La Voluntad de Verdad en Colombia Mónica Zuleta - Introducción
La Voluntad de Verdad en Colombia Mónica Zuleta - Introducción
La Voluntad de Verdad en Colombia Mónica Zuleta - Introducción
Consejo Superior Jaime Posada Daz (Presidente) Rafael Santos Caldern Fernando Snchez Torres Jaime Arias Ramrez Pedro Luis Gonzlez (Representante de los docentes) Diego Alejandro Garzn (Representante de los estudiantes) Rector Guillermo Pramo Rocha Vicerrectora Acadmica Ligia Echeverri ngel Vicerrector Administrativo y Financiero Nelson Gnecco Iglesias UNA PUBLICACIN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS SOCIALES CONTEMPORNEOS, IESCO, de la facultad de ciencias sociales, Humanidades Y arte Decano (e) Facultad de Ciencias Sociales, Humanidades y Arte Jess Valencia Snchez Directora Instituto de Estudios Sociales Contemporneos, IESCO Pilar Lozano Ortiz de Zrate
Universidad Central Instituto de Estudios Sociales Contemporneos, IESCO Carrera 15 No. 75-14, piso 7. Bogot, D. C. Tels.: 326 68 30 326 68 20, exts.: 1606 1607 [email protected] Coordinacin editorial: Ruth N. Pinilla E. Diseo y diagramacin: [email protected] Diseo de cartula: Jairo Ivn Orozco Arias Imagen de cartula: Diego Arango Ruiz, sin ttulo. Tcnica mixta (2011) Correccin de estilo: Edicsson Quitin Pea Impresin: Panamericana Formas e Impresos S.A.
NDICE GENERAL
INTRODUCCIN
8 8 9 11 17 19 22 23 32 43 43 47 52 60 63 64 71 78 83 86 90 92 100 101 112 122 132 142 144 151 157 162 163 171 172 172
PROPUESTA INVESTIGATIVA SUPUESTOS HIPOTTICOS EXPLICACIONES CIENTFICAS SOBRE LA VIOLENCIA EL MTODO HERMENUTICO ORDEN EXPOSITIVO
IDEALES DE LA CRONSTICA SOBRE EL 9 DE ABRIL DE 1948 IDEALES DE LA CRONSTICA SOBRE LA IX CONFERENCIA PANAMERICANA ESTILOS PREVALECIENTES PARA HACER POLTICA
IMPERIAlISMO VERSUS INTERVENCIONISMO STATU QUO VERSUS CAMBIO SOCIAlISMO Y POPUlISMO SNTESIS: IDEAS DE PROGRESO, MODERNIZACIN Y AMERICANISMO
LA MORAL DE LA ESPERANZA
CIENTIFICIDAD COMBATIVIDAD VANGUARDISMO MIlITANCIA ENTRE REVOlUCIN Y DEMOCRACIA SOCIAlISTA ENTRE DEMOCRACIA SOCIAl E INSTITUCIONAlIDAD
LA MORAL DE LA EXPERIENCIA
LA IZQUIERDA DE VANGUARDIA
El uso del conocimiento para enlazar la colectividad
LA IZQUIERDA ORTODOXA
El estudio de caso como impulsor de la lucha de clases Los movimientos agrarios como el punto de origen de la lucha de clases La verdad en el conocimiento de la izquierda ortodoxa
El uso del conocimiento para la toma de conciencia popular La verdad en el conocimiento de la izquierda de vanguardia
175 178 179 181 184 185 186 191 192 197 197 205 211 212 215 221 221 228 233 242 242 242 242 243 243 244 245 246 250 250 264 266 267 268 269 7
CONClUSIN: lAS lUCHAS AGRARIAS COMO OBJETO DE ESTUDIO LOS CIENTFICOS AGREMIADOS COMPROMETIDOS
La hiptesis del subdesarrollo Subdesarrollo y fallas estructurales Subdesarrollo y armacin revolucionaria Conclusin: compromiso u objetividad?
