Informe Nolan
Informe Nolan
Informe Nolan
la Vida Pública
Informe Nolan
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N°9
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Números aparecidos
Edita:
Ministerio de Administraciones Públicas
Instituto Nacional de Administración Pública
NIPO: 329-96-004-0
Depósito Legal: M-35601-1996
ISSN: 1135-7649
Normas de conducta para
la Vida Pública
Tomo 1: Informe
3
Puntos de Referencia
El Primer Ministro anunció la creación del Comité sobre las Normas de Conducta en la Vida PÚ-
blica (el Comité Nolan) en la Cámara de los Comunes, Martes 25 de octubre 1.994 con los si-
guientes puntos de referencia:
«Examinar las actuales preocupaciones acerca de las normas de conducta de todos los titu-
lares de cargos públicos, incluidos los arreglos relacionados con las actividades financieras
y comerciales, y recomendar aquellos cambios en las actuales disposiciones que puedan re-
querirse para asegurar que se cumplan las normas de conducta más apropiadas en la vida
pública.
El Primer Ministro dejó claro que el cometido de la Comisión no se extiende a investigar denun-
cias de mala conducta individual. El Comité de Normas de Conducta para la Vida Pública se ha
constituido como un órgano permanente con sus miembros nombrados para un período de tres
años.
Alan Ridden (Secretario), Martin Le Jeune (Secretario Adjunto), David Jeffrey (Secretario Adjun-
to), Andrew Brewster, Vanee Duhaney, Steve Pares, Gertrude Bwona, Sue Carr, Jane Mitchell
(hasta el 7 de abril), Julia Botley (a partir del lO abril), Lucy King (durante las vistas orales),
Peter Rose (Secretario de Prensa).
Gastos
La estimación de los gastos brutos del Comité hasta el final de abril de 1.995 es de f317 .200. Esta cantidad
incluye tanto los gastos laborales como los gastos de imprenta y de distribución contraidos (a principios de
diciembre de 1.994) al realizar 5.000 copias de un documento que establecía con qué temas clave y cuestio-
nes trataría el Comité en su primer informe, además de los costes surgidos de audiencias públicas que se ce-
lebraron en el Central Hall Westminster entre 17 enero de 1.995 y 23 febrero de 1.995.
4
SUMARIO
Presentación 7
Resumen 11
Lista de Recomendaciones 16
Capítulo 1. Introducción 25
Capítulo 2. Diputados 30
5
Presentación
El Informe Nolan, publicado en Gran Bretaña en mayo de 1995, constituye un
documento de gran valor para el estudio de los comportamientos éticos de los funcionarios
públicos y de los políticos, tanto parlamentarios como altos cargos y miembros de los
gobiernos. Buena parte de sus recomendaciones han sido adoptadas por el Gobierno del Reino
Unido y en las universidades de todo el mundo están siendo analizadas y estudiadas.
Entre nosotros, son ya varios los profesores que se han ocupado de comentarlo y
analizarlo (Parada Vázquez, González Pérez sobre todo, el Profesor Eduardo García de
Enterria) poniendo de manifiesto su importancia y hasta su trascendencia, en la medida en que
constituye un documento de reflexión llamado a permanecer como un elemento básico en el
análisis de las tendencias anglosajonas en el ámbito de la función pública. Otros países, como
Italia, han adoptado ya medidas legislativas o reglamentarias en sentido similar, atribuyendo
mayor capacidad de decisión a los altos funcionarios directivos y estableciendo medidas para
preservar la imparcialidad de los servidores públicos.
El contenido del Informe Nolan incide además en una de las materias de conocimiento
que han sido objeto de la atención de los profesores de Derecho Administrativo y Ciencia de
la Administración en los últimos años: temas de la ético responsabilidad, imparcialidad y
corrupción de los funcionarios públicos. Aunque circunscritos al ámbito geográfico del Reino
Unido el exhaustivo análisis que el Informe Nolan realiza sobre estos temas permite, por una
parte, eliminar la tentación idiosincrática de ciertos fenómenos ocurridos en el ámbito
político-administrativo, y, por otra, valorar recomendaciones y sugerencias que, aplicables o
no, revelan la preocupación de la opinión pública del Reino Unido y también de los redactores
del Informe, por encontrar vías de solución.
Los siete principios de la vida pública, recomienda el Informe Nolan, deben ser: El
interés público, la integridad, la objetividad, la responsabilidad, la transparencia, la honestidad
y la capacidad de liderazgo. Sobre cada uno de ellos son múltiples las referencias, situaciones
e incluso anécdotas, que en el texto se ponen de manifiesto tanto referidos a los políticos
como a los funcionarios públicos en sentido estricto.
7
De: El Honorable Lord Nolan
Mayo 1.995
Estimado Primer Ministro,
Adjunto el Primer Informe del Comité que examina las Normas de Conducta en la Vida Pública. E:'>
unánime. Mis compañeros y yo se lo encomendamos a Vd. Yal Parlamento.
Cuando Vd. constituyó el Comité nos pidió que redactasemos el Informe en seis meses. No nos vimos
capaces de cubrir todos los ámbitos de la vida pública dentro de ese plazo, asi que decidimos centrarnos en tres
de los temas que aparentemente causan mayor preocupación pública, a saber. los asuntos relacionados con los
Diputados, Ministros y Funcionarios, y Quangos Ejecutivos (Organismos Gubernamentales Cuasiautonomos) y
entes del Servicio Nacional de Sanidad.
Nuestra elección de temas estaba justificada por la reacción pública. Hemos recibido casi 2.000 cartas y
contribuciones escritas, además de los testimonios que nos presentaron más de 100 testigos a lo largo de una
audiencia pública de seis semanas. Aquellos que nos han ayudado con sus consejos y testimonios abarcan tanto a
cientos de ciudadanos de a pie como a una amplia gama de expertos, incluidos algunos de los personajes más
distinguidos de nuestra vida pública.
Nos han dicho con toda claridad que la preocupación pública que le llevó a Vd. a constituir el Comité es
profunda y generalizada. No obstante, ésto se vió compensado en todas partes por una resolución firme para
poner las cosas en orden.
No dudamos que esto se pueda conseguir si se toman medidas firmes ahora. Existe la voluntad y
también los medios. No faltan hombres ni mujeres en este país con las cualidades de integridad y altruismo sobre
las que se basa nuestra tradición de servicio público. Sin embargo los cambios sucedidos en los últimos años con
respecto a las funciones y entornos laborales de políticos y funcionarios han causado confusión acerca de lo qué
es una conducta aceptable o no. Esto acompañado por cierto número de incidentes que han recibido mucha
publicidad y que indican cierta negligencia en el cumplimiento y la ejecución de unas normas estrictas por parte
de los imvolucrados ha contribuido a crear la sospecha generalizada de que los casos de mala conducta son más
frecuentes que los que se revelan al público. A menos que se tomen medidas correctivas en seguida, existe el
peligro de que la preocupación y la sospecha se transformarán en desilusión y en un cinismo creciente.
Nuestras recomendaciones están diseñadas para mantener, y en caso necesario reestablecer las normas
de conducta en la vida pública que el público espera legítimamente, y para fomentar una política de
transparencia que permitirá al público comprobar que se cumplan sus esperanzas.
Queda mucho por hacer. Tal era la calidad y la cantidad de los testimonios que recibimos que incluso
dentro de las limitaciones de los tres asuntos de los que tratamos en este Informe, nos hemos visto en la
necesidad de limitamos a los temas principales y dejar de lado muchas de las cuestiones surgidas de estos
testimonios. Por supuesto, nos quedan otros asuntos que debemos tratar dentro de los puntos de referencia
mencionados anteriormente. Nos pondremos a trabajar cuanto antes en el resto de la tarea que Vd. nos ha
encargado.
Además, naturalmente revisaremos de forma constante los resultados de este informe, y volveremos a
ellos cuando surja la necesidad.
Confiamos en que estas recomendaciones sean unos cimientos sólidos sobre los que nosotros y aquellos
a los que están dirigidas podamos construir.
Le saluda atentamente,
Nolan.
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Resumen
1. A petición del Primer Ministro, este Comité ha pasado seis meses investigando las normas
en la vida pública británica. Nos hemos centrado en los Diputados, Ministros y Funcionarios,
Quangos ejecutivos y entes del Servicio Nacional de Sanidad.
2. No podemos decir de forma concluyente que las normas de conducta en la vida pública se
hayan deteriorado. Pero sí podemos decir que la conducta en la vida pública se vigila de
forma mucho más rigurosa que en el pasado, que las normas que el público exige siguen
siendo elevadas, y que una gran mayoría de las personas en la vida pública cumplen esas
normas. Sin embargo, existen debilidades en el procedimiento para mantener y hacer cumplir
esas normas. En consecuencia, la gente en la vida pública no tiene tan claro como debería
dónde se encuentran los límites de una conducta admisible. Consideramos que esta es la
principal razón para la inquietud pública. Requiere unas medidas correctivas urgentes.
5. Los principios generales de conducta que sostienen la vida pública deben reafirmarse. Así
lo hemos hecho. Los siete principios de desinterés, integridad, objetividad, responsabilidad,
transparencia, honestidad y liderazgo se exponen de forma completa en la página 24.
6. Todos los organismos públicos deberían redactar Códigos de Conducta que incorporen
estos principios.
Escrutinio Independiente
7. Los sistemas internos para mantener las normas deben completarse con un escrutinio
independiente.
Educación
8. Se debe poner más empeño en fomentar y reforzar las normas de conducta en los
organismos públicos, especialmente a través de la orientación y la formación, incluida la
formación introductoria.
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Diputados
9. Un deterioro en la confianza pública en la probidad financiera de los Diputados ha
coincidido con un aumento en el número de Diputados que cobran por trabajos de asesoría
relacionados con su papel parlamentario. Un 30% de los Diputados sin cartera actualmente
ofrecen este tipo de asesoría.
10. La Cámara de los Comunes sería menos efectiva si todos los Diputados fueran políticos
profesionales de dedicación completa, y no se debería prohibir a los Diputados desempeñar
otros trabajos.
11. Si los Diputados venden sus servicios a empresas que ejercen cabildeo en nombre de sus
clientes la autoridad del Parlamento se ve reducida. Se debería prohibir esta práctica.
13. La orientación asociada con el Registro de los Intereses de los Diputados ha dado lugar a
cierta confusión entre los Diputados acerca de qué tipo de conducta es aceptable. La ley del
Parlamento, establecida hace mucho tiempo, debería reafirmarse en lo tocante a este ámbito.
15. El Registro de los Intereses debería ser más informativo. Las reglas para la declaración de
intereses, y para evitar un conflicto de intereses, deberían exponerse con más detalle. Se
debería redactar un Código de Conducta para los Diputados. Hemos redactado un borrador. El
Código debería reafirmarse al principio de cada Parlamento. Los Diputados deberían recibir
una mejor orientación, incluidas sesiones introductorias.
16. El público tiene que saber que las reglas de conducta que rigen los intereses financieros
de los Diputados se aplican con firmeza y con justicia. Se ha solicitado que estas reglas se
incluyan en el Derecho estatutario y se ejecuten a través de los tribunales. Nosotros creemos
que la Cámara de los Comunes debería continuar con la responsabilidad de aplicar sus propias
reglas, aunque se requieren mejores disposiciones.
17. Por analogía con el Supervisor y Interventor General, la Cámara debería nombrar como
Comisario Parlamentario de las Normas a una persona de buena reputación independiente que
asuma la responsabilidad de mantener el Registro de los Intereses de los Diputados ; para
aconsejar y orientar a los Diputados acerca de modos de conducta; para aconsejar acerca del
Código de Conducta; y para investigar las alegaciones de mala conducta. Las conclusiones del
Comisario sobre estos asuntos deberían ser publicadas.
12
18. Cuando el Comisario recomienda medidas adicionales, debería haber una audiencia en el
subcomité del Comité de Privilegios. El subcomité estaría compuesto por siete Diputados con
antigüedad, y normalmente habría una audiencia pública, con la capacidad de recomendar
penalizaciones en su caso. Los Diputados que se presentan en la audiencia deberían tener
derecho a ser acompañados por un asesor.
Ministros y Funcionarios
19. Se esperan con razón unas normas muy elevadas de conducta de los Ministros y de los
funcionarios. Dada la inquietud pública, hay que centrarse en unos temas bastante específicos.
21. El interés público requiere que las alegaciones de mala conducta ministerial deberían
investigarse con prontitud. Normalmente esto es un asunto del que debería ocuparse el Primer
Ministro. La cuestión de quién debe investigar, y si el informe debería publicarse, variará
según los casos, pero en estas situaciones los funcionarios no deberían comprometerse en el
debate de los partidos políticos y sus consejos deberían ser confidenciales.
22. Un tema que ha causado mucha preocupación es el de los Ministros que, al dejar el
cargo, entran a formar parte de empresas con las que han tenido tratos oficiales. Durante dos
años después de dejar sus puestos los altos cargos de la administración pública deben pedir la
autorización de un comité consultivo independiente antes de incorporarse a una empresa
privada. La misma necesidad de proteger el interés público surge en el caso de los Ministros
y los consejeros especiales, los cuales deberían someterse a un sistema de autorización
similar.
23. Tanto para los Ministros como para los funcionarios, el sistema debería estar más abierto
al chequeo público que en la situación actual.
24. El control de la efectividad de las disposiciones similares para los funcionarios de menor
rango es insuficiente y por lo tanto estas disposiciones deberían ser revisadas.
27. Hay que tomar medidas adicionales para asegurarse de que todos los funcionarios estén
al tanto de las normas de conducta que se requieren en el sector público.
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28. Las reglas en lo tocante a la aceptación de regalos y hospitalidad por parte de los
Ministros y los funcionarios son suficientemente estrictas, y no requieren ningún cambio.
30. Los nombramientos a los consejos de los Quangos crean mucha preocupación pública, y
una creencia general de que no siempre se basan en el mérito. El Gobierno se ha
comprometido públicamente con que todos los nombramientos se regirán por el mérito.
31. Los puestos individuales deberían otorgarse siempre por mérito, aunque también es
importante que la composición global de los consejos represente una mezcla de especialidades
relevantes y experiencia. Este abanico debería afirmarse clara y públicamente en las
especificaciones del trabajo.
32. Los Ministros deberían continuar haciendo nombramientos para las juntas, pero también
se debería nombrar un Comisario Independiente para Nombramientos para que regule,
controle e informe acerca del proceso de nombramientos públicos.
33. El gobierno ya está tomando medidas para desarrollar un procedimiento mejor y para
asegurar que se consiga una mayor diversidad. En el futuro el Comisario debería recomendar
el mejor procedimiento y los departamentos tendrían que justificarse si se desviarán de éste.
34. La valoración formal e imparcial de los candidatos es esencial. La juntas consultivas que
se implantan en el SNS deberían universalizarse, y todas ellas deberían incluir un elemento
independiente. Todos los candidatos que los Ministros consideran para cualquier
nombramiento, previamente deberían tener la aprobación de una de las juntas consultivas.
35. Después de los escándalos recientes, se ha hecho mucho para mejorar y uniformar las
disposiciones que aseguran que se cumplen unas normas de conducta elevadas en los OPND.
Este proceso debería continuar. Todos los OPND y organismos del SNS deberían tener un
código de conducta, según los principios que se aplican a todos los organismos públicos, para
todos los miembros de los consejos y para el personal.
36. Sigue habiendo diferencias entre los marcos legales que rigen las normas de conducta en
los OPND, los organismos del SNS y las administraciones locales. El gobierno tiene que
revisar este ámbito y decidir si se puede conseguir una mayor uniformidad.
37. Se necesitan más medidas para salvaguardar la buena conducta tanto interna como
externamente. Internamente se debería recalcar la responsabilidad del Oficial de Contabilidad
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para con la buena conducta además de para con los asuntos financieros. Además se necesitan
procedimientos confidenciales para la investigación de los temas de personal relacionados con
la buena conducta.
38. Externamente, se debería recalcar el papel de los auditores en los asuntos de buena
conducta. Los procedimientos de auditoría deberían revisarse para asegurar que se aplica el
mejor proceder a todos los organismos.
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Lista de Recomendaciones
Exponemos a continuación nuestras recomendaciones específicas bajo cada uno de los
apartados de nuestro informe (seguido por el número del párrafo dentro del capítulo).
Creemos que serviría de ayuda para los destinatarios del Informe si diéramos unas
indicaciones generales de la escala de tiempo dentro de la cual consideramos que las
recomendaciones podrían realizarse. Así que organizamos nuestras recomendaciones en tres
categorías principales:
Diputados
l. Los Diputados deberían continuar siendo libres de desempeñar empleos remunerados no
relacionados con su papel de Diputados.
(párrafo 2.21 )A
4. La Cámara debería poner en marcha sin demora una consideración más amplia de los
méritos de consultorías parlamentarias en general, teniendo en cuenta las implicaciones
financieras y de financiación política de un cambio.
(párrafo 2.59)A
16
5. La Cámara debería:
• se les recuerde a los diputados con más frecuencia sus responsabilidades para
con el Registro y para con la revelación de intereses, y que el hecho de que
estos intereses estén registrados no quite que haya que declararlos. Además se
debería ofrecer más orientación, especialmente a aquellos que acaban de
incorporarse a la Cámara.
(párrafo 2.70)B
7. Se debería advertir a los Diputados, en su propio beneficio, de que todos los acuerdos
laborales que no tengan que registrarse deberían incluir condiciones, o estar apoyados en un
intercambio de correspondencia, que deje claro que no implica ninguna actividad relacionada
con el Parlamento.
(párrafo 2.71)B
17
8. Las reglas y la orientación para evitar un conflicto de intereses se deberían incrementar
para que incluyeran todo un abanico de asuntos relacionados con el Parlamento, y se debería
prestar una atención especial a las Comisiones Permanentes.
(párrafo 2.85)B
9. La Cámara debería redactar un Código de Conducta que expusiera los principios generales
que deberían guiar la conducta de los Diputados; este Código debería ser reafirmado en cada
nuevo Parlamento. (párrafo 2.89)B
lO. El Gobierno debería tomar medidas de inmediato para clarificar la ley relacionada con el
cohecho de los Diputados o con la aceptación de sobornos por los mismos.
(párrafo 2.104)C
• dado un caso «prima facie» para investigar, recomendamos que las audiencias
del subcomité propuesto sean normalmente públicas. También recomendamos
que el subcomité pueda contar con la asistencia de péritos y que cualquier
Diputado que lo desee debería poder ir acompañado por un consejero cuando
esté ante el subcomité:
18
Comité. Sólo los casos más serios deberían ser examinados por toda la
Cámara. (2.104)B
13. El Primer Ministro debería ordenar la redacción de un documento que extraiga de las
CPM los principios éticos y reglas que contiene para crear un código de conducta
independiente o una sección 'separada dentro de las nuevas CPM. Si las CPM van a seguir
siendo el origen de esta orientación, recomendamos que se cambie el nombre a «Conducta y
Procedimiento para Ministros» para reflejar su alcance.
(párrafo 3.15)A/B
14. Se debería considerar de forma cuidadosa cómo asegurar que se utilizan los medios más
apropiados para investigar los supuestos casos de conducta inapropiada que afectan a los
Ministros. Salvo en circunstancias excepcionales, debería aplicarse a estos casos la regla
general que dice que los consejos dados de los funcionarios a los Ministros no deberían
hacerse públicos.
(párrafo 3.22)A
15. Debería aplicarse a los Ministros un sistema similar a las reglas de nombramientos
comerciales de la administración pública. El sistema debería operar de forma consultiva, y la
Comisión Consultiva para Nombramientos Comerciales existente debería administrarlo.
(párrafo 3.31)A
16. Al igual que ocurre con las disposiciones de la administración pública para los secretarios
permanentes, se debería aplicar un periodo automático de espera de tres meses a Exministros,
pero no a los otros diputados ni a los oficiales disciplinarios de partido. En los casos en los
que se recomienda un periodo adicional de espera, el máximo periodo de espera debería
fijarse en dos años a partir de la fecha en la cual dicho Exministro dejara el cargo.
(párrafo 3.33)A
18. Los Exministros, después de recibir el informe de la comisión consultiva, deberían tener
el derecho de apelar al Primer Ministro del momento, que podría reducir el periodo de espera
o relajar las condiciones si la apelación fuese fundada.
(párrafo 3.36)A
19
•
19. El sistema debería ser tan abierto como sea posible, y al mismo tiempo proteger la
privacidad de los Ministros.
(párrafo 3.38)A
20. Con las nuevas disposiciones, el Gobierno debería controlar la cantidad de trabajo de la
comisión consultiva y crear disposiciones de contingencia para aumentar su personal para
hacer frente a las consecuencias de un cambio de administración. (párrafo 3.39)B
22. Las nuevas disposiciones para pagos según rendimientos para altos cargos de la
administración pública deberían estructurarse para que no socaven la imparcialidad política.
(párrafo 3.48)A
23. El borrador del código para la administración pública debería revisarse para ser efectivo
cuando un funcionario sea consciente de una fechoría o una mala administración, aunque no
esté personalmente implicado. (párrafo 3.51)A
24. La operación del sistema de apelación bajo el Código debería hacerse lo más pública
posible, y los Comisarios deberían informar al Parlamento acerca de todas las apelaciones que
tengan éxito. (párrafo 3.52)B
25. Los Departamentos y agencias deberían nombrar uno o más oficiales, responsables de
investigar los asuntos de personal que se planteen de forma confidencial.
(párrafo 3.53)A
26. El nuevo código de la administración pública debería hacerse efectivo de inmediato, sin
que se espere la legislación correspondiente. (párrafo 3.55)A
27. La Oficina del Consejo de Ministros debería continuar controlando y haciendo público el
proceder recomendado para mantener las normas de conducta que aseguren que los principios
básicos de conducta se observan adecuadamente.
(párrafo 3.59)A
28. En los departamentos y agencias debería haber controles regulares del conocimiento y del
entendimiento de las normas éticas pertinentes por parte del personal; la orientación debería
reforzarse y difundirse de forma adecuada, específicamente con una formación adicional, en
los casos en los que estos controles reflejen areas de problemas. (párrafo 3.61)A
29. La Comisión Consultiva para Nombramientos Comerciales debería justificar las razones
de su decisión en este caso específico, una vez aceptado el nombramiento.
(párrafo 3.66)A
20
31. Los consejeros especiales deberían estar sujetos a las reglas para nombramientos
comerciales. (párrafo 3.70)A
Los Quangos
(Organismos Públicos No Departamentales Ejecutivos y Organismos del
Servicio Nacional de Sanidad)
Nombramientos
33. Los Ministros seguirán teniendo la última responsibilidad en cuanto a los nombramientos.
(párrafo 4.29)A
34. Todos los nombramientos públicos deberían regirse por el principio predominante de
nombramiento según el mérito. (párrafo 4.35)A
35. La selección por mérito debería tener en cuenta la necesidad de nombrar juntas en las que
se dé un equilibrio de especialidades y experiencias. El criterio para el nombramiento de los
consejeros y la forma en que se espera que éstos cumplan sus funciones debería estar
explícita. Debería estar claramente especificada la gama de especialidades y experiencias que
se busca. (párrafo 4.46)A
36. Todos los nombramientos de consejeros para los OPND ejecutivos o para los organismos
del SNS deberían hacerse después de un asesoramiento realizado por una comisión o comité
que incluya elementos independientes. (párrafo 4.48)C
37. Cada comisión o comité debería tener al menos un miembro independiente y los
miembros independientes deberían sumar al menos un tercio del total. (párrafo 4.49)C
41. La Unidad para los Nombramientos Públicos debería sacarse de la Oficina del Consejo de
Ministros y ubicarse bajo el control del Comisario de Nombramientos Públicos.
(párrafo 4.57)B
21
•
42. Todos los Secretarios de Estado deberían redactar anualmente un informe sobre los
nombramientos públicos de sus departamentos. (párrafo 4.62)B
43. Los candidatos a los nombramientos deberían tener que declarar cualquier actividad
política significativa (incluida la ocupación de puestos, discursos públicos y candidatura a las
elecciones) que hayan realizado en los últimos cinco años.
(párrafo 4.68)B
44. El Comisario de Nombramientos Públicos debería redactar un código con vistas a los
procedimientos para los nombramientos públicos. Las razones para no cumplir este código por
«proporcionalidad» deberían anotarse y estar disponibles para su revisión. (párrafo 4.72)C
Conducta apropiada
45. El Gobierno debería realizar una revisión con vistas a la redacción de un marco legal más
coherente para regir la conducta apropiada y la responsabilidad de los organismos públicos,
incluidos los OPND ejecutivos. los organismos del SNS y la administración local. Esta
debería involucrar a todos los departamentos en cuestión y debería ser coordinada por la
Oficina del Consejo de Ministros y la Hacienda Pública.
(párrafo 4.81)C
46. La adopción de un código de conducta para los miembros de juntas debería llegar a ser
obligatoria para cada OPND ejecutivo y cada organismo del SNS. (párrafo 4.91)B
47. Debería ser obligatorio que las juntas de cada OPND ejecutivo y cada organismo del SNS
adoptaran un código de conducta para su personal. (párrafo 4.91)B
48. Los miembros de las juntas y el personal de todos los OPND ejecutivos y organismos del
SNS deberían tener que comprometerse a mantener y respetar el código pertinente al ser
nombrados. y el cumplimiento de este código debería ser una condición para su
nombramiento. (párrafo 4.95)B
50. El papel de los oficiales contables de los OPND ejecutivos y del SNS debería redefinirse
para remarcar su responsabilidad formal en LOdos los aspectos de la conducta apropiada.
(párrafo 4.1 02)B
51. Sc debería autorizar a la Comisión de Auditoría para que publicara informes de interés
público sobre organismos del SNS a discreción. (párrafo 4.105)B
52. La Hacienda Pública debería revisar las disposiciones para la auditoría externa de los
organismos públicos, con vistas a aplicar el mejor proceder en todos ellos.
(párrafo 4.109)C
22
53. Cada OPND Ejecutivo y cada organismo del SNS que todavía no haya nombrado a un
oficiala Miembro de la Junta que se encargue de investigar confidencialmente los asuntos del
personal acerca de la conducta apropiada debería hacerlo.
(párrafo 4.116)B
54. Los OPND Ejecutivos, apoyados por sus departamentos patrocinadores. deberían:
• animar a los organismos ejecutivos para que sigan el mejor proceder y mejoren
la uniformidad entre los organismos similares trabajando para mejorar el
cumplimiento de las normas para que éstas se acerquen al mejor proceder;
55. Los nuevos miembros de las juntas deberían comprometerse a asistir a una formación
introductoria al ocupar sus cargos y ésta debería incluir una consciencia de los valores en el
sector público, y unas normas de probidad y responsabilidad.
(párrafo 4.125)B
23
Los Siete Principios de la Vida Pública
Desinterés
Los que ocupan cargos públicos deberían tomar decisiones sólo con arreglo
al interés público.
Integridad
Los que ocupan cargos públicos no deberían colocarse bajo ninguna
obligación financiera u otra con terceros u organizaciones que puedan
influirles en el desempeño de sus responsabilidades oficiales.
Objetividad
Al llevar a cabo asuntos públicos, incluidos los nombramientos públicos,
la contratación pública, o la recomendación de individuos para
recompensas y beneficios, los que ocupan cargos públicos deberían elegir
por mérito.
Responsabilidad
Los que ocupan cargos públicos son responsables de sus decisiones y
acciones ante el público y deben someterse al escrutinio que sea apropiado
para su cargo.
