Trabajo Practico Sobre Uno Mismo OJO-YA PDF
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TRABAJO
PRCTICO
SOBRE UNO MISMO
E.J. GOLD
____________________
GATEWAYS BOOKS AND TAPES
PO BOX 370, NEVADA CITY, CA (530) 272 0180
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Copyright, E. J. Gold, 2002
Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorizacin escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones
establecidas en las leyes, la reproduccin parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento,
comprendidos la reprografa y el tratamiento informtico, y la distribucin de ejemplares de ella mediante alquiler
o prstamo pblico.
La versin original en ingls Copyright 1989, 1992 por E.J. Gold
ISBN: 0-89556-081-X ISBN 0-89556-056-9
Publicado por:
GATEWAYS / IDHHB INC.
PO Box 370
Nevada City, CA 95959
EE.UU.
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Prefacio del Editor
Es un da de primavera deslumbrante de 1973 en Tucson, Arizona. Aparco mi coche, un modelo de
coche Ford tpico de un estudiante posgraduado, delante de la tienda de helados de Baskin-Robbins, y camino
media manzana para llegar a mi tienda de libros usados preferida. Dentro, asaltado por el ya conocido olor a
cerrado del polvo y de libros viejos, me dirijo directamente hacia la seccin de libros de religin y esoterismo
para ver si ha llegado algn libro nuevo.
Eureka! Al lado de los siempre sucios ejemplares del I Ching, de los ejemplares sobados de
Estar Aqu Ahora, de Ram Das, y de los libros desechos de Alice Bailey, hay un ejemplar con cubierta
dura de La Extraa Vida de Ivan Osokin de Ouspenski. Es una primera edicin americana. He odo
hablar de este libro, pero nunca lo he ledo. Ojeo las pginas grises, preguntndome quin se libr de l y
de qu clase de coleccin de libros procede en este pueblo universitario del sur de Arizona.
Ms tarde, sentados en la mesa en casa, tomndonos el caf despus de una cena en familia con
un conocido, que trabaja como editor tcnico para una compaa grande, escucho a dos adolescentes
hablar sobre sus experiencias de dj vu. Me veo perorando sobre el libro de Ouspenski y su elucidacin
nica del fenmeno de dj vu. El adolescente escucha atentamente, apunta el nombre de la novela, y en
ese momento me percato de que va a tener problemas para encontrarlo. Los padres no comentan nada,
nos miran con desconfianza uno por uno por encima de los bordes de sus tazas de porcelana.
Cuando miro quince aos hacia atrs -una o dos generaciones despus de mis das como universitario-
me doy cuenta de que la cultura ya ha asumido ese momento de historia social y ha avanzado con rapidez. En el
ambiente de finales de los ochenta, (una repeticin o reciclaje de las manas hacia el ocultismo de principios de
siglo y de los aos veinte), un ambiente de exposiciones holsticas, del chamanismo teraputico, caminantes
sobre ascuas, mquinas para manipular ondas cerebrales, y en palabras de Dan Millman, "manuales de
iluminacin escritos por celebridades", es difcil evocar el estado de nimo y ambiente de esa poca, cuando la
persecucin de ideas prcticas esotricas fue como una bsqueda febril del tesoro, una aventura para penetrar en
los misterios.
En aquellos das, unos pocos nos pasamos ejemplares de El Juego Maestro de Robert de Ropp
y Fragmentos de Ouspenski, intentando entender cmo realizar los ejercicios. Seguamos las pistas de
monjes, yoguis y msticos a travs del Cbala, el Philokalia y Chuang Tze, Thomas Merton, Idries Shah,
Carlos Castaneda y La Nube del Desconocer. Meditamos en el desierto a plena luz de la luna y
indagamos en cada grupo que se reuna para compartir conocimientos poco definidos, aunque el grupo
fuera aparentemente secreto o poco conocido.
En ese ambiente excitante contest un anuncio en un peridico alternativo (otra reliquia de la
poca) de un grupo de discusin Gurdjieff-Ouspenski / Esotrico. El patrocinador intrpido de este
crculo, un msico ms joven que yo y apenas capaz de expresarse con facilidad, que me pareca a primera
vista un pleno iniciado, fue de hecho un antiguo aprendiz de E.J. Gold. Fue en este contexto que encontr
por primera vez los escritos de Gold y su formulacin particular de las ideas de "trabajo prctico sobre uno
mismo".
El propio Gold describe de manera abreviada su propio primer encuentro con "los guas ocultos"
en Nueva York durante los cincuenta en el libro Visiones en la Piedra. Para m, ahora es difcil decir si se
poda atribuir el aura de misterio y la sincronizacin de mis experiencias y las de otros de mi generacin al
espritu de la poca -algn Hombre de la Guadaa andando a zancadas por el pas atravesndonos con su
guadaa- o a nuestra propia necesidad desesperada de iniciarnos en algo que no fuese la suficiencia
econmica del mundo de los adultos contemporneos. A decir verdad no importa mucho, ya que el
resultado ha sido el mismo: caminos falsos, el desastre y el olvido para muchos; mientras que para otros un
portal hacia el autntico trabajo sobre uno mismo.
Siguiendo el hilo de lo que haba ido recogiendo, le el Libro Contemporneo de los Muertos
de Gold, y numerosos ensayos y panfletos; todos stos me impactaron profundamente con su irona y
humor, con su perspicacia penetrante de la consciencia y su incesante critica de la vida contempornea al
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estilo Mark Twain. Sobre todo, en comparacin con la mayora de la literatura de la seccin esotrica y de
la biblioteca de la universidad, las obras de E.J. Gold ofrecieron una descripcin exacta de la condicin
moribunda de los "seres tricerebrales del planeta tierra", (es decir, los seres con centros mentales,
emocionales y motores) -y algo ms. Proporcionaron una prctica asequible, los comienzos de un
remedio mediante ejercicios dados con instrucciones lcidas, sin el simbolismo arcano, los chismes del
ocultismo ni un estrato complicado de creencias filosficas.
Cuando finalmente hice mi camino hacia California para conocer a E.J. Gold por primera vez, me
di cuenta de que l simplemente estaba siendo fiel a su propia naturaleza y a sus propsitos, presentando
las ideas tal como lo haca; y que el Trabajo que l propona, era tan urgente, y l tan energtico en
perseguirlo, que no hubo lugar para desperdiciar ni el tiempo ni la energa. Fue necesario el estudio para
asimilar un trasfondo y un vocabulario bsico funcional; pero la piedra de toque en las ideas de Gold fue, y
sigue siendo, realizar el trabajo. Por qu lo llaman el "Trabajo"? Porque si fuese fcil, lo llamaran el
"Juego" o el "Relax" -pero no lo es.
En 1978, despus de un periodo de vida en California y otra poca de historia personal, me
encontr otra vez en Tucson, poniendo anuncios para formar un grupo de discusin, esta vez patrocinado
por m mismo. Para esta actividad empec a recibir uno a uno los captulos de un libro titulado Trabajo
Sobre uno Mismo.
Estos captulos eran de lejos la mejor materia prctica que jams haba visto, ya que cada captulo
presentaba un ejercicio para ser llevado a cabo dentro de la vida ordinaria, introducido por una
descripcin corta y potente de qu aspecto del sueo ambulante y mecanicidad trataba el ejercicio. Incluso
en esa poca de inters floreciente en el desarrollo de la consciencia, nunca consegu que ms de cuatro
personas realizaran esos ejercicios conmigo. (Slo poda atraer una docena incluso para una conferencia
gratis o una demostracin de los Movimientos Sagrados).
Sin embargo para m personalmente, el formato fue potente, y se prest fcilmente a una situacin de
prcticas en grupo a lo largo de un tiempo. Cada semana leamos el nuevo captulo, repasbamos
cuidadosamente su significado, y despus ponamos nuestra intencin para trabajar con el ejercicio para la
semana venidera. Esa prxima semana, empezbamos la reunin compartiendo nuestras experiencias e
informando a los dems sobre nuestros resultados. A menudo decidamos que el ejercicio mereca otra semana
de trabajo, y quizs otra. El curso entero del "Gran 24", como llegaron a ser conocidos estos ejercicios en los
crculos de individuos que los pusieron en prctica, podra extenderse fcilmente a un ao o ms, en vez de los
seis meses originalmente propuestos.
Antes de terminar los captulos, fueron encuadernados en un tomo de una edicin privada,
Trabajo Sobre Uno Mismo , y vendidos como un juego completo. Para mediados de los ochenta,
despus de haber sido impreso varias veces, este tomo, que se haba probado como una herramienta de
trabajo inapreciable, haba sido revisado y su vocabulario alineado con los primeros dos libros de la
Triloga del Laberinto del autor: La Mquina Biolgica Humana como Aparato de
Transformacin, una serie de ensayos que formularon brillantemente las teoras introductorias, y La
Vida en el Laberinto, un tour de force sobre el viajar ms all de los lmites de la consciencia ordinaria.
Hoy en da, cuando el cultivo de la transformacin y el desarrollo de la consciencia son materia
para los programas de charla de la tele, E.J. Gold ha elegido publicar para al pblico en general su "Gran
24". Yo personalmente estoy entusiasmado de que por fin un libro tan efectivo sea vendido en el mercado
abiertamente. Ahora la pregunta es, cuntos buscadores estn realmente preparados para dejar de
buscar, para dedicarse, para mirar la situacin como es realmente, y empezar a trabajar en el nivel bsico
del s mismo primate mecnico, habituado y condicionado?
Sin considerar el gran nmero de libros "espirituales" y manuales del alma que hay en el mercado,
siempre hay sitio para una "Gua de Torpes" ms para la mquina humana. Porque sta es la diferencia:
Trabajo Prctico Sobre Uno Mismo es un manual de laboratorio, una caja de herramientas porttil
para el yo esencial. Pero para averiguarlo tendrs que probar los experimentos, sacar una muestra del
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"Gran 24", empezando desde el principio, ya que los ejercicios se edifican suavemente uno encima de otro.
Como yo, puede que encuentres este manual indispensable.
Estos ejercicios nunca envejecen, nunca se estancan, nunca pierden su potencia. De hecho su
intensidad aumenta a lo largo de los aos y se deberan considerar como el trabajo de una vida entera.
El trabajo sobre uno mismo nunca ha sido fcil; seguramente no es amable y suave, dulce y
espumoso ni chispeante y hermoso. Nunca ser del gusto de todos ni tampoco una dosis de medicina bien
acogida. No obstante, para aquellos deseosos de trabajar, ste es un camino que yo s que funciona, y en
eso hay una satisfaccin esencial y profunda, aparte de todo el alboroto interior, los sudores y las
incertidumbres que esta clase de trabajo implica. A quin pueda usar este libro -qu tengas xito!- y
deseo que tus esfuerzos (como dice en un captulo del libro) sean para el beneficio de todos los seres en
todo lugar.
Iven Lourie
Editor
Gateways Books and Tapes
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Captulo Uno
DESPERTAR LA MQUINA
La mquina dormida no produce y no puede producir- la transformacin. Un cambio en el
Ser se obtiene slo a travs de esfuerzos intensos, y lucha contra nuestra tendencia a caer
en un estado de identificacin con el sueo de la mquina.
Debemos darnos cuenta de que no podemos convencernos slo por datos mentales y
razonamiento que la mquina biolgica est realmente dormida, que el Ser est identificado con el sueo de
la mquina, y que el sentido y objetivo de la vida humana en la tierra -es decir, la mquina biolgica
humana funcionando como un aparato de transformacin para la posible evolucin del Ser- de ninguna
manera puede seguir adelante en una mquina dormida.
De todos modos, nadie sera capaz de ver la realidad de la situacin desde un argumento
meramente intelectual que viene desde fuera.
En pocas palabras, debemos darnos un choque intencionado, una experiencia personal tangible, en
la cual veamos por nosotros mismos que todo esto no es simplemente alguna clase de filosofa interesante
confeccionada para nuestra diversin.
De algn modo, debemos ver, sentir y percibir por nosotros mismos, que la mquina est
realmente dormida; puede que la veamos como realmente muerta en el sentido ms siniestro de la palabra.
Hasta que hayamos visto claramente por nosotros mismos que la mquina est dormida, y por lo
tanto que no est consciente de ningn modo, y adems, que no podemos hacernos conscientes
simplemente decidiendo despertar la mquina, no sentiremos realmente la necesidad de trabajar.
Una vez que hemos sentido y percibido el sueo de la mquina, aunque slo sea
momentneamente, sabemos instintivamente que debemos elegir, o bien quedarnos dormidos durante el
resto de nuestras vidas, o bien empezar a hacer esfuerzos para despertar la mquina.
Para nosotros, son posibles cuatro formas determinadas de consciencia:
El Sueo Horizontal
El Sueo Ambulante
El Estado de Despertar
La Transformacin del Ser
Sin la ayuda de escuela alguna, ya podemos producir en nosotros el Sueo Horizontal y el Sueo
Ambulante
Es la tercera forma de consciencia la que nos atribuimos, pero que normalmente no podemos
poseer, porque requiere el despertar de la mquina biolgica.
Debemos entender desde el mismo principio que esta tercera forma de consciencia realmente no
forma parte de nuestro repertorio, y sin embargo el Estado de Despertar es una forma de consciencia que
es tan bsica para la vida que deberamos ser instruidos sobre cmo despertar la mquina para poder vivir
toda nuestra vida en este estado; sin embargo no existe nada de esto en los sistemas educativos
occidentales modernos.
El despertar de la mquina es, para nuestra preparacin a una vida en el Trabajo, como el prvulo
en relacin con la universidad. Si la civilizacin estuviera a la altura de su nombre, ahora no estaramos
obligados a empezar nuestro trabajo con un nivel de trabajo tan pattico; pero debemos encontrar la
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valenta para darnos cuenta de dnde estamos en realidad, y entonces empezar desde all; de lo
contrario, caeramos en el trabajo imaginario.
Nuestra consciencia normal se parece a un albail que trabaja en un edificio muy alto, y que se ha
dormido mientras trabajaba; sin embargo - slo porque nuestro trabajo contina y la mquina de algn
modo consigue mantener su equilibrio automticamente - no nos damos cuenta de haber cado en la
hipnosis ambulante de la mquina.
La mquina est condicionada para continuar sus actividades mentales, emocionales y fsicas, total
y mecnicamente. Las actividades rutinarias no requieren nuestra atencin ni nuestra presencia, ni siquiera
en el ms mnimo grado.
Cuando por primera vez llegamos al Trabajo, somos ms animales que espirituales, porque hemos
sacrificado la consciencia real por un estado en que somos llevados por las actividades mecnicas
rutinarias de la mquina, mientras marcha por su fatigosa rutina hacia el olvido.
Y debido a que nuestra parte no-fenomnica, a travs de la influencia hipntica de la sensacin y
las distracciones mentales, cae en la identificacin con el sueo de la mquina, tambin algn da moriremos
junto con la mquina dormida, sin haber experimentado lo que realmente significa estar vivo en la mquina.
Normalmente, pensamos en nosotros mismos como despiertos; pero si la mquina est dormida,
no tenemos ningn sentido real de ello, y en realidad es mentira. El hecho es que caemos en la
identificacin con las seducciones sensoriales y las distracciones mentales de la mquina desde el momento
mismo del nacimiento de la mquina hasta el momento ltimo de su muerte.
El primer indicio de la consciencia real se manifiesta cuando la mquina ha sido despertada de una
manera u otra y empieza a funcionar como un aparato de transformacin sobre el yo esencial. . .lo que
llamamos el Ser. En el transcurso de la rutinaria vida mecnica, este estado rara vez sucede
accidentalmente por s solo.
Dejaremos hasta ms tarde el propsito de despertar la mquina. Debera ser suficiente al principio
experimentar en realidad el sueo de la mquina, y ver que esta situacin puede ser cambiada por mtodos
especficos que cualquier persona puede hacer con un poco de prctica.
Aqu tienes el experimento ms sorprendente que jams encontrars, con el cual puedes ver por ti
mismo la necesidad inmediata del despertar de la mquina.
Usando tu aparato visual normal, es decir, los ojos, sigue tan intensamente como sea posible el
movimiento del segundero de un reloj o un Atencionador, si es que lo tienes, intentando a la vez percibir
tu presencia dentro de la mquina, incluyendo los sonidos, olores, temperatura, humedad y ambiente
general del entorno; al mismo tiempo llegando a estar agudamente consciente de las sensaciones
constantemente cambiantes de la piel de la mquina biolgica humana, de las sensaciones de los rganos
internos, de las sensaciones resultantes de los pensamientos que pasan por el aparato mental y de las
emociones que acaso se estn produciendo actualmente en la mquina.
Todo esto, mientras que la atencin est intensamente arraigada en el rpido e inexorable
movimiento del segundero cuando se mueve por la esfera del reloj.
Cuando empezamos por primera vez nuestros esfuerzos para despertar la mquina, el nico
resultado inmediato es que pronto vemos que la voluntad de dormir de la mquina es mucho ms poderosa
y continua que nuestra voluntad para despertarla. Al principio, el ser no-fenomnico no puede hacer nada
al respecto, salvo ejercer la nica voluntad que realmente tiene -la voluntad de atencin.
Debido a que no tenemos voluntad propia hasta que nuestra voluntad haya sido intencionadamente
desarrollada, nuestra atencin est cautiva por las actividades e intereses que tienen su origen dentro de la
mquina, la cual es tambin la fuente de toda la emocin negativa, todos los procesos mentales asociativos,
y todas las manifestaciones negativas.
Pero s tenemos voluntad de atencin, y podemos usar activamente esta voluntad de atencin para
observar la mquina biolgica humana y sus actividades, tanto internas como externas, sin intentar
realmente interferir directamente en la vida de la mquina.
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Esta actividad sutil parece poco; pero simplemente el hecho de observar la mquina, la despierta
un poco, y nuestra observacin activa tiene el efecto, aunque slo a largo plazo, de cambiar en realidad lo
que se est observando.
Al mismo tiempo, podemos usar este ejercicio para acumular la fuerza necesaria y ejercer una
forma de voluntad ms poderosa - la voluntad de despertar la mquina . . . pero, igual que en la gimnasia,
este tipo de voluntad tarda tiempo en desarrollarse.
Debido a que una mquina dormida no puede funcionar como un aparato de transformacin, el
alma - que es absoluta y nicamente producto de la transformacin- no puede formarse, y aunque
pudiera, sin la base y el alimento para la evolucin, no podra evolucionar. Slo si tuviramos la voluntad
para despertar la mquina, podra tener significado la vida.
La vida, como llegaremos a entenderla, no es una progresin del pasado al futuro; es un Eterno
Retorno, una serie sin fin de pasos a travs de la mquina, y en ngulo recto con la mquina, en el esfuerzo
de perfeccionarla como un aparato de transformacin repitiendo este pasaje, finalmente reparndola como
un integro aparato de transformacin de las dimensiones superiores, despertndola desde la concepcin
hasta la muerte.
Durante el transcurso de nuestro Eterno Retorno a travs de la vida de la mquina, debemos ser
capaces de despertar la mquina no slo en el pasado, antes de que hayamos escuchado estas ideas, sino
tambin durante los periodos de sueo ms profundos. Slo con una mquina completamente despierta,
que est operativa como un aparato de transformacin desde el primer momento de su concepcin,
podremos llevar a cabo nuestro Trabajo Real en las dimensiones superiores.
Si nos falta la voluntad para impedir que nuestra fuente de atencin sea seducida por atracciones
del mundo externo, estaremos demasiado ocupados con estas seducciones para estar preocupados con la
tarea de usar nuestra atencin para despertar la mquina.
Esta poderosa forma de seduccin, que rompe nuestra voluntad de atencin, se llama hipnosis-
mundial, o Maya. A menudo se entiende que Maya significa que el mundo es una ilusin. Debemos
entender que no es que el mundo sea una ilusin, sino nuestra identificacin con el mundo
fenomnico, mantenida por Los Tres Grandes Enemigos - la atencin errante, las distracciones y las
seducciones.
La Naturaleza no teme los esfuerzos normales. Debemos aprender a hacer esfuerzos especiales,
para burlarnos de ella, para obligarla a cometer un error, como haramos en cualquier juego, como en el
tenis de mesa o en el ajedrez. Tarde o temprano la naturaleza cometer un error -si nosotros no lo
cometemos primero- y se nos permitir pasar desde las influencias de las dimensiones inferiores a las
influencias de las dimensiones superiores.
Estamos condicionados para dejarnos caer en la mquina dormida y para dejar contine
mecnicamente en el sueo. Aprendemos rpidamente a llegar a ser lo que llegue a ser la mquina en su
rutina mecnica.
La identificacin no es una simple fijacin emocional, un deseo de estar con alguien o con algo. En
realidad es el estado de caer en el mismo estado con que nos identifiquemos, tal como con la mquina
biolgica humana. Hasta ahora, hemos estado tan completa y continuamente identificados con la vida
mecnica de la mquina biolgica que ya no somos capaces de separarnos de la mquina.
El yogui ha aprendido a trascender la mquina; pero en realidad no est en mejor estado que
cualquier otro ser humano porque no ha aprendido a despertar la mquina, dejando que sta lleve a cabo
su funcin como un aparato de transformacin para el Ser. Acertadamente el yogui rechaza toda ilusin de
los fenmenos que ve a su alrededor; pero no puede ver que no son los fenmenos, sino la seduccin de la
fuente de atencin en lo fenomnico, lo que es la causa principal del problema de su fracaso de evolucionar
ms all de la evolucin fsica.
Incluso una mquina dormida puede ser usada para superar su propio sueo, porque tiene
sensaciones; podemos usar estas sensaciones para percibir el sueo de la mquina. Esta idea tan simple e
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inofensiva puede ser llevada a cabo como un experimento, en el cual intentamos usar las sensaciones de la
mquina para percibir el sueo de la mquina, y de este experimento, podemos ver por nosotros mismos, a
travs de nuestra propia experiencia, varios factores importantes:
Que la mquina est realmente dormida . . . no slo las mquinas biolgic as humanas en general, sino
que nuestra mquina en particular est dormida, e incluso se le podra llamar el muerto ambulante.
Que es posible ver -e incluso saborear un poco- cmo puede ser la vida cuando la mquina no
est dormida.
Que slo es posible despertar la mquina durante algn periodo de tiempo por mtodos exactos e
inslitos.
La urgente necesidad de empezar nuestro trabajo despertando la mquina.
La razn por la cual slo nosotros somos capaces de despertar nuestras propias mquinas y por qu
nadie ms puede hacer este trabajo por nosotros.
Que alguna fuente nueva y antes desconocida de esfuerzo para trabajar ser precisa, y que si
esperamos continuar este trabajo, requeriremos energas y voluntad en una escala mucho mayor de la
que ahora estamos acostumbrados a estimular en la mquina y en nosotros.
Que el Trabajo es efectivamente muy real y no es simplemente filosofar de forma mental y
entretenida.
Que el tiempo en la mquina, que podramos estar usando para nuestra posible evolucin, se desliza
desapercibido e incluso rpido, y una vez perdido no puede ser recuperado.
Que hay una fecha lmite para nuestro trabajo, y si nos perdemos esta oportunidad ahora, puede que
no seamos capaces de hacer estos esfuerzos ms tarde.
stas y otras comprensiones resultarn de este intento experimental tan sencillo, para percibir el
sueo de la mquina
Una vez que hemos intentado, aunque slo sea por unos instantes, despertar la mquina por la pura
fuerza de nuestra voluntad, si podemos ser sinceros con nosotros mismos, nunca ms -hasta que
nicamente por el ejercicio de nuestra voluntad seamos capaces de despertar la mquina- diremos sin
retorcernos, al menos internamente, Yo estoy despierto.
Intentar despertar la mquina durante cinco minutos enteros en el reloj nos puede demostrar el
hecho tangible de la mquina dormida, el rumor de lo cual normalmente nos llega slo de cuentos mticos
tales como La Bella Durmiente y Blanca Nieves, y tambin, al mismo tiempo, indica la posibilidad real
del despertar y de la transformacin.
Si creemos que nuestras mquinas estn ya despiertas, o que ya poseemos la voluntad para
despertarla cuando queramos hacerlo, no nos podemos preparar para el Trabajo, porque estamos
hipnotizados, totalmente esclavizados a ese ser imaginario que habla de s mismo en primera persona, se
llama falsamente a s mismo Yo, y tiene un nombre que da la ilusin de la continuidad y unidad.
Quizs no pase nada notable durante muchsimo tiempo; pero con el tiempo, con perseverancia,
obtendremos resultados claros.
Ni siquiera el Absoluto nos puede dar los medios para despertar la mquina, ni otra persona puede
activar la mquina despierta y hacerla funcionar como un aparato de transformacin, formando as un
Puente entre nuestro mundo y las dimensiones superiores donde el Ser puede continuar su existencia y su
trabajo en beneficio del Absoluto.
En realidad no podemos llamar a la vida de la mquina nuestra vida, ya que nuestra voluntad y
atencin estn totalmente subyugadas a la voluntad de la mquina dormida; es la historia de la mquina la
que impotentemente estamos obligados a vivir. Cuando la mquina est dormida, parecemos monos,
cayndonos a cada atraccin externa, fascinados por el brillo y el destello. Cuando la mquina est
despierta, es imposible portarnos como monos, porque la presencia, que es la fuente real de la atencin,
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slo se comporta de forma inconsciente cuando est bajo la influencia de la mquina en sueo.
Somos las vctimas involuntarias de la mquina dormida, prisioneros ante su palpitante auto-olvido, hasta
que seamos capaces de ejercer nuestra voluntad para despertar la mquina por encima de la propia
voluntad de la mquina para permanecer dormida.
Un mtodo para despertar la mquina es concentrar intencionadamente la mayor atencin posible
de la fuente de la atencin sobre las actividades de la mquina. El auto-estudio ya puede ser definido ms
detalladamente como el estudio de las manifestaciones del centro motor de la mquina. Esto es el
comienzo de todo nuestro trabajo inicial.
La transferencia mutua y recproca de las funciones del cerebro de la cabeza con el cerebro de la
cola, y el resultante despertar del centro emocional superior ser el primer paso activo en nuestra evolucin
voluntaria.
Debemos entender que antes de lograr la transferencia de funciones del cerebro de arriba y el
cerebro de abajo, no podemos hacer absolutamente nada -ni siquiera algo tan elemental como la
invocacin de la presencia al presente- porque el cerebro de la cabeza es incapaz de funcio nes que vayan
ms all de los normales procesos de pensamientos lineales, que nosotros llamamos pensar
asociativamente.
El cerebro de la cabeza es incapaz de una psicologa real y no funciona activamente. Sus
procesos son estrictamente buscar-y-seguir-una-lnea-recta, en ciclos peridicos, ms o menos
convulsivos, de reacciones reflejas activas y ms frecuentemente pasivas a varios estmulos.
Si esperamos desarrollar un cerebro que sea capaz del autntico pensamiento activo, de la
atencin y voluntad para despertar la mquina, y que tenga una unidad-de-todas-partes-armonizadas, y
una clara e ininterrumpida visin del mundo no-fenomnico, la mquina debe ser puesta boca arriba.
