Bruno Devos - Lo Que Pasó A Ser El Opus Dei
Bruno Devos - Lo Que Pasó A Ser El Opus Dei
Bruno Devos - Lo Que Pasó A Ser El Opus Dei
Introducción 3
La absolutización de los conceptos tradicionales de la espiritualidad
cristiana 5
De la disponibilidad al aislamiento 6
Del don de sí a la renuncia del entendimiento 10
Del don de sí a la pérdida de sí 13
De la laboriosidad al activismo 15
Del paternalismo al control 17
De la devoción al cumplimiento 24
Del esfuerzo al voluntarismo 28
De la caridad al apostolado 30
Del apostolado al proselitismo 32
De la santidad al perfeccionismo 33
La absolutización de la institución y de la idea de vocación 35
De la discreción al secretismo 36
De la santidad de la Iglesia a la santidad del Opus Dei 39
De la vocación al encarcelamiento 41
Del celo al fanatismo 44
Abusos en la dirección espiritual 48
Epílogo 50
Anexos 51
Diccionario del lenguaje interno del Opus Dei 52
Meditación “El buen pastor” 57
Informes internos 59
Pautas para el Opus Dei dentro de la diócesis de Westminster 61
Opinión del cardenal Hans Urs von Balthasar 63
Escrito de denuncia para el Vaticano 66
Bibliografía 87
El Opus Dei (Obra de Dios) fue fundado por Josemaría Escrivá en el año 1928 en Madrid.
Su objetivo inicial era formar un grupo elitista de seglares que con su prestigio profesional y
intelectual difundirían los ideales cristianos en los ambientes intelectuales. Para proteger su
grupo del peligro de la soberbia y de los quehaceres humanos, les impuso una disciplina
inspirada en los más rigurosos regímenes monásticos. Un miembro del Opus Dei tenía que
llegar al éxito profesional, pero consagrando simultáneamente mucho tiempo a la oración, la
meditación y la mortificación.
Gracias a una estrategia dinámica y expansiva, la organización se expandió rápidamente
primero por España, luego por todo el mundo. Según sus datos oficiales tiene hoy 85.000
miembros, de los cuales el 78% vive en España y América Latina. Los miembros son de cinco
categorías:
• Los numerarios – seglares (hombres y mujeres) que viven en centros del Opus
Dei. No se casan y entregan todo su sueldo a la organización.
• Las numerarias auxiliares – mujeres seglares que viven en centros del Opus Dei
dedicadas principalmente al cuidado material (limpieza, cocina, plancha, etc.) de
los centros de la Obra. No tienen acceso a una educación que no esté vinculada
con sus quehaceres, no tienen dinero propio y en algunos países no tienen aún
contrato de trabajo. No pueden ir a ninguna parte sin la vigilancia de una
numeraria.
• Los agregados – seglares (hombres y mujeres) que cumplen las mismas
obligaciones de los numerarios (no se casan, entregan todas sus ganancias a la
organización) pero que por motivos de índole económica, social, salud, edad,
etc., no viven en centros del Opus Dei, sino con su familia o en sus propias
casas. También pertenecen a esta categoría los miembros del clero diocesano que
pertenecen a la Prelatura, pero no están incardinados en ella y los agregados
seglares que se ordenan de sacerdotes .
• Los supernumerarios – seglares (hombres y mujeres) no obligados al celibato,
que tienen su propia familia y su propia casa. Entregan una aportación económica
al Opus Dei según sus posibilidades.
• Los sacerdotes del Opus Dei – numerarios que fueron ordenados para servir a las
necesidades pastorales del Opus Dei y están incardinados en la Prelatura. Sólo
ellos pueden ocupar determinados (y altos) cargos del gobierno interno.
Fui miembro del Opus Dei (numerario) durante 13 años. Entré en la organización a la
edad de 16 años en París. Dos años después fui enviado a Varsovia para ayudar al desarrollo
del Opus Dei en Polonia. Al principio estuve como “miembro de tropa”, después de cinco
años de formación me nombraron director y empecé a tener acceso a los reglamentos internos
vedados a los socios sin gobierno.
Así pues, conozco el contenido de los reglamentos internos de la Prelatura y deseo
divulgarlo en este libro. Otros libros tienen la limitación de apoyarse principalmente en unos
cuantos testimonios. Es difícil en base a tal conocimiento extraer conclusiones generales,
porque nunca se sabe si los comportamientos expuestos derivan de la responsabilidad
personal de los individuos en cuestión o se dieron como consecuencia de las mismas
Aislamiento de la familia
Cuando el candidato ya ha dado el paso de pedir la admisión en el Opus Dei (estamos
hablando con bastante frecuencia de chicos y chicas de poco más de catorce años), se procura
paulatinamente que vaya confiando cada vez más en la institución (“en Dios”) y, por eso,
menos en sus padres. Si una familia se opone a la vocación de su hijo, se explica al nuevo
adepto que esta familia está ciega por el amor desordenado que tiene hacia él. O que la familia
es un instrumento del diablo para alejarnos de nuestra intención de consagrarnos a Dios.
Y desde el momento en que el numerario se incorpora a vivir en un centro con otros
miembros, se procura que el contacto con la familia quede limitado al mínimo. Así, por
ejemplo, si un numerario vive en una ciudad y va a visitar a sus padres, no suele alojarse en
casa de sus padres, sino que irá a dormir al centro del Opus Dei de esa ciudad, incluso aunque
eso suponga muchas molestias e incomprensión de los padres (y, en muchas ocasiones, del
propio numerario). Asimismo, los numerarios no deciden por ellos mismos cuánto tiempo
pueden dedicar a su familia; son los directores los que deciden por él:
1
Experiencias de las labores apostólicas, 6.10.2003, pp. 82-83
El aislamiento de la familia se logra no sólo limitando los contactos con ella, sino también
en la esfera de los sentimientos: los numerarios no pueden tener fotos de su familia en la
habitación:
Nunca será conveniente que los fieles del Opus Dei tengan entre sí estas
confidencias de vida interior o de preocupaciones personales, porque
quienes cuentan con la gracia especial, para atender y ayudar a los
miembros de la Obra, son el Director o la Directora - o la persona que los
Directores determinen - y el sacerdote designado.
Si no se evitasen esas confidencias con otras personas, se podría dar
lugar a grupos o amistades particulares, y se podría fomentar en algunos
una curiosidad indebida sobre asuntos que no les incumben.
Los fieles pueden abrir libre y espontáneamente su alma al Director
local y a la persona con la que hacen la Confidencia.4
2
Experiencias de las labores apostólicas, 6.10.2003, p. 84
3
Vademécum del gobierno local, 19.03.2002, p. 184
4
Catecismo de la Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei (edición del año 2003), n. 221
La verdad oficial está recogida en una publicación mensual editada en Roma (Crónica
para los varones y Noticias para las mujeres). Estas publicaciones también se esconden de la
gente que no pertenece a la Obra.
Además, hay una regla según la cual si dos numerarios se hacen amigos, conviene
separarlos cuanto antes:
No se trata aquí de homosexualidad. Ocurre a menudo que dos jóvenes amigos entran
juntos en el Opus Dei. Para gran sorpresa suya, separan cuanto antes a uno del otro: uno se
envía a un centro, el otro a otro (a menudo en otra ciudad). Este modo de proceder se aplicó
a mi hermana y puedo confirmar personalmente que es especialmente feroz. Mi hermana se
encontró sola y sin defensas frente a sus directoras. Esto tuvo una consecuencia muy funesta
para su salud mental. Gracias a Dios, también se salió del Opus Dei.
5
Vademécum del gobierno local, 19.03.2002, p. 22
6
San Josemaría, Instrucción para los directores, 31.05.1936 (publicada y probablemente redactada en
1967), nn. 87-88
Dicho de otra manera, el Opus Dei concede a las personas que no son todavía miembros
de la institución el derecho a pedir consejo a quien quieran... Pero le gustaría quitarles esta
posibilidad, sobre todo si quieren consultar con personas que no son simpatizantes de la Obra.
Este modo de entender la libertad es muy interesante...
El nuevo adepto tiene que reconocer la espiritualidad del Opus Dei como un camino hacia
la santidad confirmado por la Iglesia. El que tuviera cualquier duda sobre esto pondría en
cuestión la misma autoridad de la Iglesia. Se supone que si esa persona estudiara mejor la
cuestión, daría la razón al Opus Dei. Por si acaso, la Obra no permite a sus miembros ningún
contacto con un sacerdote que no pertenezca a la prelatura. En la cita que sigue san Josemaría
hace referencia a la parábola del buen pastor “que conoce sus ovejas, ellas le conocen,
escuchan su voz y le siguen”.
El que habla con un sacerdote que no pertenece a la Obra no peca. ¡Pero está cometiendo
un crimen que le conducirá a la perdición! Apoyándose en comparaciones extraídas del
Evangelio, san Josemaría manipula los sentimientos de sus discípulos: les inculca el disgusto
hacia los sacerdotes que no pertenecen a la Obra, el miedo a hablar con ellos y les provoca
remordimientos de conciencia si lo hacen.
7
Catecismo de la Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei (edición del año 2003), n. 299
8
San Josemaría, meditación El buen pastor, 12.03.1961
Según san Josemaría el entendimiento es algo malo (como malo es la carne) y hay que
sujetarlo con la fuerza de la voluntad.
9
Vademécum del gobierno local, 19.03.2002, p. 62
10
San Josemaría, Camino, n. 856
11
Experiencias sobre el modo de llevar charlas fraternas, 19.03.2001, p. 34
12
San Josemaría, Camino, n. 59
13
San Josemaría, carta 28.03.1973, n. 16
Hay que advertir que san Josemaría ensancha las competencias de cada director espiritual
a las cosas humanas, es decir, también a los temas laborales, científicos, sociales, etc. Pero la
tarea de cuidar de la ortodoxia de cada miembro es de todos:
Un miembro del Opus Dei para poder leer cualquier libro tiene la obligación de pedir el
permiso de su director. El director verifica si este libro no está en la lista interna de los libros
peligrosos y da el permiso. Tuve, por ejemplo, que esperar más de 3 meses para obtener el
permiso de leer La peste de Albert Camus porque la única persona competente para darme
este derecho era el Prelado del Opus Dei.
El número de libros incluidos en el Índice del Opus Dei alcanza actualmente más de
23.000 títulos. ¿Es esto mucho? Tomando en consideración que la lista abarca obras de
literatura, filosofía, teología, psicología, etc., es lo suficientemente grande como para
dificultar considerablemente el estudio de las ciencias humanistas. Los miembros del Opus
Dei se ven obligados a hacer muchas piruetas para estudiar, por ejemplo, literatura. En efecto,
es difícil pasar un examen no habiendo leído una obra maestra de la literatura universal por el
simple hecho de que este libro “disuelve las costumbres”...
14
San Josemaría, Camino, n. 53
15
San Josemaría, carta Videns eos, 24.03.1931, n. 50
16
San Josemaría, carta 28.03.1973, n. 15
17
San Josemaría, carta 28.03.1973, n. 16
Si, para combatir eficazmente los males del modernismo, San Pío X —
como de modo análogo había hecho antes León XIII— señalaba, entre los
más importantes remedios que urgía poner, el fiel seguimiento de la
filosofía y de la teología de Santo Tomás, es patente que ahora se impone
como nunca el estricto cumplimiento de esa disposición.18
18
San Josemaría, carta 14.02.1974, n. 26
Que los hijos míos no olviden que vienen a obedecer, que vienen a pasar
inadvertidos.19
Pienso que se solucionan todos los conflictos de cada uno de mis hijos
si, a la hora del examen, pueden decir de verdad: "Jesús, de mí no me he
ocupado, no he pensado en mí". Si te comportas así, tú eres alma
contemplativa, tú eres ipse Christus (el mismo Cristo).21
Casi todos los que tienen problemas personales, los tienen por el
egoísmo de pensar en sí mismos. Es necesario darse a los demás, servir a
los demás por amor de Dios: ése es el camino para que desaparezcan
nuestras penas. La mayor parte de las contradicciones tienen su origen en
que nos olvidamos del servicio que debemos a los demás hombres y nos
ocupamos demasiado de nuestro yo. Entregarse al servicio de las almas,
olvidándose de sí mismo, es de tal eficacia, que Dios lo premia con una
humildad llena de alegría.23
19
San Josemaría, A solas con Dios, n. 188
20
San Josemaría, A solas con Dios, n. 114
21
San Josemaría, meditación 13-X-1963
22
San Josemaría, meditación 20-I-1967
23
San Josemaría, carta Videns eos, 24.03.1931, n. 15
24
San Josemaría, Instrucción, 31-V-1936, nota 137
25
San Josemaría, Vía Crucis, XIII estación, punto 5
Es verdad que el amor puede provocar sufrimiento (por malentendidos, por el sufrimiento
de la persona querida, etc.), pero la afirmación que “el amor gustoso está fundamentado en el
dolor” es falsa y peligrosa, como también lo es la afirmación del fundador de que “la alegría
tiene sus raíces en forma de cruz”.
