El Ser Humano Como Califa de Allah

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El ser humano como califa de Al-lh

Conferencia pronunciada en la Mezquita at-Tauba, de Maspalomas, en Canarias, el 27 de junio de 2010


13/08/2011 - Autor: Abdennur Prado - Fuente: Webislam

1. Lectura: al-baqara 30-39 (30) Y he ah que tu Sustentador dijo a los ngeles: Voy a poner en la tierra a alguien que ha de heredarla. Dijeron: Vas a poner en ella a alguien que extender la corrupcin en ella y la corromper --mientras que nosotros proclamamos Tu gloria infinita, Te alabamos y santificamos Tu nombre? Respondi: Ciertamente, Yo s lo que vosotros no sabis. (31) Y ense a Adn los nombres de todas las cosas; luego se las mostr a los ngeles y les dijo: Decidme los nombres de estas cosas, si es verdad lo que decs. (32) Dijeron: Gloria a Ti! No tenemos ms conocimiento que el que Tu nos has impartido. Ciertamente, slo T eres omnisciente, sabio. (33) Dijo: Oh Adn! Infrmales de los nombres de estas cosas. Y cuando Adn les hubo informado de sus nombres, dijo: No os dije: Ciertamente, slo Yo conozco la realidad oculta de los cielos y de la tierra, y conozco todo lo que ponis de manifiesto y todo lo que ocultis? (34) Y cuando dijimos a los ngeles: Postraos ante Adn! --se postraron todos, excepto Iblis, que se neg y se mostr arrogante: y as se convirti en uno de los que niegan la verdad. (35) Y dijimos: Oh Adn! Habita con tu esposa en este jardn, y comed con libertad de lo que en l hay; pero no os acerquis a este rbol, porque seriis transgresores. (36) Pero Satn les hizo caer en eso, y precipit con ello la prdida de su estado anterior. Y dijimos: Descended, y sed en adelante enemigos unos de otros; y en la tierra tendris vuestra morada y bienes de que disfrutar por un tiempo! (37) Luego Adn recibi palabras de gua de su Sustentador, que acept su arrepentimiento: pues, en verdad, slo l es el Aceptador de Arrepentimiento, el Dispensador de Gracia. (38) Pues, si bien dijimos: Descended todos de este estado, ciertamente, os llegar de M una gua,

y los que sigan Mi gua nada tienen que temer y no se lamentarn; (39) pero los que se obstinen en negar la verdad y desmientan Nuestros mensajes --esos estn destinados al fuego y en l permanecern. 2. Preguntas Estos versculos resultan muy enigmticos y han sido objeto de numerosos comentarios. A travs de una dramaturgia, Al-lh nos presenta algunos de los secretos de su creacin, del papel de los ngeles y del ser humano en esta tierra. Las preguntas que suscitan estos versculos son numerosas: Por qu Al-lh comunica a los ngeles su decisin de crear al ser humano? Por qu los ngeles ponen en duda la decisin de Al-lh? Cmo saben los ngeles que el ser humano diseminar la corrupcin y derramar la sangre? Cmo es posible que Al-lh ordene a los ngeles postrarse ante el ser humano, si el islam establece que postrarse ante cualquier otra cosa que Al-lh es un acto de shirk? Si los ngeles se postran ante Adn, significa la superioridad del ser humano sobre el ngel? La historia de Adn y Eva en el Corn nos remite a una situacin arquetpica. Se trata de una historia primordial, de la historia del comienzo. El ser humano no surge de si mismo, ni es una criatura separada del resto de los seres. El mito de Adn y Eva nos sita en el centro de la antropologa cornica, expresando el origen del ser humano, su condicin de califa de la creacin, su relacin con el mundo anglico y el mundo natural, el papel del conocimiento, del habla y de la revelacin. Se trata de expresar la condicin del ser humano sobre la tierra, sujeto a unas condiciones existenciales desde el principio de los tiempos. Todos somos creados, habitamos el Jardn y nos hemos alejado. No es una cuestin histrica: el Corn ni siquiera dice que Adn sea el primer ser humano creado, y existen tradiciones islmicas que afirman que antes del par Adn-Eva existieron generaciones de hombres y mujeres, u otras criaturas. 3. La palabra jalifa Lo que aqu nos interesa destacar es un trmino clave de la antropologa cornica: Al-lh designa a Adn como califa en la tierra. La primera dificultad de este versculo (Corn 2:30) proviene del trmino rabe jalifa. La palabra jalfat proviene del verbo jalaf: suceder; seguir, venir en pos de. Sustituir, remplazar. En la posicin istajlaf: nombrar sucesor, delegar, mandar como representante. En la posicin jilafat: lugartenencia, vicariato, representacin, sucesin. Muhmmad Asad traduce como Voy a poner en la tierra a alguien que ha de heredarla. Juan Vernet: Pondr en la tierra a un vicario. Vicerregente, heredero, vicario, sucesor pero, de quin? Al-Qurtubi, al-Tabari y otros exegetas afirman que el califa puesto por Al-lh es Adn como individuo concreto, y no como metfora del ser humano. De esta traslacin (confusin?) entre el lenguaje mtico y la narracin histrica se derivan consecuencias polticas concretas. Se postula la idea del califato como gobierno de un hombre, representante de Al-lh sobre la tierra, encargado de aplicar sus leyes al resto. Se dice que Adn ejerci este poder poltico sobre las primeras generaciones, y de ah fue derivando, generacin tras generacin, a travs

