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Lander, Edgardo.
Neoliberalismo, sociedad civil y democracia: ensayos sobre Venezuela
y Amrica Latina. FACES, Facultad de Ciencias Econmicas y Sociales, Universidad Central de Venezuela, Caracas, Venezuela. 1994. p. 154. Disponible en la World Wide Web: http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/venezuela/faces/lander.rtf
www.clacso.org RED DE BIBLIOTECAS VIRTUALES DE CIENCIAS SOCIALES DE AMERICA LATINA Y EL CARIBE, DE LA RED DE CENTROS MIEMBROS DE CLACSO http://www.clacso.org.ar/biblioteca [email protected]
NEOLIBERALISMO, SOCIEDAD CIVIL Y DEMOCRACIA
Ensayos sobre Venezuela y Amrica Latina
Edgardo Lander
Caracas 1994
A la memoria de Gabriela Uribe
TABLA DE CONTENIDOS
INTRODUCCION 1
I. ACCION SOCIAL, EFECTIVIDAD SIMBOLICA Y NUEVOS AMBITOS DE LO POLITICO 3
II. DEMOCRATIZACION Y AUTORITARISMO: TENDENCIAS ACTUALES DEL SISTEMA POLITICO 63
III. EL IMPACTO DEL AJUSTE NEOLIBERAL (1989-1993) 101
IV. MOVIMIENTOS SOCIALES URBANOS, SOCIEDAD CIVIL Y NUEVAS FORMAS DE CIUDADANA 154
V. PROYECTO NEOLIBERAL/NEOCONSERVADOR, REFORMA DEL ESTADO Y DEMOCRACIA 183
VI. DEMOCRACIA LIBERAL, MODERNIZACION Y UTOPIA 207
BIBLIOGRAFIA 232
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INTRODUCCION
En este libro se agrupan seis estudios sobre la democracia en Venezuela y Amrica Latina, escritos a partir de 1988, pero principalmente entre los aos 1993 y 1994. En estos se exploran desde distintos ngulos problemas centrales en torno a las potencialidades y limitaciones de la democracia, teniendo los primeros cuatro trabajos como referencia a Venezuela, y los dos ltimos un mbito continental.
El primer texto, "Accin social, efectividad simblica y nuevos mbitos de lo poltico", fue escrito conjuntamente con Gabriela Uribe. Fue presentado en la Conferencia 20 Aniversario CLACSO Identidad Latinoamericana, modernidad y post-modernidad, Buenos Aires, octubre de 1987. Publicado originalmente en: Fernando Caldern (compilador), Imgenes Desconocidas. La modernidad en la encrucijada postmoderna, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), Buenos Aires, 1988.
"Democratizacin y autoritarismo: Tendencias actuales del sistema poltico". Fue presentado en el XVIII Congreso de la Asociacin Latinoamericano de Sociologa, La Habana 28 al 31 de mayo de 1991, y publicado originalmente en Economa y Ciencias Sociales, Facultad de Ciencias Econmicas y Sociales, Universidad Central de Venezuela, Caracas, enero-junio, 1994.
"El impacto del ajuste neoliberal 1989-1993", fue presentado en el XVIII International Congress. Latin American Studies Association, Atlanta, Georgia, marzo, 1994, en el panel "Globalizacin, ajuste y restructuracin poltica: El caso venezolano" organizado por Luis Gmez Calcao. Publicado originalmente como: "Venezuela: L'impact de l'ajustment no-libral (1989-1993), en Problmes d' Amrique latin, La Documentation Fraaise, Pars, enero-marzo, 1994.
"Movimientos sociales urbanos, sociedad civil y nuevas formas de ciudadana" fue presentado en el XIII Congreso Mundial de Sociologa, Comit de Investigacin: Clases sociales y movimientos sociales. Actores y movimientos urbanos: El acceso a la ciudadana en Amrica Latina, organizado por Paolo J. Krischke y Lucio Kowarick. Bielefeld, Alemania, 18 al 23 de julio de 1994. Publicado originalmente en Revista Venezolana de Economa y Ciencias Sociales, Facultad de Ciencias Econmicas y Sociales, Universidad Central de Venezuela, Caracas, nmero 2-3, abril-septiembre, 1995.
El texto "Proyecto neoliberal/neoconservador, reforma del Estado y democracia" fue presentado en el Seminario Internacional Integracin y Democratizacin en Amrica Latina: El Camino Recorrido, Universidad Autnoma Metropolitana, Unidad Xochimilco, Divisin de Ciencias Sociales y Humanidades, Doctorado en Ciencias Sociales, Mxico D.F. 5 al 10 de julio de 1993.
Por ltimo, el ensayo "Democracia liberal, modernizacin y utopa" fue presentado en el 48 Congreso Internacional de Americanistas, Estocolmo/Uppsala 4 al 9 de julio de 1994, en el Simposium: Utopa y Amrica Latina, coordinado por Horacio Cerruti-Golberg y Oscar Agero.
Salvo pequeas correcciones de estilo, y el intento por eliminar repeticiones excesivas entre ensayos que fueron escritos separadamente, las presente publicacin preserva las versiones originales de estos textos. Dado que no fueron pensados unitariamente, cada uno de estos ensayos puede ser leido independientemente, de acuerdo al inters del lector.
**I. ACCION SOCIAL, EFECTIVIDAD SIMBOLICA Y NUEVOS AMBITOS DE LO POLITICO 1
1. Este texto fue escrito en forma conjunta con Gabriela Uribe.
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I. LOS PARTIDOS POLITICOS, EL ESTADO Y LA MODERNIZACION DE LA SOCIEDAD VENEZOLANA
La Venezuela moderna y el actual sistema poltico de democracia representativa tienen sus orgenes en el perodo posterior a la muerte del general Gmez (1935). Es a partir de ese momento que adquieren centralidad las tareas modernizadoras que provienen de los ideales de la industrializacin, la democracia representativa y la justicia social. La forma en la cual fueron asumidas esas metas y los actores sociales que las impulsan, dejan honda huella en la constitucin del sistema poltico venezolano y explican -en buena medida- el peso que han tenido, y tienen, los partidos y el Estado en este sistema poltico. La gravitacin del sistema partidos polticos-Estado ha sido particularmente poderosa como consecuencia del hecho de que el punto de partida del proyecto modernizador es una sociedad en extremo tradicional que viene de una larga dictadura militar, con un gran aislamiento del pas en relacin al mundo. En estas condiciones, cuando ni siquiera el Estado moderno estaba institucionalizado, la sociedad civil era dbil y precariamente estructurada. No existan -en lo fundamental- otros actores sociales capaces de contribuir en forma independiente al proceso modernizador. Los partidos (que tienen su origen fundamentalmente en las luchas estudiantiles contra la dictadura) se hacen cargo del conjunto de los retos y tareas que en los diferentes mbitos plantea la tarea modernizante del pas, tareas que se proponen realizar a travs de la accin del Estado 2 . Desde el punto de vista ideolgico, el discurso con el cual se debaten las alternativas del futuro de la sociedad venezolana es un discurso "desplazado" hacia la izquierda del espectro poltico. En la pugna por la hegemona no desempea un papel importante el pensamiento de la derecha: el debate se da bsicamente entre concepciones de origen marxista ortodoxas y concepciones socialdemcratas. A partir de 1945 se hace dominante una visin socialdemcrata radical representada por Accin Democrtica. Las tareas modernizadoras aparecen como un todo articulado: transformar a Venezuela en una sociedad
2 _Los grupos llamados "tradicionales", que en otros pases de Amrica Latina parecen jugar un papel considerable, no lo desempean en el caso venezolano... los partidos polticos vienen a implantarse en una situacin de relativo "vaco social", lo que explica su fortaleza y xito._ Juan Carlos Rey: "El sistema de partidos venezolano", Politeia, Instituto de Estudios Polticos, Facultad de Derecho, Universidad Central de Venezuela, Caracas 1972, Vol. 1, p. 206. (El concepto "vaco social" es tomado de Daniel H. Levine: Conflict and Political Change in Venezuela, Princeton University Press, Princeton, 1973).
Error! No se encuentra el origen de la referencia. industrial, con un rgimen poltico de democracia representativa y con justicia social. Se hace presente la idea de la soberana popular. En el proyecto de Accin Democrtica, de esa poca, es central una idea de la democracia donde, a la par de sus dimensiones polticas est la democracia social (justicia social, igualdad, legitimidad de la intervencin estatal para limitar los privilegios, garantizar acceso a los recursos a lo menos favorecidos, y orientar la actividad econmica en funcin de los intereses del conjunto de la sociedad), concepciones que tienen sus races tanto en la teora marxista de la lucha de clases como en la tradicin socialdemcrata, y en las polticas keynesianas en pleno auge en esos aos. En la poltica de Accin Democrtica en el trienio de 1945-1948, la democracia no es vista fundamentalmente como terreno de consenso y de estabilidad, sino como lugar de lucha poltica mediante la cual los sectores sociales medios y populares, tradicionalmente excluidos del sistema poltico y de los beneficios de la actividad econmica, hacen uso de su mayora para intentar conquistar el acceso a los recursos de la sociedad. Las importantes transformaciones (polticas, econmicas y sociales) que se impulsan a partir de esta perspectiva conducen a la confrontacin con partidos de oposicin, iglesia, sector privado, terratenientes y compaas petroleras. La experiencia es interrumpida por un golpe de Estado. En 1958, despus de 10 aos de dictadura militar, se inicia la etapa actual de la Venezuela democrtica. Aprendida la "leccin" del trienio, las principales organizaciones polticas (con excepcin de la izquierda que fue excluida de estos acuerdos) firman el Pacto de Punto Fijo en el cual se comprometen a un programa mnimo de gobierno y a limitar los enfrentamientos partidistas que pudiesen poner en peligro al nuevo rgimen. Se da as la primera reconstitucin global de la idea de democracia. Democracia como prctica de pactos y acuerdos, prioridad de los aspectos polticos y formales de la democracia sobre sus logros sociales. La meta principal de esta democracia es la preservacin de la estabilidad del rgimen democrtico. Se reafirma la centralidad del sistema partidos polticos-Estado. Como consecuencia tanto del nfasis en la bsqueda de la estabilidad del nuevo rgimen como de los intereses de los propios agentes sociales (los partidos) que impulsan ese proceso, se establece una democracia de participacin restringida que tiene como actores principales al Estado, a los partidos polticos y dos actores corporativos asociados: FEDECAMARAS (Federacin de Cmaras de Comercio y Produccin), en representacin del sector privado, y la CTV (Confederacin de Trabajadores de Venezuela), organizacin que a su vez est controlada rgidamente por Accin Democrtica y cuya presencia poltica depende ms del papel que como representante de los trabajadores le ha sido otorgado en este acuerdo institucional y del financiamiento y reconocimiento por parte del Estado, que de su capacidad organizativa,
Error! No se encuentra el origen de la referencia. ideolgica o de movilizacin 3 . Con el fracaso de los intentos de golpes militares y la derrota de la izquierda en la lucha armada , se estabiliza el rgimen democrtico. Su legitimidad est reforzada por el gasto social que permite la expansin ininterrumpida de la renta petrolera. Se va constituyendo lo que ha sido llamado el carcter populista-paternalista-clientelista del sistema democrtico venezolano. Una democracia creada desde el Estado y los partidos en la cual stos son prcticamente los nicos actores. La capacidad del Estado para responder de alguna manera a las demandas de los diversos sectores de la poblacin (gracias al ingreso petrolero) y el monopolio que ejercen los partidos (directamente o a travs de los gremios y sindicatos que son controlados por ellos) en la mediacin entre sociedad y Estado, convierten toda aspiracin social en una demanda que se formula al Estado. De esta manera, se pierde (o no se llega a desarrollar) la capacidad autnoma de los diversos sectores sociales para tomar iniciativas propias en relacin a sus aspiraciones y se legtima a los partidos y al Estado como el lugar de solucin de todos los problemas sociales. El resultado es una politizacin (partidizacin) de los ms diversos mbitos de la vida social (artstico, profesional, sindical, militar, econmico, etc.). La razn poltica (propia del sistema partidos-Estado) prevalece y subordina los dems mbitos de conformacin y significacin social. Se da as en forma acentuada lo que es un rasgo caracterstico de las industrializaciones tardas. En stas, hay un nico agente modernizador central (que corresponde al sistema partidos-Estado), a diferencia de lo que ocurre en la modernizacin clsica donde ella es llevada adelante por distintos sectores y actores de la sociedad civil y de la institucionalidad estatal, lo que da como resultado un proceso de separacin de los aspectos de la razn en esferas distintas que crean sus propias formas de validez y mbitos de incidencia social 4 . En la historia reciente de Venezuela, la unidimensionalizacin de la sociedad no ocurre as como unidimensionalizacin tecnocrtica 5 sino como unidimensionalizacin poltica, (como en el caso de los pases socialistas) 6 . Lo poltico se constituye en el patrn dominante de resolucin de los conflictos y de manejo y conformacin de la sociedad.
3 . Ver Edgardo Lander y Santiago Arconada Rodrguez: "La Confederacin de Trabajadores de Venezuela ante la crisis: El mito del movimiento obrero en Venezuela", en Luis Gmez Calcao (compilador): Crisis y movimientos sociales en Venezuela, Fondo Editorial Tropikos, Caracas, 1987. 4. Jrgen Habermas: "La modernidad inconclusa", Vuelta, Nmero 54, Vol. 5, Mxico, 1981. 5. Herbert Marcuse: El Hombre Unidimensional, Editorial Joaqun Mortiz, Mxico, 1968 y Jrgen Habermas: "Science and Technology as Ideology", Towards a Rational Society, Heinemann, London, 1971. 6. Rudolf Bahro: La Alternativa. Contribucin a la crtica del socialismo realmente
Error! No se encuentra el origen de la referencia. II. REDEFINICION DEL SISTEMA PARTIDOS-ESTADO
A lo largo de los ltimos aos y como consecuencia combinada de las transformaciones ocurridas en el conjunto de la sociedad venezolana y de cambios internos al propio sistema partidos-Estado, ha entrado en crisis la capacidad de dicho sistema poltico para imponer una orientacin y una lgica nica al conjunto de la vida social. Esta no es una crisis en el sentido de que la sociedad ya no reconozca la legitimidad de los partidos o del Estado y el rgimen democrtico, o que la dinmica partidos-Estado deje de captar la atencin de la poblacin venezolana. Por el contrario, los procesos electorales siguen siendo el centro de la actividad poltica en Venezuela, un alto porcentaje de la poblacin se identifica con algunos de los partidos polticos (especialmente con los partidos que se han constitudo en base del sistema bipartidista actual). La altsima proporcin de votantes que asiste a urnas electorales no podra explicarse slo por el carcter obligatorio del voto. Encuesta tras encuesta reafirma que -a pesar de todas las crticas que se le formulan al actual rgimen partidista- hay un profundo y casi unnime apego al rgimen democrtico vigente. Los partidos siguen siendo los canales principales para la obtencin de empleos pblicos y el peso econmico del Estado en la sociedad no ha variado. De lo que se trata es de un proceso de redefinicin y redimensionamiento del lugar que ocupa el sistema partidos-Estado como eje articulador del sentido en la sociedad venezolana, proceso que se da tanto por el "retraimiento" del sistema partidos-Estado a mbitos ms reducidos de la vida social, como por la diversificacin y complejizacin de la sociedad venezolana. Producto del rgimen poltico democrtico representativo de los ltimos tres decenios y del crecimiento econmico que ha tenido como base la renta petrolera, la sociedad venezolana ha experimentado un muy acelerado proceso de modernizacin. El violento ritmo de la urbanizacin; la masiva inmigracin extranjera, (primero europea y posteriormente de otros pases del continente, con la consiguiente interpenetracin de experiencias culturales diferentes); los cambios en los modos de vida de la mayora de la poblacin y su acceso a los servicios pblicos; la expansin acelerada de los medios de comunicacin social; la ampliacin rpida del sistema educativo, especialmente de la educacin superior, que se constituye en mecanismo de ascenso social factor bsico en la constitucin de una numerosa clase media; la formacin de poderosos sectores empresariales comerciales, industriales y financieros; la frecuencia de los viajes al exterior por parte de los grupos sociales de mayores ingresos, son en su conjunto expresin de la radicalidad de la transformacin modernizadora que ha vivido el pas en los ltimos 50 aos. (..continuacin) existente, Alianza Editorial, Madrid, 1980.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. Hoy parece un pasado remoto aquella sociedad pobre, rural, aislada del mundo exterior con un rgimen poltico en el cual el pas era manejado prcticamente como la hacienda privada de Juan Vicente Gmez 7 . Esta sociedad ms compleja, ms diferenciada, con nuevos mbitos de creacin de sentido cada vez ms autonomizados en relacin a la razn poltica, ya no puede ser contenida por un sistema poltico partidos-Estado que correspondi histricamente a la transicin a partir de la Venezuela tradicional. Son igualmente significativas las transformaciones del propio sistema partidos-Estado, transformaciones que no se refieren slo a la imposibilidad de subsumir bajo su propio mbito las nuevas dimensiones ms complejas y diversas de la vida social, sino tambin de un proceso de retraimiento, debilitamiento y mengua de este sistema como mbito de creacin de sentido. El terreno poltico tradicional tiende a perder relevancia, significacin y credibilidad como espacio donde se confrontan y dilucidan los planteamientos acerca de la sociedad deseable. Podra sealarse -paradjicamente- que una de estas transformaciones consiste en el cumplimiento en una importante medida del programa poltico del proyecto modernizador de los partidos venezolanos: el establecimiento e institucionalizacin del rgimen de democracia representativa y los derechos democrticos (eleccin universal, directa y secreta; representacin de las minoras polticas; derecho a la organizacin; derecho a la manifestacin, derecho a la huelga; y libertad de expresin) 8 . El cumplimiento del aspecto poltico del programa de la modernizacin coloca a los partidos polticos del rgimen bipartidista en una posicin radicalmente diferente, respecto a las demandas de democratizacin, de la que ocuparon hasta aos recientes. Como actores centrales del proceso de instauracin del rgimen y como protagonistas de este rgimen de acuerdo a las reglas de juego que estos mismos establecen, la existencia misma de los partidos depende de un sistema poltico democrtico representativo. Sin embargo, en la medida en que este rgimen establece prcticamente un monopolio de los partidos en la actividad poltica del pas, toda demanda de incremento de la participacin y profundizacin de la democratizacin de la sociedad implica -de alguna manera- una democratizacin de las estructuras verticales y no participativas de los partidos y una
7. Esta radicalidad de la transformacin vivida por el pas en estas cinco dcadas puede captarse por contraste en las cartas que los personajes cercanos a Gmez le dirigieron. Ver: Varios: Los Hombres del Benemrito (Epistolario indito), Fondo Editorial Acta Cientfica Venezolana e Instituto de Estudios Hispanoamericanos, Facultad de Humanidades y Educacin, Universidad Central de Venezuela, Tomos I y II, Caracas, 1985-1986. 8 . Estos derechos democrticos, considerados en al tradicin de la izquierda venezolana hasta los aos 70 como "derechos formales", han sido -a pesar de sus limitaciones y las profundas desigualdades en su disfrute- revalorizados como mucho ms que formales por la casi totalidad del espectro poltico venezolano. En esto ha desempeado un papel determinante la experiencia reciente de regmenes autoritarios en el resto del continente.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. restriccin del poder de stos en el conjunto de la vida social que permita una ampliacin de las posibilidades y espacios de la participacin de los beneficiarios de la actual concentracin del poder, no pueden -obviamente- ser los ciudadanos. Las cpulas dirigentes de los partidos, principales agentes de estas demandas de democratizacin. De protagonistas principales de la democratizacin del pas, los partidos polticos pasan a constituirse en obstculos para la continuidad de ese proceso. Las dificultades que enfrenta el sistema partidos-Estado para ofrecer nuevas propuestas de futuro capaces de captar el imaginario colectivo no est limitada al terreno de la democratizacin. En la fase de expansin continua de la renta petrolera, la poltica distributiva contribuye a la legitimacin del sistema partidos-Estado sin generar mayores conflictos de redistribucin. Este hecho es parte importante de la explicacin de la particularidad de la experiencia democrtica venezolana en comparacin con lo ocurrido en el resto del continente. Pero, la crisis del Estado benefactor y de las polticas keynesianas, las contradicciones entre acumulacin y legitimacin 9 son ms profundas en los Estado capitalistas perifricos que en el capitalismo metropolitano, ya que la legitimidad es ms precaria, las desigualdades ms profundas, y los recursos econmicos ms limitados. En Venezuela la cada de los precios del petrleo y las condiciones de debilidad en las cuales se establecen las negociaciones para el pago de la deuda externa, van limitando los recursos disponibles para el logro de los objetivos de la democracia social. Van hacindose cada vez menos presentes los contenidos populistas en el discurso poltico. Las muy estrechas restricciones dentro de las cuales es posible la definicin autnoma de polticas econmicas por parte de los Estados, en un mundo con un capital cada vez ms transnacionalizado y un poder cada vez ms concentrado del capital financiero, tienen una incidencia directa no slo en la autonoma de los Estados nacionales, sino en las imgenes colectivas que se tiene de ellos. El Estado es visto, cada vez ms, como administrador prctico de un orden que no se puede ser alterado en forma significativa, y menos como el lugar en donde pueda confluir la voluntad colectiva sobre el tipo de sociedad que se desea. En esta redefinicin del mbito de accin del sistema partidos-Estado juega un papel importante el cambio que comienza a operar en las relaciones del Estado con la empresa privada y las exigencias que desde sta se le formulan al Estado. De una tradicin en la cual todo enriquecimiento privado pasaba por el Estado (contratos, corrupcin, polticas proteccionistas, crditos, incentivos, subvenciones), comienza a desplazarse el nfasis hacia la exigencia de un Estado neo-liberal, no interventor, con una reduccin significativa de su injerencia en la actividad econmica. Desde los sectores empresariales se comienza a hablar con voz propia. Se cuestiona lo que haban sido supuestos bsicos del sistema poltico democrtico venezolano, intentando deslegitimar la actividad social y distribucionista del Estado y toda injerencia en el libre funcionamiento de la
Error! No se encuentra el origen de la referencia. dinmica del mercado. En la misma direccin de restriccin del mbito poltico tradicional operan las transformaciones que se dan en el Estado, producto tanto de la presin de la empresa privada, como del peso creciente de grupos tecnocrticos en algunas reas de la actividad econmica del Estado. La autonomizacin tecnocrtica de las industrias petrolera y petroqumica, que se establecieron mediante la creacin de Petrleos de Venezuela (PDVESA) substraen del control partidista las principales actividades econmicas del pas. La deslegitimacin del debate poltico como lugar para abordar los grandes problemas naciona- les aparece con frecuencia aun en las declaraciones de los propios polticos 10 . Un ltimo aspecto cuya significacin no puede ser desconocida en este proceso de retraimiento del mbito de accin y legitimacin del sistema poltico tradicional en Venezuela tiene que ver con la profunda crisis que ha sufrido la izquierda en los ltimos aos: crisis terica, ideolgica, poltica, organizativa y existencial. El desencanto ante la Revolucin y en general las posibilidades de incidir conscientemente a travs de la accin poltica y estatal en la transformacin de la sociedad en una direccin previsible, ha llevado a un profundo escepticismo e incluso, en significativos sectores intelectuales ligados a la izquierda, a la adopcin de posturas neo-liberales. La casi desaparicin del discurso de izquierda que esto ha trado como consecuencia ha contribudo al radical estrechamiento del espectro ideolgico tradicional. El discurso poltico no slo se desplaza a la derecha, sino que se hace cada vez ms indiferenciado. En sntesis, se trata de un proceso de retraimiento y desplazamiento del sistema partidos-Estado como mbito de creacin de sentidos compartidos respecto a la sociedad deseable. Los partidos van quedando encerrados en un debate retrico que los va desnudando como maquinarias para la bsqueda y preservacin del poder, abandonando toda pretensin de representar posturas ideolgicas en pugna. Fuera de las luchas por el control de los aparatos partidistas y del poder estatal como fin en s mismo, (fuente de prebendas, de cargos burocrticos, corrupcin, etc.) los partidos van perdiendo la capacidad para capturar el imaginario colectivo en relacin a las posibles definiciones de la "buena vida".
III. EL CAMPO CULTURAL-SIMBOLICO COMO TERRENO EN EL CUAL SE (..continuacin) 9. James O'Connor: The Fiscal Crisis of the State, St. Martin's Press, Nueva York, 1973. 10. En cada proceso electoral reaparece como una letana: "sacar el petrleo del debate electoral". En el mismo sentido, son ilustrativas las siguientes declaraciones del principal dirigente del partido socialcristiano Copei: "Yo he venido anunciando la necesidad de introducir un proyecto completo de nueva Ley del Trabajo, pero no he querido llevarla al debate electoral, para no exponerlo, para no sacrificarlo, para que no pierda el sentido cientfico y social que debe tener una ley de esta naturaleza." Rafael Caldera: El Nacional, Caracas, 18 de junio de 1983, Cuerpo D, p. 1.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. GESTAN Y EMERGEN NUEVOS HECHOS POLITICOS EN VENEZUELA
Las diferentes prcticas sociales: econmicas, cognitivas, creativo-estticas, tico-religiosas, normativas, interpretativas, informativas, etc., van desplegndose y especializndose, llegando a constituirse en mbitos independientes de creacin de sentido, los que, produciendo sus propios criterios de validacin y significacin social, van alcanzando grados distintos de institucionalizacin y presencia social. Estas prcticas y esferas de actividad pasan a ser lugares de creacin de sentido que amplan y diversifican los ejes que cruzan, articulan el campo cultural-simblico. Este deja de girar en torno a un nico eje dominante de significacin que impregnaba y arropaba prcticamente toda la vida social: el que provena de la racionalidad poltica programtica, ofrecida al pas como va de construccin de un sociedad moderna. Se abre as, progresivamente, hasta la evidencia de su presencia actual, un campo cultural que recoge los procesos de significacin relativamente independientes de una variedad de prcticas y mbitos. Ms no por ello deja este campo cultural-simblico, que podramos llamar moderno, de exhibir determinados ejes de significacin dominantes que van cambiando en el tiempo. Determinante es al respecto la influencia de los medios de comunicacin y de la industria cultural, en cuanto a actividades expresamente dedicadas a la produccin y circulacin de smbolos y significaciones. Pero stos no son independientes del poder relativo de creacin de sentido que tienen las distintas prcticas y mbitos sociales en los diferentes niveles de la sociedad. En Amrica Latina es preciso pensar en esta complejidad del terreno simblico-cultural como sobredeterminada por el fenmeno de sucesivas incidencias de sentidos provenientes de la cultura de los pases desarrollados, sobre una situacin anterior que an no termina de desplegarse, articularse y asimilarse propiamente. Cuando no est concluida la industrializacin, hay que post-industrializarse y ponerse al da con las nuevas tecnologas. No estando resuelta la satisfaccin de las necesidades bsicas de la mayora de la poblacin, se confrontan los problemas de la sociedad de consumo. Cuando en el continente an no se garantiza la estabilidad de los regmenes democrticos, se plantean los problemas de la democracia avanzada. Cuando amplios sectores de la poblacin del continente estn recin entrando en contacto con la experiencia de la modernidad (industrializacin, urbanizacin, exposicin a los medios de comunicacin social), se hacen presentes experiencias culturales de la "post-modernidad". As, a una complejidad que podra pensarse como mosaico, hay que superponer una que vendra a
Error! No se encuentra el origen de la referencia. disponerse en capas que cada vez interrumpen un desarrollo previo -o una constelacin de sentido previa-, sin lograr establecer una continuidad fluida con la situacin anterior; de ah la imagen de capas sinuosas, quebradas, irregulares que agregan complejidad en otro sentido a la ya compleja diversidad de reas y espacios de significacin que coexisten uno al lado del otro 11 . Es posible identificar en la sociedad venezolana actual la coexistencia de una diversidad de representaciones, actuaciones, comportamientos, que remiten a diferentes concepciones del mundo social: un enfoque de la sociedad correspondiente a la hegemona partidos-Estado; una visin cientfico-tecnolgica y tecnocrtica de la sociedad; una actuacin expresiva de la dispersin esquizofrnica y en mosaico de sentidos (post-modernidad); un mundo cultural "popular" no secularizado en el cual juegan un papel significativo las manifestaciones religiosas, tanto tradicionales como nuevas; un abordaje de la accin social en trminos antonmicos, con protagonismo social a nivel local, en torno a nuevos temas y problemas. Ante esta diversidad, lo que nos interesa es explorar la significacin que en Venezuela viene adquiriendo lo que podra denominarse nuevos mbitos de los poltico asociados a la problemtica de los nuevos movimientos sociales. Es preciso aclarar que se trata no slo de la aparicin de fenmenos organizativos de la accin social adecuados a la naturaleza de los problemas y a las proporciones de las comunidades donde surgen, ni de que lo hagan independientemente de los partidos polticos y del Estado, ni tampoco slo de los nuevos temas, espacios y dimensiones de organizacin y accin conjunta que se refieren a lo privado, las relaciones de pareja, el vecindario, el ambiente, el consumo, la solidaridad y la reciprocidad, la expresin de la subjetividad y el reconocimiento del otro en su diferencia, etc. Se trata aqu de una exploracin interpretativa de la potencialidad de estos espacios, por una parte, como mbitos de creacin de sentido que logran presencia en la opinin pblica e incidencia en la sociedad y, por otra parte, como temas y problemas en relacin a los cuales se puede actuar, incidir, crear voluntad colectiva sin pasar por los partidos ni por su mediacin, y sin que tengan que validarse como proposiciones en el horizonte de un proyecto
11 . Esta heterogeneidad tiene implicaciones epistemolgicas, ya que genera obstculos a la propia posibilidad de conocer, de encontrar sentido de esta realidad compleja. Es tal la incidencia de sentidos sociales, culturales y polticos provenientes de los pases desarrollados, que resulta difcil pretender la comprensin de estas sociedades sin acudir a los referentes tericos que explican esos sucesivos procesos en sus sociedades de origen. Sin embargo, esta permanente necesidad de apoyarse en proposiciones tericas externas al continente dificulta una aproximacin unitaria, todo intento de capturar sentidos globales, propios de la experiencia histrico-cultural del continente. En contraste con los referentes tericos a partir de los cuales se hacen los anlisis, las sociedades latinoamericanas resultan heterogneas y desiguales. Quizs esto explique por qu no existe una ciencia social latinoamericana en el mismo sentido en que existe una narrativa, precisamente porqu esta ltima es capaz de construir sentidos sin tener como exigencia la coherencia ni el orden sistemtico. Sobre estos problemas ver la rica reflexin de Jos Joaqun Brunner: "Los debates sobre la modernidad y el futuro de Amrica Latina", en Diseos para el cambio. Modelos Socioculturales, Gonzalo Martner (Coordinador): Editorial Nueva Sociedad, UNITAR/PROFAL, Caracas, 1987.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. societario y su correspondiente lnea estratgica. El foco de atencin no es entonces tanto el espacio intersubjetivo y su racionalidad comunicativa particular que se abre al interior de estas iniciativas autnomas de organizacin y accin social 12 , sino ms bien su efecto y alcance propiamente poltico. De all que en el presente contexto nos refiramos a los nuevos movimientos sociales -como son, por ejemplo, los grupos ecolgicos, las organizaciones econmicas de base, de salud alternativa, las asociaciones de vecinos, las iniciativas de comunicacin alternativa, etc.- bajo los trminos de nuevos mbitos de lo poltico y nos detengamos a considerar su incidencia y significado dentro del conjunto de transformaciones del sistema poltico venezolano que hemos caracterizado. Se trata de grupos y organizaciones cuya capacidad de incidencia poltica resultara descartada sumariamente si la juzgramos por los criterios habituales de nmero de "militantes", homogeneidad de pertenencia de clase, progresin en la acumulacin de fuerza, definicin clara del enemigo principal y fundamental, etc. Se trata, por el contrario, de pequeas organizaciones que no crecen necesariamente, ni se articulan en organizaciones representativas o federativas; que no siempre tienen permanencia en el tiempo; que no se autodefinen por su pertenencia de clase, siendo a veces policlasistas y otras no; que no buscan enemigos, pero cuya resistencia y autonoma crea conflictos que envuelven distintos y cambiantes opositores u "otras partes". Y no obstante, y de modo creciente, estos grupos (y tambin sus temas y valores, independientemente de actores organizados) crean o desencadenan hecho polticos que pueden alcanzar trascendencia nacional, o incluso internacional 13 . La hiptesis es que estamos en Venezuela ante cambios en el sistema poltico y de su marco simblico-cultural que se traduce en nuevas maneras de constituirse hechos polticos (con actores, vas, modalidades distintas) que tiene como proceso central una diversificacin moderna a la vez post-moderna de mbitos de creacin de sentido. Desde estos lugares se enriquece y expande centralmente el sistema simblico-cultural de significacin, el que pasa a tener una creciente gravitacin sobre la vida
12. Para un enfoque que pone un mayor relieve en estos aspectos de los nuevos movimientos sociales que aqu no son expresamente abordados, ver Gabriela Uribe: "Nuevos movimientos sociales, tejido social alternativo y desarrollo cientfico-tecnolgico: algunas tesis prospectivas". David y Goliath, Argentina, ao XVII, nmero 51, abril 1987, pp. 48-55. 13. Refirindose al problema de la fuerza y eficacia de los movimientos sociales y a la forma de evaluarla, Richard Falk formula una sugerente proposicin: "Al evaluar sus prospectivas, es importante resistir la trampa de determinar sus capacidades relativas por su fuerza mensurable. La potencia de los nuevos movimientos es normativa, sin sustancia tangible, pero capaz de generar conversiones repentinas y lderes simblicos y de cambiar la composicin del terreno cultural. Esta potencia puede permanecer sumergida, naciendo inasible o lentamente en la cultura hasta que irrumpe en una tendencia inesperadamente poderosa. Las potencialidades polticas estn conectadas con el establecimiento gradual de un nuevo ethos fundamental, un tipo de "desplazamiento continental", asociado a la geologa desconocida de las transformaciones culturales." ("The Global Promise of Social Movements: Explorations at the Edge of Time", Alternatives, Centre for the Study of Developing Societies
Error! No se encuentra el origen de la referencia. social. Va privilegiada de interaccin entre el nivel de las mltiples prcticas y mbitos de creacin de sentido y el nivel sistmico de significacin (as como dentro de cada uno de estos niveles) son los medios de comunicacin, los que por su parte producen sus propios efectos de sentido y significacin (the medium is the message). En este marco cultural-simblico los hechos polticos emergen, se crean, se constituyen a travs de lo que hemos denominado la efectividad simblica del terreno cultural expandido, esto es: efectividad en el sentido de producir efectos que pueden ser de distinta ndole segn la prctica o mbito societal donde emerjan (en el terreno cognitivo-instrumental, tico, esttico: en el plano psicolgico subjetivo, intersubjetivo comunicativo, etc.). Aqu se trata de la efectividad simblica en cuanto a crear hechos polticos y en relacin a los temas, actores y conflictos que ocupan a los nuevos movimientos sociales y que en Venezuela han pasado a constituirse en ejes relevantes del sistema cultural-simblico. Podemos indicar que tales hechos emergen por intermedio de una efectividad simblica que opera y se manifiesta en la medida en que se dan los siguientes procesos. En primer lugar, los movimientos conforman su accin teniendo en cuenta los ejes mencionados, tanto como la posibilidad de que ella sea vehiculizada por los medios de comunicacin masivos, representando una de las maneras en que hoy una minora produce efectos de mayora 14 , a saber: en la medida que configura su accin local de modo que adquiera visibilidad social a travs de una efectividad simblica que opera tanto por el lado del significado, como por la mediacin. En segundo lugar, ese campo simblico, de acuerdo a los ejes predominantes de significacin, selecciona determinados acontecimientos: aquellos que se corresponden con esos ejes. En tercer lugar, la accin y produccin de sentido de los movimientos contribuye a crear y enriquecer el mbito cultural-simblico a nivel del sistema social. Podramos decir, entonces, que en virtud de esta efectividad simblica, la accin local, particular, circunscrita (microsocial), pude pasar a ubicarse y destacarse en el nivel social global -esto es, a constituirse en hecho poltico-, sin que intervenga la organizacin poltico-partidaria o alguna otra: ese lugar, papel y medio lo desempean los medios de comunicacin y el mecanismo de la efectividad simblica en los trminos mencionados. La autonoma y dimensin intersubjetiva y comunicativa de la iniciativa local no se vera menoscabada por efectos burocrticos y de tamao de la organizacin y representatividad piramidal; ese espacio, donde la palabra, imaginacin, habilidad, etc., personales de los sujetos tienen posibilidad de expresarse, ser reconocidas, interactuar con las de otros y traducirse en accin comunitaria, puede tener as (..continuacin) and the World Order Models Project, volumen XII, Nmero 2, abril 1987, pp. 194-195). 14. Nobert Lechner: "Poder y Orden. La estrategia de la minora consistente", Captulo II de La conflictiva y nunca acabada construccin del orden deseado, FLACSO, Ediciones
Error! No se encuentra el origen de la referencia. efectos societales globales. Para dar una idea ms clara de lo que queremos decir con esta propuesta de interpretacin, hemos seleccionado dos ejemplos de hechos polticos significativos en Venezuela. Estos cumplen con dos caractersticas: por una parte, sirven como ilustracin de los modos en que opera lo que hemos llamado efectividad simblica; por otra, representan procesos que en s mismos figuraron como hechos destacados en la escena poltica venezolana. En el primer ejemplo (referido a los desechos txicos de Puerto Cabello), se analiza una efectividad simblica que funciona fundamentalmente desde el sistema cultural, de acuerdo a uno de sus ejes de significacin, el cual confiere visibilidad social a acciones que de esta manera terminan constituyndose en hechos polticos; se distingue, en los distintos momentos de este suceso, el grado de intervencin de los actores sociales a nivel de la sociedad civil. En el segundo ejemplo (que pone en relacin al movimiento vecinal con la creacin de la Comisin Presidencial para la Reforma del Estado), la efectividad simblica est representada por los procesos mediante los cuales los sujetos sociales, a travs de su accin orientada y organizada, crean mbitos de sentido que enriquecen o generan nuevos ejes de significacin en el sistema simblico-cultural.
Los desechos txicos de Puerto Cabello
Una de las situaciones de la vida pblica venezolana que nos permite ilustrar esta nueva manera de constituirse hechos polticos est representada por los acontecimientos a los que dio lugar la reciente importacin de desechos txicos al pas, provenientes de la industria italiana 15 . La serie de hechos polticos que este situacin produjo, llev a toma de posicin, junto con las correspondientes acciones y medidas, por parte del gobierno de Venezuela ante el pas y el exterior, acerca del tratamiento y manejo que corresponde a desechos, dainos para las personas y el ambiente, resultantes de la actividad industrial nacional e internacional. Los hitos que permiten narrar resumidamente estos sucesos comienzan el 7 de julio de 1987, con la prohibicin por parte de las autoridades venezolanas del desembarco de un segundo cargamento de desechos txicos, trasladados desde Italia por medio de un convenio entre empresas privadas de ambos pases. Desde ese momento y durante aproximadamente dos (..continuacin) Ainavillo, Santiago de Chile, 1984. 15. Hemos recurrido al archivo de recortes de peridicos de la Oficina de Prensa del Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables (MARNR), como fuente de informacin para esta presentacin.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. meses, ocupan un destacado lugar en los medios de comunicacin social: primero, los sucesos que conducen a la expulsin del barco con su cargamento; y. luego, las protestas de distintos sectores ciudadanos, directa o indirectamente afectados por la presencia del primer cargamento de 11.000 barriles de desechos txicos que haban logrado entrar al pas previamente; esta reaccin lleva a los sectores oficiales a lograr la repatriacin de esta basura industrial. Los hechos se encaminan a su conclusin a mediados del mes de septiembre a travs de las siguientes acciones y medidas: elaboracin de un proyecto de normativa nacional para evitar la importacin de desechos txicos industriales y dar tratamiento adecuado a los producidos en el pas 16 ; presentacin de un planteamiento en este sentido en la OEA para que adopte las medidas pertinentes 17 ; emisin de rdenes de detencin para los responsables de las irregularidades y violaciones de la ley que permitieron el ingreso de estos materiales (empresarios y funcionarios) 18 . Pero hay dos asuntos que terminan de hacer que esta historia se constituya en uno de los hechos polticos recientes de mayor relevancia. A nivel nacional, primero, la encuesta que publica cada cierto tiempo el principal peridico del pas est dedicada a recabar la opinin de la poblacin acerca de la actuacin del Gobierno en el manejo del problema de los desechos txicos (la que fue un 55% desfavorable) 19 . Luego, en el foro internacional de las Naciones Unidas, el Presidente de la Repblica se refiere a la exportacin de desechos txicos desde los pases desarrollados hacia los pases en desarrollo como un abuso sufrido por Venezuela y una situacin que no debe repetirse entre los pases 20 . En la constitucin de estos hechos polticos -que comienzan en una ciudad-puerto de provincia y alcanza magnitud internacional- intervienen, aparte de las autoridades gubernamentales y los partidos polticos, no slo otros actores, tales como simples pobladores o habitantes, asociaciones vecinales, organizaciones ecolgicas locales, nacionales y extranjeras, estudiantes mdicos, Sindicato de Obreros Portuarios, etc.; tambin inciden contenidos temticos que corresponden a ejes de significacin relevantes que estn presentes en el campo cultural simblico, tales como peligros de la radioactividad (sobredeterminado por el accidente de Chernobyl y sus consecuencias), alta toxicidad de los productos y emanaciones provenientes de algunas industrias (tragedia de Bhopal), relacin de la calidad de la vida con la contaminacin del ambiente, Tercer Mundo como basurero de los industrializados; por ltimo, aparecen otros lugares, mbitos y acciones creadores de sentido: informes tcnicos, testimonios individuales, prensa local, marchas de protesta circunscritas, huelgas de hambre de representantes de la comunidad, apoyo de la iglesia local, solidaridad ecolgica internacional, que llegan a la opinin pblica nacional e incluso internacional,
16. El Nacional, Caracas, 28 de agosto 1987, Cuerpo D, p. 25. 17. Ibid., p. 22. 18. Ibid., 16 de septiembre 1987, Cuerpo A, p. 1. 19. Ibid., 20 de septiembre 1987, Cuerpo D, p. 1. 20. Ibid., 22 de septiembre 1987, Cuerpo D, p. 1.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. vehiculizados por los medios de comunicacin social. Pero, veamos concretamente algunos encadenamientos de estos elementos dispersos y diversos que representaran el modo de operacin de la efectividad simblica que hemos sugerido. Conviene, sin embargo, antes de pasar a ese anlisis, destacar que hace slo una dcada ocurrieron hechos tanto o ms graves y lesivos para el ambiente y la salud de las personas, incluso en el mismo lugar, que no se constituyeron en hechos polticos: no pasaron a ser asuntos que tuvieron dolientes, pero no culpables 21 . En el primer hito, que abarca desde los hechos polticos desencadenantes hasta la expulsin del barco, se destacan los siguientes factores. En primer lugar, es un periodista quien alerta simultneamente a las autoridades y a la opinin pblica acerca de la importacin de desechos txicos 22 . El artculo de prensa presenta la informacin en una denuncia y advertencia que se inscribe en los ejes de significacin anteriormente sugeridos, excepto el de la radioactividad 23 . En segundo lugar, es sobre la base de la combinacin de los siguientes elementos -fundamentalmente en torno al eje de significacin de la radioactividad- que el suceso local de Puerto Cabello alcanza visibilidad social nacional (la enumeracin sigue el orden de constitucin del sentido y no la cronologa de los acontecimientos reales ni tampoco la de las noticias en la prensa): la nave, cuyo cargamento tiene prohibicin de desembarco, por orden de autoridades locales del Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables (MARNR), ha sido seguida en su viaje desde Italia por un helicptero norteamericano para impedir que arrojase su carga al mar 24 ; la poblacin local denuncia, en los das siguientes, la aparicin de peces muertos en las playas cercanas a Puerto Cabello, donde est anclado el "barco de la muerte" 25 ; un diputado de la Asamblea Legislativa de ese estado denuncia la existen- cia de un depsito de 11.000 barriles de desechos txicos, correspondientes a la misma negociacin italiano-venezolana, que est
21. Se trata de la contaminacin mercurial producida por la operacin de la planta de cloro y de soda custica de la Petroqumica de Morn que estuvo en operacin desde 1953 hasta 1976. Los residuos txicos eran vaciados al ro Alpargatn y por esa va llegaban al Mar Caribe. Los efectos sobre la salud humana y el ambiente fueron tan severos que por lo menos 19 muertes de trabajadores fueron atribuidas directamente al mercurio, se produjeron serios trastornos de salud en habitantes de zonas cercanas y se estim que 40 kilmetros de playa resultaron contaminados. (L. Snchez, M. Gaumy y J. Proteau. "Intoxication mercurielle au Venezuela", Archives des maladies professionnelles de mdicine du travail et de scurit sociale, Pars, Vol. 43, 1982, pp. 32-34). 22. As aparece dicho por este periodista del peridico El Mundo, Erasmo Prez Mirabal, en una entrevista que le hace otro periodista en el peridico El Nacional del 13 de agosto 1987, casi dos meses despus de aquel aviso. 23. El Mundo, Caracas, 22 de junio 1987, p. 10. 24. El Nacional, Caracas, 9 de julio 1987, Cuerpo C, p. 7. 25. El Siglo, Maracay, 8 de julio 1987, Cuerpo D, p. 34. Es notable que estas denuncias, hechas por pescadores y que ciertamente no corresponden a un hecho de gran magnitud, hayan provocado la inmediata reaccin de la Guardia Nacional, cuyas comisiones especializadas acuden al lugar a tomar muestras. Se podra sugerir que aqu opera como eje de significacin la mortandad de peces ocurrida en aos recientes en la baha de Carenero cercana a Caracas, cuya causa posible por desechos industriales nunca qued clara.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. causando dao a la salud y a la calidad de la vida de las poblaciones cercanas; adems, en esa primera importacin, el Sindicato de Obreros Portuarios se niega a descargar los barriles por su contenido sospechoso, lo que no obsta para que los desechos txicos ingresen al pas 26 ; la Guardia Nacional, que ya tiene a su cargo la custodia del barco, toma militarmente los depsitos de la empresa almacenadora 27 ; en primera plana de la mayora de los peridicos del pas se denuncia la importacin de desechos radiactivos 28 , En tercer lugar, en este espacio abierto en la opinin pblica (y en el imaginario colectivo, donde se combinan, por una parte, el temor a la radioactividad, en particular, pero a la contaminacin industrial, en general; y, por otra, una dignidad de pas en desarrollo ofendida por un pas desarrollado, precisamente por algo que remite a la ventaja que los jerarquiza: el industrialismo de los pases desarrollados), se genera una escalada -difundida e impulsada por los medios de comunicacin social- de acciones y declaraciones oficiales, informes tcnicos de diferentes organismos 29 , opiniones de expertos de distintas especialidades 30 , informaciones acerca de efectos sobre la salud de la poblacin vecina al depsito 31 , resolucin del Consejo
26. El Carabobeo, Valencia, 8 de julio 1987, Cuerpo D, p. 1. Se trata del diputado de la Asamblea Legislativa del Estado de Carabobo, Jos Ramn Bello, del Movimiento al Socialismo (MAS), quien hace la denuncia basndose en reclamos de los vecinos de una urbanizacin cercana al depsito de desechos txicos. Una noticia posterior aparecida en El Mundo, Caracas, 13 julio 1987 destaca que ante la negativa de los obreros del puerto a descargar los desechos txicos, la empresa almacenadora se apresur a traer sus propios descargadores. 27. El Carabobeo, Valencia, 8 de julio 1987, Cuerpo D, p. 1. 28. En relacin a este eje de significacin de la radioactividad es preciso decir que desde enero de 1987 se haba difundido -a travs de algunas noticias aisladas- la importacin de 6000 toneladas de carne por parte de empresarios venezolanos, desde pases de la CEE cuyos ganados habran absorbido la radioactividad propagada por el desastre de Chernobyl. Posteriormente, viene la confirmacin, el 15 de julio 1987, de la presencia de radioactividad en la carne y con niveles internacionalmente considerados como inaceptables. A partir de ese momento este suceso se convierte en un hecho poltico nacional e internacional destacado que corre paralelo al de los desechos txicos, reforzndose mutuamente. As, desde esa fecha se reafirma la imputacin de radioactividad a los desechos txicos, denuncia que slo disminuye -sin desaparecer nunca del todo- cuando los informes tcnicos, negando esta particular fuente de peligrosidad, la trasladan a la alta toxicidad de los desechos. 29. Es curioso constatar que estos informes tcnicos se multiplican de manera completamente innecesaria; pero, impulsados por el miedo desatado en la poblacin ante la posibilidad de la radioactividad de los desechos, toman muestras no menos de 6 instituciones distintas: comisiones del MARNR, Radiofsica Sanitaria del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, Laboratorio de las Fuerzas Armadas de Cooperacin, Centro para el Uso Pacfico de la Energa Nuclear, Instituto Venezolano de Investigaciones Cientficas, Ministerio de Energa y Minas. 30. Una de las ms dramticas y tempranas es la del Coordinador del Centro del Uso Pacfico de la Energa Nuclear (UCV), el profesor Julio Csar Pineda, quien aparece alertando contra la "carga radioactiva" del barco anclado en Puerto Cabello y el peligro de convertir a Venezuela en un "cementerio de desechos" radioactivos, recordando que no sera la primera vez, y tampoco la ltima, en tanto no se adopte la legislacin pertinente, de la que ya disponen otros pases latinoamericanos. (El Mundo, Caracas, 9 julio 1987, p. 34). 31. Es notorio que en este primer episodio no sean los propios afectados quienes aparezcan declarando personalmente acerca de los efectos de toxicidad, sino sus representantes formales: Diputado Bello y concejales. Pero estas informaciones son
Error! No se encuentra el origen de la referencia. Municipal de Puerto Cabello expulsando de la zona a la empresa almacenadora 32 , comunicados de las empresas tanto venezolanas como italianas involucradas 33 y de concejales preocupados en este ltimo pas 34 , denuncias de dirigentes ecologistas venezolanos 35 etc., que obligan cada vez, a una mayor accin de parte de las autoridades pertinentes, las que, a su vez, demandan otras. As, un asunto que comienza con la intervencin casi rutinaria de funcionarios locales de ministerios y asambleas legislati- vas, se transforma en un problema nacional que reclama la accin de los propios Ministros y del Congreso de la Repblica, y que alcanza un punto de culminacin cuando es por intermedio de una orden del Presidente de la nacin y por gestiones de la Cancillera que el barco con su cargamento es repatriado, siendo escoltado por la Armada Nacional hasta abandonar aguas territoriales venezolanas. En suma, en este primer hito, la efectividad simblica opera fundamentalmente desde el sistema de significacin por medio de sus ejes ms prominentes, confiriendo sentido y visibilidad social a determinados sucesos, los cuales a travs de las acciones oficiales de las que son objeto, puesto que se constituye en situaciones que las exigen, terminan por transformarse en hechos polticos. En este caso, los actores -principalmente funcionarios gubernamentales- aparecen mas bien movilizados por las circunstancias y los acontecimientos, y no tanto creadores de los mismos. Distinta es la situacin en el caso del segundo hito, tal como lo presentamos a continuacin. Este segundo episodio, que comienza con protestas de la poblacin afectada por los depsitos de los tambores de (..continuacin) vagas: "malestar", algunas afecciones de la piel, irritacin de los ojos y garganta", y no son el centro de las noticias, las cuales giran en torno a una peligrosidad ms abstractas y simblica "radioactividad", "toxicidad", "contaminacin", etc. 32. El Carabobeo, Valencia, 15 julio 1987, Cuerpo D, p. 16. 33. La empresa importadora venezolana, ILEADIL C. A., a los 7 das del inicio del episodio todava muestra una actitud de defensa de sus operaciones (a travs de remitidos en la prensa, tal como se hace referencia en Ultimas Noticias, Caracas, 14 julio 1987, p. 23), conducta que posteriormente no les fue permitido sostener ante el inesperado desarrollo de los acontecimientos que los define como "los culpables". Queremos sugerir que en otras circunstancias tal defensa inicial podra haber salvado su responsabilidad. En el caso de las empresas italianas encargadas de proyectar las plantas para el procesamiento de los desechos txicos, envan un telegrama al Presidente de la Repblica, al Ministerio del Ambiente y al Comando de la Guardia Nacional en Puerto Cabello, ofreciendo su asesoramiento y explicacin de la tecnologa que "iban a instalar" (El Universal, Caracas, 18 julio 1987). 34. Se recibe en el Instituto de Comercio Exterior de Venezuela el tlex de un concejal, Marco Parani, del Municipio Carpiano de Miln, Italia para constatar si efectivamente Venezuela acepta la importacin de (otras) 1350 toneladas de desechos txicos que estn siendo enviadas desde Italia. (Ultimas Noticias, Caracas, 14 julio 1987, p. 23). Luego, se recibe otro comunicado del sndico del mismo municipio, asegurando que tal cargamento an permanece en suelo italiano. (El Universal, Caracas, 18 julio 1987). 35. Diario de Caracas, 27 julio 1987, p. 5. Estas declaraciones provienen de la directiva de la Federacin de Organizaciones y Juntas Ambientalistas de Venezuela (FORJA). No se trata de los participantes o ecologistas locales en contacto directo
Error! No se encuentra el origen de la referencia. desechos txicos que inicialmente entraron al pas, culmina con el traslado de stos a un recinto militar para su reexportacin a Italia. Es esta intervencin de los sujetos sociales a nivel de la sociedad civil lo que marca la diferencia con la etapa anterior. Su accin social es la que exige respuestas, convirtindose en el foco de atencin de los medios de comunicacin social: en esa medida, se trata de una accin que, siendo local, circunscrita, de pequeas organizaciones o incluso testimonial individual, alcanza presencia en la opinin pblica nacional. Veamos cmo opera en este caso la efectividad simblica sugerida como interpretacin. Se suceden durante diez das las siguientes acciones en torno a las cuales giran los acontecimientos y se articulan y orientan los procesos que van confluyendo y conformando los hechos polticos en cuestin. Una marcha "por la vida" convoca a los vecinos de las poblaciones cercanas y sus asociaciones, organizaciones conservacionistas, agrupaciones polticas locales y de jvenes de la comunidad para exigir la remocin de los "tambores de la muerte". No obstante su carcter circunscrito, esta manifestacin cuenta con la presencia del Presidente de la Comisin de Proteccin del Medio Ambiente de la Cmara de Diputados 36 . Representantes de asociaciones de vecinos de Puerto Cabello se presentan ante una Sub-comisin de la Cmara de Diputados, dedicada al caso de los desechos txicos, planteando la urgencia de una pronta solucin del problema 37 . Se declara en huelga de hambre el diputado regional que inicialmente denuncia la existencia de los desechos txicos, secundado por dirigentes vecinales y de organizaciones conservacionistas, adems de una estudiante universitaria; los cinco ubicados en una escuela de la Urbanizacin ms directamente afectada 38 . La ciudad es declarada "en emergencia" y se ofrecen para prestar su colaboracin: voluntarios de la Cruz Roja, Defensa Civil, Cuerpo de Bomberos, sociedades conservacionistas, asociaciones de vecinos, etc. 39 . Se realiza una gran jornada de protesta en Puerto Cabello: paro de transporte, marcha por las calles de la ciudad con la Virgen del Valle en andas y pancartas de denuncia, cierre del comercio, misa en la Iglesia para "pedir ayuda a Dios" 40 . Estu- diantes de la universidad regional hacen declaraciones de apoyo al Comit de Lucha por la Vida que se ha formado para (..continuacin) con los sucesos en cuestin, como ocurre posteriormente en el segundo hito que analizamos aqu. 36. El Carabobeo, Valencia, 30 julio 1987, p. 9. 37. Ibid. 38. Diario de Caracas, 3 agosto 1987, p. 2 y El Nacional, Caracas, 6 agosto 1987, Cuerpo D, p. 23. 39. Ultimas Noticias, Caracas, 7 agosto 1987, pp. 33-34. 40. Ibid., 8 agosto 1987, p. 23.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. coordinar las ltimas acciones 41 . Todo esto sucede sobre el trasfondo de la imagen que proyectan los medios de comunicacin social. de una poblacin que sufre las emanaciones txicas, quejndose de irritacin de la vas respiratorias, diversas afecciones de la piel, especialmente en los nios; del mal estado de los envases que dejan derramar su contenido o comienzan a estallar por las altas temperaturas del lugar, mientras las lluvias traen el consiguiente peligro de filtraciones y contaminacin de las playas cercanas 42 ; del robo de algunos bidones para su uso domstico como recipientes de agua 43 . En contraste con este panorama local, se recibe paralelamente la noticia de preocupacin en Italia y de que las autoridades italianas impiden la salida de un barco cargado con desechos txicos destinados a Rumania 44 . Por otra parte se suceden los informes tcnicos acerca de la toxicidad y peligrosidad de otras sustancias que contienen los tambores 45 ; las opiniones de los mdicos de la zona que se han coordinado para atender el aumento considerable de las consultas de la poblacin y practicar exmenes de sangre a fines de detectar lesiones ms profundas 46 ; las declaraciones de destacados columnistas (intelectuales y personalidades pblicas) que critican toda la operacin y la lentitud del gobierno para resolverla 47 . Paralelamente, por el lado oficial se ha solicitado la intervencin del Fiscal General de la Repblica para que investigue las responsabilidades del caso 48 ; la Cmara de Diputados pide al Presidente de la Repblica que ordene la reexportacin de los desechos txicos 49 ; se entablan las correspondientes conversaciones diplomticas para tales efectos y se notifica a todos los
41. Notitarde, Maracay, 9 agosto 1987, p. 26. 42. Ultimas Noticias, Caracas, 6 agosto 1987 y primera plana de El Nacional, Caracas, 7 agosto 1987 y Cuerpo C, p. 1, con inusitados ttulos para un peridico sobrio: "Emergencia sanitaria", "Derrame de desechos txicos en las playas"... 43. Ultimas Noticias, Caracas, 7 agosto 1987, pp. 33-34, en un dramtico close-up se muestra cmo a una de las personas que carg uno de los pipotes en los hombros se le desprendi parte de la oreja por el contacto con su contenido derramado. Esta misma imagen se repite en varios peridicos, entre otros: El Nacional, Caracas, 8 agosto 1987, Cuerpo C, p. 1. 44. El Nacional, Caracas, 6 agosto 1987, Cuerpo D, p. 17. 45. Ibid., 8 agosto 1987, Cuerpo C, p. 1. Se trata del informe del Instituto Venezolano de Investigaciones Cientficas, que cuenta con el crdito de la opinin pblica por su prestigio de institucin "acadmica y cientfica". 46. Ibid. 47. Entre ellos se destaca el profesor D. F. Maza Zavala, quien en su columna de comentarios econmicos -que opera como una importante referencia- le dedica un notorio lugar. (Ibid.). Es importante notar que la profusin de noticias sobre el tema en los peridicos, particularmente en El Nacional, se produce justamente en el da mismo y el siguiente de la jornada de protesta en Puerto Cabello, sin embargo la misma no es particularmente reseada ni destacada. Slo en los peridicos regionales obtiene mayor espacio. 48. El Nacional, Caracas, 3 agosto 1987, Cuerpo D, p. 19. La peticin la hace el Diputado Radams Larrazbal del Movimiento Patritico Revolucionario. 49. El Nacional, Caracas, 4 agosto 1987, Cuerpo C, p. 4.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. consulados de Venezuela en el exterior que vigilen la exportacin de desechos txicos al pas 50 ; se continan las investigaciones judiciales y policiales para establecer culpables 51 ; y, finalmente, al da siguiente de la jornada de protesta -y pese a que en los das anteriores el Ministro del Ambiente ha hecho declaraciones, montado sobre los tambores, de la ausencia de peligro de los mismos- se comienza un operativo de reenvase y traslado de los tambores a otra ubicacin en espera de concluir los trmites de su repatriacin 52 . Pero, aqu nuevamente la accin de los afectados interviene para modificar la anterior determinacin oficial: los obreros portuarios amenazan con una huelga si los desechos txicos se ubican en los muelles, y los habitantes de las poblaciones cercanas a los posibles sitios de su nuevo almacenamiento se oponen con barricadas y firmes manifestaciones de repudio 53 . Los tambores terminan siendo reenvasados y transportados por efectivos de la Guardia Nacional, con las mayores y nunca ante vistas precauciones, a un depsito dentro de recintos militares alejados de toda zona poblada 54
55 . En comparacin con el primer hito anteriormente descrito, esta presencia activa de protesta y resistencia, -tanto de los sujetos directamente afectados como de los sensibilizados por el problema ambiental y de salud as suscitado, y de las propias
50. Panorama, Maracaibo, 6 agosto 1987 y Ultimas Noticias, Caracas, 8 agosto 1987, p. 23. 51. Desde el comienzo el MARNR, cuyo permiso era necesario para ingresar los desechos txicos ha negado haber concedido tal documento sugiriendo que podra haber sido falsificado. En todo caso, tambin se atribuyen irregularidades y negligencia a los consulados en el exterior por permitir tal exportacin a Venezuela; a la Aduana; a las empresas importadoras y almacenadoras, etc., como tambin a otros ministerios: de Sanidad y Asistencia Social, de Relaciones Exteriores, de Transporte y Comunicaciones, al Instituto Nacional de Puertos. 52. El Nacional, Caracas, 9 agosto 1987, Cuerpo A, p. 1; 10 agosto 1987, Cuerpo D, p. 18 y 11 agosto 1987, Cuerpo D. 53. Ultimas Noticias, Caracas, 8 agosto 1987, p. 23; Diario de Caracas, 8 agosto 1987, p. 10 y 9 agosto 1987, pp. 18-19; El Nacional, Caracas, 9 agosto 1987, Cuerpo A, p. 1. 54. El Nacional, Caracas, 10 agosto 1987, Cuerpo D, p. 18. 55. Si bien hemos arbitrariamente concluido aqu la descripcin del segundo hito del caso de los desechos txicos, hay algunos acontecimientos posteriores que vale la pena mencionar. Uno de ellos es la solidaridad internacional que suscit este proceso, particularmente por parte de organizaciones ecolgicas, comenzando por los "Verdes" italianos, quienes se movilizaron para impedir estas exportaciones, ("...nosotros los verdes consideramos gravsimo, intolerable este tipo de transporte, de operaciones neo-colonialistas". El Nacional, Caracas, 11 agosto 1987, Cuerpo C, p. 8); posteriormente, este mismo movimiento enva un mensaje de apoyo al Presidente Lusinchi (El Universal, Caracas, 18 de agosto 1987). Por su parte, la seccin italiana de Greenpeace hace nfasis en los riesgos de aumento de la polucin internacional va su traslado a los pases carentes de una legislacin apropiada (2001, Caracas, 14 agosto 1987). El otro aspecto que habra que indicar es que este caso de desechos txicos importados crea consciencia sobre los que produce la propia industria nacional, tanto en las autoridades como en la poblacin del pas. Esto se pone de manifiesto en el proyecto de normativa para el Control de Generacin de Desechos Txicos, elaborado por el Gobierno. (El Nacional, Caracas, 28 agosto 1987. Cuerpo D, p. 25), y en la serie de denuncias por parte de distintos sectores de la poblacin sobre los peligros de estos residuos en diversas industrias nacionales, por el manejo inadecuado de los mismos.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. organizaciones ecologistas- otorga una dinmica distinta a este segundo hito; los hechos polticos se van construyendo por una efectividad simblica que opera a travs de una creacin de sentido que proviene de la accin social desplegada por la sociedad civil. Si en el primer hito bien pudiramos decir que los ejes predominantes del sistema de significacin operaban "sin sujeto", por una efectividad simblica "cuasi pura", vehiculizada desde ese nivel sistmico por los medios de comunicacin social, ahora la direccin se invierte. Por cierto que los sujetos siguen inscribiendo su accin en los mencionados ejes del sistema de significacin- a estas alturas sobredeterminados en su relevancia y presencia social- pero es este espacio intermedio, comunitario, micro-organizativo, intersubjetivo, de relaciones comunicativas, donde los actores comparten un mundo de vida 56 , el que se constituye en un lugar innovador y creador de sentidos nuevos que enriquecen, alteran, generan, desplazan ejes o capas de significacin, transfigurando as la "misteriosa geologa" del mbito cultural simblico en determinadas pero difcilmente predecibles direcciones.