Cuando hablamos de egocentrismo es verdad que a veces es mejor “no escucharse a sí
mismo”. Pero escucharse a sí mismo es útil para enterarse de lo que se quiere, se siente, se
piensa y para darse cuenta de la causa del sentido de nuestro sufrimiento. El dolor cumple el
papel biológico de señalizar que algo no funciona como debería. No se puede echarle de lado.
Es como si alguien condujera un coche sin mirar las indicaciones del salpicadero... En este
punto se puede ver la fuente de muchas enfermedades psíquicas que se dan entre los
miembros de la Obra. Se confunde el escuchar las señales del cuerpo con la complaciencia
con el placer, lo que lleva a la doctrina de la mortificación permanente.
No tener vida propia, no quererse a sí mismo, trabajar por obligación, no tener ningún
placer... Estos son los ideales para los que vive el miembro del Opus Dei. Allí uno no tiene
derecho a la felicidad. Los individuos no tienen valor. Lo importante es lo corporativo. Sólo
tiene precio el trabajo que uno pueda ofrecer al Opus Dei. La humildad que se nos propone
consiste en la pérdida de uno mismo, en la aniquilación de la propia identidad, para acabar
“siendo tú mismo Opus Dei”.27
“Pasar inadvertido” –ése es el ideal que los miembros del Opus Dei deben perseguir-. Se
les impone la meta de no crear problemas, de no tener opinión propia, de dejarse conducir
como niños. La doctrina de la infancia espiritual se reduce a una postura infantilizada: “Niño,
el abandono exige docilidad.”28
26
San Josemaría, carta Videns eos, 24.03.1931, nn. 18-19
27
Del prólogo de Escrivá al Catecismo de la Obra
28
San Josemaría, Camino, n. 871
El Señor pide siempre más: más, más, más, repetía nuestro Padre. A
veces sólo un pequeño esfuerzo; otras, uno mayor; pero siempre algo más.29
El eslogan más, más, más es sistemáticamente utilizado en la dirección espiritual. Hay que
recitar más oraciones, trabajar más (descansar menos), hacer más apostolado. La gente común
considera que puede juzgar por sí misma cuántas fuerzas tiene para trabajar y qué le gusta. No
pasa así en el Opus Dei:
Cualquier intento de medir sus fuerzas es definido como comodidad y “pecado de pereza”.
Cada nuevo recluta tiene que adaptarse al modelo inventado por el fundador: “Un hijo de
Dios, en el Opus Dei, no puede desear jamás vivir en un régimen de excepción: necesitamos
vivir en el régimen que tengan los demás”.31 La regla para todos es la de trabajar siempre. Los
directores tienen que asegurarse de que todo miembro del Opus Dei no pasa ni un solo
momento sin quehacer:
Luchad contra esa excesiva comprensión que cada uno tiene consigo
mismo: ¡exigíos! A veces, pensamos demasiado en la salud; en el descanso,
que no debe faltar, precisamente porque se necesita para volver al trabajo
con renovadas fuerzas. Pero ese descanso —lo escribí hace ya tantos
años— no es no hacer nada: es distraernos en actividades que exigen menos
esfuerzo.32
No basta organizar el trabajo, sino que también hay que organizar el
descanso. Sobre la necesidad y el modo de proporcionar el descanso, se os
darán las oportunas instrucciones.33
Las instrucciones sobre el trabajo son sencillas: “Al que pueda hacer como cinco, hay que
pedirle como ocho”.34 Se puede decir que san Josemaría empleaba una estrategia que se
29
Experiencias sobre el modo de llevar charlas fraternas, 19.03.2001, p. 83
30
Experiencias sobre el modo de llevar charlas fraternas, 19.03.2001, p. 22
31
San Josemaría, A solas con Dios, n. 191
32
San Josemaría, Amigos de Dios, n. 62
33
San Josemaría, Instrucción para los directores, 31.05.1936 (publicada y probablemente redactada en
1967), n. 85
34
San Josemaría, Instrucción para los directores, 31.05.1936 (publicada y probablemente redactada en
1967), n. 84
Hay que darse del todo, hay que negarse del todo: es preciso que el
sacrificio sea holocausto.36
Me temo de que tal voluntad de destrucción se aproxima a una actitud de odio a sí mismo.
35
San Josemaría, cf. Don Alvaro, Nuestro Padre en el cielo, 26.06.1975, p. 29
36
San Josemaría, Camino, n. 186
37
San Josemaría, meditación 16-II-1964
Así podemos ver cómo se mezclan y confunden los conceptos de humildad, sinceridad
y docilidad. Todas estas ideas convergen en un propósito único: el control.
No os concedáis nada sin decirlo, hay que decirlo todo. Mirad que, si
no, el camino se enreda.41
Detrás de la palabra “sinceridad” se esconde más vigilancia. Se trata de conocer los más
secretos sentimientos y pensamientos de cada miembro del Opus Dei. Toda privacidad está
negada (los socios tienen que ser “transparentes”). En el lenguaje interno del Opus Dei, la
38
San Josemaría, apuntes tomados en una tertulia, 8-IV-1971
39
Catecismo de la Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei (edición del año 2003), n. 136
40
Don Alvaro, Cartas de familia (3), n. 57
41
San Josemaría, carta Videns eos, 24.03.1931, n. 39
42
San Josemaría, apuntes tomados en una tertulia 17-X-1967, Crónica XII-1967, p. 42
43
San Josemaría, carta Videns eos, 24.03.1931, n. 41
San Josemaría conoce la fuente de cada (sin excepción) salida del Opus Dei. Esta fuente
es precisamente la falta de transparencia en la dirección espiritual. Dicho de otra manera, si
alguien hubiera sido transparente, con seguridad no se habría ido del Opus Dei. ¿Sobre qué se
fundamenta tal seguridad? Lo descubriremos más adelante.
Parece que no haya obligación expresa de enseñar las cartas al director, pero el fundador
inculca remordimientos de conciencia en los que estuvieran tentados de no hacerlo.
San Josemaría decía públicamente que era paternalista. Hemos encontrado aquí una
manifestación de ello.
44
San Josemaría, carta 14.02.1974, n. 22
45
San Josemaría, Instrucción para los directores, 31.05.1936 (publicada y probablemente redactada en
1967), n. 75-76
Para los fieles del Opus Dei, la virtud cristiana de la obediencia lleva
consigo el deber de aceptar con la mayor prontitud y con esmero las
sugerencias, disposiciones y consejos de los Directores del Opus Dei en
todo lo referente a su vida espiritual y a la labor apostólica.46
La materia de la dirección espiritual, tomada en su sentido más amplio,
comprende la conducta exterior y las disposiciones interiores, en lo
referente a la fe y a la moral, al espíritu de la Obra y a los apostolados.47
Vale la pena exponer cómo estas palabras son interpretadas en la vida cotidiana. Pues
desde el momento en que un nuevo miembro entra en la organización, su director decide con
quién puede relacionarse, cuánto tiempo puede pasar con determinada persona, a quién tiene
que invitar al centro, etc. El director también decide que uno tiene que cortar toda relación
con su amigo por el simple hecho de que este amigo no interesa al director. Para alcanzar esto,
el director no tiene que invocar solemnemente la santa virtud de obediencia. El dirigido tiene
que seguir cada una de sus insinuaciones: “el mandato más fuerte es por favor o una frase
análoga”.49 Debajo de la virtud de obediencia se esconde pues un control sistemático y
universal:
Es decir, que el Opus Dei decide sobre la vida profesional, social y familiar de sus
miembros. Decide cómo tienen que vestirse, cómo tienen que peinarse, qué tienen que mirar
en la televisión, qué tienen que leer, qué tienen que comprar, cómo tienen que sentarse, qué
tienen que comer...
46
Catecismo de la Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei (edición del año 2003), n. 141
47
Catecismo de la Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei (edición del año 2003), n. 212
48
Catecismo de la Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei (edición del año 2003), n. 276
49
Catecismo de la Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei (edición del año 2003), n. 143
50
San Josemaría, carta 9-1-1959, n. 33
Un miembro del Opus Dei tiene que ser obediente en todo, incluso en cosas
insignificantes. Y para eso la justificación no tiene que ser otra que “es oportuno que...”
Vamos a leer más citas para entender mejor el tipo de obediencia exigida por san
Josemaría:
Así pues miembro ideal es como un soldado raso a disposición de sus mandos:
51
Experiencias sobre el modo de llevar charlas fraternas, 19.03.2001, p. 20
52
cf. San Josemaría, meditación 9-III-1962
53
San Josemaría, Camino, n. 617
54
San Josemaría, A solas con Dios, n. 189
55
San Josemaría, meditación ¡Que se vea que eres Tú!, l-IV-1962; En diálogo con el Señor, p. 51
56
San Josemaría, carta 6-V-1945, n. 39 y Catecismo de la Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei
(edición del año 1995), n. 138
En el Evangelio la idea de la corrección fraterna se aplica a faltas graves que son una
amenaza para la salvación eterna del interesado. En el Opus Dei la corrección fraterna se
aplica en casos como el hecho de que alguien no se afeitó por la mañana, durmió por la tarde,
merendó un sábado, llevó un T-shirt en vez de una camiseta, comió una manzana sin usar
cuchillo y tenedor, que no se debería comprar esto y aquello, etc.
Además, cada miembro tiene un día designado de la semana en el que tiene que buscar
ocasiones para hacer correcciones fraternas. A menudo se recibe en la dirección espiritual la
meta de hacer, por ejemplo, tres correcciones fraternas durante la semana próxima. ¡Cuántas
veces hay que fatigarse mucho hasta encontrar una pequeñez que te permita alcanzar la meta!
De la sumisión a la incapacitación
Hemos leído en el principio del capítulo que san Josemaría tenía la seguridad de que si
uno es sincero, no hay posibilidad de que abandone el Opus Dei. ¿De dónde le viene tal
seguridad? Ésta es la terapia que se impone a las personas que por el motivo que sea ponen en
duda su vocación:
57
Catecismo de la Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei (edición del año 2003), n. 228
58
San Josemaría, carta 29-IX-1957, n. 32 y Catecismo de la Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei
(edición del año 2003), n. 309
Los que hacen cabeza son quienes con más fidelidad necesitan vivir la
virtud santa de la obediencia: porque, en primer lugar, han de identificarse
con sus Directores inmediatos; y, además, han de acomodarse siempre al
espíritu y a las normas de la Obra.59
Los cambiantes Normas y espíritu llegan a los directores locales a través de una espantosa
burocracia: los directores locales son controlados por los directores regionales, los directores
regionales son controlados por los directores centrales, que son controlados por el prelado. El
intercambio de información escrita es muy intenso entre todos estos interesados:
Por supuesto, los miembros de la Obra y la gente que ayuda a la Obra ignoran que la
prelatura guarda su ficha en unos archivos secretos. Pero eso no es todo: el Opus Dei hace
también fichas de todos los sacerdotes diocesanos. La prelatura quiere tener todos los datos
posibles sobre ellos por si llegara el caso de que sean consagrados obispos. Como ejemplo de
59
San Josemaría, Instrucción, 31-V-1936, n. 35
60
San Josemaría, Instrucción para los directores, 31.05.1936 (publicada y probablemente redactada en
1967), n. 70-72
PLAN DE VIDA
CADA DÍA
Hay que levantarse inmediatamente al oír la alarma del reloj (se llama a
esto el minuto heroico).
Inmediatamente después de levantarse hay que besar el suelo diciendo
serviam (“serviré”).
Hay que hacer 30 minutos de oración por la mañana y 30 minutos por la
tarde. Se incita a los miembros a meditar los escritos de san Josemaría
durante este tiempo.
Hay que ir cada día a misa y comulgar.
Hay que quedarse exactamente 10 minutos en oración de agradecimiento
después de la Misa. Después hay que recitar el Cántico de los tres jóvenes y
el salmo 150.
Hay que visitar cada día una iglesia (o el oratorio del centro) y rezar
delante del Santísimo Sacramento.
Hay que recitar cada día el Ángelus a las doce en punto.
Hay que recitar cada día una parte del rosario y meditar los otros 15
misterios.
Hay que leer cada día durante 10 minutos el libro designado por el
director espiritual y leer el Nuevo Testamento durante 5 minutos.
Hay que hacer el examen de conciencia a mediodía y por la tarde.
Hay que recitar cada día una oración en latín reservada a los miembros
de la Obra (Preces).
Hay que rezar cada día por las intenciones del prelado.
Hay que ofrecer cada día una mortificación por la intención del prelado,
usualmente es ducharse con agua fría.