En lo que refiere a su estado actual, los centros estn boca abajo. El centro mental se sita en el
cerebro de la cabeza y el centro motor se sita en el cerebro de la cola, exactamente al contrario que el
autntico ser-tri-cerebral llamado Hombre.
Los seres Humanos del planeta Tierra, en realidad son animales inferiores de dos cerebros dentro
de los cuales fue introducido a sabiendas un tercer cerebro rudimentario -el cerebro de la cola que
funciona como centro motor, dejando que el cerebro de la cabeza (el centro motor real) lleve a cabo
funciones intelectuales para la mquina.
Originariamente, se introdujeron ejercicios de ritmos opuestos para intentar forzar al cerebro de la
cabeza a dejar de funcionar como un falso centro mental; pero resulta que el cerebro de la cabeza es
totalmente capaz de producir ritmos opuestos sin demasiados problemas.
Entonces, durante el periodo Aquemnido del Imperio Babilnico, se introdujeron ejercicios
mentales-psicolgicos en grandes y complicadas dosis. La idea era mantener tan ocupado el cerebro de la
cabeza que los procesos ordinarios de pensamiento asociativo lineal fueran imposibles. Pero continuaron
como siempre a pesar de esta sobrecarga mental artificial.
No fue hasta el siglo sexto del periodo medieval de Europa occidental, que fue introducida la idea
por las escuelas de la regin del Kurdistn, en lo que una vez se llamara la Provincia Saramoung, de
que el cerebro de la cabeza podra funcionar como un centro motor, empezando con la simple
observacin, aumentando gradualmente esta funcin por un envolvimiento cada vez ms profundo con el
movimiento intrincado, siguiendo cada movimiento minucioso de la mquina, sin dejar que ni un slo detalle
escapara de la atencin del cerebro de la cabeza.
Despus de un rato se puede notar que, si toda la atencin del cerebro de la cabeza est absorta
en varias de las sutilezas del movimiento de la mquina como una totalidad, de partes de la mquina y de
partes de partes de la mquina, el proceso entero puede llegar a ser un circo monstruoso de complejidad,
en el cual tanta atencin es exigida que el cerebro de la cabeza finalmente se ve obligado a automatizar su
atencin en el movimiento, asumiendo la responsabilidad de los movimientos de la mquina, y asumiendo
su papel como el autntico centro motor del organismo humano.
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Mientras tanto, el pobre cerebrito de la cola no tiene nada que hacer. Los pensamientos y las ideas
empiezan a pasar por l de la misma manera en que los fluidos pasan por una llave de paso; pero nada
parece quedar retenido, como ocurra en el cerebro de la cabeza. Se abren campos enteros de
conocimiento; pero todava no hay nadie en casa para aprovechar esta interesante informacin mental.
La tal llamada mente inconsciente nos da, por primera vez, un fcil acceso a la totalidad del
sistema de almacenamiento-de-datos de la mquina.
Cuando el cerebro de la cola funciona como centro mental, los efectos transformadores de la
mquina en conjunto le ayudan en su desarrollo como un cuerpo superior mental. Entonces, cada uno de
los centros empieza a funcionar como debera funcionar.
Cuando los cerebros estn boca abajo, el centro emocional funciona como un regulador de
simpata-aversin, dirigiendo la mquina y formando hbitos y estados de nimo de acuerdo con
sentimientos artificiales de atraccin y repulsin.
Estos hbitos de simpata y aversin son reforzados en los centros inferiores de la mquina por el
proceso inevitable de condicionamiento psico-emocional a travs de la repeticin durante un largo periodo
de experiencias fenomnicas, produciendo una forma de astucia -de-laberinto, tal como aquello que
ocurre cuando una rata ha aprendido a atravesar automticamente un laberinto.
Entonces, cuando los centros son devueltos a sus funciones normales de un ser de tres cerebros -
es decir, que el cerebro de la cabeza funcione como un centro motor mientras que el cerebro de la cola
funcione como una llave de paso para el flujo de pensamientos, las funciones instintivas volvern a la
normalidad, y el centro emocional empezar a funcionar para el despertar de unos estados de nimo
exactos y voluntarios, y adems no interferir en la observacin imparcial de la mquina y sus actividades.
El cerebro de la cola, recientemente liberado, llega a ser la plataforma de observacin para la
fuente de la atencin que, ya que est libre para observar sin interferencias, tambin proporciona la toda-
importante fuerza necesaria para la invocacin de la presencia.
La transferencia del centro motor del cerebro de la cola al cerebro de la cabeza aparentemente
ocurre de forma espontnea. Una noche, nos vamos a la cama incapaces de pensar activamente o de
invocar nuestra presencia, y entonces, elo aqu!. A la maana siguiente nos despertamos -en el sentido
ordinario de la palabra- capaces de hacer ambas cosas muy fcilmente.
Desde luego este cambio, como todos los cambios de este tipo, slo aparenta ser espontneo.
nicamente sucede despus de un largo periodo de repetidos intentos de forzar el cerebro de la cabeza a
asumir las funciones de un centro motor.
Para hacer palomitas de maz, adems del propio maz, se necesita tambin aceite y calor, a todo
debemos aadirle el ingrediente ms importante, el tiempo . . . Entonces, cuando el maz estalla, slo
aparenta haber sido algo espontneo; pero si conocemos las causas exactas de este proceso, podemos
repetir intencionadamente este resultado que para los no-iniciados es aparentemente milagroso.
Hay para quienes esta transferencia ha ocurrido accidentalmente . . . Si mirramos hacia atrs a lo
que estaban haciendo justo antes, sabramos y entenderamos la causa de su transformacin. Pero, en
general, ellos no tienen ni idea de lo que pas ni por qu pas. Lamentablemente para los adeptos que les
persiguen, esperando que algo se les pegue de algn modo, un grano de maz que estalla no causar que
los otros granos estallen slo por simpata.
Tambin hay en varios establecimientos esparcidos estratgicamente aqu y all por el planeta, en
varios puntos no particularmente interesantes, habitantes de celdas acolchadas, a los cuales les ha ocurrido
la transferencia sin querer.
Han penetrado accidentalmente el velo, que se sita como una barrera entre el mundo fenomnico
y el mundo no-fenomnico; pero sin el necesario trabajo preparatorio, lamentablemente para ellos y para la
absoluta consternacin de sus consejeros mdicos que tienen la atencin fijada en lo fenomnico.
Inmediatamente despus de la transferencia de los cerebros de la cabeza y de la cola, uno podra
sentirse en realidad incluso ms enredado en la mquina que antes, en su automatismo. . . un remolino de
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condicionamientos automticos y movimientos reflejos. Aunque esta sensacin parezca incmoda, y uno
parece estar an peor que antes, esta condicin es slo transitoria.
El primersimo ejercicio en una comunidad de trabajo es la observacin de las actividades de
movimiento de la mquina con la atencin ordinaria del cerebro de la cabeza. Esta observacin se debe
afinar hasta el detalle ms pequeo, teniendo en cuenta la importancia de no cambiar las manifestaciones
de la mquina como resultado de estas observaciones.
El catalizador-clave para este ejercicio es recordar, mientras se observa, que el centro emocional
no es funcional slo debido a que los cerebros estn boca abajo. Cuando el cerebro de la cabeza,
funcionando como centro mental, ahoga l a funcin del cerebro de en medio, el aparato en el cual
normalmente se presentara el centro emocional, no son posibles las emociones autnticas. El cerebro de la
cabeza, funcionando como el centro de pensamientos, disimula el centro emocional. En trminos elctricos,
la mquina biolgica humana normal y corriente tiene los cables totalmente cruzados.
Se hacen conexiones equivocadas, y el circuito est intermitente y espasmdicamente muerto.
Cuando el cerebro de la cabeza funciona como centro motor, entonces se hacen las conexiones correctas
con el cerebro de en medio, y el centro de sentimientos funciona naturalmente por s solo, funcionando
como centro emocional superior voluntario.
Normalmente, es imposible hacer voluntario el centro de sentimientos, en el sentido de poder
originar sus propios estados de nimo, porque tal como est, se ve obligado a acomodar su funcin a los
reflejos espasmdicos dominantes del cerebro de la cola.
Ya que el cerebro de la cabeza tiene muy poca fuerza, o voluntad, el centro de mayor fuerza es
el centro motor. Cuando el centro mental se transfiere al cerebro de la cola, entonces es el centro mental el
que tiene mayor fuerza y puede funcionar voluntariamente.
Cuando el cerebro de la cola llegue a albergar el centro mental, este ltimo compartir la fuerza y
autoridad del cerebro de la cola, y por primera vez tendr los medios para dirigir la mquina en su
totalidad.
Piensa en la piedra desaparecida de la cima de la pirmide en el dorso del dlar americano. Esto
ejemplifica el estado ordinario del aparato biolgico humano. El pice truncado del tringulo es el cerebro
de la cabeza, funcionando como el centro mental en el hombre normal y corriente. Sumndole un tringulo
boca abajo, forma el Sello de Salomn. Cuando logremos la transferencia de los cerebros, como se indica
en este diagrama de la operacin psquica descubierta por Salomn -lo que le dio autoridad total sobre
esas fragmentadas identidades localizadas, que Salomn decidi llamar los djinn, es decir, los demonio s
inferiores- todos los centros inferiores empezaron a funcionar propiamente, y ms o menos en armona y
equilibrio.
Pero, para empezar, debemos poner los arneses al centro motor y obligarlo a llegar a ser el centro
mental, quitndole toda su actividad de centro motor, usando nuestra voluntad de atencin para seguir
intensamente cada movimiento de la mquina.
El centro mental, residiendo ahora en el cerebro de la cola, ya tendr la fuerza y la voluntad
orgnica necesaria para ejercer autntica autoridad sobre toda la mquina. stos son los primeros gruidos
primitivos de la voluntad real.
Slo entonces podremos ser maana lo mismo que somos hoy, y tirar nuestros cigarros y
realmente ir en serio.
La base de este trabajo es la disciplina. Si el centro mental del cerebro de la cola dice,
Despirtate, mquina, finalmente tiene la voluntad y la autoridad para ejercer su influencia sobre la
mquina, y toda la mquina est obligada a obedecer.
Quita la atencin de la mquina de su normal fijacin en el flujo asociativo de pensamientos
pasajeros y en el dilogo interno, y colcala estrictamente en las actividades motoras de la mquina.
ste es un ejercicio interno especialmente valioso cuando se llevan a cabo labores fsicas . . .
cavando zanjas, pintando, lijando, edificando, fregando los platos, cuidando de los nios . . .
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Por ejemplo, supongamos que sucede en este momento que tu mquina est usando el brazo
derecho para levantar la taza para tomar caf; observa al mismo tiempo como la mquina se apoya en la
pierna izquierda, la pierna derecha mnimamente levantada; ahora la mquina est sonriendo y cambiando
su peso a la pierna derecha.
En pocas palabras, usa la forma usual de la atencin; pero en este caso, el sujeto de la atencin
es ahora exclusivamente la postura y los movimientos de la mquina observada, excluyendo
cualquier significado psico-emocional.
Normalmente, nuestros movimientos ocurren mucho antes de que los notemos, si es que alguna vez
llegamos a ser verdaderamente conscientes de ellos, porque no estamos educados para asentar
nuestra atencin en los movimientos de la maquina.
La mquina lleva a cabo en secreto la mayora de sus actividades. La mquina bebe sin nuestra
atencin; come sin nuestra atencin; incluso hace el amor sin nuestra atencin. sta es la sancin que
pagamos por permitir que el cerebro de la cabeza funcione como centro mental.
Despus de haber mantenido nuestra atencin en las actividades de la mquina durante un rato, su
rutina llega a ser evidente, y sus actividades parecen mucho menos arrolladoras. Despus de haber
transcurrido mucho tiempo, la aparentemente atareada y compleja actividad caprichosa de antes, llega a
ser tediosamente previsible, porque de hecho, la mquina hace muy poco. Cuando por primera vez
empezamos a observar seriamente, la mquina parece ser un remolino de actividad catica.
Observa tu mano como si fuera un objeto extrao; pero al mismo tiempo, date cuenta de que es
una parte automtica de la mquina; se enreda, se agita, todo por s sola, sin tu direccin voluntaria.
Observa con asombro cmo, por s sola, coge un tenedor; nota que ahora la mquina est
sonriendo; la mano endereza el cuchillo y alisa la servilleta en la mesa. Y stos slo son los toscos
movimientos de unas pocas partes de la mquina, y slo en el exterior superficial. Cundo lleva a cabo
una rotacin de la mueca?. Qu msculos se usan?.
Las diferentes combinaciones musculares producen movimientos variables. No slo la mano, sino
todo en la mquina est ligeramente afectado por las reverberaciones de cada movimiento. Con el tiempo
deberamos ser capaces de colocar nuestra atencin con firmeza en todo lo que haga nuestra mquina.
Dnde reposa la tensin cuando la mquina est en reposo?. Percibe el centro de gravedad del cuerpo
mientras cambia.
Nota de vez en cuando el centro de gravedad y dnde llegan a reposar los puntos de peso.
Dnde est tu mayor punto de peso?. Usas fuerzas para mantenerte en equilibrio?. Supn que relajas
totalmente toda tu musculatura, qu pasa?.
Intenta calcular cunta fuerza se ejerce para mantener tu cuerpo en esa postura; hazlo
percibindolo.
La tensin slo es mensurable en comparacin con la relajacin. Si nos falta la voluntad para relajar
la mquina, no podemos usar la sensacin para determinar la tensin exacta requerida para mantener una
postura. La relajacin y tensin deben llegar a ser voluntarias para cualquier observacin seria de la
mquina.
Empezando con la postura de la mquina en conjunto, como si estuvieras estudiando una estatua -
enfocando primero en las manos, la mscara facial, el torso, los brazos y las piernas- intenta ver las
actividades de la mquina como una unidad completa. Por ejemplo, observa tus posturas sentado en una
mesa, escribiendo en un cuaderno, paseando por un bar; empieza con las posturas y los movimientos ms
obvios y observables. Por ahora, hasta que seas muy habilidoso, olvdate de las fluctuaciones delicadas y
sutiles . . .
14
Captulo Dos
EL ESTANQUE
La mquina no tiene emociones reales. Lo que llamamos emociones en nosotros son
simplemente los reflejos automticos del centro mental en reaccin con las reverberaciones
orgnicas del centro motor. Quitando los efectos de estas reverberaciones eliminamos en
nosotros la mayor parte de nuestra negatividad y sufrimiento mecnico.
Cada mquina biolgica humana, de acuerdo con su propia tipologa, tiene su propio y nico
repertorio de reacciones mentales reflejas a los sobresaltos, e incluso a estmulos e influencias
extremadamente suaves que proceden de los recuerdos, y una correspondiente sensibilidad a algunos
sobresaltos y no a otros.
Los sobresaltos son los resultados orgnicos de las impresiones que pasan por la mquina junto
con las reacciones del centro mental de la mquina a lo que piensa que siente sobre lo que experimenta.
Mientras varios sobresaltos e impresiones impactan en la mquina, porque nosotros, es decir,
nuestro ser no fenomnico, no tiene voluntad alguna sobre la mquina, estamos indefensos para impedir
que los correspondientes sobresaltos orgnicos se extiendan y reverberen por todo el sistema orgnico en
su conjunto, incluyendo los huesos, el sistema linftico, los tejidos musculares, los rganos de la digestin y
de la eliminacin, la corriente sangunea, el cerebro, y el sistema nervioso.
Si somos tan imprudentes como para pretender ingerir la comida, eliminar los deshechos del
cuerpo o razonar mentalmente con nosotros mismos durante tales perturbaciones orgnicas, nuestra
comida sabr fatal, nuestras relaciones tanto comerciales como amorosas sufrirn, y nuestro vientre
rehusar realizar la funcin de evacuacin.
Todos sufrimos de estas reverberaciones involuntarias de la mquina, especialmente cuando la
mquina orgnica reacciona negativamente a estas perturbaciones y nos arrastra con ello.
Piensa en la mquina biolgica como en un estanque de agua calma y en el impacto de las
impresiones como en un guijarro. En este caso, las ondas representaran las reverberaciones de las
emociones negativas. Como es de suponer, ciertos tipos de guijarros producen un mayor impacto orgnico
que otros. Cuando alguna perturbacin hace un impacto en el centro motor reflejo, es como un guijarro
que se deja caer en un estanque; las ondas radian por la mquina como resultado del impacto pseudo-
emocional.
En el ejemplo dado del guijarro que se deja caer en el agua, deberamos ser conscientes de que las
reverberaciones no slo ocurren en la superficie, sino tambin por debajo de la superficie. Como no
podemos observar directamente estas reverberaciones bajo el agua, podemos llegar a entender que son
muy poderosas y que tienen una profunda influencia en nuestros estados interiores. Por supuesto deseamos
mantener quieto y tranquilo nuestro bonito estanque, especialmente cada vez que un guijarro caiga dentro y
estorbe nuestra ilusin de serenidad.
Para mantener la mquina en un estado de despertar, debemos estar dispuestos a invertir cada
esfuerzo posible para minimizar el caos resultante dentro de la mquina cada vez que est asolada por
estas reverberaciones negativas. Podramos escondernos en una cueva, con la esperanza de evitar por
completo los guijarros. ste es el camino del monje, el cual se recluye y se aparta de las influencias
orgnicas inferiores, esperando que pueda permanecer receptivo slo a esas influencias que proceden de
las dimensiones superiores.
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Pero esto no le ayuda a largo plazo, ni nos ayudar a nosotros. En la vida normal no podemos
evitar que caigan estos guijarros. No tenemos autoridad sobre estos guijarros, y con ellos nos referimos
a los sobresaltos internos o externos, ni deseamos tenerla.
Podemos tener autoridad sobre algo. Pero, sobre qu?. Si esperamos eliminar estas involuntarias
y reflejas reverberaciones orgnicas de la mquina, debemos tener autoridad sobre la mquina, no de
manera ordinaria, sino de una manera especial.
Podemos aprender a abrir las aguas ante el guijarro para que la mquina biolgica no ofrezca
resistencia alguna al guijarro y para que no ocurran reverberaciones. De este modo la emocin negativa
ser, como mucho, slo momentnea. Este ejercicio es conocido en la tradicin occidental como Abrir
las aguas del Mar Rojo.
Incluso en el transcurso de la vida normal, debemos haber notado de vez en cuando que cuando
alguien que es para nosotros una fuente-ambulante-de-vibraciones-negativas est cerca, una sensacin
correspondiente empieza a manifestarse en la mquina, una sensacin que automticamente clasificamos
como emocional y que para nosotros parece natural. Quizs la sensacin se origine en el estmago, quizs
produzca una presin en el pecho, o un nudo en la garganta, un zumbido en los odios o un picor en los
ojos.
Despus de esta sensacin inicial, deberamos ser capaces de percibir ciertas sensaciones
orgnicas secundarias que reverberan por la mquina y que slo se apagan lentamente despus de que se
hayan mezclado totalmente con la totalidad de las vibraciones que ya ocurren en la mquina.
Poco despus de que estas reverberaciones secundarias empiecen a manifestarse por toda la
mquina, deberamos notar que el centro mental ha decidido -debido a que las sensaciones normalmente
asociadas con uno u otro estado emocional estn presentes en la mquina- que algn estado emocional
tambin debe estar ocurriendo en la mquina.
Y sta es la totalidad de lo que nos atrevemos a llamar en nosotros la emocin. Somos
incapaces de distinguir los estados de nimo reales en el centro emocional de los sobresaltos mentales que
reverberan de las sensaciones ordinarias y que se originan en el centro motor, errneamente identificadas
por el centro mental como emociones.
Si furamos capaces de observar activamente a la mquina durante un largo periodo de tiempo,
notaramos algo peculiar: que las sensaciones e impresiones de la mquina cambian continuamente en
directa relacin con estas reverberaciones orgnicas secundarias, que llamamos la emocin negativa,
porque son producidas por la mquina.
El hombre mecnico no tiene emocin. Lo que se llama la emocin realmente slo son unos reflejos
del centro motor que est conectado a los msculos y al sistema nervioso de la mquina. Qu emocin
puede haber para una mquina biolgica que funciona mecnicamente segn sus reflejos condicionados?.
Tales mquinas tienen slo emociones inferiores, emociones imaginarias del centro mental en una reaccin-
reflejo a los disturbios que ocurren en el centro motor.
Debido a que stas no son emociones verdaderas, sino sensaciones del centro motor y del centro
reflexivo, a las cuales hemos aprendido a vincularle una importancia mental, y debido a que se originan en
la mquina, las llamamos emociones negativas. Si fueran producidas intencionalmente en el verdadero
centro emocional de la mquina, no reverberaran por toda la mquina y se llamaran emociones, y no
emociones negativas.
La emocin mecnica que surge en el centro mental es slo momentnea, porque es un reflejo de
los msculos; parece ser ms duradera slo porque vemos la estela de su paso destructivo, sus
reverberaciones murmuradoras por los msculos y rganos internos.
Las emociones reales, debido a que son sentimientos y no reacciones mentales a reflejos
musculares, existen momentneamente o continan indefinidamente por decisin del ser no-fenomnico. La
emocin real no es un estado de nimo subjetivamente personal, sino un medio de comunicacin
emocional.
16
Adems, debido a que las emociones reales son transmitidas por radiacin hacia el exterior del
estado de nimo, que se origina en el centro emocional despierto, sin tener efectos de reverberacin en
otras partes de la mquina, no es necesario que la emocin se comunique verbalmente.
Desde luego la emocin negativa, siendo lo que es, es decir, simplemente un estado mental
subjetivo que ocurre como reflejo a un espasmo muscular, debe ser expresada y descrita detalladamente,
explicada, racio nalizada, comunicada mentalmente y entendida.
Aquellos que pueden producir emociones reales nunca comunican estados emocionales con el
lenguaje del centro mental; simplemente radian las emociones producidas en sus mquinas por el ser no-
fenomnico, dejando que la emocin hable por s misma.
Las emociones reales encienden una chispa correspondiente de empata en el que las recibe. Ante
la presencia de alguien que es capaz de producir la emocin real, experimentamos sentimientos -quizs
por primer vez. Con mucha frecuencia, alguien que ha despertado el Cuerpo Emocional superior y ha
aprendido a radiar emociones, llega a ser una celebridad/gur, y la gente se le une como ovejas para
baarse en las emociones superiores. A menudo se toman estas emociones superiores equivocadamente
por alguna misteriosa fuerza csmica superior o son interpretadas de alguna manera pseudo-religiosa;
pero en realidad son simplemente emociones.
Qu pena que los seres humanos estn tan desacostumbrados a la emocin que se sientan
obligados a apiarse en el calor de la radiacin emocional de alguien igual de mecnico que ellos; pero que
ha activado, por casualidad, el Cuerpo Emocional superior!
La emocin negativa es intil y destructiva. No la necesitamos para nuestra supervivencia; y aunque
sin la emocin negativa todos en la Tierra simplemente se pararan descalzos sobre la hierba a mirar fija e
inexpresivamente la luna, a pesar de esto, estaramos en mejores condiciones sin ella. Sin la emocin
negativa, podemos ser y hacer cualquier cosa, porque estamos liberados de nuestra automtica y reflexiva
esclavitud al aprisionamiento de la negatividad. Sin la emocin negativa, podemos dirigir toda nuestra
fuerza, voluntad y atencin hacia cualquier propsito.
Si dejamos que sucedan, nuestras reacciones reflejas hacia las manifestaciones de los dems son la
causa principal de la aparicin automtica de las tormentas de las emociones inferiores dentro de la
mquina. Cuando vemos a alguien manifestar ciertos gestos y usar un cierto tono de voz, suponemos que
esta persona quiere decir con esto exactamente lo que nosotros querramos decir si usramos los mismos
gestos y tono.
La emocin negativa que surge de esta forma, de nuestra mala interpretacin subjetiva de las
manifestaciones de otro, puede ser eliminada fcilmente en nosotros. No se requiere un gran esfuerzo de
voluntad para esta pequea alteracin de nuestra actitud. Incluso la gente muy corriente es capaz de darles
a los dems el beneficio de la duda. Si pudiramos aprender a abrir las aguas ante estas reacciones reflejas
de la mquina, ya no sufriramos los efectos secundarios subjetivos en nuestras propias mquinas que
resultan de estas fastidiosas manifestaciones de otros.
Quitando los efectos reflejos internos de nuestra propia mquina -es decir, la viga en nuestro
propio ojo que responde a la mota en el de nuestro vecino- eliminaramos en nosotros la mayor parte de
nuestra negatividad y el sufrimiento de nuestro ser no-fenomnico causado por nuestra identificacin con la
mquina biolgica humana.
Este factor del comportamiento humano se expresa en el viejo refrn, A perro viejo no se le
ensean nuevas lecciones. Slo cuando a la mquina se le presenta algn estmulo, es capaz de responder
entonces slo con esas reacciones mismas que han llegado a estar arraigadas por pura costumbre.
Para tal clase de mquina, la presencia de un Ser consciente no es necesaria para dirigirla. La
mquina biolgica puede, simplemente actuando segn estos reflejos condicionados, llevar a cabo todas las
tareas e incluso realizar con xito una seria conversacin filosfica en un cctel sin la participacin de una
fuente de atencin y consciencia.
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Sin una clase especial de voluntad sobre la mquina, la cual se logra slo con serios esfuerzos
durante un largo periodo de tiempo, no podemos interferir con la mquina biolgica; es demasiado
poderosa para cambiarse directamente, y no sabremos cmo influir poco a poco en la mquina para llevar
a cabo el cambio real, hasta que sepamos ms sobre nuestro trabajo.
Intentar cambiar la mquina directamente es como intentar cambiar el rumbo de un tren de alta
velocidad slo con nuestras manos.
Podemos usar estas reverberaciones orgnicas para nuestra propia evolucin, impidiendo que
salga la expresin al exterior, igual que contendramos el vapor en una olla a presin. Este proceso de
contencin de la negatividad se puede ver como un proceso de fusin alqumica controlada, un mtodo de
contener y magnificar las naturales reacciones qumicas y elctricas producidas por las reverberaciones
orgnicas automticas. Si dejramos que la maquina las expresara abiertamente, simplemente se disipara
la fuerza de nuestro trabajo.
Pero, cmo podemos contener nuestras reacciones ante las manifestaciones molestas de los
dems?. Podemos ver que un ser humano normal no es el responsable de sus manifestaciones, que no
puede serlo. Cmo podemos ofendernos o sentir otra cosa que no sea piedad hacia estas tristes y
pequeas conmociones emocionales involuntarias y espasmdicas, que reverberan dolorosamente por su
mquina y que dejan una especie de auto-olvido palpitante en su estela?.
Esta condicin de total esclavitud al ser mecnico debera despertar en nosotros algunos
sentimientos de la autntica piedad hacia el estado de un ser humano mecnico. Podemos usar este
sentimiento de piedad para nuestro trabajo evolutivo, aplicando la emocin resultante superior de piedad
hacia la activacin del Cuerpo Emocional Superior. Pero si vamos a despertar la emocin superior de
piedad, no debemos despreciar a los seres humanos mecnicos con sentimientos de arrogancia y
superioridad, porque todos somos peces del mismo barril, por as decirlo; ni ms ni menos.
