MV Monstruos Americanos
MV Monstruos Americanos
MV Monstruos Americanos
Desde sus inicios el proceso de invasin a Amrica implic ver el Nuevo Mundo slo a travs de la mentalidad europea. En palabras de ngel Rosenblat: el conquistador es siempre, en mayor o menor medida, un alucinado que combina las experiencias y afanes cotidianos con los recuerdos y fantasas del pasado. A partir de esta mirada se explicaran todo tipo de conductas en los diferentes mbitos de la vida de los indgenas e incluso podra pensarse que sta sigue repercutiendo, siglos despus, en la manera en cmo nos vemos a nosotros mismos.
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Entre canbales y msica. Ilustracin de John Esquemelin, en Sir Walter Raleigh. El descubrimiento del grande, rico y bello imperio de Guayana. Caracas, Ediciones Juvenal Herrera, 1986.
descabellados desde el punto de vista moderno. Es el caso, en el siglo XVI, del clebre cirujano Ambroise Par, quien escribira en su libro Los monstruos y prodigios que las anomalas antropomrcas se gestaran en el vientre materno y se deban, en algunas ocasiones, a la gloria de Dios, al exceso, falta, mezcla o descomposicin del semen, a la imaginacin y, en algunos casos, a la injerencia del diablo.
on la llegada de los conquistadores a Amrica, en el siglo XV, resurgieron imgenes fantsticas en la mente de los europeos, producto de la visin de las sociedades de la poca, donde los pueblos, llamados por ellos no civilizados, estaran plagados de salvajes, brbaros, posedos por demonios, canbales, portentos, ostentos, prodigios y monstruos. Todas estas visiones formaban parte del imaginario medieval, el cual estaba inuenciado por las tradiciones orales y representaciones visuales, plasmadas mayormente en la literatura, la cartografa, los monumentos religiosos y la pintura de ese perodo. Los monstruos se multiplicaron a partir de la conquista de Amrica, pero stos estaban basados en experiencias de comerciantes, embajadores y viajeros que haban descrito las maravillas de otros continentes y no las del Nuevo Mundo. Entre las descripciones que tendran mayor alcance, para entonces, encontramos las de Marco Polo y Juan de Mandeville. La manera en cmo se mir a los amerindios no slo fue el resultado de una imaginacin europea basada en mitos ms antiguos an, con races en Asia, frica, Oriente, Oceana y la misma Europa principalmente en la Grecia antigua, sino tambin de la mala interpretacin que le dieron los conquistadores a los relatos de los indgenas americanos y que poco tena que ver con la realidad de este continente: aqu vieron lo que, de antemano, queran ver. En Europa la obsesin por lo monstruoso, en general, buscara todo tipo de explicaciones para conciliar el sueo con la razn. Personalidades con importantes ocios ofreceran argumentos
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ritual con nes sagrados y no, como se crey, para satisfacer el hambre. Estos ltimos son descritos por Cristbal Coln en una carta a los reyes catlicos donde los considera esclavizables, a causa de sus inmorales hbitos alimenticios, por ir en contra de las costumbres cristianas como nico patrn aceptable, obteniendo as el consentimiento de la Iglesia. Y aunque, en 1495, Coln envi algunos indgenas a Espaa para que fuesen vendidos como esclavos, la reina Isabel respondi mandndolos de vuelta a Amrica por no saber si era correcto tratar a estos hombres de esa manera. Sin embargo, y con el consentimiento de sta, el mercado de esclavos negros creca cada vez ms. Estos monstruos, producto de la imaginacin de los europeos, ms que un problema esttico, implicaron la estigmatizacin del indgena americano como ser inferior, originando una prdida parcial de su humanidad; justicndose as el genocidio y el saqueo del Nuevo Mundo. Otros ejemplos de la deshumanizacin o monstricacin de los amerindios de Tierra Firme podemos encontrarlos en representaciones artsticas europeas de la poca. En Frankfurt estuvo ubicado el taller donde el grabador Teodoro de Bry trabaj, con esttica barroca, un escrito de Sir Walter Raleigh sobre la Provincia de Cuman. Dicho grabado con leyenda deja en claro que estas imgenes reejaban, sin tapujo alguno, concepciones ms hondas sobre los indgenas a quienes se pretenda someter cuando describe a una mujer horrible y espantosa, ms parecida a un monstruo que a una gura humana. Los monstruos, como muestra de la negacin cultural en Amrica encarnaron, sobre todo en los siglos XV, XVI y XVII, un sinfn de formas: canbales, amazonas, monculos, escipodos, acfalos, cinocfalos, astomis, antpodas, orejones, gentes con cola, hombres con patas de avestruz, gigantes, pigmeos, mantcoras y sirenas.
