Trabajo Final Política y Legislación Educativa
Trabajo Final Política y Legislación Educativa
Trabajo Final Política y Legislación Educativa
“Un estado democrático de la educación reconoce que la autoridad educativa debe estar
compartida entre los padres, los ciudadanos y los docentes, aun cuando esta división no garantice
que el poder estará unido al conocimiento, que los padres podrán traspasar sus prejuicios a sus
hijos exitosamente o que la educación se mantendrá en una postura neutral entre concepciones de
buena vida (…) un estado democrático debe comprometerse a asignar la autoridad educativa de tal
manera que dé a sus miembros una educación adecuada para participar en la política democrática,
para elegir un rango (limitado) de opciones de buena vida y para compartirla en diferentes
subcomunidades, como las familias, que imparten identidad a la vida de sus ciudadanos” (Guttman,
2001).
Podemos ver en esta síntesis que alrededor de la enseñanza del alumno, se encuentra un
sistema integrado por: en primer lugar su familia, que siguiendo a Guttman tiene derecho a
“traspasar sus prejuicios a sus hijos”; en segundo lugar el Estado como garante del derecho
a la educación, brindando las posibilidades a todos los habitantes de poder acceder a ella en
igualdad de condiciones (no en desmedro de oportunidades); en tercer lugar la ciudadanía,
integrada por la sociedad entera y sus centros educativos en el cual se integran los docentes.
Todos estos planos o elementos que giran alrededor del alumno, deberían ser guías para
poder ayudarlo en la búsqueda de su propio proyecto de vida, para que el alumno logre ser
un individuo responsable y crítico pudiendo lograr una transformación positiva en la
sociedad. Ahora bien, nos preguntamos ¿en qué medida la educación actual en la Argentina
fomenta verdaderamente estas cualidades en el alumno?
Respecto de este tema tan arduo, el primer problema que llama la atención es la crisis de
transmisión actual. Tedesco en “Educación y hegemonía en el nuevo capitalismo: algunas
notas e hipótesis de trabajo”, resalta “la escasa vocación hegemónica” gracias al
capitalismo y sus fenómenos de exclusión que el autor atribuye a la precariedad y ausencia
o ruptura de los vínculos. No ahondaremos en las razones que manifiesta el autor para esta
“escasa vocación hegemónica” por cuestiones de sinteticidad.
“Diversos estudios indican que son cada vez más los adultos que consideran que no deben transmitir
a sus hijos una determinada visión del mundo sino la capacidad para elegir y formar autónomamente
su propia concepción. La familia contemporánea tiene tendencia a asumir la forma de “red de
relaciones” que, en lugar de ser responsable de transmitir el patrimonio cultural y moral de una
generación a otra, tiende ahora a privilegiar la construcción de identidad personal” (Thery, I., 1996).
Si bien al respecto Tenti Fanfani en “Notas sobre la escuela y los modos de producción de
la hegemonía” señala y recuerda que la socialización y la enseñanza de la cultura tanto la
primaria (familiar) como la secundaria (escolarización), no se da solamente a través de la
voluntariedad de la acción del educar, sino también y más importantemente, a través del
ejemplo que brindan los adultos participantes en la educación de los alumnos, retomamos la
visión de Tedesco por la cual se patentiza el rompimiento de la estructura social y cultural
que tenido como resultado la crisis de las relaciones intergeneracionales.
Tedesco al respecto retoma la posición de Margaret Mead quien diferencia entre tres
modelos de transmisión en las sociedades: un modelo pre figurativo en las sociedades
tradicionales, un modelo co-figurativo en las sociedades en épocas de revolución o
migración, y un modelo post-figurativo en las sociedades actuales. Creemos que en la
argentina actual se varía entre un modelo co-figurativo por el que dentro del sistema
familiar no hay roles prefijados, sino que los individuos coaprenden y comparten sus
conocimientos; y post-figurativo que quizás sea cada vez mas extensivo. El modelo post-
figurativo se basa en que los jóvenes gracias a los avances tecnológicos y evolución cada
vez más rápido del pensamiento humano, parecieran saber más que los propios padres. Los
jóvenes tienen un mayor acercamiento a la información y al uso de las nuevas tecnologías,
y la brecha intergeneracional así se ve acrecentada, los adultos encuentran un obstáculo
difícilmente sorteable, ya que no solo encuentran una incapacidad en la transmisión de sus
conocimientos, sino que además el conocimiento con el que cuentan ya no se aplica
eficientemente a la sociedad actual. Es decir, la aplicabilidad de los conocimientos con los
que cuentan ya no es posible gracias al cambio vertiginoso de las relaciones dentro de la
sociedad, y obviamente, gracias al cambio y crisis actual de relaciones que venimos
definiendo. Quizás sea una exageración afirmar la no adaptabilidad de los adultos al
cambio, no podemos olvidar que si bien - en mayor o menor medida -, ellos mismos
también han madurado acompañando ese cambio. De cualquier forma vemos la enorme
brecha intergeneracional patente en cuestiones de información y conceptos, la caída de la
figura de autoridad y la consecuente consciencia por parte de los jóvenes de que sus padres
y los adultos en general ya no pueden ser guías para ellos.
