Krell-De La Animosidad Hacia Los Judíos Al Antisemitismo de Nuestros Días

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DE LA ANIMOSIDAD HACIA LOS JUDOS AL ANTISEMITISMO DE NUESTROS DAS Prof. Yehuda Krell 1.

Las Races del Odio a los Judos: Es complejo determinar el inicio de la animosidad hacia los judos. Podemos encontrar algunos indicios en fuentes bblicas, como en el Libro de Esther, y tambin en escritos de pensadores griegos y romanos en los albores de la cultura de occidente. La confrontacin con los judos en la antigedad se daba por diferentes razones, entre otras: las caractersticas de la dispora juda, donde cada una de sus comunidades mantena cierto grado de extranjera; la controversia que generaba el xito de las conversiones al judasmo y la reaccin de los paganos; una interpretacin muy particular sobre el xodo de los judos de Egipto segn Apin; los edictos de Antoco Epifanes que provocaron la rebelin macabea y los conflictos entre romanos y judos. Algunos de estos primeros signos de hostilidad fueron descritos por el historiador Josefhus Flavius (Iosef ben Matitiahu) en sus textos La guerra de los judos contra los romanos y Contra Apin. Sin embargo se debe aclarar que estas expresiones de animosidad u odio no constituyeron una ideologa formalizada e instituida por los diferentes Imperios y tampoco formaron parte de una concepcin de mundo. Con el surgimiento del Cristianismo en el Imperio Romano durante el siglo I, se difundi la idea que la poca de la Tor de Moiss se diluy con la venida del Mesas. Los primeros cristianos sostenan que la redencin universal tiene su fuente en la fe en Cristo, en el Evangelio y en la misin de Pablo y sus discpulos. En el ao 313, el emperador Constantino convirti al Cristianismo en religin oficial del Imperio Romano. La Iglesia disminuy la responsabilidad de Poncio Pilato y de los romanos por la crucifixin de Jess y creci la insistencia en que el pueblo judo es el verdadero culpable del deicidio.

En el siglo IV en Bizancio, el Cdigo Teodociano prohibi la conversin de cristianos al judasmo, desheredar a cristianos conversos, circuncidar a esclavos, construir sinagogas, y a los judos prestar servicios en la administracin pblica y militar. Es importante remarcar que esta legislacin contena 44 artculos respecto del judasmo y de los judos En el ao 429 se suprimi la Nesiut en Galilea, que era el gobierno judo autnomo; al Nas (gobernante) y al Sanedrn (parlamento), se les confiscaron sus bienes y se declar que la religin juda es una supersticin y a los judos, profanadores de Dios y de Cristo. Las Leyes de Justiniano (527-565) establecieron que Las leyes de la Iglesia son como las leyes del Estado, si bien la religin juda es religio lcita, los judos tenan severas limitaciones en la compra de tierras como as tambin la prohibicin de tener esclavos cristianos y de testimoniar en juicios contra cristianos; se deba alentar las conversiones de los judos al cristianismo. La consolidacin teolgica del cristianismo permiti la conformacin del estereotipo negativo del judo, entre los siglos IV y VII. Filsofos y pensadores delinearon la imagen del judo ante la sociedad gentil. San Agustn sostena que por la crucifixin de Jess, los judos dejaron de ser el Pueblo Elegido y hoy son el Pueblo Testimonio, sin tierra y sin santuario, que vivirn dispersos y desgraciados por todo el mundo y debern testimoniar el triunfo del cristianismo sobre el judasmo. El Verdadero Israel es ahora el Cristianismo y la Iglesia Respecto de la dispersin del pueblo judo sostuvo: En cuanto a los judos, que hicieron morir a Cristo y no quisieron creer en l, fueron expulsados de su pas por los romanos y dispersos por la tierra (La Ciudad de Dios, XVIII, 46). Sargis de Aberda escriba: Cubiertos de oprobio y rechazados por todos los pueblos desde el momento en que el Cristo fue crucificado, los judos fueron dispersados y se convirtieron en los servidores de los pueblos de la tierra porque no creyeron en Cristo (Texto etope, en Patrologa Orientalis, III, 507) San Gregorio Miseno defini a los judos como Pueblo Deicida, los llam asesinos del Seor, asesinos de los profetas. San Juan Crisstomo explic que Dios abandon a los judos; ellos desconocieron al Padre, crucificaron al Hijo su sinagoga es desde entonces la sede de los demonios y de la idolatra

