmente vulnerables y es indudable que las personas mayores se encuentran dentro de esta categora. 2.- La introduccin de la necesidad de ser odos los abuelos, si as lo quisieren y el juez lo estimase conveniente, en el supuesto contemplado en el art.156 C.C. El citado art.156, en la parte que aqu interesa, establece lo siguiente: La patria potestad se ejercer conjun- tamente por ambos progenitores o por uno solo con el consentimiento expreso o tcito del otro. Sern validos los actos que realice uno de ellos conforme al uso social y a las circunstancias o en situaciones de urgente necesidad. En caso de desacuerdo, cualquiera de los dos podr acudir al juez, quin, despus de or a ambos y al hijo, si tuviere sufcien- te juicio y, en todo caso, si fuere mayor de doce aos, atribuir, sin ulterior recurso la facultad de decidir al padre o a la madre. Si los desacuerdos fueran reiterados o concu- rriera cualquier otra causa que entorpezca gravemente el ejercicio de la patria potes- tad, podr atribuirla total o parcialmente a uno de los padres o distribuir entre ellos sus funciones. Esta medida tendr vigencia durante el plazo que se fje, que no podr nunca exceder de dos aos. Pues bien, dada la gravedad de la reso- lucin judicial que puede recaer en esta instancia (la atribucin de la patria potes- tad a uno de los padres) y la mayor vincu- lacin familiar, en los momentos actuales, de los abuelos con los nietos, estimamos procedente que aquellos tengan derecho a ser odos en dicha instancia, y por tanto incluidos en la audiencia judicial que en el artculo se prev para los padres y los hijos, aunque fuese con la limitacin de que esta audiencia tuviese lugar cuando los abuelos lo solicitasen y el juez lo con- siderase conveniente Con estas cautelas, la au-diencia de los abuelos ser de una gran utilidad para el mejor conocimiento del caso y sus circunstancias, por parte del juez, conocimiento absolutamente indispensable si se quiere llegar a la me- jor y mas acertada decisin de ste. 143 LBEA Captulo 02 3.- La posibilidad, para los abuelos, de ser odos en los procedimientos de separacin, nulidad y divorcio de sus hijos, padres de sus nietos, en el supuesto contemplado en el art.92-6 C.C., es decir, antes de que el Juez acuerde el rgimen de guardia y custodia de estos. A los efectos que aqu interesan, el citado artculo 92-6 dispone lo siguiente: En todo caso, antes de acordar el rgimen de guarda y custodia, el Juez deber reca- bar informe del Ministerio Fiscal, y oir a los menores que tengan sufciente juicio cuan- do se estime necesario de ofcio o a peticin del Fiscal, partes o miembros del Equipo Tcnico Judicial, o del propio menor... En el mismo sentido contemplado en el apartado anterior y por las mismas razones estimamos que el rgimen de guarda y custodia de los nietos es tan importante para los abuelos y pueden ser de tal entidad los datos que estos pueden aportar que, precisamente en inters de los propios nietos y a efectos de lograr la mejor informacin para el Juez, antes de que ste tome su decisin, sera muy conveniente que oyera a esos abuelos en los mismos supuestos establecidos para los nietos que tengan sufciente juicio, es decir cuando se estime necesario y bien de ofcio o a peticin del Fiscal, partes o miembros del Equipo Tcnico Judicial, o de los propios abuelos . A modo fnal de resumen de lo expuesto consideramos necesario: 2 .- Informar a las personas mayores a travs del cauce habilitado en el artculo 42 de la Ley 6/99, sobre los derechos que les reconoce el ordenamiento jurdico y las medidas a emprender en caso de vulneracin de los mismos. En particular sobre las ventajas de la utilizacin del poder preventivo otorgado ante notario, as como de las fguras del Tutor y Curador. Abrir un cauce de debate sobre la con- veniencia de instar a la supresin del de- recho a la legtima de los descendientes, sustituyndola por un derecho de ali- mentos con cargo a la herencia a favor de hijos menores o discapacitados fsicos, psquicos o sensoriales. En este mbito se sugieren una serie de modifcaciones normativas. As: g Instar a la modifcacin de la Ley 39/2006 de Promocin de la Autonoma Personas y Atencin a las personas en situacin de dependencia para incluir al representante voluntario facultado para ello, en algunos de sus artculos en los que se exige una actuacin de la persona dependiente. g Modifcar el artculo 45 de la Ley Auto- nmica 6/1999 de Atencin y Proteccin a las Personas Mayores en Andaluca que, bajo el ttulo Ingresos en centros residen- 144 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 02 ciales solo permite el ingreso en esos centros mediante prestacin de su con- sentimiento por la persona en cuestin si tiene capacidad para esa prestacin y, de lo contrario, es decir en los casos de incapacidad presunta o declarada, se re- querir autorizacin judicial. Pues bien, la modifcacin que se propugna consiste en permitir que en los casos de incapaci- dad presunta de la persona de quien se solicite el ingreso, pueda prestar el con- sentimiento su apoderado en el poder preventivo que estamos contemplando en los casos en que hubiese sido expre- samente facultado para ello. 3 .- En relacin al ejercicio de los derechos de los abuelos y abuelas con respecto a sus nietos y nietas se sugieren las siguientes recomendaciones: Institucionalizar una publicidad espe- cfca y una atencin especializada en esta materia que pudiese cubrir todas las necesidades de informacin y aseso- ramiento especializado de que precisan las personas mayores. Desde la creacin de un departamento del Defensor de la Persona Mayor en la ofcina del Defensor del Pueblo Andaluz, pasando por la crea- cin de un departamento especializado en las ofcinas de orientacin social y por la inclusin de la especialidad en la Ley 1/2008 de Mediacin Familiar en la Co- munidad Autnoma de Andaluca de 27 de Febrero , pudiendo acudir , en su caso, para el ejercicio de este derecho al Minis- terio Fiscal. Instar a las modifcaciones normativas procedentes en el sentido de permitir que los abuelos sean odos a peticin de stos y que el Juez lo considerase conveniente- en los casos de determinacin de ejercicio de la patria potestad, as como en los procedimientos de separacin, nulidad y divorcio de los padres a los efectos de determinar el rgimen de guardia y custodia de los hijos. 2.4.- DERECHO DE AUTODETERMINACIN EN MATERIA DE SALUD 2.4.1. - Planteamiento Todo el mundo siente que la salud es un bien inapreciable y nadie en su sano juicio aspira a perderla o a no recuperarla. Acorde con esta importancia, los Estados organizan la prestacin de los servicios sanitarios y reconocen su utilizacin como un derecho de ciudadana. As, el Art. 43 de la Constitucin dispone: 1. Se reconoce el derecho a la proteccin de la salud. 2. Compete a los poderes pblicos organizar y tutelar la salud pblica a travs de medidas preventivas y de las prestaciones y servicios necesarios. La Ley establecer los derechos y deberes de todos al respecto. La organizacin de la prestacin del servicio re realiz, a nivel del Estado, por la Ley 14/1986 General de Sanidad . 145 LBEA Captulo 02 Dado que la materia de Salud es una competencia transferida cuenta con regulacin propia en Andaluca. As el Estatuto de Autonoma establece en su Art. 22: 1. Se garantiza el derecho constitucional previsto en el artculo 43 de la Constitucin Espaola a la proteccin de la salud mediante un sistema sanitario pblico de carcter universal. 2. Los pacientes y usuarios del sistema andaluz de salud tendrn derecho a: Acceder a todas las prestaciones del sistema. g La libre eleccin de mdico y de centro sanitario. g La informacin sobre los servicios y prestaciones del sistema, as como de los derechos que les asisten. g Ser adecuadamente informados sobre sus procesos de enfermedad y antes de emitir el consentimiento para ser sometidos a tratamiento mdico. g El respeto a su personalidad, dignidad humana e intimidad. g El consejo gentico y la medicina pre- dictiva. g La garanta de un tiempo mximo para el acceso a los servicios y tratamientos. g Disponer de una segunda opinin facul- tativa sobre sus procesos. g El acceso a cuidados paliativos. g La confdencialidad de los datos relativos a su salud y sus caractersticas genticas, as como el acceso a su historial clnico. g Recibir asistencia geritrica especializada. 2.4.2.- El principio de autonoma No obstante lo anterior, recibir las aten- ciones sanitarias o los cuidados mdi- cos, no es una obligacin para el pa- ciente de modo que ste puede decir no, ahora no o no de este modo. En defnitiva, es preciso contar con su con- sentimiento y seguir sus indicaciones. Esto supone una quiebra del sistema tradicional, imperante durante siglos, en el que las decisiones sanitarias las tomaba el mdico sin que tuviera que contar para nada, ni se viera limitado por las opiniones o decisiones de la persona enferma. El principio de autonoma del paciente y su incorporacin a la Biotica es relativamente reciente. Puede decirse incluso que an no ha sido asumido por toda la sociedad, motivando con alguna frecuencia debates y confictos. Normalmente cuando cambia la socie- dad, cambia el Derecho pero en otras ocasiones es el Derecho el que se adelan- ta y busca cambiar la sociedad. Hoy no nos extraa tanto pero hace unas dcadas la mayor parte de las personas no conceban que se pudiera decir no al Mdico, y a stos, en su mayora, no les resultaba fcil asumir la nueva situacin. A nivel estatal la plasmacin del principio de autonoma la encontramos en la Ley 146 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 02 41/2002 de 14 de Noviembre de Au- tonoma del Paciente cuyos principales preceptos relativos a esta materia son los siguientes: El Art. 2-2, 2-3, y 2-4 de la Ley 41/2002: Toda actuacin en el mbito de la sanidad requiere, con carcter general, el previo consentimiento de los pacientes o usuarios. El consentimiento, que debe obtenerse despus de que el paciente reciba una informacin adecuada, se har por escrito en los supuestos previstos en la ley. El paciente o usuario tiene derecho a decidir libremente, despus de recibir la informacin adecuada, entre las opciones clnicas disponibles. Todo paciente o usuario tiene derecho a negarse al tratamiento, excepto en los casos determinados en la Ley. Su negativa al tratamiento constar por escrito. Ratifcando lo precedente el Art. 8-1 dispone: Toda actuacin en mbito de la salud de un paciente necesita el consentimiento libre y voluntario del afectado, una vez que, recibida la informacin prevista en el artculo 4, haya valorado las opciones propias del caso. 2.4.3. - El Testamento Vital o Instrucciones Previas La Ley General de Sanidad de 1986 ya regulaba y reconoca la autonoma del paciente pero siempre que ste lo manifestase al tiempo de producirse la necesidad de la intervencin o del tratamiento. La ley 41/2002 va ms all pues permite manifestar anticipadamente la voluntad para el caso de que se carezca de capacidad de decisin en el momento en que se plantee la necesidad de intervencin. Dispone el Art. 11: Por el documento de instrucciones previas, una persona mayor de edad, capaz y libre, manifesta anticipadamente su voluntad con objeto de que se cumpla en el momento en que llegue a situaciones en cuyas circunstancias no sea capaz de expresarlos personalmente, sobre los cuidados y el tratamiento de su salud o, una vez llegado el fallecimiento, sobre el destino de su cuerpo o de los rganos del mismo. El otorgante del documento puede designar adems, un representante para que, llegado el caso, sirva como interlocutor suyo con el mdico o con el equipo sanitario para procurar el cumplimiento de las instrucciones previas. 147 LBEA Captulo 02 2.4.3.1.- Regulacin en Andaluca El Artculo 20 del Estatuto de Autonoma dispone: 1.- Se reconoce el derecho a declarar la voluntad vital anticipada que deber respetarse, en los trminos que establezca la ley. 2.- Todas las personas tienen derecho a recibir un adecuado tratamiento del dolor y cuidados paliativos integrales y a la plena dignidad en el proceso de su muerte. La declaracin de voluntades anticipadas se regula en Andaluca por la Ley 5/2003 de 9 de Octubre. Sus principales preceptos son los siguientes: Artculo 1 - Objeto La presente Ley tiene por objeto regular, en el mbito territorial de la Comunidad Autnoma de Andaluca, la declaracin de voluntad vital anticipada, como cauce del ejercicio por la persona de su derecho a decidir sobre las actuaciones sanitarias de que pueda ser objeto en el futuro, en el supuesto de que llegado el momento no goce de capacidad para consentir por s misma. Artculo 2 - Concepto de declaracin de voluntad vital anticipada A los efectos de esta Ley, se entiende por declaracin de voluntad vital anticipada la manifestacin escrita hecha para ser incorporada al Registro que esta Ley crea, por una persona capaz que, consciente y libremente, expresa las opciones e instruc- ciones que deben respetarse en la asisten- cia sanitaria que reciba en el caso de que concurran circunstancias clnicas en las cuales no pueda expresar personalmente su voluntad. Artculo 3 - Contenido de la declaracin En la declaracin de voluntad vital anticipada, su autor podr manifestar: 1. Las opciones e instrucciones, ex- presas y previas, que, ante circunstancias clnicas que le impidan manifestar su vo- luntad, deber respetar el personal sanita- rio responsable de su asistencia sanitaria. 2. La designacin de un representante, plenamente identifcado, que ser quien le sustituya en el otorgamiento del consentimiento informado, en los casos en que ste proceda. 3. Su decisin respecto de la donacin de sus rganos o de alguno de ellos en concreto, en el supuesto que se produzca el fallecimiento, de acuerdo con lo establecido en la legislacin general en la materia. 148 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 02 Artculo 5 - Requisitos de la declaracin 1. Para que la declaracin de vo- luntad vital anticipada sea considerada vlidamente emitida, adems de la capaci- dad exigida al autor, se requiere que conste por escrito, con la identifcacin del autor, su frma, as como fecha y lugar del otorga- miento, y que se inscriba en el Registro, pre- visto en el artculo 9 de esta Ley. Si no supiere o no pudiere frmar, frmar por l un testigo a su ruego, debiendo cons- tar la identifcacin del mismo, expresn- dose el motivo que impide la frma por el autor. 2. En el supuesto previsto en el ar- tculo 3, apartado 2, se requiere que el re- presentante est plenamente identifcado y que, adems, haya expresado su acep- tacin a serlo. En todo caso, esta persona deber ser mayor de edad y tener plena ca- pacidad. Artculo 6 - Verifcacin de la capacidad y requisitos formales de la declaracin Por funcionarios dependientes de la Con- sejera de Salud responsables del Registro, se proceder a la constatacin de la per- sonalidad y capacidad del autor, as como a la verifcacin de los requisitos formales determinantes de la validez de la declara- cin, previstos en los artculos 4 y 5 de la presente Ley. Artculo 7 - Efcacia de la declaracin La declaracin de voluntad vital anticipa- da, una vez inscrita en el Registro previsto en el artculo 9 de esta Ley, ser efcaz, de acuerdo con lo establecido en el ordena- miento jurdico, cuando sobrevengan las situaciones previstas en ella y en tanto se mantengan las mismas. Dicha declaracin prevalecer sobre la opi- nin y las indicaciones que puedan ser rea- lizadas por los familiares, allegados o, en su caso, el representante designado por el au- tor de la declaracin y por los profesionales que participen en su atencin sanitaria. Artculo 8 - Revocacin de la declaracin 1. La declaracin de voluntad vital antici- pada podr ser modifcada por su autor en cualquier momento y cumpliendo los re- quisitos exigidos para su otorgamiento. Artculo 9 - Registro de Voluntades Vitales Anticipadas de Andaluca Se crea el Registro de Voluntades Vitales Anticipadas de Andaluca adscrito a la Consejera de Salud, para la custodia, con- servacin y accesibilidad de las declaracio- nes de voluntad vital anticipada emitidas en el territorio de la Comunidad Autnoma de Andaluca. Reglamentariamente, se determinar la organizacin y funcionamiento del citado Registro, asegurando en todo caso la conf- dencialidad y el respeto de la legislacin de 149 LBEA Captulo 02 proteccin de datos personales, con el obje- tivo de dotar de efectividad a las declaracio- nes de voluntad vital anticipada, facilitando su acceso por los centros sanitarios. La organizacin y funcionamiento del citado Registro se produjo en virtud de Decreto 238/2004 de 18 de Mayo. La persona que quiera hacer un docu- mento de voluntades anticipadas deber dirigirse a las Delegaciones Provinciales de la Consejera de Salud. En todas ellas existe un departamento donde facilitan los documentos y ofrecen las explicaciones necesarias a la persona interesada. Una vez que est ha manifestado su voluntad sobre los distintos aspectos que contiene el documento, el funcionario procede a su registro. Han sido muchos cientos las personas que han otorgado este documento. En todos los Hospitales y tambin en los Centros de Salud, los mdicos cuentan con claves para acceder al Registro y comprobar si el paciente ha otorgado documento de ltimas voluntades y, en su caso, en qu trminos. Por otro lado, existe la propuesta de confeccionar una tarjeta sanitaria vlida para todo el territorio nacional en el que se incorpore, adems de otros datos relevantes, la informacin sobre otorgamiento de documentos de ltima voluntad. Por ello, en desarrollo del ejercicio del derecho anteriormente expuesto, se recomienda: 4 .- Informar a la ciudadana de la posibilidad de establecer las condi- ciones en que cada persona quiere que le sea prestada la asistencia sanita- ria a travs del Registro de Voluntades Vitales Anticipadas. Igualmente puede designarse uno o varios representantes para que sirvan de interlocutores ante los mdicos y hagan valer las instrucciones establecidas por la persona otorgante. 3. -SEGURIDAD DE LAS PRESTACIONES ECONMICAS. PROTECCIN ECONMICA 3.1. -SISTEMA DE PROTECCIN PBLICO
3.1.1.- La sostenibilidad del Sistema contributivo El Sistema Contributivo espaol de Se- guridad Social basa su actual situacin en un pacto poltico-social de trascen- dental importancia: El Pacto de Toledo, que supone una apuesta conjunta por la sostenibilidad econmica de nuestro sis- tema, es decir, la seguridad econmica para los 5.097.112 pensionistas de jubi- lacin y 2.282.687 pensionistas de viude- dad, entre otros. 150 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 02 Nuestro sistema de Seguridad Social busca tambin el reforzamiento de la proteccin mediante reformas. Por ello, podemos decir que se va hacia la compatibilidad del binomio efciencia social efciencia econmica. La prestacin econmica para la jubila- cin agota la mayor parte de los recursos econmicos del sistema (aproximada- mente, el 85%). Por ello, se viene plan- teando el asunto del envejecimiento de la poblacin como duda sobre la viabilidad de la seguridad econmica de la que ha- blamos. No obstante, diversas corrientes de opinin cientfca prestigiosas redu- cen la alarma apostando por un aumento de la productividad, la incorporacin de la mujer al trabajo, el descubrimiento de nuevos nichos laborales, as como la in- migracin ordenada. En los ltimos aos el nivel de sostenibilidad y seguridad de nuestro sistema ha ido consolidndose, fruto de ello es la consecucin de un importe de 61.500 millones de euros en reservas, para momentos de difcultad fnanciera. En contraste con ello, podemos decir que el pasado ao la cada de los fondos de pensiones privados alcanz el 117% en trminos reales. Por ello, estimamos que: 5 .- Se debe seguir avanzando en la consolidacin de la seguridad econmica que el sistema de Seguridad Social garantiza. Para ello es necesario: Adaptarlo a la realidad econmico-social, sin perder de vista la mejora de las pres- taciones, especialmente las destinadas a las personas mayores. Apostar por un mantenimiento de la carga contributiva que sobre la sociedad supone el sistema, alejndonos de tentaciones de reduccin generalizada de cotizaciones. 3.1.2.- Pensiones sufcientes: pensiones mnimas y la pensin de viudedad La mejora de las pensiones mnimas ha consumido, sin duda, el mayor incremento de recursos pblicos en los ltimos aos, lo que ha permitido un acercamiento paulatino de los importes de pensiones medias entre las distintas Comunidades Autnomas del Estado Espaol. Baste decir que en el periodo 2004-2008 los importes de las principales pensio- nes contributivas con cuantas mnimas han experimentado un incremento del 26%. Si se efecta un anlisis de gnero, las mujeres presentan una mayor inciden- cia de estas pensiones, derivado de sus trayectorias laborales y de cotizacin. El incremento de las pensiones mnimas se basa en conceptos de solidaridad y reparto redistributivo de la renta, y tiene una naturaleza no contributiva. 151 LBEA Captulo 02 Adems, afecta en mayor proporcin al colectivo de mujeres. De ah que se deba avanzar en el sentido de una pensin no contributiva igual a la pensin mnima del sistema contributivo. Por otro lado, el incremento de la cuanta de las pensiones de viudedad (mayori- tariamente percibidas por mujeres ma- yores), ha supuesto en los ltimos aos hasta un 60% para titulares con cargas familiares y mayores de 60 aos. No obstante, la realidad nos indica una pensin media de 55504 euros a nivel nacional y de 53138 euros en Andaluca. Dichas cuantas son objetivamente insu- fcientes si no se perciben otros ingresos (rentas salariales o de capital, otras pen- siones) compatibles legalmente con la pensin de viudedad. En la ltima reforma (con entrada en vigor el 1-1-2008) se ha establecido el acceso a la pensin por parte de las parejas de hecho, con acreditacin de convivencia y de previa dependencia econmica, superando elementos discriminatorios que subsistan en la regulacin de la prestacin. Adems, est prevista la continuacin del dilogo social para permitir nuevas reformas sobre la pensin de viudedad. El camino est abierto. La pensin de viudedad es compatible con la percepcin de otras rentas, pero al mismo tiempo su cuanta media es escasa para una vida digna, a pesar del esfuerzo econmico de garanta de mnimos. Por ello, parece conveniente una reforma en profundidad de la pensin. As, estimamos que, por parte de las Administraciones competentes, se tienda, de acuerdo con las disponibilidades presupuestarias a: 6 .- Igualar progresivamente, por motivos de justicia social y no dis- criminacin, el importe de la pen- sin mnima que garantiza el Sistema Contributivo con la pensin No Contribu- tiva, as como acometer una reforma en profundidad de la pensin de viudedad. Para ello: El sistema debe converger hacia una progresin econmica sustancial para la pensin de viudedad, sin por ello menos- cabar el equilibrio fnanciero del Sistema, La mejora de las pensiones mnimas ha consumido, sin duda, el mayor incremento de recursos pblicos en los ltimos aos 152 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 02 cuestin fundamental para garanta de la seguridad econmica de las personas mayores. Se propone la elevacin de la proteccin en la viudedad de casos de necesidad, unidos a rentas perdidas con el falleci- miento. En esa lnea, se debe potenciar la parte de prestacin no contributiva, con complementos a mnimos ms elevados, hasta llegar al mnimo de jubilacin. Por otro lado, en el supuesto de percep- cin de otras rentas o de convivencias previas breves, se podra respetar la pres- tacin con carcter no vitalicio.Tambin se podra vincular el importe de la pen- sin de viudedad a la menor o mayor du- racin del disfrute comn de la pensin de jubilacin del fallecido. 3.1.3.- Pensin de jubilacin y la prolongacin de la vida activa La pensin de jubilacin supone el 85% del gasto en prestaciones econmicas contributivas. Espaa cuenta con una de las tasas de esperanza de vida ms alta del mundo. Debemos, adems, tener en cuenta que en el ao 1919 (primeras pensiones de jubilacin) la esperanza de vida se situaba en 39 aos para los hombres y 41 para las mujeres. No obstante, la edad legal de jubilacin ordinaria se mantiene en los 65 aos. Con esta situacin, la tendencia debera ir hacia modifcar la jubilacin desde la estimulacin de edades tempranas de jubilacin hacia una jubilacin ms tarda, siempre respetando la voluntariedad del acceso a la jubilacin a partir de los 65 aos legales, edad, que en nuestra opinin, debe seguir siendo referencia para una jubilacin voluntaria. La ltima reforma de nuestro sistema de pensiones ha ido encaminada hacia la jubilacin fexible o a la carta, incentivando la voluntaria prolongacin de la vida activa laboral, si se entiende por el trabajador como una forma de envejecimiento activo. En el otro fel de la balanza, nos encon- tramos con la prctica establecida en la negociacin colectiva en Espaa de esta- blecer jubilacin forzosa a los 65 aos. La edad de jubilacin media est situada en los 63,66 aos. Adems, existen mecanismos legales que obligan al retiro laboral sin tener en cuenta la voluntad de continuar en una vida activa laboral, sobre todo en aquellas profesiones donde el envejecimiento es compatible con la actividad laboral plena o parcial. As, estimamos que, por parte de las Administraciones competentes, se tienda a: 7 .- Introducir mecanismos restric- tivos para limitar al mximo la ju- bilacin forzosa, sobre todo en actividades compatibles con la edad, en las que, adems, los aos de experiencia 153 LBEA Captulo 02 pueden ser una ventaja laboral y social. En esa lnea proponemos un aumento de los estmulos econmicos a la jubilacin parcial a partir de los 65 aos, como me- canismo productor de un envejecimien- to activo laboral, compatibilizando el tra- bajo parcial de la experiencia con el ocio activo. 3.1.4.- Mejora de la cuanta pensio- nes no contributivas de la seguridad social Segn se desprende de los datos estadsticos publicados por el IMSERSO y referidos al ao 2008, perciben una pensin no contributiva de la Seguridad social, en alguna de sus modalidades de jubilacin o Invalidez, cerca de 106.000 andaluces y andaluzas, en una cuanta mensual promedio de 313,38 euros, siendo el importe mximo en el citado ao 2008 de 328,44 euros/mes. A estas prestaciones econmicas de naturaleza no contributiva acceden aquellas personas que carecen de recursos sufcientes para atender sus necesidades bsicas, aunque no hayan cotizado nunca a la Seguridad Social o lo hayan hecho insufcientemente para tener derecho a una pensin contributiva de la Seguridad Social. Estas pensiones no contributivas vienen siendo anualmente actualizadas en su cuanta de acuerdo con la evolucin del IPC, si bien se mantienen entre las ms bajas del Sistema de la Seguridad Social y muy por debajo de las pensiones contributivas de similar modalidad, y ello a pesar de estar dirigidas a personas en situacin de estado de necesidad, en cuanto que para ser persona benefciaria es requisito acreditar la insufciencia de recursos econmicos objetivado en un limite de ingresos equivalente al importe de la pensin e incluso si la persona benefciaria esta integrada en una unidad de convivencia se tiene en cuenta los ingresos de los miembros de la misma. Sera por tanto deseable que por parte de la Administracin del Estado, como rgano competente, se abordara una subida progresiva de la cuanta de la pensin no contributiva, con incrementos anuales por encima del IPC, que debera ser considerado como un mnimo y no como un tope que impida mejoras superiores al coste de la vida. Con ello, el objetivo fnal debe ser equiparar en periodo de no ms de cinco aos la cuanta de la pensin al importe del salario mnimo interprofesional. As, estimamos que, por parte de las Ad- ministraciones competentes, se tienda, de acuerdo con las disponibilidades pre- supuestarias a: 8 .- Que las pensiones no contributi- vas de la Seguridad Social experi- menten en su cuanta incrementos anuales por encima del IPC, con el fn de producir una mejora sustancial en el po- 154 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 02 der adquisitivo de las personas benefcia- rias de la misma, de modo que en el plazo de cinco aos alcance el 100 por ciento del importe del salario mnimo interpro- fesional. 3.1.5.- Medidas de reduccin del gasto Para aquellas personas que perciben como nico ingreso una pensin con im- porte mnimo, resulta muy benefcioso la adopcin por parte de la Administra- cin Pblica de medidas que conlleven una reduccin de su gasto. As el Real Decreto-Ley 6/2009 de 30 de abril, por el que se adoptan determinadas medidas en el sector energtico, instaura el deno- minado bono social como mecanismo adicional de proteccin para colectivo de personas vulnerables y, entre ellos, a favor de los pensionistas mayores de 60 aos de jubilacin, invalidez o viudedad contributiva que perciban la pensin con complemento por mnimo, para los pen- sionistas del Seguro Obligatorio de Vejez e Invalidez, y para los pensionistas no contributivos de jubilacin e Invalidez, y que en defnitiva implica un descuento para estos consumidores en las cuotas de energa elctrica aplicar por las empresas del Sector. Asimismo la Compaa Tele- fnica Espaa ha implantado el abono social para las personas mayores de 64 aos o pensionistas de incapacidad per- manente absoluta que tengan ingresos inferiores al 110 por ciento del IPREM, y que le supone una reduccin del gasto al contratar la lnea del 70 por ciento y del 95 por ciento en la cuota mensual. Sera muy positivo no solo la consolida- cin y mejora de estas medidas, con au- mento de la reduccin del gasto para los pensionistas con escasos ingresos, sino tambin su extensin al consumo de otras energas del hogar, como el gas y el agua y a otros servicios como conexin a Internet. As, proponemos : 9 .- Que se consoliden las medidas de reduccin del gasto como el bono social en el consumo de electricidad y se extiendan a otras energas como el gas y el agua de uso domstico y a otros servicios como Internet. 155 LBEA Captulo 02 Total pensiones Jubilacin Viudedad Otras clases Pensiones en vigor Pensin media mensual () Pensiones en vigor Pensin media mensual () Pensiones en vigor Pensin media mensual () Pensiones en vigor Pensin media mensual () ANDALUCA 1.329.316 662,3 704.057 746,7 363.328 506,2 261.931 652,25 Almera 88.564 580,2 50.317 651,4 25.684 450,1 12.563 561,2 Cdiz 175.687 742 84.652 856,9 51.393 554,4 39.642 739,7 Crdoba 156.999 609,8 93.335 682,6 41.877 470,3 21.787 566,3 Granada 167.320 623,4 92.659 690 43.150 471,5 31.511 635,3 Huelva 84.143 686,5 43.223 799,8 24.073 528,4 16.847 621,5 Jan 127.216 619,2 69.490 691,5 35.810 496,2 21.916 591,2 Mlaga 214.281 679,9 110.660 757,6 57.888 503,9 45.733 714,5 Sevilla 315.106 686,9 159.721 790,6 83.453 529 71.932 639,6 ESPAA 8.359.370 718,8 4.917.809 813,5 2.243.411 528,8 1.198.150 686 Porcentajes con respecto al conjunto de Espaa ANDALUCA 15,9 92,1 14,3 91,8 16,2 95,7 21,9 95,1 Almera 1,1 80,7 1 80,1 1,1 85,1 1 81,8 Cdiz 2,1 103,2 1,7 105,3 2,3 104,9 3,3 107,8 Crdoba 1,9 84,8 1,9 83,9 1,9 88,9 1,8 82,5 Granada 2 86,7 1,9 84,8 1,9 89,2 2,6 92,6 Huelva 1 95,5 0,9 98,3 1,1 99,9 1,4 90,6 Jan 1,5 86,1 1,4 85 1,6 93,8 1,8 86,2 Mlaga 2,6 94,6 2,3 93,1 2,6 95,3 3,8 104,2 Sevilla 3,8 95,6 3,2 97,2 3,7 100,1 6 93,2 Fuente: INSS, Estadsticas. Pensiones y Pensionistas. Pensiones contributivas en vigor (http://www.seg-social.es\ consulta en junio de 2008.
3.1.6.- Anexo de estadstica PENSIONES CONTRIBUTIVAS DE LA SEGURIDAD SOCIAL. PENSIONES EN VIGOR Y PENSIN MEDIA MENSUAL () POR CLASE DE PRESTACIN, 1 DE MAYO DE 2008 156 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 02 Fuente: INSS, Estadsticas. Pensiones y Pensionistas. Pensiones contributivas en vigor (http://www.seg-social.es\ consulta en junio de 2008. 157 LBEA Captulo 02 Jubilacin Invalidez Total Pensiones en vigor Importe medio mensual Pensiones en vigor Importe medio mensual Pensiones en vigor Importe medio mensual ANDALUCA 60.436 308,1 46.036 352,7 106.472 327,4 Almera 3.803 307,4 2.914 352,9 6.717 327,2 Cdiz 9.801 309,2 9.533 348,4 19.334 328,5 Crdoba 5.822 308 4.056 359,9 9.878 329,3 Granada 5.098 306,2 4.625 357,8 9.723 330,7 Huelva 3.872 315,4 3.291 345,1 7.163 329,1 Jan 4.876 308,9 2.845 347,4 7.721 323,1 Mlaga 12.869 311,5 9.056 348,8 21.925 326,9 Sevilla 14.295 302,7 9.716 359,3 24.011 325,6 ESPAA 265.738 308,8 199.766 350,7 465.504 326,8 Porcentajes con respecto al total de Espaa ANDALUCA 15,9 92,1 14,3 91,8 16,2 95,7 Almera 1,1 80,7 1 80,1 1,1 85,1 Cdiz 2,1 103,2 1,7 105,3 2,3 104,9 Crdoba 1,9 84,8 1,9 83,9 1,9 88,9 Granada 2 86,7 1,9 84,8 1,9 89,2 Huelva 1 95,5 0,9 98,3 1,1 99,9 Jan 1,5 86,1 1,4 85 1,6 93,8 Mlaga 2,6 94,6 2,3 93,1 2,6 95,3 Sevilla 3,8 95,6 3,2 97,2 3,7 100,1 Fuente: INSS, Estadsticas. Pensiones y Pensionistas. Pensiones contributivas en vigor (http://www.seg-social.es\ consulta en junio de 2008.
158 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 02 Total pensiones Jubilacin Viudedad Otras clases Pensiones en vigor Pensin media mensual () Pensiones en vigor Pensin media mensual () Pensiones en vigor Pensin media mensual () Pensiones en vigor Pensin media mensual () ANDALUCA 672.906 811,9 337.392 968,6 193.942 575,7 141.572 761,8 Almera 35.812 738,2 19.379 871,7 10.629 533,4 5.804 667,2 Cdiz 103.265 847,7 47.637 1.029,6 31.620 607,4 24.008 803,2 Crdoba 66.003 785,2 36.375 933 19.390 563,9 10.238 679,2 Granada 68.447 809 35.506 953 18.855 559,4 14.086 779,9 Huelva 41.074 836,4 20.723 1.025,4 12.404 587,7 7.947 731,9 Jan 58.485 756,4 32.106 867 16.162 564,1 10.217 712,9 Mlaga 123.685 806,4 60.224 947,4 34.314 556,4 29.147 809,5 Sevilla 176.135 833,5 85.442 1.017,7 50.568 589,2 40.125 749,1 ESPAA 4.838.126 860,2 1.019,5 590,9 733.896 765,1 Porcentajes con respecto al conjunto de Espaa ANDALUCA 13,9 94,4 12,3 95 14,2 97,4 19,3 99,6 Almera 0,7 85,8 0,7 85,5 0,8 90,3 0,8 87,2 Cdiz 2,1 98,5 1,7 101 2,3 102,8 3,3 105 Crdoba 1,4 91,3 1,3 91,5 1,4 95,4 1,4 88,8 Granada 1,4 94 1,3 93,5 1,4 94,7 1,9 101,9 Huelva 0,8 97,2 0,8 100,6 0,9 99,5 1,1 95,7 Jan 1,2 87,9 1,2 85 1,2 95,5 1,4 93,2 Mlaga 2,6 93,7 2,2 92,9 2,5 94,2 4 105,8 Sevilla 3,6 96,9 3,1 99,8 3,7 99,7 5,5 97,9 Fuente: INSS, Estadsticas. Pensiones y Pensionistas. Pensiones contributivas en vigor (http://www.seg-social.es\ consulta en junio de 2008.
PENSIONES DEL RGIMEN GENERAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL. PENSIONES EN VIGOR Y PENSIN MEDIA MENSUAL (euros) POR CLASE DE PRESTACIN, 1 DE MAYO DE 2008 159 LBEA Captulo 02 Unidades de Clases Pasivas Pensionistas Pensiones Importe () Euros/ pensionista Euros / pensin ANDALUCA 97.880 102.574 126.823.061 1.295,7 1.236,4 Almera 6.809 7.174 8.575.101 1.259,4 1.195,3 Cdiz 13.159 13.788 17.189.662 1.306,3 1.246,7 Crdoba 10.663 11.200 13.407.974 1.257,4 1.197,1 Granada 13.781 14.453 18.729.443 1.359,1 1.295,9 Huelva 4.895 5.073 6.062.050 1.238,4 1.195 Jan 7.979 8.291 9.829.217 1.231,9 1.185,5 Mlaga 16.733 17.616 20.782.530 1.242 1.179,8 Sevilla 21.499 22.527 29.008.974 1.349,3 1.287,7 Jerez de la Fra. 2.362 2.452 3.238.109 1.370,9 1.320,6 ESPAA 555.006 588.151 674.479.633 1.215,3 1.146,8 Porcentajes con respecto al total de Espaa ANDALUCA 17,6 17,4 18,8 106,6 107,8 Almera 1,2 1,2 1,3 103,6 104,2 Cdiz 2,4 2,3 2,5 107,5 108,7 Crdoba 1,9 1,9 2 103,5 104,4 Granada 2,5 2,5 2,8 111,8 113 Huelva 0,9 0,9 0,9 101,9 104,2 Jan 1,4 1,4 1,5 101,4 103,4 Mlaga 3 3 3,1 102,2 102,9 Sevilla 3,9 3,8 4,3 111 112,3 Jerez de la Fra. 0,4 0,4 0,5 112,8 115,2 Fuente: Direccin General de Costes de Personal y Pensiones Pblicas. Consulta en junio de 2008.
PENSIONES Y PENSIONISTAS DE CLASES PASIVAS, JUNIO 2006 160 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 02 Fuente: MTAS. Boletn de Estadsticas Laborales, junio de 2008. PENSIONES NO CONTRIBUTIVAS EN VIGOR POR CLASES, 1998 - 1 DE MAYO DE 2008 (medias anuales) ANDALUCA Total clases Jubilacin Invalidez 1998 98.696 46.559 52.136 1999 103.112 47.731 55.380 2000 105.912 48.723 57.189 2001 108.019 59.620 48.399 2002 109.010 61.134 47.876 2003 109.667 62.320 47.347 2004 110.286 63.012 47.274 2005 109.886 63.015 46.871 2006 109.608 62.804 46.805 2007 108.245 61.590 46.655 2008 (1 de mayo) 106.472 60.436 46.036
161 LBEA Captulo 02 3.2.- MECANISMOS PRIVADOS DE PROTECCIN Al margen de las polticas de pensiones pblicas ha de potenciarse la informacin y el uso de mecanismos jurdicos que pueden permitir o ayudar a las personas mayores a alcanzar una situacin de seguridad econmica en una etapa de la vida en las que las rentas del trabajo desaparecen. Las pensiones pblicas no llegan como norma general a permitir a una persona que ha cesado en su actividad remune- rada por alcanzar la edad de jubilacin, mantener un nivel de vida similar al que tenan antes de alcanzar dicha edad, por lo que ser conveniente atender a es- tas vas. En ocasiones las pensiones son tan exiguas que no es que no permitan mantener el nivel de vida anterior, sino que apenas permiten la supervivencia. Los problemas se incrementan, como ya hemos apuntado anteriormente, cuando nos referimos a pensiones de viudedad. Las fguras de previsin privadas que permiten a un mayor obtener prestacio- nes peridicas al llegar a la jubilacin o a cierta edad predeterminada son diver- sas: unas de ellas exigen una previa pre- paracin durante la vida activa del sujeto, otras son medio para obtener prestacio- nes a costa de la transmisin de algn bien o el gravamen de un inmueble as la vivienda- y pueden ser usadas sin nece- sidad de una preparacin previa durante la vida activa. Al margen de ello, no hay que olvidar que el Cdigo Civil contempla la obligacin legal de alimentos entre parientes, que permite a un mayor necesitado reclamar alimentos de sus parientes que estn en condicin de prestarlos. 3.2.1.- Mecanismos de ahorro-previsin privados Las principales medidas que pueden ayudar a las personas a alcanzar seguri- dad econmica llegada sea la jubilacin pero que deben ir preparndose con anterioridad, al ser de uno u otro modo instrumentos de ahorro sistemas de ahorro-previsin privados-, son los que exponemos a continuacin. Desde la OCDE* se insta a los pases miembros a incentivar estos mecanismos de previsin-privados. a) Planes de pensiones individuales: g Los planes de pensiones son fguras de ahorro fnalista y a largo plazo. g Se encuentran regulados el Real De- creto Legislativo 1/2002, de 29 de no- viembre, por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley de regulacin de los planes y fondos de Pensiones y por el Real Decreto 304/2004, de 20 de febrero, por el que se aprueba el Reglamento de planes y fondos de pensiones, normas que han sufrido una serie de modifcacio- nes posteriores, fundamentalmente en la normativa del IRPF. 162 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 02 g Los planes de pensiones defnen el derecho de las personas, a cuyo favor se constituyen, a percibir prestaciones eco- nmicas por jubilacin, supervivencia, incapacidad permanente, dependen- cia y fallecimiento, y las obligaciones de contribucin a los mismos. Los recursos necesarios para la fnanciacin, cobertu- ra y efectividad de los planes de pensio- nes se integrarn en los fondos de pen- siones, patrimonios creados al exclusivo objeto de dar cumplimiento a planes de pensiones, que carecen de personalidad jurdica, siendo administrados por una entidad gestora con el concurso de una entidad depositaria. g Los planes de pensiones son de consti- tucin voluntaria. Sus prestaciones no se- rn, en ningn caso, sustitutivas de aque- llas a las que se pudiera tener derecho en el rgimen correspondiente de la Segu- ridad Social, teniendo, en consecuencia, carcter privado y complementario o no de aqullas. Existen distintos tipos de planes de pen- siones en atencin a los constituyentes. Aqu nos interesan de modo particular los planes de pensiones individuales plan de pensiones de sistema individual en los que el constituyente es una enti- dad fnanciera, y los partcipes personas fsicas que contratan el plan. Adems de los planes de individuales existen otras dos modalidades de planes, los planes del sistema de empleo, en los que el pro- motor es una empresa, corporacin o en- tidad y los empleados son los partcipes y los planes del sistema asociado, en los que los promotores son una asociacin, colectivo, sindicato, etc., y partcipes sus miembros o asociados. Como caracteres o notas de los planes de pensiones podemos apuntar las siguientes: g Los planes de pensiones se instru- mentarn mediante sistemas fnancieros y actuariales de capitalizacin. En conse- cuencia, las prestaciones se ajustarn es- trictamente al clculo derivado de tales sistemas. g La contingencia base cubierta es la jubilacin. Igualmente queda cubierta la incapacidad -incapacidad laboral total y permanente para la profesin habitual o absoluta y permanente para todo tra- bajo, y la gran invalidez-, la muerte del partcipe y la dependencia severa o gran dependencia del partcipe. g La normativa permite la anticipacin de la prestacin correspondiente a jubilacin si las especifcaciones del plan de pensiones lo prevn, a partir de los 60 aos de edad. g El plan podr prever la contratacin de seguros, avales y otras garantas con las correspondientes entidades fnancieras para la cobertura de riesgos determina- dos o el aseguramiento o garanta de las prestaciones. 163 LBEA Captulo 02 g Las contribuciones o aportaciones a un plan de pensiones individual se realizarn por los partcipes en los casos y forma que, con respeto a la normativa, establezca el respectivo plan de pensiones. En principio, salvo que otra cosa se pacte existe libertad en el modo de hacer las aportaciones, sea una cantidad fja peridica, la cual puede ser reducida o aumentada cuando se desee o suspendida, sea aportaciones nicas. En casos de plan de pensiones del sistema de empleo las aportaciones las realizarn las empresas, entidades, corporaciones en los casos de pensiones del sistema asociado, los partcipes, es decir, los asociados o miembros de la entidad promotora. g Existen lmites anuales a la aportacin de un plan de pensiones. g Se pueden hacer aportaciones a nombre del cnyuge g Constituyen derechos consolidados por los partcipes de un plan de pensiones los siguientes: En los planes de pensiones de aportacin defnida, la cuota parte que corresponde al partcipe, determinada en funcin de las aportaciones, rendimientos y gastos. En los planes de prestacin defnida, la reserva que le corresponda de acuerdo con el sistema actuarial utilizado. Si bien una nota de los planes de pensiones es la iliquidez, de modo que no se puede rescatar lo aportado al mismo hasta el momento del acaecimiento de las contingencias cubiertas, no obstante, la normativa prev como supuestos excepcionales de liquidez que los derechos consolidados en los planes de pensiones puedan hacerse efectivos en su totalidad o en parte en los supuestos de enfermedad grave o desempleo de larga duracin (dada la situacin de crisis econmica por RD 1299/2009, de 31 de julio) se ha fexibilizado los requisitos de ste . El partcipe o el benefciario puede, cuando lo desee, traspasar sus derechos consolidados a otro u otros planes de pensiones individuales (PPI) o a uno o varios planes de previsin asegurados (PPA).Igualmente derechos consolidados en los planes de pensiones del sistema asociado podrn movilizarse a otro plan o planes de pensiones, o a uno o varios planes de previsin asegurados. Los derechos consolidados del partcipe en un plan de pensiones no podrn ser objeto de embargo, traba judicial o administrativa, hasta el momento en que se cause el derecho a la prestacin o en que se hagan efectivos en los supuestos de enfermedad grave o desempleo de larga duracin. La cuanta a obtener en su momento en un plan de pensiones es indeterminada a priori, pues depender de la marcha y rendimientos obtenidos por la gestora 164 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 02 del fondo en que se integra hay Planes conservadores que slo invierten en renta fja y planes arriesgados, que casi en su totalidad slo lo hacen en renta variable, y planes con inversiones mixtas en distintos porcentajes-. Algunas entidades bancarias ha ofrecido planes de pensiones garantizados en los que las mismas comercializadoras- garantizan al ahorrador la percepcin de una cantidad: garantizan el capital invertido a vencimiento, es decir, al fnal de la vida del producto, y adems la entidad bancaria se ofrece a satisfacer un tipo de inters sea fjo sea variable- la entidad bancaria se compromete a reembolsarnos la rentabilidad pactada sin tener en cuenta la coyuntura del mercado. Por ello el dinero del ahorrador no corre ningn riesgo siempre que se mantenga hasta vencimiento. g Una persona puede tener varios pla- nes de pensiones personales y de esta forma combinar las ventajas econmicas de unos planes conservadores y de otros agresivos. Igualmente se pueden simul- tanear planes personales, de empleo o asociados. g Se puede cobrar a eleccin del perceptor: en forma de capital -cuanta a tanto alzado-, en forma de renta peridica, temporal o vitalicia, en forma mixta -una cantidad a tanto alzado y el resto en forma de renta-, bien en pagos no peridicos, siempre que se respeten los lmites cuantitativos anuales en las aportaciones. g Se trata de una fgura impulsada desde el poder pblico mediante una serie de benefcios fscales que afectan a las aportaciones al plan de pensiones. Las aportaciones que se hacen al plan re- ducen la base imponible en el IRPF. Como antes vimos hay lmites mximos cuanti- tativos a las aportaciones anuales al plan. Como lmite mximo conjunto para las reducciones previstas en los apartados 1, 2, 3, 4 y 5 del artculo 51 de esta Ley, -aportaciones o contribuciones a los pla- nes de planes de pensiones individuales y algunas aportaciones del promotor en planes de pensiones de empleo-, a las mu- tualidades de previsin social, a los pla- nes de previsin asegurados (PPA), a los planes de previsin social empresarial y a las primas satisfechas a los seguros priva- dos que cubran exclusivamente el riesgo de la dependencia severa-, se aplicar la menor de las cantidades siguientes: a) El 30 por 100 de la suma de los rendimien- tos netos del trabajo y de actividades econmicas percibidos individualmente en el ejercicio. Este porcentaje ser del 50 por 100 para contribuyentes mayores de 50 aos; b) 10.000 euros anuales. No obs- tante, en el caso de contribuyentes ma- yores de 50 aos la cuanta anterior ser de 12.500 euros. Las prestaciones obtenidas del plan, tie- nen la consideracin de rendimiento del trabajo, y tributan de esta forma, inte- grndose en la base imponible del IRPF del perceptor. 165 LBEA Captulo 02 b) Planes de previsin asegurados (PPA). Los Planes de Previsin Asegurados son un instrumento de ahorro de carcter privado cuyo objetivo es complementar las prestaciones de la Seguridad Social. Se trata de un seguro de vida ahorro funciona con criterios actuariales- en el que las prestaciones se reciben en el momento de la jubilacin, con una rentabilidad asegurada y con las mismas ventajas fscales que los planes de pensiones individuales. Se regulan de modo particular en la Ley 35/2006, de 28 de noviembre, del Im- puesto sobre la Renta de las Personas F- sicas, en el RD 439/2007, de 30 de marzo, por el que se aprueba el Reglamento del IRPF y en la Resolucin de 20 de octubre de 2008, de la Direccin General de Segu- ros y Fondos de Pensiones, sobre obliga- ciones de informacin de las entidades aseguradoras que comercialicen Planes de Previsin Asegurados. Como notas o caracteres de este producto podemos sealar: g Sus caractersticas fscales, contingen- cias, iliquidez, lmites de aportaciones y prestaciones son iguales a las de los pla- nes de pensiones. g Su rentabilidad, al ser un seguro, est garantizada. Los PPA tienen carcter de seguro, lo que obliga a las entidades a garantizar un tipo de inters mnimo has- ta su vencimiento. Podrn ofrecer reva- lorizaciones adicionales vinculadas a la propia gestin del patrimonio del seguro y a los resultados de la compaa. Esta es precisamente la diferencia fundamental entre los PPA y los Planes de Pensiones. g El tomador persona que contrata el seguro-, deber ser tambin el asegura- do -la persona expuesta a los riesgos cu- biertos- y el benefciario -quien percibir la prestacin contemplada en el seguro-. En el caso de fallecimiento el benefciario ser el designado. g Slo se admiten como seguros indivi- duales, no como colectivos. g Los PPA tendrn como cobertura prin- cipal la jubilacin, pero podrn cubrir, como los planes de pensiones, adicional- mente las contingencias de incapacidad e invalidez laboral, fallecimiento y depen- dencia severa o gran dependencia. Si se contratan estas garantas complementa- rias las mismas se calculan mediante m- todos actuariales y suponen, por lo tanto, el compromiso de pago de una deter- minada indemnizacin por el contrario en los planes de pensiones individuales, el dinero que se recibe en caso de falle- cimiento e invalidez depende del ahorro que se haya acumulado hasta el momen- to de producirse el evento sin otras canti- dades adicionales. g Son productos que no tienen liquidez hasta la jubilacin, en principio no se permite la disposicin anticipada, no se 166 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 02 puede rescatar el ahorro a voluntad del sujeto ello a diferencia de otros seguros de vida-. No obstante, de igual modo a como ocurre con los planes de pensio- nes, excepcionalmente existen supuestos en los que se puede disponer anticipada- mente del capital acumulado, como son enfermedad grave y desempleo de larga duracin. El vencimiento del PPA se esta- blece en el momento en que el asegura- do alcance la edad de jubilacin prevista, por defecto 65 aos, o antes si se comu- nicara alguna de las otras contingencias cubiertas por la pliza. g Es un producto que permite fexibili- dad en plazos y aportaciones, pudiendo suspenderse el pago de las primas y re- habilitarlas de nuevo en cualquier mo- mento. Se podr cesar en el pago de las aportaciones continuando el asegura- miento hasta el vencimiento del contra- to. Se continuarn abonando los intere- ses producidos por el Fondo Acumulado y detrayendo el coste de la prima de ries- go por fallecimiento. g El Tomador de un Plan de Previsin Asegurado podr movilizar la totalidad o parte de su provisin matemtica a otro u otros planes de previsin asegurados de los que sea tomador, o a uno o varios planes de pensiones del sistema individual o asociado de los que sea participe. g Con periodicidad, al menos trimestral, el tomador del seguro deber recibir informacin sobre el valor de los derechos de los que es titular (provisin matemtica), y de su valor de mercado. No resulta aplicable a estos seguros lo dispuesto por los artculos 97 y 99 de la Ley 50/1980, de 8 de octubre, de Contrato de Seguro, relativos a anticipos sobre la prestacin y cesin o pignoracin de la pliza. g Gozan de la misma fscalidad que los Planes de Pensiones Individuales tanto en el trato de las primas aportadas como en el de las prestaciones recibidas. La normativa tributaria establece unos lmites anuales de aportacin. Son los mismos establecidos para los planes de pensiones. Estos lmites de cantidad se aplican en conjunto para los PPA, los planes de pensiones individuales o las mutualidades de previsin social. c) La adscripcin a mutualidades de previsin social. La adscripcin a mutualidades de previ- sin social puede ser tambin de inters respecto a la asistencia y proteccin de las personas mayores dada la amplitud del mbito de cobertura de riesgos y de prestaciones. Las mutualidades de previsin social se rigen por el Real Decreto Legislativo 6/2004, de 29 de octubre, por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley de ordenacin y supervisin de los seguros 167 LBEA Captulo 02 privados, debiendo entenderse igual- mente vigente el Real Decreto 1430/2002, de 27 de diciembre, por el que se aprue- ba el Reglamento de mutualidades de previsin social. Las mutualidades de previsin social son entidades aseguradoras que ejercen una modalidad aseguradora de carcter vo- luntario complementaria al sistema de Seguridad Social obligatoria, mediante aportaciones a prima fja o variable de los mutualistas, personas fsicas o jurdicas, o de otras entidades o personas protecto- ras. Adems de lo dicho, las mutualidades de previsin social podrn ser alternativa al rgimen obligatorio de seguridad so- cial de los autnomos, como ocurre en la actualidad con profesionales como abogados, arquitectos, aparejadores, etc. Consecuentemente las Mutualidades de previsin social pueden realizar opera- ciones de gestin de fondos de pensio- nes en los trminos de la legislacin que les es aplicable. Tienen por objeto necesario satisfacer, bajo la tcnica del contrato de seguros, determinadas prestaciones, aunque tam- bin se les permite, previa autorizacin, otorgar otras prestaciones, llamadas so- ciales sin estar sujetas a la tcnica actua- rial propia de los seguros. Son por ello, en primer lugar, entidades aseguradoras pero se diferencian de otras en que tie- nen el rasgo peculiar de no tener nimo de lucro careciendo, en consecuencia, de socios de capital, por lo que todos sus be- nefcios deben repercutir en los mutua- listas y benefciarios. Las mutualidades de previsin social pue- den ser de dos tipos segn el rgimen de las aportaciones que reciban: a prima fja o a prima variable. En la previsin de riesgos sobre las perso- nas, las contingencias que pueden cubrir son las de jubilacin y muerte -viudedad, orfandad- y garantizarn prestaciones econmicas en forma de capital o renta. Asimismo, podrn otorgar prestaciones por razn de matrimonio, maternidad, hi- jos. Podrn realizar operaciones de seguro de accidentes e invalidez para el trabajo, enfermedad, defensa jurdica y asistencia, as como prestar ayudas familiares para subvenir a necesidades motivadas por he- chos o actos jurdicos que impidan tem- poralmente el ejercicio de la profesin. Las prestaciones econmicas que se ga- ranticen estn sujetas a una serie de l- mites cuantitativos, ya se perciban bajo la forma de pensin, ya de la cantidad a tanto alzado. En la actualidad para con- cretar los lmites hay que atender a la Orden EHA/889/2008, de 27 de marzo de 2008, por la que se actualiza el limi- te de las prestaciones econmicas de las mutualidades de previsin social estable- cido en el apartado 1 del articulo 65 del texto refundido de la Ley de ordenacin y supervisin de los seguros privados, aprobado por Real Decreto Legislativo 6/2004, de 29 de octubre. 168 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 02 Las aportaciones y contribuciones a mu- tualidades de previsin social reducen la base imponible del contribuyente en determinadas condiciones, siempre que no se supere el 30 % de la suma de sus rendimientos netos de trabajo y de ac- tividades econmicas. Estos lmites de cantidad se aplican en conjunto para las aportaciones o contribuciones a los pla- nes de planes de pensiones individuales y algunas aportaciones del promotor en planes de pensiones de empleo-, a las mutualidades de previsin social, a los planes de previsin asegurados (PPA), a los planes de previsin social empresarial y a las primas satisfechas a los seguros privados que cubran exclusivamente el riesgo de la dependencia severa. d) Los planes individuales de ahorro sistemtico (PIAS). Se trata de un fgura de ahorro-previsin privado que naci en Ley 35/2006, de 28 de noviembre de reforma del IRPF, bajo la forma de seguro individual, con impor- tantes benefcios fscales a la percepcin de la renta vitalicia que se constituya con los derechos econmicos procedentes de los seguros de vida. Se trata de seguros individuales de vida en los que el contratante (tomador), ase- gurado y benefciario es el propio contri- buyente. Hay que contratarlos con enti- dades aseguradoras. Su fnalidad es ir acumulando un capital a lo largo de un mnimo de diez aos, para, posteriormente, recibir una renta vitalicia, compatible con la pensin pblica de jubilacin, si es que sta existe. Como notas propias de esta fgura sealemos las siguientes: g Son lquidos, aunque con penalizaciones. g Al ser seguros, ofrecen una rentabilidad garantizada. g Su funcionamiento es similar al de los tradicionales seguros de jubilacin: el ti- tular va realizado aportaciones peridicas (mensual, trimestral, semestralmente...) que se remuneran de acuerdo con un tipo de inters mnimo por la compaa aseguradora, y que en la prctica oscilan entre el 3% y el 5% anual. g El lmite mximo anual que se puede aportar a estos planes es de 8.000 euros y, en cualquier caso, las primas acumuladas a lo largo de los aos no pueden superar los 240.000 euros por contribuyente.
g Slo se puede ser titular de un PIAS. Los planes individuales de ahorro sistemtico son perfectamente compatibles con otras inversiones de cara a la jubilacin, como pueden ser los planes de pensiones. g Otra de las ventajas de este produc- to frente a los planes de pensiones es la posibilidad de recuperar los derechos 169 LBEA Captulo 02 econmicos acumulados cuando se de- see. En este caso, y siempre que no hayan transcurrido diez aos desde su contra- tacin, el titular perder la ventaja fscal del producto. Adems, en caso de falleci- miento del asegurado durante el periodo de acumulacin, los ahorros no se pier- den. El benefciario del plan, designado por el titular del PIAS, recibir el dinero ahorrado, ms los intereses generados y un capital adicional. g Adems de la seguridad que ofrecen, el aspecto ms interesante de esta fgura es su fscalidad: pasados 10 aos desde la primera aportacin y siempre y cuan- do el particular cobre de forma peridica la renta vitalicia, las rentas que se pon- gan de manifesto en el momento de la constitucin de la renta vitalicia asegu- rada estn exentas de IRPF -no tributa- r, por tanto, la diferencia entre el valor actual actuarial de la renta y la suma de las primas satisfechas- y la renta vitalicia que perciba el sujeto tributa como ren- dimiento del capital mobiliario con unas importantes reducciones: Si el perceptor tiene menos de 40 aos, slo tributara un 40 % de lo que se perciba cada anua- lidad, un 35 % si tiene entre 40 y 49 aos, un 28 % por ciento si tiene entre 50 y 59 aos, un 24 % si tiene entre 60 y 65 aos, un 20 % si tiene entre 66 y 69 aos y tan slo un 8 % si tiene 70 aos o ms. Estos porcentajes sern los correspondientes a la edad del rentista en el momento de la constitucin de la renta y permanecern constantes durante toda su vigencia. g En contra de lo que ocurre con los pla- nes de pensiones o con los PPA, las apor- taciones a los PIAS no reducen la base im- ponible en el impuesto sobre la renta. e) Seguros de supervivencia y seguros mixtos. En particular, los planes de jubi- lacin. Los seguros en los que la compaa ase- guradora se obliga a satisfacer una deter- minada prestacin para el caso en que un sujeto llegue a cierta edad tienen un especial inters como mecanismo para poder lograr la seguridad econmica de una persona llegada una edad madura. De hecho alguna de las fguras que he- mos visto con anterioridad tienen la na- turaleza jurdica de seguros. Por el seguro de vida, tal y como seala la Ley 50/1980, de 8 de octubre, de Con- trato de Seguro, el asegurador se obliga, mediante el cobro de la prima estipulada y dentro de los lmites establecidos en la Ley y en el contrato, a satisfacer al benef- ciario un capital, una renta u otras presta- ciones convenidas, en el caso de muerte o bien de supervivencia del asegurado, o de ambos eventos conjuntamente Los seguros de supervivencia son por tanto aquellos en los que la obligacin del ase- gurador de pagar la indemnizacin surge llegado el momento prefjado si sobrevi- ve el tomador y los mixtos son los que adems de ello cubren la muerte del to- mador. 170 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 02 Los seguros que cubren la supervivencia pueden adoptar diversas modalidades, de modo que llegado la fecha o edad fjada, si sobrevive el benefciario cobrar, segn se haya pactado, una cantidad a tanto alzado, o una cantidad peridica. Los llamados planes de jubilacin, no son sino seguros mixtos, que se comer- cializan con esta denominacin, y tienen una serie de caracteres propios por lo que no deben ser confundidos con los planes de pensiones: g Se trata de seguros de mixtos, de su- pervivencia y de muerte, con un fuerte componente de ahorro, en los que el ase- gurador se obliga, a cambio de las primas pagadas, a asegurar un capital fnal garan- tizado, tanto en el caso de fallecimiento como en su caso por otras contingencias previstas contractualmente, tales como la jubilacin -o la llegada a una edad de- terminada- y la invalidez. Las cuantas a satisfacer pueden variar en funcin de la contingencia a considerar. g Son productos que se caracterizan por su fexibilidad. Libertad en la determina- cin de la aportacin anual que se com- promete a pagar el tomador. Libertad en la determinacin de la duracin inicial del contrato con independencia de la fecha de jubilacin del sujeto, por lo que se puede pactar que el seguro se pague a una edad concreta independientemente de la ju- bilacin del tomador. Posibilidad de frac- cionar el pago y de realizar aportaciones extraordinarias en cualquier momento. g A tratarse de seguro es por tanto una fgura en la que rige la regla de la liquidez: el tomador tiene derecho al rescate, una vez pagadas las dos primeras anualidades de la prima o la que corresponda al plazo inferior previsto en la pliza podr ejercitar el derecho de rescate mediante a la oportuna solicitud, conforme a las tablas de valores fjadas en la pliza. g Igualmente el tomador tiene el dere- cho de reduccin de la pliza. g En principio, las indemnizaciones de estos seguros de ahorro se cobran en la fecha acordada entre la aseguradora y el cliente, que no tiene por qu coincidir con la edad de jubilacin, pero se puede preparar para el cobro suceda a los 65 aos fecha en la que el asegurado espera jubilarse. g Los planes de jubilacin pueden ase- guran un inters mnimo anual. g Depende de cmo se haya establecido llegado el momento fjado para el cobro de la prestacin se podr cobrar como prestacin a tanto alzado o como renta vitalicia. g Los planes de jubilacin, a diferencia de los de los planes de pensiones y de las PPA, no se benefcian de desgravaciones fscales en las aportaciones. El capital per- cibido, una vez que concluye el periodo pactado por el seguro, est considerado como de rendimiento de capital mobi- liario a efectos del IRPF, distinguiendo la 171 LBEA Captulo 02 normativa la forma de tributacin segn se perciba un capital diferido, rentas vita- licias inmediatas, rentas temporales inmediatas, o rentas diferidas sean vitalicias o temporales- (art. 25 de la Ley 35/2006, del IRPF). 3.2.2.- Contratos que permiten obtener una renta o atenciones a costa del patrimonio de la persona mayor, en especial de la vivienda en propiedad La cultura de la propiedad que ha imperado en nuestro pas, ha trado consigo que un signifcativo nmero de personas mayores tengan su vivienda en rgi- men de propiedad totalmente pagada. Ello determina que las personas mayores dispongan de un importante activo que les permita incrementar su renta disponible a travs de diversos mecanismos de licuacin de su patrimonio. Sin embargo, el efec- to gravitatorio de otra cultura-sta de fuerte arraigo-, la de la herencia ,hace que los mecanismos que ahora analizaremos no hayan terminado de despegar. Como sea- lan Mascarilla, Costa y Gil (2008: 36) este esquema, en una sociedad en que los servicios de atencin al mayor dependiente eran ofrecidos dentro del entorno familiar, tena una racionalidad evidente, ya que la vivienda en herencia se presentaba como un reembolso implcito de los servicios ofrecidos por cuidadores informales . 172 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 02 Actividades reales de los hogares segn la edad del cabeza de familia, 2005 Algn activo Activos reales Algn activo real Vivienda principal Otras propiedades inmobiliarias Negocios por trabajo por cuenta propia Joyas, obras de arte, antigedades Hogares que disponen del activo (%) Todos los hogares 99,1 87,4 81,3 34,5 11,1 19,3 Menores de 35 aos 98,1 72,2 62,1 17,0 9,1 17,2 De 35 a 44 aos 98,9 85,7 79,4 27,5 11,8 18,0 De 45 a 54 aos 99,0 91,5 84,7 42,3 20,3 22,9 De 55 a 64 aos 99,7 94,1 89,2 49,5 13,9 21,6 De 65 a 74 aos 99,5 92,2 88,4 39,0 4,4 20,7 De 75 o ms aos 99,1 87,4 83,7 28,6 1,2 12,6 Valor mediano del activo para los hogares que lo poseen (miles de euros) Todos los hogares 204,3 210,4 180,3 103,1 60,5 2,7 Menores de 35 aos 145,1 180,3 180,3 67,4 55,8 1,8 De 35 a 44 aos 212,4 218,3 192,2 104,6 42,0 1,8 De 45 a 54 aos 249,5 241,3 210,4 107,7 114,2 3,0 De 55 a 65 aos 254,1 244,2 181,5 141,5 50,4 3,0 De 65 a 74 aos 189,3 180,7 156 77,0 38,0 2,5 De 75 o ms aos 135,8 150,2 125,1 90,2 11,4 1,8 (1) Cabeza de familia: persona de referencia designada por el hogar a efectos de responder la encuesta si es hombre, o su pareja si la persona de referencia es una mujer pero su pareja vive en el hogar. Fuenta: Banco de Espaa (2007): Encuesta Financiera de las Familias 2005: mtodos, resultados, cambios entre 2002 y 2005. Boletn Estadstica del Banco de Espaa, n 7. 173 LBEA Captulo 02 Los datos estadsticos nos indican que ms del 80% de las personas mayores de 65 aos son propietarias de la vivienda habitual. Por ello, con independencia de los meca- nismos fnancieros y aseguradores vistos la persona mayor que llega a su jubilacin con un patrimonio, con algn bien espe- cialmente valioso, en particular su vivien- da en propiedad, tiene a su disposicin ciertas modalidades contractuales que le permiten rentabilizar dicho patrimonio y obtener, sea mediante su transmisin, sea mediante su gravamen, prestaciones peridicas que le ayudarn en su vida. a) El contrato de renta vitalicia Tal y como seala el Cdigo Civil en su art. 1802 El contrato aleatorio de renta vitalicia obliga al deudor a pagar una pensin o rdito anual durante la vida de una o ms personas determinadas por un capital en bienes muebles o inmuebles, cuyo dominio se le transfere desde luego con la carga de la pensin. As pues es una va hbil para que personas mayores encuentren un complemento a sus pensiones, mediante el mecanismo de transmitir a una persona -sea un particular o una entidad fnanciera- un bien o bienes determinados, en particular un bien inmueble. A cambio de ello el adquirente del capital queda obligado a pagar una pensin vitalicia peridica, con la periodicidad pactada, que le ayude a alcanzar una seguridad econmica necesaria para su vida. Se trata de un contrato aleatorio, pues su duracin depender de la vida mdulo, que normalmente ser la del benefciario, pudiendo ser la de otra u otras personas. En aquellos casos frecuentes en los que el nico bien de valor titularidad de la persona mayor -o la pareja de mayores- sea el inmueble que constituye la vivienda cabe la posibilidad de cesin del mismo con reserva de un derecho de habitacin hasta su fallecimiento, por lo que si bien esa o esas personas perderan la propiedad del inmueble, percibiran durante toda su vida una pensin peridica y conservaran mediante el derecho real de habitacin -inscribible en el Registro de la Propiedad- el derecho a seguir ocupando el inmueble hasta su fallecimiento. b) El contrato de alimentos El contrato de alimentos ha sido introdu- cido en el Cdigo Civil con la Ley 41/2003, de 18 de Noviembre de proteccin patri- monial de las personas con discapacidad y de modifcacin del Cdigo Civil, tipif- cando de este modo un contrato conoci- do en la prctica jurdica con la denomi- nacin de contrato de vitalicio. Representa un mecanismo jurdico privado por medio del cual una persona puede procurarse cuidados y atenciones a cambio de la transmisin de un capital. 174 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 02 El contrato de alimentos es aquel por el que una de las partes alimentante o alimentantes- se obliga a proporcionar vivienda, manutencin y asistencia de todo tipo a una o varias personas durante su vida alimentista o alimentistas-, a cambio de la transmisin de un capital en cualquier clase de bienes y derechos. Se trata de un contrato autnomo e independiente del contrato de renta vitalicia, con el que ciertamente guarda alguna relacin. Mientras que en el contrato de renta vitalicia el benefciario lo que obtiene es el derecho de percibir una renta o pensin peridica, el contrato de alimentos tiene un contenido complejo ms amplio, con prestaciones mixtas de dar y hacer, tiene un claro carcter asistencial. Cabe sealar otra diferencia: la vida mdulo contemplada en el contrato de vitalicio necesariamente ha de ser la del alimentista, mientras que en el contrato de renta vitalicia puede contemplarse la de cualquier persona. Por el contenido de las prestaciones el contrato tiene un fuerte contenido personalsimo. De producirse la muerte del obligado a prestar los alimentos o de concurrir cualquier circunstancia grave que impida la pacfca convivencia de las partes, cualquiera de ellas podr pedir que la prestacin de alimentos convenida se pague mediante la pensin actualizable a satisfacer por plazos anticipados que para esos eventos hubiere sido prevista en el contrato o, de no haber sido prevista, mediante la que se fje judicialmente. El contrato se extingue por diversas causas entre ellas la muerte del alimentista. c) Hipoteca inversa Se le denomina hipoteca inversa -del ingls inverse mortgage- porque se trata de una hipoteca que funciona de un modo contrario a la tradicional hipoteca. La hipoteca que podemos llamar tradicional o normal -sin perjuicio de que pueda emplearse para otras fnalidades- es aquella que garantiza un prstamo que se solicita para adquirir la propia vivienda sobre la que se hace recaer la hipoteca, como derecho real de garanta. En la hipoteca inversa las cosas funcionan de forma diversa. Se parte de una vivienda en propiedad. El propietario solicita un prstamo o un crdito al banco el cual le es satisfecho peridicamente como si de una renta vitalicia se tratase- o bien de un modo nico, prstamo o crdito que es garantizado con la hipoteca que pasa a gravar la propia vivienda del prestatario. Al fallecimiento del propietario de la vivienda sus herederos o bien hacen frente al pago de lo debido por el prstamo sealado -capital e intereses- a la entidad fnanciera o en otro caso la entidad bancaria proceder a la ejecucin de la hipoteca, lo que supone la venta del inmueble para satisfacer la deuda, quedando el remanente, si es que lo hay, en la herencia del difunto. Se trata de una fgura reclamada por la doctrina y que fnalmente ha sido regulada en la Disposicin Adicional 175 LBEA Captulo 02 Primera de la Ley 41/2007, de 7 de diciembre, por la que se modifca la Ley 2/1981, de 25 de marzo, de Regulacin del Mercado Hipotecario y otras normas del sistema hipotecario y fnanciero, de regulacin de las hipotecas inversas y el seguro de dependencia y por la que se establece determinada norma tributaria. La regulacin normativa distingue las hipotecas inversas constituidas sobre la vivienda habitual por personas mayores o dependientes, de las constituidas sobre otros inmuebles y/o por personas diversas de las sealadas, para benefciar a las primeras con benefcios fscales y en los aranceles notariales y registrales- como mecanismo que pueda asegurar una percepcin de rentas a personas mayores, mxime si tenemos en cuenta que en muchas ocasiones en la vida diaria el nico inmueble con que cuentan las personas mayores es su vivienda habitual, fruto del esfuerzo y trabajo de toda una vida. La hipoteca inversa a la que la Ley 41/2007 ampara y busca favorecer es la que se refere a un prstamo o crdito garantizado mediante hipoteca sobre un bien inmueble que constituya la vivienda habitual del solicitante, siempre que cumplan los siguientes requisitos: que el solicitante y los benefciarios que este pueda designar sean personas de edad igual o superior a los 65 aos o afectadas de dependencia severa o gran dependencia, que el deudor disponga del importe del prstamo o crdito mediante disposiciones peridicas o nicas, que la deuda slo sea exigible por el acreedor y la garanta ejecutable cuando fallezca el prestatario o, si as se estipula en el contrato, cuando fallezca el ltimo de los benefciarios y que la vivienda hipotecada haya sido tasada y asegurada contra daos. Estas hipotecas a que se refere esta disposicin slo podrn ser concedidas por las entidades de crdito y por las entidades aseguradoras autorizadas para operar en Espaa. En el marco del rgimen de transparencia y proteccin de la clientela, las entidades que pueden conceder los prstamos y crditos garantizados con estas hipotecas debern suministrar servicios de asesoramiento independiente a los solicitantes de este producto, teniendo en cuenta la situacin fnanciera del solicitante y los riesgos econmicos derivados de la suscripcin de este producto. Al fallecimiento del deudor hipotecario sus herederos o, si as se estipula en el contrato, al fallecimiento del ltimo de los benefciarios, podrn cancelar el prs- tamo, en el plazo estipulado, abonando al acreedor hipotecario la totalidad de los dbitos vencidos, con sus intereses, sin que el acreedor pueda exigir com- pensacin alguna por la cancelacin. 176 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 02 Cuando se extinga el prstamo o crdito regulado por esta disposicin y los here- deros del deudor hipotecario decidan no reembolsar los dbitos vencidos, con sus intereses, el acreedor slo podr obtener recobro hasta donde alcancen los bienes de la herencia. En caso de que el bien hipotecado haya sido transmitido voluntariamente por el deudor hipotecario, el acreedor podr declarar el vencimiento anticipado del prstamo o crdito garantizado, salvo que se proceda a la sustitucin de la garanta de manera sufciente. 3.2.3.- La obligacin legal de alimentos entre parientes
Aquella persona que se encuentre en un estado de necesidad alimentista-, con independencia de que la edad, tal y como seala el Cdigo Civil, puede re- clamar alimentos al cnyuge y a ciertos parientes que econmicamente tengan capacidad para atender la peticin ali- mentantes-. Se trata de una fgura legal que encuentra su fundamento en la solidaridad familiar. Por alimentos hay que entender los conceptos del art. 142 del Cdigo Civil , entre ellos, todo lo que es indispensable para el sustento, habitacin, vestido y asistencia mdica. Los hermanos slo estn obligados a prestarse recprocamente alimentos res- tringidos, cuando se necesiten por causa que no sea imputable al alimentista. Por alimentos restringidos hay que entender los auxilios necesarios para la vida, los auxilios estrictamente indispensables para colmar las necesidades de la vida a un nivel mnimo aceptable por la con- ciencia social. Los cnyuges, descendientes y ascen- dientes estn obligados a prestarse re- cprocamente alimentos amplios. Por alimentos amplios hay que entender los alimentos del art. 142 en toda su exten- sin, la ayuda necesaria para atender las necesidades de la vida al nivel que requieran las circunstancias del caso. Destaquemos pues que los ascendientes pueden en los casos en que legalmente se den los presupuestos antes sealados reclamar alimentos a sus descendientes -hijos, nietos -. La cuanta de los alimentos ser propor- cionada al caudal o medios de quien los da y a las necesidades de quien los recibe. Los alimentos se reducirn o aumentarn proporcionalmente segn el aumento o disminucin que sufran las necesidades del alimentista y la fortuna del que hu- biere de satisfacerlos. El obligado a prestar alimentos podr optar por satisfacerlos, o pagando la pensin que se fje, o recibiendo y man- teniendo en su propia casa al que tiene derecho a ellos. Esta eleccin no ser po- sible en cuanto contradiga la situacin de 177 LBEA Captulo 02 convivencia determinada para el alimen- tista por las normas aplicables o por reso- lucin judicial, o bien, cuando concurra justa causa que la impida. El Cdigo Civil regula el supuesto de con- currencia de una pluralidad de poten- ciales alimentantes ofreciendo un orden de prioridades en los sujetos que deben atender las peticiones y un reparto de la obligacin con relacin a los sujetos que se encuentren en el mismo nivel o rango de prioridad. Igualmente se ocupa del caso de existencia de una pluralidad de alimentistas que reclaman alimentos a un mismo pariente, estableciendo un orden de preferencia para el cobro si el alimentista no tuviese medios sufcientes para atender a todos los reclamantes. Por ello, se propone: 10 .-Dada la variedad y comple- jidad de instrumentos que el ordenamiento jurdico ofre- ce a las personas mayores para asegurar su vejez, adicionalmente al sistema de proteccin pblico , se requiere que se disponga de una informacin puntual y comprensible de los mismos al efecto de que pueda llevarse a cabo una eleccin adecuada que no reduzca o limite sus de- rechos. Del mismo modo, se ha de exigir de forma enrgica una cultura de trans- parencia a las entidades fnancieras y aseguradoras sobre estos instrumentos. 4.- SEGURIDAD EN CUANTO AL ACCESO A LOS SERVICIOS. PROTECCIN DE DERECHOS FRENTE A LOS LMITES DEL ENTORNO. HACIA EL DISEO UNIVERSAL 4.1.- DATOS ESTADSTICOS Las personas mayores estn incluidas dentro del sector de la poblacin que se encuentra especialmente afectado por las barreras del entorno. Ello se debe al progresivo deterioro de sus capacidades funcionales que se produce, tanto por el propio proceso de envejecimiento, como por la aparicin de discapacidades. Segn los datos aportados por el I Plan Nacional de Accesibilidad (2004-2012), un 40% de la poblacin espaola pue- de considerarse afectada por las pol- ticas de accesibilidad, considerando la En 1,2 millones de hogares con personas con movilidad limitada hay barreras de acceso en sus edifcios 178 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 02 existencia de tres colectivos implicados: personas con discapacidades permanen- tes, personas con discapacidades transi- torias y personas de edad avanzada. En concreto, las personas mayores de 65 aos representan el 41% de este colecti- vo y de ellas, un 32% tiene una discapa- cidad. Por otra parte, de acuerdo con la ltima encuesta sobre discapacidades elaborada por el Instituto Nacional de Estadstica (EDAD 2008), de 716.100 personas que en Andaluca presentan alguna discapacidad, la mayora de ellas (390.900) tienen una edad superior a 65 aos. Las defciencias osteoarticulares son predominantes (29%) -de ah que los problemas de movilidad reducida sean los ms frecuentes-, seguidas de las defciencias visuales y auditivas, que suponen, cada una de ellas, alrededor del 15% de las discapacidades registradas. Por su parte, las defciencias de orden psquico o mental representan alrededor del 13% de las discapacidades. Esta Encuesta analiza tambin la percep- cin sobre las barreras del entorno fsico (edifcios, viales y medios de transporte). De acuerdo con la misma, el 51,5% de las personas con discapacidad manifesta tener difcultad para desenvolverse con normalidad en su vivienda o edifcio, especialmente en las escaleras (43,3%) y cuartos de bao (29,8%). Estas cifras aumentan a las dos terceras partes en el grupo de edad de 80 y ms aos. Asimis- mo, se declara que 305.400 personas han tenido que cambiar alguna vez su domi- cilio por motivo de su discapacidad, la mitad para recibir los cuidados de sus fa- miliares y la cuarta parte porque encon- traban barreras de acceso en su domicilio anterior. En 1,2 millones de hogares con per- sonas con movilidad limitada hay ba- rreras de acceso en sus edifcios, como escaleras sin rampas o sin plataformas mviles. Y, al menos la mitad de las per- sonas con discapacidad declaran encon- trar una serie de elementos en la calle que les impide su normal desplazamiento por la misma. El problema ms importante es el bordillo de la acera, que crea difculta- des de movimiento al 38,4% de las per- sonas, seguido de los obstculos en las mis-mas (papeleras, farolas, socavones, estrechez...) que afectan al 36,6%. Finalmente, un total de 181.000 personas con discapacidad, que residen en centros, tienen algn problema de accesibilidad. El lugar en el que tienen ms difcultades para desenvolverse es fuera del centro (61,1% de las personas) y donde menos difcultades encuentran es en la habita- cin (37,7%). El Libro Verde de la Accesibilidad en Espaa, previo al I Plan Nacional de Accesibilidad 2004-2012, realiz un diagnstico del estado de accesibilidad urbanstica, de la edifcacin y transporte en nuestro pas, mostrando, en general, unos niveles de accesibilidad muy bajos. Como causas de esta situacin, se sealan, entre otras: 179 LBEA Captulo 02 g Falta de formacin y desconocimiento de los/as profesionales de la normativa. g No consideracin de los requerimientos de la accesibilidad desde el origen como uno de los puntos de partida del diseo. Inexistencia de exigencias de accesibilidad dentro de la normativa urbanstica o de la edifcacin. g Insufciente fnanciacin pblica para la adaptacin de lo existente. g Inefcacia de los rganos administra- tivos responsables del control de la nor- mativa unida a la no aplicacin de pro- cedimientos sancionadores en caso de incumplimientos. g Falta de coordinacin en la ejecucin de las actuaciones que rompen la necesaria cadena de accesibilidad. g Escasa conciencia social sobre el valor de la accesibilidad como elemento de calidad de vida. 4.2.- LA ACCESIBILIDAD UNIVERSAL En su relacin con el entorno, las personas que no se ajustan en sus capacidades funcionales de movimiento, percepcin o comprensin a un patrn comn o estndar, se enfrentan en su vida cotidiana a las conocidas como barreras, la cuales les impiden participar de los bienes y servicios de la sociedad en igualdad de condiciones con el resto de la poblacin. En el caso de las personas de mayor edad, las consecuencias de estas barre- ras cobran una especial relevancia, dado su mayor aislamiento social, la menor posibilidad de obtener apoyo de terceros para salvar los obstculos, as como su mayor vulnerabilidad a adquirir discapa- cidades en caso de accidentes y cadas. Las barreras se han clasifcado tradicio- nalmente teniendo en cuenta el mbito o espacio en el que se presentan. De esta manera, Clotilde Amengual , en la publi- cacin Movilidad reducida y accesibili- dad (1996), las defne como: g Barreras arquitectnicas: impedimen- tos que se presentan en el interior de los edifcios. g Barreras urbansticas: impedimentos que presentan la estructura y mobiliario urbanos, sitios histricos y espacios no edifcados de dominio pblico y privado. g Barreras en el transporte: impedimen- tos que presentan las unidades de trans- porte particulares o colectivas (de corta, media y larga distancia), terrestres, mar- timas, fuviales o areas. g Barreras en las telecomunicaciones: impedimentos o difcultades que se pre- sentan en la comprensin y captacin de los mensajes, vocales y no vocales, y en 180 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 02 el uso de los medios tcnicos disponibles para las personas con distinta clase y gra- do de discapacidad. En la ltima dcada en nuestro pas el concepto de accesibilidad ha evolucio- nado notablemente tanto en su consi- deracin social como en su tratamiento jurdico. De esta manera, de considerarse exclu- sivamente como una cuestin relativa al entorno fsico y a las personas con disca- pacidad, ha ido amplindose a nuevos entornos (comunicaciones, productos, bienes y servicios) y a un mbito de la poblacin ms extenso, como se ha se- alado, que incluye a personas sin disca- pacidad (personas mayores, extranjeras, mujeres embarazadas...). Por otra parte, tambin ha cambiado su consideracin social, ha pasado de ser un problema individual a entenderse como un problema colectivo, en el que el entorno y no exclusivamente la persona tambin se manifesta como un agente responsable. Por otra parte, en el mbito jurdico, las exigencias de accesibilidad reconocidas tradicionalmente en la legislacin de ser- vicios sociales (sirva de ejemplo la Ley 13/1982, de 7 de abril, de Integracin Social de los Minusvlidos) forman parte, actualmente, de la conocida como legis- lacin antidiscriminatoria (Ley 51/2003, de 2 de diciembre, de igualdad de opor- tunidades, no discriminacin y accesibili- dad universal de las personas con disca- pacidad- LIONDAU) y estn consideradas como una premisa necesaria para el ejer- cicio de derechos humanos (Convencin de Naciones Unidades sobre los dere- chos de las personas con discapacidad). Actualmente, por tanto, no trata de com- pensar una desventaja sino de reconocer el ejercicio de un derecho, ntimamente relacionado con derechos humanos. Porque, en defnitiva, tener que trasla- darse a un centro residencial porque la comunidad no desea reformar el portal del edifcio, no poder ir al teatro por la existencia de escalones de la entrada, no poder realizar un trayecto en ferrocarril por la carencia de espacios reservados para personas usuarias de silla de ruedas, ni realizar un trmite administrativo por falta de intrprete de lengua de signos... supone una vulneracin grave de los derechos fundamentales recogidos en la Constitucin Espaola como son el derecho a la igualdad de trato ante la Ley (artculo 14) o, en su caso, a la libertad de residencia y circulacin (artculo 19). Por otra parte, no se trata slo de elimi- nar barreras y adaptar los entornos sino que, desde el inicio del proceso construc- tivo o de fabricacin, los responsables del diseo urbanstico, arquitectnico, tecnolgico o las entidades prestatarias de servicios... tengan en cuenta las dife- rentes necesidades del mayor nmero de personas posible huyendo de un modelo 181 LBEA Captulo 02 o patrn nico. Para ello, es necesario te- ner en cuenta la aplicacin de principios no discriminatorios, como son: Accesibilidad universal: la condicin que deben cumplir todos los entornos, procesos, bienes, productos y servicios, as como los objetos o instrumentos, herramientas y dispositivos, para ser comprensibles, utilizables y practicables por todas las personas en condiciones de seguridad y comodidad y de la forma ms autnoma y natural posible . Diseo para todas las personas: la actividad por la que se conciben o proyectan, desde el origen, y siempre que ello sea posible, entornos, procesos, bienes, productos, servicios, objetos, instrumentos, dispositivos o herramientas, de tal forma que puedan ser utilizados por todas las personas, en la mayor extensin posible. Estos principios han sido introducidos en nuestro ordenamiento estatal por la LIONDAU. En Andaluca se recogen, asi- mismo, en el reciente Decreto 293/2009, de 7 de julio, por el que se aprueba el re- glamento que regula las normas para la accesibilidad en las infraestructuras, el urbanismo, la edifcacin y el transporte. Por todo lo anteriormente expuesto, proponemos que: 11 .- En el mbito de la comuni- cacin realizar una campaa de concienciacin sobre la importancia que para las personas ma- yores tiene desenvolverse en un entorno accesible y seguro, en la que se incida en el valor de la accesibilidad preventiva que evite en el futuro situaciones como: traslados de domicilio, ingresos en cen- tros, aparicin de discapacidad por acci- dentes o cadas, etc. 12 .- En el mbito normativo, ins- tar: Dentro de la regulacin legal sobre edifcacin la exi- gencia de que se construyan viviendas convertibles, en renta libre o protegidas, cuyas caractersticas arquitectnicas per- mitan en el futuro hacerlas accesibles a un bajo coste econmico. A la modifcacin de la regulacin que hace la actual Ley de Propiedad Hori- zontal sobras obras de accesibilidad en las comunidades de propietarios/as, que slo establece como obligatorias las obras cuyo coste no supere tres mensua- lidades ordinarias por cada comunero/a. A una mejora del control administrativo y el procedimiento sancionador en casos de incumplimiento de la normativa de accesibilidad. 13 .- Mejorar la formacin de los/as profesionales del di- seo incluyendo la accesibi- lidad dentro de las materias curriculares universitarias as como fomentar la inves- 182 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 02 tigacin de nuevos productos de apoyo y tecnologas que mejoren la autonoma y la accesibilidad en la comunicacin de las personas mayores. 14 .- En el mbito de la actuacin de fomento de las Adminis- traciones Pblicas aumentar las cuantas de las ayudas pblicas des- tinadas a la eliminacin de barreras tanto en el edifcio como en el interior de las viviendas, as como prever la subvencin para la adquisicin de ayudas tcnicas o productos de apoyo para salvar desni- veles dentro del domicilio de personas mayores (elevadores, plataformas sal- vaescaleras, gras...) o mejorar su comu- nicacin con el entorno (ayudas TIC), as como regular el Fondo de Supresin de Barreras previsto en la normativa andalu- za, con objeto de fnanciar actuaciones para hacer progresivamente accesibles los entornos existentes o ya construidos (vas pblicas, edifcaciones y medios de transporte). 5.- SEGURIDAD COMO PERSONA CONSUMIDORA El crecimiento del nmero de personas mayores determina un aumento de per- sonas consumidoras que, aunque carac- terizadas por su heterogeneidad, recla- man que el mercado les ofrezca produc- tos que respondan a sus necesidades y expectativas. Diversos factores han confuido en la in- corporacin de un creciente nmero de personas mayores a los territorios del denominado consumo global. Segn determinados autores , se ha producido un cambio donde un grupo demogrfco apenas atendido ha pasado a ocupar una posicin estratgica en las acciones de las empresas (1) . As, el evidente aumento demogrfco que nos sita en la fronte- ra del 30,8% de poblacin mayor de 65 aos hacia el ao 2050, el importante tiempo libre disponible y la reduccin de diversos gastos que permite refotar un poder adquisitivo apreciable, son facto- res determinantes de este cambio. El haz de este sustancial incremento de personas mayores como consumidores lo representa la oportunidad de negocio que supone para las empresas 183 LBEA Captulo 02 Pero, adems, se podra aportar otra circunstancia nada desdeable: se estn incorporando grupos signifcativos de personas mayores poseedores de una cultura de consumo que contrasta con las hbitos de ahorro de mayores de generaciones antecedentes. Como seala el Consejo Econmico y Social (2) : Los hogares cuyos sustentadores superan los 65 aos despliegan pautas de consumo muy diferentes. En primer lugar, la mayor parte del dinero que emplean en consumir la dedican a gastos bsicos. As, el 39,2 por 100 se destina a la vivienda y el 18,2 por 100 a productos de alimentacin. No obstante, hay que tener en cuenta que la partida de la vivienda suma los alquileres realmente pagados y los imputados a las viviendas en propiedad y a las cedidas, lo que hace pensar que, al tratarse de un grupo de edad avanzada, en muchos casos las viviendas sern propiedad del hogar y por tanto el gasto se imputa. En ese caso habra que ponderar el gasto medio asumiendo que su volumen real puede ser menor que el recogido en la encuesta. Por otro lado, habiendo visto reducidas sus necesidades ineludibles de movilidad (derivadas del trabajo), emplean una proporcin sustancialmente ms baja, prcticamente la mitad de la media, a gastos de transporte: utilizan menos vehculos privados y ms el transporte pblico, para el que, adems, cuentan con importantes descuentos. Asimismo, dedican menos recursos al ocio y la cultura y a los restaurantes, bares y hoteles. Tienen, en defnitiva, prioridades de gasto distintas de las del conjunto y muy distintas de las correspondientes al segmento ms joven. Por lo tanto, entre las posibles explicaciones de este hecho deben tenerse en cuenta las derivadas del efecto generacin, es decir, las que entroncan con las especiales circunstancias culturales y de socializacin de esa generacin concreta. Entre las condiciones histricas que enmarcan la socializacin de este segmento hay que considerar la tarda entrada y consolidacin de la llamada sociedad de consumo de masas en Espaa, ya que el sector ms provecto dentro del segmento de los mayores de 65 aos alcanz la condicin de adulto y por tanto vivi la parte ms importante de su socializacin en una poca en la que el sistema de valores todava se corresponda con una sociedad preconsumista, en la que primaban actitudes ms vinculadas al ahorro. No obstante, a causa del envejecimiento, cada ao se incorporan nuevas y nutridas generaciones de personas mayores que van renovando el patrimonio cultural del segmento de ms edad, aadiendo pautas de comportamiento ligadas ya a la sociedad de consumo generalizado, de la que s han participado siendo jvenes. Cada vez ms, en los medios de comu- nicacin y en las acciones publicitarias, las personas mayores se sitan en un plano de importancia. Sirvan dos ejem- plos : Uno ;El 26% de las ventas de la dis- tribucin del gran consumo, que suman 184 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 02 unos 15.900 millones de euros en Europa, se concentran en mayores de 65 aos, se- gn paneles de consumo que manejan las multinacionales. Productos cosmti- cos, de alimentacin y de ocio dirigidos slo al pblico mayor han proliferado, como en su da lo hicieron los pensados para el pblico joven (3) . Dos; Otro de los sntomas del nuevo perfl de comprador de coches tiene que ver con la edad. Aparte de la gente joven o de mediana edad, que aprovecha para su primer vehculo o para comprar otro tras diez aos de uso, destaca el colectivo de jubilados, tanto espaoles como residentes extranjeros. En este caso, destaca el aumento de personas que al tener algn dinerillo ahorrado, compran ahora el coche nuevo e incluso el de su vida al contar con importantes descuentos(4)
