Homo Viator
Homo Viator
Se trata de un viajero entre dos mundos, aunque en ms de un sentido: puede tener alrededor suyo un aura de ser divino como el prolongadamente sufriente divino Ulises, o como el extranjero eletico de lat!n, o r!spero, el exiliado pr"ncipe isle#o de Sha$espeare% o bien, puede estar rodeado por una atm!sfera de horror demoniaco como &edusa y 'alibn, seres monstruosos que han devenido, o siempre han estado, profundamente ajenos a los dioses y a los hombres. (e hecho, el Homo Viator puede ser tan sublime y tan despreciable que dudo si debiese invitarlo a nuestro banquete de hoy en cualquiera de sus dos formas )). ero ya lat!n ha sugerido con ocasi!n de un *anquete incluso ms famoso que este, que al festejo de los sabios acuden igualmente tanto los no invitados buenos como los menos buenos y, entonces, espero que ustedes reciban con benevolencia, y no sin preocupaci!n por su destino +ltimo, a un extra#o caminante que puede viajar como un peregrino desde y hacia un orden eterno, o bien, que puede desafiar ese orden como un alienado rebelde, o que puede asumir el aspecto de un loco, o ser una v"ctima de la alucinaci!n. ,os conceptos de via, viator, las nociones relacionadas de peregrinus, peregrinatio, y de alienus, alienatio, por una parte, y de ordo, ordinare, por otra, son ingredientes esenciales del pensamiento y de la vida del temprano cristianismo y del medioevo. -adie esperar que bosqueje toda la historia de la .dad &edia, ni que trace exhaustivamente su relaci!n con las ideas modernas, especialmente con la hipertrofia de la ideolog"a de la alienaci!n en nuestro propio tiempo. ,os estudios modernos acerca de la alienaci!n superan en n+mero a aquellos acerca del orden en ms de cien vol+menes. ,as posibilidades de aplicaci!n aparentemente inagotables del concepto de alienaci!n a las realidades de nuestra /poca estn ilustradas v"vidamente por la colecci!n de citas de 0erald Sy$es extra"das de la literatura 1alienada2. 3al ve4 puedo citar algo de su introducci!n: 5 estamos cronol!gicamente lejos del d"a cuando los cl/rigos nos dec"an con medieval simplicidad que la alienaci!n significa extra#amiento con respecto a (ios 6esta simplicidad medieval, como veremos a continuaci!n, y sin que nos cause gran sorpresa, no siempre fue tan simple como Sy$es parece implicar7, actualmente nos enfrentamos con acusaciones seculares que no da#an menos nuestra autoestima. 8ousseau nos ha dicho, y un coro romntico lo ha repetido, que vivimos alienados de la naturale4a% &arx nos ha dicho, y un coro comunista ha repetido, que vivimos alienados de la sociedad% 9ier$egaard nos ha dicho, y un coro existencialista ha repetido, que vivimos alienados de nosotros mismos:. (e incluso mayor inter/s para la fenomenolog"a, y, retrospectivamente, para la historia de la alienaci!n es el reciente libro de 9enneth 9eniston, titulado The Uncommitted, que trata acerca de la juventud alienada;. .n contraste, creo que solo existe un gran libro contemporneo acerca de la idea de orden, Orden and History de .ric <oegelin, el cual, sin embargo, no ha llegado todav"a ms all de la =ntig>edad judaica y griega?. 3odo lo que puedo intentar esta noche, entonces, es tra4ar algunas ideas acerca de la .dad &edia acompa#adas de algunas pocas perspectivas ms generales. =sumiendo que la .dad &edia comen4! en alg+n momento pr!ximo a la /poca de 0regorio &agno, en primer lugar, har/ unos pocos comentarios acerca de este representante de la tradici!n patr"stica. .n Moralia, su gran comentario acerca del ,ibro de @ob, 0regorio afirma que el ngel ca"do es el alienus, el extra#o 6alien7 o extranjero, por excelencia A sin duda, porque era considerado como el primero de todos los seres alienados con respecto a (ios y con respecto al orden divino a causa de la interrupci!n del v"nculo de amor.
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Speculum. A Journal of Mediaeval Studies. <ol. A;, -B ; C=pr., :DEFG, pp. ;??H;ID. 3raducci!n parcial y provisoria desde el ingl/s por 8odrigo 'ordero '. Se ha disminuido considerablemente el n+mero de notas al pie de pgina.
)) : ; ? A
.ste texto fue le"do en la cena anual de la =cademia &edieval de =m/rica el ;J de diciembre de :DEI.
0. Sy$es, Alienation The !ultural !limate of Our Time " C-eK Lor$, :DEAG, xiii. 9. 9eniston, The Uncommitted Alienated #outh in American Society C-eK Lor$, :DEIG. .. <oegelin, Order and History, ? vols. C*aton 8ouge, ,ouisiana State University ress, :DIE f.G.
0regorio &agno, Moralia MNN, ?E, A:, &igne, $atrologia %atina Cen adelante citado: $%G ,MM<, :OOI ': &uis vero alienus nisi apostata 'ngelus vocatur( Ca @ob M< :DG.
(e modo similar, los alieni, en contra de los cuales el escritor b"blico del ,ibro de los roverbios advierte a los j!venes, son interpretados por 0regorio en su )egla $astoral como spiritus maligni, es decir, como demoniosI. (e nuevo en Moralia, afirma: 1(ejad, pues, florecer a los inicuos, porque son ajenos a la flor de la herencia eterna2E. .n pasajes como estos uno encuentra en toda su agude4a uno de los dos principales significados cristianos de la extranjer"a y de la alienaci!n. ,a alienaci!n, en este sentido, es esencialmente una falla en el amor a (ios y un recha4o a adherir al orden que (ios ha proporcionado. Se trata, en consecuencia, de algo muy maligno, de algo que debe ser evitado a toda costa. .sta concepci!n se basa en la Sagrada .scritura y se encuentra en innumerables ocasiones en la literatura cristiana y medieval temprana. Seg+n la <ulgata, (ios dijo a Nsrael: 1-o tendr/is dioses extra#os C deos alienosG adems de m"2F. -o debe sorprendernos, entonces, que en numerosos textos del cristianismo temprano tales como el de 0regorio &agno, Satans, el ngel que pretendi! competir contra el poder de (ios sobre los hombres y el mundo entero, pueda ser llamado *s, alienus, el extra#oJ. .n una forma ms moderada, las connotaciones de perversidad asociadas a este tipo de alienaci!n todav"a se conservan en la palabra alemana Allotria, que significa picard"a, y tambi/n en el sustantivo dialectal vien/s que significa bellaco: Hallodri. 3ambi/n existe otro gran s"mbolo del extra#amiento del hombre con respecto a (ios y de los hombres con respecto a los hombres: la edificaci!n de la torre de *abel, con su consecuencia, la multiplicidad y la diversidad de las lenguas y de los pueblos D. Seg+n la interpretaci!n m"stica de 0regorio &agno, por ejemplo, *abilonia, la 1ciudad de la confusi!n2, engendra el esp"ritu est/ril de aquellos que no estn dispuestos al orden de la vida justa:O. 'onsideremos ahora un texto gregoriano distinto, que tambi/n se encuentra en Moralia. .l gran apa dice en /l que el bienestar temporal sobre la tierra es al hombre justo lo que el lecho en una posada es al Viator, es decir, al viajero durante su recorrido: descansar en /l corporalmente, pero espiritualmente ya est en otro lugar. L, en ocasiones, durante sus viajes a trav/s de la vida, el hombre justo incluso encontrar malestar y recha4o si se detiene en alg+n lugar ameno de los alrededores, debido al temor a que el deleite que encuentra en el viaje lo retrase en su objetivo de alcan4ar su patria, y de que, al aferrarse demasiado su cora4!n al camino de peregrinaci!n, pierda su recompensa cuando la patria celestial ya aparec"a finalmente ante su mirada. ,os hombres justos, en consecuencia, no habitan para siempre este mundo saben que solo son unos peregrinos y que son unos invitados en /l. (esean regocijarse en el lugar donde pertenecen y no pueden ser felices en una tierra extra#a::. =qu", entonces, tenemos una segunda concepci!n de la extranjer"a, una que tal ve4 tiene ra"ces incluso ms profundas que la primera en las .scrituras, especialmente, en el -uevo 3estamento, y tambi/n en los adres de la Nglesia ms tempranos. or ejemplo, menciono la rimera .p"stola de San edro NN, ::: 1Pueridos, os exhorto como extranjeros y peregrinos2% luego, la .p"stola a los Qebreos MN, :?: 15 confesndose peregrinos y extranjeros sobre la tierra2% y, finalmente, el Salmo MMM<NNN, :?: 1 orque soy un extra#o junto a 3i2, propiamente, junto a (ios, 1y un peregrino tal como todos mis padres2. Seg+n ese gran documento an!nimo de la mentalidad de la Nglesia temprana que es la .p"stola a (iogneto, la comunidad terrestre de cristianos es eminentemente una de extranjeros: 8esiden en sus propias patrias, aunque como si no fueran ciudadanos% forman parte de todas las cosas como si fueran ciudadanos y sufren todas las cosas como si fueran extranjeros% todo pa"s extranjero es una patria para ellos y toda patria es para ellos un
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0regorio &agno, )egula $astoralis, NNN, :; C?EG, &igne, $%, ,MM<NN, EFR Ca rov. v DG. 'f. tambi/n i+id., NNN, ;A CAJG, $%, ,MM<NN, DI( Ca rov. v. :F y s. ,NNN 6liv7IG. Moralia, MMN, A, J, &igne, $% ,MM<N, :D?' f.: -unquid non perditio est iniquo et alienatio operantibus iniquitatemS C@ob MNNN ?G 5 alienatio erit reprobis5 Tloreant igitur iniqui a flore aeternae haereditatis alieni5 Uxodo MM ?. ara el uso de *s, como aplicado al maligno, el enemigo, i.e., al ngel ca"do, Satans, en la liturgia cristiana muy temprana y en la teolog"a, cf. T. Q. 'hase, The %ord,s $rayer in the -arly !hurch .Te/ts and Studies N, ? 6:JD:7G :A? f., nota ;. -i el =ntiguo ni el -uevo 3estamento utili4an el t/rmino *s para referirse al ngel ca"do o al diablo, pero en ,ucas M :D el t/rmino es *s, que tiene un significado similar.