Transparencia
Los que ocupan cargos públicos deberían obrar de la forma más abierta
posible en todas las decisiones que toman y en todas la acciones que
realizan. Deberían justificar sus decisiones y limitar la informacion sólo en
el caso de que esto sea lo más necesario para el interés público.
Honestidad
Los que ocupan cargos públicos tienen la obligación de declarar todos los
intereses privados relacionados con sus responsabilidades públicas y de
tomar medidas para solucionar cualquier conflicto que surja de tal forma
que protejan el interés público.
Liderazgo
Los que ocupan cargos públicos deberían fomentar y apoyar estos principios
con liderazgo y ejemplo.
*****************************************************
Estos principios se deben aplicar en todos los ámbitos de la vida pública.
El comité los ha expuesto aquí para el provecho de todos los que sirven al
interés público de alguna manera.
24
Capítulo 1
Introducción
1. En Octubre de 1.994 el Primer Ministro pidió a este Comité que examinara la creciente
preocupación pública por las normas de conducta en la vida pública. Una muestra de esta
preocupación se dio en la correspondencia que recibimos, casi 2.000 cartas de todo tipo de
gente de toda condición. También lo expresaron muchos de los 100 testigos que nos
presentaron testimonios en público durante un periodo de seis meses. En recientes sondeos de
opinion se expresaron indicaciones adicionales de una preocupación pública generalizada por
la honradez de los políticos, los detalles de los últimos se exponen en el Apéndice 1 de este
informe.
2. También, una gran parte de esta evidencia dejaba claro que gran parte de la preocupación
pública por las normas de conducta en la vida pública se basaba más en percepciones que en
los hechos. Tomando la evidencia en conjunto, creemos que la gran mayoría de los hombres y
mujeres en la vida pública británica son honestos y trabajadores, y cumplen unas altas normas
éticas.
3. Existe, y siempre habrá, una minoría que no las cumplen. Sin embargo, se sabe
perfectamente que es difícil medir la corrupción deliberada. En las palabras de nuestros
predecesores en la Comisión Salman, «No hay ningún modo objetivo de medir la corrupción
actual en el sector público ni de saber si esta cantidad ha cambiado en las últimas décadas.»*
* Report of the Royal Commision of Conduct in Public Life, Cmnd 6524, 1976, paragraph 34.
** Un conciso estudio de los antecedentes de nuestro trabajo se encuentra en el apéndice l.
25
5. Sería un consuelo pensar que el público cree que la conducta se ha deteriorado sólo por el
aumento de actividad de los medios de comunicación y la intrusión en la vida privada de los
personajes públicos. No obstante, no creemos que ésta sea toda la verdad. Puede que los
periódicos hayan aprovechado o animado el «morbo», pero suelen publicar lo que creen que
son hechos y éstos pueden ser recurridos en los tribunales de justicia si lo que dicen es una
difamación o una mentira. Una prensa libre que utiliza las técnicas justas del periodismo de
investigación es un activo imprescindible para nuestra democracia. Preferiríamos que hubiera
más reconocimiento por parte de los medios de comunicación de que la gran mayoría de los
funcionarios trabajan mucho y cumplen elevadas normas de conducta. Preferiríamos que
hubiera más reconocimiento del valor de nuestros mecanismos democráticos y el peligro de
socavados. Preferiríamos que se prestara menos atención a los comportamientos sexuales
privados. Pero no culpamos en absoluto a los medios de comunicación por revelar casos
reales de fechoría. Tienen la obligación de investigar -ligada con la obligación de hacerlo de
forma responsable- y de esta manera pueden contribuir a la preservación de las normas de
conducta en la vida pública.
«... Estamos en un periodo que creo que no es ni por asomo tan malo como el periodo
eduardiano ni el primer periodo georgiano pero que es, sin embargo, un periodo que
provoca bastante preocupación.» Lord Blake (testigo)
6. Con frecuencia en nuestro trabajo hemos oído la expresión «zona gris» utilizada para
racionalizar un comportamiento moralmente sospechoso. La ubicuidad de la frase, y la
implicación de que algunos no saben ya distinguir entre lo bueno y lo malo en la vida pública,
nos preocupa. Cuando las personas en la vida pública dudan si una acción específica es
coherente con las normas de conducta que se espera de ellos, el único proceder correcto es no
hacerla.
26
reestablecer claridad y dirección donde haya surgido una incertidumbre moral. En cuanto se
haya desarrollado una cultura de imprecisión moral, una «cultura de sordidez», buscaremos la
forma de eliminarla. Un grado de austeridad, un respeto para la tradición de una conducta
recta en la vida pública británica no es sólo deseable sino imprescindible.
9. Hay dos razones por las que esto es importante. Primero, nosotros en Gran Bretaña
siempre hemos tenido un justificado orgullo en la conducta de la gran mayoría de nuestros
empleados públicos; ese orgullo se debería reestablecer. En segundo lugar, la experiencia en
otros lugares nos enseña que, a menos que se mantengan las normas más estrictas y se
restablezcan donde sea necesario, la corrupción y la malversación pueden convertirse en parte
del estilo de vida. La amenaza actual no es grande. Hay que tomar medidas antes de que esto
suceda.
10. Los cambios en el sector público han aumentado la necesidad de tomar medidas. La
decentralización y la subcontratación han cambiado el formato de las organizaciones que
ofrecen los servicios públicos. Hay un mayor intercambio entre sectores. Hay más contratos a
corto plazo. Existe escepticismo acerca de las instituciones tradicionales. Con este trasfondo,
no se puede dar por sentado que todo el mundo en el servicio público va a asimilar una cultura
de servicio al público a menos que se les diga 10 qué se espera de ellos y se refuerce
sistemáticamente este mensaje. Los principios propios de la ética del servicio al público deben
afirmarse de nuevo. Nosotros lo hemos hecho en la página 24.
11. Para considerar qué lecciones se pueden sacar de la experiencia en el extranjero, hemos
obtenido información (tanto escrita como en forma de conversaciones con visitantes
experimentados) acerca de las disposiciones existentes o bajo consideración en varios países
de la Unión Europea, en la Commonwealth yen los Estados Unidos. Encontramos estrechas
analogías donde el marco constitucional se basaba en el modelo de británico. A la vez que
notamos una tendencia en los últimos años de mantener las reglas de conducta con el Derecho
escrito, también hemos notado una corriente de opinión en Canadá y en otros lugares que
afirman que hay ventajas en tener una base no escrita y más flexible para los Códigos de
Conducta. Concluimos que lo más apropiado a las circunstancias del Reino Unido era adaptar
nuestras recomendaciones estrechamente a nuestros mecanismos que son en su mayoría no
estatu tarios.
12. Nuestro cometido cubre toda la vida pública. Para que nuestro trabajo sea más manejable,
decidimos centrar nuestro primer informe en las tres áreas que aparentemente causan la
preocupación pública más inmediata: la Cámara de los Comunes, el Gobierno Central
(Ministros y funcionarios) y los quangos ejecutivos, incluidos los organismos del SNS. Estos
incluyen un gran abanico de la vida pública, y son tratados en los tres capítulos siguientes de
nuestro informe. Creemos que los siete principios expuestos en la página 24 son aplicables a
los tres, y a aquellos ámbitos de la vida pública que trataremos en el futuro.
27
•
Hilos comunes
13. También hemos pensado en los mecanismos que hay que poner en marcha para asegurar
que nuestros principios se entienden.
Códigos de Conducta
14. Creemos que los principios expuestos anteriormente deberían formar la base de los
códigos de conducta en todo el sector público. Recientemente, los Ministros han aceptado un
nuevo código para la administración pública.
15. Estos códigos deberían redactarse dentro de cada organización involucrada, para que sean
los más apropiados a sus circunstancias y formarán parte de la cultura de la organización. Sin
embargo, todos deberían basarse en los principios expuestos anteriormente. Además de los
principios y los códigos encontramos dos elementos adicionales a lo largo de todo este
informe.
Escrutinio Independiente
16. Primero, donde haya la posibilidad de que el comportamiento caiga por debajo de sus
altos niveles, los sistemas internos deberían apoyarse en el escrutinio y en el control
independientes. En parte esto se lleva a cabo en el trabajo de rutina de los auditores. No
obstante en ciertas cirunstancias un organismo independiente podría ser una importante
garantía adicional para mantener la confianza pública. Este organismo supervisaría el marco
dentro del que se realizan las acciones y controlaría el cumplimiento de las normas.
Orientación y Educación
17. Segundo, por el ritmo del cambio, es imprescindible que se tomen más medidas para
inculcar las altas normas éticas a través de la orientación, la educación, y la formación,
(específicamente la formación introductoria), que las que se juzgaban necesarias en el pasado.
En este contexto, la orientación significa la promoción planificada y el refuerzo por parte de
todos los organismos públicos de las normas éticas. Esto implica la participación activa de las
personas en la vida pública formulando las normas éticas más importantes; requiere que
aquellos que están en posiciones de autoridad den un buen ejemplo; y requiere que las
organizaciones controlen el conocimiento de estas normas y tomen medidas correctivas en su
caso.
\
Conclusión
18. Hemos heredado un legado de un valor inmenso de aquellos que pusieron, en el siglo
pasado y en éste, los cimientos de un servicio público en el que la gente pueda confiar y del
que se pueda sentir orgullosa. En palabras de Robert Sheldon, Diputado y Presidente del
Comité de Cuentas Públicas:
«Tenemos una suerte extraordinaria... hay unos 184 países en las Naciones
Unidas. Se pueden contar con los dedos de una mano los países que tienen
28 2393·í
unos niveles de conducta parecidos a los nuestros. Representamos una
excepción y es responsabilidad nuestra asegurar que se mantienen estos
niveles ... Una vez que se pierden me temo que es extraordinariamente difícil
volver a tenerlos».
19. Las recomendaciones que hacemos en este informe se plantean para asegurar que la vida
pública en Gran Bretaña mantiene estos elevados niveles.
29
Capítulo 2
Diputados
Principales Conclusiones
Los Diputados deberían mantener la libertad de tener intereses
remunerados no relacionados con su trabajo parlamentario. Pero se les
debería prohibir realizar un trabajo remunerado como asesores
parlamentarios generales con clientes múltiples. La Cámara de los
Comunes debería revisar la ley del parlamento en cuanto a otras
consultorías parlamentarias. Revisaremos la situación de nuevo dentro de
un año.
30
La Percepción Pública
1. La Cámara de los Comunes es el corazón de nuestra democracia. Las normas de conducta
que los Diputados deben cumplir son crucialmente importantes para el bienestar político de la
nación. Estas normas siempre han sido autoimpuestas y autorreguladas porque el Parlamento
es nuestra institución suprema.
3. En los últimos años la confianza que público depositaba en los políticos se ha deteriorado
de forma marcada. Nuestro primer testigo, D. Ivor Crewe, catedrático, nos dijo:
«Cada vez que los sondeos han pedido a la gente que hagan una comparación
entre varias profesiones por su honestidad u honradez o ejemplo moral, los
Diputados han estado o en el último puesto o cerca de este, haciéndoles la
competencia a los agentes inmobiliarios y a los periodistas para evitar el
premio de consolación.»
4. Continúo mencionando los resultados de un sondeo reciente de Gallup que concluyó que el
64% del público estaba de acuerdo con que «la mayoría de los Diputados ganan mucho dinero
utilizando sus cargos públicos indebidamente». Está cifra ha aumentado del 46% que se
registró hace nueve años. El mismo sondeo concluyó que el 77% de la gente cree que «los
Diputados se preocupan más por los intereses especiales que por la gente en sí», a la vez que
sólo un 28% estaban de acuerdo con que «la mayoría de los Diputados tienen un código moral
personal elevado».
5. Hay que tratar estas cifras con cautela. A la sugerencia de que la mayoría de los Diputados
ganan mucho dinero utilizando sus cargos públicos indebidamente, Crewe, el Prof., nos dijo,
«Yo no creo eso en absoluto». El Prof. Crewe también nos dijo que los votantes solían tener
una imagen diferente de su Diputado local. Iain Duncan-Smith, Diputado, entre otros, estaba
de acuerdo. Dijo:
7. Tanto John Witherow, Director del periódico «The Sunday Times», como Peter Prestan,
Jefe de Redacción de «The Guardian», dijeron que no estaban de acuerdo con el punto de
31
•
vista de que la mayoría de los Diputados «trabajaban en la política por dinero», sin embargo
creyeron que el cinismo público creaba un problema real. No es de soprender que pensaran
que era culpa del Parlamento mismo, en vez de ser culpa de los medios de comunicación. Un
comentario hecho por Lord Callaghan es pertinente. Cuando le preguntaron si la Cámara de
los Comunes había dejado su estricta actitud de antaño, dijo:
«Creo que más que haber tomado una decisión en si, hemos relajado estas
disposiciones accidentalmente, y nuestras propias normas de conducta, creo
que de algún modo han caído en desuso.»
8. Los Diputados mismos son conscientes de esta pérdida de confianza, que en cierta medida
refleja una tendencia que afecta a las instituciones democráticas en todas partes. Emma
Nicholson, Diputada, nos dijo:
«Lo triste es que los Diputados sienten que los grandes esfuerzos que hacen
para ayudar a la gente ya no se reconocen como tales.»
«¿A fin de cuentas, qué quiere el público? El público quiere que le aseguren
que las normas de conducta se mantienen, y eso es todo.»
11. Sin duda, esta preocupación tiene mucho que ver con el auge del cabildeo profesional
parlamentario y con el gran aumento del número de Diputados empleados como asesores y
consejeros en empresas, en asociaciones comerciales. etc. Aquellos con una larga experiencia
en el Parlamento han hecho referencia al auge del cabildeo y los problemas que éste plantea.
Por ejemplo, Chris Moncrieff, veterano periodista del cabildeo, nos dijo:
32
«Durante los últimos cuatro o cinco al/os ha habido un auge masivo CJI la
actividad de cahildeo comercial en la Cámara de los Comunes y creo que
ahora los Diputados son mucho más vulnerables a las presiones exteriores y
comerciales que en cualquier momento anterior»
12. Un cierto número de testigos han señalado otra posible razón para este aumento en la
presión comercial en los Diputados. El declive relativo al sueldo de los Diputados y Ministros
durante los últimos años, y el gran aumento en la carga de trabajo es lo que hace que los
Diputados sean más propensos a aceptar ayuda externa. Alex Carlile, Diputado, dijo:
Sir Terence Higgins, Diputado, habló de la carga de trabajo, y también nos dijo que en
términos reales los ingresos medios en Gran Bretaña eran actualmente un 80(}'() mayores que
cuando él se incorporó a la Cámara en 1.964, mientras que el sueldo de los Diputados se había
mantenido y el de los Ministros se había deteriorado entre un 5WYrJ y un 60%. Peter
Thurnham, Diputado, planteando un argumento parecido, comentó hasta qué punto él tuvo
que subvencionar personalmente su propio despacho en su distrito electoral:
«Encontré que la política era más exigente que lo que había pensado, con un
compromiso de más de 100 horas semanales necesarias para defender un
escaño poco seguro a través de tres elecciones generales.. Decidí desde el
principio crear un despacho en mi propio distrito electoral que estaría bien
provisto de personal y de equipos. ... A lo largo de los al/os este despacho me
ha costado una cantidad muy sustancial por encima de mis dietas ojiciales.»
13. Sea cual sea la razón, ha habido un aumento significativo en el número de Diputados que
se han incorporado a consultorías u otras formas de acuerdo. Es razonable pensar que esta
incorporación influirá en su conducta parlamentaria. Un análisis del Registro de los Intereses
de los Diputados de 1.995 revela que 26 Diputados tienen acuerdos de consultoría con
empresas de relaciones públicas o de cabildeo y 142 más tienen consultorías con otro tipo de
empresa o asociación comercial. Estos 168 Diputados tienen entre todos unas 356
consultorías. Si se excluyen los Ministros y el/la Presidente de la Cámara hay 566 Diputados.
Así que casi un 30% de los Diputados elegibles tienen acuerdos de consultoría de este tipo.
14. Una relación similar, pero en absoluto idéntica, es la relación que ha existido durante
muchos años de patrocinio de Diputados por parte de los Sindicatos. Los orígenes del
patrocinio sindical se remontan mucho más atrás en la historia parlamentaria que los de la
consultoría moderna. En el pasado, cuando no se remuneraba a los Diputados, ser elegido para
la Cámara sin este tipo de patrocinio hubiera sido imposible, económicamente hablando, para
muchos Diputados. La importancia de la conexión financiera para muchos de los Diputados
implicados puede haber disminuido. El apoyo financiero se suele limitar al pago de una parte
del despacho en el distrito electoral del Diputado y sus gastos electorales. No hay ninguna
remuneración personal para el Diputado. No obstante es natural que esta situación le cree un
sentimiento de obligación que potencialmente influya en la conducta del Diputado en la
Cámara. Según el Registro de 1.995 un total de 184 Diputados (más de 30% de los Diputados,
Ministros incluidos) tenían acuerdos de patrocinio con los Sindicatos. Además, 27 Diputados
33
•
tienen consultorías remuneradas con Sindicatos. 10 más reciben otras ayudas económicas por
parte de los Sindicatos.
15. Aunque la falta de detalle en el Registro hace muy difícil un análisis preciso, parece que
de maneras distintas unos 389 de los 566 Diputados elegibles -casi un 70% del total- tienen
relaciones económicas con organismos externos directamente conectadas con su pertenencia a
la Cámara. No es de soprender, pues, que la cuestión financiera que da lugar a la mayoría de
la preocupación pública sea el empleo externo de los Diputados.
16. Las cuestiones específicas son las siguientes. ¿Se debería poner nuevas limitaciones a la
libertad de los Diputados en cuanto al hecho de aceptar trabajos externos? Si se van a permitir
los trabajos externos ¿hasta qué punto se puede proteger el interés público a traves de la
transparencia? ¿Hay circunstancias en las que se resuelve un conflicto de intereses exigiendo
a un Diputado que se retire del asunto parlamentaría? ¿Necesitan los Diputados una
orientación mayor? ¿El público puede tener la confianza de que la reglas acerca de los
intereses de los Diputados se aplican de manera estricta y justa? Consideremos cada una de
estas preguntas a continuación.
«...un sondeo reciente sugiere que el público acepta que los Diputados
deberíamos poder ganar unos ingresos adicionales de intereses externos,
siempre que estos intereses fueran declarados.»
]9. Creemos que aquellos Diputados que quieran ser Diputados de dedicación completa
deberían estar libres para ello, y que no se debería aplicar ninguna presión para que
adquiriesen intereses externos. No obstante, también consideramos conveniente que la
Cámara de los Comunes incluya a Diputados con una gran variedad de intereses externos. Si
no fuera asi, el Parlamento estaría peor informado y sería menos eficaz que actualmente, y
podría depender de los cabilderos. Un Parlamento enteramente compuesto por políticos
profesionales de dedicación completa no iría en el mejor interés de la democracia. La Cámara
debe incluir, en lo posible, gente con una amplia gama de experiencia actualizada que pueda
contribuir a la competencia de la institución.
34
20. Además de tener Diputados que mantengan intereses externos, es importante que la
Cámara de los Comunes siga incluyendo a Diputados con una amplia variedad de
procedencias. Deberíamos preocuparnos por la posibilidad de que la gama de hombres y
mujeres capacitados que se sentirían atraídos a presentarse para el Parlamento disminuiría si
se prohibiese a los Diputados el tener intereses remunerados externos. Creemos que muchas
personas capaces no querrían incorporarse al Parlamento si no sólo tuvieran que aceptar una
importante reducción de sueldo sino también corriesen el riesgo de ver su fuente de ingresos
desaparecer por completo en el caso de que perdieran sus escaños. Varios de nuestros testigos
se lamentaron de que cada vez hay más Diputados que nunca han tenido ninguna experiencia
laboral fuera del ámbito político.
Consultorías Parlamentarias
22. Ahora surge el tema más específico de si algunos intereses remunerados externos son
menos aceptables que otros. Como apuntamos anteriormente, la mayor preocupación actual
sobre la independencia de la Cámara surge cuando las organizaciones buscan los servicios de
los Diputados específicamente como consejeros o asesores parlamentarios.
23. La necesidad de proteger a la Cámara contra las influencias indebidas ejercidas sobre los
Diputados se ha reconocido desde hace tiempo. Hay una prohibición estatutaria del
desempeño de varios cargos remunerados de la Corona por los Diputados. Esta incluye
puestos en la Administración Pública y en las juntas de industrias del sector público. La
posición estatutaria refleja la historia del conflicto entre la monarquía y el Parlamento, y el
miedo de que la Corona podría usar su patrocinio para comprar votos. Esto no tiene mucho
que ver con las condiciones actuales.
Antecedentes históricos
24. Aunque la misma prohibición estatutaria que se aplica a los empleos públicos no se ha
extendido a los intereses financieros, no es nada nueva la preocupación por la influencia de
presiones externas financieras sobre los Diputados, y la necesidad de preservar su
independencia. En 1.695, después de la expulsión del Presidente, Sir John Trevor, por haber
aceptado un soborno de 1.000 guineas de los gremios de la Ciudad de Londres en conexión
con la Ley sobre los Huérfanos, la Cámara decidió que «la oferta de dinero, u otros
beneficios, a un Diputado para fomentar cualquier asunto, pendiente de su trámite
parlamentario es un delito grave y una infracción penal y tiende a la subversión de la
Constitución inglesa.»
35
•
25. En 1.858 la Cámara resolvió que «es contrario a la función de esta Cámara y que
menosprecia la dignidad de la misma que cualquiera de sus Diputados presente, promueva o
defienda en esta Cámara cualquier procedimiento o medida en el que puede actuar en
consideración de cualquier honorario o recompensa.»
Esta regulación estaba específicamente dirigida a los abogados.
26. Hacia 1.947 la situación no había cambiado de forma significativa. En ese año la Cámara
declaraba que:
27. En 1.969 la Comisión Especial para los Intereses de los Diputados (Declaración),
conocido como el Comité Strauss, revisó las reglas de declaración de los Intereses de los
Diputados. Aunque en ese momento rechazara el concepto de un Registro de Intereses,
propuso un nuevo código de conducta para los Diputados. Una parte de este código era un
reglamento mucho más estricto sobre la declaración de intereses. La otra parte habría puesto
unas restricciones considerables sobre la libertad de acción de los Diputados en la Cámara en
situaciones en las que tuvieran intereses financieros. El Comité propuso que la Cámara
adoptase esta resolución:
36
La Resolución de 1.947 y las reglas de la Cámara
29. Por tanto el informe Strauss no cambió la situación formal. En principio esta situación no
ha cambiado desde hace 50 años, o quizá hasta 300 años. La Resolución de 1.947 sigue siendo
vinculante para los Diputados, y es la afirmación más detallada de la ley del Parlamento en
cuanto a este asunto. Sin embargo, esta resolución, que parece clara e inequívoca a primera
vista, contiene las semillas de los problemas actuales.
31. Aunque la resolución por tanto prohíbe al Diputado concluir un acuerdo que le
comprometa a actuar en nombre de un organismo externo «con relación a cualquier asunto
pendiente de trámite en el Parlamento», no prohibe la obligación vinculante de aconsejar al
cliente en los asuntos parlamentarios. El Diputado mantiene la libertad de concluir un acuerdo
para actuar como consejero o asesor en los asuntos parlamentarios. A primera vista, por lo
tanto, puede parecer que esta resolución delimita la diferencia entre los consejos remunerados
y la abogacía remunerada, que mucha gente, dentro y fuera del Parlamento, nos han dicho que
sería la más apropiada.
33. La naturaleza voluntaria de una acción por parte de un Diputado es importante. Ningún
organismo externo puede utilizar un acuerdo financiero con un Diputado para asegurar una
acción específica en el Parlamento sin cometer un desacato al Parlamento punible. El Comité
de Privilegios en 1.946/47, en un pasaje que ha formado la base de informes posteriores del
Comité de Privilegios, dijo:
34. Por consiguiente, las reglas de la Cámara, establecidas durante muchos años, se centran
principalmente en mantener los privilegios y la libertad de acción de los Diputados, para que
éstos no se vean forzados por organismos externos a actuar de un modo específico en el
Parlamento.
37
35. Sin embargo, las reglas son mucho menos explícitas en cuanto a la restricción de la
libertad que tienen los Diputados de ponerse en situaciones en las que son susceptibles a una
influencia indebida.
36. Se establece de forma clara que es delito contra la ley del Parlamento que un Diputado
acepte un soborno. Sin embargo, las reglas son mucho menos claras para las infracciones
menores. En el caso reciente de «dinero a cambio de preguntas», el Comité de Privilegios
recomendó que se tomaran medidas contra los Diputados involucrados porque su conducta
«no cumplía las normas que la Cámara lícitamente espera de sus Diputados.» En su
memorándum publicado en el volumen 11 del Informe del Comité de Privilegios, el entonces
Actuario de la Cámara (y ahora miembro del comité) afirmó:
37. Esta postura es enteramente consecuente con la afirmación de 1.971 del entonces Jefe de
la Cámara, citada en el párrafo 28 anterior, que «es correcto contar con el sentido común de
los Diputados.»
Evolución de la situación
38. Los dos cambios principales en los últimos cincuenta años se han combinado para centrar
la atención en esta última área del comportamiento de los Diputados, y para poner de relieve
las ambigüedades creadas por la actual ley del Parlamento.
39. En primer lugar. ha habido un cambio radical en la naturaleza del empleo externo de los
Diputados. Hasta hace pocos años, los Diputados con un empleo remunerado externo
típicamente buscaban profesiones y ocupaciones que, con la posible excepción del
periodismo y el Derecho, por lo general no estaban relacionadas con el Parlamento. Solían
ser las mismas profesiones que desempeñaban antes de incorporarse al Parlamento. Pocos
Diputados cobraban con arreglo a sus responsabilidades Parlamentarias. No obstante, esta
situación se ha visto transformada de forma radical. La proporción de Diputados que
desempeñan profesiones no relacionadas con el Parlamento, como la agricultura, ha
disminuido, a la vez que -según demuestran las cifras en el párrafo 13 anterior- la proporción
cuyo empleo surge directamente de su pertenencia a la Cámara de los Comunes ha
aumentado de forma muy significativa.
40. En segundo lugar, la introducción del Registro de los Intereses de los Diputados, diseñado
para promocionar el concepto loable de revelación de intereses, ha ayudado a crear la falsa
impresión de que cualquier interés es aceptable una vez registrado, y así aumentar la
confusión creciente.
41. Parte de esta confusión puede originarse en el «propósito definitivo» del Registro que se
expone en el Primer Informe de la Comisión Especial sobre los Intereses de los Diputados de
38
1.991/92. Este propósito es el de «ofrecer información sobre cualquier interés pecuniario u
otro beneficio material que un Diputado reciba y que otros podrían pensar capaz de influir en
sus acciones, discursos o votos en el Parlamento, o en acciones tomadas en su calidad de
Diputado del Parlamento.»
42. En la edición de 1.995 del Registro de los Intereses de los Diputados los acuerdos de
consultoría se apuntan en la tercera de las categorías de intereses registrables. Bajo el título
«clientes» estipula que los Diputados deben revelar los nombres de los clientes «a los que
ofrecen servicios que dependen en su esencia de su pertenencia a la Cámara, o surgen de la
misma; por ejemplo, el patrocinio de funciones en dependencias del Parlamento, el formular
representaciones a los Departamentos Gubernamentales o la provisión de consejos sobre los
asuntos Parlamentarios o públicos.»