Si podemos comprender a travs de nuestra experiencia personal que todo a lo que se suele llamar
la emocin es realmente slo una reverberacin secundaria por toda la mquina de reflejos del centro
motor, podemos empezar a tener autoridad sobre estos estados interiores, porque conocemos el origen
real de estas emociones, es decir, la reaccin del centro mental al sistema muscular.
Podemos realmente empezar a desarrollar la voluntad para despertar la mquina, simplemente
usando esta atencin especial en la cual observamos deliberadamente los estados negativos de los dems,
observando al mismo tiempo nuestra propia mquina, recordando que lo que los seres humanos llaman
emociones son simplemente las quejas de la barriga y los intestinos.
De alguna forma, si por casualidad escuchamos algo sobre las manifestaciones de nuestra propia
mquina, somos como alcohlicos que se asombran al escuchar algo sobre su raro comportamiento de
borracho, incapaces de comprenderlo porque su estado normal est completamente aislado de su estado
alcohlico.
El aislamiento normal que tiene la fuente de atencin con la mquina, nos puede dar la impresin de
que no somos los responsables de nuestras propias manifestaciones y emociones y, al mismo tiempo, esto
reduce nuestras posibilidades para la observacin imparcial de los estados emocionales no habituales de la
mquina, producidos por las condiciones emocionales inslitas que son nicas en una comunidad de
trabajo.
Desde la infancia, nos ensean a ser agudamente conscientes de la impresin que causamos a los
dems, y a manifestarnos, cada vez que sea posible, en la forma que agradara a nuestra audiencia para
ganar su admiracin.
Toda nuestra vida preparatoria, si pasamos por los sistemas educativos normales, consiste en
aprender a cmo ganar la admiracin o a producir en nosotros mediante la imitacin, las manifestaciones de
aquellos que s consiguen ganar la admiracin. Nos ensean a ignorar continuamente todas nuestras
estpidas manifestaciones mecnicas, aunque algo debe filtrarse a travs de la hipnosis, porque todo el
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mundo en la vida mecnica pasa al menos alguna parte del da preocupndose de si los dems le han visto
en su peor momento.
El hombre mecnico elige ser consciente slo de aquellas manifestaciones que acomodan su amor
propio y su vanidad, rechazando todas las dems manifestaciones que, con el tiempo, llegan a ser para l
partes invisibles de su mundo exterior. Este rechazo de ciertas manifestaciones y la aceptacin de otras,
produce una separacin, una clara membrana mental-emocional que asla sus manifestaciones en dos
categoras distintas, creando as un conflicto interno.
Los resultados de esta separacin de las dos categoras y los resultados de la contencin de
aquellas manifestaciones que rechazamos en el comportamiento de la mquina, los investigaremos pronto
en algn momento. Las reverberaciones orgnicas producidas en la mquina por los reflejos del centro
motor que llamamos emociones, hacen bajar la resistencia elctrica de la mquina biolgica,
particularmente la de la piel. Debido a que la emocin negativa es producida por la mquina y que se
origina en el centro motor, los msculos y el sistema nervioso producen unas automticas reverberaciones
elctricas por toda la mquina.
No es el inicial espasmo muscular, sino las reverberaciones emocionales en el sistema muscular y
el sistema nervioso y la correspondiente importancia que el centro mental vincula a estas reverberaciones
orgnicas, las que producen los extraordinarios efectos negativos sobre nuestros procesos alqumicos
evolutivos que actan en la mquina, destrozando temporalmente con cada tormenta emocional la funcin
de la mquina como un aparato para la transformacin del ser no-fenomnico.
La reverberacin orgnica, que depende de la fuerza elctrica para su continuidad, puede subir de
esta manera en espiral a un crescendo de automticamente persistente impulso. Es una fuerza que contina
con un efecto siempre creciente.
La emocin negativa, mientras reverbera por toda la mquina, produce una correspondiente
alteracin en la conductividad elctrica de la mquina en su conjunto, y se refleja en cambios de la
resistencia elctrica de la piel. Cuando se baja la resistencia, es capaz de pasar ms fuerza elctrica.
El ser no-fenomnico es por naturaleza elctrico. Todos los cuerpos superiores tambin son
elctricos y producen efectos y campos elctricos.
Si la resistencia de la mquina biolgica es demasiado grande, y particularmente si la resistencia
elctrica ocurre en algunas partes de la mquina, la fuerza elctrica del ser no-fenomnico no ser capaz de
fluir y salvar esta obstruccin. Podemos deducir fcilmente de esto que nuestra tarea para frenar la fuerza
destructiva de la emocin negativa cuando ejerce su fuerza destructiva sobre la mquina -si va a funcionar
como un eficaz aparato de transformacin para nuestra posible evolucin- es urgente para nuestro trabajo.
19
Captulo Tres
LA MANIFESTACIN NEGATIVA
Casi todo lo que decimos o hacemos es alguna forma de emocin negativa, lo reconozcamos
como tal o no. Postura, gesto y mscara facial son fuentes inagotables de manifestaciones
negativas.
En general, las manifestaciones negativas de la mquina son la simulacin exagerada del centro
mental de lo que imagina que podra ser una emocin si la tuviera, de acuerdo con la sugestionabilidad del
centro mental a espasmos orgnicos que ocurren en el centro motor.
Cuando vemos a una mujer aristocrtica en unos grandes almacenes, podemos, si nuestra atencin
es lo suficientemente fuerte y nuestra mquina est despierta, realmente ver sus sueos pasar por su
mscara facial, registrados en los msculos faciales.
E incluso si no somos lo suficientemente hbiles para ver sus sueos, al menos podemos ver que
est dormida y que su atencin est distrada, seducida por la fascinacin de todo el resplandor y brillo de
los grandes almacenes, y adems, que est completamente inconsciente de su sueo. Y en su sueo, a no
ser que hagamos algo para estorbar sus sueos complacientes, no ser consciente de nuestra observacin.
Con experiencia, deberamos ser capaces de examinar toda su historia personal, slo observando
las manifestaciones y la mscara. Notamos que parece que duerme ms profundamente en lo que
podemos ver que deben ser sus posturas y manifestaciones favoritas, aquellas en las que parece estar ms
cmoda. De vez en cuando puede que se agite ligeramente si la mquina se despierta un poco, slo
momentneamente, cuando la mquina se para, durante un momento, en alguna postura que ella encuentra
desagradable para su vanidad, todo esto es en s una mscara para la inseguridad personal.
Ella no sabe y no puede saber lo fea que es cuando la mquina est dormida, y si sucede que ella
lo descubriera accidentalmente, se volvera loca antes de que su inseguridad se volviera demasiado
poderosa. Al mismo tiempo, su mquina est tan profundamente dormida que slo est consciente de sus
propios sueos subjetivos sobre s misma. Nunca se ha visto a s misma tal cmo es, y si sucede que un da
vislumbrara la mquina despierta en un espejo, no reconocera para nada la imagen como su propio reflejo.
Si le dijramos lo que podemos ver fcilmente escrito en su cara, estara horrorizada y asombrada
. . . pero slo durante un momento o dos. Entonces, para proteger su vanidad, encontrara alguna
explicacin mstica o descartara nuestro comentario como tonteras.
La personalidad de la mquina, es decir, su sentido de identidad personal, es una formacin
compleja de asociaciones categricas automticamente consiguientes de cada uno de los tres centros
inferiores, que resultan de un condicionamiento orgnico y psicolgico, que lleg a ser necesario para la
supervivencia porque la mquina estaba dormida desde el principio mismo.
El autntico maestro de la mquina, el ser no-fenomnico el cual es la fuente real de atencin y
presencia, es muy diferente a la compleja identidad personal de la mquina. Es una presencia simple sin
ninguna identidad en particular, sin ninguna cualidad en particular -aunque puede que se asuma las
cualidades de su mquina anfitriona durante un corto periodo de tiempo.
A diferencia de la identidad personal de la mquina, el ser real no tiene la necesidad de
embellecimiento o mejoramiento personal, porque aunque est en este mundo, no es de este mundo . . . a
no ser, por supuesto, que la maquina est dormida, y la atencin del ser no-fenomnico haya llegado a ser
seducida por los sueos de la mquina.
20
Cuando continuamente expresamos nuestros puntos de vista y sentimientos acerca de todo lo que
hay bajo el sol, como nos ensea a hacer nuestra civilizacin contempornea de primera clase,
inconscientemente fortalecemos la vanidad y el amor propio de la mquina para la mquina.
Con frecuencia expresamos disimuladamente estas emociones del centro mental como formas
indirectas de negatividad, soltando indirectas sutiles, mediante la palabra, el gesto, la postura y las
expresiones de la mscara facial, sobre nuestras insignificantes y pequeas tragedias personales de la vida.
Parece que la mquina tiene un repertorio virtualmente inagotable de posturas, gestos y mscaras
faciales que pueden, sin decir nada realmente, expresar sutilmente emociones negativas. Estas
manifestaciones sutiles de la mquina deberan ser observadas estrechamente con la atencin normal, sin
hacer un intento de usar la atencin super-normal en este momento. Estas pequeas observaciones
sencillas proporcionarn datos para un experimento que ser explicado ms tarde.
La mquina, siendo la nadera mecnica que es, se esclaviza a cualquier estado de nimo que le
sugiera cualquier postura del centro motor que est pasando en ese momento. Estas posturas y sus
reverberaciones emocionales ocurren en una secuencia exacta y previsible de acuerdo con la ley de la
octava, y las podemos observar si entendemos esta secuencia automtica y sabemos dnde mirar a
continuacin; es decir, si podemos predecir el flujo de las tensiones, podemos seguir la secuencia con
nuestra atencin.
De esta manera podemos empezar a ejercer nuestra verdadera voluntad -es decir, la voluntad del
ser no-fenomnico- sobre la voluntad de la mquina, observando las manifestaciones de la mquina, lo que
tiene dos efectos principales:
Primero, lo que es observado cambia ligeramente, simplemente por la presencia del observador.
Segundo, el acto de observacin de la mquina exige la activacin de la fuente de atencin,
activando automticamente los centros superiores que con el tiempo forman el ncleo de los cuerpos
superiores, dentro de los cuales somos capaces de existir en las dimensiones superiores.
El control de las manifestaciones de la mquina no es nuestro propsito ni ahora ni ms adelante,
aunque los patrones del comportamiento podran cambiar un poco como resultado de la influencia de la
presencia activa del ser no-fenomnico. Y aunque el efecto se imponga lentamente, con el tiempo la
atencin del ser no-fenomnico sobre la mquina produce claros cambios en la mquina, de los que
hablaremos ms adelante en la categora general de la mquina biolgica humana. Pero el comportamiento
de la mquina no es nada. El resultado que intentamos lograr va mucho ms all del reino de esta
dimensin inferior. Tenemos nuestro quehacer real en una dimensin superior.
Cada uno de nosotros que vivimos y trabajamos independientemente hacia la evolucin personal
estamos obligados tarde o temprano a darnos cuenta de que las manifestaciones de la mquina tienen su
origen en un monasterio inaccesible, en el cual no podemos penetrar de una forma ordinaria. Sin embargo,
a no ser que seamos capaces de penetrar en este monasterio y asumir el mando de la mquina, nunca
desarrollaremos la voluntad para despertar la mquina.
Debido a que el centro mental es completamente inaccesible directamente, pero puede ser usado
como una fuente de atencin para la observacin del centro motor, y que el centro emocional es
completamente inexistente en los seres humanos normales, el centro motor es el monasterio ms accesible
de las funciones internas de la mquina.
Los pensamientos y las emociones son mucho ms rpidos que el movimiento. El pensamiento
pasa a la velocidad de la luz, y la emocin no es mucho ms lenta. Los dos son fugitivos, cambiantes y
pasajeros, tan fugaces como el vapor. No los podemos ver, aunque podemos observar su paso
observando los efectos que han producido en la mquina, como estudiaramos las partculas con carga en
una Cmara de Niebla Wilson.
Pero todo esto es demasiado complicado para un novato. Obviamente no podemos empezar con
la observacin de puros pensamientos, y en cuanto a las emociones -la mquina no tiene emociones de
todos modos, as que no hay nada que observar!
21
Por otro lado, el centro motor expresa sus manifestaciones abiertamente y permanecen
observables durante un periodo de tiempo relativamente largo; las manifestaciones del centro motor
pueden ser observadas simplemente mediante la simple observacin de las actividades ordinarias de la
mquina, usando esa forma de atencin normalmente disponible para nosotros sin adiestramiento especial,
la cual es la atencin del cerebro de la cabeza.
Un da incluso los pensamientos y las emociones parecern lentos en comparacin con nuestra
consciencia acelerada y nuestra atencin profunda, y en ese momento podremos trabajar con ellos
directamente. Pero mientras tanto, nuestros esfuerzos por usar las emociones y manifestaciones negativas
de la mquina para nuestra propia evolucin empiezan activamente con la simple observacin de todas las
manifestaciones del centro motor de la mquina.
Podemos purificar nuestro ser orgnico un poco, forzndolo a ayunar y deshacerse as de
sustancias txicas. Pero tambin podemos aprender a ayunar de una forma muy diferente, como lo hicieron
una vez los alumnos de una antigua escuela -hicieron ayuno de las apariencias involuntarias de las
manifestaciones inconscientes, las emociones negativas que se originan en el centro motor.
Haz una lista clasificando estas manifestaciones de la mquina como si estuvieras reuniendo datos
para una enciclopedia de todas las manifestaciones del centro motor de tu propia mquina en particular.
Guarda esta lista. Con el tiempo la usars para ms ejercicios. Presta mucha atencin a esa manifestacin
que parezca ser la ms apreciada para el amor propio de la mquina, teniendo en cuenta que ests ms
interesado en esa manifestacin en particular bajo la cual la mquina entierra sus sentimientos de
inseguridad personal.
Se debe estudiar e iniciar esta manifestacin hasta que seas capaz de invocarla voluntariamente a la
mquina por tu propia voluntad, incluso por encima de la contra-voluntad de la mquina.
Practica esta particular manifestacin muchas veces ante un espejo hasta que ests seguro de que
la tienes exactamente. Entonces con los ojos cerrados, hazla de nuevo, percibiendo esta vez las
sensaciones de la manifestacin para que puedas invocarla en la mquina sin el espejo.
El uso de las sensaciones de la mquina para duplicar una manifestacin o una postura de la
mquina es una forma de usar el aparato de la sensibilidad como una herramienta para la evolucin.
Practicar manifestaciones de la mquina activa el aparato de la sensibilidad que, bajo las condiciones
normales de la vida, permanece dormido. Este ejercicio produce un puente intencional a travs de los
centros inferiores.
La sensibilidad nos ayudar a reconocer una manifestacin cuando ocurre espontneamente. Tan
mecnicas son estas manifestaciones del centro motor que se burlan fcilmente de la atencin inexperta.
Cuando seas capaz de duplicar la manifestacin mediante las sensaciones, prueba otro ejercicio:
magnifica esos sentimientos asociados con esta manifestacin particular para que seas capaz de
reconocerla con la visin, por haberla estudiado en el espejo; primero con la sensibilidad, por haberla
estudiado con los ojos cerrados mientras percibas su totalidad, y entonces por fin con el sentimiento
asociado con la manifestacin.
Debera serte posible practicar esta manifestacin ante un espejo o incluso ante un grupo sin sentir
demasiado embarazo a no ser que te identifiques con la mquina biolgica humana.
Entre ver, percibir y sentir, deberamos ser capaces de producir un despertador muy eficaz que
pueda alertar a nuestra atencin cada vez que esta manifestacin particular ocurra espontneamente en la
mquina. Guardarse, conteniendo todas las expresiones de la emocin negativa puede ser productivo
para tu trabajo de varias maneras.
Recuerda el vie jo refrn, Nunca hagas nada que no quieras volver a hacer. Mientras observamos
la mquina no debemos olvidar que estamos destinados a pasar por este camino, no slo una vez o dos,
sino eternamente. Y con el tiempo, querremos despertar la mquina, no slo cuando seamos mayores sino
durante toda la vida desde la concepcin hasta la muerte. Pero, qu pasa con esos periodos de tiempo
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en que hemos dejado que la mquina cayera en el sueo profundo, lo que se manifiesta visiblemente con
sus negativas acciones mecnicas?.
Desde luego, cuando volvemos de nuevo a despertar la mquina, aunque puede que la hayamos
despertado antes y despus de estos periodos de inconsciencia, ser ms difcil despertar la mquina
durante aquellos dramas negativos. Vemos lo difcil que es despertar la mquina cuando se dan las mejores
condiciones . . . slo imagnate cmo sera despertar la mquina durante un periodo de rabioso caos o
histerismo!
Y, cmo supones que sera sacar a la mquina del abismo de una desesperada depresin?.
Algn da, cmo te gustara dar varios miles de pasos por tu vida intentando desesperadamente
lijar las partes bastas de un periodo de frenes exttico?. Qu montn de trabajo estamos haciendo para
nosotros mismos!
La contencin de expresiones de emocin negativa significa que, antes de que realmente podamos
sacrificar otra cosa, debemos sacrificar nuestro propio sufrimiento. A menudo expresamos la negatividad
mencionando despreocupadamente los problemas que tenemos con nuestros mundos internos y externos,
tales como la comida mala e insuficiente . . . quizs el tiempo desapacible y molesto . . . o hayamos
experimentado el sexo terrible y adems insuficiente . . . puede que nos quejemos del dinero, ya sea
demasiado poco o mucho.
Las molestias de nuestra mquina biolgica pueden ser una fuente de conversacin, o tambin
nuestros serios problemas personales de importancia mundial con aquellos que no corresponden
exactamente a nuestras pautas de comportamiento y a nuestras creencias. Puede que nos lancemos a un
monlogo interminable sobre nuestras manas acerca de gustos y disgustos. Quizs escuchemos a la
mquina, para nuestra total sorpresa, mencionar despreocupadamente el estado desdichado del sistema
publico de transporte.
Por supuesto todo el mundo est interesado en nuestro punto de vista sobre la economa, y
nuestra situacin individual nica, es decir, que tenemos tantas deudas que pagar y nos pagan demasiado
poco por el trabajo que realizamos. Y qu da sera completo sin mencionar que nuestras ropas siempre
son de una talla equivocada o que las dejamos pequeas o no estn de moda en este momento . . .?.
Todas stas y muchas ms son expresiones orales de la emocin negativa, negativa porque se
origina con la mquina. De hecho, todo lo que digamos y hagamos, si se origina en la mquina, es emocin
negativa con un disfraz u otro. Y si no se nos permite que manifestemos oralmente nuestra negatividad,
siempre podemos encontrar unas maneras ms sutiles para expresar nuestra negatividad, usando pequeos
flirteos del centro motor.
Debemos considerar cmo ven e interpretan los dems las manifestaciones de nuestra mquina si
queremos entender cmo despertar la mquina y usar sus actividades y manifestaciones naturales para
nuestro trabajo.
Cualquiera, incluso alguien cuya mquina est profundamente dormida, incluso horizontalmente
muerta, puede ver cuando sentimos la emocin negativa. Todo nuestro mundo interno es reflejado por
nuestras manifestaciones, como un poeta contemporneo. No somos capaces de guardarnos. No tenemos
autoridad sobre nuestros no-demasiado-domesticados perros.
Dejar de ser un esclavo indefenso para nuestros perros emocionales es el comienzo mismo del
trabajo personal, y debe ser dominado antes de que ni siquiera podamos dar un paso hacia la evolucin
voluntaria.
El hombre mecnico est obligado a obedecer continuamente a estos perros emocionales,
alimentarlos y jugar a recoger el palo con ellos cuando se quejan, y sin embargo l cree, sin siquiera
vacilar, que los ha domesticado completamente, actuando el mismo de amo . . .
Si realmente as te crees tu mismo, simplemente haz un pequeo experimento:
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Intenta sofocar slo durante una hora todas las involuntarias emociones negativas de la mquina y
ve lo que pasa! Si alguna vez tuviste la idea de que estas manifestaciones eran voluntarias y autnticas, te
esperar una sorpresa!
Sin embargo, deberamos cobrar nimos. Es vital para nuestro trabajo inicial observar el inmenso
poder que mantiene la mquina sobre la voluntad de la fuente de nuestra atencin, el ser no-fenomnico. Si
vamos a ganar la guerra, deberemos entender al enemigo.
Todas estas manifestaciones sutiles y las no-tan-sutiles de la mquina que expresan urgencia
personal, importancia, amor propio, beatitud, felicidad, embarazo, miedo, certidumbre personal - cualquier
cosa que pueda camuflar sentimientos de inseguridad, incluso algo tan sutil como el cotilleo despreocupado
- debera ser estudiado con cuidado para posiblemente hacerlo voluntario.
Cada una de estas manifestaciones categricas tiene una postura, un gesto, un tono de voz y una
expresin facial determinada, todos los cuales deberan ser estudiados en detalle, exactamente como se
estudiara una mquina o una parte de una mquina.
Llamaremos al repertorio de todas estas manifestaciones negativas de la mquina tomadas como
un conjunto, El Cocodrilo.
Desde ahora y en adelante, estudia activamente esta criatura extraa, completamente,
estrechamente, con cada nuevo detalle, exactamente como un cientfico estudiara una nueva especie
descubierta.
Si no te gusta mucho la ciencia e incluso aunque te guste menos la zoologa, la paleontologa, la
biologa o cualquiera de las logas, podras, si prefieres, estudiar las manifestaciones de la mquina de
otra manera, como sera estudiado un papel por un actor que preparaba un personaje para el escenario.
Esto no debera ser tan difcil. Segn las observaciones hechas, el nmero de manifestaciones que
existen en el repertorio de la mquina humana es absurdamente limitado . . . tan limitado que es casi
imposible distinguir a un ser humano de un maniqu de una tienda.
De hecho, varias veces durante el transcurso de una expedicin de compras, nos encontraremos
preguntndole la hora a uno u otro maniqu de la tienda. Y recprocamente de vez en cuando nos hemos
asustado al descubrir que lo que habamos tomado por un maniqu era un ser humano vivo . . . en el
sentido tosco de la palabra.
En el transcurso del estudio de la mquina, independientemente del uso que escojas de los dos, ya
sea estudiar la mquina como un cocodrilo o como un personaje de teatro, intenta encontrar aquella
manifestacin en particular -normalmente la que es aparentemente trivial- sobre la cual depende ms la
mquina.
Te parecer ridculo interesarte por una cosa tan frvola, pero para los dems que te conocen, no
es insignificante en absoluto; simplemente describiendo esta pequea caracterstica podras ser identificado.
Esta pequea manifestacin, por pequea e insignificante que sea, sin embargo aparece muchos
miles de veces todos los das y es tu postura habitual. Tomada como un punto de apoyo para hacer
palanca para la observacin de la mquina biolgica humana, se llama el Defecto Principal.
El estudio de las manifestaciones negativas de la mquina nos ayuda a grabar en nuestro aparato
mental superior todas esas actividades originadas por la mquina biolgica, pero que nosotros atribuimos a
nuestra propia voluntad e iniciacin.
La simple observacin efectuar un cambio lento a travs del ser no-fenomnico usando una de las
muy pocas tcnicas que puede cambiar nuestros hbitos orgnicos sin crear otros peores en su lugar.
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Captulo Cuatro
EL BOBO DEL DA
El hombre normal es esclavo de movimientos involuntarios e inquietos que demuestran
que no tiene autoridad sobre su mquina biolgica.
Al observar las manifestaciones de nuestras mquinas, no podemos evitar notar que nuestras
mquinas se dejan llevar por varios proyectos involuntarios, es decir, se retuercen impotentemente en sus
asientos.
Aunque la clarificacin de estas ideas sea valiosa, los chistes e historias tambin forman parte de
nuestro trabajo y pueden ser tiles, especialmente cuando sepamos mucho ms y podamos ver que no slo
cuentan historias divertidas con relacin a nuestra percepcin de este mundo, sino que tambin se refieren a
sucesos de una dimensin totalmente diferente.
Un ser humano mecnico se parece a un bobo totalmente indefenso. Por qu?. Porque el s
mismo no-fenomnico es esclavo de la mquina, y la mquina es esclava de la produccin continua del
centro motor, lo cual resulta que se manifiesta en los ms raros, involuntarios y agitados movimientos.
Estos patticos tics espasmdicos son seales para cualquiera que tenga ojos para ver que no
tenemos autoridad sobre nuestra propia mquina orgnica.
Si furamos capaces de observar imparcialmente estas manifestaciones agitadas en el
funcionamiento de nuestra propia mquina biolgica, quizs podramos acumular datos reales y poco
fantsticos sobre las actividades internas y externas de la mquina, y quizs incluso un da apliquemos esta
fuerza negativa, de otro modo desperdiciada, para nuestro propio trabajo hacia el despertar de la mquina.
Cuando se nos ofrece el material que puede usarse para nuestra observacin de la mquina,
deberamos aprender a usarlo para observar la mquina imparcialmente, sin avergonzarnos. Tener
vergenza de las actividades de la mquina indica una profunda identificacin con la mquina. El observar
imparcialmente significa que debemos estar preparados para vernos como nos ven los dems, desde fuera,
no tan subjetivamente.
Con el tiempo, indudablemente veremos muchas caractersticas psicolgicas y emocionales sobre
la mquina que no son nada agradables, e incluso podran ser horripilantes para nuestros yoes
observadores.
Las acciones inconscientes irritan y fastidian a los dems, e incluso aunque ellos mismos estn
demasiados dormidos como para enterarse exactamente de la causa de su desagrado, sienten un inmediato
y automtico reflejo-de-odio hacia estas manifestaciones.
Si creemos incluso por un segundo que nuestras posturas y manifestaciones son auto-dirigidas y
totalmente arbitrarias, estamos empapados en una auto-inducida ilusin hipntica.
Podramos analizar las manifestaciones de la mquina, y si pudiramos analizarlas sincera e
imparcialmente, podramos ver lo limitadas que son, y que todo nuestro repertorio de manifestaciones del
centro motor consiste sin excepcin en posturas habituales, y en semi-desmayos involuntarios y
espasmdicos desde un automatismo de la mquina a otro. Si podemos observar la mquina biolgica
como un desconocido para nosotros, deberamos ser capaces de ver sus actividades a la luz de la
imparcialidad.
Nunca seremos realmente capaces de observar las ms pequeas fracciones de actividades
mentales y motoras de la mquina hasta que hayamos observado durante mucho tiempo, y podamos
predecir lo que la mquina es probable que haga cada da. Nuestras observaciones llegaran a ser ms
refinadas al mismo tiempo que llegamos a conocer la mquina cada vez ms ntimamente. Tal como est,
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slo tenemos una muy vaga impresin general de la mquina y no podemos saber, desde esta generalizada
visin impresionista, nada de valor real sobre su vida y actividades.
