RACINE y EURÍPIDES
RACINE y EURÍPIDES
RACINE y EURÍPIDES
Introduccin Una ancdota histrica[1] cuenta que cuando alguna una vez, el rey Sol, Luis XIV le pidi consejo a Boileau sobre unos versos que haba escrito, ste le respondi: Vuestra majestad puede hacer todo cuanto se proponga; vuestra majestad se ha propuesto hacer hoy malos versos y lo ha conseguido! Esta critica a pesar de lo que se pudiese llegar a pensar, fue bien recibida por el rey debido a una buena razn, a saber: Que consideraba a Boileau su gobernador general del Parnaso. Sin embargo el gobernador Boileau tambin era el legislador de este Parnaso en el que deban inspirarse los poetas franceses de la poca. En 1674 public en verso los preceptos literarios a los que se deban atener aquellos, consignndolos en su libro El Arte potica. En realidad, lo que hizo Boileau fue codificar los lineamientos poticos ya admitidos por la poca y que incluso haban sido incluidos en diversas obras de Corneille y Racine, principalmente, y que definieron lo que se ha llamado el Clasicismo francs. La aspiracin de estos poetas llamados clsicos fue la de un retorno a la sobriedad y elegancia de la lrica greco-romana a la que oponan frente al recargado y voluptuoso barroco identificado por los clasicistas franceses con Italia, tal como lo muestran los siguientes versos tomados del libro de Boileau: Muchos entorpecidos por una pasin insensata, siempre lejos del recto sentido van a buscar su pensamiento. ellos crean humillarse, en sus versos mounstrosos, al imaginar tan slo que otro pudiera pensar como ellos. Evitemos esos excesos: dejemos a Italia Todos esos falsos brillantes de esplendorosa locura.[2] Abandonar la locura, retornar a la razn, peda Boileau, hacindose eco de Malherbe quien haba sido el primero en reaccionar contra lo que se consideraba un desbordamiento innecesario de la imaginacin y que haba sido achacado al movimiento de La plyade y en especial a Ronsard. Pero dejando a un lado el contexto histrico en el que la literatura de esta poca se desenvolvi, asunto que por s mismo merecera un trabajo de investigacin, lo que a nosotros nos interesar en las lneas que siguen es mostrar hasta que punto esta aspiracin por el retorno a lo greco-romano se cumpli, pero no en un sentido general que abarcase todo el arte de esta poca, sino tan solo en el, tal vez ms representativo de los poetas de la corte de Luis XIV: Jean Racine.
Racine, educado en el ms puro espritu griego de la poca que por entonces se hallaba en el monasterio de Port Royal, fue iniciado en la lengua griega desde muy pequeo siendo sus primeras lecturas tanto las del Nuevo Testamento como las de Eurpides y Sfocles. Esta educacin que podramos llamar ya clsica hizo que el joven, por entonces aspirante a poeta, se interesara por los temas mticos de la tragedia en los que encontrar la fuente de inspiracin para la elaboracin de las suyas propias, as podemos ver que su primera composicin trgica fue la Thbade inspirada tanto en Los siete contra Tebas, como en Antigona. Este gusto por los temas mticos, y ya de por s por el teatro mismo, enfrent a Racine con los grupos ms conservadores de la poca, en especial con la Iglesia, que reprobaba las representaciones dramticas y otras artes como la danza y el canto de temas profanos, lo que hizo que Racine abordara, aunque ms por gusto que por obligacin, otros temas sacros para la composicin de sus tragedias, de ah surgieron su Atala y Ester. Sin embargo sus piezas trgicas ms acabadas son aquellas inspiradas por los temas ya abordados por los grandes clsicos de la tragedia, de ah surgieron su: Andrmaca, Britnico, Ifigenia y Fedra, entre otras. Racine fue un gran conocedor de la potica de Aristteles, en la que el mismo Boileau se haba inspirado para elaborar sus reglas, y siendo sta la mejor gua para la elaboracin de las mismas, Racine trat de aplicarla a sus composiciones. Sin embargo debemos tomar esta aplicacin cum granum salis, pues como veremos adelante Racine parece alejarse en puntos clave de la misma o realizar una interpretacin de los pasajes de la misma de acuerdo a las aspiraciones de la poca. Desde luego Racine no fue un terico como Boileau o Malherbe, por lo que debemos confrontar ms bien sus obras con la potica aristotlica, que sus opiniones, que aunque escasas, las hay. En efecto nos encontramos con una anotacin a un ejemplar suyo de la Potica, que l mismo hizo sobre la compasin y el terror: [la tragedia] excitando el terror y la compasin, purga y templa este tipo de pasiones. Es decir que, moviendo estas pasiones, les quita lo que tienen de excesivo y de vicioso, y las reduce a un estado de moderacin conforme a la razn.[3] Purgar y templar las pasiones, as como reducirlas a la moderacin conforme a la razn son los elementos que a Racine le interesa destacar del pasaje aristotlico en el que se inspira, y que, a la letra nos dice lo siguiente:
