Introduccion A Las Logicas No Clasicas Lorenzo Peña-Folleto
Introduccion A Las Logicas No Clasicas Lorenzo Peña-Folleto
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CLSICAS
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9. Desarrollos y aplicaciones los cas de los sistemas de lgica transitiva Los sistemas de la familia A presentados en los ltimos captulos del presente opsculo han venido desarrollados y debatidos en trabajos anteriores del autor de estas lneas. He aqu varios de tales trabajos. Identity, Fuzziness and Noncontradiction, Nos 18/2 (mayo 1984), pp. 227-59. Un enfoque no-clsico de varias antinomias denticas, Theoria 7-8-9 (San Sebastin: 1988), pp. 67-94. Fundamentos de ontologa dialctica. Madrid: Siglo XXI, 1987. Pp. 427. Ver esp. Anejo IV, pp. 362-98.) Lgica combinatoria o teora estndar de conjuntos?, Arbor 520 (abril 1989), pp. 33-73. (Quasi)Transitive Algebras, Multiple-Valued Logic 13 (Los Angeles: IEEE Computer Society, 1983), pp. 129-35. Fuzzy Arithmetics, Multiple-Valued Logic 12 (Los Angeles: IEEE Computer Society, 1982), pp. 232-34. Algunos desarrollos recientes en la articulacin de lgicas temporales, apud Lenguajes naturales y lenguajes formales IV.1, compilado por Carlos Martin Vide. Barcelona: Universitat de Barcelona, 1989, pp. 413-39. Consideraciones los cas sobre la teora de conjuntos, Contextos 11 & 12 (Universidad de Len, 1988), pp. 33-62 & 7-43. Tres enfoques en lgica paraconsistente, Contextos 3 & 4(1984), pp. 81-130 & 49-72. Caractersticas tcnicas y signi cacin los ca de un clculo lambda libre, apud Lgica y losofa del lenguaje, compilado por S. Alvarez, F. Broncano & M.A. Quintanilla. Salamanca: Universidad de Salamanca, 1986, pp. 89-114. Contribucin a la lgica de los comparativos, apud Lenguajes naturales y lenguajes formales II, compilado por Carlos Martn Vide. Barcelona: Universitat de Barcelona, 1987, pp. 335-50. Rudimentos de lgica matemtica, Madrid: Servicio de Publicaciones del CSIC, 1991. Para una crtica de las concepciones que animan a la lgica transitiva vanse estos artculos: Newton C.A. da Costa, La losofa de la lgica de Lorenzo Pea, Arbor, N 520 (abril 1989), pp. 9-32. Mauricio Beuchot, Acerca de la argumentacin los co-metafsica, Crtica, N 53 (agosto 1986), pp. 57-66.
Sumario Prlogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 001 Introduccin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 005 1. Qu tan justicable es el monopolio docente de la lgica clsica? 2. Nocin de verdad lgica 3. El carcter logogrco de las notaciones lgicas 4. Prerrequisitos para la lectura del presente opsculo Captulo 1. Notaciones, parntesis, puntos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 013 Esquemas y functores Parntesis y puntos Captulo 2. Nocin de dominio de valores de verdad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 017 Nocin de valor de verdad Valores designados, valores antidesignados Relaciones de orden en un dominio de valores de verdad Lgicas escalares y lgicas tensoriales Captulo 3. Nocin de tautologa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 020 Lgica bivalente Lista de algunas tautologas Cmo calcular las tautologas de una lgica tensorial? Captulo 4. Estudio de varios functores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 025 Functores de armacin Functores de negacin Functores de conyuncin Functores de disyuncin Functores condicionales Functores bicondicionales y equivalenciales Sobreimplicaciones Escolio al Captulo 4. Aplicaciones a la formalizacin de enunciados en lenguaje natural Captulo 5. Ventajas de la lgica innivalente como lgica de lo difuso . . . . . . . . . . . . 033 Matices Reales e hiperreales El sistema Ar Asignaciones de valores de verdad El sistema Ap Valuaciones de Ap Relaciones entre Ap y Ar La lgica Abp Captulo 6. Nocin de teora, clasicacin sintctica y semntica de las teoras . . . . . 042 Reglas de inferencia Cierre de un cmulo con respecto a una relacin Reglas de formacin Nocin de teora
Teoras axiomatizadas Teoras inconsistentes Teoras superconsistentes y paraconsistentes Modelo, interpretacin, valuacin, validez Completez Tablas de verdad y modelos Un modelo alternativo para Ap Captulo 7. Los principios de no-contradiccin y tercio excluso . . . . . . . . . . . . . . . . . . 051 La regla de Cornubia El principio de Cornubia El principio sintctico de no-contradiccin Principio de no-contradiccin y paraconsistencia Antinomia y contradiccin El principio semntico de no-contradiccin El principio sintctico de tercio excluso El principio semntico de tercio excluso Relacin entre los principios de no-contradiccin y de tercio excluso Captulo 8. Sistemas lgicos deductivos: el sistema At . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 060 Lecturas de signos a emplear Reglas de formacin De!niciones Regla de inferencia primitiva (nica) Desarrollo del sistema Derivacin de reglas de inferencia Demostracin de teoremas Pruebas de otros teoremas Captulo 9. Una extensin de At: el sistema in!nivalente y tensorial Aj . . . . . . . . . . . . 093 Nuevas lecturas Reglas de formacin Reglas de inferencia Esquemas axiomticos Comentarios sobre la base axiomtica de Aj Diferencia entre la conyuncin natural y la superconyuncin Consideraciones sobre la pluralidad de functores bicondicionales Diversos grados de certeza de los axiomas El principio de Herclito Captulo 10. El clculo cuanti!cacional de primer orden . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107 Consideraciones preliminares Introduccin de nueva terminologa Variacin alfabtica De la pluralidad de clculos sentenciales a la opcin entre diversos clculos cuanti!cacionales Reglas de formacin
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recopilacin de estudios del autor sobre lgicas multivalentes, modelizaciones de las mismas, aplicacin a temas de lgica modal y muchos otros. Aunque re eja un estado de la investigacin ya algo superado, es una obra tan descollante que quedar como uno de los pilares del estudio de la lgica no clsica. Graham Priest, Richard Routley & Jean Norman (eds), Paraconsistent Logic: Essays on the Inconsistent. Munich: Philosophia Verlag, 1989. Abarca estudios de sistemas lgicos paraconsistentes as como de algunas aplicaciones y motivaciones !los!cas de varios de ellos por autores como Newton da Costa, Priest, Routley (hoy llamado Sylvan), Asenjo, Bunder, Batens, Brady, Francisco Mir Quesada y el autor del presente opsculo. Es un texto insoslayable para quien quiera captar el desafo que a los clichs y prejuicios clasicistas suscita el surgimiento de lgicas paraconsistentes. Wolfgan Rautenberg, Klassische und nichtkassische Aussagenlogik. Braunschweig/Wiesbaden: Vieweg & Sohn, 1979. Un estudio comparativo de la lgica clsica y de varios sistemas no clsicos. El captulo III est dedicado a la lgica multivalente, con una introduccin a la semntica algebraica. El V lo est a la lgica intuicionista y sistemas a!nes. Desgraciadamente tiene unas cuantas lagunas que son de lamentar; pero es una obra muy slida y bien hecha. Nicholas Rescher, Many-Valued Logic. New York: McGraw-Hill, 1969. Obra propedutica y que logra serlo de manera extraordinariamente destacada, como pocas, no sacri!ca en aras de serlo ni la riqueza y variedad de la temtica ni el rigor del tratamiento. Cierto que a menudo no va su!cientemente al fondo de las cosas; y que pecan a veces de cierta ligereza, precipitacin o ms que nada esquematismo las abundantes y en general interesantsimas consideraciones !los!cas con que est adobado todo el libro; sin embargo, sera ste aquel libro que recomendara el autor de las presentes pginas como el libro de lectura obligada [por antonomasia] y sin duda aquella obra a la que ms debe el cmulo de tratamientos que se per!lan en mi propia escritura. J. Barkley Rosser & Atwell R. Turquette, Many-Valued Logics. Amsterdam: North-Holland, 1952. Es un tratado muy riguroso pero de difcil lectura y sin grandes motivaciones !los!cas Richard Routley, Exploring Meinongs Jungle and Beyond. Canberra: Australian National University, 1980. Una voluminosa obra de 1035 pp., en la que el prol!co !lsofo y lgico australiano cuyo apellido, desde entonces, ha venido reemplazado por el de Sylvan desarrolla un sistema de lgica relevante y paraconsistente y expone muchos argumentos a favor de la aplicacin de ese sistema de lgica relevante y paraconsistente y expone muchos argumentos a favor de la aplicacin de ese sistema en campos de teora de los objetos, epistemologa, teora del tiempo, semntica, teora de conjuntos etc. Su principal inspirador es Meinong. Todo ello da idea de la envergadura de la empresa. Sin embargo y sta es la mayor falla, no se aprecia autntica unidad: trtase de una recopilacin de ensayos retocados y queda subyacente la pluralidad de enfoques que se han sucedido en el pensamiento del autor; con el agravante de que la mayora de las consideraciones y los enfoques no requieren una lgica paraconsistente ni abonan a favor de la misma, sino ms bien de procedimientos en buena parte conciliables con la lgica clsica. Aun as, por la enorme riqueza de su contenido es un libro que merecera que todo el mundo sacara tiempo para leerlo. L. A. Zadeh, K.-S. Fu, K. Tanaka, and M. Shimura, Fuzzy Sets and their Applications. New York: Academic Press, 1975. Es este ttulo slo un botn de muestra de la enorme bibliografa hoy disponible sobre teoras de conjuntos difusos, lgicas de lo difuso y aplicaciones de tales lgicas y teoras a mltiples campos de investigacin cient!ca, dentro y fuera de la matemtica.
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Susan Haack, Philosophy of Logics. Cambridge U.P., 1978. Es un libro ambicioso, que abarca muchos temas y aporta consideraciones de cierto inters acerca de unos cuantos de ellos. Con todo, se viene a quedar corto en la mayor parte de esas discusiones. Peca de precipitacin en las conclusiones y de simplicacin en los planteamientos, sin ir casi nunca lo bastante al fondo de los problemas. Stephen Krner (ed.), Philosophy of Logic. Oxford: Blackwell, 1976. Una coleccin de estudios que abarca interesantes colaboraciones de autores destacados Fitch, Geach, Wiggins, Hintikka, Dummett sobre temas como la lgica combinatoria y su aplicacin al tratamiento cientco de la lengua natural, las lgicas multivalentes, los cuanticadores, etc. W.V. Quine, Philosophy of Logic. Cambridge (Mass.): Harvard U.P., 1970. (Hay traduccin castellana.) No es ni mucho menos el mejor libro de Quine toda cuya obra tiene que ver con la losofa de la lgica, pero es un tratadito claro, escrito con ese espritu penetrante y lcido propio de su autor si bien en esta obra se acentan las tendencias conservadoras ms que en trabajos anteriores de Quine. W.V. Quine, The Ways of Paradox and Other Essays (revised and enlarged edition). Cambridge (Mass.): Harvard U.P., 1976. W.V. Quine, Word and Object. Cambridge (Mass.): The M.I.T. Press, 1960. (Hay trad. castellana de Manuel Sacristn). 8. Lgicas no-clsicas Voy a enumerar unos pocos de entre los libros cuya lectura es ms recomendable. Nicola Grana, Logica paraconsistente. Npoles: Loffredo editore, 1983. Es el primer libro dedicado a este tipo de lgicas. El captulo ltimo est consagrado a la lgica transitiva, e.d. a la familia de sistemas lgicos puestos en pie por el autor del presente opsculo. Susan Haack, Deviant Logic. Cambridge U.P., 1974. (Hay trad. castellana de Editorial Paraninfo). Tesis doctoral de la autora, abarca muchos temas interesantes sobre aplicaciones loscas de unas u otras lgicas no clsicas. No aporta ningn nuevo resultado demostrativo (tcnico). No aborda casi ninguno de los temas con la profundidad que sera de desear; es ms: en alguna de las discusiones incurre en marcada supercialidad, esquematizando, aligerando los problemas y las dicultades, ignorando alternativas. Quiz por ello acaba quedndose en una posicin conservadora, optando por la lgica clsica frente a cualquier otra. Aun as es recomendable su lectura. Storrs McCall (ed.), Polish Logic: 1920-1939. Es una recopilacin de artculos de ukasiewicz, Jas kowski y otros lgicos polacos. En ella se encuentran los textos donde vino expuesta y desarrollada la lgica trivalente !ukasiewicziana y otros en los que por primera vez se propusieron otros sistemas lgicos no clsicos. Francisco Mir Quesada & Roque Carrin (eds), Antologa de la lgica en Amrica Latina. Madrid: Fundacin Banco Exterior, 1988. Es una coleccin de estudios de diversos temas de lgica matemtica; pero, dado el predominio que en Latinoamrica han adquirido las lgicas no-clsicas principalmente las paraconsistentes, a ellas vienen consagrados muchos de los trabajos recopilados. Cabe citar entre los autores a: Newton da Costa, Ayda Arruda, C. Alchourrn & E. Bulygin, Ral Orayen, Mario Bunge, Toms Moro Simpson, Francisco Mir Quesada, F.G. Asenjo, H.N. Castaeda y el autor de estas lneas (cuyo trabajo se titula La defendibilidad lgico-losca de teoras contradictorias). Gr. C. Moisil, Essais sur les logiques non chrysippiennes. Bucarest: Editions de lAcadmie de la Rpublique Socialiste de Roumanie, 1972. Es una impresionante
Esquema denicional Reglas de inferencia Esquemas axiomticos Comentarios Captulo 11. La lgica combinatoria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 115 Captulo 12. Modelos algebraicos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 120 lgebras cuasitransitivas Postulados Terminologa suplementaria Productos directos El clculo sentencial Ap y las lgebras libres asociadas con la clase de las aa.cc.tt. lgebras transitivas y transitivoides Consideraciones nales Anejo N 1. El recurso a una lgica innivalente en la defensa del realismo cientco . 135 Anejo N 2. Nota sobre la nocin quineana de verdad lgica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 139 Bibliografa selecta comentada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 141
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6. Relaciones entre la lgica y el estudio del lenguaje Es inabarcable todo lo muchsimo que sobre este tema se ha publicado, sobre todo en aos recientes. he aqu unos pocos ttulos. Albert E. Blumberg, Logic: A First Course. Es un tpico manual propedutico de lgica, pero con ms nfasis de lo usual en la formalizacin de mensajes en lengua natural. Alec Fisher, The Logic of Real Arguments. Cambridge U.P., 1988. Sea grande o pequeo su xito en la bsqueda de la estructura ilativa (inferencial) de argumentos que utilizan diversos pensadores Carlos Marx, J. Stuart Mill, Malthus etc., pocas iniciaciones logran como sta poner de relieve la importancia de la lgica desde el punto de vista de la evaluacin de los argumentos que de hecho se utilizan en las disputas cient cas. Samuel Guttenplan, The Languages of Logic. Oxford: Blackwell, 1986. Sera una introduccin a la lgica como hay tantas si no fuera por ese nfasis brioso y, habida cuenta de todo, ms bien exitoso en cmo encontrar correlaciones adecuadas entre ristras de signos en notacin simblica y mensajes de la lengua natural. James D. McCawley, Everything that Linguists Have Always Wanted to Know about Logic. Oxford: Blackwell, 1981. Una excelente introduccin a la lgica desde un punto de vista de intereses investigativos en lingstica y recalcando aplicaciones a ese campo. No deja de contener algn punto de discusin de tratamientos desde lgicas no-clsicas, p.ej. lgicas de lo difuso. Por todo ello es muy recomendable su lectura. Howard Pospesel & David Marans, Arguments: Deductive Logic Exercises. Un librito sin grandes pretensiones, divertido y sencillo; un poco ingenuo en cmo concibe la tarea de determinar qu sea un argumento. Pese a sus limitaciones, como despliega una amplia gama de ejemplos, resulta til dentro de la presente rbrica. Fred Sommers, The Logic of Natural Language. Oxford: Clarendon, 1982. El enfoque de Sommers es muy peculiar en cierto sentido es un camino opuesto al de la lgica matemtica cuanti cacional desde Frege, un cierto retorno a la silogstica anterior. Por otro camino llega a algo afn en cierto modo a las lgicas combinatorias 7. Filosofa de la lgica Sobre este tema es difcil escoger slo unos pocos libros, porque segn qu criterios se apliquen aparecen como ms destacados unos u otros ttulos siendo empero dignos de consideracin esos criterios no coincidentes en sus resultados, al paso que, en temas ms tcnicos, surge menor discrepancia entre los diversos criterios. Aun as a sabiendas de cun arbitraria puede resultar la opcin, me atrevo a ofrecer esta pequea seleccin. Newton C.A. da Costa, Ensaio sobre os fundamentos da lgica. So Paulo: Hucitec, 1980. Es una excelente coleccin de ensayos los cos sobre la lgica en una perspectiva paraconsistente. Alfredo Deao, Las concepciones de la lgica. Madrid: Taurus, 1980. Es un libro muy ambicioso, pues trata de trazar un cuadro exhaustivo de las concepciones posibles de qu sea la lgica, proponiendo su propio enfoque. Sin embargo, ni el acopio hecho por el autor es su ciente para acometer tal empresa ni las alternativas estn siempre bien planteadas. No aborda nunca con claridad la concepcin ms simple de la lgica (la lgica como ontologa); ni plantea con su ciente seriedad el desafo de las lgicas no-clsicas. Pese a esas y otras lagunas, y pese al carcter un tanto farragoso de gran parte de la obra, sta es recomendable para quien quiera meditar a fondo sobre algunas de las concepciones alternativas de la lgica.
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Robert Rogers, Mathematical Logic and Formalized Theories. Amsterdam: North-Holland, 1971. Una presentacin inigualablemente clara a temas de teora de modelos y teora axiomtica [estndar] de conjuntos. Insuperable como trabajo propedutico. Joseph R. Shoeneld, Mathematical Logic. Reading (Mass.): Addison-Wesley Publ. Co., 1967. Trtase de un texto clsico en varias acepciones. Su semntica es estndar en el fondo pero muy peculiar en su presentacin. Es muy profundo su tratamiento de algunos problemas avanzados de teora de modelos y teora de conjuntos. 4. Modelos algebraicos Hay muy diversos tratados de temas pertenecientes al dominio del lgebra universal e incluso una revista con esa denominacin (Algebra universalis). Menciono aqu algunos de los textos ms sobresalientes y tiles. Raymond Balbes & Philip Dwinger, Distributive Lattices. University of Missouri Press, 1974. Garrett Birkhoff, Lattice Theory. Providence (Rhode Island): American Mathematical Society, 1940. Texto sumamente difcil, pero tambin el texto clsico por antonomasia, insuperado por el enorme despliegue de resultados demostrativos que ofrece. Paul M. Cohn, Universal Algebra. Dordrecht: Reidel, 1981. Pese a su gran valor, este texto no es el que mejor introduce al tema a lectores que no sean matemticos o que se interesen por el lgebra universal desde la perspectiva de bsqueda de modelos algebraicos para sistemas lgicos. J. Kuntzmann, Algbre de Boole. Pars: Dunod, 1968. Es un libro concebido ms bien para matemticos, pero bastante claro. Helena Rasiowa, An Algebraic Approach to Non-Classical Logics. Amsterdam: NorthHolland, 1974. Sin duda alguna, el texto cuya lectura ms calurosamente cabe recomendar a quienes deseen avanzar en un estudio de temas relacionados con la teora de modelos algebraica a partir de una perspectiva ms o menos afn a la que se plasma en el presente opsculo. 5. Lgica combinatoria H.P. Barendregt, The Lambda Calculus. Amsterdam: North-Holland, 1984. (2 edic.). Es una exposicin magnca pero para estudios avanzados de los problemas principales del clculo lambda y de sus relaciones con la lgica combinatoria. Es especialmente til para comprender el gnero de modelos algebraicos propuestos para una gama de lgicas combinatorias. (Se complementa este libro que se centra en tratamientos semnticos con el de Fitch, ms abajo citado, ya que en ste no aparece ningn desarrollo sistemtico de un sistema lgico con sus axiomas y reglas de inferencia, que es lo que en cambio ofrece, magistralmente, el libro de Fitch.) Haskell B. Curry & Robert Feys, Lgica combinatoria. (Trad. Manuel Sacristn.) Madrid: Tecnos, 1967. Es un texto de gran valor pero no muy claro entre otras cosas por lo peculiarsimo de la tcnica expositiva y de la terminologa, muy alejadas de lo normal. La enorme riqueza de su temtica y lo polifactico del tratamiento a menudo demasiado prolijo no se ven acompaados por un trabajo suciente de construccin sistemtica. Frederic B. Fitch, Elements of Combinatory Logic. New Haven: Yale U.P., 1974. Es el mejor texto en esta disciplina de la lgica combinatoria (aunque a diferencia del de Barendregt, ms arriba citado se cie a un tratamiento sintctico): claro, riguroso, elegante, conciso, original, con montones de resultados demostrativos y de ideas interesantes. Es uno de los mejores libros de lgica matemtica en este siglo.
Prlogo
Este opsculo es fruto no slo de una labor investigativa, sino tambin de la experiencia docente del autor y asimismo de aos de debates, de contrastaciones argumentativas, que le han permitido comprender mejor no slo, en general, dnde estn las dicultades principales que se yerguen ante la tarea de adentrarse en el campo de las lgicas no clsicas, sino tambin, en particular, qu incomprensiones son ms frecuentes, qu confusiones desorientan ms a menudo y retardan ese adentramiento, esa exploracin. Teniendo en cuenta todo ello, el autor ha querido ofrecer un manual claro, sencillo, con explicaciones bien desmenuzadas, aunque hayan de ser prolijas a veces; pero todo ello, dentro de un constreimiento de brevedad y concisin. Quiz sea eso como la cuadratura del crculo. En cualquier caso, trtase de jar unos objetivos, conferir grados de prelacin a cada uno de ellos, y tender lo ms posible a, concilindolos cuanto se pueda, ofrecer un trabajo que equilibradamente pueda considerarse una razonable aproximacin a la realizacin de los mismos de cada uno en la medida en que goce de prelacin en la jerarquizacin recin aludida. Ojal el lector, juzgando benvolamente pero sin faltar a la verdad, pueda estimar que la presente obra constituye tal aproximacin razonable a los dos objetivos arriba mencionados! Lo que el lector tiene en sus manos es el resultado de reelaboraciones de un trabajo anterior, que en su primera versin se titul Apuntes introductorios a la lgica matemtica elemental. Aunque el autor se sinti satisfecho por los logros docentes conseguidos mediante la utilizacin de ese texto poligraado, la ulterior prctica ms arriba aludida ha aconsejado las modicaciones del mismo que han desembocado en la presente obra. Espero, a la vez, que su utilizacin como texto universitario de iniciacin al estudio de lgicas no clsicas permita un ms amplio conocimiento de estas lgicas y, junto con ello, aporte una nueva experiencia que se tendra en cuenta para ulteriores ediciones de este librito. Segn lo acabo de sugerir, espero haber aportado, con el presente trabajo, un instrumento de iniciacin al estudio de lgicas no clsicas. De ah que el ttulo ms apropiado de la obra sera el de Introduccin al estudio de tales lgicas, ms que a esas lgicas. Y es que no cabe en un trabajo de la envergadura del aqu presentado ni probablemente en ningn otro de extensin razonable brindar una introduccin a todas las lgicas no clsicas, ni siquiera a todas aquellas que cuentan con adalides notables. Hoy es tan abundante y variado el panorama de tales lgicas que, si resulta difcil ir siguiendo los desarrollos nuevos en este campo, dicilsimo es, o imposible, compendiar ese panorama sin omitir nada de lo que juzguen valioso unos u otros investigadores destacados. Entre las muchas lgicas no clsicas cuyo estudio se ha omitido en esta Introduccin guran varios sistemas de la familia constructivista como la lgica intuicionista de Heyting, las lgicas relevantes y otras similares como las conexivistas, las lgicas cunticas (como las no-distributivas). Todos esos sistemas han sido puestos en pie por consideraciones loscas dignas de atencin. Merecen ser estudiados y discutidos. Pero la organizacin del presente manual ha hecho aconsejable no incluir en l un tratamiento de tales sistemas. Por otro lado susctase la cuestin de cundo un sistema lgico es una lgica no clsica y cundo es meramente un desarrollo, un complemento de la lgica clsica. Algunos llaman lgicas no clsicas tambin a la lgica modal (la que estudia operadores como posiblemente y necesariamente) y a otras de las llamadas intensionales. Desde mi punto de vista, son simples extensiones de la lgica clsica, porque no entran en ningn con icto con sta ni en el terreno del clculo sentencial ni siquiera en el del clculo cuanticacional. O sea: esas lgicas intensionales no aaden ni quitan nada a lo que dice la lgica clsica cuando se reduce su vocabulario al del clculo cuanticacional (o sea tratndose de sistemas cuyo clculo cuanticacional es el mismo de la lgica clsica: el conjunto o cmulo de estas partculas:
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y, o, slo si, si y slo si, no, cada, algn). (En este trabajo no se establecer diferencia ninguna entre los signi cados de cmulo y de conjunto. Y salvo en una parte del captulo XII y ltimo no har falta tampoco hacer diferencia entre cmulos y clases.) En cambio segn se ver algunos de los sistemas lgicos considerados en este librito tienen una divergencia respecto a la lgica clsica en lo tocante al no, porque hacen un distingo entre dos noes: el mero no al que asignan caractersticas no clsicas y una negacin fuerte, el no en absoluto, que conciben como la negacin de la lgica clsica (mientras que los lgicos clsicos no leen as a su negacin, sino que la leen como un mero no). Esa es la razn de que, mientras no es cierto que las lgicas modales y otras as sean por el mero hecho de contener teoremas que no contiene el clculo cuanti cacional clsico lgicas no clsicas, s lo sean en cambio sistemas como varios de los que se examinarn en este trabajo, a pesar de que tanto los unos como los otros contienen a la lgica (cuanti cacional) clsica. Una de las decisiones difciles en la elaboracin del presente manual ha consistido en la seleccin de una notacin apropiada. Varios son, en efecto, los criterios que hacen recomendable una escritura o notacin ms que otra. Es doble el uso de cualquier signo gr co: lectura y escritura. Son ventajas de un signo el hacer econmica la lectura o la escritura. Mas hay varios gneros de economa al respecto. Estn la condicin de fcil discernibilidad visual y la de cun parsimonioso sea el cmulo de trazos distintivos que han de recordarse (de algn modo) para formar o reconocer esos grafemas. Este ltimo criterio (economa paradigmtica, referida a las oposiciones en terminologa de la lingstica funcional) pugna con el otro (economa sintagmtica, referida a los contrastes); pero tambin hay un con!icto entre esas dos economas la sintagmtica y la paradigmtica y otra, que es la referida al esfuerzo mayor o menor del trazado de signos. (Esto ltimo no tiene analoga en el lenguaje hablado; es dudossimo, en efecto, que, en general, haya emisiones bucales ms fciles de hacer sabemos cun relativo es eso a una educacin articulatoria.) Por otro lado, est el problema de cun arbitrario sea un signo, ya que los menos arbitrarios son ms fciles de recordar. (Y hay grados en eso, as como aspectos, motivaciones relativas no ms.) Optar por una notacin u otra sin tener en cuenta ninguna de tales consideraciones es incurrir en cierta ligereza, aunque de suyo el tema no sea muy importante. Apartarse de lo normal es imponer una carga a la memoria y capacidad de reconocimiento de los estudiantes. Pero se es un aspecto de la cuestin, no el nico. Qu ha de hacerse cuando la norma estndar no es estrictamente aplicable? No queda ms remedio que disear nuevas notaciones teniendo en cuenta los criterios precedentes. Y operando siempre en un marco pragmtico: el de unas posibilidades de reproduccin gr ca que no son ilimitadas. As pues, y habida cuenta de todo ello, plantebase como sigue el problema de seleccionar una notacin apropiada en nuestro caso. Por un lado, razones de ndole pragmtica aconsejaban la mayor estandardizacin posible, esto es: reproducir en la mayor medida las notaciones ms usuales. Por otro lado, sin embargo (aparte ya de objeciones que cabe formular a varias de tales notaciones por acudir al empleo de signos menos reconocibles, o menos fciles de encontrar entre los disponibles en impresoras corrientes, cuando a menudo bien pudieran emplearse, para tales usos, otros signos que s suelen estar disponibles), surge una di cultad especial tratndose de sistemas no clsicos, donde aparecen pluralidades desconocidas en la lgica clsica. En sta ltima p.ej. hay tan slo una negacin, tan slo un bicondicional, tan slo una conyuncin, etc. En muchos sistemas no clsicos hay varias negaciones, varios condicionales, varios bicondicionales, varias conyunciones y as sucesivamente. Entonces, si en una notacin estndar para la lgica clsica se escribe la negacin como , cmo cabr operar al pasar a un sistema no clsico con dos o tres negaciones? Pudese acaso explotar el hecho de que esa notacin estndar no es nica, sino que hay otras tambin
Willard V.O. Quine, Mathematical Logic (Revised Edition.) Cambridge (Mass.): Harvard U.P., 1951. (Hay trad. castellana en Editorial Revista de Occidente, Madrid.) Es un texto sin igual: desde el piso del clculo sentencial hasta desarrollos matemticos de envergadura articulados en una teora de conjuntos (el sistema ML) expuesto en este libro por primera vez, todo ello con un enorme rigor y una claridad insuperable. A este libro y en general a toda la obra lgica de Quine debe mucho el tratamiento aqu ofrecido. No requiere ningn conocimiento previo de la materia, pero s un estudio muy atento, ya que no est concebido como manual docente segn suele entenderse; p.ej. carece de ejercicios y no se explaya mucho en ilustraciones. J. Barkley Rosser, Logic for Mathematicians. N.Y.: Chelsea, 1978 (2 ed.). Es un excelente tratado de desarrollo de amplios campos de la matemtica construidos desde el cimiento de la lgica clsica y de la teora de conjuntos NF de Quine. Esta segunda edicin contiene adems importantes apndices sobre temas superiores de teora de conjuntos y sobre el anlisis no estndar de Robinson (anlisis utilizado en el presente opsculo para modelizaciones del sistema de lgica propuesto en el captulo IX). James A. Thomas, Symbolic Logic. (Columbus (Ohio): C.E. Merrill Co., 1977. Es un manual tpico, con sus lados buenos y malos. Pone mucho nfasis en procedimientos de deduccin natural, o sea en ver a la lgica no como una teora o corpus de teoremas que es la concepcin aqu abrazada sino como un instrumental, un arsenal de reglas de inferencia. Tiene un tratamiento bastante exhaustivo y claro del clculo cuanti cacional clsico de primer orden y muchas indicaciones valiosas e informativas sobre aplicaciones y conexiones con otras disciplinas. 3. Introducciones a la teora de modelos Casi todas las introducciones a la lgica contienen un tratamiento de teora de modelos. Los textos aqu enumerados son algunos que van ms lejos en esa tarea o que la llevan a cabo con mayor xito, sea en lo tocante a profundidad, sea por su claridad. C.C. Chang & H.J. Keisler, Model Theory. Amsterdam: North Holland, 1973. Es un texto excelente, pero pese a su claridad requiere una lectura sumamente atenta. No se recomienda sino a quienes ya dominen bien los rudimentos de la teora de modelos y estn dispuestos a estudiar a fondo los temas ms arduos. Geoffrey Hunter, Metalogic: An Introduction to the Metatheory of Standard First Order Logic. Berkeley & Los Angeles: University of California Press, 1971. Un excelente manualito, claro, riguroso e incluso tmidamente oteador de algn enfoque no-clsico (el relevantista). Pero en general se atiene ciegamente a los prejuicios clasicistas. Stephen C. Kleene, Introduccin a la metamatemtica. (Trad. M. Garrido). Madrid: Tecnos, 1974. Es uno de los tratados ms descollantes, con interesantsimos desarrollos sobre aplicaciones matemticas p.ej. sobre teora de la recursin. Es un libro exigente, de lectura difcil. Elliott Mendelson, Introduction to Mathematical Logic (2d. edit.). New York: Van Nostrand, 1979. Merecidamente reputado como el mejor manual de lgica matemtica clsica; aunque eso es verdad slo en ciertos aspectos, naturalmente. (P.ej., carece de la elegancia, la enorme claridad y el enfoque de construccin sistemtica de una teora lgica que caracterizan a Mathematical Logic de Quine; a cambio, abarca muchos ms temas y suministra una enorme cantidad de informacin sobre diversos hallazgos acerca de tales temas.) De lectura difcil por la hondura de su tratamiento y lo complejo de muchos de los temas que toca, es, sin embargo, muy claro en sus explicaciones y en cmo facilita al lector los primeros pasos.
Bibliografa selecta comentada 1. Introduccin a la teora de conjuntos Siendo la teora [ingenua] de conjuntos lo nico con lo que se supone que el lector de este tratadito se halla previamente siquiera mnimamente familiarizado, conviene indicar aqu algunos textos muy accesibles de iniciacin a esa disciplina. Javier de Lorenzo, Iniciacin a la teora intuitiva de conjuntos. Madrid: Tecnos, 1972. La Oubia, Introduccin a la teora de conjuntos. Buenos Aires: Eudeba, 1971. Seymour Lipschutz, Teora de conjuntos y temas a nes. (Trad. J.M. Castaa & E. Robledo.) Mxico: McGraw-Hill (Serie Shaum), 1970. 2. Introducciones generales a la lgica Hay muchas. Todas pecan de presentar a una lgica particular la clsica como la lgica, aadiendo a lo sumo algn captulo o apndice acerca de algunas lgicas no clsicas. Hay varias buenas introducciones, algunas de ellas escritas en nuestro idioma. He aqu varias introducciones dignas de mencin. Jon Barwise, Handbook of Mathematical Logic. Amsterdam: North-Holland, 1977. Aunque se titula manual y se pretende dirigido a no iniciados en lgica, ello es porque va destinado a matemticos profesionales que no hayan ahondado en su conocimiento de la lgica. Seguramente ser poco atractivo para la mayora de los lectores del presente opsculo. Riqueza de temtica, rigor de tratamiento, abundancia de informacin y de resultados demostrativos. Ausencia de las lgicas no clsicas. Pobreza de las pocas consideraciones los cas. Est concebido para hacerles ver a los matemticos que la lgica no es de menospreciar. Abarca trabajos interesantsimos sobre teora de conjuntos y clculos lambda (variedades de la lgica combinatoria). Alonzo Church, Introduction to Mathematical Logic. Princeton (New Jersey): Princeton U.P., 1956. Es el mejor tratado introductorio a la lgica clsica incluyendo el clculo cuanti cacional clsico de orden superior o teora de tipos, sin desdear del todo a ciertas lgicas no clsicas. Es el texto ms riguroso. Abunda en ejercicios muy bien diseados y en explicaciones magn camente concebidas. No se recomienda su lectura a quienes no estn previamente familiarizados con una amplia gama de temas, puesto que se es su nico fallo, aparte del dogmatismo clasicista no allana mucho el camino a los todava no duchos en la materia. Irving M. Copi, Symbolic Logic. New York: Macmillan, 1973. Pese a su sello un tanto personal, y una serie de detalles originales, es un manual bastante tpico; slo que contiene captulos muy interesantes, p.ej. sobre la notacin polaca y sobre el sistema de Nicod una versin de la lgica sentencial clsica en la cual hay un nico functor primitivo. Donald Kalish & Richard Montague, Logics: Techniques of Formal Reasoning. Es un estudio ms avanzado que un mero manual introductorio. Es excelente y rigurosa su presentacin de las partes ms complicadas de la lgica cuanti cacional clsica de primer orden y de algunas extensiones de la misma. Claro, bien escrito, elegante y diestro en combinar la preocupacin por la exactitud y la profundidad con explicaciones que allanan el camino a los no previamente iniciados. Benson Mates, Lgica matemtica elemental. (Trad. C. Garca Trevijano.) Madrid: Tecnos, 1970. Es una excelente introduccin, pese a su dogmatismo clasicista. Se atiene a una concepcin de lgica bastante dispar de la aqu presentada, una en la que la lgica est expuesta en un lenguaje formal especial. Contiene captulos informativos muy tiles. Jess Mostern, Lgica de primer orden. Barcelona. Ariel, 1970. Un texto bien escrito y til, aunque es ms riguroso en ciertos detalles que en ciertas cuestiones de fondo.
estndar, como la que representa la negacin por una tilde, . Sin embargo, usar en un sistema no estndar para una negacin y para otra tiene el inconveniente de que con ello lo que es una inocua alternativa notacional en los simbolismos estndar pasa a ser una alternancia signi cativa en la notacin as pergeada. Por otro lado, si se reserva (o ) para representar una de las negaciones de un sistema no clsico escribindose las otras negaciones con smbolos no estndar ello conlleva tambin una di cultad, a saber: que es muy posible que o bien las caractersticas de la negacin clsica no sean las de esa negacin no clsica que se opte por representar como , o bien la lectura en lengua natural que se ofrezca para sta ltima no sea el mero no, al paso que los lgicos clsicos suelen leer su [nica] negacin, su , como no, sin ms. Semejantes di cultades surgen con el uso de otros smbolos estndar tambin, aunque a mi juicio menos agudos que con la negacin. Por otro lado, hay pasajes del presente opsculo donde se usan ciertos smbolos como esquemas de functores, o sea haciendo las veces de un signo cualquiera que posea ciertas caractersticas enumeradas. A menudo es mejor usar en tales casos un signo no usual, a n de no prejuzgar una lectura determinada y de no exigir de antemano que haya de tener todos los rasgos que sea habitual asignar a un signo para el cual ya se reserva cierta lectura. Ante esta encrucijada, el autor ha optado por estandardizar la notacin empleada, pero dejando a salvo el empleo en algunos lugares cruciales de signos no estndar, donde le ha parecido que el uso de una notacin ms estndar motivara confusiones di cultando la comprensin del texto. Sin embargo, es de esperar que en general el lector familiarizado con notaciones habituales rpidamente se acostumbre a esos signos no estndar, que son los menos. Para poner punto nal a este Prlogo, he de manifestar mi gratitud a cuantos me han estimulado a llevar a cabo la redaccin de la presente obra con sus sugerencias, objeciones y consejos. En primer lugar, los relatores de la UNAM, quienes me han hecho llegar valiosas indicaciones. El Prof. Marcelo Vsconez Carrasco de la Universidad de Cuenca (Repblica del Ecuador) ha aportado correcciones a la primera versin del trabajo arriba mencionado a partir del cual se origin el aqu ofrecido. Igualmente me han ayudado a esa tarea diversas crticas y comentarios a otros trabajos mos, como los de Newton C.A. da Costa (Universidad de So Paulo), Graham Priest, Richard Sylvan, Igor Urbas (todos ellos de Australia), Marcelo Dascal (Universidad de Tel Aviv), Diderik Batens (Universidad de Gante), Katalin Havas (Instituto de Filosofa de la Academia de Ciencias de Hungra y Universidad de Budapest), Emilio Lpez Medina (Universidad de Granada) y Vicente Muoz Delgado (Universidad Ponti cia de Salamanca).
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En efecto reemplazar ese o por ni ni (o si es que hay grados para mayor seguridad de que se obtiene el efecto, por es totalmente falso que y tambin que) dara por resultado una oracin enteramente falsa; cualquier reemplazo de otra expresin deja a la oracin verdadera (ms o menos). P.ej.: Lincoln muere asesinado en 2065 o el mar es salado, Lincoln muere asesinado en 1865 o el mar es dulce, etc. Por ende, como slo la disyuncin o tiene ocurrencia esencial en esa oracin verdadera, es sta una verdad de lgica. La solucin mejor (de algn modo apuntada ya por Quine en su Philosophy of Logic tambin citado en el apartado 7 de la Bibliografa, p. 53) parece la siguiente. De nimos la ocurrencia esencial de una expresin en un esquema correcto (o vlido) as: llamamos correcto a un esquema cada una de cuyas instancias sustitutivas sea una oracin verdadera. Una expresin tiene una ocurrencia esencial en un esquema correcto si hay otra expresin tal que el reemplazo gramaticalmente autorizado de dicha ocurrencia de la primera expresin por una ocurrencia de la segunda genera un esquema que no es correcto (o sea un esquema alguna de cuyas instancias sustitutivas no es verdadera). (He dicho que esa solucin ya viene de algn modo apuntada por el propio Quine en un trabajo posterior. Sin embargo, no gura ah como solucin del problema aqu abordado. Adems, no se formula en trminos que permitan en general decir qu verdades son tema de una disciplina, sino que se enuncia tan slo cmo de nir verdades de lgica. En tercer lugar, la enunciacin que brinda Quine en ese lugar presupone un cierto anlisis sintctico al de nir la verdad lgica como la verdad de una oracin si persiste con cualesquiera cambios de los predicados de la oracin (ibid., p. 49). Ello limita considerablemente el campo de la verdad lgica: en una lgica combinatoria no existe esa diferencia entre predicados y otros signos. En cambio una letra esquemtica puede ser de cualquier categora gramatical que se quiera: puede ser segn se indique en cada caso una letra sentencial, o predicativa, o que haga las veces de trminos singulares, o de functores, o de preposiciones, o de adverbios etc. etc.) Volviendo al enfoque que aqu propongo, forman segn el mismo parte de una disciplina de estudio o investigacin (de una ciencia) aquellos esquemas en los que slo tienen ocurrencias esenciales las expresiones que formen el vocabulario de tal disciplina. Son verdades de una disciplina aquellas frmulas verdaderas que son instancias sustitutivas de esquemas de la disciplina. As pues, en el esquema pNpq las nicas expresiones con ocurrencias esenciales con y N. La oracin En Grecia se habla el rabe o en Grecia no se habla el rabe o Lincoln muere asesinado en 1865 es una verdad de lgica porque es una instancia sustitutiva de ese esquema. La oracin Lincoln muere asesinado en 1865 o el mar es salado es una verdad de historia porque es una instancia sustitutiva del esquema Lincoln muere asesinado en 1865 op . Cierto que, trivialmente, cada oracin es un esquema, con un nmero 0 de letras esquemticas. As que el esquema Lincoln muere asesinado en 1865 o el mar es salado es un esquema que no pertenece ni a la historia ni a la talasologa o ciencia del mar; aunque la oracin disyuntiva que forma el esquema pertenece a ambas disciplinas por ser una instancia sustitutiva de sendos esquemas de la una y de la otra. Quiz resulte un poco ardua esa diferencia entre la oracin Elena es esbelta y el esquema Elena es es esbelta . Pero eso es de poca monta. Hay cmo re nar y pulir la de nicin ofrecida para evitar tal dualidad (diciendo p.ej. que una oracin pertenece a una disciplina si: o bien (1) es instancia sustitutiva de un esquema correcto no trivial [e.d. con al menos una letra esquemtica] de esa disciplina, o bien (2) el esquema trivial idntico a la oracin es, l mismo, un esquema correcto de dicha disciplina). Y, por otro lado, poco dao hace sta.
Introduccin
1. Qu tan justicable es el monopolio docente de la lgica clsica? Muchos manuales de lgica matemtica (casi todos desgraciadamente) incurren en el defecto de exponer un sistema particular de lgica, sin tomarse siquiera la molestia de advertir al lector de que estn haciendo tal cosa. El sistema expuesto es casi siempre, bajo alguna presentacin particular, la llamada lgica clsica, a la que el autor este libro pre ere llamar lgica bivalente verifuncional, (LBV), pues es la lgica en la que se admiten dos nicos valores de verdad (verdadero y falso) y que trata a cada signo de su clculo sentencial (y y no pueden ser los nicos signos que aparezcan como primitivos en tal clculo) de modo estrictamente verifuncional (tales nociones se explicarn en el texto mismo de este opsculo). Quiz tal preferencia por LBV sea tan respetable como la preferencia por otros sistemas de lgica. Lo que no es respetable es esa falta de claridad (o de sinceridad) que estriba en exponer un sistema particular de lgica como si se tratara de la lgica. Y no vale como remedio (ni aun como remiendo) el adjuntar al nal del libro un apndice, indicando la existencia de otros sistemas de lgica sobreentendindose, o insinundose, que se trata de meros juegos formales sin aplicacin a la realidad o al genuino discurso cient co. Tales procedimientos son tan poco recomendables en lgica como lo seran otros similares en cualquier disciplina los ca, y aun en muchas disciplinas no los cas. Se cubrira de ridculo quien, exponiendo la metafsica, p.ej., presentara al comienzo una serie de axiomas y reglas de inferencia y procediera a aplicar stos, obteniendo as un cierto nmero de teoremas, condescendiendo luego, en un apndice o anexo de su obra, a enunciar que lo que ha expuesto es la metafsica, pero que la metafsica es la metafsica clsica (quiz la aristotlica bajo su propia interpretacin, ciertamente, presentada en una particular axiomatizacin), si bien hay tambin metafsicas no clsicas, puros juegos. Verdad es que a nadie se le ha ocurrido escribir, de conformidad con una pauta semejante, un manual de metafsica. Claro est, los autores de esos manuales de lgica creen que, en sta, la confrontacin de sistemas alternativos se plantea de un modo radicalmente diverso, puesto que habra verdades irrebatibles ms all de toda polmica. Quiz haya alguna verdad as (el principio de identidad, tal vez), pero ciertamente hay muchsimo en la LBV que no est, ni de lejos, ms all de toda controversia; hay en dicha lgica muchas tesis y reglas que han sido objeto de controversia. Lo ms controvertible que hay en la LBV es el principio de Cornubia, segn el cual de una antinomia, cualquiera que sea, se sigue cualquier a rmacin (p-y-no-p slo si q, donde q es cualquier enunciado [el empleo de estos smbolos especiales, y , llamados esquinas, ser explicado en el primer acpite del Captulo I]). Ese principio ser dilucidado ampliamente en este estudio. Y veremos que desde determinados horizontes de inteleccin, como el del autor de estas pginas tal principio es aceptable tan slo cuando el no se lee como no es cierto en absoluto que; pero debe ser rechazado, en cambio, tal principio, cuando se aplique a un simple y mero no a secas. De aceptarse el principio de Cornubia para la negacin simple o natural (o sea: para el mero no), resultara que seran absurdas e ilgicas todas las doctrinas que han defendido la contradictorialidad de lo real, como en el plano los co las de Herclito, Platn (en el Parmnides y el So sta), Enesidemo, Plotino, Proclo, el Corpus Dionysianum, Mario Victorino, Escoto Erigena, Nicols de Cusa, Giordano Bruno, Jacob Boehme, Robert Fludd, Hegel, el materialismo dialctico de Engels y Lenin, el energetismo de Stphane Lupasco y Marc Beigbeder; y, en otros planos, las de San Juan de la Cruz, Sta. Teresa de Jess, Sor Juana Ins de la Cruz, Petrarca, Du Bellay, Francisco de Quevedo, Melville, G. Manley Hopkins, Gus-
Quine aade una nota a pie de pgina remitiendo a una formulacin ms cuidadosa en su ensayo Truth by Convention. Este ensayo, escrito en 1935, viene reproducido en The Ways of Paradox (citado en el apartado 7 de la Bibliografa del presente opsculo), en las pp. 77-106. He aqu la de nicin (p. 80):
An expression will be said to occur vacuously in a given statement if its replacement therein by any and every gramatically admissible expression leaves the truth or falsehood of the statement unchanged. Thus for any statement containing some expressions vacuously there is a class of statements, describable as vacuous variants of the given statement which are like it in point of truth or falsehood, like it also in point of a certain skeleton of symbolic make-up, but diverse in exhibiting all grammatically possible variations upon the vacuous constituents of the given statement. An expression will be said to occur essentially in a statement if it occurs in all the vacuous variants of the statement, i.e. if it forms part of the aforementioned skeleton. (Note that though an expression occur non-vacuously in a statement it may fail of essential occurrence because some of its parts occur vacuously in the statement.)