Los numerarios tienen que llevar cada día durante dos horas el cilicio en
el muslo.
Hay que recitar muchas veces al día la oración Memorare en intención
de los otros miembros del Opus Dei.
Al entrar o salir de cada habitación hay que dirigir la mirada hacia una
imagen de la Virgen y decir una oración jaculatoria.
Al entrar o salir del centro hay que saludar al ángel custodio del mismo.
Hay que respetar el silencio de noche: no se puede llamar por teléfono,
conversar, estudiar o trabajar sin el consentimiento del director.
Hay que dormir cada día entre 7,5 y 8 horas.
Hay que respetar tres horas de silencio después de la comida durante las
cuales hay que trabajar (no se puede hacer la siesta).
Antes de ir a dormir hay que recitar de rodillas y con los brazos en cruz
tres avemarías pidiendo la virtud de pureza.
Antes de acostarse hay que rociar la cama con agua bendita.
CADA MES
Hay que pasar un domingo en silencio (“día de retiro”) escuchando
varias predicaciones del sacerdote (meditaciones) y de los directores
(charlas).
Hay que recitar y meditar el Símbolo atanasiano.
Hay que entregar al director cada mes la lista de todos los gastos, hasta
los más mínimos (desde el billete de autobús a la pasta de dientes).
CADA AÑO
Hay que hacer un curso de retiro de 6 días en silencio durante los cuales
se incita a meditar los textos de san Josemaría.
Hay que asistir a un encuentro o curso de formación doctrinal de 3
semanas de duración durante el cual el miembro aprende de memoria el
61
El fundador imponió esta penitencia a las mujeres porque decía que eran más sensibleras que los
hombres y tienen que mortificarse más.
No voy a dar la larga lista de devociones que hay que hacer una vez al año.
Un miembro de la Obra tiene que hacer oración siempre. Para eso sirven las “Normas de
siempre”:
NORMAS DE SIEMPRE
- presencia de Dios
- consideración de nuestra filiación divina
- comuniones espirituales
- actos de agradecimiento
- actos de reparación
- oraciones jaculatorias
- mortificación
- estudio
- trabajo62
- orden
- alegría63
¿Es excesivo este plan de vida? Tenemos en total más de dos horas y media de devociones
diarias a cumplir. Los miembros de la Obra son seglares, es decir, que tienen además su
trabajo profesional, sus estudios, sus trabajos para el Opus Dei, sus obligaciones apostólicas...
Fácilmente se puede percibir que tal “plan de vida” es totalmente agobiante. Es además
idéntico para todos: no hay excepción ni enfoque personalizado.
En el Opus Dei las normas tienen la máxima importancia. La devoción es el único camino
que lleva a la salvación:
Estoy seguro de que estos cinco años serán fecundísimos, si sois fieles. Y
para ser fieles, basta cumplir Nuestras Normas.64
Es necesario que los fieles del Opus Dei sean reciamente piadosos,
porque sin una profunda y sincera piedad no se puede ser fiel ni en la vida
ni en la doctrina.65
La presión para cumplir la totalidad del plan de vida está universalmente presente en la
predicación de la prelatura. Y la solución ante cualquier problema es la devoción:
62
Hay que notar que una “norma de siempre” es el trabajo, es decir, que si en un momento alguien no
trabaja, esto significa que no cumple con el plan de vida. Si está cansado por el trabajo, puede hacer otra “norma
de siempre”: estudiar. No se sabe muy bien dónde hay aquí lugar para el descanso y la relajación.
63
La alegría es una emoción. Las emociones son versátiles (cambian). Pero los miembros del Opus Dei
deben estar « siempre » alegres. Se puede imaginar fácilmente que la alegría exigida es sólo de fachada: el que
no tiene una sonrisa artificial en el rostro recibirá una corrección fraterna.
64
San Josemaría, A solas con Dios, n. 312
65
Catecismo de la Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei (edición del año 2003), n. 126
Esta devoción tiene un aspecto muy cuantitativo: cuanto más, mejor. Si las cosas van mal,
es un signo de que se reza demasiado poco. Según esta mentalidad la caridad no es lo primero,
lo primero es el “plan de vida”.
Cada uno de mis hijos tiene muy claro el criterio: lo primero y más
importante es cumplir las Normas de vida, que son camino seguro de
santidad; y al mismo tiempo -simultánea e inseparablemente- sostenerse,
valerse por sí mismos en lo económico, y ayudar a sostener la casa en
donde vive o el Centro a que pertenece.67
En esta cita san Josemaría deja bien claro cuál es el deber más básico de los miembros del
Opus Dei: hacer devociones y aportar dinero. Ni más, ni menos. La afirmación de que “lo más
importante es el cumplimiento del plan de vida” es muy peligrosa del punto de vista
espiritual. Buscar la santidad es conocerse a sí mismo y transformarse bajo la inspiración del
Espíritu Santo. Cambiar este proceso por el cumplimiento de prácticas religiosas es más que
problemático.
Puedo decir que el que cumple nuestras Normas de vida —el que lucha
por cumplirlas—, lo mismo en tiempo de salud que en tiempo de
enfermedad, en la juventud y en la vejez, cuando hay sol y cuando hay
tormenta, cuando no le cuesta observarlas y cuando le cuesta, ese hijo mío
está predestinado, si persevera hasta el fin: estoy seguro de su santidad.69
66
San Josemaría, carta 14.02.1974, n. 15
67
San Josemaría, en Cuaderno 8 - Las consecuencias de la pobreza
68
San Josemaría, carta 29-IX-1957, n. 69
69
San Josemaría, carta Videns eos, 24.03.1931, n. 59 y apuntes tomados en una tertulia 15-VIII-1968,
Crónica XI-1968
¡Camino arriba!, con santa desvergüenza, sin detenerte hasta que subas
del todo la cuesta del cumplimiento del deber.71
Es verdad que somos siervos inútiles (Luc. XVII, 10). Pero, con estos
siervos inútiles, el Señor hará cosas muy grandes en el mundo, si ponemos
algo de nuestra parte: el esfuerzo de alzar la mano, para asirnos a la que
Dios —con su gracia— nos tiende desde el cielo.72
Habrá frutos si nos esforzamos. Si no hay frutos, es señal de que no hay bastante esfuerzo.
San Josemaría decía también que “las vocaciones vienen en el ritmo de las disciplinas”. Es
decir: “cuanto más mortificaciones, más vocaciones”. Y al revés: “si no hay vocaciones, es la
señal de que no te mortificas demasiado”. Las mortificaciones son el dinero con el que se
compran las gracias. Si a este voluntarismo añadimos el nihilismo, tendremos un combinado
que se llama el espíritu del Opus Dei:
En la cita precedente no se sabe muy bien a qué dar más importancia: ¿al Amor o al
deber? Para aclarar esta duda, voy a exponer más enseñanzas de san Josemaría:
70
San Josemaría, carta Videns eos, 24.03.1931, n. 55
71
San Josemaría, Camino, n. 44
72
San Josemaría, carta Videns eos, 24.03.1931, n. 24
73
San Josemaría, Camino, n. 19
74
San Josemaría, Camino, n. 994
75
San Josemaría, Camino, 162
76
San Josemaría, carta Res omnes, 9.01.1932, n. 5
77
San Josemaría, carta Res omnes, 9.01.1932, n. 35
Hay que cumplir con el deber, no porque nos guste, sino porque
tenemos obligación. No hemos de trabajar porque tengamos ganas, sino
porque Dios lo quiere: y entonces habremos de trabajar con buena
voluntad. El amor gustoso, que hace feliz al alma, está fundamentado en el
dolor, en la alegría de ir contra nuestras inclinaciones, por hacer un
servicio al Señor y a su Santa Iglesia.80
78
San Josemaría, Crónica, 1970, p. 204
79
San Josemaría, A solas con Dios, n. 237
80
San Josemaría, carta Videns eos, 24.03.1931, n. 18-19
Tomamos el punto 131 del Catecismo de la Obra y vemos cuál es el sitio reservado a la
caridad:
Los fieles del Opus Dei deben practicar todas las virtudes teologales y
cardinales, impregnadas por un hondo sentido de filiación divina.
¿Por qué los fieles del Opus Dei han de practicar de modo especial la
caridad?
Como todos los cristianos, los fieles del Opus Dei han de practicar de
modo especial la caridad, porque constituye la esencia de la santidad.
Estamos muy lejos de las enseñanzas de Benedicto XVI que subraya en su encíclica sobre
la caridad:
Las palabras del Santo Padre son directamente contradictorias con la enseñanza del Opus
Dei que afirma que el rasgo característico de la caridad en el Opus Dei es el apostolado. Uno
podría buscar sin encontrar nada en el catecismo que hable de “ayudad desinteresada al
prójimo”.
81
Benedico XVI, enciclica Deus caritas est, n. 31
El apostolado consiste en general en acercar las almas a Dios. Pero el Opus Dei se puso
como meta “poner a Cristo en el centro y en la cumbre de todas las actividades humanas”.
Esta meta no sólo se ha de entender en el entorno de la religiosidad personal, sino también en
la religiosidad comunitaria: el Opus Dei quiere la cristianización de toda la sociedad. Para
esto, san Josemaría estructuró una organización jerárquica (una milicia) en la que las
directrices emanan del jerarca: el prelado.
El prelado actual (como sus predecesores) estima que el modo más eficaz para la
cristianización del mundo es multiplicar el número de miembros del Opus Dei, en especial de
los numerarios. La conquista de nuevos miembros para la Obra precede, pues, al
advenimiento del reino de Cristo en la Tierra.
Además, el gobierno del Opus Dei está convencido de que “la gracia más grande que un
hombre puede recibir después del bautismo es la vocación a la Obra”. Y convencer a la gente
para que entre en la organización es el mayor servicio que una persona puede hacer a otra.
El prelado Echevarría lanzó en el año 2005 una acción que ponía como meta conseguir
500 nuevos numerarios en un año en cada país y para cada sección (masculina y femenina).
No voy a describir el fiasco de esta operación. Pero hay que denunciar que a causa de este
brote de fiebre proselitista se presiona a mucha gente joven para que entré en la organización,
sin ningún discernimiento vocacional y sin tener en cuenta los posibles efectos negativos para
los nuevos candidatos. Se publicó por ejemplo en la revista Crónica (de consumo interno) el
testimonio de un numerario que explicaba ufano al prelado que “en su centro hablan de la
vocación a todo lo que se mueve”. No es necesario subrayar que tal comportamiento contó
con la bendición del prelado Echevarría...
Se puede entender la actuación apostólica del Opus Dei únicamente desde el punto de
vista del proselitismo. El único y verdadero objetivo de la prelatura es conquistar nuevos
miembros para ella. Todos sus esfuerzos están dirigidos a alcanzar esta meta. Si la prelatura
promueve una universidad o un colegio, no se trata ni de lejos de luchar contra el
analfabetismo o ayudar a la cultura; estas iniciativas tienen como objetivo principal la
captación de nuevos socios. Todo el bien social que puedan generar estas iniciativas, si se da,
es “ocasional” y extrínseco, como un efecto secundario de la actividad proselitista de la
prelatura.
Por eso mucha gente compara el Opus Dei con un cáncer maligno: la institución ha pasado
a ser un fin para ella misma, a menudo dañando a las personas que no comparten sus
opiniones.
Para justificar tal razonamiento, san Josemaría usa de la doctrina de la comunión de los
santos:
Se inculca a los miembros la obsesión por las cosas pequeñas. El universo entero se
derrumbará por el hecho de que alguien dedicó 10 céntimos a su placer personal... En
consecuencia uno es rehén. No tiene ya otra posibilidad: tiene que ser perfecto. Si no, ¡haría a
los demás tantos daños!
Los sacerdotes del Opus Dei en su predicación razonan muy a menudo en el sentido
inverso: si alguien no consigue frutos espirituales, es señal de que no es fiel. Si Dios no
recompensa a alguien, es porque no es humilde. Si alguien no es feliz, es señal de que no es
82
San Josemaría, meditación 7-III-1962
83
San Josemaría, meditación El buen pastor, 12.03.1961
84
San Josemaría, carta Videns eos, 24.03.1931, n. 57
85
San Josemaría, carta Videns eos, 24.03.1931, n. 46
86
San Josemaría, apuntes tomados en una tertulia 2-X-1969, en Meditaciones, IV, n. 134
87
San Josemaría, carta Videns eos, 24.03.1931, n. 24
Se puede admirar la diligencia con la que la Prelatura intenta mantener secretos sus
reglamentos. Se tiene la impresión que estamos hablando de secretos de estado guardados por
agentes especiales. ¡Pero se trata sólo de textos del santo Josemaría!