Es, pues, la tragedia imitacin de una accin esforzada y completa[...]actuando los personajes y no mediante el relato, y que mediante compasin y temor lleva a cabo la purgacin de tales afecciones.[4] Sin embargo ni en este pasaje, ni en ningn otro parece querer decir el estagirita lo que a Racine le interesa destacar. Vemos as, por ejemplo, que purgar adquiere en Racine las connotaciones de templaza de las pasiones, (cuando menos del terror y la compasin), y una reduccin a la moderacin conforme a la razn. Es por tanto claro que el poeta francs hace ms bien una interpretacin de dicho pasaje, tomando elementos, suponemos, de la tica Nicomquea, donde se encuentra algo semejante a lo que Racine afirma, sobre como el termino medio entre el exceso y el defecto se encuentra en concordancia con la razn. (Libro VI, 1138b 2025). Este tipo de situaciones, creemos deben quedar claras no para atacar la heterodoxia de Racine, en cuanto a los elementos que intervienen o dejan de intervenir en sus propias tragedias respecto a lo que dice Aristteles en su potica, sino mas bien, para exponer la sintomatologa de un moralismo recurrente en la tragedia no solo de Racine sino incluso de Corneille. El porque calificamos de moralista aquello que nos dice Racine en la cita que expusimos, lo veremos al tratar el prlogo de una de las obras de Racine, quien tambin hace nfasis en la mathesis de la tragedia como medio de instruccin de los espectadores. Por haber sido una aspiracin de los clasicistas franceses el retorno a lo griego y por haber tomado para este fin a la Potica de Aristteles como modelo para alcanzar este propsito en lo que a la composicin de la tragedia del siglo XVII se refiere, nuestra tarea ser la de indagar en que grado se cumpli este anhelo efectivamente. Para tal efecto tomaremos como modelo la Fedra de Jean Racine y la compararemos con la tragedia en la que se inspira: El Hiplito de Eurpides teniendo siempre como paradigma a Aristteles, tanto en su Potica como en su teora de la accin elaborada en el capitulo III de su tica Nicomquea.
1. Phdre et Hypolitos. El modelo ms acabado de tragedia que elabor Racine fue Fedra, su ltima pieza de tema profano y que muestra ya su madurez tanto en la
composicin como en la teora que tcitamente perfil de la tragedia a lo largo de su carrera. El tema de esta obra que originalmente se llam Fedra e Hiplito fue tomado directamente del Hiplito de Eurpides. El 8(@H (logos) o argumento en sentido aristotlico es casi el mismo con excepcin de la explicacin que se da acerca de la castidad de Hiplito. En cambio el :4J@H (mito) o estructuracin de los hechos vara considerablemente, como veremos adelante. Repasando el argumento de ambas obras, como dijimos, tenemos ms o menos el mismo: Fedra, esposa de Teseo, el padre de Hiplito, cae presa de una pasin incontenible por su hijastro, ste la rechaza y para salvar su honor, Hiplito es acusado ante Teseo de (intento de)[5] violacin, cosa que hace enfurecer a Teseo quien invoca el favor de Neptuno para que limpie con la sangre de su hijo la afrenta a su mancillado lecho, lo que acarrea la muerte de Hiplito. Estructuralmente, lo primero que llama la atencin de la Fedra de Racine es la eliminacin del coro, esta peculiaridad se presenta a lo largo de casi todas las tragedias racinianas con excepcin de aquellas con tema sacro como son Ester y Atalia, donde aparece el coro de mujeres israelitas en la primera y el coro de jvenes doncellas de la tribu de Levi en la segunda. Esto representa un primer alejamiento del modelo griego pues, como podemos ver en la Potica el coro es uno de los actores principales de la tragedia: En cuanto al coro, debe ser considerado como uno de los actores, formar parte del conjunto y contribuir a la accin[...][6] No tenemos mejor explicacin para tal omisin ms que la que supondra una eliminacin de las partes cantadas por alguna razn de carcter religioso, pues como vemos en las tragedias sacras de Racine s aparece el coro con todos los elementos que el estagirita promueve como mejores para su actuacin. Sin embargo esta eliminacin del coro en Racine viene compensada por una mayor riqueza del dilogo, una explotacin del lenguaje de los personajes para describir las situaciones y las emociones, al decir de Roland Barthes: La emocin ms espectacular, es decir la que mejor corresponde a la tragedia, es la que alcanza al hombre raciniano en su centro vital, en su lenguaje.[7] Pero dejando a un lado esta especulacin, hay otra omisin que resulta importante y es que lo que Aristteles llama partes cuantitativas de la tragedia las cuales tampoco aparecen en la Fedra de Racine. Recordemos que tales partes cuantitativas son: 1.- prologo, 2.- episodio, 3.- xodo y 4.parte coral, la cual a su vez se subdivide en prodo y estsimo. (12, 1452b