La voluntad de verdad Nuevas verdades Cambio del signicado del objeto de estudio Aparicin del punto de vista de las vctimas Conclusin: el nacimiento de la violentologa
TENDENCIAS MORAlES SEGN EXPlICACIONES SOBRE lA VIOlENCIA SEMEJANZAS ENTRE lOS ESCRITOS DIVIDIR ENTRE CIVIlIZADOS Y BRBAROS NATURAlIZAR lA VIOlENCIA SIMUlAR lO VERDADERO
LA MORAL CRUEL
BIBLIOGRAFA
LIBROS Y ARTCULOS DOCUMENTOS DE ARCHIVO, DECRETOS REVISTAS, PERIDICOS Y SEMANARIOS NACIONALES REVISTAS INTERNACIONALES ARCHIVOS BIBLIORAFA COMPLEMENTARIA
INTRODUCCIN
PROPUESTA INVESTIGATIVA
El da del asesinato del lder popular Jorge Eliecer Gaitn, el 9 de abril de 1948, en Colombia apareci el pueblo. Su intrusin comenz en las ciudades pero se aanz en los campos donde congur una voluntad poltica independiente y protagoniz una guerra cruel. Provoc desbordamientos de ndole poltica, socioeconmica y cultural, que alteraron dominios donde este actor antes era despreciado. Esta aparicin se convirti en objeto de estudio de un proyecto intelectual, que guiado por el inters de seguir la travesa popular al mundo de la desobediencia, durante un tiempo quebrant los consensos rectores de las direcciones predominantes sobre produccin de conocimiento. Este examen reconstruye las trayectorias del viaje para seguir al pueblo como actor poltico independiente, a la luz de los estudios realizados por grupos de intelectuales afectados por el desbordamiento popular. En ese orden de ideas, detalla las razones que dichos grupos atribuyeron como causas de la irrupcin del pueblo, de su cohesin y fortalecimiento, de las batallas que enfrent, de los cdigos valorativos que privilegi y de los personajes, los roles y los ordenamientos que constituy. Presenta, adems, una interpretacin acerca del saber producto del viaje, abriendo trocha. En este segundo sentido, identica las circunstancias que acompaaron la decisin de los intelectuales de romper los acuerdos que legitimaban su papel social, y las funciones que cumplieron cuando decidieron seguir las correras populares; asimismo, especica los eventos que ocasionaron la ruptura entre intelectuales y pueblo, propios del momento cuando los primeros reasumieron sus antiguas funciones y, bajo nuevas condiciones, restablecieron su anterior alianza con lites polticas y econmicas. Est sustentado en una seleccin de la extensa y diversa literatura documental, elaborada por grupos polticos, gremios y colectivos profesionales y cientcos,
nacionales y extranjeros, entre 1920 y 1990, cuyo objetivo era examinar el trascurrir de la poltica colombiana durante los aos en que Gaitn se consolid como lder popular y fue elegido presidente del Partido Liberal, hasta su asesinato, y durante las dos dcadas posteriores a su muerte. Se trata de literatura publicada en libros, revistas y peridicos colombianos y forneos.