Pues bien, surge una di cultad que asedia por igual aunque de manera algo diversa a ambas de niciones. Hela aqu. Tomemos la oracin En Grecia se habla el rabe o en Grecia no se habla el rabe, o Lincoln muere asesinado en 1865. Es una instancia sustitutiva del esquema pNpq . Si reemplazamos en l Lincoln por De Gaulle, p.ej., la oracin sigue siendo verdadera por mucho que el ltimo disyunto sea totalmente falso. Ahora bien, si reemplazamos en el enunciado original no por totalmente o por s (un operador redundante de a rmacin), el resultado sigue siendo verdadero tambin, pues el ltimo disyunto hace que, aunque la frmula resultante ya no sea una instancia sustitutiva del mencionado esquema, as y todo siga siendo verdadera. Segn la de nicin que vino propuesta en la Introduccin del presente trabajo, no tendra ocurrencia alguna ninguna de las expresiones que guran en la oracin ahora considerada, salvo la segunda ocurrencia de o. En efecto: ni la ocurrencia de no ni la primera de o (puesto que reemplazando esa ocurrencia de o por una de y la frmula total sigue siendo verdadera) ni por supuesto los enunciados atmicos ni ninguno de sus componentes. Nada, pues, salvo el segundo o. Pasemos a la de nicin alternativa, la citada de Truth by Convention. Aqu se exigen dos cosas: 1) que el reemplazo afecte (uniformemente se supone) a todas las ocurrencias de la expresin vacua; 2) que las expresiones con ocurrencias esenciales en el enunciado reaparezcan en todas las variantes vacuas as formadas. Pues bien, segn esto ser una variante vacua de la oracin dada sta: En Grecia se habla el rabe o en Grecia [s] se habla el rabe o Lincoln muere asesinado en 1865. De nuevo, pues, la nica expresin con una ocurrencia esencial ser o aunque ahora habrn de ser esenciales ambas ocurrencias de o. Por otro lado, en una oracin como Lincoln muere asesinado en 1865 o el mar es salado slo el o tendra ocurrencia esencial, ya sea segn la de nicin de Truth by Convention ya sea segn la de nicin menos cuidadosa ofrecida en la Introduccin del presente opsculo.
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tavo Adolfo Bcquer, Guadalupe Amor y tantos otros. Los escritos de todos esos autores contienen antinomias. Y, si de una antinomia cualquiera que sea se desprende cualquier a rmacin, entonces de cada una de esas doctrinas se desprende cualquier a rmacin, por ms absurda que sea. Habra, adems, que aadir a la lista de doctrinas que incluyen contradicciones determinadas concepciones de la actual ciencia de la naturaleza como la que a rma el carcter a la vez corpuscular y ondulatorio de la luz. Conviene, empero, puntualizar que lo que al autor de este trabajo le parece errado no es el contenido de la LBV, sino el uso que de la misma se hace, como si toda la lgica sentencial pudiera reducirse al mero par de signos conformado por la conyuncin y por la negacin clsica que no es la negacin simple de la lengua natural, sino la supernegacin que se expresa al decir es enteramente falso que. Por eso, los sistemas lgicos descubiertos y defendidos por el autor contienen todas las tautologas de la lgica clsica, y todas sus reglas de inferencia, pero slo para ese par de functores; hay, en tales sistemas, otros functores primitivos e irreducibles a los dos mencionados; y uno de esos otros functores adicionales, que no pueden tratarse dentro de la LBV, sino slo en una lgica ms amplia y abarcadora, es la negacin simple, el mero no. Querer encerrar, de grado o por fuerza, todo el clculo verifuncional todo el tratamiento de los functores sentenciales de la lengua natural en el diminuto marco conformado por los dos functores clsicos (la supernegacin y la conyuncin simple) podr ser justi cable desde el ngulo de un reduccionismo simpli cador a ultranza postura respetable pero que a muchos nos parece muy poco convincente; mas no lo es desde otras perspectivas. Y, aun suponiendo que los que as pensamos estemos equivocados, no cabe ignorar los argumentos que se han venido ofreciendo, durante los ltimos cuatro o cinco lustros principalmente, a favor de lgicas no-clsicas. Pujantes y vigorosas corrientes de la investigacin lgicomatemtica han logrado, en los ltimos decenios, mostrar, concluyentemente, la viabilidad y plausibilidad de lgicas no-clsicas, de modo que quienes, haciendo tabla rasa de esos recientes descubrimientos de la investigacin lgico-matemtica, siguen hablando de la LBV como la lgica, sin tomarse siquiera la molestia de justi car razonadamente su punto de vista, dan, con ello, pruebas de una voluntaria ceguera. No trato con esto de incentivar al escepticismo. No es lcito acusar a un autor de ser escptico o de echar lea al fuego del posible escepticismo de sus lectores por el hecho de que reconozca, franca y honradamente, que el sistema que presenta es slo un sistema y no el nico ni muchsimo menos; que hay otras concepciones alternativas, las cuales no son aberraciones ni desvaros, sino pareceres defendibles, que tienen sus partidarios, personas cultas y honorables a quienes sera calumnioso presentar como carentes de agudeza. Aquello de que se trata es, ni ms ni menos, reconocer que el propio sistema se ha originado a partir de un determinado horizonte previo de inteleccin; que est enmarcado en unas determinadas posiciones ltimas de valor e inspirado, pues, en unas presuposiciones determinadas, que ciertamente son discutibles pero que al autor le parecen, empero, portadoras de una evidencia sobresaliente y ms dignas de consideracin y aceptacin que cuantos peros han sido suscitados contra ellas. Por todas esas razones, en este opsculo efectuaremos principalmente un estudio comparativo de diversos sistemas; y slo despus de ese estudio se har la exposicin y desarrollo de determinados sistemas lgicos, elaborados y propuestos por el autor. En losofa, como en la vida, cada uno debe escoger su propio camino. Eso mismo ocurre en lgica. Que cada cual escoja su lgica, segn sus opciones metafsicas fundamentales. La lgica por la que opta el autor de este opsculo est como su losofa toda inserta
an que quien est en Mxico, aunque ninguno de los tres est en Jerusaln, similarmente un enunciado, siendo falso, puede distar menos que otro de ser verdadero. Respondo que, desde un punto de vista bivalentista, no es cierto que quien est en Viena se aproxima ms a estar en Jerusaln que quien est en Londres, sino que est igualmente lejos de estar en Jerusaln. Siendo desde ese punto de vista, el del clasicista totalmente falso que uno u otro estn en Jerusaln, no hay menor distancia respecto del estar en Jerusaln de quien est en Viena. Lo que s es cierto aun desde el punto de vista bivalentista pero eso es algo totalmente distinto es que quien est en Viena est ms cerca de Jerusaln, o sea que la distancia entre Viena y Jerusaln es menor que la que hay entre Viena y Londres. Esa distancia es cuantitativa. Mas si la verdad es cuestin de todo o nada, cmo va a haber entre la Verdad y tal falsedad menos distancia que entre la Verdad y tal otra falsedad? Distancia en qu? En parecido? Por ah se llega a lo mismo que si se dijera que quien est en Viena dista menos de estar en Jerusaln. Si de veras existe alguna relacin de distancia entre la Verdad y las diversas falsedades, as como entre stas, qu puede ser sino un orden de grado de verdad (o de grado, inverso, de falsedad)? Las falsedades menos distantes de la Verdad [total] sern menos falsas, ms verdaderas. (Toda la compleja cuestin de si cabe articular una concepcin clara y coherente de la aproximacin a la verdad u otra similar como la semejanza a la verdad o verosimilitud ha sido abordada, bajo el impulso de sugerencias de Popper, en un sentido, y luego de Putnam, en otro, por diversos autores, con resultados negativos: de hecho ni se ha logrado aclarar la nocin ni se ha elaborado un tratamiento de la misma que escape a di cultades lgicas redhibitorias. Un realista cient co de la escuela de Smart, Michael Devitt, quien se ha esforzado segn l mismo reconoce, sin xito por elaborar una nocin as, aun aorando la disponibilidad de una concepcin de ese gnero precisamente para poder hacer, gracias a ella, frente a las di cultades del realismo cient co, llega a una constatacin del fracaso. [Vide su libro Realism and Truth (Blackwell, 1984), pp. 113ss, p. 122 n. 2, pp. 156-7.]) Parece, pues, justi cado nuestro aserto de que es mucho lo que tiene que aportar a la losofa de la ciencia el cultivo de algunas de las lgicas estudiadas en el presente opsculo principalmente el clculo Aj. Pero, desde luego, hay muchos otros campos de aplicacin en otros terrenos, los cos y no los cos. Lo que parece improcedente es que los lsofos de la ciencia ignoren estas lgicas y barajen alternativas abiertas como si no hubiera modo de escapar al estrecho horizonte de la lgica bivalente.
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es de supercie circular, es as y as. En la medida en que es elptico, es de estas o aquellas caractersticas.) Resulta curioso que un partidario del empleo de lgicas no clsicas como Routley presente, con esa concepcin suya, quiz el nico argumento no estrictamente idealista a favor de un tratamiento epistemolgico de las teoras fsicas que obvie el recurso a lgicas innivalentes o de lo difuso. La discrepancia entre ese enfoque de Sylvan y el idealista de van Fraassen, p.ej., estriba en que Sylvan cree en la verdad de los asertos de una teora cientca que quepa profesar, mientras que van Fraassen, no admitiendo objetos [completamente] inexistentes o temes [del todo] privados de ser o entidad, pero coincidiendo con Sylvan en que la fsica es acerca de ellos, por decirlo as, concluye que la teora fsica no es verdadera, sino meramente adecuada, o sea: pragmticamente justicada. Si bien van Fraassen (en el libro en que expone su concepcin idealista que l denomina empirismo constructivo, a saber: The Scientic Image, Clarendon Press, 1980) no insiste en lo ideal de muchas entidades postuladas en teoras cientcas para llegar a su conclusin epistemolgica de que aceptar una teora no conlleva creer en la verdad de la misma, el gnero de consideraciones que desarrolla para avalar su punto de vista va claramente en esa direccin; y algunos adeptos de su enfoque se han explayado precisamente en ese problema del realismo, a saber: que, si es verdadera una teora fsica aceptable, existen entonces entes que, adems de ser inobservables, vendran caracterizados por rasgos que los situaran fuera del mundo real. Estn claros, pues, los servicios que puede prestar a la defensa de una concepcin como la de los realistas cientcos (Smart y otros) el recurso a una lgica de lo difuso. Privndose del mismo, debilitan innecesariamente su causa y dejan el anco expuesto a los reparos (oh cun fundados!) del empirismo constructivo y concepciones anes. Por cierto, el propio J.J.C. Smart, tras haber expuesto en Philosophy and Scientic Realism (Routledge, 1963) su gran defensa del realismo cientco, se percat del desajuste entre los objetos de las teoras cientcas segn se entienden desde la lgica clsica, sin matices y el mundo real. De ah que, en Science as an Approximation to Truth (ap. Papers Presented to the Annual Conference, Australasian Association for Philosophy, Melbourne, 1976, p. 14) reconozca que las teoras cientcas no son sobre idealizaciones (there being no idealizations for them to be about), sino sobre cosas reales, slo que aproximadamente verdaderas. Sylvan (op. cit., p. 787) critica esa propuesta pragmtica de Smart alegando las dicultades de articular una teora de la aproximacin a la verdad que sea extensional, segn quiere Smart que lo sea. Extensional o no, lo que al autor de este opsculo le parece claro es que por las razones expuestas poco ms atrs una teora de la aproximacin a la verdad es incompatible con la concepcin bivalentista, clsica, de que la verdad es algo que rechaza los grados. Si el predicado es un predicado mondico tal que cada ente x es tal que x es totalmente verdadero o totalmente falso, qu sentido tiene decir que un ente z se aproxima a tener ? Quiz que tiene otra propiedad, , que aproxima se a ? Y, en qu estriba esa aproximacin? No por hiptesis en que tener en grado tal conlleve tener en grado cual. Otra alternativa sera que el predicado tajante superviniera sobre uno difuso, de tal manera que x equivaliera a x , donde sera cierto functor mondico de matiz altico. Eso no lo puede aceptar precisamente el bivalentista, pues l no puede tolerar functores de matiz altico o veritativo: la verdad para l o se da del todo o no se da en absoluto. Qu queda? Seguramente nada. En eso lleva razn Sylvan: no parecen viables las teoras de aproximacin a la verdad; no parecen viables dentro del marco bivalentista. Y fuera de l no hacen falta. Nada de aproximacin a la verdad. Basta con la verdad. Verdad en algn grado. Podra intentarse salvar esa idea de aproximacin a la verdad alegando que, igual que quien est en Viena se aproxima ms a estar en Jerusaln que quien est en Londres, ms
en la perspectiva de un gradualismo contradictorial que rechaza toda desnivelacin categorial. Pero, naturalmente, a muchos les parecern preferibles otras vas. Intentar aqu dilucidar esa pluralidad de caminos de tal modo que se pueda hacer ms lcida la opcin personal de cada uno. Y el autor se considerar satisfecho si sus lectores emprenden efectivamente, cada uno de ellos, su propio camino, si abrazan su propia opcin personal, y si a ello ha contribuido en algo la dilucidacin comparativa que se presenta en estas pginas. Propnese, pues, el presente librito brindar a estudiantes universitarios de carreras de letras y sobre todo de losofa un manual introductorio a la lgica matemtica elemental que escape a los procedimientos dogmticos tan indubitables y caros para los adeptos de un clasicismo intransigente que ni siquiera se conoce a s mismo, pues ignora que es una opcin, procedimientos que presentan como la lgica un sistema particular de lgica, en vez de ir presentando desde el comienzo abanicos de sistemas lgicos alternativos para, a tenor de criterios loscos, ir optando por unos u otros. Y, en segundo lugar, allanarles el camino a quienes estn familiarizados con la lgica clsica para explorar ese otro campo, mucho ms variado y complejo, de los sistemas de lgica no clsicos, mostrando cmo algunos de ellos poseen capacidades mayores que las de la lgica clsica, que son modestas para dar cuenta no slo de la correccin de una serie de raciocinios usuales, sino tambin de la incorreccin de ciertos pasos inferenciales que a veces se proeren a la ligera, por falta de adecuados distingos p.ej. por desconocimiento de la pluralidad de negaciones. 2. Nocin de verdad lgica Para denir qu es una verdad lgica empezamos por denir lo que es una ocurrencia de una expresin en otra, y qu es una ocurrencia esencial de una expresin en un enunciado. (Obsrvese que la denicin que sigue es meramente propedutica, provisional, ya que est afectada por cierta inexactitud, la cual vendr corregida en el Anejo N 2 que gura al nal del opsculo.) Ocurrencia. Dcese que una expresin e tiene una ocurrencia en otra expresin cualquiera u ssi [si, y slo si,] una instancia de e aparece en cada instancia de u . (Llmase instancia de una expresin a cada resultado particular de escribir o proferir tal expresin. As, p.ej., la expresin manzana tiene tantas instancias como casos hay en que esa palabra se escribe o proere. Ntese que, en adelante, si, y slo si, vendr expresado abreviadamente como ssi.) Veamos esa nocin de ocurrencia con algunos ejemplos. La expresin occidental tiene una ocurrencia en la expresin Europa occidental; sta, a su vez, tiene una ocurrencia en la expresin Europa occidental sufre una terrible crisis econmica. (Esta ltima expresin es un enunciado; todo enunciado es una expresin, mas no toda expresin es un enunciado). Es obvio que, si una expresin u tiene una ocurrencia en una expresin u , y si u tiene una ocurrencia en otra expresin u , entonces u tiene una ocurrencia en u . (Por eso, occidental tiene una ocurrencia en Europa occidental sufre una terrible crisis econmica.) Ntese bien que, para saber si una expresin tiene o no una ocurrencia en otra expresin, hay que analizar bien a sta ltima. Si, al analizar a una expresin u, vemos que tiene dos constituyentes, u y u , entonces no podemos decir que haya en u una ocurrencia de otra expresin conformada por alguna expresin u que tenga una ocurrencia en u y por otra expresin que tenga una ocurrencia en u . As, p.ej., en el enunciado el lsofo cuyo ms famoso alumno fue Alejandro Magno fund el Liceo en Atenas, no hay ninguna ocurrencia de Alejandro Magno fund el Liceo; ese enunciado es un caso concreto de u; en u, hay una
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ocurrencia de u que ser el lsofo cuyo ms famoso alumno fue Alejandro Magno y de u que ser fund el Liceo en Atenas. Aclarado qu es una ocurrencia de una expresin en otra, veamos ahora qu es una ocurrencia esencial de una expresin en un enunciado. Diremos que una expresin e tiene una ocurrencia esencial en el enunciado p ssi e tiene una ocurrencia en p y, adems, suponiendo que p sea en uno u otro grado verdadero, la sustitucin de esa ocurrencia de e en p por una ocurrencia de otra expresin puede dar como resultado un enunciado enteramente falso. As, p.ej., sea p Averroes es un lsofo sumamente adicto a la doctrina de Aristteles. En tal enunciado las expresiones Averroes, doctrina, Aristteles tienen ocurrencias esenciales. (Suponemos que el enunciado es verdadero, como de hecho lo es.) Si sustituimos Averroes por Nicols de Cusa, el resultado es un enunciado enteramente falso. (El Cusano no era, en absoluto, sumamente adicto a la doctrina de Aristteles.) Si sustituimos doctrina por esclava, tambin obtenemos como resultado una oracin enteramente falsa; y lo mismo si sustituimos Aristteles por Platn, p.ej. Ahora ya podemos de nir qu es una verdad de lgica: un enunciado p es una verdad de lgica ssi cumple dos condiciones: 1) p es verdadero; 2) las nicas expresiones que tienen ocurrencias esenciales en p son (algunos de entre) los signos: y, o, no es cierto que, es enteramente cierto que, no slo sino que tambin, es en todos los aspectos cierto que, es un s es no cierto que, es tan cierto que como que, si entonces, algn ente, es, etc. Qu se quiere decir al escribir ese etc.? Que la lista no est cerrada. No hay cmo determinar, de una vez por todas, qu expresiones son aceptables en la lista de expresiones que son las nicas en poder tener ocurrencias esenciales en verdades lgicas. Ello lleva consigo que la nocin de verdad lgica ha de conservar un margen de indeterminacin. Nada se opone a que se llame lgico a un sistema en el que, adems de las palabras indicadas, tambin otras entren en juego como palabras que tendrn ocurrencias esenciales en las verdades del sistema (p.ej.: las palabras antes de que, desde que, hasta que; las palabras es un hecho necesario que, es un hecho posible que, etc.). En cualquier caso, aqu llamaremos lgico, desde luego, a todo sistema de enunciados en los que slo las expresiones de la lista indicada tengan ocurrencias esenciales. Diremos que todas las expresiones de la lista indicada constituyen el vocabulario de la lgica (similarmente, expresiones como planta constituyen el vocabulario de la botnica; expresiones como Morelos, Santa Anna, Jurez, Zapata, etc. constituyen el vocabulario de la Historia de Mxico, etc.) Ntese que, si un enunciado es una verdad de lgica, entonces cada resultado de sustituir en l las ocurrencias de una expresin cualquiera que no pertenezca al vocabulario de la lgica por ocurrencias respectivas de otras expresiones seguir siendo una verdad de lgica, siempre y cuando se respeten dos condiciones: 1) Esa sustitucin ha de hacerse de tal modo que el resultado sea tambin una oracin sintcticamente bien formada. P.ej., no se puede sustituir en Laura tiene celos de Toribia, la ocurrencia que hay de Toribia por una ocurrencia de as, pues el resultado no sera una oracin. 2) La sustitucin ha de hacerse uniformemente. Ello quiere decir que, si p es una verdad de lgica en la que aparece una expresin e que no forma parte del vocabulario lgico, y e tiene, p.ej., dos ocurrencias en p , entonces la sustitucin de e por otra expresin w
ms satisface las condiciones de nitorias de la gaseosidad. Y similarmente para los cuerpos rgidos, para los elsticos, para los !uidos perfectos, deslizamientos sin friccin, etc. En verdad todos los terrenos de estudio donde han revelado mejor su fecundidad y aplicabilidad las teoras de conjuntos difusos son campos donde aquello de lo que pareca hablarse eran entidades ideales: en economa, libre mercado, plani cacin [perfectamente] centralizada, equilibrio de oferta y demanda; en geografa, desiertos puros, o zonas perfectamente hmedas, o frtiles, etc.; en medicina, clulas totalmente sanas o enfermas; en biologa, especies puras perfectamente de nidas, cuando los propios bilogos rechazan la existencia de fronteras ntidas determinadas por rasgos morfolgicos u otros: y se da por grados en verdad hasta la capacidad de acoplamiento y reproduccin, que sera el supuesto ncleo duro en la determinacin de esas fronteras: hay casos de incapacidad total para el acoplamiento, otros de capacidad total para l y casos intermedios diversas especies prximas, como tigres y leones, casos que sin duda han sido los ms, con grados diverssimos, a lo largo de los millares de aos de evolucin. Hay tambin una solucin alternativa a la di cultad de los objetos ideales en las teoras cient cas, a saber el udenismo o medenismo (en ingls noneism) preconizado por el lsofo australiano Richard Routley (hoy Richard Sylvan), a cuyo juicio las ms teoras se ocupan de algos objetos, tems exentos por completo de existencia, de ser, de entidad. No es que tengan, en vez de existencia real, una ideal sea eso lo que fuere ni que, en vez de existencia, tengan mero ser; ni, naturalmente, que posean slo existencia en la mente (ya que los gases perfectos no existen en la mente, sea sta lo que fuere: si estuvieran en ella, quiz estallara). No, es que sencillamente tienen verdad, vigencia veritativa, ciertos enunciados acerca de tales objetos sin que para ello stos ltimos hayan de darse o estar, ni en la realidad ni fuera de ella nada puede estar fuera de la realidad, claro. A este respecto, Routley (en Exploring Meinongs Jungle, citado en el apartado 8 de la Bibliografa del presente opsculo, p. 458, n. 3) seala que, segn esa solucin, igual que la geometra se ocupa, no de crculos o tringulos reales, sino de sendos objetos ideales, igualmente la fsica teortica no es directamente acerca de objetos fsicos reales sino about ideal objects to which real objects may, to some degree, approximate. El taln de Aquiles de semejante tratamiento est en que ni nos explica en qu consista esa aproximacin ni brinda nada ningn marco ni sintctico ni semntico para abordar el estudio de semejante "aproximacin; y habla de grados cuando nada en el fondo del tratamiento tiene en cuenta la gradualidad de las determinaciones. Ahora bien, si no son las determinaciones mismas, o los predicados, los que se dan (o se predican) por grados, sino las aproximaciones a tener tales determinaciones, cmo se entiende eso? Si el carecer de friccin es asunto de todo o nada, qu sentido tiene aproximarse en tal grado a carecer de friccin? Tener friccin slo en tal grado? No, si el carecer de friccin es asunto de todo o nada, no admitiendo grados, tampoco admitir grados su complemento, el tener friccin, sino que igualmente ser asunto de todo o nada. Luego no puede haber aproximaciones en tal o cual grado a una situacin o condicin que sea asunto de todo o nada, que no admita graduacin alguna. (Vide infra, a propsito de una tesis de Smart, una discusin ms honda de la concepcin de aproximacin a la verdad.) Pero, suponiendo que hubiera una rama (la nica en ese caso bajo ese supuesto prcticamente til) de la teora fsica que se ocupara de esas aproximaciones, entonces estara de ms la presunta teora fsica pura que se ocupara de los meros objetos ideales como tales sin condescender a posar su mirada en las aproximaciones de las cosas reales a la posesin de esas determinaciones dizque ideales. Luego habra que arrojar por la borda esa rama pura para quedarse uno slo con la teora de las aproximaciones. (Dicho entre parntesis: consideraciones iguales se aplican, desde luego, a la geometra. En la medida en que un objeto
En esto como en tantas otras cosas Quine de ende un gradualismo que, abrazado consecuentemente, lo llevara a una losofa de la lgica mucho menos conservadora que la que, sobre todo en los ltimos lustros, ha venido defendiendo el gran profesor de Harvard. (Si bien, en honor a la verdad, hay que decir que su conservadurismo tampoco es ni mucho menos tan consecuente o cerril como lo ven algunos. Se dan antes bien en la posicin de dicho lsofo titubeos al respecto, pero en sus ms lcidos momentos ve con claridad que podra ser conveniente adoptar una lgica no-clsica, en particular una lgica plurivalente de lo difuso.) En el pasaje citado Quine casi formula la solucin correcta a la di cultad de los objetos ideales en las teoras cient cas. Equivcase empero al creer que esa solucin que l roza sin llegar a desarrollar sera idntica o similar al tratamiento de los lmites por Weierstrass. En verdad ese tratamiento del anlisis por medio de la teora de lmites no es ni mucho menos necesario, pues est disponible el anlisis no estndar de Robinson que reconoce la existencia de in nitsimos y de ese modo rehabilita lo bien fundado de los clculos originarios de Leibniz y Newton, con la ventaja de una claridad, elegancia y belleza incomparablemente mayores que cualesquiera teoras de lmites como la de Weierstrass. Pero, sea de ello lo que fuere, si el tratamiento de los objetos ideales que est esbozando Quine va a ser segn l lo sugiere en el pasaje citado y en el contexto, sobre todo en el prrafo que sigue una modalidad o aplicacin del procedimiento de Weierstrass o de la teora de lmites, entonces habrn de modi carse [muchos de] los predicados de cualquier teora fsica en que se hable [aparentemente] de objetos ideales. Cada predicado de sos que sea n-dico habr de venir reemplazado por uno que sea [n+1]-dico, con el ltimo lugar argumental reservado a un numeral que denote a un nmero real. Pues slo as se podr aplicar el clculo numeral de la teora de lmites a predicados como sos que Quine esquematiza como behaving thus and so. La solucin articulable con una lgica de lo difuso evita ese recargamiento de los predicados, permitiendo mantener los predicados iniciales de la teora fsica. Simplemente en la semntica del sistema lgico que se escoja como subyacente a la teora s se introducirn los grados de verdad tantos como sean menester. La clave est en que, mientras que el mero empleo del condicional si entonces (que Quine considera de pasada en el lugar citado, rechazndolo con razn) para dar cuenta de las determinaciones de los gases ideales, p.ej., dara el resultado de que por ser totalmente falso que algo sea un gas [perfectamente] ideal dichos gases poseeran cualesquiera determinaciones (al parafrasearse los gases ideales son as o as como Si algo es un gas ideal, es as o as), en cambio con la implicacin de una lgica plurivalente especialmente de una in nivalente lo que se obtiene es esto: En la medida [al menos] en que algo es un gas ideal, es as o as, siendo tanto ms ideal un gas cuanto
cualquiera ha de hacerse de tal modo que cada una de las dos ocurrencias de e en p sea reemplazada por una ocurrencia respectiva de w . As, p.ej., no es una verdad de lgica Si Maximino tiene lumbago y si Gisberta tiene dolor de muelas, entonces Tetimo se va a divorciar. Veamos algunos ejemplos de verdades lgicas: Conrado ama a Cleta o Conrado no ama a Cleta. Es obvio que ese enunciado es una verdad de lgica (si es que es una verdad; los intuicionistas podran negarlo, puesto que rechazan el principio de tercio excluso). Aunque sustituyamos una palabra de ese enunciado salvo o y no por otra, el resultado seguir siendo una verdad de lgica (supuesto siempre un sistema en el que el principio de tercio excluso sea vlido, y dndose por supuesto que la sustitucin habr de hacerse de tal modo que el resultado de la misma siga siendo una frmula sintcticamente bien formada). He aqu otro ejemplo de verdad lgica: Si Felipe est cocinando, [entonces] Felipe est cocinando. Hagamos cuantas sustituciones uniformes queramos en ese enunciado, con tal de que mantengamos la expresin si, entonces. El resultado seguir siendo verdad. Para concluir este pargrafo, conviene precisar unos pocos puntos ms. No es original el intento que aqu se lleva a cabo de representar simblicamente fragmentos lo ms amplios posible de la lengua natural. Insrtase ese intento en lo mucho que al respecto se lleva haciendo en los ltimos lustros en la losofa analtica. No sera acertado hablar aqu de una traduccin, pues segn se ver en el cap. 1 de esta obra y segn lo ha puesto de relieve Quine en trabajos ampliamente conocidos el mejor modo de ver las notaciones simblicas es el de concebirlas como representaciones esquemticas de mensajes en lengua natural en lengua natural regimentada, si se quiere, pero que no por ello deja de pertenecer al mbito de la lengua natural o hablada en general. En verdad, el fundador de la lgica matemtica, Gottlob Frege se propona ya, al articular el primer sistema de lgica matemtica en una notacin simblica, ms que acuar mediante sta ltima un lenguaje diverso del natural, elaborar, para representar por escrito ciertos fragmentos del discurso en lengua natural, una escritura (de ah el trmino que utiliza: Begriffschrift, o sea: conceptografa). Y, si bien habla a menudo de un lenguaje arti cial para expresar en l el saber matemtico, puede eso deber entenderse con las parfrasis adecuadas a tenor de esa nocin fregeana de la escritura conceptogr ca. Cabe prever un cierto asombro de algunos retardatarios ante el planteamiento de la tarea de representar simblicamente fragmentos del habla en lengua natural mediante letras esquemticas y gracias a lecturas apropiadas. Sin embargo cabe recalcar no es ah donde estriba la originalidad del presente trabajo, pues no en vano ha existido la obra de Richard Montague, la de Cresswell, la de Fitch, la de Sommers y la de tantos otros que, con fortuna diversa, han emprendido esa tarea. Y en lo tocante al recurso a lgicas no clsicas con esa nalidad cabe citar la obra de Lofti Zadeh, de Goguen, de G. Lakoff, para no mencionar a los relevantistas, conexivistas y conceptivistas, todos los cuales sostienen que el discurso en lengua natural es informalizable con los magros recursos de la lgica clsica. Es anhelo compartido en esa comunidad cient ca el alcanzar esa representacin formalizada tanto de los discursos correctos como de los sofsticos, justamente para poder someterlos a patrones de enjuiciamiento rigurosos y poder detectar as los so smas. Slo que, mal que le pese al dogmtico y ciego absolutismo de algn clasicista intransigente, qu discursos sean sofsticos y cules no lo sean no es asunto que quepa decidir de una vez por todas e independientemente de qu cdigo de reglas de inferencia se est tomando como patrn, explcita o implcitamente. El modus ponens (e.d. la regla que autoriza a concluir q de p y Si p, q ) parecer a muchos infrangible; y, si bien quien esto escribe tambin lo considera vlido (mas no indubitablemente tal), algunos lgicos lo han rechazado, no dndole cabida en los sistemas que han puesto en pie, de suerte que de ser vlidos tales sistemas como adecuados patrones de inferencia correcta seran sofsticos ciertos argumentos que slo
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utilizaran como regla de deduccin sa del modus ponens. Por el contrario, son lgicamente no-vlidos (y, por ende, sofsticos) muchos razonamientos bastante banales en los que guran construcciones comparativas, si el criterio de lo lgicamente vlido es la lgica clsica: no se sigue segn esa lgica, que es aquella cuya incuestionabilidad es ciegamente asumida por los clasicistas recin aludidos de que Laponia sea fra y de que Siberia sea ms fra que Laponia que Siberia es fra: eso es segn la lgica clsica un so sma (si so sma es una secuencia de enunciados p , , p , q tales que no es una regla de inferencia derivable [en el sistema lgico que uno adopte] la regla {p , , p } q). (Obsrvese, por cierto, que aqu representamos una inferencia de una conclusin q a partir de las premisas p , p , , p como {p , , p } q. En cambio y en aras de un tratamiento ms uniformemente general de las relaciones en el captulo VI la representaremos como p , p q aunque haciendo la salvedad de que, cuando una regla autoriza tal inferencia, igualmente autoriza una inferencia cualquiera que nicamente di era de sa por permutaciones en la secuencia de premisas. Con esa clusula, ambas presentaciones son equivalentes, pues ambas hacen que se extraiga la conclusin de la [nica] combinacin n-aria de las n premisas. Por otra parte, la misma representacin sirve para una inferencia y para una regla que la autorice, puesto que sta ltima viene concebida como el cmulo de todas las inferencias de cierta ndole ndole que se exhibe mediante los signos pertinentes que, en cada caso, guren en la representacin gr ca de las premisas y de la conclusin.) Para aclarar mejor el nal del prrafo precedente y adelantndanos aqu a explicaciones ulteriores cabe apuntar esto. Se usan las llaves, {, }, para indicar un conjunto (o un cmulo de cosas), de suerte que {x, z, u, v} denotar p.ej. un cmulo que abarque tan slo a x, a z, a u, a v, y a nada ms. Los ngulos, , , se usan para denotar a n-tuplos ordenados. El signo sase para indicar la inferibilidad del enunciado escrito a la derecha a partir del cmulo de enunciados a la izquierda de ese signo. (Normalmente, empero, suprmense las llaves a la izquierda de sin desmedro por ello de la claridad, pues estn sobreentendidas.) 3. El carcter logogrco de las notaciones lgicas Conviene re exionar sobre las de!niciones precedentes, ya que dista de ser balad el problema en ellas involucrado. Qu es en verdad una notacin simblica? Hay dos maneras de entenderla. Para unos es un sistema representativo (semntico) independiente del lenguaje, en el cual los signos hacen [directamente] las veces de cosas, de relaciones entre cosas, o al menos de ideas o conceptos (sea eso lo que fuere, si es que lo hay). Para otros, cada sistema de notacin simblica en lgica y en matemticas es una escritura de mensajes en lengua natural; los signos de tal notacin hacen las veces de elementos de un lenguaje hablado. A la primera concepcin cabe denominarla semasiogrca, a la segunda glotogrca (pues convencional y corrientemente se llama semasiogr!co a un sistema gr!co del primer tipo, y glotogr!co a una escritura de una lengua hablada). La discrepancia est en principio clara. Pero es difusa, admitiendo grados. Es semasiogr!co un sistema gr!co cuando admite muy diversas traducciones a una misma lengua natural a cualquier lengua natural. Es glotogr!co cuando hay una lengua natural con respecto a la cual cabe una sola lectura o traduccin. Con arreglo a ese criterio, se suele alegar que 2 +523 es un mensaje no glotogr!co, porque cabe traducirlo de maneras diversas a diversos idiomas y, en cada uno, con mensajes diversos. Ahora bien, hay escrituras glotogr!cas que no responden a esa condicin de univocidad, por la presencia de abreviaturas, simpli!caciones y ambigedades (pinsese p.ej. en la ambigedad resultante en escrituras taquigr!cas, o en la de ciertos mensajes cifrados etc.). Adems, de los sistemas glotogr!cos, unos los logogr!cos estriban en que cada signo gr!co represente una unidad signi!cativa del idioma puede ser un monema, pero puede
Consideraciones nales Para cerrar este captulo y, con l, este libro cabe mencionar un par de consideraciones ms. El primero es que varios de los modelos algebraicos aqu considerados son atmicos en este sentido: de nimos una relacin de cobertura, , tal que z x ssi xz sin que haya ningn elemento en absoluto, u, tal que xuz; entonces diremos que un cmulo C ordenado por una relacin de orden es atmico ssi para cualesquiera dos elementos x, z C tales que xz (o sea xz pero x z) hay tres elementos u, v, v, tales que se cumple al menos una de estas dos condiciones: (1) zu vx; (2) zv ux; cumplindose ambas a menos que z x. Gracias a ser atmicas en ese sentido, las lgebras cuasitransitivas dan una idea de la transicionalidad de las cosas (de los procesos, de los mrgenes de acceso de una determinacin a otra, de las franjas) segn la cual para cualesquiera dos grados no contiguos [en absoluto] hay alguno intermedio que tiene su contiguo por abajo o tope inferior y su contiguo por arriba; conque para cada grado hay un punto de arranque y un punto de arrime (o sea: de acceso, de contacto), por lo cual el grado no est inabordable ni separado de cualquier otro por grados intermedios; sin que eso obste a la existencia de in nitos grados (de hecho cuando dos grados no se tocan [en absoluto] hay in nidad de grados entre ellos). La segunda y ltima consideracin es que cabe extender la modelizacin algebraica considerando operaciones in nitarias, e.d. no excluyendo del cmulo de operaciones de nidas sobre los portadores de las diversas lgebras de cierta clase operaciones cada una de las cuales tome, en cada caso, simultneamente como argumentos a elementos en nmero in nito (quiz inenumerable, o sea: ms que nmeros naturales hay), al paso que cada operacin nitaria es tal que hay un nmero nito m tal que esa operacin en cada caso toma como argumentos slo a m elementos hacindoles corresponder un valor. La ventaja de introducir operaciones in nitarias es brindar as una modelizacin algebraica tambin del clculo cuanti cacional. Pero no cualquier lgebra que sirva como modelo a un clculo sentencial va a servir como modelo a un clculo cuanti cacional que sea extensin del mismo. No todas las aa.tt-oides son modelos de Aq, p.ej. Han de cumplir, para serlo, una serie de condiciones, en las que pre ero no entrar ya, para no alargar ms el presente trabajo. Proponase este captulo dar una idea exacta aunque sumaria de las tcnicas de la modelizacin algebraica. Espera el autor que con ello hayan quedado claramente per ladas las grandes lneas de invencin de sistemas lgicos como aquellos en cuya exploracin nos hemos ido centrando a medida que se acercaba la culminacin del presente opsculo. Ya en posesin de tales procedimientos, tcale ahora al lector adentrarse por nuevas sendas o avanzar ms por las aqu desbrozadas.
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Corolario 2. Toda Aj-teora no delicuescente tiene un modelo. (Prueba: obvia, a partir del corolario anterior.) Para formular el corolario siguiente usamos el signo que signi ca lo siguiente: q quiere decir que para toda a.t. o a.t.-oide A y toda valuacin v, si, para cada r, v(r) es un elemento denso de A, entonces es que v(q) es tambin un elemento denso de a. Corolario 3. Sea un cmulo delicuescente de fbfs de una Aj-teora y sea q una fbf de esa misma Aj-teora: si q, entonces q (o sea: entonces hay en Aj una regla de inferencia derivada que permite inferir q del cmulo de fbfs ). Prueba: Si q, entonces en toda a.t. tal que haya una valuacin (admisible) v tal que, para cada r, v(r) D, se tendr tambin que v(q) D. Por el corolario del Lema 2, {B / q} ser no delicuescente si es que q no se in ere de segn reglas de inferencia de Aj. Sea la teora cuyos axiomas son los de Aj ms los miembros de {Bq}. / Esa teora es no delicuescente y tiene un modelo algebraico A, que es un a.t. (en virtud del Corolario 1) con respecto a alguna valuacin (admisible) v, tal que v(Bq) / es denso. Pero ese modelo y esa valuacin son, respectivamente, un a.t. A y una valuacin v tales que para toda fbf r , v(r) es denso. Por hiptesis, pues, v(q) sera denso. Pero eso es absurdo, porque entonces seran densos a la vez v(q) y v(B / q), o sea (por ser v una valuacin admisible) v(q) y B / v(q) (donde la operacin algebraica B / se de ne igual que su equigr co functor lgico). Y eso slo puede suceder en un a.t. con un solo elemento 0=1, situacin excluida de la nocin misma de modelo, por de nicin. Corolario 4. Si q (o sea: si q es una fbf vlida, e.d. tal que cualquier valuacin admisible v de una Aj-teora que contenga la fbf q en un a.t. es tal que v(q) es denso) entonces q es un teorema de Aj. Prueba: obviamente a partir del corolario precedente, pues un teorema es una fbf que se in ere a partir (hasta) de la clase vaca de premisas. Corolario 5 (principio de compacidad). p ssi hay un subconjunto nito de , C, tal que C p. Prueba: corolario 3 ms el hecho de que hay una prueba de una conclusin p a partir de un cmulo de premisas slo si existe algn subconjunto nito de , C, tal que C p. Corolario 6. Sea una Aj-teora cuyo cmulo de axiomas no lgicos (o sea: adicionales respecto de los teoremas de Aj) es . Entonces hay un a.t. que es, respecto de cierta valuacin, un modelo de ssi, para cada Aj-teora cuyo cmulo de axiomas no lgicos es algn subconjunto nito, C, de , existen un a.t. A y una valuacin v tales que A es, con respecto a v, un modelo de . Prueba: tiene un modelo respecto de una cierta valuacin ssi es no delicuescente. (Corolario 1 ms el hecho obvio de que, si una Aj-teora tiene un modelo, es que no es delicuescente, por la de nicin misma de modelo.) Pero, como lo muestra el Lema 1, es no delicuescente una Aj-teora con un cmulo de axiomas no lgicos ssi ningn subconjunto de es de la forma {r, s, B / (rs)} o sea: ningn tro as est incluido en subconjunto nito alguno, C, de ; para cada teora cuyo cmulo de axiomas no lgicos sea un subconjunto C de el no incluir ningn tro semejante, o sea el ser no delicuescente, entraa, y es entraado por, el tener un modelo con respecto a cierta valuacin (en virtud del Lema 1). Por consiguiente, y aplicando la transitividad del bicondiconal: tiene un modelo con respecto a alguna valuacin ssi lo mismo sucede a cada una de esas teoras . Q.E.D. Pues, a tenor del Corolario 1, todos esos modelos son aa.tt.
ser una palabra o una locucin cualquiera. Un sistema logogr co puede representar por una misma ristra de grafemas a muy diversos mensajes de la lengua hablada. No hay diferencia? S, pero de grado. En un sistema glotogr co es menor la variedad de lecturas o traducciones que en uno semasiogr co; al menos hay un orden lineal ms o menos igual entre el mensaje gr co total y su lectura o traduccin en lo tocante a la ordenacin de oraciones que lo forman, mientras que en una representacin semasiogr ca no sucede as. Pero tambin eso es cuestin de grado, evidentemente. Quienes conciben a las notaciones simblicas de la lgica como lenguajes propios o sea: sistemas semasiogr cos, con su propia sintaxis pueden jactarse de emancipar a esas notaciones de toda sumisin al lenguaje natural, con sus defectos reales o supuestos. Pero esa postura suscita grandes di cultades epistemolgicas, toda vez que est entonces por mostrar: (1) qu relevancia tiene lo escrito en esa notacin para el saber que se expresa en lengua natural; (2) cmo ha sido posible pasar del pensamiento expresado en lengua natural al que se plasma en la notacin en cuestin (porque, o bien sta es capaz slo de expresar pensamientos tambin expresables en lengua natural, slo que con mayor ambigedad, o bien no es as en absoluto: pero entonces, cmo se ha accedido a esos pensamientos nuevos?); (3) cmo puede uno estar en esa notacin, o sea cmo se integra y se engrana lo en ella expresado en y con el cmulo de nuestros otros pensamientos. Mucho ms verosmil parece, pues porque nos ahorra esos quebraderos de cabeza y porque es ms simple y clara, la concepcin de las notaciones como escrituras. Esa es la concepcin de Quine y tambin la aqu postulada. Las notaciones son como taquigrafas, que tienen varias lecturas, y que son reutilizables de una lengua a otra, dentro de ciertos lmites. La necesidad de esas notaciones para la lgica es meramente pragmtica; para decirlo sin pretensiones de rigor, son muletas que ayudan a que el pensamiento principalmente oral y auditivo venga ayudado por el pensamiento visual. Todo lo que puede hacerse en lgica matemtica con el recurso de notaciones simblicas puede hacerse tambin sin l. (Puede. Pero, podemos efectivamente nosotros con un poder a tenor de nuestras limitadsimas capacidades?) Las notaciones simplemente permiten poner de relieve qu vocabulario es esencial o pertinente para ciertas re!exiones intelectuales. Reemplazan por letras esquemticas (en el sentido que se explicar en el captulo I de este trabajo) los segmentos de un mensaje que no sean esenciales aquellos que no contengan ocurrencias de vocablos de la disciplina con la que se est trabajando, e.d. ocurrencias de expresiones que no aparezcan en teoremas de esa disciplina con ocurrencias esenciales; y representan con signos compactamente dibujables a los vocablos de esa disciplina, al paso que en la lengua natural tales vocablos pueden ser locuciones complejas, o discontinuas, o signos suprasegmentales (prosdicos entonacin, p.ej., o bien orden de palabras) etc. Entendida as una notacin lgica o matemtica est claro por qu la lgica ni es el estudio de un delimitado terreno, de una zona especial, de cierto mbito de entidades aparte, ni tampoco es un mero juego o una mera apofntica formal que meramente se limite a prescribir condiciones formales de signi catividad las cuales (en la concepcin aqu criticada) vendran empero condicionadas por las clusulas de traduccin a la lengua natural), o cosa as. No, las verdades lgicas son verdades sobre cualesquiera cosas, sin excepcin. Verdades sobre los tomates, las alubias, los alquileres, los protones, los diccionarios de malgache, los granos de arena, las declaraciones de amor o las pelculas. Son verdades lgicas (o de lgica) slo todas aquellas que se expresan por enunciados de un idioma cualquiera en los cuales aparezcan con ocurrencias esenciales nicamente vocablos lgicos; e.d. vocablos que guran en una lista ofrecida por quienes se llaman lgicos como constituyendo el vocabulario de su disciplina. Hay diversas listas tales, y enconados desacuerdos. Unos meten ms palabras, otros menos.
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Todos parecen estar de acuerdo en, como mximo, estos vocablos: no, y, o, si entonces, algn, cada y otros parnimos (segn algunos, sinnimos). Vienen luego las discusiones de qu hace que sean sas las constantes lgicas. Y hay opiniones para todos los gustos. Es uno de los muchos temas debatidos en losofa de la lgica. Una respuesta simple (y, cteris paribus, no son preferibles las respuestas simples?) es que los entoides signi cados por esos vocablos son generales en el sentido de que entran en cualesquiera combinaciones o relaciones de otros entes, sean los que fueren, al paso que relaciones como la de estar contiguo a, o la de ser de mayor volumen que, no poseen esa generalidad (la justicia y la democracia no estn relacionadas por ellas, p.ej.). Con todos los problemas que encierra esa nocin de generalidad, parece preferible atenerse a ella mientras no se ofrezca algo mucho ms claro. Y hasta ahora nada ms claro se ha ofrecido. 4. Prerrequisitos para la lectura del presente opsculo Segn qued ya apuntado en el 1 de esta Introduccin, la redaccin del presente trabajo se ha llevado a cabo a n de: por un lado, ofrecer al lector estudioso un instrumento para adentrarse por s mismo en la lgica matemtica con un espritu no dogmtico, sino pluralista, abierto al cuestionamiento, a la crtica, a la confrontacin argumentativa entre diversas teoras lgicas que vienen aqu presentadas cual opciones alternativas, en un abanico; y, por otro lado, facilitar a quienes ya poseen conocimientos bsicos de lgica matemtica slo que centrados exclusivamente en la lgica clsica un medio sencillo, fcil y entretenido de acceder a las lgicas no clsicas y de percatarse de que son lgicas con todas las de la ley, genuinas alternativas a la lgica clsica. Metas son sas, s, difciles de alcanzar. Sobre todo cuando, aunque el autor hubiera preferido que el libro sirviera ms para la primera de ellas, se da cuenta de lo probable que es que venga usado principalmente para alcanzar la segunda, es decir para que estudiantes ya algo familiarizados con la lgica clsica se adentren en el mbito de las lgicas no clsicas. En cualquier caso, trtese de lo uno o de lo otro, la obra permite adentrarse en el terreno que cubre sin necesidad de ningn conocimiento previo, gracias a una redaccin que ha tratado de eliminar todo lo que se podra dar por sabido, explicitando lo ms posible y desmenuzando las explicaciones. Aun as, esprase del lector un manejo previo, siquiera mnimo, de lo ms elemental en el estudio introductorio a la lgica matemtica, a saber: un conocimiento de las tablas de verdad bivalentes verticales aquellas en que dos letras esquemticas estn colocadas una al lado de otra y, entre ellas, un signo como la disyuncin, la conyuncin, el condicional o el bicondicional; un conocimiento as suele venir proporcionado por las ms elementales iniciaciones a la lgica en la enseanza secundaria. Igualmente se espera que el lector posea una familiaridad con las nociones ms elementales de teora ingenua de conjuntos. Ningn otro conocimiento tcnico especial es menester para entender el presente trabajo. Slo que, eso s, hay diversas maneras, y diversos grados, en la comprensin de un escrito; y naturalmente aquellos lectores que estn ms familiarizados con la lgica clsica podrn pasando por alto algunas explicaciones pormenorizadas que para ellos sern ya ociosas, por lo obvias concentrarse mejor en los temas ms avanzados. (Cabe advertir, empero, que el cap. 12 y ltimo es de lectura ms difcil que el resto, aunque tampoco requiere especiales conocimientos previos.)
de i, de donde resultara en virtud de Aj que B / B(r / s) = JB(rs) es tambin un teorema de i, contrariamente a lo supuesto. Por consiguiente, no puede darse la situacin indicada. Con eso se prueba que es completa. Y es no delicuescente: si fuera delicuescente contendra un tro de teoremas {p, q, B / (pq)} en virtud del Lema 1. Ahora bien, ninguna i, para i nito, es delicuescente ni, por lo tanto, contiene a ese tro de teoremas. Pero si ese presunto tro de teoremas no est contenido en ninguna de las teoras i para i nito no puede tampoco estar contenido en , pues esas teoras estn ordenadas por inclusin, de modo que si, p.ej., p es un teorema de j y q es un teorema de k, entonces o bien jk o bien kj, y, en el primer caso, k contiene tanto al teorema p como al teorema q , mientras que en el segundo caso es j la que contiene tanto al teorema p como al teorema q . (Y similarmente se razona para tres o ms fbfs, en lugar de slo dos). As pues, es no delicuescente. Corolario del Lema 2. Si de un cmulo de fbfs no se in ere una frmula q segn reglas de inferencia de Aj, entonces {B / q} es un cmulo no delicuescente de fbfs (o sea: un conjunto que no incluye ningn tro {r, s, B(r / s)}). Prueba: basta con ordenar alfabticamente las fbfs de tal modo que B / q venga antes de q , y antes que ninguna otra fbf que no est en . Formamos la teora 0 cuyos axiomas son los de Aj ms los miembros de . Entonces, por el procedimiento indicado para construir el siguiente eslabn de una cadena de teoras que sean extensiones de 0 y cuyo lmite sea una teora completa, la primera teora que formaremos, 1, incluir a B / q como un axioma y ser no delicuescente. Teorema: Toda Aj-teora no delicuescente tiene una extensin recia tal que ( ) (el lgebra de Tarski de nida sobre ) es un a.t. Prueba: Por el Lema 2 sabemos que toda Aj-teora tiene una extensin recia no delicuescente y completa . Sea ( ) el lgebra de Tarski de nida sobre . Para cada fbf p de se tendr que o bien p es un teorema de , y entonces pIBp es un teorema de , con lo cual se tendr que |a||p| = |p| = B|p|; o bien B / p es un teorema de , con lo cual BpI0 es un teorema de , de donde resulta que B|p| = |0|. Q.E.D. De nicin: un cmulo es de cardinalidad in nita numerable ssi existe una biyeccin entre ese cmulo y el de los nmeros naturales (o sea {0, 1, 2, 3, 4,}). (Nota: segn lo demostr Cantor, hay cmulos de cardinalidad in nita no numerable. Uno de ellos es el cmulo de los nmeros reales el cual es isomr co con el cmulo de los subconjuntos del conjunto de los nmeros naturales. Cantor prob que no hay biyeccin alguna entre el cmulo de los nmeros reales y el de los naturales ms concretamente, que no hay sobreyeccin alguna del cmulo de los nmeros reales al de los naturales.) Corolario 1. Toda Aj-teora no delicuescente tiene, con respecto a alguna valuacin, un modelo que es un a.t. de cardinalidad in nita numerable. Prueba: a partir del Teorema. Sea una Aj-teora. Sea una extensin recia de no delicuescente tal que ( ) es un a.t. Sea v un mor smo de en ( ) tal que para toda fbf q de v(q)=|q|. (Si es una extensin simple de , e.d. una extensin que no contiene otros smbolos primitivos que los de , entonces v es un epimor smo.) Ahora bien, p es un teorema de ssi |p|D en ( ); como cada teorema de es un teorema de , si p es un teorema de , v(p) es un elemento denso de ( ). Luego ( ) es un modelo de , siendo ( ) como lo dice el Teorema recin demostrado un a.t. Adems, la cardinalidad del cmulo de elementos de ( ) es in nita numerable, ya que el cmulo de fbfs demostrablemente no equivalentes entre s de una Aj-teora con un nmero nito, o in nito numerable, de smbolos primitivos es de cardinalidad in nita numerable.