15). Ahora bien, en el Hiplito de Eurpides la accin se inicia con un prologo de Afrodita, la cual expone la soberbia de Hiplito con respecto a ella y el modo en que ha de ser castigarlo por su afrenta. (Hiplito, 5-55]. Mientras que en la Fedra de Racine, la escena primera del acto primero se inicia directamente con un dialogo entre Hiplito y Teramenes, en el cual, aquel le expone su preocupacin debido a la larga ausencia de su padre Teseo y su deseo de ir a buscarlo. Vemos tambin que episodio y xodo pierden su significacin en Racine con la eliminacin del coro pues como nos dice Aristteles: [...]el episodio, una parte completa de la tragedia entre cantos corales completos, y el xodo, una parte completa de la tragedia despus de la cual no hay canto del coro.[8] En comparacin la Fedra de Racine se divide en cinco actos, cada uno con entre cinco y siete escenas. Pero ms all de estos elementos tcnicos resulta interesante la omisin del prologo y el coro por el modo en que altera el :4J@H (mito) o estructuracin de los hechos. Eurpides en su Hiplito centra la tragedia en el personaje de Hiplito, en cambio Racine se concentra ms en el de Fedra, [cuestin que se obvia desde el titulo de la obra raciniana), este hecho nos servir como parmetro en cuanto a la comparacin de la obra de Eurpides y la de Racine. En este sentido aunque el argumento es el mismo, la fbula es totalmente diferente, es decir en realidad la tragedia raciniana es absolutamente original, pues el :4J@H (mito) como estructuracin de los hechos es diferente en Fedra que en Hiplito aunque el argumento o 8(@H (logos) sea el mismo, para hacer notar esto, viene al caso un pasaje de la Potica en el que se dice que el poeta debe ser artfice de fbulas ms que de versos: De suerte que no se ha de buscar a toda costa atenerse a las fbulas tradicionales sobre las que versan las tragedias. Sera, en efecto, ridculo pretender esto, ya que tambin los hechos conocidos son conocidos de pocos, y sin embargo deleitan a todos. De esto resulta claro que el poeta debe ser artfice de fbulas ms que de versos, ya que es poeta por la imitacin, e imita las acciones. Y si en algn caso trata cosas sucedidas, no es menos poeta; pues nada impide que algunos sucesos sean tales que se ajusten a lo verosmil y a lo posible, que es el sentido en que los trata el poeta.[9] En este pasaje el estagirita nos habla acerca de que la poesa es ms filosfica que la historia por que narra lo posible y dice lo general, mientras que la historia nos dice lo particular y lo que ha sucedido. Sin embargo lo que tratamos de destacar para nuestro argumento sobre la originalidad de
la Fedra de Racine, es precisamente el hecho de que en primer lugar no es necesario atenerse a las fbulas tradicionales, as como que el poeta ms bien tiene que exponer hechos que sean o verosmiles o posibles y ser ms bien artfice de fbulas que de versos. Consideramos que Racine cumple con todos estos elementos en la composicin de su Fedra por lo que sta no puede ser identificada con el Hiplito de Eurpides, en el cual, sin embargo, se inspira, como hemos reiterado ya varias veces. Esto que acabamos de exponer es relevante pues, como dijimos antes nos da un parmetro de comparacin entre ambas obras y, es que la Fedra de Racine es como un espejo del Hiplito. Los elementos de la trama son los mismos y sin embargo la fbula o estructuracin de los hechos resulta en muchos casos invertida como en una imagen reflejada en un espejo. Por ejemplo, en Eurpides es la misma Fedra quien idea la calumnia contra Hiplito, mientras que en Racine es Enona, la nodriza de Fedra, a quien se le ocurre. Otra diferencia o reflejo especular en ambas obras es que, mientras en Hiplito es la nodriza quien le declara a Hiplito la pasin de su ama, en Fedra, es Fedra misma la que le declara sus sentimientos a Hiplito. Como hemos dicho ya, estos significativos cambios