El haz de este sustancial incremento de personas mayores como consumi- dores lo representa la oportunidad de negocio que supone para las em- presas que deben ofrecer productos y servicios adecuados a las necesidades de sus potenciales clientes y la genera- cin de empleo que ello trae consigo. El envs lo materializa la necesidad de proteger las acciones defraudatorias de los derechos de las personas mayores como consumidores. La proteccin de los derechos de las Personas Consumidoras y Usuarias es un mandato constitucional que tambin aparece en el Estatuto de Autonoma de Andaluca y en varias Leyes en las que se afrma que las administraciones pblicas garantizarn los derechos de las Personas Mayores como consumidoras y usuarias, consideradas como un sector social con caractersticas propias y defnidas. Por ello, entendemos que para salvaguar- dar los derechos de las Personas Mayores como consumidoras y usuarias . 15 .- Es necesario que las Admi- nistraciones Pblicas adop- ten medidas concretas en materia de proteccin de los derechos que, como consumidores, tienen las per- sonas mayores. As: g Deben seleccionar y suministrar infor- macin en materia de consumo dirigida especfcamente a las Personas Mayo- res. g Deben salvaguardar todos los dere- chos y, especialmente, el derecho a la in- formacin, de las Personas Mayores como personas consumidoras y usuarias en los medios de comunicacin social. g Han de planifcar y ejecutar acciones formativas en materia de consumo dirigi- das a las Personas Mayores. g Deben defnir y deben adoptar las medidas necesarias en materia de De- fensa y Proteccin de los consumidores, especialmente en relacin a las ofertas comerciales dirigidas especfcamente a 185 LBEA Captulo 02 este sector de la poblacin, como cum- plimiento a lo dispuesto en el art. 48 de la Ley 6/1999 de 7 de julio de Atencin y Proteccin a las Personas Mayores en Andaluca. 6.- SEGURIDAD EN CUANTO A LA PROTECCIN DE SU IMAGEN Las personas mayores representan un ac- tivo social irrenunciable, tanto por el cre- ciente nmero de personas incluidas en el grupo de edad de ms de 65 aos, como por los activos de toda ndole que aportan a las sociedades actuales. Ello implica que los conceptos sobre la vejez y los roles que los mayores desarrollan estn cambiando, sin embargo, todava subsisten prejuicios, estereotipos y actitudes negativas hacia las personas mayores. A raz de estos estereotipos y prejui- cios, se deriva un trato hacia las perso- nas mayores entendindolas como una carga familiar y social, personas inca- paces de asumir responsabilidades y, como respuesta, reforzando actitudes dependientes en vez de favorecer su autonoma. Estas actitudes menoscaban a las personas mayores pues infravaloran su papel en la sociedad y limitan sus ca- pacidades de participacin en la vida so- cial, econmica y cultural. La realidad ofrece cada vez manifesta- ciones de vidas activas, participativas y plenas de las personas mayores para s mismas y para la sociedad. Ligar perso- na mayor a pasividad o a retirada es un error de apreciacin cuya subsistencia en la sociedad no es admisible. Por ello, las personas mayores no pueden ser expuestas como un grupo homogneo y asociado a vulnerabilidad o dependencia. Estos perfles de las personas mayores son anticuados y obsoletos pertenecientes a pocas pasadas que ofenden el sentido de la realidad. Por tanto, se hace preciso entre toda la ciudadana -que conoce de primera mano experiencias vitales, propias o ajenas, de vida activa y productiva para la sociedad- redefnir (reajustar) el concepto pblico de las personas mayores. Y en esa tarea cobran especial importancia los profesionales de los medios de comunicacin y de la publicidad y los operadores titulares de los medios, por cuanto se ha evidenciado que las personas mayores aparecen poco en los medios de comunicacin y, cuando aparecen, lo suelen hacer recubiertos de un ropaje plagado de estereotipos y clichs. El lenguaje verbal y audiovisual sobre las personas mayores tambin merece ser re- considerado. Se usan trminos que, aun- que aceptados socialmente, conducen a las personas mayores a los terrenos del paternalismo o de la sobreproteccin. A veces, bajo la apariencia de gestos ver- bales cariosos se encubren seales de retirada o de apartamiento (abuelo, abue- lete, nuestros mayores, ancianos, viejetes, viejos, asilo, etctera). Se usan colores os- 186 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 02 curos, fotos de personas dependientes o inactivas, o se asocian exclusivamente con actividades ldicas como bailar o viajar. Como se seala en el apartado 7 de la Declaracin Ministerial de Len-Una sociedad para todas las edades: retos y oportunidades-, es preciso: Fomentar una imagen positiva de las personas de edad, en particular mediante el sistema educacional y campaas en los medios de difusin, puede contribuir en gran medida a que se aprecie de manera ms generalizada la aportacin que estas personas pueden hacer a la sociedad. Alentamos el desarrollo de actividades para dar a conocer entre el pblico la importante y variada contribucin que pueden hacer las personas de edad a sus familias y a la sociedad. En Andaluca existe una nueva institu- cin de autogobierno: el Consejo Au- diovisual de Andaluca que, entre otras funciones, tiene encomendada la de Sal- vaguardar los derechos de los menores, jvenes, tercera edad, personas con dis- capacidad, inmigrantes y otros colectivos necesitados de una mayor proteccin, en lo que se refere a los contenidos de la programacin y a las emisiones publicita- rias, potenciando el respeto a los valores de tolerancia, solidaridad y voluntariado, evitando la induccin de comportamien- tos violentos e insolidarios, as como fa- cilitando accesibilidad a las personas con discapacidad auditiva o visual (artculo 4.6. de la Ley 1/2004 de creacin del Con- sejo Audiovisual de Andaluca). Todo ello se realiza a travs de decisio- nes, instrucciones, recomendaciones y estudios, ejerciendo la potestad sancio- nadora y aquellas otras actuaciones en- comendadas al Consejo Audiovisual de Andaluca, de conformidad con la legis- lacin vigente. Hay que sealar, adems, que las perso- nas mayores de 65 aos son uno de los sectores que ms contenidos audiovi- suales consume a travs de la Televi- sin, por lo que este medio y fundamen- talmente, aunque no de manera exclusi- va, a travs de los operadores pblicos puede contribuir de manera efcaz a la visibilidad del colectivo, a la traslacin de contenidos formativos e informativos re- lacionados con la salud, el ocio, el apren- dizaje a lo largo de toda la vida, etctera. Los datos a este respecto son elocuentes, aunque varan segn la fuente y las di- ferentes Comunidades Autnomas. Un estudio de la Universidad Rey Juan Car- los asegura que los mayores de 65 aos ven la televisin una media de 4 horas y media al da (270 minutos) y hasta 6 horas en el caso de que convivan con otras personas. Este consumo es mayor entre las mujeres (4 horas y 57 minutos) que entre los hombres (4 horas y 37 mi- nutos) y el 93% de los mayores dice ver la televisin todos o casi todos los das. 187 LBEA Captulo 02 Segn datos de TNS-SOFRES para 2009, los espaoles mayores de 65 aos ven la televisin 311 minutos al da (5 horas y 11 minutos), lo que signifca un 21,6 % de su tiempo diario dedicado a ver la te- levisin, por lo que considera que la te- levisin vuelve a posicionarse como un elemento de ocio de alta signifcacin en la vida social, ya que sigue acaparando el tiempo libre de la mayora de ciudada- nos en Espaa. Este hecho se evidencia de manera ms contundente entre los es- pectadores mayores. Segn este mismo informe realizado por el Grupo Corpora- cin Multimedia, en el anlisis por comu- nidades autnomas, Aragn y Andaluca son las regiones con mayor consumo televisivo de la poblacin general, 241 y 240 minutos respectivamente (casi cua- tro horas diarias de permanencia frente a la pequea pantalla). En Andaluca, para el target de 65 aos y ms, en el periodo de 1 de enero de 2009 a 31 de enero de 2009, se constat un consumo diario de 354 minutos (casi seis horas de consumo televisivo al da) lo que signifca un 25% del tiempo diario de cada mayor de 65 aos dedicado a ver la televisin. Por su parte, el informe sobre Catalua La dieta meditica y cultural de los ma- yores de 65 aos elaborado por la Fun- daci Audincies de la Comunicaci i la Cultura, revela que la poblacin catalana mayor de 65 aos dedica diariamente 4 horas y 40 minutos a ver la televisin y consume ms televisin autonmica y lo- cal que el resto de la poblacin catalana. Refrindonos a la poblacin espaola hay que sealar no obstante, que entre todos los grupos poblacionales, los que no ven la televisin constituyen una minora. Actualmente la televisin es, ms que un medio de comunicacin, la acompaante fdelsima de nueve de cada diez espaoles. Aunque en trminos porcentuales no existen diferencias reseables entre los diferentes grupos de edad, s que existen, como hemos visto, en el tiempo diario dedicado a este tipo de actividad. La explicacin a esta constatacin es con ocasiones fruto de un estereotipo bastante rampln: se ve ms la televisin porque se es mayor. Sin embargo, el hbito de ver la televisin no tiene, por el contrario, tanto que ver con la edad como con un perfl socio- demogrfco especfco. La afcin a ver la televisin es superior, en general, entre las personas que viven solas o las que integran ncleos familiares reducidos. Unido al factor de la soledad fguran otros no menos determinantes, como el nivel educativo, la relacin con la actividad, el estado de salud y, naturalmente, la clase social de adscripcin. Obviamente, al tratarse del medio de comunicacin que requiere un esfuerzo de comprensin ms limitado, resulta ideal para las personas cuyo nivel de instruccin es bajo, algo que, en la actualidad, sigue siendo ms caracterstico entre las personas de edad avanzada. El perfl socio-demogrfco del consumi- dor de televisin es, por tanto, muy simi- lar al del grupo de mayores en nuestro 188 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 02 pas. Afrmar que las personas mayores son las que ms ven la televisin es una conclusin parcial y superfcial donde se hace necesaria una aclaracin extra cro- nolgica. En efecto, adems de todas las causas socio-demogrfcas sealadas, que hacen que el grupo de mayores sea el que ms utilice este medio, hay que tener en consideracin su mayor dispo- nibilidad de tiempo libre a lo largo del da, algo que se refeja en la comparacin entre los das laborables y los fnes de se- mana. Mientras que entre la poblacin de otros grupos de edad el consumo de televisin se eleva los fnes de semana, ste se reduce entre las personas mayo- res. Cuando los individuos disponen de ms tiempo libre utilizan este tipo de ocio durante ms minutos a lo largo del da. (CSIC Informe 2008). Por otra parte, aunque el grupo de mayores es el que ms tiempo dedica a este medio, stos no tienen la percepcin de malgastar su tiempo. Es muy posible que la causa de esta contradiccin sea que son personas que disponen de ms tiempo libre y que, a su vez, consideran menos posibilidades de ocio. Segn el CSIC, slo un 9,0% de los mayores declara sentirse frustrado a menudo o algunas veces por ocupar demasiado tiempo viendo la televisin. Entre el grupo de jvenes, de entre 15 y 29 aos, este porcentaje se eleva al 19,3%. Las generaciones de ms de 65 aos han crecido fuera de la cultura del ocio, lo que puede incidir en detentar menos posibilidades de distraccin o disfrute; no perciben poder haber dedicado el tiempo que les ocupa la televisin a otras actividades ya que en muchos casos ni siquiera llegan a considerarlas. En los diferentes pases europeos el uso de la televisin como parte del ocio tambin est muy difundido, slo en Ucrania el porcentaje de poblacin mayor que usa este medio desciende del 90% (CSIC). Por otra parte, segn las opiniones reco- gidas por el CSIC, los programas emitidos preferidos por las personas mayores son los noticiarios o informativos (28,4%), las pelculas (11,6%), y las telenovelas, con- cursos y documentales o programas edu- cativos que rondan el porcentaje del 9%. La programacin que menos gusta son los llamados realities y los programas de cotilleos. Estos datos, no obstante, deben ponerse en comparacin con los datos recogidos a travs de las audien- cias, pues tambin en este sector de po- blacin puede darse el fenmeno de la deseabilidad social del espectador en general frente a la programacin cuando es consultado. Esto es, se responde ms en funcin de lo deseable socialmente que de lo que realmente se ve, mxime teniendo en cuenta la oferta de las parri- llas televisivas. Tambin es preciso profundizar sobre los motivos por los que los mayores utilizan los medios de comunicacin (especialmente los audiovisuales y sobre todo la televisin), pues muchos 189 LBEA Captulo 02 suelen ver la televisin como pura y simple distraccin o como compaa, apreciadsima entre quienes viven solos o se sienten as. Por esto un porcentaje elevado de personas mayores declara simultanear esta actividad con otras de variada tipologa. La ocupacin que ms se realiza viendo la televisin es comer o cenar, con un 42,5% de personas que compatibiliza estas actividades; le sigue la realizacin de tareas domsticas, con un 23,3% (CSIC). Aunque como se ve disponemos de algunos datos y estudios referidos a los medios de comunicacin y los mayores, es preciso realizar un esfuerzo en Andaluca para profundizar en el conocimiento de los hbitos, preferencias, percepciones y opiniones de los mayores en relacin con los medios audiovisuales y sus contenidos, as como de la percepcin del resto de la poblacin de la imagen de los mayores transmitida a travs de la programacin y publicidad de la televisin. En este sentido, el Consejo Audiovisual de Andaluca contribuir a este conocimiento en este ao 2010, ya que en el Barmetro Audiovisual de Andaluca que anualmente realiza ha optado en este ao por incorporar en su cuestionario un apartado especfco relacionado con los aspectos ms arriba sealados. En otro orden de cosas, se ha de tener presente el papel de la publicidad a travs de la televisin y extremar la vigilancia con la fnalidad de que sta sea respetuosa con los derechos de los mayores, tanto en lo que concier- ne a stos como consumidores, como en lo referido a la imagen que de los mayores se traslada en la publicidad. En el primer aspecto, son numerosos los productos y servicios que a travs de los anuncios o de los servicios de televenta se dirigen a los mayores, los cuales han de ser exquisitos en el cumplimiento de normativa con la fnalidad de no incurrir en supuestos de publicidad ilcita, o en situaciones que contribuyan a la vulne- rabilidad del colectivo (letra pequea, productos milagro, etctera). Algo similar ocurre con determinada programacin: concursos, programas de quiromancia, adivinacin, etctera, que puede tener consecuencias adversas para personas especialmente vulnerables, entre los que puede haber parte de la poblacin mayor. Por ello, es preciso incrementar el papel de seguimiento y control sobre la progra- macin y la publicidad de los medios que ha de ejercer el Consejo Audiovisual de Andaluca con la fnalidad de velar por el respeto de los derechos de las personas mayores en los medios audiovisuales. Finalmente, es preciso contribuir al desa- rrollo de medidas que permitan la acce- sibilidad de los mayores a los medios de comunicacin, mediante la implementa- cin de instrumentos y dispositivos que se adecuen a la disminucin de sus capa- cidades auditivas y visuales. 190 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 02 Por ello, es necesario: 16 .- Entre toda la ciudadana hay que redefnir la imagen social de las personas mayo- res desalojando del sentir colectivo los clichs y estereotipos desfasados y tras- ladando su realidad actual. Para conseguirlo es preciso: g Promover la investigacin sobre la situacin real de la presencia y las caractersticas de los estereotipos asociados a las personas mayores en nuestra sociedad. En particular, el tratamiento que de ellas se hace desde los medios de comunicacin, tanto en la programacin como en la publicidad. g Profundizar mediante los estudios e informes necesarios en el conocimiento de los hbitos, preferencias, percepciones y opiniones de las personas mayores en relacin con los medios audiovisuales y sus contenidos, as como de la percepcin del resto de la poblacin de la imagen de las personas mayores transmitida a travs de la programacin y publicidad de la televisin. g Favorecer un adecuado tratamiento social de las personas mayores, a travs de medidas informativas y educadoras. g Establecer, a travs de los rganos competentes, unas recomendaciones de estilo sobre el tratamiento informativo y publicitario de las personas mayores, utilizando para ello el mecanismo de la corregulacin. g Colaborar con las instituciones per- tinentes, en particular con el CAA, para implementar los mecanismos de segui- miento y control sobre el tratamiento en los programas y en la publicidad protago- nizada o dirigida a las personas mayores. g Desarrollar acciones especfcas en el mbito educativo y meditico que per- mitan incorporar una adecuada imagen social de las personas mayores. g Fomentar las buenas prcticas en el abordaje informativo y publicitario de las personas mayores; as como los pro- gramas y contenidos especfcamente dirigidos a ellos o que cuenten con su participacin. g Contribuir al desarrollo de medidas que permitan la accesibilidad de los ma- yores a los medios de comunicacin. g Promover la colaboracin interinsti- tucional con los operadores pblicos y privados, y con otros actores del sector audiovisual con la fnalidad de poner en marcha acuerdos y otras acciones que contribuyan a la promocin y defensa de los mayores en el mbito de los medios de comunicacin. 191 LBEA Captulo 02 7.- SEGURIDAD EN CUANTO A LA PROTECCIN DE SU PATRIMONIO. MECANISMOS DE PROTECCIN DEL PATRIMONIO FAMILIAR Dentro de los mecanismos de protec- cin del patrimonio familiar debemos detenernos en el caso de las empresas familiares y en la fgura de los protocolos familiares. Las empresas familiares constituyen la base de la economa del pas, y bueno ser preparar el relevo generacional para garantizar la continuidad y la paz en el seno de la familia y de la empresa, llegado que sea el momento de la retirada del fundador o de los actuales propietarios y gestores. Unas simples cifras nos dan una clara idea de la importancia social y econmica de las empresas familiares. Segn datos del Instituto de Empresa Familiar se estima que hay ms de 2,9 millones y medio de empresas familiares en Espaa, cifra que viene a representar el 85% de las empre- sas espaolas. Las empresas familiares dan empleo a ms de 13,9 millones de trabajadores, es decir, son la fuente del 75 % del empleo privado en Espaa. Rea- lizan el 59% de las exportaciones espao- las. El total de su facturacin representa el 70% del PIB espaol. Existe por tanto un inters social y fami- liar en que la jubilacin o el fallecimiento del fundador, si se trata de una empresa en primera generacin, o de los propie- tarios gestores, si estamos en segunda o sucesivas generaciones, no lleven a la extincin de la empresa familiar. Qu duda cabe que el primer interesado en dejar atadas y bien atadas las cosas para cuando se produzca su retirada es el fundador de la empresa, quien lo ltimo que querr ver es extinguida la obra que con tanto esfuerzo fund y mantuvo. Si estamos en segunda o sucesivas generaciones el inters de los familiares ser el mismo en mantener la continuidad de la empresa. Segn indica el Instituto de Empresa Familiar, tan slo algo ms de 1/3 de las empresas familiares llegan a segunda generacin y tan slo entre el 10 y el 15 % de la EF llegan a tercera generacin. La esperanza de vida media de una sociedad familiar es aproximadamente la mitad de una que no lo sea. Las razones de las difcultades de cambio generacional en las empresas, una vez que -al menos en gran medida- se han ido solventando los problemas exgenos derivados de la tributacin de las transmisiones del capital, se encuentran fundamentalmente en causas endgenas, en general de estructura psicolgica y subjetiva, que infuyen de una manera decisiva en la incapacidad de superar 192 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 02 este relevo generacional. La superacin de estos problemas se puede producir merced a un largo proceso de dilogo en el seno de la empresa familiar que lleve a la frma de un protocolo familiar. El protocolo familiar es un acuerdo de los componentes del grupo familiar propietarios de una empresa, en el que se pretende la regulacin y con- crecin de las relaciones entre familia, propiedad y empresa, con la fnalidad de dotar de continuidad y paz a la em- presa, permitiendo en la misma el rele- vo generacional no traumtico cuando el mismo deba de producirse. En el ao 2000 se aprob por el Pleno del Senado la creacin, dentro de la Comisin de Hacienda, de una Ponencia de Estudio para la Problemtica de la Empresa Fami- liar. El 23 de noviembre de 2001 se aprue- ba el Informe de esta Ponencia en el que, tras un muy interesante estudio de la f- gura, se sealan una serie de conclusio- nes, entre ellas la siguiente: Recomendar a las empresas familiares la formalizacin de un Protocolo Familiar, como acuerdo que delimite el marco de desarrollo y las reglas de actuacin y relaciones entre la propia Empresa familiar y su propiedad, sin que ello suponga interferir en la gestin de la empresa y su comunicacin con terceros. Se considera que el Protocolo Familiar es el instrumento ms adecuado, para entre otras fnalidades, delimitar el acceso de los miembros de la familia a la Empresa; defnir los puestos de responsabilidad, tanto en la gestin como en el gobierno de las mismas; delimitar las polticas de dividendos acti- vos y pasivos y la poltica de fnanciacin en relacin con los miembros de la familia; posibilidad de crear fondos internos de au- tofnanciacin para situaciones puntuales; regular la transmisin de las acciones; de- fnir a los interlocutores a nivel del grupo familiar con los gestores de la empresa; de- terminar la informacin a suministrar a los grupos familiares, creacin de la Asamblea y el Consejo Familiar y, en general, prever la sucesin de los fundadores de dichas empresas, creando un marco que garanti- zando la continuidad incentive el inters de la familia o familias por las empresas, y al mismo tiempo el inters general contribu- yendo a que las mismas ganen dimensin y sean competitivas. Por todo ello el protocolo familiar se confgura como un mecanismo til para el relevo generacional en una empresa, para la proteccin de patrimonio familiar, para la proteccin del patrimonio de la persona mayor que incluso retirada de la gestin de la empresa, sin embargo, po- siblemente an mantenga participacin en el capital. Es un mecanismo hbil para preparar, en su caso, su jubilacin. La propia Junta de Andaluca es conscien- te de la importancia de los protocolos fa- miliares y buena prueba de ello es que la Orden de 9 de diciembre de 2008, por la que se establecen las bases regulado- ras de un Programa de Incentivos para el Fomento de la Innovacin y el Desarrollo 193 LBEA Captulo 02 Empresarial en Andaluca y se efecta su convocatoria para los aos 2008 a 2013, contempla incentivos para el desarrollo de protocolos familiares de sucesin em- presarial. En defnitiva, la jubilacin o la muerte de los fundadores de las empresas familia- res o de los familiares propietarios ges- tores en empresas familiares en segunda o posteriores generaciones, lleva en mu- chas ocasiones a graves difcultades en el seno de la empresa que llevan a la extin- cin de la empresa familiar, con la consi- guiente prdida de patrimonio familiar y de fuente de riqueza social. Como mecanismo hbil para ordenar la sucesin en la empresa familiar y, por tan- to, para la proteccin de este patrimonio familiar y garantizar la continuidad de la empresa, encontramos los protocolos fa- miliares. Por todo lo anteriormente expuesto se considera y se recomienda : 17 .- Profundizar en la informa- cin a las empresas familiares sobre la existencia de la fgura de los protocolos familiares y su utilidad. As como mantener la acertada poltica de incentivos econmicos pblicos para el desarrollo de protocolos familiares. 8.- SEGURIDAD FRENTE A HECHOS DELICTIVOS
Cualquier persona puede ser vctima de un hecho delictivo, pero es preciso reconocer que el de las personas mayores es un colectivo especialmente vulnerable, por lo que demanda especial atencin. A.- EN LO RELATIVO A LOS DELITOS CONTRA EL PATRIMONIO Son muy frecuentes las estafas y defraudaciones que sufren personas mayores, especialmente en relacin con productos y servicios que se ofrecen a travs del telfono que les inducen a realizar compras irrazonables. Otro tanto ocurre con la adquisicin de tarjetas bancarias que a veces no saben usar pero por las que se les cobra mensualmente. La persona mayor, en cuanto consumido- ra, deber ser objeto de especial protec- cin en la lnea expresada por el Art. 48 de la Ley 6/1999 de 7 de Julio de Aten- cin y Proteccin a las Personas Mayores en Andaluca que dispone: Las Administraciones Pblicas garanti- zarn el respeto de los derechos que co- rresponden a las personas mayores como consumidores y usuarios, especialmente en relacin a las ofertas comerciales dirigidas especfcamente a este sector de la pobla- cin. 194 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 02 En este sentido se propone, en prevencin de las acciones atentatorias contra su patrimonio: a) La confeccin de contratos tipo, interve- nidos por la Administracin competente. b) La concesin de plazos de desistimien- to en que la persona, una vez haya podi- do refexionar sobre la bondad del pro- ducto, pueda manifestar su rechazo con efectos revocatorios del negocio. Tampoco son extraos los supuestos de expoliacin por personas del entorno familiar o social. Por ello, el Art. 46 de la Ley 6/1999 de 7 de julio de Atencin y Proteccin a las Personas Mayores en Andaluca dispone: Cuando las Administraciones Pblicas ten- gan noticia de que el patrimonio de una persona mayor est siendo objeto de ex- poliacin, bien por sus propios familiares o por terceros, se proceder a comunicarle de forma expresa las acciones judiciales que pueda iniciar, proporcionndole asistencia jurdica si fuera necesario, sin perjuicio del traslado de tales hechos al Ministerio Fiscal. B.- EN LO RELATIVO A LOS DELITOS CONTRA LA PERSONA 1.- Son preocupantes los crecientes casos de asaltos a las personas mayores en el interior de sus viviendas con el objeto de robar sus pertenencias, acompaados en algunos casos de episodios de gran violencia. 2.- Otra realidad, a veces escondida, es la de los malos tratos a las personas mayores. Es un fenmeno mucho menos visible que el de la violencia de gnero, pues los padres difcilmente denuncian a los hijos u otros familiares, pero que tiene una dimensin real mucho mayor de lo que normalmente se imagina. El Cdigo Penal contempla y castiga en el Art. 153-2 los episodios violentos concretos y en el Art. 173-2 los malos tratos habituales. La ley 6/1999 de 7 de Julio, en su Artculo 44 dispone: Las situaciones de maltrato sobre perso- nas mayores detectadas por cualesquiera rganos de las Administraciones Pblicas sern inmediatamente puestas en conoci- miento del Ministerio Fiscal. Del mismo modo debern actuar los profesionales, familiares, amigos, vecinos o instituciones que aprecien situaciones de maltrato o indicios de las mismas, sobre cualquier persona mayor. 3.- A veces lo que se produce es simplemente la desasistencia por parte de aquellas personas legal y ticamente obligadas a prestar los cuidados. El Cdigo Penal, en el Art. 226-1, castiga como Abandono de Familia a: 195 LBEA Captulo 02 El que dejare de cumplir los deberes legales de asistencia inherentes a la patria potestad, tutela, curatela o acogimiento familiar o de prestar la asistencia necesaria legalmente establecida para el sustento de sus descendientes, ascendientes o cnyuge que se hallen necesitados. La obligacin legal la establece el Cdigo Civil dentro de la institucin conocida como alimentos entre parientes (Arts. 142 a 153), Estos comprenden el sustento, habitacin, vestido y asistencia mdica. De acuerdo con lo dispuesto en el Art. 143: Estn obligados recprocamente a darse alimentos: 1.- Los cnyuges. 2.- Los ascendientes y descendientes. Otros casos de desasistencia, cuando no se trata de familiares, se castigan, no como delito, sino como falta. As el Art. 619 del Cdigo Penal dice: Sern castigados los que dejaren de prestar asistencia o, en su caso, el auxilio que las circunstancias requieran a una persona de edad avanzada o discapacitada que se encuentre desvalida o dependa de sus cuidados. El Artculo 43 de la Ley 6/1999 de 7 de Julio de Atencin y Proteccin a las Personas Mayores en Andaluca dispone: Las denuncias formuladas ante las Ad- ministraciones Pblicas acerca de la desasistencia en que pueda hallarse una persona mayor darn lugar a la corres- pondiente investigacin, y, en su caso, a la adopcin de las medidas adecuadas para su cese. El Decreto 23/2004 de 3 de Febrero (BOJA n 25 de 6 de Febrero de 2004) sobre Proteccin Jurdica de las Personas Mayores desarrolla las previsiones de la Ley 6/1999 en este mbito. Como necesarios instrumentos de desa- rrollo de acciones de sensibilizacin po- dra , a modo de ejemplo, desarrollarse acciones destinadas a la creacin de re- des sociales de apoyo aprovechando las nuevas tecnologas de la informacin y comunicacin. Por todo lo anteriormente expuesto, se realizan las siguientes recomendaciones: 18 .- En relacin a los malos tratos en el mbito familiar, solicitar a las Autoridades competen- tes en Servicios Sociales que realicen una cerca de 4 millones trescientas mil licencias de conduccin pertenecen a personas mayores de 60 aos 196 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 02 poltica preventiva destinada a descubrir y actuar ante situaciones de convivencia en condiciones extremas, con cargas asis- tenciales difcilmente soportables para los familiares cuidadores que pueden dar lu- gar a episodios violentos. Para ello es preciso : g Realizar estudios e investigaciones sobre el maltrato a personas mayores vulnerables, para conocer con exactitud su dimensin y problemtica. g Desarrollar acciones coordinadas y giles de prevencin y deteccin de los casos de maltrato. g Desarrollar programas educativos y de sensibilizacin orientados al respeto y reconocimiento de las personas mayores (redes sociales de apoyo, agentes de cambio, etc), y acciones formativas para los profesionales del sector y de los medios de comunicacin. 19 .- Solicitar a los Poderes Pbli- cos competentes la creacin de grupos de Polica especia- lizados en la prevencin y persecucin de los delitos de los que con ms frecuencia son vctimas las personas mayores, as como incluir esta materia en los planes de estudio y formacin de las Fuerzas de Seguridad. Igualmente se solicita se profundice en el proceso de creacin en todas las Fiscalas de las Secciones de Proteccin de las Personas Mayores. 9.- SEGURIDAD VIAL EN PERSONAS MAYORES Las personas mayores presentan una di- mensin a la que, a veces, no se le presta la necesaria atencin. Nos referimos a su condicin de conductores y conductoras y de peatones. Es cierto que, a medida que se envejece, se pierden facultades, pero ello no supone que las personas mayores deban ser excluidas de nuestras carreteras o deban estar expuestas a gra- ves peligros. Los datos son elocuentes: cerca de 4 mi- llones trescientas mil licencias de con- duccin pertenecen a personas ma- yores de 60 aos, lo que representa el 16,6% del total que se aproxima a los 25 millones y medio. Como dato desta- cable que evidencia la tarda incorpora- cin de la mujer a la completa vida social, las mujeres mayores slo representan el 20% del total de licencias de conduccin para mayores de 60 aos. Se estima, se- gn la Asociacin Espaola de Carretera, que el nmero de conductores mayo- res de 65 aos se ha duplicado desde 1995. Por tanto, las personas mayores partici- pan de la conduccin en nuestras carre- teras, pero lamentablemente, tambin participan en el ndice de siniestralidad de una forma destacada. El anlisis de 197 LBEA Captulo 02 las estadsticas refeja de forma clara que son el grupo de mayor riesgo, tanto en su condicin de conductores como en la de peatones. Los mayores de 65 aos, pues, son uno de los grupos de mayor accidentabilidad , slo superado por los conductores de menos de 30 aos. Del mismo modo, los mayores de 65 aos suponen el 50% del total de peatones fallecidos. (1) En un estudio efectuado por una entidad de seguros (2) , se ponen de relieve una serie de circunstancias que invitan a la refexin: g Una de cada 5 personas fallecidas en accidentes de trfco en la Unin Europea son mayores de 65 aos. g Es ms probable que una persona mayor sufra un accidente a que lo cause, porque aunque sus capacidades se han disminuido adoptan mayor precaucin, no representando mayor riesgo que otros colectivos. g En Espaa, el 42% de las personas atropelladas que fallecen son personas mayores, dos puntos por encima de la media europea. Como seala El Libro Verde sobre la Seguridad Vial de Espaa que recoge las conclusiones del Congreso Internacional de prevencin de accidentes de trfco celebrado en Madrid del 30 de mayo al 1 de junio de 2006, las personas mayores: Constituyen un grupo de poblacin cada vez con mayor peso demogrfco y poten- cialmente mayor infuencia social y pol- tica; simultneamente forman un grupo especfco de riesgo, fundamentalmente como consecuencia de la prdida de facul- tades perceptivas, motrices y neurolgicas. Es una edad en la que la mayor parte va abandonando la conduccin en la medi- da en que se van sintiendo menos seguros, aunque hay personas que tienen una per- cepcin excesiva del permiso de conduccin como su ltimo reducto de independencia. En todo caso, las acciones relacionadas con los mayores no pueden contraerse a simples acciones divulgativas recordndo- les cules son sus actuales limitaciones; los conductores en general deben ser tambin sensibilizados sobre la naturaleza y causas de los problemas que las personas mayores pueden presentar fomentando actitudes de respeto. Adems deben ser objeto de una especial atencin desde el punto de vista sanitario, promoviendo revisiones mdicas con una periodicidad ms estrecha que la derivada de la vigencia de sus permisos de conduccin. Las infraestructuras, la accesibilidad a los transportes pblicos y los sistemas de gestin del trfco especialmente en los mbitos urbanos deben tener cada vez ms presente a este grupo poblacional, haciendo ms fcil y, por tanto, ms segura su circulacin. Los mecanismos de freno de esta situa- cin pasan necesariamente por el desa- 198 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 02 rrollo de programas especfcos de educa- cin vial para personas mayores, teniendo presente -como lneas transversales de nuestro modelo de envejecimiento acti- vo- el gnero y la intergeneracionalidad y por desarrollar una conciencia sobre la circunstancia de que tambin las perso- nas mayores participan de la utilizacin de la red viaria. Indudablemente deben desarrollarse los mecanismos de seguri- dad necesarios para preservar de situa- ciones de riesgo a las personas mayores usuarias de la red viaria. Por ello, desde el mbito competencial correspondiente, se recomienda: 20 .- Que se establezcan progra- mas especfcos de educa- cin y se considere necesario desarrollar acciones que salvaguarden la seguridad de las personas mayores en el uso de la red viaria y del trfco. 199 LBEA Captulo 02 BIBLIOGRAFA GENERAL APARTADO 2. 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SEGURIDAD COMO PERSONA CONSUMIDORA (1) Poveda R., Barber R., Prat J.,Vera P.,(2009)Los hbitos de compra y consumo de las personas mayores. Barcelona. Fundacin Edad y Vida (2) Consejo Econmico y Social (informe 2/08 . Los nuevos modelos de consumo en Espaa-2008 pp 42 y 43) En www.ces.es/servlet/noxml?id...pdf&mime- application/pdf (3) Mars, A. 2007, 20 de mayo .No soy mayor, soy senior Cada vez son ms y con ms medios. Las empresas se los disputan como clientes. El Pas. (4) Sirvent, B. 2009 27 de julio La mitad de coches comprados con el Plan E se paga al contado, pese a la crisis La Verdad.es) Navas Castelln R; Marquez M. (2003) Investigaciones de mercado sobre los mayores en Espaa. Los mayores en Espaa, un mercado emergente. Madrid. Jbilo Publicaciones Estudio sobre la distribucin del gasto y consumo de las personas mayores que viven solas o en pareja en su domicilio. (2006). UNIATE. Fundacin para la Unin y Assitencia a las Personas de la Tercera Edad. 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Asociacin Espaola de la Carretera ( 2006) . En http://www.aecarretera. com/Libro_Verde2daEd2.pdf 03 Captulo VIVIR SALUDABLEMENTE 205 LBEA Captulo 03 1.- INTRODUCCIN El envejecimiento activo es un recurso fundamental que ayuda a las personas y comunidades a alcanzar su potencial de calidad de vida y signifcacin a lo largo de todo su ciclo vital y a participar en la sociedad de acuerdo con sus necesidades, deseos y capacidades, es por lo tanto aplicable a cualquier estado de salud y con cualquier nivel de autonoma. Nuestra sociedad cuenta cada da con mayor nmero de personas octogenarias y nonagenarias, quienes, al igual que ocurre con las personas de entre 65 y 80 aos cada vez mantienen un mejor estado de salud y una mayor autonoma. Segn la Encuesta Andaluza de Salud 2007, el 46.7% de la poblacin de ms de 65 aos defni su estado de salud como bueno o muy bueno, si bien el sexo es un claro diferenciador de la salud subjetiva: as, mientras el 56.8% de los hombres defnieron su estado de salud como bueno o muy bueno, las mujeres de la misma edad lo hicieron en un 38.8%. Esto se contrapone con la imagen predominante de fragilidad asociada a las personas mayores durante el pasado siglo. Pero llegar a un estado de salud favorable y ptimo exige, no solo medidas iniciadas por poderes pblicos, sino tambin responsabilidad de la persona hacia el cuidado de su propia salud (desarrollo de hbitos saludables, mantenimiento de la actividad fsica y mental) y la insercin participativa en la realidad social (mantenimiento de las relaciones interpersonales, asociarse, estar presente en la vida de la comunidad). Vivir y mantenerse en condiciones saludables es un derecho constitucional de la persona, parece obvio que de ello depende, en buena parte, el resto de su actividad existencial y debe ser un objetivo a trabajar durante todo el ciclo vital. No habra que esperar a llegar a los 65 aos para comenzar a cuidarse, si bien al llegar a esta etapa de la vida algunas actividades adquieren especial relevancia. Generar salud supone buscar y conseguir una mejor calidad de vida. A tal fn conver- gen necesidades de lo ms variadas: pro- gramas educativos, alimentacin, normas de higiene individual y colectiva, cuidado del medio ambiente y lucha contra la con- taminacin, estudios urbansticos y de vi- vienda, realizacin en materia de empleo 206 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 03 y de la produccin en general, deteccin y actuacin sobre los riesgos de trabajo y otras actividades no menos importantes (Jouvencel, 1987:9). Como seala la Organizacin Mundial de la Salud para fomentar el envejeci- miento activo, es necesario que los sis- temas sanitarios tengan una perspectiva del ciclo vital completo y se orienten a la promocin de la salud, la prevencin de las enfermedades y el acceso equitativo tanto a una atencin primaria como a una asistencia de larga duracin de cali- dad. Adems los servicios de salud y los servicios sociales han de estar integrados y coordinados, a la par que ser efectivos y rentables, para conseguir mejorar la cali- dad de vida de la ciudadana. No debe existir discriminacin por causa de la edad en el acceso a los servicios ni en la atencin prestada por profesionales de la salud, que debe basarse en la dignidad y el respeto, sea cual sea la edad de las personas. Tomar en consideracin la existencia de desigualdades que repercuten en la si- tuacin de salud, reconocerlas y abordar- las son elementos imprescindibles para la prestacin de una atencin (sanitaria y social) equitativa y de calidad. No te- nerlas en cuenta redundar en una per- petuacin o, incluso, un aumento de esas desigualdades. Adems de por razn de edad, otra de las desigualdades ms prevalentes (y todava muchas veces invisible), es la desigualdad de gnero. Adoptar la perspectiva de gnero en salud, implica una actitud de alerta constante sobre cmo los roles y estereotipos de gnero afectan a la salud de mujeres y hombres, el reconocimiento del gnero como un determinante de la salud y el compromiso de promover, junto a otros agentes, la meta de la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. La situacin econmica y social es tam- bin causa de importantes desigualdades en salud e interrelaciona, en muchas oca- siones, con otras causas de desigualdad. As, por ejemplo, en nuestro medio, alto nmero de mujeres mayores subsisten con pensiones de viudedad. Esa preca- riedad econmica hace que las mujeres mayores, como colectivo, sean el estrato social ms empobrecido, con las consi- guientes repercusiones sobre su salud. Una poltica integral de envejecimiento saludable no puede obviar la infuencia de los factores sociales sobre la salud, en las distintas etapas del ciclo vital, atendiendo de forma especfca a mujeres y hombres mayores de clases ms desfavorecidas, donde se ha podido producir un efecto acumulativo de circunstancias adversas, incluso antes del nacimiento i . Por ltimo, hay que recordar que, todava en la actualidad, las labores de cuidados de personas enfermas o dependientes, 207 LBEA Captulo 03 recaen, de forma mayoritaria, sobre las mujeres dentro del mbito familiar. Y, cada vez ms, son mujeres de edad avan- zada quienes se encargan del cuidado de sus parejas tambin ancianas. 2.- PROMOCIN DE LA SALUD La Promocin de la salud es un concepto que nace con la Declaracin de Ottawa de 1986, promovida por la OMS y se def- ne como la capacitacin de la poblacin para aumentar el control sobre su propia salud y mejorarla. Se dirige a incremen- tar la capacidad de salud positiva de la gente, con independencia de la preven- cin de enfermedades (aunque puede comportar una reduccin de su inciden- cia). Se considera una de las mejores he- rramientas para mejorar la salud de las personas y las poblaciones. Las estrategias bsicas para llevarlas a cabo son: g Polticas saludables: las medidas de promocin de la salud no son exclusivas de las profesiones sanitarias, sino que necesitan sinergia con instituciones pblicas y gobiernos. g Ambientes favorables: relacin entre ambiente y salud desde un enfoque socio-ecolgico. g Accin comunitaria: salud para todas las personas en la ciudad, la accin co- munitaria para la salud se refere a los esfuerzos colectivos de las comunidades para incrementar su control sobre los de- terminantes de la salud y en consecuen- cia para mejorar la salud. g Desarrollo de habilidades personales: conocimientos, habilidades y actitudes que mejoren o mantengan la salud; co- nocimientos veraces, habilidades ade- cuadas, actitudes positivas ante la vida, ante la salud, ante los problemas. g Fomento de la cooperacin con la ciudadana para generar complementa- riedad y no dependencia (autocuidados, voluntariado, ruedas de favores). g Cambio de la actitud profesional. Combinar la participacin y la respon- sabilidad entre profesionales de la salud y ciudadana (autonoma personal) evi- tando el paternalismo y asesorando en la toma de decisiones. Plantea dos perspectivas complementarias: g Promover hbitos saludables entre las personas con discapacidad y/o depen- dencia para mejorar su salud. g Promover los estilos de vida saludables entre la poblacin general para que gane ms aos de vida autnoma. 208 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 03 Las reas que se van a abordar son las siguientes: g Alimentacin. g Actividad fsica. g Hbito tabquico. g Consumo de alcohol y otras substancias. g Salud bucodental. g Sexualidad saludable. g Salud mental. 2.1.- ALIMENTACIN Los hbitos alimentarios de una poblacin constituyen un factor determinante de su estado de salud, de forma que si son inadecuados, tanto por exceso como por defecto, conducen al aumento de la presencia de diversas enfermedades y trastornos. La nutricin adecuada y la salud nutricio- nal son indicadores clave de una buena calidad de vida, de prevencin de enfer- medades y de una salud sostenible ii . Una adecuada nutricin desde edades jvenes se considera requisito previo para la salud en el envejecimiento, con repercusin en la prevencin de la enfer- medad y la discapacidad iii . Se acepta que, a cualquier edad, los h- bitos dietticos inadecuados incluyen la dieta rica en grasa saturada y sal, insuf- ciente en frutas y vegetales y pobre en fbra y vitaminas, junto a otros factores como el sedentarismo, estn en la base del aumento de prevalencia de diabetes, hipertensin, enfermedades cardiovas- culares, obesidad y cncer (Active age- ing). En un estudio poblacional realizado en Andaluca iv en personas entre 25 y 60 aos se encuentra que la ingesta energ- tica media es 2218 Kcal/da, similar a la de algunas comunidades autnomas, pero aun as, es un 16% inferior a la media na- cional. Los hombres de cualquier edad presentan una ingesta energtica supe- rior a las mujeres y en ambos sexos dis- minuye con la edad, si bien en los hom- bres de forma paulatina y en las mujeres bruscamente a partir de los 45 aos. En lo que respecta a ciertos hbitos alimentarios de las personas mayores, en nuestra comunidad es ms equilibrado y saludable que la del resto de la poblacin. As, segn la Encuesta Andaluza de Salud de 2007, alrededor del 65% de los hombres mayores de 65 aos toman fruta a diario, por un 47.7% de la poblacin total de hombres de ms de 16 aos. Y entre las mujeres mayores el consumo de fruta tambin est ms frecuente: un 70% lo consume frente a un 55.5% del resto de mujeres en Andaluca. Caractersticas generales de la alimen- tacin en Andaluca: g La ingesta diaria de energa, glcidos, protenas y fbra es signifcativamente mayor en Andaluca oriental. 209 LBEA Captulo 03 g La ingesta de colesterol es mayor en Andaluca Occidental. g La poblacin de Andaluca Oriental ingiere ms minerales y vitaminas (sobre todo Vitamina C y cido flico), por un mayor consumo de hortalizas, verduras y frutas. g Los niveles de colesterol de las mujeres superan a los de los hombres en edades de 25 a 39 aos y por encima de los 50 aos, con estabilizacin de cifras en este tramo de edad para los hombres y progresivo ascenso para las mujeres. g Las mujeres presentan una ingesta de minerales inferior a los hombres, siendo muy defcitaria la ingesta de hierro en las mujeres andaluzas, debido al bajo con- sumo de carnes y derivados. Adems, un 58% de mujeres no alcanzan los niveles de ingesta de calcio recomendados, no tanto debido al consumo de leche (ma- yor en mujeres que en hombres) como al de otros alimentos importantes en el aporte de calcio como el pan, carnes y derivados, etc. Es relevante que el 82% de personas con hipocalcemia son mujeres entre 45 y 60 aos y el 56% entre 50 y 60 aos. Tambin en el caso de la Vitamina D las mujeres ingieren cantidades signifca- tivamente menores a los varones g Los resultados de una investigacin cualitativa realizada en Andaluca sobre prcticas y discursos en torno a la alimentacinv ponen de relieve que:
n En el mbito de la salud, la tradicin ha perdido autoridad a favor de la medicina. n En las mujeres mayores y menos escolarizadas persiste la idea de una separacin radical entre salud y enfermedad, con saltos bruscos de un estado a otro y con una consecuencia importante respecto a la alimentacin: slo hay que vigilarla en estado de enfermedad, y no se aprecia como riesgo para la salud en situacin cotidiana. n El concepto tradicional de bue- na madre (capacidad de entrega y sacri- fcio para procurar lo mejor para la fami- lia) tiene una repercusin extraordinaria en las prcticas alimentarias: debido a la persistencia de la divisin tradicional de gnero, la mujer sigue siendo la encarga- da de la alimentacin familiar vi . Como experiencias, Andaluca participa en el Programa PERSEO vii , que dentro de la iniciativa NAOS, se desarrolla en el mbito escolar. El objetivo es ensear a la poblacin escolar las caractersticas de una alimentacin saludable y habituar a su consumo mediante los mens escolares y la prctica del deporte y actividad fsica. Andaluca desarrolla el Plan de Actividad Fsica y Alimentacin Equilibrada que fomenta la practica de actividad fsica y la alimentacin equilibrada entre la poblacin andaluza, con medidas para prevenir la enfermedad y la discapacidad 210 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 03 y mejorar la calidad de vida. Su presencia alcanza la promocin de la actividad fsica y la alimentacin en el mbito escolar, los comedores colectivos, los centros de trabajo, otros espacios de la comunidad. Entre sus lneas estratgicas principales fgura la generalizacin del consejo diettico intensivo entre los centros de atencin primaria del sistema sanitario pblico de Andaluca. Numerosos estudios han demostrado el efecto protector de la dieta medite- rrnea en el desarrollo de enfermeda- des cardiovasculares, distintos tipos de cncer, enfermedades neurodegenera- tivas e incluso en el envejecimiento. En el caso de enfermedad cardiovascular, existe evidencia en prevencin secunda- ria viii una vez ocurrido el episodio agudo y, segn datos preliminares del estudio PREDIMED ix la dieta mediterrnea tam- bin previene eventos cardiovasculares en sujetos de alto riesgo sin episodios previos. Por todo ello, se recomienda: 1 .-Fomentar la dieta mediterrnea y la pirmide de la alimentacin que se caracteriza por: g El consumo diario de cereales, frutas, verduras, frutos secos, legumbres. g El uso del aceite de oliva como fuente principal de grasa. g El consumo moderado de pescado, pollo, leche y lcteos. g Reducir el consumo de carne y productos crnicos. g Bajo consumo en azcar y sal 2 .- Para el fomento de la alimenta- cin saludable, se hace necesario tener en cuenta las siguientes reco- mendaciones: g La totalidad de los profesionales de la salud deben recibir formacin en atencin nutricional (Silver Paper). g Se debe considerar la capacidad de comprar y preparar alimentos, las situa- ciones de emergencia y las situaciones de prdida de funcionalidad y actividad que puedan limitar de forma transitoria o progresiva el acceso a la adecuada nu- tricin x . g Incluir polticas sociales globales que promuevan la produccin, distribucin y comercializacin de alimentos idneos desde el punto de vista nutritivo y de condiciones higinicas xi as como acen- tuar los aspectos atractivos y agradable de la alimentacin, los placeres de la buena mesa y la compaa. a) Se recomienda el asesoramiento die- ttico intensivo en personas adultas con enfermedades relacionadas con la ali- mentacin (grado de evidencia B) . b) Sustitucin de las campaas generales por aquellas acciones focalizadas a secto- 211 LBEA Captulo 03 Deben considerarse los aspectos simblicos y culturales en torno a la alimentacin que tienen las personas y familias. res poblacionales especfcos que puedan ser mucho ms efectivas. Informacin a grupos poblacionales que realmente ne- cesiten una modifcacin de la dieta. c) Las estrategias de mejora de la alimen- tacin poblacional tienen que incentivar la participacin masculina en las tareas domsticas o en la cocina, pues sigue vigente en nuestra sociedad el reparto tradicional de papeles entre mujeres y hombres, con la consiguiente falta de igualdad en la asignacin de tareas fa- miliares. Las recomendaciones dietticas deben focalizarse no slo hacia el indivi- duo sino tambin hacia la familia. d) Se recomienda una conjuncin entre la pirmide alimentaria y las costumbres alimentarias de las personas mayores mediante el empleo de dietas caseras adaptadas a sus condiciones. e) Se deben considerar los aspectos de seguridad alimentaria: informacin nu- tricional y calrica, composicin, colo- rantes, conservantes y aditivos, fechas de produccin, envasado y consumo, eti- quetado claro comprensible y visible. 2.2.- ACTIVIDAD FSICA La actividad fsica es una herramienta de prevencin de primer orden pudindose utilizar en la prevencin primaria, secun- daria y terciaria de multitud de enferme- dades. Esta accin preventiva de la rea- lizacin regular de actividad fsica cobra especial relevancia en las personas ma- yores, ya que patologas muy prevalentes en estas edades tales como la diabetes, la dislipemia, la hipertensin arterial, las enfermedades cardiovasculares, la ansie- dad y la depresin, por citar algunas, se benefcian en gran medida de su prctica habitual xix ,xx,xxi . La actividad fsica regular puede contri- buir a aumentar la duracin de la vida y favorecer una longevidad ms activa y con mayor calidad de vida, de manera que las personas mayores activas man- tienen mejor su capacidad funcional y la utilizan ms efcientemente que las sede ntarias xxii,xxiii,xxiv,xxv,xxvi,xxvii . 212 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 03 La prdida de funcionalidad inducida por el envejecimiento es debida predo- minantemente al desuso, por lo tanto el ejercicio fsico se ha demostrado como efcaz para retrasar este descenso de la funcionalidad xxviii . Adems ha sido cla- ramente fundamentada la posibilidad de adaptacin de las personas mayores al entrenamiento xxix,xxx , aunque sta va a depender de la condicin fsica inicial, la edad y el tipo de ejercicio que se prac- tique. Determinados biomarcadores de envejecimiento tales como la funcin respiratoria, la presin arterial sistlica o los tiempos de reaccin muestran una menor involucin cuando la persona per- manece activa xxxi . En nuestra comunidad autnoma, segn la Encuesta Andaluza de Salud de 2007, el 43.9% de los mayores entre 65 y 74 aos no hacan ejercicio fsico, son sedentarios, sobre todo las mujeres. La lectura alenta- dora de este dato es su reverso: ms de la mitad de los mayores de esta franja de edad practicaba alguna actividad fsico de intensidad variable (un 51.3% haca ejercicio de forma ocasional, otro 4.2% de forma regular varias veces al mes y un porcentaje prximo al 1% varias veces a la semana). A partir de los 75 aos au- mentan al 56% las personas mayores que no hacen ejercicio (un 49.8% de hombres por un 60.7% de las mujeres). An as, un 44% de personas de ms de 75 aos hace algn tipo de ejercicio fsico (un 40.7%, hace alguna actividad ocasional fsica o deportiva ms los hombres, 45.7%, que las mujeres, 36.8%-y un 3.2% hace algu- na actividad varias veces al mes, tambin ms hombres que mujeres. La discapacidad es un importante proble- ma entre las personas de edad avanzada, con tasas que superan el 32% entre ma- yores de 65 aos. Sus causas principales son los problemas de movilidad, la inca- pacidad para realizar tareas domsticas y problemas para levantarse, acostarse o moverse dentro del hogar. Todo esto contribuye a generar dependencia y ex- clusin. Los hbitos de vida saludables tienen una crucial infuencia en la dura- cin de la vida sin enfermedad ni disca- pacidad y son potencialmente modifca- bles xxxii,xxxiii,xxxiv,xxxv . La alimentacin sana es uno de los principales pilares de la salud y calidad de vida 213 LBEA Captulo 03 El gasto sanitario en las personas mayo- res es muy elevado, incrementndose a medida que avanza la edad. Por su efecto preventivo y como herramienta terapu- tica, la actividad fsica ha demostrado que puede contribuir a la reduccin de este gasto sanitario xxxvi,xxxvii,xxxviii,xxxix,xl .
Para conseguir los efectos benefciosos del ejercicio fsico, ste debe ser realizado regularmente de forma habitual y durante el mximo periodo de la vida posible. Se aconseja la prctica de actividad fsica de intensidad moderada (como cambiar) al menos 30 minutos con una frecuencia casi diaria. Las actividades especifcas que pro- muevan la mejora de la fuerza, la coordi- nacin y el equilibrio son particularmente benefciosas para las personas mayores 1 . Por todo ello se recomienda: 3 .- Fomentar la prctica regular de ejercicio fsico en las personas ma- yores, a travs de campaas de sen- sibilizacin y mediante medidas tenden- tes a propiciar ventajas econmicas (por ejemplo descuentos en cuotas de usua- rio) para las personas mayores que acu- dan a instalaciones deportivas o utilicen servicios que impliquen la realizacin de ejercicio fsico. 4 .- Promover iniciativas que fomen- ten la actividad fsica, adaptndo- las a las caractersticas funcionales y las preferencias de las personas mayo- res (Huertos saludables, Rutas saludables como Un milln de pasos, Bailes de sa- ln, ofcios tradicionales, etc.). 5 .- Aprovechar las instalaciones y estadios deportivos para hacer de ellos foco de irradiacin del enveje- cimiento activo a travs de la prctica ade- cuada del deporte. A ttulo enunciativo, sugerimos la imple- mentacin de las siguientes acciones: a) Mejorar la formacin en prescripcin de ejercicio fsico a las y los profesionales de atencin primaria, de manera que ten- gan capacitacin para realizar una valo- racin funcional adecuada de las perso- nas mayores y una posterior prescripcin individualizada del ejercicio. b) Incluir formacin referente a hbitos de vida saludable en todos los temarios de la enseanza primaria y secundaria, as como en los planes de estudios de las carreras universitarias que puedan atender a mayores. c) Facilitar la capacitacin del personal tcnico en administracin de programas de ejercicio fsico adaptado para personas mayores. 1 OMS (2004). Estrategia mundial sobre rgimen alimentario, actividad fsica y salud. 214 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 03 d) Promover la investigacin y la forma- cin de redes de conocimiento en mate- ria de Deporte-Salud. e) Elaborar una gua de Actividad Fsica en mayores. f ) Implantar programas de Actividad Fsica Reglada especfcamente diseados para mayores y para determinadas situaciones e instituciones (Residencias, Asociaciones, Centros de Mayores, etc.), sin olvidar en este tipo de programas la implantacin de nuevas tecnologas y el entrenamiento de las funciones cognitivas. g) Dirigir campaas de promocin de la actividad fsica especialmente orien- tadas a la poblacin sedentaria, de una forma individualizada y profesional, aprovechando, por ejemplo, la afuencia de estos sujetos al sistema sanitario, tan- to pblico como privado, teniendo en cuenta la perspectiva de gnero. h) Facilitar el acceso y la existencia de instalaciones deportivas para que las personas mayores puedan realizar actividad fsica de forma adecuada y segura. i) Se hace preciso el diseo y la puesta en explotacin de sistemas de recogida de datos precisos en relacin con la prctica de actividad fsica regular por la poblacin anciana. j) Apoyar iniciativas que fomenten la ac- tividad fsica, adaptndolas a las caracte- rsticas funcionales, las preferencias y los gustos de los distintos colectivos de per- sonas mayores. Los datos muestran que las mujeres en todas las franjas de edad realizan menos ejercicio fsico, por lo que las iniciativas deben tener en cuenta este factor e incidir especfcamente en l. k) Propiciar la existencia de infraestruc- turas, tales como paseos, avenidas, ca- lles, etc., que faciliten la realizacin de actividad fsica de una forma segura y adecuada a la condicin fsica tambin de las personas mayores. La prctica regular de actividad fsica tiene un papel relevante en la prevencin y abordaje de los problemas de salud ms prevalentes en las personas mayores 215 LBEA Captulo 03 2.3.- HBITO TABQUICO El tabaquismo es el principal problema de salud pblica en Andaluca. Se asocia con las principales causas de muerte iv,v , enfermedades del sistema circulatorio y el cncer vi . La mortalidad anual por el consumo de tabaco en Espaa es de 54.233 personas. Se relaciona tambin con enfermedades respiratorias agudas y crnicas, especial- mente con la enfermedad pulmonar obs- tructiva crnica (EPOC) vii . La exposicin pasiva al humo del tabaco tiene un efecto negativo sobre la salud viii . La OMS ha recalcado, en este sentido, que el humo de tabaco ambiental, ade- ms de inequvocamente cancergeno, origina enfermedades respiratorias y car- diovasculares. El tabaquismo pasivo origi- na 6.300 muertes anuales en Espaa. En Andaluca, la Encuesta Andaluza de Salud ix de 2007 confrma que el consu- mo de tabaco entre las personas mayo- res es, con diferencia, ms bajo que en la poblacin general. De hecho, ya no fuma el 90.5% de los mayores entre los 65 y 74 aos y el 94.7% de los que tienen ms de 75, cifras alentadoras si se comparan, por ejemplo, con slo el 53.8% de personas que no fuman entre los 25 y 44 aos. An as, un 8.8% de los mayores entre 65 y 74 aos dicen fumar a diario, mayori- tariamente hombres (17.5%) frente a las mujeres (1.6%). Por su parte, fuma diaria- mente el 4.7% de los mayores de ms de 75 aos, tambin ms los hombres (9.1%) que las mujeres (1.4%). Las ventajas de dejar de fumar son muy amplias y aplicables a cualquier grupo de edad. Se puede afrmar que dejar de fumar prolonga la calidad de vida y reduce la morbilidad x . Diversos estudios han mostrado que la deteccin y tratamiento de la dependencia del tabaco se considera una accin coste - efectiva en trminos de coste por ao de vida ganado xi,xii . El abordaje del tabaquismo se ha convertido en una prioridad en el mbito de la salud pblica para la mayora de gobiernos de pases desarrollados. La Consejera de Salud de Andaluca cuenta con una trayectoria de mucho valor en este sentido, con la puesta en marcha durante estos aos de un gran despliegue de recursos, actividades y programas para el control del tabaquismo a travs del Plan Integral de Tabaquismo de Andaluca 2005-2010 vii . Recomendaciones: 6 .- Desarrollar la normativa necesaria para restringir el consumo de tabaco en zonas pblicas, que proteja en todo momento a las personas no fumadoras, adems de regular el acceso de la poblacin ms joven al consumo de tabaco. 216 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 03 Facilitar programas de deshabituacin tabquica a las personas mayores, pro- moviendo los tratamientos ms adecua- dos a sus necesidades y caractersticas individuales y facilitar que vivan es es- pacios libres de humo a travs de inter- venciones inducidas sobre sus familias o lugares de convivencia Acciones:
a) La promocin de los espacios sin humo de tabaco medioambiental. b) Se deben desarrollar estrategias en las instituciones sanitarias para sistemtica- mente preguntar xiii y ofrecer consejo y ayu- da si se fuma xiv,xv (grado de evidencia A). c) Fomentar el consejo mdico y de en- fermera, la terapia intensiva individual o grupalxvi, xvii,xviii,xix y los tratamiento farm acolgicos xx,xxi,xxii,xxiii (grado de evidencia A). d) Priorizar el acceso a las intervenciones ms intensivas xxiv a personas mayores fu- madoras con alta dependencia, graves problemas de salud y alto riesgo, que no han logrado dejar de fumar con inter- venciones de nivel inferior de intensidad e) Proponer intervenciones sobre las fa- milias o personas que fumen en el entor- no de las personas mayores.
2.4.- CONSUMO DE ALCOHOL El alcohol es una droga psicoactiva que puede llevar a un consumo peligroso y a una dependencia asociada a un mayor riesgo de discapacidad lxxii , morbilidad y mortalidad lxxiv . Segn se desprende de la EAS de 2007, el 95.8% del conjunto de la poblacin ha consumido alguna bebida alcohlica en las 2 ltimas semanas. Pues bien, entre la poblacin de personas mayores se supera esa media (el 96.9% en el grupo de los 65 a los 74 aos, y el 97.8% con ms de 75). Y es a travs del consumo diario de vino y/o de cerveza como se explica estos altos porcentajes de consumo entre las personas mayores. En Andaluca, un 14.5% del total de la poblacin consume vino al menos una vez al da frecuencia que incluye 1, 2, y 3-4 veces al da-, doblando el consumo los hombres (17.8%) al de las mujeres (7.9%). En los grupos de edad de personas mayores, los altos datos de consumo son llamativos. Un 64.2% de los hombres con 65 y ms aos en Andaluca consume vino al menos una vez al da en una proporcin tres veces mayor que el consumo del total de hombres de ms de 16 aos (17.8%). Este grupo de edad de hombres, por tanto, es el principal consumidor de vino al menos una vez al da en nuestra comunidad. Entre las mujeres mayores, la frecuencia de consumo diario de vino tambin es ms alta (40.2%), con gran diferencia, que el 217 LBEA Captulo 03 resto de grupos de edad de mujeres y del total de mujeres de ms de 16 aos (7.9%). Se concluye que en Andaluca el 52% de la poblacin mayor de 65 aos, hombres y mujeres, consumen vino al menos una vez al da. El consumo de alcohol puede tener efec- tos adversos considerables en la salud fsica, psicolgica y social de los indivi- duos, las familias y las comunidades. El consumo de alcohol y la frecuencia de consumos excesivos se asocian a un mayor riesgo de accidentes, incluidos los acciden- tes de trfco, violencia deliberada, tanto autodirigida, como hacia otras personas, suicidio, malos tratos, y comportamientos delictivos lxxv, lxxvi . Tambin se relaciona con el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, cncer de hgado, cncer de colon, cirro- sis y algunas enfermedades digestivas y del tracto respiratorio lxxvii , todas ellas in- cluidas entre los problemas de salud ms prevalentes entre las personas mayores. En este grupo de edad tambin se producen un mayor nmero de cadas y lesiones relacionadas con el alcohol y medicamentos lxxviii1 . Los hombres consumen alcohol ms ha- bitualmente que las mujeres 7 , aunque en estas el consumo puede estar menos visible. Una de cada cuatro personas ma- yores consume vino de manera cotidia- na. Es necesario poner de relieve la ad- herencia de este consumo en la cultura tradicional. Junto con los efectos perjudiciales, el consumo de alcohol conlleva innumera- bles costes econmicos lxxix . En los pases desarrollados el alcohol es la tercera cau- sa principal de salud defciente despus del hbito de fumar y la hipertensin lxxx . Es necesario hacer constar la escasa in- formacin que existe sobre los proble- mas de las personas mayores en general y sobre este tema en particular. Muchas de las publicaciones no tienen en cuenta este grupo etario y aun ms difcil resulta encontrar datos desagregados por sexo. Por ello, formulamos las siguientes recomendaciones: 7 .- Desarrollar campaas divulgativas dirigidas a la prevencin del dao que puede derivarse del consumo de alcohol. Nunca es demasiado tarde para dejar de fumar 218 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 03 8 .- Garantizar un tratamiento acce- sible, efcaz, fexible, basado en la mejor evidencia cientfca y adapta- do a sus circunstancias, a aquellas perso- nas mayores con problemas relacionados con el alcohol lxxxi . A ttulo enunciativo, sugerimos la implementacin de las siguientes acciones: a) Impulsar cumplimiento de la legislacin actual en relacin con el consumo de alcohol. b) Detectar precozmente el consumo de alcohol entre las personas mayores en el medio sanitario, cuantifcar el consumo y aconsejar su cese de forma peridica y estar alerta ante sntomas o signos de abuso lxxxii, lxxxiii . Especial atencin a la de- teccin precoz y abordaje de las mujeres mayores. Grado de recomendacin B. c) Impulsar un enfoque coordinado que implique a los servicios sanitarios, sociales, sistema judicial, grupos de auto- ayuda, as como todos aquellos agentes que pudieran intervenir en el proceso. d) Apoyar a las redes y organizaciones no gubernamentales que posean experien- cia y competencia con el fn de reducir los daos ocasionados por el alcohol. 2.5.- SALUD BUCODENTAL El mantenimiento de una boca sana previene la aparicin de problemas, tanto especfcos de salud bucodental, como de otros problemas funcionales derivados, relacionados con la masticacin y con las habilidades para comer. Todo ello tiene repercusiones, no slo sobre el estado nutricional, sino tambin sobre otros aspectos que tienen que ver con la comunicacin o la propia imagen y que pueden incidir en el bienestar de las personas y en su calidad de vida. Entre los principales problemas de salud bucodental que afectan a la poblacin de mayor edad, destacan: el desgaste dentario, la caries, la enfermedad periodontal, los cuidados de las prtesis dentales, el cncer oral, la xerostoma, El consumo de alcohol y los problemas derivados del mismo permanecen aun muy invisibles entre la poblacin de mayor edad y, ms aun, entre las mujeres mayores 219 LBEA Captulo 03 la candidiasis oral, las reacciones de la mucosa oral frente a medicamentos y otros trastornos mucocutneos lxxxiv . Su aparicin (especialmente la de aque- llos problemas de mayor prevalencia como son la caries y la enfermedad pe- riodontal), est ligada a factores de ries- go prevenibles y a cambios en los estilos de vida, entre los que cabe sealar, la falta de buenos hbitos de higiene oral, la dieta (consumo de azcares), las con- diciones nutricionales, el hbito tabqui- co, el consumo excesivo de alcohol y el estrs lxxxv,lxxxvi . Algunas enfermedades como la diabetes o las enfermedades cardiovasculares y respiratorias 1 y los efectos adversos de algunos tratamientos tambin pueden aumentar este tipo de problemas. Otros factores que pueden incidir estn relacionados con aspectos socioecon- micos y ambientales como son los bajos ingresos, los problemas de dependencia y de transporte para aquellas personas que viven solas, existencia de barreras ar- quitectnicas y falta de adaptacin para el acceso en los centros y clnicas odon- tolgicas lxxxvii que, en defnitiva, provocan una mayor complejidad para acceder a los servicios y a una adecuada atencin bucodental. A tal fn, recomendamos: 9 .- Favorecer una correcta salud bu- codental a lo largo de toda la vida a fn de prevenir problemas especf- cos, funcionales, nutricionales, as como otros que afectan a la comunicacin o la propia imagen y que inciden en el bien- estar de las personas y en su calidad de vida. Para la puesta en marcha de la recomen- dacin precedente sugerimos la imple- mentacin de las siguientes acciones: a) Fomentar las recomendaciones rela- cionadas con el autocuidado lxxxviii . g Mantener unos hbitos adecuados de higiene oral. g Utilizar pastas dentfricas, enjuagues y colutorios fuorados. g Disminuir el consumo de azcares en la dieta (cantidad, frecuencia y tipos). g Dejar de fumar. g Disminuir el consumo de alcohol. b) Incorporar la deteccin precoz de problemas bucodentales en el Examen de salud a las personas mayores de 65 aos que se realiza desde los Centros de Atencin Primaria del SSPA lxxxix . 220 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 03 c) Mejorar la atencin de las personas afectadas por las enfermedades buco- dentales (fundamentalmente caries y enfermedad periodontal), abarcando todas las etapas de intervencin frente a estas enfermedades: promocin de sa- lud bucodental, prevencin y control de factores de riesgo, diagnstico precoz, atencin de calidad y rehabilitacin e incluyendo medidas especfcas para la atencin de la salud bucodental de las personas mayores. 2.6.- SEXUALIDAD SALUDABLE La cultura occidental ha mantenido tradicionalmente al sexo y la sexualidad como algo tab y ms an en relacin a algunos grupos de poblacin, como es el caso de las personas mayores (y todava ms en el caso de las mujeres), asignando a la sexualidad a esta edad una serie de prejuicios, ideas errneas y negativas, que han pasado a formar parte del imaginario colectivo y que contribuyen a difcultar la vivencia de una buena sexualidad y un buen envejecer. Todo ello ha contribuido a que las propias personas mayores se automarginen y supriman su sexualidad como capacidad, como valor y, en defnitiva, como una oportunidad para aumentar su calidad de vida xc . Las personas mayores han acumulado una gran experiencia vital y en esta etapa de la vida pueden disponer de tiempo para desarrollarla y disfrutarla, ya que envejecimiento no es sinnimo de enfermedad y, aunque puedan existir limitaciones fsicas propias de la edad, se trata de personas que siguen teniendo una intensa necesidad de contacto y de comunicacin xci, xcii, xciii . La capacidad de disfrutar de la afecti- vidad y la sexualidad es un aspecto en continuo desarrollo en la vida de las per- sonas hasta su muerte. No hay razones para considerar que el proceso de en- vejecimiento nos conducir a una etapa en la que la sexualidad desaparece, pues no hay que olvidar que la sexualidad no radica slo en el coito, sino que a travs de otros actos (besos, caricias) se es- tablecen relaciones afectivas esenciales para el desarrollo psicoafectivo tambin de las personas mayores, fomentando su autoestima, haciendo que se sientan objeto de cario y, en defnitiva, colabo- rando a hacer la vida ms agradable xciv,xcv . De hecho, existen estudios dirigidos a conocer la percepcin de la sexualidad para las personas mayores en los que se conceptualiza al sexo como un elemento importante de la relacin emocional en esta etapa xcvi . Adems, como en otros muchos aspectos, en el caso de la sexualidad lo que ocurra al envejecer se puede ir conformando desde mucho antes y depende, en buena medida, de cada individuo: aquellos sujetos que han tenido una vida sexual activa y gratifcante, tienen una elevada probabilidad de mantener ese nivel de satisfaccin de mayores. Igual ocurre con 221 LBEA Captulo 03 aspectos relacionados con la autoestima y la autoimagen: aquellas personas con un elevado nivel de autoestima y una imagen positiva de si mismas, parecen tener una mayor probabilidad de satisfaccin sexual xcvii . Existe un gran desconocimiento y desinformacin sobre el envejecimiento en general y la sexualidad en particular. Quienes ejercen profesiones relacionadas con la atencin a las personas mayores, as como familiares y personas cuidadoras, han de colaborar para eliminar las barreras, incluidas sus propias barreras personales y las que tambin estn presentes entre la poblacin ms mayor, mediante medidas informativas y educativas y, sobretodo mediante el respeto xcviii . Por ello, es importante que, tanto las personas mayores como el resto de la poblacin, reciban los conocimientos adecuados y conozcan cules son las expectativas reales en cuanto a su sexualidad xcix . Actualmente la Consejera de Salud est poniendo en marcha un plan para fo- mentar la salud sexual entre las personas mayores que incluye c : g La promocin de entornos favorables para la salud sexual. g La sensibilizacin de la ciudadana sobre la importancia de la salud sexual, mediante el desarrollo de estrategias de comunicacin destinadas a promover una imagen positiva de la salud sexual en las personas mayores. g La participacin de las personas ma- yores en las actividades promotoras de la salud sexual. g La promocin de lneas de investiga- cin que permitan conocer la situacin de la salud sexual de las personas mayo- res y los conocimientos y actitudes de los y las profesionales del SSPA. g La incorporacin de la salud sexual a la prctica clnica del SSPA. g La capacitacin a profesionales y agen- tes sociales que juegan un papel en la atencin a personas mayores mediante diversas estrategias formativas y el fo- mento de las buenas prcticas. El Plan de Promocin de Salud Sexual para personas mayores en Andaluca garantizar, en defnitiva, la informacin, el dar a conocer, apoyar y aumentar la capacidad de las personas mayores para vivir como personas sexuadas y sexuales desde la integralidad, la autonoma personal, la igualdad y la equidad. Recomendamos: 10 .- Favorecer desde la socie- dad y desde las instituciones, la normalizacin de la sexua- lidad de las personas mayores ci . A ttulo enunciativo, sugerimos la imple- mentacin de las siguientes acciones: 222 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 03 a) Establecer estrategias que propongan una actitud positiva hacia la sexualidad en las personas mayores xxv y reduzcan las falsas creencias y temores (asociar vejez a ausencia de sexualidad, los condicionan- tes religiosos, la dominacin masculina, miedo al ridculo). b).- Propuesta de medidas para la norma- lizacin de la salud sexual ciii : 1. Que cada persona disponga de su intimi- dad. 2. Respeto a la libertad sexual de cada per- sona. 3. Facilitar el establecimiento de relacio- nes a travs de actividades ldicas (bailes, viajes, etc.) tanto dentro de la institucin como entre instituciones. 4. Disponer de profesionales que puedan informar adecuadamente y asesorar indi- vidualmente o en pareja en esta materia a quienes lo deseen. 5. Favorecer el estudio y la investigacin en este campo. 6. En las residencias: a. Garantizar la privacidad en las habitaciones. b. Respetar el derecho a compar- tir habitacin, si as lo desean las perso- nas implicadas, facilitando esa posibili- dad desde el punto de vista de recursos. 2.7.- SALUD MENTAL El envejecimiento supone un aumento del riesgo de enfermedades mentales con especial referencia a la depresin civ . Los factores psicolgicos, incluyendo in- teligencia y capacidad cognitiva (capaci- dad de resolver problemas y adaptacin a los cambios y a las prdidas) son fuer- tes predictores del envejecimiento acti- vo y la longevidad cv . La disminucin de la funcin cognitiva se asocia con mayor mortalidad en personas mayores sin de- mencia cvi . Aspectos de salud mental como el deterioro cognitivo y los trastornos del estado de nimo se consideran en varios estudios de cohortes prospectivos como criterios de fragilidad de las personas mayores cvii, cviii, cix as como en consensos de grupos de expertos en nuestro pas cx . Como factores clave para el envejecimiento satisfactorio se han determinado en estudios longitudinales a largo plazo (desde la adolescencia hasta la vejez) que la situacin y conductas de salud antes de los 50 aos condicionan el tipo de envejecimiento de las personas. En concreto son predictores la estabilidad emocional y el estilo de afrontar las situaciones cxi, cxii . La deteriorada imagen social del enve- jecimiento contribuye de forma impor- tante a la falta de adaptacin a las etapas avanzadas de la vida y a la baja autoes- tima de las personas mayores como co- 223 LBEA Captulo 03 lectivo. Esta depreciacin de la imagen de las personas de mayor edad, denomi- nada antiageing, cumple una funcin consumista en la que la poblacin trata de retardar u ocultar su envejecimiento mediante la cosmtica, la moda, produc- tos alimenticios o ciruga. En los ltimos aos se ha iniciado una im- portante actividad investigadora sobre el mantenimiento y mejora de la actividad cerebral a lo largo de la vida. La estimu- lacin mental, utilizando actividades cognitivas desafantes, es un medio de mejorar la plasticidad neuronal que pue- de mejorar la reserva cognitiva y permitir el mantenimiento e incluso la mejora del funcionamiento cognitivo cxiii . De igual modo, debe contribuir a una mejor salud mental en el envejecimiento el avance de los factores externos que ayuden a mejorar la situacin general y las oportunidades de vida de los mayores. Se proponen formular y aplicar estrate- gias destinadas a mejorar la prevencin, deteccin temprana y tratamiento de las enfermedades mentales en las per- sonas mayores, con inclusin de proce- dimientos de diagnstico, medicacin adecuada, psicoterapia y capacitacin de profesionales y personal que atienden a las y los mayores cxiv . En especial se hace referencia a elevar la calidad de la evalua- cin y diagnstico de la enfermedad de Alzheimer y otros trastornos relaciona- dos en las primeras etapas de su manifes- tacin, a mejorar el infradiagnstico de la depresin, y a actuar sobre las altas tasas de suicidio en las personas mayores cxv . La prevencin en salud mental en el envejecimiento debe desarrollarse con perspectiva de gnero debido a que: g Las situaciones de desigualdad que soportan las mujeres se confguran en factores de riesgo para una peor salud mental. g El estado de salud de las mujeres an- cianas es peor que el de los hombres cxvi
(66% de mujeres mayores de 65 aos tie- ne algn grado de dependencia) y se da un mayor impacto de las enfermedades en las mujeres por otras desigualdades vinculadas al gnero, ya que la depen- dencia y la discapacidad se relacionan con las bajas pensiones, menores niveles educacionales y clase social desfavoreci- da cxvii . g Las mujeres ancianas siguen siendo cuidadoras en el mbito domstico. El paso a la ancianidad no rompe el modelo varn- consumidor de cuidados, mujer- prestadora de cuidados. Las mujeres an- cianas cuidan de sus maridos o hijos adul- tos con problemas de salud cxviii . g Las expectativas de las mujeres respecto a la ancianidad son peores que las de los varones. Las expectativas de la familia y la sociedad tambin. g La mayor frecuencia de los trastornos mentales en las mujeres. 224 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 03 g La frecuente medicalizacin de los malestares de las mujeres. As, recomendamos: 11 .- Incluir a todas las personas mayores en todas las estra- tegias de promocin de la salud mental que se impulsen desde los diferentes mbitos. Promover en los espacios comunitarios y sociales de reunin de las personas ma- yores actividades informativas y educa- tivas sobre estimulacin mental, relacio- nes sociales, ocio, etc. 12 .- Promover el entrenamien- to de la memoria, la estimula- cin mental y las estrategias de compensacin mental, as como la formacin de profesionales que promo- cionan estas actividades de estimulacin cognitiva (Silver Paper). 13 .- Promover la capacitacin de las personas para mejorar la autoefcacia, resolucin de problemas cxix , conducta prosocial y capacidad de afrontamiento a lo largo del ciclo vital (Active Ageing). 14 .-Tener en cuenta la infuen- cia de las desigualdades existentes entre hombres y mujeres en la salud mental de stas, con el objeto de impulsar medidas de discri- minacin positiva. 15 .- Formular y aplicar estrate- gias destinadas a mejorar la prevencin, deteccin tem- prana y tratamiento de las enfermedades mentales en las personas mayores, con inclusin de procedimientos de diag- nstico, medicacin adecuada, psico- terapia y capacitacin del personal que atiende a este subgrupo de poblacin cxx
elevando la calidad de la evaluacin y diagnstico de la enfermedad de Alzhe- imer y otros trastornos relacionados en las primeras etapas de su manifestacin, mejorar el infradiagnstico de la depre- sin, y reducir las altas tasas de suicidio en las personas mayores cxxi . A ttulo enunciativo, sugerimos la imple- mentacin de las siguientes acciones: a) Generalizar los programas de manteni- miento de la memoria y de estimulacin cognitiva dado que la estimulacin cog- nitiva es una intervencin efcaz cuya uti- lidad se mantiene a largo plazo (5 aos) cxxii y se extiende a la capacidad funcional general de las personas, existiendo siner- gias entre la mejora de una funcin cog- nitiva concreta y la capacidad general cxxiii . b) Divulgacin de la informacin sobre sntomas, tratamiento, consecuencias y pronstico de las enfermedades men- tales. c) Incluir en los servicios la promocin de la dignidad personal a fn de atender las necesidades de las personas de edad con trastornos mentales (Plan Madrid). 225 LBEA Captulo 03 d) Mejorar la formacin de las y los profesionales de la salud en la deteccin y evaluacin de los trastornos mentales. e) Realizar acciones de promocin y prevencin en salud mental. El PAPPS defne los siguientes subprogramas en el programa general de salud mental para personas adultas-mayores cxxiv : g Atencin a las personas con prdida de funciones psicofsica. g Cuidado de pacientes terminales y su familia. g Prdida de familiares o personas allegadas. g Jubilacin. g Cambios frecuentes de domicilio en personas mayores. g Violencia domstica. g Malos tratos a personas ancianas. g Deteccin precoz de los trastornos de ansiedad-depresin. g Prevencin del suicidio. 3.- PREVENCIN DE LA DEPENDENCIA La OMS, dentro de su estrategia de Envejecimiento Activo, enfatiza el papel de la Prevencin. En este documento nos centraremos fundamentalmente en la prevencin de la situacin de dependencia. Esto supone tomar en consideracin los siguientes elementos: g Prevenir las enfermedades o los pro- blemas de salud potencialmente causan- tes de fragilidad, deterioro funcional o discapacidad. g Prevenir que, una vez adquiridas, esas enfermedades evolucionen hacia la dis- capacidad. Se debe promover la capacitacin de las personas para mejorar la autoefcacia, resolucin de problemas, conducta prosocial y capacidad de afrontamiento a lo largo del ciclo vital 226 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 03 g Evitar que las personas con discapaci- dad entren en riesgo de dependencia. g Y, fnalmente, detectar precozmente ese riesgo y reducirlo. Los factores que precipitan a una perso- na con discapacidad o en situacin de fragilidad hasta una situacin de depen- dencia son: g La severidad de la causa del deterioro funcional o de la discapacidad, que de- termina el grado de recuperacin posible de la funcionalidad perdida. g La rapidez y la calidad del diagnstico y tratamiento de la causa que puede ser determinante de la prdida de funcin. g La rapidez y la calidad del tratamiento rehabilitador, que es decisiva sobre la recuperacin de la funcin perdida, sobre todo en las enfermedades que afectan a la motricidad y el lenguaje. g La rapidez y calidad de la incorpora- cin a actividades sociales que resulta determinante en la recuperacin en la calidad de vida relacionada con la salud, especialmente por su efecto sobre la li- mitacin funcional. g La rapidez y la calidad del plan de cuidados que se establezca. g El apoyo psicolgico a la persona en riesgo de dependencia y a quienes le cuidan. g El soporte social a la persona en riesgo de dependencia y a quienes le cuidan. 3.1.- PREVENCIN PRIMARIA Entre las acciones ms recomendadas para prevenir la aparicin de problemas de salud que puedan llevar a situacin de dependencia se encuentran: 3.1.1. Inmunizaciones Dentro de la poblacin adulta, existe un porcentaje signifcativo de morbimortali- dad producida por enfermedades que son evitables mediante la administracin de va- cunas, la mayor parte debida a la infeccin gripal y sus complicaciones y a las infeccio- nes por los virus de la hepatitis A y B. Por otra parte, las personas adultas son susceptibles a enfermedades frente a las que se les supone protegidas, debido a que en su momento no recibieron alguna de las vacunas infantiles o por la desaparicin, con el paso del tiempo, de la inmunidad adquirida. Todo ello justifca la integracin de la per- sona mayor en el sistema de proteccin frente a la enfermedad, conferido por las vacunas, as como una mayor aten- cin al perfl de proteccin inmunitario de la poblacin adulta, a las estrategias adecuadas para potenciar su proteccin y al impacto en la salud y bienestar ge- neral de las estrategias utilizadas, espe- cialmente en el caso de la poblacin de mayor edad. 227 LBEA Captulo 03 En el caso de las inmunizaciones, existe alto grado de evidencia disponible (Nivel A) sobre el benefcio de la vacunacin de gripe y neumococo en poblacin adulta de riesgo cxxv . Igualmente existe evidencia (nivel B) sobre los benefcios de la inmunizacin en poblacin adulta de riesgo frente a la hepatitis B y ttanos/ difteria. En Andaluca, dentro del SSPA esta evidencia disponible ha permitido incluir la vacunacin de manera especfca en personas mayores, dentro del examen de salud para mayores de 65 aos, puesto en marcha desde el ao 2008, promovindose desde este programa la vacunacin antigripal, neumoccica y de difteria/ttanos cxxvi . Recomendamos: 16 .- Informar y concienciar a la poblacin de personas mayores de 65 aos de la efectividad de la vacunas de la gripe, y de difteria/ttanos, y la neumoccica en los casos en los que exista una patologa crnica previa que clnicamente lo justifque. Para ello, sera conveniente poner en marchas, las siguientes acciones: a) Realizar campaas de vacunacin en los periodos establecidos. b) Fomentar la captacin activa entre las personas mayores para proceder a su vacunacin. -El soporte social a la persona en riesgo de dependencia y a quienes le cuidan. 3.1.2.- Prevencion de accidentes Los accidentes son la segunda causa en importancia en el acortamiento de los aos potenciales de vida en los pases europeos cxxvii . Las personas mayores estn probablemente ms expuestas a las lesiones que las ms jvenes, debido a la cronifcacin de enfermedades y a la reduccin de la visin, el movimiento y el equilibrio propios del envejecimiento. Una de las principales limitaciones a la hora de abordar los accidentes es la idea de fatalidad, casualidad, azar o inevitabilidad que los rodea. Los accidentes se han asociado a lo imprevisible, con la carga de resignacin que esto conlleva. El mensaje que se oculta detrs de esta concepcin difculta toda posibilidad de prevencin, ya que aparentemente nos enfrentamos al azar o al destino. Sin embargo, hoy da podemos afrmar, tal y como lo hizo la Organizacin Mundial de la Salud en 1961, que el accidente no es accidental cxxviii . Desde el mbito de la salud y los servicios sanitarios, la Consejera de Salud de la Junta de Andaluca elabor en el ao 2007 el Plan Integral de Atencin a la Accidentabilidad. Desde la ptica de 228 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 03 este Plan, la prevencin de accidentes se plantea con los siguientes principios: 1.- Centrado en la persona. 2.- Con carcter intersectorial. 3.- Equitativo y solidario. 4.- Integrado. 5.- Orientado a resultados. Los estudios realizados en este sentido indican que el nmero total de accidentes entre personas mayores de 65 aos es proporcionalmente menor que entre el resto de la poblacin. Ocurren con mayor frecuencia en el domicilio que en el exterior debido a la ausencia de actividad laboral y al mayor tiempo de permanencia en el hogar. As, las actividades ms involucradas en los accidentes en mayores son las domsticas y las derivadas de dar respuesta a las necesidades bsicas de la vida diaria, como el aseo o los desplazamientos dentro del hogar. Respecto a los accidentes de trfco, la Organizacin Mundial de la Salud (OMS) viene sealando, a travs de sus informes anuales, cmo una de las principales cau- sas de muerte entre las personas mayo- res son los accidentes de circulacin. En nuestro pas, los niveles de accidentali- dad que presentan las personas mayores de 65 aos revelan su condicin de gru- po de riesgo, particularmente en su con- dicin peatonal. Adems, los accidentes de circulacin que afectan a peatones y conductoras y conductores mayores de 65 aos no se producen de una forma homognea, sino que siguen unos patro- nes especfcos cxxix . Cada tipo de acciden- te presenta una casustica peculiar y sus frecuencias vienen explicadas por una combinacin concreta de las variables socio-personales. Las variables diferenciadoras de los tipos de accidentes segn los diferentes estudios analizados son: edad, sexo, estado civil, nmero de hijos, profesin y nivel de estudios, as como la zona de la ciudad en la que habita, y afectan tanto a peatones y peatonas como a quienes conducen. Medidas preventivas de accidentes adaptadas a los diferentes estilos de vida de las personas mayores 229 LBEA Captulo 03 Teniendo en cuenta lo anteriormente ex- puesto con relacin tanto a los acciden- tes domsticos como a los accidentes de trfco, las medidas preventivas deben tener en cuenta todos los factores que los condicionan. Las medidas de carcter general sern escasamente efectivas si no se tienen en cuenta condicionantes como pueden ser: g Sexo: los accidentes domsticos afec- tan en mayor nmero a las mujeres, al igual que los accidentes de trfco como viandantes cxxx, por lo que se aconseja de- sarrollar medidas de prevencin especf- cas para mujeres. g Nivel socioeconmico: los accidentes de trfco como peatones afectan ms a personas mayores con un nivel de cualif- cacin y un nivel econmico bajo. Un estudio publicado en Espaa en 2009 concluye que las intervenciones ms efectivas para reducir los accidentes (en este caso de trfco) son aquellas que re- ducen o eliminan el riesgo y que no de- penden del cambio de comportamiento de las personas ni de sus conocimientos. Tambin segn dicho estudio, las inter- venciones basadas exclusivamente en la educacin no son efectivas para reducir las lesiones cxxxi . Por todo ello, recomendamos: 17 .- Establecer medidas espec- fcas desde las diferentes ad- ministraciones para disminuir los factores de riesgo que provocan acci- dentes en las personas mayores tanto, en el entorno privado como en el exterior. Para la puesta en marcha de la recomen- dacin expuesta, estimamos necesario implementar las siguientes acciones: a) Desarrollar el Plan Integral de Acciden- tabilidad de Andaluca. b) Fomentar las adaptaciones del hogar para las personas mayores. c) Cumplimiento de las normativas existen- tes en cuanto a seguridad y accesibilidad. 3.1.3. Prevencin De Cadas La Organizacin Mundial de la Salud de- fne cada como la consecuencia de cual- quier acontecimiento que precipita al in- dividuo al suelo en contra de su voluntad. Las cadas en las personas mayores supo- nen un problema de salud escasamen- te valorado para la magnitud que en s mismo poseen, tanto por su frecuencia como por sus consecuencias inmediatas y a largo plazo. Las cadas son una de las principales causas de lesiones, incapaci- dad y muertes. En s mismas constituyen un marcador de fragilidad cxxxii,cxxxiii .
