Maridos Femeninos en África
Maridos Femeninos en África
Maridos Femeninos en África
html
MARIDOS FEMENINOS EN FRICA: LA CONSTRUCCIN CULTURAL DEL CONCEPTO DE HOMBRE
La adopcin ha sido, tradicionalmente, el nico medio en nuestra cultura occidental
para suplir la carencia de hijos en el matrimonio. Rotos los vnculos con sus pro
genitores, el adoptado se incorpora a su nueva familia a todos los efectos. Aseg
urar la continuidad de su descendencia y la transmisin de la herencia de los adopt
antes. Pero qu solucin dan otras culturas a estos problemas? Examinaremos el caso
de los Nandi de Kenia occidental, un pueblo niltico estudiado por la antroploga R
egina Smith Oboler en Es el marido femenino un hombre? Matrimonio entre mujeres en
tre los Nandi de Kenia (1980).
1. Familia y propiedad en Kenia.
En las verdes colinas de las Tierras Altas del Valle del Rift, los Nandi, una e
tnia prspera que cuenta con una organizacin militar, cultivan el t y el maz y se ded
ican, sobre todo, al pastoreo. Para cubrir las necesidades de mano de obra, los
pueblos africanos no recurren a la contratacin laboral. En lugar de nuestras fami
lias nucleares, reducidas en el nmero de sus componentes, su modelo de parentesco
es la familia patriarcal extensa. Practican la poliginia, de manera que aumenta
n la capacidad productiva de las granjas con el trabajo de las diferentes esposa
s y de la progenie habida en esas uniones.
Cuando contraen matrimonio, las jvenes Nandi abandonan el poblado donde creciero
n y pasan a vivir en un alojamiento propio en la comunidad a la que pertenece el
novio (residencia patrilocal), incorporndose a su clan desde la ceremonia. Para
su mantenimiento y el de los hijos, el marido le adjudica una porcin de sus biene
s igual a la que tienen concedida las otras esposas, con independencia de los h
ijos que pueda alumbrar cada una.
En compensacin por la entrega de la novia, el padre de esta recibe un nmero determ
inado de cabezas de ganado. Ese trueque no constituye para ellos una operacin mer
cantil sino un intercambio de riquezas que sirve para entablar alianzas con otro
s clanes. Creando extensas redes de parentesco consanguneo y afn, se aseguran la
ayuda y proteccin de sus aliados, lo que resulta particularmente necesario en un
sistema que carece de nuestros mecanismos para cobertura social de las situacion
es de infortunio.
Al varn Nandi le corresponden, en exclusiva, las facultades de administracin y con
trol de la tierra y las reses. Solo los hijos varones pueden heredarlas pero deb
en recibirlas a travs de su madre. Esto significa que, si una mujer no deja desce
ndencia masculina, los bienes revierten a los hijos de las otras esposas o a l
os hermanos del marido, situacin que consideran particularmente indeseable. Un po
sible remedio sera la compra o adopcin de un nio procedente de los pueblos vecinos,
pero los padres raramente estn dispuestos a desprenderse de sus hijos. En otros t
iempos, las mujeres estriles podan solicitar la entrega de los bebs de madres solte
ras para salvarlos de la muerte pero ahora, afortunadamente, esos infanticidios
estn prohibidos. Otra opcin es casar con la casa a la hija menor, esto es, retener a
sus hijos varones como herederos, pero esta frmula es todava reciente y no cuenta
con demasiada aceptacin social. Lo ms frecuente es el matrimonio entre mujeres, q
ue no tiene la menor relacin con el lesbianismo sino con un estricto problema de
derecho sucesorio: la necesidad de asegurar un heredero masculino. A pesar de t
ratarse de una costumbre muy extendida entre diferentes pueblos africanos, ha r
ecibido escasa atencin por parte de los antroplogos, destacando el trabajo de Evan
s-Pritchard sobre los Nuer del Sudn y, especialmente, la investigacin de R. Smith
Oboler en Kenia.
2.El matrimonio de mujeres entre los Nandi
Cuando la edad avanzada de una mujer hace presumir que ya no lograr concebir ms hi
jos, puede buscar una joven adecuada para contraer matrimonio con ella. Esta fic
cin cambia oficialmente el gnero de la mujer estril, convirtindola en varn a los ojos
del grupo social. A pesar lo anmalo de la relacin, existen candidatas dispuestas
a contraer este vnculo cuando no son capaces de encontrar un hombre para casarse,
ya sea por sus condiciones fsicas o por el dao causado a su reputacin por un embar
azo prematrimonial. Pero tambin pueden concurrir otras motivaciones, como el elev
ado precio de la novia que puede llegar a obtenerse, el ascenso en la jerarqua so
cial al entrar a formar parte de una familia rica o el simple deseo de una vida
ms libre, de escapar a la estrecha dominacin de un esposo varn autoritario, celoso
y con derecho a corregir con medios violentos.
