Gestión de Gobierno Durante El Mandato Constitucional de La Señora Presidente María Estela Martínez Cartas de Perón

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CONGRESO DE REIVINDICACIN HISTRICA Y POLTICA DE LA COMPAERA MARA ESTELA MARTNEZ DE PERN.

COMISIN NACIONAL Y ABIERTA POR LA REIVINDICACIN HISTRICA Y POLTICA DE LA EX PRESIDENTE MARA ESTELA MARTNEZ DE PERN. 62 ORGANIZACIONES PERONISTAS, 25 DE MARZO DE 2014

SUBCOMISIN DE GESTIN DE GOBIERNO

PONENTE:

DIEGO CEFERINO MAZZIERI

Ponencia: Obra de gobierno Mara Estela de Pern. Diego Ceferino Mazzieri.

GESTIN DE GOBIERNO DURANTE EL MANDATO CONSTITUCIONAL DE LA SEORA PRESIDENTE MARA ESTELA MARTNEZ CARTAS DE PERN. Por Diego Ceferino Mazzieri. INTRODUCCIN La seora Mara Estela Martnez de Pern, tuvo mritos propios para ser consagrada candidata a Vicepresidente de la Nacin en el teatro Cervantes hacia 1973. Razones no fundadas en la mera portacin de apellido marital: vivi los dieciocho aos de exilio junto al General Pern, comparti junto a l las penurias que esos aos implicaron, presenci en carne propia los mltiples atentados contra la vida del Presidente derrocado en 1955, debi ocultarse reiteradas veces cuando las circunstancias lo requeran y trasladarse de manera encubierta de pas en pas. Hacia mitad de los aos 60 y comienzos de los 70, la seora Martnez de Pern demostr sus dotes dirigenciales y de conduccin al cumplir cabalmente las misiones encomendadas por su marido en Argentina, para la unidad del Movimiento Peronista y la depuracin de quienes defeccionaban y/o traicionaban las disposiciones del comando estratgico. As tambin, Mara Estela de Pern, fue excelente embajadora en las misiones internacionales europeas y asiticas: Espaa, Italia, Santa Sede, China, Libia, y Corea. Cabe destacar su paso por Ginebra y la aclamacin de su discurso en la Organizacin Internacional del Trabajo. El mandato constitucional de la Seora Presidente Martnez de Pern, se extendi desde el 2 de julio de 1974 hasta el 24 de marzo de 1976, permaneciendo legtimamente en el poder durante diecinueve meses y veinticuatro das. Si bien el gobierno de la Presidente fue de escueta duracin por el fatdico golpe contra las instituciones que implic no slo el cese de sus funciones, sino tambin su secuestro por un lustro, la obra de gobierno durante su administracin fue vasta poltica y jurdicamente, en pro de los intereses nacionales acorde a la soberana de la Repblica, la dignidad de la Nacin y el bienestar del pueblo. Cabe enfatizar que la obra poltico legislativa durante este perodo fue verdaderamente cuantiosa, mxime considerando el breve perodo de mandato y el saboteo constante del autodenominado grupo de de trabajo; un Homininae dirigencial de legisladores que haciendo lobby en pro de las Fuerzas Armadas golpistas, combatan abiertamente a la Presidente de la Nacin en todos sus actos, adems de negarle el

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qurum necesario para el funcionamiento ordinario del Congreso de la Nacin, lo que contribuy el argumento del vaco de poder, indispensable para los futuros intereses sediciosos, tanto la intentona de diciembre de 1975 como el efectivo golpe de marzo de 1976.1 EL PRIMER MES DE GOBIERNO. Sabido es que la seora de Pern no se tom licencia alguna por la muerte de su esposo. Ms all de la congoja a la que la someti el hecho, cuantiosa fue la actividad de la primera mujer presidente en el mundo, durante el primer mes de asumido el mandato: La primera obra de gobierno de la seora de Pern como Vicepresidente en ejercicio circunstancial de la Presidencia acorde a las reglas de la acefala, consisti en el cumplimiento de una medida que el sbito agravamiento de la salud del General Pern dej pendiente: el otorgamiento en julio del aguinaldo completo a los trabajadores. El primer discurso de la Seora despus del paso a la inmortalidad de su marido fue: el pas contina su marcha hacia los destinos de grandeza, tal como el General Pern lo predijo. Hemos hecho apenas un alto en el camino y retomamos el sendero de la paz y libertad, con cristiano empeo, dispuestos a servir a la Patria con honradez y con firmeza. Pero la clave de mantener la lealtad a la doctrina de su marido lo resumi al decir todo lo que fue bueno para el General Pern, tambin lo ser para m. La lnea nacional e internacional no variar ni un pice. La Justicia Social es nuestra doctrina y trataremos de cumplirla sin debilidades ni concesiones que puedan afectar el desenvolvimiento de la Reconstruccin Nacional, en la cual todos los habitantes del pas tienen su puesto de lucha, con los mismos derechos y con las mismas responsabilidades. () Cumplimos de esta manera, con los deseos del General Pern. El Pacto Social queda as reafirmado.

A punto tal lleg el saboteo del grupo de trabajo al negar el qurum, que no se pudo aprobar el presupuesto pblico nacional, para el ao 1976. Los lobbies pro Fuerzas Armadas ms elocuentes de este grupo de 34 legisladores, eran Eduardo Faras por el Ejrcito, Luis Sobrino Aranda por la Marina y Carlos Palacios Deheza por la Aeronutica. Tambin podemos mencionar a Nilda Garr, Julio Mera Figueroa, Enrique Svrsek, Juana Romero, Nicols Gimnez y Juan Manuel Ramrez, Julio Brbaro, Osella Muoz, Luis Rubeo y Ricardo de Luca, Carlos Auyero y Jorge Gualco

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El 17 de julio arrib al pas en visita oficial el Presidente de Mjico. En dicha oportunidad la Presidente Argentina refrend la necesidad de una genuina unin continental: Estos hechos tan auspiciosos a nosotros los argentinos nos llenan de satisfaccin porque coincidimos, argentinos y mejicanos, en el camino que juntos los dos pueblos hemos elegido para convertir en realidad la unin en hermandad, la integracin en solidaridad, sueos de nuestros mayores en la historia del continente latinoamericano y de nuestro conductor el Teniente General Juan Domingo Pern. Permitidme, excelentsimo seor, que, con toda emocin y la generosidad de mi espritu, evoque en esta circunstancia tan solemne, la memoria de quien esperaba estrecharos en un fuerte abrazo fraternal de bienvenida: hoy nuestro lder espiritual, ayer presidente de los argentinos, el inolvidable General Juan Pern. Todos los caminos del futuro latinoamericano estn a nuestra vista; nuestros pueblos aguardan la hora de su realizacin definitiva para que, guiados por sus gobernantes, cumplan con el anhelo de justicia, libertad y soberana, tan profundamente enclavados en la dignidad del hombre () Por sobre nuestros destinos particulares existe el destino continental. Es indudable que no podremos triunfar aislados. El xito slo lo alcanzaremos a travs de la solidaridad entre los pueblos de Amrica, realizada con dignidad, en un clima de abierta cooperacin y amistad. () A esa distancia histrica de tres dcadas nuestro conductor anunci su revolucionaria Doctrina de la Tercera Posicin, en un mundo dividido entre bloques de Estados regidos por diferentes concepciones, entre los pases sper desarrollados y los marginados en el subdesarrollo o la dependencia. Un mundo enfrentado junto a las ltimas fronteras que separan la guerra de la paz. El 19 de julio Mara Estela de Pern, presidi el cierre de la Reunin de Ministros de Bienestar Social de todo el pas, tendiente a armonizar las etapas de realizacin del Plan Trienal elaborado para la Reconstruccin Nacional. Entre otras cosas sostuvo: el ideal de la comunidad organizada ha sido una constante en el pensamiento ideolgico del General Pern. Es el marco adecuado para el fundamental respeto a la persona humana, por cuanto permite opciones legtimas para el desarrollo del propio dinamismo.