D
ara la historia b"blica de la torre de *abel desde la =ntig>edad a la /poca moderna, ver la monumental obra de =. *orst, 0er Turm+au von 1a+el 2eschichte der Meinungen 3+er Ursprung und Vielfalt der Sprachen und V4l5er CSttutgart, :DIF ff.G.
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Moralia, <N, :E, ;A, &igne, $%, FA;(: 1.t quia *ablyon confusio interpretatur2 Cver 0en. MN DG. Moralia, <NNN, IA, D;, &igne, $%, ,MM<, JIFHJIJ'HJIJ=.
pa"s extranjero5 Qabitan sobre la tierra, pero son ciudadanos del cielo5:; .ste texto anticipa la conocida idea agustiniana de la !ivitas 0ei peregrinans67, que influy! con tanta fuer4a en el pensamiento cristiano acerca del destino hist!rico del hombre. ,a metfora del viator, el viajero, que solo busca un bienestar temporal en una posada junto al camino tambi/n se encuentra en la obra de =gust"n:A, de donde 0regorio &agno pudo haberla tomado. ,os topoi de la /eniteia y de la peregrinatio, del peregrinaje, del no tener hogar, de la extranjer"a en este mundo, estn entre los ms ampliamente difundidos en la literatura cristiana asc/tica temprana, y no pocos ascetas, monjes y otros, los practicaron mediante el exilio voluntario y migratorio fuera de sus patrias :I. ,os nombres propios cristianos tempranos eregrinus y <iator fueron utili4ados tambi/n entre paganos en la 8oma tard"a, como consecuencia tal ve4 del estatus social del peregrinus Cun hombre libre que no era ciudadano romanoG y de la oficina del Viator Cayudante de los antiguos magistrados y sacerdotes romanosG :E. ero en tiempos cristianos estos nombres deben haber tenido las connotaciones espirituales que estamos comentando:F. .n este sentido, puedo mencionar un ensayo famoso del adre Qugo 8ahner, donde muestra c!mo los adres de la Nglesia interpretaron hermosamente los viajes heroicos de Ulises como un tipo del viaje cristiano a trav/s de la vida terrenal. .l propio Ulises tuvo que atarse a un mstil para no ser conducido al desastre por la seducci!n de las canciones de las Sirenas. (e un modo similar, del extranjero cristiano sobre la tierra, del peregrinus, puede decirse que viaja a trav/s de un extra#o y asombroso mar en un barco, que es la Nglesia, atado al mstil de la 'ru4, recibiendo las dulces y nada insignificantes canciones de las Sirenas del mundo, sin desviarse del rumbo correcto :J. =hora resulta obvio que la extranjer"a en el segundo sentido hasta aqu" discutido est concebida como algo relativamente bueno, aunque no sin conexi!n con la extranjer"a en el primer sentido, que es malvada. .n todo lo que viene a continuaci!n, entonces, debemos recordar que el pensamiento medieval extrajo de sus fuentes cristianas tempranas no una, sino dos ideas de alienaci!n, y que las hi4o suyas para siempre: el extra#amiento con respecto a (ios y el extra#amiento con respecto al mundo. =unque la alienaci!n en el sentido de un desapego ms o menos radical con respecto al mundo terreno temporal fue considerada como un deber y un privilegio cristianos, su necesidad no habr"a surgido si seg+n la perspectiva cristiana una gran calamidad no hubiese afectado al universo desde sus comien4os y no lo hubiese alienado con respecto al orden perfecto en que (ios lo hab"a creado. ,os ngeles rebeldes y debido a su instigaci!n, tambi/n =dn y .va violaron ese orden a partir de la carencia de amor por (ios y la consiguiente desobediencia a su mandato. Si esto no hubiese ocurrido, nadie nunca habr"a necesitado sentirse un extranjero. ero ocurri!, y, en consecuencia, San edro pudo decir que, mientras est/ en su cuerpo, el hombre est en exilio con respecto al Se#or:D. .l cristianismo consider! esta calamidad original, mediante la cual el mundo se ha transformado en un lugar extra#o, en t/rminos voluntaristas y /ticos, mientras que el sincretismo antiguo y, especialmente, el 0nosticismo, la consider! en t/rminos de un drama c!smico fatalmente predeterminado. ,a 1vida enajenada2 fue un s"mbolo fundamental de los gn!sticos que trasladaron el concepto de alienaci!n al mbito de la propia deidad;O. &arci!n fue ms lejos en este sentido cuando separ! completamente al (ios supremo y a su hijo
:; :? :A
-pistola ad 0iognetum, <, I y D, ed. 9. *ihlmeyer, 0ie apostolischen V8ter N C3>bingen, :D;AG, :AA.
'f., por ejemplo, =gust"n, 0e civitate 0ei, N, prefacio, y M<NNN, I:, !orpus !hristianorum, Series %atina, M,<NN, :, y M,<NNN, EIO. 'f., por ejemplo, Sermo, MN<, A, E, &igne, $%, MMM<NNN, ::A. -o es imposible que la metfora de la posada tenga un origen gn!stico, en cuyo caso =gust"n la habr"a conocido a trav/s de los maniqueos. =gust"n utili4a el concepto de viator CviaG casi tan frecuentemente como el de peregrinus CperegrinatioG, y contrasta ambos conceptos con los de perventor o possessor, que designan al hombre que ha recibido su recompensa eterna en el cielo.
:I
'f. Q. v. 'ampenhausen, 0ie as5etische Heimatlosig5eit im alt5irchlichen und fr3mittelalterlichen M4nchtum C3>bingen, :D?OG. .n este sentido, cf. el iluminador libro de 0. Q. Villiams, 9ilderness and $aradise in !hristian Thought C-eK Lor$, :DE;G, importante entre otros aspectos para el simbolismo doble del erial y del desierto como santos o demoniacos que, de este modo, forma parte esencial del simbolismo doble de la alienaci!n.
:E :F :J :D ;O
(espu/s del famoso .dicto de 'aracalla C;:;G, que garanti4! la ciudadan"a para la gran mayor"a de los habitantes del Nmperio 8omano, el antiguo t/rmino jur"dico peregrinus perdi! gradualmente su significado original. =l comien4o del siglo <, los monjes *aquiario y San <icente de ,/rins se llamaban a s" mismos simplemente peregrinus el primero haciendo referencia al Salmo MMM<NN, :F y no utili4aban sus nombres propios. 'f. Q. 8ahner, S.@., 2ree5 Myths and !hristian Mystery C,ondon, :DE?G, ?;J ff. ; 'orintios v. E C<ulgataG: 15 dum sumus in corpore peregrinamur a 0omino2.
'f. Q. @onas, 2nosis und sp8tanti5er 2eist " C0Wttingen, :D?AG, DE f. ,a 1posada2 como s"mbolo de un mundo alienado, que encontramos en 0regorio &agno y en San =gust"n, aparece tambi/n en el Himno de la $erla, contenido en los Hechos 2n*sticos de Santo Tom's.