En nuestra observacin de la mquina biolgica para el propsito de este ejercicio, estamos
particularmente interesados por esas manifestaciones que indican que la mquina est inquieta, y que
nuestra atencin ha empezado a vagar, que ha sido distrada o seducida, o que la voluntad de la mquina
para dormir es mayor que nuestra propia voluntad para despertarla. Deberamos, por el momento, confinar
nuestras observaciones a estos ordinarios e inquietos automatismos, a los que podemos llamar nuestro
Bobo del Da.
Por supuesto, todos sabemos que incluso aunque tuviramos la fuerza de diez, ni siquiera
podramos contener o interrumpir dos o tres de los ms pequeos y menos fuertes automatismos; la
mquina es demasiado sutil y la voluntad del s mismo no-fenomnico es, todava, inexistente. Las
sensaciones resultantes de frustracin, y el remordimiento engendrado por nuestro total fracaso para influir
en la mquina, ni siquiera en lo ms mnimo, puede servir como la fuerza negativa necesaria para el
despertar de la mquina.
Entonces podemos observar la mquina biolgica en su estado de despertar, y a la vez observar
datos reales sobre este desconocido, dentro del cual estamos subidos todo el da, igual que un recin
nacido en un cochecito de nio que fuera auto-propulsado.
El esfuerzo que hacemos para lograr alguna forma de imparcialidad en la observacin de la
mquina biolgica es mucho ms importante que cualquier cosa en particular que observemos en el
transcurso de los acontecimientos.
En general, cada tipologa de mquina humana es completamente nica en su repertorio de
automatismos. Una tipologa se manifestar del mismo modo que todas las dems de su misma tipologa.
Para ser capaces de observar realmente el funcionamiento interno de la mquina biolgica,
debemos poder despertar la mquina a nuestra voluntad, es decir, ejerciendo la voluntad de la fuente de
atencin no-fenomnica por encima de la voluntad de la mquina para permanecer dormida. Entonces la
observacin de la mquina contiene el factor ms importante, la presencia invocada de la fuente de la
atencin.
La presencia, aunque sutil y aparentemente impotente, es el factor preciso que provoca que la
mquina cambie de una mquina de placer a un aparato de transformacin, de acuerdo con el Principio
Heisenberg, la ley que nos dice que el acto de observar altera seriamente lo que est siendo observado. Al
mismo tiempo, debido a que la mquina est despierta durante la observacin, la funcin de la memoria del
aparato mental superior retendr los datos obtenidos durante el estado de despertar para uso posterior
durante el transcurso de la evolucin voluntaria
Las observaciones de las actividades internas y externas de la mquina no se deberan limitar al
periodo durante el cual estamos todava emocionados y deseamos aprender algo nuevo. Debemos
aprender a hacer estas fotografas del centro mental superior en momentos distintos y en estados distintos -
no slo de los pequeos detalles, sino de acciones enteras, y en particular de los espasmdicos e inquietos
movimientos a los que llamamos el azogamiento. Podemos usar estos inquietos y tontos automatismos
como centros de gravedad para la observacin detallada de las actividades de la mquina biolgica.
Ms tarde, despus de un largo periodo de observacin, observaremos la mquina desde un
centro de gravedad totalmente nuevo, el aparato emocional superior, cuando aprendamos algo muy
diferente sobre la vida de la mquina.
Si estas fotografas mentales son sinceramente recogidas por una cmara imparcial, y tenemos un
nmero suficientemente grande de muestras de observacin para estudiar durante un largo periodo de
tiempo, seremos capaces de ver a la mquina con mucha menos subjetividad, y podemos conseguir una
imagen vvida de la mquina biolgica, no slo momento a momento, sino a largo plazo, lo que nos ayudar
a entender nuestro trabajo con la mquina en el Retorno Eterno.
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Debido a que hacemos estas observaciones con la fuente de atencin no-fenomnica, y no slo
con el aparato mental normal y corriente, hemos establecido un puente, a travs de las barreras, entre el
aparato mental inferior y el aparato mental superior, y nuestra informacin, de esta manera, sobrevivir la
vida momentnea de la memoria normal.
La observacin de los automatismos de la mquina organiza nuestra atencin, y nos mantiene en
guardia, atentos para cualquier signo de algo inusual que podamos usar para ejercicios ms avanzados de
nuestra voluntad y para la influencia sutil sobre la mquina. Debemos llegar a entender que la mquina no
es un Ser real, y que no hace falta que sintamos vergenza de las actividades que realiza en el sueo; pero
al mismo tiempo, somos los responsables de dejar que continen.
Es nuestra identificacin con la mquina biolgica la que proporciona la ilusin de que nosotros
mismos jugamos un papel en la vida, y de que nuestro papel permanece inalterable; porque tal como
estamos al principio, somos totalmente incapaces de ejercer nuestra propia voluntad sobre la voluntad de
la mquina biolgica; porque es una mquina y tiene su propia voluntad inconsciente, modificada por su
condicionamiento.
La mquina biolgica podra decir y hacer mil cosas tontas que nunca haramos si tuviramos
eleccin. Notamos impotentemente que se vuelve inquieta en uno de los centros, hace algo terriblemente
auto-destructivo, y entonces para escapar a las consecuencias de sus acciones, cambia rpidamente a otro
centro, luego a otro . . . y as va la cosa.
Estos tontos, destructivos y despilfarradores automatismos del centro motor nos deberan indicar,
como si nos hiciera falta esta demostracin adicional, que la mquina est claramente dormida y que el
centro motor es la fuente de la mayora de nuestras manifestaciones.
Despus de un largo periodo de observacin de la mquina biolgica puede que lleguemos a tener
miedo de la mquina. Puede que incluso lleguemos a sentir que la mquina es nuestro enemigo ms
mortfero, slo porque nos estropea la vida, arruinando sistemtica y previsiblemente cualquier impresin
positiva que nos gusta causar en nosotros o a los dems.
Cmo podemos manifestar la belleza de la Verdad-Absoluta cuando -en medio del crescendo
esttico- sucede que la mquina biolgica inexplicablemente y sin nuestro permiso, se hurga la nariz en
pblico?.
Podramos vernos encadenados a los hbitos, gustos, simpatas y estados de nimo de la mquina,
con la cual no tenemos en absoluto nada en comn. Y cuando la mquina funciona como un reloj,
enterrando nuestra atencin en el sueo sutil de la rutina, es an peor, porque no podemos ver el sueo
cuando todo est tranquilo en el exterior.
Indudablemente, descubriremos, para nuestro terror, el autntico horror de la situacin -que
nuestra preciosa fuerza de trabajo es robada por el taconeo de la impaciencia, el rascarse y el nerviosismo
continuos- despus de los cuales, qu nos queda para nuestras propias necesidades?. De algn modo
debemos aprender a detener la mquina en su deseo proverbial de tirar por la borda esta energa preciosa
que legtimamente nos pertenece para nuestro trabajo.
Pero aunque puede que sintamos gratitud hacia la mquina biolgica porque nos ha trado al
Trabajo, e incluso puede que sintamos algunas sensaciones mecnicas de nostalgia hacia nuestra anterior
identificacin inocente con la mquina biolgica, es decir, ese Jardn del Edn mecnico del cual fuimos
expulsados por comernos la fruta del conocimiento, no debemos dejarnos exaltar por el anhelo
inconsciente de la comodidad, hasta el punto de que busquemos refugio -incluso temporalmente- del viaje
evolutivo.
En nuestro trabajo inicial, debemos ser capaces de aceptar que, a partir de ahora, no tendremos
sitios para descansar, ningn hogar permanente ni ninguna almohada segura para reposar nuestras cabezas
activamente charlatanas.
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Pero, de hecho, cmo podemos empezar a hacerlo?. Hay alguna manera prctica de pastorear
estos automatismos, las manifestaciones bobas de la mquina?. Podemos empezar a ejercer nuestra
voluntad sobre la mquina biolgica haciendo voluntario lo que ha llegado a ser involuntario y automtico.
Escoge un automatismo habitual de la mquina que has observado durante un largo periodo de
tiempo, asegurndote de que este mismo automatismo aparece con frecuencia, por lo menos varias
docenas de veces cada da.
Ahora manifiesta intencional y repetidamente esta accin durante un largo periodo de tiempo,
observando la mquina. Este periodo sirve para dos propsitos fundamentales; primero para despertar un
poco la mquina mientras cae bajo el foco de la observacin, y segundo, para ver que no cambia de sus
usuales manifestaciones automticas.
Cundo manifiestes un estado particularmente activo, si por casualidad te pillas en l -
especialmente si es muy dramtico- de repente grita Corten! y detn la accin como un director de cine.
Entonces voluntariamente empieza otra vez la accin, gritando en voz alta, Luces! Cmara! Accin!
Repite esto varias veces por cada manifestacin dramtica hasta que llegue a formar parte de tu
repertorio voluntario particular. Sois ahora directores de cine durante el resto de vuestros dramas
personales. Por lo tanto . . . Luces! Cmara! Accin!
Repite muchas veces esta actuacin voluntaria hasta que puedas autorizar su aparicin -en el
sentido de ser el autor de una historia a la vez que dejas que ocurra- y su desaparicin. Con esta
manifestacin, toma la postura de un director de teatro de estas representaciones voluntarias; ve la mquina
como un actor interpretando un papel artificial. Domnala, mantente firme, afila muy bien la obediencia del
actor, entonces despide al actor del escenario y salo slo cuando lo desees.
Luego elige otro y sigue el mismo procedimiento. Domnalos mientras los estrenas uno por uno.
ste es el relato de un alumno sobre un ejemplo del ejercicio, exactamente como ocurri en unas
jornadas en Nueva York en 1983:
Nos reunimos en grupo en un restaurante en el centro, que actuaba como una de las
oficinas temporales de E.J. en Amrica. E.J. todava no haba llegado, y mientras nuestra
conversacin recorra la atmsfera enrarecida de la pura especulacin, todos nos empezamos a
dejar llevar por el impulso.
David tuvo la presencia suficiente para ver la oportunidad y grit, Corten! en voz
alta, tan fuerte que todo el mundo dej lo que haba estado haciendo, incluso los cocineros de
detrs del mostrador.
Se levant, e interpretando el papel de director de cine, dio una palmada decisivamente y
orden, Hagamos otra toma de esa escena. Todo el mundo, a sus sitios. Luces! Cmara!
Accin!
Para nuestro total asombro, todo el restaurante volvi a arrancar ante su orden. Lo
repiti tres veces ms y finalmente, cuando pensaba que ya no poda escapar sin castigo,
exclam en voz alta, Grbalo! Eso s que ha sido una toma!, y tranquilamente volvi a
sentarse.
No podamos creer lo dcil que haba sido todo el mundo ante estas ordenes,
incluyndonos nosotros y unas personas totalmente desconocidas.
Evidentemente E.J. haba estado sentado desapercibidamente en un rincn de la
habitacin que tena forma de L durante todo este tiempo. Aplaudi y dijo, Bravsimo! Tuviste
el buen sentido de parar justo antes de que volvieran en s, formaran en tropel y te lincharan".
E.J. tambin nos permiti pedir cortes cuando nos pillamos dormidos los unos a los
otros si las manifestaciones eran lo suficientemente dramticas; podramos pedir tantas tomas
como sintisemos que el tema era capaz de aguantar.
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Captulo Cinco
DESEO DE TRABAJO
Podemos empezar a unificarnos creando un centro de gravedad especial llamado nuestro
deseo de trabajo.
En la mquina biolgica humana normal no evolucionada, debido a que su percepcin de s misma
es un encadenamiento vago de todas sus aisladas y fragmentadas identidades, no existe una unidad que
sienta siempre lo mismo sobre cada asunto.
A veces nos sentimos de una manera determinada ante algo, y al momento siguiente nos sentimos
totalmente diferentes al respecto. Nuestra falta de unidad nos produce una correspondiente falta de
voluntad. En el hombre mecnico no hay nada que le proporcione un centro de gravedad permanente para
la unidad. Podemos iniciar el comienzo de la unidad, creando en nosotros un especial centro de gravedad
temporal que podemos llamar nuestro deseo-de-trabajo.
Un deseo de trabajo es un propsito artificial que ha llegado a ser -desde luego slo
temporalmente- ms importante que cualquier otra cosa en la vida; al menos hasta que haya satisfecho
nuestro objetivo, que es el pronto desarrollo de la unidad y la voluntad. Para los propsitos de este
experimento es necesario que aprendamos a hacerlo todo slo con relacin a este especial deseo de
trabajo artificial.
Si continuramos la vida de forma ordinaria, con el tiempo todos nuestros contradictorios impulsos
internos se neutralizaran en la apata o en alguna vaga compulsin monomanaca, hasta que finalmente,
bajo el encantamiento terrible de una psicosis senil, nos dejaramos llevar impotentemente y sin propsito
hacia la muerte ordinaria, como un perro.
Sobrevivimos slo con tal de que tengamos la habilidad-para-desear. La supervivencia de nuestro
deseo tiene la propiedad nica de dejarnos completar nuestro trabajo; pero para que este propsito tenga
efecto real, cualquier deseo que hayamos formulado debe ser mayor que, y tener una existencia real ms
all de, nuestras propias, cortas e insignificantes vidas.
Los deseos ordinarios son mucho ms pequeos que nosotros, as que debemos descubrir algo
que sea mayor. Desgraciadamente, la mayora de nuestra comprensin est limitada a lo que es ms
pequeo que nosotros.
Si pudiramos ver la personalidad de la mquina diseccionada en sus partes componentes
elementales, veramos una compleja desorganizacin interna de muchas identidades fragmentarias, cada
una con su propio poder, pensamientos, sentimientos, creencias y, en particular, sus propias
manifestaciones.
Cada una de estas identidades fragmentarias est convencida de que es capaz de actuar
independientemente y que tiene autoridad completa sobre la mquina biolgica, y estn todas convencidas
de su derecho nico de llamarse Yo al referirse a la identidad general de la mquina biolgica humana.
En esta compleja desorganizacin de todas las partes, la unidad slo puede venir como resultado de un
serio esfuerzo durante mucho tiempo para combinar sus partes en un conjunto equilibrado.
En la vida mecnica, tal mezcla nunca puede ocurrir por accidente. Slo mediante una alquimia
interna intencionada podemos forzar que se produzca la mezcla de estos fragmentos aislados de la
mquina, que por su parte produce una mquina capaz de funcionar en el Trabajo. Sin la unidad, pronto la
mquina vagara entre distracciones, haciendo que nuestro trabajo continuo en el Trabajo no sea fiable y
con el tiempo imposible.
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Para empezar el proceso alqumico interno debemos empezar con un propsito imaginario que
esperamos, por su repeticin durante un largo periodo de tiempo, llegue a ser real algn da. Esto no puede
dar resultado si slo lo intentamos una o dos veces; debemos entender exactamente qu intentamos hacer.
Conocimiento y comprensin, datos y experiencia; una mano lava la otra.
Slo con una idea clara de nuestro propsito puede producirse un cambio mediante los esfuerzos
imaginarios iniciales. Un esfuerzo imaginario puede llegar a ser un esfuerzo real slo gota a gota, como
cualquier proceso de destilacin.
Antes de este experimento, y antes de cualquier experimento a partir de ahora, deberamos
acordarnos de desear siempre que nuestros esfuerzos sean para el beneficio de todos los Seres en todo
lugar, formular un deseo ms fuerte que simplemente desear algo para nosotros mismos.
La eficacia de nuestro deseo depende de que seamos capaces de recoger fuerza de necesidad.
Este desear para todos que hacemos dentro de nosotros puede conectarnos algn da con el Cuerpo
Mstico de Cristo que siempre existe fuera del tiempo mismo a travs de todos los tiempos, incluyendo
mucho antes de que viviera y muriera el hombre llamado Jess.
El Hombre Astuto puede que tenga o no este logro u otro; pero una cosa es cierta: slo debido a
que ha logrado la imparcialidad incluso para sus propios propsitos, l no tiene ninguna
necesidad propia. Sin embargo, al mismo tiempo, puede que tenga un alma que sufre de una forma
indescriptible cada da adicional que est obligado a pasar en el exilio.
Al Hombre Astuto se le obliga a llegar a ser un maestro; tambin es un ladrn, obligado por el
destino a ayudarse a s mismo ayudando a los dems; pero a quin puede dirigirse?. Todos los de su
propio nivel estn en la misma situacin. Debe buscar ayuda en otras partes a travs de sus propios
esfuerzos y labores.
Puede encontrar a muchos que tienen la necesidad, pero que no tienen ni los medios ni la doctrina.
Puede encontrar una manera de enredarlos en su esfera de influencia para forzar al destino a que
proporcione los medios para sus alumnos y a l a vez proporcionarle a l la comprensin necesaria para
continuar con su trabajo. Debe ya poseer conocimiento.
Si puede hacer que sus alumnos tengan autntica necesidad y no slo curiosidad, y a la vez que
estn aislados de todas las fuentes ordinarias de ayuda, el Hombre Astuto puede, mientras transmite los
medios para satisfacer las necesidades de sus alumnos, tambin coger para l mismo lo que necesita. De
esta forma puede crear necesidad para l mismo sin tener una autntica auto-necesidad.
Se le obliga al Hombre Astuto a llegar a ser un experto en proporcionar a los dems un deseo de
trabajo autntico, particularmente hacia aquel propsito preciso en que l se encuentra trabajando en ese
momento.
El hombre mecnico por s solo, no tiene necesidad ni medios para descubrir la Doctrina. No
puede fabricar un Mtodo por s solo, y de este modo depende del Hombre Astuto para su iniciacin en el
Trabajo y sus esfuerzos iniciales.
El hombre Astuto ha aprendido que slo se puede conseguir algo de valor para s mismo,
desendolo para algo mayor que l mismo. Puede aprender y coger lo que necesita, proporcionando a sus
alumnos lo que necesitan ellos mismos. Desde luego debe tambin proporcionarles la necesidad que luego
ellos estn obligados a satisfacer.
Trabajando para otros, podemos recibir intencionadamente lo que necesitamos para nosotros
mismos. Para formar un deseo ms grande que nosotros, debemos aprender a comportarnos de acuerdo
con las leyes de la necesidad-de-trabajo. Podemos aprender estas leyes y aplicarlas cuando se necesitan,
con tal de que consideremos y respetemos a aquellos que estn atrados por nuestro trabajo.
Debemos aprender a anteponer a los dems a nosotros mismos, a servir a sus necesidades antes
que a las nuestras, para aprovecharnos al mximo de esta tcnica, formando grupos de estudio y dndoles
lo que aprendemos.
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Un deseo de trabajo puede ser un deseo intencionado contra los impulsos esclavos de la mquina.
Sin un deseo de trabajo como centro de gravedad, nunca desarrollamos la habilidad para ejercer nuestra
voluntad-de-trabajo contra los naturales impulsos esclavos de la mquina biolgica, contra los deseos de
los centros y de las partes de los centros de permanecer dormidos. La mquina tiene dentro de s muchas
pequeas fuentes de influencia, tanto internas como externas y, sin formular un deseo de trabajo, no hace
falta que stas sean muy fuertes para hacer que la mquina -y el ser no-fenomnico junto con ella- caiga
bajo su poder.
Pero el ser humano, que es en su totalidad una mquina, se cree muy poderoso, y cree que tiene
voluntad propia, con la habilidad de hacer cualquier cosa que decida hacer, excepto sacar la basura, tirar
de la cadena y acordarse de echar al correo una carta. Es tan poderoso que slo es esclavo del sexo, las
drogas, el alcohol, el tabaco, el caf, las chucheras, el deporte y un vago sentido de la poltica.
Debemos tener un propsito exacto. Cuando podamos entender un propsito exacto para
nosotros, seremos capaces de componer un deseo-de-trabajo correspondiente, y slo entonces
recibiremos algo de ayuda inicial para ese propsito especfico. Nadie nos puede ayudar a lograr un
propsito vago, tampoco nadie nos puede decir qu deseo formular para nosotros. Cada persona debe
ponderar y considerar su propsito en el crculo de trabajo.
A fin de cuentas debemos aprender a formular un deseo-de-trabajo de todo lo que hacemos en la
vida, hacer significativo para el trabajo todas nuestras actividades, y darles fuerza deseando que los
resultados de todos nuestros esfuerzos sean usados para el beneficio de todos los seres en todo lugar.
Ahora te dar un pequeo deseo-de-trabajo que puedes usar. Cuando sacrificas algo para tu
trabajo, como una emocin inferior, un cigarro, o una copa, di con la mayor fuerza posible de tu ser
interno, Yo deseo que los resultados de este pequeo sacrificio sean usados para el beneficio de
todos los Seres en todo lugar, y haz que este deseo reverbere en tu plexo solar.
Esta clase de deseo especial puede ser usada para cualquier cosa a la que estemos esclavizados y
a la que sabemos que estamos esclavizados, incluso para la palpitante-prdida-de-ser-durante-el-
orgasmo-involuntario.
Debemos examinar nuestro deseo para ver imparcialmente si ste es algo mayor que nosotros
mismos. No debemos trabajar con la esperanza de algo que no es, sino con lo que ya tenemos. El desear
no es sinnimo de la esperanza ni del ansia.
Deseas una existencia superior sin siquiera ponderar por un momento lo que podra significar ser
un Ser superior, lo que podran ser las responsabilidades y obligaciones que ello acarrea.
Todo tiene su precio; pero nunca preguntas cunto debers pagar un da y en qu moneda, y nadie
ms puede pagar tu trabajo.
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Captulo Seis
LA LUCHA ENTRE LOS BRUJOS
Normalmente la guerra entre las fuerzas de la oscuridad y de la luz simplemente ocurre
mecnicamente dentro de la mquina. La lucha es descontrolada y es un desperdicio.
Debemos encontrar una manera de organizarla y hacerla rentable para nuestro trabajo.
Puede que el Maestro ponga el escenario y dirija los proyectores hacia algo importante; pero a fin
de cuentas, vosotros sois los directores, tramoyistas, coregrafos, bailarines y la audiencia de vuestro
ballet-de-trabajo.
Un ballet de trabajo se puede escenificar slo si conocemos las caractersticas de sus dos
poderosos antagonistas: El Prncipe de las Tinieblas, que reside en la oscuridad y cuya visin est fijada en
la luz, que representa las fuerzas despiertas de la luz, y El Prncipe de la Luz, que representa las fuerzas
dormidas de la oscuridad.
Aunque los dos usan los mismos mtodos y sus ejrcitos se componen de exactamente los mismos
soldados, cuando uno o el otro se vuelve activo, sus seguidores son de dos caractersticas completamente
opuestas.
La atencin de los seguidores del Prncipe de la Luz est fijada en los objetos de fascinacin, que
son usuales caractersticas del estado de sueo de la mquina, y es violentamente opuesta a la influencia
despertadora de los seguidores del Prncipe de las Tinieblas.
Normalmente su guerra no est organizada y por lo tanto es intil para nuestro trabajo. Debemos
encontrar una manera de organizar su guerra y hacerla rentable para nuestro trabajo, igual que los
fabricantes de armamento y otros industriales fomentan y alimentan una guerra, suministrando materiales y
alentando continuamente a los antagonistas a ir el uno contra el otro. Es de nuestro inters mantenerlos en
una lucha continua.
En la mquina biolgica humana normal encontramos- si nos interesa mirar -profundas
contradicciones de sentimientos, pensamientos, recuerdos, locucin y manifestaciones, todos los cuales
estn aislados el uno del otro por topes de la memoria, siendo cada uno slo una pequea fraccin de
algn conjunto desconocido y catico.
Todos stos son poderosamente opuestos, entre s, y si no fuesen aislados por fuertes topes
mentales y emocionales, no podran existir pacficamente juntos en el mismo organismo.
Un da la ciencia llegar a descubrir que cada clula del sistema muscular de la mquina puede
funcionar como un sector de almacenaje de estados de nimo, ideas, manifestaciones y recuerdos. Estn
almacenados al azar, indiferentes a la lgica o la razn porque no hay la presencia de la atencin que es
capaz de clasificar correctamente cada impresin cuando entra en la mquina biolgica. Si de repente
viramos, y no slo simplemente sintiramos de forma vaga, todas estas contradicciones en nosotros al
mismo tiempo, sin los normales topes orgnicos, sentiramos como si nos estuvisemos volviendo locos.
Para funcionar, en algn momento determinado, la mquina ha colocado topes como aparatos de
aislamiento entre estas contradicciones internas. Debido a estos topes, normalmente somos capaces de
existir tranquilamente a pesar de nuestro centro de gravedad continuamente cambiante y de un conjunto
diferente de opiniones, ideas y estados de nimo que aparecen mas o menos a cada momento.
Una mquina humana no puede vivir mucho tiempo sin topes; o las contradicciones deben ser
aisladas de alguna manera, o bien la mquina debe estar escondida, a salvo en un asilo para lunticos.
Mientras que la mquina no pueda precisamente destruir su conciencia lo que le permitira estar
libre para buscar la gratificacin perpetua, el centro emocional, que es el factor que activa la conciencia,
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puede ser dormido, aislando los estados contradictorios de la mquina. Estas contradicciones, si se toman
en conjunto, forman la identidad fragmentada de la mquina.
Es gracias al parloteo incesante del dilogo interno automtico y al continuo comentario sobre
nuestra experiencia producido entre estas identidades fragmentadas y aisladas, que nos atribuimos lo que
llamamos la consciencia; en una traduccin tosca, de Descartes: Hablo conmigo mismo, luego existo.
Todo esto no puede evitar afectar de forma adversa la funcin transformadora de la mquina; estos
topes tan fuertes han surgido en la mquina durante el transcurso de aos para prevenir el derrumbamiento
total. Si un aficionado interfiriera en estos topes, como el psiclogo clnico contemporneo, la mquina
biolgica quedara reducida rpidamente a la locura incondicionalmente compulsiva de las persecuciones
socio-orgnicas normales.
Es imprescindible entender que este aislamiento artificial ocurre slo porque cada faceta de la
personalidad est almacenada en una parte diferente de la mquina. Esto ocurre al azar, y cualquier parte
de la personalidad de la mquina puede estar almacenada en cualquier sitio y ser activada en respuesta
refleja a los aparentemente inconexos estmulos.
En el estudio de estas contradicciones topes, debemos anotar y clasificar para nosotros los
diversos estados de nuestras identidades fragmentadas que somos capaces de observar cuando se activan
en la mquina. Deberamos atribuir todas nuestras actitudes, ideas, fuerzas, iniciativas, y nuestra presencia
y buen gusto a estos estados fragmentarios y no a nosotros mismos.
La mquina biolgica humana est dirigida por la simulacin de inteligencia de la mquina, y no por
la autntica inteligencia, que podra ser proporcionada por la presencia del ser no-fenomnico en la
mquina despierta.
En una mquina biolgica humana en que cada tope encierra una identidad fragmentada, un centro
de gravedad, que cambia continuamente, lo que puede aparentar patrones azarosos, proporciona la
apariencia de una muy compleja gema de mltiples caras; pero que en realidad es un pedazo de carbono
poco complicado, preso de varias leyes de las cuales podemos liberarnos, despertando la mquina.
