El Tour de Francia y La Belle Epoque Del Ciclismo

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Philippe Gaboriau El Tour de Francia y la Belle Epoque del ciclismo Revista Sociedad y Economa, nm. 4, abril, 2003, pp. 137-158, Universidad del Valle Colombia
Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=99617936015

Revista Sociedad y Economa, ISSN (Versin impresa): 1657-6357 [email protected] Universidad del Valle Colombia

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Proyecto acadmico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

El Tour de Francia y la Belle Epoque del ciclismo Philippe Gaboriau1

Resumen
En este artculo se describen los orgenes y primeros aos de desarrollo del Tour de Francia, la carrera ciclstica por etapas ms conocida, que est cumpliendo el primer siglo de vida. Se describen primero sus azarosos comienzos y el trabajo de deslinde respecto de otras competencias motorizadas por etapas, para posteriormente enfatizar en la forma en que durante las primeras dcadas del siglo XX los medios de comunicacin contribuyeron a difundir su fama y a nutrir con picos hroes y reconocibles paisajes nacionales a la cultura popular francesa.

Abstract
This paper describes the origins and initial years of up growth of the Tour de France, most likely the worlds best known cycling competition, now in its first century of existence. After describing its staggering departure and its arduous delimitation from other stage wheel races, an emphasis is made on the contribution made by the media and managers to the national French culture by means of publicizing the race and feeding upon epic heroes and memorable national landscapes. Palabras claves: Deporte, ciclismo, cultura popular, medios de comunicacin, historia cultural, Francia, Siglos XIX y XX.

Socilogo, miembro del grupo Sociologie Histoire Anthropologie des Dynamiques Culturelles (SHADYC) de la Ecole des Hautes Etudes, Marsella, Francia.

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Presentacin2
El Tour de France, que este ao celebra su primer centenario, constituye un acontecimiento deportivo y un hecho de sociedad, como se acostumbra a decir. Y en primer lugar lo constituye para los franceses, quienes han desarrollado un fuerte sentido de identidad por relacin con esta prueba, que constituye uno de los puntos que organiza su calendario anual de celebraciones y una referencia ao tras ao actualizada del herosmo y de la pica con que el Tour y sus participantes son representados, tal como lo supo ver hace medio siglo Roland Barthes en un artculo pionero, titulado precisamente El Tour de France como epopeya. Para los colombianos cuyos ciclistas han estado muchas veces presentes en el Tour, el Tour de France ha llegado a ser desde hace un cuarto de siglo una referencia central de sus xitos y fracasos deportivos, tanto como el ftbol (o ms recientemente como el automovilismo, aunque la suerte futura de esta pasin popular resulte difcil de predecir). Una referencia central que no ha dependido simplemente del xito del Tour en los medios o de la promocin que las multinacionales que se encuentran detrs de la organizacin de esta empresa, productora de miles de miles de euros realizan del evento. En realidad el ciclismo ha sido en el siglo XX, junto con el ftbol y los reinados de belleza, una de las ms grandes pasiones populares en la sociedad colombiana, y esto por cuanto desde sus comienzos a mediados del siglo XX y hasta recientemente, cuando se ha sentido ya su franca decadencia, el ciclismo ha sido, como prctica y como espectculo, un evento de masas, soportado y respaldado por miles de personas que han encontrado en los ciclistas ganadores las imgenes ms claras de los triunfos sociales que resultan en la vida del pedaleo constante y esforzado a lo largo de los valles y sabanas montonas, pero sobre todo en el ascenso de las grandes montaas y la llegada a la cumbre (el premio de montaa), metfora por aos dominante de la representacin construida de lo que los colombianos populares llaman salir al otro lado. De todo eso va hoy quedando muy poco, no slo porque la Vuelta a Colombia en Bicicleta fue perdiendo, por relacin con el ftbol, todos sus prestigios, en la medida en que la propia Federacin Nacional de Cafeteros, uno de sus grandes patrocinadores, iba perdiendo peso en la sociedad y pesos en sus cuentas bancarias, mientras Juan Valds (el pretendido campesino cafetero) iba conformndose con ser una figura de segundo orden, ms bien solitaria, llevando una mula smbolo tradicional del arriero y dos sacos de caf que eran continuamente requisados por la polica en cada una de las aduanas que deba atravesar. Entre tanto, y dolorosamente, otra clase de mulas se volvi (y contina siendo) muy popular en Colombia, aunque buena parte de ellas sea husped de prisiones en todo el mundo,
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Tanto esta introduccin como la traduccin son del profesor Renn Silva, socilogo e historiador, miembro del Departamento de Ciencias Sociales y del Grupo de Investigaciones sobre Historia, Cultura y Sociedad de la Facultad de Ciencias Sociales y Econmicas de la Universidad del Valle.

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y los dineros del narcotrfico llegaron, en los aos ochenta sobre todo, en grandes cantidades al ftbol profesional y terminaron produciendo no slo crmenes y el enrarecimiento mafioso de esa actividad, sino el reforzamiento de un viejo gusto popular, surgido masivamente, en competencia y por la misma poca que el ciclismo, en el momento que se llam El Dorado del ftbol colombiano, pero produciendo adems un nuevo ideal de ascenso y triunfo social, que por aos los colombianos han identificado con su Seleccin Colombia y con deportistas asociados con una picaresca tocada un poco por el delito, las armas y las malas compaas, lo que est muy bien representado en el ascenso y ocaso de futbolistas como Ren Higuita y Faustino Asprilla.. Lo que tiene de mayor inters el texto de Philippe Gaboriau, por fuera de lo que de manera particular nos ensea sobre una etapa histrica del Tour de France, es la idea, siempre necesaria de repetir, de que en historia y en sociologa no hay objetos nobles de por s, de que la pertinencia del objeto est dada por su construccin y por el enfoque, y que los objetos de anlisis de los que deben ocuparse los estudiosos de la cultura popular moderna no corresponden en absoluto con la representacin que de ellos se hace el folclor y la mirada folclorizante. Las analogas, por lo menos las analogas formales, entre el Tour francs y nuestra Vuelta son grandes, pero el evento colombiano avanza hoy por el descenso al parecer inevitable de su decadencia, mientras que la prueba gala avanza centenaria y llena de vitalidad por sus valles y cuestas, aunque no puede dejar de mencionarse que entre tanto la Colombia urbana y moderna, en la medida en que el orden pblico lo permite, ha producido una nueva prctica masiva que los colombianos llamamos la ciclova, una verdadera institucin en ciudades como Bogot y Cali, y en donde puede estar el aspecto ms destacado de la nueva prctica de masas de la bicicleta, junto con los usos impuestos por los ecologistas, por la pobreza, por las ideologas de la salud y el cuerpo, y por la propia ausencia de un sistema de transporte masivo democrtico y barato. Pero en las estructuras mentales de nuestra sociedad, en muchos de sus funcionamientos colectivos y en su frgil memoria permanecer, aunque leve y desdibujado, el recuerdo de la Vuelta en sus pocas de gloria, cuando ella fue, por ejemplo, la ocasin de que a travs de la radio y hay que pensar sobre todo en pioneros como Carlos Arturo Rueda se difundiera una representacin de nuestra geografa abrupta (la Lnea, el Alto de Minas, la Pintada, etc.), se difundieran maneras de nombrar nuestras ciudades que han llegado a ser patrimonio popular y colectivo (Armenia, la ciudad milagro, Medelln, la capital de la montaa, Bucaramanga, la ciudad de los parques, etc.) y se crearan imgenes de hroes que hacan soar la imaginacin popular: Ramn Hoyos, el Pentacampen, Hernn Medina, el prncipe estudiante, la bruja Montoya, Jorge Luque, el Aguila Negra de Cundinamarca, Pedro J. Snchez, el Len del Tolima, Ramn Ovalle, el Llanero solitario, Rafael Antonio Nio, el nio de Cucaita o Luis Herrera, el jardinerito de Fusagasuga, por sealar tan slo algunos ejemplos.

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Los analistas de la sociedad, que se especializan en la investigacin de la historia y la sociologa de las clases y culturas populares tienen en el texto de Ph. Gaboriau un ejemplo importante de cmo incluir en sus anlisis las formas populares, masivas, de recreacin (prctica y espectculo), de cmo integrarlas en el estudio de las relaciones entre clases dominantes y clases dominadas y en la correlativa formacin de los sentimientos de nacin e identidad, considerado todo esto, siguiendo las indicaciones de Norbert Elias, en el esquema general de los procesos civilizatorios.