230 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 03 Un tercio de las personas mayores sufren cadas todos los aos, cerca de la mitad lo hacen ms de una vez cxxxiv,cxxxv y son mas frecuentes en mujeres que en hombres. Estas cifras aumentan con la edad, en las personas mayores frgiles y en aquellas que viven fuera del entorno familiar. De hecho la frecuencia de cadas aumenta a un 40% en personas mayores de 80 aos. Un 30-55% de las cadas presentadas por las personas mayores de 65 aos tienen como resultado lesiones menores y aproximadamente el 6% de ellas originan fracturas cxxxvi,cxxxvii,cxxxviii , siendo la cuarta parte de ellas de cadera. En Espaa, concretamente, entre el ao 2000- 2003 se comunicaron 107.718 casos de fractura de cadera en personas mayores de 65 aos cxxxix . Es posible actuar previniendo las cadas mediante educacin para la salud y la deteccin de los factores de riesgo cxl. cxli . Es fundamental conocer los factores de riesgos que favorecen las cadas para intentar localizarlos y, si es posible, modifcarlos.
Habitualmente las cadas tienen un origen multifactorial cxlii,cxliii . Cuantos ms factores confuyan, mayor ser el riesgo de cadas. La correccin de estos factores, aunque sea parcial, disminuir el nmero de cadas. Los factores de riesgo se clasifcan en: - Factores intrnsecos, relaciona- dos con la persona. Vienen determinados por los cambios fsiolgicos relacionados con la edad, sexo, patologas agudas o crnicas y el consumo de frmacos. g Cambios fsiolgicos relacionados con la edad: deterioro de los sistemas visual, vestibular y propioceptivo, los cules son fundamentales para mantener el equilibrio. Adems el sistema nervioso central tambin experimenta cambios que difcultan el control postural, como son la prdida de neuronas y la reduccin en el riego sanguneo. g Las patologas que con mayor fre- cuencia se asocian a las cadas son aque- llas que afectan al sistema neurosenso- rial (vrtigo, demencia, enfermedad de Parkinson y dfcit visuales), al sistema cardiovascular (trastornos del ritmo, sn- copes, insufciencia cardiaca, cardiopata isqumica, hipotensin ortosttica, etc.), sistema msculoesqueltico (disminu- cin de masa muscular con prdida de fuerza, artrosis, osteoporosis). g El consumo de frmacos: las personas mayores, debido a que pade- cen varias enfermedades, estn some- tidos a tratamientos simultneos con el riesgo de interacciones y efectos adver- sos farmacolgicos. Los frmacos que se relacionan con mayor riesgo de ca- das son las benzodiazepinas, algunos 231 LBEA Captulo 03 hipnticos cxliv,cxlv,cxlvi,cxlvii , neurolpticos, antidepresivos cxlviii,cxlix,cl , anticonvulsivan- tes, algunos antiarrtmicos, vasodilata- dores, diurticos, antihipertensivos y antihistamnicos. El riesgo aumenta ms an si las personas ancianas estn poli- medicados con 4 o ms frmacos. Habra pues que valorar los benefcios de la me- dicacin frente al riesgo que estas supo- nen para cada paciente cli . - Factores extrnsecos que son fcilmente modifcables. Entre ellos me- recen especial atencin: g El tipo de calzado: es recomendable que sujete bien el pie, a poder ser cerrado y de tacn bajo. g El mobiliario: a veces no est adapta- do a las incapacidades. As, es frecuente encontrar muebles de cocina demasia- do altos o bajos, sillas demasiado bajas (que difcultan el cambio de sedestacin a bipedestacin), camas altas y estrechas (que complican el acto de levantarse y acostarse), etc. Tambin se ha tener en cuenta la presencia de alfombras u obs- tculos que difculten el paso clii . g La iluminacin del domicilio tambin es importante. g El cuarto bao es una zona de riesgo para las cadas. As las baeras altas, sin antideslizantes, sin barras de sujecin y los retretes bajos son circunstancias que favorecern las cadas. g Las circunstancias meteorolgicas (lluvia, nieve) infuyen en la incidencia de cada y fracturas. Por ejemplo, la mayor incidencia de fractura de cadera se da en invierno (25.8%) y la ms baja en primavera (24.1%). g Otras: Las zonas de obras, barreras arquitectnicas (escaleras altas, ausencia de barras laterales de agarre), subir y bajar de transportes pblicos, etc. pueden actuar como desencadenantes de cadas. Por todo lo anteriormente referido, recomendamos: 18 .- Evitar los factores de riesgos de las cadas: g Mejorando la calidad de vida de las personas y los problemas de salud que las favorecen y prestando especial atencin a las enfermedades que ms afectan al equilibrio y la postura, as como a la polimedicacin. g Adaptando el entorno a las caracters- ticas y necesidades de las personas ma- yores incluyendo las prendas personales, el domicilio y el barrio. 232 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 03 a) Prevencin primaria Actividad Nivel de Evidencia Programas dirigidos a > 80 aos B Programas dirigidos a > 65 aos en los que se demuestren dfcits no severos de fuerza, equilibrio y disminucin de fuerza en extremidades y autonoma de movimiento C Clases de Tai Chi para entrenamiento del equilibrio en personas ancianas no seleccionadas que viven en la comunidad B Priorizar programas preventivos que incluyan ms de una intervencin A Factores especfcos objetivo: corregir hipotensin postural, racionalizacin de frmacos e intervenciones para mejorar el equilibrio, la transferencia y la marcha B La valoracin en domicilio de incapacidades y educacin en las reas de riesgo con posterior derivacin a los profesionales de la salud, reduce las cadas C La modifcacin de los obstculos en el domicilio es efectiva, debiendo ser realizada por profesionales de la salud con entrenamiento y especialmente dentro de intervenciones multidisciplinarias/multifactoriales. B La correccin quirrgica de las cataratas en las mujeres mayores de 70 aos ha demostrado efecto en la reduccin de las cadas. La correccin de los trastornos visuales es de efcacia incierta, aunque se aconseja dentro de intervenciones multidisciplinarias/multifactoriales. B/C Se aconseja retirar la medicacin psicotrpica que no sea imprescindible y cuando no sea posible reducir su posologa, sobre todo, en intervenciones multidiciplinarias/multifactoriales. B La Vitamina D puede tener un efecto favorable, aunque es preciso administrar dosis elevadas e individualizar el tratamiento. B/C 233 LBEA Captulo 03 b) Prevencin secundaria Actividad Nivel de Evidencia La identifcacin y abordaje multidisciplinar posterior por personal sanitarios de residentes en la comunidad atendidos por cadas en urgencias, reduce las cadas B La valoracin de personas ancianas institucionalizados que han tenido al menos una cada, con desarrollo de planes de tratamiento individualizados y educacin personal, disminuye las cadas B c) Prevencin terciaria Su fnalidad es reducir las consecuencias de la cada tanto a nivel de incapacidad fsica como psquica: Actividad Nivel de Evidencia Ensear a las personas mayores a levantarse: evitar el Long-lie C Rehabilitar la estabilidad: primero en sedestacin, luego en bipedestacin. Programas de ejercicios. C Reeducar la marcha: si es preciso ayuda con dispositivos ortopdicos. C Psicoterapia de apoyo C g A ttulo ejemplifcativo, proponemos las siguientes acciones: 234 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 03 3.1.4.- Mantenimiento de la movilidad Con el paso de los aos se aprecia una disminucin de la movilidad articular y un aumento de la rigidez de cartlagos, tendones y ligamentos, lo que induce una mayor susceptibilidad para padecer lesiones musculares por sobrecarga. A nivel psicomotriz se produce una re- duccin del repertorio motriz, enlenteci- miento de los refejos, descenso del tono motriz y modifcaciones en la marcha tales como pasos ms lentos, cortos y planos y prdida del balanceo de manos. Los cambios a nivel de las cinturas esca- pular y plvica, junto con diversas altera- ciones de la columna vertebral motivan alteraciones estticas en las personas mayores. A medida que avanza la edad, las personas experimentan una disminucin de la masa muscular, de la densidad mineral sea y de la fuerza, contribuyendo todo ello a un mayor ndice de fatiga. Se han postulado muy diversas causas, pero entre ellas, la principal es la inactividad f sica cliii,cliv,clv,clvi,clvii,clviii,clix,clx,clxi,clxii,clxiii,clxiv,clxv . Todos estos cambios condicionan un progresivo debilitamiento muscular, con la consiguiente afectacin de la movili- dad y un mayor riesgo de cadas y trau- matismos. A nivel neurolgico, con la edad se disminu- ye la velocidad de conduccin nerviosa lo que motiva diversos cambios que infuyen en la movilidad de las personas mayores, deteriorndola. El ejercicio regular podra contribuir a mantener la funcin neurol- gica clxvi, clxvii, clxviii . Todos estos cambios funcionales de ori- gen fsiolgico se ven agravados por un diseo urbanstico y de los medios de transporte que no est pensado para per- sonas con dfcit de movilidad, proyecta- dos por una sociedad acostumbrada a no pensar mucho en las personas mayores y en sus dfcits funcionales. La actividad fsica realizada regularmente ayuda a prevenir la prdida excesiva de masa muscular, de fuerza muscular y de densidad mineral sea. Adems mejora la fexibilidad, la velocidad de la marcha y el equilibrio, evitando las cadas y las consecuencias econmicas y sociales de stas clxix,clxx,clxxi,clxxii, clxxiii, clxxiv . Por ello, recomendamos: 19 .- Implantar programas espe- cfcos para paliar el deterioro en la movilidad que sufren las personas mayores a consecuencia del proceso natural de envejecimiento, te- niendo en cuenta: g Favorecer el mantenimiento de la movi- lidad y promover el ejercicio adaptado. 235 LBEA Captulo 03 g Realizar un diseo urbanstico y de los medios de transporte que tenga en cuanta las limitaciones y particularidades de la movilidad de las personas mayores. g Promover campaas de concienciacin dirigidas hacia las personas sin limitacin de la movilidad.
Sugerimos la puesta en marcha de las siguientes acciones: a) Mejorar el diagnstico y tratamiento de los dfcits de movilidad entre profe- sionales de la salud. b) Elaborar una gua de la movilidad en personas mayores. c) Incluir normas en el diseo urbanstico y en el de los medios de transporte, para facilitar la movilidad de personas con d- fcit de movilidad de la persona mayor. d) Incluir en el diseo de programas de ejercicio para mayores estrategias que mejorando la fuerza muscular, el equilibrio, la fexibilidad articular y velocidad de reaccin, mejoren la situacin de movilidad del mayor. e) Realizar campaas de concienciacin en las que se pongan de manifesto que conductas insolidarias motivan problemas de movilidad a otras personas (aparcar en pasos de peatones, prisas y empujones en accesos a medios de transporte). 3.1.5.- Prevencin del cncer El cncer es un proceso de crecimiento y diseminacin incontrolados de clulas que puede aparecer prcticamente en cualquier lugar del cuerpo. Es, segn el Informe Las personas mayores en Espa- a (2008) clxxv , la segunda causa de mor- talidad para la poblacin general y para las personas de edad. Estos datos coin- ciden con los del Instituto de Estadstica de Andaluca clxxvi , segn el cual la prime- ra causa de mortalidad para las mujeres y hombres mayores de 75 aos son las enfermedades circulatorias, seguida del cncer y las enfermedades respiratorias. La desagregacin de los datos por sexos muestra que los cnceres con mayor incidencia en la poblacin espaola son: Mujeres Hombres Mama Pulmn Colon y recto Prstata Cuerpo tero (endometrio) Colon y recto Ovario Vejiga urinaria Estmago Estmago 236 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 03 Todos estos cnceres son ms frecuentes a medida que aumenta la edad de las personas, lo que unido al aumento de la esperanza de vida conlleva un riesgo mayor de desarrollar la enfermedad a partir de los 80 aos con respecto a edades anteriores clxxvii . A pesar de todo y gracias a los avances producidos en la investigacin en los ltimos 20 aos, un porcentaje importante de cnceres pueden curarse mediante ciruga, radioterapia y/o quimioterapia, especialmente si se detectan en una fase temprana. Otros se podran prevenir evitando la exposicin a factores de riesgo comunes que han sido identifcados y se mencionan ms adelante. El ndice de supervivencia de la enfermedad, defnido como la proporcin de casos que logran sobrevivir un tiempo preestablecido (5 aos), es del 44% en hombres y del 56,4% en mujeres, segn el estudio Eurocare-3 sobre la supervivencia del cncer en Europa clxxviii . La prevencin primaria del cncer implica conocer y actuar sobre aquellos factores de riesgo asociados al desarrollo del mismo. El 35% de las muertes por cncer en el mundo es atribuible a 9 factores de riesgo potencialmente modifcables. Algunos de los ms importantes son: 1. Tabaco 2. Alcohol 3. Dieta 4. Exposicin solar 5. Radiaciones ionizantes 6. Carcingenos ocupacionales 7. Contaminacin atmosfrica 8. Agentes infecciosos 9. Diversos aspectos de la vida sexual y reproductiva 10. Herencia 11. Nivel socioeconmico Basndose en la evidencia cientfca, el Cdigo Europeo Contra el Cncer clxxix es- tablece las siguientes recomendaciones en relacin a los estilos de vida: 237 LBEA Captulo 03 1 No fumar; si se fuma, dejarlo lo antes posible. Si no se puede, nunca fumar en presencia de personas no fumadoras. 2 Evitar la obesidad. 3 Realizar alguna actividad fsica de intensidad moderada todos los das. 4 Aumentar el consumo de frutas, verduras y hortalizas variadas: comer al menos 5 raciones al da. 5 Limitar el consumo de alimentos que contienen grasas de origen animal. 6 Si se bebe alcohol, ya sea vino, cerveza o bebidas de alta graduacin, moderar el consumo a un mximo de dos consumiciones o unidades diarias si es varn, o a una si es mujer. 7 Evitar la exposicin excesiva al sol. Es especialmente importante proteger a poblacin infantil y adolescente. Las personas que tienen tendencia a presentar quemaduras deben protegerse del sol durante toda la vida. 8 Aplicar estrictamente la legislacin destinada a prevenir cualquier exposicin a sustancias que pueden producir cncer. Cumpla todos los consejos de salud y de seguridad sobre el uso de estas sustancias. Aplicar las normas de proteccin radiolgica.
Actualmente se dispone de pruebas cientfcas sobre la efcacia del cribado de cncer de mama, crvix y colorrectal, as como recomendaciones para otros cnceres de alta prevalencia. Las recomendaciones que se establecen con respecto a los cnceres ms frecuentes sealados anteriormente son las siguientes: 238 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 03 - No hay pruebas cientfcas sufcientes para recomendar el cribado sistemtico del cncer de prstata en las per- sonas asintomticas. - Los pacientes que soliciten ser cribados deben ser informa- dos correctamente acerca de los benefcios y los riesgos del cribado y el tratamiento. - Se recomienda el cribado en las personas de riesgo medio partir de los 50 aos, con alguna de las siguientes estrategias: SOH (Sangre Oculta en Heces) con periodicidad anual o bienal y/o sigmoidoscopia cada 5 aos o colonoscopia cada 10 aos. - Se recomienda realizar una adecuada clasifcacin del grado de riesgo a travs de una completa historia personal y familiar. - En los individuos con plipos adenomatosos espordicos de riesgo se recomienda una colonoscopia a los 3 aos de la reseccin, y si sta es negativa o nicamente se han hallado 1 o 2 adenomas tubulares de tamao < 10 mm, la siguiente exploracin puede realizarse al cabo de 5 aos. - Se recomienda realizar el cribado con mamografa cada 2 aos en las mujeres mayores de 50 aos. - Se recomienda establecer la coordinacin necesaria con los programas poblacionales de cribado del cncer de mama. - No hay pruebas cientfcas para recomendar el cribado sistemtico del cncer de ovario. - Se recomienda proporcionar el consejo apropiado a las mu- jeres posmenopusicas para que consulten ante cualquier sangrado vaginal. - No hay pruebas cientfcas para recomendar el cribado sistem- tico del cncer de endometrio en las mujeres asintomticas. - Se recomienda realizar un consejo claro y personalizado para dejar de fumar. - No hay datos sufcientes para recomendar el cribado sistemtico del cncer de pulmn. CNCER DE PULMN CNCER DE PRSTATA CNCER DE MAMA CNCER DE OVARIO CNCER DE CUERPO TERO (endometrio) CNCER DE COLORRECTAL 239 LBEA Captulo 03 - Consejo sobre proteccin en los contactos sexuales. - Citologa de Papanicolaou en las mujeres de 25-65 aos. Al principio, 2 citologas con una periodicidad anual y despus cada 3-5 aos. - A las mujeres mayores de 65 aos sin citologas en los ltimos 5 aos se les ofrecern 2 citologas con periodicidad anual y, si son normales, no se propondrn ms intervenciones. - No se ofrecer cribado en las mujeres que no han tenido relaciones sexuales, ni a las mujeres con histerectoma total. - Consejo sobre evitacin de la exposicin excesiva a la radiacin solar y el uso de protectores solares. - Campaas comunitarias que promuevan la prevencin de la exposicin excesiva a la radiacin UV, en especial en las zonas tursticas y de ocio al aire libre. - No hay datos sufcientes para recomendar el cribado sistemtico del cncer de piel en la poblacin general. - Se recomienda la deteccin activa de los individuos con factores de riesgo para realizar consejo y explorar las posibles lesiones displsicas. As pues, formulamos la siguiente recomendacin: clxxx5 20 .- El cncer es una enfermedad que se puede prevenir, tanto su aparicin como sus impactos negativos una vez que se ha desarrollado. Para ello es necesario adoptar medidas en: g Prevencin primaria (consejos y estilo de vida): seran todas aquellas intervenciones dirigidas a reducir la probabilidad de aparicin del cncer o a aminorar o interrumpir su progresin incidiendo en los factores de riesgo asociados a su desarrollo. g Prevencin secundaria (cribado): tiene por objetivo detectar la enfermedad antes de que se manifeste clnicamente, en aquellas enfermedades en las que un trata- miento precoz permita mejorar su pronstico. CNCER DE CRVIX CNCER DE PIEL 240 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 03 3.1.6. Prevencin de la obesidad La obesidad se ha asociado a mayor riesgo de mortalidad total, de enfermedad cardiovascular, diabetes e hipertensin arterial clxxxi . La relacin entre obesidad y mortalidad es menor en mujeres, personas mayores y sujetos con buena forma fsica. Segn el estudio epidemiolgico EUROSTAT clxxxii , Espaa tiene entre los pases europeos la tasa de obesidad ms alta para las mujeres (13%) (junto con Finlandia) y para hombres (13,9%), as como un crecimiento rpido de esta tasa: en un periodo de cuatro aos la obesidad creci un 10% para las mujeres y un 8.5% para los hombres. Segn datos de la ltima Encuesta Nacional de Salud (2006), la prevalencia media de obesidad es del 15,25% en poblacin adulta y el sobrepeso alcanza al 37,43% de la poblacin. Se hace hincapi en que si no se controla esta tendencia, pueden erosionarse severamente los logros de la longevidad saludable. En un estudio poblacional realizado en Andaluca clxxxiii en personas entre 25 y 60 aos se encuentra que el sobrepeso medido mediante IMC (25-29,9), afecta al 39% de la poblacin analizada, siendo mayor en los hombres para todos los grupos de edad; la obesidad afectara al 21,6% de la poblacin, nivel muy superior al estimado para poblacin espaola (13,4%) y mayor para mujeres a partir de los 40 aos. La obesidad afecta al 15,6% de la poblacin andaluza entre 2-24 aos (media espaola 13,9%). La Estrategia NAOS clxxxiv tienen como objetivo sensibilizar a la poblacin del problema que representa la obesidad y promover iniciativas pblicas y priva- das que contribuyan a la adopcin de hbitos saludables a lo largo de toda la vida y especialmente en infancia y ju- ventud. Esta iniciativa tiene las caracte- rsticas de superar el mbito sanitario para incluir el educativo, empresarial (etiquetado, composicin), medios de comunicacin (regulacin de publici- dad y mrketing) clxxxv , deporte, hoste- lera (mejora de la composicin de las comidas y aumento de la disponibilidad y oferta de alimentos saludables), univer- sidades y asociaciones ciudadanas, as como considerar la alimentacin y activi- dad fsica en un nico mensaje, plasma- do en la prctica en la Pirmide NAOS sobre estilos de vida saludables clxxxvi . Esta pirmide tiene tres niveles que asocian las recomendaciones sobre alimentacin y actividad fsica que deben desarrollarse con una determinada frecuencia: diaria- mente, varias veces por semana, y ocasio- nalmente. El Plan Integral de Obesidad Infantil de Andaluca clxxxvii se incardina dentro de las iniciativas de la Unin Europea (EU Platform on Diet Physical Activity and Health) y del Ministerio de Sanidad y Consumo (Estrategia NAOS) propo- 241 LBEA Captulo 03 niendo lneas de actuacin a desarrollar en diversos escenarios (escuela, sistema sanitario, municipios, empresas, movi- miento asociativo...). El Plan para la Promocin de la Activi- dad Fsica y la Alimentacin Equilibra- da clxxxviii (PAFAE) se articula en tres pila- res: promocin de la lactancia materna, alimentacin saludable y aumento de actividad fsica. Las estrategias tienen que incorporar la perspectiva de gnero debido a: g La obesidad afecta ms intensamente a las mujeres, sobre todo en mujeres mayores de 60 aos clxxxix . g Necesidad de desarrollar programas de prevencin y tratamiento de la obesidad especfcos para mujeres cxc . La prevencin de la obesidad debe tener en cuenta las desigualdades sociales. Asegurar a toda la ciudadana el acceso a alimentos y entornos saludables es una responsabilidad de los gobiernos. Como tambin lo es asegurar un mnimo de educacin y el acceso a empleo.
Es necesario el abordaje de las estrategias publicitarias, especialmente las que tienen como objetivo a la poblacin infantil, dado que nias y nios son considerados como vectores inductores al consumo con alto poder de decisin.
Es necesario desarrollar y aplicar una regulacin tica a tales prcticas porque las y los menores no son capaces de diferenciar entre programas y publicidad e interpretan como realidad lo que se dice en un anuncio cxci . El PAPPS recomienda medir el permetro abdominal en las personas que presenten un abdomen prominente de forma visual para determinar si tienen o no obesidad abdominal (permetro abdominal > 102 cm en hombres y > 88 cm en mujeres) y en caso positivo proceder a la intervencin sobre estilos de vida, dieta y actividad fsica cxcii . Tambin es recomendacin de la US Task Force cxciii . Se debe realizar consejo e intervenciones para perder peso en personas con obesidad (I conferencia de Prevencin, Grado evidencia B). Una revisin Cochrane cxciv sobre los efec- tos de las estrategias cognitivo-conduc- tuales y algunas otras estrategias psicol- gicas para la reduccin del peso encontr que los resultados eran mejores si se uti- lizaban intervenciones combinadas (te- rapia conductual+dieta+ejercicio). Recomendamos: 21 .- Promover que las personas mayores tengan un peso normal y evitar la obesidad y sus complicaciones. 242 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 03 Para ello, proponemos las siguientes acciones: a) Desarrollar campaas de informacin y fomento de alimentacin saludable, con mensajes especfcos para los grupos de poblacin donde la obesidad es mayor. b) Prctica de ejercicio fsico regular y ajustado a las caractersticas de las per- sonas mayores. c) Seguimiento del peso y del IMC, (la conferencia de prevencin propone el uso del IMC como medida estandarizada de valoracin y seguimiento en todas las edades) (grado evidencia B). d) Coordinacin desde los mbitos sani- tarios, sociales, deportivos y medios de comunicacin para que los mensajes que se transmitan sean claros y consensua- dos, con el fn de prevenir tanto la obesi- dad como la desnutricin. e) No se recomienda el cribado sistem- tico de obesidad en la poblacin, pero s si existen enfermedades relacionadas (grado evidencia B) (I Conferencia de Pre- vencin). 3.1.7.- Prevencin de la desnutricin La malnutricin en las personas mayo- res es un problema de salud prevalen- te, que puede llegar del 3-15% cxcv entre quienes viven en sus domicilios estando relacionado con multitud de factores f- siolgicos (cambios corporales, proble- mas odontolgicos, dfcits sensoriales, enfermedades consuntivas, medicamen- tos), psicolgicos (dfcit cognitivo, pro- blemas afectivos) econmicos y socio- culturales (aislamiento social, hbitos y costumbres, monotona en la dieta, falta de informacin sobre nutricin). Las repercusiones del estado de des- nutricin se extienden a la prdida de funcionalidad e incapacidad cxcvi, cxcvii , a importantes dfcits orgnicos como el del sistema inmunitario cxcviii y al riesgo de mortalidad cxcix, cc, cci . Son mltiples los estudios que ponen de manifesto que la malnutricin es una si- tuacin comn, grave y frecuentemente no diagnosticada, cuya prevalencia es variable dependiendo de las zonas geo- grfcas, el medio y la tcnica con que se realice el estudio ccii . Estudios epidemio- lgicos muestran que del 5% al 10% de La obesidad es causa de importantes problemas de salud 243 LBEA Captulo 03 la poblacin mayor no institucionalizada est desnutrida; esta prevalencia aumen- ta hasta el 26% en pacientes que han sido hospitalizados por enfermedad aguda, y alcanza del 30 al 60% en pacientes que residen en instituciones cciii , no habindo- se encontrado informacin desagregada por sexos. Se ha de considerar adicionalmente la importante relacin entre el estado nu- tricional y cognitivo cciv . Un grupo espe- cial seran las personas con demencia, en quienes se asocian la prdida progresiva de la capacidad para alimentarse por s mismas y para elegir una dieta adecua- da, las alteraciones de conducta negativa hacia la ingesta y la propia enfermedad, lo que produce una prdida de peso des- proporcionada respecto a la ingesta. En demencia tipo Alzheimer leve-moderada en domicilio se encuentra que pierden un 5% o ms de su peso corporal en un ao, y un 13% pierden ms del 10%. Debido a la frecuencia de la polifarmacia en las personas mayores, es importante considerar la repercusin de determina- dos grupos de frmacos sobre el estado nutricional ccv . Las recomendaciones nutricionales en este grupo de poblacin deben orientar- se segn la situacin funcional, de forma que se aboga por establecer varias cate- goras: personas mayores sanas, perso- nas mayores afectas de procesos agudos hospitalizadas, personas mayores frgiles que viven en casa o residencias ccvi . Esta estratifcacin est corroborada por estu- dios que indican un orden creciente en la frecuencia de desnutricin: personas ma- yores sanas en la comunidad (1%); per- sonas mayores frgiles con servicios de apoyo en casa (4%), pacientes en la co- munidad con enfermedad de Alzheimer (5%), personas mayores hospitalizadas (20%) y personas mayores institucionali- zadas (37%) ccvii . Deben considerarse la capacidad de com- prar y preparar alimentos, las situaciones de emergencia y las situaciones de prdi- da de funcionalidad y actividad que pue- dan limitar de forma transitoria o progre- siva el acceso a la adecuada nutricin ccviii . Especial consideracin tendrn las po- blaciones de hombres mayores que, por los tradicionales roles de gnero, pueden tener un mayor desconocimiento para la preparacin de alimentos. La Conferencia de prevencin de la dependencia propone para las personas mayores mantener un IMC en el normopeso o sobrepeso (grado evidencia B). Propone tambin identifcar las personas mayores en riesgo y modifcar esos factores. Como deteccin se propone la valoracin del peso y talla, siendo la prdida de peso un indicador de riesgo de malnutricin. (grado evidencia C) No existe evidencia que apoye la admi- nistracin sistemtica de suplementos nutricionales en personas mayores en general. 244 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 03 En aquellas personas mayores que no puedan alcanzar un adecuado aporte nutricional con la alimentacin tradicio- nal se propone la Alimentacin Bsica Adaptada que incluye enriquecedores de la dieta, dietas trituradas y modifca- dores de textura ccix . Por todo lo anteriormente expuesto, recomendamos: 22 .- Fomentar la correcta nutricin entre las personas mayores, favoreciendo el peso normal y la ingesta adecuada de nutrientes. 3.2.- PREVENCIN SECUNDARIA Es muy importante intervenir lo ms precozmente posible sobre aquellas alteraciones de la salud que pudieran llevar a provocar una situacin de dependencia. A lo largo de este epgrafe se desarrollarn los siguientes apartados: 3.2.1. Cribados recomendados. 3.2.2. Control de los factores de riesgo cardiovascular (FRCV). 3.2.3. Atencin a los problemas osteoar- ticulares. 3.2.4. Deteccin precoz de la fragilidad. 3.2.5 Polifarmacia. 3.2.1.- Cribados recomendados El objetivo principal de la realizacin de cribados recomendados en las personas mayores es la deteccin precoz de pro- blemas de salud especfcos, situaciones de riesgo para la salud, situaciones de dependencia y en defnitiva de perdida de su calidad de vida. Las recomendaciones propuestas en este documento estn basadas en la evidencia cientfca disponible, de acuerdo a las intervenciones que se realizan en pases de nuestro entorno y a las defnidas dentro de nuestro contexto y de nuestro Sistema Sanitario. El Sistema Sanitario Pblico de Andalu- ca ha venido desarrollando diferentes polticas de prevencin en la poblacin adulta, que han contribuido a mejorar su estado de salud, evitar el deterioro y reducir las situaciones de fragilidad y dependencia. Entre las medidas que han demostrado su benefcio se encuentran: la educacin sanitaria, las inmunizacio- nes, los cribados de neoplasias y el con- trol de los factores de riesgo cardiovas- cular ccx . En este mismo sentido, se han incorporado, para su oferta desde los centros de salud de Atencin Primaria, programas de atencin especfcos a per- sonas mayores de 65 aos para la detec- cin precoz de los problemas de salud (y necesidades de cuidados) ms prevalen- tes en esta poblacin. Estos programas recogen actuaciones de efectividad de- 245 LBEA Captulo 03 mostrada y valoran reas como el riesgo de cadas, trastornos visuales y auditivos, polimedicacin, incontinencia urinaria, nutricin, actividad fsica y actividades de la vida diaria. En defnitiva, con dicha iniciativa se oferta un conjunto de actividades destinadas a la promocin, prevencin, diagnstico precoz, confrmacin diagnstica y estableci- miento de un plan teraputico y de cuidados para los hombres y mujeres mayores de 65 aos en Andaluca. Este Plan persigue el seguimiento evolutivo, la prevencin, el manejo de complicaciones, y el apoyo psicolgico y social a pacientes y a personas cuidadoras principales del mismo y tiene como misin la deteccin e intervencin precoz ante problemas de salud para mantener la autonoma, el buen estado de sa- lud y la calidad de vida. Los cribados recomendados en el Examen de salud para mayores de 65 aos del SSPA se recogen en la siguiente tabla: Intervencin Evidencia Periodicidad Mnima Medicin de la Tensin Arterial A Personas sanas/ asintomticas cada 2 aos Deteccin de la Depresin B Cada 2 aos Deteccin del Consumo Excesivo de Alcohol B Cada 2 aos Deteccin de la Incontinencia B Valoracin Inicial a los 74 aos Riesgo de Cadas A/B Cada 2 aos Agudeza Visual B Cada 2 aos Deteccin de la Hipoacusia B Cada 2 aos Analtica bioqumica: Deteccin de Hipercolesterolemia A Cada 5 aos si es normal 246 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 03 Tras una bsqueda de diferentes fuentes bibliogrfcas, todas ellas citadas a lo largo de los diferentes captulos, podemos concluir que las principales recomendaciones son las que a continuacin se exponen: ACTIVIDADES DE PREVENCIN PRIMARIA CRIBADO RECOMENDACIN GRADO Ejercicio Aerbico y de resistencia A Tabaco Deteccin y consejo A Alcohol Deteccin y consejo B Nutricin Deteccin y consejo C, B Salud Dental Consejo C Vacuna Gripe Vacunacin anual B Vacuna Ttanos/Difteria Dosis de recuerdo cada 10 aos* A Vacuna Neumococo Si existen factores de riesgo o se reside en una institucin B * Los mayores de 65 aos (en especial las mujeres) son un grupo de poblacin con menor probabilidad de estar protegido frente al ttanos y a la difteria. Con 5 ms dosis a lo largo de la vida no sera necesaria la revacunacin. ACTIVIDADES DE PREVENCIN SECUNDARIA CRIBADO SEXO RECOMENDACIN GRADO Presin Arterial Toma de PA cada 1-2 aos A Colesterol Determinacin cada 5 aos A Depresin Cribado peridico B Visin - Poblacin general - Cada 2 aos con optotipos. C - Diabetes - Diabetes: Cribado de retinopata cada 3 aos. - Glaucoma - Glaucoma: Cada ao si existen antecedentes familiares. 247 LBEA Captulo 03 Hipoacusia Peridicamente B Estado mental y funcional Cuando se necesite: se debe estar C alerta ante el deterioro en fases iniciales Cadas Consejo y ejercicio A,B Incontinencia urinaria Mujeres Interrogatorio B,C Polifarmacia Interrogatorio C Osteoporosis Mujeres Aplicacin de escalas de riesgo B Glucosa Peridicamente en grupos de riesgo Cada 3 aos>45 aos C Funcin Tiroidea (TSH) Mujeres Cada 5 aos C 50 aos Electrocardiograma Peridicamente C g El cribado de enfermedades oncolgicas se aborda en el captulo especfco sobre este tema. En conclusin de lo expuesto, recomendamos: 23 .- Realizar cribados basados en la evidencia en el colectivo de las personas mayores para favorecer la deteccin precoz de problemas de salud espec- fcos, situaciones de riesgo para la salud, situaciones de dependencia y de prdida de la calidad de vida. 3.2.2.- Control de los factores de riesgo cardio-vasculares Dentro de la enfermedad cardiovascular se pueden producir episodios de extrema gravedad, como son el infarto agudo de miocardio y el accidente cerebrovascular (ataque cerebral).
248 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 03 En Espaa las enfermedades del aparato cardiocirculatorio representan la primera causa de muerte, constituyen la tercera causa de aos potenciales de vida perdi- dos y la primera causa de ingresos hospi- talarios. Es la primera causa de muerte en las mujeres mayores. Las enfermedades isqumicas del cora- zn y las enfermedades cerebrovascula- res en Andaluca desde 1975 al 2004 han tenido un importante descenso tanto en las mujeres como en los hombres. En es- pecial hay que destacar el descenso de las enfermedades cerebrovasculares, tan importante tanto en los indicadores cru- dos como en los nmeros absolutos. La enfermedad isqumica del corazn ha tenido un comportamiento diferente, los indicadores brutos presentan valores ms elevados en los ltimos aos de la serie que en los primeros. Cuando se ajustan por edad mediante la estandarizacin di- recta pasan a ser descendentes, pudin- dose atribuir el aumento del nmero de defunciones y las tasas brutas al efecto del envejecimiento de la poblacin anda- luza en los treinta aos estudiados ccxi . Conviene hacer hincapi en la necesidad de revisar el estudio y abordaje de las enfermedades cardiovasculares desde la perspectiva de gnero, tambin en las edades mayores. Estas enfermedades tradicionalmente se asocian a hombres, cuando los estudios actuales ponen de relieve que son la primera causa de muerte en mujeres mayores. Se debe garantizar el acceso a los servicios, a las pruebas diagnsticas, a los procesos de intervencin y a la rehabilitacin de una forma igualitaria para que contine esta tendencia decreciente en la mortalidad en ambos sexos. Se denominan factores de riesgo a aque- llas circunstancias que en caso de apare- cer aumentan las posibilidades de pade- cer este grupo de enfermedades. Entre otros, los principales son los siguientes: tabaco, presin arterial elevada, cifras elevadas de colesterol, diabetes, obesi- dad y sedentarismo. g Consumo de tabaco: el riesgo de enfermedad coronaria es 2-3 veces mayor entre quienes fuman ccxii . g Presin arterial: la presin arterial est directamente relacionada con la mortalidad cardiovascular, de forma que si se reducen las cifras se disminuye la mortalidad ccxiii . g Lpidos: cuanto ms alto es el nivel de colesterol total mayor es el riesgo. La disminucin de los niveles de LDL- Colesterol conduce a una reduccin de el riesgo de enfermedad coronaria y de ataque cerebral ccxiv-ccxv . g Diabetes y metabolismo alterado de la glucosa: el riesgo de cardiopata isqumica y ataque cerebral aumenta en las personas con diabetes y con aquellas situaciones que la preceden, establecindose una relacin directa entre mortalidad y niveles de control (hemoglobina glicosilada) ccxvi . 249 LBEA Captulo 03 g Obesidad: la presencia de un ndice de Masa Corporal (IMC) 30 Kg/m2 y/o un permetro abdominal mayor de 88 cm en mujeres o 102 cm en varones se asocia con un incremento del riesgo de hipertensin, dislipemia, diabetes, mortalidad por enfermedad coronaria e ictus tromboemblico ccxvii, ccxviii . Y en general la obesidad se asocia a una disminucin de la expectativa de vida ccxix . g Inactividad fsica: la actividad fsica regular est asociada con una reduccin de la morbilidad y la mortalidad cardiovascular ccxx . As , recomendamos: 24 .- Mejorar los factores de riesgo cardiovascular (FRCV), pues ello prolonga la vida de las personas y su calidad de vida, al ser stos prevenibles, tratables y modifcables. 25 .- Establecer estrategias diferenciales para ambos sexos, para la preven- cin de las enfermedades cardiovasculares. A efectos ejemplifcativos, exponemos las siguientes estrategias y acciones a desarrollar: ESTRATEGIAS A DESARROLLAR 1. Se recomienda valoracin del riesgo cardiovascular a personas mayores de 40 aos y a cualquiera que tenga algn factor de riesgo. 2. A las personas con enfermedad cardiovascular, riesgo cardiovascular, dislipemias, diabetes o sndrome metablico, se les debe realizar un plan de cuidados sobre estilos de vida saludables, que incluya: g Cambios en la dieta g Abandono del tabaco g Actividad fsica Grado de evidencia C B A A 250 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 03 3. Se debera promover la adopcin general de un patrn de dieta mediterrnea que incluya fruta y vegetales, cereales integrales, pescados, legumbres, aceite de oliva, frutos secos, leche desnatada, y de forma moderada, pequeas raciones de carne magra o aves de corral sin piel. 4 Toda la poblacin debera tener como objetivo hacer un mnimo de 30 minutos de actividad fsica moderada la mayora de los das de la semana. 5. El tratamiento integral para adelgazar debera incluir la combinacin de reduccin de la ingesta energtica, aumento de la actividad y terapia conductual. 6. Todas las personas que fuman deberan ser animadas a dejar de fumar. Dejar de fumar tiene importantes e inmediatos benefcios para la salud en todas las personas fumadoras de cualquier edad. 7. Se recomienda que toda persona fumadora reciba al menos una intervencin educativa breve para dejar de fumar, impartida por personal sanitario de atencin primaria. 8. La HTA se puede prevenir combinando cambios en el estilo de vida que incluyan evitar el sobrepeso, aumentar la actividad fsica, reducir el consumo de sal, de alcohol y dieta con contenido bajo en grasa y rica en frutas frescas, vegetales y productos lcteos desnatados. 9. En personas con diabetes que presenten sobrepeso u obesi- dad se recomienda como objetivo primario una reduccin de la in- gesta calrica que consiga prdida de peso. 10. Todas las personas con diabetes tipo 2 deben recibir educacin diettica. La educacin diettica debe ser impartida individualmente o en sesiones grupales por personal sanitario. Igualmente se debe recomendar la realizacin de ejercicio fsico. 11. Las intervenciones que son tiles para reducir los factores de riesgo en las personas sin diabetes tambin son tiles en quienes la padecen. Se debe evaluar el consumo de sal y alcohol y limitar su uso. Grado de evidencia B A A A A A A A ESTRATEGIAS A DESARROLLAR B 251 LBEA Captulo 03 12. El hecho de simplifcar los regmenes de dosifcacin aumenta el cumplimiento teraputico. 3.2.3.- Atencin a los problemas osteoarticulares Las enfermedades osteoarticulares tienen una importante prevalencia entre las perso- nas mayores y son motivos frecuente de incapacidad, dependencia, demanda de asis- tencia y carga familiar, constituyndose como principal causa de dolor entre personas mayores y como principal motivo para restringir actividades diarias. La enfermedad osteoarticular ms prevalente en personas mayores es la osteoartrosis de predominio axial (cervical, lumbar) seguida de la gonartrosis y la coxartrosis. Otras enfermedades como las reumticas (fbromialgia, gota, poliartropatas, etc.) tambin presentan ele- vadas prevalencias en mayores. Adems hay que tener una especial consideracin con la osteoporosis por sus importantes consecuencias ccxxi,ccxxii,ccxxiii . La enfermedad osteoarticular tiene una repercusin muy signifcativa sobre las mu- jeres mayores, tanto en relacin a su prevalencia (la osteoartritis de rodilla ccxxiv , la de cadera ccxxv as como la artritis reumatoidea ccxxvi , es ms frecuente en mujeres), como a los problemas que acarrea, tanto en la vertiente funcional (condiciona la realizacin de actividades de la vida diaria), afectiva (la autoimagen se ve alterada por la incapa- cidad para cumplir su rol) y el dolor que genera.
El ejercicio en la osteoartrosis mejora el dolor y la funcin de la articulacin afectada tanto en la rodilla, como en la cadera, mejorando tambin los calambres y el entume- cimiento, posiblemente por una mayor amplitud de movimiento de la articulacin y mayor fuerza, resistencia y coordinacin de la musculatura encargada de movilizarla. Otra ventaja en estas patologas es la analgesia inducida por el ejercicio. En cuanto a la osteoporosis, la actividad fsica, al trasmitir cargas al hueso induce un aumento de la densidad mineral sea tanto en deportistas como en poblacin activa. De ah que programas de actividad fsica que propician sobrecargas seas y que mejoran la fuerza y la coordinacin se han mostrado efcaces en la prevencin de cadas y frac- Grado de evidencia A La enfermedad cardiovascular es la primera causa de muerte en las mujeres mayores. ESTRATEGIAS A DESARROLLAR ESTRATEGIAS A DESARROLLAR 252 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 03 turas en mayores con osteoporosis. En la fbromialgia un programa de ejercicio f- sico ha mostrado efcacia en la mejora de la sintomatologa dolorosa ccxxvii,ccxxviii,ccxxix,cc xxx,ccxxxi,ccxxxii,ccxxxiii,ccxxxiv,ccxxxv,ccxxxvi,ccxxxvii,ccxxxviii,ccxx xix,ccxl,ccxli,ccxlii,ccxliii . As, recomendamos: 26 .- Fomentar el diagnstico precoz y un tratamiento ade- cuado de las enfermedades osteoarticulares que incluya programas de ejercicio fsico como medida preven- tiva y de tratamiento, as como la reali- zacin de programas de investigacin con el fn de dilucidar el papel real de la actividad fsica reglada en la prevencin y tratamiento de enfermedades osteoar- ticulares. 27 .- Enfermedades osteoarti- culares especfcas tales como la osteoporosis y la fbromial- gia podran benefciarse de programas de ejercicio fsico si stos estn disea- dos adecuadamente. Proponemos las siguientes acciones: a) Formar a los profesionales de la salud relacionados con el tratamiento de las enfermedades osteoarticulares en la valoracin funcional y prescripcin de ejercicio.
b) Impulsar la confeccin de guas de manejo de las diversas enfermedades osteoarticulares en las que se incluya el ejercicio fsico.
c) Incluir el ejercicio fsico con sobrecar- gas, entrenamiento de fuerza, en los pro- gramas de ejercicio fsico destinados a la prevencin de osteoporosis, especial- mente en sujetos con antecedentes fami- liares o factores de riesgo para padecer esta enfermedad.
d) Impulsar el conocimiento de los benefcios del entrenamiento de fuerza para las personas mayores.
e) Incluir el ejercicio fsico como herra- mienta de tratamiento imprescindible en los protocolos de atencin a pacientes con fbromialgia. 3.2.4.- Deteccin precoz de la fragilidad La fragilidad como concepto o sndrome clnico diferenciado, ha sido redefnida recientemente por la American Geriarics Society ccxliv , siguiendo la defnicin, pre- viamente establecida por Bortz, como un declinar generalizado en mltiples siste- mas fsiolgicos (principalmente, aunque no slo, musculoesqueltico, cardiovas- cular, metablico e inmunolgico) cuya re- percusin fnal lleva a un agotamiento de la reserva funcional del individuo y mayor vul- nerabilidad de desarrollo de mltiples resul- tados adversos que incluyen discapacidad y dependencia. Bortz aada que este estado es distinguible del proceso de envejecimien- 253 LBEA Captulo 03 to y, lo que es ms relevante, susceptible de intervencin activa y reversible. La I Conferencia sobre la Prevencin y la Promocin de la Salud en la prctica cl- nica en Espaa ccxlv establece que se pro- duce un continuum entre lo normal y lo patolgico que, si bien permite estable- cer puntos de corte claros de anormali- dad cuando sus consecuencias son muy evidentes, tambin permite detectar los casos ms incipientes, que es en los que ms xito tienen las intervenciones para revertir o modifcar la situacin de dete- rioro.
Fragilidad y discapacidad son dos entida- des claramente relacionadas, si bien no son trminos intercambiables, dado que algunas personas con discapacidad pue- den no ser frgiles y, la deteccin de la fragilidad fsica suele ser previa a la apari- cin de la discapacidad y susceptible de intervencin. Conceptualmente se pueden distinguir dos condiciones diferentes en torno a la fragilidad ccxlvi : g Fragilidad manifesta: Personas con deterioro establecido e importante en las que se deduce por su situacin una mayor probabilidad de empeoramiento y riesgo. Tienen diferentes grados de deterio- ro para realizar de forma independiente las actividades bsicas de la vida diaria (ABVD) y suelen ser subsidiarias de una atencin sanitaria especfca y continuada. g Fragilidad incipiente o sutil: La perso- na presenta grados menos avanzados de deterioro. La mayora son indepen- dientes para realizar las ABVD, pero es frecuente que algunas de sus actividades instrumentales de la vida diaria (AIVD) estn alteradas (relaciones sociales, des- plazamientos en la comunidad, respon- sabilidad en la toma de su medicacin, contabilidad domstica, uso del telfo- no o ciertos aparatos domsticos, etc.), y a veces este deterioro es sutil. Diver- sos estudios demuestran efcacia en las intervenciones sobre las personas con deterioros funcionales leves- moderados frente a quienes tienen una alteracin importante ccxlvii, ccxlviii . La actividad fsica puede contribuir a paliar las consecuencias de las enfermedades osteoarticulares. 254 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 03 1. Criterios de Fragilidad: En los ltimos aos, el concepto de fragilidad en las personas mayores se ha defnido utilizando distintos criterios ccxlix : Criterios clnicos - Pluripatologa, - Polimedicacin, - Hospitalizaciones frecuentes, - Cadas de repeticin, - Dfcit sensorial, - Incontinencia urinaria Criterios funcionales - Dependencia en las actividades - Bsicas e instrumentales de la vida diaria Criterios socioeconmicos - Vivir solo o sola, - Viudez reciente, - Institucionalizacin, - Edad mayor de 80 aos, - Bajos ingresos econmicos Criterios cognoscitivos/afectivos - Depresin, - Deterioro cognitivo
El SSPA, en su documento Examen de salud para mayores de 65 aos, establece la fragilidad segn el concepto y los criterios expuestos ccl : Recientemente, el Ministerio de Sanidad y Poltica Social ha editado el documen- to Desarrollo de Criterios, indicadores de complejidad y estrategias de manejo en fragilidad ccli , realizado por la Agencia de Evaluacin de Tecnologas Sanitarias de Andaluca. El objetivo del informe es defnir el concepto de fragilidad en las personas mayores y mostrar herramien- tas y/o marcadores que ayuden a analizar las estrategias en el manejo de ancianos y ancianas frgiles. En cuanto a los pre- dictores de fragilidad, el grupo integran- te del panel del estudio coincidi en que son los siguientes: - Trastorno de la movilidad, cadas y alteracin de las Actividades Bsicas de la Vida Diaria (ABVD). - Deterioro cognitivo. - Riesgo de sufrir lceras por presin. - Presentar pluripatologa. - Aspectos sociodemogrfcos y ambien- tales (slo existi consenso en la infraes- tructura del lugar de residencia). - Trastorno del nimo (depresin, ansie- dad y trastornos del sueo). - Deterioro visual y/o auditivo. La fragilidad no se presenta de igual forma en mujeres y hombres a medida que envejecen, en base a: g Ms mujeres viven solas (26% mujeres frente 11% varones). g El nivel de instruccin es menor en las mujeres ancianas. g Los ingresos econmicos son signifca- tivamente inferiores en base a la depen- dencia de pensiones mayoritariamente no contributivas (pensiones de viudedad) 255 LBEA Captulo 03 (pensin media de mujeres 515 frente a 1190 en varones). g Ms mujeres ancianas en el medio ru- ral con dedicacin previa a actividades especialmente duras (trabajo del campo y economa sumergida) y actual aisla- miento y desproteccin. g Menor cultura de participacin social de las mujeres a todos los niveles. g Peor percepcin de la salud y la calidad de vida en las mujeres mayores cclii . g Mayor consumo de medicamentos ccliii
Formulamos la siguiente recomendacin: 28 .- Establecer estrategias para la deteccin precoz de la fra- gilidad con medidas especf- cas para la deteccin en mujeres, donde la fragilidad es mayor. Para su consecucin estimamos como necesarias, la puesta en marcha de las siguientes estrategias: a) Se recomienda centrarse en la deteccin precoz de la prdida funcional ya que la valoracin funcional parece constituir el principal mtodo para determinacin de la fragilidad en el mbito comunitario de atencin ccliv . b) El principal objetivo de la deteccin de la fragilidad, tanto en atencin pri- maria como en atencin hospitalaria, es la intervencin precoz con el objetivo de prevenir el deterioro funcional y la de- pendencia o retrasar y enlentecer su pro- gresin, con intervenciones especifcas domiciliarias y hospitalarias cclv,cclvi .
c) Avizanda y col cclvii realizan una serie de recomendaciones especfcas para la deteccin y la prevencin de la fragilidad entre las que destacan: g Atencin Primaria: a. Realizar cribado de fragilidad mediante alguna herramienta sencilla: Timed Up and Go, o la velocidad de marcha. b. Valoracin geritrica integral (VGI) ante sospecha de fragilidad cclviii . c. Fomento y extensin de activi- dades preventivas. Sobretodo: el mante- nimiento de actividad y ejercicio fsico, el mantenimiento de un adecuado sopor- te y estado nutricional, el control de los factores de riesgo cardiovascular (HTA, colesterol y tabaco), y extender las vacu- naciones recomendadas (gripe, ttanos y neumoccica). d. Potenciar aspectos de movili- dad, habilidades fsicas y disminucin de riesgos fsicos cclix . e. Correcto abordaje de cuadros clnicos especfcos y enfermedades cr- 256 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 03 nicas (depresin, diabetes, osteoporosis, episodios cardiovasculares, etc.), sndro- mes geritricos (delirium, incontinencia, deterioro cognitivo, inestabilidad y ca- das, desnutricin) y otros que se relacio- nan entre las causas de fragilidad y de dependencia. f. Revisin peridica de la medi- cacin habitual. g. Evitar o disminuir la repercusin de situaciones estresantes a las que son ms vulnerables las personas mayores. h. Facilitar y promover la relacin y un adecuado soporte social. g Atencin Hospitalaria: a. Si la persona tiene 80 o ms aos o entre 65 y 80 aos con riesgo de deterioro funcional o presencia de algn sndrome geritrico, la intervencin es ms efectiva en trminos de menor pr- dida de funcin y mayor ubicacin en el domicilio, en unidades geritricas de pa- tologa aguda con atencin especializada y multidisciplinaria cclx . b. Una vez sobrepasada la fase aguda, si se produce un deterioro funcio- nal durante el ingreso, la continuidad de cuidados debe procurarse, cuando sea necesario, en unidades de recuperacin funcional o media estancia hospitalaria para aquellas personas con deterioro funcional de moderado a grave o en los hospitales de da geritricos para quienes presenten deterioro funcional de leve a moderado cclxi . 3.2.5.- Polifarmacia La aparicin de nuevos tratamientos plantea la necesidad creciente de esta- blecer sistemas para prevenir los efec- tos adversos de los medicamentos y de informar a los colectivos sanitarios y a la poblacin, especialmente a las personas mayores, sobre los riesgos y ventajas de las nuevas terapias cclxii . El aumento de la esperanza de vida y la realizacin de actividades preventivas y teraputicas en el mbito sanitario cada vez ms exhaustivas, son factores que determinan el uso frecuente de frmacos en edades avanzadas. Segn la Encuesta Nacional de Sanidad 2006, en el grupo de edad de 75 aos y ms, un 93,4% de las personas se han medicado en las ltimas dos semanas, siendo este porcentaje an mayor en el grupo de mujeres.
La polimedicacin es comn en mayores, alrededor de un 20% de los mayores de 70 aos reciben 5 o ms frmacos cclxiii . A pesar de estos datos de consumo de medicamentos, son escasos los ensayos clnicos que incluyen a las personas de edad avanzada con comorbilidad importante y uso simultneo de varios frmacos. 257 LBEA Captulo 03 Las personas mayores poseen particula- ridades en la farmacocintica y en la far- macodinamia, a veces coexisten en ellos varias patologas, para las que reciben mltiples tratamientos, y con frecuencia se dan interacciones frmaco-frmaco o frmaco-enfermedad, que hacen que aumenten las reacciones adversas a me- dicamentos. Si estas peculiaridades no son tenidas en cuenta, los eventos adver- sos asociados al consumo de frmacos pueden conducir a ingresos hospitala- rios cclxiv y posteriormente a situaciones de dependencia (por ejemplo, cadas y frac- turas por el uso de psicofrmacos cclxv ). La polifarmacia supone un mayor riesgo de utilizacin de medicaciones inadecuadas y es un factor de riesgo independiente para la mortalidad en las personas de mayor edad cclxvi . Conforme se va haciendo ms comple- jo el rgimen teraputico, aumentan los problemas de falta de adhesin al trata- miento y la confusin de frmacos cclxvii y dosis. La falta de adherencia en patolo- gas crnicas se estima que se sita en torno al 30-50% cclxviii , siendo considerada por la OMS como un problema de salud pblica. Respecto a la adhesin terapu- tica, existe una revisin Cochrane que muestra que las intervenciones para me- jorarla poseen una baja efectividad cclxix . El cumplimiento teraputico implica no slo tomar los medicamentos siguiendo el consejo de los y las profesionales de la salud, sino tambin mantener una amplia gama de hbitos y conductas saludables (por ejemplo, una dieta sana, actividad fsica, no fumar). En ocasiones, las personas mayores son excluidas por criterios de edad para po- der recibir tratamientos indicados y basa- dos en la evidencia que podran mejorar su situacin clnica. La otra cara del pro- blema es el uso inadecuado de frmacos c- clxx (medicamentos que deberan de ser evitados en personas de edad avanzada por presentar elevado riesgo de producir reacciones adversas y aumento en el n- mero de hospitalizaciones o por ser inef- caces), que tiene una especial relevancia en las mujeres cclxxi . Entre un 14- 24 % de mayores reciben medicacin potencial- mente inadecuada cclxxii (Odss ratio: 1,24), siendo el uso de psicotropos mayor en los hombres. Alrededor de un 30% de los ingresos hospitalarios en personas mayores estn relacionados con eventos adversos producidos por frmacos cclxxiii (Odss ratio: 1,30), siendo mayor en las mujeres. Las medidas puestas en marcha dirigidas a profesionales del mbito sanitario sobre el uso adecuado de medicamentos en la poblacin mayor incluyen listas de medicamentos que no se fnancian (por su dudosa efcacia clnica), recomendaciones sobre dispensacin de recetas, avisos a los profesionales sobre efectividad o no de algunos medicamentos, utilizacin de genricos y prescripcin por principio activo, guas y protocolos de prescripcin basadas en la evidencia y en estudios de 258 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 03 coste/efectividad para conseguir una adecuada prescripcin farmacolgica de acuerdo con las necesidades de las personas mayores cclxxiv . Dentro de la Estrategia para la Seguridad del Paciente del Sistema Nacional de Sa- lud, en Andaluca se ha puesto en marcha en el ao 2009 la revisin de la medica- cin por parte del personal de Atencin Primaria del SSPA en mayores con po- limedicacin y el Observatorio para la Seguridad del Paciente, que cuenta con un Sistema de Notifcacin de Incidentes para ciudadana y profesionales, estre- chamente relacionado con la comunica- cin de los eventos adversos asociados al consumo de frmacos. El uso de medicamentos en mayores sin una indicacin clara es alto. En un estudio realizado en la provincia de Jan, un 47 % de pacientes consuman al menos un medicamento sin indicacin cclxxv . En otro trabajo llevado a cabo en la provincia de Crdoba cclxxvi en mayores que viven en la comunidad y que se encuentran en situacin de inmovilidad en su domicilio, el porcentaje de pacientes con un consumo de ms de 4 frmacos fue del 76,1%. El 35% de personas ancianas tomaba algn frmaco potencialmente inapropiado. Los ms frecuentes fueron: ansiolticos de accin prolongada (41,5%) e hipnticos (13,8%). Las mujeres tomaban signifcativamente ms frmacos inapropiados que los varones y las personas polimedicadas, ms que las no polimedicadas. Recomendamos: 29 .- Promover la sensibilizacin y educacin de la ciudadana en el uso adecuado de medi- camentos a lo largo de todo el ciclo vital, con el fn de minimizar los riesgos asocia- dos a su consumo. 30 .- Evitar la automedicacin (incluidos los productos natu- rales) y el consumo de frma- cos innecesarios. La adopcin de estilos de vida saludables a lo largo de todo el ciclo vital conlleva un menor uso de me- dicamentos.
A tal fn, proponemos las siguientes acciones: Dirigidas a personas mayores: g Evitar la automedicacin (incluidos los productos naturales) y el consumo de frmacos innecesarios. La adopcin de estilos de vida saludables a lo largo de todo el ciclo vital conlleva un menor uso de medicamentos. g Participar en la elaboracin de re- gmenes teraputicos con el personal sanitario exponiendo las difcultades o aspectos personales (sensoriales, cogni- tivos, motivacin,..) en relacin a la pauta farmacolgica. 259 LBEA Captulo 03 g Solicitar informacin acerca de las ventajas e inconvenientes sobre los me- dicamentos prescritos, motivo por el que se indican, posologa, instrucciones de autoajuste de dosis, interacciones, cambios de aspecto y/o dosis al tratarse de medicamentos genricos, horarios de medicacin, eliminacin de agujas, ad- vertencias sobre efectos adversos y otros aspectos de inters. g Cumplimentar adecuadamente el rgimen teraputico pactado. Si es preciso, usar Sistemas Personalizados de Dosifcacin. g Participar en actividades de educacin sanitaria dirigidas al consumo de frmacos cclxxvii . Dirigidas al personal sanitario cclxxviii : g Revisar la medicacin de cada paciente nuevo cada 6 a 12 meses despus y con cualquier cambio de medicacin. (Nivel de evidencia C). g Identifcar medicamentos no apropia- dos en mayores usando los criterios de Beers y las Guas de Prctica Clnica. (Ni- vel de evidencia C). g Monitorizar a los pacientes que to- man frmacos psicotrpicos y a quienes toman ms de cuatro medicamentos porque tienen elevado riesgo de cadas. (Nivel de evidencia B). g Usar el cuestionario de Hamdy sobre revisin de medicacin para decidir qu frmacos se deben suspender. (Nivel de evidencia C). g Considerar tratamientos no farmacol- gicos y revisar si los frmacos con benef- cio probado siguen teniendo indicacin. (Nivel de evidencia C). g Calcular la funcin renal y ajustar la dosis de la medicacin consecuentemen- te. (Nivel de evidencia C). g Considerar medicamentos de dosis nica diaria en combinacin para mejorar la cumplimentacin, siempre que esto no repercuta en los costes. (Nivel de evidencia C). g Combinar ayudas cognitivas y edu- cacin sanitaria para mejorar la cumpli- mentacin. (Nivel de evidencia C). g En la elaboracin del tratamiento hay que tener en cuenta la opinin de cada paciente y los aspectos relacionados con la calidad de vida cclxxix . Se han de facilitar las actitudes participativas de la poblacin en la preservacin, conservacin, mejora y restauracin de la salud. g La prescripcin inadecuada en ma- yores puede reducirse con la revisin de forma regular de la medicacin, prescrip- cin electrnica, auditoras de adecua- cin peridicas (tener en cuenta indica- dores cuantitativos, cualitativos sobre 260 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 03 prescripcin innecesaria o frmacos in- adecuados) y reduciendo el nmero de prescriptores cclxxx . g Plantear estudios de farmacoepide- miologa dando especial relevancia a los indicadores de resultados en salud (ingresos hospitalarios y/o muerte por problemas relacionados con los medica- mentos). 4.- OTRAS REAS En los siguientes apartados se aporta in- formacin sobre algunas reas que, sin formar parte directamente del enveje- cimiento saludable, estn estrechamen- te relacionadas con l. Las reas a tratar son: 4.1. Maltrato. 4.2. Investigacin. 4.3. Formacin. 4.4. Los contextos: 4.4.1. La familia y el domicilio. 4.4.2. El barrio y el municipio. 4.4.3. El contexto institucional. 4.1.- MALTRATO La Organizacin Mundial de la Salud (O.M.S.) declar en 1998, la violencia domstica como una prioridad interna- cional para los servicios de salud, consi- derndolo como un problema de salud pblica que da lugar a una importante morbilidad.
La Asociacin Mdica Mundial proclam en 1989 y ratifc en 1990, la Declara- cin de Hong Kong sobre el maltrato de ancianas y ancianos, estableciendo en- tre otras las recomendaciones de iden- tifcacin y tratamiento de los casos de malos tratos, mediante una intervencin multidisciplinar. La Primera Conferencia Nacional de Consenso sobre el Anciano Maltratado celebrada en Almera en 1995 elabor la Declaracin de Almera sobre el anciano maltratado cclxxxi . La Ley de Atencin al Mayor (L.6/99 de 7 de julio) establece medidas de protec- cin jurdica para las personas mayores. Ms de un 40% de mayores de 65 aos que viven en la comunidad usan al menos 5 medicamentos a la semana. 2 El Telfono de Atencin a las Personas Mayores est coordinado desde la Direccin General de Personas Mayores y cuenta con la participacin de las Delegaciones Provinciales, los Servicios Sociales Comunitarios, Fiscalas y la colaboracin de la Direccin General de Violencia de Gnero y el Servicio de Emergencia Sanitarias. 261 LBEA Captulo 03 Posteriormente se ha desarrollado el De- creto 23/2004 de Proteccin jurdica a las personas mayores donde, entre otros, se hace referencia a los criterios de: g Simplifcacin del procedimiento de acceso a los recursos y servicios que la normativa les reconoce. g Coordinacin con las actuaciones pre- vistas por otras Administraciones Pbli- cas y por los rganos judiciales cclxxxii . Desde 1999 funciona en Andaluca el Telfono de Atencin a las Personas Mayores 2 (900 858 381), que es un instrumento fundamental para detectar, atender y sobre todo prevenir los casos de desasistencia, abandono maltrato en personas mayores que se producen en nuestra comunidad. Es un servicio gratuito de la Consejera para la Igualdad y Bienestar Social. A continuacin se exponen los datos obtenidos durante el ao 2009 cclxxxiii : El nmero total de llamadas recibidas durante el 2009 ha sido de 5.322, (un importante incremento respecto al 2008 en el que se registraron 4.438),. Cabe destacar que 2.109 corresponde a la provincia de Sevilla seguida de Mlaga con 1.035.
Simultaneamente a la recepcin de la llamada y dependiendo de la demanda que se solicita, se realiza una clasifcacin de las misma con el fn de ser atendidas con la mayor efcacia y celeridad. 4.046 llamadas solicitando informacin, de las cuales 3.315 han sido remitidas al telfono de Informacin Ciudadana y 731 al servicio de informacin Tarjeta Andaluca Junta 65 aos.
El nmero de denuncias de desasisten- cia maltrato a Personas Mayores tra- mitadas a la Direccin General han sido de 1.269 de las cuales 831 corresponden a llamadas realizadas por mujeres, 340 por hombres y el resto (no sabe/ no contesta ), siendo las provincias con ms llamadas Sevilla con 475 y Mlaga con 207. g El 65% de las denuncias corresponden a personas en situacin de dependencia y el 35% restante son personas con cierta autonoma personal. g En cuanto a la edad, el 48% de la de- nuncias hacen referencia a personas de edad comprendida entre los 65 y 80 aos y el 52 % restante se referen a mayores de 80 aos. g De los casos de maltrato detectados durante los ltimos aos, destaca que el perfl de la persona mayor maltratada corresponde a una viuda mayor de 75 aos, con dependencia fsica, psquica (trastornos psicolgicos y/o cognitivos) o econmica, con aislamiento social y puede tener una historia anterior de maltrato familiar. 262 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 03 g La persona que presuntamente ejerce el maltrato suele ser un pariente de primer grado, conviviente, con dependencia econmica de la persona mayor y no es infrecuente que sufra un trastorno mental o algn tipo de adiccin.
Fuente: Telfono de Atencin a las Per- sonas Mayores, DGPM, CIBS, elaboracin propia a partir de los datos estadsticos de 2009. Segn un estudio realizado en el 2005 por el Centro Reina Sofa, 60.000 personas de ms de 64 aos sufren malos tratos en Espaa. De las vctimas, seis de cada 10 son mujeres. El porcentaje de mujeres vctimas de maltrato (63,2%) casi dobla al de hombres en esta misma situacin (36,8%). Asimismo, al poner en relacin el nmero de casos con la poblacin anciana, la prevalencia de maltrato sigue siendo mayor para las mujeres (0,9%) que para los hombres (0,7%). Por tipologa de maltrato, las mujeres son las principales vctimas de maltrato psicolgico, abuso econmico y abuso sexual, mientras que el porcentaje de hombres vctimas de negligencia es algo mayor que el de mujeres en esta misma situacin. El 63,2% de las vctimas identifca qu persona de su entorno cercano ejerce el maltrato. En la mayora de las ocasiones es la propia pareja (50%), seguida de los hijos e hijas (33,4%) cclxxxiv . El Servicio Andaluz de Teleasistencia es otro recurso del que disponen las perso- nas mayores que viven solas o que convi- van con otras personas tambin mayores para, en caso de emergencia, avisar y po- ner en marcha el dispositivo adecuado, ya sea sanitario, policial judicial, ade- ms de proporcionar informacin sobre los recursos existentes y sobre las presta- ciones de la tarjeta mayores de 65 aos. Los recursos que provee la Ley de Promocin de la Autonoma Personal y Proteccin a la Personas en Situacin de Depenendencia, pueden contribuir a evitar numerosas situaciones de malos tratos, sobre todo en el mbito familiar, as como a aliviar la sobrecarga de la persona cuidadora y a prevenir situaciones de claudicacin familiar, etc. Pero la prctica diaria nos demuestra la importancia de otras medidas que deben ponerse en marcha. La Sociedad Espaola de Medicina Fa- miliar y Comunitaria, elabor en el 2003 el Plan de Actividades de Promocin y Prevencin de la Salud (PAPPS), donde el maltrato a personas ancianas se con- templa como parte de la Violencia Do- mstica. En el 2005 la Sociedad Andalu- za de Medicina Familiar y Comunitaria edit una Gua de Atencin a personas mayores maltratadas, donde se advierte del riesgo de culpabilizar en exceso a la familia. Se tiende a exigir a las personas que cuidan (todava en su mayora mu- jeres) una disponibilidad absoluta para la atencin a las personas dependientes 263 LBEA Captulo 03 sin tener en cuenta la falta de formacin adecuada, ni los condicionamientos fa- miliares y sociales. La dedicacin continuada a los cuidados puede dar lugar a una situacin de agotamiento, de presin y de angustia que acaban afectando a la salud cclxxxv . Las sociedades cientfcas apuestan por un abordaje preventivo del maltrato, dado que existe sufciente conocimiento de los factores de riesgo tanto para ejercerlo como para ser vctima. Es de capital importancia la deteccin precoz y la intervencin coordinada en un mbito de colaboracin institucional. Proponemos las siguientes recomendaciones: 31 .- Recuperar el respeto de la sociedad hacia las personas mayores evitando la discri- minacin por la edad y modifcando el imaginario colectivo asociado a la ancia- nidad (decrepitud e inutilidad vs sabi- dura y experiencia). Para ello es preciso cambiar las expectativas sociales hacia el rol de la mujer como cuidadora abnega- da a costa de su propia salud y bienestar, promoviendo la corresponsabilidad de hombres y mujeres en las tareas de cui- dados, tambin a las personas mayores y dependientes. 32 .- Prevenir las situaciones de maltrato mediante la detec- cin precoz y el abordaje de los factores de riesgo. Para la consecucin de lo reseado, se sugieren las siguientes acciones: PREVENCIN 1 - Programas de sensibilizacin hacia la sociedad en general para evitar el eda- dismo, contribuyendo a disociar vejez de enfermedad o dependencia. - Programas de sensibilizacin y forma- cin dirigidos a profesionales del mbito sanitario. - Programas de atencin a mayores en si- tuacin de encamamiento, a la atencin de mayores frgiles, personas inmovili- zadas, altas hospitalarias o pacientes con enfermedades terminales. - Programas de apoyo a las personas cui- dadoras que incorporen de forma priori- taria la perspectiva de gnero. - Deteccin y abordaje de los factores de riesgo de personas ancianas y cuidadoras y de las situaciones de mayor vulnerabi- lidad. PREVENCIN 2 - Del abuso fsico: lesiones, quemaduras, fracturas, cadas de repeticin, etc. - Del abuso psquico: depresin, confu- sin, aislamiento, miedo, etc. - De las negligencias fsicas: Signos de descuido, falta de higiene, mal cumpli- miento teraputico, etc. - De las negligencias psquicas: senti- mientos de soledad, indiferencia del cui- 264 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 03 dador o cuidadora, agresividad verbal, menosprecios, etc.) cclxxxvi . PREVENCIN 3 - Atencin mdica a los mayores vctimas de malos tratos: - Poniendo en marcha un Plan de protec- cin. - Realizando un abordaje socio sanitario. - Desarrollando un Protocolo de inter- vencin coordinada entre las distintas Consejeras y con el mbito judicial, en su jurisdiccin civil y penal, que de una res- puesta coordinada, gil y adecuada en la respuesta a los casos de malos tratos de personas mayores cclxxxvii . 4.2.- INVESTIGACIN Para el ao 2025, aproximadamente una tercera parte de la poblacin de Europa habr alcanzado una edad igual o mayor a 60 aos y se producir un incremento muy rpido de la cantidad de personas de ms de 80 aos. Ante un hecho sin precedentes, se deben desarrollar estrategias basadas en buenas prcticas y nuevos campos de investigacin hasta ahora no abordados. La promocin de la salud y la participacin activa en la sociedad de las personas mayores ha de ser de suma importancia. La investigacin es un pilar bsico para abordar aspectos relacionados con la prevencin y el manejo de las enferme- dades que pueden presentar las personas de edad avanzada. Existen varias reas de inters, que van desde los mecanis- mos moleculares del envejecimiento a la investigacin clnica o a la investigacin en salud pblica (incluyendo proteccin y promocin de la salud, prevencin de enfermedades, discapacidad y fragilidad, mejora de la calidad de vida, la calidad de la asistencia, la organizacin sanitaria y los aspectos econmicos de la sanidad). Son reas prioritarias de investigacin para la Unin Europea: g Investigacin bsica: 1. La modulacin del envejecimiento a nivel sistmico, por lo que recomiendan la puesta en marcha de un proyecto in- tegrado sobre los mecanismos molecula- res del envejecimiento y los mecanismos naturales que podran contrarrestar los deterioros, denominado asincrona en el envejecimiento tisular. 2. Existen factores tanto intrnsecos como extrnsecos (nutricin y ambiente) que regulan la evolucin y las condiciones del envejecimiento y de las enfermedades relacionadas con el mismo, modulando la expresin gentica a nivel epigentico y postranscripcional. Deben desarrollarse modelos experimentales de forma que permitan la translacin de la investigacin bsica a la asistencia sanitaria, incluyendo la prevencin, el diagnstico y el trata- miento. El proyecto integrado planteado se denominara regulacin epigentica de los procesos de envejecimiento. 265 LBEA Captulo 03 g Investigacin en servicios sanitarios:
1. La investigacin en la prevencin y el tratamiento de las enfermedades crni- cas e invalidantes debera: a. Incluir a todas las personas que pudieran obtener benefcio de esta investigacin, contando con personas mayores frgiles y teniendo en cuenta las diferencias de gnero en el envejecimiento. b. Usar variables de resultados que no slo incluyan mortalidad, sino discapacidad, uso de servicios sanitarios y comunitarios, calidad de la asistencia y calidad de vida. c. Basarse en la evidencia que aportan los trabajos de investigacin.
d. Abarcar aspectos de salud pblica.
e. Investigar sobre cmo los servicios sanitarios se han de adaptar a los nuevos retos (cambios demogrfcos, enfermedades, demandas, discapacidad y soporte social).
El enfoque de la investigacin ha de ser traslacional, de forma que los conoci- mientos obtenidos por la investigacin bsica puedan aplicarse a la prevencin, tratamiento y rehabilitacin de las enfer- medades relacionadas con el proceso del envejecimiento. Para ello proponen la creacin de un Instituto Europeo del En- vejecimiento cclxxxviii .
Los objetivos fnales de la investigacin dirigida al Envejecimiento Saludable se- rn el fomento de la autonoma y la pues- ta en marcha de aquellas medidas basa- das en estudios cientfcos que ayuden a prolongar la duracin de la vida libre de discapacidad y a mejorar la calidad de vida de aquellas personas que presenten diferentes niveles de discapacidad. En Andaluca, la iniciativa Opimec (Ob- servatorio de Prcticas Innovadoras en el manejo de enfermedades crnicas complejas), permite compartir la puesta en marcha de proyectos como AMICA (Autonomy, Motivation & Individual Self- Management for COPD Patients) dirigido a pacientes con enfermedad pulmonar El maltrato en las personas mayores es muy frecuente y es un problema oculto 266 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 03 obstructiva crnica, que contempla la va- lidacin de un dispositivo para la detec- cin temprana de la agudizacin de sus procesos, con una orientacin de apoyo de la autogestin, cuidados en domicilio y apoyo a distancia a pacientes y perso- nas cuidadoras por parte de las y los pro- fesionales sanitarios o como la Unidad de Atencin a la Pluripatologa (Guadalaja- ra) que est enfocada a los cuidados de pacientes con pluri-patolga y frgiles y que permite cuidados en el domicilio mediante teleasistencia , ofrece apoyo a distancia a pacientes y personas cuida- doras por parte de profesionales del me- dio sanitario y crea sistemas de contacto entre pacientes. En investigacin bsica, Andaluca ha he- cho una fuerte apuesta por las Terapias Avanzadas (terapia con clulas madre, te- rapia gnica y nanotecnologa), con un en- foque traslacional y proyectos en marcha que investigan alternativas de tratamiento a enfermedades crnicas o degenerativas (diabetes mellitus y sus complicaciones, enfermedad de Parkinson, isquemia arte- rial crnica, trasplantes). A nivel comunitario se han puesto en marcha estudios sobre prevencin del riesgo de cadas en personas mayores (RIESCAN), ensayos clnicos sobre la im- plementacin de actividades preventivas (ejercicio), estudios sobre cmo el calcio y la vitamina D infuyen sobre la fuerza y el riesgo de cadas en personas de edad avanzada, consumo de frmacos inade- cuados en mayores que viven en la co- munidad y otros. Recomendamos: 33 .- Promover investigacin b- sica que pueda aplicarse a la prevencin, tratamiento y re- habilitacin de las enfermedades relacio- nadas con el proceso del envejecimiento, incentivando lneas de investigacin de Envejecimiento Saludable cuyos objeti- vos contemplen el fomento de la auto- noma y la puesta en marcha de aquellas medidas que ayuden a prolongar la du- racin de la vida libre de discapacidad y a mejorar la calidad de vida de aquellas personas que presenten diferentes nive- les de discapacidad. La investigacin debe estar dirigida a promover la salud y el bienestar personal de las personas mayores, para contribuir al pleno ejercicio de sus capacidades 267 LBEA Captulo 03 A modo de ejemplo, proponemos las siguientes acciones: Propuestas del Proyecto Envejecimiento Saludable a la Comisin Europea y a los Pases Miembros cclxxxix : 1.- Desarrollar la investigacin para evaluar la efcacia y la relacin coste-efcacia en las intervencio- nes de promocin de la salud y en las intervenciones de preven- cin de enfermedades o mala salud, en todas las etapas de la vida y especialmente en la edad madura. 2.- Impulsar la investigacin para en- contrar mtodos para motivar el cambio del estilo de vida de las personas mayores, especial- mente los grupos con riesgo de exclusin, prestando especial atencin a los aspectos medio- ambientales y culturales. 3.- Desarrollar indicadores de enveje- cimiento saludable. Prestar aten- cin a los grandes indicadores (como las relaciones sociales, el gnero, la pobreza, la discrimi- nacin) que tienen un gran im- pacto en la salud mental y en el bienestar en la vida futura. 4.- Difundir los resultados de la inves- tigacin y promover sus aplica- ciones prcticas entre agentes interesados. 5.- Favorecer la participacin equitati- va en la investigacin de perso- nas mayores y promover su con- sideracin como capital social. 4.3.- FORMACIN La formacin de los y las profesionales de la salud en el campo del envejecimiento activo y la atencin a personas mayores requiere de conocimientos, actitudes y habilidades que permitan el apoyo para que las personas asuman las riendas de su vida en un hacer proactivo. Este ser activo debe refejarse en la responsabilidad de la persona hacia el cuidado de su propia salud. Pasar del actual modelo de atencin a un nuevo paradigma de envejecimien- to activo requiere un gran esfuerzo por parte de la ciudadana y tambin de los y las profesionales de la salud. El cambio siempre levanta resistencias y stas slo se vencen con formacin, informacin y oportunidades. Hay que desaprender antiguas formas de hacer, pensar, sentir, vivir la vida y envejecer. Es el inicio de un camino largo, pero de cuyos resultados puede esperarse una autntica revolu- cin cultural ccxc . Desde el mbito de la salud, la forma- cin de los y las profesionales debe pa- sar indudablemente por la formacin en competencias. Cuando se habla de com- petencias, stas se entienden como la unin del conocimiento previo necesario, 268 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 03 las habilidades adquiridas que permitan llevarlo a cabo con mayor o menor xito y las actitudes, principios, inclinaciones y compromisos asumidos. La competencia hace referencia por tanto al como del desempeo, tiene naturaleza cualitativa y describe los comportamientos que se piden a cada funcin. Requiere de la pre- sencia conjunta de cinco componentes: saber (conocimientos), saber hacer (habili- dades), saber ser (actitudes), querer hacer (motivacin) y poder hacer (aptitudes). A tal fn, recomendamos: 34 .- La formacin en el campo del envejecimiento activo y la atencin a personas mayores requiere de conocimientos, actitudes y habilidades que permitan el apoyo para que las personas asuman las riendas de su vida en un hacer proactivo. La adquisicin de competencias profesio- nales para la atencin al envejecimiento activo pasan por: Saber Adquirir conocimientos tericos y metodolgicos sobre envejecimien- to activo, participacin social y tra- bajo intersectorial. Saber hacer Adquirir habilidades que permitan llevar a la prctica el concepto de envejecimiento activo. Saber ser Modifcar actitudes para poder inte- riorizar los principios que propugna el envejecimiento activo: fomento de la responsabilidad personal, par- ticipacin, toma de decisiones com- partida, intersectorialidad. Querer hacer Interiorizar el valor aadido que aporta el envejecimiento activo al proyecto vital de las personas. Poder hacer Las aptitudes en el campo del envejecimiento activo se tienen en tanto que como personas el envejecimiento forma parte de nuestra propia vida. 4.4.- LAS NUEVAS TECNOLOGAS Las nuevas tecnologas y las ayudas tcnicas pueden ser un gran apoyo para que las personas mayores aumenten su autonoma personal y tengan acceso a nuevas posibilidades y experiencias. Con ellas se puede favorecer en gran medida la comunicacin y el acceso a los servicios. La tecnologa juega un doble papel en la reduccin de desigualdades. Por una par- te, hay un tipo de tecnologa que puede aportar o suplir parte de la funcin que se va perdiendo, lo que sumado a la ca- pacidad funcional restante da como re- sultado un aumento de la autonoma 269 LBEA Captulo 03 personal. Por otro lado, la tecnologa faci- lita la comunicacin y el acceso a la infor- macin, mediante las Tecnologas de la Informacin y de la Comunicacin (TIC). Se debe tener en cuenta la existencia de una brecha digital entre hombres y mu- jeres ligada a razones de ndole socioeco- nmica y cultural, en las que los condicio- nantes de gnero son determinantes. El futuro de la aplicacin de las TIC para las personas mayores tiene un fuerte impulso en la estrategia de e-inclusin: envejecer bien en la sociedad de la informacin de la UE y pasa por facilitar el denominado Ambiente de Ayuda Vital, mediante desarrollos innovadores, como redes de sensores inteligentes, biosensores, microsistemas, sistemas llevables (que se integran en el propio cuerpo humano o en la ropa), redes inalmbricas ubicuas y comunicaciones mviles de 4 y 5 generacin (incluyendo redes de rea personal y redes corporales), la domtica, la inteligencia ambiental, la biomecatrnica e incluso la binica.
