Al Cumplir Ochenta
Al Cumplir Ochenta
Al Cumplir Ochenta
otro tipo de lucha: el problema consiste en mantenerse libre y hacer slo lo que uno quiere. Con todo y una visin del mundo que es producto de una gran experiencia, con todo y una filosofa elaborada para la vida diaria, uno cae en la cuenta de que los tontos se vuelven ms tontos y los pelmazos ms pelmazos. De uno en uno la muerte se lleva a tus amigos o a los grandes hombres que reverenciabas; mientras ms viejo, ms pronto se te mueren. Al final te quedas solo y ves a tus hijos o a los hijos de tus hijos cometer los mismos errores absurdos, esos errores casi siempre lamentables que cometiste t a su edad, y ni lo que digas ni nada de lo que hagas podr evitarlo. Sin duda al observar a los jvenes se termina por comprender lo idiota que uno mismo fue en su momento (y tal vez lo siga siendo). Hay algo que para m se vuelve cada vez ms claro: en lo fundamental la gente no cambia con los aos. Salvo raras excepciones la gente no evoluciona ni se transforma: un roble sigue siendo un roble, un cerdo cerdo y un zopenco zopenco. Lejos de mejorar, el xito por lo general acenta las faltas o fracasos. No es raro que los tipos brillantes de la escuela en cierta medida dejen de serlo una vez que salen al mundo. Si en tu grupo te disgustaban ciertos chicos o si los despreciabas, despus te parecern peores convertidos en hombres de negocios, estadistas o generales de cinco estrellas. La vida nos obliga a aprender ciertas lecciones pero no necesariamente a crecer. Aqu entre nos, con dificultad cuento a una docena de individuos que logro aprender las lecciones de la vida; la gran mayora no sabra ni su nombre si yo lo pronunciara. En cuanto al mundo en general, no slo no lo veo mejor que cuando era yo un nio de ocho aos sino mil veces peor. Un escritor famoso alguna vez lo resumi de este modo: el pasado me parece horrible, el presente gris y desolado y el futuro totalmente espeluznante. Por fortuna, no comparto este sombro punto de vista. En primer lugar, no me interesa el futuro; en cuanto al pasado, bueno o malo, le he sacado el mayor partido; lo que me quede de futuro es producto de mi pasado. El futuro del mundo se lo dejo a los filsofos y visionarios. Lo
nico que tenemos todos es el presente, pero muy pocos lo vivimos alguna vez a plenitud. No soy pesimista ni optimista; para m el mundo no es esto ni aquello sino todo al mismo tiempo y as ser para cada quien en su propia medida. A los ochenta creo que soy una persona mucho ms alegre que cuando tena veinte o treinta aos. Para nada querra ser adolescente otra vez: la juventud puede parecer gloriosa pero tambin duele sobrellevarla. Es ms, lo que llamamos juventud no es tal, en mi opinin se trata ms bien de algo as como una vejez prematura. Con la maldicin o la bendicin de haber vivido una adolescencia eterna, alcanc cierta madurez pasados los treinta aos, No fue sino hasta los cuarenta que comenc a sentirme joven en serio; para entonces ya estaba listo (Picasso dijo alguna vez: uno comienza a volverse joven a los sesenta pero para entonces ya resulta demasiado tarde). En esa poca haba perdido muchas ilusiones, pero por suerte mantena el entusiasmo, la dicha de vivir y una curiosidad inagotable. Tal vez fue esa curiosidad por todo y por cualquier cosa lo que me convirti en el escritor que soy. La curiosidad nunca me ha faltado y hasta el peor pelmazo me puede provocar inters (si an tengo el nimo de escuchar). Con este atributo viene otro que valoro sobre todos los dems: el sentido del asombro. Sin importar qu tan limitado pueda volverse mi mundo, no me lo imagino sin mi capacidad de asombro; en c ierto sentido creo que puedo definir esta capacidad como mi religin. No me pregunto