Eusebio sentenci: Desde que cometieron el deicidio, los judos estn cegados, no pueden servir de guas a quienquiera que sea. El Papa Gregorio Magno explic: El pueblo judo ha sido fiel a los principios divinos slo en la letraPueblo ms apegado a la tierra que a la verdad.Slo comprendi carnalmente la Encarnacin de Dios y no quiso ver en l ms que un hombre . El fortalecimiento de la Iglesia, a partir de las Cruzadas (siglo XI), exiga a todos sus miembros que acatasen y siguiesen rigurosamente sus lineamientos. Ella se consideraba la heredera de la religin original, verdadera y universal. Juan de Salesbury, pensador y filsofo ingls del siglo XII, deca que la Iglesia es la fuerza moderadora de la razn. El autor explicaba que la sociedad es un cuerpo orgnico en el que cada miembro tiene una funcin especfica, cualquier cambio en esa estructura podra provocar el descalabro del sistema u orden creado por Dios y la Iglesia deba hacerse cargo de cumplir esa misin. En esta Europa Medieval se fortaleci el odio antijudo. El teatro fue uno de los recursos ms efectivos del que hiciera uso la Iglesia para transmitir valores y mensajes a la gente comn. Los Dramas de la Pasin de Jess formaron parte del ciclo de representaciones teatrales que se llevaban a cabo en las Iglesias, en procesiones y en espectculos ambulantes; en diferentes pasajes teatrales se poda ver a los judos como asesinos de Jess, como deicidas. El arte y la cancin popular recordaban al cristiano, estremecido y conmovido de fervor religioso y la condicin satnica de los judos. En los Dramas de la Pasin, Judas Iscariote, el traidor por treinta monedas, es presentado siempre como la figura del usurero judo. Los autores de las piezas teatrales enfatizaban los rasgos de avidez, avaricia, inescrupulosidad y traicin del personaje. Su identificacin con la figura del prestamista usurero se arraig hasta tal punto en la cultura occidental, que los trminos judo y usurero se convirtieron en sinnimos. Perpetradores, asesinos rituales, profanadores de la hostia, brujos y envenenadores, eran las acusaciones ms difundidas contra los judos. Un cronista de la poca (ao 1144) relataba lo siguiente: Los judos de Norwich compraron un nio cristiano antes de Pascua y lo torturaron con todas las torturas con que nuestro Seor fue torturado, y el Viernes

Santo lo colgaron de una cruz por odio a nuestro Seor y despus lo enterraron. Todas estas falsas acusaciones derivaron en tumultos, persecuciones, matanzas y destruccin. En los aos 1348 y 1349, difundidas crnicas atribuyeron a los judos la responsabilidad de la propagacin de la Peste Negra en Europa y provocaron como reaccin matanzas y expulsiones de los mismos en un sinnmero de comarcas y aldeas. Las caricaturas y las historietas servan para reforzar el estereotipo del judo en la sociedad medieval, en referencia a su aspecto fsico, moral y religioso; lo convertan en una figura siniestra, manchada de sangre y aterrador; las masas llegaron a despreciarlo, temerle y odiarlo con una intensidad profunda y fantica.

2. El Contexto Social, Poltico y Jurdico de los Judos en la Europa Cristiana Una de las caractersticas de esta poca era el constante conflicto entre la Iglesia y los gobernantes; esto se deba al enfrentamiento de intereses econmicos, fiscales y a las aspiraciones polticas de los reyes, del poder de la Iglesia a travs del Papa y del movimiento monstico popular. En la Europa medieval cristiana, los judos no eran considerados parte de la sociedad: posean su autonoma comunitaria, se diferenciaban de los gentiles por su religin, por su vestimenta y sus ocupaciones, hablaban su propia lengua y tenan lugares de residencia determinados por el rey. A travs de Cartas o Edictos de Tolerancia se determinaban los derechos y las obligaciones de los judos en las zonas donde se le permita residir. Estos acuerdos podan ser renovados, pero las autoridades se reservaban el derecho de revocarlos unilateralmente si consideraban que no deban los judos continuar residiendo en sus posesiones, por la causa que fuere. En el Sacro Imperio Romano Germnico, en el marco de las Cruzadas, vivieron los judos una situacin de tremenda inseguridad. La corona con su poder y su ley deba protegerlos. El emperador 4

