QFD
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RESUMEN
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I. INTRODUCCIÓN
El despliegue de la función de calidad (o QFD, por las siglas inglesas de Quality Function
Deployment) es un método de diseño de productos y servicios que recoge la voz del cliente
y la traduce, en pasos sucesivos, a características de diseño y operación que satisfacen las
demandas y expectativas del mercado. Nacido como herramienta de diseño de nuevos
productos, el QFD se convirtió en un elemento integrador de las distintas áreas de la firma,
como marketing, ingeniería y operaciones, y de distintas actividades, como la gestión de la
calidad. En efecto, a riesgo de sobresimplificar la descripción de los procesos industriales,
podemos decir que marketing escucha la voz del cliente, ingeniería la incorpora en el
diseño de productos y servicios y, finalmente, operaciones los produce de modo rentable y
competitivo. La gestión de la calidad, originariamente establecida en la función de
operaciones, abarca hoy a la empresa en su conjunto, que se preocupa como un todo por los
clientes, la mejora continua y el trabajo en equipo. El QFD contribuye a integrar estas áreas
y actividades, descubriendo las necesidades de los clientes, orientando la integración de
equipos de diseño y fabricación de productos, y, en un proceso de mejora continua,
respondiendo a los requerimientos del mercado con costos decrecientes, menores plazos
para el lanzamiento de nuevos productos y otros criterios competitivos.
El resto de este documento de trabajo está organizado del siguiente modo. En la sección II
reseñamos la evolución del QFD y sus aplicaciones. En la sección III presentamos el
concepto de la matriz de la calidad y sus beneficios; la matriz de la calidad es el núcleo del
QFD, y la ilustramos con un ejemplo original de la industria farmacéutica en la sección IV;
en la sección V detallamos los pasos de su confección. En la sección VI profundizamos la
comprensión del concepto del QFD en dos sentidos: por una parte, siguiendo a los autores
pioneros, distinguimos entre "despliegue de la calidad" (o QD, por las siglas inglesa) y
QFD y, a continuación, desplegamos la matriz de la calidad a través de tres matrices
adicionales: la matriz de producto-proceso, la matriz de proceso-subproceso y la matriz de
subproceso-función; explicamos brevemente, además, el proceso general que seguimos en
la construcción de estas matrices. En la sección VII, damos recomendaciones para el uso
del QFD. A los fines de poner el tema en perspectiva, en la sección VIII ofrecemos
ejemplos de aplicación en las industrias de bienes y de servicios y presentamos nuevas
aplicaciones de los campos estratégico y organizacional, así como recientes enfoques al
QFD desde la teoría de los conjuntos fuzzy. La sección IX es un resumen con conclusiones.
2
"En el momento en que se determina la calidad del diseño, deberían existir los
puntos críticos de aseguramiento de la calidad necesarios para asegurar
ciertas cualidades. Me pregunté entonces por qué no podíamos destacar estos
puntos críticos en la gráfica de control de calidad del proceso como puntos
predeterminados de control o puntos de verificación para la actividad de
manufactura, antes de comenzar con la producción." ii
La idea del QFD fue madurando en aplicaciones de diverso tipo, pero el método no lograba
consolidar el concepto de calidad del diseño. Sin embargo, hacia 1972, en el Astillero de
Kobe de Mitsubishi Heavy Industries, con Shigeru Mizuno y Yasushi Furukawa trabajando
como consultores externos, se desarrolló la matriz de la calidad, que sistematizaba la
relación entre las necesidades de los clientes y las características de calidad incorporadas
en los productos; la matriz de la calidad constituye hoy el núcleo del QFD. En 1975, la
Sociedad Japonesa de Control de Calidad (JSQC) estableció un comité de estudio del QFD
para formular su metodología, y en 1987, luego de 13 años de esfuerzo, publicó un estudio
sobre las aplicaciones del QFD en 80 empresas japonesas, donde se lo utilizaba para
objetivos como los siguientes:
Al cabo de unos diez años desde su origen, el concepto del QFD se consolidó y fue
adoptado por grupos industriales como Toyota; por ser una herramienta de aplicación
general, pronto se vio su utilidad en empresas de electrónica, artefactos para el hogar,
caucho sintético y en el sector de los servicios; se expandió a los EE.UU., donde fue
incorporado por Digital Equipment Corporation, Ford Motor Company, Hewlett-Packard y
otras empresas. Su versatilidad permite no sólo usarlo en el diseño de productos y servicios,
sino también en el diseño y la mejora de procesos como la planificación empresarial.
Existen aplicaciones del QFD en numerosos países de Europa y también en la Argentina,
Australia, Brasil, Corea, China, y otras naciones.
El QFD evolucionó al unísono con una idea del marketing: el diseño debe reflejar los
gustos y deseos de los clientes más que el potencial tecnológico o las preferencias de los
ingenieros de diseño. Esta concepción, que Shiba et al. (1992) presentan como la dualidad
product-out–market-in, pone en el centro de la escena al cliente y obliga a las empresas a
mejorar la comunicación y la planificación entre áreas funcionales como marketing e
3
ingeniería; estas áreas suelen trabajar en compartimientos estancos, en donde se concentran
los temas y expectativas de trabajo propios de cada una y por ende suelen perder el objetivo
principal de su trabajo: el cliente.
El concepto del QFD evolucionó también en paralelo con el desarrollo de los equipos
interfuncionales. Daba a estos una herramienta para integrar en mejores productos la
riqueza informativa que surgía de la conjunción de la tecnología informática con las
modernas técnicas estadísticas aplicadas a las encuestas de marketing. El trabajo
interfuncional brindaría réditos financieros. Hauser y Clausing (1988) muestran una
reducción del 60% en los costos de pre-producción en una empresa automotriz,
comparando datos anteriores y posteriores al uso del QFD. Asimismo, la metodología
contribuyó a consolidar más prontamente el proceso de diseño; estos mismos autores
realizan una comparación entre el número de cambios de diseño en una automotriz
japonesa que utiliza el QFD con el número correspondiente a una empresa norteamericana
semejante que no lo utiliza: el diseño japonés concentra el 90% de los cambios entre 24 y
14 meses antes de la fabricación del primer vehículo y casi no hay cambios luego de éste; el
diseño norteamericano, por su parte, experimenta numerosos cambios incluso tres meses
después de poner en marcha la línea de producción. Hauser y Clausing atribuyen al QFD la
superioridad de la situación japonesa.