43. Por lo tanto, la situación es que la resolución de 1.947 prohíbe que un Diputado
acuerde que actuará en nombre de un cliente en el Parlamento, pero las reglas que rigen el
Registro de Intereses de los Diputados expresamente contemplan que un Diputado puede
recibir un beneficio material «que otros podrían pensar capaz de influir en sus acciones,
discursos o votos en el Parlamento» y que, en el caso de los acuerdos de consultoría,
pueden significar que los Diputados cobren por formular consultas a departamentos
gubernamentales sobre temas que inevitablemente suelen tratarse de asuntos pendientes de
trámite en el Parlamento.
44. El contraste entre la Resolución de 1.947 y los reglamentos que rigen el Registro es
totalmente inadmisible, desde nuestro punto de vista. No es de soprender que haya creado
confusión entre los Diputados. Estamos de acuerdo con el comentario de la Sra. Presidente el
12 de julio 1.994 (Informe Oficial col 829) que existe una necesidad urgente de clarificar la
ley del Parlamento en este ámbito.
46. El principal argumento a favor de permitir que los Diputados presenten las opiniones de
sus clientes de consultoría es que de esta manera muchas organizaciones respetables, y en
algunos casos muy meritorias, pueden hacerse oír en los asuntos nacionales, y que esto sería
imposible a través de la maquinaria normal de los distritos electorales. En consecuencia, se
argumenta que la Cámara en su conjunto está mejor informada y más capacitada para debatir
los asuntos en cuestión.. Además, dicen que de esta manera se evitaría un desequilibrio entre
empresas, profesiones y ocupaciones cuyos miembros también son casualmente Diputados y
por tanto pueden hablar con conocimiento de causa sobre los temas pertinentes, y las
organizaciones tales como las asociaciones comerciales, las organizaciones caritativas, o la
Federación de Policía que a lo mejor no tienen este tipo de representación directa.
39
«Si su comité llegara a la conclusión de que ciertas actividades -por ejemplo, la
abogacía remunerada en nombre de organismos externos- son inconsecuentes con la
pertenencia a la Cámara, yo consideraría está decisión muy positiva tanto para los
Diputados como para aquellos que tienen que aconsejarles, como el Registrador.» Sir
Geoffrey Johnson Smith, Diputado.
«... no podemos tener una situación en la que alguien sólo dice algo porque cobra por
ello, pero tampoco podemos tener una situación en la que alguien no diga nada aunque
sepa más sobre el asunto que los demás.» Ann Taylor, Diputada.
«Creo que se puede distinguir entre los representantes y los asesores generales. Pero
entre los representantes, creo que los cabilderos son el ejemplo más fuerte y más claro.»
Sir Norman Fowler, Diputado.
«La misma palabra «lobby» (vestíbulo, cabildear) implica la promoción de una causa
en el vestíbulo. Me parece muy difícil considerar este tipo de relación con entusiasmo.»
Lord Howe.
«Hay gente que dice que no quieren que la Cámara de los Comunes se llene de políticos
profesionales. Pues yo no quiero una Cámara de los Comunes llena de abogados
londinenses, periodistas londinenses, cirujanos londinenses.financieros de la City ni
gestores de tiendas de lujo, todos de dedicación parcial.» JeffRooker, Diputado.
47. Por otra parte, la consecuencia del enorme crecimiento en las consultorías remuneradas
ha sido dar importancia a la distinción entre el aconsejar remunerado y la abogacía
remunerada. Hace tiempo hubiera importado menos si de vez en cuando un Diputado que era
un consejero remunerado hablara en favor de los intereses de su cliente en el Parlamento.
Ahora esto se ha convertido en un tema de bastante preocupación pública.
48. Si un Diputado está contratado para aconsejar a un cliente sobre un asunto parlamentario
que afecta al cliente, y tiene al mismo tiempo libertad para discursar, cabildear y votar sobre
los mismos asuntos en la Cámara, no es sólo posible sino muy probable que el Diputado
utilizará las oportunidades parlamentarias que tenga, de acuerdo con sus consejos.
49. Es más que probable que los Diputados concluirían acuerdos de consultoría con clientes
con cuyos puntos de vista estén de acuerdo, aunque los Diputados que tienen este tipo de
40
acuerdo se han esmerado en decimos que no dudarían en dejar claro a sus clientes cuando sus
opiniones divergen, ni en expresar opiniones ante la Cámara que sus clientes no comparten.
No obstante, fácilmente se puede crear la impresión, por muy injusta que sea en los casos
individuales, que el cliente ha comprado no sólo los consejos sino también la abogacía del
Diputado. Con los testimonios que hemos recibido no dudamos que ésta es la impresión que
tiene mucha gente. Es una de las causas más potentes de sospecha pública acerca de los
verdaderos motivos de los Diputados. En los últimos años los Diputados han adquirido
consultorías remuneradas a gran escala. Durante el mismo periodo el escepticismo público
acerca de las motivaciones financieras de los Diputados ha aumentado de forma acentuada. Es
probable que los dos fenómenos estén relacionados, pero en cualquier caso su combinación
tiende a minar la dignidad del Parlamento en su conjunto.
52. Sin embargo, concluimos que una prohibición inmediata de esta forma sería poco
práctica. Implicaría pedir a tres quintas partes de los Diputados y a sus clientes y
patrocinadores que enmendaran de inmediato disposiciones que han concluido de manera
totalmente lícita y a menudo hace mucho tiempo. Al haber tantos Diputados que tienen estos
intereses, y que por lo tanto quedarían excluidos de los asuntos específicos, habría una
interrupción a corto plazo de los asuntos de la Cámara. El impacto sobre los ingresos de
muchos Diputados tendría implicaciones que no podrían ignorarse. Y las cuestiones que se
plantearían para el equilibrio de la financiación de los partidos políticos se podrían solucionar
con un examen a fondo de ese tema.
53. También concluimos que hay que prestar más consideración antes de poder tomar una
decisión definitiva de si tal prohibición sería apropiada y de cuales serían las consecuencias
de la decisión de implantar esa prohibición. El Parlamento mismo debe debatir más lo que
41
considere que debería ser la ley del Parlamento en este ámbito. El Parlamento también debe
considerar las implicaciones en asuntos como la pérdida de ingresos y financiación para los
partidos, temas que están fuera de nuestros puntos de referencia. Sobre todo debe establecer
los hechos. En este contexto, son cruciales nuestras recomendaciones que veremos a
continuación según las cuales los acuerdos y la remuneración en lo tocante a las consultorías
parlamentarias deberían revelarse por completo. Actualmente no hay una información
suficiente para juzgar inequívocamente si los beneficios incuestionables de tener Diputados
bien informados y remunerados valen más que el riesgo de que clientes ricos compren una
influencia indebida en el Parlamento.
54. A pesar de que las consideraciones adicionales que sugerimos tendrán que hacerse en
profundidad, y los cambios podrían tardar en implantarse, es urgente la necesidad de ponerse
en marcha. Por consiguiente, la Cámara podría decidir celebrar un debate cuanto antes con
vistas a encargar el trabajo adicional que proponemos. Nosotros volveremos al tema dentro de
un año para revisar la situación. Mientras tanto, puede que los Diputados quieran considerar si
al realizar consultorías parlamentarias, pueden haberse puesto sin intención bajo la obligación
de abogar por causas concretas en el Parlamento de una manera contraria al espíritu de la
Resolución de 1.947 aun cuando no lo hiciera al pie de la letra.
Consultorias generales
55. Hay un ámbito en el que no dudamos que se podrían y deberían tomar medidas
inmediatas. Sean cuales sean los argumentos en favor de los Diputados que trabajan como
asesores para organismos externos actuando como poderdantes a cuenta propia, no vemos
justificación alguna para que haya acuerdos de consultoría entre Diputados y empresas de
relaciones públicas o de cabildeo, que están actuando como consejeras o intercesoras de una
gama de intereses variados en constante cambio que a menudo se quedan sin revelar.
Asimismo, no nos parece apropiado que Diputados que tienen vínculos con firmas legales o
con otras profesiones y que además ofrecen servicios parlamentarios de cualquier tipo a sus
clientes, mantengan esta conexión a menos que puedan organizarse de tal forma que se
separen por completo los intereses del Diputado de los de la firma, en esa parte del trabajo.
Consideramos que ésta es precisamente la situación que el Primer Ministro ha llamado «una
feria de alquiler». Creemos que la Cámara debería actuar de inmediato para acabar con estas
prácticas prohibiendo los acuerdos que comprometen a los Diputados a dar consejos
parlamentarios remunerados a organizaciones de cabildeo multiclientes o a los clientes de
estas organizaciones. También creemos que la Cámara debería prohibir a los Diputados
mantener vínculos directos o activos con firmas, o aquella partes de firmas, que ofrezcan
servicios parlamentarios cobrados a clientes múltiples.
42
Medidas prácticas a efectos inmediatos
56. También creemos que, sean cuales sean las conclusiones del debate a largo plazo sobre
las consultorías, se debería implantar un paquete de medidas prácticas cuanto antes. Estas
deberían clarificar cómo se deberían comportar los Diputados con intereses externos para
evitar los conflictos de intereses. Creemos que esto erradicaría las dudas acerca de la ley del
Parlamento, y así serviría de ayuda para Diputados. También creemos que estas medidas
reestablecerían la confianza pública en que los Diputados no están influidos indebidamente
por intereses externos financieros. Las medidas que exponemos a continuación combinan una
fuerte reafirmación de las reglas actuales de la Cámara; con una revelación más efectiva de
los intereses; con mejores disposiciones para evitar los conflictos de intereses e incluyen un
Código de Conducta para los Diputados; con una mejor orientación acerca de las reglas y una
ejecución más equitativa de las mismas, que implica el nombramiento de un nuevo oficial de
la Cámara.
57. Nos damos cuenta de que algunos pensaran que hemos reaccionado de una forma
exagerada por unos pocos casos aislados, y que el criterio personal de los Diputados es fiable.
Otros creerán que deberíamos haber ido más lejos y haber recomendado de imediato unos
controles estatutarios.
58. Está claro que, aunque algunos casos han sido tan graves que han requerido una acción
directa incluso bajo las reglas ya existentes, hay también problemas de principio y de práctica
acerca de la separación de los intereses públicos y privados, los cuales dañan la reputación del
Parlamento. Ni nosotros ni los medios de comunicación hemos inventado estos problemas. La
Cámara misma los ha reconocido y se ha esforzado en remediarlos durante el último cuarto de
siglo. Sin embargo el Informe Strauss de 1.969 fue aparcado sin debate; la Cámara resistió la
introducción del Registro de los Intereses hasta que el escándalo Poulson le forzó la mano al
nuevo gobierno en 1.974; los Diputados han tardado 20 años en aceptar el Registro
plenamente, y los Diputados con antigüedad incluso en los últimos años se sienten en su
derecho a desafiar la resolución de la Cámara en relación a los asientos en el Registro; y se ha
dudado de si siempre se ha hecho justicia con los Diputados cuya conducta se ha juzgado ante
la Cámara en los últimos años. Aunque aceptamos que en el caso reciente de «dinero a
cambio de preguntas» el Comité de Privilegios ha actuado con firmeza, y que esto debería
reconocerse plenamente, las interminables vistas preliminares antes de las audiencias del
comité no fortalecieron la confianza pública. La visión de conjunto no es la de una institución
que ha reconocido rápidamente la preocupación pública y actuado en consecuencia.
59. De otra parte no creemos que la situación sea tan grave que haya que solucionarla fuera
del marco de las reglas de la Cámara. La cuestión es si la Cámara está dispuesta a clarificar e
implantar estas reglas completamente y de forma objetiva. Un representante elegido tiene una
posición única, pero no se puede suponer que esto inevitablemente haga que el criterio de esa
persona acerca del equilibrio entre los intereses públicos y privados sea infalible. La Cámara
en su conjunto tiene la responsabilidad de salvaguardar el interés público de las posibles
equivocaciones de los Diputados como individuos, y tiene la capacidad de hacerlo. También
debe reafirmar al público que los Diputados, en su conjunto e individualmente, tienen un
sentido de la responsabilidad y de la dignidad del papel que se les ha encomendado. Creemos
que la Cámara es capaz de hacerlo, y que el paquete que exponemos a continuación le
43
•
ayudará a ello. Es una mezcla potente y flexible de revelación y ejecución que servirá al
interés público mejor que la rigidez de los procedimientos estatutarios.
Recomendamos que la Cámara ponga en marcha sin demora un estudio extenso de las
ventajas de las consultorías parlamentarias en general, teniendo en cuenta las
implicaciones económicas y las implicaciones para la financiación política de un cambio.
Las propuestas detalladas para la acción inmediata se exponen en los párrafos a continuación.
Revelación de Intereses
60. La Cámara ha funcionado desde hace mucho tiempo con el principio de que la
transparencia es en la mayoría de los casos la mejor forma de salvaguardarse de los conflictos
de intereses. Sir Terence Higgins, Diputado, nos dio el siguiente testimonio:
44
61. Cuando se estableció el Registro de Intereses en 1.974, no sustituía la práctica de declarar
un interés en los momentos apropiados. De hecho la Cámara al crear el Registro aprovechó la
oportunidad para englobar en una resolución formal la convención existente desde hace
mucho tiempo de la declaración de intereses:
Este requisito va más lejos que el Registro, y no está claro que siempre se entienda todo su
alcance.
63. Hay mucho a favor de una actuación más sistemática para recordar a los Diputados su
obligación de declarar sus intereses en otras ocasiones. Es especialmente importante remarcar
que esta obligación existe en cada una de las ocasiones cuando un Diputado se dirige a otros
Diputados o a Ministros sobre un tema en el que tiene intereses económicos. Esos contactos
suelen ser informales y privados, y es por tanto allí donde hay el mayor riesgo de una
conducta indebida. Está claro que las declaraciones actuales no se hacen siempre según las
reglas, a menudo por olvido o un malentendido. Nos han dicho que los Ministros siempre
saben cuando un Diputado que se dirige a ellos tiene un interés económico. Sin embargo eso
es poco probable, especialmente dado el número y el alcance de los intereses financieros de
los Diputados. En cualquier caso el Diputado tiene la obligación de declarar, no el Ministro la
de saber. Un Ministro que descubra que hay un interés que no se haya declarado, normalmente
debería considerar si el descuido es lo bastante grave para denunciarlo a la Comisión Especial
para los Intereses de los Diputados.
64. Algunos de nuestros testigos han sugerido que el Registro de Intereses de los Diputados
no es especialmente eficaz porque parece que es una autentica declaración cuando lo que es,
en realidad, es un tipo de declaración que ofrece poca información sobre la verdadera
naturaleza del interés.
65. Estamos de acuerdo. A pesar de que el nuevo Registro de 1.995 representa una mejora de
las ediciones anteriores, falta una forma de descripción uniformada y a menudo es difícil
percibir la naturaleza del interés. Es importante que el Registro dé una visión clara de la
naturaleza del interés en cuestión, y específicamente la naturaleza de cualquier actividad
remunerada que realice el Diputado para que se pueda percibir fácilmente un posible conflicto
de intereses. Esto es necesario en relación con todos los intereses declarables. Al mismo
tiempo, se debería desalentar a los Diputados para que no registren intereses menores, que
oscurezcan el propósito real del registro.
45
66. Es especialmente importante que exista una declaración completa con respecto a las
actividades remuneradas relacionadas con el Parlamento. Consideramos que en estos casos, ya
que el riesgo de conducta indebida es mayor, es imprescindible que se escriban todas las
condiciones de todas las consultorías y los acuerdos de patrocinio, si no lo están
anteriormente, y sean depositadas con el Registro, para que esté disponible en su forma
completa para el escrutinio público.
67. La necesidad de depositar el contrato en su forma completa se ilustra con el caso reciente
de «dinero a cambio de preguntas». Hay varias instancias en los testimonios de una
consideración e1el tipo ele asiento que debería haberse hecho en el Registro, y está claro que si
se hiciera el pago por una pregunta o por una consulta, los asientos hubieran sido muy poco
reveladores. Basta con un ejemplo. El informe del caso e1el «Dinero por Preguntas»* contiene
los siguientes intercambios. El Sr John Morris dice:
'... El Sr. Calv ert pregunta «¿Cuánta información tendrá Vd. que dar
cuando... '!» Vd. contesta: «Lo que diré será algo así. Pondría «julio 1.994,
proyecto de consultoría realizado para el Sr. J onathan Calvert.»
68. El Registrador no tiene la culpa ele sugerir una descripción poco reveladora, ya que el
Diputado no le dio detalles. Sin embargo, está claro que estas descripciones tan opacas se
registran de forma rutinaria para que haya revelación en apariencia pero no en la práctica.
69. El registro del acuerdo tiene forzosamente que implicar la revelación de la remuneración.
Creemos que el público, y específicamente los electores del Diputado, tienen derecho a saber
qué beneficios económicos reciben los Diputados como consecuencia de ser elegidos para
servir en sus distritos electorales. Por tanto, consideramos correcto que la remuneración u
otras consideraciones económicas recibidas por el Diputado a cambio de servicios
parlamentarios, o a través de un acuerdo de patrocinio, se registren, posiblemente por bandas.
Algunos han planteado que la cuantía de la remuneración no es importante, y que lo que
importa es la existencia misma de una relación económica. No nos convence este argumento.
Es menos probable que un Diputado que gana f 1.000 al año como asesor parlamentario se vea
influido por la posibi lidad de perder ese dinero que otro que recibe f20.000 al año. La
cantidad de la remuneración cst.i relacionada en la práctica con una buena comprehensión de
los servicios que se esperan a cambio. Hemos notado que varios Diputados a los que
planteamos este tema no se oponían a la revelación de la remuneración siempre que se tratara
estrictamente de la remuneración por los servicios parlamentarios.
46
70. Sabemos que en cierto número de países la norma es exigir una revelación completa de
bienes e ingresos. No obstante, no está nada claro que una revelación completa de los asuntos
económicos no relacionados con los asuntos parlamentarios tenga que ver con el interés
público. Nadie nos ha convencido de por qué esto sería necesario.
71. Además, se debería advertir a los Diputados que tengan acuerdos de empleo (incluidos
los Cargos de Director y Sociedades Personales) que no están relacionados con su función
como Diputados -y según nuestras propuestas por tanto no se registrarían- que se aseguren de
que estos acuerdos no implican que realicen actividades relacionadas con su papel
parlamentario. Esta acción es necesaria para reducir el riesgo de malentendidos.
Recomendamos que los Diputados sean advertidos, en su propio interés, de que todos los
acuerdos laborales que no tengan que registrarse deberían incluir condiciones, o estar
apoyados en un intercambio de correspondencia, que deje claro que no implican
ninguna actividad relacionada con el Parlamento.
47
Lobbyists
72. Durante los testimonios nos ha llegado la propuesta de que se cree un Registro de
Cabilderos. La idea no nos atrae. Cualquier persona tiene derecho a cabildear al Parlamento y
a los Ministros. Por consiguiente es responsabilidad de las instituciones públicas controlar su
propia reacción a las propuestas de los cabilderos profesionales para que se le dé la debida
importancia a sus argumentos a la vez que siempre se tenga en consideración al interés
público y a los intereses de los electores a los que representan los Diputados. Nuestra actitud
ante el problema del cabildeo se basa por tanto en una mejor regulación de 10 que sucede en el
Parlamento.
73. Crear un registro público de cabilderos conllevaría el peligro de dar la impresión, que sin
duda los mismos cabilderos fomentarían, de que la única manera de contactar con éxito con
un Diputado o un Ministro sería a través de un cabildero registrado. Esto crearía un obstáculo
indeseable, real o imaginario, para el acceso.
74. Aprobamos los esfuerzos de los cabilderos para redactar sus propios códigos de conducta
profesional, pero rechazamos el concepto de darles un status formal a través de un registro
estatutario.
77. La Comisión Especial para los Intereses de los Diputados ha considerado este asunto más
de una vez. En un informe publicado en el 1.992*, ésta contestó a las sugerencias que los
Diputados deberían someterse a las mismas reglas, diciendo:
78. El Comité procedió a citar de forma aprobatoria a un testigo que afirmó que todos los
Diputados tenían algún interés en todos los ámbitos de política pública y que se les debería
permitir participar en su deliberación, y añadió que la solución de la administración local, si
se ejecutara estrictamente, pararía el trabajo de la Cámara por completo. Luego dijo:
* Select Committee on Members 'Interests, Session 1991/1992 First Report. Registration and Declaration of
mernbers' Financial Interests.
48
«oímos argumentos ingeniosos sugiriendo que hay poca distinción real entre
las obligaciones de un Ministro de la Corona y las obligaciones de otros
Diputados y proponiendo que todos deberían someterse a versiones de las
mismas reglas. Estos argumentos no nos convencen. Hay un mundo de
diferencia entre la posición de los Ministros, que tienen la responsabilidad de
iniciar políticas y de tomar decisiones ejecutivas, y la de los Diputados no
ministeriales, cuyos poderes (como individuos) se limitan al ejercicio de
influencia. »
79. Partiendo de esta base, el Comité procedió a concluir que la revelación plena y pública de
los intereses pecuniarios pertinentes era suficiente, y sugirió que la única ocasión en el que un
Diputado debería retirarse de un asunto era en el que cabía la posibilidad de obtener un
beneficio privado como resultado de su acceso a la información:
81. Hace mucho tiempo que se acepta que los Diputados no deberían participar en Asuntos
Privados en los que tengan un interés pecuniario, y hay un caso registrado de unos Diputados
a los que se les impidió votar en Asuntos Públicos en circunstancias como estas. La
Resolución de 1.992 cubre el principio de obligar a los Diputados a retirarse de Asuntos
Públicos en los casos en los que el interés pecuniario «esté afectado de forma directa» por una
investigación específica o en los que «un interés personal pueda afectar al trabajo del Comité
o a su informe posterior.»
82. Esto representa un progreso importante y grato, ya que la Cámara reconoce el interés
público como un factor que determina si un Diputado debería retirarse. Sin embargo, estamos
49
de acuerdo con el comentario de 1.992 de la Comisión Especial que afirma que la posición de
un Diputado no es enteramente análoga con la de los Ministros o la de los concejales locales,
y que hay muchas áreas de los asuntos parlamentarios en las que después de una declaración
de intereses un Diputado puede aun contribuir de forma valiosa y correcta a la cosa pública.
Lo que aun hace falta es una orientación adicional para los Diputados acerca de la actuación
correcta en situaciones diversas.
83. No hay muchos casos en los que un Diputado que declare un interés a la Cámara pueda
dañar al interés público, incluso en un Debate de segunda lectura de un Proyecto de Ley o en
un Comité de la Cámara entera. Además hay poco peligro de dañar el interés público general,
en contraste con el riesgo de dañar la credibilidad de los Diputados, cuando un Diputado que
tiene un interés económico firma una moción «early day»*, participa en una Votación del
Parlamento entero, o suprime una Pregunta Parlamentaria, siempre que el interés esté
declarado en cada ocasión de forma apropiada. Creemos que se deberían idear unas
disposiciones, posiblemente usando símbolos en el Orden del Día, para conseguir este fin: ya
se hace para los proponentes, aunque no para los signatarios, de las mociones «Early Day».
84. Sin embargo hay otras circunstancias en las que el interés público puede exigir que un
Diputado con intereses económicos se aparte. Además de la posición de la Comisión Especial
que la Cámara ya ha tratado (véase el párrafo 80 anterior), hay que considerar la cuestión de
las Comisiones Permanentes. Un Diputado que participa en la Comisión Permanente de un
Proyecto de Leyes un miembro de un grupo reducido que plasma la legislación en su detalle,
algunas de las enmiendas pueden ser admitidas por el gobierno.
85. Habrá circunstancias en las que un proyecto de ley sea lo bastante pertinente a un interés
particular, para que éste en contra del interés público que un Diputado con intereses
económicos sirva en el Comité correspondiente. En, por lo menos, un caso reciente nos han
sugerido que la Cámara no reconoció los riesgos de un conflicto de intereses como ése, en
posible detrimento de la legislación final. Esa era la Comisión Pertinente para el Proyecto de
Ley del Cable, en el que varios de los Miembros tenían intereses económicos declarados en la
industria en cuestión. Actualmente las prácticas propias de la Cámara aumentan el riesgo, ya
que es costumbre que un Comité de Selección elige a los Miembros de una Comisión
Permanente entre aquellos Diputados que hayan expresado una disponibilidad para participar,
y refleje la distribución de contribuciones en el debate de Segunda Lectura. Esta práctica debe
enmendarse para incorporar un supuesto en contra del nombramiento de Diputados con
intereses económicos.
* [nota del traductor]. Una «early day motion» es una moción propuesta por un Diputado no ministerial. No tie-
ne fecha para discutirse y su propósito es el de aumentar la conciencia pública acerca del tema en cuestión. Hay unas
1.000 al año.
50
Un Código de Conducta
86. Dos temas que se repetían a lo largo de los testimonios orales eran, primero que cualquier
límite fijado para prohibir actividades Parlamentarias específicas de Diputados daría lugar a
anomalías, y segundo que se debe tener confianza en los representantes elegidos por el pueblo
para ejercitar su propio criterio. Un comentario de Lord Callaghan ilustra este argumento:
87. Anteriormente sugerimos cierto número de reglas definitivas, y también idicamos varias
áreas en las que surgían dificultades. Compartimos la opinión de aquellos que nos previenen
contra unas reglas demasiado detalladas o prescriptivas, pero también consideramos que es
poco razonable esperar que la opinión de todos los Diputados sobre lo que es o no es
aceptable dará lugar, sin orientación, a unas normas de conducta universalmente admisibles.
88. Aunque el «Procedimiento Parlamentario de Erskine May» es una guía completa de los
procedimientos y reglas del Parlamento es un Documento muy pesado, y dudamos que todos
los Diputados lo lean de manera concienzuda. Por lo tanto creemos .que hay que tomar
medidas adicionales en el futuro para asegurar que los nuevos Diputados son plenamente
conscientes de todas las reglas acerca de los conflictos y la revelación de intereses, a través de
sesiones introductorias, un código de conducta y la preparación de una orientación.
51
Un Borrador para el Código
de Conducta para Diputados
Principios Generales
Es responsabilidad personal de cada Diputado mantener aquellos niveles de conducta
que la Cámara y el electorado legítimamente esperan, para proteger el buen nombre del
Parlamento y fomentar el interés público.
La obligación principal de los Diputados es con su país y con sus electores. No deberían
realizar ninguna acción en el Parlamento que esté en pugna con este deber.
Ya que los Diputados disfrutan de ciertos privilegios ante la ley, que existen para que
puedan cumplir sus responsabilidades hacia los ciudadanos que representan, cada
Diputado tiene una específica responsabilidad personal de cumplir plenamente con todas
las resoluciones y convenciones de la Cámara en cuanto a asuntos de conducta, y donde
haya dudas, de pedir consejo.
Intereses Económicos
Un Diputado no debe promover ningún asunto en el Parlamento a cambio de dinero.
Un Diputado que tiene un interés económico, directo o indirecto, debe declarar ese
interés de la manera actualmente admitida cuando habla a la Cámara o en un Comité, o
cuando participa en los procedimientos parlamentarios de otra forma, o cuando se dirige
a un Ministro, a funcionarios o a organismos públicos acerca de asuntos relacionados
con este interés.
En cualquier trato con una organización, o en nombre de la misma, con la que exista una
relación económica, un Diputado debe tener siempre en cuenta la responsabilidad
primordial que tiene para con los electores y para con el interés nacional. Esto es
especialmente importante con arreglo a las actividades que posiblemente no se registren
públicamente, como por ejemplo las reuniones y actos informales.
52
Al cumplir los requisitos de declarar y registrar sus intereses y remuneraciones, y de
registrar los contratos, un Diputado debe tener en cuenta el propósito de estos requisitos
y debe cumplirlos plenamente, tanto al pie de la letra como en el espíritu.