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Un a.t.-oide particularmente importante es el lgebra de Tarski denida sobre una Aj-teora, axioma adicional. Tal lgebra de Tarski, ( r) es isomrca con FrT (la prueba es similar a la brindada al nal del Acpite anterior respecto a las aa.cc.tt. y a una Ap-teora con la indicada caracterstica). Adems, como se deduce del resultado que acabamos de probar, FrT( ( r), donde expresa isomorsmo) es tambin el lgebra libre con r generadores asociada con la clase de las aa.tt.-oides. De ah se deduce lo siguiente: podemos denir la validez para Aj si cambiamos, en la denicin de validez arriba propuesta, uniformemente, lgebra transitiva por lgebra transitivoide: son teoremas de Aj slo todas las fbfs de Aj a las que cada valuacin (admisible) de Aj en un a.t.-oide haga corresponder un elemento denso de esa a.t.-oide. Si hemos modelizado Aj a travs de la clase de las aa.tt. en lugar de la clase de las aa.tt.-oides es porque las primeras ofrecen la ventaja de que resulta ms fcil probar ciertos resultados con relacin a ellas. Y tambin por un segundo motivo: toda Aj-teora completa (e.d. toda Ajteora tal que para toda fbf de , p , o bien p es un teorema de o bien Bp es un teorema de ) tiene como modelo, a un a.t. Vamos ahora a probar ese importante teorema. (Denimos primero el functor B / as: B / p abr Bp .) Probamos, en primer lugar, este Lema 1: una Aj-teora es delicuescente ssi contiene tres teoremas de las formas respectivas, p , q , B(p / q) . Prueba: Si p , q , B(p / q) son teoremas, entonces por la regla de armabilidad, rinf2, y por la regla de adjuncin, deducimos: B(pq)B(p / q) , lo cual es una supercontradiccin de la que se deduce r , para cualquier fbf r ; o sea: la teora resulta delicuescente si contiene a la vez p , q , B(p / q) . Por otro lado supongamos que una Aj-teora es delicuescente. Entonces en se demuestra cualquier fbf como teorema. Por consiguiente, para cualesquiera fbfs p , q , de , se tendr que p , q , B / (pq) sern teoremas de . Q.E.D. Lema 2: Toda Aj-teora no delicuescente tiene una extensin recia completa no delicuescente (siendo completa una teora ssi para cada fbf p , o bien p es un teorema o bien B / p es un teorema. Prueba: sea una Aj-teora. Es patente que hay un buen orden alfabtico de las fbfs de (un buen orden es un orden total isomrco con el de los nmeros naturales: o sea tal que hay un primer elemento, un segundo, etc.). Ordnense las fbfs de segn ese buen orden. Formamos entonces la siguiente cadena de teoras: 0= . Y se pasa de i a i+1 como sigue: 1) si la i fbf de es una frmula p tal que hay dos teoremas de i, q y q , tales que {p, q, q} = {s, r, B / (sr)}} para ciertas fbfs s , r de , entonces i+1 = i; 2) si la i fbf de es un teorema de i, tambin entonces i+1 = i; 3) si no se da ninguno de esos dos casos, entonces i+1 es el resultado de aadir a los axiomas de i la i fbf de . En cualquier caso es evidente que, si i es no delicuescente, tambin es no delicuescente i+1, pues, por el procedimiento de construccin, que garantiza que no haya en i+1 ningn tro de teoremas {s, r, B / (sr)} si no lo haba en i y ya vimos, por el Lema 1, que una Aj-teora es no delicuescente ssi no tiene ningn tro de teoremas as. Sea la unin de todas las teoras era no i de esa cadena. es una teora completa no delicuescente (si la teora inicial delicuescente); es completa: en efecto: si hubiera una fbf p tal que ni p ni Bp / fueran teoremas de , entonces y en virtud del Lema 1 habra habido una teora i de la cadena que no contuviera como teoremas ni a p ni a B / p y tal que el aadido de p a los axiomas de i habra dado por resultado un tro de teoremas {r, s, B / (rs)}. Entonces sucedera lo siguiente: el tro {r, s, B(r / s)} sera tal que una de esas tres fbfs sera = p . Si p = r , entonces seran teoremas de i las fbfs s y B / (rs) , por lo cual y como se prueba fcilmente en Aj B / r (o sea: por hiptesis, B / p ) sera tambin un teorema de i, contrariamente a lo supuesto. Idnticamente se prueba que p s . Si p = B / (rs) , entonces r y s son teoremas
r, con r constantes sentenciales adicionales (respecto de los smbolos de Aj), pero sin ningn
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pq se leer de uno de los siguientes modos: El hecho de que p implica el hecho de que q, El hecho de que p es a lo sumo tan cierto como el hecho de que q. pIq se leer: El hecho de que p es cierto en la misma medida en que lo es el hecho de que q; El hecho de que p equivale al hecho de que q. Bp se leer: Es a rmable con verdad que p, o bien Es en todos los aspectos cierto que p, o bien Es genuinamente cierto que p, o bien Es realmente cierto que p. p\q se leer: El hecho de que p es menos cierto que el hecho de que q; El hecho de que q es ms cierto que el hecho de que p. Pp se leer: Es ms bien cierto que p. Sp se leer: Es verdadero y falso a la vez que p y tambin No es ni verdadero ni falso que p. Una frmula puede ser atmica o molecular. Es atmica ssi no hay en ella otra frmula que s misma. P.ej., Eusebia es emperatriz. Es molecular si hay en ella alguna ocurrencia de otra frmula, p.ej. Eusebia no es emperatriz o sea: No es cierto que Eusebia sea emperatriz. En esa frmula hay una ocurrencia de Eusebia es emperatriz. Si una frmula p es molecular, entonces cada frmula que tenga una ocurrencia en p ser llamada una subfrmula de p . Antes de proseguir, impnense dos observaciones incidentales. La primera es que el uso, en los sistemas lgicos que se van a presentar en este opsculo, de operadores como los recin mencionados con esas respectivas lecturas no signi ca pretensin de exhaustividad o ambicin de ofrecer, gracias a ellos, formalizacin de cualquier discurso en lengua natural. No, trtase tan slo de dar un paso adelante con respecto a la lgica clsica, cuyo vocabulario es sumamente pobre y desconoce toda matizacin altica o veritativa, todo lo que sea un ms o un menos. Sin duda tendemos (pero asintticamente no ms) al desideratum de una formalizacin exhaustiva de la lengua natural. Mas de hecho constituye un avance en esa direccin, importante, s, pero modesto, la inclusin de esos pocos operadores, desconocidos en la lgica clsica (la negacin simple, N, el operador L, la implicacin , la sobreimplicacin \ etc.). Sucede empero que gracias a pasos adelante como se va resultando viable la formalizacin de fragmentos de la lengua natural que son su cientemente amplios para determinados propsitos p.ej. que son [muchos de] los que (acaso en versiones un tanto regimentadas) guran en los contextos de elocucin del quehacer investigativo. La segunda observacin que conviene hacer aqu es que, en los ejemplos aducidos de expresiones que contienen lo que, en lengua natural, corresponde a varios de los operadores lgicos mencionados, sase el adjetivo cierto segn es usual en espaol como equivalente, idiomticamente apropiado, de verdadero (que en esos contextos no se suele usar); no es, pues, un uso en el cual cierto signi que lo mismo que dotado de certeza, e.d. seguro. En otros idiomas no existe un uso as de los adjetivos por los que se suele traducir cierto: en francs se dice Il est trs vrai (y no Il est trs certain); en ingls It is very true (y no It is very certain); etc. Los grados involucrados en nuestro uso idiomtico de cierto en esos contextos son grados de verdad, no grados de certeza. Parntesis y puntos Vamos ahora a explicar el uso de los parntesis y puntos. Cada ocurrencia de un functor mondico en una oracin o esquema afectar a la subfrmula ms corta que siga a tal ocurrencia. Cuando se quiera que afecte a alguna subfrmula ms amplia que la frmula (o letra esquemtica) que la sigue inmediatamente, entonces se escribir, inmediatamente despus de la ocurrencia en cuestin, un parntesis izquierdo; y, al terminar
biyeccin entre los generadores de la una y los de la otra, en virtud de la cual biyeccin podemos considerar a esos dos cmulos de generadores como (si fueran) idnticos): sean A1, A2 dos aa.tt. con los mismos generadores y tales que hay un elemento x tal que x=0 en A1 y x 0 en A2; entonces en A1 0 Bx=x=xa, pero en A2 x Bx=0. Si ese elemento x es miembro de FrT, entonces ninguna de esas ecuaciones puede ser verdadera en FrT. Lo que hay que probar para demostrar que FrT no es un a.t. es que hay algn elemento de FrT tal que hay dos mor smos 1 y 2 de FrT respectivamente en dos aa.tt. A1 y A2 tales que 1(x) es denso mientras que 2(x) no lo es. Pues bien: sean A1, A2 dos aa.tt. tales que hay sendos elementos x1A1, x2A2, tales que x1=Bx1 (o sea: x1IBx1 D1), pero 0=Bx2 x2 (o sea: Bx2I0 D2), siendo D1, D2 los cmulos de elementos densos, respectivamente, de A1 y de A2; tomemos uno cualquiera de los r generadores, z1, , zr, de FrT. Sabemos que cualquier funcin de {z1, , zr} a A1 o a A2 puede extenderse, de manera unvoca, hasta que resulte un mor smo. Tomamos, pues, una funcin f: {z1, , zr}A1 tal que f(z1) = x1. Similarmente hacemos con respecto a A2, siendo f tambin una funcin {z1, , zr}A2 tal que f(z1)=x2. Sean 1, 2 los dos mor smos resultantes de sendas extensiones, respectivamente, de f y f. Resulta claro que en FrT no podemos tener: ni Bz1=z1, pues no tenemos 2(Bz1) = 2(z1); ni tampoco Bz1=0, pues no tenemos 1(Bz1) = 0 (es palmario que a tenor de la propia de nicin de las funciones ofrecida unas tres pginas ms atrs, para cada mor smo , (Bz1) = Bz1, y que 0=0, identi cando los elementos-cero de las diferentes aa.tt.) Pero de ah se sigue que FrT no es un a.t. Llamaremos transitivoides a lgebras como FrT, o sea: lgebras en las que valen todas las ecuaciones y todos los entraamientos ecuacionales que valen en todas las aa.tt. Los postulados que valen para las aa.tt.-oides (lgebras transitivoides) son, adems de los que valen para la clase de las aa.cc.tt., los siguientes: Ba=a; B = ; BxIxBx(BBLxBx) D; B(xz) BxBz. (Otro cmulo de postulados demostrablemente equivalente al anterior de cada uno de los dos conjuntos se deducen todos los miembros del otro es ste: Si xD, entonces x=Bx; Bx = BBx; BLx = LBx; Bx(BxIx) D; B(xz) BxBz.) La prueba de que esos postulados caracterizan a las aa.tt.-oides es como sigue. Primero se prueba fcilmente que en cada a.t. valen esos postulados. Luego hay que probar que, dado un elemento cualquiera xFrT, si en cada a.t. en la que exista x son verdaderas respecto de x ciertas ecuaciones o ciertos entraamientos ecuacionales, tales ecuaciones y/o entraamientos ecuacionales se deducen a partir de ese cmulo de postulados. Pues bien, x es denso en FrT ssi es denso en toda a.t. que contenga a x (y de nuestros postulados para las aa.tt.-oides se deduce que todo elemento denso x es tal que Bx=x=xa); x=0 en FrT ssi x=0 en cada a.t. que contenga a x (y, por supuesto en cada a.t. B0=0; y se deduce tambin de nuestros postulados para las aa.tt.-oides que B0=0); pero 0 x xa en FrT, ssi hay dos aa.tt. diferentes tales que en la una Bx=0, en la otra Bx=x=xa. Lo nico comn entre esas dos aa.tt., adems del cumplimiento de cuantasquiera ecuaciones y entraamientos ecuacionales que se cumplen en todas las aa.tt., ser la disyuncin entre ambas ecuaciones (y no slo para x sino para in nidad de elementos, como xaIx, etc., se tendrn diferentes ecuaciones en sendas aa.tt., valiendo tanto en la una como en la otra la disyuncin de sendas ecuaciones en cada caso). Pero, demostrablemente, en un a.t. vale una disyuncin de ecuaciones ssi es densa la juncin entre los equivalenciales estrictos que ligan, respectivamente, a sendos miembros de las ecuaciones en cuestin (o sea: vale una disyuncin de ecuaciones x=z o y=u ssi es denso el elemento xz(yu) donde vv abr B(vIv) ). Pues bien, de los postulados que hemos brindado para las aa.tt.-oides se deduce este teorema para todo x miembro de una de tales lgebras: xax(Bx0) D. Q.E.D.
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deduzcan de los postulados de las aa.cc.tt., o lo que es lo mismo: slo todas aquellas que deban valer en ( r) por de nicin y en virtud de los teoremas equivalenciales de Ap), slo podran dejar de ser isomr cas una respecto a la otra si algn entraamiento ecuacional que se cumpliera en la una no lo hiciera en la otra. Pero adems de que se demuestra tambin fcilmente que tal cosa no puede suceder, como FrQ es un lgebra polar ecuacionalmente irreducible, puede ser caracterizada sin aludir a los entraamientos ecuacionales, como FrQ*, siendo Q* la mayor familia de lgebras incluida en Q (o sea: Q* es la clase de lgebras subcuasitransitivas). Pero ( r) puede ser caracterizada similarmente con respecto a la correspondiente familia de lgebras de Tarski de nidas sobre Ap-teoras, cada una de las cuales es isomr ca con un a.c.t. lgebras transitivas y transitivoides Vamos ahora a pasar a la presentacin de las lgebras transitivas. Un lgebra transitiva, a.t. para abreviar, es un lgebra A, {1, B, N, H, n, , , I} donde A, {1, N, H, n, , , I} es un a.c.t. y B es una operacin unaria sobre A tal que, para todo xA: o bien xa=x=Bx, o bien x 0=Bx (el segundo disyunto signi ca que, mientras que x 0, 0=Bx). En cada a.t., pues, cada elemento Bx es tal que: o bien Bx es denso, o bien Bx=0. Todo producto directo de aa.cc.tt. (lgebras cuasitransitivas) pudese transformar en un a.t. sin ms que aadir la operacin B como sigue: Sea A = iI(Ai) el producto directo de un cmulo de aa.cc.tt. indizado por I. B vendr de nida as: Bx=x si para cada funcin de proyeccin pj (con jI) se tiene que pj(x) 0 (donde 0 es el elemento nulo de Aj); y Bx = 0, 0, 0 si hay alguna funcin de proyeccin pj tal que pj(x)=0. (En aras de la simplicidad identi camos los elementos 0 de las diversas aa.cc.tt. Ai.) Vamos a tomar a las aa.tt. (lgebras transitivas) como modelos de la lgica sentencial transitiva, e.d. del sistema Aj. De nimos una valuacin (admisible) v de Aj como una funcin cuyo campo de argumentos es el cmulo de fbfs de Aj y cuyo campo de valores est incluido en (el conjunto portador de) un a.t. con tal de que cumpla, para cualesquiera p , q que sean fbfs de Aj, las mismas condiciones que deben cumplir las valuaciones admisibles de Ap y, adems, esta condicin adicional: v(Bp) = Bv(p). Ntese, de nuevo, que en esa ecuacin tenemos que el signo B, cuando gura en el miembro ecuacional derecho, denota a una operacin en un a.t., mientras que, al gurar, dentro del parntesis, en el miembro ecuacional izquierdo representa a un smbolo del sistema lgico Aj. Ya es asunto de rutina y que se demuestra sin ms que armarse de paciencia que una fbf p de Aj es un teorema ssi es tal que cada valuacin (admisible) de Aj, v, es tal que v(p) es denso (o sea v(p)=0, siendo aqu 0 el elemento-cero del a.t. en la que est incluido el campo de valuaciones de v). Es ocioso demostrar que hay aa.tt., pues habiendo probado que hay aa.cc.tt. y mostrado cmo todo producto de aa.cc.tt. pudese transformar en un a.t., resulta obvio que hay aa.tt. (En un a.c.t. escalar o lineal se de ne la operacin B trivialmente as: para todo x, Bx=x.) Viene ahora, sin embargo, un resultado interesante y que no deja de encerrar una di cultad. Y es que el lgebra libre con r (donde 2r) generadores asociada con la clase de las aa.tt. no es un a.t. De nimos esa lgebra libre para la clase de las aa.tt. como lo hicimos para la clase de las aa.cc.tt. Y entonces reparamos en lo siguiente: en esa lgebra libre, FrT (siendo T la clase de las lgebras transitivas), son verdaderas slo aquellas ecuaciones que lo son en cada a.t. Mas es obvio que hay diversas aa.tt. en las que son verdaderas diferentes ecuaciones, pese a tener los mismos generadores (o, con mayor rigor: pese a que exista una
la frmula afectada por dicha ocurrencia del functor mondico en cuestin, se cerrar el parntesis. As, p.ej., tenemos N(pq)r . Una frmula as una instancia sustitutiva de ese esquema di ere de [una instancia sustitutiva de] Npqr . En este ltimo esquema, la ocurrencia del functor N slo afecta a p ; en el anterior, la ocurrencia de N afecta a pq . Veamos ahora lo que ocurre con cada ocurrencia de un functor didico. Cada ocurrencia de un functor didico se ha de hallar entre una frmula a su izquierda y otra a su derecha, afectando a ambas (o sea, haciendo corresponder a ese par de frmulas otra frmula. As, en pq , el functor hace corresponder al par de frmulas conformado por p y q , en ese orden, otra frmula, a saber: pq ). Diremos, pues, que cada ocurrencia de un functor didico tiene un miembro izquierdo y un miembro derecho. Pues bien: el miembro izquierdo de cada ocurrencia de un functor didico ser toda la parte de la frmula que haya desde el comienzo de la misma (si bien ha de entenderse esto con una restriccin que viene explicitada en el ltimo prrafo de este captulo). Y su miembro derecho ser siempre la subfrmula ms corta que siga a la ocurrencia en cuestin del functor didico. As pqrs habr de analizarse como sigue: la primera ocurrencia de un functor didico que encontramos es la de ; el miembro izquierdo de esa ocurrencia ser p ; su miembro derecho ser q . Luego encontramos una ocurrencia de : su miembro izquierdo ser pq ; su miembro derecho ser r . Luego encontramos una ocurrencia de : su miembro izquierdo ser pqr ; su miembro derecho ser s . Cmo hacer, entonces, para que una ocurrencia de un functor didico tenga como miembro derecho una subfrmula ms grande que la ms pequea subfrmula que siga a tal ocurrencia? Podemos distinguir dos casos: 1) Se quiere que el miembro derecho sea todo lo que sigue, hasta el nal de la frmula total; entonces se escribe un punto inmediatamente despus de la ocurrencia en cuestin. As en p.qr , el miembro derecho de es qr ; igualmente, en p.qs , el miembro derecho de la ocurrencia de es qs . 2) Se quiere que el miembro derecho no sea ni la ms pequea subfrmula que sigue a la ocurrencia del functor didico en cuestin, ni tampoco todo el resto de la frmula total, sino algo intermedio; entonces, hay que acudir a los parntesis, abriendo un parntesis izquierdo inmediatamente despus de la ocurrencia del functor en cuestin, y cerrando un parntesis derecho inmediatamente despus del nal de la subfrmula que sea el miembro derecho de la ocurrencia en cuestin del functor didico. As en p(qr)s tenemos que el miembro izquierdo de es p , y su miembro derecho es qr ; (el miembro izquierdo de ser, obviamente, p(qr) y su miembro derecho ser s ). Tngase en cuenta, por ltimo, que nunca puede saltarse dentro de un parntesis a fuera de l, ni a la inversa tampoco: una ocurrencia de un functor dentro de un parntesis no puede afectar a nada fuera del parntesis. Y, por otro lado, dentro del parntesis rigen las mismas normas que para una frmula independiente. As, p.ej., en p(q.rs)p , la ocurrencia que hay de tiene como miembro derecho a rs . Resumiendo y para dar una pauta: cuando se vea un punto escrito inmediatamente despus de una ocurrencia de un functor didico, se sabe que su miembro derecho es todo el resto de la frmula total. Si, al recorrer una frmula total, encontramos una primera ocurrencia de un functor didico inmediatamente seguida de un punto, esa ocurrencia es la ocurrencia principal de la frmula total; si encontramos luego una segunda ocurrencia que sea tambin inmediatamente seguida de un punto, esa ocurrencia es la ocurrencia principal del miembro derecho de la frmula total; si encontramos una tercera ocurrencia tambin inmediatamente seguida de un punto, es que esta ocurrencia es la ocurrencia principal del miembro derecho
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del miembro derecho de la frmula total. (Naturalmente, el miembro derecho del miembro derecho de una frmula no es lo mismo en absoluto que el miembro derecho de la frmula.) Ahora ya slo resta exponer algunos ejemplos, y dejar al lector, como ejercicio, el elaborar otros similares y ms complicados. (Para ilustrar el procedimiento y ver su correspondencia con un sistema notacional que use profusin de parntesis, encerraremos entre parntesis todo esquema no atmico, salvo la frmula total): p(rs)q.ps abr ((p(rs))q)(ps) p.rsqps abr p((((rs)q)p)s) prs(qp)s abr (((pr)s)(qp))s p(rs.qp).sp abr (p((rs)(qp)))(sp) pN(qs)p.qr abr ((pN(qs))p)(qr) (Naturalmente, la regla dada ms arriba en el prrafo tercero de este acpite segn la cual el miembro izquierdo de una ocurrencia de un functor didico es toda la parte de la frmula que se halla a su izquierda ha de entenderse ahora con esta restriccin: toda la parte de la frmula a su izquierda desde la ltima ocurrencia de un functor didico inmediatamente seguido de un punto).
que la clase de las lgebras subcuasitransitivas). Pero un a.c.t. as, A, ser en virtud del tambin mencionado teorema VI/19 de Birkhoff una imagen epimr ca de FrQ. Entonces se demuestra que A es (isomr ca con) FrQ si se demuestra tambin que hay un epimor smo de A sobre FrQ, el cual es idntico al epimor smo inverso. Sea ste ltimo: a cada generador xi de FrQ le har corresponder el generador zi de A, donde 1ir, siendo x1. , xr los generadores de FrQ y z1, , zr los de A. Luego, aplicando el principio de sustitucin polinomial (para toda operacin n-aria , (u1, , un) = (u1, , un), resulta evidente que es un isomor smo, ya que las nicas ecuaciones que se cumplen en A son las que se deducen de los postulados de las aa.cc.tt. y las nicas que lo hacen en FrQ son aquellas que valen en todas y cada una de las aa.cc.tt. o sea: justamente cuantasquiera que se deduzcan de esos postulados, pero slo ellas. Corolario: un a.c.t. A con r generadores es libremente engendrada (por el cmulo de esos r generadores) ssi las nicas ecuaciones polinomiales que valen en A son aquellas que se deducen de los postulados de las aa.cc.tt. Para que se entienda lo que va a seguir es menester introducir o recordar algunas nociones adicionales. Recordemos que, si y son teoras, entonces es una extensin de ssi: la clase de smbolos de est incluida en la de ; la clase de fbfs de est incluida en la de ; y la clase de teoremas de est incluida en la de . Si, adems, la clase de reglas de inferencia de est incluida en la de , se dice que es una extensin recia de . Sea una teora que es un sistema de lgica. Entonces, si es una extensin recia de y no tiene ninguna regla de inferencia primitiva sobreaadida a las de , se dice que es una teora. Sea una teora en la que existe un functor didico tal que las siguientes reglas de inferencia pueden ser derivadas en (para cualesquiera fbfs p , q , s de ): pq qp; pq, qs ps; pq p q (donde p di ere de q slo por el reemplazo de ciertas ocurrencias de p en p por sendas ocurrencias de q en q ). El lgebra de Tarski de nida sobre una teora as, , es un lgebra cuyos elementos son las clases de equivalencia |p| donde p es una fbf de y es una relacin de equivalencia que se establece as: |p| |q| ssi pq es un teorema de . Las operaciones en ( ) el lgebra de Tarski de nida sobre se establecen as: para cada functor n-dico, , de hay una operacin n-aria, , de ( ) tal que, si p1 , , pn son fbfs de , (|p1|, , |pn|) = |(p1, .., pn)|. (Salta a la vista que ( ) = /.) Rstanos tan slo, para coronar este acpite, mostrar que un lgebra libre con r generadores asociada con Q es (isomr ca con) ( r), siendo r una Ap-teora que contiene r constantes sentenciales adicionales, p1 , , pr (como smbolos primitivos adicionales respecto de los de Ap). Naturalmente, el signo de Ap es el functor I. Suponemos que r no tiene ningn axioma adicional respecto de los de Ap. Dadas esas de nicionales resulta mani esto que r es isomr ca con WrQ, y que ( r) es isomr ca con FrQ. En efecto: hemos visto que FrQ es un a.c.t. en la que hay r generadores y nicamente se cumplen aquellas ecuaciones que se deducen de los postulados de las aa.cc.tt. Como esos postulados, en su conjunto, son traducciones de los esquemas axiomticos de Ap tomados junto con rinf1, y viceversa, el cmulo de postulados algebraicos entraa slo todas aquellas identidades que son traducciones de teoremas de Ap cuyo functor central es I. (En un a.c.t., A, siendo p, q dos polinomios p=q ssi pIq = ; y esto sucede ssi aquellas dos fbfs p , q de una Ap-teora isomr ca con A, , cuyas traducciones sean los polinomios p, q de A sean tales que p Iq I sea un teorema de , lo cual sucede ssi p Iq es tambin un teorema de .) Por consiguiente, como ( r) y FrQ son lgebras con el mismo nmero de generadores y se cumplen en ambas las mismas ecuaciones (slo todas aquellas que se
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es una imagen isomrca, o sea es un lgebra isomrca con aquella lgebra de la que es copia. (Algebraicamente podemos identicar a dos lgebras si son isomrcas.) Desprndese de ah lo siguiente: si C es una clase de lgebras cerrada con respecto a la formacin de sublgebras y de productos directos (o sea: si cada sublgebra de un lgebra AcC es un lgebra AC y si cada producto directo de Ac1 Ack es otra lgebra AC), entonces FrC C, y, por lo tanto, FrC es libremente engendrada por el cmulo de los r generadores. Como, segn otro resultado, ya citado ms arriba, de Birkhoff (a quien debe mucho toda esta exposicin vide [Birkhoff], p. 149), las clases de lgebras cuyos postulados son ecuaciones y/o entraamientos ecuacionales estn cerradas respecto a la formacin de sublgebras y de productos directos, y como los postulados de las aa.cc.tt. son todos de esa ndole, se tiene el resultado siguiente: el lgebra libre con r generadores asociada con la clase de las aa.cc.tt. es un a.c.t. Otro modo de encontrar un lgebra libre con r generadores asociada con una clase dada de lgebras es el siguiente (vide teorema VI/20 de Birkhoff, [Birkhoff], p. 151): sea, de nuevo, C una clase de lgebras Ac = Sc, . Sea un cmulo de ecuaciones que involucran slo operaciones de y variables; y sea * la clase de aquellas lgebras de la especie en cada una de las cuales se cumplen todas las ecuaciones de (a una clase de lgebras as se la denomina: familia de lgebras * es, pues, una familia de lgebras). Supongamos, adems, que por aplicacin reiterada de tales ecuaciones pertenecientes a pueden reducirse todos los elementos (todos los polinomios ) de WrC a polinomios del subconjunto B de WrC. Sea A* un lgebra con r generadores x1, , xr en la cual, para cualesquiera pj y pk B, si pj(x1, , xr) = pk(x1, , xr), entonces pj=pk. (Un lgebra A que satisfaga esas condiciones ser denominada: lgebra polar ecuacionalmente irreducible.) De ser verdad todo eso, A es un lgebra libre con r generadores de *. Es interesante, a este respecto, constatar que todos los postulados, salvo uno (el (27)) de las aa.cc.tt. son ecuaciones, siendo el restante un entraamiento ecuacional. Tomemos la familia de todas aquellas lgebras con las mismas operaciones de las aa.cc.tt. (o sea: de la misma especie) en las que se cumplan todas las ecuaciones que se cumplen en cada una de las aa.cc.tt. Esa familia de lgebras, SQ (clase de las lgebras subcuasitransitivas) contendr lgebras que no sean aa.cc.tt. (en esas lgebras valdrn ecuaciones adicionales que infringirn el postulado (27)). Pero segn otro teorema de Birkhoff, el VI/19, ibid. p. 151 cualquier lgebra de SQ con r generadores ser una imagen epimrca de FrQ, donde Q es la clase de las lgebras cuasitransitivas. La bsqueda del lgebra libre con r generadores asociada con SQ puede hacerse explotando, precisamente, el teorema VI/20 de Birkhoff. Mas lo interesante es que, como se desprende del susodicho teorema, FrSQ es un a.c.t. (libremente engendrada por r generadores libremente con respecto a la clase SQ); en efecto: el postulado (27) de las aa.cc.tt. no slo no queda conculcado por las condiciones involucradas en el hecho de que un lgebra sea un lgebra polar ecuacionalmente irreducible, sino que se puede demostrar que, si dos polinomios p y q no son reducibles uno a otro ni ambos a un tercero en virtud de las ecuaciones polinomiales que se siguen de los postulados de las aa.cc.tt., y si x1, , xr son los generadores de un a.c.t. para los cuales no se cumplan otras ecuaciones que las que tienen que cumplirse en virtud de los postulados de la clase de aa.cc.tt., entonces se tendr que p(x1, , xr) q(x1, , xr), ya que, si no, se tendra que p(x1, , xr)Iq(x1, , xr) = , sin que esta ecuacin se deduzca de los postulados de las aa.cc.tt. As pues, precisamente el que un lgebra A sea un a.c.t. nos asegura que, si para sus r generadores no se cumplen, en tal lgebra, otros postulados que aquellos cuya vigencia se deduce de los postulados de las aa.cc.tt., entonces es que A es un lgebra polar ecuacionalmente irreducible perteneciente a la mayor familia de lgebras incluida en la clase de las aa.cc.tt. (y esa familia no es otra
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Relaciones de orden en un dominio de valores de verdad Veamos ahora qu se entiende por relacin de orden de nida sobre un dominio de valores de verdad. Una relacin (didica) puede verse como un cmulo de pares ordenados. As, la relacin padre-de es un cmulo que abarca, entre muchos otros, a los pares Luis XIII, Luis XIV, Fernando VII, Isabel II, Isaac, Jacob, David, Salomn, etc. (Con mayor vigor, sin embargo, vendr de nida una relacin n-dica ms abajo como un cmulo de pares x , , x , z.) Una relacin est de nida sobre un dominio ssi se de ne para miembros de tal dominio. As, la mencionada relacin de paternidad slo se de ne para el dominio de los animales pluricelulares sexuados. Otro ejemplo de relacin de nida sobre un dominio es la de sucesor-de de nida sobre el cmulo de los nmeros enteros. Una relacin es re"exiva ssi cada miembro del dominio en que est de nida est ligado a s mismo por tal relacin. Una relacin es antisimtrica ssi, en el caso de que un miembro x del dominio sobre el que est de nida tenga tal relacin con respecto a un miembro z, y ste tenga esa relacin con respecto a x, entonces x=z. Una relacin es transitiva ssi, en el caso de que un miembro, x, del dominio tenga tal relacin con respecto a un miembro, u, y ste la tenga con respecto a un miembro, z, entonces x tiene tal relacin con respecto a z. La relacin de paternidad no es re"exiva; la relacin de ser-de-la-misma-estatura-que s lo es; la relacin de ser-a-lo-sumo-tan-grande-como (o sea: ser ms pequeo o igual que) de nida sobre el dominio de los nmeros reales es antisimtrica; la relacin de amistad no es antisimtrica; la relacin de ser-abuelo-de no es transitiva; la de ser-antepasado-de s es transitiva. Pues bien, una relacin de orden es una relacin que sea re"exiva, antisimtrica y transitiva. (Una relacin de preorden es una relacin re"exiva y transitiva, que sea antisimtrica o no). Una relacin de orden de nida sobre un dominio es llamada orden total (o tambin orden lineal u orden conexo) ssi, dados dos miembros cualesquiera de tal dominio, o bien el primero tiene tal relacin con respecto al segundo, o bien el segundo la tiene con respecto al primero. Una relacin de orden que no sea total es llamada relacin de orden parcial. Lgicas escalares y lgicas tensoriales Hasta ahora hemos visto nicamente dominios de valores de verdad escalares, o sea dominios en los que cada valor de verdad se expresa por un solo constituyente. Pero tambin hay dominios de valores de verdad tensoriales (llamados asimismo lgicas-producto), en los que cada valor de verdad tiene varios constituyentes. Esos constituyentes de un valor de verdad son sus componentes. As, p.ej., podemos construir un dominio de cuatro valores de verdad tensoriales a partir de los dos valores de verdad de la lgica clsica, combinndolos de dos en dos, como sigue: 11, 10, 01, 00. Toda lgica tensorial se construye a partir de una (o varias) lgica(s) escalar(es). (Aqu no consideraremos ms que a las lgicas tensoriales construidas a partir de una sola lgica escalar, es decir: una sola en cada caso.) En una lgica tensorial, lo ms sensato es considerar como valores designados slo aquellos todos cuyos componentes son designados en la lgica escalar de la que se parte; y considerar como valores antidesignados slo aquellos cuyos componentes son antidesignados en la lgica
a unos elementos x1, , xr tales que todos los elementos de A son: x1, , xr y aquellos que son denotables por polinomios en los que slo aparezcan x1, , xr; o sea: los elementos de A sern, adems de esos r generadores, aquellos otros que resulten de aplicarles, reiteradas veces, las operaciones de .) Esa caracterstica, que tienen las lgebras vocabulares, es compartida por otras lgebras. Un lgebra A con la caracterstica indicada a saber que cualquier funcin del cmulo de los generadores de A al portador de un lgebra cualquiera B de cierta clase de lgebras, C, puede ser extendida de un modo perfectamente determinado a un mor smo de A a B es un lgebra libre con respecto a la clase C de lgebras. (La idea subyacente es que esa lgebra A es libre con respecto a tal clase de lgebras en el sentido de que libremente se puede pasar de A a cualquier lgebra de la clase en cuestin, o sea: que, comoquiera que se empiece a determinar una funcin de A a una de tales lgebras empezando, claro, por tomar como argumentos los generadores de A, tal funcin podr extenderse y, lo que es ms, de un modo perfectamente determinado hasta que resulte un mor smo de A a esa otra lgebra.) Ahora vamos a de nir esa nocin rigurosamente: sea C una clase de lgebras Ac = Sc, . Un lgebra A es llamada lgebra libre con r generadores asociada con la clase C de lgebras ssi: 1) las operaciones algebraicas de nidas sobre A son las pertenecientes a ; 2) hay un subconjunto X de A que abarca a r miembros y que es un cmulo de generadores de A; y 3) para toda funcin f: XSc hay una extensin unvocamente determinada de f que es un mor smo : AA c (siendo Ac un lgebra cualquiera de la clase C, con tal de que Sc sea el portador de Ac). Un lgebra A que sea un lgebra libre con r generadores asociada con la clase C de lgebras y cuyo cmulo de r generadores sea X ser llamada libremente engendrada (por X) ssi AC. Prubase es uno de los ms importantes teoremas del lgebra universal lo siguiente: sea G una clase de lgebras; entonces son isomr cas entre s cualesquiera dos lgebras libres con el mismo nmero de generadores asociadas a G. Prueba: puesto que el cmulo X aludido es un conjunto de generadores, est claro que la extensin est perfectamente determinada (si x1, , xs son miembros de X, y es una operacin s-aria, f(x1, , xs) = (fx1, , fxs); y as sucesivamente para cualesquiera polinomios de peso 0). Si A1 y A2 son engendradas por sendos subconjuntos X1 de A1 y X2 de A2, con tal de que X1 y X2 sean de la misma cardinalidad (tengan el mismo nmero de miembros), entonces cualquier biyeccin g: X1X2 puede (de un modo unvocamente determinado) ser extendida a un isomor smo h: A1A2. Cmo descubrir a un lgebra libre con r generadores asociada con cierta clase dada de lgebras? Hay dos procedimientos. He aqu el primero: sea C de nuevo una clase de lgebras Ac = Sc, y sea r un nmero cardinal nito tal que X = {x1, , xr}. Sea el cmulo de funciones : XSc (para uno cualquiera de los portadores Sc) tales que, para cualquier polinomio p(x1, , xr) Wr, se cumple la siguiente ecuacin: (p) = p(x1, , xr). Sea una congruencia de nida as para cualesquiera polinomios-: pq signi ca que (p) = (q) para todo . es, en efecto, una congruencia en Wr. As que Wr/ (la particin de Wr por ) es un lgebra libre con r generadores asociada con C; se la denota as: FrC. El lgebra libre as descubierta puede que no sea un lgebra libremente engendrada, e.d. puede que no pertenezca a la clase C de lgebras. Ahora bien, por el propio modo de determinacin de FrC que hemos seguido, resulta fcilmente demostrable que FrC es (representable como o sea: isomr ca con) una sublgebra de productos directos de copias de las diversas lgebras Ac. Expliquemos esto! Una sublgebra de un lgebra B, es un subconjunto de B cerrado con respecto a cada operacin algebraica perteneciente a . Ya sabemos qu es un producto directo. Y una copia
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Vamos ahora a de nir las lgebras libres asociadas con una determinada clase de lgebras, para ver luego cmo se vincula la existencia de tales lgebras y el que las mismas sean aa.cc.tt. con la completez de Ap. En primer lugar, de nimos lo que es un lgebra libre vocabular con r generadores. Para ello de nimos una especie de lgebras como un cmulo de lgebras para las cuales se han de nido las mismas operaciones. (Una clase de lgebras es, pues, un subconjunto propio de una especie de lgebras, subconjunto caracterizado por el hecho de que todas las lgebras de una clase tienen en comn el que valgan en ellas ciertos postulados.) Sea un cmulo de operaciones algebraicas. (Llamamos a la especie de lgebras con tales operaciones: la especie de lgebras.) Entonces de nimos, para cualquier nmero cardinal r, nito o in nito, el lgebra vocabular libre con r generadores, Wr, como sigue. Un polinomio es una expresin cualquiera bien formada que consta tan slo de constantes y de smbolos que denotan a operaciones algebraicas. (Con mayor rigor se de ne as un polinomio: cada letra o constante es un polinomio; y, si es una operacin n-aria y p1, , pn, son polinomios, tambin es un polinomio la expresin (p1, , pn).) En Wr cada una de las r letras x1, , xr es un polinomio de rango 0; el cmulo de esos r polinomios de rango 0 es el alfabeto de Wr. Para cada entero positivo s se de ne un polinomio- de rango s recursivamente como una expresin (vocablo) de la forma (u1, , un), donde n es (el nmero de) la aridad de ( es una operacin n-aria) y al menos un uj (1jn) = pj(x1, , xr) es un polinomio- de rango s1, mientras que cada ui(1in) es un polinomio de rango s1.) La igualdad en Wr se de ne como identidad gr ca estricta (o sea: si p=q, siendo p y q polinomios, es que son el mismo polinomio). Obviamente, Wr usualmente no pertenecer a ninguna de las clases de lgebras de la especie (que tiene en comn las operaciones de) usualmente de nidas, pues en cada una de tales clases se cumplen ciertas ecuaciones. Pero ahora veremos el inters de estas lgebras vocabulares. Un importante teorema de lgebra universal muestra lo siguiente: cualquier inyeccin : XA del alfabeto X a un lgebra de la especie es tal que existe una extensin unvocamente determinada de que es un mor smo de Wr a A. (Una extensin de una funcin f es otra funcin g tal que: el campo de argumentos de f est incluido en el campo de argumentos de g y para todo argumento x de f, f(x) = g(x).) La prueba es por induccin matemtica con respecto al rango: la funcin buscada, f, enviar cada polinomio p de Wr de rango s sobre un nico elemento q=f(p) A tal que: si p = (u1, , un) (siendo n la aridad de ), entonces q = (f(u1), , f(un)). Por de nicin, tal funcin es un mor smo. Antes de exponer un importante corolario de tal teorema, es menester recordar un punto terminolgico que gura en las introducciones a la teora ingenua de conjuntos, a saber: una relacin de equivalencia es una relacin re!exiva, simtrica y transitiva. Lo cual signi ca que, si la relacin R est de nida sobre un cmulo o conjunto X, entonces, para cualesquiera x, z, u X, se tendr: (1) xRx; (2) xRz slo si tambin zRx; (3) sucede a la vez que xRz y que zRu slo si tambin sucede que xRu. Si R es una relacin de equivalencia de nida sobre un cmulo B, entonces la particin de B por R (expresada como B/R) tambin llamada la cocientizacin de B por R es el cmulo de clases de equivalencia de miembros de B, o sea es una familia de cmulos o conjuntos incluidos en B tal que, si C y xC, entonces tambin vendr abarcado por C cualquier elemento zB tal que xRz. (A las clases de equivalencia abarcadas por la particin de B por R suele denotrselas as: |x|R para cada xB.) Sentado eso, procedamos a presentar el anunciado corolario, a saber: que si un lgebra A, tiene r generadores, entonces hay una congruencia de Wr tal que A es isomr ca con la particin Wr/; de lo cual se sigue que, en tal caso, A es una imagen epimr ca de Wr (o sea: hay un epimor smo de Wr sobre A). (Llmanse generadores en un lgebra A,
de la que se parte. As, en la lgica tensorial arriba mencionada slo ser designado el valor 11; slo ser antidesignado el valor 00. En una lgica as, el orden a de nir mediante el signo ser el siguiente: 00 00 00 11 10 10 00 01 01 01 10 11 00 10 01 11 11 11 Como se ve, esa relacin de orden no es conexa: dados los valores 01 y 10, ni el primero tiene la relacin indicada con respecto al segundo, ni la tiene tampoco el segundo con respecto al primero.
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; valores antidesignados:
0 1 1 1 1 0 0 0 0 0 0
y 0)
1 1 1
0 0 0 1 1
0 0 0 0 0
S p 0
Hp 1 0
p 0 0 1
Np 0
1 0 0 0
(En esta lgica cabe concebir a 1 como lo totalmente verdadero; a 0 como lo totalmente falso; a como lo a la vez verdadero y falso.) Lgica pentavalente A5 (Valores designados: 4,3,2,1; Valores antidesignados: 3,2,1,0)
para el lgebra A se de nen las operaciones pertenecientes a como sigue: para cada j tal que 1jm, j es una operacin r-aria, para cierto r tal que 0r; sean x1, , xr miembros del producto cartesiano de los diversos cmulos Ci (para 1in); entonces para cada i tal que 1in, pij(x1, , xr) = j(pix1, , pixr). Queda as de nido cul es el elemento j(x1, , xr).) El problema que se plantea es si el producto directo de lgebras de cierta clase es tambin un lgebra de esa misma clase. No siempre. Pero (en virtud de un teorema de lgebra universal que no vamos a demostrar aqu (vide el libro de Birkhoff que es el segundo item en la Secc. 4 de la bibliografa del presente trabajo en adelante abreviado aqu como [Birkhoff]), p. 149), si los postulados que rigen una clase de lgebras son ecuaciones y/o entraamientos ecuacionales (de la forma: si p=q, entonces r=s, para ciertos p, q, r, s), entonces s se cumple esa condicin: esa clase de lgebras est cerrada con respecto a la formacin de productos directos. Como los postulados que determinan la clase de las aa.cc.tt. son todos de esa ndole, resulta que es un a.c.t. todo producto directo de aa.cc.tt. cualesquiera (en nmero nito o in nito, sean o no idnticas varias, o aun todas, las lgebras que se toman para formar un producto directo dado). Llmase escalar un a.c.t. en la que la relacin de orden es conexa, o sea. para cualesquiera x, z, tinese que: o bien xz o bien zx. Eso demostrablemente equivale a que, para cualesquiera x, z o bien xz sea denso o bien lo sea zx. Pero el producto directo de dos aa.cc.tt. cualesquiera, escalares o no, es un a.c.t. no escalar. En un a.c.t. no escalar hay elementos no densos diferentes de 0 (porque, si es un a.c.t. no escalar, hay en ella dos elementos, x, z, tales que x / z, z / x; entonces xz D, pero xz 0, pues, si xz = 0, resultar que, como xz(zx) es un elemento denso, zx ser un elemento denso y, por ende, zx = z, o sea: zx, contra la hiptesis). Sean A1 y A2 dos aa.cc.tt. escalares cualesquiera con sendos elementos-cero 01 y 02, y sea A su producto directo. Los elementos no densos de A sern todos aquellos elementos x tales que o bien p1(x) = 01 o bien p2(x) = 02. El clculo sentencial Ap y las lgebras libres asociadas con la clase de las aa.cc.tt. Tomemos el clculo sentencial Aj y suprimamos: de entre los smbolos primitivos B; de entre los esquemas axiomticos, a A18, A19 y A20; y de entre sus reglas de inferencia primitivas a rinf2. El resultado es el clculo cuasitransitivo Ap. (Ntese que este sistema Ap, as sintcticamente de nido, no es idntico al sistema de la misma denominacin presentado en el Captulo 5, el cual est semnticamente de nido y constituye una extensin no conservativa del ahora considerado.) Se demuestra sencillamente pero, eso s, armndose de paciencia que una frmula de Ap es un teorema ssi es vlida, entendiendo por frmula vlida de Ap una frmula p tal que cualquier valuacin admisible v que tenga como campo de argumentos al cmulo de fbfs de Ap y cuyo campo de valores est incluido en el portador de un a.c.t. es tal que v(p) es un elemento denso. (As queda probado que Ap es un sistema a la vez robusto y completo.) Las condiciones que estipulamos para que sea admisible una valuacin v as son que, para cualesquiera fbfs p, q, de Ap: v(pq) = Nv(p)Nv(q); v(a) = m0; v(pIq) = v(p)Iv(q); v(pq) = v(p)v(q); v(Hp) = Hv(p) (De nuevo tenemos que, en cada una de esas ecuaciones, los signos que guran en el miembro izquierdo son smbolos del sistema de lgica en este caso Ap; los que guran en el miembro derecho, aunque puedan ser equigr camente representados con respecto a los anteriores, son, empero, operaciones del lgebra en cuestin en este caso el a.c.t. en cuyo portador est incluido el campo de valores de la valuacin v.)
