Un Juan Hidalgo Mas

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UN JUAN HIDALGO MS

algo queer y etctera


XOS M. BUXN BRAN Universidade de Vigo mayo 2006

Juan Hidalgo (Las Palmas de Gran Canaria, 1927) es una figura capital en el desarrollo de las vanguardias artsticas del siglo XX en Espaa, a lo que se une la radical singularidad de quien posee una obra pauteada por lo sexual, por lo homoertico y por lo queer. Lo cual supone una absoluta paradoja y una rareza extrema en un arte espaol siempre tan machista como poco permeable a lo heterodoxo en materia sexual y mxime si tenemos en cuenta las tempranas fechas en que Juan Hidalgo (J.H.) inicia su dilogo con lo (homo)sexual en sus investigaciones plsticas. Sobre la importancia que las cuestiones de gnero tienen en la obra de J.H. es sintomtico el hecho mismo de que son corporizadas y asumidas como parte de su vida, de su biografa vital y artstica, en su propia auto representacin plstica donde l es sujeto y objeto de la accin, reflexin del documento artstico, de ah que en su etctera1 Mrate y vers, de 1965, proponga Dar a cada cual un espejo Sin embargo, y pese a la palmaria evidencia de la cuestin marica en la obra de J.H., sta no ha sido investigada con la suficiente extensin y anlisis por sus crticos. Si lo homo(sexual) no ha podido ser obviado, ni tampoco orillado del gran discurso crtico y de la narracin exegtica sobre su obra, ello se debe a la enconada voluntad del propio artista que ha persistido en marcar cuanta obra haca de seales inequvocamente homoerticas. As, en la que es quiz su ltima monografa publicada hasta la fecha concluye con Un beso ms, 2003, una fotografa del artista besndose con un hombre. Por eso, este ensayo que el lector tiene entre sus manos quiere reivindicar la presencia de lo queer en la vasta obra hidalguiana y se convierte en el primero donde lo homosexual es el tema central que se analiza in extenso.
Los etcteras son definidos por el propio artista del siguiente modo: El trmino etctera lo us por primera vez en madrid el 18 de mayo de 1965 y en general lo defino DOCUMENTO PBLICO como diran los chinos (gong an) o los japoneses (koo an).
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Este trabajo es, por tanto, un repaso y un anlisis de aquellos trabajos de JH que emanan gestos queer, que ofrecen algo2 homoertico y etcteras homosexuales.

1. A LETTER

En el principio fue la palabra y la palabra es uno de los ejes fundamentales en la creacin de Juan Hidalgo. Esto ya ha sido observado por Carlos Astirraga quien nos dice que
De estudiante secundario, los trabajos de redaccin de textos se le daban muy bien. Escriba y lea mucho. Lea en especial literatura rusa, hngara y, a escondidas, libros de Jardiel Poncela y todo lo que caa en sus manos. La poesa le entusiasmaba y le posey desde entonces establecindose como ncleo central de su obra y de su vida. Casi todos sus escritos y sus libros figuran en ensayos y antologas poticas y disfruta agradecido por ser considerado como uno de los ocho poetas raros espaoles. (Astirraga, 2004: 24)

Hidalgo es un artista total, y prueba de ello es este ensayo donde, es posible que, haya ms alusiones a sus textos que a sus piezas. No es casualidad, su corpus creativo est formado por infinidad de palabras que documentan, o no, acciones llevadas a cabo por el artista. El proyecto literario se convierte as en libro de artista fundamental, en singular proyecto conceptual en el que el texto es en s mismo la obra plstica. Carlos Astirraga nos recuerda que J.H. suele decir que los msicos espaoles hablan de l como artista plstico y los artistas plsticos espaoles como msico y que solo los poetas le consideran poeta. (Astirraga, 2004: 27) El amor mismo que denotan las tarjetas que edita, con diferentes cartones y colores, pueden ser entendidas como invitaciones, apuntes, proclamas o cortejos. Carns galantes a la francesa que a uno le recuerdan inequvocamente a los coqueteos epistolares que cuenta Carmen Martn Gaite en Usos amorosos del dieciocho en Espaa. As, no es casual que el primer objeto artstico de J.H. sea una carta, A letter for David Tudor, que el propio artista considera fundamental en su recorrido plstico. De 1965 es su performance Un duro para Lolita, un sobrecito con un tarjetn manuscrito en tinta verde y roja que dice Por favor, no me tire ni me haga ningn mal. Soy una buena chica. Lolita. De ese mismo ao est la incgnita que esconde El sobre verde: dar o enviar a cada cual un sobre verde con una tarjeta color crema dentro que lleve impreso el
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Los algos constituyen, como los etcteras, documentos, acciones, creaciones o gestos artsticos de J.H.

siguiente texto en caja baja: (al centro, en una sola lnea), el sobre verde (en el ngulo derecho inferior; en tipo menor y en dos lneas de igual longitud), juan hidalgo (y debajo), madrid 4/65 Carta que para Jos Antonio Sarmiento habla de s misma, est suspendida entre todos los destinatarios, nombra alegricamente el deseo de compaa (Sarmiento, 1997: 301). Correspondencia que aguarda ser correspondida, misivas ntimas, secretos personales en papeles y tintas para poder acariciar, esconder. Amores o desengaos, pasiones vividas en un sin vivir o simples referencias de amistades o clientes (J.H. en su antolgica de CAAM publicaba en el catlogo incluso cartas de editores o notificaciones de la concesin de un premio). Pensemos entonces en la correspondencia que en torno a 1920 se establece entre Federico Garca Lorca y Dal, cartas a caballo entre el amor mutuo, el gozo de la escritura y los garabatos que dibujan mundos posibles para ser compartidos. Recordemos tambin las fotografas en blanco y negro, de los aos ochenta del pasado siglo, del escritor francs Herv Guibert, donde las postales, las cuartillas manuscritas, los libros entreabiertos que pueblan bastantes de sus fotografas resultan naturalezas muertas inflamadas de vida que el escritor francs quiere perpetuar en el papel emulsionado. El amor por las lenguas y el cuidado que hallamos en las diversas tipografas, tienen su origen en que J.H.-segn nos cuenta Carlos Astirraga-:
Un da encontr un perfume. El perfume del ZEN, con el que se perfum para siempre, y estudi chino y japons en Miln y Roma en el Istituto Italiano per il Medio ed Estremo Oriente interesndose especialmente por la caligrafa chino-japonesa que abri sus ojos al ms nimio detalle.(Astirraga, 2004: 28)

A todo lo dicho conviene sumar la importancia que en J.H. cobra la edicin de sus libros, en unas ediciones donde acampan la magia y el ascetismo grabado sobre el delicado papel de palabras breves, libres, limpias, autgrafas. Los mismos catlogos editados con motivo de sus exposiciones muestran una reivindicacin personal por la utilizacin preferente de determinados colores (el violeta, por ejemplo, reunido con su complementario el amarillo) y un cuidado en utilizar cierta simbologa grfica (un arabesco en forma de flor). En el etctera 30 das, 30 frases para 30 hombres de una ciudad, 1970, se dice: Enviar durante 30 das 30 frases a 30 hombres de una ciudad

Qu puede estar escrito en esas frases diarias escritas a esos hombres o mujeres (hay otro etctera idntico en que las destinatarias son mujeres)? Sugerencias, picardas, proclamas, rebeliones, pasiones encendidas, odios infinitos, todo puede anidar en esos cartoncitos de colores que son enviados a tantas personas distintas con tantas frases distintas o iguales, pero, ciertamente, con efectos distintos en cada uno. Ah est la clave de la importancia de la palabra en J.H., la razn de ser de las misivas en J.H.: la bsqueda del otro, la necesidad de apropiarse del otro, de ser acariciado por la mirada, por la mano y la mente del otro, de ese otro que lee la frase que uno ha escrito, que acaso la relee, la mastica en su interior, o que la recibe con indiferencia o, por el contrario, crispado y enojado la arroja fuera de sus ojos y de su mente. Palabras que, en definitiva, son una invitacin a algo para no estar solos, para compartir algo, lo que sea. Contra el miedo y el prejuicio. Contra la soledad. Por eso, en un etctera del mismo ttulo, Contra la soledad, fechado en 1990 dir taxativo: SI NO ESTS DISPUESTO A TODO, NO TE ME ACERQUES 2. COMO UN BAR Y si zaj, ese colectivo artstico creado por l y por Marchetti, que vapule al encorsetado y amordazado panorama artstico espaol en el franquismo se defini como un bar. La gente entra, sale, est; se toma una copa y deja una propina, entonces es preciso pensar en cuanto hay de vida canalla, ldica y placentera en el proceso creativo de J.H. y, tambin, habremos de pensar en Federico Garca Lorca y sus dibujos en los que representa al fondo de la escena un bar, que es una metaforizacin de los deseos o en C.P. Cavafis3 y esas tabernas que cruzan muchos de sus poemas, cafs donde se erige el arrebatado deseo homosexual por el otro. As escribe Cavafis en el poema titulado La entrada del caf:
Algo que dijeron a mi lado dirigi/ mi atencin hacia la entrada del caf./ Y vi el hermoso cuerpo que pareca / como si desde su consumada experiencia lo hubiera hecho Eros / modelando con gozo sus simtricos miembros;/ erigiendo escultural la talla;/ modelando con emocin el rostro/ y del roce de sus manos infundindole/ sentimiento en la frente, en los ojos, y en los labios.