Federico I, en el ao 1182, emple la expresin: Los judos pertenecen definitivamente a la Cmara Imperial. El concepto de Siervos de la Cmara del Rey se fue extendiendo por toda Europa. En la ciudad de Teruel, Espaa, afirmaban que los judos eran siervos del rey y propiedad absoluta de la tesorera real. En Francia durante el siglo XIII, los diversos ducados y principados presentaban a los judos como mi judo y solicitaban que ste fuera devuelto en caso de haber huido a otra tierra. Entre los aos 1198 y 1231 reyes y prncipes poseedores de judos se comprometieron recprocamente a la restitucin de sus respectivos judos. En Inglaterra el rey Enrique III expres en 1253: Que no quede ni un solo judo en Inglaterra si no est al servicio del rey, y que todos los judos, varones y mujeres, nos sirvan de algn modo desde el da de su nacimiento. Esta situacin result til a los gobernantes en la medida que necesitaban de fondos y de servidores fieles y tambin a los judos que ganaron su confianza, constituyndose la siguiente ecuacin:
SERVICIO + LEALTAD + DINERO = PROTECCIN + AUTONOMA

Esta ecuacin y este equilibrio comenzaron a resquebrajarse con el fortalecimiento, el avance y la influencia de la Iglesia sobre los reyes y sobre la poblacin. La presin de la baja Iglesia, la que conviva con el compesinado y las clases bajas, la que mova a las masas, desarroll una poltica cada vez ms agresiva contra los judos y presionaba as a las altas autoridades eclesisticas a que los cristianos realicen las tareas hasta ese entonces eran especficas de los judos. El judo ya no era el nico que poda ofrecer servicios y cumplir funciones que le estaban permitidas slo a l. Su lugar y rol en la estructura corporativa medieval se desmoron y su situacin jurdica comenz a empeorar con mayor intensidad. En una sociedad jerrquica y esttica, el Papado por medio de concilios, bulas y debates, someti a los judos a una vida de oprobio. En el IV Concilio Lateranense, presidido por el Papa Inocencio III el 11 de noviembre de 1215, se pautaron las disposiciones respecto de la indumentaria de los judos: Mientras en algunos distritos de la Iglesia la diferencia de las vestimentas distingue a los judos y sarracenos de los cristianos, en 5

algunos otros pases existe tal confusin que no se puede distinguir diferencia alguna. As, sucede a veces que hombres cristianos tengan por error trato carnal con mujeres judas o sarracenas, y judos o sarracenos con mujeres cristianas. Por lo tanto, para que esas personas no tengan excusa ni puedan encubrir con el error el grave pecado de semejante trato, ordenamos que esas personas (judos o sarracenos), de ambos sexos, sean fcilmente discernibles del resto de la poblacin por medio de sus ropas, en todos los pases de la cristiandad y en todos los tiempos. Muy en particular porque tambin Moiss les orden lo mismo. Ms an, no han de salir a pasear por la va pblica en das de duelo ni el primer da de la Pascua, pues, segn hemos odo, algunos de ellos no se avergenzan de salir en semejantes das ms engalanados que de costumbre, ni temen burlarse de los cristianos que manifiestan seales de dolor en recordaciones de los ms santos padecimientos. Las autoridades eclesisticas desarrollaron el principio de que era preciso dejar vivir a los judos pero mantenerlos en una permanente situacin de humillacin. 3. Escalada de Animosidad y Presin Popular Antijudas Espaa: Un caso paradigmtico. Para la Iglesia, el prstamo a inters o usura, era una abominacin y por lo tanto estaba prohibida su prctica para los miembros del clero y laicos, reservando el castigo por este delito a la jurisdiccin de sus propios tribunales. Debemos entender que para la Iglesia el comercio en general era reprobable, y en particular, el comercio del dinero. ste era peligroso para el alma, pues desde el punto de vista de la Iglesia, la apartaba de sus verdaderos fines espirituales; las ganancias comerciales ponan en peligro la salvacin del alma. Sin embargo, esta moral condenatoria no condescenda con la prctica real; la jerarqua eclesistica sola quebrantar los preceptos de esta doctrina recurriendo a prstamos en repetidas ocasiones a fin de solventar los enormes gastos de su estructura burocrtica, de sus instituciones y de sus ejrcitos.

