DISCURSO OFICIAL de Juramentación 1996

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PRESIDENCIA DE LA REPBLICA

DOMINICANA



DISCURSO DE JURAMENTACIN DEL DR. LEONEL
FERNNDEZ COMO PRESIDENTE DE LA REPBLICA
DOMINICANA








PRONUNCIADO EL DA 16 DE
AGOSTO DEL AO 1996
Seor Dr. Amables Aristy Castro, Presidente de la Asamblea Nacional
Excelentsimo Seor Doctor Joaqun Balaguer, Ex-Presidente de la Repblica
Dominicana
Seor Profesor Juan Bosch, Ex-Presidente de la Repblica Dominicana
Excelentsimo Seor Rafael Caldera, Presidente de la Repblica de Venezuela
Excelencia Doctor Lien Chan, Presidente del Yuan (Poder) Ejecutivo de la
Repblica de China
Su Alteza Real Prncipe de Asturias, Fernando de Borbn
Excelentsimo Seor Rosny Smarth,Primer Ministro de Hait
Su Excelencia Reverendsima Monseor Chistophe Pierre, Nuncio Apostlico, Jefe
de las Misiones Especiales
Excelentsimos Seores Jefes de las misiones Especiales
Honorable Seor Pedro Rosell, Gobernador de Puerto Rico
Altos Funcionarios Civiles y Militares
invitados Especiales
Seoras y Seores
Un da como hoy, hace 133 aos, fue esparcido por el firmamento de la Repblica
Dominicana, el Grito de Capotillo.
Con ese hecho se anunciaba al mundo y al pas que los dominicanos iniciaban una
nueva etapa de luchas en la conquista por la soberana, la independencia y la
autodeterminacin.
Esas luchas picas culminaron con la Restauracin de la Repblica, con lo cual se
logr una reafirmacin de los valores y principios democrticos que dieron origen a
nuestra fundacin como pueblo, debido a los desvelos de nuestros Padres
Fundadores, Duarte, Snchez y Mella, y de quienes junto a ellos integraron la
sociedad patritica La Trinitaria.
Hoy, a tantos aos de distancia de aquel acontecimiento memorable, la Repblica
vuelve a llenarse de jbilo.
Este acto solemne al cual asistimos es una demostracin inequvoca de la madurez
que ha ido conquistando el sistema democrtico en la Repblica Dominicana.
Si bien es cierto que la vocacin por constituir un Estado de Derecho
fundamentado en los principios de la democracia y la justicia social datan desde los
mismos orgenes de nuestro surgimiento como nacin, no lo es menos que esa
vocacin se ha intensificado, de manera particular, de los ltimos 35 aos desde la
participacin de la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo a la poca actual.
Ese proceso de transicin de un rgimen depstico a un sistema democrtico no
ha ocurrido de manera lineal. Por el contrario, ha tenido sus momentos de
interrupciones, zizagueo y estancamientos, como lo demuestran hechos recientes
de nuestra historia.
Sin embargo, la democracia no solo ha logrado sobrevivir, si no que ya empieza a
experimentar signo de madurez y perfeccionamiento.
Cuando se examine en forma desapasionada esa etapa turbulenta de nuestra
historia, y se cuestionen cmo fue posible la supervivencia de nuestro sistema
poltico, an en ausencia de radiciones, valores e instituciones democrticas, la
respuesta, invariablemente, tendr que ser una sola.
La democracia pudo sobrevivir porque cont con el privilegio de la presencia de los
JB: Joaqun Balaguer y Juan Bosch.
El doctor Joaqun Balaguer desde el poder, y el profesor Juan Bosch, desde la
oposicin fueron las dos figuras que las proporcionaron sentido de equilibrio y de
estabilidad al sistema poltico en la Repblica Dominicana.
Otras sociedades latinoamericanas tuvieron la fortuna de haber podido contar con
personalidades electrizantes del mundo de la poltica, como fueron los casos del
presidente Rmulo Betancourt en Venezuela; Vctor Ral Haya de la Torre,
Presidente; Jos Figueres, en Costa Rica y Luis Muoz Marn, en Puerto Rico.