La joven contrayente vivir en una cabaa junto a la del marido femenino y all recibi
r la visita del compaero sexual que escoja libremente. El padre biolgico no contrae
ninguna obligacin ni ostenta derechos sobre su descendencia, pues corresponden nt
egramente al marido femenino, en su calidad de padre social y legal.
3.El gnero del marido femenino
La mujer que desempea el papel de marido femenino es conceptuada socialmente como
un varn, y ello lo entienden como un dogma pblico indiscutible. Aunque los Nandi
sean plenamente conscientes de su naturaleza biolgica femenina, todos se comporta
n con ella como si se tratara de un hombre pero, a su vez, la interesada tambin d
ebe ajustar su actuacin al estatus masculino que ha adquirido. As, ostenta faculta
des para administrar su patrimonio, ejerce la autoridad sobre su esposa e hijos
y se responsabiliza de su sustento. Est exenta de realizar los trabajos femeninos
, como cocinar, lavar, limpiar o transportar el agua. Tales servicios los recibi
r de su esposa. Igualmente, tiene derecho a intervenir en los asuntos polticos de
la comunidad, tomando la palabra en pblico. Ya no podr asistir a las ceremonias de
iniciacin de las nias y, en cambio, participar en la circuncisin de los jvenes. Sobr
e todo, est obligada a observar una rigurosa prohibicin de mantener relaciones sex
uales con ningn hombre, ya sea su esposo u otro. La razn es clara: si, con motivo
de las mismas, llegara a quedarse embarazada, la ficcin quedara seriamente comprom
etida. Se espera tambin que el marido femenino adopte, en alguna medida, el vesti
do y adornos varoniles. En teora, debe llevar a cabo las tareas masculinas, en la
matanza, los duros trabajos agrcolas y la construccin de la casa y los cercados p
ero, en la prctica, se la exime por razn de su edad.
Por la maana, ambas mujeres salen juntas a trabajar al campo y, a la vuelta, la e
sposa se ocupa de las tareas del hogar mientras el marido femenino da un paseo
o se entretiene charlando con los hombres, como hara cualquier esposo. Pero, como
constata S. Oboler, los maridos femeninos no suelen tener demasiado inters en es
os encuentros varoniles ni en la participacin en la vida pblica.
4.La contaminacin ritual: El Kerek
Del artculo de R. Smith Oboler me ha llamado la atencin, particularmente, un asun
to que aparece en l como marginal: el marido femenino, entre sus obligaciones com
o supuesto varn, ha de evitar el contacto con las mujeres y los bebs. Esa relacin s
e considera perjudicial debido al kerek, una sustancia contaminante que los Nand
i creen que emana de los recin nacidos y que se contagia a las mujeres por el hec
ho de cuidarlos. Atribuyen al kerek la virtualidad de debilitar los atributos m
asculinos: los hombres pierden su valor guerrero y se vuelven estpidos, dbiles e i
ndecisos. Realmente resulta una forma curiosa de explicar los defectos habitualm
ente atribuidos al sexo femenino, con los que se justifica su subordinacin y apa
rtamiento de la escena pblica.
El kerek es tambin el vehculo para articular un tab muy frecuente, el que se refier
e al contacto postparto entre los esposos. Aunque los jvenes Nandi ya no creen e
n poluciones rituales, en otros tiempos el marido abandonaba la casa hasta que e
l nio cumpla un ao. Era una forma de evitar embarazos demasiado frecuentes.
En cuanto al efecto del kerek sobre el marido femenino, la autora registra opini
ones contradictorias entre los informantes: para algunos no tendra la menor influ
encia, dado que no desempea funciones guerreras. Para otros, es causa de un envej
ecimiento ms rpido y de enfermedades en la piel. Para evitarlos, el marido femen
ino sigue el patrn de comportamiento paterno respecto a los hijos: distante, fro y
reservado, para dar ms fuerza a su autoridad disciplinaria.
5.Un gnero ambiguo y contextual
Uno de los grandes aciertos del estudio realizado por Smith Oboler es acentuar cm
o el marido femenino asume su rol de varn con una intensidad variable, segn el gra
do en que estn implicados los fines esenciales de esta institucin consuetudinaria.
