Revista Ars 1

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Secretara de Cultura de la Presidencia Direccin Nacional de Investigaciones en Cultura y Arte

Nueva era nmero1 ao 2010

ARS

ARS

Nmero I

Nueva era
Revista de la Direccin Nacional de Investigaciones en Cultura y Arte Secretara de Cultura de la Presidencia SECRETARIO DE CULTURA Hctor Samour DIRECTOR NACIONAL DE INVESTIGACIONES Sajid Alfredo Herrera Mena DIRECTOR DE ARS Ricardo Lindo CONSEJO CONSULTIVO DE ARS Astrid Mara Bahamond Marta Rosales Romeo Galdmez Jorge Dalton Mario Noel Rodrguez Fernando Umaa

DISEO Lissette Rivas COLABORADOR Roberto Amaya

N
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DI CE

PRESENTACIN EDITORIAL A FRANCISCO ANTONIO GAVIDIA RUBN DARO BREVE MIRADA A LA JOVEN POESA
Familia/ Vladimir Amaya El mar es rojo/ Miroslava Rosales Patria/ Laura Zabaleta Pretender caer/ Nadie (Javier Ramrez)

07 08

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13-15 15
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CUENTOS
Los caros/ Elena Salamanca Daguerrotipo/ Elenea Salamanca El Cisne/ Jess Gabriel Alvarado Crdoba 21 25 28

TEATRO
Respuestas Para Un Men/ Jorgelina Cerritos 32

MSICA
200 revoluciones de un rollo musical / Marta Rosales Pineda Canto Por Un Equinoccio/ Saint-John Perse 53 61

RESEAS
El Len Negro Mientras viva esta Orqudea La Mancha Humana Antologa Esencial 63 64 66 68

Un valioso aporte a la cultura y a la investigacin


La Revista ARS renace tras varios aos de silencio. Nuestro inters por brindar a los salvadoreos cada vez mejores productos culturales tiene en ella uno de sus primeros y ms relevantes logros. La gestin en la que hemos trabajado desde hace apenas siete meses, ms all de comprender la necesidad de promover la cultura y las artes, est muy consciente de las urgencias de apoyar y revalorar la investigacin y el crecimiento acadmico, como elemento fundamental de los estudios culturales que tanta falta le hacen a El Salvador. Por ello, desde mi llegada al frente de la Secretara de Cultura de la Presidencia, se le ha dado un impulso fuerte a la Direccin de Investigacin en Artes y Cultura, que dirige el Dr. Sajid Herrera. Ese apoyo tiene que ver con el funcionamiento fsico y con las comodidades dignas de una casa en la que trabajan investigadores sociales y culturales de gran renombre, pero que tambin atraviesa por la dignicacin de una rama cultural anteriormente olvidada. ARS, en este nuevo encuentro con el lector salvadoreo, abrir el camino desde la literatura para generar pensamiento, para el debate y para la reexin, tres elementos de gran relevancia en cualquier sociedad que anhele el desarrollo. El trabajo de la DNI apenas comienza. La Secretara de Cultura le brindar todo el apoyo para que esfuerzos como el de ARS se repliquen a diversa escala y hagan de la labor de la investigacin un punto central del debate identitario, artstico y cultural en sus diversas manifestaciones. Desde la Academia, se puede decir que esta es una contribucin valiosa que nace del Gobierno salvadoreo. Y con ello, mostramos a nuestra sociedad y al mundo el inters que desde hoy toma la labor intelectual en el pas. Los textos que ahora se recogen avanzan hacia un tipo de escritura que ya no solo se avoca al carcter artstico y de expresin, sino tambin al mtodo, a la disciplina cientca y al talento que se necesita para que este sea un producto de calidad. Felicito a quienes en esta obra han trabajado, en la elaboracin de textos y tambin en la produccin. Y felicito muy especialmente al escritor Ricardo Lindo, por su valioso aporte en la edicin de este nuevo producto cultural. Confo plenamente en que este ser el inicio de una labor incesante y valiosa para los salvadoreos. Dr. Hctor Samour, Secretario de Cultura de la Presidencia

EDITORIAL_

a cumplir una tercera poca tras ocho aos de ausencia. Por segunda vez las autoridades de Cultura del gobierno me honran conndome su coordinacin, esta vez apoyado por un pres gioso consejo consul vo. Mucho ha crecido la oferta cultural en estos ocho aos, pero no hay, no haba, una publicacin consagrada slo al arte. Arte de la palabra, arte de las imgenes, arte de los sonidos, arte del movimiento Viene pues ARS a llenar un vaco. Una ola de ar stas ha madurado entre tanto y ha cosechado triunfos. As, a la par de un poema que Rubn Daro dedica a Francisco Gavidia, situamos una muestra de la obra de esta creadora juventud. Desde aquellos muchachos que vibraban de op mismo y de fe hace ms de cien aos, el mundo ha ido derivando hacia la prosa, hacia la reivindicacin y hacia el desencanto. Como nuestro compatriota el poeta Jorge Galn, el mundo podra decir: Las cosas son disntas: hoy sueo mucho menos y grito mucho ms. Mucho hay sin embargo de valioso en esos gritos, en ese mirada ms sincera que la sociedad vuelve sobre s misma, en el aporte de las feministas que han ido abriendo paso a la mujer en los ms diversos mbitos, en el de las minoras sexuales que osan hoy expresarse haciendo a un lado los prejuicios, en el de las etnias minoritarias y los diversos grupos de desfavorecidos que, al reclamar lo que les pertenece, han hecho crecer la aceptacin de la enriquecedora diversidad y la conciencia de la unidad del ser humano. El arte que responde a un empo semejante es forzosamente dis nto. El nmero de voces femeninas que entran hoy en nuestra revista hubiera sido inconcebible en aquellos empos y entre los versos que estas pginas recogen leeremos unos de un joven homosexual que dice su verdad sin inquietud. Un abismo va de los hermosos dramas de don Francisco Gavidia a la obra que hoy nos propone Jorgelina Cerritos, un drama del no-drama. Jorgelina Cerritos, joven escritora salvadorea, ha obtenido varios premios, tanto nacionales como internacionales. Pese a ello, no ha visto sus obras publicadas anteriormente en nuestro pas. Este ao le fue otorgado un premio con nental de dramaturgia, el de Casa

Regresa ARS

_EDITORIAL

de las Amricas de Cuba. No podemos reproducir por de pronto esa obra, pues ene Casa de las Amricas los derechos de primera edicin (podrn sin embargo leer un fragmento en la revista CULTURA N 102, aparecida en agosto). Damos a luz entonces a otra obra suya, que gan un premio centroamericano en Quezaltenango. Este no fue entregado, dicho sea de paso, pues se exiga que la obra fuese indita y cuando advir eron que ya haba sido llevada a escena consideraron que eso le quitaba tal condicin, aunque no hubiese conocido la imprenta. Cremos necesaria esta digresin, pues era necesario sealar que El Salvador est en deuda con una joven que tan en alto lo pone.Retomando el hilo de nuestro razonamiento, leeremos en estas pginas versos y narraciones de gran calidad que hubieran desconcertado al gran Daro, que hubiera probablemente rechazado, ofendido por su desinhibicin, el gran Gavidia. Muy dis nto es asimismo el abordaje de las imgenes que nos propone Romeo Galdmez, cuyos collages anan la nostalgia y las vanguardias. Ar sta maduro, se presenta aqu ms que otras veces como una bisagra entre dos empos. Retoma en la portada un grabado magnco de Camilo Minero que fue portada de una ARS de los aos cincuenta, en s u primera poca, y presenta otros trabajos que realiz con un muy joven y exitoso ar sta, Eduardo Chang. Antes de pasar a los comentarios de libros, regresamos a las fuentes: Marta Rosales nos gua por la historia de nuestra msica en una sucinta y clara exposicin y Leo Argello nos da una bella traduccin de un clsico del siglo XX. Y ARS se quita el sombrero para saludarlos.

R.L. Director de ARS.

A FRANCISCO ANTONIO GAVIDIA


Rubn Daro

Romp el paquete y me salt de gozo El corazn a ver escrito el nombre De Gavidia en el libro. Es un poeta Para m tan simp co! Y sobre eso Le quiero tanto! En n! Soy entusiasta Por todo lo que escribe, y muchas veces Le haba aconsejado publicase Sus versos en un tomo; pero siempre Modesto, nunca quiso Aceptar el consejo. Aqu est el libro En lujosa edicin; aqu su nombre Y aquellos versos que lemos juntos En das que pasaron, y otros nuevos, Tan solamente frutos producidos Por rbol vigoroso y bien repleto De savia fecundante y productora

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Desde el cielo, Elosa Vuelve hacia m los ojos. Mira: estos son los versos De tu Francisco Antonio! Esto es para su madre en la primera Pgina de su libro. Muy seguro Estoy que desde el cielo ella lo mira Y que de su hijo queda bien pagada. Poeta de corazn, poeta inspirado, Francisco ene ardor, Francisco es guila. Es rudo, es apacible, es vigoroso Y suave, arrulla y trina como un pjaro, Y clama con la voz de las tormentas Y se eleva hasta el sol. Qu gran espritu! Tiene diecinueve aos. Hace poco Que era un adolescente. La poesa Desde la cuna le infundi su aliento, Y el nio aquel tuvo alas voladoras, Y ha crecido y crecido con pujanza Hasta llegar a ser lo que es: una alta Gloria de Cuscatln, de Centro-Amrica.

Sobre todo, Gavidia es hombre puro. l, joven en su vida, se retrata En sus versos: es alma limpia y noble. Y l quisiera que todos as fuesen! Juzga el amor como dolencia sacra Que mar riza al par que infunde llama De calor innito; la pureza La virtud, la honradez, muy naturales Cosas. Gustavo Adolfo Bcquer estuvo enfermo de esa ebre. Gavidia mira el ideal risueo Y goza la fruicin de lo inefable Con todo el corazn. Ya l bien conoce Lo que es la Humanidad y da a entenderlo Con slo su Toms, que es l, l mismo. Quin no advierte a travs de los reglones Bruidos y correctos esas lgrimas Que derraman los ojos al impulso De las penas secretas del espritu? No creis oh vosotros mis lectores!, Que son frases y ruines lloriqueos, Como tanto versero nos espeta Quejndose de amor y calabazas; Es el suspiro el de un pecho joven Herido en los comienzos de la vida. A fuer de hombre franco, yo aseguro Que en todo Centro-Amrica El tomo de los versos de Gavidia Es lo primero que hemos visto en libros De esas materias. Yo no ofendo a nadie. Llamen a juicio los que duden de esto, Y digan si es verdad. Como este tomo Quisiera yo que a Espaa me mandasen Cientos, para mostrar que en nuestro suelo Apolo esparce su fulgor divino. Leo y releo el ejemplar y peso, En la balanza de imparcial sen do, Su mrito; procuro hallar defectos, Y bellezas me salen al encuentro. Un acontecimiento literario Es la publicacin que admiro ahora Ella sola ha tejido una guirnalda De laurel para el vate que da brillo A su patria, a su empo y a su nombre.

Gavidia es un poeta que impresiona Desde el instante en que se lee: maneja La lengua con vigor y gallarda, Es subje vo hasta el extremo y rgido En la forma; los clsicos le arrastran; Y he aqu que sus versos son muy dignos Por su fondo del empo en que vivimos, Y por su bella forma y elegancia, De aquella edad de oro en que brillaron Los Moretos y Tirsos inmortales. Pero hay ms: es un vate americano; Une a la donosura del idioma Puro espaol, la majestad y aliento De la virgen Amrica, esta erra Llena de fuego y de hermosuras llena. Naturaleza lo entusiasma, y pulsa Los alambres sonoros de su lira En loor de ella; amor le toca el pecho, Y un raudal de conceptos deliciosos Brotan sus labios; el pesar le hiere, Y el treno de la angus a da su acento No me ciega amistad, ni da el cario Tintes fuertes al cuadro que presento: Al amigo lo quiero Y al poeta lo admiro.

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Los versos amorosos de Gavidia Son verdaderas Rimas, y conmueven Hasta la exaltacin. Una graciosa Y espiritual amiga que lea Un corazn, me dijo impresionada: Dichosa esa Isabel con tal amante! Ese es el nombre de la que l describe Con divinos colores. Esas rimas Armnicas y dulces en que canta La historia de un amor cndido y erno, Llevan cierta dulzura al alma joven Que ene anhelos y que en ansias vive; Celes al e innita complacencia. Cuando describe, el bardo es admirable: No pinta al describir; fotogra a. Tiene una exuberancia de colores A las veces su l, ora apacible, Ora con expresin casi salvaje. Es lo original; ene sus visos De clsico y maestro en pinceladas De un arrebatador naturalismo. El ritmo de los metros, en su canto, Es madeja brillante de hilo de oro Que teje y descompone a su capricho. Las guras son creadas a manera De escultor, con cincel y con mar llo. A veces forja, mas tambin desle. Una or es su amiga, y una estrella Su hermana; pero el trueno es condente, Mensajero tambin de inspiraciones. Plcele contemplar los cuadros pls cos De la naturaleza y los terribles Del corazn humano. Sus autores Favoritos, en quienes Se engolfa, son el viejo Esquilo, el rudo Homero, el Dante amargo y Hugo genios!

Prometeo le admira cuando grita Ah!...- y alguien interpela: Prometeo! Esas no son palabras de los Dioses! Aquiles le reere sus hazaas; Francesca le con a sus amores Y Gwinplane1 le sonre con sonrisa Monstruosa y ademn que aterroriza. Gran poeta es Gavidia. Este volumen Hoy lo presenta ante el inmenso campo De la cr ca y dale nombre y fama, Grandes y merecidos. Que fecundo Sea su estro magnco y soberbio, Y veamos otros libros, y otros, y otros Como este que admiramos. Yo le envo Al amigo un saludo con afecto Al par que orgullo, y al autor glorioso La admiracin y aplauso de mi patria, Que se siente tambin, como la suya, Honrada y sa sfecha por el triunfo De un Centro-americano!