La historia de la mquina es una revelacin de estas contradicciones, y mediante una confesin
verdadera, podemos llevar a cabo su consiguiente reconciliacin, lo que podemos llamar el Proceso de
Redencin.
Contando la verdadera historia de la vida de la mquina, y no alguna fantasa fragmentaria,
concertada para la proteccin de la vanidad de la mquina, as podemos unir estas contradicciones y
reparar el pasado y redimir la mquina como un aparato de transformacin.
Para unir estas contradicciones, slo es necesario quitar los topes, que han sido colocados entre
ellas, lo que se logra mediante el manso arte de la exposicin a la luz de la confesin.
Normalmente, slo nos enteramos de una tercera parte de la historia de la vida de la mquina en
cualquier momento dado, segn qu identidad fragmentaria est activa en el momento. En este sentido, esa
cara de nosotros que creemos conocer mejor, es en realidad nuestro enemigo ms mortfero del Trabajo.
Adems de contar la verdadera historia de la vida de la mquina, podemos usar las situaciones
cotidianas que contengan propsitos potencialmente conflictivos para ayudarnos a dramatizar el ballet La
Lucha de los Brujos. Por ejemplo, cuando estamos cansados, podemos rehusar echarnos a descansar;
puede que incluso hagamos un trabajo muy duro como cavar un hoyo o construir un muro. Podemos, si
nos atrae las golosinas, colocar ante la mquina un montn de chocolate, y entonces, durante tanto tiempo
como sea posible -por lo menos tanto tiempo como tarde en pudrirse- negarnos este pequeo vicio. Por
supuesto, despus de que se pudra la golosina, la abnegacin es fcil.
Podemos obligar a nuestras mquinas biolgicas a trabajar a un ritmo diferente de lo habitual;
podemos rehusar expresar la alegra o el desagrado de las formas usuales; podemos intencionadamente
hacer compaa a alguien que normalmente nos repele, especialmente a alguien cuya qumica nos repele.
Al obligar a las ideas conflictivas a reconciliarse, debemos ser capaces de, si es necesario,
tumbarnos y, a la vez, convencernos de que estamos de pie. Estos pequeos conflictos son fciles de
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planear. Despus, para escenificar un ballet autntico, debemos enredar a estos dos poderosos brujos en
una autntica lucha por la supervivencia. En el ballet debe haber un gran conflicto para atraer y mantener
una lucha entre estas poderosas fuerzas.
Gane quien gane, da igual, porque los dos papeles son interpretados por el mismo actor -la
vacuidad luchando contra el vaco.
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Captulo Siete
EN BUSCA DEL DOCTOR LIVINGSTONE
Cuando no tenemos ninguna autntica identidad, podemos llegar a ser cualquier cosa que se
nos sugiera por las influencias internas y externas; creemos ser aquello en lo que estamos
inmersos.
Ahora mismo, en este momento, puede que pensemos que no somos ms que un estpido aparato
mecnico para la transformacin de materia orgnica de una clase, en otra clase, ms adecuada para el
abonado de flores.
Sin embargo, ayer mismo, pensbamos que ramos el mismsimo Dios en persona.
Cuando nuestra identidad est sumergida en el sueo de la mquina, pensamos que somos la
mquina, y estamos sometidos a las sugerencias de las influencias internas y externas, sutiles y no-sutiles,
que operan sobre la mquina.
Durante el transcurso del da -si por casualidad nos acordamos de observar las actividades de la
mquina- puede que lleguemos a notar el paso inevitable de la mquina a travs de una identidad mental
tras otra. Si observamos la mquina durante un largo periodo de tiempo, podemos ver realmente estos
roles continuamente cambiantes. Por medio de la observacin atenta, podemos ver claramente que
mientras estamos identificados con la mquina dormida, hoy no somos iguales a lo que creamos que
ramos ayer. Sin embargo, el mito en que ms creemos sobre nosotros mismos es que somos los mismos.
Creemos que sentimos lo mismo y que pensamos de ms o menos la misma manera de un da a
otro e incluso de un ao para otro; sin embargo, tenemos pruebas amplias de que esto no es cierto.
Vivimos en la edad de la razn, con una moralidad muy alta; sin embargo, este siglo con su Hitler y
su Mussolini, sus crmenes en nombre de Cristo, no es nada diferente de los das sanguinarios del periodo
medieval, cuando los soldados marcharon desde Europa a la Tierra Santa para cometer atrocidades
legendarias, que fueron repetidas durante la Inquisicin y realmente no eran diferentes de aquellas
atrocidades cometidas por Atila el Huno y por Calgula, el deleitoso emperador romano.
Y estas personas no actuaban solas; tenan amplia ayuda de la gente razonable, que pensaron en
s mismos de igual manera que todos pensamos en nosotros mismos; bsicamente como buena gente, que
slo queremos la paz y la tranquilidad en nuestras vidas, que queremos ser dejados en libertad para
disfrutar con los placeres que nos ofrece la vida.
La idea es que nos vemos de una forma, y sin embargo, debajo de todo, somos brbaros. No se
puede fiar en que la mquina ser la misma hoy como era maana, ni podemos realmente colocarnos por
encima de la mquina. Tenemos tan poca voluntad que irrespetuosos con nuestras decisiones intelectuales
y nuestros propsitos ms elevados, somos incapaces de cambiar algo en la mquina. Debido a que est
cambiando constantemente, y debido a que estamos identificados con la mquina, cambiamos con ella.
La mquina nos transporta indefensos por su camino alegre hacia la autodestruccin. Piensas por
un momento que las cosas son diferentes dentro de la mquina que fuera de ella?. La historia es un reflejo
de nuestras naturalezas internas, y nuestros propios conflictos internos se parecen mucho al mundo
exterior. Cada uno tenemos nuestro Hitler interno, nuestro propio y nico Calgula, nuestros brbaros y
furiosos locos enfurecidos.
Pero no pensamos en nosotros mismos de esta forma, porque nuestros centros intelectuales
alegremente filosficos, bien guardados en sus torres de marfil, no estn en contacto directo con estas
partes de la mquina ms profundas y ms animales.
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El hecho es que podemos formar para nosotros cualquier propsito con bastante facilidad con el
centro mental; pero cuando llega el momento de la verdad, no tenemos la voluntad para llevar nuestro
propsito hacia donde cuenta realmente, a las mismas entraas y huesos de la mquina dormida. Entonces,
dnde vamos a conseguir la voluntad necesaria para el despertar de la mquina y su uso subsiguiente
como un aparato de transformacin?.
Ahora debemos reflexionar sobre la diferencia muy distinta entre nuestra identidad real y la
identidad de la mquina. Para empezar, el ser real, el ser no-fenomnico, no tiene voluntad propia ms all
de la voluntad de atencin, es decir, al principio slo es capaz, hasta que haya desarrollado una mayor
voluntad, de la simple atencin. Incluso sta, si sabemos usarla, es un arma poderosa contra el sueo. Para
usar esta voluntad de atencin, primero debemos establecer claramente nuestra propia y verdadera
identidad, para distinguirla de la identidad de la mquina.
La verdadera identidad nunca cambia. Las identidades imaginarias cambian continuamente. Nos
creemos ser cualquier cosa sobre la que dejamos caer nuestra atencin, igual que los nios cuando juegan,
que con el tiempo llegan a creer en su fantasa.
Slo cuando hayamos establecido una identidad que est libre del sueo de la mquina, habremos
establecido la autntica fuente de atencin, la cual entonces puede observar activa e imparcialmente, todas
las actividades y manifestaciones de la mquina desde la plataforma de este nuevo e inmutable ser. Esta
estacin para la observacin imparcial de la mquina a menudo se denomina como el tercer ojo.
Si observamos una identidad temporal de la mquina mientras est activa todava, podemos
acordarnos de identificarnos con la fuente de atencin no-fenomnica, rechazando la identificacin con el
estado de la mquina, dicindonos, Esto no soy yo. Pero se consigue este efecto slo mientras que la
identidad momentnea de la mquina est activa todava.
Todas las identidades ordinarias, que tienen su origen en la mquina, con el tiempo son
reemplazadas por otras identidades, que, debido a que son cambiadizas, obviamente no son el ser
autntico. Cuando estamos identificados con el sueo de la mquina, nuestra atencin, por asociacin, est
bajo la influencia continua de las distracciones y atracciones de la vida orgnica.
Cada momento en que trabajamos para despertar la mquina puede ser una oportunidad para
recobrar nuestra identidad real.
Identificarse con el ser cambiante, que se produce por los estados de la mquina, distorsiona
nuestra comprensin del Mundo Real. Cuando somos capaces de retirarnos momentneamente del sueo
de la mquina, podemos ver que hemos cado en una identidad originada por la mquina. Si somos
capaces de ejercer la voluntad para despertar la mquina, podemos ver que hemos cado en el sueo de la
mquina y podemos decirnos a nosotros mismos: Eso no soy yo.
Habiendo cado en una identidad de la mquina, podemos aprender a separarnos de ella,
recordando, Eso no soy yo, Eso no soy yo, y rechazando as todas esas identidades que no son
eternas e inmutables, intentando descubrir dentro de nosotros esa nica y verdadera identidad que no
cambia y no puede cambiar.
Podemos usar este mtodo de rechazar identidades falsas para descubrir el autntico e inmutable
ser de ms o menos la misma manera que Stanley intentaba encontrar al doctor Livingstone en frica.
Combina esta bsqueda con tus otros ejercicios, usando las inestables y transentes identidades de
la mquina para acordarte de identificarte, no con la mquina dormida, que es la fuente de estos estados y
identidades fragmentarios, sino con tu fuente de atencin no-fenomnica, hasta que encuentres tu propio
Dr. Livingstone.
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Captulo Ocho
UN CAPRICHO INOFENSIVO
Satisfacer un capricho inofensivo puede ser un mtodo inicial para acumular la voluntad de
despertar la mquina.
Aunque, en realidad, no podamos nunca parar una manifestacin automtica de la mquina
hasta que seamos capaces de ejercer la voluntad de despertar la mquina, el esfuerzo -aunque est
abocado a fracasar- puede servir como un factor de recuerdo para activar la atencin, y a la vez, podemos
usar los sentimientos inevitables de la frustracin para ayudarnos a despertar la mquina.
En la lucha contra las manifestaciones negativas, que surgen automticamente de la mquina,
estamos solos, por tanto, indefensos; pero podemos formar un crculo-de-trabajo, un crculo de amigos, y
stos pueden ayudarse los unos a los otros para recordar esforzarse.
Cualquier ser humano, con un mnimo de esfuerzo, puede aprender a vivir en las dimensiones
superiores. Con la libertad con que ahora disfrutamos para ensear estas ideas, aunque esto cambiar muy
pronto, nadie se ve obligado a permanecer enterrado dentro de una mquina dormida.
El comienzo mismo de esta nueva vida, en la cual nos preparamos para una vida en las
dimensiones superiores, empieza con el voto solemne de nunca ms dejar que la mquina se manifieste
negativamente.
Aquellos que nos conocan antes pueden considerarnos como menos interesantes que antes,
porque nuestras mquinas ya no se manifiestantan fcilmente; pero ste es el precio que hay que pagar.
Cundo ejercemos un esfuerzo para invocar a nuestras presencias y para contener tanto las
emociones como las manifestaciones negativas de la mquina, por qu deberamos preocuparnos por la
impresin que causamos a los dems?. Despus de todo, pronto todos estarn muertos, si es que no lo
estn ya.
Cuando hacemos esfuerzos para responsabilizarnos de las manifestaciones de la mquina, tambin
ganamos la voluntad para despertar la mquina, y, al mismo tiempo, activamos los centros superiores hasta
cierto punto. Pero el ser no-fenomnico no tiene una voluntad que no sea la voluntad de la atencin.
Podemos influir la mquina de maneras sutiles, como una mujer ejerce su influencia sobre un
hombre; pero no podemos actuar directamente sobre la mquina. Debido a que no tenemos voluntad
sobre la mquina, no podemos oponernos a ella. Por otro lado, podemos usar la fuerza de la propia
potencia de la mquina para vencerla.
La exageracin deliberada de una manifestacin negativa puede ayudarnos a ganar la voluntad
sobre la mquina, llevando, con el tiempo, esta manifestacin al campo de lo voluntario. Cuando llegue a
ser voluntario, seremos capaces de manifestarla o no, como queramos. Los hbitos involuntarios no
pueden ni ser activados intencionadamente, ni ser parados a voluntad. Un primer paso hacia la adquisicin
de la voluntad, es hacer voluntarios todos los hbitos.
Satisfacer un capricho inofensivo puede ser un mtodo para activar la Voluntad Real, es decir, la
voluntad del ser no-fenomnico, para que ste despierte la mquina por encima de la voluntad de la
mquina de quedar dormida.
Especialmente, debemos procurar no cultivar estos caprichos hasta que se tornen en cosas
mayores que nosotros, hasta tal punto que lleguemos a estar esclavizados a ellos, como lo estamos a
nuestros deseos ordinarios. Las cosas pequeas, que realmente no queremos para nosotros, son las nicas
cosas que en realidad podemos llamar capricho.
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Obligar a la mquina a hacer una pequea cosa, algo que ni nuestro organismo ni la personalidad
deseen, y tambin que no sea automtica para el condicionamiento del organismo, nos da un sabor de la
Voluntad Real en una pequea escala.
El Ser Transformado est en el filo de la Creacin, encarando al incgnito, al aun-no-manifestado.
La mquina dormida est esclavizada por el pasado, y slo puede volver a representar lo que ya ha
pasado. El futuro es el pasado. La clave es el tiempo; pero para abrir esta puerta, y penetrar en el
presente, debemos desarrollar la voluntad para despertar la mquina.
La mquina no tiene voluntad real. Lo que se llama voluntad es simplemente el deseo fuerte. Se
dice que una mquina con deseos poderosos tiene voluntad real, y a una mquina con deseos dbiles le
llaman una persona dbil. Si sacrificramos todo lo que hay en la vida solamente para satisfacer uno o
dos deseos poderosos, se dira que somos gente con una fuerte voluntad. Pero incluso un perro muy
poderoso, algn da, morir como un perro.
Debido a que todo lo que hay en la mquina est aislado y fragmentado, su estado puede cambiar
radicalmente en un momento. Puede estallar por la afliccin de un desastre personal, que parece ser el fin
del mundo, slo por un pequeo cambio de dieta, sexo, o incluso como resultado de un cambio deltiempo
inesperado.
A menudo, a lo que llamamos la libre voluntad, es simplemente una acomodacin entre unos
deseos y repulsiones conflictivas. El resultado habitual de esta voluntad artificial mecnica es, bien la
vacilacin o la certidumbre ciega.
Pensamos en estos impulsos mecnicos como las manifestaciones de nuestra libre voluntad,
simplemente porque parece que somos capaces de elegir, por supuesto guiados por nuestro
condicionamiento, entre la vacilacin y la estupidez.
Pero la mquina es slo una mquina, y la mquina siempre tomar su decisin, seamos
conscientes de ello o no.
Elige para ti mismo varios pequeos caprichos, que actualmente no existen en tus ideas de la auto-
gratificacin; pero asegrate de que stos no son importantes. Es mejor elegirlos imparcialmente, o al
menos de forma suspicaz, para que no elijas algo que al organismo o a la personalidad le gustara.
Busca algo que a ti te gustara para tu propia gratificacin. Si resulta ligeramente perturbador para
el organismo o para la personalidad, tanto mejor; pero asegrate que no es ni trastornador ni peligroso.
Entonces gratifica deliberadamente estos caprichos. Con tal que todo sea inofensivo para ti y
sobretodo para los dems, esfurzate al mximo para gratificarlos. Mientras ms pequeo y ms
insignificante sea el capricho, mejor; pero de nuevo te advierto . . . que siempre mantengas la indemnidad,
tanto hacia ti mismo, como hacia los dems.
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Captulo Nueve
UN PEQUEO HBITO
Mientras luchamos con la mquina, empezando con un pequeo hbito, podemos producir
un fuego alqumico en la fbrica qumica de la mquina, que transformar gradualmente
nuestro Ser.
Las funciones de los centros mental, emocional y motor obran independientemente; pero con
pasividad recproca, los cambios en uno afectan inevitablemente a los otros. Cuando un centro cambia
su actividad, los otros centros se compensan correspondientemente.
Cualquier cambio intencionado en el centro motor, producir un cambio correspondiente en los
estados de nimo y pensamientos del centro mental.
Como Seres no-fenomnicos, aunque no tenemos voluntad directa sobre la mquina, por lo menos
al principio, podemos conseguir la ayuda del centro mental del cerebro de la cola; un pequeo y preciso
cambio puede producir cambios correspondientes en los monasterios normalmente inasequibles de los
centros reflejo, emocional y mental.
Despus de cierto tiempo, con esfuerzos repetidos, podemos juntar la relacin de fuerzas
suficientes en la mquina para activar los centros superiores. En la vida ordinaria, nunca cambiamos
nuestros cmodos y habituales movimientos y posturas, y as, nada puede suceder aparte de la rutina
ordinaria de la mquina.
Incluso si deseramos intensamente cambiar los hbitos de la mquina biolgica humana, es
necesaria una larga observacin imparcial para poder clasificar los hbitos que operan actualmente en la
mquina.
Los hbitos son tan automticos que nuestra atencin no-fenomnica est ciega a ellos. No somos
capaces de estudiar directamente los hbitos de la mquina, porque cuando colocamos nuestra atencin
sobre la mquina, la mquina se despierta un poco y los hbitos desaparecen momentneamente.
Las manifestaciones ms difciles de observar son esas pequeisimas e inconscientes expresiones
habituales del centro motor. Cunto ms pequeas sean, ms difciles son de erradicar. Para poder recoger
datos acerca de las manifestaciones negativas ms pequeas, aquellas que son las ms automticas,
debemos recibir ayuda externa, porque no se puede confiar en que la mquina nos d informacin correcta
sobre s misma.
Un crculo-de-trabajo es til para esto, porque al principio, realmente no podemos ver las
manifestaciones de nuestras propias mquinas con suficiente imparcialidad como para poder clasificarlas.
Los hbitos del centro motor son tan triviales que puede que no seamos capaces de verlos sin una
ayuda especial, y para esto debemos usar un grupo de personas comprometidas en un tipo de trabajo
semejante, que pueden ver nuestras mquinas con mucha ms objetividad de la que somos capaces
nosotros. Desde luego, puede que se pierdan una o dos de las manifestaciones particularmente
repugnantes; pero dejemos stas para ms tarde. A veces un observador externo puede sorprendernos en
una postura no habitual y delinernosla claramente, aun considerando nuestra visin nublada.
Toda la vida de la mquina de principio a fin es una pequea danza habitual y pattica, algo que
simplemente nos sucede mientras estamos ocupados haciendo otros planes.
Pero si empezamos una lucha para observar los hbitos de la mquina, incluso aunque al principio
estemos ciegos ante ellos, empezando por los ms pequeos y superando gradualmente los mayores
mientras aumenta la fuerza de nuestra propia atencin, y llegamos a dominar la atencin de la mquina,
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podremos producir en nosotros mismos un fuego alqumico, que con el tiempo puede transformar el yo
interno de la mquina en un aparato de transformacin activado. De algn modo, debemos aprender cmo
mantener este fuego ardiendo.
Podemos iniciar este proceso concentrndonos en un pequeo hbito de postura, de gesto, tono
de voz, estado de nimo, trabajo, al despertar, al dormir, al comer, al atarse los cordones de nuestros
zapatos . . . algo pequeo, algn pequeo hbito inconsciente que ocurre varios centenares de veces cada
da, y que puede servir como un pequeo despertador -un factor de recuerdo- en nuestro trabajo inicial
para despertar la mquina.
Por ejemplo, conozco a una persona cuya mquina tiene el pequeo hbito de decir: no me
digas!, un hbito del cual, la fuente de atencin dentro de esa mquina est completamente inconsciente.
Y su fuente de atencin est inconsciente de este pequeo hbito precisamente porque es un total
automatismo, un hbito inconsciente que es t an pequeo, tan insignificante, tan automtico que se ha
vuelto una parte aparentemente natural del repertorio de la mquina. Sin embargo, cualquier otra persona
puede ver y or este pequeo hbito y reconocer inmediatamente que est fuera de lugar. Para los dems
resulta chocante, porque no forma parte del repertorio automtico de sus mquinas. Cundo su mquina
exclama, no me digas!, ella no lo escucha; pero los dems inmediatamente lo ven como algo inslito.
Es esta ceguera a los hbitos de nuestra mquina la que hace necesario el trabajo en grupo.
Mientras que nosotros no somos capaces de ver nuestros propios automatismos porque forman parte de
nuestra visin de la exactitud general del universo, para los dems nuestros hbitos estn claramente
fuera de lugar, y por lo tanto visibles. En un grupo, podemos ayudarnos los unos a los otros sugiriendo
pequeos hbitos que pueden ser utilizados como llamaramos bastones elctricos para dirigir al ganado.
La observacin objetiva de pequeos hbitos de la mquina que son invisibles para nuestra propia
vista es una funcin til de un grupo y, a pesar de todos los factores que incomodan inherentes al trabajo
en un grupo, es una de esas cosas en las que sencillamente no podemos fiarnos que vayamos a ver con la
suficiente objetividad como para realmente usarlas.
No deberamos tener problemas en absoluto en sealrnoslos alegremente los unos a los otros,
porque nuestras mquinas sin duda encontrarn extremadamente molestos los hbitos inconscientes de las
otras mquinas.
Debido a nuestra vanidad y amor propio tal vez deseemos eliminar estos malos hbitos que
descubrimos en este ejercicio para substituirlos por otros buenos, a los que nos referimos como "aquellas
manifestaciones que agradan a los dems y sobre todo a nosotros mismos; pero debemos entender que
un hbito no se puede eliminar sin que otro ocupe su lugar; la naturaleza aborrece el vaco e
inevitablemente lo rellena con algo parecido a lo que estaba all en primer lugar.
Algo indeseado o quizs incluso peor puede reemplazarlo, algo que podra hacer que seamos
incapaces de permanecer en una comunidad-de-trabajo.
Nuestros nuevos hbitos no sern mejores que los antiguos, porque son concebidos en el
sueo, e incluso podran dejar que la mquina se duerma aun ms profundamente que antes.
Qu afortunados somos por tener una mquina dormida, llena de fuerza negativa y miles de
inconscientes hbitos mecnicos!
Cada vez que escuchemos la mquina diciendo o interpretando algo de este almacn inagotable de
automatismos, podemos usar el inevitable calambre elctrico -por pequeos que sean el voltaje y el
amperaje- como los bastones elctricos que se usan para guiar al ganado, proporcionndonos justamente
la cantidad debida de fuerza elctrica necesaria para despertar la maquina.
Ahora tenemos los datos suficientes para generar una lista de todos aquellos pequeos
automatismos irritantes y repetitivos de la mquina que podran servirnos como bastones para guiar al
ganado.
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Captulo Diez
LA MENTACIN
La mentacin es la fuerza de recolectar atencin lo que activa el Cuerpo Mental Superior.
Usamos el trmino mentacin para referirnos al procesamiento intencionado de ideas en el
aparato mental, ms o menos de la misma manera en que un herrero modelara el hierro.
En este sentido, las matemticas y los ejercicios del centro motor en los que varias partes del
cuerpo se mueven con ritmos opuestos, son una buena disciplina para preparar al aparato mental para que
dirija el flujo mental controlado de pensamientos hacia un resultado final exacto.
En la mentacin, usamos una forma especial de voluntad para mantener el aparato mental. Sobre
una lnea especfica.
La meditacin es un eufemismo amable para referirnos a una forma blanda de ponderar. Para
producir la autntica mentacin a partir de nuestros pensamientos errantes, que normalmente son guiados
por el flujo de asociaciones automticas, debemos aadir otro ingrediente, algo que es desconocido para
los seres humanos ordinarios, y sobre el cual no poseen datos en s mismos para poder descubrirlo por
medios ordinarios.
Se puede decir de la mentacin que es el uso artstico y diestro del aparato mental inferior, que lo
eleva desde ser un rgano estrictamente mecnico, en el cual los pensamientos son procesados por el flujo
de asociaciones automticas, en el cual una cosa sugiere a otra y un pensamiento echa al que le preceda,
hasta ser un centro real en el cual la atencin de la presencia puede hacerse activa.
La mquina no puede imaginar un amanera de pensar que ocurra independientemente del proceso
de asociaciones mentales automticas.
Si sucediera que escuchramos accidentalmente algo sobre esta idea de la mentacin antes de
llegar a una escuela, inevitablemente decidiramos que debe referirse a la observacin profunda y pasiva del
flujo automtico de cualesquiera de los pensamientos vagos que aparato mental est procesando en ese
momento.
En el pensamiento ordinario, no nos importa lo que pueda suceder, y no podemos dirigir nuestros
pensamientos excepto de una forma muy generalizada, y despus de cmo mucho unos cuantos minutos, la
atencin divaga, se distrae o es seducida, y olvidamos por completo nuestro propsito inicial.
Para la mentacin, recolectamos todas aquellas ideas que entran dentro de la misma categora
general, y nos enfocamos en ellas de manera incesante, fijndolas en el foco de alta-intensidad de una
forma especial de voluntad del centro mental, llamada atencin concentrada.
Podemos volvernos y recolectar toda la atencin que hemos esparcido a nuestro paso a travs de
la Creacin de modo similar a como cuando un nio deja un rastro de ropas tras l al tambalearse hacia la
cama. Este pequeo, pero poderoso ingrediente de atencin recolectada es a la mentacon lo que fue el
fulcro para Arqumedes.
Entonces, escogiendo cualquier objeto, como este cenicero, podemos concentrar nuestra total
atencin sobre l, hasta que ninguna interrupcin procedente de otra fuente de inters ocurra. Mantn una
sesin de espiritismo con l, mirndolo, escuchndolo, sintindolo . . . Como resultado de esta nueva
actividad mental, establecemos una nueva organizacin del sistema nervioso.
Ahora, prueba esta misma concentracin de atencin en una parte orgnica de la mquina, despus
en un pensamiento, luego, en intentar volver a capturar un estado de nimo de tu niez, reproduciendo
intencionadamente su sensacin en el presente.
41
La mentacon no es una meta en s, y no nos interesa ni el control ni la manipulacin personal de la
mquina.
Hagamos una pausa durante un momento para considerar . . . para qu sirve la mentacin?. Si no
conocemos su utilidad, qu podemos aprender de su prctica?. Despus de todo, no deseamos
convertirnos en simplemente unos filsofos intelectuales pasivos.
Debemos haber escuchado la idea de que a travs de la disciplina de la mentacin, debido a que el
cerebro de la cabeza funciona estrictamente por asociacin y no puede realizar la mentacin, con el tiempo
la mquina aprende a activar el centro mental superior.