de qu manera surgi la creacin en que nos hallamos sumergidos, slo la disfruto y la valoro. Rabiando por la condicin de la vida y la forma en que la vivimos, ya dej de creer que yo tengo el remedio. Quiz pueda modificar hasta cierto punto mi propia situacin pero nunca la de los dems. Ni veo que nadie, en el pasado o el presente, por grande que fuera, haya podido realmente alterar la condition humaine. El mayor temor de la gente al pensar en la vejez es que ser incapaz de hacer nuevos amigos, mas quien tuvo alguna vez la facultad de cultivar nuevas amistades, no la perder por viejo
que sea. En mi opinin, despus del amor, la amistad es lo ms valioso que nos ofrece la vida, Nunca he tenido problemas para hacer amigos; de hecho, a veces esa facilidad se ha convertido en un obstculo. Dice el dicho: dime con quin andas y te dir quin eres, pero mucho he reflexionado yo qu tan cierto es esto. Toda la vida tuve amigos provenientes de mundos totalmente dismiles, tuve y sigo teniendo amistad con personas que no son nadie y debo confesar que se cuentan entre mis mejores amigos. He sido amigo de criminales y de ricos despreciables. Mis amigos me mantienen vivo, me han dado nimo para proseguir y tambin, muchas veces, me han aburrido hasta las lgrimas. En lo nico que insisto con todos mis amigos, sin importar su clase social o su condicin, es que hablen con la verdad; si no puedo ser abierto y franco con un migo, o l conmigo, no me interesa. La capacidad de ser amigo de una mujer, en particular de la mujer a la que amas es, para m, la mayor de las proezas. El amor y la amistad rara vez van de la mano. Es ms fcil ser amigo de un hombre que de una mujer, sobre todo si es atractiva. En toda mi vida he conocido apenas unas cuantas parejas que son amigos adems de amantes. Tal vez lo ms alentador de envejecer con gracia sea la capacidad cada da mayor de no tomar las cosas demasiado en serio. Una de las grandes diferencias entre un sabio genuino y un predicador radica en la jovialidad: cuando el sabio re la risa sale de la panza; cuando se re el predicador (raras veces) le sale de la mejilla equivocada. Al hombre sabio de verdad incluso al santo! no le interesa la moral; est por encima y ms all de tales consideraciones, tiene un espritu libre. Con la edad mis ideales, que por lo general niego tener, se alteran en forma definitiva. La idea es vivir sin ideales, sin principios, sin ismos ni ideologas. Quiero sumergirme en el ocano de la vida como un pez en el mar. De joven me interesaba enormemente el estado del mundo; hoy, aunque todava pataleo y me enfurezco, me contento con slo deplorar el estado de las cosas,. Puede sonar petulante hablar as pero en realidad significa que me he vuelto ms humilde, ms
consciente de mis limitaciones y de las de mis semejantes. Ya no intento convertir a la gente a mi propia visin, ni sanarla, ni me siento superior porque no muestra gran inteligencia. Uno puede combatir el mal, pero contra la estupidez no existe arma posible. Creo que la condicin ideal de la humanidad sera vivir en un estado de paz en el amor fraterno, pero debo confesar que no conozco forma alguna de producir tal condicin. He aceptado el hecho, sumamente difcil, de que los seres humanos se inclinan a portarse de una forma que ruborizara a los propios animales. Lo irnico, lo trgico, es que muchas veces nos comportamos de manera innoble en nombre de los que consideramos motivos sublimes. La bestia no se disculpa por matar a su presa; la bestia humana, en cambio, llega a invocar la bendicin de Dios cuando masacra a su prjimo, olvida que Dios no est de su lado sino a su lado. Aunque sigo siento lector, cada da me abstengo de ms libros, Mientras que en los aos mozos buscaba en ellos instruccin