A Los Suyos Vino, y Los Suyos No Le Recibieron - San Juan Crisóstomo
A Los Suyos Vino, y Los Suyos No Le Recibieron - San Juan Crisóstomo
A Los Suyos Vino, y Los Suyos No Le Recibieron - San Juan Crisóstomo
TEXTO COMPRENDIDO: San Juan, cap. I, v. 11. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. EXPOSICIN HOMILTICA: I. Intr !ucc"#n. II. Los suyos $ n % $ &u!' $. I%($tra$) %a )*p $"c"#n c n tr $ pa$a&)$ !) %a E$cr"tura + p n!)r,$) %a !"-)r)nc"a !) &u!' $ + .)nt"%)$. III. La cau$a !) tant /a% para % $ &u!' $ -u) %a "ncr)!u%"!a!, nac"!a !) %a $ 0)r0"a. I1. D) a2u' pr v"n ta/0"3n $u )nv"!"a c ntra % $ .)nt"%)$. P n!3ra$) cu,n "rrac" na% )ra. T)$t"/ n" $ !) San Pa0% c ntra % $ &u!' $. 1. E*4 rtac"#n a )v"tar %a $ 0)r0"a + c n$"!)rar %a pr p"a /"$)r"a. San Juan Cr"$#$t / . Cap. I, v. 11. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Si os acordis de las ideas que preceden, aadir lo que sigue a continuacin con ms gusto, por ver que lo hago con grande utilidad. Pues de esta manera para vosotros ser ms fcil de entender mi palabra, por acordaros de lo ya dicho, y yo no necesitar tanto trabajo, pues podris por la mucha aplicacin penetrar lo dems con mayor perspicacia. l que siempre pierde lo que se le da, siempre necesitar de maestro, y nunca llegar a saber nada! pero el que conserva lo que recibi y aade ms todav"a, pronto de disc"pulo llegar a maestro, y ser #til no slo para s", sino tambin para todos los dems. $s" espero yo que ha de suceder con esta reunin, y lo conjeturo por la grande atencin que me prestis. a, pues, depositemos en vuestras almas, como en segur"simo tesoro, la rique%a del Seor, y e&aminemos lo que hoy se nos propone, en cuanto nos favore%ca la gracia del sp"ritu Santo. II 'ijo (el vangelista) que el mundo no le conoci, hablando de los tiempos antiguos. 'espus desciende tambin a los tiempos de la predicacin (evanglica) y dice* $ lo suyo vino, y los suyos no le recibieron, llamando ahora suyos a los jud"os, como a pueblo pecu+ liar, o tambin a todos los hombres, como a criados por l. , as" como ms arriba, atnito de la necedad de los ms de los hombres, y avergon%ado por causa de toda nuestra naturale%a, dec"a que el mundo hecho por l no reconoci a su -riador, as" en este lugar a su ve%, amargado por la ingratitud de los jud"os y de la mayor parte de los dems hombres, pone la acusacin con ms energ"a, diciendo* Los suyos no le recibieron, y eso, cuando l vino a ellos. , no slo el vangelista, sino tambin los Profetas dec"an con admiracin lo mismo, y #ltimamente Pablo, lleno de estupor por este motivo. n efecto, los Profetas, revistiendo la persona de -risto, clamaban de esta manera* Un pueblo a quien no conoc me sirvi, con obediencia me obedeci; hijos extraos me mintieron; hijos extraos envejecieron y erraron sus caminos (Ps. ./00, 45, 4 !" # de nuevo* $quellos, a quienes no se habl de %l, le ver&n y los que no oyeron entender&n (0sai., 100, '5!( y adems* )ui hallado por los que no me buscaban; me mani*est+ a los que no pre,untaban por m -.s", 1./0, 2). , San Pablo, escribiendo a los romanos, dec"a* /ues 0qu+1 Lo que buscaba .srael, +sto no lo
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alcan2, mas los esco,idos lo alcan2aron (3om., .0, 4). , otra ve%* /ues, 0qu+ diremos1 34ue los ,entiles que no se,uan la justicia, han alcan2ado la justicia; mas .srael, yendo tras la ley de justicia, no ha lle,ado a la ley de justicia (3om., 0., 56). , es verdaderamente cosa que pone asombro, cmo los educados en los libros de los Profetas, los que cada d"a oyen a 7oiss, que dice tantas cosas de la venida de -risto, y a los dems Profetas de las pocas siguientes, ms todav"a, los que ve"an al mismo -risto, hacindoles cada d"a milagros, y hablando con ellos solos, el cual por entonces ni a#n a los disc"pulos permit"a ir camino de gentiles, ni entrar en ciudad de samaritanos, y tampoco l lo hac"a, sino que una y otra ve% dec"a haber sido enviado para las ovejas descarriadas de la casa de 0srael! sin embargo, a pesar de tantos milagros en su favor, de la vo% de los Profetas que o"an diariamente, de las amonestaciones continuas del mismo -risto, tan absolutamente cegaron y ensordecieron, que con nada de esto pudieron ser tra"dos a creer en l. , en cambio los gentiles, sin haber go%ado de ninguno de estos favores, ni haber o"do jams, ni aun por sueo, los divinos orculos, antes envueltos siempre en fbulas de locos (pues a esto se reduce la filosof"a profana), y revolviendo las vaciedades de los poetas, y