La Sociedad Del Conocimiento
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La Sociedad Del Conocimiento
NOTAS DE ESTUDIO
República de Colombia
Departamento de Nariño
Municipio de pasto
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CONTENIDO
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Sobre presión del exceso de opciones: La adopción de un estilo guarda también relación con la conquista de lo
imprevisible en la sociedad. Al subir a nuestro alrededor el nivel de la novedad, aumenta nuestra incertidumbre sobre el
comportamiento de los otros individuos, lo cual conduce a una evasión del compromiso, a un temor a la
autorrevelación o a los sentimientos profundos. Cuando los jóvenes adoptan vestidos exóticos, blusas baratas y
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sombreros raídos, provocan un temor sutil entre los miembros «correctos» de la sociedad, por que con su manera de
vestir anuncian que su comportamiento es probablemente imprevisible. Al propio tiempo, la fuerza de su adhesión a su
subcultura propia se debe al hecho de que, dentro del grupo, se reduce el campo de lo imprevisible. Pueden hacer
mejores predicciones sobre el comportamiento de sus semejantes y colegas de subculto, que sobre la actuación del
mundo exterior. La adopción de un estilo de vida y la adhesión a un subculto pueden considerarse como esfuerzos por
rebajar el nivel de novedad o de "imprevisibilidad» en el micromedio.
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El "bit» es la cantidad de información necesaria para tomar una decisión entre dos alternativas igualmente
probables. El número de “bits” necesarios aumenta en uno al doblarse el número de aquellas alternativas.
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al sistema que se acaba de describir. Aunque sólo sea para mantener cierta
aparición de dominio, se verán obligados a asumir formas ad -hocráticas de
organización. Sin embargo, aún son más importantes las implicaciones de
organización para las propias aulas‖ 8.
Actualmente, los niños que ingresan en la escuela no t ardan en
descubrir que forman parte de una estructura de organización standard y
fundamentalmente invariable: una clase dirigida por un maestro. Un adulto
y cierto número de ni ños o jóvenes subordinados, generalmente sentados
en pupitres fijos, de cara a aquél; es la unidad básica uniforme de la
escuela de la era industrial. Aunque los jóvenes suban, de un curso a otro,
a niveles más avanzados, permanecen siempre dentro de este marco
estructural fijo. No adquieren experiencia de otras formas de organización,
ni de los problemas inherentes al paso de una organización a otra. No se
adiestran para un cambio de papeles.
No puede concebirse nada más contrario a la adaptación. Si las
escuelas del futuro quieren facilitar la adaptación en fases ulteriores de la
vida, tendrán que ensayar esquemas más variados. Clases con varios
maestros y un sol o estudiante; clases con varios maestros y un grupo de
estudiantes; estudiantes organizados en fuerzas de trabajo temporales y en
equipos de proyectos; estudiant es que pasen del trabajo en grupo al trabajo
individual o independiente, y viceversa: todas est as fórmulas y sus
permutaciones serán necesarias para dar al estudiante una visión
anticipada de las experiencias con que habrá de enfrentarse más tarde,
cuando empiece a moverse la variable de la Sociedad Informaci onal.
Nada debería incluirse en los pro gramas sin estar plenamente
justificado con vistas al futuro. El actual sistema de asignaturas es una
vana reminiscencia del pasado. Porqué no organizar la enseñanza
alrededor de las fases del ciclo vital humano, cursos sobre el nacimiento, la
infancia, la adolescencia, el mat rimonio, la carrera, la jubilación, la muerte,
la inteligencia emocional, la inteligencia financiera, el desarrollo espiritual;
o respecto a problemas sociales contemporáneos, o de importantes
tecnologías del pasado y del futuro, o de otras innumerables alternativas
fáciles de imaginar
La diversidad llevada a sus extremos límites, podría conducir a una
sociedad negativa, donde la falta de marcos comunes de referencia
originaría que la comunicación entre los hombres fuese aún más difíc il que
en la actualidad. Sin embargo, el peligro de una fragmentaci ón social no
puede combatirse manteniendo un sistema de educaci ón sumamente
homogéneo, mientras el resto de la sociedad corre hacia la het erogeneidad.