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Por esa razn, es condicin ineludible para el logro de una Argentina Potencia, pues posibilita un estado poderoso, capaz de dirigir toda su fuerza al cumplimiento de los fines impostergables de la Nacin. El 24 de julio ante los representantes obreros y empresarios reunidos para rubricar la modificacin del Acta de Compromiso Nacional, por la cual se instrument el pago del aguinaldo completo, la Presidente se refiri a la concepcin de justicia que haba inspirado al Pacto Social, al legado de Pern en ese terreno doctrinario, y a la significacin del Acta como herramienta ideal de convivencia y desarrollo. Dijo la mandataria sobre la importancia del Pacto Social: Pern dej una doctrina y una lnea de conduccin proyectada en una Argentina Potencia que slo ser tal, reconstruida y liberada. El Pacto Social es un instrumento de reconstruccin y liberacin, que se incorpora a su doctrina, con el mismo vigor que al conjunto de sus realizaciones. () Cuando el capital predomina con su arrogancia de podero, la esclavitud aparece como secuela inmediata, llenando de amargura, miseria y dolor a la masa trabajadora. Cuando las masas obreras se integran en una insectificacin de la personalidad, en aras de la comunicacin total en que pierde el ser humano su individualidad y su libertad de expresin, tambin el resultado es similar. Cuando el Estado se arroga el dominio reflexivo que otorga el poder dictatorial, el resultado es una tirana donde nadie puede realizarse con la dignidad que requiere el haber nacido humano. El 26 de julio en Casa de Gobierno procedi a la entrega de subsidios y jubilaciones, por la ley 20.586 y con la firma de un Acta de compromiso se instituy el pago de asignaciones familiares a los jubilados y pensionados nacionales, adems de pensiones a la vejez. El convenio fue suscripto por el Estado, la Confederacin General del Trabajo, la Confederacin General Econmica, las Cajas de Subsidios Familiares para Empleados de Comercios y para el Personal de la Industria y la Caja de Asignaciones para el Personal de la Estiba. En ese mismo acto se instituy el pago de jubilaciones a los trabajadores rurales. Dijo la Presidente al respecto: Esta es una de las ocasiones que con hechos, no con palabras, demos tramos que cumplimos con las esperanzas del pueblo y, en especial, con el hombre de campo, tantas veces postergado y marginado de la seguridad social.

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El trabajador rural transitorio, que generalmente se desempea desde la niez en chacras y localidades diferentes, se enfrentaba hasta ahora con la fra indiferencia de un sistema que le exiga la prueba de todos sus servicios. Nosotros sabemos que esos trabajadores, con la nobleza, la paciencia y sabidura que les da el contacto con la naturaleza, son hombres que han luchado incansablemente, y que si han vivido hasta los sesenta y cinco aos de edad, no ha sido precisamente de rentas, sino simplemente () han trabajado. Como hoy con los algodoneros y maana con los trabajadores de la zafra azucarera y de los tabacales y muy pronto con todos los trabajadores rurales del pas, haremos realidad los principios de la Doctrina Justicialista que proclamara el General Pern. As continuamos reafirmando el Pacto Social y cumpliendo uno de los mayores anhelos del General Pern, dar proteccin a la ancianidad desvalida. El 29 de julio inaugur la Conferencia Interamericana sobre la Planificacin de Seguridad Social, en la que dijo: En nuestra era de inseguridad, la Seguridad Social adquiere hoy un significado mucho ms amplio del que le asignbamos en el pasado y, como ciencia, debe revisar sus propios postulados para procurar los medios de cobertura de las emergencias materiales de la vida humana, y preservar la seguridad del ser espiritual. As como los pases del Tercer Mundo se unen para defender sus recursos naturales y en Latinoamrica estamos organizando un frente comn de solidaridad econmica, as debemos proteger las reservas humanas de nuestros pueblos de Amrica. () Como filosofa social y humana, la Tercera Posicin no configuraba un mero eclecticismo, sino que era una armona de valores, un equilibrio entre el individuo y la sociedad, y un camino abierto para el hombre y el mundo, equidistante del humanismo individualista y del colectivismo masificante. Deca el General Pern: en el fondo las dos concepciones individualistas y colectivistas- son verdades parciales, cuyo error bsico consiste precisamente en que son parciales y no aceptan al hombre y a la sociedad como son: como valor y como fuerza. Nuestro gran objetivo es el hombre, valor superior, pero el gran medio del hombre es que la fuerza extraordinaria de la comunidad lo ayude y no lo explote, lo sirva y no lo aplaste.

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En la primera semana de agosto Mara Estela de Pern en el lanzamiento de las Mesas de Trabajo de la Capital Federal, embisti fuertemente contra la especulacin: Para lograr esta premisa, no recurriremos a complicados sistemas que en ltima instancia se tornan inoperantes, sino que basaremos nuestra accin conjunta de Pueblo y Gobierno en un operativo cuyos fundamentos esenciales se encuentran plasmados en la frase del Teniente General Pern: solamente el pueblo salvar al pueblo. () En forma mancomunada, combatiremos tanto el desabastecimiento y la especulacin, luchando contra la delincuencia y la violencia ya sea abierta o solapada, pues su nico objetivo es obstaculizar el Plan de Reconstruccin y Liberacin Nacional. () Es preciso que cada ciudadano sea cual fuere su pensamiento poltico, tome su puesto de lucha en la reconstruccin nacional y trabaje por la felicidad de la Patria, que en ltima instancia ser su propia felicidad. Cada uno debe ser sin temores, ni indecisiones, custodio de su patrimonio, colaborando con el Estado como corresponde a una verdadera democracia, segn la define una de las verdades justicialistas: la verdadera democracia es donde el Gobierno hace lo que el Pueblo quiere y defiende un solo inters, el del Pueblo. Todo esto aunque parezca poco, lo hizo la Presidente en el primer mes de la muerte de su marido. LEGISLACIONES DE AVANZADA. Durante el periodo de marras, la Presidencia de la Nacin, proyect grandes avances jurdicos en materia de medios de difusin masivos. El ms elocuente, fue el decreto de nacionalizacin de las emisoras comerciales y la caducidad por expiracin del plazo de concesin de servicios pblicos, de los canales 9; 11 y 13, lo que configur la creacin del servicio pblico de televisin. En consonancia con ello, se decretaron como propiedad pblica e inalienable del estado argentino a las radioemisoras nacionales. En materia noticiosa internacional, las agencias respectivas fueron administrativamente subrogadas al derecho argentino segn las reglas del monismo del derecho internacional pblico. Acorde a ello se estableci condicin sine qua non que transmitan noticias en idioma nacional y que el orden de preferencia informativa sera: Argentina, Latinoamrica, otros pases. Por decreto 340/73 se les prohiba adems la