tienen que ver con el cambio en el nfasis de aquien-leocurre-que. Para Eurpides la tragedia es de Hiplito, mientras que para Racine es de Fedra, e Hiplito solo acta como motor de las acciones, o mejor dicho, deliberaciones de Fedra. Este cambio en el nfasis de los personajes se ve claramente mediante la virtual eliminacin de Afrodita, (y como mencionamos, del prlogo en el que aparece en la versin de Eurpides), y la total eliminacin de Artemisa dentro de la tragedia raciniana. Para Racine el hilo conductor de la tragedia no es el furor de Cipris como deidad ofendida el que desata la tragedia, menos an el culto a Artemisa por parte de Hiplito. La pasin en este sentido se humaniza, se centra en Fedra como mujer apasionada por un amor prohibido y su lucha interna contra tales sentimientos. En este sentido, se realiza un cambio que va de la Furia de una deidad externa que inspira la pasin de Fedra, a una fuerza interna que slo toma a la deidad como metfora, como pretexto, por eso Venus es mencionada varias veces, pero nunca se expresa como en Eurpides: Qu coraje no ha podido domar Venus?/Teramides, escena 1 acto I/Oh despecho de Venus! Oh clera fatal! A que extravos condujo el amor a m madre! /Fedra, acto 1, escena III/reconoc a Venus y su temible fuego, y los tormentos que ella persigue! /Fedra, acto 1, escena III/ es Venus toda entera clavada en su presa. /Fedra, Acto 1 escena III/[10]
Lo mismo sucede con el Hiplito raciniano, no es ms un devoto de Artemisa ni son sus votos hacia esta deidad los que lo alejan del himeneo y los lechos, sino una especie de moralidad inspirada ex machina que, en el contexto de la obra se muestra como una especie de reprobacin moral hacia su licencioso padre, Barthes por ejemplo opina que: Sin duda la esterilidad de Hiplito apunta contra el padre, es amonestacin al padre por la anrquica profusin con la que derrocha su vida.[11] Esta opinin parece ser la ms acertada, pues en la escena primera del el acto primero, en el dilogo que sostiene Hiplito con Teramenes, aquel dice: Pero cuando t relatabas hechos menos gloriosos, su amor ofrecindose por todas partes y aceptado en cien lugares; Helena, robada a sus padres en Esparta; Salamina, testigo de las lagrimas de Peribea...Tantas otras, cuyo mismo nombre ya no recuerda..., espiritus harto crdulos que su llama ha engaado! Ariadna, contando sus injusticias a los acantilados; Fedra, raptada por ltimo bajo menores auspicios. T sabes como, escuchando con dolor este discurso, yo te apremiaba a menudo para que abreviases su curso. Dichoso si hubiera podido arrancar de la memoria esta indigna mitad de tan hermosa historia! [acto primero, escena primera) Con lo que queda bastante claro como se presenta el rechazo de Hiplito, no tanto a la cohabitacin, sino a la actitud libertina y licenciosa que provoca dolor en aquellos que la padecen. Esta actitud moralizante se reafirma mediante el amor de Hiplito por Aricia, un amor casto y puro que se ha de legitimar nicamente mediante el matrimonio. Artemisa diosa de la castidad es entonces sustituida por el sacramento del matrimonio, nico vinculo posible entre Hiplito y su amada. Por ello mismo la misoginia que vemos en el discurso del Hiplito de Eurpides, [versos 615-665], desaparece en la obra de Racine, en donde el rechazo por el sexo femenino, es tan slo una sospecha inspirada por el recato de Hiplito y es ms bien insinuado que afirmado en boca de la propia Aricia: Conoces, por ventura, al insensible Hiplito?En que frvola esperanza se apoya tu pensamiento para confiar que en m sola se muestren una lstima y un respeto hacia un sexo que desdea? [Fedra a Ismenia. Acto segundo, escena primera) Ms al hacerle ver Ismenia su error a Aricia en cuanto a esta opinin, Aricia procede a declararle a su sierva su amor por el hijo de Teseo, y en su discurso afirma que no es su amor, tan slo, inspirado por la belleza de Hiplito, sino por su virtud, y reiterando un poco la misma critica que
vimos en Hiplito hacia el libertinaje de Teseo, Aricia afirma que es ms valioso un amor casto aunque difcil de conseguir, que uno que se ofrece por todas partes: Fedra se honraba en vano de los suspiros de Teseo. En cuanto a m, soy ms orgullosa y huyo la gloria fcil de arrancar un homenaje a otras mil ofrecido y de entrar en un corazn abierto por todas partes.[...]Hrcules costaba menos de desarmar que Hiplito; y ms a menudo vencido, y ms pronto olvidado, proporcionaba menos gloria a los ojos que lo domaban. [Fedra a Ismenia. Acto segundo, escena primera.]