El SSPA ha puesto en marcha iniciativas innovadoras en este campo como han sido Salud Responde, InterSAS o el Plan de telecontinuidad de cuidados o el telediagnstico. Para la consecucin de lo expuesto, recomendamos: 35 .- Mejorar el acceso de las personas mayores y de las personas que les cuidan a los servicios de salud y a otros servicios necesarios para mantener su autonoma, a travs de las TIC, as como impulsar la aplicacin de nuevas tecnologas para la mejora de la autonoma de las personas (como, por ejemplo, el desarrollo de la domtica). Sugerimos, en este campo, el desarrollo de las siguientes acciones: 1. Se elaborar un catlogo de las tecno- logas de la Informacin y de la Comuni- cacin (TIC) que supongan aportaciones para la mejora de la calidad de vida de las personas mayores.
2. Se realizar una evaluacin de las barreras que difcultan el acceso de las personas mayores y de quienes las cuidan a los productos y servicios desarrollados mediante TIC en las Instituciones.
3. Se llevar a cabo la eliminacin progresiva de las barreras de acceso a las TICs identifcadas en esos colectivos y especialmente se tender a disminuir la brecha digital atribuible a condicionantes de gnero y clase social
4. Se aplicar la flosofa de Diseo Universal a las nuevas aplicaciones de TIC que se desarrollen para las diferentes Instituciones.
270 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 03 5. Se impulsar la innovacin en sistemas asistenciales basados en las tecnologas de la informacin y las comunicaciones, especialmente en el mbito de la telea- sistencia, la telemedicina, la teleforma- cin, la atencin de urgencias, dispensa- cin farmacutica, atencin domiciliaria y atencin hospitalaria.
6. Seguir incorporando sistemas que utilizan las nuevas TIC a los recursos de apoyo a las personas cuidadoras: localizacin de errantes con tecnologa DPS, GSM o RFID, transmisin digital y analgica de bioseales, sistemas de comunicacin por TDT, SMS, MMS, etc.
7. Se crear una Comisin de Seguimiento de Innovacin de las TIC con instituciones, asociaciones y empresas tecnolgicas. 4.5.- LOS CONTEXTOS g El contexto familiar y domiciliario, g El contexto del barrio, la ciudad y/el pueblo g El contexto institucional. 4.5.1.- Los contextos familiar y domiciliario Una de las premisas bsicas del modelo biopsicosocial afrma que los diversos susbsistemas (el biolgico, el individual, el familiar, el comunitario, etc.) mantienen una relacin de infuencia recproca de tal forma que afectan tanto a la salud como a la enfermedad. La experiencia clnica apoya la hiptesis que sostiene que las familias infuyen en la salud de sus miembros, quienes a su vez se ven infuenciadas por ellas ccxci . La familia es la fuente principal de las creencias y pautas de comportamiento relacionadas con la salud. Las tensiones que sufre a travs de su ciclo evolutivo se pueden manifestar como sntomas, los cuales pueden ser la expresin de procesos adaptativos del individuo y ser mantenidos por las conductas familiares, como describe Minuchin ccxcii . Por ltimo, stas son un adecuado recurso de apoyo para el tratamiento de la enfermedad. Cuando la persona mayor enferma la fami- lia (y, sobre todo, las mujeres de la familia) es la principal fuente de cuidados. La so- ciloga ngeles Duran afrma que el 12% del tiempo que se dedica a atender la en- fermedad de algn miembro del hogar es suministrado por los servicios sanitarios, mientras que el 88% restante lo prestan las redes sociales de apoyo, fundamental- mente la familia ms cercana ccxciii . Por ello, cada vez ms, el sistema informal es reconocido y considerado un sistema invisible de cuidados de salud , la gran zona sumergida de un verdadero ice- berg de atencin a la salud ccxciv . Segn el estudio del IMSERSO (2005), la persona cuidadora principal suele ser una mujer (84%), de edad intermedia (M- 53 aos), ama de casa (44%) y en la mayora de las ocasiones hija (50%) o cnyuge (16%). 271 LBEA Captulo 03 Las mujeres, adems de tener ms probabilidad de ser cuidadoras, tambin tienen una menor probabilidad de ser cuidadas por los familiares (Rodrguez y Sancho, 1999). Un 26,56 % de las mujeres espaolas mayores de 65 aos y que presentan alguna discapacidad viven solas, mientras que tan solo un 9,15 % de los varones espaoles mayores con discapacidad viven solos en su hogar. Todo ello se explica por el sistema de re- parto de tareas que an son asignadas en nuestra sociedad a uno u otro sexo en fun- cin de los roles tradicionales de gnero. Sin embargo, nos encontramos ante un momento de cambio de los modelos de familia. Actualmente coexisten un mode- lo de familia tradicional ccxcv basado en la asignacin a la mujer del rol de cuidado- ra casi en exclusiva, con nuevos modelos de familias (monoparentales, o, ms fre- cuentemente, monomarentales, familias reconstituidas, etc.), que junto a la masiva incorporacin de la mujer al mercado de trabajo y al cambio de expectativas res- pecto a su rol social, ponen en crisis cam- bios en la atencin familiar a los cuidados de las personas mayores y personas con dependencia. En Espaa, las polticas pblicas se basan en este modelo tradicional. La familia es la mxima proveedora de atencin y cui- dados a todos sus miembros. Cuentan de entrada con que la persona dependiente va a ser cuidada en la familia y trata de apoyar en parte ese cuidado por ser ms saludable mantener a esas personas en situacin de dependencia en su hogar, adems de que los costes econmicos que generan son difcilmente abordables en su totalidad por las instituciones. Por todo ello, cada vez se hace ms necesario la deteccin, estudio y abordaje de las familias de riesgo que convivan con una persona mayor. Esta situacin puede estar motivada entre otras causas por: g Padecer una enfermedad crnica de larga duracin. g Problemas en la disponibilidad y organizacin de la familia. g Existencia de problemas socioecono- micos. Las TIC favorecen la autonoma de las personas mayores 272 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 03 Por otro lado, hay otra dimensin en el contexto familiar que infuye directamente en la calidad de vida, que es el hogar. Uno de los objetivos bsicos de las polticas sociales es procurar mantener a las personas ancianas en su entorno.
Segn la Encuesta de condiciones de vida de las personas mayores realizadas por el IMSERSO en 2008, ms de 9 de cada 10 personas de edad avanzada residen en su propia casa. La antigedad de muchas viviendas es elevada, de forma que un tercio de los mayores reside en casas con ms de 50 aos, y tan slo una dcima parte lo hace en casas de construccin relativamente reciente (menos de 25 aos). Existe una relacin directa entre la edad de los residentes y la antigedad de la casa. g En las viviendas ms viejas hay ma- yor probabilidad de encontrar personas solteras, viudas, separadas y divorciadas, con estudios primarios e inferiores, for- mando parte de hogares unipersonales, en los estudios consultados no se apre- cian diferencias importantes entre hom- bres y mujeres ccxcvi . En general se trata de viviendas peor dotadas y se distribuyen con ms frecuencia en reas geogrfcas con menos de 10.000 habitantes. Sus ha- bitantes suelen tener una percepcin de salud de regular a muy mala y un estado funcional asociado con problemas de discapacidad. g Ms de dos tercios de mayores tienen cuarto de bao con baera, y un 22% tambin tienen plato de ducha. La dota- cin de baera entre las personas mayo- res y de ducha entre las personas mayo- res muy mayores (>80 aos); asimismo, disponer de baera se asocia con tener estudios ms elevados, no presentar pro- blemas de capacidad funcional, residir en viviendas de menor antigedad y en ho- gares multigeneracionales. g Se observa una relacin entre el nivel de dotaciones y el perfl de las personas mayores, de forma que el nivel medio de dotaciones es superior entre los hombres, personas de menor edad, casados y sepa- rados/divorciados, con estudios secun- darios y superiores, residentes en hoga- res multigeneracionales aunque tambin en pareja, en reas geogrfcas de gran tamao poblacional, con una percepcin de la salud muy buena o buena y un ni- vel funcional sin discapacidad ccxcvii . g El REAL DECRETO 505/2007, establece la normativa para acceso a los edifcios, a espacios pblicos urbanizados, mobi- liario urbano, aparcamientos, obras en vas pblicas, sealizacin, etc. que sern obligatorias a partir del da 1 de enero de 2010 para los espacios pblicos urbaniza- dos nuevos y para los edifcios nuevos, as como para las obras de ampliacin, mo- difcacin, reforma o rehabilitacin que se realicen en los edifcios existentes. 273 LBEA Captulo 03 Por ello, recomendamos: 36 .- Detectar, estudiar y abor- dar a las familias de riesgo socio-sanitario que convivan con una persona mayor, sobre todo en los caso en los que se pueda requerir una in- tervencin socio-sanitaria de emergencia. 37 .- Mantener la residencia de las personas mayores en el entorno familiar y domicilia- rio habitual siempre que sea posible y as lo deseen las personas implicadas. Proponemos las siguientes acciones: a) Formacin de profesionales en el abor- daje familiar.
b) Coordinacin entre los servicios sani- tarios y sociales en las actuaciones ante familias disfuncionales. c) Eliminacin de las barreras arquitect- nicas dentro del hogar. 4.5.2.- El barrio y el municipio Las familias suelen estar insertas en una red social ms amplia: el barrio. Los barrios pueden defnirse como zo- nas geogrfcas delimitadas que tienen determinadas caractersticas medio-am- bientales y que estn dotadas de unos equipamientos e instituciones comunes (colegios, parroquias, centros de salud, servicios sociales, etc.). Tienen un origen y una historia compartidos por su vecin- dario que presenta caractersticas ms o menos semejantes y que tiene una ma- yor o menor conciencia de pertenencia entre sus miembros. En cada barrio o comunidad existen una serie de grupos organizados e interrela- cionados: asociaciones de mayores, de vecinos y vecinas, de comerciantes, etc.; formando redes comunitarias. Las caractersticas urbanas de cada barrio conforman el entorno en el que transcurre la vida diaria. El nivel de salud de la poblacin depende de factores ecolgicos, geogrfcos, demogrfcos, socioeconmicos, culturales, polticos econmicos, etc. Todos estos elementos constituyen un ecosistema que tiene una infuencia directa en la calidad de vida de las personas. Las desigualdades sociales, ntimamente relacionadas con las desigualdades en salud, se estudian en el entorno de los barrios. Es decir el contexto del barrio, del pueblo o de la ciudad tiene dos dimensiones: la comunidad, compuesta por redes sociales y el hbitat. Est ampliamente demostrado que la existencia de una red de apoyo infuye positivamente en la salud. Se han hecho estudios relacionando el apoyo social con la mortalidad, con la morbilidad, con la calidad de vida y con 274 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 03 la salud mental, tanto transversales como longitudinales ccxcviii . As mismo las redes sociales infuye directamente en la salud percibida por las personas mayores y en su menor deterioro cognitivo ccxcix . Sluzky afrma que la relacin entre la red social y la salud de la persona es un circulo vicioso de forma que la presencia de una red social substancial protege la salud del individuo y la salud del individuo mantie- ne la red social, as como la presencia de una enfermedad crnica en una personas afecta negativamente a la red social de esa persona que a su vez impactar negativa- mente en la salud del individuo, cosa que a su vez aumentar la retraccin de la red y as en espiral de deterioro recproco . Diversos estudios ccc realizados en entor- nos culturales diferentes demuestran que en las personas mayores se mantiene la familia como la principal fuente de apoyo para el funcionamiento diario y las amista- des para mantener la integracin social ccci . Sin embargo Sluzky analiza cmo en las personas mayores es ms importante el cuidado de estas redes, debido a la coexistencia de tres factores con efectos acumulativos: g La red social se contrae por muerte o debilitamiento de sus miembros. g La oportunidad de renovar la red social disminuye progresivamente g El mantenimiento de la red se hace ms gravoso a medida que se pierde la energa necesaria para mantener activos los vnculos. Esto hace que la gente mayor se vea replegada cada vez ms en las relaciones familiares, que acarrean consigo sus propias viejas historias de lealtades, de deudas y supuestos de retribucin, de compromisos y celos, de pasiones recnditas. Con la desaparicin de vnculos con gente de la misma generacin se desvanece buena parte de los anclajes de la historia personal cccii . Es, por tanto fundamental en esta etapa, establecer acciones encaminadas a mantener y fortalecer las redes sociales Los barrios tienen una infuencia directa en la calidad de vida de las personas. 275 LBEA Captulo 03 comunitarias que van a infuir de forma defnitiva de mantener la integracin social, que aumenta la salud y la calidad de vida de las personas mayores y procurar la permanencia de la persona en su entorno habitual.
En 1998 la Organizacin Mundial de la Salud (OMS) puso en marcha el movimiento Ciudades Saludables. Se trata de un movimiento internacional, promovido con el objetivo de apoyar a los gobiernos locales para poner la salud como cuestin de primer orden en el desarrollo de sus polticas y as aplicar estrategias y programas para la mejora de la salud y el desarrollo social y sostenible. En nuestra comunidad autnoma hay en la actualidad 155 Gobiernos Locales adheridos a Red Andaluza de Ciudades Saludables ( RACS). La Federacin Andaluza de Municipios y Provincias (FAMP), con el apoyo de la Con- sejera de Salud de la Junta de Andaluca, puso en marcha con la colaboracin de los Gobiernos Locales Adheridos a la Red Andaluza de Ciudades Saludables su pro- yecto Entornos Saludables: Las Ciuda- des del Siglo XXI. Se trata de potenciar la promocin, impulso e implantacin en el territorio del proyecto Ciudades Salu- dables, mediante el diseo de estrategias que fomenten la participacin, la inter- conexin, el intercambio de experiencias y buenas prcticas y el uso de las nuevas tecnologas de la informacin y la comuni- cacin a propsito de la salud por y para la ciudadana. La Consejera de Igualdad y Bienestar Social, encarg en el 2002 al Instituto de Estudios Sociales de Andaluca (IESA) una investigacin sobre las desigualdades sociales en Andaluca. De ah naci el Programa de Zonas Necesitadas de Trasformacin Social (ZNTS) defnidas como aquellos espacios claramente delimitados, en cuya poblacin concurran situaciones estructurales de pobreza grave y marginacin social
Este proyecto implica la constitucin de comisiones de coordinacin a tres nive- les: poltico, tcnico y de comunidad y su objetivo fundamental es la puesta en marcha de procesos dirigidos a detener el deterioro e impulsar la recuperacin de la convivencia, el entorno y de las condiciones personales, familiares y ha- bitacionales que garanticen la inclusin social de la poblacin. Recomendamos: 38 .- Mantener y fortalecer las redes sociales en las personas mayores, as como impulsar el proyecto: Entornos Saludables: Las Ciudades del Siglo XXI, para toda Anda- luca, y proponer medidas de discrimina- cin positiva en Zonas con Necesidades de Transformacin Social (ZNTS) 276 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 03 4.5.3.- Contexto institucional En el documento base de la OMS ccciii para el envejecimiento activo, se incluye como propuesta poltica fundamental promo- ver entornos seguros y respetuosos con las personas mayores, incluyendo tam- bin a los centros sanitarios (TODOS LOS CENTROS INSTITUCIONALES: sanitarios, sociales, universidad, hacienda) que deben de estar: adaptados a las caracte- rsticas de las personas mayores, orien- tados a prevenir las discapacidades y el empeoramiento de las mismas, a lo largo de todo el ciclo vital. Cabe entender el contexto sanitario como un elemento facilitador del enveje- cimiento activo. Un entorno sanitario fa- cilitador y adaptado a las necesidades de todas las personas y de aquellas que se encuentran en las etapas ms avanzadas de la vida, pasa por el impulso de deter- minadas estrategias y actuaciones. Un entorno sanitario adaptado a las caractersticas de las personas mayores, orientado a prevenir las discapacidades y el empeoramiento de las mismas, a lo lar- go de todo el ciclo vital, hace necesario acercar la salud a los entornos donde se desenvuelven las personas, as como el fomento de entornos que favorezcan la eleccin de conductas saludables a lo lar- go de todo el ciclo vital. Por ello, es necesario: g La realizacin de polticas de concerta- cin con los gobiernos locales con el ob- jeto de fomentar la salud de la poblacin, generando sinergias entre los recursos sanitarios y municipales. g Acercamiento de los contenidos de promocin de la salud al hbitat dnde las personas se desenvuelven, en las distintas etapas de ciclo vital: escuelas, polideportivos, asociaciones juveniles, asociaciones de vecinos, etc. g Acercamiento de los contenidos de promocin de la salud al hbitat dnde las personas mayores se desenvuelven: unidades de estancia diurna, residencias de mayores, asociaciones y otros entornos. La formacin y la sensibilizacin de los equipos profesionales de los centros sa- nitarios, aunque tratada en otro apartado de este capitulo, se convierten en un pre- rrequisito indispensable para una aten- cin de calidad, adaptada a las necesida- des de las personas y sensible a aspectos culturales, de gnero, de procedencia y edad. Una atencin de calidad dirigida a las mujeres y hombres mayores requie- re evitar adoptar actitudes edadistas ccciv , que generen discriminacin por razn de edad en la atencin que reciben. 277 LBEA Captulo 03 Son necesarias pues: g La sensibilizacin y formacin de los equipos profesionales de los centros sanitarios, para el fomento de un trato digno a todas las personas, generando, as mismo, una actitud positiva haca las personas mayores. g La formacin de las y los profe- sionales de la salud, en competen- cias para la atencin a las mujeres y hombres mayores y en las necesida- des de salud de unas y otros. g La inclusin en el curriculum de pregrado y posgrado formacin so- bre las variables socioculturales, de gnero y edad que mediatizan la salud de las personas, as como las necesidades de salud de las mujeres y hombres mayores. As, recomendamos: 39 .- Fomentar un entorno acce- sible, para lo que se requiere la puesta en marcha de medi- das que siten a todas las personas, in- dependientemente de sus caractersticas culturales, de edad, de discapacidad, etc, en condiciones de igualdad, en cuanto al acceso a los recursos sanitarios. 40 .- Generar un entorno sanita- rio que ofrezca una atencin sanitaria integral y que sea sensible a la no discriminacin por razn de edad y que incorpore la mirada de g- nero, tambin en este grupo de edad. 41 .- Promover un entorno que favorezca una atencin socio- sanitaria integral, sin fracturas entre el sistema sanitario y el sistema del bienestar social. Entorno accesible g La aplicacin de los principios del diseo universal con objeto de mejorar la accesibilidad fsica a los centros sanitarios. g La simplifcacin de los trmites administrativos y la personaliza- cin de la atencin. g La vigilancia sobre la introduc- cin de las TIC en las relaciones con la administracin sanitaria, en el sentido de que no generen efectos adversos y la exclusin de algunos colectivos. g Facilitacin de informacin sa- nitaria relevante accesible a las per- sonas mayores como prerrequisito para la toma de decisiones. Atencin sanitaria integral y que sea sensible a la no discriminacin por ra- zn de edad. g Sensibilizacin de los profesio- nales de los centros sanitarios y de la poblacin en general sobre la realidad de las mujeres y hombres mayores con objeto de desmontar estereotipos relacionados con la edad, entre ellos la equivalencia de edad a enfermedad y depen- 278 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 03 dencia, el no reconocimiento de las variabilidades interindividuales, la visibilizacin de la edad madura como una etapa de difcil adapta- cin a los acontecimientos vitales que se produzcan y de retorno a la infancia. g Fomento de un trato digno ha- cia las personas mayores, evitando el uso de formas minusvaloradoras y lenguaje infantilizado, que invi- sibilizan trayectorias vitales ricas en experiencias. g Vigilancia sobre el hecho de que los estereotipos sobre las personas mayores no tengan infuencia en la atencin sanitaria, producindose pautas teraputicas diferentes y no justifcadas en funcin de la edad, diferencias no justifcadas en el esfuerzo teraputico, en los pro- gramas de promocin de la salud, prevencin primaria y secundaria, as como en los programas de re- habilitacin. g Incorporacin de la perspectiva de gnero a los modelos de aten- cin sanitaria, tambin en este gru- po de edad. g Impulso de la investigacin so- bre la salud de las mujeres y hom- bres mayores, solventando la in- frarrepresentacin de este grupo etreo en los ensayos clnicos. Atencin socio-sanitaria integral g El fomento del acto nico en el mbito sanitario. g La creacin de protocolos con- juntos de derivacin y canales de comunicacin entre el sector salud y el sector del bienestar social que superen la voluntariedad de sus profesionales y que hagan posible la prestacin de una atencin so- cio-sanitaria integral y completa. g La creacin de centros de convalecencia o media estancia. Las instituciones deben evitar actitudes negativas por razn de edad 279 LBEA Captulo 03 GLOSARIO ABVD: Actividades bsicas de vida diaria. Active ageing: Envejecimiento Activo. Adherencia: grado de seguimiento y cumplimiento de las recomendaciones en salud (farmacolgicas y no farmacolgicas). Biomecatrnica: Es la integracin de mquinas electromecnicas con el cuerpo humano, en principio, para usos teraputicos. Binica: Caracterstico de los seres vivos o que se refere a ellos. Colonoscopia: Es una exploracin que permite la visualizacin directa de todo el intestino grueso y tambin, si es necesario, la parte fnal del intestino delgado (leon terminal). Coxartrosis: Artrosis de la cadera. Cribado: una estrategia aplicada sobre una poblacin para detectar una enfermedad en individuos sin signos o sntomas de esa enfermedad. La intencin del screening es identifcar enfermedades de manera temprana dentro de una comunidad. Dislipemia: Alteracin de los perfles lipdicos. Domtica: Se podra defnir como la integracin de la tecnologa en el diseo inteligente de un recinto ( casa inteligente). E. A. S.: Encuesta Andaluza de Sanidad. E. N. S.: Encuesta Nacional de Salud. Epigentico: Al estudio de las interacciones entre genes y ambiente que se producen en los organismos. EPOC: Enfermedad pulmonar obstructiva crnica. Etaismo/edadismo: Consecuencias de los estereotipos, del prejuicio y la discriminacin en la atencin a las personas mayores. Europeam Silver Paper: Documento europeo sobre el futuro de la promocin de la salud y las acciones preventivas, la investigacin bsica y los aspectos clnicos de las enfermedades relacionadas con el envejecimiento. 280 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 03 Eurostat: (Statistical Ofce of the European Communities, ofcina europea de estadstica) es la ofcina estadstica de la Comisin Europea, que produce datos sobre la Unin Europea y promueve la armonizacin de los mtodos estadsticos de los estados miembros. Farmacocintica: Es la rama de la farmacologa que estudia los procesos a los que un frmaco es sometido a travs de su paso por el organismo. Trata de dilucidar qu sucede con un frmaco desde el momento en el que es administrado hasta su total eliminacin del cuerpo. Farmacodinmica: Es el estudio de los efectos bioqumicos y fsiolgicos de los frmacos y de sus mecanismos de accin y la relacin entre la concentracin del frmaco y el efecto de ste sobre un organismo. FRCV: Factores de riesgos cardiovasculares. Gonartrosis: Artrosis de rodilla. Grados de evidencia: es la fuerza que tiene una determinada recomendacin. - Grado A: extremadamente re- comendable (buena evidencia de que la medida es efcaz y los benefcios superan ampliamente a los perjuicios). - Estudios que lo avalan: meta-anlisis de gran calidad, revisiones sistemticas de ensayos clnicos aleatorizados o ensayos clnicos aleatorizados con muy bajo riesgo de sesgos. - Grado B: recomendable (al me- nos moderada evidencia de que la medi- da es es efcaz y los benefcios superan a los perjuicios). - Estudios que lo avalan: revisiones sistemticas de alta calidad de estudios de cohortes o de casos y controles, o Estudios de cohortes o de casos y controles de alta calidad, con muy bajo riesgo de confusin, sesgos o azar y una alta probabilidad de que la relacin sea causal. - Grado C: ni recomendable ni desaconsejable (al menos moderada evidencia de que la medida es efcaz, pero los benefcios son muy similares a los perjuicios y no puede justifcarse una recomendacin general). - Estudios que lo avalan: estudios no analticos (observaciones clnicas y series de casos. Hemoglobina glicosilada: prueba analtica del Control de glucemia. Histerectomia: La histerectoma es un procedimiento que comprende la extirpacin quirrgica del tero (matriz). Ictus: Accidente cerebro vascular. 281 LBEA Captulo 03 IMC: Indice de masa corporal. Iniciativa Naos: Nutricin, Actividad Fsica y Prevencin de la Obesidad. Long-lie: caerse a todo lo largo. Neoplasia: Es el proceso de proliferacin anormal (multiplicacin abundantemen- te) de clulas en un tejido u rgano que desemboca en la formacin de un neo- plasma. Un neoplasma que forma una masa diferenciada se denomina tumor y puede ser benigno o maligno. OMS: Organizacin Mundial de la Salud. PAPPS: Programa de Actividades de Promocin y Prevencin de la Salud. Predimed: Prevalencia de Diabetes Mellitus y Riesgo. Postranscripcional: relativo a la transcripcin gentica del ADN/ARN. Prevalencia: En epidemiologa, proporcin de personas que sufren una enfermedad con respecto al total de la poblacin en estudio. Prevalente: Dicho de una enfermedad, de un sntoma, etc. De mayor incidencia o frecuencia. Programa Perseo: Programa escolar de referencia para la salud y el ejercicio contra la obesidad. Sigmoidoscopia: Es un examen interno de la parte inferior del intestino grueso (colon) y el recto, empleando un instrumento llamado sigmoidoscopio. SOH: Sangre oculta en heces. SSPA: Servicio Sanitario Pblico de Andaluca. TIC: Tecnologas de la Informacin y la Comunicacin. Us Task Force: Grupo de expertos en promocin y prevencin de la salud de USA. Xerostoma: Es el sntoma que defne la sensacin subjetiva de sequedad de la boca. 282 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 03 BIBLIOGRAFA i Daponte Codina, Antonio; Bolvar Muoz, Julia; Garca Calvente, Mara del Mar. Las Desigualdades Sociales en Salud. Granada: EASP, 2008. ii US Preventive Services Task Force. Behavioral Counselling in Primary Care to Promote a Healthy Diet. Recommendations and Rationale. Am J Prev Med 2003;24:93-100. 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295 LBEA Captulo 04
VIVIR PARTICIPANDO Y CONSTRUYENDO LA SOCIEDAD Hay muchas formas de entender el enve- jecimiento activo pero todas ellas hablan de participacin de un modo u otro. Por qu? Porque envejecemos mejor si to- mamos parte de forma activa en nues- tro propio proceso de envejecimiento, es decir, si nos implicamos en la toma de las decisiones que van a afectar cmo envejecemos. Algunas de esas decisiones son individuales pero otras muchas tienen que ver con otras perso- nas, con la comunidad o con la sociedad en la que vivimos y de la que formamos parte. Por eso, la participacin de la que hablamos es social y nos pone en rela- cin con esas otras personas que tam- bin envejecen. Adems, al califcar esta participacin de activa queremos decir, entre otras cosas, que participamos para hacer algo al respecto de nuestro enve- jecimiento; y con nuestra participacin activa aportamos lo que podemos -ideas, tiempo, experiencia, capaci- dades, crticas, etctera- para mejorar nuestro envejecimiento y el del resto de conciudadanos. Participacin y con- tribucin al envejecimiento van aqu de la mano: Una poltica para las personas mayores no debera estar determinada nicamente por la pregunta Qu pode- mos hacer por los mayores? Tambin de- bera preguntarse Qu pueden hacer las personas mayores por la sociedad? (Lehr, 2007: 8).
Dentro del marco del envejecimiento activo, esta participacin activa es con- tinua, se realiza durante toda la vida, a todas las edades, dado que nos desarro- llamos y envejecemos mientras vivimos. Por tanto, tiene poco sentido hablar de una participacin exclusiva de perso- nas mayores para personas mayores y con personas mayores; es ms apro- piado fomentar la participacin social a todas las edades y entre todas las edades para contribuir al buen enve- jecimiento de todas las personas a lo largo de nuestras vidas.
Por otro lado, hablamos de una partici- pacin diversa porque ni hay una nica manera de envejecer activamente ni todas las personas sabemos, pode- mos y queremos participar del mismo modo. Adems, la participacin a la que nos referimos es preventiva porque nos permite aumentar nuestras posibilida- 296 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 04 des de envejecer de forma saludable. A participar de este modo y a envejecer de modo activo se aprende; de ah la impor- tancia de formarse a lo largo de toda la vida para tomar parte en el proceso de envejecimiento. Envejecer bien es una tarea, un proyecto vital capaz de guiar- nos, de dar sentido a lo que hacemos y de orientarnos en el logro de la felicidad.
La implantacin del envejecimiento activo en Andaluca tambin nos exige innovar, en alguna medida, nuestras ac- tuales formas de envejecer, de mirar el envejecimiento y de aprovechar el en- vejecimiento como reto y oportunidad para el desarrollo ms humano, equili- brado y sostenible de nuestra Comuni- dad Autnoma.
Leda esta introduccin se entender con facilidad que PARTICIPACIN, CONTRI- BUCIN e INNOVACIN sean los tres ejes en torno a los cuales hemos organi- zado las refexiones y recomendaciones que siguen. Una estrategia para el envejecimiento activo debera ser participativa y empoderadora. En otras palabras, debe haber una combinacin de acciones polticas de arriba abajo para posibilitar y motivar la actividad, pero tambin oportunidades para que los ciudadanos puedan actuar, de abajo arriba, por ejemplo en el desarrollo de sus propias formas de actividad (Walker, 2009: 87-88). 1. - ENVEJECER PARTICIPANDO. HABLEMOS DE PARTICIPACIN Y ENVEJECIMIENTO ACTIVO
Todos y todas, hombres y mujeres, debemos participar para envejecer mejor. Aunque tradicionalmente las per- sonas mayores han sido vistas como las que envejecen, el envejecimiento activo nos propone considerar a esas personas como un miembro ms de nuestra so- ciedad, necesitadas, como cualquiera, de apoyo para envejecer de modo satisfac- torio pero, a la vez, capaces, como cual- quiera, de contribuir al bienestar y de- sarrollo colectivos. Por tanto, hablar de envejecimiento activo aludiendo ms a las personas mayores, como sole- mos hacer en la actualidad, tiene que ser tan slo una prctica transitoria: la clave para hacer del envejecimiento activo una oportunidad de desarrollo y bienestar est en incluir a toda la po- blacin andaluza en los esfuerzos para promover esta forma de envejecer.
La Declaracin Poltica de la II Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento Activo, celebrada en Madrid en el ao 2002, se- ala en su artculo 10 que el potencial de las personas de edad es una slida base para el desarrollo futuro. Permi- te a la sociedad recurrir cada vez ms a las competencias, la experiencia y la sabidura que las personas de edad aportan, no slo para asumir la inicia- 297 LBEA Captulo 04 hay que conseguir que la participacin activa de las personas en general, y de las personas mayores en particular, se lleve a cabo a todos los niveles y en todos los mbitos tiva de su propia mejora sino tambin para participar activamente en toda la sociedad (Naciones Unidas, 2002: 3). En consonancia con estos planteamientos, y de acuerdo con el artculo 37.1. del Esta- tuto de Autonoma para Andaluca, que considera la incentivacin del envejeci- miento activo y el aseguramiento de la participacin de las personas mayores como principios rectores de las polticas pblicas, creemos que la participacin en la vida poltica, social, educativa, cultural y econmica de Andaluca es uno de los elementos bsicos del envejecimiento activo. Por ello, y porque las personas mayores con vecindad administrativa en Andaluca, segn el artculo 19 del citado Estatuto, tienen derecho a recibir de los poderes pblicos de la Comunidad Au- tnoma una proteccin y una atencin integral para la promocin del envejeci- miento activo, hay que conseguir que la participacin activa de las personas en general, y de las personas mayores en particular, se lleve a cabo a todos los niveles y en todos los mbitos: partidos polticos, sindicatos, empresas, Adminis- traciones, etctera. A este respecto, el Libro Blanco del En- vejecimiento Activo debe preguntarse cules son las medidas ms apropiadas para ese fn y cmo aplicarlas. Hacerlo requiere romper con ciertas dinmicas paternalistas hacia las personas mayores y reconocer y valorar los espacios que, de hecho, ya ocupan en el campo poltico y social as como abrir otros nuevos en los que puedan presentarse sus necesida- des, defenderse sus intereses y deseos, y aprovecharse los conocimientos, ex- periencias y capacidades adquiridos a lo largo de sus vidas. En Andaluca todos tenemos derecho a envejecer de modo activo y a una vejez activa pero par- ticipando plenamente en la toma de decisiones de aquello que nos concier- na. No implicarnos en nuestro enve- jecimiento supondra poner en riesgo nuestro bienestar presente y el de las futuras generaciones.
Asimismo, no podemos obviar que en las ltimas dcadas el continuo desarrollo de las denominadas como Nuevas Tec- nologas de la Informacin y la Comuni- cacin (NTIC) ha venido transformando lo que tradicionalmente se ha entendido por participacin. De hecho, se habla de 298 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 04 un profundo cambio de las formas y es- tructuras democrticas de convivencia y confguracin de la ciudadana debido a estas tecnologas, que pueden reper- cutir favorablemente en los procesos de desarrollo local abriendo nuevas formas y espacios de participacin y proporcio- nando un nuevo sentido de identidad y pertenencia a la comunidad o lugar de adscripcin. Sin embargo, hay que ser conscientes a la vez de que algunas per- sonas mayores -las mujeres de ms edad o las personas que viven en zonas rurales, por ejemplo- corren el riesgo de quedar relegadas con todas estas transforma- ciones. La denominada brecha digital no slo es trascendente porque muchas personas pueden ser incapaces de servir- se de aparatos y equipos; adems, impli- ca que las personas afectadas se queden al margen de nuevas formas de vida (por ejemplo, el teletrabajo) y de modelos de organizacin y mediacin sociocultural en los que las NTIC cumplen una funcin estratgica (por ejemplo, en las formas de relacionarse y de participar a distancia). 1.1.- PRINCIPIOS SOBRE LA PARTICIPACIN EN EL MARCO DEL ENVEJECIMIENTO ACTIVO Los componentes centrales del buen enve- jecer (la salud, el buen funcionamiento cog- nitivo, las buenas relaciones sociales y la sa- tisfaccin con la vida) pueden considerarse universales (Fernndez, 2009: 84-85). Participar en la vida social, poltica, econmica y cultural de la comunidad forma parte fundamental del ejercicio de ciudadana en las sociedades de- mocrticas. La nocin de ciudadana es compleja, se ha ido revisando a lo largo de las dcadas y hoy en da abarca desde los derechos ms bsicos como la liber- tad de expresin, el derecho de reunin y voto o el derecho a juicios justos, asu- midos casi como algo natural, hasta con- cepciones de una ciudadana multicultu- ral o ecolgica, pasando por los derechos sociales o los denominados de tercera generacin y todas las nuevas formas vinculadas a la apropiacin de las NTIC.
Estudios recientes permiten esbozar el perfl de la ciudadana andaluza, no como mera receptora pasiva de derechos, sino como protagonista de la vida poltica y social de su comunidad (Aguiar, Gmez, Martn, Millar y Prez, 2007). De cara al futuro, y con vistas a hacer realidad el ideal del envejecimiento activo, este pro- tagonismo no slo debe concretarse en el sector de poblacin ms envejecida sino que tanto jvenes como mayores debemos tomar un rol activo en la vida social andaluza. Factores predictores de la participa- cin de las personas mayores (The New York Academy of Medicine, s.f.): g Factores individuales: edad, condi- ciones de vida, estatus socioecon- mico, etnicidad, movilidad, gnero, orientacin sexual, creencias, expec- tativas y actitudes personales, perso- nalidad y estilo de vida. 299 LBEA Captulo 04 g Factores ambientales: acceso (cono- cimiento de las posibilidades de par- ticipacin existentes y accesibilidad fsica en trminos de transporte, segu- ridad y ubicacin) y residencia en en- tornos emancipadores y propicios. g Factores societales: creencias y acti- tudes de la sociedad -prejuicios tales como edadismo, sexismo, racismo y homofobia- y cohesin social. 1.1.1.- Preferencias y capacidades de participacin conforme envejecemos. El uso del tiempo. En los ltimos aos han ido aumentando el inters y los estudios acerca del tiem- po, su uso, su valor e incluso su precio. La profesora M ngeles Durn plantea que existen diferentes motivos para este cre- ciente inters en torno al tiempo (2007: 23 y 24). Entre ellos destacan los cambios demogrfcos y el envejecimiento pro- gresivo de la poblacin, que nos obligan a reinterpretar la sociedad y la economa con categoras nuevas. Adems, en los ltimos aos las actividades de tiempo li- bre y de ocio tienden a aumentar progre- sivamente. Cada vez cuesta ms concebir un tiempo vaco, en el que no hagamos nada; esto est relacionado con la gran expansin de un sector econmico de ocio y de medios de comunicacin que necesita conocer y aprovechar el tiempo disponible de sus clientes potenciales. Investigaciones recientes vienen ofrecin- donos una gran cantidad de informacin acerca de los usos del tiempo en Espaa. stos nos han revelado que las mujeres trabajan diariamente, por trmino medio, siete horas y un minuto, una hora y tres mi- nutos ms que los hombres; de este tiem- po un 30% lo dedican al trabajo remune- rado y un 70% al no remunerado, frente a un 73% y un 27% respectivamente en el caso de los hombres (Glvez, Domnguez y Rodrguez, en prensa). Este hecho deter- mina, como veremos con mayor profun- didad ms adelante, que las mujeres en todas las etapas de su vida tengan menos tiempo para dedicarle a actividades de ocio y participacin. En el caso concreto de las personas ma- yores observamos que un porcentaje su- perior de mujeres (92%) que de hombres (72%) se dedican al hogar y a la familia, invirtiendo adems una cantidad de tiempo diaria mayor en estos dos mbi- tos: cinco horas y media frente a las dos horas y cuarenta minutos de los hombres. Asimismo, aunque unos y otras dedican en la jornada un tiempo muy similar a las relaciones sociales y a la diversin, los hombres mayores hacen ms uso que las mujeres de los medios de comunicacin y dedican ms tiempo al deporte y a otras actividades al aire libre: casi una hora dia- ria ms. En Andaluca el porcentaje de hombres mayores que practican deporte y actividades al aire libre dobla al de las mujeres que lo hacen: 62% frente al 31% (Trinidad y Lpez, 2007: 87-88). 300 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 04 El 56,7% de los mayores andaluces considera que tiene el tiempo ocupado, aunque no tenga muchas obligaciones, frente al 24,3% que considera que no tiene nada que hacer y el 13,1% que afrma tener bastantes obligaciones y faltarle tiempo. En este ltimo aspecto destacan las mujeres (23,9%) frente a los varones (10,8%), sobre todo hasta los 75 aos (Centro de Estudios Anda- luces, 2006: 35).
El inters por el tiempo aumenta por otros factores como la insatisfaccin de muchos colectivos sociales, especial- mente las mujeres, por lo invisible y poco valorado socialmente que resultan su tiempo y su trabajo pero tambin por- que advertimos que es muy elevado el tiempo que invertimos en actividades ni directamente productivas ni placenteras como los desplazamientos o las gestio- nes burocrticas. Por todo esto, los estudios sobre el tiempo revelan diferentes elementos y visibilizan que el uso del tiempo no es slo un asunto individual y privado sino tambin colectivo y pblico (Durn, 2007: 281). Para todas las personas los das tienen veinticuatro horas pero stas pueden ser distribuidas y ocu- padas en actividades muy diversas; y esto tiene importantes consecuencias sobre nuestra forma de envejecer. El 40,3% de los mayores andaluces afrma no querer dedicar ms tiempo a ninguna actividad que realiza (Centro de Estudios Andaluces, 2006: 35). A lo largo de la vida dedicamos gran parte de nuestro tiempo al trabajo y a la familia pero tambin podemos disponer de tiempo para invertirlo en otras cosas. Parte de este tiempo lo podemos utilizar para seguir partici- pando activamente en la sociedad a travs de otras formas enriquecedoras de participacin social e intergeneracional como el voluntariado o los denominados bancos de tiempo, con los que se consi- gue dar respuesta a necesidades cotidia- nas mediante el intercambio de tiempos de servicio. Ahora bien, no se debe confundir el en- vejecimiento activo con un mero hacer ni con la hiperactividad, cuyas consecuen- cias no son positivas. Cualquier esfuer- zo de fomento de la participacin so- cial debe tener en cuenta los deseos, capacidades y preferencias en el uso del tiempo de quienes participan y adaptar los recursos a las demandas de participacin realmente existentes a lo largo de toda la vida. Se recomienda: 1 -. Apoyar a las personas para que asuman los cambios por los que van pasando a largo de la vida y motivarles para que elaboren, segn sus preferencias y capacidades, sus propios planes de participacin, de uso del tiem- po y de realizacin personal. 301 LBEA Captulo 04 g Consultar y tener en cuenta las prefe- rencias de participacin de los distintos grupos de personas antes de programar acciones para esos grupos, tratando siempre de adaptar los recursos disponi- bles a sus demandas. g Promover la participacin de las per- sonas en el mbito econmico, social, cultural, poltico, etctera, durante toda la vida y no slo en sus fases ms avanza- das (adultez y vejez). 1.1.2.- La participacin, en sus diversas formas y estilos, puede ser benefciosa.
El ser humano es social por naturaleza. No hay un yo sin un t. Somos seres en relacin, que no podemos vivir aisla- damente. La participacin social nos mantiene en interaccin, lo que au- menta nuestros niveles de autoestima y desarrolla una de las facetas intrn- secas del ser humano: nuestro sentido de pertenencia. Y esto sucede a lo largo de todo el curso de nuestras vidas.
Sabemos que el funcionamiento so- cial va asociado a la supervivencia y a la longevidad, a la salud fsica y mental, al funcionamiento cognitivo saludable, a la satisfaccin con la vida, al bienestar y a la calidad de vida. Las medidas de implica- cin social, el tener amistades y la parti- cipacin social estn positivamente aso- ciadas con la habilidad para la realizacin de actividades de la vida diaria, suponen un efecto protector frente a la existencia de dependencia en la vejez y mantienen y mejoran el funcionamiento cognitivo: los mayores que declaran una mayor im- plicacin social y participacin en activi- dades de ocio sufren en menor medida declive en su estado mental (Fernndez, 2009: 187).
Distintas investigaciones demuestran que la percepcin positiva del proceso de envejecimiento puede alargar la vida hasta siete aos y medio (Levy, 2003). En- vejecer en positivo, de forma activa y participando en la sociedad es bueno tanto para quien envejece como para la sociedad misma.
La participacin tiene formas y estilos muy diversos a lo largo de la vida; in- cluso hay personas con escasa o nula participacin social que alcanzan ade- cuados niveles de bienestar. Envejecer en positivo, de forma activa y participando en la sociedad es bueno tanto para quien envejece como para la sociedad misma 302 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 04 Incremento de las habilidades, la confanza y las oportunidades Incremento de la salud y el bienestar personal y de las redes sociales Incremento de la participacin La participacin social de la propia persona mayor tiene importancia para el propio individuo porque la actividad en general, y la actividad social en particu- lar, tiene un benefcio positivo en la salud y, concretamente, el sentirse recono- cido y valorado por los dems ejerce una infuencia muy positiva en la autoes- tima. La valoracin que uno tiene sobre s mismo, a su vez, se relaciona con el equilibrio psicolgico y con un buen estado de nimo (Martnez, 2006: 53). Hay diversos grados de participacin: consulta, cogestin, control, codireccin y par- ticipacin en las decisiones. Es importante y benefcioso participar en las decisiones, participar en todos los mbitos de la vida que conciernen a cada persona. La participa- cin debera ir ms all del mbito privado para pasar a tener un reconocimiento ma- yor en las instituciones a travs, segn el caso, de rganos consultivos, de cogestin, de control y de codireccin, que faciliten la aportacin en determinadas cuestiones de la visin, el saber y la experiencia de las personas conforme van envejeciendo. Segn Alan Walker (2009: 87), el aumento de la participacin forma parte del ciclo del bienestar a medida que se envejece. El propio Walker plantea que ese ciclo se puede representar del modo siguiente: En defnitiva, las personas mayores tienen mejor salud y viven ms tiempo si estn social- mente implicadas (Blazer, 2005: 497). La participacin social favorece las emociones positivas, optimiza los mecanismos de autorregulacin y autocontrol, potencia la confanza en uno mismo, mejora el afron- tamiento de problemas y la capacidad de adaptacin a situaciones difciles. Asimismo, 303 LBEA Captulo 04 las personas con implicacin social tienen niveles inferiores de discapacidad, menor incidencia de la dependencia y menos tendencia a la depresin. Necesitamos de otras personas como punto de apoyo para superar la adversi- dad. El mayor trauma no es el hecho que causa el sufrimiento sino la falta de afec- tos y el desencuentro. La felicidad es una representacin mental que se construye en el encuentro con el otro. La participacin tiene formas y estilos muy diversos a lo largo de la vida. Por ejemplo, muchas personas mayores cultivan facetas que antes no pudieron desarrollar y as pintan, escriben, hacen fotografas, teatro, etctera. Otras son un claro ejemplo de integracin cuando apoyan a sus hijos, participan en grupos ldicos, culturales, formativos, en el aso- ciacionismo, en la accin voluntaria orga- nizada, etctera. Con ese estilo de vida se benefcian tanto ellas como la sociedad misma. No obstante, tambin hay perso- nas con escasa o nula participacin social que dicen sentirse felices as. Un ejemplo de benefcios de la partici- pacin. El voluntariado en el envejeci- miento. La participacin continuada en gru- pos voluntarios es un factor de protec- cin para el bienestar psicolgico de las personas adultas que comienzan a desarrollar limitaciones funcionales (Greenfeld y Marks, 2007). En el caso concreto de las personas mayores la relacin generalmente positiva entre actividad y bienestar depende de los recursos personales y sociales de la persona mayor (Morrow-Howell, Hin- terlong, Rozario y Thang, 2003: 142). Estos ltimos autores, despus de un repaso de la literatura cientfca sobre los benefcios del voluntariado para las personas mayores, concluyen que: g los benefcios positivos del volun- tariado se producen incluso cuando el tiempo dedicado al mismo es corto. Lo importante es implicarse, aunque sea de forma modesta; g el voluntariado puede ser an ms benefcioso para las personas mayores que tienen limitaciones funcionales y cierto grado de dependencia; g escoger un voluntariado preferido por la persona, que le guste, y que incluya tareas signifcativas y que su- pongan un reto, parece ser importante a la hora de maximizar los resultados positivos de la experiencia; g las personas mayores voluntarias reconocen sentirse ms tiles, con mayor autoestima, y estn ms prote- gidas contra la prdida del rol social y el aislamiento. Adems, la labor como voluntarias les ayuda a estructurar su tiempo, a contar con un propsito ms en el da a da, a sentirse parte de algo, 304 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 04 las relaciones y desigualdades de gnero, pueden ser muy distintas dependiendo de la poltica relativa a los cuidados puesta en prctica en una sociedad determinada a desarrollarse y a aumentar la signif- cacin en sus vidas. Se recomienda: 2. - Difundir los benefcios de la participacin y seguir fomentan- do una participacin de amplio espectro, en todas las edades, respetan- do a quienes libremente decidan partici- par poco o nada. 1.1.3.- Envejecimiento y diferencias de gnero Hombres y mujeres envejecemos de modo distinto en muchos aspectos. Es ms, cuando se aborda la situacin de las mujeres de edad desde una perspec- tiva de gnero -segn los patrones y los roles que han desempeado a lo largo de sus vidas-, se muestra la desventajosa situacin que tienen las mujeres frente a los hombres al envejecer en mltiples aspectos (Ramos, 2009: 3). Por ello, tene- mos que potenciar la participacin de las mujeres conforme envejecen. Las mujeres, en especial las de ms edad y las que viven en zonas rurales, han sufri- do desventajas en muchas facetas de sus vidas an no corregidas sufcientemente. Su acceso a la formacin, a la cultura y a otros escenarios sociales ha estado veta- do en muchos casos. Adems, la asigna- cin del rol de cuidadoras de los miem- bros dbiles de la familia -nios, enfermos y mayores dependientes- pero tambin de adultos supuestamente no depen- dientes, ha trado consigo que gran parte de sus vidas se haya visto recluida al m- bito domstico, lo que ha difcultado su participacin en otras esferas.
Todava hoy, el trabajo domstico y de cuidados limita y determina la participa- cin de las mujeres en el mercado de tra- bajo y en la vida social, econmica, cul- tural y poltica de la comunidad, lo que, a su vez, retroalimenta los estereotipos de gnero, elemento fundamental para en- tender el mantenimiento de las desigual- dades entre hombres y mujeres. Compa- rando Espaa con la mayor parte de los pases de nuestro entorno, en nuestro pas se percibe un mayor desequilibrio por razones de gnero en el reparto del trabajo, sobre todo en relacin a la dedi- cacin al trabajo familiar no remunerado y de cuidados (Glvez, Domnguez y Ro- drguez, en prensa). La incorporacin de 305 LBEA Captulo 04 las mujeres espaolas al mercado laboral ha aumentado a lo largo de las ltimas dcadas, lo que ha incrementado el gasto social y la provisin de servicios sociales, y ha sido mucho mayor que la incorpora- cin de los hombres al trabajo familiar no remunerado y de cuidados. Esto demues- tra una clara falta de corresponsabilidad y da lugar a una marcada desigualdad de gnero en el uso del tiempo.
Esta desigualdad es esencial para com- prender la discriminacin laboral que su- fren las mujeres en los mercados de tra- bajo (Dolton, Marcenaro y Skally, 2008) y la consiguiente prdida de bienestar asociado que perjudica tanto a las muje- res, que disfrutan de menor poder, auto- noma y capacidad de decisin, como a la sociedad, que no utiliza efcientemente su capital humano.
En una investigacin reciente sobre la po- blacin rural espaola (Camarero, 2009: 112), a propsito de las desigualdades de gnero, se dice: Otro efecto perverso del reparto desigual de las tareas domsticas es que la doble jornada que realizan las mujeres absorbe su tiempo libre, de modo que, bien por atender a sus hi- jos o a las tareas domsticas, la mayora tiene que renunciar a su tiempo de ocio, a la formacin e, incluso, a la participa- cin en el mbito pblico (asociaciones, colectivos, etctera). Esta doble jorna- da obliga a estas mujeres a envejecer ms como deben que como desearan. En general, las relaciones y desigualda- des de gnero, as como la participa- cin de mujeres y hombres en la plena ciudadana, pueden ser muy distintas dependiendo de la poltica relativa a los cuidados puesta en prctica en una sociedad determinada. El reparto del cuidado de las personas dependientes -e independientes-, entre el Estado, la familia, el mercado y la sociedad civil se distribuye de formas diferentes en distin- tas sociedades: las sociedades que basan su sistema de cuidado en la relacin que los individuos tienen con el mercado y/o principalmente en la aportacin informal y no remunerada de la familia, son las ms desiguales, ya que son las mujeres las que cubren las necesidades de cuida- do del ncleo familiar sin recibir remune- racin a cambio. Mientras que, por ejemplo, en Anda- luca slo un 5,21% de los ocupados varones trabajan a tiempo parcial, en el caso de las mujeres este porcentaje asciende al 25,51 %. () considerando el total de jornadas parciales existen- tes en Andaluca, las mujeres desem- pean aproximadamente las tres cuar- tas partes de las mismas (72,6 %). Este absoluto predominio femenino en el trabajo a tiempo parcial guarda una ntima relacin con unas pautas muy arraigadas que estructuran la divisin social del trabajo y los usos del tiempo que, todava en la actualidad, siguen estando marcadas por un claro sesgo de gnero. Las mujeres, pese a haber avanzado bastante en su grado de in- 306 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 04 corporacin laboral, parecen seguir enfrentndose a la necesidad de bus- car estrategias que les permitan compa- tibilizar las actividades y aspiraciones profesionales con las familiares y perso- nales (Bericat y Snchez, 2008: 17).
Por eso, desde la economa feminista se insta a los poderes pblicos a tomar en serio el tema del cuidado y a no presupo- ner que las mujeres son una fuente na- tural e ilimitada de cuidado (Elson, 2005; Folbre, 2001).
Se observa que en el tiempo de partici- pacin, y tambin en el de ocio, las mu- jeres son ms fexibles y con frecuen- cia sirven como variable de ajuste del tiempo de trabajo familiar domstico. Al aumentar las necesidades de cuidados se reduce signifcativamente el tiempo de ocio y participacin que las mujeres tienen para dedicar al trabajo voluntario, a la vida asociativa, a los movimientos so- ciales o a los partidos polticos, por ejem- plo. Dada la desigual distribucin del tra- bajo por razones de gnero este tiempo tan necesario para el desarrollo personal y para la construccin de redes de inte- gracin y cohesin social generalmente es el primero que reducen las mujeres cuando asumen responsabilidades de cuidados (Carrasco, 2001: 14). Mientras los hombres realizan activi- dades en mayor nmero, en espacios abiertos y con mayores grados de mo- vilidad, las mujeres concentran su acti- vidad en espacios domsticos o afnes a ello y con un carcter ms pasivo. La divisin sexual del trabajo domstico plantea en este sentido un punto de anlisis. El ocio de los hombres mayo- res se confgura como un elemento po- sitivo para la etapa de jubilacin en la que se encuentran. No resulta as para las mujeres mayores, especialmente para las que no han tenido un trabajo remunerado, ya que para ellas no exis- te tal jubilacin de las tareas del hogar, por lo que siguen vinculadas a dichas actividades (IMSERSO, 2008a: 30).
A pesar de ello, algunos estudios (IEA, 2004; IMSERSO-CIS, 2006) apuntan que las mujeres mayores tienen ms inters por la participacin y participan ms que los hombres mayores en actividades como el trabajo voluntario, las reuniones, las visitas o la asistencia a clase. Adems, las mujeres suelen ser ms creativas y tener ms capacidad de adaptacin a situaciones diversas. Pero hay todava hombres que se consideran superiores y mujeres, sobre todo en las edades ms avanzadas, que se perciben a s mismas en un segundo plano, supeditadas a los criterios de sus maridos. Por otro lado, las amas de casa necesitan de una trasfor- macin profunda de la forma en que la sociedad valora su trabajo: tenemos que establecer mecanismos que reco- nozcan su contribucin fundamental al sostenimiento cotidiano de los individuos que componen la sociedad, eliminando la posible penalizacin econmica que para muchas de estas mujeres supone la prdida de su marido. 307 LBEA Captulo 04 Se recomienda: 3 .- Revalorizar el papel de las mu- jeres en los distintos escenarios de participacin y seguir trabajando por la igualdad de gnero conforme se envejece, especialmente en las fases ms avanzadas de la vida y en el medio rural. g Potenciar la presencia en el espacio pblico de las mujeres de todas las eda- des pero especialmente de las mujeres mayores. g Mantener y aumentar las campaas de sensibilizacin para favorecer la igualdad entre gneros a todas las edades. 1.1.4.- Centros de Da y Pequeas y Medianas Asociaciones (PYMAs), recursos para el envejecimiento activo y la participacin. El contacto y la participacin social de los distintos sectores de edad de la poblacin conforme envejecen es im- portante para evitar la segregacin y la fragmentacin de la sociedad. La po- blacin es un conjunto interrelacionado de personas que comparten los recursos y en el que se favorece el equilibrio y la igualdad en el acceso a dichos recursos. Los Centros de Da y las Pequeas y Medianas Asociaciones (PYMAs) de personas mayores son dos importan- tes recursos con los que contamos para impulsar el envejecimiento activo pero que hay que aprovechar mejor. En general, los Centros de Da depen- dientes de las administraciones pblicas tienen una dotacin de medios bastan- te aceptable que hay que seguir mejo- rando. Su actual denominacin debera sustituirse por otra ms acorde con un planteamiento transversal e intergene- racional, que permita mejorar la imagen de las personas mayores y acercarlas a los jvenes y a personas de todas las edades. Asimismo, se considera necesario pla- nifcar la transformacin de los Cen- tros de Da a fn de dar mejor respues- ta al perfl cada vez ms heterogneo de las personas que los utilizarn en el futuro. En esa transformacin habra que considerar, entre otros cambios, la am- pliacin del trabajo preventivo, de man- tenimiento y paliativo que los Centros de Da hacen en el rea de salud. Asimismo, una interesante opcin sera redisear los Centros de Da para que pasaran a ser centros de envejecimiento activo. La participacin de personas mayo- res en centros sociales de actividades es un factor externo o ambiental que acta como mecanismo de retraso de la dependencia funcional (Rubio, L- zaro y Snchez, 2009: 33). La Ley 6/1999, de 7 de julio de Atencin y Proteccin de las Personas Mayores en Andaluca, contempla los Centros de Da como uno de sus instrumentos para po- sibilitar la integracin social y evitar si- tuaciones de desarraigo de las personas mayores, en lnea con lo que viene pro- 308 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 04 poniendo Naciones Unidas: El aumento de la esperanza de vida y la mejora de la salud en la vejez constituyen un enorme xito y representan un potencial en tr- minos de mano de obra, cualifcacin y experiencia que la sociedad necesita uti- lizar de modo productivo. La experiencia en torno al envejecimiento activo mues- tra que las personas mayores que estn integradas en la sociedad tienen ms ca- lidad de vida y vidas ms largas y saluda- bles. Las sociedades necesitan considerar de forma ms activa cmo integrar a las personas mayores y asegurar su partici- pacin en una sociedad cohesionada, de todas las edades (UNECE, 2009a: 2).
Desde los Centros de Da de Personas Mayores ya se desarrolla una funcin importante en dos de los pilares fun- damentales del envejecimiento activo: la salud y la participacin. En cuanto a la salud, estos Centros son lugares de transmisin de hbitos saludables y de prevencin de la dependencia. A travs de actividades y talleres se ensean, por ejemplo, los benefcios de la alimenta- cin adecuada, de la actividad fsica mo- derada o de la salud bucodental. Por lo que se refere a la participacin, enten- dida como una apertura a la comunidad, en estos Centros se realizan actividades intergeneracionales y de voluntariado, y se fomenta que las personas mayores tomen parte en multitud de actividades: sociales, deportivas, artsticas, recreati- vas, artesanales, de autoayuda, cultura- les, tursticas, uso de las nuevas tecnolo- gas, etctera.
No hay duda: estos Centros de Da juegan un papel importante a la hora de apoyar y facilitar oportunidades para la prctica personal y el desarrollo comunitario del envejecimiento activo. A este respecto, convendra tener en cuenta lo siguiente: a) Al aumentar la esperanza de vida se in- crementa el nmero de personas mayo- res, lo que afecta a la capacidad de estos Centros, que se pueden quedar peque- os y obsoletos. La solucin no pasa sim- plemente por que se aumente la oferta sino por promover que otros estamentos y organismos sean igualmente receptivos a las cambiantes necesidades de las per- sonas mayores y del envejecimiento de la poblacin, como ya hacen, por ejemplo, Desde los Centros de Da de Personas Mayores ya se desarrolla una funcin importante en dos de los pilares fundamentales del envejecimiento activo: la salud y la participacin 309 LBEA Captulo 04 las universidades a travs de sus progra- mas para mayores. b) El perfl de los/as usuarios/as va a ir cambiando; hay distintos grupos con di- ferentes inquietudes y gustos. Por tanto, estos Centros tienen que ser fexibles, mejorar sus recursos y su capacidad de adaptacin. c) Se est incrementando el nmero de las personas ms mayores dentro de las mayores, con un envejecimiento no pa- tolgico pero ms acentuado, que quie- ren participar de la vida de los Centros de Da. Esta poblacin se puede sentir desatendida si en las actividades, talleres y servicios que se desarrollan en los Cen- tros de Da no se tienen en cuenta estas diferencias para abordarlas desde la inte- gracin. d) La formacin continua del personal de los Centros es fundamental para saber solventar las distintas situaciones y acon- tecimientos, innovar y adaptar los recur- sos de los Centros con el fn de prestar un mejor servicio. e) Es necesaria una reforma, una remode- lacin de estos Centros para adaptarlos a los nuevos tiempos, una reorientacin que permita disponer de Centros moder- nos y ms idneos para los programas de envejecimiento activo del futuro. Quienes trabajan en los Centros de Da de Andaluca son conscientes de la ne- cesidad de impulsar el envejecimiento activo utilizando este importante recur- so pblico. En 2007, 96 profesionales de los Centros de Da de personas mayores dependientes de la Junta de Andaluca se mostraban bastante o muy de acuerdo con la necesidad de introducir un nuevo modelo de envejecimiento activo que aporte los recursos necesarios para que cada persona pueda asumir la responsa- bilidad sobre su forma de vivir y la mane- ra como gestiona su propia vida (Berme- jo y Miguel, 2008: 15).
Pasemos ahora a hablar de otro impor- tante recurso para la participacin, el asociacionismo, que ha crecido conside- rablemente en los ltimos aos con la creacin de muchas PYMAs aunque, por ahora, tan slo una minora de personas mayores est integrada en ellas. La proporcin de personas mayores andaluzas que acuden a un centro so- cial o a una asociacin de mayores es baja. Estas asociaciones presentan dos ventajas importantes: llegan a casi todas las pobla- ciones rurales y aglutinan el sentir y las nue- vas necesidades de las personas mayores actuales, aunque por el momento cuentan con escassimos recursos y muchas barre- ras burocrticas en sus gestiones. 310 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 04 Cules son las principales debilidades y fortalezas de las PYMAs de personas mayores en Andaluca? En 2008, con el apoyo de la Agencia An- daluza del Voluntariado, se llev a cabo una investigacin sobre la situacin de las PYMAs de personas mayores en Anda- luca. Cuarenta y ocho PYMAs y una con- federacin de asociaciones de personas mayores participaron en este estudio, que concluy que las tres debilidades fundamentales de estas entidades, por orden decreciente de importancia, son: la falta de recursos, el escaso compromiso y formacin de sus miembros, y el aleja- miento y aislamiento debidos a su ubica- cin en el territorio. Las PYMAs andaluzas tambin reconocieron tener tres fortale- zas fundamentales: el material humano -es decir, las personas que en ellas cola- boran-, el valor de la experiencia vital de las personas mayores vinculadas a estas organizaciones, y su gran capacidad para autogestionar los recursos disponibles y hacer mucho con poco (OFECUM y CON- FEMAC, 2008). La disponibilidad de medios es funda- mental para el fomento de la participa- cin asociativa. La dispersin geogrfca que presentan las PYMAs hace que, aun- que el nmero de sus socios/as no sea numeroso, su implantacin generalizada, en especial en pequeas localidades, las convierta en las nicas organizaciones que dinamizan a las poblaciones donde se ubican. La insufciente atencin y apoyo a las PYMAs por parte de las Ad- ministraciones, no slo en lo econmi- co sino en relacin a la informacin, al asesoramiento y al reconocimiento de su labor, junto con las interminables trabas burocrticas ante cualquier gestin, anulan en gran medida el po- tencial de estas entidades como dina- DATOS DE ANDALUCA POR EDAD Y SEXO TOTAL 65-74 75-79 80 Y MS TOTAL MUJER MUJER MUJER MUJER ACUDIR A UN CENTRO SOCIAL O ASOCIACIN DE MAYORES TODOS O CASI TODOS LOS DAS 4,5% 8% 1,9% 8,7% 2,1% 8,6% 2,4% 4,6% 1,2% ALGUNA VEZ A LA SEMANA 11,4% 19,2% 5,7% 22,5% 6,5% 17,3% 6,5% 12,5% 3,3% NO LA REALIZ 74,3% 66,2% 80,2% 62,4% 81,5 % 68,1% 78,9% 75,1% 78,7% NO PROCEDE (NO LEER) 9% 5,3% 11,6% 5,5% 9,6 % 5,2% 11,4% 5,1% 16,1% N.S. 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% 0% N.C. 0,8% 1,2% 0,5% 0, 9% 0, 3% 0, 9% 0, 8% 2,8% 0, 7% TOTAL 995 417 578 218 292 116 123 83 163 FUENTE: CENTRO DE ESTUDIOS ANDALUCES, 2006:40. 311 LBEA Captulo 04 mizadoras sociales. En estos momentos es crucial saber valorar y potenciar el aso- ciacionismo, en general, y las PYMAs, en particular, a la hora de satisfacer las ne- cesidades emergentes relacionadas con el envejecimiento y de mejorar la parti- cipacin, sobre todo de las mujeres y de quienes viven en el hbitat rural. Por ltimo, es necesario aludir tambin al movimiento asociativo de los andaluces que residen fuera de nuestra Comunidad Autnoma, del que participan ms de cincuenta mil socios y socias, entre los que, por supuesto, tambin hay personas mayores; este movimiento ha sido y sigue siendo fuente de desarrollo de la identi- dad andaluza fuera de nuestras fronteras (Consejera de Gobernacin, s.f.). Se recomienda: 4 .- Facilitar, multiplicar y agilizar los recursos institucionales disponi- bles para que los Centros de Da y las Pequeas y Medianas Asociaciones (PYMAs) de Personas Mayores sigan fo- mentando la participacin de personas de todas las edades adaptada a las de- mandas de las presentes y futuras gene- raciones de personas mayores. g Programar en los Centros de Da de Personas Mayores actividades atractivas, adaptadas a los gustos de socios y socias, y adecuadas para conseguir mejoras bio- psico-sociales de su envejecimiento. g Llevar a cabo en los Centros de Da de Personas Mayores acciones que combi- nen y promuevan paralelamente la me- moria, la actividad fsica, la interaccin social y la salud de sus socios y socias. g Desarrollar, a travs de los Centros de Da de Personas Mayores, servicios inter- medios como los programas de comida a domicilio, la formacin de personas cui- dadoras y la estimulacin fsica y cogniti- va de la persona mayor que lo precise. g Organizar, desde los Centros de Da de Personas Mayores, actividades fsicas en espacios pblicos tales como parques, especialmente dirigidas a las personas de ms edad, para que se aprendan a utilizar de forma adecuada los aparatos de ejer- cicio fsico disponibles en esos espacios. g Trabajar para la formacin, en los Cen- tros de Da de Personas Mayores, de r- ganos de gobierno paritarias en virtud del gnero y de las edades de todas las personas asociadas. g Valorar y potenciar las PYMAs en el me- dio rural, ayudando a salvar obstculos como la distancia geogrfca e incremen- tando los recursos de estas entidades para que puedan atender las necesida- des emergentes relacionadas con el en- vejecimiento en su entorno. g Simplifcar, facilitar y agilizar el acceso de las PYMAs a las Administraciones pblicas. 312 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 04 g Buscar vas de autofnanciacin para las PYMAs, distintas a las ofertadas por las Administraciones pblicas. g Apoyar a las asociaciones, federacio- nes o confederaciones que hacen de co- rrea de transmisin entre las pequeas asociaciones rurales y las instituciones. 1.1.5. - Participacin y dependencia
La participacin es un derecho a lo largo de toda la vida, que no se puede ignorar cuando la dependencia eclipsa parte de nuestra autonoma personal. Todas las personas dependientes pue- den, en distinto grado, continuar siendo activas y sintindose tiles en activida- des compatibles con su estado, tanto en la esfera personal, como en los mbitos familiar y comunitario. Hay que poten- ciar al mximo las capacidades y la auto- noma de las personas dependientes de modo que no produzcamos un aumento de su dependencia a medida que enveje- cen y que puedan seguir contribuyendo a la mejora de la sociedad andaluza. El envejecimiento activo debera in- cluir a todas las personas mayores, in- cluso a aqullas que en alguna medida son frgiles y dependientes. Esto se explica por el peligro de que centrar- se solamente en los mayores jvenes excluir a los mayores mayores y por el hecho de que la conexin entre acti- vidad y salud (incluida la estimulacin mental) se mantiene hasta la vejez avanzada (Walker, 2009: 87). A menudo no somos capaces de conec- tar envejecimiento activo y dependen- cia debido al concepto de actividad que utilizamos. Parece que ser activo entre en contradiccin con ser dependiente. Pero no es as. Un reciente estudio espa- ol sobre el concepto de actividad en el marco del envejecimiento activo aclara que lo importante no es tanto hacer esto o aquello como la disposicin de la persona a asumir las riendas de su vida, de su envejecimiento: Es impor- tante precisar que la actividad, indepen- dientemente de que pueda materializarse en acciones y realizaciones con gran nivel de concrecin, es un posicionamiento vi- tal implicado. Es el mecanismo a travs del cual la persona asume las riendas de su vida en un hacer pro-activo y no me- ramente receptivo-pasivo. Este ser acti- vo se refeja en una responsabilidad de la persona hacia el cuidado de su propia salud (desarrollo de hbitos saludables, estar fsica y mentalmente activo) y la in- sercin participativa en la realidad social (relacionarse con otros, asociarse, estar presente en la vida de la comunidad). Las realizaciones concretas han de vivirse de forma intrnsecamente motivada, priori- zando en ellas elementos que las hagan singulares y signifcativas para la persona y por tanto han de formularse en clave participativa, integral, fexible, de cali- dad, evaluable, sostenible e innovadora (Bermejo y Miguel, 2008: 29-30). Cuando esa disposicin se concreta en una actividad realizada que supone el mantenimiento o la mejora de los lazos sociales, sabemos que se consiguen be- 313 LBEA Captulo 04 nefcios de cara al mantenimiento y a la recuperacin de la habilidad de realizar actividades de la vida diaria. Podemos afrmar, en consecuencia, que la impli- cacin social ayuda a prevenir o a dismi- nuir la prdida de autonoma para la vida diaria y, en consecuencia, la implicacin comunitaria es benefciosa en gran me- dida y debera promoverse a travs de las polticas sociales (Zunzunegui et al., 2005: 46). Promover la actividad social y producti- va puede proporcionar tanto a los mdi- cos como a quienes disean las polticas una estrategia adicional para mantener la salud y la independencia de las personas mayores y posponer las consecuencias discapacitantes de enfermedades crni- cas relacionadas con la edad (Mendes de Len, Glass y Berkman, 2003: 640). Se recomienda: 5 .- Asegurar la participacin gene- ral de las personas en situacin de dependencia a lo largo de toda su vida, en funcin de su estado y posi- bilidades, tanto en las actividades que puedan realizar como en la toma de de- cisiones sobre los temas que les afecten, desarrollando al mximo las capacidades y la autonoma de las personas depen- dientes de modo que no produzcamos un aumento de su dependencia a medi- da que envejecen. 1.1.6. Participacin inclusiva, interge- neracional e intercultural, dirigida en especial a las personas en situacin de vulnerabilidad
El envejecimiento activo promueve la inclusin: envejecer es cosa de todos, de todas, y afecta a todos y a todas. Por ello, apuesta por una participacin transversal, entre generaciones, entre culturas y entre personas con situacio- nes ms o menos vulnerables. El obje- tivo es que cualquier actividad posible relacionada con el envejecimiento est adaptada para toda persona que desee participar en ella. Un reciente informe de investigacin sobre la exclusin social de las perso- nas mayores de 55 aos en la Unin Europea (Jehoel-Gijsbers y Vrooman, 2008), indica que dicha exclusin es por lo general ms alta en los pases mediterrneos. Considerando la falta de participacin social como uno de los factores de exclusin, este informe concluye que cerca del 30% de las per- sonas mayores de 55 aos residentes en Espaa tienen un ndice de parti- cipacin social bajo, lo que constituye un indicador de falta de inclusin de esas personas.
Las relaciones intergeneracionales evitan el aislamiento, ayudan a aumentar la co- hesin social y el desarrollo comunitario y estimulan comportamientos prosociales en las personas de distintas generacio- 314 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 04 nes. Son fuente de bienestar, mantienen a la persona con un funcionamiento social estable y hacen que las personas ms j- venes adquieran una visin ms realista y positiva del envejecimiento como una etapa satisfactoria de la vida. En las ltimas dcadas tanto el discurso como las actua- ciones sociales han potenciado la seg- mentacin de la poblacin en grupos de edad: nios/as, adolescentes, adultos, ma- yores, etctera, con escasa comunicacin entre ellos. Se ha perdido buena parte de la transmisin e intercambio de pun- tos de vista propios de cada generacin que resultan enriquecedores para toda la sociedad, y se ha dado lugar a situa- ciones discriminatorias edadistas, justo lo contrario de lo que el envejecimiento activo trata de promover. La intergeneracionalidad se basa en dos pilares fundamentales: saber escuchar y saber transmitir, en defnitiva, saber relacionarse. La comunicacin entre las personas, sea cual sea su edad, es funda- mental. Es evidente que los encuentros intergeneracionales deben comenzar en la familia; es el reto ms importante y ms cercano, pero la participacin de las personas en programas intergene- racionales a lo largo del curso de sus vidas, tendr ms posibilidades de xi- to si fomentamos, a travs de esos pro- gramas, espacios y talleres, una cultura cotidiana en la que personas mayores y jvenes se renan de manera habitual para construir comunidades en las que sepan y quieran comunicarse mejor y en la que se produzca un aprendizaje y un intercambio continuado de recur- sos entre las generaciones.
Por otro lado, es un hecho reconocido que el incremento actual de las deman- das de cuidados y de las difcultades para dar respuesta a estas necesidades -la llamada crisis de los cuidados- est siendo en gran medida aliviado median- te las migraciones internacionales, que a su vez intensifcan la crisis de cuidado en los pases pobres y en desarrollo (Be- nera, 2008). Aunque en ciertos sectores de la poblacin los movimientos migra- torios puedan generar desarraigo y re- chazo, es necesario subrayar que, junto con la contribucin fundamental para el sostenimiento cotidiano de los indivi- duos que componen la sociedad, estos movimientos representan asimismo una oportunidad para el enriquecimiento mutuo mediante el intercambio cultural. Puesto que una proporcin importante de la poblacin inmigrante trabaja con las personas mayores, estas personas se convierten en un importante recur- so para potenciar lo positivo que tienen los procesos interculturales: Segn los datos de afliacin a la Seguridad Social ofrecidos por el Ministerio de Trabajo (a diciembre 2008), el 56,6% de las perso- nas incluidas en el Rgimen Especial de Servicio Domstico son extranjeras. Esta extranjerizacin del servicio domstico ha estado vinculada al envejecimiento de la poblacin y a la incorporacin de la mujer nativa al mercado laboral formal. 315 LBEA Captulo 04 El cuidado de personas dependientes, principalmente ancianos, por parte de empleadas de hogar inmigrantes se ha convertido en el primer trabajo que han encontrado a su llegada a Espaa (Mart- nez Bujn, 2009:101).
A pesar de que Andaluca se ha confr- mado en los ltimos aos como tierra de acogida, tenemos que tener en cuenta que hay una importante poblacin de andaluces residentes en otros lugares. Hoy, ms de un milln y medio de per- sonas de origen andaluz residen fuera de nuestra Comunidad, llegando a ser ms de ciento cuarenta mil andaluces y anda- luzas los que viven en el extranjero (Con- sejera de Gobernacin, s.f.). Desde 1995 a 2005, son ms de cuarenta y cinco mil las personas que han retornado a nuestra tierra desde el extranjero, mantenindo- se el ritmo de retorno en la presente d- cada con un contingente medio de cua- tro mil personas anuales (Consejera de Gobernacin, 2009: 10). Sera necesario que, tanto las personas que se encuen- tran fuera de nuestra Comunidad como los andaluces y andaluzas que han deci- dido volver a residir en Andaluca, lo que a menudo les coloca en situacin de vul- nerabilidad, puedan disponer tambin de oportunidades para participar en el desarrollo y en el mejor envejecimiento de nuestra sociedad. Cuando se disean y ejecutan accio- nes y medidas de inclusin social es crucial situar en el centro las necesi- dades, en especial las de los grupos de personas mayores ms vulnerables cuyas perspectivas sobre la poltica de inclusin social a menudo no se tienen en cuenta: personas con discapacida- des; mujeres mayores y viudas que dependen de la pensin del marido, personas afectadas de demencia, per- sonas vctimas de abusos o negligen- cia, personas mayores sin hogar, inmi- grantes, quienes tienen como barrera la falta de alfabetizacin, las parejas de personas que han cometido delitos, las personas que viven en reas rura- les, la personas mayores que necesitan mejorar su movilidad, los familiares cuidadores de parientes mayores vul- nerables (AGE, 2007: 20-21). Se recomienda: 6 .- Incrementar las experiencias, programas y espacios de intercam- bio intergeneracional e intercultu- ral dirigidos a atender a las personas ms vulnerables a medida que envejecen. (en consonancia con lo que se plantea en el Captulo I de este Libro Blanco). g Aprovechar la emigracin e inmigra- cin como oportunidades para el acerca- miento e intercambio cultural a lo largo de la vida. g Potenciar los vnculos entre personas mayores e inmigrantes como medio para alcanzar una sociedad cohesionada e in- tercultural, poniendo en marcha campa- as para que las personas mayores vean el contacto con los/as cuidadores/as de 316 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 04 otros pases como una oportunidad y una puerta abierta hacia nuevos conoci- mientos y experiencias. g Impulsar la participacin de las per- sonas mayores en programas de apoyo a personas inmigrantes, familias mono- parentales, mujeres maltratadas, y otras personas en situacin de vulnerabilidad. g Aumentar los programas de aloja- miento compartido y acompaamiento, al estilo de los realizados por las univer- sidades. 1.2.- CONDICIONES PARA LA PARTICIPACIN EN EL MARCO DEL ENVEJECIMIENTO ACTIVO. CMO CONSEGUIR LA INTEGRACIN Y LA PARTICIPACIN DE LAS PERSONAS MAYORES DE MODO QUE LA SOCIEDAD ANDALUZA SEA UNA AUTNTICA SOCIEDAD PARA TODAS LAS EDADES? Naciones Unidas (UNECE, 2009) ayuda a responder, de modo general, esa pregun- ta proponiendo tres mbitos concretos de intervencin poltica: 1) la integracin funcional, que incluye la participacin social, poltica y econ- mica de las personas mayores. 2) las infraestructuras, de modo que la accesibilidad y el coste econmico de la vivienda, el transporte y los bienes culturales, incluidos los medios de comunicacin, estn al alcance de cualquier persona mayor. 3) las relaciones intergeneracionales, para lograr desestigmatizar el envejeci- miento y aumentar los intercambios en- tre personas de distintas generaciones. La participacin es una prctica de- seable pero no siempre resulta posi- ble; existen factores que la condicio- nan e incluso la impiden y, por tanto, es indispensable actuar sobre ellos. Cuando hablamos de participacin en el marco del envejecimiento activo no nos debemos restringir a un o unos mbitos concretos de participacin: El trmino activo hace referencia a una participa- cin continua en las cuestiones sociales, econmicas, culturales, espirituales y c- vicas, no slo a la capacidad para estar f- sicamente activo o participar en la mano de obra. Las personas ancianas que se retiran del trabajo y las que estn enfer- mas o viven en situacin de discapacidad pueden seguir contribuyendo activa- mente con sus familias, semejantes, co- munidades y naciones. El envejecimiento activo trata de ampliar la esperanza de vida saludable y la calidad de vida para todas las personas a medida que enveje- cen, incluyendo aquellas personas frgi- les, discapacitadas o que necesitan asis- tencia (OMS, 2002: 79). 317 LBEA Captulo 04 Entre las difcultades que encuentran los mayores andaluces para realizar actividades cerca de la vivienda, destaca bajar y subir escaleras (42,8%), y caminar por las aceras debido a obras (34,6%). Alrededor del 20% tambin tienen difcultades al caminar por la calle debido a: ruidos, suciedad, atracos. El 24,5% tiene difcultades para utilizar transportes pblicos. Las mujeres presentan en todos los casos mayor difcultad que los hombres (Centro de Estudios Andaluces, 2006: 48) Por otro lado, hay que tener en cuenta que las motivaciones por las que la ciu- dadana participa son muy variadas: des- de adquirir informacin y conocimiento acerca de la esfera pblica, hasta tener infuencia real en la toma de decisiones pasando por entrar en contacto con per- sonas con las que se comparten intere- ses. Sean unas u otras las motivaciones no se debe olvidar que la participacin de la ciudadana en las cuestiones pol- ticas reporta claros benefcios al sistema democrtico. De hecho, al enfrentarles al supuesto dilema democrtico entre apostar por un proceso de toma de de- cisiones participativo y uno en que los gobiernos tomen rpidamente las deci- siones sobre la base del conocimiento de expertos existe una mayora de andalu- ces/as que afrma preferir un proceso de toma de decisiones participativo (Aguiar, Gmez, Martn, Millar y Prez, 2007). Sin embargo, hay distintos factores que con- dicionan e infuyen esa participacin. En los siguientes apartados se revisarn al- gunos de ellos. 1.2.1.- La heterogeneidad de las personas y de las formas de envejecer conlleva que las condiciones para una participacin efectiva sean muy diversas. Entender el envejecimiento activo como un proceso que sucede a lo lar- go de todo el curso vital nos obliga a considerar la diversidad del mismo. La heterogeneidad de la sociedad re- quiere un planteamiento igualmente diverso de la participacin. Aunque se hable del colectivo de personas mayores lo cierto es que se trata de un grupo muy variado segn el lugar donde se viva -ru- ral o urbano-, la generacin -cohorte o grupo histrico- a la que se pertenezca, el sexo, el gnero, la formacin, el tipo de trabajo, los ingresos y otros recursos eco- nmicos, la pertenencia o no a asocia- ciones, etctera. Mejoraremos nuestras posibilidades de envejecer de modo La participacin es una prctica deseable pero no siempre resulta posible 318 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 04 activo en la medida en que aumente- mos la presencia, en las instituciones y en las asociaciones de todo tipo, de personas ms y menos mayores, y con perfles diversos. Un acercamiento al fenmeno del en- vejecimiento que tenga en cuenta el ciclo vital reconoce que las personas mayores no son un grupo homogneo y que la diversidad del individuo tien- de a aumentar con la edad. [] El en- foque del envejecimiento activo busca eliminar la discriminacin por razn de edad y reconocer la diversidad de las poblaciones ancianas (OMS, 2002: 79). Se recomienda: 7 .- Buscar formas alternativas de en- vejecimiento activo que estn me- jor adaptadas a las nuevas necesi- dades y capacidades de las generaciones de personas mayores. g Poner en marcha un sistema de informacin con la oferta de actividades para la poblacin de ms edad, prximas a su lugar de residencia. g Fomentar la diversidad de personas mayores presentes en instituciones y asociaciones de todo tipo, mejorando en especial la participacin en estos espacios de las mujeres conforme envejecen. 1.2.2. - La participacin de las personas que viven solas y de las que estn aisladas. Las situaciones de soledad se encuen- tran relacionadas de manera directa con la edad, siendo las personas ma- yores las que ms experimentan este tipo de situaciones. De este modo, [en Andaluca] un 33,75% de la poblacin mayor de 65 aos ha experimentado si- tuaciones de soledad en el ltimo ao, frente a un 20,48% de la poblacin con una edad comprendida entre los 18 y los 34 aos (ESECA, 2009: 68).
En nuestra sociedad, nuestros ritmos de vida, la falta de tiempo, los valores imperantes no siempre favorecen la existencia de momentos y espacios de encuentro. Sin embargo, Trinidad y Lpez (2007: 92) apuntan que el avance que se est dando de la vida en solitario entre hombres y mujeres mayores tiene en gran medida que ver con su creciente deseo de autonoma: cada vez ms personas de edad eligen soportar los posibles inconvenientes de la soledad por el mayor grado de libertad e intimidad que por otro lado obtienen. Soledad no equivale necesariamente a aislamiento. Por tanto, las personas ma- yores que viven solas o las que estn aisladas no deben ser consideradas nicamente como personas con di- fcultades de participacin; de cual- quier forma, lo cierto es que debemos 319 LBEA Captulo 04 prestar ms atencin a sus deseos y capacidades reales para participar. Lo que a efectos de la participacin nos debe preocupar ms es la denominada como sole- dad social, que alude directamente al dfcit no deseado de relaciones y apoyo social. Sabemos que las personas mayores ms activas informan con menor frecuencia de sentimientos de soledad (Portal Mayores, 2009a). La soledad se incrementa con la edad, pero no debido a la edad per se sino al aumento de la discapacidad y al debili- tamiento de la integracin social (Jylh, 2004: 166). No obstante lo anterior, s hay otras personas que viven aisladas, con un gran dfcit participativo. Hay que atender a estas personas que, a medida que envejecen, se colocan en situacin de desarraigo, o de riesgo, y que son ms vulnerables. La participacin de estas personas es igualmente necesaria, desde sus posibilidades, deseos y necesidades. Por otra parte, resulta clave que el entorno fsico en el que viven estas personas propicie la participacin; y no siempre es as. La existencia de barreras arquitectnicas -por ejemplo, la falta de ascensores en muchas viviendas- supone una difcultad objetiva para la participacin de personas con cierto grado de dependencia que las asla del resto de la sociedad. Se recomienda: 8 .- Favorecer la participacin tanto de las personas que viven solas como de las que estn aisladas, sobre todo si se trata de personas de edad avanzada y residen en zonas rurales. g Crear bancos de tiempo y servicios de acompaamiento como alternativa al aislamiento asociado al proceso de envejecimiento. g Seguir con las polticas de eliminacin de barreras de todo tipo, especialmente las arquitectnicas, que difcultan o impiden la participacin social de las personas conforme envejecen, sobre todo de aqullas ms vulnerables. 320 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 04 1.2.3.- Trayectorias de participacin: nuestra participacin en la vejez se ex- plica en virtud de cmo hemos venido participando a lo largo de la vida. Por lo general, la persona que ha ejerci- do la participacin a lo largo de su vida sigue siendo participativa conforme va envejeciendo. La participacin so- cial se desarrolla a lo largo del ciclo vital. Existe una correlacin positiva entre acti- vidades y participacin social en la vida anterior, durante la juventud y la adultez temprana y media, y la participacin so- cial en la fase avanzada de la vida, pero el tipo de trabajo voluntario que se realiza en la primera adultez es diferente del de la vejez (Lehr, 2007: 4). Las personas mayores andaluzas de hoy han vivido en su juventud y buena parte de su madurez un ambiente poco propicio para la participacin social. Y sabemos cul es una de las consecuencias de esa falta de participacin anterior: la implicacin en una actividad en un momento anterior de la vida es un fuerte predictor de la participacin en la vejez (Agahi, Ahacic y Parker, 2006: 344).
No obstante, las condiciones familiares, sociales, econmicas, etctera, han ido favoreciendo ms la interaccin social y la interdependencia entre individuos, y todo eso puede haber infuido en que, a pesar de las limitaciones, con la restauracin de la democracia se haya vivido un notable crecimiento de las formas de participacin, si bien an nos queda mucho por mejorar.
Por otra parte, es posible que actualmen- te se est educando a los jvenes en un individualismo preocupante por excesi- vo -juegos individualistas, consumo cen- trado en el individuo y valores de auto- noma e independencia absoluta-. Tal vez los/as nios/as de hoy tienen todo o ms de lo que necesitan -se educa para satis- facer los deseos al instante- y es posible que este entrenamiento repercuta nega- tivamente en el futuro haciendo dismi- nuir las conductas asociativas, de apoyo mutuo, reciprocidad y voluntariado. Es necesario contrarrestar estas tendencias. No podemos permitirnos que nuestra sociedad m s envejecida sea menos participativa. Se recomienda: 9 .- Realizar campaas de sensibili- zacin que transmitan mensajes motivadores para la participacin activa y que fomenten la cooperacin, a lo largo de toda la vida, entre las perso- nas y las comunidades. g Replantear las pautas de educacin fa- miliar y escolar para formar ciudadanos ms participativos, interdependientes y solidarios desde edades tempranas. 1.2.4.- El necesario reconocimiento pblico de la participacin de las personas mayores 321 LBEA Captulo 04 Ms all del reconocimiento legal, el derecho a la participacin requiere ser reconocido, respetado y requerido por la sociedad. Algunas personas pueden retraerse en sus deseos de participacin por los reparos al qu dirn o porque no hay nadie que les invite y anime del modo adecuado a participar. Para ayudar a superar esas difcultades habra que conseguir un visible reconocimiento pblico del valor de la participacin. Por ejemplo, datos recientes indican que se valora el trabajo de los mayores como cuidadores de otros familiares o parientes, aunque espaoles y europeos estiman que no est sufcientemente apreciado: 77% de espaoles y 76,6% de europeos opinan as (Portal Mayores, 2009b: 8).
