93, 1938
93, 1938
93, 1938
Julio
Diciembre 1938
N.
Revista Chilena
DE
Historia y
Geografa
SANTIAGO
IMPRENTA
DE
CHILE
UNIVERSITARIA
DIKI.CTOK
RICARDO DONOSO
Sumario
Los
Apstoles del Diablo. Apstoles del Diablo. Fray Tadeo Silva. Apuntes para la historia de la platera
Los
en
Ro.
Chile.
Diario personal. (Mayo-Junio 1818) El trabajador chileno y los ferrocarri les del Per.
Jeremas
Robinson.
Watt Stewart.
Dr.
Juan
Brggen.
Cruz,
Diego Dubl Almeida. Erland Nordenskild. Luis
Maciel.
Enrique Azarla
Gil.
palanganas Veterano
Bibliografa.
Revista
Chilena de Historia y
Geografa
DIRECTOR
RICARDO DONOSO
Z>f81
TOMO LXXXV
SANTIAGO
DE CHILE
IMPRENTA
UNIVERSITARIA
ESTADO
O3
1 938
Tomo LXXXV
Julio-Diciembre de 1938
N.a 93
Los
Apstoles
del Diablo
Cul habr sido el objeto del P. Camilo Henrquez, en el num. 23 del Mercurio prodiga a Voltaire, a Montesquieu, y a Rousseau los elogios ms pomposos, y de que son absolutamente indignos? Por qu se avanza hasta llamarlos Apstoles de la razn, en cuyos escritos resplandece la verdad, y cuyas producciones se acogen, se devoran con un ardor inexplicable? La solucin de esta pregunta es un problema, que ha dado bastante que pensar a los hombres sensatos apreciadores de su reli gin y de su patria. Hombres muy escrupulosos se han avanzado a sospechar siniestramente sobre las opiniones Se religiosas del autor de tan exorbitantes elogios. imaginan que habiendo sido llamado por el ex-Director O'Higgins, desde la ciudad de Buenos Aires para que viniese a Chile a ayudarle a derrocar la supersticin y el fanatismo, empieza ya a ejercer su misin elogiando a esos autores impos, que se gloriaban de querer echar por tierra esa misma supersticin y fanatismo, que segn su modo de pensar eran una misma cosa con la religin
cuando
de Jesucristo.
A qu fin, dicen, un sacerdote profeso en la Congre gacin de San Camilo elogia tan sin medida a los ene migos ms crueles y encarnizados de la revelacin y del Evangelio? Ignora este religioso que no hay obra de Voltaire, de Rousseau y Montesquieu que no combatan
los
apstoles
del diablo
indirectamente al cristianismo? No sabe que el primero de sus elogiados Apstoles vierte en todas sus producciones un negro veneno de blasfemias contra Dios, y contra lo ms sagrado que hay en el cielo y en la tierra? Se le oculta acaso que la Santa Madre Iglesia ha prohibido la leccin de estos Apstoles del Diablo para que su contagio pernicioso no infeccione a los incautos e ignorantes? Y qu otra cosa hace, ni puede hacer con sus elogios sino excitar a los jvenes a que se entreguen a su lectura perversa contra el precepto de la Iglesia, y envenenen por consiguiente sus almas con la ponzoa de la irreligin y de sus mximas? De aqu quieren estos seores inferir, que contraviniendo el Editor del Mercu rio a las rdenes de la Iglesia en una materia de esta clase, hay mucho fundamento para sospechar de su
directa
creencia
en
su
continuo
conato para introducir en Chile la tolerancia ilimitada de toda secta anticatlica: por ella se declar abierta
mente
los
en
con
escndalo de todos
diputados, y uno de los captulos de elogio de sus pretendidos Apstoles es haber desterrado al averno la intolerancia fantica, restituyendo a la tiara de San Pedro su mal perdida humildad; de modo que segn aparece de estas escandalosas expresiones, l se goza de la depresin, y vilipendio de la Cabeza de la Iglesia, y solicita ansiosamente ver una Mezquita de Moros al frente de una Catedral, una Sinagoga, o una Pagoda al lado de cada Parroquia, una Logia o un Templo de Lutera nos cerca de cada Convento, para que cada cual vaya adonde guste a los oficios religiosos. Fundan, adems, sus presunciones en aquel cuidado diligente con que ha copiado en sus Mercurios los pro yectos de reforma eclesistica adoptados por la autori dad secular de Buenos Aires, que ha destruido y ani quilado las rdenes religiosas en lugar de reducirlas a regla, careciendo de potestad para una obra de esta clase; sin que jams se haya dignado copiar una sola lnea de los bellsimos papeles, que han producido algu-
LOS
APSTOLES
DEL
DIABLO
reforma destructora. Aaden, que en esto ha procedido el Padre de concierto con sus operaciones, pues habindose quitado el hbito reglar de San Camilo por una Bula de secularizacin, que le concedi el pasado Director con la autoridad de los Santsimos Apstoles Voltaire, Rousseau y Montesquieu, desea que en Chile se concluya con las Comunidades Religiosas, para no tener a la vista tantos hbitos, que le atormentan la conciencia por haber dejado el suyo contra las prohibiciones y excomuniones eclesisticas. Dicen que no hallan en qu orden o clase de ciudadanos entre los deba colocarse al sobredicho religioso; no seculares, porque todava trae corona; no entre los clri gos, porque carga chupia y medias blancas; no entre los frailes, porque no trae su distintivo, que es el hbito; y que de consiguiente parece que slo debe colocarse, ubi nullus est ordo, sed sempiternus. horror, como deca San Bernardo hablando de algunos de los sacerdotes de su tiempo. En vista de tales antecedentes, resuelven estos hombres escru pulosos el problema, diciendo: que si el Padre Camilo ha prodigado tan exorbitantes elogios a Voltaire, a Rousnos
sabios contra
esa
y Montesquieu, migos crueles de la Tiara, furiosos declamadores contra las Comunidades Religiosas, Apstoles de la tolerancia infernal, y qu se yo que otros dictados ms preciosos.
seau es son ene
declamaciones contra el Sr. D. principal de su venida a nues tro Chile, despus que nos habamos librado del clebre Garca, que derramaba en sus peridicos las mismas ideas del Mercurio : y concluyen, que todos los ejercicios espirituales, que hizo este caballero en Santa Rosa juntos Estilita no sern bas con la penitencia de San Simn tantes a borrarle este pecado de tan perniciosas conse
Por ltimo convierten
sus
Manuel Salas
como
causa
cuencias. As discurren
estos
escrupulosos
tmidos,
quienes
alarma la ms mnima expresin, que no sea muy con forme al viejo cristianismo que profesan. No s si tienen razn en discurrir de esta manera, o si el acendrado amor que tienen a la Religin de Jesucristo, les hace temer
LOS
APSTOLES
DEL DIABLO
justo, que algunas plumas atrevidas quieran vilipendiarla y destruirla. Yo que no soy tmido, escru puloso, ni fantico, y tampoco soy amigo de juzgar las intenciones secretas, cuando no se dejan traslucir visible mente, en las operaciones exteriores; dejando al P. Ca milo en su buena fama y opinin, emprendo desvanecer las grandes ideas, que su Mercurio ha hecho formar a muchas gentes sobre Voltaire, Rousseau y Montesquieu; a quienes llama Apstoles de la razn, y les prodiga unos elogios capaces de empear en la lectura de sus obras, a los que ms los detestan. Temo que leyendo sus mons truosas producciones tantas gentes ignorantes en el De recho natural, en las ciencias metafsicas, y en los funda mentos de nuestra Santa Religin, sean seducidas por Ates sus razonamientos capciosos, y se prostituyan al al a la con al Desmo, y mo, Materialismo, torpeza grave perjuicio de sus almas, y de la felicidad de nuestra patria. Empezando por Voltaire, no s con qu justicia o fun damento llama el Padre Camilo, Apstol de la razn a este hombre desvergonzado, soberbio, deshonesto e irreli gioso. Podr llamarse Apstol de la razn un Materia lista, un Atesta, un Fatalista, que niega en los hombres
ms de lo
la libertad de indiferencia para lo bueno y lo malo? Vol taire es todo esto y mucho ms, o a lo menos se esfuerza en casi todas sus obras a persuadir astutamente estos abominables errores tan perniciosos a la sociedad civil. Es un Materialista manifiesto: por eso se esfuerza en pro bar, que la mayor parte de los Filsofos antiguos sostena la materialidad de nuestras almas; asercin verdadera mente extraa, y desvergonzado modo de mentir comba tido por Cicern en sus Tusculanas. Del mismo principio nace la vehemencia con que aspira a persuadir que los antiguos hebreos no crean en la inmortalidad del alma, y que este dogma fu nuevamente inventado despus de la cautividad de Babilonia: manifiesta y atrevida calumnia, que slo puede seducir al que no ha saludado los libros
llegado
en
extremo, que
se
avanz
componer
un
LOS
APSTOLES
DEL DIABLO
en
la
'
cannico. En el prefacio de este poema apa malvada hipocresa, que reconoce este libro como divino e inspirado; y despus de esta fingida confesin, se esfuerza a manifestar que en l se ensea la mortalidad de nuestras almas, el epicureismo, espinosismo, manichesmo, etc., y que se aconseja el goce de todas las delicias de la vida, porque despus de la pre sente no hay otra, en que se deban temer premios o pastigos eternos. Todas estas horrendas blasfemias las propone como un curso -moral dictado por el Espritu Santo, para persuadir mejor a los incautos el desprecio de la vida veni dera, el materialismo, el fatalismo, y todos los placeres voluptuosos. Calumniador impo y desvergonzado, que atribuye al Espritu Divino las sentencias, que escribe Salomn en persona de los pecadores prostituidos como l a los vicios. Mas, para no andar con velos y obscuridades declara al. fin Voltaire francamente su sentir en las cartas de Memmio, y en su folleto titulado A. B. C, con estas formales palabras: Hablemos francamente: no hay alma. Esta doctrina impa la esparce bajo diferentes formas en los artculos Alma, Bestia, Materia, Sensacin, Sueos, de su Diccionario Filosfico. He aqu pues al Apstol de la razn igualando al hom bre con las bestias, y abriendo la puerta con esta bella doctrina a toda clase de delitos: porque si s persuaden los hombres, que han de morir como brutos sin esperar nada en la otra vida, es consiguiente forzoso, que rom piendo los diques del pudor se entreguen a todos los vicios sin vergenza. Qu otra cosa puede esperarse de quien no teme en la otra vida un castigo de sus crmenes, ni espera un premio de sus acciones virtuosas? Si el infierno terrible no es preservativo suficiente para que muchos se retraigan de los vicios ms groseros, qu suceder cuan do se rompa este freno saludable? No tenemos aqu nece sidad de manifestar las perniciosas consecuencias que se siguen contra la sociedad civil del sistema degradante, que iguala al hombre con las bestias: todos comprenden sus efectos perniciosos, y no ignoran los sabios cuan de-
Iglesia
por
renta,
con
una
10
LOS
APSTOLES
DEL DIABLO
testables enemigos de la seguridad y quietud pblica los materialistas brutales. Sea, pues, bestia Voltaire las bestias, pero no Apstol de la y proclmese Apstol de este razn como el P. Camilo lo predica; a no ser que el en tenido ser concepto de ilustrado religioso quiera bestia, en que tiene a todos los hombres su glorioso Apstol
son
Voltaire. Este glorioso Apstol no slo lo es del materialismo de nuestra alma, sino tambin del atesmo: en su Ensayo sobre la Historia Universal, profiere esta expresin que hace temblar al ms libre: Quien no teme a un Dios, no Asercin bellsima y sabe lo que es turbar al universo. infierno! del Segn ella el temer, a digna de un Apstol buenos los de y castigador de los un Dios remunerador del mundo; y por el vicios es origen de las turbaciones contrario, el no temer a un Dios, que si existe debe ser necesariamente justo, es el origen de la paz, del buen orden lecciones de y tranquilidad de las Repblicas. Excelentes Estas al universo! ilustrar un filsofo, que se propone su en lecciones de atesmo las siembra disimuladamente Diccionario Filosfico: en l se propone los sofismas de Bayle contra la existencia de Dios, y dejndolos sin solu cin, como acostumbra, esparce sombras de esta suerte sobre ese dogma capital de la razn: si alguna vez se
hay Dios, como en su Catecismo Chino, y en una de sus novelas, lo hace de un modo fro, debi y dejando sin respuestas las objeciones, que pueden
esfuerza
a
probar
que
litar esta creencia en los nimos sencillos. Un hombre de esta clase no es Apstol de la razn, es, por el contrario, un azote de la humanidad, y n destructor de los funda mentos de la sociedad civil : los magistrados, que penetren bien los intereses de sus pueblos, deben prohibir la lectura de sus obras perniciosas, y mirar como enemigos del Estado Cuando Deagoa cuantos en l las introducen y elogian. ras neg la existencia de la Divinidad, se le mir como una peste pblica, y en todo pas civilizado se mira a los ates tas como enemigos de la quietud del ciudadano. La insolencia de este pretendido Apstol se extiende a destruir los principales fundamentos de las leyes, que rigen
LOS
APSTOLES
DEL DIABLO
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leyes podrn
tener
vigor
no es Ubre al cometerlos? Con qu justicia se castigar al que ejecuta una accin contra la ley si no est en su mano el omitirla? Y a qu delitos no abrir la puerta, quien haga creer al hombre
que
es una
mquina,
Pues tal es la doctrina de Voltaire en su Diccionario Filo sfico: en el artculo Cadena de acontecimientos sostiene que todo es necesario en lo moral y en lo fsico, y de con Estas lecciones siguiente el hombre no tiene libertad. saludables las repite ms claramente en el artculo Destino: La doctrina, dice, opuesta a la del destino o necesidad es una doctrina absurda y contraria a la idea de una Providencia eterna. La decisin no puede estar ms terminante ni ms clara: con todo el deseo de persuadir esta impiedad le hace repetirla con estas formales pala bras en el artculo Libertad: El hombre no es ms libre < que su perro; nosotros queremos necesariamente en consecuencia de las ideas que se nos presentan; no
hay libertad de indiferencia; sta es una palabra que nada significa, inventada por gentes insensatas; los libros que tratan de la libertad de indiferencia son unas puras necedades. En consecuencia de esta edificante doctrina, Voltaire trata de espritus dbiles a los que creen que un mdico los sana de sus dolencias, y a los que dicen que el hombre prudente se fabrica su destino con sus honrados procede
<
Doctrinas verdaderamente Apostlicas, que nivelan a los hombres con los perros; que los hacen obrar tan necesariamente como las causas naturales: que quitan al ciudadano virtuoso la esperanza de formarse un destino feliz : y en cuya virtud el asesino que priva de la vida a un hombre, justo, no es ms digno de castigo que un peasco, que desgajndose de un monte por las leyes inmutables Por es de la gravedad, mata a un miserable pasajero. tas y otras bellezas fu mandado quemar su Diccionario Filosfico en 1765, por sentencia del parlamento de Pars, junto con las Cartas de la montaa de Juan Santiago Rous seau : y su Ensayo sobre la Historia proscripto por la asam blea de aquel clero.
res.
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LOS
APSTOLES
DEL DIABLO
impo con derramar en sus obras lecciones de materialismo; de fatalismo, de atesmo, sino que aun no se avergenza de hacerse Apstol de torpezas; su corazn lleno del fuego de una concupiscencia sin l mites, la vierte por su pluma en indecentes producciones : la Doncella de Orleans, Candida, l Cntico de los Cnticos, y algunas de sus novelas respiran por todas partes la torpeza de su imaginacin: las impiedades ms groseras, las obcenidades ms fastidiosas, mil indecencias pueriles, chistes impuros ensucian cada lnea de estos infames fo lletos, y son capaces de llenar de indignacin al hombre
No
se
contenta este
El libelo detestable titu ms licencioso y desenvuelto. lado Defensa de mi To es otro agregado de inmundicias: en l hace alarde de una depravacin extraordinaria y de una grosera abominable : hay captulos titulados de la Sodoma, del Incesto, de la Bestialidad, y lo que en cada captulo se sigue corresponde muy bien al ttulo prefijado, y es muy digno de un adorador de Venus. Qu bello Apstol propone el.P. Camilo a la juventud! Muy justo es que el joven de pasiones ardientes, que el helado anciano, que la casta doncella acojan, lean y de voren con ardor los elocuentes escritos de este infame Apstol de lascivia. Los padres de familias pnganlos en manos de sus hijas, de sus educandos y sirvientes, y estn seguros de que ensuciarn su corazn con imgenes obceas, harn prender en ellos el fuego de la torpeza, Por cierto y los precipitarn a las obras ms infames. la mucho tiene a sabio reli este que patria que agradecer su instituto a debiendo bien morir gioso, que por ayudar a las gentes, las ayuda a mal vivir en sus peridicos, pro ponindoles como Apstol de la razn al corruptor ms infame de la naturaleza. Un escritor asalariado por el Go bierno para que difunda las luces, reprima con sus con sejos el vicio, y haga amar las virtudes a los pueblos, no deba proponerles por maestro de las costumbres al que no reconoce distincin entre la virtud y el crimen, al a los a la hombres clase de los brutos, los que degrada hace obrar como mquinas, y pretende desterrar de todo estado la santa Religin de Jesucristo.
'
LOS
APSTOLES
DEL DIABLO
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el objeto de su odio, de su encarnizamiento y de su clera: casi siempre la combate directa o indirectamente en todas sus producciones: la combate hasta en sus novelas sucias, donde nada tena que ver la religin; la combate con infidelidades hist ricas, con mentiras manifiestas; levanta gravsimos tes timonios a la Sagrada Escritura, y a los Santos Padres
S,
esta
Religin Divina
es
de la Iglesia; es, en fin, un picaro manifiesto, que en su Diccionario Filosfico miente ms que renglones tiene
enemigo ignorante y mal intencionado: sobre la Historia General hay tantas faltas Ensayo como pginas, segn lo demostr un ex-Jesuta: todos los rincones de la Europa y principalmente de la Francia, lo acusaron de errores, de robos literarios, de stira y de impiedad. Madama la Condesa de Genlis, Bergier, y el clebre Nonoste han probado hasta la evidencia estas acusaciones; pero sus preciosas obras ni se leen, ni se aconseja que se lean, y la impiedad de Voltaire triunfa Las prcticas ms sagradas son entr los ignorantes. para este hombre infeliz motivos de escarnio y de burlas indecentes. Qu pesados insultos hace a la Divina gra cia! Qu blasfemias vomita contra la Providencia por las enfermedades a que sujet a los hombres! Qu clera tan negra vierte contra los Papas en las primeras impre siones de su Henriada! Qu calumnias tan groseras le vanta a S. Po V, uno de los Pontfices ms grandes de la Iglesia! Qu blasfemias vomita contra S. Pedro! Qu. pero no ensuciemos el papel con el relato de sus infames producciones: se ha demostrado a este impo como a un mal ciudadano, que por sus escritos hace deshonestos a los jvenes, insensibles a los padres, infieles a los esposos, duros a los amos y picaros a los criados. Cierto doms tico suyo le hurt en una ocasin cien doblones, y uno de sus confidentes le dijo: este criado no le hubiera hur tado a V. los doblones, si V. no le hubiera hecho escribir que no haba infierno para los ladrones. Estos son los frutos preciosos de los escritos.de Vol taire, frutos de impureza, de robos y de irreligin; si ellos tienen algunas cosas buenas, estn tan mezcladas con
su
obra.
su
Es
un
en
14
LOS
APSTOLES
DEL DIABLO
impiedades, que es imposible dejar de tra la maldad entre las apariencias del bien, y es muy garse difcil que un joven sin instruccin y sin historia deje de beberse el veneno de la irreligin en la dorada copa de estilo que reina en algunas de sus obras. No puede ignorar estas verdades el P. Camilo Henrquez, muy bien sabe cunto dao causaron a la Francia sus impas produccio nes, y cunto perjuicio han hecho al Cristianismo en lo restante de la Europa. Cmo, pues, su pluma divina (Segn la llama por lisonja el autor del Tizn Republicano) se atreve a llamar Apstol de la razn a quien escribe tantas indecencias contra la naturaleza, tantas falsedades contra la verdad de la historia, tantos errores contra las ciencias, y tantas, groseras contra la Religin de Jesu cristo? Si su nimo es que sea abandonada esta Divina Religin en nuestro Chile, tiene razn de haber elogiado tanto los escritos de este impo, aunque los Papas los hayan condenado, y aunque el Derecho Divino y Natural los proscriban al averno por sus incalculables perjuicios. No es mejor Apstol de la razn, el filsofo Juan San tiago Rousseau: este hombre, a quien no se pueden negar unos talentos brillantes, una vida frugal y laboriosa, fu un hombre dominado de un orgullo desmedido; no ambi cion, es verdad, las dignidades, ni busc con ansia las riquezas, pero el deseo d lucir y atraerse admiradores en el gran teatro del mundo devor sin cesar su corazn; aspir a ser singular entre todos los impos de su tiempo, y en virtud de este principio indigno de un hombre racio nal, todo se hizo problemtico en su pluma. As se ve, dice el Abate Sabatier, que razona en favor y en con tra del desafo; que hace la Apologa del Suicidio, y por < otra parte condena este frenes, que excusa o palia la fornicacin y el adulterio, y demuestra su horror con las razones ms fuertes. No tienen otro origen sus declamaciones contra el hombre social y sus enajena ciones en favor de la humanidad degradada; sus mpetus contra los Filsofos, y la mana en favorecer, sus modos de pensar. Por la misma causa .impugna la existencia de Dios con sofismas, y confunde a los Ateos con pruebas
abominables
LOS
APSTOLES
DEL DIABLO
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invencibles; combate a la Religin Cristiana con argumentos capciosos y la ensalza con los elogios ms sublimes.
Por esta bella pintura del carcter de este Eseritor y de sus obras, se ve cuan digno Apstol de la razn es para la sociedad; no hay duda que ser muy til a las costum bres de los pueblos entregarse con ardor a la lectura de unas obras, en que el autor deja en problema, si es lcito o no lo es el adulterio.; si es injusto o no el suicidio; si est prohibido por la razn el desafo o no lo est; si hay Dios o no lo hay; s la religin cristiana es divina o es pura invencin humana. Aconsejar con entusiasmo un sacer dote la lectura de estas obras, y recomendarla a jvenes y doncellas, si no es una blasfemia, es un delirio de una
imaginacin exaltada.
Cuando se est tratando de ilustrar al pueblo en el conocimiento de las ciencias naturales, deba tener ver genza un periodista de proclamar como tilsima la lectura de un autor, que ha empleado toda la fuerza de su ingenio, para probar cuan daosas^ son las ciencias, y cuan perni ciosas consecuencias acarrean a las costumbres. Esta es la opinin y el voto de Rousseau, opinin verdadera mente diablica, y digna de un Apstol de la tirana y despotismo. Se sabe que los tiranos han odiado las cien cias naturales, porque ellas son diametralmente opues tas a sus miras opresoras. Pngase, pues, en manos de los jvenes este folleto de Rousseau, y desde luego se entre garn a la ociosidad y a la desidia, persuadidos que las ciencias no tienen otro provecho que la corrupcin de las
costumbres.
Apstol de la razn no fu venal ni des honesto como el impo Voltaire, pero dio en la misma mana que eSte poeta, deprimiendo en sus escritos, la naturaleza Aunque
este
racional. En el concepto de Rousseau el hombre es seme jante a las bestias, y no se distingue de ellas sino en lo ms y menos: su estado natural es como el de los brutos, o por mejor decir es un estado brutal en la substancia, sus operaciones al principio fueron puramente animales sin idea de Dios, sin religin, sin conocimiento del bien
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LOS
APSTOLES
DEL DIABLO
mal, y sin otro objeto que saciar sus apetitos; este es tado brutal del hombre es para Rousseau un estado feliz y ms excelente, que el estado del hombre en sociedad; as, llora amargamente la reunin del gnero humano en poblaciones, cuya reunin segn l ha degradado" al hom bre, y remachado las cadenas de su infelicidad. Este delirio lo expresa y sostiene con viveza en su discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres, y l solo basta para avergonzar al 'filsofo que se imagin tal des propsito, y mucho ms al que se empea en elogiarlo. El mismo Voltaire llama a esta produccin de Rousseau nuevo libro contra el gnero humano, n l, dice, em ple el autor toda la fuerza de su espritu para probar que somos bestias, aunque despus Voltaire contra dicindose a s mismo (segn lo tena de costumbre) en su Filosofa de la Historia, pone al gnero humano mucho tiempo en el estado de los brutos Estos delirios no seran tan funestos, si no hubiera mez clado con ellos mil errores contra la religin de Jesu cristo: Rousseau la combate en este discurso, y la com bate mucho ms en sus Cartas de la Montaa, donde con fuego y elocuencia seductiva expresa sus extravos reli giosos, y habla contra los milagros como un Apstol del Demonio. Esta ltima obra es tan perjudicial al cristia nismo, que por ella los ministros protestantes de la Suiza
y
refugiarse en Inglaterra. Su Emilio educacin, es otro conjunto de verdades y de errores perniciosos: en l se empea en destruir las profecas, los milagros, y en despreciar las prcticas ms sagradas de nuestra santa religin; hasta en' el contrato social, donde la religin no tena que mezclarse, se burla de la Iglesia Romana, la trata de supersticiosa, y vierte precisaron
o a su
autor
tratado de la
irreligiosas obras y dems producciones proscripto de la Francia, de la Suiza, de Ginebra, y en ningn lugar encontr seguridad. Voltaire irreligioso como l hizo su elogio en esta forma: Es un maestro loco, un charlatn despreciable, un Digenes necesitado, un critic insolente. He aqu un Apstol de
fu
Por literarias
LOS
APSTOLES
DEL DIABLO
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la verdad y de la razn calificando de loco, de charlatn y de insolente a otro Apstol de la verdad y de la razn, mientras el P. Camilo les prodiga a ambos dos unos elogios que quiz no los dara a San Pablo. Cosa rara! Los pro testantes expelen del patrio suelo a Rousseau con sus irreligiosas producciones, la Suiza libre no las sufre, la Francia las condena con su autor, y Chile tan religioso tolera que se vendan pblicamente por mercaderes del pas, y por extranjeros que adjuraron el protestantismo slo el destino de casarse, permitiendo al mismo con tiempo, que los peridicos semanales del Gobierno vier tan expresiones seductivas, para empear a los jvenes a que acojan y devoren con ardor los errores monstruo sos de sus obras. Infeliz juventud! Cerca ests de perder la Religin de tus padres, si te aplicas a la lectura de tan perversas producciones. Si sigues los consejos del P. Ago nizante Camilo, aprenders a mal vivir, para tener al fin un mal morir. Si Voltaire y Rousseau son perjudiciales a la regin y a las costumbres, tambin lo es el barn de Montes quieu : y para que en ambos puntos se conozcan sus errores, copiaremos lo que ha escrito de l el clebre Abate Nonote: Montesquieu, dice este sabio, se dio a conocer En ellas se le acupor sus Cartas Persianas en 1721. mula que hace eterno al mundo; que niega la preciencia de Dios en orden a las voluntades libres; que imputa . impiedades a los libros sagrados; y que avanza muchas blasfemias; las que, sin embargo, de ponerlas n boca de un Perciano, no pueden dejar de atribuirse al Fran cs que le hace hablar. Reina en ellas un carcter de licencia, que ofendera aun en una novela. El vicio se halla pintado con tales coloridos que estremecen a la virtud, y pueden derribarla si no la encuentran bien arraigada. Qu paraso el suyo, pues pone en l a la mujer de Ibran despus de haberse dado de pualadas No ha bosquejado el a presencia de su celoso marido! Alcorn cosa tan impura. Mas, el principal objeto del francs disfrazado de musulmn, es hacer una crtica No amarga y encubierta de la religin verdadera.
(2)
18
LOS
APSTOLES
DEL DIABLO
atrevindose a acometer abiertamente la certidumbre del Evangelio, y la evidencia de los milagros que en l se refieren, pinta los de Jesu-Cristo bajo los misterios absurdos y prodigios ridculos del Alcorn, y de intento escogi las expresiones ms vivas y ms propias para insinuar sus comparaciones injuriosas. Los errores de Montesquieu subsistirn eternamente por medio de la prensa para hacer gemir a la virtud y al cristianismo. Resonaron de nuevo las quejas de las personas vir tuosas al ver el Espritu de las leyes, obra publicada en 1748. Acusaron a su autor de haber afirmado sistem ticamente, 1. que el mundo fsico est mucho mejor gobernado que el mundo intelectual; 2. que la pol tica hace que en las monarquas se hagan las cosas grandes con la menos virtud que se pueden hacer, y que en esta clase de gobiernos para nada se necesita la virtud; 3. De haber puesto en igual graduacin a los Monges ms santos de la Iglesia, a los penitentes idlatras de la India, y a los Dervices del Mahometis4. De haber defendido que haciendo la Iglesia mo; una ley del celibato para el clero, fu necesario que las hiciese nuevas cada da para hacrselo observar, que con esto el legislador se fatiga y fatiga la sociedad; 5. Que la Religin Catlica conviene mejor a la Mo narqua, y la Protestante a las Repblioas; y as que cuando Motezuma deca, que Ja Religin de los Es paoles era buena para este Reino, y la de Mxico para el suyo, no deca absurdo alguno; 6. que las leyes que Dios ha establecido para gobierno del mundo, son tan inevitables como la fatalidad de los Atestas; 7. que los hombres fueron creados con la ignorancia y la con cupiscencia y sujetos a la muerte; 8. que nunca hubo religin ms digna del hombre, ni ms propia para formar hombres de bien que la de los Estoicos; que sola ella saba hacer ciudadanos, hombres grandes, y
grandes Emperadores, etc., etc.. He aqu algunos de los muchos extravos del Presi
dente
cosa
Montesquieu divina, y en
obra que se elogia como una donde se dice comnmente que nada
en
esa
LOS
APSTOLES
DEL DIABLO
19
hay reprehensible y digno de prohibicin; sin embargo, esta produccin de Montesquieu es tanto ms digna de prohibirse, cuanto los errores estn tan ntimamente entretejidos con las verdades, que casi no se pueden se parar por una juiciosa expurgacin : los inadvertidos devo ran sus falsas mximas como principios seguros, y caen inevitablemente en absurdos religiosos y polticos. Vol taire, Apstol de la razn, ha criticado esta obra severa mente, ridiculiza su, ttulo, la llama una coleccin de epigramas, y halla en ella una multitud de paradojas y de errores. Rousseau, Apstol tambin de la razn, habla de esta obra decantada en el libro quinto de su Emilio en esta forma: Todava est por nacer el derecho polel nico capaz tico, y es presumible que nunca nazca
...
<
de
crear
quieu; cipios del derecho pblico, cindose a tratar del derecho positivo de los gobiernos establecidos, y no hay
en
esta intil y basta ciencia hubiera sido Montespero se guard muy bien de tratar de los prin-
el mundo
cosas
podr producir en el estudio del dere cho esta obra de Montesquieu, cuando no se trata en ella de los principios del derecho pblico, cules deban ser para evitar la tirana, sino del derecho entonces domi nante en las naciones? De esta suerte los Apstoles de la razn, tan ensalzados por el autor del Mercurio, se desacreditan unos a otros, y deprimen aquellas mismas obras, que su Reverencia tanto elogia.
pues,
Qu utilidad,
Rousseau nada dice de las cartas Persianas del barn Montesquieu : si hubiera tenido algn motivo de hablar ellas, sin duda habra vituperado las indecentes tor pezas de que estn por todas partes sembradas. El anciano ms helado no es capaz de leerlas sin experimentar la rebe lin de sus amortiguadas pasiones: Qu ser pues si ellas caen en manos de jvenes ardientes y de doncellas de un natural vivo y fogoso? Tienen, adems, la demasiada ventaja de quitar a la concupiscencia el gran freno que la detiene en sus lmites, cual es la religin de Jesu-Cristo. Esta religin divina se pone en ellas en* ridculo, y se trabaja con empeo por destruir indirectamente su verde de
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LOS
APSTOLES
DEL DIABLO
Su estilo florido, vivo y hermoso, sus expresiones enrgicas, y el arte con que en ellas se forman los sofismas pueden hacer caer en la irreligin, al que no est muy instruido en los fundamentos de su creencia. Por estos el clebre Apstol Voltaire, en su discurso sobre respectos, las contradicciones de este mundo, ha denunciado a Mon tesquieu como impo: ha repetido las proposiciones atre vidas de estas cartas, y ha dicho que eran ms escandalosas <me las blasfemias que condujeron al cadahalso al caba llero de la Barre. Mas, en puntos de escndalos y blasfemias nunca igua lar a Voltaire el Presidente Montesquieu. Rousseau no es torpe en sus producciones, los dos anteriores pero no le aventajan mucho en las "blasfemias y en el odio contra la religin de Jesu-Cristo. Por estos motivos las obras de todos tres y en especial las de Voltaire, deben ser proscriptas en. las sociedades cristianas. Es una cosa bien extraa que en el Estado de Chile cuya ley funda mental ordena a las primeras potestades, que no permitan correr ninguna doctrina contraria a la religin de JesuCristo, se tolere el curso libre y pblico de estas infames producciones, que blasfeman de nuestro Divino Salvador, tratan de destruir su religin divina, y hacen a los pue blos inmorales. Ginebra quem a Servet por enemigo de Cristo, Holanda sentenci a la hoguera al materialista La-Metrie, Inglaterra conden a la crcel a Woolston, Sui za proscribi a Rousseau, Ginebra lo expeli de su gremio por su Emilio, Francia y casi toda la Europa persiguieron a Voltaire; y Chile sufre indiferente la venta pblica de todos sus escritos perniciosos, y el periodista del Go bierno los recomienda con audacia. Dios sabr vengar
su
dad.
religin ultrajada.
NOTA
Varios incidentes retardaron la
'
impresin
de este
papel
en
tiempo oportuno.
SANTIAGO DE CHILE
IMPRENTA
NACIONAL
Los
Apstoles del
Diablo
El joven don Luis Montt acaba de dar a luz un opscu lo que lleva por ttulo: Ensayo sobre la vida y escritos de Camilo Henrquez. La obrita mencionada es un estreno que honra a su autor, y que debe atraerle los aplausos y estmulos de todos los que se interesan por los progresos de- la litera
tura nacional.
El seor Montt ha venido a alistarse en la legin de los escritores chilenos presentando una prueba prctica de competencia, que, a lo que me lisonjeo, ser sin duda calificada de buena. Es de esperarse que no omitir esfuerzos para realizar cumplidamente las esperanzas a las cuales su primera composicin sirve de fundamento; y que perfeccionando con perseverante estudio sus conocimientos y su estilo, manifestar en lo sucesivo no haber tomado en vano por padrino, al entrar en la vida literaria, al ms ilustre de los santos padres de nuestra independencia. Y confo tanto ms en que as ha de suceder, cuanto que el trabajo del seor Montt revela una paciente y concienzuda investigacin de los hechos. Es ste un mrito, jams suficientemente alabado, el cual suministra lisonjero indicio de seriedad y reflexin. El joven Montt, como los que antes de l han escrito sobre Camilo Henrquez, se ha esmerado en hacer ver cunto su hroe sirvi a la propagacin y realizacin de
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MIGUEL LUIS
AMUNTEGUI
la idea de la
tuvo
en
independencia, que el primero de todos sos Chile por la prensa, sin embozo de ningn g nero,, con una franqueza harto peligrosa para quien la empleaba; pero al propio tiempo, el nuevo bigrafo, tam
bin como sus antecesores, ha anotado apenas, slo muy de paso, la importantsima cooperacin que Henrquez prest a la causa de otra idea igualmente fundamental. Me propongo en esta ocasin llenar el vaco sealado. Camilo Henrquez reivindicaba para s con compla cencia el honor d haber sido el primer campen en la Amrica Meridional de la segunda de las ideas mencio nadas, que l denominaba la tolerancia civil. He aqu cmo se expresaba sobre este punto en un pe ridico titulado El Nuevo Corresponsal, que redact en Santiago el ao de 1823. La generacin que se levanta tal vez dir con orgu llo que el editor del Mercurio (Camilo Henrquez) fu el primer hijo de Sud-Amrica, y esto en la culta Buenos Aires, que el ao de 1817 public la siguiente nota: La tolerancia civil est establecida en los imperios de Aus tria, Rusia y Turqua; en los reinos de Inglaterra, Fran cia, Prusia, Suecia, Dinamarca, Polonia, aples, Ho landa, Brasil, Hungra, Bohemia, Iliria y en todos los principados de Alemania; en el Cuerpo Helvtico y en la Jams perdere gran Confederacin de Norte Amrica. mos ocasin de defender la necesidad y la justicia de la tolerancia civil, aunque nos expusisemos a todos los peli Atacaremos de frente a cuantos se opongan a una gros. medida que exigen tan imperiosamente las circunstan cias y el honor de nuestra patria, la ilustracin de la era actual, la opinin de los sabios, el ejemplo de los grandes pueblos y la experiencia de las edades anteriores. Efectivamente, Henrquez haba escrito la declaracin que acaba de leerse para disculparse de haber maldecido el drama que compuso con el ttulo de La Camila o la Patriota de Sud Amrica a los inquisidores o quemadores de carne humana, como los llamaba. Estos quemadores, hace decir a uno de los personajes del drama, no quemaban casas, sino hombres y mujeres.
LOS
APSTOLES
DEL DIABLO
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Entregaban
ellos
en
a las llamas a cuantos no pensaban como ciertas materias oscuras. Es incalculable el n mero de vctimas que sacrificaron en Holanda, Italia, Espaa, Portugal, etc. Ni aun el profundo genio de los matemticos ingleses puede determinar el nmero de familias que redujeron a la mendicidad y el infortunio. El haberse credo Henrquez obligado a parar por medio de la declaracin antes citada el golpe de los ataques que estaba cierto haban de dirigrsele con motivo de la expre sin de juicios desfavorables a los inquisidores, demues tra demasiado por s slo cul era el incalificable atraso de los pueblos hispano-americanos. La sociedad que la Espaa haba ido formando y con solidando, durante tres siglos, en el Nuevo Mundo, era esencialmente realista y clerical. La victoria definitiva de los independientes socav por la base el dogma de la majestad real; pero haba dejado en pie todas las exigencias indebidas y perniciosas del fanatismo y de la intolerancia. Mientras tanto, los verdaderos patriotas anhelaban sino tambin por la rege no slo por la independencia, neracin completa de la Amrica Espaola. Camilo Henrquez, en su drama La Camila, formula las dos siguientes proposiciones, que son muy signifi cativas : Para remediar la lastimosa despoblacin Primera. de la Amrica, y su atraso en las artes y agricultura, es necesario llamar extranjeros con el atractivo de unas leyes imparciales, tolerantes y paternales. Segunda. Si la Amrica no olvida las preocupaciones espaolas, y no adopta ms liberales principios, jams saldr de la esfera de una Espaa Ultramarina, miserable y oscura como la Espaa Europea. La independencia poltica de los antiguos dominios espaoles en el nuevo continente se hallaba consumada; pero faltaba la realizacin de la segunda parte del plan que se haba concebido para hacer gozar a las naciones americanas los beneficios de la civilizacin, y conseguir
que recuperasen el
tiempo perdido.
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MIGUEL LUIS
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Camilo Henrquez se dedic a la secularizacin de Chile con tanto ardor, como el que despleg para llegar
independencia. segunda obra era tan dificultosa como la primera, o quiz ms todava. Las antiguas colonias hispano-americanas recin lla madas a gobernarse por s mismas, y a. procurar su pros peridad material y moral, eran verdaderas sociedades teocrticas, o mejor dicho, monsticas, en las cuales la
a
su
Esta
era
poco
menos
que
omnipotente.
Se haba puesto en ellas todo gnero de trabas al libre vuelo del pensamiento y de la espontaneidad humana. Y por una consecuencia necesaria, se haba dado una importancia desmedida a un gran nmero de exterio ridades, muchas de ellas embrutecedoras y otras solem nemente ridiculas. El pretexto que se alegaba para mantener aquel con junto de absurdos era la ventaja de conservar la unidad de creencias. Pero mientras tanto, la religin se haba reducido a simples prcticas supersticiosas o brbaras; y el clero regular y secular era, en su mayor parte, o muy ignorante, o escandalosamente corrompido. El padre fray Melchor Martnez, cuyo testimonio no puede recursarse en esta materia, escriba en 1815, que los chilenos eran religiosos tocando algo en el exceso de la exterioridad y supersticin. La forma y el largo de los vestidos de las mujeres han sido en este pas cuestiones ms estrepitosas, que las de dogma, nunca consideradas en la poca de la colonia. El que una mujer decente se hubiera presentado en un templo con traje de color, o con la cabeza descubierta, habra sido reputado casi una profanacin. Para conocerse lo que era la moralidad del clero, puede leerse el captulo 8. de la parte 2.a de las Noticias Secre tas de Amrica, por don Jorge Juan y don Antonio de Ulloa. Tales eran los funestos resultados a que haba llevado el ms intolerante de los exclusivismos religiosos.
LOS
APSTOLES
DEL
DIABLO
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Camilo Henrquez y otros pensadores como l, deter minaron atacar en cuanto les fuera posible la continuacin de un orden de cosas semejante. La empresa era por dems ardua. Para que se comprenda el grado de opresin en que se mantena a las almas, quiero citar algunos hechos, muy posteriores, pero que permiten colegir lo que suceda a este respecto en Chile all por el ao de 1822, cuando Henrquez regres de Buenos Aires por llamamiento del Director Supremo don Bernardo O'Higgins y de su amigo don Manuel Salas. El 21 de Abril de 1832, don Andrs Bello, que era tan circunspecto como sabio, llamaba en El Araucano la atencin del pblico y del gobierno sobre el procedimiento de los censores, los cuales prohiban la entrada en nuestro pas del Derecho de Gentes de Vattel, obra clsica que es de primera autoridad en las cuestiones de derecho de gentes y se cita con respeto en los tribunales y los cuerpos legislativos de todas las naciones cultas ; de la Delfina, novela de madama de Stal, cuyas obras se distinguen todas por la pureza de los sentimientos morales; y del
Diablo Cojudo, libro que haba corrido en Espaa sin embarazo en los peores tiempos de la Inquisicin. Ms tarde, el 22 de Noviembre de aquel ao, el mismo Bello anunciaba con extraeza en El Araucano, que la censura acababa de prohibir el Espritu de las leyes, de Montesquieu; el Ensebio y el Antenor, de Montegon; el
Blisario, de Marmontel; el Ensayo sobre las costumbres, de Voltaire; y lo que era ms estpido, la Historia de los horrores de la Inquisicin Espaola, obra digna de los aplausos del mundo entero y del reconocimiento de la
humanidad. Debe recordarse que don Andrs Bello, a pesar de su extremada prudencia, estuvo en mal olor de santidad cerca de muchas personas. Lo que suceda en 1832 puede hacer conjeturar lo que sucedera diez aos antes, en 1822. El director O'Higgins haba llegado a ser mal mirado por las personas que aspiraban a conservar a toda costa
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MIGUEL LUIS
AMUNTEGUI
la constitucin clerical que el rgimen de la colonia haba dado a la sociedad chilena. Los motivos que tenan para esto eran varios. Enumerar slo algunos de los principales. Aunque haba sido por razones polticas, el Director O'Higgins, sin respetar la inmunidad del obispo de San tiago, seor don Jos Santiago Rodrguez, le haba des terrado a Mendoza.
Se manifestaba muy inclinado a promover la venida de extranjeros, sin ponerles siquiera por condicin inde clinable el que profesaran la religin catlica. Haba rehusado consignar en la declaracin de la inde pendencia la protesta de que los chilenos estaban re sueltos a vivir y morir Ubres, defendiendo la fe santa en que haban nacido. Haba decreto :
promulgado
en
la Gaceta Ministerial el
siguiente
Santiago,
Diciembre 14 de 1819.
Es muy justo que los extranjeros residentes en Chile hagan las funciones funerales de sus difuntos segn los ritos de su creencia. Estos actos en nada contraran los de nuestra religin catlica. Ellos se han conducido hasta el da con la mejor poltica, sin mezclarse directa ni indi En su virtud, se rectamente en materias de creencias. concede a los suplicantes la licencia que piden para com prar en esta ciudad y en la de Valparaso, un terreno a propsito destinado a hacer en l sus ritos fnebres. Insr tese lo actuado en la Gaceta Ministerial: O'Higgins. Echeverra
Los antecedentes mencionados y otros anlogos dieron margen para que cuando se supo el llamamiento de Hen rquez a Chile, ciertas personas murmuraran que el Di rector O'Higgins traa a aquel escritor sospechoso en materias de fe para que viniese a ayudarle a derrocar la supersticin y el fanatismo , segn lo consign en uno de sus folletos el dominicano fray Tadeo Silva.
LOS
APSTOLES
DEL
DIABLO
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quez, desde que volvi a su tolerancia, que vena resuelto y por actos.
la
no estaba concluida la guerra de la independencia; estaban vivas las disensiones civiles entre los parti darios de O'Higgins y de Carrera; y sin embargo, el 9 de Agosto de 1822, propuso a la Convencin Nacional, de que formaba parte, el que recabara del Director Su premo una ley de olvido, que evitara a Chile la degrada cin de que muchos de sus hijos anduvieran errantes por comarcas extranjeras, devorando miserias, pobrezas,
Aun
aun
amarguras
La amnista deba comprender a todos los proscritos polticos sin excepcin, a los realistas y a los carrerinos. Camilo Henrquez anhelaba por una conciliacin general, que permitiera a todos los ciudadanos aunar sus esfuerzos en beneficio comn. Antes de que el Director hubiera concedido la ley de olvido que la Convencin haba solicitado, dio el 20 de Agosto, da de su santo patrono San Bernardo, un gran banquete, al. cual asistieron ms de doscientas personas. Camilo Henrquez, que fu uno de los convidados, brind en l aplaudiendo la idea que O'Higgins acababa de expresar en una conversacin privada de levantar el destierro del obispo don Jos Santiago Rodrguez, aun antes de promulgar la amnista general, que haba re suelto firmar el prximo 18 de Septiembre. Sin embargo, el espritu de benevolencia para todos
Henrquez manifestaba hallarse animado, no disipar el disgusto que su vuelta al pas haba en cierta gente. producido
de
que
bast para
Un tristsimo acontecimiento hizo trabar la lucha que estaba preparando sordamente. El 19 de Noviembre de 1822, a las 10 horas y 54 minu tos de la noche, se experiment un espantoso temblor que dur dos minutos y medio, y que caus ruinas con siderables en Valparaso, Quillota, Ligua, Casablanca y en los campos.
se
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En Santiago, el destrozo no fu grande; pero el terror fu inmenso. Varios sacerdotes predicaron en los templos y en la plazas que el temblor haba sido un signo patente de la ira del Seor contra el pueblo de Chile. Algunos devotos comenzaron, en su afliccin, a hacer pblicamente las penitencias ms sangrientas. Empalados y disciplinados, que hacan saltar.de sus carnes chorros de sangre, recorrieron las calles de la atri bulada ciudad. Uno de estos penitentes tuvo en Renca una muerte sbita. Todo aquello haba difundido la mayor consternacin. Camilo Henrquez procur en El Mercurio de Chile, que redactaba a la sazn, restituir la serenidad a los nimos. Hizo observar, entre otras cosas, que los temblores eran fenmenos naturales; y que si se atenda a la expe riencia, los grandes terremotos slo ocurran en nuestra comarca de siglo en siglo; y que por lo tanto, ya que aca baba de sobrevenir uno, los habitantes podan estar se guros de que en largo tiempo no tendran que sufrir otro
magnitud. Reprob con moderacin suma la prctica de las peni tencias sangrientas y brutales de que algunos fanticos haban hecho ostentacin en aquellas circunstancias. Escribi aun que a su juicio tan repugnantes espectcu los haban sido ejecutados sin noticia de las autoridades
civiles y eclesisticas. Merece llamar la atencin la especialsima recomenda cin que hizo en su artculo de la conducta del que iba a Por presentarse como el caudillo de sus adversarios. lo que hace a las exhortaciones que se han hecho al pue blo, dijo, slo podemos hablar de las que hizo en la Ala meda un telogo de Santo Domingo, reverendo padre fray Tadeo Silva; y lo felicitamos por su uncin y elec cin en no contristar y afligir ms unos corazones des pedazados por el terror. Este escrito, tan comedido en la sustancia y en la for ma, fu, sin embargo, considerado por algunos como im
de tanta
po
aun
blasfemo.
LOS
APSTOLES
DEL DIABLO
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Pero los que se empeaban por hacer creer que el tem blor del 19 de Noviembre haba sido un verdadero y tre mendo castigo infligido por Dios a los pecados de los chilenos, descargaron desde luego su indignacin, no contra Camilo Henrquez, sino contra don Bernardo Vera y Pintado, que haba insertado en El Mercurio de Chile dos comunicados en los cuales discuta el asunto con ms extensin y acritud. El doctor Vera, como se le llamaba, era un competidor terrible. Haba prestado eminentes servicios a la causa de la independencia, lo que despus del triunfo le haba mere cido toda especie de consideraciones. Tena una reputacin sentada de talento y de instruc cin. La facilidad de su palabra y la viveza de su ingenio le haban conquistado una posicin envidiable en el foro chileno, donde tena a su cargo los intereses de una nume rosa clientela. Pero don Bernardo Vera no slo era un abogado de crdito, sino tambin, lo que era ms raro entonces, un escritor admirado, un poeta muy gustado y muy aplau
dido. Todos le
Haca Era el
autor de la cancin nacional que se cantaba en las fiestas cvicas, y de los metros devotos que se haban escrito en
las paredes de la casa de ejercicios de Santa Rosa. Y no slo tena el don de hacer versos, sino adems la buena fortuna de que sus contemporneos se extasiaran al oirlos o al leerlos. Camilo Henrquez era retirado, triste, deslucido en el hablar; su amigo Vera sobresala en el chiste; se haca escuchar en todos los corrillos; era la alegra de los ban quetes, a que tena mucha aficin; y la sal de las tertulias, a que .asista noche a noche. Se comprende que un hombre de esta especie, que se haba propuesto atacar sin embozo con la lengua y con la pluma las prctica^ supersticiosas o fanticas, atrajera
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MIGUEL LUIS
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sobre su persona los primeros golpes de los adversarios. Camilo Henrquez, aunque haba expresado la misma^ opinin, fu por lo pronto dispensado. Todo el ataque se dirigi contra su amigo Vera'. El dominicano fray Tadeo Silva, cuyo nombre ha apa recido ya en esta relacin, dio a luz contra Vera un fo lleto titulado Aviso del Filsofo Rancio, en el cual, con tono bastante agresivo, pretenda que los temblores y otros sucesos de esta clase deban considerarse en oca
siones, siones,
castigos de los pecados humanos, y en oca advertencia para la enmienda. El doctor Vera, que no era hombre para guardar si lencio, opuso folleto a folleto, publicando en contestacin otro que llevaba por nombre Palinodia del Consolador en satisfaccin del Filsofo Rancio. Excusado parece advertir que Vera responda en estilo semejante a aquel con que se le haba agredido. La controversia haba llegado a un grado bastante subido de acaloramiento, cuando el 13 de .Marzo de 1823, Camilo Henrquez hizo aparecer el nmero 23 del Mer curio de Chile, en uno de cuyos artculos, traducido o extractado por el redactor, se lean las siguientes frases :
como
como
les de la razn.
Montesquieu son los apsto Ellos son los que han roto los brazos al despotismo; los que han elevado barreras indestructibles contra el poder invasor; los que rasgando esas cartas dictadas a la debilidad por la fuerza entre los horrores de las armas, han borrado los nombres de seor y escla vo; los que han restituido a la tiara su mal perdida huma nidad; y los que han lanzado al averno la intolerancia y el fanatismo.
Voltaire,
Rousseau,
Aquellas palabras causaron el mayor escndalo en el clero y sus allegados, y proporcionaron abundante tema de conversacin y de polmicas, aun en medio de las agitaciones civiles que haban seguido a la deposicin del director O'Higgins. Fray Tadeo Silva sali a la palestra con un folleto titulado Los Apstoles del Diablo, que fu muy ledo y comentado, en el cual atacaba con mucha severidad a
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Henrquez, y contradeca los elogios de Voltaire, Rous seau y Montesquieu que ste haba insertado en su pe
ridico.
Numerosas personas, escriba fray Tadeo Silva, asegu que hay slidos fundamentos para poner en duda las creencias religiosas del padre Camilo Henrquez, que en contravencin a las rdenes de la Iglesia ha recomendado la lectura de esos autores condenados. Apoyan esta su vehemente sospecha, continuaba di ciendo, en su continuo conato para introducir en Chile la tolerancia ilimitada de toda secta anti-catlica. Por ella se declar abiertamente en la anterior Convencin, con escndalo de todos los diputados; y uno de los captulos de elogio de sus pretendidos apstoles es el haber des terrado al averno la intolerancia fantica, restituyendo a la tiara de San Pedro su mal perdida humildad; de mo do que segn aparece de estas escandalosas expresiones, l se goza de la depresin y vilipendio de la cabeza de la Iglesia, y solicita ansiosamente ver ma mezquita de mo ros al frente de una catedral, una sinagoga o una pagoda al lado de cada parroquia, una logia o un templo de lute ranos cerca de cada convento, para que cada cual vaya a donde guste a los oficios religiosos. Fundan, adems, sus presunciones en aquel cuidado diligente con que ha copiado en sus Mercurios los pro yectos de reforma eclesistica adoptados por la autoridad secular de Buenos Aires, que ha destruido y aniquilado las rdenes religiosas, en lugar de reducirlas a reglas, careciendo de potestad para una obra de esta clase, sin que jams se haya dignado copiar una sola lnea de los bellsimos papeles que han producido algunos sabios contra esa reforma destructora. Aaden que en esto ha procedido el padre de con cierto con sus operaciones, pues habindose quitado el h bito seglar de San Camilo por una bula de secularizacin que le concedi el pasado Director con la autoridad de los santsimos apstoles Voltaire, Rousseau y Montes quieu, desea que en Chile se concluya con las comunidades religiosas para no tener a la vista tantos hbitos que le
ran
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dejado el
suyo contra
las prohibiciones y comuniones eclesisticas. Dicen que no hallan en qu orden o clase de ciudada nos deba colocarse al sobredicho religioso: no entre los seculares, porque todava trae corona; no entre los clrigos, porque carga chupn y medias blancas, no entre los frai les, porque no trae su distintivo, que es el hbito; y que de consiguiente, parece que slo debe colocarse ubi nullus est ordo, sed sempiternus horror, como dice San Bernardo hablando de algunos de los sacerdotes de su tiempo. En vista de tales antecedentes, resuelven estos hom bres escrupulosos el problema diciendo que si el padre Camilo ha prodigado tan exorbitantes elogios a Voltaire, a Rousseau y a Montesquieu, es porque estos escritores son enemigos crueles de la tiara, furiosos declamadores contra las comunidades religiosas, apstoles de la tole rancia infernal, y qu s yo qu otros dictados ms pre^ ciosos. Por ltimo, convierten sus declamaciones contra el seor don Manuel Salas como causa principal de su ve nida a nuestro Chile, despus que nos habamos librado del clebre Garca del Ro, que derramaba en sus peri dicos las mismas ideas que el Mercurio; y concluyen que todos los ejercicios espirituales que hizo este caballero en Santa Rosa, juntos con la penitencia de San Simn Esti lita, no seran bastantes a borrarle est pecado de tan perniciosas consecuencias Camilo Henrquez fund ex-profeso, para responder a su adversario el padre Silva, un peridico llamado El Nuevo Corresponsal. Emple en sus rplicas una moderacin ejemplar. Declar que si no llevaba el traje de su orden, era por que haba obtenido para ello permiso del vicario cas
.
trense.
Defendi los elogios a Voltaire, Rousseau y Montes quieu, diciendo que lo que admiraba en ellos era, no sus opiniones teolgicas, sino los servicios que haban pres tado a la causa de la libertad, de la tolerancia y de la ci vilizacin.
LOS
APSTOLES
DEL DIABLO
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Henrquez no fu abandonado en la lucha por amigos. Particularmente, Vera y otro escritor argentino, don Juan Crisstomo Lafinur, recin llegado a Chile, y a quien Henrquez haba conocido en Buenos Aires, salie
Camilo
sus
en su auxilio. Lafinur tena ms de una prenda de carcter parecida a las de Vera. Como ste, haca versos, pero generalmente mejores; y como ste, cautivaba con lo ameno y lo chistoso de su conversacin. Haba comenzado por ser sochantre en la catedral de Crdoba; pues entre sus variados talentos, se enumeraba el de poseer una magnfica voz y el de ser un excelente msico. El poeta argentino don Juan Cruz Vrela, de quien haba sido ntimo amigo, le haba llamado, en una com posicin burlesca, espejo de cuerpo entero, aludiendo a la lustrosa sotana que vesta. De Crdoba, Lafinur pas al Tucumn, donde por si solo aprendi algunos ramos de matemticas para ense arlos en una academia que fund el general Belgrano, de quien fu un apasionado admirador. La Amrica Potica contiene algunas composiciones de Lafinur a la memoria de su ilustre protector. En Buenos Aires, Lafinur se dedic a la prensa y a la enseanza de la filosofa. Sus opiniones, demasiado propensas al materialismo, le atrajeron disgustos que le hicieron venirse a Mendoza donde abri un colegio. La franqueza con que hablaba de materias religiosas le suscit persecuciones que le obligaron a emigrar a Chile. Aqu lleg sin recursos de ninguna especie, y mate rialmente sin camisa. Don Bernardo Vera y don Gabriel Ocampo, compa triotas suyos, le protegieron, y le estimularon a que pro curara recibirse de abogado. Lafinur no haba estudiado una lnea de derecho; pero en cuatro meses se puso en aptitud de graduarse en la antigua Universidad de San Felipe. ron
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Esta hazaa de Lafinur es mencionada por sus amigos para manifestar lo asombroso de su inteligencia; pero aunque no pretendo de ningn modo rebajar el mrito que se le atribuye, debo, a fuer de cronista imparcial y ver dico, recordar que por entonces estaba vigente en Chile algo parecido a lo que ahora se ha bautizado con el pom poso nombre de libertad de enseanza. Lafinur combati de palabra y por escrito en las filas de los anticlericales, con un empeo arrebatado que le hizo el blanco de grandes antipatas. Sin embargo, su carrera haba de ser corta, pues falle ci al siguiente ao de 1824, con una muerte edificante, que le vali todo linaje de elogios postumos. Se me asegura que es suya una oda: A la libertad de Imprenta, que apareci en El Despertador Araucano, peridico que intent fundar don Joaqun Campino, no habiendo pasado del nmero segundo. En esta composicin, el poeta, despus de decir que todos pretendan en Chile meterse a escritores, se ex
presa
como
sigue:
Hasta el Diablo se cuela como gente; Sus Apstoles mete el muy maldito; Y a fe que no le falta un lugarcito. Mas qu picaro el Diablo! qu travieso! De inquisidor asoma (que es el traje Qu ms le gusta), y lo levanta en peso Al pobre Mercurista. Oh! el pasaje Hubiera sido tierno, Porque el inquisidor hasta el infierno Con el triste no para; Pero gracias a Dios! quin lo pensara! Un Corresponsal Nuevo se presenta Con un tren de famosa artillera; Con l viene la gran Filosofa; La Tolerancia su escuadrn ostenta, Aqulla a quien la Europa Debe su elevacin y su renombre, Aqulla que le dio grandeza al hombre.
LOS
APSTOLES
DEL DIABLO
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El escuadrn valiente presto acude, Toma al inquisidor entre sus brazos, Lo araa, lo sacude, Y lo hace novecientos mil pedazos. As escap la vctima infelice, Y se abri para siempre un paso franco
la Virgen nos asista! No le dejan al pobre Mercurista Ni siquiera el calzn ni el chupn blanco.
no es
Si
eso,
Camilo Henrquez, a quien Lafinur llamaba mercu rista por alusin al Mercurio de Chile que haba redac tado, manifest en verso su agradecimiento al autor de la oda mencionada. Henrquez supo retratar la bondad de su alma en las ltimas estrofas de esta composicin:
Cntala tolerancia y la concordia, Y la til ley de olvido. Que quede lo perdido por perdido. Harto perdimos ya por la discordia:
Huyan los duros e inciviles nombres Protestante, papista, o'higginista, Fraile, brujo, masn y carrerista. Somos todos hermanos, somos hombres. Ilusos e infelices, Trabajemos en fin por ser felices.
Los votos generosos de Camilo de
Henrquez
no
haban
cumplirse.
La lucha que haba sido
vocar
sigui enconndose,
sociedad entera. El padre Silva haba creado para sostener sus ideas un peridico titulado El Observador Eclesistico. Otros le contestaron en diversos peridicos, distin guindose entre ellos los redactores del Liberal don Diego Jos Benavente, don Manuel Jos Gandarillas y don
Joaqun Campino.
36
MIGUEL LUIS
AMUNTEGUI
Todo aquello haba por desgracia de ir a parar a una desastrosa guerra civil. Camilo Henrquez, que haba tenido la buena fortuna de contemplar el triunfo de la primera de las grandes ideas a que haba consagrado su pluma, la independencia de Chile, no tuvo la de ver en su pas, la realizacin de la segunda de esas grandes ideas, la tolerancia.
.
horror! qu
como
a
la moral
ignorancia,
la
Jaime Balmes.
El tiempo presente es muy oportuno para estudiar la vida de algunos hombres ilustres que nos precedieron en esta tierra, porque todava existen muchos otros que fueron testigos de sus obras y recibieron el ejemplo de
sus
santas virtudes.
Ms tarde las noticias relativas a aqullos disminuirn considerablemente si hoy no las recibimos de las personas
que alcanzaron a conocerlo. Con las esperanzas de reunir algn da los estudios que sobre ellos vengo haciendo, prosigo mi tarea, dedicando ste a un fraile cuyo nombre ha sido mil y mil veces pro
dignas de fe,
nunciado con respeto. Me cabe la honra de ser su primer bigrafo, como lo he sido de casi todos los hombres de que he tratado, y es pero serlo de otras glorias del claustro, del ejrcito, de la
magistratura. Quiero hacer justicia a la cogulla y a la mitra, a la casa ca y a la toga, porque en todas partes se encuentran gran
. .
des hombres.
38
LUIS FCO.
PRIETO DEL
RO
Quiero buscar a los olvidados y acatar la memoria de otros que, ms grandes que algunos y tan grandes como los que ms de aqullos que se conmemoran en las pginas de la Galera de chilenos clebres, no han tenido cabida La pureza de intencin, la justicia, suplir la en ellas.
humildad de mis escritos.
Al destinar el presente al padre Tadeo Silva, debo recordar, porque as me lo exige un deber de reconoci miento, la cooperacin que he recibido del seor Presbtero doctor don Carlos Emilio Len, quien, con no comn vo luntad, tom en la Recoleta Dominicana unos apuntes que me remiti.
que ste el caudal de noticias que verbalmente he recibido del seor don Ventura Marn, cuyo
No
es menor
saber honra a su maestro, el padre Silva. Y, para concluir este prembulo, yo he completado los materiales necesarios a la manera de mis escasas fuerzas, registrando varios impresos antiguos.
tiempo que gobernaba el reino de Chile don Agustn Jregui, virrey despus del Per, principi a correr la vida de fray Tadeo Silva: el da 27 de Octubre de 1776 naci en la ciudad de Santiago. Seguramente sus progenitores quisieron llamar Tadeo al recin nacido, atendiendo a la circunstancia de haber venido a este mundo en la vspera del da que la iglesia consagra al apstol de aquel nombre. Y quizs fu ste el da en que la iglesia numer entre sus hijos al que aos despus deba ser, en Chile, su ms sabio defensor y el ms elocuente predicador de su doc
All
en
trina.
Haba llegado mi hombre a la edad de diecisiete aos cuando se apart de sus deudos y fu a vestir el hbito De religioso al convento mximo de Santo Domingo. consiguiente, su dedicacin a la vida claustral ocurri en el ao de 1793. El estudio y la observancia de la ocuparon por entero al joven que cumplida su vocacin piadosa.
disciplina
en
39
Un talento superior y una aplicacin incesante lo dis tinguieron desde luego en aquel recinto, que tanto honr con sus esplendentes dotes intelectuales. Tal fu su aprovechamiento en el estudio del latn, que sus maestros le anticiparon el de la filosofa. As le faci litaban el medio de adelantar con su mayor rapidez y de
conocimientos en aquella lengua, porque, era en la que por esos tiempos se ense aba esta ciencia. Mediante este arbitrio progresaba en un estudio a la par que alcanzaba nuevos conocimientos exigidos por esa inteligencia que lo haca descollar airoso en las aulas. Con tan recomendables antecedentes desempe ms tarde algunas ctedras en el mismo convento, se le con firieron las rdenes a que aspiraba y fu doctorado en la real universidad de San Felipe. Con su promocin a la ctedra de la enseanza, las ciencias ganaron un maestro insigne; con su exaltacin al presbiterado, el clero regular recibi un miembro que sera su gida; con su graduacin de doctor, la Universi dad de San Felipe dio acogida a uno de aquellos hombres que ilustran las corporaciones a que pertenecen. Aun cuando hubieran sido muy halageas las espe ranzas que los maestros, de fray Tadeo Silva fundasen en l, es de creer que no correspondan al elevado prestigio que sin esfuerzos ni vanidad se conquist en el clero y en la sociedad. En los primeros aos de su magisterio, cuando enseaba en Santo Domingo filosofa y teologa, dio al estudio de la filosofa una amplitud no conocida antes de ese tiempo. Una ocasin dispuso a sus alumnos para un acto, que tuvo lugar en el templo de su convento. Un joven llamado don Santiago Echeverz, sostuvo all la primera proposicin con tal habilidad e instruccin, a pesar de las impugnaciones que reciba, que al fin la corona del triunfo fu conquistada por este discpulo tan digno de su maestro (1).
sus como
consolidar
es
sabido,
(1)
Anales de
la
Universidad,
a
tomo
Santa-Mara
en su
incorporacin
Domingo
40
LUIS
FCO.
PRIETO
DEL
RO
Este joven, que entonces reciba lecciones del padre Silva, fu el mismo que despus se dio a conocer en la re presentacin nacional y en la magistratura. No tengo que decir que don Santiago Echeverz fu un ciudadano ilus tre y un juez inmaculado, porque la conciencia de todos lo aclaman as. Las virtudes de ste y otros discpulos ms de una vez llenaran de consuelo el corazn del insigne maestro, que tantas veces fu contristado por la amargura. Nadie tuvo disposiciones que aventajasen a las suyas Recibi del cielo una para el ejercicio del magisterio. inteligencia acompaada de esas cualidades que la hi cieron ms y ms fructfera. Conocimiento profundo de las materias que enseaba, elocuencia para expresarse, acierto para difundir sus sabios preceptos, prudencia para dirigir sus educandos, todo se encontraba en el fraile doctor. Sus discpulos podan aprovechar sus lecciones y apro vechar los ejemplos de su vida, que fu una vida santa. Lo digo sin emplear hiprbole, y ms adelante no me limitar a otra simple insinuacin para repetirlo. Ms adelante tambin volver a hablar del maestro, porque la enseanza ocup el mayor tiempo de su vida y en la enseanza alcanz gloriosos triunfos. La revolucin de la independencia sobrevino en el lti mo tercio de la vida del padre Silva. Joven entonces, pues aun no haba vivido siete lustros, nadie se imaginara que tena hecha la mayor parte de su jornada; pero le restaba el trecho ms spero del camino, el tiempo ms crtico, que fu el ms brillante y ms fructfero. Hijo de la colonia, haba nacido en sus aos postri meros para apoyar con la influencia de su nombre la emancipacin de ella. A sus merecimientos anteriores agreg, en esa circuns tancia, el merecimiento de su patriotismo. Perfectamente comprobado se encuentra ste con la expatriacin que sufri en la poca de la reconquista es paola, durante el gobierno de don Francisco Casimiro Marc del Pont.
FRAY
TADEO SILVA
41
Barrunto que
no
sera
un
dos;
El
pero o por
eso se
libert de la
sufrieron.
padre Silva fu embarcado en compaa de otros patriotas destinados todos a los padecimientos imponde
rables de las Casas-Matas. Empero, la suerte del dominicano fu muy diversa a la de sus compaeros de expatriacin : con ellos haba compartido las penalidades del viaje, pero no comparti las de la prisin en el Per. Los religiosos dominicanos de Lima no ignoraban el valer de ese religioso chileno de su misma orden que all llegaba para ser castigado en las mazmorras, por haberse adherido a la independencia de su suelo natal. Lo acogieron con cario, abrieron sus brazos para es trechar en l a un hermano, y obtuvieron a costa de sus empeos, la concesin singular de que llevase, no la vida de las mazmorras, sino que, con ellos, la vida de los re
ligiosos.
Esta deferencia de los dominicanos de Lima para con el padre Silva, se originaba del prestigio que le haba conquistado su inteligencia, su saber y su vida ejemplarsima. de confraternidad como el presente n' eran comunes por entonces entre los hijos de las rdenes mo La divergencia de opiniones haca reinar la nsticas.
Los
casos
discordia donde quiera que hubiese patriotas y realistas. Mas, este hombre que tantas demostraciones de sim pata reciba de sus hermanos de regin, no debi ins pirar confianza a la autoridad eclesistica de la capital del virreinato. En efecto no le fu otorgado con plenitud el ejercicio de su ministerio; se le prohibi confesar y
En Chile haba sido muy estimado como orador sagra do; en el pulpito luca una rara elocuencia, y all no fu corto el inters que se tuvo por escucharlo, ni escasos los ruegos para conseguir del arzobispo esta permisin. Todo fu
predicar.
por
respuesta
una
negativa.
42
LUIS FCO.
PRIETO DEL
RO
Y este empeo por conocer al fraile chileno en la c tedra sagrada, es la ms explcita confirmacin de los honrosos conceptos que lo haban antecedido. Exento as de muchos quehaceres, se entreg con desa hogo al estudio, favorecido por la tranquilidad del re cinto en que moraba. La biblioteca de los dominicanos sera tal vez ms abun dante que las que el padre Silva hubiese conocido en Chile. Su aplicacin, jams decadente, encontr all cuanto necesitaba durante la expatriacin. De este modo acrecent sus conocimientos, y obtuvo. del destierro el provecho que no obtendra otro alguno. Bastbale la poca ms laboriosa y agitada de su vida, y entonces su patria recibira el fruto de sus nuevas luces. Dos aos despus de haber puesto trmino la victoria de Chacabuco a la segunda dominacin castellana, tuvo lugar en Santiago la reapertura del Instituto Nacional, que haba sido instalado en 1813 y suprimido en el pe rodo a que acabo de referirme. La nueva instalacin fu celebrada el 20 de Julio de 1819. Por ste tiempo el padre Tadeo Silva fu restituido a su pas y designado para desempear las ctedras de teologa e historia eclesistica en el establecimiento cuya reapertura se celebr con gran solemnidad. Su designacin fu un acto de justicia, un homenaje a sus vastos conocimientos. Las recomendaciones en favor de otras personas para el desempeo de las mismas c tedras, ningn poder tuvieron delante del nombre de este dominicano. La enseanza volvi desde ese tiempo a ser ocupacin cuotidiana, estableciendo su domicilio en el mismo co
legio.
Esta ltima poca de su magisterio fu acaso la ms El maestro haba profundizado ms y ms sus conocimientos en los aos de ausencia y volva lleno de
brillante.
experiencia. La juventud recibi de l lecciones en el aula y predi caciones en la capilla. Su palabra dulcsima era escuchada con particular agrado en una y otra parte.
FRAY TADEO
SILVA
43
ron
obligaciones de la enseanza no lo priva desempeo de todas las funciones de su minis ni en los primeros meses de su profesorado, ni aun terio, cuando se multiplicaron sobremanera sus despus que
del
haceres y sus atenciones. Era este hombre infatigable; no anhelaba para s des canso ni reposo, y no desaprovech un da de los de su existencia. Muy justo hubiera sido que despus de las tareas de cada ao escolar gozara del descanso que le brindaban las vacaciones; pero ni aun ese descanso, breve entonces, se permita tomar. Conclua un ao y quera santificar el comienzo de otro tambin con el trabajo. Recordaba en esta circunstancia los bienes que poda, derramar su predicacin y emprenda la marcha del mi sionero. La provincia de Aconcagua lo recibi repetidas veces, oy resonar su palabra fervorosa y recibi los frutos de su caridad. En las primeras ocasiones que su espritu evanglico lo llev al pueblo de San Felipe, no tena all un albergue que dar a las gentes qu iban presurosas a escuchar su
Las asiduas
predicacin. Emprenda entonces el trabajo de erigir ramadas, acom paado por los qu" deban all pasar en su compaa das
de retiro. Penetrado as de la necesidad que haba de un local destinado a este fin, emprendi la construccin de una casa de ejercicios. El da, me dice en una carta el seor presbtero don Jos Agustn Gmez, cura de aquella ciudad, el da en que se coloc la primera piedra (1822), pronunci un brillante
discurso,
que
aun
recuerdan
con
an
cianos. Los asistentes a este acto favorecieron la empresa del dominicano con sus erogaciones, que alcanzaron a com poner la cantidad de quinientos pesos. Visit despus a los hacendados, y de ellos obtuvo los materiales que necesitaba para su fbrica.
44
LUIS FCO.
PRIETO DEL
RO
ganado
por el prestigio que all le haba elocuencia y su abnegacin, le permitieron dejar muy avanzada esta obra, que despus fu terminada. Hoy da esa casa, que tantas fatigas le haba costado, dice ms adelante la carta citada, presta importantes servicios a toda la provincia de Aconcagua, moralizando a nuestros pobres y alimentando su fe y su piedad con la meditacin de las verdades eternas. El padre Silva levant, pues, en aquel pueblo, un monu mento que acredita al presente y acreditar quizs du rante muchos aos sus virtudes evanglicas. Al concluir el ao de 1822, en la noche del 19 de No viembre, sobrevino uno de esos temblores que en tantas veces y en tan diversos tiempos han desolado los pueblos de Chile. Los vecinos de Santiago, en medio de su consternacin, se dedicaron a practicar actos de fervorosa piedad. El padre Silva dio en tal circunstancia una misin en
Tanto
celo, auxiliado
su
un
su
palabra atrajo
un
numerossimo. El orador mova a todos; nadie poda escucharle indife rente, y entonces muchos comprendieron el poder de su voz. Quienes no acostumbraban a lisonjear a ningn orador sagrado, confesaron ingenuamente el alto mrito de ste. Por lo que hace a las exhortaciones que se han hecho al pueblo, deca El Mercurio de Chile de 2 de Diciem slo podemos hablar de las que hizo en la bre de ese ao, Alameda un filsofo de Santo Domingo, reverendo padre fray Tadeo Silva y lo felicitamos por su uncin y elec cin en no contristar ni afligir ms unos corazones des pedazados por el terror. Mas, esto no par aqu. En dos artculos publicados en el mismo Mercurio de Chile, se critic el tono empleado por los predicadores en general en la ocasin aludida, y se dijo que no exista motivos para tanta alarma, pues los temblores no eran producidos por la ira de Dios, sino por causas puramente fsicas. Con este motivo escribi el padre Silva un opsculo que lleva en su portada el ttulo de Aviso que da al pueblo
concurso
45
filsofo rancio. Aqu refuta con detencin uno a uno los cargos dirigidos al clero y a las prcticas piadosas por el autor de los artculos de El Mercurio de Chile. Qu especie de furor anti-evanglico, comienza di ciendo, se ha apoderado de algunos pocos individuos de este pueblo para trabajar con tanto empeo en ani quilar los sentimientos de comprensin y de. piedad que han concebido sus afligidos habitantes desde la infausta noche del 19 de Noviembre? En el curso de su opsculo muestra un vastsimo conoci miento de las Santas Escrituras, una instruccin extensa y un ingenio claro. Poco despus fu puesta en prueba la paciencia del do minicano, al aparecer la rplica a su opsculos en otro de muy menores dimensiones, intitulado Palinodia del Con solador en satisfaccin del filsofo rancio (1). El estilo de este escrito es burlesco y las groseras abun^ dan en sus once pginas. Pero no fu sta la nica desaveniencia de opiniones que hubo entre fray Tadeo Silva y los escritores de El A la en que me he ocupado, sigui Mercurio de Chile. en breve otra. Apareci el nmero 23 de aquel peridico, y en un artculo intitulado Variedades, se lean entre otras pala bras, las nueve que voy a trascribir: Voltaire, Rousseau, Montesquieu, son los apstoles de la razn. De aqu tuvo origen el clebre opsculo del padre Silva, que llam Los Apstoles del Diablo. de Chile
un
Esta
vez
escribi
su
con
en
cualquiera
sac
a
otra,
y tal fu
severidad,
previamente
luz
el nombre del autor del artculo que iba a refutar y seal sus extravos y las sospechas que causaba. Despus del exordio, analiza los hechos de Voltaire, Rousseau y Montesquieu para contrastar los encomios de El Mercurio y desvanecer las ideas que hubiese infundido.
(1)
El Consolador;
era
ste
un
seudnimo.
46
LUIS FCO.
PRIETO DEL
RO
indignado al hacer esta impugnacin; no traz su pluma otro escrito ms enrgico, como lo he dicho, y sus palabras finales fueron un arranque de esa indignacin: Dios sabr vengar su religin ultrajada!, exclam al terminar. Sus convicciones profundas, su fe inquebrantable ex presaba ese grito del hombre que fundaba en otros princi pios la ventura de la patria que tambin haba cooperado a emancipar. A la aparicin de Los Apstoles del Diablo, sigui la aparicin de un peridico que no pas de su nmero se gundo y que fu nombrado El Nuevo Corresponsal. Su primer artculo fu la contestacin al papel titulado Los Apstoles del Diablo.
Debi
sentirse
verdaderamente
Por ventura ser excusado decir que su redactor ratifi c lo dicho en El Mercurio de Chile y renov sus ataques a los que no ingratos a su religin, haban respetado su
hbito, y no desentendindose de sus deberes, haban cumplido su misin. Despus de haber dimitido el mando de la Repblica el capitn general don Bernardo O'Higgins, los religiosos fueron atacados sin piedad por algunos rganos de la
-
prensa nacional. Los institutos religiosos es verdad que se hallaban en decadencia, y la guerra de la emancipacin haba produ cido en ellos trastornos considerables;
Los ataques fueron arreciando ms y ms hasta el punto de que se conceptuaron, ho ya enderezados a la relajacin, sino que dirigidos a la religin misma. Por todas partes se divisaban augurios siniestros; to dos pedan la reforma, pero no todos estaban acordes en los medios de llevarla acabo; y, mientras tanto, el gobier no comenzaba a dirigir sus tiros a las rdenes religiosas. Fu entonces cuando tanto descoll la figura del 'padre Tadeo Silva. A l encomendaron sus hermanos su defensa y la de los principios atacados con virulencia. Tanta era la confianza y la fe que todos ponan en este hombre! Religioso de opiniones liberales, dice de l un histo riador, pero lleno de fe y de devocin, slo en el inters
47
de su causa public un peridico semanal, en el cual pro curaba demostrar que la reforma, tal cual la pedan el go bierno y los progresistas, no sera sino una concesin to mada de las ideas anti-religiosas de los filsofos del siglo XVIII, tan insidiosos contra los regulares para llegar a destruir la religin, no slo en su culto, sino en todo lo
su esencia (1). El da 21 de Junio de 1823 sali a luz, en Santiago, el primer nmero de El Observador Eclesistico. La reforma de los regulares era el fin primordial de la nueva publicacin peridica, siendo tratada por su re dactor desde el primer artculo de la primera entrega. Clamemos todos la reforma por medios regulares y cannicos, deca en ella, pero no pidamos la destruc cin total de unos cuerpos que pueden ser tan tiles a la Iglesia y al Estado. Estas pocas palabras comprendan todo su programa en orden a la reforma. El padre redactor combati con resolucin las medidas que se tomaban respecto a ella, por ir fuera del camino
que constituye
con tanta justicia sealaba como nico legal; hizo la defensa de las rdenes monsticas da a da deprimidas y mostr a las veces las insulceses y frusleras que cons tituan muchas acusaciones. Se negaron los servicios de los regulares y l los recor d; se les consider como seres intiles a la sociedad y l enumer los beneficios que de ellos reciba.
que
Cada vez que consider ofendida la moral, no guard silencio. Reproch la representacin de comedias con trarias a las buenas costumbres y de las que significaban
no
otra
cosa
que
un sarcasmo a
la -religin.