En la Atlntida, exista un gran cristal y otros muchos cristales ms pequeos extrados del cristal
mayor, y todos tenan la propiedad nica de recolectar luz de todas las fuentes, incluso de las estrellas ms
lejanas, y la luz pudo ser concentrada dentro de la parte interior del cristal y emitida en cualquier direccin
en forma de un rayo estrecho, pero muy intenso.
Cuando los habitantes de la Atlntida empezaron a usar este cristal como arma, su civilizacin fue
destruida. Ahora, la humanidad est al borde de redescubrir estos cristales.
Si somos incapaces de dirigir nuestros estados, de qu utilidad nos ser evolucionar en un Ser
Superior?. La mentacin es slo un ejemplo de las muchas disciplinas posibles que podemos adquirir con
el objeto de dirigir nuestros nuevos estados de Ser, especialmente en nuestra nueva vida en las
dimensiones superiores.
El cerebro de la cabeza, como centro de pensamiento, slo puede sugerir una lnea de actividad, y
despus perderla fcilmente, porque el centro de pensamientos no tiene autoridad. Carece de la fuerza de
la voluntad. El centro mental superior en el cerebro de la cola tiene la autoridad para dar origen y
continuidad a la mentacin durante cualquier periodo de tiempo, hasta que haya completado el proceso.
Contrariamente a nuestras creencia s ms queridas acerca de nuestros poderes intelectuales, el
cerebro de la cabeza no origina pensamientos.
Imagina una torre gigantesca, que funciona como una emisora-de-pensamientos. Ahora, imagina a
todos los humanos participando conjuntamente en la recepcin y filtrado de los pensamientos que emanan
de esta fuente de todo el pensamiento. El cerebro de la cabeza captura slo uno o dos pensamientos de
cada setenta mil, reverberndolos lentamente durante unos segundos, minutos, y a veces incluso horas.
Segn la tipologa, podemos ser atrados por un pensamiento que reverbera como tema principal,
despus captamos un segundo pensamiento que reverbera como tema secundario, luego un tercero que
reverbera como tema terciario, y entonces los tejemos juntos en una orquestacin que los humanos de este
pequeo planeta llaman pensamiento.
La definicin de mentacin es enfocar pensamientos voluntarios que coinciden con una cierta
categora de pensamiento, y slo con esa categora de pensamiento.
La personalidad puede tener muchos estados a la vez, porque cada parte de la personalidad est
separada por topes; pero el Ser -debido a que tiene unidad- puede tener slo un estado a la vez. Esto
debera proporcionar una gran pista para nosotros sobre la diferencia que hay entre la mquina biolgica
humana y el Ser, el yo no-fenomnico.
Podemos llamar al estado momentneo de la mquina el promedio de todos los estados
posibles, porque todos los estados posibles estn sucediendo simultneamente dentro de la mquina, del
mismo modo que el flujo automtico de los sueos, pero en todo momento casi totalmente aislados el uno
del otro. El promedio en este caso significa simplemente la totalidad de la mezcla de fuerzas interiores a
medida que van ocurriendo.
Con la atencin recogida, slo tenemos un estado en cualquier momento dado; pero este estado
puede cambiar. Ahora, quizs, podamos vislumbrar nuestro propio futuro como Ser. Dirigir los estados de
Ser es el objetivo de todo trabajo personal.
Estado significa el potencial total de un momento, el grado completo de nuestra atencin csmica
actual.
42
La mentacin es un trasbordador espacial que nos puede transportar de un estado ordinario a otro,
mientras que el estado de nimo nos puede llevar de un estado inferior a otro superior si sabemos cmo
pilotarlo.
Existen pocos vehculos que realmente pueden transportarnos desde las dimensiones inferiores a
las superiores, y el mental slo puede llevarnos de un lugar a otro dentro de una nica octava orgnica
inferior, o transportarnos con la fantasa a nuestra idea subjetiva de una dimensin superior.
La mentacin es al Trabajo lo que la llave inglesa es a un mecnico. Es la base para algo que ms
adelante puede convertirse en una herramienta casi universal.
La atencin recogida es nuestro billete para el trasbordador espacial, en el cual entraremos en una
mentacin muy profunda sobre la cuestin de la conciencia, lo que llamaremos el Sagrado Planeta
Purgatorio. Este ejercicio tambin se llamaba en los tiempos antiguos, La Noche Oscura del Alma.
Para ser capaces de volver a subir desde nuestro exilio voluntario en este estado de profunda
mentacin, que nos coloca en un exilio temporal en el Sagrado Planeta Purgatorio, debemos usar un
trasbordador espacial completamente diferente, y que da la casualidad de que su construccin requiere
exactamente un ao y un da y, que adems, slo se puede construir en la superficie misma del Sagrado
Planeta Purgatorio.
En realidad, nunca debemos atrevernos a aterrizar en el Planeta Sagrado Purgatorio hasta saber
que somos seguramente capaces de volver desde el exilio, es decir, que somos capaces de completar el
proceso de la contemplacin profunda sobre la cuestin de la conciencia y, sin la intervencin del ejercicio
artificial de la voluntad personal, emerger desde las profundidades de la mentacin profunda.
El Sagrado Planeta Purgatorio tiene otros dos nombres, que son: Remordimiento-de -la-
Conciencia y La Cueva.
Pero, por casualidad sabes tambin los dos nombres privados del Solar-Absoluto?. Son stos:
Estoy-Pasndolo-Bien, Ojal-Estuvieras-Aqu.
Y
Yo-Soy, Pero-Se-Me-Olvida-Exactamente-Qu!
43
Captulo Once
UNA PREGUNTA DE CENTRO DE GRAVEDAD
Una pregunta de centro de gravedad es una pregunta esencial que usamos para crear una
ligera incomodidad, para mantenernos desequilibrados en relacin con el estado normal de
auto-olvido mecnico de la mquina.
Podemos hacer de cualquier pregunta nuestro centro-de-gravedad temporal hasta que la mquina
despierte simplemente por la pura agitacin; pero para hacer de una pregunta un centro de gravedad
funcional, debe ser una pregunta esencial, una que realmente nos sea importante, para que nuestra sed no
sea saciada fcilmente.
Esto puede servirnos para el despertar de la mquina nicamente si no nos dormimos en la
satisfaccin mecnica de las respuestas fciles, especialmente respuestas de aquellas a quienes admiramos
automticamente porque creemos que saben ms que nosotros, probablemente porque de forma
intencionada nos dieron esa impresin con su atuendo, el ambiente que crean y su camarilla de adoradores.
Para realmente hacer que una pregunta sea algo ms que la simple curiosidad simiesca, no
debemos buscar un final rpido a nuestra incansable indagacin.
Si podemos permitir que la mquina permanezca en la severa incomodidad de las perturbaciones
interiores resultantes de las molestias perturbadoras que surgen automticamente de nuestro profundo y
serio cuestionamiento, quizs incluso perdiendo una o dos noches de plcido sueo, podemos utilizar una
pregunta para mantener la mquina ligeramente desequilibrada con relacin a nuestro complaciente estado
ordinario, que a veces se resuelve en un despertar parcial de la mquina.
Si podemos usar este proceso de indagacin profunda para penetrar la superficie del aparato
mental de la mquina, podemos alcanzar los niveles ms profundos y ms primitivos de la mquina, como
puede verse a travs de las molestias producidas por la indagacin.
La indagacin seria de una clase en particular, junto con los esfuerzos exactos para despertar la
mquina, resultar en perturbaciones interiores que nos muestran claramente que la mquina est
protegiendo algo que no quiere que veamos.
Esta penetracin en los niveles ms profundos de la mquina, en las entraas mismas de la
mquina, por decirlo as, con el tiempo produce un resultado tal que la mquina se alinea a nuestras
aspiraciones ms elevadas.
Cuando la mquina est de acuerdo con las aspiraciones ms elevadas, que slo puede ser
resultado de que el centro mental funcione en el aparato del celebro de la cola, decimos que la mquina se
ha purificado, o, como se deca en las primeras escuelas de antiguas civilizaciones, nos vuelto virtuosos,
con lo que queremos decir que la mquina refleja verdaderamente esos propsitos y aspiraciones
superiores.
Pega en tu frente tu pregunta de centro de gravedad, y llvala contigo dnde vayas, viendo,
hablando y escuchando slo con relacin a esta pregunta.
Haz que esta pregunta sea tu dios interior temporal. Esto no slo producir algo para tu vida
venidera, sino que tambin le dar unas vacaciones muy merecidas a tu verdadero dios-interior-malvolo.
Aunque ste se parezca a un pequeo ejercicio, quizs algn da te preguntes cosas en una escala
mucho mayor, y habiendo llevado a cabo con xito este ejercicio inicial, sers capaz de ejercer la voluntad
para mantener vivas esas preguntas hasta que sean contestadas para tu completa satisfaccin.
44
Algunas preguntas pueden ser sugeridas, mientras que otras debes descubrirlas a solas. Por
ejemplo, no te has preguntado nunca qu pasa con las estrellas durante el da?.
Para la ciencia contempornea, sta tiene una respuesta fcil: las estrellas siempre estn presentes,
pero durante el da, debido a la luz atmosfrica, no podemos verlas.
Pero tu maravillosa ciencia contempornea todava no ha contestado a las preguntas como: Qu
ocurre con los sueos durante el da?. Y, si los sueos son continuos incluso durante el estado
ordinario de despertar del hombre, qu influencia ejercen los desconocidos y normalmente
invisibles pensamientos, sensaciones, estados de nimo e involuntarios movimientos
espasmdicos de estos sueos constantes, en el estado de despertar normal de la mquina
biolgica humana?.
Podra sugerir otras preguntas; por ejemplo, Cul es la diferencia entre los recuerdos de los
acontecimientos reales objetivos y los sueos continuos para la mquina biolgica humana
ordinaria si no posee la unidad?.
Y otra: Exactamente cmo pueden efectuar un claro y exacto despertar de la mquina
los abrasivos acontecimientos exteriores, producidos artificialmente, que en consecuencia
produce un cambio exacto en el Ser?.
Qu significa sacrificar el sufrimiento de la mquina?.
Dentro de nosotros, exactamente quin desea el cambio y qu clase de cambio
realmente se desea?.
Dentro de nosotros, qu necesita cambiar realmente, si es que lo necesita alguna cosa?.
Cmo podemos forzar el cambio si no existe la necesidad?. Cul es la alternativa a como
somos ahora?.
Hemos conocido alguna vez a hombres reales, a hombres sin comillas?. Cmo
podramos reconocer a tal clase de hombre si realmente lo conociramos?.
Qu ocurre dentro de nosotros que no sucede simplemente por s solo?.
Por qu es necesario conocer exacta e ntimamente a la mquina humana
biolgica?.
Cmo es posible que nosotros lleguemos a ser responsables de las acciones de nuestra
propia mquina biolgica?.
Alguna vez hemos producido realmente un nico pensamiento totalmente original, un
pensamiento que tuviera su origen dentro de nosotros?. Existe la posibilidad de hacerlo sin
que sinteticemos simplemente los resultados de nuestro condicionamiento?.
Por qu es necesario forzar al destino?. Por qu no podemos esperar simplemente
que nuestra evolucin suceda por s sola?.
Qu significa exactamente la redencin?. Qu es lo que sufre la redencin?.
Cmo se puede fijar una identidad permanente?. Cmo podemos asegurarnos que no
nos cristalizaremos en una dimensin superior antes de lograr la evolucin ms elevada como
individuos?.
Aunque supisemos cmo acumular sustancias superiores, cmo podramos crear la
necesidad de cuerpos superiores?.
Qu influencia tiene nuestro condicionamiento sobre nuestras actitudes, decisiones,
estados de nimo, habilidad de ser receptivos a nuevas ideas, etc.?.
Si no sabemos nada del Trabajo, ni mucho menos cmo hacer que nos acepten en l,
cmo sabemos que realmente lo queremos?.
Qu significa re-inventarse?. Cmo podemos hacerlo?. Qu uso real tiene para
nuestras vidas superiores?.
Si el funcionamiento de los centros es como una mquina tragaperras, una mquina
de juego en un casino, qu es lo que hace que los centros giren?. Qu es lo que hace que
dejen de girar?. Qu combinaciones de centros son posibles?. Hay una manera de usar estos
datos para nuestro trabajo de despertar la mquina?.
45
Qu significa pillarse a uno mismo en el acto?. Esto est relacionado con el uso de
los pequeos hbitos como bastones elctricos?. Cmo podemos hacer esto por nosotros
mismos, independientemente de la ayuda exterior?.
Cmo podemos hacernos receptivos a fuerzas superiores?. Son necesariamente
buenas todas las fuerzas superiores?.
Qu riesgos personales apostamos cada uno de nosotros al elegir este camino?. Qu
pasa si estamos equivocados . . .?. Cul es la magnitud de nuestro compromiso de permanecer
en l?.
Y si despus de todos nuestros esfuerzos, todava morimos como perros?.
Realmente sufre el Absoluto?. Cmo podramos trabajar para aliviar este sufrimiento,
si es cierto?.
Cmo podemos ser de utilidad a los seres superiores, o Leyes?. Realmente existen
tales seres?. Por qu necesitan seres tales como nosotros?.
Por qu se debe llevar a cabo invisiblemente nuestro trabajo dentro de las condiciones
normales de la vida?.
Qu significa el exilio o la separacin?. Qu sentimientos evocan estas palabras,
si es que evocan algunos?. Cmo podemos aprender a llegar a ser conscientes de este
sentimiento?.
Por qu debemos luchar para superar la voluntad de la mquina?. Qu otra clase de
voluntad puede haber para nosotros?. Cmo podemos desarrollar esta otra voluntad en
nosotros?.
Exactamente cul es la diferencia entre la sensibilidad de percepcin y el
sentimiento?.
Exactamente cul es la diferencia entre la atencin y la consciencia?.
Por qu es una necesidad en el trabajo la gratitud?. Hacia quin o qu deberamos
sentir gratitud?. Por qu?.
Cul es el significado y uso real de la adoracin?. Cul es nuestro lugar en la
adoracin?. Somos las nicas criaturas capaces de practicar la adoracin?. Por qu es til
nuestra adoracin para el alivio del sufrimiento del Absoluto?.
Cul es el valor del gesto, la expresin y la postura en el estudio de la vida interior y
exterior de la mquina?. De dnde proceden originalmente estas actividades del centro motor,
y dnde se almacenan?. Qu es lo que las activa?. Se pueden cambiar?. Deberan
cambiarse?.
Qu es el silencio?. Puede existir alguna vez el silencio total?. Cmo podemos
experimenta r este silencio?.
Qu es un deseo real?. Cmo se puede activar y usar en nuestro trabajo?.
Cul es la importancia de la hospitalidad en el Trabajo?. Cmo podramos esperar
descubrir sus leyes y costumbres si han sido perdidas en la civilizacin contempornea?.
Qu importancia tiene el humor en el Trabajo?. Cmo podemos asegurarnos que
realmente tenemos sentido del humor y no simplemente ms defensas automticas de la
mquina?.
Hay un uso objetivo para la rendicin personal?. A quin o a qu deberamos
rendirnos si lo hay?.
Qu condiciones son necesarias antes de poder ser aceptado en el Trabajo?.
Qu significa para nuestro trabajo que el Absoluto est aislado desde el momento de la
Creacin?. Cmo puede ser posible que el momento de la Crea cin sea el nico Acto de
Voluntad del Absoluto?.
Suponemos que estamos vivos, sin embargo los libros, como el Bardo Thdol,
normalmente llamado El Libro Tibetano de la Muertos, estn dirigidos a nosotros, y no a algn
fantasma por ah rondando por el espacio. Cmo podemos demostrarnos, de una vez por
todas, que de hecho estamos vivos . . . si es que realmente estamos vivos, como suponemos?. . .
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Qu podra suceder si pasramos maana todo el da intentando individualmente, con
toda nuestra astucia y toda nuestra ingeniosidad e inteligencia a nuestra disposicin,
convencer a slo una persona, sin la ms mnima duda, de que realmente estamos vivos?. . .
47
Captulo Doce
LA SENSIBILIDAD DE PERCEPCIN
A travs de la sensibilidad de percepcin podemos seguir las concentraciones de fuerzas
momentneas en nuestros organismos, dnde ocurren las tensiones de fuerzas interiores,
cundo cambian y a qu tempo.
Para nuestro trabajo con la mquina, la sensibilidad de percepcin es muy importante, y si
esperamos ser capaces de despertar la mquina, entendiendo su estado mediante sus sensaciones,
debemos saber la diferencia precisa entre la sensibilidad de percepcin y el sentir.
Se puede entender la sensibilidad de percepcin si podemos aprender a ver las tensiones interiores
de la mquina, cundo cambian, y a qu tempo. No estamos interesados en las tensiones musculares, sino
en las tensiones de las fuerzas elctricas que estn sucediendo en la mquina, algo totalmente diferente de
sus propias funciones orgnicas.
Para seguir y ser capaz de usar estas concentraciones interiores de fuerza, debido a que no nos
ensean a hacer esta observacin desde que nacemos, debemos aprender una nueva manera de ver las
actividades interiores de la mquina.
La tensin se acumula en el organismo segn las leyes de la octava, manifestndose slo
momentneamente en cualquier lugar.
Si sabemos dnde aparecer la prxima tensin, podemos esperarla y enfocar nuestra atencin
antes de que desaparezca.
La tensin es mucho ms rpida que nuestra habilidad de percibirla, as que debemos saber de
antemano dnde buscarla.
En este esfuerzo un ayudante inanimado, como un rosario, puede ayudar, siguiendo la frmula
uno-y-cuatro, cuatro-y-dos, dos-y-ocho, ocho-y-cinco, cinco-y-siete, y de nuevo al punto de
partida, la tensin de fuerzas representada como siete -y-uno, lo que representa la tensin entre dos
puntos cualquiera en el organismo.
En el desierto, si sabemos que las cimas grandes siempre se encuentran perpendiculares al viento,
a partir de este hecho podemos hacer ajustes en nuestra orientacin segn.
Slo una tormenta muy fuerte puede cambiar las dunas, y no se puede ir lejos durante una
tormenta. Es importante para nosotros conocer este gran secreto si realmente deseamos trabajar para
despertar la mquina; una vez en el desierto, no podemos depender de la navegacin ordinaria para
distinguir la izquierda de la derecha.
Cuando usamos la sensibilidad de percepcin, lo hacemos con toda la atencin, tanto, que en ese
momento para nosotros, no existe nada excepto la sensacin en la cual se fija la atencin.
Cuando tomamos un sorbo de agua de este modo, al mismo tiempo, no permitimos que nuestra
atencin se desve en pensamientos laterales, por ejemplo en lo que comimos en el almuerzo.
En la vida ordinaria, no podemos recordar despertar la mquina, porque al principio, cuando
todava no sabemos exactamente cmo despertarla, intentamos despertarla con el esfuerzo mental.
Se debe aprender a distinguir entre pensar, sentir, y el percibir, y sensibilidad de percepcin, y
entonces usar los tres en el trabajo.
Todos los experimentos con el despertar de la mquina requieren sostener una sensibilidad de
percepcin interior de las tensiones-de-la-mquina. Tambin, se puede decir que la sensibilidad de
percepcin es el mtodo de establecer contacto con el mundo interno, dirigiendo al menos una parte de
nuestra atencin a las tensiones elctricas interiores, y al mismo tiempo, percibiendo los resultados de estas
tensiones.
48
Las posturas evocan estados de nimo. Podemos usar esta forma especial de sugestionabilidad
orgnica para recordar despertar la mquina, al mantener la atencin en las tensiones orgnicas.
Piensa en la mquina biolgica humana como en una mquina de juegos recreativos, es decir, una
de esas mquinas de petacos con luces y sonidos que se activan cuando son golpeadas por nuestra
atencin, representada por la bola de acero.
Imagnate que esta mquina tiene slo siete luces, cada una de un color distinto, y ubicadas en un
sitio diferente de nuestro cuerpo, tambin cada una est dotada con un sonido correspondiente, y cada una
afinada en un tono nico y diferente.
Ahora, cuando cambia la tensin desde una parte del organismo a otra, observa las bombillas de
los dos puntos, entre los cuales se ha llegado a parar temporalmente la tensin, como brillantes luces de
colores, y tambin escucha el sonido correspondiente cuando suena.
Cada parte se activa de acuerdo con la ley de la octava.
49
Captulo Trece
PENSAR POR FORMAS
Un Ser que ha cado en la identificacin con el sueo de la mquina est obligado a aceptar
involuntariamente impresiones de cualquier fuente. El hombre imparcial es capaz de
seleccionar impresiones categricamente.
La mayora de nosotros somos capaces de leer; y no slo capaces de leer; se puede decir que
somos lectores involuntarios en el sentido de que la mquina lee y graba mentalmente todo lo que leemos
y omos, lo deseemos o no.
Esta lectura habitual y automtica de todo lo que vemos en forma escrita, nos convierte en
esclavos involuntarios de cada idea, tanto literaria, como semi-literaria, que pasa por delante de nuestros
ojos.
Deberamos ser capaces de aprender a rechazar las asociaciones automticas de la parte
emocional del aparato mental, que recoge y clasifica estas impresiones sobre las que la mquina por
casualidad se ha fijado.
Deberamos ser capaces de hacer lo mismo con objetos y sonidos verbales, despus con sonidos
de todo tipo y finalmente con sensaciones, hasta que todas stas pueden entenderse como impresiones
nuevas y sin clasificar.
De esta manera, podemos verlas en categoras completamente nuevas ms all de los patrones
habituales.
Observa, tan imparcialmente como puedas ahora, cmo esta aceptacin involuntaria de
impresiones, particularmente de la palabra escrita, hace imposible el autntico entendimiento.
El involuntario, pero letrado ser humano normal y corriente, est ciego precisamente a cmo se
clasifican sus impresiones, porque est obligado a confiar continuamente en el hbito.
Los centros inferiores de la mquina sencillamente son demasiado lentos para seguir y dirigir estos
procesos psicolgicos internos.
Suponemos que entendemos todas las cosas que leemos, vemos y omos, porque evocan en la
mquina esas asociaciones automticas, que parecen ser, por alguna razn desconocida, de algn modo,
familiares, y por lo tanto, fuera de toda duda.
Cada vez que el sentido comn lo permita, puedes intentar un experimento: convirtete en un
iletrado intencional, que sea, por una razn inexplicable, repentinamente incapaz de entender la palabra
escrita.
No ocultes tu analfabetismo involuntario debajo de la confusin, simplemente anula tu hbito de
descifrar, entender y clasificar automticamente la palabra escrita, y de permitir que sin autorizacin se
convierta en un flujo constante hacia el aparato mental inferior.
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Captulo Catorce
EL REMORDIMIENTO DE LA CONCIENCIA
El rgano conciencia, en el hombre normal, est atrofiado por el desuso y el aislamiento.
El remordimiento de conciencia puede reparar nuestro pasado sin importar lo que
hubiramos hecho.
El rgano conciencia, en la mquina biolgica humana ordinaria, est completamente atrofiado
como resultado del desuso y del aislamiento, causados por el estado inactivo del centro emocional.
Este aislamiento se rompe de vez en cuando, bien accidentalmente por un choque, o
intencionadamente por una tcnica artificial, que se llama Remordimiento de Conciencia.
Cuando muere la madre de la mquina, sta siente, quizs por primera vez, aunque puede que la
fuente de atencin no sea consciente de ello, la aparicin automtica de la emocin llamada Remordimiento
de Conciencia.
Lo sentimos en la mquina porque, aunque de muchas maneras, puede que hayamos sido buenos
hijos/as, al mismo tiempo -tambin de muchas maneras- inevitablemente debemos haber fracasado en
nuestra obligacin hacia ella por haber dado vida a la mquina y por prepararnos a su propia y nica o no-
tan-nica manera, para ser un adulto.
Esta deuda es tan grande que nunca podramos saldarla, no importa lo que hiciramos,
especialmente segn su opinin. Esta deuda con nuestra madre es lo que se puede llamar el pecado
original, y no alguna cada imaginaria desde algn estado imaginario de Gracia. Pero la mquina es una
canalla redomada, y pronto se olvida de esta momentnea molestia, y en pocas semanas es capaz de
volver a entrar en el olvido mecnico habitual.
Podemos usar estos primeros removimientos de la conciencia, activados por el estado de nimo
del remordimiento por las injusticias y malas acciones del pasado, para proporcionarnos la motivacin de
conservar nuestro precioso tiempo y energa para nuestro trabajo de despertar la mquina.
Podemos usar este estado emocional para que nos ayude a recordar gastar nuestra fuerza interior
y nuestro tiempo subjetivo no slo en la auto-satisfaccin, sino en el trabajo, el cual por s mismo puede
dar a nuestra vida en la mquina un significado real.
Para activar estos profundos y esenciales sentimientos de remordimiento en la mquina,
deberamos hablar, responder, y actuar hacia todos aquellos a quienes conocemos y nos encontremos
como si de nuestra propia y querida madre se tratara.
Pronto, no slo responderemos de una forma muy distinta a todo el mundo, con ms
responsabilidad, sino que tambin, de esta manera, podemos saldar nuestra deuda con ella.
Est nuestra madre presente o no en este mundo, podemos usar las sensaciones del remordimiento
para reparar el pasado en relacin con ella, y hacindolo, empezar a hacer un puente hacia nuestro pasado
como preparacin para el despertar de la mquina antes de que escuchramos estas ideas, lo que slo
se puede hacer porque la Creacin contiene todos los acontecimientos y el pasado todava existe.
Si hemos activado tambin el centro emocional superior, es posible usar este mismo ejercicio en
una escala superior para darle a nuestra madre o a nuestra abuela los medios para hacerse santa, si ya
hubiese desarrollado en ella algunos sentimientos de la conciencia objetiva, pero no hubiese tenido el
tiempo suficiente en la vida de la mquina para desarrollar completamente este impulso superior.
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Captulo Quince
PUERTAS DE ACCESO
La prctica del recuerdo de s, invocando nuestra presencia, teniendo continuamente la
presencia del Yo, provoca una vibracin de Ser, que con el tiempo forma una
cristalizacin relativamente permanente, llamada Gradacin de Evolucin.
La presencia de la fuente de atencin no-fenomnica dentro de la mquina despierta, debido a que
la emocin negativa esta ausente en la mquina despierta, produce la vibracin que gradualmente se
transforma en una cristalizacin permanente a la cual llamamos el Ser.
Cada etapa de la transformacin del Ser, producida por la mquina despierta, se llama Gradacin
de Evolucin.
Podemos separar el proceso de transformacin gobernado por la mquina biolgica humana en
veintiuna Gradaciones de Evolucin definidas, cada una un poco ms objetiva que la anterior, en el sentido
de que existe en dimensiones cada vez ms elevadas, mientras escalamos hacia el Absoluto.
Bajo ninguna circunstancia es posible que consigamos las tres formas ms altas de existencia, la
ms alta de las cuales es el Absoluto mismo, el puro Ser. Nadie con dos dedos de frente jams deseara
realmente evolucionar hasta la gradacin del Absoluto, y eso no sera beneficioso ni para uno mismo ni
para el Absoluto. Cada Gradacin de Evolucin representa una cristalizacin especfica del Ser. Estas
gradaciones de evolucin superiores slo pueden ser el resultado de la transformacin intencionada.