Introduccin
1903 es una fecha importante en la historia del deporte francs. Ao de nacimiento de la vuelta a Francia en bicicleta, 1903 debe ser considerado ante todo como un momento de ruptura. En efecto, 1903 marca en Francia el fin de una poca: la edad de oro de la bicicleta termina. El velocpedo, punta de lanza de los valores distinguidos de fines del siglo XIX, pasa de moda poco a poco en los medios sociales acomodados, los que ahora suean con el motor, el automvil y el aeroplano. Pero la aparicin del Tour de France es tambin la seal de algo que comienza. La bicicleta, cuyo precio baja, tiende a democratizarse. Peridicos deportivos, fabricantes de bicicletas, organizadores de pruebas ciclsticas, popularizan cada vez ms los avances de esta prctica. Entremos en el espacio mental de esos primeros momentos. La vuelta a Francia en bicicleta nace en el instante mismo en que las grandes pruebas automovilsticas de carretera (la grandiosa Paris-Madrid del mes de mayo de 1903) se ven prohibidas por el Estado francs. Retengamos el contexto parisino y burgus de la Belle Epoque en Francia. El Tour de France hace parte de esos hechos extraordinarios que al comienzo del siglo XX suscitan admiracin y algo ms que sorpresa. Expansin de la sociedad industrial, cambios en los medios de transporte, agona de la civilizacin aristocrtica y rural del caballo y auge del patriotismo transforman los modos de vida. La civilizacin se desarrolla y se hace ms refinada cada da, a una velocidad vertiginosa, escribe Emile Gauthier en el Almanach des Sports 1903. El hombre moderno se libera cada vez ms de las fatalidades naturales, ahora domesticadas y dominadas... El milagro se encuentra a la orden del da y aquello que debi parecer a nuestros padres como parte del sueo y de la utopa, de la alucinacin o de la locura poco a poco se convierte en una realidad cotidiana.3 Tratemos de comprender por qu, por ejemplo, Maurice Garin, ciclista profesional, futuro vencedor del primer Tour de France en julio de 1903, se encuentra el 24 de mayo del mismo ao al volante de una motocicleta, en el momento de la partida de la carrera, de autos y de motos, Paris-Madrid.

3 Emile Gauthier, Le Sport et la civilisation, en Maurice Leudet (sld), LAlmanach des Sports, 1903. Paris, A. La Fare, diteur, 1903, p. 2.

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1903, el final dramtico de una Edad de Oro


Comencemos por romper con un lugar comn. El acontecimiento meditico de 1903 no es el Tour de France. El gran hecho deportivo que apasiona en ese momento a las multitudes y que domina las informaciones de prensa es la carrera de automviles Paris-Madrid, organizada por el Automvil Club de Francia. Pero el 24 de mayo por la tarde, en Bordeaux, concluida la primera etapa, la prueba terminar de manera dramtica, bajo el signo de la muerte y la sangre (ocho muertos y ms de veinte heridos). Con la prohibicin de esta prueba de automviles se cierra una poca grandiosa: aquella en la cual la bicicleta y el automvil eran asociados con la ciencia y la industria en una misma aventura deportiva, considerndose en la punta del modernismo. Los valores velocipdicos como se deca entonces se encontraban prximos de los valores automovilsticos. Las pruebas ciclsticas (sobre ruta y sobre veldromo) influenciaron las primeras pruebas de autos y las invenciones que trataban de mejorar los velocpedos ayudaban a pensar en los nuevos medios mecnicos de locomocin.4 Desde la primera prueba ciclstica Bordeaux-Paris en el ao 1891, hasta la competencia automovilstica Paris-Madrid de 1903, toda una serie de pruebas de ruta pueden ser reunidas en una misma categora que liga deporte, peridicos e industria alrededor de los valores de la resistencia, de los records por superar y de las modernidades mecnicas: Mayo de 1891, la primera carrera ciclstica anual Bordeaux-Paris (550 kilmetros), prueba disputada cada ao con acompaante (bicicletas simples, dobles y triples, luego, a partir de 1897, acompaantes para automovilistas y motociclistas).5
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Go Lefvre lo percibe bien cuando en el otoo de 1902 escribe el captulo consagrado al ciclismo en el almanaque de los deportes fechado en 1903: Se podr encontrar todo lo que se quiere, dice, pero jams se destronar a la pequea reina la gran reina debera decir hoy. La bicicleta permanecer como el caballo del pobre y el instrumento por excelencia del deporte. El problema del transporte mecnico sobre carretera, ella lo ha resuelto primero, y por esa va, es ella la que ha preparado la llegada del automvil. El automvil, nacido de la bicicleta, ha creado el motor ligero. El motor ligero permitir la navegacin area. Todo se liga, todo se encadena, pero el primer eslabn de la cadena sobre el que han venido a agregarse sucesivamente los otros, es la bicicleta. G. Lefvre, Ciclismo, en Maurice Leudet (sld), LAlmanach des Sports 1903. Paris, A. La Fare, diteur, 1903, p. 132. Este testimonio es interesante pues fue escrito al final del ao 1902, en el momento mismo en que Go Lefvre sugera la idea del Tour de France a su director, Henri Desgrange (cf. LEquipe, Tour de France 100 ans, 1903-1939. Obra realizada bajo la direccin de Grard Ejns por Serge Laget con Raoul Dufourcq y Grard Schaller a partir de los reportajes de los periodistas y fotgrafos de LAuto. Tomo 1. Paris, LEquipe, 2002). 5 Notemos que el primer vencedor de la competencia Bordeaux-Paris fue un aficionado ingls, M. Mills, quien recorri los 577 kilmetros de la prueba en 26 horas, 34 minutos. M. Mills no ha tomado durante el recorrido ms que el tiempo necesario para comer algunos bocados de carne cruda y algunos sorbos de caldo y estas paradas no han sobrepasado cada una los tres minutos. Acompaantes que se han turnado durante la carrera han estado con l todo el camino? Son ellos

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En septiembre del mismo ao, la primera competencia ciclstica Paris-Brest-Paris (1200 kilmetros), carrera con acompaante. El hombre sobre su bicicleta puede sobrepasar las fuerzas humanas. La prensa (Le Petit Journal de Pierre Giffard) pone en escena el acontecimiento deportivo que demuestra el valor de las diversas bicicletas, marcos, cadenas y neumticos. Las competencias ciclsticas se desarrollan con la ayuda de acompaantes considerados necesarios para mejorar la velocidad, un elemento entonces tan interesante como el orden de llegada. 1984. La primera competencia automovilstica: Paris-Rouen, organizada por Le Petit Journal. 1895. La inauguracin de la competencia automovilstica Paris-Bordeaux-Paris. 1896. La primera competencia ciclstica Paris-Roubaix (carrera anual con entrenadores como la de Bordeaux-Paris). 1898. La competencia automovilstica por etapas, Paris-Amsterdam. 1899. El Tour de France en automvil (competencia de 2350 kilmetros, en siete etapas: promedio del vencedor, 51.3 kilmetros por hora). 1901. La competencia automovilstica por etapas Paris-Berln. 1902. La competencia automovilstica por etapas Paris-Viena. 1903. La competencia automovilstica por etapas Paris-Madrid.6 Henos aqu, en este mes de mayo del ao 1903, en el momento de la partida de la carrera Paris-Madrid. La gran manifestacin industrial y deportiva, colosal raid internacional, apasiona a las multitudes y a los medios. Habr ah, en efecto, escribe Le Petit Journal (del 8 de mayo de 1903, p. 4) automviles con los cuales ninguna imaginacin deportiva habra osado soar hace unos cuantos aos: automviles de 110 caballos de fuerza, de 90 caballos de fuerza, verdaderas mquinas de guerra, tanto por la construccin como por el aspecto. Las velocidades que se obtendrn con estas mquinas prometen ser absolutamente fantsticas. Despus de Amsterdam, Berln y Viena, es el turno de Madrid de servir de meta a la gigantesca prueba anual, ahora inscrita en las costumbres europeas, escribe el peridico Le Vlo (del 24 de mayo de 1903, p. 1). Cada una de las capitales del viejo continente desea ardientemente este honor y, con el progreso del automvil, es de esperarse que cada una tendr su gran jornada. [...] Cada carrera anual es una manifestacin victoriosa a favor de la Idea, que se propaga as, en la senda de esta sucesin de competencias triunfales, a los cuatro puntos cardinales de la civilizacin.

quienes deben allanarle las dificultades de la carretera, iluminar la ruta durante la noche y cederle su propia bicicleta en caso de accidente (LIllustration, mayo 1891, p. 481). En el curso de los aos 1890 Francia, con su propio estilo, va a convertir en espectculo las prcticas deportivas inglesas. 6 La lista no es exhaustiva y se limita a las principales competencias. Numerosos peridicos parisinos o regionales organizaron sus propias competencias de resistencia y rindieron honores a la velocidad de las nuevas formas mecnicas.