La misma Iglesia recurra a los judos para hacer sus transacciones. Muchas veces el dinero cristiano les era entregado a ellos en especial para ser prestado a inters de diferentes modos y as financiar a obispos y cardenales, ciudades y municipios y otros. En muchos casos, cuando no se poda devolver el dinero a los judos, se los acusaba de falsificar documentos en beneficio propio, a pesar que se confeccionaban dos copias de cada documento. Se azuzaban a las masas contra los usureros que terminaban en expulsiones de todos los judos, como los casos de la monarqua inglesa en el ao 1290, de Francia en los aos 1306 y 1394 (dos veces en un mismo siglo) y de otros varios ejemplos de Europa Central. La Iglesia tampoco poda tolerar la influencia que tenan los cortesanos judos en muchas Cortes Reales, quienes ocupaban puestos centrales y cumplan altas funciones. Un caso paradigmtico fue Espaa, marcada por las guerras de la mal llamada Reconquista, donde era comn la capitulacin de ciudades y territorios. Los prncipes y nobles cristianos que combatan a los moros del dominio musulmn, mantenan hacia los judos una actitud de tolerancia y generosidad ya que los necesitaban a estos como intermediarios y ellos a la Corona para su seguridad fsica. Los cortesanos judos cumplieron diversas funciones en las Cortes Reales: acuacin de monedas, recaudacin aduanera, poltica impositiva, adelantos o pagos anticipados a las cortes, financiamiento del ejrcito y la guerra y otras muchas ms. Varios de estos judos con el tiempo se convirtieron al cristianismo e ingresaron a la vida social, poltica y econmica de las clases altas. Incluso hubieron aquellos que integraron el escalafn jerrquico de la Iglesia. Es conocida la actuacin del rabino de Burgos, Shlom HaLevi que luego fue obispo con el nombre de Pablo de Santa Fe. Los conversos, a pesar de encontrarse oficialmente comprendidos en el marco de la grey catlica, eran un grupo aparte; ni la Iglesia ni el Estado, ni las autoridades locales los consideraban parte de la sociedad y no lograron integrarse a la misma. La Espaa cristiana se caracterizaba por su fervor religioso. Al declinar la influencia de los judos, aparecieron expresiones de animosidad religiosa en las cortes, como en el ao 1241, contra los

judos y la usura y en 1250 con la acusacin de crimen ritual en Zaragoza. Comenzaron a desarrollarse los Debates o Controversias entre judos y cristianos sobre la religin verdadera, la revelada y sobre la llegada del mesas. Surgieron hermanos predicadores para realizar una difusin sobre verdades religiosas entre los pecadores. Judos Convertidos tomaron parte en los debates y podan descubrir y demostrar los errores del Talmud y las falsedades de los rabinos. Una de los debates ms famosos fue la Controversia de Barcelona, en julio de 1263, donde Rabi Mosh Ben Najmn (Najmnides) debati con Pablo Cristiani, o el hermano Pablo, monje de la orden de los dominicos, judo converso que se dedic a disputas religiosas con rabinos. El debate vers sobre cuatro temas o verdades: 1. El Mesas que los judos esperan ha venido hace tiempo ya. 2. El Mesas es segn la profeca de la Biblia simultneamente hombre y Dios. 3. El Mesas ha soportado sufrimiento y la muerte para salvar la especie humana. 4. Todas las leyes y ceremonias de la Tor no tienen vigencia despus de la llegada del Mesas. Estos debates no terminaban favorablemente para los judos y an en aquellos que se presentaban no tan complicados deban cuidarse de no ser irritativos para los cristianos. Otro debate central fue la Controversia de Tortosa (1413-1414), aqu participaron doce rabinos contra Jernimo de Santa Fe (Ieosha Halorki); el objetivo era convertir a los judos al cristianismo mediante el debate intelectual y el uso de la razn. Finalizado el debate y demostrada la verdad, deba procederse a las conversiones masivas. El peso de los debates provocaron una mayor hostilidad y animosidad de la poblacin cristiana hacia los judos, que se expres en una intensificacin de una legislacin antijuda en la Espaa Cristiana: se establecieron guettos judos, se prohibi la prctica de la medicina de los judos a los cristianos y el comercio de alimentos entre ellos; se ved a los judos la prctica de oficios, artesanas y el uso de ttulos honorficos, se les prohibi la ocupacin de recaudar impuestos. Se impuso el uso obligatorio de barbas, se legisl sobre el uso de las vestimentas prohibidas y se determin el uso de las

