Examen de Teoria y Metodologia de La HISTORIA

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Examen de Teora y Metodologa de la HISTORIA

INSTITUTO DE PROFESORES ARTIGAS

Autor: Fernando de los ngeles

HISTORIA E HISTORIAS: TEORIA DE LA HISTORIA


Definir la historia no es tarea fcil. Pierre Vilar designa a la historia como, conocimiento de la materia como la materia del conocimiento. Snchez Prieto dice comprender el cambio situando los acontecimientos, diferentes segn la poca, en el contexto tambin cambia la poca. P. Vilar dice estudios de los mecanismos, vinculacin de los acontecimientos a las estructuras M. Bloch Ciencia de los hombres en el tiempo todos los hombres (crtica al positivismo) Hegel fue ya consciente de esta diferenciacin cuando seal que la palabra historia <<significa tanto historiam rerum gestarum como las res gestae misma, tanto narracin histrica como los hechos y los acontecimientos>>. El concepto historia incluye, la realidad tal y como objetivamente acaeci, y el conocimiento histrico mediante el trabajo del historiador, la realdad histrica. Ningn relato histrico corresponde automticamente con la realidad que trata de aprehender, aunque en cada narracin histrica pueda existir una parte de esta realidad, una parte de la verdad histrica. Planteada la problemtica, no hallamos, ante la existencia de una historia y de mltiples historias que no pueden referirse al mismo objeto de estudio. Adolfo Gilly dice que las ciencias sociales a diferencia de las ciencias naturales, tiene varias versiones y vertientes. No resulta extrao que exista diversidad para definir la ciencia de la historia, en la medida en que toda definicin lleva implcita una concepcin determinada de lo que debe ser la historia. Segn Raymond Aron <<la teora precede a la historia>>. Sin teora de la historia no existe ni puede existir la historia. Los positivistas de siglo XIX no se mostraran de acuerdo con esta afirmacin que, consideraran, fuera de lugar, cuando no es falsa ni ajena a la historia. Para ellos la historia no pasa de ser una mera sistematizacin de los documentos histricos que el historiador slo debe ordenar en su intento de reconstruir el pasado. Para los positivistas, la teora no puede interferir en el estudio y posterior conocimiento de la historia. Segn Ortega y Gasset los historiadores se aferran a los documentos, recriminando su falta de idea y desprecio por la teorizacin. <<Los historiadores comentaba Ortega no tienen perdn de Dios>>, y refirindose al historiador positivista alemn Leopold Von Ranke, considerado como el padre de la historiografa contempornea, sentenciaba que <<entiende por ciencia el arte de no comprometerse intelectualmente>> Pero la existencia de una teora de la historia no solo se reduce a estudios especficos que abordan la problemtica concreta de los aspectos epistemolgicos de la historia. En todo discurso histrico, en todo libro de historia, subyace una teora, una idea concreta sobre la realidad histrica que se estudia, una forma de concebir los tiles indispensables que a travs del conocimiento nos permitirn aproximarse al objeto de estudio, y, subyace una proyeccin de la conciencia del historiador en todas sus dimensiones posibles sobre el pasado. Qu se entiende por teora cuando nos referimos a la historia? Las teoras de la historia formulan los principios generales segn los cuales se pretende explicar toda la evolucin de la humanidad, sus cambios y transformaciones, sus avances, retrocesos o estancamientos: la bsqueda de unas leyes ltimas por las cuales se rige el desarrollo histrico. La falta de acuerdo que existe en el momento de definir conceptos que a simple vista parecen tan elementales, como es el caso concreto de la teora. Su contenido vara segn la corriente de pensamiento o escuela que la formule. La historia, como proceso de pensamiento que es, no est exenta de la fragmentacin que existe en todas las ciencias de la sociedad. La existencia de mltiples teoras de la historia aunque por teora entendemos realidades diferentes es un reflejo ms de las diversas concepciones ideolgicas asumidas por los hombres. El historiador, elabora su producto, formula sus teoras, adopta una metodologa u otras a partir de la adscripcin ideolgica que en la que se sita.

Marc Bloch: INTRODUCCIN a la HISTORIA


LA HISTORIA, LOS HOMBRES Y EL TIEMPO. 1- LA ELECCIN DEL HISTORIADOR La palabra historia es muy vieja, tan vieja que a veces ha llegado a cansar, muy rara vez se ha llegado a querer eliminarla del vocabulario. Solo para regarla al ltimo rincn de las ciencias del hombre: especie de mazmorras, donde arrojan los hechos humanos, considerados a la vez los ms superficiales y los ms fortuitos, al tiempo que reservan a la sociologa todo aquello que le parece susceptible de anlisis racional.

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Sin duda, desde que apareci, hace ms de dos milenios, en los labios de los hombres ha cambiado mucho de contenido. ste es el destino, el lenguaje, de todos los trminos verdaderamente vivos. Si las ciencias tuvieron que buscarse un nombre nuevo cada vez que hacen una conquista, cuntos bautismos habra y cuanta prdida de tiempo en el reino de las acadmicas! Nuestra Historia no ser la misma que escribi Hecateo de Mileto, como la fsica de Lord Kelvin o de Langevin no es la de Aristteles. Qu es entonces la Historia? No es menos cierto que frente a la inmensa y confusa realidad, el historiador se ve necesariamente obligado a sealar el punto particular de aplicacin de sus tiles: a hacer una eleccin, eleccin que evidentemente, no ser la misma que, por ejemplo, la del bilogo: que ser propiamente una eleccin del historiador. Ahora bien, la obra de una sociedad que modifica segn sus necesidades el suelo en que vive es, un hecho eminentemente histrico. Asimismo, las vicisitudes de un rico foco de intercambios, un punto de interseccin en que la alianza de dos por una disciplina a otra. 2- LA HISTORIA Y LOS HOMBRES El objeto de la historia es esencialmente el hombre, mejor dicho, los hombres. Detrs de los rasgos sensibles del paisaje, de las herramientas o de las mquinas, detrs de los escritos aparentemente ms fros y de las instituciones aparentemente ms distanciadas de los que las han creado, la historia quiere aprehender a los hombres. Del carcter de la historia, en cuanto conocimiento de los hombres, depende su posicin particular frente al problema de expresin. Cada ciencia tiene su propio lenguaje esttico. Los seres humanos son esencialmente fenmenos muy delicados y muchos de ellos escapan a la medida matemtica. 3- EL TIEMPO HISTRICO El historiador no solo piensa en lo humano. La atmosfera en que su pensamiento respira naturalmente es la categora de la duracin. Es difcil imaginar que una ciencia, sea la que fuere, pueda hacer una abstraccin del tiempo. El tiempo de la historia, la realidad concreta y viva abandonada a su impulso irreversible, es el plasma mismo en que se baan los fenmenos y algo as como el lugar de su inteligibilidad. El nmero de segundos aos o de siglos que exige un cuerpo radioactivo para convertirse en otros cuerpos, en un dato fundamental de la atomstica. Pero que esta o aquella de su metamorfosis haya ocurrido mil aos, ayer y hoy o que deba producirse maana, es algo que interesa al gelogo, porque la geologa es a su manera una disciplina histrica, ms deja el fsico perfectamente impvido. En cambio a ningn historiador le bastara comprobar que Csar necesit ocho aos para conquistar la Galia; que Lutero necesit quince aos para que el novicio de Erfurt saliera el reformador de Wittemberg. Ahora bien este tiempo es, por su naturaleza, un continuo. Es tambin cambio perpetuo. De la anttesis de estos dos atributos provienen los grandes problemas de la investigacin histrica. 4- EL DOLO DE LOS ORGENES Naturalmente para los hombres que hacen el pasado el principal tema de investigacin, la explicacin de lo ms prximo por lo ms lejano ha dominado a menudo nuestros estudios hasta la hipnosis. La observacin de los orgenes es como un dolo de la tribu de los historiadores. Cuando se habla de los orgenes debemos entender, por el contrario las causas. En este caso no habra ms dificultades de las que constantemente son, por naturaleza, inherentes a las investigaciones causales. Pero con frecuencia establece entre los sentidos una continuacin tanto ms terrible cuanto que, en general no se percibe claramente. En los estudios cristianos una cosa es para la consciencia inquieta que se busca as misma, una regla para fijar su actitud frente a la religin catlica tal y como se define cotidianamente en la iglesia, y otra es, para el historiador como un hecho cotidiano actual. En una palabra la cuestin no es saber si Jess fue crucificado y luego resucito. Lo importante es saber porque tantas personas creen en la crucifixin y en la resurreccin. La fidelidad no es ms que uno de los aspectos de la vida general del grupo en ese carcter se manifiesta, Todo estudio de la actividad humana amenaza al mismo error. Conducir una filiacin con una explicacin. Un fenmeno histrico nunca puede ser explicado en su totalidad fuera del estudio de su momento. 5- COMPRENDER EL PRESENTE POR EL PASADO El privilegio de la autointeligibilidad as al presente se apoya en una serie de extraos productos.

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En primer lugar las condiciones humanas han sufrido el intervalo de una o dos generaciones una cambio no solo muy rpido sino tambin total, como si ninguna institucin un poco antigua, ninguna manera tradicional de actuar hubiera podido escapar a las revoluciones del laboratorio o de la fbrica. Eso es olvidad la fuerza de inercia propia de tantas creencias sociales. El hombre pasa la vida construyendo mecanismos de lo que hoy se constituye en prisioneros ms o menos voluntarios. Para que una sociedad pueda ser determinada enteramente por el momento inmediatamente anterior al que vive, no le bastara una escritura tan perfectamente adaptable al cambio que en verdad, carecera de osamenta. Sera necesario que los cambios entre las generaciones ocurriesen slo, a manera de forma india: los hijos sin otro contacto con sus antepasados que por mediacin de sus padres. Hay quienes representan la corriente de la evolucin humana como una serie de breves y profundas sacudidas cada una de las cuales no dura sino el trmino de unas cuantas vidas. La observacin, por el contrario, que en este inmenso, continu grandes estremecimientos es perfectamente capaz de propagarse desde las molculas ms lejanas a las ms prximas. 6- COMPRENDER EL PASADO POR EL PRESENTE. Esta solidaridad de las edades tiene tal fuerza que los lazos de inteligibilidad entre ellas tienen verdaderamente doble sentido. El temblor de la vida humana que exigir un duro esfuerzo de imaginacin para ser el resultado a los viejos textos, es aqu directamente perceptible a nuestros sentidos. La educacin de la sensibilidad histrica no siempre es un factor decisivo. Ocurre que en una lnea determinada, el conocimiento del presente es directamente ms importante todava para la comprensin del pasado. Sera un grave error pensar que los historiadores deben adoptar en sus investigaciones un orden que este modelado por el de los acontecimientos, aunque acaben restituyendo a la historia su verdadero movimiento, porque el camino natural de toda investigacin va de lo mejor conocido a lo ms oscuro. La vida es demasiado breve y los conocimientos se adquieren lentamente. Sin embargo una ciencia no se define nicamente por su objeto. Sus lmites pueden ser fijados tambin por la naturaleza propia de sus mtodos. LA OBSERVACIN HISTRICA 1- CARACTERES GENERALES DE LA OBSERVACIN HISTRICA La informacin histrica entendida en este sentido limitado y usual al termino han sido descrito muchas veces, el historiador se halla en la improbabilidad absoluta de comprobar por s mismo los hechos que estudia. Que haya en todas las observaciones una parte de verdad nadie se atreve a discutirlo. Existen sin embargo, que las maticemos considerablemente. Adems el individuo no posee jams la consciencia inmediata de nada que no sean sus propios estados mentales; todo conocimiento de la humanidad, sea de la naturaleza que sea, y se aplicara al tiempo que fuera, extraer siempre de los testimonios de otro una parte de su sustancia. El investigador del presente no goza en esta cuestin de mayores privilegios que el historiador del pasado. Es evidente que todos los hechos humanos algo complejos escapan a la posibilidad de una reproduccin, o de una orientacin voluntaria. El pasado es por definicin, un dato que ya nada habr de modificar. Pero hay momentos en el que el ms imperioso debe ser sabio es, habindolo intentando todo, resignarse a la ignorancia y confesarlo honestamente. 2- LOS TESTIMONIOS Los testimonios ms decididamente voluntariamente, lo que nos dice el texto ha dejado expresamente de ser, hoy, el objeto preferido de nuestra atencin. Nos interesamos, por lo general, y con mayor ardor, por lo que nos deja entender sin haber deseado decirlo. Pero desde el momento en que ya no nos resignamos a registrar pura y sencillamente los dichos de nuestros testigos, desde el momento en que nos proponen obligarles hablar, aun contra su gusto, se imponen un cuestionario. El historiador rene documentos, los lee, se esfuerza en pensar su autenticidad, y su veracidad. La diversidad de los testimonios histricos es casi infinita. La historia no es todava como debera ser, pero no es una razn para cargar a la historia posible con el peso de los errores que no pertenecen sino a la historia mal comprendida. Aun as y suponiendo una gran variedad de conocimientos en los investigadores mejores provistos, estos hallaran siempre, y normalmente muy dispersa, sus lmites. 3- LA TRANSMISIN DE LOS TESTIMONIOS Los investigadores se enfrentan a la difcil tarea de reunir documentos que creen que son necesarios, no podran hacer esto sin ayuda de diversas huellas: inventarios de archivos o bibliotecas, catlogos de museos, repertorios bibliogrficos de toda ndole. En contra de lo que a veces suelen imaginarse los principiantes, no surgen los documentos, aqu y all, por el solo efecto de no saber que 3 de 39

misteriosos decreto de los dioses. Pero cualquiera que sea la edad de la humanidad que el investigador estudie, los mtodos de observacin se hacen, casi con uniformidad sobre rastros, y son fundamentalmente los mismos. Segn Jeray Topolsky Un historiador reconstruye el pasado por medio de la construccin de hechos histricos, pero de algn modo l es traficante de los hechos histricos: construyndolos los trae la vida de la sociedad, es decir, a la existencia en forma de historia. Segn Edward Carr Los hechos de la historia nos llega en estado puro. Cuando llega un libro a nuestra manos primero estudiemos el ambiente social-poltico de un historiador Segn Erik Hobsbawm El historiador debe distinguir el hecho de la ficcin. El pasado que estudiamos no es ms que la creacin de una mente. No hay diferencias claras entre la realidad y la ficcin, pero el historiador debe distinguir lo que es y lo que no es, sino no debe haber historia Lucien Febvre en combates por la historia dice la historia es el estudio cientficamente elaborado de las diversas actividades y de las diversas creaciones de los hombres de otros tiempos captados en sus fechas, en el marco de las sociedades extremadamente variadas, y sin embargo comparables unas a otros; actitudes y creaciones con las que cubrieron la superficie de la tierra y las sucesin de las edades El hombre no se acuerda de su pasado, siempre lo reconstruye. LA CRTICA 1- BOSQUEJO DE UNA HISTORIA DEL MTODO CRTICO La crtica basada tradicionalmente en el sentido comn, que fue, durante mucho tiempo, la nica practicada y que todava sucede a ciertos espritus no poda llevarnos muy lejos. Durante mucho tiempo las tcnicas de la crtica se practicaron, de manera interrumpida, casi exclusivamente por un puado de eruditos, exegetas y curiosos. El historiador no es, o es cada vez menos, ese juez de instruccin, arisco y malhumorado, cuya imagen desagradable nos impondra ciertos manuales de incitacin a poco que nos descuidramos. Uno de los ms hermosos rasgos del mtodo crtico es haber seguido guiando la investigacin en un terreno cada vez ms amplio, sin modificar nada de sus principios. Sin embargo, no puede negarse que el falso testimonio fue el existente que provoco los primeros esfuerzos de una tcnica dirigida hacia la verdad. Sigue siendo el punto desde el cual esta partir necesariamente para desarrollar su anlisis. 2- LA PERSECUCIN DE LA MENTE Y EL ERROR La impostura es capaz de viciar un testimonio sta a su vez puede tomar dos formas. Primero es el engao acerca del autor y de la fecha: la falsedad, en el sentido jurdico de la palabra. Existe una forma ms indiciosa del engao; en vez de la mente brutal, completa y, se puede decirse, franca, el solapado retoque: interpolaciones en cartas autnticas, o el bordado en las narraciones, sobre un fondo aproximadamente verdico, de detalles inventados. Eminentemente variable, de un individuo a otro. La facultad de la observacin no es, tampoco, una constante social. Sin embargo, para que el error de un testigo venga a ser el de muchos hombres, para que una observacin equivocada se metamorfosee en falso rumor, es necesario que el estado de la sociedad favorezca esa difusin. La historia ha conocido ms de una sociedad regida en gran escala por condiciones anlogas con la diferencia que, en vez de ser el efecto pasajero de una crisis, excepcional, representaba la trama normal de una vida. Estas sociedades fueron siempre buen medio para el cultivo de las falsas noticias. 3- ENSAYO DE UNA LGICA DEL MTODO CRTICO La crtica del documento, que trabaja sobre realidades psquicas, ser siempre un arte lleno de sutilezas. Para ella no existe libro de recetas. La crtica se mueve en dos extremos: la similitud que justifica y la que desacredita. Porque el azar de los encuentros tiene sus lmites y la armona social est hecha de malla poco tirantes. En otros testimonios, estimamos que existe en el universo y en la sociedad una suficiente uniformidad para excluir la eventualidad de divergencias extremas. En ningn sitio, sin duda, el papel desempeado por el razonamiento crtico, por lo que podra llamarse el principio de semejanza limitada, aparece a una luz ms curiosa que con la aplicacin de un mtodo de los ms nuevos: la crtica estadstica. Los reactivos de la prueba del testimonio no estn hechos para ser manejados brutalmente. Casi todos los principios racionales, casi todas las experiencias, que lo guan, encuentran, por poco que se les examine a fondo, sus lmites en principios o experiencias contrarias. Como toda lgica que se respete, la crtica histrica tiene sus antinomias, cuando menos aparentes. Para que un testimonio sea reconocido como autentico hemos visto que el mtodo exige que presente una cierta similitud 4 de 39

con los testimonios vecinos. La prctica de una ciencia que se limitara a comprobar que todo sucede siempre tal como se esperaba no servira para gran cosa ni sera divertida. El pasado es un dato que ya no deja lugar a lo posible. As, pues, tal como lo haba ya visto, con Volney, la filosofa del siglo XVIII, la mayora de los problemas de crtica histrica son, ante todo, problemas de probabilidad, pero de tal magnitud que el ms sutil de los clculos debe confesarse incapaz de resolverlos.

Edward Carr QU es la HISTORIA?


CAP. I EL HISTORIADOR Y LOS HECHOS El autor plantea la relacin del historiador con los hechos, como algo dinmico, en constante movimiento, no como algo esttico, no podemos formular una historia definitiva, pero si podemos eliminar la historia convencional y mostrar a que punto hemos llegado, en el trayecto que va de esta a aquella. Para la historia movilizadora, la tarea del historiador es mostrar lo que realmente aconteci. Los positivistas defienden a la historia como ciencia, y contribuyeron a este culto de los hechos, luego deducir las conclusiones. En Gran Bretaa, la teora emprica del conocimiento supone una total separacin entre el sujeto y el objeto. Qu es un hecho histrico? Es la espina dorsal de la historia. La precisin y exactitud de los datos, es su obligacin, ms que una virtud, debe basarse en ciencias auxiliares (Arqueologa, Epigrafa, Cronologa, etc.), y debe solucionar y ordenar los perodos histricos, debe unirse de todos los datos posibles y confrontarlos. Strachey dice: El primer requisito del historiador es la ignorancia que significa simplificar, aclarar, seleccionar y omitir datos Becker afirma: los hechos de la historia no existen para ningn historiador hasta que el los crea Collingwood: La filosofa de la historia no se ocupa del pasado en s, ni de la opinin que de l se forma el historiador, sino de ambas cosas relacionadas entre s Profesor Oakeshott: Es la experiencia del historiador, nadie la hace como l, el nico modo de hacer historia es escribirla El historiador y los hechos de la historia son mutuamente necesarios, sin ellos el historiador, carece de races, los hechos sin el historiador faltos de sentidos. Qu es la Historia? Es un proceso de interpretacin entre el historiador y sus hechos, un dialogo interrumpido entre el presente y el pasado. CAP. IV LA ACUSACIN EN LA HISTORIA Puede leerse o escribirse acerca de los acontecimientos del pasado sin tratar de saber porque ocurrieron, o decir por ejemplo que la Segunda Guerra Mundial tuvo lugar porque Hitler lo quera, es cierto pero no explica nada. El historiador pregunta continuamente por qu?, mientras espera dar una respuesta no hay descanso para l. La historia consista en hacer desfilar los acontecimientos del pasado en una secuencia ordenada donde primero se encuentra la causa y le sigue el efecto. En la actualidad ya no hablamos de leyes histricas; hasta la palabra causas paso de moda, por ser ambigua. El historiador frente a un hecho se enfrenta a mltiples causas, por ejemplo si quiere analizar la revolucin bolchevique, podra aludir a un conjunto heterogneo de causas econmicas, polticas, ideolgicas, sociales, etc., causas de largo y a corto plazo. El historiador, en su necesidad de comprender el pasado, se ve obligado al mismo tiempo a simplificar la multiplicidad de sus respuestas, e introducir orden y unidad al caos de los acontecimientos, y en la baranda de las causas especficas. El historiador debe trabajar mediante la simplificacin tanto como la multiplicacin de las causas. Los acontecimientos tienen causas, y pueden descubrirse como para elaborar en la mente humana una imagen del pasado y del presente lo suficientemente coherente como para servir de gua para la accin.