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transmisin de noticias interprovinciales a fin de cercar y dificultar la actividad subversiva operante por aquellos aos. El gobierno militar mantuvo la estatizacin televisiva pero cedi en materia informativa internacional con la excusa de favorecer el mundial de 1978. Otro avance jurdico en materia difusiva, fue la legislacin de expropiacin de la quiebra de la Editorial Codex S.A; cuya insolvencia y vaciamiento previo fueron calificados de fraudulentos. La expropiacin fue facilitada dada la condicin que el principal acreedor de la misma era el fisco nacional. Con esto se consigui obtener una de las impresoras ms grandes de Amrica, de cuya utilidad era fundamental para la impresin a bajo costo de libros y textos para la escuela de enseanza bsica, secundaria y acadmica universitaria, adems de obras del pensamiento nacional. La ley de expropiacin de CODEX fue derogada luego por la junta militar golpista. As tambin bajo proyeccin de la secretara tcnica, se sancion la Ley de Nulidad de los Contratos leoninos celebrados durante el Gobierno de Facto 1966-1970, entre las Empresa Nacional de Telfonos del Estado (ENTEL) y las multinacionales STANDARD ELECTRIC (ITT) y SIEMENS. Estas empresas haban contratado con ENTEL el suministro de equipos transmisores de telefona y, habiendo cobrado el precio convenido por anticipado, incumplieron el contrato, entregando una cantidad mucho menor de equipos que la que se haban comprometido a suministrar. En materia de derechos intelectuales, se reglament la ley nacional de propiedad intelectual 11.723 del ao 1933. Esta reglamentacin fue celebrada por la Asociacin de Intrpretes Musicales y Flmicos dado que por la legislacin anterior al peronismo y hasta entonces vigente los derechos de autor eran percibidos por el director de la pelcula u orquesta que grababa su msica en el disco pero no por lo intrpretes de ellas. Al refrendar el decreto la Seora de Pern, declar nulas las cesiones de derechos anteriores realizadas por los intrpretes y actores en favor de los directores, y los primeros comenzaron a percibir cnones por la interpretacin de sus obras. En materia de defensa nacional se sancionaron importantsimas leyes de avanzada: una de ellas fue la ley de represin del trfico de drogas. Los estupefacientes en el territorio nacional comenzaron a tener auge ligados a la actividad subversiva, no

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slo como consumidores sino adems como modo de financiacin de sus organizaciones guerrilleras mediante las ventas. Esta legislacin fue federal y pionera en materia de persecucin a estos graves delitos contra la dignidad de la nacin y la calidad humana misma, y se caracterizaba por reprimir al consumidor, al productor, al vendedor, al transportista, al traficante y a todo aquel que cultivase materias primas para tales fines, como as tambin a todo galeno que propendiera el trfico abusando de su profesin. La nota fundamental era que el consumidor era judicialmente obligado por sentencia firme a ser internado en lugares de rehabilitacin hasta el cese de su consumo personal y adiccin. Si bien histricamente se haba criticado la represin a un consumidor por su carcter de enfermo, lo cierto es que los doctores Francisco Laplaza y Alejandro Korves, autores del proyecto de ley, demostraban que reprimir al consumidor era imperioso, porque estos generalmente propendan a conseguirle a los vendedores nuevos compradores, y a cambio se le otorgaban al mediador descuentos por acrecentar el mercado y el consumo. Por otra parte el estado contaba con las clnicas y los programas de rehabilitacin adecuados por entonces. Permitir el consumo de drogas arguyendo el mbito privado de los hombres como segn la tendencia actual, se entenda por entonces como complicidad del estado de instigacin al suicidio. Una respuesta simple y prctica como el peronismo manda, ajenas a todo debate doctrinario de juristas que en connivencia con intereses espurios pretenden demostrar la cuadratura del mundo. Otra norma indispensable para la defensa nacional, fue la ley de represin de la subversin en todas sus formas, blica, inductiva y econmica. En su aspecto de beligerancia esta someta la persecucin a la justicia federal obstando a las Fuerzas Armadas y de Seguridad todo tipo de exceso en su cumplimiento. La legislacin era imperiosa como contralor al accionar sedicioso de grupos guerrilleros que actuaban contra la integridad de la Repblica y los valores de humanidad. Pero ms all de este aspecto, lo original y notable fue la represin al terrorismo econmico ya sea doloso o culposo, sin posibilidad de excarcelacin y de condena condicional, como intento de coto al desabastecimiento desenfrenado de aquellos

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aos, los vaciamientos de las empresas y los bancos, las especulaciones burstiles y el alza injustificado de los precios.2 En consonancia con la ley que reprima el terrorismo blico subversivo que azol el pas ilegtimamente desde el 25 de mayo de 1973 al 24 de marzo de 1976, la Presidente de la Nacin envi al Congreso de la Nacin el proyecto de ley de Defensa Nacional, la cual no tuvo ni sancin ni tratamiento por la carencia legislativa producida por la falta de qurum para sesionar desde el septiembre de 1975. La importancia fundamental de esta ley recaa en la posibilidad de contar con un instrumento jurdico y legal que cese con el accionar subversivo sedicioso y terrorista, al posibilitar una persecucin idnea contra el accionar guerrillero, adems de poder obtenerse la identificacin de sus autores, un juicio previo, una condena ejemplar, y la de recabar informacin sobre los poderes internacionales que estaban subrepticia e inconfesablemente detrs de la sedicin contempornea. Nuevamente el grupo de trabajo y la participacin activa de talo Lder obstaron la sancin del proyecto presidencial en pos de mantener la sensacin del vaco de poder. En consonancia con la ley de represin al terrorismo econmico, el 10 de marzo de 1976 se oficializ la Comisin Nacional de las Remuneraciones, instituto que de no ser por el fatdico golpe de estado hubiera terminado con el agio, la usura y la especulacin reinante. As tambin para marzo de 1976 bajo la direccin del Doctor Jos Deheza se proyectaron leyes 1- fijando un procedimiento sumarsimo para juzgar los delitos subversivos. 2- Incriminando el regreso al pas de quienes hicieron uso del derecho de opcin previsto en el artculo 23 de la Constitucin Nacional.

Esta ley fue tan importante para la soberana nacional, que el sinrquico Fondo Monetario Internacional mismo, exigi su derogacin por obstar los intereses forneos en el Ro de la Plata, accin lamentablemente concretada durante el contubernio gubernamental en el ao 2002.