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Los participantes de la prueba Paris-Madrid, dicen los peridicos, son casi todos clebres en el mundo del deporte. Muchos son verdaderas notoriedades de la nueva industria. Los antiguos campeones del ciclismo y los simples mecnicos promovidos como conductores al mostrar sus grandes habilidades en este terreno, se encuentran presentes en esa lista, tan notable, de participantes, al lado de personalidades aristocrticas muy conocidas, incluso de millonarios. Ms de trescientos vehculos han aceptado el reto de participar. Las viejas estrellas de los veldromos son numerosas entre los conductores: los hermanos Farman (ganadores de la prueba automovilstica Paris-Viena), Fournier (triunfador de la carrera Paris-Berln de automvil), Charron, Terront, etc.... Muchsimos ciclistas aun en actividad se encuentran tambin en el momento de la partida montados en sus motocicletas: Rivierre (con el nmero 159), Garin, convertido en ciclista un mes ms tarde y ganador del Tour de France (con el nmero 309), Lesna, vencedor de la competencia ciclstica Paris-Roubaix y quien quedar incapacitado para toda posterior participacin luego de la carrera ParisMadrid (con el nmero 178). Los corredores montan motocicletas pues es necesario, en esta poca, pedalear en los ascensos para ir ms rpido. Todos los peridicos describen el entusiasmo extraordinario que reina en el momento de la partida de la carrera Paris-Madrid. Ms de doscientos mil parisinos en medio de un indescriptible tumulto pasan en Versalles la noche en blanco esperando la aurora para asistir a la partida del primer competidor (la partida se produce con intervalos de un minuto entre uno y otro corredor, desde la madrugada del 24 de mayo). La afluencia de gente es enorme, como grande es la fascinacin que ejerce sobre la multitud el milagro de la velocidad y las audacias realizadas por esta moderna pareja: la potente maquinara cientfica que hace palidecer ante su podero, montada por una voluntad humana, segn escribe Le Gil Blas (25 de mayo de 1903, p. 1). La partida de la formidable prueba de 1903, fue algo extraordinario, asombroso, enorme. No hay palabras suficientemente poderosas para caracterizar ese torrente humano, escribe Le Matin (25 de mayo de 1903, p. 1). Muchos ciclistas, vistos como los fermentos del deporte, vienen desde Pars para asistir a la salida de la competencia (hacia las tres de la maana) y durante horas, rpidamente transcurridas a fuerza de animacin, se form de Versalles a Saint-Cyr una caravana de bicicletas y de automviles, de miles de lmparas multicolores y de linternas cuyas luces deslumbraban, como escribe Le Parisien (del 25 de mayo de 1903, p. 2). Se podra haber dicho que a travs de las nubes de polvo levantadas por los neumticos, un fantstico ejrcito de grandes insectos, brillantes y ruidosos incluso en competencia, marchaba hacia una feliz conquista; como tambin se pudiera haber dicho que se trataba de la emigracin de un conjunto de sombras chinas que arrastradas por el entusiasmo marchaban hacia la tierra prometida... En fin, se senta una suerte de aturdimiento continuo y resultaba imposible mantener los ojos abiertos mirando ese cortejo sin fin, esa serpiente de fuego, de polvo, de humo, con sus repliegues interminables, renovados sin cesar. Visiones nocturnas de una multitud que se agita, se aprieta, se estruja, de un

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torrente que desciende de Pars a Versalles arrastrando todo a su paso para lanzar lejos todo lo que encuentra, visiones de un amanecer que gris azulado que se levanta sobre un mar humano que se agita y desde cuyo interior sube hasta el horizonte un inmenso clamor. Visiones de monstruos trepidantes, enormes y dciles, sacudindose bajo el abrazo de enmascarados que los inmovilizan esperando la seal de partida. Todo esto pasa aun bajo mis ojos y pasar por mucho tiempo, en un conjunto catico, infernal y profundamente emocionante, escribe Go Lefvbre en el peridico LAuto (25 de mayo de 1903, p. 1). Doscientos veintin competidores parten con intervalo de un minuto entre cada uno. Pero el alba palidece en el horizonte, la silueta de los monstruos vigorosos se destaca en la incertidumbre de la noche que termina. Ms all del motor impaciente, el hombre se encuentra ah, detrs de su mscara, como un gran pjaro de presa. Los segundos pasan, se escapan. La orden de partida es dada. El carro, literalmente, despega. Otro lo sucede y en unas pocas horas Versalles se encontrar desierto, mientras que sobre la ruta las multitudes saludarn a la Gran Victoriosa que pasa, la industria automovilstica francesa, como escribe Henri Desgrange en LAuto del 24 de mayo de 1903. Maurice Garin sobre su motocicleta toma la partida a las seis horas y 44 minutos. Dos millones de espectadores, segn los clculos de los peridicos, hacen la calle de honor de Versalles a Bordeaux. Todo Bordeaux, es decir 200 000 personas, asisten a la llegada de esta competencia sensacional (escribe Maurice Martin en La Petite Gironde del lunes 25 de mayo de 1903, p. 2). Los espectadores son frecuentemente imprudentes, invaden con frecuencia la va y producen en los corredores la alucinante angustia de estar atrapados entre la multitud (anota Georges Prade en LAuto del 25 de mayo de 1903, p. 1). Una verdadera barrera humana, siempre en movimiento, oscilando continuamente, bordea la ruta y parece siempre querer cerrarse a nuestro paso (escribe el conductor Maurice Farman en Le Petit Parisien del 26 de mayo de 1903, p. 2). Pero esta fantstica carrera hacia el progreso (el apogeo de esta esperanza) termina en el drama y en el caos. Los accidentes, lamentables, se multiplican: accidente de Marcel Renault, cuyo carro va a parar contra un rbol, producindose un muerto y un herido. Al carro de Loraine-Barrow se le atraviesa un perro y va a dar contra otro rbol, con el resultado de un muerto y un herido ms. Un paso a nivel en el camino y de nuevo un muerto y un herido. Una mujer se atraviesa en la carretera y hay que sumar otro muerto. Un carro que se incendia, un muerto, el chofer quemado vivo, y una persona herida. Otro carro ms que arrolla a la multitud y de nuevo dos muertos, un herido, etc. La velocidad y la multitud inconsciente que tapona las carreteras son las causas de numerosos accidentes. La carrera es prohibida. Durante los prximos tres das, con grandes titulares lo anunciar la prensa: ltima hora, la carrera prohibida... Competencia sangrienta, titula Le Matin (25 de mayo de 1903, p.1). Acusada: la locura de la velocidad, que en la competencia Paris-Madrid parece haber llegado a su paroxismo. Es un desastre. Un lamentable espectculo: carros chocados, volcados, rotos, convertidos en piezas regadas por el suelo. Cuerpos inertes

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de gentes muertas instantneamente, cuerpos de heridos desmayados o agonizantes, tirados sobre el suelo en medio de charcos de sangre y de restos de autos, dentro de un crculo formado por gentes angustiadas y consternadas que tratan de prestar alguna ayuda (segn testimonio de LIllustration del 30 de mayo de 1903, p. 371). Hay que concluir que, a pesar de la buena voluntad, de la clarividencia y de la diligencia de los organizadores, es materialmente imposible eliminar de la va todo peligro, y en esas condiciones, las carreras sobre ruta no pueden ser toleradas, sobre todo si se trata de velocidades como las alcanzadas entre Pars y Bordeaux (Le Petit Journal del 27 de mayo de 1903, p. 1). La locura de la velocidad ha cobrado ya demasiadas vctimas, lo que reconocen incluso los amantes del automovilismo (Le Journal, 25 de mayo de 1903, p. 1). Es el fin de una poca. Parecidos a monstruos terribles, los autos, como una tromba, aparecen a lo lejos, para luego, como un destello, pasar y borrarse en el polvo del camino. Los conductores, tirados sobre sus asientos, casi acostados sobre sus espaldas, para ofrecer al aire la menor resistencia posible, apenas se distinguen acomodados dentro de su automvil (La Petite Gironde, 27 de mayo de 1903, p. 2).