88
Vademécum del gobierno local, 19.03.2002, p. 25
89
Vademécum del gobierno local, 19.03.2002, p. 184
90
San Josemaría, Instrucción para los directores, 31.05.1936 (publicada y probablemente redactada en
1967), n. 100
La verdad sobre el estilo de vida de los miembros del Opus Dei se esconde, ya de inicio,
a los posibles candidatos. Cuando el Director de mi centro insistía para que, con 15 años, me
hiciera del Opus Dei, me aseguraba que los miembros de la organización son cristianos
corrientes y que nada cambiaría en mi vida exterior. Entonces le pregunté:
- Si no hay diferencia, ¿para qué tengo que entrar en el Opus Dei?
En respuesta el Director citó las palabras del fundador:
- Cada hombre es como un farol. Un hombre normal es como un farol apagado, pero un
miembro del Opus Dei es un farol encendido.
Le contesté que no entendía esta comparación. Entonces por primera vez oí una frase que
escuché después muchas veces:
- De momento no entiendes esto porque tienes poca formación. Entenderás después.
Confianza.
De este modo el Director evitaba responder a mi pregunta. Cuando pedí la lista de los
deberes que traía consigo la pertenencia al Opus Dei, el Director respondió que no hacía falta.
Así mismo me transmitió la posición oficial de la Prelatura:
Dicho de otra manera, esto significa que el Opus Dei piensa que para la validez del
contrato de admisión no tiene la obligación de informar de antemano a los futuros miembros
sobre sus deberes. El espíritu de la Obra, es decir, las obligaciones que deben cumplir los
miembros de la Obra, se da a conocer poco a poco en la fase inicial de la formación (durante
los primeros tres años y medio). El contenido de los reglamentos no se expone de una vez y
por entero a los nuevos miembros. Conocerán sus deberes gradualmente –una nueva
obligación sólo después de haber asimilado la anterior-. De este modo resulta muy difícil a los
nuevos miembros hacerse una opinión sobre algo que no conocen por completo. Tienen que
91
Vademécum del gobierno local, 19.03.2002, p. 137
92
Vademecum de los Consejos locales, 19.03.1987, p. 146
93
Catecismo de la Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei (edición del año 2003), n. 67
El espíritu de la Obra hace que sus miembros tengan con todos los
Directores una confianza, fraterna y filial a la vez, sin temores ni recelos,
porque les lleva a considerar que los Directores representan a Dios Nuestro
Señor.96
Los consejos recibidos en la charla con el director tendrán
habitualmente la forma de orientaciones o sugerencias, pero quien los
recibe ha de aceptarlos «como si vinieran del mismo Jesucristo, Señor
Nuestro». 97
No hemos de olvidar que el lugar, en el que somos más eficaces, es
aquél en el que nos han puesto los Directores Mayores: ésa es la voluntad
de Dios.98
Cuando un miembro del Opus Dei se acerca a su director, tiene que ser consciente de que
se acerca a Dios mismo. Dicho de otra manera, tiene que recibir todas las sugerencias e
insinuaciones de los directores como una orden que le obliga en conciencia. La obediencia
monástica no pretende que el superior tenga razón, pero en el Opus Dei el director siempre
tiene razón por el hecho de ser la viva voz de Dios. Estamos ante la absolutización del papel
del director.
La intensidad con la que se venera a san Josemaría es también discutible. Los cristianos
corrientes intentan simplemente imitar a Jesús, pero a los miembros del Opus Dei se les incita
a identificarse con su fundador:
94
Catecismo de la Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei (edición del año 2003), n. 349
95
Catecismo de la Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei (edición del año 2003), n. 354
96
Catecismo de la Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei (edición del año 2003), n. 151
97
Experiencias sobre el modo de llevar charlas fraternas, 19.03.2001, p. 12 i 49
98
San Josemaría, Instrucción, 31-V-1936, n. 10
Se podría pensar que tal tratamiento del fundador es una peregrina idea de sus ardientes
seguidores. Pero no. San Josemaría se consideraba el portavoz del Señor:
Estas son palabras del fundador. Pero su primer sucesor (Álvaro del Portillo) identifica
todavía más la imitación de Cristo con la imitación del fundador:
99
Meditación Parecerse a Nuestro Padre, Crónica, VI.1985, p. 590-596
100
Don Álvaro, apuntes tomados en una tertulia 26-VI-1977, Crónica, 1977, p. 763
101
San Josemaría, meditación El buen pastor, 12.03.1961
102
San Josemaría, Meditaciones IV, p. 354
103
Don Álvaro, apuntes tomados en una tertulia 26-VI-1977, Crónica, 1977, p. 763
El segundo modo consiste en convencer a los miembros de que su salida del Opus Dei
equivaldría a una completa derrota personal:
Según san Josemaría, hay tres peligros que amenazan la perseverancia: la pureza, el
cuestionamiento de los dogmas de la fe y el interrogarse sobre la propia vocación. Por ello
hay que hablar obligatoriamente cada semana en la dirección espiritual sobre la fe, la pureza y
la vocación.107
104
La idea de vocación reposa además sobre un frágil estatuto jurídico. El Catecismo de la Prelatura de la
Santa Cruz y Opus Dei está ya en su séptima versión. Los cambios de cada versión tenían que reflejar los
cambios en los estatutos jurídicos de la organización. En la última edición, dos términos son usados para
designar a los seguidores de san Josemaría: los miembros del Opus Dei y los fieles del Opus Dei. ¿Se trata de
sinónimos? ¿Por qué una vez se usa un término y otra vez el otro? La respuesta es que la prelatura tiene plena
consciencia de que los laicos no son miembros de la prelatura. Para convencerse, basta leer los cánones del
Código de Derecho Canónico referidos a las prelaturas personales:
Cann. 294 - La Sede Apostólica (...) puede erigir prelaturas personales que consten de
presbíteros y diáconos del clero secular.
Cann. 296 - Mediante acuerdos establecidos con la prelatura, los laicos pueden
dedicarse a las obras apostólicas de la prelatura personal.
Dicho de otra manera, determinados sacerdotes pueden formar parte de una prelatura, pero los laicos pueden
únicamente cooperar con la prelatura mediante un contrato. Un empleado que trabaja en una empresa también
coopera con ella, en base a su contrato; pero no pertenece a esta empresa, no es algo suyo, no es su propiedad.
Coopera orgánicamente con los fines de la empresa hasta el momento en que cualquiera de las dos partes da por
finiquitado el contrato. La prelatura afirma a sus cooperadores que el contrato establecido con ellos genera las
mismas obligaciones que el sacramento del matrimonio o del orden sacerdotal. En primer lugar, esto no es
verdad. Pero aunque hipotéticamente lo fuera, habría una enorme falta de simetría entre las partes contratantes:
el Opus Dei puede decidir cuándo una persona empieza o deja de cooperar con la organización, pero los laicos
que deciden no cooperar con la Obra o dejar de cooperar con ella tirarían por la ventana una vocación que
vendría de Dios...
105
San Josemaría, Crónica IX-60, p. 10
106
San Josemaría, carta Videns eos, 24.03.1931, n. 45
107
cf. Catecismo de la Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei (edición del año 2003), n. 218
San Josemaría profetizó asimismo desgracias infinitas para aquellos que dejaran el Opus
Dei:
Irse de la Obra no sólo significa condenarse a ser infeliz en esta vida, sino que también
pone en duda grave su salvación eterna. San Josemaría usa de todos los medios disponibles
para convencernos de que no hay salvación fuera del Opus Dei. En la cita siguiente el
fundador identifica al Opus Dei con la barca de Pedro del evangelio, es decir con la Iglesia:
Desde el momento en que has subido a la barca, a esta barca del Opus
Dei, (...) le diste a Jesús tu libertad, y tu fin personal ha pasado a ser algo
muy secundario. Puedes moverte con libertad dentro de la barca, pero no
puedes olvidar que has de permanecer siempre dentro de los límites de la
barca. (...) si te sales de la barca, caerás entre las olas del mar, irás a la
muerte, perecerás anegado en el océano, y dejarás de estar con Cristo. (...)
Tú, que has subido a la barca de la Obra porque te dio la gana, porque
inequívocamente te llamó Dios, has de corresponder a esa gracia
quemándote, haciendo que nuestro sacrificio gustoso, nuestra entrega sea
una ofrenda: ¡un holocausto! (...)
Si quieres tener vida, y vida eterna, y honor eterno; si quieres la
felicidad eterna, no puedes salir de la barca, y debes prescindir en muchos
casos de tu fin personal. Yo no tengo otro fin que el corporativo: la
obediencia. ¡Qué hermoso es obedecer! (...)
108
San Josemaría, carta Videns eos, 24.03.1931, n. 23
109
San Josemaría, meditación 8.03.1962, Meditaciones, vol. III, pág. 389
110
Vademécum del gobierno local, 19.03.2002, p. 64
Si se piensa que estas palabras “de un modo especial vienen del mismo Jesucristo”, la
encarcelación psíquica ya está alcanzada. Don Álvaro, primero sucesor de san Josemaría,
identificaba toda salida de la Obra con la traición de Judas :
Quizá estas palabras no quedan todavía suficientemente claras. Significan que si alguien
era miembro del Opus Dei y trabajaba para una empresa ligada de alguna manera con un
miembro del Opus Dei, será despedido de ella en el momento de su salida de la institución.
Si llevaba años dando clases en un colegio ligado al Opus Dei, se le dirá que se rescinde
su contrato porque ya no es válido. Si era profesor en una universidad ligada al Opus Dei, se
prescindirá de él sin atender a sus méritos. Si era estudiante en una universidad ligada al Opus
Dei, recibirá el consejo imperativo de seguir sus estudios en otra universidad. Y si hacía
negocios o realizaba pedidos, de repente perderá clientes, proveedores y pedidos.
Por suerte, todo eso está hecho por amor de Dios y para el bien de esta persona: para que
no tenga la impresión equivocada de que “no ha pasado nada”.
111
San Josemaría, meditación Vivir para la gloria de Dios, 21-X1-1954
112
Don Álvaro, carta de marzo 1992
113
Vademécum del gobierno local, 19.03.2002, p. 67
La persona que ha visto clara su vocación, aunque sólo haya sido una
vez, aunque ya no vuelva a verla más, debe continuar para siempre, por
sentido de fidelidad, sin volver la cabeza atrás, después de haber puesto la
mano en el arado.118
114
San Josemaría, carta 14.02.1974, n. 3
115
San Josemaría, carta Videns eos, 24.03.1931, n. 45
116
San Josemaría, Círculo breve 10-VI-1962
117
San Josemaría, carta Res omnes, 9.01.1932, n. 85
118
San Josemaría, apuntes tomados en una tertulia 23-VI-59 (Crónica, VI-58, p. 7)
Hay que apreciar la lógica escondida en esta última frase: la demostración objetiva de que
alguien tiene vocación al Opus Dei es el hecho de que está en el Opus Dei (!). Y si tal persona
se fuera de la Obra, todo el bien que hizo durante su vida dejaría de existir:
119
Experiencias sobre el modo de llevar charlas fraternas, 19.03.2001, p. 194
120
San Josemaría, carta Videns eos, 24.03.1931, n. 47
121
San Josemaría, apuntes tomados en una tertulia 19-III-72 (Crónica, IV-72, p. 53)
122
Experiencias sobre el modo de llevar charlas fraternas, 19.03.2001, p. 197
Es muy característico el hecho de que, en caso de crisis, la falta siempre está enteramente
por el lado de la víctima. Cuando alguien “deserta”, la prelatura no aprovecha la ocasión para
preguntarse si ha cumplido bien con sus compromisos, si ha sido una verdadera familia, si se
ha comportado con caridad y misericordia... El Opus Dei por definición es inmaculado (una
vez más la prelatura se apropia de los rasgos de la Iglesia).
4. Las afirmaciones anteriores son la expresión del fanatismo de san Josemaría. El Opus
Dei como institución sigue fielmente las enseñanzas de su maestro:
123
San Josemaría, carta 14.02.1974, n. 22
124
San Josemaría, Instrucción para los directores, 31.05.1936 (publicada y probablemente redactada en
1967), n. 97
125
San Josemaría, carta 14.02.1974, n. 21
La inflexibilidad del Opus Dei se hace especialmente cruel hacia los enfermos. A ellos la
prelatura les quita el derecho de decidir sobre sí mismos:
126
Experiencias sobre el modo de llevar charlas fraternas, 19.03.2001, p. 192
127
Experiencias sobre el modo de llevar charlas fraternas, 19.03.2001, p. 106
128
Experiencias sobre el modo de llevar charlas fraternas, 19.03.2001, p. 207
Lo que se llama dirección espiritual en el Opus Dei está muy lejos de lo que la tradición
católica reconoce como dirección espiritual.