La diversidad de educación aumenta l as probabilidades de
supervivencia de las sociedades. Habría que permitir a los niños una mayor
libertad de elección que en la actualidad; debería hacérseles probar una
gran variedad de cursillos breves tal vez de dos (o tres semanas), antes de
que se comprometiesen a est udios más largos. Cada escuela debería
ofrecer grandes series de materia facultativas, fundadas todas ellas en la
previsión lógica de necesidades del futuro, que tengan que ver con lo
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2.1. APRENDIZAJES
Los conocimientos son cada vez más perecederos; el individuo
cambia continuamente de empleo, de lugar de residencia, de lazos
sociales, etc., concede enorme importancia al aprendizaje de la eficacia.
Por tanto, las escuelas de mañana no deberán enseñar solamente dato s,
sino también l a manera de manipularlos. Los estudiantes tienen que
aprender a descartar las viejas ideas, así como el tiempo y el modo de
sustituirlas, de reconfigurarlas, incluso de saber rescatar algunas. En una
palabra, deben aprender a aprender, des aprender y reaprender.
Las primeras computadoras consistían en una «memoria» o banco de
datos, más un «programa o serie de instrucciones que decían a la máquina
cómo había de manejar aquellos datos. Los grandes sistemas
computadores de la última generación no sólo almacenan mayores
cantidades de datos, sino también múltiples programas, de modo que el
operador puede aplicar diversos programas a la misma base de datos.
Estos sistemas requieren también un «programa maestro» que dice,
efectivamente, a la máquin a qué programas tiene que aplicar y cuándo
tiene que hacerlo. La multiplicación de programas y la adi ción de un
programa maestro aumentan en grado sumo el poder de la computadora.
Una estrategia parecida puede emplearse para fomentar la adaptabilidad
human a. Enseñando a los estudiantes como tienen que aprender, olvidar y
volver a aprender, se añadirá una importante y nueva dimensión a la
enseñanza.
La nueva educación debe enseñar al individuo cómo clasificar y
reclasificar la información, cómo comprobar su veracidad, cómo cambiar las
categorías en caso, necesario, cómo pasar de lo concreto a l o abstracto y
viceversa, cómo considerar los problemas desde un nuevo punto de vista:
cómo enseñarse a sí mismo. El analfabeto de mañana no será el hombre
que no sabe l eer, sino el que no ha aprendido la manera de aprender.
Ya no se trata de acumular información, sino de aprender a buscarla,
estudiarla, apropiarse de ella, construir nuevas relaciones y formas de
organizarla, de hacer nuevos tejidos, de archivarla y recup erarla; pero,
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2.2. CONVIVENCIA
Con la continua acele ración, se puede prever también crecientes
dificultades en el establecimi ento y conservación de lazos humanos
valiosos. Si reconocemos el factor transitoriedad como una de las causas
de la alienación, ciertos aspectos del comportamiento de l os jóvenes,
superficialmente enigmáticos, se harán de pronto comprensibl es. Muchos
de ellos, por ejemplo, consideran el sexo como una manera rápida de
«llegar a conocer a alguien». En vez de ver en el comercio sexual algo
derivado de un l argo proceso de establecimiento d e relación mercantil y
materialista, lo consideran, con razón o sin ella, como un ataj o hacia una
más profunda comprensión humana.
El mismo deseo de acelerar la amistad contribuye a expli car el
entusiasmo por técnicas psicológicas tales como «adiestramient o de la
sensibilidad», «agrupaciones temporales», «microl aboratorios», juegos no
verbales, y, en general, todo el fenómeno de dinámica de grupos. Y
también la afición a la vida comunitaria expresa un sentido subyacente de
soledad y de incapacidad de «abrir se» a los demás.
Todas estas actividades hacen que sus partícipes establezcan íntimo
contacto psicológico sin larga preparación y, a menudo, sin conocerse
previament e. En muchos casos, las relaciones son deliberadamente
efímeras, pues el objeto del juego es, a pesar de la temporalidad de la
situación, intensificar las relaciones afectivas. Al acelerarse el paso de
personas por nuestras vidas, damos menos tiempo al desarrollo de la
confianza, a la maduración de la amistad. Por esto presenciamos una
búsqueda de medios. Para atajar el cortés comportamiento «público» y
llegar directamente a la intimidad.