89. El Código de Conducta debería ofrecer un marco con que juzgar la admisibilidad de la
conducta, pero no debería ser excesivamente detallado. Debería evitar el tipo de reglas
detalladas que pueden causar anomalías, pero por otra parte debería exponer principios lo
bastante claros para que se puedan tomar las decisiones apropiadas. Debería complementarse
con la publicación de vez en cuando de una orientación detallada. También creemos que la
propuesta de que este tipo de Código se reafirme y se debata al principio de cada nuevo
Parlamento tiene mucho a su favor. Hemos expuesto nuestra sugerencia para un Código en la
Página 66, y se lo recomendamos a la Cámara, pero creemos que, de acuerdo con el mejor
proceder del sector privado, ese tipo de Código sería más eficaz si la institución a la que se le
aplica, lo redactara y se comprometiera con ella.
91. El Privilegio Parlamentario está diseñado para asegurar que el Parlamento funcione
correctamente, y es una salvaguardia constitucional esencial. En el informe reciente acerca del
caso de «dinero a cambio de preguntas», el Comité de Privilegios definió provechosamente
tanto su función como el concepto de privilegio:
53
Cámara. La Cámara tiene la decisión definitiva en todos los casos. En parte
por precedentes y en parte por estatuto, la Cámara ha obtenido ciertos
derechos, llamados «privilegios», a lo largo de los años. Su propósito no es el
de proteger a los Diputados como individuos sino el de ofrecer el marco
necesario en el que la Cámara en su calidad corporativa y sus Miembros como
individuos puedan cumplir sus responsabilidades hacia los ciudadanos a los
que representan. El Parlamento defiende sus privilegios a través de la ley de
desacato».
92. Una consecuencia de privilegio es, por tanto, que la Cámara de los Comunes regula las
actividades de sus Miembros. En cuanto a los asuntos parlamentarios, son responsables ante la
Cámara y no ante los Tribunales. Dado que el privilegio parlamentario es importante por
razones inconexas con la conducta de Diputados como individuos, creemos que sería muy
deseable que continúe la autorregulación.
93. No obstante, si la autorregulación va a seguir con éxito, es imprescindible que todos los
Diputados consideren vinculantes las Resoluciones de la Cámara, las cuales son, en la
práctica, el marco legal que la Cámara impone a sus propias transacciones. Estas
Resoluciones deberían hacerse cumplir con mayor firmeza, celeridad y justicia. Unos
comentarios que formaron parte del testimonio de Sir Geoffrey Johnson Smith, Diputado,
Presidente de la Comisión Especial para los Intereses de los Diputados, ilustra el problema:
Estoy seguro que los Diputados ya entienden mejor las reglas (sobre el registro
de intereses) que hace cinco o diez años Algunos Diputados, al introducir
[el Registro}, no entendían su alcance Yo solía pasar una parte de mi
tiempo buscando a los Diputados y recordándoles que todavía no habían
firmado el registro.»
94. Sir Geoffrey añadió que en ocasiones en el pasado había amenazado con denunciar a
algún Diputado ante la Cámara, pero que ahora el Registro se aceptaba y que eso ya no era
necesario.
95. En los últimos años, cierto número de Diputados con antigüedad no aceptaban la
resolución de la Cámara en cuanto al Registro, y se negaban a cumplirla. A su debido tiempo,
ésta se cambió para satisfacer sus preocupaciones. No obstante, cuando el Parlamento aprueba
una ley con la que algunas personas no están conformes, se espera que la ley se aplique hasta
que sus opositores consigan cambiarla.
96. Ponemos esto como ejemplo. Pero hay más casos que nos llevan a la conclusión de que
los Diputados no perciben que las Resoluciones de la Cámara en cuanto a conducta tengan el
mismo impacto que las leyes o las regulaciones, aun siendo la ley del Parlamento. En parte
esto es porque la Cámara en su conjunto, y en consecuencia su personal, obviamente está
poco dispuesta a juzgar a los Diputados compañeros a menos que el asunto sea muy grave.
97. Se entiende perfectamente este tipo de actitud, pero es una actitud equivocada. A menos
que se ejecuten las obligaciones de forma rutinaria y con firmeza, podría crearse un ambiente
informal con el peligro de que, a la larga, esta situación podría dar lugar a una actitud
tolerante con la corrupción.
54
98. Aunque compartimos la opinión de Chris Moncrieff que:
creemos con firmeza que la Cámara de los Comunes debe desarrollar e implantar una cultura
en la que los Diputados consideren las Resoluciones de la Cámara automáticamente
vinculantes, en donde haya una intervención segura si existe un incumplimiento de las reglas,
y en donde los procedimientos sean justos y bien entendidos. Creemos que si las reglas están
claras, y la ejecución de las mismas es segura, la gran mayoría de los Diputados aceptará de
buena gana las normas que la Cámara exige y se someterá a ellas.
«Es extraordinario que, cuando los Diputados son elegidos por primera vez, no
reciben una orientación acerca de la Cámara de los Comunes que les ponga al
corriente de las reglas: de la misma manera que no hay una descripción del
trabajo que un Diputado debe desempeñar, tampoco hay un reglamento que
cumplir a su disposición una vez que se ha incorporado a su puesto.»
101. No creemos que sea necesario hacer un repaso de las debilidades en las disposiciones
actuales, pero tanto Lord Callaghan, como John MacGregor (Diputado y anterior Jefe de la
55
Cámara) y Sir Geoffrey Johnson Smith (Diputado y Presidente del Comité para los Intereses
de los Diputados) comentaron lo mismo. En palabras de John MacGregor:
«Me ha preocupado hasta qué punto se pide que la Comisión Especial para los
Intereses de los Diputados sea juez y jurado, trabajando con la evidencia etc.
Puede que el procedimiento de la Comisión Especial no sea el apropiado cuando
se trata de asuntos graves en los que está en juego la misma carrera política de
un Diputado... Por ejemplo, un Diputado no puede interrogar a los testigos que
le acusan. Por consiguiente creo que se puede justificar la participación de
terceros en la Comisión Especial cuando se tratan este tipo de asuntos.»
102. Consideramos que nuestras propuestas para nombrar un Comisario independiente y para
reformar todo el procedimiento disciplinario de los Diputados debería bastar para conseguir la
objetividad necesaria sin recurrir a los tribunales o ceder en los privilegios. Las
recomendaciones que se exponen a continuación deberían garantizar a los Diputados una
audiencia justa, completa y expeditiva sin quitar jurisdicción a la Cámara de los Comunes. Sin
embargo, deberíamos decir que, entre otros, John Biffen (Diputado y anterior Jefe de la
Cámara), Lord Blake y Dawn Oliver, catedrática, nos han dicho que este tipo de
procedimiento debería ser estatutario. Si se adoptan nuestras recomendaciones, su operación
en la práctica será la prueba de si son suficientes.
103. Hay un área de conducta en la que ya existe la necesidad de clarificar, y quizá cambiar,
los límites entre los tribunales y el Parlamento. El soborno de un Diputado, o la aceptación de
un soborno por parte de un Diputado, es desacato al Parlamento y la Cámara puede castigarlo.
La prueba aplicada por la Cámara para el soborno sería similar a la aplicada por el Derecho
consuetudinario. No obstante, es probable que aquellos Diputados que aceptaran sobornos en
relación a sus obligaciones parlamentarias, cometerían un delito bajo el Derecho
consuetudinario y que los tribunales podrían juzgarles. Hay duda de si los tribunales o el
Parlamento tienen jurisdicción en estos casos.
104. La Comisión Salman de 1.976 recomendó que esas dudas se deberían solucionar con
una nueva legislación, pero no se ha hecho nada al respecto. Creemos que sería poco
satisfactorio dejar este tema pendiente a la vez que se clarifican otros aspectos de la ley del
Parlamento. Recomendamos que el Gobierno tome medidas de inmediato para clarificar
la ley relacionada con el cohecho de los Diputados o con la aceptación de sobornos por
parte de los mismos. Esto se podría combinar provechosamente con la consolidación del
Derecho estatutario en lo tocante a los sobornos. Salman hizo una recomendación en este
sentido que el Gobierno aceptó, sin embargo no se ha hecho nada al respecto. La Comisión de
Jurisprudencia podría encargarse de esta tarea.
56
orientación y de ofrecer sesiones introductorias para los nuevos Diputados
acerca de la conducta apropiada y la, ética; y asumiría la responsabilidad de
recibir las quejas relacionadas con la conducta de los Diputados en este ámbito
y la de investigar esta conducta. El Comisario debería tener la misma
capacidad de formular recomendaciones y hacer públicas sus conclusiones
que el Supervisor e Interventor General y el Comisario Parlamentario
para la Administración;
57
una audiencia. En el ejercicio de esta competencia, sería apropiado que el
subcomité siguiera los principios expuesto en las de Halsbury*.
«Los factores que hay que tener en cuenta al ejercitar la competencia incluyen
la gravedad de las alegaciones hechas o del castigo potencial, si es probable
que surgan cuestiones jurídicas, la capacidad del individuo para presentar su
caso, si será necesario contrainterrogar a los testigos cuya evidencia no se
haya revelado por anticipado, cualquier demora posible, y la necesidad de
justicia para todos los que se presentan.»
58
Capítulo 3
El Ejecutivo:
Ministros y Funcionarios
Conclusiones principales
Hace falta una mayor claridad acerca de las normas de conducta que se
esperan de los Ministros. El Primer Ministro debería redactar unas
directrices de orientación específicas relacionadas con este tema, y basadas
en los principios expuestos en este informe.
59
Introducción
1. Aunque los Diputados no ministeriales tienen bastante influencia, es el ejecutivo -los
Ministros y funcionarios- el que juega el papel más importante en la formulación y la
ejecución de la política. Los Ministros son responsables ante el Parlamento y ante el público
en cuanto al trabajo de sus departamentos y agencias; los altos cargos de la Administración
Pública pueden influir sustancialmente en el proceso de formular política. Es probable que
ambos sean el objetivo del cabildeo.
3. A lo largo de nuestro trabajo nos hemos dado cuenta de que hay ámbitos en los que la
confianza pública se ha debilitado. Por ejemplo, muchos de los que nos han escrito y muchos
testigos han comentado acerca de la facilidad con la que los ExministroS consiguen empleo en
empresas comerciales con las que han tenido vínculos mientras ocupaban sus cargos; se ha
expresado inquietud por las vidas privadas de algunos Ministros; funcionarios activos y
jubilados han sugerido que las iniciativas diseñadas para mejorar la eficacia en la provisión de
servicios públicos, como el programa «next step» y la subcontratación de funciones del sector
público, han puesto en peligro las normas de conducta establecidas.
5. Creemos que hay que dar respuesta al aumento de interés en los niveles de conducta
ministeriales por parte de los medios de comunicación y del público. En principio este interés
es grato. No obstante, los medios de comunicación no se limitan a las vidas públicas de los
Ministros. Se informa de sus comportamientos sexuales, sus conversaciones privadas y en
algunos casos de las actividades de sus hijos y parientes. Puede ser opresivo y entrometido:
hasta el punto en el que se involucra a aquellos que no están en la vida pública por elección, y
esto pocas veces se puede justificar con el legítimo interés público.
6. En nuestra opinión, existe una diferencia importante entre la cobertura de los medios del
comportamiento sexual, los relatos de conductas financieras impropias, los conflictos de
interés inadmisibles, u otras formas de mala conducta estando en funciones. El
comportamiento económico nos afecta a todos, ya que hiere en lo más vivo a esa confianza
que el pueblo debe tener en los Ministros y en las motivaciones qUe subyacen en sus
decisiones. No se puede decir lo mismo de la mala conducta sexual. Es verdad que, en
60
ocasiones, las vidas privadas de los Ministros pueden estar relacionadas con el cumplimiento
de sus obligaciones públicas, por ejemplo en el caso en el que su conducta privada choque
directamente con alguna política pública, creando una publicidad embarazosa o un riesgo para
la seguridad nacional. No obstante, no creemos que se puedan hacer reglamentos válidos
acerca de la conducta sexual de los Ministros de la misma forma que se hacen acerca de sus
intereses económicos.
7. Los testimonios que hemos oído y recibido no indican que el público crea que los
Ministros están implicados en fechorías generalizadas. No obstante, sí que sugieren que la
gente aplaudiría que hubiera una mayor claridad en cuanto a las normas de conducta que se
pueden esperar de los Ministros y cómo se aplican las mismas.
9. Las CPM no tienen status constitucional, pero dado que cada Primer Ministro lo
entrega a sus compañeros ministros al principio de una Administración o cuando estos
últimos toman posesión de sus cargos, y dado que el Primer Ministro tiene que autorizar
cualquier cambio, en la práctica es vinculante para todos los miembros de un Gobierno.
Los registros cuentan que las CPM han crecido orgánicamente a lo largo de los años.
Empezaron como un documento que era poco más que «unas recomendaciones acerca de
la etiqueta para principiantes» en palabras de Lord Trend pero con la adición de nuevas
secciones para mantenerse a la altura de las circunstancias. A lo largo de los años, el
aumento en las CPM ha sido principalmente en el ámbito de la conducta en vez de en el
del procedimiento.
10. No creemos que esto se deba a un deterioro en el nivel de conducta ministerial. Creemos
que la adición de material ético a las CPM es el resultado de una combinación de respuestas a
incidentes específicos y una tendencia general, que no se limita al Gobierno, hacia una
codificación de lo que una vez se podía suponer que eran puntos en común.
61
Querrán ser lo más transparentes que sea posible con el Parlamento y con el
Público.
Hay que leer estos apuntes teniendo en cuenta estas obligaciones generales»*.
12. Los mismos Ministros son responsables de forma individual y separada de hacer cumplir
las normas de conducta aplicables a sus cargos. Todo el mundo en la vida pública tiene la
responsabilidad personal de juzgar una línea de acción -la aceptación de hospitalidad, por
ejemplo- ponderando sus implicaciones éticas usando su propio criterio. En el caso de los
Ministros, el hecho de que tengan que rendir cuentas de sus acciones al Parlamento refuerza
esa responsabilidad.
13. Sin embargo los Ministros no llegan a sus conclusiones éticas de forma aislada. Para
permanecer en el cargo tienen que gozar de la confianza del Primer Ministro y, en cuanto a la
conducta, esto implica los propios criterios éticos del Primer Ministro en relación con el caso.
Esto es axiomático y debería reflejarse en las CPM.
14. Creemos que hay principios generales de conducta que se aplican a los Ministros; que es
posible exponerlos de forma clara y comprensible y que serán de ayuda para el Primer
Ministro, para los propios Ministros y para el público; y que esto puede indicar aspectos
inadmisibles del comportamiento ministerial. Por supuesto que estas medidas no acabarán con
la mala conducta. Sin embargo harán mucho para aliviar la incertidumbre pública acerca de lo
qué es y lo qué no es aceptable.
15. Las CPM no ofrecen una serie coherente de principios que puedan ser aplicados por
aquellos Ministros que estén dudando de qué línea de acción seguir. El documento es una
miscelánea: «una mezcla de principios inmutables con aspectos prácticos para las faenas
domésticas», en las palabras de D. Peter Hennessey, catedrático.
62
16. La redacción exacta de la nueva orientación será asunto del Primer Ministro. No obstante,
creemos que se deberían exponer detalladamente los siguientes principios esenciales,
apoyados, en caso de que sea necesario, por unas reglas detalladas, algunas de las cuales ya
existen en las CPM:
Se espera que los Ministros de la Corona se comporten según las normas más
elevadas de conducta constitucional y personal. Específicamente deben
cumplir los siguientes principios de conducta ministerial:
17. Enumerar estos principios podría parecer innecesario u obvio. No compartimos esta
opinión. El Gobierno ha aceptado la propuesta de que haya un código de conducta para
funcionarios. Es difícil comprender por qué el mismo método no se aplica a los Ministros. Las
ventajas de tener un código se hacen patentes si se considera el número de Ministros que han
tenido que dimitir desde la guerra (mundial) por errores de criterio que podrían haberse
evitado. Sin embargo, no creemos que haya que exponer unos sanciones explícitos para evitar
que los Ministros cometan fechorias. El escrutinio público y de los medios de comunicación
sobre la conducta ministerial a la luz de los principios anteriormente enumerados será
probablemente mucho más eficaz. Los propios Ministros podrán juzgar posibles líneas de
acción según estos principios, apoyados por una regla empírica que nos recomendó Lord
Howe: «Estarías contento si vieras todos los hechos relacionados con una transacción o
relación presentados amplia y justamente en la primera página de tu periódico favorito. Si la
contestación es «no», no lo hagas».
63
Examen de la Conducta Ministerial
18. El tratamiento que se dé a las alegaciones de mala conducta ministerial dependerá mucho
de las circunstancias de cada caso. Lógicamente, esas alegaciones pueden hacerse
públicamente o pueden llegar a ser de conocimiento público. Es importante para el interés
público, la reputación del Ministro en cuestión, y la del Gobierno que las alegaciones se
investiguen con prontitud y eficacia.
20. Los casos recientes han mostrado que puede haber circunstancias en las que el Primer
Ministro requiere más consejos o mayor información. El Primer Ministro puede consultar a
varias personas a este efecto. No hay ninguna razón porque la que no pueda consultar con el
Secretario del Consejo de Ministros acerca de cuál sería la mejor línea de acción a seguir. De
hecho, esto sería lo más normal, especialmente si se alega que el Ministro no ha cumplido los
principios de conducta ministerial de las CPM. En algunas circunstancias la preparación de
los consejos puede necesitar una investigación de los hechos: esto dependerá de la naturaleza
del caso. No obstante, si las alegaciones están relacionadas con un comportamiento anterior a
la toma del cargo ministerial, o con un comportamiento no relacionado con las obligaciones
ministeriales, no es asunto del Secretario del Consejo de Ministros, y éste debería informar al
Primer Ministro a este efecto.
21. Es imposible predecir todas las circunstancias en las pueden surgir. Algunos casos pueden
ser asuntos que impliquen a la policía, otros pueden implicar al Oficial Disciplinario de
Partido o compañeros ministeriales, los servicios de seguridad o la Procuraduría. En algunos
casos, los relacionados con las reglas parlamentarias, el Primer Ministro puede elevar el caso
al Comisario para las Normas que hemos propuesto. Un caso muy grave o muy complejo
puede justificar la creación de un Tribunal de Investigación. Ocasionalmente, se le puede
encargar a una persona apropiadamente cualificada que lleve a cabo la investigación. En
muchos casos, bastará una investigación interna administrativa.
22. Puede que el Secretario del Consejo de Ministros, durante o después de una
investigación, tenga que aconsejar al Primer Ministro, o (en nombre del Primer Ministro) al
Ministro en cuestión acerca de la mejor línea de acción a seguir en relación a su cargo
ministerial, sea quien sea el que lleva a cabo la investigación. Creemos que se debería
distinguir claramente entre el informe de una investigación, que se puede publicar lícitamente,
y los consejos del Secretario del Consejo de Ministros, que no se deberían hacer públicos
nunca, o en muy pocas ocasiones. Hay que proteger la imparcialidad política de la
Administración Pública, y es incorrecto que esos consejos entren a formar parte del debate
acerca del comportamiento de un Ministro.
64
Recomendamos que se considere de forma cuidadosa cómo asegurar que se utilizan los
medios más apropiados para investigar los supuestos casos de conducta inapropiada que
afectan a los Ministros. Recomendamos que, salvo en circunstancias excepcionales, se
aplique a estos casos la regla general que dice que los consejos dados a los Ministros por
los funcionarios no deberían hacerse públicos.
24. Los Ministros en funciones toman decisiones que pueden favorecer o perjudicar a
organismos externos, incluidas empresas específicas. Para los funcionarios (y para los
miembros de las fuerzas armadas) en situaciones similares, han existido desde hace muchos
anos reglamentos para tranquilizar al público, asegurándole que las perspectivas laborales
posteriores a la Administración Pública de estos no afectan a las decisiones tomadas mientras
ocupaban sus cargos. Estas reglas, que un Comité independiente gestiona, se conocen como
las reglas de nombramientos comerciales. Aunque no son estatutarias, son flexibles,
comprendidas, y rara vez desobedecidas. Los Ministros del Consejo tienen mucha más
responsabilidad por las decisiones acerca de la política gubernamental que incluso los
funcionarios de cargos más altos. Sin embargo los Ministros pueden ocupar el puesto que
quieran -según lo que les dicte su propia conciencia- mientras que los altos cargos de la
Administración Pública deben buscar una autorización para sus planes durante dos años
después de abandonar su puesto al servicio del gobierno. Es difícil justificar esta situación.
26. Se ha argumentado que, en muchos casos, los altos cargos de la Administración Pública
dejan el servicio público a la edad de jubilarse, fecha que se sabe por adelantado, y que al
retirarse la mayoría reciben una pensión completa. En el caso de los Ministros, su salida del
gobierno puede ser repentina y su compensación va a ser mucho menor. No obstante, se aplica
el mismo principio del interés público. La tranquilidad del público al saber que se mantienen
las normas de conducta tiene una importancia predominante. Como dijo Lord Younger, «los
65
Ministros tienen que estar a las duras y a las maduras en cuanto a este tema». También hemos
tenido en cuenta los argumentos de que un sistema restrictivo disuadiría a la personas con
talento de hacerse Ministros. En el mundo comercial, las restricciones sobre la libertad de
empleos futuros se suelen compensar en el paquete de remuneración, pero aceptamos que es
poco probable que esto suceda con los Ministros. Sin embargo, consideramos que el riesgo de
disuadir a candidatos que se presentan a cargos ministeriales será insignificante si las reglas
para Ministros se redactan para que afecten sólo a un número limitado de opciones que causan
una verdadera preocupación. Esto es lo que pasa con las reglas de la Administración Pública.
Lord Carlisle, Presidente del Comité Consultivo para los Nombramientos Comerciales, que
aconseja acerca de la aplicación de las reglas actuales, nos dijo que aproximadamente el 70%
de los casos presentados al Comité ni sufren periodos de espera ni otras restricciones. No
tenemos razones para pensar que la situación para aplicaciones ministeriales sería muy
distinta.
27. Compartimos la opinión de que debería haber el máximo intercambio posible entre el
sector público y el privado. Las reglas de la Administración Pública restringen los
intercambios entre los sectores, pero de forma limitada y justificable. Los Ministros deberían
poder ofrecer su pericia y conocimiento del gobierno a las empresas que les quieran contratar,
ya que los beneficios para el país y la economía pueden ser sustanciales. Un sistema flexible,
que limite los planes de empleo sólo en los casos en los que se amenace la confianza pública
en las normas de conducta, no impediría que se realicen estos beneficios.
28. Los puntos más destacables del actual sistema de nombramientos para la Administración
Pública son los siguientes:
ii) deben buscar autorización tanto para su primer trabajo como para todos los
demás que vayan a realizar en los primeros dos años después de abandonar la
administración pública. El Primer Ministro da su aprobación según los consejos
del Comité Consultivo;
iii) hay un periodo de espera automático de tres meses impuesto a todos los
funcionarios de grado l y 1A (secretarios permanentes), salvo en los
nombrados a plazo fijo;
iv) el comité consultivo puede recomendar un periodo de espera de hasta dos años
(a partir de la fecha de abandonar la Administración Pública) antes de que un
exfuncionario pueda aceptar un puesto, y también puede imponer lo que se
llaman «condiciones de comportamiento». Estas estipulan Jo que un
66
exfuncionario no puede hacer para su nuevo patrón: estas, por ejemplo, pueden
impedir que los exfuncionarios firmen contratos con sus anteriores
departamentos o que lleven subcontratos para proyectos gubernamentales.
Estas condiciones también pueden durar hasta dos años a partir de la fecha en
la que se abandonó la administración pública.
v) las reglas no están diseñadas para detectar la corrupción, porque puede ser
delictivo. «El objetivo de la aplicación de las reglas es mantener la confianza
pública en la administración [civil y militar] y en las personas que trabajan
allí»*;
vii) las reglas también se aplican a los funcionarios por debajo del grado 2, aunque
el comité consultivo no se ocupa normalmente de estos casos. Son los
Ministros departamentales los que toman las decisiones definitivas. Las
solicitudes del Grado 3, y los casos más sensibles por debajo del 3, deben
enviarse a la Oficina del Consejo de Ministros para su recomendación.
30. Hemos considerado si un sistema ministerial debería aplicarse por estatuto o si debería
ser puramente consultivo. Creemos que un sistema consultivo transparente conseguirá la
libertad necesaria de movimiento de los individuos y a la vez garantizará la confianza pública
y el cumplimiento ministerial, sin la complicación de un poder estatutario. Dicho de otra
manera, si los Exministros supieran que si no buscaran la opinión de un organismo consultivo
o no obedecieran sus consejos, esto se haría público sin tener en cuenta que no había una
sancíon legal. La amenaza de una reacción pública hostil y de comentarios adversos de los
medios de comunicación sería un medio de disuasión potente. No obstante, podríamos volver
67
al tema en el futuro, si la experiencia empírica nos convenciera de que un sistema voluntario
sería insuficiente para mantener la confianza pública.
31. Un sistema que es puramente consultivo, da una gran importancia a los que aconsejan.
Hemos considerado si habría que crear algún tipo de nueva maquinaria consultiva que tuviera
suficiente categoría y pericia para ofrecer consejos a los Ministros. No creemos que las
nuevas disposiciones sean necesarias. El actual Comité Consultivo para los Nombramientos
Comerciales está formado por políticos con antigüedad y políticos jubilados, funcionarios,
diplomáticos y militares. Sus miembros tienen una larga experiencia aplicando las reglas de
forma sensata y flexible a los funcionarios, y están apoyados por un secretariado en la Oficina
del Consejo de Ministros. En principio, no creemos que exista ninguna razón por la cual el
comité consultivo no debería asumir la tarea de aconsejar a los Ministros acerca de sus planes
de futuros empleos. El testimonio de Lord Carlisle nos apoya en esta opinión, el cual dijo «si
Vds.me preguntan si [el comité consultivo] podría asumir la tarea de aconsejar a los
Ministros, creo que contestaría que sí». El Exministro del Consejo, Lord Armstrong, estaba de
acuerdo. Entre los miembros de nuestro comité hay dos miembros del comité consultivo que
apoyan la propuesta.
33. Según las disposiciones de la Administración Pública, dos años a partir de la fecha del
abandono del cargo es la máxima demora que se puede aplicar y, no hay un periodo
automático de espera, salvo para los secretarios permanentes. ¿Sería un periodo similar de
espera máxima para los Exministros suficiente para tranquilizar a la opinión pública? A
primera vista, parece que no lo sería. Se ha criticado a los Ministros por incorporarse a
empresas que habían privatizado, a empresas a las que han aconsejado acerca de
privatizaciones, después de intervalos muy por encima de los dos años. Creemos que esa
crítica, aunque es comprensible dadas las muchos empresas que los Exministros podrían haber
elegido, se basa sin embargo en un malentendido acerca de la función de las reglas. Cualquier
periodo de espera sería insuficiente en el caso de verdadera corrupción. Los periodos de
espera no son castigos sino un modo de mantener la confianza pública. Tampoco creemos que
los Ministros que no forman parte del Consejo deberían someterse a periodos de espera
automáticos. Las circunstancias de cada caso deberían determinar las decisiones del comité
consultivo. Esto ayudará al nuevo sistema a conseguir la cooperación de aquellos cuya libe
libertad de acción se está limitando.