vestimentas obligatorias; se restringieron las relaciones sociales entre judos y cristianos. En los tiempos de los reyes Fernando e Isabel surgi la Inquisicin contra los Cristianos Judaizantes. Los factores que condujeron a su establecimiento fueron: la determinacin de lograr la uniformidad religiosa en Espaa (a pesar de la gran poblacin juda y musulmana), el fracaso asumido de la poltica de las conversiones forzadas y el miedo que los falsos cristianos pervirtiesen a los verdaderos. El 2 de enero de 1492, Fernando e Isabel entraron triunfales a Granada, alcanzando el ideal de una Espaa unificada, fuerte y bajo dominio cristiano. El 31 de marzo en la Alambra de Granada, los Reyes firmaron un decreto cediendo a las presiones de la Iglesia, especialmente de Torquemada, el Inquisidor General, y expulsaron a los judos. Espaa fue una tierra donde los judos moraron por ms de 1.500 aos, tal como lo fundamentaba el filsofo, diplomtico y dirigente comunitario Don Isaac Abarbanel. En su epstola al Rey trat desesperadamente de persuadirlo para que revoque el edicto y evitar el destierro, no tuvo suerte. Se estima que ms de doscientos mil judos debieron abandonar la tierra de sus ancestros y que un nmero similar fueron muertos y asesinados por las turbas y las persecuciones que antecedieron a la expulsin. 4. Las Races del Antisemitismo Moderno La concepcin antijuda de la Iglesia Cristiana se difundi por el mundo y enraiz en el imaginario y en la conciencia colectiva que la palabra judo era sinnimo de maldad, de perversin, tena connotaciones diablicas y era capaz de llevar a cabo las peores atrocidades. El odio a los judos se haba arraigado en la cultura europea y desde all a las tierras del nuevo continente. Con el surgimiento de la modernidad, el estereotipo judo no se limit solamente al terreno religioso. El liberalismo, las disciplinas cientficas, el desarrollo de la democracia, la Ilustracin y el mejoramiento de la educacin entre otros, fueron tpicos que a fines del siglo XIX y principios del XX auguraban un sentimiento de gran optimismo en el futuro de la humanidad. Sin embargo, los estados

democrticos toleraron, en aras de la libertad de expresin y de la participacin sus pueblos. Al odio ancestral se uni el concepto de racismo acuando el trmino antisemitismo que sirvi de base para todas las ideologas antijudas. Esta doctrina encontr un espacio propicio para su difusin en sociedades, que si bien marchaban hacia el progreso de la mano de la revolucin industrial y del desarrollo cientfico, tenan grandes conflictos como las luchas de un proletariado incipiente, los grandes bolsones de pobreza y marginalidad, las aristocracias decadentes temerosas de la competencia de la nueva burguesa, los procesos de urbanizacin y de sociedades polticamente polarizadas. La peculiaridad de este nuevo antisemitismo era que el racismo proporcion una nueva plataforma para el rechazo del judo de la sociedad. Esta teora se form sobre la base de investigaciones en diversas reas de las ciencias naturales, cuyas conclusiones se llevaron al campo de las ciencias sociales, bajo la idea que las ciencias naturales constituyen un foco de investigacin para todos los fenmenos humanos. La antropologa fundamentaba la existencia de razas humanas diferentes con caractersticas especficas; la biologa trajo teoras acerca de la guerra de supervivencia por la vitalidad de los gneros ms preparados y que a su vez tambin dentro del gnero humano se desarrollaba una guerra de supervivencia legtima entre los diferentes tipos raciales (Darwinismo Social); con la lingstica se fortalecieron concepciones que relacionaban a los idiomas con los pueblos, se acu los trminos ario para denominar a los pueblos indoeuropeos ms elevados y semita para denominar al grupo de idiomas y pueblos del Oriente Prximo. G. Wilmans escriba en 1876: El judo puede desprenderse de su identidad religiosa, pero nunca de su peculiaridad racial. Era el racismo la base nueva del antisemitismo y vena a complementar a la religin que ya no poda ser el motivo central del odio. Whilhelm Marr, Ernest Renan, Richard Wagner, Bruno Bauer, Eugen Dhring, H. Stewart Chamberlain, Paul de Lagarde y otros, escribieron ensayos y libros, llenando hojas con teoras acerca de la ciudadana, partidos polticos que alentaban la marginacin, la intolerancia y la expulsin de los judos del seno de