El movimiento vecinal y la Reforma del Estado
En el caso de la relacin entre las asociaciones de vecinos y la constitucin del hecho poltico de la Reforma del Estado, se trata de ilustrar otro modo de operacin de la efectividad simblica. Aqu son las asociaciones de vecinos el elemento creador de sentido. Democracia de base, adecuacin de la institucionalidad estatal a la participacin democrtica, descentralizacin y desconcentracin del poder, organizacin autnoma de la comunidad en defensa de su entorno, consciencia y accin ciudadana respecto a sus derechos, poder local independiente de los partidos polticos y el Estado, alcance poltico de la transformacin de la vida cotidiana por las propias personas, etc. son los contenidos que, coherentemente articulados y traducidos en acciones y mensajes, van labrndose vas y espacios en los medios de comunicacin social y conformando una opinin pblica receptiva a un discurso crtico que, abriendo nuevas posibilidades en la desgastada escena poltica nacional, se inscribe en similares problemas y posturas que recorren la escena mundial. Estas ideas -en cuyo centro est la profundizacin de la democracia- llegan as a representar un importante eje de significacin en el campo simblico-cultural. Es en torno a este eje que se crea, en diciembre de 1984, la Comisin Presidencial para la Reforma del Estado (COPRE) 57 .
56. Jrgen Habermas: "New Social Movements", TELOS, nmero 49, otoo 1981, pp. 34-37. 57. Antes de proseguir es necesario hacer dos aclaraciones importantes respecto de la relacin sugerida. Ciertamente, no estamos ni planteando una relacin causal
Error! No se encuentra el origen de la referencia. Pero, veamos con algo ms de detalle la trama que subyace a esta relacin 58 . Desde los aos 60 aparecen en los sectores populares como en los sectores medios y altos, organizaciones que se ocupan en primera instancia de los problemas referidos a los lugares de habitacin de las personas. Por un lado, las Juntas Comunales y las Juntas Pro-desarrollo en los barrios populares, creadas (y recreadas cada vez) por el partido de turno en el Gobierno para llevar adelante su proselitismo y sus polticas sociales; por el otro, se organizan las asociaciones de comunidades urbanas, creadas autnomamente por los propios vecinos para proteger sus urbanizaciones de los grandes proyectos y negocios urbansticos de Caracas y de los abusos e irregularidades del poder municipal, particularmente en esta materia. Es a partir de estas ltimas organizaciones, inicialmente surgidas en sectores de clase media alta, que en los aos setenta se comienza a desarrollar un movimiento ciudadano con caractersticas distintivas, que se va extendiendo a otras urbanizaciones de sectores menos pudientes y tambin a algunos barrios (..continuacin) entre las exigencias del movimiento vecinal y la creacin de la COPRE, ni tampoco es el nico antecedente significativo con el cual esta iniciativa oficial se puede poner en relacin: desde los problemas del propio funcionamiento y manejo del Estado y de sus relaciones con la sociedad ella se haca necesaria y perfectamente "normal" dentro de la serie de reformas administrativas y polticas que la precedieron. (Ver Luis Gmez Calcao y Margarita Lpez Maya -coordinadores- "Democratizacin y modernizacin del Estado en Venezuela: Los actores sociales y polticos ante las propuestas de la COPRE", Proyecto de Investigacin: Ciencias sociales, crisis y requerimientos de nuevos paradigmas en la relacin Estado/sociedad/economa, CLACSO/CENDES, Caracas, julio 1987 (mimeo). La otra aclaracin que conviene hacer es que hemos limitado la ilustracin de la efectividad simblica en este ejemplo al tiempo previo a la creacin de la COPRE. Es interesante sealar que dado el eje de significacin creado en torno a la democratizacin (tal como aqu lo indicaremos), ese mecanismo ha seguido operando en cuanto a lo siguiente: a pesar de que ninguna de las reformas propuestas por la COPRE han sido aprobadas por el Ejecutivo, la Comisin sigue manteniendo su vigencia y presencia en los medios de comunicacin y en la opinin pblica, en la medida en que sus acciones, declaraciones, investigaciones, publicaciones, etc., se inscribe en y alimenta el eje de democratizacin que ha llegado a ser prominente en el campo simblico-cultural. 58. Para ello, nos hemos basado en primer lugar en algunos de los materiales producidos por los propios vecinos, como son la prensa vecinal: Cuadernos de Vecinos, Alternativa, Solidaridad Vecinal, Quincena Vecinal, o declaraciones y artculos en la prensa nacional y algunos documentos de la Escuela de Vecinos. En segundo lugar, en libros y papeles de trabajo producidos por dos dirigentes del movimiento vecinal, como son: El Poder de los Vecinos, (Ediciones Ecotopa. Caracas, 1983) y "Un proyecto de los vecinos" Revista Iberoamericana de Autogestin y Accin Comunal, primavera, 1985. pp. 197-215, de Elas Santana; y "Asociaciones de vecinos y el proceso de democratizacin", Seminario Movimientos Sociales: Democracia emergente en el sistema poltico venezolano, CLACSO/CENDES, Caracas, 1986, de Angel Enrique Zambrano (mimeo). En tercer lugar, en artculos producidos por investigadores de estos procesos: Luis Gmez Calcao: Seminario Movimientos Sociales: Democracia emergente en el sistema poltico venezolano, CLACSO-CENDES, Caracas, 1986, (mimeo); Luis Gmez Calcao y Margarita Lpez Maya (coordinadores): op. cit.; Nelson Barrios, "El Movimiento Vecinal: Un movimiento social de nuevo tipo?", Universidad del Zulia, Maracaibo, 1987 (mimeo); Rafael de la Cruz: "Nuevos actores y nuevos discursos polticos: elementos para la reforma del Estado", CENDES. Caracas, octubre 1985, (mimeo).
Error! No se encuentra el origen de la referencia. de menores ingresos, no slo en Caracas, sino as mismo en otras ciudades del interior del pas 59 . En esta extensin y perfilamiento de los rasgos propios de este movimiento vecinal juega un papel decisivo la accin coherente y bien organizada y pertinaz de una pequea minora 60 . Es ella la que opera como conformador de sentido, imponiendo incluso su propio lenguaje, smbolos y estilo 61 ; y ello no ocurre de una manera casual, sino como una estrategia explcita del propio movimiento 62 . Es entonces desde esta voluntad consciente de influir en los acontecimientos que visualizaremos el despliegue del movimiento vecinal durante los ochenta y su relacin con la constitucin de la COPRE 63 .
59. Ya en 1971 se agrupan en la Federacin de Asociaciones de Comunidades Urbanas (FACUR), las 14 asociaciones de vecinos de sectores sociales medios que existan para la poca. En su dcimo aniversario, FACUR cuenta con 74 asociaciones afiliadas. Hoy ascienden a aproximadamente a 120 y no es ya la nica organizacin que coordina a asociaciones con estas caractersticas de autonoma respecto del Estado y de los partidos. 60. Habra que decir aqu que este grupo, que opera como instancia de reflexin y orientacin del movimiento vecinal, se corresponde inicialmente con el Movimiento de Integracin de la Comunidad (MIC) el que se autoprescribe una pertinencia local en la comunidad de El Cafetal (ms o menos 100.000 personas y 14 urbanizaciones, muchas de ellas con asociaciones de vecinos relativamente permanentes; se trata del grupo de asociaciones de vecinos en el que nace el MIC y que se transforma en referencia para el resto del movimiento vecinal en virtud de su accin). Ello no obstaculiza para que "en determinadas circunstancias y producto de su actividad de base" el MIC tome y proponga al movimiento de vecinos "iniciativas generales o a nivel de la ciudad". Pero a medida que se desarrolla el movimiento vecinal nacionalmente, el mismo grupo pasa a jugar un papel similar pero a otro nivel y en otro tipo de organizacin: se trata de la Escuela de Vecinos que se autodefine como al servicio del movimiento vecinal. An cuando sta no pretende influir tanto sobre los contenidos sino ms bien sobre la matriz procedimental del movimiento, en la medida en que ofrece informacin, capacitacin, asesora y edita un peridico (Quincena Vecinal), opera en realidad como la articuladora del movimiento vecinal y como eje de confluencia y conformacin del sentido producido por ste, el cual as perfilado lo orienta, de vuelta. Podramos decir que al referirnos al movimiento vecinal bajo este enfoque del MIC como una minora activa, adoptamos una aproximacin weberiana de tipo ideal. Ello se corresponde con la intencin de esta presentacin que ciertamente no pretende ser una descripcin del movimiento vecinal venezolano. 61. Elas Santana: "Un proyecto de los vecinos", op. cit. p. 197-198. El autor plantea que el movimiento vecinal opera en base a "... minoras activas que en cada comunidad desarrollan un lenguaje, una forma de organizacin y un tipo de actividades que comienzan a expresar los intereses e inquietudes de un mayora de habitantes que no participa con regularidad." 62. Escuela de Vecinos: "Curso bsico de Asociaciones de Vecinos", op. cit. p. 7. "Como las decisiones que afectan a la comunidad generalmente no se toman en la comunidad misma, incidir en quienes las toman y en la opinin pblica que los observa es fundamental." "... si nuestra accin y solicitudes son realmente representativas del sentir comunitario, debemos plantearnos la difusin a travs de los grandes medios de comunicacin. Para ello hay que organizarse tambin." "Este ambiente de opinin es vital para que vecinos de otras comunidades y autoridades nos conozcan y ... nos apoyen." 63. El MIC se afilia desde 1981 a FACUR y cuenta con un representante en su junta directiva. Es creador del Movimiento de Vecinos que desde 1980 coordina a grupos locales de accin vecinal en el pas. Producto de su iniciativa son, por ejemplo, los encuentros de asociaciones vecinales a nivel nacional, la edicin de un peridico del movimiento (Cuadernos de Vecinos), la creacin de la Escuela de Vecinos, la
Error! No se encuentra el origen de la referencia. El movimiento vecinal avanza en un doble frente. Despliega una actividad local variada y multiforme, intentando abarcar los diversos intereses presentes en la comunidad: talleres de pintura infantil, campaas ecolgicas (por ejemplo, contra fbricas contaminantes cercanas a zonas de poblacin; por el rescate de zonas de parques dentro de la comunidad); publicacin de peridicos vecinales, mantencin de carteleras informativas y realizacin de murales expresivos de las preocupaciones y metas de la comunidad; realizacin de foros sobre asuntos que interesan a los distintos grupos vecinales participantes en las diversas actividades colectivas; cursos de capacitacin ciudadana; creacin de casas de la cultura; vinculacin con otros movimientos de vecinos del pas, o movimientos de otro tipo tales como ecolgicos, cooperativos, de cultura popular, de profesionales, de defensa del consumidor, de cristianos de base, de mujeres, etc. Esta diversidad de actividades tiene por vnculo un horizonte utpico de la comunidad deseable 64 . En esta perspectiva, la accin local se conecta en su sentido con problemas universales como la ecologa, la paz, los problemas de gnero, de libertad, de igualdad. Se trata de un plano que apunta a establecer vnculos entre lo local y lo universal. Ahora bien, en la realizacin de estos intereses, se interponen no slo, desde luego, otros intereses; igualmente, determinadas estructuras e instancias de decisin impiden la orientacin de la accin de las comunidades en relacin a esos nuevos ejes de significacin y espacios de la accin social, de creciente relevancia y adhesin de las personas. De all que la actividad del movimiento tenga otro aspecto: el de la exigencia de participacin en las decisiones a nivel de los organismos del Estado que afectan a la comunidad. Este sera el plano de la relacin de lo local con lo general: el despliegue de la accin de las comunidades por la adecuacin (reforma) de la estructura institucional a estos nuevos espacios, desde los cuales se hacen sentir, otras necesidades y formas de resolucin de los problemas, otros valores y procedimientos, otras relaciones entre sujetos, en fin, otra racionalidad, todo lo cual cae fuera de la lgica partidaria prevaleciente en la institucionalidad y los procedimientos vigentes. En estos trminos, el movimiento vecinal no slo lleva a cabo acciones que muestran su capacidad de suscitar apoyo de la poblacin 65 , sino que adems propone una serie de reformas tanto municipales como del sistema electoral 66 , cuya pertinen- (..continuacin) articulacin con otros movimientos (ecolgicos, cooperativistas, culturales, de profesionales, etc.) para determinadas acciones e iniciativas, etc. 64. Elas Santana: "La utopa posible", Solidaridad Vecinal, N. 7 (especial), enero 1985. Este documento fue presentado por su autor en 1983 a la asamblea anual del MIC y aprobado por todos sus miembros como una gua para sus actividades comunitarias. 65. Se trata de la recoleccin de ms de 20.000 firmas -proceso que fue ampliamente cubierto por los medios de comunicacin- realizada por FACUR en octubre de 1981, ante la aprobacin, a espaldas de los vecinos, de la llamada Ordenanza sobre Areas Especiales. Se destinaban as a la urbanizacin extensos terrenos a los cuales los vecinos asignaban un uso ecolgico, social y recreativo. 66. Desde la aprobacin de la Ley Orgnica del Rgimen Municipal en 1978, sin consultar a las organizaciones vecinales ya muy activas para esa poca, stas ltimas elaboran
Error! No se encuentra el origen de la referencia. cia se hace sentir ante la falta de inters mostrada por la poblacin en las elecciones municipales de 1984, para cuya celebracin los vecinos exigan la previa aprobacin de las mencionadas reformas 67 . Avanzando as en los dos planos mencionados, el movimiento vecinal, junto con generar de hecho estos nuevos espacios sociales y polticos que rebasan la poltica tradicional, logra que los medios de comunicacin social les brinden una creciente cobertura y vertiente de expresin que se convierte en una verdadera caja de resonancia para las acciones locales. Y ello ocurre porque stas guardan relacin con ejes de significacin que envuelven valores de carcter universal (o defendibles como tales), ejes permanentemente alimentados por informaciones y contenidos que son protagonizados por similares nuevos movimientos sociales, en particular en los pases industrializados; y, paralelamente, esta accin local adquiere referencia y se proyecta en el plano general de la crtica a la institucionalidad burocrtica que proviene de diversos mbitos de una sociedad moderna que desborda en diversas direcciones a un Estado y a unos partidos cuya gestin ya no se corresponde con una sociedad compleja y diversificada. El cruce de ambos planos da lugar a los nuevos espacios de la poltica recorridos por procesos de deslegitimacin de la institucionalidad vigente. Queda planteada, por lo tanto, la urgencia de que el sistema experimente una profunda transformacin, en el sentido de una modernizacin estructural que implique ampliar la democracia, con una necesaria (..continuacin) instrumentos y proposiciones de reforma de la misma. En primer lugar, el Movimien- to de Vecinos, activado por el MIC, enva al Ejecutivo una proposicin de Reglamento Alternativo al Reglamento Nmero 1 de la Ley Orgnica del Rgimen Municipal. As es anunciado en la prensa vecinal: Cuadernos de Vecinos, Nmero 2 (mayo-julio 1981), despus de un ao de realizar discusiones y consultas acerca de ste entre los vecinos. En segundo lugar, en el documento "Los vecinos queremos ms democracia" -inicialmente aparecido en el peridico Alternativa (La Voz de la Comunidad Chuao Cafetal), ao 6, nmero 16, julio 1982, pero luego reproducido en muchas otras publicaciones y medios de informacin- se formula por parte del MIC un conjunto de proposiciones que, entre otras, envuelven "una serie de reformas al sistema poltico venezolano, necesarias para apoyar el avance democrtico vecinal". Entre las ms destacadas (por el propio movimiento) estn:
- elecciones municipales cada tres y dos aos - adopcin del municipio autnomo como unidad bsica y no el distrito - eleccin de concejales por municipio y que sean revocables por la comunidad - adopcin del mtodo nominal en las elecciones municipales, garantizando la representacin de las minoras - celebracin regular de cabildos abiertos, a fin de que la comunidad controle la actuacin de sus representantes - gastos controlados para las campaas electorales - creacin de la figura del Alcalde elegido popularmente como figura ejecutiva del Municipio - adopcin del mecanismo de referndum municipal y distrital - eleccin directa de los gobernadores en lugar de su designacin por parte del Presidente de la Repblica Ver: Elas Santana: El Poder de los Vecinos, op. cit., pp. 98-105 y 125; y Angel Enrique Zambrano: op. cit. pp. 15-17. 67. La abstencin fue cerca de un 50%, lo que para cifras habituales de slo un
Error! No se encuentra el origen de la referencia. descentralizacin y desconcentracin del poder detentado por los partidos polticos y la administracin estatal. La COPRE viene a ser el instrumento de este proceso, y tanto las caractersticas de su composicin (pluripartidista y de personalidades pblicas para garantizar un amplio consenso) y forma de proceder (amplias consultas a diversos sectores de la sociedad, con nfasis en el interior del pas), como las primeras propuestas sobre reformas inmediatas sugeridas guardan relacin con los contenidos, sentidos y ejes de significacin que el movimiento vecinal ha logrado inscribir en el campo cultural-simblico. Es ilustrativo constatar esta similitud en el documento en el que la COPRE plantea las propuestas sobre reformas polticas inmediatas 68 , teniendo en cuenta que no ha mediado una participacin directa de representantes del movimiento vecinal en la COPRE 69 . El documento parte por reconocer "una demanda social dirigida hacia el cambio", la cual se inserta dentro de una "defensa inequvoca del rgimen democrtico y. al mismo tiempo... (la exigencia de) reformas importantes, progresivas y profundas en su funcionamiento". Expresa que las propuestas de la COPRE "responden al propsito de que los ciudadanos ejerzan a plenitud el derecho a la participacin", correspondiendo aqullos al "ciudadano comn y corriente, sea o no militante de partido". Manifiesta la conveniencia de una "materializacin oportuna de estas propuestas para hacer frente a "un explicable escepticismo y cierto desencanto en reas representativas de la opinin nacional" 70 . Por otra parte, se usan conceptos tales como: profundizacin de la democracia, descentralizacin del poder, participacin ciudadana, fortalecimiento de la sociedad civil. Las propuestas abarcan los siguientes aspectos:
1. Profundizacin de la democracia en los partidos polticos. 2. Reforma de la Ley Orgnica del Sufragio. 3. Eleccin popular, directa y secreta de los gobernadores de las entidades federales. 4. Reforma de la Ley Orgnica de Rgimen Municipal. 5. Financiamiento de los partidos polticos 71 .
Observado de pasada que el punto 3 coincide literalmente con lo expresado en el movimiento de vecinos y que (..continuacin) 10% resulta muy significativo. 68. COPRE: "Propuestas sobre reformas polticas inmediatas que presenta la Comisin Presidencial de la Reforma del Estado", Repblica de Venezuela, Caracas, mayo 1986, (mimeo). 69. Tal ausencia de relacin directa fue confirmada en conversacin personal con Elas Santana. Lo que ciertamente hubo fueron numerosas discusiones de las reformas por los vecinos, las que contaron con la presencia como interlocutores de destacados miembros de la COPRE; adems un amplio acceso de la COPRE a la abundante literatura del movimiento, incluidas las variadas y reiteradas proposiciones de reforma al sistema poltico venezolano. 70. COPRE: op cit., pp. 2-4. 71. Ibid., p. 6.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. muchas de las propuestas de los otros puntos recogen los planteamientos vecinales, en lo que se refiere al tema municipal -el ms estrechamente relacionado con el movimiento vecinal- la COPRE propone 10 modificaciones en la Ley vigente respectiva. Seis de ellas coinciden plenamente con las que defienden los vecinos, dos corresponden a reivindicaciones generales de los mismos y otras se refieren a problemas ms bien tcnicos y administrativos y a la modernizacin del sistema tributario municipal 72 . El nico objetivo de esta comparacin un tanto pormenorizada es poner de relieve un grado de coincidencia tal que pareciera mediado orgnica y representativamente, al punto de que constituira tal vez un motivo de denuncia por parcializacin de la COPRE, si aqul vnculo organizativo existiese. Y como no es el caso, lo que si permite es apreciar la "eficacia" con que puede operar la efectividad simblica cuando se dan los elementos que hemos puesto de relieve en esta ilustracin de una direccin de creacin de sentido desde los actores sociales hacia el sistema cultural-simblico.
IV. NUEVOS AMBITOS DE LO POLITICO Y PERSPECTIVAS DE LA DEMOCRACIA EN VENEZUELA
En esta ltima parte del trabajo abordaremos algunos de los problemas que quedan planteados a partir de las tendencias que hemos caracterizado en las transformaciones del sistema poltico venezolano. Exploraremos el significado de la presencia simultnea de tendencias democratizantes -tal como las hemos caracterizado a propsito del anlisis de los nuevos mbitos de lo poltico- y tendencias anti-democrticas que corresponden a las exigencias del proceso de acumulacin capitalista y a la tendencia del pensamiento econmico y poltico neo-liberal a ocupar los espacios que van quedando, como consecuencia del agotamiento del discurso poltico tradicional. Cmo se inscriben estos nuevos mbitos de lo poltico en ese contexto poltico y cultural? Qu perspectivas abren estos procesos para la consolidacin y la ampliacin de la democracia en Venezuela? Son tan significativas las transformaciones polticas y culturales que estn ocurriendo en el sistema poltico venezolano que resulta casi inevitable recurrir a la imagen de la vuelta de una pgina de la historia que deja atrs un sistema tradicional con sus problemas, sus temas, sus actores, sus reglas de juego, para dar lugar a uno indito, con sus nuevos actores, nuevos mbitos: en oposicin al estatismo, la partidizacin, y la centralizacin, estara la democracia como un genuino protagonismo social de los
72. Ibid., pp. 18-19. Si volvemos a la lista de reformas propuestas por los vecinos slo las referidas a los cabildos y al referndum no son expresamente acogidas.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. sujetos a travs de la organizacin y participacin de base. Desde esta perspectiva -partiendo de algunas de las visiones ms frecuentes en la teorizacin sobre los movimientos sociales-, no quedaran dudas de que el proceso de transformacin que est ocurriendo es un proceso que ampla los espacios de la participacin y permite -por esa va- la construccin de una democracia avanzada. Ante la crisis tanto de la Revolucin y de su sujeto ontolgico (proletariado), como de la versin socialdemcrata de la sociedad igualitaria y democrtica por la va del Estado benefactor, los movimientos sociales se constituiran en los nuevos sujetos del cambio de la sociedad. Sin embargo, esta conclusin tendra una doble debilidad. Desde el punto de vista terico, significara una ruptura slo superficial con la ontologizacin del sujeto del cambio social correspondiente a la tradicin marxista 73 . En segundo lugar, debemos recordar la complejidad de las sociedades latinoamericanas a la cual hemos hecho referencia anteriormente. Analizar los problemas polticos del continente sin reconocer sus particularidades, con esquemas terico interpretativos que corresponden fundamentalmente a la experiencia de los pases metropolitanos nos llevara -una vez ms- a ver esta realidad con "lentes ajenos" 74 . An ms que en el contexto metropolitano, estos nuevos mbitos de lo poltico no reemplazan las expresiones polticas anteriores: coexisten -incmodamente- con ellas. La experiencia que en las democracias metropolitanas sirve de piso a la emergencia de los nuevos movimientos sociales es -en aspectos esenciales- diferente a la de las sociedades latinoamericanas. La concepcin de la democracia como el terreno de la construccin del consenso, como va para resolver -a partir del reconocimiento del otro- los mltiples problemas existentes en la sociedad, tiene como condicin un determinado umbral de garanta de obtencin de aquello que en cada sociedad se considera como condiciones bsicas de vida y derechos ciudadanos para todos los integrantes de la sociedad. La propia legitimidad de la democracia, y el reconocimiento de sus reglas de juego dependen de ello. En ausencia de esas condiciones mnimas, la idea de democracia se construye dentro de un universo de sentido distinto. Cuando los diferentes grupos y clases de la sociedad adquieren su ciudadana en el rgimen democrtico (tanto en trminos polticos como en trminos sociales) y la sociedad se hace ms compleja, el antiguo eje hegemnico de articulacin del
73. En la literatura sobre los nuevos movimientos sociales es frecuente encontrar -a pesar de los que es a veces una crtica explcita y radical a la ontologizacin del sujeto revolucionario en la teora marxista- una concepcin de los movimientos sociales como nuevos sujetos privilegiados del cambio social. Sobre las implicaciones de esta ontologizacin y del establecimiento de relaciones lgicas y necesarias entre unos agentes sociales y determinadas metas colectivas, ver: Ernesto Laclau y Chantal Mouffe: Hegemony and Socialist Strategy. Towards a Radical Democratic Politics, Verso, London, 1985. 74. Expresin utilizada por Elizabeth Garrels en Maritegui y la Argentina: Un caso de lentes ajenos, Ediciones Hipamrica, Gaithersburg, MD, 1982. Por cierto que,
Error! No se encuentra el origen de la referencia. sentido de lo poltico en esas sociedades (espectro ideolgico izquierda-derecha) va perdiendo su preponderancia en la vida social. Aparecen otros cortes, otros deslindes cuyo significado poltico ya no puede ser captado a partir de ese eje ideolgico. Los problemas referidos a las autonomas culturales; la crtica al progreso y al modelo del desarrollo cientfico-tecnolgico; los problemas ecolgicos o amenaza de guerra nuclear; la reivindicacin de lo subjetivo o lo local, se escapan al espectro ideolgico clsico en la medida en que izquierda y derecha han compartido una utopa industrialista y una fe sin lmites en las virtudes del progreso. No desaparecen los partidos, ni el esquema ideolgico anterior deja de ser pertinente para articular y comprender aspectos medulares de la vida social, pero las transformaciones que operan en los sistemas polticos despojan a los partidos y a sus representaciones ideolgicas del monopolio de la vida poltica. En Amrica Latina, tanto por dinmicas internas como por el impacto de transformaciones polticas y culturales metropolitanas, se han hecho presentes los problemas y desplazamientos culturales que dan lugar a la aparicin de otros mbitos de lo poltico. Pero ello tiene lugar sin la presencia del otro componente que en el caso de las democracias desarrolladas acompaa a la prdida de la centralidad del sistema poltico tradicional: la estabilidad democrtica, la ciudadana poltica y social, el bienestar y la seguridad econmica bsica para el conjunto de la poblacin. En este continente, estos problemas -que han tenido que ver tradicionalmente con el Estado, los partidos y las ideologas polticas-, conservan su centralidad y apremio y definen, por ello, relaciones diferentes entre los nuevos y viejos mbitos de lo poltico. Estas relaciones tienen que ver directamente con los problemas de la democracia, y por ello deben ser exploradas. Hemos sealado ya un primer gran desplazamiento de los significados a los cuales se alude con la idea de democracia en Venezuela cuando, a partir de 1958, se centra el nfasis en la estabilidad, en contraste con la idea dominante presente en la experiencia democrtica abortiva de la dcada anterior, en la cual sta era concebida como un terreno de enfrentamientos y del procesamiento de los conflictos sociales. En los ltimos aos es posible detectar, paralelo al empobrecimiento del debate poltico tradicional, un segundo proceso de "resignificacin" de la idea de democracia y su papel en la sociedad venezolana 75 . En esta nueva "resignificacin", el nfasis est en la idea de libertad y los problemas de igualdad y fraternidad tienden a ser colocados en un segundo plano.
(..continuacin) con esto, no estamos suscribiendo una autarqua terica. 75. Para una crtica a la reformulacin de la idea de democracia que hacen las concepciones neo-liberales ver: Chantal Mouffe: "Democracia y nueva derecha", Revista Mexicana de Sociologa, Mxico, Nmero extraordinario 1981; y Norbert
Error! No se encuentra el origen de la referencia. Derechos de propiedad y derechos personales
Para la comprensin del significado de estos desplazamientos de las luchas y tensiones sociales en torno a los cuales stos ocurren, resulta iluminadora la interpretacin de la historia de la democracia liberal que proponen Samuel Bowles y Herbert Gentis 76 . De acuerdo con Bowles y Gentis, el proceso de constitucin de la democracia liberal ha tenido como eje central una tensin y lucha permanente entre dos dimensiones histricas fundamentales de esta tradicin: los derechos personales y los derechos de propiedad. Los derechos personales son caracterizados como teniendo una lgica expansiva que va incorporando esferas cada vez ms amplias de la vida social como terreno de derechos de los individuos. Los derechos de propiedad se refieren a la lgica expansiva de la produccin capitalista que va progresivamente sometiendo los ms diversos mbitos de la vida social a la lgica de la acumulacin y del mercado 77 . A lo largo de la historia de la democracia liberal, las tensiones entre estas dos tendencias han llevado a diferentes soluciones institucionales que los autores llaman acomodos. El ltimo de estos acomodos, es el acomodo keynesiano de la post-guerra que permiti simultneamente un acelerado proceso de acumulacin y la expansin de los derechos personales. A la vez que la economa creca y se lograba amortiguar la incidencia de los ciclos econmicos, se dio una vasta extensin del Estado de bienestar social, cada vez ms intervencionista, generando nuevos derechos ciudadanos, los cuales llegan a implicar lmites a los (..continuacin) Lechner: "El proyecto neoconservador y la democracia", Crtica y Utopa, Argentina, Nmero 6, 1982. 76. Democracy and Capitalism (Property, Community, and the Contradictions of Modern Social Thought), Basic Books, Nueva York, 1986. Esta interpretacin parte de una crtica a las concepciones del poder que se encuentran en el marxismo y en el pensamiento liberal. Apunta a la existencia en ambos casos de visiones unitarias del poder que resultan inadecuadas para poder abordar los problemas de la democracia y la libertad. En la teora marxista, al "emanar" el poder de las estructuras de clase se excluye el anlisis de otras relaciones de poder, en especial las que tienen su origen en el Estado. La teora liberal, al conceptualizar el poder como referido al Estado, arbitrariamente deja fuera del escrutinio social las relaciones de poder que se originan en otros mbitos de la vida social como la produccin. (p. 17). Esta concepcin del poder est en el origen de la separacin liberal entre las esferas pblica y privada de la vida social. En oposicin a estas visiones unitarias, los autores plantean lo que llaman la heterogeneidad del poder. "El poder es multifactico y no reductible a ninguna fuente o estructura.", (p. 23). 77. "Nuestra visin del capitalismo democrtico liberal como un sistema social intrnsecamente conflictivo puede ser contrastado con su concepcin tradicional como, por lo menos en su forma pura, un conjunto armonioso de derechos." op. cit. p. 29.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. derechos de la propiedad en el proceso de acumulacin 78 . El aumento de la participacin del trabajo en el producto de casi todos los principales pases capitalistas y la erosin de los niveles de ganancia en una economa internacional cada vez ms competitiva agotan -desde el punto de vista de las necesidades de la acumulacin -el modelo keynesiano. La lgica expansiva de los derechos personales, incluidos los derechos sociales (como el llamado salario social) considerados como parte de los derechos ciudadanos, entra as en contradiccin con el ejercicio pleno de los derechos de propiedad. De ah la respuesta monetarista que tiene por objetivo central la recuperacin de la libertad econmica vis-a-vis las limitaciones que haban impuesto las polticas keynesianas. Esto requiere una reduccin del intervencionismo estatal, as como una mayor disciplina sobre el trabajo -para lo cual se requiere mayor desempleo, menor seguridad social- y transformaciones culturales bsicas que permitan la sustitucin del igualitarismo por un individualismo competitivo 79 . De acuerdo con Bowles y Gentis, la salida monetarista a la crisis del modelo keynesiano tiene implicaciones autoritarias, ya que sta slo puede imponerse por la va de una reduccin de los derechos personales, tanto en el terreno poltico (reduciendo los mbitos del ejercicio de la soberana popular) como econmico (distribucin ms regresiva del ingreso y disminucin de las polticas de bienestar social). El anlisis concluye con el planteamiento de la necesidad de una democracia post-liberal que, en lugar de asumir una posicin defensiva ante las arremetidas anti-democrticas del monetarismo, luche por expandir los mbitos de la vida social en relacin a los cuales se generan derechos personales y se ejerce la democracia, especialmente en el campo de la produccin.
El discurso neo-liberal sobre la democracia en Venezuela
El discurso monetarista o neo-liberal adquiere fuerza en Venezuela en la medida en que se da, junto con, y es en parte consecuencia de, la casi total ausencia de otras propuestas polticas o incluso de formulaciones tericas interpretativas alternas sobre la actual realidad del pas. Podramos estar en presencia de un desplazamiento bsico en los valores que han sido hegemnicos en la cultura poltica del pas durante las ltimas dcadas. El discurso neo-liberal cuestiona la legitimidad de la accin social e interventora del Estado (reemplazndola por la gestin tecnocrtica y la iniciativa privada) y propone la
78. Op. cit., p. 58. 79. La intencin expresa de producir esta transformacin cultural medular, despus de dcadas de "socialismo", es uno de los temas centrales del gobierno conservador
Error! No se encuentra el origen de la referencia. construccin de una imagen de democracia que tiene como eje la idea de la libertad, concepto que se construye bsicamente en torno a la libertad econmica 80 . Este discurso incorpora la defensa de la sociedad civil frente a la expansin del Estado, asimilando para ello los conceptos de iniciativa privada y sociedad civil 81 . Se ataca el populismo, el paternalismo estatal, las interferencias pblicas en el libre juego del mercado 82 . Aunque, aparentemente, la referencia es slo a la experiencia venezolana y la crtica apunta con particular nfasis a los "excesos" del sistema partidista con los cuales todo el mundo puede -en principio- estar de acuerdo (partidizacin de la vida colectiva, corrupcin, clientelismo), una lectura interpretativa del pensamiento neo-liberal en Venezuela permite plantear que lo que se estara cuestionando abarca no slo las caractersticas particulares del sistema poltico venezolano. Lo que estara en discusin es la propia posibilidad de que una sociedad pueda incidir concientemente en la construccin de su futuro, decidiendo de acuerdo con prioridades definidas colectivamente sobre la utilizacin de los recursos de la sociedad y no dejando todo en manos de las tendencias "naturales" del mercado. En este sentido, lo que est en debate es tanto la poltica como la democracia 83 . (..continuacin) de M. Thatcher. 80. "Los principios que rigen los eventos econmicos tienden a ser leyes naturales, rigen tanto para el sector pblico como para el privado, para los pases capitalistas y para los socialistas, no pueden ser nacionalizados y no se inmutan ante los resultados de las elecciones." "La decisin nacional de fortalecer el sistema democrtico, nos ensea la necesidad de desarrollar un sistema integral de libertades, ya que slo garantizando la libertad econmica se puede preservar la libertad. Esta es una correlacin fundamental, all donde hay democracia tambin hay una forma de economa de mercado." Grupo Roraima: Proposicin al Pas. Proyecto Roraima. Plan de Accin, Caracas, 1985, p. 7. (subrayado nuestro). 81. "... la estatizacin progresiva produce de un modo paralelo una reduccin de la iniciativa privada. Es decir, reduce el mbito de accin de la Sociedad Civil." Grupo Roraima: Ms y Mejor Democracia. Caracas, 1987, p. 30. 82 . Un texto representativo del pensamiento poltico neo-liberal ortodoxo en Venezuela es La Miseria del Populismo: Mitos y Realidades de la Democracia en Venezuela de Anbal Romero. (Ediciones Centauro, Caracas, 1986). En este trabajo, se formula una crtica radical de toda la tradicin poltica del pas en las ltimas dcadas, la que se cataloga como "mitologa ideolgica populista" (p. 52), concepto que engloba las ideas de: "democracia social", "redistribucin", "idolatra de la accin del Estado", "idolatra de la planificacin, "democracia participativa", "justa distribucin", "soluciones estructurales", "planes de desarrollo integral", "Nuevo Orden Internacional", "sustitucin de importaciones", "objetivos "sociales" ", e "igualdad". Las nicas tareas que se reconocen como propias del Estado son: a. " obras de infraestructura econmica y social", b. "poltica monetaria austera y estable", c. "un rgimen tributario a la vez sencillo, estable, seguro y moderado" y d. "Implementar una poltica econmica global fundamentada en una correcta apreciacin del significado del mercado y la competencia..." (pp. 50-51). 83. Ver artculos de Norbert Lechner y Chantal Mouffe citados anteriormente. En Venezuela, dado lo que ha sido la historia poltica del pas, y en especial la estabilidad del rgimen democrtico durante las ltimas tres dcadas, el discurso neoconservador y neoliberal es mucho ms atenuado y "despolitizado" que su expresin actual en el Cono Sur. De acuerdo con Lechner, "Donde, como en el Cono Sur, la expectativa popular sigue centrada en la actividad gubernamental, el proyecto neoconservador supone un golpe previo." "El proyecto neo-conservador y la democracia,
Error! No se encuentra el origen de la referencia. En este proceso de "resignificacin" de la democracia se le agregan y se le restan contenidos. La identificacin unilateral entre libertad y libertad econmica es parte de un proceso de reconceptualizacin de la idea de libertad en la cual est ausente toda referencia a las condiciones econmicas, sociales, culturales que hacen posible para el individuo el disfrute de su libertad 84 . De acuerdo a esta ptica, en el ejercicio de su libertad, todos los hombres son iguales, ("igualdad de ciudadanos ante la ley") 85 , de la misma manera en que -a pesar de las grandes diferencias en el acceso a los recursos- todos los consumidores son iguales y soberanos en el mercado. Los actores de esta democracia son los ciudadanos individuales. Ahora bien, si en un plano ms general -que correspondera a las tendencias post-modernas en Venezuela- se lleva la lgica de los mltiples deslindes presentes en la sociedad moderna hasta sus ltimas consecuencias, se estara negando la existencia de cortes o deslindes suficientemente destacados o significativos como para permitir alguna articulacin de intereses en torno a ellos. Habra tantos ejes constitutivos de la complejidad social que la ubicacin de cada sujeto sera particular: el ciudadano individual. En ausencia de relaciones jerrquicas o articuladoras entre la multiplicidad de ejes de sentido, y dada la carencia de horizontes normativos globales capaces de dar significado y orientacin a la accin colectiva, slo habra la coexistencia (privada) de mltiples mbitos de sentido parcial, fraccionarios y desarticulados. En ausencia de otro sentido colectivo, la nica unidad de la sociedad es la que proporcionan metforas que remiten a la idea de mercado. De all que sea en un contexto cultural post-moderno que el neo-liberalismo adquiera una particular efectividad simblica.
(..continuacin) op. cit. p. 67. 84. Para discusin crtica del concepto de libertad en la tradicin neo-liberal, ver: Chantal Mouffe, op. cit, pp. 1832-1833. 85. Anbal Romero, op. cit. p. 97.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. Movimientos sociales y democracia
Cmo se ubican los nuevos movimientos y actores sociales y sus temas y luchas en este contexto? Cmo se expresan las tensiones entre la bsqueda de un nuevo protagonismo de los sujetos y de fundamentales transformaciones ticas y normativas ante el empobrecimiento de los mbitos polticos tradicionales, y su insercin dentro de un entorno cultural en el cual tienden a prevalecer los valores del individualismo competitivo, la racionalidad estratgica, la apata y la indiferencia ante la marginacin poltica y social, la neutralidad tica del "todo vale", sobre los valores solidarios? Qu significado tienen los desplazamientos valorativos y normativos a los cuales hemos hecho referencia, desde el punto de vista del futuro de la democracia en una situacin de crisis, de desconfianza en la poltica y la accin estatal para el logro de metas referidas al "bien comn"? Si aceptamos la proposicin de que no hay una relacin necesaria entre los sujetos sociales colectivos y una determinada opcin poltica o ideolgica 86 , hay que dejar de un lado el anlisis complaciente que ve estos nuevos actores como portadores privilegiados de una dinmica democratizante, y explorar potencialidades tanto positivas como negativas en los procesos de cambio que se estn viviendo. Los movimientos sociales no son hechos objetivos con significados unvocos; son fenmenos sociales que en s mismos forman parte de procesos de creacin de sentido. Sus acciones, luchas y potencialidades no son independientes de los significados que van adquiriendo en su propia historia. No se dan en un vaco valorativo, ni son impermeables al medio cultural especfico dentro del cual operan. En estos trminos, una organizacin vecinal de sectores medios puede contribuir tanto a la construccin de una sociedad solidaria e igualitaria y participativa como ampliar las diferencias y acentuar las desigualdades 87 . En ausencia de referentes normativos generales, de un horizonte utpico 88 , la accin
86. Ernesto Laclau y Chantal Mouffe, ibid. 87. "Asegurarle el poder a la gente no tiene como consecuencia ningn beneficio normativo garantizado. Depende de las condiciones, las experiencias y las concepciones de aquellos que han padecido el sufrimiento y la explotacin, y en la calidad del liderazgo... No hay un patrn nico de la naturaleza humana, sino muchas potenciales configuraciones." Richard Falk, (op. cit. p. 175) En el mismo sentido, y a partir de lo que llaman la "lgica de la construccin simblica de lo social", Laclau y Mouffe critican lo que ven una "tendencia dominante en la discusin de los nuevos movimientos sociales", la "afirmacin a priori de su naturaleza progresista. El significado poltico de movimientos locales de comunidad, de una lucha ecolgica, o de una movimiento de una minora sexual, no est dado desde el comienzo: depende crucialmente de su articulacin hegemnica (de sentido) con otras luchas y demandas.", op. cit., p. 87. 88. Sobre la utopa como horizonte normativo ver: Norbert Lechner. "El consenso como estrategia y como utopa", Documento de trabajo, Programa FLACSO-Santiago de Chile, Nmero 189, Septiembre 1983.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. local puede ser reapropiada dentro de una multiplicidad de discursos. Pero, tal como hemos visto en el caso de la experiencia vecinal analizada, en la medida en que el movimiento se da un sello propio y se plantea explcitamente un horizonte utpico como referente para el desarrollo de su accin, su inevitable insercin en otros discursos no logra desidentificarlos 89 . Ciertamente, no se trata de una utopa social global, sino una que se restringe en su contenido a los aspectos que tienen que ver con lo problemas urbanos ("de la ciudad que tenemos a la ciudad, que queremos") 90 y al modo como los sujetos pueden capacitarse, organizarse y solidarizarse para actuar en funcin de la ciudad deseable. No obstante la variedad de dimensiones de la vida comunitaria que abarcan los vecinos en su accin, son conscientes de los lmites que los identifican: de all que consideran su articulacin con otros movimientos sociales como un elemento esencial a la constitucin de comunidades abiertas a la complejidad y diversidad de los aspectos que afectan su vida y, por esa va, a la posibilidad de orientar su accin en funcin de las utopas ms ricas que pueden as irse formulando. Dicho esto, no se puede desconocer que es un hecho significativo el que en los nuevos movimientos sociales en Venezuela, especialmente en los movimientos vecinales, (que son los que tienen mayor incidencia desde el punto de vista de su contribucin a la idea de la democracia y de la ciudadana) tengan un peso tan preponderante los sectores medios. Habiendo conquistado sus derechos democrticos, y no confrontando, en lo esencial, los problemas a los cuales se refiere la democracia social, estn en condiciones de priorizar preocupaciones diferentes a los tradicionales problemas sociales que afectan a los sectores populares 91 . Las representaciones simblicas, las ideas polticas, los programas de lucha, las prcticas sociales -al igual que las
89. En la propuesta poltica ms ambiciosa y coherente que se ha formulado en Venezuela en los ltimos aos desde una ptica que en trminos globales puede ser catalogada de neo-liberal, Ms y Mejor Democracia del Grupo Roraima, lo que presentan como la expresin ms genuina de esa democracia ciudadana despolitizada que pregonan lo que constituye precisamente el ms importante de los nuevos movimientos sociales que ha aparecido en Venezuela: las organizaciones vecinales de sectores medios. Ms no por ello ha pasado el movimiento vecinal a ser asimilado a estas posiciones a nivel de la opinin pblica. Claramente se reconoce que los vecinos se han constitudo en una referencia distintiva e independiente. 90. As apareca escrito como leyenda de un mural de ms o menos 50 metros. pintado por una Asociacin de Vecinos de El Cafetal. 91. De un lado, esto tiene el efecto positivo del despliegue de una serie de iniciativas, acciones y reflexiones de estos actores que, por contar con mayores posibilidades de tiempo y dedicacin y disponer mayores recursos materiales, profesionales, y "contactos", pueden lograr avances y xitos que abren nuevos espacios, y procedimientos para la accin social. Estos pueden no slo servir de referencia o ejemplo, sino extenderse a otros sectores en diversas formas de intercambio de experiencias, asesora, solidaridad, etc., como efectivamente ha ocurrido en el movimiento vecinal venezolano. Pero, de otro lado, es posible que aparezca lo que podramos denominar "efectos perversos". No se trata aqu de especular sobre posibles desarrollo futuros en la accin de las organizaciones vecinales. Existen numerosos casos en los cuales una de las preocupaciones centrales de organizaciones vecinales de sectores medios ha sido el problema de la delincuencia y de la seguridad personal. Ante esto, comienzan a parecer respuestas "feudalizadas"
Error! No se encuentra el origen de la referencia. teoras- simultneamente destacan y realzan determinados aspectos de la realidad y ocultan o hacen menos visibles otros. Aqu el problema fundamental con algunas teorizaciones dominantes y con el discurso que frecuentemente acompaa a los nuevos movimientos sociales no est en sus afirmaciones, sino en sus silencios. Dentro del contexto en el cual la imagen del ciudadano crtico que intenta imponer el movimiento vecinal se enfrenta a la del "buen ciudadano" aislado y de despolitizadas acciones individuales, de una deslegitimacin de la intervencin del Estado, del agotamiento poltico e ideolgico de los partidos venezolanos, los problemas econmicos y sociales de los sectores populares no slo se estn quedando sin expresin poltica organizativa: se estn quedando sin discurso 92 . Por otra parte, el nfasis unilateral en la ampliacin de la participacin democrtica de base como procedimiento, colocando en un segundo plano los problemas referidos a los contenidos de esa participacin corre el peligro -dadas las inmensas disparidades que estn en el punto de partida- de conducir a la ampliacin de las diferencias 93 .