redentor @esucristo del (iosH'reador del =ntiguo 3estamento. ara &arci!n, el adre y el Qijo, ambos lu4 espiritual debido a sus naturale4as, fueron extra#os con respecto a este mundo malvado de la creaci!n, que a su ve4 estaba alienado con respecto a ellos en el primer y malvado sentido entre los dos sentidos de la alienaci!n mencionados ms arriba. @es+s, el extranjero supremamente bueno sobre esta tierra, sin duda estaba alienado con respecto a ella en el segundo sentido de nuestra terminolog"a ;:. 8esulta claro que no solo los cristianos tempranos ortodoxos, sino tambi/n los gn!sticos, tuvieron una concepci!n doble de la alienaci!n. ero solo los ortodoxos parecen haber percibido que ese tipo de alienaci!n que significa el desapego con respecto a este mundo est unido de alg+n modo con los intentos del hombre por restablecer el orden perturbado de la creaci!n terrenal de un modo que reflejase, aunque imperfectamente, el orden celestial;;. ,a idea jerrquica de la .dad &edia considerada en su sentido ms amplio era el reverso exacto e, incluso, la reacci!n en contra de las conclusiones que los gn!sticos y los maniqueos extrajeron de aquello que consideraron como un extra#amiento y desorden generali4ados de este mundo, conclusiones que eran antin!micas, exageradas y desesperadas. (esde el punto de vista ortodoxo, en cambio, la vida del viajero se conduc"a al interior de un orden universal que en s" mismo era bueno y que estaba constituido por !rdenes ms particulares. San ablo hab"a dicho: 1los poderes provienen de (ios2 ;?, y una oraci!n lit+rgica muy antigua le ruega al Se#or que el curso del mundo sea dirigido pac"ficamente seg+n Su orden;A. ,a existencia de un orden as" como su mera relatividad sobre la tierra fueron tratadas ms filos!ficamente por San =gust"n, especialmente, en su dilogo temprano Acerca del orden:;, y ms teol!gica y m"sticamente por seudo (ionisio =reopagita en sus libros acerca de la Jerar<u=a !elestial y la Jerar<u=a -clesi'stica:>. seudo (ionisio hi4o que la Nglesia tomara plena consciencia de su estructura jerrquica, centrada en el sacerdocio y en el reflejo de la jerarqu"a celestial de los ngeles alrededor del Supremo Sumo Sacerdote, 'risto. .ste orden jerrquico no es completamente esttico, sino que transita continuamente a trav/s de un proceso de purificaci!n m"stica de las almas en el que estas renuncian a todas las cosas que distraen de la concentraci!n en (ios. =qu", tambi/n, se puede hablar de extra#amiento con respecto al mundo, aunque hasta donde yo s/ el =reopagita no utili4a los t/rminos alienaci!n o peregrinaje para caracteri4ar la respuesta asc/tica a la condici!n humana. S" habla de renunciar a todas las divisiones en el alma y de la consiguiente perfecta unidad de la vida. .sta perfecci!n es alcan4ada sobre todo por los monjes, quienes en la jerarqu"a eclesistica conforman el orden ms alto entre los !rdenes no sacerdotales. seudo (ionisio explica el t/rmino 1monje2, *s, a partir de su forma *s, solitario, no debido a la vida solitaria de los monjes, sino por el recha4o a toda divisi!n, por la perfecta y exclusiva resoluci!n de su devoci!n a (ios;F. -o puede dudarse de que el monaquismo y el misticismo, que estaban tan estrechamente conectados, desempe#aron un papel muy importante en la historia de la relaci!n entre la alienaci!n y el orden. 'uando 9eniston, en el destacado libro que mencion/ antes, sostiene que el mismo orden del catolicismo medieval condujo a su desaparici!n, debido a que el individuo no ten"a salida de /l ;J, parece olvidar estos dos fen!menos del misticismo y del monaquismo. Se puede afirmar que en la .dad &edia estos desempe#aron el papel de aquello que 9eniston denomina 1utop"a2: la visi!n de un orden ms alto, de una sociedad ms noble;D. Se puede preguntar si la dial/ctica medieval entre alienaci!n y orden no mantuvo acaso durante siglos los elementos ut!picos esenciales, entendidos en el sentido de 9eniston debi/semos llamarlos ideales de perfecci!n, cuyo declive en nuestra /poca /l deplora tan correctamente. (/jenme citar dos de las sentencias monumentales en las que el ms grande de todos los legisladores monsticos enumera los 1Nnstrumentos de las *uenas Xbras2: 15 hacer de uno mismo un
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'f. =. v. Qarnac$, Marcion 0as -vangelium vom fremden 2ott, ;nd ed. CTe/te und Untersuchungen ?ur 2eschichte der altchristlichen %iteratur, M,< 6:D;A7, reimpreso, (armstadt, :DEOG, especialmente, ::J ff. Pue la relaci!n entre la alienaci!n del mundo y el orden del mundo, no obstante sigui! siendo un problema a resolver siempre nuevo, se ver en las pginas siguientes% para el problema metaf"sico subyacente en general, cf. X. ,ovejoy, The 2reat !hain of 1eing C:D?E, reimpreso, -eK Lor$, :DEOG, especialmente, ?:I ff.
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8om. MNNN : f. C<ulgataG: 15 non est enim potestas nisi a (eo% quae autem sunt, a (eo ordinatae sunt52
Sacramentarium Veronense C1Sacramentario ,eonino2G, ed. ,. '. &ohlberg, X.S.*., ,. .i4enhWfer, X.S.*., y . Siffrin, X.S.*. C)erum -cclesiasticarum 0ocumenta, Series Maior, @ontes N, 8oma, :DIEG, J: -B E??: 1(e nobis, domine deus noster, ut et mundi cursus pacifico nobis tuo ordine dirigatur et aecclesia tua tranquilla deuotione laetetur2.
;I ;E ;F ;J
(e ordine, !orpus Scriptorum -cclesiasticorum %atinorum, ,MNNN, :;: ff.. 0e coelesti hierarchia, &igne, $atrol. 2raec., NNN, ::D ff.% 0e ecclesiastica hierarchia, i+id., ?ED ff. 0e ecclesiastica hierarchia, E, :, ? y E, ?, ;, loc. cit., I?; ( f. y I?? (.
9eniston, op. cit. ?;:: 15 un orden jerrquico del Ser que5 parec"a abarcar y reconciliar toda posible dicotom"a, oposici!n, y polaridad. =unque5 el mismo /xito del catolicismo medieval condujo a su defunci!n: los hombres y sus experiencias estaban tan inextricablemente YubicadasZ en una cadena ordenada del Ser y en una sociedad jerrquica que se rebelaron52
;D
extranjero CalienumG ante los acontecimientos del mundo2 y 15 no preferir nada antes que el amor de 'risto2?O. .stos son los principios generales de la 8egla de San *enito. 3ambi/n proporcion! sus aplicaciones particulares. Se sabe muy bien que en su primer cap"tulo *enito define el prop!sito de la 8egla cuando distingue a los monjes verdaderos de los impostores, entre los cuales los peores son los denominados gyrovagi, aquellos que por voluntad propia nunca dejan de ser viajeros errticos, es decir, que nunca llegan a ser constantes?:. ,a Sta+ilitas, la constante perseverancia en el monasterio, es una de las ms grandes virtudes del monje benedictino, cuyos votos debe prometer antes de ser admitido ?;. ,a sta+ilitas benedictina sin duda es algo muy distinto a la residencia temporal ordinaria del viajero en el sta+ulum, esa posada de bienestar terrenal, de la que hablaban =gust"n y 0regorio &agno, porque la sta+ilitas monstica representa un orden superior??. -o es este el lugar para acometer un anlisis detallado de la sta+ilitas monstica en su relaci!n con la concepci!n de las 1(os <"as2, la correcta, que lleva a trav/s de una estrecha puerta a la vida, esto es, a la permanencia en (ios, y la amplia, que conduce a trav/s de una puerta ancha a la perdici!n ?A. Solo dir/ que el topos de las 1(os <"as2 se desarrolla mucho ms completa y l!gicamente en las )egula Magistri que posteriormente llegar"an a ser tan famosas, que en la 8egla de San *enito. Se puede encontrar en ellas un argumento muy elocuente, si no a favor de la prioridad de la 8egla del &aestro, en cualquier caso, a favor de una fuente com+n de ambas reglas ?I. ero no permitir/ que el fascinante problema de la relaci!n entre la legislaci!n monstica de *enito y la del &aestro me alienen con respecto al orden de mi argumentaci!n. -o hay duda en sentido alguno de que una nueva investigaci!n acerca de la fase medieval de la historia del concepto de las 1(os <"as2 ser"a una parte importante en un estudio de la ideolog"a del Homo Viator7>. ara regresar a *enito, este dedica mucho esfuer4o en explicar que el rango y el orden en su fundaci!n debe permanecer independiente con respecto a cualquier consideraci!n mundana. 3eniendo en cuenta el significado doble de la alienaci!n, tal ve4 se pueda describir parad!jicamente la intenci!n monstica como sigue: ning+n orden ajeno debe enajenar al monje de su enajenaci!n con respecto a un mundo enajenado 6no alien orden must alienate the mon5 from his alienation from an alienated Aorld 7. .l orden monstico interno depende normalmente solo de la antig>edad de la conversi!n al estado monstico y de la vida meritoria del monje, aunque tambi/n de la decisi!n del abad, que ocupa el lugar de 'risto en el monasterio?F. Nncluso un sacerdote que venga desde el exterior est sujeto a estos principios ?J. .n cambio, todo verdadero peregrinus, es decir, el peregrino extranjero aut/ntico que golpea la puerta del monasterio, ha de ser recibido como si fuese el propio 'risto ?D. (ebe recibir todo el respecto que merece quien es un viajero a trav/s del camino de la vida rumbo a la patria celestial. ,as vidas de santos medievales tempranos muestran muy claramente que la peregrinatio genuinamente monstica y, en t/rminos generales, la asc/tica, era altamente estimada como un modo de vida radicalmente cristiano, que pose"a su propia sta+ilitasBC. (urante toda la .dad &edia y, especialmente, en Xccidente, la orden monstica fue un prototipo importante del orden ms amplio de la 'ristiandad, el cual ciertamente se extend"a mucho ms all del monaquismo. .n este sentido, 0regorio &agno tambi/n fue una figura epocal. .n su interpretaci!n aleg!rica de .4equiel, se refiere a los tres !rdenes de fieles en el =ntiguo y en el -uevo 3estamentos: el
?O ?: ?; ?? ?A ?I ?E
*enito, )egula, A, ;O f., ed. 8. Qansli$, !orpus Scriptorum -cclesiasticorum %atinorum, ,MM<, ?O: 1Saeculi actibus se facere alienum, nihil amori 'hristi praeponere2. )egula, :, :O f., i+id. :J f. 'f. )egula, A, FJ, i+id., ?I% IJ, D y :F, i+id., :?A y :?E% EO, D, i+id., :A:% E:, I, i+id., :A;. 'f. tambi/n abajo nota E:, acerca del ideal benedictino como 1estabili4aci!n2 e interiori4aci!n de la peregrinatio. 'f. &ateo, <NN, :? f., ,ucas MNNN, ;A. ,as )egula Magistri se encuentran en &igne, $%, ,MMM<NNN, DA? ff.
.n la .dad &edia y el 8enacimiento la tradici!n judeoHcristiana del concepto de las 1(os <"as2 corre paralela, y, en parte, se me4cla, con la tradici!n clsica que comien4a con la historia de r!dico acerca de la .lecci!n de Q/rcules y con el simbolismo pseudoHpitag!rico de las dos ramas de la letra L. 'f. .. anofs$y, Hercules am ScheideAege .Studien der 1i+liothe5 9ar+urg, M<NNN, ,eip4ig, *erlin, :D?OG, especialmente, A; ff.% 3. .. &ommsen, 1 etrarch and the Story of Qercules2, Journal of the 9ar+urg and !ourtauld "nstitutes, M<N C:DI?G.