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la funcin : DC es sobreyectiva (una sobreyeccin) con respeto a C si cada xC es tal que hay algn zD tal que z=x. Es biyectiva (una biyeccin) la funcin : DC si es inyectiva y sobreyectiva. Una biyeccin puede escribirse as: DC, puesto que una biyeccin hace corresponder a cada miembro del dominio un solo valor y a cada miembro del contradominio un solo argumento. (Ntese que una operacin unaria es una funcin cuyo campo de valores est incluido en el dominio de la funcin su campo de argumentos; o sea: es una funcin cuyo dominio est cerrado con respecto a ella.) Llmase mor smo (o tambin homomor smo) de un lgebra A = A, sobre otra B = B, (si bien en lo sucesivo, cuando no haya confusin, podemos denominar igual a un lgebra y a su portador) una funcin tal que para cada operacin m-aria y cualesquiera x , , xm A, hay una operacin m-aria, , , tal que se cumple esta ecuacin: ((x , , xm)) = (x , , x m). Si, adems, de ser un mor smo, es una inyeccin, es una inmersin o un monomor smo; si es una sobreyeccin, ser un epimor smo; si es una biyeccin, un isomor smo. Si el campo de argumentos es idntico al campo de valores, un endomor smo. Un automor smo es un isomor smo endomr co. Llmase imagen epimr ca, o respectivamente copia isomr ca de un lgebra A por un epimor smo o respectivamente isomor smo al lgebra cuyo portador sea el campo de valores de . Sean A, B, dos conjuntos o cmulos. El producto cartesiano de ambos AB, es un cmulo de pares ordenados, cada uno de cuyos miembros es un par ordenado, a, b, tal que aA y bB. Similarmente el producto sSZs de una familia indizada de cmulos Zs (sS) es un cmulo cada uno de cuyos miembros es una secuencia ordenada cuyo i componente pertenece al i miembro de Zs. (Si S es el cmulo de los reyes magos, puede indizarse por l a la familia de cmulos {A, B, C} = D, siendo A el cmulo de los vegetales, B el de los animales invertebrados, C el de los vertebrados, siendo, p.ej., A = DMelchor, B = DGaspar, C = DBaltasar. El producto de esa familia as indizada ser el cmulo o conjunto de tros ordenados cada uno de los cuales tenga como primer componente a un vegetal, como segundo a un animal invertebrado, y como tercero a un vertebrado.) Llamamos proyeccin a una funcin p cuyo campo de argumentos sea un producto de varios cmulos siempre y cuando haya cierto nmero natural i tal que para cada argumento dado, x, px = el i componente de x. As representaremos a esa funcin como p1. Productos directos Llmase especie de lgebras a un cmulo de lgebras con las mismas operaciones; o sea, si A, y B, son lgebras de la misma especie, entonces = . En un sentido tcnico llmase clase de lgebras a una especie de lgebras caracterizada por ciertos postulados: A, y B, pertenecen a la misma clase ssi hay un cmulo de postulados de nitorios de dicha clase que se cumplen tanto en A como en B. Sean A1, , An lgebras de una misma clase tales que, para cada i tal que 1in, Ai = Ci, , donde Ci es un cmulo de elementos y = {1, , m}. Entonces el producto directo de las mismas es un lgebra A con las mismas operaciones cuyo portador es el producto cartesiano C1C2Cn; de nimos, para cada z perteneciente a ese producto cartesiano, funciones de proyeccin p1, , pn, donde, para cada i tal que 1in, pi(z) es el i componente de z, o sea: es aquel miembro de Ci que ocupa el i lugar entre los componentes de z (recurdese que z es un n-tuplo ordenado, o sea: una secuencia de n componentes);
4 3 2 1 0 4 3 2 1 0
4 4 3 2 1 0 4 4 4 4 4 4
3 3 3 2 1 0 3 3 3 3 3 4
2 2 2 2 1 0 2 2 2 2 2 4
1 1 1 1 1 0 1 1 1 1 1 4
0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 4
4 3 2 1 0 4 3 2 1 0
4 4 4 4 4 4 4 2 2 2 2 2
3 4 3 3 3 3 3 0 2 2 2 2
2 4 3 2 2 2 2 0 0 2 2 2
1 4 3 2 1 1 1 0 0 0 2 2
0 4 3 2 1 0 0 0 0 0 0 2
I 4 3 2 1 0 p 4 3 2 1 0
4 2 0 0 0 0 p 0 0 0 0 4
3 0 2 0 0 0 Hp 4 0 0 0 0
2 0 0 2 0 0 Lp 4 4 4 4 0
1 0 0 0 2 0
0 0 0 0 0 2 Pp 4 3 2 0 0 Np Sp 0 1 2 3 4 0 1 2 1 0
(En esta lgica cabe concebir a 4 como lo totalmente verdadero; a 3 como lo verdadero y falso pero ms verdadero que falso; a 2 como lo igualmente falso que verdadero; a 1 como lo verdadero y falso pero ms falso que verdadero, y a 0 como lo totalmente falso.) Lgicas tensoriales Para construir tablas de verdad en lgicas-producto (lgicas tensoriales), tngase presente lo siguiente: en cada lgica-producto hay que tener en cuenta: 1, cul es la lgica escalar de la que se parte; 2, cuntos componentes constituyen cada valor de verdad. Pues bien, para construir una tabla de verdad se tendr en cuenta que el i-simo componente del resultado (para cualquier i1) ser una funcin del (o los) i-simo(s) componente(s) de la(s) frmula(s) afectada(s) por el functor, calculado(s) segn se hace en la lgica escalar a partir de la cual se ha construido la lgica-producto en cuestin. As tendremos, en el caso ms simple (una lgica-producto de dos componentes construida a partir de la lgica bivalente): (Valor designado: 11; antidesignado: 00):
11 10 01 00 11 11 10 01 00 10 10 10 00 00 01 01 00 01 00 00 00 00 00 00 11 10 01 00 11 11 11 11 11 10 11 10 11 10 01 11 11 01 01 00 11 10 01 00 11 10 01 00 11 11 11 11 11 10 10 11 10 11 01 01 01 11 11 00 00 01 10 11 p 11 10 01 00 p 00 01 10 11
Veamos ahora una lgica-producto de dos componentes construidos a partir de la lgica trivalente. (Valores designados: 11, 1 , 1, ; Valores antidesignados: 0, 0 , 00, .)
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11 1 10 1
11 11 1 10 1
1 1 1 10
10 10 10 10 0 0
1 1
0 0 0
01 01 0 00 01 0 00 01 0 00
0 0 0 00 0 0 00 0 0 00
00 00 00 00 00 00 00 00 00 00
xy signi ca que y = yx; xy signi ca que, dndose el caso de que xy, xIy=0. Sea D = {xA: x=0}, o sea: el cmulo de elementos, x, de A tales que x=0. D es el cmulo de los elementos densos de A. Postulados (para cualesquiera x, y, z, u, v A): (01) yxx = x (04) zIy HxHzIH(xy) (06) x1 = x (09) xIx D (13) (xI0x) = 0 (16) xy(ynx)(xImy) = (19) x(xy)xy = 0 (22) a (10) (02) xIy xuzI(yz.uz) (03) HxHy = LH(yx)
0 1
0 0 0
(05) vIy v(xu)zI(uz(xz)y) (07) xy yx =N (11) xIy zIyI(xIz) (08) xy(xy) = 0 (12) xIyxy = 0 (15) xINy = NxIy (18) xyIa xIa(yIa) (21) nxImx = xIa(xINa)
0 01 0 00
0 01 0 00 0 0
0 00 00 00
0 01 0 00 0 0
0 00 00 00
00
00
(24) xy(uv)(u\x) y\v(ya)(xImu(n1Iv))(yv) (25) xy = X(KxKy) (26) ymxIm(xy)(x y) D (27) xIy D slo si x=y
Queda como ejercicio para el lector construir tablas en esta lgica para los dems functores previamente de nidos en la lgica trivalente de partida. Lista de algunas tautologas Dejamos como ejercicio para el lector la comprobacin de estas tautologas en la lgica trivalente A3 pIpIN(pIp) p(qr)I.pq.pr pq(qp)I.pIq pq.qp LpIFp p.pq NppIp pIq.pIrI.qIr p.pq NpIqI.pINq H(LNpp) ppq SpI.pHp N(pq)I.NpNq pqpp pNpNp (pq)I.pq pq.qp NLpIp (pq)I.pp pqrI.pr.qr NpILp NNpIp pq.qp pq.qr pLp pqrI.pr.qr p.qp Lpp ppIp p(qr)I.pq.pr pqp ppIp pIq.prI.qr pqNp pqpIp pq(qp).LpILq NpqHp pqpIp NpIHp pqI.qp pIqI.qIp
De esos 27 postulados, los 26 primeros son ecuaciones o conyunciones de ecuaciones, o sea frmulas de la forma = . Dcese que una clase de lgebras es ecuacional ssi los postulados que sirven para caracterizar a las lgebras de tal clase son, todos ellos, ecuaciones (o conyunciones de ecuaciones). Una clase ecuacional de lgebras llmase tambin una variedad. Las variedades poseen importantes caractersticas, de las cuales carecen otras clases de lgebras. El postulado (27) no es ninguna ecuacin, pero s es lo que se llama un entraamiento ecuacional, de la forma Si =, entonces = , para ciertos , , , . Podramos mitigar el postulado (27) reemplazndolo por otro menos fuerte, como sigue. De namos primero la nocin de congruencia: una congruencia en un lgebra A, es una relacin didica, , tal que para cualesquiera miembros z , , zm, x , , xm, todos ellos A, y para cualquier operacin m-aria, , , se cumple esto: Si xizi para cada i tal que 1im, entonces (x , , xm) (z , , zm). Podramos entonces reemplazar (27) por este postulado: Si xIy D, entonces para cada congruencia se tendr xz. Conviene notar que son lgebras cuasi transitivas todos los modelos que se examinaron para el sistema lgico Ap en el cap. 5 y en el cap. 6. Terminologa suplementaria Antes de proseguir hay que introducir o recordar cierta terminologa. Una funcin segn lo que se estudi en el cap. 6 es algo, , tal que, dado un argumento, siendo un miembro cualquiera del dominio o campo de argumentos de , lo enva sobre un nico ente, que es el valor o imagen de por , () (tambin escrito as: , cuando no se dan dudas sobre el alcance de esa ocurrencia de ). Defnese una funcin, , con su dominio o campo de argumentos, D, y con un conjunto (contradominio), C, en el cual est incluido su campo de valores; as: : DC. Una funcin es inyectiva (una inyeccin) cuando para cualesquiera x, z, si x z, entonces x z. Es sobreyectiva sobre (o en, o con respecto a) su contradominio si ste coincide con su campo de valores, o sea:
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Para obtener la completez de un sistema sulese de nir una cierta clase de lgebras y entonces se postula con respecto a que es una tautologa de cualquier frmula p tal que para cualquier valuacin [admisible] v de en una cualquiera de las lgebras pertenecientes a , v(p) es un elemento designado [del portador] de esa lgebra. Un lgebra booleana es un lgebra de Kleene tal que para cualquier elemento x se tiene: x x = 1. A ttulo de correspondencia plausible cabe sealar que la operacin llamada juncin de un lgebra de Kleene corresponde a la disyuncin natural ; que la operacin llamada cruce corresponde a la conyuncin natural ; que la operacin unaria corresponde a la negacin natural N. Slo que si se trata de un lgebra booleana, esa operacin unaria corresponder a la negacin fuerte . Por razn de la correspondencia en cuestin se suele escribir: o en vez de ; o en vez de (aunque tambin a veces +); para la operacin unaria se escribe a veces *. (Por otro lado, los functores de conyuncin y de disyuncin escrbense en ciertas notaciones como . y + respectivamente. La notacin aqu empleada pretende ser sugestiva pero, sin embargo, diferenciadora de lo que es un functor respecto de lo que es una operacin algebraica.) Por otro lado, si queremos elaborar modelos algebraicos para sistemas lgicos ms !exibles y complejos con varias conyunciones y negaciones, p.ej., o con functores que no sean de nibles en trminos de conyuncin o disyuncin ms negacin, habr que enriquecer la nocin de lgebra que queramos estudiar con nuevas operaciones. P.ej. en los sistemas lgicos explorados en los captulos precedentes aparece una conyuncin fuerte, o superconyuncin , que no es idempotente ( ppIp no es un esquema teoremtico de esos sistemas); ser menester estudiar como modelos de sistemas as algunas lgebras donde, adems del cruce normal, , haya un supercruce, , tal que no siempre se cumpla xx = x. En esos sistemas hay functores como I, H, m, que no tienen ninguna operacin que les corresponda en un lgebra de Kleene. Hay que disear un cmulo de postulados que permitan de nir una clase de lgebras con operaciones cuyas caractersticas correspondan exactamente a las de esos functores lgebras que, por lo dems, sean tambin lgebras de Kleene, o ms exactamente: subsuman a lgebras de Kleene. Para simpli car y no seguir aadiendo notacin adicional, de ahora en adelante escribimos la juncin como , el cruce como y la operacin unaria de un lgebra de Kleene (que no sea de Boole) como N. El contexto aclarar ms que su cientemente cundo uno de tales signos viene empleado como functor de un sistema lgico, y cundo hace las veces de una operacin algebraica. Similarmente con respecto a nuevas operaciones que introduzcamos en lo sucesivo. lgebras cuasitransitivas Un lgebra cuasitransitiva a.c.t. para abreviar es un lgebra A, tal que = {1, N, H, n, , , I}, donde 1 es una operacin 0-aria, N, H, y n son operaciones unarias y , , I son operaciones binarias que satisfagan los 27 postulados indicados ms abajo. Introduzcamos primero algunas de niciones: 0 abr N1 x abr HNx a abr m0 x abr fSx xy abr N(NyNx) Xx abr xx fx abr (xIa)x mx abr NnNx Lx abr Nx Sx abr xNx xy abr xyIx Kx abr NXNx abr 1I1 x\y abr xy(yx)
x y abr YNxy.YNyx
pqI.qp LLpILp p(qr)I.p.qr NpIp p(qr)I.p.qr N(pq)I.NpNq pqI(pq)I.pIq H(pLp) pqI.NqNp HHpIHp pNpINp pq.pq pqIpI.qp pIq.pq.qp pNpISp pINpI.pIpIp SSpISp pqIp.pqIp p.qLp Hpp pIqI.NpINq p(qr)I.pq.pr SpISNp pIq.prI.qr L(pq)I.LpLq pq(qp).pIq pqrI.pr.qr HNpIp LHpIHp pqrI.pr.qr Son tautologas los esquemas siguientes? Compruebe el lector, para cada uno de los siguientes esquemas, si es o no una tautologa de A3 pHp S(pIp)I.pIp N(pq) pq.pq p.qp N(pNp) pq.NqNp p.Npq Np.pq pNq.qNp Cmo calcular las tautologas de una lgica tensorial? Con respecto a las lgicas-producto (lgicas tensoriales) es obvio que una frmula dada, p , es una tautologa de una lgica-producto cuya lgica escalar de base es ssi p es una tautologa de . En efecto: para que p sea una tautologa tiene que tener uniformemente valores designados. Supongamos que p es una tautologa de : entonces cada uno de los componentes de cualquiera de los valores de verdad que pueda tomar p ser designado en ; y, por consiguiente cada valor posible de p ser designado en . Supongamos, por otra parte, que p es una tautologa en : entonces todo valor posible de verdad de p ser designado en , esto es: ser un valor todos cuyos componentes sern designados. Pero, entonces, quiere decirse que, en cada uno de los puestos, cualquiera que sea la combinacin de componentes de los tomos (o sea de sus valores de verdad en ), el resultado ser un componente designado (o sea: un valor de verdad designado de ). Por consiguiente, mientras no se introduzcan functores propios de las lgicas-producto como el functor B, no hay razn para calcular independientemente las tautologas de la lgica-producto; basta con calcular ms simplemente las de la lgica escalar de base respectiva. Calclese ahora, en una lgica A3 (o sea: una lgica de dos componentes, cuya lgica escalar de base sea A3) si las frmulas siguientes (las enumeradas en la columna derecha) son tautologas, de nindose el functor B mediante la siguiente indicacin: /Bp/ = /p/ si /p/ no contiene ningn 0; y en caso contrario /Bp/ = <00>.
H(pq)I.HpHq L(pq)I.LpLp HLpILp LpIFp H(LpNp) H(pq)I.HpHq p(qr)I.pq.pr pqrI.pr.qr pqrI.pr.qr pqrI.p.qr p(qr)I.q.pr p(qr).pq.pr HpIp Nppp
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Bpp BpBBp BpBNBp Bp.BpIp B(pq).BpBq BpBqI.B(pq) Bpp LBpIBLp BpBqIB(pq) pBp BpBp BpBqB(pq) BpBBp B(pq).BpBq Pondremos n a este acpite enunciando la nocin de cuasi-tautologa: tomenos un sistema trivalente A3, pero quitemos el estatuto de valor designado al valor . Llamemos al resultado A1. Pues bien, una frmula p ser una cuasi-tautologa de A1 ssi p es una tautologa de A3. Una frmula de A1 puede ser una cuasi-tautologa de ese sistema sin ser una tautologa del mismo (aun siendo una tautologa de A3). Pero es interesante constatar lo siguiente: el resultado de pre jar a cualquier cuasi-tautologa de A1 una ocurrencia del functor L da por resultado una tautologa de A1.
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de las justi caciones racionales, toda vez que estn exentos de justi cacin ltima o fundacional los propios patrones lgicos que sirven para calibrar cun racional sea un pensamiento.
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p 4 3 2 1 0
Xp 4 2 1 1 0
p 6 5 4 3 2 1 0
Xp 6 4 3 2 1 1 0
(Mucho mayor inters cobra esa nocin en una lgica in nivalente). Functores de negacin Un functor de negacin es un functor mondico tal que, para todo p : 01) Al menos uno de entre /p/ y /p/ o bien es designado o bien no es antidesignado. 02) Al menos uno de entre /p/ y /p/ o bien es antidesignado o bien no es designado. 03) /p/ es designado ssi /p/ es antidesignado. 04) Si /p/ es designado, entonces /p/ es antidesignado. 05) /p/=0 ssi /p/=1. 06) Si /p/=1, entonces /p/=0. 07) Si /p/=0, entonces /p/ es designado. Un functor de negacin es una negacin natural (o simple) ssi, para todo p : 08) Si /p/ es antidesignado, entonces /p/ es designado. 09) /p/=/p/ 10) Si /p/=0, entonces /p/=1. Obviamente, N es una negacin simple o natural, tanto en las lgicas escalares como en las lgicas-producto. Un functor de negacin es una supernegacin ssi hay algn p para el cual no cumple ninguna de las condiciones (08) a (10), pero, en cambio, cumple las tres siguientes, para cualquier p : 11) A lo sumo uno de entre /p/ y /p/ es designado. 12) Si /p/ es designado, entonces /p/ 0. 13) Si /p/ es designado, entonces /p/ 0 y 1 /p/. Functores de conyuncin Un functor didico, &, es una conyuncin ssi, para cualesquiera p , q y r : 01) /p&.q&r/ = /p&q&r/ 02) /p&q/ es designado ssi tanto /p/ como /q/ son designados. 03) Si o /p/ 0 o /q/ 0, entonces /p&q/ 0. 04) Para cualquier functor de negacin, , /p&p/ es antidesignado. 05) /p&p/ = /p/.
como esquemas teoremticos los principios (1), (2) y (3), o al menos versiones matizadas de los mismos. De momento lo conseguido al respecto est en estadio de experimentacin, y, si bien se han formulado esbozos de tratamiento semntico de alguna de esas construcciones, el tratamiento es condicional (bajo tales o cuales condiciones, existen modelos de tales sistemas), no habindose ofrecido todava ninguna prueba de no-delicuescencia de ninguno de esos sistemas (aunque es probable que alguno de ellos por lo menos no sea delicuescente). La lnea general seguida en tales construcciones consiste en que, en vez de postularse sin restricciones (4) (o sea: pqIp ) y (5) (o sea pqrI.pr(qr) ), vienen restringidos ambos principios. En vez de (4) y (5), se postulan muchos casos parciales de (4) y de (5), quedando abierto el sistema (que ser, pues, un conjunto de teoremas no recursivamente enumerable), pudindose aadir en todo momento ms y ms casos parciales de (4) y de (5), cada uno de ellos restringido de cierta manera. Trtase as de aproximarse uno lo ms posible a tener (1), el P.A., as como versiones matizadas de (2) y de (3) (ninguno de los tres principios es, tal cual, teoremtico en los sistemas que estoy ahora considerando; as (3), el principio de extensionalidad, viene modi cado insertndose una ocurrencia del functor B que afecta a la prtasis). Ahora bien, hay en (1) dos partes implicativas, a saber: (1a) x(xzpq) (1b) x(qxzp). Hay un enfoque (de Rescher y Brandom) en el cual se reconocen esas dos mitades pero cambiando en una de ellas el operador por otro, digamos : habr digamos un conjunto que abarque a todos los entes que p, pero tambin a otros tal vez; y una clase que abarque slo a entes que p, mas posiblemente no a todos. (Tal diferencia terminolgica entre conjuntos y clases sera arbitraria, desde luego.) En vez de eso, lo que hacen los sistemas combinatorios ahora considerados es reconocer en cada caso un nico conjunto o clase o cmulo de entes, xp, pero, postulando (1a) sin restricciones, no aceptar en cambio (1b) ms que en una serie de versiones restringidas de diversa manera (serie in nita, abierta). Eso quiere decir que los cmulos reconocidos en tales sistemas son cmulos que abarcan, cada uno de ellos, a cuantas cosas cumplan la condicin de nitoria de miembro del cmulo en cuestin; pero que no siempre abarcan slo a los entes que cumplan tal condicin. Desde luego podra intentarse una va divergente: reconociendo todos los casos de (1b), restringir (1a): un cmulo abarcara siempre slo a cosas que cumplan la condicin de nitoria, pero acaso no a todas ellas. Un cmulo que infrinja (1a) puede llamarse una caterva; uno que infrinja (1b), un corrillo. Si no vale sin restricciones P.A., o sea (1), entonces o hay catervas o hay corrillos. (Rescher parece preferir que haya de lo uno y de lo otro.) Por consideraciones los cas que no es del caso exponer aqu, le parece ms verosmil al autor del presente trabajo que haya catervas, pero no corrillos. Lo ms interesante es que el cmulo fuerte de Russell, a saber x(xx), el cmulo de entes que no se abarquen en absoluto a s mismos, ser o bien una caterva o bien un corrillo. Segn el tratamiento ofrecido en los sistemas combinatorios ahora aludidos, es una caterva: uno precisamente de los entes que vienen abarcados por l es l mismo, pese a que, por ello precisamente, no cumple [en absoluto] la condicin de nitoria (la de no abarcarse en absoluto a s mismo). Segn el tratamiento alternativo sera un corrillo: no se abarcara en absoluto a s mismo, a pesar de que cumplira entonces la condicin de nitoria para venir as abarcado (la de no abarcarse a s mismo en absoluto). Llegados a este punto, la lgica matemtica desemboca en problemas claramente metafsicos y patentiza todava ms cunto hay en esta disciplina de especulacin, de conjetura o, si se quiere, de elucubracin. No conlleva el reconocerlo una cada en irracionalismo o anarquismo metodolgico a lo Feyerabend, pero s conduce a cobrar conciencia de lo relativo
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En una lgica as no hay variables. La cuanti cacin defnese as. Habr un signo primitivo, E, que denotar a la propiedad de ser no-vaco. (No hacemos diferencia alguna entre propiedades y clases o conjuntos. Por lo menos a los presentes efectos identi camos el que algo tenga la propiedad de blancura y el que pertenezca al conjunto de cosas blancas.) Defnese entonces: rp abr. Erp . Decir que hay algo, r, tal que p ser decir que es no-vaco el conjunto de entes, r, tales que p. Y cmo se evita la paradoja en un sistema as? Postulando para los signos de ese sistema que hagan las veces de signos de clculo sentencial principios que en algunos puntos sean ms dbiles, evitando as la teorematicidad de esquemas como, p.ej., el tercio excluso. En el sistema de Fitch no es teoremtico el esquema pp (o si se traduce su negacin como N en vez de pNp ). Conque, si bien ese sistema entraa que x(xx)x(xx) = (x(xx)x(xx)), as y todo no se deduce ninguna antinomia de la forma pp (o pNp si entendemos esa negacin de Fitch como negacin simple, N, en vez de fuerte, ). Obsrvese que en la lgica combinatoria el signo de membra, , se entiende as: xz abr. zx : z abarca a x. En un sistema de lgica combinatoria cualquier cosa puede atribuirse a cualquier cosa a lo mejor sin verdad, pero puede. P.ej., decir no p es atribuir a p la negatividad, la propiedad denotada por no. Igualmente decir que una cosa x tiene una relacin r es decir eso y nada ms; lo que sucede es que en las aplicaciones de tales lgicas suele o puede entenderse, p.ej., que el que x guarde con z la relacin r es que el tener x esa relacin r sea algo que, a su vez, abarque a z. As, el estar enamorado Marcial ser la propiedad de ser un ente, z, del cual est enamorado Marcial. Tomando en particular a las relaciones denotadas por functores didicos del clculo sentencial, tenemos esto. Sea el functor de conyuncin . Para el adepto de una lgica combinatoria, denota una relacin, la relacin que se da entre dos entes en la medida en que el uno y el otro son hechos verdaderos, e.d. existenciales. P.ej. si x = el estar apenado Elas, mientras que z = el ser engendrada Marta (o sea: el conjunto de sus engendradores), entonces xz (que combinatoriamente se escribira ms bien as: zx) sera verdad en la medida en que lo sea que Elas est apenado y Marta es engendrada. z sera que el ser engendrada Marta posea esa propiedad o relacin copulativa o conyuntiva; y eso sera el conjunto de cosas o hechos con los que guarda esa relacin, o sea aquellos hechos cada uno de los cuales es tal que Marta es engendrada y ese hecho tambin sucede. Para hacer ms uniforme el tratamiento ontolgico articulable en un marco as cabe identi car a cada ente con [el hecho de] su existencia. Con lo cual todo ente es un hecho. Adems, hay razones de mayor peso para postular esa identi cacin o reduccin ontolgica, al paso que las di cultades contra la misma parecen de poca monta y casi nicamente estriban en peculiaridades de expresin que se explican cmodamente como alomorfa en distribucin parcialmente complementaria debida a constreimientos pragmticos. (Alomorfa es segn lo sabe el lector la alternancia entre dos formas de un mismo signo, como en ciertos contextos hubiera/hubiese, en distribucin complementaria es que la alternancia se da en funcin del contexto, como en francs beau/bel.) Sea ello como fuere, interesante aqu es sealar lo elegante que resulta un tratamiento como el de las lgicas combinatorias. Y, a fuer de elegante, los camente plausible tambin (a tenor al menos del criterio epistemolgico de optar por la mejor explicacin de las cosas, o sea: la ms elegante). En varios trabajos citados en la bibliografa del presente opsculo se ha emprendido la tarea de elaborar sistemas de lgica combinatoria que, siendo extensiones conservativas de Aq, no sean delicuescentes y, sin embargo, se aproximen asintticamente al ideal de contener
Esta ltima condicin es acaso demasiado fuerte. Hay conyunciones (o superconyunciones) que no la cumplen. Podra venir reemplazada por sta otra: 05b) /p&q/ q. Dentro de las conyunciones, de nimos ahora una conyuncin natural como cualquier functor de conyuncin tal que, para cualquier p , q y r : 06) /pq/ = /qp/ 07) Si 1 /pq/, entonces tanto 1 /p/ como 1 /q/. 08) Si /p/=1, entonces /pq/ = /q/. Un interesante functor de conyuncin que no es natural es la conyuncin & de nida como sigue en un sistema trivalente y en otro pentavalente:
& 1 1 1 1 0 0 0 0 0 0 0 & 4 3 2 1 0 4 4 4 4 4 0 3 3 3 3 3 0 2 2 2 2 2 0 1 1 1 1 1 0 0 0 0 0 0 0
Es evidente que un functor como p&q en uno de esos sistemas equivale a Lpq . Functores de disyuncin Un functor didico es un functor de disyuncin ssi, para cualquier p , q y r : 01) /p/ = /pp/ 02) /pqr/ = /p.qr/ 03) Si es una conyuncin natural, entonces: /qrp/ = /qp.rp/; y /p.qr/ = /pq.pr/ 04) Si es una conyuncin natural entonces: /qp.rp/ /q.p/ y /pq.pr/ /p.qr/ 05) /pq/ es antidesignado ssi tanto /p/ como /q/ son antidesignados. 06) O bien, si /p/=0, entonces /pq/ = /q/; o bien, si /q/=0, entonces /pq/ = /p/ 07) Si o bien /p/=1, o bien /q/=1, entonces /pq/ = 1 08) Para cada functor de negacin , /pp/ es designado 09) Si es un functor de supernegacin, entonces /pp/ = 1 10) Si es un functor de supernegacin, y si tanto /p/ como /pq/ son designados, tambin es lo es /q/. Una disyuncin es natural si, adems, satisface, para cualquier p , q y r las condiciones siguientes (siendo una conyuncin natural y N una negacin natural). 11) /pq/ = /qp/ 12) /qrp/ /qp.rp/ 13) Si /p/ es designado /pq/ es designado 14) Si /pq/=0, entonces /p/=0 y /q/=0 15)/pq/ = /N(NpNp)/ Un interesante functor de disyuncin no natrual es el siguiente (de nido en A3):
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1 1 1 1
0 1 0 0
Se puede de nir como sigue : pq abr Hpq . Tambin se puede de nir de estos otros modos alternativos: pq abr Npq pq abr N(Np&Nq) Una oracin pq podra leerse: Es enteramente cierto que p a menos que sea cierto que q. Es interesante constatar que, tomando como primitivo a se puede tambin de nir y & como sigue: pq abr Npq p&q abr N(NpNq) Functores condicionales Un functor condicional es un functor didico tal que, para cualesquiera p , q y r (siendo , , N, , respectivamente, functores de disyuncin natural, conyuncin natural, negacin natural y supernegacin): 01) /pp/ es designado 02) Si /pq/ y /qr/ son designados, /pr/ es designado 03) Hay algunos s y r tales que /sr/ es designado, pero /rs/ no lo es 04) Si /p/ y /pq/ son designados, tambin lo es /q/ 05) /ppqq/ es designado 06) /p(qr).pq.pr/ es designado 07) /p.qr/ = /pq.pr/ 08) /p.qr/ = /pq.pr/ 09) /pqr/ = /pr.qr/ 10) /pqr/ = /pr.qr/ 11) /pNpNp/ es designado 12) /ppp/ es designado 13) /pq.prq/ es designado 14) /pq.p.qr/ es designado 15) Si /q/ 0 y /pq/ es designado, entonces /p/ 0 16) Si 1 /q/, entonces /pq/ es designado 17) Hay algn functor de negacin tal que /pq/ es designado ssi /qp/ es designado. Llamaremos condicional simple o mero condicional a cualquier functor condicional tal que, para cualquier p , q y r : 18) /pq.qr/ es designado 19) /ppq/ = /q/ 20) /p.pq/ = /pq/ 21) /p.qp/ es designado 22) /p.qr/ = /pqr/ = /q.pr/ 23) /pq/ = /pq/ 24) /qp/ es designado ssi tambin lo es /pq/
Ser una teora contradictorial, mas no por ello forzosamente incoherente, o sea no absolutamente inconsistente. El problema est entonces en cmo articular teoras que se aproximen lo ms posible a poseer algo parecido a (1), (2), (3) o a versiones tan poco restringidas como sea posible de tales principios sin incurrir en incoherencia, en delicuescencia. En el marco de la lgica clsica (en la cual pasa simplemente a ser ; I, simplemente a ser ; y, por supuesto, N simplemente a ser ) lo que se suele hacer es construir teoras de conjuntos alejadas de postular uno u otro de esos tres principios. P.ej. teoras como ML de Quine que a rma algo parecido a (2) pero est alejadsima de a rmar en general (1). O teoras como ZF (el sistema de Zermelo-Fraenkel) ms prximas a a rmar algo parecido a (1) pero in nitamente alejadas de a rmar (2). Las lgicas combinatorias optan por otro camino. Desembocan en resultados que equivalen a tener siempre como teoremticos los esquemas (1), (2) y (3) o variantes de los mismos. Pero el punto de partida es otro. En vez de construirse por pisos, de entrada introducen, como primitivos, unos operadores mediante cuya combinacin (yuxtaposicin, concatenacin) cabe de nir los signos del clculo sentencial, del cuanti cacional y de la propia teora de conjuntos. Para evitar las paradojas acuden a procedimientos a veces complicados de restringir el campo de aplicabilidad de reglas de inferencia o al abandono de ciertos principios del clculo sentencial como el principio de tercio excluso en cualquiera de sus variantes. Uno de los sistemas ms bonitos de lgica combinatoria es el de Fitch. H aqu algo que, aun siendo diferente de la presentacin del propio Fitch, se aproxima a ella y es muy elegante. Sea la concatenacin de dos signos cualesquiera, , , un signo. La concatenacin es asociativa hacia la izquierda, viniendo tal asociatividad interrumpida por parntesis. Sean , , dos signos combinadores para los que se postula lo siguiente (tomndose = como signo primitivo pero con un principio de reemplazo: x=z.pp , donde p es como p salvo por el reemplazo de las ocurrencias libres de x por sendas ocurrencias libres de z): (4) xz = x (5) xzu = xu(zu) Defnense entonces otros combinadores: , , , as: abr. () abr. ()() abr. () Es interesante constatar entonces que para cualesquiera signos b, c, d: bcd = b(cd) ; bcd = bdc ; bc = bcc . Adems, si se de ne 1 como se tendr: 1b=b . Defnese entonces rp as, donde r , p son signos cualesquiera: 1) r = p : entonces rp =1; 2) r no gura en p : entonces rp = p ; 3) no se da ninguno de los dos casos precedentes: entonces p ha de ser un signo compuesto, qs , tal que r tiene alguna ocurrencia en q o en s (o en ambos); entonces rp = rqrs . Se trata, con esas tres clusulas (1) a 3)), de una de nicin. Segn como sean r , p , rp abreviar o bien a 1, o bien a p , o bien a rqrs (siendo p = qs , en el caso 3, siempre y cuando se cumpla la condicin de que p r pero r tenga ocurrencia en p ).
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25) /p.pqq/ es designado 26) /pqpp/ es designado Es evidente que el functor , con las tablas de verdad que se adjudicaron al mismo en A3 y A5, es un condicional simple o mero condicional. Un functor condicional es un functor implicativo ssi no es un condicional simple y, en cambio, satisface las condiciones siguientes (para cualesquiera p y q ) 27) /pq/ = /NqNp/ 28) /pq/ es designado ssi /pq/ = /p/ 29) /pq/ y /qp/ son ambos designados a la vez ssi /p/ = /q/ 30) Si /pq/ es designado, entonces /pNq/ es antidesignado (De (30) se desprende que /N(pNp)/ ha de ser designado). Functores bicondicionales y equivalenciales Un functor bicondicional es un functor didico tal que hay algn functor condicional tal que, para cualquier p y q (siendo una conyuncin natural): /pq/ = /pq.qp/ Por consiguiente, cada functor bicondicional debe satisfacer las condiciones siguientes, entre otras: 01) /pq/ es designado ssi /qp/ es designado 02) Si /pq/ es designado, entonces, o bien tanto /p/ como /q/ son designados, o bien ni /p/ ni /q/ son designados. 03) /pp/ es designado 04) Si /pq/ y /qr/ son designados, tambin lo es /pr/ 05) Hay algn functor de negacin tal que /pq/ es designado ssi /pq/ es designado 06) Si /pq/ es designado, tambin lo es /pr.qr/ 07) Si /pq/ es designado, tambin lo es /pr.qr/ Un functor bicondicional, , ser llamado mero bicondicional o bicondicional simple ssi cumple las condiciones siguientes: 08) /pqr/ = /p.qr/ 09) Si tanto /p/ como /q/ son designados, /pq/ es designado Un functor que es un mero bicondicional es el functor con las siguientes tablas de verdad en A3 y A5
1 1 1 0 0 0 0 0 0 1 4 3 2 1 0 4 4 3 2 1 0 3 3 3 2 1 0 2 2 2 2 1 0 1 1 1 1 1 0 0 0 0 0 0 4
Ese functor puede ser de nido as: pq abr pq.qp Ahora veamos qu es un functor equivalencial. Es un functor bicondicional, I, tal que:
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10) Si /pIq/ es designado, entonces /p/ = /q/ Por consiguiente, si /pIq/ es designado, entonces, si s es el resultado de reemplazar, en una frmula cualquiera s , una ocurrencia de p por otra de q , resulta que /sIs/ es designado. La importancia de esta conclusin es enorme. En ella consiste el principio verifuncional de extensionalidad. Sobreimplicaciones Una sobreimplicacin es un functor didico tal que siempre para cualesquiera p , q y r (siendo N la negacin natural, la supernegacin, functor implicatico y I functor equivalencial): 01) /p p/ 0 02) Si /p q/ es designado, /q p/ 0 03) Si /p q/ es designado, /q/ es designado 04) Si /p q/ es designado, /p/ es antidesignado 05) Si /p q/ y /q r/ son designados, /p r/ es designado 06) /p q/ = /pq(qp)/ 07) /p q.q p.pIq/ es designado 08) /p q/ = /Nq Np/ 09) Si /p/ no es designado y /q/ es designado, entonces /p q/ 0 10) Si /q/ no es antidesignado y /p/ es antidesignado, entonces /p q/ 0 Un functor sobreimplicativo es un functor que ha de leerse como un comparativo de inferioridad. Escribiremos un functor sobreimplicativo as \, y lo de niremos en A3 y en A5 mediante las siguientes tablas de verdad:
\ 1 1 0 0 0 0 0 0 0 1 \ 4 3 2 1 0 4 0 2 2 2 2 3 0 0 2 2 2 2 0 0 0 2 2 1 0 0 0 0 2 0 0 0 0 0 0
existencial). En la lgica clsica ese principio de prenexacin vale sin reservas; aqu vale con esa reserva: para condiciones q tales que el hecho de que q sea menos existente o verdadero que el [mero] venir a ser cierto que q. Por qu tal restriccin? Porque, si no, tendramos esto. Tomemos lo in nitesimalmente existente o verdadero, a. Supongamos que el que todo ente es as o as (xp) es slo in nitesimalmente verdadero; por ende: xpa : en tanto en cuanto todo ente es tal que p, existe o es verdad lo in nitesimalmente real; sin embargo es posible que ningn ente sea tal que el ser ese ente as o as sea algo in nitesimalmente verdadero; puede que para cada ente as o as haya otro tambin as o as pero menos, formndose una serie decreciente cuyo lmite sea a (lo in nitesimalmente real), aunque cada elemento altico de esa serie est por encima de a e.d. cada ente es suprain nitesimalmente as o as, pero para cada uno hay otro que, aun siendo tambin suprain nitesimalmente as o as, est por debajo en su ser as o as, y no hay ningn grado superior a a tal que todo sea as o as por lo menos en ese grado. Pero eso puede pasar nicamente porque lo in nitesimalmente real no tiene un grado que sea su tope superior y di era de l mismo, sino que l es su tope superior ( aIma ). En cambio no es posible que pase eso con en vez de a, porque \m : una sucesin semejante a la mencionada pero que tienda desde arriba a , tiende tambin a m ; en tal caso no ser verdadera la prtasis implicativa, xp , sino que, antes bien, se tendra xpIm . Ntese que para el mero condicional, , es teoremtico en Aj el principio irrestricto de prenexacin, o sea xpqx(pq) (y sus variantes derivadas, como qxpx(qp) , siempre con la salvedad ya indicada acerca de q ). Es que no es sensible como a los grados de verdad, a que la apdosis sea al menos tan verdadera como la prtasis. Un corolario del principio implicativo irrestricto de prenexacin ( xpqx(pq) ), no teoremtico en Aj, es el esquema x(pxp) , una instancia del cual es sta: Hay un cuerpo tal que en tanto en cuanto l es grande, todos los cuerpos lo son. Eso es del todo incompatible con la tesis de que para cada cuerpo se da otro mayor (una tesis que, aunque hoy por hoy pasada de moda y rechazada por los fsicos, a muchos nos parece verosmil y atractiva, a la espera de que venga a reentronizarla un nuevo viraje en la investigacin fsica un cambio de paradigma). La ndole del presente opsculo hace desaconsejable detenernos ms en comentarios sobre los esquemas axiomticos de Aq, as como tambin impide que nos dediquemos a demostrar esquemas teoremticos. Son tareas que quedan postergadas a un trabajo ulterior.
Que el hecho de que q sea ms verdadero que el hecho de que p signi ca lo siguiente: el hecho de que p implica el hecho de que q, pero es del todo falso que el hecho de que q implique el hecho de que p.
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[ello ] es un vertebrado (o, ms coloquialmente, Un mamfero es un vertebrado) es una frmula que, aseverada en un contexto puramente teortico, quiere decir que cualquier ente que sea un mamfero es un vertebrado. Por ello es lcito concluir de tal aserto el de que, precisamente, todo ente es as (tal que, si es un mamfero, es un vertebrado). Con otras palabras: una frmula teortica con variables libres si es que es verdadera aplcase con verdad a cualquier ente (por separado); y por consiguiente cabe concluir que lo mismo es verdad de todos los entes conjuntamente tomados. Eso es lo que hace, precisamente, esta regla, rinf5. (Por lo tanto la regla slo es de aplicacin en contextos teorticos. Fuera de ellos, no concluiramos de que alguien diga Ella es sobremanera bondadosa que todo ente es sobremanera bondadoso.) Pasemos ahora a decir unas palabras sobre los esquemas axiomticos. El A31 nos dice que el que todo ente, x, sea tal que no slo hay algo, x, tal que p sino que tambin q es equivalente a que haya algo, x, tal que no slo todo ente, x, es tal que q sino que tambin p. Sintticamente tenemos ah slo que las consecuencias se van sacando gracias a los otros esquemas axiomticos, a la de nicin del cuanti cador existencial, y a las reglas de inferencia del sistema varias equivalencias fundidas en una. El esquema A32 es tambin un principio bastante obvio: el que todo ente, x, sea tal que no slo p sino adems q es algo a lo sumo tan verdadero como que no slo todo ente es tal que p sino que adems [tal ente en particular es tal que] q. De ah sale el principio de aplicacin: xpp donde p di ere de p a lo sumo por el reemplazo uniforme de las ocurrencias libres de x en p por sendas ocurrencias libres de alguna variable. Ntese que la conyuncin de A31 y A32 equivale dados los otros esquemas axiomticos y dadas las reglas de inferencia a este esquema: xpxqIx(pq).xpp.xprIx(pr).rIxr , con tal de que en este esquema r no tenga ninguna ocurrencia libre de x. Naturalmente el postular los dos esquemas A31 y A32 es ms econmico (por ende, ms elegante), si bien la postulacin de este otro esquema tan largo comportara la ventaja de que cada uno de los conyuntos que lo forman es ms perspicuo, ms claramente verdadero a simple vista, segn cabe mostrar con instancias de esos conyuntos. (Djasele el hacerlo al lector, como ejercicio.) El esquema A33 es un principio de adjuncin cuanti cacional: en la medida en que todo ente sea as o as y haya un ente de estas o las otras caractersticas, [en esa medida al menos] hay un ente que es as o as y es de estas o las otras caractersticas. El esquema A34 nos dice que en la medida en que sea de cada ente a rmable con verdad que es as o as, [en esa medida por lo menos] es a rmable con verdad que todos los entes son as o as. Por ltimo A36 tiene dos partes, dos conyuntos. El primero dice que, si es menos verdad que todos los entes son as o as que no que se cumple tal condicin, entonces hay algn ente tal que su ser as o as es menos verdadero que el cumplirse dicha condicin. (Una instancia de ese conyunto izquierdo de A36 es sta: Si el que todos los turcos sean asiticos es algo menos verdadero que el hecho de que Kemal es asitico, entonces hay algn turco que es menos asitico que Kemal.) El segundo conyunto dice que hay algo tal que, en la medida en que, en tanto en cuanto todos los entes sean as o as, se cumple cierta condicin, en esa medida por lo menos es cierto que, en tanto en cuanto la citada condicin venga a cumplirse y sea verdad que ello (el algo mencionado al comienzo) es as o as, esa condicin se cumple. Lo cual equivale a este otro esquema, ms largo pero ms claro siempre con la salvedad de que q no contenga ocurrencias libres de x, a saber: q\mq.xpq x(pq) , que es un principio de prenexacin (o sea de traslado del cuanti cador de la prtasis a la oracin implicativa total, pero cambiando el cuanti cador, que de universal pasa a ser
bibliografa del presente opsculo se re eren a temas estrechamente relacionados con dicha formalizacin.) Lo que s cabe, no obstante, es hacer unas indicaciones al respecto. 1. Hay que tener en cuenta que, en la estructura de super cie de la lengua natural, los functores mondicos, en vez de aparecer pre jados a los enunciados que afectan, aparecen incrustados en el interior de tales enunciados. As, en vez de decirse Es, hasta cierto punto por lo menos, verdad que Evagro es atltico se dice, ms simplemente, Evagro es, hasta cierto punto por lo menos, atltico. Similarmente, en vez de Es muy cierto que Amalio es glotn, se dice Amalio es muy glotn. 2. De manera semejante, las implicaciones, equivalencias y comparativos sufren, en la estructura de super cie de la lengua natural, un proceso de incrustacin parcial en una u otra de las dos frmulas que vinculen asociado, a menudo, a otros procesos ms complicados, como la elipsis. As, en vez de decirse Es menos cierto que Telesforo es ambicioso que [no] que Corni cio es ambicioso se dir Telesforo es menos ambicioso que Corni cio (y ntese dicho sea entre parntesis el carcter expletivo de ese no que hemos encerrado, por ser opcional, entre corchetes); y, en vez de decirse, El hecho de que Edelmira haya tenido suerte implica el hecho de que Rita haya tenido suerte o su sinnimo Edelmira ha tenido suerte a lo sumo en la medida en que Rita ha tenido suerte se dir, ms simplemente, Edelmira ha tenido a lo sumo tanta suerte como Rita. Y, en vez de decirse El hecho de que rsula se lleve mal con su marido es cierto en la misma medida en que lo es el hecho de que Engracia se lleva mal con su marido se dir rsula se lleva tan mal con su marido como Engracia. Aunque tales ilustraciones pueden parecer obvias, y ser tildadas de perogrulladas, advierta el lector, sin embargo, que en verdad distan de serlo. Rechazan en efecto tales equivalencias la mayora de los tratadistas de temas a nes a la relacin entre la lengua natural y diversos sistemas formales. Con respecto a la primera equivalencia, aducen que los grados de posesin de una propiedad no tienen por qu repercutir en sendos grados de verdad de hechos consistentes, cada uno de ellos, en la posesin de la propiedad en cuestin por cierto ente. Conque concluyen el que Evagro sea atltico en tal o cual medida no entraa que sea verdad en esa medida que Evagro es atltico. Segn ellos o bien la verdad misma no tiene grados [en absoluto] o, si s los tiene, no son los mismos que los de posesin de una propiedad por un ente; p.ej. alegan algunos de esos autores, aunque Evagro sea bastante atltico puede que no sea verdad en absoluto que Evagro es atltico, ya que para que sea verdad, lo que se dice verdad, que Evagro es atltico ser menester que Evagro tenga la propiedad de ser atltico en un grado altsimo normalmente esos autores exigen un grado total, del 100%. El error en tales alegaciones estriba en confundir ser verdad con ser completamente verdad o con ser verdad en un grado altsimo. Una cosa es que, por razones pragmticas, sea improcedente o inoportuno en los ms contextos usuales el proferir un mensaje como Evagro es fuerte si lo proferido no alcanza cierto umbral de verdad que puede que sea (mas no forzosamente siempre) el del 50%, p.ej.; otra cosa es que slo sean verdaderas a secas las aseveraciones que alcancen ese umbral de verdad (como si slo fueran blandas las cosas que tengan al menos tal grado de blandura). Sin embargo, aunque sean erradas esas alegaciones contra una equivalencia que a primera vista parece tan obvia y que, a juicio de quien esto escribe, es verdadera, la mera existencia de tales alegaciones revela que el asunto es ms intrincado de lo que pudiera parecer. Sin duda quienes enuncian esas alegaciones son llevados a esa postura por un prejuicio los co muy en el espritu del clasicismo: la verdad estara exenta de grados o al menos no sufrira tantos grados, tantas gradaciones y !uctuaciones como las posesiones de unas u otras propiedades por unos u otros entes. Respetable como es esa idea, no es, tampoco ella, algo tan sin
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vuelta de hoja como se lo guran quienes la aducen como si fuera un argumento incontrovertible. En cualquier caso, queda en pie la observacin general que vienen a ilustrar estas consideraciones: que, siendo plausibles como lo son esas equivalencias que he propuesto ms arriba, no son indubitables ni incuestionables. Similarmente ya para concluir este inciso cabe mencionar que muchos estudiosos rechazan la equivalencia entre Es menos cierto [e.d. verdadero] que Norberto es joven que [no] que Pepe es joven y Norberto es menos joven que Pepe. Aducen argumentos similares: que no hay grados de verdad o que no son tantos cuantos sean los grados de juventud; que, p.ej., para que sea verdadera una aseveracin del enunciado Pepe es joven es necesario y suciente que Pepe sea joven en, al menos, tal medida, al paso que, para que sea ms joven que Norberto, basta con que posea en mayor medida esta propiedad, la juventud. (Eso cuando se admiten grados de posesin de propiedades, cosa que muchos otros tratadistas no hacen; para ellos Norberto es menos joven que Pepe es un enunciado verdadero, no por grado de posesin de una propiedad, la juventud, por Pepe que sea mayor que el grado en que la posea Norberto, sino por otras razones: p.ej. porque en cierto contexto pertinente sea verdad Norberto no es joven pero Pepe s, sin que en eso entren grados para nada.) A mi juicio estn muy equivocados quienes ven as las cosas. Sufren los efectos de un desconocimiento de los grados de verdad, y eso los lleva a rehuir la manera ms simple, clara y, a primera vista, plausible de tratar los comparativos (que es la articulable en torno a la equivalencia aqu propuesta). Pero el mero hecho de que esos estudiosos que son la gran mayora no vean las cosas igual que el autor de este trabajo revela cun complejo es el problema de las relaciones entre la lengua natural y unos u otros sistemas formales.
de construir un clculo cuanticacional sobre la base de Aj, ya que, de entre los sistemas lgicos examinados en este trabajo, es Aj el que ms adecuado parece para una ms amplia gama de aplicaciones, conteniendo segn se vio como subsistema suyo a cada uno de los clculos sentenciales nivalentes. (Aj parece una aproximacin buena, razonable, al ideal de constituir la gran lgica sentencial que subsuma como subsistemas propios a [las ms de] cuantas lgicas sentenciales ofrezcan credenciales de plausibilidad).