SUPUESTOS HIPOTTICOS
A la guerra civil campesina, calicada como una de las ms cruentas del continente, que trascurri despus del asesinato de Gaitn y dur aproximadamente dos dcadas, se la conoce como la Violencia. La excepcionalidad de esa confrontacin que sobrevino como guerra civil entre partidarios campesinos de los partidos polticos preponderantes, Liberal, Conservador y, en menor grado, Comunista, pero no entre partidarios de las grandes ciudades ni entre las lites polticas, quienes en comparacin con lo ocurrido en los campos apenas si se molestaron entre ellos, estimul a cientcos de afuera y de adentro a interesarse en descifrarla. Sin embargo, los de afuera, casi todos anglosajones, no encontraron modos de correlacionar la guerra con problemticas que les resultaran familiares y, entonces, optaron por juzgarla como efecto de la idiosincrasia de pueblos atrasados y brbaros. Los de adentro, por su parte, no llegaron a acuerdos sobre las razones de esa excepcionalidad y terminaron aceptando los apelativos que los de afuera usaron para calicarla. Los balances historiogrcos de los setenta y ochenta dan pistas para comprender las motivaciones en las que se asienta el desdeo de los acadmicos extranjeros por Colombia. Para estos estudiosos, acontecimientos como la Violencia no tienen cabida en sus modelos y teoras, y cuando intentan introducirlos, levantan sus manos con desesperacin, tal la frustracin! Critican, adems, lo que ellos
llaman el aislamiento de los acadmicos colombianos, de quienes dicen, estn obsesionados por estudiar slo eventos sobre el pas, y no muestran inters en comparar la nacin con otras del continente, ya que no tienen pretensiones para convertir los hallazgos en modelos o paradigmas. Prejuicios como excepcin y aislamiento, empleados por los intelectuales forneos cuando quieren justicar su escasa produccin cientca relativa al pas, acompaados de etiquetas como barbarie y atraso, aplicadas por ellos y aceptadas por investigadores nacionales, aparecen como marcas de la verdad contenida en el saber sobre la guerra campesina. Pareciera que los procesos dinamizadores de la produccin de conocimiento sobre el pas siguieran cnones impuestos por los sistemas de valores anglosajones. Si ello es as, y si el conocimiento en torno al trascurrir poltico y a la guerra est fundamentado en prejuicios que son adems imposiciones, a cul verdad se reeren? Este examen da una respuesta hipottica a esa pregunta, y usa para tal n propuestas hermenuticas de lsofos como Baruch de Spinoza, Friedrich Nietzsche y Sigmund Freud, quienes denen el bien y el mal como prejuicios que resultan de convertir las apetencias de los individuos en articios metafsicos y de enjuiciar la ndole ajena siguiendo la propia, segn la tendencia humana de obedecer, por miedo o por provecho, los preceptos de los ms poderosos. Supone que a partir del anlisis de esos prejuicios entre otros, especicar la materia de la que estn hechos, descifrar el espritu que los habita, determinar la temporalidad de su actualidad y la espacialidad de la que provienen, explicitar las batallas que han enfrentado para imperar y diferenciar los mitos que los nutren puede comenzar nuestro viaje hacia lo verdadero; y que, la verdad a la que se reere el conocimiento no reposa en descripciones, explicaciones o comprensiones sobre los objetos de los que trata, sino en las maneras como congura esos objetos. Siguiendo tales supuestos, el examen desenmaraa los procesos de constitucin de los objetos del conocimiento en aras de determinar los modos como el conocimiento
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produce verdades, en este caso sobre la guerra; asimismo, explora el sobrevenir de los prejuicios en dicho conocimiento en el lapso de casi un siglo, y entrev aspectos del funcionamiento de los comportamientos que soportan su verdad. Emplea el conocimiento sobre la guerra porque, al apreciar su objeto como excepcional, exterioriza emociones comnmente censuradas en la produccin del saber, como odio, ambicin y venganza, o como entusiasmo, simpata, y valenta; igualmente, al no llegar a acuerdos explicativos del acontecimiento, a pesar de su disposicin a justicarse mediante valores universales acerca de buenas y malas avenencias, se sustenta en disensos que dejan aberturas por donde se cuelan novedades. Considera que objetos ms paccos, al estar ms contorneados por los acuerdos morales, tienen apresados sus signos insumisos. Las peculiaridades de ese saber actuaron como claves de desciframiento del funcionamiento de la moral que durante un siglo conform los consensos y disensos sobre la accin poltica en el pas!