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superioridad de la raza y de la sangre teutona y nrdica y criticando el carcter oriental del espritu nacional judo, remarcando la imposibilidad de la integracin de los judos a la vida europea. En la segunda mitad del siglo XIX esta discriminacin se extendi por toda Europa. En Francia, Eduard Drumond public su libro antisemita La Francia Juda (La France Juive- 1886), el mismo autor dirigi el peridico La Libre Parole (l893) donde acusaba a todos los judos de las supuestas culpas de Alfred Dreyfuss, acusado de traicin a la patria con pruebas adulteradas. El famoso juicio dividi a toda la sociedad francesa de entonces. En Rusia bajo los zares Alejandro III y Nicols II se alentaron y llevaron a cabo sangrientos pogroms, siendo los ms notorios las revueltas antijudas de 1881 en reaccin por el asesinato del zar Alejandro II y el de Kishinev (Besarabia) en 1903. Hungra (entonces parte del Imperio Austro-hngaro) fue foco de acciones antisemitas y de graves ataques a los judos a fines del siglo XIX; en Rumania el gobierno financi un congreso antisemita internacional (Bucarest, 1886) A comienzos del siglo XX, llega a occidente por diversas vas una obra inslita llamada Los Protocolos de los Sabios de Sin. Era un plagio de un libro francs escrito contra Napolen III que no mencionaba a los judos; esta nueva versin fue realizada por la polica secreta de la Rusia zarista para demostrar el peligro planteado por los judos y el liberalismo. En el texto se describe una asamblea secreta de los representantes de las doce tribus de Israel, donde efectan una planificacin de actividades para dominar el mundo. 5. La presencia del antisemitismo clsico y moderno en la Ideologa Nazi En los puntos anteriores hemos descrito el desarrollo del

antisemitismo, tanto medieval como moderno, y su insercin en la cultura europea. Todas estas ideas e imgenes negativas respecto de los judos se potenciaron a niveles nunca vistos con los acontecimientos que se dieron en Europa y muy particularmente en Alemania a partir de la Primera Guerra Mundial (1914-1918).

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Toda la problemtica surgida desde el fracaso de Alemania en la Gran Guerra: el surgimiento de la ideologa Nazionalsocialista, el establecimiento del Estado Totalitario y la catstrofe humana mayor en la historia de la humanidad como fue la Sho, demostraron la relacin directa entre mil aos de una historia de intolerancia y persecucin antijuda y el asesinato de 6.000.000 de judos durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), de los cuales 1.500.000 fueron nios y nias. Alemania qued sumergida en una profunda frustracin al trmino de la Primera Guerra Mundial. El desenlace de sta se defini pocas semanas antes de su finalizacin. Cabe recordar que en la primera mitad del ao 1918, los alemanes haban alcanzado varias victorias militares y diplomticas de envergadura y pocos pensaban en un final tan desastroso, como el de pedir el cese del fuego y la rendicin cuando su ejrcito an combata fuera de las fronteras alemanas. Independientemente de los errores y la no coordinacin entre las polticas de las autoridades civiles y la accin del ejrcito, la sociedad alemana se neg a aceptar la derrota y este rechazo cre varios mitos que intentaban explicar la triste capitulacin y la gran desilusin. Uno de los mitos que ms cal hondo en el hombre comn de Alemania fue el de la pualada por la espalda. La sensacin de una terrible traicin al ejrcito alemn permiti la creacin de la imagen que sus soldados no hubieran sido derrotados si la accin de la dirigencia poltica hubiera sido otra. Los polticos son los verdaderos culpables de la humillante derrota, quienes con sus errores y sus fracasos provocaron la cada de Alemania. Se acus a los pacifistas de dbiles y traidores, a los idelogos de izquierda y a los liberales moderados de enemigos de la patria. Todos aquellos que apoyaban a las autoridades militares y a las fuerzas de ejrcito eran los verdaderos patriotas: como los crculos aristocrticos, los partidos polticos de derecha, los amos de la industria pesada y los nacionalistas de distinto pelaje. Todos ellos no eran culpables de la derrota, sino que tambin fueron traicionados. El mito evit hacer un anlisis profundo para conocer la verdad sobre el fracaso y provoc grandes perjuicios al poder de la nueva Repblica de Weimar. Muchos judos, tanto de la izquierda moderada como liberales, se contaban entre los partidarios de la Repblica,

