Este documento resume varias parábolas de Jesús narradas en los evangelios. La Parábola de los Talentos habla sobre el uso responsable de los dones recibidos. La Parábola del Buen Samaritano enseña que el prójimo es todo aquel que necesita ayuda. La Parábola del Hijo Pródigo ilustra el amor compasivo de Dios hacia los pecadores arrepentidos.
Este documento resume varias parábolas de Jesús narradas en los evangelios. La Parábola de los Talentos habla sobre el uso responsable de los dones recibidos. La Parábola del Buen Samaritano enseña que el prójimo es todo aquel que necesita ayuda. La Parábola del Hijo Pródigo ilustra el amor compasivo de Dios hacia los pecadores arrepentidos.
Este documento resume varias parábolas de Jesús narradas en los evangelios. La Parábola de los Talentos habla sobre el uso responsable de los dones recibidos. La Parábola del Buen Samaritano enseña que el prójimo es todo aquel que necesita ayuda. La Parábola del Hijo Pródigo ilustra el amor compasivo de Dios hacia los pecadores arrepentidos.
Este documento resume varias parábolas de Jesús narradas en los evangelios. La Parábola de los Talentos habla sobre el uso responsable de los dones recibidos. La Parábola del Buen Samaritano enseña que el prójimo es todo aquel que necesita ayuda. La Parábola del Hijo Pródigo ilustra el amor compasivo de Dios hacia los pecadores arrepentidos.
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PARBOLA DE LOS TALENTOS
PARBOLA DE LOS TALENTOS
(Mt 25, 14-29; Lc 19, 11-27) Es tambin (el Reino de los Cielos) como un hombre que, al ausentarse, llam a sus siervos y les encomend su hacienda: a uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada cual segn su capacidad; y se ausent. Enseguida, el que haba recibido cinco talentos se puso a negociar con ellos y gan otros cinco. Igualmente el que haba recibido dos gan otros dos. En cambi el que haba recibido uno se fue, cav un hoyo en tierra y escondi el dinero de su seor. Al cabo de mucho tiempo, vuelve el seor de aquellos siervos y ajusta cuentas con ellos. Llegndose el que haba recibido cinco talentos, present otros cinco, diciendo: Seor, cinco talentos me entregaste; aqu tienes otros cinco que he ganado. Su seor le dijo: Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de mucho te pondr; entra en el gozo de tu seor. Llegndose tambin el de los dos talentos dijo: Seor, dos talentos me entregaste; aqu tienes otros dos que he ganado. Su seor le dijo: Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de mucho te pondr; entra en el gozo de tu seor. Llegndose tambin el que haba recibido un talento, dijo: Seor, s que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste. Por eso me dio miedo, y fui y escond en tierra tu talento. Mira, aqu tienes lo que es tuyo. Mas su seor le respondi: Siervo malo y perezoso, sabas que yo cosecho donde no sembr y recojo donde no esparc; debas, pues, haber entregado mi dinero a los banqueros, y as al volver yo, habra cobrado lo mo con los intereses. Quitadle, por tanto, su talento y ddselo al que tiene los diez talentos. Porque a todo el que tiene, se le dar y le sobrar; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitar. Y a ese siervo intil, echadle a las tinieblas de fuera. All ser el llanto y el rechinar de dientes. Mt 25, 14-19
PARBOLA DEL BUEN SAMARITANO
PARBOLA DEL BUEN SAMARITANO
El buen samaritano (Lc 10, 29-37) Pero l (el legista), queriendo justificarse, dijo a Jess: Y quin es mi prjimo? Jess respondi: Bajaba un hombre de Jerusaln a Jeric, y cay en manos de salteadores, que, despus de despojarle y golpearle, se fueron dejndole medio muerto. Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo. De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo. Pero un samaritano que iba de camino lleg junto a l, y al verle tuvo compasin; y, acercndose, vend sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montndole sobre su propia cabalgadura, le llev a una posada y cuid de l. Al da siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: Cuida de l, y si gastas algo ms, te lo pagar cuando vuelva. Quin de estos tres te parece que fue prjimo del que cay en manos de los salteadores? l dijo: El que practic la misericordia con l. Djole Jess: Vete y haz t lo mismo.
PARBOLA DEL HIJO PRDIGO
PARBOLA DEL HIJO PRDIGO
Parbola del HIJO PRDIGO. (Lc 15, 11-31) Un hombre tena dos hijos, y el menor de ellos dijo al padre: Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde. Y l les reparti la hacienda. Pocos das despus el hijo menor lo reuni todo y se march a un pas lejano, donde malgast su hacienda viviendo como un libertino. Cuando hubo gastado todo, sobrevino un hambre extrema en aquel pas y comenz a pasar necesidad. Entonces fue y se ajust con uno de los ciudadanos de aquel pas, que le envi a sus fincas a apacentar puercos. Y deseaba llenar su vientre con las algarrobas que coman los puercos, pero nadie se las daba. Y entrando en s mismo, dijo: Cuntos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, mientras que yo aqu me muero de hambre! Me levantar, ir a ver a mi padre y le dir: Padre, pequ contra el cielo y ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trtame como a uno de tus jornaleros. Y, levantndose, parti hacia su padre. Estando l todava lejos, le vio su padre y, conmovido, corri, se ech a su cuello y le bes efusivamente. El hijo le dijo: Padre, pequ contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo. Pero el padre dijo a sus siervos: Traed aprisa el mejor vestido y vestirle, ponedle un anillo en su mano y unas sandalias en los pies. Traed el novillo cebado, matadlo, y comamos y celebremos una fiesta, porque este hijo mo estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado. Y comenzaron la fiesta.