68
Recomendamos que, al igual que ocurre con las disposiciones de la administración
pública para los secretarios permanentes, se aplique un periodo automático de espera de
tres meses a Exministros, pero no a los otros diputados ni a los oficiales disciplinarios de
partido. En los casos en los que se recomienda un periodo adicional de espera, el máximo
periodo de espera debería fijarse en dos años a partir de la fecha en la que dicho
Exministro dejara el cargo.
34. No obstante, aceptamos que puede haber situaciones excepcionales en las que se crea
tanta sospecha acerca de la conducta de los Exministros que sencillamente sería más sensato
que el solicitante no procediera. En estas circunstancias, el comité consultivo debería poder
advertir al solicitante, sea funcionario o Exministro, que creen que la solicitud no ex
apropiada. Si el solicitante prosigue, entonces se impondría un periodo de espera de dos años,
y si el solicitante entonces aceptara el puesto, los comentarios del comité acerca de la
prudencia de la solicitud se harían públicos de la manera usual. En la práctica, creemos que la
publicación de la advertencia del comité, y el escrutinio público subsiguiente, acabaría con
cualquier solicitud imprudente.
35. Es evidente que no hay periodo de espera que se libre de las anomalías. Según las reglas
de la Administración Pública, los funcionarios pueden esperar un año y un día y luego coger
el empleo que deseen sin que haya que implicar al comité consultivo, aunque no hemos tenido
noticias de que esto suceda por motivaciones impropias. Hemos tenido que buscar un
equilibrio entre los derechos de los individuos y la necesidad de tranquilizar al público.
Creemos que al exigir a los Ministros tanto que pidan los consejos del Comité durante dos
años después de abandonar sus cargos, como que acepten un periodo de espera máxima de la
misma duranción, se conseguiría ese objetivo. Esperamos que los Ministros que tienen dudas
acerca de la corrección de un nombramiento a partir de que hayan transcurrido los dos años
continuarán teniendo en cuenta la advertencia en las CPM «que naturalmente deberían evitar
cualquier línea de acción que afectara a su reputación o a la del Gobierno por la integridad o
la confidencialidad de sus transacciones»*. Si siguen dudando acerca de una oferta de empleo
específica, creemos que deberían poder pedir consejo al comité consultivo, incluso después
del periodo de dos años.
36. Con el sistema actual, el comité consultivo, como sugiere su nombre, sólo hace
recomendaciones al Primer Ministro en funciones, el cual puede cambiar las condiciones o los
periodos de espera impuestos por el comité, aunque esto suceda muy pocas veces. No
creemos que el sistema ministerial pudiera funcionar exactamente de la misma manera, por
las razones expuestas por ciertos testigos. Por ejemplo, podría parecer injusto que un Ministro
al que el Primer Ministro acababa de despedir tuviera que someter sus futuros planes de
empleo al mismo Primer Ministro para su consideración. De otra parte, excluir el Primer
Ministro sería negarles a los Ministros cualquier forma de apelación.
69
Recomendamos que los Exministros, después de recibir el informe de la comisión
consultiva, tengan el derecho de apelar al Primer Ministro del momento, que podría
reducir el periodo de espera o relajar las condiciones si la apelación fuese fundada.
Recomendamos que el sistema sea tan transparente como sea posible, y que al mismo
tiempo proteja la privacidad de los Ministros.
39. Se nos ha expresado cierta preocupación acerca de la capacidad del actual comité
consultivo y su secretariado de ocuparse de la carga adicional de trabajo que se generaría por
tener que aconsejar a los Ministros. En los últimos años el comité consultivo ha tenido que
ocuparse de entre 34 y 48 casos al año, incluidas las solicitudes del personal de Grado 1, 1A Y
2 de la Administración Pública doméstica y sus equivalentes en el servicio diplomático y en
las fuerzas armadas. El secretariado del comité tiene el objetivo interno de presentar los casos
ante el comité consultivo en un plazo de 5 días después de recibir las solicitudes de los
departamentos. Si el solicitante pide una audiencia personal al comité, cosa que sucede en
pocos casos, tendría lugar dentro de las tres semanas siguientes según el secretario del comité
consultivo. Es imposible predecir con precisión qué pasará si se introduce un sistema
Ministerial, pero las investigaciones llevadas a cabo* indican que en las circunstancias
normales el actual comité consultivo podría regir las nuevas disposiciones, aunque habría
consecuencias para el número de empleados en el secretariado. Sin embargo, será importante
que se mantenga el actual tratamiento rápido de los casos, y en el caso especial de unas
elecciones generales que resultan en un nuevo gobierno, podría haber una oleada de
solicitudes.
40. Hemos considerado las reglas acerca de la aceptación de regalos por Ministros expuestas en
las CPM (párrafos 80-81) Ycreemos que ya están lo bastante detalladas. Las reglas acerca de la
* Ex Ministers Business Interests 1979-94', research carried out by the Labour Research Department.
70
aceptación de hospitalidad son forzosamente menos rígidas, por la dificultad de definir todas las
circunstancias. Los principios expuestos en el párrafo 126 de las CPM son importantes:
«Es una regla bien fundada y aceptada que ningún Ministro ni funcionario
debería aceptar regalos, hospitalidad ni servicios de alguien que le ponga en
un compromiso, o dé la apariencia de hacerlo.
41. Hemos considerado si los casos recientes, en los que los Ministros han aceptado
hospitalidad o en los que otros les han pagado sus gastos de viajar, indican que estos
principios deben fortalecerse o clarificarse. Concluimos que un mayor detalle en las reglas es
innecesario. Las reglas están «bastante claras» en palabras de Lord Younger, y Lord
Armstrong cree que más detalle estimularía una actitud legalista. No obstante, creemos que es
importante que se convenza al público de que las normas de conducta se mantienen.
Advertimos a los Ministros que acepten hospitalidad por amistad personal, incluidos el
alojamiento o las vacaciones, u otros costes significativos, que registren esta hospitalidad si
creen que hay alguna posibilidad que de no hacerlo, se podría malentender o malinterpretar su
contenido.
42. Ese tipo de registro sería un suplemento en las declaraciones del Registro de los Intereses
de los Diputados de aquellos Ministros que son Diputados en la Cámara de los Comunes. Este
Registro exige la declaración de todo regalo por valor superior a los f125, y de hospitalidad
por valor superior a f160.
La Administración Pública
43. En las palabras de Giles Radice, Diputado, «El hecho de que tengamos una
Administración Pública imparcial e incorrupta es un regalo que no tiene precio». La
Administración Pública tiene un buen número de códigos de comportamiento, con reglas
detalladas acerca de la conducta y con principios generalmente aceptados establecidos desde
mediados del siglo diecinueve. Desde 1.854 hasta los últimos años de los 60 la
Administración Pública ha desarrollado una mayor uniformidad y un control central más
estricto. En los años ochenta se dio marcha atrás en este proceso de forma deliberada, con la
creación de agencias ejecutivas y la delegación centralizada de muchas responsabilidades de
la gestión. Al implantar estos cambios no se consideró la cuestión de los niveles de conducta:
las necesidades de la eficiencia y la efectividad en la entrega de los servicios recibían una
importancia predominante.
44. El cometido de este Comité no incluye la evaluación de los méritos de diferentes maneras
de gestionar la Administración Pública. Sólo nos interesan los desarrollos que pueden poner
en peligro las reglas bien establecidas de conducta y cómo evitar ese riesgo sin debilitar la
legítima campaña para una mejor gestión del sector público.
71
45. Creemos que los niveles de comportamiento en la Administración Pública siguen siendo
elevados, y que los casos de corrupción y fraude son una excepción, aunque los casos
específicos pueden ser muy graves. Tampoco hemos recibido pruebas de que otras normas
importantes -la imparcialidad política o el ideal del servicio público- estén amenazadas de
forma sistemática. Sin embargo, estudiaremos con interés las conclusiones alcanzadas por Sir
Richard Scott en su investigación acerca de la exportación de equipos militares. Si resulta que
la mala conducta de funcionarios fuera generalizada o si el informe planteara cuestiones
generales en cuanto a la conducta apropiada o la imparcialidad, puede que tuviéramos que
volver a este tema en nuestro futuro trabajo.
46. Dos informes recientes acerca de la Administración Pública han facilitado mucho nuestra
tarea. La Comisión Especial de la Hacienda Pública y de la Administración Pública redactó un
análisis perceptivo y concienzudo de muchos de los temas más candentes en la
Administración Pública. El Gobierno respondió con un Libro Blanco positivo, «Avanzando
por la Continuidad y el Cambio», que refleja el buen grado de puntos en común que existe
entre los partidos políticos acerca del futuro de la Administración Pública*.
Valores Esenciales
* Treasury and Civil Service Cornrnittee, Fifth Report, House ofCornrnons 27,1993-94 «Taking Forward 'Con-
tinuity and Change», Crnnd 2748, 1.995.
72
Recomendamos que las nuevas disposiciones para pagos según rendimientos para altos
cargos de la administración pública se estructuren para que no socaven la imparcialidad
política.
49. Una guía para los Directores de Agencias acerca de los valores esenciales y las normas
responde, en nuestra opinión, de forma correcta a las presiones que pueden surgir cuando los
valores tradicionales del sector público se aplican en una organización con un enfoque muy
comercial, como es el caso en algunas de las agencias ejecutivas. Sin embargo, notamos que
con la emisión de orientación y de códigos no se acaba el asunto. Retomamos este tema en el
párrafo 61, a continuación.
50. La redacción de un código claro y conciso para los funcionarios que exponga el marco
constitucional dentro del que trabajan está totalmente acorde con los principios que hemos
recomendado en este informe y lo aplaudimos. Esperamos que éste será un elemento positivo
para mantener la moral dentro de la Administración Pública. Es mucho más fácil mantener
buenos niveles de conducta entre el personal de organizaciones bien motivadas y con
confianza en sí mismas.
51. Dos cambios en el código propuesto ayudarían a hacer efectivo el sistema de apelación a
los Comisarios de la Administración Pública. En el párrafo 11 del actual borrador se
contempla una apelación hecha por un funcionario a quien le han pedido «actuar de forma
ilegal, impropia, poco ética, o que incumpla la convención constitucional, que puede implicar
una posible mala administración, o que es inconsecuente con este código o plantea una
cuestión fundamental de conciencia».
Recomendamos que se revise el borrador del código para la administración pública para
ser efectivo cuando un funcionario sea consciente de una fechoría o una mala
administración, aunque no esté personalmente implicado.
Asimismo, el párrafo 7 del borrador debería ser más general borrando las palabras
subrayadas:
52. Nos decepciona la propuesta del Gobierno de que los Comisarios de la Administración
Pública sólo deberían elevar un informe al Parlamento en aquellos casos en los que el
Gobierno haya ignorado sus recomendaciones. No parece haber ninguna razón constitucional
para esta limitación de la transparencia. Si los Comisarios informaran al Parlamento en todos
los casos en los que una apelación fuera admitida, el Gobierno tendría que responder ante el
público. Este sistema tiene la gran ventaja de que no habría ninguna barrera para la difusión
del mejor proceder surgido de las recomendaciones de los Comisarios. El Gobierno ya ha
aceptado este principio en el caso del Comisario Parlamentario para la Administración y el
Comité de las Cuentas Públicas.
73
Recomendamos que la operación del sistema de apelación bajo el Código se haga lo más
pública posible, y que los Comisarios informen al Parlamento acerca de todas las
apelaciones que tengan éxito.
53. La creación de un sistema independiente para las apelaciones es un avance. Sin embargo,
nos sigue preocupando que la falta de uso que se hacía del mecanismo anterior de apelación al
Jefe de la Administración Pública Doméstica (sólo ha habido una apelación en ocho años) se
podría repetir con el nuevo sistema con el requísito de que primero había que agotar todos los
canales internos de apelación antes de involucrar al Comisario para la Administración
Pública. Lord Armstrong comentó que «No se si una apelación al Primer Comisario de la
Administración Pública es menos intimidatoria que una apelación al Jefe de la Administración
Pública Doméstica». Lo que creemos necesario es un sistema paralelo que permita al personal
plantear sus preocupaciones en confianza sin que necesariamente tengan que meterse en la
estructura administrativa a primera instancia. Creemos que los departamentos y agencias
deberían nombrar uno o más oficiales encargados de investigar las preocupaciones del
personal planteadas en confianza. Esta persona tendría que estar fuera de la estructura
administrativa lineal del reclamante pero debería esperar y recibir el apoyo de la alta dirección
cuando investigara los supuestos abusos. Los límites a los poderes de esta persona para
investigar deberían ser del mismo tipo que los de los Comisarios en el nuevo código de la
Administración Pública (enmendado, según nuestra propuesta en el párrafo 51 anterior).
54. Reconocemos que esto es algo nuevo, aunque el uso de sistemas de apelación
confidenciales y de «hotlines» es bastante común en el sector privado. Sin embargo, si se
estructura del modo que sugerimos un sistema así se podría implantar dentro de las
convenciones constitucionales que rigen el trabajo de los funcionarios y sus relaciones con los
Ministros. Aceptamos la opinión del Gobierno de que la mayoría de los temas se pueden
resolver con los mecanismos normales dentro de los departamentos y agencias. No obstante,
creemos que la prevención de la corrupción y la mala administración se entorpece si un
funcionario tiene que identificarse como reclamante ante sus superiores cuando ellos pueden
tener una influencia directa sobre su carrera profesional. Se ha comprobado que esto es una
disuasión potente para los denunciantes de una mala práctica en otras organizaciones. La
organización caritativa independiente «Public Concern at Work» ha redactado una Guía
Orientativa para el Mejor Proceder en el Trabajo que recomienda que se ofrezca a los
empleados canales confidenciales para plantear sus preocupaciones*. De hecho, irónicamente
el resultado de no ofrecer un sistema confidencial para las cuestiones de conciencia es el de
provocar filtraciones, que son dañinas para la cohesión de los organismos de la
Administración Pública y que debilitan la relación entre los Ministros y los funcionarios.
74
en términos estrictos. Entendemos las ventajas de una Administración Pública bajo un
estatuto, siempre que se pueda alcanzar un consenso entre los partidos acerca del alcance de la
legislación.
El código no debería aparecer en la legislación primaria, porque así sería difícil enmendarlo a
la luz de unas circunstancias cambiantes. Alternativamente, debería incluirse en la legislación
secundaria sujeta a la resolución afirmativa de las dos Cámaras, asegurando que se combine la
flexibilidad con la investigación.
56. Reconocemos la lógica de los argumentos del Gobierno que sostiene que ese tipo de
legislación no debería cambiar la base constitucional de la Administración Pública ni otorgar
a los funcionarios derechos especiales por encima de los de otros empleados.
57. De vez en cuando ha habido alegaciones, repetidas por los testigos en nuestra
investigación, de que los Ministros pidan a los funcionarios que realicen obligaciones que no
son consecuentes con su status no político, como por ejemplo la de escribir discursos para el
distrito electoral o la de proveer a los Diputados con preguntas parlamentarias
progubernamentales. También se ha sugerido que algunos funcionarios se han hecho tan
públicamente partidistas y entusiastas de la política del Gobierno que sería difícil que
retuvieran la confianza de un nuevo Gobierno de otro color político. No nos han ofrecido
pruebas de que éstos no sean más que casos aislados. La actual orientación ofrecida a
Ministros y funcionarios siempre ha sido clara acerca de que existen límites y que no se puede
pedir a los funcionarios que los pasen, ni ellos pueden hacerlo voluntariamente. Hemos
recomendado, como una salvaguardia adicional (párrafo 16 (vi) anterior) que la orientación
para Ministros debería afirmar esto más claramente.
58. Ahora vamos a examinar las disposiciones detalladas que rigen la conducta en la
Administración Pública. Bajo el Código para la Gestión de la Administración Pública
(CGAP), se otorga a los departamentos y agencias poderes delegados para introducir
regulaciones acerca de la conducta, siempre que reflejen los principios y las reglas expuestas
en el CGAP. Los principios del CGAP abarcan, entre otras cosas, la necesidad de que el
público vea que los funcionarios son honestos e imparciales en el desempeño de sus
obligaciones. Específicamente, los funcionarios no deben abusar de la información oficial; no
deben obrar de una manera que comprometa su imparcialidad política; y no deben usar sus
puestos oficiales para promocionar sus propios intereses. El CGAP también contiene las
reglas para los nombramientos comerciales y para la actividad política.
59. Las regulaciones detalladas de los departamentos y las agencias que se derivan de estos
principios, se entienden como parte del contrato laboral del funcionario, y los incumplimientos
pueden dar como consecuencia una acción disciplinaria. El proceso de delegación crea la
75
posibilidad de que, con el tiempo, las reglas detalladas acerca de la conducta puedan divergir,
dependiendo de las circunstancias del departamento o agencia que las redacte. Por tanto,
recientemente la Oficina del Consejo de Ministros ha llevado a cabo un sondeo y una
discusión del funcionamiento de estas reglas, para promocionar el mejor proceder.
61. Esto lo encontramos lamentable. Las organizaciones comerciales que hayan pasado por lo
que se conoce como «disestratificación» han reconocido que el aumento de responsabilidades
de gestión en los niveles más bajos de la organización puede poner al personal con menos
antigüedad frente a temas éticos de los que no tienen ninguna experiencia. Puede que
necesiten un apoyo que la jerarquía de dirección lineal ya no ofrece. La Administración
Pública está cada vez más en la misma situación mientras que se le pide que sea más flexible
y empresarial en su provisión de servicios.
62. En el anterior párrafo 28, resumimos las características destacadas de las reglas para los
nombramientos comerciales. Sugerimos como se podrían aplícar a los Ministros. Ahora
examinamos cómo funcionan en relación a los funcionarios. El comité consul tivo, la Oficina
del Consejo de Ministros y los departamentos juntos examinan unas 1.000 solicitudes al año.
El comité consultativo se ocupa de solicitudes de funcionarios de Grado 1 y 2. La Oficina del
Consejo de Ministros procesa todos los casos de grado 3, y los casos de grados menores en
los que el solicitante haya tenido suficiente trato con su potencial patrón y es probable que
hagan falta unas condiciones. Los departamentos se ocupan de los demás. De un total de
1.000, unas 300 se procesan en la central, y se recomienda un periodo de espera o unas
condiciones para aproximadamente un 30% de éstas. La cifra comparativa de los periodos de
espera y las condiciones para los 700 casos procesados en los departamentos es
aproximadamente del 20%.
76
63. La Comisión Especial de la Hacienda Pública y la Administración Pública ha examinado
el funcionamiento de las reglas para los nombramientos comerciales en detalle en varias
ocasiones, la más reciente en 1.991 *. En su opinión el sistema funciona bien por lo general y
consigue el equilibrio apropiado entre tranquilizar al público y permitir a los funcionarios (y a
otros empleados de la Corona) pasarse libremente al sector privado en los casos en los que no
hay percepción de conducta indebida. Sir Robin Butler manifestó que el sistema ofrecía «un
equilibrio razonable».
64. Hemos recomendado a los Ministros que una limitación de un máximo de dos años para
aceptar nombramientos externos sería lo normalmente adecuado. Creemos que el mismo
periodo valdría para la Administración Pública. Sin embargo, hemos recomendado en el
anterior párrafo 34 que el comité consultivo debería tener la autoridad de recomendar a los
solicitantes -sean Ministros o funcionarios- que no deben seguir con una solicitud
imprudente.
65. Actualmente, las solicitudes a través del sistema para nombramientos comerciales son
confidenciales. Hemos recomendado en el caso de los Ministros que este sistema debería ser
abierto (salvo en los casos de solicitudes que no se prosiguen) y que el comité consultivo
debería justificar sus decisiones. El Gobierno ha argumentado de forma continuada en el
pasado que la transparencia no sería apropiada para el sistema actual y dijo en un testimonio
escrito a este Comité que «si se supiera que los detalles de todas las solicitudes y las
decisiones acerca de estas se iban a hacer públicas de rutina, es probable que los empresarios
se sentirían inhibidos para empezar conversaciones con los afectados y los empleados estarían
poco dispuestos a hacer solicitudes».
66. Estamos de acuerdo en que no hay ninguna razón basada en la confianza pública por la
que se deberían hacer públicas las solicitudes especulativas hechas por funcionarios. Sin
embargo, no aceptamos que la revelación de decisiones en casos específicos esté mal en
principio una vez aceptado el nombramiento. El sistema está diseñado para mantener la
confianza del público en la conducta de los funcionarios. No es consecuente guardar los
detalles en secreto y esperar que el público confíe en las reglas para los nombramientos. Nos
confirmaron esta opinión los testigos Elizabeth Symons, Lord Armstrong y Lord Carlisle,
ninguno de los cuales tenía objeción alguna a la transparencia acerca de las solicitudes una
vez que se haya aceptado el puesto. Si un presidente de un sindicato de funcionarios, un
expresidente de la Administración Pública y el presidente de un comité consultivo están de
acuerdo, encontramos su testimonio muy persuasivo.
77
Sería una pérdida innecesaria de tiempo que se publicaran rutinariamente los casos de grados
menores de esta manera. No obstante, los departamentos y agencias (y la Oficina del Consejo
de Ministros, para las solicitudes determinadas en el central) deberían estar dispuestos para
entregar esta información si fuera necesario.
67. Para cumplir nuestras recomendaciones, los que gestionan el sistema tendrán que saber si
el solicitante ha aceptado el puesto. Por consiguiente hay que pedir a los solicitantes ante el
comité consultivo que notifiquen al comité cuando aceptan un nombramiento para el que han
hecho una solicitud.
68. Es una debilidad notable del sistema actual que actualmente no haya un control de su
eficacia. Aunque se considera que las reglas son vinculantes para todos los funcionarios, no
hay ningún intento de controlar, ni siquiera por un muestreo, la conformidad con las
decisiones de los departamentos, de la Oficina del Consejo de Ministros, o del comité
consultivo. Hemos tenido conocimiento de casos en los que no se ha hecho una solicitud
según las reglas aunque el empleo propuesto estaba dentro del alcance de éstas. De vez en
cuando los departamentos descubren por casualidad casos sin solicitud y en estas situaciones
pueden hacerse solicitudes retrospectivas. Aunque aceptamos que en la gran mayoría de los
casos se cumplen las reglas y se respetan las decisiones alcanzadas, es dañino para la
confianza pública en el sistema que esta situación continúe. No obstante sería poco realista e
injustificado esperar que se controlen todas las salidas de la Administración Pública.
69. Un grupo de funcionarios está completamente al margen de las reglas actuales: los
consejeros especiales. Los consejeros especiales son funcionarios pero, como los Ministros,
pueden perder sus puestos repentinamente. Están exentos ya que en teoría no pueden acceder
a detalles acerca de empresas específicas ni involucrarse en la asignación de contratos ni
realizar otro trabajo que exija una solicitud según las reglas. Sin embargo, las reglas no se
limitan a estas circunstancias. Las solicitudes deben hacerse «para evitar el riesgo de que una
empresa específica pueda ganar una ventaja desleal frente a sus competidores contratando a
alguien que, al desempeñar sus obligaciones oficiales, haya tenido acceso ... a información
relacionada con la evolución de la política del Gobierno que pueda afectar a la empresa o a
sus competidores»*.
70. Es probable que los consejeros especiales tengan mayores conocimientos acerca de la
evolución propuesta para la política del Gobierno que la mayoría de los funcionarios en sus
78
departamentos, y no es fácil comprender por qué deberían estar exentos de las reglas. Si el
sistema va a abarcar a los Ministros, como hemos recomendado, entonces la anomalía será
aun más patente.
Recomendamos que los consejeros especiales estén sujetos a las reglas para
nombramientos comerciales.
71. Estamos satisfechos de que las reglas relacionadas con la aceptación de regalos por parte
de oficiales sean suficientemente estrictas, algo más que las que se aplican a los Ministros. En
la mayoría de los departamentos, los oficiales no pueden aceptar más que regalos triviales,
mientras que los Ministros pueden aceptar regalos por valor de f125 siempre que los declaren.
Aunque se podría argumentar de forma lógica a favor de relajar las reglas de la
Administración Pública en cuanto a oficiales que no están implicados en la asignación de
contratos, pensándolo bien consideramos que las actuales reglas estrictas acerca de regalos
deberían continuar.
72. En cuanto a la hospitalidad, generalmente entendemos las ventajas de permitir que los
oficiales asistan a comidas de trabajo, y que aquellos que tienen una función representativa
asistan a otros acontecimientos. Tenemos entendido que en la mayoría de los departamentos
se mantiene un registro, local o central, de todas las invitaciones y aceptaciones y se
especifica que hay que consultar con la dirección acerca de hospitalidad que es de algún modo
desproporcionada, repetida frecuentemente, o de algún modo poco usual.
79
Capítulo 4
Las Quangos
(OPND Ejecutivos y Organismos del SNS)
Principales Conclusiones
Nombramientos
Los nombramientos a las juntas de los OPND ejecutivos y los organismos del
SNS deberían hacerse según mérito, para crear juntas con un equilibrio de
especialidades y experiencias pertinentes.
Buena Conducta
80
Introducción
1. A lo largo de nuestras investigaciones hemos ido encontrando una gran variedad de
preocupaciones acerca de las «quang cs» (organizaciones no gubernamentales
quasiautónomas). En este informe examinamos las cuestiones específicas de:
Después de un breve repaso de la información acerca de las quangos, los párrafos 16-72
contienen nuestros comentarios y recomendaciones en cuanto a las quangos, y párrafos 73-
126 contienen nuestros comentarios y recomendaciones en cuanto a las salvaguardias para
asegurar la buena conducta.
3. El uso de las quangos no se limita a Gran Bretaña, ni tampoco es una práctica reciente.
Un sondeo de 250 «organismos periféricos» en 1.978 descubrió que se habían creado 10
antes de 1.900 y 84 antes de 1.949. Pocos de los testimonios que hemos recibido expresaron
sus dudas acerca de que estos organismos podrían desempeñar una función útil. Desempeñan
funciones a cierta distancia de la gestión cotidiana del gobierno central, sus miembros a
menudo contribuyen con unos conocimientos únicos de pericia y experiencia en la vida
pública.
• Organismos ejecutivos: que entre todos realizan una amplia gama de funciones
operativas y regulatorias, varias actividades científicas y culturales y algunas
actividades comerciales o semicomerciales.
81
• Organismos consultivos: que se suelen componer de grupos de expertos en
esferas específicas y que aconsejan al gobierno acerca de cuestiones muy
específicas.
OPND Ejecutivos
Gasto Gasto
Departamento N.O Total Número Público Público
deOPND (precios (precios
actuales) 1.994)
6. Se utilizan unas definiciones muy amplias de las quangos, y suelen incluir organismos
locales autoregidos pero que gastan el dinero público y realizan funciones públicas. En muchos
casos estas funciones las realizaron antes la administración nacional o la local. Estos incluyen a
organismos como los Institutos de Formación e Iniciativa (IFI), Empresas de Iniciativa Local
(EIL) en Escocia, Asociaciones Constructoras, Corporaciones de Educación Postescolar y las
Juntas de Colegios Concertados. Los Ministros no nombran a los miembros de estas juntas,
aunque su composición se suele regular por estatuto o por contactos con el gobierno.
7. Un estudio* hecho por la Auditoría Democrática del Reino Unido, una unidad de
investigación ubicada en la Universiad de Essex, concluyó que había un total de hasta 5.500
«organizaciones extragubemamentales» ejecutivas. En precios de1992/93, se estima que estas
Ego-trip: Extra-governmental organisations, in the United Kingdom and their accountability', edited by Weir
S. & HallH., published by the Charter 88 Trust, 1.994.
S2
organizaciones gastaron f47 billones comparado con los f35 billones de 1.978179. La Oficina
Nacional de Auditoría nos dijo que el gasto por OPND y otros organismos que recibían
cantidades importantes de fondos públicos sumó f52 billones en 1.993/94.