Cabe dudar de la eficacia de estas técnicas experimentales para
destruir el recelo y la reserva, pero mientras no se reduzca de un modo
sustancial la rapidez e n los cambios humanos, la educación debe ayudar al
hombre a aceptar la falta de ami stades profundas, a aceptar la soledad y la
desconfianza, a menos que encuentre nuevas maneras de acelerar la
formación de la amistad. Ya sea creando grupos más imaginativo s de
estudiantes, u organizando nuevas clases de equipos de trabajo, o variando
las técnicas expuestas más arriba, la educación tendrá que enseñarnos a
establecer rel aciones.
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2.3. OPCIONES
Si presumimos también que la marcha hacia el nuevo orden social
multiplicará las clases y la complejidad de las decisiones a tomar por el
individuo, resulta evidente que la educación debe abordar directamente el
problema del exceso de opciones. La adaptació n trae consigo una sucesiva
toma de decisiones. Al ofrecérsele numerosas alternativas, el individuo
escoge la más compatible con sus valores. Al aumentar el campo de
opción, la persona que carece de una clara idea de sus propios valores
(sean éstos cuales fueren) se ve progresivamente incapaz de resolver. Sin
embargo, cuanta más crítica se vuelve la cuestión de los valores, menos
dispuestas están nuestras escuelas a enfrentarse con ella. No es de
extrañar que millones de jóvenes busquen erráticos caminos ha cia el
futuro, rebotando a un lado y otro como proyectiles sin dirección.
En las sociedades preindustriales, donde los valores son
relativamente estables, no se di scute el derecho de la generación madura a
imponer sus valores a los jóvenes. La educación se preocupa tanto de la
inculcación de valores moral es como de la transmisión de conocimientos
prácticos. Incluso durante los primeros tiempos del industrialismo, Herbert
Spencer sostuvo que «la educación tiene por objeto la formación del
carácter», lo cual, traducido libremente, significa la seducción o la
imposición por la fuerza, a los jóvenes, de los sistemas de val ores de los
viejos.
Cuando surge la revolución i ndustrial, se resquebrajó la antigua
estructura de valores y las nuevas condiciones reclamar on valores nuevos,
los educadores dieron marcha atrás. Como reacción contra la educación
clerical, la enseñanza de hechos y el ―dejar que el estudiante se formase su
propia opinión‖, fueron consi derados como virtudes progresistas. El
relativismo cultural y la aparición de la neutralidad científica, sustituyeron a
la insistencia sobre los valores tradicionales; La educación se aferró a la
retórica de la formación del carácter, pero los educadores se
desent endieron de la idea misma de formación de valores, en gañándose a
sí mismos al decirse que los valores no eran de su incumbencia.
Actualmente, toda clase de valores son transmitidos a los estudi antes,
si no por sus libros de texto, al menos por otros medios informales: sitios
fijados en las aulas, campanadas, segregación por edades, distinciones de
clase social, la autoridad misma del maestro, los niveles de consumo, las
novelas televisivas, el cine; el hecho de que los estudiantes están en la
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3. EL NUEVO PODER
―El poder de mejor calidad se deriva de la aplicación del
conocimiento. El actor Sean Connery, en un a película cuya acción se
desarrolla en Cuba durante el mandato del dictador Batista, desempeña el
papel de un mercenario británico. En escena memorable, el jefe militar del
tirano le dice: «Mayor, ¿cuál es su arma favorita? Se la conseguiré.» A lo
que Con nery replica: ―Cerebro‖. El poder de buena calidad no es la simple
influencia. No sólo la habilidad para salirse con la suya, para hacer lo que
los demás hagan lo que uno quiere aunque prefieran hacer otra cosa. La
calidad implica mucho más. Implica eficie ncia, usar el mínimo de recursos
del poder para alcanzar una meta. Se puede usar el conocimiento para
hacer que a la otra parte le guste nuestro programa de actuación. Incluso
puede llegar a persuadir a la otra parte de que ella crea que fue qui en lo
propuso.
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TOFFLER, Alvin. “El cambio del poder”. Traducción de Rafael Aparicio. Plaza & Janés Editores, S.A. Barcelona.
1ª edición, marzo de 19994, 672 páginas. Pág. 39
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