El sistema Aq
Reglas de formacin 1) Si p es una fbf de Aj, tambin lo es de Aq. 2) Si p es una fbf de Aq, tambin lo es p , donde es una variable cualquiera. 3) Si p , q son fbfs de Aq, tambin lo son Bp , pq , pIq , Hp , pq . Esquema de nicional p abr. Nx(1Np) (siendo una variable cualquiera), Reglas de inferencia (1) Cada regla de inferencia de Aj es tambin una regla de inferencia de Aq. (2) Las siguientes son reglas de Aq: rinf3 p q (donde q es una variacin alfabtica de p ) rinf4 p q (donde q es una versin alternativa de p ) rinf5 p q (donde q es el resultado de prejar a p un nmero nito de cuanticadores universales). Esquemas axiomticos (1) Si p es un esquema axiomtico de Aj, tambin lo es de Aq. (2) Los siguientes esquemas son axiomticos en Aq: A31 x(xpq)Ix(xqp) A32 x(pq).xpq A33 xpxqx(pq) A34 xBpBxp A35 xpxp A36 xp\qx(p\q)x(xpq.mqpq) En A36 q no ha de contener ninguna ocurrencia libre de x. Comentarios Huelga, tras las consideraciones de unas pginas ms atrs, detenerse a argumentar a favor de rinf3 y de rinf4, reglas cuya correccin es ya sobradamente clara. Por lo que hace a rinf5, sta se justica as. Si bien en un determinado entorno de elocucin proferir una frmula con variables libres puede servir para hablar de tales o cuales entes en particular a los que en ese contexto y en ese entorno se reeran dichas variables, en el contexto de una teora o sea de una serie de asertos teorticos, doctrinales no cabe eso, toda vez que en esos contextos no se brindan indicadores contextuales o de entorno que permitan saber que tal ocurrencia de tal variable apunta a tal individuo o ente en vez de apuntar a algn otro. Por ende, en el marco de aseveraciones puramente teorticas una frmula enunciada en la que haya variables libres ha de entenderse como aplicndose con verdad a cualesquiera entes tomados como aquellos a los que se reeran tales variables. As, Si [ello ] es un mamfero,
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no por ello otra frmula q que contenga a p va forzosamente a ser una versin alternativa de q aunque q diera de q slo por el uniforme reemplazo de p por p .) De la pluralidad de clculos sentenciales a la opcin entre diversos clculos cuanti cacionales Hemos visto en los captulos precedentes del presente trabajo que hay una pluralidad en verdad innita de clculos sentenciales, todos ellos verosmiles, plausibles, apuntalados por consideraciones de mayor o menor peso, aunque en ciertos aspectos haya algunos clculos que sean los ms plausibles de todos no sindolo forzosamente en todos los aspectos. Ahora bien, para cada clculo sentencial hay varios clculos cuanticacionales alternativos que son extensiones de ese clculo sentencial. P.ej., hay dos modos de extender la lgica sentencial clsica en el terreno del clculo cuanticacional: uno, el estndar; otro, el de las lgicas libres. El segundo diere del primero en carecer de la regla de inferencia p xp , o sea de la regla de generalizacin existencial ( p ah diere de p slo por contener ocurrencias libres de x nicamente en lugares en los que p contenga sendas ocurrencias libres de cierta variable o constante individual). Pero tambin existen otras maneras de extender la lgica clsica en el terreno del clculo cuanticacional. Una de ellas, p.ej., abandonara la interdenibilidad de y (abandonando el esquema, teoremtico en los clculos cuanticacionales estndar: xpxp ) y aadiendo acaso principios como el aristotlico de subalternacin ( x(pq)x(pq) ) que no son teoremticos en ningn clculo estndar. (Ntese que ese principio de subalternacin, cuando se cercenan de l los dos cuanticadores el universal de la prtasis y el existencial de la apdosis se transforma en el esquema pq.pq ; mas como es un esquema tautolgico en la lgica clsica (y en Aj tambin, claro pues Aj subsume en s toda la lgica clsica) este principio bicondicional, a saber pq (pq) , resulta que el esquema dado est bicondicionalmente unido a ste otro: pq (pq) , que es precisamente PA (Principio de Aristteles). Ni en la lgica clsica ni en Aj es teoremtico ese esquema; pero en Aj s es teoremtica una versin del mismo, aquella en la cual el condicional viene reemplazado por la implicacin al paso que la negacin fuerte viene reemplazada por la negacin natural N.) Cindonos ya al sistema Aj presentado en el captulo precedente, hay varios modos de, tomndolo como base, construir sendos clculos cuanticacionales. P.ej., podemos, o no, hacer que sea teoremtico el esquema xpp (donde p diere de p slo por contener ocurrencias libres de alguna variable dondequiera que p las contiene de x). Podramos contentarnos con xpp . Pero entonces resultaran cosas raras. P.ej. podra ser enteramente cierto que todo ente sea as o as sin que fuera enteramente cierto que este o aquel ente en particular sea as o as; e.d. sera ms verdadero que todos los entes, colectivamente tomados, sean as o as que no que, distributivamente tomados, unos u otros entes sean as o as. Por ello de Hxp no cabra concluir xHp . Y eso es raro, verdad? Cmo, de haber un ente que no sea completamente as o as, va a ser empero completamente cierto que todos los entes s son as o as? Qu hace que, al tomarlos todos juntos, resulte esa verdad total si hay entre ellos al menos una oveja negra que no es as o as? (Imaginemos esto: Es plenamente verdad que cada miembro de esa familia es generoso; pero Recesvinto, que es miembro de esa familia, no es generoso. No parece eso supercontradictorio?) Sin embargo, esas consideraciones no son tan sin vuelta de hoja que no quepa lcitamente intentar otras construcciones de clculos cuanticacionales sobre la base de Aj. Habra que aquilatar las ventajas y los inconvenientes de esas construcciones, procediendo a una estimacin comparativa. Dado, empero, el volumen ya alcanzado por lo que se propona ser un mero opsculo iniciativo, me abstendr de desarrollar alternativas, limitndome a exponer una manera plausible
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p.ej., aunque tampoco Mauritania es totalmente rida), tenemos un caso tpico de una verdad parcial o gradual no ms. La aridez, pues, es una propiedad difusa. Y no es que sean difusas aquellas propiedades en las que surge indecisin, o incertidumbre, o perplejidad sin que se sufra ninguna falta de informacin. Aparte de que no est tan clara esa nocin de informacin, en el caso del ejemplo matemtico recin aducido no es seguramente informacin lo que falta, sino capacidad de clculo su ciente, o posesin de algn algoritmo apropiado, o superacin de las limitaciones de nuestros sistemas formales, o algo as. Adems, en muchsimos casos de propiedades difusas no se produce perplejidad ni incertidumbre (pertinente para el caso) ni indecisin (que no sea debida a falta de informacin). Casi todas las propiedades que atribuimos a las cosas en el quehacer cient co y en la conversacin cotidiana son, en efecto, difusas, sin que ello signi que que estamos constantemente sumidos en perplejidades, en indecisiones sobre qu decir. Cuando lo estamos suele ser ms bien por falta de informacin. No nos quedamos suspensos, mudos ni perplejos al aplicar nociones geogr cas (difusas, si las hay), como las de ser (una regin) litoral, clida, hmeda, frtil, elevada, montuosa, accidentada, rica en recursos mineros, y as sucesivamente. Lo que pasa es que hay tantos, tantos grados en todo eso! Otra confusin frecuente es la que se da entre lo difuso y lo probable. Mucha gente dice cosas como que est de ms una teora de conjuntos difusos, o una lgica de lo difuso, porque ya est ah la teora de probabilidades. Pero es eso desacertado. El clculo de probabilidades tiene caractersticas muy diversas de las de una lgica de lo difuso. Y, sobre todo, son diferentes las nociones que maneja. Hay varias concepciones de la probabilidad, pero, sea cual fuere la que uno adopte, es seguro que nada tiene que ver en general el grado de probabilidad de una conjetura con el grado de verdad de aquello sobre lo que versa tal conjetura, o tal a rmacin. Una cosa es qu tan probable sea o deje de ser [la suposicin de] que Teng Xiaoping vaya a hacerse budista antes de morir; otra es cun verdadero o real sea su hacerse budista (si es que hay grados de conversin a una religin como seguramente los hay, segn cunta con anza tenga uno en sus doctrinas y tradiciones, cun motivado y cun emocionalmente afectado est por ellas etc.). Puede que eso sea poqusimo probable pero que, si se produce, sea un hecho muy real (o sea: muy verdadero). Una ltima confusin que conviene tambin disipar para que resalte la signi cacin de los tratamientos lgicos de lo difuso es la que consiste en con nar los discursos en que guren trminos susceptibles de un tratamiento difuso a un habla coloquial, no teortica y, sobre todo, no cient ca. Algunos aducen que la ciencia no usa trminos as y que, por ende, una lgica para uso cient co no tiene necesidad ninguna de ocuparse de lo difuso. Frente a tal alegato hay muchas consideraciones pertinentes, pero limitmonos a cinco de ellas, bastante escuetas. En primer lugar, ese paradigma cient co que proscribe trminos que denoten propiedades difusas es un paradigma superado desde los ltimos aos 60. La enorme fertilidad de las teoras de conjuntos difusos se ha demostrado al revelarse capaces de nuevos y sugerentes planteamientos en muy diversas disciplinas cient cas, desde la medicina hasta la geografa, pasando por la lingstica, la economa y otras ciencias sociales, sin descuidar diversos campos matemticos. En segundo lugar, el futuro dir cunto puedan aprovecharse de las lgicas de lo difuso tambin otras ciencias, incluida la fsica que se halla hoy en estado de grave crisis y mutacin. De hecho, dadas una serie de paradojas tales que los fsicos no saben bien cmo articular sus teoras para librarse de ellas, no parece excesivamente arriesgado conjeturar que las lgicas de lo difuso puedan contribuir a encontrar soluciones. Los descubrimientos lgicos llevan en eso tal vez la delantera igual que las geometras no eucldeas de Riemann y Lobachevski llevaron la delantera en el siglo pasado respecto a sus aplicaciones fsicas, que se per laron
Variacin alfabtica Llamamos cuanti cacin a una frmula de la forma p donde p es una frmula y es una variable. (En adelante prescindo de referirme a los cuanti cadores existenciales en estas de niciones, ya que el cuanti cador existencial ser, en el sistema de clculo cuanti cacional aqu presentado, de nido a partir del universal. Desde luego podra procederse inversamente, tomando al existencial como el nico cuanti cador primitivo.) Llamamos matriz a una frmula cualquiera; y, cuando est inmediatamente precedida por un cuanti cador, decimos que es matriz de ese cuanti cador (matriz de equivaldr a alcance de). Una variable puede estar en la matriz p (o sea en el alcance) de un cuanti cador sin estar ligada al mismo, porque exista otro cuanti cador con la misma variable situado ms a la derecha y que tenga como alcance suyo una frmula en la cual gure esa ocurrencia de dicha variable. Sea q una frmula en la que gura una cuanti cacin, siendo una variable. Entonces, ssi p di ere de p por contener ocurrencias libres de una variable (libres en p ) slo dondequiera que p contiene ocurrencias libres de (libres en p ) diremos que, ssi q di ere de q por el uniforme reemplazo de p por p , q es una variante alfabtica [en sentido estrecho] de q . (Ntese que puede haber en p otras ocurrencias de , que estn ligadas en p ; sas seguirn estando en p , y tambin ligadas en p , pues ellas no vienen afectadas por el trnsito de p a p .) La relacin entre dos variantes alfabticas es la de variacin alfabtica. Ntese que es una relacin simtrica. Por una concatenacin de variaciones alfabticas pueden invertirse las variables de varios cuanti cadores en una misma frmula; pero no puede hacerse eso directamente. P.ej., xNz(x=z) tendr como variante alfabtica suya, segn la de nicin dada, a esta cuanti cacin: uNz(u=z) ; en sta est la cuanti cacin z(u=z) que tendr como variante alfabtica suya a x(u=x ; luego uNx(u=x) ser una variante alfabtica de uNz(u=z) . Ahora bien, uNx(u=x) tiene como variante alfabtica suya propia a zNx(z=x) . Pues bien, llamaremos variante alfabtica [en sentido amplio] de una frmula a otra tal que exista una cadena de variantes alfabticas [en sentido estrecho] de la primera a la segunda (e.d. a otra que sea, o idntica a la dada, o variante alfabtica suya [en el sentido estrecho], o variante alfabtica [en sentido estrecho] de una variante alfabtica [en sentido estrecho] de la dada, o as sucesivamente). Lo que hace que una cuanti cacin que tenga ciertas variables en determinados lugares sea una variante alfabtica de otra (o sea llanamente expresado que diga lo mismo con otros signos, o ms bien que sea un alomorfo en distribucin libre de la cuanti cacin dada) es que las variables (que no son otra cosa que pronombres terciopersonales indizados, como si dijramos l o ella , l o ella , l o ella etc.) no son signos que denoten a tal ente en particular salvo las variables libres, y eso en tal contexto determinado y tal entorno de elocucin preciso, sino signos que se re eren indeterminadamente a cualquier cosa o alguna cosa tal que esa cosa sea as o as; son inde nidos. (Decir Todo es tal que ello es tal que hay algo tal que ello es ms grande que ello es decir lo mismo que si se pro ere el resultado de invertir uniformemente en tal mensaje los superndices.) Otra nocin afn a la de variacin alfabtica es la de versin alternativa; slo que sta se aplica a variables libres. Decimos que ssi p contiene ocurrencias libres de una variable y p nicamente di ere de p por contener sendas ocurrencias tambin libres de otra variable slo dondequiera que p contiene esas ocurrencias libres de , p es una versin alternativa de p . (Ntese que, desde luego, aunque p sea una versin alternativa de p ,
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Ahora expresmonos con mayor rigor con aplicacin a nuestra notacin formal en vez de a sus lecturas en la lengua natural. Introduciremos una innidad de variables, a saber las letras x, y, z, u, v, ms el resultado de aadir a cada una uno o ms acentos o apstrofos (pero en aras de la claridad dos acentos seguidos sern reemplazados por un 2 superescrito; tres, por un 3 superescrito, etc.). Un cuanticador universal (respectivamente, existencial) es un signo que consiste en una ocurrencia de una variable precedida inmediatamente de (respectivamente, de ). Un cuanticador universal (respectivamente, existencial) como x (respectivamente x ) vendr ledo como Todo ente, x, es tal que (respectivamente como Algn ente, x, es tal que) haciendo los cambios de variables que sean del caso. (As z se lee Todo ente, z, es tal que, etc.) A , , los llamaremos pre jos cuanti cacionales respectivamente existencial y universal. Diremos que la frmula p que aparezca en la frmula p o p (siendo una variable cualquiera) es en esta ltima frmula el alcance [de esa ocurrencia] del cuanticador dado, o sea de o de . Cuando se tenga una frmula p con ocurrencias de y p venga precedida inmediatamente por o por pero dentro de p no aparezca ninguna ocurrencia ni de ni de diremos que cada ocurrencia de en p est ligada a esa ocurrencia de ese cuanticador (o sea a o bien o bien ). Adems en una ocurrencia de la nica ocurrencia de est ligada al propio cuanticador de que forma parte; y lo propio sucede con . Si una ocurrencia de una variable est ligada a un cuanticador en una frmula, entonces est ligada [a secas]. Y, cuando una ocurrencia de una variable est ligada en una frmula que es subfrmula de otra o sea, que gura en sta ltima, entonces esa ocurrencia de esa variable est tambin ligada en la ltima. Si una variable tiene alguna ocurrencia ligada en una frmula se dice que gura ligada en esa frmula. Una ocurrencia de una variable en una frmula que no est ligada en esa frmula est libre en esa frmula. Una ocurrencia de una variable en una frmula que no est ligada ni en esa frmula ni en ninguna frmula ms amplia (o sea en ninguna de la cual forme parte la frmula dada en cuestin) es una ocurrencia libre [a secas]. Una variable puede tener en una misma frmula ocurrencias libres y ocurrencias ligadas. As en x pasa fro x (x es una estufa) se dice que l o ello, x , pasa fro (en un contexto dado puede esa ocurrencia de x referirse p.ej. a Ezequiel) aunque hay estufas. Ntese que no podra decirse x pasa fro x (x es una estufa x tiene x ) para decirse que ese ente, el que sea Ezequiel p.ej. pasa fro aunque [ese mismo ente] tiene alguna estufa; desde el momento en que hemos puesto el cuanticador existencial x , al abrir un parntesis inmediatamente detrs delimitamos el alcance de tal cuanticador existencial, alcance que no concluye sino con el parntesis derecho que sea el compaero de ese parntesis izquierdo; y cada ocurrencia de x en ese alcance de x est ligada a ese cuanticador. Por lo cual esa frmula dira antes bien esto: que Ezequiel (pongamos por caso que a l nos referimos con la primera ocurrencia la nica libre de x ) pasa fro pero que alguna estufa se tiene a s misma. Si una variable tiene una ocurrencia libre en una frmula se dir que gura (o aparece) libre en esa frmula; y, si tiene en una frmula una ocurrencia ligada, se dir que aparece ligada en la frmula. Puede una misma variable gurar a la vez libre y ligada en una misma frmula, segn lo hemos visto.
a raz de la invencin por Einstein de la teora de la relatividad. (Hubiera sido correcto desechar aquellas geometras porque todava no se haba encontrado para ellas una aplicacin fsica?) En tercer lugar, cualesquiera que sean o dejen de ser las aplicaciones de las nuevas lgicas en campos de investigacin pertenecientes a ciencias humanas o ciencias de la naturaleza segn suelen denominarse, tienen importantes motivaciones y aplicaciones los cas (en teora del conocimiento, en metafsica, en losofa de la naturaleza, de la mente, del lenguaje, en tica, en losofa de la historia, en losofa poltica; varias de tales motivaciones y aplicaciones han sido desarrolladas por el autor de estas lneas en diversos trabajos, alguno de los cuales viene mencionado en la bibliografa al nal de este opsculo). En cuarto lugar, hay un fuerte argumento transcendental en contra de que se d un corte o salto entre el pensamiento humano precient co y el cient co: si el primero est infestado por masivo error o, peor, por el recurso a algo que sera ilgico, como lo sera el empleo de nociones difusas si la lgica no se ocupara ms que de nociones exentas por completo de rasgos difusos, entonces lo ms probable sera que, habiendo salido de ese pensamiento precient co y recibiendo de l sus primeras nociones, sus problemas y sus mtodos de partida, el pensamiento cient co carezca, tambin l, de correspondencia con la realidad. En quinto y ltimo lugar, el tenor mismo de muchas teoras cient cas hace dudoso que puedan interpretarse de manera realista ms que concibiendo como difusas a muchas de las nociones en ellas involucradas. As p.ej. susctanse a menudo discusiones sobre los deslizamientos sin friccin, los gases perfectos, y otros entes as, que parecen entelequias, o postulaciones ideales. Interpretadas gradualsticamente, esas nociones permiten que la ciencia verse sobre la realidad y no sobre un cielo ideal divorciado del mundo real, con lo que se explica tanto el trnsito del pensamiento precient co al cient co como, a la inversa, las aplicaciones de ste. Podemos concebir que la fsica no se ocupa de deslizamientos que sean enteramente sin friccin, sino de aquello de lo que dice ocuparse, de deslizamientos sin friccin (tales, pues, que, en uno u otro grado, no tienen friccin): en la medida en que un deslizamiento es sin friccin, tiene tales o cuales caractersticas: tal sera el sentido de los enunciados cientcos en cuestin. (Esta quinta consideracin vendr ms ampliamente expuesta en el Anejo N 1 del presente opsculo.) Con el maximalismo clsico del todo o nada estn excluidas esas vas de interpretacin, que han empezado recientemente a posibilitar las lgicas de lo difuso. Matices En las lgicas nivalentes que hemos visto, hemos podido introducir un cierto nmero de functores didicos y mondicos. Pero nos hemos encontrado con serias dicultades a la hora de ampliar y precisar los matices de la asercin; no parece que haya en las lgicas nivalentes posibilidad de expresar adecuadamente Es un s es no cierto que, p.ej. En cuanto a Es muy cierto que (el functor X), su tratamiento en las lgicas nivalentes era tosco, ya que tenamos, p.ej., en la lgica pentavalente lo siguiente: p 4 3 2 1 0 XP 4 2 1 1 0
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Parece obvio que, si /p/ es el valor mximo, /Xp/ debe tambin ser ese valor; y que si /p/ es el mnimo, /Xp/ ha de ser el mnimo; y que, en los casos intermedios, /Xp/ debe ser inferior a /p/ (salvo cuando /p/ fuera slo in nitesimalmente verdadero o slo in nitesimalmente falso; pero por ahora tales matices son inexpresables, pues estamos en lgicas nivalentes). Lo que parece inaceptable es que a dos valores diversos de p corresponda un slo y nico valor de Xp . Un tratamiento adecuado de un functor como X (=Es muy cierto que) lo encontramos slo en una lgica in nivalente. Reales e hiperreales La mayor parte de las lgicas in nivalentes propuestas hasta ahora se construan asociando a cada valor de verdad un nmero real en el intervalo [0, 1]. Las propuestas durante los ltimos aos por el autor de estas pginas aaden una nueva complicacin: en vez de asociar tan slo a los valores de verdad los nmeros reales de ese intervalo, se asociarn a ellos los nmeros hiperreales (siempre dentro de tal intervalo, eso s). Se entiende por hiperreales lo siguiente: Un hiperreal es el resultado de dejar tal cual a un nmero real, o de aumentarlo o disminuirlo in nitesimalmente. Quiere ello decir que, en el intervalo abierto ]0, 1[ o sea: excluidos de l 0 y 1, a cada nmero real le correspondern tres hiperreales: 1) el nmero real mismo; 2) el resultado de darle un incremento in nitesimal; 3) el resultado de disminuirlo in nitesimalmente. En el intervalo cerrado [0, 1] habr, adems, los cuatro siguientes hiperreales: 0; el resultado de aumentar in nitesimalmente a 0; el resultado de disminuir in nitesimalmente a 1; y 1 mismo. Este sistema nos permite expresar matices ricos y variados, y dar un tratamiento adecuado a los comparativos. Pero, antes de exponer un sistema de lgica in nivalente con hiperreales, veamos otro, ms simple, slo con reales. A este ltimo lo llamaremos Ar. El sistema Ar Tomamos como valores de verdad todos los nmeros reales en el intervalo [0, 1]. Todos los valores excepto 0 son designados; y todos, excepto 1, antidesignados. Introducimos los functores primitivos siguientes: N, , , I, , con las lecturas siguientes: Np : No es cierto que p p : Es enteramente falso que p pq : p y q pq : No slo p, sino que tambin q pIq : que p es cierto en la misma medida en que lo es que q Asignaciones de valores de verdad: /Np/ = 2logx2, si x=/p/ 0, si /p/ /p/ = 1, en caso contrario En este sistema, Ar, podemos de nir los siguientes functores: 0 /pq/ = min(/p/, /q/) /pq/ = /p//q/ /pIq/ = , si /p/ = /q/ 0, en caso contrario
cosas, siendo como es una doctrina que cuenta con la aceptacin de la abrumadora mayora de los lgicos, no es empero patrimonio comn o un acervo de verdades unnimemente reconocidas. Otro problema se re ere a si el cuanti cador particular algn (o al menos un) es de veras equivalente a una partcula existencial como hay o existe. Se dan opiniones para todos los gustos. Los ms lo identi camos; pero unos cuantos lo rechazan. Alguno que otro acepta la equivalencia entre algn y Hay algn que, pero rechaza la equivalencia con el existe. De entre quienes aceptamos la equivalencia, los ms aceptamos reglas como la que de Tal cosa es as o as donde tal cosa hace las veces de un nombre propio permite concluir Algo es as o as; otros los adeptos de lgicas libres ponen restricciones a esa regla de inferencia. Todos esos debates tienen motivaciones los cas que no son de menospreciar. Pero no podemos entrar aqu en ninguna de esas controversias. Nos atendremos a la opinin mayoritaria que, en todo esto, es tambin la del autor del presente opsculo. Sea o no conveniente ese ttulo de cuanti cadores que se da a las expresiones con que vamos a trabajar (a los inde nidos cada y algn), el hecho es que es un uso estndar y a l nos atendremos. Introduccin de nueva terminologa Seguiremos utilizando letras esquemticas. Slo que una letra esquemtica sentencial (como p, q, etc.) ahora har las veces no slo de oraciones propiamente dichas sino de frmulas cualesquiera. Llamaremos frmula a un signo que sea por lo dems igual que una oracin pero que puede que contenga algn pronombre terciopersonal (un l, ella o ello) que no se remita a un cuanti cador previo (o en la jerga que en seguida se introducir que no est ligado por un cuanti cador previo). As El est enfermo o Est enfermo (pues es nuestro idioma el pronombre puede elidirse) es una frmula, pero no una oracin. Toda oracin es una frmula, pero no viceversa. Una frmula que no sea oracin viene normalmente desambiguada en su sentido por el contexto (Has hablado con Martn? No Por qu? Est enfermo.) Lo interesante aqu es que puede haber varios pronombres terciopersonales en una frmula. El lo vio, o sea El vio a l: en un contexto y entorno de elocucin dados el primer l puede referirse a Hilario, el segundo a Maximino, p.ej. En idiomas como el nuestro vienen utilizados varios procedimientos para dar pautas o claves de cmo cabe entender tales frmulas: la variacin de gnero (Se paseaban Luisa y lvaro; ella lo mir con insistencia). Tambin vienen a veces reemplazados los l por alomorfos en distribucin parcialmente complementaria, como se, ste, quel, el primero, el segundo etc. (Higinio era ms trabajador que Lucio. El primero no se acostaba nunca antes de terminar sus ejercicios, mientras que el segundo dorma la siesta cada da.) A los pronombres terciopersonales o a lo que los representa en las escrituras lgicomatemticas llmaselos en lgica variables. Una ocurrencia de una variable est ligada a un cuanti cador cuando gura en la frmula en que est dicha ocurrencia una marca en virtud de la cual esa ocurrencia de la variable en cuestin se re ere, no a un ente en particular, sino a cualquier ente si el cuanti cador en cuestin es universal o si el cuanti cador es existencial a algn ente pero a ninguno en particular o sea a uno u otro ente. As, en Todo ente es tal que, si [l] es mamfero, [l] carece de alas oracin falsa, desde luego sendas ocurrencias de l remiten al cuanti cador universal, y por ende se re eren a todo ente, a cualquier ente sin restriccin ninguna. En Todo ente es tal que hay alguna cosa [tal que ella es] parecida a l, tenemos: el l remite al cuanti cador universal inicial; el ella al cuanti cador existencial que sigue inmediatamente a ese cuanti cador universal.
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Hp Lp
abr abr
Np p pq
Xp
abr
pp pq pq.qp
pq abr pq abr
abr pqIp
Se puede comprobar, ahora, que las siguientes son algunas tautologas de este sistema: pIpI.qIp pXp pqrI.p.qr pqrI.rp.rq Xp\pHpp pqI(pr)p.qIr XpXqI.pq Xpp
Y son tambin tautologas de Ar todas las tautologas de A3 que expresamos en la lista expuesta en un captulo anterior de este trabajo. Pero hay tambin tautologas de A3 que no guraban en la susodicha lista que no son tautologas de Ar. P.ej.: pIpIpHp p\q(q\r)Hr pIpIpISp p\q(q\r)p Igualmente, en A5 son tautologas las siguientes frmulas que no son tautologas de Ar: p\q(q\r.r\s.s\p )Hp p\q(q\r.r\s.s\p )p Antes de pasar al punto siguiente, procede hacer una consideracin sobre la asignacin de valores de verdad con respecto a la negacin simple, N. Por qu no escoger otra asignacin ms sencilla, a saber: /Np/ = 1/p/? En ambos casos se llega a resultados parecidos. Si /p/= , /Np/= , cualquiera que sea la asignacin escogida de entre esas dos. Similarmente, y tambin para cualquiera de esas dos asignaciones, se tendr que /p//Np/ ssi /p/ . Adems, muchos resultados son iguales en ambos casos. P.ej. la opcin por una de esas dos alternativas, en vez de la otra, no afecta al carcter tautolgico de esquemas como NNpIp , pqI N(NpNq) , etc. Hay, sin embargo, ciertos esquemas que slo son tautolgicos si a N se le da la asignacin que hemos escogido, en vez de la ms sencilla. P.ej., defnase Kp como NXNp . Entonces slo la asignacin escogida, y no la otra, hace que sea tautolgico el esquema: XKpIp . Ahora bien, K puede leerse como Es (al menos) un poco cierto [=verdadero] que, al paso X se leera Es muy cierto [=verdadero] que. Entonces XKp signi ca que es al menos un poco verdadero el ser muy cierto que p; y eso normalmente se entendera como equivaliendo a enunciar que p, sin ms. Si /p/= , p.ej., tendremos: (1) escogiendo la asignacin por la que hemos optado, /Kp/ = ( ) , o sea la raz cuadrada de (e.d. 070711); (2) con la otra asignacin ms sencilla, /Kp/= . Luego con la segunda asignacin /XKp/ /p/, mientras que con la primera evidentemente /XKp/ = /p/ = /KXp/. El sistema Ap Es mucho ms complicado exponer las asignaciones de valores de verdad en Ap que en Ar. Los signos primitivos de Ap son los mismos que los de Ar, pero aadiendo una constante sentencial, a saber a, que se lee: lo in nitesimalmente real o lo in nitesimalmente verdadero. En Ap se consideran valores de verdad todos los hiperreales en el intervalo [0, 1]. Llamemos nmeros alticos a todos esos valores de verdad o hiperreales. Dicho de otro modo, el cmulo
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de los nmeros alticos es engendrado, a partir del intervalo cerrado de los nmeros reales [0, 1] por los operadores mondicos m y n, de nidos por los postulados siguientes: Cualquier nmero real en el intervalo [0, 1] es un nmero altico; Si u es un nmero real en el intervalo [0, 1[, entonces mu es un nmero altico, y mu u; Si u es un nmero real en el intervalo ]0, 1], entonces nu es un nmero altico, y nu u; mmu=u (para todo u); nnu=nu (para todo u); Si u 0, entonces nmu=nu; Si u 1, entonces mnu=mu; n0=0; m1=1; nm0=m0; mn1=n1 De namos ahora una relacin de orden conexo (o sea: de orden lineal, o total) sobre el cmulo de los nmeros alticos, a saber: , mediante los postulados siguientes:
umu nuu uu O bien uu, o bien unu, o bien u=mu muu, si u y u son, ambos, nmeros reales, y u es inferior o igual a u uu y u u slo si uu
Con tal de que cumplan esos postulados, esos entes, nu y mu donde u es un nmero real en el intervalo correspondiente pueden ser lo que sean. P.ej., pueden ser as: para cada nmero real r tal que r1, nr = {r, 0} y mr = {r, 1}. O sea, mr y nr sern sendos dos de nmeros; con tal eso s de que entienda que {r, 0}r{r, 1}, y que, si r es otro real tal que rr, entonces mrnr. Este es un uso extendido de porque tal como normalmente se entiende esta relacin de orden no se a rmara rr ms que si tanto r como r son nmeros reales. Otro modo alternativo de entender a esos nuevos nmeros los hiperreales es utilizando el anlisis no estndar de Robinson (cada vez ms ampliamente estudiado, aplicado y profesado por un gran nmero de matemticos, dadas sus cualidades de fecundidad, elegancia y claridad en la fundamentacin de los clculos in nitesimal e integral); y, dentro de eso, hay varias maneras de proceder. Una sera sta: el anlisis no estndar acepta que, si r es un nmero real, hay una in nidad de hiperreales mayores que r que estn in nitamente prximos a r y tales que no slo para cada uno de ellos, h, hay otro, h, ms prximo a r, sino que para esos dos hiperreales, h, h, hay otro entre ellos; similarmente hay una in nidad de reales menores que r pero por lo dems con las mismas caractersticas recin apuntadas. Tomemos para cada real r la clase de los hiperreales mayores que r pero in nitamente prximos a r, y llammosla mr; y similarmente nr ser la clase de hiperreales menores que r pero in nitamente prximos a r. Extendemos la relacin usual de esta manera: (1) nrrmr; (2) si r r , ambos reales, entonces mr nr . (Otra manera de proceder vendr esbozada en el penltimo acpite del Captulo 6.) Introduzcamos ahora dos operadores mondicos y tres operadores didicos de nidos sobre A, es decir: sobre el cmulo de los nmeros alticos.
tal sistema hay un solo condicional) que viene impuesta por ese monopolio de que est en tales sistemas investido el valor supremo. Ahora bien se alegar, aunque as sea, no es obvio que esa constante no puede ser una constante lgica? No, no es obvio. Porque en cualquier teora que sea una extensin del resultado de modi car (empobrecer) Aj de la manera indicada en la cual sea teoremtico S se demostrar el esquema N(pIp) pese a que, si este esquema es verdadero (ms correctamente expresado: si es verdadera cada instancia del mismo), entonces es una verdad de lgica puesto que en cada una de tales frmulas las nicas expresiones con ocurrencias esenciales seran N y I, que forman parte del vocabulario de la lgica. O sea, esa teora no sera una extensin conservativa del sistema de lgica en cuestin; habra verdades lgicas aseverables slo en disciplinas exteriores a la lgica. Si aceptamos, en cambio, la tesis de que la lgica es el estudio de las verdades lgicas, entonces, si es verdad en general que hay algn hecho que sea verdadero y falso, como de eso se deduce que, para cada frmula p , pIp es precisamente un hecho verdadero y falso, esta conclusin siendo (dado ese supuesto) verdadera ha de ser, en todo caso, un teorema del sistema lgico escogido. Es ms: si hay alguna teora verdadera en la que para cierto q es verdad qINq , entonces en esa teora es a rmable con verdad el esquema pIpIN(pIp) , que, siendo verdadero, ser una verdad lgica; si eso es as, ha de ser una verdad de [la teora] lgica, o sea: un teorema del sistema lgico escogido; que es lo que sucede en Aj. Pero entonces resulta que = = aIa . (A la objecin de que ha de haber algn paralogismo en el razonamiento precedente porque las verdades lgicas son necesarias y en cambio sera contingente la existencia de un hecho o suceso verdadero y falso o, alternativamente, tan verdadero como falso, cabe responder que lo necesario se sigue de lo contingente; si un hecho contingente (supongmoslo o aceptmoslo!) entraa cierta conclusin, y si sta es tal que, si es verdadera, lo es necesariamente, entonces si el primer hecho es verdadero (aunque sea contingentemente), la conclusin es necesariamente verdadera. Aparte de eso, en el marco de las consideraciones del presente trabajo no habemos menester de ocuparnos ms de esas nociones de necesidad y contingencia, cuya discusin queda para otros trabajos de losofa de la lgica y de lgica modal.) Para cerrar ya este acpite y, con l, este captulo cabe mencionar que un corolario del principio de Herclito es el principio llamado de Boecio, a saber pqN(pNq) . De l a su vez se desprende el de Aristteles: N(pNp) . Ambos son, pues, esquemas teoremticos de Aj. No nos interesa aqu la base histrica para atribuir tales principios respectivamente a Boecio y a Aristteles. En todo caso, existe una corriente de lgica no estudiada en el presente trabajo la lgica conexivista que entiende la implicacin precisamente de tal manera que resulten vlidos el esquema de Boecio y, por lo tanto, tambin el de Aristteles. (Lo que separa a esa corriente del espritu que anima a una lgica como Aj es, entre otras cosas, que los sistemas conexivistas no son paraconsistentes, y, por ende, no pueden admitir para ningn p a la vez p y Np ; y que sacri can el principio implicativo de simpli cacin, pqp , y el de adicin, p.pq .) Ntese, por ltimo, que el principio de Aristteles es una versin reforzada del PINC. Huelga decir que, en la demostracin del principio de Herclito ms arriba aludida, el papel que en ella se adjudicaba a PINC hubiera podido desempearlo el principio de Boecio.
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sea lo que fuere suceda en la medida en que sucede es por lo menos tan verdadero como falso. Supuesto eso, introduzcamos ahora una constante nueva, , que denotar un hecho cuyo grado de realidad equidiste entre la verdad completa y la total falsedad. Hay pocos hechos as, mas eso no nos importa. Podemos suponer que sea el salir victorioso Pirro en la batalla de sculo o la victoria de las tropas federales estadounidenses en Chickamauga durante la Guerra de Secesin; o bien el salir vencedor Karpov en una partida con Kasparov en la que se declararon tablas (suponiendo como parece verosmil que las tablas, o el empate, es, no un tertium quid que excluya por completo la victoria y la derrota de los contendientes, sino una situacin en la que cada uno de stos sale igual de vencedor as como tambin igual de derrotado que el otro). Aadimos el axioma IN. Entonces uno cualquiera de los dos siguientes esquemas, si se aade a la base axiomtica as formada, restablece Aj en toda su integridad o sea: permite probar el esquema IN y, a partir de l, el principio de Herclito: (1) el principio de Clavius o de abduccin, a saber: pNpNp (o alguna variante del mismo como: Nppp , pN(pNp) , NpN (Npp) ); (2) el principio implicativo de no contradiccin, PINC (a saber: que lo verdadero que implica algo no implica la negacin de ese algo): pqpN(pNq (o algn esquema parecido a se de entre los siguientes: p&(pq)N(pNq) , p.pqN(pNq) , pNq.pN(pq) , qpN(Nqp)Hp ). Cada uno de esos dos esquemas o de las variantes respectivas es plausible de lo ms. Por supuesto son teoremticos en la lgica clsica los resultados de reemplazar en ellos por y N por . Por ende, de todo lo que se ha postulado lo nico que parece muy discutible desde un punto de vista clsico o similar es esa constante con el axioma IN. Un clasicista rechazar que haya sucesos que sean tan verdaderos como falsos, o en general que los haya verdaderos y falsos. Algunos no-clasicistas, aun admitiendo hechos verdaderos y falsos, rechazarn que pueda un hecho tener ambas determinaciones en la misma medida (para esos autores cada hecho o es ms verdadero que falso o es ms falso que verdadero; pero eso introduce una discontinuidad en la escala veritativa que acarrea consecuencias casi catastr cas). Ahora bien, notemos que para probar, no IN , pero s el principio de Herclito, bastara (dados los otros esquemas que habamos aadido al resultado de empobrecer Aj desmochando la de nicin de 0 de la manera indicada, e.d. truncndole el trozo nal ( IN )) postular S, o sea que el hecho signi cado por fuera [hasta cierto punto] falso pero verdadero tambin [en alguna medida]; porque entonces demostraramos en el sistema as resultante: NI(pIp)(NI.pIp)N(N.N) , de donde se in ere fcilmente N(pIp) . (Y obsrvese que eso se demostrara aduciendo slo esquemas de los que forman el ncleo duro a que aludamos en el acpite precedente, o sea: sin venir esencialmente involucrados los functores que, como f etc., son ms discutibles o ms susceptibles de ser rechazados por personas de inclinacin conservadora.) De ah que el principio de Herclito resulte de la hiptesis de que cierto hecho existe o es verdadero pero no totalmente, dados otros principios que no slo son poco discutibles sino que en verdad casi nadie ha discutido: cierto que los relevantistas rechazan el principio de abduccin, pNpNp , pero por consideraciones que son argumentos algo tortuosos, no constituyendo una objecin clara contra ese mismo principio; y en algunas lgicas como las de ukasiewicz [consideradas ms atrs en este trabajo] falla tambin ese principio, aunque los elaboradores de tales lgicas nunca han proporcionado una argumentacin a favor de esa falla: parece que sta es una lamentable consecuencia indirecta e indeseada en tales sistemas que resulta de, admitiendo la existencia de valores veritativos intermedios, reputar designado, sin embargo, slo al valor supremo, 1, y de la asignacin de valores a (o a , pues en
2logu2, si u es un nmero real #u = n#u , si u es un nmero real tal que mu =u m#u , si u es un nmero real tal que nu =u 0, si u 0 @u = 1, si u=0 u , si u u maxim(u ,u ) = minim(u ,u ) = u en caso contrario u , si u u u , en caso contrario el producto aritmtico de u con u, si u y u son ambos reales; 0, si o bien u = 0, o bien u = 0; m0, si uno de los dos nmeros u y u es m0 y el otro es 0; u, si u = 1; u, si u = 1; nu, si u = n1; nu, si u = n1; n(u u ), si u , u son nmeros reales ambos 0 y tales que tiene lugar una de las cinco situaciones siguientes: (a) u = u y nu = u (b) nu = u y nu = u (c) nu = u y u = u (d) nu = u y mu = u (e) mu = u y nu = u
uu =
m(u u ), si y y u son, ambos, nmeros reales 0 y 1 y tales que tiene lugar una de las situaciones siguientes: (a) mu = u y u = u (b) u = u y mu = u (c) mu = u y mu = u Puede comprobarse fcilmente la siguiente ley: para todo nmero altico u hay un nmero real u, y slo uno, tal que, o bien u=u, o bien u=nu, o bien u=mu. Adems, si U es un cmulo cualquiera de nmeros alticos (o sea: un subconjunto cualquiera de A), entonces tanto inf(U) como sup(U) son, ambos, de nidos y nicos. (El elemento n mo sobre un subconjunto S de un cmulo C ordenado por una relacin de orden, , es el mayor miembro de C de entre los
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minorantes de S; y el elemento supremo sobre S es el menor miembro de C de entre los mayorantes de S. Sern mayorantes [respectivamente, minorantes] de S cuantos miembros de C, x, sean tales que cualquier elemento zS es tal que zx [respectivamente, es tal que xz]. Esas nociones conjuntuales pueden aclararse consultando cualquier manual escolar de teora ingenua de conjuntos.) Un nmero altico es designado ssi es diferente de 0. Un nmero altico es antidesignado ssi es diferente de 1. Valuaciones de Ap Una valuacin de Ap, v, ser una funcin que tenga como su dominio (o campo de argumentos) al cmulo de frmulas sintcticamente bien formadas (fbfs) de Ap y como campo de valores un subconjunto de A (o sea: un cmulo de nmeros alticos) siendo, por consiguiente, A su contradominio [para mayores precisiones terminolgicas al respecto vide infra, el apartado Modelo, interpretacin, valuacin, validez del captulo 6], con tal de que, para cualesquiera p y q , cumpla las condiciones siguientes: v(pq) = minim(v(p), v(q)) v(pq) = maxim(v(p), v(q)) v(pq) = v(p)v(q) v(Np) = #v(p) v(p) = @v(p) v(a) = m0 v(pIq) =: si v(p) = v(q); y 0 en caso contrario Como se ve, el nico signo primitivo que hay en Ap y que no exista en Ar es la constante sentencial a que puede leerse como lo in nitesimalmente real, o lo in nitesimalmente verdadero o lo un s es no es real o lo un s es no verdadero. Esa importantsima constante sentencial nos permite de nir, gracias a ella, numerosos functores mondicos y didicos, de una signi cacin transcendental y decisiva. Su gigantesca importancia, sin embargo, slo puede apreciarse al abordarse el clculo cuanti cacional y la teora de conjuntos, cosa que se llevar en cabo en los captulos nales del presente opsculo. Pero digamos, ya desde ahora, lo siguiente: un matiz tan importante, en nuestro hablar cotidiano, como un s es no (expresado, p.ej., en la oracin Zsimo es un s es no distrado, o su equivalente Es un s es no cierto que Zsimo es distrado) no puede formalizarse en Ar, pero s puede formalizarse en Ap. Escribimos Es un s es no cierto que como Y, de niendo as tal functor: Yp abr pIap Similarmente, podemos expresar en Ap el matiz a rmativo Es un tanto cierto que, entendiendo por tal lo siguiente: Es cierto que y es del todo falso que sea un s es no cierto que. Representaremos Es un tanto cierto que como f, de nindolo as: fp abr Ypp Relaciones entre Ap y Ar La relacin entre Ap y Ar es la siguiente: no toda tautologa de Ar es una tautologa de Ap. P.ej. pqI(pr)p.qIr lo que podramos llamar el principio de cancelacin no es una tautologa de Ap; porque sea p =a; entonces la frmula ser: aqI(ar)a.qIr . Pero sea /q/= ; y sea /r/= ; entonces tendremos, en virtud de las asignaciones estipuladas, que la prtasis de esa frmula tendr como valor m0, o sea lo in nitesimalmente verdadero, que es un valor designado; la apdosis tendr como valor 0, que no es designado. Pero si /s/=m0 y /s/=0, entonces /ss/=0. (En este caso s sera aqI(ar)a y s sera qIr ). Luego la frmula total tendr, en este caso, como valor de verdad 0. Luego no es una tautologa. Y, por tanto, tampoco lo es el esquema del que, por instanciacin, se ha sacado tal frmula (a saber: pqI (pr)p.qIr ).