Siempre habl en favor de las buenas costumbres y seal los precipicios de la impiedad, aduciendo con fre cuencia ejemplos edificantes en confirmacin de sus pa labras. Con frecuencia aparecan en El Observador Eclesistico comunicados a que daba su redactor generosa acogida,
(1) Gay, Historia fsica
y
poltica
de
Chile,
tomo
48
LUIS FCO.
PRIETO DEL
RO
siendo
en su
mayor
o
parte destinados
morales.
interrogarlo
sobre
asuntos
religiosos
El buen padre nunca desde a sus interlocutores, antes bien fu tan condescendiente, que sorprenden las impor
contenidas en algunos de esos comunicados aceptados por l. Aun cuando el religioso periodista escriba amargado por la acrimonia de sus contendores, apesadumbrado por la situacin cada da ms aflictiva de los regulares, nunca se exalt ni excedi los lmites de la prudencia. Hizo la defensa de su causa con la gravedad correspon diente al J3aber que tanto lo haba acreditado; contest con energa y conciencia a todos los ataques (1) ; emi ti razones y no dicterios; combati las ideas contrarias a las suyas, pero no zahiri a sus sostenedores. Su. genio era vivo y por esta causa sin duda emple la irona en limitadas ocasiones, pero con el tino conveniente para no exacerbar los nimos ni ofender a persona alguna: combata ideas funestas, pero respetaba a los que las
tunidades
49
de
de la gracia, Tratado de los sacramentos, Teologa Expositiva, Compendio de Historia Eclesistica, Curso de Teologa Mstica, y extracto de las principales virtudes morales.
I/yon
acerca
Curso
de
de los volmenes de manuscritos de la Biblio teca Nacional, se halla una copia de su Compendio de Historia Eclesistica, obra que no alcanz a terminar
uno
En
segn
se ve en esa
trascripcin.
Este trabajo lo destinaba a la enseanza de un ramo de que daba lecciones en el Instituto Nacional con cono cimientos insuperables. Su obra qued muy en principios, pues slo histori el siglo primero y el segundo de la Iglesia. Despus de unos extensos preliminares, cada siglo forma un captulo y cada uno de stos se dividen n p rrafos destinados a tratar de un asunto en particular. Uno habla de los pontfices, otro de los patriarcas, ste de los concilios, aqul de las persecuciones El extracto de las principales virtudes morales se pu blic despus de la muerte de su autor, no en su totali dad, sino que en parte. Por esta parte, la nica que conozco, parece haber sido escrita la obra expresamente para las religiosas. En ella cita constantemente las doctrinas de Santo Toms, y con la claridad que distingue todos sus escritos ensea a prac ticar las virtudes que deben ser el ornato de los claustros. En una vida no dilatada, el padre Silva hizo mil obras, que han dado a su nombre un justsimo ttulo de cele
. .
bridad. Desde la niez, sus talentos lo hicieron singularizarse en las aulas y el trascurso de los aos le dio un renombre que traspas los lmites de la patria. Esta le vio cumplir los deberes de un buen hijo y, en el da del aniversario de su independencia poltica, ms de una vez la honr desde el pulpito con su aventajada elocuencia. La saludaba entonces con amor y peda para ella al Omnipotente un destino feliz. Da por da, hora por hora en el cumplimiento de sus deberes, supo llenar los que le impona la patria, la reli
gin
y la caridad.
4
50
RO
En su orden no fu exaltado a los puestos ms elevados; slo tuvo en ella la dignidad de maestro. Una vez, all en 'el tiempo de sus ms asiduas tareas y de sus ardientes polmicas, figur como candidato a la prelacia. Decase por aquel entonces que su gobierno sera de grande utidad para la reforma, pero su exaltacin no tuvo efecto. Seguramente que no ambicionaba el poder; era tanta la rigidez de su vida, tanta la austeridad de sus virtudes! La viveza de su genio lograba dominarla a costa de una represin incesante. No todos pueden estimar el valor de estos vencimientos, que convierten a quienes los practican en ornamentos de la humanidad. Severo en sus -modales, severo en su conducta, fu dulce y misericordioso con todos. Ah! aquel hombre que haca bien a tantos, se trataba con dureza extraordinaria: tal era su frugalidad, que ayunaba de Enero a Enero; segn la expresin de.su
(1) Conversacin
una
con
51
Su muerte produjo un duelo intenssimo en el clero y pesar sincero en la sociedad, sentimientos que fueron agravados con la especie que circul de haber sido su
un
muerte
producida
por
un
tosigo
que intencionalmente
se
le suministrara. La especie no
no se
poda ser ms siniestra; pero felizmente encuentran fundamentos para darle crdito. Quines, empleando veneno, podan haber sido auto
del homicidio? Sus enemigos, se dira; sus contendores del periodis mo, ms de una vez vencidos por l. Pero no es posible arrojar tamao baldn sobre ellos;
res
.
debe crerseles capaces de esa infamia. El mismo seor Marn, que recuerda los ms mnimos inci dentes de la vida de su ilustre maestro, no da importancia a este cargo, lo considera completamente infundado. La vida austersima del padre Silva, las abrumadoras tareas que sobrellev y las tribulaciones debieron preci-^ pitar su fin, mas no la venganza implacable o el odio cruel de ninguno de sus contemporneos. Algunas horas despus de haber expirado, un cortejo numerossimo, compuesto en su mayor parte de miembros del clero y alumnos del Instituto, condujeron el cadver al templo de Santo Domingo, donde se le hicieron los oficios correspondientes. La muerte de este sabio e intrpido defensor de las verdades catlicas (1) sucedi en vsperas de das muy acerbos para la iglesia chilena. Dios seal la hora de su partida antes que nuevos trastornos atribulasen todava
en
justicia
no
ms
su
nobilsimo
espritu.
Lus Feo. Pkieto
del
Ro.
Santiago, Mayo
25 de 1875.
(1) Eyzaguirre:
XXXIV.
en
Amrica,
tomo
I, captulo
Apuntes
para la historia de la
en
platera
Chile
I
justifican
la
aficin
de
de
plata
en
la"
poca
colonial.
Platera
los
nobles
espaoles.
Platera
iglesias.
primeros conquistadores que llegaron a Chile, aun hombres rudos y esforzados, venan en son, no que slo de conquista de un pas para su rey, sino tambin para lograr ellos honores y riquezas, pues, haban visto en su tierra la fastuosidad de algunos magnates que po sean inmensas riquezas en vajillas, obtenidas muchas de
eran
Los
ellas
fu extremada desde Strabn encareca su calidad, tiempos muy asegurando que en ninguna tierra de todo el universo, se encontraba ms fina, ni en mayor cantidad. Ya en tiempo de los rabes se produjeron brillantes piezas de plata labrada que pasaron a manos de los soldados y capitanes del ejrcito de los Reyes Catlicos, por derecho de con quista, cuando, espada en mano, se tomaban castillos y palacios moros. Ms tarde se aument en proporciones extraordinarias por la importacin de plata procedente de Amrica, y la habilidad de los artistas espaoles, cuyo genio se desarroll al amparo del poderoso auxilio que
plata espaola,
remotos.
PLATERA
EN
CHILE
53
le
no
prestaban
reyes y
magnates, iglesias
monasterios;
es de extraar el nmero extraordinario de objetos de plata destinados a toda clase d usos. Felipe II se mos tr admirado de los palacios de algunos magnates, elo giando la vajilla, los vasos y copas de oro y plata, todo La condesa D'Aulnoy deca maravillosamente labrado. Todas las en 1679: iglesias de Madrid estn atestadas de plata, nunca se hace uso de vajillas estaadas, sola mente las de plata y porcelana sirven en las mesas. El duque de Alburquerque emple mes y medio en pesar, al
inventariar su vajilla, de oro y plata, compuesta, entre otras muchas cosas, por 1,400 docenas de platos, 50 doce nas de fuentes y 700 bandejas; el resto del servicio estaba en la misma proporcin y adems haba 40 escalones de plata para llegar a lo ms alto de su aparador. En las casas de la nobleza se usaban candeleros de plata de cerca de 2 metros de altura, tan pesados que para moverlos se necesitaban el esfuerzo de 2 3 hom El duque de Alba tena 600 docenas de platos y bres. El duque de Lerma, hizo 800 fuentes del mismo metal. el bautizo un de para nieto, hijo de la duquesa del In fantado, una pila de plata, dentro de la cual se coloc la que sirvi a Santo Domingo. En un inventario hecho a la muerte de Rodrigo Caldern, dice: Se hallaron muchas vasijas y fuentes, aguamaniles, piezas de beber de varias y diferentes hechuras, excelentemente trabajadas, blancas y plata dorada. En unas capitulaciones matrimoniales del siglo XVII, la marquesa de Hinojares llev en dote 4,000 piezas de
plata. (1).
Todo este lujo se gastaba a pesar de las leyes suntuarias de Alfonso X, la reina Isabel y los Felipes que repetida Las iglesias contaban con nume mente lo prohibieron. rosas alhajas de plata, entre ellas las primorosas y arts ticas custodias que la familia de artistas, Arfe, fabrica ron para las catedrales y templos espaoles y que el pblico
(1) Todos
estos
libro La plata
datos y otros que vienen despus, los he tomado del espaola, de don Enrique Leguina
54
ARTURO FONTECILLA
LARRAN
vea en las procesiones. Tambin, adems de otras piezas, las lmparas de plata que adornaban algunos templos, imitando en esto, los fastuosos usos de los rabes que las tenan en gran profusin en sus mezquitas. Para dar una idea de la riqueza atesorada en las iglesias, basta citar que en el templo de Covadonga, al incendiarse en el siglo XVIII, del fondo de la cueva se extrajeron 14 arrobas de plata, que procedentes de objetos del culto, el voraz elemento haba fundido. Inenarrable efecto produjeron en los espaoles las inmensas riquezas americanas. Llenronse de asombro al contemplar los muchos objetos de oro y plata acumu lados en los templos del Per, Mxico, etc. Todos los pueblos del Nuevo Continente desconocan gran nmero de herramientas, mas, a pesar de ello,, haban realizado notables progresos en la industria de labrar los metales preciosos. Haban vaciado y batido el oro y la plata como los mejores artfices de Europa, siendo testimonio que acreditan su destreza, an hoy da, los ejemplares descubiertos en antiguos sepulcros. Hay piezas que podran competir, si fuera ms correcto su dibujo, con los de pro cedencia italiana, tan admirables son las labores hechas con singular encanto en las ajorcas, collares y pulseras por sus bellos y caprichosos adornos, as como la solda dura de algunas piezas que desaparecen con el bruido. En algunas regiones dedicbanse los orfices a reducir el oro y la plata a delgadsimos hilos y hojas con los que suplan los dorados y plateados e imitaban con ellos de terminadas plantas y frutos. No es extrao, que aquellos soldados despus de tantas fatigas producidas en la conquista de tierras para su rey, desearan descansar en sus ltimos aos en una habita cin rodeados de aquellas magnificencias como las que haban visto en Espaa, y q\ie ellos pudieron haber acu mulado en las guerras. Es cierto que Chile no ostentaba las riquezas del Per y Mxico, porque sus indios no les daban valor a los metales, o no los conocan, y los que los conocan lo reco lectaban en las arenas aurferas de los esteros para pagar
DE LA
PLATERA
EN CHILE
55
el tributo al Inca. Los soldados que vinieron a Chile no vieron en este pas, las riquezas del Per, pero las haban visto desde donde venan, y haban palpado en Espaa las riquezas en platera labrada que brillaban en los templos y en los palacios de los nobles.
Muchos de
esos
soldados
plateros preparados en su arte siglos anteriores, ya sea por maestros italianos o alemanes, que cuando lleg la poca del Renacimiento, cuando Espaa haba realizado su unidad y comenzaba a recibir grandes tesoros de Amrica, esos plateros que haban visto trabajar en su hogar a sus padres, comen.zaron a rivalizar con sus maestros en medallones, pen dientes, colgantes, azafates, fuentes y alhajas de iglesia, hicieron gala de una maestra en el cincelado y en cuantos temas aport el Renacimiento, combinndolos con admi rable acierto en los mascarones, genios, follajes, entrelazos en las lmparas, candelabros, custodias, frontales, platos y fuentes. Basta examinar los curiosos libros del gremio de plateros para apreciar en su justo valor el mrito de aquellos artfices que dejaron dibujadas en las hojas de esos libros los proyectos de sus obras que ejecutaron para alcanzar su ttulo de maestros de platera.
desde
Muchos de esos soldados que venan a la conquista de Chile, tendran muy presente las recomendaciones de su familia para que no dejaran de acumular oro y plata en la fcil, para ellos, conquista de Amrica. Otros ten dran el sueo de llegar a sus casas cargados de objetos, por lo menos de plata, para disfrutar de un merecido des canso despus de sus luchas y cuntos habran hecho sus votos de regalar algo a la iglesia de su pueblo si algn da llegaban con vida a sus hogares.
No es de extraarse, pues, que a pesar de la pobreza y miseria de la poca de la conquista, ya figuraran en las Actas del Cabildo de Santiago, los plateros.
Despus cuando ya estaba consolidada la conquista, cuando vino la poca de los comerciantes, y cuando ya se haban dado ttulos de nobleza a los criollos, como se
56
ARTURO FONTECILLA
LARRAN
con o
Las
Cabildo desde 1559 ya tratan sobr plateros. Nombramientos de Contrastes y Maes tros DE PLATERA. SUS OBLIGACIONES. MODO DE EVITAR LOS ROBOS DE OBJETOS DE PLATA. NOMBRA MIENTOS DE PLATEROS EN EL SIGLO XVIII.
actas del
Desde los primeros aos de vida de la ciudad de San tiago, vemos que el Cabildo se preocupa de los plateros, lo que prueba la aficin que tendran los escasos habitan tes santiaguinos por estos lujos, aun en medio de sus
preocupaciones
y apuros guerreros.
En el Cabildo de 5 de Mayo de 1559, se manda que to dos los artesanos de Santiago, saquen el da de Corpus su pendn y entre los gremios notificados estn los pla
teros.
Thayer O., cita como avecindado en San tiago, en 1575, al platero Juan Bez (1). l 9 de Febrero de 1590, segn el acta del Cabildo, se nombra contraste y fiel de pesas a Andrs Enrquez, pla tero, el que jur el cargo en la misma sesin y dur 28
en el oficio. El 23 de Agosto de 1606, el Cabildo pide para el -servi cio de la ciudad artesanos, entre otros, oficiales plateros. Encontraba escasos los que haban o seran poco enten didos en su arte, o cobraban un exceso por sus trabajos. En el acta del Cabildo de 16 de Agosto de 1632, se en cuentra un importante acuerdo propuesto por el capitn Juan Caxal, alguacil mayor de Santiago. Este acuerdo fu tomado, debido a que los oficiales de los maestros plateros, y los mismos maestros plateros, compraban plata a personas que no la tenan, sin que se supiera de dnde la obtenan legtimamente, siendo producto de hurtos
Don Toms
aos
el
siglo XVI-
APUNTES PARA
LA HISTORIA DE LA
PLATERA
EN CHILE
57
hechos
empleados cualquier bagatela pasaban dores de los plateros. En vista de estos abusos, el capitn mencionado peda al Cabildo pusiera remedio a estos
en
las casas, ya
sea
que por
se
la
estos provee
fueron eficaces las medidas para prevenir hurtos, puesto cfue en el Cabildo de 16 de Agosto de 1634, acord: que ninguna persona de cualquier cali dad ni condicin sea, y en particular los dichos maestros ni oficiales compren la dicha plata labrada para deshacer, ni para otros efectos, de las personas prohibidas y de las que no fuesen abonadas y que notoriamente se conozca la puedan vender, sin que en la dicha venta intervenga licencia de la justicia mayor ordinaria, para que la tal justicia, sumariamente averige como la hubieren y ven der. A los vendedores que no comprobasen el modo cmo la haban obtenido, se les castigaba con la prdida de la plata, ms 50 pesos de 8 reales de inulta, y a los maestros plateros y oficiales que contravinieran la orden: dos cientos azotes por las calles acostumbrados como ladrones Se les ordenaba a los plateros y encubridores de ellas. que cuando comprasen plata no la fundieran sin mani festarla a la justicia. En la sesin del Cabildo de 21 de Julio de 1645, se nombra por contraste a Lorenzo de Agurto, maestro platero de oro, y se aade que este contraste se entienda con los pesos y pesas y medidas de cobre y latn. El contraste Agurto era como el fiel ejecutor que examinaba las balanzas que haban en los bodegones para vender efectos de Lima, comestibles, adems examinaba si estaban conforme las pesas de los plateros; lo que prueba que eran varias las tiendas de este gremio. En Santiago hubo contrastes desde 1590, en que aparecen en las actas del Cabildo sus nombramientos, hasta fines de la colonia y principios de la Independencia. El maestro Agurto, que dur en su oficio 12 aos, lla mado platero de oro, porque adems de los objetos co rrientes que fabricaba de plata, ejecutaba tambin alha jas, aros, piochas, prendedores, hebillas y objetos finos
vez no
robos. Tal
estos
58
ARTURO FONTECILLA
LARRAN
oro con piedras preciosas. Los que no tenan este arte de ser joyeros se llamaban simplemente plateros. El Cabildo y la sociedad santiaguina consideraba al gremio de plateros muy superior a los otros gremios de en
etc.
las fiestas reales por el nacimiento del prncipe Felipe Prspero, acaecido el 28 de* Noviembre de 1656, y slo llegada la noticia a Chile el 20 de Diciembre de 1658, el Cabildo dispuso en su sesin de 24 de Enero de 1659, grandes fiestas en celebracin de dicho nacimiento,- entre los cuales estaba una procesin con paseo del estandarte real; y acord qu el orden del desfile de los distintos 1. los mulatos pardos, za gremios fuera el siguiente: pateros e indios; 2. los herreros y silleros; 3. los sastres y barberos; 4. los carpinteros y pintores; 5.? los plateros; y 6. el comercio. Segn este orden de categora, el gremio ms infeliz era el de los zapateros que los colocaban entre los mulatos e indios, y uno de los ms favorecidos era el de los pla teros, los artistas de la colonia, que iban solos y nica mente los seguan los comerciantes, al que pertenecan todos los nobles de la ciudad. Ya esto lo haba establecido Carlos V. Durante el siglo XVIII, figuran en las actas del Ca bildo numerosos contrastes, figurando los ms acreditados, o maestros mayores del gremio de plateros para este Las elecciones se cargo, sin duda de responsabilidad. hacan siempre al comenzar el ao. El 7 de Enero de 1737 se eligi a Juan Gonzlez, que dur un ao; al ao siguiente se eligi ese mismo da a Jos de Santander, que fu contraste hasta el ao 1745, a excepcin de los aos 1744 y 1745; que lo fu Jos G El 7 de Enero 1745 nombraron a Mariano Gmez;. mez. En 1756 sa en 1755 volvieron a elegir a Jos Gmez. en 1757 Juan el Mariano Zenteno, elegido por Cabildo, En a Anastasio 1760 nombraron Armaral, que dur Tapia. 2 aos. El 5 de Enero de 1762 se nombr a Agustn Tapia y adems en el acta se le llama Maestro del oficio de Platera. Desde esta fecha nombraron Contraste y
PLATERA
EN
CHILE
59
Maestro de Platera, a veces a distintas personas. Uno examinaba las pesas de las balanzas y leyes del metal, y el otro representaba al gremio y presida los exmenes que otorgaba el ttulo de platero. En 1774, el 7 de Enero, nombraron de contraste a Do mingo Barrera y de Maestro Mayor de Platera a Fran En cisco Sander y duraron en sus cargos hasta 1777. 1778 nombraron en los dos cargos a Barrera, hasta 1781. En 1782 se nombr Contraste' y Maestro Mayor de Pla-r tera a Mateo Mogolln. En 1783 se vuelve a nombrar en los dos cargos a Domingo Barrera, el que dur hasta el siglo XIX. En 1814 figura como contraste Andrs de Fuenzalida, que tuvo un juicio con el Fiel Ejecutor Ignacio Valds y Carrera sobre el ejercicio de su cargo, y que
veremos
despus.
Los contrastes tenan la obligacin, adems de revisar los pesos y pesas, revisar las balanzas y los reactivos de que se valan para las pruebas. Por real cdula dada en Sevilla el 7 de Febrero de 1731, se ordenaba labrar el oro con la ley de 22 quilates, y la plata con ley de 11 dineros, bajo las penas consiguientes, para que no se hicieran ricos en poco tiempo, y a poco trabajo, engaando al pblico bajando la ley. Por bando en las calles de Santiago se notificaba que ninguna per sona, Platero, Oficial Batehoja, ni otro artfice alguno, pudiera labrar esos metales fuera de la ley indicada y exiga que hubiera visitas mensuales para el examen de los pesos y pesas, y que lo vendido por los plateros fuera ensayado y marcado por los contrastes. Por este motivo el ttulo de contraste era de importan cia y no se lo daban a cualquiera que no diera garantas de tecnicismo y conocimiento de la materia, fuera de la hon radez de la persona. Por este motivo se renda un examen. As, en 1792, el virrey Arredondo, de Buenos Aires (1), design al platero Callejas y Sandoval como contraste, previo el informe que para la satisfaccin del pblico dio
(1) Ensayo
por
sobre
los
artfices de la Platera
en
Fernando
Mrquez Miranda.
60
ARTURO FONTECILLA
LARRAN
Caballero, profesor del arte de ensayar y mineralogista de profesin, recin llegado de Espaa. El acta de dicho examen dice as : En cumplimiento del Superior Decreto de V. E., de 14 de Mayo pasado, cit a d.n Juan Antonio Callejas y Sandoval y habiendo comparecido el da 4 del corriente, verifiqu su examen en teora y prctica acerca del cono cimiento de conocer y juzgar sobre los Metales perfec tos, purificar y afinar los mismos, encendrada, por bao de plomo, a todo lo que contest con voces propias, cali ficndolas por ensayes qumicos que execut a Mi Vista. As mismo fund su discurso en teora y prctica sobre el Mtodo de apartar los dos metales perfectos por agua fuerte y por la concentracin del Azufre y la Sal artificial, y concluy su arenga analizando el Mecanismo de conducir las operaciones del Arte de la Platera, llevando por objeto el mejor servicio del Estado, todo lo que hago presente a V. E. con arreglo al literal espritu de dho. Decreto. Buenos Ayres, 8 de Junio de 1792. Josef M.& Cavallero. Probablemente lo mismo se hara en Chile, a no ser que faltase el mineralogista-Ensayador llegado de Espaa.
III LOS
PLATEROS
COLONIALES,
SUS
COSTUMBRES. BURILADA.
CONDI
CIONES DE SUS
EXMENES.
La
El QUINTO
real.
los plateros que venan del extranjero. -Plateros que hacan y sellaban monedas.
En la colonia no slo incrementaban la industria de la platera los habitantes y familias pudientes, cuyo lujo
era tener toda su vajilla de plata a la usanza de los nobles de Espaa. Tambin el incremento de esta ri queza industrial del ramo de platera, era tambin conse cuencia del vivo sentimiento religioso que haca del ms modesto templo un valioso depsito de incensarios, cru
principal
candelabros, araas y vasos sagrados. Por estos motivos, el gremio de los plateros era consi derado uno de los principales y tanto debi ser su movices,
PLATERA
EN CHILE
61
miento,
sidad de la ley de
elegir plata.
Aunque en Chile no tuvieron los plateros el auge que tuvieron los de Lima, donde al iniciarse el siglo XVII, haba ms de 80 plateros en dicha ciudad, no por esto dejaron de haberlos con todos los privilegios, en especial a los que formaban la cofrada de San Eloy, el santo protector de ellos. Esta cofrada, desde el siglo XIV, se gn el libro Privilegios del arte de la platera, nombraba todos- los aos un prioste, dos alcaldes, un escribano, un mayordomo y dos diputados. Entre las cosas de la cofrada estaba la obligacin de sostener el culto al pa trono, la organizacin de honras fnebres cuando mora algn hermano, vigilar que ningn cofrade juegue dineros con otro cofrade. Les era permitido usar ropas de seda los y ocupar cargos de corregidores, alcaldes y procura dores (1). En 1619 consiguieron que no se les cobrase el impuesto de 1% establecido para todos los contratos Al platero se le consideraba supe y a todos los oficios. rior a cualquier otro gremio, a excepcin del gremio de
comercio. Para ser cofrade o tener el ttulo de Platero, que les daba el derecho de ejercer su arte, deban ser aprobados en un examen. Los aprendices no podan darlo sino a los 6 aos de estar en un taller de platero. Los exmenes se
daban, si haba cofrada, ante el prioste y si no haba co frada, ante el Platero Mayor, o la persona que designara el Cabildo. As, en una de las sesiones del Cabildo del ao 1651, se orden que todos los oficiales de los gremios de Santiago no podan tener tienda pblica sin ser exami
nados. En el Cabildo de 26 de Enero de 1652, se nombr exa minadores de los plateros de oro a Lorenzo Agurto y a Jernimo Ruiz y de los de plata a Alonso Nez Galiano Se nombr al Fiel Ejecutor, capitn y Andrs Leiba. Domingo Garca, para que presidiera los exmenes; y despus de ser aprobados, se levantaba acta.
(1) Cdula real de 1556, de
Felipe
II.
62
ARTURO FONTECILLA
LARRAN
El examen consista en una demostracin de su habi lidad en el dibujo y, despus, ejecutar una pieza de oro o plata en casa de alguno de los examinadores. Luego d aprobado este trabajo, previa confrontacin con el di bujo hecho anteriormente, el aspirante deba presentarse otra vez ante la comisin y responder ante ella a las pre guntas que les hicieren sobre las cosas concernientes al arte del platero, como ser el quilate del oro, el dineral de la plata, los gramos que tiene, qu son las piedras finas, cmo son los diamantes, rubes, espinelas, balax, esmeraldas, perlas y todos los otros gneros de piedras finas. De todas las contestaciones quedaba, constancia en un libro. Terminaba la operacin o ltima ceremonia, con una exhortacin y amonestacin para que se porte bien en su Arte, obedezca a la Cofrada o al Platero mayor y, lo que poda comprometerlo todo, en caso de fracasar el examinado, deba abonar cien pesos de plata de 8 reales por peso, por razn del examen a los que lo haban examinado. Slo as, despus de estrujarle el bolsillo y hacer trabajar su inteligencia, el aprendiz o can didato a platero, obtena licencia para abrir tienda y obrador. Era obligacin tambin probar, antes del exa men, que era de buenas costumbres, de padres conocidos,* libres de mala raza, es decir, no descender de negro, ni judo, ni de moro. Los aprendices a platero comenzaban su prctica en el taller como de Batehojas, trabajando algn platero, despus como oficial ayudando a la confeccin de algunas piezas al maestro platero. Los libros que les servan para estudiar, probablemente seran los siguientes, que durante el siglo XVIII eran los clsicos. Theoria y Prctica del Arte de Ensayar Oro, Plata y Velln, por Joseph Garca Cavallero. 1713. Arte de los metales, de Alonso Barba. 1729. Tablas generales de la Preparacin arithmtica prc tica de la Plata, por Bernardo Muoz. 1741. Prontuario y Claves, de Diego Guadarmino. 1757. El Dibujo, que era una parte muy principal del exa men, tenan que aprenderlo solos o con algn platero a
PLATERA
EN CHILE
63
quien pagaran. Cuando se fund la Academia de San Luis, a fines de la colonia, se coloc una clase de Dibujo, Probablemente los donde estudiaron varios plateros. jesutas establecieron tambin sus clases de Dibujo. En Santiago, cuando llegaban plateros de otras partes ya examinados y que pedan ser admitidos en el gremio, con derecho a abrir tienda, se segua el siguiente trmite: el solicitante que quera poner su taller de platera, deba presentarse con una solicitud al Presidente del Reino, indicando el tiempo y lugares en que haba desempeado el oficio y la cumplida satisfaccin con que sus clientes recibieron sus trabajos. Se formaba expediente sobre la la materia, comenzando por dar traslado de la peticin al Procurador General de la ciudad y al Maestro Mayor del Gremio. Estos citaban al solicitante y le exigan los siguientes requisitos: 1. Dar un examen ante una junta compuesta del Maestro Mayor, de dos plateros antiguos,
del contraste y otros como el fiscal o los veedores; 2. Prue bas de descender de padres conocidos, libres d sangre mala, mora, juda o negra; 3. El seguro de fiadores legos y abonados lo que era conforme a ordenanza y de
>
justicia. Se exigieron todas estas pruebas porque muchos pla teros venidos de Lima, huyendo de all, el Procurador de la ciudad les haba dado permiso para establecer tien das, sin ms trmites que la presentacin de un documento
que se estableca que haban rendido el examen y haber sido aprobados como plateros. Esta facilidad dio por re sultado el que se cometiesen tales abusos, que el Gremio de Plateros sigui ciertos autos, a mediados del siglo XVIII, con el Procurador General de la ciudad de Santiago, y con su ilustre Cabildo, con el fin de extirpar el desorden, frau des y mil indignidades que se cometen por los que se dedicaban a ese ejercicio con el fin depravado de perju dicar al pblico con sus rateras y mezcla de metales. Desde entonces quedaron como ordenanzas los puntos indicados, que cortaron los abusos. Haban llegado indi viduos tan pillos que haban estafado al incauto pblico de
en
Santiago
tan
tra-
64
ARTURO FONTECTLLA
LARRAN
por ellos apenas tenan una ley de plata, siendo les haba entregado piezas de alta ley para su trans que formacin. Se citaba a un tal Francisco Muoz, platero,
bajadas
se
que
al
perseguirlo
sus
estafas,
haba tomado asilo en un convento, de donde se rob un buen da las alhajas de la iglesia, pagando as su estada y el haberlo librado de las garras de la justicia (1). Pero a los que venan de Espaa, parece que estaban exentos de dar la informacin y someterse a examen. As, en una informacin sobre Ignacio Arrabal, platero, venido de Espaa, y que sirvi de tallador en la Casa de Moneda, dada el 25 de Octubre de 1799, por don Jos Santiago Portales, dice (2) : Don Ignacio Arrabal ha servido en la misma talla desde el 1. de Febrero de 1798,
Me la hoja de servicios N. 2. etc. un certificacin de comprobada expediente presentado seguido en la Congregacin de artfices plateros de la ciudad de Cdiz, en la que se hace relacin haber dado Arrabal informacin de limpieza de sangre, y haber sido admitido al mismo gremio en fuerza del examen que le hicieron los oficiales de aquella Congregacin, por el cual le facilitaron el consiguiente permiso para que pudiese trabajar en tienda de obrador propio. Arrabal no pas por el examen y fu tan considerado que se le nombr profesor de la Academia San Luis, y l ense el Dibujo
como
aparece
en
ha
o talleres que los plateros tenan para profesin, ellos ejecutaban las piezas que los vecinos de Santiago les encomendaban. Cada vez que haba un matrimonio, los plateros tenan trabajo para algn tiempo, sus hornos fundan las piezas que se
les enviaba para transformarlas y sus martillos no cesa ban de cincelar nuevas formas acomodadas al gusto rei nante. Los novios iran a ver las piezas por terminarse, los padres, los parientes haran sus encargos exigiendo secreto al platero, a fin de dar una sorpresa a los que se
(1) Cosas de la colonia, T. I. Jos Toribio Medina. (2) Medallas chilenas. Jos Toribio Medina.
PLATERA
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una ltima mirada a la de fuera moda, ira a parar al pieza que por antigua y obrador del platero para su transformacin. Esas piezas les representaba el recuerdo de otros tiempos, goces pa sados, momentos de satisfaccin que ahora se sacrificaban en beneficio de sus nietos. Al terminar una pieza, el platero estampaba en ella su marca que era generalmente, su apellido entero o abre viado, precedido a veces de las palabras me fecit, todo La pieza tena que llevarla a la hecho con el punzn. Casa de Moneda, donde el marcador o ensayador de las monedas estampaba una marca como que haba pagado el quinto real y que el ensayo haba resultado conforme El ensayador se proporcionaba el en la ley de plata. metal para el anlisis de la ley de plata, ejecutando una ranura por el revs de la pieza, generalmente en forma de zig-zag. A esta ranura se la llamaba la burilada. La marca como que haba pagado el quinto real, consista en una pequea corona con o sin columnas de Hrcules, que Tambin era necesario colocar la marca se estampaba. de la Casa de Moneda que ejecutaba estos dos actos, que consista en la misma ceca de las monedas. Para Santiago La misma que aun era una S con una o pequea arriba. hoy da usan las monedas. Todo esto se haba dispuesto en la Real Ordenanza de 1771, que dice: En todas las alhajas, sean de oro o de plata, de mucho o de poco peso, ha de poner el artfice que los fabrique la marca o seal propia de que habla el captulo antecedente, y as marcadas los llevar a los fieles ejecutores o marcadores pblicos, a fin de que sean reconocidas y hallndolas de ley, los sealen y marquen respectivamente con la seal suya por donde conste en todo tiempo y lugar en que fueron hechas, y quin fu el marcador que las dio por buenas, pues, ha de quedar responsable como el artfice, de forma que no se han de poder comerciar, ni integrar a los dueos que las manda ron hacer las alhajas fabricadas en estos Reynos, sin las marcas del artfice, y que antes sean calificadas con marcador pblico explicadas en ste y el antecedente
iban
66
ARTURO FONTECILLA
LARRAN
penas
los
proporcionaban el metal, cuando no se los llevaban los interesados, de las monedas en circula cin, del producto de las minas y comprando objetos de
como se hace hoy da. Pero debieron haber sido grandes los abusos que los plateros cometan comprando objetos de plata robados, a precios nfimos, que el Ca bildo, en 1632, como hemos visto anteriormente, dict ciertas disposiciones para evitar esos robos; pero el mal
plata,
sigui y se hizo ms general. No slo los plateros santiaguinos hacan el pinge negocio de comprar muy barato piezas robadas, sino tambin otros plateros espaoles o residentes en Amrica. Tanto lo hacan, que el 7 de Mayo de 1756 se dio la Real Orden resolviendo : no compren los plateros alhajas de oro, plata y pedrera de personas no conocidas, quando reciban algunas se que darn con nota de ellas y del sugeto que las llev, avisando a las Justicias siempre que tengan sospechas sobre su propiedad baxo la pena de pagar los daos que por su culpa y omisin resultaren. La cosa debi seguir mal y
-
el 10 de Marzo de 1771 se dict una Real Ordenanza que se estableca que ningn artfice platero pueda
prar de
en
la
com
ningn mancebo, ni de hijo o domstico de artfice, ni practicante alguno, oro, plata etc., para que en el modo posible se eviten hurtos, etc. y para que los que se perdieren puedan ms fcil recuperarlas los dueos. En 1800 las cosas de los plateros deben haber andado mal, no haba un reglamento para los aprendices y oficia
ner
les y haban muchos maestros que se decan tales sin te los ttulos respectivos. El Platero Mayor, Miguel de Fuenzalida, propuso al Cabildo un reglamento que pusiera en orden estas cosas, y el 9 de Abril de 1800, el Cabildo de la ciudad propone al Presidente del Reino y Capitn General, don Joaqun del Pino, el siguiente reglamento que en resumen se da
(1)
Fondo
no
aqu (1):
Nuevo.
Varios.
Vol.
245.
en
Pieza 4.
a
Archivo
este
Nacional.
Agradezco
to que
al seor Ricardo
Donoso
darme
conocer
documen
APUNTES
PARA LA HISTORIA DE LA
PLATERA
EN CHILE
67
Se nombrar un Juez Protector del Gremio de Pla teros, que de preferencia ser alguno de los Jueces ordi narios. 2.) Una vez nombrado, mandar que en el trmino de 8 das se le presenten todos los Maestros para examinarlos y har cerrar las tiendas, a los que no cumplan. Los apro bados sern registrados en un libro autorizado por el Es cribano del Cabildo. 3.) Los que no alcancen a examinarse quedarn como
1.)
un cer
tificado de su Maestro en que conste su estado de suficien cia, conducta y libre desempeo. El Juez nombrar 2 ar tfices que con el Maestro Mayor, le examinen sin que sea alguno de ello el que le enseo. Estos le mandaran hacer una pieza que ejecutar en el taller del Maestro Mayor, quien le prestar los materiales y herramientas. En com pensacin queda a beneficio la hechura, siempre que no pase de 20, pesos si el Oficial aspira a abrir tienda y 10 pesos a los otros. Si excede de estos valores se le debe abonar el saldo. 5.) Saliendo aprobado se matricular el Aprendiz co mo Oficial, el oficial como Maestro. El Juez y los examina dores le darn un certificado, pagando 2 pesos al Oficial y 4 pesos al Maestro. 6.) Se llevar otro libro para los aprendices. 7.) Los que aspiren a serlo voluntariamente, o condu cidos por sus padres, tutores o por disposicin del juez, debern permanecer en casa del Maestro que elijan, deber conocer sus obligaciones y dar muestras de su aptitud. 8.) Durante este tiempo el Maestro tendr la obligacin de ensearle, no slo el oficio sino tambin la Doctrina Cristiana, darle buen ejemplo, ensearle a leer, escribir, la aritmtica vulgar y el dibujo. Deber vestirle modesta mente, darle de comer y cama. Podr ser corregido de sus faltas y desaplicacin como si fuera su hijo. 9.) Pasado el tiempo de aprendizaje se presentar al examen de Oficial, si no sale aprobado vuelve al taller; pero entonces ganar salario porque se estima que el Maes-
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ARTURO FONTECILLA
LARRAN
le ha sabido ensear. Porque si era flojo o inepto deba el Maestro avisar oportunamente al juez. 10.) El aprendiz no podr dejar por su cuenta al Maestro, si deserta volver violentamente y corregido. El
tro
no
juez Protector examinar la causa de la huida y amones tar al Maestro si hay culpa. 11.) El que pase a Oficial continuar trabajando con el Maestro, quien le pagar el jornal correspondiente. Al pasar a otro taller, deber llevar un certificado de conduc
ta del anterior.
12.) Tendr facultad el juez Protector para hacer entrar en aprendizaje a todo nio hurfano, vago o abandonado y para ponerlos a servir en cas de no encontrarse en ellos aptitud. 13.) El Maestro que reciba sin certificado a un Oficial, pagar los perjuicios y se atender a las decisiones del juez. 14.) Ser circunstancia muy recomendable para tra bajar de Oficial el saber el Dibujo y es esencial para ser Maestro. Debern presentar certificados de saber Dibujo. 15.) El que tenga tienda pblica deber tener 2 oficia les y 2 aprendices. 16.) Debern delatar a los del gremio que sean vicio
de malas costumbres. Examinado el asunto por el Protector juez y dos artfices, se ordenar cerrar la tienda un tiempo a los que sean Maestros, los oficiales y por aprendices sern expulsados.
sos
o
en
estarn en lugares lo ms pblicos y el centro de la ciudad. 18.) En la admisin de aprendices se tendr en consi deracin a la calidad de los aspirantes, tanto por lo mejor educados, ms honrados y aplicados.
19.) Todo el que abra tienda deber afianzar la canti dad de 500 pesos, para que en caso de quiebra o mal ne gocio, tenga como responder a los encargos. 20.) Todo maestro debe marcar sus obras antes de salir de ella, con un sello que registrar ante el juez. 21.) No permitir que las obras pasen a manos de sus dueos sin la marca del Contraste.
PLATERA
EN
CHILE
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Para que el Maestro Mayor tenga un compensa fatigas, ser el tasador de las especies que la avaluar a los particulares que no tengan mande justicia motivo de acudir a otro. 23.) El Juez Protector y Maestro Mayor podrn mo
22.)
tivo de
sus
dificar este reglamento. 24.) Cada Maestro tendr en su tienda una copia de l. 25.) El nombrado Maestro Mayor seguir en su cargo hasta que el Cabildo no nombre a otro. Este reglamento no fu aprobado hasta el 31 de Agosto de 1802, por el Presidente del Reino, Muoz de Guzmn, y ese da se puso en vigencia, pero se dio de plazo para que se presentaran, no 8 das como deca el artculo 2., sino
un mes.
se
Se nombr a Miguel de Fuenzalida, Platero Mayor; nombr de Juez Protector al Alcalde de Primer voto,
A pesar de estos
Santiago de Ugarte. nombramientos, parece que no se apli c muy estrictamente el reglamento, por lo menos los li bros de registro de que hablan los artculos 2. y 6. no aparecen en ninguna parte, o talvez fueron distribuidos. Al Maestro Mayor Fuenzalida se le exigi una fianza de 1000 pesos, prestar juramento ante el Escribano de Gobierno y ser examinado por el ensayador de la Casa
de Moneda. Las herramientas de que disponan los plateros para cincelar y labrar sus artefactos no eran muchas. As, en el inventario de los tiles de un platero, en un juicio segui do a fines del siglo XVIII, se encuentran entre sus tiles los siguientes: 2 balanzas grandes y otras dos chicas, 7 alicates, un tornillo, 2 hileras, 3 compases, una terraja, una caja de moldar, un torno, 3 hirro-lastra, 2 tornos de cuenta, 8 bu riles, una bucela, 2 borraj eras, un hierro, 3 raidores, 47
don Jos
embutidores, 45 cinceles, 2 tijeras, 5 martillos, un can, muelle, un candil, un soplete, un cajn con pesa gran de, un cajn con pesa chica, 2 cepos detal, un tas grande, 2 tas chicos, 2 tachitos, una vidriera, un fuelle, una fragua, una mesita, una silla, un cajn con moldes de hebillas,
un
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ARTURO FONTECILLA
LARRAN
banco, un barril de agua, un forro, una bola de labrar, una caldera, 8 limas, una piedra de afilar. Siguiendo las costumbres de los plateros espaoles, en especial los sevillanos y las de los de Lima, los plateros
un
coloniales chilenos se establecan en una sola calle, o en calles muy vecinas. Sus tiendas y obradores estaban unas al lado de las otras y as quedaron hasta muy avanzado el siglo XIX.
Don Benjamn Vicua M., en sus Relaciones histricas, Los hogares y las calles de Santiago, dice que 4 casas que forman la esquina de Ahumada con Hurfanos eran una simple cuartera de plateros. En El barrio de los las dice Presidentes, que' monjitas Victoria, que estaban en la esquina de la plaza, posean unas vetustas tiendas de alquiler de cuyos arriendos vivan, casi todas ocupadas por los plateros, entre ellos la de los hermanos Fuenza lida. No siempre los plateros se dedicaron a su profesin propia del gremio, es decir la confeccin de objetos de plata. Cuando vinieron los tiempos revoltosos de la guerra de la Independencia, algunos se dedicaron a fabricar o sellar moneda. Don Manuel Gregorio Garca Ferrer cuenta en sus memorias (1) que estando con el montonero Benavides en Los Angeles, tom prisionero al espaol Lorenzo Almarza y le exigi 8,000 pesos. Como ste no los tena, lo puso en capilla para fusilarlo al da siguiente; pero sus amigos fueron donde Benavides a implorar no lo fusilara y que ellos enteraran la cantidad salieron por el pueblo bus cando el dinero y al platero Leandro Muoz, que era el que sellaba la plata. Lo tuvieron toda la noche sellando la plata que corra vaciada. As Muoz a toda hora estaba sellando por cuenta de Benavides, y esta plata se llamaba
la plata de Benavides, trabajada por Leandro Muoz, hijo de Concepcin y platero el ms competente que haba entonces en Concepcin. En una narracin hecha por una de las monjas trini(1)
Revista Chilena de Historia y
Geografa,
N. 56, p. 343.
PLATERA
EN
CHILE
71
t arias de
de Snchez oblig a huir a la tierra de los araucanos, dice (1) : Unos dos candeleros de plata que fu lo nico que libr de toda
Concepcin
que el
ejrcito espaol
la
plata labrada que tenamos en nuestra sacrista, nos sirvieron de algn socorro. Un platero que andaba por ah los deshizo y los redujo a monedas de aquellas que enton Esto sucedi en un lugar llamado ces llamaban cortadas. El Rosal, cerca de Tucapel, donde las haba dejado aban donadas el ejrcito de Snchez. Por estas dos narraciones vemos que los plateros del sur, ya que no podan fabricar objetos, fabricaban mone das. De ninguna de estas dos: las cortadas y de la plata
de Benavides nos habla el seor Medina en sus Monedas chilenas, tal vez muy pronto las recogi el gobierno des pus de la pacificacin del sur y se fundieron en la Casa de Moneda.
IV
Arcos de Pleito
fiel bienvenida
a
la
llegada
uno
de
de
personajes. arcos.
de
lugar
se
estos
Un
ejecutor
extralimita.
Lista XVIII.
pla
Era costumbre colonial, que cada gremio costease en ocasin de fiestas solemnes, ya sea diversiones, parodias, o arcos de bienvenida cuando se reciba a algn personaje como los Presidentes del Reino, en las Juras Reales, nacimientos de prncipes herederos. Tambin se tomaba muy. en cuenta por los gremios las procesiones religiosas. As como los oidores, los cabildos, oficiales reales, etc., por las preeminencias en estas fiestas, los gre
peleaban
mios tambin se agitaban en ser los preferidos. Tales oportunidades servan de emulacin a las diver sas corporaciones gremiales que rivalizaban en lujo en la presentacin de bellos artificios, que el pueblo festejaba, aplauda y comentaba por muchos das. De esta suerte
(1) Viaje de
las
monjas trinitarias
lica, N. 42 (1903).
72
ARTURO FONTECILLA
LARRAN
afirmaban su popularidad los del gremio y la sensacin de su podero y solvencia se hacan notar. La cofrada de los plateros que figuraba con honor en el lugar de las preeminencias, no poda quedar atrs en
competencias; sus parodias, sus andas y sus arcos los ms artsticos y hechos con todo lujo. Pero no siempre estaban de acuerdo entre ellos. En los tiempos malos, cuando haba guerra o las cosechas haban sido malas, los pudientes no encargaban muchas cosas a los plateros y stos quedaban sin trabajo con la necesidad de alimentar a sus familias, y no pudiendo ejecutar, por falta de encargos, cosas vaosas, no estaban para hacer gastos por mucho que lo ordenaran las autoridades o por lo menos le sacaban el cuerpo. As, con motivo de la entrada a la capital del Gober nador y Capitn General don Antonio Guill y Gonzaga, en 1762, el Corregidor Zaartu dio orden al gremio de Plateros de Santiago para que los maestros y oficiales del gremio costeasen el pago de un arco que se deba construir para solemnizar la fiesta. El contraste Agustn Tapia se comprometi a que el arco los costeasen los plateros que no tomaran parte en la confeccin, y design a seis, presididos o dirigidos por el Estos 7 correran con la maestro platero Pedro Daz. hechura y desarmado del arco y no pagaran nada de los gastos que se hicieren (1). El arco se hizo como lo haba ordenado el contraste. El platero Pedro Daz y sus ayudantes hicieron el arco, el Gobernador y su comitiva pas por debajo de l, mien tras tocaba la msica contratada por los mismos plateros. Pasadas las fiestas, lo deshicieron, perdindose una pieza de plata de las prestadas, de las que adornaban el arco y cuando lleg el momento de cancelar deudas, parece que los plateros que deban pagar los gastos se lucieron los desentendidos, con grave afliccin de los que lo hicie ron y haban adelantado el dinero. El que adelant el dinero fu el platero Ignacio Daz.
estas
eran
491.
APUNTES PARA
LA HISTORIA DE LA
PLATERA
EN
CHILE
73
Viendo stos que nadie quera pagar lo que les corres una solicitud al Corregidor, pidiendo se al Contraste dentro de breve ordenase prorrateo y que trmino que presentase la cuenta de gastos que tuvo dicho arco que ellos haban anticipado, y de que estaban libres por haber trabajado en la confeccin de l. El Corregidor pas los autos al Juez, quien notific, por medio del receptor gueda, al contraste Agustn Tapia para que hiciese la lista de los que deban pagar y al pla tero Pedro Daz, que dirigi el arco, para que presentara la cuenta detallada de los gastos. Pedro Daz, en su cuenta, dice que se perdi un azafate de valor de 31 pesos, apreciado as por su dueo, que el costo del arco fu de 59 pesos, y que para hacer estos gastos se ech una prorrata a todos los maestros y ofi ciales, a stos a 4 reales y a los maestros 5 pesos. Por otro lado, el maestro Ignacio Daz, que haba ade lantado los fondos, present la cuenta de los gastos con detalle de ellos. Por esta cuenta se sabe que el arco fu de madera y adornado con jergas y gneros, cintas, cortinas y encajes, llevaba repartidos, fuentes, azafates y platos de plata. En el costo se comprenda el azafate perdido, un cuchi llo que se extravi y una jerga que no apareci. Figura en el costo la msica con sus instrumentos que costaron 7 pesos y 2 reales. Se gastaron 4 pesos en la comida que se dio a los que trabajaban. Al que compuso y adorn el arco se le dieron 7 pesos. 4 peones trabajaron desde el da de la vspera hasta las 10^ de la noche y se les pag 1 peso y 6 reales. Adems se les pag 8 reales el da de la entrada y 7 reales por desarmar el arco. En el expediente figuran como maestros plateros que se incluyeron en el prorrateo los siguientes: Agustn Tapia, Anastasio Amarante, Santiago Fuenzalida, Jos
ponda, presentaron
Pizarro, Ignacio Araya, Antonio Cruz, Miguel Astorga, Juan Concha, Juan Juregui, Jacinto
Toro,
Toms
Flores. Los plateros condenados a pagar el azafate per dido fueron: Pedro Daz, Domingo Barrera, Miguel Fuentes, Manuel Cruz, Francisco Larrea, Antonio Banda.
74
ARTURO FONTECILLA
LARRAN
A pesar de la
notificacin, los
maestros
plateros
nom
brados de nuevo se hicieron los desentendidos, y tuvo el contraste Tapia que pedir al Justicia Mayor para que se les obligase a pagar y se les volvi a notificar. Ignacio Daz, el platero que corri con los gastos, pide que se haga
el prorrateo para pagar el azafate perdido, por Al noti los a este pago no lo han hecho. condenados que no ficar el receptor, encuentra que muchos plateros estn en Santiago, sino en las minas. Un escrito de los maestros Banda, Fuentes, de la Ba rrera, dicen que consideran excesivo el costo, y que, el arco hecho por los Barberos fu ms lucido y slo cost menos de la mitad que el que cobraban; por consiguiente no estaban conformes con la cuenta de los gastos. El Justicia Mayor pide se haga una lista de los maestros plateros que componen el gremio en Santiago. El con traste enva la lista. En el ao 1763 figuran como maestros plateros, en nota oficial, los siguientes:
nuevo
de
Miguel Astorga
Romualdo Arenas Jos Guerrero Santiago Fuenzalida Francisco Larrea Antonio Banda Toms Pizarro Juan Juregui Jos Toro Pedro Daz.
Ignacio Araya
Jacinto Flores
A todos
se
les notific que deban pagar el tal arco. Aqu present otra dificultad que demor la cosa, y fu a dar con los autos a la Real Audiencia, nada menos. El maestro Mariano Tapia, a nombre de sus compaeros de milicia, dice que siendo ellos Tenientes y Alfreces de la Infantera de Espaoles y de Artilleros y Granaderos
se
PLATERA
EN
CHILE
75
de Milicias, gozan de fuero militar y se consideran exentos de pagar el prorrateo. Despus de algunas vicisitudes, informes, certificados, fu a parar el juicio a la Real Audiencia, quien pidi informe al oidor Concha. Este oidor dice que estn exen tos fundndose en leyes, decretos, reales cdulas, etc. y los oidores de la Real Audiencia sentenciaron que esta ban libres de la prorrata mandada hacer a los oficiales y soldados de las compaas urbanas, como tambin los oficiales .de los milicianos, y ordena que se haga nueva lista de prorrata y adems se paguen las costas del pro En el expediente slo ceso que fueron 15 pesos y 6 reales. aparecen pagando, Segura, Pinto, Flores, Pozo y Ju.
regui.
Este expediente (Vol. 491, Archivo Real Audiencia) nos "ha dado la lista completa de plateros que haban en Santiago en la segunda mitad del siglo XVIII, y por ella vemos que estos 24 plateros eran los que ejecutaban los azafates, platos, fuentes, mancerinas, salvillas (1), can delabros, hebillas, etc. que los magnates de ese siglo en cargaban para adornar sus casas o parauso de sus per Tal vez demasiados plateros para los pocos habi sonas. tantes que contaba Santiago con la suficiente riqueza que los hiciera capaces de mandar hacer estas obras de arte. Parece que no todos los plateros se dedicaban todo el ao al arte de la platera; muchos se dedicaban a las minas, como dice el receptor que no los encontr por
estar
en
en
esos
lugares,
probablemente trabajaran
en
un
de invierno u otros tiempo lo trabajaran en su arte, que probara que el trabajo, y los encargos no eran muy abundantes, o que slo seran preferidos por la sociedad de Santiago, algunos de los ms escogidos. las minas y
los
meses
(1) El virrey del Per, marqus de Mancera, 1648, introdujo la moda de la mancerina para
en
que
gobern desde
el chocolate.
1629
tomar
Con
un plato con una abrazadera circular al centro, donde se coloca y en que se sirve el chocolate. jicara sujeta La salvilla es una>especie de bandeja, con una o varias encajaduras donde se aseguran las copas, tazas o jicaras que se sirven en ella.
sista
la
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ARTURO FONTECILLA
LARRAN
Entre las ocupaciones que tenan los plateros estaba la de ser tasadores de alhajas y objetos de plata, cuando por la muerte del jefe de familia haba que repartir a los sucesores los bienes dejados por ste. En casi todos los expedientes de particiones hechos en tiempo de la colonia, se encuentran estas tasaciones, hechas indudablemente por los- que daban mayores garanta de seriedad y com A veces el gobierno los nombraba tambin petencia. especialmente cuando despus de la expulsin de los jesutas se incautaron de todas las alhajas de iglesias de esta orden. As, el maestro platero Agustn Tapia fu comisionado para armar, limpiar y pesar unas alhajas de plata de los jesutas tradas de diversas partes de Chile. Despus de un trabajo de dos semanas con un oficial, pidi se le pagara por dicho trabajo, 36 pesos (1). Entre los papeles de la Capitana General, que estn en el Archivo Nacional, se encuentra un expediente en el que el Fiel Ejecutor trat de invadir la jurisdiccin del contraste (2). El 7 de Abril de 1812, el Fiel Ejecutor don Ignacio Val ds Carrera, manifiesta por escrito que al hacer la visita anual de pesos y medidas correspondiente a su empleo, pas a la tienda de platera del Maestro Andrs Fuenza lida, situada en la calle de las monjas de la Plaza (Mon jitas) a revisar las pesas y reconoci que las pesa^ sella das por el contraste, tenan falta de algunos adarmes, por lo tanto estimaba que estaban faltando al pblico, ade ms al revisar otros establecimientos de plateros, encontr en la tienda de Isidoro Verdejo y en la tienda de Pedro Puyor un marco de a dos a libra una falta de 2 adar mes. Estos pesos haca poco que haban sido revisados por el maestro Mayor de Platera Fuenzalida, y los ha ba sellado como buenos. En vista de estas faltas, Valds peda que slo el Fiel Ejecutor fuera el encargado de velar por esto y que no deba meterse ni el contraste ni el Maestro Mayor.
(1) Capitana General. V. 447. Archivo Nacional. (2) Capitana General. V. 333. Archivo Nacional.
PLATERA
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Fernndez, opin que no tena razn el Fiel Ejecutor y que perteneca al empleo de Fiel Con traste el reconocer y marcar las pesas de pesar oro, plata y alhajas y deca haber visto innumerables providenciasde la Junta Superior de la Real Hacienda una Cdula Real muy reciente, dada en San Lorenzo, el 15 de Octubre
El fiscal Barros
sentido. el Fuenzalida, platero Contraste que haba revisado las pesas que encontr malas l Fiel Ejecutor Valds, lo acusa, en un escrito, de invasin de atribuciones, se queja de los perjuicios que le ha ocasionado percibiendo emolumentos que le corresponden, y pide que el expo liante le pague los perjuicios y se le decrete una multa por castigo para refrenar a aquel que injustamente inco moda la atencin de los Tribunales con recursos intem
de 1805,
en ese
pestivos.
El Fiel
Ejecutor
acusa
al
Contraste de estafa y
pide
castigos. El Asesor orden que el Contraste contestara ste cargo, y ste en un escrito dice: que estando muy ocupado en negocios de mucha importancia y tiles a la patria, y estando el abogado que lo patrocina Dr. Aguirre
calidad de secretario del General en Jefe y habiendo partido ste, lo acompa por consiguiente, no puede contestar inmediatamente solicita 3 meses de plazo; lo que no se le concedi. Entonces acude al Dr. Mancheo y presenta su escrito lleno de citas de Ordenanzas, Reco pilaciones, Cdulas Reales, etc. Dice que es muy claro el derecho que le asiste, que al que sirviese el oficio de Contraste le tocan las operaciones de tasar alhajas, se alar su ley, peso y el arreglo o ajuste de las pesas o mar cos que sirven para el oro, plata y alhajas y las dems obligaciones anexas a su oficio conforme a la ordenanza. En cuanto a la acusacin de estafa que le hace el Fiel Ejecutor, cita el documento que le dieron cuando des pus de haber sido examinado con profundidad sus cuali dades, se le confiri el cargo con el ttulo que corre testi moniado. Este documento es la cartilla de sus operacio nes y es la ejecutoria de su hombra de bien conocida por Termina acusando a Valds notoriedad en el pblico.
en
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ARTURO FONTECILLA
LARRAN
de ejecutar el cargo con poca fidelidad, tiraniza mucho, estafa y levanta sus derechos a ms de lo que permite el arancel y pide que dando por contestado el traslado, -se sirva decidir definitivamente, deslindando las opera ciones de uno y otro, multando al Fiel Ejecutor para que se contenga en sus lmites y ho lo moleste en lo suce sivo con pleitos.
y
Ejecutor contesta en otro escrito, citando leyes facultades, y pidiendo otra vez el castigo para el Con
nuevo
El Fiel
traste, acusndolo de
.
de estafa.
opina que al Contraste corresponde exclusivamente el arreglo y ajuste de las pesas que sirven precisamente para alhajas, oro y plata con inivicin del Fiel Ejecutor, y a ste todo lo dems de cualquier clase que sea El Juez sentenci como opinaba el Fiscal y se notifi
.
caron a
ambos.
Pero Valds era porfiado y en 1814 presenta otro es crito pidiendo se le entregue el proceso. El GobernadorIntendente Echeverra, para proveer, nombra asesor al Dr. Jos Mara Villarreal, en lugar del Dr. Pedro Gon zlez que fu recusado, Villarreal se excus. Se nombra asesor al Licenciado Dr. Lucas Sotomayor, que fu recu sado por el contraste. Se nombr a don Juan de Dios Arlegui, que se excus. Se nombra al Dr. Timoteo Bus tamante, a quien recusa el contraste y por fin, despus de esta lucha de doctores y de nombramientos, se nombra a don Mariano Egaa, el que acepta y no es recusado. Egaa en su informe dice: Siendo la sentencia recla mada una ejecutoria que slo dispone llevar a efecto los mismos puntos que repetidas veces estn determinados por decisiones pasadas en autoridad de cosa juzgada y aprobados por la autoridad Suprema, no ha lugar a la splica interpuesta y se guarde y cumpla lo mandado. Con esto gan el pleito definitivamente el Contraste Fuen zalida. A Valds no le sacaron multa por meterse en cosas que no eran de su incumbencia; pero tuvo que pagar los costos del juicio.
APUNTES PARA LA
HISTORIA DE LA
PLATERA
EN CHILE
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Despus
Independencia
de Chile y los contrastes y fieles ejecutores slo pensa Esta guerra contribuy ron pelear por uno u otro lado. a que el gremio de plateros se dispersara o casi se con cluyera, pues, muchos objetos de plata fueron fundidos para hacer moneda. Las contribuciones forzosas, la venta obligada por no tener recursos de que echar mano para sostener la familia y la pobreza en que qued el pas, no eran muy propicios al arte de la platera. Como un> recuerdo y un comprobante de las donaciones que hicieron de sus objetos de plata, se encuentra en el nmero extraordinario del 6 de Marzo de 1818, del Se manario de Polica que el clero secular y regular, repre sentado por el Gobernador Eclesistico don Jos Ignacio Cienfuegos, por el Cabildo y los prelados de las religiones; y las magistraturas y cuerpos polticos, a nombre del pueblo de Santiago, ofrecen al Gobierno cuanta plata labrada poseen para auxilio de los vigorosos brazos que han de exterminar al enemigo, protestando a la patria y al universo, que mientras subsistan la guerra y las ingencias del Estado, no se ver en sus casas una sola alhaja El Director Delegado acept la oblacin y de plata. nombr una comisin de 8 personas caracterizadas para que reciba las especies que se entreguen, dando un recibo por ellos, con especificacin de su peso y de las marcas
que
tengan,
gratitud
que
tal oblacin exige, se grabe en las dos pirmides que exis ten a la entrada oriente y a la poniente de la capital, esta inscripcin: El 5 de Marzo de 1818 se despoj volunta riamente el pueblo de Santiago de todas sus alhajas y tiles de plata, protestando no adquirir otras nterin la patria se halle en peligro. Naciones del universo, ex tranjeros que entris en Chile, decidid si tal pueblo podr
ser
esclavo!
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ARTURO FONTECILLA
LARRAN
V Lo QUE
en
HAN
Y VIAJEROS
QUE VIERON
de
de
Santiago. Los inventarios coloniales tera. Las dotes a las novias en objetos ta. Los braseros.
pla
pla
(1) dice, al hablar de los adelantos Santiago, despus de 6 aos de ausencia, que haban numerosas tiendas que tenan los plateros donde se hacan cosas muy curiosas, y de mucho valor,
que encontr
en
El P. Alonso Ovalle
habiendo aumentado el nmero de maestros y oficiales. El abate Molina (2) dice que entre las artes mecnicas, el de plateros ha hecho progresos debido a las buenas luces que les comunicaron algunos hermanos alemanes llevados por el P. jesuta Haymhausen. El mismo autor (3) dice en el Compendio Annimo que las casas de las personas ricas son cmodas y aseadas. .Usan de plata, no slo los utensilios de mesa, sino tambin los destinados al servicio de la casa, a saber: platos, fuentes, salvillas, bandejas, azafates, lmparas, candeleros y aun los vasos dedicados a las necesidades comunes. Las salvillas y bombillas con que se toma la bebida que all se hace con la yerba del Paraguay, son tambin de plata. Las mesitas que tienen a su lado las damas en el estrado, son, asimis mo, cubiertas eon lminas de plata. Las carrozas tiradas por muas llevaban en sus arneses adornos de plata y el cochero, que generalmente era un negro, llevaba botones, hebillas y collares de plata. Los huasos tenan estribos y espuelas de plata, y los adornos de la silla de montar, riendas, cabezadas, argollas del lazo y frenos llevaban piezas de plata o incrustaciones de ella. As lo dice Gmez Vidaurre (4) : Las espuelas siempre
.
(1) "Histrica Relacin del Reyno de Chile*. II, p. 281. (2) "Historia Civil de Chile*, p. 323. (3) Compendio Annimo, p. 267. (4) "Historia Geogrfica, Natural y Civil del Reyno de Chile*.
p. 399.
II,
PLATERA
EN CHILE
81
de plata, las cabezadas del freno con sus hebillas todas de plata y en ellas no pocos adornos de este metal y estri bos de plata. Sigue Gmez Vidaurre: Las mujeres usan una piocha de oro con diamantes. A los lados de sta, diversos tembleques distribuidos y colocados con buena Los cuadros estn adornados con bellsimos simetra. muchos de ellos con marcos de plata. La mesa espejos, donde trabaja la seora, los ratos que le dejan libre las ocupaciones del gobierno de su casa y las visitas, son todas de plata y algunas se ven de stas curiosamente trabajadas. El servicio todo de la mesa, esto es, platos,
palanganas, candeleros, etc., palabra, nada se pone en la mesa que no sea servido en plata. Casi todos los relatos de viajeros que durante la colonia pasaron por Chile, les llama la atencin la cantidad de utensilios de plata que tenan las casas acomodadas y aun despus de pasada la colonia, al final de la indepen dencia, cuando esta guerra haba absorbido muchos de estos objetos, encontramos narrr aciones de viajeros que se admiran de encontrar an e los campos tantas vajillas de plata. En el Diario de Mara Graham, en el tomo II, anota que al ir a Santiago en el valle Cajn de Zapata, en una
son
plata,
en una
de campo, fueron invitados por la duea de la casa Les sirvieron el popular charquicn en una gran fuente de plata y a cada una de las ocho personas que sentadas a la mesa disfrutaban de la comida, se le distri buyeron cubiertos de plata. En la visita que hizo a doa Mercedes Solar la recibi en s dormitorio, que era usado entonces como sala de recepcin, tena junto a ella una pequea mesa con libros y tiles de costura y delante un gran brasero, lleno de carbones encendidos, de plata maciza, artsticamente grabado en realce, dentro d una armadura de madera curiosamente labrada y tenazas de plata cincelada para atizar el fuego. Yo haba visto otros antes de la misma clase, pero aqu pareca guardar armona con el resto del mobiliario y con las personas.
casa
a
comer.
82
ARTURO FONTECILLA
LARRAN
hicieran de
braseros estuvieron prohibidos que se plata por las leyes pragmticas de los reyes sin Felipes, embargo, parece que no hicieron caso a esas reales rdenes, pues, no slo en Amrica se siguieron fa bricando de este metal, sino tambin en la misma Espaa, como lo prueba el famoso brasero que el marqus de la Romana, present a la Exposicin Histrica (1892) cele brada en Madrid, que es una pieza verdaderamente ex traordinaria por el lujo de sus follajes y flores en relieve repasado a cincel, la singular profusin del dibujo y sobre El brasero y la tarima son de plata. todo su tamao. don Enrique Leguina en su bro dice sin Obra, duda, La plata espaola, de un platero mallorqun del si glo XVII. Descbrese en el brasero de la Romana, el esfuerzo de un maestro que penetrado de la riqueza de esta poderosa casa y de su depurado gusto, pretende que la obra no desmerezca de otras preciosidades artsticas en ella acumuladas y seguro que su trabajo ha de ser esplndidamente remunerado, no vacila en dedicarle largas y provechosas vigilias y toda su habilidad. Los braseros chilenos no llegaron a la altura del de este marqus, pero muchos de ellos eran obras de arte que causaban la admiracin de personas competentes Probablemente fueron hechos por como Mara Graham. plateros discpulos de los hermanos jesutas que intro dujeron el buen gusto y mayor competencia en el arte de la platera. Son curiosas las dotes de novias sobre objetos de plata. A doa Mara de Torres, al casarse con don Cristbal Mesia de Valenzuela, en 1686, le seala su padre don Pedro Torres, entre otras cosas la siguiente vajilla de plata labrada: 40 platillos, 6 fuentes nuevas, 1 salero, 1 jarro con pico con adherentes de camino, 2 bacinicas, 2 palan ganas, 1 concha, 1 frutero, 1 paila, 2 mates de plata, 2 salvillas grandes, 2 benegales con salvillas, 2 benegales
Aunque
los
chicos,
barquillas,
jarro
con
asa, 1
plato
para
mates,
2 frascos
grandes de plata, 2 braseros, 1 salvilla con tres tinteros y mechero de plumas, 6 candeleros, 20 cucharas
APUNTES PARA
LA HISTORIA DE LA
PLATERA
EN
CHILE
83
pequeas, 1 tembladera grande, 3 cazoletas, 2 estribos, 1 olla de 5 marcos de plata (1). En la misma obra del seor Amuntegui (tomo II,
341) encontramos que para establecer el mayorazgo Prado, en 1785, don Jos Miguel Prado y Covarrubias form el vnculo entre propiedades y otros bienes con los siguientes objetos de plata: un crucifijo con peana de plata, una imagen de Jesucristo con marco de plata y un sello o escudo de armas vaciado en plata. Doa Mara del "Carmen Trucos, para poder pasarse a la casa de su marido don Joaqun Ruiz de Alcedo, en 1800, peda, entre otras cosas, que figuraran los siguientes objetos de plata: 2 blandones, 4 fuentes, 1 docena de platos, 1 docena de cubiertos, 1 palangana, 1 salvilla para vasos de agua, 1 mate, 1 azafate, 1 bacinica, 6 manceri nas (2). Esta novia era ms modesta que la hija de
Torres. Al repasar los expedientes de particin de los personajes de la colonia, se encuentran varias tasaciones hechas por los plateros coloniales, que no slo indicaban el valor, sino tambin el peso y especificaciones de la clase de obje tos con alguna descripcin de los dibujos. En las listas de las piezas de plata que se usaban en las mansiones de las familias pudientes se encuentran, con mucha frecuen
pero
cia, platos, fuentes, azafates, cubiertos, mancerinas, etc., a veces aparecen piezas que debieron haber sido
notables. La revisin de los expedientes de particiones que se conservan en el Archivo Nacional, dan una idea de las. aficiones al lujo, del desarrollo de las aficiones artsticas y
la marcha creciente del gusto por los objetos suntuarios. La vida durante los aos de la conquista era excesiva mente sobria, las pobres casas de los conquistadores no encerraran dentro de sus murallas de adobe objetos preciosos, las preocupaciones de la guerra con los arauca nos no les permitan atender el arreglo y decoracin de las
(1) Domingo Amuntegui (2) Real Audiencia, vol.
Solar:
2213.
ARTURO FONTECILLA
LARRAN
habitaciones;
y desde el
pero
no
les
impeda
tener
objetos de plata
las actas del Cabildo, nom bramientos de contrastes, lo que prueba que haban pla teros. En el siglo XVIII la colonia ya estaba tranquila, las fortunas se haban incrementado y no era preciso a los habitantes estar ocupados nicamente en guerras. El comercio era su ms importante ocupacin, y esto sirvi
principio
vemos en
se incrementaran, contando San tiendas de este comercio, pues los tiago ricos comerciantes que hacan su negocio con el Per y con las mercaderas venidas de Espaa, prosperaron de modo que podan dedicarse a mandar ejecutar objetos de plata para adornar sus casas y darse el lujo de dar comidas a sus amigos con vajilla toda de plata, a tal punto que no se consideraba noble el que no tena abundancia de Utensilios de plata. As se fueron amontonando en las casas toda clase de plateras que se heredaban y repartan entre nuevas familias que a su vez trataban de completar
plateros
numerosas
y aumentar
sus
vajillas.
Recorrer las particiones en los expedientes archivados en el Archivo Nacional, es tarea d nunca acabar. En la imposibilidad de dar a conocer todas las tasaciones de
por ser fatigosa su repeticin, slo indicaremos tomada en general. En el inventario del Marqus de Casa Real, don Fran cisco Garca Huidobro, fundador de la Casa de Moneda, figura el total de plata labrada tasada por el platero Mariano Tapia. En su dormitorio, entre otras cosas curiosas, figura un dosel de plata de bella hechura, as lo especifica el pla tero Tapia, adems figura una mesa con cubierta de plata que serva para depositar, un rico aderezo para el mate, todo de plata con sobrepuestas de oro. All mismo haba un calentador de plata y un brasero tambin de plata, con 30 marcos de este metal. En ese dormitorio haba 12 cuadros religiosos con marcos de plata, fuera de
una
plateros,
espejos
cornucopias. figura
en en
la
muralla,
DE LA
PLATERA
EN CHILE
85
y dos bales.
de
Todos estos muebles guardaban el servicio En la plata. alacena, el minucioso inventario enumera 18 fuentes, 16 azafates, 44 platos y numerosos candeleros,
salvillas, mancerinas y cubiertos. En el oratorio figuraba San Jos, cuya imagen, con su marco de plata repujada, colgaba sobre el altar. Todos los tiles del oratorio eran tambin de plata, incluso 3 atriles. En el menaje de la cuadra figuran faroles de plata y dos mesas de plata, con 150 marcos cada una. Cuando se estableca mayorazgo, casi toda la vajilla de plata pasaba al heredero que le tocaba el mayorazgo.
De otra manera se reparta entre los herederos conforme a la tasacin hecha por el platero que no slo especificaba pre cio, sino tambin el peso en plata y de cuando en cuando alguna apreciacin sobre la manufactura ejecutada por el artista. La llegada de los nuevos Presidentes era muy celebrada por los habitantes de Santiago y no slo celebraban su toma del mando con arcos y procesiones de carros ale gricos, fuegos artificiales y corridas de toros, sino que tambin les hacan regalos, ya sea un caballo enjaezado, una cabra cuyos arneses llevaban adornos de plata. La Universidad de San Felipe invitaba al nuevo Pre sidente a un acto literario donde obsequiaban al invi tado no slo a oir alabanzas de su persona y a comer buenos dulces, sino tambin le regalaban alhajas y objetos de plata, no slo al Presidente, sino tambin a su esposa y familia y aun a los familiares. En 1802 recibieron en la Real Universidad de San Fe lipe, regentada por el Rector don Miguel de Eyzaguirre, a don Luis Muoz de Guzmn, y a su esposa la digna seora doa Luisa Esterripa, que tan buenos recuerdos
dej
siguientes regalos
al
l,
su
seora,
sus
parientes
y hasta
capelln.
En la cuenta de los
gastos y obsequios hechos en el reci bimiento figuran: Por cuatro azafates grandes de plata,
86
ARTURO FONTECILLA
LARRAN
dos blandones y una docena de platos, por del maestro Fuenzalida, para obsequiar a los se ores Presidente y seora e hija. Importa todo segn su cuenta $ 1,466 pesos 1J^ real.
dos
salvilleras,
mano
mano de don Jimela Rafael Cruz de Ignacio Arrabal, para na, pariente de dichos seores. Importa segn su recibo Por una tabla de tinteros, por $ 156 pesos 6 reales. mano del maestro Chena, para el seor don Jernimo Pizana. Importa segn recibo 228 pesos 7}/ reales.
un
Por
don
Por tres pares de hebillas de oro redondas para el mismo seor y para los dos secretarios de justicia y car tas, por mano del maestro Pedro Nolasco Moran, que importan 202 pesos 6% reales. Por un calentador de plata para el asesor, una pilita lmina y para el capelln, por mano del maestro Chena que importan segn recibo 204 pesos 3^ reales. Eran rumbosos los universitarios con las visitas y re galaban bueno. Cierto que esto sala de los fondos de la Universidad y que no se compraba nada para las clases, ni material cientfico, ni libros. La recepcin de Muoz de Guzmn cost 1,623 pesos 5 reales ms barata que el re cibimiento que hicieron al marqus de Aviles y 2,113 pesos ms barata que la que hicieron a don Joaqun del
Se progresaba en materias de economas en los de gastos recepcin. Los fondos acumulados no daban
Pino.
para ms.
Es curioso ver el detalle y lo que pedan por la ejecu cin de sus trabajos. La cuenta de Fuenzalida dice: Por 146 marcos de plata pina al precio de 7 pesos 4 reales el La hechura de los 4 azafates y las marco: 1.095 pesos. dos salvillas a 30 reales marco con peso de 103 marcos 257 pesos 4 reales. La hechura de 12 platos man: 52 pesos.
suman:
con
32
marcos a
13 reales
su
Por la hechura de los dos candeleros: 60 pesos. Por los 9 marcos, 1 onza de cobre que entraron en la liga y fu el aumento 1 peso y 5J^ reales.
APUNTES
PARA LA HISTORIA DE LA
PLATERA
EN CHILE
87
El platero Arrabal, pidi por la hechura de las hebillas de ellas 47 pesos 2% reales. candados y El platero Moran cobr por un par de hebillas de oro
con
19
castellanos,
tomines,
9 granos: 46 pesos
6s/8
reales.
El maestro Chena pidi por el calentador, la pilita lmina 204 pesos (1). la y Los candados para las hebillas los hacan de acero, Moran pidi 2 pesos por el metal y 30 pesos por la he chura. Los plateros chilenos tambin se extendieron a otros pases. Muchos fueron a la Argentina. As, en Buenos Aires, en la lista que en 1748 ordenaron levantar los al caldes ordinarios de los artfices de platera existentes en dicha ciudad, figuran los siguientes chilenos : Marcelo Gamboa y Juan Francisco, sin decir el apellido, natural de Chile, nada ms (2). Tal vez hubiera otros en otras ciudades, porque la vida colonial bonaerense no era muy cmoda, las vecinas tribus indgenas molestaban dema siado y no habiendo minas en las vecindades, haba que traer la plata de' afuera, de modo que las industrias sun tuarias no podan tener gran desarrollo.
'
VI La platera
por
religiosa.
la
de
manes
del
arte
la
platera,
de
conforme
al
mtodo
eje
europeo.
Obras
arte
maravillosamente
cutadas.
Los plateros coloniales no "slo tenan como clientes a la sociedad de Santiago. Sus mejores encargos los reciban
(1) Rev. Chilena de Hist. y Geogr. XXVII, p. 435. (2) Ensayo sobre los artfices de la Platera en Bos. Aes. Colonial, por Fernando Mrquez Miranda. Este libro es el ms moderno y erudito que se ha escrito sobre esta materia. El seor. Mrquez agot sus bsquedas LXXV, en los archivos de su pas. Vase Rev. Ck. de Hist. y Geogr. T.
p. 636.
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ARTURO FONTECILLA
LARRAN
parroquias, en forma de incensarios, candeleros, candilejas, lmparas, frontales, peanas para imgenes, marcos para cuadros, candelabros, atriles, cus todias, clices, etc. Como ellos no tenan mucho con tacto con los adelantos del arte en Europa, slo tenan como modelos a lo que traan de Espaa, algunos pro^ vinciales o cannigos que llegaban y que ellos trataran de imitar o se inspiraran en algn dibujo llegado del exterior. De modo que en este sentido o poda progresar
mucho este arte, pues lo que haran los plateros seran cosas sencillas sin gran arte, o con dibujos tan ingenuos como los que todava quedan. A principios de 1748 lleg de Europa el P. Carlos Haymhausen, con 40 individuos de la Compaa de Jess, que haba agenciado en sus viajes, en especial en Alemania. Casi todos eran Hermanos Coadjutores que traan cono cimientos en diversas artes, entre ellas la platera. Esto fu un gran beneficio para Chile, puesto que faltaban los entendidos en fundicin, relojera, pintura al leo, como tambin los buenos plateros, ebanistas, escultores, boti
de los conventos y
carios, tejedores, bataneros. El P. Haymhausen los trajo despus de recorrer los colegios de Alemania y escogerlos con feliz acierto, tan perfectos y entendidos cada uno en su oficio, que hoy
da se admira por los tcnicos las obras y artefactos salidos de sus manos. El Padre, como no encontrara en los colegios de la Com
paa todos los artesanos que deseaba, recorri tambin talleres privados, donde encontr algunos jvenes hbiles en las artes que practicaban y los convid a formar parte en la Compaa de Jess, que aceptaron Ubre y expontneamente y despus de haber probado su vocacin, los reuni para traerlos a Chile. Antes de venir, mientras sus jvenes se probaban en los diversos conventos ale manes de los jesutas, el Padre hizo viaje a Lisboa, donde su prima D.a Juana era reina de Portugal por su matri monio con Juan V, rey de esa nacin. A ella le expuso las necesidades de la colonia chilena tan alejada de Europa, tan pobre en sus iglesias en vasos sagrados, que se con-
PLATERA
EN
CHrLE
89
movi la reina obsequindole muchas joyas de gran valor. Reunidos en Lisboa con sus compaeros, se embarcan todos juntos con rumbo a Ro de Janeiro, despus a Buenos Aires y desde all, atravesando las pampas, a Chile, donde Dos aos demor este deban ejercer sus actividades. falleciendo dos de sus viaje, compaeros en l (1). Con este contingente de artistas industriales puso en funciones los talleres que haba establecido en Calera de Tango, donde aun hoy da se puede ver la parte desti nada a la platera con su horno todava existente, donde fundan los metales que convertan en preciosas joyas religiosas y objetos.de iglesia que en la Catedral, Santo Domingo y otras iglesias todava se pueden ver. Los candeleros y candelabros de plata que fabricaron fueron numerosos, como tambin los relicarios, atriles, vinajeras, portapaces, cajas para el monumento del Jueves Santo, tenebrarios, frontales como el de la Catedral y Santo Do mingo. En clices y copones dejaron varios, siendo el ms clebre de todos el que hoy da guarda la Catedral y que se usa en las misas pontificales de las grandes so lemnidades. Los joyeros ms competentes, los directores de museos que lo han visto, han declarado que es de gran valor artstico, pudiendo competir con xito con otros labrados en Europa. El artista que lo hizo tuvo que va lerse de poderosa lupa y emplear herramientas muy finas Don Luis Alvarez Urquieta (2) con para ejecutarlo. sidera que este cliz es el trabajo ms perfecto que se ha hecho en Amrica durante la colonia, y yo aadira: hasta hoy da. Para apreciar el trabajo es necesario usar una lente, slo con ella se podr ver que las composiciones A pesar son temas tomados de la Pasin de Jesucristo. de la pequenez de las figuras, no slo estn cinceladas sus cabezas y facciones, sino que se pueden apreciar distintas En la parte superior est la Crucifixin, expresiones. la Resurreccin y Jesucristo llevando la Cruz a cuestas.