En el Reino Unido, según una investigación recienteiii, los beneficios de uso del QFD
estarían vinculados con el desarrollo de nuevos productos y se manifestarían en menores
costos, tiempos y número de defectos. Sin embargo, de los 19 casos de usuarios del QFD
estudiados, se desprende que los mayores beneficios no se dieron en este terreno sino en
asuntos subjetivos como el compromiso de los empleados, la habilidad para trabajar en
grupos y la mejora en la comunicación interna y con los clientesiv.
El núcleo del QFD es un mapa conceptual que relaciona los requerimientos de los clientes
(que abreviamos RC) con las características técnicas (CT) necesarias para satisfacerlos.
Estas relaciones se presentan en forma de una tabla elaborada llamada "matriz de la
calidad" (Figura 1)v. Tomados en su conjunto, los RC definen la calidad de un productovi y
son las expresiones que los clientes utilizan para describir los productos y sus
características deseables. Asociada con cada CT existe una métrica, que se usa para
determinar el grado de satisfacción de los clientes con cada uno de sus requerimientos. Esta
medida es fundamental para la mejora continua.
4
Los RC se indican en la dimensión vertical de la matriz de la calidad; las CT, en la
horizontal. Tanto los primeros como las segundas suelen ser numerosos y se agrupan en
varios niveles, según su grado de abstracción. Esta multiplicidad no es caprichosa. El gran
número de los RC responde a las variadas dimensiones de la calidadvii y la cantidad de las
CT es consecuencia de la creciente complejidad tecnológica de los productos modernos.
Matriz de la calidad
A 100% 0 0 45 cm 0
Evaluación técnica de dos competidores (V)
B 99% 1 1 49 cm 1
Dado que no todas las CT contribuyen a conformar un RC dado, debe indicarse la relación
entre las distintas combinaciones de RC y CT; esta relación se muestra en los cruces de las
filas y columnas de la matriz, con símbolos que reflejan la intensidad del vínculo. Una
adecuada comprensión de las relaciones entre RC y CT facilita el balance entre las
5
demandas de los clientes con el potencial tecnológico de la empresa; este balance ejerce un
impacto, finalmente, en la ecuación económica.
Herramienta efectiva del marketing. En primer lugar, los RC son una síntesis de los
principales componentes de la voz del cliente y una eficaz ayuda para comprender mejor las
necesidades de los mercados; esto permite realizar acciones de marketing más efectivas. El
proceso de construcción de la dimensión RC de la matriz ayuda a comprender mejor a los
clientes actuales y potenciales, así como sus expectativas y exigencias.
6
médico podría estar interesado en ampliar la explicación de los efectos colaterales que
causa un medicamento; si esto requiere aumentar el tamaño del prospecto, se producirá un
conflicto con el sector de acondicionamiento: en efecto, la operación de plegado de un
prospecto mayor durante el estuchado se hace más dificultosa y afecta a la productividad de
la línea. Como segundo ejemplo, el departamento de marketing podría estar interesado en
incluir un dispositivo dosificador de un jarabe, pero este dispositivo no permite la
automatización del packaging y exige una mayor utilización de mano de obra, en contra de
los intereses del sector de acondicionamiento. La matriz de la calidad puede contribuir a
evitar, mitigar o resolver este tipo de conflictos.
7
• La ponderación numérica de las CT constituye la última fila de la matriz de la
calidad (VII).
• La evaluación de cada RC del envase propio realizada por los clientes se muestra en
la columna del extremo derecho (VIII), al igual que la de un envase de la
competencia.
• Finalmente, el panel triangular de la parte superior de la figura (IX) indica la
correlación entre las CT.
Los RC (I). Los RC constituyen un árbol jerárquico de tres niveles. El nivel 1 presenta el
mayor nivel de abstracción de los requerimientos de los clientes. Sus dos componentes
indican en conjunto que el medicamento y su envase guardan consistencia con lo declarado
a los entes de salud pública y con el bienestar de la gente y que, además, el envase preserva
las características organolépticas del producto, para asegurar su eficacia. De modo análogo,
el nivel 2 expande o detalla el significado de las proposiciones del nivel 1. Por ejemplo, la
integridad de las características del medicamento y su aspecto visible son los elementos que
reafirman la eficacia terapéutica del producto. Finalmente, en el nivel 3, se refleja
literalmente lo que el paciente manifiesta, es decir, la voz del cliente: por ejemplo, el
componente del nivel 2 "Las características visibles del envase confirman atributos del
medicamento" equivale en el nivel 3 a "Fecha de vencimiento y lote legible" y a "(El
envase) asegura inviolabilidad". Es importante mantener la voz del cliente en su estado
original, evitando que departamentos específicos de la firma, como marketing o ingeniería,
la traduzcan a su propio vocabulario; esta traducción, de no ser fidedigna, introduciría
errores y la búsqueda de satisfacción del cliente a través de características del producto que
no importan a los clientesxii.
8
¿Cuáles son los requerimientos de los clientes de una especialidad
medicinal en cuanto al envase?
9
algunos miembros del equipo de diseño toman nota de los comentarios de la gente. Griffin
et al. (1993) sostienen que entrevistas con unos 20 ó 30 clientes serían suficientes para
identificar el 90% o más de las necesidades en un segmento relativamente homogéneo. No
todos los RC corresponden al usuario final: existen, en efecto, otras partes que tienen su
voz en este ejercicio, como las autoridades regulatorias, los visitadores médicos, o los
farmacéuticos y otros intermediarios.
La prioridad del RC (II). No todos los RC son igualmente importantes a los ojos de los
clientes. Por otra parte, por razones técnicas, económicas o de otro tipo no todas las
prioridades podrían satisfacerse. Por lo tanto, es importante que el equipo de diseño
conozca las prioridades que establecen los clientes. Para ello se utilizan encuestas y medios
de investigación que no sólo atienden a las prioridades que manifiestan verbalmente los
clientes sino también las que se derivan de la observación de su comportamiento. En
nuestro caso, los técnicos y clientes utilizaron un ranking del 1 al 5, donde el 5 indica la
mayor prioridad y el 1 la menor, pero se podrían utilizar formas alternativas de dar
prioridad a los requerimientos, como el método de Kanoxv. La prioridad es uno de los
factores que contribuyen, como veremos más adelante, al cálculo de la ponderación total de
cada CT (la intensidad de la relación entre RC y CT es el otro).