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La historia, como la vida cotidiana, sera imposible sino se partiera de un supuesto. La funcin especial del historiador es la de investigar dichas causas. A veces los historiadores caen en la retrica, y dicen de un acontecimiento que era inevitable. En la prctica, los historiadores no suponen que un acontecimiento es ineluctable antes de que haya ocurrido. Nada es inevitable en la historia, salvo en el sentido formal de que hubiera sido porque las causas antecedentes eran necesariamente otras. El historiador habla de la Guerra de Independencia norteamericana como si lo que pas no hubiera tenido ms remedio que pasar, y como si su obligacin fuera tan slo explicar lo que ocurri, y por qu ocurri; y nadie lo acusa de ser determinista o de discutir una posibilidad alternativa. La historia comienza con la seleccin y el encaminamiento de los hechos, por parte del historiador, hacia su conversin en hechos histricos. No todos los hechos son histricos, pero la distincin entre hechos histricos y hechos ahistricos no es rgida: cualquier hecho puede ser ascendido a la categora de hecho histrico despus de comprobada su revelacin y su importancia. La forma de enfocar el historiador el estudio de las causas estamos ante un proceso hasta cierto punto parecido. La relacin del historiador con sus causas tienen el mismo carcter doble y reciproco que la relacin que le une a sus causas. Las causas determinan su interpretacin del proceso histrico, y su interpretacin determina la seleccin que de las causas hacen, y su modo encausarlas. La historia es un proceso de seleccin que se produce por la relevancia histrica. Talcott Parsons deca la historia es un sistema selectivo de orientaciones no solo cognitivas, sino tambin causales, hacia la realidad La interpretacin en la historia viene siempre ligada a juicios de valores, y la causalidad est vinculada a la interpretacin. Meinecke dice la busca de causalidades en la historia es imposible sin la referencia a los valoresdetrs de la busca de las causalidades, siempre est, directa o indirecta la bsqueda de valores. Existe una doble y reciproca funcin de la historia, fomentar nuestra comprensin del pasado a la luz del presente y la del presente a la luz del pasado. El presente no tiene ms que una existencia conceptual, como lnea divisoria imaginaria entre el pasado y el futuro. El pasado y el futuro son parte del mismo lapso de tiempo, existe interrelacin entre el inters por el pasado y el inters por el futuro. La historia empieza cuando se transmite la tradicin; y la tradicin significa el traspaso de hbitos y las lecciones del pasado al futuro.

Jacques Le Goff PENSAR LA HISTORIA


CAP. III DOCUMENTO/MONUMENTO 1- LOS MATERIALES DE LA MEMORIA COLECTIVA Y DE LA HISTORIA La memoria colectiva y su forma cientfica se aplica a dos tipos de materiales: los documentos y los monumentos. Lo que sobrevive no es el complejo de lo que ha existido en el pasado, sino una eleccin realizada ya por las fuerzas que operan en el desenvolverse temporal del mundo y de la humanidad. Los historiados se han ocupado del estudio del pasado y del tiempo pasado. Tales materiales de la memoria pueden presentarse bajo dos formas principales: los monumentos herederos del pasado y los documentos eleccin del historiador. El monumento es un signo del pasado. Monumento es todo lo que puede hacer volver al pasado, perpetuar el recuerdo. Desde la antigedad romana el monumentum tiende a especializarse en dos sentidos: 1- una obra de arquitectura o de escritura con fin conmemorativo; 2- un monumento funerario destinado a trasmitir el recuerdo de un campo en el que la memoria tiene un valor particular, la muerte. El termino latino documentum ha evolucionado hacia el significa de prueba y est ampliamente usado en el vocabulario legislativo. Para el positivismo del siglo XIX-XX el documento ser el fundamento del hecho histrico, si bien es el resultado de una eleccin, de una decisin del historiador, parece presentarse como una prueba histrica. Parece presentar objetividad que se contrapone con intencionalidad del monumento. Fustel de Coulanges (fines del S. XIX), pudo ser tomado como un valido testimonio de como documento y monumento se han transformado para los historiadores. La lectura de los documenti no nos servir de nada si se hiciese con ideas preconcebidas. El mejor historiador es aquel que se mantiene lo ms prximo posible a los textos. Para el positivismo documento es igual a texto. Se puede hablar del triunfo del documento sobre el monumento. 2- EL SIGLO XX: DEL TRIUNFO DEL DOCUMENTO A LA REVOLUCIN DOCUMENTAL. El documento triunfa con la escuela positivista. Tal triunfo lo ha dicho bien Fustel de Coulanges, coincide con el texto.

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Los fundadores de la Revista de los Annales (1929), pioneros de una nueva historia, hay insistido en la necesidad de ampliar la nocin de documento: la historia se hace con documentos escritos, cuando existen. Pero si no existen se la debe hacer sin documentos. El historiador debe recurrir a todo lo perteneciente al hombre, dependiente del hombre, sirve al hombre, expresa al hombre, etc. Es una revolucin a la vez cuantitativa y cualitativa. La memoria colectiva y de la historia se centraliza exclusivamente sobre los grandes hombres, los acontecimientos, la historia que transcurre de prisa, la historia poltica, diplomtica, militar. Esta ahora se ocupa de todos los hombres, comporta una nueva jerarqua ms o menos supuesta de documentos, coloca por ejemplo en primer plano para la historia moderna el registro parroquial que conserva para la memoria a todos los hombres. De la confluencia de las dos revoluciones nace la historia cuantitativa que pone en discusin la nocin de documento y el modo de usarlo. El documento, el dato, ya no existe por s mismo, sino en relacin con la serie que los precede y los sigue, el suyo es un valor relativo que se ha de convertir en objetivo y no en vnculos con una inaferrable entidad real. La historia cuantitativa no es una revolucin puramente tecnolgica, ni la consecuencia de la importancia asumida por el nmero en la historia. La revolucin documental tiende a promover una nueva unidad de informacin: privilegia el dato, que lleva a la serie y a una historia discontinua. Se convierten en necesarios nuevos archivos en los que el puesto est ocupado por el corpus, la cinta magntica. La memoria colectiva se valoriza se organiza en patrimonio cultural. 3- LA CRTICA DE LOS DOCUMENTOS: HACIA LOS DOCUMENTOS MONUMENTOS El documento no es una mercanca estancada del pasado; es un producto de la sociedad que lo ha fabricado segn los vnculos de las fuerzas que en ellas retenan el poder. Foucault ha planteado la cuestin en duros trminos. Ante todo declara que los problemas de la historia se pueden resumir en una sola palabra: el proceso al documento. El documento no es el feliz instrumento de una historia que sea en s misma y a pleno derecho memoria, la historia es una cierta manera que una sociedad tiene de dar estatuto y colaboracin a una masa documental de la que no se separa. La definicin de revolucin documental y la nueva tarea que se presenta al historiador: la historia tradicional, se dedicaba a memorizar los monumenti del pasado, a transformarlos en documenti, y hacer hablar a aquellos vestigios que no son enteramente verbales, o dicen tcitamente cosas diversas de aquella que dicen explcitamente: hoy, en cambio, la historia es la que transforma los documenti en monumento, y que, all donde se descifraban los vestigios dejados por los hombres y se descubra en negativo lo que haban sido, presenta un conjunto de elementos que es preciso luego aislar, reagrupar, poner en relacin, construir en conjunto. El documento no es inocuo. Es el resultado ante todo de un montaje, consciente o inconsciente, de la historia de la poca, de la sociedad, que lo han producido, pero tambin de las pocas ulteriores durante las cuales ha continuado viviendo, acaso olvidado, durante las cuales ha continuado siendo manipulado a pesar del silencio. El documento es monumento. Es el resultado del esfuerzo cumplido por la sociedad histrica por imponer al futuro aquella imagen dada de s misma.

Seis Problemas a la Enseanza de la Historia


QU RELACIN HAY ENTRE LA HISTORIA VIVIDA Y LA CIENCIA DE LA HISTORIA? La ciencia histrica se define en una relacin con la realidad, que no est ni construida ni observada. La Historia como ciencia trabaja con elementos de la realidad (documentos), el cual hace un elemento observado dndole sentido. La historia no interviene en la realidad, sino que la construye. Dice Le Goff que la nunca dejo de ser un relato (Vi, Sent). El historiador mezcla relato y explicacin, lo que hace de la Historia un gnero literario, un arte al mismo tiempo que una ciencia. La erudicin se da cuando el historiador recurre, para construir su relato, a otros relatos anteriores (crtica al documento). Hay una disputa entre historiadores y filsofos. La mayora de los historiadores sostienen, entre ideologa y pragmatismo, una historia problema. No poder alcanzar la objetividad no puede ser razn para no buscar, dentro del pensamiento histrico, la nocin de verdad. La historia como prctica social, la lectura de la historia se articula con una voluntad de cambiar el mundo. Plantea una historia de las representaciones donde encontramos la Historia de las Ideologas y la Historia de las Estructuras Mentales en las sociedades comunes.

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QU RELACIONES TIENE LA HISTORIA CON EL TIEMPO, CON LA DURACIN, O EL TIEMPO VIVIDO Y NATURALMENTE REGISTRADO POR LOS INDIVIDUOS Y SOCIEDADES? El material fundamental de la Historia es el tiempo, en este la cronologa cumple un importante papel como ciencia auxiliar. El instrumento principal de la cronologa es el Calendario. El calendario revela el esfuerzo del hombre por domesticar el tiempo natural. Es producto de la expresin de la historia, est vinculado con: los orgenes mticos y religiosos de la humanidad, los progresos tecnolgicos (medida del tiempo) y la evolucin econmica, social y cultural (tiempo de trabajo y tiempo de diversin). Con la Historia se combinan dos progresos esenciales, la definicin de puntos de partida cronolgicos (776, 753, 1) y la bsqueda de una periodizacin, creacin de unidades iguales, mensurables de tiempo: das de 24 hs. Siglos, etc. El tiempo histrico encuentra el antiguo tiempo de la memoria, que atraviesa la Historia y la alimenta. LA DIALCTICA DE LA HISTORIA PARECE SINTETIZARSE EN LA OPOSICIN PASADO-PRESENTE? La oposicin pasado-presente no es un dato natural, es una construccin. Hasta el S. XVIII haba una valoracin hacia el pasado. Vemos a la Historia del mundo y la humanidad como una larga decadencia. Entendiendo por decadencia algo negativo (Toynbee, Gobbons, Montesquieu). Inversin de la valoracin del pasado. Lo antiguo como superado y lo moderno como progreso (fines del S. XVIII). Atendiendo a los progresos tcnicos y cientficos. LA HISTORIA ES INCAPAZ DE PREDECIR EL FUTURO QU RELACIN GUARDA CON LA FUTUROLOGA? La historia deja de ser cientfica cuando trata el origen y el fin de la humanidad. - Origen: edad de oro, edades mticas, teora del Big Bang (cuasi-cientficas) - Fin: cede el terreno a la Religin (profecas, escatologas) La Historia tiende a sustituir al origen (pasivo) por la idea de gnesis (dinmico) como cierta vuelta a la idea de evolucin y progreso. DURACIONES DE TIEMPO DIFERENTES. INTERS POR EL ACONTECIMIENTO PUEDE EXISTIR UNA HISTORIA INMVIL? Y LA LARGA DURACIN. CULES SON LAS RELACIONES DE LA HISTORIA CON EL O LOS ESTRUCTURALISMOS? El dilogo de los historiadores con la economa, geografa, biologa, demografa y antropologa llev a algunos la idea de una Historia inmvil. Sin embargo, la antropologa histrica es de la idea de movimiento. La evolucin caracteriza a los objetos de las ciencias humanas. La historia debe explicar el cambio. Se relaciona con el estructuralismo teniendo en cuenta dos cuestiones: las estructuras son dinmicas y debe haber una ampliacin de las estructuras, al anlisis de los documentos histricos ms que a la explicacin histrica propiamente dicha. LA IDEA DE HISTORIA DEL HOMBRE FUE CONCEBIDA POR LA HISTORIA DE LOS HOMBRES EN SOCIEDAD. EXISTE O PUEDE EXISTIR LA HISTORIA DEL HOMBRE? YA SE HA HECHO UNA HISTORIA DEL CLIMA, NO SE DEBERA HACER TAMBIN UNA HISTORIA DE LA NATURALEZA? En la antigedad la historia estudiaba a la Humanidad. Hasta el siglo XIX una Historia del Hombre. Y con los historiadores modernos comenz a estudiarse la evolucin de las sociedades humanas. La Historia siempre se vuelve coextensiva al hombre. Se valora el carcter cultura (o sea, histrico) de la naturaleza. La Historia del clima solo cobra inters cuando los cambios afectan a los hombres (modificacin de cultura y hbitos). Se produce una paradoja ante el crecimiento en popularidad de la Historia (novela histrica y nuevas Historias de los pases subdesarrollados), y la ampliacin de mbitos de accin, mtodos, objetos, No se estara perdiendo la Historia?

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EL TIEMPO COMO IMAGINARIO


EL CALENDARIO El calendario, objeto cientfico, es tambin objeto cultural. Ligado a las creencias adems de las observaciones astronmicas, en muchas sociedades es un objeto religioso. La organizacin del cuadro temporal, es la que rige tanto la vida pblica como la cotidiana, el calendario es sobre todo un objeto social. La conquista del tiempo por medio de la medicin est claramente percibida como uno de los aspectos importantes del control del universo por parte del hombre. En una sociedad la medicin del tiempo es un elemento esencial de su poder: el calendario es uno de los grandes emblemas e instrumentos del poder; slo los que tienen el poder son dueos del calendario: rey, sacerdote, etc. Los poderes religiosos fueron especialmente los que trataron de obtener el control del calendario, iglesias y los clrigos, que por otra parte tena profundas races en lo sagrado. En Roma, siempre el poder religioso estuvo unido al poder poltico, el primer calendario se atribuye a Numa Pompilio, el fundador de los ritos y las instituciones religiosas. Pero el control del calendario era necesario a las autoridades religiosas tambin como medio de control del calendario litrgico, cuadro y fundamento de la vida religiosa. En el Occidente latino la Iglesia Catlica romana adquiri suficiente poder como para imponer, como se ver, en el 1582 una reforma del calendario Juliano. El calendario que resulto de sta fue llamado gregoriano por el nombre de Gregorio III, el papa que realiz la reforma. Los estrechos vnculos entre calendario y liturgia, entre calendario y poder religioso, al final el calendario litrgico y el corriente se volvieron ms o menos independientes. Estos calendarios rituales son controlados por el clrigo de los santuarios de las mximas divinidades, que confa a los responsables el encargo de asegurar el respeto del sistema del calendario. El calendario depende del tiempo csmico, regulador de la duracin que se impone a todas las sociedades humanas: pero stas lo reciben, lo mensuran y lo transforman en calendario segn sus estructuras sociales y polticas, sus sistemas econmicos y culturales, sus instrumentos cientficos y tecnolgicos. Desde el punto de vista del calendario el ao es sobre todo las sucesin de las estaciones, y de all de los trabajos y de las fiestas. Entre los pueblos cuyos calendarios prevn ciclos plurianuales, cada ao se representa por una gua o smbolo. Por ejemplo los aztecas tienen un calendario cuyo ciclo es de cincuenta y dos aos, cuyos aos se desenvuelven en grupos de cuatros, segn los puntos cardinales. Los antiguos mexicanos no separan en sus creencias el espacio del tiempo. HISTORIA Y CALENDARIO El calendario es el resultado de un dialogo competo entre naturaleza e historia. Es ahora el momento de resumir la accin de la historia sobre el calendario. El calendario, es un rgano del tiempo que siempre vuelve a comenzar, paradjicamente a la institucin de una historia cronolgica de acontecimientos. La historia de los almanaques y de los calendarios es una historia de reyes y de grandes personajes, de hroes y ante todo hroes nacionales. En la antigedad el calendario ha sido el sostn de un desenvolvimiento de la historia en el cuadro anual: es el tiempo de los anales1 que se presentan con ilustraciones. El calendario es un objeto eminentemente cultural, un campo privilegiado de encuentro entre cultura popular. Los calendarios y los almanaques han dado origen a obras de valor muy variado. En el medioevo los calendarios aparecen en las miniaturas y en las escrituras; concebidos por la colectividad, se convierten en la diversin costosa de los grandes seores y de los ricos burgueses en condiciones de adquirir miniadas. Bajo Luis XIV magnficos calendarios estampados, preciosamente gravados, tienen tiradas notables y son vendidos por sus autores. La revolucin francesa desarrolla en almanaque. Lo invaden de smbolos y alegoras revolucionarias: la libertad, la igualdad, la justicia, la ley, el genio de la Repblica, etc. En particular los calendarios y los almanaques transmiten. Conservan y difunden un sabor de tipo astrolgico que en las actuales sociedades evolucionadas conoce un nuevo extraordinario favor. Reaparece con auge el calendario zodiacal: lo horscopos se afirman, se difunden y se arrasan.

Forma de escribir historia de forma cronolgica

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Roger Chartier La HISTORIA como RELATO y CONOCIMIENTO


En el texto la Historia como relato y conocimiento, podemos ver como Roger Chartier, citando otros autores nos habla de que es la Historia, teniendo en cuenta diferentes disciplinas y su relacin. Paul Veyne, sostiene que historia es, ante todo un relato y lo que llamamos explicacin no es ms que la forma que tiene la narracin de organizarse en una trama comprensible, mientras que Hayden White, identifica las profundas formas estructurales de la imaginacin histrica, relacionndola con cuatro recursos literarios como lo son; la metfora que es un recurso literario mediante el cual se manifiesta un elemento a travs de otro elemento que pertenece a una cadena semntica diferente; la metonimia que es similar a la metfora, pero la relacin de los trminos no es de semejanza, sino que engloba a otros trmino; el Sincdoque que es una sustitucin de una expresin por otra en sentido figurado; y la irona que es aquella que da a entender lo contrario a lo que se dice y cuando decimos que hay una expresin muy agresiva es una sarcasmo. Lo que hace que el autor (de Certeau) sostenga el discurso histrico, ya que pretende dar un contenido verdadero, en forma de la narrativa. La historia tuvo que dejar de lado algunas dificultades, su clase de los relatos y tuvo que borrar las figuras propias de la escritura, teniendo que reivindicar su cientificismo. No podemos pensar a la historia sin un relato y en forma de escritura. La narracin no est sometidas a las disposiciones y a las figuras del arte retrico, que es de donde se despliega el sentido de los hechos mismos, para obtener un conocimiento verdadero. Ginzburg plantea que el conocimiento se encuentra en la recoleccin y la interpretacin de las huellas y no procesando datos estadsticos. De Certeau dice que la historiografa (escritura e historia) lleva inscripta en su nombre propio de paradoja de relacin de los trminos antinmicos, es decir, lo real y el discurso. Al reconocer esa paradoja hace que se repiensen las oposiciones entre la historia como discurso y la historia como saber. l ha sido el historiador ms atento a las propiedades formales del discurso histrico, colocado y diferenciado segn el tipo de relato. El conocimiento del discurso histrico, dice Hayden, es una manera que sirve para hacer ficcin, siguiendo el mismo orden que el que dan del mundo o del pasado los discursos del mito y de la ficcin. El conocimiento histrico, se apoya en tcnicas y operaciones especficas. Ginzburg dice que prueba y retrica no son antinmicas, sino que est ligada estrechamente la una con la otra, puesto que desde el Renacimiento la historia ha sabido elaborar tcnicas que permitieron separar aquello que es verdadero de lo que es falso. Las dimensiones retricas o narrativa de la escritura de la historia no implican de ningn modo negar su condicin de conocimiento verdadero, el cual es construido por medio de pruebas y de controles. Por eso, el conocimiento es posible. Cuando hablamos de la escritura de la Historia, debemos tener presente un orden cronolgico, el cierre del texto, el proceso de investigacin el cual parte del presente, y podra tener lagunas en los documentos. A diferencia de otros relatos, dice de Certeau la escritura de la historia esta desdoblada, hojeada y fragmentada aqu se plantea que la historia tiene la triple tarea de convocar al pasado, el cual ya no est en un discurso del presente, mostrando las competencias del historiador, como dueo de las fuentes y con la tarea de convencer al destinatario de su obra historiogrfica (el lector). Vemos que la estructura desdoblada, segn el autor, del discurso funciona como mquina y obtiene la verosimilitud para el relato y una convalidacin del saber, que es lo que le da confiabilidad. Para de Certeau, la Historia es un discurso que produce enunciados cientficos, el cual se establece por medio de un conjunto de reglas para as poder realizar la produccin de un objeto determinado, esto es la reconstruccin del objeto histrico por medio de las investigacin del historiador. El historiador no realiza un recorte y pegue de los hechos que est tratando, sino que realiza una seleccin de los temas que le interesa, procesas las fuentes y realiza un anlisis especfico con las tcnicas, de las cuales construye hiptesis, las cuales ms tarde tratara de verificar. Por eso Ginzburg dice que conocimiento y relato, prueba y retrica, saber crtico y narracin, se hallan asociados y no opuestos. Antes de saber lo que dice la historiografa sobre la historia y sus hechos de una sociedad, es necesarios saber cmo funciona la sociedad de la que se est tratando (poltico, econmico, etc.). Es por eso que se debe identificar los lugares sucesivos en los que se han producido un discurso histrico; la ciudad, una iglesia sirviendo a Dios, las cortes y los servicios de los prncipes durante el absolutismo. Vemos que cada lugar social no slo nos da objetos propios, sino las modalidades desde las cuales escribe el historiador, de donde vemos su trabajo intelectual con una forma de escritura, tcnicas de pruebas y de comprobacin. La escritura de la historia est determinada a las prcticas por los mtodos tcnicos de la disciplina, donde vemos claramente como varan los temas segn la poca y el lugar, la jerarqua de los temas tratados, las fuentes y los aportes historiogrficos (las obras). La historia, como disciplina cientfica, presenta un enfoque que no sustituye el conocimiento en la historicidad, pero reconoce las variaciones de los procedimientos y las restricciones que rigen la operacin histrica.

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Michel de Certeau citando a Ricouer dice que los historiadores producen sus conocimientos con relacin a las sociedades respecto de su pasado. Las obras de ficcin, y la memoria (colectiva o individual), tambin dan presencia al pasado, y pueden ser ms fuertes que aquellas que se presentan en los libros de historia. Segn Ricouer, hay una distincin entre documento y testimonio. Cuando se toman testimonios decimos que sus dichos son considerados admisibles, pero tambin plantea que los acontecimientos histricos nuca han sido recuerdos de nadie en particular. Pero en Historia al testimonio se le contra oponer el documento, puesto que es el recurso utilizado por todos los historiadores y dan confiabilidad a los discursos histricos. Pero que se acepte o no un testimonio ser reemplazada por el ejercicio crtico, sometindolo a un rgimen de verdadero o falso, de lo refutable o verificable, a las huellas del pasado. Para comprobar la comprensin historiadora, Ricouer presenta dos puntos; la doble contradiccin ambigua en la historiografa: los objetos particulares, en donde se realizan enunciados histricos, y prestar atencin como se representa el objeto retomando la reflexin que varan segn las caractersticas del trabajo historiogrfico. Tambin decimos que hay una diferencia entre historia y memoria, donde se opone el reconocimiento del pasado y la representacin de ese pasado. Lo que hace que digamos que la memoria se opone a la verdadera intencin de la historia, donde hay un procesamiento de los documentos, ya que estos son propios del pasado y modos inteligibles que constituyen su interpretacin. Para acreditar el pasado debemos remitirnos al carcter epistmico, que define las bases de la historiografa: las fuentes escritas (documentos), la construccin de la explicacin y la puesta literaria. Mientras que el testimonio de la memoria es menos familiar para el historiador, ya que remite a la certidumbre de la existencia del pasado. Entre la historia y la memoria existe una relacin clara, ya que el saber histrico contribuye o no a ilusiones que han desorientado por mucho tiempo a las memorias colectivas. Estos aportes memoriales, han permitido luego a que se realicen investigacin de carcter histrico original.