de los profetas, cuyo (legtimo) heredero sera el profeta Muhmmad (saws) y sus sucesores: los cuatro primeros califas y luego los califas omeyas o abbasidas. Por otro lado, si Adn es un hombre concreto, debi vivir en un lugar y un tiempo concretos. Qurtubi entiende que la afirmacin voy a poner en la tierra significa voy a poner en Meka, pues (segn l) Meka es el centro de la tierra. Esto tiene una significacin poltica precisa, pues sita al primer gobernante legtimo de la humanidad en Arabia, en el centro religioso del islam. De ah es fcil derivar un imperialismo poltico-religioso. Otros exegetas se esforzarn en fechar el momento de la creacin de Adn, lo cual tiene consecuencias en la concepcin de la historia y de la ciencia. Cuando Tabari escribe su Historia de los Mensajeros y los Reyes (Tarikh al-Rusul wa al-Muluk), Adn es considerado el primer hombre fsico creado, del cual derivan por generacin el resto. Entender a Adn como una persona singular implica considerar que el hombre fue creado antes que la mujer. Para explicar la aparicin de Eva (Hawwa) se recurrir a tradiciones judas, las israliyat: Eva fue creada de una costilla de Adn, como criatura derivada y al servicio del hombre. Si Adnmasculino es puesto como califa, se deducir que la mujer no puede ser califa, despojndola de uno de los distintivos de su humanidad. En definitiva, la historizacin del mito de Adn justifica una concepcin del poder, de las relaciones de gnero y de la supremaca rabe, adems de tener consecuencias negativas para el desarrollo de la ciencia. Bloquea la mente y paraliza la investigacin cientfica por razones teolgicas, constituyendo una forma tpica de oscurantismo religioso. Dominio de lo rabe sobre lo islmico, de lo islmico sobre lo humano, del hombre sobre la mujer, del espritu sobre la materia, de la teologa sobre la ciencia Nos situamos ante el rostro oscuro del hombre religioso. No todas las interpretaciones son igualmente respetables, por mucho que se presenten como parte de la tradicin. En la poltica posterior el trmino califa implicar la idea de gobernar en nombre de, de suceder a alguien en el cargo: cada califa lo ser de su predecesor, y no de Al-lh: la idea de que un gobernante pueda ser califa de Al-lh es ajena al pensamiento islmico clsico. Existe una ancdota clarificadora del sentido que tena el ttulo de califa para los inmediatos sucesores del Profeta: Cuando Abu Bakr sucedi al Profeta fue llamado jalfatu Rasul Al-lh , sucesor del Mensajero de Al-lh. Luego le sucedi Umar ibn al-Jattab. Un hombre fue a escuchar a Umar y se dirigi a l como jalfatu Al-lh (viceregente o vicario de Al-lh), y Umar dijo: Ese es David. Entonces el hombre le llam jalfatu Rasul Al-lh, y Umar dijo: Pero ese es Abu Bakr, que ahora esta muerto. Entonces, el hombre se dirigi a l como jalfatu jalfati Rasul Al-lh, sucesor del sucesor del Mensajero de Al-lh. Y Umar dijo: Esto es lo correcto, pero el ttulo acabar hacindose demasiado largo. El hombre pregunt: Entonces, cmo te llamaremos?. Y Umar respondi: Sois creyentes y yo soy vuestro mandatario. Por tanto, llamadme amir al-muminin, comendador de los creyentes. La visin cornica del califato contrasta con la teora poltica que considera el califato como el gobierno de los sucesores del profeta, al cual todo musulmn debe obediencia. La concepcin del califato como un cargo ostentado por una sola persona ha sido teorizada en la poca clsica. La distancia entre el texto del Corn y esta concepcin pone en evidencia como en ocasiones la tradicin se ha cosificado, ha realizado un cierre dogmtico en un contexto histrico preciso, del cual permanece preso. Los motivos de esta cosificacin son