As, en lo que se refiere al control de la propiedad familiar, la concordancia co
n el estereotipo masculino es absoluta. Pero caben comportamientos diferentes se
gn el contexto. Aunque lo usual es que el marido femenino sea una viuda, nada imp
ide que contraiga ese matrimonio en vida de su cnyuge. En tal caso, la nueva espo
sa puede realizar los trabajos domsticos para ambos o bien, en una significativa
duplicidad, el marido femenino continuar realizando las tareas del hogar para su
esposo, respecto del cual sigue siendo una mujer.
Aunque los integrantes del grupo social afirman que el marido femenino se compor
ta siempre como el hombre en que se ha convertido, la investigacin etnogrfica demo
str que, en realidad, no participan de la vida pblica ni acuden a las ceremonias d
e iniciacin masculina. Solo algunos participaron antes del matrimonio, como una m
agia simptica para intentar propiciar la concepcin de un varn. Tampoco llevan a cabo
los trabajos caractersticos de los hombres, pero no tanto por problemas de edad o
salud sino, sencillamente, porque no saben hacerlos. Lo que sucede es que, en a
ras a mantener una ficcin socialmente necesaria, intentan racionalizar esas diver
gencias sobre el modelo masculino con excusas ad hoc o explicaciones que conside
ran aceptables pero que son falsas.
6.La actualidad del matrimonio entre mujeres
Un primer aspecto a resaltar de esta tradicin Nandi es que representa para las m
ujeres una ventana abierta hacia la libertad. A diferencia de otros pueblos, en
que rige el levirato (podis leer sobre tal regla matrimonial en http://anthropot
opia.blogspot.com.es/2013/01/shakespeare-en-africa-compartimos-los.html ), las v
iudas Nandi sin hijos no estn obligadas a casarse con el hermano de su esposo dif
unto. En cambio, estn utilizando el matrimonio entre mujeres como un foco de resi
stencia contra la reduccin de sus derechos de usufructo sobre la tierra, derivada
de la implantacin de un registro pblico de las propiedades. Esto ha conllevado un
sensible incremento del nmero de matrimonios femeninos, que la investigadora ya
haba cifrado en un 3% en la dcada de los 70.
Por otra parte, si los gobiernos coloniales la consideraron una prctica primitiva
e inaceptable desde sus prejuicios etnocntricos, sin atender a su significado y
fin social caractersticos, el artculo 11 de la Constitucin de Kenia, promulgada en
2010, ampara las costumbres de su cultura tradicional. Ello permiti a la Corte Su
prema de Mombasa, en 2011, declarar la validez del matrimonio entre mujeres y el
derecho de la esposa suprstite a administrar los bienes transmitidos a sus hijos
por el marido femenino. Lo extraordinario de este caso judicial (cuyos pormenor
es podis consultar en http://kenyalaw.org/Downloads_FreeCases/82443.pdf) es que e
l juicio y la sentencia se basaron en el artculo de la Doctora Smith Oboler que e
stamos comentando aqu, lo que pone de manifiesto la relevancia jurdica al ms alto n
ivel que pueden llegar a tener los estudios etnogrficos.
Pese a esos mritos, la antroploga social holandesa Saskia E. Wieringa, que se ha o
cupado del estudio de la homosexualidad femenina en diversas culturas, ha formul
ado una crtica contra lo que califica como miopa por parte de Smith Oboler. Aunque
tiene una funcin hereditaria, es obvio que tambin constituye una posible va de sal
ida para las relaciones homoerticas entre mujeres. Y, de hecho, Regina S. Oboler
registr que a algunas de las entrevistadas les atraa ms este tipo de matrimonio, s
i bien no indag por qu.
Pero, sobre todo, esta figura puede servirnos como linterna para iluminar un hec
ho fundamental: el gnero es una construccin enteramente cultural. Es el conjunto d
e caractersticas que se asocian por convencin a cada sexo y que varan entre las dis
tintas sociedades y a lo largo de la historia. La buena noticia es que, al no de
pender de la biologa en todos sus aspectos, podemos trabajar para cambiarlas hac
ia un modelo ms justo e igualitario.
7.Acerca de la autora y su obra
Regina (o Gina) Oboler Smith, nacida en 1947, es doctora en Antropologa y Sociolo
ga. Imparte clases de Ecologa Cultural en el seno de los Estudios Medioambientales
del estadounidense Ursinus College.