y orientacin, hoy leo sobre todo por placer. Ya no me tomo tan en serio ni los libros ni a los autores, en especial los libros de Pensadores. Hoy su lectura me parece letal y cuando en realidad emprendo la lectura de lo que se podra llamar u libro serio, busco ms corroboracin que ilustracin. El arte puede ser teraputico, como dijo Nietzsche, pero slo de modo indirecto. Todos necesitamos estmulo e inspiracin, pero stos nos llegan por distintos caminos y casi siempre en una forma que escandalizara a los moralistas. Cualquier camino que uno elija ser como caminar en la cuerda floja. Tengo muy pocos amigos o conocidos de mi edad o de edad cercana. Aunque suelo sentirme incmodo en compaa de ancianos, me despiertan gran respeto y admiracin dos hombres muy viejos que parecen eternamente jvenes y creativos. Me refiero a Pablo Cassals y a Pablo Picasso, ambos hoy de ms de noventa aos. Esos nonagenarios juveniles ponen en vergenza a los jvenes, a hombres y mujeres de mediana edad y clase media, decrpitos en verdad, cadveres vivientes, por as decirlo, esclavos de sus cmodas rutinas que imaginan que el status quo ha de durar siempre, o que tienen tanto miedo de que
sea otro el desenlace que se retiran a sus refugios mentales para esperar el fin. Jams he sido parte de ninguna organizacin religiosa, poltica ni de ninguna otra ndole. Nunca en mi vida he votado; he sido anarquista filosfico desde mi adolescencia. Soy un exiliado voluntario que tiene hogar en todas partes salvo en su propia casa. De nio tuve muchos dolos y hoy, a los ochenta, an tengo algunos: la capacidad para admirar a otros aunque no necesariamente implique hacer lo mismo que ellos me parece de suma importancia; pero importa ms tener un maestro, el punto es cmo y donde encontrarlo; casi siempre habita entre nosotros pero no lo reconocemos. Por otro lado he descubierto que tal vez uno pueda aprender ms de un nio pequeo que de un maestro acreditado. Pienso que el Maestro (con mayscula) tiene la misma calidad del sabio y el profeta. Es una pena no poder criar ese tipo de ejemplares. Lo que suele llamarse educacin para m es una tontera absoluta que impide el crecimiento. A pesar de todos los cataclismos sociales y polticos por los que pasamos, los mtodos educativos aceptados en todo el mundo civilizado siguen siendo, al menos a mi modo de ver, arcaicos y estpidos; slo contribuyen a perpetuar los males que nos hacen invlidos. William Blake dijo: Los tigres de la ira son ms sabios que los caballos de la educacin. Yo no aprend nada de valor en la escuela; dudo que pudiera pasar un examen de primaria en cualquier materia incluso hoy. Aprend ms de los idiotas y de los don nadie que de los profesores de esto y aquello. La vida es el maestro, no el Consejo de Educacin, Por extrao que parezca, me inclino a coincidir con aquel miserable nazi (Hermann Gring. No se me escap investigarlo Henry) que dijo: Cuando escucho la palabra Kultur me dan ganas de empuar mi revlver. Nunca me han interesado los deportes organizados;: me importa un carajo quin rompe ese rcord o aqul. Los hroes del bisbol, el ftbol y el bsquetbol me son prcticamente desconocidos. Me disgustan los juegos de competencia: uno no