II. Accin y carcter en Fedra. La tragedia es imitacin, ::0F4H (mimesis) de una accin esforzada, (1449b 25). En el Hiplito de Eurpides, encontramos al hroe trgico tal como lo describe Aristteles, ni muy virtuoso y justo ni muy bajo, sino en el trmino medio y cayendo debido a un error. El error del Hiplito euripidiano es la soberbia, vicio odioso del cual le previne su sirviente al ver su actitud de desprecio hacia Afrodita (75-105). En la tragedia de Racine, realmente no es muy claro el error en el que cae Hiplito y esto es as, por que como hemos adelantado, para Racine no es Hiplito el hroe trgico sino Fedra y, el error trgico de Fedra es de un carcter moral muy distinto al que podra encontrarse en los griegos. Para entender esto es necesario apelar al propio Racine en el prefacio que hizo de su Fedra: Lo que puedo asegurar es que yo no he escrito otra (tragedia) en que la virtud sea puesta tan de relieve como en esta (Fedra): las menores faltas son en ella severamente castigadas. El solo pensamiento del crimen se contempla con tanto horror como el crimen mismo; las flaquezas del amor se consideran como verdaderas debilidades; las pasiones se presentan ante los ojos nicamente para mostrar todo el desorden de que son la causa, y el vicio se pinta por todo con los colores que lo hacen resaltar y despertar el odio por su deformidad (prefacio a Fedra, Pg. 412 de nuestra edicin). Hay varios elementos interesantes en este pasaje, comencemos con el relativo al pensamiento del crimen. Para Racine ste es equiparable al crimen mismo, a la accin, parece entonces establecerse una equivalencia entre *4G<@4 (dianoia) y BD>4H (praxis) situacin inimaginable en la potica aristotlica. Para el estagirita, las causas de las acciones son el
carcter y el pensamiento, pero no hay identificacin entre ninguno de estos elementos: Pero la imitacin de la accin es la fbula, pues llamo aqu fbula a la composicin de los hechos, y caracteres, a aquello segn lo cual decimos que los que actan son tales o cuales, y pensamiento, a todo aquello en que, al hablar, manifiestan algo o bien declaran su parecer.[12] Vemos entonces que la identificacin que parece hacer Racine entre pensamiento y accin, no tiene cabida en Aristteles, por lo que tal situacin parece tener una inclinacin bien definida en el autor de Fedra. Si examinamos la primera lnea de la cita que acabamos de hacer del prefacio a Fedra notamos inmediatamente que a Racine lo que le interesa es destacar la virtud de los personajes. Si revisamos la tica Nicomquea vemos que la virtud no se juzga a partir de las acciones sino del carcter: [...]parece ser ms apropiado a la virtud y mejor juzgar los caracteres que las acciones. (Libro III, 1111b 5) ahora bien, el carcter se manifiesta mediante el pensamiento, pues mediante ste, el personaje manifiesta algo que prefiere o evita segn su parecer. Adems en la misma tica Nicomquea Aristteles divide la virtud en dianoetica y tica, es decir en aquella que se aprende y aquella que procede de la costumbre, (Libro II 1103 15.). De esta divisin de la virtud, a Racine parece quedarle bien la dianoetica, es decir la que proviene de la enseanza, pues en el mismo prefacio a Fedra, el autor destaca la importancia de la mathesis trgica como medio de enseanza de las virtudes morales al afirmar que el teatro griego: [...]era una escuela donde la virtud no se enseaba menos que en las escuelas de los filsofos. Y declarando mas adelante su intencin de recobrar este supuesto ideal de los trgicos griegos: seria de desear que nuestras obras fueran tan slidas y estuvieran tan llenas de instrucciones tiles, como las de esos poetas... este anhelo que expresa el trgico francs tena como finalidad reconciliar a la tragedia con el clero en particular, pues hay que recordar que ste no vea con buenos ojos a los poetas como Racine, en especial a Moliere su contemporneo, aunque ste ltimo ms bien compusiera comedia. Este anhelo, pues, fue el que llevo a Racine a reformular la tragedia como una mathesis moralista, retomando parcialmente lo que Aristteles dice sobre esto, a saber que la Tragedia es imitacin de una accin esforzada y que por imitacin el hombre adquiere conocimientos y deduce que es cada cosa, a la que aade como hemos visto la teora de que la virtud dianoetica se adquiere por enseanza. La consecuencia de esto que acabamos de decir se aprecia claramente al ver como el :4J@H (mito) de Fedra no es ms una estructuracin de los