Esta antroploga cultural realiz una amplia investigacin entre pueblos africanos ded
icados al pastoreo, llevando a cabo trabajo de campo durante dos aos entre los Na
ndi. En aquel momento, los intereses que guiaban su investigacin eran cmo los camb
ios econmicos y sociales afectan a las configuraciones de gnero.
Ms tarde abord trabajos etnogrficos sobre una materia sumamente interesante, el neo
paganismo contemporneo y el compromiso de los miembros de esos grupos con creenci
as o prcticas a favor del medio ambiente.
La autora tiene una extensa bibliografa que podis consultar en http://academic.urs
inus.edu/anso/anso%202003%20RSO%20CV.htm
El artculo comentado aqu se encuentra incluido en una excelente recopilacin de text
os sobre etnologa africana: Antropologa y colonialismo en frica subsahariana, publi
cado por Ed. Universitaria Ramn Areces. El texto original en ingls se encuentra e
n este enlace: http://www3.gettysburg.edu/~dperry/Class%20Readings%20Scanned%20D
ocuments/Intro/oboler_is_female_husband_man_69_88.pdf
Tenis un resumen de esta entrada en la siguiente publicacin: http://www.eldiariomo
ntanes.es/20131029/mas-actualidad/sociedad/mujeres-africa-maridos-cantabria-2013
10291038.html
Publicado por Encarna Lorenzo en 17:59
Enviar por correo electrnico
Escribe un blog
Compartir con Twitter
Compartir con Facebook
Etiquetas: Encarna Lorenzo, Kerek, Marido femenino, Matrimonio entre mujeres, Na
ndi, Regina Smith Oboler
18 comentarios:
angeles boix ballester14 de abril de 2013 20:18
Excelente entrada! Hace tiempo que la esperaba, y por fin la tengo aqu. Esta entra
da es una excelente forma de ver cmo el matrimonio femenino no es nada nuevo, de
sociedades postmodernas o decadentes, sino una prctica ancestral en muchos lugare
s. El cambio de paradigma se debe a cmo se entiende el matrimonio: o bien como un
a declaracin de afinidad y proyecto comn entre dos personas, o bien, como es el ca
so que nos ocupa, como una forma de establecer alianzas entre clanes y de defini
r las categoras de "parientes" - aquellos de los que podemos esperar ayuda y cola
boracin - y "los otros", quienes pueden pueden suponer una amenaza para la vida y
/o propiedades. Desde nuestra ptica puede parecer una aberracin el matrimonio pact
ado, pero hasta hace muy poco en la sociedad occidental se vena practicando, e in
cluso los reyes han comenzado a casarse con la clase plebeya hace poco, y tras n
o pocas dificultades.
El matrimonio femenino es , pues, una solucin cultural a un problema que se da en
todas las sociedades: los matrimonios sin hijos y qu hacer con las propiedades d
e los mismos. El asunto del comportamiento segn el nuevo rol de sexo que desempea
el marido femenino tambin nos hace reflexionar sobre los estereotipos de conducta
de gnero que se esperan en cada sociedad, y que hoy en da vamos viendo que se tom
a ms como una opcin personal, una construccin libre de nuestra identidad, ms all de l
a tirana de la biologa.
Muchas gracias por el artculo
Responder
Encarna Lorenzo15 de abril de 2013 00:56
Muchas gracias por tu comentario. A mi me interesa el ejemplo especialmente por
el problema del ajuste gnero-sexo, y el condicionante que por ello se impone de a
nular la vida sexual del marido femenino e imponerle unas conductas y vestimenta
masculinos como presupuestos para concederle plenitud de derechos patrimoniales
.Recordemos casos diferentes pero con ciertas concomitancias en otro mbito, el mst
ico-religioso, como la sadhin, una asceta femenina en la India del s. XIX,o las
sibilas de la antigedad clsica:eran clasificadas en un tercer gnero, ni masculino n
i femenino. En el mundo grecolatino, las mujeres solo podan dedicarse a la casa y
a la procreacin. nicamente se las consideraba dignas de realizar funciones sacerd
otales, como las sibilas, cuando ese papel sexual era anulado.