Las CT pueden afectar a un solo RC (por ejemplo, el número de veces que aparecen
comprimidos foráneos) o a varios (grado de estanqueidad del blister). Durante la
confección de la matriz de la calidad debe verificarse que para cada CT exista siempre por
lo menos un cruce con un RC, pues de lo contrario no habría razón para incluir la CT en la
matriz. Análogamente, cada RC debe estar correlacionado con una o varias CT, porque si
no, no se contemplaría, desde el punto de vista de la ingeniería, la voz del cliente. También
se debe evitar la redundancia de métricas cuando éstas no agregan nueva información. Por
ejemplo, en la Figura 3, el RC 2 solamente está considerado por CT débiles y el RC 4 no
está considerado por ninguna CT. Por otra parte, la CT D no responde a ningún RC (es
innecesaria) y la CT E responde al mismo que la CT B (es redundante).
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Características técnicas
A B C D E
Reque- 1
rimientos 2 RC con consideración débil
de los 3
clientes 4 RC no considerado
CT redundante
CT innecesaria
Figura 3. Matriz de calidad con filas y columnas no consideradas adecuadamente. Fuente: Adaptado de
Shiba et al. (1992).
El valor objetivo (IV). Cada CT debe ser medida con las unidades adecuadas y comparada
con un valor objetivo al cual tiendan los esfuerzos de la organización. Estos valores son
medidas ideales que deberían ofrecerse en un nuevo producto o en un producto mejorado.
Las unidades deben indicarse en la matriz de la calidad. Los expertos recomiendan apuntar
a valores específicos que satisfagan o superen las expectativas de los clientes, antes que
indicar gamas de tolerancia; pues si se admite toda una gama de tolerancias, los técnicos
buscarán quizá el extremo menos costoso, y no necesariamente el valor que mejor satisfaga
a un cliente promedio.
El grado de correlación entre las CT y los RC (VI). El panel rectangular conformado por
las intersecciones entre las filas de los RC y las columnas de las CT indica la correlación
entre los requerimientos de los clientes (el "qué") y las características técnicas capaces de
satisfacerlas (el "cómo"). Esta correlación expresa cuán bien cada voz del cliente es
considerada por una CT determinada, o, en otras palabras, cuánto afecta a cada RC una CT
específica. Es usual utilizar los símbolos y ponderaciones asociadas de la Tabla 1, aunque
también se emplean otros símbolos y colores. (El problema del color es la dificultad de
interpretar las fotocopias en blanco y negro.) Para establecer una correlación se trabaja
sobre el consenso de los equipos técnicos y sobre datos estadísticos derivados de encuestas
o diseños experimentales.
11
Grado de correlación Símbolo utilizado Valor numérico
entre RC y CT asignado
Muy correlacionados 9
Correlacionados 3
Poco correlacionados 1
Sin correlación Blanco 0
2 x 1 + 4 x 9 = 38
De modo análogo se calculan las restantes ponderaciones totales de la última fila. Esta
información orienta de inmediato a los técnicos hacia las CT que deben ser consideradas
con prioridad (aunque no con exclusividad), ya sea porque son críticas para un número
pequeño de RC, o porque son relevantes para un gran número de RC, o cualquier otra
combinación que produzca un resultado de ponderación total relativamente elevado. Un
valor de ponderación total alto sugiere la necesidad de dirigir las actividades de diseño o
desarrollo tecnológico en un sentido compatible con la alta ponderación.
12
evaluación de los clientes, es posible customizar la oferta para atender a los diversos
segmentos. Finalmente, el sector VIII constituye un mapa perceptual, que juega un papel
importante tanto en la gestión del marketing como en la de la calidad; en efecto, el mapa
perceptual permite identificar el posicionamiento estratégico de un producto; constituye
además, una herramienta que permite vincular planes estratégicos tipo hoshinxvii con
productos específicos.
En general, un producto bien evaluado por los clientes será un buen producto por sus
características técnicas. Sin embargo, podría ocurrir que un producto pobremente evaluado
por los clientes fuera objetivamente un buen producto: en este caso estaríamos ante un
problema de imagen del producto o de la marca, o ante un error de medición, y la gerencia
de marketing debería trabajar para cerrar la brecha entre la realidad y la percepción.
Alternativamente, podría ocurrir que un producto bien evaluado por los clientes no
exhibiera CT excelentes: aquí la gerencia de ingeniería debería ajustar los parámetros y, por
su parte, la función de marketing debería continuar trabajando para mantener la imagen del
producto y de la marca.
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V. PASOS DE CONSTRUCCIÓN DE LA MATRIZ DE LA CALIDAD
1. Obtenga los datos para los RC, es decir, la dimensión vertical de la matriz. Esta
dimensión expresa en forma jerárquica los atributos que los clientes consideran
importantes. Dado que en general se cuenta con un sinnúmero de datos, es necesario
agruparlos por categorías. Los datos se obtienen de diversas fuentes: encuestas,
resultados de quejas de los clientes, investigación de mercado, entrevistas individuales
y grupales; es importante notar que en el nivel 3 (en nuestro ejemplo) de los RC se
hable en el lenguaje del cliente, sin que su voz sea reinterpretada por los técnicos, que
podrían introducir sus propios sesgos. Griffin et al. (1992) concluyen en un estudio que
las entrevistas individuales son muy eficientes, y que con un número de entrevistas
situado entre 10 y 20 se puede lograr el 80% de los RC; en otro estudio de los mismos
autores (Griffin et al., 1993) se llega a la conclusión de que 30 entrevistas proveyeron el
90% de los RC.
2. Agrupe los datos de los clientes. Existe más de un método para clasificar los datos de
los clientes. En el ejemplo de la Figura 1 se utilizó el diagrama de afinidad de la Figura
2, pero las voces de los clientes pueden agruparse sobre la base de categorías standard,
como, por ejemplo, la clasificación de Garvin de las dimensiones de la calidad.
3. Asigne prioridades a los RC. Esta asignación es clave para orientar al industrial en
cuanto a qué aspectos del diseño rendirán mejores frutos según la percepción del
cliente, y así se invertirían más recursos para satisfacer las voces de cliente más
importantes. Las prioridades se pueden obtener con encuestas que empleen escalas
numéricas, como las de este trabajo, o con otros instrumentos, como el método de
Kano.