La ampliacin de la democracia
No se trata entre otras cosas porque los desplazamientos culturales y los cambios en el sistema poltico que hemos caracterizado hacen que esto simplemente ya no sea posible- de retomar los desgastados discursos del sistema poltico (..continuacin) de proteccin de la propia comunidad, limitando el acceso a sta por parte de los habitantes de zonas vecinas de niveles socioeconmicos inferiores, ya sea por la va del incremento de la vigilancia policial u oponindose a las vas de acceso que permitan conectar entre s comunidades diferentes. En otra oportunidad se construy -por decisin democrtica de una comunidad de clase media organizada en un asociacin de vecinos- una pared para separar su urbanizacin de una comunidad popular vecina con el fin de mejorar la vista y aumentar el valor de la propiedad... Aqu lo que est en juego es una oposicin entre derechos de propiedad (de los vecinos de los sectores medios organizados en su asociacin de vecinos) y derechos personales -en este caso el derecho a la libre circulacin- de los habitantes de comunidades pobres vecinas. 92. Richard Falk aporta una reflexin interesante en este sentido. A la vez que destaca la importancia de nuevos mbitos privados, subjetivos, normativos en los nuevos movimientos sociales, seala: "Sin embargo, tales modos radicales y personales de exploracin corren el riesgo de convertirse en exquisitos si se desconectan de las ms tradicionales respuestas al sufrimiento humano." (op. cit. p. 179). 93. La democracia de base en el sistema educativo de los Estados Unidos es un buen ejemplo de cmo un nfasis unilateral en la libertad, entendida como descentralizacin y control local -dentro de un marco cultural que enfatiza el individualismo y competencia- se convierte en una va para la perpetuacin y acentuacin de las diferencias econmicas, culturales y educativas entre los sectores ms y menos privilegiados de la poblacin. Los esfuerzos por lograr la integracin racial de las escuelas por medio del "busing" (transporte de los nios a escuelas fuera de su comunidad con el fin de lograr un mayor balance racial en cada escuela) fue decidida por las cortes en nombre de un valor general, la igualdad de oportunidades, y cont con la oposicin decidida de muchas de las comunidades
Error! No se encuentra el origen de la referencia. tradicional. El discurso de la Revolucin ha sufrido en este pas una crisis tan severa que ha perdido toda credibilidad, y no tiene hoy aportes que hacer en torno a los problemas de la democracia. En cuanto a la propuesta socialdemcrata, si bien su deterioro no se expresa con la misma radicalidad, es posible afirmar -como consecuencia principalmente de la crisis del modelo keynesiano y el cuestionamiento generalizado al estatismo y la partidizacin- que sta se hace cada vez ms ambigua, ms llena de tensiones y, por ello, cada vez menos capaz de aportar interpretaciones y salidas adecuadas a los problemas que hoy plantea la democracia. Estos discursos siguen operando, pero su efectividad simblica -que depende de su capacidad para dar cuenta de los problemas actuales- es cada vez menor. Hoy existe en Venezuela un importante vaco de posturas tericas, ideolgicas, culturales, que puedan servir de piso para la defensa y ampliacin de la democracia, tanto poltica como social, en el pas. En la medida en que la incidencia poltica y social de las acciones de los sujetos depende de sus articulaciones de sentido, la posibilidad de llenar ese vaco tiene consecuencias trascendentes para el futuro de la democracia en Venezuela 94 . Una forma de concebir y hacer poltica ha llegado a su lmite, pero son posibles otros discursos y otras propuestas en la defensa de la ampliacin de la democracia. Una alternativa, un nuevo horizonte utpico normativo es posible a partir del terreno de los derechos personales, entendidos ampliamente como "derechos humanos", derechos polticos, derechos sociales, derecho a la vida de la presente y futuras generaciones, derecho a orientar el modo como se emplean los recursos de la sociedad y el desarrollo cientfico-tecnolgico, derecho a un ambiente sano, derecho a decidir sobre los asuntos que directamente se relacionan con la construccin de los sentidos culturales y de conformacin de la sociedad. No se trata de derechos genricos que corresponden a la "naturaleza humana", sino de productos histrico-culturales de las luchas sociales. Hoy es posible afirmar, desde la defensa de los derechos personales, que la profundizacin de la democracia no coincide con la ampliacin de los mbitos de injerencia social del Estado. "Dado el carcter burocrtico de la intervencin estatal, . . . (la) creacin de "espacios pblicos" no ocurre en la forma de una verdadera democratizacin sino a travs de nuevas (..continuacin) afectadas. 94. "Las formas en que libertad, igualdad, democracia y justicia son definidas al nivel de la filosofa poltica pueden tener consecuencias importantes en una variedad de otros niveles del discurso, y contribuir decisivamente a la formacin del sentido comn..." (Ernesto Laclau y Chantal Mouffe: op. cit. p. 174.) El debate poltico tiende a hacerse tan amorfo e indiferenciado que es posible que an desde organizaciones polticas que se autodenominan socialistas (MAS), se revindique como propia la agenda poltica neo-liberal. Ver: Antonio J. Herrera, "Roraima y el Socialismo Poltico", El Nacional, Caracas 18 de septiembre de 1987, Cuerpo A. p. 4. En el discurso de proclamacin como candidato presidencial del MAS, Teodoro Petkoff plante el restablecimiento de las "garantas econmicas", esto es, la libertad econmica que vienen exigiendo los sectores empresariales. El Nacional, Caracas,
Error! No se encuentra el origen de la referencia. formas de subordinacin." 95 La ampliacin de la injerencia estatal implica una extensin de los mbitos de la vida social que estn sometidos a su control y regulacin. Desde el punto de vista de la lucha por la ampliacin de los derechos personales, sin embargo, el significado que tiene la ampliacin de la presencia del Estado no es el mismo que tiene para el neo-liberalismo. Sus efectos son ambiguos, el Estado de bienestar social ha significado -tambin- la ampliacin de los derechos personales, conquistndose derechos sociales y transformando por esa va los significados de justicia, equidad y libertad 96 . La ampliacin de la accin social del Estado ha significado una extensin de los derechos personales, a costa de los derechos de propiedad. La reduccin de la accin estatal en estos campos -en ausencia de otras alternativas que les permitiesen a los sujetos sociales preservar su autonoma en relacin al Estado- no significa una ampliacin de los derechos personales, sino una ampliacin de los derechos de propiedad. Las implicaciones contradictorias que tiene la accin estatal en el terreno social no puede llevar a abandonar las metas de la democracia social. Lo que plantea es la necesidad de buscar otras vas para la ampliacin de los derechos personales que no signifiquen una extensin del poder estatal. Es igualmente diferente la idea de libertad que se construye desde la ptica neo-liberal (libertad identificada principalmente con la libertad econmica), y un ideal de libertad que tenga como eje al sujeto. Aqu es posible identificar la existencia de dos racionalidades divergentes. La libertad econmica plena, liberada de todo control o injerencia "pblica" no puede sino significar el despliegue sin contencin de una racionalidad instrumental econmica y tecnolgica que termina invadiendo todos los mbitos de la vida social y el mundo de vida de los sujetos 97 . La libertad como ampliacin de los derechos personales no es una libertad unidimensional, se refiere a los mltiples mbitos de sentido de la vida social 98 . Cuando se plantean los problemas de la libertad econmica y la crtica al intervencionismo estatal, lo que est en juego no son los problemas de la relacin entre Estado y empresa privada. Aqu tambin se expresa la relacin conflictiva entre (..continuacin) 29 de septiembre de 1987, Cuerpo D. p. 1. 95. Ernesto Laclau y Chantal Mouffe, op cit., pp. 162-163. 96. Ibid., p. 163. 97. Tales conceptos de racionalidades diferentes y de "colonizacin del mundo de vida" han sido tomados de Jrgen Habermas ("A Reply to my Critics" en J. B. Thompson y D. Held, compiladores: Habermas: Critical Debates, MIT Press, Cambridge, 1982. pp. 219-283; y The Theory of Communicative Action, Vol. 1, Beacon Press, Boston, 1984). 98. Quien mejor expresa esta diferencia entre los significados de la libertad econmica y la libertad de los sujetos es el propio Hayek:
"Es posible que un dictador gobierne de una forma liberal. Es posible igualmente que una democracia gobierne con una falta total de liberalismo. Mi preferencia personal es por un dictador liberal, y no por un gobierno democrtico que carezca de liberalismo".
Friedrich von Hayek: Entrevista en El Mercurio, Santiago, 12 de abril de 1981. (Citado
Error! No se encuentra el origen de la referencia. racionalidades diferentes 99 . A partir de la lgica de los derechos personales es posible una crtica radical de la caracterizacin liberal de la produccin como mbito privado (lo que comprende decisiones sobre organizacin del trabajo, destino de la inversin, tipos de tecnologa, orientacin de la investigacin y desarrollo (I y D), etc.). En el terreno econmico existen relaciones de poder, y el ejercicio de dicho poder tiene consecuencias centrales en la conformacin de la vida social. El carcter social y pblico de estos aspectos se oculta detrs de su caracterizacin como esfera privada. La expresin ms dramtica de estas relaciones de poder la encontramos en el desborde de una racionalidad econmica e instrumental hacia un mbito antes reivindicado como diferenciado: el terreno poltico. Cuando la internacionalizacin del capital reduce la soberana de los Estados nacionales 100 y les establece lmites reducidos a sus respectivos campos de accin (de manera que, independientemente de su voluntad poltica o programa, los gobiernos tienen que entrar en la competencia de generar un ambiente propicio para los negocios -sin lo cual no hay inversin de capital- 101 lo que est ocurriendo es una reduccin del mbito de competencia de la democracia. En este caso, en contraste con la lectura liberal de este proceso, es posible afirmar que no se trata de una extensin de la democracia por la va de la reduccin de la accin del Estado, sino precisamente de los contrario. El cuestionamiento a la concentracin no democrtica del poder en manos del Estado no tiene como nica alternativa la reivindicacin de la libertad de la empresa privada. Mientras las decisiones sobre la inversin continen concentradas en manos de pequeas minoras, sean stas pblicas o privadas, sern severas las limitaciones al ejercicio de la democracia. La ampliacin o extensin de los derechos personales tiene como condicin, por lo tanto, la democratizacin del proceso de toma de decisin en relacin a la produccin 102 . En la medida en que en la tradicin liberal se piensan las relaciones de poder como ligadas a las estructuras estatales, la disminucin de la injerencia estatal en la vida social y la democratizacin del poder del Estado son la va para el logro de una (..continuacin) por Samuel Bowles y Herbert Gentis: op. cit. pp. 11-12). 99. Debate en Venezuela en torno al significado del gasto pblico es un ejemplo claro de estas tensiones. Si el despilfarro, el clientelismo, y la partidizacin han fracasado rotundamente en el logro de un despegue rostoviano hacia el desarrollo autosostenido (racionalidad econmica), no es menos cierto que se ha logrado un extraordinario xito en el establecimiento de un rgimen democrtico estable, en un continente donde esto no ha resultado una empresa fcil, (racionalidad poltica -que caracterizamos como dominante en Venezuela en la primera parte del trabajo-). 100. Raymond Vernon: Sovereignty at Bay, Basic Books, Nueva York, 1971. 101. Esta debilidad de los estados nacionales frente al capital transnacional, que se expres tan ntidamente en el carcter neo-liberal de la polticas econmicas de los gobiernos socialistas de Francia y Espaa, es por supuesto mucho ms acentuada en los estados perifricos. 102. Ver una crtica similar a la ideologa tecnocrtica que excluye los sujetos de las decisiones que corresponden a los "expertos", en Jrgen Habermas: "Science and Technology as "Ideology"", op. cit.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. sociedad libre, sin relaciones de dominacin. Desde la ptica de los derechos personales es posible detectar, sin embargo, que no se trata de dos procesos necesariamente complementarios de democratizacin. En la medida que los estados nacionales pierden soberana ante el poder creciente del capital transnacional, la democratizacin de las estructuras estatales y el ejercicio del control poltico del Estado por parte de los ciudadanos tiende a ser un control quimrico: decisiones crecientemente significativas estn ubicadas fuera de ese mbito del ejercicio del poder. Es as posible una democracia que lo sea slo en las formas y en los procedimientos, pero no en los contenidos. El problema de la democracia no est slo en quines deciden, y como lo deciden, sino tambin, y muy frecuentemente, sobre qu se decide. Esto nos conduce a resaltar un ltimo punto a propsito de los problemas de la soberana y de las relaciones de la democracia con el terreno cultural. en palabras de Adam Przeworski, ". . . la gente es soberana en la medida en que pueden alterar las instituciones existentes, incluyendo el Estado y la propiedad y si pueden dirigir los recursos disponibles hacia todos los usos factibles." 103 Ello implica la capacidad para alterar las condiciones bajo las cuales los miembros de una comunidad llegan a determinadas preferencias 104 . Desde esta ptica, la lucha por la ampliacin de los derechos personales en su dinmica expansiva lleva al reconocimiento de que la libertad y el ejercicio de la democracia no pueden ser fraccionados ni limitados a determinados mbitos polticos o estatales de la vida social. De la misma manera en que la concentracin de las decisiones econmicas limita el ejercicio de los derechos personales, la ausencia de mecanismos ciudadanos de control, o incidencia efectiva sobre los terrenos de la actividad cientfico-tecnolgica y sobre los medios de comunicacin y la industria cultural -que son las principales actividades creadoras de sentido de la sociedad industrial moderna- constituyen barreras a superar en la construccin de la soberana popular.
103. Adam Przeworski: "Popular Sovereignty, State, Autonomy and Private Property", Departamento de Ciencia Poltica, Universidad de Chicago, 1984, (mimeo). Citado por Samuel Bowles y Herbert Gentis, op. cit. p. 182. 104. Samuel Bowles y Herbert Gentis: op. cit., pp. 182-183.
**II. DEMOCRATIZACION Y AUTORITARISMO: TENDENCIAS ACTUALES DEL SISTEMA POLITICO 105
105. En este texto se hace utilizacin amplia de los materiales de la investigacin "El sistema poltico venezolano y la regulacin del desarrollo cientfico tecnolgico", que se desarroll entre 1990 y 1991 con las participacin de los siguientes estudiantes de la Escuela de Sociologa de la Universidad Central de Venezuela: Antonio Gonzlez, Flor Izcarai, Felipe Malaver, Evelyn Snchez, Elida DiBonaventura, Natacha Gmez, Carmen Liendo y Jos Gregorio Masciangioli
Error! No se encuentra el origen de la referencia.
I. LA CRISIS DE MODELO DEMOCRATICO DEL PACTO DE PUNTO FIJO
El sistema poltico establecido en Venezuela a partir del ao 1958 con el derrocamiento de la dictadura de Prez Jimnez y la instauracin de la democracia ha entrado en crisis, y se encuentra actualmente en un perodo de importantes redefiniciones. Quisiera explorar algunas de estas transformaciones desde el punto de vista de lo que estas implican para el futuro de la democracia en el pas. En Venezuela se encuentran hoy enfrentadas dos tendencias bsicas en relacin a los problemas referidos a la construccin de una sociedad ms democrtica, y ms participativa. Por un lado estn las tendencias democratizantes que se expresan en las mltiples formas en que la sociedad civil encuentra modalidades de auto-organizacin y formula exigencias de autonoma, de descentralizacin y de democratizacin en oposicin a un sistema poltico Estado-partidos que -a lo largo de los ltimos 30 aos de experiencia democrtica- ha monopolizado el poder e invadido con su propia lgica los ms diversos mbitos de la vida colectiva. Por otro lado, est el proceso de resignificacin autoritaria del concepto y la prctica socialdemcrata de democracia que se ha venido dando en los ltimos aos. Como consecuencia de la debilidad del movimiento popular organizado, de la crisis de la izquierda, el agotamiento terico e ideolgico de la socialdemocracia; y la vigorosa arremetida terica y poltica del pensamiento neoliberal, estn dndose transformaciones profundas en el sistema poltico. Se trata de un desplazamiento del concepto y la prctica de la democracia, y en los mecanismos de toma de las decisiones ms importantes sobre el destino de la sociedad que apuntan en una direccin que en ltima instancia significara la negacin de la democracia e incluso de la poltica. Se trata de dos tendencias que puede ser comprendidas como opuestas, como enfrentadas, como tendencias democratizantes y tendencias autoritarias. Pero igualmente, en un cierto sentido que habra que explorar, estos procesos podran ser interpretados como tendencias complementarias que se refuerzan mutuamente en el proceso actual de reconstitucin del sistema poltico venezolano. La estabilidad democrtica de los ltimos treinta aos, la eleccin sucesiva de siete presidentes civiles por la va del voto universal, directo y secreto -cuya legitimidad ha sido en lo fundamental reconocida por todos los sectores de la sociedad- y la limitada amenaza que las fuerzas armadas han representado para este orden institucional, establecen un claro contraste con la experiencia de la mayor parte de los pases del continente durante las ltimas dcadas. Y sin embargo, desde hace por lo menos
Error! No se encuentra el origen de la referencia. una dcada, se habla de la crisis o agotamiento del modelo poltico venezolano y se debaten y proponen alternativas destinadas a garantizar la consolidacin y profundizacin de su carcter democrtico. Son diversos los factores que contribuyen a esta percepcin generalizada de crisis. Los cambios en las condiciones econmicas del pas -el fin de la era de la expansin continuada de la renta petrolera que sirvi de sustento al pacto poltico de la transicin a la democracia de 1958- conduce al agotamiento del modelo socialdemcrata de Estado de Bienestar Social que haba sido incorporado inclusive al texto constitucional de 1961. Las exigencias de los diversos sectores de la sociedad no pueden ya resolverse por la va del reparto de una torta petrolera en expansin, profundizando la tensin entre las funciones de acumulacin y legitimacin 106 del Estado venezolano. Igualmente, la acelerada modernizacin y diferenciacin de la sociedad venezolana en las ltimas tres dcadas hacen que esta ya no pueda ser contenida dentro de los estrechos lmites que el monopolio Estado-partidos estableci como modelo de democracia en el pas. En tercer lugar, puede sealarse la percepcin generalizada de ineficiencia y corrupcin del Estado, los partidos y las organizaciones sindicales, procesos que con seguridad se han acentuado en los ltimos aos, pero cuya percepcin se agudiza como consecuencia de los cambios econmicos y polticos antes sealados 107 . Dado este conjunto de procesos, y en especial, dada la percepcin generalizada de crisis del modelo poltico y econmico de las ltimas dcadas, el sistema poltico no puede permanecer inalterado sin arriesgar su legitimidad y estabilidad. Es en relacin a las caractersticas e implicaciones para la idea de democracia del nuevo modelo poltico que se est conformando, que se formulan a continuacin algunos sealamientos.
106. Ver: James O'Connor: The Fiscal Crisis of the State, St. Martin's Press, Nueva York, 1973. 107. Sobre el modelo poltico y econmico de Venezuela a partir de 1958 y su crisis ver: Margarita Lpez Maya, Luis Gmez Calcao y Thas Maingn, De punto Fijo al Pacto Social. Desarrollo y Hegemona en Venezuela (1958-1985), Fondo Editorial Acta Cientfica Venezolana, Caracas, 1989.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. II. TENDENCIAS DEMOCRATIZANTES EN LA VENEZUELA ACTUAL
El impulso democratizante reciente ms importante que se ha dado en el pas ha sido el auge de formas autnomas de organizacin de la sociedad civil. Esto se evidencia en el caso de las asociaciones de vecinos de los sectores medios que se han convertido en significativos actores sociales o polticos en los ltimos aos. Estos movimientos sociales urbanos han tenido una actuacin destacada en problemas que van desde la zonificacin urbana, los derechos de los consumidores, los niveles de las tasas de inters de los crditos hipotecarios, hasta las reformas del Estado y reformas electorales orientadas a la consolidacin de la autonoma municipal y a la democratizacin de los procedimientos electorales 108 . En segundo lugar, puede destacarse la ampliacin de los campos de la vida social en relacin a los cuales se hacen exigencias democrticas: exigencias de informacin, de conocimiento de las alternativas, de participacin en la toma de decisiones. Esto es particularmente claro en el caso de aquellas decisiones que de alguna manera pueden afectar la calidad de la vida, problemas de regulacin urbana, y todo lo referido a aquellas actividades que pueden tener efectos negativos sobre el ambiente. Es muy notorio el contraste entre lo que era hasta hace muy pocos aos la indiferencia de la mayor parte de la opinin pblica, de los medios de comunicacin social, y de las propias comunidades ante actividades econmicas que significasen la destruccin de bosques, ros, estuarios, y dems recursos naturales, con la situacin actual en la que las preocupaciones ambientales y ecolgicas ocupan un papel relevante. Es posible sealar mltiples casos en los aos recientes en los cuales como consecuencia de las reacciones de comunidades locales, de grupos ecolgicos o ambientalistas, de gremios de cientficos o mdicos, y particularmente de la prensa, ha sido necesario modificar decisiones empresariales o gubernamentales sobre asuntos que hace unos pocos aos hubieran sido manejados fuera de todo conocimiento por parte de la opinin pblica: desechos txicos de Puerto Cabello; la importacin de carne radioactiva producto del accidente nuclear de Chernobyl; construcciones y desarrollos urbansticos que afectan a las comunidades vecinas; contaminacin de aire y aguas; pesca de arrastre que destruye las fuentes de vida de las comunidades pesqueras tradicionales; minera de oro en las cabeceras del Orinoco y el Caron con tecnologas que significan no slo una deforestacin y destruccin acelerada de la capa vegetal, sino igualmente la contaminacin mercurial. En tercer lugar, puede sealarse el proceso de redefinicin de la centralidad del sistema Estado-partidos. En
108. Se trata, sin embargo, de un fenmeno muy concentrado en los sectores medios urbanos, especialmente de Caracas. Mucho ms precario es el proceso organizativo,
Error! No se encuentra el origen de la referencia. Venezuela ha sido absolutamente central el papel del Estado en la conformacin de la sociedad moderna a partir del ao 1936, como consecuencia -principalmente- de lo precario de la sociedad civil existente en el pas antes de esa poca, y de la concentra- cin en manos del Estado de los ingresos provenientes de la principal riqueza nacional: el petrleo. Se gest as un Estado rentista-paternalista-populista-clientelista 109 que defini la forma dominante de la accin poltica y gremial en el pas a la largo de estas ltimas dcadas. Cada expectativa social se fue convirtiendo en una demanda o requerimiento que se le haca al Estado, los procesos organizativos y de lucha estaban destinados fundamentalmente a exigir a ste la solucin de un determinado problema. Una cara de este proceso fue la constitucin de un limitado Estado de bienestar social -de tradicin socialdemcrata- mediante el cual por la va del gasto pblico en industrias bsicas, infraestructura, educacin, salud, vivienda, etc., de alguna forma -aunque siempre muy desigualmente- la renta petrolera lleg a los diferentes sectores del pas y se legitim la idea de que el Estado, con los recursos petroleros, deba responder a las exigencias de los diferentes sectores sociales. La otra cara de este proceso fue la paulatina prdida, o simplemente ausencia, de capacidades organizativas y de accin autnomas por parte de los diversos grupos y sectores sociales del pas. Los partidos y gremios se convirtieron fundamentalmente en correas de transmisin entre el Estado y los diversos sectores de la poblacin. Desde el punto de vista del Estado y de los partidos de gobierno, esta dependencia paternalista y ausencia de autonoma de base ha significado, por supuesto, la base fundamental del monopolio del poder que han mantenido a lo largo de las ltimas dcadas. Este clientelismo paternalista tiene como consecuencia una sociedad muy poco organizada y con capacidades casi inexistentes para resolver sus problemas en forma autnoma. En los ltimos aos, como consecuencia del acelerado proceso de modernizacin de esta sociedad, se est haciendo cada vez ms notoria la incapacidad del sistema poltico Estado-partidos para dar cuenta de una sociedad ms compleja, ms diversificada. Se ha venido dando lo que podra llamarse una ampliacin y diversificacin de los mbitos de creacin de sentido 110 . Se va constituyendo una sociedad ms plural, con otros mbitos de constitucin de jerarquas sociales. La sociedad se hace ms democrtica en la medida en que se gestan otros espacios o mbitos sociales que no pueden ser controlados y manipulados por los partidos polticos y el Estado 111 . (..continuacin) y sobre todo organizativo autnomo en los sectores populares. 109. Estos son los trminos con los cuales Arturo Sosa caracteriza al sistema poltico venezolano de las ltimas dcadas. 110. Sobre la expansin de los mbitos de lo poltico en Venezuela en los ltimos aos ver el primer captulo de este libro. 111. En el pacto constitutivo del actual rgimen democrtico en Venezuela, y como consecuencia de su precariedad e inestabilidad inicial, no slo se estableci el monopolio casi absoluto de los partidos polticos dominantes (Accin Democrtica
Error! No se encuentra el origen de la referencia. Estas tendencias se expresan en nuevos tipos de demandas por parte de la sociedad civil, demandas a las cuales el sistema Estado-partidos tiene que responder al menos parcialmente. Estas demandas tienen que ver tanto con exigencias de autonoma y limitacin de la injerencia estatal, como con las de descentralizacin y democratizacin de las propias estructuras estatales y partidistas.Se busca limitar el poder de las pequeas cpulas polticas y ampliar las posibilidades de participacin de la poblacin en su conjunto en los procesos de toma de decisiones. El Estado y los partidos se ven obligados a responder a estas demandas si no quieren perder toda legitimidad, especialmente en condiciones en las cuales sta ya no puede ser comprada en base a la distribucin de la renta petrolera como consecuencia de la crisis econmica y el peso de la deuda externa. Aparece as el tema de la Reforma del Estado, mediante la cual se afirma la voluntad de transformar un Estado hipertrofiado, burocratizado, ineficiente, corrupto, y partidizado, en un Estado eficiente, con atribuciones delimitadas, descentralizado, moderno y democrtico. La Comisin Presidencial para la Reforma del Estado (COPRE) representa una experiencia indita en el sistema poltico venezolano, un espacio abierto para el debate, estudio y proposicin de las transformaciones principales que podran y deberan establecerse en dicho sistema poltico en funcin de su modernizacin y democratizacin. Los objetivos de esta reforma son precisados por la COPRE en los siguientes trminos:
Democratizacin y modernizacin de la sociedad venezolana "La Reforma del Estado es un proyecto de modernizacin radical de la sociedad venezolana. Es un proyecto que implica la redistribucin del poder social con el propsito de profundizar la democracia y hacer ms eficiente al Estado y a los actores sociales." 112
"La modernizacin que inspira el proyecto de reforma en Venezuela enfatiza su sentido democrtico y social. Tal aseveracin, para no ser retrica, tiene que significar algo muy concreto. Si bien el nfasis democrtico y social no puede ahorrarle a la sociedad los costos de sus transformaciones, tiene la posibilidad (..continuacin) y Copei) en el ejercicio del poder, sino que adems se estableci un rgimen poltico extremadamente centralizado, vertical y presidencialista. El Poder Judicial como el Parlamento tienen un papel francamente secundario en relacin a las atribuciones y poderes con que cuenta el Ejecutivo. Esta centralizacin del poder se expresa en el hecho de que los gobernadores han sido designados por el Presidente de la Repblica. Desde el punto de vista electoral el monopolio partidista se ha expresado en mecanismos electorales mediante los cuales los electores slo pueden seleccionar entre listas completas cerradas presentadas por los partidos, con los cual se niega la posibilidad de seleccionar aquellos candidatos al Congreso o a los Concejos Municipales que las comunidades consideren ms representativas de sus intereses. Desaparece as toda responsabilidad directa (accountability) entre el funcionario electo y sus electores.
112. COPRE, Proyecto de Reforma Integral del Estado, Vol. I, Caracas 1988, p. 21.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. de redistribuirlos." 113
"Modernizacin acelerada con sentido democrtico y social es, en sntesis, el objetivo de la reforma del Estado." 114
"La reforma del Estado es un proceso poltico, por cuanto comporta una redistribucin del poder social, desde los ncleos centralizadores hacia los ciudadanos y desde el centro poltico-administrativo hacia la provincia." 115
Las reformas del Estado como programa estratgico
"Las reformas son para Venezuela un programa estratgico. El futuro del pas estar orientado por el esfuerzo que se haga en relacin al proyecto reformador, con dos efectos fundamentales:
-Comunicar una mayor estabilidad y un mayor grado de consenso al sistema poltico en la medida en que se aprecia que los reclamos y demandas de la sociedad pueden tener respuesta adecuada.
-Dotar progresivamente a la sociedad de un programa de transformaciones, lo que hace perfectamente previsible y conveniente que la fuerza desplegada por quienes aspiren a los cambios se multipliquen, y que las resistencias sean enfrentadas con mayor audacia y energa. El resultado ser una sociedad ms slida institucionalmente, pero ms conmovida por las exigencias." 116
Las reformas polticas
"Se orientan a elevar sustancialmente la calidad de la representacin y participacin en el sistema poltico. Constituyen el mecanismo esencial para que la condicin ciudadana pueda ser efectivamente desarrollada y para que los excesos de algunas instituciones sean corregidos. Estas reformas contribuyen a rearticular las relaciones entre el Estado y la ciudadana y a mejorar la calidad del liderazgo nacional." 117
La descentralizacin
"Las reformas tendientes a la descentralizacin territorial tienen por objetivo profundizar la democratizacin de la gestin pblica y, al mismo tiempo, hacer ms eficiente el funcionamiento del Estado, el cual en algunos casos ha llegado a escalas de concentracin que anulan la efectividad de su labor. La descentralizacin es la expresin territorial del poder social." 118
El fortalecimiento de la organizacin ciudadana y los derechos humanos
"La Reforma del Estado no es posible si, al mismo tiempo no implica un cambio en la presencia ciudadana. El nico modo en el cual las fuerzas concentradoras de poder pueden ser equilibradas, impidiendo que se desborden despticamente." 119
113. Op. cit., p. 23. 114. Ibid. 115. Op. cit.., p. 32. 116. Op. cit.., p. 37. 117. Op. cit.., p. 38. 118. Ibid. 119. Op. cit.., p. 56.
Error! No se encuentra el origen de la referencia.
"El reconocimiento de los derechos humanos por parte del sistema jurdico es condicin necesaria mas no suficiente para el surgimiento de la condicin ciudadana. El ciudadano surge con la posibilidad real, prctica, de asuncin de deberes y derechos consagrados por la Constitucin y las leyes de la Repblica, y por la posibilidad adicional de moldear y construir socialmente esos derechos." 120
"La lucha por la condicin ciudadana es, simultneamente, la lucha por la construccin de mecanismos de intermediacin con el Estado y de dotacin de formas organizativas autnomas." 121
"La base real sobre la cual el proceso de reformas puede tener su asiento social ms genuino es el desarrollo de una multiplicidad de organizaciones ciudadanas. En efecto, si la sociedad civil no se desarrolla a plenitud, los cambios legales, administrativos y tcnicos tendern, casi inevitablemente, a enquistarse y a reproducir las manifestaciones estatales y paraestatales denunciadas. La organizacin ciudadana es base consistente para que se establezca un contrapunto dialctico con el Estado, introduciendo factores de equilibrio a la tendencia centralizadora propia de una sociedad dejada a la compulsin del dominio estatal." 122
Una cultura para el cambio
"La nocin de la reforma del Estado como un gigantesco proceso de transformacin cultural remite al hecho de que los ciudadanos se coloquen cada vez ms en condiciones de exigirse a s mismos, como sujetos activos de la sociedad." 123
"En sntesis, esta transformacin alude a la mutacin mediante la cual los ciudadanos dejan de convertir al Estado, real o mtico, en el centro de todas sus aspiraciones, y pasan a ser, ellos mismos, el sujeto capaz de lograrlas." 124
"Superar la idea del Estado paternal, y la condicin de minusvala del ciudadano, es tambin colocar a ste en un papel para el cual no ha tenido muchas veces condiciones, posibilidades, ni -en rigor- un inters muy profundo. El definitiva es el papel de protagonista el que se busca para el ciudadano." 125
A pesar del escepticismo inicial un conjunto de estas propuestas de reforma terminan convirtindose en ley, y comienzan a producir innegables efectos en el sistema poltico venezolano. Las siguientes son las leyes ms significativas en trminos de los objetivos democratizantes y descentralizadores entre el conjunto de normativas propuestas por la COPRE que haban sido aprobadas para fines de 1989.
1. Ley Orgnica del Rgimen Municipal 2. Ley de eleccin y Remocin de los Gobernadores 3. Reforma de la Ley Orgnica del Sufragio
120. Op. cit.., pp. 56-57. 121. Op. cit.., p. 57. 122. Op. cit.., p. 59. 123. Op. cit.., p. 72. 124. Ibid. 125. Ibid.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. 4. Ley Orgnica de descentralizacin, delimitacin y trasferencia del poder pblico 126 .
Los cambios ms importantes producto de estas leyes son: la eleccin directa de gobernadores; la eleccin directa de Alcaldes (antes slo exista el presidente del Concejo Municipal nombrado por acuerdo entre los partidos representados en el Concejo Municipal); la separacin entre los poderes Ejecutivo y Legislativo en los Municipios con la separacin entre Alcalde y Concejo Municipal; y la transferencia de competencias a los gobernadores, con sus implicaciones de descentralizacin administrativa; y la combinacin de votacin por planchas o nominal en las elecciones de Concejales, paso importante hacia el logro de la aspiracin de lograr la autonoma de los electores frente a la imposicin partidista. De estas leyes de reforma, la que avanza ms significativamente en la direccin de una sociedad ms democrtica, descentralizada y participativa es la Ley Orgnica del Rgimen Municipal 127 en la cual se establecen la mayora de las revindicaciones por las cuales vena luchando el movimiento vecinal durante la ltima dcada. Los aspectos ms resaltantes de esta ley en este sentido son los siguientes:
Derecho a la informacin y participacin ciudadana
"Los Municipios y los Distritos deben suministrar la ms amplia informacin sobre su actividad y promover la participacin de todos los ciudadanos en la vida local." (Art. 166)
"Todos los ciudadanos tiene derecho a consultar los archivos y registros de los Municipios, as como a obtener copias y certificaciones de las decisiones que adopten los rganos de las entidades locales, salvo el caso de documentos clasificados como reservados." (Art. 167)
"El Concejo o Cabildo requerir, de conformidad con lo que dispongan sus Reglamentos, la cooperacin
126. Esta Ley "...tiene por objeto desarrollar los principios constitucionales para promover la descentralizacin administrativa, delimitar competencias entre el Poder Nacional y los Estados, determinar las funciones de los Gobernadores como agentes del Ejecutivo Nacional, determinar las fuentes de ingresos de los Estados, coordinar los planes de inversin de las Entidades Federales con los que realice el Ejecutivo Nacional en ellas y facilitar la transferencia de la prestacin de servicios de Poder Nacional a los Estados." Ley Orgnica de Descentralizacin, Delimitacin y Transferencia de Competencias del Poder Pblico", Gaceta Oficial nmero 4153 Extraordinaria, Caracas 28 de diciembre de 1989. Sobre el significado de esta Ley, Luis Gmez Calcao y Margarita Lpez Maya afirman:"...un anlisis preliminar de esta Ley permite apreciar la persistencia de la fuerte corriente centralizadora. Se mantiene la obligacin de invertir en forma coordinada con el Ejecutivo Nacional la mitad del situado constitucional. Y las fuentes de ingreso atribuidas directamente a los estados son de poca significacin." "Ello no debe, sin embargo, llevarnos a subestimar la importancia poltica de la eleccin directa de gobernadores. En tal sentido ella va a complejizar el sistema poltico en la medida en que reconoce la diversidad regional. Por otra parte, abre espacios de ejercicio del poder a grupos y partidos que se vean limitados por la grandes maquinarias polticas. La derrota de algunos candidatos que haban sido impuestos por las maquinarias,a pesar de estar acusados de corrupcin, podra ser considerada como un primer resultado positivo de la reforma electoral.", El tejido de Penlope. La Reforma del Estado en Venezuela (1984-1988), CENDES, APUCV, IPP, Caracas, 1991, pp. 210-211. 127. Ley Orgnica de Rgimen Municipal y Reforma Parcial de la Ley Orgnica de Rgimen Municipal, Gaceta Oficial nmero 4109, Caracas 15 de junio de 1989.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. vecinal para labores de asesoramiento, en: a) Comisiones permanentes del propio Concejo o Cabildo. b) Comisiones de Vecinos encargadas de vigilar el buen funcionamiento de los servicios pblicos en su jurisdiccin: educativos, asistenciales, recreacionales, de polica, de acueductos, cloacas y drenajes, de aseo urbano, de abastecimiento, mercados y control de precios, de cementerios y servicios funerarios, de transporte pblico, de vialidad y conservacin de vas de cualquier otra." (Art. 178)
Derecho de los ciudadanos a presentar sus propuestas y problemas a consideracin de los Concejos Municipales vecinos
"Cada tres (3) meses, por lo menos, el Concejo o Cabildo deber celebrar una sesin en la cual se considerarn materias de inters local que los vecinos hayan solicitado por escrito y con quince (15) das de anticipacin por lo menos, a la fecha de reunin." (Art. 169)
"Las Asociaciones de Vecinos, as como las agrupaciones representativas de sectores de las comunidad legalmente constituidos podrn presentar al Concejo o Cabildo proyectos de ordenanzas. Esta iniciativa deber estar respaldada por un nmero no menor de un mil vecinos del Municipio o distrito, debidamente identificados." (Art. 172)
El referndum
"El Concejo o Cabildo convocar a referndum a los electores de la Parroquia, Municipio o Distrito a los fines de la consulta de las ordenanzas u otros asuntos de inters colectivo con excepcin de la Ordenanza de Presupuesto y de las tributarias, cuando as lo decida la Cmara por las dos terceras partes (2/3) de sus miembros o lo solicite un diez por ciento (10%), por lo menos, de los vecinos inscritos en la Junta Electoral que tenga jurisdiccin en esa entidad. La Ordenanza sometida a referndum requerir para su validez la aprobacin de la mayora de los votos emitidos." (Art. 175)
Remocin de los Alcaldes
"El Alcalde quedar suspendido en el ejercicio del cargo cuando el Concejo o Cabildo, por decisin expresa y motivada y con el voto de las tres cuartas (3/4) partes de sus integrantes, impruebe la Memoria y cuenta de su gestin anual. En este mismo acto, el Concejo o Cabildo convocar a un referndum que se realizar en un plazo mximo de treinta (30) das, para que el cuerpo electoral local se pronuncie sobre la revocatoria o no del mandato del Alcalde." (Art. 69)
Ya es posible comenzar a percibir la existencia de nuevas dinmicas en el sistema poltico venezolano como consecuencias de estos cambios institucionales. La responsabilidad directa de los gobernadores y concejales ante sus electores (por el hecho de no ser nombrados por el presidente, ni un pacto partidista como lo fueron anteriormente), comienza a resquebrajar la ptica centralista que tena como nica referencia poltica al Ejecutivo. Las aspiraciones e intereses locales y regionales encuentran un lugar de constitucin y expresin que haba estado ausente en el rgimen democrtico venezolano. Esta nueva dinmica se expresa en debates en torno a programas de inversin de significacin nacional. Cuando el Ejecutivo anuncia un Plan de Inversiones extraordinarias para el ao 1990, destinado a la reactivacin de la economa, la primera reaccin
Error! No se encuentra el origen de la referencia. de los gobernadores fue presionar para la aprobacin de las inversiones que implicaban recursos para sus regiones lo ms pronto posible. Sin embargo, en la medida en que algunos gobernadores y sectores de la oposicin rechazaron el manejo absolutamente centralizado del plan de inversiones, y se comenz exigir participacin en la definicin de las prioridades y en el manejo de los recursos por parte de los gobiernos estatales, la postura se alter hasta que la mayor parte de los gobernadores, an los del partido de gobierno, formaron un bloque de oposicin a los criterios centralistas catalogndolos como contrarios a las nuevas normativas descentralizadoras que acompaaron a la eleccin directa de gobernadores. El Ejecutivo termin cediendo y entr en un proceso de negociaciones con stos que implic una reformulacin del plan de inversiones y de su gestin. Estas mismas tensiones aparecen cuando se debate el Plan Ferrocarrilero Nacional, exigido por varias regiones del pas como forma de salir del centralismo y lograr una articulacin mayor entre las economas regionales 128 . Sin embargo, todos estos no son sino procesos parciales dentro de una dinmica que parece apuntar en una direccin contraria a la democratizacin, la descentralizacin y la participacin en la sociedad venezolana. Como bien dicen Margarita Lpez Maya y Luis Gmez Calcao, como conclusin de su estudio sobre la reforma del Estado en Venezuela:
"Irnicamente, el resultado final de nuestra investigacin podra ser el que los actores hegemnicos han logrado, con el esfuerzo de algunos de sus integrantes ms capaces, formular un proyecto consensual, dotado de una aceptable coherencia, para adaptarse a los cambios endgenos y exgenos que amenazan al sistema. Pero al mismo tiempo, se resisten a asumir con decisin las acciones que el mismo proyecto plantea como requisitos."
"Como Penlope asediada por sus pretendientes, la lite venezolana promete acceder a las importunas demandas de apertura y renovacin que hacen los advenedizos. A la luz del da teje la reformas que, afirma, sern la mortaja de la democracia clientelista excluyente. Y en la oscuridad desteje lo hecho, quizs a la espera del caudillo que pueda enfrentar la tarea de expulsar a los intrusos." 129
128. En este caso, sin embargo, es poco probable que las aspiraciones de los gobernadores sean realizadas, ya que este Plan Ferrocarrilero cuenta con la oposicin del Banco Mundial. 129. El tejido de Penlope..., op. cit., p. 207.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. III. LAS TENDENCIAS AUTORITARIAS
En trminos globales, es posible afirmar que ms all de todos los consensos polticos explcitos en relacin a la descentralizacin y la democratizacin del pas, ms all de las reformas de la COPRE, tanto en lo referido a las intenciones como en las normativas legales que han sido implementadas y de las dinmicas polticas que stas han generado, por la va de los hechos, y sin debate ni toma de decisin poltica expresa, se est imponiendo una concepcin y una prctica autoritaria de la democracia que puede ser mejor descrita como un modelo schumpeteriano de democracia. La exposicin ms acabada del modelo de democracia que en trminos efectivos se est consolidando en Venezuela es el modelo descrito por Joseph Schumpeter en su influyente texto Capitalismo, socialismo y democracia, publicado originalmente en el ao 1942 130 . Este modelo puede ser sintentizado en las siguientes proposiciones:
1. Incapacidad del ciudadano comn para los asuntos polticos.
"...el ciudadano normal desciende a un nivel inferior de prestacin mental tan pronto como penetra en el campo de la poltica. Analiza y argumenta de una manera que l mismo calificara de infantil si estuviese dentro de la esfera de sus intereses efectivos. Se hace de nuevo primitivo. Su pensamiento se hace asociativo y efectivo." 131
"...la voluntad del pueblo es el producto y no la fuerza propulsora del proceso poltico." 132
2. La democracia es exclusivamente un mtodo de eleccin de gobernantes.
"Ante todo, con arreglo al criterio que hemos adoptado, la democracia no significa ni puede significar que el pueblo gobierna efectivamente, en ninguno de los sentidos evidentes de las expresiones "pueblo" y "gobernar". La democracia significa tan slo que el pueblo tiene la oportunidad de aceptar o rechazar los hombres que han de gobernarle." 133
3. La participacin poltica de los ciudadanos debe limitarse al proceso electoral. Una vez realizada las elecciones los ciudadanos deben abstenerse de toda injerencia poltica.
"Los electores situados fuera del parlamento tienen que respetar la divisin del trabajo entre ellos mismos y los polticos que eligen. No deben retirar su confianza con demasiada facilidad en el intervalo entre las elecciones y deben comprender que, una vez que han elegido a un individuo, la poltica le corresponde a l, y no a los electores. Esto significa que tienen que abstenerse de darle instrucciones acerca de lo que tiene que hacer, principio que, en efecto, ha sido reconocido universalmente por las constituciones y la teora poltica desde la poca de Edmund Burke." 134
130. Ediciones Orbis, S.A. Barcelona, 1983. 131. Op. cit., p. 335. 132. Op. cit., p. 336. 133. Op. cit., p. 362. 134. Op. cit., p. 374.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. 4. Hay que establecer lmites precisos a los asuntos que puedan ser tratados a travs del mtodo democrtico. En particular, no todas las funciones del Estado tienen porque estar guiadas por el mtodo democrtico, y la esfera de la actividad econmica debe estar excluida de la gestin poltica.
Una "... condicin para el xito de la democracia consiste en que el dominio efectivo de la decisin poltica no debe ser demasiado dilatado." 135
Es necesario tener lmites al "...dominio efectivo de las decisiones polticas, esto es, la esfera dentro de la cual deciden los polticos tanto sobre el fondo como sobre la forma." 136
"La democracia no exige que todas las funciones del Estado estn sometidas a su mtodo poltico". 137
"Ninguna persona responsable puede contemplar con serenidad las consecuencias de una extensin del mtodo democrtico, es decir, la esfera de la `poltica', a todas las cuestiones econmicas. Si cree que el socialismo democrtico significa precisamente esa extensin, tal persona concluir, naturalmente, que el socialismo democrtico tiene que fracasar. ... la extensin del dominio de la gestin pblica no implica una extensin correlativa del dominio de la gestin poltica." 138
5. La democracia no es un mtodo para el cambio de la sociedad. Slo funciona adecuadamente si todos los intereses de importancia coinciden y hay fidelidad a los principios estructurales de la sociedad existentes.
"...el gobierno democrtico slo funcionar con plena ventaja si todos los intereses de importancia son prcticamente unnimes, no slo en su fidelidad al pas, sino tambin en su fidelidad a los principios estructurales de la sociedad existente. Cuando estos principios sean puestos en tela de juicio y surjan problemas que dividan a la nacin en dos campos hostiles la democracia funcionar con desventaja. Y puede dejar de funcionar por completo tan pronto como entren en juego intereses respecto a los cuales rehsen los hombres llegar a un compromiso." 139
"He subrayado que no puede esperarse que la democracia funcione satisfactoriamente, a menos que la gran mayora de la poblacin de todas las clases est dispuesta a atenerse a las reglas del juego democrtico, y que esto implica, a su vez, que estos ciudadanos han de estar sustancialmente de acuerdo sobre los fundamentos
135. Op. cit., p. 370. 136. Op. cit., p. 371. 137. Ibid. 138. Op. cit., p. 379. 139. Op. cit., p. 375.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. de su estructura institucional." 140
6. La estabilidad democrtica requiere de la autodisciplina democrtica de todos los sectores de la sociedad, aunque esta autolimitacin sea ms fcil para los sectores sociales ms favorecidos por el orden social existente.
"Todo el mundo estar de acuerdo, por supuesto, en que el mtodo democrtico no puede funcionar sin fricciones, a no ser que todos los grupos que cuentan en una nacin quieran aceptar todas las medidas legislativas durante todo el tiempo que estn en vigor y todas las medidas ejecutivas ordenadas por las autoridades legalmente competentes." 141
"El sistema burgus limita la esfera de la poltica, limitando la esfera de la autoridad pblica; su solucin consiste en el ideal de un Estado sobrio que existe primordialmente para garantizar la legalidad burguesa y proporcionar un marco firme para el esfuerzo individual autnomo en todos los campos." 142
"Es ms fcil practicar la autolimitacin democrtica por una clase cuyos intereses quedan mejor servidos por una poltica de no intervencin, que por las clases que tienden, por su naturaleza, a vivir del Estado." 143
Esta concepcin de la democracia como limitada al conjunto de procedimientos mediante los cuales se elige a los gobernantes, que niega la posibilidad misma de la participacin ciudadana y que excluye casi todos los asuntos de vida colectiva -en particular la economa- de la mirada poltica y de la aplicacin de criterios democrticos, est en clara contradiccin con los supuestos bsicos del modelo socialdemcrata que sirve de piso a la Constitucin de 1961 144 . Es, en forma implcita o explcita, la idea de democracia presente en el pensamiento neoliberal contemporneo 145 . El espacio en el cual puede detectarse con mayor nitidez esta transformacin del modelo de democracia es en relacin al proceso actual de toma de decisiones en torno a la economa del pas. Consistente con el modelo schumpeteriano, los electores eligen gobernantes, no polticas. Los programas de gobierno forman parte de un ritual que debe acompaar las campaas electorales, pero en nada comprometen a los candidatos electos en base a esos programas. Como ha ocurrido en los dems casos notorios de Amrica Latina, en especial con Menem y con Fujimori, los electores votaron por una cosa y obtuvieron otra. Despus de
140. Op. cit., p. 382. 141. Op. cit., p. 373. 142. Op. cit., p. 377. 143. Ibid. 144. La Constitucin de 1961 establece en su prembulo como su meta "...proteger y enaltecer el trabajo, amparar la dignidad humana, promover el bienestar general y la seguridad social; lograr la participacin equitativa de todos en el disfrute de la riqueza, segn los principios de justicia social y fomentar el desarrollo de la economa del pas al servicio del hombre." 145. Sobre las implicaciones polticas del modelo neoliberal ver el captulo
Error! No se encuentra el origen de la referencia. todo no se supone que los electores tengan capacidad para saber que les conviene. Entre dos programas electorales uno de corte claramente neoliberal, (Eduardo Fernndez del partido socialcristiano Copei) y otro al menos ambiguo al respecto, y con reminiscencias de la poca del populismo de la Gran Venezuela 146 , tal como las vallas publicitarias ofreciendo el pleno empleo por parte de Carlos Andrs Prez, el electorado escogi la segunda opcin. Algunos ejemplos bastan para ilustrar la orientacin del Programa de Gobierno presentado por Carlos Andrs Prez a los electores en 1988 147 . Al hablar del papel del Estado en la economa, se reafirma el carcter de "rgano rector de la poltica econmica" 148 . Se define el papel del Estado en trminos tmidamente neoliberales, pero, en correspondencia con las posturas socialdemcratas clsicas, se rechaza tanto el estatismo como el liberalismo 149 . "La democratizacin del capital y la distribucin equitativa de los frutos del crecimiento" 150 juegan un papel destacado:
"...la medicin de los logros econmicos se har simultneamente con la orientacin de los bienes y servicios que demanda la mayora de la poblacin. La eficiencia social de la economa la mediremos por la capacidad para generar empleos adecuadamente remunerados y en su capacidad para reducir las grandes desigualdades sociales en el ingreso que hoy caracteriza a nuestra poblacin. El aumento del poder de compra de los sectores ms pobres de la poblacin ya no es slo un problema tico que corresponde al Estado resolver, sino un problema econmico si queremos que la prxima etapa se apoye en el establecimiento de un mercado real entre oferta y demanda a nivel privado."