1 Gwinplane, personaje de Vctor Hugo, antecedente del Guasn cinematogrco. Octubre de 1884 Tomado de Rubn Daro, Obras completas, Editorial Aguilar, 1952, pag. 193 y siguientes.

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Breve Mirada A la joven Poesa

Familia/ Vladimir Amaya El mar es rojo/ Miroslava Rosales Patria/ Laura Zabaleta Pretender caer/ Nadie (Javier Ramrez)

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Familia /VLADIMIR AMAYA


Tantos rostros en mi sangre: o Jos, abuela Rosario, primo Sergio y Antonio, el hermano manco. Tantos rostros que llevo en la sangre y aun as voy a morirme solo en este cuarto que fue de ellos sobre este suelo donde sucedieron sus /pasos. Ah, y mi madre y su fe por corazn que no /le sirvi de mucho, y mi padre y su lacia borrachera al hombro. De ellos es el espejo donde ahora me arrodillo y hablo a la cruz de sus sombras y nadie me /responde. In les sus vidas, Todas! Para nadie, sus horas en espiral por esta erra. Mi prima Susana, cntaro al ro. Mi hermana Beatriz, mul plicada a sus quince /melodas. Y son tantos nombres y tanta niebla para mi nombre solo tan solo en este /bosque de membrana. La a Olivia, olvidada en algn rincn /de la guerra. El sobrino Jafet, olor a comal, evangelio y /ladrillo. De todos ellos, estas voces atrapadas en los muros repicando en la sal gris de las horas ardiendo a bajo cero en la distancia. Ah!, la familia. Uno a uno fueron anudndose en mis clulas, Uno a uno, todos en cada coyuntura, en cada vrtebra. Uno a uno corrieron el velo de sangre: El bisabuelo, el abuelo, el padre mas sin embargo yo fui siempre el primero en tocar la campana de esta amarga piedra. Uno a uno en cada coyuntura, en cada vrtebra. Todos en uno de mis dedos para morderme el gesto de pan duro. Ah, la familia, ciudad de desconocidos en el retrato de la sala.

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El mar es rojo

/MIROSLAVA ROSALES

Ella cruza con su maleta de lgrimas, y el mar es rojo. Ella es la noche en una estancia abandonada, y el mar es rojo. Ella es rbol cado en el pozo, y el mar es rojo. Ella es un nspero podrido, y el mar es rojo. Ella es una hormiga en la mul tud, y el mar es rojo. Ella es la pluma bajo los zapatos de un desconocido. El mar es rojo.

Patria /LAURA ZABALETA


La msica sala de tus labios Humeante y roja, perfumada, Wagner Morricone Y un Gardel que ola a sbanas viejas A cajones Y en tus ojos perdidos como islas Reconoc mi patria Era un mar inmenso Donde la msica ondulante me llevaba Como el vino conduce a un abril A las lenguas del agua delirante. De donde estoy ahora Nacen palabras hemorrgicas Nacen de la lluvia Y de la msica que llega Que aun llega hasta la arena diminuta Donde me endo Aptrida.

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Pretender Caer
Pretender caer la noche casi estoy seguro y al darme cuenta, te envolver en la arena. Enterrado en el ritual, morirs de fro y llorar tendido sobre tu tumba formando sobre tu cuerpo la cruz hasta quedarme dormido. Morir un rato, nio, con vos. A la maana resucitars virgen pidindome que te limpie la arena del cuerpo. En mis ojos vers el sol reejado en tus ojos. En mi mano colocars el corazn que tuviste ayer en la otra vida y como bes as lo comeremos crudo para saborear la sangre ya negra y que esa sangre nos una, que se haga una en nuestras venas. Limpiaremos nuestras bocas con un beso y la saliva ir volviendo roja la sangre, rosada, rosa plida, hasta que la transparente y slo quede su olor. Me acercar a tu pecho para escuchar el nuevo corazn que te ha brotado

/NADIE (JAVIER RAMIREZ)


erno como fruto; sincronizar mi la do al tuyo y me rapar como vos. Te llenar la espalda con las notas del /arpa. Te llenar los ojos con las ores del agua. Reptar como la nube hacia la cima de /tu cabeza y me dejar caer sin cerrar los ojos hasta llegar al lago. El lago en tu nuca. El lago al bajar tu espalda.

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CUENTOS

LOS CAROS DAGUERROTIPO /Elena Salamanca EL CISNE /Jess Alvarado

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Los caros /Elena Salamanca


El plato cay de golpe sobre la mesa y un huevo nen y cido dio la bienvenida al hombre. Si quieres, me voy, dijo el hombre. Para qu? Ya le serv la cena. Ha venido desde tan lejos, y andando. Debera comer, contest la mujer y se sent frente a l. - Adnde est Daniel? - No lo s le r ella un pedazo de pan para acompaar el huevo-, en algn lugar. En Europa, seguro. Todos quieren ir a Europa. - T volviste dijo l, y tom un pedazo de pan. Ella se levant y fue por una taza de caf. Cmo est Francia? sigui l. Llena de franceses y de emigrantes le sirvi el caf. Y Espaa?
De poetas y de emigrantes. Italia? De futbolistas y de mujeres guapas con celuli s. Se has del interrogatorio del hombre, y le dijo: Usted nunca dej el pueblo?. No, tom l la taza de caf, temblando como la luz de foco plido de la cocina. Y cmo est el pueblo? Vaco. Ah dijo sin emocin la mujer, y encendi un cigarro. Ahora fumas. S. Para qu? Para no engordar La mujer era delgada como un papel, y las manos muy nas. No pasaba mucho empo

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en la cocina, llena de ollas brillantes y jams usadas. Siempre quise que me cocinaras, le dijo el hombre. Sigue siendo usted un romn co miserable, ri ella.

e cans de sostener en sus ojos la mirada del hombre, y le espet: A qu ha venido?. El hombre la miraba como viendo un milagro. A qu ha venido?, insis ella. Siempre vengo.

Tena la dulzura de una lija. Dej el cigarro y

amag una sonrisa. El hombre comi su cena. Se me olvidaron las servilletas, se levant la mujer y llev un par a la boca del hombre. Lo limpi: Come usted como un nio. Tuvo alguno? No. Yo tampoco. Usted se divorci, enviud?

Nunca lo he visto por aqu.

. Suele pasar suspir ella-. An est en edad de buscarse una veinteaera. Una veinteaera analfabeta que quiera una casa que mandar. Y que pueda limpiarla. El hombre miraba la cocina. Todas las noches pasaba por la casa y vea dos luces encendidas. Una era la de la cocina, la otra deba ser la habitacin de la mujer. Haba pasado diez aos frente a la casa y siempre se detena en el inicio del camino. Llegaba en coche o en caballo. A veces a pie. El camino estaba lleno de milpas y de rboles encorvados, llenos de frutos pesados que parecan bolas fosforescentes. Se quedaba en el inicio del camino hasta que se apagaran las luces de la casa. Luego suba a su coche o al caballo, o emprenda el regreso sobre sus pasos, cansados cada vez ms.

Jams me cas

Eso es porque me quedo en el inicio del camino. A la vera del portn. Y a qu viene? A verte. Ella solt una carcajada: Cmo va a verme si no salgo de esta casa? Veo la ventana de tu cuarto con la luz encendida. Cuando la apagas, imagino que ests durmiendo, y me voy. Para qu lo hace? No lo s. La mujer vio que el hombre haba terminado el caf. Se levant y llev otra taza llena a la mesa. Debera denunciarlo por acoso o algo as. Desde cundo lo hace? Desde que volviste.

Ella volvi en un tren. La esperaban como si

lla nunca lo haba notado. No sala de la casa ms que para saludar viejas y aprender de ellas recetas que no cocinara nunca. Las escriba en cuadernos minsculos, y, de regreso en casa, las transcriba en una mquina vieja que haca mucho ruido. El ruido la pona nerviosa. No terminara el recetario porque no quera escribir en esa mquina vieja y ruidosa.

fuera parte de una corte real: Los msicos tocaban en el andn al que llegara su tren y todos en el pueblo, no ms de una cincuentena de gentes polvosas y plidas, gritaron su nombre y raron ores en su camino cuando baj de su vagn. Le pareci estpido y decidi mudarse a su casa en el campo, una casa vieja con las maderas llenas de termitas y musgo mojando las paredes. La casa ola a hmedo y a un caf con miel que haca la nana Maya. La vieja la haba criado y lleg todas las maanas a la casa a cocer el caf con miel hasta que muri. Ella no aprendi a hacerlo nunca, pero acerc la miel al hombre para endulzar su caf: Nunca recibo invitados y me es di cil ordenar una cena, comprenda usted.

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un tnel, oscuro. Del tnel emergi un humo oloroso y entre el humo oloroso vio la cara del hombre. Haba envejecido mucho. Tres siglos, al menos. Tena arrugas en los ojos y en las comisuras de los labios. Los labios muy tristes y plidos. Ella sin ls ma, la misma ls ma que sen a al ver a un perro con sarna caminar por la calle y recibir patadas de los hombres. l segua vindola como quien ve un milagro. Y ahora qu hace con su vida? Vengo a verte. Nada ms? Nada dijo l, y asi con las dos manos el calor del cuenco de barro. Debera salir a caminar. Camino para verte. Debera prac car algn deporte, o la ornitologa. Hay muchos pjaros por aqu. 18 especies y todas viven en tus rboles. S, el pa o est lleno de cagadas y de plumas se sent la mujer-. Por qu no se cas nunca? Porque te casaste.

Dej caer en la taza un chorro de miel que form

He comprado ungentos y hasta un repelente y siempre brotan de noche. El hombre se alej de ella, tuvo miedo de asir el milagro. Ya termin su cena?, levant ella el plato con restos de pan. Ya, dijo l y se qued de pie. Ella lav los platos, los sec y los guard en el estante: Y ahora qu har? Daniel se enterar si me quedo? Daniel est muy lejos. Puedo quedarme? Para qu? Para verte.

hubo esta ni invitados. La nana Maya la entreg a Daniel, muchacho brillante y alto, con tulos en francs y conocimientos de e mologas en griego y la n. Ah, s, me cas con un cien co. Escribi un par de libros, dijo que me amaba y se fue. No se case nunca con una cien ca. No, si lo que espera es que alguien limpie la casa por usted para la eternidad se rasc un brazo. El hombre se levant y le tom los brazos. Los examin: Los enes llenos de picaduras. Creo que soy alrgica. Qu son? caros. Deben ser caros. Aparecen en mi cama por la noche, me pican, se van. Amanezco con las piernas y los brazos rojos, llenos de estas picadas infernales.

Ella se cas en la iglesia sin techo del pueblo. No

l la segua y pensaba cuntas veces imagin el ritual de las luces: primero la de la cocina, luego la de la habitacin. Y ella. Ella yendo a la cama y durmiendo sola. Y l afuera, con el fro, con la lluvia, con el polvo y el calor. Ella lo vio afuera de su habitacin y sin repulsin y ls ma. Pobre perro con sarna que ha llegado hasta su casa para beber agua.

La mujer apag la luz de la cocina, y camin a su habitacin. Entr, encendi una lmpara.

. El hombre asin . Ella cerr la puerta. l esper a que ella se cambiara la ropa, se lavara la cara, se me era bajo las sbanas. Aparecieron los caros. Y cuando no hubo una luz encendida, el hombre entr en ella.

Voy a dormir, le dijo

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DAGUEDAGUEDAGUEDAGUE RRORRORRORRO TIPO/ TIPO/ TIPO/


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Los novios de las muertas son un misterio. Se vuelven plidos y callados, y nadie puede decirles nada porque no son viudos y, quin sabe, quiz se han quitado de encima a una mala mujer. Algunas pestes como la disentera pueden matar en unos das lo que a la violencia y la vejez le lleva aos. Unas cien personas murieron en el pueblo por esos das, y entre ellas, la novia. Enmarcada en el cristal del atad, la boca ms roja que nunca, ms labios de puta que de novia, pareca el retrato de una mujer dormida. Una semana atrs le haban sacado un retrato en el que tena los labios oscuros, como chocolate. La gente se acercaba a l y le daba un extrao psame, no era viudo y tampoco familia: las formalidades de la muerte se volvan di ciles de cumplir. l amagaba una sonrisa y volva a ver a la novia dentro del atad, como en una pequea medalla. Recordaba el da en que el retra sta lleg al pueblo con su enorme caja oscura en hombros de un nio sin camisa. El retra sta detuvo su paso al ver a la novia en la plaza principal, se acerc a ella, grit un par de cosas y decidi sacarle un daguerro po: un retrato pequeo que no era una pintura, explic, sino un retrato exacto, como verse al espejo. Se lo entregara guardado en un estuche de cristal y terciopelo, casi una medalla. Nunca haba llegado al pueblo una de esas cmaras oscuras que permiten que la gente tenga retratos exactos que pueda regalar a sus novios o familiares o colocar sobre una mesa. La novia sera la primera retratada del pueblo. El da que sacaron el retrato, la novia se puso su ves do de gala, el nico que tena, que era con el que se casara. Una vieja cocinera la vio cruzar el pa o de su casa, rumbo a la caja oscura del ar sta, y grit: Esta nia no se casa, usar el traje de novia antes de la boda es mal agero. El retra sta la llev frente a la caja. Se vea tan hermosa con el cuello rodeado de encajes. Dijo el hombre que nunca haba retratado a una mujer como ella, pareca una aparicin, una ngel, cualquier cosa menos una noviecita de pueblo. Le indic que se sentara sobre un banco alto, coloc un gancho atrs de ella para cogerle la

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espalda y mantenerla erguida durante la sesin, pint sus labios con una oscura mezcla como el chocolate, y le pidi que mirara hacia la caja. Por horas. El novio se puso nervioso al ver aquellos labios oscuramente encendidos, y pas el sombrero entre sus dedos tantas veces que le deshizo un ala. Eso recordaba mientras las gentes se acercaban al atad con un pauelo en la nariz para evadir el apestoso humor de la muerte. Las pestes como la disentera llegan a un pueblo de pronto: en la carta que entrega un mensajero, en la direccin que pide un cochero o en las manos de un chiquillo aco y sin camisa que carga una caja negra que saca retratos. Cuando el chiquillo muri, qued hundido y desinado sobre la cama de la pensin en la que se haba hospedado con el retra sta. El hombre contrat a un hurfano que cargaba bultos en el mercado, le coloc la caja en la espalda y huyeron hacia el poblado vecino. Pero en el pueblo quedaron los retratos y con ellos la disentera del chiquillo que entregaba los estuches primorosos, casi medallones, y reciba los pagos y entregaba los vueltos. Las enfermedades infecciosas como la disentera se transmiten de mano en mano, se cuelan en la erra de las uas que se clava en la harina, se fermentan en el pan y crecen como enormes monstruos que en unos das chupan los cuerpos de los hombres y los dejan desinados en la cama. Haba una mujer gorda con un collar de perlas y mirada de vizcondesa venida a menos adentro de un estuche de terciopelo y cristal y una idn ca, como vista desde un espejo, adentro de un atad. Todos los retratados se fueron borrando como se borran los daguerro pos al abrir el precioso estuche: el aire y la luz destruyen la capa na de pigmentos que son los retratos, explicaba el retra sta, por eso no hay que abrirlos nunca. Por esos das, el cura recibi tantas carretas con cuerpos desinados y apestosos en la puerta de su iglesia que mand abrir, a orillas del pueblo, una enorme zanja para que en ella dejaran caer a los muertos de disentera. Prohibi que fueran velados o enterrados en los pa os de las casas. La novia muri en la madrugada y la familia decidi velarla y enterrarla al medioda: El sol todo lo cura y al llevar el cortejo fnebre el medioda la peste desaparecer, pensaron.