4. Haga una lista de las CT. Concéntrese en aquéllas que sean necesarias para facilitar el
seguimiento de los RC. Siga procedimientos similares a los del punto 1.
6. Establezca las relaciones entre ambas dimensiones, RC y CT. Utilice los símbolos
indicados en la Tabla 1. La intensidad de la relación entre CT y RC aclara si una
característica de laboratorio o de ingeniería contribuye a satisfacer a un RC dado. Por
ejemplo, de la Figura 1 se desprende que, dada la fuerte relación entre “Presenta sólo
14
los comprimidos declarados” y “No. de veces que aparecen comprimidos foráneos”, la
segunda garantiza la satisfacción del primero.
7. Determine las relaciones entre las CT. Esta determinación, que corresponde al panel
triangular de la Figura 1, es necesaria porque podrían presentarse algunas características
técnicas que entraran en conflicto con otras, como vimos en la sección IV. Permite
también una perspectiva más integral del producto.
9. Desarrolle medidas objetivas para cada CT. Este desarrollo es un trabajo para los
técnicos, que debe ser seguido por la comparación de cada medida con las de los
productos de la competencia.
10. Establezca objetivos para cada CT. Compare estos objetivos con productos de los
competidores, posibilidades técnicas, exigencias de los clientes, etc.
11. Seleccione las CT a las cuales habrá de prestar atención más urgente. Tome como
base la importancia que el cliente les asigna, las características más atractivas del
producto, el grado de dificultad u otros criterios. La fila de ponderación total (Figura 1)
es un buen elemento de criterio técnico.
15
función operativa. El QFD, en otras palabras, se concentra en los procesos de la
organización para asegurar que todas las operaciones y tareas realizadas por el personal
contribuyen a la calidadxx. Un sistema integral de QFD se representa en la Figura 4.
Larry R. Smithxxi, por su parte, afirma que "despliegue" significa una actividad de extensión
o ampliación, que se produciría en dos sentidos: (1) La atención que la investigación de
mercado tradicional presta a los requerimientos de los clientes se amplía en el QFD, a fin
de incluir la traducción de estos requerimientos al lenguaje de los técnicos de diseño. (2) La
matriz de la calidad, también llamada House of Quality (por su forma general de una casa
coronada por un techo a dos aguas) es la primera de varias matrices de la familia QFD. De
esta primera matriz se derivan otras, que la van llevando a niveles cada vez más específicos
de trabajo, de modo que la voz del cliente se despliega hacia las distintas funciones de la
firma, tales como I+D, aseguramiento de la calidad, manufactura, y otras.
Calidad
Planificación
Fabricación
Prototipos
Service
Diseño
Figura 4. Sistema integral de QFD o definición amplia del QFD. Fuente: Adaptado de
Mazur (1993) y Akao et al. (1998).
Como resultado del despliegue se producen varias matrices, que no son sino una forma
clara de establecer relaciones entre entidades deseadas, por una parte, y herramientas
técnicas, corporeizadas en métricas, por la otra, que nos indican el grado de satisfacción de
los deseos o necesidades; las cuatro matrices más importantes se esquematizan en la Figura
5 y son las siguientesxxii:
1. La matriz de la calidad (ya presentada como Figura 1), que relaciona los RC (el "qué"
espera el cliente) con las CT (el "cómo" voy a satisfacerlo), asignando a cada CT una
importancia relativa y un valor objetivo.
16
que intervienen para satisfacer las CT (el "cómo" analizaré las CT en su relación con los
procesos productivos y las métricas que garantizarán su cumplimiento).
3. La matriz de proceso-subproceso (Figura 7), que establece las relaciones entre los
procesos (el "qué" procesos considero) con los subprocesos que los integran y las
métricas que aseguran la calidad (el "cómo" sabré operativamente si los procesos
responden a las exigencias globales del producto).
4. La matriz funcional (Figura 8), que relaciona los requerimientos operativos de los
subprocesos (el "qué") con las actividades funcionales concretas para cumplir en última
instancia con las exigencias de los clientes (el "cómo").
Se observa en la Figura 5 que el despliegue de las matrices es una forma de llevar la voz del
cliente hasta el análisis de detalle funcional. Sin duda, el trabajar con un marco de cuatro
matrices, en lugar de una sola, hace más complejo el proceso de desarrollo inicial, pero
rinde frutos en el resultado final.
En la Figura 6 se muestra la matriz de producto-proceso. Las filas de esta matriz son las
características técnicas (columnas) de la Figura 1. Se han incluido las cinco CT, pero en
algunos casos, cuando el número de CT es muy grande, se suelen elegir sólo las más
importantes, según algún criterio especificadoxxiii. Las columnas de la matriz son
básicamente las mismas CT, pero se identifica la relación entre los procesos productivos
(blisteado y estuchado) y las CT. Los cruces entre filas y columnas indican la relación entre
las CT del producto y los atributos de calidad a nivel de cada proceso. En esta matriz las
relaciones son unívocas, pero podría ocurrir que una CT tuviera relación con más de un
proceso.
Con frecuencia los procesos se dividen en subprocesos a los fines del diseño y posterior
operación. La Figura 7 muestra la relación entre los procesos de blisteado y estuchado,
introducidos en la Figura 6, y los subprocesos que los integran. Esta relación se da a través
de las CT del proceso. En la mayoría de los casos una CT de un proceso corresponde a una
CT de un subproceso. Sin embargo, puede ocurrir en algunos casos que una CT de un
proceso esté asociada con más de un subproceso: por ejemplo, el grado de higiene está
vinculado con los subprocesos de termoformado y de carga del granel. El subproceso de
termoformado tiene como CT la calidad microbiológica del aire comprimido, mientras que
el proceso de carga del granel tiene dos CT asociadas: calidad microbiológica de la
operación de llenado y posibilidad de hallar comprimidos foráneos; la primera CT está
vinculada con la CT de proceso "grado de higiene".