(1) Historia de la Ca. de Jess (2) Boletn de la Academia de la
en
Chile. P. Enrich.
Historia. N-
1,
p. 237.
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ARTURO FONTECILLA
LARRAN
Ms abajo, est Jons arrojado por la ballena, el sacri ficio de Abraham y Moiss, y ms abajo, Jesucristo azo tado en la columna, la Coronacin de espinas y la Ora cin en el huerto. El cliz es de oro puro, de estilo, en sus dibujos que acompaan a las escenas, barroco tan en boga a mediados del siglo XVIII, y aunque no est firmado, se cree que fu ejecutado por el hermano Jos Harty, que qued ciego a consecuencia de trabajar este cliz durante diez aos y al sol. Otras de las obras admirables que ejecutaron estos hermanos coadjutores alemanes, fu la custodia que tiene ms de un metro de altura. La base es una figura de ngel que descansa en un pedestal labrado primorosamente, que sostiene en sus manos levantadas una aureola de rayos y una nube de estilo plateresco barrocoj que al centro tiene el viril donde se coloca la Santa Hostia, ms arriba envuelto en estos rayos est el Espritu Santo y el Padre Eterno, rematndolo todo una Cruz cuajada de esmeral das. La nube y los rayos tienen varios diamantes obse
quiados al P. Haymhausen por su prima Juana de Aus tria, esposa de Juan V, rey de Portugal.
Tambin son unas obras valiosas y artsticas el frontal de plata de estilo barroco que est en la Catedral en el altar de la capilla del Santsimo Sacramento, y el otro frontal del mismo material que existe en la iglesia de Santo Domingo, en Santiago. Dignas, ambas piezas, de figurar con honor al lado de las mejores que existen en Europa. Son tambin trabajos admirables en repujado de plata los dos relicarios, seis adornos o mayas que se colocan entre los candelabros, los portapaces, una lmpara que cuelga en el arco de la capilla destinada al Santsimo Sacramento en la Catedral, y otros objetos como cande labros, incensarios, etc., provenientes todos del templo de la Compaa y que por disposicin del rey pasaron a la Catedral, junto con bellsimos ornamentos, muebles,
rgano
salidos de los talleres de los jesutas de la Calera de Tango. Don Carlos Snchez Garca de. la Huerta, posee una pre-
PLATERA
EN CHILE
91
cajuela que perteneci al obispo Alday, que lleva herrajes barrocos de plata labrada y presenta las armas del ilustre prelado colonial, y se cree que tambin sali
ciosa mismos talleres. Aunque ninguna de estas obras estn firmadas, ellas fueron ejecutadas por alguno de los hermanos Jos Harty, Francisco Pallams, Jos Keller y Santiago Battmow, que eran los hermanos plateros que trajo el P. Haymhausen. En 1767, con motivo de la injusta Real Cdula de Car los III que suprima la Compaa de Jess, quedaron paralizados los talleres de la Calera, fbrica donde se elaboraban tantos objetos primorosos y era el centro de
de
esos
movimiento artstico colonial, cuya repercusin llega hasta nuestros das. Ellos fijaron un estilo para todas sus obras de plata que desgraciadamente fu el barroco. Los plateros, que tan alto elevaron su nombre en los
un
del arte ojival y del renacimiento, no pudieron resistir la decadencia impresa en todas las obras de arte y sufrieron, por tanto, el lamentable descenso iniciado al finalizar el siglo XVI. Siempre que un arte decae, la incorreccin del dibujo, las incoherencias de la composi cin, el mal gusto de los ornatos, todo lo que constitu ye prdida de valor artstico, se pretende compensar con la abundancia de adorno, la exageracin de la lnea que se somete a extraas contorsiones y se agita y retuerce como protestando del mal gusto que la dirige y el extre mado lujo, medios que, en vano, intentan ocultar la falta Obedeciendo a aquella de una forma severa y correcta. los plateros coloniales del siglo perniciosa influencia,
perodos
XVIII cayeron en esas fantasas, y los hermanos jesu tas venan imbuidos en esas mismas ideas, y con este estilo barroco fundaron escuela en Chile; sin embargo, en la ornamentacin de sus obras, a pesar de que no siguieron la perfeccin austera de sus antepasados, sus obras cons tituyeron piezas dignas del arte de la platera y lo que nos han dejado no son piezas pesadas, sino que constituyen obras de gran atraccin. Despus de la expulsin de la Compaa de Jess, el barroquismo fu la ornamentacin preferida de los plateros coloniales.
ARTURO FONTECILLA
LARRAN
en
Los talleres de la Calera de Tango, mientras trabajaron ellos los coadjutores venidos de Europa, produjeron
e
platera para las distintas capillas, tem plos iglesias que posean los jesutas en Chile; pero todas estas alhajas fueron inventariadas por los agentes del rey y llevadas a Espaa 0 selladas como moneda. Slo se salvaron las que estaban en la iglesia de la Compaa, y que pasaron a la Catedral por disposicin real.
VII
La
muchas obras de
platera
araucana. DE
Diferentes
DE
piezas
LOS
que
fa
bricaban.^Modo
TRABAJAR
PLATEOS
ARAUCANOS.
Los araucanos no slo tuvieron aptitud para imitar los mtodos guerreros, tambin han manifestado apti tudes sorprendentes en el cultivo de las artes manuales e industriales, especialmente en la fabricacin de adornos y objetos de plata. Cabe, pues, dentro de este estudio sobre plateros, incluir esta rama de la industria colonial de nuestros indgenas. Muchos turistas que recorren los ciudades del sur pueden ver los ricos adornos que ostentan los araucanos en sus das de fiesta y en sus viajes a la ciudad para sus
.
todos los indios, son aficionadas lucir brillantes adornos. Antes de la colonia y en tiempos de las guerras de Arauco con los espaoles, slo usaban plumas para sus adornos. Fu en el siglo XVIII cuando se introdujo la moda de los adornos de plata en las arau canas; ya exista en ese siglo algn comercio entre ellos y los espaoles; circulaban monedas de plata y guardaban en sus rucas muchos objetos de este metal, productos de sus saqueos Ms de algn platero criollo o y malones. de ellos les ense y fabric algunos espaol prisionero adornos con el objeto de rescatar su libertad, y muchos araucanos de los muchachos hechos prisioneros por los el la arte de en espaoles, aprendieron platera algn taller.
como
a
PLATERA
EN CHILE
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La plata apareci luego entre los adornos distintivos de los caciques y de sus mujeres, luego vendra la emu lacin entre ellos, a cul tena sus mujeres ms adorna das, y as se fu generalizando, a medida que supieron procurarse este metal y aprendieron a trabajarlo. Entre los araucanos, la profesin de platero fu muy apreciada y lo es todava. Muchos de estos plateros han producido obras de gran valor artstico, que se conservan en colecciones particulares y algunas en posesin de caci Muchos museos extranjeros son tambin ques ricos. poseedores de estos artculos que hace ya tiempo salieron de Chile. Nuestro Museo Nacional, debido al entusiasmo de su Director, don Ricardo E. Latcham, tambin posee un buen lote de estas alhajas, todas autnticas, porque el seor Latcham, que es un inteligente arquelogo y etn logo, las ha sabido clasificar. La adquisicin de la plata para los plateros araucanos, hoy da que corren slo monedas de nickel, es todo un problema; pero antes cuando circulaba moneda de plata, era fcil. Adems, se dice, tenan minas ocultas. El cacique que quera que su mujer anduviera elegan te, no se preocupaba de proporcionarle calzado, ni bue nas prendas de vestir; el lujo consista en llevar con de bastantes relumbrantes sigo piezas plata, por lo lim sus monedas con ellas iba Primero pias. juntaba y donde el platero, quien cobraba por su trabajo otro tanto en monedas de plata cuanto inverta en la fabrica cin del objeto. Las monedas eran golpeadas en un. fierro, hasta que quedaban reducidas a una lmina de un mil metro ms o menos, en seguida comenzaban su labor. El molde de Usaban para esto: molde, crisol y fuelle. madera, el crisol de arcilla refractaria. El molde serva para ajustar la arcilla recogida a las orillas de los esteros, donde ponan los modelos hechos de madera, que ajusta ban en la arcilla mojada, y cuyo hueco dejaban al retirar los modelos, lo tapaban con la misma arcilla que lleva ba la otra mitad del hueco del modelo, y en ella echaban Otras veces no necesitaban derretir la plata derretida. la plata y slo trabajaban con el martillo recortando
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ARTURO FONTECILLA
LARRAN
con
con
el
martillo.
Cuando terminaba la faena, en presencia del dueo de la joya, se pesaba en una balanza primitiva, en un pla tillo el objeto fabricado, en el otro monedas, hasta que se equilibraba. Les sacaban brillo frotndolas con la planta llamada hierba del platero y con trapos de lana. Las principales alhajas con que se adornan las arauca nas consisten: en el trarilonco, adorno antiguo con el cual se cien sus cabezas a la altura de la frente. Son cadenas planas de plata de las cuales penden discos del mismo metal. Algunos de estos discos contienen monedas con la esfinge del rey hacia afuera, estas son las coloniales. Los eslabones de orden par y los de orden impar son bien diferentes. Unos son grandes y macizos de forma, siem pre elegantes, constituyen uno de los elementos ms de corativos del trarilonco. Los otros son simples, anillos delgados y aplanados, cuyo papel slo es de unin. Todos estos eslabones, sean los decorativos o los de unin, los fabricaban los plateros por series y despus los unan. De estos eslabones cuelgan, para mayor efecto decora tivo, monedas o discos de distintas formas o imitaciones Los trariloncos se cie de personajes llamados pun-pun. rran con hermosos broches circulares grabados en relieve que representan una concha. Los chahuay, o zarcillos, son adornos de plata que llevan pendientes en las orejas las araucanas. Los hay de las Al que tiene ms diversas formas, dibujos y adornos. forma trapezoidal lo llaman upul. Las araucanas llevaban antiguamente en la frente y enroscadas alrededor de los cabellos largas cintas de cuero, cubiertas de copulitas de plata. A uno y otro lado de la cabeza pendan las extremidades de la faja plateada que se dilataba en roseta a la altura de las orejas. En se guida colgaban frente a las mejillas varios tubos o cade nillas de plata terminados por campanillas cnicas. Los araucanos dan el nombre de lloven a este adorno. Los traripel, son collares de diferentes formas, usados desde antiguo por las araucanas.
PLATERA
EN
CHILE
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Los punzones
una
tupu,
en
son
mensiones. Terminan
una
pequea
cruz.
Los siquel, son anchas cadenas de plata que en forma de pectoral los llevan pendientes del tupu o punzn. Los trapelacucha , son menos anchos que los siquel. Ambos son adornos de grandes dimensiones hasta de 0.40 cm. de largo por 0.1 de ancho. Son de singular belleza Nada ms y llevan los ms variados dibujos y formas. bello ver en una coleccin diferentes ejemplares de estas
alhajas. Los plateros araucanos no slo fabricaban alhajas, tambin ejecutaban espuelas, estribos, adornos de cabe zadas, riendas y frenos. Y en las colecciones se ven otros objetos como mates, vasos, platos, etc.
VIII
Imitaciones y falsificaciones de objetos de Consejos a los aficionados a colectar Precauciones convenientes para objetos.
plata.
estos
evitar
los
fraudes.
Nada ms bello que una coleccin de objetos de plata antiguos. Por esto, al terminar este trabajo, que es un breve apunte relativo a la historia de la platera colonial en Chile, debo llamar la atencin de los nuevos coleccio nistas, acerca de lo fcil que es incurrir en error al adqui rir esta clase de objetos artsticos y en lo que tienen que fijarse cuando se quiere poseer alguno que vendan o
subasten por antiguo. Hoy da no se puede tener ninguna confianza con los objetos que se venden en el comercio de antigedades. Han brotado una serie de plateros modernos que imitan muy bien lo antiguo y hacen marcos, espejos, braserillos, cajas, lmparas, etc., por mayor. Los que se dedican a este comercio, siempre quieren pasar como antiguo el producto de su trabajo en busca de crecidos beneficios. Pero los que se dedican a estas colecciones no se deben
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ARTURO FONTECILLA
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tanto por el perjuicio que ocasiona, como tambin por las bromas a que da lugar. La plata antigua ha soportado quebrantos sin cuento causados por las guerras, pobrezas y otros desastres. Se han podido ocultar en los tesoros de algunos templos, en las casas de familias pudientes y en otras que han resis tido a los estragos del tiempo, conservndose alguna pieza importante como recuerdo de familia o como demostra cin de antiguo 'esplendor. Los influjos de la moda no han dejado, por su parte, de contribuir a la desaparicin de la plata labrada. La moda de emplear bandejas antiguas de plata en los banquetes familiares y la de adornar comedores, ha hecho escasear Las familias guardan con el mercado de estos objetos. sus recuerdos de estos gusto antepasados y en caso de los herederos los toman por su remate por particiones, cuenta sin que salgan al mercado. Por este motivo es imposible conseguir, sino por casua De aqu que hayan aparecido lidad, piezas antiguas. tantos plateros de nuevo cuo, que con arte indiscutible fabrican piezas que venden como antiguas a los incautos. Las imitaciones rayan, por su perfeccin, en los lmites de lo inverosmil. Especialmente las bandejas de plata, los marcos para espejos, y algn braserillo y mates estn siendo objeto de imitaciones perfectas. Para conocer si una pieza es colonial, hay que fijarse en la ley de la plata, todas las coloniales tienen 0.9 de ley de fino, as lo exigan las ordenanzas. Adems hay que ver los punzones o marcas del platero que las hizo. En este trabajo se mencionan muchos nombres de plateros que constan en documentos que estn en el Archivo Nacional y que trabajaron en Santiago. Todos ellos firmaban sus trabajos. Si en alguna pieza va otro nombre, puede ser un platero que perteneca al gremio de Lima o de otra ciudad. De Lima era de donde generalmente traan los funcionarios oficiales, los oidores, los militares, etc., piezas de plata que volvan a salir si el rey los trasladaba a otra parte. Slo quedaban cuando mora el jefe de la familia y sus herederos los guardaban como tesoro.
dejar engaar,
PLATERA
EN CHILE
97
Otro punto que da legitimidad a la pieza es la buri lada o raya especial que hacan los ensayadores para averiguar la ley si estaba conforme a la ordenanza. Por fin, la marca como que haba pagado el quinto real, que;, consista a veces en una corona real o un punzn con las iniciales de la ciudad donde se pagaba el quinto real. En Santiago era una S mayscula con una o pequea arriba de la S, tal como hoy da la llevan las monedas. En Lima era una L. M. maysculas, a veces ponan, ade ms, de esas letras, una A. Aqu tenemos 4 puntos que si los lleva- una pieza casi es indiscutible que es colonial. Pero la ms segura es la ley de la plata. Las piezas que slo llevan el nombre del platero, son generalmente hechos por los plateros que trabajaron despus de la Independencia, porque entonces no se exi gi ni ensaye con su burilada, ni quinto real; pero al pla tero le convena por reclame poner su nombre. Tambin en esto hay' equivocaciones, porque en el siglo XVIII fu costumbre de algunos compradores poner su apellido en las piezas que compraban, para reconocerlas en caso de robo. As, en una carta de un seor Gmez Zorrilla a su amigo el comerciante Fernndez de Agero, despus de hacerle varios encargos, le .dice : Para sellar la plata labrada mande Ud. hacer un Gmez de molde Esto es fcil reconocerlo, porque para con l sellar. su los plateros ponan nombre letra por letra, mientras que los compradores se hacan el sello de una sola vez. El platero pona su nombre y apellido y a veces me fecit, mientras que el dueo de la pieza se contentaba con poner slo su apellido. Otro de los medios de comprobacin es el estudio del dibujo del estilo de -la poca y del modo cmo estn ejecu tados. Las imitaciones presentan ms dureza, mayor regu laridad en los ornatos, superior perfeccin en el dibujopero falta en ellos la frescura, espontaneidad, libertad del trazo del artista y cierta ingenuidad. El color puede tambin ofrecer gua fiel en determinados casos. El de la plata antigua es uniforme, blanco, sin ser muy reluciente y ms agradable que el tono plomizo
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ARTURO FONTECILLA
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caracterstico de muchas grandes bandejas, con enormes relieves y ciertas manchas oscuras. El estudio de los fondos, cuando son punteados, merece Los antiguos, hechos a igualmente atencin detenida.
gran desigualdad, y en los moderno^, economizar para tiempo y trabajo, se emplean, a menudo, medios mecnicos que producen un resultado ms co rrecto, pero infinitamente menos artstico. En cuanto al estilo, los modernos todos siguen el ba rroco, pero no un barroquismo artstico como el que de jaron los hermanos jesutas, sino ms grosero y llamativo, con poca delicadeza, aunque en esto los plateros disc pulos de los jesutas nunca alcanzaron a la perfeccin de
sus
buril, presentan
maestros.
Todas estas observaciones deben verificarse con dete nimiento, porque no suelen carecer de ellas las piezas falsificadas que suelen poner estas marcas algo confusas con el fin de aparentar antigedad. Un coleccionista que en un remate no tiene tiempo de inspeccionar la pieza que le gusta, slo atender a la im presin que le causa. Si es inteligente y tiene la costumr bre y el ojo hecho a andar con cosas antiguas, perfeccin en los sentidos para apreciar las cosas y ha adquirido una instinto de casi nunca especie que engaa al verdadero su valor la pieza que estn prctico, puede apreciar en rematando, aunque el martiliero se la recomiende como antigua y de procedencia indiscutible. Los vendedores de objetos antiguos, que no conocen el arte en su origen
y desarrollo, que
pueden determinar, ni poca, ni dibujo de una pieza de plata, no vacilan en asegurar como autntico, si dan con un comprador que no es prc tico, que slo se van a lo bonito sin averiguar nada ms. Ellos muy bien saben y tienen ojo clnico para darse cuenta si estn al frente de un experto o de simple coleccionista, que no le importa averiguar si es verdaderamente antigua la pieza y slo se gua por la primera impresin que le hizo aquella pieza.
no
Arturo
Fontecilla
Larran.
1818
Mayo 22,
1818.
Volvimos a las cuatro de la tarde del llano de Maip. de tomar unos refrescos en compaa del Juez Bland y Mr. Thornton fuimos a buscar al Capitn de la fragata Packet, Samuel Hill, a casa del seor Solar (1), persona muy influyente en la capital y cuya seora es Insisti en que tomramos muy inteligente y educada. el t en su casa, costumbre que no es habitual en este Tiene una numerosa familia: muchas hijas, ms pas. amables que hermosas. Una de ella toc el pianoforte con gracia. Estuvimos una hora de pltica, rindonos de muy buen humor. Al regresar, pasamos donde Mr. Maffet, donde encontramos a Mr. Worthington, Cnsul de los Estados Unidos, varios oficiales chilenos y nume rosas seoras. Se toc la guitarra y se cantaron hermosas canciones. casa y cenamos con el Cnsul. A las 9 volvimos De sobremesa entramos en largas discusiones sobre Sud-Am-
Despus
(*) La* presente versin ha sido hecha sobre una copia fotogrfica del original que se custodia en la Biblioteca del Congreso de Washington. Agradezco muy sinceramente las atenciones que recib de la Direccin y del personal durante mi permanencia en ella. (1) Felipe Santiago Solar. Sobre Hill, ver mi artculo en esta Revista.
100
JEREMAS
ROBINSON
Las explica rica y los progresos de su independencia. ciones sobre el asunto eran interesantes, lo que condujo a Mr. Bland a comentar la conducta de los agentes de Buenos Aires en los Estados Unidos. Intervine en la dis cusin, relatando una entrevista que haba tenido con el seor Gual, agente de Caracas en New York. Despus el Juez Bland y Mr. Worthington nos contaron los por menores de la visita al Director Supremo : Mr. Bland fu el primero en ser presentado, lo sigui Mr. Worthington y a continuacin los dems ciudadanos norteamericanos. A la hora de comida, Mr. Bland fu colocado a la cabecera, a su lado Mr. Worthington y la seora madre del Director Supremo Guido y la hermana del Director. Durante la comida, O'Higgins expres que los Gobiernos de Chile y Buenos Aires estaban unidos ntimamente, que sus intereses eran los mismos, que formaban dos cuer O'Higgins ofreci la manifestacin. El pos y un alma. discurso fu largo. Mr. Bland brind por la unin de los habitantes de las dos laderas de los Andes. Siguieron otros discursos. A las 7 se retiraron los comensales.
Mayo
23.
a
visitar al seor Montaner para llevarle una hijo que est en Buenos Aires; nos recibi rstica pero cordialmente; visitamos despus a Mr. Maffet, Despus cuya seora estaba posando para un retrato. de comer, nos encaminamos a la Armera Nacional. El
Fuimos
carta de
su
edificio ocupa
completa y contiene cuatro primero estn las fraguas y los grandes patios. herreros; en el segundo, se reparan los fusiles; en el ter
una manzana
En el
En cero, los caones; en el ltimo estn los almacenes. los talleres se construyen carruajes, se fabrican botas, sillas de montar, espadas, etc. El conjunto est hermosa
mente
decorado con palmeras, cipreces y otros rboles A la entrada encontramos algunos^ juegos y arbustos. artificiales preparados en celebracin del aniversario de la revolucin de Buenos Aires.
DIARIO
PERSONAL
MAYO->J.UNIO 181S
101
fuimos a los suburbios, encontrando a nues En la noche recibimos inte tro paso hermosas mujeres. resantes noticias de Buenos Aires y supimos de la llegada a Valparaso de la fragata de guerra Andromaca y del
De all
nos
de comercio Cumberland, este ltimo procedente Era un antiguo buque de la Compaa de de Londres. las Indias, de un tonelaje de 1 a 1.500 toneladas, capaz de cargar 72 caones. Haba sido adquirido por los agentes
buque
Estaba igualmente en Val del gobierno en Inglaterra. la paraso fragata Blossom, Capitn Hickey, para pro Co testar del enganchamiento de marineros ingleses. mimos con Mr. Campbell, un distinguido comerciante ingls, concluyendo la noche hablando sobre historia natural, filosofa y sobre la formacin y poblacin de
la tierra.
Mayo 24el carcter del pueblo, asistimos con Mr. las Worthington peleas de gallos. Fui despus a visitar al seor Guido, con quien convers sobre la mejor manera de obtener marinos para el servicio naval, y asegurarse tripulacin en el futuro para formar una flota nacional. Me top en la visita con el General Balcarce y el seor
Para
conocer
a
Monteagudo;
nos
despedimos amigablemente,
pero.
Hice varias visitas sociales : seor Rosales, seor Ba rras, seor Vicua, en todas ellas encontr oficiales. Com en casa en compaa del Superintendente de la Casa de Moneda y de dos distinguidos ingleses, Mr. Hay y Mr. Hogdson. Despus fuimos a pasearnos al Puente
de Cal y Canto. Haba mucha gente. Estaba el coche del Director Su premo .con sus amistades femeninas; l se paseaba a pie con dos ayudantes a cada lado y la guardia montada a
su
espalda.
Divis tambin en otro coche a Mr. Higginson y Miss Wild. En la tarde fuimos a presenciar los fuegos artificiales a la gran Plaza acompaado del Juez Bland y Mr. Worth ington. Mr. Higginson nos present a la madre y a la
102
JEREMAS
ROBINSON
hermana del Director, las que nos invitaron a tomar asiento en su compaa. Vi muchas mujeres hermosas entre la multitud. hermosas son las chilenas! Se Qu exhibi la representacin del combate entre la Lautaro y la Esmeralda. Cuando termin, nos despedimos. Al llegar a casa tuve una larga conversacin con el seor Lynch, a propsito de mi entrevista con el seor Guido (1). Parece que mis ideas sobre organizacin naval parecen aceptables. Guido no est contento con el Gobierno, porque no se public su carta de agradecimiento a Mr. Prevost y a Mr. Biddle, por la ayuda que prestaron para el equipo de la Lautaro. (2) Nos acostamos temprano ante la perspectiva del banquete Los intereses norteamericanos y baile del da siguiente. estn decayendo en este pas. Inglaterra se est impo niendo y parece que triunfar, porque creo que la comisin sudamericana no .tendr xito. Los ingleses son celosos se Rivales de nosotros. en y apartan poltica y en comercio, no pueden estar de acuerdo.
Mayo
Mr.
25.
Boughan
estuvo
temprano
verme
para
anun
ciarme novedades. (3) A las 10J^ fuimos a la Catedral para asistir a la solemne accin de gracias por la inde
pendencia.
Estaban all reunidos el Director Supremo y los grandes dignatarios civiles y militares, las corporaciones y una enorme muchedumbre. Se cant el Te-Deum y se ofici una misa solemne. Los sacerdotes, vestidos de blanco, con hermosos bordados, se alineaban a lo largo de la nave. Frente al altar, sobre una plataforma elevada, estaba sen tado O'Higgins^ a su derecha Balcarce, a su izquierda Guido. Frente a l, en una especie de faseistol, estaba su som brero de plumas y su espada. Las calles estaban llenas de
(1) Estanislao Lynch.
(2) Ver folleto del
en
autor La actuacin de los oficiales norte-americanos Chile. Stgo. 1935. (3) Comerciante norte-americano, amigo de Carrera.
DIARIO PERSONAL
MAYO-JUNIO 1818
103
Para m pensaba: en el fondo es un simple militares. cambio de gobernantes; demasiada ceremonia para un gobierno republicano y para la libertad de conciencia. Regres a casa; fuimos con Worthington a visitar al seor Vicua. Quise pasar a cumplimentar al Director, no a la tentacin de seguir a una her resistir pude pero
mosa
muchacha;
mi vuelta
no
pude
pasar
travs de
la multitud. Regres donde Guido a quien ofrec mis respetos en tan gloriosa ocasin. Durante la audiencia, anunciaron al Director Supremo. A las 4^ nos dirigimos con el seor Vicua a la fiesta del seor Solar. El Supremo Director, los secretarios de Estado, etc. ya haban llegado. La concurrencia se compona de ms de 30 seoras de gran distincin, entre ellas la madre y la hermana del Director. A las 6 anunciaron la comida. Se atendi preferentemente a Mr. Bland y a Mr. Worthington. Yo fui empujado hasta la mesa por la multitud; todos los sitios fueron tomados por asalto, pero el seor Rosales tuvo la gentileza de buscarme un sitio, al lado de la her mossima seora del Conde de Quintalegre, frente al seor Larran. Durante la comida se me ofrecieron varias golosinas con el tenedor, lo que haba que devolver, eli giendo un buen bocado y presentarlos en igual forma. Brindamos con la seora del Conde y su hija; ningn caballero brind conmigo, salvo el Coronel Paroissien, Hubo brindis patri un distinguido naturalista ingls. Pas acompaando a la se ticos con menta y mistela. ora del Conde al saln, donde entr en amena charla Habl tambin con con Guido sobre cuestiones navales. los recursos fiscales el seor Irisarri sobre las finanzas y Le suger la reduccin de algunos impuestos del pas. de acuerdo con la demanda. Insist en mis proposiciones anteriores respecto a que la mejor forma para obtener marineros para la escuadra, era necesario pagar buenos salarios a los extranjeros, interesarlos en el botn y ofre cerles la ciudadana chilena; en ningn caso debase em plear la fuerza. Para alentar las empresas de corso, dije que lo primero era reducir los impuestos sobre ciertos
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ROBINSON
aumentar el porcentaje de los mari el botn y fijar para cada buque armado una proporcin de marinos chilenos, hacindola obligatoria, de manera que se acostumbraran a las maniobras del mar y aprendieran las ciencias nuticas. Despus de explayar estas ideas, not ms estimacin e inters hacia mi persona, sin embargo, no tengo confianza ni en Guido, ni en Irisarri. Mr. Worthington habl del cambio de poltica de los Estados Unidos respecto a los pases americanos, basn dose- en el retiro de la comisin sudamericana y de la orden de regreso dada a la fragata Congress. Asent informarlo por cortesa, pero agregu que poda mejor sobre la cuestin. No habl con el Director Supremo, por cuanto Bland y Worthington monopolizaban su atencin y adems, porque no poda tolerar la humilla cin que parece pedir a sus oficiales y que stos aceptan. La cara del Director se iluminaba al hablar de Lord Co chrane y de la Orden inglesa, del mrito en que la prece dencia en los' banquetes es estimada por el rango militar; El arreglo del banquete era tan elegante como pudiera serlo una ceremonia similar en San Petersburgo o en St. Cloud. La mesa estaba dispuesta en dos piezas conectadas en forma de V. El Director ocupaba la punta, lo segua una dama, seor Guido, otra dama etc. La casa- estaba mag nficamente decorada con hermosas cortinas, candelabros, cuadros murales, etc. La msica, muy buena; las mu los hombres bien formados, pero jeres, hermossimas; mucha cortesa toscos; y educacin en todos ellos; el baile muy elegante. El brindis de Worthington fu: Quiera Dios que la libertad encuentre en ambas Amricas defensores como los hroes de Maipo; l de Mr. Bland: La Unin hace la fuerza; seor Guido: Por los ilustres marinos del Plata y de Chile que dan proteccin a nuestros mares. (Qu hombre ms vano y egosta). El Doctor Paroissien me dijo que la historia natural de este pas era muy inte
artculos
capturados,
neros
en
resante y
sus
especimens
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mucha dificultad en formar colecciones, por cuanto no ha ba amor, ni conocimiento sobre la materia entre la gente.
Mayo 26.
Tomamos el desayuno con Bland y Worthington. Am A las *11 vino a vernos el bos estaban muy reservados.
seor
Monteagudo.
extensamente
o
sobre la posible mediacin del de los Aliados entre Espaa y las colonias. Repliqu que no crea posible la intervencin europea, que por lo dems sta sera siempre contraria a los inte reses patriotas y a la libertad de Amrica. Despus de comida visit a Mr. Boughan, quien confirm mis sospe chas de las maquinaciones entre Prevost y el Capitn En la noche Worthington demostr hostilidad Biddle. hacia mi persona, por cuanto rebat sus ideas sobre una posible guerra entre Espaa y los Estados Unidos a pro psito de la Florida. El da de maana va determinar mi lnea de conducta. Los asuntos del pas amenazan crisis.
Habl Austria
Mayo
Mr.
27.
A la hora del desa En la maana partimos saludamos sin hablar. yuno a caballo al Canal Indio, a travs de uno de los valles La imaginacin no puede ms hermosos del mundo. concebir escenas ms encantadoras que las que presentan las mrgenes del ro encajonadas entre altas montaas.
nos
formando
cataratas,
serpentean luego
El ro forma uno de los valles hilos de agua cristalina. ms frtiles que he visto: manadas de animales ramonean en sus campos y hermosas vias acompaan su cauce. A lo lejos se divisa Santiago, al fondo los Andes cubiertos de nieves eternas, que elevan el espritu a sublimes con
cepciones.
Desde la Cordillera, el valle desciende en plataformas hasta tomar el nivel de la llanura. Cerros y colinas van
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ROBINSON
El suelo es frtilsimo y puede producir todos los frutos que hacen famoso a Europa. Sus frutas, de un tamao poco comn, son las ms sabro sas que he comido. Para llegar al valle, hicimos el si camino: guiente Dejamos la ciudad a la altura del Puente de Cal y Canto, cruzamos los tajamares y siguiendo los consejos del seor Irisarri, atravesamos los suburbios, hasta llegar a los alrededores. A los 10 minutos, el valle se abri ante nosotros en toda su hermosura. El terreno es algo pantanoso, cruzado por miles de arterias que llevan el agua a la ciudad. Una hermosa via de ms de 100 aeres se oculta a nuestra vista por una muralla de adobes. Poco a poco el camino va ascendiendo, el paisaje vara Al fin nos detuvimos. Nada puede com a cada recodo. pararse a este escenario. El verde de los campos es asom broso y la perspectiva lejana presta un aire de copos de nieve a las ovejas que pastan. Seguimos subiendo y cul no sera nuestra sorpresa al encontrar en la cumbre otro hermoso valle entre las mrgenes del ro. De all descendimos hasta los Tajama Los valles estn densamente poblados. A cada paso res. encontramos casitas humildes habitadas por indgenas bronceados que saludan cortsmente. El Canal Indio, como lo llaman, colecta todas las aguas Para construirlo tuvieron que dragar ms de la regin. de 15 pies y de all por un canal de 5 pies de ancho y 10 de profundidad traen el agua a los campos. Cerca del canal se levanta un molino. Esta obra estupenda nos lleva a la conclusin que los naturales de este pas han hecho avances considerables en la va del progreso, de la civilizacin y del refinamiento. El hecho mismo de ha berse propuesto una obra semejante es un smbolo. Mu chos pueblos hubieran dicho: para qu molestarse dando fertilidad a una tierra de por s exhuberante. Para qu precaverse de las sequas? Para qu desa rrollar nuevos cultivos? En justicia no podemos llamar atrasados a pueblos aqullos como ste tan hecho esfuer zos tan grandiosos, que sin duda muchos pueblos de los que llamamos cultos slo hubieran podido construir bajo el yugo de siglos de tirana.
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A las 12 volvimos a casa y almorzamos con un grupo de amigos. La conversacin gir alrededor de la riqueza de la Iglesia y su espritu de dominacin. El monto de las posesiones eclesisticas se calcula en 12 millones. Son los banqueros del pas, prestan al cinco por ciento de A pesar de todo no quisieron financiar un em inters. del Estado. Las Iglesias son muy ricas, pero prstito cuando se realiz el censo, declararon una renta de 140 mil pesos, cuando en realidad tienen ms de 2 millones de entrada. La supersticin reina en todas partes. He visto imgenes de Jess vestido de chino. Al general Balcarce le obse quiaron un Cristo con uniforme de granadero, con gorro de plumas y espada, como un divino capitn general. En la noche hablamos sobre la educacin y sus resul tados, discutiendo el avance de los estudios en Inglaterra y los Estados Unidos. La ocasin se encontr analizando el caso de los dos hijos de don Remigio Blanco, que vol vieron de los Estados Unidos un tanto opacos y rudos, a pesar de haber frecuentado el Colegio Jesuta de York Town y la Academia Militar de West Point. La falta sin no los de los muchachos de es, duda, colegios, por y cuanto de ambas partes se quejaron al Presidente de los Estados Unidos y solicitaron su expulsin, pero fueron retenidos por la influencia del mismo Presidente, slo porque se trataba de patriotas sudamericanos y en esa poca los asuntos de Amrica estaban de actualidad. (1) El Juez Bland me mostr las cartas y certificados que atestiguaban este hecho, lo que era innecesario, por cuanto haba odo lo mismo a Mr. Hawkins y al General Swift. Despus del t visitamos a l seora Vicua, donde encontramos muchas personas de distincin, damas y caballeros; las seoritas dueas de casa muy atentas y educadas. Una hablaba el francs a la perfeccin y to caba el pianoforte con gracia. Se cantaron varias canciones en guitarra. Con las varias tuvimos conversaciones seoras pecaminosas so-
of
(1) Ver mi artculo The first chilean students in U. the Pan-American Union. (Sept. 1935).
S. A.
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bre temas secretos y matrimonios. El Secretario de Es tado y el Director Supremo parece que no aceptan los reclamos de los particulares sobre los compromisos entre ellos y el General Carrera.
Mayo
28.
La naturaleza encanta Sal dos millas de la ciudad. el abandon repugnantes. dora, pero la negligencia, y Cada calle que atraves estaba inundada por una ace quia, lo que le daba un aspecto desagradable. La acu mulacin de basuras y excrementos es un atentado contra la salubridad. Visit el molino. Despus de comida fui mos con el Juez Bland y el Cnsul Worthington a con templar la procesin de Corpus Christi. En cada es quina de la gran plaza se haban levantado grandes arcos Haba otro frente al palacio. Los altares es y altares. taban decorados con velos escarlatas, y enchapados en oro. Grandes candelabros de plata y oro ardan frente a las imgenes de los santos. Sobresala el altar de la Virgen Mara, adornado con toda clase de objetos preciosos. Una enorme multitud se haba reunido. Tuvimos dificultad en aproximarnos a la Catedral. Una doble fila de soldados custodiaba la plaza; una guardia especial abra la entrada. En el altar mayor lucan las mismas decoraciones de los das anteriores. Todo el recinto estaba iluminado. Los sacerdotes con sus trajes suntuosos daban una nota tea tral, alineados a lo largo de las naves y sosteniendo en sus manos labrados cirios de plata. Frente al altar mayor estaban reclinados los grandes dignatarios del Estado. O'Higgins, Irisarri, Balcarce, etc. La nave del medio cubierta de mujeres. Me detuve un momento a contemplar el espectculo. Las damas vestidas de negro y ataviadas con un manto fino que les cubra la cabeza y parte del busto, estaban separadas de los hombres. La solemnidad de la msica, la luz plida de los cirios que se reflejaba a travs de los arcos y co lumnas, despertaba sentimientos lgubres, ms que religiosos. Avanc hacia el altar. Me top con la madre y
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la hermana del Director a quienes conduje hasta una puerta reservada por donde se retiraron. A los pocos mo mentos empez la procesin. Un batalln de infantera iba a la cabeza, luego un altar con las imgenes de Cris to, la Virgen y el Espritu Santo, llevada al hombro de los feligreses. O'Higgins encabezaba el desfile. La mu chedumbre estaba violenta desbordndose a travs de las filas del ejrcito. Hube de proteger a varias seoras. La procesin sigui dando vueltas por la plaza. Pasamos la velada entre hombres, rindonos de bue na gana con los chistes. n sarcerdote nos inform que Manuel Rodrguez haba sido fusilado. Dos hermanos Carrera haban muerto semanas antes en Mendoza. He jurado no frecuentar la sociedad hasta no estar en situa cin de hablar
con
ms correccin el
espaol.
Mayo
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Paseo a caballo por los alrededores. Visitamos una vi a. Unas hermosas muchachas nos entretuvieron con dan zas y cantos. En todas partes muchas atenciones. La na turaleza muy frtil; en cada rincn una esplndida vista sobre el valle. En la noche, Mr. Worthington aconsej a Mr. Higginson que se interesara por el Consulado de Lima (1). Se suscit una agria discusin. Mr. Worthington se neg a brindar conmigo, no contestando mis preguntas, Al final de la co me inculpaba de intrigas con Bland. mida declar que no saldra ms con nosotros. La casa del Sr. Valds est magnficamente arreglada. Las dueas de casa son muy atentas. Bailaron y canta extraordinariamente ron con gusto y elegancia. Me gust
duetto. La ejecucin de Manuel Rodrguez parece que se veri fic en la siguiente forma: Fu enviado fuera de la ciudad bajo custodia. El Capitn llevaba un sobre lacrado .con instrucciones que deba ser abierto a 25 leguas de distan cia. Lo abri y de acuerdo con el texto ejecut al prisio
un
nero
en
el terreno.
Ver
su
biografa
1935.
en
un
Stgo.
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Mayo
en
30
Anoche una fina escarcha blanca cay sobre Santiago; la maana los techos amanecieron blanquecinos. Me Vest cuidadosamente por ser hoy da el aniversario de mi nacimiento. Durante el desayuno, Mr. Worthington estu vo grave y silencioso. Mr. Nixon, que acababa de regre sar de Valparaso, inform desfavorablemente sobre la conducta de los ingleses y del Capitn Wooster. Hay ac tualmente en Valparaso 28 buques, entre ellos, una fra gata y un sloop de guerra. Nixon critic severamente a Mr. Hill (1). Fuimos en coche a Aguada Salta (el Salto) con Mr. Higginson, el Juez Bland y otros. A nuestro regreso Mr. Charles Higginson nos inform de la llegada de la corbeta Ontario a Valparaso, con 25 das de navegacin desde Callao. Por una carta del Dr. Hoffman, el purser, supi mos que la situacin era favorable en Lima, que el Capi tn Biddle haba recibido instrucciones sobre proteccin al comercio, lo que lo obligaba a volver a Chile antes de par tir al ro Columbia. No se conoca en Lima la derrota de Osorio y el Virrey no quera creer la noticia, hasta que lleg la Venganza, al Callao. La Ontario trae una comisin del Virrey para tratar del canje de prisioneros chilenos y argentinos. Prevost y Biddle han asumido la responsabilidad del asunto. Mr. Milner dijo que la comi sin traa 10.000 dlares para gastos. El Juez Bland, que estaba presente, me aconsej que hiciera un informe sobre el asunto, en que deba criticar el espritu de intriga y de lucro que inspiraba la conducta de los enviados nortea mericanos. En la tarde nos visitaron Monteagudo y Paroisien, el que nos explic la formacin geolgica de las pampas ar gentinas y sus producciones. Despus del t me desped de ellos en la plaza y me fui a visitar a Guido. Le cont la llegada de la Ontario y de los comisionados, con al gunos detalles del progreso del espritu revolucionario en Lima y en el Per y del cambio que se estaba operando en
.
en
Valparaso.
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Prevost sobre el canje de prisioneros, en la cual 1 Juez mostraba tanto inters como si tuviera instrucciones pre cisas de intervenir en contra de Espaa. Repet mis ale gatos en favor de las ventajas que haba en estrechar las
relaciones entre Chile y los Estados Unidos, relaciones que deban estar basadas en la libre soberana y en el libre comercio. Me refer tambin a las diversas razones que tena Europa para oponerse al establecimiento de un go bierno Ubre, por cuanto ste amenazaba la existencia mis ma del sistema tirnico de su poltica. Visit luego al Obispo, quien me recibi cordialmenteSe expres con gran cario de los Estados Unidos y de la necesidad de cultivar relaciones amistosas. Me dijo que el pueblo chileno era un pueblo confiado, inocente, ino fensivo, cuya existencia se deba mejorar por medio de un sistema poltico y filosfico parecido al de Estados Unidos. Al regresar a casa, me encontr con algunas damas her mosas que acompa hasta sus hogares. Volv a las 11. As pas el da de mi aniversario. He vivido hasta el mo mento de esperanzas, pero no feliz.
Mayo
31.
Me levant temprano. A las 8 entr Prevost a la ciudad. Le entregu algunas cartas de su familia. Me recibi con cortesa poco sincera. Parece que no quiere compartir las responsabilidades con Bland. A la hora del almuerzo con t del cambio experimentado por las autoridades de Lima al saberse el resultado de la batalla de Maipo. Cree que si la Ontario hubiera llegado antes de ese acontecimien to, con seguridad los habran tratado mal y ms de alguno estara todava en las masmorras de la Inquisicin. Me
dijo que Lima era ms pequea que Santiago pero ms importante. Las casas son de un piso, hechas de adobes. Las calles sucias. Las Iglesias muy ricas en decoracin y en obras artsticas. El estilo de vida no es refinado, aun el propio Virrey es sobrio en su vivir. No cree que su po blacin exceda la de Santiago : que ms de la mitad es ne-
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los que ocupan los primeros temen la revolucin por miedo a los criollos rangos; que los negros. Prevost cree que solo un gobierno inteli gente y discreto era capaz de equilibrar los intereses y ob tener la independencia. Parece que Biddle y Prevost ha cen todo lo posible para fomentar la idea de libertad, aun a trueque de perder su carcter de neutrales. El Juez Bland aprovech la ocasin para decir a Prevost que en vista que tenan que- actuar juntos, era necesario cambiar ideas an
gra slo
10,000 blancos,
cualquier asunto. Prevost pidi tiempo para proposicin; Bland acept. Fuimos a visi tar a Irisarri; no estaba; dejamos tarjeta. Pasamos al Pa lacio, encontramos a O'Higgins y Prevost en la sala de au diencias, nos sorprendi la familiaridad que reinaba en tre ellos y ms aun las confidencias, noticias que ni a no
tes de tratar estudiar la
sotros haba contado. En vista de esta actitud
ramos
nos
reti
detuvo en la puer mensajero audencia; El Juez Bland dijo: ta pidindonos que espersemos. Ha visto Ud. mayor impertinencia y descaro? Visitamos a Balearse, donde conversamos largamente sobre la revo lucin en Mxico, Venezuela y otros pases. Habl sobre la crueldad de los realistas con los prisioneros y relat la de la
un nos
conducta del Virrey del Per con el Capitn Torres, ayu dante de Balearse, que fu a Lima para un canje de pri sioneros. En esa ocasin se haba negado toda autoridad a Torres. Parece que ahora sus sentimientos han cam biado, por cuanto declar a Prevost que poda llevarse todos los oficiales. Torres es un oficial distinguido y ele gante, que ha viajado por los Estados Unidos en calidad de secretario de Legacin. Al volver a casa nos encontra mos con un edecn de OHiggins, que dijo a Bland que el Director Supremo lo visitara en media hora ms. Lleg al poco rato acompaado d su escolta. Lo recibimos en la puerta. La conversacin gir alrededor del canje de prisioneros, sobre la ciudad de Lima, sobre sus edificios pblicos, muchas de las cuales eran obras del Virrey, su padre. A mi vez le hice presente la labor desplegada en Chile y de ese magnfico monumento de la civilizacin como lo es el camino entre Santiago y Valparaso. Du-
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su
admiracin
los Tajamares. En la tarde visit al Marqus de Larran. Dej tarjeta. Pas donde Boughan. Volv a comer con Hill. Durante la comida, "Prevost se burl con gracia de Worthington. Hill ri demasiado. En la noche vinieron a buscarnos para ir a las carreras. Nos topamos con O'Higgins y su fami lia. Guido me cont su conversacin con Prevost a propsito de los asuntos del Per. No estaba conforme
con
sus
ideas respecto
en
Confiaba
en
posibilidad de Argentina y en la formacin de una escuadra en Val paraso, capaz de poner sitio al. Callao. Esta escuadra poda llevar las tropas necesarias para
armar un
la
efectuar un desembarco. Pensaba que era empresa fcil formar un ejrcito negro en el Per y atacar las sierras. Slo lo amendrentaba el odio entre negros y mulatos. Habl tambin de que Per y Chile deben ser amigos por naturaleza. Chile le enva sus granos. Chile en cambio recibe muchas mercaderas y oro. Es curioso observar que el amor por la independencia depende del color ms o menos subido de la piel. La gente blanca es partidaria abierta o sigilosamente de la dominacin espaola. Cuan do la Ontario dej Lima haba slo dos buques de gue rra y 800 hombres de guarnicin. Creo que la proyectada expedicin al Per es empresa difcil, depende de un com binado ataque de mar y tierra. Mr. Prevost ha decidido imponerse 'sobre Bland. Worthington parece que va a secundarlo. Bland es hom bre honesto, los dems polticos jesutas o ambiciosos y
avaros.
'
En la noche estuvimos de visita en casa del Sr. Rosales, haba mucha gente. Se nos recibi muy cariosamente. Lunes 1. de Junio. Recib una nota de Mr. Worthington sobre el asunto del Consulado de Valparaso y de la conducta de Mr. Henry Hill. Entregu los papeles a Prevost. Prevost me pregunt si tena comisin oficial, le contest que no, pero
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a su disposicin o a las rdenes de Bland para misin que redundara en beneficio del pas. Es tuve todo el da ocupado en redactar la correspondencia oficial con mi gobierno. El Sr. Rosales y el Sr. Vicua estuvieron a verme. En la noche fuimos con algunos amigos a comer al Hotel Chile, del Capitn Ross, el pri mero y nico establecimiento de ese gnero en el pas. De sobremesa nos reunimos para determinar la manera' de celebrar el 4 de Julio. Se nombr un comit presi dido por Bland. Worthington fu elegido secretario. Se decidi celebrarlo privadamente, entre compatriotas. Worthington aprovech la ocasin para lanzar dos o tres discursos bombsticos. Bland y Prevost tuvieron una acalorada discusin so bre la forma de Gobierno en Chile y sobre nuestras leyes e instituciones comparadas con las de Inglaterra. Prevost cree que la monarqua o el despotismo militar es la nica forma posible de Gobierno para Chile y cree que son ms tiles las costumbres inglesas, su ciencia y su moral que las nuestras. Bland desaprueba la conducta de Biddle. Prevost insisti en la necesidad de hacerlo por razones de orden humanitario. Adems, est orgulloso de una orden del Virrey que exime a los buques norteamericanos de someterse al bloqueo de Valparaso. Bland no aprueba los procedimientos. El Juez Prevost me ha demostrado simpata en estos ltimqs das y quiere que vaya en misin especial al Per. Yo le he contestado que estoy a sus rdenes y que esta ra encantado de recibir instrucciones. Me dijo que sen ta no haber hecho el viaje conmigo a bordo de la Onta rio, pero que como el buque haba salido tan inesperada mente, no le fu posible avisarme. Lamentaba que el Gobierno de los Estados Unidos no le hubiera nombrado un secretario, pues en ese caso me hubiera designado a m. Me cont que su plan era de con vencer al Gobierno del Per que nos diera ventajas co merciales en cambio de nuestro reconocimiento y que el Presidente haba destruido parte de l con sus discursos. Mr. Hill se oculta Muy ingenioso, pero impracticable
que estaba
cualquier
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la mscara de la cortesa. Le dije que no tena nada ver con la revocacin de su nombramiento. Fu el Worthington que decidi entre Wooster y Nixon. Su decisin es acertada, en parte, pero falla en cuanto a dere cho. Nixon no le perdona el no haber pedido informes antes de decidir. Worthington parece que quizo reconsi derar el asunto despus de leer el memorial de Nixon en contra de Wooster. En resumen, no ha quedado bien con nadie (1).
que
bajo
Junio 2. A la hora del desayuno, Prevost me pidi copia de los documentos que obraban en mi poder respecto a Mr. Hill. Yo haba odo las explicaciones de Nixon y de Hill y en vista de ello aconsej a Nixon que llegara a un acuerdo con Wooster. Sal con Bland. Opina que no es necesario, un tratado entre Chile y los Estados Unidos, por cuanto la situacin del Gobierno no es estable y no puede, por lo tanto, garan tizar los compromisos. Le dije que por el momento lo me jor era enviar agentes respetables, a quienes no gue nin gn inters mezquino, como ha sido el caso hasta el pre
sente.
y el Capitn Biddle no estn de acuerdo lo en que se refiere a un pasajero ingls que vino a bordo de la Ontario y que vino a Chile a especular en trigos. Prevost cree que Bidle no. tiene derecho a addmitir nin guna persona abordo sin su autorizacin. A la hora del almuerzo Prevost nos dijo que el pueblo de Chile no esta ba preparado para un gobierno representativo y liberal y apoy con entusiasmo la monarqua limitada como la me jor forma de Gobierno. Bland defendi el sistema republi cano, el ms apto segn l para realizar las aspiraciones del gnero humano. Tuve clase de espaol. A las 8 fuimos con Bland y el subsecretario de Relaciones Sr. Ribas a vi sitar al Marqus de Larran. Estaba Monteagudo y mu
Mr. Prevost
chas
otras personas.
fu separado momentneamente de las empresas de corso.
su
puesto por
tener
partici
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Junio 3. Me levant temprano y fui a la pieza de Prevost para hacerle algunas preguntas: Es absolutamente necesario un Cnsul en el Per? La respuesta fu negativa. Cree Ud. que las necesidades actuales, aconsejan el nombra miento? No. Sera tal agente respetado en Lima? No. En tonces dije yo por qu razones Mr. Worthington ha nom brado a Mr. John Higginson, de Boston, vice-cnsul en el Callao. Prevost cree que si una persona llevara una comisin personal ante el Virrey, se le permitira vivir en Lima. Le dije que mis preguntas no tenan ningn alcance personal, sino que las haba hecho nicamente para establecer un
principio general. Bland no ha podido convencer a Prevost que visiten jun tos al -Director Supremo o que discutan algunas materias de estado. Esper a Worthington, quien m mostr la co rrespondencia relativa a Hill y la supresin del consulado en Valparaso. Prevost quiere restablecer a Hill en su pues to. Propuse al Dr. Frost Jcomo candidato a vice-cnsul, agregando que yo estaba dispuesto a trabajar a sus rde nes. Worthington acept la idea y piensa nombrar a Frost en Talcahuano. Se me ofreci un consulado, pero yo pre fer una sub-agencia. Bland lleg enseguida y la conver sacin jiro alrededor del reclamo en favor de Skinner por la suma de 4.000 dlares (1). Me preguntaron por carta mi opinin sobre Irisarri. Contest que tena mucho res
persona, pero que no lo conoca lo suficiente pa dar una opinin sobre su talento. No me cabe duda que Biddle, Prevost y Higginson tie nen alguna negociacin pendiente en el Per. Comimos con Mr. Richard. Nos emborrachamos y dijimos e hici mos una cantidad de locuras.. Despus me arrepent de mi disipacin y de sus consecuencias. Durante la fiesta, Mr. Richard cont entre otras ancdotas que haba mandado
peto
ra
a su
una seora a confesarse con el propsito de conocer los sentimientos del clero sobre la revolucin. La dama con-
(1)
Se trata de
una
suma
facilitada
Carrera
en
U. S. A.
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fes ser una patriota decidida y pregunt si era pecado ayu dar la causa patriota.La respuesta fu: Los reyes son
Segu bebiendo.
Junio 4Me levant muy temprano con dolor de cabeza. Vagu a caballo por la ciudad. En el desayuno Bland se ri de nuestra aventura nocturna. Prevost agreg que estbamos todos borrachos. Me avergonc de mi conducta. A las 11 visitamos la Moneda. Es un edificio espacioso y elegante, con muchas oficinas. El proceso de fundicin y de acua cin hecho a mano es tedioso, perdindose con ello mu cho tiempo, y esfuerzo personal. Primero se funden las barras de metal, luego se golpea hasta reducirlas a delga das lminas. Se cortan enseguida en pedazos, las que son dibujadas a mano con ayuda de instrumentos* punzantes. Vimos hermossimos ejemplares de monedas y medallas. Encantados con la visita. Muchas muas cargadas con me tales llegaron cuando visitbamos el establecimiento; es el medio de transporte ms empleado en Chile. A la hora del almuerzo continu la discusin sobre po ltica general. Bland defendi la repblica desde el punto de vista que los derechos individuales estaban ms garan tidos que bajo el sistema monrquico. Prevost profesa ser un republicano que desprecia la democracia. La discu sin se orient despus hacia la ltima presidencia de Jefferson. Prevost lo atac tanto en su vida pblica como privada, en sus principios polticos y en sus ideas filosfi cas. Bland defendi su actitud en el caso de Burr, cuando trasmiti al Congreso los papeles sobre la supuesta trai cin, para que este cuerpo dictaminara de acuerdo con la ley sobre la evidencia acumulada. Prevost deca que no tena derecho para hacer eso a costa del honor y de la re putacin de un poder independiente como lo era la justi Bland aseguraba que eso mismo era una prueba cia. de su integridad. En cuanto al cambio de poltica respecto
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Europa, sta haba sido un resultado de nuevas circuns tancias y de las combinaciones de los legitimistas en Eu ropa. Tanto Bland como Prevost se acaloraron, especial mente Prevost que es yerno de Burr. En la noche visit a Mr. Hoevel. Lo encontr alarmado por la actitud de algunas personalidades y familias que impiden segn l, el progreso y el afianzamiento de la in
a
La rivalidad entre estas cuatro familias, ricas y numerosas; sus rencillas y la^envidia mutua que se tienen pueden causar segn su opinn una nueva guerra civil (en blanco) Cuatro personas de esta capital estn entregados a la tarea de redactar una constitucin : el uno es un terico refinado; el otro, un escritor satrico que pone todas las
dependencia.
'. (en blanco) ridculo El General San Martn le cont a Higginson que l que ra enviarlo como diputado de Chile a los Estados Uni dos, pero que Prevost lo haba disuadido. Higginson y su hermana han cado muy bien entre nosotros. Todos ala ban su correccin y cultura. Visitas sociales. Vinieron a vernos Monteagudo, Ribas etc. Se habl del manifiesto del Director Supremo, escri ban su correccin y cultura. Visitas sociales. Vinieron a vernos Monteagudo, Ribas etc. Se habl del manifiesto del Director Supremo, escri to al parecer por Guido. Todos ellos son adversarios del gobierno republicano representativo; son las mismas ideas de Prevost, que el poder debe ser ejercido en Chile de una manera desptica hasta que se cimiente la independen cia, alegando por la forma monrquica.
cosas en
. .
Junio 5.
Durante el desayuno Mr. Prevost estuvo corts, pero satrico. Me senta enfermo y poco inclinado a conversar. Vinieron a avisarnos la llegada de Biddle a Santiago. Fui
mos
inmediatamente
visitarlo.
El Gobierno le haba
preparado una casa con todo confort, lo mismo que al ca pitn del buque ingls Andronacha. Me felicit por mi llegada. No haba sinceridad en sus palabras, pues el ha-
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ba hecho lo
posible para evitar mi partida de New York. Worthington les ley la correspondencia de Prevost, en el cual el Juez asume toda la responsabilidad por el res tablecimiento de Hill en el consulado de Valparaso. Fui al Molino para tratar de conseguir algunas semillas de plantas. En la tarde, despus de algunas visitas, fuimos
Bland y Nixon a estudiar el modo de cultivar la tie rra en Chile. Estaban arando con bueyes y arados de palo, de una manera tan primitiva que recordaba los tiempos de Homero y Cincinato. Los bueyes son uncidos por los cuer nos a una distancia de 8 pies. La punta del arado se ata al yugo con pedazos de cuero; en el otro extremo hay una palanca, manejada por un hombre, que va unida al arado, el que se compone de una estaca de palo de tres pies de largo y cinco de ancho, a veces un pedazo de hierro le sir ve de punta. El arado se usa a la manera de los campesi nos de Virginia y Carolina. Como el suelo es rico, se re quiere poco trabajo para remover la tierra. Los bueyes son guiados por medio de una caa larga. Haba ocho yun tas de bueyes trabajando. El campo estaba precioso. La Cordillera estaba nevada, la noche anterior una espesa capa de nieve haba cado en los alrededores. En el camino el Coronel (no se entiende) nos relat varias ancdotas so bre la huida del ejrcito patriota en Talca. En la noche visitamos a los seores Valds. Mr. Richard nos .cont las incidencias del banquete ofrecido en el Palacio en ho nor del Comodoro Sheriff, donde se brind copiosamente por el truinfo de la causa de Amrica. Los ingleses asis tentes parecen estar seguros de su supremaca en este pas. Un patriota pronunci el siguiente brindis: Por la pros peridad de Europa, especialmente de Inglaterra, para que con ayuda de nuestro intercambio haya ms comercio y reconozcan as ms rpidamente nuestra independen cia. Hubo muchos gritos en favor del reconocimiento por Inglaterra. Se supo en la tarde que Mr. Crompton, el secretario privado del comisionado de Lima, era un co merciante y espa de los realistas enviado con el propsi to de especular en trigos. Mr. Richard cree que el actual gobierno no es favorable a los Estados Unidos, pero cocon
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ROBINSON
habla mucho no es de creerle. Bland abandona maana la ciudad en vista de la actitud inslente de Prevost, no quiere dejarse posponer por nadie. La amargura lo hace ser imprudente y demasiado confidencial.
mo
Junio 6. Me levant temprano. Escrib al Capitn Biddle de parte de John Quincy Adams. Mr. Crompton, el comisio nado de Lima est bajo custodia, muy bien alimentado y pudiendo recibir visitas. Prevost disert hoy sobre las posibilidades de comercio entre el Per y los Estados Uni dos, especiamente del trfico de Cantn, que hasta el mo mento ha estado en manos de la Compaa de Filipinas. Dice que en el valle de Lima no hay trigo, ni maz, pero que la variedad de vegetales es enorme. El precio de la vida es muy elevado y hay un odio profundo entre blan cos y criollos, aun cuando ambas clases estn unidas por temor al elemento negro. Callao es una plaza fuerte de con sideracin, tiene ms de cien piezas de artillera y 5.000 hombres de guarnicin. Estas razones y la dificultad que se presenta n Chile para equipar una escuadra indica que el Per resistir ms de lo que se cree a los patriotas. Li ma es el lugar de refugio de todos los realistas, tanto de Buenos Aires como de la costa del Pacfico. La poblacin es una mezcla abigarrada de blancos, criollos, mulatos y negros. El elemento religioso, que es muy abundante se in clina a continuar el presente estado de cosas ms que a un cambio revolucionario. Lima forma el ncleo contra revolucionario. Despus de almuerzo visitamos la via de Mr. Hoevel (1). Es una propiedad pequea, pero hermosa, de ms o menos cuatro acres situada a una milla y cuarto de la ciudad, cerca de la Caada. Las casas estn bien edi ficadas. Las vias se demoran 5 aos en crecer en este pueblo se estima que cada planta produce un cuarto de dlar y de utilidad, por lo cual es el cultivo que arroja ms utilidad, salvo el tabaco que est todava en la infancia en este pas. (1) Mateo Arnaldo Hoevel.
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PERSONAL MAYO-JUNIO
1818
121
acres de terrenos valen aqu 250 dlares y el pre cio aumenta. con la cercana de la. ciudad. Esta medida se llama en Chile una cuadra. La tierra es gredosa, pero muy rica, pero requiere riego, el que se obtiene por medio de canales que captan las aguas del ro Maipo. El suelo no necesita abonos. La hermana de la mujer de Mr. Hoevel nos obsequi semillas del rbol del castor, que crece muy hermoso en los jardines. Mr. Hoevel nos cont algunas ancdotas sobre los comienzos de la revolucin, sobre sus progresos y el cambio de carcter que haba su frido. Nos refiri cmo Mr. Poinsett haba abrazado fran<camente la causa de los patriotas present planes milita res y march al frente de las tropas, comprometiendo as la neutralidad de los Estados Unidos y su carcter de ciu dadano. Al fin fu obligado a pedir sus pasaportes y debi abandonar el territorio en 24 horas. Irisarri estaba entonces a la cabeza de los asuntos pblicos. El General San Martn era de opinin que Poinsett haba actuado
como en
una
Cuatro
provincia conquistada.
El Capitn Biddle anunci a todos los comerciantes que el da 15 se hara a la mar, convoyando a todos los barcos mercantes que quisieran salir del puerto. El Director Supremo ha invitado a Bland y a un grupo de americanos a cenar al Palacio. El bergantn Macedonian lleg a Coquimbo despus de 105 das de navegacin, desde Boston, viene en camino a
Valparaso.
Las casas que arrienda Mr. Hoevel le producen un in ters del 7%. Hoy hubo grandes carreras, no pude asistir. Convers con Prevost sobre los asuntos del Per. Cree que el Gobierno de Chile debera venderles trigo. Da las si guientes razones : 1) Hay abundancia de granos y escasez de fondos; 2) Porque el mismo trigo servira para la alimentacin del ejrcito patriota.
Junio 7.
Despus del desayuno Mr. Prevost me llam a su pieza. Me pregunt primero que si la carta que haba enviado a Mr. Biddle de parte de Adams estaba relacionada con
122
JEREMAS
ROBINSON
mi persona. Le dije que s. En seguida agreg que en vista de mis deseos de ir al Per, pensaba darme poderes para que me ocupara en gestionar la devolucin del Beaver y el Cantn ante el Virrey. Me dijo que sus planes anterio res se haban venido al suelo con la conducta de Mr. Crompton. Me aconsej que esperara tres das antes de pedir autorizacin a Biddle para embarcarme a bordo del On tario, el tiempo necesario para informarse si se ira a en viar un buque con trigo para el Per. Me mostr una car ta para el Virrey en que me autorizaba oficialmente para desembarcar en Lima y los poderes para la defensa de los intereses norteamericanos, debiendo tomar las declaracio nes que juzgara conveniente, frecuentar los tribunales, revisar los papeles etc. Me inform al mismo tiempo de la buena disposicin del Virrey para terminar pronto el asunto, por lo cual se necesitaba una persona para recibir los buques. Mr. Prevost me asegur que me dara todos los papeles necesarios para que lo sustituyera en el Per, aun cuando estaba prohibido a los extranjeros residir en el pas. El nico residente en la actualidad era Mr. Crompton, pero ste se haba casado con una limea y haba abra zado la religin catlica. Ahora Crompton estaba prisio nero; que por esa razn trataba no visitar a los funciona rios para evitar se lo creyera interesado en la persona de Crompton. Por lo dems, si resultaba la operacin del Vi rrey de Lima le estara muy reconocido. Durante el curso de la conversacin llegu a la conclu sin que Mr. Crompton es un enviado del gobierno de Li ma para procurarse un cargamento de trigos y que Bid dle y Prevost estaban asociados en el negocio, lo que hace muy poco honor a los representantes del Gobierno de los Estados Unidos y al honor de la nacin. Me dijo que se estaba activando la defensa del Callao, que se haba redo blado la guarnicin y que se esperaba de un momento a otro la llegada de refuerzos de Europa. A causa de mi indisposicin no pude concurrir a la co mida de Palacio. Un amigo me refiri la colocacin de los asientos. Haba alrededor de 50 personas. Presidi O'Hi ggins, a su derecha Guido, Biddle, Bland, Prevost; a su
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madre, Balearse y los dems oficiales El Director brind en los siguientes tr de la Ontario. minos: Que las naciones del nuevo continente queden eternamente separadas del viejo ; Mr. Bland que Esta dos Unidos y Chile sean igualmente independientes, li bres y felices ; el Capitn Biddle Por San Martn el
izquierda
su
seora
en
sus casas.
Junio 8. Amaneci lloviendo. En el desayuno todos de mal hu con el Juez mor, hasta que sali el sol. Tuve una entrevista de un barco bordo a un pasaje Prevost, quien me ofreci a Lima. rumbo mercante comandado por Hyatt, con Contest que el Cap. Biddle me haba dado ya autoriza cin para partir en la Ontario, aun cuando debido al ex Mr. ceso de dotacin slo estaba libre el guarda-ropa. el la carta Prevost qued de entregarme Virrey, por para
la cual se me dan poderes extraordinarios para ocuparme del caso del Beaver y del Cantn. Asist a la comida en honor del delegado de Buenos Aires seor Guido. Los asientos estaban en el siguiente orden:
124
JEREMAS
ROBINSON
"
Bland y Prevost. El resto tom el asiento sin preferencia. Me sent al lado de los guardia-marinas dla Ontario. Cerca de m estaban : el Sr. Solar, Ribas, Castillo etc. La comida excelente. La mesa muy bien dispuesta. Mucha alegra, numerosos brindis, por ejemplo: Guido: Por el ha da Amrica que nos estimula a defender nuestra indepen dencia y libertad; Balearse: A la primera nacin que reconoci nuestra independencia ; Guido : Por una Am rica libre e indisoluble- Despus de la comida hubo baile, como no danzo, entr en una larga e interesante conversa cin con el Director Supremo sobre poltica y economa. Le dije que los Estados Unidos miraban con buenos ojos la causa de la libertad, pero que al mismo tiempo desea ba conservar una estricta neutralidad. El pueblo ameri cano, agregu, demuestra a cada paso el amor hacia una causa justa y noble, Europa en cambio se opone a todo gobierno representativo y a la formacin de nuevos esta dos, por cuanto ellos amenazan la autoridad de la Santa Alianza. El Director Supremo contest que al principio tena desconfianza en estas manifestaciones, pero que los hechos parecan confirmarlas. Crea que la forma monr quica europea no se adaptaba a las necesidades de Chile o el Per, pero que ningn sistema permanente o estable se poda establecer mientras el Per estuviera unido a Es paa. Le aconsej que leyera el Mensaje del Presidente que expresaba en forma maestra l voz y los sentimientos de la nacin norteamericana. Me prometi hacerlo. Ha blamos despus del sistema fiscal e insinu que podra mejorarse con algunos discretos impuestos indirectos, con el producto de los cuales se podran rescatar los emprsti tos fiscales. Otra divisa sera la de subir los derechos sobre los artculos de lujo. Me contest que estas medidas eran aceptables y que ya estaban en estudio y que en cuatro semanas ms se promulgara una nueva constitucin y un nuevo reglamento de comercio. Le pregunt las razones de por qu no se exiga a la Iglesia, que era riqusima, un emprstito; la cuestin no era fcil, segn l, por cuan to esta medida hara extremar la propaganda realista. Me dijo que la situacin monetaria era tan angustiosa., que
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no dorma, en las noches devanndose los sesos en busca de los medios necesarios para el pago del ejrcito y la lis ta civil. En cuanto a la Marina, haba nombrado a Mr John Higginson para que organizara estos servicios. Le comuniqu mis ideas sobre la mejor manera de formar un contingente nacional. Ya haba pensado en ello, para rea lizarla se iban a embarcar a bordo de la Lautaro, 200 hombres, a cuenta del Estado para que se adiestraran en la maniobra martima. Tambin se haba prometido la mitad de las presas a los marinos y se exceptuaran, en adelante, de impuestos las mercaderas confiscadas. Ter min demostrndole que los Estados Unidos haban hecho todo lo posible por la causa americana, excepto el recono cimiento oficial y que por ese hecho se haba indispuesto con algunas naciones. Su poltica internacional es abierta, honesta, encaminada nicamente al beneficio comn. Me expres inters por mis ideas y me invit a que fuera a vi sitarlo con frecuencia. Se despidi con estas palabras: lo estimo mucho. Me retir del baile con Mr. Worthington, a quien cont los ofrecimientos de Prevost. Me contest que anduviera con cuidado y que actuara bajo mi sola responsabilidad. Al salir tuve una aventura a lo Sterne.
. . .
Junio 9. Me levant asombrado en mi nuevo departamento. La puerta de entrada estaba con llave, por lo cual tuve que esperar que se levantara el dueo de casa. Mientras espe raba, bebimos en familia una taza de mate. Volv a casa encontrando a Prevost a y Nixon listos para partir a Val paraso. Nos remos de corazn con la aventura. Tuvimos una explicacin con Mr. Worthington. La conversacin fu lucida y concluyente. Quera entrar en especulaciones comerciales para aumentar su fortuna; el comercio, deca, es permitido a los cnsules, siempre que sea general y abier to. Encontraba que Prevost y Biddle actuaban ms por intereses personales que por ideales polticos. Hicimos un compromiso para enviar el Columbus a Bengala, cuyo comercio es muy lucrativo. Almorzamos con un grupo de
126
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ROBINSON
gins y Chile,
americanos e ingleses. Fuimos con Ribas a visitar a O'Hig a Irisarri. Ribas me explic el estado poltico de es pesimista como Hoevel. Los partidos polticos estn divididos. En cuanto a las licencias para enviar tri go al Per cree que son peligrosas, pues producira situa ciones enojosas al Gobierno.
Junio 10. Me consegu peridicos para Prevost, tanto gobiernis tas como de oposicin. Trabaj fuerte estudiando el asun to del Beaver y Cantn. La correspondencia de Ri bas con Mr. Halsey arroja lo siguiente: El Beaver coman dado por Richard J. Cleveland, Ribas supercargo, perte neca a J. J. Astor y a John Witten de New York, llevaba a bordo un cargamento de $ 150,000 para comerciar en la costa del N. W., la China y el Japn. Despus de 106 das entr a Talcahuano, sin intencin de comerciar, sino para reparar averas, en virtud del principio de la hospi talidad concedida por Espaa a los neutrales. Ribas vino a verme para decirme que el Gobierno haba decidido no conceder licencias para comerciar con trigo. La actitud de Mr. Boughan es inconcebible, en vez de tra bajar conmigo se ha asociado con Mr. Lynch. A las 7 de la tarde part para Valparaso. Mucha neblina en el camino. Junio 11.
a Curacav, a las 11 de la maana. Almorza el cap.' Sherriff y otros oficiales ingleses. En el camino encontramos a una seora y dos nios que van a embarcarse en la Ontario.
Llegamos
con
mos
Junio 12.
Llegamos a Valparaso a las 12. Sub a la Ontario. Me top con Mr. Hill, Nixon, el Gobernador de Valparaso, el comisionado Mr. Blanco y muchos espaoles de Lima. Hice un arreglo con Hill y Higginson y el Dr. Frost sobre posibles negocios.
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Junio 13. Pas a la Aduana. Me embarqu. Entregu a Blanco la carta de Prevost. Estuvo muy atento. Me di cuenta que los ingleses han obtenido amplias facilidades con el go bierno de Lima, mientras que a los norteamericanos no se les ha permitido ningn negocio. Blanco qued de otor
en la rada de Valparaso. Estados Unidos ha recibido con La principal ventaja que la independencia de Chile, es obtener all oro y plata para el comercio de las Indias orientales. Para ello es necesario granjearse la amistad de los chilenos, sea por. medio del
reconocimiento de su independencia, sea enviando agen tes honorables y prestigiosos. Las entradas de Chile no exceden de $ 2.500.000; las sadas ordinarias y extraordinarias suben de $ 4.000.000. El Saldo se ha conseguido hasta la fecha por exacciones a los realistas y por contribuciones voluntarias. Se acuan anualmente en la casa de monedas $ 2.300.000. Las mer caderas tradas de Estados Unidos no producen gran
beneficios, por cuanto los derechos son muy elevados, llegan a veces hasta el 60% ad valorem.
des
Junio 14A bordo dla Ontario, Biddle me ha tratado en forma muy corts. El buque est lleno de emigrados espaoles. A la cada de la tarde nos hicimos a la mar (1).
Jeremas Robinson.
del Diario
se
,\
El
trabajador chileno
y los ferrocarriles
del Per
Segn un autor chileno, el Per y Chile, en la poca transcurrida desde el ao 1860 hasta 1879, se disputaban en una lucha silenciosa, pero activa, el dominio comer cial y poltico de la costa americana del Pacfico. De clara que uno estaba engredo por sus riquezas natu rales, y el otro se haba engrandecido en medio de su pobreza relativa, por el pujante esfuerzo de una raza vigorosa y trabajadora (1). Asociado a esa lucha est el hecho curioso que fu realizada por obreros chilenos los ferrocarriles peruauna gran parte del trabajo en construidos don eran nos, que por Enrique Meiggs. Es ta era la base de desarrollos de mucha influencia en la historia domstica, social y econmica de ambos pa ses, y en el campo de sus relaciones diplomticas del perodo inmediatamente anterior a la guerra del Pacfico.
I.
Atraccin
de
la
promesa
urea
del
Per
Terminada su obra gigantesca en Chilela construc cin del ferrocarril de Valparaso a Santiago el famoso contratista norteamericano, Enrique Meiggs, mir alre dedor, buscando otros mundos que conquistar. Su gran idea de construir un camino de hierro de Chile hasta
su
vida y
sus
obras.
Santiago de
EL
TRABAJADOR
PER
129
Buenos Aires haba resultado impracticable por enton ces. Precisamente en esa poca, haba crecido el sueo peruano de edificar una red de ferrocarriles, escalando los Andes, enlazando las partes bien separadas del pas e introduciendo la muy deseada edad de oro. Ya se haba generalizado en toda la Amrica del Sur la fama de don Enrique y, por consecuencia, algunas personas
de alta posicin, le invitaron a ir al Per. All pens l encontrara una tarea digna de sus fuerzas inagotables, junto a una oportunidad nica para hacer una siega de muehos millones de soles. Acept. Poco tiempo despus de su llegada al Per, present don Enrique al gobierno una propuesta para construir un ferrocarril de Meja a Arequipa o, como se dice distancia de 157.40 una a de Moliendo Arequipa ahora, kilmetros (1). Fu presentada la propuesta el da 31 de Marzo de 1868. En pocos das fu aceptada por el go bierno y el 30 de Abril fu dictado un decreto supremo de aprobacin a favor de dicha propuesta del seor Meiggs (2). Se encuentran en el proyecto de la comi sin, que fu aceptado por don Enrique y aprobado por el gobierno, dos artculos de bastante importancia para esta investigacin. Estos artculos rezan:
en
operarios, los trabajadores, y en general todos los empleados la obra estarn, durante ella, exceptuados de todo alistamiento militar y servicio concejil. 8.a Los contratos que D. Enrique Meiggs celebre con operarios, peones, dependientes, etc., surtirn todos sus efectos, en cuanto no se opongan a las leyes del "pas, debiendo los que se celebren con extranjeros e el extran jero, estar certificados por el Ministro o Cnsul peruanos, residentes en el
7.a Los
lugar
donde
se
interponer
su
(1) Vase un cuadro de distancias en la obra de Federico Costa y Laurent, Resea histrica de los ferrocarriles del Per (Lima, 1908), entre pgs. 106
(2) Estn impresos estos documentos en Los ferrocarriles del Per; co leccin de leyes, decretos, contratas y dems documentos relativos a los ferro carriles del Per (Lima, 1876, segunda edicin), obra hecha de orden de D. Enrique Meiggs, y redactada por Simn Camacho. Vanse pgs. 550552 y 563. Como sugiere el ttulo, es esta obra valiossima para este asunto. (3) Ibid, pg. 561.
9
y
107.
130
WATT STEWART
Revelan estos artculos dos consideraciones importan tes: la primera, que se pens de antemano que sera,
necesario conseguir en el extranjero trabajadores para la obra proyectada, y, la segunda, que el gobierno quedara obligado a asistir al contratista en el imanejo de
.
trabajadores. Efectivamente, no pudo el Per proporcionar bastantes trabajadores. No existen para esa poca datos estadsti cos sobre la poblacin dignos de confianza, pero proba blemente no llegaba a ms de un milln y medio. La
mayor
por
los
parte de las clases inferiores estaba constituida indios, a quienes no fueron agradables los trabajos
ferroviarios,
y faltaron muchos jornaleros en las hacien das y guaneras de la costa. Desde un tiempo antes se haba iniciado la inmigraciin d millares de chinos del
imperio celestial para abastecer de brazos a las industrias del pas (4) ; especialmente los chinos no fueron trados en nmero suficientemente grande para satisfacer las necesidades de los hacendados y los operadores de las guaneras, sin mencionar los ejrcitos de trabajadores que necesitaran las imponentes empresas del seor Meiggs. Para apreciar enteramente el problema que afront don Enrique, es preciso aadir que a fines de Diciembre
de 1869 hizo otro contrato para construir el ferrocarril de Callao a la Oroya y luego varios otros ms de menor trascendencia (5). Para construir slo el ferrocarril Mo liendo-Arequipa, dice el autor desconocido de El Ferro carril de Arequipa, introdujo don Enrique diez mil inmi grados extranjeros (6). Basta esta declaracin para dar
(4) Ver legajos de los peridicos de Lima y Callao de la poca: El Co mercio, La Nacin, Callao and Lima Gazette y el South Pacific Times; tam bin, Csar Borja, La inmigracin china (Lima, 1877), Juan de Arona (Paz Soldn), La inmigracin en el Per (Lima, 1891), Flix Cipriano C. Zegarra, La condicin jurdica de los extranjeros en el Per (Santiago, 1872),
y
un folleto annimo Inmigracin asitica (probablemente impreso en Lima, cerca de 1870). (5) Presenta el autor annimo de la obra El ferrocarril de Arequipa (Lima, 1871), en un cuadro sinptico entre pginas lxxx y lxxxi de la introduccin,
emprender la construccin de siete ferrocarriles, de los cuales seis tendran una longitud total de 515 millas, a un costo al Per de soles 86,000,000. (6) Pg. 207.
Meiggs
al
EL
TRABAJADOR
CHILENO Y
LOS FERROCARRILES
DEL
PER
131
al lector una idea concreta de la magnitud y gravedad del problema de los carrilanos. Para resolver el problema, poda anticiparse que se volvera el contratista a Chile. All, haba ejecutado grandes empresas con la ayuda del roto trabajador, 8,000 poco ms o menos, haban participado en la construccin del ferrocarril de Valparaso a Santiago (7). Haba sido muy provechoso para Meiggs el conocimiento del traba jador chileno; tambin haba encontrado l buena aco gida entre ellos. Haba existido, evidentemente, bas tante simpata entre el patrn y sus empleados. Muy lgico, era, pues, que el seor Meiggs recurriera a los jornaleros chilenos.
lean
los meses primaverales de 1868 y ms tarde, se los peridicos de Valparaso y Santiago, avisos dirigidos a los trabajadores. Por ejemplo, ste:
En
en
de
Meja
Arequipa (Repblica
del
Per).