EL MUNDO COMO REPRESENTACIN


REGER CHARTIER: UTILLAJE MENTAL A cada civilizacin corresponde su utillaje mental; ms an, a cada poca de una misma civilizacin, a cada progreso, ya sea de tcnicas, de ciencias que las caracterice: una maquinaria renovada, un poco ms desarrollada para ciertos empleos, un poco menos para otros. Un utillaje mental que esa civilizacin, esa poca, no est segura de poder transmitir, en forma ntegra, a las civilizaciones, a las pocas que le irn sucediendo. Este conjunto de herramientas conocer mutilaciones, retrocesos, deformaciones importantes. O, avances, nuevas complicaciones. Este instrumento vale para la civilizacin que supo forjar, vale para la poca que lo utilice: no vale para la eternidad, ni para la humanidad: ni siquiera para el restringido curso de una evolucin interna de la civilizacin La primera tarea del historiador es encontrar esas representaciones del pasado, en su especificidad irreductible, sin recubrirlas en categoras anacrnicas ni medirlas con el utillaje mental del siglo XX, expuesto por el progreso continuo. La palabra utillaje mental (tiles mentales), sugiere la existencia casi objetiva de una panoplia de instrumentos del pensamiento, contrasta con la manera en que Panofsky define el hbito o costumbre mental, conjunto de esquemas inconscientes, de principios interiorizados que otorgan unidad a las maneras de pensar de una poca, sea cual fuere el objeto pensado. Febvre ve el utillaje intelectual que pueden manejar los hombres de una poca como un conjunto dado de materiales de ideas. Lo que diferencia las mentalidades de los grupos sociales es, ante todo, la utilizacin ms o menos extensa que realizan de las herramientas disponibles; los ms sabios utilizan casi la totalidad de las palabras o conceptos existentes, los ms desprovistos slo una nfima parte del utillaje mental de su poca, quedando limitados as, con respecto a sus contemporneos, sobre los que les es posible pensar. Dupront propuso construir la historia de la psicologa colectiva como disciplina particular dentro de las ciencias humanas. la historia de los valores, las mentalidades, las formas, lo simblico, los mitos. A travs de dicha definicin de la psicologa colectiva, se sugera una reformulacin total de la historia de las ideas. Los mayores objetos de la historia de la psicologa colectiva es el construido por las ideas de fuerzas y los conceptos esenciales que habitan en los mental colectivo (termino de Dupront) de los hombres de una poca determinada. Las ideas, captadas a travs de la circulacin de las palabras que la designan, situadas en sus races sociales, estudiadas tanto en su carga afectiva y emocional como en su contenido intelectual, se convierten, al igual que los mitos o las combinaciones de valores, en una de esas fuerzas colectivas por las cuales los hombres viven su poca Le Goff dice que el xito de la historia de las mentalidades est en su indefinicin; distingue entre ideologa y mentalidades. Para muchos autores las mentalidades se mueven entre lo afectivo y lo ideolgico, que es la esencia de la historia social, pero no lo definen porque no estn de acuerdo. Carlos Barro dice que hay que distinguir cinco elementos que se entremezclan: lo racional, lo emocional, el imaginario, lo inconsciente y la conducta 11 de 39

Lo racional: se encuadra en lo histrico-cultural de las ideas. Es donde se estudia y radica la consciencia del grupo social. A travs de una antropologa toma un soporte metodolgico, que estudia las culturas primitivas; de la psicologa se toma la nocin de mentalidad; Bloch y Febvre inciden en esta lnea. Se trata de aprender funciones sociales. Carcter emotivo: (alegoras, miedos) se eleva al estudio con las mentalidades. Cuando G. Le Febvre escribe El gran miedo (Le Grand Peur) y M. Bloch Formas se sentir y pensar plantean una nueva forma de acercarse a las mentalidades por los sentimientos. Lucien Febvre adelanta temas como son la muerte, la alegora y el terror. Delameau en El Miedo en la Edad Media trata el milenarismo, el terror del ao mil que se refleja en la arquitectura pero fue el peor ao 1000 al 1033 donde hubo grandes donaciones a iglesias y monasterios. El imaginario: son representaciones en imgenes que reconstruyen un mundo interior, un conjunto de representaciones de todo tipo que nos sirven para entender la realidad objetiva o inventada. Para que la historia de las mentalidades recoja lo imaginario, recurre a la antropologa que a su vez recurre a imgenes literarias o artsticas. Tiene que ver con la psicologa social. Lo inconsciente: un valor que ha constado imponerse a los historiadores; los positivistas niegan su valor en la historia. Alguien lo ha dado en llamar psicohistoria La conducta: se incluyen el lenguaje y los actos, y tambin los comportamientos colectivos. Los antroplogos dan pautas de estudio. La antropologa histrica descifra las conductas en los ritos, juegos, fiestas, tradiciones De los testimonios se puede sacar informacin de distintos tipos. Hay fuentes indirectas como son las de tipo notarial. Para estudiar la subjetividad se recurre a fuentes que no han pertenecido a la historia tradicionalmente. Las fuentes tambin pueden tener unas vertientes de historia cuantitativa que tratan de evaluar comportamientos de mentalidades. Ginzburg dice que la historia de las mentalidades puede ser peligrosa porque no es lo mismo lo que piensa un obispo y un clrigo de una persona a pie.

Fernand Braudel El MEDITERRANEO y el MUNDO del MEDITERRANEO en POCA de FELIPE II


En la obra el autor se interesa en primer lugar por el medio en el que viven los hombres de la cuenca mediterrnea: montaas, y llanuras, mar y ros, caminos y ciudades. Este ritmo casi inmvil del tiempo geogrfico se ver combinado con aquel ms rpido del tiempo individual y el de la circulacin de hombres e ideas. Esta bsqueda le conducir a estudiar aquellos centros de actividad humana que son Venecia, Miln, Gnova, o Florencia y los intercambios que se llevan a cabo entre ellos, al trazar la historia del desarrollo del capitalismo, de los flujos de comunicacin y de dinero que genera, el desplazamiento de fronteras que conlleva y la modificacin de la estructura del estado que determina. El marco de esta increble reconstruccin de la historia es el mundo entero, una historia total, pintada en un lienzo gigante. El mediterrneo es un libro extenso dividido en tres partes, cada una de las cuales ejemplifica un enfoque diferente del pasado. En primer lugar se trata de la HISTORIA casi atemporal de la relacin entre el hombre y el ambiente, ya adelantado desde su ttulo mismo: la influencia del medio ambiente. Se trata de una Historia a cmara lenta, que permite descubrir rasgos permanentes, relacionada con una geografa que deja de ser un fin en s para convertirse en un medio; que nos ayuda a recrear las ms lentas de las realidades estructuras, a verlo todo en una perspectiva segn el punto de fuga de la duracin ms larga. El verdadero objeto de estudio es esta historia, una especie de geografa histrica, o, como Braudel prefiere llamarla una geo-historia. En esta parte del libro el objeto es mostrar que todos los rasgos geogrficos son parte de la historia y que ni la historia de los acontecimientos ni las tendencias generales pueden ser comprendidas sin tales rasgos. En su descripcin de las rutas terrestres y marinas en el marco del mediterrneo, Braudel hace mucho ms que detallar y precisar un espacio geogrfico todo esto es mucho ms que el aspecto pintoresco de una historia llena de colorido: es una realidad subyacente. Y de eso se trata, hasta la poltica misma aquella que se desprende de la relacin entre los dos mundos que se enfrentan en el mediterrneo (el turco y el espaol), no har ms que seguir la lnea general de esa realidad que subyace. A pesar de mostrar los contrastes que haba entre el Mediterrneo Occidental dominado por los espaoles en ese perodo, y el Mediterrneo Oriental, que estaba sometido a los turcos. Braudel deja en claro que toda la regin mediterrnea constituye una unidad y an ms una unidad mayor que la de Europa, gracias al clima, a los viedos y a los olivos que florecen en ella y gracias tambin al mar. Para poder estudiar en su totalidad, desembra al Mediterrneo en los diferentes mares en los que est compuesto. Los recorre a travs de las rutas de sus mercaderes y de las flotas de guerra, definindola rutas fluviales, por su cercana a las costas y por su contraste de tensin al final de la jornada. del mismo modo que a los largo de las rutas terrestres Las que trazo Roma en los pases

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Occidentales, cada una de las etapas diarias a marcado en nacimiento de un centro de poblacin, con impresionante regularidad, lo mismo ocurre en las costas, a lo largo de las rutas del mar: los puertos estn a una jornada de navegacin unos de otros. La segunda parte del libro se presenta gradualmente como la cambiante historia de estructuras econmicas, sociales y polticas (destinos colectivos y movimientos de conjuntos), donde las aguas ms calmas que corre a mayor profundidad construyen su eje principal. La estructura denomina los problemas de la larga duracin. Por estructura se entender una organizacin, una coherencia, unas relaciones bastantes fijas entre realidades y masas sociales. Para los historiadores es armazn, arquitectura, pero mucho ms todava, una realidad que el tiempo no desgasta por completo. Ciertas estructuras de vida muy prolongada obstruyen la historia, la determinan; otras se agotan ms fcilmente. Pero todas son a la vez sostn y obstculo. El siglo XVI es presentado como un periodo favorable a la formacin de grandes Estados, como los imperios espaol y turco que dominaban el mediterrneo. Lo mismo que las estructuras polticas, las estructuras sociales de los dos grandes imperios, opuestos en tantos aspectos, fueron hacindose cada vez ms semejantes. En ambas regiones segn Braudel la tendencia fundamental era la polarizacin econmica y social. La nobleza prosperaba y se trasladaba a las ciudades en tanto que los pobres se hacan cada vez ms pobres y eran empujados a dedicarse a la piratera y al bandolerismo. En cuanto a la clase media, tenda a desaparecer frente a la nobleza proceso que Braudel describe como la traicin o la bancarrota de la burguesa. Extiende esta comparacin del Mediterrneo cristiano y del Mediterrneo musulmn pasando de la sociedad a la civilizacin, como l la llama de bienes o de costumbres a travs de esas costumbres, a travs de esas fronteras. Esta historia se desarrolla a un ritmo ms lento que la historia de los acontecimientos abarcando generaciones y hasta siglos, de manera tal que los contemporneos ni se dan cuenta de ella, siendo arrastrados por su corriente. Braudel, al analizar los disturbios, levantamientos y revueltas que se suceden a diario en el mediterrneo del siglo XVI, pone de relieve aquellos rumores de fondo que manifiesta una realidad ms profunda. Esta suma de hechos aparentemente inconexos, Constituyen un testimonio coherente considerado a un nivel ms profundo? He ah el problema que se le plantea al historiador. Responder afirmativamente [] significa querer encontrar correlaciones, regularidad, y movimientos de conjunto all donde a primera vista no hay sino anarqua, incoherencia y absurdo evidente. Planteado as, es flagelo de robo y del vagabundaje, y su relacin con las ciudades respetables, es un espectculo permanente, una estructura de la poca, una guerra a la que no quiere prestar atencin la gran historia, que la reduce a algo secundario, a cargo de los ensayistas y que ser rescatada de su ostracismo por Braudel, el que dar una diferente significacin. Por ltimo la historia del rpido movimiento de los acontecimientos (los acontecimientos, la poltica y los hombres), la historia ms tradicional, la que probablemente corresponde a la idea de Braudel de una tesis sobre la poltica exterior de Felipe II. La historia de los acontecimientos una historia de oscilaciones breves, rpidas y nerviosas. Ultrasensibles por definicin, el menos pas queda marcado en sus instrumentos de medida historia que tal y como es, es la ms apasionante, la ms rica en humanidad, y tambin la ms peligrosa. Desconfiemos de esta historia todava en ascuas, tal como las gentes de la poca la sintieron y la vivieron, al ritmo de su vida, breve como la nuestra. Para comprender el pasado ser necesario buscar debajo de las ondas. Traza breves pero incisivos esbozos de los principales personajes que aparecen en el escenario histrico del Mediterrneo del siglo XVI, desde el duque del Alba hasta Felipe II. La batalla de Lepanto, fundamental en la historia mediterrnea, es descripta muy circunstancialmente. Sin embargo, esta narracin de acontecimientos distan mucho de la tradicional historia de tambores y trompetas. De vez en cuando el autor se sale de esta senda para hacer resaltar la falta de significacin de los hechos y la limitacin de la libertad en las acciones de los individuos. A Braudel le interesa situar a los individuos y los acontecimientos en un contexto, en su medio, pero los hace inteligibles a costa de revelar su fundamental falta de importancia. Sin poner en duda el inters de estos relatos, la propuesta es la de cambiar el enfoque de la historia. Frente a la rpida oscilacin de los acontecimientos a escala humana, que el historiador compara a los pliegues de la superficie del ocano, intenta navegar en alta mar para encontrar esa otra historia ms lenta de los grupos humanos en relacin con su medio y de las estructuras que modelan las sociedades, ya se trate de las grandes rutas del comercio y de las vas navegables o de las mentalidades. El personaje del libro, su protagonista, es un personaje complejo, embarazoso, difcil de encuadrar, que escapa a las medidas habituales es intil querer escribir su historia lisa y llana, a la manera usual nos dice Braudel, y es quizs all donde radica la clave de su eleccin. cuesta trabajo saber, exactamente, que clase de personaje histrico es este mediterrneo: necesitamos, para llegar averiguarlo, poner en la empresa mucha paciencia, revolver muchos papeles y exponemos, evidentemente, a ciertos errores inevitables. Nada ms ntido que el Mediterrneo del oceangrafo, o del gelogo, o el del gegrafo: tratase de campos de estudio bien deslindados, jalonados y marcados por sus etiquetas. No as el Mediterrneo de la Historia. El Mediterrneo hace que sus lectores cobren consciencia de la importancia que tiene el espacio en la historia, logra ese efecto convirtiendo al propio mar en el hroe de la epopeya, en lugar de preferir una unidad poltica como el imperio espaol, para no hablar de

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individuos como un Felipe II; ese efecto se logra al recordarse repetidas veces la importancia que tienen las distancias, y las comunicaciones. Y, sobre todo ayuda a sus lectores a ver al mediterrneo como un todo al situarse fuera de l. Todava ms significativo para los historiadores es la original manera que tiene de tratar el tiempo, su intento de dividir el tiempo histrico en tiempo geogrfico, tiempo social y tiempo individual. Por su puesto, antes de 1949 era bastante comn en el vocabulario de los historiadores, as como el lenguaje corriente, la distincin de corto plazo y largo plazo. Sin embargo, contina siendo una contribucin personal de Braudel haber cambiado el estudio de la larga duracin con el estudio de la compleja interaccin del ambiente, de la economa, de la sociedad, de la poltica, de la cultura, y los acontecimientos. El mediterrneo deja de ser un teln de fondo, para pasar a ser el verdadero protagonista de la historia gracias a Braudel.

Michel De Certeau LA ESCRITURA DE LA HISTORIA


LA OPERACIN HISTORIOGRAFICA El autor considera que comprender para el historiador es analizar en trminos de produccin localizables que cada mtodo por si ha establecido segn sus propios criterios de pertinencia. En este sentido De Certeau alude al despertar epistemolgico el cual viene del aporte de autores como: Moscovici, Foucault, Veyne, etc. Siendo Francia el lugar donde se manifiesta. Es as como seala que solo se puede recibir la teora que trae consigo una prctica, en el espacio de una sociedad, y por otra organiza los procedimientos propios de una disciplina. Entonces considerar a la Historia como una operacin sera limitar su comprensin, como la relacin entre un lugar (un reclutamiento, un medio, un oficio, etc.), varios procedimientos de anlisis (una disciplina) y la construccin de un texto, una literatura. De esta forma la historia forma parte de la realidad de la que trata, la cual puede ser captada como actividad humana, como prctica. Es por esto que el autor propone, probar que la operacin historiogrfica se refiere a la combinacin de un lugar social de prcticas cientficas y de una escritura, el anlisis de las condiciones previas, de las cuales el discurso nos habla, nos permite precisar las leyes que organizan el espacio producido como un texto. Es as como la escritura histrica se construye en funcin de una institucin cuya organizacin obedece a reglas propias que exigen ser examinadas en s mismas. Toda investigacin historiogrfica est relacionada con un lugar de produccin socio-econmico, poltico y cultura. En el siglo XX la historiografa se refiere a la circulacin de conceptos que a lo largo del siglo, transportaban a las categoras filosficas a los subsuelos de la Historia, de la exegesis o de la Sociologa, la relatividad histrica compone un cuadro donde sobre el fondo de una totalidad histrica se destaca una multiplicidad de filosofas individuales: Las decisiones personales se efectuaban tomando como base dos postulados 1- Al aislar del texto historiogrfico un elemento filosfico, se le supona una autonoma a la ideologa, en esto consista la condicin de su extraccin. Un orden de ideas se aportaba desde la prctica histrica, luego se contrastaba y buscaba una relacin directa con el pensamiento. 2- Por otra parte estableca un coto reservado tanto al reinado de las ideas como al de los intelectuales, la relatividad no actuaba dentro de este campo cerrado. En la actualidad, los trabajos an muestran influencia de las tcnicas de R. Aron. Foucault niega la subjetividad al pensamiento de un autor, siendo as en sus primeros libros, consideraba la autonoma del lugar terico donde se desarrolla en su relato las leyes segn las cuales los discursos cientficos se forma y se combina en sistemas globales. En 1969, la arqueologa del saber marca una ruptura desde este punto de vista al introducir tcnicas de una disciplina y los conflictos sociales en el examen de una estructura epistemolgica, la de la Historia. Para Veyne, permanece intacta la tesis de 1938, la cual quitaba pertinencia epistemolgica al examen de la funcin social ejercida por la historia, por las prcticas y las leyes del mismo grupo, por el juego de su intervencin en el juego de las fuerzas pblicas, etc. LA OPERACIN HISTRICA Hacer historia es una prctica, la organizacin de la historia se refiere a un lugar y a un tiempo, esto se debe a sus tcnicas de produccin; cada sociedad piensa histricamente con los instrumentos que le son propios, donde el autor seala que la palabra instrumento es equvoca, dado que nos e trata slo de medios, ya que la historia est mediatizada por la tcnica. Lo cual, relativiza la importancia que le dio en el s. XIX y en la actualidad en el caso de la Historia Social. Sobre esta frontera cambiante entre lo dado y lo creado y finalmente entre la naturaleza y la cultura se desarrolla la investigacin. Con el aporte y las modificaciones han manifestado las diferentes ciencias, el orden

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social se inscribe como un orden natural y no como algo opuesto a l; es por ello que el autor encuentra relaciones con los que puede modificar a la historia que ha tenido como objeto central a la sociedad y sus relaciones, es decir a la Historia Social, oscilando entre las mentalidades y lo econmico. Pero estos campos abiertos a la historia no pude ser solamente objetos nuevos presentados a una institucin que no cambia, la misma historia entra en esta relacin del discurso con las tcnicas que la producen, por tanto, es necesario considerar como trata a los elementos naturales para convertirlos en ambiente cultural, y cmo conduce hasta la simbolizacin literaria a las transformaciones que efectan en la relacin de una sociedad con su naturaleza, es as como el historiador no encuentra la dicotoma que opone lo social a lo natural, sino una conexin a la socializacin de la naturaleza y una naturalizacin de las relaciones sociales. LA INSTITUCIN HISTRICA La relacin de un sujeto individual con su objeto, es la institucin del saber. La cual marca el origen de las ciencias modernas. El nacimiento de las disciplinas est siempre ligado a la creacin de grupos. La relacin entre una institucin y la definicin de un saber, insina lo que se ha llamado, la despolitizacin de los sabios, es decir, la fundacin de cuerpos ej.: Ingenieros, intelectuales, pensionados, etc. En el momento en que las universidades se estancan al volverse intransigentes. Las instituciones polticas, eruditas, eclesisticas, se especializan recprocamente. Se trata de un sitio particular en una nueva distribucin del espacio social, se construye un lugar cientfico, la ruptura que hace posible la unidad social destinada a convertirse en ciencia indica una nueva clasificacin global. Dicha ruptura seala en su aspecto externo, un lugar que se enlaza con otras en un nuevo conjunto, y en su aspecto interno el establecimiento de un saber que no puede separarse de una institucin social. Dicho modelo se replica bajo la forma de subgrupo o escuela. La institucin social queda como la condicin de un lenguaje cientfico. Desde el siglo XVIII hasta Annales de 1947, cada disciplina conserva la ambivalencia de ser la ley de un grupo y la ley de una investigacin cientfica. Un mismo movimiento organiza a la sociedad y a las ideas que circulan en ella. El discurso cientfico que no habla de su relacin con el cuerpo social no puede dar origen a una prctica, deja de ser cientfico, lo cual es importante para el historiador, ya que en esta relacin con el cuerpo social se encuentra el objetivo de la historia. Hacia 1965, Glnisson encuentra relacin entre un saber y un lugar: la condicin de una ciencia a una citacin social que consiste en lo que no se dijo, resulta difcil para analizar el discurso histrico independientemente de la institucin, en funcin de los cual se ha organizado su silencio o pensar en una disciplina la cual queda asegurada por sus conceptos, sin que intervenga una transformacin de las situaciones adquiridas. Desde este punto de vista, Habermas seala que se impone una repolitizacin de las Ciencias Humanas, de la cual no podra dar cuenta de ellas sin una teora crtica de la situacin actual en la sociedad. En este sentido, el nosotros del autor nos remite a una convencin (verosmil enunciativa). El texto es la escenificacin de un contrato social entre nosotros, el cual es un sujeto plural que sostiene al discurso. La mediacin de nosotros no est determinado a un individuo, si no a un sujeto global (el tiempo, la sociedad, etc.). Por cuanto el nosotros del autor corresponde el de los verdaderos lectores, donde el pblico no es el verdadero destinatario del libro de historia, en donde su obra es juzgada por sus colegas quienes utilizaran criterios diferentes de los del pblico. Existen leyes del medio cuyo contenido vara en los cuales organizan l control del trabajo. Si la obra al no ser aceptada por el grupo, caer en la categora de vulgar, por lo que no sera capaz de definir a un estudio como historiogrfico. Es as que dicha acreditacin est relacionada al yo del escritor dentro del nosotros de un trabajo colectivo que habilita a un locutor para que enuncie el discurso historiogrfico. En la generalidad de un texto histrico, enuncia una operacin que se sita dentro de un conjunto de prcticas, siendo lo esencial en una investigacin cientfica. Un estudio particular ser definido por la relacin que mantenga con otros contemporneos, con un estado de la cuestin, con las problemticas explotadas por el grupo y los puntos estratgicos que se van formando junto con los avances y las desviaciones referentes a una investigacin en curso. Cada resultado individual se inscribe en un conjunto cuyos elementos dependen uno del otro y cuya combinacin forma la historia en un momento dado. Entonces el autor alude a que la obra de valor, es aquella que se sita en un conjunto operativo, lo que constituye un proceso en la condicin de objetivos y mtodos histricos, que puede promover nuevas investigaciones lo que resulta ser: un producto de un lugar. CONSTRUCCIN DESDOBLADA Entre los problemas que se plantean en el relato discursivo algunos de ellos refieren a l construccin de la historiografa. Estas dependen de la temporalizacin que proporcionan un cuadro al permitir que se mantengan juntas las contradicciones sin tener que resolverlas. Este propsito globalizante se encuentra a lo largo de toda la obra. Literariamente produce textos que tienen la doble caracterstica de combinar una semantizacin con una seleccin y de ordenar una inteligibilidad junto con una normatividad. Teniendo en cuenta una tipologa general del discurso, una primera aproximacin se refiere al modo segn el cual se organizan en cada discurso, la relacin entre su contenido y su expansin. En la narracin, una y otra nos remite a un orden de sucesin, el tiempo