2. Se usan diversos medios de presión psicológica para que el miembro se sienta obligado
a divulgar sus pensamientos más íntimos. Se niega toda privacidad o fuero interno. Esto va en
contra del Código de Derecho Canónico:
Tal cooperación armónica entre los directores laicos y los sacerdotes significa un peligro
muy grave para el cumplimiento del silencio de oficio, del secreto de la confesión y de la
lealtad humana:
129
San Josemaría, meditación El buen pastor, 12.03.1961
130
Vademécum de sacerdotes, 1987, p. 41
Tal falta de respeto al silencio de oficio va en contra del derecho a la intimidad. Además,
el Opus Dei aconseja a sus sacerdotes no dar la absolución si algunos de los pecados
revelados son graves y no han sido declarados a los directores laicos.134
131
Experiencias sobre el modo de llevar charlas fraternas, 19.03.2001, p. 63
132
Experiencias sobre el modo de llevar charlas fraternas, 19.03.2001, p. 110
133
Experiencias sobre el modo de llevar charlas fraternas, 19.03.2001, p. 64
134
cf. Experiencias de práctica pastoral, pp. 263-264
El Opus Dei fue fundado por católicos piadosos, pero con el tiempo, por el proceso de
absolutización, pasó a ser una organización totalitaria que posee todas las características de
una secta destructiva. Las fechas de las citas expuestas muestran que tal tendencia totalitaria
estaba ya presente en sus principios (los años 30 del siglo XX) y que se fue fortaleciendo con
el paso del tiempo.
Los ideales de los cuales se alimenta la institución son buenos en sí mismos, pero la
excesiva insistencia sobre el cumplimiento, la sumisión y la obediencia transforma el mensaje
evangélico en un infierno de exigencias incondicionales. Bastaría añadir un poquitín de
caridad, de indulgencia, de condescendencia, para que todos estos principios fueran sanos y
provechosos. Desgraciadamente, el fundador sólo hablaba de “santa intransigencia” y de
“santa coacción”.
Pude comprobar que cuanto más lejos está uno de los decretos del prelado, el Opus Dei
presenta un rostro más humano y menos totalitario. Lejos de los centros de gobierno de la
prelatura, los directores tienen un mayor margen para la iniciativa personal, les es más fácil
regirse por los principios de caridad y misericordia. Pero cuanto más acerca uno al centro del
poder (gobiernos regionales y central) el cumplimiento de las diversas reglas se hace más
intransigente e insensible y los directores se transforman en marionetas pasivas que se limitan
a trasladar los comunicados que reciben del poder superior.
El prelado La máxima autoridad del Opus Dei. Vive en Roma y está asistido
por el Consejo central.
Nuestro Padre El fundador del Opus Dei, San Josemaría Escrivá de Balaguer,
marqués de Peralta (1902-1975); nacido como “José María
Escriba”. Beatificado en 1992 y declarado santo en 2002.
El Padre Prelado del Opus Dei. Hay que besar su mano y la tierra donde pisa.
El cargo lo ocupa en la actualidad Monseñor Javier Echevarría
Rodríguez (Madrid, 1932).
Don Álvaro Primer sucesor de san Josemaría. Conocido como Álvaro del
Portillo, pero nacido como Álvaro Portillo Diez de Sollano (1914 -
1994). Ingresó en el Opus Dei en 1935 y fue siempre íntimo
colaborador del fundador.
Centro Casa del Opus Dei donde viven numerarios y sacerdotes en el caso
de la sección de varones y sólo numerarias en la sección de
mujeres. Allí tienen lugar las actividades “de formación”. Desde el
punto de vista jurídico, la casa es propiedad de una institución
(fundación o asociación) controlada por el Consejo regional, pero
nunca está a nombre de la Prelatura. Por medio de tales
instituciones el Opus Dei controla un importante patrimonio.
Director local Numerario que hizo la Fidelidad, vive en un centro y fue nombrado
miembro del Consejo local. Tiene que aplicar al pie de la letra lo
dispuesto en las Glosas, Instrucciones, Vademecums, Experiencias,
Guiones, Ceremoniales, Catecismos y Reglamentos internos de la
Administración. Tiene además que tener en cuenta las disposiciones
que le vienen de la Delegación, del Consejo (Asesoría) regional y
del Consejo (Asesoría) central.
Vademecum Conjunto de principios según los cuales los directores tienen que
gobernar. Los directores son examinados sobre el cumplimiento de
estos criterios.
Espíritu del Opus Dei Conjunto de reglas y disposiciones mediante las cuales los
directores rigen a los miembros del Opus Dei.
Supernumerario/a Laico/a que pertenece al Opus Dei, tiene su propia familia (no tiene
el compromiso del celibato) y vive en su casa. Tiene como tarea
principal hacer el plan de vida, procrear muchos hijos (tiene
prohibido emplear cualquier método anticonceptivo), aportar a la
Obra cuanto dinero pueda (aportaciones ordinarias y
Sacerdote del Opus Dei Numerario ordenado por deseo del prelado. Curiosamente, si un
joven manifiesta tener vocación hacia el sacerdocio no puede ser
admitido como miembro del Opus Dei: el sacerdote numerario se
ordena tan sólo en y para la Prelatura. Caso distinto son los
sacerdotes diocesanos que piden la admisión en la Sociedad
Sacerdotal de la Santa Cruz. El numerario aspirante al sacerdocio
por indicación del Prelado tiene que pasar una formación de 6 años
en Roma (en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz) o en
Pamplona (Universidad de Navarra). Cumple en su centro el papel
de comisario político: informa directamente a las instancias
superiores sobre el comportamiento de los directores laicos.
Numeraria auxiliar Mujer laica que conforma su vida según los más rígidos principios
de los monasterios femeninos de clausura. Vive en un centro del
Opus Dei y (salvo algunas excepciones) trabaja obligatoriamente
durante toda su vida en tareas domésticas, cocinando, limpiando y
haciendo la colada en los centros de la Obra. No tiene acceso a una
educación que no esté vinculada a su trabajo, tampoco al dinero. En
algunos países no tiene ni contrato de trabajo. No puede abandonar
la casa (aunque sea para salir a pasear) sin la supervisión de una
numeraria. El fundador las llamaba “nuestras hermanas pequeñas”.
Crisis vocacional En el momento en que el Consejo local decide que alguien pitable
va a ser útil al Opus Dei, designa a un numerario para provocar la
crisis vocacional en la víctima. El numerario declara a su víctima
que ha visto clara su vocación al Opus Dei y le insiste una y otra
vez sobre su obligación de responder generosamente a ella; el acoso
no cesa hasta que la víctima cede y pide la admisión (caso ganado)
o sale huyendo lo más lejos posible (caso perdido).
Escribir la carta Escribir una carta al prelado pidiendo la admisión en el Opus Dei.
La carta se queda en el centro y no llega al prelado.
Incorporación Entrada en el Opus Dei desde el punto de vista jurídico por efecto
de la Oblación o la Fidelidad.
Ser fiel Respetar estrictamente todo el plan de vida y todos los criterios de
los reglamentos internos.
Plan de vida Lista de devociones que un miembro del Opus Dei tiene que hacer
obligatoriamente si quiere salvarse. La lista está parcialmente
expuesta en el capítulo De la devoción al cumplimiento.
Dirección espiritual Vigilancia semanal hecha por el director. Hay que dar cuenta de
todos los acontecimientos de la semana pasada y se reciben metas
para la semana siguiente.
Infancia espiritual Doctrina que sirve para justificar la infantilización de los miembros
del Opus Dei.
Corrección fraterna Instrumento de control usado por los miembros que no son
directores.
Mortificación Moneda con la que se compran las gracias divinas. Cuantas más
mortificaciones, más fidelidad y más vocaciones nuevas.
Oración Otra moneda con la que se compran las gracias divinas. Cuantas
más recitaciones, más fidelidad y más vocaciones nuevas.
¿Sabéis quién es, para mis ovejas, el buen pastor? El que tiene misión
otorgada por mí. Y yo la doy ordinariamente a los Directores y a los
sacerdotes de la Obra. Gente que no conoce el Opus Dei, no está en
condiciones de actuar como pastor de mis ovejas, aunque sean buenos
pastores de otras ovejas y aunque sean santos. Para mis hijos, no son el
buen pastor del que habla Jesucristo. ¿Está claro? Seguid el consejo del
Maestro: huir. ¿Por qué habríamos de escuchar la voz de quien no conoce
el espíritu de nuestra Obra? Hay que oír la voz del buen pastor, de los que
han recibido la misión para apacentar las ovejas del Opus Dei. Todos los
demás no son pastores con esa misión específica. (...)
Pero insisto: ¡ay de ti!, ¡pobre, pobrecito mío! (...) Por eso, los
miembros del Opus Dei, si de verdad quieren ser fieles, no siguen a un
extraño, sino que huyen de él, porque no conocen la voz de los extraños. (...)
Los que no tienen misión encomendada por los Directores, no son buenos
pastores, aunque hagan milagros. (...)
6. Aquí le pedimos diera los jueves, una clase del Apartado IV del B10.
Sí lo ha hecho aunque, sin excederse, ni buscando utilizarlo como
ampliación de base apostólica para el ctr (centro) y para él.
2-V-04
b) el empleo del internet, por el excesivo uso que hace de él, es evidente
que forma parte de ese mundo suyo personal que quizá podría
transparentar en la dirección espiritual y evitar tener una doble vida. Vale
la pena que en el cl (consejo local), se planteen darle un consejos
imperativos respecto al uso que ha de darle a ese instrumento de trabajo,
que podría ir en la línea de utilizarlo sólo para lo imprescindible y nunca
solo.
9-IV-2003
En consecuencia de este estudio he hecho saber a los responsables del Opus Dei en este
país lo que considero que son las debidas recomendaciones para la futura actividad de sus
miembros dentro de la diócesis de Westminster. Ahora quiero hacer públicas estas cuatro
recomendaciones. Cada una de ellas emerge de un principio fundamental: que los
procedimientos y actividades de un movimiento internacional, presentes en una diócesis
particular, pueden muy bien tener que ser modificados con prudencia a la luz de las
diferencias culturales y costumbres locales legítimas y normas de la sociedad en la que dicha
corporación internacional pretende trabajar.
Estas consideraciones no deben ser tomadas como una crítica a la integridad de los
miembros del Opus Dei, ni de su celo al promover su apostolado. Las estoy haciendo
públicas para salir al paso de inquietudes comprensibles y para fomentar la práctica
ortodoxa de la diócesis.
1. Ninguna persona de menos de dieciocho años debería ser autorizada a tomar ningún
voto ni obligación a largo plazo con el Opus Dei.
2. Es esencial que los jóvenes que quieran unirse al Opus Dei traten primero el asunto
con sus padres o tutores legales. Si excepcionalmente hay buenas razones para no dirigirse a
sus familias, estas razones deberían, en cada caso, ser discutidas con el obispo local o con su
delegado.
3. Aunque se admite que los que se unen al Opus Dei aceptan los deberes y
responsabilidades propios de los miembros, se debe poner cuidado en respetar la libertad del
individuo: primero la libertad del individuo para unirse o para dejar la organización sin que
sea ejercida una presión indebida; segunda, la libertad del individuo en cualquier etapa para
escoger a su director espiritual, tanto si el director es miembro del Opus Dei como si no.
4. Las iniciativas y actividades del Opus Dei dentro de la diócesis de Westminster,
deberán llevar una clara indicación de su patrocinio y dirección.
Estoy convencido que estas recomendaciones no van en nada a hacer daño al Opus Dei
en su trabajo apostólico, pero le ayudará a adaptar su espiritualidad a nuestras tradiciones.
Me quedo naturalmente en estrecho contacto con los sacerdotes y los miembros del Opus
Dei en la diócesis de Westminster.
“¿Adocenarte? Tú, ¿del montón? ¡Si has nacido para caudillo! Entre
nosotros no caben los tibios; – ¡Energía! Sin ella Iñigo no se hubiera
convertido en Ignacio. ¡Dios y audacia! Sé fuerte y viril. Así serás señor de
135
Según la información del libro de John Allen (2006), el Opus Dei controla hoy en el mundo:
• 15 universidades
• 7 hospitales
• 11 escuelas de comercio
• 267 colegios (primer y segundo grado)
• 97 escuelas profesionales
• 166 colegios mayores
Introducción
La reflexión que ofrecemos en estas páginas está basada en la experiencia de muchas
personas a lo largo de su vida en el Opus Dei. Ha surgido como consecuencia de una
prolongada deliberación sobre la realidad de la Obra de Dios, verificable por quien desee
investigarla, pues existen pruebas documentales abundantes de cuanto aquí se dirá. Ha sido
realizada sin resentimiento y está motivada por un afán clarificador.