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Como causas lejanas, estos estudiosos determinan, uno, la primaca de un mundo seorial que foment que el odio impregnara las relaciones entre campesinos conservadores y liberales, al estimular costumbres para participar en los partidos polticos, propias de congregaciones y cofradas donde se obligaba a la lealtad y obediencia absoluta de los integrantes en relacin con sus lderes; y dos, las consecuencias polticas de la corrupcin gubernamental producto de las camaraderas que existan entre las lites de ambos partidos, mediante la cual obtenan benecios particulares por su participacin en el Gobierno. Como causas mediatas, subrayan el quebrantamiento del mundo seorial por la rfaga del viento democrtico de la industrializacin que, dicen, entre los veinte y cuarenta del XX, debilit la hegemona de cincuenta aos de presidencias consecutivas conservadoras, y estimul la conformacin de movimientos intelectuales de vanguardia y de organizaciones obreras liberales, socialistas y comunistas que se interpusieron a las costumbres de los partidos tradicionales. Como causas inmediatas determinan, primero, la reaccin de las dirigencias seoriales contra los vientos democrticos que se valieron del odio entre las agrupaciones campesinas para propiciar fracturas en las organizaciones democrticas y de vanguardia; segundo, el debilitamiento del sindicalismo liberal y comunista, impulsado entre otros, por Jorge Elicer Gaitn, quien promocion actividades polticas por fuera de las organizaciones tradicionales partidistas; y tercero, los grandes desrdenes populares desatados por la ira que suscit el asesinato de Gaitn, que fueron reprimidos en las ciudades a los pocos das por las fuerzas militares al mando del gobierno conservador, pero que se vigorizaron y difuminaron en las zonas rurales. Los socialdemcratas cuando explican la crueldad de los campesinos, invocan razones de barbarie; sin embargo, diferencian entre liberales o, a veces, comunistas, a quienes estiman como vctimas, y conservadores, a los que acusan de victimarios! La segunda explicacin, prxima a planteamientos marxistas, especica un evento particular que, segn su criterio, tuvo responsabilidad en la explosin de la
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confrontacin: la emisin de la Ley de Tierras, Ley 200, por el Congreso en 1936, durante la presidencia del liberal Alfonso Lpez Pumarejo, la cual, entre otras, prometa, por una parte, ttulos de propiedad de parcelas a colonos y aparceros que durante los siguientes diez aos ejercieran usufructo, y por otra, la expropiacin de predios a latifundistas a quienes se les demostrara abandono de posesin. Segn estos analistas, la consecuencia de esta Ley fue una serie de acciones acometidas por grandes nqueros para expulsar a las familias campesinas que en 1948 haban cumplido los requisitos de legalizacin de la propiedad. Organizan la siguiente secuencia de hechos como explicacin de la Violencia: a) la articulacin entre luchas agrarias y obreras, alrededor de industrias y enclaves exportadores, en los veinte y treinta, que produjo el primer germen slido de una lucha de clases en el pas; b) el descenso de los nimos revolucionarios por la promesa de titulacin o de tierras, contenida en la Ley 200; c) las presiones de terratenientes animados por resplandores del franquismo, junto con la expedicin de la Ley 100 de 1944, encaminada a favorecer a los latifundistas; d) la provocacin de confrontaciones entre campesinos conservadores, liberales y comunistas, por parte de terratenientes amparados en la nueva Ley agraria, con el propsito de expulsar a colonos y aparceros, y de apoderarse de las tierras para labranzas localizadas en las fronteras de las haciendas; y e) la actuacin imperialista de los Estados Unidos, que agudiz la confrontacin campesina cuando, con la venia de gobernantes y lites econmicas del pas, favoreci a los grandes nqueros y perjudic a los pequeos. A los movimientos campesinos tutelados por el Partido Comunista, los marxistas los consideran revolucionarios; juzgan a las guerrillas liberales como pequeoburguesas y a las agrupaciones conservadoras como reaccionarias! La tercera razn, vecina a la postura popular-socialista, introduce otro argumento: la guerra result de una vieja rencilla entre pueblo y lites que explot por el proceso modernizador impulsado por el capitalismo, el cual hizo evidente la represin campesina! Supone que los vientos democrticos no fueron atrados solamente por