Vino y galletas, es un etctera de 1965, en el que J.H. exige: dar a cada cual un vaso de vino generoso y una galleta redonda,

Constandinos P. Cavafis (Alejandra,1863-1933), una de las grandes cumbres de la literatura y cantor por excelencia del amor homosexual es citado en el frontispicio de libro Juan Hidalgo de Juan Hidalgo (1961 1991) con los siguientes versos escritos en griego y espaol: Cuerpos bellos de muertos, que vejez no alcanz:/ los encerraron, con lgrimas, en mausoleos preciosos, con jazmines en los pies y en la cabeza rosas.// Tales son los anhelos que transcurrieron/ irrealizados, sin voluptuosas/ noches, sin maanas luminosas.

Una fotografa de ese ao que documenta la accin acredita el gusto de J.H. por esos clubes de animados encuentros y bebidas, espacios ldicos, muchas veces de mal vivir, de vidas holgadas y licenciosas. Una geografa antiacadmica y antidogmtica desde luego, siempre heterodoxa. No en vano J.H. en su Cocktail zaj 1965 juega a los equvocos cuando dice: para conseguir un buen coito... perdn, un buen cocktail. Nadar, el etctera ms caro del mundo, 1965, es tambin una celebracin de perfiles cinematogrficos y esplndidos con un final a lo fiesta de la espuma, sino fuese por el mercurio con que concluye el acto: [...] un grupo de gente bella, bronceada, deshinbida y elegante [...] [...] cinco camareros bellos, bronceados, deshinbidos y elegantes, traern, llevarn, volvern a traer y servirn, slo en cristal de roca, bebidas y comidas transparentes [...] unos obreros viertan mercurio en el interior del local hasta que el nivel de este metal [...] alcance en el interior del mismo una altura de metro y medio. [...] se gritar A DESNUDARSE! Y flotarn copas y platos y trajes y corbatas y bolsos y zapatos y medias y foulards y camisas y slips y sostenes y calcetines y paos higinicos y camisetas y leotardos y botas y fajas y etcteras [...] El accionismo, la performance, la lectura pblica, las exposiciones, las inauguraciones, las visitas a las exposiciones, las ruedas de prensa de artistas y comisarios, las conferencias de arte, las ferias de arte, todo cuanto gira en torno al mundo artstico tiene mucho de fiesta y fanfarria, de conversaciones, copas, encuentros. J.H. hace que todo eso que circunda a la obra se convierta en la obra misma y, claro est, si adquiere unos trazos erticos, sexuales, carnales, sin prejuicios y para todos los gustos mejor, entonces la obra de arte ser an ms plena. En una de las citas introductorias a su compilacin de etcteras de 1991, el artista recoge un extracto sobre un burdel de homosexuales parisiense al que acuda Proust, luego J.H. aade: Bjate la sbana, desndate y mastrbate t tambin. Da un paso ms y tiende la otra mano, tambin, A LA SABIDURA (Hidalgo, 1991). Sabidura y sexualidad, un binomio que conviene tener siempre bien presente en la obra de J.H. Arte y sexualidad, pura sabidura. Sabidura y tambin espritu. En el etctera Uva y espritu, de 1966, un hombre porta un cartel donde est escrito UVA Y ESPRITU, otro hombre se acompaa de un gran recipiente de uvas en aguardiente y un tercer hombre entrega a la concurrencia palillos con las que picar esas uvas borrachas. Hidalgo est, de esa forma, promoviendo una buena melopea de espiritualidad entre los participantes y tambin un abandonarse a los bquicos placeres, todo ello sin miedos ni convenciones. J.H. no parece querer saber nada del artista misntropo, cavernario o quijote solitario. Todo lo contrario, el Nosotros ha de ser el protagonista,

y ste es el ttulo justamente de un etctera que escribe en mayo de 1966, y que exige nicamente reunir un grupo de gente en una casa, en un local. Se toma t, caf, se fuma, se bebe, se charla. El arte, pues, convertido en una comunin de personas que convocan y crean la obra artstica, que concitan todas las posibilidades sexuales, ideolgicas, todos los etcteras posibles y mismo los imposibles. De ese modo se entienden mejor obras como Likr, 1989, (fig.1) unas botellas vacas que son el testimonio de lo que fue. Una pieza que es el recordatorio de una invitacin bquica a un mundo sabio en placeres; otro bodegn del mismo ao titulado Esto es lo que queda, dispone en forma de tringulo unos platos con restos apenas de dulces sobre una mesa, sexo femenino?, smbolo feminista? fiesta de mujeres? Banquete platnico? 12 platos ltima cena revisitada? La fotografa El vaso verde de 2003, realizada ese mismo ao, parece tambin testigo mudo de un cocktail, tambin una huella, un recuerdo, un vestigio, una proclama. La fiesta, el encuentro en ese bar zaj exige la absoluta implicacin del nosotros hasta el punto de que la propia sangre se mezcle con el cava, tal como se nos recuerda en un etctera de 1966, titulado justamente Sangre y champaa.

3. RECORRIDOS Y OASIS

Vagar con bolsas por la calle, merodeando, transportando, observando, paseando, acaso ligando. En El recorrido japons, de 1963 se nos dice: hacer hacer o hacer con cualquier objeto (1) o cosa (2) un recorrido cualquiera de duracin indeterminada o a determinar para cada ejecucin

delante de un pblico si as se desea oculta o abiertamente (1) un solo objeto (2) una sola cosa Y la primera performance de zaj es un traslado a pie, el jueves 19 de noviembre de 1964, por diferentes calles de Madrid de tres objetos de forma compleja, construidos en madera de chopo. Un texto de Fernando Castro Flrez acerca de la obra de J.H. recuerda que zaj fue, justamente, eso:
incitacin a que la sabidura sea conversacin, conocimiento corporal: las actividades son una suerte de testimonio potico o, mejor, una encarnacin del tiempo y de la propia experiencia vivida. [...] Los bares, los viajes, los amigos son el gozoso laberinto zaj, una crtica del racionalismo que pretende borrar sus huellas, sublimar la carne. Aqu, al contrario, la pasin del curioso incita a trazar el recorrido como una experiencia personal (marcas de las manos, tacto cordial) en la que lo segregado o ensombrecido, insignificante como hermoso, como esas migajas que nos regalan. (Castro Flrez, 1997: 292)

El 15 de diciembre de 1965 Hidalgo establece en Viaje a Almorox, un viaje musical que partiendo de la estacin ferroviaria de Goya invita a ejecutar una pieza a cada viajero, objeto o cosa que se hallen en ese trayecto de 11 horas y 45 minutos. Y cmo no ver aqu el divertimento del viaje, la aventura de la fanfarria que implica a todos cuantos se van cruzando, subiendo y bajando en cada estacin? Una road movie burlesca y rural, folclrica y carnavalesca, o igual no. El placer del viaje, descubriendo rostros, miradas, voces, acentos, lenguas, ropas, paisajes, el hedonismo de quien huye del espacio constreido y reductor y apuesta por escapar, huir y abrir su cuerpo y su mente a otras experiencias desconocidas, fugaces, extraas, para evitar en lo posible lo ocurrido a aquel que PERDI EL TREN DE LOS COOS Y EL DE LAS POLLAS. Segn nos refiere el etctera El tren, 1989. No parece que fuera el caso de nuestro artista. C. Astirraga vuelve a suministrarnos un dato biogrfico Hidalgo que parece convenir bien a su obra
Ms tarde su vida y su pensamiento se nomadizan. Vive, estudia y trabaja en Pars, Ginebra e Italia. Reside diecisiete aos en Miln y casi tres en Roma y viaja por Europa, frica, Canad y Estados Unidos. (Astirraga, 2004: 28)