En la Repblica Dominicana hemos disfrutado de la oportunidad de haber contado
no slo con dos grandes lderes polticos de multitudes, como lo han sido el
profesor Juan Bosch y el Dr. Joaqun Balaguer, sino, adems de dos excepcionales
figuras intelectuales que han sabido influir poderosamente en el pensamiento y en
la conducta de sus connacionales.
Para mayor fortuna nuestra an, hemos podido contar tambin con la presencia de
otra vigorosa personalidad, perteneciente a una generacin ms joven que la de
los dos maestros antes mencionados, pero que sin duda ha hecho aportes
importantes al desarrollo de nuestro sistema democrtico.
Se trata del Dr. Jos Francisco Pea Gmez.
En distintos momentos y bajo circunstancias adversa, estos tres hombres,
comandando las tres principales fuerzas polticas del pas, han sido la garanta de
que la democracia dominicana no haya colapsado y de que el caos no se haya
extendido como una mancha de aceite por todo el cuerpo social de la Repblica
Dominicana.
Ellos han sido los responsables de haber conducido el proceso de transicin
democrtica que en los ltimos treinta y cinco aos ha vivido la Repblica
Dominicana. En ese proceso de transicin hemos vivido momentos estelares que
han permitido el ejercicio de uno de los pilares fundamentales de sustentacin de la
democracia representativa: la alternabilidad en el poder.
En 1978, se produjo la alternabilidad democrtica del poder cuando el Partido
Reformista tuvo que cederle la conduccin de los destinos nacionales al Partido
Revolucionario Dominicano, que entonces emerga victorioso en los comicios
efectuados ese aos.
Luego de dos administraciones sucesivas de ese partido, el Dr. Joaqun Balaguer
volvi a conquistar el respaldo de la mayoras nacionales, y una vez ms se
produjo la alternabilidad democrtica en el poder, cuando esta vez, en forma
inversa, el Partido Revolucionario Dominicano haca entrega pacfica al Partido
Reformista Social Cristiano.
Mientras se produca ese fenmeno, el sistema poltico de la Repblica
Dominicana evolucionaba de un sistema bipartidista a uno multipartidista, con tres
fuerzas fundamentales, la tercera de las cuales la constituye, el Partido de la
Liberacin Dominicana.
Para algunos analistas, tanto nacionales como internacionales, la democracia
poltica dominicana se encontraba incompleta debido a que siendo un sistema
constituido por tres fuerzas polticas fundamentales, slo dos de ellas haban
accedido al ejercicio del poder.
Se requera que esa tercera fuerza tambin obtuviese la oportunidad llevada por el
apoyo de las grandes mayoras nacionales, de conducir los destinos del pas.
Es, efectivamente lo que acaba de ocurrir.
El reciente triunfo obtenido en las urna por el Partido de la Liberacin Dominicana
viene a completar ese elemento faltante en nuestro sistema multipartidista en el
que slo dos de sus organizaciones haban ejercido plenamente el poder del
Estado.
Pero adems el triunfo del PLD viene a constituir un acto de reivindicacin frente al
Prof. Juan Bosch, ya que el haber sido interrumpido en el ejercicio de su mandato
democrtico, encuentra ahora, por intermedio de uno de sus discpulo, la
representacin de los que fue su visin de una Repblica Dominicana donde no
pereciera la Libertad.
Sin embargo, debo advertir que para los seguidores del Partido de la Liberacin
Dominica, el triunfo electoral que ha obtenido no ha sido interpretado como una
expresin de adhesin incondicional de la ciudadana que ejerci el sufragio en su
favor, si no mas bien como un acto de fe y como un testimonio de confianza.
Los ltimos tres procesos electorales que ha tenido el pas (1990,1994 y este
ltimo que acaba de transcurrir, 1996) ofrece lecciones importantes para una
sociologa de la poltica dominicana.
En 1990, el Partido de la Liberacin Dominicana obtuvo la mas alta votacin que
hasta entonces haba obtenido en toda su historia, mientras que el Partido
Revolucionario Dominicano y Partido Reformista Social Cristiano obtenan, ambos,
la mas baja votacin que jams hubiesen registrado en toda su participacin
previa.
Cuatro ao despus, es decir, en 1994, el Partido de la Liberacin Dominicana
experimenta un abrupto declive, mientras que el Partido Revolucionario
Dominicano y el Partido Reformista Social Cristiano se disputan el primer lugar,
habiendo obtenido, en esa ocasin, la ms alta votacin que en toda su historia
ambos partidos haban experimentado.