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El atad de la novia fue a parar a la zanja donde estaban la gorda vizcondesa venida a menos; el insigne capitn de polica con su bigote enrollado y por primera vez los labios pintados; y los nietos del alcalde, cada uno guardado en atades un poco ms grandes que los estuches de sus retratos. El calor del medioda oblig al novio a desabrochar su saco de gala, el nico que tena, con el casara. Al ver la camisa pegada a su piel record el cuerpo hmedo de la novia despus de tantas horas de ver hacia la cmara, atrapada por un gancho, el encaje de la blusa se moj tanto que sus pezones se iluminaron por debajo del ves do. Y l nunca la haba tocado. Record que el ar sta le haba entregado el rostro de su amada en un estuche pequeo y sellado, como una medalla, y corri en busca del daguerro po, ese retrato tan el que pareca un espejo. Tropez con las carretas llenas de muertos, con la gente que se cubra la nariz para huir de la muerte, con los desmayados, y lleg a su casa. Corri a su cuarto y busc el estuche. Ah estaba ella, quiso tocarla. Intent abrirlo, lo golpe dos veces, tres. Estaba tan cerrado como el atad. Busc un cuchillo, me la punta por una de las orillas, sonri. Re r el cristal que cubra los labios oscuros de la novia. El retrato qued, como polvo de mariposa, pegado en su lengua. Y desapareci.

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EL CISNE
restas de luz sobre el carnero en la montaa azul, nazcamos de la cueva, el viejo de la guadaa matar a la serpiente. En mi cuarto anacoreta, cubil de len, cobijas de bisonte, abrigo de quetzal, el techo ltra el amanecer, audfonos, oleaje, el reproductor de MP3: Sueles encontrarme en cualquier lugar y ya lo sabes, nada es casualidad Maldito Dios, maldita luz, maldita primavera. Madre toca la puerta: Can irs hoy a la iglesia? Fro de calavera, tengo slis Slis! He llorado toda la noche, toda la soledad, todo lo verde de mis cor nas como medias de mujer, pasando las ventanas, el jardn de ventanas rojas. Padre barre el pa o, quema su vejez entre las chancletas, cambio de cancin:

/ Jess Gabriel Alvarado Crdoba

Ms all de la sombra el espejo invisible no more music , jalo el cable del enchufe. Exploro mi l mo cuadro Ultrasonogra a del Hormiguero tempera con una capa de yeso pastel y gra age con bistur, sobre la tabla de noche verde y estrellas ltex Contar mi historia! Cmo volver al origen? Me faltan treinta pginas, treinta tres das de noche; te contar un sueo, una pesadilla luego tal vez , vendr la verdad. Salgo del cuarto y saludo a Padre de camisa azul. Paso la puerta llena de rombos, la sala blanca, el comedor marl, el silln amarillo, al fondo el maran japons lleno de abejas. No! No lo soporto, regreso a mi cuerpo, tomo los papeles, seis lneas ms. Madre me espa desde la ventana: Can, el desayuno est servido

Una or Una or Otra or

Apago la luz, el chorro g o t e a

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Se me pudrir el pene! Lo meter en un condn. Mi hermana Necro s ves da de lapiazul, se marcha a la iglesia. Qu horas sern? Ya voy tarde desvanece en las gradas del jardn Pensarn que estoy loco? No importa, debo desayunar. Desde el bao la ducha gotea azul, me voy a podrir, todos nos vamos a podrir, pero yo antes que todos. Bajo las gradas al comedor, el pasamano verde, el mantel rojo y amarillo, en el plato frijoles licuados, aguacate y dos tor llas, me lavo las manos con detergente azul. Ya no escribir ms slis, mejor cisne . Padre se sienta con su bigote y barba larga, parece un maestro de Kung Fu. Me pasas la sal? La sal! La sal, somos la sal de la erra Podr conservar la verga en salmuera? Madre grita desde el balcn: Es qu no es importante ir a la iglesia? Claro que s, por supuesto que ir. Qu! Pero dijiste que ibas a revisar tus cuentos, primero que vas, despus que no, despus que s, cambias a cada rato Ests loco? Claro que no, madre, es libre albedro. Termino mi taza de caf y salgo al jardn a escribir todo: la exora roja, el guacal anaranjado, el bejuco de la colacin rosada, brillan como meteoritos, bajo el gris lluvioso del da. Padre sale con el cumbo de la basura, coge una palita roja y recoge las hojas. Basta en la realidad! Voy a contarte un sueo! Recuerdas? Escribir lo importante y tratar de estructurarlo:

c c c

Universidad/China/Inglaterra Esclavo/Profesora ciega/Aula Sombra/Alcantarillas/Cuento


Salto a la cama a comerme las uas, miro en el techo la lmpara pintada de ail, al otro lado duerme Necro s, y por los huecos de la duralita se escurre la luz sus crestas doradas y mi plida luz de amanecer le revienta que pase toda la noche encendida pero qu har? Si slo pienso en sexo, en todo el delicioso sexo, que no tendr jams. Echo un vistazo al cuadro de Venus, Capricornio y Leo en el ache Hai , Espritus de la erra. S que iba a contarte un sueo pero ya pas otra noche y he llorado cada hora, van a deshacerse mis cristalinos, derre rse mis re nas. El amanecer est gris Gloria de meloda! Todo lo verde, todo lo verde brilla como la noche. Mi cisne slo lo veo cuando voy al sanitario, no dir sanitario, mejor estanque azul. He desayunado otra vez frijoles con aguacate, pero la licuadora se arruin y los ocres granos estn enteros, al menos hay pan desde cundo no me como un pan? De seguro das, para m aos. Siglos de no comprar el peridico, Madre dice que as slo hacemos ms ricos a los ricos. Qu importa, muero por leer la seccin cultural, pas revisando los cuentos, hasta falt a la iglesia, al nal no hay dinero, no podr enviarlos, no par cipar. Maldito dinero! maldito Roque! maldito Masferrer! Poe hijo de puta! Necesito la fama. Tengo cita con el siquiatra es buena gente pero esto es una mierda, sin drogas, ni sexo, debera suicidarme como Werther y seguro mis pinturas se van a la estratsfera. l fue bueno?

Se

El James Dean Salvadoreo!

Desde el bus el Centro, el Palacio Nacional con-

Se pronos can terremotos, bajo llave, bajo el

ver do en letrina, la Biblioteca Nacional de libros carcomidos, la caracola de Catedral Metropolitana con la perla de Monseor Romero, los bamboleantes pechos de una muchacha, el tufo a cloaca en las esquinas, un motociclista acribillado por el humo de los buses. Me bajo en la alcalda y abordo la cincuenta y dos, el techo de la coster es lmina liza con la bandera verde amrela de Brasil, una muchacha de blusa celeste se sienta junto a m y me observa curiosa Qu putas ir escribiendo? Hablo de preciosa sin rostro ni perfume. Frente a la Casa de las Academias esqueletos a dlar, una chica de blusa roja se baja con Ghanesa en el bolsn, ancianas con lentes ultra modernos. Mi primer amor fue el exceso, orca de marihuana, colchn de alcohol, en el zoolgico mis amigos gelan pega. Si fuera mujer sera liblula, serpiente celeste, pros tuta escarlata. La historia del fantasma comenz en la erra, la na erra de los paredones y los hormigueros. Espiando al bosque de bambes lo vi, sbana blanca levitando, ojos y boca negra, rito del nio chamn, estuve mudo tres das. Hora de la pausa, de volver al punto (.). Puerta abierta al volcn Smbolos! Quieres smbolos? Semillas y manzanas, el sol en la copa de las agujas, los muertos del cementerio lunar doblan los ojos al techo de anacondas. Tardes innitas de marihuana, pelculas y sndwiches de queso crema, en la azotea fumando hasta el azul, el cine es lo mejor la historia es un sueo , la msica, la msica en todo. Triciclo, rinoceronte, mujer desnuda llena de as llas Padre pasa arrastrando los pies sombrilla dorada contra el huracn, mujer els ca de felpa y chicle. Quiero vicios y centauros, ser Sai Baba o Napolen rompe la madre, chatear con go, mis botas cafs.

sueo, enmariguanado, encerrado en el cuarto, noche sagrada de ajedrez Un chancro? No! Algodn, celeste algodn. Mi novia es una puta Dnde estn las orgas homosexuales? Esos labios bigotudos, los cisnes cidos sobre el lago, pelculas porno, aventuras del cine Rubn Daro. Me envuelvo en la nada, Seor, Dios! Espritu Santo! Perdname, perdnenme, necesito ganar un concurso, necesito el dinero, necesito las medicinas, slo los zancudos conocen el secreto masturbndose en mi sangre. El sueo comenz en la universidad, en los jardines de Alicia de las Maravillas, desde un amarillo de Van Gogh, mis amigos en la banca romana. Los chinos son los mejores esclavos, les encanta el opio, atrs qued el negro, la corriente es amarilla, en Inglaterra todos queran ser Sherlock Holmes, llenos de coca y herona Cmo el diablo lame sus ollas o germina una semilla? Deba entregar una tarea: la transicin de Hong Kon, pero el da de la entrega yo era un rbol con veneno. Un ao despus, nalizada la clase en el Pentgono, rogu a mi maestra ciega aceptara mi trabajo, me dijo que no, pero la segu. Qudate! No. Qudate! No. Aprtate! No.

La persegu por ros y pasillos, entre lucirnagas y avestruces hasta el stano para obtener una doble porcin de su espritu ingls. En la habitacin esculpida en jade de Mozart, al centro tres tronos

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de granito rosado, en medio ota un comps de oro, si entra una mosca el zumbido te revienta los odos, si suspiras se llena el universo, si repites quetzal se abre la puerta, escuch una voz sagrada que me derrumb como una abeja en el odo. En las catacumbas pues hasta ah descendimos aparecieron mis amigos entre ruinas romanas amarillas. Esta es la estructura del cuento, algo mgico e impenetrable: antes, durante y despus, bajo las palmeras, drogados en Metrocentro un ovni se eleva.

On the other side On the other side


Ahora querrs la verdad, la verdad para m es lo ms triste, ene pelos y huesos de chacal. La primera vez que espi a una mujer desnuda Padre me descubri, vagina de yegua, vulva bigotona. La verdad estoy enfermo y el cisne me devora como los mandriles a los amencos, el da embaraza a la noche y nace el sueo, l descans al sp mo da, yo a la sp ma hora, aqu termina la primera parte, quedan pendientes trescientos treinta y tres, al nal una orifundia otando sobre el ter.

-------------------------------------------------------------------De EL LEN NEGRO. Ver nota en Reseas.

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/Jorgelina Cerritos

/Jorgelina Cerritos
PERSONAJES:
/CLARA /HCTOR En escena, y en cmara negra, un crculo, al centro y al fondo del mismo una maleta en estado impecable, como nico elemento escenogrco. Los personajes se movern dentro del crculo en diferentes espacios ccionales y empos fragmentados. Cada escena es un momento en s mismo de la vida de los personajes, momentos que pueden o no estar concatenados en forma lineal en el empo. A ambos personajes les habita una latente necesidad de fuga.

LA CONTRADICCIN LA CORBATA Hctor y Clara estn sentados sobre la maleta, de espaldas entre s. l ene una corbata salmn en la mano. Ella una taza. En ambos se percibe un esfuerzo por mostrarse afables. Clara: Hctor ya es tarde. Hctor: Qu? Clara: Que ya muy tarde Hctor: Es que la corbata, no la encuentro, si yo me acuerdo que la puse aqu, a saber dnde est. Clara: Todo est donde debe estar. Hctor: Pero no est. Clara: Nada se mueve. Hctor: Pues entonces se fue, desapareci. Clara: Nada desaparece. Hctor: Pues, desapareci. Clara: Qu cosa pudo haber desaparecido, Hctor? Hctor: La corbata. Clara: La corbata. Qu corbata? Hctor: La corbata nueva, la color meln. Desapareci. Clara: Salmn. Hctor: Qu? Clara: Salmn. Hctor: Eso suena a nombre de pescado. Clara: Ese es el color. Hctor: Meln, entre rosado y naranja. Meln. Clara: Salmn. Entre rosado y naranja. Salmn. Hctor: Entonces no es de la que yo estoy hablando. Clara: Tampoco es de la que estoy hablando yoHctor: Pues no s, no la encuentro. Clara: En el closet, en la puerta de arriba. En la caja morada que se encuentra en el tercer estante a la izquierda. En medio la bolsa pls ca de calce nes para dormir y la cesta de toallas blancas para los pies. La cuarta corbata. La corbata nueva color salmn que te compr el 15 de octubre, a mitad de precio, en las ventas de corredor leche o caf? Hctor: Esta no es. Clara: Es por la que estabas preguntando. Hctor: Esta es color salmn. Clara: Entonces no s qu corbata buscas. Hctor: La corbata nueva. La color meln. Clara: Pues busca la corbata nueva color meln que te compr el 15 de octubre, a mitad de precio, en las ventas de corredor. La cuarta corbata. En medio de la cesta de toallas blancas para los pies y la bolsa pls ca de calce nes para dormir. A la izquierda. En el tercer estante. En la caja morada, en la puerta de arriba. En el closet. Hctor: La encontr. Clara: Nada desaparece. Leche o caf? Hctor, con la corbata en la mano, se vuelve hacia Clara. Hctor: No estoy seguro si combina.