En 1966 edita Viaje a Argel. Entre los etcteras que tienen como motivo Argel, aquel que subtitula El etctera ms complejo de Juan Hidalgo parece exigir de antemano y pese a su complejidad cierta disposicin a evitar el envaramiento por la va de una ligera vestimenta, pues se nos pide baador y tohalla (sic), adems de usar con preferencia mini-bikini, mono-bikini o pmpana. Los nombres de los lugares, las palabras siempre tienen un amplsimo y fuerte carcter connotativo en el trabajo de J.H. De hecho, no parece casual la opcin geogrfica del Magreb o de territorios exticos como Persia por parte del artista, conocida su fama ya desde antiguo como territorios pecaminosos y sodomticos4. El persa, un film-etctera sin fin de 1978, JH narra el encuentro amoroso con un extico, amor que el artista reitera luego en otros dos etcteras que conjuga tambin en primera persona del singular y del plural: el persa me mir el persa me dio la mano el persa cogi mis brazos el persa ci mi talle con sus manos el persa me abraz el persa me bes el persa me acost el persa, desnudo, me desnud el persa me am En 52 etcteras abanderados, una edicin de serigrafas de 1991, J.H. juega a recrear una Espaa de diversos territorios, lenguas, tradiciones y caracteres tpicos. En los textos impresos sobre enseas nacionales o autonmicas reivindica la pluralidad y la diversidad multinacional, pero tambin la parodia y el divertimento, y que adems los titule abanderados, una marca espaola de calzoncillos, relaja y distiende an ms el plus de patriotismo posible. Al fin y al cabo, semeja decirnos el artista, detrs de esas banderas hay unos hombres deliciosamente ataviados con sus Abanderado. En 1992 J.H. construye un ambiente-instalacin para la exposicin sobre zaj del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofa que titula de modo expeditivo Antracita,
Flix Mara de Samaniego (1745-1801) autor de un fardel de poemas licenciosos habla de la lubricidad africana que tanto afloja (jode) como aprieta (es sodomizado): En el interior del frica buscaba/ un joven viajero/ cierto pueblo en que a todos se hospedaba/ [...] lleg a un bosque frondoso/ de palmas, [...] al pie de unas murallas elevadas/ donde sus ojos con placer leyeron,/ en diversos idiomas esculpido,/ un rtulo que haca este sentido:/sta es la capital de Siempre-meta,/ pas de afloja y aprieta,/ donde de balde goza y se mantiene/ todo el que a sus costumbres se conviene./ [...] Al final del poema, el viajero tras la experiencia heterosexual y, obligadamente, homosexual a la que se ha visto impelido, quejoso dice: Mil deleites, el amo dijo, encierra/ y, aunque estoy desplegado, yo lo fundo/ en que si como aflojan no apretaran,/ mejor pas no habra en todo el mundo. (Samaniego, 1991: 36)
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palmeras y polvo de ciudad, una isla que es como un beln, con plstico pintado de azul para semejar el mar, palmeras de plstico, piedras de antracita y arena. Una isla, a escala, donde existe polvo de ciudad, y quiz no debiramos minimizar lo polismico del trmino polvo, en su sentido de coito, que incluso recoge ya la Real Academia Espaola. Una isla, pues, que J.H. quiere salpicada por polvos urbanos. No es casualidad que en su catlogo De Juan Hidalgo (1957-1997) del Centro Atlntico de Arte Moderno, J.H. cree una seccin aparte llamada oasis tras el repaso a la obra creativa de cada ao, hasta 18 oasis computa desde 1958 hasta 1995, oasis que son retazos de fertilidad, de sombra placentera, de gozo cierto. Un oasis de fotografas de amados, de viajes, de habitaciones de hoteles, de paisajes, de retratos de amigos y amigas, tambin de performances realizadas. Viajes a vergeles de liberacin tambin para la vida sexual de las personas, y que los gays han aprovechado siempre, como bien se ve en la obra fotogrfica de, entre otros, Von Gloeden. Ya ms prximo a nosotros, el artista Pepe Espaliu nos recordaba en uno de sus textos la experiencia del viaje como liberacin e iniciacin:
[...] una tarde de junio, sin saber por qu, me encontr metido en ese tren, llamado el Cataln, que iba de Crdoba a Barcelona, llevando todo tipo de gente, emigrantes, estudiantes, entre ellos nosotros, siete desafortunados, inconformes con la vida y la gente de Crdoba que no entenda nada. [...] Pensamos que Barcelona era Europa; que algo all nos hara ver y cambiar. No nos equivocamos. (Espaliu, 2003: 228)

La evocacin del viaje, es una manera de impeler al pblico a que se aventure en lo desconocido, a que se mueva, de ah que en su etctera Metro, de noviembre de 1967, el artista canario hable simple y llanamente de dar a cada cual un billete de metro utilizable,

as la aventura est servida. Que nadie piense que no habr de pasar nada. J.H. en otro etctera de mismo titulo y fechado en 1966 reclama en el metro sentirlo todo

Como siempre el artista exige la mayor disponibilidad, los menos prejuicios posibles: sentir el deseo que un hombre inspira en otro hombre, sentir el deseo lsbico, sentir el deseo heterosexual, sentir el deseo de un transexual homosexual o heterosexual,... claro que en sentirlo todo estn otras muchas cosas, tambin la experiencia religiosa,

o las ansias de medre econmico, pero en el todo de J.H., a la vista de su obra, siempre habr que empezar por el todo sexual, luego vendrn los otros todos. 4. MALICIOSAMENTE SUGERIDO

Es preciso recordar tambin que lo ambiguo, la oblicuo, lo tangencial, lo intuido, lo sugerido, lo malicioso estn en la base del pensamiento creativo de J.H., quien establece una connivencia con el espectador, una tensin ertica siempre resbaladiza e inquietante por lo connotativo de sus planteamientos. Las 4 fotografas en blanco y negro del propio artista tituladas La luz de los ojos, 1986, (fig. 2) son una secuencia donde J.H. se dirige al espectador, de frente, vestido con un sencillo jersey y una camisa, y pese a que lo vemos simplemente como un busto, en una vulgar pose de fotomatn, hay en esa mirada reconcentrada que nos inquiere, en esos guios que alternativamente nos oferta en las dos siguientes fotografas, y finalmente en esos ojos cerrados, y en esa imperceptible sonrisa, una evidente carga de profundidad, de profundidad ertica, de hombre pcaro que est estableciendo una historia galante, una invitacin a algo, la narracin de un coqueteo con el lector o lectora de la imagen que desasosiega por lo que tiene de incitadora y de prohibida y de secreta. En Do, un etctera fechado en Madrid en 1967, escribe: A- Es una cosa que nunca har. B- Ni yo tampoco. pasa el tiempo B- Y si lo probsemos una vez? A- Cmo experimento? pasa el tiempo A- sabes lo que pienso? B- Qu? A- Que, a pesar de que me haba jurado no hacerlo nunca, lo podramos experimentar de vez en cuando. B- Lo mismo estaba pensando yo. He ah el polimorfismo semntico, la calculada ambivalencia, la morbidez nominal. En el etctera Pollos y pollas, de 1966, donde con el cuchillo les cortar el cuello y