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3- Extendiendo la jurisdiccin de los jueces federales al lugar al que fueran trasladados los detenidos con proceso a disposicin del Poder Ejecutivo. 4- Incriminando la promocin de huelgas o entorpecimiento de servicios pblicos. 5- Facultando a las Fuerzas Armadas a efectuar la prevencin sumarial en los delitos sometidos a juicio sumarsimo. 6- Creando nuevas salas en distintas Cmaras Federales del interior del pas, para conocer exclusivamente en todas las causas criminales que se tramiten en su direccin. 7- Creando diecisiete juzgados federales. 8- Incriminando la ayuda econmica a la subversin jurdicas colectivas.3 regulando las consecuencias patrimoniales cuando se realizara por medio de personas

Fue ms connivente con el accionar subversivo, la pasible actitud de las Fuerzas Armadas en el periodo constitucional, que el propio gobierno del estado de derecho. Ya habamos mencionado que el Ejrcito en ningn momento particip en la comisin que elabor los proyectos de ley ni en el Consejo de Seguridad Interna y de Defensa. Cuando en 1983 lleg la hora de la rendicin de cuentas ante la Justicia, los militares acusados de aberrantes crmenes intentaron su defensa alegando que cumplieron como buenos soldados las directivas del Poder Ejecutivo, aferrndose a la frase: a efectos de aniquilar el accionar subversivo. Ello fue vertido en el acta institucional dado a conocer el 28 de abril de 1983. Al da siguiente Deheza les contest pblicamente as: El Acta institucional aprobada en el da de ayer por la Junta Militar, relativa la lucha contra la subversin terrorista, me obliga a declarar pblicamente. 1. Si bien es cierto que el Gobierno presidido por la Seora Mara Estela Martnez de Pern, tena la ms firme decisin de combatir la subversin terrorista, de ningn modo se puede decir, ni siquiera insinuar elpticamente, que convoc a las Fuerzas Armadas para luchar contra el terrorismo ateo, mercenario e inhumano, con mtodos o procedimientos al margen de la ley. 2. La posicin del gobierno constitucional fue clara e intergiversable: aplicar la ley, con los jueces de la Constitucin y con el apoyo irrestricto del pueblo, a travs de sus legtimas autoridades; y de ello constituyen una prueba documental incontestable los once proyectos de ley enviados al Congreso de la Nacin, el 11 de marzo de 1976 y el proyecto de ley de Defensa Nacional, el da 19 de ese mismo mes y ao. 3. Esos proyectos dotaran al estado de los instrumentos jurdicos idneos para luchar contra la subversin. 4. En la reunin del Consejo de Seguridad Interna celebrada el da 18 de febrero de 1976, los seores comandantes no apoyaron la mocin que present, por indicacin de la Seora Presidente, en el sentido de que los referidos proyectos por razones de urgencia, no fueran remitidos al Congreso, a la sazn en reces, sino sancionados mediante un decreto ley, como se haba hecho con la reglamentacin del Hbeas Corpus el da anterior. 5. El pensamiento y decisin del Gobierno Constitucional, estn expresados en el mensaje que se present al Congreso con los mencionados proyectos, en el que se afirma: se hace indispensable el ms pronto juzgamiento de los delitos subversivos, para que a la subversin aptrida conteste el

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El poder de la Seora Presidente no obstante la mendacidad del vaco de poder, era tal, que el Poder Ejecutivo se anim nada ms y nada menos que a ordenar la detencin del directorio de la Empresa y la Fundacin Bunge & Born, por financiar a organizaciones subversivas con la excusa de un dudoso secuestro de dos de sus directivos. A pesar de las influencias y el poder econmico de los Born, la Presidencia de la Nacin conden el hecho de que se haya financiado a clulas terroristas haciendo caso omiso a toda voluntad y disposicin estatal. Continuando con los ejemplos de voluntad poltica nacional en la que privaban los intereses nacionales por sobre los sinrquicos, ms all de los poderes econmicos
estado con la severa reaccin de la fuerza legtima y oponga al oscuro anonimato la identificacin y castigo de los culpables () 6. Quede bien en claro que el gobierno constitucional de la Seora de Pern, en la lnea que marcan los valores culturales que definen el ser Nacin, sostuvo hasta el da de su derrocamiento, que el estado deba reprimir la subversin terrorista con la fuerza que dimana del orden jurdico, pues de lo contrario, so pretexto de defender un estilo de vida, lesionaramos principios bsicos de los que dependen la existencia de la Nacin y del Estado. Finalmente, el pretexto de que, con el gobierno constitucional, no se poda reprimir eficazmente a los subversivos terroristas cae por su propio peso si se tiene presente que, al 24-3-76, el ERP estaba diezmado y sin poder de fuego real (luego de las derrotas de Catamarca, Tucumn y Monte Chingolo), mientras los montoneros haban sufrido ya prdidas muy importantes (la de Formosa en primer lugar). Al momento del golpe, la guerrilla subversiva no era ya un peligro tan importante como un ao antes, ni mucho menos. Sin embargo, Yofre, con todo desparpajo, afirm que luego de Tucumn, Formosa y Monte Chingolo, una de las causas del golpe fue: El crecimiento de la subversin Si los militares hubieran cumplido la ley y respetado al gobierno legtimo, habran liquidado ese grave problema en el mismo tiempo que lo hicieron con la brutalidad y los atropellos incalificables que conocimos luego. El golpe y la masacre fueron, en ese aspecto, totalmente intiles. Lo cierto y concluyente del presente segmento de esta obra, es que hacia marzo de 1976 la subversin estaba controlada y casi aniquilado su accionar. Por lo menos estaba neutralizado. Por ello, Videla y sus secuaces recurrieron a realizar una dramtica operacin que justificare posteriormente el golpe que estaban planeando, causalmente (siempre ms que casualmente), con el mismo modus operandi que los subversivos, como hemos visto: los auto atentados y la autovictimizacin. Hacia el 15 de marzo de 1976, una bomba estall, dijeron que para asesinar a Videla, quien no dud en victimizarse de manera ms propia a una seorita, que a un hombre con uniforme de General. Paradjicamente, quien hace un muy buen anlisis de ese acontecimiento, es el antes denostado en esta obra, Jos Feinmann, quien sobre el acontecimiento nos dice: La bomba estall en la playa de estacionamiento del Comando General del Ejrcito. Se habl de u n intento de asesinar al General Videla. Pero Videla, casualmente no fue al comando ese da. Por qu estall la bomba? Qu significado tuvo? Esa bomba deca: este gobierno es incapaz de mantener el orden. Las bombas terroristas estallan en el centro mismo de la ciudad. En las mismas puertas de las instituciones militares. Nadie est seguro en el pas. ni los militares ni los civiles. No hay orden. Es necesario restablecerlo Fue una bomba golpista () destinada a voltear al gobierno de Isabel Pern. No importa quin la haya puesto. Tanto el terrorismo de izquierda, como el terrorismo de derecha apostaban, durante esos das, a la cada del gobierno. La derecha para abrirle paso a los militares y al Plan econmico de la Patria Financiera () la izquierda para polarizar las contradicciones. Para quitar del medio el incmodo colchn del gobierno constitucional y abrir una situacin revolucionaria, en la que, suponan, las masas se plegaran a las vanguardias en la lucha por la liberacin. Que as no sera, era algo que todos por entonces sospechaban, menos, claro est, las vanguardias iluminadas que creen saberlo todo. Apenas nueve das despus del estallido de esta bomba, caa el gobierno de Isabel.