1903-1904: los comienzos populares y caticos del Tour de France en bicicleta


Es en ese contexto social, un mes despus de la grandiosa y catastrfica competencia de carros y motocicletas Paris-Madrid, que comienza el primer Tour de France en bicicleta (inicialmente previsto para comenzar el 31 de mayo y concluir el 5 de julio, el primer Tour se iniciar con algo de retaso sobre la fecha prevista). La largada de la prueba, ms modesta que la de las grandes carreras de autos, tuvo lugar en las afueras de Pars, cerca de un albergue Le Reveil Matin, prximo a Villeneuve-Saint-Georges. Seis largas etapas uniendo las grandes ciudades francesas: Pars, Lyon, Marsella, Toulouse, Bordeaux, Nantes y de nuevo Pars, para un periplo de ms de 2400 kilmetros. La etapa ms corta: Toulouse-Bordeaux con 270 kilmetros. La ms larga: Nantes-Paris con 470 kilmetros. La prueba se desarrolla entre el primero de julio y el 19 de ese mes, e incluye varios das de reposo por cada una de las etapas. De manera sorprendente (Tal vez para cerrar una etapa? Tal vez para reavivar una querella?) es a travs de una referencia a Emile Zola que Henri Desgrange, jefe de redaccin de LAuto y hombre comprometido con valores opuestos a los de Zola como el clebre Jaccuse del affaire Dreyfus7, comienza su editorial del
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Emile Zola acababa de morir asfixiado en su apartamento el 28 de septiembre de 1902. El 13 de enero de 1898 Zola haba publicado en su peridico LAurore, bajo el ttulo de Jaccuse, una carta abierta al Presidente de la Repblica en la que exiga la revisin del proceso de Dreyfus. El affaire Dreyfus debe ser visto como uno de los laboratorios centrales de la formacin de la Francia contempornea (al igual que la Revolucin o la Francia del periodo Vichy). Cf. sobre este punto a Pierre Birnbaum (sld), La France de laffaire Dreyfus. Paris, Gallimard, 1994.

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primero de julio de 1903: Con el mismo gesto amplio y potente con que Zola pinta en su obra la Terre a su trabajador, LAuto, peridico de ideas y de accin, va a lanzar hoy a travs de Francia, las resistentes semillas de energa que son nuestros grandes ruteros profesionales. [...] Una prueba como esta, escribe Desgranges, ms que todas las grandes carreras de veldromo, sorprende al pueblo, pues se dirige directamente a l. Es sobre carreteras que la gente conoce, en medio de sus propios campos, delante de sus casas, que el campesino observar a los competidores del Tour de France. Los pequeos peridicos locales le informarn de la victoria de uno de estos hombres, un evento que nunca olvidar, porque lo ha visto (Henri Desgrange, LAuto, primero de julio de 1903, p. 1). Como todas las pruebas de ruta en bicicleta o en automvil que se celebran por esta poca, el naciente Tour de France se encuentra ligado a la prensa deportiva (el peridico LAuto es el organizador de la competencia) y al sector deportivo organizado por los fabricantes de bicicletas (sector formado por los corredores profesionales. El triunfador, Maurice Garin, apodado le Petit Ramoneur, conduce una bicicleta llamada La Francesa). Pero el Tour de France tiene respecto de otras competencias similares dos grandes diferencias. Principal innovacin, el Tour se disputa sin la ayuda de acompaantes. Competencia individual, los corredores se encuentran durante la prueba solos, solos frente a la naturaleza y solos frente a ellos mismos. La poca de los records de velocidad por quebrar (con el acompaamiento de ingenios motorizados) ha terminado y ahora el tiempo no es ms que un valor secundario, puesto que lo importante es el orden de clasificacin, la comparacin entre los participantes, el valor fsico y moral de cada uno. Segunda innovacin: el Tour de France es una competencia por etapas, en lo cual el Tour copia las carreras de automviles organizadas por etapas que fraccionan la prueba y, desde luego, el relato de los periodistas. El principio de la lucha con armas iguales, sin preparadores ni asistentes, ha permitido a la gente, sorprendida, ver el ao pasado a un herrero como Dargassies, a un joven carnicero como Pothier, a un belga desconocido como Samson, a un tabernero como Brange, mantenerse en el trono de los reyes de la ruta tanto como los Garin, los Aucouturier y los Muller (hace notar LAuto del primero de julio de 1904, p.1). El director del peridico organizador de la prueba, el ya citado Henri Desgrange, es un hombre carismtico, joven (tiene 38 aos en 1903) y ambicioso, rodeado de colaboradores tambin jvenes y eficaces, como Go Lefvre o Victor Goddet. Henri Desgrange intenta tomar distancia por relacin con el entonces emblemtico Pierre Giffard, clebre periodista del Petit Journal y luego, desde 1984, jefe de redaccin del diario deportivo Le Vlo. El velocpedo no es simplemente un deporte. Es un beneficio social, repeta Pierre Giffard.8
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Iniciador de la prueba Paris-Brest-Paris en 1891 y de las primeras pruebas automovilsticas, Pierre Giffard (1853-1928) es una figura central de los crculos del ciclismo de los aos 1890, un hombre humanista y progresista, anclado en los valores republicanos y dreyfusianos, muy olvidado por el peridico LEquipe cada vez que en sus folletos de vulgarizacin celebra el aniversario del Tour de

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En 1900, con el apoyo poltico y financiero de dos industrias en plena expansin, como eran en ese momento la industria del automvil y la de la bicicleta, se crea un nuevo peridico deportivo de circulacin diaria: LAuto-Vlo. Su objetivo era el de hacer la competencia y reemplazar incluso arruinar a Le Vlo. Henri Desgrange es nombrado como director. Antiguo funcionario de notara apasionado por el ciclismo, excampen de los aos 1890, primer recordman francs de la hora sin acompaante, Desgrange escribi en 1894 un libro sobre el ciclismo: La Tte et les Jambes. El deporte del ciclismo, escriba, exige de parte de aquel que quiere dedicarse a l, dos tipos de cualidades de orden muy diferente, pero que se complementan la una con la otra: la cabeza y las piernas. No se puede llegar a ser un corredor completo ms que si se poseen las dos en igual cantidad. La creacin del Tour de France va a permitir a LAuto (nuevo nombre del peridico luego de un proceso judicial perdido) distanciarse definitivamente de Le Vlo, en 1904. El naciente Tour de France corresponde a un nuevo tipo de pruebas deportivas inclinadas hacia la democratizacin y la popularizacin de los valores deportivos, alejndose del antiguo modelo de competencias orientadas hacia la carrera del progreso y los records de velocidad. Incluso los propios peridicos que compiten con LAuto lo reconocen. Le Journal, del 21 de julio de 1903, escribe: El Tour de France organizado por nuestro colega LAuto, ha revolucionado, as puede decirse, todo el mundo del deporte, y ahora que esta gran prueba ha terminado, resulta imposible, incluso para aquellos que no son apasionados de los deportes, no admirar los hroes de este largo paseo deportivo, que acaban de cumplir con prodigiosos actos de valor. [...] Durante 19 das, estos hroes del ciclismo han recorrido casi toda Francia, visitando Lyon, Marseille, Toulouse, Bordeaux, Nantes, atravesando toda clase de regiones, luchando contra el viento, contra la lluvia, contra el calor, y por todas partes, gracias a su coraje, han maravillado a todas las gentes que salan al borde de la carretera para aplaudir a estos gigantes, a estos atletas fuera de serie que acaban de cumplir con la ms bella travesa deportivo que se pueda imaginar. (p. 6). El primer Tour de France tuvo un gran xito popular. Prueba gratuita que pasa por el frente de la propia casa, el Tour va al encuentro de los pequeos pueblos y aldeas de Francia. En cada pueblo, rene a las multitudes tpicas de los das de fiesta. Ah! No, el ciclismo no ha muerto, subraya el jefe de redaccin de La Petite Gironde, Maurice Martin, quien sigue la etapa ToulouseBordeaux desde un automvil que no logra mantenerse al lado del pelotn de punta que avanza raudo. (La Petite Gironde, 13 de julio de 1903, p. 2).9
France. En 1899, Pierre Giffard va a enfrentarse a los grandes patrones de la industria francesa que, anti-dreyfusianos, entrarn en guerra contra l y contra su peridico Le Vlo. 9 Desde el primer Tour de France el pblico ha estado presente. Con ocasin de la tercera etapa, Marseille-Toulouse, Le Petit Provenal hace notar que en Arles cerca de quinientas personas han permanecido en espera toda la noche, sin abandonar su lugar ms que despus de la hora de cierre de controles. En Bzier, desde las cinco de la maana miles de curiosos se haban apostado a lo largo de la ruta (Le Petit Provencal, del viernes 10 de julio de 1903). Las fotos de la poca muestran un pblico masculino y muy pocas mujeres y nios.