?F ?J ?D AO
*enito, )egula, especialmente, cap"tulo E?, 0e ordine congregationis, ed. Qanslic$, loc. cit. :AI ff. 'f. )egula, EO, loc. cit. :AO f. )egula, cap"tulo I?, 0e hospiti+us suscpiendis, loc. cit., :;? ff. 'f. @. ,eclerc, 1&Wnchtum und eregrinatio im Tr>mittelalter2, )4mische &uartalschrift, ,< C:DEOG ;:; ff.
orden de los predicadores, el de los continentes, y el de los casados A:. .sta divisi!n triple devino can!nica durante la .dad &edia, aunque simplificada en su aplicaci!n a los cl/rigos, los monjes y los laicos A;. 0regorio tambi/n se refiere al orden graduado de las jerarqu"as ang/licas del cielo como argumento a favor de la aceptaci!n de rangos ms altos y ms bajos en la tierra. Seg+n /l, ese orden graduado era el requisito para la pa4, el amor, y la concordia. 1-inguna sociedad2, afirma, 1podr"a existir si no sustentase en tan magn"fico orden diferenciado2A?. .fectivamente, la idea de orden domin! aunque no siempre en la realidad al menos durante un milenio, si no ms, de la historia medieval. .sta idea era una verdad para la Nglesia, los Nmperios, los 8einos, y para todos los aspectos de la sociedad cristiana. .s muy caracter"stico de la .dad &edia que la infracci!n a este orden sagrado fuese llamada alienaci!n. .l ejemplo ms c/lebre aunque tard"o es el juramento medieval de noHalienaci!n o de inalienaci!n en que los obispos o reyes promet"an no enajenar los derechos de propiedad de la Nglesia o de la 'orona, respectivamenteAA. .n un contexto distinto, *enjamin -elson, en su libro "dea of Usury, ha mostrado c!mo el concepto medieval de un orden universal cristiano conduc"a al recha4o del permiso que el =ntiguo 3estamento otorgaba para cobrar intereses a los extranjeros AI. =unque un cristiano debiese alienarse con respecto al mundo, no deb"a ser un extra#o para su hermano, cualquiera fuese su origen, porque compart"a con /l el mismo orden sagrado. ,os dos grandes mandamientos 1=mars a (ios sobre todas las cosas2AE y 1=mars a tu pr!jimo como a ti mismo2AF se enfrentaban a dos grandes des!rdenes: la alienaci!n del hombre con respecto a (ios y la alienaci!n del hombre con respecto a los otros hombres, o bien, en general, a cualquier alienaci!n con respecto al orden de la 'ristiandad. ara ejemplificar ms la ideolog"a medieval del orden, tomaremos un atajo y nos referiremos a la gran edici!n de =ndrieu de los llamados Ordines )omani de la .dad &edia temprana. .n ellos encontramos un punto central del orden de las actividades lit+rgicas de la Nglesia 8omana anterior al siglo MN. =unque estos Ordines ciertamente tienen un alcance limitado, igualmente pueden ser de ayuda para orientarnos en ese aspecto de la .dad &edia que el papa 0regorio llam! el 1gran orden diferenciado2. .ntre esos Ordines romanos no solo encontramos instrucciones detalladas acerca del servicio de la &isa y de los oficios divinos de los sacerdotes y de los monjes, acerca de los libros que deb"an utili4arse en la liturgia, y acerca de diversas fiestas y ayunos, sino tambi/n un orden general de aquellos momentos de la vida que eran considerados como los ms sagrados por al menos dos de los !rdenes convencionales de la sociedad cristiana: los cl/rigos y los laicos. &e refiero a los Ordines del bautismo y de las exequias de los muertos, tambi/n a los Ordines de la ordenaci!n de los cl/rigos, comen4ando por las !rdenes clericales menores hasta la ordenaci!n del ont"fice 8omano, y, finalmente, a los Ordines que describen la +enedictio u ordinatio del ms grande de todos los laicos, el .mperador, cuando acud"a a 8oma para recibir la corona de las manos del apa. .ntre los tipos de ordo, tratados con menos acuciosidad o solo indirectamente en los Ordines )omani de la .dad &edia temprana, pero con un detalle considerable en su sucesor, el $ontificale )omanum de los siglos MNN y MNNN, me referir/ espec"ficamente al orden de los penitentes, a los !rdenes monsticos y religiosos, y al orden de la caballer"a AJ. .stas tres encarnaciones interrelacionadas de la idea de orden pueden llevarnos de regreso a la idea de alienaci!n y a la del extranjero y el peregrino, que momentneamente hab"amos perdido de vista, es decir, a esa dial/ctica de orden y de alienaci!n que propongo como tan caracter"stica del periodo medieval. Solo enfati4ar/ dos puntos al pasar. rimero: ciertamente la .dad &edia olvid! a veces que todo orden terrenal es relativo, asimismo a menudo no record! que =gust"n hab"a concebido la !ivitas 0ei como peregrinans. ,a .dad &edia estuvo lejos de ser inmune al peligro de idolatrar la teocracia imperial,
A: A; A? AA AI AE AF AJ
'f. 0regorio &agno, "n -?echielem, NN, Homilia, N<, I, &igne, $%, ,MM<N, DFE*, y Homilia, <NN, ?, i+id. :O:A=. 'f., por ejemplo, .admer, Vita Sancti Anselmi, N, ?:, ed. y trad. 8. V. Southern C,ondon, etc., :DE;G, IA f. 'f. 0regorio &agno, )egistrum -pistolarum, <, ID, Monum. 2erm. histor., -pist. N, ?F:. 'f. .rnst Q. 9antoroKic4, The Ding,s TAo 1odies C rinceton, :DIFG ?AF ff. 'f. *. -. -elson, The "dea of Usury @rom Tri+al 1rotherhood to Universal Otherhood C rinceton, :DADG. 'f. &ateo MMNN, ?F. 'f. &ateo MMNN, ?D.
,os rituales penitenciales y monsticos del medioevo tempranos y el correspondiente orden de la vida estaban incorporados en parte en los !onsuetudines. .n el ontificales 8omanos de los siglos MNN y MNNN, que estn basados en parte en los antiguos Ordines )omani y en parte en el llamado ontifical 8omanoH0ermano CXtonianoG de alrededor del DEO, los rituales penitenciales y las 1ordenaciones2 CbendicionesG monsticas hab"an encontrado su lugar apropiado junto a las ordenaciones clericales y otras materias. Un ordo para la 1ordenaci!n2 de un caballero aparece en los ontificales 8omanos por primera ve4 al final del siglo MNNN, propiamente, en el $ontifical de 2uillielmus 0urandus, N, ;J, =ndrieu, $ontifical )omain, NNN, AAF ff. ,a relaci!n precisa entre los ordines, utili4ados en la ordenaci!n de un caballero, y en la de monjes, de los legisladores de !rdenes monacales y de las !rdenes de caballer"a, merece ser investigado ms completamente.
el poder espiritual del papado sobre el poder terrenal, o la regla comunitaria, ya fuese monstica, feudal o pol"ticaAD. Segundo: en cuanto al extranjero o al extra#o en sentido literal, es decir, al forastero en su relaci!n con una comunidad, la .dad &edia generalmente no tuvo una disposici!n muy favorable, excepto si se trataba de alguien privilegiado por ra4ones espirituales, como en el caso de los peregrinos, o bien, por ra4ones intelectuales, como en el caso de las universidades, o bien, por ra4ones materiales, como en el caso de los comerciantes IO. L, no obstante, el hombre medieval afirmaba una y otra ve4 que el orden del mundo estar"a espiritualmente muerto si no se trascend"a a s" mismo mediante diversos modos de alienaci!n con respecto a lo que parec"a ser el orden ordinario de las cosas. ,os siguientes ejemplos ilustrarn este hecho y los problemas de la alienaci!n en su interacci!n con el cosmos ordenado de la .dad &edia. .n la Nglesia temprana, el Ordo paenitentium hab"a considerado a los penitentes como un grupo institucionali4ado, y en el Xriente incluso los hab"a subdividido seg+n stationes o grados penitenciales. ,os monjes irlandeses y angloHsajones de los siglos <N al <NNN simplificaron el elemento institucional mediante sus c/lebres aranceles penitenciales, pero tambi/n y esto es mucho ms importante revitali4aron completamente el concepto de penitencia al escoger la peregrinatio, el estar fuera de casa 6homelessness7 y el exilio, como una de sus principales prcticas penitenciales y asc/ticas, y al fomentarla en diversos centros misioneros de .uropa occidental I:. .ste desarrollo no deja de tener conexi!n con el incremento de la popularidad de las peregrinaciones a los principales lugares santos de la cristiandad. .stas peregrinaciones aunque a veces implicaban un completo desorden no solo eran una expresi!n de fervor espiritual, sino tambi/n una ocasi!n para el contacto entre grupos sociales y /tnicos distintos, y para experiencias de todo tipoI;. =l interior del orden monstico, un despla4amiento desde lo esttico hacia el viaje y el ha+itus misionero se repite en mayor escala entre el siglo MN y el MNNN, suplementando y, en parte, reempla4ando la sta+ilitas benedictina mediante diversas formas de peregrinatio asc/tica y 1apost!lica2I?. =l menos en sus rasgos generales, este +ltimo movimiento eremita ms que cenobita CmonacalG en sus or"genes y que, en parte, permaneci! as" es muy conocido para los medievalistas como para exigir una descripci!n detallada. Se despliega desde el gran eremita de los pantanos de 8vena y San 8omualdo, alrededor del a#o :OOO, pasando por los predicadores itinerantes franceses de alrededor del a#o ::OO hasta las [rdenes &endicantes del siglo MNNN. San Trancisco y los primeros hermanos de su orden comen4aron como eremitas itinerantes, y en su 3ercera 8egla el santo de =s"s todav"a consideraba a los miembros de su orden como peregrini et advenae, es decir, como peregrinos y extranjeros. .n la .dad &edia, la orden monstica a menudo se identific! con la militia !hristi o militia spiritualis. ,a militia saecularis de los caballeros, por su parte, tambi/n puede considerarse como un ordo. *asta recordar que las !rdenes de caballer"a eran semiHmonsticas, que estas se incrementaron en la /poca de las cru4adas, y que las !rdenes seculares de caballer"a del medioevo tard"o, como las de la @arretera y la del 3ois!n (orado, y los ,ibros de la Xrden de 'aballer"a, como el de 8am!n ,ull, conten"an rituales de bendici!n caballeresca o ceremonias de ordenaci!n. 8esulta muy interesante ver c!mo el feudalismo, que originalmente fue un fen!meno ms bien locali4ado y esttico, cay! en el hechi4o dinmico de la idea de peregrinatio, sin la cual los ideales caballerescos de la =lta .dad &edia dif"cilmente se habr"an desarrollado. .ste proceso ocurri! en dos etapas, y en ambas intervinieron las nociones de extra#amiento y del orden perdido o recuperado. .n primer lugar, y de modo ms evidente, la caballer"a se fundi! con el movimiento de peregrinaci!n medieval en la gran peregrinaci!n armada que buscaba reconquistar @erusal/n, el centro ideal del mundo cristiano. &e refiero, por cierto, a las 'ru4adas. .n segundo lugar, junto con la rpida disminuci!n del esp"ritu de las cru4adas, surgi! en la literatura de la segunda mitad del siglo MNN esa figura fundamental
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.n esta relaci!n, la gran controversia del siglo MNN entre monjes y can!nicos regulares a prop!sito del rango relativo y del valor de sus !rdenes respectivas es muy significativa -o puedo discutir aqu" en detalle los problemas relacionados con la posici!n legal y econ!micoHsocial de los extranjeros o extra#os en el mundo medieval, entre los cuales la de los 1 @ahrende %eute2, vagabundos de toda clase, incluyendo juglares y mimos, clerici vagantes y trovadores, saltimbanquis y bufones, era la peor de todas, al menos si no estaban bajo la protecci!n de alg+n grande. ,a doctrina legal can!nica, que establec"a por principio que los derechos individuales de los extranjeros no era menores que los de los ciudadanos, y que otorgaba a los primeros una cantidad considerable de exenciones legales tanto en su pa"s de origen como en el extranjero, solo tuvo un efecto limitado en la legislaci!n secular y en la prctica jur"dica.