La transferencia de la identidad desde la fuente de atencin no-fenomnica al Ser es necesaria para
el momento de la muerte de la mquina, cuando una vez ms sea devuelta a su fuente-de-sustancias natural
y orgnica.
Incluso la fuente de atencin no-fenomnica muere si ha existido sin transformacin; pero el Ser
que ha llegado a ser una cristalizacin permanente nunca puede morir.
Quizs debiramos saborear primero lo que significa no morir nunca . . . quizs prefiramos
simplemente caer en la aniquilacin y olvidarnos de todo.
No hay dos Seres que tengan exactamente la misma frecuencia de vibracin. El nmero de
frecuencias est limitado, porque como todo, estn hechas de materia. Sin embargo, debido a un
excedente de humanos apticos, y una correspondiente escasez de Seres transformados, muy pocas
frecuencias han sido quitadas de circulacin.
La Gradacin de Evolucin estable, varias veces alejada del estado normal de un ser humano,
cuando se toma en relacin con una transferencia de identidad exitosa de la fuente de atencin no-
fenomnica al Ser, cuando se desarrolla, puede llamarse la Consciencia Objetiva.
Aunque puede que no entendamos exactamente cmo podra esto ser cierto, atravesar una puerta
es, de algn modo, saborear la muerte. Al pasar el umbral de una puerta, podemos usar esta accin como
un factor de recuerdo para ejercer nuestra voluntad de despertar la mquina. Pasar por una puerta, incluso
con la forma de una puerta ordinaria, es como el momento de la muerte, el paso del portal para el cual nos
preparamos toda nuestra vida. Practicamos el despertar de la mquina durante estas pequeas muertes,
para que durante nuestro definitivo paso, cuando seamos despojadas las cadenas de la vida, y sintamos
que nuestra vida se est marchando, tengamos la atencin, la presencia, el Ser y un hbito-de-trabajo
inquebrantable.
Slo entonces saborearemos la muerte sin sentir su aguijonazo.
52
Captulo Diecisis
EL BURRO OBSTINADO
Hay mucho que ganar si nos manifestemos sin consideracin, sin temor, sin el deseo de
proteger nuestra vanidad y amor-propio; debemos librarnos del qu dirn de los dems.
Has tenido alguna vez la sensacin de que la gente de la vida ordinaria parece ser de otro planeta
o, al menos, que es muy difcil comunicarse con ellas -que carecen de los mismos sentimientos y
sensibilidades que sufres hacia estticas superiores?. Parecen brutos, apticos, crueles, a veces parecen
ser unos muertos ambulantes, simplemente fros, auto-propulsionados y robticos pedazos de carne sin
vida?.
Toda la gente que conoces est en simpata automtica, una identificacin emocional del centro
mental, con las cosas triviales.
Quizs encuentres difcil entenderles ahora; pero ms tarde, despus de haber trabajado un poco
para despertar la mquina, la distancia parecer aun mayor y aun ms intransitable.
Si la corriente principal de la vida humana est totalmente enfocada en lo trivial, entonces,
reconocemos nosotros, los que esperamos prepararnos para el Trabajo, lo que no es trivial?. Deberamos
reconocerlo, porque todos los que estamos aqu, estamos un poco ms elevados que los seres humanos
ordinarios, o como mnimo enfocamos trivialidades ligeramente menos comunes.
Cundo exactamente se convierte un simple antojo en un capricho?. No obstante, un capricho
puede usarse como fuente de rarezas a modo de ayuda para nuestros esfuerzos, junto con el ejercicio de
nuestra voluntad para despertar la mquina.
Tenemos dos perspectivas: lo trivial y lo caprichoso. Debemos diferenciar entre ellos. Al principio,
somos como la aburrida e insulsa Alicia. Ms tarde, podramos parecernos ms a la oruga extravagante o
desarrollar el singular ingenio del Gato de Chesire. Nunca debemos convertirnos en el neurtico y ansioso
por agradar Conejo Blanco, pendiente siempre de la hora, que representa la mquina en su peor momento.
Ahora debemos considerar!. Exactamente qu deberamos considerar trivial?. Y, qu
deberamos considerar importante?.
Podramos considerar triviales: las opiniones, las relaciones -por ejemplo la jerarqua con nuestros
asociados- la dieta, las rutinas, la velocidad o el tempo de trabajo, nuestra fijacin en varias actividades
sociales, los sentimientos negativos de la mquina sobre las manifestaciones de los dems generados
automticamente o los sentimientos de crtica sobre nuestro entorno, los sentimientos de dao personal, el
sentimiento de tener siempre la razn, considerando que los dems no la tienen, el deseo de hacer lo que
nos plazca al levantarnos por la maana, en vez de intentar despertar la mquina, la manera de salir de la
cama, los sentimientos de resentimiento que resultan del desacuerdo o de la desaprobacin, el
aburrimiento, el deseo automtico de manifestarnos de una forma particularmente sincera o seria para que
les parezcamos as a los dems.
Podramos considerar importantes: Cambiar el tempo de las acciones de la mquina, mantener bien
parecido y cuidado nuestro pelo durante el da, siempre ir calzados, incluso en la cama, asegurarnos que
pasamos las puertas con el pie derecho, o cuando salimos de la acera a la calle, fregar los platos en cuanto
termina la comida, ponernos o quitarnos la ropa en un orden particular, leer todo lo que leemos dos veces,
pasear con huevos en el bolsillo derecho.
Este pequeo ejercicio se basa en la idea de que lo que la mquina ve como algo ofensivo para su
vanidad, le obligar a despertar ligeramente. Cuando sea posible, sin llegar a ser realmente molesto u
ofensivo hacia los dems, toma una posicin sobre algo totalmente indefendible, completamente
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insostenible, del todo ridcula, que vaya en contra de toda la racionalidad, especialmente arriesgando tu
vanidad y reputacin personales como un ser humano razonable e inteligente.
Desde luego, este experimento debe ser inofensivo para uno mismo y para los dems, excepto en
lo que afecta a la inseguridad y a los miedos de la mquina expresndose bajo la forma de la vanidad
personal.
Mantn esta postura, igual que el burro obstinado que realmente eres, independientemente del
asco que sienten los dems hacia ti, sin importarte lo que te llamen, o lo que piensen de ti, desde este
momento en adelante. Pronto deberas ser un total desastre social y un paria, un excluido.
No seas esclavo de las opiniones de los dems, librate de lo que los dems piensen de ti, y
adems, lbrate de tu propia opinin acerca de las manifestaciones de tu mquina. La libertad no se puede
comprar como un coche o un abrigo de visn, aunque la libertad tiene su precio. Sufrir interiormente con
esta tonta obstinacin es una espada de doble filo. La mquina no puede aparecer como una burra ante sus
propios ojos y ante los ojos de los dems; pero el Ser no siente humillacin.
Ten cuidado cuando aprendas por primera vez a ser un burro intencionadamente, porque la
mquina tiene vlvulas de seguridad . . . el sufrimiento fcilmente se convierte en placer. La primera vez
que la mquina siente el dolor del rechazo, se siente herida; pero para la quinta vez, realmente le gustar
ser una burra, y no sentir nada, donde una vez hubo un poco de dolor.
Atrvete a manifestarte sin el miedo a la humillacin. Este ejercicio de la humillacin intencionada,
junto con la reparacin del corazn, el seguir las manifestaciones motoras de la mquina durante las labores
manuales, y la ascensin a la Cruz, el punto de interseccin del tiempo y el espacio, mediante la
contemplacin acerca de -e identificacin psico-emocional con- las sensaciones y emociones del Hombre
en la Cruz, es el mayor secreto del monje Occidental.
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Captulo Diecisiete
DEFECTO PRINCIPAL
Debemos ver lo que deberamos hacer, y conocer la debilidad que hace que seamos
incapaces de hacerlo. Esta debilidad se llama Defecto Principal. Solemos pensar en esta
debilidad como la mejor y ms preciada parte de nosotros.
Cada pequeo esfuerzo para despertar la mquina es un pequeo acto hacia el posterior desarrollo
de la voluntad del ser no-fenomnico por encima de la voluntad de la mquina.
Para sufrir realmente el Purgatorio intencional, debemos ver lo que deberamos hacer, y conocer la
debilidad de la mquina, que hace que seamos incapaces de hacer lo que deberamos hacer. A este
defecto inherente de la mquina podemos llamarlo nuestra Defecto Principal. Solemos pensar en esta
debilidad como la mejor yms preciada parte de nosotros. El Defecto Principal es slo uno de las muchos
resultados destructivos de haber vivido toda nuestra vida inmersos en nuestra ineludible identificacin con
la mquina dormida.
Un factor, por el cual podemos reconocer a nuestra Defecto Principal, es que no requiere esfuerzo
alguno desarrollarla, y tampoco un esfuerzo especial mantener sus manifestaciones.
El Ser nace entre gente dormida. Todo lo que hay a nuestro alrededor forma parte de la
conspiracin inconsciente de la Gran Naturaleza para mantenernos en el sueo, y as continuar cumpliendo
nuestro papel en la necesidad csmica. Para cuando la mquina haya alcanzado, lo que, de otro modo,
hubiera sido la madurez, madurez en el sentido real de esta palabra, habremos desarrollado unos hbitos
de sueo muy fuertes, y se necesitarn esfuerzos muy intensos para despertar la mquina . . . esto es, si es
que para nosotros todava es posible.
A veces, los hbitos del sueo estn tan atrincherados que nada puede servir de ayuda, ni siquiera
una influencia poderosa superior, y nuestro destino est sellado. Si hemos desarrollado fuertes hbitos de
sueo, se necesita mucha ayuda especial, y resulta muy caro, en muchos sentidos, proporcionar tal clase
de ayuda. Puede considerarse que merece la pena el riesgo y el esfuerzo slo para alguien que ya haya
hecho esfuerzos considerables hacia su despertar y transformacin.
En nuestro estado ordinario, la idea, gnothe seauton, Concete A Ti Mismo, no significa nada,
porque nuestra educacin no nos prepara para entender para qu sirve la vida humana, y si no sabemos
nuestro propsito para la vida dentro de la mquina biolgica humana, no podemos ni sospechar que la
mquina no est funcionando como un aparato de transformacin.
Es tal la ignorancia en la que nos deja la educacin ordinaria que, no slo no sabemos nada sobre
los usos ordinarios de la mquina tal como existe en la naturaleza, sino que nunca los descubriramos en el
transcurso normal de los acontecimientos, es decir, sin la influencia intencionada de una escuela no
descubriramos el nico propsito real que podra desempear. De este modo, rara vez sucede que algn
ser humano de cualquier generacin llegue a conocer la posibilidad de la evolucin intencional.
Cuando se trata de protegerse de la observacin, la mquina es muy astuta; nunca podremos
observar el Defecto Principal si intentamos buscarla de forma directa. Por lo tanto, debemos encontrar una
manera de observarla de forma indirecta, de observar los rastros de sus actividades, porque cuando est
activa el Defecto Principal, es decir, durante los periodos del sueo profundo de la mquina, la densidad
de la mquina impide a nuestra atencin observar al Defecto Principal en accin.
Una mquina debe inevitablemente comportarse como una mquina, pensar como una mquina,
sentir como una mquina y percibir como una mquina. No puede hacer otra cosa, y debemos ser
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comprensivos ante este hecho, o, si no, sufriremos durante mucho tiempo cuando observemos los
resultados producidos por la estela de la mquina dormida, porque estamos observando una mquina, que
hasta ahora, hemos estado identificando para nosotros y para los dems como nuestro propio yo.
Nuestro Defecto Principal es algo que tenemos, lo deseemos o no; no podemos decidir su
inexistencia porque s, y la situacin nunca mejorar mediante la mera fuerza de la imaginacin mental. Si
hemos aprendido algo sobre el trabajo, nos damos cuenta de que nuestra Defecto Principal, como ocurre
con todos los automatismos de la mquina, puede ser un instrumento para el despertar de la mquina. Una
debilidad no es fcil de ver y rara vez nos puede ser mostrada por otra persona. Debemos observar
imparcialmente durante mucho tiempo, antes de poder ver nuestro propio Defecto Principal. Slo
entonces, cuando la veamos por nosotros mismos, creeremos en su existencia y en su poder.
No debemos estar demasiado enamorados de los estados de nimo, los pensamientos y las
sensaciones de la mquina para observarla imparcialmente; recordando que sta proporciona estas
distracciones y seducciones slo para su propia engreda satisfaccin. Nuestro trabajo slo empieza
cuando podemos ver exactamente contra qu debemos esforzarnos.
Pero, lo que ahora es nuestro enemigo, tambin puede ser nuestro mayor aliado en el Trabajo.
Una gran parte del trabajo es aprender cmo convertir a estos enemigos involuntarios en amigos para el
trabajo.
Cmo podemos esforzarnos contra nuestro Defecto Principal, cuando est activa slo durante
periodos del sueo profundo de la mquina, y por lo tanto, est invisible para nuestra observacin?.
Podemos escuchar los pensamientos y palabras de la mquina, como si estuviramos escuchando a un
desconocido hablando por una radio desde una larga distancia. Puede que quedemos muy impactados al
escuchar algunas de las ideas que salen de la boca de la mquina, y que no reflejan en absoluto nuestras
ideas.
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Captulo Dieciocho
REPARAR EL PASADO
Por pura costumbre, el hombre ordinario vive slo en un centro. Cuando este centro se
quema, muere y llega a ser intil. En ese momento un hombre ya no puede trabajar, porque
ya est una tercera parte muerto.
Cuando nos identificamos con la mquina dormida, vivimos slo en la planta baja de nuestra casa
orgnica. Por pura costumbre, usamos un nico centro, hasta que deviene intil, y entonces, cuando se ha
quemado, nos mudamos como nmadas a otro campamento. Si viviramos as en una casa normal, no nos
preocuparamos por cambiar una bombilla fundida; simplemente nos mudaramos a otra habitacin. Para
cuando nos veamos obligados a evacuar un centro y restablecernos en otro, la mquina ya estar una
tercera parte muerta.
Preferiramos volver a decorar este nuevo centro de ms o menos la misma manera que nuestro
antiguo centro, del cual ahora somos refugiados; pero ya no poseemos todo lo que antao antiguamente.
Nos vimos obligados a dejar atrs muchas cosas cuando desalojamos ese centro. En este nuevo
centro, debemos improvisar, debemos fabricar viejas y familiares cosas con materiales que nos parecen
muy diferentes. Pero con la ayuda de la fantasa y la imaginacin, podemos hacernos sentir casi tan
cmodos como estbamos antes en nuestra morada anterior.
Si estamos acostumbrados a esta vida de un slo centro, podramos volvernos locos como
resultado de este exilio forzado de nuestro domicilio habitual. Cuando todos los materiales para la vida de
este centro hubieran sido agotados, estaramos obligados a mudarnos a otro centro, y all tornarnos
patolgica y estpidamente repetitivos. Despus de esto, no tendramos otro sitio donde refugiarnos, y
nuestro nico posible destino sera esperar la inevitable muerte orgnica de toda la mquina.
Incluso en los nios pequeos, un centro puede llegar a agotarse a una edad temprana. Cada
centro tiene slo una cantidad determinada de vida, dependiendo de las impresiones, y de cmo se use.
Cuando un centro est acabado, es casi imposible repararlo. Aunque todas las mquinas biolgicas
humanas tengan al principio ms o menos la misma asignacin, cada una usa este material para la vida a un
tempo diferente.
En la vida ordinaria, sera nuestro destino morir primero en un centro, luego en otro, y finalmente
en un tercero, indicando la muerte de cada centro el comienzo de unas nuevas enfermedades misteriosas, a
las que los cientficos de la civilizacin contempornea llaman las enfermedades de la civilizacin. Nada,
en el transcurso normal de los acontecimientos, impedira esta desintegracin inexorable.
Cuando muere un centro, la mquina ya no puede funcionar como un aparato de transformacin, y
estamos obligados a despedir a aquellos que estn muertos en uno o ms centros, a no ser que sean tiles
para nuestro trabajo como una comunidad.
A veces es posible usar un antiguo mtodo sumerio, que los Esenios que vivan cerca de
Alejandra llamaron resucitar a los muertos. Si surge la necesidad, podramos ser capaces de reparar una
mquina que normalmente no tuviera esperanza alguna. Pero esto resulta tan caro que no podemos
hacerlo, a no ser que tengamos ayuda de las dimensiones superiores, lo que significa que, de algn modo,
es rentable para el trabajo de las dimensiones superiores. Para que haya una esperanza de posible
evolucin, la mquina debe estar no slo despierta, sino entera, con sus centros intactos y funcionales.
Si en toda nuestra vida, slo tuviramos tres pares de zapatos, y nunca pudiramos reemplazarlos,
sera de tontos llevar puesto slo un par hasta que se desgastara, y entonces ponernos otro par, y despus
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el tercer par. Si sabemos cmo vivir, cambiaremos nuestros zapatos con frecuencia, los usaremos
igualmente, haremos que duren ms tiempo.
No es suficiente que ahora empecemos a vivir en ms de un centro. Ya hemos gastado el precioso
tiempo, restringiendo nuestra vida y atencin hacia slo un centro. Ahora, no slo debemos reparar el
presente, sino tambin reparar el pasado. Hasta cierto punto, podemos reparar el pasado, revisando la
vida de la mquina -al menos sus momentos ms importantes- a travs de las lentes coloreadas de aquellos
centros que normalmente no usamos.
Nuestro repaso de la vida de la mquina, usando los tres centros, est conforme con la Ley de
Ponerse al Corriente. Gracias a nuestra identificacin en el pasado con un centro dominante de la
mquina dormida, ya sabemos lo suficiente sobre la otra ley recproca, la Ley del Descenso.
Al final de cada da, haz un repaso imparcial de todo lo que hiciste, junto con todo lo que te pas;
pero no hagas este repaso de la manera normal.
Da tres pasos separados y distintos por estos acontecimientos, haciendo un repaso de cada
acontecimiento a travs de una de las tres principales lentes: la sensacin, el sentimiento, y el pensamiento,
una lente cada vez.
Para los fines de este ejercicio, deberas guardar tres diarios distintos, uno por cada centro, cada
diario en el idioma subjetivo de su propio y nico centro.
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Captulo Diecinueve
CAMINAR ENTRE GOTAS DE LLUVIA
La postura es madre del estado de nimo; el ritmo de trabajo es madre del ritmo orgnico y
psquico; la manifestacin voluntaria y auto-iniciada es madre de la muerte con presencia.
Hay una cancin que habla de caminar entre gotas de lluvia. Podemos usar esta misma idea,
caminar entre las gotas de lluvia de nuestras posturas, gestos y expresiones faciales habituales del centro
motor, para ayudarnos a ganar la voluntad para despertar la mquina si hemos estudiado la mquina, y
somos capaces de reconocer nuestras posturas habituales en el momento justo antes de que estn a punto
de aparecer.
Incluso sin voluntad sobre la mquina, podemos sugerir pequeos ajustes en la mquina para evitar
esas posturas habituales, si podemos convencer a la mquina de que stas hacen que se vea fea.
No hace falta que parezcamos unos idiotas totales para los dems, para llevar a cabo este
ejercicio. La variacin entre las posturas, gestos y expresiones habituales, y las otras alternativas que se
encuentran entre gotas de lluvia, debera ser tan sutil que sea completamente invisible para el observador
casual.
Debemos estudiar el posible efecto sobre los dems cuando hacemos este experimento; no es
legtimo hacer nuestro trabajo personal a costa de los dems.
Considera como tus enemigos a esas posturas que has decidido que son habituales para la
mquina, en las que no debes caer ni siquiera momentneamente. Haz lo que sea necesario, incluso hacer
que la mquina pierda su equilibrio, para evitar sumergirte en estos sitios de descanso. Salta, camina
zigzagueando, esquiva y maniobra como un futbolista, como si estuvieras caminando entre gotas de lluvia.
Si la atencin se distrae, vuelve a empezar.
Las posturas habituales del centro motor pueden estar presentes en forma de enunciaciones,
expresiones de la mscara facial, gestos con las manos, fruncir el ceo, etc.
Si usamos nuestra sensibilidad, cada hbito-de-manifestacion del centro motor nos da una pequea
seal cuando est a punto de activarse. Fcilmente, podemos llegar a ser sensibles a estas seales de
aviso; ste no es un ejercicio muy avanzado, e incluso el verde novato puede hacerlo bastante bien.
Cuando este ejercicio vaya bien, smale varias posturas de la mquina, tanto mentales como
emocionales.
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Captulo Veinte
Centro del Cosmos
El hombre no tiene un lugar real en la octava csmica. No es nada, y es menos que nada en
el gran esquema de las cosas; pero tiene importancia en otra octava, la cual no est
concentrada en la Gran Octava Csmica.
Cuando estamos solos podemos visualizar fcilmente la mquina biolgica humana como el Solar-
Absoluto, La Cima de la Creacin, o como la luna, una nueva formacin en la cola de la Escala de la
Creacin.
Pero cuando estamos con otros, nunca podemos ver la mquina como el Solar-Absoluto, debido a
las tensiones, emanaciones y radiaciones de los dems, y al mismo tiempo las tensiones automticas de la
mquina en relacin con las mquinas de los dems.
La Escala Descendiente de la Creacin puede ser una herramienta ms para la comprensin que
simplemente una teora de la astronoma.
La Creacin no fue hecha lentamente durante un largo periodo de tiempo. De hecho, la Creacin
no apareca en el tiempo. Es el tiempo . . . exactamente un momento, que en el sentido objetivo es igual
que decir la eternidad.
Todo lo que existe dentro de la Creacin existe eternamente en su propio tiempo y espacio. Una
vez que existe, siempre existe, porque la Creacin no es un flujo de acontecimientos, sino una ecuacin
matemtica eterna y viviente, expresndose como la masa, la cual es la energa vista por debajo de la
velocidad de la luz, y la energa es la masa vista a, o por encima de, la velocidad de la luz.
De una manera la Creacin es una luz eterna en extensin infinita, plegada sobre s misma con la
forma de una botella de Klein, una forma slida de la banda de Moebius.
El tiempo es algo subjetivo y singular, y a travs de ste somos capaces de colarnos por el
espacio de las dimensiones superiores y de ver el tiempo como una dimensin inferior. Todos los mundos
inferiores existen slo temporalmente, excepto la vida orgnica en general. Tratando de la vida de planetas
y soles, no hay duda de su evolucin: algn da sern superiores . . . Pero para las lunas, los nuevos Seres
formados de la energa negativa, no puede haber garanta, y hay mucho riesgo de aniquilacin.
Qu crees que podra significar alimentar la luna dentro de uno mismo?. Sin esta luna interior, la
mquina no puede lograr el desequilibrio y la desarmona necesarios para funcionar como un aparato de
transformacin.
El hombre realmente no tiene un lugar en las dimensiones superiores de la Octava Csmica; l no
es nada y es menos que nada en el gran esquema de las cosas; pero tiene significado en otra octava, que
no es muy evidente dentro de la Gran Octava Csmica. Es en esta octava oculta donde puede intentar
llegar a ser ms de lo que le es posible en el transcurso normal de la evolucin.
Al estudiar la ley de las octavas, se debe recordar que las octavas, relacionadas unas con otras, se
dividen en octavas fundamentales y subordinadas. De esta manera, se puede ver las retardaciones como
potencialidades de nuevas direcciones. Nunca podemos aprender a usar totalmente las leyes de las
octavas, sino que podemos aprender a usar algunas de sus leyes.
Mientras que el Ser est bajo la Ley de Tres, la mquina, de forma inexorable, est bajo La Ley
de Siete. Si realmente entendemos esta idea, tenemos una herramienta poderosa para el trabajo. En este
sentido, sera beneficioso estudiar profundamente las leyes de la octava.
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Los seres conscientes hablan en parbolas, que son matizadas para tener un significado multi-
dimensional, para acomodar su visin de la vida como la ven, la sienten, la perciben y como la entienden.
Elige un objeto, y haz que represente para ti temporalmente el Solar-Absoluto; para los fines de
este experimento, todos los dems objetos y seres del cosmos, existen slo en una relacin subordinada a
l.
Ahora, visualiza todos aquellos objetos, acontecimientos e ideas, que desde el principio mismo del
tiempo hasta el final eran y son necesarios para su comparecencia, su existencia continua, su mantenimiento
y su apreciacin.
Extiende tu visin por toda la Creacin, penetrando por todo lo que existe y por cada
manifestacin para poder ver todo lo necesario que mantiene la existencia de este nico objeto, que es el
centro de gravedad de toda la Creacin.
No es necesario que tengas el objeto a la vista continuamente. Sigue tu rutina cotidiana, pensando
en cmo todo lo que existe en el universo, apoya la existencia de este nico objeto.
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Captulo Veintiuno
NUEVO DA TODOS LOS DAS
La mquina padece la enfermedad del maana. Maana es el nico da que -por poco,
quizs- podra ser ese da, hasta ahora no del todo asequible, del camino de rosas. En el
trabajo no podemos dar nada por sentado.
Con mucha facilidad, podemos aceptar el sueo ordinario nocturno, y entregarnos a l sin
demasiado esfuerzo cuando somos jvenes. Ms tarde en la vida, la mquina resiste incluso este sueo;
pero ni por asomo como resiste a la muerte.
Podemos persuadir a la mquina para que se rinda al sueo ordinario, porque la mquina tiene una
mnima seguridad de que maana abrir sus ojos para encontrar todo ms o menos igual que estaba hoy.
Si todo permanece racional y predecible, aunque la mquina est triste, no se volver demasiado molesta,
a no ser que ocurra algo muy inesperado para interrumpir su habitual y satisfecha somnolencia.
Los animales no distinguen entre el sueo y la muerte. Entre todas las criaturas de la vida orgnica,
la mquina biolgica humana ofrece resistencia a la muerte. Los animales podran luchar contra un enemigo,
o para escapar de una trampa; pero nunca se resistirn a una muerte tranquila.
Si la mquina biolgica humana sabe que pronto morir, su centro mental empezar a pensar de
una forma muy diferente sobre el maana. La mquina tendr un fuerte deseo de vivir incluso una hora
ms, y con suerte un da ms, a no ser que sufra mucho dolor.
La mquina padece la enfermedad del maana Quizs maana sea ese da, hasta este momento
inalcanzable, de la incesante ausencia del dolor, a pesar de que hoy haya sido un da de pesadumbre, y
ayer una mierda. Llegue cuando llegue, a la mquina, la muerte siempre le parecer que llega en justo el
momento equivocado, exactamente cuando las cosas le iban a salir bien. La muerte roba esta esperanza a
la mquina. Es un sueo especial del cual la mquina est segura que nunca se despertar. La muerte
puede llegar en cualquier momento; pero ms fcilmente y sin que la notemos, por la noche.
Cada da en que la mquina consigue seguir viva, es principalmente debido al ms puro azar.