En el caso de la sadhin, para eximirse del matrimonio y la maternidad deba renunc
iar a ello antes de la pubertad, vestirse de hombre y raparse el pelo. As se le c
onsenta que acudieran a las reuniones de hombres, fumarSu imagen deba ser masculina
y gracias a ella la respetaban como hombre. Otro ejemplo muy rotundo es el de l
os hijras en la India, hombres que se sienten mujeres. Transexuales en nuestra t
erminologa, aunque las categoras no son equivalentes. Para permitirles vestirse de
mujer, de manera que correspondan las caractersticas del gnero con las del sexo,
deben someterse a una castracin ritual.Los comportamientos prescritos o autorizad
os en todas estas culturas tienen que concordar con el sexo. Parece un universal
cultural que se exija esa correspondencia ms o menos apurada entre el sexo gonad
al y los comportamientos de gnero. asociados a cada sexo
Responder
Mara Lorenzo17 de abril de 2013 00:32
Felicidades por el artculo. Nos ha gustado mucho a Enrique y a m. Nos preguntbamos
cun significativa es esta tribu dentro del pas de Kenia, es decir, si se trata de
una poblacin minoritaria o ms bien predominante. Gracias.
Responder
Encarna Lorenzo17 de abril de 2013 01:10
Muchas gracias por vuestro inters sociolgico por los Nandi. Son una etnia que se i
dentifica porque habla kalenjin, y que vive en tres pases distintos, Kenia, Ugand
a y Zaire, tpico motivo de los enfrentamientos blicos africanos. Como preguntis sol
o por Kenia, que es el lugar en el que Smith Oboler hizo su investigacin, puedo d
ecir que son un 12% de su poblacin, el cuarto grupo tnico del pas, siendo los prime
ros los kikuyu( un 22%), que recordaris de Memorias de Africa porque estaban en l
as tierras que cultivaba Karen Blixen. En el censo de 2009, en trminos numricos, s
eran 4.633.212 Nandis sobre un total de casi 39 millones de habitantes en Kenia.
Responder
Respuestas
Mara Lorenzo18 de abril de 2013 00:12
Qu escndalo!
Responder
Annimo17 de abril de 2013 14:23
Me ha encantado el artculo, sobre todo, aunque esto me pasa siempre con tus artcul
os Encarna, porque aprendo cosas de las que no tena ni idea. Yo tambin me pregunta
ba por la relevancia de este tipo de matrimonios y no cabe duda que surge con la
idea de que la unin hace la fuerza y que entre mujeres parece que nos encontramo
s siempre ms cmodas y muchas veces mejor valoradas y ms respetadas. Pero, por otro
lado, no se me escapa que, sobre todo para el marido femenino, pero tambin para l
a mujer esposa, este tipo de enlace encierra muchas renuncias.....Est claro en el
artculo que el marido femenino no tiene ninguna gana de "vida social" con el res
to de hombres, se pierde mucha actividad femenina y ha de encerrar bajo llave su
instinto maternal (al menos choza afuera) para seguir en su papel "masculino".
Sin embargo, parece evidente que aun as les compensa.
Por otro lado, no tengo ni idea si en esta tribu la influencia paterna es o no m
uy importante, pero el nio producto de estos matrimonios crece con un "padre" un
poco diferente y que supongo que, antes o despus, se dar cuenta de que no es el bi
olgico....no les afecta? Muchas gracias Encarna!! Siempre es un placer leerte!! (M
arisa Ayesta)
Responder
Respuestas
Encarna Lorenzo17 de abril de 2013 22:11
Muchas gracias por tu comentario, Marisa. Tu pregunta final es muy interesante,
porque va a parar al corazn de un problema entre nosotros, la construccin de la ps
ique de los nios en el seno de familias con padres del mismo sexo. Y es que la An
tropologa, si tiene sentido, no es solo para curiosear en las costumbres de los v
ecinos sino para ver en qu medida podemos vernos reflejados en los otros, compren
dernos mejor y enderezar un poco nuestros destinos, si ello es posible. Curiosam
ente, Smith Oboler se plantea eso mismo que t preguntas, y su reflexin en el captul
o sobre relaciones domsticas en los hogares dirigidos por maridos femeninos es qu
e, entre el marido femenino y la esposa-madre, hay ms compaerismo que en los matri
monios heterosexuales y menos violencia de gnero, y hasta puede que convivan en l
a misma cabaa, o al lado. Ten en cuenta que el hombre no vive con su familia sino
aparte. La mujer vive con sus hijos en un recinto propio. Piensa que existe la
poligamia, as que el hombre no est presente en el da a da de la vida de los nios. Los
ritos iniciticos son, precisamente, un cortar los vnculos con la madre e insertar
al chico en el mundo masculino, as que el sistema es distinto al nuestro. Pero,
en cualquier caso,la antroploga dice que el marido femenino, que habitualmente se
r una seora mayor, se encuentra en posicin de autoridad, y que los hijos la respeta
n y la temen, por su poder disciplinario, igual que si fuera un varn. Concluye di
ciendo que muchos lectores se preguntaran por la identida de gnero de los hijos,
pero que no tiene incidencia por sea relacin distante con la figura paterna y por
que, adems, en las familias africanas, abigarradas de miembros, siempre hay algn h
ombre adulto que cumple el rol varonil. "La cuestin de la ausencia de un modelo d
e rol masculino- afirma la autora-est limitada especficamente al contexto de una s
ocializacin en la familia nuclear", es decir, en nuestro escenario occidental.