Clara: Leche o caf? Hctor: No estoy seguro si combina. Clara: Pierre Cardin, beige, manga larga. Combinacin perfecta con la corbata scar de la Renta color salmn. Te ves bien Hctor: Pero combina? Clara: Te va bien. Hctor: De verdad? Clara: Calvin Klein, colonia, cuarenta dlares. Regalo de Navidad y Ao Nuevo. Hueles bien Hctor: Nuevos dueos. Nueva imagen. Nuevos detalles. Clara: Detalles? Hctor: Detalles. Para eso nos reunieron ayer. Clara: Los detalles Hctor: Como si las ideas salieran de las corbatas. Pero entonces, combina o no combina? Clara: Los detalles. Hctor: Clara! Clara: Por el color? Hctor: Pues si, por el color, por qu ms? Clara: Podra ser por la forma, por el tamao, por las guras. Incluso por la textura. Hctor: Por la textura? Clara: Una corbata podra no ser solamente una corbata, podra ser algo ms. No crees? Hctor: Pues, no s yo no s, t eres la diseadora Pero por el color Clarita, combina o no combina? Clara: Y por qu podra no combinar? Hctor: Es que este color. Este color no es nada. Ni naranja ni rosado. Meln. No es nada. Las cosas o son una cosa o son otra, pero este color, este color no es nada. Clara: Es salmn, ese es el color. Un color de sol al atardecer. Hctor: Pero combina? Clara: Combina. Y tambin combina por el tamao, por la textura y por las guras. Lo que no s es si combina por la forma. Hctor: Y qu otra forma podra tener una corbata que no fuera forma de corbata? Clara: Ese es el problema, que no s. Hctor: Que se haga el nudo abajo, por ejemplo. Clara: Con todo y las palabras que se hacen nudo en la garganta. Silencio.

EL DESAYUNO
Hctor: La imagen empieza por usted, nos dijeron. La imagen es usted. Yo soy el color de mi corbata que lleva nombre de pez Puedo comer? Clara: Est servido Hctor: Para dos? Clara: Para dos. Hctor: Es que tanto les importa el color de nuestras corbatas como el po papel en que imprimimos el informe aparte del contenido del informe mismo. Clara: El tamao, el color, las guras y la textura. Hctor: Vas a creer Clara: Los detalles y las palabras las que se hacen nudo en la garganta Hctor: De eso nos hablaron ayer. Clara: Ya no vas a comer? Hctor: Al menos la leche con cereal Clara: No es tan tarde todava. Hctor: As aprovechamos para pla car un rato. Clara: S. Hctor: S. Hacen un silencio largo e incmodo hasta que lo rompen simultneamente.

Hctor: Te dije que se est hablando de la posibilidad de un aumento? Clara: (hablando sobre l) Te dije que se est hablando de la posibilidad de un encargo? Ambos: De qu? Clara: De un encargo. Hctor: (hablando sobre ella) De un aumento. Clara: Con azcar? Hctor: El encargo? Clara: La leche con cereal. Hctor: S Sera perfecto. Clara: Qu? La leche?
Hctor: El aumento Clara: Primero de noviembre del ao 2000. A Hctor le dan un aumento. Ahora nos podremos casar. Estamos emocionados. Nos besamos. Veinte de diciembre del mismo ao. Nos casamos. Estamos emocionados. Nos besamos. Quince de marzo de 2009. Seguimos casados. Hctor: Ya no tendra que estar pensando si agarrar ms clases en la universidad. Ya no vendra tan tarde. Trabajando en un slo lugar me vengo a plenas seis de la tarde, te imaginas. Hasta podramos salir a caminar o comer algo de vez en cuando. Ojal. Ojal lo de ese aumento. Clara: Si, ojal

LA IDEA PROPUESTA DE VACACIONES


Hctor y Clara sentados sobre la maleta, uno al lado del otro pero evidentemente ensimismados. l ene ahora la corbata puesta. Ella sos ene la taza sobre su regazo. En el transcurso de la escena ella har varios intentos de irse con la maleta, accin que Hctor ir impidiendo poco a poco. Hctor: Vas a salir? Clara: No. Hctor: No vas a la enda hoy? Clara: No. Hctor: Pens que ibas con tu hermana. Clara: No. Hctor: Te lo dije, no deberan tener un negocio juntas. Se pelearon? Clara: No. Hctor: Entonces? Clara: Nada. Hctor: Pens que ibas a salir. Clara: Tengo que hacer unos diseos, eso toma empo y trabajo. Hctor: Deberas salir. Te sientes bien? Clara: No. Hctor: No? Clara: No, no quiero salir y s, me siento bien. Hctor: Slo no quieres salir? Clara: Slo no quiero salir. Hctor: Podra llevarte si quieres. Clara: No Hctor, voy a chequear los pedidos. No necesito salir para eso. Hctor: Deberas. Te has de aburrir aqu adentro. Clara: Tanto me puedo aburrir aqu adentro como all afuera. Para qu salgo entonces? Hctor: Para aburrirte all afuera con otras personas, al menos. Clara: Para aburrirme no necesito otras personas.

Hctor: Es una broma, preciosa. Clara: Hctor! Hctor: Ven para ac te voy a decir un secreto Clara: Hctor Hctor: Sabes qu estaba pensando?... Clara: Hctor Hctor: Irnos de vacaciones! Clara: De vacaciones?

Hctor: S, de vacaciones. Tenemos mucho de no salir. Lejos me reero. No s, a la playa. No s, algo. Hacer algo diferente de vez en cuando. Hablale a Gloria y Oscar. Y si tu hermana quisiera venir tambin se va con nosotros. Este n de semana, qu dices? Clara: Quizs. Hctor: Cierran la enda un par de das por inventario o duelo o algo as y nos vamos a la playa. Clara: Podra ser. Hctor: Podra ser no Clara, podra ser no. Lo hacemos o no lo hacemos? Vos decime. Yo puedo posponer lo que sea con tal de irnos de vacaciones. Clara: Puede ser. Hctor: Clara, por Dios, amor, qu te pasa? y tu espritu juvenil? Salir. Escaparnos un rato de todo esto. Clara: De esta casa? Hctor: De este silencio. Clara: de esta casa de vidrio Hctor: de este fro Clara: de este fro de vidrio transparente Hctor: de este silencio Clara: de este silencio, fro vidrio transparente Hctor: Clara, por Dios, amor, qu te pasa? y tu espritu juvenil? Salir. Escaparnos un rato de todo esto Dime que s lo hacemos y hoy mismo lo planeamos todo. Clara: Quizs sera bueno Hace mucho que no lo hacemos. Marzo, 2001. Antes de Semana Santa para que no est llena la playa. De esa vez todava me veo escribiendo un nombre en la arena. El sol doraba la playa y yo me sen a llena. Todava hay tardes, cuando el sol agarra un color extrao, como a las cinco, que me recuerdan tanto de ese da. Enterramos al Diego. Vos venas caminando y cuando nos viste saliste corriendo y gritando, hey, qu estn haciendo? Yo andaba medio enamorada escribiendo poemas en la playa y hasta nos tomamos unas fotos haciendo un corazn con el sol y los dedos En la noche nos abrieron la piscina, haba muchas estrellas. Jugamos no te enojes y las olas se alargaban en una oscuridad inmensa. Fue de las mejores salidas Ya hace empo de eso, bastante empo. ramos nios entonces Fue la vez que jugamos de lmar una pelcula. Hctor era el monstruo. No, l no era el monstruo. Yo era. Hctor: Entonces? Clara: No s. Hctor: Va a estar bien, como antes. Vas a ver Clara: No s. Hctor: Decido yo? Clara: No s. Hctor: A ver, cara o corona, Clarita? Cara o corona? Cara vacaciones fuera, corona vacaciones fuera qu cay? Clara: No s. Hctor: Eh! Vacaciones fuera! Quin lo hubiera dicho!Vacaciones fuera! Va a estar bien, vas a ver. Hablale a Gloria y a tu hermana. Yo llamo a Oscar y lo planeamos todo con calma, qu tal? Clara: No s. Hctor: Va a estar bien, cundo te he fallado yo? Va a estar bien, como antes, vas a ver. Bueno ya me voy. En la noche lo vemos, puede ser? Clara: Puede ser. Hctor: Te quiero preciosa. Clara: Lo s lo s

SOLEDADES

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Hctor y Clara se ausentan como si escucharan sus propias voces desde otro empo.

Clara: Clara Clara luz de luna Clara luz de luna oscuraClara luz de luna oscura que calla Clara luz de luna oscura que calla y gira y gira y gira sin decir nada y gira y gira y no se mueve no va a ninguna parte Dnde te fuiste Clara?...cmo quedaste atrapada en esta casa de vidrio?...en tu sonrisa de vidrio?... en tu cabello de vidrio?, en este abrazo de vidrio fro, transparente? Hctor: Nada ms podra pedirle a la vida. Nada ms. Corre, Hctor, corre, corre, corre. Salta, corre, corre. Nada ms Hctor, nada ms podras pedirle a la vida. Todo va a estar bien, como antes. Primero de Marzo de 2001, vacaciones en la playa. Clara era el monstruo, no ella no era, yo era. Todo va a estar bien, como antes. Salta Hctor, salta, salta, sacude, corre, brinca, canta. Que el silencio no se meta en el silencio. Brinca, canta, grita. Vacaciones, vacaciones en la playa. Esta casa de vidrio, esta casa de vidrio, transparente. En el closet, en las cajas de arriba, en la caja morada que est a la par de la cesta, no, a la par de la bolsa, no, en la puerta, en la alacena, en el bao, en la repisaEsta casa de vidrio que corta, esta casa de vidrio que hiere, esta casa de vidrio que cansa. Corre Hctor, corre, corre, corre Clara: Me ha tocado un poco pesado, pero he estado bien. Muy bien He estado haciendo arreglos para bodas y esas cosas. Estamos hablando con Hctor de irnos a pasear de vez en cuando y mi hermana va a entrar conmigo al negocio, ella ene habilidad para esas cosas. Todo est bien, todo est muy bien. Todo est donde debe estar. Completamente. La enda va creciendo, Hctor y yo estamos bien y yo hasta he estado pensando comprarme un ves do nuevo. Uno blanco, blanco y largo, como para caminar en la playa. Para caminar, caminar, caminar, caminar lejos, lejos, muy lejos, hasta hacerme un pun to en la arena. Todo est bien, todo est muy bien. As debe ser, as ser. No veo cul es el problema, no debera estar pensando tanto. A veces cansa pensar, no vale la pena, despus duele la cabeza. Desde ayer me duele la cabeza pero he estado tomando algo A veces salgo a caminar A caminar a caminar para que se me pase este malestar pero de nada sirve Aqu no hay aire, aqu no hay soles amarillos slo arena entonces hay que caminar en la arena en un mundo inmenso cubierto de arena Lo extrao es que desde ayer no me pasa el dolor de cabeza me reero y no s por qu No s por qu porque todo est bien muy bien Hctor: Dos gardenias para , con ellas quiero decir te quiero, te adoro, mi vida, ponles toda tu atencin porque son tu corazn y el mo Clara: Un da de estos encontr unas fotos y una carta. Me avergenza un poco, me hizo preguntarme cosas. Cosas sin importancia. A veces me duele la cabeza no porque no est bien, sino porque pienso demasiadas cosas sin importancia. Que cmo era yo cuando tena seis aos, por ejemplo... quin se acuerda de sus seis aos?... y despus cuando tena trece... y despus veinte... cmo era yo cuando tena veinte aos?... Cmo era cuando lloraba y cuando rea... Qu soaba, qu quera, cmo amaba? qu imaginaba?... Ese po de cosas sin ninguna importancia Pues encontr esas fotos y esa carta. La carta deca que me iba a ir lejos, que me perdonaran. Que no quera hacerle dao a nadie pero tena que hacerlo... de eso hace ya bastante empo El punto es que nunca me fui y nadie ene ahora nada que perdonarme, absolutamente nada. As es. Nadie Nada

EL IDILIO
/LA MUEQUITA
Hctor y Clara han abierto la maleta. La maleta est repleta de arena. Ambos enen una pat ca ac tud de estar en la playa. Ella sentada sobre la arena, l escarbando entre la arena. Hctor: Nada ms podras pedirle a la vida, Hctor, nada ms. Nos iremos de vacaciones, a la playa, a la playa, a una playa azul de arena blanca. A la playa de vacaciones. A la playa, a la playa A la playa de vacaciones, verdad Clara?... a la playa verdad Clara?, verdad que si, Clara? Hctor saca de entre la arena una mueca idn ca a Clara, habla con ella. Clara se asume como la mueca de Hctor.