Sin embargo, dos aos despus nada ms, el Partido Reformista social Cristiano
llega a sus ms bajos niveles histricos y el Partido de la Liberacin Dominicano a
escalar cumbres, nunca antes alcanzadas.
Cmo interpretar ese fenmeno ? Cmo explicar la oscilacin en forma de pndulo
que han experimentado las principales fuerzas poltica del pas, que de la cima se
han desplomado al suelo y del suelo han vuelto a emerger como fuerza triunfante
?.
La nica explicacin vlida a todas esas efervescencias del sistema poltico
dominicano se encuentra en el reconocimiento de la bsqueda que realiza el
pueblo dominicano de encontrarse con formas renovadas de liderazgo y condicin
de la poltica.
Ese proceso de bsqueda del pueblo dominicano con un estilo renovado de
liderazgo poltico ha coincidido con un fenmeno de mutacin histrico a escala
planetaria que reclama de nuevas energas nacionales para ser encauzadas en
favor del progreso y la prosperidad de todos los dominicanos.
Si en los treinta y cinco aos de luchas que el pueblo dominicano ha desplegado
en favor de la transmisin democrtica ha podido contar con el talento de tres
figuras de excepcin, el proceso de consolidacin democrtica que ahora se inicia,
requiere, por encima de todo, de instituciones fuertes.
El filsofo espaol Jos Ortega y Gasset deca que el hombre es l y sus
circunstancias con lo que lleg a coincidir con el autor del 18 Brumario de Luis
Bonaparte, quien, con notable lucidez elabor el concepto de que si bien es cierto
que son los hombres quienes hacen la historia, nunca la hacen las circunstancias o
condiciones escogidas por ellos.
La circunstancia en que nos tocar ejercer el poder en la Repblica Dominicana,
nos vienes impuesta por el devenir de la historia.
Los ltimos aos han sido escenario de una revolucin llevada a cabo en toda la
humanidad con consecuencias y proyecciones originalmente inimaginables, y que
ha repercutido en el mbito de la geopoltica, el conocimiento cientfico tcnico y en
los nuevos sistemas de produccin y comercializacin de bienes y servicios.
El fin de la guerra ha determinado que en lugar de una confrontacin bipolar de
carcter poltico ideolgico y militar entre dos superpotencias, como fue el caso de
los Estado Unidos y la Unin Sovitica, las relaciones internacionales se hayan
reorganizados de manera multipolar, donde lo que cobra importancia por encima
de los referidos factores, es la economa y el comercio.
La naturaleza multipolar de las relaciones internacionales ha dado lugar a la
formacin de bloques comerciales internacionales, como son los casos de la unin
europea, conformado por los 15 estados suscribientes del Tratado de Mastricht;
tratado de Libre Comercio entre Estado Unidos, Mxico y Canad y la Asociacin
de Estados Asiticos.
A sta situacin de cambio geopoltico le ha acompaado una revolucin cientfico
Tecnolgico, en virtud de la cual, las tecnologas y los sectores productivos
tradicionales, entre los cuales se encuentran la siderurgia, el petrleo, la industria
qumica, petroqumica y el transporte basado en motor de combustin interna, han
sido sustituido por la electrnica, la informtica, biotecnologa, la
telecomunicaciones, fibra ptica y el micro chip.
Un reputado investigador de las ciencias gerenciales, Peter Drucker en su libro, La
sociedad Post-Capitalista ha descrito este fenmeno como la transformacin que
conduce hacia la sociedad post-capitalista o sociedad del capitalismo.
He aqu, como l nos presenta lo que actualmente hipnotiza a la humanidad:
La nueva sociedad, que ya est aqu, es una sociedad post-capitalista.
Seguramente, utilizar el mercado libre como el nico mecanismo probado de
integracin econmica. Ser una sociedad anticapitalista. No ser ni siquiera no-
capitalista. Las instituciones del capitalismo sobrevivirn, aun cuando algunas, por
ejemplo los bancos puedan desempear papeles muy diferentes. Pero el centro de
gravedad de la sociedad post-capitalista su estructura, su dinmica social y
econmica, sus clases sociales- es distinto de los que dominaron durante los
ltimos 250 aos y definieron las cuestiones en torno a las cuales cristalizaron los
partidos polticos y grupos sociales, los sistemas de valores de la sociedad, de los
compromisos personales y polticos.