hechos sino de los carcteres y pensamientos. Los personajes adquieren una especie de inmovilidad para actuar y todo el drama transcurre en medio de deliberaciones y conatos de acciones, as por ejemplo en el Hiplito de Eurpides Hiplito acta insolentemente ante la imagen de Afrodita y se niega a coronarla como lo hace con Artemisa, Fedra decide vengarse y acta al colgarse y al acusar a Hiplito de haberla violado cometiendo injusticia. En cambio en la Fedra de Racine, Hiplito no hace prcticamente nada ms que huir de Aricia y de Fedra y deliberar sobre su amor por la primera y su horror por la segunda. Fedra en cambio declara personalmente su amor a Hiplito y al final decide envenenarse, sin embargo aunque resulte paradjico, de su accin no surge la tragedia, esta se desplaza a Enona quien acusa a Hiplito de haber intentado violar a su ama y desata la furia de Teseo, el error de Fedra, como lo dice al final fue, precisamente no haber actuado para detener la furia de este: No, Teseo. Es preciso romper un injusto silencio: es necesario devolver la inocencia a vuestro hijo. El no era culpable. [Fedra, acto V escena VII] Otro rasgo interesante a este efecto es el hecho mismo de que tanto en Eurpides como en Sneca, Hiplito es acusado de haber violado a Fedra, es decir de haber cometido el acto, mientras que en Racine la acusacin se hace por el intento, la intencin de llevar a cabo el acto, desplazando de nuevo la accin al pensamiento o cuando menos a una intencin frustrada, que es lo mismo que sucede cuando Hiplito le pide a Aricia que se case con el, la accin nunca se concreta, se queda en una promesa incumplida por la muerte de Hiplito. Vemos entonces como la fbula es ms bien una estructuracin de pensamiento y carcter, de palabras que se quedan tan solo en eso, el mismo Teseo que implora a Poseidn que lo vengue del intento de crimen de su hijo, se arrepiente an antes de enterarse de que Hiplito es inocente, y se retracta de sus palabras maledicientes. Barthes de nuevo nos da una clave de esta situacin en Racine: He aqu quiz la clave de la tragedia raciniana: hablar es hacer, el logos asume las funciones de la praxis y la sustituye: toda decepcin del mundo se refugia y se redime en la palabra, el hacer se vaca, el lenguaje se colma.[13] As mismo, vemos que la metabole o el cambio de bienestar a desgracia no le ocurre a Hiplito en la Fedra raciniana, debido a algn yerro, a menos que considerramos yerro el rechazar el adultero amor de Fedra, con lo que ms bien cometera un crimen contra su padre, resulta curioso pues lo que dice Racine acerca de Hiplito:
Me ha parecido que deba sealarle alguna flaqueza que le hiciese un poco culpable con respecto a su padre[...]llamo flaqueza a la pasin que experimenta, a pesar suyo, por Aricia, que es la hija y hermana de los ms mortales enemigos de su padre. (prefacio, Pagina 411). Sin embargo no es el amor por Aricia lo que pierde a Hiplito, pues en primer lugar Aricia no tiene rencor contra Teseo ni desea vengarse de el a travs de su hijo, en segundo lugar este amor no se consuma, y por ultimo a Teseo mismo no parece importarle que su hijo ame a Aricia, es mas l mismo va a advertirle a Aricia acerca del carcter inmoral e hipcrita de Hiplito [acto quinto, escena tercera] es pues dicho amor entre Hiplito y Aricia ms bien una especie de sentimiento culpable que Hiplito tiene debido a la trasgresin que hace de la ley establecida por su padre de que nadie en esas tierras poda amar a Aricia por el temor de que la semilla de sus enemigos surgiera de nuevo. Tenemos entonces culpabilidad ms que responsabilidad, caso opuesto al de Eurpides. Respecto a Fedra nos encontramos en una situacin similar, su pensamiento y su carcter nos muestran lo poco virtuoso de su pasin, pero nada se deduce de ello, no sucede nada por ello, hasta que entra en escena Enona y acusa a Hiplito. En Eurpides por ejemplo la nodriza es el catalizador de la accin, ella revela a Hiplito la pasin de su ama y a partir de ah Fedra tiene que actuar para salvar su honor, la herencia de sus hijos y vengarse de Hiplito. En cambio en la Fedra de Racine, Enona es el agente de la cada de Hiplito, es en realidad este personaje secundario quien desata la tragedia y la metabole de Hiplito y la misma Fedra, si es que en Fedra hay tal metabole, pues al final no hace sino concretar lo que deseaba desde el principio: quitarse la vida. III. Carcter y solo carcter. Para Roland Barthes, el teatro raciniano carece de carcteres y se ocupa solo de situaciones: [...]no hay carcteres en el teatro raciniano[...]no hay ms que situaciones en el sentido casi formal del termino: todo recibe su ser del lugar que ocupa en la constelacin general de las fuerzas y las debilidades.[14] Sin embargo creemos que esto no es verdadero del todo. Sin afn de polemizar con esta opinin, parece haber suficientes elementos para considerar cuando menos a Fedra, como una tragedia totalmente de carcteres. Y esto parece ser as debido a la intencin moralizante que Racine tenia en mente al escribirla y presentarla, pues a diferencia, por ejemplo, de las obras de Sneca que eran escritas de para instruir al