Clara: S Hctor. Hctor: Clara? Clara: Si Hctor? Hctor: Dijiste algo? Clara: S Hctor. Hctor: Nos iremos de vacaciones a la playa? Clara: S Hctor. Hctor: De verdad? Clara: S Hctor. Hctor: Clara! Te quiero Clara, te quiero! Todo va a estar bien como antes, vas a ver. Cundo te he fallado? Vas a ver, vamos a volver felices, contentos, agarrados de la mano, llenando de ruidos esta casa. Vas a ver. Clara: S Hctor. Hctor: Te quiero Clara, de verdad. T tambin? Clara: Yo tambin. Hctor: Me quieres? Clara: Te quiero. Hctor: Mucho? Clara: Mucho.
Hctor: Mucho? Clara: Muchsimo. Hctor: Yo tambin Clara, yo tambin Clarita, mi pequea Clara

Hctor: Qu bien se est aqu! Qu bueno que vinimos! Cunta gente! Felices, se ven felices como nosotros! Es que hay algo perfecto aqu. El mar, el aire, el sol, el movimiento Eso es, el movimiento. Ya ped el almuerzo Clara. Orden algo que te va a gustar. Reserv dos noches ms y traje suciente bloqueador solar. Por la noche iremos a bailar pero antes nadaremos un rato en la piscina. Maana veremos una pelcula y no leeremos ni un libro. En la tarde nos haremos amigos de la pareja de la habitacin con gua y por la noche por la noche planearemos el futuro. No haremos ni una llamada de trabajo ni contestaremos el telfono ni a amigos ni a familiares. No me apartar ni un segundo de tu lado y te ver ms bonita cada da, y ms y ms y ms. Todo planeado. Qu tal? Qu te parece? La verdad! Clara: Qu tal? Qu te parece? La verdad! Hctor: A m tambin. Clara: La verdad! Hctor: Y te ver ms bonita cada da. Y ms y ms. Con tu pelo suelto perfumado para m. Con tu piel bronceada por el sol, bronceada para m y tus dedos y tus manos y tu boca... Y estas piernas de quin son? Clara: La verdad! Hctor: Y estos pies? Clara: La verdad! Hctor: Y esto? Un lunar! Un lunar travieso para m. Todos tus lunares son para m Sabes qu Clara sabes qu estaba pensando? Clara: La verdad! Hctor: Que ya es hora de hacer familia. Que ya es hora de tener un beb. Clara: La verdad! Hctor: Ven aqu, Clara. Dame un beso.

Hctor: Qu bien se est aqu! Qu bueno que vinimos! Cunta gente! Felices, se ven felices como nosotros! Es que hay algo perfecto aqu. El mar, el aire, el sol, el movimiento Eso es, el movimiento. Ya ped el almuerzo Clara. Orden algo que te va a gustar. Reserv dos noches ms y traje suciente bloqueador solar. Por la noche iremos a bailar pero antes nadaremos un rato en la piscina. Maana veremos una pelcula y no leeremos ni un libro. En la tarde nos haremos amigos de la pareja de la habitacin con gua y por la noche por la noche planearemos el futuro. No haremos ni una llamada de trabajo ni contestaremos el telfono ni a amigos ni a familiares. No me apartar ni un segundo de tu lado y te ver ms bonita cada da, y ms y ms y ms. Todo planeado. Qu tal? Qu te parece? La verdad! Clara: Qu tal? Qu te parece? La verdad! Hctor: A m tambin. Clara: La verdad! Hctor: Y te ver ms bonita cada da. Y ms y ms. Con tu pelo suelto perfumado para m. Con tu piel bronceada por el sol, bronceada para m y tus dedos y tus manos y tu boca... Y estas piernas de quin son?

Clara: La verdad! Hctor: Y estos pies? Clara: La verdad! Hctor: Y esto? Un lunar! Un lunar travieso para m. Todos tus lunares son para m Sabes qu Clara sabes qu estaba pensando? Clara: La verdad! Hctor: Que ya es hora de hacer familia. Que ya es hora de tener un beb. Clara: La verdad! Hctor: Ven aqu, Clara. Dame un beso.

EL ENTIERRO
Clara soterra la mueca Clara: Nunca te fuiste. Nunca supiste para donde ir. Segus aqu, con las ventanas de la calle cerradas En la misma casa, en el mismo mundo. Cambiaste de direccin pero te quedaste en el mismo rumbo. Perdida. Perdida en el laberinto del silencio. Ves da de silencio. Ves da de arena blanca mientras a la arena se la lleva el empo. Ahora sos vos la que ene tantas cosas que perdonarse tantas cosas que en el silencio no se perdonan, que el empo no te perdona. Los juegos que no jugaste, las canciones que no cantaste, las palabras que se hicieron nudo en la garganta y te estrangularon en silencio. Habr otras formas para inventarse todo esto? Esta casa transparente, este abrazo transparente, este vidrio fro de silencio transparente. Men de dos opciones solamente. Blanco o negro, o todo o nada. Irse o quedarse. Dos opciones solamente. Eso es lo malo, lo malo es saberlo. Saber que hay tantas otras formas y otros colores y otras guras No puede hacerse todo en esta vida pero tampoco puede no hacerse nada, hay que elegir. Dos opcionesY sin embargo, hay tantas cosas que en el silencio no te perdonas. Tantas cosas que nunca podras perdonarte

LA REALIDAD
LA CASA DE VIDRIO
Hctor y Clara han cerrado nuevamente la maleta y permanecen junto a ella, como preparados para irse en cualquier momento. Hay rastros de arena por todos lados. Clara: La casa de vidrio ota. La casa de vidrio no se mueve. Todo en orden, en el lugar exacto donde debe estar. Nada pasa, nada se mueve. Por horas, por das, por semanas, por dcadas. Clara se ha movido, ha desaparecido y la casa de vidrio ota. Hctor regresa del trabajo, la casa no se mueve. Yo estoy lejos quizs perdida en el silencio l viene cansado pero contento, ya habl con scar para lo de la playa. Me llama, no me encuentra y la casa de vidrio ota. Supone que ando comprando algo para la cena, se sienta. Piensa que pude haber salido por lo de la enda. Revisa su celular para ver si hay llamada perdida, no hay. Se sienta. Yo estoy lejos, mirando al cielo con mi ves do blanco y mis pies descalzos. Hctor se quita la corbata y la pone sobre la mesa. Bosteza. Se da cuenta que se siente muy cansado, que est solo y que hay mucho silencio. A m tambin me rodea el silencio, ser eso lo que quiero? Hctor se inquieta, el silencio lo inquieta. A Hctor no le gusta el silencio, desde chiquito le da miedo. A mi tambin me carcome por dentro pero no le temo. l tamborilea los dedos sobre la mesa, se siente solo y chiquito, perdido y chiquito. Espera. Hctor espera y yo no llego. l espera y espera. Comprende de golpe y me llama, Clara!... Y si tampoco es eso lo que quiero? Clara has visto a Clara?... a Clara la has visto?... Hace aos hace muchos aos

LOS AUTMATAS
Clara y Hctor se sientan de nuevo sobre la maleta y repiten su ru na, volvindose cada vez ms y ms mecnicos. Clara: Hctor, ya es tarde. Hctor: Qu? Clara: Que ya es muy tarde. Hctor: Es que la corbata, no la encuentro. Si yo me acuerdo que la puse aqu!, a saber dnde est. Clara: Todo est donde debe estar. Hctor: Pero no est. Clara: Nada se mueve. Hctor: Pues entonces se fue, desapareci. Clara: Nada desaparece. Hctor: Pues s, desapareci. Clara: Qu cosa pudo haber desaparecido, Hctor? Hctor: La corbata. Clara: La corbata. Qu corbata? Hctor: La corbata nueva, la color meln. Desapareci. Clara: Salmn. Hctor: Qu? Clara: Salmn. Hctor: Eso suena a nombre de pescado. Clara: Ese es el color. Hctor: Meln, entre rosado y naranja. Meln. Clara: Salmn. Entre rosado y naranja. Salmn. Hctor: Entonces no es de la que yo estoy hablando. Clara: Tampoco es de la que estoy hablando yo. Hctor: Pues no s, no la encuentro. Clara: En el closet, en la puerta de arriba. En la caja morada que se encuentra en el tercer estante a la izquierda. En medio de la bolsa pls ca de calce nes para dormir y la cesta de toallas blancas para los pies. La cuarta corbata. La corbata nueva color salmn que te compr el 15 de octubre, a mitad de precio, en las ventas de corredor leche o caf? Hctor: Esta no es. Clara: Es por la que estabas preguntando. Hctor: Esta es color salmn. Clara: Entonces no s qu corbata buscas. Hctor: La corbata nueva. La color meln. Clara: Pues busca la corbata nueva color meln que te compr el 15 de octubre, a mitad de precio, en las ventas de corredor. La cuarta corbata. En medio de la cesta de toallas blancas para los pies y la bolsa pls ca de calce nes para dormir. A la izquierda. En el tercer estante. En la caja morada, en la puerta de arriba. En el closet. Hctor: La encontr. Clara: Nada desaparece. Leche o caf?

Hctor: No estoy seguro si combina. Clara: Leche o caf? Hctor: No estoy seguro si combina. Clara: Pierre Cardin, beige, manga larga. Combinacin perfecta con la corbata scar de la Renta color salmn. Te ves bien. Hctor: Pero combina? Clara: Te va bien. Hctor: De verdad? Clara: Calvin Klein, colonia, cuarenta dlares. Regalo de Navidad y Ao Nuevo. Hueles bien Hctor: Nuevos dueos. Nueva imagen. Nuevos detalles. Clara: Detalles? Hctor: Detalles. Para eso nos reunieron ayer Clara: Los detalles. Hctor: Como si las ideas salieran de las corbatas. Pero entonces, combina o no combina? Clara: Los detalles. Hctor: Clara! Clara: Por el color? Hctor: Pues si, por el color, por qu ms? Clara: Podra ser por la forma, por el tamao, por las guras. Incluso por la textura. Hctor: Por la textura? Clara: Una corbata podra no ser solamente una corbata. Podra ser algo ms. No crees? Hctor: Pues, no s yo no s, t eres la diseadora Pero por el color Clarita, combina o no combina? Clara: Y por qu podra no combinar? Hctor: Es que este color. Este color no es nada. Ni naranja ni rosado. Meln. No es nada. Las cosas o son una cosa o son otra, pero este color, este color no es nada. Clara: Es salmn, ese es el color. Un color de sol al atardecer Hctor: Pero combina? Clara: Combina. Y tambin combina por el tamao, por la textura y por las guras. Lo que no s es si combina por la forma. Hctor: Y qu otra forma podra tener una corbata que no fuera forma de corbata? Clara: Ese es el problema, que no s. Hctor: Que se haga el nudo abajo, por ejemplo. Clara: Con todo y las palabras que se hacen nudo en la garganta

Hctor y Clara se quedan perplejos. Ella observa la mueca que permanece enterrada a sus pies.

LA DECISIN
EL SEOR DE LAS FLORES
Clara: No, no, no, no, espere. Es usted el que no me est escuchando. No tengo nada que pensar, ya lo pens En primer lugar no es asunto suyo si me estoy equivocando, en segundo lugar no me estoy equivocando y en tercer lugar tengo ganas de equivocarme, de poder equivocarme. Es ms, sabe qu, ya no me traiga nada. No seor, nada ni ores ni telas, nada Nada es nada, qu es lo que no en ende? Voy a cerrar la enda eso es todo. Qu le pasa? No tengo por qu estarle dando explicaciones ni a usted ni a nadie! No me interesa lo que vaya a decir mi esposo! No es su enda, no ene por qu decirme nada, ni usted tampoco... no me interesa su crdito, ni los arreglos de mi hermana, ni la boda de los no se quin! Me importa mi empo, seor mi empo No, no es cues n de deudas o quizs si Es cues n de vida, es cues n de muerte, es cues n de aire. De eso es, de aire. La enda, la casa, el aire Seguir la enda mientras yo me muero, segir la casa mientras yo muero. Seguir el aire. No, no estoy enferma, no se preocupe, pero no me interesa nada Ah s!, sabe qu? Trigame unas velas para mi en erro.

YO, HCTOR
Hctor: Cada maana me alegra tanto saber que ests aqu que cuando me acuerdo de hablar con Dios le digo lo bien que me siento de tenerte. Te lo haba dicho antes Clara? Te lo haba dicho? Si, s que te lo he dicho antes. Cuntas veces? Muchas veces, repe das veces, cientos de miles de veces. A tu lado nada me sobra y nada me falta, justa a mi medida. Dos gardenias para con ellas quiero decirte quierote adoromi vida Lo supe desde el primer momento que te vi. Lo recuerdo bien, era sbado, estabas en el parque leyendo unos poemas con tus amigos, hablabas con soltura y sonreas, tambin a m me sonreas aunque no me conocas. Ella es Clara. l es Hctor. Hola. Mucho gusto. Yo iba de paso y ya no me fui. Me qued, me qued ah por . No por tus poemas, por . Me qued por hasta el da de hoy y sigo aqu. Nada ms podras pedirle a la vida, Clara nada ms Ibas a decirme algo?

LA PITONISA
Clara: Quietas!, quietas!, quietas! No hay nada all afuera. Nada. No hay nada qu hacer, ni qu buscar ni qu perseguir. No hay por qu correr, ni por qu luchar ni por qu seguir. Nada. Nada hay all afuera. Creen que por salir corriendo nos va a alcanzar el empo? El empo se fue hace empo y no dio empo para nada. Para nada Porque todo ene su empo. Todo ene su empo. Y todo lo que se quiere debajo del cielo ene su hora Tiembla la erra cuando se mece la rabia Hay un empo para plantar y un empo para arrancar lo plantado, retumban los pasos y las piedras, hay un empo para curar y un empo para construir pupilas aladas hay un empo para matar y un empo para destruir. La noche se corre entre las ramas!

LA CONFRONTACIN
LA LUCHA
Hctor y Clara construyen con la maleta y la arena un ring de boxeo. Sos enen una discusin muchas veces repe da. Durante la escena se visten y se confrontan de manera tal que semejan un encuentro de box o de lucha libre. Hctor: En esta esquina, con pantaloncillos caf y cincuenta kilos de peso, Clara! en la otra esquina con pantaloncillos caf y cincuenta kilos de peso, Clara!