histricos, sociales y polticos, y no necesariamente tienen que ver con el mensaje original. Con ello, se pone en evidencia la necesidad de realizar una revisin del pensamiento islmico poltico tradicional, con el fin de discernir el mensaje eterno de aquellos elementos que se deben al contexto histrico en el cual la religin fue codificada. 4. Califato como concepto inclusivo No todas las exgesis clsicas responden a este esquema, ni mucho menos. Si nos remitimos a autores sufes como Nablusi o ibn al-Arabi, nos situamos en un mundo diferente, con referencias a categoras gnsticas o neoplatnicas. Ibn Kathir considera el califato como no exclusivo de Adn, sino de su progenie. Para los comentaristas modernos, como Sayid Qutb o Allamah Tabatabai, es evidente que el Adn cornico es sinnimo de la humanidad y abarca hombres y mujeres, y por tanto el califato es considerado como una cualidad esencial del ser humano. Desde la ptica cornica parece impropio apropiarse en exclusiva de este ttulo, ya que todo ser humano es (por lo menos en potencia) un califa de Al-lh sobre la tierra: Y he ah que tu Sustentador dijo a los ngeles: Voy a poner en la tierra a alguien como su califa. (Corn 2: 30) Al-lh ha prometido a quienes de vosotros han llegado a creer y hacen buenas obras que, sin duda, les har califas en la tierra, tal como hizo califas a sus antecesores. (Corn 24: 55) Lo que cada alma adquiera slo podr perjudicarle a ella misma y nadie cargar con la carga del otro. Luego habris de volver a vuestro Sustentador que os har ver aquello en lo que tenais diferencias. Pues, es l quien os ha hecho califas. (Corn 6: 165) l es quien os ha hecho califas Suyos en la tierra. Por eso, quien se empea en negar la verdad, esta negacin suya recaer sobre l. (Corn 35: 39) En estos versculos se nos muestra el sentido cornico del trmino califa, como alguien con capacidad de decisin y plenamente responsable de sus actos. El califato es la responsabilidad personal de cada individuo, el hecho de que cada criatura es responsable ante Al-lh y ante las dems criaturas de sus actos, y no puede delegar en otro la carga por su comportamiento. Esto se basa en la idea de que todos los seres humanos reconocen su sometimiento a Al-lh, principio Creador y Seor de la existencia, y se deben nicamente a l. El califato del ser humano sobre la tierra le conmina a actuar como guardin y delegado

de Al-lh a la hora de proceder en relacin a la tierra, el universo y las otras criaturas. De ah el sentimiento de hermandad csmica que domina la cosmovisin islmica, la conciencia de que somos hermanos en el islam con todo lo creado, hermanos de los montes y galaxias, de las plantas y las piedras. 5. mana Se trata de un trmino paralelo al de la mana: En verdad, ofrecimos el compromiso (mana) a los cielos, a la tierra y a las montaas: pero rehusaron cargar con l por temor. No obstante, el ser humano lo acept --pues, en verdad, ha sido siempre propenso a ser sumamente malvado, sumamente necio. (Corn 33: 72) La mana es algo que Al-lh ha confiado al ser humano. No se trata necesariamente de algo concreto, sino que este hecho de ser depositarios de la confianza de Al-lh nos constituye en tanto seres humanos: los humanos son, precisamente, los que han aceptado la mana, la responsabilidad hacia Al-lh en la creacin. La tierra, los cielos, las montaas todos rehusaron la mana de Al-lh. Ninguna quiso esa libertad, slo el ser humano acept el desafo, y por ello es lo que es, la imagen de Al-lh sobre la tierra. El ser humano es salvaguarda de ese secreto que se le ha confiado, es su guardin. La vida nos confa un sinfn de cosas. Nuestra capacidad para responder a eso que se pone bajo nuestra proteccin es lo que Al-lh tiene en cuenta como lealtad y fidelidad a nuestra propia soberana, a nuestro califato. Por ello, el ser humano tiene el rango de aminullah ala l-ard, la persona de confianza de Al-lh sobre la tierra. Califato es pues el sentido de la responsabilidad, hacia la creacin en su conjunto y en particular hacia aquello inmediato que nos ha sido confiado. Todos somos responsables de algo, por (aparentemente) pequeo que sea. Mummad (paz y salat) utiliz la imagen del pastor para ejemplificarlo: de los bienes de tu padre eres pastor, y responsable de tu rebao. 6. Conciencia personal El Corn otorga al ser humano todo el peso en el gobierno de su vida: nadie habr de cargar con la carga de otro, que no contar para el hombre sino aquello por lo que se esfuerza (Corn 53: 38-39).