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las polticas industrialistas trazadas en las primeras dcadas del siglo XX, sino tambin por las polticas de desarrollo posteriores a la Segunda Guerra Mundial, y por el estilo de gobierno de Gaitn, que cohesion multitudes dispersas y rompi algunas de las barreras que diferenciaban las agrupaciones liberales, conservadoras y comunistas. Como la anterior explicacin, arma que la confrontacin se gener por la detonacin del odio de las lites contra los campesinos, pero visualiza otro ngulo: el miedo que en los sectores de las lites produjo la aparicin del pueblo bajo el mando de un lder como Gaitn, razn de las alianzas entre nqueros conservadores y liberales, entre autoridades del gobierno central y regional, y entre fuerzas policiales, religiosas y hasta comunistas, que se aunaron en la misma nalidad de erradicar el espritu revolucionario popular naciente. Los populistas-socialistas sostienen que la voluntad popular posee sus propias lgicas de ordenamiento, sin embargo, juzgan la Violencia como primitiva! La cuarta postura, amiga del conservadurismo, responsabiliza a la idiosincrasia colombiana que calica como guerrerista. Para demostrar la proposicin emplea dos ejemplos de la historia reciente: la serie de incidentes armados de variada magnitud del siglo XIX que, al despuntar el nuevo siglo, culminaron en la Guerra de los Mil Das durante la cual fue arrasada una parte considerable de la poblacin rural, y los numerosos incidentes entre campesinos liberales y conservadores que ocasionaron cientos de muertos en regiones de grandes haciendas del occidente y oriente del pas, durante los aos de regencia del Partido Liberal, entre los aos treinta y cuarenta del siglo XX. Los analistas postulan estas proposiciones como causas de la guerra: 1) el estilo de gobierno preponderante colombiano, heredado de la Colonia y basado en relaciones clientelistas entre jefes y subalternos, que lleva a que los hacendados se emplacen adems de patrones, como seores y cuasi dueos de la vida de sus peones; 2) la aceptacin de ese estilo por la mayora campesina; 3) las consecuencias de la muerte de Gaitn bajo la forma de desrdenes en pequeas
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ciudades y villas que impidieron el retorno de los hacendados a sus tierras, y dieron va libre para que los trabajadores replicaran en sus redes sociales y sin vigilancia alguna, el estilo de gobierno clientelista; 4) la explosin de la barbarie fomentada por las relaciones entre el estilo clientelista, implementado por los campesinos que actuaban sin la vigilancia de los patronos, y proyectos externos como el comunista, que estimulaban acciones de brutalidad y crueldad; 5) la decisin de sectores campesinos de obstaculizar el retorno de los patrones a sus haciendas para restablecer el orden, especialmente de liberales y comunistas, pero tambin de conservadores que haban sido corrompidos, en aras de promover la continuidad de la guerra por el provecho que obtenan de sta. Los amigos del conservadurismo calican la Violencia como brbara, empero emplean el rtulo de vctimas para referirse a los conservadores y el de victimarios para hablar de campesinos liberales y comunistas! Las cuatro argumentaciones, en suma, sostienen las siguientes causales del fenmeno: 1) el odio entre campesinos conservadores y liberales, fomentado por las lites y convertido en una conagracin abierta, en el momento del asesinato de Gaitn, cuando gobernaba el Partido Conservador; 2) la revancha de terratenientes conservadores y liberales en varias zonas del pas, animada por proyectos imperiales como el franquismo, cuya intencin era expulsar a los campesinos organizados alrededor de los partidos Comunista y Liberal, quienes para obtener su propiedad agraria, se haban cobijado en los benecios de la Ley 200 de 1936, y haban transado, por tales benecios, el empuje de la lucha de clases; 3) el miedo que caus en las lites que sectores populares rompieran sus amarres con sus viejas adscripciones y tradiciones polticas, entre otras cuestiones por la aplicacin de polticas de modernizacin, para cohesionarse en contra del Estado construido a partir de relaciones de subordinacin y de injusticia impuestas por dirigencias y sectores privilegiados; y 4) la explosin brbara en sectores campesinos, del estilo de gobierno clientelista, entre otros asuntos por la mala inuencia de proyectos imperialistas, como el comunista, y por la expulsin de los hacendados del campo.