"La capacidad del sistema econmico para financiar su transformacin debe estar acompaada de mecanismos novedosos que permitan la democratizacin del capital y la participacin cada vez ms justa de los trabajadores en la riqueza que contribuyen a generar." 151
"Por ltimo, promover una distribucin equitativa de los frutos del crecimiento, como objetivo central del desarrollo que no puede ser otro que la satisfaccin de las necesidades colectivas." 152
Sin embargo, el programa efectivo de gobierno no haba sido en realidad sometido a la consideracin de los electores. Este haba sido ya acordado con los organismos financieros internacionales al margen del proceso democrtico venezolano. (..continuacin) V de este libro. 146. Primer gobierno de Carlos Andrs Prez 1974-1979. 147. . Accin Democrtica, Accin de gobierno para una Venezuela moderna, (Programa de Gobierno de Carlos Andrs Prez), Maracaibo, 17 de octubre de 1988. 148. Op. cit., p. 31. 149. Ibid. 150. Op. cit., p. 32. 151. Op. cit., p. 33. 152. Op. cit., p. 5.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. Este programa de gobierno que tiene su expresin ms ntida en la Carta de Intencin 153 firmada con el FMI, es el resultado de las recomendaciones de la misin del Fondo Monetario Internacional (FMI) que haba visitado al pas en 1987 154 . El debate -necesariamente a posteriori- sobre lo que se conoci como el "paquete econmico", expres con claridad las transformaciones que venan ocurriendo en el sistema poltico venezolano. En primer lugar, el tema de la democracia ocupa un lugar limitado. Se denuncia el sometimiento a los organismos financieros internacionales, pero esto no produce la reaccin de rechazo o asombro que se hubiese dado hace unos aos ante la prdida de soberana. En segundo lugar, como consecuencia del severo proceso de deterioro terico, poltico e ideolgico de los partidos polticos en particular, pero tambin de otros sectores de la sociedad venezolana, como el mundo intelectual, el rechazo al "paquete" no se da en trminos de propuestas alternativas sino de sealamientos parciales. El debate termina articulndose en un estrecho espectro poltico-ideolgico, entre posturas gradualistas y defensores de la necesidad del shock. Las posturas ms crticas se formulan desde un terreno ms bien tico 155 , sin proposiciones alternativas. El diagnstico sobre la crisis que vive el pas y el debate sobre el reajuste econmico se da exclusivamente en el terreno macroeconmico y el corto plazo. No hay debate sobre las implicaciones de un modelo econmico basado tan concentradamente en el petrleo, en las consecuencias que tiene el continuar en el camino del endeudamiento en gran escala, ni en relacin al modelo global de desarrollo, incluyendo su dimensin tecnolgica y sus impactos desde el punto de vista de la desigualdad en la distribucin del ingreso y su devastador efecto ambiental. Parece que los problemas principales (o quizs nicos) de la economa venezolana tienen que ver con la ineficiencia y corrupcin del Estado, y que por lo tanto, la solucin a todos los problemas est en la desregulacin, en la privatizacin, y en general en la limitacin de la injerencia del Estado en la
153. . Memorndum sobre Polticas Econmicas de Venezuela, dirigido al Sr. Michael Camdessus, Director Gerente del Fondo Monetario Internacional, Caracas, febrero, 1989. 154. International Monetary Fund, "Venezuela: Staff Report for the 1987 Article IV Consultation", 16 de octubre de 1987. (Confidencial, para uso exclusivo de los bancos acreedores). 155. "A juicio de Monseor Ovidio Prez Morales, en Venezuela contina hablndose de los mega y macroproyectos para desarrollar la economa nacional, olvidando a las empresas medianas y pequeas y olvidando tambin la justicia social. Esto trae como consecuencia el enriquecimiento del Estado y de sectores que ya eran bastante ricos y simultneamente el empobrecimiento de los sectores medios y la proletarizacin de los grupos de condiciones econmicas inferiores." "A la luz del documento religioso [Encclica Rerum Novarum], en opinin de Prez Morales, el desarrollo econmico tiene que ser proyectado desde un punto de vista tico cultural, a fin de que se procure una sociedad enteramente humana; es decir, los planes econmicos tienen que tener presente esta dimensin humana para que puedan tener un carcter integral." (El Nacional, Caracas 17 de enero de 1991, p. D-5.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. actividad econmica. Uno de los objetivos declarados del Programa de Gobierno de Carlos Andrs Prez fue la concertacin, ofrecindose en ste la creacin de un "Sistema Nacional de Concertacin para institucionalizar y reglamentar el carcter participativo de la toma de decisiones." 156 Sin embargo, en base a este conjunto de condicionantes, la supuesta poltica de concertacin con la cual comenz el nuevo gobierno no poda avanzar. Lo que entenda por concertacin era el apoyo incondicional a un compromiso nacional considerado como ms all de toda discusin. Una vez que se firma la Carta de Intencin y se acepta el compromiso que ello implica, las organizaciones internacionales, el FMI y el Banco Mundial (BM) pasan a ser actores con presencia permanente en el sistema poltico venezolano. Los compromisos adquiridos se convierten en una especie de parmetros o condiciones objetivas que se dan como inamovibles y que definen las nuevas condiciones a partir de las cuales hay que pensar el pas. La opinin expresada (o posible) de estas organizaciones es un factor a tomar en cuenta en cualquier debate. El Caso del IVA o impuesto a las ventas y prestaciones de servicios, y el proceso de privatizacin dibujan con nitidez el nuevo papel del FMI en el proceso de toma de decisiones internas al sistema poltico venezolano. Dos aos despus de haber sido acordado este impuesto con el FMI a travs de la Carta de Intencin, el impuesto no haba sido aprobado por el Parlamento por la resistencia de los principales partidos del pas, no slo los de oposicin (Copei, MAS y la Causa R), sino tambin del partido de gobierno, Accin Democrtica 157 . Ante la resistencia partidista al impuesto, el Vice-Ministro de Hacienda declara que "...aunque el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial no lo han manifestado, estas instituciones deben estar preocupadas por el atraso en tomar las decisiones de reforma fiscal y de implantacin del IVA, pues son compromisos adquiridos en la carta de intencin de renegociacin de la deuda pblica venezolana." 158
En vista de que el gobierno no logra convencer a los parlamentarios de las virtudes del IVA, tuvieron que recurrir al poder persuasivo del FMI. A proposicin de Miguel Rodrguez, Ministro de Cordipln lleg al pas Milka Casanegra para que "se reuniera con ciertos parlamentarios a los fines de explicarles las virtudes de implementar en nuestro pas un impuesto del tipo
156. Accin de gobierno..., op. cit., p. 35. 157. Ada Urribarri, "La posicin poltica contra el IVA", en El Nacional, Caracas 16 de febrero de 1991, p. D-2. La oposicin al IVA ha sido particularmente firme por parte de Copei. Ver: "Milagros Gonzlez: El IVA es un impuesto perverso", El Nacional, Caracas 17 de febrero de 1991, p. D-12 y "Luis Herrera Campins: con el IVA no se conseguirn precios ms bajos", El Nacional, Caracas 1 de abril de 1991. 158. Ana Daz, "Segn Hacienda al FMI y BM preocupa el atraso de reforma fiscal", El Nacional, Caracas 16 de febrero de 1991, p. D-7.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. de valor agregado o a las ventas, el clebre IVA." 159
"Un punto en concreto fue aclararle a Accin Democrtica, Copei y el Movimiento al Socialismo, que no es lo mismo un impuesto general y masivo de tipo de valor agregado que un impuesto al consumo desde el ngulo de la produccin." 160
Lo mismo ocurre con el proceso de privatizacin. Mientras se considera como lgico que los organismos internacionales supervisen y formulen criterios y condiciones a la privatizacin, se considera prcticamente ilegtimo que los partidos polticos ejerzan siquiera una labor se supervisin del proceso 161 . Estas polticas son imperativos generales que corresponden a las nuevas situaciones que enfrenta el pas, para lo cual es necesario desterrar todos los viejos dogmas. Incluso si la Constitucin se convierte en un obstculo, ser necesario modificarla. Pero no se trata slo de la poltica econmica en la coyuntura, de los ajustes urgentes que requera la economa venezolana en un momento de profunda crisis, o de exigencias externas que hay que asumir como consecuencia de la deuda. El modelo tecnocrtico trasvasa ese entorno y pretende definir, como si fuese un problema tcnico, lo que ms propiamente podra concebirse como un Proyecto Nacional. Las modalidades tecnocrticas de definicin de este proyecto nacional, que no son slo declaraciones, sino la forma en la cual en trminos efectivos se estn tomando las decisiones, no podran estar ms lejos de los objetivos formulados por la COPRE en relacin al Proyecto Nacional. Segn la COPRE la reforma para la democrati- zacin, descentralizacin y modernizacin del Estado permitira una ampliacin de la participacin de todos los sectores de la vida nacional en la construccin de un proyecto nacional.
159. "FMI aclara a polticos dudas sobre el IVA", El Nacional, Caracas, 21 de febrero de 1991, p. D-11. 160. Agustn Beroes, "FMI reconsidera tasa impositiva del IVA", El Nacional, Caracas, 27 de febrero de 1991, p. D-1. 161. Cuando el Secretario General de Accin Democrtica anuncia que su partido supervisar los procesos de privatizacin con el fin de hacerlos ms transparentes (Carmen Carrillo, "Accin Democrtica supervisar los procesos de privatizacin", El Nacional, Caracas 26 de febrero de 1991), el Presidente de FEDECAMARAS responde en los siguientes trminos: "Me resulta difcil de creer, a pesar de que ya hay algunos voceros que lo han hecho notorio, que el partido de gobierno est asumiendo posiciones en este sentido. Fedecmaras nunca ha querido ser cogobierno ya que la funcin que le corresponde no es esa. Ahora bien, en el caso de ese partido, que como institucin llev a uno de sus dirigentes al poder, pareciera que le corresponde tambin la funcin de gobernar el pas. En funcin de esto pareciera totalmente vlido que siempre se busque al partido que lo llev al poder para obtener apoyo. No obstante es bueno hacer ver que cualquier intromisin del partido en la esfera de la privatizacin es inconveniente y en ocasiones slo puede entorpecer el proceso." (El Nacional, Caracas, 16 de marzo de 1991, p. D-12).
Error! No se encuentra el origen de la referencia.
"La Reforma Integral del Estado asume el carcter de reformulacin del Proyecto Nacional, pues implica un redespliegue de las fuerzas sociales con el propsito de promover la redistribucin del poder. Esta no es slo la expresin del proceso en marcha, sino condicin esencial para que tenga lugar. El intento para que el Estado venezolano democrtico se transforme en un Estado Democrtico y Social de Derecho." 162
"El primer paso tiene que ser la promocin de un debate nacional, en los diversos planos de la existencia social, que permita contrastar objetivos, recursos y alcances de los procesos, y crear las grandes corrientes de opinin y las fuerzas sociales concomitantes, para que las propuestas en discusin alcancen esa condicin de objetivo nacional." 163
"La maduracin de esos elementos en el seno del Estado y de la ciudadana es lo que puede conferirle a los objetivos nacionales prioritarios esa gran dimensin que se les asigna, pues constituye la nica forma de asumirlos de manera colectiva y enfrentar las dificultades que suponen." 164
En la actualidad, lo ms cercano a la formulacin de un proyecto nacional son las decisiones que estn definiendo el modelo econmico del pas y su insercin en el mercado mundial, el modelo de lo que ser la sociedad venezolana en el siglo XXI. De acuerdo al consenso nacional representado por la COPRE esto debe ser sometido a "un debate nacional... que permita contrastar objetivos, recursos y alcances de los procesos, y crear las grandes corrientes de opinin y las fuerzas sociales concomitantes, para que las propuestas en discusin alcancen esa condicin de objetivo nacional." La realidad marcha por otra va. El plan de expansin que actualmente programa la industria petrolera nacional parte del supuesto de que el pas tiene ventajas competitivas en la industria petrolera y que adems existe el peligro de que el petrleo deje de ser una fuente importante de energa en el mediano plazo 165 , lo que obliga al pas a utilizar estos recursos en las prximas dcadas. Por ello, a pesar de que en el Programa de Gobierno de Carlos Andrs Prez los primeros objetivos que se plantean para lograr esa "otra Venezuela que todos queremos" son liberar al pas de la presin de la deuda externa y de la dependencia del petrleo 166 , se formula un plan de
162. Proyecto de reforma integral del Estado, op. cit., p. 40. 163. Op. cit, pp. 66-67. 164. Ibid. 165 . Refirindose a los petrleos pesados, Luis Giusti, Coordinador de Planificacin de Pdvesa afirma: "Si no logramos movernos para que esos crudos empiecen a formar parte del esquema industrial venezolano, dentro de 50 aos sencillamente la Faja estar all como un monumento a lo que nunca se hizo, porque no habr mercado para esos crudos, y seguramente se habrn producido campaas de sustitucin." en Amarelis Vsquez, "Expansin de PDVESA de depende de convenios", Economa Hoy, Caracas, 5 de marzo de 1991, p. 20. 166. Accin de gobierno..., op. cit., p. 4.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. inversiones calculado en 50.000 millones de dlares entre 1991 y 1996 167 . Slo para el ao 1991 PDVSA present al Ministerio de Energa y Minas un programa de inversiones superior a Bs. 200.000 millones 168 , lo que representa casi la tercera parte del monto total del presupuesto nacional para este ao. Un monto de recursos de esta magnitud significa una concentracin an mayor de la economa venezolana en funcin del petrleo, y no puede sino acentuar los rasgos ms perversos de lo que ha sido el efecto de la economa petrolera en el pas, al profundizar el carcter monoproductor de la economa venezolana. Estas son las decisiones ms importantes que se estn tomando hoy en el pas, decisiones que estn diseando la Venezuela del prximo siglo. Cmo se procesa esto en el sistema poltico? Cmo se debaten las opciones en relacin al futuro del pas? Los partidos polticos y el parlamento estn excluidos de toda consideracin significativa de estos asuntos. Los programas de inversin se le presentan al Congreso Nacional en la forma de programas globales, en exposiciones orales en las cuales es imposible una consideracin adecuada de las propuestas formuladas ni de los supuestos en relacin a proyecciones de mercados y precios, que sirven de sustento a las propuestas 169 . En consecuencia, en el Congreso se da un debate genrico, global, sobre el significado del petrleo para el pas y la importancia de nuevas inversiones 170 . En este debate no se menciona siquiera la posibilidad de que esos recursos pudiesen tener mejor uso en otras actividades econmicas, ni se discute sobre la conveniencia de hacer depender toda la economa del pas de los vaivenes del mercado petrolero 171 . Igualmente ausentes en este debate estn las consideraciones polticas sobre las implicaciones que pueda tener para el pas el acentuar los niveles actuales de centralizacin
167. Segn Luis Giusti, Coordinador de Planificacin de Petrleos de Venezuela, de este monto, 32.000 millones de dlares corresponden a PDVSA y el resto a aportes de capital de socios extranjeros en empresas mixtas con la industria petrolera, petroqumica y carbonfera nacional. "PDVSA invertir Bs. 1.8 billones", El Nacional, Caracas 15 de mayo de 1991, p. D-9. 168. "Presupuesto de 1991 aprobar asamblea de accionistas. Inversiones de PDVSA superan Bs. 200.000 millones", El Diario de Caracas, Caracas 26 de diciembre de 1991, p. 9. Esta inversin es muy superior a las inversiones totales (en todas las ramas de la actividad econmica incluida la industria petrolera) previstas por el VIII Plan de la Nacin para el ao 1991. 169. El Congreso venezolano tiene muy limitado apoyo tcnico que le permita dar cuenta -desde una interpretacin independiente- de los problemas sobre los cuales tiene que decidir. De esta manera la mayor parte de sus decisiones se basan en informaciones tal como son suministradas por el Ejecutivo. 170. Versin taquigrfica de las intervenciones de Freddy Muoz (MAS), Carmelo Laura (AD) y Humberto Caldern Berti (Copei) en el inicio del debate sobre poltica petrolera en la Cmara de Diputados. Congreso de la Repblica, Caracas, mayo de 1991. 171. Algunos analistas petroleros, entre ellos Francisco Mieres, argumentan que a mediano plazo se producir una disminucin del consumo petrolero de los pases de la OECD, y que adems -dados los costos de la explotacin del petrleo pesado que representa 80% de las reservas del pas- Venezuela no podr competir con los precios del Medio Oriente una vez que se restablezca la produccin y se pongan en marcha los actuales planes de expansin de dicha regin. (Conferencia en la Escuela
Error! No se encuentra el origen de la referencia. en el proceso de toma de decisiones estratgicas de la sociedad. Tampoco se discuten las consecuencias de la profundizacin de la subordinacin a los centros de decisin financieros internacionales que estn necesariamente implicados por los niveles de endeudamiento que seran indispensables para llevar a cabo estos programas de inversin 172 . Los programas de expansin de la industria petrolera aparecen simplemente como un imperativo tcnico, sobre el cual hay poco que debatir. Este carcter de imperativo inexorable conduce igualmente a una visin particular en relacin al rgimen legal que regula a la actividad petrolera. Si existe alguna norma jurdica que entre en contradiccin o limite los programas de expansin, se considera como inevitable su modificacin o su reinterpretacin. Aqu se plantean cuatro exigencias fundamentales. En primer lugar, la necesidad de la autonoma de PDVSA en el manejo de esta industria en relacin al Ministerio de Minas e Hidrocarburos que, de acuerdo a la legislacin vigente, tiene la responsabilidad rectora en relacin a la industria petrolera 173 . En segundo lugar, est la reforma de las normas fiscales de acuerdo a las cuales PDVSA paga al fisco un total de 83% de sus ganancias. Para los ejecutivos de la industria petrolera, una reduccin de la tasa impositiva significara niveles an mayores de autonoma en el manejo de sus excedentes, sin tener que competir con las demandas de inversiones en otros campos o con el gasto social 174 . En tercer lugar est el artculo 5to de la ley de nacionalizacin del petrleo, que expresamente limita la posible participacin del capital extranjero en la industria petrolera 175 al papel de socio minoritario. Aqu las propuestas van desde la (..continuacin) de Sociologa, Universidad Central de Venezuela, 15 de mayo de 1991). 172. Desde el punto de vista poltico, la consecuencia ms negativa de la deuda externa est en la prdida de niveles de autonoma nacional para definir y desarrollar polticas econmicas. Sin embargo, para el pensamiento tecnocrtico, este hecho no es una limitacin, sino por el contrario, una virtud de la nueva situacin que vive el pas. Si las propuestas que se formulan tuviesen que ser sometidas al debate poltico, con mucha probabilidad resultaran derrotadas. Sin embargo, en la medida en que son considerados como condicionantes externos, parmetros que necesariamente "tenemos" que reconocer como una realidad objetiva, estas decisiones se imponen sin depender de los resultados del debate poltico. 173. "Aunque no se declare pblicamente, tanto Sosa Pietri como un grupo de altos ejecutivos petrolero, estiman que el MEM jug un papel importante antes de la nacionalizacin, pero ahora podra ser considerado como obsoleto en relacin a la velocidad con que se maneja el negocio petrolero mundial." Jos Surez Nuez, op. cit. 174. Igualmente, la disminucin de la tasa impositiva para la industria petrolera la considera PDVSA como un requisito para atraer la inversin extranjera. "Tal como estn las condiciones hoy en materia fiscal es imposible que alguien venga a invertir en refinacin en Venezuela porque no es atractivo." Luis Giusti, Coordinador de Planificacin de PDVSA en Amarelis Vsquez, "Expansin de PDVSA no depende de conve- nios", Economa Hoy, Caracas, 5 de marzo de 1991, p. 20. 175. "El Estado ejercer las actividades sealadas en el artculo 1 de la presente Ley directamente por el Ejecutivo Nacional o por medio de entes de su propiedad, pudiendo celebrar los convenios operativos necesarios para mejorar la realizacin sus funciones sin que en ningn caso estas gestiones afecten la esencia misma de las actividades atribuidas." "En casos especiales, el Ejecutivo o los referidos entes podrn, en el ejercicio
Error! No se encuentra el origen de la referencia. necesidad de una interpretacin "flexible", de este artculo 176 hasta la conveniencia de derrogar una limitacin legal que ha devenido en estorbo 177 . En cuarto lugar, la necesidad de distanciarse de los compromisos con la OPEP, y de establecer una relacin privilegiada con los Estados Unidos 178 . Llama la atencin igualmente la ausencia de preocupacin sobre los potenciales impactos ambientales, tanto a nivel nacional como en sentido planetario de estos masivos programas de expansin. En momentos en que hay un creciente consenso mundial sobre la amenaza que el uso de los combustibles fsiles representa para la sobrevivencia de la vida en el planeta tierra, como consecuencia del efecto invernadero 179 y se plantea la urgencia de una reduccin significativa de los gases que producen este efecto, los responsables de la poltica petrolera descalifican estas preocupaciones. De acuerdo al Presidente de PDVSA, el impedir el desarrollo de fuentes alternativas de energa debe ser una meta del pas:
"Los precios demasiado altos resultaron ser absolutamente inconvenientes desde el punto de vista del desarrollo del petrleo como una fuente de energa que se siguiera utilizando, y exhortaron y excitaron a la utilizacin de fuentes alternativas de energa. Se sabe entonces que tenemos que trabajar con precios moderados, porque si no lo hacemos, sencillamente el consumo se reducir a una rata mucho ms violenta de lo que bajara con precios moderados." 180
(..continuacin) de cualquiera de las sealadas actividades, celebrar convenios de asociacin con entes privados, con una participacin tal que garantice el control por parte del Estado y con una duracin determinada. Para la duracin de tales convenios se requerir la previa autorizacin de las Cmaras en sesin conjunta, dentro de las condiciones que fijen, una vez que hayan sido debidamente informadas por el Ejecutivo Nacional de todas las circunstancias pertinentes." Claramente se concibi la idea de que el criterio para el control estaba en la participacin y ello implica una participacin de ms de 50%. 176. "Ojal que el pas y el pas representado a travs del Congreso Nacional, pueda ver esto con criterio flexible. No veo la necesidad de una modificacin legal. El artculo 5 se cre como un vehculo para estas cosas y lo debemos ver con una visin de flexibilidad y amplitud que se tuvo en su momento...", Luis Giusti, op. cit. 177. Gerver Torres, "El artculo 5 podra reformarse", El Nacional, Caracas 3 de febrero de 1991, p. D-2. 178. "Sosa Pietri tambin insiste que la Opep no es el organismo apropiado para intervenir porque es un obstculo con sus benditas cuotas de produccin... El Presidente de PDVSA ha dicho con frecuencia que la Opep debe convertirse en un organismo de investigacin y no intervenir en el mercado." Jos Surez Nuez, "El rol de Ministerio de Energa y Minas y la Opep siguen siendo tema de controversia. La ilusin de Sosa Pietri: _Manos fuera de PDVSA_", El Diario de Caracas, Caracas, 24 de abril de 1991, p. 17. 179. Sobre el consenso internacional en relacin a la amenaza a la vida representada por el efecto invernadero ver: Dean Edwin Abrahamson, (editor), The Challange of Global Warming, Natural Resources Defense Council, Island Press, Washington D.C. 1989 y National Academy of Sciences, One Earth, One Future. Our Changing Global Environment, National Academy Press, Washington D.C., 1990. 180. Andrs Sosa Pietri en Amarelis Vsquez, "El poder de veto garantizar el control del Cristbal Coln", Economa Hoy, 6 de marzo de 1991, p. 19.
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Por su parte, el Ministro de Energa y Minas rechaza la idea de que el petrleo tenga incidencia en el efecto invernadero y anuncia que la OPEP financiar una investigacin para demostrarlo 181 . Para los gerentes de esta industria, ninguno de estos problemas tiene que ver con un proyecto nacional, no tienen ni siguiera una dimensin poltica, son problemas tcnicos y gerenciales que deben ser manejados por especialistas. Esto lo expresa con particular transparencia Andrs Sosa Pietri, Presidente de PDVSA:
"El petrleo es un negocio, y un negocio muy especializado como puede ser el negocio de una empresa de investigacin cientfico-tecnolgica de fabricacin y venta de microcomputadoras. Tiene todas sus tcnicas absolutamente gerenciales, de produccin, de comercializacin, de distribucin, de obtencin de mercados, de exploracin de nuevas tecnologas, etctera. Y por lo mismo que es un negocio muy especializado, mi opinin es que debe estar en manos de personas especializadas que lo conduzcan con un criterio absolutamente gerencial. Por lo tanto, no creo que aporte demasiado el debate pblico."" 182
En este modelo de transformacin de la sociedad est ausente la idea de poltica, la nocin de actores y fuerzas sociales que actan, se enfrentan y negocian, la idea de procesos de construccin de consensos, de modalidades mediante las cuales la poblacin pueda participar en las transformaciones de la sociedad que se estn proponiendo. Los problemas de la sociedad no son problemas polticos, sino problemas tcnicos, (y de exceso de poltica) y por lo tanto no es necesaria su discusin en trminos polticos.
Los partidos y la crisis de la representacin
181. "La conferencia de ministros de la Organizacin de Pases Exportadores de Petrleo, Opep, en junio prximo aprobar la realizacin de un estudio cientfico sobre al impacto que en el medio ambiente tienen los hidrocarburos, segn revel Celestino Armas, quien destac que se hacen evaluaciones empricas sobre los daos ambientales del petrleo." "Se ha dicho en innumerables oportunidades y foros que la combustin de los combustibles fsiles es la causante de daos como el efecto invernadero y destruccin de la capa de ozono. Sin embargo, el Ministro manifest que no hay una base 100% cientfica al hacer estas afirmaciones y por ello la Opep ejecutar el estudio, cuyas recomendaciones sern presentadas ante la conferencia Mundial de la ONU en Brasil de 1992. En el seno de la Opep funcionar un comit encargado para responder eficaz y rpidamente a los cambios en el consume energtico ocasionados por la presin de los ambientalistas." Foro: "Petrleo, instrumento de desarrollo", organizado por la Fundacin Juventud Bolivariana. (El Nacional, Caracas 15 de mayo de 1991, p. D-8). Estas declaraciones de la industria petrolera son similares a las de la industria tabacalera sobre la relacin entre el cigarrillo y el cncer. 182. Economa Hoy, 6 es marzo de 1991, op. cit. p. 19. Esta no es slo la visin de la industria petrolera. En el parlamento aparece una percepcin similar. "El diputado socialcristiano (Jos Ignacio Moreno Len) advirti que el tema de las asociaciones y del proyecto Cristbal Coln no debe ser objeto de un debate estril y exhort a la industria petrolera a que introduzca pronto la solicitud de aprobacin a fin de impedir que la cercana de las elecciones locales de 1992 mediatice la
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La marginacin de los partidos polticos y del parlamento en relacin a las principales decisiones que estn definiendo el futuro del pas no puede explicarse sin consideracin de la profunda crisis que han venido atravesando estas instituciones en los ltimos aos. Hay un discurso de acuerdo al cual la crisis de los partidos sera una "una ventana de oportunidad" para una sociedad ms democrtica menos mediatizada por la manipulacin y el clientelismo partidista, y que abre las puertas a una ms amplia participacin ciudadana 183 . Los partidos -todos los partidos- se han venido reduciendo a lo que antes fue slo una de sus funciones, han devenido en maquinarias electorales que operan en funcin de intereses grupales, en organizaciones clientelares sin capacidad de expresar las aspiraciones de la sociedad ni ofrecer a la poblacin propuestas de futuro crebles. A esto se suman niveles generalizados de corrupcin 184 , especialmente en el caso de Accin Democrtica. Sin embargo, en ausencia de alternativas de efectivas de expresin de las aspiraciones e intereses de los diversos sectores de la sociedad que reemplacen de alguna manera el papel tradicionalmente desempeado por los partidos 185 , su crisis es una crisis de la organizacin y la representacin de la sociedad venezolana. Los partidos entran en crisis sin que ello pueda explicarse como consecuencia de su sustitucin por otras formas ms democrticas y ms participativas. No es la sustitucin de una forma de organizacin y representacin por otra, sino la creacin de un vaco (..continuacin) discusin." En Amarelis Vsquez, "El parlamento no entorpecer la marcha del Cristbal Coln", Economa Hoy, Caracas 7 de marzo de 1991, p. 24. 183 . Desde las propuestas iniciales de la COPRE la modernizacin y la democratizacin de los partidos aparece como tema central. Sin embargo, a mediados de 1991 no se ha aprobado ninguna de las reformas institucionales referidas a los partidos polticos. 184. Ramn Escobar Salom, "Los partidos avalan la corrupcin", El Nacional, Caracas, 20 de enero de 1991., p. D-2. "Las cifras ...parecen darle la razn al Fiscal General: durante el primer ao de su gestin el Ministerio Pblico proces ms de 500 expedientes por corrupcin, mientras el Tribunal de Salvaguarda del Patrimonio Pblico ha dictado, desde el momento de su creacin hace nueve aos, tan solo tres sentencias definitivas y al menos siete altos funcionarios de la administracin del ex-presidente Jaime Lusinchi salieron del pas durante el perodo cubierto por este Informe, evadiendo as los autos de detencin que pesaban en su contra." Programa venezolano de Educacin-Accin en Derechos Humanos (PROVEA), Situacin de los derechos humanos en Venezuela. Informe anual, octubre 1989 - septiembre 1990, Caracas, 1990, p. 35. 185. Las organizaciones que ms se destacan en el discurso poltico venezolano como expresin de la nueva democracia ciudadana participativa y no mediatizada por los partidos son las organizaciones vecinales de los sectores medios. Ver: Grupo Roraima, Ms y Mejor Democracia, Caracas, 1987. Sin embargo tanto en trminos de los asuntos que se dirimen por esa va, como por su cobertura social de estas organizaciones, se trata de procesos muy parciales que de ninguna manera dan cuenta de los problemas de la organizacin y la representacin en la sociedad venezolana
Error! No se encuentra el origen de la referencia. de representacin. Esta crisis afecta en primer lugar a los sectores populares que carecen de formas de representacin legtimas 186 . Sus intereses y aspiraciones no tienen voz en el sistema poltico venezolano actual 187 . Esto es consistente con el modelo schumpeteriano de democracia la cual se ha hecho referencia.
El sistema poltico y los derechos humanos
La Constitucin venezolana garantiza explcitamente no slo los derechos civiles y polticos (derechos de primera generacin) sino tambin, los de segunda generacin: Derecho a la tierra por parte de los campesinos (art. 105); proteccin de la familia y derecho a la vivienda (art. 73); proteccin de la maternidad (art. 74); proteccin de la infancia (art. 75); derecho a la proteccin de la salud (art. 76); derecho a la educacin (art. 78); derecho al trabajo (art. 84); derecho a un salario justo (art. 87); derecho a la estabilidad laboral, a las prestaciones a la antigedad y a la cesanta (art. 88); derecho a la seguridad social (art. 94) Adicionalmente, Venezuela ha firmado y ratificado los principales convenios de las Naciones Unidas, la Organizacin de Estados Americanos 188 , la Oficina Internacional del Trabajo (OIT) 189 y la Organizacin de las Naciones Unidas para la Educacin, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en relacin a los derechos humanos. (..continuacin) actual. 186. Entre las organizaciones ms descompuestas, y ms carentes de legitimidad -entre otras cosas como consecuencia de reiterados casos de corrupcin- est la principal central obrera del pas, la Confederacin de Trabajadores de Venezuela (CTV). 187. Esta ruptura entre el sistema poltico y amplsimos sectores de la poblacin se manifest en los acontecimientos de febrero de 1989 en los cuales los dirigentes polticos del pas demostraron su total incapacidad para expresar o canalizar las inquietudes y demandas de la poblacin. 188. . Acuerdos de las Naciones Unidas: Pacto Internacional sobre derechos econmicos sociales culturales (1978), Pacto internacional sobre derechos civiles y polticos (1978), Protocolo facultativo, Pacto internacional sobre la eliminacin de todas las formas de discriminacin racial (1969), Convencin sobre la eliminacin de todas las formas de discriminacin contra la mujer (1983), Protocolo de 1967 en materia de refugiados (1986). Acuerdos de la Organizacin de Estados Americanos: Convencin americana sobre derechos humanos (1977), Reconocimiento de la competencia contenciosa de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (1981). (PROVEA, Situacin de los derechos humanos en Venezuela. Informe Anual octubre 1988-septiembre 1989, Caracas, 1989. p. 79.) 189. El Tratado sobre la integracin y la proteccin de poblaciones indgenas y de otras poblaciones tribales y semi-tribales en los pases independientes, aprobado la Conferencia de la OIT celebrada en Ginebra en 1957, slo fue ratificado por el Senado de Venezuela 25 aos despus, en 1982. Este convenio es el principal acuerdo internacional de proteccin de los derechos de los pueblos
Error! No se encuentra el origen de la referencia. Sin embargo, los problemas en relacin a los derechos humanos en Venezuela no residen fundamentalmente en la ausencia de garantas constitucionales y/o legales, sino en la existencia de una amplia brecha entre esas garantas de los derechos y su vigencia efectiva 190 . La crisis econmica y los programas de ajuste regresivos implican una violacin creciente de los derechos sociales y econmicos de la poblacin 191 . La actual crisis econmica conduce a que a una proporcin creciente de la poblacin no tenga derecho al trabajo ni estabilidad laboral. Lo mismo ocurre en relacin al derecho a la educacin, hacindose cada vez ms masiva la desercin escolar desde la primaria entre los estratos de ms bajos ingresos. Se agudiza igualmente la violacin de los derechos civiles y polticos en la medida en que se prohbe y/o reprime la protesta popular y estudiantil, que se producen en ausencia de otros mecanismos de expresin de la oposicin a la poltica gubernamental. La violacin de estos derechos cvicos y polticos, comenzando por el derecho a la vida -si bien no se puede comparar con los extremos a los cuales lleg en los pases del Cono Sur en las dcadas de los 70 y los 80- presenta dimensiones alarmantes. El Programa Venezolano de Educacin-Accin en Derechos Humanos (PROVEA) ha documentado para el (..continuacin) indgenas, a pesar de su carcter bsicamente integracionista. El gobierno venezolano actual se opone a la ratificacin del Convenio 169 sobre los pueblos indgenas y tribales en pases independientes de junio de 1989, que representa un avance muy significativo en torno al derecho a la preservacin de las identidades culturales y las formas tradicionales de vida. 190. Sin embargo hay casos importantes en que los problemas residen en la propia legislacin. La Ley de Vagos y Maleantes -legislacin de la poca de Prez Jimnez todava vigente- al definir vaga y arbitrariamente los "delitos" de vago y maleante, es un instrumento que le da a los cuerpos policiales plena libertad para la realizacin de operativos represivos dirigidos hacia sectores populares de la poblacin. "Se consideran vagos: a. los que habitualmente y sin causa justificada no ejerzan profesin u oficio lcitos y por lo tanto constituyen una amenaza para la sociedad...d. Los que habitualmente transiten por calle o caminos promoviendo y fomentando la ociosidad y otros vicios."(Art. 2). "Se consideran maleantes a... e. Los que ejerzan de brujos o hechiceros, los adivinadores todos los que por medio de esas artes ilcitas exploten la ignorancia o la supersticin ajenas...n. Los que observen reveladora de inclinacin al delito por... el trato asiduo y sin causa justificada con delincuentes y sujetos conocidos como peligrosos " (Art. 3). La Ley de Defensa y Seguridad Nacional (1976) le otorga tales poderes al Consejo Nacional de Seguridad y Defensa ante situaciones imprecisamente definidas como de "emergencia" que pareciera haber sido pensada para facilitar la transicin entre un gobierno civil y un rgimen militar sin ruptura del orden institucional. 191. "Desde Febrero de 1989 Venezuela se enfrenta a un desafo inmenso como es el de preservar el Estado de Derecho en un marco donde las imposiciones de la banca internacional, aceptadas por el gobierno con la firma de la Carta de Intencin al Fondo Monetario Internacional (F.M.I.), son implementadas a travs del Plan de Ajuste Estructural de la economa o paquete econmico. Estas medidas se articulan a su vez con un paquete jurdico que debe modificar la actual estructura para allanar los obstculos que este plano existen todava; y se complementan con un paquete represivo que comenz el mismo 27-28 de febrero de 1989 y continu a los largo de estos meses, cuando se recurri frecuentemente a la represin en desmedro de la disuasin o la negociacin para enfrentar la conflictividad que genera la nueva realidad social de Venezuela." PROVEA, 1990, op. cit. p. 11.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. perodo entre octubre 1988 y septiembre 1989 un total de 69 muertos "atribuibles a abusos de poder por parte de los cuerpos de seguridad" 192 , 14 de ellos campesinos y pescadores desarmados que fueron masacrados en una emboscada por el ejrcito cerca de la poblacin El Amparo en la frontera con Colombia, conmoviendo a la opinin pblica nacional y de las organizacio- nes internacionales de derechos humanos 193 . Centenares de personas murieron en el estallido popular que se dio en la mayor parte de las ciudades del pas en febrero de 1989. La mayora de estos muertos lo fueron consecuencia de una represin indiscriminada por parte de las fuerzas armadas en algunos zonas populares de Caracas. Muchos de los muertos fueron enterrados en fosas comunes sin identificacin por lo cual no ha sido posible saber con exactitud el nmero de muertos. Para el perodo octubre 1989 septiembre 1990 PROVEA documenta 135 muertes atribuibles a organismos de seguridad del Estado 194 . "...estas muertes pueden calificarse como ejecuciones extra-judiciales, es decir, una aplicacin de facto de la pena de muerte 195 .
"Igualmente, durante el perodo cubierto por este Informe, se observ un proceso se creciente militarizacin de la vida nacional,mediante medidas tales como las implementacin de "toque de queda" en varias ciudades del pas, la intervencin de las fuerzas armadas en conflictos de trabajadores, el desplazamiento de las funciones propias de la Direccin de Prisiones (a cargo de un civil) por parte de la recientemente creada Direccin de Seguridad (encabezada por un coronel de la Guardia Nacional), la militarizacin de diversas ciudades en las que la poblacin ejerca el derecho constitucional a la protesta pacfica, y la creciente participacin de la Guardia Nacional (GN) en operativos de represin del delito." 196
El derecho a la justicia y violado en forma sistemtica para la mayor parte de los detenidos. Adems de las condiciones infrahumanas que existen en la mayor parte de las crceles del pas, "el tiempo promedio de reclusin de un detenido desde el momento en que rinde declaracin indagatoria, hasta que recibe primera sentencia, fue para el ltimo tercio de 1988 de tres
192. . PROVEA, 1989, op. cit. 193. . Op. cit., pp. 69-72. "...a dos aos de los sucesos an el proceso se encuentra en su etapa sumarial, sin que hasta ahora se haya iniciado el anlisis de Fondo sobre lo sucedido en el Cao de La Colorada; han sido dos aos de obstculos revestidos de formalidad." PROVEA, 1990, op. cit., p. 37. 194. PROVEA, 1990, op. cit, p. 17. Seala PROVEA que esta situacin se ve favorecida por "...la casi total inexistencia de sanciones hacia aquellos funcionarios que, abusando de su autoridad, cercenan la vida de los ciudadanos y son protegidos y raras veces castigados, por lo cual las violaciones de los derechos humanos se mantienen en total impunidad." (p. 18). 195. Ibid. 196. PROVEA, 1990, op. cit., p. 15.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. aos, 11 meses y 15 das." 197
Estas violaciones de los derechos humanos, conjuntamente con la existencia de una generalizada corrupcin en la gestin de los recursos pblicos, ha llevado al Fiscal General de la Repblica a afirmar, en su informe anual ante el Congreso Nacional, que en Venezuela "...no se ha desarrollado un verdadero Estado de derecho...", que est "muy lejos de ser satisfactorio el balance de los Derechos Humanos en Venezuela" y que el "ciudadano venezolano se encuentra a la intemperie sin institu- ciones eficaces que lo protejan", con lo cual se pone en peligro la sobrevivencia misma del rgimen democrtico 198 . Los sectores populares carecen de la capacidad organizativa y de movilizacin para oponerse a esa poltica econmica que los afecta tan radicalmente, e igualmente -mayoritariamente- carecen tanto de los recursos como de la experiencia para asumir en forma autnoma, por iniciativa individual o colectiva, la solucin de sus problemas, dado el inmenso peso que representa en la cultura poltica venezolana la pasividad que producen el paternalismo estatal y el clientelismo partidista.. La consecuencia de esto es la apata y la desesperanza, y una creciente desconfianza -registrada una y otra vez por las encuestas de opinin pblica- en relacin a cada una de las organizaciones e instituciones (partidos polticos, Ejecutivo, Congreso, Sistema Judicial, organizaciones sindicales) que estn en la base del actual rgimen democrtico. En el mediano y largo plazo hay dos ejes particularmente preocupantes a propsito de los problemas que han sido planteados en relacin al sistema poltico venezolano en su coyuntura actual. En primer lugar, est el inmenso costo humano que la actual poltica de reajuste econmico representa para una alta proporcin del pas, en particular los centenares de millares de nios que estn siendo afectados en su desarrollo fsico, intelectual y emocional como consecuencia de carencias bsicas en alimentacin y salud durante los primeros aos de sus vidas. En segundo lugar las transformaciones culturales que puedan estarse dando sobre la base de la combinacin del escepticismo y la deslegitimacin de las soluciones colectivas, y de la idea misma de democracia, y la acentuacin del modelo individualista, competitivo y consumista dirigido a una poblacin que no puede aspirar a tener acceso a los bienes de consumo que da a da los medios de comunicacin presentan como la buena vida. El incremento del trfico y consumo de drogas duras y la actividad delictiva -que generan una sensacin de inseguridad personal entre todos los sectores de la poblacin-puede que no sean sino las expresiones ms visibles de un desgarramiento profundo del tejido de la sociedad venezolana.
197. . Op. cit., p. 44. 198. . Fiscala General de la Repblica, En defensa del ciudadano. Caracas, 1989, pp. 5-14. La Fiscala General de la Repblica es el organismo encargado de velar "...por la observancia de la Constitucin y de las leyes..." en Venezuela. Ley
Error! No se encuentra el origen de la referencia. Estos no son problemas exclusivos de Venezuela, son la expresin particular de situaciones que en mayor o menor medida se encuentran en todo el continente. Se definen as los principales retos para el pensamiento crtico en las ciencias sociales latinoamericanas en esta dcada. Con su pragmatismo y realismo crecientes, con la deslegitimacin de toda aspiracin utpica, estas disciplinas lejos de contribuir a explorar la posibilidad de formas y modalidades alternativas de organizacin econmica, poltica, social y cultural, pueden terminar siendo pilares de la legitimacin del orden dado, al concluir una y otra vez, que en realidad no hay opcin a lo existente. (..continuacin) Orgnica del Ministerio Pblico, Caracas, 1970.
**III. EL IMPACTO DEL AJUSTE NEOLIBERAL 1989-1993 199
199. El socilogo Jos Daniel Gonzlez particip como asistente en la investigacin que condujo al presente texto.
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I. LA CRISIS LLEGA A VENEZUELA
Como consecuencia de los elevados ingresos petroleros y altos niveles de reservas internacionales, la crisis econmica que afect a toda Amrica Latina con la prdida del dinamismo del proceso de sustitucin de importaciones hacia comienzos de la dcada de los setenta 200 , lleg con cierto retardo a Venezuela. Fue slo en febrero del ao 1983, con el llamado viernes negro, cuando en respuesta a la baja de los precios del petrleo en el mercado internacional y a una fuga masiva de divisas que amenazaba con dejar al pas sin reservas, el gobierno de Luis Herrera Campins alter una paridad histricamente sobrevaluada del bolvar respecto al dlar, con lo que colectivamente se hizo presente la idea de la crisis econmica. El modelo de acumulacin basado en la distribucin de la renta petrolera se haba agotado haciendo indispensables transformaciones substanciales en la direccin de la economa del pas. Sin embargo, aparte de la devaluacin de la moneda, fueron pocos los intentos de definir polticas coherentes en respuesta a la crisis, y la mayor parte de la dcada de los ochenta transcurri con gobiernos sin rumbo, cuya ineficacia y corrupcin impidi definir polticas ante una crisis econmica que se profundizaba. Irresponsablemente, se prioriz ante todo el pago de la deuda externa y se repartieron -en forma corrupta- divisas a un cambio preferencial 201 estimulando la fuga privada de capitales. En lugar del reconocimiento del agotamiento del modelo de acumulacin basado en la renta petrolera, se mantiene la ficcin por la va del endeudamiento externo 202 .
200. D.F. Maza Zavala y Hctor Malav Mata, "Teora y realidad del neoliberalismo latinoamericano contemporneo", en Nueva Economa, Academia Nacional de Ciencias Econmicas, Ao 1, Nmero 1, junio 1992, Caracas, p. 6. 201. El caso quizs ms escandaloso de corrupcin administrativa de las ltimas tres dcadas ocurri durante el gobierno de Jaime Lusinchi (1984-1989) en la Oficina del Rgimen de Cambio Diferencial, Ministerio de Hacienda (RECADI). Esta oficina administraba un complicado mecanismo de cambios diferenciales, de acuerdo al rengln para el cual fuesen a ser utilizadas las divisas. Existi un alto grado de discrecionalidad por parte de los funcionarios encargados de tomar las decisiones. Dados los millones de dlares que estaban en juego, se desarroll un elaborado sistema de trfico de influencias en el cual estaba involucrada hasta la amante del Presidente. Se ha calculado que en este proceso ocurri la apropiacin de una suma cercana los 15 mil millones de dlares por parte de un reducido grupo de privilegiados. 202. "En la fase final de auge rentista las limitaciones de la capacidad de absorcin de capital se hicieron obvias en todos los niveles. El nivel ms crtico, sin embargo, fue el poltico. No slo no se fren el proceso de distribucin de la renta, sino que este proceso, por aadidura, se intensific con la distribucin de la renta futura, capitalizada a travs del endeudamiento pblico externo.... La Cada de la renta se combin as con las obligaciones correspondientes a una enorme deuda
Error! No se encuentra el origen de la referencia. A finales del gobierno de Jaime Lusinchi, era evidente la necesidad de reorientaciones profundas. La inflacin, histricamente de un slo dgito, alcanz niveles de 28% y de 29,48% en los aos 1987 y 1988. Haba un severo dficit tanto en la Balanza de Comercial como en la Cuenta Corriente (Cuadro 1). Las reservas internacionales mermaron en US $9505 millones entre 1986 y 1988 203 , llegando a niveles peligrosos para la economa. En 1988, la deuda pblica externa era de US $26586 millones. Para ese mismo ao, el dficit fiscal global alcanz un nivel de 15,1% del Producto Interno Bruto (Cuadro 1). Los dficits y los endeudamientos externos de las ineficientes empresas del Estado devoraban una proporcin creciente del presupuesto pblico 204 . La corrupcin, el deterioro de los salarios y de todos los servicios pblicos corroen la legitimidad del sistema poltico democrtico que se haba instaurado en el pas en el ao 1958. Los graves desequilibrios macroeconmicos, el agotamiento del proceso de sustitucin de importaciones, el deterioro de los precios del petrleo, y en trminos ms generales el agotamiento del modelo de crecimiento basado en la renta petrolera, hacan impostergable un cambio de rumbo. El llamado paquete econmico del gobierno de Carlos Andrs Prez es presentado al pas como ese "Gran Viraje" necesario, como la medicina, quizs amarga, que el pas tendra que tomar para salir de la crisis y enrumbarse en una direccin de crecimiento. (..continuacin) externa acumulada en los aos de la euforia rentista." Asdrubal Baptista, "Integrar el petrleo: Fundamentos de una nueva poltica petrolera", en Asociacin Venezuela, Sociedad y Economa, Ideas sobre el porvenir de Venezuela. Reflexiones para el estudio y la discusin, Caracas, 1993, p. 135. 203. Cifras del Banco Central de Venezuela. 204. El crecimiento de las empresas pblicas en Venezuela es producto de muchos factores, entre ellos la quiebra de empresas que haban recibido apoyo crediticio por parte del Estado en una muy amplia gama de actividades econmicas, y que en consecuencia se convirtieron en empresas pblicas sin que existiese una poltica expresa en este sentido. Las inversiones en las principales empresas bsicas en el rea del acero y del aluminio se dieron en el contexto de la mentalidad faranica de la Gran Venezuela que se desarroll a partir del salto de los precios petroleros de 1973. En la mayora de los casos estas empresas han producido prdidas y los sucesivos intentos de recuperarlas por la va de la inyeccin de nuevo financiamiento han terminado por representar una carga an ms pesada para las finanzas pblicas. El peso creciente que las deudas y dficits de estas empresas pblicas ha representado para el presupuesto nacional ha sido uno de los factores determinantes de la incapacidad del Estado para responder adecuadamente a sus funciones tradicionales en otros campos. Uno de los temas centrales del debate econmico en Venezuela en la actualidad gira en torno a la extensin que deben tener los procesos inevitables de privatizacin.
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II. LAS DIMENSIONES DE LA POLITICA DE AJUSTE
Para estar en capacidad de evaluar el significado de esta poltica de ajuste y, en particular, el impacto social y poltico que sta ha tenido en el pas, es indispensable comenzar por sealar que lo que se presenta como el paquete econmico son un conjunto de polticas que requieren ser analizadas en tres aspectos conceptualmente diferenciados: 1. la poltica de ajuste como mecanismos para el restablecimiento a corto plazo de los equilibrios de las principales variables macroeconmicas y el pago de la deuda; 2. el cambio estructural de la economa para pasar de una economa dirigida por el Estado y dependiente del petrleo a una de mercado basada en las exportaciones privadas no tradicionales; y 3. como parte del proyecto poltico neoliberal/neoconservador de transformacin de los sistemas polticos "populistas" latinoamericanos en sistemas "modernos" que no limiten el pleno funcionamiento del mercado, y que estn de acuerdo con las exigencias "objetivas" del nuevo orden econmico internacional. El paquete econmico se presenta oficialmente como la respuesta simultnea a las necesidades del ajuste macroeconmico a corto plazo y de cambio estructural de la economa, su intencin poltica expresa aparece diluida. La poltica econmica del gobierno de Carlos Andrs Prez es el resultado de las recomendaciones de la misin del Fondo Monetario Internacional (FMI) que haba visitado al pas en 1987 205 . Desde una ptica neoliberal, y en base al inmenso poder que le otorga el hecho de que el pas necesita renegociar la deuda externa -situacin que requiere un programa de ajuste con el visto bueno del FMI- la misin del Fondo Monetario precisa cuales son las transformaciones que requiere la economa venezolana. El diagnstico y las recomendaciones del FMI parten del supuesto de que "...la habilidad de Venezuela para obtener nuevo financiamiento en el exterior depende del programa econmico que se implemente." 206 El programa que se exige es una ortodoxa terapia de shock para lograr el ajuste de la economa venezolana, con nfasis en sus efectos macroeconmicos. Las exigencias principales de este programa de ajuste estructural son las siguientes:
1. Restriccin del gasto fiscal.
205. International Monetary Fund, "Venezuela: Staff Report for the 1987 Article IV Consultation", 16 de octubre de 1987. (Confidencial, para uso exclusivo de los bancos acreedores). 206. FMI, op. cit., p. 23.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. 2. Restriccin de los niveles salariales. 3. Unificacin del rgimen cambiario. Paridad unitaria y flotante. 4. Tasas de inters flexibles, aumento urgente de los niveles de las tasas de inters reguladas. Eliminacin de los crditos a tasas preferenciales para la agricultura. Establecimiento de las tasas de inters por el mercado tan pronto como sea posible. 5. Reduccin de los controles de precios. 6. Posponer programas de inversin de baja prioridad. 7. Reduccin de los subsidios. 8. Introduccin de un impuesto sobre la venta. 9. "Ajuste" de las tarifas de los bienes y servicios provistos por empresas estatales, incluyendo los precios de los productos petroleros en el mercado interno. 10. Reforma en el rgimen comercial, incluyendo la eliminacin de la mayor parte de las excepciones en las tarifas. Liberalizacin de las importaciones.
El 28 de febrero de 1989, a los pocos das de la ceremonia de toma de posesin del gobierno de Carlos Andrs Prez, Pedro Tinoco (Presidente del Banco Central), Egle Iturbe de Blanco (Ministro de Hacienda) y Miguel Rodrguez (Ministro de Coordinacin y Planificacin de la Presidencia de la Repblica) firman -a nombre del Gobierno de Venezuela- una Carta de Intencin 207 en la cual se compromete al pas a "un programa de ajuste econmico", mediante el cual se aspira a tener "acceso a los recursos del Fondo correspondientes a los tramos superiores de su cuota", a celebrar "un acuerdo de Contingencia con el Fondo" y a "solicitar recursos del Fondo a travs de la Facilidad Compensatoria y del Financiamiento de Contingencias". Igualmente, el documento compromete al gobierno venezolano a limitar las restricciones a las transacciones internacionales y reestructurar la deuda externa, evitando caer en nuevos atrasos en sus pagos 208 . Punto a punto, cada una de las "recomendaciones" que haba formulado la misin del FMI en el ao 1987, se convierten en compromiso que el gobierno venezolano adquiere con dicho organismo como condicin para el proceso de renegociacin de la deuda externa. Esto es, todas las principales decisiones econmicas del pas estn tomadas de acuerdo con exigencias previas. Estos acuerdos no son sometidos ni siquiera a la consulta del Congreso de la Repblica, y slo son conocidos por la opinin pblica despus de haber sido firmados. Estos compromisos los adquiere el gobierno venezolano en Washington a finales de febrero de 1989 mientras, en protesta ante el deterioro de las condiciones de vida de la poblacin, Caracas y las dems ciudades principales del pas fueron estremecidas durante una semana de por los disturbios y saqueos populares ms extendidos y violentos de que se tenga memoria. Centenares de personas resultaron muertas.
207. Memorndum sobre Polticas Econmicas de Venezuela, dirigido al Sr. Michael Camdessus, Director Gerente del Fondo Monetario Internacional. 208. Op. cit., carta de presentacin.
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III. LA EVALUACIN MACROECONMICA
La evaluacin de la poltica de ajuste, desde el punto de vista del objetivo del establecimiento de equilibrios macroeconmicos, presenta la dificultad de que no es posible su comparacin con los potenciales resultados de la aplicacin de otras posibles polticas alternativas 209 . Evaluadas en trminos de sus objetivos declarados, sus resultados son mixtos. En su fase inicial, se aplic una poltica profundamente recesiva que produjo una reduccin del producto interno bruto del 8,57% en el ao 1989, con un alza histrica de los niveles inflacionarios al pasar de 29,48% en el ao 1988 a 84,46% en el ao 1989. La tasa de desocupacin se eleva en ese ao de 6,9% a 9,6% (Cuadro 1), aumentando el nmero total de desempleados de 455.444 en 1988 a 661.844 en el ao 1989, un incremento de 45% en un slo ao (Cuadro 2). Gracias a esa severa contraccin econmica, tanto la balanza de pagos como la balanza comercial se hicieron positivas y comenzaron a recuperarse la reservas internacionales. A partir de 1990 se reinici el crecimiento de la economa, con tasas de 6,47% y 9,73% en los aos 1990 y 1991. Esta ltima fue de las ms altas del continente para esa fecha. De una situacin fiscal deficitaria se pasa a supervits fiscales de 4,08% y de 2,38% respectivamente en los aos 1990 y 1991 (Cuadro 1). Se renegocia la deuda con la banca internacional y con los organismos financieros internacionales y se ponen al da los pagos pendientes. Se obtienen nuevos prstamos, se realizan algunas inversiones extranjeras, y se controla la fuga de divisas. Sin embargo, estos xitos macroeconmicos resultan ser de corto plazo. Para el ao 1992 se revierte la mayor parte de estos logros. La recuperacin del crecimiento slo es posible gracias al incremento del gasto pblico y de nuevos endeudamientos, tanto internos como externos. El gasto fiscal se hace nuevamente deficitario, representando en 1992 un 5,8% del Producto Interno Bruto. La Cuenta Corriente se hace deficitaria y las reservas internacionales disminuyen en ms de US $1.000 millones en ese ao. La inflacin -aunque baja en relacin al nivel mximo alcanzado en el ao 1989- no puede ser controlada y permanece entre 30 y 40% en los aos 1990-1992 (Cuadro 1). Hay un objetivo -el principal de toda esta poltica de ajuste- en el cual es posible afirmar que el xito es total: la
209. No hay duda, sin embargo, que era necesaria una reorientacin fundamental en la poltica econmica del Estado venezolano. De continuar en forma inercial las polticas econmicas anteriores, con seguridad se hubiese llegado a dficits fiscales y niveles inflacionarios incontrolables, lo que a su vez habra acentuado las tendencias al deterioro del sistema poltico.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. generacin de capacidad para el pago de la deuda externa. Gracias a la poltica fuertemente recesiva y la concentracin regresiva del ingreso que deprime fuertemente el consumo, se producen excedentes que permiten cumplir puntualmente con los compromisos internacionales recin renegociados. Entre los aos 1989 y 1992 el pago de intereses de la deuda externa pblica suma US $9.610 millones y el pago de la amortizaciones US $5.933 millones, para un total de US $15.543 millones en erogaciones por este concepto. En el mismo perodo se reciben nuevos emprstitos por un total de US $6.398 millones. A pesar de una diferencia neta de US $9.145 millones entre estas dos cifras, para el ao 1992 el monto total de la deuda haba aumentado en US $518,8 millones en comparacin con lo que se deba en 1988 (Cuadro 3) 210 .