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algunos sobresalan tanto en la accin poltica como en la cultura. Sin embargo, para los que aoraban el rgimen anterior, esta participacin slo demostraba que los judos manejaban el pas, aprovechndose de la bondad y el sufrimiento del pueblo; sin duda ellos con el ministro Ratenau a la cabeza eran los grandes culpables de la claudicacin del honor alemn. La Repblica de Weimar goz de una corta primavera poltica, ya que de sus 12 aos de existencia la mayor parte del tiempo soport grandes crisis financieras. Al amparo de esta debacle nacional e internacional junto con las grandes frustraciones sociales, laborales y polticas, surgi una ideologa nacionalsocialista que profundiz el odio hacia los judos. Alfred Rosenberg, uno de los principales tericos del nazismo, reflej en sus libros Las huellas de judo durante las generaciones y El mito del siglo XX, la necesidad de expulsar a los judos de la vida econmica, social y cultural de Alemania. Invocaba el argumento de la higiene racial para extirpar a aquellos que nunca sern arios. Segn el autor esta raza menor utiliz la democracia para comprar los votos que le permitiesen ser iguales al resto de los ciudadanos, pero lo que no se puede comprar es la pureza de la sangre que corre por las venas germanas y nunca lo lograrn. Adolf Hitler en su libro Mi Lucha exaltaba el folkismo, la teora racial, el antimarxismo, el antiliberalismo, el antiparlamentarismo y el anticapitalismo. El eje que une a todos los males que destruyen al hombre y a la nacin, es el judo. El nazismo se transform en una religin poltica que intent reemplazar a todos los credos brindando una fe poltica y una misin mesinica al Fhrer que es el artfice de la palabra como la nica persona adecuada para dominar el destino (Franz von Papen). El acceso de Hitler al poder (1933) permiti el desarrollo de una frondosa legislacin antijuda cuyo objetivo era despojar a los judos de los medios de subsistencia econmica a travs de leyes y boicots. Se elimin la influencia juda en la vida pblica. Por medio de leyes y reglamentos se expulsaron a mdicos, profesores, notarios, abogados, dentistas, periodistas, artistas y otros, de la vida pblica. Comenz a acentuarse un proceso de aislamiento y guettorizacin de los judos y una poltica de desasimilacin.

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El prrafo de la ariedad o la arizacin, no fue solamente para determinar quien era ario y quien no, sino que fue una poltica oficial de despojamiento econmico y jurdico de los judos. Si el origen ario era dudoso, era necesario obtener la opinin de un especialista en investigacin de la raza en el mbito del Ministerio del Interior. Las Leyes de Nuremberg (Ley de Ciudadana y la Ley para la Defensa de la Sangre y el Honor Alemanes, 1935) fueron el paradigma de una legislacin antijuda con rango de leyes constitucionales, que sirvieron de base a futuras leyes y reglamentos que enmarcaron la poltica de persecucin y eliminacin de los judos. Se estableci la prohibicin de los judos a casarse con alemanes, a mantener relaciones extramaritales con sbditos del Estado que tenan sangre alemana, a enarbolar la bandera del Reich, a portar colores patrios, a tener una vida pblica o profesional dentro de la sociedad alemana. Se los elimin de la economa del pas, se increment la presin poltica para que emigren y se los oblig a portar las marcas del oprobio que deban llevar en sus ropas. Fueron creados rganos de difusin y propaganda para satanizarlos; se cre el Departamento de Asuntos Judos para que se ocupe de la cuestin juda en todos sus aspectos; se incit a la poblacin a perseguirlos y a realizar pogroms, como La Noche de Cristal en 1938. Toda esta legislacin y las acciones en contra de los judos se nutrieron de leyes y smbolos que nos retrotraen a las races mismas del odio y a la animosidad antijuda que sufrieron desde la Edad Media, aunque en la modernidad y en pleno siglo XX se potencian con una ptina pseudocientfica. 6. El ANTISEMITISMO SE VISTE DE ANTISIONISMO La Sho fue la peor catstrofe que sufri el Pueblo Judo en su milenaria historia. El exterminio de ms de un tercio de la nacin fue el corolario de un proceso que se sustent sobre un prejuicio: el judo es sinnimo de todos los males que aquejan a la sociedad. La fe en este estereotipo junto con la pasividad de quienes no crean en estos pobres y bajos argumentos, permitieron que esta tragedia sea la etapa superior de un odio, de una discriminacin y una persecucin que lleva mas de dos mil aos. Son los mismas teoras,