vez habr otro intermedio entre ello y cualquiera de los dos previamente dados; y as al in nito. Esta estructura nos da, pues, a la vez profusin in nita, riqueza ontolgica, y sin embargo una agradable ordenacin de los grados de verdad, con asideros o puntos de contacto que evitan el in nito aislamiento a que estn, en cambio, sujetos los puntos o los nmeros reales en un intervalo tal como suele concebirse, estando cada uno separado de cualquier otro por una in nidad de puntos intermedios. (Cierto que no he demostrado que una estructura como la aqu propuesta que en trminos algebraicos se denomina atmica [vide el captulo 12] sea ms bella que esas otras estructuras, de Cantor o de Dedekind. Ser una opinin o una intuicin?) El principio de Herclito Podemos llamar principio de Herclito a este esquema teoremtico de Aj: N(pIp) . Es un principio infrecuentsimo en los sistemas de lgica aunque no son los sistemas de la familia A los nicos que lo han postulado (o que han postulado algo que puede entenderse como traducible de ese modo). El llamarlo como lo acabo de proponer se debe a aquella frase de Herclito de que nadie se baa dos veces en el mismo ro: por el !ujo en que se halla cada ente, por la impermanencia de tantas determinaciones suyas, no es el mismo en dos momentos; pero, entonces, no es el mismo ni aun en un lapso, ya que durante tal lapso tambin sufre algn cambio. Sin detenernos aqu a discutir esas ideas que no son tan menospreciables como lo han supuesto muchos adeptos de la lgica clsica ni tan menesterosas de interpretacin caritativa como lo piensan otros de tales adeptos, centrmonos en este esquema, N(pIp) , e.d. la tesis de que nada sucede en la medida en que sucede, o sea: que no es verdad que p suceda slo en toda la medida en que p (dicho de otro modo: que no es verdad que p sea verdadero al menos y a lo sumo en la medida en que p), un esquema cuya a nidad con la tesis heracltea de la autodistincin de cada ente nos autoriza a darle la denominacin que le damos. En Aj se demuestra este principio gracias a la de nicin de 0 , a saber Ia( IN dada la de nicin de como aIa y dado el esquema axiomtico A12 a tenor del cual se prueba para cualesquiera frmulas p , q que pIpI.qIq (una tesis harto plausible: la autoequivalencia es autoequivalente, por decirlo as, o sea: cualquier autoequivalencia equivale a cualquier otra: no puede ser ni ms ni menos verdad el que pIp que el que qIq, sino que el que un hecho sea tan verdadero como s mismo es igual de verdadero que el que lo sea otro cualquiera). Supongamos que, a n de evitar la demostracin del principio de Herclito, modi camos la de nicin de 0 extirpando de ella el disyunto derecho y dejando no ms Ia . (Como en Aj 0 es teoremtico, si 0 es una disyuncin, rs , se habr probado (rs) y de ah rpidamente se concluir rs y, por ende, tanto r como s ; si s es una frmula supernegativa como sucede en este caso, pues es ( IN ) , entonces (por la regla de apencamiento fcilmente derivable en Aj, a saber la regla p p: lo que no es del todo falso es verdadero) hemos probado aquella frmula (en este caso IN ) cuya supernegacin era el s en cuestin; y de ah se demuestra N a partir del esquema teoremtico pIp y de una regla de inferencia derivada. Pues bien, una vez extirpado de la de nicin de 0 todo el segmento ( IN ) , vamos a aadir un axioma ms: de nimos un functor P as (proponiendo para Pp la lectura: Es ms bien cierto que p; la P evoca el latn potius; en francs se dira plutt y en ingls rather): Pp abr. Npp&p . En virtud de tal de nicin, Pp ser: totalmente falso cuando y donde [y en los aspectos en que] p sea ms falso que verdadero; y exactamente igual de verdadero que p en caso contrario. El esquema axiomtico que aadimos entonces es ste P(pIp) . Nos dice que cada hecho es ms bien equivalente a s mismo; que el que algo
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como A23, A22, A21, A17, A16, A15; aunque los ms aceptarn muchos esquemas teoremticos que se deducen fcil y rpidamente de uno o varios de esos esquemas axiomticos con ayuda de otros esquemas axiomticos, claro. P.ej., una consecuencia pronto alcanzada a partir de A17 es el esquema teoremtico pq.qp , que el clasicista aceptar gustoso. (No as muchos no clasicistas, como los intuicionistas y los relevantistas; para los ltimos en particular ese esquema es digno de rechazo.) Igualmente el esquema teoremtico tambin fcilmente probado a partir de A17 p.pq , que (aun rechazado por los relevantistas y otros) ser aceptado por la mayora el clasicista se limitar a protestar por esa dualidad de functores condicionales, versus , alegando que debe verse al segundo como un modo aberrante o pintoresco de reescribir al primero, o viceversa, pero que en cualquier caso son un solo functor [en dos variantes alogr cas]. No cabe duda de que la introduccin de esos matices alticos como Y (Es un s es no cierto que o Es in nitesimalmente verdad que) no slo acarrea complicaciones (de ah la existencia de varios de los ms largos esquemas de Aj, como A21 y A23) sino que, adems, enriquece el vocabulario de la lgica con expresiones que hasta la aparicin de los sistemas de esta familia A nadie antes haba soado en incluir en este mbito (ni en ningn otro, salvo acaso en la lexicografa): de expresiones como un s es no (Y), un tanto (f), viene a ser verdad que (m) y otros as tiene que ocuparse el lgico? Qu gana ste habindoselas con tales expresiones? Gana bastante. P.ej., gana poder construir un clculo cuanti cacional expuesto escuetsimamente en el captulo siguiente sorteando escollos indecibles que, en lgicas in nivalentes sin una constante como a, convierten tal construccin en un quebradero de cabeza. Gana el tener gracias a tales matices instrumentos ms buidos para construir teoras axiomticas de conjuntos. Gana el poder ofrecer un tratamiento riguroso a esas expresiones de matiz altico. Y gana tambin (por qu desdearla?) la elaboracin de una teora ms bonita; no con la belleza de los desiertos, pero tampoco con la de las junglas, sino ms bien con la de jardines frondosos pero con sus estructuras geomtricas, sus simetras, sus puntos de transicin. Que eso son, para cualquier p , np y mp : puntos de transicin, respectivamente hacia lo menos verdadero que p y hacia lo ms verdadero que p; slo que en ciertos casos uno u otro o ambos coinciden con el propio p; a saber: cuando p sea totalmente real o verdadero, entonces p=mp; cuando sea totalmente falso, p=np; cuando sea in nita mas no totalmente verdadero [o sea: cuando est in nitamente prximo a ser completamente verdadero, mas sin alcanzarlo], entonces np=p=mp; lo mismo sucede cuando sea in nita mas no totalmente falso; cuando para cierto q se tenga que nq=p, entonces np=p; similarmente mq=mmq: el punto de transicin hacia arriba de un punto de transicin hacia arriba es l mismo, y similarmente con el punto de transicin hacia abajo; en los dems casos np p mp. Comprendido eso, se entender perfectamente a qu viene cada uno de los esquemas axiomticos aludidos, los cuales aseguran esas caractersticas precisamente. As pues de aceptarse una concepcin de lo verdadero articulable as cada grado de verdad g ser tal que haya al menos un grado de verdad g que se toque con g o sea: contiguo a g, tal, pues, que ningn otro se interponga entre ellos en la escala u orden que va de menos verdadero a ms verdadero. Sin que eso sea bice para la continuidad en un sentido lato: para cualesquiera dos grados de verdad, g, g, tales que g<ng, hay una in nidad de grados intermedios. (Como eso es as nicamente para grados de verdad, no se aplica a 0.) De ah que se tenga en Aj el esquema teoremtico: p\nqp.p\K(pq).K(pq)\q que es una consecuencia de A21: si el hecho de que p es un tanto menos existente que el de que q, entonces el que sea al menos un poco existente el hecho de que no slo p sino tambin q ser algo cuya verdad estar entre la verdad o existencia de p y la de q; y a su
La lgica Abp La lgica Abp es una lgica tensorial con un nmero in nito de componentes construida a partir de Ap como lgica de base. Dicho de otro modo: cada valor de verdad de Abp (o tensor altico de Abp) es una secuencia in nita de nmeros alticos. Se puede considerar como tensores alticos designados de Abp aquellos que slo estn conformados por nmeros alticos designados de Ap. Sea v una valuacin de Ap. Para cada frmula de Ap, p , v(p) ser un nmero altico. Ahora de niremos una valuacin , de Abp como sigue. Para cada tensor altico, s, si ser el i componente de s; o sea s ser = s1, s2, s3,. Si es un functor mondico, v( p) ser tambin un nmero altico, sea o no el mismo que v(p). De nimos as: para cada frmula p de Ap, para cada functor mondico y para cada valuacin v de Ap, ( p)i = v( p) ssi (p)i = v(p). Similarmente, para cada functor didico y cualesquiera frmulas p , q de Ap, (p q)i = v(p q) (siendo v una valuacin cualquiera de Ap) ssi (p)i = v(p) y (q)i = v(q). Adems de contener todos los signos de Ap, Abp va a tener un functor ms, mondico, a saber B, de nido as: para cada valuacin de Abp, , y cada frmula de Abp, p , (Bp)i = (p)i si (p) es una secuencia en la que no hay ningn 0; en caso contrario, (p)i = 0 para cada i. El sentido que cabe dar a B es algo as como: En todos los aspectos, Desde todos los puntos de vista [objetivamente fundados]. Si segn parece plausible es a rmable con verdad slo todo lo que es verdadero en todos los aspectos, entonces alternativamente cabe leer a B como Es a rmable con verdad que. En virtud de las relaciones ya anteriormente indicadas entre las lgicas tensoriales (o lgicasproducto) y sus respectivas lgicas escalares de base, los teoremas de Abp escritos slo con los signos de Ap son exactamente los mismos que los teoremas de Ap. El gran inters de una lgica tensorial como Abp estriba en que con ayuda de la misma cabe ver el mundo de manera ms compleja y sutil. En vez de pensarse que un enunciado ha de tener un solo y nico grado de verdad, o bien una ausencia absoluta de cualquier grado de verdad, cabe ahora pensar que sea verdadero en unos aspectos, pero en otros no (incluso quiz no en absoluto), o ms en unos que en otros. Tal vez un cuerpo est formado por entes que son ondas y partculas a la vez, pero acaso sean en unos aspectos ms ondas que partculas, siendo, en cambio, en otros aspectos ms partculas que ondas.
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lugar dan a dudas suscitadas por re exiones !los!cas u otras; 2) el de los esquemas extraos, sorprendentes, aquellos que a los lgicos clsicos y a algunos otros tambin les sonarn a chino, les pareceran como frases sacadas de un grimorio. Y, naturalmente, siendo difusos esos conjuntos o cmulos, hay grados de pertenencia a cada uno de ellos y axiomas que pertenecen a ambos en alguna medida. Cabra delimitar un cierto ncleo duro de axiomas que pertenecen al primer conjunto en medida su!ciente (p.ej. aquellos que vienen abarcados por ese conjunto en una medida de al menos 50%). En esa situacin estn esquemas como: A01; A02 (si bien el principio de distributividad que es una de las consecuencias ms directas de A02 [a saber: rsqI.qs.qr ] ha sido rechazado en algunas lgicas cunticas un problema en el que no cabe entrar aqu); A03; A06; A11, A13. Quiz tambin A12 (que, una vez despejada la de!nicin, es: pIpI.aIa ]: el clasicista rechazar acaso la introduccin de esa constante a, pero admitir que, de haber alguna constante sentencial, , sea la que fuere, ser verdad eso: pIpI.I ; porque l admitir el esquema pIpI.qIq slo que obstinndose en ver a I como una manera aberrante de escribir , ya que l no admitir ese distingo entre los dos functores bicondicionales. Una posicin intermedia viene ocupada por esquemas que involucran a la superconyuncin algo de por s ya chocante para muchos: la mera existencia de esa conyuncin primitiva irreducible a la mera conyuncin natural pero que no le atribuyen ms que rasgos que en cualquier caso son posedos tambin por la conyuncin natural: esquemas como A05, A09, A10, A14. (El caso de A04 es algo ms complicado porque al clasicista esos signos [K y X] le parecern inaceptables. Sin embargo, si l se empea en ver en la superconyuncin un mero algrafo de y tambin en la negacin simple o natural N un algrafo de , as como en I un algrafo , entonces l aceptar ese esquema A04; slo que en tal caso para l decir Kp [Es [al menos] un poco cierto que p], Xp [Es muy cierto que p] y simplemente p ser, en los tres casos, decir lo mismo, con sendas variantes estilsticas contextualmente condicionadas.) Tambin andan por ah por el medio, ms o menos esquemas que involucran a los functores mondicos H (completamente, del todo), L (hasta cierto punto [por lo menos]), B (es a!rmable con verdad que, en todos los aspectos): esquemas como A07, A08, A18, A19, A20: alguien de mentalidad ms o menos clasicista estar inclinado a ver en tales functores, o en sus lecturas en lengua natural, meros algrafos, variantes estilsticas de se da el caso de que o Es verdad que (l dir que en cada caso viene usada una expresin u otra por variacin estilstica contextualmente condicionada); mas, si as fuera, todos esos esquemas seran verdaderos (aunque tambin seran verdaderos otros esquemas que no son teoremticos en Aj, como pHp , p.ej.); un clasicista a lo sumo admitir a B como un operador modal, o intensional, que signi!que necesariamente o siempre o algo as; pero entonces rechazar (salvo restringidamente) la regla rinf2, alegando que de Llueve no cabe concluir Siempre llueve, ni nada similar. (Pero un adepto de Aj podra replicar que no es en tal contexto [a!rmable con] verdad que llueve sino que lo a!rmable con verdad es algo as como esto: Ahora aqu llueve; slo que por elipsis se omiten, en el contexto, esos decticos, y quiz otros como En este mundo de la experiencia cotidiana, que han de catalizarse en el sentido de catlisis que usan los lingistas, o sea: la operacin inversa a la elipsis para proferir una oracin correctamente formulada.) Llegamos as al conjunto de axiomas que en el presente contexto cabe reputar poco seguros, en la medida en que no slo los mirarn con ceo los adeptos de la lgica clsica, sino que muchos cultivadores de lgicas no clsicas tambin sentirn recelo con respecto a ellos. Son sobre todo los esquemas que involucran ocurrencias de cuantos functores se de!nen mediante la constante sentencial a: functores como Y, , f, m, n, . Por ende, esquemas
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y pqrI.pr.qr . (Tales son algunos de los resultados que se obtienen gracias al esquema axiomtico A14.) Mas no vale la idempotencia para : digamos que pp (o sea Xp , ledo como Es muy cierto que p) puede ser ms falso que p ; y ello por lo ya dicho ms arriba. (Segn el modelo diseado al nal del Captulo 6, cuando p no sea, en absoluto, ni in nitamente verdadero ni in nitamente falso Xp ser el doble de falso que p .) Para muchas frmulas, s , en vez de p , cabe demostrar en Aj (ssIs) (p.ej. para s = , X , XX , , K , KK ,). La diferencia entre I y = estriba en que pIq puede ser verdadero en unos aspectos y totalmente falso en otros, mientras que p=q es verdadero en algn aspecto slo si pIq es verdad en todos los aspectos; p=q es o verdadero en todos los aspectos o del todo falso en todos los aspectos. Sin embargo, en virtud de rinf2 se deriva esta regla pIq p=q; mas no es teoremtico el esquema pIq.p=q . Diversos grados de certeza de los axiomas Vimos ms atrs que en nuestro idioma Es $ cierto que p (donde $ hace las veces de un functor mondico cualquiera) quiere de hecho decir Es $ verdadero que p; cierto es en tales contextos un alomorfo en distribucin parcialmente complementaria de verdadero pues en tales contextos verdadero resulta forzado. Mas eso no signi ca que, porque reconozcamos grados de verdad, vayamos a perder grados de certeza, o de seguridad, o de plausibilidad. Una cosa es cun seguro sea que un enunciado es verdadero y otra es cun verdadero sea (l o lo por l expresado, o el hecho por l signi cado no cabe, naturalmente, en este trabajo una discusin los ca sobre la verdad, sobre si, o en qu sentidos, se atribuye verdad a enunciados, pensamientos, proposiciones, hechos o lo que sea; en cualquier caso, las expresiones aqu utilizadas al respecto y aqu es: a lo largo de todo este opsculo han de tomarse, segn las preferencias los cas de cada uno, como meramente propeduticas y, en caso necesario, susceptibles o menesterosas de parfrasis). Claro que los grados de seguridad que se tengan son sendos grados de verdad del hecho de que uno est seguro de [la verdad o existencia de] aquello de lo que se trate. Pero naturalmente una cosa es el grado de verdad de Andrs est seguro de que p y otra el grado de verdad de p. Ahora bien, cabe hablar no slo de grados de seguridad (o sea: de certeza) de algo para tal o cual persona o grupo de personas en particular, sino tambin a secas, o en general: cun seguro (=cierto = plausible) sea tal o cual aserto. Sin embargo, tambin en eso hay alguna relativizacin, al menos implcita o contextual. Lo plausible o seguro de un aserto vara en efecto segn quin lo diga, a quin se dirija y en qu circunstancias pro era el aserto. Igual sucede con esa palabreja casi mgica (tal como se suele usar) que es la de lo intuitivo. Algunos matemticos y hasta desgraciadamente algunos lsofos pro eren asertos que asignan intuitividad a ciertas tesis como si as se las erigiera en incontrovertibles, obvias, evidentes de suyo. Otros (como los fenomenlogos) tratan de legitimar ese empleo un tanto espreo con una teora cognoscitiva de la intuicin, concebida como captacin puramente inmediata de ciertas entidades o ciertos contenidos o ciertas verdades o lo que sea. Todo eso es de lo ms discutible y al autor de este estudio le parece, ms que dudoso, rotundamente equivocado. Vale ms, si acaso, usar la palabra intuitivo como signi cando muy plausible, verosmil, avalado por indicios dignos de consideracin o cosa as; o, acaso ms modestamente: conforme con las opiniones que uno tiene o ya tena al abordar la sistematizacin teortica aqu expuesta. Pues bien, hechas estas aclaraciones, cabe reconocer que no todos los esquemas axiomticos de Aj poseen el mismo grado de certeza o plausibilidad (de intuitividad). Podemos agruparlos en dos conjuntos (pero difusos): 1) el de los esquemas poco disputables, aquellos que sern aceptados sin discusin por la gran mayora de los lgicos, aquellos que menos
Se dir, pues, que un cmulo A de frmulas est cerrado con respecto a una regla de inferencia ssi toda conclusin que pueda extraerse, mediante dicha regla de inferencia, a partir de premisas que sean frmulas pertenecientes a A es tambin una frmula perteneciente a A. Reglas de formacin Se llama regla de formacin (sintctica) a una regla que permite engendrar inscripciones (o prolaciones). Se llama fbf (frmula sintcticamente bien formada) con respecto a un cmulo de reglas de formacin a cualquier frmula que se ha engendrado slo mediante aplicaciones de una o varias de esas reglas de formacin. Nocin de teora Pues bien, tras esos preliminares, de namos qu es una teora! De manera informal en seguida pasaremos a una de nicin ms rigurosa podemos ver una teora como un cmulo de frmulas engendradas todas segn determinadas reglas de formacin, siempre y cuando est cerrado con respecto a determinadas reglas de inferencia. Las frmulas pertenecientes a la teora se llaman sus teoremas; las reglas de inferencia con respecto a las cuales la teora es cerrada son las reglas de inferencia de la teora; y las reglas de formacin con arreglo a las cuales las frmulas de la teora se han engendrado se llaman reglas de formacin de la teora. Por otro lado, se llaman fbfs de la teora todas las frmulas sintcticamente bien formadas con respecto al cmulo de reglas de formacin de la teora. Si una regla de formacin de una teora estipula que, en el caso de que p y q sean fbfs de , p y p q son tambin fbfs de (siendo y signos cualesquiera, respectivamente mondico y didico), entonces se dir que contiene esos signos y , e.d. que stos forman parte de su vocabulario. Ms rigurosamente expresado. Sea V un cmulo de signos y un cmulo de reglas de formacin a partir de elementos de V. Entonces ser un cmulo de fbfs. Dicho de otro modo, ser aquel subconjunto de ristras nitas de elementos de V (o sea de secuencias nitas cuyos componentes sean miembros de V) tal que cada miembro de est constituido en virtud de una regla perteneciente a . Y cada una de tales reglas puede representarse como un par ordenado A, donde A es una serie de ristras de miembros de y es una ristra de miembros de ; con lo cual la regla es una relacin entre una serie de ristras (que sean frmulas) y una frmula (tiene, pues, el sentido de que, cuando sean frmulas todos los componentes de A, ser tambin una frmula la ristra ). As caracterizado un cmulo de frmulas (o sea fbfs) (a partir de un vocabulario, V, y un cmulo de reglas de formacin), una teora ser [representada como] un par ordenado , , donde es un subconjunto de cerrado con respecto a cada una de las reglas de inferencia pertenecientes a , siendo un cmulo de reglas de inferencia, siempre que, adems, se cumpla la condicin de que est cerrado con respecto a cada miembro de . Ntese que, una vez que hemos dado la de nicin ms rigurosa, cabe apreciar que no basta que un cmulo de frmulas est cerrado con respecto a cierta regla de inferencia, R, para que esa regla de inferencia R haya de pertenecer al cmulo de reglas, , tal que de namos cierta teora como la teora , . Puede que no abarque a esa regla, R. Porque es posible que, si bien el aadir R a ese conjunto de reglas, , no hara aumentar el cmulo de teoremas de esa teora (en este caso, ), as y todo ese aadir R provocara cambios si se expandiera el cmulo de axiomas (la nocin de axioma se va a explicar en seguida); puede, por consiguiente, que, de incrementarse por postulacin la clase de teoremas, el aadido de R causara un incremento ms amplio que el que resultara sin ese aadido. En una situacin as, una regla R que no venga abarcada por el conjunto de reglas de inferencia que sirvan
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para de nir a la teora , pero que pueda agregarse a sin por ello expandir el cmulo de teoremas, , se llamar una regla sistmica (o tambin una regla admisible) en esa teora. Ntese lo siguiente: una teora puede no coincidir (y normalmente no coincidir) con el cmulo de sus fbfs. Dicho de otro modo: si bien toda frmula perteneciente a la teora (o sea. todo teorema de la teora) ha de ser una fbf de la teora, en cambio no toda fbf de la teora ha de ser un teorema suyo (o sea, no toda fbf de la teora tiene necesariamente que ser una frmula perteneciente a la teora). Si toda fbf de una teora es un teorema de dicha teora, la teora se llama delicuescente. Si, por el contrario, no toda fbf de la teora es un teorema de la teora, la teora se llama slida o coherente. (Se llama tambin, a veces, a una teora slida: teora absolutamente consistente; aqu prescindimos de esa terminologa para evitar confusiones). Teoras axiomatizadas Se llama axioma a un teorema de una teora que est postulado como tal, sin necesidad, pues, de que sea obtenido a partir de otros mediante la aplicacin de reglas de inferencia. Un esquema axiomtico es un esquema en el sentido de nido anteriormente en este trabajo tal que es un axioma cada instancia del mismo (cada resultado de sustituir por fbfs las letras esquemticas que lo conforman). Una teora est axiomatizada ssi tiene un nmero enumerable nito o in nito de axiomas, tal que hay algn procedimiento efectivo para decidir, tras un nmero nito de pasos, si una fbf cualquiera de es o no un axioma de . Una teora axiomatizada puede tener un nmero in nito de axiomas (todas las instancias de determinados esquemas axiomticos, p.ej.). Teoras inconsistentes Vamos ahora a dar una caracterizacin sintctica de qu es una teora simplemente inconsistente (a la que llamamos inconsistente a secas). Expresndonos primero intuitivamente y sin gran rigor, diremos que una teora es consistente ssi no contiene nunca un par de teoremas tales que el uno sea una negacin del otro. De namos esas nociones ahora con todo rigor. Si una teora es tal que hay una regla de inferencia de que permite reemplazar siempre, en cualquier frmula r , una ocurrencia de p en r por una ocurrencia respecto de q , entonces se dir que p y q son reemplazables en . En primer lugar, se de ne qu es una teora simplemente inconsistente con respecto a un functor de negacin N: una teora es llamada simplemente inconsistente con respecto a un functor mondico (de negacin) N ssi contiene el functor mondico N y tambin dos functores didicos (respectivamente de conyuncin y disyuncin): y , tales que, para cualesquiera p , q y r que sean fbfs de : (i) Si pq es un teorema de , tambin lo es p ; (ii) Si p o q son teoremas de , tambin lo es pq ; (iii) pqr y qrp son reemplazables; (iv) p , pp y pp son reemplazables; (v) pqr y pr.qr son reemplazables; (vi) El functor N posee las caractersticas siguientes: (1) pNp es un teorema de ; (2) N(pNp) es un teorema de ; (3) p y NNp son reemplazables; (4) N(pq) y NpNq son reemplazables;
teoras no axiomatizadas de conjuntos difusos, en la lnea de Lofti Zadeh, que tienen una dualidad as). Lo que es menester es, en vez de sentar una tesis u otra como dogma de fe, ofrecer argumentos. Lo que precede es un razonamiento que parece bastante plausible a favor de la tesis aqu propuesta (la diferencia semntica entre y y no slo sino tambin, y la representabilidad [siquiera aproximada] de esas partculas, respectivamente, por y por , en el sistema Aj). Es dudossimo que baste con aducir consideraciones de economa para, convincentemente, argir a favor de la tesis opuesta la de que la diferencia es meramente pragmtica. Porque: (1) de haber ah diferencia semntica, se explica mucho mejor la opcin en un contexto pragmticamente condicionado a favor del uso de una de las dos conyunciones (sin ayuda de la diferencia semntica, la explicacin pragmtica ser bastante complicada, quiz embrollada); (2) los factores pragmticos no parecen ah los nicos pertinentes o explicativos en todo caso est disponible, siendo clara y sencilla, la explicacin semntica aqu brindada; (3) el principio metodolgico de recurso parsimonioso a soluciones pragmticas en la medida en que sea un principio sano y recomendable (como lo es a juicio de quien esto escribe) abona en contra de desechar una solucin semntica simplemente porque con ella la semntica es ms complicada que si se busca exclusivamente una solucin pragmtica. Consideraciones sobre la pluralidad de functores bicondicionales Tenemos en Aj tres functores bicondicionales: , I y =. La diferencia es sta: pq es verdadero (y, cuando lo es, lo es slo en la medida en que lo sean ambos miembros, o sea en la medida en que sea verdadera la [mera] conyuncin pq , a menos que ambos conyuntos sean totalmente falsos, y entonces pq ser plenamente verdadero) slo si, o bien ambos miembros, p y q , son verdaderos (poco o mucho), o bien ambos son enteramente falsos. La verdad de pq tienen como condicin necesaria y su ciente que no suceda en absoluto que uno de los dos miembros sea verdadero o existente mientras el otro sea totalmente falso o inexistente. pq es verdad cuando no se da en absoluto una situacin en la que uno de los dos est presente y el otro completamente ausente. pq es demostrablemente equivalente al esquema pq(pq) : o ambos son reales (=verdaderos) o ninguno lo es en absoluto. (Por este ltimo disyunto sucede que si es del todo falso que p y tambin del todo falso que q, entonces pq es completamente verdad.) Saber que, en tal aspecto de lo real, es verdad pq , o sea p ssi q, es saber que en ese aspecto de la realidad o estn ambos o no est, en absoluto, ninguno de ellos. Aun suponiendo que se sepa en qu medida es verdad pq , no por ello se sabe cun prximos o alejados estn los grados de verdad de p y de q . As, p.ej., saber que Norberto est de mal humor si y slo si le han llevado la contraria no es saber cunto sea su mal humor en proporcin a cunto le hayan llevado la contraria (quiz Norberto es tan atrabiliario y presuntuoso que en muchos de tales casos sea diez veces ms cierto que est de mal humor que no que le han llevado la contraria). En cambio, I es un functor que requiere, para que sea verdad pIq , que, en aquellos aspectos (momentos, lapsos de tiempo, o lo que sea) en que esto sea verdad, ambos miembros, p y q , sean igual de verdaderos (o falsos) el uno que el otro, sin que ninguno exceda al otro. En verdad hay unos cuantos esquemas de Aj que son teoremticos y en los cuales I es el functor principal. P.ej. stos: A06 (o sea qppIp ) y su dual qppIp (son los llamados principios de absorcin); la idempotencia: ppIp y ppIp ; la asociatividad p(qr)I.pqr y similarmente para la disyuncin; la conmutatividad o simetra de la conyuncin y la de la disyuncin, etc. Tambin valen la conmutatividad y la asociatividad para la conyuncin fuerte, : son en efecto teoremticos los esquemas p(qr)I.pqr y pqI.qp . Adems, la superconyuncin es distributiva sobre la conyuncin simple y tambin sobre la disyuncin: pqrI.pr.qr
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o estilstica: p y q con nfasis aqu representado por la negrilla puede ser un modo normal de decir lo que escribimos p&q .) Paso ahora a la conyuncin de insistencia, o superconyuncin, . Es mucho ms interesante y tambin ms discutible que &, pues sta se de ne con y con el functor a rmativo L. es muy especial. Cuando uno de los dos conyuntos es o completamente verdadero o in nitamente falso (e.d. cuando es: o plenamente verdadero, o slo in nitesimalmente verdadero, o del todo falso), entonces pq tiene el mismo grado de verdad o falsedad que pq . Pero segn lo dice el esquema axiomtico A22 cuando no sucede eso [en absoluto] ni tampoco que sean ambos slo in nitesimalmente falsos, entonces hay diferencia; en tales casos, pq es una conyuncin menos verdadera que pq . Y es que el valor de verdad de pq resulta de una interaccin de los conyuntos; por expresarse esa conyuncin como una insistencia (el un conyunto ms el otro, el uno y tambin el otro, el uno as como el otro, el uno y el otro [aqu el nfasis slo afecta a la conyuncin], o sea: no slo el uno sino tambin el otro) lo as expresado cuadra menos con el par de situaciones representadas, respectivamente, por p y por q cuando stas distan de ser in nitamente verdaderas, aunque ninguna sea tampoco in nitamente falsa o inexistente. P.ej., si Joaqun es slo a medias (no quiere decirse: exactamente en un 50%) a cionado a la akadiologa y slo a medias hbil en resolver problemas algebraicos, quien diga Joaqun es no slo a cionado a la akadiologa sino tambin hbil en resolver problemas algebraicos, al insistir segn lo est haciendo en la verdad conjunta de ambos conyuntos, en la situacin resultante de tal darse el uno con el otro, estar diciendo algo todava ms falso, ms alejado de la verdad plena, que si meramente dijera y en vez de no slo sino tambin; porque, si dijera y, pondra, aseverara, a cada uno de los conyuntos y los unira por un lazo que, no recalcando su unin, sino meramente sealando su copresencia o coexistencia en la realidad, sera menos exigente que lo es ese lazo ms unitivo, ms interactivo, que se vehicula con el no slo sino tambin; un lazo que para alcanzar un grado de verdad requiere ms verdad de los conyuntos (salvo cabe reiterar si uno de ellos es in nitamente verdadero o falso). Decir p y q es casi como decir p, q, yuxtaponiendo los conyuntos. Decir que no slo p sino que adems q es atribuir a esos dos hechos [cuya existencia, al decir eso, est aseverando uno] una relacin ms fuerte, un darse el uno con el otro; slo que, eso s, si es verdad pq tambin lo es pq . De ah el esquema axiomtico A05: pq.pq . En virtud del esquema A09, pqp cabe demostrar como teoremtico el esquema pq.pq ; pero no lo recproco, o sea no pq.pq . As pues, s son teoremticas tres de las cuatro combinaciones posibles con las frmulas conyuntivas pq y pq enlazndolas por uno u otro de los dos functores condicionales, y . La nica que no es teoremtica es precisamente pq.pq , porque en ella la apdosis implicativa puede ser menos verdadera que la prtasis (y, para que sea verdad pq es menester que el grado de falsedad de q sea a lo sumo tan grande como el de p ). No es verdad, p.ej., que, en la medida en que Grecia es un pas adelantado y prspero, es no slo un pas adelantado, sino tambin prspero; la apdosis, al ser una conyuncin insistencial una que recalca enfticamente el darse de cada uno de los dos conyuntos con el otro, es menos verdadera, si es que (segn cabe suponer) cada uno de esos dos conyuntos dista hoy un tanto de ser in nitamente verdadero, aunque tambin dista de ser in nitamente falso. A lo mejor es errada toda esta interpretacin de esas construcciones de la lengua natural (que, desde luego, parecen existir, con unos u otros matices, en todos los idiomas). A lo mejor semnticamente y y no slo sino tambin son exactamente sinnimos, siendo la disparidad puramente estilstica, pragmtica. Eso es en todo caso lo que alegarn los clasicistas; y no sern los nicos, ni mucho menos (pues el autor de este opsculo no conoce ningn sistema axiomtico fuera de la familia A que posea esa dualidad de conyunciones aunque s hay
(5) N(pq) y NpNq son reemplazables; (vii) Hay algn s tal que tanto s como Ns son teoremas de . Una teora es llamada (simplemente) inconsistente ssi es inconsistente con respecto a algn functor mondico (de negacin) de . (Hay teoras que tambin se llaman inconsistentes, en un sentido ms amplio de la palabra, pese a que slo cumplen algunas de entre las condiciones (vi.1) a (vi.5).) Una teora es contradictorial ssi es inconsistente y, adems, cumple la condicin siguiente: (viii) Si p y q son teoremas de , tambin lo es pq . As pues, cada teora contradictorial contiene algn teorema de la forma pNp . Una teora no inconsistente es consistente. Teoras superconsistentes y paraconsistentes Ahora vamos a ver qu se entiende por teora superconsistente. De nimos, en primer lugar, qu es una extensin de una teora. Una teora es una extensin de otra teora ssi todo teorema de es tambin un teorema de . Ntese lo siguiente: una teora puede ser extensin de otra sin que cada regla de inferencia de sea una regla de inferencia de . En efecto: supongamos que, en el acervo de reglas de inferencia de gura una regla de R que es prescindible o sea: sus efectos pueden lograrse usando slo las otras reglas; supongamos ahora que incluye un nuevo teorema p , pero no incluye las conclusiones que se derivaran de aplicar R a p juntamente con los otros teoremas de que son tambin, obviamente, teoremas de . De nimos ahora una extensin recia de una teora como sigue: una teora es una extensin recia de una teora ssi es una extensin de y cada regla de inferencia de es tambin una regla de inferencia de . Una teora es superconsistente ssi toda extensin recia de que sea inconsistente con respecto a algn functor de negacin de es una teora delicuescente. Una teora es paraconsistente ssi no es superconsistente. Modelo, interpretacin, valuacin, validez Un dominio es un cmulo de objetos sobre el que se han de nido ciertas relaciones. Ms exactamente expresado: llamamos dominio a un par ordenado D = C, donde C es un cmulo de cosas cualesquiera y es un cmulo de relaciones de nidas sobre C. Decimos que una relacin n-dica, R, est de nida sobre un cmulo C ssi cada miembro de R es un par ordenado cuyo componente izquierdo es una secuencia de n miembros de C. Una funcin n-aria de nida sobre un cmulo o conjunto C es una relacin [n+1]-dica, I, tal que: (1) I est de nida sobre C; (2) cada secuencia ordenada de n miembros de C pertenece a un solo miembro de I. Por ende, si I es una funcin n-aria, y si un par ordenado , pertenece a I, entonces no hay ningn otro par ordenado perteneciente a I , (donde ). Si I es una funcin n-aria, cada elemento que sea componente derecho de un miembro de I ser un valor de I; o sea, si siendo I una funcin n-aria x , , x , z pertenece a I, diremos que z es el valor (alternativamente llamado tambin la imagen) de I para x , , x , y lo denotaremos as: I(x , , x ). Si I es una funcin n-aria de nida sobre un cmulo C, el conjunto de entes que sean componentes derechos de uno u otro miembro de I es el campo de valores de I. Ese campo de valores puede tener una interseccin no vaca con C y puede tambin no tenerla. Al campo de valores llmaselo a menudo tambin contradominio de la funcin; pero, ms propiamente, cabe llamar contradominio de una funcin a un cmulo D de entes tal que est de nida la funcin como teniendo un campo de valores incluido en
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D. [Y, todava con mayor rigor segn lo haremos cuatro prrafos ms abajo cabe llamar contradominio de una funcin a un par D, S tal que D incluya al campo de valores de la funcin y S sea un cmulo de relaciones de nidas sobre D.] As ntase una funcin n-aria CD como una funcin n-aria de nida sobre C y cuyo campo de valores est incluido en D (siendo, pues, D un contradominio de la misma). Si es una funcin unaria, es una relacin didica. Ahora bien, una relacin didica de nida sobre C es tal que cada miembro izquierdo de un miembro de es una secuencia unitaria, e.d. una serie <x>, donde x (su nico miembro) pertenece a C. No habiendo confusin podemos identi car esa funcin unaria con un cmulo de pares ordenados que sea igual que slo que en cada uno de sus miembros el componente izquierdo <x> venga reemplazado por el correspondiente x e.d. por el componente nico de ese componente izquierdo. As, si una funcin que es es un cmulo de pares, cada uno de los cuales es (para cierto x, cierto z) <x>, z, podemos (cuando no haya confusin) reemplazar a por la correspondiente clase, , de pares x, z, y llamar a una funcin unaria (como si fuera ). En vez de funcin unaria, podemos hablar de funcin mondica, o de funcin a secas. (Las funciones por antonomasia son, pues, las unarias, hasta el punto de que a ellas exclusivamente nos referimos al hablar de funciones, salvo que se aada un adjetivo que precise la aridad.) Si I es una funcin [unaria], entonces llamaremos argumento de I a cada elemento x tal que x, z (o, hablando laxamente, x, z) para cierto ente z sea miembro de I. Sin dar lugar a confusin podemos, hablando de un dominio D = C, , llamar dominio al propio C, o a sus miembros miembros del dominio. (Si es una funcin de nida sobre C, a C, e.d. al cmulo de esos argumentos de la funcin , lo llamamos campo de argumentos de la funcin; pero tambin, alternativamente, dominio de la funcin.) Incluido en [el componente izquierdo de] un dominio C, puede haber un subconjunto de C al que llamaremos el cmulo de elementos alticos de D. Ese subconjunto puede ser no-propio (o sea, el mismo que C) o bien no abarcar a todos los miembros de C. Una interpretacin de una teora ser una funcin [mondica] tal que: (1) el campo de valores de es un cmulo C incluido en un conjunto C tal que existe el dominio C, , que es llamado contradominio (o dominio de valores) de ; (2) cada miembro de tendr como componente izquierdo a una fbf de (o, ms rigurosamente hablando, a la secuencia unitaria de tal fbf); (3) cada functor mondico de , , es tal que hay una relacin didica, , perteneciente a (siendo C, el contradominio de ) tal que, para cada fbf de , p , sucede esto: <(p)>, ( p) ; (4) cada functor didico de , , es tal que existe una relacin tridica, , perteneciente a tal que para cualesquiera dos fbfs de , p , q , sucede esto: (p), (q), (pq) . Si es una teora, es una interpretacin de cuyo contradominio es el dominio D = C, , entonces llamamos a D un modelo de con respecto a la interpretacin siempre y cuando un subconjunto de D sea llamado el cmulo de elementos alticos de D y cada fbf de , p , es tal que (p) es un elemento altico. Para los nes del presente captulo (puesto que estamos ocupndonos no ms del clculo sentencial, y todava no del cuanti cacional), consideraremos modelos todos cuyos miembros sean sus respectivos elementos alticos. Dentro de la clase de elementos alticos de un dominio M, se delimita un subconjunto de la misma: el que abarca a los elementos alticos designados. Un dominio es trivial ssi todos sus elementos alticos son designados. Con respecto a una teora dada se puede escoger un modelo particular o una clase particular de modelos, llamndose a ese o esos modelo(s), modelos propios de la teora.
total parece depender slo de cunto lo sea la principal. Por supuesto en la lengua natural cabe invertir el orden, con tal de mantener la asimetra por medio de ese formante el gerundio; luego cabra tener otra conyuncin en Aj, , de nible as: p q abr p Lq ; pero no hace falta, y para nuestros propsitos resultara ociosa. Otra expresin de la lengua natural que parece interpretable de la misma manera es mientras que especialmente cuando va correlacionada con una ocurrencia, en la oracin principal, de sobre todo; cierto que puede comportar una connotacin adversativa, mas no forzosamente: Mientras que Luis se de ende en francs, [sobre todo] habla bien el ingls. (Por cierto, en ingls la conjuncin while tiene an ms acusadamente ese carcter que la espaola mientras que.) En otros idiomas existen procedimientos parecidos a los del castellano para expresar algo as como &: ciertos usos del ablativo absoluto latino; o, en latn tambin, ciertos usos de cum, correlacionados o no con sendas ocurrencias de tum en la oracin principal (si bien habra argumentos para alegar que, a veces al menos, esa correlacin cum tum representa ms bien el no slo sino tambin, o sea algo parecido a la conyuncin de Aj; son temas harto complejos); cuando el cum tiene ese uso si es que lo tiene suele venir correlacionada con un praesertim [e.d. sobre todo] en la oracin principal, o alguna partcula similar. Podran seguramente aducirse construcciones alegablemente formalizables con & en muchos otros idiomas, indoeuropeos o no. Pero, no se trata como alegara el clasicista de meras variaciones estilsticas, o simples alomorfos de y en distribucin libre o en distribucin complementaria, pragmtica o estilsticamente condicionada? Es difcil hallar argumentos contundentes a favor o en contra de esa hiptesis. Aqu interviene un problema general de metodologa. Si tenemos una concepcin del lenguaje que sea, en algn sentido, gurativa que tienda a concebir al lenguaje de alguna manera afn a como lo vio el atomismo lgico de Russell y el Wittgenstein del Tractatus, entonces parece preferible no relegar a la pragmtica ms que lo imprescindible; al menos slo aquello para lo que no se hayan encontrado tratamientos semnticos claros. P.ej., pinsese en la oposicin de muchos a reglas de inferencia como la de adicin [a saber: p pq], alegando lo improcedente en general de concluir, p.ej., que Alicia es venezolana o belga a partir del aserto de que es venezolana; pero, admitiendo lo raro de tal inferencia [en muchos entornos de elocucin], no hay [hasta ahora] para ese problema ninguna solucin satisfactoria puramente semntica, ni siquiera muy clara, al paso que s hay una solucin pragmtica clara y convincente: que la conclusin no suele ser comunicacionalmente pertinente en los ms contextos o entornos de elocucin, y ello a tenor de cierta regla de economa comunicacional (tentativamente formulable as: No proferir un enunciado ms largo que otro, en vez de ste ltimo, si el primero vehicula menos informacin interesante que el segundo interesante para el interlocutor en ese contexto). Mas no sucede nada de eso con el caso que nos ocupa. S, el contexto de elocucin puede hacer ms interesante un conyunto que el otro; y por eso puede el locutor, al aseverar una conyuncin de ambos, recalcar ms el ms interesante, Sin embargo, cuando es comunicacionalmente pertinente una conyuncin de dos enunciados, tambin lo es cualquier otra conyuncin entre ellos (aunque acaso menos pertinente). Y hay muchos contextos en los cuales no es seguro que la mayor pertinencia comunicacional de uno de los conyuntos sea lo nico que hace optar por una conyuncin en vez de otra. Adems, aun suponiendo que as sea, es perfectamente explicable optar por p&q en vez de pq cuando q es comunicacionalmente mucho ms pertinente que p si & tiene las caractersticas que le hemos atribuido. (Es ms: incluso el recurso a procedimientos prosdicos de nfasis o entonacin, en casos as en lugar del empleo del gerundio o construcciones similares puede tambin explicarse mejor de manera que se reconozca una diferencia semntica y no meramente pragmtica
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tambin a cualquier otro punto de vista limitado (limitado o ceido a un clculo verifuncional nivalente). La capacidad expresiva de Aj es in nita. Existe en efecto otro metateorema segn el cual pueden de nirse en Aj in nitos functores demostrablemente no equivalentes entre s. Sin que con ello agote Aj la riqueza de la lengua natural, ni mucho menos, s constituye una mejor y mayor aproximacin que ningn otro sistema axiomtico hasta ahora puesto en pie al ideal de representar mediante la notacin simblica lo ms posible del vocabulario lgico usado en la lengua natural y dar cuenta de la correccin o incorreccin de inferencias que involucren nada ms que ese vocabulario. Existen otros tratamientos con aspiraciones parecidas aunque ms modestas ciertas lgicas de lo difuso que presentan una serie de puntos de disparidad respecto a Aj; pero no poseen ninguna de estas caractersticas de Aj: constituir un sistema axiomtico recursivamente axiomatizado; ser una extensin cuasiconservativa de cualquier sistema nivalente verifuncional; poseer en el sentido recin apuntado una capacidad expresiva in nita; y, por ltimo, ser un sistema paraconsistente. Hasta donde alcanza el conocimiento del autor de estas pginas todava no existe ningn otro sistema excepto versiones anteriores de Aj (a las que se dio la misma denominacin pese a haberse entre tanto modi cado algo la base axiomtica) o sistemas de la misma familia A que posea al menos dos de esas cuatro caractersticas (salvo la combinacin de la primera y la ltima, en un sistema que se parece mucho a At y que ha sido puesto en pie de manera totalmente independiente por la investigadora brasilea tala dOttaviano con la colaboracin de Newton da Costa; mas ese sistema carece de las otras dos caractersticas). Diferencia entre la conyuncin natural y la superconyuncin Uno de los rasgos ms sorprendentes para algunos habituados a la sencillez de la lgica clsica y de otros sistemas as es la existencia en Aj de varias conyunciones; en particular, el contraste que se da entre & y y . Surgen aqu varios problemas. Uno es el de cun verdad sea que a tenor de las caractersticas que poseen dentro del sistema esos smbolos puedan venir presentados como sendas escrituras de expresiones de la lengua natural. Otro es el de si, independientemente de ello, se justi ca su presencia en el sistema quiz como signos para los que no haya ninguna lectura compacta en lengua natural. Un tercer problema es el de si, aun aceptando que, por algunos de sus rasgos, son aceptables simbolizaciones o escrituras logogr cas de sendas expresiones copulativas de la lengua natural, son plausibles todas las caractersticas de cada uno de tales functores o sea: el problema de cun plausibles sean los esquemas teoremticos en que aparezcan. Con respecto al primer problema, cabe decir que lo ms saliente de & por oposicin a es que p&q ser: cuando p sea del todo falso, tambin del todo falso; y, cuando no, tan verdadero como lo sea q ; o sea: p&q es una frmula conyuntiva (copulativa) cuyo grado de verdad o falsedad depende de slo dos factores: de que el primer conyunto sea poco o mucho verdadero, y de cun verdadero sea el segundo si el primero no es del todo falso. Por ello en cada aspecto de lo real el grado de verdad de p&q es o bien el de p o bien el de q (el de p si ste es nulo o inexistente). Es una conyuncin sensible a cun verdadero sea el segundo conyunto pero, con respecto al primer conyunto, sensible no ms a si ste es, poco o mucho verdadero. Hay alguna locucin copulativa (e.d. conyuntiva) as en la lengua natural? Aparentemente s. En espaol hay seguramente varias con respecto a las cuales cabe argir que son as. Una es el gerundio antepuesto a la oracin principal al menos en uno de sus usos frecuentes (puede que haya otros): Gustndole la astrofsica, Jacinto consagra sus estudios principalmente al lgebra. En esa oracin se enfatiza el segundo conyunto (la oracin principal), pero la oracin total sera del todo falsa si fuera enteramente falso lo dicho por la oracin gerundiva, al paso que, si no lo es, cun verdadera sea la oracin
Una vez determinados cules son los modelos propios de una teora se estipulan determinadas condiciones que debe cumplir una interpretacin de en cualquiera de esos modelos para denominarse una valuacin de la teora. Ssi cada valuacin de la teora enva al argumento p siendo p una fbf de sobre un valor que sea un elemento altico designado de uno de los modelos propios de , se dir que p es vlida [con respecto a esa clase de modelos propios de ] . Se dir tambin de modo ms restringido que una fbf p de una teora es vlida con respecto a un modelo M de ssi cada valuacin de que sea una interpretacin de en M hace corresponder a p un elemento altico designado de M. Y se llama vlida a una regla de inferencia, , de ssi cada valuacin v de es tal que, para cada aplicacin de dicha regla (o sea, para cada par , perteneciente a , donde es una serie de fbfs de y es una fbf de ), si v hace corresponder a cada premisa un elemento altico designado, entonces v hace tambin corresponder a la conclusin un elemento altico designado. Un modelo M es idneo para una teora , con respecto a las valuaciones de en M, ssi stas estn de nidas de tal modo que: 1. Para todo teorema p de , cada valuacin de en M haga corresponder a p un elemento altico designado de M; 2. Ninguna valuacin de en M haga corresponder a cada una de las fbfs de un elemento altico designado. Conviene notar que, si es una teora axiomatizada, entonces es condicin necesaria y su ciente para que un dominio M sea modelo idneo de que se cumplan las dos condiciones siguientes: 1) Para cada axioma p de , cada valuacin de en M asigna a p un elemento altico designado de M; 2) Cada aplicacin de cada regla de inferencia de es tal que, dada una valuacin cualquiera de en M, si tal valuacin hace corresponder a cada premisa de esa aplicacin un elemento altico designado, tambin hace corresponder a la conclusin un elemento altico designado. Una teora es robusta ssi existe un cmulo de modelos propios de cada uno de los cuales es un modelo idneo de , o sea: ssi cada uno de los teoremas de es una frmula vlida de (con respecto a ese cmulo de modelos propios, habindose de nido las valuaciones con sujecin a las dos condiciones recin enumeradas). Es obvio que, una vez conocido algn modelo idneo de una teora , siempre es posible de nir los modelos propios de de tal modo que tan slo sean modelos propios de aquellos que sean modelos idneos de . Por ello basta con que una teora tenga algn modelo idneo para que sea robusta. Y es fcil demostrar que una teora es robusta ssi es slida. (Una observacin terminolgica parenttica: a menudo se denomina modelo de una teora a lo que aqu se ha llamado modelo idneo; o a un par ordenado formado por un modelo idneo ms una valuacin; o incluso a la valuacin misma, con respecto a un dominio que sea lo que aqu hemos llamado modelo idneo.) Completez Una teora se llama completa ssi hay alguna clase de modelos idneos de tal que es un teorema de cada fbf de vlida con respecto a todos los miembros de . Si es una teora completa y M es un modelo idneo de con la susodicha caracterstica (es decir: si cada fbf de que sea vlida con respecto a M es un teorema de ), entonces M es un modelo caracterstico de .