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Sin embargo el Tour que apenas comenzaba era aun frgil y hubiera podido terminarse en 1904. La difusin de las ideas deportivas hacia el pueblo es difcil. La pasin popular plantea problemas. La seguridad de los competidores es amenazada por energmenos. Cada ciudad quiere defender a su campen local. Los ciclistas, de su lado, estn muy habituados a rodar detrs de los acompaantes y tienen tendencia a hacer trampa. Los cuatro primeros corredores del segundo Tour terminarn descalificados por la Unin Ciclstica de Francia. Con amargura Henri Desgrange escribe en LAuto del 25 de julio de 1904 (p. 1): El Tour de France ha terminado y su segunda edicin habr sido, mucho lo temo, la ltima. Y el Tour habr muerto a causa de su propio xito, de las pasiones ciegas que desencaden, de las injurias y de las groseras sospechas que nos habr valido de parte de los ignorantes y resentidos. Y sin embargo, nos haba parecido y nos parece aun que habamos construido con esta gran competencia el monumento ms durable y ms importante del deporte de la bicicleta. Tenamos la esperanza de, cada ao, hacer a travs de la mayor parte de Francia un bien al deporte. Los primeros resultados del ao pasado nos mostraban que estbamos en lo correcto, pero ahora nos encontramos, al final de la segunda edicin del Tour, desmoralizados, descorazonados, habiendo vivido estas tres semanas en medio de las peores calumnias y de las peores injurias. Los incidentes de Saint-Etienne son descritos, por ejemplo, como un verdadero acto de salvajismo, una verdadera tentativa de asesinato en el corazn de la Repblica. Los corredores lo testimonian. Son las tres de la maana, la noche es negra. De golpe, en lo alto de este ascenso, Faure acelera bruscamente y toma dos o tres cuerpos de distancia. Levantamos la cabeza y vemos cincuenta metros delante de nosotros a una centena de individuos, armados de garrotes y de piedras, formando una barrera a cada lado de la carretera. Faure pasa con decisin. Entonces los garrotes se levantan y golpean a los siguientes competidores. Muchos corredores resultan heridos, algunos de ellos gravemente. Y frente a los repetidos actos de violencia, los corredores, muy inquietos, se prometen todos correr armados de revlveres (LAuto, 13 de julio, 1904, p. 1). Desgrange ofrece su testimonio: El drama ha durado tan slo algunos segundos. Conserv solamente la visin de un montn de bicicletas por tierra, de Maurice Garin cayendo y levantndose, y con l algunos otros corredores. Por mi parte, no vi caer al pobre Gerbi. Un momento de detencin de los vehculos de vigilancia, luego una nube de salvajes, garrote en mano, que comienza a huir por el campo. Uno de ellos, de muy mal aspecto, mostrndonos a Faure, nos grita: Miren al 58, Faure de Saint-Etienne, a ese es al que queremos como ganador. Pero hay que partir para regresar con el lote de punta con el pelotn y lo que escucho es una verdadera salva de tiros al aire, seguida de la fuga precipitada por el campo de los salvajes atacantes (Henri Desgrange, LAuto, 14 de julio, 1904, p. 1). Los automviles que vienen acompaando la competencia se defienden tambin ellos haciendo tiros al aire. El atentado de Saint-Etienne prueba lamentablemente

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de manera clara y neta que nuestro ciclismo se encuentra en un punto crucial de su historia, ya que su xito puede ser la causa de su cada, que el entusiasmo que suscita puede convertirse en motivo de los peores excesos (Henri Desgrange, LAuto, 14 de julio de 1904). Gentes terribles e incivilizadas que se imaginan protestar fastidiando y golpeando a los corredores (LAuto, 15 de julio de 1904, p. 1). Comportamientos violentos, semejantes a los de los hooligans actuales en los partidos de ftbol. La agresividad aparece como necesaria para apoyar al equipo o al campen local frente a los adversarios de otros lugares. Estos grupos (a quienes en 1903 se denominaba con el mote de apaches) estn formados por jvenes (en general hombres) pertenecientes a las capas ms bajas de la clase obrera. Una subcultura violenta y delincuencial, que expresa un modelo de masculinidad agresiva.10 Jacques Miral, quien escribi los textos sobre el ciclismo en el Almanach des Sports, 190511, seala que el ciclismo parece, en 1904, haberse orientado hacia una frmula nueva. Luego de las sanciones de la Unin Velocipdique de Francia, descalificando a los cuatro primeros competidores del Tour de France, podemos tal vez esperar para el prximo ao una competencia con corredores honestos. Las grandes pruebas sobre ruta se haban convertido en algo muy diferente a una competencia deportiva. Algunos corredores, poco escrupulosos [...], no contentos con colocarse detrs de los carros acompaantes, no vacilaron en dejarse transportar durante kilmetros, bajando luego a escasos diez kilmetros de los puestos de control para firmar, descansados y dispuestos a continuar la competencia [...]. Y adems, aumentaban sus oportunidades de victoria regando por la carretera puntillas, de las cuales eran vctimas quienes venan tras ellos. S, los aos 1903-1904, fueron el fin de una poca del ciclismo. Como la competencia Paris-Madrid, el Tour de Fance est tambin llamado a desaparecer?

10 Cf. los anlisis de Eric Dunning sobre este tema. Particularmente, E. Dunning, P. Murthy, J. Williams, La violence des spectateurs lors des matchs de football: vers une explication sociologique, en N. Elias y E. Dunning, Sport et civilisation, la violence matriss. Paris, Fayard, 1994, pp. 335367. 11 Cf. Jacques Miral, Le Cyclisme, en Maurice Leudet (sld), Almanach des Sports, 1905. Paris, La Fare, 1905, p. 222. J. Miral hace notar tambin que, en el caso del ciclismo de pista, se plantea el problema de las carreras de media distancia, las que, como la competencia Paris-Madrid, estn impregnadas de la locura de la velocidad. El record de la hora con acompaante ha llegado a velocidades superiores a los 87 kilmetros por hora. Varios de los campeones de la prueba murieron en carrera, acompaados de grandes motos. La Unin Ciclstica Internacional (creada en abril de 1900) obliga, a finales de 1904, al uso exclusivo de motos pequeas, que cortan mucho menos el viento. El ao ha comenzado dominado por la presencia de grandes velocidades, pero tiempo despus, gracias al nuevo reglamento de entrenamiento impuesto, las velocidades han disminuido, permitindonos asistir a competencias en donde el valor intrnseco de los corredores ha reemplazado la habilidad y la destreza de los acompaantes (p. 229).

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De 1905 a 1914, el renacimiento patritico del Tour de France


