ES TIEMPO DE GORDITAS
Nancy Reyes.
Como grandes tesoros tengo en mi mente los recuerdos de los días de gorditas en
la casa de la abuela, en las que más que imágenes, se quedaron registrados
sonidos: las carcajadas, las voces conversando, el ajetreo de niños corriendo, y
siempre marcando el ritmo, el ruido constante de la abuela palmeando la masa
para hacer las gorditas.
Mi abuela posee la receta original de las gorditas de Cd. Victoria Tamaulipas, ella
aprendió haciendo gorditas viendo a su suegra cocinar, por lo regular las mujeres
aprenden a cocinar viendo a sus madres, pero mi abuela quedo huérfana a los
ocho años. El ingrediente principal es la masa de maíz, que por lo regular ya se
vende preparada en las tortillerías se le agrega sal y manteca, mi abuela aconseja
que debe ser la suficiente para que quede el sabor, se amasa todo, se hacen las
bolitas, se aplastan palmeándose, y después se ponen en el comal, ya después se
pone el relleno.
Este método no es el único existen otras formas dependiendo de la región, podría
decirse que es casi como las diferentes entonaciones vocales, o tonos que
tenemos al hablar, depende del norte o el sur. En Tula por ejemplo, además de
meterse al comal, se fríen en manteca, mi abuela propone que sus gorditas están
hechas sin tanta grasa porque ella siempre anda cuidando a la gente, no se les
vaya a subir el colesterol, las de mi abuela son la versión light.
En Veracruz a la masa se le agrega frijol negro, dependiendo del gusto, y se
amasa todo junto, después va al comal, y se rellena con lechuga, se les llama
negras. En el DF, las gorditas son similares pero la diferencia está en el relleno,
sólo es frijol, requesón o chicharrón prensado. También se le puede agregar a la
masa requesón, o chile colorado, a estas últimas se les llama coloradas. En
Aguascalientes también se preparan y es el estilo de Cd Victoria.
El mundo de las gorditas es basto y amplio, en la red se pueden encontrar varias
recetas para preparar este platillo mexicano, se puede visitar tortilladigital.com o
ver a Chucheman, por YouTube, guiándote paso a paso en el proceso. Además se
puede encontrar información sobre su historia, por ejemplo en Yahoo incluso viene
la definición etimológica de gorditas, de acuerdo a su nombre indígena:
Oztoticpac, óztotl, cueva; ípac, sobre, “Sobre la cueva o cumbre”.
Al parecer las gorditas están en todas partes, han llegado hasta el Teatro, en 2008
se presento en la ciudad de Monterrey, Nuevo León, la obra denominada ¡Aca las
gorditas!, con la presentación estelar de Renán Moreno, Nena Pineda, y Tere
Medellín, cuya trama ocurre precisamente en un restaurant de gorditas. Es
interesante encontrar además, prensa escrita dedicada a las gorditas como lo es
“Revoltijo News”, un boletín publicado por la principal cadena de gorditas a nivel
nacional Gorditas Doña Tota.
El negocio de la Sra. Carlota Murillo inició en 1952, precisamente en una de las
calles de Cd. Victoria, Tamaulipas, en donde vendía gorditas rellenas de
diferentes guisos en una humilde carreta, y hoy es una de las cadenas de comida
rápida mexicana más grandes del país, con más de 200 franquicias. La cantidad
requerida para montar una unidad varía desde aproximadamente 50,000 dólares y
puede llegar hasta los 80,000 dólares, de acuerdo a la página donatota.com. Esta
empresa tiene presencia incluso en Facebook donde puedes convertirte en uno de
los 2539 fans.
En una de mis visitas a este negocio para conocer mejor sobre el tema, descubrí
algo impactante, quienes se dedican a hacer las gorditas aquí en Mexicali, no las
palmean, solo las aplastan, y por lo visto odian las gorditas, por su cara de enfado
al atender a la gente, si bien tienen un buen sabor, al igual que en cualquier, lugar
de comida rápida, no te dan ganas de estar más de lo necesario, como diría la
conocida frase de Fox: “comes y te vas” .
Comer en ese lugar no es la gran cosa, es una sucursal dentro de un
supermercado, que a su vez es una sucursal de una cadena nacional, en la que
hay unas bancas con mesas de imitación madera, y una barrita desde la cual se
puede ver mientras hacen las gorditas, estoy segura que ninguna de las personas
que estaban ahí, tiene idea de cómo se hacen, o de lo que se necesita para hacer
las gorditas, cada quien comiendo, como si fuera cualquier otra cosa, una
hamburguesa, un sándwich, y por supuesto cada quien por su lado aunque
estemos hombro a hombro. Ni siquiera se nota interacción entre las personas que
trabajan, como si entre la estufa y el mostrador hubiera millas de distancia.
Entonces me di cuenta, que lo que hacía importantes aquellas reuniones de mi
infancia no era el platillo principal, gorditas con frijoles refritos y queso, era todo lo
demás, el ponerse de acuerdo para comprar los ingredientes, llegar a determinada
hora para ayudar a preparar la masa, estar ahí mientras la abuela cocinaba,
esperar a que se doraran las gorditas, jugando o platicando, dependiendo de la
edad, y al oír: ¡ay va la primera tanda!, aproximar rápido la mano a la mesa para
empezar a degustar. Antes creía que lo importante eran las gorditas, pero hoy me
doy cuenta, que fuimos nosotros, mi familia, los que seleccionamos hacer esos
momentos especiales, y que mejor forma recordarlos que disfrutando de una
buena gordita.