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referencia (es decir, una serie A, B, C, de momentos) puede ser en la exposicin, objeto de divisiones y de inversiones capaces de producir efectos de sentido. En el discurso lgico el contenido por el estudio de verdad que se puede asignar a los enunciados, implica entre ellos relaciones silogsticas que determinan el modo de la exposicin (induccin/deduccin). El discurso histrico, en s mismo pretende, dar un contenido verdadero pero la forma de narracin. El discurso mixto va a construirse segn dos movimientos contrarios, una narracin hace pasar su contenido a su expansin, de modelos acrnicos a una cronologizacin de una doctrina a una manifestacin de tipo narrativo, por el contrario una semantizacin del material hace pasar de los elementos primitivos a un encadenamiento de los enunciados y a la constitucin de secuencias histricas programadas. La metfora est presente, traslada la causalidad hacia la susecividad hace actuar a las relaciones de coexistencia. La verificabilidad de los enunciados se sustituye por su verosimilitud. Es por esto que se plantea como historiogrfico el discurso que comprende, es decir, el que se organiza como texto foliado en el cual una parte se apoya en la otra, las citas acompaan a este argumento, por las referencias, por las notas, etc. El discurso se establece como un saber del otro, se construye de acuerdo a una problemtica de proceso, sobre un lenguaje referencial que acta como realidad. En tanto la estratificacin del discurso no tiene forma de dilogo lo mismo combina el singular del saber que cita, con el plural de los documentos citados. Lo cual demuestra como condicin el lmite de unicidad de una recomposicin textual, el lenguaje citado es referencial, por su fragmentacin remite a un lugar de autoridad, de este modo produce confiabilidad al saber. Dicha estructura tambin implica, un funcionamiento particular epistemolgico y literario, de los textos estratificados. Tomando en cuenta a Popper, se trata de interpretacin, ms que d una explicacin dada, que el discurso recibe una relacin interna, con la crnica la condicin de ser su saber; comienza a construirse bajo ciertos nmeros de postulados epistemolgicos. La semantizacin la cual viene de la cultura, la transcriptibilidad de los lenguajes ya codificados de los que hace el intrprete, la construccin de un metalenguaje de acuerdo a los documentos utilizados. El nombre propio toma el valor de cita, mientras la novela, debe llenar de predicados a los nombres propios, la historiografa trabaja sobre un lenguaje referencial. Al citar el discurso transforma lo citado en fuente de confiabilidad y en lxico de u saber, el cual coloca al lector en la posicin de lo que es citado, el discurso produce un contrato enunciativo entre el remitente y el destinatario donde funciona como discurso didctico. La estructura interna del discurso produce un tipo de lector, al organizar el espacio textual, dicha estructura establece un contrato y organiza as el espacio social. Desde este punto de vista es eficaz, por lo tanto, en la historiografa crear un discurso eficaz no es otra cosa que el significado de la palabra como acto de autoridad. Otro aspecto, refiere a la problemtica de la relacin entre el acontecimiento y el hecho. El acontecimiento divide para que haya inteligibilidad, el hecho histrico completa para que haya enunciados con sentido. El primero condiciona la organizacin del discurso, el segundo parte del modo narrativo aportando una serie de elementos significativos. El texto plantea, el cumplimiento del sentido y su condicin los une y los nivela en la expansin del discurso, por esto es global. Francoise Chtelet nombra a las unidades conceptos, pero a su vez epistemolgicamente se denominan categoras histricas, Ej.; perodos, la mentalidad, la clase social, la coyuntura econmica, etc. Estas unidades, llenan combinaciones estereotipadas, ya que cada cdigo tiene su propia lgica. La escritura impone reglas que no son las de la prctica, pero que, diferentes y complementarias son las de un texto que organiza lugares con el fin de una produccin. El texto es el lugar donde se efecta un trabajo del contenido sobre la forma. El lugar del pasado acta sobre dos operaciones, una tcnica y la otra escriturstica, donde la diferencia radica en la tcnica de la investigacin y en la representacin del texto.

Paul Ricouer: EL TIEMPO RELATADO


El texto de Ricouer (1991) comienza mencionando la contraposicin entre la inmensidad del tiempo csmico y la brevedad del tiempo vivido (tiempo humano) y las formas que los hombres han inventado para establecer mediaciones entre estas dos dimensiones del tiempo. En este sentido, el autor seala que el elemento fundamental es la cultura, especficamente el lenguaje, a travs del cual, la experiencia cultural del tiempo adquiere forma definitiva. La discordancia entre estas dos perspectivas del tiempo radica en la diferencia entre un tiempo cualitativo y uno cuantitativo, es decir, entre un tiempo sin presente y un tiempo con presente, y es justamente para superar esa discordancia que el lenguaje, en tanto estructura simblica, juega un papel fundamental, ya que acta como mediador entre estas dos perspectivas, constituyndose as la experiencia cultural del tiempo Las estructuras simblicas mencionadas se expresan en dos formatos: cronosofas y cronografas. Las cronosofas refieren a la divisin de la historia en grandes periodos, es decir, en pocas que se diferencias entre s por cambios sustanciales en las formas polticas, religiosas, culturales y de otra ndole. De este modo es que se observan las clsicas divisiones de la historia en Antigedad, Edad

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Media, Renacimiento, etc. Las cronografas dan un paso ms en el afn de mediacin e instituyen una inscripcin del tiempo humano en el tiempo sideral (Que) consiste en la invencin de un tercer tiempo, el tiempo del calendario El tiempo del calendario nos abre la puerta de entrada al tiempo histrico, compuesto a su vez por una doble perspectiva del tiempo: el tiempo de los acontecimientos ocurridos y el tiempo de sus narraciones. El tiempo de los acontecimientos, es decir, el tiempo de las acciones pasadas de los hombres, deja huellas que son tomadas por el historiador y sometidas a revisin y anlisis crtico, convirtindolas en documentos. A partir de ello, los historiadores construyen el relato histrico, lo que, tal como afirma Ricouer, no implica que el pasado propiamente dicho est presente en la historia. De hecho, el autor sostiene todo lo contrario: en cuanto al pasado en s mismo, permanece ausente de la historia, lo que hace la historia narrada es representar ese pasado perdido. La tarea del historiador consiste, segn se entiende desde esta perspectiva, en representar al pasado construyndolo como un cono y no realizar una imagen-copia del mismo. En el marco de esta relacin entre el tiempo de lo acontecido y el tiempo de las narraciones, el tiempo calendario juega un papel de suma trascendencia porque permite destacar la realidad de ese pasado desaparecido, ya que en l es que se ubican tanto los acontecimientos que estn siendo relatados como el relato propiamente dicho, adquiriendo los actores de esa narracin una identidad narrativa. Se observa a partir de esto un vnculo entre las dos expresiones del tiempo histrico, a partir de los cual el relato es capaz de dotar a las entidades histricas (pueblos, naciones) de una identidad narrativa comparable a la de los personajes de un relato. La historia narrada cumple el papel de representacin del pasado perdido y hace las veces de historia colectivamente vivida. En los prrafos precedentes queda establecida la visin de Ricouer respecto a la relacin entre el tiempo de lo acontecido y el tiempo del relato de los mismos, pero para que esto quede ms claro parece oportuno dar lugar a algn ejemplo. En este sentido, podramos mencionar la forma en que la Historia aborda el periodo artiguista, en donde el pueblo oriental adquiere la identidad narrativa que mencionramos anteriormente, teniendo de este modo lugar la representacin del pasado perdido. A partir de este relato, los uruguayos (en tanto entidad colectiva) incorporamos el artiguismo como algo vivido colectivamente, aunque ninguno de los que hoy habitamos este territorio hayamos efectivamente sido partcipes de los acontecimientos que son narrados.

LA MEMORIA, LA HISTORIA, EL OLVIDO.


La historia desempea un papel fundamental en la formacin de los alumnos en la cambiante del mundo contemporneo. Pero, debemos distinguir dos vocablos que suelen confundirse, aunque estn muy relacionados: MEMORIA e HISTORIA. Es en el nivel de la explicacin/comprensin donde la autonoma de la historia respecto a la memoria se afirma. Lo que la explicacin/comprensin aporta de nuevo respecto al tratamiento documental del ex histrico concierne a los modos de encadenamiento entre hechos documentados. Consider un nuevo modelo, lejos de rechazar la importancia de la nocin de interpretacin, propongo darle un campo de aplicacin mucho ms amplio, a m entender, hay interpretacin en los tres niveles de lejos histrico: en el documental, en el de la explicacin/comprensin y en el de las representaciones literarias del pasado. Explicar es responder a la pregunta del porque? Modelo y prueba documental van juntos. Los modelos explicativos aplicados en la prctica historiadora poseen como rasgo comn referirse a la realidad humana como hecho social. La historia social es el punto de vista desde el cual la historia escoge su campo, el de las ciencias sociales. Las interacciones humanas que sobreviven entre los agentes y los pacientes, slo se prestan a los procesos de modernizacin por lo que la historia se escribe entre las ciencias sociales al precio de una objetivacin meritoria que tiene valor de corte etimolgico respecto a la memoria como relato ordinario. En ese sentido, historia y fenomenologa de la accin tienen intereses y siendo distintas para mayor provecho de su dilogo. La historia se distingue de las dems ciencias y principalmente la sociologa, porque pone el nfasis en el cambio y en las diferencias o desviaciones que afecta a los cambios. Por eso, el discurso de la historia podra semejarse de nuevo a la fenomenologa de la memoria. No hay modo privilegiado de explicacin. En este sentido, la interpretacin es un rasgo de la bsqueda de la verdad. Me parece, que la funcin cognitiva de la narrativa se reconoce mejor si se la vincula con la tasa representativa del pasado del discurso histrico. El problema consistir en comprender cmo el acto configurado de la construccin de la trama se articula segn los modos de explicacin/comprensin al servicio de la representacin del pasado. En la medida en que la representacin no es una copia, la narrativa no sufra ninguna disminucin de ser asociada al momento propiamente literario de la operacin historiogrfica. En fin, propuse constatar el tipo de inteligibilidad propia de la explicacin/comprensin con una clase de objetos de operacin historiogrfica, a saber, las representaciones. Emparejando un mtodo y un objeto.

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Alberto Rosa afirma, que la sustancia, la esencia de la historia es el tiempo, el devenir, el cambio. Incluso expresa que la historia no es neutral, incluye una moral ya que como la historia es la interpretacin de toda la experiencia que se ha acumulado por un determinado grupo social posee componentes ideolgicos y axiolgicos. Rosa hace referencia a las distintas acepciones de la palabra historia, en el lenguaje comn: I. La historia como realmente ocurri, sin la intervencin del ser humano. II. La historia como relato, narracin literaria, cuento. III. La historia en el sentido del trabajo de los historiadores profesionales. IV. Historia considerada como historia general. Elizabeth Jelin dice () no hay una manera nica de plantear la relacin entre historia y memoria. Son mltiples niveles y tipos de relacin. La memoria no es idntica a la historia. La memoria es una fuente crucial para la historia y especialmente en sus tergiversaciones, desplazamientos y negaciones, que plantean enigmas y preguntas abiertas a la investigacin. La memoria funciona como estmulo en la elaboracin de la agenda de la investigacin histrica. La historia permite cuestionar y probar crticamente los contenidos de la memoria y esto ayuda en la tarea de narrar y transmitir memorias crticamente establecidas y probadas. () el olvido y el silencio ocupan un lugar central. Toda narracin del pasado implica una seleccin. La memoria es selectiva: la memoria total es imposible. Esto implica un primer tipo de olvido necesario para la sobrevivencia y el funcionamiento del sujeto individual y de los grupos y comunidades. (). Las borraduras y olvidos pueden tambin ser producto de una voluntad o poltica de olvido y silencio por parte de los actores que elaboran estrategias para ocultar destruir pruebas y rastros, impidiendo as recuperaciones de memorias en el futuro. () en casos as, hay un acto poltico voluntario de destruccin de pruebas y huellas, con el fin de promover olvidos selectivos a partir de la eliminacin de pruebas documentales. Los recuerdos y memorias de protagonistas y testigos no pueden ser manipulados de la misma manera (acepto a travs de su exterminio fsico). la memoria y an ms cuando es colectiva- no es solo una condicin necesaria de la identidad, sino que es tambin un requisito para la preparacin del futuro. Le Goff dice: la memoria, a la que atae a la historia, que a su vez la alimenta apunta a salvar el pasado solo para servir al presente y al futuro. Se debe actuar de modo que la memoria colectiva sirva a la liberacin, y no a la servidumbre de los hombres. Pierre Vilar dice: pensar histricamente es tener conciencia del tiempo histrico, sentirse parte de este tiempo histrico. Las fuentes orales contienen elementos emotivos, formativos y educativos muy potentes: ayudan a reconstruir la comunicacin intergeneracional, a practicar la empata, a descubrir la propia identidad, personal y colectiva, adquirir habilidades sociales.

Mario Carretero: LA CONSTRUCCIN DE UNA IDENTIDAD NACIONAL


Segn el autor, la enseanza de la Historia en muchos pases de Latinoamrica es considera muy verbalista y demasiado aburrida, para los alumnos sin importar las edades. Tanto en los currculos como en la realizacin de las tareas dentro del aula, no interesa que se asimilen los contenidos transmitidos, sino la memorizacin. Segn los alumnos, dice el autor, la Historia es una materia aburrida y repleta de conceptos y detalles irrelevantes (fechas, batallas, nombres de gobernantes, etc.). Vemos algunos profesores no desarrollan de forma compleja los contenidos, y muchas veces no se actualizan en los contenidos. Tambin en el texto, se puede ver que existen diferencias de la enseanza de la Historia en A.L. y en otras sociedades. Ya que la enseanza de nuestra disciplina es una prctica que vara de forma notable segn los contextos en la que esta es impartida. Por ejemplo en nuestro pas la enseanza de la historia comienza con los programas del Consejo de Educacin inicial y primaria (CEIP), ya que este ocupa un papel importante dentro del currculo, que tiene como misin impartir el alma nacionalista. Mientras que en otras sociedades la enseanza de la Historia dentro de la escuela, comienza alrededor de los 12 aos, solo priman los contenidos que abarcan desde la modernidad, hasta la actualidad, donde solo estn presentes los contenidos locales, desconociendo la historia universal. Lo que hace que en algunos pases como EEUU, los jvenes que terminan sus estudios, no tengan presentes conceptos claves de la historia, como son, el Renacimiento, la cultura griega y romana, por considerar a la Historia Antigua, como algo muy viejo Sin embargo en casi todos los programas de Historia de Latinoamrica, presentan una gama diversa de contenidos y conceptos, al igual que en los pases europeos. Los enfoques de los programas de Historia tratan de tocar los temas de forma amplia y lograr profundizar en los temas que se trataran dentro del saln de clase En donde existen diferencias, dice Carretero, es con los pases europeos, es lo que respecta a las prcticas educativas que se relacionan con la identidad nacional, ya que estas a pesar que no conforman en currculo de historia, influyen mucho en los contenidos histricos.

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Nuestros calendarios, estn repleto de fechas patrias recordatorias, por ejemplo, el 19 de junio, donde celebramos el natalicio de nuestro prcer Artigas, el 18 de julio la jura de nuestra primera Constitucin, el 25 de Agosto, la Declaratoria de la Independencia, entre otras. Dice Carretero, [] Los actos del recuerdo siempre estn al servicio de las acciones presentes, se recuerdan para que se pueda sentir, evocar, imagina, desear o sentirse impedido de hacer algo, aqu y ahora, o en un futuro ms o menos prximo. Lo es que queremos hacer, o que queremos que se haga [] (Carretero, M; Rosa A. y Gonzlez, M. (2006) Enseanza de la historia y memoria colectiva Buenos Aires Paids). Tenemos presente que tambin existen memorias colectivas. Segn lo tratado en el curso estas se refieren a procesos de recuerdos y olvidos en las distintas sociedades y grupos humanos. Por ejemplo, a travs de nomencltor de las calles, las imgenes de los prceres o personalidades que aparecen en las monedas o billetes, los memoriales, los monumentos, parques y edificios, museos, etc. Asimismo tanto la memoria individual como la colectiva contienen olvidos que dependen de lo que se quiere registrar u olvidar. Ya sea porque no resulta importante o memorable. Esto hace que las memorias sean muy dinmicas. El olvido y el silencio ocupan un lugar central. Toda narrativa del pasado implica una seleccin. La memoria es selectiva: la memoria total es imposible. Esto implica un primer tipo de olvido necesario para la sobrevivencia y el funcionamiento del sujeto individual y de los grupos y comunidades. Pero no hay un nico tipo de olvido, sino una multiplicidad de situaciones en las que manifiestan olvidos y silencios, con diversos usos y silencios. Las borraduras y olvidos pueden ser tambin producto de una voluntad o poltica de olvido y silencio por parte de los actores que elaboran estrategias para ocultar o destruir pruebas y rastros, impidiendo as recuperaciones de memorias en el futuro. En casos as, hay un acto poltico voluntario de pruebas y huellas, con el fin de promover olvidos selectivos a partir de la eliminacin de pruebas documentales. Sin embargo, los recuerdos y memorias de protagonistas y testigos no pueden ser manipuladas de la misma manera (excepto a travs de su exterminio fsico). Existe una gran tensin entre el temor al olvido y la presencia del pasado. Por un lado los grupos, por ejemplo, defensores de los DDHH buscan ser la garanta de la conservacin de la memoria colectiva y por otro lado en muchos pases se busca esconder y negar ese pasado que es vergonzoso. (Ejemplos de los grupos que quieren rescatar la memoria colectiva son: familiares de detenidos- desaparecidos en el Uruguay Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, en argentina, entre otros). Debemos subrayar, as mismo, que en la Repblica Argentina el 24 de marzo de cada ao, es feriado nacional y se conmemora el Da Nacional de la Memoria. Elizabeth Jelin tambin habla de memorias, de muchas memorias que coexisten entre los ciudadanos de nuestras sociedades. Ella dice al igual que Carretero, que reconocer las distintas memorias es aceptar que hay recuerdos, olvidos, gestos, silencios y diversas narrativas. [] La memoria y an ms cuando es colectiva- no es slo una condicin necesaria de la identidad, sino que es tambin es un requisito para la preparacin del futuro. []. En definitiva, convienen olvidar que en futuro compartido en paz slo es posible dentro de los lmites de una memoria colectiva consensuada. Por eso, resulta imprescindible negociar las interpretaciones del pasado desde la voluntad de reconciliacin en el presente [] (Obra citada; Aprender y pensar la historia de Carretero, M. y Voss, James). Jacques Le Goff, sobre los temas de la memoria expresa: La memoria, a la que atae la historia, y a su vez la alimenta, apunta a salvar el pasado slo para servir al presente y al futuro. Se debe actuar de modo que la memoria colectiva sirva a la liberacin y no a la servidumbre de los hombres (Le Goff, J. (1991)- El orden de la memoria- Ediciones Paids).

HISTORIA DE LAS IDEAS E HISTORIA DE LAS MENTALIDADES


La actividad humana cobra inters especial a travs de la historia de las mentalidades que reformula lo que es la historia social y de los comportamientos colectivos, es un mtodo prctico de la psicologa. Una manera de sentir, de pensar que lleva a una realidad subjetiva o resulta de entrecruzar todos estos conceptos. La historia de las mentalidades se enfoca desde distintos temas: - Formas mentales complejas: memorias, creencias, actitudes, valores - Estudio en funcin de un tema concreto: locura, muerte, vida, tiempo, el espacio, el trabajo - Estudio en funcin de un sujeto, un individuo, de una funcin (arquitecto, zapatero), de gneros (masculino o femenino) o a travs de las edades - Estudio en funcin de la cronologa: perodos de transicin, edades Eric Cochrane ha sealado la existencia de dos dimensiones explicativas para abordar las diversas corrientes de pensamientos a principios del siglo XX. Por aquellos aos, los pensadores y los movimientos intelectuales eran objeto de estudio de las denominadas historias del pensamiento y las historias de la filosofa.