Esta ley tica fundamental aparece enunciada cinco veces en el Corn en 6:164, 17:15, 35:18, 39:7, adems del versculo citado. Ya hemos visto como el Corn asocia el shirk a la obediencia ciega a lderes religiosos que han usurpado la Soberana de Al-lh. Cada uno es por tanto responsable de sus actos, y en el Da del Juicio no podr recurrir a mediadores, ni siquiera al propio Profeta: Di Oh Profeta: Oh gentes! Os ha llegado ahora la verdad venida de vuestro Sustentador. Por tanto, quien elija seguir el camino recto lo sigue slo en beneficio propio; y quien elija extraviarse, se extrava slo en detrimento propio. Y yo no soy responsable de vuestra conducta. (Corn 10: 108) Por ello, el Corn nos previene seriamente de no seguir ciegamente a los hombres de religin. El Corn y los hadices nos previenen contra el shirk hacia los profetas y los dirigentes religiosos. El haber recibido la revelacin y el creer en el Dios nico no libra a nadie de sta posibilidad: Han tomado a sus sacerdotes (rabbani) y a sus monjes --y tambin al Ungido, hijo de Mara por seores suyos junto con Al-lh. (Corn 9:31). Tras ser revelado este versculo, un judo de Medina, Adiyyu bin Jatim, se acerc a Muhmmad y le contest: no les adoramos a ellos. El Profeta dijo: ciertamente, los lderes espirituales y los mediadores prohben a las personas lo que est permitido y hacen permitido lo que est prohibido, y sus seguidores lo acatan. Este acatamiento sin cuestionamiento es una forma de adoracin. Esta negacin de la autoridad absoluta de los clrigos o lderes religiosos se extiende a los profetas: Y tampoco os orden que tomarais por seores vuestros a los ngeles y a los profetas. (Corn 3: 79-80) De ah la insistencia del Corn en que Muhmmad no es ms que un ser humano, y que no se le debe obediencia en cuanto a tal, sino nicamente en aquello que le ha sido revelado. 7. Sombras Ahora bien, si volvemos a los versculos sobre la Creacin de Adn como califa, vemos que el califato no es un concepto plano: tambin tiene sus sombras, que los ngeles asocian con la corrupcin y el derramamiento de sangre. Del mismo modo, muchos telogos musulmanes han considerado la mana como un motivo de orgullo, olvidando el Corn nos dice que la aceptacin de la mana por parte del ser humano es una muestra de su estupidez, y no constituye un rango ontolgico o la prueba del lugar privilegiado que los humanos ocupan en el orden de la Creacin. Lo mismo podemos decir del califato, un principio que aparece en el Corn no exento de negatividad, que

