Saiegh-La Nueva Economia Politica
Saiegh-La Nueva Economia Politica
Saiegh-La Nueva Economia Politica
RACIONALIDAD E INSTITUCIONES
Sebastin Saiegh
, Mariano Tommasi
Documento 10 Septiembre de 1998
Master in Latin American Studies, Stanford University. Profesor, Universidad de San Andrs. Investigador,
Centro de Estudios para el Desarrollo Institucional.
Ph.D. in Economics, Chicago University. Director, Centro de Estudios para el Desarrollo Institucional.
Profesor, Universidad de San Andrs.
Las opiniones y puntos de vista expresados en este documento son de los autores y no reflejan necesariamente los de la
Fundacin Gobierno y Sociedad. Registro de Propiedad Intelectual en trmite.
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La Nueva Economa Poltica
Racionalidad e Instituciones
Sebastin Saiegh
Mariano Tommasi
2
I. INTRODUCCIN
La economa poltica reconoce una antigua tradicin en la reflexin poltica y
econmica. Sin embargo, la separacin de los estudios polticos y econmicos a partir
de fines del siglo XVIII contribuy al desarrollo de ellos en forma autnoma los unos de
los otros.
Afortunadamente, en las ltimas dcadas se ha producido un renacimiento del campo de
la economa poltica. Ello ha constituido un fructfero punto de encuentro, no slo entre
economistas y cientistas polticos, sino que ha incluido tambin a juristas, socilogos y
otros cientistas sociales.
Dicha interaccin ha generado algunos nuevos clsicos, as como un importante
nmero de destacadas contribuciones recientes. Pese al gran desarrollo que ha tenido
este campo de anlisis, la gran mayora de estos estudios no estn traducidos al
castellano. Por estar disponibles slo en sus idiomas originales, muchos de ellos no han
tenido an una adecuada recepcin en los pases de habla hispana.
El propsito de este libro, es alcanzarle al lector una seleccin de textos a modo de
introduccin a este cuerpo de ideas que puede agruparse bajo la denominacin de
nueva economa poltica o nueva economa institucional. Lamentablemente en este,
como en otros campos, no existe uniformidad terminolgica. Distintos autores le dan
diferentes significados a trminos tales como nueva economa poltica. Nosotros
emplearemos la expresin para describir lo que, a nuestro entender, es la interpretacin
corriente del trmino Political Economy en los crculos acadmicos de habla inglesa. La
expresin Political Economy hace referencia a una relacin bidireccional entre los
campos de la economa y la ciencia poltica.
1
1
Reconocemos la contextualidad histrica de caracterizar una corriente intelectual como nueva. Por
otro lado, tambin confiamos en que, a pesar de que se nos pueda acusar de imperialismo taxonmico,
estos debates semnticos no impidan que el enfoque propuesto sea considerado seriamente. Una
conceptualizacin muy semejante a la nuestra es la que realiza J effry Frieden (1991: 15-16). Segn
Frieden, la economa poltica moderna estudia la forma en la que actores racionales, interesados en s
3
En una direccin, la nueva economa poltica (NEP) es una visin que (en consonancia
con la economa poltica clsica, pero a diferencia de la economa neoclsica surgida a
partir de la revolucin marginalista) no ve a la economa como un mecanismo que se
autosustenta independientemente del entorno social ms amplio del cul sta es parte.
Entre otras cosas, la NEP presta particular atencin a la determinacin de las polticas
econmicas, reconociendo que las mismas no son llevadas a cabo por planificadores
sociales omniscientes y benevolentes, sino que son el resultado de complejas
interacciones entre mltiples actores con intereses, informacin y creencias particulares,
en el contexto de determinados marcos institucionales. En este sentido, la NEP
enriquece al anlisis econmico convencional, importando preocupaciones e ideas
centrales del anlisis poltico.
En la otra direccin, los objetos de estudio tradicionales de la ciencia poltica (el Estado,
el gobierno, la poltica) se estudian utilizando el enfoque y el instrumental
predominantemente empleado por la ciencia econmica.
A diferencia del enfoque sociolgico que considera a la conducta individual como el
resultado de la internalizacin de las normas y los valores sociales, la economa hace
uso del supuesto de que los sujetos se comportan racionalmente. Ello debe entenderse en
el sentido de que dadas ciertas metas y frente a un conjunto de estrategias posibles, las
personas seleccionarn aquella estrategia que incremente sus chances satisfacer dichas
metas. La racionalidad, por lo tanto, es concebida como instrumental: las acciones son
evaluadas y elegidas no por s mismas sino en funcin de sus resultados o utilidad
esperada
2
.
mismos, se combinan dentro o fuera de los marcos institucionales existentes para influir sobre los
resultados sociales. Frieden justifica la utilizacin del trmino, argumentando que el mtodo en cuestin
puede considerarse un heredero, en la ciencia social moderna, de la economa poltica clsica (de autores
tales como Adam Smith, J ohn Stuart Mill y Karl Marx).
2
Esta utilidad sin embargo no significa que las personas slo estn motivadas por intereses materiales. El
trmino racional califica los medios o estrategias con los que cuenta un sujeto, no sus metas. La
diversidad humana hace que existan metas de todo tipo, no slo materiales sino tambin axiolgicas,
ideolgicas, espirituales, estticas, etc. Inclusive muchas veces el supuesto de racionalidad se utiliza
heursticamente, es decir, se considera que los actores se comportan como si estuvieran maximizando
racionalmente su utilidad (aunque ellos no lo hiciesen en forma consciente o an cuando su
comportamiento fuese el resultado del aprendizaje cotidiano). La idea por detrs de esto ltimo es que las
4
A partir de estos supuestos, el anlisis econmico intenta comprender los fenmenos
sociales mediante la construccin de modelos formalizados. Estos modelos permiten
generar hiptesis refutables, mediante razonamientos lgicos y matemticos, que luego
son contrastadas empricamente a travs de estudios de casos, anlisis histricos y
comparativos y principalmente tests estadsticos/economtricos.
Nuestro objetivo es presentarle al lector algunos conceptos del campo de la NEP que, a
nuestro juicio, permiten una mejor comprensin de los fenmenos y acontecimientos
polticos y econmicos. Lo hacemos a travs de la seleccin de un conjunto de textos
relativamente recientes que remarcan y ejemplifican la metodologa que caracteriza a la
NEP, teniendo en cuenta la necesidad de que estos textos resulten accesibles y atractivos
para lectores con formaciones e intereses diversos.
3
A. La nueva economa poltica.
Si bien los orgenes de la economa poltica usualmente se asocian a los fisicratas y
principalmente al iluminismo escocs, ella reconoce numerosos antecedentes en el
pensamiento occidental. A lo largo de la historia, el intento de los seres humanos por
dotar de sentido a aquello que los rodea (incluyendo la propia vida y la de sus
semejantes) independientemente de explicaciones mgicas o religiosas ha sido
permanente. Una de los principales caractersticas de esta tradicin intelectual ha sido la
bsqueda incesante por descubrir algn tipo de motivacin dominante en el
comportamiento humano, de tal modo que ste fuese susceptible de interpretacin.