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arrojar las cabezas sobre el pblico, las cabezas de pollos y pollas. La presencia del femenino de pollos tiene un evidente efecto desasosegante5. Igual que lo tiene A Camel strip-tease, 1966, un relato etctera que nos dibuja a un hombre con antifaz negro, que puede recordar a un dandi, y al que contemplamos en una parsimoniosa e inquietante ceremonia de colocarse anillos en todos sus dedos y que, luego, con un alfiler hace un strip-tease a un cigarrillo marca Camel. La sospecha es considerada por J.H. como metfora literaria rica en matices, en guios picantes y malvolos. El relato marcado por los indicios, por los gestos delatadores de algo se hallan en la mdula de su proyecto artstico, por eso en Y despus, en bandeja, 1965, se pormenorizan aquellas cosas presentes en una antigua y bonita bandeja de plata repujada, as se habla de colillas manchadas de carmn y, para inquietar an ms al lector, se cita UN TARRO CASI LLENO DE VASELINA, de la que visiblemente se ha hecho uso y abundando en el particular nos informa de la presencia de una pequea serviette de toilette que estar sospechosamente arrugada entre el tarro y las copas, sucia de vaselina, de ptalos, y de algo ms. Qu hay en ese algo ms? De igual modo en Contra acciones, 1967, J.H. solicita cualquier tipo de contracciones musculares, durante el tiempo que les apetezca. Tambin el sexo puede ser objeto de esas contracciones, pero no slo. Los ttulos de sus etcteras son muchas veces una malvola suposicin, verbigracia Secreto a voces, 1976, donde se da cuenta de EL SECRETO, as, sin ms y en maysculas. Igual ocurre con Piano invertido (a georges maciunas), 1983 , en el que coloca tarjetas referidas a cabeza, culo, pierna izquierda y pierna derecha de un piano de cuarto o media cola al revs. Y no parece casual que ambos ttulos tengan unas indudables resonancias homoerticas. Claro que, por momentos, las imgenes literarias propuestas por el artista son de tal fuerza ertica que irremisiblemente parecen poner al lector de bruces con lo sexual. Flautas y crtalos, etctera fechado en Santa Cruz de Tenerife el 16 de diciembre de 1980, parece ser de este tipo: -aqu se han tocado sin duda- muchos crtalos y flautas.

El diccionario de la RAE reconoce en su acepcin vulgar y coloquial a polla como sinnimo de pene.

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5. SEXOS, SEXOS, SEXOS

Lo explcitamente sexual acta como remozador de conciencias, como acicate de espritus adocenados y pudibundos, como divertimento y placer puro de los sentidos y goce del cuerpo y del alma, donde todo lo sexual adquiere un carcter positivo y pantesta. Hace falta que abramos nuestros sentidos y por eso, en Msica genital, 1966, J.H. nos convoca a que haciendo el coito, igalo todo

Hidalgo siempre ha mostrado gran inters en convocar con su arte un mundo de espritus mucho ms libres y desprejuiciados. Por eso en Blue music (a gino di maggio), 1983 (fig. 3) hay sobre una peana 9 montones de 50 60 centmetros de altura del mismo ejemplar de cualquier revista porno grfica [sic], htero y homosexual. El libidinoso convite est ya planteado. Frente a una visin del arte asctica, seria y comprometida, J.H. ofrece otras visiones ms ldicas y lbricas, aunque el artista podra hacer suyos esos tres eptetos anteriormente citados siempre que TODOS LOS ARTISTAS QUE TENGAN EL COO O LA POLLA ENSALIVADOS! PERO NO LA CARA TRISTE No es extrao entonces que J.H. tenga tanto poco pudor en mezclarse entre las pginas de los catlogos que ilustran sus obras, y que no halle ningn demrito en hacer convivir a su obra con fotografas ntimas de l mismo posando en tanga en una playa, o mostrando tiernas instantneas del artista con su novio. Si conocemos bien a las diferentes mujeres de Pablo Picasso y el relevante papel que tuvieron en su obra, J.H. no ve razn alguna para no hacer l lo mismo. Desde luego, su radical singularidad llega hasta estos extremos, Hidalgo es una permanente rara avis en el circunspecto panorama artstico espaol y donde los chicos malos del arte espaol, los perversamente imaginativos, no hacen sino actualizar planteamientos puestos ya en

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prctica, en mucho peores condiciones polticas y sociales, por Hidalgo hace cuarenta aos. El artista canario siempre ha promovido una sexualidad que rachara con los convencionalismos y los compartimentos estancos. Muchos de sus etcteras invitan a un posibilismo sexual, donde sea factible ser heterosexual y/o homosexual y/o bisexual. Puro omnvoro. Vase sino en Comer, 1989: AL LEVANTARME ME COMO SIEMPRE UN COO O UNA POLLA. El exhibicionismo, la posibilidad de que los cuerpos se muestren pblicamente desnudos adquiere gran importancia en el discurso plstico de Hidalgo, se hace preciso que el cuerpo hable por s mismo, que se exprese con la mxima precisin y sin ambages. En tease, 1967, leemos: Dos hombres, dos mujeres o un hombre y una mujer se desnudarn de cara a un pblico, uno de ellos, de cintura para arriba, el otro, de cintura para abajo. 12 posibilidades Y siempre esos dos de cuerpos habrn de representar todos las opciones de emparejamientos, anatomas que completan e integran su desnudez la una en la otra. 6 minutos para 2 intrpretes y 3 posiciones con contacto corporal, 1966, el ttulo J.H. lo contina as: o 3 posiciones y sus inversas para 2 mujeres 2 hombres 1 hombre y 1 mujer. Hidalgo establece como premisa que ese contacto corporal habr de tener en cuenta todas las opciones sexuales y no slo eso, sino que habrn de hacer 3 posiciones distintas y el uso de objetos accesorios es libre e ilimitado. Claro que puede tratarse de cualquier accin y sin ninguna relacin con lo sexual. Es posible, pero el subtexto de este etctera posee una innegable corriente sexual, una calculada ambigedad ertica que, por un lado parece sortear cualquier censura y por otra ofrecer un guio a sus posibilidades lbricas. El contacto corporal puede llegar o quedarse donde establezcan sus protagonistas, pero en cualquier caso esos cuerpos que precisan rozarse estn hablando ya con suficiente claridad sobre la imantacin corporal, sexual, personal de dos seres humanos que rozan sus pieles o sus ropas. Con mucho menos Miguel ngel Buonarroti hablaba de la fuerza que exudaba la camisa del amado6.
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[...]/ Contento todo el da est el vestido/ Que el pecho aprieta y que an se alarga,/ Y lo que

de oro hilado se pregona/ Cuello y mejillas de tocar no cesa./ Pero ms alegre la cinta que se goza,/ Con dorada punta, de tal modo hecha,/ Que aprieta y toca el pecho al que enlaza./ Y el cinturn sencillo que se anuda/ Parece que se diga: Aqu ceir siempre./ Qu no ser lo que mis brazos hagan! (Buonarroti, 1987: 37)

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Con tacto para 12 (un film de juan hidalgo) fue escrito en Miln en enero de 1969. Y, como casi siempre pormenoriza al mximo todas las caractersticas del evento. Esas 12 personas son: 2 hombres y 2 mujeres blancos de pelo negro y piel morena, 2 hombres y 2 mujeres blancos de pelo rubio y piel clara, 2 hombres y 2 mujeres negros o mulatos No hace falta decir que el artista obliga a que todos contacten con todos y que lo hagan mediante los brazos, culos, rodillas, labios, narices, sexos, pechos nos dice: pezones de macho y de hembra -. Conexiones, contactos, vivencias hechas con todas las capacidades tctiles, descubrimiento con todos los apndices corpreos de todas las sensaciones. Para alcanzar con ello una determinada forma de espiritualidad,
Resulta muy tentador examinar la obra de Hidalgo desde la perspectiva del Zen, sabiendo que su fidelidad a esta doctrina influy mucho en el inicio de su trayectoria. Pero sobre todo porque en su marco encuentra perfecta justificacin el uso del silencio y del tipo de lenguajes, paradjico, contradictorio, intelectual, libre de reglas morales y pudor tan caracterstico de Hidalgo. Pasa lo mismo con el contenido de sus textos, que acoge lo nimio como si fuera transcendente (es igual para el Zen), y su tono imperturbable ante lo bueno y lo malo, caras inseparables de un nico vivir. [...] Lo que se gana con la iluminacin budista o Satori zen es wu shish, nada en especial, que significa tambin lo perfectamente natural e inafectado (Parreo, 1997: 275)