Se necesitan para esta obra todos los mineros y peones que deseen engan charse bajo contrata. Para imponerse de las condiciones, sueldos y dems
pormenores,
pueden
Los que se enganchen aqu darn principio a su trabajo en el puerto de Meja, el clima de cuyo lugar es inmejorable y enteramente sano (8).
Unas pocas semanas ms tarde, para hacer ms rpi dos los enganches, fu cambiado el aviso, hacindolo ms
atrayente, ms explcito:
Peones.
Para el Ferrocarril de
como
Meja
se
Arequipa.
y
En
estos
trabajos,
tres
a
aos,
paga al
casa
pen chileno
comida.
sesenta centavos
diarios
En
en
moneda de Chile
ms de la
de enfermedad que les impida trabajar, se proporcionar a los trabajadores casa, comida, mdico y medicinas, sin costo alguno, mientras dure la enfermedad. Adems, habr capellanes que oficiarn todos los
caso
domingos
y das festivos.
(7) R. R. J. (Ramn Rivera Jofr), Resea Histrica del Ferrocarril Santiago y Valparaso, etc. (Santiago, 1863), pg. 130. (8) El Mercurio (Santiago), el 12 de Mayo de 1868. Dice Roberto Her nndez en El roto chileno; bosquejo histrico de actualidad (Valparaso, 1929), pg. 102, que era ste el primer aviso.
entre
132
WATT STEWART
Los que
los
en
los vapores,
la
casa
Val N."
Tal
era
el renombre de don
Enrique
entre
sus
antiguos
empleados suyos, no les haba tratado con benevolencia? No les haba dado alimentacin abundante, diversiones de todas clases en los das de fiesta, y buena recompensa? Y esos mismos trabajadores, vueltos a sus hogares nata les, no haban dejado de proclamar y enaltecer los proce dimientos observados para con ellos durante toda la poca que permanecan en las faenas (10). Todo esto fu re cordado. Tambin, haba otros muchos elementos que agregar. Don Enrique les ofreca un sueldo aproximada mente el doble del que les pagaban los hacendados y otros patrones de su propio pas, con muchas ms considerasiones atractivas tales como casa, alimentacin, y los servicios de capelln y mdico. Parece que exista en los rotos el espritu aventurero que les impela a rodar tierras (11). De modo que, todo considerado, no fu cosa de sorpresa que en breve tiempo se congregaran en Valparaso centenares, por no decir, millares, de tra bajadores, buscando pasaje a la tierra prometida. El autor chileno Hernndez pinta este cuadro vivo, que poda ser observado en el puerto principal de su pas,
el 28 de Julio de 1868
peruana:
msicos, recorrieron las principales calles de Valparaso, llamando a en ganche para el Per a todos los trabajadores chilenos que quisieron ir, sin
1868. El nmero en la Calle de la Vic el de la casa Watson y Meiggs, siendo el seor Meiggs hijo de don Enrique. Esa casa comercial funcionaba mucho tiempo como agente de don Enrique en Chile. (10) Julio Menadier, Boletn de la Sociedad Nacional de Agricultura, citado por El Mercurio, del 29 de Julio de 1871. (11) Ibid.
(9)
El
toria
Mercurio, 28 de Agosto de
era
EL
TRABAJADOR
PER
133
detenerse
mil
o
en
el
nmero,
porque
como
ms. Una espesa fila de dos cuadras de plcida a los agentes (12).
Este cuadro puede compararse con otro, tocante al mismo asunto, que pint un funcionario chileno tres aos ms tarde:
Los enganches se hacen ahora en lugares menos pblicos d la ciudad de Valparaso, sin ruido, sin avisos previos en los peridicos como antes se ejecutaba, y al pen no se da ya una contrata escrita, sino que bajo la sim
a bordo de los vapores, y aun tomn de que la gente no vaya en grandes grupos, sino en partidas pequeas, para evitar as toda sospecha de que se hace una ver dadera leva de gente (13).
ple
se
le conduce
precaucin
corriente de emigracin chilena hacia el Per, a mediados del ao 1868, dur cerca de Se engrandeca o se achicaba, segn las exigencias de los trabajos de los ferrocarriles Meiggs, pero, en general, segua continuamente. Casi cada vapor que sala de Valparaso y de otros puertos del pas llev su contingente de jornaleros, buscando el oro que pensa ban hallar al pie del arco iris de la esperanza. No fueron bastante a impedir las noticias de la existencia de fiebre amarilla, de viruela, de condiciones malas, y muchas des ventajas ms, que circulaban en la prensa chilena y eran difundidas por otros medios con el propsito de desani mar a los emigrantes. Poco tiempo despus de terminado el ferrocarril hasta Arequipa, se inaugur la construccin de otro de Are quipa a Puno, en la ribera del lago Titicaca. Simultnea mente, se adelantaban los trabajos del ferrocarril de Callao a la Oroya, inaugurados el 1. de Enero de 1870. Haba otros tantos, aunque menores, que se construan por Meiggs en la misma poca. Las cartas del jefe en general de las obras,, el seor Juan G. Meiggs, hermano Esta
que se inici cuatro aos.
I
\
(12) Hernndez, obra citada, pg. 102. (13) Adolfo Ibez, Ministro chileno en el Per, al Ministro de Estado en el Departamento de Relaciones, Lima, el 15 de Abril de 1871. MS. Archivo Nacional de Chile. Agentes de Chile en el Per, 1871, Vol. XVIII,
N. 49.
134
WATT STEWART
de don
en
Enrique, dirigidas a los agentes Watson y Meiggs Valparaso, contienen muchas referencias al asunto de los peones. El estribillo de ellas era: Embarque peo nes (14). De vez en cuando en esas cartas se encuen
indicaciones de dar tregua al movimiento de traba
pero en realidad ocurra otra cosa. Esto pasaba fines.de 1871. El 30 de Diciembre de este ao, empero, escribi el
tran
jadores,
a
a los agentes, revocando la orden de enviar peones, y diciendo: Y, para hacerlo ms claro, srvase no enviar aqu ms peones chilenos, bajo trmi nos algunos, sea lo que fuere. Acabo de enviar de vuelta 240, y estoy completamente disgustado de ellos (15). Los agentes lograron enviar otros al superintendente del ferrocarril de Puno. En Enero de 1872 (16), pero, efectivamente, parece que el contratista -no trajo muchos ms rotos al Per. Posiblemente se fueron por su pro pia voluntad, pero, si es as, no. haba muchos. Las causas principales de la cesacin del movimiento eran cuatro: a) dificultades entre los obreros chilenos los del gobierno y particulares; b) epide y peruanos mias de enfermedades en el Per; c) continuacin en Chile de la campaa contra el movimiento migratorio; d) y, posiblemente la ms influyente, el desarrollo en 1871 y 1872 en el Per de una crisis financiera que afect gravemente el crdito del gobierno, y, en consecuencia,
superintendente
(14) En la oficina del Peruvian Corporation en Lima, se encuentra el archivo de Carlos H. Watson, siendo dicho Watson el sucesor de don Enrique. Incluye ese archivo muchos papeles de Meiggs libros manuales, cheques cancelados, recibos, y, lo ms importante, unos quince libros copiadores, cada uno teniendo de quinientas a setecientas pginas. En los copiadores se encuentran muchos datos valiosos. Gracias a la cortesa del seor Hixson, director del Peruvian Corporation, fu permitido al autor explorar deta lladamente los papeles. La mayor parte son papeles de Meiggs y, por eso, se citarn, en lo futuro, como Papeles Meiggs. Sobre el asunto de peones, vase J. B. Hill, superintendente del ferrocarril Meja a Arequipa, a Watson y Meiggs, Moliendo, el 13 de Mayo de 1869, L. B. sin nmero (solo este volumen no tiene nmero son las letras L. B., contraccin de las pala bras inglesas Letter Book, traducidas libro copiador), pg. 286; E. Meiggs, Lima, a Watson y Meiggs, el 26 de Marzo de 1870, L. B. N. 1, pg. 102; J. G. Meiggs a Watson y Meiggs, Lima, el 31 de Marzo de 1870, L. B. N. 3, pg. 57; el mismo al mismo, el 4 de Octubre de 1871, pg. 57. (15) Papeles Meiggs, L. B. N. 5, pg. 318. (16) Ibid., pgs. 331, 332.
EL
TRABAJADOR
CHILENO
LOS FERROCARRILES
DEL
PER
135
oblig al
Meiggs a abreviar mucho sus activida des ferroviarias (17). En ese perodo, cuntos chilenos se trasladaron al
seor
Per? No existe estadstica definitiva y las autoridades contemporneas no estn de acuerdo. Posiblemente las cifras ms dignas de confianza son las que se encuentran en el Boletn de la Sociedad Nacional de Agricultura de Chile. Dijo un corresponsal de Tacna, escribiendo en la primera parte de 1871, que haban repartidos actual mente de 20 a 25 mil peones chilenos (18). Otro afirm lo siguiente: Segn clculos muy prolijos, se ha esti mado en 15 mil el nmero de chilenos que el empresario Meiggs ha podido conducir a las faenas del ferrocarril de Arequipa. Y poco ms tarde en el mismo artculo:
Supongamos, lo que no es exagerado, y lo que los empleados subalternos Meiggs han revelado, esto es, que en el presente ao alcance la. colonia de chilenos destinada a los ferrocarriles del Per a 30 mil (19).
del seor
Posiblemente es sta una exageracin, puesto que el escritor peruano citado arriba declar que todos los ex tranjeros empleados en la construccin del ferrocarril de Arequipa, no alcanzaron ms que a diez mil y de ellos algunos eran bolivianos (20).
(17) Para un cuadro del estado financiero del Per, en los aos 1867 hasta 1873, vase la obra de J. M. Rodrguez, Estudios Econmicos y Finan cieros y ojeada sobre la Hacienda Pblica del Per y la necesidad de su re forma (Lima, 1895), pgs. 268-311. Se encuentra en las pginas 279 y 280 un resumen del mensaje al congreso del seor Presidente Pardo, con fecha 21 de Septiembre de 1872. Represent el presidente que estaba la repblica en el estado de bancarrota. El mensaje est en el Diario de los Debates, Cmara de Diputados, Congreso Extraordinario de 1872, pgs. 5-7. Con referencia a los procedimientos financieros de la administracin Balta en el Per, 1868-1872, dice el autor desconocido del folleto Lo que se ve y lo que no se ve, etc. (Lima, 1874): Dominado el gobierno Balta por la camarilla dreyfuista, gast, derroch, reparti entre ella lo que haba y lo que no haba en las arcas nacionales, expendiendo el crdito de toda una generacin: emprendi y dej pendientes multitud de obras pblicas de fabuloso cos to, mal contratadas, de mezquina o deficiente produccin, superiores a los recursos fiscales, sin los fondos necesarios para terminarlas y que no era posible, sin embargo, suspender, porque su paralizacin costara ms caro y hara estallar una funesta crisis social. Pg. 60. (18) Sobre la emigracin, Boletn, II (15 de Julio de 1871), pg. 329. (19) La emigracin de trabajadores chilenos al Per>, Boletn, Vol. II (1. de Abril de 1871), pgs. 199, 200. (20) Vase la nota nmero 6.
136
WATT STEWART
Julio Menadier, en un artculo publicado por El Mercurio de Santiago, el 29 de Julio de 1871, hizo referencia a los 25,000 chilenos que haban sido inducidos a salir de su pas por don Enrique Meiggs. Otro escritor del Boletn ya citado, calcul que sobre la base de que haban salido del puerto de Valparaso, en Mayo de 1871, en doce expediciones, 3,320 individuos, en ocho meses saldran
26,560 (21). Aparte del hecho de que es considerable la cifra para el slo mes de Mayo, este clculo no vale mucho, puesto que no era regular la corriente. El escritor chileno Her nndez dice que los emigrantes bajo consideracin su/ ban a ms de treinta mil (22). Debe decirse que acom/ paaron a los trabajadores muchas veces sus mujeres y sus hijos (23). Todo considerado, entonces, y haciendo concesin a un poco de exageracin, natural bajo las circunstancias, j no parece irrazonable aceptar la cifra de 25,000, a lo y menos, como total de los trabajadores atrados al Per en los aos 1868 hasta 1872 a ayudar, con su fuerza y su sudor, a don Enrique Meiggs en sus empresas ferroviarias.
II.
La
Per
Llegados los chilenos al Per, encontraron condiciones bajo las cuales no era su vida enteramente feliz. De paso, puede decirse que su vida en el pas natal como se ver
ms adelante
no haba estado libre de bastantes moles tias. Sin embargo, en el Per les esperaron desventajas considerables: a) algunas veces en los sitios del traba jo haba condiciones lamentables, por ejemplo, falta de agua; 6) fueron muchos los que sufrieron enfermedades sin que existieran bastantes comodidades hospitalarias;
(21) Crnica agrcola, Boletn, Vol. II (15 de Junio de 1871), pg. 286. (22) Obra citada, pg. 103. (23) Por supuesto, las mujeres que acompaan a los trabajadores desde Chile, son una parte, y una parte necesaria de cada enganche. Juan G. Meiggs a Francis Lewis, Lima, el 10 de Mayo de 1871. Papeles Meiggs L. B. N. 3, pg. 269. Vase tambin El Mercurio (Santiago) del 25 de Enero de 1869, donde se menciona a numerosas caravanas de peones, con sus mujeres y sus hijos, que embarcaban para el Per.
EL
TRABAJADOR
CHILENO Y
LOS FERROCARRILES
DEL
PER
137
c) los salarios no eran los que haban esperado; d) exis ta un mal espritu entre los chilenos y la gente perua na; ) no funcionaban las autoridades (particularmente las locales) del gobierno del Per, de tal manera que para mantener el orden y para proteger a los obreros en su vida y en sus derechos, resultaban intiles sus es
fuerzos. Mientras trabajaban los obreros en los ferrocarriles, vivan en campamentos temporales, o faenas, como se llamaban. Merecen esos campamentos unas pocas pala bras de descripcin, puesto que eran una parte importan En el caso del ferro te de la vida del roto en el Per. carril de Moliendo a Arequipa, cada faena tuvo un jefe director, que fu sometido al jefe principal residente en Moliendo. Haba, adems, algunos empleados que corrie ron con el hospital, la botica, los depsitos de vveres, la contabilidad y otras ocupaciones secundarias. El n mero de operarios en cada faena no era fijo, sino que variaba en relacin con los obstculos que presentaba el sitio por donde tena que construirse la va: unas tenan slo trescientos individuos, y otras, mil hombres o ms (1). Un autor peruano, describiendo a Uchumayo, una faena de la primera parte del ferrocarril de Arequipa, escribi lo siguiente:
o faena, se halla situado en una planicie rida, rodeada edificio de madera que ocupan el Jefe y los empleados, presi de a este pueblo provisional. Las casas, en su mayor parte de carrizo y totora, algunas de madera y otras de zaraza simplemente, forman dos her mosas calles. Tampoco falta su plazoleta. Este campamento, tan triste de da, toma una gran animacin desde las cinco o seis de la tarde, horas en que los operarios regresan del trabajo. Tanto en Uchumayo como en las dems faenas de la lnea, se encuentran cuantos artculos son necesarios para el hombre: de todo hay en las tien
El campamento,
cerros: un
de
das,
carne
fresca, legumbres,
conservas,
mercera, gneros,
ropa
hecha,
buen calzado, etc., y los das festivos concurren los vendedores ambulantes que dan ms animacin a ese cuadro. Hay barberas y establecimientos
chilena.
de tabaco y cocineras o fondas donde se sirve el mate y la famosa cazuela En cuanto a los precios, debemos decir que son mdicos relativa-
Unanue, citado
por el autor
de El ferrocarril de
138
WATT STEWART
comerciantes,
ferrocarril de
de ganar
aun
un
mente, pues merced a la competencia que ha originado la ruina de algunos ya han pasado aquellos tiempos en que el comercio en el
Arequipa
buen
era una
especie
en
especuladores.
necesita,
artculos
jornal
que
no es menor
tres y cuatro
cerca
soles diarios,
y
tener
de s
del carrilero
a sus
de
probablemente un poco ideal, puesto pint la sombra. Pero, con diferencias debidas a la geografa, basta para dar una idea general de los campamentos carrilanos dondequiera que estuvie ran las empresas del seor Meiggs, sea el ferrocarril de lio a Moquegua, Moliendo a Arequipa, Arequipa a Pu no, o Callao a la Oroya. Siendo el roto lo que fu, no era siempre tranquila la
es
Este cuadro
que el artista
no
vida del campamento. Los chilenos mismos que descri bieron a su clase obrera de esa poca, estn de acuerdo con que era muy ignorante y tena bastantes vicios (3). No cambi su carcter el clima peruano. Escribiendo el Ministro chileno en el Per al Ministro de Relaciones Exteriores del Per, declar que debiera hacerse algo que impidiera el desarrollo y desbordamiento de vicios y pasiones que hasta cierto punto se alentaron, y aun se explotaron por especuladores particulares en los lugares mismos de las faenas.
Refirome,
Sr.
Ministro, dijo,
los
juegos
de azar,
la
embriaguez,
los vinos y pendencias que son (sic) su consecuencia natural, y a estos vicios que se alientan y promueven por medio de los garitos, chinganes y fondas
que
se
establecen donde
quiera
(4).
que
jadores chilenos,
el salario de
haya, una reunin numerosa de traba porvenir, gasten en una hora todo
una semana
(2) Ibid., pgs. 220, 221. (3) Dijo el senador Vicua en el curso de un discurso en el Senado chile no, el 31 de Julio de 1871: Son la embriaguez y el juego los dos grandes vi cios del pen chileno. Sesiones del Congreso, Sesiones de la Cmara de Senadores de 1871, pg. 60. Vase tambin Julio Menadier, Los traba jadores del campo chileno, Boletn de la Sociedad Nacional de Agricul tura, Vol^ I, (1869-1870), pg. 381. (4) Fu el Ministro chileno Adolfo Ibez. La carta tiene fecha del 6 de Junio de 1871. MS. Archivo Nacional de Chile. Agentes de Chile en el Per, 1871, N. 18.
EL
TRABAJADOR
CHILENO
LOS
FERROCARRILES DEL
PER
139
na
El autor de una carta que tuvo origen en la ofici de Meiggs en Moliendo y fu dirigida a los agentes Watson y Meiggs, hizo referencia a la terciana y di sentera en varios campamentos, que eran, dijo, debi das principalmente a los hbitos borrachos y descuida
provocar sucesos sensibles, a veces graves. El superintendente de la lnea de Are quipa era testigo del hecho de que al principio de las
a
operaciones le
cost
no
poco
importados
ca
mino. Declar que por causas no desconocidas el amor, el juego y el ron principalmente ocurran frecuentes rias, las cuales en ocasiones tomaban el aspecto de pro nunciamientos revolucionarios (6). Parece que los tra bajadores se dieron de vez en cuando a la desobediencia y trataron de establecer por regla de gobierno la fuerza del pual. Cit El Mercurio de Santiago la carta de un corres ponsal de Arequipa, escrita el 21 de Julio de 1870, la cual dio cuenta de una reyerta del 18, entre chilenos y hasta que los boli los chilenos. Aqullos se re vianos cedieron el campo plegaron a otras faenas que estaban en el distrito, de jando en poder de los vencedores sus ranchos, mujeres y cuanto tenan. Aadi el corresponsal que no quiso el gobierno disponer el uso de la fuerza por temor de una
bolivianos,
que dur
algunas horas,
a
se
describe
un suceso
ms grave
Corren rumores de que uno de los das de Natividad ha Se dice que tenido lugar en Cahuintala un acontecimiento lamentable. un nmero crecido de trabajadores chilenos se sublev con intento de apo derarse de los fondos de la empresa del ferrocarril, habindose trabado una reida lucha entre ellos y los ingenieros y dems personas que custodiaban el dinero, resultando de all el que se propagase el desorden en la lnea hasta
(5) El 6 de Mayo de 1869. Papeles Meiggs, L. B. sin nmero, pg. 413. (6) El ferrocarril de Arequipa, pgs. 217, 218. (7) Vase el nmero del 31 de Julio de 1870.
140
WATT STEWART
cree
ha habido dos o ms vctimas del pueblo La autoridad ha- mandado a aquel lugar una
brigada
den...
de
gendarmera de
pie
y de
caballo
para
restablecer
el
or
(8).
Un chileno residente en Iquique, describa al Ministro chileno la condicin de las familias chilenas en aquel lu gar. Declaraba que la gente del pas e italiana, con sus tabernas, atraan a los chilenos y stos se entregaban con frenes a toda clase de excesos, perdiendo el dinero, la ropa, y por ltimo perpetrndose crmenes (9). Basta todo esto para probar que la tendencia de los rotos no era siempre inclinada a lo pacfico. Otra cosa. Parece que el roto qued desilusionado con el salario que se le pag. Comparado con el de Chile, era muy subido, pero eran al mismo tiempo subidos los precios en el Per. Cita Hernndez el relato de un co rresponsal, segn el cual al principio de los trabajos, cuando fueron conducidos unos centenares de chilenos, a la faena de Tambo de la Joya, no se haba colocado con tiempo suficiente provisin de agua y comestibles, hecho cOn el que haban sufrido muchsimo los chilenos, habiendo pagado algunas mujeres que les acompaaban un peso por una botella de agua. Contina el correspon sal diciendo que, a consecuencia del disgusto de los obre ros, se haba aumentado el salario, pero sin embargo, no les resultaba suficiente para cubrir sus primeras nece sidades, porque los que dirigan esos trabajos haban he cho una especie de monopolio que no permita que per sona extraa vendiera nada, resultando de aqu una alza excesiva en los precios (10). Otro comentador del
(8) El 17 de Febrero de 1870, citado por La Bolsa de Arequipa. (9) Santiago Mardones a A. Ibez, el 5 de Octubre de 1870, encuader nado despus de la carta de Ibez N. 22 en MS. Archivo Nacional de Chile. Agentes de Chile en el Per, 1868-1870. Vol. XVII. (10) Obra citada, pgs. 106, 107. En seguida relata el escritor esta his toria: La "prueba de esto es lo sucedido con don Juan Basigualpi, italia
Islay. Este seor fu llevando algunos comestibles y cuanto lleg al Tambo de la Joya y supieron que l era el dueo, lo tomaron y le dieron sus trompadas hasta lastimarle la, cara; otro tanto ha sucedido con otras personas, as es que, lo que pueden ganar
no,
comerciante de
en
ropa hecha y
los pobres peones pasa a los bolsillos de los monopolistas, seores Patricio Gibson y Guillermo Harmsen, que les ha venido al pelo. Ibid.
EL
TRABAJADOR
PER
141
asunto de provisiones declar que en el Per costaba dos y tres pesos una gallina, que no haba verduras, y que los cereales, cuando no eran aejos, y por consiguien te dainos, se vendan carsimos. En cuanto a vestua rio, deca, puedo asegurarles que aqu cuesta diez veces ms que en Chile (11). La relacin entre sueldos y precios que existi lgica mente en el Per, como en cualquiera otra parte, era bien expresada por un escritor del Heraldo de Lima. Ma nifestaba que un pas rico relacionaba naturalmente el salario al gasto, que el gasto estaba en proporcin con el salario, y el salario en proporcin con la riqueza, y que, en suma, estando relacionado el medio de subsistir al precio de las subsistencias, gastaba ms el que ganaba ms, y un pas que retribua con buenos salarios el tra bajo impona ms gastos al asalariado (12). Contribuyen, posiblemente, esas observaciones a interpretar la decla racin exagerada de Juan G. Meiggs, que de todos los chilenos que llegaron a los trabajos, casi todos desertaron a la primera oportunidad (13). Se citan aqu unos prrafos sacados de un despacho oficial del Ministro chileno en el Per. Contienen obser vaciones significativas sobre este asunto, y siendo oficia les, probablemente no estn muy exageradas.
En cuanto
que el
a
mquina de verdad, un salario crecido, pero se explotan y se alientan todos los vicios y malas inclinaciones naturales a gente ignorante y ruda, sin sacar ningn partido en su provecho de las muchas y buenas
como
me
basta decir
una
V. S.
cualidades que le sean inherentes. Ese crecido salario podra serles til para hacer algn ahorro, que a la vez que una garanta para la empresa, les servira para volver a su pas con
el bienestar
a a
que
son
acreedores
que
se
han
consagrado.
por
Pero la caresta de los alimentos, que son proporcionados al trabajador buhoneros o particulares especuladores, las prdidas que trae consigo
(11) Los trabajadores chilenos en el Per. Boletn, de la Sociedad Na cional de Agricultura, Vol. II (el 1. de Julio de 1871), pg. 305. (12) Citado por El Ferrocarril (Santiago ). el 10 de Agosto de 1871. (13) Carta a Watson y Meiggs, Lima, el 21 de Febrero de 1872. Papeles Meiggs, L. B. N. 5, pg. 615.
142
WATT STEWART
el
dor
juego de azar, la embriaguez y otros vicios, son causa de que el trabaja despus de grandes penalidades sale de su labor tan pobre y miserable como antes y con las desventajas consiguientes a la prdida de sus fuerzas
y
de
su
salud.
y muerte
trabajador chileno es una especie de ser annimo cuya no importa otra cosa que la supresin del nmero de desaparicin orden que le corresponda en la lista de la faena (14).
Por lo dems, el
La verdad es que es bastante difcil saber cul era el tratamiento dispensado al obrero por la empresa Meiggs. El asunto entra aqu inmediatamente en el campo de la controversia. Los que quedaron en Chile estaban intere sados en poner fin a la emigracin y era natural que se pintara con colores sombros la condicin de sus conciu dadanos en el Per. Por et contrario, los peruanos esta ban ansiosos de revelar el lado opuesto. Sin duda exa geraron ambos partidos. Pero, considerando todo con relacin al trato general del trabajador por la empresa, no puede evitarse la conviccin de que era bastante penosa Es posible, sin embargo, que no sea justo su situacin. echar directamente sobre los hombros de don Enrique Meiggs la responsabilidad entera (15) ms razonable es atribuir la situacin lastimosa a una combinacin de factores, tales como la geografa, la falta de escrpulos en los subalternos de la empresa, el carcter del obrero, la ndole del gobierno, y el deseo de ganancia, en el que
particip
no
don
Enrique
con
con
sus
subalternos,
y,
Veces,
funcionarios peruanos. La prensa chilena, simultneamente con la iniciacin de la emigracin, se puso contra ella y llam la atencin a los peligros que aguardaban al roto en el Per, particu larmente las enfermedades, consideradas por los chilenos Y es verdad que casi endmicas en la costa peruana.
hay duda,
(14) Ibez al Ministro de Estado, etc., de Chile, Lima, el 7 de Sep tiembre de 1871. MS. Archivo Nacional de Chile. Agentes de Chile en el Per, 1871, Vol. XVIII,. N. 95. (15) Sobre esta materia escribi Juan Jos Corona en un articulo en El Mercurio (Valparaso), del 29 de Agosto de 1871: Nada hay que echar en cara al seor Meiggs: jams les falta en sus promesas, al contrario, en sus contratas habla de un sol por da, y all se les paga 12 y 14 reales, como sucede en Puno y aun en el camino de Moliendo y en la misma esta cin de Arequipa; por desgracia, l no sabe todo lo que sucede. Declar el corresponsal que haba vivido cuatro aos en el Sur del Per.
,
EL
TRABAJADOR
DEL
PER
143
a causa de ese factor de su vida el Per. La condicin sanitaria de Callao, y en menor escala de Lima, en la poca de la mayor actividad en ma teria de ferrocarriles era mala, como lo probar al echar una ojeada a las pginas de cualquier peridico contem porneo de aquellas ciudades (16). En la primavera misma del ao de 1868, exista en esos lugares una epidemia de fiebre amarilla. El Mercurio de Valparaso, del 21 de Mayo de aquel ao, declaraba que ya haba hecho esa enfermedad vctimas innumerables entre los chilenos que vivan en Al mismo tiempo haba casos de fiebre Callao y Lima. amarilla en los puertos del Sur del Per (17) que fu fueron los la razn trabajadores probablemente por qu conducidos, tan pronto como fu posible, a las faenas en el interior, que no estaban preparadas para recibirlos. El 13 de Agosto de 1868, acaeci el terrible terremoto que destruy casi completamente a ciudad de Arequipa. Trajo don Enrique a muchos de los chilenos para ayudar a limpiar las ruinas. El terremoto agrav con sus conse cuencias los infortunios de los chilenos. En Diciembre el cnsul chileno en aquella ciudad e Islay, manifestaba que haba en los hospitales un gran nmero de enfermos de tercianas y viruelas. Aadi que esos establecimientos estaban tan mal atendidos, que tuvieron que morir to
al menos, la mayor parte (18). Enero del ao siguiente, Godoy, Encargado de Negocios de Chile en el Per, inform a su gobierno que reinaba la fiebre amarilla con carcter epidmico en casi todos los puertos del Sur del Per (19). En Abril siguiente comunic el cnsul chileno en Arequipa Baltasar Casti llo sanitario del valle que era deplorable el estado
dos,
En
Ver el Callao and Lima Gazette, El Comercio o La Patria (Lima), Se discuti mucho este asunto. (17) Joaqun Godoy, Encargado de Negocios de Chile en el Per, al Mi nistro de Estado, etcj Lima, el 4 de Junio de 1868. MS. Archivo Nacional de Chile. Agentes de Chile en el Per, 1868-1870. Vol. XVII, N. 35. (18) El Cnsul al Ministro chileno de Relaciones, el 13 de Diciembre de 1868, citada por Hernndez, obra citada, pg. 108. (19) Al Ministro de Estado, etc., Lima, el 26 de Enero de 1869. MS. Archivo Nacional de Chile. Agentes de Chile en el Per, 1868-1870. Vol. XVII, N. 95.
(16)
144
WATT STEWART
Tambo, residencia de muchos obreros chilenos que trabajaban en el ferrocarril. Asever que en los pocos meses que habian transcurrido, como seiscientos de ellos
de
haban sido atacados por la terciana y por la fiebre ama rilla, y que qued aun mayor nmero de enfermos en toda la extensin que abraz la lnea de trabajos (20). Parece que no eran tan considerables las enfermedades de los chilenos en la lnea Arequipa a Puno. Un agente diplomtico ingls que inspeccion los trabajos de esa lnea, escribi ms tarde que haba visitado uno de los hospitales un hospital ambulante tal como los que eran empleados en todos los ferrocarriles de Meiggs y que no haba encontrado en l ms de treinta enfermos, a pesar de que haba acomodaciones para cincuenta. La enfermedad ms frecuente de ese lugar, dijo, era la de los pulmones bastante difcil de curar en las altitudes. Pero, esa enfermedad atac ms a los naturales, que no dan, en general, mucha atencin a las funciones de la piel (21). Pero, la regin donde actuaban los chilenos que atrajo ms la atencin a causa de sus condiciones insalubres fu la lnea de la Oroya. All, era de suma dificultad la obra de construir un ferrocarril. Todo elemento geo grfico se opona a los esfuerzos humanos que lo atacaban. En muchos lugares la corriente rpida del Rimac segua su camino angustioso entre murallas altsimas de piedra. No haba espacio suficiente para trabajar; fu menester hacerlo. Accidentes fatales sucedieron frecuentemente. Sin embargo, el ms espantoso rasgo de los trabajos era una enfermedad singular que se llam verrugas, nom brado as del lugar donde se manifest, la quebrada de Verrugas, a travs de la cual se edificaba un puente elevadsimo. Tambin existan enfermedades paldicas. Se desarroll en el ao de 1871 la ms seria en aquel sitio. Al. fin se hizo tan grave, que el gobierno peruano decret una comisin para inspeccionar la lnea y tomar informes sobre sus condiciones sanitarias. El informe de esa comi
(20) El 19 de Abril de 1869. Ibid. N. 113. (21) Thoms J. Hutchinson, Two years in Per with exploration of its antiquities (London, 1873, dos tomos, Tomo I, pgs. 98, 99).
EL
TRABAJADOR
PER
145
sin, fechado el
alarmante.
12 de Abril de 1871, expuso una situacin Con referencia al hospital La Esperanza, present estas cifras: en los ltimos diecisis das de Febrero, todo el mes de Marzo, y los primeros nueve das de Abril, segn arrojaron los libros del establecimiento, entraron 428 enfermos, salieron curados 358, murieron 71, y quedaron el 10 de Abril, 59. As es que la proporcin de muertos era de 16.59. Y creca esa proporcin en cada uno de los tres perodos, siendo en Febrero 10.52, en Marzo 12.97, y en Abril 20.17 (22). En Agosto del mismo ao expuso un peridico de Lima que haba en la lnea de la Oroya unos dos mil jornaleros; de esos estuvieron enfermos 189. Ms adelante deca:
De
esos
haban
muerto tres en
189 enfermos, murieron ayer, antes de las dos de la tarde, dos; todo el da anterior; computa el ayudante del hos
pital,
medio,
mueren
cuatro o
para
explicar el fenmeno
Se desarroll un problema difcil para la empresa. O los obreros no tuvieron fe en los hospitales de la lnea, se asustaron del clima mortfero del lugar. En algn caso, a en nmero considerable Lima huyeron y a Callao, que dando los trabajos sin brazos suficientes. Habl el seor Ibez en Agosto de una partida de 400 obreros que haban abandonado las faenas y se haban ido con direccin a Lima (24).
Es evidente que muchos chilenos llegaron a Lima en esa poca, como lo atestiguan las cifras de la Beneficencia proporcionadas a funcionarios chilenos cifras que revelan el nmero de chilenos asistidos en los hospitales de Lima.
(22) Ibez al Ministro de Estado, etc., Lima, el 29 de Abril de 1871. MS. Archivo Nacional de Chile. Agentes de Chile en el Per, 1871, Vol XVIII, N. 53. (23) La Patria, el 18 de Agosto de 1871. (24) Al Ministro de Estado, etc., el 9 de Agosto de 1871. MS. Archivo Nacional de Chile. Agentes de Chile en el Per, Vol. XVIII, N. 81.
10
146
WATT STEWART
En los meses de Abril a Agosto entraron 730, de los cuales murieron 153, ms del 20% (25). En el mes de Agosto estuvieron en el hospital de San Andrs 66 chilenos de stos murieron 16 y salieron curados 50; en los meses de Septiembre y Octubre entraron a San Andrs 467 salieron curados 351, murieron 104, y quedaron 12. En el hospital de la Concepcin entraron en los mismos meses 19 salieron 11, murieron 6 y quedaron 2. De manera, pues, que de 552 enfermos que ha (sic) habido ltimamente en los hospitales de Lima, han fallecido 126; cifra que la de los a cuarta parte equivale desgraciados que ingresa ron a medicinarse en ellos (26). El Ministro de Estado en el Departamento de Relaciones Exteriores de Chile, ci tando estas cifras en su memoria al Congreso de 1872, deca: Este dato basta, por s solo, para formar una idea aproximada del nmero que habr fallecido en todo el territorio peruano (27). Es un hecho que la empresa no practicaba suficiente cuidado con la salud de sus jornaleros. Claro es que los hombres, como dijo don Enrique, moran en el Per como en cualquiera otra regin del globo (28), pero eso no ex plica enteramente las muchas enfermedades y falleci mientos en las distintas lneas, especialmente en la de la Oroya. Hay prueba de la negligencia de parte de la em presa en la accin iniciada por el gobierno peruano despus de la recepcin del informe de la comisin de inspeccin referida arriba. Decret el gobierno que la empresa situase los campamentos" sobre terrenos altos y secos, y el hos
(25) Ibez al Ministro de Estado, etc., Lima, el 4 de Octubre de 1871. Lugar citado, N. 98. Asever Ibez que durante la gran parte de ese tiempo, prohibieron las autoridades a los chilenos que fuesen a Lima, de manera que llegaron a Lima solamente los que podan escapar a la vigilancia de la polica. De esto calcul el seor Ibez: Multiplicando por tres el n mero de enfermos de los hospitales de Lima, resulta que en los cinco me
ses
>
indicados se han enfermado 2,190 chilenos. Ibid. (26) Eleodoro Toro Mazte, secretario de la Legacin chilena en el Per, al Ministro de Estado, etc., Lima, el 6 de Diciembre de 1871. Ibid., N. 111. (27) Memorias Ministeriales de Chile, 1872, Tomo I, N. 37, pgs. xvni. Era entonces el Ministro, Adolfo Ibez, ministro de su pas en el Per ante riormente. (28) Carta publicada en El Comercio de Lima, el 7 de Febrero de 1872, replicando a un artculo de un peridico chileno que haba atacado al se
or
Meiggs.
EL
TRABAJADOR
CHILENO
PER
147
pital en un lugar central que reuniera las mismas condi ciones, que se les administrase a los jornaleros, antes de entrar al trabajo, una dosis de quina en bebidas estimu lantes; que se estableciese el servicio mdico con profesio nales nombrados conforme a las leyes del pas, y, ltima mente, que se proveyese de medicinas, abrigo y dietas nutritivas el hospital (29). El Ministro Ibez mismo ha ba visitado las faenas de la Oroya. Critic severamente los arreglos sanitarios. Asever que a causa de la falta de esmero y atenciones y otras condiciones, prefirieron morir los trabajadores en las chozas miserables en que
vivan ms bien que recibir la asistencia que les repugna ba (30). Pero, con todo esto, hay, sin embargo, algo de lgica con en las observaciones de un escritor peruano, que, referencia a los obreros chilenos y sus sufrimientos, de clar :
Han de
sufrir,
trabajo,
es
el sufrimiento; pero
acarrea
las contradicciones de
un
clima malsano,
no son
labor penosa, la peste mortfera que imputables a los vecinos del pas (31).
No se mezclaba bien la gente chilena con la del Per. Era el roto algo atrevido y pendenciero. Si hubiera exis tido una buena disciplina en las faenas, si hubieran sido efectivas las autoridades locales del Per, probablemente todo hubiera ido bien. Pero no fu as. La falta de dis-, ciplina y la ndole del trabajador, ignorante y rudo, dio lugar a choques ms o menos frecuentes entre inmigrantes Exista entre los dos grupos un espritu de y naturales. irritacin y malquerencia, como atestiguan repetidas veces artculos y noticias insertas en los peridicos de ambos pases y en los papeles domsticos y diplomticos. Los fundamentos eran, probablemente, distinciones de raza y competencia nacional.
agregado
(29) Recorte de un peridico de Lima (probablemente El Peruano), al despacho N. 98 de Ibez al Ministro de Estado, etc.,
Lima, el 4 de Octubre de 1871. MS. Archivo Nacional de Chile, de Chile en el Per, 1871, Vol. XVIII. (30) Al Ministro de Estado, etc., el 7 de Septiembre de 1871. citado arriba, N. 93. (31) El Comercio (Lima), el 22 de Noviembre de 1872.
Agentes
Lugar
148
WATT STEWART
El 28 de Julio de 1869 ocurri un encuentro entre chile y peruanos en el pueblo o faena de Tambo; ocasion dos muertes y varios heridos (32). Tuvo lugar otro hecho grave en Marzo del ao siguiente, cuando unos doscientos chilenos tomaron posesin de una seccin a lo largo del ferrocarril de Arequipa, posesionndose de cuanto tenan los moradores productos de la tierra, chanchos, gallinas, Los habitantes de las fincas tuvieron que y corderos. huir (33). Entre otros muchos sucesos similares, merece mencionarse el de Ocatara, en la lnea de la Oroya. El 17 de Noviembre de 1872, un grupo de chilenos embriagados atac a unos peruanos, matando a dos; sigui una ria, en el curso de la que fueron heridos y muertos otros (34). Caus gran clamor y discusin domstica y diplomtica. (Se estudiar el asunto con ms detalles). Hizo mencin el seor Godoy a su gobierno a la ciega aversin que profesaban los indgenas del Per a los chilenos. Perspicaz era l cuando, desde el principio del movimiento migratorio, profetiz que tendran lugar entre chilenos y, peruanos discordias, turbulencias y graves sucesos. en aquella parte del pas en que la polica es ms conocida que de nombre (35). Que compare apenas el lector esta profeca de mediados de 1868 con estas lneas sacadas de un peridico de Lima, d Noviembre de 1872, inmediatamente despus del suceso de Ocatara:
nos
templos, todos los crmenes han sido reunidos escala, por los trabajadores chilenos que ahora en
los de Huarochir
como
negra y repugnante
antes en
las
Moliendo,
no
la divinidad de
(32) El Mercurio (Valparaso), del 28 de Agosto de 1869, citando un corresponsal de El Nacional de Lima, del 8 de Agosto. (33) El Mercurio, del 29 de Abril de 1870, citando, un peridico de Are
quipa. (34)
Informe del sub-prefecto Ignacio Cossio al prefecto del departa de Huarochir, el 22 de Noviembre de 1872. El Comercio (Lima) del 27 del mismo. (35) Al Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Lima, 4 de Junio de 1868. MS. Archivo Nacional de Chile. Agentes de Chile en el Per, 1868-1870, N. 35. (36) El Comercio, del 22 de Noviembre.
mento
.
EL
TRABAJADOR
PER
149
Si hubiera sido bien organizado el gobierno general y local y bien administradas las leyes del pas, probable mente no habran sucedido los acontecimientos que se han sealado y no habran experimentado los males pro vocados por los rotos. Parece que, en general, el gobierno central se manifest deseoso de proteger al trabajador, pero, muchas veces no poda controlar a las autoridades locales que trataron ms ntimamente a los inmigrados.' En un despacho escrito a su gobierno, el Ministro Ib ez, admitiendo que las sublevaciones de los inmigrantes
extranjeros en el Per (chilenos, as como chinos, etc.), eran una especie de enfermedad endmica, intent explicar el fenmeno en estas palabras:
Buscando el l consiste las
en
origen
de todos estos
en
conocimiento que
conmueven
en
los frecuentes disturbios y revoluciones que desgraciadamente la Repblica. Sin orden constante, sin una regularidad estable
es
instituciones,
encargadas
de
su
custodia tienen que- resentirse de esa misma instabilidad, no pudiendo, por lo tanto, ser su accin eficaz y enrgica para prevenir y reprimir desrdenes
y tumultos que escapan
a su
cuidado y accin
menos
su
La
autoridad,
pues,
no
tiene, al
por el momento,
toda
aquella
fiel
accin y
sus
medidas
sean
Para que
no
se
crea
que sta
era una
opinin aislada,
aqu
se
presenta el
juicio
de
un
asunto:
Esa afanosa labor de destruccin se deriva de causas muy variadas. Hace muchos aos que los poderes pblicos son los primeros que dan el ejemplo del desprecio a las leyes, y no es extrao por lo mismo, que esto haya pertur
justicia. Los congresos se han credo omnipotentes elevado la pasin, el inters o el capricho a la altura de la ley. Los gobiernos, por su parte, han pasado sobre las leyes que no eran respetadas
ni por
sus
propios
en
autores.
El
a
pueblo,
en
fin, acostumbrado
a ver esas
trans
gresiones perdido en
tutelares.
inclumes los preceptos del pas, ha gran parte la veneracin que debe tributarse a las instituciones
sostener
los llamados
(37) Al Ministro de Estado, etc., de Chile, Arequipa, el 19 de Enero de 1871. MS. Archivo Nacional de Chile. Agentes de Chile en el Per 1871 Vol. XVIII.
150
WATT
STEWART
empleos, y losquelos pierden, se afanan recuperarlos, cueste lo que cueste. Si no alcanza la influencia, se apela a la intriga, si no alcanza la intriga, se apela a la conspiracin y a la re vuelta. Hay siempre una multitud dispuesta a trastornar el orden para
por
rehabilitarse
inscribir
su
nombre
en
el movible presupuesto.
Esa multi
tud que en su mayora o no tiene o no encuentra medios de subsistencia, for ma los soldados dispersos listos a reunirse a la primera llamada del ambi
cioso conspirador. Son los elementos indispensables que entran en la com binacin de todo plan sedicioso. Son, pues, un germen de desorden y una amenaza permanente para la pblica tranquilidad (38).
los procedimien Viene del Mi nistro de Estado en el Departamento de Relaciones Exte riores de Chile. Declar en su Memoria al Congreso de 1871, que era sensible reconocer que las autoridades subal ternas del Per, cuya intervencin haba sido ms de una vez solicitada en los conflictos entre la empresa Meiggs y el trabajador chileno, haban adoptado medidas enojosas, que no legitimaban las leyes liberales del Per, ni mucho menos los sentimientos de equidad y conmiseracin de que era natural suponerlas animadas respecto de los nacionales chilenos (39). Un ejemplo de tal accin es lo que sucedi en el valle de Tambo. Unos veinte chilenos de ese lugar se embriaga ron en cierto da festivo y, segn el informe del cnsul chileno de Arequipa, por este slo delito fueron inhuma namente castigados con la pena de azotes, impuesta arbi trariamente por el gobernador de Tambo, y ejecutada con tal exceso, que dos de los que lo sufrieron haban pere cido (40) Y eso a pesar del hecho de que la pena de azotes estaba expresamente abolida por las leyes del pas y su aplicacin condenada como grave crimen por las mismas leyes. Mas, en el caso en cuestin, no precedi juicio alguno a su imposicin, ni intervino para nada la autoridad judi cial. Fu ejecutada la pena en virtud de una simple orden del gobernador poltico del lugar, quien, sin tener facultad
una
a
Se da
declaracin ms referente
(38) Editorial de El Nacional (Lima), 24 de Febrero de 1869. (39) Memorias Ministeriales de Chile, Vol. XXXV, 1871, I, pgs. 14-16. (40) Godoy al Ministro de Estado, etc., Lima, 19 de Octubre de 1868. MS. Archivo Nacional de Chile. Agentes de Chile en el Per, 1868-1870, Vol. XVII, N. 70.
EL
TRABAJADOR CHILENO
LOS FERROCARRILES
DEL
PER
151
aplicar pena alguna, mucho menos posea poder para imponer una que era expresamente prohibida por las leyes y muchas disposiciones administrativas (41). A fines del ao de 1868 celebr la Municipalidad de Arequipa un acuerdo para deportar a los chilenos que no tuvieren una ocupacin conocida en el pas (42). Cuando se quej el Ministro chileno de esa accin, el gobierno en Lima orden que el prefecto de Arequipa manifestase a la Municipalidad el sentimiento del gobierno peruano al saber el acuerdo de ordenar sin frmulas legales la deportacin de los chilenos. Declar el gobierno que todos los individuos que ingresaban al pas estaban bajo la proteccin de las leyes, que no permitan imponer penas sin juicio previo. La ejecucin de dicho acuerdo sera una transgresin de ellas (43). Pero, a pesar de este procedimiento, en Septiembre del mismo ao, orden el Ministro peruano de Gobierno, Po lica y Obras Pblicas al sub-prefecto de Islay, que fuesen deportados varios chilenos, evidentemente sin juicio alguno. Haba pedido tal accin Juan Campbell, director del ferrocarril de Arequipa. Tales individuos haban sido separados de los trabajos y expulsados del lugar de la lnea por corrompidos y asesinos, y haban regresado y desembarcado en Islay, con intenciones depravadas, pues sabe que desde all azuzan e inquietan la masa obre ra (44). Para los peruanos y para la empresa Meiggs, era de suma .importancia que siguieran adelante los trabajos
para
ferrocarrileros.
Al Per traeran los caminos frreos la edad de oro, y a don Enrique una fortuna, una vez ter minados. Era natural, entonces, que ambos partidos uniran sus fuerzas en la tarea grande y difcil. En conse-
(41) Ibid. (42) Haba en esa ciudad muchos chilenos que haban dejado los tra bajos de la empresa Meiggs. (43) Nota del Ministro de Gobierno, Polica y Obras Pblicas del Per al Ministro de Relaciones Exteriores del mismo, Lima, el 10 de Febrero de 1869. Copia enviada por Godoy al Ministro de Estado, etc., Lima, 19 de Febrero. MS. Archivo Nacional de Chile. Agentes de Chile en el Per,
1868-1870, Vol. XVII, N. 2.
(44) El
Peruano
(Lima),
28 de
Septiembre de 1869.
152
WATT STEWART
cuencia, sufrieron los chilenos cuando se entrechocaron A veces sus intereses, los del pas y los de don Enrique. no se les permiti embarcar para so Chile, pretexto de que
Otras veces se les llev por la fuerza a los donde les necesitaba (45). Sobre este particular se puntos escribi Juan Jos Corona, citado arriba, que una mitad de los jornaleros del camino Arequipa a Puno haban ido Se por la fuerza, para lo que haba miles de medios. al as unos pocos:
eran
peones.
por
u
1. aseguran que son vagos, porque tal vez no han trabajado algn da enfermos; 2 por disgustos o pleitos que suelen tener con la familia otros, sin orlos, el juez los manda a Puno, pero por lo ms que les llevan
por
es
pendencia,
pues,
como
es
natural,
en
sus
das de
holganza
se
dis
gustan entre ellos y se forman sus pleitos; nada importa que sea sin armas, pero viene la polica, no averigua cul es el hechor, ni los contendientes; llegan a caballo y a pie por lo regular tantos como calculan que sean los que cometen el desorden, inclusos los curiosos, que esto no importa con tal
palo, hacha y bala; no oyen que digan que que aleguen iban pasando, que estn rendidos; nada, todo es intil: palo, hacha y bala hasta que ya no pueden resollar en el suelo; entonces los amarran y llevan a la crcel, los que aun viven, juntos con los muertos; pues bien, todos esos van a Puno (46).
que
sean se
chilenos;
todos
son
se
les acomete
o
con
les
inocentes
trabajadores, empresa y autoridades llegaron a una crisis a mediados del ao 1871. Era esa la poca de las enfermedades graves ya Sacaban muchos del lugar de los trabajos, y referidas. otros, llegando a Callao en vapor de Chile, rehusaban pa
gubernativas
sar
Las autoridades tomaron varias medidas dirigidas a impedir el movimiento libre de trabajadores, empleando fuerzas armadas a ese fin (47). Debe men cionarse tambin el hecho de que se crea que tenan parte
a
la lnea.
(45) Vase Ibez al Ministro de Estado, etc., Lima, 15 de Julio y Agosto de 1871. MS. Archivo Nacional de Chile. Agentes de Chile en el Pet, 1871, Vol. XVIII, Nos. 61 y 62. Tambin, Matas Masenlli a Ibez, Arequipa, el 8 de Octubre de 1870, encuadernada despus del nmero 22, en Agentes de Chile en el Per, 1868-1870, Vol. XVII. (46) Carta fechada en Copiap el 19 de Agosto de 1871. Impresa en El
12 de
Mercurio (Valparaso), el 29 de Agosto del mismo. (47) Vase el Callao and Lima Gazette del 11 de Julio, 12 de Agosto .'y 12 de Octubre de 1871. Tambin, Ibez al Ministro de Estado, etc., Lima, 25 de Mayo de 1871. MS. Archivo Nacional de Chile. Agentes de Chi le en el Per, 1871. Vol. XVIII, N. 64.
EL
TRABAJADOR
DEL
PER
153
los chilenos en la eleccin peruana de fines del ao de 1871 (48). Las demandas del gobierno chileno en cuanto a las violaciones de las libertades del trabajador chileno, eran atendidas provisionalmente, pero no era el asunto ajus
tado
permanentemente.
Justificada es la conclusin a que se llega de que no era feliz la situacin del roto chileno ante las autoridades gubernativas del Per. Son claras las razones de tal si tuacin malquerencia entre las dos gentes, falta de disciplina en los campamentos y en la vida civil peruana, maquinaria gubernamental mal organizada y manejada, y, lo ms fundamental, la falta de lealtad y patriotismo entre los hombres pblicos del pas. Efectivamente, el chileno no hall en el Per la reali zacin de su sueo. No se hizo rico con el salario subido, porque lo gast, o para necesidades de la vida o para sus diversiones indiscretas. Muchas veces se muri o perdi su salud, por razn de las condiciones penosas o peligrosas de su trabajo, o por razn de las enfermedades que lo atacaron. Y por razn de sus propias deficiencias o de la gente peruana, -se encontr en dificultades con las auto ridades gubernativas del pas en que trabajaba. Posible mente llen su sed de aventuras y de rodar tierras ,
pero
no
ms.
III.
Reaccin
chilena
ante
la
emigracin
en
el movimiento
migratorio, unos 25,000 chilenos, poco ms o menos. Haba sido pblico el hecho de que se manifest en Chile mucha oposicin a la emigracin, oposicin que vino de varias Es preciso examinar ms atentamente procedencias. esa oposicin y las discusiones a las cuales dio origen. La emigracin al Per no era la nica en esa poca. Haba tambin gran nmero de peones que salan a la Repblica Argentina a travs de los Andes. Se dijo que esta corrien(48) Vase
El Heraldo, de Lima, del 17 de Octubre de 1871.
154
WATT STEWART
igualaba a la del Per (1). Y a mediados del ao de 1871 se supo en Chile que don Enrique Meiggs haba contratado construir otros ferrocarriles en Costa Rica. Pareci que el pas estaba amenazado con el peligro de que muchos ms peones saldran enganchados para tra bajar en un pas mucho ms distante que el Per, y bajo condiciones igualmente contrarias. Era sta una causa ms para la agitacin renovada en ese tiempo (2). Toda la gente pensadora de Chile se opuso a la emigra cin : los directores de industrias, porque el movimiento produca escasez de operarios y, por consecuencia, aumen to de sueldos; los hacendados por la misma razn; el ejrcito, porque para l significaba la desercin de solda dos; el gobierno, por su ansiedad a causa de las cuestiones diplomticas que podan desarrollarse y del debilita miento del poder nacional; y, por fin, todo el pas en atencin a que era celoso del Per y tena miedo de que la transferencia de hombres diese beneficio a ese pas a costa de Chile. Todo esto queda probado por la lectura de los peridicos chilenos y la correspondencia diplom tica de la poca (3).
te
El primer argumento empleado contra la emigracin el miedo a las enfermedades existentes en el Per en los lugares donde iban los peones. Pero, no era eso nica mente. Entr tambin en el campo la Iglesia. El 17 de
era
Mayo de 1871, el arzobispo de Santiago lanz una circu lar a las parroquias. Manifest que las clases pobres iban al Per extraviadas, para morir de enfermedades. Era preciso mostrarles las malas condiciones que iban a encontrar, y lo ilcito que era dejar atrs familias sin Por eso, dijo el arzobispo, es medios de subsistencia. conveniente que en el pulpito se les haga ver sus deberes
a
espiritual,
de su pastor slo cumplen con sus obligaciones sagradas, sino que libren de los males de todo gnero que traera
este
respecto, para
no
voz
13 de
emigracin de trabajadores >, I, El Ferrocarril (Santiago), de Julio de 1871. (2) El Mercurio (Valparaso), 29 de Agosto de 1871. (3) Vanse especialmente El Mercurio y El Ferrocarril.
(1)
La
EL
TRABAJADOR
DEL
PER
155
La corriente
no
se
detuvo
en
Un escritor de El Ferrocarril sugiri que fuesen estable cidas cerca de los centros donde se engancharan los tra bajadores, oficinas equipadas con individuos cuyo deber sera el de desanimar por' todos los medios la salida de necesario colocar peones al Per. Con el mismo fin sera a emigrar. inclinados ms entre los tales individuos grupos una comisin al Per Aun ms, el gobierno podra enviar all im para tomar informes tocante a las condiciones
dicho, intervino en la cuestin. La Comandancia General de Armas y de Marina expidi una orden, diciendo que se embarcaban furtivamente para el extranjero muchos miembros de las fuerzas armadas, rompiendo as sus compromisos. Orden que se hiciesen arreglos para inspeccionar todo vapor antes de su salida de Valparaso para impedir que emigrasen soldados o ma rineros (6). No bast ese caoneo para disminuir en mu cho, la emigracin. Qued otro recurso, la fuerza. El 3 de Julio de 1871 present a la Municipalidad de Valparaso el intendente don Francisco Echaurren Huidobro, un proyecto ideado para impedir la emigracin. Reconociendo que la Consti tucin del pas garantizaba a todos los ciudadanos la li bertad de trnsito, se observaba que esa libertad de ba entenderse sin perjuicio de tercero. Asever el seor intendente que el emigrante que abandonaba a su familia, Tambin sufra la sociedad en general, la perjudicaba. a quin jams pueden serle indiferentes la mendicidad
como
hemos
El proyecto la desmoralizacin de los individuos. fu aprobado casi por unanimidad para transmitirlo al Gobierno (7). La parte ms significativa deca como si
gue:
(4) Crnica agrcola. Boletn de la Sociedad Nacional de Vol. II (15 de Junio de 1871), pgs. 286, 287. (5) La emigracin de trabajadores. II, 14 de Julio de 1871. (6) El Mercurio (Valparaso), 19 de Julio de 1871. (7) Hernndez, obra citada, pg. 109.
Agricultura,
156
WATT
STEWART
en
Ningn individuo de la clase proletaria podr ser contratado calidad de sirviente, pen, trabajador o industrial para ser trasladado^ al extranjero, sin firmar una contrata que d garantas de su fiel cumpli miento por ambas partes y sin que esa contrata sea visada por la autoridad
Art. 1.
correspondiente, previa la comparencia personal del contratado. Art. 2. Ningn menor de edad podr celebrar estos contratos, ni ausen tarse de la Repblica, sin el permiso de sus respectivos padres o guardado res, justificado de una manera fehaciente ante la autoridad local respec
tiva. Art. 3. El contratista, agente o compaa, que contratare algn indi viduo de los clasificados en el artculo 1. para algn punto fuera del pas, deber rendir fianza suficiente para responder de las obligaciones civiles y dems responsabilidades que afectaren aL individuo contratado. Esta responsabilidad se extiende principalmente a los casos en que se contratare a un padre, hijo o esposo que tuviere obligaciones civiles que satisfacer para con 'su familia, no permitindose entonces el embarque d
pensin,
que
se
con todo individuo perteneciente guardias municipales y nacionales en servicio activo. y la autoridad local respectiva impedir siempre su embarque, quedando a salvo el derecho de reclamar por quien o ante quien corresponda por la infraccin de lo dispuesto en el presente artculo y por los perjuicios que se causaren al Estado (8).
al
ejrcito, marina
Inmediatamente principi en la prensa y en el Congre discusin larga y amarga del asunto. Dos cuestio nes figuraban principalmente, la de la legalidad dentro de la Constitucin del proyecto Echaurren y la del por qu de la emigracin, Siendo la segunda la ms fundamental. El Ferrocarril, que resista esa ley, la describi como destinada a convertir a Chile en la China del nuevo mun do, prohibiendo la libre salida de su territorio a la clase proletaria, clase desconocida en la Constitucin, sien Cit ese do que no haba en el pas ms que una sola. 12 artculo de la cuarto del Constitu inciso el peridico cin que aseguraba a todos los habitantes de la repblica:
so una
en
cualquier puerto
su
de la
repblica, trasla
punto
otro
salir de 7 de
(8)
El Ferrocarril
(Santiago),
Julio de 1871.
con
excepcin de
Manifest un solo
este
pe
voto,
el
EL
TRABAJADOR CHILENO
LOS
FERROCARRILES DEL
PER
157
mentos de
polica y salvo siempre el perjuicio de pueda ser preso, detenido o desterrado, sino en la las leyes (9).
Congreso donde, el 12 de Julio, se aprob en general el proyecto de Echaurren, estaba el senador Vicu a, jefe de la oposicin. Fu su idea que no bastaran para curar el mal, las prohibiciones contempladas en la ley en estudio. Era preciso obviar la causa fundamental del movimiento migratorio que no era otra que la situacin El senador muy penosa del inquilino en las haciendas. Vicua propuso, el 31 de Julio, que se nombrase uha co misin del Senado con otra de la Cmara de Diputados, con el fin de estudiar la situacin del inquilino: relaciones entre propietario y pen, sueldos, provisiones, moralidad, con el propsito de indicar los medios que deban ser adop tados para mejorar las condiciones del pen, establecer armona entre l y el dueo y por ende evitar la emigra cin al Per (10). Pronunci con tal motivo, el mencionado senador, un notable discurso en el que expuso bien clara mente el problema. Consider en l el concepto manifes
En el
tado por muchos de sus conciudadanos en el asunto. aqu algunos de los prrafos ms significativos :
Marchando
te
como
He
vamos,
pronto
en
.
nos
hallaremos
romanos, cuando el
pueblo,
con
Sacro, amenazando
emigrar
como los patricios polticos, se retir al Mon dejando al Senado y a los no:
bles sin
...
trabajadores
sin soldados.
una son una
se
ha establecido
guerra entre el
propietario
y el
inquilino.
Las
iguales
familia,
carece
absolutamente de los
sino de alimentarla.
me
dios,
no
dir de
Esto
prvulos y de nios antes regular de un trabajador del campo en aquellas propiedades cuyos dueos filantrpicos creen llenar nobles sentimientos, es de veinte centavos; en algunas haciendas se pagan doce,
enorme
est demostrado
la
mortalidad de
El salario
en o
otras
diez centavos, y
centavos a
veinticinco
licor
entra como
en otras, en fin, nada ms se les da que la comida la semana; y en todas hay un despacho en que el el artculo principal. Una arroba, que vale dos pesos,
vendida por
menor, da
seis.
(9) Ibid. (10) Sesiones del Congreso. 1871. Sesiones de la Cmara de Senadores de 1871, pg. 61.
158
WATT
STEWART
o ms temprano, existiendo la organizacin actual, o la emi incontenible o los propietarios e inquilinos conspirarn contra el orden establecido. Fijar un salario es obra de titanes: el propietario se levantar contra las leyes que lo determinen; no puede tampoco ser igual
Ms tarde
es
gracin
todas partes. Pero la realidad es que l no 'guarda proporcin alguna las riquezas que l produce. Si falta esta relacin ntima entre estos dos agentes de la produccin, si el uno lo absorbe todo, y slo concede al otro el salario necesario, el Senado, que es el representante de la propie
en con
dad
en
nuestra
organizacin poltica y social, no puede cerrar absoluta a esta triste emigracin, que en busca del oro va a hallar "inhospitalarios climas del Per, tan distintos de los de su
nos
patria.
La actual
emigracin
pone
en
cuya miseria los llevaba a formar los reyes de Europa. Veinte mil chilenos
antiguos suizos, ejrcitos y guarniciones de todos los emigrados, cuando nuestros propie
la condicin de los
tarios
que
no
hablan sino de
atraer una
emigracin
europea,
es un
fenmeno
comprender sin examinar nuestra situacin. La Sociedad de Agricultura, la prensa, el Gobierno mismo han estado fascinados con una* idea que tan tristes hechos han puesto en toda su luz. Tres ricos propie tarios han trado cada uno al menos diez familias alemanas, las ms labo riosas, como tambin las ms pobres de Europa, y al poco tiempo de pisar a Chile han desertado de sus compromisos". Los propietarios acostumbrados al sistema de -sus inquilinos, no han podido sufrir sus exigencias, y por su parte no han querido retenerlos. A las emigraciones en masa que hoy se hacen, precedieron esas lentas y diarias con que las provincias de Mendoza, San Juan y Tucumn reponen la poblacin que perece en sus revoluciones civiles. Todas esas pequeas poblaciones que estn al oriente de los Andes, las compone la emigracin chilena. Toda la costa del Per est poblada de chilenos. Y Bolivia cuenta ya como dos mil emigrados en slo este ao para Mejillones y el mineral de Caracoles, el que seguir atrayendo una ms numerosa poblacin, tan luego como se faciliten las vas de comunicacin. Estos hechos deben fijar la ms seria atencin del Senado; ellos prueban dos cosas, la miseria de nuestros inquilinos y los vicios que ella trae consi go. El juego y la embriaguez son una consecuencia de ese estado violento
no se
y de
esa
enrgicos,
redad
No
en
.
triste condicin que se procura olvidar por estmulos aun ms El mejorar la con que embotan nuestra razn y pensamiento.
dicin de los
trabajadores,
nacieron,
es
el
inspirarles
la he
que
que
.
impedir
emigren.
es
posible
principalmente
a
la miseria.
En
caletas, los
especuladores encargados de
sus
los
la obscuridad de la noche
,
.
La
poblacin
un
es
muy
escasa
en
nuestra
vecina
tante para
pequeo cultivo
cuidar los
EL
TRABAJADOR CHILENO
LOS
FERROCARRILES DEL
PER
159
rtoda
por
nueva
y al mismo
industria el chileno ms fuerte, ms acostumbrado al trabajo tiempo ms econmico y parco en su comida, ser inquietado
mejores salarios, por lotes de terrenos que los pondrn en la holganza Llegado este caso que, repito, est ms cercano que lo que se piensa, nuestra industria sufrir un golpe de muerte, y todas las leyes dictadas para contener la emigracin sern eludidas, y tambin injustas, desde que el trabajador en un clima anlogo al nuestro halla un bienestar y felicidad, que el propietario no puede ofrecerlo aqu. (11).
y comodidad.
. .
-Hicieron uso de la palabra otros senadores para refu tar al senador Vicua. Manifest el senador Reyes que haba otro pueblo que estaba en peor condicin que los trabajadores chilenos. Puedo decir, dijo, que los habi tantes de los campos (de Argentina) no conocen el pan ni la fruta; que viven en miserables ranchos, desprovistos de toda clase de recursos y sometidos a todo el rigor de la Su condicin es sin disputa inmensamente intemperie. ms desgraciada que la de los habitantes de nuestros campos. Asever por su parte, el senador Correa, presi dente del Senado, que el pen chileno posea mayores ventajas que cualquier otro pen. La descripcin de Su Seora, dijo, contestando al seor Vicua, pudo ser exacta ahora cien aos., Hoy no lo es. El senador Barros Moran expres que el mal no provena de la mala condicin del inquilino: No, dijo, el mal proviene, a mi entender, de que la gente de nuestro pueblo es de por s aventurera, audaz y no le arredran los peligros de lo desconocido (12). Claro es que el hecho de que exista otra gente en peor condicin que el pen de Chile, no justificaba la mala con dicin del chileno. Este argumento de los seores sena dores revel la flaqueza de su posicin.
...
La prensa segua discutiendo la materia. El Ferrocarril soport con toda su fuerza la posicin del senador Vicu El Boletn de la Sociedad Nacional de Agricul a (13). tura dio a la luz varios artculos sobre el asunto. Un escribi: corresponsal suyo
(11) Ibid, pgs. 62-64. (12) Ibid., pgs. 64-67. (13) El 2 de Agosto de 1871.
160
WATT STEWART
pequeo soberano. El. puede, cuando le agra en la calle centenares de mujeres y ni os, reducir el salario hasta hacerlo ilusorio, y retardar las pocas de pago
El
agricultor
es
ahora
un
de y
con se
en
la ms dura
estacin, dejar
de
sus
graves
perjuicios
trabajadores.
Si
estos
mil abusos
posibles
agrega la malsima costumbre que existe en muchos fundos de pagar en mercaderas, fcilmente se ver que hay mucho que modificar en las rela
ciones
entre
patrn
trabajador (14).
El Mercurio, ms conservador que El Ferrocarril, rindi al senador Vicua una lisonja en consideracin de. su idoneidad en los estudios econmicos y de sus sanas reflexiones y datos curiosos sobre la vida del inquilino, Si el pero dio fin a su artculo con esta observacin: dentro de diez Congreso legisla para aos, le diremos que va a cumplirse el adagio, esto es, la mostaza despus de comer (15). Dos meses ms tarde pregunt: Qu sa bemos hoy ms sobre emigracin que lo que sabamos no ha mucho? La respuesta fu :
Lo que sabemos en la materia se puede escribir en el papel de un ciga que los hacendados son unos brbaros que matan de necesidad a sus
y que stos no. tienen ya deseos de
rro:
inquilinos,
y
abrumadora desdicha.
Sobre
estos
dos temas ha
trabajo, feudalismo
independencia (16).
discutir ms extensamente este asunto emigracin. Fueron repetidos muchas veces, en los meses siguientes, los argumentos ya indi cados. Parece que estaba en lo cierto El Mercurio en su observacin con referencia a los diez aos y la mostaza. No se dict ninguna ley contra la emigracin, ya que no era necesaria; nuevos sucesos en el Per dieron fin al mo vimiento migratorio sin la ayuda de leyes, esto es, fueron suficientes para el caso las leyes naturales. Aunque no era intensa esta discusin respecto a la emigracin, es muy probable que influy el mejoramiento de la vida del pro letario, del que tena bastante necesidad en esa poca.
No de la
conviene
ley
contra la
(14) Rafael Echeverra: La emigracin al Per. Suplemento al Bo letn de la Sociedad Nacional de Agricultura, Vol. II (el 1. de Agosto de 1871), pgs. 370, 371. (15) El 5 de Agosto de 1871. (16) El 30 de Septiembre.
EL
TRABAJADOR
CHILENO
LOS FERROCARRILES
DEL
PER
161
gobierno chileno no pudo tomar legalmedidas efectivas para disminuir la emigracin, consideraciones humanitarias exigieron otro proceder posi tivo para el bienestar de sus connacionales que sufran desgracias en el Per, esto es, de repatriarlos. Se haba legazado ese procedimiento en decretos supre mos del 2 de Diciembre de 1867 y el 8 de Abril de 1868.
mente
A pesar de que el
despacho del 23 de Mayo de 1868, autoriz el go bierno al Encargado de Negocios en Lima, Joaqun Godoy a repatriar a expensas del Estado a todos los chilenos desvalidos residentes en el Per que solicitasen aquella El Encargado de Negocios hizo inme concesin (17). lo diatamente jtodo posible para cumplirlo. Lo anunci Tambin hizo un con por los peridicos y por carteles. trato con la compaa de vapores, The Pacjfic Steam avigation Company, para transportar a sus compatriotas Anunci a su gobierno a Valparaso a medio precio (18). 11 Julio del de en un despacho que haba enviado de Lima y Callao a 316 chilenos (19). Parece que la inten cin del gobierno era ubicar a los repatriados en Naci miento, Magallanes, u otra regin conveniente, en calidad de colonos. El Mercurio expres que esto significaba una nueva emigracin, que tales emigrantes saldran de Scylla para caer en Carybdis, escaparan de la fiebre para ir a dar con los indios a las nieves de Magallanes (20). Adolfo Ibez, entonces Ministro chileno en Lima, sugiri a su gobierno, en Septiembre de 1870, que no era conveniente repatriar al chileno desocupado; pues tal accin le animara a emigrar, sabiendo que le ayudara su gobierno a regresar a su pas, si la suerte no le era proun
En
(17) Godoy al Ministro de Estado, etc., Lima, 11 de Junio de 1868. MS. Archivo Nacional de Chile. Agentes de Chile en el Per, 1868-1870, Vol. XVII, N. 39. (18) Ibid. (19) Ibid., N. 46. Aunque haba contratado don Enrique Meiggs pro veer a los chilenos de pasaje de vuelta, parece que no fueron muchos los que Estipul el contrato que deba el contratado regresaron a sus expensas. cumplir todas sus obligaciones antes de estar de vuelta. No era posible Vase copia del contrato en El Ferro a muchos que se hicieran enfermos. carril (Santiago), del 26 de Julio de 1871; vase tambin un artculo en La Repblica (Santiago), del 25 de Febrero de 1872. (20) El 26 de Mayo de 1868.
11
162
WATT STEWART
picia (21). Esta sugestin tuvo su efecto, pues no fu grande el nmero repatriado en esa poca. Pero, se desarroll una nueva situacin pocos meses mstarde, con el aumento de las enfermedades y las deserciones consiguientes de los trabajadores del ferrocarril de la Oroya. Haba tomado entonces el gobierno nuevamente el recurso de la repatriacin. Expres bien la situacin el Ministro de Estado en el Departamento de Relaciones Exteriores, en su memoria al, Congreso de 1872:
Aquejados
por las enfermedades contradas
a
de poblacin, en indispensables a la vida les sealaban a las autoridades y vecinos como huspedes sospechosos, sobre los cuales deba ejercerse una severa inspec cin correcional. Esta circunstancia, que vena a agravar ms aun la si tuacin -harto lamentable de nuestros compatriotas, se presentaba tam
en los trabajos de las lneas mendigar la caridad pblica a los centrosdonde la carencia de jornales y la falta de los recursos
bin
cnsules
la creacin de dificultades entre las autoridades peruanas y nuestros en aquellas regiones. Para evitar tan grandes males, el Gobierno
adopt todas aquellas medidas que, en la esfera limitada de sus atribucio nes, juzg conducentes a contener la emigracin y a restituir a nuestras industrias el auxilio de los chilenos que languidecan en los establecimientos de beneficencia (22).
mencionarse aqu un nuevo elemento de este Exista en el Per, a fines de 1871, bastante des contento con el gobierno del Presidente Balta. Al estallar una revolucin era muy probable que participaran en ella los chilenos. No quiso uno u otro gobierno que las cosas sucediesen as. Este hecho explica en parte la ansie dad del gobierno chileno de detener la emigracin y de remover del Per a aquellos nacionales suyos que se en contraban en ese pas. Se crea, tambin, en Chile que, en tales circunstancias, no pondra el gobierno de Balta ningn obstculo en el camino del traslado de los chile
asunto.
nos
Debe
(23).
(21) Al Ministro de Estado, etc., el 24 de Septiembre. MS. Archivo Na cional de Chile. Agentes de Chile en el Per, 1868-1870, Vol. XVII, N. 19. (22) Memorias Ministeriales de Chile, XXXVII, 1872, Vol. I, pg. XVIII Exposicin del Ministro seor Adolfo Ibez. (23) Sobre las condiciones polticas imperantes en el Per en 1871 y 1872 vase Pedro Dvalos y Lissn: La Primera Centuria, etc., (Lima, 1926), Tomo IV, pgs. 295-299. Sobre la reaccin referida en Chile, vase Boletn de la Sociedad Nacional de Agricultura de Chile, Vol. III (15 de Enero de 1872), pgs. 120, 121.
EL
TRABAJADOR
PER
163
Otra vez fu instruido el Encargado de Negocios en Lima ahora el seor Eliodoro Toro Mazte, para repa triar a los chilenos a costa del Estado, autorizndosele para gastar hasta 2,000 pesos (24). El Encargado envi a Valparaso en los vapores Valdivia y Coquimbo, 20 y 95
De
en
cuando
eran
gran
Per 20,000 chilenos (26). Se ve que la reaccin en Chile hacia la emigracin era fuerte y continua, y por razones muy lgicas. Se ve tam bin que no era tal reaccin efectiva. Se retard paulatina mente el movimiento, pero a causa de acontecimientos y de las condiciones imperantes en el Per, ms bien que a causa de los de Chile. IV
La cuestin
en
el campo
diplomtico
Queda
a
esta materia: el
funcionarios chilenos en el Per. Se ha visto que eran numerosas las veces en que los intereses de sus connacionales exigieron la
los
(24) Mazte al Ministro de Estado, etc., Lima, el 27 (N. 118) y el 31 de Enero de 1872. MS. Archivo Nacional de Chile. Agentes de Chile en el Per, 1872, Vol. XIX. (25) Ibid., y otra carta del 7 de Febrero. Lugar citado. N. 123. Ha ba enviado don Enrique, poco antes, unos 250 trabajadores chilenos a Val paraso en el vapor Atacama. Vase Enrique Meiggs al Encargado chileno, Lima, el 12 de Diciembre de 1871. Papeles Meiggs, L. B. N. 5, pg. 317>. Lleg el Atacama a Valparaso el 7 de Enero. Vase el Callao and Lima. Gazelte, del 30 de Enero de 1872. (26) Mariano Felipe Paz Soldn, Narracin Histrica de la Guerra de Chile contra el Per y Bolivia (Buenos Aires, 1884), pg. 130. Asever el la expulsin de los autor annimo de un folleto peruano que obreros^ chile aliada con dificultades financieras de la cesacin de nos era una causa estaban casi a su terminacin. trabajos en los ferrocarriles peruanos cuando The Southern Railroads and the Resolution of the House of Representatives fu el autor Juan L. Thorndike, suce (Lima, 1887), pg. 18. Posiblemente de' Enrique Meiggs en los derechos en los ferrocarriles Arequipa-Puno
procedimientos de Cnsules
sor
Juliaca-Cuzco.
164
WATT STEWART
Las autoridades nacionales intervencin de su parte. las ante quejas oficiales, generalmente tomaron peruanas, medidas para corregir el mal. Tales quejas y medidas estaban en gran parte asociadas a' las acciones injustifica bles e ilegales de empleados subalternos contra los chi lenos (1). Desde el principio de la emigracin haba temor de parte
.
<le los
diplomticos que resultasen de ella dificultades y complicaciones odiosas en las relaciones de Chile con el Per (2). Ese resultado era esperado porque cuando aument la emigracin en 1868 no era tan favorable como poda desearse la situacin diplomtica entre los dos pases.
Durante aos Chile se haba lanzado hacia el Norte en Se haban busca de las tierras salitreras de Tarapac. concebido por el Per sospechas sobre las intenciones de Chile y se haban suscitado celos del crecimiento de su fuerza. A principios de 1873 sobrevino una crisis al res pecto, cuando se celebr el tratado de lmites entre Chile y Boivia. Un peridico santiaguino caracteriz as la si tuacin existente:
Las cuestiones que
nos
dividen
con
el Per
son
de doble naturaleza.
primer lugar, entre ambos pases, preocupaciones y dificultades han sido producidos por las maniobras de un partido peruano que re que clama para su pas la supremaca en el Pacfico; que niega a Chile el derecho de negociar y celebrar tratados de lmites con sus vecinos, y que se ha pues to a denunciar nuestro ltimo arreglo con Bolivia como una manifestacin y un atentado del filibusterismo chileno (3).
Existen,
en
Por el lado peruano, el lector preste consideracin al contenido de un despacho del Encargado de Negocios
(1) Vase seccin II de esta discusin. (2) Joaqun Godoy al Ministro de Estado, etc., Lima, el 4 de Junio de 1868. MS. Archivo Nacional de Chile. Agentes de Chile en el Per, 18681870, Vol. XVII, N.- 22. Era Godoy, Encargado de Negocios en Lima cuando fu reemplazado en Junio de 1870, por Adolfo Ibez, como Minis tro, cuyo primer despacho a su gobierno era fechado el 29 de Junio. Ib ez permaneci en Lima hasta el fin de Octubre de 1871 (ver Agentes de Chile en el Per, 1871, Vol. XVII, N. 102). Sigui a Ibez como En cargado el seor Eliodoro Toro Mazte hasta Julio de 1872, fecha en que se hizo cargo otra vez como Jefe de la Legacin chilena en Lima Joaqun Godoy. (3) La Repblica, citado por El Mercurio del 16 de Mayo de 1873;
EL
TRABAJADOR
PER
165
chileno a su gobierno, fechado el 12 de Febrero de 1873. Deca que la prensa de Lima haba dejado de discutir l tratado boliviano-chileno de lmites; pero que la Cmara de Diputados haba celebrado una sesin secreta en la que haban expresado el temor por el aumento de la armada chilena dos arietes y la corbeta actualmente en cons truccin en Inglaterra (4). Bastan estos datos para pro bar que faltaron en esa poca las bases de confianza mutua entre chilenos y peruanos. Otra cosa que embroll la situacin diplomtica de ese tiempo, eran las diferencias tocantes a la Escuadra Aliada que haba actuado en la guerra reciente contra Espaa. En los primeros aos del decenio 1870-1880 exista' un litigio sobre la cuestin de los gastos de aquella escua dra (5). Otro dato ms respecto a la competencia y celo entre los dos. Un escritor de El Mercurio, en Julio de 1871, princi pi su artculo con una cita de La Luz, peridico de Tacna,
que
rezaba
as :
(los ferrocarriles
que
se
Porque
a
mediante ellos
construan) podremos
traer
interior y establecer con su concurrencia en competencia ruinosa desde todo punto de que los chilenos han tenido y tienen hasta
hoy (6).
consideraciones, agregadas a el Per, con sus muchas des gracias, pudieron producir una situacin diplomtica bien complicada. Y as fu en realidad. Reaccionaban los
ve
Se
que
todas
estas
en
distintos factores el
uno
sobre el otro.
A mediados de Julio de 1871, el prefecto del departa mento de Lima orden a un cuerpo de caballera que saliese al campo para recoger a los chilenos que abandonaban los trabajos de la lnea de la Oroya. El Ministro chileno ley
(4) Al Ministro de Estado, etc., MS. Archivo Nacional de Chile, Agen en el Per, 1873, Vol. XX, N. 67. (5) Ver Cuentas de la Alianza, en Documentos-Memoria del Minis tro de Relaciones Exteriores al Congreso Ordinario de 1874, Documentos Parlamentarios (Chile), 1874, Vol. I, pgs. 283-325.. (6) El 22 de Julio de 1871.