A partir de julio de 1905, y cada mes de julio hasta el comienzo de la primera guerra mundial, el original Tour de France partir cada vez ms potente en el pleno corazn del verano. La competencia, como formando un crculo, comienza en Pars y termina en Pars, visitando lugares alejados del pas (entre ellos Metz, situado en Alsacia-Lorena y ocupado por los alemanes entre 1906 y 1910) y llegando hasta las altas cimas fronterizas tanto en los Alpes como en los Pirineos. Las etapas son ahora ms numerosas (once en 1905, 13 en 1906, catorce en 1907, 1908 y 1909, y quince de 1910 a 1914). El Tour de France de 1913, por ejemplo, suma en total 5388 kilmetros en quince etapas (la ms corta con una extensin de 325 kilmetros y la ms larga llegando a 470), etapas que fueron disputadas entre el 29 de junio y el 27 de julio, permitiendo a los competidores llegar, luego de la partida de Pars, hasta Normanda, Bretaa, Aquitania, los Pirineos con sus grandes picos, el Languedoc, la Provenza, los Alpes con sus elevados picos, la Lorena y el Norte, antes de regresar de nuevo a Pars. As, Marcel Viollette puede escribir que muy pocas competencias son tan populares como el Tour de France, y no hay ninguna que suscite tal agitacin. Pensemos en las regiones que el Tour atraviesa, algunas de las cuales no conocen en todo el ao otro certamen deportivo! [...] Hay que haber estado en la competencia para darse cuenta de las multitudes que se apretujan en los sitios de control, de la feliz sorpresa de los campesinos a la vista del pelotn de alegres corredores que a treinta y cinco kilmetros por hora atraviesan las calles de sus poblados, encontrando el tiempo de lanzar a los espectadores una broma o de enviar un beso a alguna linda jovencita apostada en la va, y estas nunca faltan!.12 En estos aos anteriores a la guerra patritica, los corredores son frecuentemente descritos como soldados del deporte, tropa de elite, sagrado batalln y de ellos se dice que pueden ofrecer una saludable leccin de energa a la juventud francesa. La gigantesca epopeya deportiva, cuyo ltimo acto se ha realizado ayer, evoca en m recuerdos de mi vida escolar. El Tour me acuerda esas formidables batallas que atraviesan las pginas de nuestra historia y en donde regimientos enteros desaparecen en el resplandor de la batalla. Apenas quedan algunos sobrevivientes cuyos relatos perpetan el recuerdo de esas confrontaciones espantosas. Aunque vivida bajo un terreno ms pacfico Gracias a Dios!, la larga batalla de la que fuimos testigos, no dej de producir algunas vctimas, las que felizmente se recuperarn perfectamente luego de dos o tres noches de descanso. Del imponente escuadrn rodante de setenta y siete combatientes que partieron al alba del 4 de julio, solamente 14 han llegado a buen puerto, luego de haber salido triunfantes de la ms
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Marcel Viollette et al., Le Cyclisme, 1912. Genve, Ed. Slakine, 1980, p. 110.

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difcil prueba atltica que a un grupo de hombres se les haya impuesto. Los dems han quedado a la vera del camino, vencidos por la fatiga y la inmensidad de un esfuerzo no concluido. A los lados de todas las carreteras de Francia se ha visto caer a los rezagados, semejantes a los miembros de un ejrcito en derrota. Y ha sido verdaderamente una bella muestra de viejos soldados del pedal ciclistas probados y fortalecidos aquella que Pars ha recibido y festejado, como se festeja a los hroes, es decir de forma que puedan olvidar en pocos minutos todas las pasadas horas del calvario (Victor Brayer, LAuto del 30 de julio de 1906, p. 1). Nuestros 32 gladiadores no tienen nada que perder. Ellos tienen la figura curtida de los viejos soldados que han batallado bajo todos los climas, pero que vuelven con la piel orgullosamente curtida y con el mejor buen humor (R. Desmarets, LAuto, 15 de julio de 1913, p. 3). Cada ao los organizadores aumentan el nivel de las dificultades por vencer. Buscan hacer retroceder los lmites de lo imposible y ao tras ao imponen un reglamento cada vez ms draconiano. Innovacin mayor: Henri Desgrange introduce las etapas de montaa. En 1905 los corredores deben subir el Ballon dAlsace. En 1910, los picos de los Pirineos (Tourmalet, Aubisque, Aspin denominado el crculo de la muerte). En 1911, los picos de los Alpes (Galibier y Allos). Las dificultades encontradas por los organizadores valorizan nuevos terrenos (las montaas), regiones de difcil acceso, despobladas comarcas lejos de las ciudades y de los espectadores, espacios de frontera percibidos por los periodistas al mismo tiempo como paisajes sagrados y despiadados. Lo que hay de ms particular en esta prueba del Tour de France, subraya Lucien Petit-Breton, vencedor de la prueba en 1907 y 1908, es que cada ao son aumentadas las dificultades, y que cada ao los corredores se encuentran a la altura de la nueva dificultad que se les pone. No que los competidores de tres o cinco aos atrs fueran inferiores a aquellos de hoy, sino que el mrito de los de ahora es tambin el de aprovecharse de las enseanzas dejadas por sus antecesores.13 La etapa Luchon-Bayonne se convierte en la gran prueba pirenaica de los Tours de 1910 a 1912. Esta etapa se transformar, modificando su direccin, en la etapa Bayonne-Luchon en 1913 (con las grandes alturas de los Pirineos al final de la etapa), convirtindose en el juez supremo de las capacidades de los participantes, hasta 1929. LAuto del 20 de julio de 1910 lo seala: Maana por la noche, los corredores del Tour de France de 1910 se pondrn en marcha con el objetivo de cumplir la travesa ms fantstica que pueda haberse jams organizado. De Bagnres-de13 Lucien Petit-Breton, Les courses sur route, en Marcel Viollette et al., op. cit., 1912, reedicin de 1980, pp. 219-220.

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Luchon, irn luego a Bayonne por la ruta de las grandes alturas, es decir por la ruta de Peyresourde, de Aspin, de Tourmalet, de Solulon, de Tortes y de Aubisque. Es un desafo tenaz el que debemos enfrentar. 326 kilmetros de ascenso con seis premios de montaa de cerca de dos mil metros de altura que deben remontar los competidores. Maana, en la dcima etapa del Tour de France [...] campeones de la ruta, manejando una frgil bicicleta, ofrecern al mundo entero la ms bella manifestacin de valenta que se pueda imaginar. Sigamos con atencin esta batalla homrica. Lloremos por adelantado por aquellos que no podrn sobrepasar la terrible prueba. Preparmonos a aclamar a los vencedores. El Tour de France ha llegado a la ms dramtica de sus fases, a la etapa monstruo que todos los deportistas esperan impacientemente y que despertar un entusiasmo universal. Pigmeos contra gigantes! Y tengo la idea de que los pigmeos sorprendern al mundo! (p. 3). Henri Desgrange es el organizador, el patrn del Tour. Es tambin el director del peridico que tiene el cuasi-monopolio de informacin de la carrera. Padre fundador de la prueba, es un hombre antittico, a la vez organizador y periodista. Posiciones contradictorias que lo convierten al mismo tiempo en un ser cruel, amable y admirado. Para ser ledo, escuchado, comprendido, para celebrar con entusiasmo los xitos del ciclismo y de los corredores, Henri Desgrange y sus colaboradores que siguen el Tour en automvil, recapitulan al trmino de cada etapa lo ocurrido, en un lenguaje lrico, inflado, extravagante y desmesurado, hecho principalmente de superlativos. Todo tiende a ser exagerado, excesivo y espontneo. Quien escribe, habla y es solidario con el lector. Parece admirar tanto la accin narrada, como debe admirarla quien lee. En el tono de lo narrado, un nuevo tipo de comunicacin va tomando forma: el reportaje en directo. La naturaleza se personifica, los altos picos montaosos se convierten en gigantes a los que uno interpela, en monstruos a los que nuestros hombres vencen. La montaa, por su parte, se convierte en estos relatos, para un lector imaginativo, en el lugar de comunicacin entre el cielo y la tierra, entre lo inaccesible y lo real. Como nos pareci que escalbamos este gigante desde haca ms de dos horas, preguntamos a los campesinos parados a la entrada de sus casas disimuladas en medio de las rocas: la cima est lejos? A ms de doce kilmetros, nos respondieron. Y en los viraje numerosos del camino percibimos, debajo de nosotros, muy abajo, arriba de nosotros, muy arriba, las hormigas que avanzaban, nuestros ciclistas pedaleando... En fin, pudimos ver la cima en el momento en el que las nieves comenzaban a rodearnos por todas partes. Pero aun una ltima resistencia de la naturaleza: una especie de frailejn, algunos heliotropos que nos tienden pequeos y adorables saboyanos. Luego la nieve fijando todo bajo su manto silencioso. Nuestra ruta se abre apenas entre dos murallas de nieve, ruta spera, irregular desde su inicio. All en lo alto hace un fro que hiela y cuando Georget pasa, despus de haber puesto su pie de vencedor sobre la cabeza del monstruo, cuando