IV. LA POLTICA DE AJUSTE Y EL CAMBIO ESTRUCTURAL
En el discurso gubernamental, la poltica de ajuste y el cambio estructural de la economa, (reemplazo del modelo de desarrollo dependiente del Estado y de la actividad petrolera, por un modelo de desarrollo de mercado que tenga como factor dinmico la expansin de las exportaciones no tradicionales por parte del sector privado), se presentan como si fuesen el mismo objetivo, o por lo menos objetivos complementarios que se pueden lograr mediante la implementacin de una misma poltica econmica, el llamado Gran Viraje. Hay una obsesin en extremo ideologizada con las virtudes del mercado, y la ausencia total de un cuestionamiento a fondo de las caractersticas principales de lo que ha sido el modelo de desarrollo y el estilo tecnolgico que ha predominado en el pas desde el inicio de la era petrolera. implemente se le exigen al mercado las mismas cosas que antes se le pedan al Estado. Los objetivos principales del cambio estructural de la economa, como parte de ese Gran Viraje, aparecen formulados en el VIII Plan de la Nacin 211 :
210. "Se establece ... un crculo vicioso: la contraccin del consumo popular frena el crecimiento del potencial humano y degrada el salario real, al mismo tiempo que el ahorro forzosamente realizado, en lugar de capitalizarse a la inversin reproductiva, se transfiere a los centros financieros de los pases ricos, que nos devuelven prstamos "frescos" que acrecientan la deuda y obligan a mayores exacciones para servirla. La deuda, por lo tanto, se hace impagable, se reproduce ampliada, y opera como un mecanismo de depredacin y envilecimiento tanto de la dbil autonoma nacional como de la situacin socioeconmica de la mayora de la poblacin." D.F. Maza Zavala y Hctor Malav Mata, op. cit. pp. 17-18. 211. CORDIPLAN, Presentacin de los Lineamientos Generales del VIII Plan de la Nacin, Resumen Ejecutivo, Caracas, 13 de octubre de 1989.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. 1. Disminucin de la intervencin estatal, y del peso del Estado en la economa. 2. Menor dependencia de la economa venezolana del petrleo. 3. Crecimiento sostenido sin inflacin. 4. Privilegio a la industrializacin para la exportacin. 5. Aumento de la productividad del trabajo. 6. Aumento del gasto social y erradicacin de la pobreza extrema. 7. Mejora en la distribucin de la riqueza, democratizar la propiedad y la gerencia y transferencia de propiedades a formas asociativas laborales. 8. Profundizacin del sistema democrtico.
Sin embargo, como bien seala Enzo del Bfalo,
"...entre las medidas de ajuste y los cambios estructurales no hay continuidad: las primeras no llevan necesariamente a las segundas y viceversa, el paquete del FMI no es indispensable ni eficaz para lograr los cambios estructurales 212 ."
El logro de los cambios estructurales de la economa, no es por lo tanto, el verdadero objetivo de las polticas de ajuste llevadas a cabo en Venezuela durante los ltimos cuatro aos. Si las juzgamos de acuerdo a los objetivos de cambio estructural expresamente sealados por el VIII Plan de la Nacin, estas polticas no pueden ser catalogadas sino como un rotundo fracaso. El objetivo ms general del cambio estructural de la economa consiste, como se ha sealado, en pasar de una economa que tiene como centro al Estado y que es altamente dependiente del ingreso petrolero, a una economa de mercado, con menos dependencia del Estado y del petrleo, que tenga como motor las exportaciones privadas. De acuerdo con las proyecciones del VIII Plan, las exportaciones no petroleras deban duplicarse en cinco aos. Este crecimiento estaba previsto con un incremento durante cada uno de los cinco aos. Sin embargo, ha sido otra la realidad. En el ao 1989 hay una fuerte expansin de las exportaciones privadas, aumentando ese ao en 26,2% 213 , como consecuencia de la severa contraccin de la demanda interna. Pero, apenas se recupera la demanda interna, estas disminuyen. En el ao 1991 se reducen en un 25,7%, quedando a un nivel
212. Enzo Del Bfalo, "La poltica de ajuste y el cambio estructural", en Nueva Economa, op. cit., p. 147. (Destacado en el original). "En su origen, las medidas de ajuste macroeconmico del FMI no fueron diseadas para llevar a cabo cambios estructurales, ni siquiera se proponan lograr el crecimiento sostenido. Ambos propsitos fueron aadidos de ltima hora cuando empez la moda monetarista y los organismos internacionales se convirtieron en entes supranacionales para regular las economas de los pases con problemas. Su verdadero propsito fue siempre el de lograr saldos positivos en la balanza de pagos de los pases miembros del sistema, que para eso se haba creado el FMI. (...) En su verdadera esencia las polticas de ajuste buscan garantizar que el pas deudor logre la solvencia necesaria para pagar sus deudas, y desde esta perspectiva son indiscutiblemente eficaces." Op. cit., p. 148. 213. Banco Central de Venezuela, Informe Econmico 1990, Caracas, 1991, p. 106.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. menor que el correspondiente al ao 1989 214 . Entre 1989 y 1991 las exportaciones no petroleras disminuyen en un 9% 215 . Una tendencia levemente descendente se mantiene en el ao 1992 (Cuadro 4). Como se seal anteriormente, la recuperacin de la economa despus de la seria baja del ao 1989 slo ocurri gracias al incremento sustancial del gasto pblico, reforzando el papel del Estado en la economa y retornando a la situacin de dficit fiscal. Las medidas ms contundentes sobre el reforzamiento de la dependencia de la economa del gasto pblico lo dan las cifras de formacin de capital. En el ao 1988, el sector privado super ligeramente al sector pblico en la Formacin Bruta de Capital Fijo. Para el ao 1992, su contribucin se haba reducido al 35,5% (Cuadro 5). An ms ilustrativas son las cifras de la Formacin Neta de Capital. En los aos 1989 y 1990, la Formacin Neta de Capital en el pas dependi exclusivamente del sector pblico, con una contribucin negativa por parte del sector privado. En el ao 1992, tercer ao consecutivo de fuerte expansin del Producto Interno Bruto, la contribucin del sector privado en la Formacin Neta de Capital apenas superaba la cuarta parte del total, cuando representaba la mitad del total en el ao 1988 (Cuadro 6). La dependencia de la economa del petrleo, lejos de disminuir, se ha acentuado durante estos aos. La participacin de la industria petrolera en la Formacin Bruta de Capital Fijo, que fue de 12,4% en el ao 1988, se eleva a un 30,6% del total en el ao 1992. (Cuadro 5). Su contribucin a la Formacin Neta de Capital pasa de un 8,37% del total en el ao 1988 a 33,15% en el ao 1992. Por cuarto ao consecutivo, el sector pblico super la contribucin del capital privado a la Formacin Neta de Capital (Cuadro 6). En oposicin a la poltica econmica definida en el VIII Plan de la Nacin, que contempla como objetivo el "Reducir la alta dependencia de los ingresos petroleros, promoviendo el desarrollo de fuentes alternas" 216 , la industria petrolera contina desarrollando mega-proyectos de expansin que tienden a acentuar la dependencia de la economa del pas en esta industria. Pese a una sistemtica campaa de relaciones pblicas de acuerdo a la cual la empresa Petrleos de Venezuela confronta una "excesiva carga fiscal", la relacin entre sus gastos (costos de produccin ms inversin) y sus ingresos totales ha venido incrementndose sistemticamente, elevndose de un 21% en el ao 1976, hasta alcanzar el nivel de 70% en el ao 1991 217 . Como consecuencia de todo lo anterior, a los cuatro aos de haberse definido una poltica en la cual se declara como
214. Banco Central de Venezuela, Informe Econmico de 1991, Caracas, 1992, p. 64. 215. Banco Central de Venezuela Informe Econmico 1990, Caracas, 1991, p. 106 e Informe Econmico 1991, Caracas 1992, p. 64. (Clculos propios]). 216. CORDIPLAN, VIII Plan de la Nacin, Lineamientos Generales, "Objetivos de la poltica fiscal". 217. Carlos Mendoza Potell, Macroeconoma y petrleo. El ingreso petrolero y su destino, Facultad de Ciencias Econmicas y Sociales, Universidad Central de
Error! No se encuentra el origen de la referencia. objetivo disminuir la dependencia de la industria petrolera, la participacin del petrleo en el Producto Interno Bruto ha pasado de un 18,72% en el ao 1988 a un 20,89% en el ao 1992 218 . En el ao 1989 la participacin del petrleo en las exportaciones totales fue de 76% 219 , aumentando a 79,8% en el ao 1990 y a 81,4% en 1991 220 . En consecuencia, la dependencia del fisco en relacin a la industria petrolera no se ha alterado. Continan los altos niveles de elusin y morosidad en el pago de los impuestos. La participacin de los impuestos internos y las contribuciones al sistema de seguridad social en los ingresos totales del Sector Pblico Consolidado se mantienen entre 14% y 15% entre los aos 1989 y 1991 221 . El impuesto sobre la renta no petrolero pasa a representar apenas 1,6% del producto 222 . Aunque la reforma fiscal y la necesidad de
un aumento de la base impositiva del fisco son consideradas unnimemente como impostergables por los analistas econmicos, la oposicin empresarial y de los partidos polticos en el Congreso impide la aprobacin de nuevos impuestos. En consecuencia, el gasto fiscal se financia con el ms regresivo de los impuestos, la inflacin 223
Como en otros pases de Amrica Latina, el ajuste ha tenido consecuencias desindustrializadoras y deterior aceleradamente la produccin agrcola, con una tendencia al crecimiento de los sectores financieros y servicios. Entre el ao 1988 y el ao 1992, el subsector vegetal tuvo un descenso de 13,7% y el subsector animal una baja de 5%. De las actividades agrcolas, slo la actividad pesquera present un incremento 224 . La combinacin de alza de los precios de los insumos, elevacin dramtica de las tasas de inters, y una poltica de apertura comercial indiscriminada conduce inevitablemente a estos resultados. La participacin de la industria y de la agricultura en el Producto Interno Bruto son menores en el ao 1992 que en 1988, mientras que aumenta la participacin porcentual del sector construccin, y como se ha sealado, del petrleo. (..continuacin) Venezuela, Caracas, 1992, p. 47. 218. Cifras no publicadas del Banco Central de Venezuela. 219. Banco Central de Venezuela, Informe Econmico 1990, Caracas, 1991, p. 106. 220. Banco Central de Venezuela, Informe Econmico 1991, Caracas, 1992, p. 18. 221. Banco Central de Venezuela, Informe Econmico 1990, op. cit., p. 117 y Banco Central de Venezuela, Informe Econmico 1991, op. cit., p. 75. 222. Gustavo Garca, "Consideraciones generales acerca de la cuestin fiscal", en Asociacin Venezuela, Sociedad y Economa, Ideas sobre el porvenir de Venezuela. Reflexiones para el estudio y la discusin, Caracas, 1993, p. 153. 223. Op. cit., p. 154. 224. Juan Luis Hernndez M. y Armando Martel P., "La agricultura posible", Agroplan, Caracas, febrero de 1993, (mimeo). Clculos en base a cifras del Ministerio de Agricultura y Cra y Agroplan C.A.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. La drstica devaluacin, condujo a una fuerte presin inflacionaria, y a un incremento en la demanda de divisas. Para controlar esto se estimularon altas tasas de inters que hicieron colapsar la demanda interna y los rendimientos esperados de las inversiones productivas. Se profundiz con esto la tendencia rentista y especulativa que ha caracterizado al sector privado venezolano en la era petrolera 225 .
"Esta combinacin de altas tasas de inters y bajos rendimientos esperados, hizo que la poca propensin a invertir desapareciera del todo seguida de una fuerte contraccin del producto interno, ms de ocho por ciento en el primer ao. El ahorro se orient entonces exclusivamente a la especulacin financiera presionando el alza del tipo de cambio y obligando a mantener las tasas demasiado elevadas con relacin a las necesarias para estimular la produccin. Es obvio que este mecanismo desva permanentemente hacia la especulacin financiera todo el ahorro que en condiciones normales se orienta, por lo menos en parte, hacia la actividad productiva." 226 .
Se "refuerza el carcter parasitario de la economa domstica en lugar de estimular su reestructuracin" 227 . "...bajo el formalismo del mercado es en realidad una concentracin y potenciacin de la tradicional poltica de subsidios del Estado rentista a una economa domstica preponderantemente ineficiente y parasitaria." 228 Las muy elevadas tasas de inters, y la competencia de las importaciones genera situaciones crticas en la industria textil, la industria de la confeccin, la industria del calzado, la fabricacin de partes automotores, y en general en la pequea y mediana industria. Uno de los objetivos primordiales (aunque no declarados) de la poltica de ajuste neoliberal, es la concentracin del
225. "...con miras a evitar una presin adicional de demanda sobre el dlar que degenere en devaluacin del bolvar, el Banco Central ha tenido que favorecer una poltica de endeudamiento interno, principalmente a travs de la venta masiva de los llamados bono "cero cupn". De este modo, tan slo el ao pasado [1990] el Banco Central logr colocar 259.508 millones de bolvares en bonos "cero cupn", por cuyo concepto sus tenedores (bsicamente la banca y ahorristas millonarios) lograron redituar aproximadamente 35.000 millones en intereses." Hctor Valecillos, El reajuste neoliberal en Venezuela, Monte Avila Editores, Caracas, 1992, p. 204. 226. Enzo del Bfalo, op. cit., p. 150. "...para mantener esta ficcin de un mercado libre de divisas, se necesita una poltica restrictiva que drene permanentemente recursos de la demanda potencial de divisas. Con ello, no slo se refuerza el sesgo antiproductivo, sino que, adems, el Estado debe embarcarse en una poltica muy costosa, como lo demuestran los miles y miles de millones gastados para pagar intereses de los bonos cero cupn. Una poltica absurda -desde el punto de vista del crecimiento real- que hace an ms regresiva la distribucin del ingreso, aumenta el diferencial entre colocaciones y depsitos de los bancos, hacindolos ms ineficientes y alejndolos an ms del crdito productivo. Una poltica de ajuste que genera recesin por un lado y exceso de liquidez por el otro. Como se ve, es un mecanismo perfecto para concentrar los pocos recursos disponibles de una economa, de una forma tal que pueda servir de pago de las obligaciones internacionales." Op. cit., p. 151. 227. Op. cit., p. 156.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. ingreso, bajo el supuesto de que slo por esta va se puede lograr un incremento de la inversin privada, como requisito para el crecimiento de la economa y la creacin de empleos 229 . Se supone que la concentracin de la riqueza es un ahorro forzado que coloca en manos de quienes tienen capacidad de invertir la mayor cantidad de recursos posibles. En trminos de la concentracin del ingreso, el xito ha sido indiscutible (Cuadros 11, 13 y 14). La concentracin del ingreso afecta profundamente las condiciones de vida de la mayora de la poblacin, pero, como hemos visto, no conduce automticamente a la inversin productiva. Hubo, como era de esperarse, un aumento significativo en el ahorro. El ahorro total pasa de 84.563 millones de bolvares en 1989, a 211.703 millones de bolvares en 1990 y a 431.434 millones en el ao 1991 230 . Sin embargo, a pesar de ese acelerado aumento de los ahorros, la formacin neta de capital fijo privado, como hemos visto, disminuye consistentemente durante esos aos (Cuadro 6). El comportamiento de las importaciones en estos aos ilustra con claridad como este proceso de concentracin del ingreso se traduce, no slo en especulacin financiera, sino igualmente en un aumento del consumo por parte de los sectores de mayores ingresos y no en inversin productiva. En una economa tan altamente dependiente de las importaciones como la venezolana, las importaciones directamente asociadas con la actividad productiva (materias primas auxiliares y maquinarias y accesorios para la industria), disminuyen (20% y 11% respectivamente) entre 1988 y 1992. En contraste, el valor de las importaciones en los renglones que corresponden al consumo suntuario de la minora que concentra mayores niveles de ingreso, se incrementa aceleradamente. Con la poltica de liberalizacin, el valor de las importaciones de automotores armados para pasajeros pasa de US $40 millones en 1988 a US $1292 millones en el ao 1992. El valor de las importaciones de bebidas alcohlicas se incrementa en un 81% y el de los productos de consumo suntuario en un 93% (Cuadro 7).
V. RESTRUCTURACIN PRODUCTIVA Y MERCADO DE TRABAJO
La poltica del gobierno para el logro de los objetivos de aumentar la capacidad competitiva y exportadora del sector (..continuacin) 228. Idem. 229. Hctor Valecillos, "Mercado de trabajo y redistribucin del ingreso en condiciones de reajuste econmico. Situacin actual y perspectivas", Simposio de Iniciativa de desarrollo humano en Venezuela, patrocinado por el PNUD y el Consejo Nacional de Economa, Caracas 14 al 16 de octubre de 1992 (mimeo). 230. Banco Central de Venezuela, Informe Econmico 1990, Caracas, 1991, p. 56.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. privado, que deba hacerse ms eficiente mediante la incorporacin de tecnologas ms avanzadas, se limit a las desregulacin y a la apertura comercial. De acuerdo al dogma neoliberal, se concibe que la mejor poltica industrial es la no poltica 231 , suponiendo que basta con eliminar las restricciones y regulaciones estatales para que se despliegue todo el potencial creativo y competitivo de un empresariado que habra estado -hasta ese momento- aplastado por el Estado. Como afirma Consuelo Iranzo era inevitable una reestructuracin de las empresas industriales venezolanas que, como consecuencia de la proteccin y apoyos recibidos por parte del Estado, lograban ser rentables a pesar de su ineficiencia 232 . Sin embargo:
"Los antecedentes y las tradiciones no solamente imponen mrgenes de accin sino que adems marcan el comportamiento de los actores. Cada uno busca la mejor manera de recomponerse y sobre quienes recae el mayor peso de las medidas de ajuste y de adaptacin a la nueva situacin no es sobre los empresarios, quienes siempre encontrarn una alternativa dentro o fuera de la industria, sino sobre los trabajadores, quienes no tienen posibilidad de eleccin." 233
La apertura abrupta de las importaciones, las elevadsimas tasas de inters reales y la cultura empresarial limitan la capacidad de reaccin de las empresas. De acuerdo a sus condiciones particulares, stas han reaccionado de diferente modo ante los retos planteados por las nuevas condiciones de apertura comercial y mayor competencia. De acuerdo a Consuelo Iranzo, las empresas han seguido cuatro tipos de estrategias ante la nueva situacin:
1. "Una primera estrategia que podramos llamar de abandono, consiste simplemente en la "reconversin" de empresas productoras a importadoras o distribuidoras. Estas empresas, concentradas sobre todo en actividades de ensamblaje muy ineficientes, pero muy empleadoras, han diagnosticado que con la nueva poltica les resulta mucho ms lucrativo el rol de comercializadoras, por lo que abandonan o reducen drsticamente su tarea propiamente industrial."
2. "La segunda estrategia ha sido la asumida por la mayora de las empresas a la que podramos denominar estrategia de sobrevivencia, ya que est basada fundamentalmente en respuestas de emergencia y no a una programacin en el mediano o largo plazo. Por tanto estas empresas han respondido bsicamente disminuyendo sus costos laborales, lo cual era esperable, ya que la mayora de las empresas venezolanas se caracterizan por haber mantenido tradicionalmente una actitud pasiva en su propio negocio, subestimando la productividad y la bsqueda de nuevos mercados."
231. Consuelo Iranzo, "Los actores sociales ante la reestructuracin productiva en Venezuela. Consecuencias sobre el mercado de trabajo y el movimiento sindical", Centro de Estudios del Desarrollo (CENDES), Universidad Central de Venezuela, Caracas, octubre 1992 (mimeo). 232. Op. cit. 233. Op. cit.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. 3. "Un tercer tipo de estrategia que est siendo asumida por un nmero creciente de empresas, se basa en la incorporacin parcial de algunas de las nuevas ideas sobre gerencia y en la adquisicin de nuevos equipos automatizados. Llamamos a esta estrategia de conservacin porque en estos casos la modernizacin se entiende ms como una modernizacin tcnica y "discursiva", calificativo que responde a una poltica destinada ms a ganarse la disposicin positiva de los empleados hacia la empresa y de all poder intensificar las cargas de trabajo o desviar reivindicaciones salariales, que a provocar una modificacin sustancial de las tcnicas de organizacin de la administracin y de la produccin para la mejora de la productividad".
4. "La cuarta estrategia que denominamos de crecimiento, est siendo llevada a cabo por un nmero minoritario de empresas, por lo general grandes, las cuales, con el objetivo de exportar, se han propuesto modernizar todas las reas, introduciendo sistemas de control total de la calidad, justo a tiempo, etc. Si bien este tipo de estrategia tiene tambin importantes consecuencias sobre los trabajadores y sobre la accin sindical, tiene las ventajas, por una parte, de concebir el desarrollo de la fuerza de trabajo como un valor para la propia empresa y por la otra, de prometer un crecimiento en el mercado que en principio debera revertirse en un aumento del empleo."
"Por ltimo tenemos que mencionar las empresas que han cerrado sus puertas, declarndose en situacin de quiebra, las cuales han sido bsicamente pequeas y medianas. El presidente de FEDEINDUSTRIA (organismo representativo de la Pequea y Mediana Industria), calcula que unas 200 han perecido en los ltimos tres aos, siendo las ms afectadas por la apertura, textil, confeccin, calzado y juguetes." 234
Se han generado as conflictos entre los diferentes sectores empresariales. Mientras que el mximo organismo empresarial del pas, FEDECAMARAS y las organizaciones comerciales apoyan la poltica de apertura, las cmaras del textil, confeccin, calzado, y la pequea y mediana industria denuncian que la presin de la competencia desleal y del contrabando amenazan con el quiebre a un nmero creciente de empresas 235 . La mayor parte de la industria intenta sobrevivir mediante polticas que carguen sobre los trabajadores lo fundamental de los costos del ajuste 236 . La reduccin de los costos laborales se busca por las siguientes vas: 1. reduciendo el empleo; 2. mediante mecanismos de flexibilizacin del trabajo; 3. la dualizacin y descalificacin de la fuerza de trabajo; 4. la intensificacin del trabajo; y 5. la
234. Op. cit. 235. La confrontacin entre industriales e importadores en las reas textil y de confeccin es particularmente intensa. En los meses de mayo y junio de 1993 se llev a cabo una agresiva polmica pblica en la que los importadores acusan a los industriales de ineficientes y de producir bienes costosos y de baja calidad, atentando contra los intereses de los consumidores. Argumentan que los industriales buscan preservar sus privilegios del pasado, y obtener ganancias sin necesidad de competir. Los industriales acusan a los importadores de dumping, subfacturacin y de contrabando, y exigen al gobierno un estricto control de las aduanas. 236. Op. cit.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. reduccin de los salarios reales 237 . Los sectores industriales con mayor capacidad de responder a los retos de la nueva poltica de apertura son precisamente los de la Gran Industria, aquellos que utilizan una tecnologa ms avanzada y que, por lo tanto, tienen menos capacidad para generar empleo. En consecuencia, entre el ao 1988 y el ao 1992, el nmero de desocupados en la industria manufacturera aumenta en 18910 personas, lo que representa un incremento del 29% en el total de desocupados en ese sector (Cuadro 8). Mientras que la poblacin ocupada total aumenta en trminos absolutos en 667.263 trabajadores, lo que representa un 14,5%, entre los aos 1988 y 1992 (Cuadro 9), el empleo en el sector industrial en su conjunto slo aumenta en 27.605 trabajadores, lo que representa incremento del 2,5% en cuatro aos 238 . En consecuencia, la participacin del sector industrial en el empleo total se reduce de 18% en el ao 1988 a 16% en el ao 1992. En las ramas correspondientes a textiles, prendas de vestir e industrias del cuero y a productos alimenticios, bebidas y tabaco, hay prdidas absolutas en la poblacin ocupada entre esos aos 239 (Cuadro 10). Para el conjunto de la economa, a pesar de tres aos seguidos de crecimiento con tasas de ms de 6%, y a pesar de que la tasa de desempleo ha venido descendiendo del nivel de 9,6% del ao 1989 hasta un 7,1% en el ao 1992 (Cuadro 1), la poblacin total desocupada se ha incrementado en un 17% entre 1988 y 1992 (Cuadro 8). Mediante la introduccin de mecanismos de flexibilizacin laboral, se produce la informalizacin del sector moderno 240 . A pesar de que la nueva Ley del Trabajo ha enfrentado la resistencia tenaz tanto por parte de los empresarios como por parte del equipo econmico del gobierno, sta repite la tendencia desreguladora que ha venido establecindose en el resto del continente 241 , y ha facilitado la introduccin de mecanismos de flexibilizacin del trabajo tales como el incumplimiento "por mutuo convenimiento" de lo previsto en los
237. Consuelo Iranzo, op. cit. 238. OCEI, Poblacin en la fuerza de trabajo, Segundo semestre de 1988 y Segundo semestre de 1992, Caracas. 239. Idem. De acuerdo a los directivos de las asociaciones empresariales del textil, confeccin y calzado, el deterioro de estos sectores, as como la reduccin del empleo, se ha acelerado en los primeros seis meses del ao 1993. "Cruzada contra importaciones a lo Robin Hood", El Nacional, Caracas 28 de junio de 1993, p. D-8. 240 . "...como consecuencia de la progresiva generalizacin de formas de contratacin que hasta ahora se denominaban "atpicas" por ser excepcionales y no corresponderse con las condiciones del trabajo formal: contratacin por tiempo indeterminado, para un slo empleador y dentro de la jornada fijada como mxima. Este fenmeno, conocido como flexibilizacin externa del trabajo y que ha ido tomando cuerpo en muchos pases, responde a la poltica empresarial de buscar una mayor adaptacin a las fluctuaciones de la demanda a travs del libre manejo de los volmenes de empleo." Consuelo Iranzo, op. cit. 241. Op. cit.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. contratos colectivos 242 y el trabajo con horario o jornada variable de acuerdo a las exigencias del mercado, con lo cual se carga sobre los trabajadores el costo de las fluctuaciones de la demanda. Un intento adicional de reduccin de los costos laborales por la va de la flexibilizacin del trabajo es la bsqueda empresarial de modificar el rgimen vigente de prestaciones sociales. En ste las prestaciones del trabajador a la finalizacin de su relacin laboral se calculan de acuerdo al ltimo salario devengado. En ausencia de un Sistema Nacional de Seguridad Social, este rgimen se convierte en la nica proteccin con la cual cuenta el trabajador en casos de despido 243 . Desde el ao 1989, FEDECAMARAS ha venido exigiendo una modificacin de este rgimen de prestaciones, planteando la necesidad de que las prestaciones sean canceladas anualmente. El Ejecutivo Nacional introdujo ante el Congreso Nacional una Ley de Prestaciones Sociales de los Trabajadores con el fin de adecuar este instrumento legal a las exigencias de la flexibilizacin laboral 244 . La consecuencia ms importante desde el punto de vista de los trabajadores de cambiar el rgimen de prestaciones sociales acumuladas por un rgimen de liquidacin anual es que abaratara considerablemente el despido, con lo cual aumentara la inestabilidad laboral y la rotacin de personal 245 De las principales reformas de la poltica de ajuste econmico, es esta la nica que la oposicin del movimiento obrero organizado y sus aliados polticos en el Congreso Nacional han logrado, hasta el momento, impedir 246 . Una tercera forma de reduccin de los costos laborales es la dualizacin del mercado laboral y la descalificacin de la mayora de los trabajadores. Como slo una pequea minora de las empresas industriales est en capacidad de introducir las transformaciones tecnolgicas y organizativas para competir en el mercado internacional, se ampla la brecha entre las condiciones de trabajo, de calificacin y salariales entre este sector de la industria y la mayora de las empresas, profundizando
242. Idem. 243. Hctor Valecillos, El reajuste neoliberal en Venezuela, Monte Avila Editores, Caracas, 1992, p. 259. "... el rgimen de prestaciones acumuladas fue un mecanismo ideado para compensar la falta de un ingreso regular por parte del trabajador durante su vejez o invalidez y a su familia, en caso de muerte o en caso de prdida del trabajo. En general, la prestacin acumulada es una parcial compensacin a la depreciacin del hombre y de la mujer como trabajadores que entregan su fuerza fsica y su intelecto a la sociedad, laborando en una empresa o institucin pblica durante su vida til; es por lo tanto, una forma de minimizar el deterioro de su nico ahorro y capital social." Op. cit., p. 232. 244. Op. cit., p. 257. 245. Op. cit., p. 237. Ver este texto para una discusin detallada del debate en torno a las prestaciones sociales. 246. En una situacin inflacionaria, el actual rgimen de prestaciones se convierte en una carga pesada, especialmente para la pequea y mediana industria, y puede tener un impacto negativo sobre los niveles salariales y el empleo. Sin embargo, desde el punto de vista de los intereses de los trabajadores, la negociacin en torno a una modificacin del rgimen de prestaciones tendra que conducir a su
Error! No se encuentra el origen de la referencia. el carcter ya fragmentado del mercado de trabajo venezolano 247 . La intensificacin del trabajo se da tanto por la extensin de las jornadas de trabajo como por la intensificacin de los ritmos de trabajo y la ampliacin de las tareas y responsabilidades asignadas a cada trabajador, o flexibilidad interna del trabajo 248 . Por ltimo, el instrumento principal para la reduccin de los costos laborales es la reduccin de los salarios reales. Todas las cifras disponibles sealan la existencia de un severo deterioro de los salarios reales en el pas durante los ltimos aos, proceso que se ha acentuado con la poltica de ajuste. Se calcula que la tasa de salario real en 1990 fue inferior en un 50,2% a su nivel histrico ms alto, y menor que el nivel salarial correspondiente al ao 1950 249 . La participacin de la remuneracin real al trabajo en el ingreso nacional alcanz un nivel de 50,24% en el ao 1983 y se ha venido deteriorando desde entonces. Como resultado de la poltica de ajuste, lleg a un mnimo de 33,44% en el ao 1990 para recuperarse slo hasta 39,14% en el ao 1992. Ese ao, despus de dos aos de tendencia al alza, la remuneracin real media del trabajo fue inferior en 14% al nivel correspondiente al ao 1982 (Cuadro 11). Entre el ao 1982 y el ao 1988 (un perodo de seis aos de deterioro continuo del salario) la mediana de los ingresos del trabajo se deterior en un 30%, un promedio de 5% por ao. En los primeros tres aos de la poltica de ajuste, la mediana del ingreso se deterior en un 31,4%, un promedio de 10,5% por ao 250 . Para la industria manufacturera en su conjunto, la participacin del trabajo en los costos ha venido reducindose sistemticamente a lo largo de los ltimos aos. La participacin de los sueldos y salarios en el valor total de la produccin de la industria baj de 8,32% en el ao 1984 a 5,38% en el ao 1991. La participacin de sueldos y salarios en el valor agregado de la industria manufacturera se redujo en ese mismo perodo de 17,50% a 12,37% (Cuadro 12).
VI. EL IMPACTO SOCIAL DEL AJUSTE: REDISTRIBUCIN REGRESIVA DEL INGRESO, POBREZA Y MARGINALIZACIN (..continuacin) sustitucin por un rgimen alternativo -confiable- de seguridad social. 247. Ver: Consuelo Iranzo, op. cit. y Hctor Valecillos, "Mercado de trabajo y redistribucin del ingreso en condiciones de reajuste neoliberal. Situacin actual y perspectivas", op. cit. 248. "Este tipo de flexibilizacin, puesta en prctica en muchos casos de manera informal, provoca una intensificacin del trabajo: en la medida en que no se pueden fijar de antemano el tipo y la cantidad de tareas a realizar por parte de cada trabajador, pues ello depende de las circunstancias, los mecanismos tradicionales de regulacin de la carga de trabajo se vuelven inoperantes." Consuelo Iranzo, op. cit. 249. Asdrubal Baptista, "La cuestin de los salarios en Venezuela", SIC, Ao, LIV, No. 533, mayo 1991, pp. 187-189. Citado por Consuelo Iranzo, op. cit. 250. Clculos propios basado en cifras de Hctor Valecillos, op. cit., cuadro, No. 2.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. A pesar de que uno de los objetivos declarados del VIII Plan de la Nacin fue mejorar la profunda desigualdad existente en la distribucin del ingreso y la riqueza en el pas, la poltica de ajuste ha significado un acelerado proceso de concentracin del ingreso 251 . Como era de esperarse a partir del comportamiento de los salarios arriba analizado, todas las cifras disponibles confirman la acentuacin de la desigualdad. El estudio sistemtico ms reciente sobre la distribucin del ingreso en Venezuela fue realizado por Lourdes Urdaneta de Ferrn 252 . Entre los aos 1984 y 1988, la distribucin del ingreso en el pas present pequeas variaciones. En la distribucin porcentual del ingreso proveniente del trabajo (Cuadro 13), la participacin del primer decil (ingresos ms bajos) se redujo de 2,8% a 2,3%, mientras que para el dcimo decil (ingresos ms altos), la participacin se redujo de 35% a 30,3%. La distribucin del ingreso entre los sectores ms pobres (cuatro deciles inferiores), los sectores medios (cuatro deciles siguientes) y los sectores ms ricos de la poblacin (dos deciles superiores) se mantuvo con pocas variaciones. Sin embargo, en los tres aos entre 1988 y 1991, esto es, en de tres aos de poltica de ajuste, se produce una violenta concentracin del ingreso. La tendencia a la disminucin de la participacin en el ingreso del decil ms pobre de la poblacin se preserv, reducindose de un nivel de 2,3% en el ao 1988 a 1,8% en el ao 1991. Para el 10% ms rico de la poblacin ocurri un salto. En slo tres aos, su participacin en la distribucin porcentual del ingreso proveniente del trabajo subi de 30,3% a 43%. En consecuencia, mientras que en el ao 1988 la relacin entre el ingreso proveniente del trabajo del 10% ms pobre de la poblacin y el 10% ms rico era de 1 a 13,2, en el ao 1991 se elev a una relacin de 1 a 23,9 (Cuadro 13). Las cifras correspondientes a la distribucin porcentual del ingreso procedente del trabajo segn la situacin de empleo (empleados, patronos y trabajadores por cuenta propia) confirman estas tendencias (Cuadro 14). Para los empleados, la relacin entre el primer y el dcimo decil era de 1 a 10 en el ao 1988, y aument a 1 a 20 para el ao 1991. En los trabajadores por cuenta propia la misma relacin pas de 1 a 14,5 en el ao 1988 a 1 a 21,1 en el ao 1991. Slo para el grupo de patronos hubo una pequea reversin de la tendencia que vena dndose desde el ao 1988 (Cuadro 13). Las privatizaciones de empresas del Estado han contribuido igualmente a la concentracin de la riqueza, a pesar de que en el VIII Plan de la Nacin se afirma que
251. En palabras de Hctor Valecillos, "...cautivados por la mitologa de moda -la libertad a ultranza e incondicional de las fuerzas del mercado- y, afortunadamente para ellos, carentes an de una oposicin articulada, nuestros gobernantes estn actuando, con soberbia, como instrumentos inflexibles del ms grande esfuerzo, jams acometido en el pas en favor de la desigualdad social y econmica." Op. cit., p. 206. 252. "La distribucin del ingreso en Venezuela en los aos 1984, 1988 y 1991", Facultad de Ciencias Econmicas y Sociales, Universidad Central de Venezuela, Caracas, 1992, (mimeo). Este estudio se basa en la Encuesta de Fuerza de Trabajo de la Oficina Central de Estadstica e Informtica (OCEI), y en las cuentas nacionales publicadas
Error! No se encuentra el origen de la referencia. e pretende "democratizar la propiedad y la gerencia" y la "transferencia de propiedades a formas asociativas laborales" 253 .
El aumento de la pobreza
En Venezuela se utilizan varias metodologas para la medicin de la pobreza. De acuerdo a las variables utilizadas, son ms o menos sensibles a las variaciones y econmicas del corto plazo. Las cifras ms recientes disponibles se basan en el mtodo de la lnea la pobreza, muy sensible a las variaciones del ingreso familiar y del costo de los alimentos y dems bienes bsicos 254 . En base a esta metodologa, Agroplan ha calculado que los niveles de pobreza en el pas aumentaron entre el ao 1984 y el ao 1988. Entre esos aos, la pobreza extrema se elev de 11% a 14% y la pobreza total de 36% a 46% (Cuadro 15). En forma similar a las tendencias sealadas anteriormente en relacin a la concentracin del ingreso, como resultado de la poltica de ajuste a partir del ao 1989, se produce un salto en los niveles de pobreza. La pobreza extrema pasa de 14% en el ao 1988 a 30% un ao despus, para llegar a 34% en el ao 1991. La pobreza total aumenta de 46% en el ao 1988 a 68% en el ao 1991 (Cuadro 15) 255 . A pesar de los esfuerzos por reorientar las prioridades de la poltica social hacia los subsidios monetarios directos y dems formas de asistencia dirigidos en forma focalizada hacia los sectores ms vulnerables y ms directamente afectados por las polticas de ajuste, estas polticas slo han compensado parcialmente el deterioro de los niveles de vida de la poblacin en situaciones de pobreza y de pobreza crtica 256 . Agroplan estima que si se toma en cuenta el impacto de los programas sociales, en el ao 1991 la pobreza total bajara del 68% al 64% y la pobreza extrema de 34% a 27% 257 . Paralelo al esfuerzo realizado en los nuevos programas sociales, hay un proceso de deterioro en los programas sociales tradicionales (salud, educacin, vivienda). Se estima que el gasto social del gobierno central per cpita en los aos 1989-1991 descendi a los niveles ms bajos desde el ao 1968 258 . (..continuacin) por el Banco Central de Venezuela. 253 . "...el proceso de privatizacin se ha caracterizado por conducir al reforzamiento del poder del mercado de los grupos empresariales nacionales y extranjeros que han sido beneficiados por estas adquisiciones. En efecto, la casi totalidad de las empresas vendidas hasta el presente han sido adquiridas por grandes consorcios o en su caso, transnacionales que operan en la misma rama o que producen bienes y servicios de la entidad que se vendi. Por lo dems, en la gran mayora de esos casos, la reducida participacin de los trabajadores en la propiedad accionaria de las empresas privatizadas slo ha tenido un carcter legitimador, desde el punto de vista poltico y social, de esas operaciones, estando desprovisto de todo propsito real de democratizacin de la propiedad." Hctor Valecillos, op. cit., p. 206. 254. Estas son: 1. La metodologa de las lneas de la pobreza se basa en la relacin entre el ingreso y el costo de la canasta mnima de bienes y servicios y/o el costo de la canasta de alimentos. Cuando el ingreso no alcanza para cubrir el costo de
Error! No se encuentra el origen de la referencia. Todo esto se traduce en un deterioro de las condiciones de vida, de alimentacin y de salud de grandes proporciones de la poblacin venezolana. Entre los aos 1989 y 1991, se produce una reduccin del consumo per cpita de algunos de los renglones alimenticios ms importantes 259 . La Encuesta Social 1991, encontr niveles de desnutricin (pasada y presente) en 17,8% de los nios menores de seis aos 260 . Han reaparecido enfermedades que se crean superadas. La tasa de mortalidad y la (..continuacin) la canasta de alimentos, se habla de pobreza crtica o extrema. Cuando el ingreso no alcanza para la canasta mnima de bienes y servicios (o segn otros para el doble de la canasta de alimentos), se habla de pobreza. 2. El segundo mtodo utilizado es el llamado mapa de la pobreza. "La metodologa para la elaboracin del Mapa se basa en el enfoque de "satisfaccin de necesidades bsicas", la insatisfaccin de una de estas necesidades (nios que no asisten a la escuela, hacinamiento, viviendas inadecuadas, ausencia de servicios y alta dependencia econmica) es indicador de pobreza, la insatisfaccin de ms de una, de pobreza extrema." 3. El tercer mtodo es el "...Mtodo Graffar modificado por Mndez Castellano y desarrollado por Fundacredesa [que] se basa en cuatro variables (profesin del jefe de la familia, nivel de instruccin de la madre, fuentes de ingreso y condiciones de alojamiento), y establece en base a ello cinco estratos socioeconmicos. Los dos ltimos representan las familias en situacin de pobreza y el ltimo lo que podramos considerar pobreza extrema." Armando Martel, "Las metodologas de estimacin de la pobreza en Venezuela", Taller sobre las Metodologas de la Pobreza en Venezuela, COPRE, ILDIS, Caracas, febrero, 1993. 255. Gustavo Mrquez introduce algunos correctivos a esta metodologa y encuentra niveles tanto de pobreza como de pobreza crtica significativamente inferiores, pero en todo caso muy superiores a los existentes en el pas hace diez aos. Ver: "Pobreza y polticas sociales en Venezuela", Simposio IESA-CORPOVEN, Los pobres: La mayora desaprovechada, Caracas, noviembre de 1992, Tabla 3. 256. Los programas sociales ms novedosos son las trasferencias directas en dinero o en especies focalizados exclusivamente a los sectores ms vulnerables de la poblacin.. "Son programas que aumentan los ingresos de los beneficiarios a travs de la entrega directa de dinero o bienes de consumo indispensables". Estos programas sustituyen a los subsidios indirectos a los alimentos, de los cuales se beneficiaba toda la poblacin. Los principales programas han sido: Beca alimentaria (asignacin mensual en efectivo a los estudiantes de preescolar, bsica y especial en instituciones escolares ubicadas en sectores pobres de la poblacin); becas lctea; bono de cereales; tiles y uniformes escolares; vaso de leche; programa alimentario materno infantil (atencin sanitaria y nutricional a embarazadas, nios menores de seis aos y madres lactantes); merienda escolar y comedores escolares. Estos programas logran una amplia cobertura de la poblacin a la cual estn dirigidos. Se calcula que en el ao 1991, estas transferencias directas llegaron a representar un 29,1% de los ingresos mensuales de la poblacin de ms bajos ingresos, que abarca un 56% del total de las familias del pas. Cristina Mateo y Carlos Padrn, "Sobre los efectos de la poltica econmica y social: Anlisis de indicadores relevantes", Boletn de Indicadores Socioeconmicos, No. 8, Instituto de Investigaciones Econmicas y Sociales, Facultad de Economa, Universidad Central de Venezuela, diciembre 1992, Cuadro 8. Se han desarrollado, o ampliado, adems programas destinados al empleo o la seguridad social: apoyo a la economa popular, seguro de paro forzoso, beca salario para jvenes egresados del INCE. Se ha aumentado muy significativamente la cobertura de los hogares de cuidado diario, creando una nueva modalidad, los multihogares, y ampliado la cobertura de los preescolares. 257. Armando Martel, op. cit. 258. Gustavo Mrquez, op. cit., en base a datos suministrados por Roberto Palacios. 259. OCEI, Encuesta de seguimiento del consumo de alimentos 1989-1991, Caracas, 1992. 260. Encuesta Social ENSO 91. Resultado de medidas antropomtricas. Resultados igualmente preocupantes fueron encontrados en un estudio antropomtrico realizado en La Vega, una zona de bajos ingresos de la ciudad de Caracas. Ver: Betty Mndez de Prez (Coordinadora), Thas Ledezma Castillo, Maritza Landaeta Jimnez, Alicia Ortega Mancera, Carlos Padrn, Rubn Alayn, Jess Caraballo y Johnny Gudez, El
Error! No se encuentra el origen de la referencia. tasa de mortalidad infantil, que venan descendiendo desde haca dcadas, sube en los aos 1989-1990 261 .
VII. DETERIORO DEL SISTEMA POLTICO
Como se seal al comienzo de este texto, adems de sus objetivos como poltica de ajuste para restablecer los equilibrios macroeconmicos y su intencin declarada de estar orientada hacia el cambio estructural de la economa venezolana, hay una tercera dimensin bsica de la poltica econmica que se ha venido analizando, y que es su sentido como parte del proyecto poltico neoliberal/neoconservador. El pensamiento neoliberal constituye, adems de una teora econmica, una teora poltica normativa, una concepcin de lo que deben ser las relaciones entre Estado y sociedad, entre economa y mercado 262 . A partir de una crtica radical a las amenazas al libre funcionamiento del mercado representado por el keynesianismo, la tradicin socialdemcrata y el Estado de bienestar social, los economistas neoliberales/neoconservadores plantean la necesidad de salvar a la democracia de s misma mediante una limitacin radical del mbito de la poltica y de las decisiones democrticas. Exigen una transformacin medular de los sistemas polticos contemporneos con el fin recuperar la autonoma (y separacin) de la economa en relacin a la poltica y limitar la accin del Estado a garantizar las condiciones bsicas para la operacin de las fuerzas del mercado 263 . Coinciden as con la crtica conservadora a los "excesos" de la democracia en las sociedades contemporneas y en relacin a la necesidad de reducir su campo de accin con el fin de garantizar la gobernabilidad en las sociedades modernas 264 . En los pases centrales, esta transformacin fundamental de los sistemas polticos no ha sido posible, a pesar de la fuerza de la ideologa neoliberal y de los esfuerzos de gobiernos conservadores como los de Ronald Reagan y Margaret Thatcher (..continuacin) impacto de la crisis socioeconmica sobre los indicadores de composicin corporal y nutricionales. Estudio piloto de una comunidad de Caracas, Avances de Investigacin No. 9. Instituto de investigaciones Econmicas y Sociales, Rodolfo Quintero, Facultad de Ciencias Econmicas y Sociales, Universidad Central de Venezuela, Caracas, 1992 261. OCEI, Anuarios Estadsticos. 262 . Para una excelente discusin del pensamiento de los economistas neoliberales/neoconservadores como teora poltica, ver: Conrad P. Waligorski, The Political Theory of Conservative Economists, University Press of Kansas, Lawrence, 1990. 263 . Para una discusin ms detallada del peso de la propuesta poltica neoliberal/conservadora en las polticas de ajuste de Amrica Latina, ver el captulo V de este libro. 264. Michel J. Crozier, Samuel P. Huntington y Joji Watanuki, The Crisis of Democracy. Report on the Governability of Democracies to the Trilateral Commission, New York University Press, Nueva York, 1975.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. que colocaron esos objetivos en el centro de sus agendas polticas. La resistencia a estas polticas por parte de sindicatos y gremios, parlamento, y opinin pblica en defensa de valores tradicionalmente asociados a la idea de democracia, hizo que estos proyectos "revolucionarios" de la derecha no pasaran de reformas moderadas. Es otra la situacin en Amrica Latina. El peso de la deuda, el deterioro del Estado, partidos y en general de los sistemas polticos, as como la asociacin de empresarios, tecncratas y polticos de derecha con el capital financiero internacional y las polticas del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, ha alterado de tal manera la correlacin de fuerzas sociales y polticas en estas sociedades que el continente se ha convertido en un campo de experimentacin para la transformacin neoliberal. La mermada legitimacin y debilidad organizativa de partidos tradicionales, sindicatos y gremios ha dejado sin voz efectiva a los sectores populares en muchos pases del continente, permitiendo el avance de las propuestas polticas neoliberales/neoconservadoras con limitada resistencia. En Venezuela, este proyecto poltico tiene su expresin sinttica en los acuerdos firmados por el gobierno nacional -a espaldas del parlamento, partidos polticos y opinin pblica- con el Fondo Monetario Internacional al cual ya se ha hecho referencia. Ms all de sus objetivos macroeconmicos coyunturales, se pretende redefinir -de acuerdo a los objetivos de la agenda neoliberal- las relaciones bsicas entre Estado y sociedad y entre poltica y economa. Atribuyndole los problemas del pas al exceso de poltica, al clientelismo, populismo, y a la ineficiencia y corrupcin de la gerencia estatal, se buscan soluciones en la reduccin de la poltica. Para ello, se limita el papel del Estado y se pretende despolitizar las decisiones de poltica econmicas sustrayndolas del debate poltico y por lo tanto de las tentaciones populistas y/o democrticas. A partir de una concepcin radicalmente reduccionista del orden social para la cual slo parecen tener realidad las variable macroeconmicas cuantificables, se impulsa la nueva poltica econmica como si se tratase exclusivamente de un asunto tcnico sin intento alguno de crear coaliciones ni consensos en torno a los cambios pretendidos. Tanto los tecncratas del gobierno como los asesores de los organismos internacionales presentan la poltica econmica como una exigencia objetiva dada por las condiciones del pas y de la economa internacional, exigencia que est ms all de toda posibilidad de debate ideolgico sobre el pas deseable. Parece confiarse en que la debilidad y escasa legitimidad de partidos y gremios, y la precariedad de las organizaciones populares de base garantizara el xito de estas transformaciones sin resistencia alguna. De hecho, a pesar de importantes conflictos laborales a lo largo del desarrollo de la poltica de ajuste, stos no han tenido capacidad para incidir significativamente en la orientacin general de la poltica econmica. Los partidos polticos, tanto de gobierno como de oposicin, enfrentados a una sistemtica arremetida antipoltica y antipartido que los acusa de corrompidos y de actuar slo en defensa de sus propios intereses mezquinos se encuentran desmovilizados e incapacitados para presentar alternativas crebles
Error! No se encuentra el origen de la referencia. al paquete econmico del gobierno. Limitados los caminos institucionales, las reacciones y resistencias ocurren al margen del sistema poltico formal. La explosin social de febrero de 1989, el llamado Caracazo, fue la primera respuesta extrainstitucional. El amplio (aunque pasivo) apoyo popular con que cont el intento de golpe de Estado de febrero de 1992 fue una ntida expresin del proceso creciente de descomposicin de un sistema poltico que pareca una excepcin en Amrica Latina por sus niveles de estabilidad. Es en este contexto poltico que debe entenderse el juicio y la remocin del cargo de Presidente de la Repblica de Carlos Andrs Prez. Este proceso encuentra su explicacin no tanto en el hecho de corrupcin del cual se le acusa 265 , como en su significado como la vlvula de escape que requiere el rgimen democrtico para lograr sobrevivir hasta las elecciones de diciembre de 1993, dado el ambiente de agitacin, inestabilidad y amenazas de golpe de Estado a las cuales haba conducido el deterioro de las condiciones de vida de la poblacin y la prdida creciente de legitimidad de las instituciones democrticas. Despus de cuatro aos de aplicacin, esta poltica, a un inmenso costo social y poltico, puede revindicar como principales xitos la recuperacin de las reservas internacionales y el pago puntual de la deuda externa. En el ao 1993 es profunda la crisis de la industria, de la agricultura, del empleo, de los servicios. Contina el deterioro de las condiciones de vida de la mayora de la poblacin. El dficit fiscal de hace nuevamente inmanejable. La casi cnica despreocupacin de los tecncratas por el tema de la legitimidad y por el impacto social y poltico de sus programas, los hace inviables y termina por contribuir a socavar las condiciones de estabilidad sin las cuales no es posible ni siquiera la confianza de los inversionistas que constituan un eje central de su propuesta. Los agentes de esta visin estrechamente economicista de las transformaciones que requera el pas, terminan siendo derrotados por factores polticos y sociales que no entraron en su clculo. La carencia de piso poltico y la inestabilidad del rgimen hacen que la aplicacin del programa econmico se haga cada vez menos coherente 266 .
265. El hecho delictivo del cual se acusa al Presidente Prez es relativamente menor en relacin a los masivos asaltos a los bienes pblicos que se haban venido dando en los ltimos aos. Sin embargo, dada la crtica situacin de inestabilidad poltica que enfrentaba el pas y el descontento generalizado, eso ya no resultaba tolerable. 266. Como afirma Luis Zambrano Segun: "La ejecucin del programa econmico avanz con rapidez en aquellas reas que no requeran de concertacin alguna, y en la que las decisiones no involucraban ajustes institucionales importantes. Esto abarcaba esencialmente las medidas de poltica cambiaria, comercial, ajustes de precios pblicos y decisiones en torno al gasto del sector pblico." "Sin embargo, el programa comenz a retrasarse desde el principio en aquellas reas donde las decisiones implicaban reformas institucionales y concertacin poltica. Hoy parece obvio que los diseadores del plan subestimaron los efectos adversos de la rigidez de la estructura institucional y la falta de consenso poltico podan ocasionar a la poltica econmica. Especialmente en los aspectos que estaban dirigidos a la reforma estructural. De hecho la ausencia de una slida base poltica, junto con el acelerado desgaste del Gobierno, han hecho cada vez ms gradualista, cuando no contradictoria, la ejecucin de la poltica econmica."Lineamientos para
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VIII. COMENTARIOS FINALES
No se pretende, con esta interpretacin de las consecuencias sociales y polticas del proceso de ajuste en Venezuela, sugerir que no haba necesidad de cambios fundamentales o que haba una alternativa fcil para salir de las crisis que enfrenta el pas. Esta es severa y particularmente profunda en los rdenes ticos y culturales. Dcadas de mentalidad rentista han terminado por producir efectos perversos en esta sociedad, convirtiendo todas las demandas sociales en exigencias que -como derechos- se formulan al Estado. El paternalismo y el clientelismo terminan por corroer las nociones de responsabilidad y esfuerzo individual y/o colectivo y se socava seriamente la autoestima del venezolano. En estas condiciones no hay poltica econmica que, por s misma, ofrezca las perspectivas de una salida a la crisis. Por ello se le plantea al pas la necesidad de procesos de construccin de consensos, no slo en torno a los sacrificios compartidos que la transicin de una economa rentista a una economa productiva requiere, sino igualmente, a propsito de ciertas premisas bsicas en torno al pas al cual se aspira y en torno las orientaciones ticas y valorativas requeridas para la convivencia democrtica. (..continuacin) una reconsideracin de la poltica econmica", en Encuentro Nacional de la Sociedad Civil, Conferencia Episcopal Venezolana y Universidad Catlica Andrs Bello, Caracas 10 al 15 de mayo de 1993, p. 136.
**IV. MOVIMIENTOS SOCIALES URBANOS, SOCIEDAD CIVIL Y NUEVAS FORMAS DE CIUDADANA 267
267. El socilogo Ernesto Roa particip como asistente en la investigacin que se presenta en este texto.
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La historiografa sobre la experiencia de la democracia venezolana durante los ltimos 35 aos destaca la centralidad del binomio estado-partidos polticos. Durante dcadas, los partidos han prcticamente monopolizado la vida colectiva, ejerciendo su control e influencia desde lo expresamente poltico, pasando por las organizaciones sindicales y gremiales, hasta las ms diversas actividades econmicas, cientficas o culturales. La abundante y creciente renta petrolera coloc en manos del Estado recursos mediante los cuales ste se convirti en el principal agente de la transformacin y modernizacin del pas 268 , creando infraestructura, estableciendo servicios pblicos bsicos, e invirtiendo directamente en actividades productivas y apoyando la actividad privada, lo que se ha llamado el modelo rentista de la economa venezolana. Sobre la base de la renta petrolera, a partir de 1958 se instaura un rgimen democrtico de, orientacin socialdemcrata, en el cual los partidos polticos se convierten en los instrumentos casi exclusivos de mediacin entre el Estado y la sociedad. El modelo de ciudadana correspondiente es el del militante o simpatizante del partido poltico. Se lleg a tales niveles de dependencia de la renta petrolera, que su disminucin signific el fin de un perodo histrico y el inicio de una prolongada crisis econmica que tiene como punto de inflexin la crisis de la deuda externa y el "viernes negro" en febrero de 1983, cuando se devalu una moneda tradicionalmente sobrevaluada y se generaliz la conciencia de la crisis. Al agotamiento de este modelo se llega en parte como consecuencia de su relativo xito (crecimiento econmico, mejoramiento de las condiciones de vida de la poblacin, estabilidad poltica, y en especial la modernizacin y complejizacin de una sociedad que ya no poda ser contenida dentro de los marcos definidos por el binomio Estado-partidos 269 ); del deterioro de los partidos que fueron transformndose en maquinarias electorales clientelares que manejaban los recursos pblicos en su propio provecho; de la incapacidad de un Estado sobreextendido, ineficiente y empobrecido para continuar desempeando el papel de redistribuidor de la renta; as como de los desplazamientos econmicos y polticos internacionales que estn alterando el papel del Estado 270 .