Los ewaipanomas u hombres sin cabeza, en compaa de una amazona, en Sir Walter Raleigh. El descubrimiento del grande, rico y bello imperio de Guayana. Caracas, Ediciones Juvenal Herrera, 1986.
Los gigantes
Tanto en Oriente como en Europa (mundo helnico) desde tiempos inmemoriales se escuch hablar acerca de los pueblos de los gigantes (inclusive en la Biblia se describe el lugar donde stos habitaran). A nales del siglo XV se tienen noticias, a travs de Amrico Vespucio, de los primeros gigantes en Amrica, probablemente a tan slo unos 50 kilmetros de la costa occidental de Venezuela. Todo indica que se trataba de la actual isla de Curazao. Las mujeres son descritas como seres que excedan claramente el tamao del hombre promedio; mientras que los hombres, aun arrodillados, eran ms altos que el propio Vespucio en pie. Sus armas no dejaban de ser igual de grandes, y debido al miedo que los gigantes infringan a los conquistadores, stos no dudaron en embarcar sus navos y alejarse lo antes posible de aquel lugar.
En Benzoni, Girolamo y Theodore De Bry. Americae pars quarta: sive, insignis & admiranda historia de reperta primum occidentali India a Christophoro Columbo. Francofurti ad Moenum: Typis I. feyrabend, impensis T. de Bry, 1594.
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...ejemplos de la deshumanizacin o monstricacin de los amerindios de Tierra Firme podemos encontrarlos en representaciones artsticas europeas de la poca (...) Teodoro de Bry trabaj, con esttica barroca, un escrito de Sir Walter Raleigh sobre la Provincia de Cuman. Dicho grabado con leyenda deja muy en claro que estas imgenes reejaban concepciones ms hondas sobre los indgenas a quienes se pretenda someter cuando describe a una mujer horrible y espantosa, ms parecida a un monstruo que a una gura humana.
Los acfalos
Para nales del siglo XVI, el viajero y cronista Sir Walter Raleigh escribe en su expedicin por la Guayana sobre los acfalos o descabezados, que habitaran en las cercanas del ro Orinoco. ste relata que son un pueblo monstruoso, causante de daos a sus vecinos y se les denomina Ewaipanomas. Adems, los ojos de estas criaturas estaran ubicados a la altura de los hombros de donde cae una gran cola de pelo y la boca estara incrustada en el centro del pecho. Si bien Raleigh intenta convencer con sus descripciones de la existencia de los acfalos, nunca menciona el encuentro directo con alguno de ellos y reere que en su regreso a Cuman un espaol de buena fe le asegur haberlos visto varias veces.
Mujer monstruosa. En Benzoni, Girolamo y Theodore De Bry. Americae pars quarta: sive, insignis & admiranda historia de reperta primum occidentali India a Christophoro Columbo. Francofurti ad Moenum: Typis I. feyrabend, impensis T. de Bry, 1594.
hombres con las orejas tan enormes que las arrastran al caminar y donde cabran de cinco a seis hombres. Tambin fueron vistos en las islas de la pennsula de Yucatn. Nobles incas seran asimilados como orejones debido al alargamiento de sus orejas, donde colocaban discos ornamentales. Pero el relato ms fantstico acerca de estos seres es realizado por Antonio Pigaffeta durante su travesa, con Magallanes, por el Pacco y algunas comarcas asiticas, quien los describe como criaturas tmidas, de muy baja estatura que van desnudos y rapados. Estas orejas le permitan acostarse sobre una de ellas y cubrirse con la otra para poder dormir tranquilamente. En otras descripciones se lee que, adems de ser muy rpidos, si se sentan amenazados sus enormes orejas les permitan volar.
PARA SEGUIR LEYENDO...
Acosta, Vladimir. El continente prodigioso. Mitos e imaginario en la conquista americana. Caracas, UCV, 1998. Becco, Horacio Jorge. Historia real y fantstica del Nuevo Mundo. Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1992. Buarque de Holanda, Sergio. Visin del Paraso. Motivos ednicos en el descubrimiento y colonizacin del Brasil. Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1987. Raleigh, Sir Walter, Las doradas colinas de Manoa. Caracas, Ediciones Centauro, 1980.
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