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Durante una buena parte del siglo XX, estas mismas lneas argumentativas, si bien referidas a otros objetos, dieron lugar a toda suerte de proyectos sociales y confrontaciones armadas y desarmadas. Estuvieron presentes en idearios de partidos y movimientos polticos legales e ilegales. Hicieron parte de los sistemas valorativos que fundamentaron los consensos y los disensos colectivos. Fueron las justicaciones normativas que legitimaron las prohibiciones y los permisos culturales. Y, como si fuera poco, lubricaron las lgicas de las hiptesis cientcas. La argumentacin conservadora goz de difusin amplia hasta los cincuenta en programas y maniestos de los partidos, y en polticas militares, culturales, sociales y religiosas; se camu durante los sesenta y setenta, periodo que se llam Frente Nacional, en movimientos simultneamente populares y conservadores, como el que foment Gustavo Rojas Pinilla, el dictador militar de la mitad del siglo, e igualmente en estudios de expertos y asesores extranjeros que juzgaron bonachonamente el estilo de gobierno llamado clientelista; en los ochenta, esta explicacin resurgi en planteamientos polticos y cientcos de colombianos que reclamaban por posturas apolticas y amorales. El razonamiento popular-socialista, a su turno, cercano a las ideas de Gaitn, se hizo or moderadamente en los treinta, y fuertemente en los cuarenta; despus del asesinato del caudillo, se camu en planteamientos de movimientos guerrilleros liberales; resurgi en los sesenta y setenta, en mbitos estatales como movimientos polticos y cientcos, y polticas gubernamentales y culturales; y en mbitos marginales del Estado, donde impuls varios empujes revolucionarios de vanguardia; se escondi de nuevo en los ochenta. La razn liberal, por otro lado, tuvo su apogeo en los treinta y cuarenta; ms adelante se debilit y en los sesenta renaci; se volvi preponderante en la formulacin de polticas gubernamentales hasta los ochenta, cuando perdi empuje. La marxista acompa a la liberal en los treinta y cuarenta; se escondi en los cincuenta; apareci con bastante auge en movimientos revolucionarios radicales de los sesenta y setenta; se volvi murmullo hacia nales de los ochenta. Su trayectoria sigue esta tendencia: por la fuerza o la negociacin, la argumentacin conservadora, combinada con elementos de las otras, se impone y subordina a las
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dems; las subordinadas, a su turno, se camuan, y en la marginalidad, mezclan sus elementos, como forma de cobrar fuerzas, renacer y luchar contra la explicacin dominante; en esa lucha desplazan parcialmente el razonamiento conservador, el cual primero se camua, despus se combina con elementos populares de las posturas que han sido marginadas, posteriormente vuelve a orecer, y, nalmente, se instala con plenitud y mayor potencia.
EL MTODO HERMENUTICO
El examen del viaje intelectual que acompaa la irrupcin popular como actor poltico autnomo, usa herramientas hermenuticas que toma de los textos mencionados a continuacin. El escrito de Freud, Moiss y la religin monotesta (2003 [1945]), que plantea que el Estado de Israel, mediante el cual se impuso una constitucin sobre la multitud de reglas que regan a las tribus, y se instituy a Dios como centro de la innidad de dioses a los que las tribus guardaban reverencia, result del deseo inconsciente de las tribus semitas que aceptaron obedecer al gobierno de Dios, en aras de pagar la deuda adquirida tiempo atrs por asesinar a su caudillo. Establece como condicin para el surgimiento del Estado y el monotesmo, el asesinato del caudillo al que equipara con el padre cruel, y la culpa que tal crimen suscita en los grupos de seguidores a quienes equipara con los hijos. Por esa culpa, los seguidores reconstruyen el Estado derrumbado y juran obedecer la ley del padre, como forma de compensar inconscientemente el asesinato. Recordemos que Freud toma distancia del punto de vista del Leviatn de Thomas Hobbes (1992 [1651]), preponderante para explicar el origen de la democracia, el cual dene el Estado como condicin para la conformacin de las sociedades civilizadas, donde cada uno de sus futuros integrantes se decide a ceder su derecho natural a perseverar, en aras de construir un slo derecho que garantice la perseverancia del grupo y vele por la conservacin de sus integrantes. Mientras