17
Características del producto
Necesida- Datos
des de los Matriz 1 de los
clientes clientes
Objetivos de performance
Caracterís- Objetivos
ticas del Matriz 2 de per-
producto formance
Objetivos de
performance del proceso
Características Objetivos
del Matriz 3 de performance
proceso del proceso
Especificaciones funcionales
Caracterís- Objeti-
ticas del Matriz 4 vos del
subproceso sub-
proceso
Objetivos funcionales
Figura 5. QFD. Matriz 1: House of Quality ; Matriz 2: Matriz de producto-proceso; Matriz 3: Matriz
de proceso-subproceso; Matriz 4: Matriz de subproceso-función.
18
Matriz de producto-proceso
Grado de identificación
Grado de identificación
Grado de hermeticidad
dpv microbiológico (*)
comprimidos foráneos
Grado de legibilidad
estuches foráneos
Proceso
Estuchado
Blisteado
N° de lotes contaminados microbiológicamente
N° de veces que aparecen comprimidos foráneos
Grado de estanqueidad del blister
N° de veces que aparecen estuches equivocados
Grado de legibilidad de la fecha de vencimiento y el lote
Grado de termosellabilidad
Calidad microbiológica de
comprimidos foráneos
Posibilidad de hallar
Posibilidad de hallar
del aire comprimido
estuches foráneos
Carga de estuches
Carga del granel
Termoformado
Subproceso
Termosellado
Codificado
Grado de hermeticidad
Estuchado
Grado de legibilidad
19
Enfoque general para la construcción del QFD. ¿Cómo se construyen las matrices de la
cascada? A partir de los requerimientos del paciente (Figura1) y de las planillas con los
reclamos de calidad obtenidos del mercado de farmacias y droguerías, el personal de línea
(shop floor) del laboratorio identifica mediante el diagrama de flujo de proceso, en qué
etapas del proceso y del consecuente subproceso se puede tener más impacto sobre lo que
pide el cliente. Con ese subproceso individualizado se realiza una sesión de brainstorming
con el personal operativo y se identifican los potenciales parámetros operativos de mayor
incidencia en esa etapa de subproceso clave (factores críticos de performance).
Así, el despliegue en cascada culmina en la Figura 8, la matriz funcional. Ahora bien, ¿cuál
es el contexto de desarrollo del QFD?
20
El contexto de desarrollo. La Figura 9 es un diagrama de flujo de la actividad de
acondicionamiento en el cual desagregamos los procesos y subprocesos, destacando las
etapas operativas con el símbolo " " y las etapas de decisión con el símbolo "¿?". Hay dos
bloques netamente diferenciados: el izquierdo representa etapas que se realizan
independientemente del armado y puesta a punto de la línea de acondicionamiento; el
derecho, las actividades dentro de la línea de acondicionamiento. La flecha muestra la
dirección general del flujo de trabajo. El bloque de actividades independientes no
transforma el producto que se procesa, pero agrega valor al asegurar la calidad del producto
terminado.
Cada etapa operativa, si bien se representa en la figura como una entidad única, está
compuesta por (a) etapas de transformación (que aporta una parte del valor agregado de la
operación) y (b) una interfase de verificación intrínseca a la etapa (que aporta el valor
agregado restante, ya que en la industria farmacéutica las actividades de verificación son
extremadamente importantes). Tomemos como ejemplo la carga del granel a la tolva de la
blistera. Dentro de esta operación netamente motriz (requiere realizar un esfuerzo muscular
por parte del operario) hay un conjunto de verificaciones intrínsecas, tales como:
Esta serie de preguntas nos orienta en la construcción del QFD, pues da origen a las
características técnicas del subproceso o función. Existen también etapas de verificación
extrínseca, que permiten constatar que los dispositivos de control funcionan correctamente
y que, además, las máquinas como un todo marchan bien.
En conjunto, las cuatro matrices en cascada permiten un seguimiento detallado del efecto
que cada función ejerce finalmente en el requerimiento del clientexxiv. Por ejemplo, leyendo
las matrices desde la última hacia la primera observamos lo siguiente:
21
Recepción de los Limpieza de la línea de acondicionamiento
componentes por
empacar
¿? Verificación cuali-
Empacado
22
confirmar si, al redactar manuales y procedimientos operativos de un sector u operación, se
han tenido en cuenta, cualitativa y cuantitativamente, todos los factores que ejercen mayor
influencia sobre la calidad del producto. Asimismo, el QFD sirve como base para la
redacción de futuros documentos operativos y en los programas de mejoramiento continuo.
En particular, el QFD brinda mayor solidez a las etapas de definición y análisis de un
proyecto de mejora, dado que la identificación y el análisis de los factores críticos para los
resultados son piezas clave de estos proyectos.
Los gerentes deben ser conscientes de las ventajas y limitaciones del QFD, que comienza
generalmente con la matriz de la calidad. En esta sección consideramos algunas
recomendaciones para la efectiva confección y uso de estas herramientasxxv.
Evalúe si su empresa está madura para trabajar con el QFD. El QFD es, en general,
una herramienta útil. Sin embargo, puede producir frustraciones si la empresa no está
madura para introducir su uso. Madurez, en este contexto, significa haber adoptado
prácticas de la gestión de calidad total, como las siguientes:
Elimine la preocupación por el carácter cualitativo del QFD. Los técnicos con
formación estadística tienden a desconfiar del enfoque del QFD, que se construye con
muestras pequeñas; razonan que una muestra de tamaño 30, similar a las utilizadas en estos
trabajos, da una "gran error", cercano al 20%. Es importante entonces persuadirlos acerca
de que la clave no es el tamaño de la muestra de clientes que habla de sus requerimientos,
sino la profundidad de la investigación realizada con esos pocos clientes. Existen ejemplos
clásicos como el del automóvil Lexus, que se desarrolló respondiendo a necesidades
obtenidas observando de cerca a un número relativamente pequeño de potenciales clientes.
Utilice las palabras exactas de los clientes. Existe entre los técnicos una tendencia a
traducir el lenguaje del cliente a su propia jerga. En este proceso corren el riesgo de
introducir conceptos técnicos que no necesariamente reflejan las necesidades o deseos de
los clientes.
23
Involucre a gente de diversos sectores, coordinada por un facilitador. La matriz de la
calidad facilita la comunicación interfuncional. Por lo tanto, es conveniente aprovechar esta
ventaja incluyendo en la construcción de la matriz a gente de diversos sectores,
selectivamente (como para que el equipo no supere las 10 personas). Es fundamental
designar a un facilitador con experiencia en el trabajo en equipo; no es imprescindible que
éste sea un técnico.