Responder
angeles boix ballester21 de abril de 2013 10:14
Qu interesante cuestin habeis planteado sobre la educacin de los hijos d este tipo d
matrimonio!Ya Encarna ha contado cmo se organiza la educacin d tareas y roles sex
uales en esta sociedad.A m me vino a la cabeza inmediatamente Margaret Mead y sus
estudios sobre adolescentes samoanos en los aos 20.En estos estudios destaca q s
e aprenden los roles d sexo dentro d cada cultura,pero esta educacin es una tarea
que desempea toda la aldea,ya que los nios crecen supervisados por nias preadolesc
entes,en cualquier sitio d la aldea,pudiendo ser reprendido,alimentado o baado po
r cualquier familia d la aldea.As vemos q aprenden d todo el grupo.La epecializac
in sexual se inicia con la pubertad,cuando los jvenes varones se van a vivir a la
casa comn d los hombres y comienzan su preparacin para la iniciacn a la vida adulta.
Responder
M.Angeles Atienza24 de abril de 2013 01:05
Estupendo artculo , como siempre tan interesante. Es increble la cantidad de malab
arismos
estructurales que se pueden inventar para defender una posicin de poder como es e
l patriarcado, para nosotros una sociedad machista.En este caso cambia el decora
do y las formas, nos introducimos en el valle del Rift y en una sociedad de clan
es, pero la mujer Nandi, al igual que tantas otras
en el mundo, busca las fisuras para su supervivencia, el matrimonio femenino es
un xito conquistado, se acepta una mentira, como pulpo animal de compaa, y se estab
lece un cinismo social, que ambas partes acatan por intereses distintos. Para el
las es
una salida digna, y a ellos les permite perpetuarse en el poder.
Las estructuras de poder masculino a lo largo de la historia y de las culturas p
ueden
aceptar piruetas de arquitectura social pero nunca ceden su posicin
dominante.
Aunque ciertamente las mujeres son unas autnticas supervivientes, me viene a la c
abeza los muchos trucos que tenan mis abuelas para buscar sus parcelas de poder,
sin ser controladas.
Otro curioso y didctico artculo para hacernos pensar.
Enhorabuena!
Responder
Jos Biedma27 de abril de 2013 10:00
Bien por el artculo, pero no creo que de los hechos que tan bien se describen, se
siga la conclusin que se apunta. No podemos aceptar que el gnero sea una construc
cin "enteramente cultural" si con ello se quiere decir que no hay relacin entre l y
el sexo y sus disposiciones biolgicas, o que uno puede elegir el gnero que adopta
arbitrariamente, o que se puede inventar sin conectarlo con las necesidades e i
nclinaciones instintivas. Toda invencin, si quiere sostenerse "culturalmente", ha
de enraizar en el sustrato elemental de la vida y sus necesidades. Somos cultur
ales por naturaleza, pero nuestra cultura ha de ser tambin natural o sostenible e
n el medio natural del que tambin, como physis, participamos.
No obstante, acepto que "al no depender de la biologa en todos sus aspectos [las
identidades de gnero], podemos trabajar para cambiarlas hacia un modelo ms justo e
igualitario".
Responder
Respuestas
Encarna Lorenzo27 de abril de 2013 23:02
Enteramente cultural no quiere decir desvinculada de la biologa, como bien se apu
nta al final del comentario. Cultural significa que se construye un comportamien
to de gnero, un paquete de actitudes esperadas o exigidas en la mujer y el hombre
variable en cada tiempo y lugar, segn las necesidades y posibilidades de cada pu
eblo. No es, pues, un universal necesario, como s lo es dar a luz en cuanto esa f
uncin tiene un condicionante biolgico obvio. El mrito del ejemplo del marido femeni
no es resaltar esa construccin cultural, que una mujer(sexo) puede desarrollar fu
nciones masculinas (gnero) y todos aceptan su condicin cultural de "hombre".
No hay espacio aqu para desarrollar la polmica, pero sin llegar a los excesos de J
udith Butler, muchos autores ponen de manifiesto que incluso el sexo es tambin un
a construccin parcialmente cultural: nada hay en el ser humano que sea absolutame
nte natural, "incontaminado" por la cultura.