emperador en cuanto a la virtud, pero no estaban escritas para representarse, en cambio, Racine tenia no slo la intencin de que Fedra se representara, sino de que sirviera como un medio para instruir al espectador en la virtud, una virtud que como hemos visto es dianotica, se aprende. En otro trabajo, hemos dicho por ejemplo que en el Hiplito de Eurpides, solo Hiplito acta con carcter de acuerdo con las definiciones de Aristteles (independientemente de Afrodita y Artemisa que son ms bien lo que representa a la fatalidad) Hiplito como decamos tiene carcter porque cada una de sus acciones se corresponden con su modo de ser; cuando l decide rendir culto a Artemisa mediante la castidad y cuando comete el pecado de soberbia negndose a rendirle culto a Afrodita, est actuando con carcter, es decir esta eligiendo el modo de actuar de acuerdo con sus convicciones. Pero en cambio ni Fedra ni Teseo ni la nodriza actan con carcter sino de lo hacen de un modo impulsivo, ciego, guiados nicamente por sus pasiones exaltadas por el engao de Afrodita que los utiliza como medios para su venganza, la cual a su vez es desatada por el carcter errneo de Hiplito quien en este estado de cosas cae como dice Aristteles que debe caer el hroe, no por falta de virtud sino por un yerro. En cambio Fedra, Teseo y la nodriza actan pero no eligen, es decir no tienen carcter, sin embargo sus acciones tienen consecuencias nefastas, pero como no han elegido este modo de actuar, Artemisa al final de la obra los libera de su responsabilidad acusando directamente a Afrodita como la responsable de tales acciones: Por los designios de una diosa, fue l engaado.[15] En Racine podemos ver en cambio una profusin de carcteres expresados por la *4G<@4, (dianoia) pero slo una accin fatdica, la de Enona. Hiplito, Fedra, Aricia y Enona tienen carcter, aunque no parecen actuar movidos por l, excepto Enona, personaje vil y bajo que ofrece la solucin movida por la deliberacin respecto a lo que le ha de suceder a su ama si Hiplito la llega a descubrir ante Teseo el cual es el nico personaje que se mantiene casi idntico en las obras de Racine y Eurpides, actuando por ignorancia y movido por fuerzas externas. Hemos adems afirmado que la intencin de Racine fue precisamente que su tragedia fuera de este modo, pues como vimos anteriormente por las acciones no se juzga la virtud de un individuo, sino por su carcter y su pensamiento y lo que quera Racine era resaltar la virtud y mostrar las consecuencias nefastas del vicio y la pasin, todas las cuales solo se reflejan en el carcter 2@H (thos) y no mediante la accin. Resultar interesante, por esto que acabamos de decir lo que el mismo Racine nos comenta sobre su Fedra:
yo he procurado, incluso, mostrarla algo menos odiosa de lo que parece en las tragedias de los antiguos, en las que ella misma se decide a acusar a Hiplito. He credo que la calumnia era algo demasiado bajo y demasiado nefando para ponerla en boca de una princesa, que por otra parte tiene sentimientos tan nobles y tan virtuosos. [prefacio, Pgs. 410-411] El personaje de Fedra sin embargo queda debilitado en la obra raciniana debido a este hecho, pues a lo largo de la tragedia se nos presenta como un ser dbil, pusilnime y asustadizo, situacin sta, sin embargo que tampoco parece ser debida a una mala caracterizacin de Racine, pues este aprovecha la situacin en la que se halla Fedra para criticar a los aduladores del poder real de una forma indirecta durante el dialogo que Fedra sostiene con Enona al enterase de la calumnia que esta ha inventado: Ojala el cielo pueda recompensarte dignamente! y pueda tu suplicio espantar para siempre a todos los que como tu, por cobardes ardides, alimentan las flaquezas de los desdichados prncipes, les empujan hacia las inclinaciones de su corazn y osan allanarles el camino del crimen! Detestables aduladores, el ms funesto presente que pueda hacer a los reyes la clera celeste! [Fedra, acto Cuarto, escena VI]. Por este medio Fedra ahora adquiere un carcter totalmente diferente al que tenia en Eurpides y Sneca, se transforma en un ser virtuoso que no solo se horroriza de su pasin por Hiplito, sino que se muestra contraria a la vileza que su nodriza ha urdido para salvar su reputacin y decide confesar a Teseo la verdad al mismo tiempo que por honor se envenena, mostrando no solo su cualidad como esposa redimida, sino como ser justiciero que efecta la anagnrisis en Teseo, para que este no guarde rencor hacia su hijo ya muerto. Conclusiones. Sin lugar a dudas la obra de Jean Racine es sumamente rica en elementos novedosos. Nosotros no hemos agotado ni mucho menos, la temtica y los problemas que presenta la Fedra de Racine en comparacin, no solo con el Hiplito de Eurpides, sino con la Potica misma, a la cual el autor parece tener siempre en mente al escribir sus obras. Sin embargo, como hemos podido ver, la aspiracin a sujetarse a los parmetros aristotlicos fue ms una intencin, motivada por el slogan de regreso a los clsicos greco-romanos en oposicin al desbordado barroco, que un hecho.