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En el primer caso, se planteaba un enfoque que estableca una estrecha relacin entre los pensadores clsicos y sus producciones textuales ms representativas. Esta operacin proporcionaba al investigador la posibilidad de analizar un corpus bibliogrfico identificando y examinando los contenidos o temticas centrales latentes en los pensadores a travs de sus escritos ms destacados. En general, se estableca una lnea que se dedicaba a realizar una exgesis de las obras principales. Estos textos en alguna medida constituan una herencia en el pensamiento moderno porque, entre otras cuestiones, estos sistemas de ideas se traslucan en los diseos polticos e institucionales actuales. La historia del pensamiento humano quedaba reducida a una especie de biografa del pensamiento. Tal maniobra analtica dejaba de lado el contexto social de produccin de los textos. Estos slo se analizaban en cuanto que constituan un canon que bajo el rtulo de textos clsicos interesaban a la luz que posibilitaban la comprensin y el establecimiento de una continuidad temporal con el presente. Las historias de la filosofa, en cambio, accedan al estudio de las ideas a travs de los sistemas, escuelas o movimientos; as, por ejemplo, estudiaba el idealismo alemn, al racionalismo francs, al empirismo ingls, y no a Hegel, Descartes o Locke. La desventaja de tal enfoque radicaba en concebir a estos movimientos filosficos como irreductibles, cerrados en s mismos, sin conexiones posibles, fuera de la realidad social. En efecto, ambas visiones priorizaban un estudio configuracin al del pensamiento racional apoyndose en el anlisis de los grandes textos u obras fundacionales. En alguna medida, estas apreciaciones colocaban en segundo plano los rasgos del contexto social y la articulacin entre una determinada corriente intelectual y la cultura que lo daba a nacer. Contra estas dos visiones tradicionales se dieron dos reacciones que pusieron en evidencia la ausencia del componente histrico y social en el anlisis de los pensamientos. La primera se origin en el continente americano, y tom como nombre History of ideas, fue impulsada principalmente por Arthur Lovejoy. La segunda, apareci en Europa continental, Francia, y se denomin Historie des mentalits, originada en los estudios de la Escuela de los Annales, a partir de las lneas de investigacin que impulsaron los trabajos pioneros de Lucien Febvre y Marc Bloch. Segn Lovejoy El estudio de la historia de las ideas no necesita justificarse a s mismo sobre la base de sus potenciales servicios grandes, por cierto a los estudios histricos bajo otros nombres. Tiene su propia razn de ser. No es meramente auxiliar de otros estudios, sino que otros estudios son, ms bien, auxiliares suyos. Conocer, tan ampliamente como sea posible, los pensamientos que los hombres han tenido sobre temas que les concernan; determinar cmo estos pensamientos han surgido, se han combinado, interactuado o neutralizado a otros, y cmo se han relacionado diversamente con la imaginacin, las emociones y el comportamiento de quienes los han tenido: en el conjunto de esa rama del conocimiento que llamamos historia, esto no es sino una parte esencial, es ms, su parte central y ms vital En la actualidad, los historiadores se acercan cada vez ms a las ciencias sociales como la Sociologa, la Psicologa, la Antropologa y la Economa y a nuevos mtodos y sistemas explicativos. Se ha matematizado en los estudios econmicos y demogrficos. La influencia de las teoras marxistas sobre el desarrollo econmico y social permanece en vigor al igual que la aplicacin de la teora del Psicoanlisis a la historia. Por otra parte se reconsideran las relaciones entre la literatura y la historia. Como una derivacin actual del Marxismo, el Materialismo cultural ha renovado el campo de la Antropologa. Tambin la Historia del Pensamiento Social o Historia social es el aporte, principalmente acadmico, del corpus de doctrinas que se ha ido creando y recopilando a lo largo de la historia de la humanidad, bsicamente como un saber cientfico acumulado. Roger Chartier realiza sus investigaciones en torno a una prctica cultural precisa. popular y culto, son dos categoras modernas que, lejos de permanecer en la estabilidad que habitualmente les adjudicamos, se ven sometidas a un fuerte desequilibrio en cuanto las interrogamos por lo que describen: "...no hay una estabilidad de sentido de los mismos objetos o las mismas prcticas, cuando cambian los contextos en que estas prcticas son llevadas a cabo. Detrs del discurso, en su estabilidad, o detrs de la prctica, en su homogeneidad, cuando los actores cambian, cuando las relaciones cambian, se imponen nuevas significaciones. Abordar las discontinuidades culturales es una leccin fundamental que debe ser entendida contra toda forma de universalizacin, demasiado apresurada y un poco miope. Chartier muestra que, lejos de toda estabilidad, lo culto y lo popular intercambian sus roles, se modifican y se presionan, se estimulan y se ralentizan, se exponen y se transforman: en sntesis que no hay, vistos con los ojos genealgicos del historiador, Lo Culto y Lo Popular, que esas ficciones tericas slo sirven para evitar el encuentro con lo histrico, que esas abstracciones slo sirven para desviar la atencin de lo que las personas han dicho y hecho y para desviar la atencin de lo que las personas dicen y hacen. El historiador y el novelista, como trabajadores de la palabra, se mueven en su escritura entre la realidad y la ficcin. Para el historiador, la narracin como gnero literario debe estar fundada en evidencias empricas acerca de los hechos sociales que trata, mientras el novelista, sin perder esos referentes, tiene en la ficcin su mejor camino creador. La historia puede asumirse como discurso histrico que reconstruye un pasado y lo interpreta con criterio cientfico, o como discurso literario que trabaja sobre el pasado pero con los recursos de la ficcin. Las obras no tienen un sentido estable, fijo, estn investidas de significaciones plurales y mviles, construidas en la negociacin entre una proposicin y una recepcin, en el reencuentro entre las dos formas y los motivos que les dan su estructura, y las competencias y

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expectativas de los pblicos que se apoderan de ellas. Los creadores aspiran siempre a fijar el sentido y a enunciar la correcta interpretacin que debe presidir la lectura.

Pierre Vilar: INICIACIN al VOCABULARIO del ANALISIS HISTRICO


QUIN ES EL HISTORIADOR? El de historiador es un oficio. Habremos de aclarar que quiere decir nuestro historiador con la palabra oficio. Nos habla de que se le exige a un pensador en bien de su oficio, de las tcnicas propias de su oficio. En algn momento escribe: no habra elegido el oficio de historiador si hubiera credo que tan solo iba a parar a unas verdades dudosas o intiles (y hace hincapi en la palabra intiles). Parece que se refiere a hacer de una determinada manera, las correcta y til, un trabajo concreto. No tanto a una forma de ganarse la vida. Nos quedaramos en los atributos tiles de este trabajo, ms que en su carcter abstracto que sustancia su valor de cambio. No estamos hablando necesariamente, por tanto, de una profesin, es decir, de un trabajo que se haya de ejercer a cambio de un sueldo. Puede que sea as o no, pero no parece preocuparle demasiado esto a nuestro historiador cuando habla oficio. El ejemplo de Vilar es, una vez ms Karl Marx: los cimientos de El Capital implican un prodigioso esfuerzo de informacin histrica, erudita, en base a documentos de primera mano, con mezcla de cifras y textos [] Marx se tomaba enserio su oficio de historiador. No obstante, se nos ocurre que sera interesante indagar la influencia que puede tener el valor de cambio de ese trabajo en su carcter til: es decir, como se relaciona el sueldo con la manera de pensar. Todo se andar. Nos da a entender que podra definirse como el que practica una determinada ciencia. La misma que l pretende contribuir a establecer, de manera anloga a como se encuentran ya constituidas la economa, la sociologa, la antropologa Pareciera, en principio, una preocupacin exclusivamente acadmica. El historiador es, sin duda, una persona que vive en unas determinadas circunstancias sociales, de las que l mismo es o no consciente en la medida en que puedan determinar su manera de pensar. Ejemplo, un profesor de historia nos cuenta- en 1937, en plena Guerra de Espaa, en plena ascensin del Nazismo, en una situacin de angustia ante el drama que se aproximaba, encuentra que esa historia como relacin de fechas y hechos notables no satisface sus necesidades mentales: no puede evitar preguntar a los jvenes alumnos y, por encima de ellos a sus padres si cuando lean y pronunciaban cotidianamente las palabras Guerra, Revolucin, Estado, Nacin, y todas las terminadas en arqua, cracia, o ismo, estaban seguros de captar adecuadamente su sentido. Y si saba que slo mediante la Historia lograran esclarecerlo. He aqu una de las razones del problema del historiador, en este caso contada por el mismo: frente a la historia que l se encuentra, una historia hecha que le resulta intil en el momento que le toca vivir, necesita crear una historia til, necesariamente distinta. En qu residira esa utilidad? El mismo nos responde: la historia es el instrumento que puede abrir las puertas a un conocimiento de mundo de una manera si no cientfica por lo menos razonada. Lo cientfico y los razonado son an para nosotros dos trminos difusos, pero vamos comprendiendo algo ms a nuestro historiador. Poco a poco. No tenemos prisa. SIGNIFICADOS DEL TRMINO HISTORIA Como producto intelectual relativo a una realidad y como la propia realidad a que se refiere. Es decir, se advierte la diferencia entre lo que ha pasado y lo que se dice o se escribe que ha pasado, aunque para ambas cosas se utilice la misma palabra (Vilar, los diversos contenidos del trmino historia, en Iniciacin al vocabulario del anlisis histrico). El historiador, por ejemplo, hace historia al estudiar historia. El historiador, que investiga y produce historia, constituye as una realidad histrica y tambin es, por tanto, objeto de la investigacin histrica. Existe la idea de historia como crnica oficial, una lista de fechas aprendidas de memorias y una secuencia de mitos y pasiones: he aqu el profesor de historia; nos va a ensear que Francisco I gano la batalla de Marignano en 1515 y perdi la de Pava en 1525 (Pierre Vilar, Iniciacin al vocabulario del anlisis histrico, 9y10). Al enfrentarnos con el trmino historia, Vilar seala que la mayor dificultad para definirlo radica en que "historia designa a la vez el conocimiento de una materia y la materia de este conocimiento". La historia-conocimiento es una construccin en grado mucho mayor que una construccin de los fsicos, puesto que toda afirmacin de stos puede experimentarse, mientras que en la historia, en el mejor de los casos (es decir, cuando existe documentacin suficiente), se puede verificar un hecho, pero nunca la interpretacin. En cambio el historiador, en situacin semejante, tendra que utilizar el pasado condicional: "si se hubiera hecho esto, hubiera sucedido aquello".

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Un segundo error es el de identificar la historia-materia con la historia-relato. No es evidente que toda accin concreta en este caso la decisin de una persona importante y, por tanto, trascendental en su momento suscite necesariamente dos opiniones, favorable una y adversa la otra. Aparte de que las posturas pueden ser ms numerosas y ms matizadas, Vilar, con un criterio puramente marxista, considera que la historia-ciencia no es solamente un ejercicio esttico, ni siquiera estrictamente cientfico en el sentido objetivo de la palabra. Para l es cientfica por su intencionalidad, su objetivo: el de la previsin de los hechos futuros en orden a la accin. Vilar, metodolgicamente, parece considerar que la historia-ciencia es la historia-materia, porque el correcto conocimiento (o "cientfico") de los hechos (que ya estn predeterminados y van a ocurrir) conduce, segn Vilar, necesariamente a la accin, a tomar una postura ante los hechos. Todo estudio histrico, cientficamente elaborado, aboca a la accin, ya que el conocimiento de la realidad descubre la ineludible necesidad de actuar, conduce a una poltica determinada. Todo anlisis histrico, influye de alguna manera en el historiador, en cuanto le facilita una experiencia del fluir de la historia, y, por tanto, le proporciona elementos bsicos para actuar en la vida. Para l la historiografa es un conocimiento de algo que tena que suceder de aquella manera, y, por tanto, ese conocimiento le reafirma en sus convicciones y le ayuda para la accin. Vilar resume en tres las principales corrientes historiogrficas: 1) Para muchos, la materia de la historia es cualquier hecho pasado. Esta es la de la historia erudita. 2) Para otros, la historia es el terreno de los hechos destacados, conservados por la tradicin, el recuerdo colectivo, los relatos documentales. 3) "la materia de la historia es tambin el conjunto de los hechos pasados, pero no slo de los hechos "curiosos" o "destacados", puesto que si bien se mira, los grandes rasgos de la evolucin humana han dependido sobre todo del resultado estadstico de los hechos annimos: de aquellos cuya repeticin determina los movimientos de la poblacin, la capacidad de produccin, la aparicin de las instituciones, las luchas secretas o violentas entre las clases sociales hechos de masas todos ellos que tienen su propia dinmica, entre los que no se deben eliminar pero s resituar, los hechos clsicamente llamados "histricos". . La historia-conocimiento se convierte en ciencia en la medida que descubre procedimientos de anlisis originales adecuados a esta materia particular" (pp. 26-27). OBJETO DE LA CIENCIA HISTRICA Vilar, ya lo hemos visto, afirma que el conocimiento histrico es condicin de todos los dems, por el carcter social y, de ese modo, temporal de todo conocimiento. Y busca intentos histricos de constituir el estatuto cientfico de la historia: seala el deseo de Marx de identificar ciencia social e historia, aunque apenas esbozado en la ideologa alemana. En definitiva, lo que nos interesa es que si seguimos por este camino parece ser que lo histrico es lo temporal, o que al menos lo propio del objetivo de la historia es el tiempo. Y en contra de lo que pudiera dictarnos nuestro sentido comn, nos apetece de repente no tener nada clara la idea de tiempo. As que, en breve, nos pondremos a reflexionar sobre ella. Y lo haremos histricamente. A esto, si no nos falla la memoria, lo denominan algunos filsofos de las ciencias o como quiera que se le llame, circularidad: lo que tratamos de poner de manifiesto en una prctica intelectual (cierto conocimiento histrico, en nuestro caso) tambin est presente en nuestra forma de pensar dicha prctica (lo hacemos histricamente). A ver, es como si para explicar cmo chismorrea la gente lo averiguramos chismorreando. Igual no es un ejemplo adecuado. El caso es que queremos y tenemos que hacer un sitio al tiempo en nuestros desvelos. Entendida como conjunto de conocimientos, el objeto de la historia es la dinmica de las sociedades humanas. (Vilar, en Iniciacin al vocabulario, Intento de definicin de la materia y de la investigacin histrica) LA NOCIN DE ESTRUCTURA Vilar define la historia como investigacin de los mecanismos que vinculan la sucesin de los acontecimientos a la dinmica de las estructuras de los hechos sociales. Entonces se pregunta qu debe entenderse por estructura y en qu manera pueda aplicarse a la materia histrica? El estructuralismo nos dice es un mtodo nuevo del anlisis cientfico, aunque en realidad no ha existido nunca un anlisis cientfico que no haya supuesto que la materia analizada tena una estructura. Para Vilar, no hay ms que una Historia, que engloba todos los aspectos humanos, y es absolutamente arbitrario tratar de estudiar un cierto sector de fenmenos en disciplinas histricas especializadas, ya que supone una ruptura de esa unidad global de la materia histrica. En la utilizacin de la nocin de estructura en el campo de la economa es donde Vilar cree se ha llegado a conclusiones que ms se acercan al pensamiento marxista, que da por supuesto es el nico cientfico. Se han buscado "representaciones estructurales" de la economa global: "modelos" economtricos (Timbergen); "matrices" definitorias de los circuitos econmicos (Leontief), "contabilidades nacionales" (Euznets).

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La estructura, sigue diciendo Vilar, no es un esquema universal, pues son siempre varios los modos de produccin que coexisten. No son tampoco realidades eternas, o de muy larga duracin. Segn Vilar, Marx ha demostrado que: l) la estructura de un modo de produccin es una estructura de funcionamiento; 2) la estructura de funcionamiento, por tanto, comporta y genera contradicciones "y seguir hacindolo mientras no se trate de un modo de produccin totalmente consciente y cientfico". As, en el terreno econmico estas contradicciones generan crisis y en el terreno social, luchas de clases. "... las desestructuraciones y las reestructuraciones en que consiste la historia se desencadenan a travs del juego de las crisis y de las luchas de clases combinadas" (p.79), y el conocimiento histrico necesita, adems del estudio de las estructuras, el de estas crisis y luchas. LA COYUNTURA Vilar define la nocin de coyuntura como "el conjunto de las condiciones, articuladas entre s, que caracterizan un momento en el movimiento global de la materia histrica. En este sentido se trata de todas las condiciones, tanto de las psicolgicas, polticas y sociales como de las econmicas y meteorolgicas" (p. 81). La necesidad del estudio de las coyunturas deriva de que "en el seno de lo que hemos llamado las estructuras de una sociedad, cuyas relaciones fundamentales y cuyo principio de funcionamiento son relativamente estables, se dan en contrapartida unos movimientos incesantes que son resultado de este mismo funcionamiento y que modifican en todo momento el carcter de estas relaciones, la intensidad de los conflictos, las relaciones de fuerza" (p. 81). De los movimientos coyunturales, los primeramente estudiados fueron los de carcter econmico. En el siglo XIX haba llamado la atencin a los economistas la reiteracin peridica de crisis en el sistema capitalista. A principios del XX, la idea de previsin de las crisis pasa a primer plano y se crean institutos para la observacin de los ndices econmicos. "Pero la crisis ms justificadamente famosa de la historia contempornea, la de 1929, no fue evitada y result decisiva para imponer en las mentes de los economistas, de los polticos y de los historiadores la idea de que el movimiento espontneo de los fenmenos econmicos la coyuntura era sin duda un factor histrico fundamental". Vilar seala que as como el economista, al estudiar estas crisis, busca sus causas para prevenirlas, al historiador le interesan por sus consecuencias. El historiador marxista sovitico Boris Porschnev pona objeciones al anlisis coyuntural de Labrousse aplicado al siglo XVIII francs. Porschnev haba entendido que trataba de hacer de las crisis de subsistencias causa de las agitaciones sociales, y, en definitiva, en 1.789, de la Revolucin; y esto, para el historiador sovitico, no era correcto porque la revolucin, como todo conflicto social, nace de las contradicciones sociales, de la estructura interna de la sociedad. Cmo vincular el anlisis coyuntural, econmico, al estudio histrico? Vilar dice que hay signos fciles de cuantificar (movimientos de precios de mercancas, etc.) que pueden ser signos de la coyuntura, pero hay que tener en cuenta tambin elementos de otro orden, que a veces no son cuantificables, para explicar los cambios, pues "el historiador difcilmente podr matematizar las relaciones entre un movimiento precios-salarios y las probabilidades de un movimiento social", si no tiene en cuenta esos otros fenmenos, que son precisamente aspectos de la coyuntura. Estas divisiones permiten a la vez confirmar y matizar nuestras divisiones histricas habituales: antigedad, edad media, tiempos modernos, tiempos contemporneos, como fases en las que sucesivamente se preparan, triunfan y entran en crisis el modo de produccin antiguo (esclavismo y colonialismo romano), el modo de produccin feudal, la transicin que representa la formacin del capital comercial y la culminacin monrquica de la sociedad feudal dominante, y por ltimo la gnesis del mundo contemporneo: formacin del capitalismo industrial y de las relaciones sociales que le corresponden. Coyunturas y estructuras no son dos nociones extraas entre s; son dos aspectos de fenmenos comunes" (p. 95). El problema para el historiador es en qu medida el conocimiento de estos movimientos le ayuda a comprender la historia global de un momento o de un pas. Y, a este respecto, Vilar insiste en una distincin tenida poco en cuenta por los economistas: 1) Ciclos y crisis de "tipo antiguo", caractersticas de las economas de predominio agrcola y con relaciones comerciales limitadas; es decir, la de la Europa anterior a la "revolucin industrial", y hoy todava en algunos pases subdesarrollados. Las causas residen una serie de malas cosechas, y la forma del ciclo y de la crisis es: alza del precio del grano, reacciones contrapuestas del consumidor y comerciante, etc. y las consecuencias, miseria, hambre, revueltas, exigencia de tasas, necesidad de limosnas, mendicidad, vagabundeo, etc. 2) Ciclo y crisis en el capitalismo industrial. Las causas son internas al sistema: es la contradiccin entre la lgica de la iniciativa individual y la lgica de los resultados globales la que trae consigo la inversin de "tendencias". La forma de la crisis, a diferencia de las crisis antiguas de los precios agrcolas, sino la cada de los precios industriales. Vilar, evidentemente, tiene razn al resaltar el inters que puede tener el estudio de estas crisis para el conocimiento global de la historia.

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Finalmente proporciona consejos para la utilizacin histrica de la nocin de coyuntura. Conviene, nos dice, analizar la coyuntura, sus efectos concretos: "en cada caso, quin saca provecho, quin resulta amenazado? El empresario? El trabajador? El rentista? El productor? El consumidor? Cmo vara el salario nominal? Y el real? Cmo varia la ganancia en volumen y cmo en tasa (en relacin con el capital)? As, a condicin de pensarlo dentro de un tipo de estructura (modo de produccin feudal, capitalista, de transicin, etc.), el movimiento coyuntural forma parte de los anlisis del historiador" (p. 105). Esta explicacin que hace Vilar sobre la coyuntura, si fuera considerada como un elemento ms del anlisis histrico en el que confluyen tan mltiples factores, y por tanto utilizada con las debidas precauciones y proporcin, podra aceptarse. la concepcin metodolgica de Vilar, en la que los modos de produccin lo definen todo, la coyuntura juega un papel determinante, como acompaamiento de los cambios estructurales.