comporta un peligro y no puede por tanto tomarse a la ligera. mana y califato son dones con los que Al-lh ha distinguido al ser humano, pero estos dones implican una carga que al ser traicionada genera sombras, destruccin, miseria. Estas sombras se relacionan con la necedad del ser humano, quien cree ser por si mismo, quien se suea como criatura soberana y duea del Decreto. Entonces, no est relacionada esa necedad y el derramamiento de sangre con el orgullo que emana de la mana y del sentirnos califas de Al-lh sobre la tierra? mana y califato aluden a la capacidad de decisin del ser humano. El califa es el ser humano en cuanto a responsable del cuidado del mundo, de un mundo del cual se hace cargo. Suceder es entrar en una sucesin, en una temporalidad: se trata de la condicin histrica del hombre, inserto en la trama de la historia, y por tanto imposible de zafarse de una sucesin de acontecimientos y de unos condicionamientos. Quien sucede se hace responsable de los otros y ante los otros, asume un legado. Todos heredamos un mundo al cual damos respuesta, debemos decidir que hacer con lo heredado, hasta que lo heredado se nos impone como una paradoja. En el ejercicio de sta responsabilidad, no se limita a alabar y a cantar la gloria de A-lh, lo propio de los ngeles. Esta responsabilidad resulta problemtica, en la medida en que implica una ingerencia, una intervencin en el curso de la historia. La aceptacin del califato implica ponernos en accin en cuanto a seres individuales. Este papel de guardianes puede conducirnos a un ejercicio de dominio sobre el mundo, cuando nos olvidamos de que tanto lo que cuidamos como nosotros mismos no somos sino criaturas sometidas al mismo principio generador de la existencia. El califato no es pues un concepto nicamente positivo, la responsabilidad tiene sus sombras. El lado oscuro de la responsabilidad como ejercicio del poder. Y todo lo que sucede es parte de la Voluntad de Al-lh. Ciertamente, l sabe lo que nosotros no sabemos. 8. Revelacin (37) Luego Adn recibi palabras de gua de su Sustentador, que acept su arrepentimiento: pues, en verdad, slo l es el Aceptador de Arrepentimiento, el Dispensador de Gracia. (38) Pues, si bien dijimos: Descended todos de este estado, ciertamente, os llegar de M una gua, y los que sigan Mi gua nada tienen que temer y no se lamentarn; (39) pero los que se obstinen en negar la verdad y desmientan Nuestros mensajes --esos estn destinados al fuego y en l permanecern. (Corn 2:37-39) Inmediatamente despus de la expulsin se reestablece la posibilidad del retorno, como si la expulsin ya supusiera esa comunicacin de Al-h. Esta posibilidad se cifra en una gua que ha de llegar de Al-lh el Altsimo: la revelacin es el medio mediante el cual podemos retornar al Paraso. 9. Religin antepasados

El pasaje de al-baqara 30-39 que hemos comentado viene seguido por una invocacin a los Banu Israel: Oh, Gente de Israel!, recordad mi favor con el que os he beneficiado, y cumplid con mi pacto y Yo cumplir con vuestro pacto. Y de M, tened conciencia. Tened confianza en lo que revelo confirmando lo que tenis y no seis los primeros en rechazarlo. Y no adquiris con mis signos un poco de riqueza. Es a M a quien debis tener en cuenta. (Corn al-baqara 40-41) Ms all de las circunstancias histricas de la revelacin, Al-lh parece referirse al exclusivismo religioso, a la fijacin en una religin concreta en detrimento de otros modos de acercamiento al Absoluto. Al-baqara 35-39 no es el nico pasaje cornico que nos relata la expulsin del Yanna. En al-Araf 19-25 encontramos un pasaje paralelo. Del mismo modo que el pasaje anterior de la expulsin del Yanna era continuado por la interpelacin al pueblo de Israel este pasaje es seguido por la interpelacin a los Banu dam. En el paralelo trazado entre los Banu Israel y los Banu dam tenemos una clave para comprender el sentido de la expulsin del Yanna para una comunidad humana. La dicotoma entre los Banu dam y los Banu Israel se establece como signo de una actitud u otra ante la revelacin. En el caso los Banu Israel ha sido completamente envuelta por los signos identitarios de su pueblo, con lo cual se convierte en algo exclusivo y origen de discordias. La primera discordia es el exclusivismo religioso: En verdad, hemos puesto toda clase de fuerzas shaytnicas cerca de aquellos que no tienen confianza en Al-lh; y por eso, cuando cometen un acto deshonesto, suelen decir: Hallamos que nuestros padres lo hacan y, Al-lh nos lo ha ordenado. Di: Ciertamente, Al-lh no ordena actos abominables. Vais a atribuir a Al-lh algo de lo que no tenis conocimiento?. (Corn, al-Araf 26-28) El Corn es muy explcito: vincula el no tener iman con el remitirse a la religin como algo heredado a lo que se deba obediencia ciega, y no a una revelacin recibida en uno mismo, por uno mismo. Esta actitud es la que conduce a cometer actos abominables. Os recordamos esto, no fuerais a decir en el Da de la Resurreccin: En verdad, nada sabamos de esto; o fuerais a decir: En verdad, fueron nuestros antepasados quienes ya antes atribuyeron divinidad a otros seres junto con Al-lh; y nosotros somos slo sus ltimos descendientes: vas, pues, a destruirnos