Este experimentar de un modo natural, libre e inafectado parece marcar tambin el planteamiento de sus 28 fotografas en blanco y negro Hombre, mujer y mano, 1977, (fig. 4) en las que la mano del artista se va posando sobre diferentes partes del cuerpo de 2 hombres y 2 mujeres. Una mano que acaricia, sana, mide, marca, desea, protege, posee. Rosa Olivares ha visto en la mano de JH un apndice sexual, una metonimia del propio sexo:
El cuerpo es fragmentado fotogrficamente, y la mano es la que se encarga de guiarnos en nuestro viaje visual por esta superficie conocida y desconocida a la vez, siempre igual y siempre diferente que es el cuerpo del otro. No solo el cuerpo del amado o del amante, sino simplemente un cuerpo otro, un cuerpo desnudo que se nos ofrece como un misterio a medio desvelar. De todos los fragmentos de este cuerpo, superficie del deseo, es la mano y el sexo lo que Hidalgo destaca en muchas de estas obras. La mano con una imitacin (imitacin, por supuesto, de un pene), y es la mano la que descubre a ese sexo [...] Son, como deca, la mano y el sexo los fragmentos en que Hidalgo resume el cuerpo, seguramente un cuerpo siempre sexuado inevitablemente anhelante. La mano y el sexo, es decir el sexo y el sexo. La

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mano como desplazamiento de la mente, del deseo hecho movimiento y accin; el sexo como idea y como cuerpo: mano y pene. [...] y nuevamente la mano, la mano que hace y roza, y toca y crea y da sentido al cuerpo y al arte. Extensin de nuestra inteligencia, como la mirada, prtesis de nuestros deseos y de nuestra imaginacin, sin duda el fragmento ms ertico del cuerpo. La mano y el sexo, nuevamente el sexo masculino simbolizado. (Olivares, 2004: 42)

4.1. ALREDEDOR DEL PENE

Fechado en Madrid en enero de 1967 el etctera titulado S.P.H. convoca a una competicin deportiva anual, slo para hombres con categoras provincial, nacional y mundial. Es un concurso de sexo, ms exactamente de eyaculaciones, de venidos le llama el artista. Es importante hacer notar que Hidalgo prev que estos atletas seminales irn acompaados de un partner que podr pertenecer indistintamente a uno o al otro sexo. El concurso tiene, como todo cuanto hace el artista canario, un indudable carcter humorstico, pero no es menos cierto que tambin se lo toma muy en serio. De modo, que se prev un riguroso control mdico especializado para individuar cualquier procedimiento fraudulento o de doping. Metidos en competicin los deportistas se aprestarn a introducir sus erectos miembros in utero o in ano, masculino o femenino, segn sus preferencias. cronmetro en mano, jueces competentes Hidalgo vuelve a recoger la por sexulogos (sic) necesidad de acoger todas las opciones sexuales y ya en plena competicin asistidos especializados controlarn con toda exactitud el tiempo empleado por cada aspirante para conseguir una plena eyaculacin cuando hubiere lugar. Luego J.H. pormenoriza en unas necesarias instrucciones, dado lo delicado del asunto, los elementos que habrn de concurrir para que el jurado conceda los ttulos. As, por ejemplo: al que ms tarde en eyacular, siempre que habiendo introducido su miembro in utero o in ano electo y considerndolo erecto no le haya concedido ni un tomo de reposo, se le otorgar el ttulo de LTIMO VENIDO (provincial, nacional o mundial). Los campeonatos mundiales habrn de celebrarse en Roma, habr visita al Papa y ste les impondr una reproduccin del Santo Prepucio al besarla obtendrn los galardonados indulgencia plenaria para sus miembros y para los uterus o anus de su eleccin. Se trata aqu de una pieza literaria de gran belleza expresiva, de un breve relato en el que Hidalgo vierte muchas de sus opiniones en torno a cuestiones que le han

preocupado a lo largo de su carrera. En primer lugar, su inters absoluto por la sexualidad masculina, volvemos a recurrir a este respecto a las palabras de Rosa Olivares,

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de un sexo que como una flor barroca puede estar alegre o triste. Hidalgo descubre y trata, como pocos artistas espaoles han hecho antes, la belleza del sexo masculino. De un sexo real, alegre o triste, de un sexo cotidiano, cercano y siempre deseable. No se trata aqu de fenmenos sexuales ni de superdotados ms adecuados para las revistas porno o para espectculos culturistas. [...] El sexo es el del hombre. Muy pocas veces hasta ahora es el cuerpo desnudo del hombre el que centra el tema de la obra. El hombre desnudo, su sexo ante nuestra vista, al alcance de una mano que se le acerca y lo rodea, unos cuerpos reales, de hombres deseables y posibles que se despejan de pudores y de prejuicios y se muestren bellos y deseables en lo que son o al menos en lo que tambin pueden ser: sexo y deseo. Y es aqu donde nuevamente encontramos el brillo de la inteligencia y del sentido del humor (Olivares, 2004: ibdem).

Este etctera habla del falo, eje vertebrador sobre el que el macho fundamenta su sexualidad, as que Hidalgo pone a esos atletas en la tesitura de hacer gala de ese potencial, es casi como volver a ser muchachos que juegan furtivamente a masturbarse para ver quien llega ms lejos con su eyaculacin. Luego, est ese escenario imaginado y el placer que le produce a J.H. mudar el venerable estadio de las competiciones deportivas convertido ahora en una gigantesca alcoba de sexos enhiestos. En Camas, etctera de 1987, escribe: el palacio de las pollas y los coos Tlamo, palacio de los deportes, con penes en ristre jaleados por el pblico mientras sus anos o vaginas ponen todo de su parte para ayudar a lograr una buena faena. Es, al cabo, una competicin cruel en lo que tiene de espejo en el que mirarse una hombra pendenciera y falocrtica, pero es tambin un escenario de lubricidad bufa que no puede ser ms del gusto de nuestro artista y en el que la reivindicacin de las prcticas heterosexuales u homosexuales adquiere un lugar central, ntese que el Papa concede indulgencia a las parejas de anus o uterus. Tambin est la presencia de la religin y sus innegables marcas homoerticas (J.H. ha hablado de su amor a la ceremonia y el rito), que subraya el artista, marcas gays por cierto que tambin subyacen en el mundo del deporte y que completan, en fin, un acabado y vvido cuadro de la masculinidad, el deporte y la religin. Hidalgo juega con los rimbombantes conceptos de los que se halla investido el macho Hombre y con ese plus de masculinidad que el varn pretende exudar siempre por todos sus poros, por eso los campeonatos que organiza Hidalgo se dirigen hacia el exceso, de modo que se desborde y derrame todo su contenido. El etctera Excesivamente, de 1990, cuadra muy bien en relacin a lo visto en S.P.H.:

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EXCESIVAMENTE MASCULINO, LAS MUJERES ME PARECEN MARICONES Y LOS HOMBRES MUJERES El eccetera fechado en Miln en 1974 titulado Luno, il suo cazzo, il suo ano resulta particularmente sugestivo al semejarse a una especie de Sacra Converzacione donde tres personajes, Cazzo (polla), Ano y Uno medallas: [...] ABBIA UN CAZZO NON SO NO FALOCRATICO [...] SONO UN CAZZO MODESTO, CONFUCIANO. [...] MI METTO DAPPERTUTTO CON COMODIT E PI CHE FASTIDIO [...] PIACERE D. SONO CONTENTO DELLE MIE MISURE E DELLA MIA FORMA: N TROPPO CORTO N TROPPO LUNGO, N TROPPO GROSSO, N TROPPO FINE,.... E SONO BELLO. S, SONO BELLO LUNO- CHE CAZZO! [...] IL SUO CAZZO E COME GODO! QUANDO SON DURO SON MOLTO DURO E A LUNGO DURO E DURO DURO! POI, QUANDO GODO ED ESCE IL BRODO CONTINUO SODO E DURO SODO! LUNO- CHE CAZZO! En el etctera Gitanuz(z)o, un recuerdo fechado en 1989, J.H. reclama y concita el placentero recuerdo de aquel muchacho que transparentaba bajo su bragueta su pene erizado: EL QUE VI PASAR, EN MILN, ESTANDO SENTADO CON MARCHETTI EN UN BAR, CON LA SUA RAGAZZA E IL CAZZO DURO Todava hoy la representacin del sexo masculino sigue siendo un tab que se impone en muchsimos mbitos de la vida cotidiana, pueden verse con ms frecuencia pubis de mujeres pero no penes, porque en el falo parece radicar la fuerza del varn y su desvelamiento supondra, como la prdida de la cabellera de Sansn, desposeer al macho de su vigor fsico e intelectual. Desnudar al varn y exponerlo al pblico deviene una afrenta a su podero, un podero que para ser tal le conviene estar velado, mostrarse digno, venerable, oscuro, enigmtico, abstracto, simblico. Cuando J.H. regala un huevo suyo para la Pascua zaj de 1968, est mostrando, por un lado, la generosidad y el altruismo del macho que se desprende feliz de uno de sus atributos de poder simblico, para que ese poder sea compartido y, por otro lado, la importancia que cobra su propia identidad sexual en la configuracin de su obra, al ser muestran orgullosos sus armas y sus