Numerosos pensadores procuraron encontrar dicha motivacin, inclusive algunos de
ellos creyeron dar con ella, en el comportamiento basado en el inters propio (self-
interest). La creencia en que el inters poda considerarse una motivacin dominante en
el comportamiento humano provoc gran excitacin intelectual. Tal como seala
explicaciones de este tipo deben contrastarse ms por la exactitud de sus predicciones, que por el realismo
de sus supuestos (Friedman, 1953).
3
Uno de los criterios de seleccin de los textos fue que los mismos no tuvieran traduccin previa al
castellano. La nica excepcin a esa regla es el captulo de Mancur Olson sobre la lgica de la accin
colectiva, que decidimos incluir dado el extraordinario impacto que su obra ha tenido en toda esta
corriente.
5
Hirschman, inclusive la sensacin era que por fin se haba descubierto una base realista
para un orden social viable (1978: 550).
Pero un mundo gobernado por el inters no ofreca slo un escape de los modelos
excesivamente exigentes de estados que nunca han existido ni existirn ; se percibi
que esta concepcin tena varias ventajas especficas. La ventaja ms general era la
posibilidad de previsin. Dentro de la tradicin poltica, fue Maquiavelo quin
tempranamente se dio cuenta de las vigorosas proposiciones polticas que podan
derivarse del supuesto de una naturaleza humana uniforme (que poda servir para
avanzar en la comprensin del comportamiento humano e incluso para su eventual
manipulacin). En sus clebres recomendaciones al Prncipe sostiene:
...generalizando, de los hombres puede decirse lo siguiente: son ingratos,
volubles, simuladores, huidizos, temerosos del peligro, vidos de ganancias
... [de modo que] ... el amor no se retiene por gratitud ya que los seres
humanos, por su triste naturaleza ... rompen ese vnculo en todo momento en
que prive su inters personal... (Cap. XVII).
Sin embargo, tal como seala Hirschman, una caracterizacin tan pesimista de la
naturaleza humana, estaba an lejos de poder servirle al Prncipe como un parmetro
previsible del comportamiento humano, en la medida que la definicin de Maquiavelo
del inters personal inclua reacciones tan diversas como la hipocresa, la cobarda, la
codicia y la ingratitud (1978: 55).
Con el correr del tiempo, fundamentalmente a partir de las ideas de Adam Smith y
David Ricardo, muchos pensadores fueron refinando esta concepcin,
circunscribindola a la bsqueda del inters comercial o mercantil. De este modo, esta
concepcin result, entonces, principalmente confinada a la esfera econmica.
Esto se vio fortalecido an ms por una cierta especializacin del conocimiento, con la
separacin de los estudios polticos y econmicos en disciplinas distintas a partir de
fines del siglo XVIII. Ello contribuy al desarrollo autnomo de cada una de ellas, pero
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priv al anlisis poltico de este marco terico para poder analizar el comportamiento de
los actores en la esfera pblica.
As, a pesar de que los principios de organizacin econmica y poltica comparten
muchas caractersticas en comn (ms all de obvias diferencias fundamentales: por
ejemplo, que las organizaciones econmicas producen principalmente bienes privados,
mientras que las organizaciones polticas producen principalmente bienes pblicos) su
estudio fue abordado muchas veces desde puntos de vista encontrados. Tal como seala
Ordeshook (1990), mientras que la ciencia poltica busc sus fuentes de inspiracin en
otras disciplinas, la economa continu su marcha a travs del empleo de los modelos
formalizados y las contrastaciones estadsticas/economtricas que le permitieron, an
simplificando muchas veces los fenmenos del mundo real, explicarlos y predecirlos
exitosamente. Como resultado de ello, la teora econmica se desarroll ms
ampliamente y con mayor grado de formalizacin que su contraparte, la teora poltica.
Con respecto a esta ltima, luego de la Segunda Guerra Mundial, se produjo en los
Estados Unidos un profundo debate acerca de su futuro. Muchos analistas polticos
llegaron a sostener la imposibilidad de interpretar cientficamente los fenmenos
polticos, mientras que otros, convencidos de la necesidad de hacer realidad la expresin
Ciencia Poltica, y frente a los avances de la psicologa y la economa, se embarcaron
de lleno en la tarea de adaptar los mtodos y teoras de stas disciplinas al estudio de la
poltica.
Esto dio origen a dos vertientes que se nutrieron, respectivamente de la psicologa y de
la economa. La primera, resultara en el enfoque conductista (behavioral), cuya
influencia para el desarrollo de la ciencia poltica habra de manifestarse de modo casi
hegemnico a lo largo de las dcadas subsiguientes. La segunda de stas dos grandes
corrientes se percat del evidente potencial del anlisis econmico para interpretar los
fenmenos polticos (Almond, 1988), adoptando el enfoque conocido como eleccin
racional (rational choice).
7
No obstante, la incorporacin del supuesto de la accin racional a la ciencia poltica
predominante no fue fcil. La perspectiva de la eleccin racional comenz siendo una
pequea isla en una disciplina que se caracterizaba por los anlisis legales-formales, el
mtodo conductista y la teora pluralista de los grupos. De hecho, la mayora de los
autores que comenzaron a revertir esta tendencia, demostrando con el xito de sus
trabajos la fecundidad de este tipo de anlisis, eran originalmente economistas, a
excepcin de William Riker
4
.
En los ltimos aos, sin embargo, el enfoque de la accin racional se ha convertido en
el ms prominente dentro de la ciencia poltica anglosajona, y ciertamente su adopcin
por parte de los cientistas polticos fue una de las piedras fundamentales con la que se
comenz a gestar nuevamente la unin entre los estudios polticos y econmicos.
Por otro lado, el enfoque de eleccin racional fue ampliamente dominante en la ciencia
econmica. En palabras del prestigioso cientista poltico Peter Ordeshook: [l]a
separacin de las disciplinas poltica y econmica le permiti a esta ltima formular una
abstraccin que de otro modo no hubiera sido posible, permitiendo el desarrollo de la
ms poderosa de las teoras sociales, la microeconoma clsica (1990, p. 10, nfasis
agregado).
A pesar de este poderoso desarrollo se podra decir que, en algn sentido, la tasa de
retorno del anlisis microeconmico tradicional ha disminuido en las ltimas dcadas
(Eggertsson, 1990, p. 4). Esto se debe a la incapacidad de la economa neoclsica
(definida estrechamente) de responder a preguntas tales como:
1. Cul es la manera en la que distintos conjuntos de reglas sociales (derechos de
propiedad) y de organizaciones econmicas afectan el comportamiento, la asignacin
de recursos y los resultados de equilibrio?
2. Por qu razn, an dentro de un mismo marco legal, distintas actividades
econmicas estn organizadas de forma diferente?
4
Entre ellos se encuentran Arrow, Downs, Olson, Buchanan y Tullock.
8
3. Cul es la lgica (econmica) detrs de las reglas sociales y polticas fundamentales
que gobiernan la produccin y el intercambio? Cmo cambian estas reglas?
5
Un conjunto de desarrollos tericos de las ltimas dcadas, incluyendo la teora de
juegos moderna, la economa de la informacin, los modelos de principal-agente y la
teora de los costos de transaccin, han permitido a la microeconoma, ahora definida
ms ampliamente, empezar a dar alguna respuesta a estos interrogantes. La mayora de
estos desarrollos (muchos de ellos ligados al rea del anlisis econmico denominada
Organizacin Industrial), si bien no fueron construidos explcitamente para ello, resultan
particularmente adecuados para analizar cuestiones de poltica.