PRIMER ROUND
Clara: Hay un empo para abrazar y un empo para abstenerse de abrazar, un empo para reir y un empo para llorar. Hembras revolcndose en el polvo se golpean las entraas. Hay un empo de esparcir piedras y un empo de juntar piedras, hay un empo de amar y un empo de aborrecer. Hay un empo de callar y un empo de hablar. Se retuerce un alacrn en mi garganta. Porque todo ene su empo. Todo ene su empo. Y todo lo que se quiere debajo del cielo ene su hora. Hctor: Ven para ac te voy a decir un secreto. Clara: Hctor Hctor: Sabes qu estaba pensando?... Clara: Hctor Hctor: Irnos de vacaciones Clara: De vacaciones? Hctor: S, de vacaciones. Tenemos mucho de no salir. Lejos me reero. No s, a la playa. No s, algo. Hacer algo diferente de vez en cuando. Hablale a Gloria y Oscar. Y si tu hermana quisiera venir tambin se va con nosotros. Este n de semana, qu dices? Clara: Quizs. Hctor: Cierran la enda un par de das por inventario o duelo o algo as y nos vamos a la playa. Clara: Podra ser. Hctor: Podra ser no Clara, podra ser no. Lo hacemos o no lo hacemos? Vos decime. Yo puedo posponer lo que sea con tal de irnos de vacaciones. Clara: Puede ser. Hctor: Clara, por Dios, amor, qu te pasa? y tu espritu juvenil? Salir. Escaparnos un rato de todo esto. Clara: De esta casa? Hctor: De este silencio Clara: de esta casa de vidrio Hctor: de este fro Clara: de este fro de vidrio transparente Hctor: de este silencio Clara: de este silencio, fro vidrio transparente

SEGUNDO ROUND
Hctor: Entonces? Clara: No s. Hctor: Va a estar bien, como antes. Vas a ver. Clara: No s. Hctor: Decido yo? Va a estar bien, vas a ver, va a estar bien! Clara: No s. Hctor: A ver, cara o corona, Clarita? Cara o corona? Cara vacaciones fuera, corona vacaciones fuera qu cay? Clara: No s. Hctor: Eh! Vacaciones fuera! Quin lo hubiera dicho!Vacaciones fuera! Clara: No s. Hctor: Va a estar bien, cundo te he fallado yo? Va a estar bien, como antes, vas a ver. En la noche lo vemos, puede ser? Clara: Puede ser. Hctor: Te quiero preciosa. Clara: Lo s Hctor: Te quiero preciosa. Clara: Lo s

KNOCKOUT
Clara: Quietas hay que estarnos quietas. Ya no vale la pena luchar. Se nos fue el momento sin siquiera llegar. Pas, de largo pas. Adis, adis empo! Saludos a las amigas viejas si las ves! A la infancia y al futuro! A mis hijas a m! Pas de largo pas... a un ladito de nosotras pas Y qu nos dej? Una hermosa casa de vidrio. Una hermosa casa de vidrio fro, transparente, donde nada pasa y nada se mueve!

LA SALIDA
EL JUEGUITO DE T
Hctor y Clara han colocado la maleta como una mesita para tomar el t. Ambos lucen cansados, maltratados y a medio vesr. La arena inunda el espacio. Prevalece la ruina y el desorden. Sentados a la mesa toman el t entre los escombros del ring.

Clara: La casa es amplia, es linda. Tiene un gran corredor y mucho verde. El techo y el piso son de madera. Tiene grandes ventanales con el arco tambin de madera por donde le entra mucho aire y mucha luz. Hctor: Es un apartamento en un quinto piso, en el propio centro de la ciudad. Un solo espacio. Tengo una vista hacia todos lados y hay ruido hasta de sobra.

Clara: Est muy quieta, acogedora. La ciudad no la alcanza. En la tarde se inquieta un poco cuando las nias regresan de la escuela, juegan y arman cierto alboroto. La Princess se pone loca tambin, como las ve correr cree que andan jugando con ella, as que les ladra, da un par de vueltas, brinca y se vuelve a dormir Hctor: Un bao y una cocina. Lo dems es un solo espacio sin divisiones. Uno lo crea segn su propio es lo, sin diseos predeterminados. Clara: Yo estoy sentada en el sof. Es un sof de madera con enormes cojines blancos que yo misma dise. Todo es lindo. Todo es blanco. Pero por ninguna parte, en ningn si o, est Hctor. Hctor no aparece en mi imaginario. En mi cas llo no hay reyes ni prncipes. Slo hadas. Slo yo, mis hijas y mi perra. Por qu hermana? Por qu no cabe Hctor en mi cuento de hadas?... Hctor: Es perfecto. Suciente, suciente para m y mi perro

EL TELEVISOR
Hctor y Clara aparecen separados, rodeados de todos los despojos. En ellos y en la escena prevalece el vaco, el caos y la soledad. Hctor: A veces me da miedo la noche. Clara: Siento todo tan solo, tan quieto. Todo suspendido. Hctor: Me siento en el sof y veo mi casa. Todo est donde debe estar, y no s cmo pero de repente me sucede. Clara: Me jo en la taza que dej sobre la mesa o en los zapatos de me quit al llegar de la enda. Hctor: Si yo desapareciera esa taza seguira ah, mis zapatos ah, esperando el otro da. Clara: Si yo desapareciera todo seguira ah, tal cual, inmvil, da tras da, llenndose de arena. Hctor: No se movera nada, nada cambiara. O es que nada se mueve aunque yo est aqu? Clara: Entonces me asusto porque tengo la sensacin de estar muerta. Nadie me mira ni me siente Desde el sof veo mi cama, nadie duerme a la par de mi espacio vaco. Me voy a acostar, no hablo, no hago ruido, slo percibo. Con la luz que entra de la calle veo las sombras que se dibujan en el techo. La luz, las sombras, las guras, las formas Hctor: Qu otras formas pueden tener las cosas?... Clara: los techos las casas las personas las corbatas Hctor: qu otras formas?... Clara: qu otras formas el amor, la soledad, la vida?... y me siento ah, tan quieta en mi cama, boca arriba, que tengo la certeza de estar muerta. Qu otra forma puede tener la muerte, si no sta? Qu otra forma? Yo no soy un men de dos opciones o blanco o negro o todo o nadaTengo tantas voces que me habitan! Tantas otras formas y otros colores y otras guras tantas preguntas, tantas respuestas, tantos miedos Entonces todo me da vuelta, ya no quiero pensar, me siento de golpe en la cama, respiro, me levanto despacio, me voy a la sala, me siento en el sof y enciendo el televisor

Se escucha el sonido de un televisor encendido, sin seal. Hctor y Clara se quitan lentamente los zapatos, perciben la ausencia del otro y en sen dos opuestos salen. Queda el desorden en el espacio vaco. Cesa el efecto del televisor.

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M S I C A

200 REVOLUCIONES DE UN ROLLO MUSICAL


Primera entrega
/Marta Rosales Pineda

INTRODUCCIN Las msicas de nuestra regin comenzaron con el aliento que atraves un caracol marino, con la mano que sacudi una jcara; con el grito que en volutas exploratorias, descubri el canto. Pero, a diferencia de los griegos, los pueblos mesoamericanos no crearon una notacin para escribir su msica, por lo que su naturaleza sonora ha desaparecido, al menos lo estar hasta que un hallazgo arqueolgico seale lo contrario. Es hasta que la nacin se emancipa de quienes la colonizaron, de aquellos que insertaron sus cdigos sonoros y musicales obligando a reformular las expresiones en funcin de un nuevo ritual; a adoptar maneras extraas de pensar y hacer la msica; entonces, se abrieron nuevos rumbos para componer y recomponer el ser musical salvadoreo. Los doscientos aos de la Repblica salvadorea enen su banda sonora, una que se oculta en par turas mudas, en daguerropos sepia, entre libros olvidados en las bibliotecas. Ese contrapunto musical diverso y cambiante se convir en banda para acompaar las tropas del General Barrios; peregrin las rutas de emplumados e historiantes; polve su nariz para el baile de saln; atraves las balas con la guerrilla; se pos en los atriles de la sinfnica nacional y en el pelo revuelto del rockero. Durante dos centurias, los msicos salvadoreos han creado las frmulas para hacer sus propias mixturas, esas que les coneren un es lo propio. Hoy, el grito ancestral contrapuntea con el rock; los bronces militares bailan salsa y ska; mientras, los recitados salieron de la iglesia para rapear la calle. Este es un recorrido a grandes pasos para acercarnos a la cultura musical sobre el eje de algunos de nuestros msicos primordiales. De aquellos y de aquellas que han marcado huella como si fuesen perforaciones de un rollo que al girar, revela los acordes de la historia musical salvadorea.

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SIGLO XIX
La msica aparece mencionada entre los doce ocios no agrcolas que el intendente de San Salvador Antonio Gu rrez y Ulloa nombrado en 1805 enumer en un registro realizado al inicio de su ges n: Tejedores, sombrereros, panaderos, herreros, msicos, carpinteros, zapateros, sastres, albailes, plateros, pintores y ntoreros- que suplan las necesidades sencillas de la vida colonial. Juan de Dios Mayorga en un documento con fecha 1824 registr que la produccin de instrumentos musicales de todo po ascenda a 50,000 pesos. Otros estudios mencionan el rubro musical entre los ms importantes en la economa de los pueblos indgenas, por lo que es probable que aquellos fueran en buena parte, instrumentos elaborados por los pueblos na vos de El Salvador.

Sinfona Re Mayor

El padre de la msica clsica salvadorea Jos Escols co Andrino (Guatemala 1816-San Salvador 1862) arrib a El Salvador en 1845 despus de trabajar como violinista en la orquesta del Teatro Tacn de La Habana. Abri una escuela de msica en San Salvador donde estudiaron algunos de los mejores msicos de la poca como el virtuoso del violn Rafael Olmedo (1842-1899). Como compositor, escribi la primera pera centroamericana La bella mora (1849); incursionando tambin en gneros como la sinfona y las danzas de saln. En 1847, Andrino fund la Seccin Filarmnica, primera orquesta sinfnica estable en la historia salvadorea; le seguiran otras como la de la Academia de Bellas Artes (1864), la Sociedad Filarmnica (1875) y su homloga en la ciudad de San Vicente (1878).

Escols co Andrino

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El ail y el caf pusieron nte y perfume a la historia del siglo diecinueve mientras las bandas militares, acompasaban la vida de los salvadoreos. En 1841 se fund la Banda Marcial de la naciente Repblica, embajadora musical de El Salvador, la cual fue emulada por otras como la Banda Marcial de Santa Ana que a par r de 1896 fue dirigida por el holands Jos Kessels. Desde los aos sesenta proliferaron las bandas en todo el territorio gracias a la tercera parte del presupuesto militar que les asign el Presidente Gerardo Barrios. En el l mo cuarto de siglo y bajo la batuta del germano Enrique Drews (1847-1916), la principal banda del pas adquiri el tulo de Banda de los Supremos Poderes. Al habitual repertorio de saln, Drews incorpor oberturas de pera con lo cual conquist al pblico que le acompa en las plazas y parques de la capital y le premi con el sobrenombre Pap Drews. La vida musical salvadorea no ocup slo las plazas, tambin entr a la in midad de los hogares acaudalados donde las damas mostraban talentos y los avances logrados con la instruccin de maestros europeos. Entre los ms co zados estaban los italianos Giovanni Aberle Sforza, compositor del Himno Nacional de El Salvador y el pianista Alfredo Gor. En el l mo cuarto del siglo diecinueve el Teatro Nacional dio cabida a conciertos organizados por ambos maestros en los que par ciparon frecuentemente mujeres cantantes, compositoras e instrumen stas, como las pianistas Adriana Arbiz, ngela Andrade, Juana Olivares, Jess Lagos; la cantante Susana Graechen, la arpista y compositora Mara Sara Trujillo y las estudiannas de seoritas tan de moda por esos das. La primera mitad del siglo veinte muestra el inters de la sociedad ilustrada en promover y organizar conjuntos musicales. En San Vicente, se crean en 1902 las primeras bandas infan les del pas bajo la direccin de Filadelfo Montano. En 1907 nace la orquesta de cuerdas Verdi y cinco aos despus la Lrica vicen na, ambas dedicadas principalmente a la msica de saln. En la capital, la Sociedad Orquestal Salvadorea dirigida por Antonio Gianolli, fue creada

luego que ste perdiera sus posesiones y las de su compaa lrica Lombardi en el incendio del Teatro Nacional en 1910. El estado salvadoreo con nu sosteniendo las bandas militares en todo el territorio nacional y la Banda de los Supremos Poderes que con el re ro de Drews, fue dirigida por Giovanni Juan Aberle desde 1915 hasta 1922. El napolitano, fue condecorado con medalla de oro en 1916 por 50 aos de fruc fera vida musical. La Quincena, revista de ciencias, letras y artes, abri el siglo con una primera edicin en 1902. Contaba con un equipo de redaccin de lujo: Vicente Acosta (director) y los redactores Calixto Velado, Romn Mayorga Rivas, Francisco Gavidia, San ago Barberena y Francisco A. Gamboa. A travs de su existencia (1903-1907) La Quincena difundi una serie de piezas breves en par turas coleccionables, como la pieza Idilio para voz y piano de Jos Kessels, el vals Sabelio de Adriana Arbiz, los scho s Italia y Lirio del valle de Emilia Caballero y Mara Sara Trujillo respec vamente; Remembrance para piano de Cleo lde Arauz, la marcha Libertad de Ciriaco Alas y muchas otras pginas de autores salvadoreos. Graduado de la Academia de Msica de Berln, el Subsargento Mayor y violinista Paul Mller fue contratado para dirigir la Banda de los Supremos Poderes que pronto ampli introduciendo una seccin de cuerdas frotadas. Como estrategia para transformar la banda en orquesta sinfnica present un concierto el 10 de noviembre de 1922 en el Teatro Coln incluyendo obras sinfnicas como Los Preludios de Liszt, la obertura de Tannhuser de Wagner y el segundo movimiento de la sinfona Heroica de Beethoven. A par r de esa fecha, la faz del conjunto cambiara al dividirse en banda y orquesta sinfnica, lo que fue posible gracias a la adquisicin de nuevo instrumental. Como banda con nu dando conciertos en las plazas pblicas, pero la orquesta entr a los teatros deni vamente convir ndose en origen de la actual Orquesta Sinfnica de El Salvador. En 1911 se fund la Escuela Nacional de Msica

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con el violinista Francisco Lpez Navarro (18751952) como director. Navarro era el virtuoso del momento, en parte gracias a la difusin de su msica en la emisora radial AQM fundada en 1923. Despus de un intento fallido de conservatorio, la escuela se reabri en 1931 con la direccin del compositor vicen no Domingo Santos (1892-1951) quien estudi en el Ins tuto Nacional de Msica de Roma; y con Natalia Ramos, pianista y compositora que tom a su cargo la subdireccin. En 1938 recibi el nombre de Escuela de Msica Rafael Olmedo y un nuevo local con mejor equipamiento.

dor data de esa fecha y hace recuento de cien aos de historia musical salvadorea. En el mismo ao, el voluminoso estudio Cuscatln pico de la etnomusicloga y compositora Mara de Bara a sac del olvido y la marginacin, el legado musical de los pueblos originarios, sus cantos, instrumentos, tradiciones y costumbres.