Y ms adelante, aade:
El recurso econmico bsico ya no es el capital ni son los recursos naturales ni el
trabajo, para decirlo en lenguaje de los economistas. Es y ser el conocimiento.
Las actividades centrales de creacin de riqueza no sern ni la asignacin del
capital a uso productivo ni el trabajo los polos de la teora econmica de los
siglos XIX y XX, bien fue la clsica, marxista, Keynesiana y Neoclsica. El Valor se
crea hoy por la productividad y la innovacin, ambas aplicaciones del conocimiento
al trabajo.
La revolucin cientfico tecnolgica ha sido la base de donde ha emanado el
fenmeno de la globalizacin, el cual ha representado un desafo al concepto
tradicional de Estado Nacin, en razn de que las fronteras nacionales son
traspasadas por el proceso de transnacionalizacin de la produccin, las
comunicaciones, el transporte, el comercio y las finanzas.
En la actualidad hay un proceso de globalizacin que se expresa en la Repblica
Dominicana, no slo a travs del sistema de Internet en la computadora o de
Teleconferencia, como recientemente comprob en la recin inaugurada en la
Plaza de la Salud, sino tambin en el turismo, en las zonas francas, en las
transacciones financieras internaciones y en la puesta en prctica de los acuerdos
del GATT.
El desafi al que nos enfrentamos como nacin es el de como asimilamos esos
cambios en nuestras estructuras econmicas, sociales y polticas sin que ello
represente una amenaza de supervivencia a nuestra sociedad, si no que por el
contrario es un estmulo al progreso y a la modernizacin.
Lo que podra ser motivo de preocupacin de esos cambios mundiales para la
Repblica Dominicana ha tenido lugar en un momento que todava no estbamos
preparados para recibirlos, con lo cual se ha generado la necesidad de acelerar la
agenda del desarrollo nacional con la finalidad de ponernos a tono con la hora que
va marcando la hora del mundo.
Esas tareas de ponernos a tono con el ritmo de avance con que transita la
humanidad no es ni puede ser labor de un solo individuo.
No es ni puede ser labor de un solo partido.
No es ni siquiera tarea de todos los partidos.
Es la labor de toda la sociedad trabajando con un sentido de direccin hacia la
conquista de metas nacionales.
He examinado con profundo detenimiento los programas de gobierno de todos los
partidos que terciaron en el recin finalizado torneo electoral y he encontrado que
en todos esos programas hay mas elemento en comn que elemento de
separacin.
Eso prueba que las distintas fuerzas polticas que se disputan entre s el escenario
eleccionario nacional tiene un claro diagnstico de nuestras debilidades actuales y
una lcida de hacia donde debemos encaminarnos como nacin.
Tal vez pocas naciones en el mundo tengan una visin tan clara como la tenemos
los dominicanos respecto del tipo de sociedad que deseamos para nosotros y para
nuestros hijos.
Y por supuesto, mi gran interrogante es la siguiente. Si efectivamente, las distintas
fuerzas polticas que conforman el espectro nacional y las distintas organizaciones
que hoy integran lo que en el lenguaje moderno se llama sociedad civil, pero en
tiempo no muy lejanos se le identificaba como fuerzas vivas de la nacin, estn de
acuerdo respecto a lo que hay que hacer para hacer de la pobreza e iniciar el
transito hacia la modernizacin y el desarrollo, y por qu no podemos actuar juntos
?.
Si el Partido Revolucionario Dominicano, el Partido Reformista Social Cristiano y el
Partido de la Liberacin Dominicana estuvimos de acuerdo, en nuestros
respectivos programas de gobiernos para que se apruebe la Ley General de
Electricidad, para de esa manera evitarle al pueblo dominicano los interminables e
irritables apagones, por que no podemos trabajar juntos ?.
Si el PRD, PRSC, y el PLD estuvimos de acuerdo en nuestros programas de
gobiernos en promover una ley general de privatizacin de la empresa pblica,
para una vez estudiada la situacin de cada una de las empresas de CORDE,
saber qu hacer con ellas, por qu no podemos trabajar juntos ?.