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a los que el gobierno se enfrentaba, cabe tambin mencionar el caso de la talo Argentino de Electricidad, la cual se instal en el pas en 1912, fecha en que se firm un contrato de concesin por el trmino de cincuenta aos, cumplidos los cuales el contrato original dispona que el servicio volva sin cargo alguno al estado. En 1936, exenciones ilegales y sobornos de por medio, fraudulentamente se dispuso que el estado nacional cumplido el trmino contractual con la CIAE, deba comprar el servicio a un precio exorbitante. Esto fue refrendado por el propio Presidente semi democrtico, Arturo Frondizi. Por decreto del Poder Ejecutivo Nacional, 4 en febrero de 1976 se dispuso la intervencin de la CIAE y se declar la invalidez de las modificaciones hechas en forma fraudulenta en 1936 al contrato de concesin original y a las espurias determinaciones de Frondizi, previa comisin formada que demostraron los histricos sobornos, presiones, y chantajes de los directivos de la empresa. No menos trascendental acorde a la idea y necesidad de independencia econmica del pas, fue el Decreto n 652/74 nacionalizando las bocas de expendio de combustible. Por este decreto qued centralizado en Yacimientos Petrolferos Fiscales YPF-, la total comercializacin de los derivados del petrleo, naftas y otros combustibles. De esta manera el impuesto a los combustibles, incluido en el precio de venta de los mismos, se deba transferir inmediatamente al fisco. Con respecto a este impuesto es necesario destacar que su monto representa ms del 30 % de los recursos del presupuesto general de la nacin, y las empresas expendedoras eran agentes de retencin del mismo. Los plazos de entrega, al fisco de este impuesto retenido, variaban segn se tratase de YPF, o de la AngloHolandesa Shell, o de la norteamericana ESSO. YPF deba depositarlo dentro de las 24 horas de percibido. ESSO y SHELL gozaban del inexplicable privilegio de disponer del mismo durante 52 das a cuyo vencimiento lo depositaban sin pagar intereses. Durante el gobierno del Proceso se derog este importantsimo decreto y estas empresas privadas recuperaron el privilegio de retener durante 45 das dicho impuesto a los combustibles. El monto de este impuesto conformaba

Decreto n 648 del 18 de febrero de 1976.

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una masa constante de 200 millones de dlares, de la que dispona las empresas como propias durante el lapso mencionado.5 Un tema significativo a nivel supralegal era la relatividad y la incertidumbre constitucional. La Reforma Constitucin Nacional de 1949, haba sido derogada o mejor dicho, abrogada, por una proclama de abril de 1956 durante la Revolucin que derroc a Juan Domingo Pern. Desde entonces, todos los actos sucedneos a nivel constitucional fueron mamarrachos jurdicos en tanto apartndose de toda legitimidad del poder constituyente, los actos ulteriores y reformas se basaron en el vicio de una derogacin improcedente, ilegtima e ilegal, sea la reforma de 1957 con las mayoras proscriptas, sea por la enmienda de 1972 tambin viciada con los mismos defectos, o la reforma de 1994 con los acuerdos espurios que significaron las mal llamadas clusulas cerrojos, un dictamen que cercenaba, limitaba y negaba todo poder pre constituyente y constituyente. Durante el gobierno de la Seora de Pern, a instancias del Ejecutivo mismo, se dict el Decreto n 620 del 13 de febrero de 1976 declarando programticamente prioritaria a cualquier convocatoria a elecciones el llamado a una Convencin Nacional Constituyente que determinase qu constitucin estaba en vigencia en el pas: -La constitucin Nacional de 1853, o -La Enmienda Constitucional de 1949, abrogada de cuajo por el gobierno de facto de 1956 o -La Constitucin Nacional de 1853 con el agregado del artculo 14 bis establecida tras la ilegtima reforma de 1957 o - La Constitucin Nacional de 1853 enmendada por Decreto del Gobierno de Facto del General Lanusse, que haba reducido el mandato constitucional a 4 aos, vuelto a limitar a 8 el nmero de ministros e introducido un tercer senador por cada provincia. Estas disyuntivas constitucionales eran imperiosas, mxime considerando que para determinar toda futura eleccin democrtica deba resolverse el aspecto constitucional. Por tales motivos se dict tambin coetneamente el decreto N
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Datos suministrados por la Federacin de Empresario de Combustibles de la Provincia de Buenos Aires. (La Nacin 18/1/1979 p. 6)

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302, del 13 de febrero de 1976, firmado en Acuerdo General de Ministros que dispuso que previamente a las elecciones nacionales, debiera reunirse una convencin nacional constituyente que determinase que constitucin rega o bien se dictase una nueva. En 1974; as tambin se dict una ley que preocup y exacerb los nimos e intereses del gobierno norteamericano: la ley de transferencia de tecnologa al exterior N 20.794/1974. Esta legislacin fue tan trascendente, a punto tal que el Secretario de Estado de los EE.UU; Sir Henry Kissinger, convoc prestamente a una conferencia en Washington de todos los pases del hemisferio americano con el objeto de sugerir que ningn estado del hemisferio americano dictase una ley similar a la ley argentina y que la Repblica Argentina derogase la ley de Transferencia de Tecnologa al Exterior. A cambio el gobierno anglo amricano se comprometa a suministrar su tecnologa al pas que lo requiera como correlato al cumplimiento efectivo de la sugerencia. El gobierno argentino se levant de la conferencia, al denotar que la tecnologa provena de empresas privadas de las cuales el gobierno de Estados Unidos no tena competencia de gestin. Por esta ley la tecnologa producida en Argentina por personas fsicas o jurdicas de derecho o empresas de capital y domicilio forneo que tuvieren filiales o sucursales en el pas, podan enajenar y exportar tecnologa percibiendo beneficios, regalas, o derechos derivados de sus patentes desde el exterior. En todos los casos de exportacin de tecnologa se requera autorizacin del Poder Ejecutivo Nacional para que la exportacin no lesione las pertenencias, consumo, y utilizacin de tecnologa dentro del mbito territorial de la Repblica Argentina. As, la transferencia de tecnologa producida en el pas sera una fuente de ingreso de divisa y no un drenaje de las mismas.6 En materia de soberana nacional territorial la seora Presidente Martnez de Pern ejecut trascendentes gestos y decretos: -Uno de ellos fue efectivizar durante un da, la instalacin del Gabinete Nacional en el sector antrtico argentino para reafirmar nuestros derechos nacionales en aquel continente. Este gesto de gobierno obstado por cuestiones climticas era consonante con un viaje previo de Mara Estela Martnez de Pern durante la
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Diario de Sesiones Cmara de Senadores Ao 1974 Tomo V, p. 3.521/3.527. Confr. M -76: motivos y pretextos. Asalto a la Argentina. Gonzlez, Julio. Ed. Docencia. 2011.