268. La mayor parte de las interpretaciones recientes sobre las relaciones entre Estado y sociedad civil en Venezuela, sealan que ha sido la existencia de un Estado hipertrofiado el principal obstculo al desarrollo de la sociedad civil. Sin embargo, como seala Enzo del Bfalo, en Venezuela el Estado ha sido el principal agente de la creacin de las condiciones que han hecho posible el surgimiento de la sociedad civil. Ver: "Estado y sociedad civil en Venezuela", Conferencia Episcopal Venezolana y Universidad Catlica Andrs Bello", Encuentro Nacional de la Sociedad Civil, Caracas 10 al 15 de mayo de 1993. 269. Ver captulo I. 270 . Para una caracterizacin del modelo de acumulacin del pacto hegemnico venezolano a partir de finales de las dcada de los cincuenta y su posterior crisis,
Error! No se encuentra el origen de la referencia. Es este el contexto en el cual se da en la actualidad una pugna por la redefinicin o resignificacin del sentido, del contenido, de la idea de democracia. Como en el resto del continente, las tradicionales nociones de origen socialdemcrata y demcrata cristianas en relacin con la democracia, las relaciones entre Estado y mercado y entre Estado y sociedad civil, la ciudadana, las concepciones tradicionales de la poltica, de los partidos y de las ideologas, se encuentran sometidos a una fuerte arremetida particularmente desde el neoliberalismo 271 . Las organizaciones vecinales urbanas (Asociaciones de Vecinos) de clase media alta 272 , ante la ausencia de propuestas por parte de los partidos tradicionales (Accin Democrtica y COPEI), crecientemente deslegitimados y con severas pugnas internas, desempearon un papel central en la definicin de la agenda poltica, especialmente durante la dcada de los ochenta 273 . Contribuyeron a la movilizacin y creacin del clima de opinin que condujo a importantes reformas del sistema poltico destinados a la democratizacin del Estado y a la reduccin del poder de los partidos 274 . Las principales transformaciones de este rgimen se dieron en la descentralizacin poltico- administrativa y en las sucesivas modificaciones de la legislacin electoral que condujeron -por primera vez- a la eleccin directa de gobernadores y alcaldes, a la transferencia de algunas competencias del poder central a los poderes regionales, y a procedimientos electorales (..continuacin) ver: Margarita Lpez Maya, Luis Gmez Calcao y Thas Maingn, De Punto Fijo al Pacto social. Desarrollo y hegemona en Venezuela (1958-1985), Fondo Editorial Acta Cientfica Venezolana, Caracas, 1989. 271. Ver captulo V. 272. Estas organizaciones se desarrollan con vigor a partir de la dcada de los setenta, particularmente en la zona metropolitana de Caracas. En el ao 1971 se agrupan en la Federacin de Asociaciones de Comunidades Urbanas (FACUR), que contina hasta el presente siendo la organizacin vecinal ms importante e influyente a nivel nacional. El discurso y las posturas polticas y tericas del movimiento vecinal que se analizan en este trabajo se refieren especialmente a los pronunciamientos de FACUR y de la Escuela de Vecinos, organizacin que tiene por fin prioritario la educacin ciudadana para la democracia, y que han sido los espacios a partir de los cuales se ha gestado la mayor parte de lo que podra llamarse el pensamiento vecinal venezolano. 273 . En este texto se analizar el discurso del movimiento vecinal como la representacin ms ntida de un nuevo discurso poltico en Venezuela. Este no es, sin embargo, como postura terica y poltica, un discurso exclusivo del movimiento vecinal. Es un discurso que sin mayores variaciones es compartido por sectores de la derecha poltica, por la mayor parte de las organizaciones empresariales, por parte del mundo acadmico y que ha tenido una amplia acogida en los medios de comunicacin. 274. De todos los movimientos sociales que han surgido en las ltimas dcadas, los movimientos vecinales, especialmente las Asociaciones de Vecinos, son los actores sociales nuevos ms importantes en el sistema poltico democrtico venezolano. Otros movimientos, como el movimiento ambiental han tenido importantes desarrollos en diferentes momentos, pero no han tenido la continuidad, ni los niveles de elaboracin terico/poltica que ha llevado a que los movimientos vecinales hayan logrado una eficacia simblica que les ha permitido tener una incidencia sobre el sistema poltico que en mucho supera a su fuerza organizativa. Ver captulo I.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. que permiten la eleccin uninominal, en lugar del tradicional sistema de planchas cerradas 275 . Estos cambios no slo han sido pasos en la direccin de la democratizacin del Estado venezolano, sino que probablemente fue debido a ellos que sobrevivi el rgimen poltico democrtico en los ltimos aos. En momentos de profunda ilegitimidad del gobierno central (en especial del Presidente Carlos Andrs Prez 276 ), y de fuertes amenazas al orden constitucional representadas tanto por las movilizaciones populares del Caracazo de febrero de 1989, como por los dos intentos de golpe militar del ao 1992, se dej de establecer la tradicional identificacin entre Presidente y Estado, gracias a la existencia en todo el pas de autoridades regionales y municipales electas que no haban perdido su legitimidad 277 .
I. EL DISCURSO EN TORNO A LA SOCIEDAD CIVIL
Tal como ocurre en las transiciones de los pases de Europa del Este hacia la democracia liberal, y en las latinoamericanas de gobiernos militares autoritarios a regmenes democrticos, la idea de sociedad civil ha estado -por lo menos durante un perodo- en el centro de este proceso de resignificacin del imaginario de la democracia. La nocin de sociedad civil ha resultado una poderosa arma de crtica utilizada tanto por la derecha poltica 278 , como por los movimientos sociales contra el sistema Estado-partidos. Por ello es importante analizar este discurso en torno a la sociedad civil y explorar tanto sus potencialidades como sus limitaciones desde el punto de vista del objetivo de la democratizacin de la sociedad.
275. Ante el creciente consenso nacional en relacin a la crisis del sistema poltico venezolano, durante el gobierno de Jaime Lusinchi (1984-1989) se creo la Comisin Presidencial para la Reforma del Estado (COPRE). Esta comisin que cont con la participacin de representantes de un amplio espectro del mundo poltico, acadmico y empresarial del pas, tena como funcin la elaboracin de estrategias globales, as como de propuestas especficas para la democratizacin y modernizacin del Estado y del sistema poltico. Para un seguimiento y evaluacin de las reformas que se han llevado a cabo a partir de las propuestas de la COPRE, ver: Luis Gmez Calcao y Margarita Lpez Maya, El tejido de Penlope. La Reforma del Estado en Venezuela (1984-1988), CENDES, Asociacin de Profesores de la Universidad Central de Venezuela, Caracas, 1990; y Margarita Lpez Maya y Edgardo Lander, "La transformacin de una sociedad petrolera-rentista: Desarrollo econmico y viabilidad democrtica en Venezuela", Ponencia presentada en el Seminario Democracia y reestructuracin econmica en Amrica Latina frente al nuevo orden mundial, Villa de Leiva, Colombia, abril, 1994 (mimeo). 276. Electo presidente por segunda vez para el perodo 1989-1994. No pudo, sin embargo, culminar este perodo presidencial ya que fue suspendido en sus funciones por el Congreso de Repblica mientras la Corte Suprema de Justicia decida sobre las acusaciones de corrupcin que se haban formulado en su contra. 277. Ver: Margarita Lpez y Edgardo Lander, Op. cit. 278. Como representativo del pensamiento de la derecha venezolana en torno a la sociedad civil, ver: Grupo Roraima, Ms y Mejor Democracia. Caracas, 1987.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. En la medida en que se diagnostica que los problemas del pas son principalmente responsabilidad de los partidos 279 , el discurso del movimiento vecinal tiene un fuerte contenido antipartido 280 .
"Los partidos polticos lejos de defender los intereses de la gente, se han convertido en maquinarias electorales, cuya participacin en diferentes instancias de organizacin del ciudadano, se hace con el deliberado propsito de intervenirlas para incorporarlas a una cuenta que tericamente demuestra la fortaleza del partido, y nunca esa presencia significa la defensa de los intereses que esa organizacin debe representar..." 281
"...el sistema poltico venezolano ha venido sufriendo una involucin en estos ltimos aos, en razn principalmente de que la realidad poltica, social y econmica del pas en general, ha sobrepasado ampliamente las propuestas polticas emanadas de los partidos."
"Estos ltimos prcticamente han quedado aislados del denominado pas nacional; ha tenido mucha ms importancia la actividad de los diferentes grupos por controlar las maquinarias partidistas, que el esfuerzo por entender al pas y adaptarse a las nuevas circunstancias que ste plantea. El abismo entre el pas poltico y el pas nacional crece en forma continua sin que se hayan adoptado medidas para reducirlo."
"Una de las consecuencias de esta situacin es el comportamiento partidista de querer controlar y manipular cualquier expresin organizativa de la poblacin; sindicatos, gremios, colegios profesionales, algunas Asociaciones de Vecinos, cajas de ahorro y cualquier otra expresin organizativa autnoma, inmediatamente se trata de anexarla al partido. Este control ha tenido por finalidad objetivos electorales y ms recientemente para fines de control interno de las maquinarias partidistas; de la misma forma controlan los diferentes poderes pblicos, siendo el caso ms evidente lo que sucede con el Poder Judicial." 282
La lucha de las organizaciones vecinales por la democratizacin de la sociedad, se ha plasmado en una consigna
279. Generalmente en los documentos de las organizaciones vecinales se reconoce que los partidos polticos jugaron un papel importante en la consolidacin de la democracia en Venezuela, pero consideran que ahora se han convertido en los principales obstculos para su profundizacin. 280 . Este no es un discurso sobre determinados partidos, ni siquiera sobre determinadas prcticas especficas de los partidos. Es un discurso genrico referido en trminos globales a los partidos polticos. Uno no encuentra en la literatura del movimiento vecinal referencias a prcticas partidistas diferentes, o la experiencia novedosa de las nuevas organizaciones polticas, como la Causa R, que representan por lo menos la bsqueda de otras formas de organizacin y de prctica partidista. 281. Angel Enrique Zambrano, "Sociedad civil y participacin poltica", V Simposio Nacional de Ciencia Poltica, Maracaibo, noviembre de 1990. (mimeo). 282. Federacin de Asociaciones de Comunidades Urbanas (FACUR), "Los vecinos y las reformas", en "Encuentro por las Reformas y la no partidizacin de movimiento vecinal", Cuadernos de FACUR, No. 1, 1987, p. 4. Aun en los textos de las organizaciones vecinales donde se afirman que no son partidarios de la eliminacin de los partidos, expresan concepciones en extremo reduccionistas del papel de stos en los sistemas democrticos. Por ejemplo: "Es necesario sealar que estas crticas al funcionamiento de los partidos en ningn caso se pueden entender o asimilar a posiciones que pretenden su eliminacin; los partidos deben continuar siendo la base de la democracia, pero deben cumplir sus funciones especficas de formulacin de polticas y estrategias y dejar que otras organizaciones medien entre el ciudadano y el Estado." Op. cit., p. 5. De acuerdo a esto, los partidos tendran por funcin especfica slo la "formulacin de polticas y estrategias generales". La mediacin entre ciudadanos y Estado debera estar en manos de otras organizaciones.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. central: la necesidad del paso de una democracia de partidos, a una democracia de ciudadanos. La expresin ms ntida de esa concepcin, ha sido la lucha que las organizaciones vecinales y otros grupos asociados han librado para cambiar las leyes electorales, y sustituir el sistema de listas cerradas presentadas fundamentalmente por los partidos, por mecanismos electorales uninominales en los cuales los electores escojan individualmente a cada uno de los candidatos por los cuales quieran votar. La defensa de la uninominalidad ha estado basada principalmente en la desconfianza en los partidos. En palabras de Angel Enrique Zambrano, uno de los mximos dirigentes del movimiento vecinal: "La aprobacin de la votacin uninominal perfecciona la democracia y la hace ms participativa...La idea fundamental es romper con el monopolio de las postulaciones ... de forma tal que los funcionarios electos dependan de la comunidad que los eligi y no de una parcialidad poltica." 283
En el debate que se ha dado en torno a la uninominalidad, se han discutido ampliamente las implicaciones que estos mecanismos de eleccin tienen desde el punto de vista de la representacin proporcional, y de la representacin de las minoras en los cuerpos deliberantes. Dado que existe la representacin proporcional como mandato constitucional, a pesar de la presin que se ha ejercido a favor de la uninominalidad pura, se ha conservado, para las elecciones de concejales, legisladores estatales, diputados y senadores a nivel nacional, un sistema mixto, que combina las listas partidistas (o de grupos de electores) con la eleccin uninominal de un candidato nico por circunscripcin electoral 284 .
283. Angel Enrique Zambrano, op. cit. 284 . Se han ensayado diversas formas que combinan la uninominalidad con la representacin proporcional: el mecanismo de listas abiertas utilizadas en las elecciones de Concejales del ao 1989; la combinacin de 66% uninominal y 33% por planchas en las elecciones de concejales de 1992; y la eleccin de aproximadamente la mitad de los diputados al Congreso Nacional y representantes a las Asambleas Legislativas estatales por la va uninominal, y el resto por la va de las planchas cerradas presentadas por los partidos o grupos de electores. El primer ensayo de uninominalidad pura est contemplado en la Ley Orgnica del Sufragio aprobada en 1993, como mecanismo para la seleccin de concejales a partir de las elecciones de 1995. Estos mecanismos mixtos, a pesar de haberse diseado a nombre de la representacin proporcional, conducen a la sobre representacin de las mayoras. "Las reformas electorales estn favoreciendo a los principales partidos y los polticos creen...que la reforma la estn haciendo bajo presin, creyendo que los desfavorece, y es todo lo contrario. La reforma los est beneficiando, y no porque se est haciendo trampa, sino porque el sistema impulsado por la sociedad civil est en funcin terico-prctica de estimular los efectos que el sistema uninominal produce a nivel de su praxis, que es crear mayoras artificiales; en otras palabras, la sobre-representacin." Rafael Delgado Osuna, "La uninominalidad antipartido", Conferencia Episcopal Venezolana y Universidad Catlica Andrs Bello, Encuentro Nacional de la Sociedad Civil, Caracas 10 al 15 de mayo de 1993, p. 823. Accin Democrtica, el partido mayoritario, que inicialmente se opuso a la uninominalidad, termin por ser, entre los partidos, su principal defensor. Como partido mayoritario resultara el principal beneficiario de la sobre representacin de las mayoras que estn implicadas en el sistema uninominal. En las elecciones de Concejales de 1992, los dos partidos mayoritarios, Accin Democrtica y Copei, con un 65% de los votos a nivel nacional, obtuvieron el 90% de los Concejales electos. Op. cit., p. 822.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. Otro aspecto -ms significativo desde el punto de vista de la teora democrtica- que ha estado bsicamente ausente del debate poltico venezolano, es el referente a las concepciones sobre la poltica, y sobre el papel de los representantes electos en un rgimen democrtico. Detrs de la formulacin de la uninominalidad, y como parte del cuestionamiento a los partidos, est la idea, consistente con el pensamiento poltico neoliberal, del fin de las ideologas y de la historia. En la eleccin de sus representantes, los electores deben optar por criterios que tienen que ver con la honestidad, o la capacidad tcnica de los candidatos, ms que con las opciones ideolgicas que representan. En esta concepcin de la poltica, que no se refiere a la escogencia entre opciones o visiones alternativas del presente y futuro de la sociedad, sino a la ms eficiente y honesta gestin del orden existente, hay un radical cuestionamiento de la idea misma de poltica y de democracia, tal como estas han sido concebidas a lo largo de los ltimos doscientos aos. La poltica es asumida principalmente como un asunto de carcter tcnico. En forma similar a la experiencia en los pases de Europa del Este, se ha generalizado una concepcin maniquea, en la cual el Estado es el portador de todos los males mientras el resto de la sociedad, o sociedad civil, es expresin de todas las virtudes. Un texto del politlogo Diego Bautista Urbaneja sintetiza muy bien lo que es el pensamiento actual de lo que el autor llama el "discurso poltico operante" en Venezuela hoy en torno a la sociedad civil 285 . Urbaneja se plantea como tarea acotar un concepto de sociedad civil "en torno al cual podra haber acuerdo en el discurso operante, ms all o ms ac de diferencias secundarias o los nfasis adicionales que cada interlocutor pudiera aportar o revindicar".
"As, pues, entendemos por sociedad civil al conjunto de organizaciones voluntarias creadas para defender, alcanzar o expresar los intereses, objetivos, creencias u opiniones comunes a quienes formen parte de la organizacin. Los ejemplos de este tipo de organizacin incluyen a los sindicatos, los gremios, las asociaciones patronales, los clubes deportivos y culturales, las asociaciones de vecinos, las asociaciones de consumidores, las iglesias, los grupos de opinin, las empresas, las asociaciones civiles de diverso tipo."
"La definicin excluye conceptualmente a los organismos gubernamentales. En el caso venezolano y su discurso operante, excluye tambin a los partidos polticos. En este caso la exclusin obedece a razones histricas y no conceptuales. Conceptualmente los partidos podran caer dentro de la definicin de sociedad civil que hemos dado. Pero el desarrollo histrico de la democracia venezolana ha llevado a que los partidos sean vistos como enemigos de la sociedad civil, porque tienden a controlar todos los otros casos de sociedad civil, con lo cual tienden a "devorarla"." 286
(..continuacin) Cuando se ha dado la concentracin del voto regional, como consecuencia de la descentralizacin, este mecanismo ha favorecido igualmente a las organizaciones que, siendo minoritarias a nivel nacional, tienen mayoras concentradas en alguna regin. Es este el caso de la eleccin de concejales y Juntas Parroquiales por parte de la Causa R en el Distrito Federal en las elecciones de 1992 y 1993. 285. "Informe sobre la idea del fortalecimiento de la sociedad civil y su consecuencia para el funcionamiento de la democracia venezolana", [versin final], Comisin Presidencial para la Reforma del Estado, Caracas, 13 de septiembre de 1990 (mimeo). 286. Op. cit. Partiendo de esta concepcin, est claro el antagonismo entre los partidos y el desarrollo de la sociedad civil, porque se considera que los principales perjudicados por el fortalecimiento de la sociedad civil seran los partidos y sus
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Esta concepcin de la sociedad civil est basada en el modelo del funcionamiento del mercado. Se define la autonomizacin de la sociedad civil como el proceso en el cual "...cada organizacin componente de ese conjunto puede perseguir sus metas de la manera que le parezca ms conveniente y segn la definicin que cada una haga de sus metas. Sin estar subordinada a los intereses de una organizacin poltica o de cualquier otra ndole." 287 Se subestima radicalmente "el papel de las instituciones polticas tradicionales en la construccin de un orden democrtico estable" 288 y se asumen los supuestos clsicos del pensamiento liberal sobre la separacin entre lo pblico y lo privado. Las amenazas a la libertad se ubican exclusivamente en la poltica y el Estado, careciendo as de instrumentos tericos para reconocer otros lmites a la democracia y a la libertad. Desde esta ptica, la disminucin del poder del Estado automticamente supondra ms libertad, ms democracia. Igualmente, por carecer de aprensiones en relacin a las fuentes de poder existentes en otros mbitos de la vida colectiva, se deja fuera de la mirada la gestin en el resto de la sociedad, en especial en el mundo del trabajo y la produccin. De importancia ms inmediata desde el punto de vista del futuro de la democracia poltica estn las concepciones en torno a los medios de comunicacin social, uno de los centros de poder ms potentes de las sociedades contemporneas. Al ser pensados los medios de comunicacin privados como parte de la sociedad civil, el tema de su incidencia social y/o poltica no est problematizado. Ilustrativo de este nuevo sentido comn sobre la sociedad civil y de su peso en el sistema poltico venezolano fue el debate que se llev a cabo en el Congreso Nacional a propsito de la reforma constitucional durante el ao 1992. Una comisin bicameral presidida por el Senador Vitalicio y actual Presidente de la Repblica, Rafael Caldera, trabaj durante aos en un conjunto de reformas que incluan entre otras: la introduccin de la figura de primer Ministro, formas de consulta democrtica como los referenda, la creacin de un Defensor de Derechos Humanos, as como reformas de los partidos polticos, del Poder Judicial, y la profundizacin de la descentralizacin poltica. El momento que llevaban las reformas se aceler como consecuencia del intento de golpe militar del 4 de febrero de 1992, que cont con un amplio -si bien pasivo- respaldo por parte de la poblacin. Pareca posible que se lograsen por la va de la reforma constitucional algunos de los principales cambios democratizantes que se estaban exigiendo como condicin para la recuperacin de la menguada legitimidad del sistema poltico. Sin embargo, cuando comenz en el parlamento la discusin de los artculos referidos a los medios de (..continuacin) dirigentes. En palabras de Urbaneja: "El principal bastin de resistencia prctica al fortalecimiento de la sociedad civil es lo que llamaremos el estamento poltico. (...) En casi cualquiera de sus acepciones imaginables, el fortalecimiento de la sociedad civil conlleva una disminucin del poder de los partidos y sus dirigentes." Op. cit. 287. Op. cit.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. comunicacin, la situacin cambi por completo. Al plantearse la posibilidad de algn nivel de regulacin pblica sobre estos medios, se desat una campaa sistemtica coordinada entre todas las asociaciones empresariales de la radio, la televisin y la prensa escrita en contra de lo que sealaban como un intento de retaliacin por parte de polticos corruptos y deslegitimados, como consecuencia del papel que haban desempeado los medios en las denuncias en torno a la corrupcin pblica 289 . Con inslita agresividad, se produjo una campaa de terror que haca aparecer las tmidas reformas sobre el derecho a la rplica y las limitaciones al monopolio de la propiedad y control de los medios de comunicacin como una amenaza que pona en peligro la existencia misma del rgimen democrtico. Dadas las premisas en torno a la sociedad civil y a la democracia que forman parte del nuevo sentido comn en el sistema poltico venezolano, los dueos de los medios lograron identificar los derecho de propiedad (la propiedad privada de los medios), con los derechos personales (el derecho al acceso a la informacin por parte de los ciudadanos) 290 , haciendo aparecer cualquier regulacin sobre los medios como un atentado en contra del derecho a la informacin. Colocaron a los parlamentarios y a los partidos contra la pared, y lograron descalificar de tal manera la legitimidad de stos para llevar a cabo la reforma constitucional, que sin que se llegara a producir un debate nacional en torno a la conveniencia o no de las propuestas que se presentaron en el Congreso, se mat no slo el intent de reforma en lo referente a los medios, sino a la reforma constitucional misma 291 . Esta concepcin de la sociedad civil se ha convertido en un eficaz instrumento terico poltico e ideolgico para el cuestionamiento y deslegitimacin de los partidos y del Estado, pero ha demostrado ser inadecuado para la profundizacin de la democracia. Para transformarlo en un instrumento terico y poltico eficaz para ese fin, sera necesario un concepto de sociedad civil que superara la maniquea oposicin liberal clsica entre Estado y sociedad civil, y reconociera los obstculos a la democracia y a la libertad que estn representados hoy no slo por el Estado, sino tambin por los poderes econmicos y el mercado 292 . (..continuacin) 288. Elizabeth Kiss, "Democracy Without Parties?", Dissent, primavera, 1992, p. 226. 289. Ver: Ernesto Roa, "Un nuevo actor en el sistema poltico: Los medios de comunicacin", Universidad Simn Bolvar, Maestra en Ciencias Polticas, Caracas, 1993, (mimeo). 290. Sobre las tensiones entre derecho a la propiedad y derechos personales en las democracias contemporneas, ver Samuel Bowles y Herbert Gentis, Democracy and Capitalism (Property, Community, and the Contradictions of Modern Social Thought), Basic Books, Nueva York, 1986, y el captulo I de este texto. 291. Ver: Ernesto Roa, op. cit. 292. Jean Cohen y Andrew Arato realizan un muy significativo aporte terico en esta direccin en su texto Civil society and Political Theory (The MIT Press, Cambridge, 1992). De acuerdo con estos autores: "Nuestro planteamiento es que slo un concepto de sociedad civil que este propiamente diferenciado de la economa (y por lo tanto de la _sociedad burguesa_) podra convertirse en el centro de una teora social
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II. LOS VECINOS Y LA IDEA DE CIUDADANA
El discurso del movimiento vecinal irrumpe fundamentalmente contra las consecuencias que ha tenido el rgimen de Estado-partidos. Es la crtica al clientelismo; a la pasividad de la poblacin; a la injerencia de partidos y Estado en todos los asuntos de la vida colectiva; a la falta de autonoma de las organizaciones sociales. Es el cuestionamiento a la ausencia de democracia imperante en los partidos y a todas las formas de manipulacin. A partir del cuestionamiento de los valores socialdemcratas bsicos, de la deslegitimacin, tanto del Estado como de los partidos polticos, y de una visin de la democracia centrada en la idea de la sociedad civil, se sientan las bases para la construccin terica/prctica de una nueva concepcin de ciudadana que corresponde a la meta de reemplazar la democracia de partidos por una democracia de ciudadanos. Esta concepcin tiene como prototipo del buen ciudadano al vecino de clase media alta que se organiza en defensa de su propiedad. En palabras del dirigente y terico ms influyente que ha tenido el movimiento vecinal, Elas Santana:
"Las asociaciones de vecinos de Caracas comienzan fundamentalmente en las capas medias y medias altas, quizs porque es all donde haba un mayor sentido de pertenencia y propiedad, y el movimiento que se da (..continuacin) y poltica crtica donde la economa de mercado se encuentre ya desarrollada, o est en el proceso de desarrollar su propia lgica autnoma." (Op. cit., p. viii)
"Por lo tanto, slo una reconstruccin que implique un modelo de tres partes, que distinga a la sociedad civil tanto del Estado como de la economa tiene la posibilidad tanto de destacar el dramtico papel de oposicin desempeado por el concepto bajo regmenes autoritarios, como de renovar su potencial crtico bajo democracias liberales. (Op. cit. p. ix). "Sera engaoso el identificar a la sociedad civil con toda la vida social fuera de los procesos econmicos y administrativos en sentido estricto. En primer lugar, es necesario y significativo distinguir a la sociedad civil tanto de la sociedad poltica de partidos, organizaciones polticas, y pblicos polticos (en particular, los parlamentos), como de la sociedad econmica compuesta de organizaciones de produccin y distribucin, generalmente empresas, cooperativas, compaas, etc. La sociedad poltica y la sociedad econmica generalmente surgen de la sociedad civil, comparten algunas de sus formas de organizacin y comunicacin, y se institucionalizan a travs de derechos (derechos polticos y de propiedad especialmente) que tienen continuidad con el tejido de derechos que hacen posible la sociedad civil moderna. Pero lo actores de la sociedad poltica y la sociedad econmica estn directamente implicados en el poder del Estado y en la produccin econmica, que buscan gestionar y controlar. No pueden darse el lujo de subordinar los criterios estratgicos e instrumentales a los patrones de integracin normativa y comunicacin abierta caractersticos de la sociedad civil. Aun la esfera pblica de la sociedad poltica enraizada en los parlamentos contiene importantes restricciones formales y temporales al proceso de comunicacin. El papel poltico de la sociedad civil a su vez no est directamente asociado al control o a la conquista del poder, sino a la generacin de influencia a travs de asociaciones democrticas y discusiones no restringidas en la esfera cultural pblica." (Op. cit., pp. ix-x).
Error! No se encuentra el origen de la referencia. es bsicamente de propietarios. Si se analiza con profundidad, solamente quien se siente poseedor de algo, inquilino o depositario de algo, puede defenderlo. En la historia de cualquier asociacin de vecinos lo que est en la raz es la respuesta ante la agresin contra algo que le es propio." 293
Este texto expresa con particular claridad un modelo de ciudadana. Es el concepto de ciudadano ligado a la propiedad, en la ms genuina tradicin liberal conservadora. La organizacin ciudadana tiene por fin la defensa de la propiedad y la preservacin de las condiciones de los espacios urbanos privilegiados 294 . Se trata de organizaciones que no podran darse en estos mismos trminos en los sectores populares en los cuales los problemas no se definen por la defensa de lo que existe, sino por la necesidad de lograr lo que no se tiene. Desde el punto de vista poltico ideolgico, este asiento en la defensa de la propiedad, implica la separacin en relacin a los sectores populares, que son vistos como amenazas potenciales a la propiedad y a la seguridad. El cerramiento de las urbanizaciones tiene el propsito de lograr una seguridad que no puede garantizar la polica, excluyendo especialmente a los sectores que no pertenecen a ese nivel social. Se trata de la defensa del propio bunker del ataque potencial de las mayoras excluidas, que son vistas como amenazas. La acentuacin de las desigualdades va produciendo una creciente segregacin clasista de los espacios urbanos. Incluso los anteriores espacios pblicos de la vida urbana (calles, plazas), van siendo desplazados por lugares de encuentro privados (centros comerciales), en los cuales operan otras lgicas y otras normas (privadas) en relacin a lo que se puede o no hacer. Esta profundizacin del fraccionamiento del espacio urbano se da en forma paralela con la creciente legitimacin de otras formas de exclusin de carcter xenofbico. El otro al cual se reconoce y con el cual se dialoga es el otro vecino que comparte preocupaciones similares. El otro otro (habitante de barrio, desempleado, buhonero, limpiador de carros), es reconocido slo como amenaza, no como otro ciudadano con los mismos derechos. Est totalmente ausente la consideracin de las condiciones materiales que puedan hacer posible la ciudadana, el significado que las profundas y crecientes desigualdades sociales puedan tener para el ejercicio de los derechos ciudadanos. El modelo de ciudadana que se gesta a partir de estas asociaciones de clase media es as un modelo de ciudadana excluyente que slo puede dar cuenta de una proporcin minoritaria de la poblacin, no es generalizable al resto de los sectores
293. Mesa redonda "Consecuencias sociales del cambio urbano de Caracas", en Fundacin Instituto Internacional de Estudios Avanzados (IDEA), Caracas, octubre, 1989, p. 85. 294. "La gente comienza organizarse para defenderse y protestar las irregularidades generadas por la organizacin municipal y que afectaban su entorno inmediato, cambios de zonificacin, autorizaciones para usos no compatibles con el residencial, incrementos de densidad sin la garanta de servicios, ausencia de consulta, en fin, toda una serie de irregularidades que no podan tener solucin al ser enfrentadas en forma individual." Los vecinos y las reformas, op. cit. p. 1.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. sociales. Es un modelo de ciudadana referido a quienes tienen recursos propios, y acceso a los recursos pblicos para resolver sus problemas, no a quienes carecen de stos. No puede ser, por ello, un modelo de ciudadana conducente a la ampliacin o profundizacin de la democracia 295 . Si bien los movimientos vecinales expresaron muy ntidamente una opcin ante las formas de participacin representadas por la hegemona de los partidos durante las ltimas dcadas, desde el punto de vista de los objetivos de la profundizacin de la democracia, se agotan rpidamente 296 . La accin y el discurso del movimiento vecinal han contribuido al desprestigio de partidos y Estado, pero tienen una capacidad limitada para ofrecer una opcin de participacin viable para la mayora de la poblacin. En las transformaciones recientes del sistema poltico, se ha corrodo una cierta visin de la poltica, de la democracia y de la participacin; se ha debilitado al Estado y desprestigiado a la poltica; se han deteriorado los sindicatos; se ha puesto en duda la legitimidad de los derechos ciudadanos al trabajo, educacin y la salud, sin que, desde el punto de vista de las aspiraciones de los sectores populares, se hayan desarrollado alternativas.
III. NUEVOS ACTORES EN EL SISTEMA POLTICO?
Las limitaciones y el desgaste de la propuesta vecinal como va para la profundizacin de la democracia se manifiesta en los resultados de las elecciones nacionales de 1993. Por la consistencia y la fuerza que lograron en los medios de comunicacin social estas nuevas concepciones de ciudadana, en el contexto de las transformaciones polticas y electorales
295. Este modelo de ciudadana construido fundamentalmente no slo en torno a la defensa de la propiedad, sino igualmente alrededor de lo local, no est en capacidad de abordar el problema de las desigualdades sociales. Tiende a profundizarlas. Esto est asociado a las formas como se concibe el proceso de descentralizacin poltico administrativo del pas en el actual proceso de reformas. En el caso de Caracas esto ha significado la creacin de municipios ricos, y municipios pobres. Municipios en los cuales no existe la posibilidad de ofrecer a los habitantes los servicios bsicos, y por otro lado Municipios, como el de Chacao, en los cuales la Alcalda tiene recursos disponibles para adornos de navidad, fiestas de Carnaval, remodelacin de jardineras de las avenidas, y sin embargo cierra el ejercicio fiscal del ao 1993 con un supervit de 42%. "Con un supervit de 42 por ciento present Memoria y cuenta Irene Saez, El Nacional, 16 de abril de 1994, Caracas, p. D-2. 296. En ausencia de una elaboracin terica en torno a la sociedad civil que transcienda su utilidad como instrumento crtico para contribuir a la deslegitimacin del rgimen de Estado-partidos, y dada su base social restringida, el discurso del movimiento vecinal en torno a la sociedad civil (y en trminos ms generales, a la democracia), termina siendo indiferenciable del discurso neoliberal. En el recorrido histrico del movimiento vecinal venezolano, se va dando un desplazamiento en el cual, por ejemplo, la auto identificacin como parte de "lo popular" que aparece frecuentemente en los primeros documentos doctrinarios o conceptuales va progresivamente desapareciendo.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. fundamentales que se dieron en los ltimos aos, pareca caminarse hacia un desplazamiento de los partidos que se encontraban en una profunda crisis. Se vislumbraba, sin bien no una democracia sin partidos, s una democracia en que el peso de los partidos polticos sera contrabalanceado por otras fuerzas sociales y polticas diferentes, especialmente por organizaciones vecinales y por grupos de electores definidos expresamente como independientes de los partidos. La despolitizacin pareca conducir a una reduccin del mbito de inters ciudadano a las cuestiones locales 297 . Sin embargo, en las ltimas elecciones, el rechazo a los partidos polticos tradicionales no se expresa por la va del apoyo a los representantes de los grupos vecinales y grupos de electores que postulan candidatos uninominales para el Congreso Nacional, sino en el apoyo a otros partidos. Ninguno de los candidatos uninominales a diputados que no fue apoyado por uno de los grandes partidos a nivel nacional, logr ser electo 298 . La reduccin del caudal electoral de los principales partidos tradicionales 299 no se traduce en un crecimiento de organizaciones independientes, organizaciones vecinales o grupos de electores, sino en el crecimiento de nuevas organizaciones partidistas. La Causa R pasa de tener 3 diputados a 40 y se convierte en la tercera fuerza poltica a nivel nacional 300 . La nueva organizacin poltica que se conforma para lanzar la candidatura de Rafael Caldera, Convergencia, obtiene 12.2% de los Diputados. El Movimiento al Socialismo (MAS) eleva su representacin en la Cmara de Diputados de 9% a 13,2% 301 . A pesar de las significativas reformas y de los mltiples mecanismos democrticos que se han introducido en el sistema poltico, la gran mayora de la poblacin se limita a participar -decrecientemente- como votante. En las elecciones nacionales de 1993, a pesar de la obligatoriedad del voto, se da una abstencin del 40% cifra muy superior a las tendencias histricas en elecciones presidenciales en las cuales no pasaba del 10%. Estos niveles de abstencin fueron a su vez superados con creces en
297. A contramarcha de estas tendencias, y de estas expectativas, las elecciones nacionales de 1993 fueron probablemente las ms ideologizadas (en el sentido de presentar opciones diferenciadas respecto a lo que fue el tema central del debate electoral: la poltica econmica) de las ltimas dcadas. A los electores se le presentaron programas claramente diferenciados, donde el deslinde ms claro estaba entre la continuidad de la poltica neoliberal, por un lado (representada por los candidatos de Accin Democrtica y Copei), y su modificacin (representada por los programas electorales de Rafael Caldera y de Andrs Velsquez). 298. Luis Pedro Espaa, "Las competidas elecciones de 1993. Despus de la rasca viene el ratn", Sic, enero-febrero 1994, Caracas, p. 13. 299. Accin Democrtica y Copei pasan de tener un 81,6% de los diputados al Congreso Nacional en las elecciones de 1988, a 53,8% de los diputados en las elecciones de 1993. Por primera vez en 35 aos de rgimen democrtico, asume la presidencia un candidato que no fue postulado ni por Accin Democrtica ni por COPEI. Sin embargo estas dos organizaciones conservan, entre ambas, la mayora en las dos cmaras del Congreso Nacional. 300. Sobre el significado de la Causa R como nueva fuerza poltica, ver: Margarita Lpez Maya, "El ascenso en Venezuela de la Causa R", ponencia presentada en Inequality and New Forms of Popular Representation Conference, Nueva York, Universidad de
Error! No se encuentra el origen de la referencia. la repeticin parcial de varias elecciones de gobernadores realizadas en los primeros meses de 1994. No basta con procedimientos electorales ni modelos de organizacin poltico-administrativa para construir formas de ciudadana democrticas. Como resultado de las reformas polticas de los ltimos aos, existe en la legislacin venezolana actual una amplia gama de mecanismos de participacin ciudadana que han sido, hasta el momento slo mnimamente utilizados 302 . Algunos de estos instrumentos son nuevos y todava no se ha desarrollado la experiencia que permita descubrir sus potencialidades, pero igualmente, se trata de un proceso de reformas polticas que parafraseando, a Bonfill Batalla, se refieren a la Venezuela imaginaria, a la Venezuela que se percibe o se desea desde los mbitos de las organizaciones vecinales de clase media alta, la Comisin Presidencial para la Reforma del Estado, y la teora poltica, pero desconectada de la Venezuela profunda, de las condiciones econmicas y culturales de la mayora de la poblacin 303 . No nos encontramos, como podra desprenderse del discurso sobre la sociedad civil, en presencia de una vigorosa sociedad civil que pugna por participar y que se encuentra bloqueada por los partidos o por las normativas legales. Los obstculos no son slo de ndole poltico-institucional, sino igualmente de carcter econmico y cultural. Los econmicos han (..continuacin) Columbia, marzo 3-5, 1994. 301. Op. cit., p.12. 302. Entre estas normativas, destacan las siguientes: La Ley Orgnica de Ordenacin Urbanstica (Congreso de la Repblica, Gaceta Oficial, nmero 33.868, Caracas, 16 de diciembre de 1987) contempla la participacin de toda persona, Asociacin de Vecinos, u organizacin social, cultural o de otro tipo en relacin a la ordenacin urbanstica, y la figura de Sndico Vecinal. Los planes de desarrollo urbano local deben ser sometidos a la consideracin de las comunidades. La Ley Orgnica de Tribunales y Procedimientos de Paz (Congreso de la Repblica, Gaceta Oficial, nmero 4.634 Extraordinaria, Caracas 22 de septiembre de 1993) establece la existencia de Tribunales de Paz en cada una de las parroquias del territorio nacional, encabezados por Jueces de Paz electos por los integrantes de la respectiva comunidad. El Reglamento de la Ley Orgnica del Ambiente Sobre las Juntas para la Conservacin y Mejora del Ambiente (Presidencia de la Repblica, Decreto 2.127, 18 de abril de 1977) rige la "constitucin, organizacin y funcionamiento de las Juntas para la Conservacin, Defensa y Mejoramiento del Ambiente", definidas como organizaciones al servicio de la comunidad. La Ley Orgnica de Rgimen Municipal (Congreso de la Repblica, Gaceta Oficial nmero 4.109, Caracas 15 de junio de 1989) establece las Parroquias, como unidades territoriales dentro de los municipios creadas para "descentralizar la administracin municipal, promover la participacin ciudadana y mejorar la prestacin de los servicios pblicos locales". Se define igualmente la figura del referndum para consultar ordenanzas u otros temas de inters colectivo a nivel de las Municipalidades. El Reglamento parcial nmero 1 de dicha ley orgnica (Presidencia de la Repblica, Decreto No. 1297 del 22 de diciembre de 1990) est destinado especficamente a regular la participacin de la comunidad. El Reglamento de la Comunidad Educativa (Presidencia de la Repblica, Decreto nmero 1360 del 28 de diciembre de 1981) establece los mecanismos de participacin de los padres y representantes en los institutos educativos. 303. Parece aqu reproducirse el fetiche del legalismo que ha sido tan comn en la historia del continente, fetiche que se ha traducido en la promulgacin de hermosas constituciones plenas de buenas intenciones, pero que con frecuencia han tenido poco que ver con la realidad histrica, econmica y/o cultural de estos pases.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. sido ampliamente considerados en los debates sobre la democracia. Un modelo de ciudadana que se funda en la defensa de la propiedad privada individual, que parte de la identificacin del ciudadano con el propietario, es incapaz de dar cuenta de la situacin de la inmensa mayora de la poblacin para quienes esta condicin no se puede satisfacer. Mucha menos atencin se le presta, dentro de la hegemona actual de un pensamiento universalizante, a las condiciones o fundamentos culturales de la idea de ciudadana.
IV. LA CIUDADANA: CONDICIONANTES CULTURALES
El cuestionamiento al sistema partidos-Estado se ha formulado en el debate poltico venezolano desde posturas liberales que asumen las nociones de individuo, de sociedad civil y de ciudadana, propias de las experiencias liberales europeas. Se postulan y construyen mecanismos de participacin poltica a partir de modelos ideales de ciudadana que corresponden al liberal clsico, con todas sus particularidades culturales incluido su fuerte componente individualista, sin consideracin de la experiencia histrica cultural especfica, ni de las condiciones de vida y de sociabilidad concretas existentes en las grandes mayoras. El modelo de democracia liberal es ante todo, liberal. Esto es, parte del supuesto de la existencia de individuos soberanos cuyas prioridades estn en la defensa de sus derechos individuales, especialmente sus derechos de propiedad. Es, en este sentido, un modelo de democracia que es producto de, y que se corresponde con la experiencia histrico-cultural particular de donde surge 304 . El asunto de su posible universalizacin a otros contextos histricos y culturales, especialmente a contextos culturales comunitarios en los cuales las relaciones entre individuo y grupo son diferentes a las caractersticas del individualismo occidental, es por lo menos, problemtico. No se trata simplemente de la existencia de sociedades ms o menos autoritarias o de culturas ms o menos propicias para la democracia. No pasa de ser una tautologa el afirmar que las condiciones culturales ms adecuadas para la democracia liberal, son las existentes en una sociedad liberal. Las condiciones ticas y culturales de la democracia forman parte de las preocupaciones expresas del debate poltico y cultural venezolano actual. Aparte de un perodo de mayor optimismo que se dio con la consolidacin de la experiencia democrtica a partir del ao 1958, ha predominado histricamente una visin pesimista. En las interpretaciones del siglo pasado
304 . Ver, por ejemplo: Bhikhu Parekh, "The Cultural Particularity of Liberal
Error! No se encuentra el origen de la referencia. y primeras dcadas de este siglo, ha prevalecido una fuerte veta de eurocentrismo, e incluso de racismo positivista. Maritza Montero realiz un anlisis de contenido de la caracterizacin del venezolano en un total de 117 obras seleccionadas entre discursos polticos, e interpretaciones histricas, sociolgicas y periodsticas, y de los pioneros de las ciencias social en el pas, cubriendo el perodo desde 1890 hasta el presente. De ese estudio se desprende una clara prevalencia de adjetivaciones y descripciones negativas en torno al venezolano: pasividad, incompetencia, autoritarismo, fatalismo pesimismo, emotividad (como opuesto al razonamiento constructivo), violencia o instinto de destruccin y carencia de sentido histrico. Como caractersticas positivas slo se encuentran: generosidad, coraje e igualitarismo 305 . Estas caractersticas del venezolano se explican en estos textos fundamentalmente en funcin de la raza, del medio geogrfico, de las deficiencias del sistema educativo, y de las condiciones econmicas y sociopolticas 306 . Estas imgenes negativas que se encuentran en estos textos son consistentes con la autoimagen de los venezolanos contemporneos. Diversas investigaciones realizadas por el Departamento de Psicologa Social de la Escuela de Psicologa de la Universidad Central de Venezuela sobre la autoimagen del venezolano han encontrado que, con excepcin de la comparacin con los colombianos, predomina una valoracin ms positiva de otras nacionalidades cuando se comparan con la imagen que tienen de s los venezolanos 307 . Como ejemplo extremo reciente de las caracterizaciones negativas, Manuel Barroso afirma que los venezolanos tienen una baja autoestima y que un 80% de los venezolanos es "marginal" en el sentido de "haber perdido conciencia de s" 308 . (..continuacin) Democracy", Political Studies, Vol. XL, Nmero especial, 1992. 305. Maritza Montero, Ideologa, alienacin e identidad nacional. Una aproximacin psicosocial al ser venezolano, Ediciones de la Biblioteca, Universidad Central de Venezuela, Caracas, 1991 pp. 114-115. "...la autopercepcin descrita no es nueva en Venezuela. Est presente hoy como lo estuvo a principios de siglo y an antes. Con fiel regularidad, aparece en los ensayos polticos y sociolgicos, una descripcin de los venezolanos en la cual la pereza, la indolencia, la irracionalidad, una cierta pasividad e indiferencia que supuestamente provienen de los ancestros indgenas, una anarqua rebelde y una cierta alegra atribuidas a los negros, la violencia y la aspereza, ms una imaginacin no concretada en las correspondientes acciones, estn siempre presentes." Op. cit., pp. 74-75. 306. Op. cit., p. 115. 307 . "... diez aos de investigaciones...si bien modestas y llenas de tropiezos...muestran la firme y consistente presencia de una autoimagen nacional signada por la negacin. Resumiendo los datos que tales estudios aportan, los venezolanos se adjudican los siguientes rasgos: perezosos, temperamentales, , impulsivos, irresponsables, botarates, desorganizados, incultos e irrespetuosos de las leyes. Esto desde la perspectiva negativa. Desde un punto de vista positivo, la lista se reduce, concretndose a los siguientes adjetivos: generosos, hospitalarios (otra forma de generosidad) y no explotadores (lo cual es consistente con los dos primeros rasgos). Evidentemente, la balanza se inclina hacia el lado negativo, cuyos atributos estn provistos de mayor fuerza y son ms abundantes." Maritza Montero, op. cit. p. 106. 308. La autoestima del venezolano. Democracia o marginalidad, Editorial Galac, Caracas s/f. p. 6. De acuerdo con Barroso, Venezuela es un pas de cmplices, de corruptos, de leyes hechas para ser violadas, de nios maltratados fsicamente,
Error! No se encuentra el origen de la referencia. Las relaciones entre democracia y cultura son complejas, y no pueden ser vistas en una sola direccin. As como no es posible hacer abstraccin de las especificidades culturales para imponer un modelo formal universal de lo que se concibe como democracia, tampoco es posible obviar la necesaria crtica cultural, cuando las condiciones bsicas de la idea de democracia como la tolerancia, la convivencia, el reconocimiento del otro, o la responsabilidad individual y colectiva, tengan una presencia precaria. Es indudable que existe una crisis de la convivencia en el pas, que se expresa en la elasticidad que ha adquirido el valor de la honestidad; la frecuente indiferencia ante la responsabilidad tanto en el trabajo como en la vida cvica; en la valoracin social positiva que se hace del ser "vivo"; en la actitud de permanente irrespeto hacia el otro que se expresa cotidianamente en el trfico. Hay en los debates nacionales una creciente conciencia colectiva de una crisis que es tanto tica como cultural, atribuida en general a los efectos perversos del paternalismo al cual condujo la cultura rentista 309 , en la cual -y esto se ha sealado tantas veces que ya se ha convertido en estereotipo- no parece asociarse la idea de trabajo con la idea de riqueza 310 . Para los analistas neoliberales, la constitucin de una verdadera ciudadana moderna pasa por una profunda metamorfosis cultural en la cual se transformen estos rasgos culturales, de dependencia, falta de autonoma, falta de responsabilidad, de esfuerzo y disposicin a la postergacin de la gratificacin, por valores y actitudes ms cercanos a los valores (..continuacin) un pas sin autoridad, sin responsabilidad. 309. En palabras de Enzo del Bfalo: "...el ingreso recibido como una ddiva permanente refuerza el carcter parasitario de las conductas de las personas y el caso venezolano...es un buen ejemplo de ello. Una buena parte de los empresarios que prosperaron a la sombra del Estado se conducen an hoy ms como gestores ante el poder que como verdaderos empresarios dispuestos a asumir riesgos y gerenciar en condiciones de competencia. Los trabajadores con poca tradicin de lucha autnoma dependen de la burocracia sindical vinculada al Estado mediante las jerarquas partidistas, para lograr sus reivindicaciones. Los ciudadanos comunes tienen una actitud de indiferencia hacia la cosa pblica y esperan que el Estado resuelva todos los problemas que exceden el estricto mbito individual y familiar. Esta dependencia pasiva frente al Estado tiene desde luego su origen en el orden colonial, pero, en Venezuela ha sido reforzada por el rentismo populista. estas son las conductas que actualmente frenan la ampliacin del ejercicio de la soberana individual y, por lo tanto, la consolidacin de la sociedad civil." Enzo del Bfalo, "Estado y sociedad civil en Venezuela", Conferencia Episcopal Venezolana y Universidad Catlica Andrs Bello, Encuentro Nacional de la Sociedad Civil, Caracas 10 al 15 de mayo de 1993, p. 542. 310. Silverio Gonzlez Tellez y Mauricio Phelan, sobre la base de una cuidadosa muestra a nivel nacional, han estudiado las aspiraciones actuales de la poblacin venezolana, a partir de la siguiente hiptesis general de fundamento weberiano: "...una sociedad que se proponga un desarrollo capitalista industrial como va de progreso, presupone la existencia de unos valores sociales dominantes, de una tica del trabajo y de la riqueza acordes con l." (Qu quieren los venezolanos? Valores sociales y vivienda en Venezuela, Fondo Editorial Acta Cientfica Venezolana, Consorcio de Ediciones Capriles, C.A., Caracas, 1992, p. 19). Encuentran, sin embargo, que "...en la sociedad venezolana no es una aspiracin reproducir el dinero. La riqueza a travs del trabajo no es algo por lo cual valga la pena esforzarse.(...) El ascenso social por la va del trabajo productivo y rentable no aparece en las
Error! No se encuentra el origen de la referencia. anglosajones que han demostrado tener tanto xito en el desarrollo de una sociedad industrial moderna. Formulndose una feroz crtica al populismo, se trata de reemplazar los valores tradicionales de la idea de democracia en el pas, por los valores del individualismo competitivo, valores que en palabras de C.P. Mcpherson, corresponderan al individualismo posesivo 311 . Sin embargo, la arremetida tanto ideolgica como prctica 312 contra esos valores, no parece estar creando unas bases ms slidas para la convivencia. La crtica neoliberal al populismo transciende a ste, y se transforma en el cuestionamiento de algunos de los supuestos bsicos de la democracia. El acelerado proceso de deslegitimacin de los valores oficiales del sistema poltico en su etapa democrtica a partir de 1958 (solidaridad, igualdad, libertad, responsabilidad colectiva en relacin a los menos privilegiados etc.), no ha estado acompaada de la legitimacin de nuevos valores capaces de servir de base para una nueva sociabilidad democrtica. Se prioriza -como valor ltimo- el logro, por todos los medios, del xito individual expresado en el consumo y la riquezas material, en una sociedad en la cual este xito est fuera del alcance de la gran mayora de la poblacin, y en la cual, existe adems una extrema impunidad ante la corrupcin pblica y/o privada. Es esta una combinacin explosiva. Una sugerente interpretacin de las actuales tendencias culturales en la sociedad venezolana la realizan Ives Pedrazzini y Magaly Snchez en su estudio, Malandros, bandas y nios de la calle. Cultura de urgencia en la metrpolis latinoamericana 313 . Refirindose especficamente a la situacin de Caracas como representativa de las tendencias que se dan en todas las grandes metrpolis latinoamericanas, Pedrazzini y Snchez afirman que en los ltimos aos se ha venido produciendo un proceso de segregacin por la va de la fragmentacin del espacio pblico urbano como consecuencia de la desestructuracin socioeconmica de la ciudad 314 . De acuerdo a los autores, esta desestructuracin urbana lleva a la descomposicin de los mecanismos y formas tradicionales de la socializacin y la integracin social 315 , en particular la familia, la escuela y el trabajo 316 , y al desarrollo de (..continuacin) respuestas de la poblacin." (Op. cit., pp. 42-43). 311. Los ejemplos ms ilustrativos de esta postura son los texto de Emeterio Gmez (El imperio del realismo mgico, Editorial Futuro, San Cristbal, Venezuela, 1990) y de Anbal Romero (La miseria del populismo: Mitos y realidades de la democracia en Venezuela), Ediciones Centauro, Caracas, 1986). 312. Esto, como consecuencia de la crisis econmica y del acelerado deterioro de la capacidad del Estado para responder en las formas tradicionales al deterioro de las condiciones de vida de la mayora de la poblacin. 313. Hermanos Vadell Editores, Valencia, 1994 (1992). 314. Op. cit., p. 43. 315. Op. cit., p. 159. 316. "Mientras ms pasa el tiempo, menos oportunidades hay y ms crtica se hace la situacin. Los mecanismos de integracin de la sociedad dejaron de existir desde hace tiempo para la mayora de la poblacin, y por lo tanto el modelo de socializacin vinculado con la escuela que forma, que educa, y al trabajo que emplea desapareci. Otros mecanismos de integracin social se imponen, otros modelos de socializacin por urgencia se imponen, ya la familia no es lo que era... Por el deterioro y pobreza
Error! No se encuentra el origen de la referencia. nuevos modelos de socializacin basados ante todo en la necesidad de continuar viviendo en condiciones en extremo adversas. Ante la exclusin y la prdida de creencia en ciertos mitos fundadores de la paz social: la dignidad del trabajo, la educacin y la familia 317 , se gestan sociabilizaciones alternativas. El resultado es la emergencia de lo que llaman la cultura de urgencia, que caracterizan como una cultura prctica, de accin, de desconfianza hacia la sociedad oficial, y en la cual prevalece la informalidad econmica, la ilegalidad, la ilegitimidad, y es frecuente la violencia. Los malandros, bandas y nios de la calle no son sino la expresin ms visible de una nueva cultura que abarca, segn los autores, a ms de la mitad de la poblacin de las metrpolis del continente. La rebelin en contra de una sociedad que los segrega no tiene carcter poltico 318 , aunque pueda tener profundos efectos polticos cuando se expresa masivamente en los saqueos generalizados del Caracazo de finales de febrero de 1989. Este contexto cultural no se corresponde con los modelos oficiales de la ciudadana democrtica. En una sociedad de apartheid que excluya a la mayora de la poblacin, que produzca deslindes culturales e identidades individuales y colectivas tan radicalmente distanciadas como las que se estn gestando y profundizando en la Venezuela actual, las reformas polticas institucionales slo pueden dar una contribucin parcial y limitada a la gestacin de una cultura y prcticas democrticas. Las transformaciones democratizantes del sistema poltico de los ltimos aos han ocurrido en forma paralela a la crisis econmica y a las polticas de ajuste 319 . Mientras que jurdica e institucionalmente se crean nuevos mecanismos de incorporacin y de participacin de las mayoras, por el otro se aceleran las dinmicas de exclusin econmicas y culturales que impiden esta incorporacin. Desde el punto de vista legal-institucional, las transformaciones del sistema poltico venezolano han sido profundas. Evaluadas en trminos de su capacidad para expresar e incorporar las necesidades y aspiraciones de la mayora de la poblacin, se ha avanzado poco. Los procesos econmicos y culturales de exclusin han sido ms potentes que los integradores y potencialmente democratizantes de las reformas polticas 320 . (..continuacin) se atomizan las relaciones, los nios se reparten o se obligan a salir temprano a buscar dinero, no a la escuela, hay tensin, hay castigo, hay abandono." Op. cit., p. 78. 317. Op. cit., p. 104. 318. "...es evidente que las bandas de adolescentes han roto con el modelo del habitante trabajador del barrio, obrero y con cierta mentalidad militante o reivindicativa. La rebelin del joven miembro de la banda no es ni social ni poltica. Es ms bien su rechazo y su no pertenencia a un modelo que ha hecho sino dar pruebas de ser un modelo miserable, el modelo de los grandes pobres, de los muertos de hambre." p. 175. 319. Sobre el impacto social y poltico a corto plazo de las polticas de ajuste en Venezuela, ver: Hctor Valecillos, El reajuste neoliberal en Venezuela, Monte Avila Editores, Caracas, 1992; y el captulo III de este libro. 320. Las bsquedas democrticas ms novedosas que se han dado a partir de la descentralizacin poltico-administrativo de los ltimos aos, han sido las experiencias de gobierno de la Causa R en la gobernacin del Estado Bolvar y la Alcalda de Caracas. En Caracas, a partir de la conformacin de las Juntas
Error! No se encuentra el origen de la referencia. La meta de la construccin de una sociedad democrtica, de una sociedad de convivencia, de tolerancia y reconocimiento del otro, de participacin efectiva de la mayora de la poblacin en formas de ciudadana democrticas, requiere un acceso de todos a los recursos de la sociedad y modalidades de organizacin y participacin poltica que estn enraizadas en las condiciones culturales propias de esa sociedad. Esto ha estado ausente en la experiencia venezolana de los ltimos aos. (..continuacin) Parroquiales, las instancias de gobierno local contempladas en la Ley Orgnica de Rgimen Municipal, se han venido dando procesos de participacin en las zonas populares ms pobladas, establecindose mecanismos de comunicacin e intercambio entre el gobierno de la ciudad y las comunidades. Al confrontarse los principales problemas, especialmente los referidos a la distribucin del agua, se hace evidente que stos no pueden ser abordados fructferamente en base a los viejos patrones clientelares de una exigencia que se formula al gobierno por parte de comunidades que no asumen ninguna responsabilidad. Hay una compleja relacin entre las redes oficiales y las subredes clandestinas e informales de distribucin del agua. Con frecuencia las acciones de un barrio impiden el acceso del agua a sectores vecinos. Por ello, slo mediante la coordinacin de esfuerzos entre las comunidades y las autoridades responsables del acueducto es posible siquiera comenzar a identificar las causas de los problemas y formular soluciones. Se han puesto en prctica mecanismos para que las comunidades tengan acceso a la informacin e incidan sobre la utilizacin de los recursos de la ciudad. Hay aqu indicios del surgimiento de una nueva cultura poltica, de novedosas expresiones de participacin ciudadana urbana popular. Pero, dado que se trata de experiencias incipientes, no es posible todava evaluar su potencial impacto sobre el sistema poltico.