por lo que hicieron aquellos falsarios? (Corn 7: 172-173) Cuando Abraham hecha en cara a los suyos que veneren formas muertas (dolos), estos le responden: Pero hallamos que nuestros antepasados hacan lo mismo! (Corn 26: 73) Qu es lo que sustenta un culto tan vaco? El propio Abraham nos ofrece una respuesta: Habis dado en adorar dolos en lugar de Al-lh nicamente por mantener un lazo de amor, en esta vida, entre vosotros.... (Corn 29: 24) Lo que mantiene en pie la adoracin de las formas vacas de la religin cosificada es el intento de mantener lazos de amor tribales, unos lazos basados en la conveniencia y la construccin de identidades, antes que en la conciencia de la Realidad nica. Frente a esta realidad social, el Corn nos presenta la historia de diferentes Mensajeros, los cuales tienen como misin el liberar a los hombres de la religin de los ancestros y devolver al hombre su mirada hacia lo abierto, hacia la Realidad nica. Esto es necesario cada vez que una comunidad se cosifica, remitindose a los sabios del pasado. 10. Pensar el Corn En todos estos versculos, el Corn establece una clara distincin entre dos principios contrapuestos: Seguimiento ciego de la religin heredada, asociado a la ceguera de los corazones y la implementacin de leyes crueles. Uso del propio intelecto para comprender la revelacin, aqu y ahora, lo cual implica no delegar en nada ni nadie la responsabilidad de nuestra comprensin y aplicacin de Su Mensaje. Y yo me pregunto: no es esto acaso lo que hacemos tantas veces los musulmanes hoy en da? Nos refugiamos en el seguimiento ciego de la religin heredada y aplicamos leyes crueles sin pensar como podemos aplicar el mensaje del Corn aqu y ahora, en nuestro tiempo. Como califa de Al-lh, cada ser humano debe asumir la responsabilidad del cuidado del mundo, en la medida de sus posibilidades. Y para ello el uso de la razn es indispensable, aquello que nos permite superar la religin de los antepasados y abrirnos a aquello que Al-lh quiere de nosotros, aqu y ahora. Todo esto est basado en el principio de que cada creyente tiene la capacidad e recibir la revelacin y de aplicarla en su vida segn Al-lh le de a entender. Esta posibilidad nos exige el uso de la razn, tal y como se dice en el Corn: Ciertamente, en la creacin de los cielos y de la tierra, en la sucesin de la noche y el da:

en las naves que surcan el mar con lo que es de provecho para el hombre: y en las aguas que Al-lh hace descender del cielo, dando vida con ellas a la tierra, antes muerta, y haciendo que se multipliquen en ella toda clase de criaturas: en la variacin de los vientos, en las nubes sujetas a su curso entre el cielo y la tierra: en todo eso hay mensajes claros para gentes que usan su razn. (Corn 2:164) Lo que el Corn nos propone es usar nuestro intelecto para comprender aquello que nos rodea, no a travs de aplicarle ningn saber positivo, sino en ser capaz de recibir el sentido directamente como experiencia que emana de una Realidad en constante movimiento, y por eso capaz de transformarnos. Aceptar la revelacin no es aceptar el Libro revelado como un conjunto de leyes inmutables, fijadas por los sabios del pasado. Aceptar la revelacin es comunicarse con la Realidad directamente, nos ofrece la posibilidad de permanecer en el mundo tal y como se nos revela, con su diversidad esplendorosa. En el islam, esta tensin entre libertad de conciencia y dogmatismo tiene unas caractersticas propias, marcada por un doble factor: la ausencia de jerarquas religiosas y la consideracin del Corn como principal fuente de autoridad. Es conocida la prohibicin realizada por Muhmmad de todo magisterio dogmtico, como una interposicin en la relacin directa entre el Creador y la criatura. La ausencia de iglesia y de jerarquas religiosas implica, necesariamente, libertad interpretativa y diversidad de doxias, de modos de comprensin del mismo mensaje universal, que se expresa ante cada uno y en cada contexto de un modo intransferible. Cuando se dan diferentes interpretaciones, incumbe a cada uno escoger por si mismo la mejor de ellas, la que mejor se adapte a sus necesidades vitales. Esto implica el ejercicio de nuestro raciocinio, la responsabilidad personal ante la Palabra revelada. Esto es ejercer el califato. Por eso, quiero terminar citando las palabras de un gran erudito andalus, ibn Hazm de Crdoba: No est permitido a ningn hombre imitar (taqlid) a cualquier otro, vivo o muerto, porque cada uno est obligado a realizar, en la medida de sus posibilidades, un itihd. (...) Aquellos que pretenden que es admisible desde el punto de vista de la religin que un hombre del pueblo reproduzca ciegamente la posicin de un jurisconsulto (mufti), estn perfectamente equivocados y no estn acreditados por ningn texto del Corn, ni por la Sunna, ni por el consenso (im). Su punto de vista no puede ni siquiera ser justificado por razonamiento analgico (qiys). (...) Cualquiera que adopte sin reflexin a un Compaero del Profeta, o a un Seguidor, a Iman Mlik, a Ab Hanfa, a ash-Shafi, a Sufyn, a al-Awz, a Ahmad ibn Hanbal, o a Dawud al Isfahn que Al-lh sea satisfecho de ellos, debe saber que todos ellos no son responsables de su persona, tanto en este mundo como en el otro. Y tambin quiero citar a otro gran erudito musulmn, al-Gazali, quien en un ensayo sobre la interpretacin del Corn habla de los velos que se interponen entre el creyente y el Corn. El