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.rKin anofs$y llam! amablemente mi atenci!n hacia este aspecto de las peregrinaciones medievales. ,os !uentos de !anter+ury de 'haucer son un documento incomparable de todo este complejo abigarrado de hechos. .n cambio, como ha mostrado ,eclercq, 1&onachisme et er/grination2, AA ff, el monaquismo benedictino y cisterciense reH interiori4! la concepci!n asc/tica de la peregrinatio en el sentido de una 1peregrinatio in sta+ilitate2, es decir, de autoHexilio del mundo en el monasterio.
del caballero errante que deb"a enfrentarse a las fuer4as hostiles del mundo y encontrar su propia identidad en el transcurso incesante de la aventura. 3al ca+allero errante es, por ejemplo, el Lvain de 'hr/tien de 3royes IA, que debe viajar por lugares e/traEos y salvaFes, es decir, a trav/s del extra#o erial del mundo. *usca aventuras en las que puede reali4ar sus ha4a#as y a trav/s de las cuales puede probar que es digno de ese s"mbolo de orden precariamente balanceado que es la &esa 8edonda del 8ey =rturo. (ebe elegir el sentier tot droit, el camino recto, aunque est/ lleno de espinas, de oscuridad, y de peligro. 3riunfa en sus aventuras y cumple gloriosamente todas las exigencias de la orden de caballer"a, aunque est/ alienado con respecto al elemento ms elevado de esa orden: el amor. orque, debido al carcter excesivamente egoc/ntrico de su caballer"a errante, Lvain traiciona y pierde el amor de su hermosa mujer, y cae en esa alienaci!n que es la locuraII. .l ca+allero errante es un s"mbolo multivalente: puede ser absorbido por el mundo, puede trascenderlo, o puede ser destruido por /l. =penas resulta necesario enfati4ar que el medio caballeresco del siglo MNN tard"o y del siglo MNNN difiere de aquel anterior que pertenec"a a los !antares de gesta, debido principalmente al hecho de que su gran inspiraci!n es el amor de la hermosa dama cortesana, incluso ms que el valor, la lealtad y la fe IE. .n consecuencia, el amor a (ios y la adhesi!n a los preceptos divinos ya no son siempre las piedras de toque del orden o de la alienaci!n. 3ambi/n otros aspectos de la relaci!n del hombre con el orden divino y con sus representaciones terrestres entran en esta /poca en una etapa problemtica. ,a relaci!n ordenada entre las dos autoridades universales, el .mperador y el apado, se quiebra, mientras la motivaci!n del peregrinaje propia del movimiento de las cru4adas se desintegra IF. Uno de los s"mbolos po/ticos ms importantes del caballero errante durante la .dad &edia, la figura de 3ristn, expresa una de las reacciones posibles frente a la nueva situaci!n. ,a vida y el amor de 3ristn se desarrollan sobre el tel!n de fondo de un orden que ha perdido toda verdadera coherencia, la corte del innoble rey &ar$e. Seg+n la profundamente trgica versi!n de 0ottfried de .strasburgo, 3ristn e Nsolda se sienten justificados para hacer de su amor puramente humano el centro de todo el universo. ,a grande4a del poema de 0ottfried no consiste menos en el modo incomparable en que se muestra que la exclusividad de ese amor proviene de la irracionalidad demoniaca IJ y, en +ltima instancia, del deseo de sufrir y morir por un amor que no puede reali4arse completamente en t/rminos de ning+n orden, humano o divino. ,a perversi!n muy poco cristiana del motivo de la peregrinatio en el Trist'n de 0ottfried es significativa. *asta recordar el famoso incidente en que el honor de Nsolda es salvado por una ordal"a blasfema. Nsolda es llevada a la ordal"a por un pobre peregrino en quien nadie ms reconoce a 3ristn, y, en consecuencia, ella puede jurar que nunca ha yacido en los bra4os de hombre alguno excepto los de su marido o los del extra#o. .ntonces, ella lleva el hierro candente sin ser quemada. .n dos versos casi burlescos, 0ottfried observa que der vil tugenthafte Drist Aintschaffen alse ein ermel ist la ley de 'risto puede darse vuelta como un guante. =qu", el 3ristn de 0ottfried, un 1peregrino de amor2, por utili4ar la terminolog"a de una edad posteriorID, aparece muy alienado con respecto al orden cristiano. -o obstante, alrededor del :;OO, cuando escribi! 0ottfried, todav"a exist"an grandes posibilidades de restablecer el equilibrio entre un orden mundial cristiano y una concepci!n cristiana de la alienaci!n mundana. .ste trabajo, en que muchos grandes protagonistas de la /poca tuvieron parte, tambi/n ha encontrado un gran s"mbolo po/tico: erceval, el joven de la gaste forest soutaine>C, el bosque
IA
'f., por ejemplo, el significativo pasaje en el #vain de 'hr/tien de 3royes, ;ID ff., ed. 3. *. V. 8eid, C&anchester, :DA;G J, donde el ca+allero errante se permite solo una noche de descanso en el amigable castillo donde est al+ergado. 'f., arriba, el s"mbolo de la 1posada2.
II IE IF
'f. #vain ;FFA ff., loc. cit., FF ff. .l motivo de la locura de amor aparece frecuentemente en los romances medievales y contin+a muy vigente en el Orlando @urioso de =riosto, 'anto MMNNN, estrofas :;? ff. 'omo demuestra, por ejemplo, el famoso tratado de =ndreas 'apellanus, 0e amore. -adie fue tan consciente del potencial comien4o de la desintegraci!n como el gran m"stico de la .dad &edia, San *ernardo de 'laraval. 'f., por ejemplo, los consejos a su disc"pulo, el apa .ugenio NNN, a prop!sito de los peligros de la burocrati4aci!n legal de la 'uria 8omana y de la autoHalienaci!n del propio papado con respecto a su oficio espiritual, en 0e consideratione, N, I, &igne, $%, ',MMMNN, especialmente, F?I: 1-unquid tu alienusS2 Ccf. roverbios <, :FG. 1'ui non alienus, si tibi esS (enique qui sibi nequam, cui bonusS Ccf. .clesiast/s MN<, IG. 1&emento proinde, non dico Semper, non dico saepe, sed vel interdum, reddere te ipsum tibi2.
IJ
.l elemento irracional est aislado, por decirlo as", en el poema conocido como %a locura de Trist'n, que sobrevive en un manuscrito de *erna y en un manuscrito de Xxford, donde 3ristn aparece en la corte de &ar$e con el aspecto y la ropa de un buf!n, y desempe#a tan bien este papel que durante mucho tiempo incluso Nsolda reh+sa aceptar su verdadera identidad.
ID
(ebo a .rKin anofs$y este ejemplo de 'arlos de Xrl/ans C:?DAH:AEIG: 1\= qui/n vend/is vuestras venerasS ] \.ntre vosotros mismos, amantes peregrinosS C)ondeau, ,MM<NN, ed. . 'hampion, !harles d,OrlGans $oGsies, NN C aris, :D;AG, ???G. 'f. tambi/n )omeo y Julieta de Sha$pespeare.