Es un documento destinado a aquellos que puedan poner remedio y evitar el sufrimiento y
los gravísimos daños ocasionados a tantas víctimas inocentes, que se entregaron
generosamente al servicio de Dios y de su Iglesia en esta institución. A ellos se les advierte
que la descripción que aquí se hace no tiene nada de exagerada, aunque inicialmente pueda
parecer increíble a quienes sólo conocen la imagen que el Opus Dei se ha encargado de crear
durante décadas. Esperamos que los datos que aquí presentamos contribuyan al adecuado
136
discernimiento y regulación de los nuevos carismas .
El Opus Dei no es lo que su insistente labor de imagen muestra al exterior. Tiene poco que
ver con el perfil que de ella guardan la mayor parte de los eclesiásticos: una institución de la
Iglesia de corte conservador; fiel al Papa y al magisterio; muy bien disciplinada y sin
escándalos; eficaz y responsable en sus apostolados de servicio a las diócesis; y portadora de
un estilo elegante y secular. Sin duda que en el Opus Dei la mayoría de sus miembros intentan
hacer el bien con buena voluntad y han puesto en marcha muchas obras buenas e instituciones
importantes para la Iglesia y para la sociedad. Pero estimamos que la organización está
viciada en su raíz por unos modos de funcionamiento ilegales, inmorales, y opacos para la
Jerarquía de la Iglesia y para la mayoría de sus propios súbditos.
Estos modos de obrar no obedecen a comprensibles fallos de las personas, sino que son
praxis institucionales, identificadas con el llamado espíritu fundacional, y que extrañamente
no vienen recogidas en los Estatutos concedidos por la Santa Sede. Por el contrario, están
plasmados en una multitud de reglamentos internos, desconocidos por la autoridad de la
Iglesia137, que contienen enormes abusos contrarios a los derechos humanos más básicos, a
los modos pastorales de la Iglesia y a las normas generales del derecho canónico. El contenido
de dichos reglamentos proviene del fundador y ha sido refrendado por sus inmediatos
sucesores y colaboradores. Por lo tanto, nos encontramos ante una realidad engañosa y nada
transparente, muy difícil de discernir incluso para los que pertenecen a la institución en sus
capas más externas: ¡cuánto más para los que la conocen superficialmente!
Ante todo, conviene saber que la inmensa mayoría de los miembros célibes del Opus Dei
ingresamos en esta institución a edades muy tempranas –en la adolescencia y juventud- y con
casi ninguna experiencia ni conocimiento eclesiales. Todo lo que hemos conocido acerca de la
Iglesia y de la vida espiritual nos ha llegado por medio de la Obra. Y, pasados muchos años,
136
Ver Discurso de Benedicto XVI a un seminario de estudio para obispos organizado por el
Consejo Pontificio para los Laicos, 2008-05-17.
137
Estos “reglamentos internos” secretos –algunos se irán citando en este escrito– suponen un
engaño a la Santa Sede, ya que constituyen un cuerpo normativo amplio y de obligado cumplimiento,
deliberadamente ocultado a su conocimiento. En la actualidad puede consultarse la mayoría de ellos en
la dirección de la red www.opuslibros.org, en su sección titulada Documentos internos
(http://www.opuslibros.org/Indice_documentos_internos.htm). Para tener una primera visión de
conjunto, ver el estudio ahí publicado por ORÁCULO, Los documentos secretos del Opus Dei,
fácilmente localizable con los buscadores de la red, como Google
(http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=7808).
138
Catecismo de la Obra, nº 215: “¿Quiénes ejercen la dirección espiritual personal, en
cuanto a las disposiciones interiores? Ejercen la dirección espiritual personal, en cuanto a las
disposiciones interiores, los Directores y los sacerdotes de la Obra. Dejando completamente a salvo la
libertad de las conciencias de los fieles de la Obra, su buen espíritu les mueve a tener la dirección
espiritual personal con el Director o con la Directora local, y con el sacerdote designado para atender
cada Centro. Pueden siempre dirigirse, además, a otro sacerdote de la Prelatura; y, por escrito y
directamente, al Padre. Para comprender lo anterior, ha de tenerse presente que es el mismo Opus Dei
el que imparte la dirección espiritual, y nadie puede atribuirse el derecho exclusivo de ejercerla. Por
tanto, quienes no han recibido esa misión del Padre o de los Directores Regionales, no pueden ser
buenos pastores. Por eso, en la Obra la dirección espiritual personal existe sólo in actu: cuando el
Director escucha la Confidencia, y cuando el sacerdote confiesa o atiende charlas de dirección
espiritual.” En el argot interno, Charla fraterna y Confidencia son sinónimos de la dirección espiritual
personal.
139
“Por tanto, de acuerdo con la naturaleza de la charla fraterna, el silencio de oficio prohíbe
tratar esos asuntos con cualquier persona fuera de aquéllas que puedan y deban intervenir en la
dirección espiritual, en la línea que va desde los Directores locales hasta el Padre. Dentro de esa línea,
y en sentido ascendente (de abajo hacia arriba), no se lesiona el silencio de oficio cuando la consulta
es necesaria o conveniente.” (Experiencias sobre el modo de llevar charlas fraternas, año 2001,
p.110). En el Opus Dei está institucionalizada la violación sistemática del secreto de dirección
espiritual, realizada sin aprobación y sin conocimiento del interesado, o dándolos falsamente por
supuesto. Pero por si esto no hubiera quedado claro, el fragmento que se acaba de citar posee una nota
aclaratoria a pie de página que dice: “Si se entiende bien que quien imparte la dirección espiritual es el
Opus Dei, fácilmente se comprende que no tendría sentido, por ejemplo, que al hacer la charla fraterna
alguien pusiera como condición, para tratar un tema determinado, que quien la recibe se
comprometiera a “no contar a nadie” lo que va a decirle; o que éste último, pensando facilitar la
sinceridad, equivocadamente dijera al que hace la charla: “cuéntamelo todo y no te preocupes, porque
no se lo voy a decir a nadie más” En estos casos hipotéticos, la persona que recibiera la charla dejaría
de ser instrumento para hacer llegar la ayuda de la Obra: esa conversación no sería una charla fraterna
de dirección espiritual” (Ibídem, nota 65).
140
Hablando de la dirección espiritual personal, las Experiencias sobre el modo de llevar charlas
fraternas, dicen: “Ha de cuidarse mucho la puntualidad en el día fijado y a la hora establecida (…)
Otra característica importante es la brevedad. Aunque la duración concreta dependerá de muchos
factores, de ordinario, si se prepara bien, bastarán diez o quince minutos para comentar con sinceridad
y hondura todos los puntos necesarios. Sólo en casos excepcionales será precisa una mayor
dedicación” (p. 23). Y, citando el Catecismo de la Obra n. 208, se añade: “Se dice que los fieles de la
Obra “pueden” abrir su alma en la Confidencia, porque es un derecho que tienen. Y, a la vez, que “han
de cuidar” fidelísimamente esta Costumbre, porque es uno de los medios para identificarnos con el
espíritu de la Obra, que nos hemos comprometido a poner en práctica al incorporarnos a la Prelatura”
(p. 16).
141
“Ejercen la dirección espiritual personal, en cuanto a las disposiciones interiores, los
Directores y los sacerdotes de la Obra” (Catecismo de la Obra, nº 215). Ver también nota 7.
142
“En el Opus Dei, la dirección espiritual corresponde, en primer lugar, a los Directores locales,
laicos, con los que también los sacerdotes tienen su charla fraterna; después, a los sacerdotes de la
Obra, a través de la confesión sacramental. Los sacerdotes saben que, para colaborar eficazmente en la
dirección espiritual personal de los fieles de la Prelatura, han de confirmar en todo, ordinariamente, las
directrices que los demás reciban en la charla fraterna: sólo una completa armonía entre ambos
consejos asegura la adecuada dirección espiritual de las personas de la Obra” (Vademecum de
sacerdotes, p. 41).
143
Catecismo de la Obra, nº 215: “Su buen espíritu les mueve a tener la dirección espiritual
personal con el Director o con la Directora local, y con el sacerdote designado para atender cada
Centro.”
El así denominado espíritu, objeto de revelación divina al fundador, nadie sabe con claridad en
qué consiste ni hasta donde llega, pero suele objetivarse en todas las normas organizativas y
doctrinales que el fundador estableció en su momento. En la práctica, el espíritu viene a ser lo que el
Prelado y sus colaboradores estiman y definen como tal en cada circunstancia. Dicho espíritu, que se
afirma procede de Dios de un modo tan especial, se considera de facto, aunque no se diga
abiertamente, por encima de la praxis y el derecho de la Iglesia. La institución se encuentra por ello
eximida de someterlo al discernimiento y aprobación pontificias. Esto explica la “doble contabilidad
normativa” y la actitud constante de engaño a la autoridad eclesiástica y a los miembros de la Obra.
144
Catecismo de la Obra, nº 218: “¿De qué temas se trata en la Confidencia? Para hacer bien
la Confidencia, convendrá tratar de qué modo se viven: 1) las Normas y Costumbres; 2) la fe, la
pureza y la vocación; 3) el apostolado personal y el encargo apostólico concreto; 4) la santificación del
trabajo; 5) los encargos recibidos del Consejo local. Además convendrá tratar también: 1) del amor a
la Santa Iglesia y a la Obra; de la petición por el Romano Pontífice y por los Obispos; 2) del espíritu
de filiación a nuestro Fundador y al Padre, de fraternidad y de proselitismo; de las preocupaciones,
tristezas o alegrías; 3) de la oración y mortificación por el Padre y por todos los fieles de la Obra. Y
todo con brevedad y humildemente, con la máxima sencillez, pruebas indudables de buen espíritu y
medios para progresar en el camino de la santidad.”
145
Ver nota 4.
146
J. ESCRIVÁ, Instrucción para los Directores, nº 70: “Conviene que todo lo que pase esté
reflejado brevemente en el papel. ¡No es tanto el papeleo, no es tanto! Las cosas externas ya quedan en
el diario de la casa. En cambio, las fichas que yo os pido son más íntimas. Así los Directores no se
olvidarán de dar a conocer lo que deba ser conocido por la Comisión.” Esta práctica no la conocen los
súbditos. Cfr. el artículo de Oráculo, El silencio de oficio en el Opus Dei
(http://opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=7597).
147
Según una tradición oral, se aconseja a los sacerdotes del Opus Dei que procuren que las
confesiones sean muy breves y que, después de la absolución, hablen con el penitente de los temas
más importantes tratados en ella (lo mismo se dice a los miembros laicos de la Obra). De este modo, el
sacerdote se puede considerar liberado del secreto de confesión sobre aquellos asuntos tratados
después de la absolución, aunque la conversación haya transcurrido dentro del confesionario, y
comentar esos conocimientos con los Directores sin el consentimiento del interesado, aplicando
entonces los criterios de falta de confidencialidad establecidos en el Opus Dei para la dirección
espiritual (ver nota 4).
Otra forma de inducir la sinceridad con los Directores consiste en la indicación que reciben los
sacerdotes de negar a los miembros la absolución sacramental hasta que éstos no hablen con los
Directores de ciertas cuestiones importantes tratadas en la confesión. La razón aducida para justificar
esa práctica es salvaguardar el bien del Opus Dei, que de modo habitual no tiene por qué coincidir con
el bien del penitente y con el debido respeto al sacramento. Este abuso tiene su origen en una muy
determinada directriz interna del Prelado a sus sacerdotes: “Si alguna vez —por falta de formación—
un miembro de la Obra no diera a conocer a sus Directores circunstancias o hechos de su vida que
desdicen de nuestra vocación o que son obstáculo para nuestra labor; y en cambio comunicase esos
hechos en la Confesión, el sacerdote —‘dejando claro que no lo manda’— debe aconsejar a esa alma
que, por el bien suyo y de la Obra, hable sincera y confiadamente con sus Directores, y si fuese
necesario, pida que le cambien de Centro o de ciudad. Excepcionalmente —por la importancia de los
hechos, por existir una clara incompatibilidad con los deberes para con la Obra, por su incidencia en
daño de tercero, etc.—, esta indicación podría pasar de ser un simple consejo de dirección espiritual, a
constituir una obligación estricta y grave, según las normas generales de la Teología Moral; obligación
que el sacerdote debe imponer con la necesaria fortaleza, y del modo que las personas y las
circunstancias exijan, incluso “aconsejándole imperativamente que pida la salida de la Obra”
(Experiencias de práctica pastoral, pp. 263-264). Una y otra forma de trasladar a los que gobiernan lo
conocido por confesión, son subterfugios que privan al penitente del derecho al secreto del sacramento
de la penitencia, lo que consideramos un abuso muy grave.