9. Sólo un 37% de los nombramientos públicos reciben remuneración más allá de los gastos
de viaje y sólo el 0,5% -unos 170 puestos- reciben más de f50.000 al año. En el SNS, donde
se paga a los miembros no ejecutivos de los consorcios y las autoridades sanitarias
(normalmente una cantidad fija de E5.000 al año), la proporción remunerada sube a un 93%.
Los niveles de remuneración deberían controlarse estrictamente y deberían ser consecuentes
con las responsabilidades en cuestión, pero aceptamos que en algunas juntas, especialmente
en el SNS, estas responsabilidades son actualmente mucho más onerosas que en el pasado
reciente. No obstante, sigue habiendo mucha gente que ofrecen un servicio valiosísimo o bien
sin recompensa o bien por una remuneración mucho menor que la que recibirían por sus
especialidades en otros sectores. Es evidente que la tradición de servicio público sigue viva, y
creemos que es importante reforzarla y conservarla.
10. En los últimos años, la política del Gobierno ha sido la de alejarse de las juntas
«representativas» grandes y de promocionar juntas «corporativas» pequeñas cuyos miembros
se nombran como individuos en lugar de como representantes de un grupo de interés o una
opinión. En el SNS, se espera que el número de nombramientos no ejecutivos se reduzca de
6.500 en 1.990 a 3.500 en 1.996, aunque las funciones y gastos que controlen quedarán por lo
general sin cambiar. Al mismo tiempo, las reformas de la dirección en el sector público han
delegado mayores libertades financieras y de gestión a los organismos públicos individuales.
En consecuencia, parece que cada miembro de una quango tiene más poder e influencia
personal, e inevitablemente esto acentúa la preocupación acerca de quién son, cómo son
nombrados, y cómo se comportan.
83
Centrando nuestro trabajo
11. Nuestros puntos de referencia abarcan todos estos organismos. Sin embargo, para este
primer informe nos hemos centrado en dos ámbitos:
12. El Anexo 1 enumera los organismos principales. Dentro de los límites impuestos por el
número y diversidad de los organismos, incluso dentro de este campo más limitado, hemos
pretendido establecer principios que serán ampliamente aplicables.
Nombramientos
Las disposiciones actuales para nombramientos
14. La Unidad de Nombramientos Públicos (UNP) dentro de la OSPC redacta una «Guía de
los Precedimientos para los Nombrimientos Públicos», la cual es bastante extensa. Esta
incluye los requisitos obligatorios para aconsejar a los Ministros; consejos acerca del
mantenimiento de listas/bases de datos de los candidatos, publicidad, selección de personal y
entrevistas; ejemplos del mejor proceder y fuentes de información adicional.
15. La UNP busca Propuestas, incluidos los autonombramientos, usando una solicitud
estándar que pregunta acerca de las áreas de interés específicas, referencias y un CV. Emite un
folleto acerca de éste proceso; organiza seminarios con organizaciones representativas y acaba
de empezar un programa continuado de estudios acerca de los negocios, los sindicatos, las
organizaciones profesionales y partidos políticos solicitando propuestas. Se recomienda a los
departamentos que consulten con las listas de la UNP antes de hacer nombramientos, pero no .
tienen la obligación, y en la práctica sólo un número reducido de los nombramientos se hacen
de esta forma*. La mayoría de los departamentos también mantienen sus propias listas, y
algunos redactan su propia orientación.
* Answers for departments to PQs from Tony Wright MP identified 84 posts filled in this way in 1992, although
this exc1udes the departments appointing to NHS bodies who did not hold central records.
84
Las recientes revisiones del Gobierno
17. También el Gobierno nos presentó la nueva orientación acerca de los nombramientos para
las autoridades sanitarias y los consorcios del SNS en Inglaterra. Propone el mayor uso de
publicidad y otros métodos para ensanchar el campo de los nombramientos. Expone
descripciones claras del empleo, listas de las cualidades que se buscan en personal no
ejecutivo del SNS, y establece un mecanismo más formal de escudriñar y recomendar a
candidatos para los Ministros, con un miembro opcional independiente en los tribunales de
investigación . Un resumen de las propuestas del SNS con nuestros comentarios acerca de
ellas se encuentra en el Anexo 3.
18. Damos la bienvenida a ambas revisiones. Apoyamos los cambios propuestos, que alivian
en gran parte las preocupaciones actuales y remedian los defectos existentes. El resto de la
sección sobre los nombramientos se dirige a estos asuntos que quedaron fuera del cometido
de estas revisiones (como si los Ministros debieran seguir nombrando), temas sobre las que
se buscó específicamente nuestra opinión (por ejemplo acerca de la declaración de la
afiliación política o la ocupación de cargos) y áreas donde creemos que las recomendaciones
podrían fortelecerse o clarificarse (específicamente la provisión de consejos a los Ministros,
y el mecanismo propuesto para el control y el examen). No vamos a repetir todos los puntos
menores expuestos en los Anexos.
85
¿Quién nombra?
19. La selección definitiva de los candidatos por los Ministros se dió por sentado en las dos
revisiones del Gobierno. Nuestros puntos de referencia son más amplios, y primero
consideramos si los Ministros deberían seguir teniendo la responsabilidad de nombrar o si
algunos o todos los nombramientos deberían transferirse a un organismo independiente para
nombramientos. La preguntas clave son éstas: ¿Hay prejuicios endémicos en los
nombramientos por Ministros? ¿Los nombramientos representan una concentración poco
saludable del control financiero en las manos de unos pocos? ¿Debería un organismo
imparcial e independiente hacer algunos o todos los nombramientos?
20. Los nombramientos para los OPND ejecutivos y los organismos del SNS son el tema de
un amplio debate político. Hemos oído comentarios en muchos testimonios orales y escritos
acerca de que un número desproporcionado de los puestos van a candidatos miembros del
partido Conservador, ex-candidatos o personas que hayan donado dinero al partido, tanto
como recompensa por su lealtad, como una manera de asegurse de que las juntas apoyarán la
política del Gobierno y no criticarán las decisiones de los Ministros.
21. Otros testigos, incluidos Sir Norman Fowler, Lord Armstrong, Alan Langlands y David
Hunt, argumentaron que los nombramientos públicos no se habían politizado. Algunos, como
Archie Kirkwood, Diputado, estaban de acuerdo en que había poca evidencia de un prejuicio
sistematico, sino más bien una tendencia por parte de los Ministros a nombrar a los que tenían
más cerca, especialmente cuando se creía que había que cubrir un puesto rápidamente. Sir
Norman Fowler, entre otros, nos dio ejemplos de casos en los que gobiernos anteriores habían
tenido la tendencia de designar a sus simpatizantes para puestos públicos. Varios testigos
señalaron que, lejos de ser una recompensa, la mayoría de los nombramientos públicos
representaban un compromiso personal considerable por parte de los individuos nombrados y
a menudo un sacrificio económico.
23. Cualquier tratamiento de supuestos prejuicios políticos entra en el debate acerca de los
tipos de especialidades y cualidades personales que se buscan en los sistemas para
nombramientos. El enfoque actual en cuanto a especialidades comerciales puede dar como
resultado el nombramiento de personas con una natural propensión a ser simpatizantes del
Partido Conservador. Por otra parte, una variedad de nuestros testigos sugieren que, por el
interés de una buena administración, los Ministros tienen que nombrar personas bien dispuestas
hacia las políticas que van a implantar, y esto deja la impresión inevitable de un prejuicio
político donde no existe. Examinamos este tema con más detalle en los párrafos 37-40.
86
24. También está claro que la mayoría de los estudios empiezan desde una postura o bien
proquango o bien antiquango. Considerados en su conjunto, encontramos que los estudios
disponibles y otras evidencias son insuficientes para llegar a una conclusión. Como han
señalado varios estudios es a menudo difícil .deterrninar la verdad o no de alegaciones
individuales ya que rara vez está disponible una información detallada acerca de cómo se hizo
el nombramiento. (Véase párrafos 59-63 en cuanto a transparencia).
25. No obstante, está claro que los Ministros ejercitan un poder de control considerable.
Hacen o aprueban hasta 10.000 nombramientos al año, incluidos 2.000 nombramientos para
OPND ejecutivos y organismos del SNS. Algunos argumentan que esto es una concentración
de poder poco saludable, especialmente dado el número limitado de controles actuales. Si las
decisiones no se hacen a base de criterios personales y partidistas -o incluso por capricho- es
principalmente por el buen sentido de los que ocupan los cargos, en lugar de ser porque el
sistema impide esos abusos. Compartimos parte de esta preocupación, específicamente la
relacionada con la ausencia de frenos y equilibrios independientes, entre otras cosas porque
sigue siendo prácticamente imposible demostrar o refutar las sospechas de prejuicio. La
incertidumbre resultante no ofrece una base sólida en la que construir la confianza pública en
el sistema.
26. Una forma de aliviar estas preocupaciones sería la de dar la responsabilidad del
nombramiento a un organismo imparcial e independiente. Se puede hacer una analogía
con la Administración Pública. Los nombramientos hechos por los departamentos y
agencias están supervisados por los Comisarios de la Administración Pública, y los
Comisarios toman un papel directo en los nombramientos para altos cargos. Por otra
parte, se argumenta que, para conservar la responsabilidad ante el Parlamento, un
Ministro debe conservar la responsabilidad de los nombramientos y, cuando surgen
problemas, cesarlos.
28. Hay otras dificultades potenciales con un organismo independiente. Tendría que tener una
amplia aceptación y una reputación de autoridad, algo que puede no lograr fácil ni
rápidamente cuando tiene que hacer nombramientos para puestos políticamente
controvertidos. Si se quitara a los Ministros del proceso de selección final, podría disminuir su
capacidad de persuadir a personas en altos cargos en otras profesiones para que asuman un
compromiso sustancial y a menudo no muy bien remunerado.
87
La responsabilidad ante el Parlamento es un principio constitucional importante que no
queremos debilitar.
30. Cuando un Ministro tiene un conflicto de intereses -sea económico o sea porque un
pariente, un buen amigo o un asociado está entre los candidatos principales- es axiomático
que el Ministro en cuestión se retire y se encarge la decisión enteramente a un compañero
ministerial. Aunque no hay un conflicto tan claro cuando un pariente, un buen amigo o un
asociado de un compañero ministerial está siendo considerado, creemos que los Ministros
sólo deberían hacer ese tipo de nombramientos después de ser aconsejados por el Secretario
Permanente de su Departamento. Nos es grata la disposición del Gobierno hacia la
elaboración de directrices más claras para los Ministros asegurando así que las razones del
nombramiento se hagan públicas y se ajusten a las especificaciones del empleo de forma
completa. Entonces se podrían revisar estos registros.
31. Esto deja a los Ministros con poderes considerables de control. No obstante, no es
consecuente que los Ministros actúen según su criterio sin trabas. El Gobierno cree que
«siempre que las salvaguardias sean lo bastante fuertes, el marco actual y el propuesto
deberían ser funcionales, con capacidad de respuesta y eficaces». Por lo general estamos de
acuerdo, aunque no creemos que las salvaguardias actuales ni las propuestas sean lo bastante
fuertes. Deberían mejorarse sustancialmente, específicamente para ofrecer frenos y equilibrios
independientes. Ahora vamos a examinar estas salvaguardias.
Salvaguardias legales
32. Cuando se hacen nombramientos, los Ministros deben actuar dentro de la ley, la cual
ofrece salvaguardias específicas contra la discriminación sexual o racial. Un nombramiento
ministerial también puede cuestionarse porque la decisión fue ultra vires (es decir, fuera de la
facultad de los poderes legales del Ministro) o perversa; o que el procedimiento no estaba
acorde con las reglas de la justicia natural. El tribunal industrial o, en el caso de una revisión
judicial, los tribunales de justicia, pueden exigir que los departamentos revelen sus
procedimientos y razones y que los justifiquen. Sin embargo, un individuo tendría que tener
una motivación considerable para presentar ese tipo de acción y las circunstancias en las que
se puede hacer son limitadas, así que son necesarias salvaguardias administrativas
adicionales.
33. Quizá la salvaguardia más fundamental es la publicación de unos principios claros que
rigen la selección de las personas nombradas. La prueba que el Gobierno nos presentó
afirmaba que:
«El Gobierno está comprometido con el principio de que la selección para los
nombramientos públicos debería hacerse según los méritos, con la elección de
88
individuos bien informados que a través de sus cualificaciones, experiencia o
cualidades encajan con las necesidades del organismo público y el puesto en
cuestión»
34. La competencia de los miembros de las juntas también afecta directamente a los niveles
de conducta. Nos dijo la Comisión de Auditoria que:
36. Este principio está bien arraigado en la vida pública británica, pero sigue habiendo
bastante desacuerdo acerca de cómo se aplica. Ahora nos dirigimos a dos áreas de
preocupación para muchos de nuestros testigos; decidir si se debería tener en cuenta las ideas
políticas de los candidatos y de qué manera, y las cuestiones de equilibrio en las juntas de los
organismos públicos.
Afiliación política
37. No hay duda de que un miembro efectivo de una junta de un OPND ejecutivo o un
organismo del SNS debe comprometerse con el cumplimiento de los objetivos del organismo.
También había una conformidad generalizada en los testimonios que oímos de que los
miembros de las juntas deberían estar dispuestos a trabajar dentro del marco político y de
recursos fijado por el Ministro. Los organismos cuyos miembros son nombrados no deberían
poder impedir ni socavar las intenciones de los Ministros y el Parlamento. Estamos de
acuerdo con Archie Kirkwood, Diputado, en que:
38. No creemos que esto exija que cada miembro de una junta esté personalmente
comprometido con una política específica, y aun menos que tenga que compartir las ideas
políticas del Ministro. Es perfectamente posible ofrecer un servicio de mucha entrega a un
organismo por un compromiso con el bien público, sin apoyar necesariamente la dirección de
una política específica ni una manera concreta de organizar la administración pública. Un
escepticismo razonado dentro de la junta puede añadir calidad a la toma de decisiones y a
veces es imprescindible para proteger el interés público.
89
39. Puede haber casos en los que la naturaleza de un organismo público crea la necesidad de
que se represente a los partidos políticos. Este Comité incluye personas nombradas por los
Partidos Conservador, Laborista y Liberal Democrático. Se hizo una provisión específica en el
Decreto de la Lotería Nacional de 1.993 para que el Jefe de la Oposición nombrara un
miembro en la Comisión de Milenio. Se pone cuidado en la elección de los Jueces de Paz para
asegurar que el perfil político de las magistraturas locales refleja la de la comunidad que
SIrven.
40. Parece que estas disposiciones existentes funcionan bien, pero creemos que hay peligros
en extender este método más. Se podría entender que la actividad política fuera el camino a
puestos en la administración pública excluyendo así a las personas que no tenían opiniones
políticas definidas o a personas con una experiencia adecuada.
El Equilibrio
41. Salvo en las circunstancias limitadas mencionadas anteriormente no creemos que sea
necesario ni deseable hacer que la afiliación política se convierta en un criterio para ser
nombrado. En consecuencia no aceptamos la designación de ciertos puestos como
nombramientos «políticos» que se esperaría que fueran ocupados por simpatizantes del
Gobierno. Tampoco apoyamos la sugerencia de que debería haber una expectativa general
para un equilibrio político explícito en los nombramientos para los OPND ejecutivos y los
organismos del SNS.
42. No obstante, creemos que las juntas de los organismos públicos deberían tener un
equilibrio de especialistas, representantes de grupos de intereses y expertos adecuados. Esto
puede incluir especialistas financieros o legales o, para los organismos del SNS, especialistas
médicos u otros campos en los asuntos sanitarios. En los organismos del SNS, y en algunos
OPND ejecutivos, los altos cargos también forman parte de la junta, y sus cualidades también
se deberían tener en cuenta al fijar el equilibrio de la junta.
43. Si los miembros son muy similares en su experiencia o sus perspectivas es poco probable
que haya un tipo de debate saludable que favorezca la buena toma de decisiones. En las
palabras de una publicación del Instituto de Directores, en relación con empresas del sector
privado, «después de todo, la función de los no ejecutivos es la de mantener una actitud de
escepticismo constructivo*». Una junta que refleja la composición de la comunidad que sirve
puede disfrutar de mayor confianza pública, lo cual hace más efectiva la ejecución de su
trabajo.
90
A la Asociación le gustaría ver. .. una base más ancha de la que se escoge
«...
para los miembros de las juntas» [del SNS] (Asociación Médica Británica,
testimonio escrito)
44. Se ha argumentado que las juntas de los OPND se han desequilibrado, con las personas
nombradas escogidas de un estrecho círculo de personas del mundo comercial y profesional.
Las contestaciones a preguntas parlamentarias planteadas por Alan Milburn, Diputado,
muestran que 152 de los 361 plazas en los Consorcios del SNS (es decir 42%) eran directores
de empresas, incluidos los jubilados, o propietarios de negocios. John Monks, Secretario
General del TUC (el sindicato mayoritario), describió esto como «el culto de los hombres de
negocios». Esto contrastaba con la reducción en el número de miembros de la administración
local y de los sindicatos, y la baja representación de usuarios o consumidores. Una
preocupación asociada, expresada por varios de nuestros testigos, es que los miembros de este
pequeño círculo se escogen para varios organismos públicos, creando una nueva clase de
«quangócratas».
45. Otros argumentan que si ha habido un cambio en el equilibrio hacia una mayor
representación del mundo de los negocios, es porque la gente de negocios tienen precisamente
las especialidades empresariales y comerciales que hacen falta. También puede ser una
equivocación pensar que la gente de negocios y los profesionales son un grupo homogéneo.
46. Hasta qué punto las juntas están actualmente desequilibradas es un tema de debate
considerable, en parte altamente político, y nos es difícil llegar a conclusiones definitivas. No
obstante, creemos que el principio está claro y recomendamos que la selección por méritos
91
tenga en cuenta la necesidad de nombrar juntas en las que se dé un equilibrio de
especialidades y experiencias. El criterio para el nombramiento de los consejeros y la
forma en que se espera que estos cumplan sus funciones debería estar explícita. (por ej. si
los miembros representan de algún modo unos intereses u opiniones específicas, o si fueron
nombrados como individuos). Debería estar claramente especificada la gama de
especialidades y experiencias que se buscan, normalmente como parte de las especificaciones
de trabajo requeridas para puestos concretos, y deberían ser suficientemente amplios para
fomentar el debate saludable dentro de la junta.
Consejos independientes
47. Actualmente, los consejos a los Ministros acerca de los nombramientos los ofrecen los
funcionarios del departamento (o del SNS) a menudo con la implicación estrecha del
presidente y a veces del jefe ejecutivo del organismo en cuestión. En su esencia, es lo mismo
que la manera en la que los funcionarios aconsejan a los Ministros en otros asuntos políticos u
operativos. Sin embargo, los críticos sugieren que esto puede resultar una restricción de las
deliberaciones a un pequeño círculo de consejeros. A menudo no se cuestionarían los
supuestos ministeriales. La adición de un elemento independiente aumentaría la amplitud y la
profundidad de los consejos recibidos por el Ministro, permitiría reflejar una variedad de
intereses comunitarios en los consejos. La confianza pública se realzaría si esos consejos
incluyesen la garantía independiente de que se habían examinado los candidatos propuestos y
que se habían mostrado aptos para el puesto.
48. El Gobierno ya está implantando dos iniciativas importantes para incluir un elemento de
asesoría independiente en los nombramientos para el SNS. En 1.994, el Ministro para Escocia
creó un comité compuesto por cinco miembros independientes presidido por el Lord Alcalde
de Edimburgo (un Consejero del SNS), para aconsejarle acerca de los nombramientos para el
SNS en Escocia. En Inglaterra, se están introduciendo en cada región del SNS juntas formales
para el examen, con la opción de incluir un miembro independiente. Por tanto, la mayoría de
los 5.000 nombramientos en el SNS ya están cubiertos por ese tipo de disposiciones, y no
parece que aumente el coste del proceso de forma significativa. Creemos que sería deseable y
rentable extender el uso de asesorías independientes para los 4.000 puestos en los OPND
ejecutivos (es decir, aproximadamente 1.000 nombramientos al año). El nombramiento de-
Presidentes, que actualmente se excluye de las disposiciones del SNS, debería incluirse.
Recomendamos que todos los nombramientos de consejeros para los OPND ejecutivos o
para los organismos del SNS se hagan después de un asesoramiento realizado por una
comisión o comité que incluya elementos independientes.
49. Los comités o juntas deberían ser nombrados por el Ministro correspondiente después de
una amplia consulta. Puede que sea apropiado que el organismo o los organismos que tengan
un interés significativo en el área política en cuestión tengan derecho de nombrar. Es una
regla empírica.
92
No se puede definir con precisión la independencia pero debería significar normalmente que
la persona no tiene una función operativa dentro de los organismos o los departamentos
gobernamentales en cuestión.
50. Para algunos ministerios un comité consultivo puede ser suficiente. Juntas que cubren
áreas específicas pueden ser necesarias para grandes cantidades de nombramientos similares.
El Comisario para los Nombramientos Públicos (véase párrafos 52-58 a continuación) debería
aconsejar acerca de las disposiciones apropiadas y debería aprobarlas como parte del sistema
de nombramientos de cada departamento.
51. Todos los candidatos, sin tener en cuenta como están nombrados, incluídos aquellos
presentados por Ministros, debería ser examinado por una junta antes de que se les
recomiende para el nombramiento. Los Ministros no estarían obligados a aceptar las
recomendaciones del comité consultivo, pero si quisieran nombrar a alguien que no tuviera la
aprobación -como apto para el puesto- de la junta o comité, tendrían que informar
públicamente al Comisario para los Nombramientos Públicos.
Control y Examen
52. La principal debilidad tanto en las disposiciones actuales como en las propuestas en la
revisión de la UNP es la ausencia de un examen externo efectivo. Las Comisiones Especiales
pueden por supuesto investigar los nombramientos públicos de los departamentos de la misma
manera que pueden examinar cualquier aspecto de la actividad gubernamental, pero en la
práctica les faltan las herramientas para hacerlo en detalle y tienen muchas prioridades más.
Parece que la Unidad de Nombramientos Públicos no tiene el papel de controlar el
funcionamiento de sus directrices centrales más allá de lo necesario para redactar su informe
anual, que es en gran parte un resumen estadístico de los nombramientos. De hecho, la
reciente revisión concluyó que en la práctica, la manera en la que se hacía varía
considerablemente de un departamento a otro. No hay ningún mecanismo para la revisión
regular del trabajo de los departamentos por separado ni tampoco un medio para identificar
los fallos del sistema o la práctica.
53. Creemos que es necesario un organismo independiente para establecer normas de forma
continuada y para controlar con el objetivo de realzar y mantener la confianza pública en el
proceso de nombramientos. La revisión de la UNP recomendó que el cumplimiento debería
controlarse cada cinco años a través de los procedimientos normales de auditoría interna de
los departamentos. Esto sería útil, pero creemos que un régimen de control externo sería una
disciplina más efectiva para los departamentos y merecería mayor confianza pública. Es
probable que un método más especializado que se enfoque específicamente en los
nombramientos sería más efectivo.
Por tanto, recomendamos que se nombre un nuevo Comisario independiente para los
Nombramientos Públicos. Este podría ser uno de los Comisarios para la Administración
Pública.
54. El papel del Comisario sería análogo en muchos aspectos al del Primer Comisario para la
Administración Pública. Dadas estas similitudes, y para que el nombrado tenga fácil acceso a
93
una combinación de habilidad y experiencia adecuadas, podría ser ventajoso que los dos están
conectados en el sentido organizativo.
«Creemos que los cambios en las disposiciones para los nombramientos [para
el SNS} son deseables para que sean más firmes, accesibles y transparentes; y
esto incluye un elemento independiente. Así tendrán la confianza de las
comunidades locales» (Chris Robinson, Presidente de la Asociación Nacional
de Autoridades y Consorcios Sanitarios)
55. Las responsabilidades del Comisario deberían incluir todos los nombramientos públicos
para OPND ejecutivos, incluidos los organismos del SNS. Este trabajo reflejaría el método
adoptado actualmente por los Comisarios de la Administración Pública, ya que se realizarían
muestreos de auditoría sistemáticos de los procedimientos departamentales para
nombramientos públicos en lugar de un control detallado de ejercicios específicos de
contratación. El Comisario debería también tener el derecho de iniciar investigaciones o bien
de ciertos tipos de nombramiento; o bien del programa de un departamento específico, o bien
de nombramientos individuales. El Comisario debería tener la misma autoridad para exigir
que los departamentos le entreguen información acerca de todas las fases de los
nombramientos, incluída la selección por Ministros. En su conjunto, esto debería permitir que
se realice la regulación con un estilo flexible, sin la introducción de una burocracia
innecesaria.
94
Recomendamos que el Comisario de Nombramientos Públicos controle, regule y
apruebe los procedimientos para los nombramientos departamentales.
56. Una de las primeras tareas del nuevo Comisario debería ser la redacción de directrices
actualizadas que tengan en cuenta la Revisión de la UNP, el informe de este Comité y la
respuesta del Gobierno a ello. Posteriormente, el Comisario debería controlar el
funcionamiento de las directrices centrales, actualizándolas si fuera necesario, e informar de
su funcionamiento en la práctica. El Comisario debería mantenerse al tanto del mejor
proceder en el sector público y privado, y promulgar estas prácticas en los Departamentos.
El Comisario aprobaría también los propios procedimientos y directrices de los
departamentos.
58. En otra parte hemos comentado que se está considerando aplicar legislación para que la
Administración Pública se rija por estatuto en lugar de por prerrogativa. Puede ser apropiado
que, en su debido tiempo, las disposiciones para el Comisario para Nombramientos Públicos
se hagan estatutarias, pero no creemos que sea necesario esperar a la legislación para hacer las
disposiciones administrativas necesarias.
Transparencia
59. Algunas de las preocupaciones acerca de los nombramientos se centran en el acceso (la
provisión de información relacionada con los nombramientos) y la transparencia (dejar claro
cuál es el proceso y cómo funciona). Nos han expresado preocupación acerca de que, en
muchos casos, no está claro como se recogen nombres para su consideración como
candidatos, con qué criterios se consideran estos nombres y cómo se elige la persona
nombrada. Los críticos dicen que una percepción generalizada de secretismo ha socavado la
confianza pública.
60. Aplaudimos el hincapié que la revisión de la UNP hace en documentar desde el principio
del proceso una descripción del empleo, una especificación de las cualidades que se buscan en
los candidatos y una descripción del procedimiento para el nombramiento que se va a seguir.
Creemos que esta información debería estar disponnible para todos los candidatos y para el
público. Apoyamos las recomendaciones de la UNP acerca de que los nombramientos se
anuncien públicamente y que se exhiban listas de las personas nombradas central y
localmente.
95
61. También apoyamos la actitud a favor de anunciar los puestos, apoyado donde sea
necesario por seleccionadores de personal. Notamos que después de una campaña de
publicidad y de solicitar propuestas para nombramientos de organizaciones interesadas, por
parte del Ministerio para los Asuntos Escoceses en 1.992, 58% de los nombramientos
posteriores para el SNS vinieron de estas fuentes. Esto no quiere decir que todos los puestos
puedan cubrirse con candidatos encontrados a través de la publicidad. Hay que mantener
otros canales para dirigirse directamente a candidatos que a lo mejor nunca han considerado
prestar sus talentos al servicio público. Para el nombramiento de altos cargos en organismos
nacionales importantes seguirá siendo importante no someterles a procesos muy
burocráticos.