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su propio sexo quien se ofrece en acabada obra plstica, en pagana resurreccin pascual. Pues bien, sabedor de ese temor inveterado del hombre poltico a aparecer desnudo en el foro, J.H. har todo lo posible por mudar este territorio ideolgico y, desde luego, los hombres desnudos formarn parte de la iconografa hidalguiana y el pene tendr voz propia en la definicin de muchos de sus trabajos. Si el etctera Pollos y pollas, transitaba en torno a la posibilidad del pene, en Caramba!, 1966, el pene es un globo de forma flica previamente ajustado a la altura de su sexo y cayendo dentro de la pierna izquierda de su pantaln se ir inflando poco a poco. El hombre del etctera pincha luego el globo y permanecer inmvil hasta que ste se desinfle totalmente. Un sexo pues ms humorstico que orgulloso. Igual que Balls!, de 1966, (fig. 5) un etctera y pieza compuesta por unas hermosas bolas de rbol de navidad protegidas con una campana de vidrio, aqu, la metfora de los testculos es, de nuevo, ldica, clida e intranscendente. Un sexo queer, entendido aqu como ligero, anticannico, dctil, blando, humilde, permutable y transfronterizo sexualmente. Por eso es posible que en el

etctera Ensalada, 1990, que J.H. dedica para la vega, quiz un restaurante, exista una ENSALADA LA VERGA, -MIXTA, ESPECIAL, E INDIVIDUAL. O sea sana, fresca y perfectamente comestible y factible de ser compartida. Tambin existe el sotroso (penis canariensis), tal como se nos recuerda sin otro particular en un etctera de 1988. As como Jrica que es enorme falo, segn dice J.H. en un etctera desde el tren en 1985. Pero para falo enorme y negro, el que sostiene el propio artista en un ttulo bien expresivo, Medio kilo ms, 2003, (fig. 6) con un primer plano de ese descomunal e hiperrealista consolador, que surge de un J.H., ya hombre mayor de manos marcadas por el tiempo, obra quiz como homenaje y revisin de la famossima fotografa de Robert Mapplethorpe, Man in Polyester Suyt, 1980, all y aqu un cuerpo sin rostro, pero J.H. al utilizar un consolador, y al hacernos reconocibles esas manos y ese cuerpo de un hombre ya mayor, muestra sin duda una reflexin mucho ms honda sobre la

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masculinidad, mucho menos heroica y pretenciosa pero que, a la vez, subraya lo ldico y lo placentero, la libertad absoluta del sexo que no conoce ni de bellezas ni de edades. Hay otros trabajos del artista alrededor de los dildos, as Tbor, ambiente con accin fotogrfica, 2002, con un pene pequeito en un recipiente cerrado y transparente, casi encapsulado cual reliquia incorrupta y venerada o Imitacin con mano, 2001, que semeja una mano que da algo, un consolador que se da, o un saludo. Y al respecto conviene recordar aqu El falismo de los saludos bien estudiados por el artista en su expresin fascista, comunista, militar, clerical y convencional, que corrobora por cierto lo dicho por Rosa Olivares ms arriba sobre el binomio pene-mano, extractamos las lneas siguientes de estas notas de J.H. escritas en 1969: El brazo clerical, en las bendiciones es un pene mediano y elegante con disimulado glande fantasa. Se sacude arriba, abajo, a un lado y a otro.

Su particular revisin del mito homoertico de Narciso (fig. 7) que, como el de san Sebastin Mrtir, ha gozado de frtil predicamento en la historia del arte adquiere en Narciso, 1990, de J.H. una imagen sorprendente y radical, no es el rostro, sino el propio pene el que se mira y refleja en el espejo y al fondo acaso un ramillete de narcisos cortados en un vaso. El pene como cabeza, como pensamiento, como espejo del alma en vez del rostro, un pene silente y satisfecho que se duplica en el azogue, quiz tambin en la bsqueda de un partenaire posible. Que acaso encuentra su reflejo ms perfecto en Bim interior y exterior, dos fotografas de la serie Alrededor del ... (pene), 1990, con esos dos penes erectos, sujetos por las manos de sus poseedores posedos (el modelo y el propio artista), quienes se baten enfrentados, reflejados, atrados, repelidos. En otra foto de esa misma serie, en Mutatis mutandis, hay un pene tranquilo recogido en su cuartel de invierno, ah en esos calzoncillos blancos. Otra cosa es Suspensorio, donde el pene preso de los caprichos del tanga y de sus adminculos exhibicionistas tiene que jugar a cirquense y a feriante. En ambos casos percibimos cierto embeleso en esa prenda mnima y de algodn, memorandum de vivencias, como corrobora Recuerdo, 1989, donde escribe: LOS CALZONCILLOS COMO MARCALIBROS Y EL OLOR DEL SOBACO EN EL TERMMETRO

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El pndulo de Fu-Ko, convierte a los testculos y al pene, en un divertimento de resonancias literarias. Matraz Erlenmeyer con figura frontal, refleja el clasicismo y la belleza equilibrada; una fotografa semejante de Duane Michals, se titula La parte ms hermosa del cuerpo de un hombre y sobre la propia imagen fotogrfica, el artista norteamericano escribe:
Creo que debe ser ah, donde el tronco se asienta y penetra en las caderas, esas curvas gemelas que delimitan, femeninas en gracia, y que cien el tronco, guiando los ojos hacia abajo, hacia su interseccin, el punto de placer (Michals, 1993: 116)

Pero J.H. al introducir tambin el matraz de vidrio a travs del cual se refleja el sexo, parece retrotraernos a cuando La universidad estaba a la vista, yo antes de sumergirme en la msica quera ser qumico, analista qumico y bacteriolgico. De ah que el artista diga en su etctera Qumica, 1980: -deseo tu laboratorio qumico y mucho ms.

Y la prolongacin de lo qumico y lo bacteriolgico parece desplazarnos hacia el condn, como extensin e imagen del pene, como profilctico y como bolsita, de esta ltima manera se nos presenta en la serie Alrededor del ... (pene), bajo el ttulo de Semenzaj. Cpsula contenedora de fluidos o vaso donde se introduce una rosa roja y un espejo de cartera que nos recuerda J.H.- usaba mi madre antes de morir en ese mismo ao. Es decir, la fotografa en color Rosa, espejo y condn, 1981, (fig. 8) utiliza el preservativo como ampolla rudimentaria que contiene dos elementos votivos, memoria y recuerdo que evita la prosopopeya y avanza por el camino del culto a los muertos a travs del culto a lo ms vvido y frtil, ese seminario particular: depsito de semen, tal como nos recuerda el artista en un etctera de 1986. Un preservativo que en la dcada de 1980 pas a ocupar un lugar especial en el imaginario de la poblacin, como barrera natural frente a la pandemia del sida, y que los gays hicieron suyo como icono y arma imprescindible en su lucha contra la enfermedad. Sin embargo, el condn ya haba sido utilizado desde mucho antes por J.H. De 1965 es Msica para seis condones y un intrprete varn, donde se especifica como un hombre colocar un condn en un lugar visible [...] y realizar 5 acciones con 5 condones y 5 lquidos de distinta densidad, color, olor y sabor. Se trata de una accin pormenorizadamente detallada, como es habitual en el artista, que tiene una prolija puesta en escena, donde existe tambin una placa que dice SP y un sexto condn, el cual si en cualquier momento alguna persona del pblico, hombre o mujer, haciendo