Si PRD, PRSC y el PLD nos comprometemos en nuestros programas de gobierno
a cambiar la situacin de la justicia dominicana mediante la conformacin del
Consejo Nacional de la Magistratura, la aprobacin de la ley de carrera judicial y la
creacin de la Escuela Nacional de la Magistratura, por qu no podemos trabajar
juntos ?.
Si sabemos que se requiere de la aprobacin de una ley de salud y de otra ley
general de educacin, para que nuestro pueblo pueda disfrutar en ambas reas de
servicios de mayor calidad, Por que no podemos trabajar juntos ?.
Lo que se quiere es evitar que se produzca nuevas quiebras de bancos y de que
pobres infelices pierdan los ahorros de toda una vida, y por tanto resulta imperativo
la aprobacin de una nueva ley que regule el funcionamiento de las actividades
bancarias, Por que no podemos trabajar juntos ?.
Quien os dirige la palabra cree firmemente que en esta hora crucial que vive el
mundo y la Repblica Dominicana es obligacin de todos contribuir con la
realizacin de metas u objetivos nacionales que nos permitan salir de la inocultable
situacin de sub-desarrollo en que nos encontramos en vspera del advenimiento
de un nuevo siglo y un nuevo milenio.
En muchas ocasiones sostuve que el gobierno que hoy se inicia debera ser un
gobierno de unidad nacional, he planteado tambin una unidad programtica y la
celebracin de una cumbre poltica con el propsito de garantizar la gobernabilidad
del pas.
La gobernabilidad es un tema nuevo que hace referencia a ideas viejas.
En el fondo, la gobernabilidad democrtica hace referencia a la necesaria
legitimacin que debe tener todo sistema poltico o lo que es igual, a la necesidad
de preservar la estabilidad y el orden poltico como consecuencia del apoyo que
recibe en la distintas fuerzas que interactan en el seno de la sociedad.
Hasta hace relativamente poco tiempo, la amenaza de la gobernabilidad de las
naciones latinoamericanas estaba dada por las ocurrencias y los golpes de estado
militares que desconocan los gobiernos civiles electos.
En la actualidad los golpes de estado militares en Amrica Latina estn en crisis. El
transito de regmenes autoritarios a gobiernos civiles ha dejado como una sombra
del pasado las viejas sonadas cuartelarias.
La amenaza a los sistemas democrticos est dado hoy por la incapacidad de
poder satisfacer las demandas econmicas sociales de las grandes mayora
nacionales.
No hay democracia donde hay estmagos vacos.
No hay democracia donde no hay derecho a la educacin y a la salud.
No hay democracia donde no se reconoce el derecho que tiene todo ser humano a
desarrollar sus potencialidades creadoras.
Obviamente, en aquella sociedades donde no hay garanta a las satisfaccin de
esos derechos fundamentales para la convivencia humana produce una
desestabilizacin del orden y se entra en el campo cenagoso de la
ingobernabilidad.
Proveer esas posibilidades y el disfrute de esos derechos al pueblo dominicano,
insisto, es tarea de todos; y cuando hablamos de garantizar la gobernabilidad en la
Repblica Dominicana, mediante un pacto legislativo, que permita la aprobacin de
leyes consideradas de inters nacional, de ninguna manera se est solicitando que
nadie pierda su identidad ni que deje de ejercer su rol de organizacin opuesto a la
que en estos momentos tiene bajo su responsabilidad en la conduccin de los
destinos nacionales, sino que hagan efectiva su cuota de aportacin al
mantenimiento de la estabilidad cuya existencia nos favorece a todos.
Para garantizar esa gobernabilidad debe haber una estrecha colaboracin entre el
Poder Ejecutivo y Poder Legislativo.
De manera equivocada se ha pretendido difundir la idea que el gobierno que hoy
asume su mandato es un gobierno de base precaria porque se encuentra en franca
minora tanto en el Senado como en la Cmara de Diputados.
Al hacerse esa afirmacin, se pierde de vista el que desde sus orgenes, el
Parlamento o Congreso fue concebido como un contrabalance o un contrapeso a la
rama ejecutiva del poder pblico, el cual quiere significar que slo dentro de una
visin autoritaria de la democracia el que el poder ejecutivo controle o avasalle el
Poder Legislativo.