No se limite a seguir una receta: sea creativo. John Tukey, un científico de los
laboratorios Bell que desarrolló el análisis exploratorio de datos, recomienda probar
muchos enfoques al abordar un problema (aunque al final no funcionen) como parte del
aprendizaje. El QFD se caracteriza por su flexibilidad y por la facilidad con que se adapta a
las circunstancias cambiantes de la empresa y su entorno. Por lo tanto, no se preocupe si,
para construir sus matrices, debe alejarse un poco de las instrucciones de los libros. Sea
creativo y juzgue los resultados por su utilidad y no por la ciega adhesión a un método
creado por otros en otras circunstancias. Es posible, por ejemplo, añadir una columna a la
derecha de la columna de prioridades en la matriz de la calidad, para indicar la clasificación
de Kano, si se conoce; o bien, una columna a la derecha de la matriz que registre los
comentarios más ilustrativos de los clientes o de los supervisores de ventas, o el grado de
dificultad que los técnicos asignan por su experiencia al logro de diversos objetivos, o
consideraciones de costos.
Sea realista: No espere milagros. La mejora derivada del uso del QFD es gradual,
acumulativa, y no suele ser inmediata en términos de ventajas competitivas; por el
contrario, aunque los resultados no sean espectaculares, en la gran mayoría de las
aplicaciones, la organización aprende sobre los requerimientos de los clientes, mejora su
comunicación interna y desarrolla un lenguaje común que acorta los procesos de decisión.
Las aplicaciones del QFD no son simples. Wiebe (1998), por ejemplo, sostiene que la
aplicación puede ser lenta y tediosa, con información difícil de encontrar. Hales (1995 a y
b) se refiere a problemas culturales que dificultan los proyectos. En aplicaciones menos
convencionales del QFD, como la de Crowe et al. (1996) se dice que "desarrollar una
estrategia de manufactura utilizando el QFD no es una tarea fácil" (página 47). Martins et al
(2001) estudiaron el uso del QFD en el Reino Unido, mediante una encuesta postal con 69
24
cuestionarios válidamente contestados, de los cuales 28% pertenecían a usuarios del QFD.
Los problemas de "gestión del comportamiento" fueron los más comúnmente citados,
relegando a un segundo plano las dificultades técnicas. La obtención de la voz del cliente y
el tiempo que debe invertirse en el desarrollo de la matriz fueron citados como problemas
frecuentes. Estos resultados coinciden en general con los relatados en la literatura
especializada (aunque en ella se considera que el tiempo de desarrollo es un problema
menor).
Franceschini et al. (1998) destacan los siguientes problemas que dificultan las aplicaciones
del QFD: Barreras culturales al trabajo en equipo, falta de herramientas "amigables" para
reducir el tiempo de entrenamiento necesario y crecimiento en el tamaño de los proyectos
de diseño. Para ayudar a resolver los problemas vinculados con el tamaño de las
aplicaciones, proponen metodologías para simplificar el análisis de la información de la
matriz de la calidad.
No deje que su equipo de desarrollo del QFD se aísle del entorno. Griffin et al. (1992)
comparan el QFD con los procesos tradicionales de desarrollo de productos utilizados en
los Estados Unidos. El objetivo del trabajo es descubrir cuán efectivo es el QFD para
promover la comunicación entre los integrantes de un equipo, pues existe evidencia
científica que asocia la comunicación entre funciones y la comunicación intrafuncional con
la creación de nuevos productos. Los autores comparan dos equipos de una misma
organización que desarrollan componentes de complejidad técnica similar. Concluyen que
el QFD parece llevar a la formación de grupos más integrados y cooperativos, pero tal vez
25
más dados a "mirar hacia adentro". Esta última observación debe ser mejor estudiada, pero,
mientras tanto, los gerentes deberían prestarle atención.
Veamos algunos ejemplos. Mehta (1994) presenta la aplicación del QFD que los
fabricantes de chips electrónicos como Intel realizan en el diseño de sus productos. El
diseño comienza con visitas muy activas a clientes clave, que participan a lo largo de todo
el proceso, hasta que el producto termina su ciclo de desarrollo. "El resultado de este
enfoque—nos dice el autor—es un producto que los clientes realmente quieren, comparado
con el que ellos supuestamente necesitan". Schoenbauer (1995) describe la importancia de
los FPD (flat panel display) en el mundo electrónico de hoy y presenta la aplicación que
3M realizó para traducir, mediante el QFD, los requerimientos de los clientes para los
conectores de los paneles; estos requerimientos están relacionados con características
eléctricas, condiciones ambientales, condiciones mecánicas y características de aplicación y
diseño. Roberts (1996) describe el diseño de un actuador lineal compacto para sillas de
ruedas, equipos de oficinas multiposición y otras aplicaciones, realizado por la firma SKF
Linear Motion & Precision Technologies.
En un terreno de diseño algo más soft, Park et al. (2002) aplican un enfoque de QFD para
recolectar la voz de clientes y algunos criterios de diseño provistos por expertos en la web
pertenecientes a empresas comerciales de internet. El objetivo es mejorar la relación entre
la voz del cliente y las características del diseño de las páginas web para transacciones de
venta minorista. El QFD suministra datos útiles para el diseño, que luego son estudiados
más a fondo con un diseño experimental.
Si bien se considera que las aplicaciones de las técnicas de calidad en las industrias de
servicio son más complicadas que en las industrias productoras de bienes físicos, también
en las primeras se trabaja con planes y diseños que deben ser claramente establecidos.
Ohfuji et al. (1988), en un trabajo pionero, describieron las aplicaciones del QDF en el
diseño de servicios como negocios minoristas, una escuela de natación, y la librería Yaesu
Book Center, ubicada en el centro de Tokio. Un aspecto destacable de este último estudio
es que los clientes demandan en una librería funciones propias de un servicio, antes que las
funciones básicas de un lugar en que simplemente están disponibles los libros. En este
sentido, el producto que el cliente quiere comprar (el libro) no se corresponde
automáticamente con el componente del sistema que regula la calidad (la librería).