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caso de la placa que indica que el 6 condn es de Servicio Pblico, interviene, se le dejar en completa libertad de accin para que realice la o las que con ese condn desee. No es amigo J.H. de que se descontrole por mor del pblico el desarrollo de sus acciones. Con todo, esta nota bene, convida a que las personas se atrevan a tomar en sus manos esa pieza de ltex algo prohibida para algunos que representa al pene. Aos despus, en 1988, J.H. crea una obra autnoma: una placa metlica con la leyenda SP, y bajo ella una cesta de mimbre con condones desenrollados. Casi un srvase por favor. El preservativo, pues, como objeto potico, como depsito reservorio de ltex que guarda esencias ocultas. Trimasturbacin interior y exterior, de 1981, presenta a dos penes enfundados en sus respectivos condones que estn siendo masturbados y un tercero que carga con un preservativo demasiado lleno para ser semen, o no. Las flores tienen a lo largo de toda la historia del arte un evidente carcter connotativo de lo sexual que J.H. no hace sino corroborar una vez ms. Su fotografa Estrella de mar, de la serie ya citada Alrededor del... pene, nos muestra una flor-estrella de falos. Y ms especficamente Flor y hombre 1 y 2, 1969, la componen dos ciclos de fotografas -una en blanco y negro y la otra en color (fig. 9)- donde una flor de tela dialoga con un hombre que se est progresivamente desnudando, la narracin de ese striptease masculino concluye con el pene del hombre que, en un caso, se convierte en estambre de esa flor, y en otro, va camino de eso o quiz la flor pasa a ser penetrada por el falo. Flor y mujer, tambin de 1969, es como ha reconocido el propio Hidalgo, una flor carnvora, o mejor dicho cuatro, pues hay 4 fotos y 4 flores distintas. As describe J.H. este proyecto fotogrfico: En flor y mujer es lo voraz lo que prima. Una mujer, en un voluptuoso reposo devorada por el deseo devorador, materializa una flor carnvora cerca de su yugular izquierda, hacindola descender por sus encantos hasta hacerse todo sexo y flor de carne. A tenor de lo cual uno se pregunta: Mujer depredadora? Vagina dentata? Mujer fatal devoradora de sexos? Flor de carne? Mujer activa, mujer falo? Quiz mujer todo sexo, y recurdese entonces la importancia concedida a lo sexual como sinnimo de sabidura por J.H.

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4.2. UN CULO MS

(Mister destruction), de 1966 narra una posible accin del artista en la que un hombre delante de un pblico se enfunda la cabeza con una media donde unas aberturas ribeteadas muestran ojos, nariz, orejas y boca, adems se cubre pecho y espalda con unos gruesos cartones blancos entonces [...] el hombre se acercar ms al pblico y esperar inmvil un buen rato antes de girarse y hacer ver que el otro cartn, que le cubre el trasero, lleva tambin ribeteada , una hermosa abertura anal. Aunque nac de culo, con gran peligro para la vida de mi madre, este etctera no tiene nada que ver con aquello [...] El sexo anal, el tab sexual por definicin en una cultura heterosexista, machista y homfoba es sealado por Juan Hidalgo con particular inters, una hermosa abertura anal, porque para l se trata de un orificio corporal de placer y gozo y as, en el etctera titulado Fuegos artificiales, 1981 afirma sinttico y expeditivo: Un ano en el cielo

O sea, el ano como abertura celestial, gran parada de luz, crculo magnfico de fiesta y tambin, como no, de posible estruendo de tormentosas flatulencias, y de nuevo nos topamos con el J.H. brbaro y anticonvencional, festivo y corrosivo, dueo de una sexualidad carente de escrpulos y melindres. Y la religin, claro est, conviene entonces que sea revisada, de ah que las Relaciones amorosas de Mara y Jos, dan lugar al siguiente etctera de 1989 que parece beber en las fuentes de la poesa popular de escarnio: SIENDO VIRGEN MARA Y SODOMITA JOS SE LA ENFILABA EN EL CULO CUATRO O MS VECES AL DA CON GRAN PLACER Y no se trata nunca de meras y previsibles boutades de una mente ingeniosa, sino que hay algo ms. As en Msica para cinco perros, un polo y seis intrpretes varones, 1965, se nos dice Cinco intrpretes varones mantendrn cuidadosamente y con autoridad cinco perros (sin distincin de sexos) mientras que el sexto intrprete, tambin varn, les pasar (a los canes) alternativamente un polo (sin distincin de sabor) por el ano de los mismos, hasta que del polo no quede ms que el palo.

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J.H. quiere que lo interpreten un grupo formado slo por hombres, y les requiere a que lo hagan con algo dulce, una golosina helada y sin que se repare en sus sabores, tampoco ser bice el sexo de los canes y, sobre todo, habr de hacerse con esmero y dedicacin hasta concluir el helado y, as, el polo se convierta en palo. Anota el artista un no necesariamente cuando dice que se les pasar a los canes. Queda entonces la duda de si es posible que el sexto intrprete repase los polos o los palos por los anos de los cinco varones. En Madrid, en enero de 1967, J.H. escribe el etctera 4. Cuarteto o procesos de investigacin con alcuna licenza en varias sesiones para 2 intrpretes activos y 2 quasi pasivos donde 2 intrpretes activos, un hombre y una mujer, investigarn indistintamente con todas las partes aptas de sus cuerpos todos los orificios que presenten los cuerpos de una chica y un chico de 20 aos, que permanecern quasi pasivos [con alcuna licenza], pasando del uno al otro Vase la claridad expositiva, la sencillez en la terminologa, la descripcin asptica que se hace del proceso a llevar a cabo, un repaso por todos los orificios con todo cuanto hallen apto en sus cuerpos el hombre y la mujer: no hay fronteras, ni lmites. Todo o nada es posible, esos cuerpos se convierten en aberturas y el hombre y la mujer en apndices adaptables a esas oquedades. Y si parece limitativo el proyecto investigador ms abajo se nos dice: La pureza de este etctera no ser mancillada si varios cuartetos lo realizan contemporneamente yuxtaponiendo entre ellos sus diversos aspectos Debe admitirse tambin la colaboracin de agrupaciones de cmara espontneas surgidas del entusiasmo pblico que enriquecern la ejecucin de esta obra abierta Y es que lo activo y lo pasivo adquiere unos rasgos permeables, variables, ambiguos. El ano es un orificio de placer que ha de ser vitoreado y jaleado, de ah, que en el do etctera titulado ah!no!, 1980 se exclame: -Ano!Ano! -Ano!Ano! En su serie alrededor del pene aparecen dos fotografas, una es Matraz Erlenmeyer con figura dorsal, y, la otra, Vaso indebido (In memoriam Jheronimus Bosch), ambas de 1990. En la segunda realiza una recreacin contempornea de un detalle de las famosas tablas de las tentaciones del Bosco. Luego en Un culo ms, 1997, (fig. 10) vuelve a reivindicar de nuevo la belleza de esas

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nalgas masculinas. Al hablar del pene ya citamos esa conversazione entre Luno, il suo cazzo, il suo ano, 1974, leamos lo que dice de s mismo el ano: IL SUO ANO [...] DI BELLA FORMA LE MIE MISURE SONO MODESTE: N TROPPO STRETTO N TROPPO LARGO.....POI, LINTESTINO C: IL RETTO (che un pocurvo). [...] INVECE IO MI CHIUDO PRIMA E STRETTO STO PER UN BEL PO. POI UNTO (di secrecin, lubrificanti o di sudore), APRO LA PORTA E LASCIO FARE SENZA CACARE. COS, A LUNGO, RINCHIUDO E SUCCHIO SENZA STANCARE.....E GODO ANCHE CON LO SFREGARE. Pot-au-feu, elle a chaud au cu,1991 sigue esa misma rbita trazada por el urinario de Marcel Duchamp, uno de los iconos del arte del siglo XX y objet trouv por antonomasia, con la diferencia de que aqu J.H. toma partido por lo excretal. De 1995 es una fotografa en blanco y negro titulada La otra cara, intuimos ah un fragmento de cuerpo humano, la piel de una persona ya mayor, parece vislumbrarse la parte inferior de las espaldas y el inicio de las nalgas, en la zona superior se hallan unos hoyuelos que, efectivamente, pueden recordar a unos ojos y donde el inicio de la hendidura entre las dos nalgas sera la boca. Semeja una imagen espectral de un posible rostro remoto y surreal. Y s, ah est esa otra cara, el rostro ms atvico y vergonzante, que J.H. fotografa y que, entonces, resarce de su inveterado y proverbial ocultamiento, para que nos miremos ah, para que la recuperemos como la otro faz a la que conviene dar luz. J.H. realiz en 1990 varias piezas tituladas genricamente W.C.1, 2 y 3, cada una de ellas fabricada de un mrmol distinto, que no son sino la representacin de la arandela y la tapa de retretes posibles. Bellas y lujosas tapas de retrete. Mobiliario excretal posibilitador de deseos escatolgicos. Quiz por ello el etctera Aguorn, 1966, incite a orinar: Bbase dos vasos de agua y compruebe como despus de un cierto tiempo parte del agua se ha convertido en orina Y en Biombo un hombre orina de cara el pblico, un biombo de 160 centmetros de altura [...] mirando al pblico dejar pasar unos segundos antes de orinar contra el biombo, en lo que parece un acto de desprecio, o de rebelda, o de exhibicionismo y lubricidad. Nada de orinar contra el muro (de hacerlo, como se hace en otro etctera entonces que sea el muro de una iglesia), y si no a la cara, y a los cuerpos de los espectadores, para mostrar otra posibilidad queer, de sexo queer, casi puro SM. En el vuelo Miln-Madrid del 3 de diciembre de 1988 J.H. extracta del artculo Gua de urinarios de Enrique Vila Matas, un fragmento del diario del dramaturgo Joe Orton, ese fragmento pasa a convertirlo en etctera y lo titula, tambin Urinarios, si bien el entrecomillado que recoge habla de una larga sesin amorosa. El artista canario