debe jugar para ganar sino para disfrutar el juego, sea lo que sea. Prefiero jugar en vez de hacer ejercicios y hacerlo solo en vez de formar parte de un equipo. Nadar, andar en bicicleta, caminar en el bosque o jugar pong pong satisface toda mi necesidad de ejercicio. No creo en las lagartijas, ni en levantar pesas ni en el fisicoculturismo; no creo que haya que hacer msculos a menos que se utilicen para algn fin vital, Creo que las artes de autodefensa deberan ensearse desde una edad temprana y utilizarse slo como tales (y si la guerra es el orden del da para las generaciones futuras, entonces debemos dejar de mandar nuestros hijos al catecismo y mejor ensearles a convertirse en asesinos profesionales). No creo en la alimentacin sana ni en las dietas; lo ms seguro es que no haya comido adecuadamente durante toda mi vida y estoy bien. Como para disfrutar mi comida; haga lo que haga, primero ha de ser para disfrutar. No creo en los exmenes mdicos; si algo me falla prefiero no saberlo, pues slo me preocupara y agravara mi mal. Con frecuencia la naturaleza se encarga de nuestras dolencias mejor que cualquier mdico. No creo que exista receta mdica alguna para una larga vida; adems, quin quiere vivir cien aos?, qu casi tendra? Una vida breve y alegre es mucho mejor que una larga vida sustentada por el miedo, la cautela y la perpetua vigilancia mdica. Con todo y el progreso de la medicina an tenemos todo un santoral de enfermedades incurables; las bacterias y microbios siempre parecen tener la ltima palabra. Cuando todo falla, el cirujano sale a escena, nos corta en pedazos y nos despoja hasta del ltimo centavo, es eso el progreso? Lo que le falta a nuestro mundo actual es grandeza, belleza, amor, compasin y libertad. Se fueron los das de los grandes hombres, los grandes lderes, los grandes pensadores. Para sustituirlos creamos un engendro de monstruos, asesinos, terroristas, que parecen inoculados de violencia, crueldad, hipocresa. Al citar lo nombres de las figuras ilustres del pasado, como Pericles, Scrates, Dante, Abelardo, Leonardo da Vinci, Shakespeare, William Blake o aun el loco de Luis de Baviera, se olvida uno de que aun en tiempos ms gloriosos hubo extrema
pobreza, tirana, crmenes inconfesables, horrores de guerra, malevolencia y traicin. Siempre han existido el bien y el mal, la fealdad y la belleza, lo noble y lo innoble, la esperanza y la desesperacin. Parece imposible que los contrarios dejen de coexistir en lo que llamamos mundo civilizado. Si no podemos mejorar las condiciones en que vivimos podemos al menos ofrecer una salida inmediata y sin dolor, Hay una forma de escape mediante la eutanasia, por qu no se le ofrece a los millones de miserables desahuciados que carecen de toda posibilidad de disfrutar siquiera una viuda de perros? No pedimos nacer, por qu negrsenos el privilegio de dejar el mundo cuando las cosas se vuelven insufribles]? Debemos esperar a que la bomba atmica nos acabe a todos juntos? No me gusta terminar con una nota amarga. Como bien lo saben mis lectores, mi lema de toda la vida ha sido siempre contento y siempre luminoso. Tal vez por eso nunca me canso de citar a Rabelais: para todos tus males te doy la risa. Al mirar hacia el pasado, veo mi vida llena de momentos trgicos pero la contemplo ms como una comedia que como una tragedia. Una de esas comedias en las que mientras te doblas de risa tambin sientes que se te quiebra el corazn. Qu mejor comedia podr haber? El hombre que se toma demasiado en serio no tiene salvacin. La tragedia que vive la gran mayora de los seres humanos es otro asunto: para ello no veo elemento de alivio alguno, Cuando hablo de una salida sin dolor para los millones de personas que sufren no hablo con cinismo o como quien no ve esperanza alguna para la humanidad. En s, la vida no tiene nada de malo., es el ocano en el que nadamos y se trata de adaptarse o hundirse, pero nuestra capacidad como seres humanos radica en no contaminar las aguas de la vida, no destruir el espritu que nos infunde aliento. Lo ms difcil para un individuo creativo es evitar el impulso de ver el mundo segn su propia conveniencia y aceptar al prjimo por lo que es, malo o bueno o indiferente. Uno tiene que poner todo su esfuerzo aunque nunca resulte suficiente.