EO
'f. 'hr/tien de 3royes, %e )oman de $erceval, FI, ed. V. 8oach, %e )oman de $erceval ou le !onte du 2raal C0en^ve, aris, :DIDG, p. ?.
salvaje y solitario, erceval, quien busca y encuentra el Santo 0rial. ,os romances del 0rial ya no se centran en el esplendor algo deste#ido de la &eda 8edonda art+rica, sino en el castillo en medio del erial, donde los misterios del 0rial son celebrados y protegidos por una inmaculada orden de caballer"a. -o obstante, incluso el esplendor perfecto del 0rial y de su comunidad estn temporalmente en suspenso, debido a la falta de fe del 8ey 0rial, que ha convertido al pa"s 0rial en una 13ierra *ald"a2E:, s"mbolo de la vida corrupta. 3ambi/n erceval estuvo largo tiempo perdido en los bosques fantsticos de combates aventureros y de amores, y prisionero en el laberinto de la etiqueta cortesana. .n el poema de Volfram von .schenbach, $erceval, que en ms de un sentido es la versi!n ms perfecta del relato, el h/roe cae en la alienaci!n con respecto a (ios por culpa de la ?AHvel, de la duda acerca de la justicia del orden divino una duda que aparece como latente en /l, y que aparece de modo ms patente en sus infortunios posteriores, y que se resuelve en dos etapas: primero, por el fen!meno fortuito de las tres gotas de sangre sobre la nieve, que evoca la imagen de la belle4a y del amor de su mujer, y, en segundo lugar sobre todo, por el encuentro con el eremita 3revri4ent, cuya conversi!n desde la b+squeda caballeresca de aventuras hacia la b+squeda de otro mundo centrado en (ios es el ejemplo que indirectamente hace que erceval subordine todos sus esfuer4os y todo su amor a la maravilla divina del Santo 0rial. .ntonces, erceval est listo para redimirse y tambi/n para restaurar el orden correcto del mundo, simboli4ado por el 0rial. Ul mismo y su mujer son coronados como los nuevos reyes del 0rial. Volfram von .schenbach puede terminar su $erceval con una nota esperan4ada: Ul, cuya vida demuestra as" que (ios no est ajeno del alma por culpa del cuerpo, y quien, no obstante, puede conservar la buena voluntad del mundo con dignidad, /l ha reali4ado una obra +tilE;. &edio siglo despu/s de Volfram, Santo 3oms de =quino expres! en t/rminos ms abstractos la idea de un orden que incluye todo lo bueno de la naturale4a humana, cuando dijo: 1,a 0racia presupone a la naturale4a, y la perfecci!n presupone lo perfectible2 E?. .sta fue una nueva formulaci!n de esperan4a por el Homo Viator, el viajero en esta tierra. 'onsiderando el uso amplio del concepto de viator por parte de 3oms de =quino y por parte de otros escritores medievales tard"os, no deja de tener inter/s preguntar si acaso en esa /poca la ideolog"a del viator difiere en alg+n modo importante con respecto a aquella propia de la tradici!n agustiniana y del medioevo temprano. L, de hecho, hay una diferencia, aunque solo sea sutil. .ste es un campo amplio, y solo quisiera comentar un hecho destacado: en diversas ocasiones 3oms de =quino afirma que el propio 'risto durante su vida terrenal, aunque siempre un completo comprehensor de (ios, Su adre, era un viator, porque, como todos los viajeros humanos, estaba encarnado en un cuerpo EA. (e modo similar, 0uillaume de (eguilville, quien alrededor de la mitad del siglo MN< escribi! un extenso poema religioso en dos partes acerca de la peregrinaci!n espiritual del hombre, tanto en este mundo como en el otro, lo corona con una igualmente extensa tercera parte en la que todo el actuar redentor del propio 'risto es descrito en t/rminos de peregrinaci!n, %e $elerinage Jhesucrist. -o hay nada parecido en San =gust"n o, hasta donde s/, en la literatura patr"stica en general. 'uando =gust"n admit"a que 'risto compart"a nuestra peregrinatio, inmediatamente a#ad"a que, dado que Ul lo hab"a creado todo, entonces, en ninguna parte pod"a ser realmente un peregrino>;. -o necesito enfati4ar el hecho de que con 3oms de =quino la condici!n corporal del Homo Viator, que es la misma que la de 'risto encarnado, se reivindicaba de un modo importante, aunque siempre fuese algo que hab"a de ser trascendido. ,o mismo ocurre con (ante, pues no era solo la esencia espiritual de una *eatri4 glorificada, sino tambi/n la percepci!n particular de su belle4a corp!rea terrenal, la que lo salv! de la selva oscura>>, ese antiguo s"mbolo de la alienaci!n, donde, en el medio del camino de nuestra vida>I, hab"a pedido la senda correcta, la diritta via>J, ese antiguo s"mbolo de orden. Sin embargo, la nueva reconciliaci!n entre la alienaci!n y el orden, un gran logro del siglo de
E: E; E? EA EI
ara el motivo de la 13ierra *ald"a2 en las leyendas del 0rial, cf. 8. S. ,oomis, The Origin of the 2rail %egends, in ,oomis, Arturian %iterature, pp. ;FJ ff. Volfram con .schenbach, $ar?ival M<N, :D ff., ?JJ. Summa Theologica N q. ; a. ; ad :. Summa Theologica, N q. ::? a. A ad :, y NNN q. :I a. :Oc.
=gust"n, -narratio in $salmum, 'M,<, :, !orpus !hristianorum, Series %atina, M,, ;:OI. 0regorio &agno no llama a 'risto viator, sino via, de acuerdo a @uan MN<, E C Moralia, MMNM, ;:, AOG. .l viator no es 'risto, sino, como en =gust"n, el hombre postH adnico.
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Volfram, 3oms de =quino, y (ante, no estaba destinada a penetrar duraderamente en la sociedad cristiana de la .dad &edia tard"a. 8esulta muy significativo que (ante ya no adhiriera a la tradici!n que consideraba a Ulises, ese gran s"mbolo del Homo Viator, como un tipo del peregrinus cristiano en el camino a su hogar celestial. .l Ulises de (ante nunca regresa al orden restaurado en su patria, porque debido a su inconmensurable curiosidad prosigue su curso errante a trav/s de los mares hasta que choca contra la &onta#a del urgatorio, que por lo dems no era para /lED. -o cono4co otro modo mejor para ejemplificar la alteraci!n tardoHmedieval de la relaci!n entre orden y alienaci!n que comentar brevemente la figura de ese enigmtico cl/rigo de av"a y de =vi#!n, Xpicinus de 'anistris, que una generaci!n despu/s de (ante expres! sus pensamientos acerca del mundo y de s" mismo en extra#os dibujos que se conservan en la *iblioteca <aticana y que han sido divulgados principalmente por 8ichard SalomonFO. .sos dibujos junto con las inscripciones que los acompa#an resultan realmente pat/ticos a la vista, y no solo porque Xpicinus probablemente fuese un individuo patol!gico. Xpicinus intent! utili4ar esquemas y s"mbolos del orden pol"tico tanto antiguos como contemporneos para elucidar sus problemas existenciales individuales, que en parte eran muy prcticos problemas con su ciudad natal av"a, y ambiciones insatisfechas en la =vi#!n papal y en parte psicol!gicos defectos morales reales o imaginarios y un sentimiento de culpa generali4ado. Sus dibujos, que correctamente han sido llamados confesiones, son pat/ticos porque Xpicinus no tuvo /xito en modo alguno en su prop!sito de reconciliar su propia personalidad con (ios y con el mundo. La no se aprecia la s"ntesis luminosamente equilibrada de los !rdenes macro y microc!smicos que se puede encontrar, por ejemplo, en los escritos visionarios de una Qildegard of *ingen C_ ::FDG y en las bellas miniaturas que los ilustran. Xpicinus todav"a utili4a los antiguos recursos de la imaginaci!n cosmol!gica c"rculos conc/ntricos, elipses, cuadrados, rectngulos, y un vasto repertorio de iconograf"a cristiana y astrol!gicaHmitol!gica. ero no solo todo el sistema de correlaciones micro y macroc!smicas se ha complicado ca!ticamente, repetido obsesivamente, y elaborado confusamente, sino que tambi/n parece cumplir con dos prop!sitos que, por decirlo as", estn en cortoHcircuito: por una parte, glorificar la perspectiva r"gida y sobreHorgani4ada del poder espiritual del papado de =vi#!n, del cual Xpicinus era un empleado, y, por otra parte, desahogar su propia consciencia proyectando su sentimiento de culpa sobre el mundo. Salomon ha mostrado c!mo, para cumplir con este +ltimo prop!sito, Xpicinus utili4! la invenci!n en ese entonces reciente de los llamados mapas portulanos, que proporcionaron una imagen mucho ms realista de la geograf"a del rea del &editerrneo y de la costa atlntica desde Nrlanda hasta el norte de `frica. .stos mapas conforman el fondo de casi todos los dibujos de Xpicinus, aunque este nunca los utili4a por ra4ones puramente geogrficas. ara /l son s"mbolos del mundo y, en consecuencia, del pecado. Xpicinus morali4a e incluso demoni4a la geograf"a, porque a menudo transforma los contornos de los continentes y de los mares en figuras demoniacas, e incluso incorpora mapas demoniacos en su propio retrato, ubicndolos en un medall!n sobre su pecho. (e este modo quiere indicar qu/ ocurre en /l, simboli4a el estado ms "ntimo de su esp"rituF:, el cual percibe como tan pecaminoso como el mundo y tan monstruoso como la geograf"a demoni4ada. Un amigo m"o, psicoanalista e historiador del arte, .rnst 9ris, ha sugerido que la disyunci!n entre contenido y expresi!n en los dibujos de Xpicinus, as" como muchos otros s"ntomas particulares, revelan una alienaci!n psic!tica, ms exactamente, una esqui4ofrenia. &uy probablemente tiene ra4!n. -o obstante, nos enfrentamos aqu" con factores que van ms all de la patolog"a personal y que tambi/n son s"ntomas de una situaci!n hist!rica F;. =lrededor de :??O, cuando vivi! Xpicinus, o mejor, cuando languideci!, la .dad &edia ya hab"a
EJ
"+id., N, ?. 'f. tambi/n de (ante !onvivio N<, :;, donde la vida humana es considerada como el viaje de un peregrino que, si es un buen viajero C+uono camminatoreG sobre el camino recto Cottima e diritissima viaG, finalmente, llegar a su lugar de descando en la ciudad y en la posada Cposa, al+ergo, cittadeG.