148
Hablando de la dirección espiritual personal, se dice: “En la Obra, cuando se acude a la charla
fraterna está presupuesto que el que la recibe hará esas consultas cuando sea necesario o conveniente:
por ejemplo, porque se plantean asuntos que exceden sus competencias (disponibilidad de un
Numerario para ir a trabajar a otra Región; necesidad o conveniencia de que cambie de ciudad por
motivos de salud, circunstancias de su vida espiritual, o exigencias del apostolado, etc.); o bien porque
requieren el ejercicio de una facultad de gobierno propia del Consejo local o de los Directores
regionales; o finalmente porque la prudencia aconseja consultar a otro miembro más experimentado
del Consejo local o al sacerdote del Centro”. Y sigue: “En la práctica, la mayor parte de las veces, las
consultas obedecerán a la conveniencia de aconsejarse para encontrar el mejor modo de impulsar la
vida espiritual en un determinado momento (por ejemplo, cómo enfocar el examen particular, la
lectura espiritual, etc.)”. (Experiencias sobre el modo de llevar charlas fraternas, nota 58).
149
“Los Consejos locales tramitan estos asuntos con especial diligencia, y velan —a través de la
charla fraterna— para que los interesados actúen en todo momento como padres de familia numerosa
y pobre: en el rendimiento económico de su actividad profesional y en el desprendimiento; cuidado y
sobriedad en el uso de los medios materiales que necesiten para el desempeño de su trabajo: oficinas,
automóviles, viajes, etc. Concretamente, hacen comprender a todos que la libertad en la actividad
profesional va siempre muy unida al pleno y efectivo desprendimiento de los bienes materiales, a una
entrega sin reservas ni condiciones” (Experiencias de las labores apostólicas, p. 68).
150
“Quien lleva la dirección espiritual […] Ha de ser instrumento de unidad con el Padre y con
los Directores, nunca aislador. Es, por tanto, la naturaleza misma de la ayuda que se ha de
proporcionar la que exige la consulta a quienes, por oficio, pueden y deben intervenir en la dirección
espiritual de esa persona” (Experiencias sobre el modo de llevar charlas fraternas, pp.107-108. Roma
2001).
151
“Desde entonces, todos los fieles del Opus Dei somos conscientes de que la charla fraterna es
un medio sobrenatural, dispuesto por el Señor para nuestra santificación en el mundo: los Directores
son instrumentos de Dios, y cuentan con las gracias convenientes para ayudarnos; por tanto, acudimos
siempre con disposiciones de completa sinceridad, con el deseo de que sea cada vez más claro, más
pleno, más íntimo el conocimiento que tienen de nuestra lucha ascética.” (Experiencias sobre el modo
de llevar charlas fraternas, Prefacio). “Es un medio bendito, sobrenatural, de sabor evangélico, de
primitivos cristianos” (Ib. Son palabras del fundador). El Vademécum del Gobierno local, del año
2002, afirma también: “La conversación fraterna es un medio de formación sobrenatural” (p. 95). Para
contrastar el modo de entender la dirección espiritual personal en el Opus Dei, con la doctrina de la
Iglesia sobre el respeto a la intimidad y sobre la distinción entre fuero externo y fuero interno, puede
consultarse este artículo de Roberto Serres López de Guereñu: El respeto de la distinción entre fuero
interno y externo en la formación sacerdotal, en Revista Española de Derecho Canónico, Vol. 63
(2006), nº 161, pp. 605-654.
152
Para ilustrar este modo de entender el conocimiento de la voluntad de Dios, podemos citar el
esquema introductorio de un texto que aparece en el Libro de Meditaciones –que los Numerarios de
cada Centro escuchan en grupo durante la oración de la mañana-, Tomo II, pp. 516-521, meditación
183: “1) Dios nos da a conocer su Voluntad, sirviéndose de algunas personas a las que da las gracias
convenientes. 2) Obedecer a los Directores es obedecer a Dios. 3) Fundamentados en la obediencia,
participaremos de la eficacia de Dios.” Y ya en el texto de la meditación podemos leer: “Con este
convencimiento, procuramos vivir, desde que llegamos a la Obra, una obediencia delicada con los que
hacen cabeza, pues el Director −quien sea— representa a Cristo, y es instrumento de Dios para
hacernos conocer su Voluntad” [...] “No importa la persona, ni importa cuál sea el conducto por el que
nos llega la Voluntad divina. Debemos obedecer siempre con igual delicadeza, viendo a Dios en los
Directores.” Téngase en cuenta que son los Directores quienes, según se ha explicado ya, ejercen el
monopolio de la dirección espiritual.
153
“Quiso el Señor como “Pastor” de estas ovejas a vuestro Padre, y a quienes del Padre reciban
esa misión: los Directores y los sacerdotes de la Obra, porque no se le da ordinariamente a nadie que
no sea del Opus Dei. Los que no son de nuestra familia, no son buenos pastores de mis ovejas, aunque
sean muy buenos pastores de las suyas, de las de su grey”. Y añade: “Sólo es “Buen Pastor” el que,
conociendo y viviendo nuestro espíritu, recibe esa misión de quien puede dársela: “a éste abre el
portero, y las ovejas escuchan su voz, y él llama por su nombre a las ovejas propias y las saca fuera. Y,
cuando ha hecho salir a sus propias ovejas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen, porque conocen
su voz” (Ioann. X, 3-4). Por eso, los miembros del Opus Dei, si de verdad quieren ser fieles, “no
siguen a un extraño, sino que huyen de él, porque no conocen la voz de los extraños” (Ioann. X, 5)”.
La insistencia en que los fieles del Opus Dei deben confesar siempre con sacerdotes de la Obra —en
especial si hubiera algo que contar que les diera mayor vergüenza— es directa y constante. Sigue en
efecto el mencionado texto del Fundador: “Y les abriréis el corazón de par en par— ¡podrido, si
estuviese podrido!—, con sinceridad, con ganas de curaros; si no, esa podredumbre no se curaría
nunca. Si fuésemos a una persona que sólo puede curarnos superficialmente la herida... es porque
seríamos cobardes, porque no seríamos buenas ovejas, porque iríamos a ocultar la verdad, en daño
nuestro. Y haciéndonos este mal, buscando a un médico de ocasión, que no puede dedicarnos más que
unos segundos, que no puede meter el bisturí, y cauterizar la herida, también estaríamos haciendo un
daño a la Obra. Si tú hicieras esto, tendrías mal espíritu, serías un desgraciado. Por ese acto no
pecarías, pero ¡ay de ti!, habrías comenzado a errar, a equivocarte. Habrías comenzado a oír la voz del
mal pastor, al no querer curarte, al no querer poner los medios. Y estarías haciendo un daño a los
demás” (Carta “Divinus Seminator”, del año 1955, nn. 16 y 22, texto reproducido en los tomos
internos de Meditaciones, en las reflexiones para el Domingo IV de Pascua, Tomo II pp.532-535). De
este modo, si sólo son buenos pastores de los miembros del Opus Dei en el fuero interno los
Directores y sacerdotes de la Obra designados para ello, los demás sacerdotes de la Iglesia son
calificados automáticamente de malos pastores para los miembros de la Obra, por lo que los fieles del
Opus Dei quedarían segregados de la acción pastoral sacramental de la jerarquía ordinaria de la
Iglesia, que no representaría bien a Cristo para curar, sanar y aconsejar. Por el contrario, el Concilio
Vaticano II, en su Decreto Perfectae caritatis, recomienda a los superiores o moderadores de
instituciones religiosas que gobiernen a sus súbditos como a hijos de Dios, y con respeto a la persona
humana, fomentando su sumisión voluntaria. Déjenles, por ello, especialmente la debida libertad en
cuanto al sacramento de la penitencia y dirección de conciencia (n. 14).
154
Ver las precisiones contenidas en Experiencias de los Consejos locales, p. 126ss. Roma 2005
(http://www.opuslibros.org/libros/Excl2005/indice.htm). Ver también la Guía Bibliográfica o Índice
del Opus Dei
(http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=6585).
155
“Para facilitar esa tarea, la Comisión Regional envía listas de libros adecuados para la lectura
espiritual” (Experiencias de los Consejos locales, p. 121).
156
“Los Directores locales, y los que tienen encargos de formación, procuran recomendar a cada
uno el libro que resulte más apropiado a sus circunstancias personales en ese momento, evitando la
improvisación” (Experiencias de los Consejos locales, p. 121).
4. Control de la opinión
Cualquier opinión disonante con la postura oficial, tanto en lo anteriormente tratado como
en temas teológicos, históricos y de espíritu de la institución, es fuertemente reprimida. No
cabe una postura discordante de los postulados y eslóganes oficiales. A los disidentes en estas
materias se les corrige con firmeza, se les quita toda responsabilidad de formación y de
gobierno y se les coacciona para que se vayan de la institución. En caso de legítima
discrepancia con la postura oficial porque ésta atente contra el magisterio de la Iglesia o sus
sagrados cánones, las consecuencias son las mismas.
No se permite la libertad de expresión y de opinión -en la convivencia con otros
miembros, en reuniones, etc.- cuando ésta se aparta de la doctrina oficial. Enseguida viene
una corrección.
Tampoco se permite la crítica positiva y moralmente sana a la praxis institucional. La
opinión legítima sobre estas materias —y aun el solo pensamiento discrepante— es siempre
considerada como murmuración y falta gravísima contra la unidad. El pecado más grave en el
Opus Dei es la crítica a los Directores y cualquier “síntoma de desunión” con ellos, con sus
opiniones y decisiones, porque éstos representan al Padre o Prelado (y éste a Dios). Aquí
sucede, como dice H. Arendt a propósito de los regímenes totalitarios, que cada funcionario
no es solamente nombrado por el jefe, sino que es su encarnación viviente y se supone que
cada orden emana de esta fuente siempre presente (Los orígenes del totalitarismo, p. 462.
Taurus Ediciones. Madrid, 1.999).
Como requisito previo a la incorporación jurídica definitiva, es obligatorio realizar un
compromiso o promesa ante testigos, de no criticar en público o en privado las decisiones de
los directores, y de cortar sobre la marcha y corregir muy severamente cuando otro miembro
lo haga158. Este compromiso de conciencia –se dice- obliga sub gravi, pero no está
contemplado en los Estatutos dados por la Sede Apostólica.
157
“Por una evidente razón de prudencia, en las bibliotecas de los Centros sólo se incluyen los
libros relacionados con la fe y las costumbres que, con el asesoramiento de la Dirección espiritual de
la Región o de la Delegación, se considere que carecen de inconvenientes; y los libros de teología,
moral, filosofía, medicina, etc., que sean de consulta o de estudio para un profesional o un especialista,
no están al alcance de los demás, si pudieran hacerles daño” (Experiencias de los Consejos locales, p.
122).
158
Declaración anterior a la Fidelidad: “Con la ayuda de Dios Nuestro Señor, para quien es toda
la gloria, confiando en la intercesión de Santa María, de nuestros Patronos y de mi Santo Ángel
Custodio, yo ..., por mi honradez cristiana, me comprometo a cuidar con especial diligencia lo que
sigue: 1° - con respecto a la Prelatura: evitar sinceramente, por mi parte, todos aquellos hechos o
palabras que, en cualquier modo, puedan atentar a la unidad espiritual, moral o jurídica del Opus Dei.
Y si estas cosas fueran hechas o dichas por otros miembros, no tolerarlas y corregirlas, según parezca
oportuno en la presencia del Señor; 2° - con respecto a todos y cada uno de los Directores del Opus
Dei: evitar cuidadosamente, por mi parte, las murmuraciones que pudieran disminuir su fama o restar
eficacia a su autoridad; y, de modo semejante, rechazar las murmuraciones de los otros, y no
consentirlas en ningún modo” (Experiencias de los Consejos locales, p. 193).
159
Catecismo de la Obra, nº 221: “Nunca será conveniente que los fieles del Opus Dei tengan
entre sí estas confidencias de vida interior o de preocupaciones personales, porque quienes cuentan
con la gracia especial, para atender y ayudar a los miembros de la Obra, son el Director o la Directora
—o la persona que los Directores determinen— y el sacerdote designado. Además, si no se evitasen
esas confidencias con otras personas, se podría dar lugar a grupos o amistades particulares, y se podría
fomentar en algunos la curiosidad indebida por asuntos que no le incumben.” Aunque pueda parecer
fuerte la expresión terminantemente prohibida, que hemos empleado en el texto, se corresponde con el
nunca será conveniente, del texto citado y, por supuesto, con la realidad práctica.
160
“Tenemos que llevar a la Confidencia las preocupaciones, tristezas, alegrías y proyectos de
vida espiritual y apostólica; hacer presentes nuestras dificultades; la vida entera de nuestra alma, en un
deseo de entrega plena a la Obra, sin dejar rincones ocultos. Entonces recibiremos luz y orientación
para conformar nuestra vida a la Voluntad de Dios y para desarrollar nuestra personalidad de manera
constante y ordenada. Cuanto mayor empeño pongamos en esta tarea, más gracia recibiremos del
Señor (…). Hace falta sólo esa disposición nuestra de recibir, de ponernos en manos de los Directores;
es el camino querido por el Señor” (Libro de Meditaciones -texto oficial de la Obra-, Tomo III,
Viernes de la X Semana del Tiempo Ordinario). Cuando se habla de la Confidencia se refiere a lo que
habitualmente se entiende como dirección espiritual personal, que en la Obra se tiene con los
Directores. La praxis del Opus Dei identifica –como se aprecia en la cita- “ponerse en manos de los
Directores” por la sinceridad total, con “ponerse en manos de Dios”. Ver también nota 30.