A este respecto, el papel de los medios de comunicacin es fundamental. Por ejemplo, la imagen de las personas ma- yores que dan los medios de comunica- cin an es en muchos casos una imagen anticuada y estereotipada: se presenta a las personas mayores como personas pa- sivas, acabadas, dependientes, como una carga social, que no se corresponde con la realidad de los/as mayores de hoy: Los medios de comunicacin dan una ima- gen sesgada del colectivo de las personas mayores, una visin que no se corresponde con la realidad. Se mueven entre tpicos y estereotipos, aadiendo un poquito de conmiseracin y lstima, si viene al caso; alguna lagrimilla: pobres ancianos aban- donados; algunas crticas: el dinero que nos cuestan en medicinas, en residencias; su poquito de morbo: anciano de 60 aos abusa de unas nias a las que daba cara- melos, o ancianos mueren abrasados en su casa al incendiarse un brasero, etc. (Daz, 2003: 283). Cmo defnimos hoy a las personas espaolas mayores de 65 aos? Un estudio del Centro de Investigaciones Sociolgicas (CIS, 2008) se ha ocupado de buscar respuesta a esta pregunta entre la poblacin espaola de ambos sexos mayor de edad. Ante todo, vemos a las personas mayores como dependientes (35,6%), enfermas (27,7%), inteligentes (25,4%) y ociosas (20,8%). Y creemos que la sociedad no se comporta ni bien ni mal con ellas sino regular (46,4%). No podemos permitirnos que nuestra sociedad ms envejecida sea menos participativa 322 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 04 Se recomienda: 10 .- Reconocer pblicamente el valor de la participacin a lo largo de toda la vida y valorar la participacin real y necesaria que ya practican muchas personas mayores. 1.2.5.- La falta de preparacin para asumir los cambios, un obstculo para la participacin Una de las razones explicativas de la escasez de participacin es el dfcit formativo, especialmente en las personas mayores. Algunas de estas personas se convierten en vctimas resignadas, tienen bajos niveles de autoestima y confan poco en sus posibilidades debido a las carencias formativas arrastradas desde su infancia. Una adecuada preparacin para el en- vejecimiento activo, a lo largo de toda la vida, pero especialmente cuando se va aproximando la edad de jubilacin, puede repercutir muy positivamente en los niveles de participacin de los ciudadanos y en la mejora de su reali- zacin personal. En este sentido, es cla- ra la necesidad de facilitar el acceso a las nuevas tecnologas a lo largo de todo el curso vital. Los problemas que causa la prdida del empleo pueden generar un bloqueo tal en la persona que le impida desarrollar estrategias y acciones que posibiliten la adaptacin. () Se tiene el sentimiento de que no solamente se pierde el trabajo sino tambin las referencias que organizaban su vida cotidiana. Los mayores obstculos se presentan en aquellas personas que han estado centradas excesivamente en su rol laboral, que no han desarrollado otros campos de inters y preocupacin, por lo que al llegarles la nueva situacin se encuentran con recursos muy limitados (IMSERSO, 2008a: 168). Se recomienda: 11 .- Sensibilizar a la poblacin sobre la importancia de pre- pararse para la vejez segn el proyecto vital de cada persona. A nivel social, emerge la demanda de formas especfcas de preparacin para que la persona prejubilada pue- da enfrentar esta etapa de su vida de forma menos traumtica, dndole he- rramientas de afrontamiento y una sa- lida adecuada desde el punto de vista emocional, familiar y social (IMSERSO, 2008a: 173). g Proponer pblicamente estilos concre- tos y alternativos de preparacin para la vejez. g Facilitar un adecuado acceso a la informacin y a la formacin -Internet, formacin online y presencial- de todos/as a medida que se envejece, aprovechando para ello de forma coordinada el uso de los medios que ya hay en los centros de enseanza. 323 LBEA Captulo 04 1.2.6.- Riesgos del envejecimiento activo: estrs y exclusin
A efectos de la participacin, un enve- jecimiento activo mal entendido puede tener dos riesgos. Por un lado, confun- dirlo con hacer muchas cosas, lo cual puede llevar a sufrir ciertos niveles de estrs poco saludables, en lnea con lo que ya le sucede a muchas personas de todas las edades. Por otro lado, est el riesgo de etiquetar negativamente, menospreciar y hasta excluir otros es- tilos de vida menos dinmicos, que no se ajusten a lo recomendado desde el marco del envejecimiento activo.
La esencia de envejecer activamente no consiste en envejecer haciendo activida- des, por muy apropiadas que puedan ser esas actividades para optimizar la par- ticipacin, la salud y la seguridad de las personas. Lo esencial es que los hombres y mujeres que as lo deseen se planteen cmo quieren seguir envejeciendo y to- men las riendas, como protagonistas, de la mejora de su propio envejecimiento y del de quienes viven en su entorno. El en- vejecimiento activo es activo porque propone que las personas acten para mejorar su forma de envejecer. Esto im- plica que la subjetividad de las personas que envejecen es un factor prioritario a la hora de animarlas a hacerlo de manera activa: nadie puede envejecer activa- mente si no lo desea, si no pone de su parte, si no se implica.
En cuanto al primer riesgo, el estrs, y por mencionar tan slo un ejemplo, hay personas mayores, en torno al 20% (Centro de Estudios Andaluces, 2006), tanto hombres como mujeres, que se ven involucradas en el cuidado de sus nietos y nietas -llevarlos y traerlos del colegio, darles de comer, etctera-. Segn estas mismas personas dicen, su rol de cuidadores, por una parte, les ayuda a estar activas pero, por otra, les crea una responsabilidad excesiva que les impide dedicarse a otras actividades de ocio y participacin y disfrutar plenamente de esta etapa de la vida. De hecho el 13,1% de las personas mayores andaluzas dice tener bastantes obligaciones y faltarle el tiempo, algo que sucede ms a mujeres (23,9%) que a hombres (10,8%) (Centro de Estudios Andaluces, 2006). Por eso, planteamos la necesidad de elaborar campaas de informacin y sensibilizacin para que las personas, conforme van envejeciendo, sean dueas de su tiempo y no se sientan esclavizadas por afectos o normas morales. Sera conveniente ofrecer algn tipo de ayuda a los abuelos/as cuiadores/ as en estos casos para mejorar sus pautas de conducta frente a los comportamientos problemticos. Esta ayuda podra ofrecerse a travs de algn curso de formacin, o incluso de asesoramiento individual para casos ms difciles (Triad et al., 2008: 72).
324 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 04 En cuanto a la fuerza excluyente debida al carcter excesivamente normativo de un envejecimiento activo mal plantea- do, la velocidad y el ritmo de nuestra so- ciedad a menudo nos lleva a considerar como no contributivas o no participati- vas las formas de vida de personas que se plantean la gestin de su tiempo dando prioridad a otros valores y necesidades que aquellos socialmente sancionados como vlidos y aceptables. Como hemos visto ms arriba, las formas de participar y de contribuir a la sociedad son muy diversas y no se trata de que establezca- mos un catlogo indicativo de cules son vlidas y cules no. Aun reconociendo que participar no slo es un derecho sino un deber, y que envejecer de for- ma activa es una corresponsabilidad, hay que respetar a quienes tomen la decisin de no participar. Eso s, el reto de las polticas de envejecimiento activo es lograr que el grupo de quienes desean participar sea cada vez mayor. Se recomienda: 12 .- Sensibilizar a la sociedad para que la participacin, a medida que se envejece, sea una prctica deseada, saludable y no discriminatoria. 2.- ENVEJECER CONSTRUYENDO SOCIEDAD. EL ENVEJECIMIENTO ACTIVO NO SLO ES PARTICIPACIN SINO CONTRIBUCIN Las personas mayores, claro ejemplo de cmo nuestra sociedad envejece, son cada vez ms numerosas y muchas de ellas quieren ser activas, contribuir y aportar a la sociedad. Por ello, exigen que se les tenga en cuenta, que se preste atencin a sus opiniones, no slo por el peso demogrfco que tienen o por la experiencia que les avala sino por el derecho a contribuir que, como ciudadanos, les ampara. exigen que se les tenga en cuenta, que se preste atencin a sus opiniones, no slo por el peso demogrfco que tienen o por la experiencia que les avala sino por el derecho a contribuir que, como ciudadanos, les ampara 325 LBEA Captulo 04 Las posibilidades de intervencin en la construccin de una sociedad mejor, ms inteligente, se han de realizar en funcin de cmo se siente y de qu desea la persona y no en funcin de su edad. Una sociedad para todas las edades incluye el objetivo de que las perso- nas de edad tengan la oportunidad de seguir contribuyendo a la sociedad. Para trabajar en pro de la consecucin de ese objetivo, es necesario eliminar todos los factores excluyentes o dis- criminatorios en contra de esas perso- nas. La contribucin social y econmi- ca de las personas de edad va ms all de sus actividades econmicas, ya que con frecuencia esas personas desem- pean funciones cruciales en la fami- lia y en la comunidad. Muchos de sus valiosos aportes no se miden en tr- minos econmicos, como en el caso de los cuidados prestados a los miembros de la familia, el trabajo productivo de subsistencia, el mantenimiento de los hogares y la realizacin de actividades voluntarias en la comunidad. Adems, esas funciones contribuyen a la prepa- racin de la fuerza de trabajo futura. Es necesario reconocer todas esas con- tribuciones, incluidas las del trabajo no remunerado que realizan en todos los sectores las personas de todas las edades, y en particular las mujeres (Naciones Unidas, 2002: 10). 2.1.- LA IMAGEN, ESTEREOTIPOS Y MITOS DE LAS PERSONAS MAYORES COMO IMPRODUCTIVAS La poblacin mayor ha crecido cualitati- va y cuantitativamente. Este crecimiento supone una oportunidad para preguntar- nos cmo puede contribuir esa poblacin al desarrollo y bienestar de la sociedad. La sociedad debe reconocer, cuando as sea, la aportacin de las personas mayores como personas activas y pro- ductivas en distintas facetas de la vida, como fuente de recursos y posibilida- des. Las polticas de envejecimiento activo no han de ver a las personas mayores como un problema a resolver sino como parte de la solucin a los re- tos generados por el envejecimiento demogrfco. Y las personas mayores, por su parte, se tienen que reconocer a s mismas como protagonistas de su proce- so de envejecimiento, demostrando que pueden aprender, cambiando actitudes para vivir mejor, facilitando el inicio de nuevos hbitos saludables para aumen- tar sus competencias, tanto las persona- les como las sociales, y colaborando, en defnitiva, a tener una ptima calidad de vida. Seguir aprendiendo, dando y re- cibiendo no tiene edad. Una visin sobre las personas mayores en la que se pongan en valor las aportacio- nes que esas personas hacen a la socie- dad repercutir muy positivamente en la sociedad en general y en el envejecimien- 326 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 04 to activo en particular. Hace falta que las personas mayores sean conscientes de que la sociedad las valora y necesita. En ese sentido, la visin generalizada de la persona mayor como improductiva tiene que ir desapareciendo. Esta falsa realidad genera actitudes y comporta- mientos negativos frente a las personas mayores, con el riesgo de que, como dice el profesor Jos Luis Pinillos, acaben cre- yndose que son lo que los dems les di- cen que son (Pinillos et al., 1994) y no lo que quieren ser.
Las personas mayores no son una car- ga de trabajo para la sociedad sino un activo que aporta experiencia, forma- cin, valores humanos, tiempo libre, dedicacin y apoyo a la familia. Son generadores de actividad, consumo, calidad de vida y facilitan el desarrollo de nuevos recursos econmicos y so- ciales. Crean riqueza y empleo. Parece que, poco a poco, esta visin de las perso- nas mayores va abrindose paso: La idea de que las personas mayores representan una carga es muy simple pero suele ser utilizada frecuentemente. Ante la afrma- cin de que la gente mayor es una carga para la sociedad, los europeos responden mayoritariamente que no estn de acuer- do (84,8%). La percepcin negativa es su- perior entre los espaoles, 17,9% estn de acuerdo con la afrmacin (13,9% los europeos) (Portal Mayores, 2009b: 3). No obstante, an queda mucho por hacer: en mayo de 2009, en Espaa, slo un 6% de una muestra representativa de hom- bres y mujeres mayores de edad, pensa- ban que ser activas y disfrutar de la vida es el rasgo que mejor representa a las personas mayores (CIS, 2009). A los ojos de la sociedad hay que redefnir el rol de los mayores, y por tanto, de los jubilados -una etapa, la jubilacin, que se ha llegado a recalifcar de rol sin roles-, y esta asignatura pendiente compete en gran medida a los profesionales de la comunicacin (Polo, 2006). En un estudio dirigido por la sociloga Matilde Fernndez (Fernndez-Cid y Martn, 2008) se analiza, desde un exhaustivo trabajo de campo, el tratamiento de las noticias sobre mayores que publican los principales peridicos de informacin generalista del pas, y se llega a las siguientes conclusiones: g Los signifcantes ms utilizados en re- ferencia a los/as mayores como colectivo son: ancianos, personas mayores, viejos, jubilados y tercera edad. g Predomina la polarizacin en los perfles y en los relatos: en un extremo, una imagen muy positiva de lo que signifca ser mayor, como el resultado de una vida evolutiva y madura, en la que la persona se presenta activa y protagonista de su propia trayectoria vital; en el otro, una imagen ms negativa que representa a las personas mayores inactivas, en proceso degenerativo hacia la ancianidad, desprovistas de ese saber y esa experiencia que a otros se atribuye.
327 LBEA Captulo 04 Nos podemos preguntar si se pueden modifcar los estereotipos sobre los ma- yores: todas estas creencias podran mo- difcarse, a pesar de las difcultades que ello comporta, si los individuos recibie- ran la informacin adecuada, principal- mente en los perodos fundamentales de formacin (Melero, 2007: 29). Una de las actuaciones a realizar sera que el siste- ma educativo proporcionase contenidos y procedimientos que facilitasen el cam- bio de actitudes, con diseos curriculares que incidiesen concretamente en la difu- sin de conocimientos verosmiles sobre la poblacin de ms edad, y fomentando con ello las prcticas y experiencias inter- generacionales, como instrumentos ma- teriales de una sociedad para todas las edades. Se tendran que establecer bases tericas y metodolgicas que permitie- sen este tipo de actividades. Las personas mayores de hoy en da forman parte de la generacin del cambio que ha sabido participar, contribuir, integrarse y legar a las generaciones siguientes un sistema democrtico y valores como el inters por el trabajo bien hecho, el esfuerzo, la disciplina y la responsabilidad. Este legado, la contribucin de las generaciones de ms edad, si se cuida y se adapta a los tiempos, puede servir para vivir en paz y armona. Se recomienda: 13 .- Destacar pblicamente, de modo muy visible, las bue- nas prcticas tanto de con- tribucin de las personas mayores a la sociedad -en el mbito personal, social y laboral- como de reconocimiento de esa contribucin por parte de la sociedad. g Premiar buenas prcticas tanto de cmo las personas mayores contribuyen a la sociedad como del reconocimiento que la sociedad hace de esa contribucin. g Editar publicaciones y promover obras de teatro o pelculas dirigidas a toda la poblacin en donde se reconozcan las contribuciones de las personas mayores a la sociedad. g Realizar campaas especfcas de difusin de la aportacin, remunerada y no remunerada, que han realizado y realizan las personas mayores a favor de la sociedad. Las personas mayores no son una carga de trabajo para la sociedad sino un activo que aporta experiencia 328 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 04 g Facilitar la creacin de escenarios tales como pequeos grupos de debate inter- generacionales en los que las personas mayores puedan transferir su experiencia vital y, a su vez, enriquecerse con los pun- tos de vista de otras generaciones. 2.2.- ALGUNOS EJEMPLOS DE CMO LAS PERSONAS MAYORES ESTN CONTRIBUYENDO EN LA SOCIEDAD El conocimiento de los recursos que aporta la sociedad por parte de las personas mayores se confgura como una herramienta clave para la promocin del envejecimiento activo (IMSERSO, 2008a: 26). Considerando el envejecimiento como un proceso a lo largo de la vida, que cada persona vive de una forma subjetiva, tenemos que ser conscientes de la heterogeneidad de la vejez y de cmo esa heterogeneidad puede afectar a la hora de que cada persona mayor contribuya a la mejora de la sociedad. Toda aportacin a la sociedad, sea del tipo que sea, debe ser valorada y reconocida. Las personas de edad avanzada ofre- cen valiosos recursos, a menudo ig- norados, al realizar una importante contribucin a la estructura de nues- tras sociedades. Las aportaciones eco- nmicas y sociales que las personas mayores realizan a la sociedad estn, en la mayora de los casos, fuera del mercado de trabajo y por tanto son invisibles. Estas personas constitu- yen un grupo social emergente que, con bastante frecuencia, es ignorado y muy especialmente en el mbito de su contribucin al sustento material de nuestras sociedades; la realidad, sin embargo, es que los mayores realizan una aportacin muy relevante en este sentido (Barrio, 2007: 85).
Hay que tener en cuenta que, a lo lar- go de sus vidas, las personas mayores podrn contribuir en momentos de plenitud personal o en otros momen- tos de capacidades ms limitadas por los achaques propios del envejecer. Lo importante es no dejar de contribuir: cada persona puede aportar un granito de arena que, aunque en algunas ocasio- nes pueda parecer insignifcante, nunca llega en vano. Los adultos mayores contribuyen sig- nifcativamente a la sociedad (HSBC, 2007: 7) El sondeo peridico internacional so- bre el futuro de la jubilacin realizado por el Instituto de Envejecimiento de la Universidad de Oxford revela que los adultos mayores contribuyen de una manera signifcativa all donde vi- ven. Los datos muestran que las perso- nas de ms de 60: g Contribuyen a la sociedad: los adul- tos mayores estn contribuyendo con 329 LBEA Captulo 04 miles de millones de dlares a la eco- noma global en trabajo voluntario. g Contribuyen a la fuerza de trabajo: los adultos mayores estn contribuyendo en sus comunidades y en la economa a travs de su trabajo e impuestos. g Contribuyen a sus familias: son mayora los adultos mayores que dan ms dinero, ms apoyo y ms cuidado a la familia y a los amigos del que ellos reciben a cambio. 2.2.1. - Asociacionismo y voluntariado La participacin en actividades so- ciales, econmicas, culturales, depor- tivas, recreativas y de voluntariado contribuye tambin a aumentar y mantener el bienestar personal. Las organizaciones de personas de edad constituyen un medio importante de facilitar la participacin mediante la realizacin de actividades de promo- cin y el fomento de la interaccin entre las generaciones (Naciones Uni- das, 2002: 10).
Hablando de construir la sociedad es in- evitable referirse a las aportaciones de las personas mayores en asociaciones y a tra- vs de la prctica del voluntariado. Como demuestran los datos demogrfcos, es indudable que estamos caminando hacia una sociedad ms longeva y que conser- va por ms tiempo sus facultades fsicas y mentales. Contamos hoy en da con muchas personas mayores muy vlidas para la sociedad y, que a su vez, sienten la necesidad de ser tiles y necesarias. Esto repercute no slo en el benefcio f- sico y psquico para las personas que se asocian o son voluntarias sino tambin para terceras personas y para toda la so- ciedad en general. El voluntariado es una forma de ocupar la nueva disponibilidad de tiempo, por ejemplo, para las perso- nas jubiladas, a la vez que se confgura como una oportunidad de aprendizaje, servicio y desarrollo personal. Asimismo, las ventajas para el sistema econmico- social ocasionadas por la incorporacin de las personas mayores al voluntariado son signifcativas para todos los sectores. En 2008, un estudio del IMSERSO calcu- l, para el conjunto de Espaa, el valor econmico del trabajo voluntario de las personas mayores; las cifras se expresan en el siguiente cuadro y son sufciente- mente ilustrativas por s solas: Existe un acuerdo bastante general y unnime en que la interaccin social -la actividad social, la participacin, la integracin social, la implicacin social, etctera- es un campo importante de cara al envejecimiento saludable, as como para el bienestar y la calidad de vida a lo largo de todo el ciclo vital. El funcionamiento social va asociado a la supervivencia y a la longevidad, a la salud fsica y mental, al funcionamiento cognitivo saludable, a la satisfaccin con la vida, al bienestar y a la calidad de vida. Segn datos de 2003, el 19,5% de las personas mayores de Andaluca par- ticipa en actividades de voluntariado. 330 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 04 Valoracin del trabajo de voluntariado de las personas. Ao 2006 Persona 65 aos 7.484.392 Personas 65 aos dedicadas a voluntariado 2,30% Total voluntarios 65 aos 172.141 Horas semanales de voluntariado 17 Total horas semanales de voluntariado al ao 2.923.528 PTETC 73.088 SMI anual 7.572,6 Valoracin econmica 553.467.752 Fuente: IMSERSO, 2008b: 137. Lo hacen mucho ms las mujeres ma- yores (23,9%) que los hombres (13,8%) (IMSERSO, 2008a: 97). Por otra parte, el papel de las asociacio- nes de personas mayores va ms all de la realizacin de actividades, tal como demuestra la experiencia de las Peque- as y Medianas Asociaciones (PYMAs) de personas mayores. En el anlisis de este sector asociativo en Andaluca realizado en 2008 se concluy que los mayores sa- ben que estas asociaciones contribuyen al bienestar social de mucha gente me- diante su oferta de servicios. Estn con- vencidos de que este movimiento asocia- tivo de mayores, aunque pequeo, tiene una gran importancia para la ocupacin del tiempo libre y el desarrollo de todo el colectivo: hay muchos mayores que encuentran en las sedes de las PYMAS un espacio donde entretenerse, relacionarse y obtener apoyo. Si no, quizs quedaran en casa aislados; mantenemos a las personas mayores activas, con las consecuencias que esto tiene en el bienestar de estas personas y en el ahorro de servicios de atencin. Ni ms, ni menos (OFECUM y CONFEMAC, 2008: 58).
De igual modo, tambin hay que reconocer la importancia, quiz menos evidente, de la red asociativa integrada por los andaluces y andaluzas que viven fuera de nuestra Comunidad. Estas asociaciones estn contribuyendo a que sus miembros reciban apoyo, confanza, solidaridad y no pierdan sus races e identidad de nacimiento. Y tambin son espacios de promocin de las relaciones intergeneracionales. El 51,7% de las personas de Andalu- ca con ms de 65 aos reconocan, en 2003, pertenecer a algn tipo de aso- ciacin o club especfco para personas mayores (IMSERSO, 2008a: 92). Es importante potenciar el asociacionis- mo y el voluntariado intergeneracional as como la contribucin en todas aque- llas actividades orientadas al bien comn, siendo ms enriquecedor que las asocia- 331 LBEA Captulo 04 ciones cuenten entre sus miembros con igualdad y equitatividad en cuanto al g- nero; hoy por hoy existe una tendencia a una mayor contribucin de las mujeres en este tipo de actividades. En parte pue- de ser por la natural tendencia que tiene la mujer a relacionarse y a conversar y por su experiencia en el cuidado de los dems, ya que socialmente se ha consi- derado que estn ms preparadas para ello. Es posible que ese sea el motivo por el que hay un mayor nmero de mujeres que se dedican al voluntariado relacio- nado con el cuidado de nios, mayores y enfermos. Sin embargo, hay asociaciones que promueven otro tipo de voluntaria- do como puede ser el medioambiental, y ah la afuencia de personas de gnero masculino es mayor. Estos repartos de ta- reas tienen que ir cambiando en la socie- dad. Hombres y mujeres se encuentran igualmente capacitados para realizar todo tipo de actividades de volunta- riado y no deberan ser encasillados en una u otra actividad en funcin del gnero. El 67,7% de los espaoles creen que las personas mayores contribuyen ms como voluntarias en organizacio- nes comunitarias y caritativas. Dentro de la Unin Europea este porcentaje alcanza, por trmino medio, el 78% (Portal Mayores, 2009b: 12). Por otro lado, las aportaciones que reali- zan las personas voluntarias no pueden suplir, bajo ningn concepto, a las propias de un puesto de trabajo. El voluntariado es una prctica social, til y necesaria, que ahorra muchos gastos a la socie- dad, en un marco de accin tico que hace posible que se sirva a los dems de forma desinteresada. El objetivo ge- neral del voluntariado de personas mayo- res consiste principalmente en fomentar la participacin activa de estas personas, en actividades de inters general, que re- percutan positivamente en la sociedad (Prez, Rubio y Musitu, 2007: 33). Habra que fomentar e informar ms a las personas mayores sobre el voluntariado, ya que an hay muchas que desconocen sus posibilidades y benefcios. Un 28% de las personas mayores residen- tes en Espaa estaran dispuestas a par- ticipar como voluntarias dentro de una asociacin para visitar a personas mayo- res dependientes. Por qu es voluntario slo el 8% de los mayores cuando el 28% est dispuesto a serlo? (UDP, 2009: 3). Se recomienda: 14 .- Promover y dar a conocer mejor a la sociedad la labor del voluntariado a lo largo de toda la vida, en general, y las aportaciones de las personas mayores voluntarias, en particular. g Hacer campaas divulgativas sobre las ventajas del voluntariado, y sobre cmo todos podemos realizar voluntariado a medida que envejecemos, con indepen- dencia de la edad y del sexo. 332 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 04 g Organizar formas de reconocimiento pblico de la labor voluntaria tales como la entrega de premios al trabajo que reali- zan las personas mayores por los dems. g Contribuir a la difusin y reconoci- miento de las Pequeas y Medianas Aso- ciaciones (PYMAs) sostenidas por perso- nas mayores. g Impulsar la implicacin en el movimien- to asociativo a lo largo de la vida y dar a conocer la aportacin de las personas ma- yores a travs de sus asociaciones. g Mejorar los procedimientos informati- vos para que las nuevas entidades de vo- luntariado sepan cmo conseguir ayudas institucionales. 2.2.2.- Personas mayores cuidadoras. La contribucin que realizan las perso- nas mayores al bienestar y a la econo- ma de la sociedad en la prestacin de cuidados es muy importante. Muchas personas mayores continan desarrollan- do actividades domsticas y de cuidados -dirigidas tanto a sus ascendientes mayo- res y a sus cnyuges, como a sus hijos y nietos- para las que no existe una edad de jubilacin. La solidaridad familiar es un elemento fundamental de la estruc- tura de nuestra sociedad. () Entre las personas mayores la prctica de la solida- ridad familiar ms realizada es el cuidado de los nietos/as. Existe un volumen muy importante de mayores que realiza estas tareas de apoyo. Entre las personas ma- yores que tienen nietos (92,4%), tres de cada cuatro (72,5%) declaran haber ayu- dado a sus hijos en su cuidado cotidiano, en la actualidad o anteriormente () El cuidado de los nietos y las tareas concre- tas que ello supone (acompaamiento al colegio o guardera, merienda) es una de las funciones que ms ocupa el tiempo de los mayores (Barrio, 2007: 88). El 19,9% de los mayores andaluces ayuda en la actualidad al cuidado de sus nietos mientras sus padres trabajan (20,7% de los hombres y 19,4% de las mujeres). El 45,1% lo realiza con una frecuencia diaria. El 39,3% lo ha hecho tambin con anterioridad, aunque ahora no lo realiza (Centro de Estudios Andaluces, 2006: 54).
Tambin existe una importante provisin de ayudas informales a otras personas por parte de los mayores. Un 30,7% declaran haber prestado ayuda en una o ms tareas a alguna persona cercana que debido a su estado de salud lo haya necesitado. Este tipo de ayuda se presta de manera informal, sin retribucin alguna (Barrio, 2007: 90). La ayuda fnanciera de padres y abuelos es muy importante para los jvenes cuando tratan de crear su propio hogar y familia: 89,1% de los espaoles (86,8% en Europa) estn de acuerdo (Portal Mayores, 2009b: 8).
333 LBEA Captulo 04 Naturalmente que, aunque en ocasiones resulte invisible, esta forma de contribuir de las personas mayores tiene tambin un claro valor econmico: El valor econmico del cuidado de nietos por parte de las personas de 65 y ms aos alcanza los 8.000 millones de euros, lo que representa el 0,8% del PIB y el 1,7% de la remuneracin de los asalariados totales de la economa (IMSERSO, 2008b: 143). El tiempo dedicado por las personas mayores al trabajo no remunerado den- tro del hogar interesa desde el punto de vista socio-econmico. Estas funciones aportan un elevado benefcio econmi- co, desde el momento en que las familias se ahorran tener que pagar por su realiza- cin. Este tipo de funciones actualmente sigue siendo infravaloradas y no recono- cidas socialmente. Este apoyo informal llega all donde las Administraciones no lo hacen y, al mismo tiempo, est aho- rrando muchos costes a la Administra- cin y a la sociedad en general. Por otro lado, partiendo de la premisa de que los abuelos/as constituyen una de las fguras de apego ms importantes en el desarrollo evolutivo de un ser humano, hay que tener en cuenta las consecuencias que para ese apego tienen los cambios del modelo de familia El voluntariado es una prctica social, til y necesaria, que ahorra muchos gastos a la sociedad Qu harn los jubilados de maana, en comparacin con los de hoy, en relacin con el asociacionismo y el voluntariado? 334 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 04 nuclear. Nos encontramos con familias monoparentales que viven a distancia geogrfca de los abuelos o que carecen de stos porque han fallecido. Y, en contrapartida, existen personas mayores sin hijos o sin nietos que viven con la aoranza de no haber podido desarrollar dicho rol. Las situaciones son diversas y las actuaciones al respecto han de serlo tambin; lo que importa al fn al cabo es aprovechar la disposicin de personas ms y menos envejecidas a establecer una relacin de apoyo y cuidado mutuo. La diferencia en cuanto al gnero en este tipo de actividades es digna de mencin: los cuidados estn ms relegados al m- bito de las mujeres. Su contribucin po- sibilita que estas personas mayores, que han sabido aprender de la vida, puedan transmitir a las nuevas generaciones orientaciones prcticas para optimizar su propio recorrido vital.
Las familias y la sociedad deben entender que si hay personas mayores que actan de cuidadoras es porque quieren realizar ese trabajo y no porque tengan la obligacin de hacerlo. Ya lo hemos dicho ms arriba pero conviene repetirlo: hay personas mayores que se encuentran en riesgo de estrs debido a la sobrecarga producida por los cuidados que tienen que dispensar. En defnitiva, hay que ofrecer mayor apoyo institucional a las personas que se dedican al cuidado de familiares, creando y aprovechando mejor las guarderas y centros especializados para personas mayores y personas discapacitadas.
Tambin es muy importante sealar la aportacin de las personas mayores en el mbito sanitario. Como se ha comen- tado, el tiempo que han dedicado al cui- dado de los dems, sobre todo ms en el caso de las mujeres, ha posibilitado que tengan experiencia en el campo de la salud, sobre todo, en el caso de en- fermedades ms comunes que, incluso, han podido padecer ellas mismas. Y as, contamos con muchas personas mayores -sobre todo en el medio rural- conoce- doras de remedios caseros para proble- mas de salud y que estn dispuestas a pasar sus conocimientos y experiencias a las futuras generaciones. Asimismo, es sabido que las personas mayores tienen un inters especial por la salud; les gusta ver programas de televisin relacionados con ese tema, suelen hablar con vecinos y amigos sobre los padecimientos que cada uno tiene, lo que les va dando una sabidura popular en temas de salud que sera necesario aprovechar.
Por ltimo, nos parece necesaria una alusin a un tipo de cuidados muy poco considerados: nos referimos al apoyo f- nanciero que prestan las personas, con- forme envejecen, a las generaciones ms jvenes. En Espaa, 9 de cada 10 entre- vistados admiten que la ayuda fnanciera de padres y abuelos es importante para los adultos jvenes a la hora de que estos se decidan a crear un hogar y una familia 335 LBEA Captulo 04 propios (The Gallup Organisation, 2009). De modo orientativo nos referimos a dos de las conclusiones de una encuesta rea- lizada en el conjunto de Espaa acerca de la solidaridad intergeneracional en las familias en tiempos de crisis:
g la ayuda econmica directa que los abuelos/as ofrecen a sus hijos e hijas/nie- tos y nietas ha aumentado a consecuen- cia de la crisis en un 4702%. Este aumen- to se refeja en todos los grupos de edad de las familias, siendo los padres de entre 36 y 46 aos en los que ms incidencia ha tenido este aumento (Asociacin Edad Dorada, 2009: 5).
g La ayuda econmica que los abuelos y abuelas prestan a sus hijos e hijas/nietos y nietas se materializa en primer lugar en apoyo para llegar a fn de mes (3493%), seguido de ayudas para el pago de presta- mos hipotecarios o al consumo (17,96%), y de compra de alimentacin o vestido (16,57% y 12,57%, respectivamente) (Aso- ciacin Edad Dorada, 2009: 6). Se recomienda: 15 .- Mejorar las medidas de conciliacin de la vida laboral y familiar para que las per- sonas cuidadoras puedan envejecer de modo activo. g Realizar estudios sobre el trabajo no remunerado y las diversas aportaciones al bienestar de la sociedad que hacen las personas cuidadoras a lo largo de su ciclo vital. g Concienciar a las familias de que la labor de apoyo y cuidado que realizan las personas mayores no puede ser impuesta. Las personas mayores tienen derecho a vivir su propia vida, y a realizar sus planes y proyectos. g Aumentar el apoyo institucional a las personas que se dedican al cuidado de familiares, con la creacin de ms guarde- ras y centros especializados para perso- nas mayores y personas discapacitadas. g Facilitar la existencia de programas in- tergeneracionales en los que se vincule afectivamente a nios de guardera con personas mayores necesitadas para que puedan realizar conjuntamente progra- mas y actividades. g Poner en marcha actividades de voluntariado mediante las que personas con mejor estado de salud presten apoyo a otras en situacin de dependencia. g Cambiar las expectativas sociales hacia el rol de la mujer como cuidadora abnegada a costa de su propia salud y bienestar. 336 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 04 2.2.3.- Apoyo a la insercin laboral Necesitamos activar los recursos y potenciales de las personas mayores. Existen muchas posibilidades de in- crementar la calidad de vida a travs de la participacin social, ya sea me- diante el voluntariado o por medio de nuevos formatos de trabajo respetuo- sos con la edad que eviten la margina- cin de las personas mayores sin poner bajo una presin indebida a quienes no pueden vivir segn los estndares de actividad pero permitiendo conti- nuar en el trabajo una vez superada la edad de jubilacin obligatoria a quie- nes sean capaces y as lo quieran (Fer- nndez-Ballesteros et al., 2009: 49).
La falta de formacin y conocimiento de
ofcios o trabajos por parte de las perso- nas jvenes difculta su acceso al merca- do de trabajo y la creacin de negocios. Algunas de las personas mayores que han terminado su ciclo laboral estn en disposicin de formar o asesorar a personas ms jvenes, contribuyendo, por ejemplo, a conservar ofcios arte- sanales u otras actividades en vas de desaparicin. Asimismo, tambin las personas profesionales cualifcadas, ju- biladas y prejubiladas, pueden ofrecer de forma altruista su experiencia ase- sorando a otras personas menos favo- recidas, como desempleados, mujeres con escasa formacin e inmigrantes. El programa Seniors de la Fundacin Andaluca Emprende: ejemplo de con- tribucin (http://www.a-emprende.net ) El programa Seniors de tutoras es- pecializadas, que la Junta de Andalu- ca puso en marcha en septiembre de 2007, tiene como fnalidad propiciar que empresarios con una extensa tra- yectoria profesional y empresarial vuelquen todos sus conocimientos, habilidades y contactos en apoyar a jvenes empresarios. Desde su puesta en marcha en 2007 se ha autorizado a un total de 511 empresas, que han ge- nerado 2.677 empleos. Estas frmas, que han recibido aseso- ramiento estratgico y fnanciero por parte de 156 empresarios seniors (ex Algunas de las personas mayores que han terminado su ciclo laboral estn en disposicin de formar o asesorar a personas ms jvenes 337 LBEA Captulo 04 directivos y ejecutivos jubilados o pre- jubilados), estn promovidas por 793 socios trabajadores y han generado un total de 2.677 puestos de trabajo. De todos los tutores el 49,31% perte- necen a los sectores de la banca y ac- tividades fnancieras, industria, inge- niera y consultora. El potencial de personas mayores en sabi- dura y conocimiento debe aprovecharse: pueden aportar al mundo del trabajo un importante bagaje de experiencia y pro- ductividad. Las empresas actuales tienen ante s un gran reto: aprovechar los bene- fcios de la convivencia multigeneracio- nal que permite aunar talento e ilusin juvenil y experiencia de las personas de ms edad.
Por otro lado, la experiencia de los aos sirve no slo a nivel profesional sino tambin a nivel humano y personal. Las personas mayores tienen un bagaje cultural lleno de vivencias e historias que slo el paso de los aos permite tener. Es importante por ello que empresas e instituciones cuenten con las personas mayores, que les pidan su apoyo. Se recomienda: 16 .-Implicar a las personas con experiencia de trabajo en cualquier sector para que, a medida que envejecen, contribuyan a la insercin laboral de otras personas. g Promover, especialmente en ncleos rurales, que personas mayores con expe- riencia formen a jvenes en vas de acce- der al mercado de trabajo. g Ampliar a otros sectores de la econo- ma iniciativas como el programa Seniors de la Fundacin Andaluca Emprende. g Introducir en Andaluca los modelos internacionales de formacin de personas para su transicin ocupacional, a medida que envejecen, desde el sector lucrativo al sector no lucrativo. 2.2.4.- Las personas mayores como difusoras de la cultura, de la lectura y de las tradiciones El potencial humano y profesional de las personas mayores, jubiladas o no, es un valor a tener en cuenta; estas per- sonas pueden convertirse en difusoras de la cultura implicndose en activi- dades relacionadas con el patrimonio cultural de su ciudad, y permanecien- do as activas y tiles a la sociedad a la que pertenecen. Adems, de esta forma se potencia el establecimiento de relaciones intergeneracionales positivas cuando, por ejemplo, personas mayores colaboran con los museos como guas voluntarios y ensean las exposiciones a nios, jvenes y familias. Aunque se pueda pensar que este ltimo tipo de actividad quizs vaya dirigido a personas mayores con un cierto nivel 338 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 04 educativo y cultural y que a la persona voluntaria le puede preocupar si tiene la adecuada preparacin para poder mostrar los contenidos, en realidad, una vez superados los primeros encuentros con los visitantes del museo, la actitud es completamente distinta: la confanza en ellos mismos, el convencimiento de ir por buen camino y la posibilidad de llegar a obtener la ms completa preparacin son argumentos ms que sufcientes para poder sentir la necesaria seguridad y hasta la satisfaccin que ofrece un objetivo logrado (Bordej, 2003: 4-5). La mayora de los voluntarios que se implican en estas tareas no estaban involucrados en otras similares y, por tanto, con esta contribucin social y cultural inician una nueva etapa en sus vidas (Bordej, 2003: 5). En cuanto a la lectura, la Consejera de Cultura ha puesto en marcha el Observatorio de la Lectura con el fn de ir tomando el pulso de manera permanente a la evolucin de los hbitos lectores de andaluces y andaluzas. Este Observatorio cuenta ya en estos momentos con un barmetro que nos permite una primera aproximacin a esta realidad a travs de datos ciertamente preocupantes: nuestra Comunidad Autnoma se situara cuatro puntos por detrs de la media del resto de Espaa en cuanto a hbitos lectores, siendo tambin menor el uso de la red de bibliotecas o la compra de libros (Consejera de Cultura, s.f.). Las personas mayores pueden contribuir a la difusin de la lectura a travs de programas determinados tales como clubes de lectura, campaas de lecturas, cuentacuentos en colegios, etctera.
Y, por ltimo, en cuanto a las tradicio- nes, hay que aprender a respetarlas y eso signifca aprender a respetar un patrimonio heredado de las personas de ms edad, con todo lo que ello im- plica de enriquecimiento en valores. Esto tambin se puede difundir a tra- vs de un voluntariado en el que se ex- plique a los ms jvenes costumbres y tradiciones de su localidad; este volun- tariado puede suponer un intercambio de arte, cultura, saberes y tradiciones muy enriquecedor para ambas partes. Se recomienda: 17 .- Aprovechar ms y mejor el papel de las personas mayores como fuentes de cultura contando con ellas en programas de voluntariado cultural para la difusin y transmisin del patrimonio andaluz. 2.3. - ELIMINACIN DE OBSTCULOS PARA PODER CONTRIBUIR MEJOR A MEDIDA QUE SE ENVEJECE Si el trabajo y el voluntariado se pre- sentasen de modo ms atractivo como opciones en la fase ms avanzada de la vida, muchas personas se implicaran. El nmero de personas mayores que 339 LBEA Captulo 04 fnalmente trabajaran o realizaran voluntariado depender tanto de lo atractivo de las opciones de trabajo o de voluntariado como del conjunto de posibilidades alternativas existentes (Bass, Caro y Chen, 1993: 12-13). Uno de los factores que ms coarta la contribucin a la sociedad de las per- sonas a medida que envejecen es el aislamiento y la falta de seguridad que sufren, sobre todo, aquellas personas mayores que se encuentran en situa- ciones ms vulnerables, como puede ser el caso de algunas mujeres que viven solas en el medio rural, personas inmi- grantes, personas discriminadas por su identidad sexual o quienes pertenecen a minoras tnicas, por nombrar tan slo unos ejemplos. Pudiera ser que necesiten atencin especial porque las personas mayores que se sienten solas y padecen la soledad tienen ms probabilidad de vivir en la pobreza, tener mala nutricin y sentirse deprimidas. La pobreza y la precariedad econmica se traducen en la incapacidad para cubrir las necesidades y gastos bsicos. Este hecho evidente co- loca a una parte de las personas mayores en una situacin de imposibilidad o de clara desventaja a la hora de plantearse qu posibilidades reales tienen de enve- jecer con dignidad. Asimismo, hay que continuar trabajando para conseguir la igualdad de oportunidades para hombres y mujeres en la ocupacin de puestos de trabajo y en asegurar que unos y otras per- ciban las mismas retribuciones de modo que cuando llegue el momento de la jubi- lacin accedan a iguales pensiones. Los potenciales obstculos para la participacin social en igualdad de las personas mayores incluyen la pobreza, la mala salud, los bajos niveles educa- tivos, la falta de transporte, el acceso a los servicios y la discriminacin por edad (UNECE, 2009a: 2). Por otro lado, si segn los estudios demo- grfcos se sabe que las mujeres tienen una mayor esperanza de vida y un riesgo ms alto de encontrarse en situacin de soledad y/o dependencia, habra que tra- bajar con ellas de modo preventivo (con campaas de autoayuda y otros progra- mas), prestando especial atencin a las mujeres mayores y discapacitadas que vi- ven en el mbito rural. Slo si existe esta prevencin podremos lograr que estas mujeres puedan seguir contribuyendo.
Para favorecer la contribucin de las per- sonas mayores que viven solas se pro- pone la implantacin y extensin, en las viviendas, de sistemas informticos que permitan el acceso telemtico a deter- minados servicios de ocio, formacin o teleasistencia que minimicen la soledad y el aislamiento de las personas que vi- ven solas. En este sentido, contamos en Europa con una interesante experiencia pionera denominada Work4homes y que comprende la gestin de un amplio par- que de viviendas en Francia, Alemania y Reino Unido que han incorporado tecno- loga propia de la sociedad de la informa- cin para que el envejecimiento activo est ms al alcance de sus inquilinos. De- bemos aprender de estas experiencias 340 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 04 para introducir en Andaluca sus mejores prcticas y resultados. Por otro lado, para que las personas ma- yores no encuentren obstculos a la hora de contribuir a la sociedad deben contar con viviendas accesibles, sin barreras ar- quitectnicas que les difculten el libre contacto con el exterior. En Andaluca, existe un programa del Plan Concertado de Vivienda y Suelo (2008-2012) denomi- nado Rehabilitacin Singular cuyas actua- ciones se centran, fundamentalmente, en la instalacin de ascensores en comu- nidades que carecen de esta instalacin. Tambin contamos con un programa de Adecuacin Funcional Bsica de Viviendas cuyo objetivo es la concesin de ayudas destinadas a mejorar la seguridad y la adecuacin funcional de las viviendas que constituyan residencia habitual de personas mayores o con discapacidad. Con todo, las viviendas son tan slo un caso, sin duda relevante, de cmo los en- tornos fsicos pueden permitir o impedir, alentar o difcultar que las personas siga- mos contribuyendo a medida que enve- jecemos. En el fondo, lo que deberamos promover es la introduccin generaliza- da de la cultura del diseo universal, para todos, cuyo objetivo es hacer fcilmente accesible a cualquier persona el uso de objetos y espacios necesarios para la rea- lizacin de las actividades de la vida. Se recomienda: 18 .- Realizar estudios sobre los obstculos que difcultan que las personas puedan contri- buir en sus entornos, en su comunidad y en la sociedad a medida que envejecen, y proponer soluciones para eliminar di- chos obstculos. g Atender, desde centros de personas mayores, asociaciones y Administracio- nes los problemas concretos que impi- dan la contribucin a la sociedad de las personas en situacin de vulnerabilidad. g Fomentar la contribucin a la sociedad de las personas mayores en situacin de vulnerabilidad y valorar la importancia de sus reivindicaciones. g Facilitar recursos fnancieros adecua- dos a las personas mayores que, por falta de los mismos, no pueden contribuir a la sociedad como el resto de ciudadanos. 2.4.- LAS PERSONAS MAYORES Y LA ECONOMA: VIVIENDA Y CONSUMO El uso de la vivienda tiene un gran prota- gonismo en la economa de las personas mayores debido, sobre todo, a las fuertes revalorizaciones inmobiliarias de los lti- mos aos, actualmente en declive. El por- centaje de personas mayores que tienen una vivienda en propiedad es muy alto, lo que, en teora, compensa en cierta me- dida las bajas pensiones que perciben de la Seguridad Social. En Andaluca, un 86,54% de la poblacin mayor de 65 aos y un 67,65% de la poblacin con una edad 341 LBEA Captulo 04 comprendida entre los 50 y los 64 aos son propietarios sin pagos pendientes de su vivienda frente a un 25,03% de las personas del intervalo 18 a 34 aos y un 36,78% de las personas entre los 35 y los 49 aos (ESECA, 2009: 49). Como vemos, en Andaluca se tiene muy arraigado el concepto de vivienda en propiedad, sobre todo en el caso de las personas mayores, muy al contrario de lo que ocurre en otros pases europeos, en donde el nmero de personas que viven en alquiler es muy superior. Por lo tanto, se dispone de un bien patrimonial que podra compensar en cierta medida el d- fcit de las pensiones, al no tener que pa- gar una mensualidad por la vivienda y en un futuro poder disponer de ella para su venta, si fuese necesario. Sin embargo, en la prctica, resulta difcil poder afrmar que ambos datos conduzcan siempre automticamente a una mejor situacin econmica. Parece razonable el supues- to de que, por diferentes circunstancias, las personas mayores tienen difcultades apreciables para mantener las viviendas y su equipamiento en condiciones ade- cuadas. La insufciencia de las pensiones, en algunos casos, y las carencias fsicas y relacionales, en otros, constituyen impor- tantes barreras para que las personas ma- yores, sobre todo las de edad ms avan- zada, mantengan unos niveles mnimos de adecuacin de sus viviendas (Ayala y Sastre, 2007: 223).
De nuevo, este tipo de problemas pueden ser ms graves cuando se trata de personas mayores que viven solas. Por lo tanto, tenemos que aumentar los esfuerzos para que las viviendas sean accesibles de modo que no se conviertan, con el envejecimiento de quienes las habitan, en obstculos para el contacto de la persona mayor con el mundo exterior. En ese sentido, hay que mencionar la reciente publicacin del Decreto 293/2009 por el que se aprueba el Reglamento que regula las normas para la accesibilidad en las infraestructuras, el urbanismo, la edifcacin y el transporte en Andaluca, normativa que demuestra el inters de la administracin andaluza en promover la accesibilidad universal y el diseo para todas las personas. Este decreto actualiza los parmetros dimensionales y tcnicos de acuerdo con las condiciones bsicas estatales y las innovaciones tcnicas, tomando como referencia la Ley 1/1999 de Andaluca. En el mbito estatal, se ha publicado recientemente el Real Decreto 173/2010, de 19 de febrero, por el que se modifca el Cdigo Tcnico de la Edifcacin, aprobado por el Real Decreto 314/2006, de 17 de marzo, en materia de accesibilidad y no discriminacin de las personas con discapacidad (BOE n 61, de 11 de marzo de 2010) y que desarrolla los parmetros a contemplar en los edifcios e instalaciones para dotarlos de accesibilidad. Asimismo, es interesante mencionar que se ha publicado en el mismo Boletn Ofcial del Estado, la Orden 342 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 04 561/2010, de 1 de febrero, por el que se desarrolla el documento tcnico de condiciones bsicas de accesibilidad y no discriminacin para el acceso y utilizacin de los espacios pblicos urbanizados, de mbito estatal y de carcter bsico.
El tipo de alojamiento de viviendas tuteladas ha crecido muchos en pases de la Unin Europea como pueden ser Holanda, Alemania y Gran Bretaa, donde llevan aos funcionando. En nuestro pas, aunque aumenta el inters y la demanda, sigue siendo un proyecto a desarrollar. Las viviendas tuteladas suponen un nuevo recurso social. Estn destinadas al alojamiento permanente de personas mayores que tienen un adecuado nivel de autonoma personal, tanto fsica cmo psquica, pero que presentan difcultades para poder seguir residiendo en su domicilio habitual. Es preciso llevar a cabo una labor de coordinacin de las iniciativas pblicas y privadas a este respecto, permitiendo incluir, ya sea en los planes de vivienda estatal y autonmicos o en los programas de atencin social a las personas mayores de cada Administracin Pblica, medios precisos para conseguir que la adecuacin y el acceso de la persona mayor a una vivienda digna sea una realidad.
Por otro lado, las personas que reciben una pensin, aunque sea mnima, dis- ponen de una cierta seguridad material. En ocasiones, y ms an en un contexto de crisis econmica, esto les convierte en potenciales consumidores para em- presas sin escrpulos, con comerciales agresivos, que se aprovechan de la si- tuacin abordando a la persona mayor y hacindole creer en la necesidad de ad- quirir ciertos productos. En estos casos se instrumentaliza a las personas mayo- res, que son tratadas nicamente como un nuevo sector de mercado del que be- nefciarse colocndole bienes y servicios especfcos para personas de ms edad. Debemos hacer ms esfuerzos para concienciar a la poblacin de la necesi- dad de practicar un consumo informa- do, razonable y responsable conforme se envejece. tenemos que aumentar los esfuerzos para que las viviendas sean accesibles de modo que no se conviertan,... en obstculos para el contacto de la persona mayor con el mundo exterior 343 LBEA Captulo 04 Las personas mayores no deberan pres- tarse a aparecer en los medios de comu- nicacin como simples destinatarios de productos exclusivos para mayores sino tambin de productos familiares y para todas las edades. sta sera una forma de evitar la acentuacin de estereotipos dainos que convierten a las personas mayores en un colectivo ms bien desco- nectado del conjunto de la sociedad. Se recomienda: 19 .- Promover formas de convi- vencia y de residencia alterna- tivas a las actuales (acompa- amientos, apadrinamientos, viviendas compartidas, pisos tutelados, residencias auto-gestionadas por personas mayores, edifcios intergeneracionales, etctera) que faciliten el acceso de las personas a viviendas en mejores condiciones, ms adecuadas tanto para envejecer el mayor tiempo posible en el propio domicilio si as se desea, como para facilitar el uso de los espacios pblicos a todas las personas a medida que envejecen. g Aumentar los esfuerzos para que vi- viendas y espacios pblicos sean accesi- bles y con el envejecimiento no se con- viertan en obstculos para el contacto de la persona con el mundo exterior. g Estudiar el sistema general de espacios libres pblicos en los Planes Generales de Ordenacin Urbanstica, para facilitar su uso a toda la poblacin; realizar, en espe- cial, un estudio de las condiciones y carac- tersticas a contemplar en el diseo de es- tos espacios para las personas mayores. 20 .- Organizar acciones (en sin- tona con los instrumentos de proteccin jurdica expuestos en el Captulo II de este Libro Blanco) destinadas a concienciar a la poblacin andaluza de la necesidad de practicar un consumo informado, razonable y respon- sable conforme se envejece. En Andaluca, el 78,20% de las perso- nas con una edad de 18 a 34 aos y un 78,52% de las personas de 50 a 64 aos confrman la existencia de reas ldi- cas en su entorno frente a un 67,54% de las personas mayores de 65 aos (ESECA, 2009: 44). 2.5. - LA APORTACIN DE LAS PERSONAS MAYORES A LA MEJORA DEL MEDIO AMBIENTE Las personas mayores perciben los problemas ambientales como el segundo tipo de problema ms importante en Andaluca (Consejera de Medio Ambiente, 2008). Ms en concreto, para las personas mayores los problemas ambientales ms graves en Andaluca son los incendios forestales, seguidos de la falta de agua y de la contaminacin de las playas y mares. A nivel global, el problema ambiental ms grave que perciben las personas mayores es el cambio climtico.
344 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 04 Al mismo tiempo, algunos estudios revelan que las personas mayores tienden a mostrar menos preocupacin e inters por los temas medioambientales y en general son ms reacias a las acciones proambientales que las personas ms jvenes (Echevarrn, 2009: 6, 26); de hecho, un 30% de las personas mayores de 65 aos se defne a s misma como muy poco ambientalista. Entre las razones principales para ello se encontraran la falta de educacin y de informacin sobre las cuestiones de ecologa y medio ambiente (Echevarrn, 2009: 7). De ah que si se considera conveniente que aumente la participacin e inters de las personas mayores en estas cuestiones vamos a tener que desarrollar campaas de sensibilizacin adecuadas.
Desde las organizaciones de mayores, el medio ambiente se percibe como un entorno descrito desde una visin histrica y en clave socio-econmica. Supone un tema de inters, aunque muchas de las asociaciones no se han planteado iniciativas en este mbito por difcultades propias que no han sabido o podido superar: prioridades, desconocimiento, desinformacin o, en algn caso, falta de inters de su masa social. Las organizaciones, en general, tienen excelentes relaciones con el entorno social e institucional, pero no suelen trabajar en red o cooperar con otras entidades para el desarrollo de proyectos conjuntos; apoyan actuaciones de otras entidades pero no existe una verdadera cooperacin asociativa en este sector. De todas formas, existen experiencias concretas muy positivas de proyectos de educacin ambiental y de voluntariado ambiental en redes locales. Los temas ambientales que ms interesan a las personas mayores son conceptos bsicos ambientales y educativo-ambientales, temas vinculados con el medio ambiente urbano, rural y natural (Consejera de Medio Ambiente, 2009).
Por lo tanto, las personas mayores, a pesar, en algunos casos, de la falta de formacin, informacin y cultura am- biental, realizan un papel clave y acti- vo en las asociaciones ambientalistas y de voluntariado ambiental. El afn de estas personas de seguir siendo activas supone una fortaleza que no se puede desaprovechar en nuestro esfuerzo por la mejora del medio ambiente. Las per- sonas de ms edad constituyen un sector social demandante de iniciativas proam- bientales y, en consecuencia, deberamos organizar las actividades de informacin, sensibilizacin y participacin necesarias sobre los temas medioambientales que ms les interesan. As, las personas ma- yores podran aportar al medio ambiente y a la sostenibilidad sus experiencias, su sabidura, su tiempo, su capacidad para aplicar a la vida cotidiana y asociativa los conocimientos medioambientales que tienen y una aproximacin afectiva al tema. 345 LBEA Captulo 04 Se recomienda: 21 .- Desarrollar mtodos y esce- narios de educacin ambien- tal especfcamente adapta- dos a las necesidades y caractersticas de las personas segn su grado de envejeci- miento. g Organizar acciones medioambienta- les centradas en la persona mayor -en la vindicacin y dignifcacin de su papel social-, con ritmos de trabajo dinmicos pero no exigentes, con un peso impor- tante de las actividades al aire libre, que combinen ocio y educacin y que estn orientadas hacia la prctica. g Fomentar la aportacin de las personas mayores al medio ambiente mediante su experiencia, sabidura, tiempo y aproximacin afectiva. g Ofrecer espacios de encuentro y promover la participacin, a lo largo de todo el ciclo vital, de todas las entidades y personas en el proceso de mejora de las condiciones ambientales. Que las personas mayores participen activamente cobra una especial rele- vancia para el conjunto de la comuni- dad. Desde la ptica de una sociedad intergeneracional, diversa y cohesio- nada, se entiende y defende que todo grupo social contribuye a equilibrar y enriquecer una sociedad. En este sen- tido las personas mayores aportan experiencia, conocimientos, madurez y perspectiva temporal en el anlisis, elementos cruciales para sociedades como las nuestras que se caracterizan por estar inmersas en una dinmica de continuos y rpidos cambios (Mart- nez, 2006: 53-54). 3.- ENVEJECER INNOVANDO. PARTICIPAR Y CONTRIBUIR SIGNIFICA INNOVAR No se puede afrontar el envejecimien- to de la poblacin mediante la bs- queda de inexistentes soluciones que lo hagan desaparecer, sino que son necesarios planteamientos innovado- res de adaptacin. La vejez de maana ser distinta de la de hoy y los proble- mas claves pueden no surgir donde se esperan. Se atribuye una gran impor- tancia a los aspectos econmicos, pero tambin van a aparecer problemas so- ciales complicados e inditos, aunque no imprevisibles. La integracin social de un colectivo, cada vez ms numero- so, sin empleo remunerado pero con recursos econmicos y buenas condi- ciones fsicas (al menos entre los 10 a 15 primeros aos de la jubilacin), for- ma a la vez parte del problema y de su solucin, por la enorme contribucin a la sociedad que pueden aportar las personas de ms edad (Fernndez Cordn, 2007: 9). 346 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 04 3.1.- EL ENVEJECIMIENTO ACTIVO, MOTOR PARA LA INNOVACIN La vejez, la longevidad, no debera verse como un problema sino como una opor- tunidad y un reto -un reto para todos: para las personas que envejecen, para su familia y para nuestra sociedad-. No deberamos preguntarnos nicamente por los problemas y dfcits del envejeci- miento y la vejez. () Tenemos que pre- guntarnos, tener los ojos abierto e iniciar investigaciones sobre los nuevos poten- ciales de las personas mayores y tambin por las competencias y los nuevos po- tenciales de las personas muy mayores (Lehr, 2007: 9). El envejecimiento activo no es algo nue- vo, pero s lo es el esfuerzo de todos para hacer que esta forma de envejecer sea accesible y posible para el conjunto de la poblacin andaluza. Adems, la partici- pacin y la contribucin al bien comn propias del envejecimiento activo son en s mismas fuente de innovacin en la medida en que ayudan a construir una sociedad donde envejecer ms y, sobre todo, mejor. Nunca antes enve- jecer haba sido posible para tantas personas; ahora tratamos de que ese envejecer vaya acompaado de bien- estar general para todas las personas y todas las comunidades, a lo largo de toda la vida. Necesitamos difundir el mensaje de que envejecer de modo activo, con sus pros y sus contras, es un desafo y una oportunidad al alcance de todos y todas, no slo de las personas de ms edad. Y habr que explicar con claridad qu signifca envejecer activamente y cmo se hace; y, lo que es ms importante, entre todas las personas hay que inventar cmo llevar a la prctica en los pueblos y ciudades de Andaluca este particular modo de envejecer. Ya hemos dicho que los actuales Centros de Da de Personas Mayores pueden aportar mucho en ese sentido como espacios de promocin y prctica del envejecimiento activo. Pero hay que ir ms all, dado que las formas de envejecer bien son muy diversas; necesitamos hacer un esfuerzo transversal de modo que el apoyo al buen envejecimiento se aborde desde todos los mbitos de la sociedad y en todos sus espacios y no nicamente en aqullos que en la actualidad se ocupan de las personas de ms edad. Ha llegado el momento de explorar la relacin entre envejecimiento y creatividad: el buen envejecimiento del futuro va a ser distinto pero tenemos que inventarlo desde el presente, desde hoy. En relacin con el desarrollo de las polticas de envejecimiento de la regin europea de Naciones Unidas, todos los Estados necesitarn mucho 347 LBEA Captulo 04 ms conocimiento con respecto a las necesidades y exigencias de las poblaciones de ms edad y las opciones disponibles, ya que el auge de la ancianidad se afanza. Se necesitarn soluciones adaptadas a los usuarios y basadas en estudios de investigacin para introducir innovaciones sociales y tcnicas a una escala masiva, no slo en lo que se refere a productos y sistemas para la discapacidad y la rehabilitacin, y no slo innovaciones en materia de prevencin y asistencia, sino tambin innovaciones que les permitan una mejor participacin, un nivel de vida mayor y una mejor calidad de vida a los ciudadanos mayores cada vez ms activos (Taipale, 2008: 200). Se recomienda: 22 .- Invitar a todos los organis- mos, entidades y profesio- nales que estn realizando experiencias de envejecimiento activo o que puedan contribuir al desarrollo de las mismas a innovar y mejorar esas ex- periencias. g Organizar campaas de explicacin y promocin del envejecimiento activo. La promocin del envejecimiento activo es ciertamente la respuesta ms inteligente a la revolucin demogrfca que supone un mundo envejecido (Fernndez, 2009: 232). g Introducir en el currculum de la educacin obligatoria contenidos que aborden el envejecimiento activo. g Reconocer, potenciar y renovar la labor de apoyo al envejecimiento activo que realizan los Centros de Da de Personas Mayores e introducir en ellos nuevas acciones intergeneracionales e interculturales. Hay una importante ausencia de re- fexin o una concepcin muy limitada [tanto por parte de los profesionales como de las personas mayores] sobre el concepto de envejecimiento activo (Bermejo y Miguel, 2008: 17). 3.2.- LA INTERGENERACIONALIDAD, PARTE FUNDAMENTAL DE LA INNOVACIN
Ya lo hemos dicho: envejecer bien es cosa de todas las personas. Por tanto, el envejecimiento activo necesita de la colaboracin de todos, por encima de los habituales criterios de agru- pamiento social: edad, sexo, hbitat, nivel de estudios, clase social o etnia. Siendo obvio que las diferencias entre unas personas y otras existen, necesi- tamos que esas diferencias no nos con- duzcan a percibirnos como contrarios en un asunto que a todos nos interesa: vivir ms tiempo pero, sobre todo, vivir mejor. La intergeneracionalidad nos plantea precisamente que el contacto, el inter- cambio y la solidaridad entre todas las 348 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 04 generaciones tienen resultados posi- tivos a la hora de envejecer de forma activa. El mantenimiento de la solidaridad in- tergeneracional es un factor importante en un enfoque moderno del envejeci- miento activo. Este factor signifca tanto equidad entre las generaciones como la oportunidad de desarrollar actividades que abarquen a las distintas generacio- nes. El envejecimiento activo es interge- neracional: se refere al futuro de todos y no slo al de las personas mayores. Todos somos parte interesada en esta tarea por- que todo el mundo quiere vivir una vida larga y saludable (Walker, 2006: 85). Los programas intergeneracionales ayudan a construir cohesin social y a crear un entorno inclusivo que permite a las personas mayores participar al mximo de todas sus capacidades.
Pero la intergeneracionalidad no slo es relevante para el envejecimiento activo en el contexto extra-familiar sino tambin dentro de las familias: La implicacin social en instituciones sociales valiosas como la familia contribuye a dar una sen- sacin de signifcado a la vida que con- duce a un incremento de la longevidad. () los roles familiares y parentales son importantes factores de prediccin de la supervivencia de los padres mayores. El reconocimiento del importante papel de los familiares mayores por parte de los hi- jos y de la familia extensa puede reforzar sus sentimientos de utilidad, dependen- cia mutua y pertenencia, y puede actuar sobre su supervivencia mediante meca- nismos fsiolgicos que an no compren- demos (Zunzunegui, Bland, Snchez y Otero, 2009: 358). El aprendizaje intergeneracional salva las diferencias de edad, mejora la transmisin de los valores culturales y fomenta la vala de todas las edades. Los estudios sobre el tema han demostrado que los jvenes que aprenden con personas mayores tienen actitudes ms positivas y realistas con respecto a las generaciones de ms edad y aceptan mejor el declive funcional. Este hecho es especialmente importante, por ejemplo, en el aprendizaje y utilizacin de las nuevas tecnologas. Las personas jvenes empujan fuerte en el mercado laboral, la preparacin es superior a la que tenan las generaciones anteriores, pero al mismo tiempo les falta la experiencia de las personas mayores. A este respecto, las empresas de hoy tienen como principal misin y desafo la convivencia entre el talento juvenil y la experiencia de los mayores.
La ventaja evolutiva que presenta la nueva generacin por la adaptacin de su cerebro a la tecnologa digital puede producir una especie de brecha mental, para salvar esto ser necesario ayudar a la juventud a aprender a potenciar sus destrezas interpersonales, y ensear a los mayores a poner a punto sus destrezas 349 LBEA Captulo 04 tecnolgicas. Ambas generaciones han de conservar y mejorar su capacidad de po- der hablarse cara a cara, de entender las seales sutiles no verbales que se emiten en una conversacin, y de crear formas empticas de relacionarse entre s, de forma autnoma. De este modo mejora- remos las habilidades de relacin social y frenaremos la sobrecarga tecnolgica que padece la juventud y que est disminu- yendo sus habilidades empticas. El alargamiento de la vida junto con la necesidad de dar la oportunidad de seguir ocupados laboralmente durante ms tiempo a quienes lo deseen est trayendo consigo que los lugares de trabajo sean cada vez ms multigeneracionales. Sin embargo, estamos poco acostumbrados a ello. Necesitamos refexionar sobre el tema e inventar una nueva cultura que aproveche el potencial de las relaciones intergeneracionales en los lugares de trabajo.
En defnitiva, necesitamos nuevas formas de solidaridad y apoyo mutuo interge- neracional: Los cambios demogrfcos estn modelando una nueva sociedad, y se acelerarn a partir de 2010: cada vez habr menos jvenes y adultos, cada vez habr ms trabajadores de edad, ju- bilados y ancianos. Nuestras sociedades debern inventar nuevas vas para valo- rizar el potencial de crecimiento que re- presentan las jvenes generaciones y los ciudadanos de edad ms avanzada. Ser necesario que todos los agentes contri- buyan a gestionar estos cambios: deben desarrollarse nuevas formas de solida- ridad entre las generaciones, hechas de apoyo mutuo y transferencia de compe- tencias y experiencias (Comisin de las Comunidades Europeas, 2005: 7). Se recomienda: 23 .- Proponer y ejecutar nuevas formas de mejorar las relacio- nes intergeneracionales en el mbito familiar, en el comunitario y en los distintos espacios productivos. g Fomentar los programas y los centros intergeneracionales como medios para aprovechar al mximo la participacin y las contribuciones de las distintas generaciones. g Reorganizar la estructura de las Administraciones de modo que se facilite el encuentro y la colaboracin entre personas de distintas generaciones a la hora de atender sus necesidades mediante polticas y programas. g Posibilitar que las personas mayores contribuyan a la prestacin de servicios actualmente dedicados a la atencin a la infancia y a la juventud, y viceversa. g Poner en marcha experiencias innova- doras para un mejor aprovechamiento de los lugares de trabajo multigeneracionales. 350 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 04 3.3. EL ENVEJECIMIENTO ACTIVO, FUENTE DE DESARROLLO E INNOVACIN ECONMICA El envejecimiento de la poblacin puede incluso constituir una gran oportunidad para incrementar la com- petitividad de la economa europea. Es necesario ofrecer a los agentes eco- nmicos europeos las mejores con- diciones para aprovechar esas opor- tunidades que ofrecen los cambios demogrfcos en trminos de crea- cin de nuevos mercados para bienes y servicios de unos clientes de ms edad. Un primer paso en esa direccin sera, sin duda, animar a los agentes econmicos a incluir el fenmeno del envejecimiento en sus estrategias de innovacin. Esto afecta a numerosos mbitos, como las tecnologas de la informacin y de la comunicacin, los servicios fnancieros, las infraestructu- ras de transporte, de energa y tursti- cas, y los servicios de proximidad, en particular los servicios de asistencia de larga duracin. (Comisin Europea, 2006: 11). El envejecimiento activo es tambin productivo, es decir, es una fuente de riqueza econmica. Si ms personas desean participar y contribuir al desa- rrollo de la sociedad, a lo largo de sus vidas, como va para envejecer mejor, podemos lograr que aumente el fujo de bienes y servicios, la oferta y la de- manda. Ya hemos hablado de la importancia de los cuidados y del voluntariado como aportaciones muy relevantes de las personas mayores. Pero debemos seguir innovando. Por ejemplo, en el mbito de la economa social.
La economa rural, ms envejecida, tam- bin est necesitada de un nuevo revul- sivo. El xodo hacia los ncleos urbanos ha originado el progresivo abandono de las explotaciones agrarias contribuyen- do a un desequilibrio en las ofertas de trabajo entre las reas urbanas y rurales. Debe trabajarse para minimizar el xodo y potenciar las actividades agrarias en los ncleos rurales, aprovechando espacios que no estn en explotacin. Las perso- nas mayores que viven en estos ncleos pueden colaborar a su regeneracin; y podemos poner en marcha programas para que quienes hoy no viven en mu- nicipios rurales tambin colaboren en paliar los problemas asociados al sobre- envejecimiento rural. El foco central de la poltica debe ser la integracin de las personas mayores en la sociedad, puesto que ellas quieren una creciente participacin en sus vidas. En un futuro no demasiado distante ser importante explorar caminos innovadores de capacitacin y proporcionar educacin y formacin en zonas rurales y remotas y aplicar, de la mejor forma posible, las nuevas y emergentes tecnologas de la comunicacin para facilitar y mejorar estos programas (Troisi, 2008: 226). 351 LBEA Captulo 04 La incorporacin de la mujer al mercado laboral y la crisis econmica difcultan el cuidado de los nios, especialmente en familias numerosas. Debe seguir potencindose la incorporacin de la mujer al trabajo y contribuyndose al sostenimiento de las familias necesitadas. Nuestra economa debe hacer ms compatible el trabajo con los cuidados conforme vamos envejeciendo; hay que ser ms creativos a la hora de estudiar las frmulas adecuadas para conseguir esa compatibilidad.
Si bien estamos inmersos en un proceso de reformulacin del concepto de jubi- lacin para que sta pase, poco a poco, de ser una obligacin forzosa a ser una opcin, hay que reconocer a la vez que hay muchas personas adultas y adultas mayores que se ven obligadas a dejar de ser activas laboralmente. Son nece- sarios esfuerzos para que estas personas tengan la posibilidad de seguir creando riqueza y contribuyendo al desarrollo. No podemos permitirnos desaprovechar ninguna aportacin de valor. Agenda para el envejecimiento pro- ductivo en Andaluca. Si consideramos como productivas no slo las contribuciones que crean riqueza sino aqullas que intervienen de modo signifcativo en los princi- pales problemas de una comunidad, tenemos a mano la posibilidad de con- feccionar una a genda de asuntos en torno a los cuales podramos ser ms productivos a medida que envejece- mos. Basta con repasar cules son, segn los diferentes grupos de edad, los principales problemas que afectan personalmente a los ciudadanos de Andaluca y actuar al respecto. Segn datos de 2009 los tres primeros de esos problemas son, por orden decreciente de importancia, los siguientes: la falta de empleo, la inseguridad ciudadana y la suciedad en las calles. Los ms jve- nes (18-34 aos) sitan el difcil acceso a la vivienda por delante de la sucie- dad en las calles (ESECA, 2009: 48). Si ms personas desean participar y contribuir al desarrollo de la sociedad, a lo largo de sus vidas, como va para envejecer mejor, podemos lograr que aumente el fujo de bienes y servicios, la oferta y la demanda 352 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 04 Imaginamos la puesta en marcha de proyectos liderados por personas mayores con el objetivo de solucionar algunos de esos problemas? Se recomienda: 24 .- Organizar y potenciar ban- cos de tiempo como modelos innovadores para la promo- cin del intercambio de capacidades y conocimientos a lo largo de la vida. 25 .- Animar y apoyar a todos los agentes econmicos para que introduzcan el envejeci- miento activo y productivo en sus estra- tegias de investigacin, de desarrollo y de innovacin. 3.4. - NUEVAS DEMANDAS Y PRODUCTOS EN TORNO A Y POR LAS PERSONAS MAYORES Las sociedades cuya poblacin tiene una vida ms larga ofrecen oportuni- dades de desarrollo de nuevos pro- ductos y servicios. Las posibilidades de expansin de estos futuros merca- dos son amplias (Comisin de las Co- munidades Europeas, 2009: 10). El envejecimiento demogrfco de la poblacin est produciendo un aumento en el nmero de personas de ms edad. Pero el cambio no slo es cuantitativo sino cualitativo: cada vez hay ms personas mayores dispuestas a salirse de cualquier estereotipo que trate de decirles lo que tienen que hacer o que les discrimine por tener la edad que tienen. Esto est trayendo consigo una diversifcacin de las demandas que estas personas realizan no slo como consumidores sino como ciudadanos. Los mercados, los sistemas polticos, los servicios sociales y las propias entidades de personas mayores tienen que saber responder a esas demandas, de las que podemos citar los siguientes ejemplos: actividades asociativas, programas de ocio y tiempo libre, productos fnancieros y de consumo, tecnologa (ordenadores, telfonos mviles, consolas de juego, etc.), juegos e instrumentos para desarrollar las capacidades fsicas (visin, audicin, fuerza, elasticidad, etc.) y cognitivas. En el conjunto de Espaa, el gasto de las personas mayores en consumo de ocio asciende a 8.812 millones de euros, lo que representaba el 0,9% del PIB de 2006. El 81,6% de gasto de las personas mayores en consumo de ocio corresponde a los hombres y el 18,4% restante a las mujeres (IMSERSO, 2008b: 125-126 y 127).
Todo este tipo de productos y servicios tiene que dirigirse tanto a la poblacin mayor que vive en ciudades como, muy especialmente, a aqulla que vive en los ncleos de poblacin ms alejados. 353 LBEA Captulo 04 Actividades de ocio y tiempo libre realizadas por las personas de ms de 65 aos en Andaluca Ver televisin 86,54% Pasear 74,83% Actividades familiares 65,24% Reunin con amigos 60,01% Compras y visitas a centros comerciales sin objetivo defnido 20,06% Deporte 19,03% Otros 17,34% Turismo 9,49% Ir al cine 6,00% Asistencia a teatro 4,23% Asistencia a exposiciones, galeras 4,22% Asistencia a museos 2,47% Asistencia a conciertos 2,46% Asistencia a eventos deportivos 2,13% Fuente: ESECA (2009) Se recomienda: 26 .- Estudiar de forma conti- nuada el perfl de las deman- das de productos y servicios a los que desean acceder las personas a medida que envejecen. g Realizar campaas divulgativas sobre nuevos productos pensados para las per- sonas mayores de modo que stas los conozcan. g Apoyar el desarrollo de investigacio- nes e industrias productoras de nuevos instrumentos capaces de desarrollar la capacidad cognitiva de las personas a medida que envejecen. g Disear programas de ocio y tiempo libre innovadores para todas las personas, que tengan especialmente en cuenta el estado fsico de las personas conforme van envejeciendo. g Adaptar la oferta de actividades y de servicios a las nuevas necesidades sociales, procurando la participacin conjunta de distintas generaciones y de ambos gneros (Un ejemplo de lo que decimos lo constituye el turismo social intergeneracional y solidario: personas mayores y jvenes, juntas, viajan para prestar ayuda a otras personas). 3.5.-NECESIDAD DE MAYOR ATENCIN A LA RELACIN ENTRE ENVEJECIMIENTO Y BRECHA DIGITAL Si hay un ejemplo indudable de producto innovador se es el de las denominadas como Nuevas Tecnologas de la Informa- cin y la Comunicacin (NTIC). Nuestra sociedad est vindose profundamente cambiada por la creciente capacidad de producir, almacenar y transportar infor- macin en formato digital. No ser capaces de incorporarse a esta revolucin digital es una nueva forma de analfabetismo. De ah lo urgente de asegurar las condi- ciones necesarias para que todas las per- sonas, a medida que envejecen, puedan tener acceso a esas tecnologas. En este caso, las personas que, por su edad, no estn ms familiarizadas con este tipo de productos, tienen un riesgo mayor 354 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 04 de ser vctimas de una brecha digital que puede llevarlas a una situacin de vulnerabilidad y hasta de exclusin. Hoy por hoy, las personas de ms edad son las que menos uso hacen de las NTIC: (Equipo Portal Mayores, 2009: 44). Al hablar de estas nuevas tecnologas en el medio rural se sigue viendo que muchas personas mayores an tienen miedo a enfrentarse a ellas. Cuando se vence ese miedo, todo se vuelve mucho ms fcil y contamos con ms personas dispuestas a participar e implicarse en la formacin de otros. La mayora de las personas mayores demandan ponerse al da en el dominio de la informtica y de Internet.
Necesitamos hacer campaas, sobre todo en el medio rural, para mostrar qu ventajas tiene el acceso a Internet: con- tactar con amigos y familiares, conocer ms el mundo, enriquecerse cultural- mente y disfrutar, al tiempo que puede ser un paliativo de la soledad y el aisla- miento.
Poco a poco muchas de las gestiones que hoy se pueden hacer por el tradicional mtodo de la ventanilla pasarn a tener que realizarse online. Cambios como ste deben llevarnos a reciclarnos y a pensar en positivo. Si, a medida que envejecemos, vamos utilizando las tecnologas, stas no nos darn miedo alguno. El cambio de la estructura demogr- fca europea tambin puede ofrecer una oportunidad para el desarrollo de productos y servicios destinados a sa- tisfacer las necesidades de las perso- nas de ms edad. Pueden desarrollar- se nuevas tecnologas para permitir a stas mantener su autonoma y vivir ms tiempo en su propio hogar, y para transformar la prestacin de asisten- cia, en particular personalizando los servicios como respuesta a las necesi- dades y preferencias especfcas de los pacientes. La inversin en educacin, investigacin y desarrollo podrn proporcionar amplios benefcios en el futuro, por lo que no debern reducir- se durante la crisis. La inversin en la modernizacin de la infraestructura de transportes, que puede contribuir a mantener la demanda durante el periodo de crisis, tambin ser nece- saria para facilitar el acceso a todos los ciudadanos, al mismo tiempo que respalda los derechos de los viajeros de movilidad reducida (Comisin de las Comunidades Europeas, 2009: 10).
Sin embargo, la cuestin de la partici- pacin y la sociabilidad con las NTIC no est exenta de controversia. Algu- nas perspectivas plantean que las NTIC contribuyen al vaciamiento de lo pbli- co (Virilio, 1997), que son un factor de aculturacin, socavan el capital social y limitan la participacin ciudadana pues el tiempo dedicado a la interaccin me- diada tecnolgicamente empobrece las 355 LBEA Captulo 04 Total personas Personas que han utilizado el ordenador en los ltimos 3 meses Personas que han utilizado internet en los ltimos 3 meses Personas que han utilizado internet al menos una vez por semana en los 3 ltimos meses Personas que han comprado a traves de internet en los ltimos 3 meses Personas que usan telfono mvil AMBOS SEXOS Edad: de 16 a 24 aos 4.600.582 92,8% 90,3% 81,8% 17,6% 98,1% Edad: de 25 a 34 aos 7.658.076 82% 78,3% 67,6% 22,2% 97,3% Edad: de 35 a 44 aos 7.481.103 70,3% 63,7% 54% 14,4% 94,9% Edad: de 45 a 54 aos 6.064.279 56% 50,8% 43,1% 11,7% 90,4% Edad: de 55 a 64 aos 4.856.360 28,6% 24,6% 21,5% 4,6% 78,7% Edad: de 65 a 74 aos 3.737.546 10,3% 8,9% 7,4% 1% 57,9% Total Personas 34.497.946 61% 56,7% 49,2% 13,3% 88,8% HOMBRES Edad: de 16 a 24 aos 2.356.002 91,8% 89,3% 81% 19,1% 97,1% Edad: de 25 a 34 aos 3.958.130 80,8% 78,1% 69,1% 24,9% 96,7% Edad: de 35 a 44 aos 3.824.952 73,3%61,6% 67,6% 58,3% 17,3% 95,1% Edad: de 45 a 54 aos 3.068.096 61,6% 56,9% 50,2% 13,4% 92% Edad: de 55 a 64 aos 2.358.313 35,6% 31,2% 27,9% 6,5% 79,4% Edad: de 65 a 74 aos 1.728.927 15,3% 13,6% 11,8% 1,7% 61% Total Personas 17.294.420 64,5% 60,7% 53,6% 15,5% 89,6% MUJERES Edad: de 16 a 24 aos 2.244.580 93,9% 91,4% 82,7% 16% 99,1% Edad: de 25 a 34 aos 3.699.946 83,4% 78,5% 66,1% 19,3% 98% Edad: de 35 a 44 aos 3.656.151 67,2% 59,6% 49,5% 11,5% 94,6% Edad: de 45 a 54 aos 3.096.183 50,4% 44,9% 36% 10,1% 88,8% Edad: de 55 a 64 aos 2.498.047 22,1% 18,3% 15,4% 2,9% 78% Edad: de 65 a 74 aos 2.008.619 5,9% 4,9% 3,6% 0,5% 55,2% Total Personas 17.203.526 57,4% 52,8% 44,7% 11% 87,9% Fuente: INE. INEBASE: Encuesta sobre Equipamiento y Uso de Tecnologas de la Informacin y Comunicacin en los hogares 2008. USO DE LAS TECNOLOGA DE INFORMACIN Y COMUNICACIN POR SEXO Y GRUPOS DE EDAD (16 A 74 AOS) 2008 356 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 04 relaciones sociales y la cohesin colec- tiva. De hecho, en el entorno rural -que aqu nos interesa mucho por la impor- tante presencia de personas mayores-, donde las relaciones se encuentran ms condicionadas por factores territoriales que en el mbito urbano, se viene cons- tatando una mayor vulnerabilidad frente al impacto de las NTIC, que tienen una capacidad de intromisin ms acentua- da que otras tecnologas para quebrar identidades asentadas en el arraigo a lo territorial.
Otros planteamientos subrayan, por con- tra, la relevancia y potencial de la NTIC para el empoderamiento local. Remarcan que las NTIC pueden ser catalizadoras de nuevas formas de cooperacin y ac- cin social, activando y transformando signifcativamente el capital social, en lo que Van Bavel, Punie, Burgelman, Tuomi y Clements (2004) denominan, capital social interconectado, por la capacidad que tienen de movilizar recursos mate- riales, informacin y conocimiento. En este sentido, Andaluca no se quie- re quedar atrs en el tren de las nuevas tecnologas, y tomando conciencia de la importancia que stas suponen para que todas las personas puedan participar y contribuir en la sociedad se estn ponien- do en marcha iniciativas para eliminar la brecha digital entre la ciudadana, en ge- neral, y entre colectivos tecnolgicamen- te ms vulnerables, como pueden ser las personas mayores, en particular. Un ejemplo de lo que decimos es la Orden por la que se establecen las Bases Regu- ladoras para la concesin de incentivos destinados a la adquisicin de dispositi- vos y servicios TIC entre los colectivos de personas con una discapacidad superior al 33% y personas mayores de 80 aos (Junta de Andaluca, 2010: 39). En esta misma lnea, el programa Anda- luca Compromiso Digital, promovido por la Consejera de Innovacin, Ciencia y Empresa de la Junta de Andaluca, busca ofrecer oportunidades para mejorar la calidad de vida de los andaluces, a travs del uso de las nuevas tecnologas. Este programa se encuentra consolidado, y, tan slo en la provincia de Sevilla, cuenta ya con con 147 voluntarios y 1.415 usua- rios registrados, y ha realizado ms de 4.600 acompaamientos digitales. La de- legacin provincial de Innovacin, Cien- cia y Empresa ha valorado especialmen- te el compromiso de los voluntarios de este programa que, de manera altruista, ayudan a otras personas, en su mayora de la tercera edad, a acceder a las nuevas tecnologas, simplemente ensendoles cmo se utiliza un ordenador o un correo electrnico (Cibersur, 2009). Andaluca, compromiso digital, que tiene una fuerte componente intergeneracional, est per- mitiendo, adems, acercar la sociedad de la informacin a poblaciones alejadas de la capital al tiempo que contribuye a re- ducir la brecha digital. 357 LBEA Captulo 04 Se recomienda: 27 .- Facilitar un acceso de todas las personas, pero en especial en el medio rural, a las Nuevas Tecnologas de la Informacin y la Comu- nicacin (NTIC) a medida que envejece- mos, aprovechando de forma coordinada el uso de todos los recursos disponibles. g Mejorar, sobre todo en el medio rural, la dotacin de locales para instalar equipos informticos utilizables por los vecinos. g Impartir cara a cara, y a veces de forma virtual, formacin continua para aprender el uso del ordenador y de Internet. g Facilitar que las asociaciones de perso- nas mayores cuenten con equipos infor- mticos. g Potenciar el acercamiento intergenera- cional entre personas jvenes y mayores a travs de cursos de tecnologa digital que les permitan aprender a comunicar- se y a trabajar juntos. g Aumentar la inversin en proyectos de investigacin, desarrollo e innovacin cuyo objetivo sea la mejora de las NTIC para su uso por todas las personas a medida que envejecen. g Ofertar servicios de telefona, Internet y formacin a distancia con unas tarifas apropiadas para que el acceso se garantice por igual a todas las personas mayores. 3.6.- INNOVAR EL ENVEJECIMIENTO PERO CON LAS PERSONAS MAYORES Es evidente que hay una clara distor- sin entre lo que constantemente se pregona, con gran despliegue propa- gandstico y lo que los hechos se en- cargan de demostrar cotidianamente. Alusiones por doquier a la participa- cin de las personas mayores, pero sin la posibilidad de que stas lleguen a in- tervenir directamente en sus asuntos. Las decisiones se adoptan por terceras personas, que en ocasiones ni siquie- ra se aproximan generacionalmente a los mayores y difcilmente pueden trasladar los deseos y las inquietudes de stos. Es conveniente apostar por una sociedad para todas las edades, porque quin puede asegurar que se adoptan las mejores decisiones en fa- vor de las personas de edad? No ser ms aconsejable que sean ellas mis- mas las que decidan lo que conviene a sus propios intereses? (Consejo Esta- tal de Personas Mayores, 2009: 4). Entre otras razones, la participacin y la contribucin en el envejecimiento activo sern innovadoras si no son discrimina- torias y se plantean de abajo arriba, es decir, desde las personas mayores y no de modo paternalista participar por- que alguien lo autoriza-, dirigista par- ticipar porque alguien as lo ordena-, o como concesin a las personas mayores participar por participar- sino como su 358 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 04 derecho -participar para conseguir un fn establecido por las propias personas mayores-. El envejecimiento activo ter- mina con la poltica para las personas mayores -y, a menudo, incluso por encima de ellas- y potencia la poltica desde y con las personas mayores.
Tanto la necesidad de participacin en la vida comunitaria como la necesidad de realizacin personal pueden considerarse incluidas en el derecho a la autonoma personal. Este derecho, recogido en la normativa vigente, no est an totalmente garantizado en cuanto a la disponibilidad de oportunidades para su ejercicio. Y esto nos obliga a facilitar las condiciones adecuadas para que las personas mayores tengan la autoconfanza, la capacidad y la autoridad sufcientes para sentir que realmente pueden participar y contribuir all donde se toman las decisiones sobre los derechos y deberes que les conciernen. Al mismo tiempo, hablar del derecho a participar y contribuir obliga a referirse tambin al captulo de los deberes: tenemos que plantear cules son los deberes asociados al envejecimiento activo de modo que, a ese derecho vaya unido el deber de aprovechar las oportunidades de ejercerlo y el compromiso de buscar con ello el mayor bien comn posible.