6
Dentro de las fronteras de la economa, en campos tales como la Poltica
Macroeconmica y las Finanzas Pblicas, se ha operado importantes cambios, en parte
ligados a preguntas como la nmero tres en nuestro listado anterior.
Durante un largo tiempo, en su reflexin acerca de las polticas pblicas los economistas
tendieron a una actitud totalmente normativa, analizando la poltica econmica desde
el punto de vista de un planificador social benevolente preocupado por servir al inters
pblico. Este enfoque produjo importantes contribuciones destacando lo que los
gobiernos deberan hacer.
Sin embargo, el supuesto de que un planificador benevolente implementa las polticas
recomendadas por el economista es simplista, errneo, e incluso peligroso en ciertas
circunstancias, adems de ser inconsistente con los postulados bsicos de la
microeconoma. Los gobiernos muchas veces no adoptan las recomendaciones de
poltica socialmente ptimas porque los funcionarios tambin persiguen
racionalmente sus propios intereses, y estos muchas veces no coinciden con el inters
5
Ntese que preguntas de esta naturaleza nos llevan tambin a las fronteras con la sociologa, otro
territorio extremadamente interesante que, por limitaciones de espacio, no podemos cubrir. Swedberg
(1990) presenta una fascinante descripcin de las interacciones entre la economa y la sociologa, a travs
de entrevistas con pensadores como Becker, Coleman, Akerlof, Hirschman y Olson.
6
Moe (1984) es un buen resumen de parte de esta literatura, bajo el ttulo de nueva economa de la
organizacin, con particular atencin a su posible aplicacin a cuestiones polticas.
9
pblico. Por otra parte, la definicin del inters pblico y de cul es la poltica
socialmente ptima, es una cuestin bastante ms difcil de resolver que lo que
generalmente tienen en cuenta los modelos econmicos.
7
Aqu radica gran parte de la
complejidad de los problemas de poltica econmica, y por lo tanto del desafo
intelectual para la economa poltica.
Con el correr del tiempo, los economistas fueron desarrollando modelos de
comportamiento poltico ms consistentes con el resto del enfoque microeconmico.
Una lnea de anlisis importante, trat al gobierno como un actor unificado y poderoso,
cuyo objetivo es maximizar sus propios recursos. Por ejemplo, Brennan y Buchanan
(1980) es un producto tpico de esta visin del gobierno como predador, o Leviatn.
Desarrollos posteriores han tendido a abrir la caja negra del gobierno, y a prestar
especial atencin a las interacciones estratgicas entre presidentes, congresistas,
ministros, partidos polticos, polticos locales, grupos de inters, votantes y otros actores
relevantes. En particular esta literatura ha tratado de estudiar la determinacin
endgena de las polticas econmicas.
8
Es por todo ello que a pesar de que el estudio interdisciplinario de la poltica y la
economa tiene larga data, la particular mezcla que constituye el sello identificatorio de
la moderna economa poltica es el fruto de un desarrollo relativamente reciente.
Una herramienta clave para este desarrollo ha sido la teora de juegos. A diferencia de
los modelos de eleccin racional ms tradicionales que utilizan una concepcin
paramtrica de racionalidad (los individuos operan racionalmente frente a las
restricciones provistas por el ambiente), la teora de juegos concibe la racionalidad en
trminos estratgicos (los individuos operan en un ambiente en donde tambin existen
7
El artculo de Ferejohn, en este libro, formaliza elegantemente una implicancia de este punto.
8
Cualquier listado en este sentido no puede sino ser incompleto e injusto, pero entre los principales
economistas que han contribuido a esta literatura se encuentran Alesina, Cukierman, Dixit, Frey, Meltzer,
Persson y Tabellini. La coleccin de Persson y Tabellini (1994) contiene algunas de las contribuciones
ms reconocidas en esta literatura. Se puede observar una creciente incorporacin de artculos de Political
Economy en las publicaciones peridicas ms prestigiosas del mundo. Por ejemplo, en el ejemplar de
noviembre de 1997 del Quarterly Journal of Economics, todos los artculos se inscriben en esta lnea.
10
otros actores racionales). Es decir, para la teora de juegos, los individuos deben decidir
cul es la mejor forma posible de alcanzar sus metas teniendo en cuenta no slo las
restricciones del ambiente sino tambin el comportamiento igualmente racional y
estratgico de los dems individuos.
Dado que el comportamiento estratgico y la interdependencia son caractersticas
fundamentales de la poltica, la teora de juegos provee una perspectiva extremadamente
til para estudiar los comportamientos y los procesos polticos.
9
En particular, en los ltimos aos se han desarrollado herramientas para estudiar juegos
dinmicos con informacin incompleta. J uegos dinmicos son aquellos en los cuales
los actores toman decisiones en distintos momentos del tiempo, y en los cuales las
acciones de hoy repercuten sobre los contextos futuros. J uegos con informacin
incompleta (o asimtrica) son aquellos en los cuales distintos participantes cuentan
con conjuntos de informacin diferentes. Estos juegos (que incluyen a los juegos de
sealizacin, y a los problemas de principal y agente) claramente constituyen mejores
aproximaciones al estudio de la poltica y de la poltica econmica que sus predecesores,
los juegos estticos con informacin completa.
Las tres secciones siguientes de esta introduccin, presentan respectivamente las tres
partes en las que hemos organizado el libro. La clasificacin se impone por
conveniencia; algunos artculos (como el de Bates) podran incluirse en ms de una
categora.
B. Diferentes perspectivas dentro de la nueva economa poltica.
Tal como ya fue mencionado, el enfoque de la NEP se caracteriza porque muchos de sus
anlisis polticos y econmicos no slo comparten un conjunto de cuestiones y temas de
investigacin en comn sino tambin la metodologa mediante la cual llevan a cabo sus
estudios.
9
Al respecto vanse los trabajos de J on Elster (un cientista social autnticamente interdisciplinario); por
ejemplo Elster (1984, pp. 41-42).
11
Sin embargo no debe concebirse a este enfoque como una corriente monoltica. Tal
como podr ser apreciado a lo largo de este libro, esta perspectiva de anlisis no es el
resultado de una nica fuente de influencias ni ha sido utilizado en forma similar por las
diversas disciplinas. Entre estas numerosas y muy diversas influencias se encuentran: el
enfoque de la eleccin social, la escuela de la eleccin pblica, la teora poltica
positiva y la llamada nueva economa institucional. Es decir, existe una amplia
variedad de perspectivas tericas dentro de la nueva economa poltica
10
.
Los trabajos incluidos en la parte I de este libro, fueron seleccionados con el objetivo de
reflejar esta diversidad. Todos ellos se caracterizan por compartir la metodologa
rigurosa que en trminos generales caracteriza a este perspectiva de anlisis, pero a su
vez representan una buena recopilacin de las diferentes corrientes que la componen.
La teora de la accin colectiva.