,
tes de Chile
166
WATT STEWART
El Comercio de Lima la noticia publicada al efecto y a supo que las autoridades haban sacado del vapor Valdivia, el 9 del mismo, a un grupo de treinta y dos trabajadores chilenos que estuvieron a punto de salir del pas. Se les orden que volviesen a su trabajo, siendo des posedos de su dinero y de sus pasajes. Investig el Mi
en
la
vez
nistro. Averigu que ninguno tuvo contrato con el fe rrocarril y decidi que era preciso hacer representacin al gobierno para evitar tales procedimientos. As se efectu Ibez e inmediatamente fueron libertados los chilenos. en su informe sobre la materia dijo :
Con todo, unido
este
hecho
los
otros
V. S-,
l est revelando que el propsito de las autoridades del Per es el someter a los trabajadores chilenos de las vas frreas que aqu se construyen a un
no
puede
menos
que
producir serias
el
gobierno
peruano,
a
para proteger
esas
representaciones del seor T-bez,' mediados de 1871, tom medidas los chilenos. Crey el Ministro que con
a
en
las
medidas terminaran
gran
a su
que
gobierno que quedaban establecidas: a) la completa independencia del pen chileno para abandonar los trabajos el da que le diese la gana; &) la seguridad de que sus contratos, cuando los hubiese, seran respetados; y c) la de que se les asistiese En convenientemente en los casos de enfermedad (8).
(7) Al Ministro de Estado, etc., Lima, el 12 de Agosto de 1871. MS. Archivo Nacional de Chile. Agentes de Chile en el Per, 1871, Vol. XVIII, N. 82. Vase tambin la nota del mismo al Ministro de Relaciones del Per, del 15 de Julio de 1871. Lugar citado. (8) Al Ministro de Estado, etc., Lima, el 16 de Septiembre de 1871. MS. Archivo Nacional de Chile. Agentes de Chile en el Per, 1871, Vol. XVIII, N. 93. En el mismo despacho anunci el Ministro lo que sigue: Mediante estas mismas reclamaciones y gozando el pen completa inde pendencia, ha sucedido que la mayor parte de los trabajadores chilenos han abandonado las faenas para que se les haba trado, quedando reducido su nmero a menos de la tercera parte de los que en ellas existan. Continu el Ministro: Esto slo importa para el contratista tan gran prdida, que segn noticias particulares que he recibido, se ha decidido traer trabajado res asiticos; de manera que la inmigracin chilena o se suspende del todo o se reducir a lmites ms estrechos. Esto, sin duda, era el resultado que haba temido la empresa.
EL
TRABAJADOR
PER
167
efecto, parece que se hicieron efectivos, momentneamente, los arreglos mencionados, puesto que hasta Noviembre
de 1872 existi muy poca molestia con respecto al trata miento del pen hileno. Pero, en seguida comenz otra poca de disturbios. Puede decirse que tales complicaciones se presentaron a principios de 1873, con el asunto de Ocatara. Principi con un suceso que tuvo lugar el 17 de Noviembre del ao precedente, en la subprefectura de Huarochir, en donde estuvo situado un campamento de unos 800 trabajadores chilenos (9). El Comercio, de Lima, relat as lo ocurrido:
El domingo 17, se introdujo un pen chileno en una choza o carpa donde estaban varios peruanos; y como aqul se hallase mareado, se trab un pleito entre ellos, habiendo tenido cierta participacin, que no se dice en qu sentido, un francs llamado Lorenzo Ponce. El chileno sali y llam a sus compatriotas, y al son de campana, se reuni
una multitud de ellos, que se precipit sobre los peruanos, trabndose una sangrienta lucha, de la que resultaron heridos y muertos de ambos parti dos y habiendo fugado los peruanos a otro campamento. El 21 se constituy el subprefecto en el lugar de los sucesos. Hizo for mar a los peones, y apres a los ms culpables (atenindose a los informes dados por el capitn del campamento chileno, seor Vitali, y a los antece dentes de ellos), remitindolos presos a esta capital. He aqu sus nombres: Lorenzo Ponce, Jos del C. Escobar, Juan Malareo, Jos Arequio, Carmen Arequio, Hilario Faras, Hiplito Arequio, Pedro Mori, Jos M. Faras, Juan B. Gonzlez, Juan Rayos, Juan Basurto, Jos Saldvar, Francisco Carreo, Domingo Pisado, Jos Cceres, Ber nardo Arancibia, Isidro Casaldo y Celestino Aguirre. El mismo subprefecto calcula en 9 el nmero de peruanos muertos, y en 3 el de chilenos (10).
descripcin del suceso la hizo Juan G. Meiggs, superintendente de la lnea de la Oroya. Declar en una carta dirigida al prefecto del departamento, el 26 de No viembre que haba ledo la nota del subprefecto de Huaro
Esta
chir sobre el acontecimiento y que coincida exactamente con las comunicaciones que haba l recibido de los dis tintos jefes de campamentos (11).
(9) El Comercio (Lima), 12 de Agosto de 1873. (10) El 25 de Noviembre de 1872. (11) El Comercio, el 27 de Noviembre de 1872.
168
WATT STEWART
caus mucha alarma cuando se difundi la noticia en el pas. Lleg sta hasta encontrar eco en la Cmara de Diputados, siendo interpelado sobre la ma-teria el Ministro de Gobierno en la sesin del 21. Sin em bargo, era exagerado el peligro, y no ocurrieron otros he
El
suceso
chos similares (12). El Ministr Godoy pidi al de Relaciones Exteriores del Per informe circunstanciado sobre lo que haba suce-; dido y expres el deseo de que se sometiese a los reos chilenos, a la justicia, sin dilacin alguna (13). Sin embargo, se siguieron algunas complicaciones. ...No. exista en el distrito en donde haba ocurrido el suceso una crcel que ofreciera la seguridad necesaria para la custodia de los presos, y, por eso, se les condujo a Lima. All fueron puestos ala disposicin del juez del crimen de turno. Pero; hubo dilacin, a causa de que no tuvo dicho juez jurisdic cin sobre crmenes que haban sido cometidos fuera de su distrito (14). El Agente diplomtico chileno, vigilando los derechos de sus connacionales, e impaciente por la tardanza de los tribunales peruanos, se acerc otra vez a las autoridades. Crey que no era justificado el retardo, y, como solucin, propuso al Ministro Riva-Agero lo que en s opinin era el nico arbitrio que, tomadas en cuenta todas las circunstancias, caba adoptar. Consisti en que los diez y nueve presos y sus familias seran repatriados a expensas del gobierno del Per. El argumento del seor Godoy era el siguiente:
indefinidamente presos sin sometrse en libertad, restituirlos al cam pamento del Ocatara, porque nuevos desrdenes habran sido la consecuen cia de tal medida; tampoco lo era dejarlos en Lima faltos de trabajo y de los medios de ganar desde luego su sustento; se les deba una reparacin por la detencin que ilegalmente han sufrido desde el da en que segn la
No
a
les
mantener a
era
los
reos
prudente, ponindolos
(12) Godoy al Ministro de Estado, etc., Lima, el 23 de Noviembre de 1872. MS. Archivo Nacional de Chile. Agentes de Chile en el Per. 1872. Vol. XIX, N. 25. (13) El 26 de Noviembre de 1872. Copia en el despacho de Godov a su gobierno (N. 19), fechado el 14 de Diciembre. Ibid. , (14) El Nacional, (Lima) el 15 de Julio de 1873.
.
EL
TRABAJADOR
PER
169
ley debieron
otra
ser.
parte,
no
puestos a la disposicin del juez. competente; ellos, por slo aceptan sino que anhelan ser repatriados. (15)
.
En la segunda entrevista que sobre el asunto tuvo lugar el 31 de Diciembre, el Ministro Riva-Agero accedi a la peticin y, el 4 de Enero, salieron los diez y nueve chile nos y sus familias (con excepcin de tres que embarcaron el 8 del mismo) para Valparaso (16). No pudo el que esto escribe encontrar en el Archivo Nacional del Per cuenta oficial de este asunto; tampoco en el de Chile, con excepcin del despacho referido, que carece de amplitud. Hay, por eso, campo ancho para la Tena el acto del gobierno peruano un especulacin. carcter clandestino, como declar La Patria de Lima (17). Esto sugiere que el gobierno peruano estaba cons ciente del hecho de que su accin era irregular y que lo efectuaba, posiblemente, a consecuencia de demandas chilenas. En la prensa peruana y en el Congreso se mani fest indignacin contra el procedimiento del 'gobierno al dar su consentimiento para la repatriacin de los chileos a solicitud del agente diplomtico de Chile (18). Con refe rencia a esta materia, declar el redactor de El Nacional:
El pas no podr dejar de sobrecogerse de sorpresa y de indignacin, al saber que, cuando confiaba en que los poderes pblicos se ocupaban de castigar los espantosos crmenes cometidos contra los infelices indgenas de gar de
a
Ocatara, los autores de esos crmenes, sustrados abusivamente del lu su detencin, hayan sido puestos en libertad y conducidos a su pas, peticin del Ministro de su nacin. (19)
. .
no
Es evidente que el asunto de Ocatara y sus consecuencias hicieron mejorar el sentimiento general predomi nante entre chilenos y peruanos; tampoco mejor la situa
os) Godoy al Ministro de Estado, etc., de Chile, Lima, el 1. de Enero de 1873. MS. Archivo Nacional de Chile. Agentes de Chile en el Per, 1873, Vol. XIX, N. 42. (16) Ibid. Tambin el despacho de Godoy del 6 de Ener, N. 46, lugar citado. (17) El 12 de Agosto de 1873. Tambin El Comercio de igual fecha. (18) El seor Rosas, Ministro de Gobierno, etc., era interpelado una segunda vez por el Congreso sobre el asunto y dej su puesto como conse cuencia. Vase Diario de los Debales. Cmara de Diputados de 1874. pgs. 68-86; 100-108; 492-494;ibi.d., Vol. II, pgs. 177-183. (19) El 15 de Julio de 1873.
170
WATT' STEWART
cin diplomtica el hecho de que el gobierno peruano fuera constreido a libertar a los presos bajo la presin diplomtica chilena. Continuaron los choques entre chi lenos y peruanos, de manera que pudo el seor Godoy dar cuenta a su Gobierno, el 11 de Junio de 1873, de que la proteccin debida a sus conciudadanos en el Per haba reclamado una atencin permanente de su parte :
El nmero muy considerable, dijo, y la diversa condicin de los inmigran Chile en este pas ha dado origen a frecuentes gestiones en su favor
tes de
y a representaciones casi diarias, ya cerca del Gobierno, ya en forma confi dencial respecto de las autoridades subalternas Su ocurrencia es fre cuente, y demanda, como llevo dicho, una incesante atencin (20).
. . .
V.
Los hechos
Conclusin
presentados arriba se prestan a varias con Debe dejarse constancia que la fa milia Meiggs no experiment gran provecho de la labor en el Per del roto chileno. Las operaciones de don Enri que, provechosas por el espacio de unos tres aos, a con secuencia de su grandeza y de las deficiencias del gobierno Cuando muri don Enrique peruano, se desplomaron. en Lima, en 1877, iban sus negocios de mal en peor. Vino
clusiones positivas.
y ms tarde todos los derechos de los herederos se engolfaron en litigios con el gobierno. Sali la familia con muy poco. Igualmente, puede decirse que los trabajadores chilenos no sacaron provecho per ceptible de su penosa labor. Se enfermaron muchsimos, de los cuales murieron en nmero considerable. Otros provocaron pendencias con los peruanos y padecieron a manos de empleados locales peruanos. Algunos fueron la mayor parte permaneci en el Per repatriados; pero hasta su expulsin en 1879. Parece que el nico que gan fu el Per. Don Enrique Meiggs no termin los ferrocarriles ms que el de Mo liendo a Arequipapero construy muchos kilmetros y> cuando ms tarde se concluyeron las otras lneas, se trans
.7l
(20)
YY
1 1n
Agentes de
Chile
en
el Per. 873
'
'
LOS
171
formaron en un elemento de bien nacional y de mucho valor con el desarrollo futuro. En cuanto a Chile, puede decirse que tuvo el movimien to migratorio influencias considerables. Caus gran an siedad al gobierno y a los hacendados y a los dueos de empresas industriales, a consecuencia de la carencia de obreros. La extensa discusin hizo prestar inters a las condiciones de vida del inquilino y posiblemente provo c un mejoramiento en ellas. Otra cosa interesante: es probable que la falta de brazos en las haciendas, a con secuencia de la falta de peones, .dio fuerza al movimien to de adquirir maquinarias para los trabajos agrcolas (1). Posiblemente fu este movimiento uno de los factores de la tendencia de la vida chilena hacia el liberalismo, que decenios mas tarde dio frutos tan notables. Merecen atencin cuidadosa las consecuencias diplo mticas de la emigracin. Aadi un factor ms, y uno importante, al estado poco satisfactorio de las relacio nes diplomticas entre Chile y el Per. Las actividades de los empleados chilenos en la nacin vecina, aun nece sarias, o as consideradas por ellos, contribuyeron a hacer ms honda la desconfianza que senta el uno por el otro. Por eso, puede decirse que la actuacin de los trabajadores chilenos en los ferrocarriles del Per fu uno de los factores que hicieron ver en lontananza la guerra del Pacfico.
Watt Stewart,
Catedrtico de Historia, Oklahoma Agricultura! and Mechanical College, Stillwater. Estado de Oklahoma. Estados Unidos.
(1) Ver Boletn de la Sociedad Nacional de Agricultura, Vol. III (5 de Mayo de 1872), pg. 239. Escribi un corresponsal: Las dificultades de la cosecha de este ao han sido superiores a las de los aos pasados, y a no ser por el empleo salvador de las mquinas, no nos hubiera sido posible
librarnos de
una
crisis inevitable.
Geologa
Introduccin
Con la palabra guano los incas designaban los excre mentos de las aves que se acumularon en ciertas islas y rocas situadas frente a la costa de su pas. Usaron grandes cantidades de guano como abono y apreciaron su valor de tal manera que prohibieron matar las aves productoras del guano bajo pena de muerte. Las diferentes islas de guano estaban distribuidas entre las diversas provincias del pas. Tambin los primeros espaoles que llegaron a Sudamrica, aprendieron el uso de este importante fertilizante;: pero su aplicacin no se propag a Europa, hasta que los estudios del famoso qumico Liebig hicieron ver la necesidad de mejorar los suelos exhaustos por medio de la aplica cin de abnos. En el ao de 1804, A. v. Humboldt llev las primeras muestras de guano a Europa; en 1824 se hi cieron los primeros ensayos de abono. Pero slo en 1840 principi la exportacin en gran escala del guano del Peni, que luego tom un desarrollo fabuloso cuya importancia bien puede compararse con la exportacin del salitre en la segunda mitad del siglo pasado. La explotacin se dedic en primera lnea a extraer las potentes capas de guano colorado, que con un espesor de 7 a 25 m., cubran la mayor parte de las islas Chinchas y que, en las islas de Lobos de Afuera, alcanzaron hasta
GEOLOGA
DE
LAS GUANERAS
DE
CHILE
173
63
no
m.
tantes
tiempo se explotaron tambin los impor depsitos de la costa de Tarapac, aunque en ellas haba riquezas tan enormes como en las islas de ms
Al mismo
riqueza de guano en el norte desrtico se explica primer lugar por* la abundancia de peces de la corriente fra de Humboldt, de los cuales se alimentan los millones de aves. Gran importancia tiene tambin la extrema se quedad de la costa del desierto; sta no slo impide que el guano sea lavado rpidamente por las lluvias, sino pro tege tambin a las aves contra sus enemigos, que los po dran molestar durante la empolladura: ni los animales texrestres, ni el hombre primitivo podan existir en la cos
en
a la falta de agua dulce. La actual formacin del guano, llamado guano blanco, por su color, puede estudiarse en el Per, donde las islas de guano se hallan bajo la proteccin del Gobierno, que
al norte. La gran
mantiene guardianes en ellas que protegen a las aves con tra -las persecuciones y molestias de parte de los hombres. Esta proteccin era indispensable, porque en el siglo pasa do se haba agotado la mayor parte del guano rojo y, con la explotacin y las persecuciones por los trabajadores, haban desaparecido" casi todas las aves. Enorme ha sido el efecto de las medidas protectoras aplicadas por el Gobierno del Per, porque en unos 15 aos se consigui la repoblacin de las islas por millones de aves que encuentran all una zona donde estn en per fecta tranquilidad durante el tiempo de la empolladura. En el escaso tiempo de 10 aos, la produccin peruana de guano aument de 25.000 a 90.000 toneladas, de los cua les se exportaron 20.000 tn. y 70.000 se emplean en el Per mismo. Hoy la produccin pasa de 150.000 toneladas. La gran ventaja del actual sistema de explotacin es que no se trata, como antes, de la extraccin de riquezas acumuladas durante miles de aos que tarde o temprano se agotan, sino la explotacin del guano constituye ms bien una cosecha anual que puede repetirse sin peligro de que la produccin termine algn da; al contrario, todava el rendimiento anual puede aumentarse considerablemente.
.174
DR.
JUAN BRGGEN
La explotacin actual se lleva, en tal forma, que no mo lesta a las aves, porque se espera el fin de la empolladura y de la crianza de las aves nuevas. Adems, la explotacin se limita a ciertas fajas que se cambian en otro ao por otra zona, de modo que las aves encuentran siempre ex tensos terrenos apropiados para la construccin de sus ni dos. Cuando se h terminado la explotacin de la faja, se retiran inmediatamente los trabajadores y la isla queda a disposicin exclusiva de las aves protegidas por unos La misma pocos guardianes. faja vuelve a explotarse so lamente despus de 2j^ aos, cuando se ha depositado una nueva capa de guano de unos 8 a 10 cm. de grueso. Entre los guardianes hay siempre unos buenos tiradores para matar los animales enemigos de las aves del guano. Los enemigos ms importantes son los cndores, los ga llinazos y la gaviota ordinaria, que comen los huevos de las aves del guano y causan estragos fuertes en las colonias. Cushman observ personalmente a un cndor que estaba en medio de un crculo de nidos abandonados y saqueados. Despus de haber matado al cndor, se levant el animal por las patas y las gemas intactas de casi una docena de huevos salan de su boca. Segn Cushman, que visit ltimamente a las islas de guano del Per, las aves ms importantes de guano son hoy las siguientes: En primera lnea el guanay (Phalacrocorax bougainvillei), un cormorn de pecho blanco que anida en millo nes de ejemplares en las islas del Per. Tambin en el Nor te de Chile prevalece esta ave; durante mi visita haba en la Punta Chomache centenares de miles de guanayes que cubran algunas hectreas con sus masas negras en que las aves se hallaban cuerpo a cuerpo (vase fotografa N. 1). Pasaron las noches all y en el da se dirigan en bandadas gigantescas hacia el sur para seguir a los cardmenes de sardinas. En el Per, estas aves anidan en las mesetas y en las faldas de barlovento de las lomas, constituyendo colonias cerradas en que se halla un nido al lado del otro. En una de tales colonias haba alrededor de 1 milln de aves adul-
O
a
o
o
ZJ.
O c
GEOLOGA
DE LAS
GUANERAS DE CHILE
175
su nmero en la Isla Chincha Central se calcula en 5.600.000. La poca de la empolladura se extiende por todo el ao, pero hay un mximum en los meses de Diciembre y Enero. El piquero (Sula variegata) ocupa el segundo lugar en tre los productores de guano. Es el ave ms abundante y cada uno de los piqueros produce diariamente alrededor de 140 grs. de guano. Suponiendo con Cushman que slo la quinta parte de este guano quedara depositado en la isla, un milln de piqueros producira alrededor de 11.000 toneladas de guano. Los piqueros anidan con preferencia en los riscos de la costa, pero ltimamente han ocupado tambin las partes planas de las islas. El alcatraz (Pelecanus thagus) parece haber sido el ave de guano ms importante en las pocas anteriores, a juzgar de los testimonios del siglo pasado. Su importan cia parece seguir decreciendo, lo que se debera a la inter vencin del hombre, ya que el alcatraz es el ave ms t mida que primero abandona su nido al ser molestado.
tas y
II.
Petrografa
se
mineraloga
del
guano
Segn el color,
guano: el blanco
mayor
distinguen dos clases principales de y el rojo o colorado, que tiene de edad, pocos siglos hasta un milln de aos.
o nuevo
El guano blanco tiene este color nicamente en la super ficie misma del depsito, porque solamente la costrita delgada superior es blanca. Debajo de ella hay un agrega do medio terroso separado en lminas delgadas de color gris verdoso, y de la consistencia y estructura de un car tn grueso blando. Despide un fuerte olor a cido rico y se compone en primera lnea de los excrementos de las aves martimas mezclados con plumas, huesos y cadveres.
"
El guano colorado es un polvo impalpable y blando, de color rojizo, anaranjado o gris, que presenta una fina es tratificacin, distinguindose las fajas en primera lnea por sus diferentes colores. El guano colorado ya no presenta ninguna estructura orgnica y el olor es poco penetrante, aunque caracterstico. En el caso extremo, el guano rojo
176
DR.
JUAN
BRGGEN
nitrogenadas,
como
el guano de Mejillones que ya no despide ningn olor. Su color es un poco ms amarillento y su estructura un poco ms pulverulenta que la del guano colorado ms rico en nitrgeno. Por esto el guano colorado se divide en gua no amoniacal o nitrogenado y guano fosfatado. El guano amoniacal se presenta a menudo bastante ce mentado, de modo que es necesario molerlo antes de ven derlo. Tales guanos endurecidos han recibido el nombre de camotillo. El endurecimiento puede deberse a mezclas con cloruro de sodio, que pueden alcanzar hasta 15 a 18%. Pe ro tambin los fosfatos y sulfatos que existen siempre en el guano, pueden ser la causa como se desprende del an lisis de un nodulo no muy duro hecho por Karmrodt (va se 6 bis). En caso de una ley muy alta en sal, se habla de la costra del guano, que constituye a menudo la parte superior del manto. La ley en sal puede subir hasta 30 y ms por ciento y el cloruro de sodio se reconoce por sus caras de clivaje que aparecen como numerosos pun titos brillantes que reflectan la luz del sol. La costra presenta generalmente un color chocolate obscuro. Sobre la composicin qumica del guano existen varios estudios segn los cuales el guano se compone de cido rico, cido oxlico, cidos grasos, resina y otras combina ciones nitrogenadas y sulfuradas, adems de cido fosf rico combinado con calcio, magnesio, amonaco y potasio y un poco de slice. El contenido muy importante de ni trgeno se halla en forma de cido rico y amonaco (fos fato, sulfato, cloruro y carbonato de amonio). El cido oxlico es un producto de descomposicin del cido rico. El seor Krull (1) public una lista de anlisis de guano de los primeros tiempos de la explotacin de las islas Chinchas que corresponden a guanos muy ricos en nitr
.
geno.
(1) Guillermo Krull: Estudio de dos guaneras y la descomposicin guano. Boletn de la Sociedad Nacional de Minera. 1894. pg. 308.
del
o.
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300
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C
L>
ilS
<
GEOLOGA
DE LAS GUANERAS DE
CHILE
177
%
Urato de
%
12,2 17,7
6,9 2,3 11.6
%
9,8 10,6 6,0 4,1 2,5 2,6
3,8 5,5 14,3 7,0
%
3,2 13,4 6,3 6,5 4.2 5,3
1,1
amoniaco
16,0
Oxalato
Fosfato
Cloruro > Fosfato de amonaco y magnesia Sodio, fosfato de * cloruro de sulfato de Potasa, sulfato de Calcio, fosfato de oxalato de carbonato de Agua y materia orgnica indetermi nada Arena y arcilla Amonaco hmico Materia caroide.
0,5
10,0
12,7
1,3
1.6
28,8 32,0
12,6 1.7
1.0
32,8
4,7
22,8 5,9
0,75
99,35
100,0
93,8
99,2
Un anlisis que da el trmino medio de 14 anlisis de guanos provenientes de las islas Chinchas, lo da Heiden en su texto de Abonos:
%
Agua
Sustancia
Nitrgeno
Cal
total
con
tierras alcalinas
;
.
Magnesia
Acido fosfrico combinado
Acido sulfrico Cloro Potasa
Soda
'
con
lcalis
Oxido de fierro
Acido silcico
Arena
14,81 52,38 31,49 13,52 10,99 1,19 2,75 2,09 1,25 2,28 1,35 0,30 0,09 1,67
combinaciones nitrogenadas se descomponen f cilmente y en presencia de la humedad suficiente se lixivia el nitrgeno o escapa en forma de gases, un proceso que queda indicado por el olor que despiden los guanos nitroLas
12
178
DR.
JUAN BRGGEN
genados. De
ponentes ms valiosos y
pierden uno de sus com transforman en guanos fosfa tados. La lista siguiente, tomada de Stutzer, nos da anli sis de diferentes clases de guano, correspondiendo cada cifra al trmino medio de 25 anlisis:
este modo los guanos
se
"
Nitrgeno
Acido fosfrico
Ballestas
Guaape
Macab Baha de la Huanillos Punta de Lobos. Punta de Lobos
Independencia
,
Pabelln de Pica
Mejillones
12,23 12,25
11,95
11,85 14,18 13,30 15,10 16,70
20-30
El proceso de la lixiviacin del amonaco se desarrolla forma muy variada segn la situacin. La parte supe rior de un depsito de guano ser ms pobre en nitrgeno que las partes inferiores. Una costra superficial puede atra sar el escape del amonaco, mientras que un pendiente poroso de arena lo facilita. Por esto no puede sorprender que se observen las leyes ms variadas de nitrgeno en un mismo depsito de guano y a veces a pocos metros d dis tancia. El seor Krull public los siguientes anlisis del guano de Mejillones que se embarc en los primeros tiempos:
en
Acido fosfrico
Cal
35,9
Magnesia
Oxido de fierro
Soda
:...
de cristalizacin
Acido
carbnico'
Acido silcico
1,6 2,3 0,5 1,5 0,7 6,5 7,7 2,4 1,6 0,1
39,1 39,7 1,4 0,4 1,7 2,0 0,2 2,3 0,7 9,3 2,1 1,7
GEOLOGA
DE
LAS
GUANERAS
DE CHILE
179
La fuerte lixiviacin del guano de Mejillones se deber probablemente a las frecuentes neblinas que envuelven a la cumbre del cerro con sus guaneras. La ceniza del guano es enteramente blanca y contiene todo el cido fosfrico, la cal y la potasa. Algunos anlisis de cenizas de guano dieron los resultados
siguientes (se
gn Mayer
Potasa Cal..
Zoeller):
1,56 2,03
Magnesia
Acido fosfrico:
La pureza del guano depende en primera lnea de la mez cla con material inorgnico, que puede haber entrado al guanp sea en forma de escombros de falda o en forma de arena transportada por el viento. En algunas guaneras* como en las Tetas de Mejillones, en el Toyo y en Chipana, hay tambin mayor cantidad de conchuela mezclada, que puede haber llegado trasportada por el viento o tambin por las olas del mar, aunque en general parece excluida la intervencin directa del mar n la depositacin del guano. Se conocen acumulaciones de decenas de metros de gua no puro, como en las islas Chinchas, pero tambin hay de psitos de guano, en que este abono est mezclado con una gran cantidad de escombros de falda, entre los cuales el guano aparece como una clase de masa fundamental pul verulenta; esta ultima forma se observa especialmente en la falda occidetnal del Morro de Mejillones (vase foto grafas Nos. 16 y 17). Si las impurezas son de grano grueso, entonces pueden separarse fcilmente harneando el guano. Por los procesos de descomposicin se originan concresiones de mayor o menor dureza dentro del guano.. Como tales conocemos ya el camotillo y la costra del guano. En vista de la pequea ley en NaCl que caracteriza los guanos puros, la sal de la costra no puede derivarse del guano mismo, sino debe provenir directamente del mar. Tendr el mismo origen que las costras superficiales de sal que se observan a menudo en las arenas de la terraza principal como al Norte de Antofagasta y en innumerables puntos
180
DR.
JUAN BRGGEN
de la costa del Norte. Lo mismo que en estas costras, la sal habr llegado trasportada por el viento en forma de es
puma. Ya hemos mencionado ms arriba el camotillo poco endu recido y sin mayor ley en sal. Una concrecin de una com
posicin parecida fu analizada por Karmrodt; segn la descripcin, se trat de un nodulo rojizo no muy duro, que tena la composicin siguiente:
Sulfato de potasio Fosfato de potasio > .* de sodio de amonio Sulfato de calcio Urato de amonaco Oxalato de amonaco Sustancia orgnica nitrogenada
7,49%
9,52 9,08 7,57 3,40
4,09 41,28 10,17
;
>
>
Agua
7,40
>
Nitrgeno En los
100,00% 14,84%
depsitos de guanos de las islas Chinchas se ob capitas delgadas de color blanco que consisten prin cipalmente en carbonato de amonio. Son agregados cris talinos compactos que se deshacen fcilmente. Despiden olor a amonaco y son solubles en agua. Su composicin es la siguiente:
servan
29,76 6,02
indic.
1 1,00 51,53 0,60 1,09
Magnesia Agua
Acido carbnico Acido fosfrico
indic.
100,00
En las capas inferiores se concentran las tierras alcalinas y los lcalis. Entre ellas concreciones de estructura concntrica de
especialmente
se
encuentran
una
sustancia
GEOLOGA
DE LAS GUANERAS DE
CHILE
181
en
parte hojosa, en parte de estructura radiada, que es rica en sulfato de potasio y sulfato de amonio. Un anli sis de Kraut dio la composicin siguiente:
Potasa Soda
de calcio y fosfato de
magnesia
orgnica
Agua
El seor Krull describe varias concreciones de fosfatos de magnesia que l encontr en el guano de Mejillones. La composicin es un tanto variable por la mezcla con cristales encerrados de yeso. El primero de estos minerales existe en capas o bancos de 0,30 a 1 m. de grueso como cos tra superficial o encapado en el guano, que consta princi palmente de un fosfato bibsico de magnesia mezclada con fosfato y sulfato de calcio y con 32% de agua de cristali zacin. Es una masa parda obscura, dura, trasluciente, con fractura concoidal. Se hallara especialmente en el lado oeste, ms hacia el Sur. La gran variabilidad en la com posicin queda indicada por la observacin de otra costra del mismo aspecto, compuesta por fosfato calizo, con .50% de cloruro de sodio. El fosfato tribsico de magnesia se halla tambin en masas irregulares de estructura fibrosa gruesa. Sus fibras parten radialmente de un centro, as es que se presentan como bo las o segmentos de tales. Son agregados en cuyas circun ferencias se entrelazan los rayos cristalizados, todo pene trado de la materia humosa orgnica parda. Los radios alcanzan un palmo de largo ; hay partes puras y blancas. Con ms pureza se descubre este mineral en varias for mas, llenando huecos (drusas). Son haces de columnitas rayadas o agujas de brillo vidrioso o sedoso. Tambin en bolitas blandas de lminas o agujitas brillantes sedosas cuya frmula corresponde a:
2
182
DR.
JUAN BRGGEN
Fuera de estas concreciones encontr Krull tambin borofosfato en forma de bolitas globulares y arrionadas de 1 a 3 cm. de largo. Las ms puras se fracturan fcilmente, deshacindose en polvo grueso, del cual cada uno es un hermoso cristal del sistema rectangular. Ten dran la composicin: P20, B203, MgO, 9 H0. Pero hay tambin bolas mayores, amarillentas, de fractura concoidal de gran tenacidad y a veces con costras; son borofosfatos de magnesia, cal y almina en variable composi cin, como lo indican los anlisis siguientes de Krull:
un
12 3 4
Acido brico
>
fosfrico
:
14,5 28,7
24,6
Magnesia
Cal Almina
6,80
Agua
N. 1 cristal puro; 2 y 3 bolitas
32,8 100,2
menos
33,8
33,13
29,2 35,0
99,8
100,0
99,13
99,52
puras; 4 y 5 anlisis de
Ignacio
Domeyko de bolitas homogneas. trata de un borofosfato de magnesia, que menudo presenta impurificado por cal y almina. A estos fosfatos concrecionarios debemos atribuir con Krull tambin el manto blanco de tosca que parece ro dear todo el pie del Morro de Mejillones; no se halla sola mente en el lado oriental, como afirma Krull. El manto tiene un espesor que vara entre pocos centmetros y 2 me tros. A primera vista presenta el aspecto de una toba vol cnica de color blanco; es una roca relativamente liviana, algo porosa y spera al tacto. Se parte fcilmente y se emple en gran escala para la construccin de las casas. Segn Krull tendra la composicin siguiente:
ve
Se
que
se
se
Magnesia Agua
Insoluble
(caoln)
99,5
GEOLOGA
183
La formacin de todas estas masas y mantos concrecion arios se debe a la reaccin del agua del mar con el guano, especialmente con su contenido en cido fosfrico. En el extremo sur del Morro de Mejillones, estas concreciones
son
especialmente
numerosas
y parecen sustituir
se
comple
hallan solamente como relleno alrededor de las bolas blancas. Tambin en otras guaneras, como en Pabelln de Pica y Guanillos, estas concreciones blancas son ms frecuentes en los sectores australes. Parece que el fuerte oleaje que viene constantemenente desde el Sur, hizo caer grandes cantidades de agua del mar en forma de espuma; esta es puma cay especialmente en las faldas australes, donde las sales marinas de magnesia y cal reaccionaron con el fosfato del guano. El origen del cido brico es todava inexplicable, por que este cuerpo est relacionado generalmente con pro cesos volcnicos y difcilmente puede haber llegado de la zona volcnica del interior hacia la costa.
III. Geologa
de
los
depsitos
de
guano
1). Los
La
yacimientos
de guano blanco
geologa de los depsitos de guano blanco es muy sencilla; tiene cierta importancia, porque nos puede en sear algo sobre la situacin de las guaneras antiguas. En general, las aves prefieren las islas para la empolla dura, porque en ellas tienen la mejor proteccin contra los
animales terrestres. Por esto encontramos todos los islotes
son
por
desgracia bastante
menudo
esca
fotografa
es
tos islotes escasean, las aves se ven pernoctar en la costa misma. En tal
salientes, como en la Pta. Chomache (Fotografa las salientes del acantilado mismo con tambin 1), o que desciende la Cordillera de la Costa y que quedan entera mente cubiertas por costras de guano blanco. Tambin las
tes ms
184
DR.
JUAN BRGGEN
salientes
rocosas
de la costa
misma,
al lado del
mar son
o menos
firme
subsuelo, de modo que en terrenos pegadas arenosos las piedras o arenas quedan fcilmente adheri
el
das al guano. En las rocas desnudas de la costa y de los islotes, la costra de guano puede separarse fcilmente y sin mezcla de materia estril. En general se explotan ya cos tras de pocos centmetros de grueso que se pueden retirar cada 5 a 6 aos. Una excepcin la constituye la Pta. Cho mache, donde se pudo recoger una buena cantidad de gua no (fotogr. 2) despus de un ao. Tomando en cuenta la escasa extensin de la superficie del guano blanco y el reducido espesor, se formula la pre gunta, si no ser posible tener en el norte de Chile una pro duccin parecida a la del Per. El espesor reducido del guano blanco depositado en un tiempo relativamente lar go se explica, porque las aves visitan nuestras costas so lamente para pescar y se acumula solamente el guano que dejan las aves durante la noche. Para empollar, con muy raras excepciomes, las aves vuelven a las islas peruanas, donde en el perodo de la empolladura cada pareja de los millones de aves deja entre 25 y 50 libras de abono en su nido. Las experiencias hechas en el Per con la proteccin de las aves, permiten un pronstico favorable, aunque la cos ta del Norte de Chile presenta algunos defectos grandes. En primera lnea le faltan islas importantes situadas a suficiente distancia de la costa para un aislamiento su ficiente del trfico humano. En el norte tenemos slo is las muy pequeas, como la isla Alacrn en Arica. La anti gua isla Serrano est hoy da unida al continente y cons tituye el centro del puerto de Iquique; en el siglo pasado se extrajo de ella guano durante 25 aos. La nica isla bastante importante, que podra dar ca bida a algunos millones de aves, es la Santa Mara o Cons titucin, situada en el suroeste de la pennsula de Mejillo nes (vase Fig. N. 9). Tiene varias hectreas de superfi cie plana, muy apropiada para que las aves construyan sus
GEOLOGA
DE LAS GUANERAS
DE CHILE
185
ella. Para evitar molestias a las aves, habra que impedir que los pescadores suban a la isla o queden con sus botes en las bahas de la misma. En vista de que se sabe muy poco acerca de la vida de las aves en el norte de Chile, sera conveniente visitar pri mero la isla y colectar datos entre los pescadores, si ellos han observado, p. ej., pequeas colonias de aves que empo llan en la isla. En este ltimo caso sera ms fcil repoblar la isla, porque en unos pocos aos de tranquilidad absolu ta, las primitivas colonias podran aumentar a muchos mi les de aves. Importante sera saber, si la riqueza del mar del norte en peces es la misma durante todo el ao, para permitir la nutricin de las aves durante la empolladura. Otra isla grande es la de Chaaral, situada entre el Huasco y Coquimbo, a bastante distancia de la costa. Pero has ta ahora no se tiene ningn dato acerca de la existencia de guano blanco en ella. Mayor importancia tendran dos islas situadas cerca de Caldera y de Chaaral, sobre las cuales encontramos algunas noticias dadas por A. Villanueva, en los Anales de la Universidad, 1878, I, p. .403 ss. Refirindose a la Isla Grande, situada entre Caldera y la desembocadura del
nidos
en
ro
sur de la Isla Grande. de extensin. Contiene actual guanera poca mente hasta 1.200 metros cbicos, pero esto es slo lo que queda de varios carguos hechos en diferentes ocasiones. . En todas partes se ve el depsito cruzado por agujeros, en que las aves marinas hacen actualmente sus nidos. La isla tiene ms de un kilmetro de largo, 150 m. de ancho y 70 m. de altura. .. Adems, Villanueva menciona la isla Pan de Azcar, al Norte de Chaaral, donde hay otro depsito aparente mente de mayor extensin. Si las aves del guano han tenido sus nidos en estas islas hasta la visita de Villanueva, en 1877, debera haber toda va hoy aves que empollan en la isla y debera averiguarse su nmero, si son molestadas actualmente por los pescado
.
.
En existe
res, etc.
186
DR.
JUAN BRGGEN
Ms difcil parece la tarea de hacer empollar el continente mismo, porque aun en la costa de
lo
menos
a
las
aves en
vienen
aves.
Tarapac, a entre Iquique y Patache, hay siempre zorros que mariscar en el mar y que persiguen tambin a las
desfavorable
es
Especialmente
la vecindad del ro
Loa, que les proporciona agua abundante a los zorros. As se explica probablemente que las decenas o centenares de miles de guanayes no pernoctan en ,1a vecindad de la ba ha de Chipana, con su gran riqueza en pescados, sino pre
fieren volver todas las noches a la Pta. Chomache. Pero en vista del enorme nmero de guanayes en esta punta, re presentados en la foto 1, sera interesante observar, si a lo menos algunos de ellos se atreven a empollar en el conti nente. En tal caso, podra aumentarse probablemente su nmero con el tiempo. La Pta. Chomache tiene la ven taja de estar bastante retirada del trfico actual de la cos ta y, en caso de construirse el camino de autos, habra que llevarlo lo ms retirado posible de la guanera. Otros puntos muy abrigados y distantes del trfico se hallan en la costa norte de la pennsula de Mejillones, cer ca del faro, donde hay tambin gran extensin de guano blanco.
,
de guano colorado.
Muy numerosos son los depsitos de guano colorado en la costa del norte y sus formas y estructuras son tambin muy variadas. Principiaremos con la descripcin de algu nos de los que se han estudiado con mayor detencin. Des pus describiremos las guaneras en el orden desde el Nor te hacia el Sur.
a) Pabelln de Pica
En el panorama de la fotografa 4 tenemos el aspecto cerro de Pabelln de Pica. Se levanta como un gran promontorio del mar presentando
muy caracterstico que tiene el
la forma de un gran morro que est ligado al precipicio de la Cordillera de l Costa por un portezuelo ancho y relati-
?!
V? %i
GEOLOGA
DE
LAS GUANERAS DE
CHILE
187
vamente alto. Es una forma que volveremos a encontrar en varias partes de la costa, como en Chomache, Patache ete, sin que se conozcan hasta ahora depsitos de guano en ellos. El guano se hallaba en Pabelln de Pica rodeando todo el pie del morro subiendo por la falda hasta los 100 a 150 m. En vista de la altura grande del portezuelo, el morro no habr formado una isla antepuesta a la costa, sino so
lamente
un promontorio que fu solevantado, junto con la costa del continente, durante la depositacin de guano. Tanto en el panorama como en la fotografa 5 se ven los enormes rajos que estaban llenos de guano y que suben desde el nivel del mar hasta unos 150 metros de altura. Estos rajos son denominados caletones por los guaneros,
porque
son
corresponden a los caletones actuales del mar que .rajos estrechos a los cuales entran las olas con gran
vehemencia. Los caletones se deben a la obra erosiva de las olas que ensanchan paulatinamente a las grietas de las rocas. Muchos de los rajos del guano continan hacia ac tuales caletones baados todava por el mar, como lo de muestra la fotografa 5. No cabe duda de que los caletones altos de guano tam bin han sido excavados por las olas, cuando el mar tuvo un nivel en 100 6 150 m. ms alto. En favor del origen ma rino' hablan especialmente las grandes cuevas que se observan al interior de muchos caletones y que tambin estaban llenas de guano. El aspecto que tenan los caletones antes de la explota cin, puede verse en el panorama de la fotografa 4, en el punto 3, donde se presentan como depresiones poco pro fundas entre zonas rocosas y rellenadas superficialmente por escombros de falda; debajo de esto sigue la capa de guano que se puede reconocer por su color ms obscuro y estratificacin ms fina. La estratificacin es siempre pa ralela a la fuerte inclinacin de la falda del cerro. Pero tambin desde los dos lados rocosos que encierran un cale tn, hay pequea inclinacin hacia el centro. Hoy da no podemos observar en Pabelln de Pica la forma del relleno, porque la antigua explotacin no ha
188
DR.
JUAN BRGGEN
resto importante. Si se ha conservado un po de guano en algn puente antiguo, se trata siempre de una capa relativamente insignificante, que no vala ser re tirada anteriormente.
dejado ningn
co
Fig.
1.
Perfil
Figs. 1 y 2. esquemtico por el Sector Sur de Pabelln Fig. 2. Trmino de un caletn de guano.
de Pica.
nera
grandes del sector occidental de la gua quedan solamente reducidas cantidades de guano. Ms importantes son los sectores Norte y Sur donde ya no hay caletones, sino un manto continuo de guano que se
En los caletones
GEOLOGA
DE
189
intercala entre las grandes masas de escombros de falda. El sector Sur se presenta bien descubierto por la explo tacin. Hacia el Norte la guanera Sur queda limitada por la pared vertical de roca que corresponde a la falla trans versal que limita el morro por el Sur. Contra esta pared de rocas se apoyan los mantos de guano que en la vecin dad del cerro constituyeron un espesor grande de material puro. Pero hacia afuera, hacia el Sur, al alejarse de la roca, aumentan las intercalaciones de escombros de falda, de modo que el perfil antes de la explotacin ha sido proba blemente el siguiente: Hacia el Este, a mayor distancia del mar, el espesor del guano disminuye, aumentando al mismo tiempo el grueso de los escombros sobrepuestos y este desarrollo en sentido desfavorable pondr fin a la explotacin. Tambin en el Sector Norte, las condiciones son muy pare cidas, pero las grandes cantidades de desmontes (2 en la foto
grafa 4) dificultan el reconocimiento de la estratificacin. En el punto 1 de la misma fotografa, hay un manto de guano, bajo una fuerte cubierta de escombros, que se apo
en la roca. En esa parte, el espesor del manto de guano considerable y la cubierta de escombros no es demasiada gruesa, de modo la que explotacin podr seguir todava por mayor distancia. Pero temo que el guano no dar toda la vuelta alrededor del morro como pasa en Punta de Lo bos, donde los cteos han constatado la presencia del guano tambin en el portezuelo. Segn se puede deducir de los grandes rajos explotados, Pabelln de Pica ha sido una de las guaneras ms impor tantes del Norte de Chile. En realidad, antes del terremoto de Iquique, haba una poblacin de ms de 4000 obrerqs, en su mayor parte chinos. Segn la Geografa del Per por Paz Soldn, en que se cita un estudio de M. Peacock, haba 2.975.000 toneladas de guano en Pabelln de Pica.
ya
es
b)
Patache.
Patache es una punta larga que se halla a unos 15 km. al Norte de Pabelln de Pica. Vista desde el Sur o desde el Norte, la Pta. Patache presenta un perfil muy caracterstico,
190
DR.
JUAN BRGGEN
como se ve en la fotografa 6. Pegado al precipicio de la Cordillera de la Costa, se levanta el Morro (m) de for mas parecidas a las de Pabelln de Pica. Desde este morro hasta la punta saliente se intercala una serie de montculos cuya altura disminuye, paulatinamente hacia el Oeste. Los montculos eran pequeas islas rocosas cuando el mar ocu paba todava la ancha terraza que se extiende entre la cos ta y el pie del precipicio de la cordillera de la Costa. Estos montculos son de la mayor importancia para los depsi tos de guano y los volveremos a encontrar en la mayor par te de las guaneras. Los depsitos principales de Patache se hallan en los lla mados Caletones Centrales, situados a unos 200 m. al poniente del cerro I de la fotografa 6; hay que distinguir entre las explotaciones recientes y las antiguas de la poca se ve el panorama de la falda Oeste de de montculos pertenecientes a los caletones Cen-r grupo trales. Los montculos constituyen un cerro alargado en direccin N. S. El guano puro, que puede alcanzar varios metros de espesor, se encontr solamente en Caletones, en parte muy angostos, que descienden desde la cresta hacia el Oeste y que, en parte, se extienden tambin hacia la fal da oriental. El guano principia en la cumbre misma del ce rro, pero hacia abajo alcanza solamente hasta el pie del montculo que corresponde al antiguo nivel del mar. El relleno del caletn ms septentrional tuvo la estrati-. ficacin indicada en la figura 2; el perfil nos explica la forma cmo termina el guano al pie del montculo per dindose en forma de ua en medio de los escombros de un
peruana. En la fotografa 7
falda.
Muy importante es que los caletones no corresponden siempre a la parte ms baja de una depresin superficial o de una pequea quebrada que desciende por la falda, sino de una falda de que se hallan a menudo escondidos debajo declive uniforme, como se ve en los caletones a y 6 de la fotografa 7. Idnticas han sido las condiciones de las antiguas gua neras peruanas situadas ms al Este; esto s, en ellas, al-
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GEOLOGA
DE LA$
GUANERAS DE CHILE
191
gunos caletones
corresponden
as
Las guaneras principales de Patache pertenecen a dos antiguas islas de bastante extensin, rodeadas por mon tculos de dimensiones ms pequeas. Muchos de estos mon.
quebradas.
tculos tienen capas delgadas de guano superficial, en par te de mala calidad, como se me comunic en mi visita. Pe ro no pude convencerme de que siempre se haba llegado hasta suficiente hondura con los pozos de reconocimientos. Naturalmente los montculos ms grandes pueden contener caletones ms numerosos y ms grandes que los peque os) especialmente si estos ltimos se levantan muy poco encima de la terraza que corresponde al antiguo nivel del mar. Hay en Patache otro montculo grande situado al Sur de los Caletones Centrales. No obstante de haberme aseve rado que este cerro no contiene guano, creo que sera con veniente hacer algunos reconocimientos profundos en l. Otros montculos de aspecto bastante favorable para un cateo, son el cerro del Telfono (T) y los cerritos I y II, situados a su pie occidental (fotografa 6). En la falda Nor te del cerro II hay varios cteos pequeos de ms o menos ^ m. de honduralque han encontrado un caletn con gua no de rumbo NE. que atraviesa un pequeo portezuelo. Adems, existen varios cteos poco profundos en el pie Nor te donde hay mucha arena superficial que puede explicar el resultado negativo de los pozos. Tambin en el portezuelo entre el cerro II y el cerro del Telfono hay un pozo de 1,80 m. de hondura, que encontr solamente costra. El cerro del Telfono no tiene ningn cateo, pero en el portezuelo bajo que lo separa del Morro hay algunos pozos que no alcanzaron a atravesar la arena
superficial.
Tanto el cerro del Telfono como los cerritos I y II me receran cteos ms detenidos y de suficiente profundidad, principiando por el caletn de guano ya descubierto en el cerro II. Muy interesante es el morro por su semejanza con el de Pabelln de Pica. Su mayor distancia del mar no tiene importancia, porque cuando se form el guano, el mar cu-
192
DR.
JUAN BRGGEN
bra toda la ancha terraza de la cual se levantan los dife rentes montculos de Patache. Actualmente el morro se presenta cubierto por una gruesa capa de arena y escom bros de falda, que no permiten reconocer ningn caletn. Pero si nos acordamos de la gruesa capa de escombros de falda que existe en las guaneras Norte y Sur de Pabelln de Pica, nos damos luego cuenta que solamente pozos de va rios metros de hondura pueden resolver el problema de la existencia de guano en el' morro de Patache. No habr una seguridad absoluta de descubrir- guano en el morro de Patache, pero existe gran probabilidad de que exista un depsito grande parecido al de Pabelln de Pica, de modo que bien podra arriesgarse alguna suma importante en trabajos de reconocimiento. En situacin muy excepcional se halla un pequeo de psito de guano en la planicie misma de Patache, al N. O. del campamento. A primera vista parece tener una situa cin muy distinta de las dems guaneras, porque se halla en la terraza que antes ha sido el fondo del mar. Pero, al examinar el depsito, se nota luego que se relaciona tam bin con pequeos montculos que constituyeron islotes. cuando el nivel del mar ya estaba muy cerca del actual. El guano se halla bajo una costra de 0,3 a 0,5 m. y entra a las grietas del granito. Esta guanera fu trabajada por Mac Auliffe, que habra sacado unas 10.000 t. de ella. Por su situacin se asemeja a la guanera de Toyo, que estudia
remos
ms
abajo.
c) Chanavaya.
Chanavay a es el nombre de un antiguo fuerte peruano, situado a unos 2 km. al Norte de Pabelln de Pica. Quedan todava algunos caones rodeados por las excavaciones de las antiguas guaneras, como se ve en la fotografa N. 4. Tuvo ms de 3000 habitantes en 1876, cuando se tra bajaron las covaderas vecinas de Pabelln de Pica. Pero la poblacin fu arrasada por la salida del mar que acom pa el terremoto de Iquique del 9 de mayo de 1877. Las guaneras de Chanavaya tienen una situacin carac terstica en una antigua isla antepuesta al continente. El
GEOLOGA
DE LAS
GUANERAS DE CHILE
193
guano rellenaba
antiguos caletones y anchas depresiones situadas entremedio de las rocas. En el tomo IX del Anuario Hidrogrfico de la Marina de Chile se le atribuye una existencia de 15.000 t. de gua no. Esta cifra ser ms exacta que los 1.292:500 t de M: Peacock que cita Paz Soldn en su Geografa del Per. Es ta cifra se refiere al Puerto Ingls, nombre antiguo que
tuvo..
Chanavaya.
Si comparamos Chanavaya con los Caletones Centrales de Patache, vemos que las experiencias adquiridas en una guanera no pueden aplicarse en todos sus detalles a otro de psito. As, no existen los estrechos caletones en Chanavaya sino depresiones anchas; adems, en Patache, el guano principia a unos 40 m. sobre el mar, y en Chanavaya la al tura, mxima alcanzada por el guano no pasa de 10 m. Entre Chanavaya y Patache existe otro grupo de mon tculos no muy altos, que todava no han sido estudiados.
d)
Dique
y de Patlos.
Las guaneras del Dique constituyen un grupo de mon tculos muy caractersticos, situados a pocos kilmetros al Norte de Patache. Existen varios cteos poco profundos en los montculos del Dique que han encontrado unas capas superficiales de guano pobre en nitrgeno. En uno de los pozos haba una cubierta de arena de 20 cm., debajo de ella segua costra Los cteos y despus guano con un espesor de 80 cm. son muy poco profundos de modo que su resultado nega tivo no puede considerarse como definitivo. Las guaneras de Palillos se hallan a unos 5 km. al Norte de las anteriores, al Sur del puerto de Patillos. Constitu yen una serie de montculos parecidos a los del Dique y situados en las cercanas de la costa. Hay varios pozos poco profundos en que se encontraron mantos superficiales de guano. En el pozo N. 2 haba ms de 20 cm. de guano con 4% de nitrgeno, situado debajo de 30 cm. de arena y costra y en el pozo N. 1, situado a unos 20 m. al Sur del anterior, el espesor del guano era su perior a 40 cm. Ambos pozos se hallan a la salida de una
13
194
DR.
JUAN BRGGEN
depresin, entre dos montculos, la que bien puede corresponder a un caletn de guano. En este punto representado en el croquis anterior, con vendra seguir el manto de guano por medio de una zanja, indicada por la lnea cortada; en los puntos convenientes, por ej. en x1 y x2 deberan profundi
pozos de varios metros, si fuera posible, hasta llegar a la roca. La zan
zarse
honda
en
qu di
reccin aumenta el espesor del guano. Otro punto de cateo sera x3, situa do a unos pocos metros abajo del por tezuelo. Los pozos hasta ahora descritos se Fig. 3. hallan en el punto desde donde se to m la fotografa N. 8, en direccin hacia el noroeste. En los montculos de esta fotografa se observan dos caleto nes que descienden desde el cerro 2. Otros hay en el ce rro 1, que tiene un caletn muy prometedor en su falda de atrs (Norte), que atraviesa a la cresta del cerro y que ha sido reconocido por varios pequeos pozos. Todos es tos caletones merecen reconocimientos sistemticos y ms
profundos.
Los montculos siguen hasta la costa misma, donde se ob caletones recorridos todava por las olas que hacia la tierra continan como caletones de guano. Uno de ellos tiene un depsito de guano que todava no se ha explotado debido a una cubierta de 3 a 4 m. de arena. En la misma regin, frente a la isla Patillos, hay dos caletones ms grandes, cada uno de ellos ha producido 1.500 1. de guano colorado. Caletones parecidos podrn des cubrirse probablemente en mayor cantidad en esa regin.
servan
e)
Las guaneras de
y San
no
Se trata de guaneras parecidas a las anteriores, aunque contienen montculos tan altos, con excepcin de San Pedro. El guano se halla en caletones o depresiones entre
GEOLOGA
195
los pequeos montculos rocosos. Las antiguas guaneras de Chucumata se encontraron cerca del mar en la punta sa liente de la terraza principal. La guanera Payta fu explo tada por don Manuel Prado, bajo elnombre de guanera Len. El mismo caballero se dedic ms tarde a la explotacin de la guanera Chucumata 13, que est situada a bastante distancia de la costa. Hay en ella varios caletones grandes y ensenadas con guano. El caletn de la fotografa 9 atraviesa todo el cerro de la guanera de Norte a Sur; atrs, en la fotografa se ve el trmino austral del guano (g) en los escombros de falda. Parece que los montculos grandes estn rodeados exteriorun delgado manto de guano que se prolonga hacia los caletones donde se halla la mayor riqueza. La guanera de San Pedro es interesante bajo varios as pectos. Primero, es una guanera recin abierta en que pue de observarse todava todo el espesor del guano y, adems, se halla a gran distancia de la costa. En la fotografa 9 ve mos que tiene una situacin y un perfil muy parecido a la parte oriental de Patache, a la regin del cerro Telfono y del morro. La existencia de un abundante depsito de guano en el cerro x de San Pedro hace probable que exis tan tambin otros caletones no slo en el mismo cerro, sino tambin en los montculos vecinos y an en el morro (m). El caletn recin abierto tiene un manto de 2,50 m. de guano debajo de una costra de arena y arena suelta de 1 m. Este caletn parece estar en comunicacin con otro abier to un poco ms al Sur, donde el guano desciende hasta 5 m., presentando un ancho de otros 5 m. Segn me comu nicaron, el guano tiene 3,40% de nitrgeno y el camotillo hasta 6,40%. Nuevos reconocimientos en estos cerros de San Pedro parecen muy indicados. Pero, adems, la guanera de San Pedro es un indicio favorable para la la existencia de gua no en otros montculos de situacin parecida, que se ha llan al pie del precipicio de la Cordillera de la Costa. Ta les cerritos no son raros y parece que hasta ahora no se han explorado.
mente por
196
DR.
JUAN BRGGEN
/) El Toyo.
Es
to
se una
anteriores,
en cuan
la situacin y estructura. La guanera se ha en medio de la terraza principal, sin la caracterstica forma de montculos. El guano presentar un manto de extenso constituye 0,60 a 2,50 m. de espesor termina una alta en terraza ms y que se compone de roda de dos desierto caracterizados por su forma esquinada y mucha arcilla como masa fundamental. En algunas partes se observa la roca debajo del guano, constituyendo un montculo bajo que estaba enteramente cubierto por una capa de 2,50 m. de guano. Hacia el mar,
refiere
lla
en
terreno
plano,
conchuela
con
poca cantidad de
puede sorprender, ya que el guano mismo contiene siempre bastante cantidad de con chas. Cteos hechos en la terraza baja, al poniente de la guanera, encontraron ms de 6 m. de conchuela y debajo de ella rodados bien redondeados del mar. l perfil de la figura siguiente explica la situacin:
no
Fig.
4.
El problema es la relacin entre el guano y los rodados de desierto de la terraza ms alta; sta debe ser ms an tigua que la terraza ms baja, y en tal caso, el manto de guano no puede seguir con mayor distancia, sino se halla solamente como relleno de una pequea circa excavada debajo de los rodados de la terraza. Sera posible tambin que las lomas de la terraza ms alta correspondan a una sedimentacin en forma de co rriente de barro, que se habra depositado encima de la
terraza ms
bable, debajo
baja. En tal caso, que no me parece muy pro el guano podra extenderse hasta mayor distancia de la terraza ms alta.
GEOLOGA
DE
197
En contra de una extensin muy grande del guano ha bla la relacin con los montculos rocosos puestos a des cubierto en la zona explotada y la observacin que hare mos ms abajo en Chipana, segn la cual la extensin del
el caso de comprobarse una mayor extensin debajo de la terraza ms alta, queda siempre el problema de la explotacin, porque el pendiente estril sera tan grande que no podra removerse econmicamente. Y, una explotacin subterrnea ser muy difcil o imposible en vista de la poca dureza, de la capa superpuesta que fcil mente se derrumbara. Hacia el Norte, el manto de guano se cubre por una po tente capa de arena de dunas, cuyo espesor siempre cre ciente ha puesto trmino a la explotacin en esa direccin. La pared de explotacin tiene forma de semicrculo. La capa de guano presenta perfecta estratificacin y est mezclada con algunas piedras esquinadas y con bas tante conchuela y conchas enteras y grandes. Esto hace probable que el guano fu depositado por las aAres en un rincn abrigado de la terraza ms alta, pero que fu alcan zado de vez en cuando por las olas que depositaron la con chuela que sustituye al guano en direccin hacia el mar. En trmino medio el guano tiene 2,60 a 3,00% de nitr
en
guano Aun
en
terrenos
planos
no
es
limitada.
geno y 14
15%
de
P205.
g)
Punta Gruesa.
La Pta. Gruesa se halla a poca distancia al Sur de Iquique; constituye el pie del gran Morro de Tarapac y pre senta un perfil caracterstico de su terraza principal que sube desde el mar con fuerte declive hacia el pie del pre cipicio de la Cordillera de la Costa. Encima de esta terra
levantan muchos montculos que mereceran un ca detenido, especialmente los cerritos ms grandes. Las antiguas guaneras peruanas se hallan en la parte Sur de los montculos, en la vecindad de la costa, rellenando anchas depresiones entre los cerritos bajos. En algunas excavaciones se observa el guano debajo de una cubierta de arena con mucha conchuela. Este hecho es importante,
za se
teo
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DR.
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porque generalmente se considera a la conchuela como base del guano y se estiman como negativos los pozos que encuentran la conchuela. Por esta razn se paraliz proba blemente un pozo a la escasa hondura de 50 cm. que se hallaba a solamente 15 m. de distancia de una guanera, cuyo pendiente consista en 30 a 40 cm. de conchuela. En este caso sera conveniente seguir al manto de guano por medio de una zanja para ver dnde queda el guano. Tam
bin convendra excavar uno o dos pozos de 5 a 8 m. de hondura en medio de las depresiones grandes. En la costa misma de la Pta; Gruesa, se encuentran va rios caletones que descienden hasta el mar y que. con tienen mayores cantidades de guano colorado. No se trata
Fig.
5.
de caletones estrechos como los que hemos estudiado hasta ahora, sino ms bien de antiguas ensenadas anchas, separadas por partes salientes de la roca. Una gran cueva, situada al interior del caletn austral, indica que las ense nadas se deben al trabajo de las olas, cuando el mar tuvo un nivel en 20 m. ms alto. El perfil longitudinal por el ca letn austral tendr el aspecto de la fig. 5. Debido que no se sabe la posicin exacta de la base ro cosa, ni el espesor de los rodados superficiales, es difcil hacer una cubicacin exacta sin suficiente nmero de po zos de reconocimientos. Pero, bien puede haber un mayor nmero de toneladas de guano y, adems, pueden existir
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CU
GEOLOGA
DE LAS
GUANERAS DE CHILE
199
tambin muchos otros caletones de la misma clase. El gua no colorado aparece debajo de los rodados superficiales, especialmente al pie del caletn, donde ha sido cortado por las olas del mar.
h) Punta de Lobos.
Al Sur de Pabelln de Pica siguen primero dos grupos de montculos, llamados Torrecillas y Caleta Gmez, que no fueron visitados por falta de tiempo. Punta de Lobos es una de las guaneras ms importan tes de la actualidad, que tiene todava reservas con siderables. Es una punta saliente donde los montculos ocupan un largo trecho en Direccin N. S. Entre ellos hay algunos de dimensiones muy grandes, cuyo pie estaba rodeado por una capa continua de guano, como se ve en la fotografa 10, donde la faja explotada puede recono cerse en la faja blanca g-g-g. Aun ms grande es el cerro que sigue ms al Sur y que est unido al precipicio de la costa por un- portezuelo alto, de modo que el cerro tiene algo parecido con las formaciones de morros como el de Pabelln de Pica, o el de Patache, San Pedro, etc. En este cerro pudo comprobarse por pozos profundos que el guano atraviesa debajo de este portezuelo habiendo una zona virgen (guano de la fotografa 10) de algunos cen tenares de metros entre el frente de la falda Norte y el de la falda Sur. Este ltimo presenta un gran espesor de cu bierta estril, debajo de la cual aparecen dos mantos de guano que se ponen ms delgados hacia el Sur, perdin dose al fin entre los escombros de falda, tal como lo hemos descrito ms arriba en Pabelln de Pica. Y en la misma forma el guano se apoya en la falda rocosa de declive muy fuerte y de trazado rectilneo ; quiere decir, esta falda rocosa casi vertical corresponde a una falla trasversal que limita la Punta de Lobos por el Sur. La faja de terreno virgen de guano tendr una longitud de unos 200 m. y en el frente Norte hay un manto de guano una cubierta estril de 5 m. puro de 1,80 m. debajo de Fuera de los depsitos que rodean como manto conti nuo a las antiguas islas, hay tambin depsitos en caleto-
'
200
DR.
JUAN BRGGEN
Un caletn interesante est representado en la figura N. 13; tiene forma de una larga depresin de superficie casi plana. En el corte de la pared de explotacin se ve una cubierta importante de arena y costra, y debajo de ella se encuentra el manto de guano g. Importante es el peasco de roca que se levanta en el medio del caletn, sin que su presencia se pueda sospechar en la superficie. En caso de un caletn todava no descubierto, un pozo de reconocimiento puede fcilmente dar con la roca en el medio de la depre sin causando la suposicin equivocada de que no existe guano, que en realidad se halla a poca distancia del pozo. Tambin en los montculos ms bajos, situados al Nor te del campamento de la guanera, hay varios caletones muy estrechos de guano que suben hasta muy arriba en los cerros. Otros caletones recin explotados se hallan has ta muy cerca del mar. Adems, hay mantos de guano en las depresiones entre los montculos y otros mantos explotados en la falda del precipicio de la Cordillera de la Costa, tali como lo descri biremos ms abajo al tratar las guaneras de Guanillos. Unos 100 a 200 metros al Sur de Pta. de Lobos hay al gunos caletones que principian en el nivel del mar y que se extienden hasta bastante distancia de la costa. Los es tudiaremos ms abajo en el prrafo IV. Paz Soldn atribuy a Punta de Lobos una existencia de guano de 1.460.000 t., citando a M. Peacock. F. Vidal Gormaz, en su Geografa Nutica de Chile (Anuario Hi drogrfico de la Marina de Chile. Tomo IX. 1884), da una cubicacin de 2.000.000 de metros cbicos. En 1877 se ex port de esta guanera la considerable cantidad de 81.000 t., con un valor de 2 millones de pesos.
nes.
i)
A
La Guaira y Chomache.
unos
de Lobos
se
de montculos de Guaira N. y Guaira S., que presentan formas muy prometedoras para la exis tencia de guano. Se observan varios caletones que descien den de los cerritos que mereceran cteos sistemticos.
Adems, hay
un morro
antepuesto al precipicio de la
costa.
GEOLOGA.
DE LAS GUANERAS
DE CHILE
201
El morro de La Guaira S. es el ms pronunciado. En su falda Norte presenta tres grietas que pueden corresponder a grandes caletones y que mereceran un reconocimiento para descubrir la continuacin de las grietas debajo de los escombros de falda. Un poco desagradable es el fuerte desarrollo de arena depositada por el viento; pero por es to no est excluida la presencia de un importante depsito de guano. Los cteos se ubicaran mejor arriba en la falda, a unos 10 m. del pie de la roca. Fuera del morro, hay tambin numerosos caletones si tuados ms cerca del mar. Los montculos siguen hacia el Sur con formas favorables para el guano. La Punta Chomaclie es otro grupo de montculos y morros de formas muy prometedoras. Se halla a poca distancia al Norte de Guanillos; en su saliente baja se hallan las gua neras de San Marcos, que contienen guano blanco. Es la regin donde se tomaron las fotografas 1 y 2 en que apa recen los miles de guanayes descritos en la primera parte del informe. Al mirarlos desde lejos, los cerros de Chomache presen tan un perfil idntico a la Pta. Patache, San Pedro y mu chas otras guaneras. Los montculos se agrupan en un sector Norte y otro Sur, ambos con formacin de morros y montculos antepuestos que disminuyen en altura hacia el mar. En las partes bajas hay mucha arena elica, pero a mayor altura no molestar tanto. Como favorable pue de considerarse la presencia de numerosas manchas super ficiales con un poco de guano colorado arenoso. En la falda Norte del portezuelo situado al pie occidental del morro Norte descubr una capa superficial de guano rojo, debajo de una capa de 10 cm. de arena y escombros; el guano te na 10,53% de P2Os y 0,42% de N. Fuera de este punto/ situado a unos 40 m. al Norte del portezuelo, hay muchos otros caletones altos en los montculos, que merecen estu dios detenidos, lo mismo que las faldas de los morros N. y S. En este ltimo puede recomendarse especialmente la en senada situada en la falda Norte y estrechada por dos pe
queas lomitas.
202
DR.
JUAN BRGGEN
j) Guanillos.
Es otra de las guaneras ms importantes tanto del si glo pasado como de los ltimos aos. Se distingue de las dems porque en el depsito principal no hay ni formacin de montculos ni de morro. El yacimiento principal se halla en una saliente del precipicio de la costa que est baado directamente por las olas del mar. Antepuesto ha cia el Norte se halla un extenso grupo de montculos con anchos caletones intercalados pero, hasta ahora, no se han encontrado depsitos explotables en ellos. En el yacimiento principal, la mayor riqueza se hall en el sector occidental, donde el guano se encontraba tanto como extenso manto como en grandes caletones. Descien de hasta 20 m. sobre el mar. La fuerte explotacin y la cu-
Fig.
6.
un
caletn de Guanillos.
bierta con desmontes impiden darse cuenta exacta de la forma del antiguo depsito. Uno de los grandes caletones est representado por la cueva del Gallinazo, que es la continuacin de un caletn activo en el nivel del mar. Un corte muy caracterstico por uno de los caletones bajos lo presenta la figura 6. Vemos que el caletn principia encima de la roca del montculo a bastante altura, pero que solamente a mayor distancia se tiene el espesor total del guano, de modo que un cateo demasiado lateral puede causar fcilmente
una
impresin negativa.
GEOLOGA
DE LAS
GUANERAS DE CHILE
203
La punta de Guanillos termina hacia el Sur en una pared vertical rectilnea como ya lo hemos observado en otras guaneras, donde la explicamos como falla trasversal que
limitaba la punta por el Sur. Debido al destrozamieto de la roca en la vecindad de la falla, las olas del mar han excavado un gran caletn a continuacin de la falla.
Las guaneras del sector Sur son muy parecidas a las de Pabelln de Pica y Punta de Lobos. La mayor concentra cin del guano se halla en la cercana de la roca disminu yendo el espesor de los mantos hacia el Sur, porque aumen tan las capas intercaladas de escombros de falda; al mis-
esco/npros
'dejalda
auano
i erra z a
de 20m
Fig.
mo se
7.
sector norte.
tiempo se bifurca el manto superior que de este modo pierde ramificndose entre los escombros de falda. El sector Norte, donde se halla concentrada la explotacin de los ltimos aos, constituye una nueva forma de dep sito, que consiste en un manto continuo situado en el preci picio de la costa con un perfil aproximado de la figura 7. Vemos en el perfil que el guano principia en la terraza de 20 m. de altura y que de all sube por la falda. Alcanza
su
mayor espesor
en
desaparece
a cierta altura encima de la terraza y forma de cua hacia arriba y abajo. Arriba
204
DR.
JUAN BRGGEN
-
se
pierde
tambin
en
parte mezclndose
en
con
inexplotable.
los escombros El
pendiente del
guano consiste
da que alcanzan hasta 4 m. de espesor. En estos escombros llama la atencin la acumulacin enteramente suelta con
como arena o
puede separar por un simple harneo de los componentes estriles, lo que sera imposible en guanos cubiertos por
escombros mezclados con arenas. Aun en el sector Norte, el guano est dependiente de la punta saliente de la costa, ya que con la mayor distancia de la punta de Guanillos, desciende el lmite superior del guano indicado por la lnea cortada en la fotografa 11, de modo que resulta un campo de forma triangular. Los montculos septentrionales, son muy parecidos a la zona de montculos que se halla al norte del yacimiento Punta de de Lobos. Los cerritos no alcanzan principal tanta altura, pero en ellos se ven siempre algunas depre siones superficiales que podran corresponder a caletones
arena o
profundos. Adems, aparecen caletones largos y anchos que se dirigen desde el mar hacia el interior y que mereceran reconocimientos ms detenidos, cuya ejecu cin se discutir ms abajo, en el captulo dedicado al programa de exploraciones. Guano poco puro se conoce en estos caletones anchos, como p. ej. en el cateo que se principi durante mi visita. El perfil observado era el siguiente :
20
30
cm.
arena
guano
cido fosfrico
20 20 5
cm.
costra dura de
sal,
70
cm.
tomada por los trabajadores como roca. alternacin de costras parecidas de 2 a 5 cm. con arena de guano grueso. Ms abajo si guieron unos 4 m. de conchuela.
?
GEOLOGA
DE LAS GUANERAS PE
CHILE
La existencia de depsitos importantes de guano en esta zona Norte depende del problema de si las aves han apro
vechado estos caletones y montculos para sus nidos fuera de sus colonias grandes ubicadas en la saliente de la Punta de Guanillos. El hecho de que las guaneras del sector oes te o central descienden hasta el mismo nivel de los mon tculos del Norte, y tambin las condiciones parecidas encon tradas en Punta de Lobos, pueden considerarse como in dicios favorables, que permiten aconsejar trabajos de reconocimiento, que no deban abandonarse solamente porque las capas superficiales tengan guano de mala cali
dad. Guanillos ha sido una de las guaneras ms importantes del siglo pasado. Citando a M. Peacock, Paz Soldn les atri buye 1.912.000 toneladas en su Geografa del Per. Vidal Gormaz (1) escribe sobre Guanillos: Sobreest punta existe un abundante depsito de guano que asciende desde la orilla del mar hasta unos 100 m. de altitud, y que se estima en 700.000 metros cbicos. A fines de 1858 se em barc un cargamento de guano de este depsito, y en el segundo semestre de 1877 se extrajeron 77.000 toneladas.
k)
Punta Blanca.
Se halla a pocos kilmetros al Sur de Guanillos. presen tando un agrupamiento muy caracterstico de montculos. Se compone de un grupo de cerros ms septentrionales y otro grupo austral, entre los cuales el ms caracterstico es el cerro del Jote. En el cerro Norte haba un caletn de unos 80 m. de largo y de rumbo E.-O. que tuvo el perfil trasversal de la figura de la pgina siguiente. Se ve que se trata otra vez de un caletn situado a media falda del montculo, encima del cual pas una falda de es combros de declive uniforme. En el extremo Este del cale tn queda todava un manto de 1,50 m. de guano que se comunica hacia el Norte con otro caletn superficial que todava no ha sido explorado y que conduce hacia el mar.
(1) Anuario Hidrogrfico de la Marina.
T.
IX,
p. 19.
206
DR.
JUAN BRGGEN
Esta parte oriental merecera otro cateo, que debera ubi carse a unos 8 m. al Norte de un pequeo picado situado al lado del camino. Este picado haba encontrado 20 cm." de El arena superficial, 30 cm. de costra y despus la roca. lado Norte nuevo al directamente pozo quedara'situad del camino. Pocas decenas de metros ms al Sur sigue otro caletn paralelo al primero. En su trmino occidental hay varios
pozos de hasta 7
6-m. de
arena
Fig. 8.
Perfil por
un
La arena ha sido depositada por el viento y cubre toda la falda Sur y occidental del cerro. Pero hacia el Este dismi nuye la arena y, en la parte central del caletn, se encon tr una capa de guano de 40 a 50 cm. en un picado super ficial situado cerca del borde Sur del caletn; el manto tie ne inclinacin hacia la parte central de la depresin. Habra que seguir a esta capa de guano que hacia el centro pue de aumentar en espesor y pasar a un profundo caletn. Entre estos caletones septentrionales y el cerro del Jote hay una zona de unos 200 m. de montculos bajos; en las depresiones entre los cerritos se halla un guano amari llento, rico en arena. En la falda Este del cerro Jote haba un gran caletn re cin agotado, del cual se han extrado unos 14.000 sacos
GEOLOGA
DE LAS
GUANERAS DE CHILE
207
de 80 kg. El caletn sube por toda la falda, pero no atravie sa la parte central del cerro. La falda Norte del cerro Jote ofrece condiciones muy in teresantes. Un pequeo cateo abierto en medio de los es combros de falda encontr arriba 30 cm. de escombros, despus 1 m. de costra y debajo de ella guano rojo mezclado con arenas y escombros. La estratificacin es paralela a la falda. El punto no carece de importancia y valdra la pena, hacer un cateo ms profundo, de unos 6 a 7 m. porque la
.
calidad inferior de la capa superficial no indica nada acer ca de la calidad del guano que puede existir ms abajo. A unos 10 m. al oeste de este punto debe pasar la con tinuacin de una grieta que atraviesa la roca del cerro y que puede transformarse abajo en un importante caletn, que merecera otro reconocimiento de suficiente hondura. Otra rinconada de aspecto favorable se halla a unos 50 m. ms al Oeste no obstante el resultado negativo de' unos pozos poco profundos que encontraron solamente arena. Tambin en la falda oeste parecen existir otros caletones. Un poco ms al oeste del cerro Jote hay unos caletones que descienden hasta el mar y que superficialmente estn cubiertos de guano blanco. En ellos se reconoci un manto de guano de 1 m. con 22,95% de cido fosfrico, pero con solamente 0,94% de nitrgeno. Parece que existen mayo res cantidades de guano en estos caletones y sera muy po sible encontrar leyes ms altas de nitrgeno en la parte ms
profunda.
Toda la playa entre la Punta Blanca y Guanillos est cubierta de montculos bajos; algunos cerritos bastante grandes se hallan directamente al sur de Guanillos. Todos estos montculos y los caletones situados entre ellos pueden contener guano; pero, por el momento sera preferible concentrar la exploracin a las puntas principales con sus montculos ms altos que, segn las experiencias adquiridas hasta ahora, son los portadores principales de los yacimien tos de guano.
V) Chipana.
La guanera, lo mismo que todo el paraje de la Punta de Chipana, ofrecen caracteres distintos de los depsitos que
208
DE.
JUAN BRGGEN
baja de muchos kilmetros de ancho, antepuesta al precipicio de la costa, Esta terraza se redu ce ms al Norte a una faja estrecha, tal como la conocemos en Guanillos y otras partes. La ribera septentrional de la
una
meseta
terraza
ancha terraza coincide con un pequeo avance brusco del precipicio de la Cordillera de la Costa y corresponde a una falla trasversal. Termina hacia el Oeste en la Punta de Chipana y a unos 1.000 m. al Sur de sta se halla la Punta Falsa de Chipana, que contiene un gran depsito de guano, que se ha agotado hoy da. Pero existen todava muy gran
des masas de granzas que siguen explotndose. En la guanera no hay los montculos puntiagudos que dan un aspecto tan caracterstico a la mayor parte de las guaneras, sino solamente algunas lomas bajas y de faldas suaves. Una ancha zona de superficie un poco ms baja y ondulada^ rodeada por las lomas, contena el potente man to de guano, que tena varias hectreas de superficie. Enla parte central, el manto alcanz hasta 2 m. de espesor. Segn me comunicaron, parece que debajo del manto prin cipal sigui otra costra delgada y debajo de sta un mantito de 10 a 20 cm. de guano que s observaba solamente en las depresiones directamente encima de la roca. Una gran parte del guano era bastante rica en sal (12 a 15% de NaCl), de modo que estaba un poco endurecido
y deba molerse antes de la venta.
de las lomas situadas al Oeste de la guanera ex plotada se puede observar el guano rico en sal, siguiendo abajo un guano pulverulento pobre en nitrgeno. En el guano aparecen frecuentes piedras redondas del mar; ade ms, puede observarse conchuela encima del guano. La cantidad de guano de la Punta Falsa de Chipana ha sido de 280.000 tn., segn Paz Soldn. Vidal Gormaz indica En
una
200.000 metros cbicos en el ao de 1884. Se han construido muchos pozos profundos de reco nocimiento en la vecindad del depsito: muchos llegaron hasta la roca, pero ninguno de ellos encontr guano. Otra guanera interesante es la de la Rinconada, situada al Este del campamento. Tampoco est ligada a mon-
-o o
i1_
o) T3
O
v-
o c
a)
3 to
GEOLOGA
DE
209
teulos, sino se halla debajo de la terraza plana, como se ve en la fotografa 12. El guano constituye una capa de 1 m. de espesor que sube lentamente paralelo a la superficie,
pero no se extiende a ms de unos 40 a 50 guanera abierta. Los antiguos indios haban
era m.
desde la
esta
elegido
fcil excavar las tum guanera para cementerio, porque bas en la capa blanda del guano. En la fotografa se ven los hoyos de las tumbas al lado de las numerosas calaveras y huesos que se han retirado antes de principiar con la ex
plotacin.
En la guanera abierta por los trabajos de explotacin, el guano se presenta en un solo manto cubierto por una delgada capa de rodados con conchuela (r en la fotografa). Hacia atrs, hacia el Sur parece ramificarse, porque en los pozos de reconocimiento se han encontrado varios man tos. El perfil de uno de los pozos era el siguiente:
7). 6). 5). 4). 3). 2). 1).