sujetos a la adoracin de troncos y piedras, y no sabiendo cosa #til ni sana, ni en doctrina, ni en costumbres, ya que su vida era ms impura y e&ecrable que sus doctrinas 8y 9cmo no lo hab"a de ser, viendo como ve"an a sus dioses que se go%aban en toda maldad, y eran adorados con torpes palabras, y obras todav"a ms torpes, y esto ten"an por fiesta y honor, y eran honrados por sus e&ecrables asesinatos y muertes de nios, y as" trataban sus adoradores de imitarlos:8! a pesar de todo, hundidos en el abismo de toda maldad, de repente, como por encanto, se nos presentan resplandecientes arriba, en la misma cumbre de los cielos. III 9-mo tuvo esto lugar y por qu causa: ;yelo de labios de San Pablo. Pues l no ces de investigarlo con gran diligencia, hasta hallar la causa, y se la descubri a todos los dems. , 9cul es sta: , 9de dnde a los jud"os tanta ceguedad: ;yeselo decir a l, que estuvo encargado de este ministerio. 9<u es, pues, lo que l dice, para soltar la duda de muchos:5o conociendo ellos, dice, la justicia de 6ios, y tratando de establecer la suya propia, no se sometieron a la justicia de 6ios (3om., ., 5). Por eso les fue tan mal. , otra ve%, e&plicando lo mismo de otro modo, dice* /ues 0qu+ diremos 34ue los ,entiles que no se,uan la justicia han alcan2ado la justicia, pero la justicia que es por *e; mas .srael, que iba tras la ley de justicia, no ha lle,ado a la ley de justicia" 6ime( 0por qu+1 porque no -la buscaron! por *e, pues trope2aron en la piedra del esc&ndalo (3om., 0., 56, 5=)* , lo que dice significa* la causa de estos males fue para ellos la incredulidad! y sta naci de la soberbia. Porque cmo, habiendo sido antes superiores a los gentiles por haber recibido la ley y conocer a 'ios, y todo lo dems de que habla San Pablo, despus de la venida de -risto vieron que tambin aquellos por la fe eran llamados con el mismo honor, y que recibida la fe no hab"a diferencia entre circunciso y gentil! de la soberbia pasaron a la envidia, sintindose mordidos de ella, y no pudieron sufrir la benignidad inefable y sobreabundante del Seor. 1o cual no les naci sino de su arrogancia, perversidad y odio de los dems. I1 n efecto, 9qu dao se os segu"a a vosotros, oh hombres los ms insensatos, de la providencia ejercida en favor de otros: 9 n qu se disminu"an vuestros bienes, porque otros participaran de los mismos: >-iega es, verdaderamente, la maldad e incapa% de ver
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por el momento lo que conviene? -omidos, pues, de envidia, por haber de tener participantes de su misma libertad, volvieron la espada contra s", y de esta manera recha%aron la benignidad de 'ios. , con sobrada ra%n. Pues l dice* $mi,o, no te ha,o injusticia; quiero dar tambi+n a +stos lo mismo que a ti (7atth., .., 25, 2@). 7ejor dicho, ellos no son dignos ni a#n de esta respuesta. Porque aquel, aunque lo llevaba a mal, con todo, pod"a alegar los trabajos de todo el d"a, y fatigas, calores y sudores! pero ellos 9qu pueden decir: Aada de eso, si no es pere%a, intemperancia e innumerables males que continuamente les reprend"an los Profetas todos, por lo cual tambin ellos ofendieron a 'ios lo mismo que los gentiles. , esto lo declaraba Pablo, diciendo* /orque no hay distincin -entre judos y ,entil!; pues todos pecaron y necesitan de la ,loria de 6ios, siendo justi*icados de balde por la ,racia de el (3om., 000, ==, =@). ste cap"tulo lo desarrolla en aquella carta con utilidad y grande sabidur"a. , ms arriba hace ver que son dignos de mayor castigo. Porque todos los7 que en la ley pecaron, dice, por la ley ser&n ju2,ados (0bid., 00, 2=)! esto es, ms duramente, pues adems de la naturale%a tienen la ley que los acusa. , no slo por esta ra%n, sino tambin por haber sido causa de que entre los gentiles fuera 'ios blasfemado* /orque mi nombre, dice, es por vuestra causa blas*emado entre los ,entiles (3om., 00, =@! 0s., 100, B! %ech., .../0, =6). ,a, pues, que esto era lo que ms los carcom"a 8como que a los mismos convertidos del juda"smo a la fe les parec"a cosa estupenda, y por eso echaban en cara a Pedro, cuando volvi a ellos de -esarea, que hab"a ido a gente incircuncisa, y comido con ellos! y a#n despus de enterados de la providencia de 'ios, todav"a a#n as" se admiraban de cmo se hab"a derramado tambin a los gentiles la gracia del sp"ritu Santo, dando a entender con su asombro que jams hubieran esperado ellos esta maravilla8* como sab"a, pues, que esto era lo que ms les llegaba al alma, no deja piedra por mover, a fin de vaciar su hincha%n y deshacer su arrogancia, inflada hasta ms no poder. , mira cmo lo hace. 