Uno de los temas principales de toda esta literatura se centra en reemplazar el supuesto
econmico neoclsico de intercambio puramente descentralizado con modelos que
involucran accin colectiva, decisiones colectivas y, por lo tanto, procesos, reglas y
procedimientos para las elecciones colectivas.
Un punto de partida natural en toda esta literatura, es el trabajo de Mancur Olson sobre
la Lgica de la Accin Colectiva. El captulo 1 del presente volumen resume sus
principales argumentos. Pocos libros en la literatura econmica han logrado semejante
alcance e impacto en las ltimas tres dcadas como esta obra y de hecho, su anlisis ha
trascendido la economa y ha alterado el pensamiento sobre el comportamiento de los
grupos en la sociologa, la antropologa y la ciencia poltica. An cuando La Lgica es
10
En un sentido amplio, existe una variedad de escuelas y perspectivas tericas que han nutrido a (y a la
vez se nutren de) este enfoque. Tanto economistas conservadores neoclsicos (Becker, Stigler), como
economistas liberales institucionalistas (North) o inclusive marxistas clsicos (Roemer, Przeworski) han
hecho recientemente valiosas contribuciones en este campo. De todos modos, cabe destacar que a
diferencia de la tradicin histrico-materialista y de la economa poltica marxista, el rasgo distintivo de la
nueva economa poltica proviene de la idea de que los actores se comportan racionalmente y no del
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profundamente rico en anlisis, aplicaciones y propuestas, el libro descansa sobre una
nica premisa bsica: la racionalidad individual no es suficiente para alcanzar la
racionalidad colectiva.
Analizando la accin colectiva y la conducta de los grupos Olson expone cmo en
situaciones caracterizadas por la ausencia de informacin y por la incertidumbre, y
donde los individuos son incapaces de anticipar las acciones de los dems y/o forzar el
cumplimiento de los acuerdos, la racionalidad individual no lleva necesariamente a la
racionalidad colectiva.
En palabras de Olson, ... a veces, cuando cada individuo considera slo sus propios
intereses, un resultado colectivo de carcter racional emerge automticamente..., sin
embargo a veces, ... no importa cuan inteligentemente cada individuo persiga sus
intereses, ningn resultado social de tipo racional puede emerger espontneamente - slo
una mano guiadora o una institucin apropiada puede hacer surgir resultados que sean
colectivamente eficientes (1992).
La economa poltica del desarrollo.
En el captulo 2, de especial relevancia para los lectores latinoamericanos, Robert Bates
revisa crticamente la literatura econmica y poltica sobre el desarrollo.
Bates argumenta que los modelos neoclsicos de crecimiento econmico pasan por alto
la organizacin de los mercados y de otras arenas de intercambio como locus para la
competencia poltica en los pases del Tercer Mundo. Por lo tanto, los modelos
neoclsicos no son capaces de explicar los patrones de sustitucin de importaciones,
subsidios (o impuestos) al trabajo y proteccin de industrias ineficientes que tpicamente
han ocurrido en la medida que los gobiernos han intentado controlar los resultados
econmicos con el objetivo de crear y mantener el apoyo poltico. En definitiva, Bates
supuesto de que la organizacin de la produccin es decisiva en la determinacin de los dems fenmenos
(polticos, culturales, etc.) de la vida humana.
13
argumenta en favor del anlisis de la determinacin de las polticas, un tema usualmente
ignorado por la economa neoclsica.
Bates tambin critican a enfoques poltico-culturales y de economa poltica radical
(incluyendo la teora de la dependencia), bsicamente porque subestiman las
capacidades individuales y colectivas de los actores econmicos y polticos de las
naciones menos desarrolladas.
En sntesis, Bates reclama un anlisis entrelazado de las races micro y de los fenmenos
macro en la evolucin de las economas polticas del primer y del tercer mundo.
Tambin argumenta que los pases en desarrollo ofrecen un campo frtil para el estudio
de los orgenes y la evolucin de las instituciones. Utiliza como ejemplo las
transformaciones polticas y econmicas que muchos pases en desarrollo estn
viviendo. Es importante, entre otras cosas, estudiar la creacin poltica de mercados.
El artculo de Bates es tambin una excelente sntesis del enfoque de la nueva economa
poltica, en comparacin a otros enfoques relacionados. Bates lo sintetiza en cuatro
postulados bsicos: (1) el actor individual es la unidad de anlisis; (2) los individuos,
includos los polticos, son racionales; (3) las instituciones crean incentivos para los
polticos (y la poltica es relativamente autnoma); y (4) la racionalidad individual no
implica racionalidad social.
La perspectiva de los costos de transaccin.
Una importante lnea de investigacin ligada a la nueva economa poltica, el llamado
neoinstitucionalismo o anlisis de los costos de transaccin, se concentra en los
problemas que plantea el intercambio de derechos de propiedad. Aunque en cierto modo
este enfoque es complementario de la tradicin neoclsica, su propsito es dotar a la
microeconoma tradicional de bases ms realistas incorporando los conceptos de
comportamiento oportunista y racionalidad limitada
11
.
11
Esta lnea de investigacin, tal como sostiene Eggertsson (1990), no tuvo un nombre generalmente
aceptado hasta hace muy poco tiempo atrs. Etiquetas tales como la nueva historia econmica, la nueva
14
El captulo 3, Una teora de los costos de transaccin de la poltica es un artculo
pionero en el cual Douglass C. North sostiene que el supuesto de racionalidad
instrumental resulta inadecuado para el estudio de la poltica y sugiere una teora basada
en la nocin de costos de transaccin.
Siguiendo algunas de las ideas principales de la economa neoinstitucional, el autor
argumenta que los mercados polticos son muy imperfectos por dos grandes motivos.
Primero porque la informacin es costosa y por lo tanto las personas usan modelos
subjetivos (muchas veces errneos) para explicar su entorno. Segundo porque dada la
naturaleza de los derechos de propiedad que se intercambian (promesas por votos)
resulta extraordinariamente difcil hacer cumplir los acuerdos.
A partir de esta caracterizacin de los mercados polticos, North identifica el papel de
los arreglos institucionales y de la ideologa en el proceso de formacin de las polticas
pblicas.
Credibilidad.
Cierra esta parte I el trabajo de Kenneth Shepsle quien, en alguna medida, analiza los
argumentos acerca de la racionalidad y las instituciones a travs de la nocin de
compromiso creble. Su argumento principal es que, tanto los individuos, como las
sociedades pueden obtener mayores ventajas en la medida que sean capaces de
establecer compromisos de cumplimiento obligatorio para s mismos (self-enforcing).
La posibilidad de comprometerse a llevar a cabo un determinado curso de accin
constituye un factor clave para hacer posible intercambios mutuamente beneficiosos. Si
bien en algunos casos la cooperacin y coordinacin puede surgir espontneamente de la
organizacin industrial, los nuevos sistemas econmicos comparados, escuela de derechos de propiedad,
economa de costos de transaccin, etc., han sido utilizadas frecuentemente para designar las diversas
contribuciones en esta rea. Ms recientemente se le ha dado en sentido amplio el nombre de Nueva
Economa Institucional a toda esta corriente. Vase tambin Moe (1984).