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Hobbes calica la cesin del derecho natural como el evento fundador del Estado, irreversible en tanto condicin de la conversin en hombre de paz o civilizado del brbaro, Freud estima que esa entrega grupal del poder individual, que dara origen al Estado, se corresponde con una fase del desarrollo humano, histrica y psquica, de carcter supersticioso, que es menester superar en tanto resulta del sentimiento pasivo de culpa que, al conformar el lazo comn por medios coactivos, particulares al remordimiento, obliga a la multiplicidad a subordinarse a una creencia nica. El Tratado teolgico poltico de Spinoza (19905 [1670]), que postula la nocin de derecho de guerra, y resquebraja el supuesto preponderante, basado en Hobbes, segn el cual, el Estado es un asunto de hombres paccos y civilizados. Sus proposiciones demuestran que la cesin del derecho natural no es un acto irreversible sino precisamente reversible, y que cada miembro del Estado recupera su derecho a desatarse del lazo cuando disminuye la esperanza de sobrevivir o aumenta el miedo a morir. El examen trata sobre el asesinato de Moiss, pero, a diferencia del freudiano, analiza el crimen a la luz de la desaparicin del Estado y la explosin del pueblo en varias tribus en rebelda. Dene lo tribal como una colectividad articulada a travs de diferencias, cuya constitucin tiene por propsito el autogobierno, donde el lazo de heterogeneidades mantiene las diferencias y despliega las potencias singulares. Por otro lado, dene el Estado como grupos humanos subordinados por un poder ajeno que cohesiona los individuos a travs de la imposicin de normas desprendidas de los prejuicios de unos pocos, y que se instituyen por la esperanza y el miedo de cada cual a perseverar o desaparecer. Como Freud, Spinoza no encuentra diferencias entre la forma Estado y el primer momento del monotesmo, prcticas a las que considera resultado de la accin de conversin de los prejuicios de un soberano en las nalidades de grupos distintos de sbditos. La interpelacin de Nietzsche en La genealoga de la moral (1992 [1887]), que se encamina a especicar quines son los portadores de los ideales metafsicos, inquiere por el papel que cumple la ciencia en dicho dominio ilusorio. La respuesta
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que da el lsofo es desalentadora porque encuentra que las fuerzas que dominan el conocimiento cientco son las mismas que gobiernan la metafsica: en particular, las fuerzas que pueblan la voluntad que llama de verdad, que tienen como funcin conformar objetos a partir de prejuicios. De acuerdo con este examen, la voluntad de verdad cientca resulta del triunfo de las fuerzas dbiles sobre las nobles, aquellas le sustraen la vitalidad al conocimiento y lo encauzan hacia caminos idealizados, poblados de prejuicios universalistas; las luchas por la imposicin de prejuicios, entre varias fuerzas de avasallamiento, se desenvuelven hacia atrs y se envuelven hacia adelante, se inclinan hacia la derecha y la izquierda, hacen rodeos, se concentran en centros y hegemonas, se dispersan en periferias y se maniestan en odios, seducciones o querencias.
ORDEN EXPOSITIVO
El presente examen privilegia la produccin escritural de la tendencia cientca juzgada como predominante en el pas, durante los aos de consolidacin del conocimiento cientco social, que modula los tonos para delimitar los problemas sociales y marca los ritmos de difusin del saber. Analiza una seleccin de la literatura calicada en los balances bibliogrcos nacionales y extranjeros de mayor difusin como mejor, expedita y objetiva, y como origen, fuente y cimiento del conocimiento experto. Est dividido en tres secciones, cada una de las cuales da cuenta de una direccin moral sobresaliente entre los entramados de prejuicios que dominan por un lapso. Para extraer dicha direccin, el examen se sustenta, entre otras y en primer lugar, en las apreciaciones de los escritores del periodo con las que justican o rechazan fuerzas y papeles polticos, y aprueban o desaprueban los funcionamientos de instituciones, prcticas y jerarquizaciones sociales; y, segundo, en los apegos y distanciamientos que acompaan dichas apreciaciones, que oscilan entre extremos afectivos de simpatas y antipatas, de conanzas y temores, o de valentas y cobardas.