segundo de los velos es el que el lector del Corn sea un mero imitador (o seguidor ciego: muqallid) de una determinada escuela de pensamiento (madhab) que se deriva de una autoridad, y en la que se mantiene firmemente con un fuerte celo mental, slo despus de haberlo odo, sin llegar a l por medio del conocimiento espiritual y visin mstica (mushahda). En el momento en el cual se le aparece algn sentido divergente de lo establecido por la escuela de la cual es seguidor, el Shaytn del taqlid (imitacin) le ataca y le susurra: Cmo has dejado que este (nuevo) sentido acuda a tu mente, siendo contradictorio a aquello que creyeron tus antepasados?. Por ello, considera ese nuevo sentido posible como una incitacin del Shaytn, a pesar de que ha sido originado por Al-lh. El cuarto y ltimo de los velos que nos impiden comprender el Corn: se presenta cuando un hombre ha ledo las ms destacadas exgesis cornicas y ha llegado a la conviccin de que las sentencias del Corn tienen nicamente aquellos significados que nos han llegado a travs de la tradicin de Ibn Abbas, Mujahid, y otros exgetas de los tabiun, y de que los significados que van ms all de ellos constituyen una interpretacin del Corn por la opinin personal (Tafsir bil-ray), y que esto conduce al infierno. Segn al-Gazali, el seguimiento ciego de una autoridad es un obstculo para la comprensin del Corn incluso si la comprensin de dicha autoridad es correcta y profunda. Pues la imitacin sin una comprensin y una implicacin personal en la Revelacin es meramente externa, no responde a lo que Al-lh espera de nosotros. Por eso yo os invito a ejercer plenamente vuestra responsabilidad como califas de Al-lh sobre la tierra, a asumir nuestra responsabilidad personal en el cuidado del mundo, a asumir personalmente el compromiso con Al-lh que nos distingue como seres humanos, a romper con el seguimiento ciego de la religin heredada y a pensar el Corn por vosotros mismos, a pensar si muchas de las prcticas que consideramos islmicas realmente lo son, a atrevernos a cambiar aquello que no se corresponde con el mensaje del Corn, Y os invito a todo esto desde la conciencia de que solo si los musulmanes somos capaces de realizar esta tarea podremos devolver a la revelacin su lugar dentro de la ummah, como fuente de inspiracin y motor de nuevas creaciones. Pues solo desde esta vuelta al Corn como Palabra de Al-lh podremos volver a situar al islam a la vanguardia de la civilizacin, insha Al-lh. La creatividad, el pensamiento crtico, el uso de la razn todo esto es plenamente islmico. Lo que no es islmico sino contrario a las enseanzas del Corn es el tradicionalismo que se parapeta en los conocimientos heredados para negar nuevas interpretaciones. Pero solo Al-lh sabe

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