26
Ermer (1998) describe brevemente la metodología del QFD y destaca sus beneficios en el
diseño de servicios: La posibilidad de dedicarse proactivamente a satisfacer los
requerimientos de los clientes, la posibilidad de utilizar la información de un QFD en
proyectos futuros (con el potencial para la mejora continua que esto implica), y el valor de
la herramienta en la planificación del proceso de diseño. El autor utiliza tres matrices en
cascada: (1) Matriz 1, deseos de los clientes contra medidas del servicio; (2) Matriz 2,
medidas del servicio contra características de diseño del servicio; y (3) Matriz 3,
características de diseño del servicio contra técnicas de gestión cotidiana.
27
positivos, el método exige un gran esfuerzo de aprendizaje y los autores destacan la
necesidad de robustecerlo. En la última parte del trabajo, aplican paso a paso la
metodología al caso de un fabricante de piezas metálicas como rodamientos y engranajes
para la industria automotriz.
Tampoco hay motivos para excluir a las pequeñas y medianas empresas. Ferrell et al.
(1994) aplican el QFD en la planificación de una PYME dedicada a la tasación, dada la
facilidad con que el QFD permite traducir las necesidades de los clientes a acciones
concretas para satisfacerlas. En particular, los autores aplican el método a un negocio de
tasación que se especializa en propiedades comerciales.
Las PYME manufactureras son tratadas por Barad et al. (2001), que aplican la metodología
del QFD en un enfoque de contingencia para fijar las prioridades de mejoramiento
empresarial. Las necesidades de mejora se propagan desde el nivel estratégico, abstracto, al
nivel de la acción, concreto, utilizando dos matrices del tipo utilizado en el QFD. Los
autores prueban la metodología a través de una encuesta a 21 empresas de dos industrias:
metales y plásticos. Después de determinar que las necesidades más urgentes están
vinculadas con los retrasos en las entregas (falta de capacidad instalada, poca fiabilidad de
los proveedores, etc.) y con factores humanos (como falta de motivación y poca habilidad),
utilizan el QFD para vincular funcionalmente las necesidades de mejoramiento con las
acciones de mejoraxxvi.
Woods (1993) considera a los empleados como clientes de una empresa y aplica el QFD en
aspectos de la planificación de los recursos humanos; más específicamente, utiliza el QFD
para poner en sintonía las expectativas de los empleados con los recursos de la empresa. El
autor construye Houses of Quality con las expectativas como una dimensión de la matriz
(voz del cliente) y los recursos desplegados como la otra dimensión. Presenta tres matrices
complementarias: (1) Oportunidad y crecimiento en la carrera, (2) Compensación y (3)
Reconocimiento, e identifica al QFD como una herramienta adecuada para mantener
visibles las expectativas de los grupos interesados a lo largo del proceso de recursos
humanos.
28
en el diseño de una nueva escuela primaria realizado con un planeamiento con QFD
liderado por los arquitectos. Se utilizaron grupos de enfoque y encuestas postales y
telefónicas. Los valores sociales de la comunidad se tradujeron en características del diseño
de las nuevas instalaciones: por ejemplo, la preocupación de las familias por el medio
ambiente tomó cuerpo en la instalación de un centro de reciclado.
Owlia et al. (1998) presentan un modelo de QFD en el cual las opiniones de tres grupos de
clientes (estudiantes, personal y empleadores) se utilizan en la planificación de un
departamento de ingeniería. Los resultados del despliegue orientaron una estrategia para dar
prioridad a los distintos procesos de calidad en el departamento. Se identificaron siete
procesos que afectan a la calidad: (1) Diseño de los programas de estudio, (2) Ejecución y
gestión de los programas de estudio, (3) Evaluación de los estudiantes, (4) Servicios de
apoyo para los programas de estudio, (5) Orientación y apoyo a los estudiantes, (6)
Admisiones y (7) Reclutamiento, evaluación y desarrollo del personal. Estos procesos
ocupan, en nuestra terminología, el lugar de las métricas para verificar que la voz del
cliente es efectivamente tenida en cuenta. La voz del cliente se refiere a recursos
académicos, competencia del personal académico, actitudes del personal hacia los
estudiantes, relevancia, alcance y aplicabilidad de los contenidos.
También se han multiplicado las aplicaciones del QFD en el sector público. Presentamos
dos ejemplos. Selen et al. (2001) aplican el QFD para el diseño de un destacamento de
policía en Bélgica. Sohn et al. (2002) emplean el QFD como una de las herramientas de un
proyecto para mejorar la calidad de vida de los soldados en los cuarteles del Ejército de la
República de Corea.
La teoría de los conjuntos fuzzy fue desarrollada en la década de 1960 para tratar con
observaciones subjetivas e imprecisas, o con situaciones en las cuales no existen límites
claros entre diversas clases de objetos: por ejemplo, ¿cómo distinguir entre un atributo de
calidad "importante" de uno "muy importante"? En años recientes esta teoría se ha aplicado
en el diseño con QDF para evaluar variables subjetivas. A continuación se resumen algunas
contribuciones de la teoría de los conjuntos fuzzy a las aplicaciones del QFD.
29
Khoo et al. (1996) desarrollan un enfoque con el cual tratan de superar la ambigüedad y
multiplicidad de significados de las variables lingüísticas. Para ello aplican teoría de la
posibilidad y aritmética fuzzy y la ilustran con una aplicación al diseño de un sistema de
manufactura flexible. Chan et al. (1999), en un artículo didáctico ilustrado con un ejemplo
de diseño de la puerta de un automóvil (basado en Hauser et al. 1988), presentan a un
análisis de QFD como el resultado de cuatro fases, a saber: (1) Traducción de las
necesidades del cliente a las métricas técnicas (House of Quality); (2) Traducción de
métricas técnicas importantes a características de piezas; (3) Traducción de características
de piezas importantes a operaciones de proceso; y (4) Traducción de operaciones de
proceso clave a requerimientos de producción diarios. En particular, los autores tratan con
los cuatro primeros pasos del diseño de la casa de la calidad: (a) Determinación de las
necesidades de los clientes; (b) Categorización (rating) de las necesidades por su
importancia relativa; (c) Análisis competitivo del posicionamiento del producto en cuanto a
su capacidad para satisfacer las necesidades, comparándolo con productos de la
competencia; y (d) Categorización de importancia final, que combina los resultados de los
pasos (b) y (c) anteriores. Aplican métodos fuzzy al paso b, pues las evaluaciones
lingüísticas de los clientes, caracterizadas por la vaguedad e imprecisión, se reflejan mejor
con números fuzzy que con valores numéricos. En el paso (c), los autores utilizan la
entropía (como concepto de la teoría de la información) para medir la cantidad de
información contenida en una distribución de probabilidad discreta; el concepto central en
este paso está relacionado con que, ante varios productos alternativos, cada uno con varios
atributos, la forma de asignar importancia a los atributos es que uno de ellos debe recibir
mayor prioridad si todos los atributos alternativos son menos diversos, es decir, un atributo
debe recibir la máxima prioridad si todas las alternativas tienen entre ellas el mismo
rendimiento.