Peter Burke: OBERTURA: LA NUEVA HISTORIA, SU PASADO Y SU FUTURO


Ante la fragmentacin y expansin que ha sufrido la historia, los nuevos campos de anlisis que han surgido, el autor se pregunta qu es eso que se ha llamado nueva historia? Hasta qu punto es nueva? Es una moda pasajera o una tendencia a largo plazo? Sustituir a la historia tradicional o podrn coexistir en paz ambas rivales? l aborda el tema situndose en el contexto de cambios a largo plazo en la historiografa, y analizando los movimientos ms recientes de la historia contempornea. La expresin la nueva historia est ntimamente relacionada con Francia y la escuela de los Annales, agrupada en torno a la publicacin Annales: economa, sociedad y civilizacin. La nueva historia es una historia escrita como reaccin deliberada contra el paradigma tradicional, contra la historia rankeana (escrita por Leopold Von Ranke a fin de siglo XIX) aquella que se muestra como la visin de sentido comn de la historia, sin dar posibilidad a otras manera de abordarla. El autor plantea siete puntos de oposicin entre la nueva y vieja historia: 1) Segn el paradigma tradicional, el objeto esencial de la historia es la poltica. La historia es la poltica del pasado; la poltica es la historia del presente. (sir John Seeley) La nueva historia se interesa por casi cualquier actividad humana. Todo tiene historia (J.B.S. Haldean), todo tiene un pasado que en principio, puede relacionarse y reconstruirse con el resto del pasado. Para Annales, la historia es una historia total. Aquello que antes se consideraba inmutable, se ve ahora como una construccin cultural sometida a variaciones en el tiempo y espacio. Este relativismo cultural que lleva implcito socava la distincin tradicional entre lo central y lo perifrico en la historia. 2) Los historiadores tradicionales piensan fundamentalmente la historia como una narracin de acontecimientos, mientras que la nueva historia se dedica ms al anlisis de estructuras. Los acontecimientos son la espuma sobre las olas del mar, dice Braudel en El Mediterrneo. 3) La historia tradicional presenta una vista desde arriba, en el sentido de que siempre se ha centrado en las grandes hazaas de los grandes hombres. Los nuevos historiadores se centran en la historia desde abajo, es decir, por las opiniones de la gente corriente y su experiencia del cambio social. 4) Segn el paradigma tradicional la historia debera basarse en documentos. Este fue el mayor logro de Ranke, limitar la historia escrita a documentos oficiales procedentes de los gobiernos y conservados en archivos. La nueva historia se interesa por examinar la variedad de pruebas que se presentan como resultado de la diversidad de actividades que realiza el ser humano. Esto implica no solo documentos sino pruebas orales, visuales, estadsticas, etc. 5) Segn el paradigma tradicional, expuesto por el historiador y filsofo Collingwood, cuando un historiador pregunta por qu Bruto apual a Csar?, quiere decir En qu pensaba Bruto para decidirse a apualar a Csar?. Este modelo de explicacin histrica ha sido criticado por historiadores ms recientes principalmente porque no consigue dar razn de la variedad de cuestiones planteadas por los

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historiadores, interesados a menudo tanto por movimientos colectivos como por acciones individuales, por tendencias como por acontecimientos. 6) De acuerdo con el paradigma tradicional, la historia es objetiva. Como deca Ranke contar cmo ocurri realmente. En la actualidad este ideal se considera quimrico. Por ms decididamente que luchemos por evitar los prejuicios asociados al color, el credo, la clase social o el sexo, no podemos evitar mirar al pasado desde una perspectiva particular. 7) La historia rankeana fue el territorio de la profesionalizacin de la historia. Annales ha mostrado como las historias econmica, social y cultural pueden estar a la altura de las exigentes pautas establecidas por Ranke para la historia poltica. El movimiento de la historia desde abajo refleja tambin una nueva decisin de adoptar los puntos de vista de la gente corriente sobre su propio pasado con ms seriedad de lo que acostumbraban los historiadores profesionales. HASTA QU PUNTO ES NUEVA LA NUEVA HISTORIA? La expresin nueva historia se utiliza para aludir a los procesos ocurridos en las dcadas de 1970 y 1980, perodo en que la reaccin contra el paradigma tradicional se extendi por todo el mundo. Pero se la sustitucin de una historia vieja por otra nueva (ms objetiva y menos literaria) es un motivo recurrente en la historia de la historiografa. Tambin la historia que va ms all de los acontecimientos polticos se remonta muy atrs, por ejemplo la historia econmica se asent en Alemania, Gran Bretaa y otros lugares a fines del siglo XIX como alternativa a la historia del Estado. A su vez, estos historiadores son acreedores de los historiadores de la Ilustracin. Por esto, el autor plantea que lo nuevo no es tanto su existencia cuando el hecho de que quienes la practican sea ahora extremadamente numeroso y rechacen ser marginados. PROBLEMAS DE DEFINICIN El movimiento en favor de un cambio ha nacido de un amplio sentimiento de lo inadecuado del paradigma tradicional. Pero el nuevo paradigma tambin tiene sus problemas de definicin, de fuentes, de mtodos y de exposicin. Se dan problemas de definicin porque los nuevos historiadores se estn introduciendo en un territorio desconocido. La historia desde abajo fue concebida en origen como la inversin de la historia desde arriba, poniendo a la cultura baja en el lugar de la alta cultura. A lo largo de sus investigaciones, los estudiosos se han ido dando cuenta de los problemas inherentes a esta dicotoma. Un elemento fundamental de la nueva historia es su nocin amplia de cultura. El Estado, los grupos sociales y hasta el sexo o la sociedad misma se consideran construidos culturalmente. Pero si utilizamos el trmino en un sentido amplio, habremos de preguntarnos qu es lo que no cuenta como cultura. Otro ejemplo de nuevo tratamiento que se ha topado con problemas de definicin es la historia de la vida cotidiana. Lo nuevo aqu es la importancia dada a la vida cotidiana en la historiografa contempornea desde 1967 a partir del estudio de Braudel sobre la civilizacin material. Esta historia, que antes era rechazada por trivial, ahora es considerada la nica historia autntica, el centro con el que debe relacionarse todo lo dems. Lo comn en estas formas de abordar la cuestin es su inters por el mundo de la experiencia ordinaria y las problemticas de la vida diaria. En este punto la historia social y cultural parece disolverse la una en la otra. En cualquier caso, el impacto del relativismo cultural en la historiografa parece ineludible. Igual dificultad entraa la descripcin o el anlisis de la relacin entre estructuras de cada da y cambio cotidiano. El reto planteado al historiador social es mostrar cmo el relacionar la vida cotidiana con los grandes sucesos, o con tendencias a largo plazo, forma, de hecho, parte de la historia. PROBLEMAS DE FUENTES Los mayores problemas de los nuevos historiadores son los de fuentes y mtodos. Los nuevos tipos de fuentes que utiliza suscitas problemas engorrosos. Es necesario leer los documentos entre lneas. Es justo admitir que retratar a los socialmente invisibles (por ejemplo las mujeres trabajadoras) o escuchar a quienes no se expresan (la mayora silenciosa, los muertos) es un cometido que implica mayores riesgos que los habituales en la historia tradicional, pero necesarios para la historia total.

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Las pruebas orales han sido objeto de gran atencin. El problema es la influencia del historiador-entrevistador y la situacin de la entrevista en las declaraciones del testigo. Similar es el caso de la fotografa, imgenes y pruebas de la cultura material. Los fotgrafos, como los historiadores, no ofrecen un reflejo de la realidad sino representaciones de la misma. Los criterios para la interpretacin de significados concretos en las imgenes pictricas son realmente difciles de formular. Sobre todo cuando se utilizan como prueba para argumentar actitudes religiosas o polticas. La cultura material es el territorio de los arquelogos que estudian pocas carentes de documentos escritos. Pero no hay razn para restringir los mtodos arqueolgicos a la prehistoria. El debate es si la cultura material no est siendo utilizada como confirmacin de una hiptesis fundada en primer lugar en pruebas literarias. La mxima innovacin metodolgica ha sido la aparicin y expansin de los mtodos cuantitativos. Este enfoque tiene una larga existencia entre los historiadores de la economa y los demgrafos, pero lo nuevo es su extensin en otros tipos de historia. Lo que se necesitan son medios para discriminar, para descubrir que tipos de estadsticas son ms de fiar, en qu medida y para que fines. PROBLEMAS DE EXPLICACIN La expansin del terreno del que se ocupan los historiadores implica repensar la explicacin de la historia. Los historiadores han de ocuparse en cuestiones que han interesado desde mucho tiempo atrs a socilogos y otros cientficos sociales. Lo interesante sobre los debates histricos de los ltimos aos es que ya no se atiene a las regla. Se ha roto el consenso tradicional sobre lo que constituye una buena explicacin histrica. La pregunta es si se trata de una fase pasajera o ser el carcter que adoptarn los debates en el futuro. Si es as, la sicologa histrica (sicologa colectiva) llegar a ser de vital importancia para vincular los debates sobre la motivacin consciente e inconsciente con los de las explicaciones sobre lo individual y lo colectivo. Los historiadores se enfrentan a un dilema. Si explican las diferencias del comportamiento social en diversos perodos mediante discrepancias en las actitudes conscientes o las convenciones sociales, corren el riesgo de la superficialidad. Pero si explican las diferencias del comportamiento por la diversidad de la estructura profunda del carcter social, corren el riesgo de negar la libertad y la flexibilidad de los agentes individuales en el pasado. Una manera de eludir esta dificultad es utilizar la nocin de habito de un determinado grupo expuesta por el socilogo Pierre Bourdieu. Esta nocin, a diferencia de regla, posee la ventaja de permitir a quien lo utiliza reconocer el mbito de la libertad individual dentro de ciertos lmites impuestos por la cultura. Otra manera es la utilizada por Thompson o Chartier, en donde develan la inadecuacin de las tradicionales explicaciones materialista y determinista de la conducta individual y colectiva a corto plazo y muestran que en la vida cotidiana, y tambin en momentos de crisis, lo que cuenta es la cultura. PROBLEMAS DE SNTESIS La disciplina de la historia est ms fragmentada que nunca. La proliferacin de subdisciplinas es virtualmente inevitable. Este movimiento no se limita a la historia. Tiene como ventaja que aumenta el conocimiento humano y fomenta mtodos ms rigurosos y niveles ms profesionales. La incomunicacin entre disciplinas o subdisciplinas no es inevitable. En la historia hay signos de acercamiento y hasta de sntesis. Las oposiciones tradicionales como la historia de los acontecimientos o la historia estructural; la historia poltica o la historia social, estn siendo sustituidas por las interrelaciones que se presentan entre ambas. Michael Kammen podra tener razn al proponer que el concepto de cultura en su sentido amplio y antropolgico, sirva de posible base para la recombinacin de los diversos enfoques de la historia. Todava estamos lejos de la historia total, pero se han dado pasos hacia ese objetivo.

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Michel Foucault LA ARQUEOLOGA DEL SABER


La eleccin de la filosofa de Michel Foucault y su Arqueologa del saber cmo la temtica y la base terica de nuestra investigacin, se debe antes que todo, a una inquietud que nos ronda sobre la prctica filosfica en la actualidad. La modernidad trajo consigo transformaciones substanciales para la filosofa: la muerte de la metafsica, la crtica al conocimiento del mundo trascendente por medio de las percepciones y la aparicin de la historia y la materialidad como criterios necesario para la reflexin sobre la realidad. Frente a estas nuevas restricciones y condiciones de la modernidad, aparecieron nuevas corrientes filosficas que apuntaban hacia un nuevo objeto de estudio: el hombre. Con l se podra dar cuenta de lo que es; ya fuese por medio de su experiencia como existente en el mundo, centrados en su conciencia pura como constituyente del mundo o en la perspectiva de su estar-en-el-mundo, lugar donde el ser se da. Sin embargo, todas estas corrientes que ponan al hombre como constituidor de la realidad y por ello, tambin como objeto del anlisis totalizaban la experiencia humana, dejando fuera de ella a la multiplicidad, la diferencia, la particularidad del acontecimiento y a todos aquellos elementos externos al hombre que determinan su existencia. Podemos an hacer filosofa, decir algo sobre nuestra realidad, sin caer ni en una perspectiva humanista totalizadora ni en los criterios anteriores a la crisis de la modernidad? Foucault es uno de los filsofos contemporneos que encuentra una forma de salir de este dilema, con su visin de la filosofa como diagnstico u ontologa del presente, entendiendo a ste ltimo cmo una estructura histrica determinada, con sus discursos y prcticas inconmensurables con pocas anteriores (Fortanet, 2008). Aunque existan varios filsofos contemporneos que han encontrado otras formas de comprender y practicar la filosofa sin caer en totalizaciones, para esta investigacin nos quedaremos con el trabajo del filsofo francs y en especial con su texto La arqueologa del saber porque vemos en su anlisis y en el procedimiento que propone, una indagacin novedosa y prolfica sobre el tema que actualmente nos inquieta y del que queremos hablar en esta investigacin: la funcin que juegan los discursos y las verdades y saberes que de ellos se desprenden en nuestra realidad actual, en nuestro presente. Que Foucault hable de los discursos y sus prcticas no se explica por un inters cientfico del filsofo sobre el lenguaje. La taxonoma sobre las formaciones discursivas que describir el filsofo en La arqueologa de saber, no fue pensada cmo un estudio que produjera un esquema de cmo se comunican los hombres o una enumeracin de los tipos de actos de habla existentes. La descripcin de los discursos en la perspectiva del enunciado en Foucault tiene otro objetivo y se explica por aquello que el filsofo encuentra en el enunciado: cmo veremos en detalle ms adelante, se decide examinar a los enunciados debido al valor que poseen entre los hombres, por su condicin de objetos de lucha. Lo que se dice tiene una pretensin de verdad, y por ello, el enunciado es el elemento primero en la conformacin de un saber. Justamente el saber es el objeto principal de la investigacin en la Arqueologa, ya que Foucault se interesa por cmo ste delimita a la cultura donde se encuentra entendida como instituciones polticas, formas de vida social, prohibiciones y obligaciones diversas ms que solamente como produccin de obras de arte (Foucault, 1994a, pg. 610) , y por ello, se hace relevante para la vida de los hombres, con su influencia en sus prcticas, acciones y comportamientos. Y aunque ser en sus obras posteriores donde Foucault se va dedicar de manera ms concreta al estudio del poder y de los dispositivos que determinarn el cuerpo y la vida del hombre, la hiptesis que buscaremos demostrar con esta investigacin, es que ya en el anlisis y descripcin de la Arqueologa, se muestra como los saberes en el propio mbito discursivo juegan un rol determinante y disciplinario, no slo en los discursos de las distintas pocas, sino tambin en la vida de los hombres en estos periodos. Buscando demostrar o refutar nuestra tesis, nos adentraremos en los trabajos arqueolgicos de Foucault, y en especial en el texto de la Arqueologa, qu es dnde se da cuenta de ellos. En la primera parte de la investigacin, describiremos la taxonoma que se lleva a cabo en La arqueologa del saber, para poder analizarla de la manera ms clara posible en la segunda parte, donde nos dedicaremos a ver si efectivamente se puede desprender de la arqueologa que las positividades del saber tambin determinan la existencia de los hombres. Tambin en esta segunda parte, analizaremos una segunda hiptesis respecto al trabajo arqueolgico de Foucault: Es posible considerar a la propia arqueologa cmo un discurso que puede ser determinante sobre la positividad de nuestra poca (y por ello, tambin en nuestra vivencia)? Creemos que esta posibilidad es factible porque consideramos que el anlisis arqueolgico puede prestarse en s mismo como herramienta poltica. Cmo? en tanto puede utilizarse para desmontar ciertos discursos, ciertos juegos de verdad, que se han posicionado histricamente cmo si estuviesen en la verdad haciendo uso del poder de sometimiento que esta idea acarrea hace mucho tiempo y as han ejercido relaciones de poder, en forma de dominacin, en pocas anteriores y en nuestro presente. En esta ltima parte de la investigacin mostraremos por qu pensamos que la arqueologa logra desmantelar estos discursos, cmo lo hace y por qu esto significar para nosotros una forma poltica de resistencia al interior del mbito discursivo.

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LA MICRO-HISTORIA E HISTORIA SOCIAL


El inters por la narrativa y por el sujeto se concreta de nuevo en los aos 70 en Europa y al despus en Estados Unidos, buscando en la microhistoria. Estos movimientos tienen que ver con la crisis de la izquierda en los aos 60 y 70, con la revisin de la historia en los paradigmas del marxismo. Evolucin de la micro-historia: 1959, primera vez que se nombra la microhistoria. En la Universidad Berkeley aparece en un estudio sobre la Guerra Civil estadounidense, deca que estudiar cuestiones ambientales, es decir, el medio ambiente que rodea los acontecimientos polticos. La primera vez que se plantea el tema seriamente fue obra de Primo Levi, El sistema peridico (1975), en ella hay un captulo donde se trata que poda ser la microhistoria. Carlos Ginzburg, El Queso y los Gusanos es una obra que se publica en Italia. Es la vida de un molinero que produjo gran conmocin entre los italianos. Hizo plantearse un desplazamiento de la gravedad de las corrientes innovadoras de Paria a Italia. La influencia de Ginzburg ha durado mucho, ha sido el libro ms comentado. No hace teora de la historia. Giovanni Levi si hace teora de la historia. Recoge un dato extraordinario como son las actas inquisitorias. Es un paradigma indiciario para establecer conjeturas. Los microhistoriadores se convierten en una especie de detectives de la historia. Esta no es una historia tradicional: dicen que es otra forma de hacer historia y otra forma de interpretar el pasado. Sirve para explicar la historia desde adentro. No es una recreacin historicista, esto hace que se acerquen a la microhistoria para elaborar trabajos interesantes. Ginzburg dice que la microhistoria ha de estudiarse en tres niveles o planteamientos: - Fuentes - Objeto de estudio - Mtodo de conocimiento Ginzburg propone el estudio de una fuente individual, armnica, no serial que crea un paradigma cognoscitivo, es decir, un ejemplo de conocimiento que se puede utilizar en otras situaciones. Habla de la abduccin, prefiere el mtodo inductivo al deductivo. La realidad no es penetrable del todo y lo excepcional no tiene por qu ser menos creble que lo general. Ginzburg dice que el historiador debe ser inductivo y estar abierto a la interdisciplinaridad. La microhistoria se acerca ms a la historia cultural que a las de las mentalidades. La historia de las mentalidades busca lo comn, mientras que la microhistoria busca lo concreto. Por ejemplo, la mentalidad de un pueblo puede ser cristiano pero un estudio pormenorizado puede apreciar que en realidad su cultura mantiene rasgos paganos. Ginzburg rehye el tema de la mentalidad porque puede ser un concepto interclasista; es una cultura artesanal muy primitiva que enlaza con la Edad Media. En el Queso y los gusanos enfrenta la cultura artesanal con la predominante: la represin de las creencias religiosas que busca imponer a Menocchio como mentalidad dominante cuando este tiene una mentalidad pre-capitalista; Menocchio da un valor a la libertad de pensamiento. Nos lleva a plantearnos problemas de subjetividad: praxis de los sujetos.

Carlos Ginzburg, El Queso y los Gusanos


Es una de las obras ms importantes del movimiento historiogrfico conocido como microhistoria y, ms en general, de la llamada nueva historia. En ella el autor reconstruye la vida de Domnico Scandella, Menocchio, un molinero del Friuli, de cuya vida se tienen noticias gracias a las actas del proceso inquisitorial al que se tuvo que enfrentar por su forma de concepcin del mundo, que fue interpretada como hereja y un negador de la existencia del Dios celestial. Adems de relatar la peripecia de Menocchio, Ginzburg desarrolla en El queso y los gusanos, una hiptesis sobre la cultura popular en la Edad Media a partir del caso de este personaje, molinero italiano. A partir del pensamiento de Menocchio, quien negaba que Dios hubiese creado el mundo y crea que este se haba generado a partir de un caos del que habran surgido Dios y los ngeles, como los gusanos del queso segn la creencia de la generacin. Ginzburg trata de rastrear un pensamiento popular vigente durante toda la Edad Media caracterizada por el materialismo, refractaria al dogma oficial de la Iglesia Catlica. En opinin de Ginzburg, las ideas de Menocchio, quien adems negaba la divinidad de Cristo, la validez de los sacramentos y afirmaba la equivalencia de las distintas religiones, surgiran del contacto de esa mentalidad campesina con la lectura de los pocos libros a que Menocchio tuvo acceso en su vida. El historiador italiano analiza, a partir del contraste entre los textos que Menocchio confes haber ledo y las opiniones que de ellos haba extrado, cmo el

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molinero interpret de manera errnea muchos pasajes, o sac de ellos conclusiones ms atrevidas que las que el texto permita, en lo que ve una prueba de que las ideas provenientes de esa mentalidad popular estaban mediatizando su lectura. Segn Ginzburg, las ideas de Menocchio no pueden explicarse nicamente a partir de posibles influencias como las del luteranismo, o el islamismo (Menocchio pudo haber ledo una traduccin italiana del Corn), sino que deben insertarse en el contexto de una cultura popular que si bien entra en relacin con la cultura de las clases dominantes no es un mero reflejo de esta. La historia sobre Menocchio, un molinero italiano del siglo XVI, muerto en la hoguera por orden de la Inquisicin, muestra claramente de qu manera el mundo era percibido, un imaginario que no se limita a lo que existe; sus dudas entre los mitos antiqusimos y remotos, como mitos indios y chamnicos. Menocchio en sus trminos teolgicos mantena una lnea constante: el rechazo a atribuir a la creacin del mundo a la divinidad, junto con la presencia de la proposicin, el queso, los gusanos ngeles nacidos del queso. Por otra parte, Menocchio comenz discutiendo el uso del latn: "La opresin que ejercan los ricos sobre los pobres mediante el uso, en los tribunales, de una lengua incomprensible como el latn: (Yo soy de la opinin que hablar latn es un desacato a los pobres, ya que en los litigios los hombres pobres no entienden lo que se dice y se hallan aplastados, y si quieren decir dos palabras tienen que tener un abogado")". (Ginzburg; 1976: 42). Crtica los sacramentos, a las Sagradas Escrituras y la posicin de la Iglesia, la mayora de sus afirmaciones fueron en un nico y largo interrogatorio con una seguridad y agresividad inusitadas para los parmetros de la poca, teniendo en cuenta su posicin marginal en el contexto en que se encontraba. Conocimiento cientfico y saber popular no estaban profundamente separados pero muestra una fractura por donde habra de entrar el pensamiento disidente. El autor, girara alrededor de la relacin entre cultura subalterna y cultura dominante. En palabras del propio autor: "... las tendencias de fondo de la cultura campesina y la de los sectores ms avanzados de la alta cultura del siglo XVI. Explicar estas analogas mediante la simple difusin de arriba abajo, significa aceptar sin ms la tesis insostenible, segn la cual las ideas nacen exclusivamente en el seno de las clases dominantes. El rechazo de esta explicacin simplista indica, por una parte, una hiptesis mucho ms compleja sobre las relaciones... entre cultura de las clases dominantes y cultura de las clases subalternas" (pg.184). Es en este sentido, donde el autor marca la tarea de R. Mandrou. Este se propuso estudiar la cultura popular a partir de la cultura impuesta a los sectores subalternos, operacin que no deja de ser errnea ya que obviar la dificultad que implica un anlisis de este tipo, significa volver al punto de partida. Por lo tanto, Ginzburg plantea una dicotoma cultural, pero tambin circularidad, es decir una influencia recproca. Una relacin compleja e indemostrable, por un lado por la naturalidad de la documentacin (el hecho que el interrogatorio al acusado sea bajo amenaza de muerte, plantea dificultades metodolgicas, por una lado la parcialidad de las fuentes obtenidas y por otro que la cultura de las clases subalternas en el perodo analizado nos llega a travs de una cultura oral, inaccesible para el historiador) la posibilidad de concluir satisfactoriamente en el anlisis de la dinmica social y cultural del perodo parece ser ms que un problema metodolgico o conceptual, un problema histrico. As lo plantea el autor: "Una cultura casi exclusivamente oral como es la de las clases subalternas de la Europa preindustrial, tiende a no dejar huellas...de ah el valor sintomtico de un caso lmite como el de Menocchio, que plantea con fuerza un problema que comienza con envergadura: el de las races populares de gran parte de la alta cultura europea, medieval y pos medieval... Por el contrario el siguiente perodo est marcado por una distincin cada vez ms delimitada entre alta cultura y cultura popular, as como el adoctrinamiento en sentido nico de las clases populares" (pg. 184-185). En suma, el estado de la documentacin ms las lneas argumentativas aportadas por el autor nos ofrecen el estado de fuerza de las relaciones entre clases, grupos o culturas. Asimismo, la obra contina con el anlisis de los dilogos entre Menocchio y el grupo de inquisidores, donde se destacan los conceptos y discursos elaborados por este campesino, que configuran una importante lnea de interpretacin para el autor, ya que muestra una innegable influencia semitica en su anlisis. Por otra parte, retomando los trminos de la cultura escrita vs. La oral, es en torno a esta problemtica donde formula que: "As pues, vemos aflorar en los discursos de Menocchio, como de una grieta en el terreno, un estrato cultural profundo tan inslito que resulta casi incomprensible. A diferencia de los casos examinados hasta ahora, aqu no se trata nicamente de una reaccin filtrada a travs de la pgina escrita, sino de un remanente irreductible de cultura oral, Para que esta cultura distinta pudiese salir a luz, tuvieron que producirse la Reforma y la difusin de la imprenta." (pg. 102-103). En este punto, el autor concluye que la imprenta abre una serie de posibilidades para el quiebre del monopolio de la escritura por parte de los grupos asociados a los estamentos de poder, el concepto de cultura como privilegio haba sufrido un grave embate. Finalmente, la obra concluye con el anlisis ms "microscpico" de las fuentes disponibles, donde el autor describe el proceso que llevar finalmente a la condena a muerte de Menocchio, pero que no dejar de concluir con argumentaciones precisas: la idea de la transmisin cultural y la persistencia de viejas estructuras arcaicas en el campo, as como tambin demuestra los intentos de transformar el orden social imperante mediante el intento consciente o inconsciente de volver a un mtico pasado.