Este protagonismo de las personas ma- yores no debera ir en la lnea de pro- fundizar la separacin de esas personas con respecto al resto de la ciudadana -con ofertas del tipo polticas slo para mayores, programas slo para mayores, ocio slo para mayores, teatro slo para mayores, etc.-. Podramos decir que los asuntos que conciernen a las personas mayores y que estn relacionados con su envejecer nos conciernen a todos; y viceversa. Algunas personas mayores puede que se hayan jubilado del tra- bajo, pero ninguna se ha jubilado de la vida ni de su derecho a participar y a contribuir en democracia. Se recomienda: 28 .- Pasar de una participacin informativa o consultiva a otra continuada, de autogestin Algunas personas mayores puede que se hayan jubilado del trabajo, pero ninguna se ha jubilado de la vida ni de su derecho a participar y a contribuir en democracia 359 LBEA Captulo 04 y cogestin ciudadana, en la que las personas mayores tengan voz y voto en las decisiones que afecten a cualquier asunto de su comunidad. g Poner en marcha medidas que saquen a la luz la diversidad, los conocimientos, saberes y habilidades de las personas mayores y sus posibilidades para la inno- vacin social. g Prestar atencin prioritaria a las inno- vaciones que faciliten la participacin de personas mayores discriminadas por motivos tnicos, sexuales, econmicos, polticos o cualesquiera otros. g Promover y asegurar la implicacin de las personas mayores en la vida y en la estructura poltica, y facilitar su participacin plena en todos los espacios polticos donde se toman las decisiones. El Parlamento andaluz cuenta con un porcentaje de personas mayores de 55 aos del 19,3%. Por tramos de edad, un 17,4% tiene entre 55 y 64 aos y slo un 1,8% entre 65 y 74 aos. Las mujeres representan el 38,5% en el Parlamento andaluz, pero su representacin se reduce bruscamente en los tramos de mayor edad. As, la representacin femenina entre las personas de ms de 55 aos alcanza el 9,5% (IMSERSO, 2008a: 51). g Plantear y concretar cules son los deberes asociados al envejecimiento activo como proceso en el que personas y sociedad son corresponsables. g Revisar el Decreto 217/2003, de 22 de julio, por el que se regulan determinados aspectos del grupo de Consejeros Ge- nerales representantes de otras organi- zaciones en la Asamblea General de las Cajas de Ahorros, previsto en el artculo 63 bis de la Ley 15/1999, de 16 de diciem- bre, de Cajas de Ahorros de Andaluca, de modo que las asociaciones de mayores, as como sus confederaciones y federa- ciones, integrantes del Consejo Andaluz de Mayores, puedan tener mayor presen- cia en la Asamblea General de las Cajas de Ahorros. 3.7.- NECESITAMOS NUEVAS POLTICAS, MEJOR ADAPTADAS A UNOS CONTEXTOS Y A UNA CIUDADANA QUE ENVEJECEN Todos los grupos de edad hacen con- tribuciones igualmente importantes a la sociedad y a sus comunidades y familias. Las personas mayores pue- den poner a disposicin de otros su conocimiento y experiencia. Pueden servir como guardianas de la memoria colectiva de la sociedad. Para asegurar que puedan permanecer activas e in- dependientes tanto como sea posible son necesarias polticas que apoyen su integracin social y econmica en todas las esferas de la sociedad. Para lograr este complejo objetivo se nece- sita un enfoque holstico en virtud del 360 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 04 cual el envejecimiento sea integrado en todas las reas polticas. La incorporacin del envejecimiento en las principales polticas es la estra- tegia, el proceso y el esfuerzo multidi- mensional de integrar las cuestiones del envejecimiento en todas las reas polticas a todos los niveles. El objetivo ltimo es conseguir un desarrollo de la sociedad ms equitativo, capaz de be- nefciar a todos los grupos sociales. Si este proceso tiene xito, todos los in- teresados de relieve son incluidos en el proceso de toma de decisiones para asegurar que las necesidades de todos los grupos de edad son satisfechas en todas las reas polticas. La incorpora- cin del envejecimiento en las princi- pales polticas puede considerarse una herramienta importante para lograr una sociedad para todas las edades (UNECE, 2009b: 2).
En general, es necesario impulsar el desarrollo de polticas de envejeci- miento sostenibles, que se adapten a las necesidades y circunstancias con- textuales de las personas a las que se dirigen, favoreciendo la equidad de toda la ciudadana en el acceso a ser- vicios, minimizando y corrigiendo las posibles discriminaciones, y aumen- tando la efciencia de la inversin en recursos sociales. Por ejemplo, las polticas urbansticas tie- nen que concentrarse en introducir los cambios necesarios para conseguir que nuestras ciudades y pueblos sean vivide- ros para poblaciones que envejecen. Las polticas de inmigracin tienen un doble reto en relacin con el envejecimiento activo. Por un lado, fomentar unas bue- nas relaciones entre las personas ma- yores y sus cuidadores/as inmigrantes, como forma de avanzar hacia una so- ciedad ms cohesionada intercultural e intergeneracionalmente. Por otro lado, no pueden dejar de prestar atencin al envejecimiento de la poblacin inmi- grante, que aporta diversidad y riqueza a nuestras sociedades. En cuanto a las polticas laborales, por poner otro ejem- plo, sera importante crear nuevas formas de trabajo, ms fexibles, que permitan combinar mejor la vida laboral y la par- ticipacin en los asuntos comunitarios; trabajar o participar tiene que dejar de ser una disyuntiva: al igual que se en- vejece trabajando, deberamos poder envejecer participando y contribuyen- do. Otro ejemplo: las polticas deportivas deberan tener ms en cuenta la partici- pacin de las personas mayores tanto a la hora de organizar los espacios para la prctica del deporte como las distintas competiciones y modalidades. Las expectativas de las personas de edad y las necesidades econmicas de la sociedad exigen que las personas de edad puedan participar en la vida eco- nmica, poltica, social y cultural de sus sociedades. Las personas de edad deben tener la oportunidad de traba- 361 LBEA Captulo 04 jar hasta que quieran y sean capaces de hacerlo, en el desempeo de traba- jos satisfactorios y productivos, y de seguir teniendo acceso a la educacin y a los programas de capacitacin. La habilitacin de las personas de edad y la promocin de su plena participacin son elementos imprescindibles para un envejecimiento activo. Es necesario ofrecer sistemas adecuados y sosteni- bles de apoyo social a las personas de edad (Naciones Unidas, 2002: 3).
La atencin a la participacin debe di- versifcarse: adems de participar en el mbito familiar y en el de la sociedad ms amplia, existen mltiples niveles in- termedios, ms cercanos al concepto de comunidad, que habra que explorar e impulsar. Los ya citados bancos de tiem- po son un ejemplo de lo que decimos; se trata de alternativas intergeneracionales de cercana que potencian el manteni- miento de un rol social activo, orientado hacia el desarrollo y la participacin co- munitaria y hacia formas de ocio activo.
Se estima imprescindible la partici- pacin coordinada de todas las reas institucionales (Salud, Empleo, Cultu- ra, Medio Ambiente, Innovacin, et- ctera) en programas y recursos que de manera transversal puedan ser uti- lizados y contribuyan de modo ms efectivo a implantar el envejecimiento activo. Slo con un esfuerzo intenciona- do de este tipo podremos aspirar a la in- dispensable sostenibilidad a largo plazo de las polticas de envejecimiento activo y a la renovacin de la cultura y de los modelos de hacer poltica implcitos en el Libro Blanco del Envejecimiento Activo en Andaluca. La incorporacin del envejecimien- to en las principales polticas ayuda a asegurar la mejor integracin de las necesidades de todos los grupos de edad en el proceso de construccin de las polticas. Puede permitir a las per- sonas mayores contribuir a la sociedad, comunidades y familias tanto como lo hacen otros grupos de edad. En ltima instancia esa incorporacin debera ayudar a armonizar las economas y las sociedades con el cambio demogrfco (UNECE, 2009b: 1). Se recomienda: 29 .- Conectar de modo transver- sal los esfuerzos y los recursos al servicio de las diferentes polticas y rganos de las Administracio- nes Pblicas encaminados a dar una res- puesta prioritaria a los retos que plantea el envejecimiento activo en Andaluca. g Realizar investigaciones peridicas sobre las prcticas de envejecimiento activo en Andaluca y la efcacia de las polticas e intervenciones de promocin del envejecimiento activo. Sin datos precisos, fables y especfcos sobre Andaluca no ser posible ni saber cules son las actuaciones ms adecuadas ni evaluar su impacto. 362 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 04 g Asegurar la sostenibilidad y actualiza- cin de las polticas de envejecimiento activo, renovndolas para lograr el im- pacto a largo plazo pretendido por el Li- bro Blanco del Envejecimiento Activo en Andaluca. Cuatro instrumentos polticos para el envejecimiento activo. En 2009 Naciones Unidas aprob un marco estratgico de aplicacin del Plan de Accin Internacional de Ma- drid sobre el Envejecimiento hasta el ao 2012 (Naciones Unidas, 2009). Este marco propone 4 instrumentos esenciales que bien pueden servir para orientar las decisiones que Andaluca tome en el futuro de cara a mejorar sus polticas de envejecimiento activo: 1) Disear polticas de envejecimiento activo de base emprica, es decir, que estn basadas en hechos objetivos rigurosamente comprobados. 2) Integrar la cuestin del envejeci- miento activo y las preocupaciones de las personas mayores en todas las po- lticas autonmicas. 3) Utilizar un enfoque participativo en la planifcacin, el diseo, la aplicacin y supervisin de las polticas de enve- jecimiento activo, de modo que las po- lticas y programas refejen los intere- ses reales de las personas que residen en Andaluca. 4) Utilizar indicadores para medir los progresos logrados con la aplicacin de polticas y programas de envejeci- miento activo. 363 LBEA Captulo 04 GLOSARIO g Apoyo social Intercambio de recursos, bienes o servicios entre los miembros de una red social. g Asociacionismo En el contexto de la educacin social, el asociacionismo es un postulado que re- conoce que mediante la creacin de aso- ciaciones que favorezcan la participacin social, se puede lograr una transforma- cin de la realidad y del espacio pblico, superando la individualidad al compartir, afrontar y resolver los problemas median- te el apoyo mutuo. g Banco de Tiempo Los bancos de tiempo, en pocas palabras, son redes de personas que se organizan para intercambiar servicios que se valoran siempre en funcin del tiempo que requieren para ser realizados. Las personas socias de estos bancos ponen a disposicin de las dems su tiempo para determinados servicios pero no a cambio de dinero sino a cambio de otros servicios. Un banco de tiempo es una forma de ayuda mutua, que se basa en el principio de dar y recibir para volver a dar pero no necesariamente a la persona de la que recibimos; por eso se dice que se basa en la reciprocidad indirecta. Si Margarita ayuda con los ejercicios de matemticas al hijo de Susana durante dos horas una tarde, Susana no tiene por qu devolver el servicio directamente a Margarita sino que puede ir a regar las plantas de Cristina dos das mientras ella est de vacaciones y Cristina por su parte ayudar a Margarita a colgar unas estanteras en su saln. g Cambio social Alteracin apreciable y a cualquier escala de las estructuras sociales, las consecuen- cias y manifestaciones de esas estructu- ras ligadas a las normas, a los valores, a los procesos y a los productos de las mis- mas. Este cambio puede ser progresivo o regresivo, permanente, tico o moral, planeado o sin planear. g Centros de Da Centros de promocin del bienestar de las personas mayores tendentes al fo- mento de la convivencia, la integracin, la participacin, la solidaridad y la relacin de dichas personas con el medio social, y que pueden servir, sin detrimento de su fnalidad esencial, de apoyo para la pres- tacin de Servicios Sociales y Asistencia- les a otros sectores de la poblacin. 364 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 04 g Cohesin social Se refere a la situacin en la que una so- ciedad ha alcanzado un nivel ptimo de disminucin de las disparidades de bien- estar entre sus miembros y ha reducido las desigualdades gracias al desarrollo de la justicia social, la primaca del estado de derecho y la solidaridad. Las polticas p- blicas a favor de la cohesin social seran aquellas que: a) desarrollen identidad comn, b) construyan solidaridad, c) esta- blezcan horizontes de confanza, d) esta- blezcan situaciones de igualdad de opor- tunidades y e) generen en la comunidad relaciones basadas en la reciprocidad. g Comportamiento prosocial o al- truista Todos aquellos actos encaminados a be- nefciar a otros individuos, sin considerar los motivos ulteriores al benefactor. g Contribucin Aportacin voluntaria de ayuda indivi- dual o con otras personas y cosas, para un determinado fn. Por lo general, cuan- do se habla de contribucin, en contra- posicin a participacin, se resalta el sen- tido colectivista del trmino, es decir, que el valor de la contribucin se explica ms bien por los intereses de la comunidad de la que forma parte quien contribuye y no por los propios intereses individuales de ese contribuyente. g Desarraigo Falta de inters o lazos afectivos con el entorno en que se vive. g Empoderamiento Capacitar y dar poder. Parte de la concep- cin de que las circunstancias externas son modifcables si se modifca primero la posicin de las personas (comenzando por su propio auto-concepto), as como la del grupo de pertenencia. Para ello, en la intervencin hay que centrarse en la con- sideracin de las capacidades en lugar de poner el foco en las limitaciones que presentan las personas mayores y habili- tar en destrezas, estrategias y habilidades que exploren posibilidades y oportunida- des capaces de mejorar la autoestima in- dividual y despus la propia posicin del grupo. El desarrollo del empoderamiento tiene un carcter procesual, pues slo se aprende a medida que se practica. g Envejecimiento activo Producto del proceso de adaptacin con- tinua que ocurre a lo largo de la vida a travs del cual se logra un ptimo desa- rrollo fsico (incluyendo la salud), psicol- gico (ptimo funcionamiento cognitivo y autorregulacin emocional) y social de la persona a medida que envejece. La pro- mocin del envejecimiento activo impli- ca la provisin de los medios necesarios para que las personas y las comunidades tomen las decisiones que consideren oportunas con el fn de lograr la optimiza- cin subjetiva de todas esas condiciones a travs de intervenciones biomdicas, fsicas, psicolgicas y socioambientales. La promocin del envejecimiento activo supone prevenir la enfermedad y la dis- capacidad y mejorar el bienestar y la cali- dad de vida conforme se envejece. 365 LBEA Captulo 04 g Exclusin social Es el proceso acumulativo sobre una per- sona de factores negativos, con barreras y lmites que le dejan fuera de la partici- pacin en la vida social mayoritariamen- te aceptada. Estos lmites y barreras son de origen muy diverso y van ms all de la carencia de ingresos. g Implicacin social Compromiso individual o colectivo den- tro de una red social para contribuir a la misma. g Innovacin Innovacin es la aplicacin de nuevas ideas, conceptos, productos, servicios y prcticas, con la intencin de ser tiles para la mejora de una situacin genrica de partida, sea con fnes productivos u otros cualesquiera. Innovar obliga a crear algo que no exista hasta el momento; de ah que la innovacin vaya unida al desarrollo del pensamiento creativo. La innovacin exige la conciencia y el equili- brio para transportar las ideas, del campo imaginario o fcticio, al campo de las rea- lizaciones e implementaciones. g Interculturalidad El concepto de interculturalidad nos re- mite a la idea de diversidad cultural, al reconocimiento de que vivimos en so- ciedades cada vez ms complejas don- de es necesario posibilitar el encuentro entre culturas. Ahora bien, el discurso de la interculturalidad no puede construir- se desconectado del contexto social e ideolgico de la propia diversidad cultu- ral, desligndolo del anlisis de cmo se producen las relaciones entre distintos grupos sociales y culturales u ocultando las estructuras polticas y econmicas que las condicionan. La interculturalidad requiere anlisis rigurosos que favorez- can la compresin de los confictos que necesariamente surgen en este contex- to (riesgo de asimilacin, de prdida de identidad cultural, de marginacin social, etctera) y que aporten elementos para defnir polticas crticas capaces de en- frentar lo que constituyen los autnticos obstculos en este camino: la injusticia y la desigualdad. [Observatorio Temti- co, Bantaba, Instituto de Estudios sobre Desarrollo y Cooperacin Internacional, Universidad del Pas Vasco. Consultado el 27 de octubre de 2009, en http://www. bantaba.ehu.es/obs/ocont/obsinter]. g Integracin social El grado en que un individuo est inserto en un grupo, organizacin o comunidad, en la que se dan las condiciones para un equitativo ejercicio de derechos y res- ponsabilidades asociadas a dicha inser- cin. Puede entenderse tambin como un concepto aglutinante, resultado de las redes sociales y del apoyo social. g Memoria colectiva Conjunto de representaciones y juicios interpretativos del pasado que estn compartidos en un momento dado por la mayora de individuos que constituyen un grupo social o una sociedad. 366 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 04 g Participacin social Proceso a travs del cual las personas toman parte activa y decisiva en la toma de decisiones y actividades que tienen que ver con la mejora de sus condiciones sociales de vida y con la reduccin o prevencin de determinados riesgos. La participacin social es la base sobre la cual se fortalecen los niveles de empoderamiento de las organizaciones sociales e individuos y se fomenta el desarrollo del capital social. Supone el compromiso en actividades sociales. g Participacin activa Participacin que supone la toma de una iniciativa de quien la emprende y el deseo de conducir su accin de cara al logro de los resultados que el participante persigue. El carcter activo le viene dado, sobre todo, por su autonoma a la hora de tomar parte en aquello de que se trate. g Persona Mayor De forma genrica, se dice de la persona que est ms envejecida que otra con la que se trata de comparar. Como catego- ra demogrfca se suele referir a las per- sonas que tiene 65 o ms aos, si bien este umbral es arbitrario. Por ejemplo, para Naciones Unidas que se refere a las personas mayores como personas de edad- el umbral a partir del cual conside- rar a una persona mayor son los 60 aos. Esto ha conducido al equvoco de reducir las cuestiones de envejecimiento casi de modo exclusivo a las relativas a las perso- nas mayores. g Poltica social El conjunto de directrices, orientaciones, criterios y lineamientos conducentes a la preservacin y elevacin del bienestar social, procurando que lo benefcios del desarrollo alcancen a todas las capas de la sociedad con la mayor equidad y justicia posibles. g PYMAs (de mayores) Pequeas Y Medianas Asociaciones (de mayores). Por similitud con el concepto de PYME, el de PYMA se refere a las entidades asociativas que son de menor tamao y que no agrupan a diversas asociaciones. Merece la pena utilizar este concepto cuando se da, como es el caso en Andaluca, un extendido minifundismo del sector asociativo de las personas mayores. g Red/es social/es Sistemas organizados para el contacto y el intercambio y distribucin de recursos entre los miembros que las integran. Entre los recursos ms tpicos que circulan por una red estn el apoyo y el capital en sus diversas formas. g Relaciones intergeneracionales Interacciones entre los individuos de generaciones diferentes. Por lo general se suele utilizar para referirse a las relaciones de infuencia, intercambio y aprendizaje recproco entre generaciones distintas. g Relaciones sociales Concepto ms general y aglutinante para referirse a todos los tipos de interacciones y transacciones interpersonales. 367 LBEA Captulo 04 g Sociedad para todas las edades En primer lugar, una sociedad para todas las edades es una sociedad que no crea barreras simblicas o fsicas entre nios, adultos y personas mayores, sino que fa- cilita el contacto y la comunicacin entre ellos. En tal sentido, edad quiere decir grupo de edad. En segundo lugar, una sociedad para todas las edades es una sociedad que facilita y mantiene las con- versaciones y el aprendizaje mutuo entre individuos con diferentes referencias en el tiempo histrico. En este caso, edad signifca generacin histrica. En tercer lugar, una sociedad para todas las edades es una sociedad que tiene en cuenta con- tinuidad y vinculacin a travs de toda la vida. Ahora edad se refere a fases de la vida, nombradas y defnidas por una cul- tura y una estructura social determinada. Evidentemente, los primeros dos signif- cados estn estrechamente relacionados con el tercero. La experiencia personal del viaje por la vida est profundamente confgurada por los contextos sociales en los que se integra. g Viviendas compartidas Utilizamos este trmino en un doble sen- tido. Por un lado, aludimos a soluciones de vivienda consistentes en que varias personas deciden aportar recursos para acondicionar un lugar en el que residir compartiendo ciertos servicios y apos- tando por una mayor convivencia en comn y apoyo mutuo. Por otro lado, son viviendas compartidas aqullas en las que la persona propietaria accede a alojar a otra/s persona/s con el fn ltimo de establecer un cierto intercambio de servicios un ejemplo muy comn en Es- paa lo constituyen las personas mayo- res que viven solas y que admiten a un/a estudiante universitario/a del que recibir acompaamiento y al que ayudar a solu- cionar su problema de vivienda de modo ms econmico. g Viviendas tuteladas Son viviendas tuteladas aquellas destina- das a personas mayores que posean un grado sufciente de autonoma personal y se confguran como pequeas unida- des de alojamiento y convivencia ubica- das en edifcios o zonas de viviendas nor- malizadas, sometidas al cumplimiento de los requisitos establecidos en la normati- va sobre centros de servicios sociales, y supervisados por una entidad de servi- cios sociales, tanto de carcter pblico como privado. g Voluntariado - (Mejor Uso) - Accin Voluntaria organizada La Ley de Voluntariado de Andaluca de- fne el concepto de Accin Voluntaria Or- ganizada cuando se cumplen las siguien- tes condiciones: - Que sean actividades de inters gene- ral. - Que se realice libremente y de forma responsable y gratuita. - Que se desarrolle en el marco de pro- gramas concretos realizados a travs de entidades sin nimo de lucro. 368 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 04 REFERENCIAS AGE (2007). 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375 LBEA Captulo 05 1. - INTRODUCCIN De una manera amplia se entiende por formacin permanente la capacidad de aprendizaje que tienen las personas de todas las edades del ciclo vital y conse- cuentemente la aplicacin de programas educativas a lo largo de toda la vida. Desde esta perspectiva el Consejo Euro- peo (Lisboa, marzo de 2000), estableci la necesidad de la educacin a lo largo de toda la vida, como un derecho y una de las claves del siglo XXI, siendo necesario que las instituciones sociales, polticas, fnancieras, sanitarias y educativas, aco- modasen sus objetivos y planteamientos a la sociedad en la que estn inmersas. De una manera concreta, el aprendizaje permanente, ya sea de carcter formal o no formal, se puede defnir como toda actividad til, realizada de manera con- tinua que tiene por objeto mejorar los conocimientos, las cualifcaciones y las capacidades. Se entiende por aprendiza- jes formales aquellos que conducen a la obtencin de un ttulo, y por no formales los que sin conllevar titulacin permiten adquirir competencias necesarias para el ejercicio de la ciudadana activa. Adems, en las conclusiones del citado Consejo Europeo se hace mencin espe- cial a la necesidad de establecer estrate- gias y medidas claras y coherentes, que fomenten el aprendizaje permanente para toda la ciudadana. Aprendizaje que debe garantizar la igualdad de oportu- nidades, para que las personas puedan adaptarse a las diferentes transformacio- nes sociales, econmicas, laborales y cul- turales y participen de forma activa en el diseo de un futuro comn. Lo expuesto anteriormente viene a afr- mar que, para adaptarnos con xito a los continuos cambios que se producen en la sociedad del siglo XXI, las perso- nas debemos poder adquirir, ampliar o renovar nuestros conocimientos, actitu- des y capacidades cada vez en perodos ms cortos de tiempo. En este proceso de adaptacin el uso de las tecnologas de la informacin y de la comunicacin es imprescindible para evitar la exclusin social por falta de acceso a recursos y co- nocimientos esenciales para la vida. Por tanto se requieren nuevos enfoques, en los que el aprendizaje a lo largo de la vida ser una pieza clave, superando la idea de que la formacin slo puede obte- 376 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 05 nerse en una etapa concreta de la vida, la de estudiante y en unas edades determinadas, la niez-juventud y la adultez. Es ya conocido que, en la actualidad, hay en el mundo ms personas de edad por habitante que nunca, y la proporcin si- gue en aumento. Estas personas de edad pueden contribuir mucho al desarrollo de la sociedad. Por lo tanto, es importan- te que tengan la posibilidad de aprender en igualdad de condiciones y de mane- ra apropiada. Por ello sus capacidades y competencias deben ser reconocidas, va- loradas y utilizadas. Debido a los avances mdicos, las personas mayores, son hoy, no slo un sector social cada vez ms numeroso, sino tambin un colectivo en el que la incapacidad y la dependencia se ven relegadas a edades cada vez ms avanzadas. De esta manera, las personas podemos esperar pasar la ltima etapa de la vida fuera de las obligaciones del trabajo remunerado con los benefcios que el tiempo libre conlleva, y con todas las condiciones para poder implicarnos en actividades y disfrutar de nuevos retos. Por ello, no es extrao que cada vez sean ms las personas interesadas en continuar aprendiendo. El planteamiento anterior nos lleva a considerar que el reconocimiento del derecho a la educacin y el derecho a aprender durante toda la vida, es hoy en da ms que nunca una necesidad; es el derecho a leer y escribir, a indagar y analizar, a tener acceso a determinados recursos, y a desarrollar y practicar capa- cidades y competencias individuales y colectivas, siendo sta una de las claves del siglo XXI. De esta forma la sociedad moderna otor- ga particular importancia al concepto de educacin permanente o continua, que establece que el proceso educativo no se limita a la niez y juventud, sino que el ser humano debe adquirir conocimientos a lo largo de toda la vida, porque apren- der no tiene edad. En la Carta de los Derechos Fundamenta- les de la Unin Europea (2000/364/01), el art.14. Derecho a la educacin dice Toda persona tiene derecho a la educacin y al acceso a la formacin profesional y perma- nente. El derecho a la educacin en Espaa est garantizado por la Constitucin de 1978,en el art. 27 donde se reconoce el derecho de todos a la educacin; artculo desarrollado con posterioridad por la Ley Orgnica de 1985, reguladora del derecho a la educacin. Por ltimo el art. 21 del nuevo Estatuto de Autonoma para Andaluca, referido a la Educacin, reconoce el derecho de la educacin compensatoria, manifestan- do en su punto 1: Se garantiza, mediante un sistema educativo pblico, el derecho constitucional de todos a una educacin 377 LBEA Captulo 05 permanente y de carcter compensatorio. Una vez expuesto lo anterior podramos preguntarnos: Cmo debera abordarse una estrategia de formacin a lo largo de toda la vida? Desde nuestro punto de vista la edu- cacin permanente debera abordarse como un proceso que tuviera las siguien- tes caractersticas : a) Multidireccional mediante la cual se transmitiesen conocimientos, valores, costumbres y formas de actuar, puesto que la educacin no slo se produce a travs de la palabra, sino que est presente en todas nuestras acciones, sentimientos y actitudes. b) De vinculacin y concienciacin cultural, moral y conductual, ya que a travs de la educacin las nuevas generaciones asimilan y aprenden los conocimientos, normas de conducta, modos de ser y formas de ver el mundo de generaciones anteriores. c) De socializacin formal de los integrantes de la sociedad, a travs de la cual se comparten entre las personas ideas, cultura y conocimientos, siempre dentro del respeto a los dems, a las diferencias de gnero, de cultura etc. En resumen, lo que se expone en esta introduccin est en consonancia con lo que defende la OMS, cuando manifesta que los pases podrn afrontar el enve- jecimiento de sus poblaciones, si los go- biernos, las organizaciones internaciona- les y la sociedad civil promulgan polticas y programas de envejecimiento activo. Es decir, para que un pas pueda envejecer de forma sostenible, es necesaria la pla- nifcacin. Es por tanto, tras la revolucin demogrfca moderna, una autntica ne- cesidad, adems de la puesta en accin de un derecho reconocido, que se dise- en polticas activas favorables al enveje- cimiento activo. Para Andaluca el envejecimiento activo imbuir de forma transversal, como nue- va poltica social prioritaria, el diseo de numerosos programas y servicios pbli- cos y privados. Estos aspectos se aprecian como necesarios en un contexto de cam- bio y envejecimiento creciente de la po- blacin, decrecimiento de las tasas de na- talidad, y prolongacin de la vida; como una dilatacin exponencial de la etapa adulta y un importante componente de feminizacin. Esto supondr la emergen- cia de numerosas demandas, muchas de ellas inslitas hasta la fecha. Por una parte ser objeto de polticas preventivas que aminoren los casos y grados de depen- dencia, fsica, psicolgica y emocional, y por otra de programas de optimizacin que posibiliten un desarrollo pleno de las personas mayores en la ltima etapa del ciclo vital. Parafraseando a Lehr 2008 i , podemos concluir esta introduccin afrmando que, la educacin a lo largo de la vida, y por tanto, quienes lean este documento 378 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 05 se encontrarn que, est orientado hacia el envejecimiento activo, como producto de un proceso de adaptacin que aconte- ce a lo largo de la vida, a travs del cual se logra un buen desarrollo fsico, incluyen- do la salud, un ptimo desarrollo psicol- gico a travs de un buen funcionamiento cognitivo y autorregulacin emocional, y un buen desarrollo socioambiental. En re- sumen, el buen funcionamiento de estos tres elementos, lo fsico, lo psicolgico y lo socioambiental, constituyen la base de vivir con calidad de vida, objetivo fnal del envejecimiento activo. 2.- JUSTIFICACIN DE LA EDUCACIN A LO LARGO DE LA VIDA El aprendizaje es un proceso que posi- bilita la adquisicin de conocimientos e informacin para una vida satisfactoria, activa y de calidad a lo largo del ciclo vi- tal. Adems de la informacin y de los co- nocimientos necesarios para realizar las tareas concretas sirve para adaptarnos con efcacia a nuestro medio. Desde esta perspectiva es obvio que necesitamos aprender a lo largo del ciclo vital. De esta manera se justifcara la formacin permanente de las personas mayores, ya que el aprendizaje constituye uno de los principales vehculos de la adaptacin y un poderoso impulso del desarrollo personal y del progreso sociocultural. Por otra parte, habra que aadir, que las personas mayores hacen ms a menudo lo que se espera de ellas que lo contrario. As, la importancia de nuestras expectati- vas en el grado de actividad y competen- cia de este colectivo es notoria. De esta manera, si esperamos incompetencia sta se producir y si esperamos competencia y aprendizaje aseguramos su probabi- lidad de aparicin. Todo ello, a pesar de que existe una actitud social negativa en relacin al aprendizaje en la ltima etapa del ciclo vital, pero los estudios confrman que la adquisicin y asimilacin de cono- cimientos y comportamientos o hbitos se pueden conseguir en cualquier edad, Fernndez Ballesteros (2004). De todo lo expuesto anteriormente se deduce, por tanto, que no ser difcil la justifcacin de la educacin a lo largo de toda la vida, teniendo como fundamento: 2.1. El creciente envejecimiento de la po- blacin; 2.2. El aislamiento sociocultural y humano; 2.3. Los favorecedores cambios polticos- legislativos. 2.4. La nueva flosofa sobre la educacin en el ltimo tramo del ciclo vital; 2.5. Las razones estrictamente educativas. 2.1. - EL CRECIENTE ENVEJECIMIENTO DE LA POBLACIN Cuando se trata sobre el envejecimiento de la poblacin es ya casi un tpico de 379 LBEA Captulo 05 la mayora de quienes escriben sobre el tema, sean de la especialidad que sean, acudir a la estadstica como nico recurso para analizar el tema. No es que esto no sea correcto, pero, desde nuestro punto de vista, se abusa muchas veces de las estadsticas, donde los excesivos datos pueden, a veces, ocultar la informacin. Por ello se ha estimado conveniente aqu combinar el anlisis cualitativo con el cuantitativo o estadstico. Tan llamativo est llegando a ser el enve- jecimiento de la poblacin que se cons- tata como uno de los fenmenos ms signifcativos de las sociedades desarro- lladas. Ello es debido a los avances en la medicina; la generalizacin de los hbi- tos alimenticios ms sanos; la mayor hi- giene, la frecuente prctica de ejercicios fsicos, la estimulacin cognitiva y acti- vidades sociales, la mejora en suma de la calidad de vida de la ciudadana. Pero este desarrollo no es igual para todos los pases. As, mientras en Espaa existe en la actualidad 7.633.807 personas mayo- res de 65 aos y en Andaluca 1.250.000, en las zonas ms deprimidas de la tierra apenas pasa de los 50 aos la esperanza de vida, frente a zonas ms ricas, que se aproximan a los 90 e incluso se sobre- pasan, pues cada vez hay ms personas centenarias. El desarrollo demogrfco alcanzado, pues, junto con los cambios producidos, han generado una profunda transformacin social. Baste citar como indicadores la incorporacin de la mujer al mundo del trabajo y al conjunto de la vida social, la renovacin de la vida fami- liar y otros cambios positivos, que han servido para el desarrollo de la sociedad, pero ello ha generado otros aspectos ne- gativos como el aislamiento, la soledad, la marginacin y en el peor de los casos, incluso el maltrato de las personas mayo- res, segn el Informe 2008 Las personas mayores en Espaa. 2.2.- EL AISLAMIENTO HUMANO Y SOCIOCULTURAL Las personas mayores, apartadas de la vida productiva a travs de la jubilacin, de un medio social especfco de las rela- ciones que propicia el mundo del trabajo y de la participacin social en general; alejadas, tambin, del mbito social de convivencia y de los hijos e hijas, se en- cuentran, a veces, perdidas e inseguras como sujetos pasivos de una sociedad que tiene otros valores instalados en los que este sector de poblacin no tiene ca- bida, llegando a ser hasta ignorados. Estas circunstancias requieren una pro- funda refexin, que no queda satisfecha al circunscribirla slo a lo econmico, las pensiones, sino que hay que hacerlo ex- tensivo, tambin, a los servicios, objeto de este captulo: la formacin y la educa- cin como medio de desarrollo personal y de integracin social. Es decir, que la problemtica que afecta a las personas mayores actualmente hay que concebirla en un contexto social y humano ms que en un exclusivo mbito econmico o 380 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 05 asistencial. Desde esta amplia perspecti- va se valora positivamente el legado cul- tural y el potencial educativo del que son portadores estas personas y la utilidad que su experiencia y saber hacer tiene para la sociedad actual, lo cual requiere evaluar la provisin de recursos y medios para la integracin, intercambio y trans- misin de tales conocimientos y valores, ya sea a travs de la alfabetizacin digital, la provisin de espacios de encuentros intergeneracionales, la diversifcacin del carcter de los foros existentes, etc. 2.3.- LOS CAMBIOS POLTICOS- LEGISLATIVOS Los cambios en las polticas en los dife- rentes pases del mundo desarrollado y la renovacin en la legislacin estn marcando un rumbo favorable en las ac- titudes de la sociedad hacia las personas mayores, as como la creacin de una so- lidaridad intergeneracional y al mismo tiempo que sigue el crecimiento demo- grfco se est protegiendo la calidad de vida. Estos aspectos favorables estn siendo defendidos por numerosos orga- nismos nacionales e internacionales que estn insistiendo repetidamente sobre la necesidad de una atencin especializada que contemple las peculiaridades de- mandas de las personas mayores. Desde este anlisis habra que destacar las fre- cuentes publicaciones y recomendacio- nes de la O.M.S., de la O.I.T., de la Asam- blea Mundial de Envejecimiento (1982 y 2002), de la U.E., la UNESCO, ONU A ni- vel nacional el Plan Gerontolgico 1992 y el Plan de Accin para las Personas Mayo- res 2005-2007, las recomendaciones del IMSERSO, las ONGs, e instituciones pbli- cas y privadas. A nivel regional andaluz, habra que mencionar la ley de Servicios Sociales de la Consejera de Salud y Servi- cios Sociales, la ley de Atencin y Protec- cin a las personas mayores Todo lo expuesto anteriormente justif- ca el fuerte despliegue legislativo que a nivel de las instituciones internacionales, nacionales, autonmicas, locales y de las propuestas de la sociedad civil se pro- ducen en torno a las personas mayores, como un indicador de su signifcatividad y reconocimiento en todo el mundo, Martnez (2001). 2.4.- LA NUEVA FILOSOFA DE LA EDUCACIN A LO LARGO DE LA VIDA De forma creciente, los pases desarrolla- dos van diseando programas de forma- cin permanente. Este indicador es una muestra clara de la sensibilidad que se est expresando hacia uno de los colec- tivos ms desprotegidos de la poblacin, aunque no sea el nico. Desde una visin democrtica, tolerante y fexible, los diferentes pases apuestan por sus actividades de educacin per- manente. Para la matriculacin en estos programas no se suelen necesitan diplo- mas previos, sino motivacin y experien- 381 LBEA Captulo 05 cia de vida. Incluso en algunos casos ni siquiera experiencia de vida, puesto que se rechaza toda condicin de edad, de manera que dejan a cada adulto la libre decisin de elegir modalidad de aprendi- zaje especfco o a cada estudiante joven con inters por una materia, relacionarse intergeneracionalmente a travs de este nuevo planteamiento. Adems, con el fn de hacer extensiva esta formacin a zonas rurales se ha empren- dido la descentralizacin con la flosofa de la cultura para todos y por tanto no fo- calizada en los grandes ncleos urbanos. A ttulo de ejemplo se podra citar: los centros y secciones de educacin perma- nente que imparten enseanzas forma- les y no formales dirigidas a las personas adultas que, en la actualidad existen 143 centros y 521 secciones dependientes de la Consejera de Educacin que imparten enseanzas formales y no formales, posi- bilitando la formacin bsica, el acceso a titulaciones bsicas, a otros niveles del sistema educativo y fomentando el ejer- cicio de la ciudadana activa. De ello dan cuenta las aproximadamente 125.000 personas que participan en esta oferta educativa durante el curso 2009/2010; por otra parte, se podran citar tambin los Programas Universitarios de Mayores Provinciales de Andaluca. Todo lo expuesto anteriormente es un indicador de la sensibilidad social en general y de las personas mayores en particular. Es decir, a la sociedad la consideramos deudora con este sector de la poblacin, que contribuy a su desarrollo. De ah que la sociedad ahora quiera agradecer ese servicio con una prestacin cultural y un reconocimiento a quienes, por distintas circunstancias, polticas, econmicas o de gnero no pudieron acceder, ni siquiera, a la formacin bsica, Velzquez (2006). 2.5. LAS RAZONES RELACIONADAS CON LAS POLTICAS EDUCATIVAS Para justifcar las razones educativas de la implantacin de la formacin a lo largo de la vida baste citar el reconocimiento que a esta actividad conceden tanto el Plan Gerontolgico (1992) como el Plan de Accin para las Personas Mayores (2003-2007). Por otra parte hay que considerar que la democratizacin de la cultura debe facili- tar el acceso a la informacin a todos los sectores de la poblacin que lo deseen por el mero hecho de querer acceder a un tipo de formacin permanente cual- quiera, que le ayude a su desarrollo per- sonal y que contribuya a conseguir una sociedad ms culta, crtica y participativa, donde se construya una nueva imagen de los mayores y se combata su exclusin social. Para terminar se presenta un cuadro resumen donde se citan las razones ms relevantes de la justifcacin de la educacin a lo largo de todo el ciclo vital. 382 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 05 RESUMEN N 1 JUSTIFICACIN DE LA EDUCACIN A LO LARGO DE TODA LA VIDA g El creciente envejecimiento de la poblacin. g El aislamiento cultural y humano. g Los favorecedores cambios polticos- legislativos. g La nueva flosofa sobre la educacin en el ltimo tramo del ciclo vital. g Las razones estrictamente educativas. Recomendamos: 1 .- Diversifcar y fexibilizar las pro- puestas de educacin a lo largo de la vida para atender ms efcaz- mente al colectivo de personas mayores como grupo heterogneo y complejo. 2 .- Fomentar y extender la formacin a lo largo de la vida con programas bien defnidos, diseados y adapta- dos a las personas mayores. Para ello sera conveniente: g Flexibilizar los programas educativos para adecuarlos a las necesidades de las personas mayores. g Concienciar a las personas, conforme envejezcan, de la necesidad de la formacin a lo largo de la vida. 3.- CARACTERSTICAS DE LOS ESPACIOS FORMATIVOS Son muchos los benefcios que propor- cionan el acceso a una educacin y for- macin permanente. Entre otros, la mejo- ra de la autoestima y, sin duda, una mayor y mejor integracin social. Desde este punto de vista, el desarrollo de las Nuevas Tecnologas y de la Sociedad de la Informacin no puede ser ajeno a las personas mayores, ya que los seniors representan el grupo de edad con la tasa de mayor progreso en el uso de Internet, Hanson (2009). Por ello, la formacin de la ciudadana para el acceso a la Sociedad de la Infor- macin tiene que hacer especial hincapi en el grupo poblacional de las personas mayores. Segn esto si el envejecimiento activo requiere un elemento de participa- cin, sta no puede verse obstaculizada por el desarrollo de la brecha digital de la edad, pues los benefcios que aportan las nuevas tecnologas de la Informacin y Comunicacin a las Personas Mayores son innegables. Con este escenario de partida, debemos plantearnos cmo debera abordarse una estrategia de formacin a lo largo de toda la vida, cules deberan ser sus bases y los mbitos bio-psico-sociales y ambientales en los que debe desarrollar- se y, sobre todo, cules deberan ser los valores, que deberan impregnar cual- 383 LBEA Captulo 05 quier actuacin estratgica dirigida a las personas mayores. Desde nuestro punto de vista los espa- cios formativos deberan ser accesibles, motivadores, adaptados a los diversos ritmos de aprendizaje, innovadores, di- nmicos, participativos y corresponsa- bles, igualitarios, diversos, integradores y recprocos. 1. ACCESIBILIDAD La accesibilidad debe ser contemplada en su sentido ms amplio, pues esta es una de las mayores trabas hoy da, que impiden el pleno acceso a la formacin de las personas mayores. Para ello con- vendra: tener la informacin disponible; facilitarles los circuitos de acceso y mo- tivarles para acudir a los diferentes pro- gramas de formacin permanente. stos seran los tres aspectos favorecedores del acceso a la formacin permanente. Por ello, la formacin debe ser cercana, amigable y motivadora; debe convertirse en una oportunidad ms de integracin y estrechamiento de vnculos de las per- sonas mayores con la sociedad. De otro modo ahondara en la brecha social ya existente entre las personas mayores y el resto de la sociedad; debe permitir el de- sarrollo personal en los diversos entornos en los que las personas se desenvuelven para envejecer mejor en la comunidad y en casa. Debe ser pues localizable y acce- sible a la comunidad, pero no solamente ubicada en entornos urbanos, sino tam- bin, en entornos rurales, porque la edu- cacin es un derecho y por ello debe ser accesible a todas las personas. Actualmente, la formacin permanente es ms limitada, circunscrita casi en su totalidad, en los entornos urbanos que en los rurales. No obstante, algunas iniciativas han sido desarrolladas con xito por la Consejera de Cultura con la creacin de redes de centros y secciones de educacin perma- nente, por Universidades de forma aislada a travs de Programas Universitarios de Mayores, por los Ayuntamientos a travs de programas municipales para mayores ofrecidos desde los centros municipales o centros de da, o por el tejido asociativo a travs de talleres o conferencias, etc. En defnitiva, la oferta formativa desarro- llada en los entornos rurales es escasa, y se reduce prcticamente a los centros y secciones de educacin permanente, cuyo contenido siendo necesario resulta a veces insufciente. El camino por recorrer es largo, y las oportunidades que brindan en este sen- tido las infraestructuras de telecomuni- caciones, las redes de comunicacin y la tecnologa aplicada a los nuevos entor- nos de aprendizaje permiten extender el acceso a estos recursos desde todos los rincones de Andaluca. 384 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 05 2. MOTIVACIN No todas las personas mayores afrontan esta etapa de sus vidas de una misma manera. As, mientras existen personas poco motivadas, que experimentan un vaco y prdida de autoestima, con un agravado sentido de inutilidad y carga para la sociedad, otras, por el contrario, la afrontan con la mayor de las energas y ganas de hacer, de aprender, de desarrollarse, de colaborar, de aportar, de hacer todo lo que las circunstancias personales y de la vida le han impedido desarrollar y que han sido acumuladas y ansiadas a lo largo de toda una vida. Y otras que afrontan esta etapa con tranquilidad y serenidad. Por ello el espectro formativo debe ser amplio y diverso, adecuado a los diversos ritmos de aprendizaje y diversas motiva- ciones personales. Formacin necesaria para prevenir el deterioro, til, prctica, bsica, pero tambin con facilidad y con- diciones de acceso a una formacin uni- versitaria ms avanzada, para aquellos que lo deseen. Por todo ello los recursos y materiales de- bern ser altamente motivadores apor- tando sentido de utilidad al usuario/a. Esta motivacin proviene tanto de la cali- dad de los recursos, como de lo prctico que resulten para la resolucin de pro- blemas de la vida cotidiana. As, si ellos/as inician su aprendizaje por el placer de aprender, hay que facilitarles, motivarles, para que sigan aprendiendo ms y mejor y sus aprendizajes tengan un efecto multiplicador a travs de la comunicacin con otras personas. 3. ADAPTABILIDAD Para la adaptabilidad se ha de tener en cuenta que los recursos y materiales de- ben ser de fcil uso, sencillos, aplicables y de fcil localizacin, sobre todo cuando el pblico destinatario es una sociedad diversa, funcional en su conjunto, com- puesta por jvenes y no tan jvenes, per- sonas con y sin problemas, de diferentes generaciones, etc. Lo expuesto anteriormente nos lleva a afrmar que no se trata de hacer un do- ble desarrollo de todas las actuaciones y nuevos espacios de aprendizaje, sino de tener como premisa un diseo universal para todos con pequeas modifcaciones para una fcil adaptacin a la heteroge- neidad de las personas mayores. Estas premisas, en general, no slo re- dundarn en el mayor y mejor acceso a los recursos de las personas mayores, sino de la sociedad en su conjunto. Por todo ello, cundo los espacios, recur- sos y materiales sean especfcos para las personas mayores debern estar adapta- dos a este colectivo, facilitndose la com- prensin de los contenidos. Adems los recursos y productos deben cubrir las ne- cesidades reales del colectivo en materia de idioma, difcultad conceptual, inte- 385 LBEA Captulo 05 gracin, insercin, etc. Asimismo se debe promover itinerarios formativos adapta- dos. Esta adaptacin de los contenidos cumple con una doble fnalidad: por un lado que el usuario/a acceda de una for- ma ms rpida y cmoda a los recursos y por otra que sea l/la mismo/a el/la gua de su aprendizaje, al romper las barreras espacio-temporales de este aprendizaje. Por otra parte, para poder conseguir una fcil asimilacin, la organizacin debe ser presentada siguiendo estructuras y esquemas lgicos y bien combinados segn la naturaleza de los contenidos y de las caractersticas de las personas a las que se dirigen. En defnitiva, habra que facilitar la promocin de la comodidad del entorno del aprendizaje adaptado a las personas a las que va dirigido, aunque esto suponga un esfuerzo aadido en el diseo de enseanza-aprendizaje. 4. INNOVACIN Los benefcios que proporcionan las NTICs al colectivo de las personas ma- yores son indiscutibles, abarcando des- de una mejora de su efciencia, hasta la prevencin del deterioro cognitivo, el fo- mento de las habilidades y capacidades personales, la mejora de la autoestima y, sin duda, una mayor y mejor integracin social y tecnolgica. Desde esta ptica muchas personas han manifestado, que gracias al uso de la tec- nologa se sienten ms integradas, que conocen aspectos de los que oyen hablar habitualmente a sus nietos/as y a las per- sonas jvenes y que la tecnologa, tam- bin, les resulta de utilidad, les facilita la comunicacin con entidades y contactos, les permite construir sus propios relatos, transmitir su saber hacer y tienen una mayor sensacin de sentirse tiles. Usualmente asociamos la innovacin en la formacin a la capacitacin en la utili- zacin de las herramientas TIC por parte de las personas mayores, para que les permitan desenvolverse con la mxima autonoma e independencia, mejorando su calidad de vida y su desarrollo perso- nal. Por ello habra que ofrecerles los co- nocimientos necesarios, para que tomen conciencia de las ventajas y desarrollo de la Sociedad de la Informacin en la que estn llamados a participar de manera plena (administracin electrnica) po- tenciando as su carcter de ciudadanos/ as actualizados. Para ello, es fundamental la puesta en marcha de programas especfcos de for- macin dirigidos a las personas mayores, enfocado a mostrar la utilidad y los bene- fcios derivados de la incorporacin de las TICs en la vida diaria, especialmente aquellos aspectos que fomenten el en- vejecimiento activo y que inciden direc- tamente en su bienestar y autonoma personal. Servicios de e-salud, e-ocio, de apoyo en el hogar (servicios interactivos a travs de la TDT, servicios de teleasis- tencia, de comercio sin salir de casa...) Los 386 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 05 avances de la tecnologa (entornos AMI) en este sentido son incipientes, pero dar a conocerlos y generalizar su uso entre la poblacin benefciaria es pieza fun- damental. Innovacin, en defnitiva, que puede extenderse al mbito de la tele- formacin como una nueva frmula del proceso de enseanza-aprendizaje. 5. DINAMISMO La sociedad es cambiante y dinmica. Segn esto parece lgico que nos preguntemos: Quin podra decir hace apenas unos aos, que el uso del mvil se iba a generalizar entre la poblacin mayor?, pero las nuevas formas de comunicacin y de relacin cambian de manera permanente. Antao la comunicacin era principal- mente verbal. Posteriormente verbal y escrita. Hoy da, los mayores volmenes de informacin creados son digitales, accesibles a travs de espacios web, en- ciclopedias, revistas, peridicos y libros digitales, etc. Los espacios de socializacin tambin han ido evolucionando. Antes eran las plazas de los pueblos, los casinos, los centros de da, las asociaciones etc. Hoy da, las redes sociales han modifcado las formas de relacin. El acceso al ocio, la cultura, a la sanidad tambin cambian. Las personas destinatarias de la formacin tambin han ido evolucionando. Al principio era un privilegio exclusivo de hombres. Hoy da son ms las mujeres que acceden ms a la formacin que los hombres ( entre otras cosas porque hay ms mujeres), aunque ello an no se aplica de igual forma en el acceso al mercado laboral. De igual manera la formacin est vinculada a las diversas etapas de la vida: la infancia, la niez, la adolescencia, la juventud y la adultez. Precisamente una adultez cambiante, cada vez ms longeva, hace que los requerimientos y necesidades de formacin cada vez sean mayores por ser mayor la proporcin de poblacin adulta y lo servicios que a la misma se ofrecen. De esta manera, aunque an queda mucho por andar, la formacin es cada vez ms intercultural e integradora. Por otra parte, la formacin tambin ha ido evolucionando, principalmente por la aplicacin de las nuevas tecnologas. Ello es debido a que el concepto de edu- cacin y formacin, gracias al propio de- sarrollo sufrido en los niveles educativo- formativos de la poblacin ha cambiado. Por ello, las necesidades son ms, ms especfcas y ms especializadas. Los es- pacios formativos se han multiplicado y diversifcado ms all de la regulacin estricta anterior, y no slo se circunscri- ben a las Nuevas Tecnologas, sino que 387 LBEA Captulo 05 la experiencia adquiere cada vez ms un componente educativo-formativo. Pero no slo la experiencia profesional, tambin la ldica (ocio, cultura, turismo, etc), la cual va creciendo especialmente en los colectivos de personas mayores y es mu y valorada y demandada, contri- buyendo de esta manera al incremento de la calidad de vida y a su permanente activacin. Incluso la formacin en las nuevas tecno- logas es y debe ser cambiante y dinmi- ca, adecuada a las nuevas necesidades de las personas mayores que la propia evolucin de la sociedad y el propio de- sarrollo tecnolgico demande. Adems cada vez estn ms extendidas las enseanzas virtuales, hasta tal punto que hoy da no hace falta saber manejar un procesador de texto o una hoja de clcu- lo para poder acceder y participar activa- mente en la Sociedad del Conocimiento. Por todo ello la formacin deber capa- citar a los/as destinatarios/as en aquello que satisfaga sus necesidades perso- nales de comunicacin (correos, chats, videoconferencias, etc.), relaciones so- ciales (redes sociales) o con la adminis- tracin (e-administracin), expresin (herramientas 2.0), diversin (redes de ocio, espacios multimedia de msica y cine, etc.), cuidados (portales y servicios de esalud), informacin (prensa, tv, radio y libros digitales). Lo anterior nos lleva a concluir que, si las formas de comunicacin, participacin y relacin cambian, los nuevos modelos sern el objeto de dicho aprendizaje. Por ello la interactividad y experimen- tacin son tambin dos de las variables ms importantes del aprendizaje. Interac- tividad para poder establecer un dilogo rico entre los materiales y el/la usuario/a, otorgando a este ltimo/a todo el prota- gonismo de su aprendizaje. Por su parte la experimentacin debe servir de veh- culo atractivo para mostrar ejemplos y poner en marcha procesos cognitivos superiores a travs del planteamiento de hiptesis, razonamiento e investigacin de los aprendizajes en situaciones reales. 6. PARTICIPACIN Y CORRESPONSABILIDAD La participacin se entiende como la efectiva participacin del conjunto de la sociedad andaluza y en especial de las instituciones y organizaciones sociales en las iniciativas y servicios puestos en marcha para el desarrollo de esta formacin. Por ello es conveniente impulsar y poten- ciar la participacin efectiva de las perso- nas mayores para favorecer y desarrollar su progreso y calidad de vida; extender y hacer compartir la responsabilidad y compromiso de alcanzar los objetivos entre todas las instituciones, organizacio- nes y agentes, por extensin y smosis a 388 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 05 toda la poblacin mayor, individual y co- lectiva, no slo como benefciaria de es- tos servicios, sino como protagonista co- rresponsable, con derechos y deberes, en su capacidad de responder por sus ac- tuaciones en los servicios o infraestructu- ras que se pongan a su disposicin. Habra que tener en cuenta, de esta ma- nera, la conciencia que muchas personas mayores tienen de que slo poseen dere- chos por tener muchos aos, y no debe- res como ciudadanos/as responsables. 7. IGUALDAD La igualdad de oportunidades y la in- clusin social son metas fundamentales sobre las que se asienta la poltica social andaluza actual y deben representar, asi- mismo, las bases fundamentales del de- sarrollo de la formacin para el envejeci- miento activo. Este valor pretende lograr que toda las personas mayores independientemen- te del nivel educativo o econmico, del gnero, de la situacin laboral o del ais- lamiento geogrfco de su lugar de resi- dencia, pueda acceder a esta formacin y a los benefcios derivados de su uso. Tambin, habra que hacer constar, que el insufciente nivel de estudios en un amplio sector de la poblacin mayor andaluza no debe de ser obstculo para la igualdad en los aprendizajes y para la integracin en la marcha y el progreso de esta sociedad, Plan Gerontolgico (1992). 8. DIVERSIDAD E INTEGRIDAD Se puede defnir la diversidad como el grado de variacin de diferentes grupos humanos. Andaluca destaca por su gran cantidad de grupos humanos heterog- neos, los cuales aportan riqueza cultural, econmica y social a la sociedad actual. Heterogeneidad que hay que interpretar como riqueza intercultural en la historia actual de nuestra regin. Por ello uno de los valores debe ser el de aprovechar esa riqueza, potenciando al mximo las capacidades de estos gru- pos heterogneos (sea cual sea su edad, sexo, raza, etnia, ) con el fn de aportar e incrementar la interactuacin con otros grupos de otras comunidades forneas, as como enriquecer y propagar la cultura y riqueza andaluzas. La interculturalidad producida por la di- versidad de la poblacin debe ser apro- vechada, pues, como un medio para el enriquecimiento y no como un mecanis- mo de defensa de la integridad personal y cultural. Habra que aadir, que frente al reduc- cionismo educativo, la educacin en la diversidad, la experiencia del otro y con el otro, puede contribuir a generar, de forma regulada, procesos de innovacin y transformacin en positivo para la co- munidad integral. 389 LBEA Captulo 05 9. RECIPROCIDAD Por ltimo, y no por ello menos impor- tante, la formacin a lo largo de la vida debe abordarse, de igual manera, desde dos ejes sinrgicos y complementarios, a travs de la formacin para y por las per- sonas mayores. La formacin para perso- nas mayores es la de ms uso, con sus de- bilidades y fortalezas. Pero la formacin realizada por las personas mayores, como difusores de la experiencia, de la cultura y el conocimiento, debe desarrollarse de manera plena, siendo muchas las posibi- lidades y los mbitos de aplicacin. La intergeneracionalidad an no est su- fcientemente desarrollada en el mbito de la formacin. Existen experiencias sin- gulares y aisladas de aprendizaje conjun- ta de nuevas tecnologas en lo que los/ as ms jvenes ensean a usar las tecno- logas, y los ms mayores aportan cmo hacerlo de forma responsable y segura, aportando y enriqueciendo dicha for- macin en valores. O los mismos proce- dimientos pero aplicados al contexto del inicio a la lectura y escritura. El mentoraje puede ser aplicado de ml- tiples maneras a todo tipo de iniciativas y de los mbitos ms diversos y que apro- vechen el conocimiento y la experiencia y por qu no la iniciativa de las personas mayores, incluidas aquellas laborales de acompaamiento de las personas mayo- res a otras ms jvenes en el inicio de la actividad profesional, empresarial o arte- sanal. Todo ello, porque las personas ma- yores constituyen un potencial humano y profesional nada desdeable y cada vez mayor. Su colaboracin desinteresada y voluntaria en actividades sociales y/o re- lacionadas con la difusin del patrimonio cultural es notable, y los benefcios que les reporta a su bienestar personal, salud y calidad de vida son indudables, pero esta actividad debe generalizarse ms all de los entornos urbanos y debe ex- tender su oferta a muchos ms mbitos locales y especfcos en los que las per- sonas mayores podran desarrollar esta actividad voluntaria. Un ejemplo a citar podra ser el voluntariado digital de las personas mayores. Quines mejor que ellas mismas para sensibilizar y motivar a otras, para que se acerquen a las nuevas tecnologas?
Para terminar este epgrafe se muestra un cuadro en el que se citan las carac- tersticas ms relevantes de los espacios formativos. 390 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 05 RESUMEN N 2 CARACTERSTICAS DE LO ESPACIOS FORMATIVOS 1. Accesibilidad. 2. Motivacin. 3. Adaptabilidad. 4. Innovacin. 5. Dinamismo. 6. Participacin y Corresponsabilidad. 7. Igualdad. 8. Diversidad e Integridad. 9. Reciprocidad. As, recomendamos: 3 .- Impulsar la educacin a lo largo de la vida, con independencia del nivel educativo, econmico o de gnero. Para ello sera conveniente: g Abordar la educacin permanente para y por las personas mayores. g Hacer accesible la educacin a todas las personas mayores que lo deseen. g Adaptar la formacin permanente a las personas a las que va dirigida. 4 .- Promover la implementacin de programas congnitivos durante el envejecimiento para facilitar la in- tegracin. Para ello sera conveniente: g Posibilitar que las personas mayores se ejerciten en tareas verbales y de comunicacin a travs de la formacin continua. g Promover el empoderamiento y cambiar los imperativos negativos sobre la vejez, el envejecimiento y el aprendizaje en estas edades 4.- CATLOGO DE RECURSOS FORMATIVOS EN LA COMUNIDAD AUTNOMA ANDALUZA La idea central de la educacin perma- nente consiste en aceptar la capacidad de aprendizaje que tienen las personas en to- das las edades del ciclo vital y no solamen- te en la infancia y la adolescencia. Ahora bien, la organizacin de la educacin per- manente supone una superacin del con- cepto tradicional de escolarizacin. Desde esta perspectiva, se entender que aprender a lo largo de toda la vida estar, pues, cerca de la idea de I. Llich de la Escuela a Perpetuidad, aunque con los matices propios, Velzquez y Fernndez (1998). As, se puede entender que se aprende mientras se vive y que se aprende de la experiencia. Por tanto, todo en la comunidad es potencialmente educativo, del mismo modo que cualquier situacin puede servir para aprender. 391 LBEA Captulo 05 Por otra parte, la calidad de vida no est desligada del aprendizaje, puesto que la enseanza que se imparte en la forma- cin permanente no est encaminada hacia las titulaciones, sino a la formacin integral del alumnado participante para mejorar su situacin personal y social en su contexto, as como para servir de es- tmulo a otras personas, independiente- mente de su edad. Desde esta argumentacin se entiende que se vayan construyendo proyectos capaces de dar respuesta a los deseos de las personas mayores que solicitan aprender desde un enfoque amplio de desarrollo cultural y no desde la perspectiva restringida de la instruccin, porque no se trata de aprender para, sino de aprender por, Velzquez (2006). Desde esta ptica la formacin a lo largo de la vida se est confgurando como uno de los factores ms importantes del desarrollo y la mejora de los ciudadanos/ as mayores. De ah que la expansin que esta formacin est teniendo en nuestra comunidad autnoma se vea aumentada por las posibilidades, que las nuevas tecnologas de la informacin y la comunicacin ofrecen. Por todo ello, 1996 fue denominado por la U.E. como el ao de aprendizaje a lo largo de toda la vida. Desde aquel mo- mento, manifestamente la Unin quiso llamar la atencin acerca de la necesi- dad de prestar atencin a la formacin y aprendizaje de los ciudadanos a lo largo del ciclo vital. La comunidad autnoma andaluza, sen- sible a su compromiso con las personas mayores continu implantando y mejo- rando su catlogo de recursos dirigidos a este colectivo. Catlogo que, de forma resumida y sin ser exhaustivo, se puede sintetizar en los siguientes enunciados, se- gn se especifca en el siguiente cuadro: RESUMEN N 3 CATLOGO DE ACTIVIDADES FORMATIVAS PARA LAS PERSONAS MAYORES EN LA COMUNIDAD AUTNOMA ANDALUZA - Programas Universitarios de Mayores (PUM). - Aulas de Tercera Edad (ATE). - Programas Municipales para Mayores (PMM). - Universidades Populares (UP). - Programas Culturales de los Centros de Da (PCCD). - Voluntariado Cultural de Mayores (VCM). - Asociacionismo Cultural de Mayores (ACM). - Otras Actividades: congresos, cursos, jornadas, conferencias, viajes culturales, intercambios En la actualidad, estos programas debe- ran ser evaluados para corregir posibles 392 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 05 defciencias, hacer propuestas y mejorar- los cualitativamente, al mismo tiempo que resaltar los logros conseguidos. No obstante, con ser muchos y buenos estos programas no son sufcientes. De ah que en los prximos captulos se pre- senten algunos otros que de alguna ma- nera vendran a profundizar y completar el catlogo actual y, consiguientemente, a enriquecer el escenario formativo en nuestra comunidad autnoma andaluza. Por todo lo anteriormente expuesto, recomendamos: 5 .- Dinamizar a las instituciones pblicas y privadas y a la sociedad civil para implementar programas que favorezcan el envejecimiento activo en la comunidad autnoma andaluza. Para ello sera conveniente: g Concienciar a las personas mayores andaluzas de la conveniencia de la for- macin a lo largo de toda la vida. g Favorecer los diferentes programas de mayores para mejorarlos cualitativamen- te y adecuarlos a la poblacin andaluza.
6 .- Promover la investigacin para analizar y evaluar los diferentes programas de formacin a lo largo de toda la vida en la comunidad autno- ma andaluza. Para ello, seria conveniente: g Implicar a las universidades andaluzas en la investigacin gerontaggica por y para el envejecimiento activo. g Motivar a las personas mayores para que sean investigadoras sobre los propios procesos de aprendizaje. 7 .- Formar en el envejecimiento activo y formacin a lo largo de la vida en Andaluca requiere de conocimiento, actitudes y habilidades, que permitan el apoyo para que las personas mayores sean autnomas. 5.- PROGRAMAS INNOVADORES Entendemos por programas innovadores aquellas acciones que deben ser acometi- das en la actualidad por las personas ma- yores, para que stas se siten en las me- jores condiciones como ciudadanos/as de una sociedad moderna y participativa. Para ello se ofertan tres programas, que consideramos de vital importancia para las personas mayores andaluzas. El primero hace referencia a los Progra- mas de Preparacin a la Jubilacin Activa (en adelante PPJA), como base para la in- formacin y orientacin de las personas mayores y como indicador de que otra 393 LBEA Captulo 05 forma de envejecer es posible a travs del envejecimiento activo. En segundo lugar, se profundiza en los Programas Universitarios de Mayores (en adelante PUM), que gozan de muy bue- na salud en la comunidad autnoma an- daluza, no slo en los mbitos urbanos, sino, tambin, en los rurales. El tercero, se refere a las personas mayores y las nuevas tecnologas, como accin clave para romper la brecha digital y, consecuentemente, la brecha social de la exclusin.
5.1.- LOS PROGRAMAS DE PREPARACIN A LA JUBILACIN ACTIVA (P.P.J.A.) 5.1.1.- Introduccin El enfoque que se defende en este texto se fundamenta en el envejecimiento activo, de ah que al trmino jubilacin se le aada el de activa. Desde esta perspectiva entendemos la jubilacin como una forma de vida, en la que las personas jubiladas no deben detener su desarrollo, sino seguir avanzando y disfrutando con calidad de vida este cada vez ms largo perodo del ciclo vital. Consideramos que la jubilacin no es privilegio de unas cuantas personas, sino el comienzo del estatus social de la mayora de la clase trabajadora; no es un acontecimiento excepcional, sino una vieja conquista social. Pero, por otra parte, la jubilacin es un fenmeno social diferenciador, ya que no afecta a todas las personas por igual, Yanguas, J. (1995). La diferencia depende fundamentalmen- te de las variables moduladoras tales como las expectativas, la cuanta de la pensin, la situacin bio-psico-social, etc, que favorecen o difcultan el proceso de la jubilacin. No obstante, independientemente de las variables citadas, sobre todas las personas jubiladas suele caer una imagen social devaluada, que se identifca con el tradicional enfoque del envejecimiento como declive. De esta manera se ha percibido al jubilado/a como clase pasiva, intil, dependiente, frente a los trabajadores en activo, que se identifcan como clase activa, tiles y competentes. De ah que un gran nmero de personas jubiladas hayan asumido esta percepcin y se comporten conforme al modelo tradicional imperante. Afortunadamente hoy estamos en condi- ciones de afrmar, desde el modelo bio- psico-social, que la etapa de la jubilacin no tiene por qu ser una fase de declive, carencias y deterioro; de debilidades en defnitiva, sino que puede considerarse como una etapa de crecimiento y de for- talezas, Moragas, (2004). 394 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 05 Desde un punto de vista histrico, se puede comprobar que mucho ha tenido que ver en esta negativa percepcin social la consideracin de los ms jvenes como competentes, frente a la ya clsica incompetencia atribuida a los mayores en aras de la concepcin del ms radical capitalismo productivo. Afortunadamente, las y los nuevos/as jubilados/as, los nuevos mayores, cons- cientes de su momento histrico y del protagonismo que les ha tocado vivir, es- tn tomando conciencia de las grandes posibilidades que tienen para ejercer una infuencia positiva sobre su propia vida y sobre la sociedad actual. Lo anterior no quiere decir, que no exista, cada vez ms, una preocupacin por las difcultades existentes en la transicin de la vida laboral a la jubilacin. Preocupacin que no es slo de quienes se jubilan, sino de las polticas de recursos humanos, de las empresas, de la administracin pblica, de los organismos internacionales y de la sociedad en general. De ah que se est despertando la con- ciencia del importante papel social que una poblacin activa y participativa re- presenta. Y de ah que se estn tomando las medidas oportunas, para que el colec- tivo de jubilados/as reciba una formacin adecuada. Todo ello porque hoy no se sostiene el argumento de que la jubilacin es conse- cuencia de una incapacitacin para con- tinuar desplegando competentemente cualquier actividad, porque la mayor esperanza de vida y la mejor calidad de sta, tienen que ver con que se puedan vivir los aos de jubilacin de forma po- sitiva. De esta manera, la jubilacin sera equivalente a vivir de forma competente y activa. RESUMEN N 4 CURSO DE PREPARACIN A LA JUBILACIN ACTIVA
1. Introduccin - La jubilacin, una etapa vital. - Un acontecimiento complejo: fsi- co, psquico, econmico y social. - Mitos y hechos sobre la jubilacin. - Preparacin activa y positiva para una etapa vital. 2. Salud Fsica - La salud, derecho y obligacin in- dividual. - Valoracin y rediseo de hbitos saludables. rganos y sistemas. - Nutricin. Ejercicio fsico. Sueo. Vida sexual. Estilo de vida. - Prevencin de la enfermedad y accidentes. Rehabilitacin. - Asistencia sanitaria. Medicacin. Seguridad social. Seguros privados. 395 LBEA Captulo 05 3. Salud Mental - Personalidad. Tipos y reacciones. - Intereses y motivaciones, emocio- nes y afectos. - Inteligencia. Memoria. Capacidad de aprendizaje. Sentidos. - Autoconcepcin y etapas vitales. - Prevencin de la enfermedad. Desarrollo personal y equilibrio mental. 4. Salud Social - Familia y Relaciones. Esposos. Hi- jos. Nietos. Parientes. Cooperacin y Conficto. - Grupos de Relacin: amigos, veci- nos, colegas. Redes de relacin. - mbitos: vecindario, clubes, ho- gares, centros. Asociacionismo, - Soledad. Aislamiento. Margina- cin y redes sociales. - Prevencin y rehabilitacin de las enfermedades sociales. Alcoholis- mo y toxicomana. 5. Tiempo Libre - Intereses. Afciones. Actividades: intelectuales, manuales, estticas, recreativas. Identifcacin y desa- rrollo de hbitos. - Ocupaciones: creativas, artesa- nas, estticas. - Educacionales: culturales. - Recreativas: juegos, deportes, es- pectculos, viajes. - Ideolgicas, polticas, religiosas. Voluntariado. Trabajo para la co- munidad. 6. Medio Ambiente - Vivienda. Casa. Hogar. Residencia. Alternativas y posibilidades. - Estabilidad o mudanza. Valora- cin. Criterios. Acondicionamiento. - Aprovisionamiento. Almacenajes. Funcionalidad. Valoracin. - Movilidad y barreras. Transporte habitual. Viajes. - Servicios pblicos. Servicios a do- micilio pblicos y privados. 7. Economa y Derecho - Pensiones. Sistemas. Revisiones. Infaccin y nivel de vida. - Nivel de renta. Nivel econmico. Calidad de vida. - Previsin privada. Fondos de pen- siones. Seguros. Vitalicios. Ahorro. Propiedad mobiliaria e inmobiliaria. - Rentas diversas. Actividades. Ocu- paciones. 8. Enfoque Positivo - Defnicin del objetivo vital: plan para la jubilacin. - Aplicacin de los objetivos a la rea- lidad. El plan de funcionamiento. - El fn del trabajo activo y el inicio de actividades en la jubilacin. Los vasos comunicantes entre ocupa- ciones. - Preparacin para la jubilacin. In- tegracin de la personalidad y los objetivos vitales. - La jubilacin, una etapa vital a vivir. 396 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 05 Para terminar, parece oportuno que se respondan algunas cuestiones, que pueden despejar dudas sobre la puesta en marcha de estos programas. Cundo iniciar los PPJA?: g En una primera fase, parecera conve- niente iniciarlos diez aos antes de que se produzca la jubilacin, hacindolos coincidir con la planifcacin de la mitad de la vida (50 aos aproximadamente). g En una segunda fase, se podra llevar a cabo en la prejubilacin o inmediatamente despus de la jubilacin. g En una tercera fase se debera llevar a cabo durante la jubilacin, para contras- tar las expectativas con la realidad. Quin debera asumir los gastos de los PPJA?: g La razn del costo de la realizacin de este programa es, paradjicamente, una cuestin esgrimida frecuentemente para justifcar la ausencia de programas en todo tipo de organizaciones. Argumento que pierde todo tipo de validez, cuando se analiza la reduccin de gastos sanitarios y sociales que la preparacin para la jubilacin origina. Ello constituira un programa preventivo de incalculable valor de ahorro para el gasto pblico. Dnde desarrollar los PPJA?: g Recomendable en un lugar externo al trabajo. g En las empresas que ofrecen estos programas. g En la sede de educacin de adultos. g En las asociaciones de jubilados/as. g En las sedes sindicales. g En los Centros de Da de Personas Mayores. g En otros lugares perfectamente acon- dicionados. Quin debera impartir estos programas?: g Las instituciones pblicas y/o privadas. g Los sindicatos. g Las empresas. g Los colegios profesionales. g Las asociaciones. g Profesionales provenientes de la me- dicina, psicologa, sociologa, derecho g Otras instituciones y profesionales afnes. 397 LBEA Captulo 05 Quin debera participar en estos programas?: g Las personas prximas a la jubilacin o recin jubilados/as, pero siempre es con- veniente que asistan los dos miembros de la pareja, para evitar que los proyectos de vida no sean divergentes, sino lo ms cercanos posible, para la realizacin per- sonal y social de las dos personas. Qu tiempo se necesita para el desarrollo de los PPJA?: g La duracin media oscila entre 30 y 50 horas, aunque la experiencia indica que el nmero de horas aconsejable debe ser de 15 a 20 horas en sesiones de 2-3 das por semana. De todas formas, depende de distintas circunstancias para su desa- rrollo, as como del nmero de partici- pantes y del presupuesto asignado. Qu objetivos se proponen para un PPJA?: g Tomar conciencia de los cambios. g Destacar los aspectos positivos de la jubilacin. g Facilitar la planifcacin del futuro como jubilados/as. g Sensibilizar hacia hbitos saludables. g Informar sobre aspectos de inters particular y general. g Motivar a las personas para un enveje- cimiento activo. Qu contenidos deberan im- partirse?:
Siguiendo el ejemplo propuesto, los contenidos a impartir seran: g De introduccin general al envejeci- miento activo. g Cambios fsicos. g Psicogerontologa. g Aspectos sociales. g Contenidos de ocio y tiempo libre. g Medio ambiente. g Aspectos econmicos-legislativos adaptados a la edad. g Enfoque positivo del envejecimiento. Qu metodologa sera la ms adecuada? Los mtodos de preparacin a la jubilacin se suelen dividir en dos modelos: g informativos (magistrales). 398 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 05 g De desarrollo personal (participacin activa). Aunque en la prctica no existen modelos puros, sino que se combinan ambos, pa- rece ms conveniente el uso mayoritario del segundo modelo frente al primero. De acuerdo con lo anterior, la metodologa ms adecuada sera la activa y participati- va, combinndose los medios audiovisua- les con las exposiciones orales y de grupo, teniendo algunos documentos como so- portes de la informacin debatida. Cmo y cundo evaluar y hacer un seguimiento de los PPJA? En general, en la Unin Europea no se prodigan trabajos en torno a la evaluacin de la efcacia de los PPJA tradicionales. Por ello se recomienda, que se investigue en la comunidad autnoma andaluza el impacto que estos programas tienen y se haga un seguimiento de las debilidades y fortalezas de este programa innovador. En sntesis, parafraseando a Moragas, (2004), podemos afrmar que la jubilacin constituye una etapa de vital importancia debido a la prolongacin de la esperanza de vida de las personas. Esto implica un cambio socio-econmico para el que no existen mecanismos de preparacin. Por ello consideramos que los PPJA me- joraran la calidad de vida de las perso- nas jubiladas, con el consiguiente ahorro del gasto sanitario y consecuentemente la produccin de un cambio personal y social. Adems, la promocin de esta preparacin requiere un plan de accin basado en la difusin del envejecimiento activo, hbitos saludables y promocin de las relaciones sociales. Tres elementos clave para vivir con calidad de vida. RESUMEN N 5 ELEMENTOS BSICOS PARA EL FUNCIONAMIENTO DE LOS PPJA g Cundo iniciar los PPJA? g Quin debera asumir los gastos de los PPJA? g Dnde desarrollar los PPJA? g Quin debera impartir estos programas? g Quin debera participar en estos programas? g Qu tiempo se necesita para el desarrollo de los PPJA? g Qu objetivos se proponen para un PPJA? g Qu contenidos deberan impartirse? g Qu metodologa sera la ms adecuada? g Cmo y cundo evaluar y hacer un seguimiento de los PPJA? 399 LBEA Captulo 05 Formulamos la siguiente recomendacin: 8 .-Proponer la progresiva implan- tacin de los PPJA para personas prximas a la jubilacin a sindica- tos, empresas y organismos locales. Para ello sera conveniente: - Disear PPJA adecuados a la poblacin andaluza. - Fomentar los PPJA como medio de optimizacin del envejecimiento activo. - Propiciar que la jubilacin sea percibida como una fase de la vida llena de posibilidades de realizacin personal y social. - Transmitir una imagen de la jubilacin que ponga de relieve su dimensin positiva, tanto para las personas cercanas a la jubilacin y las jubiladas, como para la sociedad en general. - Fomentar que las mujeres mayores andaluzas, realicen cursos de PPJA, independientemente de que no hayan trabajado de forma remunerada. 5.2.- LOS PROGRAMAS UNIVERSITARIOS DE MAYORES
De entrada , se hace preciso manifestar que la extensin, en este apartado, se justifca por la importancia de estos programas y por el auge y desarrollo adquirido en la C.A.A. bajo la direccin de las universidades y con el apoyo de la Consejera para la Igualdad y Bienestar Social de la Junta de Andaluca, as como por otras instituciones, pblicas y privadas, sobre todo las Diputaciones Provinciales y los Ayuntamientos. Quede claro, pues, que este apartado sirve de introduccin y marco general a los Programas Universitarios de Mayores, en adelante P.U.M. Su objetivo consistir en clarifcar algu- nos aspectos no siempre bien defnidos. Al mismo tiempo, se persigue poner cierto orden en determinados concep- tos, ya que se constata que, aunque se est incrementando el nmero de estos programas, no est siendo acompaado igualmente con el soporte y la consisten- cia, que la teora y la investigacin dan a la prctica. Por ello el contenido de este bloque versar sobre: la historia, la justi- fcacin, la defnicin, el modelo marco de los P.U.M. en Espaa y Andaluca, la es- tructura y duracin de estos programas, as como la metodologa y evaluacin. 5.2.1. -Historia La aparicin de las Universidades de Mayores en el mundo es relativamente reciente, como lo demuestra el hecho de que la primera se fundara en Tolouse (Francia) en 1973 por el Profesor Pierre Vellas. Este evento supuso todo un fenmeno social, aunque tard en tomar la relevancia que mereca, incluso en Francia, donde este movimiento tuvo mayor xito. Ms tarde se extiende a los pases francfonos y posteriormente al resto de los pases industrializados. 400 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 05 Estas universidades surgen inicialmente con la idea de proporcionar a la persona ma- yor un lugar en la sociedad y recuperar su dignidad. Con este objetivo las universida- des de la tercera edad, U.3.A. U.T.A., como se las llam inicialmente, se dirigieron a la formacin sobre todo en Gerontologa Social, y a la investigacin en temas relaciona- dos con la salud, la psicologa, lo social y lo econmico. En Andaluca, los Programas Universitarios de Mayores comenzaron a mediados de la dcada de los 90 en la Universidad de Granada, seguido por la de Sevilla. Desde un anlisis amplio, la evolucin mundial de esta iniciativa universitaria ha pasado, segn Lemieux (1997), por tres momentos histricos como aparece en el siguiente cuadro: EVOLUCIN MUNDIAL DE LOS PROGRAMAS UNIVERSITARIOS PARA MAYORES ETAPAS ACTIVIDAD EDUCATIVA FINALIDAD/OBJETIVOS 1. Etapa Servicios educativos concebidos como programas culturales de tiempo libre. Entretener Favorecer las relaciones sociales entre las personas mayores 2. Etapa Actividades educativas para la participacin y mejora de los conocimientos de los mayores Intervencin de los mayores en los problemas sociales existentes 3. Etapa Programas educativos reglados, con Plan de Estudios propio, con todas las caractersticas propias de la enseanza superior y, generalmente, propuestos desde las Ciencias de la Educacin 401 LBEA Captulo 05 No obstante, la diferenciacin entre las etapas no es bice, para que las tres puedan compatibilizarse. Concretamente en Espaa la oferta de los P.U.M. se corresponde fundamentalmente con la primera y la segunda etapa antes citada. En la actualidad, segn Stadelhofer (2002), existen estudios o universidades para las personas mayores en todos los pases europeos, la mayora de los cuales estn conectados a travs de redes na- cionales: Muchos de ellos son miembros de la Aso- ciacin Internacional de las Universida- des de Tercera Edad (A.I.U.T.A.), fundada en 1975, que promociona la fundacin y desarrollo de la U.3.A., el contacto cien- tfco entre los miembros y la coordina- cin de las actividades en el campo de la educacin, los estudios y la investigacin (para ms informacin consultar http:/ www.aiuta.asso.fr). Bastantes se aglutinan alrededor de la red T.A.L.I.S., Tirad Age Learning International Studies, Estudios Internacionales de Formacin de la Tercera Edad, que tienen como objetivo fortalecer el intercambio de especialistas en el campo de los estudios de la tercera edad. Otros se concentran a travs de la red E.F.O.S., European Federation of Older Students at Universities, Federacin Eu- ropea de Estudiantes Mayores Universita- rios, tiene como objetivo poner en con- tacto los estudiantes de la tercera edad de todos los pases Europeos. Algunos pertenecen a la red L.I.L.L., Eu- ropean Network Learning in Later Life, Red Europea de Educacin Permanente de personas adultas, creado en la confe- rencia de Ulm, 1996. Esta red es una pla- taforma de informacin y comunicacin en Internet para los responsables y para personas mayores, que convoca reunio- nes peridicas en forma de conferencia, talleres, etc. Para ms informacin con- sultar http:/www.uni-ulm.de/lill. Adems, existen otras redes nacionales e internacionales, que se pueden consul- tar. 5.2.2.- Justifcacin Justifcar los P.U.M. y tratar de la integracin de las personas mayores en la Universidad es equivalente a plantearse dos temas con un mismo objetivo. A partir de esta premisa la integracin de los mayores en la universidad debe abor- darse desde la perspectiva del cambio de las universidades en su proceso impara- ble de democratizacin. Afortunadamen- te hemos pasado de una universidad eli- tista a una universidad de masas, de una universidad dirigida al academicismo a una universidad con tres grandes fun- ciones: profesionalizacin, investigacin y extensin cultural; de una universidad dirigida slo a jvenes a una universidad para todas las edades; de una universidad cerrada a una universidad abierta a los retos de la sociedad del conocimiento. 402 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 05 Lo expuesto anteriormente justifca la plena integracin de estos programas en la Universidad. Adems, muchas de estas personas consi- deran que asistir a las aulas universitarias es una deuda que la sociedad espaola tienen con ellas, ya que no pudieron asis- tir en su juventud por razones de ndole socio-econmicas, polticas o de gnero. Por ello entendemos que en el siglo XXI la sociedad y la universidad pueden y deben saldar dicha deuda. 5.2.3.- Defnicin Al aproximarnos al estudio de los P.U.M. lo primero que se debera delimitar concep- tualmente es qu son y qu no son stos. Desde este planteamiento es importante establecer claramente la diferencia entre la Educacin de Adultos, las Aulas de Ter- cera Edad, los Talleres Municipales para Mayores, las Universidades Populares y los P.U.M., porque bajo el comn deno- minador de la formacin permanente se pueden confundir estas cinco formas de intervencin: a) La Educacin de Personas Adultas tie- ne como fnalidad ofrecer a quienes son mayores de 18 aos, la posibilidad de adquirir, actualizar o ampliar sus cono- cimientos y aptitudes para su desarrollo personal. b )Las Aulas de la Tercera Edad se pueden defnir como un foro de acercamiento a la animacin socio-cultural, que posibili- ta el desarrollo comunitario de la perso- na mayor, potenciando sus capacidades ldicas y creativas en torno a la cultura. Las Aulas de la Tercera Edad estn organi- zadas a travs de una Confederacin Espa- ola de Aulas de Tercera Edad (C.E.A.T.E.). c) Los Talleres Municipales para personas mayores son ofertados a la ciudadana por los gobiernos locales, para que stas accedan a la formacin continua en dis- tintos mbitos de conocimientos y de ta- reas ocupacionales. Estas actividades se diferencian de los P.U.M., en primer lugar, en la fnanciacin y enfoque de poltica local, en segundo lugar en el nivel exigi- do al alumnado para el acceso, ya que en estos talleres no se exige un nivel acad- mico, y en tercer lugar en el profesorado, que no es universitario. d) Las Universidades Populares son unas instituciones que se reanudaron en Espa- a en 1980 despus de haber sido clau- suradas tras la Guerra Civil. Son indepen- dientes de la Universidad y sus objetivos estn orientados a la formacin de la ciu- dadana independientemente de la edad. Sus contenidos son muy variados y estn orientados a unos programas diversos. e) Por ltimo, los P.U.M. constituyen, como seala su fundador el Profesor Pie- rre Vellas, una institucin universitaria con tres funciones fundamentales, for- macin, investigacin y accin social. De una manera ms explcita lo que de- fne a los P.U.M. se podra concretar en: facilitar el acceso a la educacin y a la cul- tura; dinamizar la vida cultural de la co- 403 LBEA Captulo 05 munidad impulsando el asociacionismo y promoviendo la participacin social y cultural; promover actividades para el tiempo libre; facilitar oportunidades de relacin con otras personas fomentando la convivencia y la tolerancia; posibilitar la formacin continua; propiciar el desarro- llo cultural como patrimonio de bienes y sistema de valores ticos y de solidaridad y por ltimo, trascender el mbito pura- mente instructivo y acadmico para en- frentarse a los problemas educacionales, que plantea la comunicacin social o las difcultades inherentes a la sociedad in- dustrial y de consumo. Por ltimo, habra que decir, como seala Casares (2002), que por medio de estos programas se cuenta con otra posibilidad ms de convertir un tiempo que poda ser vacio y tedioso en gratifcante, lleno de actividad con sentido y en contacto con otras personas. La alternativa, no slo cumple los objetivos especfcos de la participacin social y del enriquecimiento intelectual y cultural, sino que, de forma colateral rompe el riesgo del aislamiento y fomenta la calidad de vida de las personas mayores. Los estudios realizados se dirigen en esta orientacin. Baste citar los resultados obtenidos en la tesis doctoral de Fernndez C. (2002) de la Universidad de Sevilla Impacto sobre el desarrollo de los Programas Universitarios de Mayores, o en el caso sudamericano (Argentina) la tesis doctoral del profesor Juni (1999) de la Universidad de Granada Optimizacin del desarrollo personal mediante la intervencin educativa en la adultez y en la vejez, ambas investigaciones inditas. 5.2.4.- El modelo marco de los programas universitarios de mayores de espaa como referencia El modelo marco de los P.U.M. consen- suado para Espaa es fruto de un largo recorrido que se inicia en los primeros Encuentros Nacionales, contina con la publicacin por el IMSERSO de la Gua de Programas Universitarios de Mayores de Espaa Velzquez M., Fernndez C. y otros (1999), y sigue con las exposiciones y debates en diferentes foros. Todo ello con el objetivo de aunar esfuerzos, inter- cambiar experiencias y procurar el esta- blecimiento de unas pautas comunes que permitieran avanzar conjuntamente para lograr el reconocimiento acadmi- co, social y poltico que estos programas deban tener a nivel nacional. Lo que se pretende con este modelo marco no es ni congelar, ni cerrar un plan de estudios detallado, sino ms bien esta- blecer las directrices generales y bsicas a partir de las cuales cada Universidad aprobar su propio plan en el marco de la autonoma universitaria. En este sen- tido, es necesario partir de una serie de elementos, que han de ser considerados fundamentales para poder establecer este marco de referencia. 404 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 05 Desde la perspectiva del anlisis anterior habra que tener en cuenta: a) A los posibles destinatarios (personas mayores); b) Los objetivos; c) Los contenidos que conforman los pla- nes de estudios; d) La estructura y duracin de las ense- anzas. e) La metodologa y f ) La evaluacin. Concretando lo anterior se podra concluir diciendo que para que un programa uni- versitario del mayores tenga las seas de identidad como tal debera: 1. Tratarse de un Programa Formativo Su- perior presentado por una Universidad (pblica/privada). 2. Ser aprobado por sus correspondien- tes rganos de gobierno. 3. Estar dirigido y coordinado por un equipo nombrado por la Universidad, que se responsabilice con el desarrollo, evaluacin, actualizacin y seguimiento. 4. Adecuarse a las normas de ordenacin acadmica de la Universidad. 5.2.5.- Estructura de los programas universitarios de mayores en andaluca A) Destinatarios / as Probablemente no pueda representarse una foto fja sobre las caractersticas de las personas mayores andaluzas, entre otras razones, porque son heterogneas y estn en continuo cambio bio-psico- social. De ah que las expectativas, inte- reses, motivaciones y necesidades varan en funcin de la edad, de la poca en la que se ha vivido, e incluso del lugar en el que se reside. Probablemente los inte- reses del alumnado de una gran ciudad tengan poco que ver con los de una ciu- dad ms pequea y menos an con los de poblaciones de mbito rural. En la actualidad, podemos considerar una serie de caractersticas muy gene- rales, salvando las peculiaridades y dife- rencias antes reseadas. En general, son personas jubiladas o prejubiladas, con excelentes condiciones fsicas y menta- les, que cuentan con tiempo libre que desean emplear en seguir aprendiendo y permanecer activos/as intelectualmente. Para muchas de ellas, es la primera opor- tunidad de acceder a la Universidad, lo que representa una meta, que result in- alcanzable en otras etapas de su vida por las circunstancias polticas, econmicas y sociales que vivi la Espaa de la post- guerra. 405 LBEA Captulo 05 Entre las personas mayores andaluzas que acceden a estos programas hay un grupo importante, que cuenta con una formacin de grado medio y superior, que proceden de una formacin tcnica y que muestran un gran inters, sobre todo, por las Ciencias Sociales, Humanidades y Jurdicas. Los/as destinatarios/as de la mayora de los Programas Universitarios para per- sonas mayores, son personas con 50-55 aos cumplidos. No obstante el lmite de edad para acceder a este tipo de progra- mas puede ser muy variado y cualquiera de los lmites que se establezcan pueden justifcarse por razones diversas, como los objetivos que se persiguen, el inters de las Instituciones que lo fnancian, o la demanda de la poblacin. Se justifca esta edad, porque incluye a personas ju- biladas, con jubilacin anticipada o cer- canas a la jubilacin. Habra que sealar que en el curso 2007/2008, 70 universidades espaolas impartan estos programas en 170 sedes diferentes y con un alumnado cercano a los 36.000. De stas, 9 universidades son andaluzas que imparten los programas en 45 sedes diferentes (urbanas y rurales) y cuentan con un alumnado superior a los 7.000, segn fuentes de FADAUM (Federacin Andaluza de Asociaciones de Aulas Universitarias de Mayores). De lo anterior se desprende que el alum- nado de los Programas Universitarios de Personas Mayores en Andaluca represen- ta un 19,4% de Espaa, distribuyndose por genero aproximadamente entre el 68% de mujeres y un 32% de hombres, de muy variada edad, estudios y profe- siones. Esta diversidad puede parecer un problema a la hora de adaptar las ense- anzas, sin embargo, creemos que esa variedad enriquece y facilita algunos ob- jetivos de estos programas, sin obviar las difcultades, que conlleva la heterogenei- dad para la docencia. Por ltimo habra que sealar que, el hecho de ofertarse estos Programas de mayores supone que aceptemos como mnimo cuatro consideraciones: 1.- Que se puede aprender a cualquier edad, ya que las debilidades que se pue- dan derivar de la mayor edad (menos agi- lidad, menos memoria, menos agudeza sensorial...), puedan contrarrestarse con otras fortalezas que se consiguen con los aos (ms tiempo, ms curiosidad, ms experiencia, ms constancia). 2.- Que la formacin universitaria no debe estar orientada solamente a formar profesionales ms o menos competentes e investigadores ms o menos productivos, sino que tambin debe procurar hacer ms culta a la sociedad en su conjunto, propiciando la refexin sobre la cultura y los valores. 3.- Que la educacin, como accin intencionada, es un proceso de desarrollo 406 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 05 personal que dura toda la vida y en una sociedad democrtica, con un cierto nivel de desarrollo econmico, tecnolgico, y cultural, la educacin permanente es una necesidad ms que un lujo y la Universidad es una de las instituciones educativas con las que cuenta la sociedad. 4.- Que una vez conseguida, en los pa- ses desarrollados, la utopa de universali- zacin de la educacin bsica, as como la ampliacin de la edad de escolarizacin obligatoria, y la mayor facilidad de acceso a los niveles educativos no obligatorios, las instituciones educativas han empeza- do a preocuparse con mayor intensidad de aspectos como la mejora de la calidad educativa en los niveles ya establecidos y a dar respuesta a una mayor demanda de la educacin de otros sectores, como es el caso de las personas mayores. B) Objetivos de los programas y elementos organizativos Los objetivos de los P.U.M. deben estar especfcamente defnidos y constituyen el segundo aspecto que ha de tenerse en cuenta para la toma de decisiones relativas al desarrollo de las enseanzas. Estos objetivos se podran agrupar en dos bloques: 1. Objetivos formativos dirigidos a: g Proporcionar una formacin univer- sitaria que facilite el desarrollo de un aprendizaje autnomo. g Divulgar, ampliar o actualizar el cono- cimiento y la cultura entre las personas mayores. g Promover un mejor conocimiento del entorno para obtener un mayor provecho de las ofertas de ocio (culturales, fsicas, intelectuales, ...) en la sociedad. g Favorecer el desarrollo personal de capacidades y valores de las personas mayores desde la perspectiva de la for- macin a lo largo de toda la vida. g Facilitar el acceso a otros estudios uni- versitarios a aquellas personas que, des- pus de cursar enseanzas especfcas, para mayores, acrediten tener la forma- cin necesaria para cursarlos. 2. Objetivos sociales orientados a: g Mejorar la calidad de vida, a travs del conocimiento y de las relaciones que se establecen en el mbito universitario. g Potenciar el desarrollo de las relacio- nes intergeneracionales, facilitando la transferencia de saberes y actitudes a tra- vs de la experiencia. g Desarrollar la formacin para el volun- tariado en colaboracin con los Servicios Sociales y de la Comunidad, as como con otras instituciones. g Facilitar recursos para la adaptacin al cambio y a las realidades contemporneas.