15
accin descentralizada (en el espritu de la mano invisible), en muchos casos los
comportamientos cooperativos slo podrn ser alcanzados en el marco de ciertas
instituciones sociales.
12
En algunos casos estas instituciones sociales toman la forma de una delegacin hacia un
tercero que sea capaz de regular las conductas y de hacer cumplir los compromisos. Por
supuesto que esto genera, a su vez, sus propios problemas. El tercero en cuestin podra
utilizar esa situacin relativamente privilegiada en provecho propio. La mera
posibilidad de que esto suceda afecta su credibilidad y por tanto disminuye el efecto
deseado sobre los comportamientos.
13
Una de las preocupaciones centrales con respecto a la credibilidad de las polticas
gubernamentales se enfoca en la consistencia o inconsistencia temporal de las polticas:
hasta qu punto la poltica ptima desde el punto de vista del presente, seguir
resultando ptima en el futuro. Un ejemplo arquetpico es el de un gobierno que trata de
fomentar las inversiones en plantas y equipos. El impacto final de cualquier programa
depender crucialmente de las expectativas que tengan los inversores con respecto a la
posibilidad de futuras expropiaciones o de futuros cambios en los marcos legales que
afecten la rentabilidad de sus inversiones. A la misma vez, cuanto mayores hayan sido
las inversiones, mayores sern los incentivos gubernamentales para realizar cambios
regulatorios que provean beneficios en el corto plazo a los consumidores (votantes).
Pero si los potenciales inversores prevn este tipo de poltica en el futuro, no realizarn
mayores inversiones. Los mecanismos institucionales para escapar de estos crculos
viciosos constituyen uno de los ejes fundamentales de la agenda de investigacin de la
nueva economa poltica.
C. Instituciones
12
Se podra decir que, en tanto el artculo de Olson enfatiza la dimensin horizontal de los problemas
de cooperacin, Shepsle sintetiza la literatura que se enfoca en los aspectos intertemporales de dichos
problemas.
13
La preocupacin actual con respecto al funcionamiento de los poderes judiciales en Amrica Latina es,
en parte, un reflejo de este problema.
16
Los trabajos que se presentan en la parte II de este volumen se concentran en el papel
que desempean las instituciones en la vida poltica y su impacto causal en la
configuracin de los resultados de los procesos de decisin poltica.
El anlisis econmico ms tradicional de las instituciones polticas estudiaba los
procesos de toma de decisiones a partir de dos fuentes de inspiracin distintas. Una era
la perspectiva de la eleccin social (social choice) y la otra la escuela de la eleccin
pblica (public choice)
14
.
La primera de ellas se desarroll a partir de algunas de las implicaciones polticas del
famoso teorema de la imposibilidad de Arrow; fundamentalmente, la idea de que los
procesos de decisin colectiva son inherentemente inestables e inevitablemente cclicos.
De este modo, los sucesivos estudios (Plott, 1967; Satterthwaite, 1975; McKelvey,
1976; Schofield, 1983) reflejaban en buena medida la asimetra entre la economa y la
poltica: mientras que la primera tenda al equilibrio, la segunda se caracterizaba por el
desequilibrio y la inestabilidad.
Sin embargo, a mediados de los aos 80s un grupo de autores comenz a cuestionar
estos anlisis tericos a la luz de la estabilidad de los procesos de toma de decisiones en
el mundo real. De todos modos, la discrepancia entre las predicciones de los modelos de
eleccin social y la evidencia emprica no fue interpretada como un indicio en contra de
la idea de desequilibrio sino como un indicio del papel estabilizador de las instituciones
15
.
Por otro lado, la escuela de la eleccin publica enfatizaba no tanto la inestabilidad de las
decisiones polticas como su ineficiencia desde el punto de vista colectivo. En muchos
14
Resulta pertinente mencionar tambin una perspectiva que posee caractersticas muy parecidas a la
escuela de la eleccin pblica: el enfoque de law and economics. Ella consiste en la aplicacin del anlisis
microeconmico en la interpretacin de los contenidos y los procedimientos del derecho, as como
tambin de las decisiones judiciales. Lamentablemente no tenemos espacio aqu para desarrollar con
mayor extensin esta lnea de anlisis. Para una resea reciente de la literatura principal de law and
economics vase Cooter y Ulen (1997).
15
La referencia obligada respecto de este tema es el concepto de Equilibrio Inducido por la Estructura
(structure induced equilibrium) elaborado por Shepsle y Weingast (1981)
17
de estos trabajos (Buchanan y Tullock, 1962; Tullock, 1976) la adopcin de las
decisiones tomadas siguiendo la regla mayora eran explicadas en funcin del
intercambio de favores polticos (logrolling), que permitan que aquellos que formaban
parte de la coalicin mayoritaria se beneficiaran a expensas de aquellos que haban sido
excluidos.
La principal paradoja de este tipo de anlisis era que si bien el foco estaba puesto en el
intercambio, ellos no podan dar cuenta precisamente de los problemas fundamentales
que caracterizan a este tipo de transacciones polticas: poder medir aquello que se est
intercambiando y hacer cumplir los acuerdos alcanzados.
De este modo, tal como ocurri con los trabajos provenientes de la eleccin social, hacia
fines de la dcada de 1980 estos anlisis comenzaron a ser revisados.
Las principales crticas se centraron en el tratamiento que esta visin ms tradicional
daba a dos fenmenos muy importantes en el proceso de formacin de polticas
pblicas: la informacin asimtrica y las restricciones institucionales.
Con respecto al problema de la informacin, el argumento principal gir alrededor de la
idea de que la poltica est cargada de incertidumbre. Los gobernantes, por ejemplo, rara
vez poseen informacin perfecta sobre cules son las preferencias de los ciudadanos en
cada cuestin, por lo tanto, los resultados de las polticas dependen en buena medida de
la transmisin de informacin entre estos actores polticos
16
.
En segundo, trmino, se revaloriz el papel de los incentivos institucionales y del modo
en que las instituciones restringen los comportamientos individuales. Comenz a
estudiarse cmo las instituciones (las disposiciones constitucionales, los derechos de
propiedad, las formas organizativas de las actividades econmicas y polticas)
16
Paradjicamente uno de los primeros autores en advertir este problema fue Anthony Downs, uno de los
primeros exponentes de la perspectiva econmica tradicional, en su Teora Econmica de la
Democracia (1957).
18
establecen aquello que se prohibe hacer a las personas y/o las condiciones en que a
algunas de ellas se les permite hacerse cargo de ciertas actividades.
Con esta intencin, pues, empezaron a incorporarse al estudio de las instituciones
polticas las ideas de mayor circulacin de la nueva economa institucional
(fundamentalmente los enfoques de los costos de transaccin y de principal-agente).
Los trabajos incluidos en esta seccin son una muestra, pues, de la fructfera
combinacin de estas tradiciones de anlisis que ha dado lugar a una de las vertientes
que forman parte de la nueva economa poltica. Ellos intentan responder a dos
preguntas clave: Cmo resuelven las instituciones los problemas de accin colectiva?
y Cules son los costos y beneficios asociados con estas soluciones institucionales?
El control electoral.