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Critica: La idea de la intencin de transformacin del orden social vigente mediante estas operaciones, toma figura si consideramos que en las sociedades feudales fundadas en la tradicin la memoria de la comunidad tiene involuntariamente a enmascarar los cambios e integrarlos. Como expresa Menocchio: "yo deseaba que hubiese un mundo nuevo y otro modo de vivir, pues la Iglesia no andaba bien, y que se hiciera algo para que no hubiese tanta pompa" (pg. 126). En este tipo de comunidades la imagen del pasado es inmvil, solamente en perodo de grandes transformaciones sociales surge una imagen generalmente mtica, asociada a un pasado que constituye una alternativa frente a los avatares del presente degenerado y decadente. Es en este punto donde el anlisis micro-histrico debe dejarse de lado como anlisis de comunidades locales, sino que sus conclusiones apuntan a la globalidad retratando como bien concluye G. Duby, que toda formacin cultural est atravesada por idas, corrimientos, desfasajes y rupturas. La problemtica planteada entre cultura subalterna y cultura hegemnica, es una idea que ronda alrededor de toda la obra; En torno a esto, el encuentro con la fuente es vital para ilustrar este punto, Ginzburg plantea que la fuente es parcial, deformada y matizada por las clases dominantes. Sin embargo, a pesar que a simple vista puede parecer haber un punto de coincidencia entre ambas posturas, la idea transmitida en el planteo de Ginzburg induce a estudiar los parmetros bajo los que se constituy determinada formacin cultural. En otros trminos, Ginzburg -influenciado por la obra de M. Foucault -Historia de la Locura- plantea una mirada sobre las barreras y parmetros a travs de las que se constituy determinada cultura. Es aqu donde encontramos en el discurso de Menocchio una serie de marcas y huellas, que vuelven a plantear el problema de la circulacin del saber cultural, su recepcin en la sociedad y en los crculos de poder. Asimismo, como elabora este molinero sus conceptos plantea una variedad de elementos diversos, antiguos y menos antiguos, donde se incluye tambin el neo platonismo. Menocchio cuando es interpelado bajo la lectura del compendio de los temas ms debatidos por la esfera eclesistica en ese momento, con innegable retrica escolstica, y es inducido a someterse a la interpretacin de la autoridad ante el ejemplo de muchos filsofos, es empujado a continuar con su argumentacin y a seguir su propio hilo de pensamiento. Sin embargo, con una terminologa imbuida en el cristianismo, el neoplatonismo, la filosofa escolstica, Menocchio intentaba expresar el materialismo instintivo de generaciones de campesinos. Todo esto est relacionado con el problema de la circulacin cultural, Menocchio intenta apropiarse de instrumentos lingsticos y conceptuales que no eran suyos y adaptarlos bajo su propia significacin. En este sentido, se aproxima nuevamente la idea de difusin cultural de arriba hacia abajo, imagen palpablemente errnea ya que tenemos documentada la percepcin y la lectura que un molinero del siglo XVI hace de ese bagaje de conceptos. No se trata de un conjunto de saberes, costumbres y conceptos transmitidos de generacin en generacin, sino que se plantea el anlisis histrico en constante movimiento y cambio de perspectivas, no en torno a la creacin de una autntica cultura popular separada de la hegemnica -ya vimos que el desarrollo histrico permitir el avance de los centros de poder sobre diversas manifestaciones folklricas y arcaicas de las comunidades de campesinos- sino un planteo que abandone toda rigurosidad determinista y espacial que no coloque al historiador en trminos de "armador de estructuras" o procesos histricos que no fueron resueltos bajo las condiciones socio - polticas en determinado contexto.

HISTORIA MARXISTA
Surge de Engels y Marx (1845-6). Pero hasta la muerte de Marx no tienen gran difusin sus ideas generndose a partir de ellas despus sindicatos, partidos polticos, obreros... En las primeras dcadas del siglo XX el marxismo influye en otras ciencias como la psicologa, la historia... El marxismo funciona con otras categoras de anlisis, como es la dialctica, que viene de Hegel, antes por Kant; es la sucesin de tesis, anttesis y sntesis. Habla de fuerzas productivas, medios de produccin. El cambio histrico es el motor de la historia caracterizado por la contradiccin del choque de fuerzas productivas y medios de produccin. Pierre Vilar hablaba de una historia en construccin. Lo ms interesante del marxismo es que marca una direccin en la historia: la lucha de clases. A. Hauser explica la funcin de la Iglesia y el arte romnico. No es en la URSS donde estn los trabajos ms interesantes, se hacen antes de las II Guerra mundial. En la URSS en poca de Stalin, el marxismo se extiende como una escuela dogmtica. El partido comunista del '38; no podemos decir que haya trabajos importantes. Historia de Romade Kovaliov y algunos trabajos sobre Bizancio. Tienen una interpretacin excesivamente dogmtica. Tratamiento marxista de la historia La primera pregunta que podramos plantearnos puede ser la siguiente: Qu es tratamiento marxista de la historia? Y para responder esto podemos decir tentativamente que es la aplicacin del modo de anlisis terico que nos muestra Marx en su estudio y crtica de la

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sociedad capitalista donde plantea la naturaleza contradictoria del modo de produccin. Marx recalca la importancia de la base econmica del desarrollo histrico e introduce el concepto de clase y de lucha de clase en la aproximacin histrica. Estos elementos son a los que Hobsbawm denominara marxismo vulgar, es decir, cuando se cae en un irremediable determinismo histrico, cuando el modelo marxista de base y superestructura no es ms que el dominio y dependencia entre lo econmico y la superestructura mediada por la lucha de clases. Es decir, cuando se despierta en los historiadores, en este caso, un inters por la prctica revolucionaria y los conceptos que la sustentan ms que por lo que significa ms a fondo la teora de Marx. Por consiguiente, el historiador hara una eleccin histrica de los elementos de la teora de Marx para hacer cualquier interpretacin histrica en cualquier poca. Por esta razn es necesario trascender el enunciado de las ideas ms populares asociadas a Marx para entender de manera ms global sus aportes en el quehacer de los historiadores. Indudablemente para definir los aportes de Marx en el estudio de la historia ser visible que los conceptos tericos que toman ms fuerza en las diversas interpretaciones marxistas estarn guiados por la concepcin materialista de la historia, la cual constituye la base la explicacin histrica y de un modo de interpretar el mundo. Desde esta perspectiva, analizar cualquier sociedad debe pasar por un anlisis del modo de produccin, es decir, la manera como el ser humano se relaciona con la naturaleza y la transforma por medio del trabajo. Encontramos ac la integracin de dos elementos fundamentales para el estudio de la historia, los elementos materiales (tcnicas, recursos, destreza), y representaciones del pensamiento, lo que en la teora de Marx sera la divisin de las estructuras sociales en infraestructuras (lo material) y sobrestructuras (lo psicolgico). La historia segn la teora de Marx Habiendo planteado una discusin sobre las nociones de modo de produccin, materialismo histrico y lucha de clases presentes en la teora de Marx podemos rescatar algunos elementos centrales en el entendimiento de la historia. El anlisis histrico que se presenta en la teora de Marx no se centra en la descripcin de una serie de hechos sino en una interpretacin de los fenmenos. Es decir, se ofrece un esquema de interpretacin histrica para entender el sentido intrnseco de las singularidades en la historia. En este punto se encuentra un quiebre con la historia positivista que equipara a las ciencias naturales con las ciencias sociales, y que busca Ranke en el siglo XIX a travs de la idea de mostrar lo que realmente sucedi. Por otro lado, un elemento fundamental cuando Marx plantea entender el movimiento de la historia a travs de la lucha de clases, se est estableciendo una relacin entre la teora y la prctica revolucionaria. En este sentido la historia se entiende como una herramienta que sirve para transformar y mejorar la sociedad. As lo expresa Marx en las Once tesis sobre Feuerbach: Los filsofos no han hecho ms que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo. Esto supone una relacin del ser humano con las circunstancias que los rodean en la cual ste es capaz de modificar sus circunstancias a la vez que las circunstancias lo modifican. Ac hay otra divergencia con la historia positivista, pues ya no se est hablando de una historia como fiel de reflejo de la realidad sino como una herramienta para transformarla, y por lo cual se puede establecer una dialctica pasado presente, aspecto fundamental de la nocin de historia que manejan los historiadores hoy en da. Marx nos provee no solo un aparato conceptual sino que nos invita a pensar acerca de las condiciones materiales de las masas y su papel en la historia, lo cual destaca un tipo de acercamiento a la realidad que resalta el papel de individuos annimos en la historia. Es as como la historia aparece como un proceso en el que interactan la estructura y los agentes. Pero comprender la historia no se puede hacer tomando cada uno de estos elementos por separado, deben entenderse dentro de una totalidad, que en Marx sera el capitalismo. A travs de la nocin de modo de produccin, Marx ofrece un esquema para ordenar racionalmente los hechos histricos. Al entenderse la historia de manera lineal como una sucesin de modos de produccin que entran en crisis y generan transformaciones dentro de la sociedad a travs de la lucha de clases, Marx est dando una visin global del movimiento en la historia. Marx sigue siendo la base esencial de todo estudio apropiado de la historia, porque de momento- slo l ha tratado de formular un planteamiento metodolgico de la historia en su conjunto, as como de considerar y explicar todo el proceso de la evolucin social de la humanidad. La idea de la realizacin de la teora constituye un aporte muy valioso en la metodologa y estudio de las ciencias sociales. Si bien es cierto que existen un sinnmero de teoras que intentan explicar la complejidad de la sociedad y las relaciones dentro de ella, Marx se preocup por interpretar el mundo pero igualmente por transformarlo a travs de la transmisin de su teora. El valor de una teora crtica de la sociedad es que aporte algo que ayude a transformar la realidad de manera positiva y que con ella se pueda pensar nuevas alternativas de desarrollo que no tengan que ver necesariamente con la explotacin de las fuerzas materiales de produccin que conllevan a que la esencia del ser humano quede enajenada en un sistema donde se ignora la dimensin humana que lo caracteriza. Esto no quiere decir que la historia se deba entender como lineal y bajo los preceptos de la idea de progreso, pero si como una forma de dilogo con el presente que contribuya a comprender y a dar respuestas a las realidades actuales.

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La historia nos debe servir de herramienta para entender por qu el mundo es como es hoy, a qu se deben sus transformaciones, porqu el mundo cambia, pero sobre todo nos debe servir para conocernos a nosotros mismos cada vez mejor a travs del entorno y caractersticas de un mundo que cambia al igual que es interpretado constantemente. Marx nos provee no solo un aparato conceptual sino que nos invita a pensar acerca de las condiciones materiales de las masas y su papel en la historia, lo cual da herramientas provechosas para entender la dinmica del mundo capitalista actual en el cual nos inscribimos y desde el cual escribimos la historia da a da. Por eso hoy ms que nunca resulta til encontrar en la teora de Marx herramientas que nos permitan hacer una aproximacin consciente al mundo de lo social para transformar el presente y reinterpretar el pasado. Si bien a lo largo de la ponencia intent abrir un espacio para pensar la teora de Marx a la luz de su impacto sobre la manera como se ha hecho y se hace historia soy consciente de que quedan muchos elementos por precisar y definir en miras de poder comprender a cabalidad cul ha sido el peso de Marx en corrientes historiogrficas tan importantes como la de los Annales, cuya influencia es central en nuestra formacin como historiadores.

Lvi Strauss ANTROPOLOGA ESTRUCTURAL


Qu es la Antropologa Social? Estudia las sociedades humanas contemporneas y sus formas de agrupamiento social como construcciones culturales en sus diversos niveles de evolucin, organizacin, desarrollo y cambios. Los aspectos culturales especficos que definen su objeto de estudio son: rasgos, pautas y normas como patrones de comportamiento cultural; as como: creencias, valores, costumbres y concepciones que preceden y orientan las acciones humanas. La finalidad es determinar las particularidades y tendencias del desarrollo social del hombre y propiciar en base a ello polticas sociales desde la poblacin organizada y desde las instancias de gestin y gobierno. El concepto de estructura qued definitivamente arraigado en Levi-Strauss gracias a la gramtica estructural de Ferdinand Saussure. La lingstica estructural no se queda en el anlisis simple de los componentes de las oraciones, sino que penetra en su estructura profunda y pretende ser capaz de reconocer pautas comunes a todas las lenguas. Es decir, no se queda en el significado de las palabras, sino que estudia cmo la mente ordena los significantes, que son las unidades mnimas del lenguaje. Del mismo modo que el lenguaje consta de unidades mnimas que, capa tras capa (como en la geologa) se ordenan segn una serie de reglas para producir un significado, la cultura, que segn Levi-Strauss es comunicacin, tambin se constituye de unidades mnimas que se combinan segn ciertas reglas en unidades mayores que forman un significado. Descomponer la cultura en sus unidades bsicas y comprender las reglas mediante las cuales se combinan es entender el significado de la cultura. En resumidas cuentas este es el mtodo estructural. Segn Levi-Strauss la mente humana organiza el conocimiento en polos binarios y antagnicos (bueno - malo; dentro - fuera; nosotros vosotros; crudo -cocinado, etc.) que se organizan de acuerdo con la lgica. Tanto la ciencia como el mito, como explicaciones del mundo, estaran estructurados por pares de opuestos relacionados lgicamente y por tanto compartiran la misma estructura, solamente que aplicada a diferentes cosas. Para Claude Levi-Strauss, las reglas por las que las unidades de la cultura se combinan no son producto de la invencin humana, sino que siguen las pautas que se encuentran en el cerebro humano. Expresado en trminos ms actuales, las pautas de la cultura seran genticas. Por lo tanto, en el paso del ser humano de animal natural a animal cultural (a travs de la adquisicin del lenguaje, la preparacin de los alimentos, la formacin de relaciones econmicas y unidades polticas, etc.) el ser humano sigue unas leyes ya determinadas por su estructura biolgica. Por eso el ser humano no sera la especie privilegiada que creemos que es, sino una especia ms que pasar y que solamente dejar algunas trazas de su actividad cuando se extinga. La obra de Levi-Strauss ha rebasado las fronteras de la antropologa, influyendo profundamente en la filosofa, la sociologa, la historia, el estudio de la literatura, la filologa, la ciencia poltica, etc. Sin embargo, con el declinar de la contracultura y el fin de la Guerra Fra, la visin de Levi-Strauss ha ido perdiendo fuerza. Tambin sus teoras antropolgicas son cuestionadas, aunque sin duda el anlisis estructural es an importante en cualquier estudio etnogrfico. Tanto las teoras antropolgicas de Levi-Strauss como su imagen del ser humano han sido criticadas por numerosos autores y tambin han sido superadas en parte. Pero no cabe duda de que se trata de uno de los pensadores ms profundos y originales del siglo XX, cuya obra encierra las esperanzas, los horrores, el vaco y la angustia de una poca tras la cual el ser humano ha perdido definitivamente la inocencia.

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Roland Barthes EL GRADO CERO DE LA ESCRITURA


La transicin, segn Barthes, corre por tres estadios: primero, como objeto de una mirada (donde la escritura se separa apenas de su funcin instrumental y slo se mira a s misma); luego, de un hacer (la forma se hizo el trmino ltimo de una fabricacin, un significado); y finalmente, de una destruccin (Mallarm coron esta de-construccin, la aniquilacin del lenguaje), hasta llegar a una ausencia, el grado cero de la escritura, es decir, una neutralidad apuntalada en una concrecin. El ensayo se puede leer, segn Barthes, como una introduccin a lo que podra ser una Historia de la Escritura, cuyo horizonte original es el lenguaje, y en l, la Historia y Naturaleza de la sociedad en la que se sita: Por eso la escritura es una realidad ambigua: por una parte nace, sin duda, de una confrontacin del escritor y de su sociedad; por otra, remite al escritor, por una suerte de transferencia trgica, desde esa finalidad social hasta las fuentes instrumentales de su creacin. No pudiendo ofrecerle un lenguaje libremente consumido, la Historia le propone la exigencia de un lenguaje libremente producido. Dentro de esta realidad, la escritura clsica manifestaba en forma y fondo la implantacin de una conciencia de clase (hablar como Vaugelas fue, en un primer momento, ligarse al ejercicio del poder), especialmente en la construccin de la novela, que en aquel tiempo (clasicismo) dependa de dos recursos: la narracin en 3ra personal, que da al lector la seguridad de una fabulacin creble y, sin embargo, manifestada incesantemente como falsa, y el pretrito indefinido, signo operatorio mediante el cual el narrador acerca el estallido de la realidad a un verbo delgado y puro, sin densidad, sin volumen, sin despliegue, cuya nica funcin es la de unir lo ms rpidamente posible una causa y un fin. Barthes hace la relacin entre este hecho con la sociedad burguesa de su tiempo, as como con la implantacin de la mitologa de lo universal, el pensamiento de clase y su triunfo en cuanto a sus valores absolutos y heterogneos sobre la sociedad. As, la escritura, depurada rpidamente de los procedimientos gramaticales que hubiera podido elaborar la subjetividad espontnea del hombre popular, y dirigida por el contrario hacia un trabajo de definicin, funciona por tanto como una escritura instrumental. Aqu Barthes hace un parntesis para hablar de Vctor Hugo, quin slo por el peso de su propio estilo, pudo presionar a la escritura clsica para ponerla en vsperas de un estallido. De esta manera, cambios en la situacin histrica de la burguesa (en los sistemas de produccin, distribucin de la riqueza, demografa, entre otros), dieron paso al segundo momento, donde el escritor, atribulado por los cambios de su sociedad, intenta dar respuesta a su momento acuando la problemtica de la Forma moderna, en las que dibuja ciertas vas de integracin, estallido o de naturalizacin del lenguaje literario (i.e. surrealismo, existencialismo, cubismo, etc.). A partir de ese momento, la desintegracin del lenguaje slo puede conducir a un silencio de la escritura. El lenguaje, primero y ltimo escape del mito literario, recompone finalmente aquello de lo que intentaba huir. La otra alternativa: crear una escritura libre de toda sujecin con respecto a un orden ya anotado del lenguaje, es decir, una especia de lengua bsica, neutra e inerte de la forma, una ecuacin pura sin ms espesor que un lgebra frente a un hueco del hombre. Cul es el problema entonces? Que el transcurso de este proceso ha degenerado en una contradiccin segn Barthes: O el objeto de la obra concuerda ingenuamente con las convenciones de la forma, y la literatura permanece sorda a nuestra Historia presente y el mito literario no es superado; o el escritor reconoce la amplia frescura del mundo presente, aunque para dar cuenta de ella slo disponga de una lengua esplndida y muerta. El callejn sin salida, entonces, se perfila como el estado actual de la literatura, la exploracin de nuevas formas en un lenguaje agotado, reducido por la Historia (en el sentido del presente histrico en el que se desenvuelve el escritor) y homogneo al resto de los discursos literarios. O bien, el escritor lograr anticiparse a s mismo, y traspasar las restricciones de su propia soledad, es decir, lograr un lenguaje soado.