ED FO F: F;
ara los dibujos en el 'od. al. lat. :DD?, cf. 8. Salomon, Opicinus de !anistris 9elt+ild und 1e5enntnisse eines avignonesischen Dleri5ers des 6B. Jahrhunderts .Studies of the 9ar+urg "nstitute , N = 6text7 and N * 6plates7, ,ondon, :D?EG. 'f. la inscripci!n en el medall!n: )evelatio cogitationum mearum5, y la del lado derecho del retrato: Talis sum ego interiusK % Salomon, Opicinus, plancha MMNM y texto vol., ;ED. 'ualquier intento de reali4ar un estudio completo acerca de la alienaci!n patol!gica en la .dad &edia y de la actitud medieval hacia ella exceder"a el alcance de este texto y la competencia del autor. =l menos a partir del siglo MNN tard"o y del siglo MNNN, especialmente bajo el impacto de las entonces recientemente absorbida tradici!n grecoHarbica, existi! en Xccidente una consciencia intermitente acerca de la relaci!n problemtica entre la enfermedad f"sica y la enfermedad ps"quica, por una parte, y las infracciones a las normas sociales y espirituales, por otra, incluyendo la creencia en las influencias sobrenaturales que en el caso de la alienaci!n patol!gica se consideraba principalmente demoniaca, aunque a veces como instrumento divino que guiaba al hombre hacia las formas ms elevadas de vida espiritual. 3odo este complejo ha sido estudiado en el caso del temperamento 1melanc!lico2% cf. 8. 9libans$y, .. anofs$y, y T. Saxl, Saturn and Melancholy Studies in the History of Latural $hilosophy, )eligion, and Art C,ondon, :DEAG. edro de .spa#a Cen verdad, de ,isboaG, uno de los hombres ms cultos del siglo MNNN Cque se convirti! en el apa @uan MMN en :;FEG, consider! la enfermedad mental como una desviaci!n psicoHsomtica con respecto al orden c!smico fundado por (ios.
sido afectada por los primeros espasmos de esa terrible alienaci!n en masa que se expres! en los fen!menos interrelacionados del culto a la brujer"a y de la ca4a de brujas, que consistieron en la proyecci!n externa en una escala gigantesca de problemas internos. .l cosmos ordenado que se extendi! desde =gust"n hasta (ante poco hab"a sabido de esto. ,a posesi!n demoniaca, ciertamente, tambi/n hab"a provocado pavor entonces en cuanto suprema alienaci!n con respecto a (ios, pero hab"a sido considerada como algo interno y espiritual. ,os ritos eclesisticos sagrados del exorcismo hab"an sido utili4ados en contra suyo, y, al parecer, con gran /xito. Se cre"a que los demonios eran muy reales, pero que eran muy distintos a los hombres. ,as antiguas creencias mgicas acerca de brujas humanas y, especialmente, acerca de los vuelos a/reos por parte de mujeres que se hab"an transformado en brujas, hab"an sido combatidas por parte de la Nglesia junto con la hechicer"a, la cual, en general, era considerada como una realidad inspirada por el demonio. 'reer que seres humanos pudiesen convertirse en cuasiHdemonios con la ayuda de diablos o de otros demonios habr"a sido considerado como el resultado de una alucinaci!n, y si se lo continuaba manteniendo obstinadamente, habr"a sido considerado una herej"a. Sin embargo, en una fecha tan temprana como la mitad del siglo MNNN, la aparici!n de nuevas herej"as dualistas, que hab"an comen4ado a penetrar Xccidente unos cien a#os antes F?, parece haber hecho surgir la creencia en la posibilidad de una demoni4aci!n de los seres humanos. = partir del siglo MN<, la creencia en brujas humanas triunf!, y, lo cual es fundamental, triunf! no solo en la mente de los ca4adores de brujas, sino tambi/n en la de las v"ctimas. =ctualmente se admite que las brujas existieron en cuanto ellas mismas estaban convencidas de que lo eran y de que, por lo tanto, actuaban como tales. \'!mo y por qu/ ocurri! este gran cambioS -o hay duda de que tiene que ver con la gran revitali4aci!n del +ios natural que se produjo en los siglos MNN y MNNN, y, especialmente, con un incremento repentino de la vitalidad er!tica FA, contra la cual lucharon 0ottfried de .strasburgo, Volfram von .schenbach, el autor de la segunda parte del )oman de la )ose, (ante, y otros, cada uno a su manera, y que, no obstante, no consiguieron dominar. 'ontra los peligros irracionales y antin!micos que acompa#aron el surgimiento de una nueva consciencia del amor y de la sexualidad, la Nglesia continuaba ofreciendo el ant"doto del extra#amiento asc/tico y m"stico con respecto al mundo o, al menos, la autoHdenegaci!n en pos de un orden superior. .l problema era que muchos comen4aron a recha4ar tal ant"doto, y que otros prefirieron el dualismo radical de los herejes, con sus extremos de perfecci!n e irresponsabilidad. Una ve4 que el desorden interno de la persona humana se convirti! en un fen!meno com+n, en un impulso obsesivo de afirmaci!n externa mediante actos de rebeli!n y de infracci!n a la norma, entonces, la existencia y el poder de las fuer4as del desorden se hicieron irresistibles para muchos. -o resulta sorprendente que Xpicinus, un creyente agobiado por la culpa, afirmase que se sent"a tentado por impulsos irresistibles a re"rse a carcajadas durante la &isa, o a leer literatura tardoHmedieval sobre brujer"a que afirmaba que las brujas iniciaban su carrera con la profanaci!n de la hostia consagrada, o con otros actos blasfemos u obscenos FI. (el mismo modo, no resulta sorprendente que el exorcismo fuese mucho menos efectivo contra las brujas en comparaci!n a c!mo hab"a sido antes contra las antiguas formas de posesi!n, porque, al menos subconscientemente, no exist"a el deseo de ser exorci4ado contra los demonios, sino ms bien un deseo de identificaci!n con el mundo demoniaco. .n este sentido, entonces, los ca4adores de brujas no estaban del todo equivocados cuando afirmaban que se estaban enfrentando a una situaci!n nueva contra la cual las antiguas actitudes de la Nglesia ya no pod"an aplicarse. (e lo que no se daban cuenta y, tal ve4, no quer"an darse cuenta, era que al reconocer la realidad de las alucinaciones y de las obsesiones de sus v"ctimas estaban incurriendo en el mismo desorden o enfermedad que estas +ltimas. Nncluso si Xpicinus de 'anistris pudo haber sido un caso patol!gico, ten"a mucho ms que una simple idea vaga acerca de la verdadera naturale4a de este tipo de alienaci!n. .n no pocas de las inscripciones que acompa#an a sus dibujos se culpa por su propensi!n hacia el iudicium alienum, es decir, por su tendencia a ju4gar a los otros en lugar de ju4garse a s" mismo. -o pod"a saber del todo que aquello que llamaba iudicium alienum transformar"a el desorden interno, ya sea moral o patol!gico, en una persecuci!n en masa. L, sin embargo, no puede dudarse de que la ca4a de brujas era un gigantesco iudicium alienum, una condena contra individuos alienados por parte de otros individuos alienados FE, quienes, aunque
F? FA FI FE
'f. .. 8. 'urtius, -uropean %iterature and the %atin Middle Ages C1ollingen Series MMM<N, -eK Lor$, :DI?G, pp :OJ ff., especialmente p. ::?, sobre *ernardus Silvestris y sobre el 8enacimiento del siglo MNN. 'f., por ejemplo, la famosa e infame obra de Q. 9ramer CNnstitorisG, X. ., y @. Sprenger, X. ., Malleus Maleficarum Cimpresa por primera ve4 en :AJFG NN, :, :, trad. &. Summers C*ungay, Sufflol$, :D;JG DE. .sto fue reconocido y vigorosamente establecido por uno de los ms tempranos y ms humanamente cristianos oponentes a la man"a por las brujas, el gran doctor holand/s @ohannes Veyer CVierusG, especialmente en su obra 0e praestigiis daemonum et incantationi+us ac veneficiis C*asileae, :IE?G, ver en particular el ,ibro NNN, 0e lamiis, y tambi/n los ,ibros N<H<N, donde el carcter
pretend"an reivindicar el amor de (ios por sobre el demonio, olvidaban completamente que se supon"a que amasen a su pr!jimo como a ellos mismos FF, y que no viesen la paja en el ojo ajeno mientras tuviesen una viga en el propioFJ. 'reo que la cristiandad occidental en este punto de la historia era prisionera de un nuevo tipo de alienaci!n que no hab"a existido, o que al menos no hab"a existido en el mismo grado, ni en la =ntig>edad cristiana ni en la .dad &edia temprana. .stos periodos, como hemos visto, hab"an concebido la alienaci!n en dos sentidos: como extra#amiento con respecto a (ios o como extra#amiento con respecto al mundo en beneficio de (ios. Sin importar lo que pensemos acerca de estas perspectivas medievales, probablemente todos estaremos de acuerdo en que la terrible inhumanidad de la man"a por las brujas del medioevo tard"o y de la modernidad temprana, estrechamente conectada con la revitali4aci!n de las herej"as dualistas y de la persecuci!n y la tortura de los herejes, constituy! un tipo de alienaci!n distinto. or primera ve4 en la historia cristiana se desataron con toda su fuer4a las vastas potencialidades de la alienaci!n del hombre con respecto al hombre que desde entonces conocemos tan bien. L debe destacarse que esta alienaci!n no se limitaba al mbito de las brujas, de los herejes y de sus perseguidores. rueba de ello son, por ejemplo, los relatos del sofisticado actuar asesino de un 0illes de 8ais, alguna ve4 compa#ero de armas de San @uana de =rco, &ariscal de Trancia, cuya inhumanidad tiene pocos paralelos en la historia de la crueldad. .ste hombre se ha convertido en un alienado con respecto a s" mismo, con respecto a su propia humanidad, y por esta ra4!n tambi/n con respecto a los otros hombres, este hombre representa el gran y constante lamento del esp"ritu occidental en los tiempos modernos, a veces con a menudo sin un ingrediente de la tradici!n cristianaFD. \(ebemos cerrar aqu" este comentario, como si la .dad &edia no solo hubiese ocasionado su propia ca"da, sino tambi/n como si hubiese dejado al mundo moderno una herencia de autoHdestrucci!nS 'reo que no. ,a concepci!n medieval del Homo Viator, del viajero en un mundo extra#o, que tambi/n es un peregrino rumbo al orden divino, nunca se ha perdido completamente. or una parte, el principio de inalienabilidad del orden sagrado, en sus aspectos pol"ticos y eclesisticos, pod"a llevar a la renovaci!n y a la aparici!n de libertades sagradas as" como a la perpetuaci!n de la autoridad sagrada tal como efectivamente ocurri!, por ejemplo, en el desarrollo del gobierno representativo. or otra parte, la ideolog"a del extra#amiento recobr! algo de su intensidad cuando en el medioevo tard"o y en la /poca moderna se hi4o incluso ms claro cun escaso orden pod"a esperar encontrar el Homo Viator en el mundo terrenal. -uevos matices de resignaci!n realista y tambi/n de esperan4a inclaudicable aparecieron en el imaginario de la peregrinaci!n que continuaron siendo parte importante de la gran tradici!n de la .dad &edia y de su continuaci!n en la /poca moderna desde ,angland, 'haucer y .l *osco, hasta el $ilgrim,s $rogress de *unyan, el $eregrino ruso de mediados del siglo MNM, el $Glerin de %,A+solu de ,eon *loy, y A Light,s %odging de 0or$i, e incluso ms all. L no debiese olvidarse que el 'oncilio <aticano Segundo afirm! en contra del triunfalismo eclesistico que la condici!n de la Nglesia y de la humanidad es semejante a la de un peregrino JO. &s original, tal ve4, que cualquier otra contribuci!n de la .dad &edia tard"a y del 8enacimiento a la antigua dial/ctica entre alienaci!n y orden fue la gran reinterpretaci!n de la locura, con toda su ambivalencia, que consisti! en la integraci!n del sabio loco en el nuevo humanismo cristiano. Se ha dicho, con algo de simplificaci!n, que el loco fue el personaje que rein! durante el 8enacimiento J:, tal como el peregrino y el viajero hab"an reinado en la .dad &edia.