PARBOLA DEL SEMBRADOR
PARBOLA DEL SEMBRADOR
El sembrador (Mt 13, 3-9; Mc 4, 1-9; Lc 8, 4-8) Una vez sali un sembrador a sembrar. Y al sembrar, unas semillas cayeron a lo largo del camino; vinieron las aves y se las comieron. Otras cayeron en pedregal, donde no tenan mucha tierra, y brotaron enseguida por no tener hondura de tierra; pero en cuanto sali el sol se agostaron y, por no tener raz, se secaron. Otras cayeron entre abrojos; crecieron los abrojos y las ahogaron. Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto, Una ciento, otra sesenta, otra treinta. El que tenga odos, que oiga. (Mt 13, 3-9)
PARBOLA DE LOS DOS HIJOS
PARBOLA DE LOS DOS HIJOS
Los dos hijos (Mt 21, 28-32) Pero, qu os parece? Un hombre tena dos hijos. Llegndose al primero, le dijo: Hijo, vete hoy a trabajar en la via. Y l respondi: No quiero, pero despus se arrepinti y fue. Llegndose al segundo, le dijo lo mismo. Y l respondi: Voy, Seor, y no fue. Cul de los dos hizo la voluntad del padre? El primero, le dicen. Jess les dijo: En verdad os digo que los publicanos y las rameras llegan antes que vosotros al Reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros por caminos de justicia, y no cresteis en l, mientras que los publicanos y las rameras creyeron en l. Y vosotros, ni vindolo, os arrepentisteis despus, para creer en l.
PARBOLA DE LA CIZAA Y EL TRIGO
PARBOLA DE LA CIZAA Y EL TRIGO
La cizaa (Mt 13, 24-30) El Reino de los Cielos es semejante a un hombre que sembr buena semilla en su campo. Pero mientras su gente dorma, vino su enemigo, sembr encima cizaa entre el trigo, y se fue. Cuando brot la hierba y produjo fruto, apareci tambin entonces la cizaa. Los siervos del amo se acercaron a decirle: Seor, no sembraste semilla buena en tu campo?Cmo es que tiene cizaa? l les contest: Algn enemigo ha hecho esto. Dijeron: los siervos: Quieres, pues, que vayamos a recogerla? Les dijo: No, no sea que, al recoger la cizaa, arranquis a la vez el trigo. Dejad que ambos crezcan juntos hasta la siega. Y al tiempo de la siega, dir a los segadores: Recoged primero la cizaa y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo recogedlo en mi granero.
PARBOLA DEL GRANO DE MOSTAZA
PARBOLA DEL GRANO DE MOSTAZA
El grano de mostaza ( Mt 13, 31-32; Mc 4, 30-32; Lc 13, 18-19) El Reino de los Cielos es semejante a un grano de mostaza que tom un hombre y lo sembr en su campo. Es ciertamente ms pequea que cualquier semilla, pero cuando crece es mayor que las hortalizas, y se hace rbol, hasta el punto de que las aves del cielo vienen y anidan en sus ramas. Mt 13, 31-32
PARBOLA DE LAS 10 VRGENES
PARBOLA DE LAS 10 VRGENES
Las diez vrgenes (Mt 25, 1-13) Entonces el Reino de los Cielos ser semejante a diez vrgenes, que, con su lmpara en la mano, salieron al encuentro del novio. Cinco de eran necias, y cinco prudentes. Las necias, en efecto, al tomar sus lmparas, no se proveyeron de aceite; las prudentes, en cambio, junto con sus lmparas tomaron aceite en las alcuzas. Como el novio tardaba, se adormilaron todas y se durmieron. Mas a media noche se oy un grito: Ya est aqu el novio! Salid a su encuentro! Entonces todas aquellas vrgenes se levantaron y arreglaron sus lmparas. Y las necias dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite, que nuestras lmparas se apagan. Pero las prudentes replicaron: No, no sea que no alcance para nosotras y para vosotras; es mejor que vayis donde los vendedores y os lo compris. Mientras iban a comprarlo, lleg el novio, y las que estaban preparadas entraron con l al banquete de boda, y se cerr la puerta. Ms tarde llegaron las otras vrgenes diciendo: Seor, seor, brenos! Pero l respondi: En verdad os digo que no os conozco. Velad, pues, porque no sabis el da ni la hora.