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La nocin de completez es menos importante que las de robustez y solidez. Una teora cuya robustez quede indemostrada quiz todava no habr probado su utilidad; pero hay teoras dotadas de enorme inters y utilidad sin ser completas. Es fuertemente caracterstico un modelo M = C, de una teora ssi es modelo caracterstico de y, adems, cumple esta condicin adicional: para cada relacin R perteneciente a o resultante de las pertenecientes a por composicin relacional producto relativo hay un functor que forma parte del vocabulario de o es denible mediante ese vocabulario tal que: o bien (1) R es una relacin didica y es un functor mondico y entonces, para cada xC, cada fbf p de y cada valuacin v de en M, v( p)=x ssi <v(p)>, x R; o bien (2) R es una relacin tridica y es un functor didico y entonces, para cualesquiera fbfs p , q de , para cualquier miembro x de C y cualquier valuacin v de en M, sucede esto: v(p q) =x ssi v(p), v(q), x R. Una teora es fuertemente completa ssi tiene algn modelo que sea fuertemente caracterstico de ella. Que una teora sea fuertemente completa quiere decir que cualquier frmula de la teora que sea vlida en cierto modelo caracterstico de , siendo una frmula expresable en el vocabulario de , es un teorema de . La nocin de completez fuerte slo tiene inters para los clculos sentenciales cuyos modelos caractersticos son nivalentes. Tablas de verdad y modelos En los captulos precedentes, al hablar de una lgica, se ha entendido un cmulo de frmulas vlidas en un modelo a saber, en un conjunto de valores de verdad segn ciertas valuaciones, que eran las tablas de verdad. (En el caso de las lgicas innivalentes no haba exactamente tablas de verdad, sino asignaciones de verdad). Pero, tal como hemos venido empleando la expresin hasta ahora, una lgica (o un sistema lgico) era una teora no axiomatizada, sin reglas de inferencia, ya que se tomaban directamente como teoremas de la misma todas sus frmulas vlidas. Una teora cuyos teoremas se determinen de antemano de ese modo es, por denicin, una teora completa. Y una teora denida de ese modo es una teora semnticamente de nida. En los captulos 8 y siguientes nos interesaremos, en cambio, por teoras lgicas axiomatizadas. Si una teora axiomatizada es completa, cualquiera de las dos representaciones de la misma la axiomatizada y la que de ne los teoremas como las frmulas vlidas equivaldr a la otra. Pero, a partir del Captulo 9 centraremos principalmente nuestra atencin en sistemas cuya completez nicamente podr reconocerse mediante las tcnicas de hallazgo de modelos algebraicos que exploraremos en el ltimo captulo. Y, por ello, las teoras lgicas de que hablaremos sern subteoras de otras estudiadas en captulos precedentes de este opsculo, sin coincidir con ellas. (Tcnicamente hablando: stas ltimas son extensiones no-conservativas de las que se estudiarn entonces; una teora es una extensin conservativa de una teora ssi es una extensin de y cada teorema de que est formulado slo mediante el vocabulario de es un teorema de .) Un modelo alternativo para Ap El lector puede ahora, utilizando la nocin de modelo idneo expuesta en el presente captulo, comprobar que constituye un modelo idneo para el sistema lgico Ap presentado en el captulo anterior el dominio A que se va a indicar a continuacin. Partimos del cmulo de los nmeros reales no negativos, R. Sea D = RU{} (o sea: el conjunto que slo abarca a y a todo miembro de R, donde es un nmero innito) uno cualquiera de los nmeros enteros mayores que cualquier nmero obtenible a partir del 0 por
A19 Bp.BpIp A07 HpHqILH(pq) A20 pq&BpBq A08 pIq.HpHrIH(qr) A21 qs(pr)(p\q).sr.rsfs.qImpr A09 pqp A22 pq.pq\p A10 p1Ip A23 qmpIm(pq).p q A11 pINqI.NpIq A12 pIpI Comentarios sobre la base axiomtica de Aj Parece preferible a n de atenernos a los lmites aconsejables para un librito de naturaleza meramente introductoria no detenernos ya en demostraciones de esquemas teoremticos. Con algunos rodeos previos, pueden demostrarse en Aj todos los esquemas teoremticos demostrados en At (con la salvedad de que el metateorema de la deduccin ha de aplicarse aqu con restricciones sin que ello afecte empero a la obtencin de teoremas dentro del sistema); luego, a partir de ellos ms los otros axiomas del sistema, se prueban nuevos esquemas teoremticos. Vale ms aprovechar el poco espacio que queda antes de abordar escuetsimamente en el captulo siguiente el clculo cuanticacional para hacer unos pocos comentarios sobre la motivacin y la aplicacin de los functores que forman parte del vocabulario de Aj y sobre alguno de los axiomas del sistema as como tambin sobre algn que otro teorema. (Pero no se trata en estas pocas lneas de ofrecer un comentario detallado, sino que dejar en el silencio a la mayor parte de los esquemas axiomticos; para una discusin punto por punto sera menester el espacio de todo un libro.) En verdad es loscamente ms esclarecedor comentar los teoremas que los axiomas, puesto que el mrito principal de un pequeo cmulo de esquemas oracionales que se postulan axiomticamente es el de que con ellos ms las reglas de inferencia del sistema [se aproxime uno lo ms posible a la meta consistente en que] vengan demostrados slo todos los teoremas que convenga demostrar (e.d. todos ellos pero slo ellos); optar por tal base axiomtica en vez de otra es, pues, algo que se hace menos en funcin de la plausibilidad propia de los axiomas en s mismos que a tenor de su capacidad para producir slo todos los teoremas que se desea probar; o sea: de cunto permitan probar de aquellos que se desea tener como teoremas y de cunto no permitan probar de aquello que se desea no tener como teoremas; son dos nes que hay que equilibrar y sopesar en la balanza; tomando adems en consideracin un principio de economa a saber: que la base axiomtica que se postule para alcanzarlos sea tan parsimoniosa como quepa; lo cual a su vez resulta de la interaccin de varios factores que no siempre corren parejos: nmero de esquemas, longitud de los mismos, complejidad o dicultad de las deniciones en ellos empleadas. Al lector puede parecerle y de hecho se es el principal reproche que se ha dirigido contra este sistema que 23 son muchos esquemas axiomticos y no todos ellos cortos as como tambin que las deniciones son un tantico enrevesadas; aunque se reconocer unnimemente la sencillez de las reglas de inferencia. Ahora bien, lo que se trata de calibrar es cun costosa es la base axiomtica para el resultado que con ella quepa obtener. Y, habida cuenta de ello, Aj es el ms econmico sistema de lgica existente. En efecto: hay un metateorema (todava no publicado) que revela que Aj es una extensin cuasiconservativa de cada uno de los sistemas de lgica nivalentes; donde una teora es una extensin cuasiconservativa de si adems de ser una extensin de es tal que existe en un functor de armacin tal que slo todos los teoremas de son tales que las frmulas p de que tengan el mismo vocabulario de son tales que, p es un teorema de . Lo cual quiere decir que en un sentido apropiado contiene a , y lo hace de tal manera que es simplemente como una faceta o una vertiente de , o sea: re eja un punto de vista superior que engloba al de pero transcendindolo transcendindolo por englobar
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englobando aspectos diversos, de suerte que un mismo hecho o estado de cosas pueda tener ms realidad en unos aspectos, menos realidad en otros. P.ej., aunque es, en todos los aspectos, verdad que Rangn es una ciudad bonita o no lo es, cabe que en algunos aspectos sea preciosa y hasta en algunos de ellos totalmente bonita, o sea tanto que nada sea ms bonito, en otros bastante fea, en otros intermedia; en algunos incluso totalmente exenta de belleza; de suerte que no cabra a rmar con verdad Rangn es una ciudad bonita porque en algunos aspectos de lo real eso sera del todo falso ni tampoco Rangn no es bonita porque en algn aspecto sera esto ltimo lo que fuera del todo falso (a saber: en aquellos aspectos en los cuales Rangn sea plenamente bonita). Si el mundo es pluriaspectual, entonces tiene sentido diferenciar entre una oracin p y otra Bp que diga que es en todos los aspectos verdadero (e.d. real) el estado de cosas consistente en que exista o suceda que p. Muchos ven al mundo como pluriaspectual y creen que, aunque siempre cabe en virtud del tercio excluso preguntar S o no?, a veces no cabe en absoluto (porque no es a rmable con verdad, al no ser verdad en todos los aspectos) responder S, pero tampoco No, salvo relativizando con respecto a tal o cual aspecto. Una concepcin que acepte tales situaciones verdaderas o existentes tan slo en ciertos aspectos puede considerarse un gnero de relativismo. Sin embargo, no se trata del relativismo usual, pues ste ltimo es subjetivista, al concebir la existencia de verdades relativas al sujeto (verdadero para m, falso para t), y en su forma ms radical rechaza verdades que no sean relativas. En cambio el relativismo altico articulable con el empleo del functor B es un relativismo de cuo objetivista y no subjetivista: hay habra segn esa concepcin verdades objetivamente relativas; relativas a tales o cuales aspectos de la realidad. Si eso es acertado, entonces se entiende el empleo del functor B y la aceptacin de rinf2. De la premisa p cabe inferir correctamente que es a rmable con verdad que p; porque el a rmar esa premisa se hace creyendo o al menos dando a entender que la misma es [verdicamente] a rmable. Ahora bien, la introduccin de esta regla de inferencia acarrear una falla del metateorema de la deduccin. Porque, aunque siempre de p cabe lcitamente inferir Bp , no siempre ser verdad pBp . De hecho este esquema no es teoremtico en Aj. Por ende no es verdad en general que, si de las premisas p , p , , p , se in ere en virtud de las reglas de inferencia de Aj la conclusin q , entonces es teoremtico en Aj el esquema p .p . .p q . Eso es verdad con ciertas restricciones no ms; p.ej. que la inferibilidad de q a partir de las premisas venga autorizada por rinf1 ms los esquemas axiomticos (o sea: sin que intervenga rinf2); o bien que, si no, cada premisa empiece por el functor B (o por la ristra B). Y tambin es correcto el metateorema de la deduccin en esta otra enunciacin del mismo: si p , , p q, entonces Bp . .Bp q. (La correccin de estos resultados no vendr demostrada en el presente captulo; queda eso como ejercicio para el lector al cual le ser fcil hacerlo a partir de los procedimientos de prueba expuestos en el captulo precedente.) Esquemas axiomticos A01 pqp A13 pIq.qp A02 rsIp.pqI.qs.qr A14 ppIq.qrsI.srp.spr A03 pIq.rIqI.pIr A15 mpnp.Ypp A04 pqIX(KpKq) A16 Np.mpmnp A05 pq.pq A17 p&(qnp.pImq).pq A06 qppIp A18 BpBBLp
la operacin de ir a su sucesor; obsrvese que la existencia de nmeros enteros as es reconocida en el anlisis no-estndar de Robinson. Sea D = el cmulo que abarca a cada miembro de D, a cada resultado de adicionar un in nitsimo, , a un miembro cualquiera de R y tambin a cada resultado de restar ese in nitsimo, , de un miembro cualquiera de D que no sea 0. ( ser 1/.) De nimos ahora los elementos y operadores siguientes.
z+ si zR es tal que z=x o x=z= nx = x en caso contrario mx = z si zR es tal que z=x o x=z+ x en caso contrario 0, si x=0 Hx = xz =xz = xz, si x,z R nxz = znx = n(xz) x = x = mxz = zmx = m(xz) si z nz , en caso contrario 1, si xz xz = , en caso contrario Nx = , si x=0 0, si x= 1/x si x 0 pero xR mNz si x=nz nNz si x=mz
xz =max(Nx, Nz)
Son designados todos los miembros de D salvo . De namos ahora A como el dominio D, donde es el siguiente cmulo de relaciones: {r , r2, r3, r4, r5}, siendo r el cmulo de pares ordenados x, Hx (para cada xD); r2 = el cmulo de pares ordenados x, nx donde x D; sea ahora un cmulo cualquiera de pares B, x donde B = c, d, siendo x, c, d D; entonces: (1) r3 = el cmulo de tales pares B, x tal que x=cd; (2) r4 = el cmulo de tales pares tal que x=cd; (3) r5 = el cmulo de tales pares tal que x=cd. Tcale al lector como ejercicio calcular cmo A es un modelo idneo de Ap. (Pauta: percatarse del isomor smo entre A y el dominio de valores de verdad estudiado en el captulo precedente para Ap: para cada nmero real perteneciente a A, x, hay un solo miembro de ese dominio que es 2x. Bsquese entonces qu operadores, de los de nibles con miembros de , corresponden a n, a m, a #, a @, a ; y qu condiciones han de satisfacer las interpretaciones del conjunto de fbfs de Ap en el dominio A para ser valuaciones de Ap, tales que, en virtud de ellas, no slo A sea un modelo idneo de Ap, sino que adems A sea un modelo fuertemente caracterstico de Ap.) Un modelo no fuertemente caracterstico de la LBV Al nal del Captulo 3 estudiamos las lgicas-producto o lgicas tensoriales. Tomemos una de ellas, a saber aquella en la que cada valor de verdad es un par ordenado, x, z donde cada uno de entre x, z es o bien =0 o bien =1. Sea 1, 1 el nico elemento designado en ese conjunto de pares ordenados, o sea en ese cmulo de valores de verdad. Sobre ese conjunto de valores de verdad de nimos estas dos relaciones: r = el cmulo de pares ordenados u, u, v tales que vi=1 ssi no slo ui=0 sino que tambin ui=0; r = el cmulo de pares ordenados u, v donde v=u si u=1, 1 y, en caso contrario, v=0, 0. Ese dominio llammoslo D es un modelo caracterstico de la lgica clsica, e.d. de la LBV. En efecto es fcil encontrar qu condiciones deben cumplir las valuaciones de LBV en D, a saber: (1) cada valuacin v ser tal que para cualesquiera fbfs p , q , v(p) = u ssi v(p), v(p), u r ; (2) v(pq) = u ssi v(p), v(q), u r . Con ello se comprueba cmodamente que cada frmula vlida de LBV con respecto a ese modelo es un teorema
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de LBV y viceversa. Sin embargo, hay una relacin en ese modelo, a saber r , a la que no corresponde ningn functor en LBV. En efecto: r = {0, 1, 0, 0, 1, 0, 0, 0, 0, 0, 0, 0, 1, 1, 1, 1} Supongamos que hubiera un functor mondico de LBV, , tal que, siendo v una valuacin cualquiera de LBV en D, para cada fbf, p , v( p)=u ssi v(p), u r . Es fcil comprobar que eso no sucede, que ningn functor de nible en LBV es un functor con esa caracterstica. De hecho los nicos modelos fuertemente caractersticos de LBV son modelos isomr cos al modelo {0, 1}, {r }, donde r es el cmulo de pares ordenados u, v, v tales que v=1 ssi no slo u=0 sino que tambin v=0. Todo modelo caracterstico de la LBV es un lgebra booleana. (Vide al respecto el cap. 12, y ltimo, del presente opsculo.) Pero no toda lgebra booleana es un modelo fuertemente caracterstico de dicha lgica. Si expandiramos la lgica clsica con un functor mondico B leble como Es a rmable con verdad que o Es verdad en todos los aspectos que con tal de que a una exposicin axiomtica de la lgica clsica, de entre las varias que hay, se le aadieran, junto con l, ciertos axiomas y reglas de inferencia (la regla p Bp; y los dos esquemas axiomticos: (1) B(pq)BpBq ; y (2) BpBBp ), entonces, s, el resultado sera una lgica que tendra como modelo fuertemente caracterstico al recin considerado dominio D. Desde el punto de vista los co lo anterior quiere decir que todo dominio de valores de verdad caracterstico de la lgica clsica, siendo booleano, excluye de s la presencia de grados, mas no forzosamente excluye de s los aspectos. Slo que, si comprende aspectos, entonces ni siquiera es un modelo fuertemente caracterstico de LBV. La LBV es, pues, una teora de la cual son caractersticos slo modelos donde, por tener en ellos vigencia un principio de maximalidad (todo o nada), no hay matices o grados, y de la cual, adems, son fuertemente caractersticos slo modelos donde no caben aspectos, e.d. donde no cabe que un hecho suceda o sea existente slo desde ciertos puntos de vista objetivos o con relacin a ciertos lados de las cosas. En el otro polo, una lgica como Abp tan slo admite modelos que tengan tanto in nitos grados como una pluralidad de aspectos.
que que te inyectes vitamina C, etc.). Hay varios procedimientos para evitar ese contraste que resulta acaso cacofnico o poco perspicuo. Uno es la insercin de un no expletivo entre ambos ques. (Ms vale que sobre que no que falte.) (El no expletivo es en el espaol contemporneo menos frecuente que en otras pocas, pero est muy vivo en el habla popular. Como un testimonio de su amplio uso en otro tiempo, recurdese esta famosa frase del Romance de los siete Infantes de Lara: Que ms vale un caballero de los de la Flor de Lara que no ciento ni doscientos de Bureba la preciada.) Otro procedimiento es elidir uno de los dos ques; otro, intercalar entre ellos un el: Pre ere que vivas tu bien que el que le llegue el sueldo a n de mes (o tambin a que le llegue; pero este uso de la preposicin a no es posible con construcciones comparativas con ms o menos: *Es ms importante que cumplas bien tu tarea a que queden satisfechos tus superiores). Reglas de formacin El sistema Aj es un do < , > donde es aquel ms pequeo subconjunto de que: (1) abarque a todas las instancias de cada uno de los esquemas axiomticos A01 a A23 expuestos ms abajo; y (2) est cerrado con respecto a cada regla de inferencia perteneciente a que es el conjunto de rinf1 y rinf2, expuestas ms abajo; donde viene caracterizado por las dos siguientes reglas de formacin: (1) a ; (2) Si p , q , entonces tambin son miembros de estas ristras: pq , Bp , Hp , pIq , pq . Deniciones Np abr pp abr Na Lp abr Np Kp abr NXNp Sp abr pNp pq abr qpIp fp abr Ypp pq abr N(pq) p abr HNp 0 abr pq abr NpNq abr aIa
Ia( IN ) Xp abr pp pq abr pq mp abr NnNp Yp abr pIap Jp abr Bp pq abr B(pq) p&q abr Lpq
p q abr pq.qq Reglas de inferencia rinf1 p, pq q rinf2 p Bp Sobre la primera de esas dos reglas, el Modus Ponens (rinf1), nada hay que aadir a lo ya dicho al respecto en captulos anteriores. La segunda regla, en cambio, merece unos comentarios. Una de las lecturas del functor B es Es a rmable con verdad que; otra es Es en todos los aspectos verdad que o Es desde todos los puntos de vista [objetivos] verdad que. La introduccin de este functor tiene sentido slo si uno entiende al mundo como
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En cambio, ocurre algo muy distinto en los sistemas A3, Ar, Ap, Abp. Ninguno de ellos contiene la regla de Cornubia. Esto se ve, del modo ms sencillo e inmediato, en A3: si /p/= , /Np/= ; supongamos que /q/=0; es evidente que del par de premisas p y Np no cabe extraer la conclusin q , pues los valores de verdad de las premisas son designados, mientras que el valor de verdad de la conclusin no es designado. La regla de Cornubia no es vlida en esos sistemas. Pero podemos tambin entender algo diferente cuando decimos, de un sistema semnticamente de nido, que contiene una regla de inferencia: podemos querer decir que esa regla es dura en el sistema, o sea: que es una regla de inferencia que, adems de ser vlida, es tal que la conclusin tiene como valor 0 (el valor mnimo) slo si alguna de las premisas tiene tambin como valor 0. Pues bien, la regla de Cornubia es una regla de inferencia dura de la lgica bivalente, pero no es una regla de inferencia dura del sistema A1. Hay, pues, sistemas que contienen la regla de Cornubia como regla vlida, pero nunca como regla dura. Pues, si un sistema contiene la regla de Cornubia como regla dura, quiere ello decir que, puesto que q es en la enunciacin de dicha regla cualquier oracin y, por tanto, es posible que /q/=0, entonces, dadas un par de oraciones tales que una de ellas sea negacin de la otra o sea: tales que una de ellas sea p y la otra p , la siguiente situacin se da: O bien /p/=0, o bien /p/=0. No obstante, no basta que la regla de Cornubia no sea regla de inferencia dura en un sistema para que el mismo sea paraconsistente. As, veamos lo que ocurre en 3 (la lgica trivalente de ukasiewicz, el primer sistema multivalente de lgica que fue construido). En ese sistema tenemos tres valores: 1, , 0. El nico valor designado es 1. Las tablas de verdad para la conyuncin (), para la negacin (N) y para la disyuncin () son las mismas que las tablas respectivas de A1. Pero el condicional de 3 () tiene la tabla siguiente:
1 1 1 1 0 1 1 1 1 0 0
Es evidente que en 3 la regla de Cornubia no es una regla de inferencia dura, aunque s es una regla de inferencia vlida. Pero otras reglas de inferencia vlidas de 3 son modus ponens y adjuncin, o sea: MP: pq , p q Adj: p , q pq Pues bien, supongamos que, para alguna constante sentencial s, aadimos a 3 esa constante sentencial y su negacin. En 3 no tenemos como teorema (o sea como tautologa): pNpq si lo tuviramos, se concluira inmediatamente q de las premisas s y Ns , mediante las dos reglas de Adj y MP. Pero, as y todo, tenemos en 3 el teorema siguiente: pNp.pNpq Supongamos, pues, que aadimos a los teoremas de 3 los dos siguientes: s , Ns . Por aplicacin de Adj, obtendremos: sNs . Por instanciacin en el esquema teoremtico ms arriba indicado tendremos:
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A303 p(pq).pq Prueba: (2) p.pI1 p.p(pq)I1 p.p.pI0 (3) p.pI0 p.pq (4) p.p(pq).pq pA303 (5) p.pI0 p.p(pq)I.pq p.p(pq)I.pq pA303 A303 A304 pIq.rIs.pIq Prueba: pIq.rIs.pIqI.rIs pIq.rIs.rIs.pIq pIq.rIs.pIq A305 pIq(rIs).pIq.rIs Prueba: (2) (pIq).pIqI0 (pIq).pIq.rIs (pIq)A305 (3) rIs(pIq).pIqI.rIs rIs(pIq).pIq.rIs (4) pIq(rIs)(pIq.rIs) pIq(rIs)A305 (5) pIq.34 pIq.pIq(rIs).pIq.rIs A305 A306 pq.qr.pr Prueba: (2) pqIp.prI.pqr (3) qrIq.qpI.qrp (4) 23.23 23.prI.pq (5) 4.pqIp.prI.pq 4.prIp
A298 A206
sNs.sNsq . Por MP tendremos: sNsq . Y, nuevamente por MP: q . (Conque la regla de Cornubia es derivable en 3.) El principio de Cornubia El principio de Cornubia corresponde a la regla de idntica denominacin. Se enuncia as: Si p y no-p, entonces q (siendo no cualquier functor de negacin). Qu relacin hay entre el principio de Cornubia y la regla de Cornubia? Ello depende de cules sean las propiedades del functor si entonces, en un sistema dado. Si un sistema S contiene la regla de adjuncin y la regla de MP entonces contiene el principio de Cornubia slo si tambin contiene la regla de Cornubia. En efecto: supongamos que S contiene la regla de adjuncin y la regla de MP, o sea: pq , p q y tambin el principio de Cornubia: ppq Entonces, por aplicacin de la regla de adjuncin, se obtiene la prtasis del principio de Cornubia a partir del par de premisas p y p (cualquiera que sea p ); y luego, por aplicacin de la regla MP, se obtiene q . Pero un sistema puede contener la regla de Cornubia sin contener el principio de Cornubia (tal es el caso de 3). Y puede tambin un sistema contener el principio de Cornubia pero no la regla de Cornubia, siempre y cuando tal sistema carezca, ya sea de la regla de adjuncin, ya sea de MP. (Hay quienes no consideran correcta la regla de adjuncin.) El inconveniente, sin embargo, de tales sistemas es que es difcil admitir que un functor didico sea un condicional si no es vlida para l la regla de MP; y que es difcil admitir que no haya ningn functor condicional tal que, si p q, entonces pq sea un teorema. Por ello, todo sistema que sea, por lo dems, satisfactorio y contenga como teorema el principio de Cornubia debe contener la regla de Cornubia. Y, como tal regla es inadmisible desde el ngulo de las posiciones que admiten la contradictorialidad de lo real, el principio ser tambin inadmisible desde ese ngulo. Antes de pasar al epgrafe siguiente, conviene precisar que, en la formulacin tanto del principio como de la regla de Cornubia, slo hemos tenido en cuenta la formulacin ms fuerte de los mismos, a saber: que sean vlidos para cualquier negacin. Pero un sistema puede ser paraconsistente o incluso contradictorial y, sin embargo, contener para algn functor de negacin (de negacin fuerte o supernegacin) tanto el principio como la regla de Cornubia. Tal es el caso, en lo tocante al functor , de los sistemas paraconsistentes A3, A5, Ar, Ap, Abp. El principio sintctico de no-contradiccin Podemos llamar antinomia a cualquier frmula del tipo pNp . (Tambin se suele llamar a esas frmulas contradicciones. Slo que, ms comnmente, se llama hoy contradiccin, en la lgica actual, a cualquier frmula de un sistema semnticamente de!nido que tome uniformemente un valor antidesignado, cualesquiera que sean los valores de sus frmulas atmicas.) El principio sintctico de no contradiccin es una frmula o, ms exactamente, alguna de entre un abanico de frmulas. Si es un functor de negacin y & un functor de conyuncin, un principio de nocontradiccin es el esquema: (p&p) . O sea el principio es la negacin de cualquier antinomia.
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Ahora bien, teniendo en cuenta que un sistema puede contener varios functores de negacin y tambin varios functores de conyuncin, cundo cabr decir si el sistema posee o no el principio de no-contradiccin? La respuesta es que, en vez de hablar del principio de nocontradiccin, hay que hablar de principios de no-contradiccin. Un sistema puede no contener, p.ej., un principio semejante para determinados functores pero s contenerlo para otros functores. Sea, p.ej., el sistema A1. En l el esquema N(pNp) no es teoremtico (no es una tautologa). Pero el esquema (pp) s es una tautologa. En cambio, los sistemas A3, Ar, Ap, Abp contienen, todos ellos, el principio de no-contradiccin para cada functor de negacin y para cada functor de conyuncin. As, en Ap las frmulas siguientes son tautologas (de niendo as &: p&q abr Lpq ): N(p&Np) (p&p) N(pNp) (pp) N(pNp) (pp) Cabe seguramente pensar que slo son satisfactorios y plausibles los sistemas que contengan el principio de no-contradiccin para cada functor de negacin y para cada functor de conyuncin. Un sistema que satisfaga tal requisito ser llamado eunmico. Principio de no-contradiccin y paraconsistencia Qu relacin hay entre la posesin por un sistema del o los principio(s) de no-contradiccin y el hecho de que tal sistema sea o deje de ser paraconsistente? Un sistema puede ser, no ya paraconsistente, sino incluso contradictorial, siendo, con todo, un sistema eunmico. (P.ej.: A3, Ar, Ap, Abp.) Por otro lado, un sistema puede carecer no ya de algn principio de no-contradiccin, sino de cualquier principio de no-contradiccin, y ser, empero, un sistema superconsistente. Tal es el caso del sistema !3, como ya sabemos. Por supuesto, un sistema puede tambin ser paraconsistente sin ser eunmico (el sistema A1, p.ej.); y tambin ser eunmico y superconsistente (la lgica bivalente, p.ej.) Mas se dir qu sentido tiene que un sistema contradictorial contenga el principio de no-contradiccin? En efecto: si equiparamos (como se suele hacer y correctamente a juicio del autor de este trabajo) no-p con Es falso que p, entonces lo que nos viene a decir el principio de no-contradiccin (entendiendo aqu por tal N(pNp) o sea: tomando, como functor de negacin, la negacin natural, y, como functor de conyuncin, la conyuncin natural) es que, cualquiera que sea p , es falso que p-y-no-p. Pero un sistema contradictorial reconoce alguna antinomia, o sea: alguna frmula del tipo p-y-no-p; si la reconoce, es que la tiene por verdadera; mas hemos dicho que, si el sistema admite el principio de no-contradiccin, sostendr que cada antinomia es falsa; as pues, un sistema que reconozca como verdadera una antinomia y que contenga el principio de no-contradiccin vendr a sostener que hay al menos una frmula verdadera y falsa. As es, en efecto. Mas ello es legtimo desde el ngulo del partidario de la contradictorialidad de lo real. Al a rmar que, para al menos un p , la antinomia pNp es cierta, viene a a rmar el contradictorialista que p es verdadero y Np es tambin verdadero, o sea: que p es verdadero y falso a la vez. Ello es forzosamente as si su sistema admite la conmutatividad de la conyuncin ( pq = qp ) y la regla de simpli cacin, a saber: pq p Por consiguiente, el contradictorialista admite, precisamente, que hay alguna oracin que es, a la vez, verdadera y falsa y esa admisin es lo que lo caracteriza como contradictorialista. Y, por ello, no tiene escrpulo en aceptar igualmente, con respecto a otra frmula ms compleja, que esa otra frmula es, tambin ella, a la vez verdadera y falsa.
A297 pIq.pIqIN(pIq) Prueba: (2) pIq.N(pIp)I.pIq pIq.pIpIN(pIq) (3) pIq.pIq.pIqIN(pIq) A297 A298 pIq(rIs).pIqI.rIs Prueba: (2) pIq.pIqIN(pIq) (3) rIs.rIsIN(rIs) (4) rIs(pIq).pIq.rIs (5) pIq(rIs).rIsN(pIq).pIqN(rIs) pIq(rIs).rIsN(pIq).rIsN(pIq) pIq(rIs).rIsN(pIq) (6) 2.5.pIq(rIs).rIs.pIq (7) 5.]26 (8) pIq7 (9) pIq5.rIs.pIq (22) pIq(rIs).rIs.pIq (23) pIq(rIs).pIq.rIs (24) pIq(rIs).2322 pIq(rIs).pIqI.rIs A299 pIq.pq Prueba: (2) pIq.pq (3) pIq.qp pIq.pq A300 pIq(rIs).pIqI.rIs Prueba: (2) pIq(rIs)I.pIq(rIs)(pIq.rIs) (3) 2.pIqI.rIs (4) 2.(pIq)(rIs) 2.pIqI0.rIsI0 2.pIqI.rIs (5) 23 (6) 23 A300 A301 pNqI.qNp Prueba: A209, A300
(2), (3)
A289 A298
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(4) pq.pq(qp)I.0q.0p A179, A250 pq.pq(qp)I.qp (5) pq.ppIp A165. A217 (6) pq.45 (4), (5) pq.pq(pp)I.qpp A250 pq.pq(pp)I.pq (7) 46.pq(pp)I.pq (8) pq.46 (4), (6) (7) pq7 A178 (9) p.pq.pq (8), (3), A201/2 p.pq(pp)I.pq (2), (9) A286 A287 pq(qp)I.pq A288 pq(pp.qq)I.pq A289 pqI.pq(pq) Prueba: pq(pq)I.pq.qp.pp.qq pq(pq)I.pq.pp.qp pq(pq)I.pq A288 A289/2 pq.pq A289/3 pq.pq A290 pNp (Prueba: A278/2) A291 N(pNp) Prueba:A290 A292 p.pqq Prueba: (2) p.q.pq A135 (3) p.pqq p.32 (3), (2) A293 Npqp.pq Prueba: (2) NpqpI.pNp.pq (3) A290.]2.pq A292 2.pq (3), (2) A294 pqp.pq (Prueba similar) A295 pqpI.pq Prueba: pqpI.pp.qp pqpI.0.qp pqpI.pq A296 pIq.pIpI.pIq (Prueba: A200)
Recapitulando: el contradictorialista acepta, para algn p , la antinomia pNp ; si tambin acepta el principio de no-contradiccin, aceptar N(pNp) . O sea: considera a la antinomia pNp a la vez como verdadera y como falsa, al haber a rmado pNp (y por ello en virtud de la conmutatividad de la conyuncin y de la regla de simpli cacin tanto p como Np ), ya haba sostenido con respecto a una frmula a saber: p que es, a la vez, verdadera y falsa. Por consiguiente, como el contradictorialista acepta que se dan frmulas a la vez verdaderas y falsas, nada le impide aceptar que una antinomia sea, a la vez, verdadera y falsa. Es ms: supongamos que el sistema del contradictorialista en cuestin contiene la regla de adjuncin: p , q pq Tal regla es plausibilsima y de uso corriente, y es validada por la gran mayora de los sistemas de lgica. (Los sistemas que tienen esa regla son los copulativos.) Pues bien, de ser as, si el sistema contradictorial en cuestin sostiene, a la vez, una antinomia sNs y el principio de no contradiccin N(pNp) , el contradictorialista sostendr la verdad de todas las frmulas siguientes: 1) sNs 2) N(sNs) 3) sNsN(sNs) 4) N(sNsN(sNs)) 5) sNsN(sNs)N(sNsN(sNs)) 6) N(sNsN(sNs)N(sNsN(sNs))) 7) sNsN(sNs)N(sNsN(sNs))N(sNsN(sNs)N(sNsN(sNs))) etc. etc. Se pueden abreviar esas frmulas de niendo as un functor mondico S: Sp abr pNp (Queda como ejercicio para el lector abreviar las anteriores frmulas de ese modo, dndoles as mayor perspicuidad.) Pero si algo puede objetarse a las frmulas antinmicas de esa lista que estn indicadas por nmeros de orden nones (o a la inconsistencia simple formada por cada par de frmulas de la lista tal que la primera tiene un nmero de orden non y la segunda es la frmula con nmero de orden par que la sigue inmediatamente), eso mismo poda objetarse, ya de entrada, contra la antinomia inicial sNs (y contra la inconsistencia simple: s , Ns , que se deriva de ella por la conmutatividad de la conyuncin ms la regla de simpli cacin). Lo nico, pues, que el contradictorialista debe evitar y rehuir en su sistema es la regla de Cornubia con respecto al functor de negacin N tal que haya en su sistema una antinomia sNs . Antinomia y contradiccin Como ya hemos dicho, se entiende normalmente por contradiccin, en la lgica actual, cualquier frmula que cualesquiera que sean los valores de verdad de sus subfrmulas atmicas tiene siempre, forzosamente, un valor de verdad antidesignado. Si suponemos que segn las normas estipuladas para la negacin natural en el Captulo 4 p es antidesignado ssi Np es designado cualquiera que sea p , concluiremos que una contradiccin es una frmula tal que su negacin simple o natural tiene siempre, forzosamente, un valor de verdad designado; o sea: una frmula cuya negacin natural es una tautologa. Y como la negacin natural es involutiva (o sea: cumple la condicin NNp = p ), podemos concluir que una frmula es una contradiccin ssi es la negacin simple
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o natural de una tautologa (o, lo que es lo mismo por la involutividad de la negacin natural si su negacin simple o natural es una tautologa). Pues bien, un sistema que contenga el principio de no-contradiccin es un sistema en el que cada antinomia es una contradiccin. Cabe preguntarse: en un sistema semejante es una antinomia cada contradiccin? No, pero, dada una contradiccin, se puede siempre mediante la regla de adjuncin engendrar a partir de ella y de la tautologa cuya negacin es otra contradiccin que sea una antinomia. Y, por otro lado, nada impide considerar como contradictorias por antonomasia a aquellas contradicciones de un sistema en el que el principio de no-contradiccin sea una tautologa que sean antinomias. En un sistema de lgica contradictorial hay siempre tautologas contradictorias o sea: contradicciones tautolgicas. El principio semntico de no-contradiccin Por principio semntico de no-contradiccin se pueden entender varias cosas: (1) Para cada frmula p , o bien /p/ es antidesignado, o bien /p/ es antidesignado (siendo cualquier functor de negacin). (2) Para cada frmula p , o bien /p/=0, o bien /p/=0 (siendo cualquier functor de negacin). (3) Para cada frmula p , no sucede que tanto /p/ como /p/ sean ambos designados (siendo cualquier functor de negacin). (4) Para cada frmula p , o bien /p/ 1, o bien /p/ 1 (siendo cualquier functor de negacin). (5) Cada frmula p es tal que /p/ es designado slo si /p/ es antidesignado (siendo cualquier functor de negacin). (6) Cada frmula p es tal que /p/ es designado slo si /p/ es antidesignado (siendo cualquier functor de negacin). (7) Ninguna frmula p es tal que /p/ sea, a la vez, designado y antidesignado. Esos siete principios son de desigual valor y aceptabilidad. Por otra parte, es interesante considerar reformulaciones de los seis primeros en las que, en vez de hablarse de cualquier functor de negacin, slo se hable de algn functor de negacin y, concretamente, de la supernegacin. A esas reformulaciones las llamaremos: (1), (2), (3), (4), (5) y (6). Los principios (1) [y, por tanto, tambin (1)], (2), (3), (4) [y, por tanto, tambin (4)], (5) y (6) son, todos, vlidos para los sistemas A3, A5, Ar y Ap, que son todos ellos sistemas eunmicos paraconsistentes. Pero, si pasamos a un sistema tensorial como Abp, entonces ni (1), ni (1), ni (2) son principios vlidos. Ni son tampoco, en general, principios plausibles, ya que justamente! las lgicas tensoriales gozan de un enorme atractivo. As, p.ej., el principio (1) nos obliga a que cualquier enunciado p sea negable si no lo es su negacin (o sea: a menos que p sea a rmable). Mas es muy posible que una oracin no sea ni a rmable ni negable, pues tal vez en unos aspectos sea poco o mucho verdadera, mientras que, en otros aspectos, es cabalmente falsa, lo cual nos impedira tanto a rmarla como negarla. En Abp es vlido, en cambio, el principio (4) (y (4)), as como tambin (3), (5), (6) (y (6)). El principio (3) est rechazado en cualquier sistema contradictorial. El principio (7) es rechazado en cualquier sistema contradictorial verifuncional. En cuanto a la aplicacin de esos principios a sistemas no contradictoriales, la abordaremos ya slo escuetsimamente, con tres ejemplos: la lgica bivalente, "3 y A1.
(4) NLNpp (3) Hpp (4), A252 A277/2 Hpp Prueba: A277, A198 A277/3 1 Prueba: A270, A277/2 A278 pNp A278/2 pNp A279 Hp.HpIp Prueba: A272 (2) Hp.pI1 (3) HHp.HpI1 A272 (4) Hp.HpI1 (3), A257 (5) Hp.pI1.HpI1 (2), (4) Hp.HpIp A280 1IH1 Prueba: 1I1.]JJ1 A272, A257 A272 2.]H1I1 A281 1I0 Prueba: A280 A282 0I1 A283 0IH0 A284 p.ppI1 Prueba: p.pI1 A257/2, A272 p.ppI1 p.ppI1 A284/1 ppIp.ppI1 Prueba: A284, A217 A285 pqI.qp A286 pq(pp)I.pq Prueba: (2) p.pq(pp)I.pq A284, A250 (3) pq.pI0.qI0 pq.pqI0 A250 pq.pqI0 pq.pq(pp)I.pq
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A268 HpILHp Prueba: HpINp HpINp HpILHp A270 H1 Prueba: NN0 A271 pI1Hp Prueba: pI1.HpIH1 pI1.H1IHp A270]pI1Hp A273 LpI1p Prueba: (2) pLp pHLp p.LpI1 (3) LpI1HLp LpI1Lp LpI1p A274 pI0p A274/3 NpI0Hp A274/5 pILp A275 pHp.pHp Prueba: (2) pHp.pI0.HpI1 (3) pI0.pHqIp pI0.pHq (4) HqI1.pHqIp HqI1.pHq (5) 2.pHq A275 A276 pLp Prueba: (2) pHLp (3) 2.]pHLp pLp A277 Hpp Prueba: (2) NpLNp (3) NLNpNNp
A267 A272 A271 A267 A274/2 NpI1p A274/4 pI1Np A274/6 pI0.LpI0
A276 (2)
La lgica bivalente (verifuncional) satisface las siete condiciones. 3 no satisface ni (1), ni (1), ni (2), ni (2), pero satisface (3), (4), (5), (6) y (7). A1 no satisface ni (1), ni (2) pero s (2), ni (6) pero s el resultado de restringir (6) precisamente a la supernegacin, aunque s satisface (3), (4), (5) y (7). El principio sintctico de tercio excluso El principio sintctico de tercio excluso es el esquema: pp (donde es el functor de disyuncin natural y es un functor de negacin cualquiera). En un sistema puede ser vlido el principio de tercio excluso para algn functor de negacin, pero no para cualquier functor de negacin; ms concretamente, puede ser vlido para la negacin natural sin serlo para la supernegacin. As, p.ej., sea el sistema pentavalente siguiente. Los valores de verdad son: 4, 3, 2, 1 y 0. Slo 4, 3 y 2 son designados, mientras que 2, 1 y 0 son antidesignados. Tendremos los functores de!nidos por las mismas tablas de verdad que en A5. En tal sistema (comprubelo el lector) pp no es una tautologa, aunque pNp s lo es. Si un sistema eunmico satisface el principio de tercio excluso para cada functor de negacin, entonces tal sistema ser llamado ortonmico. Los sistemas A3, A5, Ar, Ap, Abp son, todos ellos, ortonmicos. En todos ellos son tautologas tanto pp como pp . La lgica bivalente es tambin un sistema ortonmico. En cambio no son ortonmicos ni A1, ni 3, ni el sistema pentavalente recin bosquejado. (Los dos primeros no contienen ningn principio de tercio excluso). Antes de concluir, sealemos que algunos sistemas multivalentes, si bien carecen del principio sintctico de tercio excluso (o sea: no hay en ellos ninguna tautologa del tipo pp ), contienen, no obstante, como tautologas principios de cuarto excluso, de quinto excluso, etc. (en general, cada una de esas lgicas es tal que, si es una lgica n-valente, contiene un principio de (n+1) excluso). La desventaja de esas lgicas estriba, no en que posean tales principios, sino en que tan slo contienen esos principios o sea: en que carecen del principio de tercio excluso. En cambio, un sistema como A3 contiene, a la vez, el principio de tercio excluso y un principio de cuarto excluso, que es el siguiente: HppSp Y los sistemas Ar, Ap y Abp contienen, para cada n !nito igual o superior a 2, un principio de n+1 excluso, del tipo: p1p2pn , siendo cada pi una frmula que consiste en una secuencia de functores mondicos seguida de p , y tal que cada frmula del tipo pipj si i j es una supercontradiccin. El principio semntico de tercio excluso Por principio semntico de tercio excluso podemos entender varias cosas: (1) Para cada frmula p , o bien /p/ es designado o bien /p/ es designado (siendo cualquier functor de negacin). (2) Para cada frmula p , o bien /p/=1, o bien /p/=1 (siendo cualquier functor de negacin). (3) Para cada frmula p , no sucede que tanto /p/ como /p/ sean ambos antidesignados (siendo cualquier functor de negacin). (4) Para cada frmula p , o bien /p/ 0, o bien /p/ 0 (siendo cualquier functor de negacin). (5) Cada frmula p es tal que /p/ es antidesignado slo si /p/ es designado (siendo cualquier functor de negacin). (6) Cada frmula p es tal que /p/ es antidesignado slo si /p/ es designado (siendo cualquier functor de negacin).
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(7) Cada frmula p es tal que, /p/ es designado y/o /p/ es antidesignado. Llamaremos a los resultados de sustituir en los seis primeros de esos siete principios cualquier functor de negacin por algn functor de negacin, respectivamente: (1), (2), (3), (4), (5) y (6). Los sistemas escalares A3, A5, Ar y Ap satisfacen los principios (1), (4), (5), (6) y (7). (Esos sistemas son, todos ellos, ortonmicos y contradictoriales.) El sistema tensorial Abp no satisface (1) (ni (1)) ni (7); pero satisface (4), (5) y (6). Cierto es que podemos introducir en esos sistemas un functor mondico , de nido as: p abr LNp Pero ese functor mondico, , no respetara todas las condiciones que impusimos en el Captulo 4 para los functores de negacin (no respetara ntegramente la condicin (03), ya que /p/ pudiera ser , p.ej., o, en Abp, la secuencia , , , que es un valor designado, sin que /p/ fuera un valor antidesignado, ya que, en ese caso, /p/=1). Podemos, empero, !exibilizando un poquito las normas para la negacin, considerar que el functor es un functor de negacin. Si as lo hacemos, entonces los sistemas escalares A3, A5, Ar y Ap satisfacen tambin las condiciones (2), (3). Podemos tambin debilitar las condiciones (1), (2), (3) y (7), transformndolas en (1 ), (2 ), (3 ) y (7) como sigue. Notaremos con el smbolo /p/i el i-simo componente de un valor de verdad. (En una lgica escalar, el i-simo componente de un valor de verdad ser su nico componente, o sea: ese mismo valor de verdad en cuestin.) Y llamaremos componente designado de un valor de verdad a un componente que es un valor designado en la lgica escalar de base, a partir de la cual se ha constituido la lgica tensorial en cuestin. (O dicho de otro modo: llamaremos designado a un componente j ssi es designado el valor altico uniformemente constituido por j repetido tantas veces cuantos componentes tenga un valor de verdad en la lgica tensorial en cuestin.) Luego, en las formulaciones de (1), (2), (3) y (7) sustituimos /p/ por /p/i, e igualmente /p/ por /p/i, y as hemos formulado (1 ), (2 ), (3 ) y (7). Cabe, entonces, decir que un sistema tensorial como Abp satisface (1 ), (2 ), (3 ) y (7). (Notemos, entre parntesis, que, mediante ese procedimiento, las versiones (1) y (2) del principio semntico de no contradiccin que estudiamos dos epgrafes atrs, las cuales eran vlidas en A3, A5, Ar y Ap, pero no en Abp, pasan a ser reformulados como se acaba de indicar vlidas tambin con respecto a Abp.) Y, para terminar, y de la manera ms escueta, indiquemos cmo se comportan ciertos sistemas con respecto a las siete versiones del principio semntico de tercio excluso. La lgica bivalente respeta las siete condiciones. "3 no respeta ni (1), ni (1), ni (2), ni (2), ni (7); pero respeta (3), (4), (5) y (6). A1 no respeta (1), ni (1), ni (2) (aunque s (2) si tambin en A1 introducimos de nicionalmente el functor , de nido como para A3, considerndolo un functor de negacin) ni (6) (aunque s (6)) ni (7). Pero satisface (3), (4) y (5). Relacin entre los principios de no-contradiccin y de tercio excluso No entraremos aqu en el debate los co en torno al principio (sintctico) de tercio excluso. Al autor de este estudio como quiz a la mayora de los locutores de la lengua natural tal principio le parece un principio obvio, si los hay. Lo que aqu nos interesa es mostrar que los principios de no-contradiccin y tercio excluso son equivalentes, si se aceptan otros dos principios, a saber: la ley de De Morgan: pqI(pq) (o, expresada semnticamente: pq = (pq) ;
A257/2 pIHp Prueba: A256, A257 A258 LLpILp Prueba: LLpINNp LLpINNNp LLpINp LLpILp A259 L(pq)I.LpLq Prueba: L(pq)IN(pq) L(pq)IN(pq) L(pq)I.NpNq L(pq)I.LpLq A261 L(pq)I.LpLq Prueba: L(pq)I(pq) L(pq)I(pq) L(pq)I.pq L(pq)I.LpLq A263 p&qI.Lpq Prueba: p&qIN(pNq) p&qIN(pNq) p&qI.NpNNq p&qI.Lpq A265 pqIN(LpNq) Prueba: pqI.pq pqI.NNpNNq pqIN(NpNq) pqIN(LpNq)
A251 A260 H(pq)I.HpHq Prueba: H(pq)IN(pq) H(pq)I(NpNq) H(pq)I.NpNq H(pq)I.HpHq A262 H(pq)I.HpHq Prueba: H(pq)IN(pq) H(pq)I.NpNq H(pq)I.HpHq A264 pqI.Hpq Prueba: pqIN(Np&Nq) pqIN(LNpNq) pqI.NLNpq pqI.Hpq A266 pqIN(p&Nq) A267 LpIHLp Prueba: LpIp LpINp LpIHLp
A252
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A250 pIp(rIr) (si .qIs s no di ere de q ms que por el reemplazamiento de n ocurrencias de p en q por n ocurrencias respectivas de p , y/o de m ocurrencias de r en q por m ocurrencias respectivas de r ). Prueba (Sea q el resultado de reemplazar en q esas n ocurrencias de p por n ocurrencias respectivas de p ): (2) pIp.qIq (3) rIr.qIs 23.23 23.qIs A250/2 pIp(rIr).qIs (si .qIs s es el resultado de reemplazar en q n ocurrencias de p por ocurrencias respectivas de p ; y si s es el resultado de reemplazar en q m ocurrencias de r por ocurrencias respectivas de r ) Prueba similar. A250/3 q.pIr (si q q es el resultado de reemplazar en q n ocurrencias de p por ocurrencias respectivas de r ) A250/4 q.pIp(rIr)s (si q y s son como en A250) A250/5 q.pIp(rIr).ss (si s y s son como en A250/2) A251 pINLp Prueba: pIp pINNp pINp pINLp A252 HpINLNp Prueba: HpINp HpINLNp A251 A253 LpINHNp Prueba: A252 (2) HNpINLNNp HNpINLp (2) NHNpINNLp NHNpILp A254 pIHp Prueba: pILNp df13 pINHNNp A253 pINHp pIHp A255 pINLNLNp Prueba: A254, A252, A252.
y la ley involutiva de la negacin (simple): pINNp (o expresada semnticamente: p = NNp ). En virtud de esas dos leyes y de la sustituibilidad de los equivalentes, se ver que los principios (sintcticos) de no-contradiccin y de tercio excluso son equivalentes entre s. Veamos cul es la relacin que se da entre las versiones de esos dos principios para el functor de negacin fuerte o supernegacin (), versiones que podemos llamar, respectivamente, principio reforzado de tercio excluso y principio dbil de no-contradiccin o principio de no-supercontradiccin; esa denominacin se debe a lo siguiente: el principio reforzado de tercio excluso pp implica el principio simple o normal de tercio excluso pNp sin ser implicado por l; en cambio, el principio de no-supercontradiccin (o principio dbil de no-contradiccin) es implicado por el principio simple o normal de no-contradiccin, pero no implica a ste ltimo. Tales principios no son equivalentes entre s, pero s estn ligados en los sistemas A3, A5, Ar, Ap, Abp por un bicondicional, formando la siguiente tautologa de esos sistemas: pp(pp) Ello se prueba de modo similar pero no idntico, en virtud de las siguientes frmulas bicondicionales vlidas que son tautologas de todos esos sistemas: pq(pq) pp (En cada uno de esos sistemas, una frmula bicondicional es tautolgica no se olvide! slo si, en el caso de que el miembro derecho sea designado, tambin lo es el izquierdo; y, en el caso de que el miembro izquierdo sea designado, tambin lo es el derecho.) De todo ello se desprende que, si hay motivos para negar el principio de tercio excluso, tambin los hay para negar el principio de no-contradiccin. Pero es muy comn pensar que hay situaciones que ni se dan ni dejan de darse; se dice, contestando a la pregunta de si Grecia es un pas industrializado, que ni s ni no. Pero, como acabamos de ver, ni s ni no o sea: no (s o no), en virtud de una ley de De Morgan equivale a s y no, o sea a una antinomia (que es la negacin de una instancia del principio de no contradiccin). Por otro lado, aun quien no acepte alguno de los principios involucrados en nuestra prueba una de las leyes de De Morgan y la ley involutiva de la negacin simple deber, empero, aceptar una inconsistencia simple siempre que acepte: 1) el principio de tercio excluso; 2) la negacin de alguna instancia de ese principio (como que el Chad ni es ni deja de ser un pas rabe). Adems, si alguien acepta una inconsistencia simple y tambin la regla de adjuncin (p, q pq) entonces no podr por menos de aceptar una antinomia. Pero la regla de adjuncin es una de las reglas cuyo rechazo parece ms sobrecogedor desde un punto de vista previo o externo a la construccin de sistemas formales. La conclusin es que quienquiera que acepte situaciones difusas situaciones que ni tienen lugar ni dejan de tener lugar debe, para ser consecuente, aceptar un sistema contradictorial.