alucinatorio del fen!meno y de su persecuci!n jur"dica es anali4ado con gran detalle.
FF FJ FD
&uchos grandes nombres de los siglos MNM y MM, desde Qegel C @enomenolog=a del esp=ritu G, 9ier$egaard y *audelaire C1.l extranjero2, hasta &arx, (ostoievs$y C Memorias del su+sueloG, -iet4sche, Treud, y ms all, podr"an mencionarse aqu". Seg+n Qegel, la cultura C11ildung2G y la fe C12lau+en2G constituyen por s" mismas una alienaci!n del esp"ritu, superada primero por la facticidad de los hechos utilitaria de la Nlustraci!n, que sin embargo conduce a la libertad absoluta del 3error C1 Schrec5en2 el terror de la 8evoluci!n TrancesaG, y solo entonces afortunadamente puede volver a sus formas ms altas de la moralidad y la religi!n. .l intento de este regreso fue uno de los dos principales aspectos del 8omanticismo y de sus peregrinaciones a los nuevos ara"sos artificiales, el otro fue un sentido incluso ms agudo del efectivo extra#amiento con respecto a (ios, con respecto al mundo, y con respecto al hombre. .l problema continu! en *audelaire, 8imbaud C !artas del videnteG, 'amus C!al=gulaG y 0abriel &arcel: 13al ve4 un orden estable solo puede establecerse sobre la tierra si el hombre siempre tuviera una consciencia aguda de su condici!n de viajero5 3odo ocurre como si este universo en ruinas girara sin descanso sobre quienquiera que afirme que podr"a establecerse en /l erigiendo una estancia permanente para s" mismo52 C Homo Viator, trad. .mma 'raufud 6'hicago, :DI:7 pp. :I? ff.G. ara la reinterpretaci!n y la transformaci!n marxista del concepto hegeliano de alienaci!n, cf., por ejemplo, 9. ,WKith, 1&anas SelfH=lienation in the .arly Vritings of &arx2, Social )esearch, MMN C:DIAG, ;OA ff.
JO J:
'f. !onstitutio dogmatica de -cclesia, c. F, Acta Apostolicae Sedis, ,<NN C.nero ?O, :DEIG. 'f. V. 9aiser, $raisers of @olly -rasmus, )a+elais, Sha5espeare C'ambridge, &ass., :DE?G, p. ?.
(esde tiempos muy antiguos, la alienaci!n ha sido descrita en t/rminos de sus funciones apotropaicas, e incluso divinas, debido a que se la ha relacionado con rasgos tales como la anormalidad f"sica y mental, la locura, lo bufonesco y los disfraces, la exaltaci!n del carcter l+dico o po/tico. ,a tradici!n cristiana medieval no solo conoci! el desaf"o del loco que dice: 1-o existe (ios2 J;, y las existencias semiHsospechosas del mimus, el ioculator, el clericus vagans, y los trovadores, sino tambi/n las del loco en 'ristoJ?, el =cr!bata de -otre (ame, un banquete de locos, y una 1orden de los locos2, cuyo patr!n &arcolf hab"a sido autori4ado para desafiar y ridiculi4ar incluso la sabidur"a de Salom!n JA. -o hay que olvidar que en la .dad &edia tard"a y en el 8enacimiento la locura patol!gica a menudo fue tratada con una incomprensi!n inhumana aunque tal ve4 no en el grado permitido durante el racionalismo de los siglos M<NN y M<NNN JI. Sigue siendo cierto que la /poca entre 'haucer y 'ervantes fue capa4 de considerar con amplitud la locura humana desde la simple tonter"a hasta la locura viciosa o noble en t/rminos de locura curativa no carente de lgrimas purificadoras. .sta /poca tuvo un espejo donde mirarse en el -logio a la %ocura de .rasmoJE y en la instituci!n cortesana del buf!n y el idiota, quienes eran libres de decir la verdad. ,a excentricidad se convirti! en santidad con San Tilippo -eri, y Sha$espeare elev! el topos al ms alto nivel humano. .l 8ey ,ear, gran s"mbolo de un orden desintegrado de majestad sagrada, act+a neciamente en contra de las ocurrencias de los necios, pero finalmente su propia locura se aproxima a la mayor sabidur"a, aunque solo sea mediante el sufrimiento y la muerte. =penas puede ser coincidencia que ,ear exclame angustiado sobre el cuerpo de 'ordelia: 1y mi pobre buf!n est colgado2JF. 1*uf!n2, aunque entonces no era una expresi!n inusual de cari#o, probablemente significa aqu" mucho ms que eso. 'ordelia, quien fue necia en t/rminos del orden corrupto del mundo, nos recuerda que en la perfecta bondad de un ser humano, el orden con respecto a s" mismo y la alienaci!n con respecto a s" mismo son lo mismo. Sin duda, existen aquellos que quisieran deshacerse de esta s"ntesis medieval caracter"stica entre orden y alienaci!n, que hemos revisado. erm"tanme concluir, entonces, con las prudentes palabras del buf!n profesional de ,ear, cuando el rey loco estaba a punto de deshacerse de todas sus ropas en medio de una peligrosa tormenta: 3e lo ruego, abuelo, clmate. ,a noche est infame para nadar JJ. Universidad de 'alifornia en ,os `ngeles.
J; J? JA
Salmo MNNN CMN<G :: 1(ixit insipiens in corde suo: -on est (eus2. N 'orintios N<, :O.
.l concepto tardoHmedieval de una orden de locos se remonta sin duda al del ordo vagorum que aparece en los poemas de los goliardos del siglo MNN. -unca existieron estas !rdenes en forma organi4ada, aunque existe un nexo entre la terminolog"a y la realidad de la ordo vagorum y los antiguos gyrovagi. ,a glorificaci!n de la vida de la taberna en el habla burlesca de los poetas goliardos y sus sucesores constituye en alg+n sentido una metamorfosis ir!nica del improvisado sta+ulum de la vida terrenal seg+n las tradiciones gn!stica y agustiniana, las cuales, a su ve4, continuaron y se pueden encontrar tan tard"amente como en el $alamon and Arcite de (ryden.
JI
'f. el brillante, aunque no muy acad/mico, ensayo de &ichel Toucault, Historia de la locura en la Gpoca cl'sica C ar"s, :DE:G, especialmente, el cap"tulo :: 1Stultifera navis2, donde el autor trata en otras cosas los diversos m/todos a trav/s de cuales la sociedad tardoHmedieval intent! deshacerse de los 1locos2, por ejemplo, expulsarlos en un barco. -o se puede saber hasta qu/ punto estas acciones ten"an un significado simb!lico. .l propio barco y sus pasajeros pueden simboli4ar el bien o el mal Cel primero cuando simboli4a el =rca de -o/, la Nglesia o el madero de la 'ru4% ver tambi/n arriba, UlisesG. .n las festividades holandesas tardoHmedievales de 'uaresma, la nave de los locos desempe#aba un considerable papel. ,os or"genes de estas costumbres ciertamente rituales y morales. 3odas estas formas constituyen el trasfondo de una de las pinturas ms c/lebres de .l *osco, 1,a nave de los locos2, y de 1,a nave de los locos2 de Sebastian *rant.
JE
ara el Moriae -ncomium C:I:;G de .rasmo y su diferencia con su precursor, el Larrenschiff C:ADAG de Sebastian *rant, donde la locura todav"a es criticada ms que permit"rsele hablar por ella misma, cf. .. anofs$y, 18enaissance and 8enascences2, Denyon )evieA, <N C:DAAG, ;?A f.
JF JJ