'espus de haber hablado de los gentiles, y demostrado que no ten"an por ning#n aparte e&cusa alguna ni esperan%a de salvacin, y reprend"dolos fuertemente por su perversidad de doctrinas e impure%a de vida, traslada su ra%onamiento a los jud"os, y despus de haber recapitulado lo que de ellos dijo el Profeta, que eran e&ecrables, fraudulentos, astutos, que todos se hicieron in#tiles, y que nadie entre ellos buscaba a 'ios, sino que todos se desviaron y otrascosas semejantes, aadi* # sabemos que cuanto la ley dice, se lo dice a aquellos que est&n en la ley; para que toda boca se cierre, y todo el mundo se sujete a 6ios""" /ues todos pecaron y necesitan de la ,loria de 6ios (3om., 000, 2C, =5). 1uego, 9por qu te engr"es, oh jud"o: 9Por qu te ensorberdeces: -errada queda tu boca, destruida tu libertad, con todo el mundo quedas t# tambin hecho s#bdito, y lo mismo que los dems ests en necesidad de ser justificado gratuitamente. 'ebieras, cierto, aunque hubieses obrado bien, y tuvieses mucha libertad con 'ios, no envidiar por eso a los que hab"an de obtener misericordia y ser salvos por clemencia. Porque maldad e&trema ser"a consumirse por los bienes ajenos, y sobre todo cuando no se te segu"a de ello perjuicio alguno. Si la salvacin de los dems daara a tus bienes, tendr"a ra%n de ser la triste%a* aunque ni a#n entonces para quien sabe filosofar (y ser virtuoso). Pero si ni con el castigo ajeno aumenta tu premio, ni con su bien disminuye, 9por qu te atormentas a ti mismo, porque otro se salva gratis: -onven"a, pues, como antes he dicho, que aunque fueras del n#mero de los que obraron bien, no te mordiera la envidia por la salvacin concedida gratis a los gentiles, pero, siendo como eres reo de los mismos delitos ante el Seor, y habindolo ofendido lo mismo tambin t#, llevar a mal los bienes ajenos, y engre"rte como si t# solo debieras ser particionero de la gracia, es hacerte reo no slo de envidia y arrogancia, sino tambin de e&trema locura, y acreedor
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por ello a todos los ms terribles tormentos* pues plantaste en ti mismo la soberbia, que es ra"% de todos los males. Por lo cual un sabio dec"a* /rincipio de pecado es la soberbia ( ccli., ., 2B)! esto es, ra"%, fuente y madre. $s" cay el primer hombre de aquel feli% estado! as" tambin el mismo Satans que le enga fue derribado de la cumbre de su dignidad. 'e ah" que, viendo el perverso que la naturale%a de este pecado bastaba para derribar de los mismos cielos, emprendi este camino, cuando trat de derribar a $dn de tan grande honor. Pues habindole inflado con la promesa de la igualdad con 'ios, le hi%o reventar y le derrib a las mismas profundidades del infierno. , es que nada hay que as" nos enajene de la benignidad de 'ios, y deje a merced del fuego del infierno, como la tiran"a de la soberbia. Porque si la tenemos, toda nuestra vida se corrompe, por ms que ejercitemos la castidad, la virginidad, el ayuno, la oracin, la limosna y cualquiera otra virtud. .nmundo, dice (la scritura), delante del Seor todo soberbio en su cora2n (Prov., ./0, D). 1 3eprimamos, pues, esta hincha%n del alma, sajemos este tumor, si es que queremos ser puros y librarnos del suplico preparado para el diablo. Pues, en efecto, que el arrogante haya de sufrir necesariamente lo mismo que l, yeselo decir a San Pablo* 5o sea ne*ito, para que hinchado de soberbia, no cai,a en el juicio y la2o que el diablo (2 Eim., 000, D). 9<u significajuicio1 n la misma condenacin, dice, en el mismo suplicio. Pues 9cmo, se dir, puede uno huir de este mal: Si considera su propia naturale%a y la muchedumbre de sus pecados, la grande%a de los tormentos de la otra vida y lo pasajero de lo que en sta parece glorioso, que no se diferencia del heno, y se marchita con ms facilidad que las flores de primavera. Si revolvemos continuamente estas ideas dentro de nosotros mismos, y tenemos en nuestra memoria a los que ms se distinguieron por su virtud, no podr fcilmente levantarnos el demonio, por mucho que se esfuerce, ni a#n comen%ar siquiera a suplantarnos. l 'ios de los humildes, el bueno y benigno, l nos de a vosotros y a mi un cora%n contrito y humillado. Puesto que as" podremos llevar a cabo todo lo dems con facilidad, para honor de Auestro Seor Fesucristo, por el cual y con el cual sea la gloria al Padre, juntamente con el sp"ritu Santo, por los siglos de los siglos. $mn.