20 10-30 30
30
cm.
rodados
guano
oscuros
de la
superficie
que tiene
con
conchuela.
amarillo; dicen
oscuros
0,5% N.
cm.
rodados
escombros
guano
con
25 10-15
15
arena
esquinados 1% de N.
de 10
15
de dimetro.
poca conchuela.
guano.
oscura,
Piso:
arriba
con
En otro pozo vecino, la capa 3 de guano tiene 50 espesor y la capa 1 de guano aument a 30 cm.
de
Los reconocimientos hechos por medio de pozos com prueban que aun debajo de una terraza plana, el guano tiene una extensin bastante limitada, que coincide con la extensin que tuvo la antigua colonia de aves que anida ban en la regin. En vista de que los depsitos de la Chipana no estn li gados a ningn cerro o accidente topogrfico caracters tico, es imposible indicar otros puntos donde podra haber nuevos yacimientos de la misma clase. Lo ms probable es que se hallen en la cercana inmediata de la costa.
m) La
no
Mejillones.
ver en
altos;
en
cuanto
se
210
DR.
JUAN BRGGEN
no
neras
tienen mantos de guano. Hacia el Sur siguen varias gua que, segn me comucicaron en la Chipana, son las
Huachn. Lautaro. Pta.
siguientes :
Arenas.
Paquica.
Por falta de tiempo no las pude visitar, sino segu inme diatamente a Antofagasta, desde donde visit los exten sos cteos de la baha Hornos, al norte de Mejillones, al lado del camino a Tocopilla. Los innumerables pozos, que tienen hasta 2 m. de hondu ra, han encontrado una capa superficial de escombros esqui nados o arena amarillenta y debajo de ella conchuela. Creo que en ninguno de los pozos se habr encontrado guano en forma de un mantito puro. Hasta 1 km. de la costa no ha ba necesidad de construir pozos porque los profundos ba rrancos de numerosas quebradas secas nos ensean la composicin del subsuelo; este consiste arriba en una capa de conchuela y debajo de ella en ms de 20 m. de are na amarillenta. Ms favorable se presenta la Pta. Hornos con sus peque os montculos. En las depresiones entre ellos hay numero sos pozos poco profundos que han encontrado solamente conchuela. Los montculos tienen mayor extensin hacia el sur. Creo que por el momento .hay otros puntos ms fa vorables para cteos que la regin de los Hornos. Un grupo muy prometedor de montculos se halla al lado del camino de Antofagasta a Tocopilla, a unos 5 km. al Sur de la posada de Chacayes. Se observan varias depresiones que suben por las faldas y que pueden corresponder a ca letones. Pude dedicarles solamente una visita rpida, de jando un estudio ms detallado para otro viaje. Tambin estos montculos eran islas del mar, cuando ste cubra to da la llanura entre Mejillones y Antofagasta. Numerosos montculos bajos existen tambin al Norte de Antofagasta; pero son bajos y las expectativas dudosas.
(Continuar).
Dr. Juan Brggen.
Apuntes
Relacin
de
1851
revolucin del Sur, esta SeTTJEMBRE DE 1851 ME HA HECHO verbalmente, el 2 de enero de 1852, don jos Antonio Alemparte.
verbal que de la
EL
llada
13
DE
Cuando el General Cruz sali de Concepcin con el ejr cito que deba batir al que en Santiago preparaba el Gobier no a las rdenes de Bulnes, Alemparte le pidi le llevase en su compaa, por querer participar de las glorias o peligros de una campaa en que iba a decidirse la suerte del pas. Cruz se opuso, dando a entender en su resistencia que qui z abrigaba motivos privados para esto. Le encarg el man do de la provincia de Concepcin recomendndole su pron ta y eficaz pacificacin; y como Alemparte le asegurase que en 15 das ms la provincia quedara tranquila y po dra en ese caso marcharse al ejrcito: Cruz le dijo: Bueno ser que Concepcin lo pacifique, sin expresarle su volun tad respecto de su incorporacin al ejrcito. En efecto, Alemparte obtuvo la pacificacin de Concep cin en el trmino que prevea, porque el Mayor Ziga, capitn de amigos entre los indios, y que segn las comu nicaciones de Bulnes e instrucciones de ste, deba mover a aquellos para inquietar la provincia y amagarla, a fin de que Cruz, incomodado por su retaguardia, dividiese sus fuerzas, fu muerto con su hermano y dos hijos por una di-
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DOMINGO SANTA
MARA
visin destacada por Alemparte y auxiliada por el Cacique Catrileu, quien dio fin a Ziga de un lanzazo. Este Caci que, hombre esforzado y valiente, tiene la costumbre de desnudarse para la pelea. Desaparecido todo temor por esta parte y libre ya Con cepcin del amago de Ziga (perecido el da 5 de No viembre, da en que tambin se mova Bulnes de su cam pamento de Longomilla, segn la combinacin que tena con aqul), Alemparte escribi al General anuncindole su marcha al ejrcito con 800 hombres. En el camino re cibi de ste un propio en que le anunciaba su victoria ob tenida el 19 de Noviembre de 1851, en Monte de Urra, en el choque de las caballeras. Con este anuncio procur apresurar sus marchas; pero el temor de ser batido con ven tajas para el enemigo y el conocimiento que tena de que Cruz no poda auxiliarle ni impedir que aqul se le inter pusiese entre ambas divisiones, le detuvo a las orillas del Itata y le oblig a hacer varios movimientos con que enga ar los espas que Bulnes tena avanzados para observar sus operaciones. En estas circunstancias recibi aviso de Cruz, en que le expona poda avanzar sin temor hasta unr sele, cosa que importaba efectuar cuanto antes. El 22 de Noviembre se incorpor realmente al ejrcito; y luego que hubo comunicdose con los diferentes jefes, se penetr que haba resentimientos, quejas y susceptibilida des heridas, que, no cortadas en tiempo, podan para ms tarde tomar tal vuelo que pusiesen en conflicto al ejr cito y embarazar la regularidad y armona de sus operacio nes. Alemparte tena tambin, antes de sto, comunicacio nes de varios jefes que le dejaban traslucir cuanto ahora l presenciaba. Desde luego procur desvanecer todas es tas quejas y susceptibilidades, que tenan su fundamento en ciertas preferencias del General en Jefe, en s silencio res pecto de algunos oficiales de alta graduacin, en la obs curidad en que los mantena respecto de su plan de cam paa y en cierta confianza extremada en los jefes Zaar tu, con cuya anuencia reservada suponan los dems mar
chaba, y a cuyos consejos secretos nicamente obedeca. Alemparte, hombre vivo, astuto y por dems avezado en
REVOLUCIN
DE
1851
negocios de esta clase, procur atribuir estas quejas al ca rcter del General, mas no a intenciones reservadas y en tenderse con ste, a fin de que, representndoselas, procu rase reunir un consejo de guerra, en que detallase su plan de campaa, se entendiese con sus oficiales y apaciguase as las susceptibilidades de stos. En efecto, Alemparte tuvo su conferencia con el Gene ral, en que le expuso cul era la disposicin en que se ha llaban los jefes, las quejas que abrigaban y el medio de cor tarlas. Esta es una chispa, le dijo, que no apagada ahora, puede al fin traer un gran incendio. Y Ud. lo cree as? le replic el General. S, contest aqul; y como insistiese Alemparte en la necesidad de adoptar el camino que le in dicaba, se convino, al fin, el General en Jefe en reunir el consejo de guerra con el objeto indicado. Como era natural, continuaron hablando sobre el plan ms a propsito que deba abrazarse; y entonces Alempar te le deca lo siguiente: General, movamos la Divisin so bre Santiago, para lo que podemos tomar una o dos jor nadas sobre el enemigo, a quien dejamos a retaguardia. De esta manera le cortamos toda comunicacin con aquel punto y nos aprovechamos de los recursos que se le enven al enemigo. Durante nuestra marcha nadie puede emba razarnos el camino, porque el Gobierno no tiene ejrcito que oponernos. Pero yo no abandono a Concepcin, re plic el General. Y qu se promete Ud. de Concepcin que no pueda darnos lo restante de la Repblica? Tal como nos hallamos, lejos de ser sitiadores, somos sitiados (estaba Bulnes en Chillan), porque ni realmente sitiamos, ni sabe mos qu pasa fuera de nuestro campamento, ni defendemos otro punto que no sea Concepcin, ni tenemos ms recur sos que los que de aqu nos vengan. Cruz a tan justas reflexiones, nada opona que pudiera desbaratarlas, ni
autoridad ; y como acosado por el peso de ellas, interrumpi su silencio bruscamente, dicindole a Alemparte: Quiere Ud. que siga su consejo para salir tan bien con l, como sal el ao 29, cuando por culpa suya per d toda la caballera? Este amargo reproche, hecho sin jui cio ni prudencia, y que tenda a herir el amor propio de
destruir
su
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MARA
Alemparte, fu recibido por ste con prudencia, quien se limit a explicarle cmo le haba dado aqul consejo, en qu circunstancias y cmo le haban seguido, llamando en su apoyo el testimonio del coronel Urrutia, que se hallaba en su presencia y que tambin haba figurado en el suceso de que el General haca una imprudente recordacin (*). Nada pudo, por consiguiente, avanzarse en esta entrevista que tendiese a poner trmino a ese estado de descontento y desarreglo que se notaba en el ejrcito; y cuando los jefes pedan explicaciones a Alemparte sobre lo que haba avan zado con el General, procuraba aqul alentarlos y templar los nimos con la esperanza de un pronto avenimiento en^tre todos y respecto del plan de operaciones. Esta falta de franqueza de Cruz para con Alemparte y hasta cierto pun to esta desconfianza, naca de prevenciones anteriores para con ste y de la poca fe en la sinceridad de su consejos, en su honradez y buena fe poltica.
Vicua, que vena en el ejrcito de Secretario General, gozaba de ningn valimiento cerca de Cruz. Las notas eran generalmente escritas por un escribiente del General y remitidas a aqul para que las firmase. En una ocasin, Cruz arroj al suelo las notas que Vicua haba escrito, y en otra le despidi de su pieza, dicindole: Salga, seor, pa ra afuera: yo s lo que hago, Ud. viene a confundirme. Al
no
decir esto, Cruz sealaba su frente con dos dedos de su ma no. Cruz (Vicua?) sali de esta vez todo corrido y abo chornado. Tal era el predicamento de que gozaba el Se ! cretario sobre el General
.
En tal
to de
disposicin marchaban las cosas en el campamen Chillan, sin que se divisara la manera cmo ponerles
(*) El ao de 1829, cuando se inici la revolucin en Concepcin, que encabez el General D. Joaqun Prieto, se encontraba el General Cruz si tiado en Chillan, acompaado de Alemparte, y a poca distancia de esta plaza se encontraba el Coronel Urrutia acampado en lo de Cato. Alem parte aconsej a Cruz hiciese una salida en persona con la caballera para unirse a Urrutia; pero Cruz, contra el consejo que se le daba, la hizo sa lir de noche y al mando del Teniente Coronel D. Francisco Ibez, que aunque muy valiente como soldado, era incapaz de dirigir ningn movi miento como Jefe. Efectivamente, cuando Alemparte supo cmo Cruz ha ba ordenado el movimiento, presagi la derrota de la caballera, que efec tivamente aconteci por la impericia del jefe.
APUNTES Y
DOCUMENTOS SOBRE
LA
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remedio, porque, si bien el General, era infatigable en el trabajo, celoso y denodado, difcilmente se prestaba a con sejos e insinuaciones agenas, ya fuese por razn de su ca rcter, ya por ese predominio que, tomando los jefes sobre los subalternos, no les permite oirlos, ni escucharlos sino
es con
desconfianza y hasta con desdn. El Coronel Zaar tu contribua tambin a mantener este estado, porque ni
se
cuidaba de conservar la disciplina de su Carampangue, ni de visitar como jefe de la Infantera los dems cuarteles en que se encontraba sta. Haba, pues, desgreo, poca actividad y entusiasmo, conservndose slo ste en el cora zn de algunos jvenes que, llenos de la fe con que haban abrazado la revolucin, aspiraban a cortar de raz los males que presentan, pero que en su posicin contribuan slo con sus deseos, conociendo su impotencia. Las operaciones de Cruz se resentan naturalmente de este estado en que se encontraba el ejrcito, porque no ig norando que el enemigo poda encaminarse en su busca, slo haba colocado dos avanzadas sobre dos vados del Nuble, al mando una de Lara y la otra de Souper, pero distantes una de otra y mucho ms del campamento gene ral. No es de extraar, pues, que Bulnes, por su parte, arri ba del Nuble y antes de la unin de este ro con el Cato, pasase ambos sin ser sentido, causando as una sorpresa inesperada porque el trnsito de este ro se apreciaba por los ejrcitos y por los partidos que representaban, como el preludio ms seguro de la derrota o del triunfo. A la nueva de este pasaje, Cruz se retir de Chillan, adonde se encami n Bulnes y aqul se posesion de los Guindos, donde cu bierto de fosos y empalizadas esper el ataque del enemi go (1). Efectivamente el 18 sali Bulnes de Chillan con in tencin de buscar nuestro ejrcito, y colocado como 12 cua dras de este pueblo, se trab, el 19, un combate parcial en tre las caballeras. Cruz form su lnea apoyando su ala derecha en 700 hombres de caballera, cuya mayor parte la formaba unos huasos trados por Arce de Concepcin,
(1) En Chillan, cuando, lo abandon Cruz y !o tom Bulnes, dej aqul enterrados y en posesin del enemigo, 12.000 pesos, llevando slo 1.900. Este aturdimiento retard los pagos del ejrcito.
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sin disciplina ni pericia alguna en la guerra. As que a los primeros caonazos disparados por. la lnea de Bulnes, se dispersaron aqullos : y creyndose por el enemigo que esta dispersin importaba una derrota total, hizo avanzar en su persecucin a los escuadrones de granaderos y cazado res, que para dar alcance a nuestra caballera y rendirla,
hubo tambin de dividirse en pequeos grupos, como aque lla marchaba. El General Cruz, que estaba en acecho
avanzar sus dos escuadrones de ca al rabineros mando de Lara y Souper, que formados en lnea, pusieron en derrota la caballera enemiga con gran prdida de muertos y heridos. Montn de cadveres hubo, en que se contaron solo 39 granaderos muertos. Las infanteras eran simples espectadoras de este com bate, que aunque se encontraban en disposicin de ataque, ninguna de las dos se atrevi a avanzar, por no abandonar las posiciones fortificadas que ocupaban. En esta expec tativa permanecieron tranquilas, haciendo ligeras escara muzas, hasta que entr la noche, retirndose entonces a las once Bulnes al pueblo de Chillan, y marchando Cruz a posesionarse del punto que ocupaba aqul, a fin de es trecharlo as por medio de un sitio. Los conflictos de Bulnes en Chillan no eran de pequea monta, pues destrozada una gran parte de su caballera, fatigada su infantera con las marchas forzadas que haba hecho, y no proporcionndosele en este pueblo los recur sos que necesitaba, su posicin se haca tanto ms difcil. Un desmayo moral se haba tambin apoderado de su ejr cito que tan mal haba salido en el primer encuentro habido con nuestro ejrcito, y este desmayo, que alcanzaba hasta los jefes, iba creciendo, en vista de los peligros que aumen taban. El General Cruz no desconoca los conflictos que cer caban al enemigo, por los avisos que reciba de Chillan; pero bien lejos de aprovechar esta coyuntura, estrechando su sitio, permaneci inmvil, limitndose a dirigir a Bul nes proposiciones de paz ya pasarle un oficio (documento N. ) en que le aseguraba la seguridad que tena en la victoria y le peda, como testimonio de ello, mandase un
.
de esta
operacin, hizo
REVOLUCIN
DE
1851
217
ayudante que le numerase sus fuerzas y le persuadiese de las ventajas que sobre l tena en esta parte. Tanto orgu llo y tanta confianza desplegaba el General en esos momen
tos que
aun no con
excusaba ocultar al
enemigo el
nmero de
tropas
que contaba.
Recibidas las proposiciones por Bulnes, procur some a un consejo de guerra, contes tando el oficio con que adjuntaban de una manera encu bierta y hasta cierto punto vindicatoria. En el consejo se dividieron las opiniones, pues los ms desalentados opina
ter la deliberacin de ellas
aceptacin, y los ms briosos por que se empe retirada a Santiago, de donde podran recibir algunos auxilios y ponerse ms cercanos al Gobierno, a fin de que ste deliberase sobre las proposiciones que se les ha ban sometido. Este ltimo dictamen fu aceptado, a pesar que no se ocultaba a los jefes_los embarazos que podran presentrseles para repasar el Nuble y la facilidad y venta ja con que el enemigo podra batirlos. Con todo, tan arries gado como era este paso, l fu llevado adelante, y Gar ca Reyes sali tambin entonces para Santiago con el ob jeto de instruir al Gobierno de la posicin de su ejrcito y apuros en que se hallaba y de solicitar auxilios que pudie sen mejorar su condicin y acrecentarle en caso que no hu biese sido derrotado. Mientras esto suceda en el campamento de Bulnes, Cruz se haba retirado 3 leguas de Chillan, dando por razn de esta imprudente determinacin la falta de pastos para su caballera, y Bulnes, que quiz no se imaginaba que tal ca so sucediese, se adelant a sacar partido de esta ocurrencia, apresurando la retirada de su ejrcito. Cuando Bulnes se mova, Cruz recibi aviso de este acontecimiento, y lejos de estimarlo en su verdadero sentido, se encaprich en creer lo que ms distante estaba de suceder, y lo que no era po sible sucediera, atendidas las circunstancias deplorables en que se hallaba el enemigo. Cruz crea que el enemigo, o se mova para atacarle o para dirigirse a la provincia de Concepcin, sin calcular que no poda hacerlo por el mal es tado de su ejrcito y sobre todo por lo estropeado de su caballera, ni hacer lo segundo, porque de Concepcin no
su
ban por
ase
una
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poda
esperar los
recursos
que le suministraba
Santiago,
ni auxilios de un pueblo que haba sido la cuna de esa re volucin que combata; y si a esto se agrega que retirn
dose a Concepcin, dejaba a nuestro ejrcito en posi cin de marcharse libremente a Santiago, fcilmente se concebir cuan extraa era la ocurrencia de nuestro Gene ral. Con todo, a pesar de estas reflexiones, Cruz insisti en su persuasin, y slo al da siguiente, cuando recibi avi so de que el enemigo pasaba el Nuble, vino convencerse de que ste se le escapaba. Este aviso lo recibi el General a las diez del da; y aunque no desconoca las ventajas de apresurar sus marchas para pillar al enemigo en el trnsito, donde poda batirlo y destrozarlo n dos porciones, no levant su tiendas hasta las tres de la tarde, confiado en que Bulnes deba ms es perarle que ^aventurar el pasaje de un ro. Cuando lleg a orillas del Nuble, ya Bulnes se encontraba al otro lado, porque durante toda la noche anterior y hasta las once de ese da no se haba ocupado de otra cosa que en traspasar sus tropas. Cruz procedi desde luego a hacer otro tanto para continuar en persecucin de Bulnes, que iba casi en derrota por los muchos ahogados que haba tenido y de sercin que haba sufrido; mas, a pesar de todo empeo, no consigui _aqul verse con todo su ejrcito a la ribera del Nuble hasta las doce del da siguiente. Tanta opuesta fatalidad presida ya los destinos del ejrcito libertador, en cuya cabeza vena un jefe denodado, honrado y valien
una
intriga que ms tarde haba de traer la ruina del pas. Este procedimiento del General Cruz haba trado el descontento a la oficialidad, pues todos opinaban desde un
por que se hubiese batido ya Bulnes y aprove chndose de tantas oportunidades favorables como se ha ban presentado. Una idea, sobre todas, se avanzaba en el ejrcito con ms entusiasmo que las dems: a saber, ha cer adelantar una divisin al mando de Urrutia, que inter ponindose entre Santiago y el ejrcito enemigo, le cortase los recursos que pudiera recibir y le embarazase sus mar chas por la vanguardia, picndosela el General por la re-
principio
REVOLUCIN
DE
1851
219
taguardia. Este pensamiento fu aceptado y puesto en eje cucin, pero cuando ya era tarde y no poda surtir todos sus efectos. Cruz no' obraba de consuno con sus jefes, y a aquellos a quienes desgraciadamente se entregaba, eran los mismos que, robndole sus confianzas, le daban, por su inteligencia secreta con el enemigo, consejos opuestos a los que dictaba la salud de su ejrcito. El descontento de los jefes alcanz hasta los indios araucanos, que acusando a su taitita (as llamaban a Cruz) de cobarde, se retiraron a su tierra en insubordinacin, cometiendo en el trnsito robos, tropelas y exacciones que traan la desesperacin a aquellos pueblos. Al atravesar la plaza de Chillan encon traron un asno que en medio de la mayor algazara lancea ron y destrozaron gritando era Montt; grito que repetan cada vez que se abalanzaban sobre la propiedad ajena. En una palabra, todo lo que robaban era para ellos Montt. Entre tanto Bulnes avanzaba hacia el Maule siguindole Cruz de atrs, pero sin poderle hacer mal por la retaguardia por lo redobladas de las marchas de aqul. Llegado Bulnes a Bobadilla se acamp, donde recibi refuerzos de Talca, y caballos de refresco para su caballera; y Cruz, que avan zaba nada menos, se coloc en las casas de Reyes, al lado Norte del Longomilla, distante como una legua del enemi go. En esta posicin permanecieron cinco das, al cabo de los cuales, el General Bulnes, reforzado ya, se resolvi a empear el ataque general que pusiera trmino a aquella contienda prolongada por ms tiempo del que se calculaba.
El da 9 de Diciembre de 1851 avanz la infantera enemi se encontraba ga hacia las casas de Reyes, en cuyo punto Cruz fortificado, aunque su caballera no poda manio brar competentemente por lo quebrado y desigual del te rreno. Diversas parcialidades se tiroteaban ; mas, a eso de las nueve del da, se empe el combate general en todas las armas del ejrcito. Pretendiendo Bulnes flanquear la izquierda de nuestro ejrcito tomando la retaguardia de las casas, Cruz dio orden de cargar a su caballera, procu rando inclinarse a la derecha para tomar la retaguardia de la infantera enemiga. El ataque se dio con empuje y arrojo;
un
zanjn
que
protegia
al
ene-
220
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migo y le permita dirigir su metralla casi a mansalva, dis pers nuestra caballera, a pesar de los heroicos esfuerzos del bravo Eusebio Ruiz, Souper y Lara. Eusebio Ruiz, sol dado de la Independencia y valiente entre los valientes, qued tendido en el campo de batalla, y el General Baquedano, jefe de la caballera y que haba cargado en primeras filas, herido ya, dio nuevos testimonios de su denuedo y de cisin. Nuestra caballera dispersada, se arroj en gran parte al Longomilla, que pudo pasar a vado, pereciendo no pocos de entre stos. Debemos confesar aqu que esta dispersin, fu tambin culpa de los jefes que la comandaban, porque si entre ellos haba valientes, desgraciadamente haba no
.
en un
fuego
re
ido y vivo: diversas evoluciones se hacan que no ponan trmino a aquel trgico suceso ; ms al fin cediendo la fuer za de Bulnes, se declar la victoria por Cruz, contribuyen do para ello el valor y pericia nunca bien ponderados de D. Cornelio Saavedra, que al frente del Batalln Guas y ayudado del bravo Urzar, comandante de tres compaas del Carampangue, no abandon jams su puesto, a pesar del fuego mortfero que le rodeaba. Urzar, tan valiente como honrado; Urzar, el dolo del soldado del Caram pangue y el entusiasta ms ardiente por la libertad de su patria, pereci en este choque de las infanteras, dejando una memoria grata a los soldados que con l peleaban. Puesta en dispersin la infantera enemiga, mediante los fuegos de la del General Cruz, comenz a replegarse en el cerrillo de Bobadilla hasta el nmero de 300 y mas infantes, por haber los dems o muerto, o herido, o escapado. Este cerro era el ltimo atrincheramiento que quedaba a Bul nes y el punto donde se esforzaba por reunir los restos de su ejrcito derrotado. Saavedra, al frente de su columna victoriosa, sigui hasta este punto al enemigo, a quien no pu do reducir tanto por la falta de una caballera que prote giese y auxiliase sus movimientos, cuanto por la fatiga que trabajaba a su tropa, que haba sostenido sin descanso un combate de casi un da. En este estado regres entonces el comandante Saavedra a su campamento, para al da siguin-
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enemigos con el auxilio tam bin de alguna caballera que podra ya haberse reunido. No es fcil describir el herosmo desplegado por la tropa de ambos ejrcitos en este choque de armas; y este heros mo se hace tanto ms admirable, cuanto que, fuera del Carampangue, Buin y Chacabuco, los dems batallones eran compuestos de reclutas, de milicias del campo y de hombres enganchados un mes o dos meses haca. Pero estos hombres as colocados en orden, con tan poca expedicin en la disciplina militar, se batieron de un modo digno del nombre chileno y probaron que nuestra gente del pueblo, para ser soldados y bravos, bastaba slo el deseo y la ocasin. El General Bulnes dio tambin un testimonio de su arro jo y de su temerario valor, porque dispersada su caballera en el primer empuje dado por la de Cruz, alz su espada y ponindose al frente de sus escuadrones dio una carga per sonalmente que puso en derrota la del ejrcito libertador, hasta obligarla a lanzarse al Longomilla y pasar a su ribera opuesta, de cuyo punto no fu posible traerla nuevamente al campo por la cobarda de sus jefes superiores, y por la separacin del valiente Baquedano que haba quedado he rido en el campo. Los Comandantes Urriola, D. Martiniano, y Lara instaban a sus tropas por que repasasen nueva mente el Longomilla y borrasen as la vergenza de que se haban cubierto con la derrota anterior; ms, la indecisin del Coronel Puga, comunicada a la tropa tambin, la man tena estacionaria sin adelantar un paso. Cansados Urriola y Lara, avanzaron solos hacia el campamento; y el Sar gento Mayor D. Hermgenes Urbistondo deca entonces
buscar al enemigo y a pre sentarnos a nuestro campamento: si hay en l glorias, recojsmolas nosotros tambin, y si peligros, por qu rehu sarlos? Fatigado, sin alcanzar nada, sigui tambin con tres soldados, a los valientes Lara y Urriola y se present a Cruz, de quien recibi orden para que acompaado de su ayudante, fuese a prevenir al Coronel Puga, avanzase con caballera. Comunicada esta orden, el Coronel Puga su lejos de obedecerla, se retir ms al sur, dando con esto motivo no slo para confirmar su anterior .cobarda, sino
a
los
jefes:
Marchemos SS.
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tambin para avanzar sobre l sospechas, como uno de esos traidores que ms tarde convirtieron esta victoria'
en
una
vergonzoza
derrota
(El da anterior a la accin de Longomilla (7 de Di'ciem bre) el Mayor Urzar llam aparte a Alemparte y le indi c lo mucho que convena se nombrase a Zaartu Jefe del
Estado Mayor. Alemparte puso esto en conocimiento del' General, indicndole le nombrase Intendente de la provin
cia de Concepcin; mas Cruz se neg a uno y otro. Tal era su confianza en el amigo y su fe en el traidor). El General Cruz despleg en este combate una serenidad y sangre fra que pona espanto y admiracin en sus mis mos enemigos. Durante la mitad de la refriega se le vea sobre el techo de la casa de Reyes, con su anteojo en la ma no, observando los movimientos del enemigo y ordenando los de su ejrcito. Un granizo de balas caa sobre el techo, pero ni el riesgo que stas hacan correr a su vida, turba ban su nimo, ni embarazaban sus observaciones y dispo siciones. Cuando en este punto se hallaba, uno de sus ayu dantes, su sobrino D. Jos Luis Claro, se acerc al techo General, el Comandante Zaartu dice y grit a su to: que si S. E. es muerto en el peligro que corre, se pasa al
enemigo
con
su
que
no
observe al enemigo? Y cmo mandar entonces?, replic el General indignado y lleno de clera. Ms tarde descenda del tejado y se coloc en el corredor de las casas, donde el peligro no era menor que en el techo, y pasendose en este punto, fumando un cigarrillo, se le dirigi un balazo que pulgadas nicamente pas distante
balazo, que pareca disparado por mano amiga pero traidora, le arranc esta expresin al General, pero sin dar muestras de menor turbacin: Qu balazo tan misterioso]. .. El Coronel Zaartu apareci a poco armado de un fusil y dirigindose al General, le dijo con
de
su
cara.
Este
habitual: Ms de cien tires he disparado; pero ninguno he volteado. Este dicho, el arma de que se haba apoderado Zaartu y la conducta que haba observado en la accin tan cobarde, tan indigna y tan misteriosa, le hizo sealar en el ejrcito como el auesta frialdad y cascamiento de
voz
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disparado al General y como el asesino de Urzar; y estas sospechas a que daba lugar su cobarda y sus solapados procedimientos tomaron ms tarde su asenti miento de verdad entre el ejrcito, cuando a toda luz se le vio ser autor o promotor de una negra traicin, que hiaba desde Chillan y a la que puso trmino en Longomilla des pus de una victoria y despus de derramada tanta san gre; Zaartu era cobarde; y su cobarda era proverbial en el ejrcito; pero sus traiciones, que no haban pasado de delaciones hasta esa fecha, no eran conocidas tan a las cla ras como lo fueron en este lugar y con ocasiones de este
suceso.
En el campo quedaron en este da 1.500 muertos e igual mayor nmero de heridos. Tales fueron los sucesos ocurridos el da 8. El 9 tomaron ya un giro que comenz por amargar el alma del General, y por concluir con un tratado cuyas clusulas son todas ellas concesiones de gracia hechas al vencido. La traicin comen z en este da a desplegar sus alas y a cubrir con sus negras formas cuanto se operaba en el campamento. (Sigue el diario de Vicua). Cuando Cruz fu a ver a Alemparte para que marchara de negociador al campo enemigo, Cruz le dijo: Vaya Ud.
o
partido que le sea dable; pero a condicin que debe acordarse de m para nada. Yo quedo sujeto a la residencia del Gobierno. Cuando Alemparte marchaba, Vicua, el Secretario Ge neral, que presenciaba los sucesos y los conflictos del Ge neral, le dijo: Acurdese Ud. de estipular la reunin de un Congreso Constituyente; que sta sea la primera base. El candor de Vicua y la fe en sus principios le hacan ol vidar cul era la posicin que ocupaba. Zaartu D. Manuel, el traidor, le dijo tambin a Alemparte: Yo no quiero sino la vida seor don Jos An tonio: garntanos la vida. Alemparte le contest: (segn l refiere) Yo no voy a negociar vidas sino el honor. Cuando Alemparte lleg al campamento de Bulnes, lo primero de que ste le habl fu de sus vacas, dndole que jas de las muchas que le haban sacado de sus haciendas,
Ud.
no
y saque l
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lo que Alemparte le dijo que leso sera sino se haca pago de ellas. En seguida le expuso de que todos los jefes de Cruz estaban dispuestos a amarrarlo a l y a sus leales amigos, agregndole en seguida : Y Puga? siempre cobarde: dicen que se ha compuesto con Cruz, pero es falso : no hay recon ciliacin entre esos hombres. Los rencores del ao 29 (*) no se han apagado. Dos das estuvo Alemparte en el campamento enemigo, en uno de los cuales qued como prisionero de guerra, a vir tud de haber oficiado Cruz a Bulnes que su ejrcito se le sublevaba. Garca Reyes y Tocornal eran los que ms se oponan al tratado; ms, Bulnes lo deseaba y protega, imponiendo su aceptacin a los que le representaban. Los dems jefes del ejrcito tambin lo deseaban, y hablaban de la necesidad de variar la poltica del Gobierno por no querer ellos hacer otra campaa. Bulnes visit a Cruz despus de los tratados, y al da siguiente almorzaron juntos. Alemparte, cuando por segunda vez vino al campamento de Bulnes, le entreg varias cartas que bajo su puo haba dirigido al campo de Cruz, ofreciendo grados a los subal ternos y aconsejndoles la sedicin.
a
Carta
de
Octubre 27 de 1851.
Querido amigo:
Hacen cuatro das a esta fecha que he llegado derrotado de Petorca de la accin del 14, e instruido en primera lnea de su situacin, he pretendido hacer llegar sta a sus ma nos en la que ver Ud. una relacin fiel de cuanto ha ocu rrido en el Sur y en el Norte durante mi permanencia en estos puntos, y en lo que he obrado como autor o parte. Es toy satisfecho que dar Ud. entera fe a mi exposicin y me
(*) En este ao, traicion_ Puga crueles enemigos. La revolucin de
a
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de sacarlo de algunos errores de grue he venido a encontrar persuadidos a cuan calibre, que tos individuos he visto desde mi llegada a este punto. Yo march a la provincia de Concepcin en Julio, como Ud. sabe, y despus de 19 das de una fatal y casi deses
contento desde
so en
luego
a Talcaimano el 28 de ese mes. abordo fui recibido por nuestro verdadero, leal, grande y buen amigo don Jos Antonio Alemparte. Ins truido por m del estado de cosas de Santiago y Valpara so, me manifest por su parte cuanto pasaba en Concep cin. Desde este momento qued unido a este caballero haciendo parte de su familia, y trabajando diariamente sobre la revolucin. La provincia de Concepcin estaba desde tiempo atrs a la orden del da del General Cruz, y todos los elementos que ella contena entonces, que eran el Batalln Carampangue, una brigada de artillera y las milicias de todos los departamentos, no esperaban sino la orden de este caudillo, para alzar la bandera de los ubres. El regimiento de Cazadores, la compaa de idem. del ba talln de Yungay y un batalln cvico de lo mejor discipli nado en la Repblica, se encontraban acantonados en Chi llan, todos a las ordenes del Intendente de aquella provin cia, Pizorro Garca. En este estado todos los esfuerzos re volucionarios se dirigan sobre este punto, por aquella ra zn tan sencilla, de dirigirse al vivo cuando el muerto est seguro. Los mejores agentes deseables (1) y de mayor con fianza del general trabajaban sin cesar para hacer estallar ah primero la revolucin que en ninguna otra parte. Ca torce mil pesos librados de Santiago, nico recurso pecu niario con que se ha auxiliado a la revolucin en aquellas provincias, todos se invirtieron en Chillan. De da en da nos hacan esperar en Concepcin el movimiento de Chi llan, en su mayor parte detenido por tener Garca desmon tado los cazadores, a los que en este estado los tena sitia dos por la compaa del Yungay y el batalln cvico que tena acuartelado, cuya fuerza en su mayor parte le era fiel. La disposicin de los soldados todos de cazadores a
(1)
Estos
eran
Alejo Zaartu.
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la mayor parte de las clases y oficiales no dejaba que desear en nuestro favor; pero sus esfuerzos eran in tiles desde que les faltaban sus caballos. La vigilancia de Garca era extremada, y obraba en todo con un absolu tismo anaudito. En esta situacin nos pasamos todo el mes de Agosto y parte de Septiembre. El general Cruz, dispues to a la revolucin como nadie, no quera, sin embargo, que Di se hiciese en Concepcin nada antes que en Chillan. ficultaba mucho del xito si as no se haca. El nueve de Septiembre le dan parte sus agentes que Garca haba pues to en movimiento el tercer Escuadrn de Cazadores al mando de Venegas sobre los Angeles (departamento de Concepcin), y que este jefe no exiga otra cosa para adhe rirse a la revolucin que la firma del General; efectivamen te la exigencia era cierta y la firma vol a los Angeles en busca de Venegas. El General ejecutaba todo esto desde su hacienda de Peuelas (propiedad que posee cerca de Chi llan) donde se retir a principios de Agosto para facilitar las comunicaciones de Chillan y la frontera y ser menos observado en sus movimientos. Al mismo tiempo que man d su firma en busca de Venegas, nos mand a Concepcin una acta revolucionaria para que la firmsemos cierto n mero de individuos, escrita de mi puo y letra, agregando que no tomaba esta medida por desconfianza, sino que necesitaba satisfacer a una persona que estaba fuera de Concepcin (Zaartu, a mi entender), que todos estbamos dispuestos con nuestras vidas, honor e intereses a seguir la suerte de la revolucin. Tambin encargaba se ofreciera la Intendencia a don Manuel Benavente, y que en caso que ste se excusase, le sustituyese Vicua en el modo y forma que Ud. habr visto en las actas. La acta de que ha blo a Ud. del general lleg a Concepcin el 10 y despus de firmada por algunos, le fu llevada a Benavente por Alemparte, con toda la reserva y secreto que exiga el caso, tambin le comunic este ltimo la disposicin del General sobre la Intendencia. Se neg a firmar el acta diciendo que no se necesitaba de tal formalidad, que l aceptaba la revolucin desde que el General la encabezaba, y que no admita la Intendencia porque no era para el destino
caballos,
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El mismo da 10 en la noche, este Sr. Benavente le con fi el secreto del acta (no s con qu objeto) a un tal Vergara, acrrimo montista y casado con una Mendiburu; cu yo personaje se fu en volandas a informar de todo a Andonaegui, que haca de Intendente interino por ausencia de Viel en la frontera. El 11 era ya sabido por todos los montistas el negocio del acta, en una palabra estbamos vendidos Viel haba salido de Concepejn el 8 para la
frontera, llevndose
3 compaas del Carampangue que haba en este punto, bajo el pretexto de ir a pacificar cier tas diferencias de indios; pero seguramente no era otro el objeto que tener aislada esta fuerza del Carampangue y unirla al escuadrn de Cazadores que Garca le mandaba al mismo punto, para amenazar desde los Angeles a la pro vincia con este cantn que ellos meditaron formar en esta plaza, de cuyo departamento era Gobernador el inmortal Coronel Riquelme, decidido partidario de Bulnes, y el nico enemigo que contaba la revolucin para esos mun dos. Viel contaba con toda confianza con la adopcin de Urzar, sargento Mayor del Carampangue y jefe inme diato de las tres compaas sacadas de Concepcin. El da 1 1 se encontraban ya en los Angeles reunidas las 3 compa as del Carampangue y el Escuadrn de Cazadores. El 11 tambin resolvi definitivamente Alemparte hacer la revolucin el da y hora que llegase el vapor Arauco a Talcahuano. Principi desde este da a dar sus disposiciones y confi desde luego en el buen resultado que debi tener la diligencia de Venegas encomendada a Serrano, a quien se hizo salir a la frontera con esta misin. Es necesario que Ud. est en inteligencia que el General encomendaba es tarse en todo a las disposiciones de Alemparte; pero siem pre anteponiendo su idea sobre los Cazadores. Vuelvo a repetirle que el 11 estbamos descubiertos sobre el acta y difundida la revolucin en todo sentido. No haba, pues, otro recurso que ir ya a su ejecucin saliese como saliese, es decir con Cazadores o sin ellos. El 13 en la noche lleg el vapor y se ejecutaron con toda exactitud las rdenes de
tanto en Talcahuano como en Concepcin, sin ms ruido ni movimiento que dar algunas rdenes y poner
Alemparte,
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centinela
en
las
casas como
de los
montistas,
para que
dejndolos
estaban esa noche a las 12 y media paz reposar hora de la revolucin, fuesen conducidos al da siguiente a los hermosos salones del Instituto Nacional. Toda la cor te, excepto Andonaegui por la buena Comportancia que ha ba tenido, y 4 5 individuos ms fueron todos los presos. A la misma hora, las 12 y media del 13, se le dio parte al General de todo Jo hecho; no le pareci muy bien por que no habamos esperado el resultado de Venegas; pero sin embargo, dio sus rdenes para los dems departamentos, y para Urzar y Zaartu que secundasen con el Carampangue, lo que fu exactamente cumplido por todos y en todas par tes. Manuel Serrano, que fu encargado de llevar la firma del General a Venegas, se estuvo enmontado esperando el pronunciamiento de Urzar en los Angeles y no se vio con Venegas sino despus que las compaas del Caram pangue salieron a cantar a la plaza de los Angeles la Can cin Nacional, al pi de la bandera. Venegas, cuando Ur zar sac sus fuerzas revolucionarias a la 'plaza, permane ci impasible en su cuartel en la misma plaza, esperando lo que haba solicitado (la firma del General), Urzar, que no saba sto, intent atacarlo porque vea que no se pro nunciaba, tom por esto Venegas gran sentimiento y se sali fuera del pueblo donde vino verse con Serrano, despus de haber chocado de palabra con Urzar, y cuan do ya se le haba unido Riquelme y Viel que zafaron a espe ta perros de la poblacin con la asonada de Urzar. Sin embargo de todo, Venegas permaneci a la vista de los An geles 4 das ms y recibi algunas cartas del General Cruz invitndolo a que se decidiese. Contest en una que yo vi que se culpase a Urzar del camino que l tomaba, y la pro testa al General no hacer armas contra l. Yo no s, ami go, en qu vino a quedar esta fiesta; lo cierto es que Venegas se march con Riquelme a Chillan a unirse con Gar ca, y Viel se fu a Rere a unirse con Jofr. Este ltimo, muy adherido a la revolucin, se empleaba en juntar sus fuerzas en el departamento de que era Gobernador, y fu quien le ech garra a Viel por orden del General y se lo remi ti a Concepcin as de un modo amigable. Todo esto ocurrien
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do
en
Concepcin hasta el 20. Urrutia en el Maule estaba correspondencia constante con el General en su hacien da y con nosotros en Concepcin, de manera que obr su movimiento casi simultneo; pero le haba desarmado la provincia con mucha anticipacin y slo haban deja do un batalln armado con cuyos jefes contaban. Atac con su gente casi toda desarmada ese batalln, que lo te nan encerrado en un cuartel, de temor que se pasasen al
en
mismo Urrutia. No pudo forzar el dichoso cuartel y se re tir a la ribera sur del Itata y pidi armas y otros recur sos a Concepcin, que le fueron mandados en el acto, con cuyos elementos reunidos en Paredones, se dirigi el 23 a atacar a Garca en Chillan, que huy hasta Talca, llevn dose los Cazadores, la compaa del Yungay y el batalln Chillan. De estas fuerzas se desertaron a Garca alguna parte y se reunieron a Urrutia, quien no ces hasta pasado el Nuble de perseguir a Garca. A punto fijo no s el nme ro de gente pasada a Urrutia de Garca. A los dos das despus de la revolucin en Concepcin, Yo recib se dio principio a la organizacin de fuerzas. la comisin de formar un escuadrn de caballera, que bau tic con el nombre de Carabineros de la Repblica, forma do de soldados veteranos y aguerridos. Se les dio por jefe a Lara, con el grado de Teniente Coronel, y se hizo tambin capitn de la 1.a compaa a Urbistondo, a quien Ud. conoce. Este fu el primer recurso mandado a Urrutia. Se formaba al mismo tiempo un batalln con el nombre de Guas, de soldados veteranos. Se les dio por jefe a Saa vedra y Videla, el del batalln Valdivia. Este ltimo, con el grado de sargento mayor, se mand el 23 con tres com paas ya completamente equipadas de este cuerpo a re forzar a Urrutia. Las otras tres compaas deban salir con Saavedra cuando marchase Baquedano. El batalln Carampangue se mand el 21 formar regimiento, unin dose al efecto el batalln Arauco de la frontera, tan bien disciplinado y aguerrido como aqul. Este regimiento de be haberse montado al N. de mil doscientas plazas, segn el decreto; sobraba gente para ello. Se hizo coronel a Zaartu y Teniente coronel a Urzar, ascendiendo todos
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oficiales del viejo Carampangue. Se mand formar un regimiento de caballera de los escuadrones fron terizos que ya tena encuartelados con Eusebio Ruiz, a quien se le hizo Jefe de dicho regimiento, el que debe cons tar de 500 hombres. Tambin se organizaba otro escuadrn de caballera en Rere, de excelentes milicias disciplinadas de esta arma que tena Jofr, al mando de este valiente y digno Jefe. Adems de lo expuesto, se determin en el Cuar tel General antes de mi salida que se admitieran 600 mocetones a Mail, que ofreca auxiliar con 3.000 lanzas la divisin; a los Ruices tambin se les cometi esta incum bencia. El coronel Puga, que tena sus resentimientos personales con el General Cruz, lo dej a mi partida de Talcahuano el 29, reconciliado con el General, y dispuesto a ir al Norte a prestar sus servicios a la revolucin, segn lo que yo escribiere de Coquimbo. Lo creo hoy empleado en el ejrcito del Sur. Sus armas y el dinero andaban al go escasos a mi partida. Los fusiles en toda la provincia pasaban de 2.000, las carabinas y sables era lo ms es caso, no pasaban de 900 el nmero de cada una de estas armas. El dinero. Fui comisionado para tomar balance en las oficinas fiscales y encontr en mano : $ 20.000 toma dos en el vapor, $ 13.000 en la Tesorera Departamental, $ 9.000 en la Tesorera General, $ 10.000 en la aduana y $ 2.000 en la administracin General del Estanco y Co rreos. Algunos pagares de aduana, existencias en la fac tora reducibles a plata pocas; y gruesa cantidad en deu das de los vecinos de fondos provinciales en la Tesorera Departamental. Este es, mi querido amigo, el estado gene ral en que he dejado las cosas en el Sur a mi separacin de Concepcin, el 25 del pasado. Vamos al Norte. El 16 de Septiembre (no recuerdo bien esta fecha), se nos apareci en Talcahuano el vapor Firefly, trayndonos de Coquimbo una comisin de aquella provincia cerca del General Cruz, compuesta del cannigo Arcediano Vera, un joven Rojas y don Juan Nicols Alvarez. Su misin era dar cuenta de la revolucin consumada en la Serena y dems departamentos de la provincia el da 7, a las doce los dems
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Y DOCUMENTOS SOBRE
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del da, y la eleccin que haban hecho en la persona del .General Cruz, como Jefe supremo de las armas, y bajo cuya proteccin se ponan. Conducan tambin estos SS. las actas levantadas en aquellos pueblos, y una comuni cacin oficial para el General Cruz del Intendente don Jos Miguel Carrera, que haban nombrado. La comuni cacin oficial de Carrera estaba reducida: 1. A partici par al General el pronunciamiento de la provincia, y el nombramiento que hacan en el seor General esos pue blos como Jefe supremo de las armas; 2. A manifestar el entusiasmo y abundancia de recursos con que contaba Coquimbo para contribuir a la destruccin de la tirana; y 3. A acreditar la comisin misma. Fu informado el General y nosotros tambin por estos caballeros, que haba en Coquimbo a su partida, ms de doscientos mil pesos en
y que se quedaba reuniendo dinero hasta enterar $ 900.000 y que la divisin que se haba principiado a for mar tena ya cerca de 2.000 hombres y que se hara llegar a 3 6 4 mil si se crea necesario. Con tales informes, tanto ms crebles cuanto que estaban afianzados por la comu nicacin oficial de que dejo hecho mrito, resolvi el General Cruz y doD Jos Antonio Alemparte, mandarme a Coquim bo a solicitar de las autoridades de aquella provincia, un auxilio en numerario en calidad de prstamo de la suma de $ 100.000 y tambin como representante del jefe su premo de las armas para que empleado en la vanguardia pudiese hacer ejecutar los movimientos combinados de las dos divisiones, de cuyas instrucciones posibles fui orientado por el General, y las que solamente deba poner en conocimiento del Jefe superior de la divisin del Nor te, con cuyo acuerdo y bajo cuyas rdenes haba yo de obrar. Caracterizado de esta manera y con el empleo de Teniente coronel de Infantera de Ejrcito, me hice a la vela para el puerto de Coquimbo en el vapor Arauco, ar mado en guerra, el 25 de Septiembre a las seis y media de la tarde. Pocas horas antes de embarcarme entr a Talca huano un vapor de guerra ingls, llamado segn me parece Dilly-dally, en busca, segn supimos ah del Firefly, que haba salido de esta baha la noche anterior para Coquim-
caja
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bo. Por el
to de
capitn del referido vapor supimos que el puer Coquimbo estaba bloqueado por el vapor de guerra
a consecuencia de que don Carlos Lamber t, dueo del vapor Firefly, se haba quejado al ministro in gls de que las autoridades revolucionarias de Coquimbo le haban despojado violentamente de un buque, atropellando la bandera inglesa que tremolaba. El mismo capi tn me inform que el bloqueo dejaba libre la baha para todos los buques de guerra extranjeros y nacionales que fuesen a dicho puerto. No encontr desde luego impedi mento alguno para hacer levantar el ancla al Arauco y di rigirme al puerto de mi destino, donde llegu el 28 a las diez de la maana, con 91 horas y media de navegacin. Al pasar en la baha por enfrente del Gorgan, se levanta ron los portalones de ste imponindonos la orden de botar el ancla. Lo ejecutamos en el acto, despus de lo que nos rodearon cuatro botes del Gorgan y nos impusieron la or den de prisin al nombre del comandante Paiter, el que tambin mand a nuestro bordo un oficial para que con dujese a su buque los Jefes del Arauco. Fui trasbordado en consecuencia de los expuesto al Gorgan con el coman dante ngulo, que mandaba el Arauco. Despus de haber pedido al pirata Paiter la .causa de tan atroz procedimien to, y haber representado con toda la energa conveniente la injusta como violenta agresin que se cometa en mi persona, como con el buque que me conduca, vino abor do el cnsul ingls don David Ross, con quien despus de largusimas: discusiones convinimos n que se me dejase sal tar en tierra por el trmino de 6 horas, que yo prometa allanar en este tiempo las dificultades que haba entre el ministro ingls y las autoridades de Coquimbo. Toda la razn que me daba el bribn de Paiter para la prisin del buque y mi persona era que las autoridades de Co quimbo que se haban tomado violentamente el Firefly eran cruzistas, y que yo y el Arauco ramos tambin crucistas, y de consiguiente responsable del atentado cometi do. Ud. ver cuanto podra yo haberles dicho en contes tacin a su barbarismo; pero todo era intil, se les presen taba una oportunidad de robar y no queran dejarla ir; por
ingls Gorgan
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la una de la noche de este da vinimos a ter minar este escandaloso acontecimiento, con el tratado que Ud. habr ledo impreso, y que celebramos Zorrilla, Zen teno y yo por una parte, y el cnsul Ross y Paiter por la otra. Levantado el bloqueo y Ubre mi persona y el Arauco, me pas a ocupar sin prdida de un instante de los encargos de mi misin. Habl con Zorrilla, Zenteno y dems SS. del Consejo de Gobierno de la Provincia sobre los $ 100.000, me contestaron que estaban casi sin medios, que sus re cursos estaban agotados, esta que era imposible reunir cantidad ; pero que se haran los ltimos esfuerzos y se reu nira algo. Yo no poda demorar el buque ms de 48 ho ras para mis instrucciones y ya tena la mitad de este tiem po perdido por lo ocurrido. Al da siguiente s tocaron to dos los arbitrios y recursos posibles, y todo lo que pude ob tener fueron $ 40.000 en ocho libranzas, que yo hice firmar a don Vicente Subercaseaux, a favor del Sr. don Jos An tonio Alemparte, en contra de un Sr. Ossa y Cerda, de Co piap. Este fu todo el caudal con que hice regresar el Arauco a Talcahuano, y que si no es por una previsin ma ni aun sto habra llevado. En l acto que obtuve las li branzas, las remit a bordo a ngulo, a quien escrib una larga carta informndolo de todo lo que ocurra, y ordenn dole que si se presentaba a la vista del puerto la fragata Chile que se aseguraba haber zarpado de Valparaso con fuerzas para desembarcar en Coquimbo, levantase el an cla y se dirigiese a Talcahuano; pues tena instrucciones de no comprometer en ninguna accin de guerra el vapor; pero que si no ocurra la aparicin de tal fragata, no levan tase el ancla hasta las diez del otro da, hora en que yo es tara a bordo con la correspondencia para el General y tambin con algn dinero en efectivo que me haban pro metido. Sucedi, amigo, que al amanecer del da siguiente hace sea el telgrafo, que se tena muy listo, de fragata de guerra a la vista, y sin ms auto ni traslado levanta an cla el Arauco y se dirige, sin reconocer el buque anunciado, a Talcahuano, sin mi correspondencia ni los pocos reales que haba podido juntar. A la sea del telgrafo de fra gata de guerra a la vista, ardi Troya en el puerto y la Se-
fin, amigo,
....
234
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rena
y todo el
sistir
mundo, nios y mujeres, se armaban para re creyendo que era la fragata Chile que vena a des
embarcar gente al puerto. Me he olvidado de decir a Ud. antes que Carrera haba salido 5 6 6 das antes de mi llega da a la Serena, con una divisin compuesta de los batallo nes de infantera solo en cuadros y con un cortsimo n mero de soldados. Los batallones eran: N. 1 de Coquim
bo, Igualdad
montaa y
Restaurador, tres piezas de Artillera de cuadro de caballera para formar un regi miento con el nombre de la gran guardia. Total de las fuer zas salidas de la Serena como 400 hombres. En O valle, Ely
un
y Combarbal se pensaba llenar los cuadros. En la Serena encontr yo un batalloncito cvico como de 200 hombres y como 100 hombres de caballera y armas, se componan de dos piezas de can de grueso calibre que
qi, Illapel
estar montadas en poco tiempo. Una maestranza bastante actividad, componiendo armamento malo y haciendo municiones que se remesaban en abundancia a la divisin en marcha. Siguiendo mi relacin de la maldita sea telegrfica, y por la que el pueblo se puso tan en armas, dir a Ud. que en este conflicto fui nombrado comandante de Armas de la plaza, e incontinenti hice tocar generala, y orden retirar todo elemento de guerra del puerto a la ciudad, para hacernos fuerte en este punto. A la tarde y muy tarde de este da vinimos a desengaarnos que no era la Chile la fragata que se haba avistado sino que era la fragata inglesa de guerra Tetis, que vena a relevar al Gorgan que bloqueaba en Coquimbo. Mientras me ocupa ba de todo esto en la Serena, no haba desatendido comuni car a Carrera parte de las instrucciones del General rela tivas a la marcha de la divisin del Norte; pues aun estan do el primer da de mi desembarco confeccionando los tra tados de que dejo hecho relacin a Ud., aprovech un mo mento para dirigir a. Carrera mi primera comunicacin re ducida a prevenirle que el General determinaba no saliese divisin ninguna de la provincia de Coquimbo a no ser que las fuerzas que se le opusiesen fuesen tan inferiores que hubiese toda probabilidad de batirlas. Que sera funes to un fracaso en el Norte, por el efecto moral que causara
podan
en
APUNTES Y
DOCUMENTOS SOBRE LA
REVOLUCIN
DE
1851
los dems pueblos; y que por fin el enemigo, conocien que la divisin del Norte no- poda componerse de soldados aguerridos, cargara ah toda su consideracin, buscando su primer triunfo para alentar y movilizar a los suyos, surtiendo el efecto contrario e los nuestros. Muy mal pareci a Carrera esta comunicacin, y me contest que era contra ordenanza paralizar la marcha de su di
en
do
visin cuando tena el enemigo al frente, que ste era muy dbil y que hua de su presencia con celeridad. En el acto de recibir esta comunicacin le hice otra expreso y a pocas horas me puse en marcha para unirme a su di visin. En mi segunda comunicacin le manifiesto que padece un gran error en el concepto que ha tomado mi primera; que nada menos le digo ni he querido decirle que retroceda o paralice su marcha teniendo delante un enemigo dbil como me expresa; que si yo he padecido en la redaccin de las ideas emitidas, tuviese presente que lo que deseaba el Sr. General Cruz era evitar un combate en la divisin del Norte, sin toda probabilidad de triunfo; y que por fin el Sr. General me haba ordena do decirle en resumen que todo lo confiaba a su tino, pru dencia y buen juicio; y que lo ms que tena que ins truirle no poda hacerlo sino verbalmente segn mis ins trucciones para lo que me pona en marcha en el acto; concluyo esta vez por satisfacerlo de mi demora indis El da 5 de Octubre me un a la divisin pensable. en Illapel, y conclu de instruir a Carrera de mis encargos. La divisin sali de este punto al da siguiente, internn dose en la provincia de Aconcagua y en persecucin de Campos Guzmn que se haba retirado de Illapel dos das antes de la llegada de Carrera a este punto. La fuerza de Guzmn, segn los mejores informes, consista en 60 gra naderos de la escolta y de 3 400 hombres ms de milicias, entre infantera y caballera. La divisin de Carrera, al salir de Coquimbo, ascenda en su totalidad, a quinientos y tantos hombres ; siendo entre stos de caballera cincuen ta y tantos, que llevaban como tengo dicho el nombre de la gran guardia. Visto por m este ejrcito, que en Concep cin se nos haba presentado como un gigante, le juro amigo
. .
236
DOMINGO SANTA
MARA
Adems, amigo, entre las fuerzas que le expreso venan ciento y tantos oficiales, que com pletaban la parodia ms exacta de un ejrcito boliviano.
que sufr horriblemente.
Permtame excusarle la referencia de otras menudencias desagradables. Entr en conferencias con Arteaga. Me manifest este buen sujeto su corazn y cunto trabajaba y sufra. Ud. encuentra ya esto muy organizado me deca, lo que Ud. hoy admira en mi trabajo personal es ya des canso, esto era una merienda de negros; y si yo por temor de no poder organizar esto me hubiese retirado, confirmaran la idea de cobarde con que me tachan; yo debo vindicarme y morir al frente de este puado de hombres a quienes no les falta valor como Ud. lo ver. Estas y otras cosas, ami go, hablaba con Arteaga. Le juro amigo que he visto el 14 batirse a Arteaga corno el ms valiente imaginable; y en verdad que lo que ste me deca de los soldados de la divi sin era exacto, pues jams espero ver ms arrojo ni ms valor por morir. Sigamos la marcha. La Divisin, a me dida que se internaba en la provincia de Aconcagua, reci ba aumento en sus filas vena alguna ropa y se vesta al hombre en el instante que se presentaba a prestar volun tariamente sus servicios; por mi clculo cuando ya llega mos a Petorca, la Divisin se haba reforzado con ms de cien hombres; pero tenamos mucha escasez de armas. Toda nuestra caballera ascendi al fin a 70 hombres en el regimiento de la gran guardia, todos con chuzos o lanzas que llaman, sin un solo sable ni carabina; y 26 cazadorcitos que yo form tan pronto como me un a la Divisin, sir vindome de base seis carabineros que me traje de Concep cin, cinco desertores del escuadrn de cazadores de Copiap, y algunos ms veteranos de caballera que encontr enrola dos en las filas de la infantera. Esto formaba nuestra caba llera. Me cost malos modos llegar a formar mis 26 cara bineros, que eran el ojo de la Divisin y cuya utilidad se vino a conocer despus y se me daban las gracias. Antes de salir de la Serena hice cortar algunos fusiles y me traje a la Divisin 20 carabinas e igual nmero de sables que consegu y busqu por bajo de la tierra, con que arm a mi gente y la dispuse a batir los 60 granaderos en cualesquiera
REVOLUCIN
DE 1851
237
como sucedi el 14. En fin, amigo, debo parar aqu mi relacin sobre el Norte y decirle en resumen que ha biendo en Palo Colorado recibido el enemigo un refuerzo de cerca de 700 hombres veteranos, lo que sabido por no
parte,
sotros
a punto fijo, nos hizo resolver a no seguirlo ms, sino dirigirnos sobre Putaendo y San Felipe. Este nos pi c la retaguardia y nos alcanz en Petorca, donde ya no pu do escusarse la batalla, cuyo xito conoce Ud. Nuestra fuerza en ese da no pasaba de 600 hombres, en la forma que le dejo explicada. El enemigo tendra cerca de 1.900 hom bres. El resultado no poda ser dudoso. Yo eleg las posi ciones del ala derecha, donde se colocaron dos piezas de Artillera, el N. 1 y el restaurador. Esta posicin con al gunos soldados ms habra sido invencible. Nuestra ala izquierda ocupaba tambin una posicin ventajossima, el batalln Igualdad y una pieza de artillera era la fuerza de ese costado. Los cazadorcitos y los 70 huasos con chu zos se dirigieron en medio de los dos flancos de la lnea, que era la caja de un ro lleno de un zarzal tupido y boscoso. Esta posicin era fuerte en toda su extensin; pero c mo resistir esa masa que cada vez de refresco nos atacaba sin poder por nuestra parte presentar un soldado nuevo y de reserva al combate? De tres a cuatro horas se resisti en toda la lnea con un herosmo de que habr pocos ejem plos. Al fin nuestra lnea cedi en todas direcciones, nos tomaron los caones y ya se perdi toda esperanza. Ca rrera con algn ardor pens, a retaguardia del costado iz quierdo, rehacer la dispersin de este flanco, yo lo acom
pa
un
momento ; mas,
a noso
tros, que vena en fuga del mismo costado, fu incitado por Carrera para rehacer nuestras dbiles fuerzas y no acce di, a mi juicio con mucha razn. Si no haban podido re sistir nuestras fuerzas cuando estaban intactas y favore cidas por la artillera, cmo podran sostenerse cuando el enemigo nos hara fuego con nuestros propios caones ya en su poder? Era locura!! y no valor. Ya al ver la ne gativa de Munizaga, despej tambin mi razn ofuscada
en ese
meter
momento y me apercib del error que bamos a co con tratar de rehacer 70 u 80 hombres que se ha-
238
DOMINGO SANTA
MARA
bran reunido, y dej el campo huyendo con cuatro oficiales ms y una ordenanza que tuve siempre a mi lado.
Escap,
por
montes,
cerros
caminos;
creo
que
jams
fueron pisados por planta humana. A los 11 das de una marcha infernal he podido introducirme aqu para hacer a Ud. esta fiel relacin de todos los sucesos. Mis prons ticos del Sur son los ms favorables, creo invencibles las fuerzas del General Cruz, y que pronto redimir la Rep blica y en particular este pueblo de miserables cortesanos. Me he ocupado desde que estoy en sta de ver modo de hacer algo, pero desespero y me marchar al Sur aunque sea con riesgo de caer en manos de nuestros verdugos.
Enero,
1. de 1852.
Querido amigo:
Lo ms notable que tengo que agregar a la relacin que antecede despus de todo lo que le he dicho a Ud. verbalmente, es que con muy sealadas excepciones todos los hombres d la provincia de Concepcin y de todas las cla ses de la sociedad, no miraban la cuestin poltica del pas sino el inters personal del General Cruz; para nada se les oa traer a consideracin la reforma de nuestras institu ciones, ni basar sus ideas de oposicin en otros principios de libertad y progreso, que la presidencia Cruz considerada como de derecho. Triste concepto formar Ud. de este pue blo; pero lo que expreso a Ud. es la verdad. En Coquim
bo
futuro,
el trmino opuesto, poco se fijaba en el gobernante y s mucho en la reforma de instituciones. Le re comiendo leer con detencin las actas de la revolucin de Coquimbo y lo que se publicaba por la prensa de ese pue blo heroico en aquellos das. Algunas instrucciones reservadas que llev a Coquimbo del General Cruz, me creo en el deber de callar aun. Mu cho me recomend el Sr. Cruz, que instase a las autorida des de Coquimbo para que no perdiesen tiempo en la elec cin de miembros para la Convencin, y que se fijasen en hijos de la misma provincia. Le agobiaba mucho la idea
era
REVOLUCIN
DE
1851
le juzgase ambicioso, y que como tal se hubiese puesto al frente de la revolucin. Deseaba que a un mis mo tiempo que el Ejrcito del Sur entrase a la capital, se reuniese la Convencin y nombrase un gobierno proviso rio que le quitase el peso que l no poda soportar. El intendente que yo encontr en Coquimbo, era don Vicente Zorrilla, que gobernaba con acuerdo de un conse jo de Gobierno compuesto de 12 vecinos, de los ms res petables e ilustrados del pueblo; entre los que figuraba en primera lnea el valiente republicano don Toms Zen teno, Juez de letras que era antes de la revolucin de la provincia, y con cuyo acuerdo observ obraba siempre Zorrilla. Deseo que le sean a Ud. de alguna utilidad estos apuntes sobre cuya veracidad le respondo con la fe y sinceridad con que tengo el honor de ser su amigo.
de que
se
EL DR.
RODOLFO LENZ
Discurso
del dr.
Aureliano Oyarzn
Seores : Medio siglo va ya corrido desde que l ilustre Presi dente de la Repblica, Dn. Jos Manuel Balmaceda, man d crear el Instituto Pedaggico, destinado a formar maes tros competentes para los establecimientos de la segunda enseanza del pas. Se contrataron con este objeto a varios eminentes peda gogos de Alemania, pas que goza hasta hoy de la fama de poseer los mejores mtodos de enseanza en todos los ra mos del saber humano, basados en el intuitivo principal mente, contrario al receptivo que heredamos de la Colonia
mnemnica y la palmeta. tengo para qu recordar aqu los resultados de la nueva enseanza, de su influjo en los colegios, ni de los bene ficios que han reportado a Chile los trabajos de Steffen sobre la geografa y la historia, de Hansen en la gramti ca y las letras, de Schneider en la filosofa, de Johow en las ciencias biolgicas, de Mann en la educacin, de Ziecon su
No
etc.
en
otras
disciplinas.
Ms difcil todava me sera recordar las numerosas pu blicaciones cientficas de estos sabios, dispersas en las re vistas del pas y de todo el mundo. Quiero referirme nicamente a Rodolfo Lenz y recor dar en dos palabras sus valiosos trabajos sobre filologa, gramtica, folklore, lenguas indgenas, de la araucana en
particular.
gramtica castellana, diccionario de Chilenismos, lec turas araucanas, folklore, etc., etc., son trabajos fundamen tales destinados, sin duda, a investigaciones de ms vuelo
Su
el futuro. sus estudios de la lengua y el folklore ha abierto, ade? ms, un campo de investigacin cientfica para llegar, no slo a la comprensin de las costumbres pasadas de nues tros aborgenes, sino que tambin de la etnografa general, para compararlas con las de otros pueblos de continentes
en
En
16
242
EL DR.
RODOLFO
LENZ
lejanos y llegar a la conclusin de que, por razones de con tinuidad, todos los pueblos de la tierra han practicado siem de otros pre rigurosamente, segn las influencias recibidas de sucedido pueblos, las mismas costumbres, que se han un grado inferior a otro ms adelantado y de progreso
constante. Lenz ha contribuido poderosamente a este estudio que preocupa hoy a los sabios y explica el desarrollo de la cul tura humana. Por lo que toca al folklore del pueblo chileno principal mente, que es tambin un ramo de la etnologa, sus estu dios y los de sus discpulos, han esclarecido problemas de comunidad universal tambin, que antes no conocan. La ergologa de esta ciencia en las industrias populares chilenas, costumbres, alimentos, etc., nos ha revelado con gran acopio de materiales las influencias musulmanas importadas a Espaa por los rabes y al Per y Chile, des-
conquistadores espaoles. lega, pues, Lenz, un vasto material de estudio vestigacin que harn imperecedero su recuerdo. pues,
Nos
por los
in
En nombre de la Sociedad Chilena de Historia y Geo grafa, que en este acto tengo el alto honor de representar, rindo un homenaje de admiracin, respeto y gratitud al buen amigo que en vida nos ayud en nuestros trabajos
cientficos
con
su
saber y desinteresados
de don
consejos.
Discurso
Carlos Vicua F.
Seores :
Los profesores del Instituto Pedaggico me han confe rido el honor penoso de rendir en su nombre al Doctor Lenz el homenaje ritual en este umbral obscuro. Ellos saben ms que nadie cuan hondamente ligado estoy por el afecto, la veneracin y las ideas al ilustre maestro de las ms ardo
rosas
juventudes.
en
-Pero
este sitio
no
debe
uno
hablar nicamente de
sus
propias emociones. Slo se justifica que rompan el silen cio sagrado cuando de ellas brota una enseanza o al me-
EL
DR.
RODOLFO LENZ
243
nos una
resonancia
profunda
vivos. Esa enseanza fluye a raudales de la vida ejemplar de estudio, de ciencia, de trabajo, de doctrina, del doctor don Rodolfo Lenz.
inteligencia privilegiada y original no se malgast, como tanta otra, en devaneo pueril, en retrica intil, en fantasa quimrica, en sofismas trabajosos. Era la suya una cabeza pensadora y fuerte, clara y po sitiva, sagaz y penetrante, que hubiera dado frutos opi mos en cualquiera disciplina cientfica o filosfica. Erigi, por vocacin irrefrenable, para su ejercicio, el fenmeno maravilloso y trascendental del lenguaje, el ms noble, el ms grande, el ms complejo, el ms difcil, de los fenme nos del mundo, porque es el que liga y enlaza las mentes humanas, y es el que da representacin y forma duradera a todas las concepciones del espritu, a todas las volunta
Su des del cuerpo, a todas las emociones del corazn. Pero no lo estudi sometido a la rutina milenaria, en cadenado a las reglas y preceptos tradicionales, con el afn pueril de reformarlo o corregirlo, limitando sus desvelos al dialecto acadmico, que escribimos y no hablamos. Tuvo una visin ms amplia, una visin de sabio y de pensador, enamorado del propio mundo que observaba. Para l la lengua era viva y mudable, eternamente re novada, en perpetua evolucin, y eran formas legtimas suyas no slo las construcciones y vocablos de los clsicos y de los hablistas, sino todas las expresiones audaces, apasio nadas, enrgicas o tmidas, del pueblo ignaro, creador es pontneo y fecundo de todas las nuevas formas del idioma. El ense que la Gramtica no es para corregir la lengua, para estudiarla, para saberla, para comprenderla, sino para interpretarla, para adivinarla, para penetrarla, y para lle gar con ella al alma misma, ntima y eterna, de los pueblos. Su ctedra entre nosotros era una llama viva, una luz escrutadora y sabia que iluminaba los repliegues escondidos del cerebro, un manantial que refrescaba la inteligencia con una cascada inextinguible de ideas, de nociones, de conceptos nuevos, originales, certeros y fecundos.
244
EL DR.
RODOLFO LENZ
Si su actividad se hubiera limitado a la docencia, si slo le debiramos los treinta y cinco aos que pas en nuestro Pedaggico derramando su ciencia y su sagacidad en las ctedras de Castellano, de Francs, de Ingls, de Gram tica Moderna, de Lingstica General, ello bastara para que rindiramos a su memoria un extraordinario homena je de gratitud por la. ciencia difundida con tanta genero sidad sobre treinta generaciones de maestros.Pero el Doctor Lenz fu mucho ms que eso : fu un eru dito de extraordinaria competencia, fu un pensador ori ginal y fu un investigador infatigable cuyas obras son estu diadas y comentadas por los ms grandes filsofos de la vieja Europa, con el respeto que merecen las produccio nes del genio.
partes, el Diccionario derivadas de las lenguas otros de menor aliento, colocan el nombre del Doctor Lenz entre los de los ms es clarecidos fillogos del mundo.
como
sus
Libros
La Oracin y
Y este hombre sabio, original, atrevido, explorador de los signos y las formas, reformador y revolucionario en las altas lides del pensamiento, era como profesor y como ami go, como abuelo y como padre, de una bonoma, de una bondad incomparable. No saba enfadarse y humanizaba las ms arduas cuestiones con el chisporroteo inagotable de su humor y de su ingenio brillante y benigno. Sobre todo
benigno. Su alma
no
supo de rencores ni
maldades. Perdon las ms crueles ofensas con santidad ejemplar y saba sonrer a la adversidad con una mirada
sus
libros,
clases eran todo su amor. Cuando los aos y el esfuerzo infatigable vencieron la luz privilegiada de su gran cerebro, y la amnesia empez a obs curecer su mente maravillosa, la emocin y el recuerdo sentimental parecieron avivarse sobre las cenizas de los conceptos que se iban. En los ltimos tiempos deliraba con volver al Pedaggico a dictar sus lecciones magistra les. En esta ilusin postrera se apagaron sus pupilas.
sus
nios,
alumnos,
sus
245
Su alma ha quedado en sus libros y en sus alumnos. En perdura, alienta y fecunda, a travs de nuestros labios temblorosos, las mentes de las nuevas generaciones. Porque los hombres eminentes no mueren cuando mueren; slo mueren de veras cuando la ingratitud humana los ol vida. Nosotros sus alumnos sabremos recordar durante toda nuestra vida las enseanzas fecundas del Doctor Lenz, y sabremos desparramarlas en las mentes vrgenes de las
nosotros
generaciones
nuevas.
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EL
DR.
RODOLFO LENZ
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fran
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al Ministro
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en
Veinte lecciones de
Santiago, Imprenta
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250
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EL DR.
RODOLFO LENZ
251
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inglesa
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para la enseanza
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Gramtica
inglesa.
glesa.
Santiago, Imprenta y Encuademacin Universitaria, Segunda edicin, 1912.
Tercera edicin, 1915.
Reyes
En los primeros das de Noviembre dej de existir don Anbal Echeverra y Reyes, despus de una larga y fecun da vida, consagrada por entero al servicio pblico y a los trabajos de investigacin cientfica y literaria. Entre sus primeros trabajos de aliento debe recordar^ se su Geografa poltica de Chile, en dos volmenes, en la que recogi las noticias ms prolijas sobre la divisin te rritorial del pas y reuni un material que hasta la fecha se consulta con utilidad. Desde temprana edad fu el seor Echeverra aficionado a los estudios lingsticos, y en es te orden de actividades deben recordarse sus Voces usa das en Chile, que fu uno de los primeros esfuerzos reali zados para recopilar los chilenismos del lenguaje vulgar, su monografa sobre la lengua araucana y sus Noticias so bre la lengua atacamea. Su larga residencia en Antofagasta lo hizo familiarizar se con el estudio de los aspectos mas interesantes de la cul tura aborigen de Atacama, y sus frecuentes viajes al ex tranjero, particularmente Bolivia y Per, le dieron oca sin para trazar agudas y amenas reseas de sus peregri naciones de estudioso por tierras extraas. En las pginas de esta Revista public el seor Echeverra varios traba jos suyos, recuerdos de viaje y de erudicin histrica, de mrito positivo. Su profesin lo inclin de preferencia a los estudios le gales, en los cuales deja un aporte de consideracin. Tam-
DON
ANBAL ECHEVERRA
Y RETES
poco le fueron indiferentes los trabajos bibliogrficos, tre los cuales merecen recordarse su Bibliografa de los c
en
digos chilenos, y su Bibliografa de la revolucin de 1891, en la ltima de las cuales anot varios centenares de publi caciones de cuantas a torrentes dieron las prensas nacio nales y extranjeras a raz de aquel sangriento conflicto. Una larga vida y una consagracin absoluta a las ms nobles tareas del espritu y del intelecto haban quebran tado su salud, pero no la luz de su inteligencia ni la ente reza de su espritu. La enumeracin completa de sus va riados trabajos geogrficos, histricos y literarios llena ra muchas pginas, y revelara en su integridad la irre parable prdida que hoy lloran las letras nacionales.
Diario del
Da 18. Don Emilio amaneci casi ciego, picado por los mos quitos y zancudos; la cara sumamente hinchada. Yo me libr del ataque nocturno porque sintiendo durante la noche que el viento me incomodaba, me envolv la cabeza Nos levantamos a las 6, y despus de con un pauelo. tomar caf, don Emilio sali en busca de los caballos que se han alejado durante la noche buscando las alturas donde hay viento para librarse de los mosquitos y tbanos que tambin abundan en estas regiones. A las 8 salimos en busca de la isla de Len, y tomando unas veces el fondo de las quebradas y otras transmon tando elevados cerros, a las 11 llegamos a la extremidad de una pennsula que se interna mucho en el mar, cortada a pique y de ms de 300 pies de elevacin. Desde all veamos toda la costa al Norte hasta la desembocadura del ro Santa Cruz y al Sur hasta el ro Gallegos. La Isla de Len, o ms bien pennsula, porque en la baja marea se puede pasar a ella sin mojarse, la veamos como a dos leguas al Norte del lugar en que nos hallbamos situados. Desde all podamos examinar la costa en una extensin de ocho leguas al Norte y al Sur, sin que se viese buque alguno, objeto de mi viaje a la costa. Los buques en estos lugares tienen que anclar muy afuera, porque las costas
.
DIARIO DEL
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la razn por qu se ven desde las cimas de las pampas las naves que vienen a cargar guano a Monte Len. Habra ido a la isla, pero por la orilla del mar no se puede andar a causa de haber en toda esa costa cerros cortados a pique y a cuyos pies se azotan las olas. Inter narse para transmontar elevados cerros habra sido concluir
son mus
bajas. Esta
es
no
a Santa Cruz, principal, o ms viaje, y no poder regresar a Punta Arenas para el da de la pasada del vapor. Nos dirigimos al alojamiento donde a la m. llegamos l^ p. y nos apresuramos a disponer nues tro almuerzo, que falta nos haca.
'
El extravo de Ulloa nos ha causado muchos inconve nientes. Sobre todo l sabe con exactitud el lugar donde est fondeada la escuadra argentina y nosotros tendremos que buscarla. Si no la encontramos en nuestro camino, no tendremos otro gua que la brjula cuando tengamos que transmontar las pampas para dirigirnos a Santa Cruz. A las 3 p. m. almorzamos un poco de valdiviano y caf, disputando nuestro, almuerzo a los millares de mosquitos
que
nos
perseguan.
He resuelto marchar a Santa Cruz maana porque hoy avanzaramos muy poco y correramos el peligro de alojar esta noche en plena pampa, lo que no sera agradable. Hoy en la tarde he subido a pie un alto cerro situado al Norte de nuestro alojamiento, con el objeto de tomar un croquis del mar y de los cerros que estn a su orilla, pero no me ha sido posible ni siquiera abrir mi cartera porque me lo impedan los mosquitos de que he hablado. He maana la cuando suba tarea a la para dejado pampa. Desde all tomar la vista de este caadn que hemos denominado de los Mosquitos. El calor ha sido muy insoportable. Preferimos el tiem po, porque nos libra de tantos inconvenientes que tienen los das de calma. A las 7 hicimos nuestra comida que se compuso sola mente de un poco de arroz cocido y caf.
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'Vveres nos quedan muy pocos a causa de los das per didos buscando Monte Len. Segn nuestros propsitos, maana debamos estar de vuelta en Coy, donde qued el resto de los vveres. Nuestras provisiones se componen hoy de dos cajas chicas de sardinas, una de choros y dos de salmn, tres libras de azcar y dos de caf. Todo lo dems se ha concluido. Hemos subido hoy a la cumbre ms elevada que se en cuentra al mismo nivel que las pampas por si divisamos algn humo que nos indique la presencia de Ulloa, pero nada hemos visto. Es intil tambin buscar a una per sona en estas innumerables e inmensas quebradas que se desprenden de las pampas al mar. Baste slo saber que recorrer a lo largo una de ellas nos ha hecho emplear seis horas de viaje. Al que se extrave en medio de ellas no le queda otro recurso que subir a las pampas dejando el mar a la espalda y tomar rumbo al Norte o al Sur guindose por el sol si no tiene brjula. La marcha continuada en la primera direccin lo conducir a Santa Cruz, donde encontrar En la segunda lo conducir a recursos en la isla Pavn. ro Gallegos, donde nada hallar hasta encontrar a los patagones o llegar a Punta Arenas, donde es difcil alcanzar si no tiene por lo menos vveres para ocho das y dos buenas
.
cabalgaduras.
Creemos que lo primero haya hecho Ulloa vindose separado de nosotros, y que ya estar en Santa Cruz. Maana haremos lo mismo nosotros, esperando si Ulloa se encuentra en los Misioneros, que nos haga humos para saber el. lugar por donde debemos bajar de las pampas a aquella localidad, y no equivocar el caadn o quebrada, pues el terreno tiene la misma configuracin a orillas del Santa Cruz que a orillas del Atlntico. El lugar llamado Misioneros, situado en la ribera Sur del ro Santa Cruz, est a ocho leguas del Atlntico y a igual distancia de la Isla Pavn. All estuvieron una misin los ingleses treinta aos ha, y se ocuparon en educar algunos patagones. De aqu que varios indios hablen un poco de ingls. Abandonaron ese lugar a causa de la es-
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terilidad de sus esfuerzos para arrancar a los patagones de la vida salvaje, siendo el principal obstculo a sus generosos esfuerzos el arraigado vicio de la embriaguez Entre los misioneros se encontr entre aquellas tribus. el valiente y abnegado doctor Sterling, que ms tarde fund una misin en la Tierra del Fuego (Ushuaia, Canal Beagle), obteniendo los ms felices resultados de los indios
fueguinos.