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presidencia de Ral Lastiri con iguales motivaciones. La seora de Pern fue la primer mujer argentina en pisar suelo antrtico y all esgrimi varios discursos protocolares sobre la soberana nacional no solo antrtica sino de las islas del atlntico sur usurpadas en 1833 por Albin. -Otra de las determinaciones en materia de poltica internacional, fue el retiro de los diplomas del embajador britnico Lord Callaghan como as tambin de toda la delegacin diplomtica, como consecuencia de la llamada misin lord shackelton, en donde un buque de la armada inglesa (El Endurance) se traslad al mar argentino circundante de nuestras usurpadas Islas Malvinas Argentinas e Islas del Atlntico Sur, a fin de realizar un relevamiento para la explotacin petrolera. Con venia del poder ejecutivo el buque ingls fue atacado por aire y por mar, adems de ser incautado por haberse violado el acuerdo supranacional de los organismos internacionales que obligaban a las partes en disputas por tales territorios a cumplir la obligacin de no innovar. El 17 de marzo de 1976, a instancias del Poder Ejecutivo, el gobierno nacional desconoci el acuerdo firmado entre el Presidente de Facto Alejandro Lanusse que dispona que la disputa entre nuestro pas y Chile por la soberana del Canal de Beagle, sea dirimido en arbitraje por la Reina de Inglaterra. Entre los considerandos del gobierno nacional se esgrimi la histrica amistad y relacin del gobierno ingls con el sector trasandino, adems de desconocer la legitimidad de Lanusse para disponer gravemente de nuestra soberana nacional territorial. En materia laboralista y en consonancia con el art. 37 de la reforma constitucional de 1949 y/o el art. 14 bis de la ilegtima reforma de 1957, se dict una ley de avanzada del derecho del trabajo: la Ley Integral de Contrato de Trabajo o Cdigo del Derecho del Trabajo n 20.744, del ao 1974. 7 Por primera vez los derechos y garantas conquistados por los trabajadores durante la revolucin del 4 de junio de 1943 y durante los consecutivos gobiernos peronistas, fueron sistematizados en un cdigo. Tambin en dicha materia se sancion la ley de Asociaciones Profesionales (bastin del pensamiento doctrinario Justicialista por voluntad expresa de Pern)
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Es de destacar que en el periodo 1973/1976, las remuneraciones del trabajo tanto en el sector pblico como en el privado, ascendan al 50 % del PBI. Fueron, por lo tanto, en moneda constante o valor intrnseco de la moneda las remuneraciones ms altas en poder de compra que se registraron entre 1975 y 1982. (fundacin Mediterrnea: Revista Creer, edicin junio-julio de 1984, p. 5.)

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y de Fuero Sindical, la cual otorgaba las mismas inmunidades a un dirigente sindical que las que posea cualquier legislador. Este fuero no ceda mientras duraba el mandato gremial excepto por captura de un dirigente en flagrante delito. En relacin a la cuestin sanitaria, se cre el Sistema Nacional Integrado de Salud, legislacin de avanzada que eliminaba las contribuciones laborales por la ley de obras sociales 18.610 del onganiato, y que implementaba un inmenso sistema de mutualidad nacional dependiente del Ministerio de Salud de la Nacin, eliminndose conflictos de competencia de ndole federal, provincial y municipal, y responsabilizndose el Gobierno Nacional por el pago a los mdicos atinentes, en orden de su experiencia, profesin y antigedad. En materia social, en el mes de octubre de 1974, Mara Estela de Pern lanza la campaa de las Mesas de Trabajo, para combatir el costo de vida y el desabastecimiento y para detectar necesidades y resolverlas. Esas mesas fueron abiertas en todo el pas por militantes Peronistas de base, en especial de la agrupacin para el Trasvasamiento Generacional y del sector encabezado por Norma Kennedy. La Seora Pern tambin encabez el Plan Trienal de gobierno ideado por su esposo, adems de los planes de vivienda 17 de octubre, Eva Pern y Alborada. Por medio de esos planes se sembraron cuatrocientas mil viviendas en ciudades y pueblos de todas las provincias. En Buenos aires se inici la erradicacin de la Villa de Retiro, trasladndose sus habitantes al barrio Presbtero Mugica, en Ciudadela, complejo recin construido de dos mil cuatrocientas viviendas. Se levant un barrio entre Avenidas Coronel Roca y Escalada, donde antes estaba el terrible baado del Bajo Flores, que fue totalmente saneado, y otro en Villa Corina. Se cre el Departamento de Accin Social, la Secretara de Recursos Naturales y Medio Ambiente y la Secretara de Ciencia y Tecnologa. Se volvieron a realizar los Campeonatos Infantiles Evita, complementndolos con los juveniles Argentina Potencia. De cincuenta mil chicos que practicaban deportes hacia 1973, en dos aos se pas a una cifra de un milln y medio. Se rehabilitaron las piletas de Ezeiza que estaban al servicio de los grupos sociales ms humildes, los complejos tursticos Chapadmalal y de Embalse Ro Tercero. Se abrieron treinta y cinco jardines maternales zonales, se implement la Cruzada de Solidaridad Justicialista que hizo aportes para la ayuda social directa; se reglament y puso en

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vigencia la Ley de Contrato de Trabajo que trajo significativas mejoras, disponiendo entre otras cosas: la responsabilidad empresaria en las relaciones de dependencia laboral, la regularizacin del trabajo a domicilio y mejoras en el trabajo de temporada, el aumento de las vacaciones mnimas de diez a quince das anuales, mejora de trabajos de menores y mujeres embarazadas; en materia de previsin social se otorgaron asignaciones familiares a los jubilados y pensionados por invalidez y vejez. El da de Reyes de 1975, ms de dos mil nios fueron agasajados en la Quinta de Olivos donde pasaron el da, volviendo a la vieja costumbre Peronista de poner la enorme residencia al servicio de los pobres. Se implement el operativo Camello con la colaboracin de la leal Fuerza Area para llevar juguetes y golosinas a los infantes de diversos puntos del pas. Se proyect y comenz la construccin del Hospital Nacional de Pediatra, en la entonces Avenida Brasil y Combate de los Pozos. Se cre el CENARESCO para rehabilitar a las vctimas de las drogas; se implementaron campaas de alfabetizacin y el bachillerato libre para adultos con un programa especial abreviado, se abrieron cuarenta y una escuelas albergues en 1974, ciento veintitrs escuelas de jornada simple pasaron a tener jornada completa, se provey masivamente de la copa de leche a todas las escuelas del pas y se inici la obra de Salto Grande. Cebe destacar que durante el gobierno de la seora Pern se mantuvo prcticamente el pleno empleo; (la desocupacin ascenda solo al 2,4 % hacia 1975), y adems no se contrajo un solo emprstito, amn de ello la cifra de la deuda externa argentina durante el periodo analizado se redujo en un 15,2%, ascendiendo la cifra a no ms de 6 mil millones de dlares, cifra que aumenta un 700 % durante el Proceso Militar de 1976. Por su parte el Producto Bruto Interno ascendi anualmente en un 6 %, en cada periodo que va de 1974 a 1976.