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concita en ese ttulo todo el poder evocador de esos mingitorios prestos siempre a rpidos, furtivos y placenteros encuentros sexuales. 4.3. EL ARTE Y EL AMOR

Los hombres, el amor o el sexo entre hombres o las relaciones viriles (como en ste caso siguiente) son acariciadas de continuo por el imaginario creador del artista. Antifaz, 1967, informa de cmo dos hombres se presentan delante de un pblico adherido el segundo al primero por detrs, ste rodear al de delante con sus brazos, con ellos el de delante, rodear al de detrs. No se mueven. Cuentan despacio hasta 100 y se van. Luego la accin se repite en los mismo trminos antedichos pero habrn de contar hasta mil. Obsrvese que se exponen frente a un pblico, es decir, sacan a la luz pblica y pregonan su adherencia en ese vivir siams, su dependencia y su inquebrantable unidad. Frente a un mundo de hombres soberbios y egostas, desprendidos y desligados unos de los otros, J.H. obliga a pegarse, a imantarse al otro, hacerse uno ligado, entrelazado a indiviso e infranqueable. En un etctera fechado en Miln en el otoo de 1974, J.H. continuaba insistiendo en lo mismo y donde el ttulo, ya es suficientemente expresivo: Para acostumbrar 2 cuerpos a amarse, un ritual que cuenta con una gran cama y penumbra. No nos especifica sus sexos pero basta que se concite el amor. En el etctera Miembros de la asociacin para las relaciones viriles, 1985, se nos dice: Uno con bigote slo con Uno con barba slo O unos con slo bigote con Unos con slo barba. Juan Hidalgo conoce bien la fuerza plstica y social que contiene la homosexualidad y su universalidad, sus posibilidades para entender mejor al mundo, a sus hombres y sus mujeres. Nunca hay una visin negativa o pecaminosa o culpable o egosta en ese amor o encuentro homosexual, de ah que afirme en ...Y amando, 1989: dijo: amando a los hombres son mis amigas las mujeres. En Hay y hay, 1989, Hidalgo nos recuerda tambin lo pobres que resultan las palabras para notariar la fuerza de lo real, lo solas que se quedan las palabras frente al deseo, por eso slo acierta a reconocernos una evidencia, una afirmacin simplista y comn que suena a exclamacin y a suspiro, y a quejido y a recuerdos: otro hombre en un acto de amor nico,

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HAY RUBIOS Y RUBIOS Hidalgo habla fundamentalmente en sus etcteras y en su obra plstica de experiencias sexuales, de la pulsin pura y esencial del sexo, no es propiamente una obra romntica basada en la idea metafsica del amor, quiz porque esa mirada suya desestabilizadora de convenciones y dogmas rechaza la mirada complaciente del sentimiento. Sin embargo, qu duda cabe, no es ajeno a la fuerza cultural de lo amoroso. En Las dos aes, un etctera de 1989, introduce una cita de Segantini que dice EL ARTE Y EL AMOR VENCEN AL TIEMPO Frente a otros autores, como su parafraseado Contantinos P. Cavafis o Luis Cernuda, en donde halla acomodo de continuo la elega amorosa, no es ste un terreno al que J.H. dedique demasiados desvelos plsticos, quiz tambin porque ese amor viene sustituido en su caso por la reivindicacin continuada de los amigos, de la amistad como ms alto valor. Claro que luego en G.A.B., etctera de 1986, Hidalgo es capaz de escribir con suma ternura: que te dara yo por un beso? nada? no! otro beso Y la representacin de ese beso es Un beso ms, 2003, (fig. 11) una fotografa ya citada al inicio de este trabajo que representa al propio artista con su compaero. Un doble retrato, documento, memoria y huella de un amor, pero tambin, y paradjicamente, una imagen subversiva, poltica y socialmente inquietante an para muchos gobiernos y para muchas personas. En Querer, etctera de 1990, tan solo nos dice .....Y LO QUIERO CON LOCURA En ese ramillete de citas que anteceden a su compilacin de etcteras editados a lo largo de 30 aos y reunidos por la editorial Pretextos en 1991 no deja de ser curioso que las referencias literarias que coloca como frontispicio de su obra sean algunas de

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corte amoroso, ya hemos citado a Cavafis, pero tambin est Baltasar Gracin, donde extracta de El criticn unas frases de indudable homofilia: [...] llegu a tomar puerto en esos brazos tuyos [los de Andrenio], que otra vez y otras mil quiero enlazar [...] renovndose aquella primera fruicin y experimentando una secreta simpata de amor y contento. Un amor que derriba prejuicios, leyes y normas; de fecha tan temprana como 1966 es Mam es un hombre -hoja del lbum del diario de Carmela Garca Fi, donde el artista, en un texto que podra ser un cuento, por el clasicismo y el ortodoxo tono narrativo, tan infrecuente en J.H., da voz a una nia de 16 aos hurfana de madre que describe a su nueva mam siempre tan peinada y maquillada, tan sana y tan fuerte y que acaba de ser descubierta en su verdadera naturaleza por los nios: MAM ERA UN HOMBRE y segn pude ver, aunque entiendo poco de eso, un hombre estupendo. Tras el silencio y la perplejidad concluye: .....y despus, qu nos importa si mam es un hombre? Pap es tan feliz!, Felipe se entiende tan bien con ella, y..... dnde bamos a encontrar otra mam tan estupenda? Casi cuarenta aos despus, la custodia, crianza o adopcin por parejas homosexuales sigue suscitando polmicas y sesudos devaneos tericos al respecto. De igual modo el etctera Tener, 1989, dice: QUE TENA MUJER PERO BUSCABA MARIDO Puede ser una mujer que tiene otra mujer y que, ahora, ha decido recomponer su vida con un hombre, o que quiere que su mujer se opere, por ser transexual, o se trata de un hombre con esposa que ha decido salir del armario. Lo importante es que alguien ha decidido dar un giro a su vida sexual e identitaria y J.H. levanta acta de ello y, no slo eso, sino que adems quiere hacernos partcipes, necesita documentar esa accin, libre, paradjica, indisciplinada, queer. Y es que segn reconoce en un etctera sin fechar y que titula Proverbios, l hace suya por una vez y sin que sirva de precedente (no en vano a rengln seguido dice meando en la pared de una iglesia) una cita bblica que afirma: MIS DELICIAS SON LOS HIJOS DE LOS HOMBRES. (PROV. VIII, 31) Hay tanto orgullo, tanta conciencia en J.H. de lo que significa el sexo, la prctica del sexo como desarrollo del gnero humano y de su cultura que incluso en el momento postrero, en el del duelo y la muerte casi plantea un acto rayano con la necrofilia, y de nuevo el artista canario hace gala de cun pocos prejuicios sexuales convienen a su alma. He aqu lo que pide para Cuando muera, 1988:

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amigo, cuando muera, hazme una paja simblica, pero nunca una elega
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Zaj (1996) Madrid: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofa. ESTE ENSAYO FORMA PARTE DEL LIBRO LECCIONES DE DISIDENCIA ENSAYOS DE CRTICA HOMOSEXUAL. Publicado por la editorial EGALES, S.L. www.editorialegales.com ISBN: 84-88052-15-4

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