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las mismas falacias y mentiras que se van resignificando segn los tiempos y los lugares. Los postulados en comn que se observan entre el Concilio Lateranense y las Leyes de Nuremberg nos dan una nocin sobre la atemporalidad de la animosidad y el odio. Se discrimina a los judos por sus ropas o por signos externos que permiten su reconocimiento en pblico y se evita as su presencia en determinados lugares; se prohben las relaciones ntimas entre judos y gentiles, en el medioevo porque engendraban al diablo y en el siglo pasado porque degeneraban la raza superior. Tanto en la Europa medieval como en las acusaciones de Hitler, se pontifica sobre la perniciosa influencia juda en la sociedad, en la economa y en la poltica, sobre las ambiciones de estos y la indefensin de los otros. Con el fin de la guerra desaparecieron los nazis, no as el nazismo. En el antisemitismo las definiciones van cambiando, los argumentos reciben nuevos nombres, los crmenes son ms sofisticados, pero las races son las mismas y perduran. A partir del surgimiento del Estado de Israel (1948) el antisemitismo se visti con ropajes de antisionismo, donde las acusaciones son las mismas: antes se hablaba de expulsar a los judos de los pases donde residan y ahora se habla de expulsarlos de Israel y negarles el derecho de ser una nacin independiente. En los aos 30 del siglo pasado el nazismo quera que los judos se fueran a Palestina y hoy se quiere que los judos abandonen Israel. En fin, para los antisemitas o antisionistas la solucin ideal sera que los judos no estn en ningn lugar. Hoy, en foros internacionales disertan gobernantes de pases que buscan la eliminacin del joven Estado. Surgen y se desarrollan instituciones y organizaciones de diversa ndole que fomentan el odio y niegan la Sho, imaginan una nueva historia donde se relativiza la accin de los perpetradores y asesinos, se niega la existencia de las cmaras de gas y se acusa a las vctimas de falsear la historia. As, para los revisionistas negar la Sho es negar al pueblo judo el derecho a la existencia de Israel. Esta manifestacin creciente de antisionismo o antisemitismo, incluso en los pases ms avanzados y desarrollados, son tanto de los partidos polticos de derecha como as tambin de los de

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izquierda. Si revisamos la historia de los ltimos doscientos aos veremos que los partidos de la extrema derecha han sido tradicionalmente antisemitas y hoy sus acciones antijudas siguen fieles a sus races. Pero tambin vemos hoy la manifestacin de una extrema izquierda antisemita, que con el motivo del conflicto palestino-israel, busca deslegitimizar e invalidar el derecho a la existencia del Estado de Israel mediante manifiestos y actos violentos de neto corte antijudo. Anualmente se puede enumerar infinidad de diatribas y casos de acciones violentas contra personas e instituciones judas en un sin nmero de pases. Es un fenmeno recurrente, donde siempre hay un enemigo reconocible, siempre hay una vctima y un victimario ya conocidos. Ante este resurgimiento y fortalecimiento de actos antisemitas en Europa y en los principales pases del mundo, se debe dejar en claro que: la Cuestin Juda no es un problema de los judos, sino de los Estados Modernos, los cuales deben erradicar de su seno las ideologas xenfobas, racistas y totalitarias. Debemos saber: que la tolerancia a personajes polticos o sociales que pregonan ideas discriminatorias y disolventes, siembran siempre el odio; que la pasividad se transforma en complicidad, que la mirada contemplativa e indiferente hacia las vctimas degradan a las sociedades y a sus gobiernos; y que estos son indicadores que el legado de la Sho no ha sido aprendido. Slo la accin firme de los gobernantes contra la intolerancia y la persecucin, permitir bloquear y desarticular todo intento de daar la convivencia y la armona social que debe existir en una democracia. Es un deber y una obligacin capitalizar estas experiencias histricas para afianzar la dignidad y la libertad del hombre. Slo as se podr elevar y mejorar la condicin humana.

Bibliografa Recomendada: 1. Isaac, Jules. Las Races Cristianas del Antisemitismo, Ed. Paids, 1965 2. Krell, Yehuda y otros. La Historia del Pueblo de Israel, Tomo V, El Antisemitismo Moderno, ORT Argentina, 1999

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3. Simon, Marcel. Los Primeros Cristianos, Ed. Eudeba, 1984 4. Trachtenberg, Josha. El Diablo y los Judos, Ed. Paidos, 1965. 5. Universidad Abierta, Israel. En una Era de Transicin, Unidad 3, 1980. 6. Universidad Abierta, Israel. El Holocausto, un estudio histrico, Unidades 1 a 6, 1987. 7. Universidad Abierta, Israel. Sinat Israel Veantishemiut (Hebreo), Unidades 1 a 8, 1985.

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