Pero tampoco fue un mero delirio, la potica aristotlica fue retomada, pero modificada, cuando menos en Racine, para presentar una tragedia de carcteres que resaltar, como el mismo nos ha dicho, la virtud y mostrar las consecuencias del vicio. Racine pareci conocer no slo la Potica sino tambin la tica Nicomquea, pues por lo que hemos dicho, en su obra se da una especie de interpretacin de la mathesis trgica con los elementos de la tica, en especial acerca de la virtud dianoetica. Creemos que las conclusiones que se pueden sacar de lo hasta aqu dicho son las siguientes: 1.- La tragedia raciniana, es una tragedia de carcteres y no de acciones. Situacin por s misma contradictoria con la definicin que dio Aristteles, pues se puede tener una tragedia sin carcteres siempre que haya acciones pero no a la inversa, por lo que la tragedia de Racine, no lo es en el sentido aristotlico. 2.- La tragedia raciniana parece ser una tragedia moralizante, pues su funcin, o cuando menos la funcin que se espera que tenga, es la de ensear, educar al espectador en una virtud de tipo dianoetico. 3.- Los personajes de la tragedia raciniana son juzgados en cuanto a su pensamiento y no por sus acciones, es decir se trata de mostrar su virtud y sus vicios. 4.- Los personajes racinianos sustituyen la accin por la deliberacin y el pensamiento. Sin embargo cumplen con el carcter intermedio que menciona Aristteles, no son ni muy buenos y justos, ni muy malos y bajos, excepto Enona, cuyo carcter vil parece ser dado ms por su condicin social, [sirviente], que por su naturaleza misma. [ver el prologo a Fedra]. Desde luego, estas conclusiones no son exhaustivas ni determinantes, pero nos sugieren ciertas lneas de investigacin en cuanto a la teora misma que Racine sugiere, tcitamente, en cuanto a la elaboracin de la tragedia y el modelo que esta debera de seguir.
Aristteles. tica Nicomquea. Gredos, Madrid, 1993. Racine, Jean. Fedra. En Teatro selecto de Jean Racine. Bruguera, Barcelona, 1975. Trad. Miguel Urbiztondo. Eurpides. Hiplito. UNAM, Mxico, 1998. Trad. Rubn Bonifaz Nuo. Barthes, Roland. Sobre Racine. Siglo XXI, Mxico 1992.
[1] Tomado de Carl Grimberg Historia universal: Editorial Santiago 1991 [2] Boileau, Nicols El arte potica. Canto I.
[3] Tomado de la traduccin a la Poetica de V. Garcia Yebra. Pag 367. apndice I[] 4 Poetica 6, 1449b 25[] 5 He aqu una variacin importante en el Mitos que explicaremos luego.[] 6 Poetica 18, 1456 25[] 7 Barthes, Roland. Sobre racine. Pag 59. Ed. Siglo XXI.[] 8 Poetica 12, 1452b 20.[] 9 Poetica 9, 1451b, 25-30.[] 10 Racine, Jean. Fedra. Teatro selecto. Trad. Miguel Urbiztondo. Editorial Bruguera, Barcelona 1975.[] 11 Barthes. Op. Cit. Pag 149.[] 12 Poetica, 6, 1450 5.[] 13 Barthes Op. Cit. Pag. 97.[] 14 Barthes. Op. Cit. Pag 56[] 15 Eurpides. Hiplito,1410, UNAM, Mxico 1998. Traduccin de Rubn Bonifaz Nuo.