Jos Biedma29 de abril de 2013 10:10
Es evidente que lo cultural transfigura lo natural en nosotros, incluida la sexu
alidad que, por supuesto, tambin es hija de su tiempo, y no digamos el discurso de
la sexualidad! (Foucault). Hace poco, Punset especulaba en uno de sus programas
con la posibilidad de inventar teros artificiales, a m no me parece mal, pero eso
har ms felices a las mujeres?, ms hermosas?, ms libres? Bueno, son nuevas posibilidade
s para mujeres que no puedan ser madres de otro modo... Ayer entrevistaban a Penl
ope Cruz sobre su maternidad (no creo que se trate de una mujer alienada por el
machismo). "Es lo ms importante para una mujer", contestaba ms o menos, muy espontn
eamente. Tal vez tener hijos no sea lo ms importante para una persona, y por eso
esper a los treinta, esper a casi los cuarenta para reproducirse, pero es ms saludab
le tener hijos a los cuarenta que a los veinte? Doy gracias a Dios porque soy hi
jo de padres jvenes, y an disfruto de su existencia y mis hijos del contacto con s
us abuelos...
No ser necesario mantener alguna pierna unida a la madre Tierra, como para sobrevi
vir haca el gigante Anteo? Llegarn a ser irrelevantes los ovarios y los testculos? Pu
ede subsistir una prctica cultural que no se conforme de algn modo a las disposici
ones naturales? No creo que las prcticas culturales puedan desprenderse por compl
eto de dichas disposiciones e instintos, al menos mientras pertenezcamos a esta
especie de homnidos que se llama presuntuosamente sapiens. Imagine una secta que,
sin contar con un procedimiento artificial de reproduccin, se prohibiera del tod
o, bajo pena de muerte, el coito heterosexual, sus das estaran contados! No deja de
ser paradjico que en mitad de una libertad total para vestir, los tacones no dej
en de sonar por las calles, los plsticos incrementen sus ganancias, y los leggins
sigan siendo unisex. En mis clases, los alumnos de ESO pueden sentarse donde qu
ieran, pero ellas cierran el crculo y no admiten ms que a "los ambiguos" -si los h
ay- en sus conversaciones e intimidades.
Si el "malestar de la cultura" es efecto de esa disonancia entre nuestros impuls
os y nuestras creaciones, el "bienestar de la cultura" depender de que los roles
que inventemos no contradigan demasiado nuestros impulsos, genticamente, bioqumica
mente decididos. Por otra parte, no debemos subestimar el peso de la filogenia e
n la economa de nuestra felicidad. Podemos sublimar el instinto cazador -por pone
r un ejemplo-, como hago yo con las fotos de bichos, pero podemos estirparlo en u
n par de generaciones?, seremos as ms dichosos? Cervantes deca que a quien pide lo i
mposible es justo que lo posible se le niegue...
Responder
angeles boix ballester27 de abril de 2013 23:56
Me alegro de encontrar al profesor Biedma en este espacio y agradezco mucho su c
ontribucin.El tema tratado por Encarna es tan interesante que se presta a numeros
as lneas de estudio,y la que Vd plantea es de lo ms interesante dentro de la Antro
pologa de la Sexualidad,donde se llega a distinguir el sexo cromosmico del
Responder
angeles boix ballester28 de abril de 2013 00:13
del sexo fenotpico,esto es:podemos presentar un aspecto muy masculino o muy femen
ino y tener genitales del sexo contrarios atrofiados,o tener un mosaico cromosmic
o con algn X de ms,o padecer trastornos que llevan a mayor produccin de testosteron
a -por ejemplo.La sexualidad se entiende como la pulsin energtica hacia el otro se
xo,pero cul es ste cuando hablamos de estos mosaicos o mayor nmero de cromosomas?.En
Antropologa,adems,se desligan estos sexos arriba apuntados ,adems del erotismo ,ya
que el objeto de deseo puede ser cualquiera,y de la reproduccin.En este ltimo cas
o son clsicas las referencias al estudio de los trobriand llevadas a cabo por Mal
inowski,donde encontr que en su cosmovisin,el hombqe no tiene ningn papel en la pro
creacin,sino que sta se produce cuando el baloma-espritu de un antepasado-se introd
uce en el cuerpo de la mujer.
Responder
Respuestas
Encarna Lorenzo28 de abril de 2013 03:17
Qu casualidad!Si tengo para publicar un anlisis detallado del parentesco Trobriand
como contrapunto del occidental.