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pasa cerca de nosotros, sucio, el bigote mocoso y todava untado de los restos de sus ltimas comidas en carretera y la camiseta sucia del barro del ltimo arroyo en donde cubierto de sudor se ha tirado, con un aspecto horrible, pero digno y el cuerpo erguido, nos dice: La sorpresa fue grande. (Henri Desgrange, LAuto, 11 de julio de 1911, despus de la etapa del Galibier en los Alpes). Los ciclistas de manera frecuente son percibidos como obreros esforzados y admirables. La prueba permite valorizar esa mquina original que es la bicicleta: mquina que rompe la distancia, mquina ldica ligada a la velocidad. La bicicleta fascina a los medios populares. Su precio es aun elevado, objeto con frecuencia inaccesible para el simple trabajador, pero se espera que bien pronto la bicicleta llegue a ser un medio de locomocin til, capaz de acercar al empleado o al obrero urbano al campo y al campesino o al trabajador rural a la ciudad. S, la bicicleta va pronto a ser capaz de abrir el horizonte del domingo y de las primeras vacaciones pagadas a la gente que trabaja.14 Para ser capaz de sortear las dificultades del Tour de France, los participantes deben mostrar su experticia y la calidad de sus mquinas. El pblico ve a los corredores del Tour de France como a hombres de oficio, capaces de desenvolverse solos en las peores condiciones, hombres que se niegan a capitular. Aguantar y luchar hasta el final es un deber.15 La imagen pica de los esforzados ruteros comienza a tomar forma. El coraje de los ciclistas se convierte en leyenda. Los infortunios del francs Eugne Christophe, apodado Le vieux gaulois [El viejo galo], dan de qu hablar... El viejo corredor Alphonse Baug, en 1925, recuerda: En julio de 1913, vctima de un accidente en la cima del Tourmalet, Christophe, llevando su bicicleta a la espalda, debe descender a pie, calzado con ligeras zapatillas de ciclista, los 14 kilmetros de este pico gigante de los Pirineos, para llegar hasta Sainte-Marie-deCampan, con el fin de reparar una pieza averiada de su bicicleta. Cumplido sin un solo instante de reposo este duro calvario, Christophe se instala frente al taller de reparaciones de carretas de este casero perdido al pie de la montaa y durante tres horas trabaja esforzadamente, sin descanso, slo, sin ayuda como lo prescribe el duro reglamento de la competencia, soportando sin tregua el atroz calor de la forja, al que se agrega la temperatura senegalesa que reina en pleno verano. La
14 Sobre la historia de la prctica de la bicicleta en Francia en los siglos XIX y XX y sobre su difusin, cf. mis trabajos precedentes, Les tros ges du vlo en France, Vingtime Sicle, No 29, Janv.-mars 1991, pp. 17-31 y Le Tour de France et le vlo. Histoire sociale dune pope contemporaine. Pars, LHarmattan, 1995, 227 pgs. 15 Este mxima es tomada del libro de G. Bruno, Le Tour de France par deux enfants. Paris, Librairie classique Eugne Belin, reedicin de 1976. Este clebre librito, impreso en varios millones de ejemplares, sirvi de libro de lectura en las clases de la escuela primaria en Francia, ofreciendo un recorrido inicitico y patritico por la geografa y los valores del pas. Otras mximas: La vida entera podra ser comparada a un viaje en donde se encuentran sin cesar nuevas dificultades. No est hecha la vida entera de obstculos que hay que vencer?. El coraje vuelve iguales a los ricos y a los pobres, a los grandes y a los pequeos, en la defensa de la patria.

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reparacin de la bicicleta de Christophe no concluye ms que despus de un trabajo formidable, luego del cual el ciclista monta en su mquina para continuar la competencia. Y en medio de las tinieblas que vuelven siniestra la noche, bajo un cielo de un azul sin brillo y en el que en lo alto brillan las estrellas, escala los picos de Aspin y de Peyresourde y llega a Luchon a medianoche, habiendo as probado que la voluntad puede triunfar sobre todos los obstculos y que no hay nada en el mundo ms digno de admiracin que un hombre que es capaz de triunfar con coraje sobre la desventura.16 Los participantes en el Tour de France de esa poca se dividan en dos categoras: los profesionales y los aficionados. Los profesionales, que le apuntaban a la victoria final, corran organizados en equipos patrocinados y tcnicamente asistidos. Los aficionados vivan su participacin como una aventura y buscaban ante todo llegar hasta el final de la competencia. Esos aficionados se dividan a su vez en dos categoras: algunos diletantes con recursos econmicos, y muchos apasionados de la bicicleta con grandes habilidades tcnicas. Los mejores corredores son los profesionales del ciclismo, patrocinados por fabricantes de bicicletas para quienes corren a lo largo de todo el ao. Como todos los participantes del Tour, deben correr en solitario y reparar ellos mismos su bicicleta en caso de dao. Los preparadores fsicos y managers estn presentes solamente en los puestos de control y en los finales de etapa. Estos corredores profesionales son en casi su totalidad gentes de origen popular, como Maurice Garin, primer vencedor del Tour y antiguo deshollinador. Trousselier, vencedor en 1905, antiguo vendedor de flores. Pottier, vencedor en 1906, y antes aprendiz de carnicero. Petit-Breton, vencedor en 1907 y 1908, antiguo mozo de hotel. Faber, vencedor en 1909, y quien haba sido antes obrero de puerto. Lapize, vencedor en 1910, antiguo empleado de oficina. Garrigou, vencedor en 1911, vendedor de frutas en Pantin. Los otros corredores son aquellos que han sido llamados los independientes, fanticos de la bicicleta, que se equipan acudiendo a su propio bolsillo. Sea el caso de algunos ltimos y raros adeptos burgueses del deporte de la bicicleta que desaparecern despus de la primera guerra mundial. Sea el caso de mecnicos, obreros, campesinos. Reyes locales de la bicicleta en su pueblo, cantn o departamento, y a cuya disposicin se pone el producto de una colecta para que puedan viajar a Pars a tomar la partida, estos solitarios forman la gran masa del Tour de France. En 1910, por ejemplo, ellos son 110 sobre un total de 136 competidores. Veamos por ejemplo la atmsfera del Tour de France de 1907. Joven manager del equipe Labor, Alphonse Baug, redacta, cada final de etapa una carta a su jefe, ofrecindonos un documento de primera mano.17 Baug organiza los aspectos
16 Alphonse Baug, Messieurs les coureurs. Vrites, anecdotes et rflexions sur les courses cyclistes et les coureurs. Paris, Librairie Garnier Frres, 1925, pp. 60-61. 17 Alphonse Baug es una figura importante de los primeros Tour de France. Antiguo corredor de pista, es un entrenador reputado y un maestro de la tctica que va ser el responsable del triunfo en el

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cotidianos de los corredores profesionales que el dirige con mano maestra. Vituallas y cuidados son brindados en los puestos de control, reposo y masajes en los hoteles se encuentran previstos cada final de etapa. Con el pasar de las etapas, el equipo se encuentra reducido a algunos pocos corredores (solamente dos miembros del equipo Labor lograrn llegar a Pars). Rpidamente les he hecho comprender que ellos no eran en el Tour de France turistas sino corredores, es decir que no eran gentes que paseaban, sino gentes trabajando. Los corredores del equipo Labor deben quedarse en el hotel (se dedican a leer la prensa o a escribir tarjetas postales) sin salir a pasearse por las ciudades a donde la competencia llega (despus de cada etapa los corredores pueden descansar cuando menos un da). Franois Faber, lder del equipo, tiene prohibido ir a beber vino a los cafs. Faber se encuentra un poco afligido porque explcitamente le he prohibido el Saint-Emilion 72 o la piquete 1907. Una buena copa de vino rojo, dice l, es lo mejor que se puede encontrar para reponer las fuerzas.18 El manager del equipo Labor nos pone de presente aqu un caso extremo, el de ese ciclista excntrico y diletante llamado Ppin de Gontaud. Roubaix, 9 de julio de 1907... El aristcrata Ppin de Gontaud [...] participa en el Tour de France como un verdadero turista, pero, como todo buen millonario que se respete, a Ppin de Gontaud no le gusta viajar slo, incluso cuando va en su bicicleta. Entonces, financindolos medianamente se dice que financindolos muy bien se ha asegurado los servicios del alegre gigantn Dargassies y del devoto Gauban, que no lo abandonan por un solo instante. Dargassies llama a esto hacer el tour a la Papa. Gauban, con sangre meridional en sus venas, bien quisiera que, en algn momento, Ppin le diera autorizacin para escapar del pelotn que marcha a la cabeza. Pero el patrn nada quiere saber de eso. Monsieur Ppin participa en el Tour de France por hacer deporte, a la burguesa, incluso yo dira que como gran seor, y como paga generosamente, prohibe formalmente a sus ayudantes toda tentativa de abandono o de escapada. El pequeo grupo se encuentra detrs del pelotn desde los primeros kilmetros de las etapas. Lyon, 14 de julio de
Tour de France de los aos 1909 a 1914 de los lderes de los equipos de constructores que el dirige (el luxemburgus Faber en 1909, los franceses Lapize y Garrigou en 1910 y 1911, el belga Defraye en 1912 y de nuevo el belga Thys en 1913 y 1914). En una primera obra aparecida en 1908 Baug se describe como joven manager del equipo Labor (Alphonse Baug, Lettres mon directeur. Paris, Librairie de LAuto, 1908). En una segunda, aparecida en 1925, con prefacio de Henri Desgrange, se menciona como un viejo y experimentado director deportivo (op. cit., 1925). 18 Los mejores corredores profesionales desde el primer Tour de France saben cmo prepararse y entrenarse. Petit-Breton, vencedor del Tour en 1907 y 1908, por ejemplo, ofrece algunos consejos a los lectores en 1912: Durante la carrera le aconsejo abstenerse de todo alimento slido. Siempre llevo en mi equipaje dos botellas de tres cuartos de litro, bien sea con chocolate, de crema de maz, de t, de limonada. En el puesto de control reemplace las botellas vacas por otras, preparadas segn su propio gusto. Tomo mucho lquido durante la competencia. Tenga siempre [...] lo necesario para preparar su bicicleta, llaves, piezas de recambio, un pedal y su eje, todo aquello que se rompe con frecuencia, y ejerctese, antes de la competencia, en hacer las reparaciones ms complicadas, en el tiempo ms corto (en Marcel Viollette, op. cit., reedicin de 1980, p. 224).