161
Catecismo de la Obra, nº 227: “¿Qué se entiende por corrección fraterna? Por corrección
fraterna se entiende la advertencia, llena de delicadeza y de sentido sobrenatural, con que se procura
apartar a un fiel de la Obra de algún hábito ajeno al espíritu del Opus Dei.” Se entiende por “espíritu
del Opus Dei” lo que establecen los Directores. En la Declaración de los miembros llamados Inscritos
(los que se dedican a tareas especiales de formación), éstos se comprometen a velar para que se
practique la corrección fraterna en el sentido indicado: “Yo ..., por mi honradez cristiana, me
comprometo a cuidar con especial diligencia lo que sigue: 1° - mantener firmemente, como uno de los
pilares del Opus Dei, la práctica de la corrección fraterna; procurar con todas mis fuerzas que se
conserve vigente con toda integridad; y ejercitarla siempre fielmente, según nuestro espíritu, cuando la
considere necesaria o muy conveniente para las almas de los miembros o para el bien de la
Prelatura…” (Experiencias de los Consejos locales, p. 194). ¿No resulta sorprendente que la
corrección fraterna sea considerada uno de los pilares del Opus Dei?
162
Catecismo de la Obra, nº 230: “¿Qué precaución hay que tomar antes y después de hacer
la corrección fraterna? Para hacer la corrección fraterna, se ha de consultar antes al Director local; y,
después, comunicarle que se ha hecho la corrección.”
163
Como dice el Vademécum del Gobierno local, p.117, los miembros de la Obra “vivirán
libremente dispuestos a abandonar la labor profesional más floreciente o cualquier trabajo profesional,
por fecundo que sea, para dedicarse aun a las tareas más humildes, si así se lo piden los Directores.”
164
Transcribo el texto de una de esas Notas de gobierno –en el Opus Dei se gobierna a base de
Notas-, sobre el uso de teléfonos móviles, que es un pequeño ejemplo de lo que afirmamos: “Por otra
parte estas llamadas tienen todavía un coste muy alto, no es difícil superar el precio de 1 €/llamada. En
algunos casos podríamos considerarlo como gasto extraordinario y consultar la oportunidad de hacer
una o varias llamadas. Y siempre -hablando del uso no profesional- entregar como cuenta de gastos el
listado de las llamadas que ofrece la compañía telefónica”.
165
“En la tarea de formación espiritual, no es prudente dar las cosas por supuestas; por esa razón,
no sería lógico prescindir sistemáticamente de algunos temas, concretamente la fe, la pureza y la
vocación. Es indispensable formar muy bien en esos puntos, tratándolos con delicadeza y sentido
sobrenatural, con claridad y sin ambigüedades. También conviene hablar en la charla fraterna de las
lecturas, para pedir el oportuno consejo; y del aprovechamiento del tiempo, que es para Dios. Será
oportuno a veces facilitar la dirección espiritual, preguntando —en el caso de que a alguien se le
olvidara— sobre esas materias, para poder así orientar y formar la conciencia, sugiriendo metas
concretas de lucha y de progreso interior” (Vademecum del Gobierno Local, p. 97). Como se puede
apreciar, el director espiritual no es un mero escuchador, sino que debe interrogar sobre toda la
intimidad.
168
En De spiritu et de piis servandis consuetudinibus, nº 69, se dice: “Esta caridad nos obliga a
ayudar y a aconsejar a los demás fieles, siempre dentro de los límites de la corrección fraterna”. O sea
que toda posibilidad de ejercer el amor fraterno dando un consejo a los demás cuando lo estimamos
oportuno, queda limitada a la “corrección fraterna”, previa información a los Directores y autorización
de ellos. De esta manera se impide cualquier posibilidad de entrar en una relación de confianza y de
amistad.
169
Para ilustrar lo que decimos sobre la formación ideológica, se cita un testimonio personal: “No
me acabo de dar cuenta de que todo mi ser es para la Obra, que no hay aspecto alguno de mi vida que
me pertenezca a mí, sino a Dios, a la Obra, a los directores. "Mis" derechos son egoísmo. Los "suyos"
son fidelidad-felicidad, eficacia apostólica y vida eterna: intimidad con Dios, cumplimiento de mi
deber, Opus Dei. Que se me quite de la cabeza la obediencia selectiva: pueden decirme todo acerca de
todo y en todo momento. Lo mío es obedecer. En todo y siempre. Es absurdo racionalizar la voluntad
de Dios, ese es el disfraz de la infidelidad. Los cotos cerrados que aún tengo son el escenario de mi
traición: Jesús en su cruz llamándome, y yo cuestionando las cosas de los directores: mezquino,
mezquino, mezquino” (Lappso,
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=4467).
170
El Vademécum del Gobierno local dice refiriéndose a estos casos: “En concreto, convendrá
enterarse con prudencia de qué clase de amistades cultiva; si tiene intimidad con alguna persona, si
busca consejo espiritual fuera de la Obra, en lugar de dirigirse a sus hermanos; qué correspondencia
envía y recibe, pues quizá escriba a parientes, a amigos o a otras personas que no le orientan bien; qué
libros lee” (p.63). El modo de enterarse es usando todos los medios, tanto de fuero de conciencia
como de fuero externo.
171
Cfr. cánones 51; 54 § 2 y 1720 del CIC.
172
En relación con lo que decimos, pueden consultarse dos testimonios. En el primero de ellos
(http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=6783), se constata
el procedimiento de la imposición oral de penas. El segundo, constituye una rara excepción a esta
norma habitual del Opus Dei, pero manifiesta la práctica de imponer censuras como medio de
coacción (http://www.opuslibros.org/libros/libero_antonio.htm), pues al sacerdote D. Antonio Petit se
le revocan las facultades ministeriales mediante decreto extrajudicial del Prelado por razón de querer
excardinarse de la Prelatura por causas personales graves, sin haber incurrido en ningún delito. El
Decreto del Prelado, reproducido en el escrito de referencia, es suficiente prueba de lo que venimos
afirmando.
173
Cfr. el artículo de Oráculo ya referido en la nota 2. Véase también el testimonio de Dolce Vita,
sobre los reglamentos internos, Anoche tuve un sueño… y al despertar, me hice una pregunta
(http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=12486).
174
Para aclarar esta cuestión resultan muy adecuados dos artículos de Líbero: La potestad de
jurisdicción y su ejercicio en el Opus Dei
(http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=12555), y
Complemento sobre la Prelatura
(http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=12627). A este
respecto se puede contrastar lo que se dice en el Catecismo de la Obra, en sus nn. 9-11 de la Séptima
Edición, Roma 2003 (http://opuslibros.org/libros/Catecismo/Catecismo.htm#art1).
11. Los efectos dañinos de estas praxis del Opus Dei sobre las personas
La inmensa mayoría de los miembros célibes de la institución acceden a ella en edad muy
temprana, sin madurez, y asumiendo una vocación sin el debido discernimiento espiritual,
tanto personal como por parte de los Directores; más bien, acontece como consecuencia de un
175
proceso humano coactivo bien diseñado . Y esto puede hacerse también extensivo al hecho
176
de las vocaciones sacerdotales por obediencia . No es difícil imaginar los efectos
existenciales de una vocación inventada y de toda una vida levantada sobre algo irreal.
El resultado de lo que venimos exponiendo es un deterioro íntimo y una destrucción
sistemática de las personas, que son diluidas en la institución y fagocitadas por ella, pues el
bien de la institución se considera más importante que el de los miembros; la alienación de sí
mismo y el desarraigo existencial. La pérdida de toda relación estable y profunda con el
mundo (económica y de bienes, profesional, social, afectiva...) genera un sufrimiento
indecible y prolongado, muy difícil de describir, en aquellas personas que mantienen la
fidelidad a su conciencia. Así se explica la enorme incidencia de enfermedades mentales de
tipo emocional177, que llega a afectar a la mitad o más de los Numerarios: depresiones
175
En la Obra no se reconocen estas coacciones: “Con este trabajo constante de proselitismo de
los fieles del Opus Dei, no se coacciona a las almas, porque se trata de una propuesta para vivir con
plenitud una entrega que enriquece la libertad, al conformar a cada uno con Jesucristo. Además, en un
asunto tan importante, como es el de la vocación, no admiten coacciones más que los débiles mentales.
Y ésos no sirven para la Obra” (Catecismo de la Obra, n. 298). Sin embargo, véase el artículo de
Oráculo La técnica sectaria del proselitismo del Opus Dei
(http://www.opuslibros.org/libros/tecnica_oraculo.htm). A causa de este proselitismo realizado sin el
debido discernimiento de la vocación, y generalmente con adolescentes, el índice de fracaso
vocacional de los miembros célibes del Opus Dei se sitúa alrededor del 95%, aunque desde la Petición
de admisión se insiste en que la vocación no es a prueba, sino para siempre. Esta cifra tan alta, también
hay que atribuirla al deterioro progresivo de la institución ocasionado por los procedimientos que
venimos denunciando a lo largo de este escrito.
176
A este respecto se puede consultar el artículo de Doserra La deformación de la figura del
sacerdote en el Opus Dei
(http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=8144).
177
Véase a este respecto el ilustrativo y sobrecogedor testimonio de Mari Paz, encarnación de lo
que decimos
(http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=12706).
Daños a la Iglesia
178
A este respecto, resulta muy ilustrativo el artículo de Oráculo, La historia inmoral del Opus
Dei (http://www.opuslibros.org/libros/oraculo_Petit/historia.htm).
179
Los alemanes, buenos conocedores del peligro totalitario, vienen denunciando desde hace años
el integrismo del Opus Dei: el Opus Dei es “la más fuerte manifestación integrista” de la Iglesia, dejó
dicho el cardenal teólogo Urs von Balthasar (Cfr. El Opus Dei: Integrismo católico). Son de la misma
opinión los autores del Handbuch der Pastoralteologie (Manual de teología pastoral), 5 volúmenes,
Friburgo 1966, editados por Arnold, Rahner, Schurr y Weber. Dentro del tomo II/1, el capítulo VIII,
(pp. 277-343), cuya autoría se debe a A. Görres, Pathologie des katholischen Cristentums (Patología
del cristianismo católico).
Conclusión
Comprendemos la dificultad que supone para un extraño captar el alcance de los abusos
que vienen ocurriendo en el Opus Dei y de sus consecuentes y muy graves daños personales.
Hay un enorme desconocimiento al respecto. Pero el problema que hemos descrito, por muy
increíble que parezca, se da tal cual lo hemos referido. Gracias a Dios podemos probar
nuestras afirmaciones.
183
El reconocido teólogo Ives Congar, en su libro Falsas y verdaderas reformas en la Iglesia,
Madrid 1953, nos da abundantes pistas sobre lo que decimos: “Los integristas del siglo XIX querían
sustentar y defender la doctrina de la Iglesia sin añadidos ni amputaciones; además, se organizaron en
sociedades secretas y utilizaron la delación como arma de ataque contra quienes consideraban sus
enemigos dentro y fuera de la Iglesia. En principio no es una posición doctrinal, sino “cierto modo de
sentir y de afirmar el catolicismo; es primariamente una mentalidad o una actitud, que determinan
cierto modo de sustentar las posiciones católicas” (p.446). “Adoptan actitudes totales: un modo de ser
y de educación, un temperamento que afecta a toda la vida intelectual, moral y política.
Intelectualmente vivirán en el pasado y políticamente en la “derecha”. Luego el modo de percibir la
vida, la religión y el mundo moderno separan a los integristas de quienes no lo son. Los católicos
conservadores desconfían del mundo moderno, temen que el enemigo se cuele en la Iglesia y que se
pacte con el error; tienden a ver herejías por todas partes. Son amantes del orden, sobre todo si viene
impuesto desde arriba por medio del dogma o de la tradición, en cualquier caso de la autoridad
competente, y sienten animadversión hacia todo lo que tenga origen humano. Desconfían del siglo y
aman la autoridad” (p.453).
184
Ver artículo de Giancarlo ROCCA, El fundador del Opus Dei. Una evaluación crítica, en
Revue d’Histoire Ecclésiastique, abril de 2007. Y también del mismo autor, Gli studi accademici di
Josemaría Escrivá de Balaguer, en curso de publicación. Adjuntamos ambos trabajos a este escrito.