407 LBEA Captulo 05 Entre los elementos organizativos bsicos de estas enseanzas especfcas habra que destacar: 1.- Un plan de estudios estable con espe- cifcaciones de adscripcin a las corres- pondientes reas de Conocimiento, que imparten formacin en las diferentes ti- tulaciones. 2.- Una duracin del programa en relacin con el curso acadmico, fjando su tiempo de inicio y fnal de acuerdo con el calendario universitario (septiembre- junio). 3.- La programacin en sus diferentes cursos y niveles, con una adecuada carga lectiva (mnima y mxima) preestablecida por cada curso acadmico. 4.- El nivel de competencia alcanzado por los alumnos debe ser evaluado por los diferentes procedimientos habituales en el contexto universitario atendiendo a las caractersticas de los sujetos. No se trata de un programa de simple asistencia pasiva. 5.- La garanta de un nivel de formacin para que esta sea reconocida por la propia Universidad y las instituciones educativas superiores, otorgando ttulo y/o certifcado pertinente. C) Seleccin de los contenidos No parece oportuno proponer un listado de materias, sino que cada Universidad de la Comunidad Autnoma Andaluza debera seleccionar las que considere ms convenientes en funcin de al menos los tres criterios siguientes: a) El contexto cultural, econmico y social en el que se inscribe cada programa. b) La interdisciplinariedad, seleccionando la temtica de los diferentes campos de conocimiento y titulaciones. c) La disponibilidad y adecuacin del pro- fesorado para este tipo de alumnado. Teniendo en cuenta los tres aspectos anteriores, pasamos a mostrar una pro- puesta sobre las enseanzas que debe- ran formar parte de los Programas Uni- versitarios de Mayores. Propuesta que es abierta y orientativa, ya que cada Univer- sidad deber adecuarla a su propio con- texto haciendo uso de su autonoma. Los contenidos que se proponen se organizarn en torno a diferentes reas de Conocimiento, seleccionando aquellas que mejor se adecuan a las peculiaridades de este tipo de Programas. 408 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 05 RESUMEN N6 REAS PROPUESTAS EN LOS PROGRAMAS UNIVERSITARIOS MAYORES 1.- Humanidades y Ciencias Sociales 2.- Ciencias Jurdicas y Econmicas 3.- Ciencias de la Tierra y del Medio Ambiente 4.- Ciencias Biosanitarias 5.- Ciencias Tecnolgicas D) Estructura y duracin de las enseanzas Siguiendo una estructura similar a la de otras Titulaciones Universitarias consideramos que las materias de los Programas Universitarios de Personas Mayores tendrn una clara orientacin interdisciplinar y debern organizarse en: materias obligatorias, que cursarn todos los alumnos del Programa, y materias optativas, entre las que los alumnos podrn elegir las que determine cada Universidad, adems proponemos incluir actividades complementarias de carcter socio-cultural que completarn esta oferta acadmica. La fnalidad preferente de las materias obligatorias estar encaminada a la divulgacin o profundizacin de diferentes temas cientfco-culturales, facilitando el anlisis y la refexin sobre aspectos relacionados con: g Uno mismo y con otras personas, g el entorno natural, social, cultural y cientfco, g la evolucin y aportaciones de la Humanidad, g la sociedad y la cultura actual y futura. 409 LBEA Captulo 05 Con las materias optativas se pretende: g Ampliar o profundizar en diferentes campos de la cultura que pudieran inte- resar al alumnado. g Crear o desarrollar actitudes sobre algunos aspectos dela sociedad actual a travs de una informacin crtica y plural, para que puedan decidir la forma de par- ticipacin adecuada. g Potenciar la creacin o el desarrollo de diferentes afciones culturales para una utilizacin ms gratifcante del tiempo de ocio. g Facilitar el acceso, como libre oyente, a titulaciones universitarias. g Servir de ayuda para resolver u orientar en la resolucin de algunos problemas de tipo jurdico y sanitario, que puedan presentarse a los mayores. g Facilitar el acceso a la investigacin a las personas mayores interesadas.
La duracin de cada una de las materias obligatorias y optativas se propone que oscile en torno a 1 crdito ECTS como m- nimo para poder abordar la correspon- diente temtica, no slo con rigor, sino con una cierta amplitud y profundidad. Las actividades complementarias se incluirn como una oferta acadmica para conseguir los siguientes objetivos: 1. facilitar las relaciones intergeneracio- nales, 2. promover el acceso a actividades cul- turales y recreativas, 3. potenciar las relaciones con otras ins- tituciones. 4. profundizar y/o divulgar algunos te- mas concretos. La propuesta de actividades complemen- tarias puede ser muy variada, tanto en el tipo como en la temtica o la duracin. A modo de ejemplo sealamos las siguien- tes: Conferencias; recitales de poesa y/o canciones; mesas redondas; grupos de teatro; debates intergeneracionales; co- ros; visitas y viajes culturales; cine-frum; cursos monogrfcos tericos y/o prcti- cos y talleres; grupos de creacin potica y literaria; comentarios de prensa-radio- TV; concursos: relatos, pintura La duracin mnima del programa debe- ra ser de tres aos, que coincide con la duracin de la mayora de las distintas universidades espaolas, aunque se po- dra ampliar si se estimara conveniente. Al fnal de los estudios debera obtenerse un ttulo o certifcado ofcial, ya que esto permitira la movilidad y convalidacin a nivel estatal. Tambin se podra pensar en programas de cinco aos o similares. En cuanto al calendario, se entiende que este debera ser el mismo que el calen- 410 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 05 dario universitario, de septiembre a ju- nio, con posibilidad de realizacin de las pruebas pertinentes en septiembre para todos/as aquellos/as alumnos/as que no superaran las materias en las convocato- rias ordinarias. Por ltimo, desde el punto de vista de la estructura, convendra aadir dos aspec- tos concretos relacionados con la infra- estructura y la ordenacin acadmica, que tan necesarios son para conseguir los objetivos propuestos. Los aspectos a considerar en este mbito seran los si- guientes: 1.- Estos programas deben realizarse en el espacio universitario, siempre que sea posible, y en cualquier caso poniendo medios y las instalaciones de la universi- dad al servicio de las personas mayores, sin ningn tipo de discriminacin. Todo ello para favorecer la convivencia con las personas ms jvenes. 2.- La responsabilidad de la docencia co- rresponde al profesorado universitario en sus diferentes categoras. Si se estimara conveniente, los/as responsables docen- tes solicitarn la colaboracin de otros/as expertos/as y colaboradores/as. E) El enfoque metodolgico fundamentado en la Gerontagoga El enfoque de las materias debe adecuar- se, tanto a los objetivos, como a las carac- tersticas de los destinatarios, sin olvidar el carcter universitario de estos progra- mas. Es decir, el enfoque que damos a es- tas enseanzas no conducir a que la so- ciedad tenga mejores profesionales, sino al desarrollo personal para conseguir una sociedad ms culta y ms humanizada. La metodologa, deber facilitar la con- secucin de los objetivos, sin olvidar que algunas metas se lograrn, no por los contenidos elegidos, sino por la forma en que se aborden y por la metodologa que fundamente las actividades del proceso de enseanza-aprendizaje. Teniendo en cuenta: los objetivos, los contenidos y los/as destinatarios/as pro- ponemos una diversifcacin metodol- gica, que combine clases expositivas con apoyo de materiales impresos y/o audio- visuales con las clases prcticas y los tra- bajos en grupo, que oriente y dinamice el/la profesor/a, as como clases coopera- tivas en las que se favorezca el aprendiza- je entre iguales a partir de la experiencia del alumnado y el/la profesor/a. Tambin deber potenciarse el trabajo individual con mayor o menor tutorizacin, para lo- grar una mayor autonoma y posibilidad de autoformacin. De lo expuesto anteriormente se podran extraer las siguientes conclusiones: 1.- Que los contenidos de las diferentes materias deben adaptarse al nivel de formacin del alumnado, tratando de ajustar el rigor cientfco de los contenidos 411 LBEA Captulo 05 a la capacidad de comprensin de los propios sujetos (Principio de adecuacin de los contenidos). 2.- Que los programas debern tener en cuenta las situaciones especfcas de aprendizaje de las personas mayores (tiempos/ritmos, intereses y motivacin) (Principio personalizacin del aprendiza- je). 3.- Que el curso universitario podr com- plementarse con otro tipo de actividades de carcter sociocultural, integrando con ella los aspectos estrictamente acadmi- cos propios de la Institucin en la que se enmarca (Principio de integracin de lo acadmico y la realidad socio-cultural). F) Evaluacin La evaluacin como actividad intencio- nal y compleja debe formar parte de las decisiones en el diseo de cualquier pro- grama formativo, para valorar en qu me- dida se han alcanzado los objetivos pre- vistos, cmo ha funcionado el proceso y qu resultados se han alcanzado. La evaluacin se considera por ello un instrumento imprescindible para regular los procesos formativos y para la acredi- tacin de los conocimientos alcanzados. Siguiendo las fases del proceso evaluador el procedimiento sugerido consistira en: a) Recoger informacin que sea fable y vlida, seleccionando los mtodos e instrumentos adecuados para obtener los datos necesarios cuantitativos y/o cualitativos. b) Emitir juicios que supongan compara- cin con un marco de referencia. c) Tomar decisiones que pueden ser va- riadas y nos lleven a mantener o modif- car algunos aspectos del programa. Por otra parte se estima que deber eva- luarse tanto la consecucin de los obje- tivos propuestos (producto), como el de- sarrollo del propio programa (proceso). En resumen, desde nuestro punto de vista, entendemos que se deba incorporar una evaluacin inicial (tanto la de partida para acceder al programa, como en cada materia), una evaluacin procesual (atenta al desarrollo del programa en todos sus aspectos), una evaluacin de resultados, as como una evaluacin de impacto (que permita comprobar la aplicacin real de los conocimientos y experiencias alcanzados por el alumnado en la Universidad). 412 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 05 CUADRO RESUMEN N 7 ESTADSTICAS DE LOS PUM EN LA COMUNIDAD AUTNOMA ANDALUZA CURSO 2009/2010 Almera y provincia (Roquetas) Nombre del Programa: Universidad de Mayores. Ciencia y Experiencia. N Alumnos/as Totales: 571. Nombre de la Asociacin: Asociacin de Mayores en la Universidad de Almera Concha Zorita. N de Socios: 76. Cdiz y provincia (Jrez de la Frontera y Algeciras) Nombre del Programa: Aula Universitaria de Mayores. N Alumnos/as Totales: 1.106. Nombre de la Asociacin: Asociacin Universitaria de Mayores Gaudeamus Igitur. N de Socios: 536. Crdoba y provincia (Cabra, La Carlota, Lucena, Puentegenil, Priego de Crdoba y Pearroya) Nombre del Programa: Ctedra Intergeneracional Profesor Francisco Santisteban. N Alumnos/as Totales: 2.352. Nombre de la Asociacin: Asociacin de Alumnos de la Ctedra Intergeneracional Profesor Francisco Santisteban. N de Socios: 242 413 LBEA Captulo 05 Granada, provincia (Motril, Guadix, Baza y rgiva) y Ceuta Nombre del Programa: Aula Permanente de Formacin Abierta. N Alumnos/as Totales: 911. Nombre de la Asociacin: Asociacin de Alumnos del Aula Permanente de Formacin Abierta de la Universidad de Granada (ALUMA) y Asociacin de Alumnos y Ex alumnos del Aula Permanente de la Universidad de Granada en Ceuta (AULACE). N de Socios totales: 643. Huelva y provincia (Cartalla, Lepe, Puebla de Guzmn y Moguer) Nombre del Programa: Aula de Mayores y de la Experiencia. N Alumnos/as Totales: 572. Nombre de la Asociacin: Asociacin Universitaria del Aula de Mayores y de la Experiencia de la Universidad de Huelva. N de Socios: 141. Jan y provincia (Linares, beda y Alcal la Real) Nombre del Programa: Programa Universitario de Mayores. N Alumnos/as Totales: 503. Nombre de la Asociacin: No existe N de Socios: 0. Mlaga y provincia (Antequera, Benalmdena, Fuengirola, Marbella, Mijas Pueblo y Las Lagunas, Nerja y Vlez-Mlaga) Nombre del Programa: Aula de Mayores. N Alumnos/as Totales: 1.246. Nombre de la Asociacin: Asociacin de Mayores Amigos de la Universidad de Mlaga (AMADUMA). N de Socios: 455. 414 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 05 Sevilla Hispalense y provincia (Arahal, Carmona, Cazalla de la Sierra, Ecija, Estepa, Mairena del Aljarafe, Morn de la Frontera, Osuna, Utrera y Sanlucar la Mayor) Nombre del Programa: Aula de la Experiencia. N Alumnos/as Totales: 1.558. Nombre de la Asociacin: Asociacin Universitaria del Aula de la Experiencia de la Universidad de Sevilla. N de Socios: 275. Sevilla Universidad Pablo de Olavide (UPO). Slo provincia (Alcal de Guadaira, Almensilla, Aznalcllar, Bormujos, Carmona, Castilleja de la Cuesta, Gerena, Gilena, Gines, Herrera, La Rinconada, Marchena, Montellano y Salteras) Nombre del Programa: Aula Abierta de Mayores. N Alumnos/as Totales: 645. Nombre de la Asociacin: Asociacin Universitaria Ciudad de Carmona. N de Socios: 100. * Nota: datos facilitados por FADAUM. La inclusin de Ceuta y Melilla se debe a que son sedes dependientes de la Universidad de Granada. Para fnalizar, y a modo de sntesis, se presenta un cuadro del modelo marco de los P.U.M. de Espaa, consensuado por las Universidades Andaluzas, como conclusin de los aspectos fundamentales tratados en este epgrafe. 415 LBEA Captulo 05 RESUMEN N 8 ESQUEMA DE LA PROPUESTA BASE PARA UN MODELO-MARCO DE PROGRAMAS UNIVERSITARIOS DE MAYORES EN ESPAA CURSOS - Como mnimo (programa especfco) Sin limitacin (programa normalizado) CALENDARIO De septiembre a junio ESTRUCTURA 1er. Ciclo: De 15 a 20 crditos mnimo por curso. Carga total no inferior a 400-450 horas (para los 3 cursos) 2 Ciclo: - Estudios reglados en diferentes titulaciones (Facultades y Escuelas Universitarias) - Ofertar diferentes programas para continuar aprendiendo a lo largo de toda la vida NMERO Y TIPO DE MATERIAS - Materias de amplio espectro temtico repartidas entre 5 campos temticos como mnimo. - No inferiores a 20-30 horas lectivas por materia - Obligatorias - Optativas - Actividades complementarias (fuera del cmputo de horas lectivas) HORARIO - Distribuido entre los tres cursos de modo equitativo y compensado. - Horario maana/tarde. De 2 a 5 das de clase a la semana de 2 3 horas diaria ADSCRIPCIN DE MEDIOS - Centro propio: administracin y gestin acadmica. - Infraestructuras propias del centro. - Comunes y generales de la Universidad CAMPOS TEMTICOS 1.- Humanidades y Ciencias Sociales 2.- Ciencias Jurdicas y Econmicas 3.- Ciencias de la Tierra y del Medio Ambiente 4.- Ciencias Biosanitarias 5.- Ciencias Tecnolgicas 416 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 05 Recomendamos : 9 .-Acercar los diferentes programas formativos de mayores al contexto rural. 10 .-Apoyar los programas uni- versitarios de mayores para su desarrollo y mejora cualitativa. 11 .-Favorecer la formacin conti- nua y permanente con apoyo de las asociaciones de mayores de las diferentes Universidades Andaluzas. 12 .-Optimizar las relaciones in- tergeneracionales en el mbi- to universitario. 13 .-Incentivar la participacin de los programas universita- rios de mayores como dina- mizadores de su entorno sociocultural. 5.3.- LAS PERSONAS MAYORES Y LAS NUEVAS TECONOLOGAS Parece obvio, que, para adaptarse con xito a los continuos cambios que se pro- ducen en la sociedad del Siglo XXI, las personas mayores deben poder adqui- rir, ampliar o renovar sus conocimientos, aptitudes y capacidades cada vez ms en perodos ms cortos de tiempo. En este proceso de adaptacin el uso de las tecnologas de la informacin y de la co- municacin es imprescindible para evitar la exclusin social por falta de acceso a recursos y conocimientos esenciales para la vida actual. Por tanto, se requieren nuevos enfoques en los que el aprendizaje a lo largo de la vida ser una pieza clave, superand o la idea de que la formacin slo puede obtenerse en una etapa de la vida, la de estudiante. Por ello, el desarrollo de las Nuevas Tec- nologas y de la Sociedad de la Infor- macin no puede ser ajeno a las Personas Mayores. La formacin de la ciudadana para el acceso a la Sociedad de la Infor- macin tiene que hacer especial hincapi en el grupo poblacional de las personas mayo res- Si el envejecimiento activo re- quiere un elemento de participacin, sta no puede verse obstaculizada por el desarrollo de una brecha digital de edad que lleve a la marginalidad informtica. Por ello, se exige formacin especfca en nuevas tecnologas. Los benefcios que aportan las nuevas tecnologas de la Informa cin y Comuni- cacin a las Personas Mayores son inne- gables: mejoran su capacidad cognitiva, previenen su deterioro y estimulan su memo ria. Adems hacen crecer su au- toestima y su integracin y participa cin social. Segn el Informe Espaa 2008 de la Fun- dacin Orange resulta que en Espaa el uso que los mayores hacen de las Tecno- logas de la Informacin es cada vez ms 417 LBEA Captulo 05 importante aunque an se separa bas- tante de los hbitos de las personas ms jvenes en varios sentidos: las utilizan menos y para fnes distintos. Entre los mayores la evolucin ha sido an ms es- pectacular, en los cinco aos que median entre el inicio y el fnal de la serie,( 2003- 2007) el nmero de usuarios de ordena- dores de 65 a 74 aos ha aumentado en un 35,6%, pero el de usuarios de Internet lo ha hecho en un 92,6% . Aqu se rompe otro paradigma: Las per- sonas mayores cada vez le tienen menos miedo a Internet y tampoco hemos de limitar las nuevas tecnologas a Internet. La TDT ofrece grandes posibilidades, as como las nue vas generaciones de la tele- fona mvil. Lo anterior cobra sentido en un mundo donde han surgido nuevas realidades como el comercio electr nico a travs de Internet, las videoconferencias, la te- lemedicina o las plataformas digitales. Hasta ahora nunca las nuevas tecnolo- gas haban tenido un papel tan prepon- derante en la vida cotidiana, pues no slo nos ofrecen todo tipo informacin o for- macin, sino que nos sirven para comu- nicarnos con los/as dems, introducin- dose en todos los mbitos de nuestras vidas. De esta manera estn cambiando nuestra manera de hacer las cosas: de trabajar, de divertirnos, de relacionarnos y de aprender. Las personas mayores no pueden quedar al margen de este movi- miento, por ello han de aprender tambin con las nuevas tecnologas y a lo largo del captulo hemos defendido que envejecer es vivir y que la pedagoga jams dar un no a la educabilidad del alumnado, cual- quiera que sea la etapa la vida y su edad. Lo expuesto con anterioridad viene a confrmar que se abren nuevas pers- pectivas en el mbito de la educacin permanente. Perspectivas que deben ir acompaadas de las cautelas necesarias, para que la tcnica no vaya por delante o deje de lado a las personas. Cautelas que en forma de condiciones, deben cumplir- se para que la teleformacin tenga posi- bilidad de producir aprendizajes. Por ello se ha de tener en cuenta, que la sociedad digital, el hogar digital, el tele- trabajo, la teleformacin, son realidades cada vez ms presentes, auspiciadas por el exponencial crecimiento del nmero de ordenadores, de la reduccin de sus precios, de los progresos en la rapidez de procesamiento, as como de la imparable aparicin de software, que permiten sa- car ms partido a los potentes ordenado- res actuales. Desde esta ptica, Jaques Delors, (1996), p. 198, en el informe de la Comisin de la UNESCO, titulado La educacin encierra un tesoro afrma: La Comisin desea po- ner claramente de relieve que esas nuevas tecnologas estn generando ante nues- tros ojos una verdadera revolucin, que afecta tanto a las actividades relacionadas con la produccin y el trabajo, como a las actividades ligadas a la educacin y a la for- macin as pues, las sociedades actuales son, de uno u otro modo, sociedades de 418 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 05 informacin, en las que el desarrollo de las tecnologas puede crear un entorno cul- tural y educativo capaz de diversifcar las fuentes del conocimiento y del saber. Hasta ahora, la formacin haba sido sin- nimo de cursos de formacin. Aunque hay que reconocer la existencia de mltiples experiencias de autoformacin, semina- rios y grupos de trabajo, sin embargo, las posibilidades que ahora se ofrecen con la incorporacin de las nuevas tecnologas para la formacin son amplsimas. Una de las respuestas que los sistemas de formacin estn comenzando a per- feccionar es el que denominamos como teleformacin, que, segn FUNDESCO, (1998) p. 56, es un sistema de imparticin de formacin a distancia apoyado en las TICs (tecnologas, redes de telecomunica- cin, videoconferencias, TV digital, mate- riales multimedia), que combinan distin- tos materiales pedaggicos: instruccin clsica (presencial o autoestudio), las prcticas, los contactos en tiempo real (presenciales, videoconferencias chats) y los contactos en diferido (tutores, fo- ros de debate, correo electrnico). Por todo ello, la teleformacin se est conf- gurando como una herramienta de gran utilidad. La teleformacin a la que nos referimos es aquella, que utiliza todas las poten- cialidades de la Red Internet, as como de los desarrollos paralelos que Internet est promoviendo. Nos estamos refrien- do, por tanto, a una formacin, que uti- liza el ordenador como principal recurso tecnolgico, que emplea hipermedia, as como la comunicacin digital. As, la tele- formacin permite confgurar diferentes escenarios formativos que, combinados, pueden proporcionar un aprendizaje ms signifcativo. En resumen, para terminar, habra que decir que, se han mostrado algunas ideas que podran suponer una me jora en la adaptacin al entorno y la comunicacin de las personas mayores, si se atreven a usar Internet. En general, pensamos que las personas mayores del siglo XXI tienen planteados nuevos retos que obligan a dar por parte de todos, nuevas respues- tas. Se impone una bsqueda de ideas que puedan realmente llevarse a la prc- tica y ayuden a conseguir una mayor cali- dad de vida. Creemos que Inter net puede ser una de ellas.
419 LBEA Captulo 05 Por ltimo se presenta un estudio comparativo por regiones del uso del ordenador, Internet y telfono mvil por parte de las personas mayores de 65 aos, INE, (2008). Porcentaje de personas mayores de 65 aos que han utilizado el ordenador en los ltimos 3 meses Catalua 20,60 Madrid (Comunidad de) 18,80 Navarra (Comunidad Foral de) 12,20 Aragn 11,50 Balears (Illes) 9,90 Pas Vasco 9,90 Cantabria 9,40 Comunitat Valenciana 8,00 Asturias (Principado de) 7,70 Andaluca 6,20 Castilla y Len 5,20 Canarias 4,80 Galicia 4,30 Murcia (Regin de) 4,10 Extremadura 3,20 Rioja (La) 2,40 Castilla-La Mancha 2,30 420 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 05 Personas mayores de 65 aos que han utilizado Internet en los ltimos 3 meses Catalua 19,40 Madrid (Comunidad de) 15,30 Aragn 9,40 Navarra (Comunidad Foral de) 8,60 Balears (Illes) 7,90 Comunitat Valenciana 7,80 Pas Vasco 6,80 Cantabria 6,20 Andaluca 5,20 Canarias 4,80 Asturias (Principado de) 4,70 Galicia 4,60 Castilla y Len 3,70 Murcia (Regin de) 3,20 Extremadura 2,70 Rioja (La) 2,40 Castilla-La Mancha 2,30 421 LBEA Captulo 05 Personas mayores de 65 aos que usan telfono mvil Madrid (Comunidad de) 70,20 Catalua 70,00 Comunitat Valenciana 63,20 Pas Vasco 60,80 Asturias (Principado de) 59,50 Cantabria 58,50 Castilla y Len 54,40 Navarra (Comunidad Foral de) 53,40 Canarias 52,60 Andaluca 51,60 Extremadura 49,90 Rioja (La) 49,10 Galicia 48,50 Murcia (Regin de) 48,30 Balears (Illes) 47,50 Aragn 46,80 Castilla-La Mancha 35,80 422 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 05 Formulamos las siguientes recomendaciones: 14 .- Promover las nuevas tec- nologas entre las personas mayores. Para ello sera conveniente: g Facilitar instrumentos para el aprendi- zaje sobre las nuevas tecnologas. g Organizar cursos de formacin sobre las nuevas tecnologas. g Desarrollar programas para la integra- cin de las personas mayores en la so- ciedad de la informacin y de las nuevas tecnologas. Motivar a las personas mayores para el uso de las nuevas tecnologas. 15 .- Facilitar el acceso a las nue- vas tecnologas, a medida que se envejece, especial- mente en el medio rural. Aprovechando de forma coordinada el uso de los recur- sos disponilbles. Para ello sera conveniente:
g Impartir de forma presencial y/o virtual la formacin continua para aprender el uso del ordenador y de Internet.
g Facilitar a las asociaciones de perso- nas mayores la instalacin de equipos informticos. g Potenciar el acercamiento intergene- racional a travs de cursos de tecnologa digital que les permitan aprender a co- municarse y trabajar juntos/as. g Aumentar la inversin de proyectos de investigacin, desarrollo e innovacin, cuyo objetivo sea las NTICs para su uso a medida que se envejece.
6.- LAS PERSONAS MAYORES COMO PROTAGONISTAS
Cuando se trata sobre las personas mayo- res, no deberamos entender que stas son exclusivamente receptoras de servicios, programas o actividades, sino que, desde la ptica del envejecimiento activo, habra que considerarlas como agentes protago- nistas del cambio de la percepcin social de este grupo de poblacin. Desde esta perspectiva se entender me- jor que las recomendaciones que aqu se sugieren tengan sentido y sean coheren- tes desde la perspectiva de envejecer ac- tivamente. Tres son los programas concretos que se proponen en este epigrafe: g El primer programa hace referencia a las personas mayores como difusoras de cultura y conocimiento. 423 LBEA Captulo 05 g El segundo trata sobre las personas mayores como difusoras de la lectura, tanto entre los de su misma edad como entre los ms jvenes. g El tercero y ltimo se refere a las personas mayores como difusoras de experiencia y tradicin del patrimonio inmaterial.
6.1.- LAS PERSONAS MAYORES TRANSMISORAS DE CULTURA Y CONOCIMIENTO La cultura est reconocida, junto con el gnero, como un determinante transver- sal del envejecimiento activo. Hablamos de cultura en el sentido de legado vivo, inmaterial y como signifcante social. Por tanto, nos referimos a un componente social fundamental, multidimensional y variable de gran complejidad. Podra parecer que, por tanto, tratamos de una materia no slo inconsistente (que no lo es), sino intrnsecamente complica- da en su haber para disear modelos de cambio. Pero la cultura como sector de actividad alberga un potentsimo caudal de recursos sociales, polticos y econmi- cos para la innovacin y la transforma- cin. Adems, su carcter como rea le infere un enorme potencial educativo y experiencial, ya que est cargada de va- lores. De ah que no debamos olvidar que es un derecho. Por otra parte, dentro de este magma cultural de partida, se subsumen los este- reotipos que, a veces (en tanto en cunto sean negativos), contribuyen al inmovi- lismo social, a la desigualdad e incluso a la violencia, provocando confictos indivi- duales y sociales, reticencias y bloqueos al cambio y en defnitiva discriminacin, Moreno (2001). Ante ello y precisamente desde la cultura, desde la produccin y la difusin cultural, podemos luchar con ms fuerza, gene- rando nuevas imgenes e idearios, mayor creatividad, espritu crtico y fexibilidad para todos/as. Podemos avanzar cuida- dosamente y utilizar la produccin cultu- ral como medio indirecto de transmisin y afanzamiento del nuevo paradigma: el envejecimiento activo, contribuyendo al cambio de imagen y a la percepcin, que sobre las personas mayores se tiene. No obstante, hay que estar vigilantes, para que ello no coarte o condicione la liber- tad creativa. Sin embargo, hay que tener en cuenta, que el concepto de cultura no puede reducirse al caudal de conceptos adqui- ridos, como si de un grado de instruccin se tratase, pero lo cierto es que muchas personas mayores, en nuestra comuni- dad autnoma andaluza, sufren las con- secuencias de una defcitaria instruccin y un bajo nivel de formacin, debido fundamentalmente a razones socioeco- nmicas y polticas de otrora afortunada- mente ya superadas. 424 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 05 Este insufciente nivel cultural limita, sin duda, su capacidad de una mayor parti- cipacin en los diversos sectores y aspec- tos de la vida cultural. Esta pobreza educativa de parte de la poblacin mayor ha convertido a las personas mayores jubiladas ms en un cese, que en una liberacin para realizar proyectos o acciones deseables. Baste citar que muchas personas mayores nunca o casi nunca leen libros o novelas; que es minoritaria la asistencia a espectculos (cines, teatro, conciertos) que algunos/as ni siquiera disfrutan de vacaciones. A todo ello se une la actitud indiferente, a veces hostil, de parte de la sociedad con respecto a los bienes culturales de los que son innegablemente depositarios las personas mayores. Al ignorarlas, al no valorarlas, se est rechazando el legado patrimonial muy enriquecedor para la ciudadana y se est renunciando a la conservacin de las races, provocando en ocasiones discontinuidad en el desarrollo sociocultural de las ciudades y pueblos. Afortunadamente, lo expuesto anterior- mente, va dejando paso a una tendencia hacia el reconocimiento social del va- lor que custodian las personas mayores como conservadoras y difusoras de cul- tura y conocimiento. Por otra parte, habra que tener en cuen- ta que, las nuevas generaciones que van accediendo a la jubilacin poseen un bagaje cultural muy superior al de hace unas dcadas y, por tanto, estn en con- diciones ptimas de ser difusores de cul- tura y conocimiento y de esta forma, pro- tagonistas activas de su propia historia, como ciudadana consciente y preactiva. Por tanto, se considera necesario poten- ciar el reconocimiento pblico de esta funcin y promover el incremento de la provisin de medios (espacios y canales) para la transferencia de esta herencia so- cial y mejorar la cadena de transmisin. Desde la ptica anterior se puede con- siderar, que no solamente las personas mayores son acreedoras de formacin permanente y continuada a lo largo de toda la vida, sino que desempe an un destacado papel en la difusin de la cul- tura y el conocimiento, especialmente en las generaciones ms jvenes. Lo expuesto anteriormente nos lleva a ma- nifestar, que las personas mayores no son sujetos pasivos del mundo que les ro dea, sino todo lo contrario. El potencial huma- no y profesional de este colectivo, ju bilado o no, es un valor a tener en cuenta. Por otra parte es muy interesante, que las personas mayores pongan parte de su tiempo libre en actividades relacionadas con la difusin del patrimonio cultural de su pueblo o ciudad y de esa manera estn mejorando su bienestar personal, salud integral y calidad de vida, perma- neciendo activos y tiles a la sociedad a la que pertenecen. Al mismo tiempo que 425 LBEA Captulo 05 promueven y dan a conocer los mu seos y monumentos, aumentan el nmero de sus visitantes individua les y grupales y ensean sus exposiciones permanentes y temporales a nios y jvenes, jubilados y pensionistas, as como a otros colectivos sociales alejados del disfrute de los bie- nes culturales. De esta forma se estable- cen relaciones intergeneracionales, que son muy favorecedoras entre las diferen- tes edades. El valor del patrimonio cultural radica en su signifcado colectivo, como signifcan- te social. Es por tanto, de la ciudadana y sta tiene el derecho y el deber de man- tenerlo vivo como legado comn. Las personas mayores se convierten, de esta manera, en agentes culturales o motiva- dores culturales en un nuevo modelo de educacin. A modo de ejemplo, baste citar, a nivel nacional, el Programa Voluntarios cultu- rales mayores de museos y catedrales de Espa a. Este programa nace en el ao 1993 con el apoyo de la Unin Europea y est promovido, dirigido y coordinado por la Confederacin Espaola de Aulas de Tercera Edad (CEATE), entidad sin nimo de lucro de mbito estatal. Cuenta con la colaboracin de Obra Social Caja Ma- drid y el apoyo del Ministerio de Cultu- ra y del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales (IMSERSO). Desde el inicio ha recibido tambin el valioso apoyo de la Federacin Espaola de Amigos de los Museos (FEAM) y de diversas organiza- ciones de personas mayores. Este progra- ma recibi el Premio Extraordinario del IMSERSO 1998 y el Premio Nacional J- BILO 2000. Si se quisiera participar en este volun- tariado lo nico que tendra que hacer sera inscribirse en el programa y las per- sonas seleccionadas recibiran un breve curso de formacin sobre Voluntariado Cultural, Personas Mayores y Museos y, posteriormente, seran destinadas al Mu- seo elegido por cada Voluntario/a segn sus motivaciones y preferencias a fn de ser capacitadas sobre la exposicin per- manente y las materias propias de cada Museo. A nivel autonmico andaluz, citaremos como ejemplos las iniciativas culturales relacionadas con el envejecimiento activo con el programa La Alhambra ms cerca y La Alambra educa. Programas de volun- tariado de las personas mayores para la vi- sita, acompaada y comentada, al museo de la Alhambra. Estos programas estn pensados para colectivos de estudiantes, personas mayores y grupos de carcter cultural y social. Como reconocimiento a la labor que llevan realizando han sido objeto de copremios como: Premio Ex- traordinario del IMSERSO 1988 y poste- riormente Premio Jubilo 2000. Tambin habra que aadir aqu los clu- bes de lectura de las bibliotecas y el pro- 426 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 05 ceso de educacin y participacin abierta como las visitas a archivos, que son inte- resantes por la relacin entre el patrimonio documental y la memoria histrica de la que son protagonistas muchas de las personas mayores que viven actualmente. Para terminar este epgrafe se muestra un cuadro resumen sobre las actividades a desarrollar por las personas mayores como transmisoras de cultura y conocimiento. RESUMEN N 9 LAS PERSONAS MAYORES COMO DIFUSORAS DE CULTURA Y CONOCIMIENTO - Difusoras de Cultura: g Velar por el patrimonio cultural de su ciudad o pueblo. g Organizar actividades teatrales, musicales, artsticas g Dar a conocer museos y monumentos. g Organizar exposiciones: pintura, fotografa g Promover actos culturales: conferncias, mesas redondas, cineforum g Crear un voluntariado de cicerones para su ciudad o pueblo. g Crear grupos de teatro, corales. - Difusoras del Conocimiento: g Organizar congresos, seminarios, jornadas g Escribir la historia y cultura local. g Organizar conferencias, coloquios, charlas, debates g Organizar grupos de trabajos monogrfcos. g Organizar debates sobre la prensa, radio y TV. 427 LBEA Captulo 05 Estimamos necesario formular las recomendaciones siguientes: 16 .-Incrementar el disfrute de las personas mayores en las facetas de la vida cultural de su entorno, propiciando su presencia ac- tiva en los actos programados. Para ello, es preciso: g Fomentar la prctica del turismo y organizar intercambios con personas de diferentes lugares. g Fomentar y favorecer los programas orientados al disfrute de la cultura y el conocimiento. g Ampliar el nivel cultural de las personas mayores mediante el enriquecimiento de las actividades ofrecidas en los diferentes centros de aprendizaje.
17 .- Aprovechar ms y mejor el papel de las personas ma- yores como fuente de cultu- ra, contando con ellas en programas de voluntariado cultural para la difusin y transmisin del patrimonio andaluz. 6.2.- PERSONAS MAYORES COMO DIFUSORAS DE LECTURA En la actualidad, el Plan Integral para el Impulso de la Lectura en Andaluca, que toma el relevo del anterior Plan de Fo- mento de la Lectura 2000-2004, es el ins- trumento defnido por la Consejera de Cultura para abordar las me didas estrat- gicas, que se proponen como resultado el fomento de la lectura y el afanzamien- to de hbitos lectores en la poblacin andalu za. Este plan centra sus medidas en la modernizacin de la red de biblio- tecas, garantizando el acceso de toda la ciudadana. Adems, del apoyo a la crea- cin literaria y a los sectores editoriales y libreros de Andaluca. En cunto a los hbitos de lectura y com- pra de libros en Andaluca, por grupos de edad se constata, que leen un mayor porcentaje los segmentos ms jvenes, si bien las personas que leen ms libros por trmino me dio son las de 45 y ms aos. Por otra parte, habra que sealar que, desde la creacin en 1998 del Centro Andaluz de las Letras, la Consejera de Cultura ha ido dotndose de una serie de programas estables de animacin a la lectura en todo el territorio. En la actualidad, se entiende que hay que proce der a un refuerzo de estos progra- mas, as como a una cualifcacin y diver- sifcacin de los mismos. Pero tambin, se debe implicar ms en estos programas a las personas mayores, como poten- ciales lectores y difusores de la lectura. Entre otras razones, porque disponen de ms tiempo, tanto para leer como para ser difusores de la lectura a sectores ms jvenes de la poblacin. 428 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 05 Desde este planteamiento se puede con- cluir, que las personas mayores pueden difundir la lectura a travs de programas de terminados, como organizaciones de club de lecturas, campaas de lecturas para personas mayores, cuentacuentos en colegios de primaria, etc. En defnitiva, en cada persona mayor se encuentra en potencia un divulgador/a de la ciencia y del conocimiento y un/a motivador/a cercano para la lectura. Desde este punto de vista, sera conve- niente alentar a sus nietos/as, para que desde temprana edad acudan a activida- des relacionadas con la Ciencia y la Tec- nologa, lo que podra convertirse en un factor fundamental de surgimiento de futuras vocaciones cientfcas y un avan- ce de la sociedad andaluza. Adems, este colectivo podra transmitir a los dems un mayor conocimiento con bases cientfcas de como funcionan los fenmenos cotidianos y una humaniza- cin del conocimiento cientfco a otros colectivos con menor disponibilidad de tiempo. Todo ello, porque el contacto cotidiano con los miembros de la familia puede ser un factor multiplicador de conocimiento cientfco. Puede convertirse en un divul- gador a pequea escala de la Ciencia, la Tecnologa y la Cultura.
De esta forma sencilla estamos creando un pblico especfco de la divulgacin de la ciencia, fun damental para aumentar la cultura cientfca entre la poblacin, as como fo mentar el gusto por los temas cientfcos, tecnolgicos y culturales y con ello propiciar una cultura cientfco- tcnica y cultural elevando as el nivel de la ciudadana andaluza. Por ltimo, citaremos un estudio sobre el Pacto Andaluz por el Libro de la Consejera de Cultura (septiembre 2009). A travs de un anlisis multivariante del barmetro de lectura en Andaluca se constata que la variable de mayor corre- lacin con la lectura es el nivel de estu- dios. As, a menos nivel de estudio, las personas mayores de 65 aos, leen me- nos. Segn la citada investigacin: los mayores de 65 con estudios hasta prima- ria residentes en un hbitat hasta 50.000 habitantes, el 14,7% leen libros, mientras que con las mismas edades y estudios, en hbitats de ms de 50.000, el porcenta- je de las personas que leen libros es del 25%, frente a las personas mayores de 65 aos con estudios secundarios o univer- sitarios, que leen libros un 68,7%. Ade- ms, esta investigacin demuestra que, a mayor formacin, mayor calidad de vida, y que la lectura tiene tambin una fun- cin teraputica para ayudar a combatir o sobrellevar la soledad. 429 LBEA Captulo 05 Por todo ello, parece lgico que haga falta que las personas mayores lectoras sean difusoras, en primer lugar, en el propio colectivo de mayores y despus, dediquen sus esfuerzos a los ms jvenes. Todo ello, transitoriamente, porque las nuevas gene- raciones de personas mayores van teniendo mejor formacin ahora que hace unas dcadas. Desde esta perspectiva, consideramos que el alumnado de los Programas Universitarios de Mayores de las universidades andaluzas podran acometer esta tarea desde el voluntariado cultural, a travs de sus diferentes asociaciones universitarias. RESUMEN N 10 LAS PERSONAS MAYORES COMO DIFUSORAS DE LA LECTURA Como difusoras de lectura, las personas mayores podran: g Organizar clubes de lectura. g Disear campaas de lectura. g Ser cuentacuentos en escuelas infantiles y colegios. g Organizar y/o colaborar en las bibliotecas. g Organizar ferias de libros. g Organizar talleres de poesa, teatro y narrativa. g Potenciar recitales de poesa. g Crear bibliotecas ambulantes. 430 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 05 Recomendamos: 18 .- Difundir la lectura entre las personas mayores y en espacios escolares: educacin infantil y primaria (cuentacuentos). Para ello sera conveniente: g Desarrollar estrategias que fomenten la lectura entre los mayores. g Disear programas de difusin de la lectura a travs de los medios de comunicacin: radio, televisin, prensa, pginas web. g Fomentar la lectura entre diferentes colectivos sociales. g Facilitar el acceso a la lectura a travs de actividades concretas: jornadas, semana del libro, feria del libro g Contagiar el placer de leer a los centros de educacin de adultos y universidades populares. g Estudiar frmulas para aprovechar la contribucin que las personas mayores lectoras pueden hacer para aumentar el hbito de lectura en nuestra comunidad autnoma andaluza.
6.3.- LAS PERSONAS MAYORES COMO DIFUSORAS DE EXPERIENCIA Y TRADICIN La experiencia ms importante que la persona mayor posee, no radica slo en sus conocimientos tcnicos, que los jve- nes aventajan, sino en el conocimiento de los aspectos psicolgicos y sociales, que estas personas poseen por el mero hecho de haber vivido ms tiempo. Tal vez las personas mayores tendrn, por su dilatada experiencia, posibles respuestas para los temas contemporneos como la crisis individual, el dilogo entre las ge- neraciones, los confictos entre grupos y tantos otros problemas psicosociales actuales. En sntesis, la persona que ha vivido ms tiempo, parece lgico que podr aportar al resto de la sociedad su experiencia, no por poseer mayores conocimientos, sino por haberlos experimentado durante ms tiempo. Lo expuesto anteriormente nos lleva a considerar que el conocimiento adquirido y la experiencia acumulada son caudales que deben ser utilizados por la sociedad. Desde un anlisis ms profundo, se po- dran considerar como valores demasia- do preciados como para ser ignorados por los ms jvenes. 431 LBEA Captulo 05 Desde esta perspectiva se podra citar aqu el dicho senegals que afrma: cundo una persona mayor muere, con ella arde una bi- blioteca. Esto viene a confrmar la impor- tancia que tienen, cada vez ms, los instru- mentos de utilizacin de la experiencia de las personas mayores a travs de distintas modalidades de mentoraje. Segn la UNESCO, y a travs de la Con- vencin para la Salvaguarda del Patri- monio Cultural Inmaterial adoptada en el 2003, este legado frgil y en su mayor parte de transmisin oral, se recibe de los antepasados y se transmite a los des- cendientes de forma annima y no nece- sariamente reglada. Algunas de las ms importes manifestaciones culturales del mundo han sido ya recogidas en la lista representativa del patrimonio cultural in- material de la humanidad. Se constata en ella que las personas mayores han sido los principales protagonistas en el man- tenimiento de este modelo de funciona- miento social. En cuando a la institucionalizacin de este modelo, incluso en determinados mbi- tos, como el sanitario o el universitario, se recogen fguras especfcas como pro- fesores emritos o personal emrito del Sistema Nacional de Salud, que continan aportando su experiencia al resto de la sociedad. Tal vez, en el mejor momento productivo, donde la experiencia modula cualitativamente el conocimiento. Parecido razonamiento podemos hacer al referirnos a las tradiciones, que parece obvio, hay que aprender a respetarlas. Eso signifca aprender a considerar un patrimonio, heredado de las personas mayores, con todo lo que ello implica de enriquecimiento en valores y reafrma- cin de la personalidad. Esto tambin se puede difundir a travs del voluntariado donde los mayores explican a los ms j- venes costumbres y tradiciones de su lo- calidad o ciudad. Los cuentos, los juegos, los juguetes, las recetas de cocina, las his- torias locales son aspectos demasiado importantes como para que pasen al ol- vido o incluso queden borrados de la his- toria familiar. Desde este punto de vista, parece lgico que una persona se jubile de su quehacer laboral, pero nunca de su compromiso con transmitir la experien- cia y tradicin a sus descendientes Lo anterior viene a sugerir un cambio en la consideracin de la vejez como etapa negativa, que evoca situaciones pasa- das y afortunadamente superadas en la actualidad, sino como algo activo y din- mico, con protagonismo histrico en la medida en la que se proporcionan fun- damentos para el cambio desde la tran- sicin y no desde la ruptura.
El equvoco actual consiste en presentar conocimientos tradicionales de las perso- nas mayores frente a saberes contempo- rneos de los ms jvenes como si apro- vechar uno supusiera negar los otros, y aqu est la falacia del planteamiento, ya 432 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 05 que ambos son indispensables en una sociedad moderna. Lo importante de la experiencia de las personas mayores son los conocimientos que poseen de la vida, mientras que lo valioso de los jvenes es su capacidad de innovacin e iniciativa. Se parte as de la similitud de conoci- mientos en lo esencial entre el pasado y el presente, ya que el ser humano sigue siendo el mismo antolgicamente, mien- tras que la poca presente resulta nica en el mundo de la tecnologa y en los avances de las ciencias naturales. Se ha de tener presente y no conviene olvidar que, en muchas culturas el pres- tigio ha constituido la nota distintiva, el valor mximo y el mayor aprecio, que la sociedad ha concedido a la vejez. El pres- tigio basado en la presuncin de una ex- periencia adquirida a travs de su pasado por todas las etapas de la vida y de unas opiniones desapasionadas como conse- cuencia de una edad desinteresada, han permitido a la vejez ejercer una autoridad de consejo, en algunos casos con un fuer- te contenido de poder, que ha sido consi- derado benefcioso para el equilibrio entre integracin y cambio, y para el sentimien- to de seguridad colectivo. Pensamiento que se refeja muy sabiamente en De Se- nectute (Sobre la Vejez de Cicern). Los puntos fuertes y las cualidades por las que tiene prestigio la vejez dejan de tener valor para una cultura que ponga sus ideales y sus fnes sola, nica y exclu- sivamente en lo nuevo, lo cambiante, lo intuitivo, lo inacabado, dando la espalda a los valores, estabilidad y prudencia. Todo lo anterior puede tomar sentido en el intercambio intergeneracional, donde los jvenes han sido testigos de posibles cambios, que el entorno ha ido incorporando, sin embargo, carecen de historia donde poder encontrar el origen y el sentido de tal transformacin, por ejemplo la transicin democrtica en nuestro pas. De esta manera puede servir de intercambio el arte, la cultura, los saberes y tradiciones populares, muy enriquecedores para ambas partes.
Para terminar, podramos concluir di- ciendo que las personas, que han vivido ms tiempo podrn aportar al resto de la sociedad su saber y su experiencia, no por poseer mayores conocimientos, sino por haberlos experimentado durante ms tiempo. Y es que si la experiencia es un grado, la tradicin, los fundamentos del fu- turo, son pilares indiscutibles, pues como decan los clsicos romanos: un pueblo que olvida su pasado, la historia, est con- denado a desaparecer o, la historia es la maestra de la vida. Por todo ello, parece que tradicin e innovacin no debera es- tar reido, sino ser complementarias y el nexo de unin podra ser el orillado colec- tivo de las personas mayores. Por ltimo se presenta un cuadro resumen sobre las actividades a desarrollar por las personas mayores como transmisoras de experiencia y tradicin. 433 LBEA Captulo 05 RESUMEN N 11 LAS PERSONASMAYORES COMO DIFUSORAS DE EXPERIENCIA Y TRADICIN 1. Experiencia: a) Orientar laboralmente a personas ms jvenes. b)Ensear el trabajo artesano de las personas mayores a los ms jvenes. c) Organizar diferentes tertulias sobre experiencias vividas por las personas mayores. 2. Tradicin: d) Crear museos locales. e) Organizar exposiciones de fotografas antiguas. f ) Recopilar cuentos, juegos, juguetes y recetas de cocina antiguas. g) Recoger por escrito la historia de las ciudades y los pueblos. h) Recopilar historias orales contadas por personas mayores. Formulamos las siguientes recomendaciones: 19 .-Recuperar y organizar es- pacios para difundir las tradi- ciones locales a travs de mu- seos, exposiciones y narraciones orales. 20 .- Poner al servicio de la co- munidad las experiencias profesionales mediante un servicio de orientacin a travs del vo- luntariado. 21 .- Recuperar las tradiciones locales a travs de los cuen- tos, juguetes, canciones, di- chos populares, etc, as como facilitar el aprovechamiento de la riqueza cultural de las personas mayores para potenciar su autovaloracin y autoestima y salva- guardar el patrimonio y las tradiciones culturales, depositando en las personas mayores la confanza y responsabilidad de difundir las experiencias y tradiciones como miembros activos de la sociedad.
434 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 05 CONCLUSIONES g La educacin a lo largo de la vida es tan importante para el envejecimiento activo que est cambiando la imagen de las personas mayores en la comunidad autnoma andaluza. g La educacin a lo largo del ciclo vital debe ser abordada para y por las personas mayores. g El catlogo de actividades educativas en la comunidad autnoma andaluza es un potente instrumento de formacin permanente para el alumnado, pero de- bera ser ampliado y mejorado cualitativa- mente. g La formacin tiene una doble direccin: la persona mayor y la sociedad. Lo primero como crecimiento personal, lo segundo como difusor de experiencia, de la lectura, cultura, tradicin y conocimiento. g Destacamos la formacin en las nue- vas tecnologas y el aprendizaje de idio- mas como acceso a la Sociedad del Co- nocimiento. g Es fundamental en la educacin a lo largo de la vida las relaciones intergene- racionales, que se deben propiciar en los diferentes programas de mayores. g Debido a la importancia que tiene la jubilacin, habra que incluir los Progra- mas de Preparacin a la Jubilacin Acti- va, por los benefcios que tiene sta en las personas jubiladas. g La educacin a lo largo de la vida debe ser accesible para todas las personas, in- dependientemente del gnero y de su nivel econmico y sociocultural. g Los PUM son un excelente instrumen- to para la educacin a lo largo de la vida, pero deberan extenderse an ms a los contextos rurales. g Para establecer las relaciones inter- generacionales es conveniente abrir los diferentes programas educativos a todas las edades. g El intercambio cultural de las personas mayores de otras regiones, pases y uni- versidades es benefcioso para el enveje- cimiento activo. g Es fundamental el actual cambio de rol del envejecimiento pasivo por el activo, al que estn contribuyendo los diferen- tes programas innovadores en los que las personas mayores son los protagonistas como miembros activos de la sociedad. 435 LBEA Captulo 05 g La investigacin a lo largo del envejeci- miento es importante como instrumento de anlisis y evaluacin de los diferentes programas de formacin. Investigacin que deberan realizar tanto las institucio- nes como las universidades, as como las personas mayores. g Las mujeres andaluzas deberan reali- zar, tambin, Programas de Preparacin a la Jubilacin Activa (PPJA), independien- temente de que no hayan trabajado de forma remunerada. g Sera muy conveniente, de acuerdo con la evolucin de la poblacin anda- luza, que se potenciaran grupos de au- toformacin impartida por las personas mayores. g Es necesario crear un material trans- versal para formar a los nios y nias an- daluces en el conocimiento de proceso de envejecimiento activo, como miem- bros de una sociedad envejeciente y en- vejecida como la andaluza. 436 Libro Blanco del envejecimiento activo Captulo 05 REFERENCIAS BIBLIOGRFICAS Asamblea Mundial de Envejecimiento, (1982). Viena. Asamblea Mundial de Envejecimiento, (2002). Madrid. Bru, C. (2002). Ponencia Marco. Los modelos marco de los PUM. En actas VI Encuentro Nacional de PUMs. Conselleria de Bienestar Social. 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RESUMEN DE RECOMENDACIONES
441 LBEA Recomendaciones
REA DE PROSPECTIVA DEMOGRFICA Y EJES TRANSVERSALES 1 .- Difundir la lectura del enveje- cimiento demogrfco no como una enfermedad social sino como un logro sin precedentes histricos, sostenido por la magnfca evolucin de la esperanza de vida y por el control humano de la reproduccin, evitando que se interprete exclusivamente el en- vejecimiento de la poblacin en clave de problema. Es aconsejable que deje de asociarse sobre todo con sus dimen- siones demogrfca y econmica, y se recalquen otros aspectos como las con- tribuciones que las personas mayores hacen a la familia y a la sociedad. 2 .- Concebir, sobre todo, el enve- jecimiento humano como un pro- ceso extendido a lo largo del ciclo vital, para lo cual debera disociarse de los 65 aos, tanto en el campo de la in- vestigacin como del discurso social: y Al tratar aspectos relacionados con el envejecimiento, la investigacin no debera limitarse a considerar los 65 aos como momento de comienzo de, ni ocuparse tan slo de este segmento de la poblacin, ignorando a las personas de edad inferior. Impulsar los estudios longitudinales. y Si por necesidad de tipo comparati- vo deben usarse indicadores sociales re- feridos a las personas de o ms 65 aos, advertir siempre que se trata de un crite- rio arbitrario y convencional para operar con las poblaciones puesto que a nivel humano el envejecimiento es un pro- ceso presente a lo largo de todo el ciclo vital y no desde de una cierta edad. y No presentar nicamente datos y re- sultados referidos en su conjunto al seg- mento de poblacin de 65 o ms aos, sino desagregando siempre las informacio- nes por aos cumplidos de las personas. y Sera recomendable tambin la intro- duccin del envejecimiento como as- pecto transversal en todas las polticas pblicas, independientemente del gru- po de edad. Disear una planifcacin estratgica cuya meta se avanzar hacia una sociedad para todas las edades. 3 . -Generar un discurso social sobre los procesos de envejecimiento y sobre la consideracin de las per- sonas mayores que desplacen a los pre- juicios y a las visiones estereotipadas de la realidad que suelen circular. Para ello es clave disponer de un conocimiento real de los actores sociales. 4 .- Crear un Observatorio del En- vejecimiento en Andaluca para, entre otros cometidos, y Obtener, analizar y difundir un co- nocimiento real y permanentemente actualizado sobre los aspectos estruc- 442 Libro Blanco del envejecimiento activo turales y de cambio de la poblacin an- daluza, en comparacin con los mbitos nacional, europeo y mundial, que distin- ga asimismo a nivel interno singularida- des por provincias y tipos de hbitats. y Obtener asimismo conocimien- to sobre las necesidades y las deman- das de las personas a lo largo del ci- clo vital, de cara a la consecucin de un envejecimiento activo, as como sobre los recursos existentes para lo- grarlo tanto pblicos como privados. 5 .- Reconocer el hecho diferencial que signifca el envejecimiento femenino, tanto en el plano per- sonal como en el social, impulsando las investigaciones sobre envejecimiento que aporten informacin desagregada por sexo y aplicando la perspectiva de gnero en el diseo de todas las polti- cas pblicas de envejecimiento activo, velando para la consecucin de una igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres. 6 .- Dada las singularidades perso- nales (peor salud, peor posicin econmica, escasez de estudios, viudedad, etc.) y generacionales (deri- vadas por ejemplo de la Guerra Civil) de stas ltimas, y en general su mayor fra- gilidad social, evitar que queden margi- nadas u ocupen un plano secundario en las polticas de envejecimiento activo. 7 .- Atender y apoyar esta favorable evolucin, orientando las polti- cas de envejecimiento activo no nicamente hacia a la persona sino, all donde exista, hacia la pareja. , pues en las sociedades modernas la viudedad es contemplada por quienes la sufren cada vez menos como la antesala de la muerte y ms como una etapa nueva de la vida que hay que dotar de sentido y de contenidos. Numerosas prcticas relacionadas con el envejecimiento ac- tivo podran y habran de contribuir a la hora de defnir y potenciar esta nueva concepcin de la viudedad. 8 .- Considerar el estado civil como un factor bsico a la hora de pro- mocionar prcticas especfcas de envejecimiento activo a hombres y mu- jeres, teniendo encuenta asimismo el tipo de poblacin en el que se encuen- tran habitando. 9 .- El grado de asuncin del en- vejecimiento activo depende no nicamente de la actitud ms o menos favorable que tengan las perso- nas, sino adems de sus circunstancias contextuales. Entre ellas, el tipo de ho- gar en el que habitan ha de ser muy te- nido en cuenta en el diseo de polticas de envejecimiento activo, en aspectos como la seguridad, la participacin o la salud. Por ejemplo: a) La posicin econmica viene determinada no tanto por los ingresos 443 LBEA Recomendaciones de los individuos sino, ms bien, por los del conjunto de los miembros del hogar donde habite. E igual pasa con el gasto. b) De cara a la participacin social, habr que considerar que numerosas personas mayores apenas disponen de tiempo libre puesto que conviven con personas a las que han de prestar cuidados de modo permanente. c) Y en la expansin de hbitos de vida saludables, tambin infuye mucho la situacin de pareja, por ejemplo en la alimentacin y en general en los aspectos preventivos. 10 .- Las polticas de enveje- cimiento activo han de fa- vorecer la voluntad de las personas de envejecer en casa, sean acompaadas (como sucede con la gran mayora de los varones) o bien solas (como hacen buena parte de las muje- res mayores), evitando que la sucesin de formas de convivencia que han de adoptar las personas en el ltimo tramo de la vida, especialmente las mujeres (vida en pareja, solas en el hogar propio, mudanza con familiares o instituciona- lizacin), reduzca sus oportunidades de envejecimiento activo. Aquellas perso- nas mayores que viven en el domicilio de familiares, pese a ser una minora, no han de quedar relegadas a un pla- no secundario en las polticas de enve- jecimiento activo. Debe prestarse una atencin especial a las que se han des- plazado del medio rural al urbano para convivir con la familia, que son princi- palmente mujeres muy longevas con problemas de salud, con elevado riesgo de aislamiento social. 11 .- Cualquier persona que sufra problemas de salud de cierta importancia, o incluso dependencia, no ha de ser excluida de las prcticas de envejecimiento activo. Desarrollar acciones encaminadas a po- tenciar tal estilo de vida, como la aten- cin a domicilio o el empleo de las nue- vas tecnologas. Tener en cuenta que cada vez resulta ms frecuente enveje- cer en casa con discapacidades, incluso en solitario. 12 .- Establecer mecanismos de intermediacin entre la demanda de cuidados que hacen las personas en situacin de de- pendencia y la oferta de mano de obra profesional que la provea. Por ejemplo, que las administraciones fomenten la creacin de programas de integracin laboral y social de las personas inmi- grantes empleadas en este sector, que representen a su vez para las personas dependientes una garanta de seguri- dad a la hora de contratar sus servicios. 13 .- Las residencias de perso- nas mayores deben trans- formarse en centros poliva- lentes que ofrezcan servicios diversos y adaptados a las nuevas necesidades 444 Libro Blanco del envejecimiento activo tanto del residente como de su familia. Han de convertirse en centros abiertos e integrados en la comunidad, que com- parten actividades y servicios con dis- tintos colectivos y grupos de edad. De- bera tenderse a la creacin de centros intergeneracionales, constituidos como recurso comunitario y que permitieran la normalizacin de la vida residencial y el intercambio entre generaciones. 14 .- Dado que lo ms corrien- te es que se trate de un es- tilo de vida elegido frente a otros, eliminar las connotaciones socia- les negativas (arrastradas de otro tiem- po) que suelen pesar sobre la soledad residencial de las personas mayores. La vida en solitario ofrece a las personas que envejecen el ejercicio de derechos fundamentales como la libertad, la au- tonoma y la independencia en una magnitud superior a otras formas de convivencia alternativa (la mudanza a casa de familiares o la institucionaliza- cin). Son derechos cuyo disfrute antes importaban menos, cuando lo que ver- daderamente primaba era la necesidad de asegurar la subsistencia, y que han de ser potenciados en las polticas de envejecimiento activo. Vivir en solitario a una edad avanzada plantea una serie de incertidumbres y comporta riesgos, relacionados tanto con la seguridad (quin se encargar de cuidarles si lo ne- cesitan) como con la participacin (por ejemplo, el aislamiento social) y con la salud (el sufrir una cada) que habran que reducirse mediante el fomento de las prcticas de envejecimiento activo. 15 .- Las personas sin estudios merecen una atencin es- pecial y diferenciada en las polticas de envejecimiento activo. En general, y a modo de sntesis de todo cuanto llevamos recomendado, adaptar las propuestas de envejecimiento activo a cada tipo o perfl de personas, depen- diendo de su sexo, edad, estado civil, forma de convivencia, hbitat, salud, posicin econmica y nivel de estudios. En esa labor, prestar una atencin espe- cial a los perfles de poblacin en una situacin potencial de mayor fragilidad social, y en concreto a las mujeres muy longevas sin pareja que habitan en el medio rural, dado que padecen un ries- go superior de pobreza, de aislamiento familiar y social, aparte de acusar en ge- neral un profundo dfcit de instruccin acadmica. 16 .- Por supuesto, potenciar la educacin de adultos, que en Andaluca tiene un papel primordial porque facilita la alfabetiza- cin de un importante nmero de per- sonas que alcanzaron su edad adulta no sabiendo leer ni escribir, sobre todo mu- jeres del medio rural. Y en este mbito incrementar la presencia universitaria, que junto a los centros de educacin de adultos pueden ser fundamentales en la dinamizacin e implantacin de las polticas de envejecimiento activo y las prcticas intergeneracionales. 445 LBEA Recomendaciones 17 .- Las distintas administra- ciones deben motivar la implantacin de programas intergeneracionales con el objeto de: y Favorecer a las personas mayores participantes oportunidades de forma- cin, participacin, salud y seguridad, ejes claves en la promocin de enveje- cimiento activo. y Frente a la cultura del sujeto, de las edades y de las discriminaciones, po- tenciar una cultura, una economa, una salud, una educacin y en suma una po- ltica basada en el entre, es decir, en las relaciones, que sustituya a la cultura del yo. y Fortalecer la solidaridad y el dialogo entre generaciones, teniendo en cuen- ta especialmente las necesidades de las personas mayores y de las jvenes, como base sobre la que construir el camino ha- cia una sociedad para todas las edades.