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1907... Como broma, es un record. Estos corredores encuentran la vida amable y el Tour de France un paseo encantador. Parada en los hoteles a la hora del aperitivo del almuerzo y de la comida. Una copa de pernod azucarado! [...] comidas copiosas, vinos embriagantes, cancioncillas a la hora del postre para los lugareos, tal es el programa de este cuarteto de Toulouse de moderno estilo (cuarteto puesto que el ciclista de Toulouse, Teycheime, tambin ha entrado en el curso de la prueba al servicio de Ppin de Gontaud). Alphonse Baug subraya sobre todo el coraje y la miseria de los independientes, en particular de un bretn llamado Le Bars, a quien el ayuda cuando se presenta la ocasin. Da tras da, ciudad tras ciudad, Baug ofrece testimonio de estos hechos: Roubaix, 9 de julio de 1907... El obstinado Le Bars ha llegado aqu ayer por la tarde, montado en una bicicleta prestada, pues haba quebrado la rueda de la suya en una cada cuatro kilmetros despus de la partida. El infortunado bretn ha venido esta maana al hotel a contarme sus desgracias. Le he dicho todo lo que me era posible para hacerle comprender que no tena sentido continuar la prueba en esas condiciones [...], pero me he visto enfrentado a una cabeza terca. Entonces, aprovechando el abandono de Faure, he estado de acuerdo en prestarle la bicicleta de este ltimo. Como argumento supremo, escuchen lo que me ha dicho Le Bars: El Tour de France pasa por Morlaix y es necesario que yo est all. Sino paso, en Morlaix quedar como un hombre poco serio. Es increble!... Toulouse, 23 de julio... Como el becerro de oro, Le Bars est todava en pie. Con una simple mirada se reconoce que est perdiendo peso y llega cada da en el extremo de la fatiga. Sobre su rostro de cera, no se observan ms que dos grandes ojos que lanzan relmpagos, como si este infernal bretn tuviera algo que explota bajo su crneo. Y bien!, Le Bars, le digo yo, se acerca Morlaix, unos mil kilmetros? As es, me responde l, y esto est por acabarse, y ya no hay muchos ms ascensos. De ahora en adelante esto va a marchar. El bretn es a la vez testarudo e increblemente cmico... Nantes, 29 de julio... Le Bars se encuentra todava en competencia. Para l cada nuevo da trae siempre un rayo de esperanza. Es un verdadero esqueleto ambulante, que por momentos da tristeza ver. Su desempeo prueba una vez ms que las carreras de fondo en ciclismo son sobre todo un deporte de voluntad... Brest, 31 de julio... Le Bars est en plena expectativa. Es el da de maana, en efecto, cuando pasaremos por Morlaix. Ha venido a verme al hotel para pedirme una camiseta Labor flamantemente nueva y he accedido a su pedido. De inmediato se la ha puesto. Aun lo veo, parado, contemplndose en el espejo. La alegra se lea en su rostro, mientras se mantena derecho como un cirio... Caen, 2 de agosto... Le Bars se ha revelado increble. Ha pasado por Morlaix. Y saben cmo? A dos minutos del pelotn que marchaba a la cabeza! Cuando pienso en la energa que ha debido desplegar para mantenerse en ese puesto, francamente el cerebro me danza en el crneo. Sus coterrneos le ofrecieron una ovacin que sobrepasa todo lo que uno pueda imaginarse. Por la carretera, en medio de la noche, encontramos banderolas luminosas en las que se

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El Tour de Francia y la Belle Epoque del ciclismo

lea Viva Le Bars. En el puesto de control, la multitud gritaba de alegra y aplauda. Para Le Bars era la recompensa justa por una labor esforzada llena de sufrimientos silenciosamente soportados.

Sobre el camino de la ronda de Francia


En el corazn de los campos franceses se espera y se admira a los corredores que vienen de Pars. En esos aos anteriores a la primera guerra mundial, con sus hroes pedaleando, con frecuencia gentes annimas marchando sobre humildes bicicletas, el Tour de France representa el progreso social e industrial que se difunde y que llega, el progreso en marcha que toca el universo sedentario de la multitud provinciana y rural. La bicicleta y el auto forman dos grupos opuestos y complementarios. En el polvo de los caminos, largo tiempo esperados, los corredores del pequeo pelotn de punta aparecen. Ah estn!, ah estn! Ya estn aqu!, ya estn aqu!. El auto (el peridico LAuto, el medio de locomocin, el smbolo) sigue a la bicicleta: Vi pasar delante nuestro, escribe Colette en 1912, como arrastrados por pesados vientos, a tres delgados corredores: espaldas negras y amarillas, y el nmero en cifras rojas, tres seres de los que se dira que no tenan rostro, espalda arqueada, la cabeza, cubierta con una cachucha blanca, mirando hacia las rodillas... Muy rpido han desaparecido de nuestra vista, los nicos en silencio entre la multitud, un silencio que pareca aislarlos de todo lo que pasa a su alrededor. Se dira que aunque rivalizan entre ellos, ante todo huyen de nosotros y que son como un animal perseguido por una escolta en la que se mezclan, en el polvo negruzco del camino, gritos, puos, vivas y explosiones ruidosas.19 Los valores de una Francia moderna e industrial, el dinamismo y la salud radiante de una juventud, corajuda, obrera, deportiva, van a estar de esta manera representadas sobre el camino de la ronda del hexgono el mapa francs en un ostentoso encerramiento procesional del pas.20 Ah! el bello y esplndido trabajo, y cmo resulta verdaderamente necesario que el motor humano sea hecho de inagotables recursos, de violento coraje, de voluntad de acero, de indomable tenacidad, para que los hombres puedan llevar valientemente hasta la meta el atroz y sobrecogedor calvario.21

Colette, Dans la foule. Paris, Grs, 1918, p. 83 y ss. Lo que narra Colette es la llegada a Pars el 28 de julio del Tour de France de 1912. 20 Con el Tour de France triunfa la idea de una sociedad unificada por el territorio. Las imgenes de los picos de montaa casi inconquistables dan una total unidad a esa Francia instalada y protegida por mares y montaas. Cf. sobre este punto Georges Vigarello, Le Tour de France, en Pierre Nora (sld), Les Lieux de mmoire, III, Les France, 2 Traditions. Paris, Gallimard, 1992, pp. 886-925. 21 Alphonse Baug, op. cit., 1925, p. 41.

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El Tour de France conocer otras transformaciones durante el siglo XX. De cualquier manera la vuelta a Francia en bicicleta abre, desde sus orgenes, una va regia para comprender, en Francia, las culturas populares, de las que el propio Tour permanecer, hasta nuestros das, como una expresin y un eco.22

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Sobre el anlisis de las culturas populares cf. Claude Grignon et Jean-Claude Passeron, Le savant et le populaire. Misrabilisme et populisme en sociologie et en littrature. Paris, Seuil, 1989. Sobre el Tour de France y las culturas populares cf. Philippe Gaboriau, op. cit., 1995; Ph. Gaboriau, Le Tour de France, Universalia 97. Paris, Enciclopedia Universalis, 1997; y Ph. Gaboriau, Les spectacles sportifs, grandeurs et dcadences. 2003, en prensa.

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