El primero de ellos, escrito por J ohn Ferejohn, se ocupa de la relacin entre los votantes
y sus representantes. El trabajo indaga de qu modo los votantes pueden usar el proceso
electoral para controlar a sus representantes desde una de las perspectivas de la nueva
economa institucional: el enfoque de principal-agente.
De acuerdo con la posicin tradicional del enfoque de la eleccin pblica, mientras los
agentes polticos estn restringidos por consideraciones electorales, su comportamiento
tender a reflejar la naturaleza de las preferencias de los votantes: en un mercado
poltico eficiente, la competencia ser la solucin. Sin embargo, este control de
mercado resulta problemtico en el mundo real. Debido a la propia naturaleza del
mercado poltico existen considerables problemas de agencia entre el electorado y los
polticos.
El problema de la agencia centra su atencin en aquellos contratos que involucran una
comisin de responsabilidad de parte de un mandante o principal a un mandatario o
agente bajo condiciones de informacin asimtrica (los agentes poseen mayor y mejor
19
informacin que los principales).
17
Esta informacin asimtrica conduce al problema de
"riesgo moral" (moral hazard), ya que el agente puede aprovechar la ignorancia del
principal como una excusa para abastecer niveles sub-ptimos de esfuerzo.
18
Por otro lado, las dificultades que presenta la relacin entre el principal y el agente
podran minimizarse si el principal logra disear un esquema de incentivos que induzca
al agente a desarrollar el nivel de esfuerzo deseado. Ferejohn muestra que cuando el
electorado es relativamente homogneo y cohesionado, el control electoral es altamente
efectivo. Por el contrario, cuando el electorado es heterogneo (o cuando las cuestiones
a decidir son de naturaleza esencialmente distributiva), el control electoral es muy
imperfecto.
19
La organizacin industrial del Congreso.
Por su parte, Barry Weingast y William Marshall presentan en su trabajo un anlisis de
las instituciones legislativas siguiendo algunas de las ideas principales de la teora de la
firma y de la teora de los contratos ptimos.
Ellos se plantean inicialmente la siguiente pregunta: por qu la actividad legislativa no
se organiza enteramente como un mercado de votos? La respuesta es que dado que
muchas veces el intercambio y/o sus beneficios no son simultneos, existe la posibilidad
de que los legisladores se comporten de manera oportunista y renieguen de los
compromisos adquiridos.
Los autores sostienen que debido a los problemas que conllevan las negociaciones
legislativas existen ciertas formas institucionalizadas de intercambio que resultan ser
ms eficientes que el simple mercado de votos. Su argumento principal es que la
17
En toda democracia representativa la poblacin, en su carcter de principal, interacta con partidos y
polticos, lo cual provoca incertidumbre sobre qu acciones el principal quiere que el agente tome as
como tambin respecto a cmo dichas acciones podran ser controladas.
18
Un artculo notable que aplica nociones de teora de la agencia para estudiar problemas de reforma del
Estado en Amrica Latina, es Przeworski (1998).
19
Una posible escapatoria para los ciudadanos en este ltimo caso, consiste en la utilizacin de reglas
de votacin de tipo sociotrpico.
20
organizacin del Congreso en comisiones especializadas con poder de veto sobre sus
respectivas reas especficas, crea una estructura estable que posibilita los compromisos
crebles y permite el intercambio poltico a travs del tiempo y del espacio.
La burocracia.
A diferencia de los trabajos anteriores, el captulo escrito por Terry Moe no constituye
un anlisis en particular acerca de la burocracia y la administracin pblica sino ms
bien una resea crtica del estudio de estos temas por parte de la nueva economa
poltica.
Moe pone en perspectiva una serie de contribuciones tericas, sealando las principales
ideas y enfoques que orientaron este campo de anlisis a travs del tiempo. En su
revisin incluye los trabajos pioneros (Downs, Tullock, Ostrom) que cuestionaron los
estudios ms tradicionales de la administracin pblica, as como el fructfero aporte de
Niskanen, las teoras de la escuela de Chicago, los estudios ms recientes acerca del
control poltico, hasta llegar a los actuales estudios sobre las polticas de eleccin
institucional.
Su intencin es darle a los lectores una idea sobre cmo ha ido evolucionado el estudio
de la burocracia con el propsito de establecer los rasgos distintivos que una genuina
teora de la administracin pblica debera tener. Al analizar las contribuciones ms
recientes en esta rea (fundamentalmente los aportes de la nueva economa
institucional), sugiere por qu a su juicio estos desarrollos son muy prometedores pero
tambin seala una serie de problemas en particular que necesitan ser superados para
lograr un correcto entendimiento de la burocracia.
Su crtica principal se dirige a aquella perspectiva que ve al mundo poltico a travs de
lentes legislativos. Segn Moe, en esta visin los argumentos acerca de la burocracia
estn excesivamente centrados en su relacin con el poder legislativo y ella no es tratada
como una institucin que valga explicar intensivamente por derecho propio. Su opinin
21
es que, a pesar de los avances alcanzados en este campo, ello debe cambiar para poder
generar una teora exitosa de la administracin pblica.
D. Estudios comparados y de casos
Los trabajos incluidos en la parte III pretenden brindarle al lector una muestra del
potencial que tiene esta perspectiva de anlisis para el estudio comparativo de distintos
sistemas polticos y econmicos.
Cremos necesario incluir este tipo de contribuciones dado que una de las principales
crticas que legtimamente se le suele hacer al enfoque de la nueva economa
poltica es que hasta ahora se ha centrado mayormente en el estudio explcito o
implcito de las instituciones polticas de los Estados Unidos. Es decir, concentrndose
en el estudio de la burocracia, el congreso o las instituciones judiciales norteamericanas,
o peor an analizando fenmenos ms generales a travs de una perspectiva
norteamericana.
El trabajo de Weingast y Marshall, por ejemplo, se refiere a la organizacin de las
instituciones legislativas en sentido amplio, pero de hecho est excesivamente centrado
en el Congreso de los Estados Unidos. Uno de los supuestos principales de su anlisis es
que los partidos no establecen ninguna restriccin sobre el comportamiento de los
representantes individuales. Obviamente se estn refiriendo al caso norteamericano
donde es muy baja la disciplina partidaria, pero su afirmacin (tal vez
involuntariamente) est hecha en forma genrica.
Sabemos que esto no as en todas partes del mundo, ciertamente no es as en Amrica
Latina. En muchos de nuestros pases las organizaciones partidarias tienen un peso muy
importante en la determinacin de las candidaturas, en la definicin de las posiciones de
poder dentro de la legislatura, y en la distribucin de beneficios legislativos.
De todos modos, ello no quiere decir que deba rechazarse este tipo de anlisis. Al
contrario, el desafo consiste en intentar utilizar modelos de este tipo para el estudio de
22
las instituciones de los pases latinoamericanos, adecuando los supuestos a las
caractersticas particulares de cada caso.
Los trabajos que se presentan a continuacin, si bien comparten el enfoque general de
anlisis de la nueva economa poltica, se ocupan de realidades muy variadas sobre la
base de un acabado conocimiento de cada una de ellas. Dos de ellos (el de Spiller y el
de Geddes) consisten en lo que podramos llamar estudios de casos, mientras que el
tercero, escrito por Tsebelis, intenta proveer una perspectiva comparativa ms amplia.