62. Recomendamos que todos los Secretarios de Estado deberían redactar anualmente
un informe sobre los nombramientos públicos de sus departamentos. Esto
complementaría el informe anual del Comisario para Nombramientos Públicos ofreciendo un
desglose detallado de nombramientos o clases de nombramientos, y describiría cualquier
cambio importante en los procedimientos departamentales acordados con el Comisario. Podría
formar parte del informe anual del departamento o ser un documento independiente.
63. Reconocemos, sin embargo, que hay que llegar a un equilibrio entre la transparencia y la
privacidad de los individuos. Los procedimientos deberían ser tan transparentes como sea
posible, pero no creemos que la información acerca de individuos deba hacerse pública hasta
que sean nombrados y por tanto hayan entrado en la vida pública. Las bases de datos de
aquellos que han solicitado un puesto o indicado que están dispuestos a colaborar deberían
seguir siendo confidenciales, lo mismo que cualquier discusión acerca de candidatos
específicos y los consejos a los Ministros. Si se publicaran estas conversaciones, podría
inhibir la franqueza de aquellos que aconsejen a los Ministros y disuadir a algunos candidatos
de presentarse. Creemos que el Comisario para los Nombramientos Públicos será una
salvaguardia suficiente para asegurar que los procedimientos funcionen correctamente.
65. Se dice que, sin tener ese tipo de información, los Ministros pueden hacer nombramientos
sin tener en cuenta las consideraciones de índole partidista. No nos convence ese argumento.
Con la responsabilidad de hacer 10.000 nombramientos al año es poco probable que los
Ministros busquen de forma sistemática esta información, pero las afiliaciones políticas de
muchos de los candidatos para los puestos más importantes serán conocidas públicamente y
también por el Ministro.
96
decisiones según mérito están influidas por la política. Sin embargo, a fin de cuentas creemos
que las ventajas compensan las desventajas en cuanto al interés público.
68. Hay un amplio espectro de compromiso político. Estamos de acuerdo con la UNP en que
la elección al votar y la pertenencia a un partido político deberían seguir siendo temas
privados. Pero al tomar un cargo dentro de un partido, al escribir o hablar públicamente acerca
de asuntos partidistas o al presentarse candidato para ser consejal o Diputado, se podrá
considerar que una persona ha hecho públicas sus simpatías políticas. Por tanto, sería
razonable que esta declaración pública se reafirmara cuando la persona solicita un
nombramiento público o es considerado para uno. Sin embargo, no se puede suponer que la
realización de estas actividades en el pasado implique las opiniones o nivel de actividad
actuales, y cualquier declaración debe incluir una restricción de tiempo.
Recomendamos que los candidatos a los nombramientos tengan que declarar cualquier
actividad política significativa (incluída la ocupación de puestos, discursos públicos y
candidatura a las elecciones) que hayan realizado en los últimos cinco años.
69. La declaración no se haría pública hasta que el candidato fuera nombrado y entonces se
anotaría en el registro de intereses del organismo. Sin embargo, el Comisario para
Nombramientos Políticos podría controlar el equilibrio político de los candidatos y personas
nombradas.
70. Hemos recibido una cantidad importante de testimonios acerca de la mejor técnica en el
procedimiento para los nombramientos y sugerencias para mejorar el sistema actual. De
hecho, muchas de estas muestras provienen del Gobierno, basándose en la revisión de la UNE
Utilizando esta evidencia como base junto con nuestras conclusiones acerca de los temas
clave expuestos anteriormente, hemos redactado un borrador de código de práctica para los
procedimientos que deberían usarse al hacer nombramientos para los OPND ejecutivos y los
organismos del SNS. Creemos que el código es acorde con el buen proceder actual y ofrece
unas normas prácticas para los departamentos. Será provechoso para los departamentos que
adopten un método más consecuente, fomentando no sólo elevados niveles de conducta, sino
también una mayor comprensión del proceso por parte de los candidatos y el público en
general.
71. La revisión de la UNP hace hincapié en que el procedimiento para nombramientos debe
estar sujeto al principio de «proporcionalidad». Esto significa que un proceso que puede ser
correcto y rentable para un puesto bien remunerado, de dedicación completa y con
97
responsabilidad de un gasto público importante no será a lo mejor necesario para un
nombramiento de dedicación parcial, sin remuneración para un comité consultivo. Aceptamos
este principio, siempre que se aplique con rigor y no se convierta en una excusa para la
conveniencia burocrática. Las definiciones de la proporcionalidad deberían delimitarse
estrictamente, con una buena documentación de todas las desviaciones del código de práctica
y la capacidad de revisión por parte del Comisario para los Nombramientos Públicos. La
cantidad del gasto público, la importancia de las funciones públicas y el grado de poder e
influencia ejercitado por un organismo público debería ser el primer punto de referencia, más
que la remuneración y horario del trabajo.
98
Borrador del Código de Práctica del Procedimiento para
los Nombramientos Públicos
99
La elección del candidato!s) preferido(s)
La Conducta Apropiada
73. Ahora nos dirigimos a las normas de conducta en las quangos y cómo asegurar los niveles
más elevados de conducta. Incluímos dentro de la buena conducta, no sólo la rectitud
económica, sino también un sentido de los valores y comportamiento apropiado para el sector
público.
100
Los organismos públicos y sus juntas deben cumplir en todo momento las normas
más elevadas de imparcialidad, integridad y objetividad en relación con la
administración de fondos públicos y la gestión de los organismos en cuestión.
(Código del Mejor Proceder para los Miembros de Juntas de Organismos Públicos,
la Hacienda Pública, 1.994)
74. La evidencia disponible sugiere que, por lo general, los miembros de juntas de los OPND
y los organismos del SNS se comprometen con los principios y valores del servicio público y
desempeñan sus obligaciones con unos elevados niveles de integridad. La Comisión de
Auditoría nos dijo, por ejemplo, que:
Sin embargo, se han registrado unos deslices en estos elevados niveles. Algunos casos han
atraído una publicidad considerable, y la preocupación pública ha aumentado. El informe del
Comité para las Cuentas Públicas, «Conducta Debida en los Asuntos Públicos» (8° Informe,
sesión de 1.993/94), revisa cierto número de estos casos.
75. Nada de lo que recomendamos puede garantizar un elevado nivel de conducta. Siempre
existirá la debilidad humana; siempre habrá equivocaciones; y los corruptos siempre buscarán
nuevas maneras de engañar al sistema. Pero la existencia de salvaguardías apropiadas
minimiza el riesgo de que esa conducta indebida ocurra pero no se detecte. Incluyen claras
especificaciones de las normas de comportamiento individual; controles internos apropiados
para ofrecer frenos y equilibrios contra la mala conducta individual; y la supervisión externa
para que la organización sea responsable. Sobre todo, esas salvaguardias ayudan a crear un
clima y una cultura en los que los elevados niveles de conducta se valoran.
76. Nuestro método ha sido el de comparar las salvaguardías utilizadas en los OPND
ejecutivos y los organismos del SNS con puntos de referencia de buen proceder de otras
partes, especialmente de la administración central y local. Reconocemos que existen
diferencias importantes entre las ramas de la Administración Pública en sus propósitos, sus
tradiciones y en la forma en la que son responsables ante el público. Sin embargo, nos
impresionan más las similitudes que las diferencias. Todas realizan funciones públicas con
fondos públicos y la exigencia pública para que haya elevados niveles de conducta es la
misma en su esencia.
101
77. Por lo tanto, en principio estamos de acuerdo con la Comisión de Auditoría y varios
testigos más en que debería haber una predisposición a favor del uso de las salvaguardias
más rigurosas de una manera más consecuente para todo el sector público. Aunque no se
puede transferir todas las prácticas directamente de un contexto a otro, una desviación del
mejor proceder debería basarse en una elección consciente, que se puede justificar en
público.
«... donde las reglas de la Administración Local son más rigurosas, o donde
las sanciones son más severas, debería haber una predisposición a favor de
que se extiendan los mismos principios. ... aquellos que se oponen a estas
medidas deberían tener la responsabilidad de mostrar por qué son
inapropiadas, Asimismo, ... donde el SNS y otros organismos tienen exigencias
más estrictas, debería haber una predisposición en favor de que se extiendan
estas exigencias a la Administración Local.» (La Comisión de Auditoría,
testimonio escrito)
«Nuestra opinión es que las mismas normas deberían operar para todo el
sector público, y no nos opondríamos a la posibilidad de un recargo en los
casos de las juntas del SNS.» (Chris Robinson, Presidente de la Asociación
Nacional de Autoridades y Consorcios Sanitarios)
78. Aunque no es fácil hacer comparaciones eficaces entre una gran variedad de
organizaciones distintas, hay una tendencia clara en la información que hemos recibido.
Como ya notamos en el Capítulo 3, el nuevo Código de la Administración Pública
complementará un amplio conjunto de códigos y convenciones de la Administración Central
que fueron establecidos hace mucho tiempo y que frecuentemente son obligatorios. Las
Administraciones Locales tienen un marco estatutario extenso de salvaguardia, que se ha
actualizado considerablemente desde el escándalo Poulson de los Setenta. Por el contrario,
aunque hay bastante directrices centrales para los OPND, parece que se interpretan de forma
muy flexible y se basan en una colección «ad hoc» de estatutos sueltos.
79. Después de algunas deficiencias muy difundidas en ciertos OPND y partes del SNS, el
gobierno se ha esforzado bastante para reforzar las salvaguardia. El mejor proceder entre los
OPND y los organismos del SNS no pierde por comparación con el resto del sector público.
Sin embargo, la variedad de procederes todavía ofrece buenas oportunidades para la
conducta impropia, y fomenta una percepción pública de que las normas no se aplican de
forma estricta.
80. Para dar un solo ejemplo, la ocultación de un conflicto de intereses la retirada de una
ó
moción en un debate importante, es desde hace varios años un delito si lo hace un concejal.
Pero sólo se ha tratado este tema en los OPND y en el SNS en el último año, e incluso ahora
no se ha estipulado ninguna sanción por su incumplimiento. Los concejales locales se
enfrentan a multas e inhabilitación, pero, por el contrario, no se puede aplicar una multa a un
miembro de junta de una quango y sólo algunos pueden ser inhabilitados. Más adelante
102
estudiamos como las disposiciones para el examen externo por auditores y Defensores del
Pueblo varían.
81. En las páginas siguientes identificamos algunas salvaguardias clave que deberían ser
aplicadas de manera más uniforme. Dada la limitación de tiempo para nuestro primer informe
y además la diversidad de los organismos en cuestión, hemos intentado centramos en los
principios en vez de en los detalles. Se debería entender este informe como la primera etapa
en un proceso.
Recomendamos que el Gobierno realice una revisión con vistas a la redacción de un marco
legal más coherente para regir la conducta apropiada y la responsabilidad de los organismos
públicos, incluidos los OPND ejecutivos, los organismos del SNS y la Administración Local.
Esta debería involucrar a todos los departamentos en cuestión y debería ser coordinada por la
Oficina del Consejo de Ministros y la Hacienda Pública.
83. Ahora centramos nuestras recomendaciones esenciales en tres ámbitos que reflejan los
principios clave mencionados en nuestra introducción. Son:
i) Los Códigos de Conducta: para asegurar un marco claro para las normas
corporativas e individuales.
iii) La Formación: para asegurar que tanto los miembros de las juntas como el
personal sean plenamente conscientes de las normas que tienen que cumplir,
especialmente a través de una mejor formación introductoria.
83. La preocupación más sentida acerca de los niveles de conducta se centra en el mal uso del
cargo público para fomentar el interés personal. Hay una preocupación acentuada y
generalizada de que los empleados otorgan contratos, trabajo o dinero hacia organizaciones
con las que tienen una conexión personal o económica.
84. En algunos casos hay fraude o corrupción premeditados y esto se puede abordar con la
ley, aunque las actuaciones administrativas pueden tener un papel preventivo crucial. Sin
embargo, la conducta indebida también puede surgir de una ignorancia de las reglas, un
incertidumbre acerca de cuáles son las reglas, o un deseo de acabar las cosas rápidamente
aunque signifique que se ajusten las reglas en beneficio de este propósito o se economicen
esfuerzos* .
* El testimonio escrito de la Comisión de Auditoría incluye estas entre las razones principales para las actuacio-
nes indebidas.
103
85. Puede que los no ejecutivos que provienen de fuera del sector público tengan falta de
experiencia con las estipulaciones para el uso del dinero público. En el SNS, por ejemplo, un
sondeo reciente de 2.600 miembros de juntas realizado por el Director Administrativo del SNS
reveló que casi la mitad de éstos creían que era admisible firmar contratos antes de tener una
autorización (49%), o de infringir a las reglas «si era en el interés del SNS» (46%). No
queremos decir que faltan ética o valores en el sector privado; sólo que pueden divergir en
algunos aspectos de los del sector público. Chris Robinson de la ANACS creía que el problema
había surgido en el SNS por «la tensión inevitable, entre la actitud vital del sector público y la
adopción de un servicio sanitario orientado hacia el mercado». En el mejor de los casos puede
significar una tensión creativa y saludable, pero también puede crear la posibilidad de que la
ambigüedad ética surja y afecte tanto a los miembros de la junta como al personal.
86. Estas incertidumbres pueden agravarse si los procedimientos internos y los controles son
débiles, o están interrumpidos en momentos de cambios importantes en la organización.
Oímos que algunos casos de conducta indebida pueden haber resultado de un malentendido
por parte de funcionarios de las supuestas libertades que la mayor comercialización
supuestamente conlleva. Claras expectivas de niveles de conducta son importantes para los
funcionarios de todos los grados. Los miembros no ejecutivos de las juntas tienen una función
muy importante, tanto para guiar y controlar la dirección ejecutiva, como para cuestionar las
decisiones del presidente y de sus codirectores.
87. Se ha hecho mucho en los últimos años para mejorar y uniformizar las disposiciones para
garantizar elevados niveles de conducta en los OPND y los organismos del SNS. La Hacienda
Pública y la Oficina del Consejo de Ministros redactan dos documentos clave para guiar a los
Departamentos y a los OPND. «Organismos Públicos No Departamentales: Una Guía para
Departamentos» abarca todos los aspectos de las quangos incluida la creación, gestión,
financiación, responsibilidad, revisión y abolición de estas. Se publicó por última vez en
1.992, y en el presente momento 10 están actualizando.
88. El acontecimiento más importante en los últimos años es el «Código del Mejor Proceder
para los Miembros de Juntas de los Organismos Públicos» publicado por la Hacienda Pública
en junio de 1.994. Pretende ser un modelo que los organismos públicos deben implantar con
las modificaciones que pueden ser necesarias teniendo en cuenta las particularidades y
circunstancias de cada uno de estos. Está basado en los principios expuestos en el Código del
Mejor Proceder del Informe Cadbury*, adaptados para las circunstancias específicas del
sector público. Un Código de Conducta/Código de Responsabilidad similar del SNS entró en
vigor en Inglaterra en abril de 1.994, con la introducción de códigos muy parecidos también
en los organismos del SNS en Escocia. Documentos equivalentes pero con un formato distinto
fueron introducidos en enero de 1.995 en el País de Gales.
89. Este tipo de código es, cada vez más, una parte corriente de la práctica comercial. Jack
Mahoney**, catedrático, nos dijo que entre una cuarta parte y un tercio de las empresas más
importantes ya usan estos códigos y el Instituto de Ética Comercial estima que es probable
* Repon of the Commitee on the Finanacial Aspects of Corporate Govemance: the Code of Best Practice', De-
cember 1992.
** The Professor of Business Ethics and Social Responsability at London Business Schol.
104
que la proporción suba hasta una de cada dos en el futuro próximo. Los concejales locales
están cubiertos por un código de conducta estatutario, y las asociaciones de la Administración
Local han desarrollado un código para sus oficiales. Muchos OPND ya han redactado sus
propios Códigos basados en el modelo de la Hacienda Pública.
91. Algunos han sugerido que un código común debe aplicarse para todo el sector público.
Estarnos de acuerdo que existen ciertos principios centrales como los que mencionarnos en el
Capítulo 1, pero nos persuadió el argumento del Instituto de la Ética Comercial, entre otros,
que apoyaba códigos más específicos adaptados a cada organismo. El proceso de redactar
estos códigos permite que cada organismo considere de forma detallada las cuestiones
específicas de conducta que surgen de sus operaciones y fomenta el cumplimiento ya que crea
un sentido de «pertenencia».
Recomendamos que sea obligatorio que las juntas de cada OPND ejecutivo y cada
organismo del SNS adoptaran un código de conducta para su personal. Puede que la
Oficina del Consejo de Ministros (OSPS) quiera considerar la preparación y mantenimiento
de un código modelo para los OPND para que lo adopten o lo adapten a sus circunstancias.
Todos los códigos deberían ser documentos públicos, a los que se puede acceder fácil y
gratuitamente.
92. Creernos que los códigos de conducta para los miembros de las juntas y su personal
deberían ser tan rigurosos corno los que que se aplican a los Ministros y a los funcionarios.
No querernos comentar en detalle sobre el contenido de estos códigos. El informe Cadbury, el
Código de Hacienda, y los muchos códigos específicos que ya se han desarrollado abarcan el
tema por completo. No obstante, hay ciertos principios que se destacaron en los testimonios
que recibimos. Los códigos de conducta deben abarcan tanto las responsabilidades
individuales de los miembros de las juntas y del personal corno de mantener elevados niveles
de comportamiento personal, además de la responsabilidad colectiva de los miembros de las
juntas, en particular, de asegurar una buena reglamentación corporativa. En las palabras de la
Comisión de Auditoría, «la manera en la que la gente se comporta mientras ocupa cargos
públicos refleja su caracter moral individual y sus principios, pero también está influida por
las estructuras institucionales en las que trabajen». Algunas organizaciones han decidido
dividir estos ternas en dos códigos complementarios.
105
93. Las normas de comportamiento individual deben incluir, especialmente, la clara
expectativa de que los funcionarios deben en todo momento actuar en el interés público y
deben resolver cualquier conflicto con sus intereses personales que surja. Los miembros de
las juntas deberían tener que registrar sus intereses pertinentes en un registro público,
declarar cualquier interés que surja mientras se está tratando los asuntos y retirarse cuando
sea apropiado de las discusiones y de las decisiones. En caso de duda, la suposición debería
ser a favor de declarar y retirarse. Las reglas acerca de los regalos y la hospitalidad deberían
ser igual de claros y no deberían ser menos estrictos que los que se aplican a la
Administración Pública. Las disposiciones para el personal dependerán del trabajo que
desempeña pero las reglas deberían ser especialmente estrictas para los empleados
responsables de las compras, y el otorgamiento de contratos. Es importante que los
miembros de las juntas y el personal sean conscientes de estas suposiciones y que se les
recuerde periódicamente (véanse nuestros comentarios acerca de la formación en párrafos
124-126 a continuación).
94. Una reglamentación corporativa eficaz debería incluir frenos y equilibrios en los altos
grados para que ningún individuo disfrute de un poder sin trabas; sistemas de control
financiero y de gestión; una función de auditoría interna y un comité de auditoría; una
esquema formal de delegación de autoridad que incluye una lista de decisiones que la junta se
reserva. En lo que queda de este capítulo, consideraremos cómo se pueden fortalecer los
aspectos clave de los controles internos, de la supervisión externa y de la transparencia.
Recomendamos que los miembros de las juntas y el personal de todos los OPND
ejecutivos y organismos del SNS tengan que comprometerse a mantener y respetar el
código pertinente al ser nombrados, y que el cumplimiento de este código sea una
condición para su nombramiento.
96. Actualmente, a menudo parece que no existe ningún mecanismo para identificar si los
códigos se cumplen ni para imponer sanciones cuando no ocurra. En teoría, los Ministros
pueden cesar a los miembros no ejecutivos de las juntas, pero no está claro en qué
circunstancias se utilizaría este castigo ni si otros castigos pueden considerarse para las faltas
menores.
Con el tiempo, estos procedimientos deberían tener en cuenta la revisión del marco legal para
las cuestiones de conducta que recomendamos en el párrafo 81.
106
El Examen
97. En una sociedad democrática es importante que las actuaciones de los que ocupan cargos
públicos estén sujetas al examen de los representantes del pueblo. El Parlamento está en el
centro de esto, pero se han desarrollado una variedad de organismos intermedios y otros
procedimientos administrativos para ayudarlo. Aquí utilizamos el término examen en el
sentido amplio de la palabra para inc1uir controles internos, la supervisión externa y el
examen directo del público logrado con una mayor accesibilidad y transparencia.
98. En los OPND ejecutivos, las responsabilidades de la junta en cuanto al control financiero
están apoyadas por un oficial contable designado, pero no existe un apoyo equivalente para la
conducta apropiada en general. Esto sí que existe, por ejemplo, en la Administración local.
99. Para la mayoría de los OPND ejecutivos, el departamento patrocinador designa el oficial
de mayor grado (el Ejecutivo Jefe o equivalente) como oficial contable del OPND, y es
responsable ante el Parlamento de todos los recursos bajo su control y de firmar las cuentas.
Se revisaron las directrices centrales para los oficiales contables de los OPND por última vez
en diciembre de 1.994. Actualmente, el Jefe Ejecutivo del SNS es oficial contable para todo
el SNS, inc1uídas las autoridades y consorcios sanitarios. Se están considerando unas
propuestas para delegar algunas funciones a un nivel más local para que los Ejecutivos Jefes
en las autoridades y consorcios sanitarios sean también responsables. Ya se puede exigirles
presentarse ante las Comisiones Especiales Parlamentarias.
107
«Ninguno de nosotros es tan perfecto que podamos confiar en nosotros
mismos para arreglar los asuntos propios en todo momento yen todas las
circunstancias. Somos un club y solemos ver las cosas desde la perspectiva
del club»
(Geoffrey Filkin, Secretario de la Asociación de Consejos de Distrito)
«Es patente que las directrices, cuando se dejan las decisiones al criterio
de los individuos, no son efectivas». (David Veness, Comisario Adjunto,
Po licia Metropolitana)
101. Algunas empresas del sector privado tienen oficiales de cumplimiento que desempeñan
algunas de estas responsabilidades, mientras que en otras un papel similar lo desempeña el
secretario general. La contribución que recibimos de la Asociación Nacional de Autoridades y
Consorcios Sanitarios (ANACS) recomienda que las juntas del SNS tengan un secretario
general equivalente, cuya función incluiría algunas obligaciones similares a las de un oficial
de control. Creemos que la designación de un oficial específico ayudaría a mantener un
compromiso con la conducta apropiada dentro del OPND u organismo del SNS y mejoraría la
responsabilidad y el examen.
102. Hemos considerado si este puesto debería estar separado de la función del oficial
contable. Esto ayudaría a evitar el riesgo, especialmente en organismos pequeños, de que un
presidente y ejecutivo jefe sobrepasara los límites de la conducta apropiada al realizar algún
proyecto específico. Por otra parte, habría una coincidencia importante con el papel del oficial
contable de asegurar la probidad financiera, y existe el peligro de desdibujar las claras líneas
de responsabilidad a través del ejecutivo jefe y la junta.
108
Recomendamos que el papel de los oficiales contables de los OPND ejecutivos y del SNS
se redefinan para remarcar su responsabilidad formal en todos los aspectos de la
conducta apropiada.
La auditoría externa
104. Una auditoría regular es una manera importante de descubrir las irregularidades en los
asuntos financieros -o bien las que sean debidas a un fraude. o corrupción flagrante o bien las
que surgen de el relajamiento de los procedimientos correctos- y de fomentar la confianza
pública en que el dinero público se gasta de una manera apropiada. Para los OPND, el
Supervisor e Interventor General (SeIG) es o bien el auditor estatutario con la Oficina Nacional
de Auditoría (ONA) o una empresa importante de contabilidad realizando el trabajo, o bien
tiene derechos de inspección estatutarios o por acuerdo. El auditor público de los organismos
del SNS es la Comisión de Auditoría que utiliza el servicio local de auditoría o una empresa
importante de auditoría, y que desempeña estas funciones para la administración local.
105. Hay diferencias entre estos regímenes de auditoría, y puede existir la oportunidad de
hacerles a todos cumplir las normas del mejor. LA Comisión de Auditoría tiene poderes más
limitados con arreglo al SNS que a la administración local. Por ejemplo, no tiene derecho de
publicar informes directamente en el caso de que crea que esto es en el interés público. En
1.994, la Comisión publicó quince informes por el interés público acerca de la administración
local y sometió tres informes relacionados con organismos del SNS a los Ministros que son
los que deciden si se publican. La Comisión de Auditoría nos dijo que los Ministros han
estado muy dispuestos a publicar estos informes, aunque el Ejecutivo Jefe del SNS admitió
que no siempre se hacen públicos. las recomendaciones del SeIG se someten al examen
público ya que eleva su informe directamente al Parlamento y trabaja estrechamente con el
Comité de las Cuentas Públicas. Aunque reconocemos que esta diferencia refleja las líneas de
responsabilidad en las que los organismos del SNS son responsables, en la primera instancia,
ante el Secretario de Estado correspondiente, la ausencia de un examen público automático
nos parece una anomalía.
106. Hay otras diferencias, y aunque algunas tienen poca importancia, otras son más
significativas. Específicamente, los auditores públicos tienen la autoridad de solicitar de los
109
tribunales que multen a miembros y oficiales de la administración local pero no los de los
organismos del SNS ni los OPND. Puede haber buenas razones para mantener diferencias en
los regímenes de auditoría para los diferentes organismos públicos, pero la variedad actual
parece ser el resultado de la introducción de medidas de manera «ad hoc». El SeIG también
nos dijo que no percibía mucha lógica en la forma en la que él estaba nombrado como auditor
de algunos OPND pero sólo tenía derechos de inspección en otros. Además, algunos de estos
derechos de inspección se encuentran en los estatutos que crean o rigen los OPND pero otros
han de ser negociados con el departamento patrocinador. Esto gasta recursos que se podrían
emplear en otras actividades.
107. Creemos, en principio, que el organismo de auditoría pública debería poder revisar el
buen uso de todo gasto público. Entendemos que hay mucho a favor de que el Supervisor e
Inspector General tengan derechos de inspección para todo gasto público. Donde no existen
todavía estos derechos, esto se podría conseguir utilizando las condiciones contractuales o las
condiciones de otorgamiento de fondos públicos. Habría que asegurar que no se introdujese
una burocracia innecesaria y, específicamente, que se minimizara la repetición de esfuerzo por
parte de los diferentes auditores.
109. Este es un campo complejo y técnico y creemos que hay que abordar las anomalías que
quedan de una manera sistemática.
110. A partir de 1.967, la revisión externa de las quejas públicas por parte de un Defensor del
Pueblo independiente se convirtió en una parte reconocida y respetada de la administración
pública. Los ciudadanos pueden presentar quejas personales si creen que ha habido una
injusticia a consecuencia de una mala administración. No todos estos casos serán el resultado
de la conducta indebida -a menuda la culpa la tienen los malos procedimientos, la ineficacia o
las equivocaciones- pero es un control importante contra el uso indebido de los cargos
públicos. La existencia de controles externos esun incentivo poderoso para que los
organismos públicos resuelvan las quejas en primer lugar.
111. Todos los organismos del SNS están sujetos a la jurisdicción del Defensor del Pueblo de
los Servicios Sanitarios. Hay Legislación* que enumera los OPND que están sujetos a la
* Cédula 2 del decreto de los Comisarios Parlamentarios y de Sanidad de 1.987 (enmendado de vez en cuando,
especialmente cuando se crea un nuevo OPND)
110
jurisdicción del Comisario Parlamentario para la Administración (CPA), el Defensor del
Pueblo de la administración central. Esta lista incluye la mayoría de los OPND ejecutivos más
importantes, pero algunos quedan fuera. Muchos de los que se excluyen tienen poco o ningún
trato directo con el público, a pesar de que, si sus funciones fueran parte de la administración
local o central (incluídas las agencias ejecutivas) estarían automáticamente bajo jurisdicción.