Con la primera transmisin de la AQM en 1923 se introdujo la audicin radial como nueva forma de escuchar msica. La AQM posea su propia agrupacin, la Radio Orquesta Salvadorea integrada por msicos de la Banda de los Supremos Poderes. Otra innovacin en la Como alterna va a la escuela estatal, los m- recepcin de la msica fueron los pianos mesicos abrieron sus propios espacios de forma- cnicos. Las familias adineradas adquirieron cin. As lo hicieron los violinistas Lpez Nava- pianolas con lo cual disminuy la demanda de rro, las pianistas Natalia Ramos y ngela Garca grupos musicales. Para los ms pobres, exis an Pea. El tenor Fernando Melndez del Valle y los pianos de manubrio que circulaban por las el bartono Luis Contreras, formados ambos en calles sobre carretas con muelles para amor Italia abrieron respec vas escuelas de canto l- guar los golpes del empedrado. Checo-Dada & rico. Las clases par culares y academias abier- Co. era uno de los almacenes que venda mtas por los residentes italianos como Antonio sica en tres soportes: par turas, discos y rollos Gianolli, Hrcules Pizzioli, Adriano de la Rosa para pianolas. Como dato de su contraparte ary su esposa, Dante Cammiccio oli, Leon Dal- tesanal, el compositor Vctor Manuel Miranda ponte y otros, acapararon buena parte de los (San Vicente 1864-?) se dedic al calaalumnos de las familias acaudaladas. Fuera de do de pergaminos para los pianos de San Salvador, la enseanza musical se propag este po promoviendo sus propias comen manos de msicos como los Trujillo en Cha- posiciones y las de otros autores locales latenango, Jess Santamara Galn en Suchitoto, Esteban Guilln en Tonacatepeque y su sobrino Pedro, quien dirigi la escuela de msica Los nombres de Mara de Bara a y de Agus n Bafundada por el Presbtero Luis Forero y Franco rrios Mangor estn estrechamente entrelazaen la ciudad de Santa Tecla. dos, ya que ambos se erigieron como promotores de la cultura indgena de sus respec vos pases. La pedagoga dio sus primeros pasos con la Car- De Bara a, tambin compositora y pianista, lla musical de 1916 del compositor Ciriaco cre una serie de piezas inspiradas en el folcloAlas (1886-1955). Le siguieron el estudio sobre re local. Su obra ms depurada Nahualismo educacin ar s ca del violinista Rubn Aruz, ha sido interpretada por la Orquesta Sinfnica quien adems introdujo en el pas la tcnica de Nacional. El virtuoso paraguayo lleg al pas en Leopoldo Auer; la Historia de los instrumen- 1933 para dar recitales ostentando la iden dad tos musicales y breve historia de la msica de de guitarrista indio guaran. En su segundo Humberto Pacas, contrabajista y pedagogo que viaje, se hosped en casa de Doa Mara y fue dirigi escuelas privadas en la capital y en Santa contratado como maestro de la Escuela NacioAna. La inves gacin musical tuvo dos grandes nal de Msica Rafael Olmedo, dejando a su pilares en 1940, Rafael Gonzlez Sol y Mara de muerte acaecida en San Salvador en 1944, ocho Bara a. La publicacin de Gonzlez Sol Datos alumnos salvadoreos que difundieron su tcnihistricos sobre el arte de la msica en El Salva- ca y promovieron el arte de la guitarra clsica..

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CANTO POR UN

EQUINOCCIO
Traduccin de Leo Argello

Saint-John Perse (1887-1975)

La otra noche retumbaba, y en la erra de tumbas, escuch resonar esta respuesta al hombre que fue breve, y fue slo fragor. Amiga, el aguacero del cielo estuvo con nosotros, la noche de Dios fue nuestra intemperie, y el amor, por todas partes, regresaba a su fuente. Lo s, lo he visto; la vida vuelve a sus fuentes, el rayo recoge sus herramientas en las canteras abandonadas, el polen amarillo de los pinos se junta en los rincones de las terrazas y la simiente de Dios va a unirse en el mar con las capas malvas del plancton. El Dios disperso se nos une en la diversidad. Seor, Amo del vuelo, mira que nieva y el cielo est limpio, la erra libre de toda albarda: Tierra de Seth y de Sal, de Che Huang- y de Keops. La voz de los hombres est en los hombres, la voz del bronce en el bronce, y en un lugar del mundo donde el cielo fue mudo y el siglo distrado, viene al mundo un nio del que nadie sabe su raza ni su rango y el genio marca rme los lbulos de su frente pura. Oh, Tierra, Madre nuestra, olvida esta ralea; el siglo est pronto, el siglo es mul tud y la vida sigue su curso. Un canto se eleva en nosotros y no ha conocido origen ni tendr estuario en la muerte: equinoccio de una hora entre la Tierra y el hombre.

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RESEAS

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EL LEN NEGRO

Jess Gabriel Alvarado.

Editorial EquiZZero San Salvador, 2010

El joven poeta Omar Chvez introduce el libro con el siguiente escrito: Palabras primeras

Ahora querrs la verdad, la verdad para m es lo ms triste, ene pelos y huesos de chacal Jess Gabriel Alvarado. Bajo el tulo de El Len Negro, el joven poeta Gabriel Alvarado se aventura dentro del collage literario y el contrapunto, para ofrecernos una narra va que bien podramos calicar como novedosa. Con un discurso cargado de enorme fuerza y agresividad, el protagonista nos narra sus propias experiencias en las que lo real y lo fants co se funden al unsono para formar un tercer plano totalmente dis nto e intemporal. Por tal razn, no debe parecernos extrao que ciertos pasajes de El Len Negro nos remitan a Los Campos Magn cos de Andr Bretn. La simultaneidad del lenguaje, los saltos en el empo, los juegos de palabras, la violencia y la lujuria son slo parte de lo que se nos ofrece en este breve relato, que por sus mismas extensiones y caracters cas no podramos clasicar como novela; para ello, el mismo autor introduce el concepto de novelight que sin duda responde a sus propios intereses y calamidades.

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MIENTRAS VIVA ESTA ORQUDEA


(Novela) Jos Rutilio Quezada
Editorial Clsicos Roxsil, Santa Tecla, El Salvador. Noviembre, 2009. 216 pp.

iempre me ha fascinado el concepto de la otredad. Y aunque aqu no puedo extenderme en todas las posibles implicaciones o ramicaciones de esta idea, basta con armar que es a base de nuestro contacto con lo otro o con los otros(as) como llegamos a congurar nuestra propia iden dad, o sea nuestro yo. Creo que en el caso de Jos Ru lio Quezada, bilogo entomlogo y novelista salvadoreo, esta confrontacin con lo otro ha sido de suma importancia sobre todo para su formacin novels ca. En el plano real, se enfrent con lo otro al encontrarse en el exilio durante gran parte de la guerra civil de su pas. Y fue en su mayora en el extranjero (ya sea en Costa Rica, en los Estados Unidos u otro pas) donde fueron tomando forma las ideas que habran de conver rse en novelas sobre El Salvador o sea su lugar de origen, punto de par da para la construccin del yo. Me sorprend al leer su l ma novela, tulada Mientras viva esta orqudea, porque en este trabajo Jos Ru lio ha dejado atrs el escenario salvadoreo, ese mundo que l haba explorado novelescamente, y del que haba dicho, al hablar de su primeriza novela Dolor de Patria, que la escrib porque tena algo que decir Todos tenemos algo que decir sobre nuestra erra. Yo descubr que poda hacerlo Mientras viva esta orqudea es en muchos aspectos un libro muy diferente a lo que ha escrito Jos Ru lio hasta ahora, ya que antes lo haba hecho sobre su propio pas, sus conictos y la guerra civil. Si me tocara describir su nueva obra con dos frases dira que es como un paseo por una casa de los espejos o como una tormenta de arena donde uno pierde la nocin del empo. Su estructura lo deja a uno sin aliento:

una serie de fragmentos largos o cortos, sin numeracin, sin captulos, que van narrando poco a poco y desde diferentes perspec vas la historia de Mara Rub, una mujer comn y corriente pero llena de expecta vas que vive en el poblado de Santa rsula, una aldea pequea y en crecimiento que tanto se parece al querido Quezaltepeque de Quezada. Por otro lado, la historia transcurre en un pas similar al nuestro y no muy lejano, pero de cuyo nombre el autor no ha querido acordarse. La prosa de Jos Ru lio se ende aqu como arena movediza: uno cae en su trampa y al hundirse ya no se sabe qu es realidad y qu fantasa; y es aqu donde el autor se ha internado en terrenos ms espesos de la ccin, pues es imposible discernir hasta qu punto son reales los personajes retratados o si son invenciones de otros personajes. Y qu personajes!: niitas perver dsimas de colegios catlicos, etnobotnicos exploradores que recorren todo el con nente, augustos abogados nacidos en Npoles, bibliotecarias sabias y ejemplares que guardan historias de amoros secretos, eminencias de la universidad de Heidelberg que poseen facetas malvolas y oscuras, aventureros gns cos y misteriosos con superpoderes carnales, etc. etc. etc. Qu hace Quezada en estos campos tan lejanos a su querido El Salvador? En alguno de sus interesan simos ensayos sobre la novela, Milan Kundera comenta que probablemente todas las novelas que un autor escribe son la misma, la con nuacin de la primera. Y si se mira con ms detenimiento, Mientras viva esta orqudea con enee

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Jos Rulio Quezada naci en Quezaltepeque, El Salvador, en 1930. Realiz sus estudios superiores en la Universidad de California, Berkeley y Riverside, habiendo obtenido su PhD en entomolga y control biolgico en 1969. Fue profesor e invesgador de la Universidad de El Salvador durante catorce aos y emigr denivamente a los Estados Unidos en 1980. En 1990 recibi el Premio Nacional de la Cultura, Rama de Biologa, en su pas de origen. Comenz Y quirase o no, Santa rsula, lugar donde se desa- a publicar novelas en 1983 y hasta la fecha se manrrollan los hechos, evoca a nuestra memoria al Que- ene escribiendo desde su residencia en Hanford, zaltepeque de Las profecas de Adn Cangrejo, con su California. mosaico de inmigrantes, su pujante crecimiento y su des no apocalp co. En su novela Mientras viva esta orqudea, el autor se deshizo de su oriundez para explorar mejor las formas de la vida, para poder sumergirse con mayor efec vidad en lo otro, y esto cons tuye sin duda alguna un tour de force en su trayectoria ar s ca. Pero no nos engaemos, pues l sigue siendo aqu el mismo hombre sencillo y sincero, sin dobleces, que describe Francisco Andrs Escobar en el prlogo a su primera novela Dolor de Patria. Y si bien sta no es del po de novelas que le produciran ebres a Garca Mrquez aunque lo garca-marqueciano es fcil de percibir en muchas de sus pginas Mientras viva esta orqudea no es slo una obra entretenida, sino tambin una muy interesante exploracin de una realidad que, aunque no sea e quetada de antemano como salvadorea, es tambin muy nuestra. Javier Kae Escritor, traductor y colaborador del peridico digital salvadoreo Contrapunto

muchas de las preocupaciones tratadas novels camente por Quezada desde un principio: est el empeo de seguir escudriando la realidad desde los ojos de una mujer, como se hizo ya en La l ma guinda, otro libro del mismo autor. Tambin hay un pueblo que reemplaza a los campesinos salvadoreos y sus pesares: aqu son los hai anos quienes soportan los maltratos de la sociedad que los abriga.