Privatizaciones y compromiso regulatorio en Amrica Latina.
La problemtica del compromiso (commitment) descripta en el captulo de Shepsle, es
un tema que penetra todas las reas de economa poltica, especialmente cuando se
piensa en diseo institucional. La pregunta clave es cmo hacer compromisos crebles,
dada la presencia de incentivos perversos de corto plazo.
El artculo de Spiller analiza el problema del compromiso regulatorio, en el contexto de
los intentos de privatizacin de servicios pblicos realizados por varios pases
latinoamericanos en los ltimos aos. Spiller encuentra que la implementacin de
esquemas regulatorios eficientes depende centralmente de la capacidad que tenga el
gobierno de comprometerse al mantenimiento de una tasa de retorno justa.
Aquellos pases que no tienen protecciones constitucionales o de otro tipo contra la
expropiacin gubernamental, han vivido experiencias de privatizacin penosas, poco
satisfactorias o, en algunos casos, frustradas. Por el contrario, aquellos pases que
contaban con dichas protecciones, han sido capaces de privatizar exitosamente
(obteniendo mejores precios por los activos en cuestin). Esto ilustra de manera
dramtica el impacto econmico de las instituciones polticas.
Desde el punto de vista de diseo institucional (regulatorio, en este caso) Spiller
presenta una visin que, articulando conceptos neoclsicos con preocupaciones
23
institucionales, podramos caracterizar como de equilibrio general institucional. El
diseo ms adecuado de las agencias y mecanismos regulatorios depende, no slo de las
caractersticas econmicas del sector en cuestin, sino tambin del conjunto de
instituciones polticas en que dicha normativa se va a insertar.
Reforma poltica en Brasil.
El artculo de Brbara Geddes tambin se centra en una experiencia latinoamericana, en
este caso brasilea, pero en un caso de reforma institucional (frustrada) de naturaleza
ms explcitamente poltica. Desarrolla un modelo sencillo de teora de juegos para
explicar el fracaso de iniciativas de reforma del estado en Brasil.
El modelo demuestra que, cuando el clientelismo est distribuido de manera desigual
entre los principales partidos polticos de la legislatura (como es por lo general el caso
en Amrica Latina) los legisladores de partidos mayoritarios votarn a favor de reformas
polticas slo en casos excepcionales. Por lo tanto, es poco probable que se realicen
reformas polticas profundas.
La prediccin del modelo es que reformas polticas importantes slo podrn suceder en
casos en los que los principales partidos sean aproximadamente iguales y controlen
cantidades comparables de recursos para el clientelismo. El artculo ilustra esta
proposicin estudiando el caso de la legislatura brasilea ante las propuestas de reforma
de la Unin Democrtica Nacional.
Los actores de veto y la toma de decisiones en los sistemas polticos.
A diferencia de los estudios tradicionales de poltica comparada, el trabajo de George
Tsebelis no reproduce los debates corrientes en la disciplina (parlamentarismo vs.
presidencialismo; bipartidismo vs. multipartidismo). En cambio, compara los diferentes
sistemas polticos con respecto a una propiedad: su capacidad para producir cambios de
polticas.
24
El trabajo gira alrededor de la nocin de actor de veto. Los actores de veto son actores
individuales o colectivos cuyo acuerdo se requiere para cambiar el status quo. Tsebelis
identifica dos categoras de actores de veto: institucionales y partidarios.
Su argumento principal consiste en que las posibilidades de llevar a cabo un cambio en
las polticas disminuye con el nmero de actores de veto y con la incongruencia
(disparidad en las posiciones polticas entre los actores de veto) y la cohesin (similitud
de posiciones polticas al interior de cada actor de veto) que ellos posean.
De este modo, el uso de este tipo de enfoque le permite al autor no slo hacer
comparaciones entre los diferentes sistemas polticos y partidarios, sino tambin hacer
predicciones acerca de la inestabilidad del gobierno (en sistemas parlamentarios) o la
estabilidad del rgimen (en sistemas presidencialistas).
Por otro lado, an cuando no es el objetivo principal de este trabajo, creemos que su
lectura constituye un buen punto de entrada al anlisis de las coaliciones desde el punto
de vista de la literatura de eleccin social.
E. Algunos comentarios finales.
La recepcin de esta perspectiva en Amrica Latina.
En los ltimos aos un fantasma ha estado recorriendo las ciencias sociales
latinoamericanas: el fantasma del enfoque de la eleccin racional.
A pesar de que la nueva economa poltica fue consolidndose cada vez ms en el
mundo anglosajn, la gran mayora de su contribuciones no ha tenido hasta ahora una
adecuada recepcin en los cientistas sociales latinoamericanos.
25
De este modo, durante mucho tiempo se argument que el enfoque de la accin racional
no poda ser aplicado exitosamente en la regin debido a las caractersticas
idiosincrsicas de nuestros pases. El argumento era que el comportamiento de los
actores de los pases centrales era diferente al de los latinoamericanos. Existe algo de
verdad en ese argumento. Ciertamente el comportamiento de los principales actores en
Amrica Latina tuvo poco que ver en el pasado con el de los actores en los pases en
donde la mayora de estas teoras se estaban desarrollando (por ejemplo, muchos
polticos exitosos desarrollaron su carrera cultivando buenas relaciones con los factores
de poder en lugar de hacerlo sirviendo al electorado). Sin embargo, es posible
argumentar que estas diferencias de comportamiento no se debieron a cuestiones de tipo
cultural o idiosincrsicas sino precisamente a los diferentes contextos que ellos tuvieron
que enfrentar.
Esta es una de las explicaciones posibles de por qu esta literatura no tuvo la suficiente
difusin entre los acadmicos latinoamericanos. Mientras que la inmensa proliferacin
de este tipo de estudios se ocupaba por explicar fenmenos propios de regmenes
polticos democrticos, la preocupacin de los latinomericanistas estaba ms
concentrada en establecer las causas de la inestabilidad poltica de sus precarios
regmenes (Geddes, 1995: 100-103).
20
Cabe tambin hacer algunas reflexiones con respecto a la recepcin de la nueva
economa poltica por parte de los economistas latinoamericanos. Por un lado, dado
que la mayor parte de las diferencias en la perfomance de las distintas economas se
debe en ltima instancia a diferencias en las polticas econmicas y en la calidad
institucional, resulta natural pensar que ellos deberan estar particularmente interesados
en esta perspectiva. Esto es consistente con las observaciones de Albert Hirschman,
basadas en su experiencia como asesor econmico en Colombia, con respecto a la
20
Por lo tanto, la ciencia poltica que se desarroll en este contexto estuvo plagada de grandes reflexiones
acerca de las causas estructurales de la inestabilidad poltica en los pases latinoamericanos, bajo la
influencia de las macro-teoras de la modernizacin y de la dependencia (basadas, a su vez, en la
sociologa, la psicologa social y la antropologa). Cabe mencionar a aquellos autores que, como
Guillermo ODonnell entre otros, intentaron desarrollar una economa poltica desde una perspectiva
estructuralista (ODonnell, 1972, y por supuesto, el decano de esta perspectiva, Albert Hirschman, 1958,
especialmente Caps. 6 y 7 )
26
implementacin de reformas econmicas en un sistema poltico inestable (ver por
ejemplo su artculo sobre inflacin en Essays in Trespassing, 1981).