Fung et al. (2002) presentan una metodología para la optimización de los recursos de
diseño en la planificación con el QFD. Para ello emplean programación fuzzy no lineal.
Wang (1999) considera a la planificación con el QFD como un problema de decisión
multicriterio y propone un enfoque fuzzy para asignar prioridades a los requerimientos de
diseño. El método es ilustrado con una aplicación vinculada con el diseño de un automóvil.
Vanegas et al. (2001), después de resumir trabajos sobre el uso de conjuntos fuzzy en QDF
y enfoques sistemáticos para determinar prioridades de las características de ingeniería,
propone un método para determinar los valores objetivo óptimos en un QFD que utiliza
números fuzzy para representar la naturaleza imprecisa de los juicios y definir mejor las
relaciones entre los requerimientos del cliente y las características de ingeniería. Aplican el
método en el diseño de una puerta de automóvil.
30
análisis de costos y beneficios. A través de un ejemplo original del diseño de un envase
farmacéutico explicamos en detalle los nueve componentes de la matriz y describimos el
método para construirla.
31
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35
NOTAS
i
Akao (1997) ubica el nacimiento del concepto en 1966, al concluir un período (1960-1965) de transición del
control estadístico de la calidad al control total de la calidad.
ii
Akao (1997), página 1.
iii
Ver Martins et al (2001, pág. 586).
iv
Los mismos autores indican que "es todavía incierto si estos "efectos colaterales" deberían ser considerados
como los beneficios principales, ya sea porque la implementación estaba en sus etapas iniciales o porque
(los efectos colaterales) realmente superan a los relacionados con el producto. Además, estos beneficios
pueden correlacionarse con los ganados por la implementación de otras iniciativas de calidad o de gestión"
(op. cit. pág. 586).
v
El concepto de QFD se presenta, por ejemplo, en Mizuno et al. (1978), Oakland (1993), y Schmenner (1993,
pp. 109 y siguientes).
vi
En este artículo utilizamos por brevedad la palabra "producto" para referirnos a "productos y servicios", en
general.
vii
Ver Garvin (1988) para una descripción detallada de las dimensiones de la calidad.
viii
Esto es así porque con este estudio se reduce la probabilidad de introducir características de diseño caras y
que no agregan valor a los ojos de los clientes ni en términos de seguridad, protección del medio ambiente
u otros criterios obligatorios.
ix
Esta matriz puede considerarse como un subconjunto de otra matriz más general, que incluya otras
dimensiones del diseño de un producto farmacéutico. Ver por ejemplo la matriz presentada en Martín et al.
(1997).
x
Las aplicaciones del QFD al packaging no son tan abundantes como en otros terrenos, aunque existen
algunas referencias. Por ejemplo, Wiebe (1998) presenta una aplicación del QFD al packaging de piezas de
motores diesel en la cual hace hincapié en la importancia del QDF para traducir a términos técnicos las
necesidades de múltiples partes interesadas.
xi
Ver, por ejemplo, Martín et al. (1997), en donde se establecen dos niveles.
xii
Existen técnicas estructuradas que facilitan la traducción, cuando, a partir de la voz literal del cliente, no se
puede avanzar en la operacionalización de las voces. Ver Shiba et al. (1992, páginas 207 y siguientes).
xiii
La lista de RC suele ser larga. Por razones de claridad hemos omitido otros requerimientos que podrían
pedirse desde el mercado para presentaciones en blister, como los siguientes: Blister opaco (para protección
de la luz), blister troquelado para poder transportar una cantidad menor que la del blister entero (por
ejemplo, para una cartera), blister con alguna leyenda en la cara posterior (para muestras médicas), blister
con alguna leyenda en la cara anterior (principalmente para el seguimiento de los días de toma) y blister
con segrenado (dibujo) negativo en lugar del positivo o puntual (para mejorar el aspecto del producto).
xiv
Hauser y Clausing (1988) comentan el caso de Toyota, en donde se utilizaron ocho niveles para bajar desde
el concepto de automóvil completo al de chasis, en un estudio para mejorar su prevención de la corrosión,
que pasó de ser de una de los peores del mundo a ser una de las mejores.
xv
Sobre el método de Kano ver, por ejemplo, de la Iglesia et al. (1997) y Yacuzzi et al. (2002). El trabajo de
Tan et al. (2000) integra el método de Kano con el QFD para comprender mejor las necesidades de los
clientes e ilustra su método con un ejemplo.
36
xvi
Ver, por ejemplo, Lachman et al. (1976) y Goodman et al. (1990).
xvii
Ver, por ejemplo, Akao (1991) y Yacuzzi (1996).
xviii
Citado en Rao et al. (1996).
xix
Por ejemplo, Futami (ca. 2001).
xx
Estos conceptos se desarrollan en Mazur (1993) y Akao et al. (1998).
xxi
Citado en Rao et al. (1996).
xxii
Existen otras formas de realizar el despliegue, aunque esta resulta bastante general. Ver, por ejemplo,
Kinni (1993) y Chan et al. (1999).
xxiii
Ver Ramaswamy (1996), pp. 159 y siguientes.
xxiv
Las matrices pueden completarse con información sobre los objetivos de calidad correspondientes a cada
etapa del despliegue, como se esquematiza en la Figura 5.
xxv
Esta sección se basa en parte en Rao (1996) y los autores allí citados. Aunque estos autores hacen hincapié
en la matriz de la calidad, sus recomendaciones son generales.
xxvi
El análisis de clusters también se utiliza en el trabajo, en paralelo con el QFD.
xxvii
Citado por Zhang et al. (1999).
xxviii
La evaluación del ciclo de vida (ECV) es un proceso objetivo para evaluar las cargas medioambientales
asociadas con un producto, proceso o actividad, identificando y cuantificando la energía y los materiales
utilizados y los residuos liberados al medio, y para evaluar y poner en práctica mejoras ambientales.
37