La Comisión Especial Parlamentaria para el CPA ha recomendado que la legislación se
enmiende para que especifique aquellos organismos que se incluyen en la jurisdicción del
CPA en lugar de las que se excluyen de ésta. El Gobierno se ha compometido a estudiar esta
propuesta detenidamente, y creemos que sería una clarificación bien recibida si se puede
encontrar una manera práctica para implantarla.
«Denuncias»
112. Una de las condiciones que crea un entorno en el que el fraude y la malversación pueden
surgir, según la Policía Metropolitana, es la ausencia de mecanismos por los cuales se puede
sacar a la luz las preocupaciones sin comprometer al informante *. Las cifras de la Comisión
de Auditoría (véase el Cuadro 3) muestran que la información ofrecida por el personal
contribuye significativamente a la detección del fraude y la corrupción en el SNS. La
preocupación del personal era decisiva en la revelación de unas irregularidades graves en dos
institutos de educación postescolar**. Public Concern at Work [Preocupación Pública en
acción en el Trabajo], una organización caritativa líder en este campo, nos dijo, «si ocurre una
infracción de las normas en un organismo público lo más probable es que los primeros en
sospecharla van a ser las personas que trabajan allí.»
Accidental 8%
Otros 11%
Fuente: Audit Commission, in 'Protecting the Public Purse 2: Ensuring Probity in the NHS·. 1994
* Policía Metropolitana, Brigada de Delitos Monetarios, Unidad para la Corrupción en el Sector Público, testimo-
nio escrito ..
** Según nos describió el Presidente y Ejecutivo Jefe del Consejo para la Financiación de Educación Postescolar.
111
113. No obstante, parece que el personal saca sus preocupaciones a la luz a pesar del sistema,
no por éste. No conocemos ninguna directriz central para los OPND ejecutivos al respecto, y
aunque el SNS ha emitido unas directrices centrales extensivo* ,el informe de la Comisión de
Auditoría de 1.994 descubrió que ninguno de los 17 organismos del SNS que visitaron tenían
un sistema bien anunciado que informara al personal sobre con quién debería contactar si
sospechasen la existencia de un fraude o una corrupción.
114. Hay una preocupación pública por las «cláusulas amordazadoras» en los contratos
laborales de los funcionarios, que les impiden expresar su preocupación acerca de las
infracciones de las normas de conducta. Cuando un empleado leal está preocupado por una
conducta indebida, es poco probable que las alegaciones a los medios de comunicación sean
su primer recurso. No obstante, si no tiene otro medio de expresar su preocupación, y sin la
seguridad de que se la van a tomar en serio y de que se tomarán medidas si es necesario,
puede que crea que no tiene otra opción. Estamos de acuerdo con la opinión de Robert
Sheldon, Diputado y Presidente del Comité para las Cuentas Públicas, en que «el dinero
público no puede permitir las «cláusulas amordazadoras». De otra parte, no queremos animar
las quejas vejatorias o irresponsables que minan la confianza pública en las instituciones sin
una justificación debida. Creemos que la mejor manera de conseguir este equilibrio es
creando buenos procedimientos internos apoyados por una revisión externa.
115. Los No Ejecutivos suelen verse como salvaguardias contra estos problemas pero el
personal puede sospechar de ellos y estar poco dispuesto a dirigirse a ellos. La Comisión de
Auditoría reveló que un tercio de los empleados del SNS que entrevistaron no tomarían
medidas frente a la conducta indebida por miedo a perder sus trabajos si «perturbaran el
equilibrio». Alan Langlands, Ejecutivo Jefe del SNS, reconoció que «hace falta un esfuerzo
continuado para estar seguro de que estas directrices se introduzcan correctamente, tanto en su
espíritu como en su detalle, al nivel local». Public Concern at Work señaló que «aunque el
empleado está bien situado para sonar la alarma, es la persona que más tiene que perder si
plantea el asunto».
Recomendamos que cada OPND ejecutivo y cada organismo del SNS que todavía no
haya nombrado a un oficial o Miembro de la Junta que se encargue de investigar
confidencialmente los asuntos del personal acerca de la conducta apropiada, lo haga. El
personal debería poder quejarse sin pasar por la estructura organizativa normal, y
debería tener una garantía de anonimato. Si no se quedan satisfechos, los empleados
también deberían tener un modo claro para plantear sus preocupaciones acerca de una
conducta indebida con el departamento patrocinador.
* Directrices para el personal acerca del trato con el público y los medios de comunicación, emitida por la Ejecu-
tiva Directiva del SNS, junio 1993.
112
Transparencia y accesibilidad
118. Algunos testigos, incluidas las asociaciones de la administración local, sugirieron que
los OPND y los organismos del SNS deberían someterse a disposiciones estatutarias como las
aplicadas en la administración local. Estos aseguran, específicamente, que todos los
documentos que se presenten ante el consejo o ante uno de sus comités sean públicos. De otra
parte, un marco estatutario común podría ser demasiado inflexible para aplicar a una gran
variedad de organismos públicos que desempeñan funciones muy distintas. Creemos que hace
falta más experiencia en el manejo del código de accesibilidad del Gobierno antes de que se
consideren cambios adicionales.
«La regla general para la conducta dentro de los OPND debería ser la
transparencia, salvo en los casos de confidencialidad comercial o personal.
Las actas de la toma de decisiones deberían estar disponibles al público»
(Demos, testimonio escrito)
«Al nivel local, las quangos afectan a áreas cruciales de las vidas de la gente.
Los editores locales... dicen que hay un sentimiento creciente de que la gente es
ajena y se siente impotente para influir en la toma de decisiones de estos
organismos ... Una de las razones es el secretismo en el que las quangos están
envueltas. (Santha Rasaiah, Comité Parlamentario y Legal, Gremio de
Editores)
113
Práctica acerca de la Accesibilidad en el SNS», que, además de estos principios generales,
establece requisitos obligatorios y buen proceder para cada una de las organizaciones más
importantes del SNS.
120. Hay muchos ejemplos de buen proceder en los OPND y los organismos del SNS. Hemos
consolidado las mejores características de estos códigos en unas normas del mejor proceder
para la accesibilidad. Reconocemos que no todas estas prácticas se pueden aplicar a todos los
organismos públicos. Los organismos públicos deberían pretender ser tan transparentes para el
público como es consecuente con una buena administración, pero hay que aplicar este
principio con cierta flexibilidad en las diferentes circunstancias. Surgen tres temas principales
de las normas del mejor proceder que queremos remarcar.
121. Acerca del acceso a la información, creemos que se debería asegurar que el público es
consciente de estos códigos de accesibilidad, y puede entender qué información tiene derecho
a ver; qué información no tiene derecho a ver; y el porqué.
122. Acerca de las reuniones, reconocemos que hay un peligro de que se inhiba una discusión
plena y con franqueza sobre cuestiones problemáticas si el público puede asistir a las
reuniones. El resultado sería menos transparencia ya que el debate real se refugiaría en las
estructuras internas ejecutivas. Por tanto, no recomendamos el acceso público a todas las
reuniones de las juntas, aunque si un organismo público eligiera proceder así, nos parecería
muy correcto. Notamos que un sondeo reciente por la Fundación de Consorcios del SNS
mostró que más de la mitad de los consorcios celebraban al menos una reunión abierta al
público al año (el mínimo estatutario) y cinco de los consorcios celebraron todas sus
reuniones en público.
123. Por último, creemos que la publicación de información clave hace más fácil que el
público obtenga información, y también se evita que los organismos públicos tengan que
ocuparse de varias peticiones para la misma información. Siempre debería estar disponible al
Parlamento como una parte clave del examen democrático de los organismos públicos. Todas
las quangos ejecutivas ya tienen que publicar un informe anual y sus cuentas en un solo
documento. Aunque existen una directrices centrales acerca de qué debería contener, parece
que hay una variedad considerable en el tipo de información que ofrecen y el nivel de detalle.
114
mejorar el cumplimiento de las normas para que estas se acerquen al
mejor proceder;
Formación y admisión
124. Aunque las personas contratadas fuera del sector público para dirigir organismos
públicos pueden traer consigo ideas nuevas y especialidades valiosas, puede que no tengan
una comprensión inmediata de las prácticas del sector público y por qué se da tanta
importancia al uso de los procedimientos correctos cuando se trata del dinero público. Puede
que haga falta una preparación adecuada, especialmente una formación introductoria.
125. La duración de la formación introductoria varía mucho entre las diferentes quangos. El
SNS tiene un historial bastante bueno al respecto. Esto refleja en parte el trabajo de la
Asociación Nacional de Autoridades y Consorcios Sanitarios (ANACS) que ha establecido un
Centro de Formación para el SNS. Uno de los módulos de su programa abarca las cuestiones
de reglamentación corporativa, incluído el código de conducta y responsabilidad del SNS, y
cómo se fijan los valores de la organización. Más del 80% de los miembros de los consorcios
del SNS han recibido formación introductoria, comparado con aproximadamente la mitad de
los miembros de la Corporación para la Educación Postescolar y un tercio de los miembros de
las juntas de las Corporaciones para el Desarrollo Urbano.
115
Una Norma para el Mejor Proceder para la Accesibilidad
y Transparencia en los OPND Ejecutivos y los
Organismos del SNS
Acceso a la información
Reuniones
• Una Junta Anual General bien anunciada, abierta al público y a los medios
de comunicación, con una oportunidad de interrogar a los miembros de la
junta acerca de la actuación y las actividades de la junta.
116
Publicaciones
• Todas las publicaciones deberían ser tan extensamente disponibles como sea
posible, por ejemplo a través de bibliotecas, y todos los informes y las
cuentas anuales deberían estar depositados en las bibliotecas Parlamentarias.
Recomendamos que los nuevos miembros de las juntas se comprometan a asistir a una
formación introductoria al ocupar sus cargos y ésta debería incluir una consciencia de
los valores en el sector público, y unas normas de probidad y responsabilidad.
126. La ANACS también nos propuso en su testimonio que la formación debería empezar
antes de seleccionar a los candidatos, a través de la celebración de sesiones informativas para
los posibles candidatos para asegurar que estén conscientes de la función que se esperaría que
asumieran. Recomendamos este método a los departamentos siempre que haya números
suficientes para que sea una opción factible.
117
Anexo 1
a): Los Organismos Públicos No Departamentales más
importantes - 1.993/94
Gasto en
Organismo Público no Departamental Departamento millones de ~ Número de
financiado por nombramientos
Gobierno
Consejo de Financiación
Educación Superior Educación 2.793 15
Consejo de Financiación
Educación Postescolar Educación 2.683 14
Corporación para la
Provisión de Viviendas Medio Ambiente 1.795 13
Consejo de Financiación
Educación Superior Escocés MOEscocia 415 13
Administración de Compensaciones
de Perjuicios Criminales Interior 181 O'
Consejo de Financiación
Educación Superior para Gales MOGales 179 11
Provisión de Viviendas para Gales MOGales 160 7
Ejecutiva de Provisión de
Viviendas Norirlandesas MO Irlanda N. 159 10
Consejo de Financiación
Educación Potescolar para Gales MOGales 143 12
, Excluidos 3 vacantes.
Excluidos 30 vacantes.
, Las cifras del Instituto Británico son í243m;2
118
Anexo 1 (continuación)
, Cifras de 1992193
, Exluídos 166 vacantes .
.' Exluídos 20 vacantes
119
Anexo 2
Mejor proceder en el nombramiento incluye Estarnos de acuerdo. Hay que asegurar que no se
detalles acordados, claros y documentados de: aplica la proporcionalidad demasiado. Estarnos de
- el trabajo que se va a desempeñar; acuerdo en que si los procedimientos del mejor
- las cualidades y experiencia que se busca; proceder no se aplican, las razones deberían
- la duración del empleo; anotarse. Es decir el «peso de la prueba» 10 tienen
- procedimientos para la terminación y la los que sugieren menos rigor.
recontratación; También la proporcionalidad se debería aplicar
- remuneración en su caso; según el poder y la influencia del organismo,
- control de resultados; especialmente depende de la cantidad de fondos
- el código de conducta exigida; públicos que recibe, más que en relación con la
- preparación y formación introductoria remuneración y horario de la persona nombrada.
necesarias; Deberla ser obligatorio que los departamentos
Todos obligatorios en los departamentos sujeto a pongan esta información a la disposición de los
la prueba de proporcionalidad. candidatos y de cualquiera que desee verla, desde
el principio del proceso de nombramiento.
Más publicidad general, fácil aceso a la Estamos de acuerdo (véanse los comentarios más
información, asegurando que la conducta abajo)
apropiada y la debida revelación de intereses
Las razones por las decisiones de los Ministros y Estamos de acuerdo. Ofrecerá una base para el
los oficiales deberían anotarse y pueden, cuando control y la auditarla de los procedimientos de los
sea apropiado, revelarse. Departamentos por parte del Comisario para los
Nombramientos Públicos
120
Anexo 2 (continuación)
Los Departamentos deberían asegurar que, para Estamos de acuerdo. La información deberla estar
cada organismo público, la identidad de la persona disponible en la quango misma y en el departamento
nominada está disponible a solicitud para patrocinador. El anuncio público de todos los
cualquier que se interese. Los departamentos nombramientos -o bien individualmente o bien en
patrocinadores deberían guardar copias de esta grupos regulares- deberla ser obligatorio.
información en su oficina central y saber donde También se debería exigir de los departamentos
dirigir las peticiones relacionadas con organismos que informen al Parlamento anualmente acerca de
específicos. Además, la mayoría de los los nombramientos para los OPND y Jos
nombramientos del tipo que sea, deberían organismos del SNS, incluídos todos los cambios
anunciarse en la prensa local, regional o nacional. significativos en el procedimiento.
Esperando las opiniones del comité Nolan acerca de Véanse los párrafos 64-69
la revelación de ocupación de cargos políticos.
Los procesos de investigación deberían ser También deberla ser obligatorio que el proceso de
examinados detenidamente por los investigación incluya un elemento independiente,
Departamentos. Para los candidatos a través de amplios comités consultativos o,
preseleccionados, normalmente se debería recoger donde el número de candidatos lo justifica, una
referencias y realizar entrevistas. junta específica de examen. Esta desarrollaría los
nuevos procedimientos del SNS.
Se deberían hacer efectivas las disposiciones para Estamos de acuerdo. También es importante
asegurar que los candidatos se ajusten a las asegurar que ningún individuo sea nombrado para
normas de probidad exigidas y que no haya más cargos públicos de los que se puedan
problemas de conflictos de intereses, incluidos los desempeñar concienzudamente.
que surjan delos nombramientos múltiples.
121
Anexo 2 (continuación)
Los departamentos deberían fomentar Estamos de acuerdo. Esto es una parte integral del
enérgicamente los programas para promocionar y fomento de la diversidad y el equilibio en las
hacer realidad los principios de la igualdad de juntas de los OPND y del SNS.
oportunidades.
Los departamentos deberían comprobar sus Las comparaciones y la promulgación del buen
procesos con los mejores en la Administración proceder serán funciones clave del Comisario
Pública, y la UNP deberla facilitar esto. Los para los Nombramientos Públicos, apoyado por
procesos departamentales deberían revisarse un brazo administrativo basado en la UNP. Podría
como parte de ciclos de auditarla integral, incluir también el aprender de los procesos de
normalmente cada 5 años. nombramiento fuera de la Administración
Pública.
Puede que la auditarla integral tiene una función,
pero una disciplina externa también hace falta. La
auditarla de sistemas departamentales deberla
realizarse por muestreo por parte del Comisario
para los Nombramientos Públicos.
La directrices centrales deberían revisarse para Aplaudimos esto. El Comisario para los
tener en cuenta las opiniones de los Ministros en Nombramientos Públicos deberla realizar la
cuanto a la Revisión UNP y las recomendaciones revisión.
del Comité Nolan.
122
Anexo 3
Objetivo de conseguir la gama más amplia de Estamos de acuerdo. También estamos de acuerdo
candidatos, a través de anunciar los vacantes que la «proporcionalidad deberia aplicarse, con
(individuales o compuestos), seleccionadores de una clara documentación de las razones por las
personal y bases de datos, la automnominación, que no se utilice uno de estos métodos y la
jornadas informativas/ seminarios con acceso capacidad de que el Comisario para los
abierto, y folletos estándar más información local Nombramientos Públicos las audite o las revise.
donde sea necesario.
Un tribunal compuesto de por lo menos tres Debería ser obligatorio que por lo menos un
presidentes locales o no ejecutivos (pero no de la miembro de cada tribunal sea independiente
misma junta) debería llevar a cabo el examen. El (según nuestras directices de que un tercio de los
tribunal puede incluir un miembro independiente, miembros sea independiente). La administración
por ej. un miembro de un Consejo Local de la local es otra fuente de miembros independientes.
Sanidad, un juez, un empresario local o un La directrices no mencionan la aceptación de
miembro de una agencia de voluntariado. referencias y la realización de entrevistas. Esto
deberia ser obligatorio, salvo cuando un miembro
de la junta con un buen historial laboral es
claramente el mejor candidato del primer examen.
El examen de los candidatos según unos criterios Estamos de acuerdo. Los criterios deberian estar
acordados. La descripción nacional estándar de disponibles para los candidatos y para el público.
trabajos será la base de los criterios de selección
en cada caso.
El examen de los candidatos según unos criterios Estamos de acuerdo. Los criterios deberían estar
acordados. La descripción nacional estándar de disponibles para los candidatos y para el público.
trabajos será la base de los criterios de selección
en cada caso.
En los casos en los que el nombrado para El renombramicnto no debería ser automático. Se
presidente ha sido previamente un noejecutivo del debería revisar la actuación del ocupante del
SNS con unbuen historial laboral, puede que el cargo. Hay que encontrar un equilibrio entre la
examen formal no haga falta. continuidad en las juntas y la contratación de
nuevos miembros para introducir nuevas ideas.
123
Anexo 3 (continuación)
Los presidentes de las autoridades sanitarias y de Como dice en la Revisión UNP de los
las juntas de los consorcios deberían entregar a nombramientos en los OPND, debería haber
los Miembros de Consejos Políticos Regionales detalles claros y documentados acerca de cómo se
(MCPR) una evaluación de la actuación de todos controla la actuación de no ejecutivos, presidentes
los directores no ejecutivos que se consideran y MCPR.
para el renombramiento. Los MCPR tendrán esta
en cuenta en sus recomendaciones a los
Ministros.
Las recomendaciones a Ministros en cuanto a los Los presidentes deberían someterse a la aprobación
nombramientos para presidentes deben incluir por de un tribunal de examen, lo mismo que los otros
lo menos un candidato alternativo creible. En el miembros
caso de que se entregue los nombres para toda una
junta, los Ministros deberían tener una selección de
nombres pero no es necesario que haya una
alternativa para cada puesto.
Los MCPR deberían consultar a todos los Puede que sea mejor una consulta más amplia. Por
Diputados locales acerca de los candidatos que se ej. con los presidentes de los Consejos para la
van a presentar a los Ministros para el Sanidad Regional o directores de la administración
nombramiento de presidente. local.
Las oficinas regionales deberían mantener una base Estamos de acuerdo. Según la Revisión UNP, la
de datos de personas nombradas. oficina central también debería tener una copia de
la información y esta debería estar disponible al
público.
Se debería guardar la misma información acerca de Estamos de acuerdo. Esta información no debería
aquellos identificados por el proceso de examen estar a la disposición del público.
pero esperando un vacante.
Los MCPR debería ser responsables ante los Estamos de acuerdo, pero también debería haber un
Ministros por la integridad y la efectividad del control externo. Los nombramientos para el SNS
proceso de nombramientos, apoyados por la deberían entrar en el cometido del nuevo Comisario
Ejecutiva del SNS que tendrá que poner los para los Nombramientos Públicos.
recursos apropiados a su disposición.
Los oficiales regionales deberían asegurar, con el Estamos de acuerdo. La preparación, especialmente
apoyo de la Ejecutiva del SNS, que se ofrezca una la formación introductoria, debería abarcar los
formación apropiada para los directores no códigos de conducta y responsabilidad del SNS, y
ejecutivos al nivel local y nacional. otras cuestiones relacionadas con la conducta.
124
Apéndice 1
Lord Blake
2. Los Ministros al principio intentaron esconder lo que habían hecho, luego, cuando les
descubieron, afirmaron que, a pesar de las apariencias, no habían hecho ninguna fechoría. No
sufrieron ninguna consecuencia política negativa (salvo la vergüenza). Uno de ellos terminó
siendo Primer Ministro y el otro se convirtió en el Presidente del Tribunal Supremo y Virrey
de la India. La Comisión Especial de la Cámara de los Comunes, que abrió una investigación
del incidente, se dividió entre los partidos y a favor de los Ministros, y lo mismo sucedió en la
Cámara. Ni los periódicos importantes ni (quizá en consecuencia) el público se interesó
mucho por el asunto.
* Más información relacionada con esta sección se puede encontrar en dos libros: Alan Doig, Corruption and Mis-
conduct in Contemporary Bristtsñ Politics (Penguin 1984); and a.R. Searle, Corruption in British Politics, 1985-
1930 (OUP 1987).
125
El Periodo entre Guerras
3. Parece que la idea de que los niveles de conducta en la vida pública se habían deteriorado,
era bastante generalizada inmediatamente después de la Primera Guerra Mundial. Se
cuestionó el otorgamiento de contratos durante la guerra, y la venta de títulos de nobleza por
parte del Gobierno de Coalición para aumentar los fondos de los partidos aumentó el oprobio.
Los Ministros engañaron al Parlamento repetidas veces, negando que las condecoraciones
estaban en venta; pero el Rey Jorge V estaba indignado, describiendo la oferta de un título de
nobleza a un hombre de negocios recientemente sentenciado por fraude como «poco menos
que un insulto a la Corona y a la Cámara de los Lores.
4. En 1.922, el Gobierno admitió que algo iba mal y creó la Comisión Real de las
Condecoraciones. Su informe, que fue aceptado, recomendó que los candidatos políticos para
ser condecorados deberían ser investigados por tres consejeros del Consejo Privado, ninguno
de los cuales podría ser miembro del Gobierno. Este sistema sigue funcionando.
El Periodo Posguerra
6. Un Ministro que se indispuso con las nuevas normas más estrictas inmediatamente después
de la Segunda Guerra Mundial era el Subsecretario de Comercio, John Belcher. Belcher, que
pudo influir en la emisión de licencias y permisos gubernamentales (en el entorno de estrictos
controles de la posguerra), entabló amistad con varios hombres de negocios que le dieron
regalos. A cambio, se dice que Belcher les dió favores oficiales indebidos. El Primer Ministro,
Atlee, creó un Tribunal de Investigación presidido por el Juez Lynskey. El Tribunal concluyó
que Belcher (aunque ningún Ministro ni oficial más) se había comportado de una manera
impropia, y Belcher dimitió de su cargo ministerial inmediatamente (posteriormente abandonó
su escaño en la Camara de los Comunes).
Los Setenta
8. No obstante, fue en los 70 cuando se reveló la conducta indebida financiera a gran escala.
El arquitecto John Poulson se hizo amigo de funcionarios, concejales, oficiales locales,
126
empleados de las industrias nacionalizadas y del SNS, y de Diputados, pagándoles cantidades
en efectivo y en especie y luego usando su influencia para conseguir contratos.
La Actualidad
10. Durante los 80 hubo acusaciones de que no se cumplían las normas más estrictas; pero fue a
principios de los 90 cuando hubo una avalancha de acusaciones. Tomadas por separado, ninguna
de las alegaciones pertenecía a la clase de los escándalos Marconi o Poulson -ni siquiera de la de
BeIcher. Tomadas en conjunto, a mucha gente le parecían crear un ambiente de sordidez, en el
cual se vinculaban la mala conducta sexual, financiera y administrativa sin distinción.
11. Las alegaciones de mala conducta sexual contra personajes públicos, seguidas en la
mayoría de los casos por dimisiones, han sido innumerables. Por lo general, han sido de
carácter privado en vez de público y no se ha comprometido el desempeño de las obligaciones
oficiales. No se puede decir lo mismo de los casos que han planteado cuestiones de mala
conducta financiera. En los últimos años estos últimos han incluido el cobro por hacer
preguntas parlamentarias y otras actuaciones a favor de clientes, en el Parlamento; la
contratación de Exministros y exoficiales por parte de empresas que los primeros han
privatizado o con las que han tenido trato oficial; la presunta conexión entre las donaciones
políticas y los nombramientos; fraude y desperdicio en las quangos, como la Agencia de
Desarrollo de Gales; y alegaciones de que los Ministros han aceptado favores personales que
crean conflictos de intereses con sus obligaciones públicas.
127
14. De hecho, sólo la avalancha reciente de alegaciones y la sugerencia de que forman parte
de una cultura de sordidez han animado a los encuestadores para que hagan un mayor número
de preguntas relacionadas (aunque lejanamente en algunos casos) con las normas de conducta
en la vida pública. Los resultados de estas encuestas no son alentadores.
15. Market and Opinion Research Intemational (MORI), la empresa encuestadora, en 1.983 y
otra vez en 1.993, ofreció a sus encuestrados una lista de profesiones y preguntó a cada una:
«¿Confiaría Vd. en que este grupo contara la verdad?» Los resultados implican que los
Ministros y los políticos compiten con los periodistas en ser las profesiones menos dignas de
confianza en el país. Como se ve en el Cuadro 1, la mayoría de los grupos de MORI mejoran
su porcentaje en la década entre 1.983 y 1.993; pero los Ministros y los políticos, empezando
bajo, cayeron más.
16. Lo mismo que MORI, la encuesta Gallup preguntó acerca de los niveles de conducta de
los Diputados aproximadamente hace una década y repitió las preguntas hace poco. El
entrevistador leyó una lista de afirmaciones empezando «la mayoría de los Diputados... » y
128
preguntaron a los encuestados si estaban de acuerdo o no con cada una, o si no tenían opinión.
El Cuadro 2, que compara 1.985 con 1.994, sugiere que el nivel de desconfianza publica hacia
los Diputados, y la enajenación de ellos, que empezó siendo elevada hace 10 años, ha
aumentado significativamente.
1985 1994
Sí 46 64
No 31 22
n/s 23 14
Sí 42 28
No 35 59
n/s 23 15
Sí 79 87
No 12 8
n/s 9 5
Sí 67 77
No 19 12
n/s 14 11
129
17. Una encuesta de Gallup en noviembre de 1.994 se centró en las cuestiones de las normas
en la vida pública y se publicó en el Daily Telegraph bajo el titular (acertado) de, «votantes
juzgan severamente a las normas morales de los políticos. El sesenta y siete por ciento de los
encuestados creían que «los niveles éticos y morales de los políticos británicos se han
deteriorado en los últimos años». La encuesta también reveló las elevados niveles de conducta
que el público espera de los Diputados.
Correcto Incorrecto
Dinero o regalos en
conexión con su
obligaciones parlamentarias 7 89
Almuerzo gratuito en un
restaurante 48 47
130
Glosario de siglas empleadas
en este Informe
ANACS Asociación Nacional de Autoridades y Consorcios Sanitarios
PP Pregunta Parlamentaria
131
BI Bl I o T[ CA
"ANTOftIO CARRIltO flORES"
FECHA DE DE'iOLUCION
No, DE ADQU'SIC'ON
;:>39.34
1~"" 0.12\l~'
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