Por otro lado, la naturaleza del mercado de economistas en Amrica Latina es tal que
el grado de imbricacin mutua entre la actividad acadmica y la prctica de la poltica
econmica es mucho mayor que en pases ms desarrollados.
21
Nuestra impresin,
basada en el trato con economistas que han desarrollado ambos perfiles a lo largo de su
carrera, es que ello condujo a una fuerte toma de conciencia de los economistas sobre el
papel fundamental de la poltica en la determinacin de las polticas econmicas.
De todos modos, esto no parece haber dado como fruto un anlisis demasiado
sistemtico de estas interacciones, y ciertamente el anlisis formal (modelizado y
emprico) del efecto de la poltica sobre la economa y viceversa, est an en su
infancia.
22
Un anlisis sistemtico sobre esta relativa escasez de trabajos de Political Economy en
Amrica Latina podra ser til. A modo de especulacin, uno podra mencionar la falta
de institucionalizacin de la economa (y ciencias sociales en general) como actividad
acadmica, sumado al habitual rezago con que corrientes intelectuales internacionales se
incorporan en el mbito latinoamericano.
De la descripcin a la prescripcin.
A pesar de los riesgos que esto implica (y pesar de saber que varios colegas, an dentro
del enfoque de la nueva economa poltica, no estn de acuerdo con nosotros), queremos
resaltar no slo el carcter descriptivo de este tipo de anlisis sino tambin su carcter
(potencialmente) normativo. Si bien es cierto que la nueva economa poltica no se
ocupa de indagar por qu se comporta la gente de la manera que lo hace, y mucho
menos, de decir cmo debera comportarse, lo que s nos permite establecer son los
21
Para evidencia emprica sobre este punto vase Biglaiser (1997).
22
Ciertamente han existido y existen honrosas excepciones. Para evitar omisiones preferimos no dar aqu
las referencias que nos vienen a la mente. Algunas de estas producciones quiz han sido favorecidas por
el tamao relativamente chico de algunas instituciones de investigacin, que probablemente llev a una
menor separacin de las disciplinas en departamentos.
27
cursos de accin ms adecuados que estn a disposicin de las personas si es que ellas
desean alcanzar determinados objetivos.
Ms an, dados los supuestos de comportamiento racional, esta perspectiva de anlisis
permite prescribir la adopcin de ciertos arreglos institucionales y polticas pblicas que
permitan alcanzar resultados colectivos ptimos. En palabras de Inman (1987) ...
una parte integral del anlisis de poltica econmica debe ser la bsqueda de reformas
institucionales que faciliten la adopcin de buenas polticas y que bloqueen la adopcin
de malas polticas (pp. 648-649).
Probablemente estas soluciones institucionales sean juzgadas a la luz de los diversos
intereses existentes en la sociedad. De hecho, uno de los rasgos principales de esta
perspectiva es tomar en cuenta precisamente los aspectos polticos del propio proceso de
eleccin institucional.
Sin embargo, es justamente el reconocimiento de los conflictos reales de intereses lo que
le permite a esta perspectiva evaluar adecuadamente la viabilidad y conveniencia de
implementar determinadas polticas pblicas. A diferencia de visiones econmicas
tradicionales, en donde la poltica es algo que distorsiona, incluso pervierte objetivos
nobles, la nueva economa poltica toma a los polticos y sus motivaciones como dados
e intenta disear arreglos institucionales y polticas pblicas en funcin de stos, no a
pesar suyo. Es decir, vuelve a introducir la poltica dentro de la economa poltica
(Shepsle, 1998).
Quo Vadimus?
A modo de sntesis y como conclusin, valga resaltar que la perspectiva de la NEP es un
complemento y no un sustituto, tanto del anlisis econmico convencional, como de
enfoques a la ciencia poltica diferentes a ella. Slo que, como ya hemos mencionado,
en Amrica Latina (tanto en economa como en ciencia poltica) todava no ha tenido
un desarrollo adecuado. Sin embargo, existen razones para ser optimista.
28
Por un lado, el enfoque de la accin racional se presenta cada vez ms dentro de la
ciencia poltica como una alternativa terica capaz de brindar un marco unificado de
anlisis para identificar regularidades empricas en el comportamiento humano.
Por otro lado, a partir de los procesos de democratizacin en la regin comenz a
producirse un cambio de perspectiva en el plano acadmico. La discusin dej de estar
concentrada en temas tales como las causas estructurales de la (in)estabilidad poltica o
en los distintos modelos normativos de democracia, para ocuparse de cuestiones ms
concretas, por ejemplo indagar qu arreglos institucionales permitiran un mejor
funcionamiento de los nacientes regmenes democrticos.
De este modo, las circunstancias histricas estn permitiendo superar algunas de las
barreras que en el pasado dificultaron el desarrollo de esta perspectiva en la ciencia
poltica latinoamericana.
En cuanto a la economa, siempre desde un punto de vista meramente especulativo, nos
animamos a pronosticar un importante crecimiento en la produccin de estudios de
economa poltica. Probablemente ello ocurra bajo la influencia del fuerte impulso que
esta rea ha tenido en el mainstream internacional, sumado a una aceleracin en la
incorporacin de nuevas tendencias acadmicas, ligada a la mayor globalizacin y
apertura de los pases latinoamericanos.
Otro factor que ha actuado y continuar actuando como detonador de este tipo de
preocupaciones es el proceso mismo de reforma y transformacin econmica e
institucional que varios de estos pases estn viviendo. Es particularmente evidente que
la economa neoclsica (as como la economa neo-keynesiana y otras corrientes
semejantes) no est particularmente bien equipada para estudiar muchos de los aspectos
de estos procesos.
23
23
De hecho, a nivel internacional ha habido una importante produccin sobre la economa poltica de las
reformas econmicas, involucrando a economistas y cientistas polticos. Un compendio de dicha
literatura, desde el ngulo econmico, puede encontrarse en Tommasi y Velasco (1996) y en Sturzenegger
y Tommasi (1998). Existen tambin importantes contribuciones de autores lationamericanos, por ejemplo
Gerchunoff y Torre (1996), Acua y Smith (1996), y Torre (1997).
29
Un ltimo factor, aunque es difcil predecir su impacto de largo plazo, es la
predisposicin de organismos internacionales a financiar este tipo de investigaciones.
Estas razones hacen pensar, pues, que en el futuro la perspectiva presentada en este libro
cobrar particular relevancia en los anlisis polticos y econmicos de la regin
24
.
Este libro es una pequea muestra de una literatura con la que se puede coincidir o no,
pero que no puede ser ignorada por un cientista social contemporneo.
F. Referencias.
Acua, Carlos y William Smith (1996) La economa poltica del ajuste estructural: la
lgica de apoyo y oposicin a las reformas neoliberales. Desarrollo Econmico v. 36,
141, abril-junio.
24
Ello no quiere decir que necesariamente se vaya a convertir en el enfoque dominante ni mucho menos.
De hecho, existen importantes y valiosos debates en la ciencia poltica contempornea al respecto.
Curiosamente (o no), no hay mayores debates del mismo tenor en la ciencia econmica.
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