Sobre el tema de la bifurcacin gnero-sexo, quiero decir que, antes, para poder cam
biar el sexo en el Registro Civil, a un transexual se le exiga previamente una op
eracin de cambio de sexo. Tena que corresponder estrictamente el aspecto fsico de l
os genitales con la identidad de hombre o mujer reconocida oficialmente. Cuando
cambio la legislacin y se suprimi el requisito de la rectificacin quirrgica previa c
omo requisito inexcusable, al principio me pareci una cosa disparatada. Sin embar
go, todo lo contrario, lo que hace esa norma es respetar el derecho de las perso
nas con gneros en conflicto, incluso inestables o fluctuantes hasta alcanzar su s
ituacin definitiva, a que exhiban en sociedad la identidad de mujer o varn en la q
ue se ubican vivencialmente, sin necesidad de mutilaciones que pueden no aadir na
da a su identidad emocional.
Jos Biedma29 de abril de 2013 10:29
Me alegra haber suscitado unas explicaciones tan interesantes, ngeles. Tengo para
m que la paternidad, en las sociedades muy antiguas, es necesariamente una const
ruccin cultural, habida cuenta de la distancia emprica entre el coito y su efecto
(nueve meses son una eternidad en vidas que a duras penas llegaban al medio sigl
o). La maternidad, sin embargo, es un hecho rotundo; el compromiso paternal es m
oral y tico, pero la mujer est comprometida dramtica y fsicamente en la gestacin, el
parto, la lactancia, el cuidado directo e higiene de la prole... La naturaleza a
qu se muestra "madrastra" de las mujeres, y no es un pecado trascenderla, sino un
a exigencia tica en pro del bienestar, la dignidad y la felicidad. En muchas otra
s especies la hembra invierte mucha ms energa en la reproduccin que el macho, ello
determina su actitud espontnea frente al sexo, sus reticencias hasta que se asegu
ra de que el padre ser el idneo...
Y desde luego, la divisin entre lo masculino y lo femenino no es ms que una distin
cin analtica, puramente intelectual. Digamos que entre estos dos extremos "ideales
" (sensu lgico y cultural), como entre el negro y el blanco absolutos, hay toda u
na infinita gama de grises. Los roles son definidos por el grupo cultural, por e
l peso de la costumbre, pero es necesario que haya algn asiento terrenal en el qu
e la planta cultural enrace.
Responder
angeles boix ballester30 de abril de 2013 10:43
Para la antropploga V. K. Burbank existe una asimetra fundamental e incontestable
entre los sexos: las mujeres paren y los hombres no. Desde su perspectiva femini
sta, los hombres han intentado controlar este hecho para.a)asegurarse la paterni
dad.b) asegurarse la distribucin de alianzas.c)asegurar la propiedad, y ello por
medio de ligar a las mujeres al cuidado de los nuevos miembros. Es una opinin dis
cutible, pero, si la miramos desde la ptica ms actual de la maternidad como una op
cin, vemos que no es tan descabellada. Por ejemplo, en nuestro mundo cada vez se
va alejando ms sexualidad y reproduccin, teniendo en cuenta el uso de las nuevas t
ecnologas reproductivas, y la madre biolgica hay muchos casos en los que se reduce
a un tero de alguien que no tendr contacto en absoluto con la criatura, por no ha
blar de la carga gentica, en la que con la clonacin puede no tener nada de la madr
e. Todo ello ha llevado a una visin de la maternidad totalmente alejada de la nat
uraleza. Por ello, sigo viendo , tanto desde lo ms antiguo a lo ms moderno, que la
s ideas de paternidad y maternidad son tambin construcciones culturales
Responder
Encarna Lorenzo2 de noviembre de 2013 19:46
Me gustara decir que la elaboracin de las entradas de este blog es muy minuciosa.
Mari Angeles y yo gastamos una enorme cantidad de tiempo y de esfuerzo en desarr
ollar tesis propias, y en transformar los textos antropolgicos publicados, pensad
os generalmente para ser compartidos por la comunidad de especialistas, a un niv
el divulgativo pero siempre sin renunciar al rigor cientfico. Por ello, estamos e
ncantadas con que estas entradas tengan la mxima difusin, pues esa es la ilusin que
nos inspira, demostrar que la antropologa tiene mucho que decirnos en nuestra vi
da cotidiana, y no es un saber esotrico. Pero, como lgica compensacin a nuestro tra
bajo, agradecemos que nos citen cuando se utiliza en publicaciones ajenas.
Responder
Cargar ms...
Enlaces a esta entrada