**V. PROYECTO NEOLIBERAL/NEOCONSERVADOR, REFORMA DEL ESTADO Y DEMOCRACIA
Error! No se encuentra el origen de la referencia.
De las relaciones complejas que se dan entre democratizacin y reforma del Estado, en este texto se explora un aspecto limitado: el impacto que han tenido sobre los procesos democrticos, los cambios en las organizaciones estatales y en los sistemas polticos, que se dan como consecuencia de las nuevas relaciones de los Estados latinoamericanos con los organismos financieros internacionales, y especficamente como resultado de las polticas de ajuste en marcha en todo el continente 321 . El significado e impacto de los procesos de reforma del Estado en Amrica Latina hay que buscarlos menos en las declaraciones de intencin de los proyectos de estas reformas (siempre formulados a nombre de la democratizacin de la sociedad) o de las caractersticas de los procesos de reforma administrativa del Estado, y ms en la forma como se articulan esos procesos de reforma con los modelos de ajuste econmico en una redefinicin global de los sistemas polticos latinoamericanos. Desde hace dcadas venan funcionando en el continente comisiones de reforma administrativa del Estado que tuvieron poco impacto sobre ste y sobre las relaciones entre Estado y sociedad. Mucho ms significativas son las transformaciones que se dan en los procesos de ajuste y en los llamados cambios estructurales en las economas latinoamericanas a partir de la imposicin de estas polticas por parte de los organismos financieros internacionales, estn stas acompaadas o no de programas expresos de reforma del Estado. Estos cambios en los sistemas polticos no son simples consecuencias secundarias o no esperadas de las transformaciones econmicas, son el resultado expresamente buscado de esas polticas de ajuste.
I. EL PROYECTO POLTICO DE LOS ECONOMISTAS NEOLIBERALES/NEOCONSERVADORES
Los supuestos y metas bsicas que orientan a los actuales procesos de redefinicin de las relaciones entre Estado y mercado, no slo en Amrica Latina sino en todo el mundo, tienen -como es bien sabido- su fundamentacin terica en el pensamiento de los economistas neoliberales. Este, adems de ser una teora econmica, es una teora poltica normativa que
321. No se discuten en este trabajo las condiciones polticas y econmicas que condujeron a la crisis del modelo poltico anterior, lo que Marcelo Cavarozzi llama la matriz Estado-cntrica, ("La crisis de la matriz Estado-cntrica: Poltica y economa en la Amrica Latina contempornea", Taller sobre Desarrollo Gerencial del Sector Pblico en Amrica Latina y el Caribe, UNDP/MDP, Santiago de Chile, marzo, 1992, mimeo) ni se plantea la posibilidad de la preservacin de ese modelo. Se argumenta slo que el modelo poltico que est surgiendo, en reemplazo a ese modelo
Error! No se encuentra el origen de la referencia. estipula las modalidades que deben asumir el Estado y los sistemas polticos para garantizar el mximo despliegue de las potencialidades del mercado 322 . A partir de la concepcin de la naturaleza humana que ha sido caracterizada por C.P. Macpherson como el individualismo posesivo 323 , los economistas neoliberales/neoconservadores 324 establecen una oposicin polar entre mercado y Estado. Los individuos buscan el logro de su propio inters en un orden natural y espontneo (el mercado) que existe independientemente de la voluntad humana. Este orden espontneo opera como una ley natural, distribuyendo a cada quien bienes y servicios en proporcin a su contribucin al bienestar de los dems. Como orden natural, es igualmente un orden moral. No existe ningn criterio exterior al mercado con el cual puedan juzgarse los resultados de la operacin de ste 325 . Dado (..continuacin) en crisis, conduce a una democracia muy limitada y formal. 322. "Las teoras econmicas tienen implicaciones normativas y polticas cuando los economistas definen y emplean ideas y valores polticos tales como libertad y democracia; condenan la mayor parte de los sistemas polticos occidentales como ineficientes, peligrosos y en necesidad de una renovacin mayor para conformarse a objetivos supuestamente no polticos; distinguen entre lo pblico y lo privado; prescriben metas y polticas pblicas; conforman las ideas acerca de lo que es posible; y proponen alterar la estructura y el comportamiento del gobierno para lograr el sistema superior reflejado en la teora econmica. Los supuestos acerca de las motivaciones humanas, las relaciones de clase normales, y sobre qu constituye un comportamiento tico, son polticamente pertinentes cuando limitan la extensin y naturaleza del debate poltico legtimo, definen problemas polticos, y estructuran las soluciones consideradas como aceptables para aquello que es concebido como un problema". Conrad P. Waligorski, The Political Theory of Conservative Economists, University Press of Kansas, Lawrence, 1990, pp. 14-15. "Ms all de las diferencias acerca de la naturaleza exacta de la ciencia y la economa, estos autores concuerdan en que su economa es cientfica, objetiva y que sus recomendaciones de poltica son las nicas posibles para las democracias modernas. Sus imgenes del orden, la naturaleza humana, y el mercado que de stas se deriva no son hiptesis a ser debatidas sino afirmaciones objetivamente vlidas acerca del sistema natural de relaciones sociales existente. La economa conservadora no es una ideologa, sino que provee los principios duraderos que son las bases vlidas para recomendaciones polticas correctas." Op. cit., p. 21. La sntesis de las implicaciones polticas del pensamiento econmico neoliberal que se presenta a continuacin est basada en este excelente texto de Waligorski. 323. La teora poltica del individualismo posesivo. De Hobbes a Locke, Editorial Fontanella, S.A. Barcelona, 1970. 324. Los tericos ms representativos, a los cuales me refiero en este texto cuando hablo de los economistas neoliberales/ neoconservadores, son Friedrich A. Hayek, Milton Friedman y James M. Buchanan. 325. Para los economistas conservadores la naturaleza del mercado asegura que cuestiones en torno a la equidad de la distribucin del mercado carezcan de sentido. Si el mercado recompensa a la gente de acuerdo a su contribucin a otros, y si esta determinacin es hecha en forma impersonal, entonces es ilegtimo indagar en torno a las recompensas o daos que produce el mercado. Conrad P. Waligorski, op. cit., p. 94. De acuerdo a Hayek, slo una conducta puede ser justa o injusta, no un resultado. "La naturaleza no puede ser justa ni injusta". Friedrich A. Hayek, Law, Legislation and Liberty: A New Statement of the Principles of Justice and Political Economy, Vol. II, The Mirage of Social Justice, Chicago University Press, Chicago, 1978 (1976), p. 32. Slo aquellas cosas que han sido creadas por la voluntad humana individual, no algo que tenga origen natural o el mercado espontneo, es pertinente para una discusin sobre justicia. Los sueldos y salarios "determinados por un mercado libre" deben ser considerados justos porque son generados en una forma impersonal. Friedrich A. Hayek, Law, Legislation and Liberty: A New Statement of the Principles of Justice and Political Economy, Vol. I, Rules and
Error! No se encuentra el origen de la referencia. el supuesto de la existencia de un orden econmico natural representado por el mercado, toda injerencia poltica en ste es considerada como perjudicial. La distribucin que produce el mercado es natural, y cualquier intento de alterarla perjudica a todos, an a aquellos quien se intenta proteger 326 . La nocin de justicia social es considerada como irrelevante y peligrosa. El intento de implementarla es destructivo porque viola la libertad, el individualismo, la moralidad moderna y la eficiencia. La justicia se aplica slo a las relaciones entre individuos identificables, no a grupos 327 . Solo los individuos son morales, no los grupos o el gobierno. El patrn general de distribucin no puede ser discutido en trminos de justicia porque nadie controla directamente el mercado 328 . De acuerdo a los economistas neoliberales, hay slo dos formas de organizar a la gente, la cooperacin voluntaria a travs del mercado o la coercin a travs de la poltica. Se trata de dos opciones irreconciliables 329 . De acuerdo a James M. Buchanan, la esclavitud es la forma pura de la relacin poltica, mientras que las relaciones econmicas son libres y cooperativas. El gobierno amenaza la libertad, mientras que el mercado la maximiza 330 . El mercado al ser competitivo y descentralizado, responde ante los (..continuacin) Order Chicago University Press, Chicago, 1983 (1973), p. 141. 326. Los pobres se benefician del incremento en la desigualdad, que permite que los ricos aumenten la inversin que es clave para la eliminacin de la pobreza. "El rpido progreso econmico con que contamos parece ser en una gran medida el resultado de la ...desigualdad y resultara imposible sin ella." Friedrich A. Hayek, Los fundamentos de la libertad, Unin Editorial, S.A., Madrid, 1975 (1959). "Una economa exitosa depende de la proliferacin de los ricos." Citado por Conrad P. Waligorski, op. cit. p. 88. Como la desigualdad ayuda a los pobres, el aumento deliberado de las desigualdades ayuda a los pobres. Idem. La desigualdad forma parte integral del sistema de mercado, uno no puede existir sin el otro. 327. Friedrich A. Hayek, Derecho, legislacin y libertad. Una nueva formulacin de los principios liberales de la justicia y la economa poltica. Vol. II, El espejismo de la justicia social, Unin Editorial, S.A., Madrid, 1979 (1976), p. 50. 328. Conrad P. Waligorski, op. cit., p. 135. "Debe admitirse, desde luego, que la forma en que los beneficios son distribuidos a travs del mecanismo del mercado debera ser considerada en muchos casos marcadamente injusta en el supuesto, claro est, de que tal resultado fuera consecuencia de una deliberada distribucin. No es ste, sin embargo, el caso. Dicha distribucin es el resultado de un proceso cuyos individuales efectos no fueron pretendidos ni previstos por nadie cuando surgieron las correspondientes instituciones. Estas han perdurado por juzgarse que satisfacan las expectativas de todas o de la mayor parte de las gentes en cuanto al objetivo de ver sus necesidades cubiertas. Exigir justicia a tal proceso es un claro dislate y es evidentemente injusto privilegiar en semejante sociedad a algunos, como si dichas personas tuvieran derecho a una concreta participacin." Friedrich A. Hayek, op. cit., pp. 115-116. Como el mercado es la expresin de la justicia, todo lo que entre en conflicto con el mercado es injusto. De acuerdo a Hayek, la justicia social "...es en la actualidad probablemente la ms grave amenaza a la mayor parte de los otros valores de una civilizacin libre." Economic Freedom and Representative Government, Occasional Paper no. 39. London, Institute of Economic Affairs, 1973, p. 13. Citado por Conrad P. Waligorski, op. cit., p. 135. 329. Friedrich A. Hayek, Law, Legislation and Liberty. A New Statement of the Liberal Principles of Justice and Political Economy, Volume III, The Political Order of A Free People, University of Chicago Press, Chicago, 1981 (1979), p. 151. 330. James M. Buchanan, What Should Economists Do?, Liberty Press, Indianapolis, 1979, p. 168.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. individuos y promueve la diversidad. El mercado es siempre libre porque la gente entra y sale de l de acuerdo a su voluntad. En el mercado no hay coercin, y es ste la garanta de la libertad. Las empresas no tienen verdadero poder, y la propiedad no es normalmente una fuente de control, porque estas relaciones son voluntarias. El poder se disuelve en el mercado que controla el comportamiento de la empresa y garantiza alternativas para el consumidor 331 . El poder de las empresas es un mito utilizado para atacar a la libertad 332 . El mercado es la base de la libertad, incluso de la libertad poltica. La coercin es el nico lmite a la libertad, y slo los gobiernos tienen el poder consistente como para ejercer la coercin. Por lo tanto, slo el gobierno es una amenaza a la libertad 333 . El grado de libertad existente en una sociedad es directamente proporcional a los lmites existentes a la accin del gobierno. La libertad es el valor supremo para los economistas neoliberales. Pero se trata de una libertad entendida slo en los trminos del liberalismo del siglo XVIII, una nocin de libertad reducida estrictamente a la libertad negativa 334 , que consiste en la ausencia de coercin externa sobre las acciones de los individuos. La libertad para los economistas neoliberales (como para el pensamiento conservador en general) no implica los medios o el poder para satisfacer deseos, escogencias extensivas, esfuerzos colectivos para cambiar las circunstancias, o ninguna garanta ms all de la proteccin contra la fuerza fsica, y la posibilidad de intentar lograr lo que uno quiere. La libertad no est afectada por las condiciones en las cuales opera, ni por los resultados de la competencia sin xito, ni por lo inadecuado de los medios para lograr los objetivos buscados 335 . Se rechazan as las concepciones de libertad desarrolladas por el liberalismo democrtico a partir de la obra magistral de J.S. Mill 336 para quien la libertad no puede ser entendida al margen de las condiciones que hacen posible el pleno despliegue del rico potencial humano. Segn los economistas neoliberales, la libertad as como la separacin entre economa y poltica, estaban garantizadas mientras la accin del gobierno y en general la incidencia del sistema poltico sobre el mercado, estuviesen orientadas a
331. Conrad P. Waligorski, op. cit., p. 62. De acuerdo a los economistas neoliberales, en el mbito privado, slo los sindicatos ejercen poder coercitivo. 332. Op. cit., p. 63. 333. "La limitacin efectiva del poder es el problema ms importante del orden social. El gobierno es indispensable en la formacin de tal orden slo para proteger a todos contra la coercin y la violencia por parte de otros. Pero tan pronto como, para lograr esto, el gobierno exitosamente reclama el monopolio de la coercin y la violencia, se convierte en la principal amenaza a la libertad individual." Friedrich A. Hayek, Law, Legislation and Liberty, Vol. III., The Political Order of a Free People, op. cit., p. 128. 334. En palabras de Hayek, "El estado en virtud del cual un hombre no se halla sujeto a coaccin derivada de la voluntad arbitraria de otro o de otros", Los fundamentos de la libertad, op. cit., p. 138. Sobre los conceptos de libertad negativa y libertad positiva, ver: Isaiah Berlin, Libertad y necesidad en la historia, Revista de Occidente, Madrid, 1974. 335. Conrad P. Waligorski, op. cit., p. 54. 336. Ver especialmente: Sobre la libertad, Editorial Sarpe, Madrid, 1984.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. garantizar las condiciones que hicieran posible el funcionamiento pleno de ste. Economa y poltica eran mbitos separados de la vida social. Exista, segn ellos, en las democracias liberales, una especie de constitucin fiscal o limitaciones constitucionales implcitas a la accin del gobierno que tenan su base en la prohibicin del dficit fiscal. Esto limitaba tanto el tamao como las acciones que poda desempear el gobierno 337 . Sin embargo, esta limitacin constitucional ha sido violentada por la accin combinada de las concepciones y polticas keynesianas, y por las transformaciones en los regmenes democrticos. El keynesianismo libera a los polticos de las limitaciones de la constitucin fiscal. Al ampliarse las demandas y expectativas de la poblacin en relacin a lo que se espera del gobierno, se genera una presin inexorable hacia los dficits fiscales 338 . De acuerdo a los economistas neoliberales, en los regmenes democrticos contemporneos, los polticos en la bsqueda de votos caen en la tentacin de generar expectativas falsas en el electorado, ofreciendo cosas que no se est en capacidad de lograr con los recursos disponibles. Se genera un sesgo bsico de acuerdo al cual se responden las demandas de la poblacin sin considerar los lmites fiscales 339 . Los dficits fiscales -resultado natural de estos procesos- socavan la inversin, causan inflacin y destruyen la economa productiva 340 . Lo economistas neoliberales consideran que las democracias modernas son demasiado dbiles para controlar las exigencias de gastos fiscales excesivos a menos que tengan limitaciones expresas que se lo impidan 341 . As, para salvar a las democracias de s mismas, se proponen mecanismos destinados a limitar el poder y los recursos en manos del gobierno. Waligorski sintetiza las propuestas neoliberales destinadas a ponerle coto a las amenazas de lo que consideran una democracia ilimitada 342 , en los siguientes trminos:
"...reduccin del tamao, del mbito y de las actividades del gobierno; despolitizacin de la distribucin colocando la mayor parte de los asuntos econmicos ms all de los lmites de la poltica; quitndole a las democracias los recursos que permiten la intervencin, regulacin y el bienestar; restringiendo la participacin; y modificando el gobierno de la mayora." 343
337. Conrad P. Waligorski, op. cit., p. 104. 338. Ver en especial: James M. Buchanan y Richard E. Wagner, Dficit del Sector Pblico y Democracia. El legado poltico de Lord Keynes, Ediciones Rial, S.A. Madrid, 1983. 339. Conrad P. Waligorski, op. cit., p. 197. 340. Op., cit., p. 106. 341. Ver: James M. Buchanan y Richard E. Wagner, op. cit. 342. Sobre el concepto e implicaciones de la democracia ilimitada ver en especial: Friedrich A. Hayek, Law, Legislation and Liberty, Vol. III, The Political Order of a Free People, op. cit. 343. Op. cit., p. 112. Sobre las implicaciones que desde el punto de vista de la teora y la prctica de la democracia tienen estas propuestas neoliberales, ver: Norbert Lechner, "El proyecto neoconservador y la democracia", Crtica y Utopa, nmero 6, Buenos Aires, 1982; Chantall Mouffe, "Democracia y nueva derecha", Revista Mexicana de Sociologa, Ao XLIII, Vol. XLIII, Nmero extraordinario, 1981; Franz Hinkelammert, "Democracia y nueva derecha en Amrica Latina", Nueva Sociedad, nmero
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Para el logro de su utopa de la sociedad de mercado total 344 , los economistas neoliberales reclaman la necesidad de una verdadera revolucin en las sociedades democrticas contemporneas, que limite el papel del gobierno en la sociedad e impida que el sistema poltico pueda intervenir en la economa, garantizndole as al mercado el mximo nivel de autonoma. Consideran que las transformaciones requeridas en los actuales regmenes democrticos son tan profundas que requieren cambios de carcter constitucional que las hagan irreversibles e inmunes a la cambiante voluntad de los votantes y los polticos. De acuerdo a Friedman, se requiere el equivalente a la primera enmienda constitucin 345 de los Estados Unidos, una Declaracin de Derechos que limite el poder del Estado en las reas econmicas y sociales 346 . De las propuestas estructurales destinadas a ponerle freno a los excesos de la democracia, la ms comn es la propuesta de una reforma constitucional que prohba los dficits fiscales 347 . (..continuacin) 98, Caracas, noviembre-diciembre 1987; y Jorge Vergara, "La crtica neoliberal a la democracia", en Seminario: El neoliberalismo y la experiencia chilena, auspiciado por la Academia de Humanismo Cristiano y CLACSO, Santiago de Chile, marzo 1983. 344. Ver: Franz Hinkelammert, Democracia y totalitarismo, Editorial DEI, San Jos, 1987. 345. Esta enmienda prohbe toda limitacin a la libertad de expresin. 346. Milton Friedman y Rose Friedman, Libertad de elegir. Hacia un nuevo liberalismo econmico, Ediciones Grijalbo, S.A. Barcelona, 1980, p. 415. 347. Ver: James M. Buchanan y Richard E. Wagner, op. cit. Adems de la reforma constitucional destinada a impedir los dficits fiscales, Milton y Rose Friedman proponen reformas constitucionales adicionales para limitar la accin del Estado. Para garantizar el libre comercio: "El Congreso no impondr ningn gravamen o derecho de aduana sobre las importaciones o las exportaciones, excepto las que puedan ser absolutamente necesarias para el cumplimiento de sus leyes sobre inspeccin". En relacin a precios y salarios: "El Congreso no aprobar ninguna ley que reduzca la libertad de los vendedores de bienes o de fuerza de trabajo para establecer los precios de sus productos o servicios". Para ampliar la libertad de empleo: "Ningn Estado aprobar o impondr ninguna ley que limite el derecho a seguir cualquier ocupacin o profesin de su eleccin". En relacin a los impuestos, para eliminar los impuestos a las empresas y las tasas impositivas diferenciales de acuerdo al nivel de ingreso, proponen sustituir la Decimosexta Enmienda Constitucional, que autoriza la fijacin de impuestos sobre la renta, por una que diga: "El Congreso deber tener poder para establecer y recaudar impuestos sobre la renta de las personas, sea cual fuere la fuente de que procedan, sin prorratearse entre los distintos estados, y sin atender a ningn tipo de censo o enumeracin, dado que se aplica el mismo tipo de gravamen a todos los ingresos por encima de los gastos profesionales y de negocios y de una bonificacin con un importe fijo. La palabra "persona" excluir a las sociedades annimas y a otras personas no fsicas." Para controlar el volumen de la emisin de moneda: "El Congreso deber tener poder para autorizar la emisin de obligaciones por parte del estado sin devengar inters en forma de dinero y moneda o asientos contables, con tal de que la cantidad total de dlares aumento en no ms de un cinco por ciento cada ao y no, menos de un tres por ciento." Para proteger a quienes realicen contratos con el gobierno de los efectos de la inflacin, proponen: "Todos los contratos entre la Administracin de los Estados Unidos y otras partes realizados en dlares, y todos los importes en dlares contenidos en las leyes federales, debern ajustarse anualmente a fin de compensar el cambio producido en el nivel general de precios durante el ao anterior." Milton Friedman y Rose Friedman, op. cit., pp. 413-427.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. Estas propuestas no han podido ser puestas a prueba en los pases industriales centrales, a pesar de los esfuerzos sistemticos realizados en este sentido por los gobiernos conservadores como los de Margaret Thatcher y Ronald Reagan. En los Estados Unidos despus de doce aos de una administracin republicana fuertemente ideolgica que tiene como orientacin bsica la desconfianza en el gobierno, no slo no se logr una reduccin del dficit fiscal sino que ste se increment y la deuda pblica creci sin control 348 . Lo mismo ocurri en relacin a las regulaciones estatales. Durante el gobierno de Reagan -a pesar del discurso del libre mercado- no hubo una disminucin de las regulaciones pblicas sobre la actividad econmica privada, slo una reduccin del ritmo de introduccin de nuevas regulaciones estatales 349 . Estos intentos de alteracin radical de los sistemas polticos encontraron severas resistencias en la opinin pblica, en los partidos, la burocracia estatal, los sindicatos y el parlamento. Los grandes proyectos de transformacin de la sociedad quedaron reducidos a reformas limitadas.
II. AMERICA LATINA: CAMPO DE EXPERIMENTACIN DEL PROYECTO NEOLIBERAL/NEOCONSERVADOR
Los pases de mundo perifrico, especialmente de Amrica Latina, son el terreno en el cual estas teoras polticas y econmicas han sido sometidas -por primera vez- a una verdadera experimentacin. Las tendencias actuales de cambio en los sistemas polticos latinoamericanos no pueden ser entendidas al margen del objetivo del establecimiento del mercado total, que constituye la utopa neoliberal. Esto no es as porque sea factible establecer dicha utopa, sino porque sta se ha convertido en la referencia implcita o explcita que sirve de gua a las principales transformaciones propuestas y en curso 350 .
348. En su campaa electoral de 1980, Reagan haba ofrecido eliminar el dficit fiscal para el ao 1984. Sin embargo enfrent una seria resistencia a los intentos de reduccin del gasto fiscal tanto por parte de demcratas como de republicanos, y concluy su mandato con el dficit fuera de control. El proceso que condujo a este resultado (la victoria de la poltica sobre la revolucin de Reagan) es narrado por uno de los principales idelogos de la administracin de Reagan, el jefe de presupuesto, David A. Stockman en su libro The Triumph of Politics. Why the Reagan Revolution Failed, Harper and Row, Publishers, Nueva York, 1986. 349. Cuando lleg a la presidencia, ya la legislacin reguladora y sus organismos estaba tan bien consolidada que a pesar de su agresiva poltica de reduccin de la intervencin del Estado en la economa, en ocho aos de gestin no se produjeron cambios significativos. John M. Mendeloff, The Dilemma of Toxic Substance Regulation. How Overregulation Causes Underregulation, MIT Press, Cambridge, 1988, p. 277. 350. Ms all de las diferencias particulares que se presentan en los diferentes pases, y de los obstculos polticos que se han enfrentado para implantar las polticas de ajuste, hay una matriz terica (y valorativa) bsica que sirve de piso comn a todos los procesos de reajuste que se desarrollan en el continente. Es posible encontrar variaciones, an crticas expresas a las posturas ms extremas que se definen a partir de esta matriz terica del pensamiento neoliberal o neoconservador,
Error! No se encuentra el origen de la referencia. El primer experimento sistemtico de reforma de un sistema poltico latinoamericano para ajustarlo a las exigencias de una economa de mercado de acuerdo a la agenda neoliberal lo llev a cabo traumticamente la dictadura de Pinochet en Chile. Con una combinacin de autoritarismo que disciplina el trabajo y reprime toda expresin y/o demanda popular por un lado, y la libertad de accin para el capital por el otro, se busc -y en una significativa medida logr- no slo redefinir las formas de participacin del Estado en la economa, sino igualmente alterar drsticamente tanto el sistema poltico como la cultura poltica del pas. Desde este punto de vista, las otras experiencias autoritarias del continente fueron un rotundo fracaso. Una oportunidad indita para poner a prueba las propuestas neoliberales en torno a la economa y a los sistemas polticos en el resto del continente, sin la necesidad de regmenes abiertamente autoritarios, ni de transformaciones constitucionales, fue la confluencia de la crisis de la deuda externa a comienzos de la dcada pasada y el profundo deterioro de los regmenes polticos de los pases latinoamericanos, en momentos en que haba en la Casa Blanca una administracin con posturas ideolgicas neoconservadoras radicales. El gobierno de Reagan, que por razones polticas internas fue incapaz de imponer en su pas la disciplina fiscal que pregonaba, utiliz su enorme poder en el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, para obligar a los pases latinoamericanos a llevar a cabo las reformas econmicas y polticas de la agenda neoliberal en un muy corto plazo, independientemente del costo social y poltico que esas drsticas polticas de ajuste pudieran tener. A diferencia de lo ocurrido en los pases centrales, esta ofensiva encontr en estos pases slo una limitada resistencia y oposicin por parte de sistemas polticos donde Estado, partidos y sindicatos se encontraban en una profunda crisis de legitimacin. Desde el punto de vista de su impacto sobre los procesos democrticos del continente tanto el contenido de estas polticas de ajuste como los procedimientos mediante los cuales stas son decididas plantean severos problemas. Hay dos que interesa destacar en el presente contexto. En primer lugar -y es a este aspecto al que se le ha prestado ms atencin- estn las implicaciones de estas imposiciones desde el punto de vista de la soberana de los Estados nacionales, y las restricciones en la capacidad de definir sus polticas econmicas con niveles mayores o menores de autonoma. Si el mbito al cual se refieren los regmenes democrticos son las naciones, una reduccin de los mrgenes de autonoma de los Estados nacionales para fijar sus polticas, ciertamente tiene que traducirse en una restriccin de los asuntos sobre los cuales se puede decidir democrticamente 351 . Pero, (..continuacin) y sin embargo sta define o acota el debate. Con frecuencia las referencias a lo social y al papel del Estado son ms concesiones que se hacen como producto del realismo poltico, que dimensiones que estn incorporadas efectivamente dentro del marco del esquema terico que orienta las lneas maestras de las polticas que se impulsan. 351. Este es un asunto en torno al cual se debate hoy en todo el mundo. Los procesos de internacionalizacin y transnacionalizacin de la economa y la expansin acelerada de instituciones polticas supranacionales, no han estado acompaados
Error! No se encuentra el origen de la referencia. hay un segundo aspecto que es an ms significativo desde el punto de vista de los ideales de la democracia. Se trata del intento -presente en estos programas de ajuste- de redefinir las relaciones bsicas entre economa y poltica, de acuerdo a las concepciones neoliberales caracterizadas anteriormente. Cuando simultneamente se plantean como objetivos la reduccin del tamao y las funciones del Estado, la privatizacin de empresas bsicas y servicios pblicos, la eliminacin de los subsidios, la apertura comercial, la liberalizacin de la inversin extranjera, la libre convertibilidad de la moneda, la reduccin de las regulaciones estatales, la reorientacin de las polticas sociales, y la eliminacin de las polticas industriales y de los dficits fiscales, y esto se decide, adems, absolutamente al margen del sistema poltico 352 , obviamente no se est simplemente realizando un ajuste econmico, o dando respuestas coyunturales a una situacin de crisis. Para impedir la repeticin de la situacin del continente en las dcadas anteriores, en las cuales aparecan recurrentemente tensiones y contradicciones entre las dinmicas polticas democrticas y demandas populares por un lado, y las exigencias de la inversin y la acumulacin por el otro, se trata hoy de redefinir a los regmenes democrticos para impedir los "excesos" que ponan trabas a la libre operacin del mercado. Y esto se sintetiza en una formulacin radical de la idea liberal de separar (e independizar) la economa de la poltica. Se reduce as el mbito de la democracia y en general de los sistemas polticos, de manera que no representen una amenaza a la economa. Limitando as el mbito de la democracia, se busca simultneamente su estabilidad y el libre funcionamiento del mercado 353 . Se est llevando a cabo una transformacin de las relaciones bsicas entre Estado y sociedad, entre economa y poltica. Es probable que mirado retrospectivamente, en este perodo de la historia latinoamericana resulten ms significativos (..continuacin) del desarrollo de procedimientos democrticos equivalentes capaces de impedir el surgimiento de dficits democrticos, como se lo llama en el caso del proceso de integracin de la Comunidad Econmica Europea. La ampliacin de los mbitos de operacin de los procesos de toma de decisiones (ya sea por la ampliacin de los espacios geogrficos de toma de decisiones por mecanismos de integracin, ya sea por la presencia de agentes internacionales que operan internamente en los sistema polticos nacionales), no est acompaada por una correspondiente transformacin de los sistemas de participacin democrtica y de accountability que permita que esas transformaciones no se conviertan en una disminucin de la capacidad de los ciudadanos y de sus organizaciones polticas y sociales de incidir sobre el rumbo de los acontecimientos. Esto no implica, desde el punto de vista de la democracia, que sea necesario oponerse a toda ampliacin de los mbitos de toma de decisiones o a toda expresin de la internacionalizacin de la poltica. Pero si implicara la exigencia de que estos procesos estn acompaados, sin rezagos, por la creacin de mecanismos democrticos de participacin y de control. 352. En el caso venezolano, por ejemplo, el contenido de la Carta de Intensin, mediante la cual en 1989 el gobierno se comprometi con el FMI a cumplir con cada una de estas exigencias -como condicin para la renegociacin de la deuda- slo fue conocida por el Congreso Nacional y por la opinin pblica despus de haber sido firmada. (Ver captulo III) 353. Quizs hoy habra que agregar, despus del impacto poltico de los programas de ajuste desarrolladas en el continente, un nuevo trmino al largo listado que ha sido utilizado para adjetivar a las democracias latinoamericanas, el de democracias castradas.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. y duraderos los cambios en los sistemas y culturas polticas que las transformaciones econmicas.
III. AGENTES INTERNOS Y EXTERNOS DE LA TRANSFORMACIN NEOLIBERAL
A pesar del peso determinante de organismos financieros internacionales, en especial del FMI y del BM, en las transformaciones en marcha en el continente 354 , sera un error asumir que se trata simplemente de la imposicin externa de estas polticas sobre gobiernos y dems agentes polticos internos a quienes no les quedara ms remedio que aceptarlas, como consecuencia de la debilidad en la que se encuentran en los procesos de negociacin. A partir de esta interpretacin no se podra dar cuenta de la naturaleza de las alianzas actuantes y de los desplazamientos en las correlaciones de fuerza en estos sistemas polticos. Para aproximarse a la naturaleza de estas alianzas es necesario, en primer lugar, repensar las relaciones entre lo interno y lo externo de los sistemas polticos contemporneos. Para ello son sugerentes las formulaciones de Douglas A. Chalmers quien afirma que ya no es posible mantener las separaciones tradicionales entre factores y actores polticos internos y externos para el anlisis de los sistemas polticos, ya que actores que anteriormente eran concebidos como externos pasan en la actualidad a ser actores que operan al interior de los sistemas polticos nacionales. Propone para ello la necesidad de un enfoque de poltica internacionalizada 355 . Chalmers propone como paso clave el disociar la concepcin de frontera (que se refiere a jurisdiccin legal y autoridad) de la de lmites del sistema poltico (que est relacionada con el poder) 356 .
354. "El gobierno de los EEUU, el FMI, los acreedores privados y muchos otros actores de base internacional, han sido responsables de la promocin de estos cambios. Muchos de ellos, de manera inevitable, estn asumiendo nuevos roles en los procesos que vienen surgiendo. Creo que no sera difcil demostrar que las instituciones financieras internacionales, incluyendo al FMI y el Banco Mundial, hacen bastante ms que imponer condiciones para los prstamos. Al igual que los banqueros, se han constituido en el interior de los procesos donde se producir la toma de decisiones del futuro." Douglas A. Chalmers, "Las dimensiones internacionales de las instituciones polticas latinoamericanas: Un enfoque de poltica internacionalizada", Instituto de Estudios Latinoamericanos e Iberos, Universidad de Columbia. Traducido por Margarita Lpez Maya, diciembre 1992 (mimeo). p. 44. 355. Op. cit. 356. Op. cit., p. 19. "...en general, y sobre todo en Amrica Latina, la nocin de soberana como un derecho jurisdiccional exclusivo dentro de un territorio especfico, no est sujeto a cuestionamiento." "Ahora bien, los lmites del sistema poltico, dentro de los cuales se decide qu leyes y polticas sern adoptadas dentro de las fronteras, es otro asunto. Si queremos identificar aquellas unidades que en interaccin regularmente estructurada, moldean las instituciones y otras cualidades del gobierno, entonces est claro que los lmites del sistema poltico, la "lnea" analtica que trazamos alrededor de estos actores e instituciones, raramente coincide con las fronteras jurisdiccionales, delimitadas legalmente." Op. cit., p. 20.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. Para los grupos econmicos y los tecncratas y polticos de derecha que comparten las concepciones neoliberales de la relacin entre poltica y economa, la debilidad de los agentes polticos tradicionales (burocracia estatal, partidos polticos, sindicatos, gremios) ofrece una extraordinaria oportunidad para pasar a la ofensiva. El que la posicin de debilidad de los gobiernos latinoamericanos en la negociacin de la deuda externa haga "inevitable" el cumplir con las exigencias de los organismos financieros internacionales, lejos de ser percibido como una amenaza a la autonoma nacional, es visto como una situacin propicia para aumentar el poder de estos sectores vis-a-vis los sectores polticos tradicionales. Es sta, probablemente, una razn por la cual los gobiernos latinoamericanos en la actualidad no hacen ningn esfuerzo sistemtico por intentar reducir el peso de la deuda. El mantenimiento de los condicionamientos de los organismos financieros internacionales se convierte en una garanta de que las polticas econmicas -y las relaciones entre economa y poltica- continuarn en la direccin actual. No es tanto que los organismos financieros internacionales por s solos impongan una determinada poltica 357 , sino que, actuando como agentes que tienen una presencia real y permanente en los sistemas polticos latinoamericanos, alteran substancialmente la correlacin de fuerzas internas. Cuentan, adems con poderosas herramientas externas como portavoces oficiales del capital financiero internacional. El reforzamiento de la presencia de estos agentes "externos" en los sistemas polticos latinoamericanos contrarresta el poder de los sectores que se oponen a estas polticas, aumentando as las posibilidades de su xito 358 . En esta misma direccin, est cambiando el carcter de los proyectos de integracin entre los pases del continente. En el pasado la integracin era vista como un mecanismo mediante el cual se poda aumentar la autonoma regional vis-a-vis los pases centrales y las corporaciones transnacionales. En la actualidad muchos de los esfuerzos integradores parecen estar orientados a garantizar que las polticas de ajuste se conviertan en irreversibles. Mediante la insercin en acuerdos internacionales,
357. Aunque puedan imponer severos costos a quienes no estn dispuestos a aceptar una determinada poltica, como es el caso de Cuba y fue el del gobierno de Aln Garca en Per. 358. La apelacin a agentes internacionales tambin ocurre por parte de quienes se oponen a estas polticas, sobre todo en el terreno ambiental y de los derechos humanos. De acuerdo a los temas en debate algunos tipos de organizaciones internacionales pueden desempear papeles ms o menos importantes en los sistemas polticos latinoamericanos. Por ejemplo, en la denuncia de la violacin y en la defensa de los derechos humanos, las organizaciones internacionales de derechos humanos han jugado un papel significativo. En relacin a los asuntos ambientales, particularmente en relacin a la selva amaznica, los grupos ambientalistas internacionales han tenido incidencia interna muy significativa. Pero ninguna de estas acciones o presencias de organizaciones, actores organismos internacionales ha tenido una incidencia tan decisiva como el impacto de los organismos financieros internacionales, cuya influencia ha sido en la determinacin de los lineamientos globales de la poltica econmica y en la transformacin de las relaciones entre el Estado y el mercado y en general entre el Estado y la sociedad.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. se disminuyen las posibilidades de que en el futuro se consideren alternativas por parte de los gobiernos latinoamericanos. Para hacer permanentes estas transformaciones se requiere igualmente que los cambios en las correlaciones de fuerza que ocurren en la actualidad en estos sistemas polticos sean tan irreversibles como sea posible. Para ello se aprovecha la debilidad y limitada legitimidad que tienen en la mayora de los pases del continente los partidos polticos y las organizaciones sindicales, campesinas y gremiales para una intensa ofensiva ideolgica contra partidos y sindicatos. Se introducen normativas legales que restringen la capacidad de negociacin de las organizaciones sindicales y gremiales. Los procesos de privatizacin de las empresas del Estado -ms all de su significado econmico- pueden ser interpretados como producto de la intencin expresa de debilitar, no slo al Estado, sino tambin a los sectores sociales (sindicatos de los sectores pblicos, partidos y burocracia estatal) que tradicionalmente se haban fortalecido en torno a las actividades econmicas del Estado, alterando as la correlacin de fuerzas en la sociedad a favor de la empresa privada 359 .
359. Ver: Jorge Giordani, "La privatizacin en Venezuela: Un destino para los nuevos conversos", Cuadernos del CENDES, No. 17-18 abril-diciembre 1991, p. 301.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. La limitacin de las funciones del Estado y la reduccin del mbito de las decisiones que forman parte de los sistemas polticos son justificadas por el discurso neoliberal con el mito del fin de la accin estatal, como producto inevitable de procesos objetivos que ocurren en todo el planeta: la internacionalizacin de la economa y el fracaso de la intervencin estatal en los procesos econmicos. Esto est acompaado de una formulacin maniquea de acuerdo a la cual el Estado (y la poltica) son expresin de todo lo negativo (clientelismo, corrupcin, ineficacia), mientras el mercado sintetiza todas las virtudes (libertad, creatividad, eficiencia, honestidad). Se oculta con este discurso la gran asimetra existente entre las tendencias actuales de los estados y los sistemas polticos latinoamericanos y la realidad de los pases centrales. Ms all del impacto que los procesos de transnacionalizacin econmica tienen sobre los sistemas polticos de los pases centrales, los Estados nacionales conservan su pleno vigor 360 . Basta una mirada somera a la utilizacin que hacen los gobiernos de los pases centrales de los organismos polticos, financieros y militares internacionales 361 , para defender lo que consideran sus intereses nacionales para reconocer que el discurso del fin de las fronteras y del nuevo orden econmico internacional que funciona libremente de acuerdo a las leyes del mercado est destinado a los pases perifricos, y tiene relativamente poco que ver con la situacin de los pases centrales. Mientras se recomienda (e impone) a los pases perifricos la apertura total de las economas, los pases centrales acentan sus prcticas proteccionistas. Mientras pregonan la inutilidad o incluso el carcter perjudicial de las polticas industriales por parte de los gobiernos latinoamericanos, los gobiernos de los pases centrales invierten miles de millones de dlares en el desarrollo de polticas industriales y tecnolgicas nacionales 362 . Se postula, como alternativa al intervencionismo estatal de los pases latinoamericanos, a los procesos de industrializacin del sureste asitico, a pesar de que en estas experiencias el Estado ha desempeado un papel de direccin ms activo que en cualquier pas latinoamericano con la excepcin de Cuba 363 . Los organismos financieros internacionales exigen, como condicin para la renegociacin de la deuda externa, la apertura agrcola y el cese de las polticas de crdito preferencial para el campo, mientras que en los pases industriales centrales el subsidio estatal
360. En el caso de la Comunidad Econmica Europea, el proceso de integracin no conduce a la limitacin del poder de los Estados, sino a la creacin de nuevas estructuras estatales europeas que asumen muchas de las atribuciones antes desempeadas por los Estados nacionales. 361. Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, Organizacin del Tratado del Atlntico Norte (OTAN), Comisin Internacional de Energa Nuclear, etc. 362. En el caso de los Estados Unidos esto no ocurre como una expresa poltica industrial, sino principalmente como producto de papel desempeado por el gobierno en el desarrollo industrial y tecnolgico asociado con el aparato militar. 363. Alice Amsden, "Liberalization in the Global and Regional Context", conferencia en: Liberalization and its Critics. A Spring Conference, The Jeney Program in Latin American Studies, The New School for Social Research, Nueva York, 6 al 7 de mayo de 1993.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. a la agricultura no slo no disminuye, sino que ha aumentado en los ltimos aos 364 .
IV. REFORMA DEL ESTADO Y NUEVAS FORMAS DE HACER POLTICA
Los procesos de reformas del Estado y reforma de la leyes electorales, actualmente impulsados a lo largo y ancho de Amrica Latina, deben ser examinados cuidadosamente a la luz de los objetivos de este proyecto poltico que es hoy hegemnico en el continente. No hay garanta alguna de que estos procesos de "democratizacin" de los Estados y sociedades latinoamericanos conduzcan efectivamente hacia mayores niveles de democratizacin. El resultado probable de estas transformaciones no es -lamentablemente- independiente de la correlacin de fuerzas ampliamente desfavorable a los sectores populares hoy existente. En base al profundo (y justificado) desprestigio que tienen hoy el Estado, los partidos y los sindicatos en la mayor parte del continente, se postula la necesidad de una nueva forma moderna de hacer poltica: la poltica de los ciudadanos, en oposicin a la poltica tradicional de los partidos. A las formas tradicionales de articulacin organizada de intereses sociales confrontados, se opone la imagen del mercado poltico en el cual cada quien persigue su inters individual 365 . En oposicin a las perversiones del Estado y los partidos se defiende una mitolgica sociedad civil, que abarca indiferenciadamente desde las cooperativas campesinas y las organizaciones populares urbanas, hasta las empresas transnacionales. Sobre el supuesto neoliberal de que la nica amenaza a la libertad reside en el gobierno, se identifica automticamente la reduccin del poder del Estado con un aumento de la democracia. En ausencia de nuevas formas efectivas de organizacin colectiva capaces de representar los intereses de los sectores populares, el debilitamiento de todas las formas organizativas tradicionales no puede sino conducir al aumento de la concentracin del poder en manos del empresariado. En este contexto, ni siquiera las reformas que aparecen a primera vista como ms directamente ligadas a la democratizacin, como los procesos de descentralizacin del Estado, tienen necesariamente un sentido unvoco. Han resultado efectivamente democratizantes las tendencias que han generado fuerzas centrfugas en los
364. De acuerdo a The Economist (12 de diciembre de 1992), en el ao 1991 los subsidios pblicos representaron los siguientes porcentajes del ingreso total de los productores agrcolas en los pases centrales: Comunidad Econmica Europea, 49%; Estados Unidos, 30%; Japn, 66%; Canad, 45%; Suiza, 80%; Finlandia, 71%; Noruega, 77%. Citado en Boletn Agroplan, ao 3, nmero 26, diciembre 1992-enero 1993, Caracas, p. 8. 365. Ver, en especial: James M. Buchanan y Robert D. Tollison (editores), The Theory of Public Choice-II, The University of Michigan Press, Ann Arbor, 1984.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. sistemas polticos, generando polos de poder por lo menos parcialmente autnomos respecto al centro 366 . Pueden alterar las correlaciones de fuerza entre el poder central, regiones y municipios, y provocar el surgimiento de nuevas lealtades, actores y liderazgos. Sin embargo, en el contexto actual, la descentralizacin puede igualmente fragmentar la lucha social, debilitando las organizaciones populares de carcter nacional. Puede conducir a un aumento de la opacidad de los lugares en los cuales se toman decisiones de poltica econmica que resultan trascendentales para el pas como un todo, contribuyendo a su despoli- tizacin 367 . El aumento de la participacin no es sinnimo del aumento de la democracia si de lo que se trata es de una participacin crecientemente despolitizada. Apelando a un discurso sobre el fin de las viejas ideologas y al fin de la historia, el discurso neoliberal niega la posibilidad de que la sociedad pueda incidir democrticamente en la construccin de un orden social deseado 368 . Aqu est en juego no slo el papel del Estado y cambios en los sistemas polticos, estn en cuestin las ideas mismas de poltica y de democracia.
366. El control de la mayor parte de los recursos fiscales por parte de los gobiernos centrales representa una seria limitaciones a la autonoma de las provincias, estados o municipios. Esto es as no slo en casos como el venezolano en el cual recin comienza la transferencia de competencias del gobierno central a los gobiernos de los estados, sino incluso en Argentina que tiene una larga historia de descentrali- zacin estatal. 367. El proceso de eliminacin del gobierno municipal centralizado de la ciudad de Londres (Greater London Council) en 1986, y su sustitucin por pequeos gobiernos locales "ms cercanos a los ciudadanos", por ejemplo, no correspondi a una exigencia democratizante, sino a una imposicin desde el gobierno central -en contra de la voluntad mayoritaria de la poblacin de la ciudad- para lograr una concentracin mayor del poder en manos del gobierno conservador thatcherista, eliminando el balance y contrapoder que representaba el gobierno municipal de Londres en manos de los laboristas. Pequeos gobiernos en cada una de las parroquias de la ciudad no representan ningn reto al gobierno central. 368. No deja de ser paradjico que quienes defiendan esta concepcin quasi naturalista del orden social sean precisamente quienes estn impulsado estrategias polticas -y proyectos gubernamentales coercitivas- orientadas al logro de algunas de las transformaciones polticas y econmicas ms significativas de nuestra poca. No hay aqu consistencia alguna en relacin a la pretendida separacin entre economa y poltica.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. V. CONCLUSIN
Analizar las presentes transformaciones de los sistemas polticos latinoamericanos exclusivamente a partir del proyecto neoliberal -como se hace en este texto- puede resultar reduccionista, atribuyndole a este proyecto poltico una coherencia y un poder excesivos. El propsito del presente trabajo es el de destacar que, ms all de los otros factores condicionantes de este proceso -entre los cuales tiene un peso central el agotamiento de un modelo de Estado y de poltica que fue predominante durante las ltimas dcadas- nos encontramos, igualmente, en presencia de un proyecto poltico expreso que tiene por objetivo la realizacin del modelo de sociedad representado por la utopa neoliberal. Uno de los xitos ms notables del neoliberalismo en el continente ha sido la medida en que ha logrado imponer la idea de que estos procesos de cambio son una especie de fenmeno natural, haciendo desaparecer del campo de la reflexin a los agentes econmicos y polticos que actan decisivamente en su orientacin. Slo en la medida en que reconozcamos el peso de este proyecto poltico expreso en las transformaciones y de las decisiones que se estn tomando, podremos desmitificar su pretendido carcter natural y responder en el terreno poltico. Hoy est suficientemente claro que no es posible regresar a las formas de intervencin del Estado y a las formas clientelares y paternalistas (y poco democrticas) de la poltica que predominaron en el continente en las ltimas dcadas, y que han entrado definitivamente en crisis. Pero la nica respuesta no puede ser la pretensin neoliberal de poner fin tanto a la poltica como a la democracia.
Sin utopa la vida sera un ensayo para la muerte
Joan Manuel Serrat
**VI. DEMOCRACIA LIBERAL, MODERNIZACION Y UTOPIA
Error! No se encuentra el origen de la referencia.