Los criterios que a travs de los rganos de opinin se han querido difundir
tuviesen cierta veracidad, en el sentido de que un gobierno del Partido de la
Liberacin Dominicano resulta dbil porque no tiene mayora en el Congreso habra
que preguntarse cmo gobierna Bill Clinton en los EE.UU. ,donde tanto el Senado
como la Cmara de Representantes estn bajo el control del Partido Republicano,
o cmo gobernaron Ronald Reagan y George Bush, ya que bajo sus mandatos el
Congreso estuvo bajo la direccin del Partido Demcrata ?.
El que el Partido controle la rama ejecutiva no tenga la direccin del Congreso, lo
que significa es que hay que apelar necesariamente algo que el pueblo siempre ha
deseado, y es a que se gobierne recurriendo a mtodos democrtico que no
excluyan a nadie de los mecanismos de toma de decisin de sectarismo poltico.
En su extraordinario ensayo, James McGregor Brums, el bigrafo por excelencia
de Franklyn Delano Roosevelt sostiene que el liderazgo poltico moderno ya no
encuentra su fundamento en las condiciones del lder iluminado o del sujeto
mesinico, sino mas bien en la capacidad de transaccin de inters en conflicto
que asegure la conquista del bien comn.
Esta experiencia que hoy se inicia en el Partido de Liberacin Dominicana, en lugar
de interpretarse en el ejercicio de un mandato dbil por no disponer de mayora
congresional, debe visualizarse como una oportunidad que se ha ofrecido a la
sociedad dominicana para que la democracia se ejerza al margen de criterios
autoritarios y de prcticas excluyentes.
Por otra parte, estamos conscientes de que debido al hecho de que el Partido de la
Liberacin Dominicana no ha tenido un ejercicio previo de mandato presidencial,
hay determinados sectores de la vida nacional que se manifiestan inquietos y se
cuestionan en relacin a los propsitos y la naturaleza del gobierno que hoy se
inicia.
Seores miembros de la Asamblea Nacional, si lo tenis a bien, permitidme
despejar esas dudas y explicar el alcance de nuestros objetivos.
En primer lugar el gobierno que hoy se inicia se propone desarrollar una profunda
reforma y modernizacin del Estado. Para eso, es decido conformar una Comisin
Presidencial Pro-reforma del Estado, la cual ser presidida por quien os dirige la
palabra con la finalidad de darle seguimiento permanente.
El objetivo central de la reforma y la modernizacin del Estado Dominicano es de
contribuir a la eliminacin de la corrupcin de la administracin pblica, hacer mas
eficiente el servicio pblico que se provee a la nacin debido a que el problema de
la corrupcin es un mal estructural del sistema poltico dominicano y no una
conducta exclusiva de una determinada fuerza poltica, hay quienes estima que
una lucha de esa naturaleza tiene carcter quijotesco.
Se equivocan. La corrupcin s puede ser enfrentada, sobre todo en esta etapa del
desarrollo de nuestros pueblos en que se ha tomado mayor conciencia de la
relacin directamente proporcional que existe entre los niveles de pobreza y el
enriquecimiento desorbitado de unos pocos.
Para enfrentar la corrupcin, empezaremos con un plan de aplicacin universal de
la Ley del Servicio Civil y la Carrera Administrativa.
Con la aplicacin de esa ley se les proporcionar seguridad y estabilidad a los
empleados y funcionarios pblicos. En la medida en que mejoremos la
administracin del sistema tributario y podamos aumentar los ingresos del Estado,
aumentar los salarios de los servidores pblicos, pues tenemos la conviccin de
que uno de los elementos que ms incide en la comisin de actos de corrupcin es
precisamente el de los bajos salarios.
Habr seguro mdico para todos los empleados pblicos. Habr promocin en
base al mrito y educacin continuada que eleve permanentemente la capacidad
de dichos servidores.
Con esas medidas lo que se busca es profesionalizar la burocracia dominicana con
lo cual se conquista la lealtad del empleado a funcionario pblico con respecto al
Estado.
Pero adems de darle aplicacin a la Ley de Servicio Civil y Carrera Administrativa,
nos proponemos establecer un nuevo esquema de control financiero del Estado a
cargo de la Controlara General de la Repblica, la cual operar con autonoma
administrativa y presupuestaria.