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LA MANCHA HUMANA
Philip Roth. Ttulo original: The Human Stain
Novela. El comentarista acude a la traduccin francesa titulada LA TACHE. 442 pginas. Editorial Gallimard, 2002
No, si ustedes no estuvieron en 1998 no saben lo que es la indignacin virtuosa. El editorialista William F. Buckley, conservador, escribi en una de sus columnas: En empos de Abelardo saban impedir al culpable recomenzar. Cito a Philip Roth, quien cita a William F. Buckley. Al Sr. Buckley no le pareca suciente con que des tuyeran al Presidente Clinton por haber introducido su erecto miembro en la boca de una gen l damisela. Quera, encima, que lo castraran. El libro al que me referir y del cual extraigo la cita anterior, no es reciente. Apareci en 2000 y fue llevado a la pantalla tres aos ms tarde, con Anthony Hopkins y Nicole Kidman como protagonistas. De su autor, fuerte candidato al Premio Nbel, no conoca ms que el nombre. Ahora conozco un libro, no al autor, que es prolco, de modo que conocerlo implicara la lectura de unos cuantos miles de pginas ms, pero el hecho de que se trate de un grueso tomo y el hecho de que se trate de una obra extraordinaria otorgan, creo, una base suciente para escribir unas menguadas lneas. El personaje central de La Mancha Humana es Coleman Silk, un profesor dis nguido de literatura clsica, un traductor de los griegos de sus fuentes originales. Su lenguaje franco despierta la admiracin y la simpa a de sus alumnos. Saben ustedes por dnde comienza la literatura europea?, les pregunta Coleman Silk y explica a con nuacin que la Ilada, ese venerado volumen, puede aproximarse a una ria de borrachos en un bar por una mujer. El erudito es adems un hombre enrgico, que eleva el tono de la universidad provincial donde labora, llega a decano, es un hombre exitoso en todos los sen dos. Pero, prximo a su re ro, un malentendido hbilmente trabajado por los envidiosos hace que se le acuse de racista y Coleman Silk debe renunciar en la ignominia. Para colmo ha muerto su esposa poco antes Tras tentar una vana lucha, Coleman Silk se dedica a la resignacin. Esa sociedad moralista y mediocre que est dispuesta a echar a un presidente porque ha tenido sexo oral, que ha hecho una personalidad mundial de la joven succionadora, ha triunfado en el caso del decano defenestrado. Haciendo a un lado las convenciones, ste toma por amante a una mujer ignorante, de menos de la mitad de sus aos. Gracias al Viagra -reexiona el profesor Coleman- puedo entender las transformaciones amorosas de Zeus. Pero ahora el moralismo puede seguir delante y lo hace por intermedio de un annimo. Pero Coleman Silk ene un secreto, un terrible secreto. Faunia Farley, la ignorante lechera que hace lo mismo que la clebre amante de Bill Clinton, que es de todos despreciada, que ha sido vc ma de monstruosas violencias mentales y sicas, es la nica, al parecer, en llegar a conocer ese secreto en vida de Coleman Silk. Pero Faunia muere con l en un sospechoso accidente, que otro annimo cruel atribuye a la premeditacin del propio profesor Silk, manchando pstumamente su memoria, y ese sombra en la vida del profesor marcha con ellos a las tumbas, porque son enterrados separadamente. Silk con su viuda, mientras sus hijos procuran reivindicar su memoria, con el primer profesor negro de la universidad, reclutado en otro

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empo por el decano Silk, supuesto racista, haciendo su elogio fnebre; Faunia con menos gente, como era de esperarse, en un lugar semisalvaje que se le parece, llorada por su padre en silla de ruedas pero abominada por su joven madrastra, en tanto en el otro en erro los hijos del decano no quieren ni saber que ella exis . Exis , sin embargo, en las pginas de la novela al menos, y fue grande a su modo. Pero no les revelar yo el secreto de Silk, porque hay que guardar respeto por los muertos. Les dejo la tarea de buscar la novela.

La Mancha Humana en las libreras de El Salvador, donde se favorecen los best-sellers y los libros de superacin personal, y donde un libro contemporneo que despierte nuestro inters, si lo encontramos, generalmente nos disuade de adquirirlo al ver el precio. Si yo pude leerlo fue gracias al actor Leo Argello, quien me lo obsequi. El hecho es que un joven Coleman, de piel bastante clara, va a despedirse de su madre negra hacindole saber que falsicar sus orgenes para pasar por blanco. Es la nica forma para l, en los Estados Unidos de ese entonces, de obtener derechos civiles. Zuckerman, alter ego de Roth, novelista y amigo de Mas lo que convierte el ojo de Zuckerman-Roth en el Silk, escribe La Mancha Humana. No es un narrador de una deidad omnisciente es que va viendo, bajo los omnisciente. Acta ms bien como un detec ve, actos de sus personajes, las enormes corrientes que pero es, de algn modo, Dios. Su mirada compasiva los mueven, volviendo esos actos casi inevitables, se ex ende a todo el horror que va desplegando ante mostrndonos la estupidez y la intransigencia de la nuestros ojos, el sombro subterrneo de Silk, la des- humana progenie como un monstruo que asume piadada vida de Faunia Farley y hasta la tortura de el papel que ene el Des no en aquellas tragedias su supuesto asesino. Nos vuelve humana, incluso, a griegas que el profesor Coleman Silk, con tanto desla pequea profesora tras los annimos, quien antes enfado, explicaba a sus alumnos en una universidad de asestar su l mo golpe comprende el sen do de provinciana. su perversidad, que ella imagina jus ciera: est enamorada de Coleman Silk o, al menos, Coleman Silk es su ideal er co. Pero bien, creo que les debo el secreto de Coleman Silk. Al cabo, el narrador lo revela bastante al comienzo, aunque l mismo no lo sepa sino tras la muerte de Silk, y la novela, intrincada y sembrada de crueles sorpresas, seguir interesando al lector, aunque lo sepa. Por otra parte, es dudoso que encuentren R.L.

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ANTOLOGA ESENCIAL
/Edgar Alfaro Chaverri. Poesa. 26 pginas. Editorial EquiZZero, 2010

Habla aqu con ligereza y gracia pero, al mismo empo, se est apoyando con acierto en la gran tradicin literaria, en la Biblia en el primer caso, en Los Parasos Ar ciales de Charles Baudelaire en el segundo. En un poema menos afortunado, Receta de amor para crear una musa (slo para Faunos), acude a Cortzar y cita a Neruda, pero su principal referente es la Biblia. Dos veces cita el ms encantador y pagano de los libros del An guo Testamento el Cantar de los Cantares. Varios son los referentes literarios del poeta, pero su principal referente es la calle, de dnde saca trminos como paniqueando. Hasta cierto punto, esta Antologa es un callejero Cantar de los Cantares. Varios son los referentes del poeta, pero su voz es suya y slo suya. S merece felicitaciones Edgar Alfaro y los merecen Y ahora qu decir. La lectura de Antologa Esencial tambin los jvenes de la Editorial EquiZZero que, ech por erra mis reservas. Hay en estas pginas tan- desde la factuosa ciudad de Soyapango, con recurto frescor, tanta sinceridad, tanta imaginacin, tanto sos mnimos, en forma cuasi artesanal, con portadas sen do del humor, tanto sen do del amor s, la voz de papel reciclado pero tambin con un criterio y un de Edgar Alfaro Chaverri es la de un poeta autn co y gusto que ganan la conanza, realizan tan exitosos espor momentos toca lo excepcional. Veamos por ejem- fuerzos. plo todo el mundo que hay en este solo verso: Te amo a toda luz te sufro a toda sombra

os jvenes poetas, Carlos Flores y Omar Chvez, han realizado una brevsima antologa de un ya no tan joven poeta, Edgar Alfaro Chaverri (San Salvador, 1958). Se trata de Antologa Esencial, tercer cuaderno publicado por la Editorial EquiZZero. Coneso que lo abr con ciertas reservas. Lo guardaba desde hace unos meses sin haberlo tocado y, teniendo simpa a por el autor, me pareci preferible, de encontrrmelo, decir no lo he ledo a decirle algo desfavorable. Por una parte, quienes hacemos o creemos hacer arte somos con frecuencia muy suscep bles y nos apegamos a nuestras obras aunque las sepamos imperfectas, como el padre del hijo feo se resiste a ver su fealdad. Por otra parte, una amistad es siempre algo valioso y como mucho de lo que es valioso, suele ser frgil. Pero en una elogiosa cr ca leda en Internet, Rafael Mendoza el viejo (y recordemos aqu que en arte cr ca signica ponderacin razonada, escapando al sen do comn del trmino) le llama alto poeta resucitado y no es Rafael alguien que, por lo general, regale sus elogios. Con todo, poda haberse expresado as impulsado por un sen miento de solidaridad hacia Edgar, que viene del inerno, pues este breve libro sale a luz tras su abandono de la droga, concretamente el crack que aqu solemos llamar piedra y es Edgar un hombre pobre que vende lapiceros bajo un semforo aunque por sus cualidades humanas y su inteligencia debiera hallarse en un lugar ms alto.

O veamos como habla de su drogadiccin en dos poemas mnimos, ambos en la pgina quince: Advertencia vital No os equivoquis: la principal piedra de tropiezo es la piedra

Exdrogadicto Mi escalera al cielo slo ene peldaos desechables

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AUTORES_
/JORGELINA CERRITOS
Licenciada en Psicologa, actriz y escritora salvadorea, Jorgelina viene acumulando premios en poesa y dramaturgia, tanto nacionales como internacionales, desde el ao 2000. En Enero del 2010 gana el Premio Literario Casa de las Amricas en la categora Teatro con su l ma obra Al otro lado del mar, galardn que la hace posicionarse a la altura de la dramaturgia la noamericana y al lado de los escritores salvadoreos Roque Dalton, Manlio Argueta y Claribel Alegra que a su vez han ganado este premio, siendo sin embargo la primera vez que El Salvador ob ene esta reconocimiento en Teatro. Si bien sus obras han sido varias veces llevadas a escena, slo ahora sus escritos comienzan a ser publicados en nuestro pas Nacido en San Salvador en 1985, Vladimir Amaya es estudiante de Letras en la Universidad Nacional de El Salvador y miembro fundador del taller literario EL PERRO MUERTO. Ha publicado UNA MADRUGADA DEL SIGLO XXI, antologa de la joven poesa salvadorea y EL FALSO ACORDE DEL SILENCIO, antologa mnima del taller al que pertenece. Gan el primer lugar en el certamen universitario Ma lde Elena Lpez en 2008 y ese mismo ao compar el primer lugar en el certamen Arqumides Cruz.

/VLADIMIR AMAYA

/MIROSLAVA ROSALES

Naci en San Salvador, El Salvador (1985). Licenciada en Periodismo, por la Universidad de El Salvador (2009). Es profesora en la Universidad Tecnolgica de El Salvador. Integra el taller literario El Perro Muerto. En el 2009, apareci en la antologa Nuevas voces femeninas de El Salvador, a cargo del escritor Manlio Argueta y publicada en la Editorial de la Universidad de El Salvador; en el 2010, en Una madrugada del siglo XXI, seleccin, prlogo y notas por Vladimir Amaya. Es tambin miembro de la revista Analecta Literaria y del Consejo de Redaccin Internacional de Letra de Cambio, la Nueva Literatura de Analecta Literaria. Poeta salvadorea. En el ao 2006 gan el Concurso Letras Nuevas en la rama de poesa. Ha par cipado en el Fes val de Poesa 2006 (El Salvador), Encuentro Internacional de Poetas el turno del ofendido 2007 (El Salvador), Vr go de los Aires 2007 (Mxico) y Animal del Monte 2008 (Guatemala). Actualmente se dedica a la edicin y a la inves gacin econmica.

/LAURA ZABALETA

/NADIE (Javier R.)


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Nadie es Javier Ramrez. 24 aos. Tiene un libro que se llama Aun los espacios vacos enen aire (2009), ganador del Concurso Gallo Tapado del Centro Cultural de la Embajada de Espaa en El Salvador. Escribe un blog personal (h p://dicenquenadieesperfecto.blogspot.com/).

/ELENA SALAMANCA

Joven periodista y escritora salvadorea nacida en 1982. Ha obtenido una de las becas de estancia para creadores de Iberoamrica y Hai de Fondo Nacional para la Cultura y las Artes de Mxico (FONCA) y la Agencia Espaola de Cooperacin Internacional para el Desarrollo (AECID) 2009, Mxico. Ha publicado la coleccin de cuentos LTIMO VIERNES en la Direccin de Publicaciones e Impresos del gobierno salvadoreo en 2008 y DAGUERROTIPO, cuento con el FONCA en 2009 Poeta y ar sta visual nacido en San Salvador el 24 de diciembre de 1979, Jess Gabriel Alvarado Crdova ha par cipado en diversos talleres literarios. Actualmente es miembro del grupo de jvenes escritores LETRAMORFSIS y del grupo de teatro experimental XIPETOTEC.

/JESS CRDOVA

/MARTA PINEDA

Musicloga salvadorea cuyas inves gaciones abarcan los campos de la educacin musical y la historia musical salvadorea. Ha publicado dentro y fuera del pas libros de texto, materiales metodolgicos, curriculares y ar culos para diversas revistas y bole nes especializados en temas de educacin ar s ca, arte y cultura.

LUSTRACIONES E ILUSTRADORES

/ROMEO GALDMEZ
Ar sta visual, ilustrador y comunicador grco. (Cinquera, Departamento de Cabaas, El Salvador en 1956). Estudi en el Centro Nacional de Artes CENAR- y obtuvo en 1978 la licenciatura en artes visuales, otorgada por la Universidad Federal de Ro Grande del Sur, Porto Alegre (Brasil). Ha presentado su obra grca en forma individual en ms de treinta ocasiones en Brasil, El Salvador, Uruguay, Canad, Estados Unidos y Mxico y ha par cipado desde 1976 en exposiciones colec vas internacionales en La noamrica y el Caribe, Estados Unidos de Amrica, Canad, Europa, Japn, Corea del Sur y Australia. En dos ocasiones, su obra ha sido seleccionada para la Trienal Internacional de la Estampa de Osaka, Japn. El ar sta ha sido profesor del Centro Nacional de Artes y pertenece desde hace treinta aos a la red internacional de Arte Correo, un movimiento que fusiona arte y comunicacin a travs del cual incursiona y par cipa en ml ples eventos y exposiciones en diferentes pases; adems es miembro del Colec vo La Fbri-K, de la Asociacin de Ar stas Pls cos de El Salvador- ADAPES y de Malaspina Printmakers Society, de Vancouver, Canad. Actualmente es Coordinador de Artes Visuales de la Secretara de Cultura de la Presidencia.

/EDUARDO CHANG
(El Salvador, 1983) es ar sta visual y diseador grco. Su trabajo ar s co ha sido expuesto de forma individual y colec va enCentroamrica, Cuba y Canad. Ha merecido numerosos reconocimientos tanto nacionales como internacionales. Su obra se haya representada en el Museo de Arte y Diseo Contemporneo de Costa Rica, el guin semi-permanente ReVisiones en el Museo de Arte de El Salvador, MARTE y la coleccin de la fundacin Teor ca en Costa Rica. La editorial Taschen ha publicado su trabajo en los libros La n American Graphic Desing (2008) y Logo Design vol II (2009). El trabajo de Chang ha abarcado tambin curaduras y ensayos sobre arte y diseo. Vive y trabaja en Costa Rica.

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