MARA ESTELA DE PERN Y LOS DERECHOS HUMANOS Ms all de los dimes y diretes de la historia oficial, y de la no sancin de la ley de defensa nacional por omisin legislativa producto de la carencia de sesiones del

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Congreso por falta de Quorum, siempre el tercer gobierno peronista combati a la guerrilla con la legitimidad y la observancia de las reglas de la justa beligerancia. La seora de Pern no slo hizo muy buen papel como Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas acorde a las prerrogativas constitucionales, sino que cumpli con los deberes de funcionario pblico al lanzar el llamado Operativo independencia para frenar los intentos guerrilleros no slo de sesionar provincias argentinas sino de obtener el reconocimiento internacional como sujetos beligerantes. En relacin a ello dict el decreto N 261, que dispona: El Comando General de Ejrcito proceder a ejecutar las operaciones militares que sean necesarias a efectos de neutralizar y/o aniquilar el accionar de los elementos subversivos que actan en la provincia de Tucumn. Pero coetneamente, la seora Presidente dict el decreto N 1.800 el cual dispona: Toda vez que, en la ejecucin de operaciones militares antisubversivas, la autoridad militar deba poner a disposicin del magistrado federal competente a una persona detenida o a elementos secuestrados como consecuencia de dichas operaciones, lo har acompaando las actuaciones que en el orden militar debern labrarse con tal motivo, juntamente con las piezas probatorias si las hubiere. Este decreto, fue dictado ante el rumor sobre posibles excesos cometidos por las Fuerzas Armadas en sus procedimientos, a espaldas de las directivas del gobierno nacional, quien consultando sobre ello al Ejrcito, fue negado rotundamente. Como medida de resguardo, la Presidente dicta esta legislacin; por lo que desde signada por el Ejecutivo, toda responsabilidad pas a ser legalmente delegada. Por ltimo cabe hacer mencin el proyecto de Ley de Seguridad para la represin de la actividad terrorista y subversiva, que el Poder Ejecutivo envi al Congreso el 25 de septiembre de 1974. En l, la Presidente insista pblicamente en que la legislacin estaba orientada a erradicar la subversin definitivamente del pas, dentro de los marcos de la ley. La ley inclua en su primer artculo, la imposicin de prisin a quien para lograr la finalidad de sus postulados ideolgicos, intente o preconice por cualquier medio, alterar o suprimir el orden institucional y la paz social de la Nacin, por vas no establecidas en la Constitucin Nacional. Ello comprenda el adoctrinamiento, el proselitismo, la apologa del delito, la edicin, distribucin y difusin de materiales

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impresos, la alteracin de la identidad, el uso de insignias, etctera. A esto se agregaban penas de prisin para periodistas, locutores de radio y televisin y responsables de medios que propagaran hechos e imgenes de las conductas sancionadas. Una cuestin que no puede discriminarse en el anlisis, fueron las crticas de ciertas fuentes tendenciosas, al gobierno nacional de Mara Estela de Pern, supuestamente por abusar de situaciones derivadas de la vigencia del estado de sitio. Lo que se omite decir es que la misma justicia y jurisprudencia amparaban los procederes gubernamentales. Pruebas al canto, en noviembre de 1975 un recurso de amparo por la detencin de una persona durante el estado de sitio fue elevado a la Cmara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional, la cual neg el pedido sealando que la ley no haba sido mal aplicada ni era inconstitucional. Ms an, en su resolucin oficial, la cmara distingua entre detenidos a disposicin del PEN por el estado de sitio, y detenidos criminales comunes, considerando que los primeros eran ms peligrosos porque atentaban contra la democracia. Deca el fallo: las democracias, se ha dicho, llevan en sus entraas los elementos que pretenden destruirlas; cuando trata de preservarse de la destruccin, esos elementos apelan a las instituciones que intentan demoler, para poder continuar su obra. De all que la Constitucin contemple el problema y busque el remedio en el art. 23 (declaracin del Estado de Sitio). El Poder Judicial no puede juzgar las decisiones que por motivos polticos, extraos a su quehacer, pueden tomar en tal instancia el Congreso y el Poder Ejecutivo, salvo que tales decisiones vulneren la Constitucin, en este caso no se ve en qu forma hay exceso en el ejercicio de las facultades propias de este ltimo poder, fuera del sentir afectado. En cuanto a las pretensiones de culpar a la entonces Presidente Mara Estela de Pern por haber signado el decreto del Operativo Independencia, linda lo ridculo en tanto dicha disposicin fue exigida y celebrada por toda la Nacin Argentina e inclusive por la propia oposicin. Un ejemplo lo fue el Presidente Provisional del Senado, Juan A. Allende, del Partido Popular Cristiano, quien sealaba por entonces que era acertada y constitucional la medida del Ejecutivo de

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dar participacin a las Fuerzas Armadas en la lucha antisubversiva y que no era necesario que el Congreso conozca el decreto en cuestin.8 Por ltimo, en relacin a los derechos humanos, cabe destacar que la seora Pern estando aun injustamente apresada en San Vicente, en el ao 1979, se dirigi a la Comisin Interamericana de Derechos Humanos, con profundas reflexiones de defensa a estas prerrogativas del derecho de gentes. 9
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Mondez, Eugenio. Confesiones de un Montonero. Ed. Sudamericana. Buenos Aires 1985 La carta de la presidente derrocada deca:

Estimados seores: Les agradezco infinitamente esta visita, la que quiero interpretar como una muestra de solidaridad americana, y les doy la bienvenida a nuestra Patria. El Movimiento Nacional Justicialista ha rechazado siempre toda ingerencia extranjera en nuestros asuntos, pero ha sido invariablemente sensible a toda accin a favor del acercamiento de los pueblos de un mismo origen y destino. Por ello, ningn latinoamericano es extranjero en la Argentina. El tema que motiva vuestra misin no es para el justicialismo novedoso ni ajeno. El Movimiento Nacional Justicialista es esencialmente humanista. Concibe al hombre en su plena dimensin y ha asumido su decidida defensa y proteccin. La doctrina justicialista, basada en los Evangelios, reconoce al hombre como criatura de origen divino, hecho a imagen y semejanza del Seor. En el tema de los derechos humanos, el cristianismo es tan milenario como insuperable. Y la Iglesia, al decir de Su Santidad, es experta en humanidades. Me satisface la actual preocupacin de la Organizacin de Estados Americanos en bregar por el respeto de los derechos humanos en el continente y creo que el justicialismo tiene mucho que aportar. Lleva ya casi cuatro dcadas de lucha por la dignificacin del hombre argentino, lo que le otorga una significativa autoridad en el tema. Tal posicin en defensa del hombre excede con creces aquella visin limitada y caduca del demo liberalismo individualista. Para el justicialismo, los derechos humanos no se agotan en la igualdad ante la ley, la condena ante toda tortura y vejamen, la garanta del debido proceso, etc., ya consagrados en la Constitucin de 1853, pero ampliamente superados por la evolucin histrica. El justicialismo, en total armona con las enseanzas de la Iglesia, plante hace ya 35 aos la defensa del hombre, no como individuo sino como persona, y promovi su dignificacin desarrollando su derecho a participar en la vida social, econmica, poltica y cultural. Ya en 1949 consagr en la Constitucin Nacional los derechos del trabajador, de la familia, de la ancianidad, etc. Con tal profundidad que an hoy es una legislacin verdaderamente revolucionaria y que creo no superada en ninguna parte del mundo. Entiendo as los derechos humanos y afirmo que slo pueden ser realidad cuando el pueblo participa en la vida social y poltica para decidir su destino. Cuando se encuentra impedido de hacerlo, las violaciones a sus derechos ocurren por aadidura.

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Conclusiones: La seora de Pern ejerci su mandato digna y responsablemente, sin apartarse de la Constitucin y de sus Deberes de Funcionaria Pblica. A pesar del discurso oficial, el mrito de la por entonces Presidente de la Nacin, consisti en haber sido la primera mujer en acceder a la Primera Magistratura del pas, analizndolo desde el punto de vista de los regmenes presidencialistas.