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La primera seccin, La moral de la vctima y el victimario se reere al momento en el cual los escritos expresan la furia que acompaa la accin de las muchedumbres, en los cuarenta y cincuenta, y traslucen el miedo de los polticos e intelectuales tradicionales a tal demostracin de fuerza. Est relacionada con los desrdenes multitudinarios que promovi en el pas el asesinato de Gaitn. La delimitan los dos libros bandera de ese movimiento poltico: Las ideas socialistas en Colombia, escrito por Gaitn en 1924 y convertido por sus seguidores, en los treinta y cuarenta, en maniesto; y Gaitn y el problema de la revolucin colombiana, escrito en los cincuenta por uno de los dirigentes del gaitanismo, Antonio Garca Nossa, que imprime historicidad al movimiento. El segundo apartado, La moral de la esperanza, corresponde al momento en que la literatura expresa, por un lado, el entusiasmo que provoca en comunidades cientcas de los cincuenta y sesenta la aparicin del pueblo, y la ilusin que supone para muchos intelectuales cooperar en la construccin de un mundo nuevo; y por otro, muestra sentimientos de fervor por las costumbres que vuelcan en ese mundo apenas vislumbrado, apreciaciones basadas en querencias hacia rdenes y jerarquas del viejo mundo. Est ligada a la apertura del programa de Sociologa de la Universidad Nacional, en 1959, y a la aparicin, en 1962, de La violencia en Colombia, trabajo emblemtico de ese periodo del conicto armado. En esos aos las comunidades cientcas convierten esta confrontacin campesina en objeto de estudio: por un lado, seleccionan y relacionan series de eventos a los que ordenan cronolgica y geogrcamente, as como actores especcos; y, por otro, atribuyen categoras explicativas y lgicas organizacionales y conectivas. La tercera parte, La moral de la experiencia, trata de los aos cuando se maniestan sentimientos de solidaridad y a la vez de egolatra, como acompaantes de las circunstancias que viven las comunidades cientcas durante los setenta y los ochenta, consecuencia del contrapunteo entre dos tipos de propsitos: el afn por que el conocimiento sirva a la sociedad donde se produce, y el inters vanidoso de cada pequeo grupo por imponer su verdad y expulsar las dems. Inicia cuando el programa de Sociologa de la Universidad Nacional cambia de estatuto y el
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grupo de sus profesores y estudiantes, que se vuelve predominante por esos aos, propicia modos de conocer que entiende como descoloniales, o distanciados de la poltica del desarrollo, y, en cambio, impulsa el estudio minucioso de obras de autores europeos que usualmente son considerados fundadores de esa disciplina. Termina a nales de los ochenta, cuando se publica el diagnstico Colombia, violencia y democracia, que cristaliza con fuerza el viraje hacia lo idiosincrsico que est forjndose desde hace un tiempo. Durante estos aos, las comunidades cientcas imponen otro tipo de condiciones para acceder al objeto, relacionadas con criterios epistemolgicos, los cuales deben seguirse rigurosamente. El examen, en suma, aporta anotaciones para conformar una historia de las ciencias sociales profesionales colombianas en torno a la guerra, una especicidad que en lo que respecta a nuestra actualidad, ha diferenciado a este pas de los dems del continente que se le asemejan en otras cuestiones. Muestra las peripecias de los intelectuales, sus agrupaciones, alianzas, rupturas y nuevos pactos. Da cuenta, tambin, de las maneras como se enreda el conocimiento que se va fabricando del pasado con las transformaciones que sufre la guerra en el presente y, viceversa, de los modos como las transformaciones de la guerra se interponen en el conocimiento que est producindose. Detalla, en ltimas, la aparicin, el auge y el ocaso del pueblo en tanto actor poltico independiente, de la mano de personajes y explicaciones cientcas que van cambiando los papeles por jugar en el acontecimiento, al comps de las transformaciones de la guerra.
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