La Fidelidad A Dios

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LA FIDELIDAD A DIOS (Por Ivn Muvdi).

Hace algn tiempo me encontr con una definicin de fidelidad que nunca ms olvid: La fidelidad es no traicionar en la oscuridad lo que se dice a plena luz del da. Yo no creo que exista un cristiano que no pretenda serle fiel a Dios, a su mensaje, a sus mandatos, a la Alianza que ha hecho con nosotros; sin embargo, pese a la buena voluntad, qu difcil es?; qu difcil es creerle con conviccin y sin dudas cuando se atraviesa por momentos difciles, qu difcil es? cuando ni siquiera se entiende el por qu Dios permite ciertas situaciones. Sin embargo, nuestros pies tambalean en este propsito cuando perdemos la confianza en l y sobre todo cuando olvidamos su amor ilimitado por nosotros.

La Palabra de Dios hoy nos trae el texto de 2 M 7, 2031 en el que una madre y sus 7 hijos son torturados y martirizados por negarse a comer alimentos impuros. El Rey Antoco les puso a escoger entre hacer su voluntad y vivir, o ser fieles a sus tradiciones religiosas y a Dios y morir desmembrados y quemados en el fuego. Hay varias cosas resaltables en esta historia, en primer lugar, la madre que pese a su instinto conservador y protector de sus hijos los animaba a no desfallecer y a mantener su fidelidad a Dios pese a lo tormentoso de aquella situacin. Cunta falta hace en estos tiempos

contar con madres y padres de familia que transmitan con su ejemplo y palabras el impulso y el deseo de tantos jvenes que se pierden de llevar la fidelidad a Dios hasta el herosmo de no darle importancia a la presin social, a la burla, a los cuestionamientos e incluso a la muerte por Cristo. Hoy se necesitan ms que nunca los mrtires de testimonio, aquellos que heroicamente estn dispuestos a resistir los ataques y las burlas, dispuestos a no ceder frente a la presin social, los estereotipos y la moda que nos impone la sociedad, darle la espalda a las seducciones licenciosas de este mundo con la conviccin de que es pasajero y Dios es eterno. En la actitud de Antoco podemos descubrir cmo se comporta el mundo y la sociedad de hoy: con tal de que el ltimo hijo de la madre que he resaltado en este escrito, que ya haba visto morir a sus seis hermanos y que por ende los nervios y el miedo ante aquel horror debieron ser ms fuertes, el rey le ofreci riquezas, le ofreci felicidad, altos cargos y su amistad. As es este mundo te ofrece bajo la apariencia de la libertad la felicidad en la promiscuidad sexual, en la droga, en el abuso del alcohol, en el desafo a la autoridad y al orden establecido, riquezas sin esfuerzo, comodidad y evasin de la responsabilidad envueltas en situaciones como el aborto, la eutanasia. Hoy ya nada es pecado, las tradiciones religiosas que hemos recibido no tienen valor, se cuestionan, se presentan como inventos

puramente humanos para desacreditarlas y hacer ms fcil el hecho de negar a Dios o de simplemente vivir de espaldas a l. Pero qu importante es tambin el ejemplo que dieron a esta ltima vctima sus hermanos mayores. Cun importante es que los que hoy tienen la responsabilidad de ser hermanos mayores procuren el buen ejemplo a quienes desde muy cerca les miran atentos para imitarlos. El Salmo que expresa la oracin del creyente frente a la verdad que se proclama en la primera lectura nos muestra al Rey David que desde lo profundo de su corazn ora a Dios con la certeza de que Dios le escucha y le responde. Dios permanece fiel a pesar de nuestra infidelidad. Pero a pesar de nuestra condicin de fragilidad debemos dar el gran paso de empear todo nuestro esfuerzo por vivir entregados a l desde una autntica fidelidad; es decir, con coherencia entre fe y vida, dndole a l el primer lugar en nuestra vida y en nuestra historia personal; permitiendo que el Credo ms hermoso florezca desde nuestros labios cuando estemos en el momento de la prueba. El Evangelio que acompaa a esta primera lectura trata sobre la Parbola de los Talentos, refuerza el hecho mismo de la fidelidad de Dios, pero tambin a Dios. Dios premia el esfuerzo con su bendicin, Pero espera que los talentos que hemos recibido y que l nos ha dado para la edificacin de su Iglesia los pongamos al

servicio de los dems para que puedan cumplir con su propsito y no esconderlos hasta el punto de hacerlos improductivos y terminar perdindolos.

OH, Seor! T que conoces mi corazn, que sabes lo que anhelo serte fiel, vivir de Ti y para Ti; perdona mi inconstancia, mi vacilacin, mi tibieza, mis dudas cuando estoy en medio de la prueba. Fortalece mi voluntad para que T seas siempre mi eleccin, anima mi esperanza y concdeme una confianza tal en tu amor por m, que pueda dejarme llevar por Ti an caminando sobre el mar. Que mi mirada se mantenga en ti y no en la violencia de las olas y del viento, que mi fe me mantenga siempre en la conviccin de que cuando T lo quieras dars la orden para que la tempestad se calme. Concdeme la gracia de vivir mi

existencia como un candil, ardiendo de amor por Ti hasta ser completamente consumido y as tener la alegra de darte todo de m en la medida de mi capacidad supliendo tu amor y misericordia omnipotente mis falencias personales. Tuyo soy Seor, y tuyo quiero ser!

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