Frente a esta situación crítica actual, muchos han postulado la ineficiencia de la escuela
como institución válida, alegando que el sistema escolar correspondería a un intento de anti
culturización sarmentina, y un intento de patentizar el sistema capitalista dentro de la
consciencia de los jóvenes. Muchas posturas han surgido proponiendo el hiperaprendizaje
como alternativa de enseñanza. Frente a esto Tenti Fanfani defiende la institución escolar
alegando que es un instrumento que está todavía vigente y al alcance de la mano para poder
llevar a cabo la ardua tarea de escolarización. En este punto coincidimos con Tenti Fanfani,
pero nos preguntamos ¿cómo sortear la dificultad crítica actual para lograr una
escolarización más eficiente, y que logre verdaderamente una formación integral de la
persona?
La insistencia en políticas educativas que alejen cada vez más al docente de sus alumnos es
seguir manteniendo el estado de las cosas. Viñao señala que los docentes dan cuenta de la
impracticabilidad de las políticas educativas, ya que comprenden que no responden a las
necesidades reales y a las situaciones cotidianas del aula y que por ello optan por no
llevarlas a cabo. Debería haber una mejor disponibilidad por parte de los reformadores e
inspectores para poder nutrirse de las necesidades reales de cada institución, soltando así
gradualmente la tendencia a la burocratización y centralización que se alimenta cada vez
más a través de la manutención de ese rol incomprensivo. Las reformas y políticas
educativas deberían orientarse a la reflexión, y postularse como guía de esa reflexión para
poder lograr una verdadera actualización docente. Recordamos aquella reforma educativa
por la que se establecían las Jornadas de Actualización Docente, y nos preguntamos por su
eficiencia, ya que el discurso del docente luego de las mismas se mantuvo en el lugar de la
crítica del alumno y no en su comprensión y aliento para poder sortear las dificultades.
Si las capacitaciones docentes postularan una reflexión verdadera y posibles estrategias que
ayuden a mejorar la situación de la sociedad actual, y una autoevaluación consciente de
cada institución y docente como profesional, analizando la labor individual y colectiva,
sobre los propios métodos de enseñanza y cómo mejorarlos; y al mismo tiempo los
resultados sean verdaderamente analizados por el sistema educativo, quizás se concrete una
cierta concientización de los problemas que aquejan la labor educativa. Seguir instalando
políticas educativas que no se concentren en los individuos reales, y continúen alimentando
el sistema burocrático no es realmente ocuparse de un plan de mejora.
La política educativa debería orientarse cada vez más al perfil del educando, viendo sus
necesidades concretas y la forma para poder ayudar a que el individuo logre sortear los
obstáculos que se le presentan. Debería recordar a los docentes y a los reformadores que no
son los protagonistas de la educación y que son herramientas dentro del sistema. De esta
forma se podría realmente establecer una labor conjunta entre familias, instituciones,
docentes y estado, en pos de ayudar a los alumnos a lograr una socialización efectiva. Las
políticas educativas deberían colocar como objetivo principal que los alumnos
efectivamente logren el pensamiento crítico, y esto necesariamente conlleva a que
reconsideren el perfil del educando, ya que el educando real gracias a la vorágine de
cambios a los que nos vemos expuestos como sociedad se ha visto transformado. Este
quizás sea el punto por el cual la relación docente-alumnado se ha visto tan afectada.
Bibliografía