Al respecto, adhiero a la palabra de Su Santidad Juan Pablo II cuando expresa: El pueblo es soberano de su propia suerte. Este sentido no llega a realizarse si, en vez del ejercicio del poder mediante la participacin moral de la sociedad o el pueblo, asistimos a la imposicin del poder por parte de un determinado grupo a todos los miembros de la sociedad. El primero de los derechos del hombre toca profundamente el sector de la justicia social y se convierte en medida para su verificacin fundamental en la vida de los organismos polticos (Conferencia Redemptor Hominis). Si con desapasionamiento se analiza la accin de nuestro gobierno sobre este tema, se ver que, frente a todos los intentos de violacin de los derechos humanos, se promovi la defensa de la comunidad siguiendo el principio del teniente general Pern: Dentro de la ley, todo, fuera de la ley, nada. Como cristiana y justicialista, repudio la violencia y el crimen y nunca justificar el avasallamiento de los derechos del hombre y del pueblo, sin importarme el signo ideolgico que adopte. En esto, como en todo, el justicialismo es la tercera posicin. No es lcito responder al crimen con el crimen. Lo que se ha dado en llamar avasallamiento de los derechos humanos es la consecuencia de un sistema esencialmente inhumano. Aqu tambin son verdades palpables aquellas palabras de Su Santidad cuando dice: ... en verdad, es un hecho significativo y, confirmado repetidamente por la experiencia de la historia, cmo la violacin de los derechos del hombre va acompaa da por la violacin de los derechos de la nacin. El pueblo argentino est hoy impedido de ejercer sus derechos para decidir sus formas de organizacin tanto en lo social como en lo poltico. Esto es lo que me preocupa. Mi prisin y todas las otras circunstancias que la acompaan, aunque injustas, constituyen la consecuencia de lo que represento. En el momento que la Argentina retome el camino de un Estado de Derecho, comenzarn a darse las condiciones mnimas y esenciales que aventarn situaciones que, como las que hoy nos ocupan, impiden a los argentinos ser verdaderos artfices de nuestro destino, reencontrarnos con nuestro propio camino, que es en ltima instancia el de todos los pueblos de Amrica. Les deseo que puedan llevar a buen destino la misi n que les han encomendado. Les agradezco nuevamente vuestra visita. Muchas gracias. Isabel Pern

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Su obra de gobierno fue cuantiosa sobremanera, y en ella se demuestra el compromiso constante por mantener latente la dignidad de la Nacin y sobre todo de la Soberana Nacional, adems de resguardar con su conducta constante (incluso hasta nuestros das), la pureza de la genuina Nacional Peronista. Desde la historia oficial, tradicionalmente anglfila, pretendise ocultar, los laureles legislativos y jurdicos del gobierno de la Seora Martnez de Pern, con historias oscurantistas poco serias, y por consideraciones superfluas llevadas en el colmo de la difamacin al rango de cuestiones de estado. La extraordinaria ley de subversin econmica fue fcilmente ocultada por nimiedades como lo del asunto corbatas de Lastiri, con la complicidad de la prensa verncula, mercachifle y golpista mediante. Lo cierto es que el gobierno de la Seora de Pern logr todas estas conquistas enumeradas, con la desestabilizacin constante por derecha y por izquierda, con subversin incesante reinando, sin contraer un solo peso de deuda externa, y manteniendo el pleno empleo y la dignidad del trabajador. En definitiva, gobern dignamente la Argentina cuando el pas era ingobernable. Amn de lo expuesto, una de las mayores virtudes de su gestin, fue administrar la nacin honestamente sin ningn desfalco, sin cohecho, sin corrupcin, y sin malversacin de caudales pblicos, virtudes de excepcin en la poltica post 1976 y pre 1943, ms all de las difamaciones y calumnias vertidas por el gobierno militar como excusas para dar el golpe, detracciones repetidas incluso hasta el da de hoy por quienes dicen manifestarse contra la junta militar usurpadora del poder aquel 24 de marzo. Cada 24 de marzo de 1976, tanto diestros como siniestros omiten referir contra quin se dio el golpe de estado, es decir contra quien en definitiva fue la primera vctima de secuestro del autodenominado Proceso de Reorganizacin Nacional; so pena que cuando excepcionalmente alguien hace referencia, lo hace convirtiendo a las genuinas vctimas presentndolas como victimarias. La seora de Pern pudiendo vivir una vida holgada en el extranjero, acorde a su juramente ante Dios, la Patria y su marido, prefiri la prisin y el ostracismo antes que renunciar a su mandato, legitimando a los golpistas. Fue la nica Presidente de la Nacin en no presentar su renuncia ante un golpe institucional. Al decir de ella: No renuncio ni aunque me maten.

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Hasta el da de hoy, como prenda de paz para los argentinos, prefiri el exilio y la permisin del destierro generado por los traidores no slo de la Nacin, sino de quienes defeccionaron dentro del propio Justicialismo. Por lo expuesto, celebramos la iniciativa de las 62 organizaciones Peronistas, por esta digna reivindicacin a nuestra Primera Mujer Presidente, que por su apellido marital la historia la sigue proscribiendo, cuan afines con el decreto 4161 de la Revolucin de 1955. Mara Estela de Pern es la sntesis de la Doctrina Nacional Peronista. Negarlo no slo es negar a las 20 verdades sino a la propia doctrina. No puede haber ni habr militante digno de llamarse Peronista, sin entender la primera de todas las consignas: Pern cumple. Evita Dignifica. Isabel Verticaliza.-

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BIBLIOGRAFA CONSULTADA Arias, Cesar: Deuda Externa y Banco Central, instrumentos estratgicos del poder. Ed. De los Cuatro Vientos. Bs. As. 2006 Deheza, Jos A.: Isabel Pern, Culpable o Inocente? Ed. Cuenca del Plata, Bs. AS. 1983. Deheza, Jos A.: La Repblica Sin Ley; DTP ediciones; Bs. As, 1995. Diario de Sesiones de Congreso de la Nacin: 17 de marzo de 1976, copiado de Biblioteca Popular Juan lvarez, Rosario Santa Fe. Dos Santos, Estela: Las mujeres peronistas, Centro Editor de Amrica Latina, Coleccin Biblioteca Poltica Argentina, Buenos Aires, 1983. Gonzlez, Julio C.: La Involucin Hispanoamericana; ed. Docencia, Bs. As; 2010. Gonzlez, Julio: Isabel Pern, Intimidades de un gobierno; ed. El Ateneo, Bs. As. 2007. Gonzlez, Julio: M 76, Motivos y Pretextos: Asalto a la Argentina. Ed. Docencia. Bs. As. 2011. Informes econmicos del economista de la CGE, Juan Latrichano. Labak, Juan Gabriel: - Serie virtual Han convocado a los espritus sabrn conducirlos?, Del Viso. 2007. Labak, Juan Gabriel: Los Aos de Plomo. ed. Del Autor. Bs. As. 2007. Mazzieri, Diego: Ni yanquis ni marxistas Peronistas! ed. Del autor. Rosario, 2010.

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