Ms tarde ocup ese lugar e hizo algunas construcciones de madera el francs don Ernesto Rouquaud, con el objeto de dedicarse a la pesca; pero habiendo fracasado en su empresa, abandon el lugar el ao 1874. Da 19. A las 7 a. m. dejamos con don Emilio el alojamiento de los Mosquitos. Luego alcanzamos las pampas y all Nos dirigimos a ellos vimos humos en direccin N. O. y a las 10 nos encontrbamos a orillas de las quebradas o caadones que bajan al Santa Cruz. Desde all veamos este ro a gran distancia. Bajamos a la segunda planicie de las pampas y al llegar a ellas tambin vimos humos Marchamos por estas llanuras con un en direccin al N. sol abrasador, sin encontrar agua que beber. A las 3 estbamos muy cerca del humo que nos haba guiado en nuestra marcha, cuando se adelant hacia nosotros un hombre a caballo en quien pronto reconocimos a Ulloa. El pobre haba ocupado dos das en hacernos humos y bus Estos no los habamos visto antes porque est carnos. bamos en la costa de Monte Len. Ulloa haba llegado ano che a los Misioneros y peddole un caballo a Manuel Co ronel (argentino que se ha hecho salvaje casndose con una india fueguina y adoptando la vida de los patagones), para ir a buscarnos a la isla Pavn por si hubiramos arri Estuvo en aquella localidad donde encontr bado all. a Luis Piedra Buena que manda una barca mercante, la Tierra del Fuego, actualmente fondeada en los Mi sioneros su cuado Carlos Doufour, y dos nios, nicos habitantes de aquella isla. Moyano, Subdelegado Ma rtimo nombrado por el gobierno argentino, se halla en fermo a bordo de la barca Cabo de Hornos.
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las pampas unidos todos humos, que contestamos, y ya bajas, nos dirigimos a los Misioneros. Demoramos ocho horas en atravesar las pampas bajas que nos pareca jams concluan, con un calor abrasador y una sed desesperante. Al fin a las 6 p. m. bajbamos un caadn y media hora despus llegamos a un manantial donde bebimos en abundancia muy buena agua. Habamos andado 18 leguas. A las 7 llegamos a los Misioneros y vimos fondeados en el ro los siguientes buques argentinos: el acorazado Los Andes, las caoneras Repblica y Constitucin, la barca mercante Tierra del Fuego en la cual se ocupa Piedra Buena en traer carbn y provisiones para el consumo de los buques, y una balandra muy pequea, de 25 a 30 toneladas. Me dirig a las casas que ocup Rouquaud, que se ha llaban en ese momento rodeadas de oficiales y soldados. Llegu all trmulo de rabia y vergenza. La bandera argentina flameaba en tierra, en la margen sur del ro Santa Cruz, donde tantas veces nuestros ministros haban dicho en todos los tonos que no permitiran que los argen tinos pusieran la planta. Ahora bien los argentinos han tomado posesin de la ribera sur del ro, han tomado pose sin de las casas donde han depositado sus municiones de guerra y dado alojamiento a sus tropas, ocupando hasta la que all mand construir el gobierno de Chile, han desembarcado una guarnicin compuesta de una compaa de artillera, enarbolado la bandera argentina y ejercen all jurisdiccin. Qu ms quiere el gobierno de Chile? Y uno se desespera cuando ve que los argentinos sostienen todos estos actos con sus buquecitos de ro que uno de nuestros blindados puede llevar en sus pes cantes. La indignacin que la vista de todo esto produce, se calma con la idea de que el gobierno de Chile mandar desalojar a los argentinos tan pronto como tenga conoci miento exacto de las hechos. A mi arribo delante de las casas todos los oficiales y mu cha tropa estaban fuera de ella, observando mi llegada con
No
encontrndonos Ulloa
hizo
all, volvi
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semblantes risueos y picarescos. Parece que a Ulloa se haba escapado mi nombre la noche anterior, y que estos seores me esperaban. Me desmont del caballo y me dirig al que cre el jefe, a quien salud, saludo impercep tiblemente contestado. Seor, le dije, podra dirigir mi tarjeta al seor Comandante en jefe de l escuadra? Creo que s, seor, dirjase Ud. a aquel caballero. Y me indic a un oficial (el jefe de la guarnicin) que miraba hacia nosotros desd el balcn o corredor de la casa. Este jefe me recibi con atencin y cortesa, y se encarg de enviar al Comandante de la escuadra mi tar jeta en la cual escrib: El Teniente Coronel Diego Dubl Almeida saluda y desea presentar sus respetos al seor Comandante en Jefe de la Escuadra Argentina de estacin en Santa Cruz. Mientras llegaba la contestacin de los oficiales de la guarnicin de tierra me invita abordo, ron a comer, lo que acept, pidindome excusas del mal alojamiento y servicio de comedor, diciendo que los sol dados en campaa no podan ofrecer mejor servicio. Mien tras comamos lo que yo' hice con un apetito devorador a causa de llevar dos das de malo y poco aumento lleg la contestacin del Comandante de la escuadra: Coronel Luis Py, Jefe de la escuadra argentina, retribuye al Te niente Coronel Almeida sus respetos/y le dice que le enva una embarcacin para conducirlo a bordo del acorazado Los Andes, donde lo saludar en persona, si as le place al Sr. Almeida. Despus de comer, me traslad a bordo del Los Andes, donde permanec hasta las 11 de la noche. All encontr al corts Coronel Py, anciano simptico y de buena pre sencia. En su fsico, maneras y modo de expresarse se parece al Comandante de artillera chileno, don Jos Mi guel Fez. Conversamos a solas como una hora, manifes tndole el objeto de mi viaje a Santa Cruz. En seguida entraron a la cmara los Comandantes de las caoneras y el mayor-secretario. La conversacin rod sobre nues tra cuestin de lmites y se hizo general. Cada uno habl tratando siempre de suavizar por medio del lenguaje y tono
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corts la amargura que para m, como chileno, pudiera haber en sus palabras. Muy principalmente se distingui en este modo de ser el Coronel, quien me dijo: Vea, amigo, a m me mandaron que viniera aqu, y no tengo otra cosa que averiguar. All los hombres de letra menuda
propias palabras que arreglen estas cosas diplo mticamente; nosotros los militares no las entendemos. El que para hablar emple tono y frases ms duras fu el Mayor-secretario, no obstante que el Coronel Py, con la
sus
mirada trataba de calmarlo Pas entonces momentos Ya ve Ud., hemos muy amargos. Dijo el Secretario: tomado posesin de la ribera sur del ro Santa Cruz; tenemos all (o ach, como dicen los argentinos) nuestra guarnicin, y Ud. ha visto flamear nuestro pabelln en tierra. Al salir de Buenos Aires cremos encontrar aqu la escuadra chilena y la hemos estado esperando. Continu hablando sobre los derechos que tena la Repblica Argentina a la Patagonia, y como la materia era larga de discutir y pudiera el Secretario tomar tanto fuego que alterara la calma con que 3^0 le escuchaba, le
interrump dicindole:
Si sobre este asunto hablsemos
no o
discutisemos, Ud.
comprender que yo podra regresar a Punta Arenas ni en un mes. Por otra parte creo que los mitares no de bemos tomar estos asuntos con tanto ardor y guardarlo para cuando se nos mande obrar, sin que por esto dejemos de ser atentos y corteses aun con nuestros propios ene
migos.
Antes qu el secretario replicase, el Coronel Py agreg : Yo tengo el mismo modo de pensar de Ud., Coman dante, y la conversacin entonces tom un giro muy general y afectuoso. El Coronel y los Comandantes de las caoneras, res pectivamente, me invitaron a dormir a bordo, pero me excus de hacerlo porque la misma invitacin me haba hecho el Comandante de la guarnicin de tierra y la haba
aceptado. Me desped del Coronel Py (la marina argentina usa los mismos ttulos del ejrcito) y dems jefes para no verlos
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los Misioneros al da siguiente obstante el mal estado de las cabal muy temprano, gaduras que necesitaban descansar, y alejarme cuanto antes de un lugar donde por tantos bochornos haba pa
ms,
pues
pensaba dejar
no
sado. A las 11 llegu a tierra donde recib atenta acogida del Sargento Mayor don Flix Adalid y del Teniente don Benito Servn. Este que, segn su propia exposicin, se me ofreci toma diariamente cincuenta mates sin azcar si quera tomar. Acept, pero apenas pude tomar dos, tan malos los encontr. Me hicieron recordar la diferencia entre stos y unos de leche que de vez en cuando tomo en Santiago, servidos por amigas y hermosas manos. El Teniente tuvo la bondad de cederme su cama, obser vndome que l estaba de guardia y que no la necesitaba. En grandes apuros me vi para acostarme en ella y no ensuciarla porque mi cuerpo estaba cubierto de grasa de avestruz. Por fin tom una toalla que llevaba en mi ma leta, me envolv en ella y me ech a la cama. No obstante la fatiga de mi cuerpo no pude dormir, preocupado con lo que haba visto y me haba sucedido. Reposaba en la cama de un oficial argentino, bajo el mismo techo que la guarnicin a que l perteneca, y al pie del asta de bandera en que diariamente flamea el pa belln argentino. Y todo esto suceda en territorio chileno, en la orilla sur del Santa Cruz, y teniendo nosotros una Qu efecto va a producir en los poderosa escuadra. dems pueblos de Chile la noticia que yo lleve! Cules van a ser las consecuencias del paso atrevido que han dado los argentinos! Me levant y escrib durante dos horas. Llam a don Emilio para preguntarle si sera posible partiendo al amanecer de los Misioneros llegar a Punta Arenas en seis Me contest que los caballos estaban muy fatiga das. dos, pero que en dos de los mejores podra l solo llegar el da antes que pasara el vapor para Valparaso. No cre conveniente, despus de meditar bien, que llegase a Punta Arenas nadie antes que yo; no obstante dispuse nuestro regreso para las primeras horas de la maana.
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Da 20. Me levant
a
las 5 a. m. Un soldado entr a la pieza si quera tomar t, caf o malta. Acor preguntarme dndome del mate de la noche anterior, le dije : -^Triga A poco rato se apareci el mismo soldado trayendo me t. un mate con su respectiva bombilla. Al verlo le dije que Si es t, seor, me contest, y no quera mate sino t. me alarg el utensilio. Efectivamente era t, servido sola distinta de manera de la que se acostumbra en to mente
a
das
partes-
a don Emilio para que dispusiese la marcha, y entonces que los caballos se haban perdido la noche supe
Llam
anterior y que Ulloa haba ido a buscarlos. Mientras llegaban, me ocup en observar todo lo que me rodeaba. La casa de Rouquaud ocupada por la guarnicin es jie madera y tiene esta forma: En las habitaciones marcadas viven los oficiales, un un Teniente Sargento mayor graduado, y dos cadetes o alfreces, que en la actualidad estn enfermos. En las La casa est habitaciones marcadas X vive la tropa. situada como a 90 varas de la lnea de la ms alta marea (la marea sube aqu 42 pies) y paralela a ella. Como a 4 varas de esta casa hay un gran galpn, ms o menos del mismo ancho y largo que aquel edificio; la extremidad En la misma derecha forma ngulo agudo en la casa. lnea de sta hacia el Oeste hay nueve habitaciones de zinc, separada una de otra como tres varas. A 100 varas ms al oeste hay una casita compuesta de dos piezas, donde vive el argentino Manuel Coronel, y sigue a corta distancia y en la misma direccin la que el gobierno de Chile mand construir all en el ao 1873, y que los argen tinos despus de arrancarle el asta de bandera tienen hoy ocupada con provisiones de boca. Hay cerca otra habita cin pequea, de madera, que no s quin la habite. Al frente de la extremidad izquierda de las casitas de zinc y como a 50 varas de ellas hay dos casitas de madera. En el balcn vi como 60 pipas, de doscientas a 300 toneladas de carbn de Australia, varios artculos navales, remos,
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mstiles, jarcia, velas, brea, etc., y tres torpedos elctri Los soldados de la guarnicin se ocupan en las horas cos.
de la alta marea en desembarcar carbn de la barca Cabo de Hornos y depositarlo en el balcn. A la ribera Norte del Santa Cruz han trado animales vacunos, cuyo nmero no pasa de sesenta, en varios bu ques que han trado tambin provisiones. En la isla Pavn no hay artculo ninguno de guerra, segn pudo observar el capitn don Miguel Moscoso, que estuvo alh hace mes y medio; la misma observacin hizo Ulloa, tanto en la isla como en la ribera sur del ro en la extensin de la Isla Pavn a los Misioneros. El ro en este lugar tiene de 4 a 5 kilmetros de ancho (ms de una legua), y su mejor fondeadero a media marea es de 4^ a 5 brazas, fondo suficiente para los buques argentinos que son para navegar en ros. Cuando baja la marea, la corriente hacia el mar es de cinco millas por hora, y quedan entonces descubiertos varios bancos, uno cerca de la orilla sur y otros ms all del centro del ro. El canal ms profundo (en el que estn fondeados los buques) est situado como a 200 varas de la ribera sur. No pude tomar apunte ni dibujo ninguno del puerto y baha de los Misioneros por el corto tiempo que all estuve, o ms bien porque no pude estar slo ningn No obstante fij mi atencin en todo, y con momento. pequeos errores la localidad es ms o menos como su demuestra en la pgina siguiente. A las 8 recib una invitacin del Coronel Py para ir Como los caballos aun no haban a almorzar a bordo. aparecido, cre tener tiempo de ir; y me dirig al ro con el oficial que haba venido con el bote. La tropa en ese momento se ocupaba en desembarcar carbn y lo depo En nuestro camino encontramos a sitaba en el galpn. varios soldados que conducan un torpedo. Al pasar a la altura de stos, el oficial que me acompaaba me dijo: Qu le parece con lo que esperamos a Uds.? Nada contest a esta impertinencia. A bordo fui recibido por el Coronel Py con la misma atencin del da anterior. Con l estaban los Comandantes
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Uno de ellos me dijo que haba ledo con mucho inters los diarios que yo haba dejado a bordo la noche anterior (algunos nmeros del Ferrocarril, Mer curio, Los Tiempos e Independiente) y que l mismo esp ritu de conciliacin y fraternidad dominaba en la prensa seria y en las personas distinguidas de la Repblica Argen tina. De aqu tom pie el Comandante de la Rep blica, Selier, para hablar largo rato sobre la cuestin de lmites. Tuvo sus momentos de exaltacin, y en uno de ellos dijo, sealando la costa (nos hallbamos sobre
de las caoneras.
cubierta) :
Y all tiene Ud. el resultado de todo esto; hemos to posesin de esta ribera y en ella flamea nuestro pabelln. Fcil es prever lo que vendr ahora despus
mado
de su viaje. El Coronel dijo entonces que crea, en vista de lo que yo le haba dicho y de lo que haba ledo en los diarios chilenos de ltima fecha, que yo le haba llevado (hasta el 31 de Diciembre), que en pocos das ms le llegara la orden de retirarse con los buques de Santa Cruz; que era lo que l y todos deseaban. Respecto a la misin que lo ha trado a Ud. por ac, aadi, qu podr decirle? Ud. Y ve lo que se ha hecho y puede decir lo que ha visto. me mostraba la ribera sur del ro. Tambin me manifest el Coronel que esperaba llegasen en dos o tres das ms el Paran y una goleta condu ciendo vveres y correspondencia. Llegada la hora de almuerzo, nos dirigimos a la C mara donde tambin entr el Mayor-secretario, seor Enrique Howard. Vuelta la conversacin al tema obli gado, este seor manifest por segunda vez que al salir de Buenos Aires, el 8 de Noviembre, venan con la seguridad de encontrar aqu la escuadra, chilena. Me vi en el caso de observarle que supona que los marinos argentinos conociesen las naves de guerra chilenas, y que de consi guiente deban saber que ninguna de ellas puede entrar al ro Santa Cruz, donde slo pueden navegar buques
muy
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pequeos.
Entre otras cosas el seor Howard dijo que los argen tinos no abandonaran a Santa Cruz mientras los chilenos
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Tambin manifest abandonasen a Punta Arenas. la Corbeta Ma de el Comandante que indudablemente Jeanne Amela gallanes debi apresar con disgusto a lie y Devonshire. Le observ que tanto los oficiales de marina como los del ejrcito en Chile obedecan con gusto las rdenes que reciban; que nunca entraban a analizar si esas rdenes eran injustas o no, porque la Cons titucin del pas les prescriba no deliberar sino obedecer, y que al exacto cumplimiento de esa prescripcin se deba en gran parte la tranquilidad interior del pas. El Coronel, que velaba por que la conversacin no sa liese del crculo amistoso y fraternal que deba tener, in terrumpi lo ms cortsmente posible nuestro dilogo. Manifest gran alegra cuando supo que yo era inme diato deudo de un amigo suyo residente en Buenos Aires el cannigo don Diego Miller, mi padrastro. Concluido el almuerzo, se bebi una copa por la paz entre ambas repblicas. Despedme nuevamente del Coronel y Oficiales y me dirig a tierra. En el bote encontr unas pocas provisiones que el Coronel haba tenido la bondad de obsequiarme, sabiendo que se nos haban concluido las nuestras. Estas nos alcanzaron hasta Coy, donde dejamos el resto de nues tros vveres. En tierra encontr dispuestos los caballos e inmediata mente (las 2 p. m.) me desped de los Oficiales dndoles las gracias por su hospitalidad, y sal de aquel lugar donde tanta vergenza y humillacin haba pasado. En seis horas atraves la pampa baja sin apercibirme casi de este largo trayecto, preocupado con lo que haba visto, y observando todo y estudiando los lugares ms fciles para marchas de tropas, que, para atacar por tierra a las fuerzas que hay en los Misioneros, tendra que ser desem barcada un poco al Norte de Monte Len y atravesar los lugares por donde hoy yo camino. Los oficiales argentinos deducen de mi viaje la guerra;
no
lo manifestaron, pues no creen que despus que yo comunique al gobierno la toma de posesin de este terri torio por fuerzas de aquella nacionalidad, manifieste indi ferencia e inaccin. as
me
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Los principales jefes y oficiales que yo conoc, son : Jefe de la escuadra, don Luis Py. Doctor de la Repblica, don Alejandro Quiroga. Comandante de Los Andes, Teniente Coronel don
Sargento
Mayor
don
Rafael
Comandante de la Constitucin, Teniente Coronel don Juan Cabassa. Segundo de la misma, Sargento mayor don Antonio
Prez.
Comandante de la Repblica, Teniente Coronel don Daniel Selier. Segundo de la misma, Sargento mayor, D. Valentn
Feilberg. Mayor Secretario (mi cabrin), don Enrique Howard. Comandante de la guarnicin de tierra, don Flix
Adalid. Teniente don Benito Servin (el de los 50
mates).
A las 8 p. m. armamos nuestra tienda en el lugar deno minado Barranca Blanca, a ms de la mitad de la subida a la planicie superior de las pampas. Comimos regular mente de las provisiones obsequiadas por los argentinos. Nos echamos a la cama para recuperar la mala noche anterior. Da 21. Nos levantamos a las 7; a las 9 partimos y a las 43^ p. m. alojamos en uno de los caadones ms al Sur, antes de
llegar
Coy.
Al entrar al caadn vimos los humos que nos hace Muoz en este lugar, a 30 leguas de donde nos encontra mos. Es extraordinaria la distancia a que se ven los humos en las pampas. Tambin es cierto que stos se levantan de cuatro a seis cuadras de pasto quemado, fuego que no se extingue tan fcilmente, sobre todo si hay viento. Nuestra comida de hoy ha sido mejor que la de das anteriores. Un pato tomado por Ulloa de una de las la gunas de las pampas lo hemos encontrado exquisito.
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Da 22. Nos levantamos a las 6 y dejamos el alojamiento de los Cerrillos a las 8. Hemos dado este nombre al caadn de porque se distingue de los dems por dos montecillos 80 pies de elevacin que tiene en el centro. Siendo imposible por la distancia a que nos encontra mos de Punta Arenas y por el mal estado de las cabalga duras que podamos llegar a aquel puerto en cuatro das
ppder tomar el vapor, he resuelto que nuestras mar chas sean ahora cortas y pausadas. Al salir de este caadn hemos puesto fuego al pasto para contestar el humo hecho por Muoz. Llegamos a Otelaike, a las 7 p. m. Nos hemos tardado algo en encontrar el caadn con agua. Estamos contentos con la idea de llegar maana al bonito valle de Coy, donde nos esperan caballos descansados, y lo que es mejor para nosotros en este momento, vveres con relativa abundancia. A las 9 comimos las alas de un avestruz que encontra mos en el camino devorado por un puma la noche ante rior, charqui frito y caf. Nos acostamos en seguida quedndonos pronto dormi dos oyendo caer el agua sobre nuestra tienda. Llova des de las 8 y continu el agua hasta la maana del da si
para
Durante la noche nos mojamos algo. Ulloa, a a noche vino media de la fuera dorma gua tienda, que ella. recerse en Da 23. De Otelaike a Coy, 15 leguas. Llovi hasta las 10 a. m. A esta hora nos pusimos en Las horas de la maana las hemos calculado marcha. Hoy a las 12 porque anoche olvid dar cuerda al reloj. lo puse en la hora por la brjula y el sol. En distintos lugares hicimos humos para avisar a Muoz nuestro arribo, pero no los ha contestado. Esta circuns Ya estbamos tancia nos ha trado muy preocupados. no veamos humo ninguno, y lo sobre el valle de Coy y necesitbamos para caer sobre el alojamiento, pues es muy difcil, no teniendo sino la brjula y no habiendo en
guiente.
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de llanuras un punto notable en que la vista, fijar llegar al lugar que uno desea. Gracias al buen tino de Ulloa llegamos al valle de Coy, slo como una legua ms al Sur de la localidad por donde fuimos al Norte en nuestro viaje de ida. Pero si esta circunstancia nos alegraba, en cambio, nos entristeca la idea de no encon trar, caballos de repuesto y vveres para continuar nues tro viaje al Sur. Fijbamos nuestra vista en el horizonte por si veamos
esta inmensidad
ser
engaados
por
alguna
Presumamos que Muoz no hubiera com bien las instrucciones y se hubiese ido a Punta prendido Arenas antes de cumplirse los diez das que le haba fijado de trmino. Ya con don Emilio habamos decidido conti nuar a Punta Arenas con las mismas cabalgaduras, dndo les un da de descanso, y matar un caballo para comer durante la marcha, porque las provisiones se haban con cluido. Atravesamos el ro y no encontramos a Muoz en el lugar que le habamos dicho nos esperase, y ya nos dispo namos a detener las cabalgaduras para alojar, cuando don Emilio dijo: all hay caballos, y sealaba un lugar distante. Yo no pude verlos, pero la seguridad que don Emilio y Ulloa manifestaban, me hizo tener confianza y comprender que Muoz estara esperndonos ms arriba del ro, y as era en efecto. Media hora despus llegamos donde ste, y al ser preguntado porqu no haba contes tado los humos y esperdonos en el lugar que se le indic, dijo que los haba contestado, pero chicos probable mente dorma por su cara de sueo y que este lugar lo haba considerado muy a propsito para cuidar los caballos- que el que le habamos indicado. Con el encuentro de stos y de los vveres nos volvi la alegra. Se dispuso la comida, en la que hizo principal papel un cauquen (pato grande) que Muoz haba pi llado no s de qu manera. Nos echamos en seguida a la cama, reposo que con urgencia necesitbamos.
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Da 24. Resolvimos pasar este da en Coy, a orillas del precioso ro, a fin de descansar desde que no podamos llegar a Punta Arenas a tiempo de tomar el vapor. El calor de hoy ha sido insoportable, y ms que el calor los tbanos y zancudos que nos persiguen implaca blemente. A las 7 a. m. sali don Emilio a cazar con una carabina (no trajimos escopeta). Despus de dos horas volvi trayendo tres patos reales y dos cauquenes. Estaremos de fiesta. Tanto para refrescarme como para hacer la polica, fui a baarme al ro, teniendo cuidado durante el camino de dejar slo descubiertos los ojos para librarme de los t banos; pero apenas me desnud, me dieron stos una carga tan terrible en todo el cuerpo, que ms que de prisa tuve que arrojarme al agua de donde no me resolva a salir, previendo el ataque que deban darme mientras me vistiese. De regreso a la tienda encontr que don Emilio tena preparado un almuerzo al que le hicimos los respectivos honores, manoteando de un lado y de otro para espantar los tbanos. Salimos en seguida a buscar alguna altura donde hu biese aire que nos refrescase y librase de los tbanos; pero no pudimos encontrar lugar alguno donde refu giarnos de estos bichos. Le propuse a don Emilio volver a la tienda y encerrarnos en ella. As lo hicimos, la cam biamos a otro lado cerrndola hermticamente, pero todo fu en vano. Despus de una hora de permanecer en ella, no pudimos soportar el calor, sudbamos a mares, y den tro de la tienda haba no menos de cincuenta tbanos que no sabamos por donde haban entrado. Resolvimos All nos siguieron, o ms bien entonces ir a baarnos. Nos all estaban. desnudamos rpidamente y estuvimos en el agua como media hora, gozndonos con ver arras trar por la corriente los tbanos que se nos haban pegado al cuerpo mientras demoramos en ir al agua. Ms tarde se levant una fresca brisa.
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Al volver a la tienda no encontramos a Ulloa ni a Muoz que haban ido en busca de los caballos que, perseguidos Regresaron tres por los tbanos, se haban ausentado. horas despus. Da 25. Amaneci un da hermossimo, pero de mucho' calor, Don Emilio cree y lo mismo Ulloa y como el de ayer. Muoz que maana habr una fuerte tempestad. Fuer tes calores de dos o tres das son, me dicen, los precur sores de los temporales de lluvia. Lo nico que yo poda prever era un gran ataque de tbanos, y para librarnos de l di la orden de marcha, previniendo a los guas que quera hacer por la orilla del ro todo el camino que tu visemos que avanzar al oeste, tanto por examinar bien este valle en toda la extensin que mi marcha lo permi ta, como para librarme de un deshecho que conoce Ulloa y por el cual nos trajo en nuestra marcha al Norte, ha cindonos sufrir bastante por el mal camino que hay que recorrer; todo l por terreno de aluvin con piedrecilla suelta que maltrata mucho las cabalgaduras. Aunque la ruta por la orilla del ro sea un poco ms larga que por el deshecho, es preferible viajar por aqul. A propsito de En nuestro viaje al Norte, cuando Ulloa este deshecho. nos dijo: mejor es que nos vamos por el deshecho, y cuan do por l bamos andando le pregunt, al ver la extensa llanura que tenamos que atravesar:- Y qu extensin tendr este llano? Como siete cuadras, seor, me con test. Y anduvimos por el deshecho a trote largo cuatro horas, tambin muy largas. Por eso hoy le dije: no nos iremos por el llano de siete cuadras, sino por la orilla del ro. A las 4 p. m. llegamos al alojamiento de Guacankenaike y armamos nuestra tienda en el mismo lugar que tuvo la suya, dos aos ha, el viajero ingls Mr. Ellis. Este caballero hizo un viaje de recreo hasta las lagunas que dan origen al Santa Cruz. En Punta Arenas, lo que ms lo preocupaba al, hacer sus preparativos de viaje era que no le faltara el cognac, pues no quera morir como su to de quien haba heredado una fortuna que l
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gastaba
en
viajes
no
repen
tinamente por
haberse hallado
la
mano un vaso
de
cognac que lo hubiera salvado del ataque lo llev a la sepultura, dejando a su sobrino una cuantiosa fortuna que ste se empea en disfrutar el mayor tiempo que puede, tomando siempre la precaucin de no carecer del remedio que le hizo falta a su to en sus ltimos mo mentos. Muoz que lo acompa en la expedicin a las lagunas del Santa Cruz, dice que era gringo muy bueno. Muoz tiene un gusto especial por el cognac.
alojamiento, don el en ro, donde pudimos tan nadar, profundo es este lugar. En seguida nos fuimos a pie sobre las llanuras para tratar de cazar guanacos, pero stos no se pusieron a tiro de carabina, y tuvimos que regresar pronto al alojamiento para librarnos del temporal de lluvia que se anticipaba al anuncio de don Emilio. Hacia el Oeste se agrupaban negras nubes. Du rante nuestra marcha a la tienda pudimos ver iluminado el valle en aquella direccin. Los relmpagos, rayos y truenos se sucedan con una rapidez extraordinaria. Muy a tiempo llegamos a la tienda, pues pocos minutos des
a
este
pus
ser
se
descarg
una
copiosa lluvia,
que,
no
obstante
la tienda nueva, nos moj algo. La tempestad dur como dos horas. A las nueve comimos un cauquen que a juzgar por lo duro que estaba debi ser de los fundadores de la especie en aquel lugar. Hirvi como seis horas y aun as era difcil hincarle el diente. Sin embargo para nuestro apetito nada haba malo.
Da 26. A las 8
a. m. nos
jornada
muy
viento y lo cansado que es ver slo llanuras intermina bles. Despus de dos horas hicimos alto en el caadn de la Laguna de la Leona, donde almorzamos. Para el viajero que viene de Coy a ro Gallegos y quiera tener un buen alojamiento en este ltimo valle, resguar-
272
DIEGO
DUBL
ALMEIDA
dado del viento por un cerrillo, conviene que dirija su marcha por la cumbre del Poniente de la laguna de la Leona. Desde all se divisa el cerro del Castillo, situado como a tres leguas al sur del Gallegos y a diez d aquella
laguna.
distingue de los dems que estn prximos la cumbre un corte que parece un antiguo castillo o ms bien una batera o barbeta. Dirjase el rumbo como a cuatro cuadras abajo o a la izquierda del cerro del Castillo, y al llegar al Gallegos, bajando la ba rranca y a la misma orilla del ro, se hallar un buen alo
Este
cerro se
por tener
en
jamiento.
Pasada la Laguna de la Leona, dejamos a la izquierda cerros de Guaraike, otro paso o vado que tiene el ro Gallegos, clebre por haber dado muerte all, de la manera ms alevosa e infame el soldado Teodoro Morales a don Matas Figueroa, vecino de Punta Arenas, en los ltimos das de Noviembre de 1877. Morales era un soldado que el Gobernador haba enviado entre los indios patagones para impedir en las pampas la internacin del aguardiente, y se uni a los amotinados de Punta Arenas cuando stos Segn la relacin del ex-relepasaron por las pampas. a Figueroa, Morales Oyarzn, que acompaaba gado mat a ste de Un balazo porque no lo haba saludado una
los Punta Arenas. A las 3 p. m. llegamos jornada de 9 leguas.
vez
en
ro
Gallegos despus
de
una
Durante la marcha hicimos varios disparos de cara bina a los guanacos, pero no pudimos matar ninguno. Es increble la vitalidad de este animal. Slo cae cuando El cuerpo puede ser atra una bala le da en la cabeza. vesado por las balas y seguramente huir como si no estu viese herido para ir a morir a dos o tres leguas de distan Un guanaco herido por m en la paletilla de la pier cia. na, corri en tres patas con tanta rapidez como con las
cuatro.
A las 6 tuvimos nuestra comida, compuesta de valdi viano o sopas de charqui como lo llama don Emilio charqui frito y arroz con azcar.
DIARIO DEL
VIAJE
AL
RO
SANTA CRUZ
273
tenido fuerte viento del Oeste, viento rei nante en las pampas, y al que indudablemente se debe qu no crezca en estas llanuras ningn rbol. Para en contrarlo es necesario aproximarse a las cordilleras. En estas regiones slo se halla el arbusto llamado calafate y prximamente al Santa Cruz el incienso. Da 27. Dejamos el alojamiento de Gallegos a las 8 a. m., des pus de pasar una muy mala noche a causa del intenso fro que hizo, no sindonos suficiente la piel de guanaco para abrigarnos. Fuego no podamos hacer porque el viento lo impeda. Atravesamos el ro con alguna dificultad porque traa ms agua que cuando lo pasamos en el viaje de ida. Algo se mojaron las cargas y los jinetes las piernas al pasar el vado. La anchura del ro en aquel lugar ser de cin
Hoy hemos
cuenta
varas.
Haca media hora que caminbamos cuando cambi l viento al Sur, se nubl la atmsfera, y el agua y el granizo cayeron con mucha fuerza. La marcha de esta El granizo* que caa manera era sumamente incmoda. en la cara causaba dolor. Los caballos rehusabas avanzar; pero era necesario continuar porque no haba dnde gua recerse. Despus de dos horas de marcha de esta manera, calm la tormenta, y nos detuvimos para hacer fuego, secar nuestras ropas y almorzar. El almuerzo consisti solamente de un pedazo de queso, otro de galleta y una taza de caf, que son los nicos vveres que nos quedan y slo para dos das. Despus de este refrigerio, monta mos a caballo. Cambi el viento al Oeste y la atmsfera se despej. Haca un fro extraordinario. Cerca del cerro llamado de la Picana, se present muy cerca un pio de guanacos. Don Emilio se desmont para tirarle, lo que deba hacer con gran cuidado, pues no que daban sino tres tiros en la carabina. Se acerc al pio y huyeron los guanacos, excepto dos que dejaron que don Emilio se aproximase hasta cien varas. Apunta a uno y la bala le dio en el vientre cerca de la pierna trasera; la sangre se vea correr por la parte
18
274
DIEGO
DUBL
ALMEIDA
blanca de la piel. El guanaco corri como veinte metros Entre tanto don Emilio tira y se detuvo nuevamente. sobre el segundo guanaco y tambin lo toca, pero ste. huye con g^an rapidez. Viendo entonces el primero vuelve El animal da un salto y huye. Don Emilio a dispararle. corre hacia m y me grita: mi caballo, ese guanaco tiene dos balas en el cuerpo y no correr mucho; es necesario alcanzarlo aunque cansemos un caballo; no tenemos v Monta don Emilio, se nos acerc Ulloa y entre los veres. tres perseguimos al guanaco herido. Este, de momento en momento disminua su carrera. Despus de un cuartole Ulloa hora lo alcanzamos de ech el lazo. Sorprenda y ver de pie al hermoso animal con dos heridas de bala en el cuerpo. La primera lo haba atravesado de parte a parte y la segunda le haba entrado por las costillas. Ulloa lo ech al suelo, sac un cuchillito que afil en una piedra y lo de goll. Se le cortaron las dos piernas traseras, los dos lo mos, los riones y la lengua y continuamos nuestro camino. A las 4 p. m. alojamos en el Panten, lugar denominado as por haberse enterrado en l los patagones que murie ron en Campo de Batalla, que se encuentra a pocas millas
ms al Sur.
El fro era muy grande. Antes que todo hicimos fuego para calentarnos con la lea, que tuvimos que traer desde seis leguas antes de llegar aqu, porque en esta localidad no se encuentra en una gran extensin. Nuestra comida se compuso de los riones del guanaco asados y de dos buenos trozos de lomo hecho beefsteaks, arroz con azcar y caf. Se coci un poco de carne para nuestro almuerzo de
maana. No obstante el fuerte y helado viento que
comer anduve como diez cuadras a el cuerpo entrara en calor. Despus de este paseo me ech a la cama. < No obstante la fatiga y maltrato consiguientes a la larga jornada que he hecho, estoy contento por cuanto ella La tensin que he me ha sido favorable, en un sentido. tenido en un nervio debajo de la rodilla de la pierna iz^
pus de
DIARIO DEL
VIAJE AL RO
SANTA CRUZ
275
quierda desde la noche del motn de Magallanes, y que ha sido causa que por tanto tiempo haya usado el taco del calzado del pie izquierdo ms alto que el del derecho, ha desaparecido casi por completo.
las 8 a, m. del alojamiento del Panten y las 4 p. na. a los Tres Chorrillos, lugar donde llegamos nos detuvimos en nuestro viaje al Norte. La jornada fu de 19 leguas casi todas andadas al galope. El fro durante todo el da fu extraordinario. Para ms confortables nos envolvimos en nuestras pieles viajar de guanaco a la usanza de los patagones. Slo as poda resistirse el viento helado que soplaba con mucha fuerza. A medio da, despus de cuatro horas de galope, nadie haba hablado una palabra, tanto porque nada se habra odo con el viento, como porque nadie tena nimo de
a a
hacerlo.
esa
desapareci
tras de
se
un
Al
patagn llegar a
caballo que
queo caadn
almuerzo que
naco
desmontamos para
compuso de un poco de carne fra de gua Haca y galleta. pocos momentos que all nos hall cuando vimos nuevamente al indio que se diri bamos, ga hacia nosotros llevando sobre su caballo dos guanaquitos. Al llegar donde nosotros estbamos, detuvo su caba llo y se descubri la cara que llevaba envuelta con la piel de guanaco. Conocimos al indio Pescado. Lo invitamos
a
que se desmontase y
a
comiese
con
nosotros
un
de carne,
lo que accedi. Estuvo muy locuaz, lo que me sorprendi porque nunca lo haba odo hablar. Hecho nuestro almuerzo, continuamos la marcha junto con Pescado, quien me manifest su contento de que los cristianos hubiesen adoptado el traje patagn, empen dose en convencernos que era el mejor. Esto lo deca por que me vea a m y a don Emilio envueltos en la piel de
guanaco.
pedazo
Al llegar a Dinarnarquero, donde aun estaban alojados los patagones, o sentados como ellos dicen, previne a Ulloa y Muoz que continuasen con las cargas y cabalgaduras hasta los Tres Chorrillos, donde con don
alojaramos,
276
DIEGO
DUBL
ALMEIDA
nos recibieron el gran alegra, principalmente patagn Pedro Mayor y Pechocho; ambos estaban ms que alegres, efecto de El ltimo, un poco de aguardiente que haban bebido. como le sucede siempre que se embriaga, no me habl sino en ingls y me fastidi bastante con sus manifestaciones de cario, a tal punto que para que me soltase despus de veinte despedidas, su mujer, o china, como ellos lla man a las esposas, tuvo que darle de palos en los brazos. Y debo advertir que Pechocho me haba llevado a su toldo para que yo conociese a su amable consorte. Papn me dijo que en tres soles ms ira a la colonia con toda la tribu. En marcha nuevamente, despus de cerca de una hora de visita a los indios, llegamos a Tres Chorrillos a las 4 p. m., donde encontramos a Muoz y Ulloa^ que ya ha ban descargado y tenan un gran fuego alrededor del cual nos echamos a calentar nuestros miembros. Armada la tienda y arregladas las camas sobre un poco de pasto sec, don Emilio prepar buenos beefsteaks, que con una taza de caf constituyeron nuestra comida de hoy. En esta jornada encontramos a un francs que iba a unirse a una partida de cazadores que lo esperaban en un caadn prximo. Por l supimos que el vapor haba pasado por Punta Arenas el da 25, adelantando su itinerario. Habra sido, pues, intil cualquier sacrificio que hu biera hecho para volver a tiempo de tomarlo. A las 8 p. m. dormamos profundamente. Da 29. A las 7 p. m. salimos d Chorrillos y llegamos a Cabo Negro, a las 3J^ de la tarde. Esta marcha la hicimos solos, con don Emilio en los mejores caballos que quedaban, y casi todo el camino al galope, dejando a Ulloa y Muoz detrs con las cargas y caballos sueltos. Nuestro objeto al partir solos fu poder pasar Cabeza del Mar en la baja marea a las 10 a. m., evitarnos andar seis leguas dems, pasando por el Despuntadero, y llegar ms pronto a Cabo Negro para descansar en casa de don Emilio.
Emilio fuimos
con
visitar
DIARIO
DEL
VIAJE AL RO SANTA
CRUZ
277
A las 10
une
llegamos
los dos golfos conocidos en las cartas inglesas por que Pecket Harbour. Como la baja marea debe durar tres horas ms, hicimos humos para indicar a Ulloa que poda pasar con la tropilla por este lugar, en vez de ir a dar vuelta por el Despuntadero, seal convenida de antemano.
montamos para taza de caf.
Pasada la garganta de agua sin gran novedad, nos des comer un pedazo de carne y tomar una
El viajero que desea pasar Cabeza del Mar sin peligro alguno de mojarse, tener que nadar y tal vez ser arras trado por la corriente que all es de cinco millas; debe in
como seis u ocho pies de dimetro. Excu sado es decir que si la piedra est muy descubierta el paso La direccin es: pasar a dos o tres varas es ms seguro. ms abajo que la piedra y por el camino ms corto. Me di cen que algunos pasan por delante de ella, pero debe ser pe ligroso en la variante por la corriente que llevan las aguas. Hecho el almuerzo, continu nuestro galope hasta llegar a las casas de don Emilio en Cabo Negro, donde sorpren dimos a doa Mica con nuestra llegada, pues estaba con Nos prepar un exquisito cuidado por nuestra demora.
caf con buen pan y mantequilla. Mientras lo tombamos con delicia, nos refiri que haca cinco das haba estado a pedir alojamiento el hijo del prncipe heredero de Alemania, que en esos momentos viajaba por las pampas; que no le haba sido posible acce der a su pedido porque la comitiva era muy numerosa y la casa muy chica; pero que al prncipe le haba hecho Al despedirse la tomar mate, lo que le agrad mucho. a uno de ella acerc doa Mica y le dijo: se comitiva, ha la bombilla con tomado mate el prncipe que guarde de de Alemania. Y ha ser doa Mica Emperador que nos deca: Qu les parece! que guardase la bombilla! como si una tuviera tanta plata para estar comprando bombillas todos los das. No es nada guardar las bombillas con que toman mate en mi casa todos los que a ella vie nen! Estos gringos deben ser locos!.
278
DIEGO
DUBL
ALMEIDA
llegaron Muoz y Ulloa con las cargas y cabal gaduras sueltas, pasando por Cabeza del Mar, pues haban
A las 6
como
Doa Mica nos present una muy buena comida, y a las 9 nos acostamos, extraando las buenas camas, pues ya estbamos acostumbrados a las malas. Da 30. A las 12 del da nos pusimos en marcha para Punta Arenas con don Emilio. Encontramos en el camino a los chasquis que el cacique Papn haba mandado al gober nador, anuncindole que en dos das ms vendran con su tribu a sentarse en la colonia. Como a una legua antes de llegar a Punta Arenas en contr al capitn don Miguel Moscoso, quien me refiri que el vapor que haba pasado el 25 trajo la noticia de que el pacto Fierro-Sarratea haba sido aprobado en Santiago por la Cmara de Diputados, noticia que por telgrafo se tena en Montevideo. El pacto fu aprobado el da 14 de Enero. Cul ha sido entonces el objeto de mi viaje a Santa Cruz? Misterio cuya solucin sabr en Santiago.
alojado en Punta Arenas en casa de mi amigo don Cruz, donde esperar el vapor del 10 de Febrero, para embarcarme para Valparaso, diez das que sern muy largos para m. Jornadas de ida y vuelta del viaje a Santa Cruz:
Enero De ida
He Justo
10
11
De Punta Arenas
12
13 14 15 16 17 18 19
Cabo Negro Cabo Negro a Tres Chorrillos Tres Chorrillos a la Portada La Portada a Ro Gallegos
a
.....
7 26 20 15 17 15 17 19 6 18
leguas
Otelaike a Chorrillos Chorrillos a los Mosquitos. Los Mosquitos al mar y vuelta Los Mosquitos a los Misioneros
.......
....
....
los 160
leguas
DIARIO DEL
VIAJE
AL
HO
SANTA CRUZ
279
De vuelta
20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30
De los Misioneros a Barranca Blanca.. Barranca Blanca a los Cerrillos Los Cerrillos a Otelaike. Otelaike a Coy Da de Descanso en Coy. De Coy a Guacankenaike Guacankenaike a Gallegos Gallegos al Panten Panten a Tres Chorrillos Tres Chorrillos a Cabo Negro
....
13
13 20 15 8 9 17 19 20 7 302
leguas
>
'
Cabo
Negro
Punta Arenas
leguas
El vapor que lleg a Punta Arenas el 4 de Febrero, trajo la confirmacin de la aprobacin en la Cmara de Diputa dos del pacto Fierro-Sarratea. El 1. de Febrero, a las 3.40 a. m., hubo en Punta Arenas un fuerte temblor que dur ms de un minuto y que merece el nombre de terremoto. No caus dao ninguno en los edificios porque todos son de madera y de un piso. El es panto en la poblacin fu extraordinario. Aqu jams haba temblado y todos teman algn cataclismo. Ha continuado temblando por tres das, pero los estremecimientos de la tierra no han sido tan fuertes como el primero. Los tripulantes de la Magicienne, buque de guerra francs que se hallaba al ancla en Puerto Cumberland, en el Estrecho, sintieron el gran temblor. Todos a bordo ore jaron que alguna explosin haba ocurrido en la mquina del buque, tal fu el ruido que produjo. Diego Dubl Almeida.
la
Adems, si se hubiera desarrollado la civilizacin centro americana bajo la base de una influencia del Antiguo Mun do, hubiera sido la del Per slo un vastago de ella, no se encontraran seguramente en este ltimo pas tan gran n mero-d elementos asiticos que no aparecieran en la Am rica Central. Si hubiera sido realmente comn esta fuente, la mayor parte de estos inventos conocidos nicamente en una de estas regiones, habran sido de por s independien tes o prestados del Antiguo Continente. No puede suponer-se as no ms, que cierto nmero de elementos culturales del Asia hayan podido llegar por tierra al Per, sin dejar ras tros en su camino, despus de haberse establecido y progre sado en forma sobresaliente en las culturas de Mjico y Cen tro Amrica. Todo esto significa simplemente que los inven tos que ya existan en el imperio de los incas pero no en Mjico ni en la Amrica Central, haban sido hechos independien temente en la Amrica del Sur, o bien, importados directa mente del otro lado del Ocano. No tenemos conocimiento, sin embargo, de ninguna de estas comunicaciones con el
(*) Origin of the Indian Civiliza tion in South America, by Erland Nordenskiold, Goteborgs Museum.
INDGENAS
281
Asia. No hay tampoco probabilidades de haberse efectua do esta comunicacin por los medios que ya hemos estudia do para la Oceana. Si hubiera existido una comunicacin de esta clase, podra demostrarse hasta cierto punto que los
elementos culturales asiticos de Amrica mente del Asia. Pero no es est el caso.
se
derivan- real
Estudiemos ahora detenidamente algunos de los princi pales elementos concordantes de las civilizaciones avanza das del Antiguo y Nuevo Mundo, y en particular los que se refieren a la Amrica del Sur. Hay uno o dos que no perte necen a estas civilizaciones avanzadas. Una semejanza digna de tomarse en cuenta entre las cul turas avanzadas de la Amrica y del Asia es la- del quitasol usado como insignia de rango. No necesito citar los lugares donde se conoce esta costumbre en el Asia, que pueden ver se en las ilustraciones de los libros de la India, etc. Ms aurij es ste un asunto estudiado detenidamente por Andr en la parte primera de sus Ethnographische Parallellen. La adopcin del quitasol de plumas en el reino de los incas, como insignia de rango, puede verse en los dibujos de Poma de Ayala (50) y en las crnicas del descubrimiento. Es verdaderamente asombroso, como lo indican Flinders, Petrie y otros autores, el parecido de las hachas en forma de T, de piedra, de cobre o bronce de la Amrica del sur, con las de la misma forma, de cobre, bronce y hierro de Egipto. Como el hacha de T no se conoce en la Amrica del Norte, ni en el Norte del Asia, no puede haber llegado a Amrica la idea de hacer esta herramienta segn la de esos pases. Soy de opinin que se trata, en este caso, de un invento pro pio e independiente de la Amrica del Sur que se deriva tal vez, tipolgicamente considerado, del hacha con mues
ca
(grooved axe).
Una costumbre igual de las culturas chinas y america nas es la de cazar patos con una calabaza. Consiste esta ope racin en arrojar calabazas a una laguna abundante en pa tos y dejarlas flotar hasta que estas aves se acostumbren a
(50) MonteU, figura 99.
282
ERLAND NORDENSKILD
vista. Cuando ya les han perdido el miedo, un individuo cubre la cabeza con una especie de mscara o escafandra hecha de las cascaras de una calabaza y atrapa a los patos cuando, tirado al agua, slo su cabeza cubierta por la cala baza asoma a la superficie. Los patos, que ya se haban habi tuado a estas calabazas, no temen al cazador escondido de esta manera, que lostoma fcilmente con la mano. Este ex trao mtodo de cazar se conoce en Amrica entre los mojoB en Maracaibo, Hait, Chiriqui y Mjico. Du Halde lo atri buye a la China (51). No puede, sin embargo, haber llegado a Amrica de este pas por el Estrecho de Bering. Otro mtodo curioso de caza es el de valerse de los pecesventosas para pescar tortugas. Slo se conoce en las Anti llas, en Amrica* y en las costas del Ocano Indico, en el An tiguo Mundo (52). La pesca de peces con cormoranes, igualmente de la Chi na, tambin se practic probablemente, segn Max Schmidt (53), en el Per. En las regiones pantanosas de California y del Amazonas, se pesca con un aparato en forma de cono truncado. Seme jante instrumento se conoce en la Indonesia y el frica. Se usa en la China un yugo parecido al de los seri y otras tribus mejicanas y los cunas (54). Otro elemento cultural interesante es la coraza acolchada. Se us en los tiempos precolombinos tanto en el Per como
su
se
(51)
Du
aves
de
corral, tienen
una
gran cantidad de aves salvajes, patos particularmente. Vale la pena referir el modo de que se valen para cazarlos. Esconden la cabeza cubrindola con
secas y huecas provistas de agujeros para ver y respirar. Se echan as al agua, o, ms bien, nadan, no dejando ver de su cuerpo nada ms que la cabeza oculta en la calabaza. Los patos, acostumbrados ya a
grandes calabazas
ver y jugar con las calabazas sueltas en el agua, se acercan sin temor a la que lleva la cabeza del cazador. Este los toma de las patas, les tuerce el pes cuezo para impedirles hacer ruido y los cuelga del cinturn (Del alemn). (52) Lovn, pag. 400 (Segn Martyr).
ya respecto del caln del cool chino entre los cunas de los tiempos antiguos, deseo agregar lo que me ha in formado el indio cuna Rubn Prez Kantule, que la prtiga que se usa hoy da recuerda al mecanismo de la de los hombres. Para facilitar el acarreo, tiene que ser el brazo posterior un poco ms elevado que el anterior.
(53) Max Schmidt (2), figura 19. (54) Norden6kiold (3). A lo que he dicho
INDGENAS
283
en
en
Yucatn y Mjico (55). Se conoce en el Antiguo Mundo, Borneo y en el Norte de frica. Los tejidos llamados de ikat y batik, muy usados en la Indonesia y otras partes del Continente Asitico, eran cono cidos de los antiguos peruanos de la costa. De todas las ma ravillas de la industria textil del Per, son las del ikat y batik las que ms han llamado la atencin de los que estu dian las comparaciones de las culturas de los indios ameri canos con las del antiguo Mundo. No comprendo por qu el ikat y el batik han de ser considerados especialmente como inventos tan notables. Dixon (56) cree, con mucha razn, que deben estudiarse estos mtodos textiles en sus relacio nes con la pintura negativa de la alfarera y las calabazas, arte bien conocido en Centro y Sud Amrica.
Hay grandes analogas entre las avanzadas civilizaciones del Antiguo Mundo y las del Occidente Sud Americano en lo que respecta a la balanza de piln, a la de brazos (57) y a los pesos mltiplos de la unidad (58). Hay que notar, sin de estas mismas embargo, que invenciones, la balanza de en todo piln, caso, parece haber sido conocida muy tarde
en Sud Amrica (59) y que los indios empleaban mi mtodo completamente original para asegurar el equilibrio de este, instrumento (60). Pero el pndulo con indicador vertical, tpico del viejo mundo, era desconocido en Amrica. El uruya (cable tirado a travs de un ro por el que se desliza un canasto u otro objeto semejante), conocido anti guamente y an hoy en la costa occidental de la Amrica del Sur, tiene su anlogo en el que se usa en el interior del Asia, en los Himalayas (61), por ejemplo. Las balsas dobles hechas de cueros soplados de animales, conocidas en l
Yucatn que ha sido importada de Mjico, como lo (J. Eric Thompson, pg. 86). ; (56) Dixon, pg. 201. (57) Nordenskild (8). (58) Nordenskild (7). (59) A este respecto no hay nada ms definitivamente conocido sin em bargo. <60) Max Schmidt (1), figura pg- 544. (61) Haberlandt, pg. 452.
en
(55)
indica
su
Se supone nombre.
284
ERLAND. NORDENSKILD
(63).
do no slo desconocido, sino considerado repugnante por las tribus del este de los Andes, era usado en Mjico, Per ,y en la China occidental.
.
Otras semejanzas entre las civilizaciones avanzadas del Antiguo Mundo y de la Amrica del Sur son los moldes para estampar, los espejos cncavos y convexos, el barniz de laca, la tapadura de los dientes,- el tipoy, la litera, el adobe, el embalsamamiento verdadero, los juegos de azar con ta blas de cuentas, los adornos vegetales de los tejidos y la
alfarera, etc. Respecto a las plantas de cultivo, fuera de la lagenaria y tal vez del cocotero, no tenan nada de comn las antiguas civilizaciones americanas con las del Antiguo Mundo. Creo que este es un hecho de significacin. Es cierto que el algo donero era comn a los dos continentes, pero no de la mis ma especie del cultivado en el Antiguo y Nuevo Mundo.
Muchos de estos elementos culturales asiticos pasaron probablemente, como luego veremos, de la Amrica Central a la Amrica del Sur. Los asiticos pueden haberse introducido a Amrica por la va del Norte o de Centro Amrica. Otros se encuentran nicamente en la Amrica del Sur.
. .
As, pues, hemos visto que, aparte de la metalurgia y la arquitectura, hay un gran nmero de semejanzas notables entre las avanzadas civilizaciones de la Amrica y las del Antiguo Mundo, pero vemos tambin que estos elementos no estn repartidos homogneamente en Amrica. Es en el Antiguo Mundo,, en China, Indonesia, Asia Central, las costas del Ocano Indico y el Egipto donde podemos buscar formas semejantes a ellas, pero que arguyen contra la idea de un origen comn. Sera distinto si las semejanzas entre las civilizaciones americanas y del Antiguo Mundo fueran hasta cierto punto de distribucin homognea en ambos continentes y las encontrramos juntas en la Indonesia,
(63) Haberlandt,
(62) Frezier, Plancha 16. Consiste pg. 442.
en cueros
de animal inflados.
ORIGEN DE
LAS
CIVILIZACIONES INDGENAS
285
partes de mayor antigedad que la no ya influenciada por este pas. De esto se deduce que podemos considerar a las civilizaciones ms avanzadas del Nuevo Mundo, de Mjico, la Amrica Central y el Per, como colonias culturales venidas de cualquiera otra parte del Antiguo Mundo. Como ya lo he expresado, ciertos ele mentos culturales peculiares a las civilizaciones avanzadas de Amrica correspondientes al antiguo Mundo, aparecie ron n Amrica en una poca relativamente reciente, el bronce, por ejemplo. Adems, muchos elementos asiticos, como el embalsamamiento, son muy antiguos en Amrica.
por
ejemplo,
aun en
Se ha demostrado que el embalsamiento con aceites pre servativos se ha practicado en las poblaciones de los pes cadores primitivos de Arica (64), diferente del de las lla madas momias de la misma localidad, de un perodo ms reciente, que no son ms que cadveres desecados por las condiciones climatricas de los lugares en que se hallan. Con respecto a elementos asiticos ms recientes de Am rica, como el bronce, el hacha agujereada para el astil (axe holed for the haft), creo haber demostrado ya que fueron inventos exclusivos del Nuevo Mundo. As, pues, tenemos muchos motivos para considerar y clasificar a estos elementos en una misma categora, considerando prin cipalmente que ninguna planta de cultivo, fuera de las ya
mencionadas en relacin con la Oceana, son comunes a ambos mundos. Adems de las plantas y animales domsticos ya menciona dos, existan en el Antiguo Mundo una serie de elementos culturales muy importantes y de gran antigedad que eran desconocidos en la Amrica precolombina, como la rueda, l torno de los alfareros, los fuelles, el vidriado verdadero, los ladrillos cocidos, los instrumentos musicales de cuerda (con excepcin del arco musical, tal vez), el molinillo de manubrio, el timn de bote, el verdadero arco de albailera y el rastrillo (rak) agrcola. Conforme con el estudio actual de la ciencia, debemos suponer que las avanzadas civizaciones de la Amrica se
(64) Bodman.
286
KKLAND
NORDENSKILD
desarrollaron por s solas, libres de toda influencia asitica venida directamente del otro lado del ocano. No pudieron haber tenido origen tampoco en emigraciones venidas del estrecho de Bering, de pueblos superiores en cultura a la de los americanos. Es evidente, entonces, que toda civilizacin avanzada de Amrica constituye un desarrollo intenso de la cultura indgena puesta en condiciones favorables para ellon El Oeste de la Amrica del Sur ofrece las mejores condicin nes en ese sentido. Hay all facilidades para una agricultura intensa destinada a suplir las necesidades de una buena ali mentacin y el espacio suficiente para una densa poblacin. Hay excelentes campos de pastoreo en el altiplano que ro-i dea al lago Titicaca y animales susceptibles de domesticar cin. Se encuentra all, a flor del suelo, un metal tan valio so como el cobre, en estado nativo, en grandes trozos de fcil elaboracin. Lo que necesitaron los indios para des arrollar su gran civilizacin, fu el descubrimiento de plan tas de cultivo de tal calidad que les proporcionaran abun dante alimento todo el ao y que las tuvieron en el maz y la papa, que son de indudable origen americano. As, vemos, pues, que la civilizacin agrcola es segura mente de origen indgena, es decir, que las plantas cultiva das, con una o dos excepciones, son americanas. Hemos vis to tambin que la cultura del metal en Amrica, desde su fundicin, es indgena. De la Oceana recibieron los indios una o dos plantas cultivables y posiblemente unos pocos elementos culturales ms. Pueden haber recibido ms ele mentos de los que estoy dispuesto a suponer, pero, en todo caso, la cultura indgena es esencialmente americana. Un invento extraordinariamente importante del que no he hecho mencin hasta este momento, es la cermica. Esta es una industria en que han sobresalido los indios america nos ms que en cualquiera otra. Si estudiamos las coleccio nes de cermica de los museos etnogrficos del mundo en
una
proporcin aplastante
de los modelos conocidos en Amrica. La crema del arte aborigen, como bien lo sabemos, lo constituye la cermica. Parece, sin embargo, que los habitantes primitivos de la Amrica del Sur no conocieron esta industria. Hicieron uso,
INDGENAS
287
calentad por esto, de fogones cavados en el suelo, de piedras das de antemano en el fuego, de canastos impermeables, etc., haber pero no de utensilios de alfarera. Pudieron muy bien de crudas aprendido de la Oceana la confeccin de vasijas greda, pero la mayor parte de los inventos que se relacio nan con la alfarera no se conocan en la Oceana ni an
la Indonesia. Por lo dems, nada sabemos tampoco acerca de la edad relativa de las cermicas de la Oceana y la India. Puede suponerse, s, que, pasando los indios por el estrecho de Bering, hubieran aprendido a hacer vasijas toscas de arcilla cocida, pero nada ms (65). Ya hemos dicho que s muy poco probable que los indios americanos hayan podido recibir directamente a travs
en
del ocano un impulso cultural de las civilizaciones avan zadas del Asia y, por consiguiente, de la cermica. Fuera de esto, la alfarera indgena se parece muy poco a la de la civilizacin del Asia, porque los indios no conocieron el torno. Si todos los inventos relacionados con la alfarera hubieran sido importados a Amrica del Asia, querra de cir que hubo antes una comunicacin continua entre el Nue*vo y el Antiguo Mundo, y que si consideramos, por consi
que la cermica de Amrica progres gradualmente, fu porque se traslad tambin de esta misma manera del Antiguo al Nuevo Mundo. Un invento relativamente reciente es el de pintar los tiestos d greda antes de cocerlos. Los indios americanos haban alcanzado ya un alto grado de perfeccin en el arte de la cermica antes de conocer este invento. Por lo que respecta a la cermica de incisiones del Norte de Argntina y Sur de Bolivia, que es a veces de muy buena calidad, parece ser ms antigua que la pintada. Cuando los; aruacos emigraron a las grandes Antillas, no conocan el arte de pintar la cermica antes del cocimiento. Es evidente que gran parte de los inventos relacionados con la cermica, co mo las vasijas de trpode, las tapas, la modelacin de parte q de todo un tiesto, las orejas de las ollas del tipo corriente etc., se hicieron despus de pintar las vasijas de greda y antes
guiente,
(65)
Linn
288
ERLAND
NORDENSKILD
vos
de proceder a su coccin. Hay, por lo dems, muchos moti para aceptar la hiptesis de que los indios americanos descubrieron por s solos la cermica, y en la parte 8 de mis
Series creo haber demostrado el modo cmo pudo, haber efectuado esta operacin. Respecto a la fecha de este des cubrimiento, y si se hizo en uno o varios actos, es asunto que est fuera del alcance de nuestros conocimientos. Han so bresalido n el arte de la cermica en Amrica, como lo ha dicho muy bien Spinder, todos aquellos lugares en que ms se ha cultivado el maz y es, precisamente, en el Amazonas, en el ro Tapajoz, donde encontramos la alfarera ms nota ble n pueblos que, ante todo, eran cultivadores de maz. Por eso el cultivo del maz es probablemente ms antiguo qu la cermica. Y as, los basket-makers cultivaban el maz, pero no conocan la cermica. Sera de gran importancia hacer un examen botnico de los. restos de las plantas tiles al hombre, como el del ca mote dulce que Tello encontr en las tumbas de las grandes civilizaciones primitivas de la costa del Per, en Paracas, por ejemplo. All, como en los basket-makers, no se cono ca ms que una variedad de maz, pero s, dos de porotos ; los frjoles (Phaseolus vulgaris L.) y los pallares (Ph. pallar Molina) y la mandioca. Las mazorcas de maz eran peque as, dp color caf obscuro o negro; los frjoles, pequeos y negros; los pallares blancos, con pintas moradas; y las races de mandioca y los tubrculos de los camotes, chicos y tor cidos, al revs de los tubrculos grandes de estas plantas encontrados en las tumbas descubiertas en pocas poste riores (66). De esto deducimos que se cultivaba tambin el camote en Amrica desde tiempos muy remotos y, sin em bargo, hay muchas pruebas que indican que su cultivo co menz en las vastas regiones del Este de los Andes, en una fecha posterior a la del maz y la mandioca (67).
se
Si el maz viene de Mjico, como generalmente se supone, debemos pensar que hubo una civilizacin sudamericana que no conoci esta planta. Pero no podemos probar tam(66) Tello (1), pgs. 164-165. (67) Nordenskild (6), pg. 168.
ORIGEN DE LAS
CIVILIZACIONES INDGENAS
289
poco qu el maz es la planta de cultivo ms antigua de Am rica. Su presencia acusa la existencia de una civilizacin
ms avanzada que aquella en que se cultivaban slo ciertas races de una agricultura incipiente. Es difcil concebir la existencia de una poblacin numero sa de cultura avanzada en el litoral peruano, sin el cultivo del maz. Es posible entonces que, si en iguales condiciones
se hubiera conocido la mandioca en el Amazonas antes que el maz, se hubiera desarrollado all una cultura indgena ms temprano que en la costa peruana. Es evidente que hay
que contar
con
esta
posibilidad.
entonces que tenga en parte razn Rivet, cuando dice que la civilizacin de la costa peruana recibi
Es
probable
principal impulso cultural del Este. Me parece muy digno de considerarse su punto de vista. Me inclino, por mi parte, a buscar el origen de estos elementos culturales amazni cos en el noroeste de la Amrica del Sur. Presume Rivet que han habido varias ondas de inmigracin amaznicas ha cia el occidente de la Amrica del Sur, adonde introdujeron entre otras cosas, la flauta de Pan, ciertos adornos de la cabeza, la cerbatana, las hachas en forma de T y la hach a encoche. Es muy importante constatar tambin que la hamaca y el asiento de madera, elementos de gran impor tancia en el Amazonas, se usaron slo como smbolos de ran go en el Per, lo que indicara ser reliquias de una ci vilizacin primitiva. Esto no impide, sin embargo, que las tribus ama znicas hayan aprendido ms tarde un buen nmero de co sas del Oeste, sin exceptuar an el arte de la alfarera. Pero las mesetas andinas estaban en condiciones favora bles para dar origen y desarrollo a una rica civilizacin ind gena sin el cultivo del maz, pues los indios cultivaban las papas, la oca, la qunoa (68) y otras plantas. Se mantenan, adems, de la caza probablemente. Domesticaron el guana co y el alpaca, lo que constitua una fuente de bienestar.
su
(68) En una sepultura que data de la poca de los pescadores primitivos Arica, descubri Uhle un saco con cinco kilogramos de semillas de qu noa, provenientes de las comunicaciones de los indios de la costa con los de las mesetas andinas. Los de las mesetas cultivaban en ese tiempo qunoa y tejan la lana. Vase Uhle (2), pg. 37.
de
19
290
ERLAND
NORDENSKILD
Debemos imaginarnos, por consiguiente, que antes que ad quiriera el litoral peruano una civilizacin indgena muy desarrollada, hubo dos centros primitivos occidentales de cultura en Amrica del Sur, uno en los alrededores del lago Titicaca y otro en el noroeste de la misma Amrica del Sur. Debemos contar con esta posibilidad. En el rea d la civi lizacin avanzada de los Andes, sobrevive gran parte de una cultura que guarda analogas con la de la Amrica del Nor te. En el noroeste de la Amrica del Sur, otra con la del Amazonas.
IV. Intercambio
AVANZADAS
ms
DE
AMRICA
DEL SUR.
CENTRAL
LA
AMERICA
captulo anterior en que no han tenido lugar emigraciones importantes de la Amrica del Norte y Central a la del Sur en tiempos tan recientes que no puedan comprobarse rastros de idiomas Centro y Norte Americanos en la Amrica del Sur. Han viajado las ideas con elementos prestados de varias culturas, pero no con una cultura ya asi
en
He insistido
el
milada. Antes de estudiar este intercambio cultural entre los abo rgenes centro y sudamericanos, debemos hacer un corto re sumen de las diferencias ms notables de estas dos grandes reas de cultura americana. Entre los elementos culturales peruanos de que hemos venido tratando y que, segn sabe mos, no conocan los mayas, los aztecas y otros pueblos centroamericanos y mejicanos, notamos el llama, el cuy, el pato almizclero, las papas, la coca, la qunoa, la oca (Ullucus tuberosus, Tropaeolum tuberosum), el arracacha (Conium moscatum) , la balanza de piln, la de escala, las caras escul pidas en la roca (a la Samaipata) , la uruya, el hacha de me tal con perforacin para el astil, el hacha de metal en forma de T, el topu, la macana de guerra con picos de metal, la campana de cascabeles, la corneta de greda tubular enros cada, la reduccin del cobre nativo, la fundicin del cobre y la soldadura-de cobre con plata (69), el plateado del cobre,
(69) Vanse los Estudios Etnogrficos Comparados, Vol.
9.
INDGENAS
la soldadura de barras de cobre con azufre (70), la huaira, los clavos de metal (71), los utensilios de oro y plata, las alea ciones de oro y plata y de plata y cobre, los moldes de madera para repujar vasos de oro y plata, los hilados da lana, la paccha, los quipus segn el sistema decimal, el abecus, las chulpas circulares y rectangulares, los muros de pie
dras
de dimensiones gigantescas y extr-a madamente bien unidas, sin la presencia de substancias adhe sivas, las fortificaciones de aspilleras (Sacsahuamn, por ejemplo), las fortalezas defendidas con pozos de trampas, etc. Ninguno de estos elementos culturales es ocenico. Casi todos estaban en uso al tiempo del descubrimiento de Am rica; slo unos cuantos pueden haber sido inventados poco antes de esta fecha en el Per. De los elementos culturales de Mjico y la Amrica Cen tral, desconocidos en la Amrica del Sur, podemos citar, en tre otros, la cochinilla, el cacao, el pavo, las columnas de pie dra, el arbotante del arco, el mortero o cemento de cal que mada, los edificios profusamente adornados con esculturas, los juegos de piedra agregados a edificios y esculpidos de tal manera que forman una figura, las macanas con incrustacio nes de obsidiana, el caln de carga (conocido de los cunas), las muecas con brazos articulados, el teponaztli (encontra do tambin en las Antillas), los delicados mosaicos de plu mas pegadas en papel, las sillas con respaldo propiamente tal, los metates de tres o cuatro pies (encontrados asimis mo en las Antillas), la obsidiana muy bien pulida, los tubos de cobre para taladrar piedras (72), una escritura verdadera, un calendario, un signo para el cero, otro para el menos, los monumentos con fechas, el papel, las vasijas para quemar incienso, la silla o butaca baja con respaldo, las cubiertas de greda gruesa, los caballetes de las casas, los juegos del vo lador (73), los tambores de carey, el torno rstico de alfare ra (74), los vasos de greda compuestos de numerosas pie-
alternadas,
a veces
(70)
Id.
(71)
Id.
(72) Sahagun, pg. 376. (73) Krickeberg (1). (74) Id., pg. 42.
292
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la resina del insecto de la laca (75). importantes de estos elementos cultu rales son evidentemente muy antiguos y la mayora, si no todos, estaban todava en uso al tiempo del descubrimiento de Amrica. Se podra pensar, segn esto, que los aborgenes de Mjico del Per pudieron haber aprendido mucho los unos de los y otros, pero no fu as. Respecto de las plantas de cultivo, por ejemplo, hay muchas en la Amrica del Sur que no se conocieron ni en Mjico ni en Centro Amrica, y las ms importantes, no pudieron cultivarse tal vez porque no lo permitieron las condiciones climatricas. No se ha encontrado hasta ahora en la Amrica del Sur ningn objeto de verdadera manufactura mejicana o centro americana. Sera por esto de gran importancia hacer un anfisis mineralgico completo de las cuentas de piedra en contradas en las tumbas peruanas, porque una investigacin de esta clase podra darnos a conocer que por el comercio haban sido llevados ms all del lmite de su pas de origen. Ciertas tumbas de la costa del Per nos muestran las hue llas de estas actividades comerciales post-colombinas con ciertos objetos, como las cuentas de vidrio, por ejemplo, cuyo uso haba sido abandonado junto con la costumbre de sepultar a sus muertos con ellas poco tiempo despus de la Conquista. Estas mismas cuentas de vidrio se encuentran frecuentemente junto con otras clases de objetos europeos en las tumbas post-colombinas de la desembocadura del ro Amazonas. Respecto a la presencia de los numerosos elementos cul turales comunes a. las dos reas y que no se encuentran en el resto de Amrica, se puede explicar por el intercambio cul tural, pero si hemos de echar mano de un mtodo crtico cientfico, no podemos desentendernos de que hayan podido hacerse simultneamente los mismos inventos en las reas culturales de Sud Amrica, Amrica Central y Mjico. Si admitimos que un mismo invento pudo hacerse o se hizo independientemente en el Viejo Mundo y Amrica, sera
zas
y barnizados
con
Algunos de los
ms
(75)
Coccus axin.
ORIGEN
DE
LAS CIVILIZACIONES
INDGENAS
no pudo haberse hecho tambin inde diferentes pendientemente lugares de Amrica. A mi me parece ms natural suponer que dos pueblos de cultura pa recida o similar que viven en las mismas condiciones, son capaces de hacer los mismos inventos, lo que no sucede con pueblos de distintas civilizaciones y ambientes. Puede dis cutirse si el adobe, o sea el barro secado al sol, es un invento que se ha repetido en Amrica. Uhle descubri que en los tiempos primitivos del Per (Proto-Nazca) se usaban ado bes redondos como material de construccin que se cambia
ilgico
suponer que
en
mucho ms tarde por los de figura rectangular. Slo en las tribus Pueblo, al norte del Per, se encontraron adobes de reciente invencin usados ya en los tiempos preco lombinos. Fewkes considera que los adobes crudos hechos a mano en esta regin, son de origen precolombino. No es tarea fcil determinar cul es el origen de un ele mento cultural que se encuentra en la Amrica Central y el Per al mismo tiempo, aun en el caso de ser bien conocida' su distribucin geogrfica y variacin de formas. Debemos cuidarnos de considerar este intercambio cultural slo unilateralmente o de creer que slo los indios centroamerica nos fueron los donantes y los sudamericanos los receptores. Por esto es que es de gran importancia determinar con precisin, cuando hacemos excavaciones arqueolgicas, cul es la verdadera edad de un elemento cultural que se encuentra al mismo tiempo en Centro y Sud America, o al revs. As, pues, siendo muy comunes en el oeste de la Amrica del Sur las macanas de piedra o metal en forma de estrella y con una o dos hileras de picos y, habiendo encontrado las primeras slo escasamente y de forma de anillo en la Am rica Central y Mjico, y las de metal nunca fuera del Impe rio de los Incas, es justo pensar que se trata de un elemento cultural propio del oeste de la Amrica del Sur. Hay, adems, muchos motivos para decir que las macanas de cabeza de piedra americanas se usaron originalmente como instru mentos de agricultura (al uso de los bosquimanos), como se ha observado an en los ltimos tiempos en la parte ausron
294
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tral de la Amrica del Sur y California. Pero, con todo, es el Per donde se usaron primero estas macanas con cabe zas de piedra en forma de estrella. No es imposible, por lo dems, que este invento sea de origen ocenico. Constituye la metalurgia un campo de estudio muy im portante en las relaciones del occidente de la Amrica del Sur con Centro Amrica y Mjico. No sabemos si los indios de Centro Amrica y Mjico estuvieron en posesin de co nocimientos ms importantes sobre esta materia que los pe ruanos. Dejaremos, s, constancia de que se saban en el Per muchas cosas que se ignoraban en el norte. Parece que en esta materia la Amrica del Sur era la donante y la Central y Mjico las receptoras. Como ya lo ha indicado Rivet, po dran distinguirse al tiempo del descubrimiento de Amrica dos reas muy diferentes entre s respecto de los conocimien tos metalrgicos de los indios. Una que comprenda el im perio de los Incas y otra, Colombia. Al tiempo del descubri miento conocan los Incas el bronce, el cobre, el plomo (?), la plata, el oro y el platino y las aleaciones de oro y cobre,
en
oro
plata,
plata
se
conoca
el cobre, el platino y el oro, y una aleacin de cobre, plata y oro, llamada tumbaga, que se empleaba tambin en la fabri cacin de herramientas. Parece, segn el mismo Rivet, que la metalurgia peruana ha influenciado directamente a la de Mjico por medio del comercio costanero. Es de creer que por este mismo camino conocieron los mejicanos el uso del bronce. Como esta aleacin, segn se cree, se descubri en la costa del Per slo en los tiempos incaicos, debe haberse trasmitido a Mjico en una poca muy reciente. Estos pun tos de contacto entre el Per y Mjico tuvieron lugar poco tiempo antes del descubrimiento de Amrica. Parece que ciertos utensilios metlicos de uso comn en el Per, pero escasos en la Amrica Central y Mjico, son originarios de la Amrica del Sur. Las tenazas, por ejem plo, muy comunes en el Per, de cobre y bronce, como tambin de plata y oro, hechas de diversas formas, algu nas tpicas de la Edad del bronce y otras de la Edad del Cobre (76), son raras en la Amrica Central y M(76) Nordenskild (4).
INDGENAS
295
jico. Todo demuestra que la patria de estos instrumen tos es el Per, donde puede establecerse tipolgicamen
su desarrollo a travs de las edades del cobre y del bronce. Lo mismo puede decirse de la aguja metlica de co ser. El hacha metlica en forma de T, tan caracterstica del oeste sudamericano, es desconocida en la Amrica Cen tral y Mjico, donde no se conoca tampoco el hacha perfo rada para el astil, que es probablemente un invento ms reciente del Per. Sera de la mayor importancia saber dnde y cundo co menzaron los indios a fundir con el molde de cera perdida ( cire perdue), o siquiera a fundir solamente. Es ste un problema de difcil solucin, pero que puede llegar a cono cerse seguramente. Tanto en Mjico como en la Amrica Central y el occidente Sudamericano se saba fundir por el mtodo directo y el de cire perdue. En el este de la Am rica del Norte, por el contrario, no se conocan estos mtodos y los trabajos ms delicados se hacan por el repujado (77), mtodo de ornamentacin que en el Per era ms antiguo que el de la fundicin y que estaba en uso todava al tiempo del descubrimiento de Amrica. Los objetos de oro de estilo Chavn, de Tello, no parecen haber sido fundidos cire perdue, sino ornamentados por el mtodo del repujado. Pa rece que el mtodo cire perdue alcanz un alto grado de perfeccin en el valle del Cauca, en Colombia. Sera tambin muy importante saber con precisin dnde se invent la aleacin llamada tumbaga generalmente (oro, plata, cobre) (78). Era conocida en Colombia y Chiriqui principalmente, pero tambin en la costa del Per, y toman do el camino del Norte de la Amrica del Sur, lleg por las Guayanas a las Antillas y, siguiendo siempre al Norte, a Mjico. En las Antillas, en ciertas partes del Norte de la Amrica del Sur y probablemente en el pas de los mayas, no se fabricaba tumbaga, pero se obtena, por el comercio, de Colombia y Chiriqui. Segn Kroeber (79), la tumbaga
te
(77) Kroeber (2), Parte I, pg. 848. (78) Como pasa con la plata. Los indios pudieron no haber conocido su presencia en este metal, ni tampoco que entrara en la composicin del oro
nativo.
109.
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fu conocida antes que el bronce en el litoral peruano. La gran invencin de alear metales debe haber comenzado, por lo tanto, con el oro y el cobre. La aleacin de cobre y estao es de por s un invento muy difcil, en vista de que el esta o no se encuentra nativo, sino en la forma de casiterita completamente diferente del metal en su forma externa. La gran ventaja de la aleacin de oro y cobre es que su punto de fusin es ms bajo que cualquiera de sus componentes metlicos tomados aisladamente. Se sabe, segn las ltimas investigaciones, que sera un error creer que la tumbaga fu descubierta donde era ms fcil hallar en abundancia los componentes metlicos de esta aleacin, que a la circuns tancia de poder suplir la carencia de ciertas materias primas y facilitar ciertas formas de sepulturas. Es muy probable, sin embargo, que la tumbaga sea una invencin sud y no centroamericana. No hay duda que el campo ms importante de inter cambio cultural entre la Amrica del Sur y la Amrica Central, lo constituye generalmente la alfarera, debido principalmente a la circunstancia de que los vasos de ar cilla se han conservado para la posteridad en una multi tud de regiones. Se ha visto que en este ramo la Am rica del Norte es la donante y la Amrica del Sur la receptora, a pesar de que la cermica del antiguo reino de los Incas presenta ms variedades de formas que la de Amrica Central y que los indios del Per haban realizado mayores progresos en el arte de la demostra cin naturalista. Como la alfarera es mucho ms antigua que la metalurgia, es de suponer que el intercambio cultu ral ha sido ms antiguo y duradero que el de la meta lurgia. Ya hemos hablado de una serie de inventos metalr gicos de los indios del occidente de la Amrica del Sur que eran desconocidos de los de la Amrica Central y Mjico, pero hechos semejantes a stos no es fcil descubrir en la cermica. De gran originalidad es el arte de los indios peruanos del litoral del norte en la manera de representar el movimiento del cuerpo humano fuera del plano frontal. Las asas con un tubo aadido al medio, tan frecuentes en los vasos
INDGENAS
297
de greda del norte del Per, eran desconocidas o muy raras en Mjico y Centro Amrica. Tampoco haban hecho los aborgenes de Centro Amrica y Mjico ningn invento po sitivo en cermica que no fuera conocido en la Amrica del Sur. Se ha dicho ya que los mayas y los mejicanos (80) cono cieron una especie de torno de alfarero rstico que no lleg probablemente al Per sino despus de los tiempos de Coln. Si bien es cierto que hubo en el dominio de la cermica unos pocos inventos que fueron conocidos slo en una de las reas de civilizacin, se hicieron, en cambio, muchos otros de gran importancia en otra de estas reas e insignificantes en una tercera. La alfarera de trpode, bastante comn en la Amrica Central, era muy rara en el imperio Inca, pero bien conocida en Mojos, al este de Bolivia. Parece que la idea de fabricar vasijas de greda con tres patas se origin en la Am rica Central y la de golletes, asas y orejas, en el Per. La de fabricar vasijas o figuras con moldes pas probablemente de Centro a Sud Amrica. Parece tambin que los indios de la Amrica del Sur conocieron primero que los centroameri canos las vasijas de greda de uso domstico para acarrear agua, etc. Es muy posible, asimismo, que gran parte de los utensilios domsticos de Centro Amrica hubieran sido fa bricados nicamente con las totumas, o sea las calabazas arbreas. As podra explicarse por qu no se encuentran entre los mayas esos inmensos montones de restos de alfa rera que son tan comunes en la Amrica del Sur, tanto en la civilizacin del rea occidental como en la del Amazonas. Ciertos inventos de cermica estaban muy esparcidos en el occidente de la Amrica del Sur, como la alfarera de tr pode, por ejemplo, los utensilios de greda pintada antes del cocimiento y la pintura negativa. Lo mismo pasaba n el Amazonas. Otros, como los hechos en moldes, los de golle tes y de ciertas formas de asas, se encuentran nicamente en el rea de la civilizacin occidental de la Amrica del Sur. Max Uhle ha encontrado muchas semejanzas en la orna mentacin de las cermicas de la Amrica Central y la del
(80) Krickeberg (1).