I. LA REVALORIZACIN DE LA DEMOCRACIA EN AMERICA LATINA
La idea de democracia siempre ha tenido una dimensin utpica. A la democracia se han asociado los valores y las aspiraciones a la igualdad, libertad, soberana, equidad, justicia, participacin, solidaridad. Es esta dimensin utpica, esta proyeccin hacia un posible futuro mejor lo que ha hecho de la democracia una idea-fuerza a nombre de la cual se han dado histricamente las luchas sociales por superar las inconsistencias entre los postulados normativos de la democracia, y sus limitaciones reales 369 . Estas luchas han producido enormes transformaciones en las sociedades capitalistas democrticas, incorporando nuevos derechos individuales mediante sucesivas ampliaciones y reinterpretaciones de los derechos tericamente garantizados en los regmenes democrticos 370 . El horizonte que gui a la oposicin en los pases del Este europeo fue la idea de democracia. En Amrica Latina, la democracia ha sido una aspiracin secular de superacin de los regmenes de fuerza y violencia que han predominado como forma de dirimir los asuntos polticos. Es precisamente ese significado utpico de la democracia (utpico en el sentido de horizonte normativo, de un deber ser alcanzable a nombre del cual se juzga y se pretende transformar lo existente), lo que ha llevado al pensamiento conservador y neoconservador, desde Schumpeter a nuestros das a los sucesivos esfuerzos por redefinir la idea de democracia, mediante la amputacin de esa dimensin, considerada como una amenaza subversiva al orden existente. Se trata de la negacin de la
369. A nombre de la utopa poltica como verdad absoluta, o como razn de la historia se han cometido los ms brutales atropellos. Ver: Fernando Savater, "La utopa entre la ilusin y el cinismo", Tiempo de Historia, Vol. VIII, nmero 88, Madrid, 1982. La nocin de utopa no es utilizada en este texto en esa connotacin fuerte de un orden social ideal o perfecto, a nombre del cual tiene sentido cualquier sacrificio del presente, sino en su acepcin dbil, utopa como un horizonte normativo que permite juzgar lo existente y explorar las posibilidades de su transformacin. Hoy se descalifica como ideolgico o como utpico todo aquello que se presenta como alternativo al estado de cosas existente. Por el contrario, los proyectos de futuro que se basan en la acentuacin de las tendencias homogeneizantes de un mercado mundial nico y de una sola cultura universal (la occidental), son considerados como expresin del ms sano realismo y pragmatismo poltico, como producto del reconocimiento no ideolgico, sino objetivo y cientfico de la realidad. 370. Ha sido apelando al postulado democrtico de la igualdad, por ejemplo, como se conquist el derecho al voto para los no propietarios y posteriormente para las mujeres, en las sociedades capitalistas liberales. Para una discusin sobre las formas en las cuales la apelacin a derechos tericamente garantizados y sus sucesivas reinterpretaciones ha servido de base para la lucha por la ampliacin de los derechos individuales en dichas sociedades, ver: Samuel Bowles y Herbert Gentis, Democracy and Capitalism (Property, Community, and the Contradictions of Modern Social
Error! No se encuentra el origen de la referencia. democracia como logro sustantivo, como referida a alguna nocin del bien comn, para recortarla a lo estrictamente procedimental. Es esta la concepcin de la democracia que gira en torno al tema de la gobernabilidad, la idea de acuerdo a la cual los problemas polticos de nuestros tiempos son consecuencia de la sobrecarga de demandas que se le hacen a los Estados y a los sistemas polticos, como consecuencia de la existencia de demasiada democracia, y de una idea de democracia que aspira a la equidad, la justicia y la soberana popular. De acuerdo a esta lgica, slo una democracia depurada de las expectativas poco realistas que conducen a una carga excesiva de demandas, es compatible con la estabilidad poltica y con el libre despliegue de las potencialidades del mercado. Es tal la transformacin de la idea de democracia que se ha dado en las ltimas dcadas, como consecuencia del progresivo desprendimiento de sus dimensiones utpicas y normativas, que hoy podramos hablar de una nueva especie, la democracia neoliberal, en la que el campo de lo poltico est estrictamente acotado, y la economa y el mercado tienen incuestionable hegemona como criterios organizadores de la sociedad. Los electores tienen poco que escoger, porque los asuntos fundamentales se dirimen en el terreno econmico y estn, por lo tanto, fuera del mbito de la poltica. Es la democracia referida -como sealara Schumpeter- al cambio pacfico de gobiernos electos. Este modelo de democracia neoliberal, a la cual se le han progresivamente cercenado la mayor parte de sus dimensiones normativas, tiende a convertirse en la idea misma de democracia en el continente. Precisamente, en el momento, en que por primera vez en Amrica Latina en casi todos los pases hay regmenes democrtico-representativos, la democracia tiende a transformarse de una idea-fuerza capaz de incidir en la transformacin de la sociedad, de una meta a lograr, en una antiutopa, a nombre de la cual se afirma lo existente como lo nico factible y se excluye la posibilidad de todo cambio significativo del orden existente. En los debates intelectuales y polticos actuales en el continente, la idea de democracia tiende a subsumirse en la democracia realmente existente como modelo de lo que es y puede ser la democracia. No hay que luchar por el logro del ideal de la democracia, ya que la democracia estara encarnada en los actuales regmenes polticos de estos pases. El compromiso o lealtad de la poblacin con esta idea y prctica amputada de democracia es limitada, y no podra esperarse otra cosa. Esto es as, especialmente en los pases en los que no hay memoria reciente de regmenes militares con los cuales comparar el mayor respeto a los derechos humanos existente an en los gobiernos democrticos ms limitados. Esta precariedad del compromiso democrtico se observ con claridad en Venezuela cuando despus de 35 aos de gobiernos electos, una alta proporcin de la poblacin expres su acuerdo (si bien pasivo), al intento de golpe militar de febrero de 1992, aunque desconoca casi por completo a los autores de la intentona y sus intenciones polticas. Para preservar la viabilidad y (..continuacin) Thought), Basic Books, New York, 1986.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. estabilidad de los regmenes democrticos en el continente -algo que no est de ninguna manera garantizado-, y recuperar la idea de democracia como algo a conquistar, como un horizonte de un futuro mejor posible para la sociedad, es tarea prioritaria del pensamiento crtico el contribuir a una necesaria reconstruccin de la idea de democracia. Esta reconstruccin pasa por un cuestionamiento de las concepciones y prcticas de la poltica, del papel del Estado y de la democracia que se han impuesto con la creciente hegemona del pensamiento neoconservador y neoliberal contemporneo. Es necesario recuperar la legitimidad del mbito de lo poltico como un espacio constitutivo de la vida en sociedad, no como rincn en el cual se decide sobre asuntos de importancia decreciente. Para ello, la crtica a los modelos polticos neoconservadores/neoliberales es un paso necesario, pero no suficiente. Es igualmente indispensable desentraar y someter a la crtica algunos supuestos centrales del pensamiento liberal, an del pensamiento liberal ms democrtico 371 . Slo entonces ser posible avanzar en la construccin de una teora y prctica de la democracia que sea capaz tanto de incorporar los fundamentales aportes de la tradicin liberal, como de superar sus profundas limitaciones. El pensamiento de izquierda latinoamericano, despus de dcadas de desconfianza en relacin a la llamada democracia burguesa, entendida sta como instrumento de la clase dominante para legitimar su dominacin y preservar la exclusin de las mayoras, ha revisado con profundidad estas evaluaciones. Este proceso comenz en los pases del Cono Sur, como consecuencia del profundo y prolongado trauma vivido durante los regmenes militares dictatoriales de las dcadas de los 70 y los 80. Como lo seala Lechner en su ya clsico anlisis 372 , el impacto de esta experiencia en polticos e intelectuales de izquierda, que haban descartado por tanto aos la democracia liberal como mera formalidad, llev a profundas autocrticas y a un reconocimiento de los mecanismos de la democracia como algo que va mucho ms all de lo meramente procedimental 373 .
371. Existen diferencias fundamentales al interior de lo que globalmente puede ser caracterizada como la tradicin liberal. Es especialmente significativa la distancia entre la vertiente liberal no-democrtica (Hobbes, Locke, Schumpeter, Hayek), y el pensamiento liberal democrtico que tiene su origen en la obra seminal de J. S. Mill. Ver: C.P. Macpherson, La teora poltica del individualismo posesivo. De Hobbes a Locke, Editorial Fontanella, S.A., Barcelona, 1970. Hay, sin embargo, algunos aspectos que son comunes a esta tradicin y que tendran que ser repensados hoy desde el punto de vista de la teora democrtica, especialmente en el mundo no europeo. 372. Norbert Lechner, "De la revolucin a la democracia. El debate intelectual en Amrica del Sur", Opciones, mayo-agosto 1985, Santiago de Chile. 373. La caracterizacin que hizo Lechner sobre Amrica del Sur es crecientemente aplicable al conjunto de Amrica Latina. Como consecuencia tanto de la influencia de la rica produccin terico-poltica sobre los procesos de transicin y de reelaboracin de las concepciones dominantes sobre la democracia que se produjo en el Cono Sur, como de los callejones sin salida a los cuales estaba conduciendo la experiencia de la lucha armada, en Centroamrica los movimientos revolucionarios fueron llegando a conclusiones similares a las de los intelectuales del Cono Sur, aos atrs. En los casos de Nicaragua y El Salvador, esto tuvo que ver con el
Error! No se encuentra el origen de la referencia. Esta revaluacin de la democracia representativa ha tenido consecuencias ambiguas desde el punto de vista tanto del presente y futuro de la democracia, como de la teora democrtica en el continente. Por un lado, ha colocado el tema de la democracia en el centro de la preocupacin poltica e intelectual del continente. Se valora la profunda distancia existente entre la experiencia de las democracias ms limitadas y los gobiernos dictatoriales. Es la superacin de la idea de la poltica como guerra, en la cual los sectores polticos victoriosos imponen su voluntad a los derrotados. Es la concepcin de la poltica democrtica como proceso de construccin de consensos, de acuerdo al cual la instauracin y consolidacin democrtica requiere la accin concertada, negociada de los actores y organizaciones sociales. Es la valoracin del profundo significado que tiene el respeto a los derechos humanos bsicos como el derecho a la vida, la libertad de expresin de organizacin y reunin. Es el reconocer la posibilidad de transformaciones no revolucionarias, pero no por ello no significativas, de la institucionalidad de los regmenes polticos democrticos, como la descentralizacin estatal, que han creado otros espacios a la lucha poltica, con mecanismos democrticos de gestin y participacin, de posibilidades todava slo comenzadas a explorar en la perspectiva de la democratizacin de la democracia. Y sobre todo, es el reconocimiento de que la violencia -a la cual conduce la nocin de la poltica como guerra- genera ms violencia, produciendo un ciclo ascendente cuyo desenlace no es predecible. Y sin embargo, no todo puede ser evaluado en trminos positivos, desde el punto de vista de las posibilidades de la profundizacin de la democracia. En la revalorizacin del pensamiento liberal en torno a la democracia en el continente ha predominado una identificacin acrtica de los supuestos bsicos de la tradicin liberal con la idea misma de democracia. La aceptacin de la democracia en estos trminos implica asumir la imposibilidad de cambios en las relaciones polticas y econmicas bsicas de la sociedad y es, al menos parcialmente, una consecuencia de los fracasos de los intentos de construccin de una sociedad mejor, identificada con los ideales del socialismo. De efectos ms duraderos que las derrotas polticas y militares de los movimientos populares que culminaron con la instauracin de los regmenes militares del Cono Sur, ha sido el consecuente desarme terico e ideolgico de los sectores crticos latinoamericanos, y las mutaciones culturales bsicas ocurridas en estas sociedades. Refirindose a Chile, Lechner caracteriza estas mutaciones culturales en los siguientes trminos:
"Emerge un nuevo individualismo que simple voyeur de la vida social se retrotrae a la intimidad de lo privado. En el caso de Chile es notorio cmo la privatizacin econmica se ha desdoblado en una verdadera privatizacin de los individuos, que pasan de los asuntos pblicos a un acomodo personal a las oportunidades y desafos. Tal privatizacin fomenta actitudes racionales y creativas en el mbito individual, pero irresponsables en relacin a los bienes pblicos. Se extiende un clculo costo-beneficio utilitarista que (..continuacin) reconocimiento de la imposibilidad de una victoria militar contra gobiernos (El Salvador) o movimientos armados de oposicin (Nicaragua) que contaban con el apoyo militar abierto de los Estados Unidos.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. desconfa de todo compromiso colectivo. La misma tica deja de ser una normatividad comn para restringirse a la esfera de la consciencia individual." 374
De la interpretacin que se haga de las condiciones y procesos que condujeron a estas transformaciones depende en una importante medida la posibilidad de pensar o no en opciones a estos modelos culturales y polticos que se han venido generalizando en el continente. En el debate del Cono Sur ha predominado una interpretacin en la que se destacan los aspectos positivos de los nuevos procesos democrticos del continente, la "revalorizacin de la secularizacin" de la poltica, la desvinculacin de la "legitimidad de la verdad", la "descarga" de una poltica "sobrecargada", un "cierto descompromiso con los valores, motivaciones y afectos involucrados", el "llamado al realismo", la reaccin en contra de una "posicin principista, contra una visin heroica de la vida y un enfoque mesinico del futuro", la concepcin de "la poltica como el arte de lo posible" 375 . De la poltica concebida como guerra y la confrontacin entre proyectos societales antagnicos y excluyentes, se habra pasado a las "rupturas pactadas" y a procesos de creacin de consensos mediante el reconocimiento del "otro" y no el intento de su destruccin: Se habra instaurado as, un orden poltico "moderno". Es posible, sin embargo una interpretacin en la cual sean otros los aspectos que se destaquen de las transformaciones polticas ocurridas en el continente 376 : la derrota de los proyectos polticos y movimientos populares transformadores, el
374. Norbert Lechner, "Los nuevos perfiles de la poltica. Un bosquejo" Nueva Sociedad, Nmero 30, marzo-abril 1994, p. 43. 375. Norbert Lechner, "La democratizacin en el contexto de una cultura postmoderna", Documento de Trabajo, Programa FLACSO Santiago, nmero 292, abril, 1986, pp. 7-8. En oposicin a la experiencia conflictiva que condujo a la ruptura de los regmenes democrticos del Cono Sur, Lechner destaca la relacin entre secularizacin y consolidacin democrtica, en los siguientes trminos: "El llamado a una secularizacin de la poltica puede apoyarse en una cultura postmoderna en tanto sta implica cierto desvanecimiento de los afectos, propiciando una conducta "cool" e irnica. En este sentido, la "moda" internacional contribuye a enfriar la carga emocional de la poltica, disminuyendo las presiones y, por lo tanto, permite al mbito poltico adquirir ms autonoma. Tales tendencias probablemente favorezcan una consolidacin democrtica en nuestro continente." op. cit., p. 10. 376. Los cambios de los sistemas polticos latinoamericanos de los ltimos aos no pueden entenderse si se hace abstraccin de los proyectos polticos expresos destinados a limitar o acotar los mrgenes de la accin poltica de las mayoras. En palabras de Hinkelammert: "Muchas veces se piensa la recuperacin de la democracia en trminos de un simple retorno a la situacin existente antes de la crisis. Sin embargo, las dictaduras de Seguridad Nacional han transformado tan profundamente las sociedades de Amrica Latina en sus dimensiones econmicas, sociales y polticas, que un retorno simple parece imposible. Estas dictaduras han estructurado las sociedades tan exclusivamente sobre el inters de las minoras internas y del centro imperial externo, que hoy existe una incompatibilidad evidente entre estas estructuras y cualquier tipo de democracia liberal. (...) Por lo tanto, cualquier redemocratizacin slo podr funcionar, si soluciona esta crisis de una manera distinta a como intentaron las dictaduras de Seguridad Nacional. Resalta as la importancia del problema econmico y su solucin. Hay que solucionar el problema econmico de las mayoras para poder tener un rgimen poltico basado en las mayoras. (...) Ningn ilusionismo o utopismo democrtico podr cambiar este hecho: la democracia posible es aquella que es capaz de generar estructuras econmicas que
Error! No se encuentra el origen de la referencia. agotamiento del socialismo como imaginario de futuro capaz de convertirse en bandera de lucha, y la creciente hegemona del proyecto no slo econmico y poltico, sino civilizatorio del neoconservadurismo/neoliberalismo, que como fin de la historia, se presenta como el nico orden social concebible. La poltica como guerra, como confrontacin entre propuestas excluyentes, se supera no porque todos los actores del sistema poltico asuman reglas democrticas de convivencia, sino porque algunas de las opciones en juego fracasaron y se acotaron estrechamente, por la fuerza cuando fue considerado necesario, los lmites de lo posible. No han desaparecido los intereses sociales enfrentados, la injusticia, la exclusin, las profundas desigualdades sociales, la distribucin asimtrica del poder, la opresin, ni la ausencia de autonoma y autodeterminacin. Lo que tiende a desaparecer en esta cultura poltica secularizada y descomprometida con los valores es la dimensin utpica/normativa, el rechazo tico a esas condiciones, y sobre todo la capacidad de imaginar siquiera que es posible cambiar este orden social injusto 377 . El pensamiento crtico latinoamericano tiene aqu una responsabilidad y un reto. Cmo revindicar radicalmente la idea de democracia como medular para el mejor orden social posible y a la vez cuestionar con similar radicalidad la pretensin del pensamiento hegemnico actual de reducir la idea de democracia a su versin liberal o neoliberal realmente existente? 378 Las herramientas tericas del pensamiento crtico latinoamericano devienen en utensilios romos si ste no es capaz de trascender la crtica al neoliberalismo/ neoconservatismo y si no aborda igualmente el cuestionamiento de algunos de sus fundamentos en el pensamiento liberal clsico, para superar unos lmites ya estrechos y desarrollar un pensamiento postliberal en torno a la democracia.
II. LA SEPARACIN LIBERAL ENTRE LO PBLICO Y LO PRIVADO, Y ENTRE ECONOMA Y POLTICA
La separacin liberal entre lo pblico y lo privado, es producto de un contexto histrico en el cual individuos, familias, (..continuacin) funcionen en favor de los intereses de las mayoras." Franz Hinkelammert, Democracia y totalitarismo, Departamento Ecumnico de Investigaciones Sociales, San Jos, 1987, pp. xi-xii. 377. Expresin de ese descompromiso tico ha sido el desplazamiento de la idea de igualdad en el lenguaje poltico. La igualdad ha sido uno de los valores bsicos asociados histricamente a la idea de democracia, y sin embargo est prcticamente desapareciendo del discurso poltico continental actual en torno a la democracia. En su lugar aparece la pobreza y las polticas sociales destinadas a reducir la pobreza crtica. La acentuacin de las desigualdades va dejando de tener una connotacin tica negativa. 378 . Ver Jorge Vergara, "Crtica latinoamericana al neoliberalismo: Accin comunicativa y desarrollo del pensamiento crtico en Amrica Latina", en Edgardo Lander (editor), Modernidad y universalismo, UNESCO, Editorial Nueva Sociedad, Rectorado de la Universidad Central de Venezuela, Caracas, 1992.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. y las nacientes (y por ende, dbiles) unidades mercantiles buscan liberarse de las limitaciones impuestas por un Estado absolutista. En la medida en que las amenazas a la libertad del individuo son vistas como provenientes exclusivamente del Estado, lo privado es considerado como el mbito de la realizacin de la libertad humana, el terreno a desarrollar y proteger de la accin del Estado. Sin embargo, los procesos de concentracin del capital de los ltimos ciento cincuenta aos han alterado radicalmente esta ecuacin. En el mbito privado han crecido enormes concentraciones de poder econmico y poltico, nacional e internacional 379 . Muchas dimensiones del espacio entendido como privado en el pensamiento liberal clsico (asociado al ejercicio de la propiedad privada) dejan de ser, en un sentido ms amplio, espacios privados al transformarse en espacios en los cuales ocurren y se dirimen asuntos de prioritario inters colectivo 380 . Una teora de la democracia que dirija su mirada exclusivamente al campo de lo pblico (entendido esto en los trminos liberales clsicos), y obvie las amenazas y restricciones a la libertad humana que tienen origen privado, as como el peso societal creciente de las decisiones privadas, no puede dar cuenta de la realidad de las sociedades contemporneas. El esquematismo y hasta maniqueismo en el manejo de la oposicin Estado/mercado, y la identificacin tan frecuente en los debates contemporneos de toda la extensin de lo privado con la idea de sociedad civil en oposicin al Estado, demuestra la medida en que el pensamiento poltico ha permanecido anclado en condiciones histricas y sociales radicalmente diferentes a las actuales. Los lmites liberales entre lo poltico y lo econmico producen una tajante reduccin de la soberana popular, al negar de antemano la posibilidad de afectar, mediante procedimientos democrticos, an por la ms amplia mayora, las relaciones de produccin y la distribucin de la propiedad 381 , as como el debate y la decisin democrtica en torno al rumbo y a las
379. "En armona con el principio democrtico de que aquellos que toman las decisiones deben ser responsables ante el pueblo afectado por ellas, era lgico que los tericos del siglo XVIII y XIX pensaran que lo poltico inclua nicamente al Estado. No haba motivos para suponer otra cosa, ya el Estado que era la nica institucin organizada poseedora de suficiente poder de decisin como para gravitar en grandes ncleos o en la sociedad entera. Pero se hace difcil entender que se siga creyendo lo mismo en la actualidad, cuando nos vemos ante enormes y poderosas instituciones no oficiales cuyas decisiones rivalizan, en poder y alcances, las del Estado." Peter Bachrach, Crtica de la teora elistista de la democracia, Amorrortu Editores, Buenos Aires, 1973 (1967), p. 121. 380. En las sociedades democrticas liberales, los lmites entre lo pblico y lo privado, no han presentado histricamente deslindes tan claros como los existentes en la teora. Estos se han convertido en objeto de pugnas polticas y sociales. Como ejemplo de esto, Anne Phillips seala la regulacin creciente sobre mbitos tan privados como los lugares de trabajo y sobre la vida sexual en el matrimonio, prohibiendo la violacin de la mujer por el esposo. Ver: "Must Feminists Give Up on Liberal Democracy?", Political Studies, Vol. XL, Nmero especial, 1992, p. 73. 381. En palabras de Hinkelammert, "La democracia liberal es ambivalente. Como democracia formal es abierta a la transformacin, incluso de las relaciones de
Error! No se encuentra el origen de la referencia. prioridades, al para qu, de la actividad econmica. Este deslinde debe ser igualmente repensado si se quiere dar cuenta de los cambios que estn ocurriendo en lo poltico y en la poltica. De lo contrario, habr que aceptar como inevitable, junto con el fin de la ideologas y el fin de la historia, el fin de la poltica. Un lcido texto reciente de Lechner sirve para ilustrar estas dificultades.
"El significado de la poltica moderna consiste ...sobre todo en la construccin deliberada del orden social. Esta concepcin "constructivista" se opone no slo a los principios divinos y tradiciones sacralizadas, sino a visiones "naturalistas" del orden dado como las encontramos hoy en da. El trasfondo histrico permite vislumbrar las transformaciones en marcha. La poltica deja de ser el lugar privilegiado de la produccin de la sociedad por ella misma en la medida en que las consecuencias imprevistas de la accin poltica hacen dudar de la construccin deliberada". 382
No ser que la construccin de la sociedad por s misma adquiere hoy formas diferentes a las modalidades polticas asociadas histricamente a la idea de democracia? No es posible hablar hoy de la construccin, ms deliberada que nunca, de un sistema planetario del mercado universal? No es acaso esta construccin un proceso en el que se utilizan poderosos recursos econmicos y polticos, comunicacionales e institucionales -y si es necesario militares- para doblegar toda resistencia 383 . El que ste no sea un proceso de construccin democrtico no altera ese hecho fundamental. Al aceptarse las separaciones liberales entre pblico y privado, y entre economa y poltica, termina por asumirse una naturalizacin de las relaciones sociales con lo que se saca del mbito de la reflexin crtica -del terreno de lo que se considera que son las opciones humanas- a los procesos econmicos y tecnolgicos, lugares privilegiados de construccin de relaciones (..continuacin) produccin. Como democracia burguesa, tiene contenido socio-econmico unvoco. Sin embargo, la misma ambivalencia de la democracia formal es solamente aparente. Al suponer una clara distincin entre poder poltico y sociedad civil, presupone de hecho el carcter burgus de la sociedad. Solamente as el poder poltico puede pasar de un partido a otro, sin que sea afectado el dominio de la clase dominante. Esta tiene que ser generada, por lo tanto, en la sociedad civil, y no a travs de las elecciones del poder poltico." Franz Hinkelammert, Op. cit. p. 220. 382. Norbert Lechner, "Los nuevos perfiles de la poltica. Un bosquejo", op. cit., p. 35. 383. El paso reciente ms significativo en la construccin deliberada de ese nuevo orden universal lo constituye la culminacin del largo proceso de negociaciones del GATT, y la creacin del nuevo Organismo de Comercio Internacional, en los cuales los Estados Unidos, la Unin Europea y Japn impusieron su visin de como debe funcionar la economa mundial al resto de los pases. Estos acuerdos abarcan incluso "...temas que no estn directamente relacionados con el comercio internacional sino que caen dentro del proceso decisorio nacional e implican opciones que deberan ser de competencia del poder de decisin autnomo de los Estados y sus pueblos.", Red del Tercer Mundo, La Organizacin Mundial de Comercio. Comercio y medio ambiente, abril de 1994 (documento distribuido a travs de la red electrnica Chasque del Uruguay). Estos acuerdos legalizan las sanciones comerciales como nuevos instrumentos en manos de los pases industriales para imponer sus criterios al resto del mundo, complementando as el arsenal de recursos anteriormente disponibles a travs de los organismos financieros multilaterales.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. sociales en las sociedades contemporneas 384 . En palabras de Lechner:
"Las decisiones polticas son delimitadas por los equilibrios macroeconmicos que representan, ms que un indicador, un verdadero principio normativo que fija lmites rigurosos a la intervencin poltica. Resulta saludable, sin duda, que la poltica no pretenda dirigir el proceso econmico y, por el contrario, respete las lgicas propias de otros mbitos; pero la poltica tiende a deslindar responsabilidades, a tal grado que es menester preguntarse a que responde la poltica en definitiva." 385
Los equilibrios macroeconmicos parecen adquirir el carcter de una realidad objetiva, autnoma, ajena a toda intervencin humana. Para avanzar hacia la meta del mercado capitalista nico y de la universalizacin homogeneizadora de la cultura del consumo occidental, no se requiere hoy de un modelo constructivista del orden social, ni siquiera de un proyecto poltico expreso. Basta con pensar la sociedad como una dinmica autoreguladora con un espacio muy acotado para la poltica. Dada la enorme inercia, y la desmedida concentracin de poder y de recursos que son utilizados en la direccin de la universalizacin, no se requieren sino puntuales, y no por eso menos eficaces, intervenciones polticas y/o militares 386 . Al no percibirse las transformaciones en las formas de hacer poltica, y en los lugares en los cuales se toman las decisiones, se confunde su desplazamiento con una reduccin del mbito de la poltica. No hay propiamente una reduccin del mbito de la poltica, sino una reduccin del espacio de la democracia. Son cada vez ms las decisiones polticas transcendentes, nacionales e internacionales -decisiones capaces de incidir voluntariamente en la construccin del orden social- que se toman al margen de los procedimientos democrticos 387 . Hay un desplazamiento de la poltica, en la medida en que las principales
384. Ver: Edgardo Lander, La ciencia y la tecnologa como asuntos polticos. Los lmites de la democracia en la sociedad tecnolgica, Editorial Nueva Sociedad, Fondo Editorial de la Asociacin de Profesores de la Universidad Central de Venezuela y Facultad de Ciencias Econmicas y Sociales de la Universidad Central de Venezuela, Caracas, 1994. 385. Op. cit., p. 37. 386. Lo abiertamente poltico y militar siempre est presente como posibilidad en el caso de que los mecanismos econmicos y tcnicos no sean efectivos: Bloqueo a Cuba, apoyo a los Contras en Nicaragua, Invasin de Panam, Guerra del Golfo, las coordinaciones polticas de los jefes de Estado del Grupo de los Siete, y sanciones, o amenazas de sanciones por parte del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. 387. Los actuales procesos de internacionalizacin de la economa y la poltica estn amenazando radicalmente algunos de los supuestos bsicos de la idea de democracia, al alterar el significado de la unidad bsica del ejercicio de la democracia: el Estado-nacin, poniendo en cuestin la idea de soberana nacional. (Ver: Jos Luis Pineyro, "El neoliberalismo y la soberania nacional en America Latina", Sociolgica, Vol. 7, nmero 19, mayo-agosto 1992). De acuerdo con David Held y Anthony McGrew, este contexto global impone retos al significado y viabilidad de la poltica democrtica en tres reas: 1) el mbito y la capacidad reguladora del Estado, 2) la responsabilidad y accountability con sus comunidades regionales y tnicas y con sus movimientos sociales, y 3) la relacin entre soberana, democracia y la comunidad poltica territorial. ("Globalization and the Liberal Democratic State", en Government and Opposition, Vol. 28, nmero 2, primavera, 1993). De acuerdo a Held, estas transformaciones hacen necesaria una nueva agenda para la teora
Error! No se encuentra el origen de la referencia. decisiones son tomadas en otros lugares. Estas transformaciones aparecen como reducciones del mbito de lo poltico y de la poltica porque ms y ms decisiones se desplazan al terreno que la teora liberal separa como lo privado (en oposicin a lo pblico), y lo econmico (en oposicin a lo poltico), y porque se naturalizan esos mbitos privados y econmicos, al afirmar que el mercado mundial y las exigencias de la competitividad son los parmetros objetivos a los cuales hay que -necesariamente- someterse.
III. PRETENSIONES UNIVERSALISTAS Y EL CONCEPTO LIBERAL DE CIUDADANA.
De especial importancia para los debates contemporneos sobre la democracia es la crtica feminista al liberalismo, que introduce un agudo cuestionamiento al modelo universal de sujeto de la democracia postulado por el pensamiento liberal. En la construccin abstracta del individuo, "...se ha construido un universalismo sexualmente definido, definiendo lo masculino como lo universal." 388 . Lo esencial de esta crtica es la caracterizacin del modelo de democracia liberal como producto de unos supuestos culturales especficos que reflejan la prioridad que en la historia particular de Occidente se le ha dado a los valores asociados a la produccin, al trabajo, al desarrollo, al progreso. El individualismo abstracto es una abstraccin de una realidad social, y esta realidad social es la sociedad capitalista de mercado 389 . Si ello es as, que significan las nociones de democracia liberal cuando son trasplantadas, a veces por la fuerza, a otros contextos culturales? La tradicin liberal, que reivindica para si el enorme avance que signific el respeto a la individualidad y el pluralismo, ha sido histricamente incapaz de traducir ese respeto de la diversidad, en un genuino reconocimiento de la pluralidad cultural. Se reconoce la diversidad entre individuos, en la medida en que los sujetos asuman lo esencial de los supuestos (con pretensiones universales) sobre el individualismo posesivo 390 que estn en la base del pensamiento liberal. Priorizando ante todo el desarrollo del individuo, la teora poltica liberal excluye toda idea de comunidad y de derechos que no sean los de los individuos, ya que los grupos y comunidades no son concebidos ms que como agregados de individuos 391 . Los derechos en la tradicin liberal son exclusivamente derechos (..continuacin) democrtica, que se desprenda del foco exclusivo en comunidades particulares y el Estado-nacin. (David Held, "Democracy: From City-State to a Cosmopolitan Order", en Political Studies, nmero 40, nmero especial, 1992). 388. Carol Pateman, The Problem of Political Obligation. A Critique of Liberal Theory, Polity Press, Cambridge, 1985 (1979), p. 189. El problema no se limita, como ha aparecido en mucha luchas feministas, a la igualdad de derechos. La igualdad dentro de los supuestos del pensamiento liberal implica la adaptacin de la mujer al modelo masculino de ser humano. 389. Carol Pateman, op. cit., p. 25. 390. C.P. Macpherson, op. cit. 391 . Frances Svensson, "Liberal Democracy and Group Rights: The Legacy of
Error! No se encuentra el origen de la referencia. individuales, "...no hay lugar para el concepto de comunidad como una entidad poltica legtima", y se asume que la "...base del Estado democrtico reside en el consentimiento individual, no en el consentimiento y la cooperacin comunitaria." 392 El pensamiento liberal es profunda y radicalmente eurocntrico, y difcilmente puede dejar de serlo 393 . Qu significa la idea de democracia sostenida sobre el supuesto de la existencia de sujetos individuales autnomos en contextos culturales en los cuales las relaciones entre individuo y comunidad son sustancialmente diferentes a los existentes en la experiencia europea? La democracia liberal es universalizable slo mediante la imposicin del modelo econmico-cultural de Occidente a las otras culturas del planeta, como parte de un proceso de homogeneizacin cultural que tiende a hacer desaparecer toda diferencia cultural substantiva 394 . Modernizacin forzada, desarrollo y democracia liberal estn unidas en este proceso de universalizacin. De acuerdo al imaginario del desarrollo 395 la sociedad industrial moderna de los pases occidentales representa el futuro hacia el cual (..continuacin) Individualism and its Impact on American Indian Tribes", Political Studies, Vol. XXVII, nmero 3, septiembre 1979, p. 426. Refirindose al caso de los Estados Unidos, Svensson formula el problema en los siguientes trminos: "El mundo social de la teora individualista est poblado por individuos separados cuyos intereses se agregan a los de otros en bsqueda de concepciones cambiantes del propio inters. Slo los individuos se conciben como portadores de derechos y como sujetos de exigencias. Los grupos son meramente agregados de individuos cuyo status ante la ley y en la poltica reside, no en su identidad colectiva, sino en los derechos e intereses de los individuos de los que estn compuestos." Op. cit., p. 421. 392. Frances Svensson, op. cit., p. 426. 393. Ver: Bhikhu Parekh, "The Cultural Particularity of Liberal Democracy", Political Studies, Vol. XL, Nmero especial, 1992. La concepcin del ciudadano y del individuo propios de la tradicin liberal se ha expresado en la historia de los derechos humanos en la organizacin de las Naciones Unidas. La Declaracin Universal de los Derechos del Hombre (1948) define los derechos humanos en base a esta tradicin, asociada a lo que Isaias Berln llama la libertad negativa ("Dos conceptos de libertad", en Libertad y Necesidad, Biblioteca de Ciencias Histricas, Revista de Occidente, Madrid, 1974). Con el peso creciente del bloque socialista y de los pases del Tercer Mundo, se fue ampliando el concepto de derechos humanos a los derechos de segunda generacin: los derechos sociales y econmicos (Pacto internacional de derechos econmicos, sociales y culturales, Nueva York, 1966). En aos ms recientes el debate en torno a los derechos humanos de tercera generacin, entendidos stos como derechos colectivos: el derecho a un ambiente sano y el derecho a la autodeterminacin cultural. Sin embargo, no existe en los convenios y acuerdos internacionales de las Naciones Unidas la definicin de un cuerpo de derechos referidos a las poblaciones indgenas y aborgenes del planeta. El instrumento internacional ms significativo en este campo es el Convenio nmero 169 sobre pueblos indgenas y tribales en pases independientes de la Organizacin Mundial del Trabajo (Ginebra, 1989), que contempla el derecho a la autodeterminacin cultural, a la preservacin de instituciones sociales, polticas y religiosas y el derecho a decidir sobre el uso de los propios recursos. Sin embargo, slo un reducido nmero de Estados ha firmado este convenio. Ver: Edgardo Lander, "Los derechos humanos y el desarrollo cientfico y tecnolgico", en Edgardo Lander, La ciencia y la tecnologa como asuntos polticos. Los lmites de la democracia en la sociedad tecnolgica, op. cit., pp. 119-136. 394. Se entiende aqu por diversidad cultural substantiva aquella que implique la existencia efectiva de diferentes modos de vida, de conocimiento, de relacin con la naturaleza, en la organizacin de la autoridad, etc., no slo la existencia de diferencias de lenguajes, vestimenta, alimentos y artesana. 395. Ver: Arturo Escobar, "Imaginando un futuro: Pensamiento crtico, desarrollo y movimientos sociales", en Margarita Lpez Maya (editora), Desarrollo y democracia,
Error! No se encuentra el origen de la referencia. han de avanzar inexorablemente todos los pueblos del planeta. No hay opcin posible y carece de sentido lamentar los costos humanos, culturales y ambientales de ese proceso precisamente porque ste es inevitable 396 . Si el consentimiento voluntario de los individuos al rgimen poltico liberal ha sido siempre tericamente problemtico 397 , mucho ms lo es en contextos en los cuales el modelo poltico liberal es parte de un proceso de imposicin de un modelo civilizatorio. Qu cultura en condiciones de igualdad y posibilidades reales de opcin se reconoce a s misma como inferior y adopta voluntariamente despojarse de su identidad para asumir otra "mejor"? Pueden considerarse democrticas unas transformaciones culturales en las cuales para llegar a ser ciudadano -sujeto del nuevo orden- es necesario primero dejar de ser lo que se es? Para los pueblos de tradicin comunitaria latinoamericanos, el concepto de ciudadana propio de este modelo de democracia ha representado una guerra cultural de desarticulacin de las estructuras comunitarias y colectivas, para convertir a los sujetos en individuos atomizados de acuerdo al modelo liberal. Los proyectos modernizadores de Amrica Latina, desde la colonia hasta el presente han asumido que las poblaciones y culturas indgenas eran realidades transitorias que desapareceran o seran asimiladas por la cultura dominante. La ideologa econmica liberal ha visto, en toda forma de produccin o propiedad diferente a la propiedad privada individual, un obstculo para el progreso econmico 398 y la meta de un pas de ciudadanos "libres e iguales" 399 . La historia de las instituciones polticas (..continuacin) UNESCO, Rectorado UCV y Nueva Sociedad, Caracas, 1991. 396. En este sentido, es posible afirmar que la idea misma de desarrollo y los procesos econmicos y polticos mediante los cuales se intenta imponer ese modelo civilizatorio universal son profundamente antidemocrticos. El desarrollo econmico implica "...la extensin y el fortalecimiento de un modo particular de reglas, poder y orden econmico...El desarrollo econmico... exige tipos, condiciones y cantidades de trabajo que la gente nunca decidira -e histricamente nunca ha decidido- en un estado de libertad." C. Douglas Lummis, "Development Against Democracy", Alternatives. Social Transformation and Humane Governance, Vol. 16, nmero 1, invierno 1991, p. 32. Para la formulacin clsica de la transformacin civilizatoria del proceso de industrializacin europeo como proceso impuesto por coercin sobre la mayora de la poblacin, ver: Karl Polanyi, The Great Transformation, Octagon Books, Nueva York, 1975. Desde el punto de vista de los pueblos indgenas del planeta, el desarrollo ha significado el etnocidio: la prdida del territorio, de los recursos, de las identidades culturales, y de la capacidad de los grupos tnicos para asegurar su propia reproduccin biolgica y cultural. Rodolfo Stavenhagen, "Ethnocide of Ethnodevelopment: The New Challenge", Development, nmero 1, 1987. 397. De acuerdo con Carol Pateman, "Por tres siglos, tericos liberales han proclamado que la relacin entre los ciudadanos y el Estado liberal se basa en la creacin voluntaria, o el acuerdo en torno, a la obligacin poltica. Se acepta ahora tan generalmente que el Estado liberal se basa en el consentimiento, 'en la voluntad y no en la fuerza', que esto ha pasado a ser tratado como un hecho sobre el Estado liberal. (...) Un anlisis crtico de la teora liberal de la obligacin poltica, y un examen de algunos aspectos de la realidad del Estado democrtico liberal, demuestran que ...esa pretensin es una ficcin poltica. El voluntarismo liberal es voluntarismo hipottico, y es sta una hiptesis sin fundamento.", Op. cit., p. 169. 398. Ver: Frank Safford, "Race, Integration and Progress: Elite Attitudes and Indians in Colombia, 1750-1870", Hispanic American Historical Review, Vol. 71, Nmero 1,
Error! No se encuentra el origen de la referencia. del continente, democrticas y no democrticas, conservadoras y revolucionarias, ha sido la historia de sucesivos intentos por construir sociedades culturalmente homogneas 400 (occidentales) sobre las pluralidades culturales existentes. La divisin territorial del continente latinoamericano en pases, estados, provincias y municipios no guarda correspondencia con las realidades territoriales tnicas y culturales preexistentes, sino con la historia de la penetracin europea 401 , y con los proyectos modernizantes de las lites republicanas. La imposicin de deslindes poltico-territoriales artificiales ha tenido por resultado la desarticulacin de las formas organizativas, solidaridades e identidades comunitarias, reduciendo la resistencia y la reproduccin cultural a mbitos geogrficos cada vez ms restringidos 402 . Por el proceso de individualizacin y de homogeneizacin cultural que implica, el proyecto democrtico y el concepto de ciudadana liberal tienen, en relacin a las comunidades indgenas, un carcter colonial 403 . Las organizaciones polticas y formas de autoridad internas de las comunidades indgenas son ignoradas por la legislacin nacional y las acciones de los agentes externos, incluso de aquellos que desarrollan programas a favor de dichas comunidades 404 . An en pases en los que la realidad indgena tiene un peso ms significativo, estas poblaciones han tenido pocas posibilidades de expresar y defender sus intereses a travs de los mecanismos de la democracia representativa 405 . Las principales luchas, como el levantamiento indgena del Ecuador 406 y el de Chiapas ocurren al margen de los mecanismos institucionales. Como dice Guillermo Bonfil Batalla: "El formalismo democrtico desarrollado en occidente a partir de la Revolucin Francesa y de la (..continuacin) febrero 1991, p. 4. 399. Silvia Rivera Cusacanqui, "Liberal Democracy and Ayllu Democracy in Bolivia: The Case of Northern Potos, Journal of Development Studies, Vol. 26, nmero 4, julio 1990, p. 99. 400. Gonzalo Rojas Ortuste, "La homogeneizacin desde arriba: El problema criollo europeo en Amrica Latina", en Amrica Indgena, Vol. 49, nmero 1, enero-marzo, 1989. 401 . Hctor Daz Polanco, "Autonoma y cuestin territorial", en Estudios Sociolgicos, Vol. 10, nmero 28, enero-abril, 1992. 402. Guillermo Bonfil Batalla, Mxico profundo. Una civilizacin negada, Editorial Grijalbo, S.A., Mxico 1989 (1987), pp. 187-213. 403. Silvia Rivera Cusicanqui, op. cit., pp. 115-117. 404. Op. cit. En este texto hay una excelente discusin sobre las diferencias entre las bases culturales de la democracia y la autoridad ayllu en Bolivia y modelo de democracia liberal. 405. Ver: Roberto Santana, "La cuestin tnica y la democracia en el Ecuador", Revista Mexicana de Sociologa, Vol. 49, nmero 2, abril-junio, 1987 y Rodrigo Montoya, "La democracia y el problema tnico en el Per", Revista Mexicana de Sociologa, Vol. 48, nmero 3, julio-septiembre 1989. Incluso en el Mxico postrevolucionario "...una sancin legal... prohiba la existencia de partidos en favor de una religin o raza determinada..." Sergio Sarmiento Silva, "El Consejo Nacional de Pueblos Indgenas y la poltica indigenista", Revista Mexicana de Sociologa, Vol. XLIX, nmero 2, abril-junio, 1987. 406. Ileana Almeida, Jos Almeida Vinueza y otros, Indios. Una reflexin sobre el levantamiento indgena de 1990, Ildis, El Duende y Abya-Yala, Quito, 1991.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. Constitucin norteamericana ha sustituido, en el Mxico imaginario, al verdadero y profundo significado de la democracia. Se trata de imponer un modelo ajeno como la nica forma legtima de participacin en la vida poltica del pas: un mecanismo parejo que hace tabla rasa de las formas y los criterios con los que se accede al poder y se legitima la autoridad en la vida real de la mayora de las sociedades locales del pas. El ejercicio de los derechos electorales, tal como estn establecidos en el sistema democrtico imaginario de Mxico, implica que los ciudadanos participen de una cultura poltica especfica que es ajena a la cultura poltica real de la mayora de ellos: las concepciones de la autoridad y la representatividad, los criterios y mecanismos para la designacin de quienes deben ocupar los cargos en la estructura de poder, las redes de organizacin social que entran en juego en esos procesos , el lenguaje y los resortes intelectuales y emotivos que provocan la participacin, son diferentes en la constitucin del Mxico imaginario y en la realidad del Mxico profundo." 407
La experiencia ms significativa de autonoma cultural y poltica de un grupo indgena dentro de los lmites de un Estado latinoamericano, es el caso de los Miskitos en Nicaragua, logrado en medio de un proceso revolucionario y de un enfrentamiento armado 408 . El tema de la relacin entre democracia y derechos de los pueblos indgenas, no como derechos individuales de minoras, sino como un lugar a partir del cual repensar los sistemas polticos y el significado de la democracia en sociedades multiculturales, es reciente y todava marginal en los debates polticos del continente 409 . Las aspiraciones de los grupos indgenas no son a la igualdad y el logro de la participacin en las mismas condiciones que el resto de la poblacin, sino, a la autonoma poltica, y a la preservacin y recuperacin de su cultura y el control sobre sus propias vidas y recursos, en sntesis: a la autodeterminacin 410 . Es sta una revindicacin que no es posible sin alteraciones significativas en los sistemas polticos del
407. Op. cit., p. 185. 408. Carlos M. Vilas, "Estado y etnicidad en la Costa Atlntica de Nicaragua", Nueva Antropologa, Vol. 1, nmero 38, octubre 1990. 409. Ver: Alicia Castellanos Guerrero y Gilberto Lpez y Rivas, "Grupos tnicos y procesos nacionalitarios en el capitalismo neoliberal", Nueva Antropologa, nmero 44, agosto, 1993. El tema de las relaciones entre tnias y democracia es intensamente polmico. Para una crtica a las concepciones indigenistas que -de acuerdo al autor- formulan proyectos indgenas independientes, al margen de las necesarias transformaciones de los Estados nacionales, ver: Hctor Daz Polanco, "Etnias y democracia nacional en Amrica Latina", Amrica Indgena, Vol. 49, nmero 1, enero-marzo 1989. 410. Sobre la agenda poltica actual de las organizaciones indgenas en el continente, ver: Diego A. Iturralde, "Los pueblos indgenas como nuevos sujetos sociales en los Estados latinoamericanos", Nueva Antropologa, Vol. XI, nmero 39, Mxico, 1991, p. 33; Roberto Santana, "La cuestin tnica y la democracia en Ecuador", p. 127; Natalia Wray, "La constitucin del movimiento tnico-nacional indio en Ecuador", Amrica Indgena, Vol. XLIX, nmero 1, Mxico, 1989; y Guillermo Bonfil Batalla, Utopa y revolucin. El pensamiento poltico contemporneo en Amrica Latina, Nueva Imagen, Mxico, 1981. De acuerdo a Rodolfo Stavenhagen: "El programa expreso de estos grupos, en sus manifiestos, declaraciones y programas, tiene los siguientes puntos comunes: (...) la recuperacin de la historia como conocimiento de la resistencia anticolonial; la recuperacin y valoracin de las lenguas propias como vehculo y expresin de la conciencia colectiva de cada nacionalidad india; la recuperacin y afirmacin de la racionalidad de cada grupo indgena en sus relaciones con la naturaleza; la formacin de una poltica y de una prctica autnoma en todo
Error! No se encuentra el origen de la referencia. continente 411 .
"Si los pueblos indgenas no quisieran poseer controles nada ms que del uso de idiomas, costumbres, vestidos, o religiones diferentes, no habra problemas con el Estado; stos surgen porque quieren ms que el control sobre rasgos culturales, quieren el poder (o al menos, lo reclaman), lo cual provoca la disputa. (...) el pueblo indgena compite con el Estado por el control de los elementos nacionales (territorio, recursos, identidad, etctera), no solamente por los culturales. Para el pueblo indgena, la reivindicacin de los elementos culturales sin los elementos nacionales carece de sentido." 412
Pensar la democracia en un contexto de pluralismo cultural exige no slo transformaciones en el sistema poltico, sino igualmente en la relacin entre las culturas, en el concepto de lo nacional, el uso de las lenguas (que no se resuelve con la educacin bilinge marginal), y en la enseanza escolar, especialmente de la historia 413 . Si un solo modelo de vida, y una sola forma de interpretar la realidad es enseada en forma obligatoria como la nica forma vlida (cientfica) de interpretar al mundo, otras opciones culturales estn de antemano negadas 414 .
(..continuacin) lo que atae a la vida en el interior del grupo." Derecho indgena y derechos humanos en Amrica Latina, Colegio de Mxico, Instituto Interamericano de Derechos Humanos, Mxico, 1988, p. 149. 411. "...la clave esencial que liga la cuestin indgena a la democracia es, justamente, la vocacin indgena a la autonoma poltica y social, antes que cualquier otra consideracin o exigencia, lase igualdad econmica, justicia social, solidaridad, etctera." Roberto Santana, op. cit., p. 127. 412. Marc Sills, "Etnocidio: Un anlisis de la interaccin Estado-nacin", Amrica Indgena, Vol. XLIX, nmero 1, 1989, pp. 63-64. 413. Bonfil Batalla, op. cit., p. 183. 414. "Casi todas las disciplinas cientficas son asignaturas obligatorias en nuestras escuelas. Mientras que los padres de un nio de seis aos pueden decidir instruirle en los rudimentos del protestantismo o de la fe juda, no tienen la misma libertad en el caso de las ciencias. La fsica, la astronoma y la historia deben aprenderse; no pueden ser reemplazadas por la magia, la astrologa o el estudio de las leyendas." Paul Feyerabend, La ciencia en una sociedad libre, Siglo XXI de Espaa Editores S.A., Madrid, 1982 (1978), p. 84.
Error! No se encuentra el origen de la referencia. IV. DEMOCRACIA, DIVERSIDAD CULTURAL Y EL FUTURO DEL CONTINENTE
Junto con la sobrevivencia de los pueblos y culturas indgenas estn hoy en juego el futuro del ambiente en el continente, las condiciones de vida de la mayora de la poblacin, y la posibilidad de la construccin de sociedades genuinamente democrticas. Tal como ha ocurrido durante los ltimos siglos, generaciones enteras de latinoamericanos estn siendo sacrificadas a nombre de una oferta de futuro de bienestar y de abundancia que slo llega a las manos de una reducida minora. Las decisiones en torno a los modelos de desarrollo y estilos tecnolgicos dominantes se toman como si fuese viable el logro de una meta que es ambientalmente imposible: la generalizacin a todo el planeta de los niveles de consumo material de los pases industrializados. Los medios de comunicacin trasnacionalizados presentan esos modelos de consumo como equivalentes a la buena vida. En el proyecto neoliberal, Amrica Latina es concebida como tendencialmente homognea, se asume que tiende a desaparecer toda la diversidad cultural substantiva, y la articulacin a la "cultura universal" es vista como nica opcin de futuro posible. Este modelo universalizante, es el resultado del colonialismo interno y externo mediante el cual las clases y lites dominantes han impuesto sus criterios y su visin del mundo como la nica posible, y han logrado adems, presentarla como democrtica. Se destruye la pluralidad cultural y el ambiente, se excluye poltica y culturalmente a las grandes mayoras, se deterioran en forma dramtica sus condiciones de vida, y luego se califican estas polticas de exitosas y como nico camino posible. Es este un proceso de imposicin que corresponde a un proyecto poltico autoritario-modernizador cuyas consecuencias culturales a largo plazo no son demasiado diferentes si las realizan gobiernos democrticos o dictatoriales. En este sentido, son similares los proyectos polticos del gobierno de Pinochet, que tuvo tan inslito xito en el quiebre de la cultura poltica chilena y la instauracin de un nuevo individualismo "cool" de "descompromiso con los valores", y los efectos del proyecto de modernizacin forzada de Salinas de Gortari en Mxico. La reforma del Artculo 27 de la Constitucin Mexicana para permitir la divisin y la venta de los terrenos comunales y ejidos, y el Tratado de Libre Comercio que elimina los aranceles y dems trabas a la importacin de maz canadiense y de los Estados Unidos (mucho ms productivos, y adems fuertemente subvencionados), pueden tener efectos ms dramticos que los ltimos 500 aos de conquista continuada. Con estas polticas se atacan expresamente las bases mismas sobre las cuales han logrado subsistir las comunidades indgenas y campesinas mexicanas: la tenencia comunal de la tierra y los niveles de autoconsumo que les da el hecho de sembrar la base principal de su dieta, el maz y el frijol. El alzamiento de Chiapas no puede entenderse al margen de dichos procesos. Es esto lo que hace de la
Error! No se encuentra el origen de la referencia. lucha de Chiapas un enfrentamiento que expresa simblicamente los conflictos presentes en todas las sociedades latinoamericanas entre modernizacin y democracia. Existe una inmensa distancia entre el modelo universal abstracto de ciudadana de las democracias liberales occidentales y la realidad de las mayora de la poblacin latinoamericana, no slo las comunidades o grupos indgenas. El modelo de ciudadana que corresponde a las democracias realmente existentes, es un modelo extremadamente excluyente que slo tiene como participantes efectivos a sectores minoritarios de clase media y clase media alta urbana 415 . El concepto de igualdad del pensamiento liberal es una igualdad de ciudadanos polticamente soberanos ante la ley, no una igualdad substantiva en los terrenos sociales y econmicos. Es necesario insistir en un viejo problema. Cules son los niveles de desigualdad que son compatibles con las nociones de soberana popular y democracia? Es posible construir una democracia de dilogo, de elaboracin de pactos, acuerdos y consensos, cuando estn ausentes las condiciones mnimas para el reconocimiento del otro, porque el otro, indgena, habitante de barrio, campesino (esto es, la mayora de la poblacin) no es en realidad reconocido como persona, y las expresiones culturales de las cuales es portador son considerados como lastres condenados a desaparecer? Slo a partir del reconocimiento de las condiciones ambientales, econmicas, polticas y culturales del continente, de la realidad de la vida de la poblacin, sera posible repensar las relaciones del continente con el resto del mundo. Sera para ello necesario un desbloqueo en relacin a las interpretaciones de Amrica Latina hoy dominantes no slo en los medios de comunicacin y los gobiernos, sino tambin en la academia y en el debate poltico, tarea nada fcil en estos tiempos de pragmatismo y desesperanza. Partiendo del reconocimiento de esa pluralidad y dando pasos hacia la construccin de una democracia cultural que permita y estimule la expresin de esa diversidad, sera posible imaginar otras alternativas de futuro, y la existencia de otras opciones productivas y tecnolgicas que en lugar de profundizar el etnocidio, promuevan la riqueza del pluralismo cultural 416 y una relacin no destructora con la naturaleza 417 .
415. Sobre la realidad cultural de las metrpolis latinoamericanas y su distancia con los discursos oficiales de la modernizacin del continente, ver: Ives Pedrazzini y Magaly Snchez, Malandros, bandas y nios de la calle. Cultura de urgencia en la metrpolis latinoamericana, Hermanos Vadell Editores, Valencia, 1994 (1992). Sobre el carcter restringido de los modelos de ciudadana prevalecientes en los sistemas polticos del continente ver el captulo IV de este libro. 416. Ver: Stavenhagen, Rodolfo, "Ethnocide or Ethnodevelopment: The New Challenge", op. cit. y Hctor Tejera Gaona, "Democracia y cultura en regiones tnicas", Nueva Antropologa, Vol. XI, nmero 39, Mxico, 1991, p. 41. 417. El proceso de homogeneizacin cultural est destruyendo, junto con pueblos y culturas, opciones de relacin con la naturaleza en momentos en que la inviabilidad ambiental del modelo econmico y tecnolgico hegemnico se hace cada vez ms evidente. "Las culturas existentes constituyen un banco de datos de respuestas adaptativas en proceso y de respuestas adaptativas inadecuadas. La prdida de culturas, ya sea a travs de la prdida de las poblaciones que las portan y las trasmiten, o a travs
Error! No se encuentra el origen de la referencia. Recuperar la dimensin utpica/normativa de la democracia en Amrica Latina, implica retos: la construccin de propuestas y modelos de democracia que, incorporando crticamente la experiencia histrica de la democracia liberal, descubra opciones democrticas a partir de la diversidad de experiencias culturales existente en el continente 418 , Exige plantearse como posible que las cosas puedan ser diferentes, y que tiene sentido seguir aspirando a una sociedad ms humana, ms igualitaria, ms tolerante, ms rica en su diversidad cultural, menos violenta, con una relacin ms armnica con la naturaleza. De lo contrario, la democracia en Amrica Latina terminar al servicio de la utopa neoliberal del mercado total, y la imposicin universal de una nica cultural global en la cual no habr ni ciudadanos ni comunidades sino productores y consumidores 419 . (..continuacin) del imperialismo cultural y el cambio cultural forzado, significa una prdida para futuras generaciones de potenciales mecanismos adaptativos y reduce la probabilidad de sobrevivencia para todos." Clifford R. Barnett, "Is There a Scientific Basis in Anthropology for the Ethics of Human Rights?", en Theodore E. Downing y Gilbert Kushner, Human Rights and Anthropology, Cultural Survival Report 24, Cultural Survival, Inc., Cambridge, 1988, op. cit., p. 24. 418. En el pensamiento latinoamericano actual son particularmente sugerentes en este sentido las exploraciones de Anbal Quijano en torno a la privado y los pblico latinoamericano. Ver: "Lo pblico y lo privado: un enfoque latinoamericano", en Modernidad, identidad y utopa en Amrica Latina, Sociedad y Poltica Ediciones, Lima, 1988. 419. Sobre el proyecto neoliberal del mercado total como utopa totalitaria, ver: Franz Hinkelammert, op. cit.