y Posibilitar, por ltimo, la implanta- cin los programas intergeneracionales como vehculos de intercambio entre dos espacios de solidaridad, la familiar y la social. 18 .- Junto al esfuerzo y a la iniciativa individual, se deberan promocionar las polticas de envejecimiento activo en Andaluca, tanto desde la esfera pblica como desde la privada, para lo cual resulta muy aconsejable: y Informar sobre qu es el enveje- cimiento activo a los andaluces y las andaluzas, a travs de los organismos pblicos (educacin, sanidad, etc.) y los medios de comunicacin. y Reconocer el envejecimiento como proceso que se produce a lo largo de toda la vida. y Determinar el mbito local como marco territorial ms adecuado para la puesta en marcha de programas de en- vejecimiento activo. y Evitar que los entornos rurales que- den al margen de los recursos y las ac- tuaciones relacionados con el envejeci- miento activo. 19 .- Creacin de la fgura del agente de envejecimiento activo, encargada de acercar los recursos sociales que lo fomenten entre los ciudadanos y ciudadanas de Andaluca. VIVIR EN SEGURIDAD 20 .- Desarrollar, en colabora- cin con las Administracio- nes competentes, mecanis- mos de garanta especfcos de los de- rechos de las personas mayores, tanto institucionales- a travs de la fgura del Defensor de las Personas Mayores- como normativos, haciendo especial hincapi en la lucha contra toda forma de discri- minacin, especialmente la referida a la edad. 446 Libro Blanco del envejecimiento activo
21 .- Informar a las personas mayores , a travs del cauce habilitado en el artculo 42 de la Ley 6/99 , sobre los derechos que les reconoce el ordenamiento jurdico y las medidas a emprender en caso de vulneracin de los mismos. En particular sobre las ventajas de la utilizacin del poder preventivo otorgado ante Notario, as como de las fguras del Tutor y Curador. Abrir un cauce de debate sobre la con- veniencia de instar a la supresin del derecho a la legtima de los descen- dientes, sustituyndola por un derecho de alimentos con cargo a la herencia a favor de hijos menores o discapacitados fsicos, psquicos o sensoriales En este mbito se sugieren una serie de modif- caciones normativas. As: y Instar a la modifcacin de la Ley 39/2006 de Promocin de la Autonoma Personas y Atencin a las personas en situacin de dependencia para incluir al representante voluntario facultado para ello, en algunos de sus artculos en los que se exige una actuacin de la persona dependiente. y Modifcar el artculo 45 de la Ley Autonmica 6/1999 de Atencin y Pro- teccin a las Personas Mayores en An- daluca que, bajo el ttulo Ingresos en centros residenciales solo permite el in- greso en esos centros mediante presta- cin de su consentimiento por la perso- na en cuestin si tiene capacidad para esa prestacin y, de lo contrario, es decir en los casos de incapacidad presunta o declarada, se requerir autorizacin ju- dicial. Pues bien, la modifcacin que se propugna consiste en permitir que en los casos de incapacidad presunta de la persona de quien se solicite el ingre- so, pueda prestar el consentimiento su apoderado en el poder preventivo que estamos contemplando en los casos en que hubiese sido expresamente faculta- do para ello. 22 .- En relacin al ejercicio de los derechos de los abuelos y abuelas con respecto a sus nietos y nietas se sugieren las siguientes recomendaciones: y Institucionalizar una publicidad es- pecfca y una atencin especializada en esta materia que pudiese cubrir todas las necesidades de informacin y aseso- ramiento especializado de que precisan las personas mayores. Desde la creacin de un departamento del Defensor de la Persona Mayor en la ofcina del Defen- sor del Pueblo Andaluz, pasando por la creacin de un departamento especiali- zado en las ofcinas de orientacin social y por la inclusin de la especialidad en la Ley 1/2008 de Mediacin Familiar en la Comunidad Autnoma de Andaluca de 27 de Febrero , pudiendo acudir , en su caso, para el ejercicio de este derecho al Ministerio Fiscal. 447 LBEA Recomendaciones y Instar a las modifcaciones normativas procedentes en el sentido de permitir que los abuelos sean odos a peticin de stos y el Juez lo considerase conve- niente- en los casos de determinacin de ejercicio de la patria potestad, as como en los procedimientos de separa- cin, nulidad y divorcio de los padres a los efectos de determinar el rgimen de guardia y custodia de los hijos. 23 .- Informar a la ciudadana de la posibilidad de estable- cer las condiciones en que cada persona quiere que le sea prestada la asistencia sanitaria a travs del Regis- tro de Voluntades Vitales Anticipadas .Igualmente puede designarse uno o varios representantes para que sirvan de interlocutores ante los Mdicos y ha- gan valer las instrucciones establecidas por la persona otorgante. 24 .- Se debe seguir avanzan- do en la consolidacin de la seguridad econmica que el sistema de Seguridad Social garantiza. Para ello es necesario: y Adaptarlo a la realidad econmico- social, sin perder de vista la mejora de las prestaciones, especialmente las des- tinadas a las personas mayores. y Apostar por un mantenimiento de la carga contributiva que sobre la sociedad supone el sistema, alejndonos de tentaciones de reduccin generalizada de cotizaciones. 25 .- Igualar progresivamente, por motivos de justicia so- cial y no discriminacin, el importe de la pensin mnima que ga- rantiza el Sistema Contributivo con la pensin No Contributiva , as como aco- meter una reforma en profundidad de la pensin de viudedad. Para ello: y El sistema debe converger hacia una progresin econmica sustancial para la pensin de viudedad, sin por ello menoscabar el equilibrio fnanciero del Sistema, cuestin fundamental para garanta de la seguridad econmica de las personas mayores. y Se propone la elevacin de la proteccin en la viudedad de casos de necesidad, unidos a rentas perdidas con el fallecimiento. En esa lnea, se debe potenciar la parte de prestacin no contributiva, con complementos a mnimos ms elevados, hasta llegar al mnimo de jubilacin. y Por otro lado, en el supuesto de percepcin de otras rentas o de convivencias previas breves, se podra respetar la prestacin con carcter no vitalicio.Tambin se podra vincular el importe de la pensin de viudedad a la menor o mayor duracin del disfrute comn de la pensin de jubilacin del fallecido. 448 Libro Blanco del envejecimiento activo
26 .- Introducir mecanismos restrictivos para limitar al mximo la jubilacin forzo- sa, sobre todo en actividades compa- tibles con la edad, en las que, adems, los aos de experiencia pueden ser una ventaja laboral y social. En esa lnea pro- ponemos un aumento de los estmu- los econmicos a la jubilacin parcial a partir de los 65 aos, como mecanismo productor de un envejecimiento activo laboral, compatibilizando el trabajo par- cial de la experiencia con el ocio activo. 27 .- Que las pensiones no contributivas de la Seguridad Social experimenten en su cuanta incrementos anuales por encima del IPC, con el fn de producir una mejora sustancial en el poder adquisitivo de las personas benefciarias de la misma, de modo que en el plazo de cinco aos alcance el 100 por ciento del importe del salario mnimo interprofesional. 28 .- Que se consoliden las medidas de reduccin del gasto como el bono social en el consumo de electricidad y se extiendan a otras energas como el gas y el agua de uso domestico y a otros servicios como Internet. 29 .- Dada la variedad y com- plejidad de instrumentos que el ordenamiento jurdi- co ofrece a las personas mayores para asegurar su vejez, adicionalmente al sis- tema de proteccin pblico, se requie- re que se disponga de una informacin puntual y comprensible de los mismos al efecto de que pueda llevarse a cabo una eleccin adecuada que no reduzca o lmite sus derechos. Del mismo modo, se ha de exigir de forma enrgica una cultura de transparencia a las entidades fnancieras y aseguradoras sobre estos instrumentos. 30 .- En el mbito de la comu- nicacin realizar una cam- paa de concienciacin so- bre la importancia que para las perso- nas mayores tiene desenvolverse en un entorno accesible y seguro, en la que se incida en el valor de la accesibilidad preventiva que evite en el futuro situa- ciones como: traslados de domicilio, ingresos en centros, aparicin discapa- cidad por accidentes o cadas, etc. 31 .- En el mbito normativo, instar : y Dentro de la regulacin legal sobre edifcacin la exigencia de que se cons- truyan viviendas convertibles, en renta libre o protegidas, cuyas caractersticas arquitectnicas permitan en el futuro hacerlas accesibles a un bajo coste eco- nmico. y A la modifcacin de la regulacin que hace la actual Ley de Propiedad Horizontal sobras obras de accesibilidad 449 LBEA Recomendaciones en las comunidades de propietarios/as, que slo establece como obligatorias las obras cuyo coste no supere tres mensualidades ordinarias por cada comunero/a. y A una mejora del control administrativo y el procedimiento sancionador en casos de incumplimientos de la normativa de accesibilidad. 32 .- Mejorar la formacin de los/as profesionales del diseo incluyendo la accesibilidad dentro de las materias curriculares universitarias as como fomentar la investigacin de nuevos productos de apoyo y tecnologas que mejoren la autonoma y la accesibilidad en la comunicacin de las personas mayores 33 .- En el mbito de la ac- tuacin de fomento de las Administraciones Publicas aumentar las cuantas de las ayudas pblicas destinadas a la eliminacin de barreras tanto en el edifcio como en el interior de las viviendas., as como pre- ver la subvencin para la adquisicin de ayudas tcnicas o productos de apoyo para salvar desniveles dentro del domi- cilio de personas mayores (elevadores, plataformas salvaescaleras, gras..) o mejorar su comunicacin con el entor- no (ayudas TIC), as como regular el Fon- do de Supresin de Barreras previsto en la normativa andaluza, con objeto de f- nanciar actuaciones para hacer progre- sivamente accesibles los entornos exis- tentes o ya construidos (vas pblicas, edifcaciones y medios de transporte). 34 .- Es necesario que las Administraciones Pblicas adopten medidas concretas en materia de proteccin de los derechos que, como consumidores, tienen las personas mayores. As: y Deben seleccionar y suministrar in- formacin en materia de consumo di- rigida especfcamente a las Personas Mayores. y Deben salvaguardar todos los dere- chos y, especialmente, el derecho a la informacin, de las Personas Mayores como personas consumidoras y usuarias en los medios de comunicacin social. y Han de planifcar y ejecutar acciones formativas en materia de consumo diri- gidas a las Personas Mayores. y Deben defnir y deben adoptar las medidas necesarias en materia de De- fensa y Proteccin de los consumidores, especialmente en relacin a las ofertas comerciales dirigidas especfcamente a este sector de la poblacin, como cum- plimiento a lo dispuesto en el art. 48 de la Ley 6/1999 de 7 de julio de Atencin y Proteccin a las Personas Mayores en Andaluca. 450 Libro Blanco del envejecimiento activo
35 .- Entre toda la ciudadana hay que redefnir la ima- gen social de las personas mayores desalojando del sentir colecti- vo los clichs y estereotipos desfasados y trasladando su realidad actual. Para conseguirlo es preciso: y Promover la investigacin sobre la situacin real de la presencia y las carac- tersticas de los estereotipos asociados a las personas mayores en nuestra so- ciedad. En particular, el tratamiento que de ellas se hace desde los medios de co- municacin, tanto en la programacin como en la publicidad. y Profundizar mediante los estudios e informes necesarios en el conocimiento de los hbitos, preferencias, percepciones y opiniones de las personas mayores en relacin con los medios audiovisuales y sus contenidos, as como de la percepcin del resto de la poblacin de la imagen de las personas mayores transmitida a travs de la programacin y publicidad de la televisin. y Favorecer un adecuado tratamiento social de las personas mayores, a travs de medidas informativas y educadoras. y Establecer, a travs de los rganos competentes, unas recomendaciones de estilo sobre el tratamiento informativo y publicitario de las personas mayores, utilizando para ello el mecanismo de la corregulacin. y Colaborar con las instituciones perti- nentes, en particular con el Consejo Au- diovisual de Andaluca, para implemen- tar los mecanismos de seguimiento y control sobre el tratamiento en los pro- gramas y en la publicidad protagoniza- da o dirigida a las personas mayores. y Desarrollar acciones especfcas en el mbito educativo y meditico que per- mita incorporar una adecuada imagen social de las personas mayores. y Fomentar las buenas prcticas en el abordaje informativo y publicitario de las personas mayores; as como los programas y contenidos especfcamente dirigidos a ellos o que cuenten con su participacin. y Contribuir al desarrollo de medidas que permitan la accesibilidad de los mayores a los medios de comunicacin. y Promover la colaboracin interinsti- tucional, con los operadores pblicos y privados, y con otros actores del sector audiovisual con la fnalidad de poner en marcha acuerdos y otras acciones que contribuyan a la promocin y defensa de los mayores en el mbito de los me- dios de comunicacin. 36 .- Profundizar en la informa- cin a las empresas familia- res sobre la existencia de la fgura de los protocolos familiares y su utilidad. As como se mantenga la acer- 451 LBEA Recomendaciones tada poltica de incentivos econmicos pblicos para el desarrollo de protoco- los familiares. 37 .- En relacin a los malos tratos en el mbito familiar, solicitar a las Autoridades competencia en Servicios Sociales que realicen una poltica preventiva destina- da a descubrir y actuar ante situaciones de convivencia en condiciones extre- mas, con cargas asistenciales difcilmen- te soportables para los familiares cuida- dores que pueden dar lugar a episodios violentos. Para ello es preciso : y Realizar estudios e investigaciones sobre el maltrato a personas mayores vulnerables, para conocer con exactitud su dimensin y problemtica. y Desarrollar acciones coordinadas y giles de prevencin y deteccin de los casos de maltrato y Desarrollar programas educativos y de sensibilizacin orientados al respeto y reconocimiento de las personas mayo- res (redes sociales de apoyo, agentes de cambio, etc), y acciones formativas para los profesionales del sector y de los me- dios de comunicacin 38 .-Solicitar a los Poderes P- blicos competentes la crea- cin de grupos de Polica especializados en la prevencin y perse- cucin de los delitos de los que con ms frecuencia son vctimas las personas mayores, as como incluir esta materia en los planes de estudio y formacin de las Fuerzas de Seguridad.Igualmente se solicita se profundice en el proceso de creacin en todas las Fiscalas de las Secciones de Proteccin de las Personas Mayores. 39 .- Que se establezcan pro- gramas especfcos de edu- cacin y se considere ne- cesario desarrollar acciones que salva- guarden la seguridad de las personas mayores en el uso de la red viaria y del trfco. VIVIR SALUDABLEMENTE 40 .- Fomentar la dieta medi- terrnea, que se caracteriza por: y Elevado consumo de cereales, frutas, verduras, frutos secos, legumbres. y Aceite de oliva como fuente principal de grasa. y Consumo moderado de pescado, pollo, leche y lcteos. y Bajo consumo de carne y productos crnicos. 452 Libro Blanco del envejecimiento activo
41 .- Para el fomento de la ali- mentacin saludable, se hace necesario tener en cuenta las siguientes recomendaciones: y La totalidad de los profesionales de la salud deben recibir formacin en atencin nutricional (Silver Paper). y Se debe considerar la capacidad de comprar y preparar alimentos, las situa- ciones de emergencia y las situaciones de prdida de funcionalidad y actividad que puedan limitar de forma transitoria o progresiva el acceso a la adecuada nu- tricin. y Incluir polticas sociales globales que promuevan la produccin, distribucin y comercializacin de alimentos idneos desde el punto de vista nutritivo y de condiciones higinicas as como acentuar los aspectos atractivos y agradables de la alimentacin, los placeres de la buena mesa y la compaa. y Procurar el acceso a los alimentos y a una nutricin adecuada. 42 .- Fomentar la prctica regu- lar de ejercicio fsico en las personas mayores, a travs de campaas de sensibilizacin y me- diante medidas tendentes a propiciar ventajas econmicas (Por ejemplo des- cuentos en cuotas de usuario) para las personas mayores que acudan a insta- laciones deportivas o utilicen servicios que impliquen la realizacin de ejercicio fsico. 43 .- Promover iniciativas que fomenten la actividad fsica, adaptndolas a las caracte- rsticas funcionales y las prefere ncias de las personas mayores (Huertos saluda- bles, Rutas saludables como Un milln de pasos, Bailes de saln, ofcios tradi- cionales, etc.) 44 .- Aprovechar las instalacio- nes y estadios deportivos para hacer de ellos foco de irradiacin del envejecimiento activo a travs de la prctica adecuada del de- porte. 45 .- Desarrollar la normativa necesaria para restringir el consumo de tabaco en zonas pblicas, que proteja en todo momento a las personas no fumadoras, adems de regular el acceso de la poblacin ms joven al consumo de tabaco, facilitando programas de deshabituacin tabqui- ca a las personas mayores promoviendo los tratamientos ms adecuados a sus necesidades y caractersticas individua- les, as como desarrollar acciones espe- cfcas que incidan sobre el grupo de chicas de 16 a 24 aos. 46 .- Desarrollar campaas di- vulgativas dirigidas a la pre- vencin del dao que puede derivarse del consumo de alcohol. 453 LBEA Recomendaciones 47 .- Garantizar un tratamiento accesible, efcaz, fexible, ba- sado en la mejor evidencia cientfca y adaptado a sus circunstan- cias, a aquellas personas mayores con problemas relacionados con el alcohol 48 .- Favorecer una correcta sa- lud bucodental a lo largo de toda la vida a fn de prevenir problemas especfcos, funcionales, nu- tricionales, as como otros que afectan a la comunicacin o la propia imagen y que inciden en el bienestar de las perso- nas y en su calidad de vida. 49 .- Favorecer desde la socie- dad y desde las institucio- nes, la normalizacin de la sexualidad de las personas mayores. 50 .- Incluir a todas las perso- nas mayores en todas las es- trategias de promocin de la salud mental que se impulsen desde los diferentes mbitos 51 .- Promover el entrenamien- to de la memoria, la estimu- lacin mental y las estrate- gias de compensacin mental, as como la formacin de profesionales que pro- mocionan estas actividades de estimu- lacin cognitiva (Silver Paper). 52 .- Promover la capacitacin de las personas para mejo- rar la autoefcacia, resolu- cin de problemas, conducta prosocial y capacidad de afrontamiento a lo largo del ciclo vital (Active Ageing). 53 .- Tener en cuenta la infuen- cia de las desigualdades existentes entre hombres y mujeres en la salud mental de stas, con el objeto de impulsar medidas de discri- minacin positiva. 54 .-Formular y aplicar estra- tegias destinadas a mejorar la prevencin, deteccin temprana y tratamiento de las enfer- medades mentales en las personas ma- yores, con inclusin de procedimientos de diagnstico, medicacin adecuada, psicoterapia y capacitacin del personal que atiende a este subgrupo de pobla- ciniv elevando la calidad de la evalua- cin y diagnstico de la enfermedad de Alzheimer y otros trastornos relaciona- dos en las primeras etapas de su mani- festacin, mejorar el infradiagnstico de la depresin, y reducir las altas tasas de suicidio en las personas mayores. 55 .-Informar y concienciar a la poblacin de personas mayores de 65 aos de la efectividad de la vacunas de la gripe, y de difteria/ttanos, y la neumoccica en los casos en los que exista una patologa crnica previa que clnicamente lo justifque. 454 Libro Blanco del envejecimiento activo
56 .-Establecer medidas espe- cfcas desde las diferentes administraciones para dis- minuir los factores de riesgo que provo- can accidentes en las personas mayores tanto, en el entorno privado como en el exterior. 57 .- Evitar los factores de ries- gos de las cadas: y Mejorando la calidad de vida de las personas y los problemas de salud que las favorecen y prestando especial aten- cin a las enfermedades que ms afec- tan al equilibrio y la postura, as como a la polimedicacin. y Adaptando el entorno a las caracte- rsticas y necesidades de las personas mayores incluyendo las prendas perso- nales, el domicilio y el barrio. 58 .- Implantar programas es- pecfcos para paliar el de- terioro en la movilidad que sufren las personas mayores a conse- cuencia del proceso natural de enveje- cimiento, teniendo en cuenta: y Favorecer el mantenimiento de la movilidad y promover el ejercicio adap- tado. y Realizar un diseo urbanstico y de los medios de transporte que tenga en cuanta las limitaciones y particularida- des de la movilidad de las personas ma- yores. y Promover campaas de concien- ciacin dirigidas hacia las personas sin limitacin de la movilidad. 59 .-El cncer es una enferme- dad que se puede prevenir, tanto su aparicin como sus impactos negativos una vez que se ha desarrollado. Para ello es necesario adoptar medidas en: y Prevencin primaria (consejos y esti- lo de vida): seran todas aquellas inter- venciones dirigidas a reducir la probabi- lidad de aparicin del cncer o aminorar interrumpir su progresin incidiendo en los factores de riesgo asociados a su de- sarrollo. y Prevencin secundaria (cribado): tie- ne por objetivo detectar la enfermedad antes de que se manifeste clnicamen- te, en aquellas enfermedades en las que un tratamiento precoz permita mejorar su pronstico. 60 .- Promover que las personas mayores tengan un peso normal y evitar la obesidad y sus complicaciones. 61 .- Fomentar la correcta nu- tricin entre las personas mayores, favoreciendo el peso normal y la ingesta adecuada de nutrientes. 455 LBEA Recomendaciones 62 .- Realizar cribados basados en la evidencia en el colecti- vo de las personas mayores para favorecer la deteccin precoz de problemas de salud especfcos, situa- ciones de riesgo para la salud, situacio- nes de dependencia y de prdida de la calidad de vida. 63 .- Mejorar los factores de riesgo cardiovascular (FRCV), pues ello prolonga la vida de las personas y su calidad de vida, al ser stos prevenibles, tratables y modifcables. 64 .- Establecer estrategias diferenciales para ambos sexos, para la prevencin de las enfermedades cardiovasculares. 65 .- Fomentar el diagnsti- co precoz y un tratamiento adecuado de las enferme- dades osteoarticulares que incluya pro- gramas de ejercicio fsico como medida preventiva y de tratamiento, as como la realizacin de programas de investiga- cin con el fn de dilucidar el papel real de la actividad fsica reglada en la pre- vencin y tratamiento de enfermedades osteoarticulares. 66 .- Enfermedades osteoar- ticulares especfcas tales como la osteoporosis y la f- bromialgia podran benefciarse de pro- gramas de ejercicio fsico si stos estn diseados adecuadamente. 67 .- Establecer estrategias para la deteccin precoz de la fragilidad con medidas es- pecfcas para la deteccin en mujeres, donde la fragilidad es mayor. 68 .- Promover la sensibiliza- cin y educacin de la ciu- dadana en el uso adecuado de medicamentos a lo largo de todo el ciclo vital, con el fn de minimizar los riesgos asociados a su consumo. 69 .- Evitar la automedicacin (incluidos los productos na- turales) y el consumo de fr- macos innecesarios. 70 .- Recuperar el respeto de la sociedad hacia las personas mayores evitando la discri- minacin por la edad y modifcando el imaginario colectivo asociado a la an- cianidad (decrepitud e inutilidad vs sa- bidura y experiencia). Para ello es pre- ciso cambiar las expectativas sociales hacia el rol de la mujer como cuidadora abnegada a costa de su propia salud y bienestar, promoviendo la correspon- sabilidad de hombres y mujeres en las tareas de cuidados, tambin a las perso- nas mayores y dependientes. 71 .- Prevenir las situaciones de maltrato mediante la detec- cin precoz y el abordaje de los factores de riesgo. 456 Libro Blanco del envejecimiento activo
72 .- Promover investigacin bsica que pueda aplicarse a la prevencin, tratamien- to y rehabilitacin de las enfermeda- des relacionadas con el proceso del envejecimiento,incentivando lneas de investigacin de Envejecimiento Salu- dable cuyos objetivos contemplen el fomento de la autonoma y la puesta en marcha de aquellas medidas que ayu- den a prolongar la duracin de la vida libre de discapacidad y a mejorar la ca- lidad de vida de aquellas personas que presenten diferentes niveles de disca- pacidad. 73 .- La formacin en el campo del envejecimiento activo y la atencin a personas mayores requiere de conocimientos, actitudes y habilidades que permitan el apoyo para que las personas asuman las riendas de su vida en un hacer proactivo. 74 .-Mejorar el acceso de las personas mayores las personas y de las personas que les cuidan a los servicios de salud y a otros servicios necesarios para mantener su autonoma, a travs de las TIC, as como impulsar la aplicacin de nuevas tecnologas para la mejora de la autonoma de las personas. (como, por ejemplo, el desarrollo de la domtica). 75 .- Detectar, estudiar y abor- dar a las familias de riesgo socio-sanitario que convi- van con una persona mayor, sobre todo en los caso en los que se pueda reque- rir una intervencin socio-sanitaria de emergencia. 76 .- Mantener la residencia de las personas mayores en el entorno familiar y domiciliario habitual siempre que sea posible y as lo deseen las personas implicadas. 77 .- Mantener y fortalecer las redes sociales en las personas mayores, as como impulsar el proyecto: Entornos Saludables: Las Ciudades del Siglo XXI, para toda Andaluca, y proponer medidas de discriminacin positiva en Zonas con Necesidades de Transformacin Social (ZNTS). 78 .- Fomentar un entorno accesible, para lo que se requiere la puesta en mar- cha de medidas que siten a todas las personas, independientemente de sus caractersticas culturales, de edad, de discapacidad, etc, en condiciones de igualdad, en cuanto al acceso a los re- cursos sanitarios. 79 .- Generar un entorno sani- tario que ofrezca una aten- cin sanitaria integral y que 457 LBEA Recomendaciones sea sensible a la no discriminacin por razn de edad y que incorpore la mira- da de gnero, tambin en este grupo de edad. 80 .- Promover un entorno que favorezca una atencin socio-sanitaria integral, sin fracturas entre el sistema sanitario y el sistema del bienestar social. PARTICIPANDO Y CONSTRUYENDO SOCIEDAD 81 .-Apoyar a las personas para que asuman los cambios por los que van pasando a largo de la vida y motivarles para que elaboren, segn sus referencias y capa- cidades, sus propios planes de uso del tiempo y de realizacin personal vincu- lados a la participacin social. y Consultar y tener en cuenta las pre- ferencias de participacin social de los distintos grupos de personas antes de programar acciones de participacin de esos grupos, tratando siempre de adaptar a la demanda los recursos dis- ponibles. y Promover la participacin de las per- sonas en el mbito econmico, social, cultural, poltico, etctera, durante toda la vida y no slo en sus fases ms avan- zadas (adultez y vejez). 82 .-Difundir los benefcios de la participacin y seguir fo- mentando una participacin social de amplio espectro, en todas las edades, en funcin de las preferencias de cada persona a la vez que respetan- do a quienes libremente deciden parti- cipar poco o nada. 83 .- Revalorizar el papel de las mujeres en los distintos es- cenarios de la participacin social y seguir trabajando por la igual- dad de gnero conforme se envejece, especialmente en las fases ms avanza- das de la vida y en el medio rural. y Potenciar la presencia de las mujeres mayores en el espacio pblico. y Mantener las campaas de sensibili- zacin que favorezcan la igualdad entre gneros a todas las edades. 84 .-Potenciar, facilitar y agili- zar los recursos instituciona- les disponibles para que los Centros de Da y las Pequeas y Media- nas Asociaciones (PYMAs) de Personas Mayores sigan fomentando una partici- pacin de personas de todas las edades pero especialmente adaptada a las de- mandas de las presentes y futuras gene- raciones de personas mayores. y Programas en los Centros de Da acti- vidades y tareas atractivas y adaptables a los gustos personales, intentando que 458 Libro Blanco del envejecimiento activo a travs de ellas puedan conseguirse lo- gros a distintos niveles. y Llevar a cabo en los Centros de Da acciones combinen motricidad y memoria para que paralelamente se promueva la memoria, la actividad fsica, la interaccin social y la salud de sus socios y socias y Desarrollar, a travs de los Centros de Da, servicios intermedios como los pro- gramas de comida a domicilio, la forma- cin a las personas cuidadoras y la esti- mulacin fsica y cognitiva de la persona mayor que lo precise. y Organizar, desde los Centros de Da, actividades fsicas en espacios pblicos tales como parques, especialmente diri- gidas a las personas de ms edad, que explique cmo utilizar de forma ade- cuada los aparatos para el ejercicio fsi- co disponibles en dichos espacios. yTrabajar para la formacin, en los Cen- tros de Da, de juntas de gobierno pari- tarias en virtud del gnero de las edades de todas las personas asociadas. y Valorar y potenciar las PYMAs en el medio rural, salvando obstculos como la distancia geogrfca e incrementan- do los recursos de estas entidades para que puedan atender las necesidades emergentes relacionadas con el enveje- cimiento en su entorno. y Simplifcar, facilitar y agilizar el acce- so de las PYMAs a las Administraciones pblicas. y Buscar vas de autofnanciacin para las PYMAs distintas a las ofertadas por las Administraciones pblicas. yApoyar a las asociaciones, federacio- nes o confederaciones que hacen de co- rrea de transmisin entre las pequeas asociaciones rurales y las instituciones. 85 .- Asegurar la participacin general de las personas en situacin de dependencia a lo largo de toda su vida, en funcin de su estado y posibilidades, tanto en las actividades que puedan realizar como en la toma de decisiones sobre los temas que les afecten,desarrollando al mximo las capacidades y la autonoma de las personas dependientes de modo que no produzcamos un aumento de su dependencia a medida que envejecen. 86 .- Incrementar las experien- cias, programas y espacios de intercambio intergenera- cional e intercultural dirigidos a atender a las personas ms vulnerables a medi- da que envejecen. ( en consonancia con lo que se plantea en el Captulo I de este Libro Blanco). 459 LBEA Recomendaciones y Aprovechar la emigracin e inmigra- cin como oportunidades para el acer- camiento e intercambio cultural a lo lar- go de la vida. y Potenciar los vnculos entre perso- nas mayores e inmigrantes como medio para alcanzar una sociedad cohesiona- da e intercultural, poniendo en marcha campaas para que las personas mayo- res vean el contacto con los/as cuidado- res/as de otros pases como una oportu- nidad y una puerta abierta hacia nuevos conocimientos y experiencias. y Impulsar la participacin de las per- sonas mayores en programas de apoyo a personas inmigrantes, familias mono- parentales, mujeres maltratadas, y otras personas en situacin de vulnerabili- dad. yAumentar los programas de aloja- miento compartido y acompaamiento, al estilo de los realizados por las univer- sidades. 87 .- Buscar formas alternativas de envejecimiento activo que estn mejor adaptadas a las nuevas necesidades y capacidades de las generaciones de personas mayores. y Poner en marcha un sistema de informacin con la oferta de actividades para la poblacin de ms edad, prximas a su lugar de residencia. y Potenciar la diversidad del perfl de personas mayores presentes en institu- ciones y asociaciones de todo tipo, me- jorando en especial la participacin en estos espacios de las mujeres conforme envejecen. 88 .- Favorecer la participacin tanto de las personas que viven solas como de las que estn aisladas, sobre todo si se trata de personas de edad avanzada y residen en zonas rurales. y Crear Bancos de Tiempo y servicios de acompaamiento como alternativa al aislamiento que pueda ir asociado al proceso de envejecimiento. y Seguir con las polticas de elimi- nacin de barreras de todo tipo, espe- cialmente las arquitectnicas, que dif- cultan o impiden la participacin social de las personas, sobre todo de aqullas ms vulnerables. 89 .-Realizar campaas de sen- sibilizacin que transmitan mensajes motivadores para la participacin activa y que fomenten la cooperacin, a lo largo de toda la vida, entre las personas y las comunida- des, cada cual en funcin de sus prefe- rencias y de su proyecto vital. y Replantear las pautas de educacin familiar y escolar para formar ciudadanos ms participativos, interdependientes y solidarios desde edades tempranas. 460 Libro Blanco del envejecimiento activo
90 .- Reconocer pblicamente el valor de la participacin a lo largo de toda la vida y valorar la participacin real y necesaria que ya practican muchas personas ma- yores. 91 .- Sensibilizar a la poblacin sobre la importancia de pre- pararse para la vejez segn el proyecto vital de cada persona, pro- poniendo pblicamente estilos concre- tos y alternativos de preparacin para la vejez. y Proponer pblicamente estilos con- cretos y alternativos de preparacin para la vejez. y Facilitar un adecuado acceso a la in- formacin y a la formacin -Internet, for- macin online y presencial- de todos/as a medida que se envejece, aprovechan- do para ello de forma coordinada el uso de los medios que ya hay en los centros de enseanza y Facilitar un adecuado acceso a la informacin y a la formacin -Internet, formacin online y presencial- de todos/ as a medida que envejecemos, aprove- chando para ello de forma coordinada el uso de los medios que ya hay en los centros de enseanza. 92 .- Sensibilizar a la sociedad y hacer posible que la participacin a medida que envejecemos sea una prctica saludable y no discriminatoria. 93 .- Destacar pblicamente, de modo muy visible, las buenas prcticas tanto de contribucin de las personas mayores a la sociedad -en el mbito personal, so- cial y laboral- como de reconocimiento de esa contribucin por parte de la so- ciedad. y Premiar buenas prcticas tanto de cmo las personas mayores contribuyen a la sociedad como del reconocimiento que la sociedad hace de esa contribu- cin. y Editar publicaciones y promover obras de teatro o pelculas dirigidas a toda la poblacin en donde se reconoz- can las contribuciones de las personas mayores a la sociedad. y Realizar campaas especfcas de difusin de la aportacin, remunerada y no remunerada, que han realizado y realizan las personas mayores a favor de la sociedad. y Facilitar la creacin de escenarios tales como pequeos grupos de debate intergeneracionales en los que las per- sonas mayores puedan transferir su ex- periencia vital y, a su vez, enriquecerse con los puntos de vista de otras gene- raciones. 94 .- Promover y dar a conocer mejor a la sociedad la labor del voluntariado a lo 461 LBEA Recomendaciones largo de toda la vida, en general, y las aportaciones de las personas ayores voluntarias, en particular. y Hacer campaas divulgativas sobre las ventajas del voluntariado, y sobre cmo todos podemos realizar volunta- riado a medida que envejecemos, con independencia de la edad y del sexo. y Organizar formas de reconocimien- to pblico de la labor voluntaria tales como la entrega de premios al trabajo que realizan las personas mayores por los dems. y Contribuir a la difusin y recono- cimiento de las Pequeas y Medianas Asociaciones (PYMAs) sostenidas por personas mayores. y Impulsar la implicacin en el mo- vimiento asociativo a lo largo de la vida y dar a conocer la aportacin de las perso- nas mayores a travs de sus asociaciones. y Mejorar los procedimientos infor- mativos para que las nuevas entidades de voluntariado sepan cmo conseguir ayudas institucionales. 95 .-Mejorar las medidas de conciliacin de la vida la- boral y familiar para que las personas cuidadoras puedan envejecer de modo activo. y Realizar estudios sobre el trabajo no remunerado y las diversas aportaciones al bienestar de la sociedad que hacen las personas cuidadoras a lo largo de su ciclo vital. y Concienciar a las familias de que la labor de apoyo y cuidado que realizan las personas mayores no puede ser im- puesta. Las personas mayores tienen derecho a vivir su propia vida, y a reali- zar sus planes y proyectos. y Aumentar el apoyo institucional a las personas que se dedican al cuidado de familiares, con la creacin de ms guar- deras y centros especializados para personas mayores y personas discapa- citadas. y Facilitar la existencia de programas intergeneracionales en los que se vin- cule afectivamente a nios de guardera con personas mayores necesitadas para que puedan realizar conjuntamente programas y actividades. y Poner en marcha actividades de voluntariado mediante las que personas con mejor estado de salud presten apoyo a otras en situacin de dependencia. y Cambiar las expectativas sociales hacia el rol de la mujer como cuidadora abnegada a costa de su propia salud y bienestar. 96 .- Implicar a las personas con experiencia de trabajo en cualquier sector para que, a medida que envejecen, contribuyan a la insercin laboral de otras personas. 462 Libro Blanco del envejecimiento activo y Promover, especialmente en n- cleos rurales, que personas mayores con experiencia formen a jvenes en vas de acceder al mercado de trabajo. y Ampliar a otros sectores de la econo- ma iniciativas como el programa Senior de la Fundacin Andaluca Emprende. y Introducir en Andaluca los mode- los internacionales de formacin de per- sonas para su transicin ocupacional, a medida que envejecen, desde el sector lucrativo al sector no lucrativo. 97 .- Aprovechar ms y mejor el papel de las personas mayores como fuentes de cultura contando con ellas en programas de voluntariado cultural para la difusin y transmisin del patrimonio andaluz. 98 .- Realizar estudios sobre los obstculos que difcultan que las personas puedan contribuir en sus entornos, en su comu- nidad y en la sociedad a medida que envejecen, y proponer soluciones para eliminar dichos obstculos. y Atender, desde centros de mayo- res, asociaciones y Administraciones los problemas concretos que estn impi- diendo contribuir a las personas en situacin de vulnerabilidad. y Fomentar la contribucin a la so- ciedad de las personas mayores en si- tuacin de vulnerabilidad y valorar la importancia de sus reivindicaciones. y Facilitar recursos fnancieros ade- cuados a las personas mayores que, por falta de los mismos, no pueden hacer su contribucin a la sociedad como el res- to de ciudadanos. 99 .- Promover formas de con- vivencia y de residencia alternativas a las actuales (acompaamientos, apadrinamientos, viviendas compartidas, pisos tutelados, residencias auto-gestionadas por per- sonas mayores, edifcios intergeneracio- nales, etctera) que faciliten el acceso de las personas a viviendas en mejores condiciones, ms adecuadas tanto para envejecer el mayor tiempo posible en el propio domicilio si as se desea, como para facilitar el uso de los espacios p- blicos a todas las personas a medida que envejecen. y Aumentar los esfuerzos para que vi- viendas y espacios pblicos sean accesi- bles y con el envejecimiento no se con- viertan en obstculos para el contacto de la persona con el mundo exterior. yEstudiar el sistema general de espa- cios libres pblicos en los Planes Gene- rales de Ordenacin Urbanstica, para facilitar su uso a toda la poblacin; rea- lizar, en especial, un estudio de las con- diciones y caractersticas a contemplar en el diseo de estos espacios para las personas mayores. 463 LBEA Recomendaciones 100 .- Organizar acciones (en sintona con los instrumentos de pro- teccin jurdica expuestos en el Cap- tulo II de este Libro Blanco) destinadas a concienciar a la poblacin andaluza de la necesidad de practicar un consu- mo informado, razonable y responsable conforme se envejece. 101 .- Desarrollar mtodos y escenarios de educa- cin ambiental espec- fcamente adaptados a las necesidades y caractersticas de las personas segn su grado de envejecimiento. y Organizar acciones medioambien- tales centradas en la persona mayor -en la vindicacin y dignifcacin de su papel social-, con ritmos de trabajo dinmicos pero no exigentes, con un peso importante de las actividades al aire libre, que combinen ocio y educacin y que estn orientadas hacia la prctica. y Fomentar la aportacin de las per- sonas mayores al medio ambiente me- diante su experiencia, sabidura, tiempo y aproximacin afectiva. y Ofrecer espacios de encuentro y promover la participacin, a lo largo de todo el ciclo vital, de todas las entidades y personas en el proceso de mejora de las condiciones ambientales. 102 .- Invitar a todos los organismos, entidades y profesionales que es- tn realizando experiencias de envejeci- miento activo o que puedan contribuir al desarrollo de las mismas a innovar y mejorar esas experiencias. y Organizar campaas de explicacin y promocin del envejecimiento activo. y Introducir en el currculum de la educacin obligatoria contenidos que aborden el envejecimiento activo. y Reconocer, potenciar y renovar la labor de apoyo al envejecimiento activo que realizan los Centros de Da de Personas Mayores e introducir en ellos nuevas acciones intergeneracionales e interculturales. 103 .- Proponer y ejecu- tar nuevas formas de mejorar las relaciones intergeneracionales, el mbito familiar, en el comunitario y en los distintos es- pacios productivos. y Fomentar los programas y los centros intergeneracionales como medios para aprovechar al mximo la participacin y las contribuciones de las distintas generaciones. y Reorganizar la estructura de las Ad- ministraciones de modo que se facilite el encuentro y la colaboracin entre personas de distintas generaciones a la 464 Libro Blanco del envejecimiento activo hora de atender sus necesidades me- diante polticas y programas. y Posibilitar que las personas mayores contribuyan en la prestacin de servi- cios actualmente dedicados a la aten- cin a la infancia y a la juventud, y vice- versa. y Poner en marcha experiencias inno- vadoras para un mejor aprovechamien- to de los espacios productivos multige- neracionales.
104 .- Organizar y poten- ciar bancos de tiempo como modelos inno- vadores para la promocin del inter- cambio de capacidades y conocimien- tos a lo largo de la vida. 105 .- Animar y apoyar a todos los agentes econmicos para que introduzcan el envejecimiento activo y productivo en sus estrategias de investi- gacin, de desarrollo y de innovacin. 106 .- Estudiar de forma continuada el perfl de las demandas de productos y servicios a los que desean acceder las personas a medida que en- vejecen. y Realizar campaas divulgativas so- bre nuevos productos pensados para las personas mayores de modo que s- tas los conozcan. y Apoyar el desarrollo de investigacio- nes e industrias productoras de nuevos instrumentos capaces de desarrollar la capacidad cognitiva de las personas a medida que envejecen. y Disear programas de ocio y tiempo libre innovadores para todas las per- sonas, que tengan especialmente en cuenta el estado fsico de las personas conforme van envejeciendo. y Adaptar la oferta de actividades y de servicios a las nuevas necesidades sociales, procurando la participacin conjunta de distintas generaciones y de ambos gneros (Un ejemplo de lo que decimos lo constituye el turismo social intergeneracional y solidario: personas mayores y jvenes, juntas, viajan para prestar ayuda a otras personas). 107 .- Facilitar un acceso de todas las personas, pero en especial en el medio rural, a las Nuevas Tecnologas de la Informacin y la Comunicacin (NTIC) a medida que envejecemos, aprove- chando de forma coordinada el uso de todos los recursos disponibles. y Mejorar, sobre todo en el medio ru- ral, la dotacin de locales para instalar equipos informticos utilizables por los vecinos. y Impartir cara a cara, y a veces de for- ma virtual, formacin continua para 465 LBEA Recomendaciones aprender el uso del ordenador y de In- ternet. y Facilitar que las asociaciones de per- sonas mayores cuenten con equipos in- formticos. y Potenciar el acercamiento intergene- racional entre personas jvenes y ma- yores a travs de cursos de tecnologa digital que les permitan aprender aco- municarse y a trabajar juntos. y Aumentar la inversin en proyectos de investigacin, desarrollo e innovacin cuyo objetivo sea la mejora de las NTIC para su uso por todas las personas a medida que envejecen. y Ofertar servicios de telefona, In- ternet y formacin a distancia con unas tarifas apropiadas para que el acceso se garantice por igual a todas las personas mayores. 108 .- Pasar de una parti- cipacin informativa o consultiva a otra con- tinuada, de autogestin y cogestin ciu- dadana, en la que las personas mayores tengan voz y voto en las decisiones que afecten a cualquier asunto de su comu- nidad. y Poner en marcha medidas que sa- quen a la luz la diversidad, los conoci- mientos, saberes y habilidades de las personas mayores y sus posibilidades para la innovacin social. y Prestar atencin prioritaria a las in- novaciones que faciliten la participacin de personas mayores discriminadas por motivos tnicos, sexuales, econmicos, polticos o cualesquiera otros. y Promover y asegurar la implicacin de las personas mayores en la vida y en la estructura poltica, y facilitar su parti- cipacin plena en todos los espacios ol- ticos donde se toman las decisiones. yPlantear y concretar cules son los de- beres asociados al envejecimiento acti- vo como proceso en el que personas y sociedad son corresponsables. y Revisar el Decreto 217/2003, de 22 de julio, por el que se regulan determina- dos aspectos del grupo de Consejeros Generales representantes de otras or- ganizaciones en la Asamblea General de las Cajas de Ahorros, previsto en el artculo 63 bis de la Ley 15/1999, de 16 de diciembre, de Cajas de Ahorros de Andaluca, de modo que las asociacio- nes de mayores, as como sus confede- raciones y federaciones, integrantes del Consejo Andaluz de Mayores, puedan tener mayor presencia en la Asamblea General de las Cajas de Ahorros. 109 .- Conectar de modo transversal los esfuer- zos y los recursos al servicio de las diferentes polticas y r- ganos de las Administraciones Pblicas ncaminados a dar una respuesta priori- 466 Libro Blanco del envejecimiento activo taria a los retos que plantea el envejeci- miento activo en Andaluca. y Realizar investigaciones peridicas sobre las prcticas de envejecimiento activo en Andaluca y la efcacia de las polticas e intervenciones de promo- cin del envejecimiento activo. Sin da- tos precisos, fables y especfcos sobre Andaluca no ser posible ni saber cu- les son las actuaciones ms adecuadas ni evaluar su impacto. y Asegurar la sostenibilidad y actuali- zacin de las polticas de envejecimien- to activo, renovndolas para lograr el impacto a largo plazo pretendido por el Libro Blanco del Envejecimiento Activo en Andaluca. FORMACIN CONTNUA. LA EDUCACIN PARA TODA LA VIDA 110 .- Diversifcar y fexibi- lizar las propuestas de educacin a lo largo de la vida para atender ms efcazmente al colectivo de personas mayores como grupo heterogneo y complejo. 111 .- Fomentar y exten- der la formacin a lo largo de la vida con programas bien defnidos, diseados y adaptados a las personas mayores. Para ello sera conveniente: y Flexibilizar los programas educativos para adecuarlos a las necesidades de las personas mayores. y Concienciar a las personas, conforme envejezcan, de la necesidad de la forma- cin a lo largo de la vida. 112 .- Impulsar la educa- cin a lo largo de la vida, con independen- cia del nivel educativo, econmico o de gnero. Para ello sera conveniente: y Abordar la educacin permanente para y por las personas mayores. y Hacer accesible la educacin a todas las personas mayores que lo deseen. y Adaptar la formacin permanente a las personas a las que va dirigida. 113 .- Promover la imple- mentacin de progra- mas congnitivos du- rante el envejecimiento para facilitar la integracin. Para ello sera conveniente: y Posibilitar que las personas mayo- res se ejerciten en tareas verbales y de comunicacin a travs de la formacin continua y Promover el empoderamiento y cam- biar los imperativos negativos sobre la vejez, el envejecimiento y el aprendizaje en estas edades. 467 LBEA Recomendaciones 114 .-Dinamizar a las ins- tituciones pblicas y privadas y a la socie- dad civil para implementar programas que favorezcan el envejecimiento acti- vo en la comunidad autnoma andalu- za. Para ello sera conveniente: y Concienciar a las personas mayores andaluzas de la conveniencia de la for- macin a lo largo de toda la vida. y Favorecer los diferentes programas de mayores para mejorarlos cualitativa- mente y adecuarlos a la poblacin an- daluza. 115 .- Promover la investi- gacin para analizar y evaluar los diferentes programas de formacin a lo largo de toda la vida en la comunidad autnoma andaluza. Para ello, seria conveniente: y Implicar a las universidades anda- luzas en la investigacin gerontaggica por y para el envejecimiento activo. y Motivar a las personas mayores para que sean investigadoras sobre los pro- pios procesos de aprendizaje. y Formar en el envejecimiento activo y formacin a lo largo de la vida en Anda- luca requiere de conocimiento, actitu- des y habilidades, que permitan el apo- yo para que las personas mayores sean autnomas. 116 .- Proponer la progre- siva implantacin de los Planes de Prepara- cin a la Jubilacin Activa (en adelante PPJA) para personas prximas a la jubi- lacin a sindicatos, empresas y organis- mos locales. Para ello sera conveniente: y Disear PPJA adecuados a la pobla- cin andaluza. y Fomentar los PPJA como medio de op- timizacin del envejecimiento activo. a) Propiciar que la jubilacin sea perci- bida como una fase de la vida llena de posibilidades de realizacin personal y social. b) Transmitir una imagen de la jubila- cin que ponga de relieve su dimensin positiva, tanto para las personas cerca- nas a la jubilacin y las jubiladas, como para la sociedad en general. c) Fomentar que las mujeres mayores andaluzas, realicen cursos de PPJA, in- dependientemente de que no hayan trabajado de forma remunerada. 117 .- Acercar los diferentes programas formativos de mayores al contexto rural. 468 Libro Blanco del envejecimiento activo
118 .- Apoyar los progra- mas universitarios de mayores para su desa- rrollo y mejora cualitativa. 119 .- Favorecer la forma- cin continua y per- manente con apoyo de las asociaciones de mayores de las diferentes universidades andaluzas. 120 .- Optimizar las rela- ciones intergenera- cionales en el mbito universitario. 121 .- Incentivar la parti- cipacin de los pro- gramas universitarios de mayores como dinamizadores de su entorno sociocultural. 122 .- Promover las nue- vas tecnologas entre las personas mayores. Para ello sera conveniente: y Facilitar instrumentos para el apren- dizaje sobre las nuevas tecnologas. y Organizar cursos de formacin sobre las nuevas tecnologas. y Desarrollar programas para la inte- gracin de las personas mayores en la sociedad de la informacin y de las nue- vas tecnologas. y Motivar a las personas mayores para el uso de las nuevas tecnologas. 123 .-Facilitar el acceso a las nuevas tecnolo- gas, a medida que se envejece, especialmente en el medio ru- ral. Aprovechando de forma coordinada el uso de los recursos disponilbles. Para ello sera conveniente: y Impartir de forma presencial y/o vir- tual la formacin continua para apren- der el uso del ordenador y de Internet. yFacilitar a las asociaciones de perso- nas mayores la instalacin de equipos informticos. y Potenciar el acercamiento intergene- racional a travs de cursos de tecnolo- ga digital que les permitan aprender a comunicarse y trabajar juntos. yAumentar la inversin de proyectos de investigacin, desarrollo e innovacin, cuyo objetivo sea las NTICs para su uso a medida que se envejece. 124 .-Incrementar el dis- frute de las personas mayores en las facetas de la vida cultural de su entorno, propi- ciando su presencia activa en los actos programados. 469 LBEA Recomendaciones Para ello, es preciso: y Fomentar la prctica del turismo y organizar intercambios con personas de diferentes lugares. y Fomentar y favorecer los programas orientados al disfrute de la cultura y el conocimiento. y Ampliar el nivel cultural de las per- sonas mayores mediante el enriqueci- miento de las actividades ofrecidas en los diferentes centros de aprendizaje. 125 .- Aprovechar ms y mejor el papel de las personas mayores co- mo fuente de cultura, contando con ellas en programas de voluntariado cul- tural para la difusin y transmisin del patrimonio andaluz. 126 .- Difundir la lectu- ra entre las personas mayores y en espacios escolares: educacin infantil y primaria (cuentacuentos). Para ello sera conveniente: y Desarrollar estrategias que fomenten la lectura entre los mayores. y Disear programas de difusin de la lectura a travs de los medios recomuni- cacin: radio, televisin, prensa, pginas web. y Fomentar la lectura entre diferentes colectivos sociales. y Facilitar el acceso a la lectura a tra- vs de actividades concretas: jornadas, semana del libro, feria del libro yContagiar el placer de leer a los cen- tros de educacin de adultos y universi- dades populares. y Estudiar frmulas para aprovechar la contribucin que las personas mayores lectoras pueden hacer para aumentar el hbito de lectura en nuestra comunidad autnoma andaluza. 127 .- Recuperar y organi- zar espacios para di- fundir las tradiciones locales a travs de museos, exposicio- nes y narraciones orales. 128 .- Poner al servicio de la comunidad las ex- periencias profesiona- les mediante un servicio de orientacin a travs del voluntariado. 129 .- Recuperar las tradi- ciones locales a travs de los cuentos, jugue- tes, canciones, dichos populares, etc, as como facilitar el aprovechamiento de la riqueza cultural de las personas mayores para potenciar su autovaloracin y au- toestima y salvaguardar el patrimonio y las tradiciones culturales, depositando 470 Libro Blanco del envejecimiento activo en las personas mayores la confanza y responsabilidad de difundir las expe- riencias y tradiciones como miembros activos. 130 .- Debern de facili- tarse los instrumentos que lleven a efecto un adecuado seguimiento del cumplimien- to de las recomendaciones contenidas en el Libro Blanco. PRESIDENTS LETTER REGIONAL MINISTERS LETTER INTRODUCTION LIST OF RECOMMENDATIONS 473 LBEA President s letter These policies are coherent with the legal and institutional eforts that have been made over the past thirty years towards establishing rights, and organising programs and services for older people.
With these policies, we intend to bring forward a more egalitarian, fair and unifed social model. We also want to pay more attention to the older generations present and future needs, enabling them to make good use of their potential, wealth and wisdom. The Junta de Andaluca is determined to continue rising to the challenge and exercising new social rights for older people. It therefore started up a pioneering participation process in Spain and Europe, which led to this White Paper on Active Aging. This Paper, which is also a scientifc anal- ysis and research instrument about the reality of older people in Andalusia, pro- vides important points and recommen- dations that help to create a sustainable Andalusia in line with Active Aging. Andalusia is facing a demographic change, given that the population over 65 years-old will double over the next four decades, reaching almost 30% of Andalusias total population. At present, older people are becoming much more active and want to have more independence, to travel and to participate in activities. They especially want to share their experience, continue developing as people and participate actively in our society. Foreseeing and adapting to these demographic and social changes represents a challenge that needs proposals and solutions, because it afects each and every one of us. Therefore the Junta de Andaluca (Andalusian Government) is com- mitted to introduce Active Aging policies. It aims to provide a new social right and an important guide for public policies, as recognised and established in Andalusias Statute of Autonomy. 474 Libro Blanco del envejecimiento activo
It is a tool which will improve older peoples quality of life, health and environment, encouraging them to be independent and guaranteeing legal, fnancial and general security. It also hopes to confront the stereotypes associated with old age and to project an image that is more ftting with reality. This is a Paper to encourage older people to participate in constructing society, to promote lifelong education and training, so that generations learn to live and work together. In Andalusia, we consider health, edu- cation and politics to be priority factors which ensure that older people can be more independent, improving their quality of life. I am convinced that each and every one of us is capable of converting this demographic and social change into a chance to establish a more active, unifed society, a society for all ages. Jos Antonio Grin Martnez President of the Junta de Andaluca 475 LBEA Regional Ministers letter These key points and recommenda- tions consider gender equality and re- lationships between generations. They will allow older people to Live in secu- rity, Live a healthy life, participate and help build society and will ofer them life-long learning opportunities. They have emerged as a result of much delib- eration and preparation, with scientifc rigor and future vision, so I would like to thank the people, organisations and companies who have participated for their eforts and hard work. Thanks to these people, Andalusia has its own Roadmap to establish Active Aging policies, to work towards a model society that is fair for older people, and which will leave a lasting impression on future generations. Micaela Navarro Garzn, Regional Minister Of Equality And Social Welfare There are papers that leave a lasting mark. The White Paper on Active Aging in Andalusia is going to be one of those papers. With this objective, the Junta de Andalusia has encouraged active participation to create this paper, so that it will leave a lasting impression on people, the society and Active Aging policies for the Andalusia of today and the future. In this paper you will fnd a study about Andalusias future demographics, as well as key points and recommendations that will enable older people to continue gaining from life through the years and make the most of the opportunities that age has to ofer. Furthermore this paper generates a new positive, supportive and egalitarian awareness towards aging, a process that will afect each and every one of us. 476 Libro Blanco del envejecimiento activo Libro Blanco del envejecimiento activo
INTRODUCTION Aging should be seen as a process which afects us all, which requires social modulations and adapted responses ; not only from the public authorities, but also from society itself, from the citizens themselves in a common efort. It is therefore necessary to take up healthy living habits and make the efort to participate, live and ofer opinions; to take up a lifestyle governed by the freedom to choose, to make use of our heritage for the future, to make decisions about our environment, to practice a necessary citizens solidarity, to grow every day as individuals and as members of society, but, likewise, the freedom to choose not to do so. Several considerations must be knocked down and several prejudices thrown out in order to establish the basis for a correct concept of active aging: frstly, believing that the spectacular aging of the population is a threat to the welfare society is a view which hides the opportunity and challenge it entails; secondly, that elderly people do not represent tax and expenditure liabilities but, on the contrary, create wealth and stimulate the economy by creating industry, and imply an adaptation in the way public services are provided, giving rise to warmer, more human and efcient public workers; and thirdly, they help families and provide experience, contributing towards making improvements in the environments in which they move.
Active aging must not be seen as just a policy of action arising from the need to adapt to the crucial demographic change involved in the aging of the population; it should be considered a lever of change which makes it possible to adapt society with the eforts of public authorities and citizens to a change of paradigm regarding the image and value of elderly people. Setting out from the basis that we all grow old and that we grow old together, in our families and in our contexts, it becomes necessary to take on the postulates arising from active aging as a public commitment which makes society grow and which creates opportunities, wellbeing, wealth and employment. This Papers view of active aging represents a model which allows people to grow old while contributing and participating socially in accordance with our capabilities. Therefore, nobody can be excluded from the necessary active aging policies. Learning to manage old age is a key factor in the construction of our concept. The idea is to bring our social contribution into line with evolution and life processes, 477 LBEA Introduction ofering ways to continue being useful in a Society which continues to need us as we grow old. Our view of active aging in Andalusia is based on the defnition of active aging given by the World Health Organization. We assume the need of taking on this policy because our statutory framework also demands it, as a social right and as a guiding principle for public authorities. We therefore consider active aging as the process of optimisation of health, participation and security opportunities in order to improve quality of life as people grow old. And to this we add education and training throughout life, as an uninterrupted process which accompanies us throughout our existence and does not come to an end on retirement. Around these four axes, we apply the aforementioned postulates. We consider active aging to mean: g Aging SECURELY g Aging HEALTHILY g Aging while PARTICIPATING and CONTRIBUTING g Aging while BEING TRAINED and LEARNING In other words, it is living with security, with the necessary social, legal and health support. It is living with health, having the resources necessary to lead a healthy life. It is living with a feeling that one is acknowledged, respected and needed to contribute to society. It is living while training and learning throughout life. All this requires the adoption of a number of principles which make up the coordinates of our view of active aging in Andalusia. COMPREHENSIVENESS Active aging presents a variety of aspects and factors which call for a global and joint approach which takes in all the factors which come together in the concept. PROTECTION The mechanisms of protection of elderly people should be seen as responses to situations which do not defne the group, but towards contingencies which other groups may experience. TRANSVERSALITY Responses must come from all the felds involved, not just one. Contributions must be made from the health, social, transport, town planning, economic and cultural sectors. COORDINATION AND INTERSECTORALITY It is necessary to encourage coordination between the diferent agents in order to promote the actions and make them efective. Nearly all the felds of action of the public authorities carry out actions for elderly people, but it is necessary to include these actions in a common policy. It is not reasonable for actions which include a large sector of the population 478 Libro Blanco del envejecimiento activo to be carried out with no overall strategy to distribute tasks and responsibilities. COOPERATION Forms of cooperation with other Administrations and with the Third Sector will be sought. INNOVATION AND CREATIVITY It is necessary to seek realistic, sustainable and efective solutions and responses; but also, naturally, innovative and creative models to adapt the responses to the needs of society. FLEXIBILITY The active aging model must be fexible and adaptable to the social changes which occur more and more markedly and over shorter and shorter time periods. This White Paper must therefore be a changeable and fexible instrument which gives a permanent solution to the new needs created by the social transformation arising from the aging of our population. INCLUSIVENESS All of us participate in the aging process, as well as are located in aging contexts. Our families, neighbourhoods, cities, regions All of them age. BETWEEN GENERATIONS Society is not fragmented, and as such should be a common environment of mutual enrichment, in which young people, adults and elderly people live together and exchange values, information, traditions EQUALITY Equal opportunities and social inclusion are basic goals by which the present policy in Andalusia is guided, and should also represent the essential foundations for the design of active aging policies. CARE IN THE URBAN AND RURAL SETTING For equality of care in the urban and rural setting, it is necessary to make the informative circuits accessible to elderly people and to encourage the latter to carry out the programmes ofered. This paper is divided into fve chapters which cover all the aspects of active aging policies. Each chapter gives a detailed explanation which leads to the formulation of a number of recommendations, which amount to 130 in all. Thus, the frst chapter, called Transversality and Perspective of aging in Andalusia, begins with an analysis of the social changes arising from the aging of the population in Andalusia, their characteristics and future prospects. There is also a detailed study of elderly people in Andalusia in their structural aspects and in the prospects of change. In said study, we afrm that it is necessary to know the essential sociological features of elderly people in the autonomous community of Andalusia, analysing both structural aspects and changing trends, which inform about the diferent ways of growing old and which, additionally, provide knowledge which helps eliminate the prejudices and stereotypes which often 479 LBEA Introduction erly people. And this chapter also explains the need to approach aging policies with two essential transverse lines, namely, the gender perspective and relationships among generations. The second chapter, entitled Living with Security, approaches the diferent aspects which contribute to the formation of one of the essential pillars of our active aging model. And this security is considered in a many-sided way: legal security and protection of rights, economic security, security with regard to the limits of the environment and security with regard to appropriate treatment of elderly people by the informative and advertising media. In a continued efort to deal with all aspects surrounding the daily life of elderly people, proposals have been made about road safety, age discrimination, protection of family heritage, their consumer rights and criminal acts of which they may be victims. Living with security is an essential postulate for growing old with quality of life. The analysis of the requirements for Healthy Aging makes up the Third Chapter of this document, which is entitled Healthy Living. In this chapter, with the aid of health professionals, all aspects surrounding healthy aging have been dealt with exhaustively. A quick glance at the index of this Chapter gives us a good idea of the extensive work of synthesis which has been carried out. Promotion of Health and Prevention of Dependence are the two pillars on which this chapter has been built, along with a study of aspects related to abuse, research, training and new technologies, and an approach to the contexts which infuence peoples health: the neighbourhood, the family, the town and the institutional feld. Chapter four, entitled Growing old while participating and building society. Innovation and active aging sets the basis for successful active aging via the channels of participation. You age better if you participate. The principles of participation in aging are established. Emphasis is made of the important component of social construction and formation provided by the active participation of elderly people in society. And in a bold statement, it links aging with innovation. This Chapter points out that: the participation and contribution to the common good which form part of active aging are, in themselves, a source of innovation to the extent that they help to build a society in which to age more and, above all, better. Never before had aging been possible for so many people; now we try to ensure that this aging is accompanied by general wellbeing for all people and all communities throughout the whole of life. Finally, the inclusion of a ffth Chapter re- garding Training is a way of giving natu- ralisation papers to the opinion that it is not possible to link education, training and learning to certain stages of life. We are always learning and always teaching in a task linked to the life fow of people. Therefore, the Chapter is entitled Living in Continuous Training. Education for Life. This Chapter indicates the character istics training centres should have, shows 480 Libro Blanco del envejecimiento activo
a catalogue of training resources in our Autonomous Community and mentions programmes such as that of preparation for active retirement and the training of university students. Finally, the important role of elderly people in culture, knowledge, reading, experiences and traditions is established. The fnal section of this Document presents a compendium of the diferent recommendations which have concluded each of the subject sections of the afore-mentioned chapters: 130 recommendations, which are the coordinates on which active aging policies must be developed over the coming years. M Jos Castro Nieto, Managing Director of Elderly People 481 LBEA Recommendations
DEMOGRAPHIC PROSPECTIVE AND TRANSVERSE AXIS AREA 1 .- To divulge the concept of demo- graphic aging not as a social disea- se but as an achievement with no historical precedents, sustained by the magnifcent progress of life expectancy and by the human control of reproduc- tion, in order to prevent the aging of the population from being seen only as a problem. It is advisable for people to stop associating it above all with its de- mographic and economic dimensions and to emphasise other aspects such as the contribution elderly people make to the family and society. 2 .- To consider human aging as a process which extends over the whole lifecycle, such that it should be dissociated from the age of 65 years, both in the feld of investigation and in social discourse: y When dealing with aspects related to aging, research should not be limited to considering 65 years as the time at which aging starts, nor deal only with this segment of the population, igno- ring people of a younger age. Promote longitudinal research. y If for comparative purposes social in- dicators referring to people of 65 years of age or more must be used, it should always be indicated that this is an arbi- trary and conventional criterion for wor- king with populations since, at a human level, aging is a process which occurs throughout the lifecycle and not just af- ter a certain age. y Not to present only data and results referring as a whole to the 65+ segment of the population, but always to disag- gregate information according to the number of years people have lived. y It would also be recommendable to introduce aging as a transverse aspect in all public policies, regardless of the age group, and to design a strategic plan whose aim is to advance towards a society for all ages. 3 .- To create a social discour- se about aging processes and about the consideration of elderly people which eliminates the prejudices and stereotyped views of reality which usually exist. For this purpose, it is es- sential to have a real knowledge of so- cial actors. 4 .- To create an Aging Observatory in Andalusia to carry out the fo- llowing tasks, among others: y To obtain, analyse and divulge a real and constantly updated knowled- ge about aspects of the structure and change of the population of Andalusia, in comparison with national, European and world data, which also makes an 482 Libro Blanco del envejecimiento activo internal distinction between provinces and types of habitat. y To obtain knowledge about the needs and demands of people throughout the lifecycle, for the purpose of achieving active aging, and about the resources -both public and private- existing to do so. 5 .- To acknowledge the diference between male and female aging, at both a personal and social level, promoting research into aging which provides information disaggregated ac- cording to sex, and applying the gender perspective to the design of all public active aging policies in order to ensu- re real and efective equality between men and women. 6 .- Given the personal (worse health, worse economic position, lack of studies, widowhood, etc.) and generational (arising, for example, from the Civil War) characteristics of the latter and, in general, their greater social fragility, to ensure they do not become marginalised and take second place in active aging policies. 7 .- To attend and support this posi- tive evolution, aiming active aging policies not only at the individual but also, where it exists, at the couple. In modern societies, widowhood is seen by those who sufer it less and less as the threshold of death and more and more as a new phase of life which has to be given meaning and content. Many practices related to active aging could and should make a contribution when it comes to defning and promoting this new concept of widowhood. 8 .- To consider marital status as a basic factor when it comes to pro- moting specifc active aging prac- tices in men and women, also bearing in mind the type of population they inha- bit. 9 .- The degree of acceptance of active aging depends not only on the more or less positive attitude people have, but also on their contex- tual circumstances. Among the latter, the type of home they live in must be carefully considered in the design of active aging policies, in aspects such as security, participation or health. For example: a) Economic position is determined not so much by the income of individuals but more by that of the group of mem- bers of the household they form part of. The same is also true of expenditure. b) With regard to social participation, it should be remembered that many elderly people have hardly any free time since they live with people to whom they have to provide permanent care. 483 LBEA Recommendations c) And in the extension of healthy living habits, the situation of the couple also has a great infuence, for example, in feeding habits and in preventive aspects in general. 10 .-Active aging policies must satisfy the desire of people to grow old at home, either in company (as is the case for most men) or alone (as occurs with most women), ensuring that the succession of forms of coexistence people have to adopt in the last stages of life, especially women (conjugal life, alone at home, moving in with relatives or institutionalisation), does not reduce their opportunities for active aging. Those elderly people who live in the home of relatives, despite be- ing a minority, should not be relegated to a secondary position in active aging policies. Special attention should be given to those who have moved from a rural to an urban environment to live with the family, who are mainly very old women with health problems and with a high risk of social isolation. 11 .- People who sufer health problems of a certain se- riousness, or even depen- dence, should not be excluded from active aging practices. Actions must be developed aimed at promoting such a life style, such as home care or the use of new technologies. It should be taken into account that it is more and more common to grow old at home with disa- bled persons, or even alone. 12 .-To establish mediation mechanisms between the demand for care by people in a dependent situation and the ofer of professional labour that provides it. For example, administrations could promote the creation of programmes of occupational and social integration of the immigrants employed in this sec- tor, which, in turn, would represent a guarantee of security to the dependent people when it comes to contracting their services. 13 .-Elderly peoples homes should become multipurpo- se centres ofering diverse services adapted to the new needs of both the residents and their families. They must become open centres which are integrated in the community and which share activities and services with diferent collectives and age groups. There should be a trend towards the creation of intergenerational centres, established as a community resource and which permit the normalisation of residential life and intergenerational ex- change. 14 .- Given that in most cases it is a lifestyle which is cho- sen from among others, it is necessary to eliminate the negative social connotations (a hangover from earlier times) which usually exist with regard to the residential solitude of el- 484 Libro Blanco del envejecimiento activo derly people. Living alone ofers aging people the possibility of exercising fun- damental rights such as freedom, au- tonomy and independence to a higher degree than in other forms of alternati- ve coexistence (moving in with relatives or institutionalisation). These are rights whose enjoyment was less important before, when the really important thing was to ensure subsistence, and which must be promoted in active aging po- licies. Living alone at an advanced age poses a number of uncertainties and involves risks, related both to security (who will look after them if they need it) and to participation (for example, social isolation), and to health (the possibility of sufering a fall), which must be redu- ced through the promotion of active aging practices. 15 .-People without any formal education deserve special attention in active aging po- licies. In general, and by way of synthe- sis of everything we have recommen- ded up to now, it is necessary to adapt the active aging proposals to each type or profle of person, depending on their sex, age, marital status, form of coexis- tence, habitat, health, economic po- sition and academic level. In this task, special attention should be given to po- pulation profles in a potential situation of greater social fragility, and, specifca- lly, to very old women without a partner who live in the rural environment, given that they sufer a higher risk of pover- ty and family and social isolation, apart from having, in general, a very low aca- demic level. 16 .-It is naturally recommen- dable to promote adult education, which plays a very important role in Andalusia in pro- moting the literacy of a large number of people who reached adulthood without knowing how to read or write, above all women from a rural setting. And in this feld, to increase the presence of univer- sities, which, along with adult education centres, can be fundamental in the pro- motion and introduction of active aging policies and intergenerational practices. 17 .-The diferent administra- tions must encourage the introduction of intergenera- tional programmes with the aim of: Providing the elderly people who par- ticipate with opportunities of training, participation, health and security, key factors in the promotion of active aging. In opposition to the culture of the sub- ject, of ages and of discriminations, pro- moting a culture, an economy, a health system, an education and, in short, a po- licy based on the between, i.e. on rela- tionships, to replace the culture of me. Enhancing solidarity and dialogue bet- ween generations, paying special at- tention to the needs of old and young 485 LBEA Recommendations people, as a basis on which to build the path towards a society for all ages. Making possible, lastly, the introduction of intergenerational programmes as ve- hicles of exchange between two areas of solidarity: the family and society. Final recommendations: 18 .-Along with individual eforts and initiatives, acti- ve aging policies must be promoted in Andalusia, both from the public and private spheres, for which purpose it highly recommendable: y To inform people in Andalusia about what active aging is, through public au- thorities (education, health, etc.) and the media. y To acknowledge aging as a process that takes place throughout life. y To establish the local area as the most suitable territorial framework for the start-up of active aging programmes. y To ensure that rural areas are not ex- cluded from the resources and actions related to active aging. 19 .-Creation of the fgure of active aging agent, in char- ge of bringing the social re- sources which foment active aging to the citizens of Andalusia. LIVING WITH SECURITY 20 .- o develop, in collabora- tion with the relevant Admi- nistrations, specifc mecha- nisms to guarantee the rights of elderly people; both institutionalthrough the fgure of the Ombudsman for the Elderlyand regulatory, placing special emphasis on the fght against any kind of discrimination, especially with regard to age. 21 .-To inform elderly people, through the channel es- tablished in article 42 of Act 6/99, about the rights they are ac- knowledged in the legal system and the measures to be taken in the event of infringement of the same. Above all, about the advantages of using the pre- ventive power granted in the presence of a Notary, and about the fgures of Tu- tor and Guardian. To open a channel of debate about the suitability of eliminating the inalienable succession of two thirds of the value of the deceaseds estate to his/her descen- dents, replacing it by a right to mainte- nance to be taken from the inheritance in favour of children who are not yet of legal age or who have physical, mental or sensory disabilities. In this respect, a number of regulatory modifcations are suggested; namely: 486 Libro Blanco del envejecimiento activo y To urge for the amendment of Act 39/2006, on Promotion of Personal Autonomy and Care to people in a si- tuation of dependence, to include the voluntary representative authorised for the purpose, in some of its articles in which an action by the dependent per- son is required. y To amend article 45 of Autonomous Law 6/1999, on Care and Protection of Elderly People in Andalusia, which, un- der the title Admissions to residential centres, only permits admission to the- se centres by consent of the person in question if they are capable of giving said consent or, otherwise, i.e. in cases of presumed or declared incapacity, judicial authorisation shall be required. Nevertheless, the amendment propo- sed consists of permitting that in cases of presumed incapacity of the per- son for whom admission is requested, the agent of the latter in the preventi- ve power we are considering may give consent in those cases in which he/she has been expressly authorised to do so. 22 .-With regard to the exer- cising of the rights of gran- dparents in relation to their grandchildren, the following recom- mendations are made: y To institutionalise specifc adverti- sing and specialised care on these is- sues which can cover all the specialised information and advise requirements of elderly people; from the creation of a department of Ombudsman for the Elderly at the Ombudsmans ofce in Andalusia, to the creation of a speciali- sed department in the social guidance ofces and the inclusion of the special area in Act 1/2008, of 27 February, on Family Mediation in the Autonomous Community of Andalusia, it being possi- ble to go to the Ministry of Prosecution, where appropriate, in order to exercise this right. y To urge for appropriate regulatory amendments to permit grandparents to be heardat the request of the lat- ter and if the Judge considers it expe- dientin cases of determining custo- dy issues, and in parental separation, annulment and divorce procedures, for the purposes of establishing the rules on guardianship and custody of the children. 23 .-To inform citizens of the possibility of establishing the conditions under which each person would like health care to be given them through the Registro de Vo- luntades Vitales Anticipadas (Register of Life Wills in Advance). Also, one or more representatives may be designated to act as intermediaries before the Doctors and execute the instructions establis- hed by the person they represent. 487 LBEA Recommendations 24 .-It is necessary to continue advancing in the consolida- tion of the economic secu- rity the Social Security system guaran- tees. For this purpose it is necessary: y To adapt it to the real socioeconomic situation, without losing sight of the im- provement of services, especially those aimed at elderly people. y To propose the maintenance of the tax load on society implied by the sys- tem, avoiding the temptation to make a generalised reduction of payments. 25 .-To gradually equalise, for reasons of social justice and non-discrimination, the amount of the minimum pension gua- ranteed by the Tax System with the Non- Tax pension, and to make a thorough review of the widows pension. For this purpose: y The system must converge towards a substantial economic progression for the widows pension without thereby impairing the fnancial balance of the System, an essential factor for guaran- teeing the economic security of elderly people. y We propose the raising of the protec- tion in widowhood of cases of necessity, along with income lost on death. Along these lines, it is necessary to promote the non-tax beneft part, with higher su- pplements to basic pensions, until the minimum pension is reached. y On the other hand, in the event of other income being received or of earlier brief periods of cohabitation, non-life be- nefts could be respected. The amount of the widows pension could also be linked to the shorter or longer duration of the common enjoyment of the retirement pension of the deceased. 26 .-o introduce restrictive me- chanisms to limit forced re- tirement as far as possible, especially in activities compatible with age, in which the years of experience can also be a professional and social ad- vantage. Along these lines, we propose an in- crease in the economic incentives to partial retirement at the age of 65, as a mechanism to create occupational acti- ve aging, combining partial work with active leisure. 27 .-Non-tax Social Security pensions should undergo annual increases of above the CPI, in order to create a substantial improvement in the purchasing power of the people receiving the same, in such a way that, in a period of 5 years, it amounts to 100 percent of the mini- mum wage. 488 Libro Blanco del envejecimiento activo
28 .-Expense reduction measu- res such as the social bonus in electricity consumption should be consolidated and extended to other energies such as gas and to water for domestic use and other servi- ces such as the Internet. 29 .-Given the variety and com- plexity of the instruments that the legal system ofers elderly people to assure their old age, apart from the public protection sys- tem, detailed and understandable infor- mation about the same must be made available in order for people to make a suitable choice without reducing or li- miting their rights. Likewise, it is neces- sary to demand a policy of transparency regarding these instruments from fnan- cial and insurance companies. 30 .-In the feld of communica- tion, it is necessary to carry out an awareness campaign about the importance of elderly people being able to cope in an accessible and secure environment, which stresses the value of preventive accessibility to prevent situations in the future such as: moving house, admissions to centres, appearance of disability due to acci- dents or falls, etc. 31 .-In the regulatory feld, urge for: y Within legal regulations regarding building, the requirement that con- vertible homes be built, for free rental or protected, whose architectural fea- tures mean that in the future they can be made accessible at a low economic cost. y The amendment of the regulation made by the current Horizontal Pro- perty Act regarding accessibility insta- llations in owners communities, which only establishes as obligatory installa- tions whose cost does not exceed three ordinary monthly payments for each community member. y An improvement in the administrati- ve control and sanctioning procedure in cases of non-fulflment of accessibility regulations. 32 .-To improve the training of design professionals, inclu- ding accessibility as part of the university curricula, and to promote research into new backup products and technologies to improve autonomy and accessibility in the communication of el- derly people. 33 .-In the feld of the promo- tional activity of the Public Administrations, to increa- se the public subsidies allocated to the removal of barriers both in the building and inside the fats, and to plan the sub- sidy for the acquisition of technical aids or backup products to overcome level 489 LBEA Recommendations changes within the homes of elderly people (elevators, stair lifts, cranes, etc.) or improve their communication with the surroundings (ICT subsidies), and to regulate the Barrier Removal Fund esta- blished in the regulations of Andalusia, in order to fnance actions to gradually provide accessibility to existing or al- ready built areas (public roads, buildings and means of transport). 34 .-It is necessary for the Public Administrations to adopt specifc measures on issues regarding the protection of the rights which, as consumers, elderly people have. Therefore: y They must select and provide infor- mation on consumer issues aimed spe- cifcally at Elderly People. y They must safeguard all the rights and, especially, the right to information, of Elderly People as consumers and users in the social media. y They must plan and carry out educa- tional actions on consumer issues aimed at Elderly People. y They must defne and adopt the ne- cessary measures on issues of Defence and Protection of consumers, especia- lly in relation to the commercial ofers aimed specifcally at this sector of the population, in compliance with the pro- visions of art. 48 of Act 6/1999, of 7 July, on Care and Protection of Elderly People in Andalusia. 35 .-Among the population as a whole, it is necessary to redefne the social image of elderly people, removing outdated clichs and stereotypes from the collec- tive opinion and replacing them by their current reality. To achieve this, it is necessary: y To promote research into the real si- tuation of the presence and characteris- tics of the stereotypes associated with elderly people in our society. In particu- lar, the treatment they are given in the media, in both programmes and adver- tisements. y To investigate, through the necessary studies and reports, the habits, prefe- rences, perceptions and opinions of el- derly people in relation to audiovisual media and their contents, and also the perception of the rest of the population of the image of elderly people transmit- ted through television programmes and advertisements. y To promote suitable social treatment of elderly people through informative and educational measures. y To establish, through the relevant authorities, style recommendations regarding the informative and adverti- sing treatment of elderly people, using the mechanism of co-regulation for the purpose. 490 Libro Blanco del envejecimiento activo y To collaborate with the relevant ins- titutions, in particular with the CAA, to implement monitoring and control me- chanisms over treatment in program- mes and advertising involving or aimed at elderly people. y To carry out specifc actions in the educational and media felds to incor- porate a suitable social image of elderly people. y To promote good practices in the in- formative and advertising treatment of elderly people; and in the programmes and contents specifcally aimed at them or involving their participation. y To contribute towards the develop- ment of measures to permit the accessi- bility of elderly people to the media. y To promote inter-institutional colla- boration, with public and private ope- rators, and with other agents of the au- diovisual sector, in order to set up agre- ements and other actions which contri- bute to the promotion and defence of elderly people in the media. 36 .-To provide more informa- tion to family businesses about the existence of the fgure of family protocols and their uti- lity; and to maintain the go od policy of public economic incentives for the de- velopment of family protocols. 37 .-With regard to abuse in the family, to request the Social Services Authorities to carry out a preventive policy aimed at disco- vering and taking action against situa- tions of cohabitation in extreme condi- tions, with care loads which are difcult to support by the relatives in charge and which may give rise to violent episodes. For this purpose it is necessary: y To carry out studies and research into abuse of vulnerable elderly people, in order to fnd out exactly what the mag- nitude of the problem is. y To carry out fast, coordinated actions for the prevention and detection of ca- ses of abuse. y To carry out educational and sensi- tisation programmes aimed at the res- pect and acknowledgement of elderly people (social support networks, agents of change, etc.), and training actions for the professionals of the sector and of the media. 38 .-Urge the relevant Public Authorities to create Po- lice groups specialised in the prevention and persecution of the ofences of which elderly people are most frequently the victims, and inclu- de these issues in the curricula and trai- ning of the Security Forces. Likewise, we request that the process of creation be looked into in all the Prosecuting Ser- vices of the Elderly Peoples Protection Sections. 491 LBEA Recommendations 39 .-To establish specifc edu- cation programmes and ca- rry out actions to safeguard the security of elderly people in the use of the road system and of trafc. HEALTHY LIVING 40 .-To promote the Mediterra- nean diet, which consists of: y High consumption of cereal, fruit, ve- getables, nuts, legumes. y Olive oil as the main source of fat. y Moderate consumption of fsh, chic- ken, milk and dairy products. y Low consumption of meat and meat products. 41 .-For the promotion of a healthy diet, it is necessary to take the following recom- mendations into account: y All health professionals should re- ceive training in nutritional care (Silver Paper). y It is necessary to consider the ca- pacity to buy and prepare food, emer- gency situations and situations of loss of functionality and activity which may temporarily or progressively limit access to suitable nutrition. y To include global social policies pro- moting the production, distribution and marketing of suitable foods from a nutritional and hygienic viewpointii and to emphasise the attractive and plea- sant aspects of the diet, the pleasures of good food and company. y To guarantee access to food and to a suitable diet. 42 .-To promote the regular practice of physical exercise in elderly people, through sensitisation campaigns and measures providing economic advantages (for example, discounts on user payments) for elderly people who go to sporting installations or use services involving the practice of physical exercise. 43 .-To carry out initiatives that promote physical acti- vity, adapting them to the functional characteristics and prefe- rences of elderly people (Health gar- dens, Health routes such as One million steps, Ballroom dancing, traditional tra- des, etc.). 44 .-To make use of sports fa- cilities and stadiums as ac- tive aging radiation centres through the correct practice of sports. 45 .-To impose the necessary regulations to restrict the use of tobacco in public areas in 492 Libro Blanco del envejecimiento activo order to protect non-smokers at all ti- mes, as well as regulating the access of the younger population to the use of to- bacco, providing smoking cessation pro- grammes to elderly people, promoting the most suitable treatments for their needs and individual characteristics, and to carry out specifc actions aimed at 16 to 24-year-old young women. 46 .-To carry out informative pro- grammes aimed at the pre- vention of the damage which can arise from alcohol consumption. 47 .-To guarantee accessible, efective, fexible treatment to elderly people with alco- hol related problems, based on the best scientifc evidence and adapted to their circumstances. 48 .-To promote oral health throughout life in order to prevent specifc functio- nal and nutritional problems as well as others which afect communication or self-image and which afect peoples wellbeing and quality of life. 49 .-To promote the normali- sation of the sexuality of el- derly persons, from society and from the institutions. 50 .-To include all elderly people in all the mental health promotion strategies carried out in diverse felds. 51 .-To promote memory tra- ining, mental stimulation and mental compensation strategies, and the training of the pro- fessionals who promote these cognitive stimulation activities (Silver Paper). 52 .-To promote the training of people to improve self-ef- ciency, problem solving,iii pro-social conduct and ability to cope throughout the lifecycle (Active Aging). 53 .-To bear in mind the in- fuence of the inequalities existing between men and women in the mental health of the lat- ter, in order to promote positive discri- mination measures. 54 .-To formulate and apply strategies aimed at impro- ving the prevention, early detection and treatment of mental illnesses in elderly people, including diagnosis procedures, suitable medi- cation, psychotherapy and the training of the staf caring for this subgroup of the population,iv improving the quali- ty of the assessment and diagnosis of Alzheimers disease and other related disorders in the early stages of their appearance, improving the infra-diag- nosis of depression, and reducing the high suicide rates in elderly people. 493 LBEA Recommendations 55 .- To inform and sensitise the over 65-year-old popu- lation of the efectiveness of fu, diphtheria/tetanus and pneumococ- cal vaccinations in those cases in which there is a prior chronic pathology which clinically justifes them. 56 .-To establish specifc mea- sures from the diferent ad- ministrations to decrease the risk factors which cause accidents among elderly people, in both the pri- vate and public sphere. 57 .-To prevent fall risk factors: y By improving peoples quality of life and the health problems which lead to falls and paying special attention to the illnesses which most afect balance and posture, and to multiple medication. y By adapting the environment to the characteristics and needs of elderly people, including personal clothing, the home and the neighbourhood. 58 .-To implement specifc pro- grammes to alleviate the loss of mobility sufered by elderly people as a result of the natural aging process, bearing in mind: y To promote the maintenance of mo- bility and adapted exercise. y To design urban areas and transport bearing in mind the mobility limitations and characteristics of elderly people. y To promote sensitisation program- mes aimed at people with no mobility problems. 59 .- Cancer is a disease which can be prevented, both in its appearance and in the nega- tive efects it has once it has developed. For this purpose, it is necessary to adopt measures in: y Primary prevention (advice and lifes- tyle): this includes all those interven- tions aimed at reducing the probability of appearance of cancer or at minimi- sing or interrupting its advance, empha- sising the risk factors associated with its development. y Secondary prevention (screening): the aim of this is to detect the disea- se before clinical appearance of the same, in those diseases in which early treatment makes it possible to improve their prognosis. 60 .-To ensure elderly people have a normal weight and prevent obesity and its com- plications. 61 .-To promote correct diet among elderly people, en- couraging normal weight and the suitable intake of nutrients. 494 Libro Blanco del envejecimiento activo
62 -To carry out screening ba- sed on the evidence in the elderly peoples collective in order to promote the early detection of specifc health problems, health risk si- tuations, situations of dependence and of loss of quality of life. 63 .-To improve cardiovascular risk factors (CVRF), since this lengthens peoples lives and improves their quality of life, it being possible to prevent, treat and modify said factors. 64 .-To establish diferent stra- tegies for each sex for the prevention of cardiovascu- lar diseases. 65 .-To promote the early diag- nosis and suitable treatment of musculoskeletal diseases, including physical exercise program- mes as a measure and for the preven- tion and treatment of the same, and re- search programmes to fnd out the real role of controlled physical activity in the prevention and treatment of musculos- keletal diseases. 66 .-Specifc musculoskeletal diseases such as osteoporo- sis and fbromyalgia could beneft from physical exercise program- mes if this are suitably designed. 67 .-To establish strategies for the early detection of fragi- lity, with specifc measures for detection in women, in whom fragi- lity is greater. 68 .-To promote the sensitisa- tion and education of citi- zens in the suitable use of medicines throughout the lifecycle, in order to minimise the risks association with their consumption. 69 .-To prevent self-medication (including natural products) and the unnecessary con- sumption of medicines. 70 .-To recuperate the respect of society towards elderly people, preventing age dis- crimination and altering the collective image associated with old age (decre- pitude and uselessness vs. wisdom and experience). For this purpose, it is neces- sary to change the social expectations of the womans role as a devoted caregiver at the expense of her own health and wellbeing, promoting the co-responsi- bility of men and women in care tasks, also to elderly and dependent people. 71 .-To prevent situations of abuse through early detec- tion and the tackling of risk factors. 495 LBEA Recommendations 72 .-To promote basic research which can be applied to the prevention, treatment and rehabilitation of diseases related to the aging process, encouraging lines of Healthy Aging research whose aims in- clude the promotion of autonomy and the start-up of measures which help in- crease the length of disability-free life and improve the quality of life of people with diferent levels of disability. 73 .-Training in the active aging feld and in the care of elderly people requires knowledge, attitudes and skills to provide support so that people can take charge of their own lives in a proactive way. 74 .-To improve the access of elderly people and the people who care for them to health services and other services necessary to maintain their autonomy, through ICTs, and to promote the appli- cation of new technologies to improve peoples autonomy (such as the develo- pment of domotics, for example). 75 .-To detect, study and approach social-health risk families living with an el- derly person, above all in those cases in which an emergency social-health in- tervention may be required. 76 .-To maintain the residence of elderly people within the family and normal home en- vironment whenever possible and when the people involved so desire. 77 .-To maintain and streng- then social networks among elderly people, and to pro- mote the project: Healthy Environ- ments: 21st Century Care, throughout Andalusia, and to promote positive discrimination measures in Areas with Needs for Social Change (ZNTS). 78 .-To promote an accessi- ble environment, for which purpose it is necessary to establish measures to situate all people, regardless of their characteristics of cul- ture, age, disability, etc., in conditions of equality with regard to access to health resources. 79 .-To create a health environ- ment that ofers comprehen- sive health care and which is sensitive to non-discrimination for age reasons and which also includes gender considerations in this age group. 80 .-To promote an environ- ment that encourages com- prehensive social-health care, without schisms between the health sys- tem and the social welfare system. 496 Libro Blanco del envejecimiento activo
PARTICIPATING IN A SOCIETY AND ITS BUILDING 81 .-To help people accept the changes they undergo throughout their life and encourage them, according to their per- sonal preferences and abilities, to make their own plans for the use of their time and for personal fulflment related to so- cial participation. y To consult and bear in mind the social participation preferences of the dife- rent groups of people before program- ming participation action for the same, always attempting to adapt the availa- ble resources to the demand. y To promote peoples participation in the economic, social, cultural, political, etc. feld, throughout their lives and not just in the more advances phases (adulthood and old age). 82 .-To disseminate the be- nefts of participation and continue promoting a wide ranging social participation in all age groups, in accordance with the prefe- rences of each individual while, at the same time, respecting those who freely decide to take little or no participation in society. 83 .-To reassess the role of wo- men in the diferent areas of social participation and continue working towards sex equality as people grow older, especially in the more advanced phases of life and in the rural setting. y To promote the presence of elderly women in the public setting. y To continue with the sensitisation campaigns that promote sex equality at all ages. 84 .-To promote, facilitate and speed up available institu- tional resources in order for Day Centres and Small and Medium As- sociations (SMAs) for Elderly People to continue promoting the participation of people of all ages, but specially adapted to the demands of present and future generations of elderly people. y Day Centre programmes involving attractive tasks and activities adaptable to personal tastes, attempting to make achievements at diferent levels through the use of the same. y To carry out in Day Centres actions which combine motor skills and me- mory in order to promote, in parallel, the memory, physical activity, social in- teraction and health of their members. y To carry out, through Day Centres, intermediate services such as meals on wheels, care worker training and the physical and cognitive stimulation of el- derly people who require it. 497 LBEA Recommendations y To organise, through Day Centres, physical activities in public areas such as parks, especially aimed at elderly people, and to explain how to correctly use the appliances for physical exercise available in such areas. y Work towards the formation, in Day Centres, of joint governing boards re- presenting both sexes and all the ages of the members. y To assess and strengthen SMAs in the rural setting, getting over obstacles such as geographical distance and increasing the resources of these bodies so that they can meet the new needs of people related to aging in their environment. y To simplify, facilitate and speed up the access of SMAs to the Public Admi- nistrations. y To seek self-fnancing channels for SMAs other than those ofered by the Public Administrations. y To support the associations, fede- rations and confederations that act as intermediaries between the small rural associations and the institutions. 85 .-To guarantee the general participation of people in a situation of dependence throughout their lives, in accordance with their state and possibilities, both in the activities they are able to carry out and in the making of decisions about issues which afect them, developing as far as possible the abilities and auto- nomy of dependent people in order to avoid their dependence increasing as they grow old. 86 .-To increase intergeneratio- nal and intercultural exchan- ge experiences, program- mes and areas aimed at caring for more vulnerable people as they grow old (in accordance with what is proposed in Chapter I of this White Paper) y To make use of emigration and im- migration as opportunities for cultural proximity and exchange throughout life. y To strengthen the links between el- derly people and immigrants as a means of achieving a cohesive, intercultural society, setting up campaigns to en- courage elderly people to see contact with caregivers from other countries as an opportunity and an open door on to new knowledge and experiences. y To promote the participation of el- derly people in programmes of support for immigrants, single parent families, battered women and other people in vulnerable situations. y To increase shared accommodation and companionship programmes, like those carried out by universities. 498 Libro Blanco del envejecimiento activo
87 .-To seek alternative forms of active aging that are better adapted to the new needs and abilities of the new generations of elderly people. y To set up a system of information with the ofer of activities for the elderly populations, near their place of residence. y To promote the diversity of the profle of elderly people present in institutions and associations of all kinds, and particularly to increase the participation of women in these areas as they grow older. 88 .-To promote the participation of both people living alone and of isolated people, especially in the case of elderly people living in rural areas. y To create Time Banks and companionship services as an alternative to the isolation that can be associated with the aging process. y To continue with the policies for the removal of barriers of all kinds, especially architectural ones, which hinder or impede the social participation of people, particularly the more vulnerable ones. 89 .-To carry out sensitisation campaigns which transmit messages to encourage active participation and promote cooperation, throughout life, between people and communities, each in accordance with his/her preferences and life project. y To rethink family and school education standards in order to create more participative, interdependent and considerate citizens from early ages. 90 .-To publicly acknowledge the value of participation throughout life and to assess the real and necessary participation which many elderly people already carry out. 91 .-To sensitise the population about the importance of preparing themselves for old age in accordance with the life project of each person, publicly proposing specifc and alternative styles of preparation for old age.
y To publicly propose specifc and alternative styles of preparation for old age. y To provide adequate access to information and to Internet training, online training and classroom training of all citizens as they grow older, making use, for this purpose, in a coordinated way, of the resources already existing in educational centres. 499 LBEA Recommendations y To provide adequate access to information and to Internet training, online training and classroom training of all citizens as they grow older, making use, for this purpose, in a coordinated way, of the resources already existing in educational centres. 92 .-Sensitise society to ensure that participation as we grow older is a healthy, non- discriminatory practice. 93 .-Publicly emphasise, in a highly visible way, the good practices of both the contribution of elderly people to societyin the personal, social and professional feldand the acknowledgement of this contribution by society. y To reward good practices of both the contribution of elderly people to society and the acknowledgement of this contribution by society. y To issue publications and promote plays or flms aimed at the whole population, in which the contribution of elderly people to society is acknowledged.
y To carry out specifc campaigns to disseminate the contribution, paid or unpaid, which elderly people have made and continue to make to society. y To facilitate the creation of scenarios such as small intergenerational discussion groups in which elderly people can transmit their life experience and, at the same time, learn from the viewpoints of other generations. 94 .-To better promote and inform society about voluntary work throughout life, in general, and the contributions of elderly volunteers, in particular. y To carry out informative campaigns regarding the advantages of voluntary work and about how we can all be volunteers as we grow older, regardless of age and sex. y To organise forms of public acknowledgement of voluntary work such as the giving of prizes for the work carried out for others by elderly people. y To contribute to the dissemination and acknowledgement of Small and Medium Associations (SMAs) maintained by elderly people. y To promote involvement in associa- tions throughout life and inform about the contribution elderly people make through their associations. y To improve informative procedures so that new voluntary organisations can know how to obtain institutional aids. 500 Libro Blanco del envejecimiento activo
95 .-To improve measures of conciliation of professional and family life so that caregivers can grow old actively. y To carry out research into unpaid work and the various contributions to the wellbeing of society made by caregivers throughout their lifecycle. y To make families aware that the support and care work carried out by elderly people cannot be imposed. Elderly people have the right to live their own lives and to carry out their plans and projects. y To increase institutional support to people who work caring for relatives, with the creation of more care centres and specialised centres for elderly and disabled people. y To create intergenerational programmes in which nursery children form afective links with elderly persons and carry out programmes and activities together. y To set up voluntary activities through which people with better health lend their support to others in a situation of dependence. y To change the social image of the women as devoted caregiver at the expense of her own health and wellbeing. 96 .-To involve people with work experience in any sector so that, as they grow older, they can contribute towards the employability of other people. y To make it possible, especially in rural areas, for elderly people with experience to train young people about to enter the labour market. y To extend initiatives like the Senior programme of the Andalucia Emprende foundation to other sectors of the economy. y To introduce to Andalusia international training models for the occupational transition of people as they grow old, from the paid to the unpaid sector. 97 .-Make better and greater use of the role of elderly people as sources of culture, counting on them for cultural volunteer programmes for the dissemination and transmission of the heritage of Andalusia. 98 .-To carry out research into the obstacles which make it difcult for people to contribute to their community and society as they grow old, and to propose solutions to remove said obstacles. y To deal, from centres for the elderly, associations and Administrations, with the specifc problems which 501 LBEA Recommendations are preventing people in vulnerable situations from contributing. y To promote the contribution to society of elderly people in vulnerable situations and assess the importance of their claims. y To provide adequate fnancial resources to elderly people who, for lack of the same, are unable to make their contribution to society like other citizens. 99 .-To promote alternative forms of cohabitation and residence to the present ones (companionships, sponsorships, shared housing, tutored fats, self-managed old peoples homes, intergenerational buildings, etc.), which facilitate access of people to housing in better conditions, more suitable both for growing old for as long as possible in ones own home if so desired, and for facilitating the use of public spaces to all people as they grow old. y To increase eforts to make housing and public spaces accessible and not to become obstacles, with age, to the contact of the person with the outside world. y To investigate the general system of free public spaces in the General Town Planning Plans, in order to make them accessible to the whole population; to carry out, particularly, a study of the conditions and features to be considered in the design of these spaces for elderly people. 100 .-To organise actions (in accordance with the legal protection instruments indicated in Chapter II of this White Paper) aimed at making the population of Andalusia aware of the need to practice informed, reasonable and responsible consumption as one grows older. 101 .- To develop environ- mental education me- thods and scenarios specifcally adapted to the needs and characteristics of people according to their degree of aging. y To organise environmental actions aimed at elderly people on the vindication and dignifying of their social role, with dynamic but not too demanding rhythms of work, with special emphasis on outdoor activities combining leisure and education and with a stress on practical work. y To promote the contribution of elderly people to the environment through their experience, wisdom, time and afective warmth. y To ofer meeting places and promote participation, throughout the lifecycle, of 502 Libro Blanco del envejecimiento activo all companies and people in the process of environmental improvement. 102 .-To encourage all the authorities, companies and professionals that are carrying out active aging experiences or that can contribute to the development of the same to innovate and improve these experiences. y To organise campaigns for the explanation and promotion of active aging. y To introduce contents concerning active aging into the obligatory education curriculum. y To acknowledge, promote and renew the active aging support eforts carried out by Elderly Peoples Day Centres and introduce new intergenerational and intercultural actions into them. 103 .- To propose and ca- rry out new forms of improving intergene- rational relationships in the family, the community and the diferent producti- ve areas. y To promote intergenerational programmes and centres as a means to make maximum use of the participation and contributions of the various generations. y To reorganise the structure of Administrations in such a way as to facilitate the meeting and collaboration between people of diferent generations when it comes to attending to their needs through policies and programmes. y To make it possible for elderly people to contribute to the rendering of services currently aimed at the care of children and young people, and vice versa. y Start up innovative experiences for a better use of multigenerational productive spaces. 104 .-To organise and promote time banks as innovative models to promote the exchange of skills and knowledge throughout life. 105 .-To encourage all economic agents to include active and productive aging in their research, de- velopment and innovation strategies. 106 .-To continuously investigate the profle of demands for the products and services that people wish to have access to as they grow old. y To carry out informative campaigns about new products intended for elderly people in order for the latter to know of their existence. 503 LBEA Recommendations y To support the development of research and industries producing new instruments capable of developing peoples cognitive capacity as they grow older. y To design innovative leisure and free time programmes for everybody, which pay special attention to the physical state of people as they grow older. y To adapt the ofer of activities and services to the new social needs, ensuring the joint participation of the diferent generations and of both sexes (an example of this is intergenerational social tourism: elderly people and young people travel together to help other people). 107 .-To provide access to everybody, but espe- cially in the rural set- ting, to New Information and Commu- nication Technologies (NICTs) as they grow older, making use of all the availa- ble resources in a coordinated way. y To increase, particularly in the rural setting, the availability of premises to install computer equipment for use by the local people. y To give training in the use of the computer and Internet, either in person or in virtual form. y To ensure elderly peoples associations have computer equipment. y To promote intergenerational relationships between young and old through digital technology courses which enable them to communicate and work together. y To increase investment in research, development and innovation projects whose aim is the improvement of NICTs for use by everybody as they grow older. y To ofer telephone, Internet and distance learning services with appropriate fees to guarantee equal access to all elderly people. 108 .-To move from infor- mative or questioning participation to conti- nuous, self-managed and co-managed citizens participation, in which elderly people have a say in the decisions which afect any issue in their community. y To establish measures to bring to light the diversity, know-how, wisdom and skills of elderly people and their possi- ble contributions to social innovation. y To pay special attention to the inno- vations which promote the participa- tion of elderly people who sufer discri- mination for ethnic, sexual, economic, political or any other reasons. 504 Libro Blanco del envejecimiento activo y To promote and ensure the involve- ment of elderly people in political life and structure, and promote their full participation in all the political areas in which decisions are made. y To propose and specify the duties as- sociated with active aging as a process in which people and society are co-res- ponsible. y To review Decree 217/2003, of 22 July, which regulates certain aspects of the General Counsellors group re- presenting other organisations in the General Assembly of Savings Banks, es- tablished in article 63 of Act 15/1999, of 16 December, on Savings Banks in Andalusia, such that elderly peoples associations, and their confederations and federations, forming part of the El- derly Peoples Council of Andalusia, can have a greater presence in the General Assembly of Savings Banks. 109 .-To connect, across the board, the eforts and resources used by the various policies and authorities of the Public Administrations intended to give a priority response to the challen- ges posed by active aging in Andalusia. y To carry out periodical research into active aging practices in Andalusia and the efectiveness of active aging promo- tion policies and interventions. Without precise, reliable, specifc data about An- dalusia, it will not be possible to know either what the most suitable actions are or to assess their impact. y To assure the sustainability and upda- ting of active aging policies, renewing them in order to achieve the long term impact intended by the White Paper on Active Aging in Andalusia. CONTINUOUS TRAINING. EDUCATION FOR LIFE 110 .-To diversify and make fexible the proposals of education for life in order to attend more efectively to the elderly peoples collective as a hetero- geneous and complex group. 111 .-To promote and ex- tend training for life with well defned and designed programmes adapted to el- derly people. For this purpose it is necessary: y To make educational programmes more fexible in order to adapt them to the needs of elderly people. y To make people aware as they grow older of the need for lifelong education. 505 LBEA Recommendations 112 .-To promote educa- tion for life, regardless of academic or econo- mic level or sex. For this purpose it is necessary: y To think about permanent education for and by elderly people. y To make education accessible to all elderly people who want it. y To adapt permanent education to the people it is aimed at. 113 .-To promote the im- plementation of cog- nitive programmes during the aging process in order to fa- cilitate integration. For this purpose it is necessary: y To make it possible for elderly people to carry out verbal and communication tasks through continuous training. y To promote empowerment and chan- ge the negative opinions about old age, aging and learning at these ages. 114 .-To encourage public and private institu- tions and civil society to implement programmes to promote active aging in the autonomous com- munity of Andalusia. For this purpose it is necessary: y To make elderly people in Andalusia aware of the necessity for lifelong edu- cation. y To promote the various elderly peoples programmes to improve them qualitatively and adapt them to the po- pulation of Andalusia. 115 .-To promote research to analyse and assess the various lifelong education programmes in the autono- mous community of Andalusia. For this purpose it is necessary: y To involve the universities of Anda- lusia in gerontological research by and for active aging. y To encourage elderly people to be researchers into their own learning pro- cesses. y Training in active aging and life- long education in Andalusia requires knowledge, attitudes and skills to provi- de support in order for elderly people to be autonomous. 116 .-To propose the gradual introduction of PPJAs for people approaching retirement in trade unions, companies and local authorities. 506 Libro Blanco del envejecimiento activo For this purpose it is necessary: y To design suitable PPJAs for the po- pulation of Andalusia. y To promote PPJAs as a means of opti- misation of active aging. a) To ensure that retirement is seen as a phase of life which is full of possibilities of personal and social fulflment. b) To transmit an image of retirement which emphasises its positive aspects, for people approaching retirement, reti- red people and society in general. c) To ensure elderly women in Andalusia carry out PPJA courses, whether or not they have worked for pay. 117 .-To take the various elderly peoples edu- cational programmes into the rural setting. 118 .-To support universi- ty programmes for the elderly for their deve- lopment and qualitative improvement. 119 .-To promote conti- nuous and permanent training with the su- pport of the elderly peoples associa- tions of the various universities in Anda- lusia. 120 .-To optimise interge- nerational relations- hips in universities. 121 .-To encourage parti- cipation in university programmes for the elderly as ways of promoting their so- cio-cultural environment. 122 .-To promote new te- chnologies among el- derly people. For this purpose it is necessary: y To provide instruments for learning about new technologies. y To organise training courses in new technologies. y To carry out programmes for the inte- gration of elderly people in the society of information and new technologies. y To encourage elderly people to use new technologies. 123 .-To provide access to new technologies as people grow older, es- pecially in the rural setting, making use of the resources available in a coordina- ted way. 507 LBEA Recommendations For this purpose it is necessary: y To provide continuous training, either in person or in virtual form, in the use of the computer and Internet. y To provide elderly peoples associa- tion with computer equipment. y To promote intergenerational rela- tionships through digital technology courses which enable them to learn to communicate and work together. y To increase investment in research, development and innovation projects whose purpose is the use of NICTs by people as they grow older. 124 .-To increase the en- joyment of elderly people in the aspects of the cultural life of their environment, encouraging their active presence in the programmed activities. For this purpose it is necessary: y To promote the practice of tourism and organise exchange visits with people from other places. y To promote programmes aimed at the enjoyment of culture and knowledge. y To enhance the cultural level of el- derly people through an increase in the activities ofered at the various learning centres. 125 .-To make greater and better use of the role of elderly people as a source of culture, counting on their pre- sence in cultural volunteer programmes for the dissemination and transmission of the heritage of Andalusia. 126 .-To promote reading among elderly people and in schools: childrens and primary educations (storyteller). For this purpose it is necessary: yTo develop strategies to promote rea- ding among the elderly. y To design reading dissemination pro- grammes through the media: radio, te- levision, press, websites. y To promote reading among diferent social groups. y To provide access to reading through specifc activities: conferences, book week, book fair y To transmit the pleasure of reading to adult education centres and peoples universities. y To investigate ways of making use of the contribution elderly readers can make to increase the reading habit in our autonomous community of Anda- lusia. 508 Libro Blanco del envejecimiento activo
127 .-To recuperate and organise areas for dis- seminating local tra- ditions through museums, exhibitions and oral narrations. 128 .-To place professional experiences at the ser- vice of the community by means of a guidance service organi- sed through voluntary work. 129 .-To recuperate local traditions through stories, toys, songs, popular sayings, etc., and to facilitate the use of cultural resources by elderly people in order to enhance their self- esteem and safeguard heritage and cultural traditions, entrusting elderly people with the task of divulging the experiences and traditions as active members of society. FINAL RECOMMENDATION 130 .- It is necessary to provide the instru- ments to carry out a suitable monitoring of the fulflment of the recommendations contained in the White Paper.
Legado Personajes Afros y Afrodescendientes A La Memoria Social Del Ecuador y El Turismo Cultural Como Estrategia de Visibilizacion - Nhora M Benitez - Jorge I Albujaafroecuatorianos PDF