298
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Sur. Estas semejanzas son ms caractersticas en el occi dente de la Amrica del Sur, hasta el lmite sur de las lenguas chibchas. En todo caso, los argumentos aducidos por Uhle no concuerdan con su idea, por la razn de que lo que cree uno que es parecido, no es para otro sino una casualidad. La influencia centroamericana aparece ms marcada en la costa del Ecuador. En ninguna parte del litoral peruano encontramos un es tilo tpico centroamericano, igual al de Tiahuanaco o al Inca, ambos originarios del altiplano del Per y Bolivia y de los cuales, el ltimo, y, probablemente tambin el primero, se propagaron a otras partes, no slo por la diseminacin de las ideas, sino que tambin por una colonizacin efectiva de las costas, o sea, por emigraciones. Muy interesantes son las comparaciones que se han hecho entre ciertas figuras mitolgicas de Centro y Sud Amrica representadas en tejidos, vasos de greda y de piedra. De stas, las que ms me han llamado la atencin son aquellas figuras de piedra que representan a un ser humano llevando en las espaldas a otro de forma animal o humana (81). Son reminiscencias de las figuras demonacas que hasta hoy llevan a cuestas los mdicos chocos en las ceremonias de sus embrujos. Algunas figuras de esta misma clase se encuen tran en Centro Amrica, Colombia, Ecuador, Amazonas (aun de huesos) y Tiahuanaco (82).
Muy interesantes me parecen las conclusiones a que ha llegado sobre la cermica el eminente especialista norteame ricano Lothrop, estudiando las semejanzas de las vasijas pe
con las centroamericanas en los museos de Lima. Dice este autor: Durante una visita que hice hace poco a tres museos de Lima, tom cuidadosamente apuntes para establecer las semejanzas que presentan las vasijas peruanas y las centroamericanas. Algunos das ms tarde tuve la suer te de volver a estudiar estas semejanzas acompaado del Dr. Tello, quien me dio a conocer sus ideas con ms detalle del que aparece en sus publicaciones. Comparando los apun-
ruanas
(81) Jijn y Caamao, Part. 16. (82) Vanse los Estudios Etnogrficos Comparados, Vol.
9.
INDGENAS
299
en
cada
una
de las
semejanzas de Centro Amrica con las del Per, se encon traban siempre tipos de este pas, a los que Tello atribua
una
edad remota* lo que se observa tambin en los restos de los estratos del Ecuador (83). Al ser 'esto efectivo, debe haberse efectuado mucho tiem po atrs la influencia apreciable centroamericana en los es tilos de las cermicas del occidente sudamericano. Debemos tener presente, sin embargo, que el hecho de que un pueblo haya influenciado su estilo ornamental a otro, no implica necesariamente que esa influencia se haya exten dido a su cultura general, de la misma manera que un pue blo puede ejercer una influencia revolucionaria sobre otro sin afectarle sus ornamentos. Las naciones son, por lo dems, muy capaces de dejarse llevar por caprichos cuando se trata de prstamos culturales. Pero siempre ser de efectos com pletamente distintos de la de simples prstamos culturales, aquella influencia que lleve en s inventos positivos, como la del paso de la edad de piedra a la del metal, lainvencin del arte de la escritura, etc. Es por esto que, cuando comparo las civilizaciones de Mjico, Centro Amrica y Per, tomo en cuenta, ante todo, los inventos que han hecho poca y que han constituido realmente un progreso cultural. No po demos declarar buenamente que la civilizacin peruana no es ms que un vastago de la mejicana o centroamericana slo por la semejanza de ciertos ornamentos, pero estaremos justificados para hacer tal afirmacin, cuando podamos pro bar que la arquitectura, la tcnica de los tejidos, las plan tas de cultivo ms importantes, la irrigacin, etc., de los primeros, se deriva de la de los ltimos. Es preciso hacer una diferencia entre cosas que son o no son esenciales. Considera Lothrop que la pintura negativa de la alfare ra es originaria del noroeste de la Amrica del Sur, lo que es interesante considerar en vista de la importancia dada a esta clase de pintura en la industria textil de la costa perua na. Dice Lothrop: La pintura negativa forma un eslabn tcnico de importancia entre Costa Rica y la Amrica del
(83) Lothrop, Vol. 2, pg.
406.
300
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Sur. Este proceso estaba muy desarrollado en la regin an dina de Colombia y Ecuador y se encuentra con frecuencia en la alfarera de Recuay, en el Per. Aparece tambin en Guatemala y Sur de Mjico, hacia el norte, donde no tom gran importancia. El desarrollo de este proceso decorativo debi indudablemente al uso de la cera en la Tundicin de los metales. Debemos considerar, pues, como un gran aporte cultural la influencia del noroeste de la Amrica del Sur a la cermica del Nuevo Mundo (84). El arte textil no ofrece motivos para hacer comparaciones. Sabemos nicamente" los grandes progresos que este arte al canz entre los indios del Per.
se
expresado Spinden, es seguro que, a juzgar figuras arcaicas de Mjico re en tambin los mejicanos su estaban presentadas cermica,
por las indumentarias de las muy avanzados en el arte textil. Es slo en la Amrica del Norte donde encontramos indios que saben tejer, pero que
Como lo ha
de alfarera. Algo parecido pasa con los patagones tenan alfarera antes de convertirse en jinetes y no co que nocan el arte textil. Sera muy interesante determinar cul de las dos artes, el de la alfarera o el textil, es ms an tiguo. Es digno de observar que el telar aruaco, como ya lo he expresado, aparece en las reas de las civilizaciones pe rifricas, siendo as que este mismo tipo de telar se encuen
carecen
el noroeste de Amrica y en el Amazonas. Si este in de origen comn en la Amrica del Norte y la del Sur, puede ser ms antiguo que el telar peruano y ms toda va que el arte de la alfarera. Soy por esto de parecer que se puede considerar, como regla general, que el tipo ms re ciente de un invento se encuentra en la periferia del rea de su distribucin, lo que ha sido demostrado muy bien, entre otros, por Metraux (85) en el caso de la prensa para la prepa racin de la mandioca. Ya he llamado la atencin sobre las grandes diferencias del arte arquitectnico de la Amrica Central y del Per en el tiempo de su mayor desarrollo. Los edificios del Per
tra
en
vento
es
>
(84) Id. pgs. 409-410. Vase tambin Jijn (85) Mtraux, (2), Map. 5.
INDGENAS
301
eran
comparativamente de
a
obras de Amrica estaban profusamente adornados con esculturas. Mientras que en el Per sobresala la arquitectura slida, la de Mjico y Centro Amrica no conoca la manera de colocar las piedras en forma alternada. Los edificios de la costa o del altiplano del Per consistan en espaciosas salas, mien tras que los templos de los mayas, en proporcin a sus di mensiones, eran de piezas pequeas y amontonadas. Daban stos ms importancia a las fachadas que a los interiores. El mortero y el cemento, tan importantes en los mayas, no los conocan los peruanos. Los mayas construan una. especie de arco en sus edificios que no se conoca fuera de su pas. Ellos, y slo ellos, construan columnas de piedra. Eran es casas las habitaciones circulares de-piedra en Centro Amri ca, pero comunes en el Per. Se saba cortar los bloques de piedra en la vecindad del lago Titicaca, de modo que las su perficies externas de las distintas piedras de las casas circu lares tenan, ms o menos, el mismo radio. Aun el pastor ms modesto en el occidente sudamericano era dueo de una casa habitacin de piedra o adobe, mientras que en Centro Amrica y Mjico la piedra, como material de cons truccin, quedaba casi exclusivamente reservada para los templos y edificios de este estilo. Fuera del Per, el adobe era conocido nicamente por los indgenas de Pueblo. Es evidente que la arquitectura alcanz su mayor desa rrollo independientemente, sin influencias recprocas, en estas dos reas de cultura americana. No obstante, hay en el arte arquitectnico del Per un he cho que revela que los indios de este pas fueron posible mente influenciados por el rea de civilizacin del Norte : es la construccin de las pirmides. Aun en los detalles de las construcciones peruanas que son en forma de terrazas co ronadas por un edificio, hay tal grado de parecido con las centroamericanas, que es difcil suponer no hayan te nido un origen comn. No est al alcance de nuestros cono cimientos saber donde naci la idea de construir estas pi-
simplicidad severa, pero prcticas, embellecidos con puertas trapezoidales o, en las costas, estuco y frescos. Muchos templos de Centro
una
las necesidades
302
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rmides. Puede creerse que fueron originariamente slo montculos erigidos con el objeto de proteger los templos y otros edificios de las inundaciones de las aguas, a los que se les dio despus gradualmente un aspecto monumental, ya que se ve que fueron construidos en lugares que no ofre can ningn inters prctico para sus funciones. Las escalinatas de piedra de estas pirmides, tanto en Centro Amrica como en el Per, revelan la existencia de un elemento cultural comn a las dos reas. Si recibieron efectivamente de Centro Amrica los indios de la costa norte del Per la idea de construir pirmides, se indicara con esto una influencia centroamericana de
tiempos muy remotos. Aqu debo insistir y decir que la arquitectura de piedra del Per debe incluirse, tal vez, en la lista de los elementos culturales ocenicos. El principio ciclpeo es afn. Pero es seguramente slo el impulso de construir con piedra, y para el caso, con piedras muy voluminosas, el que recibi el Per
de la Oceana. Mientras que la arquitectura de Mjico y la de los mayas parece tener el mismo origen, la sudamericana es de natura leza completamente distinta. En todo caso, gracias a los trabajos de Uhle, Kroeber, Tello, Jijn y Caamao, estamos en situacin de conocer el desarrollo de la arquitectura en la costa del Per y del Ecuador. Adems de la alfarera y la metalurgia, hay otras seme janzas entre las civilizaciones centro y sudamericanas, de las que voy a dar uno o dos ejemplos. La trepanacin, elemento ocenico comn a Mjico y al Per, nos hace pensar que pudo haber sido original de este ltimo pas, por la cantidad de esqueletos que presentan esta operacin en el occidente sudamericano, pero esto se debe, sin duda, slo a la circunstancia de que el clima permi te aqu una mejor conservacin de los huesos. Los trofeos de piel de cabezas humanas, como los de los jbaros, eran muy comunes en el Per, pero raros en Mjico. Estos tro feos se derivan probablemente de la Amrica del Sur, donde, a juzgar por las referencias que de ellos tenemos, desempe aron un papel muy importante. As, por ejemplo, en los
INDGENAS
303
de estilo Proto-Nazca o Tiahuanaco se ob servan que son llevados constantemente de las manos por los guerreros o los demonios. Es as, segn Rydn, cmo uno puede darse cuenta clara del origen de la idea de fabricar es
tejidos
vasos
Sabemos,
que estos trofeos se han usado all desde tiempos De Mjico, slo del tiempo del descubrimien remotos. muy to. No s si se han representado en la alfarera mejicana,
al
Per,
el Per en distintas pocas y lugares. No es probable que los trofeos de cabezas de tipo jbaro se encuentren en los cunas (86). Rubn Prez Cantule niega su existencia. No hay que olvidar tampoco que se venden a los viajeros en las tiendas de curiosidades de Panam ca bezas de trofeos de tipo jbaro como provenientes de los cu nas. Podra citar otros casos de la misma clase. Si hubiramos de resumir, segn lo dicho anteriormente, el anlisis hecho de las civilizaciones ms avanzadas del oes te sudamericano, encontraramos que los naturales de esta regin aprendieron muchas cosas de Centro Amrica, pero que las relaciones entre los centroamericanos y los peruanos no significan una fusin de culturas. No puede decirse por esto que las civilizaciones indgenas avanzadas de la Amri ca del Sur se derivan de las centroamericanas y mejicanas, y vice versa. Creo, s, que podemos presumir e inclinarnos a sustentar la idea de que las civilizaciones del oeste de la Amrica del Sur y de la Amrica Central tuvieron un origen comn en tiempos muy remotos. No quiero decir con esto que hubo entonces en Centro Amrica un lugar especial con una civilizacin muy adelantada de la que salieron las avan zadas de la Amrica del Sur, sino solamente que las culturas avanzadas de Amrica se desarrollaron paralelamente, lle gando en algunas partes a muy distintos resultados. Las tribus occidentales de la Amrica del Sur que, a la fecha del descubrimiento posean todava y haban posedo desde mu cho tiempo atrs una avanzada civilizacin, deben haber inmigrado a la Amrica del Sur en una poca verdaderamen te remota, por la razn de que no existe parentesco lingstico
como se
ha hecho
en
(86)
Los Indios
cunas
como
trofeos.
304
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NORDENSKILD
entre los pueblos de la Amrica Central y los de Norte Am rica. Debe haber consistido su acervo cultural en lo que ya saban cuando emigraron a la Amrica del Sur, aadindose los inventos que se hicieron despus y completndolos con nuevas ideas provenientes de Centro Amrica y de Oceana posiblemente. Del Asia no habran aprendido nada eviden temente desde su inmigracin a la Amrica del Sur. Hay tambin un cierto nmero de elementos culturales comunes a Centro y Sud Amrica del Norte y o al Per. Al gunos han sido encontrados an en las Antillas. Para saber su origen, creo que podemos establecer la regla de que cuan do se presentan estos elementos nicamente en Centro y Sud Amrica del Norte, ha sido Centro Amrica la que ha
contribuido a su propagacin en tiempos relativamente re cientes. Pero si se presentan en las Antillas y muy al Sur de la Amrica Meridional, pueden haber tenido origen en la misma Amrica del Sur, o se han debido a influencias cul turales de muy remota edad de la Amrica Central. Entre los elementos culturales que posiblemente hayan pasado de Centro Amrica al Amazonas, conviene anotar, entre otros, la apicultura (87), las bateas de greda para moler (88) i los raspadores de carey, el bastn de cascabeles, los vasos de greda con figuras de caritides, las manos de rallo en forma de estribo (stirrup pestles), las guilas de oro, etc. Ninguno puede ser de origen ocenico. Y de los que se cree que han seguido un camino opuesto, citaremos las construcciones de palafitos, la hamaca, el cul tivo de la pina, la caza de patos con calabazas, el aventador trenzado, las fuentes de greda (89), las pelotas de goma y el asiento de madera (90). Varios son de origen Ocenico. Es posible tambin que los indgenas del norte de Sud Amrica y del Amazonas hayan aprendido el arte de la alfarera de Centro Amrica. Comparando, Spinden, la cermica arcaica de Mjico y de Centro Amrica con la hallada en Venezuela y la desembocadura del Amazonas,
(87) (88) (89) (90)
Nordenskild (6), Map. 2. Linn (2), Map. 2.
Id., Map.
Tambin
9.
en
el Per, pero
raro.
INDGENAS
305
las ha encontrado muy semejantes. Debe notarse, adems, fa que, siendo la cermica mejicana muy antigua, sigui de descubrimiento bricndose en el Amazonas hasta el cul Amrica. No debemos olvidar por eso que ciertos tipos turales americanos pueden ser de una gran antigedad en y en otras, aunque se encuentren cerca de
algunas partes, ellos, sobrevivieron slo como reliquias. No puede dudarse, sin embargo, que una buena parte de la cermica arcaica de Mjico es de origen muy antiguo. Y aqu es del caso repetir lo que a este respecto dice Spinden (91), o sea, que esta alfarera no acusa representaciones de seres fantsticos, como ser, por ejemplo, las serpientes con plumas, las figuras demonacas de Nazca, etc. En la Ar gentina escasean tambin esta clase de representaciones,
lo mismo que en el Amazonas y no se conoce en las An tillas. Son muy curiosos los adornos de la cabeza en for ma de turbantes que presentan muchas de estas figuras arcaicas. El Dr. Uhle encontr turbantes de esta misma clase en las momias de Pisagua que me mostr en una visita que tuve ocasin de hacer al Museo Histrico Nacional de Santiago de Chile. Es digno de notarse que se usan todava entre los zapotecas peinados que recuer
a estos turbantes (92). Siempre que se encuentren en alguna parte habitada dos estratas arqueolgicas diferentes de cermica, la inferior ser lgicamente la ms antigua. Si en otro lugar, ms o menos distante de ste se descubre un Stratum arqueolgi co semejante al ms moderno y un tercero con un Stratum parecido al antiguo, es posible que el del lugar ltimamente mencionado sea de fecha posterior. De esto encontramos nu merosos ejemplos en la arqueologa y etnografa del Amazo nas. Hasta hoy se fabrican, por ejemplo, en el ro Xing, vasos de greda que, si los encontrramos en el bajo Ama zonas, los consideraramos de tipo arcaico. Tribus que viven
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como
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en
los horizontes
(92) Id.,
Plancha 5.
20
306
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territorios vecinos unos de otros pueden ser dueos de cermica enteramente diferente, como pasa con los chi riguanos y los tapete del Gran Chaco. La de los primeros se pinta hermosamente antes de cocerse, mientras que la de los ltimos carece de adornos o slo presenta manchas o l neas que se aplican despus del cocimiento. Si un arquelo go se encontrara de repente con estas dos clases tan diferen tes de alfarera en sitios poblados, slo a pocas millas de dis tancia, considerara probablemente que pertenecen a dos perodos de tiempo inconmensurablemente distantes uno de otro. Estas dos variedades de cermica son hoy contem porneas, pero no lo fueron asi siempre. La de tapete ha permanecido en estado arcaico, pues ha quedado descono cida en este lugar la pintada antes del cocimiento. Existen evidentemente elementos culturales originarios de la zona de civilizacin noroeste de Sud Amrica o de Cen tro Amrica que aparecen tambin en el norte de la Amrica del Sur, como ser, p. ej., los siguientes : el puente de cimbra, la naringuera, la cermica de trpode, los tiestos de greda con tapa (93) , la pintura negativa, los cuos o troqueles ci lindricos (94), la tumbaga, la sepultura de nivel profundo (95), y la deformacin del crneo. Ninguno de estos ele mentos culturales se encuentran en el alto Xing o entre los tupinamba. Todos, sin embargo, con excepcin de los cuos cilindri cos, eran conocidos en el Per. Es de especial inters con siderar la deformacin craneana, tanto por s distribucin peculiar en la Amrica del Norte, como porque se ha pro bado varias veces arqueolgicamente que no implica ca rcter muy primitivo de civilizacin. La poblacin de pes cadores primitivos de Arica, en la costa occidental de Sud Amrica, no practicaba la deformacin craneana, ni tam poco los ciboney de Cuba, ni los basket-makers del suroes te de la Amrica del Norte. Pero, Tello ha demostrado que esta deformacin era ya conocida en Paracas. Exceptuanen
una
(93) Linn (2), mapa 10. (94) Linn (2), mapa 4. Tambin (95) Linn (3), Mapa 13.
encontrado
en
las Antillas.
INDGENAS
307
do la costa Norte de la Amrica del Sur, la de formacin craneana de este continente es de distribucin pronuncia damente occidental. Centro Amrica ha influenciado directamente la civili zacin de las Antillas, como que all se encuentran elemen tos de cultura que son comunes a estas islas y a la Amrica
Central, ponaztli
no a la Amrica del Sur, como pasa con el tede pies, por ejemplo. el metate y Debo agregar, finalmente, que la civilizacin indgena de la Amrica del Sur posee tambin ciertos elementos que llegaron en los tiempos post-colombinos con los negros y
pero
los europeos, y se han mezclado tan ntimamente con su cul tura, que slo gracias a una cuidadosa investigacin puede descubrirse su verdadero origen. Encontramos entre ellos la flauta de soplo lateral, el arco musical y el de limpiar al godn, el taladro (pump-drill, barreno de Arqumedes, cu caracha o violn en Chile), la red de lanzamiento para pes car y el gancho de cierre automtico. Con respecto al arco musical, no se sabe todava con precisin si es o no postcolombino. Creo haber probado ya que el arco para tirar bolas, (pellet bow) es post-colombino. Remito al lector alas obras
en
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Juan Maciel
Tesorero General de la Real Renta de Tabacos de Chile
En la perspectiva histrica del linaje de los Maciel, so bre la cual se definen los perfiles de personalidades vigoro sas, la figura de Juan Manuel Maciel y Valdivieso presenta una silueta contradictoria, aunque no menos sugestiva bajo su faz psicolgica. No fu un hombre de accin ni un esp ritu contemplativo; estructur su vida fuera del molde se vero y tradicional de sus mayores; y el dinamismo que aqullos emplearon en la lucha, la labor tenaz, la religio sidad o el estudio, lo aplic este vastago, en su juventud, a la disipacin; pero apenas entrado en la edad madura, triunfaron en su ser fuerzas morales y atvicas que le con virtieron en un hombre de hogar y un funcionario recto. Su desaparicin prematura le impidi, sin duda, brillar en el grande escenario que iba a abrirse y en el cual sus ami gos y parientes prximos desempearon luego los primeros papeles. En efecto, primo de los Carrera, los Valdivieso y los Verdugo, Maciel se extingui en Santiago de Chile,
en el desempeo de un elevado cargo, breves aos antes de que aquellos proceres intervinieran decisivamente en la independencia y organizaran la vida institucional de su
patria.
Juan Manuel Maciel, tercer hijo de Joaqun Maciel y de doa Isidora Antonia Fernndez de Valdivieso, naci en Santa Fe, en 1753. Por una coincidencia singular con el
320
LUIS
ENRIQUE
AZARLA GIL
partida bautismal no fu asentada en el registro parroquial, lo que determin a su madre llevar a cabo, varios aos despus, una informacin de filiacin
caso
paterno,
su
JUAN MACIEL
321
te,
para que por medio de ella pudiese alcanzar una de cente subsistencia y manutencin sin menoscabo del ho-
que haba nacido; ya en la carrera de las ltras> en la del comercio, o en cualquiera que se le proporcionara. Estas ideas tan cristianas como propias de una buena madre, procur fomentarlas y llevarlas adelante el refe rido seor mi hermano tenindolo en su propia casa con igualdad a sus ms queridos hijos, as en la instruccin y buena crianza, como en la provisin de todo lo necesario para su sustento; pero apesar de su vigilancia y notorio ce lo por su mayor adelantamiento no pudo conseguir la apli cacin al trabajo que de l esperaba, y se necesita para con seguir una honrosa colocacin en cualquiera carrera, co rrespondiendo a sus desvelos con una vergonzosa ociosidad y distrayndose propias de una juventud relajada y que no se componan bien con la delicadeza de conciencia de dicho seor Ministro. Por estos motivos tan poderosos, con dolor de su cora zn, se vio obligado a sacudirse de una carga que voluntaria mente se haba echado sobre sus hombros, estimulado del tierno amor de una hermana y de los impulsos de su pro pia sangre, tomando la dura resolucin de apartarlo de su casa y familia. En estas circunstancias, queriendo yo tener parte en el alivio de una propia hermana, y creyendo que con la mayor edad se corrigiesen los defectos que suelen ser comunes en una edad en que se da poco lugar a la re flexin y juicio por el mayor mpetu y poco freno de las pasiones; francamente le abr las puertas de mi casa y le dispens los mismos favores que haba disfrutado en la de dicho seor mi hermano sin embargo de no tener iguales facultades y verme cargado de la obligacin de una numerosa familia a que atender con solo el sudor de mi rostro y honrados procederes. Pero este segundo arbitrio no ha querido Dios tuviese mejor xito, ni efecto en mi casa que el que tiene en la de dicho seor mi hermano; antes bien, hacindose cada da mas sordo a las continuas amonestaciones con que le echaba en cara sus defectos, y excitaba al retiro de ilci tas diversiones, y al amor al trabajo, para que por medio
nor con
21
322
LUIS
de l sin descrdito de su familia adquiriese honradamen te su mantencin y sustento; ha cado en una espantosa obstinacin hacindose cada da ms ocioso y desechando los arbitrios que le he propuesto para alivio y consuelo de su madre y proseguido tan velozmente en sus desrdenes, que no bastando ya los medios suaves con que se le ha. pro curado atraer a una vida regular y cristiana; se hace pre ciso, en medio de esta triste desconfianza en que nos ha llamos todos los parientes, recurrir al brazo fuerte de vues tra excelencia para que dignndose mirar por tan honra-' da familia, corte los pasos a la malicia de este joven y li berte a su parentela de un sonrojo pblico a que por ins tante se halla amenazada. En esta atencin, A vuestra excelencia pido y suplico : se sirva dar la ms
conveniente providencia a fin de precaver los justos rece los con que me hallo, destinndolo a uno de los presidios del reino ; para cuyo fin, y en seguridad de todo lo que lle vo expuesto, hago manifestacin a vuestra excelencia de la carta que he recibido de su propia madre; y en caso de
que vuestra excelencia
no
probacin, estoy pronta a excelencia con la deposicin o informe de sujetos de este pueblo de conocida verdad y superior carcter, esperando merecer de la piedad de vuestra excelencia que todo se ha ga con el sigilo correspondiente y a que es acreedora su honrada familia; sirvindose vuestra excelencia, en atencin a sus muchas ocupaciones, dar comisin a un seor Minis tro para que por s mismo sin estrpito alguno, ni asisten cia de escribano examine la justicia de las causas que motivan esta representacin; y con su informe expedir la providencia que llevo referida.- Manuel Fernndez de Valdivieso. Santiago 5 de Febrero de 1780.
tenga
El presidente Juregui hizo lugar en parte a la solicita cin de don Manuel Fernndez de Valdivieso, disponien do que se levantase una informacin con carcter reserva do. El testimonio de varios declarantes vino a confirmar el hecho de que Maciel haba abandonado por completo sus estudios y entregdose a la vida nocturna, el juego y
JUAN MACIEL
las orgas, en cuyos desrdenes varias veces roz la delicuencia. Pero el expediente que contiene estos datos aparece interrumpido, y no hay indicio de sancin alguna contra el acusado Aunque no conste el motivo, fcil es presu mir que intervenciones familiares menos severas que la
. . .
escrito, e influencias sociales poderosas lo graron que quedase sin efecto la dura represin que espe raba al joven despreocupado. Tres meses despus mora su. padre en Santa Fe, y es casi casi seguro que los brazos de la madre, al estrechar al hijo prdigo que regresaba, signaron su perdn y le dieron el primer impulso hacia
que redact el
una
vida
nueva.
Circunstancias que la investigacin no ha logrado es clarecer, mantenan en Buenos Aires a doa Isidora Fer nndez de Valdivieso, y todo induce a creer que fu tam bin en esta capital que se radic su hijo al retornar de Chile. Aunque no haya a su respecto menciones documen tales hasta 1784, puede creerse que hall aqul en dos hom bres tan eminentes como piadosos a los consejeros capa ces de influir decisivamente en su orientacin moral: uno de ellos era el doctor Juan Baltasar Maciel, y el otro el doc tor Miguel Jos de Riglos, a la sazn arcediano de la cate dral y amigo tradicional y fiel de la familia Maciel. Fu este prelado quien bendijo la boda de Juan Manuel, el 31 de Diciembre de 1784. La esposa, vecina de Buenos Aires, era doa Margarita Caldern y Velasco, y aunque la partida matrimonial no establece los nombres de sus pa dres, debe creerse que eran stos don Sebastin Caldern
y doa Juana Teresa Martnez de
Velasco,
que
figuran
en
el asiento parroquial como padrinos de la ceremonia. Es indudable que una vinculacin estrecha y efectiva uni en aquella poca a Juan Manuel con su to,, el doctor Ma ciel. Hay de ello dos pruebas : la una, en su cambio de con ducta que se tradujo en la formacin de un hogar irrepro chable; y la otra, en su fidelidad hacia el sabio sacerdote, a quien acompa en su exilio y en la hora de su muerte, que no deba tardar en producirse. Fu, en efecto, en los brazos de su sobrino que expir el ilustre desterrado vctima de la persecucin del virrey
324
LUIS
ENRIQUE
AZARLA GIL
pero no se content aqul con el cumplimiento de deberes piadosos, sino que -tradujo al causante de las arbitrariedades ante la justicia. Juan Manuel Maciel ob tuvo de la Real Audiencia de la Plata la condenacin del marqus de Loreto. La apelacin- interpuesta por el ex-virrey ante el Supremo Consejo de Indias, llev a Espaa la substanciacin del ruidoso pleito, y el acusa dor no vacil en trasladarse a la metrpoli para defender su causa. Deba ser sta muy justa y fundada, pues el alto tribunal confirm en segunda instancia, como se ha expre sado, el fallo del anterior, condenando a Loreto a las cos tas del juicio, al pago de las honras que se haban tributado al doctor Maciel, y a una indemnizacin en favor de su sobrino. Las amistades creadas por ste durante su estancia en la corte no fueron vanas y coadyuvaron a obtenerle una solucin honrosa en la grave situacin en que quedaban l y su familia al producirse la prdida de su fortuna. En efecto, despus de un siglo y medio de bienestar e indepen dencia econmica, los Maciel estaban arruinados. Hay indicios sobre el resultado adverso de pleitos que se siguie ron en Buenos Aires y en Charcas, entre 1779 y el fin del no es aventurado siglo; y pensar que se hayan hecho valer ante el trono los servicios de varias generaciones de ante
Loreto;
esos
pasados
subsistir
para
con
conseguir
un
cargo
pblico
que
permitiera
decoro a uno de los vastagos, a la sazn jefe de una rama del linaje. La instancia fu escuchada' y por real ttulo firmado el 15 de diciembre de 1797, don Carlos IV design a Juan Manuel Maciel tesorero general de la Real Renta de Tabacos de Chile. Debi Maciel hacerse cargo de sus funciones en el cur so del ao siguiente, pero no trajo consigo a su mujer e hi jos, quienes permanecieron en Buenos Aires. Poco tiempo dur el desempeo de sus tareas financieras, pues habin dose enfermado gravemente, y prolongdose su dolen cia por espacio de varios meses, vio acercarse su fin, con cuyo motivo extendi poder de testamento en favor de sus primos, el General Ignacio de la Carrera y doa Paula Ver dugo y Valdivieso, esposos a quienes le una un profundo
JUAN MACIEL
325
espiritualmente
en
la l
tima etapa de su existencia. As lo reconoce Maciel en su citado documento, extendido el 10 de Octubre de 1801, an te el escribano Jos Mara Luque, nombrndoles sus albaceas y declarando que les haba comunicado las cosas relativas al descargo de su conciencia y alivio espiritual. Entreg su alma cristianamente el 16 de Diciembre del mismo ao. Doa Margarita Caldern extendi poder en Buenos Aires a favor de los albaceas nombrados por su marido, el 5 de Febrero siguiente, ante el escribano Toms Jos Boyso, para que gestionasen en Santiago la pensin que le corres ponda, as como a sus hijos menores, sobre el sueldo de $ 2.000 que haba disfrutado Maciel, aunque debi reco nocerse que no pudo abonar ste dos meses de montepo debido a los gastos que le ocasion su enfermedad. El tesorero general Maciel dej cuatro hijos, que nacie ron y vivieron en Buenos Aires. Entre ellos, doa Silvania Dorotea Maciel, que fu bautizada en la Catedral el 9 de Febrero de 1789, siendo sus padrinos don Nicols del Cam po, hijo del virrey Loreto, y doa Juana Maciel, sus tos. Dio su mano al coronel Juan Antonio Gartn, natural de Chile, que vino a Buenos Aires a poco de iniciarse la revo lucin de Mayo, a cuyo servicio se mantuvo, alcanzando el mote de procer de la independencia argentina, con que le recuerda la historia.
Luis Enrique Azarla Gil.
Drama de los
palanganas
Veterano y Bisoo.
( Continuacin)
SEGUNDA NOCHE
Vet. Con todo el mal humor Hijo, que me hiciste criar a noche a mi partida, veisme aqu que he tenido En que te has detenido; dilo breve; y no antes que t. Bis. En leer Taita, tanto como hay escrito seas perra. en verso contra el Asno de Oro. He ledo las Coplas de la tirana, las del llanto de la Perricholi, las del Carrumaco, la Conversata de Martha, Guaropo, Juan y Champa, las de la Novona, las de la Culebra, y tantas otras. En prosa me dicen que hay un Memorial de las Seoras, otro de las Rameras, cuya Precursora, es la Rscate con Vidrio, y un Testamento, pero no los he visto an, y maana lo 1 ograr porque han quedado en prestrmelo, y aqu en secreto, el Correbel de estos papelillos, para mi es Luna-* rejo nuestro Amigte. Ojal Ud. hubiese ledo tambin todas esas cosas (19). Vet. Con que queras Hijo, que yo a estas horas estuviera sin desayunarme con esos sabrosos man jares. Sabrosos los llamo, porque son contra el Buho de
(19)
Todas estas
alejado
su
se han perdido, con excepcin alta sociedad limea, en complicidad con la se ensa en la Perricholi apenas se hubo virreinal amante, Don Manuel de Amat.
producciones satricas
327
fuesen, han de ser bien recibidos, ellos en sustancia merezcan aplauso. Entre pero porque todos los Versos los nicos que me han parecido pasaderos, son los de los ayes Perricholunos. Los dems son de Musa hedionda, y desabrida. Aquellos de Martha, que violen tos; los de Culebra, qu satricos! Los de la Navona, qu sin metro! Los de la tirana, que desconcertados! Los del Carrumaco aunque yo los hice, qu bajos, y humildes! por lo que mira lo votado en prosa, el Testa mento es un pedazo de amarinado sin gracia, .ni chiste. El Drama de los Caminantes, Trujillano y Limeos, que no mentaste, es escaso y andrajoso: los Memoriales de las Srtas. y Damas, aquel aunque tonto, y spero, es bueno para dar a entender hasta dnde llegaba la aspereza del Tigre de Oro, pues ni aun el lindo sexo, que todo lo rinde, que todo lo amansa, pudo lograr esta victoria, y este aun que tosco, y safio, es especial para dar a ver, hasta donde iba su impureza, lascivia y brutalidad. Bis. Cuer no Taita, y que de ello consigue Ud., y que bien lo critica. Eso es tener entradas en buenas Cajas, pero ya que esta mos en asunto Taita, de putahera, yo crea, que el Asno de Oro (20), no lo era, sino con tal, o qual de fuste, a excepcin de la Perri, que es de baja aborigine, cuyos principios le constaban a l ser muy puercos en manejo de su cuerpo, y trato de su Oficio, hasta que hechado a Valdivia Gamuza, que le enganch, despus que Motsu la rastre, fu subien Creas do de grado en grado, hasta Envirreynarte (21) Vet. a cuenta de una onza muy mal Hijo, por que no perdonaba de Oro, fruta buena, o mala, fresca, o madura. Cuan tas le traan los Rufianes Juanico, Jaime, y otros lindos seoritos, a tantas en el Quartito del Putasmo reciba, y marcaba, ya se vee, que la Mica era Patrona, hablando del gnero Meretrico, que del otro honorfico, no debe mos tocar ni un punto, que araaba a las que encon traba, y quedaba el Campo por suyo. Eso sac de las Comedias, que slo le agradaban por la partida de ver
Oro;
que
sean como se
no
la
y la clase
que
se usaron
contra la Perricholi.
328
LUIS ALBERTO
SNCHEZ
la Chusca bien ataviada, y lucida! Que de escndalos Hasta una vida cost este amor. no cometi por ella! Acurdate del pobre que vino de Espaa en el Aquiles; y que se qued muerto, cuando le neg el desembarque, negado por los celos que le haba de causar su presencia. Y hay quien diga, que el Veneno propinado al Escrutador si lo hubo, que yo no lo s de cierto, aun que lo ase-. guren los Sabios no fu tanto por las voces que tena de su succesor, quanto porque la Choli hava ddole quartel, a ese bienquisto Caballero. Varios son los des tierros que por ella se mencionan, y a lo menos el que siendo Caballerito, caa en su burdelera, que le tena muy buena si el llegaba, a olerlo se pona a peligros, y desaires. Yo no s por qu en una ocasin se enfad con ella, y la hecho de las Tablas, tomando asunto para ello de la queja que dio Maza de haberlo chicoteado pblica mente por la Cara en un ensayo (22). Lleg entonces, a tal extremo del enojo; que hablndole despus para su reposi cin el Sr. Protonario, se irrit de tal suerte, que pro rrumpi al llegar al Puentecito que sale de la Navona para la Plazuela de S. Cristbal. No volver a entrar ms, si har me enfado y que salga al Tablado, que pida perdn al Pblico de su soberbia, hincada de rodillas, y que des pus a patadas, la arroje de all para siempre uno de los Verdugos. Bis.Jess Taita, y qu lstima hubiera sido sta; si lo ejecuta, por que no haba razn para que se des honrase hasta ese extremo una Muchacha, que divierte
sobradamente, y con su representado con regularidad. Y si esto profera este Gato mon tes de Oro (23), de su propia Dama, en quien tena un Hijo, Manuchto o Veto (24), a quien su Abuela, cuando sale el Sol le dice: Quitate de ah Nio, que eres Hijo de Cabeza grande que tenan que aguardar de l las ms gentes! Lo que me asombra es, cmo volvi a la
con
su
canto
bastante
de
Este episodio ha sido aprovechado por don Ricardo Palma en una Tradiciones Peruanas y lo recoge tambin Manuel Macloa Covarrubias (Cloamn) en su Diccionario teatral del Per (Lima, 1905). (23) El virrey Amat, tambin.
(22)
sus
(24)
se
llam Manuelito,
BISOO
329
farsantera, el 4 de noviembre de 75, despus de dos aos de despedida en que no hizo mucha falta, porque la Ins (25) lo suple ms que bien en el representado, y corriente mente hasta en la Msica con tanto aplauso, echando Coche de Vspera para ir al ensayo, cosa que desabri a todo el Seora, sin que con todo pudiese impedirlo. Vet. No te "asombre eso Hijo, porque eso provino de que haban hecho las paces desde 17 de Sptr. de 75 por ya medio del Tasador mayor de Lonja Jospeh Estacio, que habiendo sido arrojado del Corral por Cartel pblico tiempo antes, ya privaba con l, mediante el Oficio d tercero de esta Esfinge. As le dio conveniencia poco de Cobrador de reventas de Alcabala del Comer despus cio, como haba hecho antes a otro, por quitarlo del lado de ella. Oficial Real de una de las Cajas del Reyno. Lo que te ha de asombrar es, el dicho de l, cuando en dicho da sali la primera vez a las Tablas. Entonces, sin estar en su mano, le grit de modo que le oyeron infinitos he no hay que turbarse, valor, y hacerlo bien, y despus se puso a llevarle el comps de su canto (26). Que te asombre tambin el meterse a repartir los papeles de las Cmicas, poniendo de su letra los nombres, como si- le sbrese el tiempo en negocios de importancia, hacindole as Autor de Comedias, y el meter en la Crcel, a la pobre Ynesita, por no haber querido admitir salir de segunda de la dicha Perri, despus de haber estado siendo primera, tanto tiem po, sin decadencia de la Casa, que para una Mujer, que
aunque fea de las del Meretrizmo; es pena muy onerosa, y por tanto atrasante, enviando por ella hasta las Lomas de Lurin donde se hallaba con un Nio muy decente, e
hombre, que le haba cedido 8 mil pesos, para Nazarenas, nada perdidos, sino entorpecidos, con felicidad, a quien tambin prendi, y envi para Chile, con destino de que viviese con su Esposa, cuya partida le vino a propsito para vengar a su Rufin Proseneta (27), que haba tenido con l ciertas voces acerca
Hijo de
un
(25) Rival de la Perricholi, en el teatro: la llamaban la Inesilla. (26) Tambin episodio repetido por Ricardo Palma en sus Tradiciones.
(27) Proxeneta.
330
LUIS ALBERTO
SNCHEZ
del nmero asunto, de salir, de no salir de su subalterna. Que te admire por fin el Decreto que puso para que Maza (28) le pagase a su tal Perri, un ao corrido, no desde que sali, y empez a trabajar, sino desde la noche que le impu so el precepto de su salida a razn de 150 pesos, cuando no haba precedido concierto de ellos, ni jams se le haban dado antecedentemente sino es cuando ms ciento, por Ya lo veo Taita, cuyo motivo resista tal demanda. Bis. veo todos la y por eso, que aplaudan, y lisonjeaban. Ella despus de esa entrada, fu una vez al Callao en da de concurrencia, y ella solo se llev los cumplement (29), con antelacin a todas las dems en embarque; y banquete, que se lo dio el Oficial Real de turno con esplendidez. Vet. Este Hijo tena obligacin de hacerlo por el manejo de tres millones que le ha dado de las Cajas, despose yendo a los que les corresponda tenerlos, cuyas cuentas son reprobadas en el Real Tribunal de Cuentas, y l ha sostenido, por lo que ha tocado que sube a algunos millares, pero en la residencia le heder esto ftidamente. Los de
ms que
ejecutaban estas adulaciones, lo hacan por mero l, no de otro modo, que eran obligados a hacer los Romanos, aun fuesen mismos Magistrados, y hom bres de bien, esa propria corte, a la otra Cmica Cytheris, que adoraba Marco Antonio, cuando perdurri todo el Pais, desde Brindes, hasta Roma, en el Fausto desmedido de ir en un Carro tirado de Leones, llevndola a ella por detrs en una Litera descubierta, y muy adornada. Bis.^Pues casi Taita sucede aqu lo mismo, cuando las
miedo
a
funciones de Miraflores por la convalescencia del brutonazo del Cabezn, pues entonces sali el Faetone; que
equivale a Carro, e iba siempre la Perri por detrs, o a Forln, o a Balancn, o a Caballo, vestida de hombre. El fu en 16 de Enero, en 31 de dicho, en 29 de Febrero, y en 8 de Marzo de este ao, en su Faetontazo, dando el lado a su discpulo Alos, que jams se haba visto aqu, y en todas estas veces iba Mica, cantaba, bailaba, se sentaba
(28) El empresario de (29) Cumplidos (?).
la Perricholi.
331
sus piernas, tomaba dulce en el plato, y con el te nedor que l sobraba, pasndolo de s mano el mismo al de ella, y en el ltimo camino a su lado hasta el Cerrito de la Arena con una Guitarra en la mano y parlando solos de trecho en trecho, sobre para lo que el acompaa miento se quedaba atrs unos celos, que le haba dado con un Mozuelo en unos das que se haba quedado en aquel Pueblo, divirtiendo al Sobrino zons, los que ella le volva pidindoselas sobre el sombrero, que le ofreci a la Mer
entre
cedes,
arremendndola muy
para que hechase all en su presencia una Pelacin, Vet. Bien est Hijo, a la letra. la a vista de eso no es nada, superioridad, que le daba e asiento, y conversacin, respeto a las Seoras, que all se hallaban, que a la verdad que eran de prosopopeya, y
hasta
distincin, llegando an a hacerlas bailar juntas que es donde puede llegar el envilecimiento pues una Cmica por su Oficio, se hace infame, e indigna del Comer cio de las Seoras, a menos que no sea para ajuariarlas o sombriarlas (30). Tambin todo es nada, a vista de lo que haca con el Muchachico, que se presenciaba all, bien vestidito, y con una especie de banda roja; que se ase mejaba al S. Genaro de su Padre, pues ya peda dulces con l, le deca ande para ministrarle, y ya conversando hay Cabrn, que no sabes manejar el Espadn, que te no haba podido pongan faldelln, a causa que el rapaz de su vaina. desembainarlo en varias tentativas que hizo, en Miranoches buenas No obstante Taita, hubo Bis. flores, sobre todo en 10 de Enero dia en que sali el S. Guirior de Sta. Fee, para ac, que si lo saben se ma hubo Pantomilogra, y en 12 y 13 de Febrero, en que a cuenta, el primero nas, Entremeses, Sainetes, y Carros, de Guarapo, con buen teatro, y ningn costo; porque todos de los dos Mulatos, se lo hicieron de balde, y el segundo, Fritas y Cantero, a quienes con la de Huaca, de de cirles el Sobrino, cuando fueron a verlo. Dicen que estn Vde. previnindome un obsequio de fuegos, y Comedia, lo que no debe ser as, para estar prevemuy en secreto,
este
libelo.
332
LUIS ALBERTO
SNCHEZ
Y cuando negaban convidar a los Amigos. porque en efecto no haban pensado en tal cosa, redarguyndoles Como no; cuando lo s de persona, a quienes Vdes. se lo han comunicado los entr por el aro, y les hizo gastar bien merecido por otra parte, por lo que se dir en su lugar. Infieles pesos, como que el dinero slo en ellos tena arbitrio para pedir, y no le suplica, y el Vet. temor. Todo eso, aunque Viejo, fui yo Hijo a ver, vi entre mucho y Putanismo, y ladronicio, como era natu ral una otra cosa muy clebre que fu el que cuando la Perri lleg el primer da a Caballo, con Cabriol colorado franjeado, y Sombrero de plumas, en compaa de Estado, que jams deja su lado, todos los que estaban alrededor del Teatro, que era infinita gente, arrojaron gritos de Viva viva, con golpes de manos, que me qued zonzo, por no saber a qu, vena aquel improvisto aplauso. En fin Hijo, muchos creyeron, y yo entre ellos, que el Asno de Oro, cazara con ella, segn su manejo, que fuera empresa linda y que no se ir de aqu nunca por vivir maridablemente, o que se la llevar para lucirla en la Corte, como la gran Bagilla que lleva, entre sus compa eros contemporneos, y hacerles ver, que las Indias dan lo que ni en paraso haba imaginado, pues les mos trar fuera de aqulla ochenta mil pesos en alhajas de Diamantes brillantes, pareciendo un Cupido de Co medias cuando se las pone, que son Abotonadura, puo de Bastn, Espadn, esto yo no se si lo ha pagado, Ebillas, Cordn, y Botn de sombrero, Veneras de S. Juan y S. Genaro, con su tranza para sujetar la Banda, siendo as, que cuando vino slo trajo su uniforme de Mariscal de Campo, mucho empeo, y catorce Camisas de Bre taa contraecha; con vuelos de Cambari labrados. Bis. Eso de Casamiento Taita, yo tambin lo he odo, y se lo o, el da Jueves 18 de Marzo de este ao a Seor Bacho, que fu el segundo que fu a ver, el primero fu el 9 de dicho, Martes de Pasqua su Casa del Rincn, dando motivo a ello, el haber ido tambin la Mica, haber paseado con ella todo el Jardn, y haberla esperado; a que acabase de coser un Zapato, que se le revent para
nido,
BISOO
333
lo que se sent en el suelo sobre un pauelo, que le puso Alocuos. Vet. Ya que has mentado esa Casa Hijo,' que te parece de ella en fbrica, y adorno! Has visto su re partimiento, su pintura, sus rejas de Fierro, sus Pilas empozadas, su Estanque navegable, su Jardn Simtrico, su Gallinero inmenso, su Truco lindo, sus Cocheras atrin cheradas, su Caballeriza de dos caras, su cerca impene trable, su Cocina pequea, y su Oratorio compendiado! Ciento y cincuenta mil pesos vale, cuando menos todo ello aunque mucho no se ha pagado an sin entrar el menaje, que es todo nuevo, y de cuenta; habiendo vendido todo lo viejo por la tasacin que le hizo su Ami gte el de Lonja, sin haber regaldoles nada a sus suceso res, pues aun la Litera que remiti, y que juzgbamos iba de obsequio; fu por seas de 400 pesos que dej cargados en la cuenta. Para evitar el argumento inven cible, que le haban de hacer de que si el Mayordomo haba sacado tanto dinero el Tambo del Sol, que com pr de las Temporalidades le cost treinta y dos mil que tena que gastar en tantas superfluidades en un sitio sin destino, ni aun para Casa de juego por su retiro y soledad; era preciso que el Amo, tuviese inmenso; o por otro lado, el que como le consenta el que publicase sus rapias, sin haberlo corregido; pues l no haba tenido
los pretendientes yo lo llamara Cam po de Caza slo haba costado cuarenta mil brocas (31) ; otro hubiera subido su que le haba dado an para que costo a 60 mil por no tener aquella economa que le asista a Jaimillo, cuya economa era el botar, y reedificar lo que le pareca errado; o lo que le haba de parecer mejor formado de otro modo. Bis.Todo lo vi Taita, y todo
Oficio,
ni
lo observ con cuidado, a costa de un palo que me dio Martn sin saber a quin daba, que de no le despido azia, a buena parte. una de las Armas de S. Esteban
(Concluir).
(31)
Pesos. En el Per
se
llamaba
vulgarmente
morlaco. y tambin
Concurso
La Comisin del Centenario de Hostos, reconocida oficialmente por la Ley N.25, decretada por la Asamblea Legislativa de Puerto Rico, y aprobada por el Gober nador, el 14 de Abril de 1938, reafirma el acuerdo que adoptara sobre la celebracin de un concurso para pre miar las mejores biografas que se escriban originalmente castellano y en ingls del maestro, pensador, soci logo y escritor cuyo primer centenario se conmemora. El concurso se celebrar bajo las siguientes bases:
en
MARA
DE HOSTOS
335
L 2.
sustituye
ser:
Biografa
de
Mara
de
Hostos.
3.
sern
Las obras debern estar escritas en los idiomas castellano o ingls; e inditas y su texto tendr alrededor de setenta y cinco
Cada autor marcar su Obra con un lema y la acompaar de un sobre cerrado y lacrado, que contendr su nombre y direccin, y que llevar escrito por fuera el lema y primer rengln de la obra.
de la obra
Los concursantes debern enviar por correo un original y dos copias perfectamente legibles y escritas en maquinilla, y dirigirlas al Presidente de la Junta Pro Centenario de Hostos, Emilio del Toro, Juez
5.
Presidente del Tribunal Supremo de Puerto Rico, San Juan, Puerto Rico.
6.
El
plazo
para la
presentacin
31 de Diciembre de 1939.
se admitir obra alguna que viniere acompaada de escrito, seal que permita la identificacin del autor antes del acto de la celebracin del concurso.
7. No
marca o
Con el original de cada uno de los trabajos presentados se formar coleccin encuadernada que ser depositada por el Presidente de la Junta en la Seccin Puertorriquea de la Biblioteca de la Universidad de Puerto Rico.
8.
una
La Junta conceder un premio y un accsit. 9. El premio consistir de un diploma y un mil dlares en moneda de los Estados Unidos de Am rica. El accsit consistir de un diploma y doscientos cincuenta dlares.
10.
Tan pronto
como
sea
la Comisin
publicar
premiada, la cual no buir gratuitamente a bibliotecas, universidades y otras instituciones do El autor premiado, no centes y personas de prestigio en y fuera del pas. en libertad de hacer de el derecho conservar propiedad y quedar obstante,
cuantas
edicin conmemorativa y limitada de la obra exceder de mil ejemplares. Esta edicin se distri
una
ediciones desee de
su
obra.
La Comisin
en
no
presentadas,
sus
quedarn
libertad de
ejercer libremente
La Comisin anunciar la adjudicacin del premio y del accsit 11. ms tardar el 31 de Marzo de 1940.
12. Podr participar en este concurso toda persona que lo desee, sin limitacin de nacionalidad o residencia. San Juan, Puerto Rico, 25 de Abril de 1938.
Luis
O'Neil,
Secretario
Bibliografa.
RECUERDOS
BIO indita
de la
su
Paraguay
a en
Plata,
en
que ya fu dada
las
verso,
prensas
Buenos Aires,
1914,
sus
Letras,
porre
especialmente
econmicas
y
de relieve
su
ideas
ardorosa
Seis biografas contiene el ltimo volumen que ha dado a la publici dad el laborioso historiador seor Amuntegui, y son las de don Mi
adhesin al
particularmente
a
en en
lo que
se
refiere
guel Lastarria, don Anselmo de la Cruz, don Juan Garca del Ro, Jos Gandarillas, don Joaqun Campino y don Pedro Palazuelos, y estn consagradas a per sonajes, si no del primer plano de americana del siglo la historia de la poca colonial, del pasado, y suficiente relieve para justificar el inters de los investigadores y
don Manuel
su
a
actividad
las
no
Chile,
de modo
que
ntegui
valor que el
aporte
su
biografa.
Las ideas econmicas de don Anselmo de la Cruz han sido estu diadas por nuestros economistas
a
puso
eruditos.
De
Tribunal
del
Consulado; el seor
todas
ellas, la personalidad
un
que ha
despertado
mayor inte
rs ha sido la de don
Miguel Jos
Lastarria,
se
ha
Miembro
de
una
extensa
familia
En las
pginas
se
colonial,
el seor
Amuntegui,
como
inves
tigacin
resiente de vacos im
perdonables,
la de dar por
bibliografa
337
El ms extenso de los
trabajos
el autor,
biogrficos reunidos
es
por
el consagrado
del
de tan sobresaliente actuacin en la historia americana del pasado si glo, desde los das de la independen
publicado
con
ocasin
cia,
en casi todos los pases ba ados por las aguas del Pacfico. Ha reunido en l el seor Amunte
que anda
Agricultura, intenta pre sentar, en un cuadro de conjunto, la historia y el estado actual de la agricultura en el pas.
cional de
es meramente expositi investiga a fondo ningn problema, ni pretende originali
vo.
dispersos,
otros
publicados
El libro Ni
diarios y revistas, con los que ha logrado presentar, en sus cam biantes aspectos, la verstil perso nalidad del escritor y diplomtico neogranadino. Por su inters no
tribucin
Ro
es
dad. la obra de un tcnico, ni historiador, sino de un agri cultor progresista y estudioso. El autor conoce prcticamente nuestra agricultura de hoy y sus problemas; y en cuanto a su desa rrollo histrico, se ha documentado con alguna amplitud, mucho mayor, por cierto, que la que acusa la bi
es
No
de
un
su
con
la
inde
suscitar
la curiosidad
riadores. Las biografas de don Manuel Jos Gandarillas y don Joaqun Campino, que
son
se
publican
tanto
continuacin,
tal
vez
las ms
como
completas del
el
volumen,
de
noticias
material
el
seor
documental indito
que
Amuntegui ha logrado reunir y que le ha permitido bosquejar la personalidad de ambos con proligidad y analizar sus ideas polti cas a travs de sus tareas perio dsticas, diplomticas y polticas. La biografa de don Pedro Palazuelos y Astaburuaga, conocida de
los lectores de esta Revista, por haber visto por primera vez la luz en estas pginas, se lee con vivo in
bajo Agrcola, y que resulta muy incompleta an para el lector profano, que ha en contrado citadas a lo largo del li bro muchas obras de importancia que all no figuran, por ms que se haga caudal de otras que muy poco o ningn inters tienen para
el.
bliografa
ttulo
de
Literatura
pginas.
realidad, el libro es entera mente histrico, por ms que hable del presente; pues sus apreciacio nes se refieren en general al tiempo
inmediatamente anterior a la crisis y sus datos estadsticos slo llegan
"hasta 1930.
y
En
ters por su amenidad. En resumen, el libro del seor Amuntegui es un valioso aporte
a
En estas
condiciones,
ocho aos
a
publicado
el libro
con
la literatura
biogrfica,
cuenta
con
que des
tan
errores,
graciadamente
cos
po
presenta
diversos aspectos
a
cultivadores.
de
nuestra
agricultura
una
luz
22
338
bibliografa
y para
en
una
materia
que
la primera parte, por haberse dejado llevar el autor de su anhelo de presentar un bosquejo de la historia de Chile, en sus mltiples aspectos, se ocupen varias pginas de las operaciones con una resea
en
.
el
cin
no
se
de
las del
esta
a
que
permiten
que
y
formarse ha
que
idea
desarrollo
alcanzado
es
institucin,
las de All mismo
ser
posterior
informaciones
que
suministra.
dediquen en esa segunda, las pginas que habran debido corresponder al problema del trigo y al de los abonos, fundamentales en nuestra agricultura.
no
se
el
libro,
parte, ni
en
la
Con todos los defectos que le he cargado en cuenta, y con otros de menor importancia y de que por
mos eso
se no
lejos
de
no
haber correspondido
es
a un
salva
y
tema
el
buen
criterio que
Histricamente,
fecto
es
su
mayor
de
su
falta de
Aunque
ta
en
los
autor, por el gran aco pio de datos de inters que con tiene, y que sera intil pretender
revela
en su
numerados
correlativamente,
que toria
captulos,
de
de la his
reunidos en otra parte estilo sencillo y agradable a la vez, que hace fcil y agrada ble la lectura.
encontrar
y por
su
A. A. CHILE:
comprende
tantes
los
diez
de la obra sobre
una
SU
TIERRA
por
citado
trata
Literatura
entre
Agrcola),
y que
no
Y SU GENTE, McBride. M.
Jorge
Versin
de
serie
castellana
Labarca
de
H.
Guillermo
Prensas
de
cin
dos
orgnica
los
s,
ni
contemplan todos,
siquiera
to
la
Universidad
Chile,
principales
aspectos
que
Agricultura; las asambleas de agricultores; la enseanza, el fomento y el crdito agrcolas; la colonizacin, el regado; la gana dera; las arboledas y viedos; otras industrias agrcolas y el pro
nal de
blema social
mos
en
el campo.
Cree
ms escondida vitalidad: M.
que
esta
se
falta de
que,
plan bien
mientras
el
libro de
Las
meditado
debe
sobre
condiciones
bibliografa
339
trabajo
del Per
de
la
poblacin indgena
(1) y el libro de Jorge M. Mac-Bride, publicado por la Ame rican Geographycal Society en 1936 y recin traducido, con raro acier
to, por don Guillermo Labarca, para las Prensas de la Universidad de
ha
democrtica
a
gracias
una
dignificacin
jo
y
constante
la
exaltacin
como
dominador de la naturaleza.
a
Pese las
Mientras el primero, a pesar de tener como antecedente una visita ms o menos prolongada al pas de que se ocupa, se mantiene un poco en la tierra de nadie de las estadsticas y de las formas
Chile.
Repblica principal
su
del
ga
la
sociedad
condi
cin de gente de
sentido,
es
jurdicas,
el
es una
un
libro
acuciosa
no
experiencia
tablemente
en
el agro chileno, y
como
industria.
No
es
raro,
pues,
que
enriquecido,
con
pas
fuera
el
hecho
exactamente
pintoresca,
un
tono
de gran reali
contrario:
nuestra
en
valorizacin
a su
o en
de
dad y de poderoso entroncamiento terrenal. Llama justamente la aten cin en este libro, para el chile
no
cuanto
posi
cuan
su
familia,
sin
su
riqueza,
con
que
ninguna
que conoce
su
un
de
trabajo.
presenta
vacin y la calidad de los concep Es cierto que hay partes en tos. las
rece
en
En
en ser
su
efecto,
libro
Mac-Bride
cuales
un
la
poco
los
tramos
libro,
pero,
el
oposicin
mente
la
que
llama
a
tan
ruda
la atencin
visitan:
que
una
nos
los
primer
orden,
al
mismo
tiempo
clase alta, duea de la tierra de la que rara vez trabaja banca y de la cultura, perfecta
,
una
clase
como una
su
libro
ha
simpata, resta ninguna severidad a sus juicios, ni le hacen las situaciones que pudo falsear
escrito
con
pero
de
la
simpata
no
arrastrando fuera de
un
destino miserable,
observar
campos. (1)
travs
nos
de
nuestros
es
Quien
juzga
un
confort y de los bienes de la cultura. Es el sistema de latifundios la hacienda el cul pable de este estado de cosas. Sus extensiones ilimitadas permiten a
todo
su
dueo vivir
con
idlica holganza
340
BIBLIOGRAFA
el
nombre
en
de
se
las
familias
enco
menderas,
rable
conserva
casi inalte
es
Aun suele
su
el rol de
propiedades de
Zutano.
en
nuestros das.
Zutano
El latifundio lo ha condicin
y
a
dejado
esta
jero, sin
sus
conocer
de la tierra sino
rditos. As
se
ha
generalizado
oposicin de Don Fulano y de Zutano el patrn y el sirviente que preside todas nues
esta
singular
tiempo, de padres a hijos, a lo largo de las generaciones, siguen apegados a la tierra en su injuriosa condicin de inquilinos. Es posible, en estas condiciones,
la
travs del
democracia?
Se
advierte
que
tras y y
apreciaciones
nuestra
de
Mac-Bride
haber
sistencia
del
de mostrado qu manera esta oposicin no tiene ningn signifi cado racial, como sucede en el Per, sino que es el resultado del capricho en la distribucin de las encomiendas. Por qu los Prez, los Domnguez, los Ziga se oponen a los Cotapos, a los Correa,
pas,
la
evolucin
social
ha
llevado poco a poco a la subdivisin de la propiedad. Mediante la des truccin de los mayorazgos
en
el
los Larran, a los Garca? Azar del agro. Mientras unos recibieron la tierra y la encomienda, los otros tuvieron que servirla. Mientras
a
siglo pasado, la supresin de la el latifundio, por ley alcabala, natural, ha comenzado a desmem La coloniza brarse, a hijuelarse. cin e el sur, durante el siglo pa sado, trajo, por otra parte, la for
macin de
un
no
los unos se hicieron autoritarios, atrabiliarios, dominadores, los otros se hicieron humildes, diligentes, verdaderos poseedores de los se cretos de la tierra. Qu sera del patrn sin el mayordomo, sin el sirviente, o aun en escala ms alta
sin el administrador?
glo presente
tierras ido
la distribucin de las
una
scales, la creacin de
la
son
parcelacin
de la
propiedad,
Partiendo de
el
campo
esta
oposicin,
todo
intermedia,
Lo
que
es
Chile primitivo se hace transparente. Desde luego, plantea la imposibilidad de una verdadera democracia. Dos gru
del
cionamiento de la democracia.
reseado
anteriormente
es
el
pos
humanos, diferenciados por la posesin de la tierra, cualquiera otra causa, logran amalgamarse. Don Fu
es
el libro
en
aviso
lano
y
sorprende
agrega
el
cuadro
pintoresco,
la
BIBLIOGRAFA
341
descripcin del paisaje, del hom bre, de la casa, de los atavos y una cordial simpata por esta tierra chilena, tan rica y sabrosa que de ella, como en un verso, pudiera decirse que quien la vio no la pudo ya jams olvidar.
F.
antiguos
lidad El
en
guientes:
Ro de la Plata (1776-1810), por Emilio RaVirreinato
vignani.
Monedas, pesas y medidas, por Juan Alvarez. La agricultura, ganadera e in
dustria
hasta
el
Virreinato,
y
por
HISTORIA NACIN
'
DE
LA
Emilio A. Coni.
ARGENTINA.
Riqueza, industrias
Levene.
comercio
nicacin,
Estvez.
los de
indios
en
el
por
sud
fundacin
pueblos,
Roberto H. Marfany. Funciones econmicas de las ins tituciones virreinales, por Ricardo Levene.
dado cuenta de la
sociedad colonial, las clases sociales, la ciudad y la campaa, por Jos Torre Revello. Viajeros, relaciones, cartas y Me morias (siglo XVII, XVIII y pri mer decenio del XIX) por Jos
La
T
de
la
Torre Revello.
Fiestas
costumbres,
por
Jos
demia
El
a
Nacional
'
de
la de
Historia.
la
Torre Revello.
Director
General
obra,
la que ha
consagrado
es
sus
mejores
Ricardo
Alfredo
B.
Gonzlez
Garao.
actividades,
el
seor
Juan
numismtica,
por
Rmulo
Zabala.
cultura,
Canter.
El
cin histrica.
Los
periodismo,
por
Juan Pablo
Echa
trabajos
incluidos
en
los dos
Echage.
Las letras, por
magnficos
en
grabados
Juan Pablo
ge.
Las artes, por Martn S. Noel.
342
BIBLIOGRAFA
La enseanza
orgenes
Probst. Real
hasta
or
Levene, consagrado al
en
comer
cio,
Colegio
Carlos,
por
que tambin
tiene
otro
Orgaz.
de
enseanza
la
medicina
estudio detenido
para
durante el
momento
Virreinato,
por
dejaremos
derecho,
por
NAL DE LA HISTORIA.
Cartografa colonial, por Guiller Furlong Cardiff. Segunda Parte: Historia militar.
y
II. Congreso Internacio nal de Hist. de Amrica, reunido en Buenos Aires en los das 5 a 14 de Julio de 1937. Seis volmenes
en
glos XVII
XVIII,
por
Juan M.
4.
inglesas,
por
Juan
De acontecimiento literario y editorial merece calificarse la pu blicacin que acaba de hacerse, en seis hermosos volmenes admi rablemente
teados
en
Historia
religiosa.
en
La
dicesis
de Buenos Aires
El
la Colonia, por
poca
Obispado de Tucumn en la Pedro del coloniaje, por Grenon, S. J. El valor de los trabajos anterior
mencionados
unos
es
cultivadores
cana,
de
la
historia
en en
asamblea de ameri
el
la
mes
mente
muy
desi
s
que
se
reuni
de
gual:
constituyen aportes
como
Julio del
del Plata.
ao
pasado
capital
el
Ravignani, por ejemplo, y otros contribuciones monogrficas meritorias, pero sin mayor tras
cendencia.
Un reparo de carcter
a
El primer volumen incluye una advertencia del animador y presi dente del Congreso, el infatigable polgrafo seor Ricardo Levene, las
algunos
sido
disertaciones,
discursos,
actas
local
con
que
han
con
enfocados;
al
correo
como
ocurre
el del
seor de Castro y
a
Estvez, dedicado
resoluciones generales del Congreso. En los volmenes siguientes los trabajos estn agrupados dentro de las Secciones en que se dividi el Congreso: as, el segundo incor pora todos los presentados a la de Historia
merecen
Poltica,
una
entre
relacin
las
regiones de la
con
mencin
especial
costa
del Pacfico, y
el del
se
de
los
profesores norteamericanos
BIBLIOGRAFA
343
el
estudia
una
Donoso,
en
en
el que dis
de
sobre la
mtica de Chile
Miguel Zaartu. En este mismo volumen figuran los trabajos presentados a las
empeada
por don
Secciones Naval.
Los
de
Historia
Militar
en
Aranda
no es
trabajos planteados
e
las
incluye un trabajo de un joven profesor chileno, don Nstor Meza Villalobos, sobre el capitn de Conquista, en el que se anticipan puntos de vista originales.
En el volumen tercero, que exce de las 700 pginas, se incluyen los
Interpre
Metodologa
enseanza, forman el quinto volumen. De particular inters para la historia de nuestro pas es
la
ponencia del
seor
Canter,
que
trabajos presentados a las Seccio nes de Historia Jurdica, Econmica, Filosfica y Cientfica, Religiosa, Artstica y Literaria, entre los que se destacan algunos de sobresa liente mrito, por la novedad de la investigacin o los ngulos desde
los Dos
abre la perspectiva de una inves tigacin del ms alto inters, cual es la relacionada con la introduc cin
de la imprenta en nuestro pas. Utilizando los trabajos de los investigadores chilenos, el seor
Canter
cree
que el material de im
cuales
han
sido
formulados.
siglo
XVIII,
fu
llevado
trabajos de autores chilenos figuran en este volumen: uno del seor Olayo Lpez, sobre el esta blecimiento del telgrafo elctrico
en
Crdoba.
Chile y
otro
plenaria del Congreso se acord rendir un .ho menaje al precursor de la Inde pendencia americana, el caraqueo don Francisco de Miranda, consis
tente
en un
En la ltima sesin
emigrados argentinos
chilena.
Una
greso
mero
la cultura
monumento
su
me
de
las
Secciones
con
del ha
Con n
fu
mayor
moria que se levantar en Buenos Aires y costearn todos los pases americanos. El complemento de
este
en
que
tenido
acuerdo
nuestra
fu
el
de
siempre
muchos
cultivadores,
lengua,
la
publicar admirable
la de Historia Diplomtica, includos en el cuarto volumen, entre los que hay aportes de primera
mano
a
biografa
eminente
del
Spence Robertson,
sexto
que
la
historia
este
americana. En
los
lenos,
don
modernos
y
Borgoo,
sobre
las
relaciones
vestigacin
344
BIBLIOGRAFA
En el tomo primero, el seor Otero Muoz se ocupa de los cro nistas primitivos, de los escritores
experimentado
en
notables progresos los ltimos aos. Brillante expo nente de ese nuevo espritu que
re
los a investigadores del pasado americano, es la notable publicacin hecha en Buenos Aires, debida al celo infatigable, al entu siasmo siempre renovado, y a la competencia indiscutible del pre
anima
incluye
a
Gonzalo Fernndez
de Oviedo,
Jimnez de Quezada, a Pedro Cieza de Len (a quien ha consagrado una ex tensa biografa entre los trabajos del II Congreso Internacional de
blicacin mismas
a
Gonzalo
argentina,
seor
su
Levene.
Su
labor intelectual y
consagracin
columnas),
a
Fray Pedro
de Aguado,
Juan
de
slo la
sus
gratitud, vigilias
la
miracin calurosa
sagran
rama
Pedro Simn.
esta
seductora
de
Fray
Juan
de
actividad
cientfica. CO
SEMBLANZAS
Freyle, de Hernando Camargo, de Lucas Fernndez de Piedrahita, de Fray Alonso de Zamora, de la madre Castillo y de
don Francisco Antonio Vlez La drn de Guevara. En el tercer grupo traza la sem
Rodrguez Domnguez
Bogot,
1938.
blanza
Con ocasin del cuarto centena rio de la fundacin
de
de
Fray
la
capital
Padilla, Torres,
Francisco
Antonio
de
Francisco
Zea,
publicaciones se han hecho con este motivo, merece una mencin la del
laborioso
historiador
a
seor
trazar
Otero la
sem
Muoz, consagrada
blanza de de
los
ms
prominentes
surgidos
a
escritores de
Colombia
su
lo largo
Su
existencia
que
con una su
secular. historia
trabajo, ms
Jos Pombo, Ignacio de Herrera y Vergara, Jos Antonio Torres y Pea, Jorge Tadeo Lozano, Jos Acevedo y Gmez, Juan Manuel Garca de Tejada, Jos Mara del Castillo Rada, Jos Mara Caballero, Mi guel de Pombo, Francisco Antonio Ulloa, Manuel del Socorro Rodr Mariano del Campo Laguez,
rraondo. Los escritores que clasifica como pertenecientes a la Gran Colombia
son
Caldas, Manuel
de la literatura
correspon
diente clasificacin de
las
noticias
en
ms
a
autorizadas
sus
prolijas
torno
trabajos
literarios.
los siguientes: Jos Flix de Restrepo, Francisco Margallo y Duquesne, Santiago Arroyo, Manuel Benito Revollo, Juan Nepomuceno
BIBLIOGRAFA
345
Azuero
Jos Manuel Restrepo, Jos Mara Salazar, Jos Do mnguez Roche, Jos Fernndez Ma drid, Juan Garca del Ro (a quien dedica extensas pginas el sepr
Plata,
grandes
incorporados
tan
del todo
en
sus
biografas
las
Amuntegui Solar
cual damos cuenta
en en
el libro
estas
del
mismas
las
pginas consagradas
autores
pginas), Jos
Arboleda, Pe dro Acevedo Tejada, Luis Vargas Tejada y Leandro Miranda. El tomo segundo lo ha dedicado el seor Otero Muoz a los prosistas
y
en
Rafael
algunos
chilenos
es
siglo
pa
res:
Gonzlez, las de don Rafael Luis Daz Lira sobre don Jos Joaqun Ortiz, reimpresas hace dos aos, y las aparecidas hace diez aos en
esta
misma Revista
en
torno
la
Jos Joaqun Ortiz, Jos Rafael Mosquera, Vicente Azuero, Juan de Dios Aranzazu, Domingo Acosta, Ulpiano Gonzlez, Jos Acevedo Tejada, Josefa Gordn de Jove, Jos Mara Galavs, Alfonso Acevedo Tejada, Joaqun Acosta, Manuel Jos Mosquera, Rufino Cuervo, Jos Eusebio Caro, Estanislao Vergara, Miguel Tobar, Josefa Aceve de do Gmez, Andrs Aguilar, Lino de Pombo, Julio Arboleda, Jos Francisco Pereira, Alejandro Osorio, Fray Fernando Racines, Jos Flix Merizalde, Lorenzo Ma ra Lleras, Juan de Francisco Mar tn, Jos Antonio Cuella, Manuel Mara Mallarino, Mara Martnez de Nisser, Pastor Ospina, Juan Francisco Ortiz, Vicente Gutirrez
de
personalidad de don Manuel Anczar. Pero estos insignificantes repa ros no restan, en manera alguna, sus
altsimos merecimientos
a
las til
pluma
por el seor
Otero Muoz.
D.
GUIDE
TO THE DI-
HISTORY
por y
Sa
Grace
Gardner
Librry
Washington
Pieres,
Florentino
Joaqun Mosquera,
Manuel
Rafael
Gonzlez, Otero,
Elseo Rafael Anczar, Santander, Juan Miguel Acevedo, Bernardino Torres Torrente, Silveria Espinosa de Rendon, Manuel Mara Madiedo, Jos Caicedo Rojas, Jos Joaqun Ortiz, Jos Mara To rres Caicedo, Eugenio Daz Castro
y
Veintids captulos bibliogrficos seccin de anlisis una segunda de fuentes, que llenan un total de 979 pginas de elegante tipo grafa, hacen de esta obra el ms completo. y el ms til de los guas
y
Estados Unidos La
en
el mundo.
Gregorio
Gutirrez
Gonzlez.
El seor Otero
Muoz ha estu
simple enunciacin del nom bre de los compiladores presta garanta a la atrevida empresa. El Profesor Flagg Bemis, que sirve
23
346
BIBLIOGRAFA
brillantemente
la
ctedra
de
his
diplomtica de la Universi dad de Yale, es una de las grandes autoridades en la materia; Miss
toria
Grace Gardner Griffin cado
su en se
ha desta
el campo
y
inteligente
cacin de on American History. Con talento esfuerzo los compiladores han y sorteado las dificultades inherentes a los trabajos de este gnero y han reunido en tpicos bien definidos
y
de
al
la
diplomacia,
acercamiento
ayuda indirecta
el
lo
un
que
libro obra
pases,
indicando,
breve
esta
mente, la influencia que tuvo la po ltica de los agentes destacados. Las referencias
y
a
especial significacin,
pues el tema
ame
Chile,
exactas
curiosas,
pudieron
y ms
haber
sido El
ricanas, est tratado en forma am plia y con espritu sereno e impar cial, En lo tocante a Chile, el cap
tulo
des
ms
amplias
completas.
noveda
poco
co
grafa chilena,
indicaciones
tambin
seor
pues
no
slo faltan
sobre
los
tratadistas
norteamericanos,
sobre
proble
a
diplomticos
con
relacin
E.
los
Estados Unidos.
P. S.
Chile y
en
esta
misma
pases.
E. P. S.
THE
UNITED
THE
STA
DIS-
TES NISH
AND
REVISTA DE HISTO
RIA DE AMERICA; r gano del Instituto PanAmericano de
e
(1810-
Geografa
Nmero
Historia.
1,
Marzo de
1938.
Mxico.
completar el
Editores: Silvio Zavala (Director). Francisco Monterde; Felipe Teixidor.
ya clsico texto de F.
Paxson, The Independence of the South American Republics, aparecido en 1916; hay aqu ms datos, ms material, ma yor documentacin, pero quizs la misma proligidad empae la visin
panormica
Estudia
Griffin
la
actitud
Consejo Directivo: Jos Torre (Argentina). Gustavo Ba rroso (Brasil). Jos Mara Chacn y Calvo (Cuba). Ral Silva Cas tro (Chile). Csar Vsquez (Ecua dor). Rafael H. Valle (Honduras).
Revello
BIBLIOGRAFA
347
(Per). Elzear
S. Giuffra
(Uruguay).
es
Revista,
noble
que viene
fomentar
acerca
iniciativa
de
es
de
miento
La
mento
continental la
entre
los el
in
vestigadores
hora
sus
Gran
Amrica.
y
mo
propicia,
pues,
arqueolgico, etnolgico y lings tico. Los primeros dos captulos tratan del origen botnico de la papa, que el editor complet con las recientes investigaciones del ruso Bukasov, y de la historia pri
mitiva de la papa Sur. Hasta aqu,
tante
en
oportuno,
como
bien
la Amrica del
asunto bas
dicen
editores, La transforma
es un
simpata
de los
una
conocido,
dems,
y
investigadores
conciencia
de
Amrica
en
por lo
sante
en
cientfica, acentuada
en
Mucho ms completa. extensa y de capital importancia es la segunda parte de la obra, en la cual trata de la difusin de la papa por el mundo, debido a su propa
la creacin de los
primeros rga
muy
en
nos
de intercambio. evolucin
que
se
es
La
para
reciente
estado
gacin
por el hombre
con
fines ali
encuentre
menticios.
papa,
de. textos, publicacin de obras brasileas al castellano, c tedras de historia continental y otras manifestaciones, se advierte la orientacin nueva.
al observar Estamos seguros, la calidad cientfica y literaria de los primeros nmeros, que este r
gano,
vocero
visoras
los distintos pases de a Europa, China, Japn, Asia cen tral, Siberia, India, frica, regiones malayas y Oceana, etc. Muy curio
sos son
sobre
se
los
le ha dado
plo,
el
nombre
de
una
a un
causa
frater
alto destino.
AMERICAN
PLANT
PART I:
MIGRATION,
THE
nombre que dan en Italia a las trufas y como stas se comen con las papas, originaron el nombre ita liano.
sar
POTATO.
Por Field
La
palabra italiana
se
al pa
en
Laufer
Berthold.
al
francs
transform
cartoufle, lo que en alemn dio al principio tartuffel y por fin la for ma actual Kartoffel. Los rusos y polacos usan la misma palabra
alemana, lo que indica de donde obtuvieron el tubrculo. La biblio
grafa
Laufer, en 1934, dej algo incompleto este trabajo,
Al fallecer el Dr.
mos.
ndices
son
completsi
Gualterio Looser.
5 Los
Apstoles
del Diablo
21
37
Apuntes
pla
52
....
Robinson, Jeremas.
Stewart, Watt.
Brggen,
Santa
Dr.
(Mayo-Junio 1818) trabajador chileno y los ferrocarriles del Per. Juan. Geologa de las guaneras de Chile
Diario
Personal.
de
99 128 172
El
Mara, Domingo.
.
.
Apuntes
240
Reyes
Diario del
253
Dubl
viaje
al ro Santa Cruz
254 de
280
319
Origen
de las civilizaciones
indgenas
Azarla Gil, Luis Enrique. Juan Manuel Maciel Snchez, Luis Alberto.-Drama de los palanganas Veterano y Bisoo
326 334
Bibliografa
336
1386
JUNTA DE ADMINISTRACIN
PRESIDENTE
Seor
SECRETARIO GENERAL
Seor
Ricardo
Donoso.
TESORERO
K.
P.
Altonso Escudero
PRO-SECRETARIO
Seor Gustavo Opazo M. Seor Abascal Brunet, Manuel Alvarez de la Rivera, Senn Benavides Rodrguez, Alfredo Cuadra Gormaz. Grao. Cumming, Alberto Daz Valderrama, Feo. Javier Flrez Vicua. Carlos Galdames, Luis Seor Greve, Ernesto > Huneeus (xana, Antonio > Montaner Bello, Ui.cardo > Oyarzn. Auretlano > Pereira Salas, Eugenio > Silva Castro, Ral
Tllez,
luda! icio
SOCIOS HONORARIOS:
CORRESPONDIENTES:
Maiaret. Augusto
Martnez
Thedy, Eugenio
Gil,
Luis Enrique
Martnez Sobral, Enrique Melin Lafinur, Alvaro Miiler Collier, Wiiliam Mulinari. Diego Luis Nordenskild, Erland. Ortiz. Fernando
Pereyra, C:\rlos Porras Barrenechea. Ral Ravignani, Emilio Riva Agero. Jos de la
Rivas. Raimundo
Gangotena y Jijn, Cristbal de Garca Samudlo, Nicols Garca Ortiz, Laureano Gmez Restrepo, Antonio Henrquez Urea, Pedro Herrera, Luis Alberto de
Herrera, Jenaro Lafuente Machafn, Ricardo de Levllller, Roberto
Precio: $ 30.00
Dr. W. E. de Moesbach
Vida
mapuche
revisin
y castellano. y
notas
Prlogo,
del
Precio: $
20.00
Precio: $
Pedidos
la
Sociedad
y
Chilena
de
Historia
1386
Geografa
Santiago
Casilla