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A210 p.pq Prueba: A14, df08, df03, A209 A211 ppI.qq Prueba: (2) A138.]pp.qq A210 (3) qq.pp similarmente 23.]A211 A205 A212 ppI0 Prueba: A211, A121, df05 A213 ppqI0 Prueba: A212, A140 A214 p.pq Prueba: (2) p.pq A210 A214 (2), A174, rinf26 A215 p.pI0 Prueba: A214 (2) p.p0 A140, A121, df04 (3) 0p (3), A144 (4) p.0p (2), (4), A150 p.24 p.pI0 A205 A216 p.pI0 Prueba similar, a partir de A210 en vez de A214. A217 p.ppIp Prueba: A04, A122 (2) pppIp (2), df04, A121 (3) p.pp (3), df03 (4) p.pp A215 (5) p.pI0 A200 p.ppI.0p p.ppIp A119, A122 A217 (5), df03 A218 pq.pq Prueba: (2) pqpCq A187, A122 A218 A157, (2) A partir de este momento, y en las restantes pruebas de teoremas, ya no mencionaremos expresamente, como instancia justi catoria, el empleo de ninguno de los axiomas salvo A13 y A14; ni tampoco de los teoremas siguientes: A101, A102, A103, A112, A113, A114, A115, del A118 al A123 ambos inclusive, del A130 al A153 ambos inclusive, A155, A157, del A168 al A177 ambos inclusive, A180, A182, A183, A194, del A200 al A218 ambos inclusive; ni de ninguna de las de niciones de df02 a df10 ambas inclusive; ni de ninguna de las reglas de inferencia hasta ahora derivadas.
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(9) pr(qs)(pq).rs (8), A157 A201 (9), A121 A201/2 pq(ps.qs)s Prueba: A201, A112 A201/3 pq(pr).rq A201/4 pq(qr).pr A202 pq.qp.pq Prueba: A135, df07 A203 pIq(qIr).pIr Prueba: (2) pIq.pIrI.qIr A200 pIq.qIr.pIr A10 A203 (2), A157 A204 pIq(pIr).qIr Prueba: A203, A103 A205 pq(qp).pIq Prueba: (2) pqIp(pqIq).pIq A204 A205 (2), A121, df04 A206 pIq.pq.qp Prueba: A200 (2) pIq.ppI.pq pIq.pI.pq A03 pIq.pqIp A103 (3) pIq.qpIq similarmente 23]A206 A150, df04 A207 pq(qp).pIq Prueba: A205, A206, A202 A208 pq.pqIp Prueba: A200 (2) pqIp.pqqI.pq A134, A121 pqIp.qI.pq pqIp.pqIq A103 (3) pqIq.pqpI.qp A200 pqIq.pI.qp A04 A121 pqIq.pI.pq pqIq.pqIp A103 2.3.]A208 A202, df04 A209 pq.NqNp Prueba: (2) pqIp.pqIq A208, A12, df07, df04 pqIp.NpNqINq A108, A132 A121 pqIp.NqNpINq (3) NqNpINq.NNpNNqINNp similarmente NqNpINq.pqIp A102 2.3.]A209 A202, df04
pq : Sucede que p a lo sumo en la medida en que sucede que q El hecho de que p implica el hecho de que q [Por lo menos] en tanto en cuanto es [o sea] verdad que p, q; p\q : Es menos cierto que p que (que) q Es ms cierto que q que (que) p; pq : p slo si q Sucede que p con tal de que tambin suceda que q Si p, entonces q El hecho de que p entraa el hecho de que q; pq : p ssi q El hecho de que p y el hecho de que q se entraan mutuamente; Hp : Es enteramente cierto que p Es ciento por ciento verdad que p Es plenamente (cabalmente, completamente) cierto que p; p&q : Sucediendo que p, q p y, sobre todo, q; pq : Es cabalmente cierto que p, a menos que q; p : Es ms o menos falso que p No es enteramente cierto que p; 0: Lo absolutamente falso Lo absolutamente irreal; 1: Lo absolutamente verdadero Lo absolutamente real; a: Lo in nitesimalmente real Lo in nitesimalmente verdadero El grado mnimo (n mo) de verdad (de realidad); : Lo igualmente verdadero que falso Lo tan real como irreal.
EL SISTEMA AT Reglas de formacin 1. Si p y q son fbfs, tambin lo son p , Np , pq y pIq . 2. a es una fbf. De niciones (Ya se sabe que una de nicin es una mera abreviacin: la expresin que se halla entre esquinas a la izquierda abrevia a la que se halla tambin entre esquinas a la derecha, estando unidas ambas por el signo sintctico o metalingstico abr):
df02 pq df04 pq df06 1 df08 Lp df10 Hp df12 pq df13 p abr abr abr abr abr abr abr N(NpNq pqIp N0 p Np N(Np&Nq) LNp df03 pq abr df05 0 df07 pq df09 Sp df11 p&q df14 abr abr abr abr abr pq aa pq.qp pNp N(pNq) aIa
Esquemas axiomticos de At A01 pIq.pIq A02 pIq.rIqI.pIr A03 ppIp A04 pqpIp
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A08 pqI(pq) A09 NpIp A10 pIq.qp A11 pINqI.NpIq A12 qpq A13 pIpIN(pIp).pq.qp A14 Lp.qNp Regla de inferencia primitiva (nica) rinf01: pq, p q Desarrollo del sistema La base de un sistema deductivo, como At, est constituida por sus axiomas y sus reglas de inferencia primitivas. Se desarrolla el sistema demostrando teoremas (no todos los teoremas son axiomas, ni de lejos), y derivando reglas de inferencia no primitivas. En esos procesos de demostracin y derivacin seguiremos las normas que se indican a continuacin: 1. Cada prueba o derivacin consta de varias lneas. A la izquierda de cada frmula expuesta en una lnea y separado de ella gura, encerrado entre parntesis, un nmero entero positivo que se considerar como un nombre de la frmula en cuestin. (En esos nmeros slo gurarn los guarismos del 2 al 9 por las razones abajo indicadas en el punto 4.) 2. En cada lnea, a la derecha de la frmula que en ella se asevera y separados de ella, guran los nombres de los teoremas, reglas de inferencia y/o frmulas previamente probadas stas ltimas, probadas dentro de la misma prueba o derivacin (y, asimismo, de las hiptesis de que se parte, en el caso de que se trate, no de una prueba de un teorema, sino de una derivacin de una regla de inferencia) que justi can la asercin de la frmula expuesta en esa lnea. 3. Si al nombre de una frmula expuesta en una lnea (o sea: al nmero entero positivo encerrado entre parntesis que gura en la lnea, a la izquierda de la frmula en cuestin) se le quita el par de parntesis, el resultado es una abreviacin de la frmula por l nombrada. (Una abreviacin de una frmula es algo diferente del nombre de la frmula.) En cambio, los nombres de teoremas (cada uno de los cuales consta de una A seguida de un nmero entero positivo) se utilizarn tambin como abreviaciones de los teoremas que ellos nombran para mayor simplicidad. Todas esas abreviaciones tanto las de lneas previamente probadas o deducidas dentro de la misma prueba o derivacin, como las de teoremas previamente probados en el desarrollo del sistema podrn aparecer en lneas ulteriores, como subfrmulas de la frmula total que gure en tal lnea ulterior. (Pero las abreviaciones de lneas de una prueba slo podrn ser utilizadas en lneas ulteriores de la misma prueba.) 4. Como 1 y 0 son dos signos de los sistemas At y Ap (dos constantes sentenciales de nidas), se ha preferido para evitar confusiones que esos dos guarismos no guren en ninguna abreviacin de frmula alguna expuesta en una lnea de una prueba o derivacin, ni, por consiguiente, tampoco en el nombre de la misma. 5. Presentamos separadamente la derivacin de reglas de inferencia no primitivas y la demostracin de teoremas. Ahora bien, en la derivacin de muchas reglas de inferencia no primitivas se presuponen, como ya demostrados, ciertos teoremas; y en la demostracin de muchos teoremas se presuponen, como ya derivadas, reglas de inferencia no primitivas. Pero el lector podr observar cuidadosamente, al toparse en la derivacin de una regla de
(3), A153 (4) qp(pqp).qp.pq.pqq qp(pqp).qp.pqq A145 qp(pqp).pq.qpq A147 A194 q.pqp Prueba: A172, A146 A195 (pq).pq Prueba: df03, A08, df08, A180, A168 A196 pqpp Prueba: (2) pINp A09 pINNp A09 pIp A102 (3) pp.qp A143 (4) pp.qp (3), (2) (5) pp(qp)p (3), (4), A137, A122, A133 (6) pqpp (5), A121, A136 (7) (pq)pp A07, (6) (8) (pq)pp A08, (7) (9) ((pq)p)p A08, (8) (22) ((pq)p)p (9), df03 (23) (pqp)p (22), df03 pqpp (23), df03 A197 HpNp Prueba: A113, df03, df10 A198 pq.pq Prueba: A10 pqIp.p.pq pqIp.pq A185, df04 A199 p0Ip Prueba: A119, df03 A200 pIq.rIr (donde r slo di ere de r por el reemplazamiento de n ocurrencias de p en r por n ocurrencias respectivas de q ) Prueba: (MD), rinf25 A201 pq(pr.qs).rs Prueba: A142 (2) r.rs A173 (3) s.rs A153, (2) (4) pr.p.rs A164 (5) 4.]pr(qs)4 A153, (3) (6) qs.q.rs A165 (7) 6.]pr(qs)6 (5), (7), A150 (8) pr(qs).4.6 pr(qs).pq.rs A149
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A187 pqqp Prueba: (2) pqqI.pq.qq A136, A121 (3) qqp A171 (4) pqp A12 (5) 43I.]2p A149, A136, A121 2p (5), (2) A188 p(qr).(pr).pq Prueba: (2) p(qr).p.p.qr A167 A136 p(qr).pq.pr A154 (3) (pr).2.2.2(pr) (4) 2.](pr).2.2(pr) (3), A147 (5) 2.(pr).2(pr) (4), A146 2.(pr).p.2(pr) A121, A154, A157 2.(pr).pq A187 q A141 A189 p(qr).rp.pq Prueba: A188, df03, A07, A122 A190 pqr.pp(qq).pqr Prueba: (2) pq(pq).pqr.pqr A152 A179, A157 (3) pp(qq).pq.pq (4) pp(qq).pqr.pqr (3), (2), rinf26 A190 (4), A147 A191 p.pqq Prueba: (2) ppq A143 (3) qqp A143 (4) p.pqq (2), (3), A122, A133, A137 (5) p.(pq)q (4), A08 p.pqq (5), df03 A192 pq.qr Prueba: (2) qq.rp A143 (3) pq.qr (2), A122, A133 (3), df03 A192 A193 qp(pqp).pq.qpq Prueba: (2) p.pqq A191 (3) pqp.pq.pqq (2), A153
inferencia con una referencia justi catoria a un teorema que no sea un axioma, que la regla de inferencia que se est derivando no ha sido utilizada ni en la prueba del aludido teorema, ni tampoco claro est! en la prueba de ningn otro teorema anterior al mismo; y podr asimismo comprobar, al toparse en la prueba de un teorema con una referencia justi catoria a una regla de inferencia no primitiva, que, ni en la derivacin de la misma ni en la de ninguna otra regla de inferencia anterior, se ha aducido el teorema que se est demostrando. (Si se hubiera hecho alguna de esas dos cosas, se hubiera incurrido en una viciosa circularidad, que invalidara la prueba o derivacin.) 6. Cada frmula es, o bien una frmula atmica, o bien una frmula que comienza por una ocurrencia de un functor mondico, o bien una frmula que tiene como functor principal una ocurrencia de un functor didico; en este ltimo caso, la frmula tendr un miembro derecho y otro izquierdo. Sea un nmero cualquiera, 3, p.ej., una abreviacin de tal frmula; entonces 3 ser una abreviacin de su miembro izquierdo (la sigma se usa con relacin a la palabra griega , izquierdo); al paso que 3 ser una abreviacin de su miembro derecho (la delta viene usada por relacin a , derecho). Tambin podr escribirse 3, 3, 3, 3, y as sucesivamente, con signi cados claros y obvios. Derivacin de reglas de inferencia rinf11 pIq qIp Derivacin: hip: pIq qIp hip, A104, rinf01 rinf12 pIq pq Derivacin: hip: pIq (2) qIp hip, rinf11 pq (2), A10, rinf01 rinf13 p , pIq q (Derivacin: rinf12, rinf 01) rinf14 p , qIp q (Derivacin: rinf11, rinf13) rinf15 pIq , qIr pIr Derivacin: hip.2 qIr hip.1 pIq (2) rIqI.pIr hip.1, A02, rinf01 (3) rIq.pIr (2), rinf12 (4) rIq hip.2, rinf11 pIr (3), (4), rinf01 rinf16 pIq prI.qr Derivacin: hip: pIq (2) pr1I.q.r1 hip, A05 (3) prI.q.r1 (2), A118, rinf11, rinf15 (4) qr1I.q.r1 A05, A101, rinf01 (5) q(r1)I.qr1 (4), rinf11
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(6) qr1I.qr A118 (7) q(r1)I.qr (5), (6), rinf15 prI.qr (3), (7), rinf15 rinf17 pIq prI.qr Derivacin: hip: pIq (2) NpINq hip, A109, rinf13 (3) NpNrI.NqNr (2), rinf16 prI.qr (3), A110, df02, rinf01 rinf18 pIq qrI.pr (Derivacin: rinf11, rinf16) rinf19 pIq qrI.pr (Derivacin: rinf11, rinf17) rinf20 pIq rpI.rq Derivacin: hip: pIq (2) prI.qr hip, rinf16 (3) qrI.pr hip, rinf18 (4) qrI.rq A121 (5) rpI.pr A121 (5), (2), rinf15 (6) rpI.qr rpI.rq (6), (4), rinf15 rinf21 pIq rpI.rq (Derivacin similar a la de rinf20, utilizando A122 en vez de A121, rinf17 en vez de rinf16, y rinf19 en vez de rinf18) rinf22 p , q pq Derivacin: hip1 p hip2 q (2) q.pq hip1, A135, rinf01 pq (2), hip2, rinf01 rinf23 pIq prI.qr Derivacin: hip. pIq (2) pIq hip, A01, rinf01 (3) prI.qr (2), rinf17 prI.qr (3), df03 rinf24 pIp , p Ip , p Ip , , p - Ip pIp Derivacin: hip1 pIp hip2 p Ip hip3 p Ip .
A177 pq.rp.rq A178 pq.r.rp.rq Prueba: pq.r.pq pq.r.r.pq pq.r.rp.rq A179 pq.rs.pr.qs Prueba: (2) pp.rsr.qs (3) qq.rspr (4) rr.psq (5) ss.qpr (6) q(rs)prs (7) q(rs)pr.qs (8) pq.rs.pr.qs (9) (pq).(rs).(pr).qs A179 A180 Lpp Prueba: (2) NNpp (3) Npp (4) pp Lpp A181 rs.p(sq).p.rq Prueba: rs.sq.rq rs.p(sq).p.rq A182 pq.qp Prueba: pq.qp pq.qp A183 p(qr).pq Prueba: (2) qrq p(qr).pq A184 p(qr).pr A185 p(pq).pq
A143 A143 A143 A143 (4), (5), A122, A133, A137 (3), (6), id. (2), (7), id. (8), A07, A08 (9), df03
A152 A153
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A168 pq.pr.qr Prueba: A167 (2) prq.pr.prq prq.pr.qr A121, A128, A12 A168 (2), A164, A153 A169 p.pq Prueba: (2) ppq A143 (3) p.pq A122, A133 A169 (3), df03 A170 p.pq Prueba: A169, A147 A171 ppq Prueba: A169, A157 A172 pq.qp Prueba: (2) ppq A143 (3) qqp A143 (4) 23 (2), (3) (5) pq.qp (4), A122, A133, A137 (6) (pq).qp (5), A08 A172 (6), df03 A173 p.qp Prueba: A142, A122 A174 pLp Prueba: (2) pp A114 (3) pp (2), A122 pLp (3), df03, df08 A175 pq.rp.rq Prueba: A168, A121 A176 pq.pr.qr Prueba: A143 (2) pp.qr A143 (3) rr.pq (2), A122, A133 (4) pqrp (3), A122, A133 (5) pqrr (4), (5), A137, A122, A133 (6) pr.p.qr A143 (7) qq.prr (7), A122, A133 (8) pr.q.qr (6), (8), A137 (9) pr.p(qr).q.qr (9), A122, A137 (22) pr.pq.qr (22), A122, A133 (23) pq.pr.qr A08, (23) (24) (pq).(pr).qr (24), df03 A176
rinf25 pIq rIr (si r es una frmula en la que p gura afectado slo por ocurrencias de I, , N, , mientras que r slo di ere de r por el reemplazamiento de un nmero nito cualquiera de ocurrencias de p en r por otras tantas ocurrencias respectivas de p ) La derivacin se efecta por Induccin matemtica. La induccin matemtica es un procedimiento que se funda en el principio siguiente (principio de induccin matemtica). Supongamos que se quiere probar que un teorema vale para un nmero cualquiera de entes que satisfagan determinada condicin. Para probarlo basta con demostrar: 1) que, para al menos un ente que satisfaga la condicin en cuestin, el teorema es correcto; 2) que, si es correcto para un nmero n cualquiera que sea n de entes que satisfagan la condicin, tambin valdr para n+1. Ahora bien, derivar una regla de inferencia es probar un teorema sintctico o, si se quiere, metalingstico que dice: si una o varias frmulas de tal o cual tipo son dadas como premisas, entonces otra frmula de determinado tipo es obtenida como conclusin. La regla rinf25 nos dice: si una frmula del tipo pIq es una premisa, entonces una frmula del tipo rIr es obtenible de ella como conclusin correcta (siempre y cuando r y r sean como se indica en la explicacin aadida a la regla). Vamos a probar, en primer lugar, que la regla vale para el caso en que r slo di era de r en la sustitucin de una sola ocurrencia de p por otra de q ; y luego que, si la regla vale para n sustituciones, entonces vale tambin para n+1 sustituciones. Como los nicos functores que hemos introducido como primitivos en At son I, , N y , si la regla de inferencia en cuestin vale para ellos, valdr para cualquier frmula engendrada de conformidad con nuestras dos reglas de formacin. Vamos a derivar la regla por partes. Primero la probaremos para el caso de que r slo di era de r por el reemplazamiento de una sola ocurrencia de p en r por una ocurrencia respectiva de q . Pero tambin aqu iremos por partes, y acudiremos a una induccin matemtica particular incrustada dentro de la induccin matemtica general en que consiste toda la derivacin. Esta induccin matemtica particular estriba en lo siguiente: Se prueba, primero, que la regla vale para el caso de que p est afectada en r por una sola ocurrencia de uno de los cuatro functores primitivos. (Una frmula p est afectada por una ocurrencia de un functor ssi p es miembro derecho o izquierdo de un miembro derecho o izquierdo de un miembro derecho o izquierdo de la mencionada ocurrencia de o sea: de una frmula cuyo functor principal es dicha ocurrencia de ; y diremos que una frmula cualquiera
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precedida inmediatamente por una ocurrencia de un functor mondico es miembro derecho de tal ocurrencia.) En segundo lugar, se prueba que, si la regla de inferencia restringida a una sola sustitucin de p por q vale para el caso de que p est afectado en r por n ocurrencias de cualesquiera de los cuatro functores primitivos, entonces tambin vale para el caso de que p est afectado en r por n+1 ocurrencias de cualesquiera de esos cuatro functores primitivos. As, pues, empecemos haciendo la derivacin para el primer caso del primer caso: hip. pIq (2) NpINq hip., A110, rinf01 (3) pIq hip., A01, rinf01 (4) psI.qs hip., rinf16 (5) spI.sq hip., rinf20 (6) sIqI.pIs hip., A02, rinf01 (7) pIsI.sIp A103 (8) sIpI.sIq (6), (7), rinf15, rinf11 (23) pIsI.sIq (6), rinf11 (24) sIqI.qIs A103 (25) pIsI.qIs (23), (24), rinf15 As pues, hemos probado lo siguiente: de la premisa pIq se desprenden las conclusiones NpINq (2); pIq (3); psI.qs (4); spI.sq (5); pIsI.qIs (25); sIpI.sIq (8). Ahora bien, esas seis frmulas son todas las frmulas del tipo rIr en las que r diere de r por la sustitucin de una sola ocurrencia de p por una sola ocurrencia de q , y estando en cada caso afectado por una sola ocurrencia de, respectivamente, N, , y I y, en los dos ltimos casos, estando afectado, ya como miembro derecho, ya como miembro izquierdo. Por tanto, para una sola ocurrencia de p en r , y para el caso de que p est afectado en r por una sola ocurrencia de alguno de esos cuatro functores, la regla de inferencia es vlida. Veamos ahora cmo se generaliza, suponiendo siempre que la sustitucin se efecte sobre una sola ocurrencia de p en r . Lo que ahora hay que probar es que, si la regla vale siempre para una sola sustitucin de p por q cuando r contiene n ocurrencias de cualesquiera de esos cuatro functores que estn afectando a p , tambin vale entonces para cuando r contiene, adems, una ocurrencia suplementaria de , o de N, o de , o de I. Supongamos, pues, que se ha probado ya que la regla es vlida para n ocurrencias de cada uno de esos functores, o sea que, de la hiptesis, se ha deducido (26), a saber: (26) rIr (siendo r el resultado de reemplazar una ocurrencia de p por otra de q , y estando afectado p en r por n ocurrencias de cualesquiera de esos cuatro functores). Ahora se trata de deducir (27) a partir de (26): (27) sIs (siendo s una de estas frmulas: Nr , r , p r , rp , p Ir , rIp ; y siendo s el resultado de reemplazar r por r en s o sea: el resultado de reemplazar una ocurrencia de p en s por una ocurrencia de q ). Pues bien, se pasa de (26) a (27) del mismo modo que de la hiptesis originaria se pasaba a (2), (3), (4), (5), (25) y (8). As pues, de la premisa pIq hemos deducido (suponiendo que la frmula r diere de r tan slo por la sustitucin de una ocurrencia de p en r por otra de q ) que:
(4) 3.p(q.q r).p.q.q s A153 A161 (2), (3), (4), rinf27 A162 rs.p(q.q .q r).p.q.q .q s A163 rs.p(q.q .q .q r).p.q.q .q .q s (Las pruebas de A162 y A163 son similares a la de A161) Por induccin matemtica se puede generalizar la secuencia de teoremas A161, A162, A163 y la secuencia de reglas rinf28, rinf29, rinf30 Y, en virtud de ellos, podemos, en adelante, siempre que tengamos como teoremas o frmulas ya probadas rr r -1r , y que tengamos una frmula probada del tipo: p.p .p . .p r escribir: p.p .p . .p r p.p .p . .p r p.p .p . .p r p.p .p . .p p.p .p . .p p.p .p . .p p.p .p . .p r p.p .p . .p r Por otro lado, como, cada vez que tenemos un teorema pIq , tenemos por rinf11 el teorema qIp y, por consiguiente en virtud de A10 y rinf01 el teorema pq , utilizaremos tambin el procedimiento siguiente (siendo (n) un teorema o una frmula previamente probada): (m) nI.]p Y, en adelante, (m) nombrar a p . Por otro lado, en virtud de rinf 25, cada vez que se haya probado previamente pIq y que tengamos, en una frmula cualquiera, una ocurrencia de I seguida de una ocurrencia de r , siendo r una frmula cualquiera que contenga m ocurrencias de p , podemos escribir: (n) Ir--Ir --siendo r el resultado de reemplazar una o varias de esas m ocurrencias de p en r por ocurrencias respectivas de q . Y, en lo sucesivo, (n) nombrar a: Ir --A164 pq.prq Prueba: (2) prp.pq.prq A152 A164 (2), A12 A165 pq.rpq Prueba: A152, A141 A166 pq.pr.p.qr Prueba: (2) pq(pr).p.qr A150 A166 A157, (2) A167 pq.p.pq Prueba: A113, A166
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esas otras reglas de inferencia son prescindibles, ya que su empleo es un mero expediente para abreviar las pruebas, que pueden obtenerse con el uso exclusivo de rinf01, siempre y cuando se aduzcan, en cada caso, cuantos teoremas de At han sido aducidos en las derivaciones de esas reglas de inferencia no primitivas. Que haya una deduccin de q a partir de p (o sea que tenga lugar p q) quiere decir que hay una serie de frmulas, r1 , r2 , r3 rn tal que r1 = p , y rn = q , y que, en esa serie, cada ri sea deducible de los anteriores ms los teoremas de At ms rinf01. Ello quiere decir que, para cada i tal que i 1, debe haber dos frmulas (o esquemas), rj y rk tales que tanto j como k sean menores que i, y rj sea rkri . Recapitulando, tendremos, en las lneas que conforman la deduccin desde p hasta q : (j) rkri (k) rk Pero, de ah, aplicando el teorema A144 de At podemos proseguir la deduccin como sigue: (j ) rkri.p.rkri A144 (j ) p.rkri (j ), (j), rinf01 (j ) prk.pri A155, (j ), rinf01 (k ) rk.prk A144 (k ) prk (k ), (k), rinf01 (k ) pri (j ), (k ), rinf01 La conclusin que obtenemos en (k ) es, justamente, pri . Pero esa conclusin vale para cualquier i, y, por tanto, para cualquier ri, en la serie que va de r1 a rn o sea: vale tambin para rn es decir: para q . Luego, como caso particular de (k ) tenemos: pq . Con ello queda probado el metateorema de la deduccin. En adelante llamaremos a ese metateorema (MD). Pruebas de otros teoremas A157 pqrI.p.qr Prueba: (2) (pq)rI.pqr A07 (pq)rI.p.qr A133 A157 (2), df03 A158 p(qr)I.pr.qr Prueba: A157, A148 A159 pqr.pq.pr Prueba: A155, A157 A160 rs.p(qr).p.qs Prueba: A153 (2) qr(qs).p(qr).p.qs A153 (3) rs.qr.qs rs.p(qr).p.qs (2) A161 rs.p(q.q r).p.q.q s Prueba: A153 (2) rs.q r.q s (3) q r(q s).q(q r).q.q s A153
1) Si p est afectado en r por una sola ocurrencia de cualquiera de los cuatro functores primitivos, podemos concluir rIr ; 2) Si concluir rIr est justi cado cuando p est afectado en r por n ocurrencias de cualesquiera de esos cuatro functores primitivos, entonces el concluir rIr estar tambin justi cado cuando p est afectado en r por n+1 ocurrencias de cualesquiera de esos cuatro functores primitivos. Por consiguiente y en virtud del principio ya explicado de la induccin matemtica, el trnsito de la premisa pIq a la conclusin rIr est siempre justi cado, siendo r una frmula cualquiera, con tal de que r slo di era de r por la sustitucin de una ocurrencia de p en r por una ocurrencia respectiva de q . Nos falta ahora probar el segundo paso de la induccin matemtica general en que consiste nuestra derivacin. Suponemos el antecedente (y seguimos suponiendo la hiptesis originaria, o sea: la premisa pIq ); ese antecedente ser (28): (28) rIr (siendo r una frmula cualquiera, y di riendo r de r por la sustitucin de n ocurrencias de p en r por n ocurrencias respectivas de q ). Queremos probar que tambin ser vlida la regla : pIq sIs (O sea: queremos deducir sIs , ya que seguimos suponiendo la hiptesis pIq .) La frmula s diferir de s por la sustitucin de n+1 ocurrencias de p en s por otras tantas ocurrencias respectivas de q . Sea s el resultado de sustituir una ocurrencia de q en s por una de p ; por lo cual s ser tambin un resultado de sustituir n ocurrencias de p en s por n ocurrencias respectivas de q . Ya sabemos (en virtud de (28)) que: (29) sIs Pero s slo di ere de s por la sustitucin de una ocurrencia de p por una ocurrencia respectiva de q . Luego en virtud de la hiptesis originaria ( pIq ) y del primer paso, ya demostrado de toda la derivacin: (32) s Is (33) sIs (29), (32), rinf15 Por consiguiente, de (28) se extrae (33); o sea: si la regla vale para el caso de que r slo di ere de r por la sustitucin de n ocurrencias de p por n ocurrencias respectivas de q , entonces tambin vale para el caso de que r di era de r por la sustitucin de n+1 ocurrencias de p por n+1 ocurrencias respetivas de q . Y con ello ha quedado demostrado el segundo paso de la induccin matemtica general. Con lo cual queda concluida la induccin matemtica general que habamos abordado. Es decir, queda derivada la regla rinf25. rinf26 pq, qr pr Derivacin: hip1 pq hip2 qr (2) pq.qr.pr A152 (3) qr.pr (2), hip.1, rinf01 pr (3), hip.2, rinf01
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rinf27 pp , p p , , p - p pp Derivacin: hip1 pp hip2 p p . . . hipn p - p (2) pp hip.1, hip.2, rinf26 . . . hip.(n1), (n2), rinf26 (n1) pp pp (n1), hip.n, rinf26 rinf28 p.qr, rr , r r , , r - r p.qr Derivacin: hip1 p.qr hip2 rr hip3 r r . . . hip(n+1) r - r (2) rr hip.2 hip.(n+1), rinf27 (3) qr.qr A153, (2), rinf01 (4) p(qr).p.qr (3), A153, rinf01 p.qr (4), hip.1, rinf01 rinf29 pr , r r , , r - r , p.q.q r p.q.q r Derivacin: A161, rinf27 rinf30 rr , r r , , r - r , p.q.q .q r p.q.q .q r Derivacin: A162, rinf27 Demostracin de teoremas A101 pIp Prueba: (2) ppIp.pIpI.ppIp A02 (3) pIpI.ppIp (2), A03, rinf01 (4) ppIp.pIp (3), A10. rinf01 pIp (4), A03, rinf01
(24), df03, A08 (25) p.(qr).q.rp p.qr.q.rp df03 p.qr.q.rp df03 A155 p(qr).pq.pr Prueba: (2) ppr A143 (3) pqr.pqr A113 (4) 2.3.]pqr.pqr.ppr A154 2.3.]pqr.pq.pr A122, A133. A137 2.3.]pqr.(pq).pr A08 2.3.]pqr.pq.pr df03 A155 (4), A133, df03 A156 q(pr).pq.pr Prueba: A155, A146 Metateorema de la deduccin Lo que vamos a probar ahora no es ni un teorema de At, ni tampoco una regla de inferencia de At, sino un teorema sintctico (o, si se quiere, metalingstico) acerca de At, a saber: Si p q es una regla de inferencia de At, entonces pq es un teorema de At. Que p q signi ca que es educible de la premisa p hasta la conclusin q . En At no hay ms que una sola regla de inferencia primitiva: rinf01 (o sea la regla de modus ponens). Pero, como la base axiomtica de At est expuesta por modo de esquemas axiomticos (y el desarrollo de At se est efectuando por modo de esquemas teoremticos), es obvio que, siempre que tengamos un esquema teoremtico, tenemos como teorema cualquier resultado de sustituir uniformemente todas las ocurrencias de cada una de las letras esquemticas que en el mismo guran por ocurrencias de fbfs cualesquiera. Pero que haya una deduccin p q puede signi car dos cosas: o bien, 1, que haya una prueba o demostracin dentro de At, de p a q (y, en ese caso, p y q son dos esquemas teoremticos de At, y slo contienen letras esquemticas); o bien, 2, que, en una extensin de At, se deduzca de la premisa p la conclusin q (y, en este segundo caso, p podr ser una genuina frmula, y no un mero esquema). En este ltimo caso, evidentemente, ninguna regla de inferencia de At autoriza una sustitucin de esa(s) fbf(s) que sean subfrmulas de la premisa p por otra(s) fbf(s). As, supongamos que aplicando la rinf22, en una extensin de At en la que tengamos las constantes sentenciales s (que signi que lo mismo que Anatole France fue galardonado con el Premio Nobel), s (que signi que lo mismo que Juan Ramn Jimnez fue galardonado con el Premio Nobel) y r (que signi que lo mismo que Antonio Machado fue galardonado con el Premio Nobel), y teniendo las dos primeras de esas frmulas como premisas, hacemos la deduccin siguiente: (como caso concreto de rinf22): s,s ss Pero, naturalmente, no podremos nunca concluir de esas dos premisas, la conclusin sr . No podemos sustituir s por r , porque s no es ah un esquema teoremtico, sino una fbf (y At no contiene ninguna regla de sustitucin de fbfs por otras, ni tan siquiera dentro de determinados lmites). Por consiguiente, para que p q tenga lugar (para que q se deduzca de p ), ello debe, en ltima instancia, ser posible tan slo en virtud de la regla rinf01, y de los axiomas de At, gracias a los cuales se engendran, a partir de rinf01, otras reglas de inferencia derivadas; mas
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De ahora en adelante, haciendo un uso implcito de rinf27, podremos escribir, si son teoremas ya demostrados las frmulas qr , rs , ss , s s , s s , , s - s , y si, en una lnea, se ha probado pq , lo siguiente: (m) pq pr ps ps ps ps . . . ps Y en lo sucesivo, (m) ser un nombre de ps . Otro procedimiento que utilizaremos ser el siguiente. Si tenemos un teorema pq y si se demuestra en una lnea p , entonces escribiremos haciendo un uso implcito de rinf01: (m) p]q Y, en adelante, (m) ser un nombre de la frmula q . Generalizando el procedimiento, supongamos que se ha probado: p , p , p p - ; y supongamos tambin que se prueba: p.p .p . .p -1p Haciendo n pasos del procedimiento abreviatorio susodicho, tendramos: p.]p .]p .]p .] .]p - ]p Pues bien, abreviaremos la sucesin de esos n pasos, escribiendo: p.p .p .p . p - ]p Y, en lo sucesivo, (m) ser el nombre de la frmula p . Estos procedimientos se combinarn con el anterior, fundindose en uno solo cuando sea conveniente. A154 p.qr.q.rp Prueba: (2) pp.qr A143 (3) rr.pq A143 (4) qq.p.rp A143 (5) 32 (3), (2) (6) rrpq.ppqr (5), A133 (7) pqrr.pqrp (6), A122, A133 (8) pqr.rp (7), A137 (9) pq(rp)r (8), A122, A133 (22) pq(rp)q (4), A122, A133 (23) 922 (9), (22) (24) p.qr.q.rp (23), A137, A122, A133
A102 pINNp Prueba: (2) pINNpI.NpINp A11 (3) NpINpC.pINNp (2), A10, rinf01 (4) NpINp A101 pINNp (3), (4), rinf01 A103 pIqI.qIp Prueba: (2) qIq.pIqI.qIp A02 (3) qIq A101 A103 (2), (3), rinf01 A104 pIq.qIp Prueba: (2) qIpI.pIq A103 (3) qIpI(pIq).pIq.qIp A10 A104 (2), (3), rinf01 A105 pIqI.NNqIp Prueba: (2) NNqIq A104, rinf01, A102 A105 A02, rinf01, (2) A106 pIqI.pINNq Prueba: (2) NNqIpI.pINNq A103 A106 A105, (2), rinf15 A107 pINNqI.pIq Prueba: A106, rinf11 A108 NpINqI.pIq Prueba: (2) pINNqI(pIq).NpINqI(pIq)I.pINNqI.NpINq A02 (3) 2 (2), A107, rinf01 (4) pINNqI(NpINq).NpINqI.pIq (3), A10 4 rinf01, A11, (4) A109 pIqI.NpINq Prueba: A108, rinf11 A110 pIq.NpINq Prueba: A109, rinf12 A111 NpINq.pIq Prueba: A109, A10, rinf01 A112 ppIp Prueba: (2) NpNpINp A03 (3) N(NpNp)INNp A110, (2), rinf01 (4) ppINNp (3), df02 A112 (4), A107, rinf13
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A113 pp Prueba: A101, rinf12 A114 pp Prueba: A113, df03 A115 0 Prueba: (2) aa A114 0 (2), A07, rinf13, df05 A116 p.qNp Prueba: A14, df08, df03 A117 p.qNpIq Prueba: A116, df04 A118 p1Ip Prueba: A117, A115, df06, rinf01 A119 p0Ip Prueba: (2) Np1INp A118 (3) NpN0INp (2), df06 (4) N(NpN0)INNp (3), A110, rinf01 p0Ip (4), df02, A107, rinf13 A120 qqpI.qp Prueba: (2) qqIq A112 qqpI.qp (2), rinf16 A121 qpI.pq Prueba: (2) qpI.qqp A120, rinf11 (3) qqpI.pq.pq A06 (4) pq(pq)I.pq A112 (5) qqpI.pq (3), (4), rinf15 A121 (2), (5), rinf15 A122 qpI.pq Prueba: (2) Nq.NpI.NpNq A121 A122 (2), A110, rinf01, df02 A123 pIq.prI.qr Prueba: (2) r1Ir A118 (3) q(r)I.qr (2), rinf20 (4) qrI.q.r1 (3), rinf11 (5) pr1I(q.r1)I.qrI.pr1 (4), A02, rinf01
(3) pqrI.r.pq A122 pqrI.rp.rq A137 A122, rinf20, rinf16 pqrI.pr.qr (2), (3), rinf24 A149 A150 p(qr)I.pq.pr Prueba: (2) p(qr)I.pq.pr A137 A150 (2), df03 A151 p(qr)I.pq.pr Prueba: A112, rinf19 (2) p(qr)I.pp.qr A133 p(qr)I.p.p.qr p(qr)I.p.pqr A133, rinf21 p(qr)I.p.r.pq A122, rinf21 p(qr)I.pr.pq A133 p(qr)I.pq.pr A122 A151 (2), df03 En la demostracin de los siguientes teoremas, ya no haremos, en la justi cacin de cada prueba, mencin de las reglas de inferencia siguientes: rinf01, rinf11, rinf12, rinf13, rinf14, rinf22, rinf24, rinf25. Con ello quedar ms despejado menos sobrecargado el conjunto de referencias que justi can cada prueba y, as, quedar ms claramente puesto de relieve el neruus probandi de la misma. A152 pq.qr.pr Prueba: (2) pp.r.qr A143 (3) qq.pr id. (4) rr.pq id. (5) p.(qr).pr (2), A133, A122 (6) pr.qq (3), A122 (7) pr.qr (4), A133, A122 (8) 67 (6), (7) (9) q(qr).pr A122, (8), A133, A137 (22) p(qr.pr).q.qr.pr (5), (9) (23) pq.qr.pr (22), A137, A122, A121 (24) (pq).qr.pr (23), A08 (25) (pq).(qr).pr (24), A08 A152 (25), df03 A153 pq.rp.rp Prueba: (2) rp.pq.rq A152 A153 (2), A147
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A146 p(qr)I.q.pr Prueba: (2) p(qr)I.pqr A133, rinf11 (3) pqrI.qpr A122, rinf17 (4) qprI.q.pr A133 (5) 2I3 (2), (3), rinf15 (6) 2I4 (5), (4), rinf15 A146 (6), df03 A147 p(qr).q.pr Prueba: A146, rinf12) A148 pqrI.pr.qr Prueba: (2) (pq)I.pq A07, rinf11 (3) (pq)rI.pqr (2), rinf17 (4) pqrI.p.qr A133 (5) qrI.qrr A112, rinf11, rinf21, A133, rinf15 (6) p(qr)I.p.qrr (5), rinf21 (7) p(qr)I.p.r.qr A122, rinf21, rinf15, (6) (8) p(r.qr)I.pr.qr A133, rinf11 (9) (pq)rI.pr.qr (3), (4), (7), (8), rinf24 A148 (9), df03 De aqu en adelante haremos un uso implcito de la regla rinf24 juntamente con rinf11. Si hemos demostrado, en una lnea, una frmula pIq y si tenemos como teoremas (o sea: como instancias de algn esquema teoremtico axiomtico o no) las frmulas qIr , rIr , , rn1Ir (o lo que en virtud de rinf11 equivale a lo mismo, a saber: rIq , etc. o sea, la inversa de alguna de esas frmulas equivalenciales), entonces podremos escribir: (m) pIq pIr pIr pIr . . . pIr Adems, cuando as se haga, lo que nombrar el nmero de orden que, encerrado entre parntesis, se halla a la izquierda de la primera lnea de esa cadena de lneas ser la frmula equivalencial cuyo miembro izquierdo ser el de la primera lnea, y cuyo miembro derecho ser el de la ltima lnea (o sea en el caso supuesto que se acaba de citar (m) ser un nombre de la frmula pIr ). Y, haciendo un uso implcito de rinf11, aducir una equivalencia pIq ser igual que aducir qIp la equivalencia inversa. A149 pqrI.pr.qr Prueba: (2) (pq)rI.pqr A08, rinf17
(6) (pIq)5 A05, df03 (7) prI.pr1 A118, rinf11 (8) qrI(pr1)I.prI.qr (7), A02, rinf01 (9) 5I8 (5), (8), rinf15 (22) (pIq)8 (9), (6), rinf21, rinf13 A123 (22), df03 A124 pIq.rpI.rq Prueba: (2) rpI(rq)I.qrI.rp A121, A02, rinf01 (3) qrI(rp)I.prI.qr similarmente (4) rpI(rq)I.prI.qr (2), (3), rinf15 (5) (pIq)4I.(pIq)4 (4), rinf21 A124 (5), rinf14, A123, df03 A125 pIq.prI.qr Prueba: (2) NpNrI(NqNr)I.prI.qr A109, df02 (3) (NpINq)I(pIq) A108, A01. rinf01 (4) (NpINq)2 (2), rinf21, A123, df02, rinf13 A125 (3), (4), rinf19, rinf14 A126 pIq.rpI.rq Prueba: a partir de A125, similar a la de A124 a partir de A123 (utilizando A122 en vez de A121) A127 pIq.rpI.rq Prueba: A126, df02 A128 pqrI.p.qr Prueba: A05, rinf01, A101 A129 p(qr)I.pqr Prueba: A128, rinf11 A130 NpNqIN(pq) Prueba: (2) NpNqIN(NNpNNq) A101, df02 (3) pNNqI.NNpNNq A102, rinf16 (4) pqI.pNNq A102, rinf20 (5) N(pq)IN(NNpNNq) (3), (4), rinf15, A110, rinf01 A130 (2), (5), rinf11, rinf15 A131 pqIN(NpNq) Prueba: A130, A102, rinf11, A110, rinf01, rinf15 A132 NpNqIN(pq) Prueba: (2) NNpNNqI.pNNq A102, rinf11, rinf17 A102, rinf11, rinf21 (3) pNNqI.pq (4) N2IN3 (2), (3), rinf15, A110, rinf01 A132 A131, (4), rinf15
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A133 pqrI.p.qr Prueba: (2) NpNqNrI.Np.NqNr (3) 2I.N(pq)Nr (4) N(pq)NrI.Np.NqNr (5) 2I.NpN(qr) (6) 4I5 (7) N(N(pq)Nr)IN(NpN(qr)) A133 A134 pqpIp Prueba: (2) NpNqNpINp (3) N(pq)NpI2 (4) N(pq)NpINp (5) N(N(pq)Np)INNp (6) pqpINNp pqpIp A135 p.q.pq Prueba: (2) (pq).pq (3) pq.pq (4) p.q.pq (5) p.q.pq A135 A136 p(qr)I.pq.pr Prueba: (2) p(qr)I.qrp (3) 2I.pq.pr 2I3 A137 p(qr)I.pq.pr Prueba: (2) Np(NqNr)I.NpNq.NpNr (3) N(qr)I.NqNr (4) NpN(qr)I2 (5) NpN(qr)I2 (6) N(pq)(NpNr)I2 (7) N(pq)N(pr)I6
A128 A132, rinf16 (2), (3), rinf11, rinf15 A132, rinf20 (4), (5), rinf15 (6), A110, rinf01 (7), df02
A04 A130, rinf18 (3), (2), rinf15 (4), A110, rinf01 (5), df02 (6), A102, rinf11, rinf15
A114 (2), A07, rinf17, rinf14 (3), A133, rinf13 (4), df03 (5), df03
A136 A130, rinf11 (3), rinf20 (4), (2), rinf15 A132, rinf19 A132, rinf11, rinf21
(8) 7I2 (7), (6), rinf15 (9) 2I7 (8), rinf11 (5), (9), rinf15 (22) 5I7 (22), A110, rinf01 (23) N5IN7 A131, rinf11 (24) 23I.pq.pr (23), (24), rinf15 (25) 23I24 (25), df02 A137 A138 (pp) Prueba: (2) pp A114 (3) pp (2), A122, rinf13 (pp) (3), A07, rinf13 A139 p1I1 Prueba: (2) p11I1 A134, A121, rinf17, rinf15 (3) p11I.p1 A118, rinf17 A139 (3), rinf11, (2), rinf15 A140 p0I0 Prueba: (2) N(Np1)IN1 A139, A110, rinf01 (3) p0INN0 (2), df06, A131, rinf15 A140 A107, (3), rinf13 A141 pqq Prueba: A12, A121, rinf23, rinf13 A142 p.pq Prueba: (2) pqp.pq A12 p.pq (2), A04, rinf23, rinf13 A143 ppq Prueba: A142, A114, rinf01 A144 p.qp Prueba: (2) p.pq A142 (3) p.pq (2), df03 (4) p.qp A122, rinf21, (3), rinf13 A144 (4), df03 A145 p(pq)I.pq Prueba: (2) p(pq)I.ppq A133, rinf11 (3) ppIp A112 (4) 2I.pq (3), rinf17 (5) 2I.pq (2), (4), rinf15 A145 (5), df03