Tantas cosas podran ocurrir . . . Si nos despertramos dentro de la mquina, maana por la maana, con
el primer vislumbre del nuevo da, deberamos caernos de rodillas con gratitud por tener otra oportunidad
de lograr lo que no logramos con la mquina ayer.
Quizs tengamos un da entero para trabajar en nosotros mismos, quizs slo el tiempo para
peinarnos y cepillarnos los dientes.
Cada noche, cuando nos acostamos con la mquina, deberamos esforzarnos para ver el sueo
como un tipo de muerte, entendiendo que existe la autntica posibilidad de que, por una razn u otra,
puede que no nos despertemos por la maana.
Si entramos en el sueo profundo voluntariamente, dejando que esta pequea idea contine a lo
largo de la noche, y si sucede que no induce a nuestras mquinas, que son ultra sensibles a la sugerencia, a
un fin inmediato de la vida, entonces, al amanecer del nuevo da, deberamos sentir el impulso de la
autntica gratitud ante la posibilidad del trabajo que se nos presenta un da ms de vida.
Cuando nos despertamos por la maana, aparte de salir de la cama de un salto, como un animal de
la jungla, con los ojos abiertos, y con todos los centros en estado de alerta, deberamos pasar los primeros
cinco minutos no haciendo nada, excepto intentar despertar la mquina.
Despus deberamos formar la idea en nuestro centro mental de que nos hemos despertado en un
nuevo mundo; no debemos suponer que lo que vemos hoy es lo mismo que vimos ayer; la gente y las
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cosas que pensamos que reconocemos podran no ser hoy exactamente las mismas que eran el da
anterior.
En esta vida no podemos dar por sentado a nada. No podemos suponer que simplemente debido
a que lo que nos rodea parece conocido, tendr relacin alguna a lo que aprendimos sobre nuestro mundo
exterior ayer. No slo ser diferente el estado de todo el mundo, sino que de una forma verdadera, todo
ser realmente diferente, igual que un Nuevo Mundo.
Incluso cuando miramos en un espejo, y quizs especialmente entonces, seguro que vemos un total
desconocido con relacin a lo que ramos ayer. Debemos tener mucho cuidado de observar la mquina y
todo lo dems con nuevos ojos, como si viramos un nuevo mundo por primera vez. Por ahora, no nos
interesa cada pequeo detalle de este Nuevo Mundo, slo en sus manifestaciones ms bastas. Ms tarde,
con la prctica, veremos mucho ms.
En este experimento, debemos intentar vernos como un total extrao para la mquina y para este
mundo, exiliados de nuestro ambiente conocido, llevando una vida totalmente desacostumbrada para
nuestra experiencia habitual.
Podemos observar, sin conjeturar que entendemos lo que vemos, y sin saber nada sobre el
significado del conjunto.
Debemos aprender a pensarnos, sentirnos y percibirnos exiliados del planeta Ayer, slo con una
vaga posibilidad de llegar al planeta Hoy, donde somos como unos recin nacidos que no saben lo que
les espera.
Con demasiada frecuencia, tomamos una palabra por otra, una cosa por otra semejante, y una
persona por otra, slo porque tienen unos rasgos similares. A menudo, hacemos que alguien pague las
consecuencias de la accin de otro, slo porque nos recuerda vagamente a alguien que nos hizo dao en el
pasado, pero que ahora no est disponible para la posible expresin de nuestra venganza.
Incluso cuando nos despertamos por la maana, y vemos a aquellos que tomamos como nuestros
amigos y familiares normales y corrientes, podemos intentar ver que no son los mismos que aquellos de
ayer, incluso en el sentido ordinario. Cada da realmente estamos en un lugar desconocido entre
desconocidos, a quienes no conocemos y a quienes no podemos conocer completamente, ya que hoy no
son lo que eran ayer, y no podemos contar con que ellos sean iguales.
Debemos reorganizar nuestra idea delmundo para ver que cada da nuevo es realmente un mundo
nuevo, y que las cosas que parecen iguales en realidad no lo son.
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Captulo Veintids
YO PUEDO HACERLO TODO
Mientras que yo puedo hacerlo todo, la mquina es una chapucera congnita.
Si reconocemos nuestro estado actual, inevitablemente, sentiremos la urgencia de trabajar hacia el
despertar de la mquina, y hacia nuestra propia transformacin. Sabemos que estamos en guerra, y
conocemos al enemigo, es nuestra propia complacencia, nuestro propio gusto por dejarnos llevar por el
sueo de la mquina. Pero una vez que decidimos trabajar, debemos aceptar todo lo que nos venga por el
camino del trabajo.
De una forma incluso ms importante, debemos aprender a tomar rpidamente las decisiones; si
nos ofrecen una tarea de trabajo, es imprescindible que aceptemos inmediatamente la tarea y sin vacilar.
Pronto aprendemos, si permanecemos en la comunidad de trabajo el tiempo suficiente para
aprender algo, que si vacilamos, incluso momentneamente, la oferta se retira, y puede que nunca nos sea
ofrecida de nuevo. En este trabajo, la vacilacin, la desconfianza, la negatividad, la discusin, el miedo, la
inseguridad, el sarcasmo y el cinismo gratuito son tomadas como indicadores de que en nuestras cabezas
ya hemos fracasado en la tarea.
Debe estar bastante claro para nosotros, que si rechazamos el trabajo, rechazamos la ayuda.
Debemos entender que el sueo es nuestro enemigo, y no aquellos que nos preparan para la
evolucin.
Finge el descubrimiento de alguna sustancia a la que llamaremos el Suertium. Cada vez que lleves
este Suertium en el bolsillo, o como un amuleto puesto en un collar, te sentirs optimista por todo, de
forma absurda, incluso de forma tonta, y estimars tu habilidad y buena gana mucho ms all de tus lmites
ordinarios.
Mientras llevas contigo esta sustancia Suertium, te sientes maravilloso, y muy afortunado. Tienes
toda la confianza del mundo en ti mismo, y cada vez que alguien te pide que lleves a cabo una tarea, sin
pensarlo ni una vez -sin ni siquiera hacer una pausa para reflexionar, excepto para tomar en cuenta tu
seguridad orgnica real- expresa inmediatamente una alegra total, asintiendo inmediatamente sin
cuestionarlo, para llevar a cabo la tarea, sin reparar en cualquier disgusto que te pueda producir esta tarea.
Deberas sonrer como el tonto del pueblo y responder, Desde luego! Puedo hacerlo todo!
Slo asegrate que realmente hable Yo, cuando lo dices, porque, mientras que Yo realmente puedo
hacerlo todo, sucede que la mquina es una chapucera congnita. Este optimismo chalado, y
disponibilidad amable para hacer casi cualquier cosa, pronto debera hacernos muy populares entre
nuestros amigos perezosos.
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Captulo Veintitrs
RADIACIN DE DOLOR
Se pueden usar como factores de recuerdo las sensaciones de dolor y de placer; pueden
proporcionar la fuerza para el despertar de la mquina.
El dolor y la incomodidad pueden ser usados como un ejercicio. Primero, debemos aprender a
disminuir su intensidad, haciendo que se extiendan hacia fuera.
Lentamente, usando la atencin y la concentracin de la mitad de la atencin, difunde hacia fuera el
dolor, a las clulas vecinas.
Mientras el dolor se difunde hacia fuera, notars que la intensidad de la sensacin parece
disolverse un poco, como la sal en el agua.
Si no aades ms sal, puedes propagar el dolor por toda la mquina, sin causar como resultado el
desequilibrio en otra parte. Incluso una pequea molestia, tal como la sensacin de picor, se puede difundir
de esta manera, proporcionando la fuerza para el despertar de la mquina.
En el pasado, cuando estos pequeos dolores orgnicos que ocurran en la mquina no tenan
propsito para nuestro trabajo, desebamos a toda costa deshacernos de ellos.
Ahora, quizs puedas ver cmo los pequeos y relativamente insignificantes dolores, pueden
ayudarte con tu trabajo, proporcionando a tu atencin un campo especfico de atraccin de gravedad.
Una sensacin fuerte o inusual de la mquina puede llegar a ser un pequeo Solar-Absoluto, desde
el cual radia la fuerza para que la atencin pueda seguir la sensacin a travs de la mquina.
Tambin, podemos usar las sensaciones que sean placenteras para la mquina, ya que las
sensaciones de placer y las de dolor son exactamente iguales, excepto en el asunto de su intensidad
especfica. Adems, podramos usar nuestros dolores para despertar la mquina, siguiendo este mtodo:
Primero, debemos tener en cuenta que la mquina est dormida, y que su sueo es como el sueo
de un brazo o de una pierna, en el sentido de que se adormece y pierde sensacin. Luego, debemos
recordar qu sentimos cuando el miembro se despierta. Empezamos a sentir agudas sensaciones
incmodas a las que llamamos un hormigueo.
Guarda esta idea, mientras a la vez te concentras en los dolores que normalmente estn sucediendo
en la mquina. Qudate con la idea de que stas son las mismas sensaciones que ocurriran si un miembro
se hubiera adormecido. Visualiza y siente estas sensaciones, guardando al mismo tiempo firmemente la idea
de que una parte de la mquina se est despertando. Anima a estas sensaciones, ya que pueden producir
las sensaciones de despertar.
Cualquier sensacin desagradable servir para esta funcin; pero particularmente una que se
caracteriza por un hormigueo, que evoca la incomodidad que primeramente se siente cuando un miembro
se ha adormecido.
Cuando la sensacin sea magnificada por la atencin, siente el despertar progresivo de la mquina.
De esta manera, usamos las sensaciones de dolor para representar el despertar de la mquina, y
de este modo, nos preparamos para las sensaciones reales del despertar cuando realmente vengan.
No hay razn para temer las sensaciones del despertar; slo es un proceso natural e inofensivo que
no es particularmente agradable; pero si no volvemos al sueo para evitar esta molestia, estas sensaciones
desagradables pasarn pronto y la mquina se despertar de forma natural.
El mundo entero podra parecer lento y muerto cuando empezamos a percibir el sueo de la
mquina; pero debemos encontrar la valenta para continuar atravesando estas sensaciones extraas, los
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miedos, las aprehensiones y las ansiedades que puedan surgir. Todo esto es perfectamente normal;
despus de todo, estamos tan acostumbrados a la anestesia adormecedora del sueo!
Deja que te sientas ansioso, confesa para ti mismo que sientes el miedo, la ansiedad e incluso el
asco ante la idea de encontrarte en un cuerpo muerto.
Estos sentimientos primerizos pasarn. Si dejamos que recaigamos, sera diez veces ms difcil
acercarnos otra vez.
De modo que, se valiente, se atrevido. Experimentars tu encarcelamiento en un cadver; pero
pronto el cadver empezar a despertarse. Entonces, la situacin tomar un nuevo giro; la gente a tu
alrededor te parecer muerta -pero no todo el mundo- mientras miras por tu alrededor, vers a algunos,
cuyos ojos estn un poco abiertos o muy abiertos. Trabaja con tus dolores, usndolos para volver a
despertar la circulacin en este cuerpo sin vida, esta mquina dormida.
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Captulo Veinticuatro
LA LTIMA HORA DE LA VIDA
Saber cmo ajustar cuentas cada hora, es algo que cada hombre deba aprender en el
colegio, igual que aprender a respirar, comer, moverse y despertar la mquina debera
formar parte de cualquier autntico currculo de educacin.
Cmo te gustara averiguar lo preciosa que realmente es la vida; pero slo en tu ltimo momento,
justo cuando la mquina est tomando sus ltimas inspiraciones?. Qu aprenderas sobre la vida?. Qu
apreciaras de repente, que nunca antes habas apreciado -quizs ni siquiera notado- antes de este
momento?.
Por encima de todo lo dems, estara la respiracin. Quizs por primera vez, notaras que cada
inhalacin vino acompaada por olores!
Y qu olores ms exquisitos! De repente te adhieres a la experiencia de cada aroma. Notas que
cada olor es una combinacin de diferentes tonos, e incluso podras ser capaz, por primera vez en la vida -
y tambin la ltima- de separar e identificar muchos de los tonos y armnicos individuales que se combinan
para producir lo que llamamos un acorde olfativo.
A continuacin, puedes llegar a notar las sensaciones de la mquina, y aunque muchas de ellas
puedan ser dolorosas, algunas sugerirn, por asociacin, todas esas maravillosas experiencias del pasado
que de repente parecen tan preciosas.
Cada movimiento de la mquina puede ser el ltimo, y puede que te choque la belleza de las
sensaciones de la mquina, tu atencin sigue con intensidad cada movimiento y reflejo involuntario del
cuerpo, de manera sedienta, como un amante sigue incluso los movimientos ms pequeos de su amado.
Puede que pienses: Qu buen momento que he elegido para empezar este ejercicio!; pero ahora
no hay nada que puedas hacer para compensar tu falta de voluntad o entusiasmo del pasado, antes de
llegar a ser consciente de que el cuerpo en realidad estaba moribundo.
Por qu la vida de repente ha llegado a ser tan preciosa?. Por qu tu atencin se agarra a cada
micro-movimiento, y a cada visin, olor, sonido y sensacin?. Por qu tu cerebro recuerda, y con
nostalgia, todos los acontecimientos principales de la vida de la mquina?. Por qu de repente te es
importante todo lo que no has hecho, aunque ahora no haya nada que puedas hacer al respecto?.
Qu es lo que realmente ha cambiado?. Sabas desde el principio que algn da la mquina
morira. Por qu no era suficiente este conocimiento para proporcionarte la motivacin de ejercer tu
voluntad para despertarte por encima de la voluntad de la mquina para permanecer dormida?.
Por qu esto no era suficiente para hacer que apreciaras la vida hasta tal punto: que
simplemente la mecnica de la supervivencia corporal y el paso del tiempo -que antes de esto pareca ser
un cuento interminable de nunca acabar, y ahora pasa corriendo de forma inexorable- pueden ser seguidos
fcilmente en detalle por tu atencin, como si acabaras de descubrir un nuevo tesoro, de cuya existencia
nunca antes habas tenido conocimiento?. Sin embargo, lo tenas todo el tiempo!
Puedes explicarte por qu, aunque te lo dijeron hace aos, no trataste cada respiracin, cada
movimiento, cada sensacin, cada olor, cada visin, cada relacin, cada actividad como si fuera el tesoro
que ahora es, en este momento, mientras ests tendido aqu moribundo?.
Supn que de algn modo descubrieras que slo te queda una hora ms de vida. Qu haras con
esta ltima hora preciosa sobre la Tierra?. Si pudieras usar esta ltima hora de vida para completar todos
tus asuntos con la mquina y con el mundo orgnico, sabras cmo hacerlo?. Te sentiras satisfecho, en el
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momento de tu ltimo respiro, de haber hecho todo lo posible en el transcurso la vida por completarla para
tu propia satisfaccin de Ser?.
La ltima hora no slo es la hora ms importante de tu vida en este momento; sino que pone el
decorado para las impresiones finales recibidas por el Ser a travs de la mquina.
Qu frgil es la vida ordinaria! En cualquier momento, la mquina est a un pelo de la muerte.
Desde el primer momento de la concepcin vivimos del tiempo prestado.
Para realmente tener la libertad de vivir, debemos finalizar todos nuestros asuntos antes de
morirnos, incluso durante la hora final de la vida si fuera necesario. Pero . . . cmo sabemos qu hora ser
la ltima?. Para estar absolutamente seguros, deberamos ajustar nuestras cuentas con la naturaleza y con
la mquina al principio de cada hora, as, la muerte nunca nos coger desprevenidos.
La forma exacta de cmo ajustar cuentas cada hora es algo que cada ser humano debera haber
aprendido en la escuela de primaria, junto con la respiracin, el comer, el movimiento, la invocacin de la
presencia y el despertar de la consciencia objetiva. Una cosa que nos podemos preguntar es: a quin
lastimaramos con nuestra muerte si muriramos en nuestra condicin actual?.
En el momento de la muerte deberamos tener la presencia, una mente y consciencia claras,
tomando nuestra ltima respiracin con la clara satisfaccin de que hemos hecho todo lo posible por usar al
mximo nuestra vida.
Da a da, si alguna vez nos tomamos la molestia de mirar, descubriremos las cosas que han sido
dejadas sin hacer y que necesitan repararse. Es la seal de un autntico ser humano que realmente ha
vivido, que ha exprimido de la vida cada gota posible de calidad. Deberamos esforzarnos por vivir
nuestras vidas para que un da, en cualquier momento, podamos decir: Hoy puedo morir sin
remordimiento.
No desperdicies nunca lo que muy bien podra ser tu ltima hora de la vida. Por mucho que vivas,
esta ltima hora te ser la ms importante. Si lo haces mal en tu ltima hora, seguramente sentirs la
sensacin del remordimiento. Esta sensacin -si puedes permitirte sentirla ahora- puede ser una fuerza
potente de motivacin para una salida limpia de la mquina. Si supieras de hecho que esta hora realmente
era tu ltima, comeras impresiones como si fueran comida de la ms fina gastronoma. Un verdadero
gourmet de la vida sabe muy bien cmo extraer de cada bocado de vida la ltima gota de calidad.
Exige la calidad de todo; no vivas tu vida como un salvaje.
Durante la ltima hora de tu vida, puede que no puedas elegir dnde ests, ni con quin; pero
seguramente puedes elegir la calidad de la hora, porque eres t -y slo t- el que determina el estado de
la mquina, si est viva o muerta, en cualquier momento, incluyendo el ltimo.
La extraccin de las cualidades esenciales de la vida utiliza la misma tcnica que la extraccin de
las sustancias superiores de la comida, del aire y de las impresiones, es decir, se logra automticamente,
despertando la mquina. Si deseas sacar la autntica calidad de la vida, tu vida debe estar dedicada al
Trabajo para el mayor bien posible. Slo para tu ser personal, puedes recibir muy poco. Trabajar hacia la
transformacin de tu Ser, no para tu propio beneficio, sino para el beneficio del Absoluto, lo que es igual
que decir para todos los Seres en todos los sitios, es una tcnica eficaz para la evolucin.
Si no te quedas satisfecho con la calidad de la ltima hora de tu vida, no te quedars satisfecho con
tu vida en conjunto.
Morir es marcharse de algo que nunca ms vendr exactamente de la misma manera. Todos los
grandes filsofos practicaron para su ltima hora de vida. Te dar ahora exactamente el mismo ejercicio
que usaron en la preparacin de su hora final sobre la Tierra. Ten mucho cuidado de no cambiar ni una
palabra de esta instruccin:
Mira la ltima hora que acaba de pasar como si hubiera sido tu ltima hora sobre la Tierra, y
acabas de darte cuenta que has muerto.
Primero, pregntate si ests satisfecho con cmo has usado esta ltima y preciosa hora de vida.
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Ahora vuelve a la corriente de la vida orgnica, y ponte la meta durante la prxima hora -si es que
vives tanto- de sacar slo un poquito ms de calidad de vida de la que habas sacado durante la hora
previa.
Resuelve despertar la mquina slo un poquito ms, tener slo un poquito ms de presencia en el
presente, un poquito ms de pasin interior.
Ahora abre los ojos un poco ms, con esto quiero decir que despiertes la mquina y que te baes
en sus efectos transformadores . . . que seas un poquito ms valiente de lo que fuiste durante la ltima hora.
Puedes darte el lujo de tener valenta, ya que sabes que es tu ltima hora y no tienes nada que perder.
Desde luego, no lo seas hasta llegar a ser imprudente.
Concete un poco ms; ve tu mquina con algo ms de imparcialidad. Ya que ests muriendo, no
hay razn para defender la vanidad personal de la mquina, verdad?.
Cada hora, desde ahora en adelante, hasta tu verdadera hora final, exige de la mquina, mediante
su despertar, ms calidad de vida, ms vida en el intuitivo.
Tmate un minuto o dos, a cada hora en punto, para valorar imparcialmente la hora previa,
entonces ponte la meta de usar la hora que viene incluso ms plenamente de lo que la usaste durante la
hora previa.
Tomando cada hora como una unidad individual de tu vida, esfurzate por usar cada una de estas
unidades de vida con cada vez mayor calidad.
Esfurzate por encontrar una manera de hacer cada hora sucesivamente ms rentable para tu
trabajo que la ltima, y a la vez, encontrar una manera de ajustar todas tus deudas con la mquina y con la
naturaleza, hasta el momento actual.
Vivir el resto de tu vida ensayando la muerte hora a hora no es una fascinacin mrbida por la
muerte, sino un mtodo para vivir ms profundamente la vida.
Nadie puede sacar ms de cada momento de la vida que un paciente terminal que sabe ms o
menos cuando puede esperar morir. Si hemos pensado profundamente en las posibles maneras en las que
podemos pasar nuestros ltimos das, cambiaremos radicalmente nuestras vidas.
Si sabemos con seguridad que pronto moriremos, juntaremos cada gramo de voluntad disponible
para la extraccin, en cada hora que nos queda, de cada gota posible de calidad.
ste es el autntico significado del refrn Essene, Cerca est el final. Todos hacemos frente al
Juicio, no de los dems, sino de nuestra propia valoracin final en el ltimo minuto de nuestras vidas. No
debemos suspender este examen.
Cada momento es una parte eterna de la Creacin.
En cada momento es posible sacar una sustancia ms fina, a la que podemos llamar la esencia de
la vida.
En un folio limpio, haz un dibujo que para ti represente la sustancia aire. Ahora dibuja la
sustancia comida. Luego, un dibujo de la sustancia impresiones. Finalmente, haz un dibujo de la
sustancia de un momento.
Debido a que todas pueden ser dibujadas como sustancias, esto te debera dar el indicio de que
realmente lo son, que incluso los momentos del tiempo son una forma de materia.
Si logramos extraer las sustancias ms finas de esas sustancias ms densas que todo el mundo
conoce, entonces tarde o temprano debemos pagar algo.
sta se llama la Ley del Equilibrio. Con el tiempo, debemos pagar lo que extraemos de la vida.
Pero pagar en el momento nuestro uso del momento, es lo que llamamos el hacer autntico.
Al principio, slo podemos imaginar lo que es el hacer con el aparato mental, el aparato del
sentimiento o del movimiento; pero con el tiempo, con experiencia de trabajo, encontramos que el hacer
autntico es pagar en el momento, sin dejar nada para el futuro.
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Incluso ahora, no es demasiado tarde, aunque la mayora de tu vida haya sido desperdiciada en el
sueo. Desde hoy, puedes empezar a prepararte para la muerte, y al mismo tiempo, aumentar la calidad de
tu vida con la mquina.
Pero ten en cuenta esta advertencia: no tardes demasiado tiempo; quizs esta ltima hora sea
de hecho todo lo que te queda!
Puede que seas capaz de repetir la frase de arriba palabra por palabra; pero a no ser que sea
practicada en la realidad, no significar nada.
La mquina despierta, los aparatos superiores mental y emocional funcionales, y la radiacin de la
presencia, son las nicas herramientas autnticas de la comunicacin.
A final de cada hora, habiendo completado tu valoracin de la rentabilidad de trabajo de la
hora previa, imagnate que te despiertas de repente en un mundo completamente nuevo, en el cual
reconoces el hecho de que eres un forastero total, aunque todo te suene vagamente familiar.
Establecer toda una nueva relacin funcional con este nuevo mundo demuestra claramente que tu
aparente continuacin automtica en el flujo de la vida realmente no es la misma de una hora a otra.
Podras verte como un fantasma, destinado a vagar de un mundo a otro como un entrometido. .
.Desde este punto de vista, qu valor tiene lo que se logre en el transcurso de la vida normal?. Considera
los resultados de todos tus esfuerzos anteriores. Qu valen ahora?.
Nosotros, lo s que estamos en el Trabajo, estamos muertos al mundo de muchas maneras, y a la
vez, ms vivos que cualquier cosa en l. El Trabajo: una pequea y extraa diferencia en nuestras vidas, y
sin embargo, para algunos de nosotros, la vida no tiene sentido sin esta pequea diferencia.
Debera ser fcil ver que la vida es ftil en el sentido normal. Cada logro, por grande que sea en la
escala de la vida planetaria, tarde o temprano se perder en el sentido ms amplio.
Dale tiempo al tiempo. Incluso los nombres ms importantes tarde o temprano sern olvidados.
Para entender las posibilidades reales de la vida en la Tierra debemos descubrir qu es lo que se puede
lograr en este mundo que sera til ms all de este mundo.
Estudia las vidas de aquellos que consiguieron reunir grandes fortunas, ejrcitos, influencia y poder
sobre los dems. Para qu les sirven estos grandes logros, ahora que estn muertos?. Incluso en vida eran
sueos vacos.
Aprende a usar cada hora para sacar el mximo provecho posible. Escribe un plan
detallado para la ltima hora de tu vida.
Con este pequeo ejercicio, estars obligado a arraigar profundamente tu mentacin en la cuestin
total del valor real de una vida como prisionero en la mquina biolgica humana slo para entender cmo
morir.
No es capaz de morir realmente cualquiera. La mquina biolgica humana puede ser convertida en
una forma u otra de abono para su uso por parte de la vida orgnica en el planeta; pero debido a que la
Creacin es eterna, no podemos realmente morir slo porque muera la mquina biolgica.
Morir a este mundo para siempre es un honor que debe ser pagado con labores conscientes y
sufrimiento intencionado a travs del proceso del Eterno Retorno Consciente.
Imagnate los acontecimientos, las sensaciones, los pensamientos y los sentimientos de cada hora
de vida sobre la Tierra. Pregntate: Es esto realmente lo que deseo hacer con la ltima hora de mi
vida?. Si no lo es, debes encontrar una manera de satisfacer esta pregunta.
Mira la vida como un negocio en que el tiempo es oro.
El tiempo representa literalmente el oro de la vida. Cuando entramos en este mundo, nos dan una
cierta cantidad para gastar y no ms.
Quizs ahora, puedas ver lo imprudentemente que has gastado la mayor parte de ste.
Incluso tu meta en la vida de simplemente relajarte ha sido frustrada. Como un consumidor de la
vida, te has engaado.
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Toda tu vida creste que todo era gratis. El aire es gratis, el tiempo es gratis. Ahora, de repente,
descubres que stos no son gratis, que pagas caro el uso de la mquina; pagas con el precioso tiempo.
Cada momento que ests aqu cuesta algo, un momento es el precio de cada respiracin.
Cmo puedes resarcirte de estas prdidas?. Si has gastado todo tu dinero en vacaciones, no te
queda nada ahora excepto la vaca nostalgia.
Durante aos has gastado tu tiempo como si fuera una continua e interminable paga de tus padres.
Slo ahora, despus de que la fortuna de la familia ha sido gastada hasta el ltimo centavo, y te
encuentras en la bancarrota, descubres que ests obligado a ganar cada hora de la vida. Toda tu vida fuiste
como un nio chico, gastando el tiempo, el oro de la transformacin, como un recin casado.
Encontrars muchas excusas para no practicar la ltima hora de la vida. La voluntad y los hbitos
de la mquina son muy fuertes; pero puedes aprender a hacer ms y ms una vez que empieces.
Piensa en tu ltima hora de vida como un gran ballet para el cual es necesaria una vida de continua
prctica.