Propiciaremos una verdadera reforma judicial, que garantice la aprobacin de la
carrera judicial que establezca la Escuela Nacional de la Magistratura, que eleve el
salario de los jueces y dems auxiliares de la justicia y que dignifique el rol de los
magistrados.
Todos esos son elementos previos para alcanzar la aplicacin y las normas
vigentes de nuestro Cdigo Penal relativa a la comisin de delito lesivo al inters
del patrimonio del Estado.
Finalmente, para atacar de manera directa todos los actos de corrupcin que se
realizan al amparo de la administracin del sector pblico, se asignarn al
Procurador General de la Repblica funciones especiales para supervisar el
programa anti-corrupcin.
En lo referente al mbito econmico, el Gobierno que hoy se inicia anuncia que su
estrategia de desarrollo descansa en los siguientes puntos:
1.- Estabilidad macroeconmica, con la cual se garantiza una estabilidad en los
precios al consumidor y en la tasa de cambio. 2.- Reactivacin de los sectores
productivos, especialmente de los sectores agropecuario e industrial, para lograr
una economa sustentable en el largo plazo. 3.- Cambio en el orden institucional, lo
que implicar llevar un cambio de reformas en las finanzas pblicas sobre todo en
los marcos de la reforma tributaria y arancelaria.
En lo que atae al sector externo, haremos modificaciones en el rgimen de
aduana, en la instituciones vinculadas al servicio exterior para poner a disposicin
de exportacin y la atraccin de nuevas inversiones.
4.- Equidad Social, con la cual se quiere dejar establecido que el gasto pblico ser
reorientado en favor de las reas sociales, como educacin, salud, agua potable,
alcantarillado y vivienda.
El objetivo de la poltica econmica de nuestro gobierno ser el de reducir los altos
niveles de la pobreza que actualmente existen, generando empleos de la mediana,
pequea y micoempresa, modificando el sistema de jubilaciones y de pensiones e
introduciendo cambios en el sistema de seguridad social.
Nuestro gobierno ser un gobierno orientado en favor de la niez, de la juventud,
de la mujer y de los envejecientes.
Para que sin demora alguna se comprenda la orientacin de este gobierno,
procederemos a poner en lo inmediato a poner en ejecucin el programa de
desayuno escolar gratuito en las escuelas pblicas. Aplicaremos masivamente el
programa de vacunacin. Distribuiremos los libros escolares.
Arreglaremos las escuelas y empezaremos con nuestro plan de establecer
laboratorios de computadoras en las escuelas, como una forma de introducir las
nuevas herramientas de aprendizaje.
Con el gobierno que hoy se inicia, podremos decir, Repblica Dominicana,
despierta, que ya lleg la hora de la escuela, Repblica dominicana despierta que
ya lleg la hora de los nios.
Nunca olvidar aquella frase de un nio que me cort el paso por las calles de
Salcedo para decirme en tono esperanzador: Leonel, yo quiero que tu seas
presidente para yo dejar de ser limpiar botas.
Tampoco olvidar aquella joven de la seccin de La Pia, en Santiago Rodrguez,
quien me expuso en muy breves palabras el ms completo de todos los programas
polticos electorales.
Me dijo. A lo nico que yo aspiro es a que un gobierno que usted presida en esta
comunidad haya agua, luz y que se pavimenten las calles.
Nadie suele poner en dudas que la Repblica Dominicana es un pas con un gran
porvenir. Con recursos naturales, con variedad de climas, con una gran
infraestructura fsica, con una mano de obra abundante y deseosa de ser
incorporada al mercado laboral, lo nico que le hace falta es una renovacin
espiritual que le haga mirar con optimismo su propio destino.
Eso no quiere decir, en modo alguno, que desdeemos la magnitud de la obra que
nos aguarda. Sabemos que lo que tenemos por delante requiere de mucha
ecuanimidad, enormes sacrificios y de gran prudencia.
Vamos afrontar el reto, que no es tan slo mo, sino de nuestro partido y de mi
generacin.
Siento que el pueblo cifra muchas esperanzas en lo que har nuestro gobierno. Y
no lo defraudaremos.
Estamos obligados a gobernar como Dios manda, por lo que en esta hora suprema
de mi existencia suplico a Dios Todo Poderoso que al igual que al Rey Salomn
nos ilumine y nos provea de la sabidura requerida para guiar a la Repblica
Dominicana por el Nuevo Camino.

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