METODOLOGA DE LA HISTORIA Ciro Cardozo INTRODUCCIN AL TRABAJO DE LA INVESTIGACIN HISTRICA


Los pasos de una investigacin histrica: El planteamiento del problema: seleccin y delimitacin del tema. Criterios de seleccin. Criterio de relevancia social: Recordemos a Lucien Febvre, quien deca que los historiadores deben ver la historia que hacen como la forma en que operarn sobre su poca. Este criterio apunta a la pregunta de para qu sirve la historia y ,por lo tanto, la planeacin de las

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futuras o los procesos histricos, pese a que son siempre nicos, iluminan las perspectivas condiciones comunes a una serie de ellos. En otras palabras, la bsqueda de las leyes y dinmicas estructurales de lo social pasa necesariamente por el conocimiento de la historia. La relevancia social se cumpla en la sensibilidad del investigador frente los problemas de su poca y sociedad. Criterio de relevancia cientfica: sta depende de las posibilidades y prioridades de la disciplina histrica, que son cambiantes en el tiempo. Paradigmas cientficos. Criterios de viabilidad: debemos averiguar si es posible llevar a buen trmino una investigacin. Esto tiene que ver fundamentalmente con los recursos documentales, existencia y disponibilidad de fuentes en cantidad suficiente; los recursos humanos y materiales, el carcter y la amplitud posible que dependen de la dimensin del grupo de investigadores, su formacin terica, metodolgica y tcnica adecuada, y del financiamiento, adems, del tiempo disponible para el desarrollo del proyecto. Criterio de originalidad: el descubrimiento de un problema a investigar consiste en identificar una laguna de conocimiento. Cada proceso de investigacin debe contribuir con algo nuevo para la construccin de la ciencia histrica. Criterios del inters personal: la vocacin del investigador contiene una buena dosis de curiosidad, de inters y an de pasin. La mejor manera de canalizar las energas generadas por tales impulsos personales es que el historiador trabaje en temas que realmente le interesan. La eleccin de un tema: Empieza con el inters por un campo, una rama, una problemtica o despertado por las experiencias personales. Para pasar de este inters a algo preciso y posterior delimitacin del problema investigar, el estudioso senta la necesidad de profundizar sus lecturas. Podr empezar a efectuar sondeos de la documentacin en archivos y bibliotecas, entrevistas, pedir consejos a historiadores con experiencia. De este modo, terminar identificando la laguna o un desacuerdo que le permitir finalmente formar un tema preciso de investigacin, delimitado en el tiempo y en el espacio. El investigador principiante debe resistir la tentacin de abordar temas demasiado vastos y complejos que exigiran muchos aos o dcadas de trabajo. Construccin del marco terico: Invencin y formulacin de las hiptesis Una vez definido el tema, el paso siguiente consiste en la construccin del modelo terico, es decir, la definicin del marco terico del cual se plantearn las hiptesis. Una de las razones que dificulta el planteamiento de las hiptesis al investigar por primera vez es el dominio suficiente de las teoras de las que se puede partir. Y esto depende de una cultura histrica efectiva, basada en aos de lectura razonada de modelos. No se puede ensear a formular hiptesis, cuando mucho se puede indicar algunos puntos, pasos preliminares y agregar ciertas recomendaciones. Previamente al planteamiento las hiptesis, es preciso ordenar los datos disponibles y trata de indicar que factores debern ser tomados en cuenta. El carcter general de las hiptesis y la necesidad de que stas sean proposiciones comprobables, verificables con los instrumentos metodolgicos y documentales disponibles. Se debe evitar que las hiptesis sean negativas, en tanto son indeterminadas y por lo tanto poco fecundas; las hiptesis no deben tomar la forma de nocin de contenido emprico son un factor o variable; formular las hiptesis como anuncios concisos; la historia es el estudio de la dinmica de las sociales humanas en el tiempo, las hiptesis debern reflejar esto. En la fase de recoleccin de datos son las hiptesis las que le preparan a penetrar en la masa de fuentes y datos, disponiendo de criterios de pertinencia. El planteamiento de las hiptesis determina la eleccin de mtodos y tcnicas para la organizacin posterior de los datos (su anlisis y procesamiento). El proyecto de investigacin: Inmediatamente antes de lanzarse a la ms larga de las etapas de labor histrica -la recoleccin de datos-, el investigador debe redactar un proyecto formal que exhibe la investigacin que se propone llevar a buen trmino. El proyecto debe pues cumplir con su finalidad, convencer acerca de la relevancia y viabilidad en que se pretende hacer. Aspecto formal del proyecto de investigacin: El tema: planteamiento, delimitacin y justificacin; objetivos del proyecto; especificacin del marco terico; formulacin de las hiptesis; tipologa de las fuentes que sern utilizadas y eleccin tcnico -metodolgicas; cronograma; bibliografa.

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Las que exigen ms repetida aberracin son el tema y la formulacin de las hiptesis. La justificacin exige un anlisis de la bibliografa existente, con la finalidad de mostrar en que es original la investigacin propuesta. Las partes relativas al marco terico y a la metodologa, se recomienda no irse de tema. Recoleccin de los datos (fase de documentacin): Una vez planteadas las hiptesis y deducir las consecuencias particulares comprobables de las mismas, el investigador pasa a planear y buscar la prueba de las hiptesis, cuyas consecuencias particulares debern ser verificadas. Podemos definir las fuentes histricas como todos los tipos de informacin acerca del devenir social en el tiempo, incluyendo los canales de transmisin de informacin, es decir la forma en que ha sido preservar y trasmitir. As, sern fuentes histricas las reacciones que nos llegaron en papiro, traviesas arcilla, parece monumentos, pergaminos, papel, etc. Las podemos clasificar en: las que distingue las fuentes primarias o y directas de las secundarias o indirectas; y la que opone las fuentes escrita ampliamente mayoritarias, las no escritas, arqueolgicas, iconogrficas, orales, etc.; la diferencia entre testimonios voluntarios e involuntarios. La fase de recoleccin de datos en la ms larga del proceso de investigacin y la ms peligrosa en trminos posibles de retrasos y an de trabajo intiles. Los tres problemas fundamentales para el historiador son: la localizacin de los acervos documentales; evitar la dispersin y la prdida de tiempo; mantener un control permanente sobre los materiales acumulados, a travs de una organizacin eficiente de la recoleccin.

Tzvetan Todorov: LA CONQUISTA DE AMRICA. EL PROBLEMA DEL OTRO


La conquista de Amrica se divide en cuatro interesantsimos captulos: Descubrir, acerca de Coln, Conquistar, en torno a Corts, Amar, sobre el debate de Valladolid en 1550 entre Seplveda y Las Casas y Conocer, del mestizaje de culturas. Acerca de Coln, Todorov nos revela que su motivacin principal en el descubrimiento de Amrica era conseguir oro suficiente para iniciar de nuevo las Cruzadas y recuperar Jerusaln. Paradjicamente, los ideales del hombre que abrira las puertas del mundo moderno eran absolutamente medievales. Otra faceta ms moderna de Coln era la pasin por descubrir, por conocer, sin otro fin que el conocimiento mismo. En lo que toca a los indios pasa de un primer momento en el que ve posible su evangelizacin y asimilacin a considerarlos canbales que no merecan otro trato que el de esclavos. Termina refirindose a ellos como a cabezas de ganado: Envi a una casa que es de la parte del ro del Poniente, y trajeron siete cabezas de mujeres entre chicas e grandes y tres nios. (Diario, 12-11-1492) En cuanto a las hazaas de Corts la primera pregunta que cualquiera se plantea es cmo fue posible que con unos pocos cientos de hombres lograse apoderarse del imperio azteca de Moctezuma, que dispona de cientos de miles de guerreros. La respuesta ha de incluir necesariamente diversos factores entre los cuales no ha de contarse la superioridad armamentstica pues la efectividad de caballos y arcabuces era muy limitada: Corts aprovech las disensiones internas entre los distintos pueblos indgenas de Mxico. Entre los Tlaxcaltecas, tiranizados por los aztecas, Corts apareci como un liberador. Su apoyo a Corts los convirti en los verdaderos amos del pas en el siglo posterior a la conquista. Al contrario que los estadounidenses en su reciente invasin de Irak, Corts no desmantel las instituciones del Imperio, sino que las aprovech para consolidar su dominio. Por ejemplo, respeta siempre los lugares de culto y se limita a sustituir las imgenes. La sociedad azteca era una sociedad demasiado ritualizada donde todo tena que encajar en un plan previsto. Corts, por el contrario, se caracterizaba por su capacidad para la improvisacin y la adaptacin. As, en cuanto tuvo conocimiento del mito de Quetzalcatl se hizo pasar por el dios retornado. Mientras leemos la descripcin que realiza Todorov del mundo azteca no podemos dejar de pensar en la

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sociedad ideal descrita por Platn en La Repblica donde la tradicin y el ritual dominan todos los aspectos de la vida. Ese Estado ideal que Platn pensaba indestructible se mostr en la historia real como un gigante con pies de barro. La reaccin ante el otro que tuvieron los espaoles fue bastante ventajosa pues no dudaron en considerar a los indgenas brbaros e inferiores. Los aztecas, en cambio, no supieron encajar a los conquistadores ms que en el papel de dioses. Una de las desventajas ms curiosas de los aztecas es su incapacidad para disimular la verdad. Todorov afirma que los aztecas estaban menos desarrollados en el plano semitico, simblico. Sus gritos de guerra, en lugar de atemorizar a los espaoles, les advierten de su situacin, y los adornos de los jefes no asustan, sino que revelan su condicin y los convierten en objetivos fciles. El fundamentalismo religioso est a favor de los conquistadores. Los aztecas se ofrecieron desde el primer momento a incorporar al dios cristiano entre los dems de sus panteones. Sin embargo, los espaoles insistan en que era el dios nico y verdadero. La intransigencia siempre ha vencido a la tolerancia (p. 115) La ventaja esencial de Corts consisti en la importancia que dio a comprender la lengua y la historia de los indios. Desde el primer momento Corts se rode de intrpretes sin los cuales su triunfo no habra sido posible. Destaca entre ellos la Malinche o Doa Marina, amante de Corts y traductora azteca. Corts supo explotar desde el principio su gusto por las acciones espectaculares. Aunque los trabucos no marcasen ninguna diferencia militar, el espectculo de luz y sonido que pone en escena atemoriza verdaderamente a los guerreros aztecas. En definitiva, si el lenguaje puede tener dos funciones, la verdad y la manipulacin del otro, podemos decir que los aztecas estaban anclados en la primera y Corts era un experto en la segunda. El tercer captulo, Amar, comienza con el siguiente tpico: por qu el esfuerzo de Corts por comprender la civilizacin azteca viene aparejado con la conquista y la destruccin de dicha civilizacin? Es posible romper esta cadena comprender-tomar-destruir? El problema es que la comprensin de Corts no es tal pues es incapaz otorgar al otro el papel de sujeto equiparable con el yo que los concibe. Los espaoles hablan mucho de los indios, con frecuencia bien, pero nunca a los indios. La incapacidad de los espaoles para aceptar la diferencia, para comprender al otro tendr unas consecuencias catastrficas, un autntico genocidio. De los 80 millones que habitaban el continente americano quedan 10 a mediados del siglo XVI. De los 25 millones que vivan en Mxico en 1600 slo queda un milln. Cules fueron las causas de este exterminio? Durante siglos los espaoles han intentado relativizar la leyenda negra de la conquista atribuyendo el papel principal en la muerte de los indios a las epidemias o a la dureza de los trabajos en las minas. Pero, con todo, es necesario poner de manifiesto la violencia y crueldad sin igual de los conquistadores: se echaba a los nios a los perros delante de sus madres, se afilaban las espadas pasando a cuchillo a pueblos enteros, se torturaba y esclavizaba a los indios de un modo inhumano. El ansia de oro no explica suficientemente esta explosin de barbarie. Todo ocurre como si los espaoles encontraran un placer intrnseco en la crueldad, en el hecho de ejercer su poder sobre el otro, en la demostracin de su capacidad de dar muerte. (p. 155) Cabe hablar de un choque entre sociedades con sacrificio y sociedades con matanza, representadas por los aztecas y los espaoles del s. XVI. El sacrificio es un homicidio ritual. La matanza revela la descomposicin de los valores morales de una sociedad. Aprovechando la lejana se practica la violencia pero sin sentido ni ritual alguno. uno blande el sable por el gusto de hacerlo, corta la nariz, la lengua y el sexo del indio por gusto, por placer. Los espaoles adelantan de este modo la violencia caracterstica de las guerras del siglo XX. Cules fueron las justificaciones tericas para la conquista de Amrica? Las ideas ms relevantes al respecto fueron denunciadas por Francisco de Vitoria, telogo y jurista de la Universidad de Salamanca, considerado el fundador del Derecho Internacional. Vitoria elimina de entre las causas de guerra justa la evangelizacin a sangre y fuego y la superioridad natural de un pueblo sobre otro. Elabora, en cambio, una teora de la guerra justa que busca legitimar la conquista de Amrica en nombre de la proteccin de los inocentes contra la tirana de los jefes indgenas o de sus leyes como son las que ordenan sacrificios de hombres inocentes o permiten la matanza de hombres exentos de culpa para comer sus carnes (p. 160) Abre aqu la puerta a la posibilidad de imponer el bien a otros pueblos. Sin quererlo, est proporcionando una base legal para las guerras de colonizacin. La discusin sobre la legitimidad de la conquista de Amrica y el trato dado a los indios alcanzar su punto culminante en el debate organizado en Valladolid en 1550 entre Seplveda y Las Casas. Segn Seplveda la guerra contra los indios es legtima porque son inferiores por naturaleza, son canbales, llevan a cabo sacrificios humanos y es necesario convertirlos a la fe cristiana. Seplveda se niega a otorgar a los indios la condicin de humanos: adems de lo ya dicho entierran vivas a las esposas junto a sus maridos, van desnudos, no tienen bestias de carga Todos estos rasgos apuntan, segn

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Todorov, a un atraso en el plano de lo simblico. Un ejemplo: era tpico entre los aztecas tomar a un esclavo, tratarlo como a un dios durante meses, para luego sacrificarlo, comerlo y vestir su piel. El problema est en que no hay separacin entre el smbolo y lo simbolizado, slo hay participacin e identificacin. Esto le permite decir a Todorov que los espaoles no slo estaban ms avanzados (p. 172) tcnicamente sino tambin simblicamente y que esta es la diferencia clave. Tmese esto en el sentido de que las sociedades con escritura son ms avanzadas que las sociedades sin escritura. Las Casas, al contrario que Seplveda, admite desde el principio a los indios como iguales. En lugar de inspirarse en las teoras de la desigualdad natural de Aristteles toma como referencia la igualdad de todos los hombres predicada por Cristo en el Evangelio. Sin embargo, esta igualdad proyectada por Las Casas le impide aceptar al indio en su diferencia. Al igual que Coln, Las Casas en un principio ve en los indios slo lo que quiere ver: mansos, sinceros, pacficos, humildes, etc. Paradjicamente, el racismo de Seplveda le permite dar una descripcin etnogrfica de los indios ms realista que el igualitarismo de Las Casas. Las Casas defiende la anexin de los indios, pero no con soldados, sino con sacerdotes, no con violencia sino con la palabra. Sin embargo, esto conduce a otra paradoja: para impedir el canibalismo se puede castigar a los indios con la hoguera. A modo de conclusin sobre el debate de Valladolid, Todorov considera que es posible establecer un criterio para distinguir si la injerencia de un Estado en los asuntos de otro es legtima o no. Si es propuesta en lugar de impuesta por las armas puede estar justificada. En este caso se sustituye la conquista y la destruccin por la comunicacin, por el respeto al otro en su diferencia. El ltimo captulo, Conocer, est dedicado, entre otras cosas, a la evolucin del pensamiento de Las Casas. Pasa del asimilacionismo de su juventud a un relativismo muy avanzado en su vejez. Intenta justificar incluso las prcticas canbales de los aztecas, argumentando que tambin entre los europeos se han dado casos cuando hay necesidad. Este relativismo moral tiene un paralelo en el universo infinito y descentrado de Giordano Bruno.

LA ENSEANZA DE LA HISTORIA RECIENTE


La historia del presente es uno de los grandes problemas sin resolver de la historiografa contempornea. Esta historia recibe numerosas denominaciones: historia reciente, de lo muy contemporneo, de nuestro tiempo, del mundo actual, historia prxima o inmediata, etc. Los maestros de educacin primaria de nuestro pas, se enfrentan en la actualidad a la ardua y compleja tarea de ensear los temas relacionados con el mundo que viven sus alumnos. Es posible ensear estos temas? Cules son los problemas a los que se enfrenta el docente? Que recursos, herramientas metodolgicas y medios auxiliares puede utilizar para su enseanza? Hay quienes se oponen a ensear estos tpicos, afirman que hechos tan recientes haran perder la objetividad, posibilitando ideologizacin de uno o de otro lado. Este argumento carece de sentido ya que la distancia de los acontecimientos a estudiar no elimina la posibilidad de la subjetividad del historiador o del decente. Julio Arstegui dice la historia del tiempo presente si es posible y variable ensearla. (el tiempo histrico es, posiblemente, la ms sofisticada concrecin de todo el tiempo del hombre porque en ella confluyen todos los dems () el tiempo real de toda historia es el presente, porque la accin, no puede estar constitutivamente ms que en el presente. Uno de los problemas a los que se podran enfrentar los docentes sera el acceso a las fuentes de informacin. En la actualidad, hay innumerables materiales a los que maestros y profesores pueden recurrir. El CODICEN ha ofrecido manuales para profesores, y una variada base documental interesada. Al analizar, estudiar y poner sobre la mesa estos temas hace que los alumnos y docentes comprendan mejer nuestro presente, abarcando estos contenidos con seriedad, responsabilidad y rigor cientfico. Las polticas oficiales de memoria (plasmado en los calendarios escolares, los currculos, los libros de texto), no necesariamente coinciden con a la visin que el docente tiene acerca del pasado reciente.

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El alumno deber ir construyendo su propio conocimiento ya que an no existe una visin de los hechos del pasado reciente, que est consensuada por toda la sociedad. Carlos Demasi dice hay un problema referente a la propia definicin del rol docente: si el profesor se compromete polticamente con su tema est reviviendo las actitudes propias de la generacin de los protagonistas, lo que equivale a perpetuar la vigencia de una actitud frente al tema [] [] El problema central en este caso no se encuentra en la transmisin de informacin; el ensear qu pas puede resultar insuficiente si no se lo acompaa de una tarea de construccin de sentido de los hechos que se exponen. En este caso no se trata de ensear sino de formar, y esto no puede hacerlo el profesor ante sus alumnos sino junto a ellos: la formacin no pasa por el acto de ensear sino que est fuertemente imbricada en la compleja relacin interpersonal profesor-alumno. El profesor puede brindar una mediacin de formaciones que permita al alumno transformarse en el otro, pero no puede transformarlo el mismo [] Jos Pedro Barrn expone que El conocimiento de esa historia (reciente) es esencial para comprender los cambios ocurridos en esa sociedad, la economa, la poltica, y la cultura que han vertebrado el mundo actual, al grado que omitirlos es volver incomprensible la realidad. El conocimiento histrico es clave en el caso de la Historia Uruguaya signada en esa segunda mitad del S. XX por la crisis y recuperacin de los valores de la democracia y de los Derechos Humanos, acontecimiento este ltimo que alude a nuestra identidad como nacin. Continua Barrn el CODICEN no pretende que la historia brindada, se la historia oficial ni una exposicin de la verdad. Sus integrantes saben que el conocimiento cientfico del pasado siempre se est recreando y que solo la investigacin libre de cualquier clase de presiones es capaz de acercarse a lo que aconteci. Carlos Demasi la investigacin histrica busca reconstruir el pasado y esa reconstruccin del pasado se hace sobre una base cientfica. [] El objetivo de la investigacin histrica, no cualquier discurso sobre el pasado es historia, hacer la historia significa investigar, reflexionar, discutir, plantear hiptesis y saber descartarlas cuando llegue el caso.

Nora Schwarzstein HISTORIA ORAL EN EL AULA


Qu ventajas ofrece la historia oral en el aula? "La historia oral escolar sirve para salvar la brecha entre lo acadmico y la comunidad; trae la historia al hogar, ya que relaciona el mundo del aula de clase y el libro de texto con el mundo social directo y diario de la comunidad en que vive el estudiante." La historia oral abre una nueva dimensin en la historia local y familiar y permite a los alumnos: Promover el contacto del alumno entrevistador con diversas opiniones y puntos de vista sobre hechos y procesos Construir colectivamente el pasado reciente, asumiendo el rol de productores activos en la recoleccin de fuentes y aportes para la construccin de relatos y documentos histricos. Reconocer la importancia de investigar, explorar y conocer las races culturales de sus comunidades, con el fin de valorar su riqueza y potenciar el descubrimiento de su patrimonio tnico y cultural Revalorizar los lazos intergeneracionales, ya que muchas veces sus padres y abuelos se transforman en informantes claves durante el proceso de la investigacin. 1. Qu es la historia oral? Se conoce como historia oral la tcnica que se utiliza para registrar y recuperar, por medio de una entrevista, los testimonios de personas que fueron protagonistas de un hecho histrico y tienen de l un conocimiento directo. Por eso, se concentra en los procesos contemporneos. En este sentido, cuando se hace historia oral lo que se recogen son experiencias del pasado reciente, contadas desde la perspectiva del presente. Los documentos y libros de historia no pueden decirnos todo sobre nuestro pasado. Al concentrarse solo en hechos histricos importantes o personajes famosos, suelen dejar de lado hechos y personas comunes, sus historias diarias, la historia de los excluidos o la historia de los vencidos (comunidades tnicas minoritarias, mujeres, marginados sociales, delincuentes, homosexuales, etc.).

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La historia oral permite que aquellos que fueron excluidos de la historia oficial puedan ser escuchados, buscando y recuperando experiencias olvidadas o desconocidas, porque la particular forma en que la gente da sentido a sus vidas es una evidencia histricamente valiosa. Se trata de dar voz a los que no la tienen. La memoria es siempre una mezcla de hechos y opiniones, y ambos son importantes. Sin duda la memoria tiene un carcter subjetivo y tendencia a interpretar la historia ms que a reflejarla. En consecuencia los trabajos de historia oral pueden encontrar sentido no solo en lo que la gente dice sino tambin en lo que no dice. Es necesario recordar que la memoria de nuestros informantes est histrica, social y culturalmente condicionada. Lo mismo ocurre con el entrevistador y su mirada, que siempre estar guiada por los objetivos e hiptesis de su investigacin, por su disciplina, etc. 2. La entrevista de historia oral Como sealamos, el instrumento privilegiado para realizar una historia oral es la entrevista. A diferencia de una encuesta, que puede ser completada sin intervencin del encuestador, la entrevista exige que el entrevistador y el entrevistado estn cara a cara. Desde esta perspectiva, Ronald Grele define entonces la entrevista de historia oral como una "narrativa conversacional". Se dice que es conversacional por la relacin que se establece entre entrevistado y entrevistador, y narrativa por la forma de exposicin -en que "se cuenta, relata o narra una historia". Se trata de un dilogo ms duro que el de una conversacin cotidiana, pero con una relacin de confianza entre entrevistado y entrevistador. La entrevista como resultado de la interaccin entre entrevistador y entrevistado es una creacin colectiva. "Una entrevista no es una conversacin espontnea. Es una situacin artificial, donde el entrevistador busca informacin para su investigacin y el entrevistado de alguna manera busca hacer pblica su historia y sus puntos de vista". El uso de la entrevista para confirmar o ampliar cualquier dato histrico no implica, necesariamente, estar haciendo historia oral. En principio, la historia oral no se usa para buscar aquello que ya aparece en los libros (excepto que sea dudoso) sino que busca lo que solo a partir del relato de la gente, a partir de una entrevista, se pueda encontrar. El xito de cualquier investigacin de este tipo depende, en gran medida de la calidad de la/s entrevista/s realizada/s. Una buena entrevista supone varios factores: eleccin de informantes, conocimiento previo del tema a investigar, definicin clara de hiptesis de investigacin, amplitud necesaria para abordar aspectos no planificados antes de la entrevista y que pueden abrir nuevos caminos y el registro no solo de lo dicho sino tambin de lo callado. Existen diversos tipos de entrevistas y la eleccin de cada uno depender de las necesidades propias de la investigacin y del entrevistado en cuestin. Las entrevistas pueden ser estructuradas en torno a cuestionarios fijos o ser conversacionales y flexibles, individuales o colectivas. Por otro lado, hay un tipo de entrevista mucho ms abierta que permite al entrevistado armar lo que va a contar: son conocidas como historias de vida. En ellas son tan importantes los segmentos del relato referidos al tema de investigacin como la narracin de la vida del relator, tanto en su contenido como en la forma de hacerlo.

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